El Centro Cultural Mapocho de Santiago de Chile y el

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El Centro Cultural Mapocho de Santiago de Chile y el
NOTA DE PRENSA
El Centro Cultural Mapocho de Santiago de Chile y el Museo del
Carnaval de Montevideo, premios Reina Sofía de Conservación y
Restauración del Patrimonio Cultural
Madrid, 24 de abril de 2009. SM la Reina ha hecho entrega hoy a los directores del Centro Cultural de la
Estación Mapocho de Chile y del Museo del Carnaval de Uruguay del VI Premio Internacional “Reina
Sofía” de Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural. La entrega del premio, que convoca la
Secretaría de Estado de Cooperación Internacional y Presidencia de la Agencia Española de Cooperación
Internacional para el Desarrollo (AECID), se ha realizado en el marco de una ceremonia que se ha llevado a
cabo esta tarde en el Palacio de Viana de Madrid. En el acto de entrega estuvieron presentes la Secretaria
de Estado de Cooperación Internacional, Soraya Rodríguez Ramos, y la Directora de la AECID, Elena
Madrazo Hegewisch.
En esta sexta edición del galardón, convocado por la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional y
Presidencia de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), han sido
premiados en la categoría de Patrimonio Material el Centro Cultural de la Estación Mapocho de Chile y en la
de conservación de Patrimonio Inmaterial, el Museo del Carnaval de Uruguay.
Creado por la AECID en 2001, el Premio Internacional “Reina Sofía” de Conservación y Restauración
del Patrimonio Cultural está dotado con 30.000 euros en cada una de sus categorías, una escultura de
Gustavo Torner especialmente diseñada a este fin, una placa y un diploma. Con él se pretende reconocer
una obra, iniciativa o trayectoria profesional que destaque en el ámbito de la conservación y restauración del
patrimonio material e inmaterial tanto por su calidad como por su impacto beneficioso en el desarrollo de la
zona geográfica donde se realice, particularmente en el área iberoamericana.
De estación de ferrocarril a Centro Cultural
En la categoría de Patrimonio Material el VI Premio Internacional “Reina Sofía” de Conservación y
Restauración del Patrimonio Cultural ha correspondido a la candidatura de la Corporación Cultural de la
Estación Mapocho de Chile que, junto con la Municipalidad de Santiago, han contribuido a la recuperación
de un monumento histórico representativo del patrimonio industrial chileno, situado en un espacio que
supone un hito en la memoria colectiva y ciudadana, con el objeto de contribuir a la creación, desarrollo y
difusión de la cultura, con un modelo de gestión abierto a la diversidad.
El Jurado ha tenido en cuenta para otorgar este premio el gran trabajo de rehabilitación de la estación de
ferrocarril situada en la zona típica Barrio Mapocho de Santiago de Chile, declarada Monumento Nacional
en 1976, para su adecuación como Centro Cultural, rescatándola del estado de deterioro en el que
permanecía y convirtiéndola en la mayor plataforma para la cultura del país.
La Corporación Cultural de la Estación de Mapocho, fundación privada sin ánimo de lucro, es quien desde
1991 administra el Centro y tiene por misión preservar el edificio y difundir la cultura con un modelo de
gestión abierto a la diversidad, recuperando, por un lado, un edificio emblemático para la ciudad y
convirtiéndolo, por otro, en una plataforma cultural autofinanciada que ha propiciado tanto la revitalización y
el desarrollo de la zona en donde se ubica la estación, como el acceso a la cultura de la población y el
proceso de formación de las audiencias, a través de una difusión cultural constante.
El Premio ha sido recogido por el Presidente Ejecutivo de la Corporación Cultural Estación Mapocho, D.
Arturo Navarro. Al acto de entrega asistieron, por parte de la delegación chilena, Paulina Urrutia, Ministra
Presidenta del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, y una delegación de la Embajada de Chile en
España, encabezada por el Embajador, Gonzalo Martner Fanta.
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Un museo para el Carnaval
En la categoría de Patrimonio Inmaterial el VI Premio Internacional “Reina Sofía” de Conservación y
Restauración del Patrimonio Cultural ha correspondido a la candidatura del Museo del Carnaval de Uruguay
por su contribución a la preservación, recuperación, exposición y divulgación de la historia y la tradición de
una de las mayores fiestas populares de los uruguayos.
