Cuento y ɉɄȐɕ̈Ǹ - Juegos Bancarios 2016

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Impreso en México por M3 Impresiones, Juan A. Mateos 52-F,
Col. Obrera, Deleg. Cuauhtémoc, México, D.F. C.P. 06800,
México, D.F.
Tels. 57.61.09.00, 57.61.38.57 Fax. 57.61.24.30
Diseño Editorial: Patricia Gutiérrez Reyes
Índice
Presentación
Instituciones Participantes
Comité Organizador
11
12
13
Cuento
1er lugar
Cuerda de vida
17
Germán García García
BBVA BANCOMER
2o lugar
Réplica
21
CONDUSEF
Lilián del Carmen Rivera Morales
3er lugar
El niño de Bagdad
29
BANSEFI
José Luis Puertas Rivas
Mención Honorífica
Quince minutos antes
33
FINRURAL
Leonardo Daniel Erazo Franco
¡Feliz noche buena! ¡Feliz navidad!
39
NAFIN
Roberto Aguilar Espinosa
Abre tu corazón
44
NAFIN
Ma. del Pilar Vega Flores
Banalidades
47
BANXICO
Rigoberto Real Miranda
Coronando las torres
53
BANXICO
Ma. Sacramento Bolio Casa Madrid
Hasta siempre
58
SHF
Paulo Sergio Lerín de León
Desahogo
64
AFORE XXI
Rosa Lidia Huerta
3
45
Juegos Bancarios
Deportivos y Culturales 2010
En las tibias aguas de la soledad
71
HSBC MEXICO
Gabriel González Purcallas
La niña que nació sin corazón
78
FINRURAL
Elsa Rodríguez Gómez
Yo sólo quiero jugar
83
SHF
Blanca Estela Ávila Cortés
¿Dónde está mi Jefa?
87
CREDITO FAMILIAR
Carlos Emmanuel Mata González
El menor de los problemas
94
CRÉDITO INMOBILIARIO
Jorge Oropeza Ávila
Un sueño bajo el Huizache
98
BBVA BANCOMER
Marcelo Galicia Flores
¿Mundo Feliz?
106
BBVA BANCOMER
Ángel Peimbert Flores
Secretos de familia
111
AFORE XXI
Griselda Roxana A. Rosado Escamilla
La Soldadera
117
BBVA BANCOMER
Esperanza Fernández Acosta
La luz roja
123
BBVA BANCOMER
Israel Navarro Rodríguez
El niño que recibió ayuda
127
NAFIN
Martha Ruiz Pérez
Sin rem, sin no rem
132
MULTIVALORES
Roberto Jesús Serrano Vargas
Sueños de Baile
137
BBVA BANCOMER
José Adrián Suárez Rangel
La casa del sol
142
AFORE XXI
Alejandra García Chávez
El cautivo
150
FINRURAL
Salvador Leal González
Un excelente lugar para trabajar
153
Joaquín Eduardo Góngora Vázquez
4
45 Juegos Bancarios
BBVA BANCOMER
El puente de Popocaya
159
NAFIN
Lucía Maricela Ibarra Portilla
En busca del éxito
164
HSBC MÉXICO
Germán Gradilla Santana
Hasta que la muerte los separe
170
CONDUSEF
Carmen Hortencia García Hernández
“La carta del Abuelo”
174
CECOBAN
Verónica Rodríguez Sánchez
La casa de las sirenas
180
AFORE XXI
Etna Citlalli Moreno Macías
La Doncella
186
CRÉDITO FAMILIAR
Yéssica Tamara Rivera Guillén
La igualdad de papá y mamá
192
CONDUSEF
Alejandro Martínez Soto
Lima
198
AFORE XXI
Héctor Eduardo Machuca Ayala
Llegó la hora
204
CONDUSEF
Mónica Leticia Serrano Peña
¿Norte?
210
BANSEFI
Eduardo Sandoval Hipólito
¿Quién se murió?
215
NAFIN
Carolina Elda Beltrán Farrera
Rotterdam
221
AFORE XXI
Jonathan García Martínez
Todo el Amor
225
HSBC MÉXICO
Isidro Prott Luna
De Calambur, polisemia,
paronimia y otras cosas
231
INFONACOT
Jorge Carmona Bravo
La camisa blanca
237
Raúl Irving Hernández Rodríguez
MULTIVALORES
5
45
Juegos Bancarios
Atraco
241
CRÉDITO FAMILIAR
Jesús Alfonso López Espinal
No habrá final
248
INFONACOT
Horlando Páez Terán
Tonalli
253
BANXICO
Sara Concepción de Lucio Sánchez
Sueños
256
MULTIVALORES
Carmen Elizabeth Yáñez Pérez
Poesía
1er lugar
Profesa
265
FINANCIERA RURAL
María Guadalupe Delgado Reyes
2o lugar
Decapitado
267
BANCA MIFEL
E. Abraham Chávez Fiesco
3er lugar
Lágrimas secas
269
BANCO DE MEXICO
Claudia Marisol Reyes Zermeño
Carta a un ser amado
271
BBVA BANCOMER
Francisco Javier Sánchez Morán
Declaración de Amor
273
BBVA BANCOMER
La persona más importante
275
BBVA BANCOMER
Penumbras
277
Griselda Rosado Escamilla
6
45 Juegos Bancarios
AFORE XXI
Utopía
278
AFORE XXI
Impacto
279
AFORE XXI
Amor consentido
281
FINANCIERA RURAL
Ambrosio Misael Solís Tagle
Agradezco al Universo
Angélica Martínez Cruz
283
Mi niña
285
SHF
SHF
Papel en blanco
287
SHF
¿Doscientos años?
289
MULTIVALORES
Antonio Nava Toledano
Sentimientos…
291
MULTIVALORES
Antonio Nava Toledano
“Días de mi vida”
293
AFORE XXI
Martha Elena González Gutiérrez
Instantes de silencio
295
BANCO DE MÉXICO
Sal turquesa, tinte añil
296
BANCO DE MÉXICO
Canción sin música
297
BANCO DE MÉXICO
Alejandro Villalobos Ortiz
Te escucho cada noche
299
BBVA BANCOMER
Juan Carlos Aguilar Tovar
Mi querencia
300
BBVA BANCOMER
Te ví partir
301
BBVA BANCOMER
7
45
Juegos Bancarios
Dualidad
302
INFONACOT
Guadalupe Ceballos Ruiz
Veneno
304
INFONACOT
Huyendo del amor (arquetipo)
306
INFONACOT
Éxtasis de amor
308
SHF
Enrique Razo Bazán
La novia de mi mejor amigo
310
SHF
Enrique Razo Bazán
Una vez más caí en tus redes
312
SHF
Enrique Razo Bazán
Mi hambre llena de vacío
314
BANCO DE MÉXICO
Carlos Buitrón Domínguez
Señero
315
BANCO DE MÉXICO
Torre de magia
316
BANCO DE MÉXICO
Silvana, ¡más que una flor!
317
NAFIN
Martha Ruiz Pérez
Gracias
319
SHF
Paulo Sergio Lerín De León
Columnas de humo
320
BANCO DE MÉXICO
Nayeli Violeta Villalpando Fernández
Mármol y obsidiana
322
BANCO DE MÉXICO
Octli Tonali
323
BANCO DE MÉXICO
Heme aquí
325
8
45 Juegos Bancarios
FINANCIERA RURAL
Latir de alas
327
FINANCIERA RURAL
A todos
328
MULTIVALORES
Armando Carreño Jarquín
Déjame tu dolor
329
MULTIVALORES
Me perdones…
331
MULTIVALORES
10 de mayo
332
INFONACOT
Jorge Carmona Bravo
Minne
334
INFONACOT
Jorge Carmona Bravo
Una volta che
336
INFONACOT
Jorge Carmona Bravo
A la mujer virtuosa que perdí….
338
S.A.E.
Edilberta Sánchez Anaya
Entre lo bueno y lo malo
340
BANCA MIFEL
Ernesto Abraham Chávez Fiesco
El cielo y las sábanas
342
BANCA MIFEL
Ernesto Abraham Chávez Fiesco
Octubre 21
345
BBVA BANCOMER
José de Jesús Macías Vega
Elegía
346
BBVA BANCOMER
En el tiempo
348
BBVA BANCOMER
9
45
Juegos Bancarios
Presentación
E
s un honor poner en tus manos el compendio de obras
presentadas en nuestro concurso de Cuento y Poesía que
se llevó a cabo en el marco de los 45 Juegos Bancarios
Deportivos y Culturales.
En estos tiempos de crisis cultural, es cada vez más importante
resaltar el esfuerzo de los artistas del Sector Financiero Mexicano,
que han encontrado a través del Cuento y la Poesía un medio
para transmitir sus emociones y sentimientos, una visión diferente de nuestro entorno.
Los invito a disfrutar de estas maravillosas obras en compañía
de sus seres queridos, quienes seguramente son su fuente de
inspiración.
Los esperamos el próximo año para que nos sigan deleitando
con su arte.
Lic. Marco Antonio Bonilla García
Presidente del Comité Organizador
11
45
Juegos Bancarios
Instituciones Participantes
Afore XXI, S.A. de C.V.
Banamex, S.A.
Banca Mifel, S.A.
Banco de México
Bancomext, S.N.C.
Banco Monex, S.A.
Banco Multiva, S.A.
Bansefi, S.N.C.
BBVA Bancomer, S.A.
Caja de Ahorro de los Telefonistas, S.A.
(CATSA)
Cecoban
Club de Banqueros de México, A.C.
Condusef
Crédito Familiar, S.A.
Financiera Rural
HSBC México, S.A.
Infonacot
IXE Banco
Metlife México Servicios, S.A. de C.V.
Nacional Financiera, S.N.C.
SAE (Serv. Admón. y Enajenación de Bienes)
Santander, S.A.
Scotiabank, S.A.
Sociedad Hipotecaria Federal, S.N.C.
Jurado de Cuento
Coordinación Cultural
Sr. Jesús Alvarado Cordero
Lic. Ma. Eugenia Rivero Espinosa
Lic. Patricia Toussaint
Mtra. Ma. Del Carmen Carrara García Secretaria de la Coordinación
Elvia García Aburto
12
45 Juegos Bancarios
Comité Organizador
Ing. Ignacio Deschamps González
Presidente
Asociación de Bancos de México, A.C.
Lic. Luis Robles Miaja
Presidente Ejecutivo
Lic. Juan Carlos Jiménez Rojas
Director General
Lic. Ramón Arroyo Ramos
Presidente Comité de Recursos Humanos
Lic. José Carlos Torres García
Secretario General
Federación Nacional de Sindicatos Bancarios
Lic. Marco Antonio Bonilla García
Presidente del Comité Organizador
BBVA Bancomer
Lic. Adrián Fernández Barragán
Vicepresidente del Comité Organizador
Fenasib Banorte
C.P. Arturo Aguilar Estrada
Coordinador de Administración y Finanzas
Club de Banqueros de México
Lic. María del Carmen López Morales
Banco Nacional de México
13
45
Juegos Bancarios
Lic. Martín Ernesto del Valle Medina
Banco de México
Ing. Joel Toledo Durán
Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos
Lic. Jenaro Ponce Ávila
Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros
Lic. Frida Aurea Contreras Carreón
Scotiabank
Lic. Miriam González Membrillo
HSBC México
Lic. Eduardo de Jesús Sánchez Vargas
Fenasib SAE
Sr. Francisco Javier Bueno Ramírez
Fenasib Banamex
Lic. Carlos Hernández Sánchez
Fenasib BBVA Bancomer
Profr. Alfonso Cárdenas Quiroz
Asociación de Bancos de México
Sr. Jesús Alvarado Cordero
Asociación de Bancos de México
14
45 Juegos Bancarios
Cuento
1er lugar
Cuerda de vida
Por: Germán García García
BBVA BANCOMER
l doctor dijo: “no hay nada que hacer”. No mencionó la palabra muerte. Tampoco habló de un deceso para referirse sutilmente a lo inevitable. Sentenció:
“sin actividad cerebral”. Una vez evaluada la situación, ecuánime, completó: “ya no está aquí; el cuerpo
permanece vivo, pero su esencia se ha esfumado”.
Una vela humeante que no encenderá nuevamente.
Queriendo detener el aliento con las yemas de los dedos, la
figura espigada y recia de mi madre permaneció inmóvil. Acaso su sombra sobre el mármol brillante se desplazó más que su
cuerpo. No mencionó palabra alguna.
— Tienen que decidir, urgió el médico
— ¿Cuánto tiempo estará así?
— Es su decisión
Una cama de hospital y cables por doquier atan mi cuerpo a
este mundo. Ahora permanezco a su lado sin poder moverlo.
Me encuentro fuera de él; no me obedece. Aún reconozco su
olor y su textura sin poder tocarlo. La cuerda que me salvaría
en la escalada, parece frágil.
CUENTO
45
Juegos Bancarios
17
Un día lluvioso, vestida de colores y descalza, caminé hacia
la puerta de mi casa; giré la llave y salí. Mi único techo fue
aquél gran sombrero rojo. Atrás quedó el auto de lujo y el chofer. El bosque desde mi ventana y las reglas de una vida que
me apretaba quedaron lejos. El tiempo se escurrió debajo de los
puentes, al lado de una fogata improvisada por un grupo de
muchachos frenéticos que buscaban la razón de su existencia
en una bolsa con cemento, en una jeringa que inyectó múltiples
brazos, en una fiesta sin destino.
Nunca olvidé mi nombre. Irene. Ésta soy yo, le dije a un niño
que se limpiaba los mocos con el brazo para darme luego un pedazo de pan. Su mirada extraviada encontró la mía para inyectar
la energía suficiente para replicar la acción, partir el pan nuevamente y dárselo a la muchacha de la boca abierta y los ojos cerrados. Fui una más en aquella danza incomprensible de gritos que
nadie escucha, de sangre y mugre que pocos ven. Una más en
una montaña de cuerpos sin nombre, expulsados con velocidad
por la fuerza centrífuga de una realidad que los rechaza.
Desde entonces cada día de mi vida fue una hipótesis de que
vería al sol ponerse y seguiría viva. La cuestión era saltar una
barda. Los días son eso. Una sucesión de bardas que hay que
saltar para caer del otro lado y fingir que lo hacemos sin esfuerzo y sin dolor. Lo importante es proseguir. Saltar mientras
dormimos. Despertar es la victoria.