El Jurado ha tenido en cuenta para otorgar este premio, el trabajo realizado hasta el presente para
conservar, dar a conocer y poner en valor el Carnaval como parte singular del Patrimonio Cultural intangible
de los uruguayos. Y desea apoyar su propósito de crear un Centro de Documentación y archivo del
referencia sobre esta fiesta popular. Todo ello, teniendo presente que el carnaval de Montevideo es
considerado un patrimonio histórico y cultural de la ciudad, declarado de interés nacional, vinculado a la
dinamización y gestión del turismo, motor de desarrollo y generador de empleo.
El Carnaval muestra el carácter de transversalidad social, integración y fomento de la cultura nativa que
posee, así como la activa inclusión de las comunidades afrodescendientes y el impulso que brinda a las
condiciones económicas y sociales para el desarrollo.
El galardón ha sido recogido por el Director del Museo del Carnaval, Eduardo Rabelino. Al acto asistieron
por parte de la delegación uruguaya, el Intendente Municipal de la ciudad de Montevideo, Ricardo Ehrlich, y
los representantes de la Embajada de Uruguay en España, con su Embajador, Ricardo González Arenas.
El premio se otorga por segunda vez en la categoría Patrimonio Inmaterial. En primera instancia fue
obtenido por el Museo Ixchel del Traje Indígena (Guatemala).
En materia de Patrimonio Material se entrega desde el año 2001, figurando como ganadores el Templo de
Santo Domingo de Guzmán (México), la ciudad de Cartagena de Indias (Colombia), el centro histórico del
Pelourinho (Brasil), el Proyecto Arqueológico Huaca de la Luna (Perú), la Oficina del Historiador de La
Habana (Cuba) y este año el Centro Cultural Estación Mapocho (Chile).
El Jurado de esta VI edición del Premio Reina Sofía estuvo presidido por D. Antoni Nicolau i Martí, Director
de Relaciones Culturales y Científicas de la AECID, y compuesto por las siguientes personas: Amparo
Berlinches Acín, Antonio Fernández Alba, Isidoro Moreno Navarro, D. Felipe Arias Vilas, Ubaldo Martínez
Veiga, Agustín Azkrate Garain-Olaun y Juan Carlos Arnuncio Pastor. Con voz aunque sin voto, participaron
también Araceli Pereda, Coordinadora del Programa ACERCA y Luis Suárez-Carreño, responsable del
Programa Patrimonio para el Desarrollo, ambos de la AECID.
Más información:
Área de Comunicación AECID
[email protected]
Tel. +34 91 538 82 65/ 690 29 18 05
www.aecid.es
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Centro Cultural Estación Mapocho de Santiago de Chile El CENTRO CULTURAL ESTACIÓN MAPOCHO es un espacio patrimonial destinado a la difusión cultural del país. Acoge a casi un millón de visitas por año en las más diversas actividades, expresiones artísticas y culturales. Además es un punto de encuentro en torno a ferias, congresos y conferencias internacionales. Su historia y ubicación privilegiadas en el corazón de Santiago, convierten a la ex estación de ferrocarriles en una referencia cultural para visitantes chilenos y extranjeros. El CCEM es una experiencia pionera de gestión privada de un espacio público. Si bien es un edificio que pertenece al Estado, su administración y financiamiento son completamente autogestionados por la Corporación Cultural Estación Mapocho. Con una superficie de más de veinte mil metros cuadrados distribuidos en cuatro niveles, el centro cultural se encuentra emplazado en la antigua estación de ferrocarriles, construida para las celebraciones del Centenario de la República (1905‐1912) y declarada Monumento Nacional en 1976. Posee, junto a su indudable calidad arquitectónica, un enorme valor histórico, patrimonial y emocional para los chilenos. El centenario edificio fue remodelado entre los años 1991 – 1994, durante el mandato del Presidente Patricio Aylwin e inaugurado al final de su período. El paso de estación de ferrocarriles a centro cultural constituyó una señal de la importancia que tiene la cultura en la construcción de una sociedad. Entrar a este monumento nacional significa realizar un redescubrimiento de lo antiguo y lo nuevo, ser parte del testimonio de una historia viva que continúa y avanza, de ello dan cuenta sus incesantes actividades y acondicionamiento de sus múltiples espacios. Hoy en día, a un siglo de su construcción, esta antigua estación de trenes mantiene el protagonismo que tuvo en sus inicios, con su monumental emplazamiento dentro de la ciudad, sigue siendo un lugar de encuentro para sus visitantes. Corporación Cultural La administración de este centro cultural se