El equilibrio que debía tener, desapareció entonces. Transitaba por la banqueta de la euforia desbordada o me arrastraba
en el extremo opuesto, desilusionada. No caminaba más por el
centro. Loca, decían. Perdida, en movimiento pendular; vacía,
sin conciencia y sin sentido. Aterrizaba a un nuevo día dependiendo de la bondad de los extraños.
La luz roja del semáforo era la pausa necesaria para sobrevivir. Por la rendija de la ventanilla un hombre arrojó una moneda
valiosa. Con dificultad me incliné para recogerla. Luz verde. Un
autobús obedeció la señal frente a mi cara. Después de los gritos
llegó una ambulancia. En medio del tumulto señalé la moneda,
sin que nadie hiciera caso. Me estrellé en la última barda.
18
CUENTO
45 Juegos Bancarios
Cuando hubo luz estaba aquí.
La enfermera entra a la habitación. Revisa conexiones, se asegura que un pitido intermitente continúe. Indiferente, toma
el pulso. Temperatura normal. Alisa la sábana. Un pie queda
al descubierto. Abre el registro de anotaciones y en él escribe
datos con tintas de colores. Por encima de su hombro atisbo las
páginas que cambia. Irene Kleiman: traumatismo encefálico.
Antecedentes clínicos: trastorno bipolar.
Al salir, deja la puerta entreabierta. Afuera hay familiares y
personas que conozco. Deambulan cubriendo sus bocas con las
manos o alisando sus cabellos. Rebotan en paredes y ventanas tratando de escapar. Nadie llora, susurran. Sí, no, sí, no.
Del rumor emerge mi pequeña Edda. Viste el abrigo verde de
las tardes frías. Suelta la mano de la abuela. Avanza hacia acá
sobre sus zapatos de charol, mano en el bolsillo. Sus grandes
ojos azules aparecen por la rendija. A hurtadillas se desliza al
interior.
Observa mi cuerpo un largo rato. Como a los otros, una
obligada interrogante la clava al piso. No sabe si acercarse o
retroceder. Me niego a ser una zanahoria arrojada en el surco
esperando que alguien la recoja y la entierre nuevamente para
que brote. Tomo posición entre mi cuerpo y mi hija. En cuclillas alcanzo su estatura y la miro a los ojos. Parece advertir
mi presencia cuando extiendo los brazos frente a ella. Es de
tarde. El sol ha puesto un cielo de vainilla sobre sus pecas y
hace brillar sus trenzas cobrizas.
Esta niña sabe más de lo que parece, no hay que subestimar.
Tiene diez años pero ha sido empujada a navegar el mundo, sujetando los remos con las dos manos. Edda, de haber tenido a su
padre al lado le habría dicho: muerte cerebral. Si a su vez hubiera
tenido a una abuela que no la mandara con chofer a la escuela le
habría dicho: hay que decidir. Si yo estuviera viva del todo, ella
hubiera corrido hacia mí, pero se quedó inmóvil, esperando.
CUENTO
45
Juegos Bancarios
19
Bip-bip en un monitor. Edda avanza tímidamente. Tic-tac.
Del bolsillo saca un yoyo. Desenreda la cuerda minuciosamente y la coloca en mi dedo.
Sí, no.
Cuando te fuiste me ibas a enseñar a jugar, mami — dice. La
gravedad deja al juguete colgando, a la deriva. Posa su mano
compasiva sobre la mía.
Sí, no.
Desliza hacia afuera de la vena, la cánula que cuenta gota
a gota los segundos. Entonces pienso que Dios todavía no ha
creado al mundo; sólo está imaginándolo, como entre sueños.
Por eso el mundo es perfecto, pero confuso.
Sí.
Silencio.
Edda toma unas pequeñas tijeras de la mesa de servicio.
Mientras corta la cuerda atorada en mi dedo, el sol termina de
ponerse. Mete el juguete en el bolsillo y alisa la sábana para
cubrir cuidadosamente el pie que quedó descubierto.
Se pone el sombrero rojo que descubrió cerca y le beso la mejilla antes de irme.
20
CUENTO
45 Juegos Bancarios
2o lugar
Réplica
Por: Lilián del Carmen Rivera Morales
CONDUSEF
de septiembre. 00:57 hrs. Me siento sumamente cansado he pasado más de
48 hrs. continuas en el laboratorio sin dormir. Ha
sido difícil mantener la atención de forma permanente en la evolución del proyecto. La familia insiste en que necesito descansar. No han dejado de llamar por teléfono y tras desconectarlo,
su presencia se plantó a la puerta del laboratorio.
Los he ignorado y hecho que se marcharan.
Yo difiero de su opinión. Es justo este el momento en el que
siento la necesidad de llevar mi mente al límite, tal vez ahí encuentre la respuesta a lo que estoy buscando.
25 de septiembre. 13:03 hrs. El compuesto experimental
LAM/1209-2004, al cual incorporé una cantidad mínima de
energía iónica, ha permitido la reproducción celular de forma
múltiple con una estructura en la cadena de ADN en forma
idéntica a la del modelo.
Las células reproducidas, se muestran estables y con una evolución de las mismas características de la reacción bioquímica
presentada por los óvulos fecundados mediante el procedimiento llamado “in vitro”.
CUENTO
45
Juegos Bancarios
21
Me siento satisfecho, los intentos anteriores de reproducción
mostraban estabilidad únicamente en el lapso de los 30 min.
posteriores a su creación. Ahora sí, podré descansar por un momento.
26 de septiembre. 09:00 hrs. He dormido casi 19 hrs., toda una
hazaña para un cerebro con trastornos de sueño tan evidentes
que con frecuencia me hace permanecer en estado de vigilia
hasta por 23 hrs. Supongo que se debe a los cambios de neurotransmisores producto de la felicidad de ayer. En fin, ya tendré
tiempo de incursionar en las neurociencias… muy en breve,
sospecho.
Hoy es un día clave, veremos si la composición molecular de
las células replicadas ayer no se ha visto afectada o reducida,
comprobaremos de forma precisa que contiene el total de genes
necesarios para que el genoma pueda ser declarado como completo y dar paso a las pruebas de aceleración.
19 de octubre. 04:00 hrs. ¡Qué felicidad! He logrado con recursos limitados lo que otros científicos alcanzaron con altos
recursos tecnológicos. La estructura del genoma ha sido confirmada. 100,000 genes en una secuencia idéntica a la del modelo
original. ¡Perfecta!
Pronto, pronto es la única palabra en la que puedo pensar
mientras evoco la imagen de su rostro.
22 de noviembre. 18:48 hrs. Las pruebas de aceleración han
permitido llegar hasta el desarrollo perfecto de un embrión
humano con 38 semanas de gestación. La maduración de sus
órganos se encuentra en un 98%.
La cantidad de endorfinas en mi cuerpo me produce una gran
sensación de bienestar, aunque físicamente he perdido 12 kilos de
peso. Estoy en alerta permanente; sin importar la cantidad de somníferos que ingiera no logro dormir por más de 4 hrs.
La familia, insiste en que debo visitar a un médico. Sé que su
preocupación por mí es sincera, pero ellos no alcanzan a percibir
22
CUENTO
45 Juegos Bancarios
cuán importante es mi trabajo. No alcanzan a comprender que
éste no sólo es el momento cumbre de mi carrera, sino es la fuente de mi felicidad y la posible materialización de mis sueños.
Mi hermano Bruno, convocó el día de ayer a todos los miembros de la familia. Justina la sirvienta, me lo contó todo. Bruno
piensa que mi mente está perdiendo la lucidez, me cree obseso.
El cónclave familiar concluyó en que debo visitar a un psiquiatra.
24 de diciembre. 22:00 hrs. Debo pensar. Debo poner en orden
mis ideas. Debo dominar mis emociones, para actuar con prudencia, con madurez. Debo afrontar todo de la mejor manera.
Teté, mi sobrina, vino a buscarme al laboratorio por aquel
asunto de la cena de navidad. Yo estaba en la cámara criogénica; no escuché sus llamados desde la puerta. Entró hasta el final
del laboratorio a la habitación en donde desarrollo mi proyecto, omitiendo la prohibición del paso señalada en la puerta.
No me percaté de su presencia hasta que escuché un grito
de terror. Descubrió la cámara de líquido amniótico en el que
desarrollo las pruebas de crecimiento acelerado del embrión
producto de la réplica del genoma.
Actualmente, el progreso de las pruebas es favorable. He logrado llevar al embrión a una evolución biológica equiparable
con la de un individuo de 6 años, con funcionamiento pleno de
sus órganos.
En paralelo, los estudios sobre neurotransmisores me han
permitido identificar aquellos que transmiten y preservan la
memoria, por lo que he podido iniciar procesos cognitivos con
el cerebro del infante.
El grito de Teté atrajo al personal de vigilancia, el cual llegó al
mismo tiempo en que yo salía de la cámara criogénica. Todos
vieron mi trabajo. Todos se sorprendieron. La bomba está por
estallar.
CUENTO
45
Juegos Bancarios
23
28 de diciembre. 16:00 hrs. La comunidad científica del mundo entero ha puesto sus ojos sobre mí. El comité directivo del
departamento de investigaciones me ha solicitado hacer públicos los resultados del proyecto. Ellos prometieron respaldar mi
investigación alegando fines altruistas para la humanidad. Yo
acepté diciendo que ese era el objetivo: contribuir al desarrollo
de la sociedad y a la preservación y conservación de la vida
humana.
En unos minutos iniciará la conferencia de prensa…
28 de diciembre. 20:00 hrs. En medio de una gran protesta y
debate entre los medios sobre la ética en la ciencia, abandoné
la sala de conferencias, cubierto por un gran dispositivo de seguridad.
Muchos me juzgaron, me atacaron, dicen que juego a ser
Dios. Algunos me apoyan, ven mi contribución al campo de la
biogenética y sus beneficios para la preservación de las especies… Nadie ha descubierto nada, aún.
24 de enero. 12:00 hrs. El progreso de mi proyecto se ha visto
entorpecido por el estúpido comité directivo del departamento de investigaciones. Los imbéciles me hacen asistir cada dos
días a presentar los avances; ¿cómo diablos quieren avances, si
paso demasiadas horas en sus estúpidos procesos de autorización y debates? La federación médica, la ética, grupos activistas a favor y en contra. Discusiones estériles. Estúpidos. Nadie
entiende nada.
Para colmo, he tenido que soportar a un grupo de metiches
de todas las nacionalidades habidas y por haber, insistentes en
participar. ¿Por qué nadie entiende nada?, ¿Por qué nadie se da
cuenta que no quiero ayuda, que esto es sólo mío, que quiero
estar solo?
26 de mayo. 23:56 hrs. Han pasado meses desde que pude
registrar algo en esta libreta. Después de muchas trabas pude
deshacerme de la mayoría y volver a trabajar con la misma dedicación de los primeros días. ¡Qué felicidad! El avance en el
24
CUENTO
45 Juegos Bancarios
proyecto ha sido favorable. En unas hrs. sabré si todo es como
lo imagino.
27 de mayo. 09:00 hrs. El producto de mi investigación está a
punto de concluir. En 10 minutos estará absolutamente vacía
la cámara de líquido amniótico y la desconexión de electrodos
será total. Me he empeñado mucho para que nadie presencie
este momento. Era menester estar solo.
27 de mayo. 12:00 hrs. ¡Lo he logrado! Es ella, su misma cara,
su misma voz. Es como si nada hubiera pasado. Elegí esta fecha
para concluir el proyecto pues es la fecha en la que ese estúpido
camionero imprudente me la arrebató.
Es ella, biológicamente tiene 25 años y su cuerpo es tan perfecto como el día que la conocí, es idéntico al preservado por
congelación criogénica. Es igual, al que me permitió volverla a
la vida. ¡Como si nunca hubiera dejado de funcionar!
La transmisión de conocimiento lograda mediante neurotransmisores complejos permitió una réplica de la memoria del cerebro
de Laura. Ahora mi creación es ella, Laura. Me recuerda como si el
tiempo no hubiera pasado. Me mira, me acaricia y me besa, como
el día que nos casamos. No es más una réplica. Es Laura, MI LAURA.
28 de mayo. 12:00 hrs. He mentido a todo el mundo y no me
importa. Anuncié a la comunidad científica que el protocolo de
investigación había fallado y el humano clonado de sexo femenino, había muerto en el proceso de desconexión. Dije que ante tal
fracaso, debía retirarme de la actividad científica.
Entregué a la universidad el cuerpo sin vida de Laura, mi
esposa muerta en un hospital tras seis meses de coma por lesiones derivadas de un atropellamiento.
Ahora debo de actuar rápido. Necesito huir. Huir de mi familia, huir de la universidad, huir del mundo entero si es necesario, necesito salvarla, no puedo permitir que la tomen como
conejillo de indias.
CUENTO
45
Juegos Bancarios
25
29 de mayo. 01:00 hrs. No he logrado escapar. ¡Maldita sea mi
suerte! Teté y Bruno aparecieron en casa, ¡se supone que nadie
debía estar ahí! Yo necesitaba los pasaportes. ¿Cómo pude olvidarlos? Nos descubrieron. Bruno me llamó loco. Me juzgó tan
duramente. Impidieron nuestra huida. Laura está confundida,
no transferí a su memoria los recuerdos del accidente. Estoy
encerrado en mi cuarto. Ahora hay cónclave familiar, nuevamente.
Escucho sus voces y la discusión. Laura llora. ¡No sufras
amor, yo voy a arreglar esto!
Mi tía dice que soy la encarnación del mal. Marco y Pedro,
mis cuñados, apoyan a sus esposas Sofía y Alejandra, estoy
trastornado. Bruno dice que deben internarme en el psiquiátrico; Teté dice que me ayuden a huir, parece ser la única que
comprende lo mucho que sufrí al ver a mi esposa morir. ¿Por
qué nadie lo ve?, ¡No hice nada malo, sólo quise utilizar lo que
sé para alcanzar mi felicidad!
06 de agosto. 12:00 hrs. Llevo varios días en el psiquiátrico;
atiborrado de medicamentos. Hasta hoy conseguí que me devolvieran mis notas. No sé de Laura y eso me está matando.
Estoy aislado. ¡Malditos sedantes! Hacen que mi escritura sea
torcida y temblorosa.
¿Dónde está Laura?, ¿dónde está?, ¿qué le hicieron?
06 de septiembre. 12:00 hrs. Trastorno neurótico obsesivo
post-traumático. Ja, ja, ja. ¡Los muy idiotas confunden el amor,
con la locura! Yo no estoy loco, no necesito medicarme, no necesito terapia. Sólo necesito a Laura.