encuentra a cargo de la Corporación Cultural de la Estación Mapocho. Esta institución de derecho privado sin fines de lucro se constituyó en Febrero de 1991, instaurando una experiencia pionera: gestión privada de un espacio público. Si bien la ex estación es un edificio que pertenece al Estado de Chile, su administración y financiamiento es completamente autogestionado por la corporación. Su misión es concebir un lugar de creación, desarrollo y difusión de la cultura y preservar su patrimonio como monumento nacional, constituyéndose así las dos misiones que son la base de su gestión cultural. Los Socios fundadores fueron la Corporación para el Desarrollo de Santiago y la Corporación Cultural de la Ilustre Municipalidad de Santiago. El Directorio se reúne seis veces al año y es presidido siempre por la persona que dirige el Ministerio de Educación. Directorio actual Ministra de Educación. Mónica Jiménez de la Jara Alcalde de Santiago. Pablo Zalaquett Said Directora Ejecutiva Fundación Tiempos Nuevos. María Eugenia Hirmas Director Gral. Corporación Cultural de Santiago. Andrés Rodríguez Pérez Pte. Fundación Pablo Neruda. Juan Agustín Figueroa Yálvar Pte. Fundación Premio Nóbel Gabriela Mistral. Jaime Quezada Ruiz Representante Rector Universidad de Chile. Francisco Brugnoli Estación Mapocho Este edificio fue construido entre 1905 y 1912 para albergar una gran estación de trenes y, de esta manera, celebrar el Centenario de la Independencia de Chile. La Estación Mapocho llegó a ser la más importante red ferroviaria nacional. Desde ella se podía llegar a lugares como la ciudad de Iquique, haciendo conexión en La Calera con el Ferrocarril Longitudinal Norte. Además, en Llay – Llay se podía transbordar a Los Andes para seguir a Mendoza y después a Buenos Aires, a través del Ferrocarril Trasandino. La construcción del edificio estuvo a cargo del arquitecto chileno Emilio Jecquier, quien después de haber estudiado en Francia cuando la Escuela de Bellas Artes (L'Ecole des Beaux Arts) dominaba con sus edificaciones monumentales y majestuosas del estilo neoclásico, volvió al país influenciado por las enseñanzas del connotado arquitecto francés Gustavo Eiffel. La cubierta, originalmente vidriada y hoy de cobre, se construyó en Bélgica y está conformada por cerchas metálicas, rotuladas en base y cúspide. La máxima expresión beaux arts del edificio se aprecia en el detallado modelado de su fachada principal, así como en las columnas y cúpulas del hall de acceso. En diciembre de 1976, por decreto N° 1290, la Estación Mapocho fue declarada Monumento Nacional. Años después, debido a que el recinto se encontraba en un grave estado de deterioro, se cerró temporalmente para hacer remodelaciones que no fructificaron. En 1987 el terminal fue clausurado y el servicio de trenes a Valparaíso fue suspendido indefinidamente. Desde esa fecha, el recinto quedó en desuso y total abandono. La empresa Ferrocarriles del Estado traspasó el edificio a la CORFO (Corporación de Fomento de la Producción) para que vendiera el inmueble y lo privatizara. En estas condiciones lo recibió el gobierno del Presidente Patricio Aylwin, al volver la democracia al país. Durante su mandato se decidió transformar este lugar en un centro cultural. Por ello, en Febrero de 1991 se constituyó la Corporación Cultural de la Estación Mapocho, institución de derecho privado sin fines de lucro que instauró una experiencia pionera de gestión privada a cargo de un edificio público, ya que si bien pertenece al Estado de Chile, su administración y financiamiento es completamente autogestionado por esta corporación. Desde sus inicios, la misión de esta entidad ha sido preservarlo y desarrollarlo como territorio de creación y difusión de la cultura. En mayo del mismo año se decidió llamar a Concurso Nacional de Arquitectura para rescatar este emblemático edificio. Remodelación: de estación de ferrocarril a Centro Cultural En 1987 el terminal fue clausurado y el servicio de trenes a Valparaíso fue suspendido indefinidamente. Desde esa fecha, el recinto quedó en desuso y total abandono. La empresa Ferrocarriles del Estado traspasó el edificio a la CORFO (Corporación de Fomento de la Producción) para que vendiera el inmueble y lo privatizara. En estas condiciones lo recibió el gobierno del Presidente Patricio Aylwin, al volver la democracia al país. Durante su mandato se decidió transformar este lugar en un centro cultural. Por ello, en Febrero de 1991 se constituyó la Corporación Cultural de