Laura con su sonrisa y su cabello alborotado, Laura con sus
manos de seda y sus piernas de bailarina, Laura con su carita
de muñeca, Laura con sus chistes, Laura con sus gestos, Laura,
Laura, Laura…
25 de septiembre. 00:55 hrs. Ya no hablo con nadie, ya no me
muevo, estoy muriendo en un rincón blanco. Nadie lo percibe.
26
CUENTO
45 Juegos Bancarios
Agonizo y no sé nada de ella. Laura, Laura, Laura… sólo repito
su nombre.
Laura, Laura, Laura… Laura con su sonrisa y su cabello alborotado, Laura con sus manos de seda y sus piernas de bailarina,
Laura con su carita de muñeca, Laura con sus chistes, Laura
con sus gestos, Laura, Laura, Laura…
25 de septiembre. 00:57 hrs. Me siento sumamente cansado
he pasado más de 48 hrs. continuas en el laboratorio sin dormir. Ha sido difícil mantener la atención de forma permanente
en la evolución del proyecto. La familia insiste en que necesito
descansar. No han dejado de llamar por teléfono y tras desconectarlo, su presencia se plantó a la puerta del laboratorio. Los
he ignorado y hecho que se marcharan.
Yo difiero de su opinión. Es justo este el momento en el que
siento la necesidad de llevar mi mente al límite, tal vez ahí encuentre la respuesta a lo que estoy buscando.
¡Tío, tío! Despierta, despierta, ¡ay Dios mío ¿qué hiciste?! No
debí dejarte solo con tu duelo. ¡Tío, tío! Gracias a Dios despertaste. Me pegaste un buen susto. ¿Qué soñabas, por qué estás
llorando?
CUENTO
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Juegos Bancarios
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3er lugar
El niño de Bagdad
Por: José Luis Puertas Rivas
BANSEFI
tino.
odía ser un niño como tantos otros, pero no, era él
mismo y como cada uno, tenía su propia identidad,
su particular aunque efímera historia, y como dirían
algunos, llevaba a cuestas su exclusivo y personal des-
Algo que lo hacía distinto a otros millones era que nació
en el lugar y tiempo equivocados. No era el único, claro está,
que había visto la luz en ese país, una nación condenada por
los errores de muchos y las ambiciones de otros. Él y miles más
habían arribado al mundo en ese sitio en los días de la sinrazón
y la barbarie.
Sin embargo, como no se puede ser más que lo que se es, la
mayor parte de las horas que se mantenía despierto, este niño
reía y jugaba con varios como él, sin importar si eran de su
tamaño, más grandes o pequeños, pues el entretenimiento no
cobra cuotas de edad.
Cuando estaba solo creaba amigos imaginarios, inventaba
canciones, se recreaba lo mismo con una pelota roja con la que
emulaba las hazañas de sus ídolos futbolistas, que con un trozo
de madera mal cortado, que ante sus ojos podía convertirse por
ratos en un barco con el que surcaba los mares o bien en la torre
de un castillo por conquistar.
CUENTO
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Juegos Bancarios
29
Cada día corría de un lado a otro, como si todo el firmamento
fuera un enorme parque de diversiones en el que por momentos las nubes lo retaban a adivinar el sentido de sus formas
caprichosas, para luego dar paso a que el sol y la luna se convirtieran en sus cómplices al jugar con él a las escondidas, a
intentar ocultarse detrás del horizonte para ser atrapados al
inicio de la mañana o cuando ya estaba entrada la noche.
Inmerso en su propio mundo, por completo ajeno del que los
adultos señalan como el real, en el que los juegos se olvidan y
las sonrisas inocentes se acallan, en el que el poder es la única
meta, sin importar los caminos que llevan a su alcance, el niño
no tenía idea de los planes de hombres desconocidos. Esa noche, cansado y feliz, se despidió de sus padres y hermanos, oró
y se fue a dormir.
De pronto despertó y de inmediato sus ojos reflejaron el terror
que sentía. Los cantos con los que celebraba la vida en su sueño
fueron opacados por el estruendo de las bombas. Sin pensar en
nada, ni siquiera en su familia, salió de su casa, quizá queriendo
escapar del temor o buscando alejarse de la realidad. Comenzó a
correr de aquí para allá sin saber a dónde ir, sin entender siquiera de qué debía huir. Fue de una calle a otra en medio del fuego
y el polvo, y peor aún, cruzando un paisaje que se llenaba de
dolor y muerte.
Frente a una casa encontró a otros niños como él, algunos
ensangrentados y uno que miraba desesperado su brazo izquierdo, al que ahora le faltaba la mano. Se preguntó cómo se
le podía explicar a esos pequeños, ahora todos temerosos, que
los misiles que los herían y mutilaban y asesinaban, tenían la
intención, según unos, de salvarlos del mal.
Presa de una angustia indescriptible, el niño continuó su carrera hasta que se encontró con una madre afligida en medio de
la calle, expuesta ante la tragedia que la desnudaba por el más
amargo de los sentimientos. Había perdido a su hijo. El niño,
al ver su sufrimiento, se preguntó cómo se le podía decir a esa
madre afligida, una mujer como cualquier otra, que su dolor no
alcanzaba siquiera a ser estadística, que su lamento desgarra30
CUENTO
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dor no era escuchado por nadie más que por él, que el mundo
no sabía de su pena, aunque para ella se había desmoronado su
universo entero.
Con la desolación impregnada a su piel, el niño trató de escapar y corrió aún con más fuerza. Pero se detuvo al encontrar a
un hombre con un pequeño bulto entre los brazos. Se parecía a
muchos hombres que conocía, aunque no era ninguno de ellos.
Entonces se preguntó cómo se podía confortar a un padre que
sentía que con la vida de su bebé le habían arrebatado también
la luz del alma. ¿Quiénes? Desconocidos que habían llegado de
tierras lejanas. Extranjeros que ni sabían ni les importaba haber
asesinado lo que él más amaba.
El niño ya no sabía qué hacer. Empezó a llorar, desconcertado
por tanto tormento que veía, que escuchaba, que respiraba por
doquier. Se alejó del lugar, pero con cautela, ya no podía correr.
Al dar la vuelta en lo que había sido una esquina, se topó con
una muchedumbre, gente de ambos sexos y todas las edades
que buscaba en la mutua compañía una seguridad inexistente
y pretendía encontrar un alivio para lo que ya no tenía remedio. Al observarlos, el niño se preguntó cómo se podía consolar
a otros como él, a quienes un estallido demoledor había dejado
huérfanos. Cómo se podía reanimar a las mujeres a las que una
nube de fulgor había convertido en viudas. De qué manera se
podía alentar a las familias que de un golpe se habían quedado
sin hogar, sin presente y hasta sin patria.
El pequeño no podía enfrentar todo eso y como pudo se alejó del lugar. Llegó a un punto en el que el silencio reinaba y
eso lo confortó de algún modo después de haber escuchado
tantos sollozos. Observó una silueta que se movía lentamente.
Era un hombre que acababa de juntar varios cuerpos sin vida.
Cuando acabó de reunirlos, el sujeto se hincó frente a ellos y
emitió el lamento más desgarrador que se había oído en toda
esa jornada de locura. El niño lo miró, de algún modo sintió su
dolor y se preguntó qué palabras se podían pronunciar frente
a ese hombre, uno que podía ser cualquier otro, pero que tuvo
la mala suerte de ser él mismo, para que comprendiera por qué
en un solo instante mortal lo había perdido todo: esposa e hijos
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y padres y hermanos, y que todavía había tenido la desgracia
de permanecer vivo.
Lentamente y con respeto por el suplicio que emanaba del
hombre, el niño lo dejó con su absoluta soledad mientras se
preguntaba quién le podría explicar a todos los muertos que el
metal iracundo que incendió su nación y su inocencia, que el
fuego cegador que carbonizó el suelo junto con sus esperanzas,
que las explosiones que todo lo arrasaron, fueron para darles
una vida mejor.
Sin darse cuenta del camino que había tomado, regresó a su
casa y la descubrió derrumbada. Se angustió por su familia, de
la que nada sabía. Se quedó mirando fijamente al punto en la
segunda planta donde supuestamente había estado su cuarto,
aunque allí ya no había nada. Muy por debajo del piso que lo
había soportado, quedaba tan solo un amasijo de escombros
entre los que se asomaba, roja aún aunque desinflada y cubierta de tierra, su pelota favorita.
Fue en ese instante cuando se dio cuenta que ese amanecer
en realidad no había salido a la calle, no había tenido tiempo.
Su recorrido había sido tan sólo una visión, acaso una broma
macabra o un permiso divino para que asimilara lo sucedido.
Entendió que su propio corazón había dejado pendiente para
siempre las ilusiones, y que antes del terror visto a través de
la inenarrable tristeza que cubría por completo su ciudad, aún
cuando dormía, del cielo le había caído la muerte junto con los
suyos. Entonces se preguntó quién podría explicarle a él mismo, el niño de Bagdad, uno de tantos, que la bomba que le había arrebatado la vida había sido enviada, decían sus emisores,
para su propio bien, para que conociera la libertad.
La madrugada del 21 de Marzo de 2003, la coalición encabezada por Estados Unidos inició el bombardeo contra Bagdad,
Irak, para derrocar al régimen de Saddam Hussein. No hubo
gobierno o institución que contara el número de bajas civiles.
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CUENTO
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Mención honorífica
Quince minutos antes
Por: Leonardo Daniel Erazo Franco
FINRURAL
a campana que anunciaba el término del día escolar
sonó puntual a las 3 de la tarde. Desde la ventana del
salón de castigos, Fortunato observaba cómo salían corriendo los demás niños de la escuela. Todos menos él.
Había vuelto a llegar tarde y por tanto debía esperar una
hora más que el resto de los alumnos para poder regresar a su casa.
Fortunato, quien odiaba su nombre y le decían Fo,
no podía más que sentir tristeza y un poco de coraje por la situación en la que se encontraba. “Es que no fue mi culpa”, le
explicaba a la maestra Genoveva quien se encontraba en el mismo salón. “Mis papás siempre salen tarde”, añadió. La maestra
Genoveva sólo se levantó de la silla, se encogió de hombros y le
contestó “pues salgan más temprano…quince minutitos”.
Al otro lado de la ventana, Fo vio a sus tres mejores amigos:
Fernando o El Nájera, José o Hussein y Ricardo o Ribaldo . Este
último tenía bajo el brazo un balón de futbol y los tres veían
con preocupación a su amigo. Otra vez no llegaría al partido
que disputaban los lunes después de clase contra otras escuelas
de la zona y Fo era el capitán del equipo. Se hacían llamar Los
Cuatreros. Al ver a los tres fuera del salón no pudo más que
levantar los brazos como un lamento silencioso para los demás
quienes se enfrentarían a la escuela vecina sin su ayuda.
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Una vez cumplido el tiempo de su castigo, la maestra Genoveva se acercó a Fo, le puso la mano en el hombro y le dijo “ya
vete…acuérdate 15 minutitos antes”. Fo tomó sus cosas y salió
corriendo. Atravesó el patio de la escuela, salió por la entrada
principal, corrió un par de cuadras, atravesó el parque y llegó
al campo de futbol. El partido ya había terminado y su equipo
había perdido.
“¿Qué pasó?”, preguntó jadeante con las manos en las rodillas a sus amigos sentados en una banca. “Pues perdimos” dijo
El Nájera con lamento. “Es que con uno menos es casi imposible”, añadió Hussein. Fo volteó a ver a Ribaldo, cuyo apodo era
una combinación de su nombre y su habilidad futbolística. “La
próxima semana nos toca contra los matados”. Todos guardaron silencio.
En el equipo la preocupación era enorme. Los Pentium, no
sólo eran el mejor equipo de la temporada, sino que además
eran sus acérrimos enemigos. Ribaldo levantó la mirada y venía algo detrás de Fo: eran Monch, Pontón y el peor de todos,
Méndez. El nombre de su equipo venía por su enorme afición
a las cuestiones tecnológicas, lo cual a la vista del resto era más
que patético.
“Sí así van a jugar, mejor ni vengan el lunes”, dijo Monch, un
niño obeso y poco agraciado. “Nos faltaba uno y además ustedes son jugadores muy sucios”, respondió El Nájera. “Pues es
un deporte de contacto, si no te gusta no juegues”, contestó el
infame Méndez. El equipo de Fo guardó silencio, mientras sus
rivales se marchaban.
Esa noche Fo no podía dormir. Resonaban en su cabeza las
frases del día: “quince minutitos”, “con uno menos es casi imposible”, “si no te gusta no juegues”. Esta última lo levantó de
la cama por el enojo. Necesitaba hacer algo, esto no se quedaría
así.
Sentado en la orilla de su cama pensando en un plan, se iluminó su rostro. Era simple: adelantaría el despertador de sus papás…unos quince minutitos. Así, entró al cuarto de sus padres
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a hurtadillas, al acercarse a la cama decidió que su mejor estrategia sería un pecho tierra. Reptando hasta el buró de su madre,
levantó el brazo para alcanzar el despertador. Tras muchos esfuerzos lo consiguió y como lo había planeado lo adelantó esos
quince minutos. De la misma forma discreta en la que entró, salió del cuarto de sus padres.
Llegó a su cama y apenas puso la cabeza en la almohada volvió a levantarse. Faltaba otra semana para el partido y tarde
o temprano alguien se daría cuenta de que está adelantado el
despertador. Necesitaba una estrategia más agresiva. Así, repitió su sigilosa estrategia para cambiar la hora, pero esta vez
cambiaría el reloj de su madre, que vio junto al despertador.
Regresó a su cama y pensó en su hermano Beto. “Maldición”,
dijo en sus adentros, porque Beto era un purista de la hora y en
cuanto viera que había sido levantado más temprano corregiría
el error. Entonces entró despacio a su recámara, tomó su reloj, su
despertador y su computadora y a los tres aplicó el mismo procedimiento: quince minutos adelantados.
Una vez dejado todo en su lugar, cerró con cuidado la puerta de su hermano. Dio un par de pasos y recordó el reloj de
la cocina, el del microondas, los dos de la sala y el del coche.
Pasó entonces mucho tiempo adelantando exactamente quince
minutos.
La fijación por la hora de su hermano Beto provenía del padre
de ambos. Don Nicanor era el locutor más importante de la radio
y minuto a minuto daba la hora exacta al aire. Esto era un gran
problema puesto que el señor jamás se quitaba el reloj de la muñeca, sólo podía esperar a que no lo notara.
Fo decidió conservar un pequeño reloj chino con la hora verdadera a fin de saber si iba a tiempo o no. Pensaba que con el
tiempo toda su familia empezaría a vivir con la nueva hora que
les había establecido y ya no sería castigado en la escuela.
A la mañana siguiente su madre entró como siempre a su
cuarto para despertarlo. Fo tomó su pequeño reloj y vio que
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efectivamente eran 15 minutos antes. Se puso el uniforme de la
escuela y bajó a desayunar. Al poco tiempo vio bajar a su papá
Don Nicanor quien traía un semblante de confusión y molestia.
“Este maldito reloj se está atrasando”, dijo mientras daba pequeños golpes a la carátula de su reloj con la punta del dedo.
“Toma el mío papá”, respondió Beto, “tienes que tener siempre
bien la hora porque eres Don Nicanor, de la hora exacta, el mejor indicador”.
Subieron al coche y nadie mencionó nada sobre la hora. Fo
llegó a su escuela a tiempo.
Don Nicanor llegó a su trabajo extrañamente puntual, porque
normalmente tenía un retraso de unos quince minutos. Entró
a su cabina y vio el reloj de la pared con el que daba la hora
exacta. “¡No puede ser!” exclamó, “este reloj también está atrasado”. Lo arregló de prisa e inició su programa.
“Muy buenos días, son las 9 de la mañana con 7 minutos.
Yo soy Don Nicanor, de la hora exacta, su mejor indicador”.
En toda la ciudad, en todas las oficinas, en todos los coches,
en todas las casas, la gente miró extrañada sus relojes. Casi al
unísono todos dijeron “¡maldición, que atrasado está mi reloj!”
Poco a poco todos fueron adecuando su hora a la que decía
Don Nicanor.
Pasaron unos días hasta que el célebre científico Jason Alford
notara la disparidad entre el reloj atómico de la ciudad con
el resto de la hora que tenía la gente. “Que rarou” dijo en su
acento gringo, a la vez que trataba de dilucidar el por qué del
fenómeno.
Pasó el resto de la semana haciendo cálculos, observando la
órbita terrestre, comparando datos del resto del mundo hasta
que lo descubrió: Cada 180 años, la tierra hace un pequeño movimiento aceleratorio compuesto progresivo exponencial, que
significaba que dadas ciertas condiciones especiales exógenas
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habría un cambio de horario, sólo para la ciudad, de exactamente quince minutos.
Transmitió sus resultados a la Oficina General de la Ciudad
de la Hora Exacta. Hacia el domingo no había reloj en la ciudad
que no tuviera el nuevo horario…incluyendo el de la escuela
de Fo.
Así llegó ese lunes en que se enfrentarían Los Cuatreros contra Los Pentium. La familia se levantó a la misma hora de siempre, desayunaron como siempre, se subieron juntos al coche
como siempre. Fortunato, quien odiaba su nombre y le decían
Fo, llegó a la escuela quince minutos tarde, como siempre.
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¡Feliz noche buena!
¡Feliz navidad!
Por: Roberto Aguilar Espinosa
NACIONAL FINANCIERA
alentamiento global, pero, la naturaleza respondió
en el mundo entero, de manera inusual con mucha
nieve y muchos frentes fríos y copiosas lluvias, grandes y desastrosas inundaciones por todo el orbe y en
plena celebración navideña. Ya sabes, el tema principal de la época, es nada menos que el nacimiento
de Jesús, el Cristo, el hijo de Dios, nacido de la Virgen
María. No obstante ser una fiesta religiosa mundial, su celebración es por caminos ajenos y paganos. Luego entonces,
¿qué pasa con el legado del hijo de Dios?
La víspera de la noche buena, me dormí tranquilamente y sin
pendiente alguno. Fue muy especial y única. Soñé que estaba
frente a Jesucristo, en un lapso muy breve e inolvidable. ¡No
hablé! ¡Jamás expresamos palabra alguna! Estaba absorto ante
su presencia. Muy atento y tranquilo, admirado y sintiendo en
mí, una paz interior única. Ante una relación desconocida y
cautivadora. ¡Todo en el más absoluto silencio! ¡Maravilloso!
¡Memorable! Sin saber ni suponer nada. Bueno, ahora sólo reclamo tu atención. Sentí el contacto vibracional al instante en
que serena y firmemente Él afirmó:
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JESÚS “Por medio de la comunicación de espíritu a Espíritu
seré interrogado, buscado por todos; por ese medio Yo hablaré
e inspiraré a mis hijos. Bienaventurado aquél, os digo en este
día, que me busque por medio de esta gracia con humildad, con
mansedumbre y con respeto, porque él encontrará en Mí una
fuente pródiga e inagotable de luz, de revelación, de beneficio.
- Perfectamente claro, comprensible, con sumisión.
“Llega hasta Mí el gozo espiritual con que recordáis en estos
días la noche bendita en que el Verbo se hizo hombre para habitar entre vosotros.
“En este día en que los hombres conmemoran aquel amanecer en que el Mesías Niño iniciaba su jornada sobre la Tierra,
quiero que toda la Humanidad sienta mi presencia espiritual.
Quiero que la niñez se regocije en Mí, que la juventud se detenga un instante a recordar al que se hizo hombre por amor para
salvaros, y los ancianos que derraman sus lágrimas meditando
en esta enseñanza y rememorando los días felices de su niñez,
sientan en su corazón mi paz.
“Alegrías y tristezas tendrán que mezclarse recordando el maternal regazo que os meciera, el amor y las caricias de vuestros
padres, la dichosa pero fugaz infancia y luego todo lo que habéis
ido perdiendo en el mundo: padres, niñez, alegrías, inocencia.
“No tan sólo los hombres recuerdan con gozo el día en que se
realizó en la Tierra el milagro de que el Verbo de Dios se hiciera
hombre, también el mundo espiritual participa de este gozo en la
contemplación de las obras divinas del Señor.
“¡Oh, pueblo bendito y amado!, guardad esos recuerdos sagrados
en vuestro corazón y sean ellos el camino y la luz para vuestra vida.
Si miráis que los hombres en estas conmemoraciones traspasan los
límites del respeto por lo divino y caen en profanaciones, perdonadles como Yo les perdono, y haré llegar a ellos también mi luz.”
- Señor, verdaderamente eres Dios y es tu amor expresado y
derramado a toda la humanidad.
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JESÚS “Os bendigo diciéndoos además que, doquiera se recuerde la encarnación del Verbo y se piense en la Natividad de
Jesús, estará presente el dulce manto de vuestra Madre Celestial, quien se hizo mujer para que, a través de su seno, pasara
Dios al hacerse hombre.
Si grande concibió María al Maestro, así tiene que ser la que
se hizo madre humana para traerlo al mundo.
No vino Ella tan sólo para amar a su Unigénito; su amor divino es manto universal de consuelo; su presencia en todos los
tiempos es de ternura e intercesión. Buscadla y hallaréis en Ella
una escala que os conducirá a Mí.
Vengo a traeros mi paz para que más tarde la llevéis a todos
los pueblos de la Tierra, porque la paz es el ideal más alto a que
debéis aspirar.
La paz del espíritu es un estado desde el cual podréis admirar la luz de mi sabiduría y comprender todo lo que una mente
turbada por la falta de paz no puede penetrar.”
- Gracias, Señor, por recibir tu palabra. Ve, Señor, que no siempre podemos entender tu palabra en tus parábolas.
JESÚS “Vosotros, los que tenéis la gracia de escuchar esta palabra, sois de los que conmemoráis esta fiesta sin ritos, celebrándola
en lo más puro del corazón. Así no podréis caer en profanación.
Es que a vuestro entendimiento ha llegado la comprensión de
que la mejor conmemoración, la más agradable ante el Señor,
es la que hacéis cuando aplicáis a vuestra vida los ejemplos del
Maestro, cuando vivís su Doctrina.
Todos tienen el deber de dejar que a través de sus dones se
esclarezca y defina la Doctrina espiritualista, velando porque
no se vea contaminada con filosofías humanas.
Ya en tiempos pasados los hombres han mezclado a mis reveCUENTO
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laciones y enseñanzas sus ideas, sus filosofías y sus teorías, con
lo cual sólo han logrado dividir y confundir a la Humanidad”
- Estamos contentos por la fiesta de Navidad, y te doy gracias
por ello, Señor.
JESÚS “Mas Yo os pregunto: ¿Creéis que sólo esta noche sea
digna de llamarse buena por los hombres? ¿No podríais, con
un poco de amor, hacer buenas todas las noches y los días de
vuestra existencia, a fin de que vieseis que toda la vida, sin excepción de un instante, es buena?
¡Ah, si pudieseis venir Conmigo en espíritu y contemplar
desde aquí toda la miseria de la Humanidad!”
- Señor, que…
JESÚS “Si los poderosos, los ricos y los que viven rodeados
de comodidades quisiesen estar Conmigo esta noche, Yo les llevaría en espíritu a los lugares de dolor y de pobreza que ellos
no quieren ver.
Entonces les diría: Dejad por un momento vuestra fiesta y
recorramos juntos los sitios donde viven vuestros hermanos los
pobres; veamos cómo viven ellos esta noche bendita, de tristeza para unos y de festines para otros. No temáis, les diría, que
sólo unos instantes os pido, y luego podréis retornar a vuestro
festín y a vuestra alegría.”
- Señor, ¡qué lección de humanidad!
JESÚS “También a vosotros os digo: Vamos ahora al corazón
de los niños y busquemos a aquéllos a quienes todo les falta.
Miradles; duermen, en su sueño no hay reproches para nadie,
aunque su lecho es muy duro.
La mesa hoy no tuvo pan; sin embargo, descansan confiados
en el nuevo día. Visten harapos, mas no sienten vergüenza,
porque son inocentes y sonríen aunque a sus cuerpos les falte
calor. Son ángeles en la tierra, porque en sus sonrisas sin maldad reflejan algo de la pureza de los Cielos.”
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- Es tu amor infinito por ellos, tierno y puro, que los mantiene
cerca de ti, Señor.
JESÚS “Llamáis todos Nochebuena a esta noche y Yo derramo lluvia de bendiciones sobre todos mis hijos.
Sabed que Yo soy vuestro y vosotros míos. Recordad que os
probé mi amor viniendo a vivir entre vosotros los humildes,
naciendo en la pobreza, luchando entre abrojos y muriendo en
la ignominia. De Mí no podéis decir que no os comprendo, porque no sólo he visto vuestros dolores sino que los he vivido.
Os hablo también de los ancianos, de aquéllos que ha tiempo dejaron la primavera de la vida y ahora sienten el frío del
invierno. Con la vejez va faltándoles la fuerza, la energía, la
salud; el trabajo se hace pesado, los miembros se tornan torpes
y ya no se les solicita para desempeñarlo.”
- ¡Sólo al llegar a esa etapa podemos entender qué próximo
está nuestro encuentro, Señor!
JESÚS “¡Pueblo amado!: Me habéis acompañado en estos
breves momentos a visitar a los necesitados, por ello, benditos
seáis; no creáis que me olvido de los ricos y de los poderosos,
porque aunque en apariencia no me necesitan, Yo soy quien
mejor sabe su miseria y sus amarguras y quien mejor conoce
sus desgracias, pero hoy creen tenerlo todo; entonces, ¿para
qué acudir a Mí si soy, según ellos, el Cristo de los enfermos, de
los parias, de los tristes? No saben que mi misión es salvarlos
del falso esplendor para darles la verdadera y eterna felicidad.
- Bendita es tu palabra, y tu amor la fuerza que da la vida que
viene de ti.
JESÚS “Así, pueblo, habéis estado Conmigo; mi hálito ha penetrado en vuestro corazón en esta noche bendita y os he hecho
olvidar toda penalidad.
¡Mi Paz esté con vosotros!
CUENTO
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Abre tu corazón
Por: Ma. del Pilar Vega Flores
NAFIN
ecuerdas a Marie? Es la compañera de la oficina, que
siempre saluda a todas las personas con agrado, si
recuerdas que ella se separó de su esposo hace aproximadamente 5 años, te voy a contar algo sobre ella, y me
atrevo a hacerlo porque es una experiencia de vida que
todos debemos entender en su momento.
Al salir de la oficina, es una madre típica, que
se dedica a sus hijos, tiene 48 años de edad, es
jovial y siempre está pendiente que su familia
esté bien y que en su hogar no falte lo indispensable.
A raíz de su separación ha podido vivir su propio “yo”, pues
desde muy temprana edad conoció a quien fuera su esposo, por
lo que a ella, le faltó conocerse a sí misma, ahora ella sabe que le
encanta viajar con sus hijos y en ocasiones ha viajado sola.
Hace poco más de un año, en uno de esos viajes, conoció a un
buen tipo, hacen bonita pareja, él la adora y tiene la mejor intención de establecer una relación amorosa con ella.
Sin embargo, Marie tiene demasiados prejuicios ella piensa que
cómo va a andar “haciendo papelitos de noviazgos a esta edad”
cómo se le ocurre tan siquiera pensar en llevar a casa a otra persona,
¿se perderá el respeto que existe en casa?, además los hijos siempre
piensan “que los papás regresarán para estar juntos siempre”.
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CUENTO
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Ella no ha encontrado la mejor oportunidad de presentar a su
familia esta nueva pareja, la verdad, no noto que esté muy interesada en formalizar por el momento un “compromiso”.
A esta nueva pareja lo conoció en uno de sus viajes que tanto
le gustan y disfruta; a él, le encantaría pasar por ella los fines de
semana desde las 8:00 am, para salir juntos a donde sea, pero
Marie no puede, cantidad de veces lo ha frenado y le ha dejado
muy en claro que a ella le es imposible salir los fines de semana.
Ahora él la invita a ir a Alemania, sabes, eso le “sacudió el
alma”, pues le queda claro que es muy difícil que se vuelva a
repetir una oportunidad de viajar EN TODA SU VIDA a ese
lugar, también cree, que va a llegar el día que esta persona se
canse de insistirle e insistirle de que ya tome una determinación más en serio con él.
La historia de Marie, es la historia de muchas mujeres en la
actualidad, lo importante en esto, es que creo entender el sentir
de Marie, quiere darse otra oportunidad, que su vida todavía
puede florecer, amar y sentirse amada, pero……., el “pero” son
sus 3 hijos, a las dos hijas mayores ya las encaminó en su vida
profesional han concluido una carrera universitaria, pero el menor de 7 años es su mayor preocupación.