la Estación Mapocho, institución de derecho privado sin fines de lucro que instauró una experiencia pionera de gestión privada a cargo de un edificio público, ya que si bien pertenece al Estado de Chile, su administración y financiamiento es completamente autogestionado por esta corporación. Desde sus inicios, la misión de esta entidad ha sido preservarlo y desarrollarlo como territorio de creación y difusión de la cultura. En mayo del mismo año se decidió llamar a Concurso Nacional de Arquitectura para rescatar este emblemático edificio. De un total de veinte proyectos presentados, la propuesta ganadora correspondió al grupo de arquitectos conformado por Teodoro Fernández, Montserrat Palmer, Rodrigo Pérez de Arce y Ramón López. Los profesionales abordaron la remodelación del edificio con un mínimo de intervenciones, revalorando la obra del arquitecto Jecquier y unificando su conjunto. El proyecto, desarrollado por Constructora Internacional (CIL) y supervisado técnicamente por la consultora de ingeniería Cade Idepe, alcanzó un costo total cercano a los diez millones de dólares financiados por el Gobierno de Chile y fue realizado en cuatro etapas, finalizando a principios de 1994. Durante la primera fase, se remodeló la fachada del edificio tanto en su interior como exterior. Una de las pocas innovaciones que se realizaron fue el cambio de color blanco a ladrillo, actualmente utilizado. En esta etapa también se construyó la Plaza de la Cultura, antiguo lugar de estacionamientos ubicado en el frontis del edificio que se constituyó en un nuevo espacio para las artes y la cultura. En las etapas siguientes, se restauró la Gran Nave, la s salas del segundo nivel y subterráneo del edificio, donde destaca la Sala de las Artes. Luego, la remodelación contempló las instalaciones y terminaciones del costado sur del edificio, andenes y escalera de la Gran Nave. Los trabajos en la última etapa estuvieron dedicados a los portones y sus respectivos rieles del sector Poniente, marquesina y escaleras del sector Norte y el techo de cobre. Oda a la Vieja Estación Mapocho en Santiago de Chile Antiguo hangar echado junto al río, puerta del mar, vieja Estación rosada, bajo cuyas ferruginosas cavidades sueños y trenes saliendo desbocados trepidaron hacia las olas y las ciudades. El humo, el sueño, el hombre fugitivo, el movimiento, el llanto, el humo, la alegría y el invierno carcomieron tus muros, corroyeron tus arcos, y eres hoy una pobre catedral que agoniza. Se fugaron los dioses y entran como ciclones los trenes ahuyentando las distancias. De otro tiempo gentil y miserable eres y tu nave de hierro alimentó las crinolinas y los sombreros altos, mientras sórdida era la vida de los pobres que como un mar amargo te rodeaba. Era el pasado, el pueblo sin banderas y tú resplandecías luminosa como una jaula nueva: con su cinta de barro el río Mapocho rascaba tus paredes, y los niños dormían en las alas del hambre. Vieja Estación no sólo transcurrían las aguas del Mapocho hacia el océano, sino también el tiempo Las elegantes aves que partían envejecieron o murieron en París, de alcoholismo. Otra gente llegó, llenó los trenes, mal vestidos viajeros, con canastos, banderas sobre amenazadoras multitudes, y la vieja Estación reaccionaria se marchitó. La vida creció y multiplicó su poderío alrededor de todos los viajeros, y ella, inmóvil, sagrada, envejeció, dormida junto al río. Oh antigua Estación, fresca como un túnel fueron contigo hacia los siete océanos mis sueños, hacia Valparaíso, hacia las islas puras, hacia el escalofrío de la espuma bajo la rectitud de las palmeras! En tus andenes no sólo los viajeros olvidaron pañuelos ramos de rosas apagadas, llaves, sino secretos, vidas, esperanzas. Ay, Estación, no sabe tu silencio que fuiste las puntas de una estrella derramada hacia la magnitud de las mareas, hacia la lejanía en los caminos! Te acostumbró la noche a su vestido y el día fue terrible para tu viejo rostro allí pintado falsamente para una fiesta, mientras tu subterráneo corazón se nutría de distantes adioses y raíces. Te amo, vieja Estación que junto al río oscuro, a la corriente turbia del Mapocho, fundaste, con sombras pasajeras, tu propio río de amor intermitente, interminable. Pablo Neruda Museo del Carnaval. Montevideo. Uruguay Una puerta de Uruguay en el puerto de Montevideo El Museo del Carnaval del Uruguay se desarrolla como un espacio de presentación del proceso de transformación del escenario urbano, en su dimensión social, cultural