Mira, si Marie me pudiera escuchar, le diría…… “Marie mereces lo mejor, mereces tener una pareja que te quiera, y que te
respete, ya no hay muchos así.
Entiendo que como madre siempre serán primero tus hijos,
pero también tienes que pensar que ellos un día van a hacer su
vida y que tienes todo el derecho de pensar en tí como mujer.
Tus hijos, en especial el pequeño, con el tiempo entenderá
que ya no será posible que sus papis puedan estar juntos y que
ambos tienen derecho a rehacer su vida.
Marie, se vive una sola vez, por favor continúa disfrutando,
ve y trae contigo el amor, que tus hijos sepan que también puedes ser amada, encuentra la forma pero hazlo!!!!. No les va a
pasar nada a tus hijos cuando vean que alguien sabe amarte.
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Creo que es genial volver a enamorarse a esa edad, ya que
todo tu cuerpo y mente se regenera vuelves a sentirte viva, sentirte feliz. Marie, con el corazón en la mano te digo que hables
con esta nueva pareja y le digas todo su sentir, Marie debes ser
sincera, sobre todo contigo misma en cuanto a lo que piensas
hacer con respecto a esta nueva relación.
¿Qué esperas de esta persona?
¿Cómo te ves más adelante?
¿Qué pierdes y qué ganas con esta relación?
Los medios para estar feliz están dentro de uno mismo, considero que una combinación bien equilibrada de trabajo, reflexión amor y confianza son los ingredientes que necesitamos
para tener una vida plena, no existen fórmulas fantasiosas.
Marie, sinceramente a mi me gustaría estar en tu misma situación, ya que desde hace muchos años no tengo novio, y tú
muy bien entiendes lo que es la soledad, a lo largo de esos 5
años de separación, Marie no dejes pasar más tiempo, anímate!!!, se valiente!!!!, arriesga!!!!!.
Podría seguir sugiriéndote tantas y tantas cosas pero, sólo te
pregunto algo muy importante, ¿Cómo te vislumbras en un
tiempo, cuando tengas más años?, ¿Te gustaría estar sola, o tener una pareja a tu lado? Creo que a lo largo de nuestras vidas,
debemos tener una pareja para apoyarnos, no debemos terminar nuestros días solos, en lo personal, a mí sí me encantaría
tener a “ese alguien” .
No esperes tanto, y no lo pienses tanto, porque aun cuando
ya muchas veces lo hemos escuchado, la vida es una, es linda y
debemos disfrutarla y vivirla al máximo.
Sinceramente
Tu Conciencia.
ESTA HISTORIA CONTINUARA ….
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Banalidades
Por: Rigoberto Real Miranda
BANXICO
eténgase o disparo. ¡Que se detenga! «Maldito
bastardo, se me está escapando, y ya siento los
pulmones vacíos de vida. Estos no son trabajos para alguien de mi edad, mejor voy más
despacio». —El policía decía esto para sí mientras, casi sin aliento, veía al ladrón alejarse de su
vista.
Paul, quien daba zancadas titánicas, también empezaba a
ser traicionado por el oxígeno. La ola de angustia escurría en sudor por sus sienes, arrastrando hasta lo más valeroso de su ser.
A punto de desfallecer, Paul buscó un refugio. Se metió por
una puerta de una lujosa tienda que encontró a su paso y que
lo invitaba a pasar. Estando ahí, se ocultó tras una cortina que
parecía brindarle el resguardo que quería. —Aquí estaré a salvo. —Se decía a sí mismo, cuando de repente se percató que las
cortinas ocultaban un enorme ventanal que daba directamente
a la calle. Al reaccionar de esto, se quedó petrificado al ver al
policía acercarse.
Si se movía de ese lugar, sería presa fácil por lo que, para cubrir apariencias, le quitó a una de sus dos nuevas compañeras
de escaparate la chaqueta rosada que llevaba puesta, y a la otra
la gorra verde fosforescente que cubría sus finas facciones. Para
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no parecer culpable, puso las joyas que había robado sobre los
cuellos finos y esbeltos de cada una de ellas. Finalmente, se petrificó ante los ojos del policía, quien se detuvo unos segundos
a tomar aire fresco justo frente al aparador.
—Demonios, creo que ya lo perdí— musitando esto volteó
a echarle un vistazo al escaparate—. ¡Caramba, qué modas se
ven ahora! ¿A quién se le ocurriría vestir una playera a rayas
negro y blanco que parece de ladrón acompañado de esos colores de niña fresa? Jeje, se vé tan real que hasta parece tener
sudor en la frente. Seguro es para darle más vida a la moda de
verano que acaba de pasar. En fin, cada quien sus gustos, seguro habrá algún floripondio que le guste usar eso—. Tomó aire
nuevamente para emprender carrera. —¡Deténgase o disparo,
que se detenga he dicho!—. Gritaba a la nada mientras desaparecía en el horizonte.
—¿Ya viste qué tipo tan raro? —susurra Excelsa a Maravilla.
—Sí, es todo un personaje. Ha de ser nuevo por aquí, no lo
había visto jamás. ¿Y ya viste los zapatos que trae? Aparte de
viejos y sucios parece que están hechos de lengua de perro.
—¡ja, ja, ja! — ambas se ríen de forma burlona pero queda.
—¡Quéé cooosa! Mira nada más el saco que lleva puesto debajo de tu chaqueta, parece de paja de granja; y los pantalones
que usa, aparte de rotos ya están pasadísimos de moda, ¡ay!,
mira la camisa, ¡no, no, no! No lo puedo creer, este tipo sí que
parece sacado de una película de ladrones… ¡pero de las chafas!
—¡ja, ja, ja! —nuevamente se carcajean pero ahora con todo el
descaro del mundo.
—¡Ay querida, ahora sí me hiciste reír con ganas! ¡ay!
—¿Quién dijo eso?, ¿quién se está riendo como potranca sin
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bozal? —Paul inquiere sin saber de dónde vienen las sonrisas
de hiena.
—¡Habla!, ay manita, ¿y si nos hace algo? —Maravilla con un
tono de temor y abrazando a Excelsa.
—No, no creo, se vé que está freak out, o sea, fuera de sí. Deja
dialogo con él. —Acercándose Excelsa al extraño por la espalda. —Hola extraño, somos nosotras y somos las 3 F’s: Fabulosas, Fantásticas y Fastuosas.
¬—¡Sí que sí! —. Exclaman ambas seguras de sus palabras.
—¡Ayyyy! Creo que el aire se le acabó a mi cerebrito, escucho
estas cosas hablar. ¡Nooo!
—¡Ahh! ¿Cosas? ¿Qué te pasa?, ¿no ves con quién estás hablando? —Maravilla ofendida le reclama a Paul.
—Sí, con una muñecota, jeje…, jijos… ¡Qué lástima que no
seas de carne y hueso, muñecota!
— ¡Ash! ¡Qué asco de hombre! ¡Sucio! Y para tu información
soy Maravilla y ella es Excelsa. Pelado, pelado.
—Tranquila querida, tranquila. Déjamelo a mí. Eem, queremos
saber, muy amablemente, por qué invades nuestro extraordinario,
majestuoso, espectacular y glamoroso espacio.
—¿Yo? ¿invadir su, su… espacio? Sólo estoy aquí para escapar de la justicia, pero de’men mis joyas que les puse en el pescuezo y enseguida me voy. —intentando arrebatarles las joyas
que les había puesto.
—No, no, no… espera un segundo; estas joyas se ven mejor
en nosotras que en ti, ¿no es así Maravilla?
—¡Ay, sí! Además, va con la morbidez ilustre que rodea nuestro bien formado cuerpo… y la clase, la elegancia, la alcurnia y
qué decir de nuestro buen vestir.
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—Así es, cada detalle es perfecto en nosotras. Míranos, ¿acaso no ves la ropa tan cara que llevamos puesta? Mrs. Prada viene personalmente a tomarme medidas para que sus exclusivos
diseños luzcan magnánimos en mí.
—Y a mí Giorgio y Armani, ¡ese par de bombones!, siempre
me visten con lo último de la moda. Las mejores telas, las mejores texturas, los mejores diseños. ¡Toda yo soy exclusiva y exquisita! Hasta mi cabello cambia con cada temporada. Soy la
misma Venus en el cielo; brillando para todos sin ser de nadie
y que, aunque sea una estrella, jamás será como moi.
—¡Ah, jijo! Pues sí que estar aquí en esta ventana tanto tiempo:
solas, abandonadas, olvidadas y quedadas, les ha’trofiado el, el…,
pus lo que tengan debajo de esos que parecen pelos de caballo.
—¡Ahhh! ¡Pelado! ¡Atrevido! ¡Igualado!, naco mal viviente,
¿cómo te atreves a hablarnos así? No sabes lo que es una verdadera dama, ¡una mujer!
—jeje, pus, pus… porque lo sé es que lo digo mamacita chula.
Mírate, estás toda dura y fría como un cadáver, además de hueca por dentro. No tienes venas y mucho menos sangre azul de
princesa… ¡Ay nanita! ¿no estaré hablando con el mero diablo?
¡Y son dos…! ¡diosito sálvame! ¡y vienen vestidas de mujeres!
¡qué perdición! ¡qué perdición!
—Pelafustán, corriente, común, adefesio, mal nacido, mamarracho.
—Mama… ¿qué?
—¡Mamarracho!, — ambas le dicen gritándole.
—¡Ah! Es que creí que había escuchado otra cosa, je. Yaaa, no
sean gachas, de’men mis cositas p’irme, que ya siento que me
estoy entiesando aquí con ustedes.
—Shhhh… ya te dijimos que no. Además, si las robaste no
son tuyas…
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—Sí, ratero, ratero, ratero; mil veces ratero. ¡Y no puedes negarlo, que llevas encima mi chaqueta de Yves Saint Laurent y la
gorra de Miu Miu de Maravilla, ratero!
—Ooss, ahí tienen sus trapos, que ni me gustaron, parecen de
teibolera, y de las baratas que es pior ¡guac!
—Grosero, hum. Ahora menos te las vamos a regresar.
—Ooh, ¿Y ustedes qué harán con ellas?
—Aamm, las vamos a resguardar, no se las vayan a robar, ¿y
luego?
—Sí querida ¡hay tanto ratero desvergonzado rondando por
el mundo! Y una tan sola, tan frágil y tan desprotegida aquí en
este lugar tan materialista y superficial ¡ay!
—Sí oye, además, estas joyas me hacen ver más divina de lo
que el cielo podría querer. Sí, sí; no cabe duda que sigo siendo
la mááás sublime de tooodas…
—¿Pero cómo has dicho, que-ri-da? Estás pero como si taradita de tu pequeño y diminuto cerebro, si es que tienes uno. Yo
soy la más celestial de este lujoso aparador.
—¡Ay mamacita, sueñas! Ya quisieras tener lo que yo.
—¿Lo que tú, querida? ¡mírate! Ya estás descontinuada ¿o
acaso no sabes lo que significa ese letrero que llevas encima que
dice “on sale”? además, yo sí estoy al día, me acaban de poner
en fashion. Estoy vestida con la nueva temporada, no que tú,
estás vestida a la antigüita. La temporada primavera-verano ya
murió. La otoño-invierno es lo de hoy.
—¡Sí, cómo no! ¡despierta mamita chula, despierta! Toda la
ropa que yo he vestido está en los gigantescos y glamorosos
guardarropas de las chicas sexis y sensuales de Manhattan,
Londres y París que quieren verse como este mango petacón,
y que tienes la dicha que esté hoy frente a ti, que-ri-da. Lucen
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mi buen vestir por la calle, lo modelan como si fuera pasarela,
pero, ¿sabes qué?, jamás se les verá como a mí; porque yo tengo
una cintura que la misma Barbie quisiera tener, unas piernas de
millón que ni la Turner ambicionaría siquiera poseer, y una perfección que la chica material, aunque virgen, mataría por vivir.
—¡Quiero mis joyas!¬— Paul gritándoles.
—¡¡Cállate!!¬— Ambas gritándole a Paul más fuerte.
—¡Zorra!
—¡Perra!
—¡Urracas! Rateras mal nacidas…
—Ashhh… ¡Muerto de hambre!
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Coronando las torres
Por: Ma. Sacramento Bolio Casa Madrid
BANXICO
l correo, sudoroso y cubierto por el polvo del camino, azotaba el aldabón sin piedad: “¡Abrid!, traigo
mensaje de la Abadía”, gritaba el mozuelo.
Beatriz bajó la escalinata, y sin disimular su impaciencia, arrebató la carta de las manos del mensajero,
rompió el lacre, y ávida, comenzó a leer:
“Queridísima Sobrina:
Me place informaros que mis diligencias han dado el fruto deseado: su Majestad ha aceptado concederos un cargo entre sus
damas de honor, y os espera en Palacio, antes de San Dionisio.
Tuya en el Señor,
Clara María”
¡Oh!, Dios bendito, sus oraciones habían sido escuchadas;
ahora, había que trasladarse a París; ahí subastaría su hermosura y su juventud, pues, en las arcas de su padre, no había
ni un maravedí, y ella anhelaba perlas, esmeraldas y zafiros;
tules, encajes y armiños.
¿Amor?, ¡amor!, ¡ja!, – decía su corazón de basalto—, sólo nimiedades, sueño de campesinos, engaño de los sentidos.
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¡Ay Beatriz!, ¿cómo fue que olvidaste cuán certeros son los dardos, de aquél que forja sus juegos niños, con sólo una ilusión?
Algunos días después de su llegada al Louvre apareció, ¡al
fin!, la ocasión tan deseada: ¡una partida de caza! Reunión de
caballeros nobles, linajudos y, lo que era más importante, con
los talegos bien provistos de escudos relucientes; ella, ¡ella iría
de caza también!
Las últimas estrellas huían del manto de la noche cuando, en
los patios de Palacio, se inició una sinfonía inusual: el sonido
del cuerno, el gañir de las jaurías y el piafar de los corceles;
centauros y bellas amazonas se preparaban ansiosos, para el
sangriento festín, del ciervo ingenuo.
Eros volaba invisible, afianzó el arco con la diestra, y una
de sus saetas envió: Beatriz quedó petrificada ante un gallardo
caballero; elegante y viril era su estampa, sus ojos, grises y profundos, eran un abismo, ya tiernos, ya duros, ¡qué no daría ella
por perderse en una de aquellas sus miradas!
A partir de entonces, los días eran cual noches si él no aparecía,
y tornábanse en luminosos cuando, a lo lejos, escuchaba las herraduras de su montura hender los patios del Louvre, o cuando sentía el compás de su andar marcial, o la firmeza dulce de su voz.
Pero él, Enrique de Guisa, no había notado siquiera su presencia; primas damas de agraciada efigie, reinas y princesas,
asediaban al llamado Rey de París.
Una tarde, como otras, la doncella suspiraba en el balcón,
lágrimas amargas surcaban sus mejillas; suspiraba, suspiraba
mientras su mirada se perdía en el más allá, sin ver como, en el
arcano, el astro rey buscaba su descanso, detrás de la esbeltez
gótica de Notre Dame.
El templo resaltaba en el paisaje, las torres finas, el rosetón
y los vitrales, se iluminaban de tonos bermellones; mas, en lo
alto, los gabletes y las gárgolas, aparecían deslucidos por el
paso de los lustros, gastados y renegridos, eran una cicatriz en
el hermoso rostro de Nuestra Señora.
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La voz niña de un paje interrumpió, abruptamente, sus tristes
meditaciones.
— Beatriz, Beatriz— dijo con entrecortada respiración –, mira
que he padecido por hallaros, traigo mensaje de la Reina Madre, y bien sabéis que sus asuntos no aceptan dilación.
— ¿De Catalina?, ¡florentina maldita!; ya podría ocuparse de
sus cuitas, y dejarme a mi soñar.
— ¡Calla!, – repuso el paje bajando la voz – ¿no sabéis acaso,
que bien pudiesen estos muros escucharos?, y en verdad que no
daría yo, entonces, ni un clavo por vuestra cabeza. Mejor sería
que obedecierais presto, y os pusieses en marcha para recibir el
perfume más selecto, que Maese Renato, entregaros ha.
Beatriz, acatando los consejos prudentes del mocito, se caló una
cogulla oscura, y con sigilo, abandonó los muros del Louvre.
Atravesó con presteza el Puente Nuevo, y llegó a La Cité, en
donde se encontraba la tienda del astrólogo, alquimista y confidente de Su Majestad, Catalina de Médicis; alabado perfumista
que, con maestría singular, sabía mezclar los nardos y la cicuta,
el arsénico y el jazmín.
Beatriz, sin poder reprimir la repugnancia y el temor que
le inspiraba el italiano, llamó a la puerta: tres golpes firmes y
cuatro muy suaves, rozando solamente la madera; el portón se
abrió casi de inmediato.
Renato, con la mirada, la invitó a entrar, al tiempo que le ofrecía un envoltorio, ella lo guardó en su escarcela, y se dio vuelta,
deseando abandonar el antro con premura; pero, una pregunta
la detuvo, clavándola en el umbral mismo de la trastienda.
— ¿Qué tanto le amáis? – inquirió el astrólogo.
— ¿Amarle? Ignoro a qué obedecen vuestras palabras Maese,
y… dejadme partir que Su Majestad aguarda.
— ¿Qué estáis dispuesta a entregar por una noche de su
amor?, —continuó mientras la taladraba con una mirada de
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fuego, capaz de penetrar hasta las moradas más íntimas de su
espíritu.
— ¡Todo, todo!, – gritó la damisela –, daría, ofrendaría, sacrificaría, mi cuerpo, mi vida, mi alma…
El perfumista la llevó, entonces, por callejuelas oscuras, hasta
la sombra misma de Notre Dame; entraron por una puertecilla
excusada, y ascendieron hasta lo más alto de los torreones.
En ese instante, el cielo se cubrió de densos nubarrones cargados de malos presagios, las tinieblas eran una capa espesa
que lo cubría todo; ya no había luna, ya no había estrellas, huyeron a otros lares, temerosas ante tanta oscuridad.
Un relámpago rasgó el firmamento, e iluminó el rostro cetrino de Renato, sus ojos eras ascuas brillantes y sus cabellos,
enmarañados, flotaban ente remolinos huracanados; después,
alzó sus manos al cielo, y entre el ulular del viento, y el rugir
del trueno, el astrólogo exclamó:
Fac ut ardeat cor suo,
Sint unum,
Hoc volo, sic iubeo.
Una fragancia que penetraba la piel, que impregnaba el alma,
cubrió a la joven.
¡Baile en Palacio!, el Duque de Guisa no faltaría. Beatriz atendió su tocado: cada seda, cada brocado, cada flor y cada alhaja,
fueron seleccionados cuidando el detalle más nimio.
Al poco entró Enrique quién, ante la sorpresa de Beatriz, aceleró el paso para llegar presto, a donde ella se encontraba; se
postró a sus pies, y aferrándose a sus manos, le decía:
— ¡Oh! doncella, nacida de nácar, vuestro brillo oculta a la
más radiante de las estrellas ¿cómo es que no os descubrí antes? Ciego debo haber estado, mas un milagro ha ocurrido y
mis ojos se han abierto, así puedo, ahora, deleitarme con vuestra gracia, con vuestra hermosura, con vuestra fragancia.
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Sábanas de satín terso, fueron el refugio de ese amor; besos y
caricias, caricias y besos, y más besos y más caricias; y se enredó en sus cabellos, y se perdió entre sus labios, y se hundió en
su regazo, sumergido en su talle. Y la noche, cobijó al Amor.
Beatriz esperaba, anhelante, el siguiente encuentro; ¡por fin!, esa
noche, el Duque de Guisa entró al salón de la Reina.
Ella le cubrió con miradas acariciantes, rubores y guiños de
complicidad, más algún roce suave, que pareciera accidental;
pero de nada le valió: Enrique pasó a su lado sin siquiera notarla; ni por un instante se reflejó en el acero de su mirada, ni por
un instante sintió el calor de piel.
Hundida en la tristeza y la desesperación, corrió la joven a
donde el perfumista, solicitando de nuevo el conjuro.
— ¡Piedad!, Maese Renato, dadme al menos una noche más,
¡sólo una!, mirad que por amor fenezco.
— Temo, dulcísima doncella, no poderos complacer, era otro
el pacto que sellamos noches ha; el tiempo se ha cumplido, es
momento de pagar.
Casi de inmediato, un mareo la invadió, todo París giraba en
torno a ella, la vista se nubló, y cayó de hinojos a los pies del
florentino.
Entonces, sintió cómo la sangre en sus venas se volvía densa,
sus piernas y brazos comenzaron a entumecerse, en garras se
tornaban sus dedos finos, y dolores intensos traspasaban sus
hombros, al tiempo que, protuberancias de sólida roca, reventaban su tersa piel. Logró llevarse las manos al rostro, y sintió
como crecían sus mandíbulas y su cráneo, y como se desprendían sus cabellos, quedando muertos, como sucias madejas.
Un crujido seco fue lo último que escuchó, pues las gárgolas,
no tienen corazón.
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Hasta siempre
Por: Paulo Sergio Lerín de León
SOCIEDAD HIPOTECARIA FEDERAL
os pasos que daba cada vez eran más difíciles, el dolor era ya insoportable, decidí parar y descansar un poco.
Veía a las personas ir y venir cerca de aquel lugarcito que
escogí para hacer mi ya tan necesario descanso. Imaginaba como serían sus vidas, quienes de ellos eran realmente
felices y quienes sólo habían escuchado la palabra felicidad, pero jamás la comprendieron.
¿Es que acaso es necesario llegar a esto para entender
que una vida llena de felicidad se construye con cada momento
que vivimos? Sigo viendo a todos esos individuos en su acelerado andar, como si alguien los acechara, intentando que cada
paso que dan sea más largo que el anterior.
A cada uno que pasa trato de mirarlo a los ojos, y con los que
logro hacer contacto, les pregunto con la mirada ¿de qué huyes?, pero ninguna mirada me contesta.
El dolor no cesa, antes un poco de descanso era necesario,
después con la medicina se aliviaba este suplicio, pero ahora
nada lo calma, debo de ser fuerte, eso de llorar no arregla nada,
¿mis mejillas húmedas en qué cambiarían lo que estoy viviendo?, como otras veces tendré que esperar a que este tormento
haga una pausa, para que dentro de unas horas reinicie continúe.
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Alguien toca mi espalda y escucho una voz amable pero preocupada que me pregunta -¿joven lo puedo ayudar?, volteo a
ver a la persona que en un acto de humanidad le ofrece ayuda a
un desconocido. Es un señor con una cabellera tan blanca como
la nieve con la que alguna vez jugué lleno de ilusión cuando
era un niño, un niño que jamás pensó que su vida acabaría así
y tan rápido.
-Gracias-, contesté –es un pequeño dolor que ya está por pasar-, mentí, el dolor era muy fuerte. –Sus ojos dicen lo contrario-, me dice aquel anciano. Se que la sabiduría se gana con los
años a base de experiencias vividas, buscando aprender algo
nuevo en cada oportunidad, también sé que a un sabio no se le
puede mentir.
-Tiene razón, no estoy bien- le dije, el contestó –hay algo en
lo que pueda ayudar-, -no muchas gracias, no deseo parecer
desagradecido, pero me gustaría estar solo-, -comprendo, cuídese- fue lo que me dijo y se despidió con una sonrisa.
Lo miré alejarse y sonreí, que agradable sentir que alguien es
capaz de ayudar a un desconocido, aquella alegría aminoró mi
dolor. Di algunos pasos y el dolor ya no era tan molesto.
Supe que podía reanudar mi andar, aún tenía tiempo de llegar a aquella reunión. Una reunión que se hacía una vez al año
y a la cual tenía ya algunos años de no ser invitado, aún ignoro
porqué.
Ya faltaban un par de cuadras, cuando miré a dos amigos pasar, José y Omar. Durante la universidad fueron mis amigos más
cercanos, con ellos pasé mucho tiempo, muchos días de estudio
y muchos días de diversión, aunque siempre he pensado que el
estudio es divertido, mientras el tema sea de nuestro interés.
Ambos amigos, tuve la oportunidad de conocerlos en el primer semestre de la licenciatura. Desde aquel momento formamos un trío, el cual creíamos inseparable, la vida después de
unos años diría otra cosa. Cada quien tomó el camino que más
le convino y fue necesario que aquel trío, se disolviera.
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Me alegré al verlos, pero no me acerqué a saludarlos, algo me
hacía sentir que no debía estar ahí. Saludar a todos los asistentes hubiera sido muy grato, ver que quienes lucían un aspecto
muy diferente y en quienes apenas había un asomo de cambio,
escuchar todas las historias que deseaban contar, serían muchas, yo ya no tenía tiempo para todas.
Compartir esa tarde con ellos, sería algo mágico, un evento
que a cualquiera llenaría de felicidad, y es que el tiempo que
se emplea en la convivencia sana con los amigos, es una bendición.
Lo difícil de esto consistía en la despedida. ¿Cómo te despides de alguien a quien jamás verás otra vez? Eso es lo que no
quería, no deseaba que llegue el momento cuando el primero
o la primera comenzarán a anunciar su retirada. ¿Cómo lograr
que el tiempo se detuviera y que aquel reencuentro con los
amigos se convirtiera en eterno?
Seguí mirando hacia la casa en donde se celebraba la fiesta, la
mayoría ya debía de estar dentro de ella. Ahí estaban todas las
personas con las que pasé grandes momentos, todos estaban tan
cerca, y aún así yo me sentía demasiado solo. Simplemente debía
dar algunos pasos y estaría con todos ellos, pero no podía.
Ahí estaba, completamente petrificado, y preguntándome
¿cómo me permití llegar a esto?, no tener el valor de entrar a
una reunión, yo que siempre presumí de ser un hombre con
mucho coraje, ahora me comportaba como un niño asustado en
el primer día de clases.
¿Qué pasó? Sólo podía concluir que no era la clase de persona
que siempre quise creer ser.
Ese hombre imbatible que siempre me supuse, no existía,
todo ese valor era sólo un juego de mi mente, un juego en el
que quise participar.
Sentí lastima por mi mismo, y después mucho coraje, ¿en
dónde fallé? ¿dónde desvié el camino?, y mientras pensaba en
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todo esto, seguía ahí, inamovible, sin ser capaz de tomar una
decisión, entraba o me iba, pero no podía estar ahí parado.
-Vamos haz algo ya-, me decía. La música se escuchó con mayor volumen, imaginé que ya se habrían formado los clásicos
grupos, esos que dividen a los fresas de los ñeros, a los estudiosos de los que viven en la fiesta eterna. Situando, en mi mente,
a cada uno de mis compañeros al grupo que correspondían, me
di cuenta que, todos tienen un rasgo de cada grupo, un rasgo
que es más marcado que los demás, pero al final cada uno de
ellos posee una pequeña parte que le permite interactuar con
los miembros de otros grupos de una forma civilizada.
Qué bonito aquel carro que frena enfrente de la casa de Daniel, quién es la persona que organizó esta reunión, del auto
baja Miriam, que mujer tan hermosa, inteligente y excelente
amiga.
A Miriam la conocí en el segundo semestre de la licenciatura,
en el primer día de clases, la conocí mientras esperaba a José y
Omar, con los cuales escogeríamos un lugar donde habríamos
de pasar la mayoría de las mañanas de la primera mitad de
aquel año. Ella me preguntó por el salón que le correspondía
según su ficha de inscripción, realmente deseaba que el salón
fuera el mismo en el que me encontraba yo, leí su ficha, mis ojos
se abrieron más de lo normal, volví a leer para cerciorarme, sí,
había leído bien, ella estaba en el mismo salón que yo.
Qué hermosa puede ser la vida a veces, cuántas gratas sorpresas suele darnos. Lo contrastante es cuando la vida nos grita
que en la vida no todo es placer, y nos enseña una cara que
no queremos ver jamás, la cara del dolor, de la tristeza, de la
amargura.
Qué recuerdos venían a mi mente al estar ahí, tan cerca de esa
fiesta, muchas sonrisas se habían dibujado en mi rostro en unos
cuantos minutos. Sí qué felicidad, tenía mucho de no sentirme
así, por un momento me olvidé que mi muerte era inminente.
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Cuando supe la noticia de que mi cuerpo estaba invadido de
cáncer, me sentí demasiado desesperado, pero no podía demostrar desesperación, jamás lo hice, no era momento de empezar.
Pero qué hacía ahí parado como una estatua de bronce, completamente rígido pero también totalmente solo, si tan sólo
unos minutos antes ya los recuerdos me habían arrancado algunas sonrisas. ¿Porqué sonreír por el pasado?, cuando podía
estar riendo por el presente, rodeado de aquellos que pronto ya
no vería jamás.