y económica, y del papel de Montevideo como puerta y puerto del Uruguay y centro logístico abierto al mundo. El Carnaval es en si mismo un legado vivo del proceso histórico de mestizaje y creatividad cultural en la que convergen las dimensiones local y global. Su dimensión local y de relaciones de proximidad como expresión de la implicación creativa y participativa de la ciudadanía en el mestizaje cultural, conectada a los procesos mundiales y las relaciones históricas entre América, Europa y África. El desarrollo del Museo del Carnaval se plantea como una acción emblemática para el fortalecimiento y proyección internacional de la dimensión cultural de Montevideo, el desarrollo del turismo y la oferta cultural de la ciudad y como tarjeta de presentación de un proyecto metropolitano creador de oportunidades, empleo, calidad de vida y desarrollo económico en el que se aúnan memoria y proyecto de futuro. El Museo En noviembre de 2006 abrió sus puertas el Museo del Carnaval, y desde entonces es uno de los más visitados del país. Ubicado en el casco histórico de Montevideo, este museo vivo, colorido y dinámico, alberga y potencia parte del patrimonio cultural del Uruguay. Por un lado a través de la conservación y documentación del acervo histórico y por otro, más tangible y lúdico, a través de exposiciones, espectáculos, talleres y actividades puertas afuera. El museo se convirtió en diciembre de 2008 en la primera institución cultural uruguaya administrada bajo la forma de fideicomiso. El “Fideicomiso Museo del Carnaval” funciona con capitales aportados por el Ministerio de Turismo y Deporte, la Intendencia Municipal de Montevideo y la Administración Nacional de Puertos, bajo la administración de la Corporación Nacional para el Desarrollo. Proyectos Entre sus múltiples actividades el museo lleva adelante el “Programa Puertas Afueras”, constituido por 3 líneas de trabajo: Programa Tablado de Barrio: Una experiencia que recuperó una tradición casi perdida: la decoración de escenarios de barrio. Para rescatar ese espíritu comunitario y participativo, desde hace dos años se trabaja con grupos de vecinos que gestionan escenarios en zonas populares de Montevideo. Se realizaron talleres, instancias de encuentro, intercambios. El programa se desarrolló en 6 barrios diferentes para Carnaval 2009. Creación de Carros Alegóricos: A través del trabajo conjunto con la empresa petrolera estatal ANCAP y un grupo de artistas plásticos, se incentivó una antigua tradición que aportó colorido y creatividad a los desfiles callejeros. Con este programa también se homenajeó a artistas plásticos uruguayos de reconocida trayectoria. Programa en cárceles de mujeres: En 2008 el museo articuló esfuerzos con varias instituciones y ayudó a desarrollar talleres de trabajo en cárceles de mujeres de Canelones y Montevideo, mediante un proyecto declarado “de interés ministerial” por parte del Ministerio del Interior. Las reclusas involucradas trabajaron durante 6 meses en la creación de dos carros alegóricos que participaron del Desfile Inaugural de Carnaval 2009. En uno de esos carros desfilaron las Reinas Nacionales del Carnaval. Se busca así que el Carnaval genere inclusión social, dando visibilidad y estímulo al trabajo de personas en situación crítica. Otro proyecto en el que está trabajando el museo desde hace casi un año es la creación del Centro de Documentación y Archivo del Carnaval. En un país tan carnavalero como Uruguay no existen archivos completos sobre ésta temática. Se busca generar una completa base de datos e imágenes sobre el Carnaval uruguayo que esté a disposición de todo aquel que lo necesite. El Carnaval del Uruguay El Carnaval del Uruguay, y el montevideano en particular, reúne en sus diferentes manifestaciones las expresiones propias de los diversos torrentes migratorios que poblaron estas tierras. Así, las tradiciones europeas y africanas dieron forma a esta expresión propia y única, auténtico patrimonio cultural de los uruguayos. Este gran acontecimiento popular, con más de un siglo de vida, se prolonga por más de 40 días movilizando a cientos de miles de personas entre los meses de enero y marzo. Es conocido como “el Carnaval más largo del mundo”. Montevideo es la única ciudad de América que conserva un Carnaval de espectáculo. El mismo se desarrolla fundamentalmente en escenarios al aire libre llamados “tablados”, atrayendo año a año a un creciente número de turistas extranjeros seducidos por su valor artístico y patrimonial.