Con ilusión di unos pasos, aún con miedo pero sabiendo que
ya no había tiempo para dejarme vencer por él. Llegué a la
casa, entré a la fiesta, saludé a todos, platiqué con todos los que
pude, los escuché y disfruté de sus conversaciones.
A nadie quise platicarle sobre mi enfermedad, pero cuando
yo quise platicar algún tema, nadie me escuchó. Entonces recordé que estaba solo, que todos me habían dado la espalda.
Ya no tenía amigos, y si hablaba acerca de que tenía cáncer y
que me quedaban pocos meses de vida, muchos se hubieran
acercado y me tratarían como si jamás me hubieran retirado
su amistad. Mas yo no quería la piedad de nadie, no deseaba
que aquellos que me quisieron lejos, ahora estuvieran cerca por
lástima.
La fiesta siguió, pero yo ya no estaba cómodo, por lo que me
fui. Salí, cuando el frío de la noche cortaba mi cara. Estuve varias horas en la reunión, me fue muy difícil decidir entrar, sin
embargo me resultó demasiado fácil salir.
Pensaba sobre lo que había pasado, mientras caminaba, ¿para
qué había entrado?, ¿qué esperaba? Lo mejor era seguir en la soledad, evitar el contacto con la gente a la que no le importaba.
En el trabajo, las cosas eran similares, nadie me escuchaba,
pero recurrían a mí cuando necesitaban algo, consejos, favores,
dinero. La gente que quise cerca me vio con desprecio y me
pidió que me alejara.
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CUENTO
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Ir diariamente era un infierno, llegar y que me hablarán cuando querían. Jamás olvidaré el día que el dolor me tiró y nadie
me tendió la mano para levantarme. Cómo olvidar cuando me
trataba de reunir con la gente que creí mi amiga, y me ponían
muchos pretextos para no verme. Pero sobre todo como olvidar, cuando me dijeron directamente que por favor los dejará
en paz, que no querían ni necesitaban mi amistad.
No los culpo, de la forma más difícil entendí que el tiempo de
vida dura muy poco, y que no lo puedes pasar con alguien que
no te agrada. No puedes pasar el poco tiempo que dura la vida,
y el cual debes de aprovechar al máximo, con una persona por
la que no sientes respeto, ni mucho menos cariño.
Pasaron algunas semanas, y el dolor cada vez era peor, ya no
iba a trabajar, a casi nadie le importó, y un día de aquellos, simplemente la vida se me apagó. En mi entierro sólo estuvieron
unos cuantos familiares, morí como viví, con dignidad.
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Desahogo
Por: Rosa Lidia Huerta
AFORE XXI
e saludo y sin embargo no te conozco. Y lo que es
mejor, nunca te conoceré. Tú nunca sabrás porque escribí
esto, si sólo necesitaba contarle a alguien de mis cosas banales y no tenia a nadie alrededor. Pero tampoco sabrás lo
que es necesitar escribir algo desesperadamente porque si
ahora no lo haces, después ya no habrá tiempo para hacerlo.
Ojalá que no lo sepas.
¿Qué es el tiempo? Según los estudiosos que utilizan más la
lógica que el corazón, es la duración determinada por la sucesión de los acontecimientos, etc, etc. Según los historiadores, a
los cuales les interesa más el pasado que el presente y por eso
mismo, no viven lo suficiente, es una época en la que sucedió
un hecho que cambió el curso de la humanidad. Para mí, el
tiempo es una porción de vida, algo que desearía tener para
ver un nuevo amanecer, para salir después de una tormenta y
sentir el aire fresco y el olor a tierra mojada; para poder subirme a una montaña rusa hasta vomitar; incluso sólo el tiempo
necesario para poder nadar una vez más, en el mar. Pero no lo
tengo.
Es curioso pero jamás pensé que mi vida terminaría tan
abruptamente. Jamás dediqué tiempo en pensar cómo debería
de terminar mi vida. Pensé que pasaría por todas las etapas
de la vida con plenitud y energía. Que alcanzaría el sistema
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CUENTO
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adecuado donde comprendes que la vida no es eterna. Para mí,
como para cada quién, el sistema de aceptación de la muerte
tiene varias fases: la primera, es cuando no tienes más de 6 años
y piensas que, como tus padres llegarás a ser grande y fuerte,
exitoso con un perro enorme en una casa hermosa con alberca
y cuartos llenos de dulces o lo que te guste más; que tus padres
son eternos y que tus abuelos, aunque estén enfermos sobrevivirán el mismo tiempo que tú. Esa sí es una hermosa fantasía.
Irreal pero hermosa.
La segunda fase en el sistema abarca hasta los 11 años. Para
ese tiempo, ya experimentaste un hecho que cambio tu perspectiva de la vida. O bien viste demasiada televisión o alguno
de tus abuelos o, en el peor de los casos tu padre ya no está
contigo. Te das cuenta que la gente no es eterna y que en algún
momento perderás a esos seres queridos. Decides aprovecharlo
al máximo. Pero no lo haces.
La siguiente fase es un poco más complicada. En ese momento tienes 15 años y sientes a veces que ya es hora para que los
anticuados de tus padres te dejen en paz. Comienzas a imaginarte la vida sin ellos, tu independencia, el vivir con tus propias reglas. Tratas de vivir al máximo y con la adrenalina a flor
de piel. Sabes que los ancianos y las personas con mala suerte
mueren. Tú no.
No puedo explicarte las dos fases siguientes porque no voy
a poder experimentarlas y sería injusto que te dijera algo que
no sé si es verdad. Pero puedo expresarte la fase a la cual he
llegado ahora. Es la de la aceptación o la del deseo. Cuando
estás seguro que ya no te queda tiempo para hacer todas las
cosas maravillosas que soñaste, terminas por aceptar, no sin
antes pasar por el enojo, la frustración, la tristeza y la negación,
que ya no hay nada que hacer. Aceptas a la muerte como una
solución a una vida incompleta que no pudo satisfacerte. Y, en
ciertas ocasiones, deseas la muerte como alivio de tus dolencias (es muy diferente al suicidio porque, en mi caso no tengo
otra alternativa), como alivio a tu dolor, para que al fin puedas
descansar. He dicho anteriormente que aceptas que ya no hay
nada que hacer, mas no que ese era tu destino. Yo no creo en el
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destino. Hay personas que incluyen los errores de una persona
como parte de su destino. A mí en lo particular me parece ridículo. Si todo está predestinado, entonces ¿de qué sirve tener
libre albedrío? ¿De qué sirve tomar decisiones y cometer errores? ¿Era mi destino que mi vida terminara a los 16 años? ¿Y
porqué? ¿Para servir de enseñanza?
Muchas opiniones existen en este tema. Qué gran tontería,
¿verdad? Yo creo en la verdad que encierran las palabras de
mi madre: “Tu construyes o destruyes tu futuro y nadie más
que tu misma, es el responsable de tus triunfos o fracasos en la
vida”. Vaya, una de las pocas cosas que ha dicho que en realidad he tomado en cuenta.
Y por eso, ahora sé que yo soy la culpable de que no vaya a terminar el sistema de aceptación de la muerte, de que mi vida vaya
a acabar sin siquiera haber comenzado a realizar mis sueños, yo
soy la culpable de que mi vida sea un fracaso y que sirva de enseñanza para personas que pueden ser mejores. Pensarás que soy
demasiado dura conmigo misma, pero esa es la cruda realidad.
Yo siempre lo tuve todo. Padres cariñosos, amigos inseparables, casa propia, escuela particular, coches y todas esas cosas
materiales que se suponen que te deben hacer feliz. Pero no lo
era. No estaba satisfecha. Por un tiempo sí lo fui, lo reconozco,
pero ya no recuerdo ese lapso. Lo que sí recuerdo es cuando
terminó. Hasta que cumplí los 13 años.
Mi madre siempre platicaba conmigo acerca de los peligros
de tener un novio que lo único que busca, a esa edad, es ponerte las manos encima. Que no les interesan tus sentimientos
porque piensan con las hormonas. Bla, bla, bla. Pero como yo
pensaba que sólo las chicas fáciles dejan que hagan eso, y yo
no me consideraba una chica fácil, ignoré a mi madre, pensando que la edad le afectaba el cerebro. Y siempre que estaba en
crisis recurría al estribillo: “Mis padres no me entienden”. Qué
equivocada estaba.
Al mismo tiempo, empecé a tomar con demasiada frecuencia
para creerme “mayor” y hacerme notar entre mis amigos. Creía
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que poderme beber una copa llena de un sorbo me hacia importante e interesante. Incluso cuando estaba sola.
Las fiestas eran el lugar ideal para poder intimar con mis novios de turno sin miradas indiscretas o reprobatorias. Y como
cada semana yo tenía un novio diferente entonces las fiestas
eran un lugar excelente para conocerlos mejor o conocer a alguien mejor.
Mi padre era muy accesible y bueno conmigo. Pensándolo
bien no recuerdo un momento en que mi papá haya hecho algo
para que yo enderezara mi vida. Nunca se dio cuenta que lo
necesitaba, porque yo no se lo decía.
Mi madre estaba neurótica. Ella si se metía en mi vida, pero
como las personas que trabajan en los programas de chismes.
Era insoportable. Ni siquiera sabía de qué le estaba hablando
y empezaba a sermonearme. Le disgustaba que mi papá prefiriera salir conmigo que estar sólo con ella. Y en parte, yo lo
entendía porque lo único que hacía cuando tenía a alguien a su
alrededor, era discutir o hacer que esa persona enloqueciera.
No era que le gustara o que lo hiciera a propósito. Me imagino
que sólo quería que le prestaran atención pero estaba tratando con las personas equivocadas. Fue por eso que, cuando yo
tenía 15 años, la vida de pareja de mis padres se derrumbó.
Sólo se mantenían juntos porque se habían casado por bienes
mancomunados y porque creían que un niño debe de crecer
con una vida familiar estable. Que eso obviamente nunca tuve.
Nunca lo dijeron, pero yo sabía que era así. Nadie en su sano
juicio hubiera vivido con mi madre (y más en su menopausia)
si no fuera por dinero o por amor a otra persona. Yo no lo hubiera hecho.
Mientras mi vida familiar era un desastre, yo me mantenía
alejada todo el tiempo que pudiera. Empecé a fumar por lo
mismo que todos los demás. Por idiota.
El cigarro me “ayudaba” enormemente a sentirme mejor. Y,
por supuesto, las fiestas, me mantenían demasiado ocupada
en socializar como para pensar en los problemas de casa. De
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hecho, ahora pienso que socialicé demasiado o con demasiada
gente que no debía. Eso me llevó en picada. También me pregunto a veces si mis padres podrían haberme guiado mejor si
yo los hubiera dejado. Pero, ¿hubieran dejado que los dejara?
¿Ellos hubieran querido ser parte de mi vida de adolescente con
problemas? Mi madre trataba pero no de la manera correcta. Y
la verdad mi padre era muy blando como para que le hiciera
caso. Pero culpar a mis padres ya no sirve de nada, porque no
ayuda en el problema. Fui yo la que se fue en picada. Con su
ayuda o sin ella. Fui yo.
Lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Y realmente no ha pasado tanto tiempo, pero sí muchas cosas que hacen que parezca
un lapso muy largo.
Cuando pienso en ello, mi mente se va directamente a cuando desperté esa madrugada. Sola. Sin saber en dónde estaba.
Ni en qué estado estaba. Veía la luz tenue de la mañana apenas
despuntando. Oía el ruido de la calle, que empezaba a llenarse
de gente. En cuanto mis ojos empezaron a enfocar más, vi cuatro paredes desconocidas a mí alrededor y un sentimiento me
brotó en el pecho. Total confusión. ¿Dónde demonios estaba?
El tiempo hizo acto de presencia en mi cabeza. ¿Qué hora
era? ¿De qué día? ¿Hace cuánto estaba ahí? Pero el hecho de
ver con el rabillo del ojo mis pantalones en una silla al otro
extremo hizo que olvidara eso y me concentrara en otra cosa.
Pánico. ¿QUÉ PASÓ? Traté de regresar al último momento que
recordaba.
¡Y no podía! Mi cabeza estaba como en un limbo, sin poder
mirar hacia atrás. Sólo podía ver lo que pasaba en ese momento. Y lo que pasaba es que yo estaba en un cuarto desconocido,
de un sitio desconocido, acostada, sin pantalones, con mi blusa
sangrada y con un terrible dolor en mis muslos y piernas. Me
preguntarás ¿y qué no supiste inmediatamente lo que sucedió?
Claro que lo supe, no soy estúpida. Pero el miedo no dejaba
entrar esa posibilidad. Era demasiado horrible, demasiado improbable que me pasara a mí.
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Desde ahí fue como si pusieras el botón de pausa y después
adelantar en una película. Lo veo todo como si hubiera sido
un sueño, no un recuerdo. Veo la calle, a las personas que pasaban y me miraban con cara de contrariedad o con cara de
pena. Escucho los ruidos de coches. Siento el dolor que tenía al
caminar. Pero no lo veo. No sé si me entiendas, pero no puedo
explicarlo de otra forma. Después, todo fue llanto, reclamos, el
miedo amenazante en mi cuerpo y que no se iba; mis padres
desorientados, mis amigos impresionados, yo incrédula. ¿Qué
hacer? Era la pregunta que todos se hacían al mirarme. Y nadie
sabía la respuesta.
El médico me revisó, me hizo análisis, pruebas, tests, todo lo
habido y por haber que se podía hacer para ver si lo único que
me quedaba era la mala experiencia o si tenía alguna secuela
física.
Yo no tenía mucha ansiedad por saber los resultados. Ya me
había sucedido algo realmente malo, algo que nada podía cambiar, y todo había sido por imprudente, por tonta, por confiada.
Ya no podía tener mayor castigo que ese ¿verdad?
Jajaja….me equivoqué.
El médico ni siquiera tuvo la entereza para decírmelo a mí
de frente. Tuvo que llamar a mi madre en privado. Pensé que
tendría que ser alguna secuela fácil de superar como una infección, o lo que más miedo me daba en esos momentos, un
embarazo. Me rehusaba a llevar dentro de mí algo de quien me
había destrozado. ¡¡Y que ni siquiera sabía quién era!!
Todos se sorprendieron cuando dije que no sabía quién había
sido y que no recordaba nada. Se sorprendieron que hubiera
aceptado una copa de alguien a quien nunca había visto. Pero
lo que no sabían, era que yo solía hacer eso. ¿Cómo iban a saberlo mis padres si jamás intentaron averiguarlo?
Cuando mi mamá salió de ese cuarto pequeño, apenas se
sostenía. No podía mirarme, al igual que el doctor. Pensé: “estoy embarazada. Embarazada de ese monstruo.”
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Las lágrimas se me salieron. ¿Cómo, porqué pasaba eso? Yo,
madre de una cosa, de un ser que tenía partes de un monstruo.
Ahora pienso que hubiera sido preferible. Qué vieja me siento
ahora y todavía no cumplo 17 años. Ni creo que llegue a cumplirlos.
Fue peor. Fue peor que un embarazo no deseado.
¿Qué que fue? Algo simple. Algo muy simple. Fue la muerte
la que se alojó en mi cuerpo, destruyéndolo poco a poco. Fue
que mi futuro de repente desapareció.
Fue que mi vida, que ahora me parece que era perfecta, se
truncó. ¿Y quién tiene la culpa?
¿Mis amigos? ¿Mis padres? ¿La sociedad que está podrida?
¿El mundo? ¿Yo?
No sé. Echar culpas no ayudará en nada. Ya lo he pasado.
Pero te lo digo. Te cuento esto no para ayudarte a ti. Aunque
puede que lo haga. Te cuento esto como reflexión mía, como
una forma de sacarme esto, como desahogo. Mínimo puedo
hablar de esto.
Ahora veo los barrotes de mi cama, las luces fosforescentes
encima de cabeza, lo blanco de mi alrededor. Escucho pitidos,
voces; algunas tristes, otras esperanzadas, otras enojadas. Y sé
que aunque no pude vivir mis sueños, que aunque no pude
ni siquiera empezar a realizarlos, que aunque yo no merecía
esto, que aunque mi vida se acaba a cada segundo que pasa, al
menos pude decírtelo. Es lo único que anhelo ahora. Ser capaz
de contarte la minúscula partícula de mi vida. Seguro que dices ¿y para qué querría escuchar esta historia tan deprimente?
Para saber, para estar seguro que al menos cumpliste un sueño
que tenía.
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En las tibias aguas de la soledad
Por: Gabriel González Purcallas
HSBC MEXICO
enía cinco años tres meses y diez días de haber
perdido contacto con Néstor, por alguna extraña razón llevaba la cuenta exacta y lo encontré como lo había
dejado precisamente, en el borde de un puente, con la
mirada perdida en el caudaloso río, la cámara colgando
del cuello y el cigarro sempiterno en la mano derecha, curiosamente tenía una foto de él con ese mismo encuadre
pero en una ubicación geográfica muy diferente, hace
quince años lo inmortalicé en el puente solidaridad en la
carretera México - Acapulco. Siempre decía que si algún día se
suicidaba seria arrojándose de un puente sobre algún río famoso
si es que los ríos llegan a gozar de fama, y dadas las circunstancias nos encontrábamos precisamente en ese tipo de encrucijada,
sobre el puente 6 de Octubre en la ciudad de El Cairo y debajo de
nosotros quizás el más famoso de los ríos, El Nilo.
Néstor Iturralde Gamboa y yo nos conocimos en la universidad y durante esos cuatros años y medio fuimos inseparables,
compartíamos muchas afinidades en cuanto a gustos musicales, ideas políticas, arte y sobre todo en el gusto por el escándalo, básicamente nos gustaba discutir por todo; yo era un apasionado de la literatura y él de la fotografía, al grado tal de que
siempre andaba con una cámara ceñida al cuello capturando
instantes, muchas de esas imágenes me han ayudado a recordar porque al final nos distanciamos, y no podía ser otra cosa
que la pasión por la misma mujer, Aitana Ventura.
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Con ella exploramos nuevas formas de experimentar la vida,
sacándonos de nuestro caparazón infantil nos estrelló en la cara
todo un mundo de festín, bohemia, excesos y bajas pasiones,
era una delicia de mujer, el simple hecho de verla era suficiente
para alegrarte el día, los tres manteníamos una relación muy
singular por llamarlo de algún modo en realidad éramos unos
promiscuos de lo peor, pero fieles entre nosotros, era como un
embrujo algo que por más que intentáramos simplemente no
podíamos resistir, yo le escribía versos, pequeñas historias cargadas de erotismo para seducirla, sin embargo la estrategia de
Néstor era mejor, él simplemente la retrataba desnuda, todo
por el arte según él, sin embargo, en más de una ocasión lo encontré masturbándose con esas imágenes, y ni quien lo culpara, Aitana era dueña de una voluptuosidad que despertaba el
deseo más intenso, algunas veces me imaginaba arrancándole
la ropa y poseyéndola de una manera salvaje.
Lo encontré distante, ensimismado, siempre habíamos sido
huraños pero a leguas se notaba que algo le preocupaba, me vio
llegar y me ofreció un cigarro, el cabrón estaba nervioso le temblaba la mano con la que intentaba prenderme el cigarrillo, me
preguntó por mi madre, cosa rara en él ya que aunque en mi casa
lo apreciaban él nunca hizo mucha amistad con ellos, me miró
de arriba abajo soltó una bocanada de humo y a bocajarro lo dijo,
Aitana esta muerta.
Sentí como en segundos mi ritmo cardiaco se aceleró al máximo y en mi cabeza sonaba el eco de sus palabras, Qué dices, Sí
está muerta, la asesinó el hijo de puta de su marido. Aitana se
había casado cuatro años después de que concluimos la universidad con un contratista alemán que conoció en Barcelona,
cuando decidió mandarnos al diablo a Néstor y a mí. Tras cuatro años de parrandas y activismo o lo que más bien yo llamaría cinismo, ya que ninguno de los tres creíamos en nada de lo
que estábamos haciendo, vivíamos el momento por el simple
hecho del placer, alcohol, sexo y uno que otro alucinatorio para
componer el mundo, pero la verdad es que todo se quedaba en
palabras y que mujer no se va a cansar de eso, de palabras, a
las mujeres les gusta la acción, que el hombre sea firme y haga
sus movimientos, son seres de acción, el hombre no, el hombre
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puede quedarse inmóvil en un eterno letargo esperando lo que
sea y levantarse un día sólo para sentir el dolor en el brazo de
un infarto fulminante que termine con tamaña existencia.
Cuando Aitana se fue no supimos qué hacer, fue una mañana
de Marzo, me desperté y en medio del desbarajuste que era mi
cabeza, ahí estaba ella, sentada a los pies de mi cama, velando
mi sueño, me miró con esos ojos verde agua que te estrujan el
alma y me dijo adiós, así como llegó a mi vida una mañana de
inicio de cursos en la universidad, así se fue, sin previo aviso;
estaba en shock lo único que pude hacer fue asentir con la cabeza y cuando se paró y tomó su maleta para irse y nunca más
volver, únicamente atiné a tomarla del brazo y darle un beso en
la mejilla que tiernamente correspondió en mis labios y le dije
buen viaje. Cuando salí de la habitación Néstor estaba sentado
en la sala fumando, tenia el rostro desencajado los ojos inyectados y con voz entrecortada me dijo, Vale madres.
Los meses siguientes fueron confusos, aciagos, me aparecía por
el departamento lo menos posible, me refugié en el trabajo que
recién había encontrado en una agencia de noticias, y cuando
menos me encontraba fuera de casa alrededor de catorce horas
al día, sólo llegaba a dormir, Néstor por el contrario se sumergió hasta las profundidades mismas de su infierno personal, si
bien los dos amábamos a Aitana, nunca dejó de ser algo pasional
incluso visceral y falto de escrúpulos el compartir a una mujer,
siempre supuse que esto acabaría mal para alguno de los tres e
incluso me aventuraba a pensar que en un arranque de locura
por parte de alguno esto acabaría en tragedia, pero el maldito
morbo de ver qué pasaba y la perenne búsqueda del placer siempre me mantuvieron al borde de este abismo que pensábamos
no tendría final, pero estábamos equivocados, hicimos del amor
una mierda y nos hundimos en ella hasta que alguien se dio
cuenta de nuestra inmundicia y se alejó.
Caminábamos del puente 6 de octubre sobre las abruptas
aguas del río Nilo hasta la torre del Cairo, casi en silencio, como
en una procesión de viejas beatas, con la brutalidad de nuestra
existencia a cuestas y el ajetreo de una ciudad incesante, Néstor
se paró a sacar unas fotografías del río mientras yo observaba
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a una mujer que pasó a mi lado con la cabeza cubierta y una
mirada fugaz pero penetrante que me desnudó llenándome de
colores el rostro y me recordó aquellos ojos verde agua que no
volví a ver, todavía no tenía claro que hacía ahí del otro lado del
mundo, el por qué había respondido a un correo de Néstor tras
cinco años seis meses y diez días de no haberlo visto y no podía
creer lo que estaba pasando sobre todo cuando seis meses antes
Aitana me había telefoneado desde Barcelona e invitado a pasar una temporada con ella, cosa que acepte con gusto.
Barcelona es mi tipo de ciudad, siempre sentí una gran atracción por ella, desde mi más tierna infancia me invadió un sentimiento de arraigo, sentí el llamado de su modernidad y el
llamado de Aitana; cuando arribé al aeropuerto del Pratt ya
me estaba esperando con un libro en mano que me obsequio,
era una antología de poesía catalana en una edición bilingüe.
Se encontraba igual que la imagen que guardaba de ella en mi
memoria y de las cientos de fotos que Néstor aun tenía por todas partes del departamento y de las cuales me llevé una buena cantidad, cuando decidí mandar al demonio todo e intentar
una nueva forma de vida, pero viejos hábitos no desaparecen
tan fácilmente y mientras caminábamos rumbo al vehículo ya
me impregnaba del ambiente cosmopolita y multicultural de
la ciudad, viajeros de todas partes del mundo en busca de la
aventura de sus vidas, en mi caso no sé en busca de que o mejor dicho a qué había ido, durante el vuelo pensé en miles de
posibilidades, en que Aitana había mandado al demonio su relación y necesitaba un viejo recuerdo de los buenos tiempos,
y si era así el por qué me habría escogido a mí y no a Néstor,
pensé también en que realmente no la estaba pasando tan bien
y necesitaba un amigo que la liberara o simplemente una fugaz cortesía, realmente no sabía a que coño había ido pero ya
estaba ahí y únicamente tenía que esperar a que fluyeran las
aguas y vaya que fluyeron con una fuerza brava por el cauce
del Llobregat.
Después de una par de días de hacerle al turista en la ciudad
nos dirigimos a la casa de playa de unos amigos del esposo de
Aitana en Cadaqués y ahí frente a la estatua de Salvador Dalí
en el café del pueblo me contó que tenía tres meses de emba74
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razo y que el padre era Néstor, al que se había encontrado en
el Cairo en un viaje de negocios con su esposo el alemán. Estás
en un lugar tan recóndito y lo menos que piensas es que vas a
encontrarte con alguien cuando en la entrada del museo lo vi,
fumando un cigarro recargado en la reja, viejos hábitos no sé
olvidan y una cosa nos llevó a la otra, y mira ahora estoy aquí
contigo mientras engendro al hijo de Néstor que llevará el apellido de mi marido, reímos. En qué momento se nos complicó
tanto la vida, sorbí un poco de café y le contesté con un triste
y melancólico, No lo sé; dos semanas duró mi estancia en Barcelona y regresé a la ciudad de México con una cierta dosis de
nostalgia.
Al llegar a la torre de El Cairo Néstor y yo subimos al mirador desde donde se aprecia el caos en el que le gusta vivir al
hombre moderno, inmediatamente al ver esa urbe pensé en mi
querido DF, desde las alturas se observa el gran cauce del río
Nilo y a lo lejos se alcanzan a vislumbrar las pirámides y las
grandes mezquitas de la ciudad, sin embargo Néstor llamó mi
atención en una zona específica, la ciudad de los muertos, Es
ahí a donde vamos, no entendía nada y me daba más miedo
preguntar ya que no le veía bien, estaba turbado, su mente estaba en otra parte, con otra gente.
La ciudad de los muertos es un barrio de parias, gente viviendo en la más extrema pobreza entre los restos de un cementerio; comenzaba a oscurecer cuando arribamos, Néstor comenzó
adentrarse con paso firme por este laberinto de muertos vivientes impregnado de un olor nauseabundo, como un perro que
busca a la presa, nos adentramos más hasta que llegamos a una
especie de rotonda en donde desde la puerta se podía observar
a un hombre de cierta edad escuchando una ópera de Wagner,
era el esposo de Aitana, no se inmutó al percatarse de nuestra
presencia por el contrario todavía nos increpó el habernos tardado tanto, bebió el último trago de cerveza, subió el volumen
del tocadiscos y se arrodilló junto a él con los brazos abiertos,
como un cristo, Néstor lo golpeó en el rostro en un par de ocasiones y le voló la tapa de los sesos, me quedé inmóvil, únicamente atiné a bajar un poco el volumen del tocadiscos mientras
veía el cuerpo inerte del Kaiser, como le decíamos Néstor y yo
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al marido de Aitana y salimos del lugar como si nada, ahora ya
tenía claro a que había venido a esta parte del mundo, a tomar
venganza, ahora ya tenía claro de que se trata el amor.
A los dos meses de aquel suceso llegó la noticia de un suicida
a la agencia en donde trabajo, el cable decía que un hombre
se había arrojado desde el puente Solidaridad en la autopista
México - Acapulco, el cuerpo arrastrado por la corriente del
río Balsas no fue encontrado, sólo se pudo rescatar un bolso
el cual contenía una cajetilla de cigarros y dos rollos fotográficos. El fin de semana tomé el auto y me dirigí al ministerio
de Mezcala la población donde ocurrió el incidente, mi intención era recuperar los rollos, tenía curiosidad por su contenido,
llegué al ministerio público en el cual sólo había un escritorio
atiborrado de papeles, una vieja máquina de escribir y la bolsa
con los rollos fotográficos, del baño salió un oficial en mangas
de camisa y con un pañuelo secándose el sudor me preguntó
que se me ofrecía, fui directo al grano, sin rodeos le comenté
que el suicida era mi amigo y de mi curiosidad mórbida por el
contenido de los rollos, me ofreció un cigarro me miró por un
instante y me aventó la bolsa. Tenga llévesela, sabe una cosa
joven, nunca había visto a alguien ir tan decido a la muerte, la
mayoría de los suicidas tiene miedo, quieren ser salvados, pero
su amigo no, su mirada al extender sus brazos y dejarse caer
de espaldas no la podré borrar jamás de mi mente, se le veía
mucha paz, tenía cara como de enamorado, por alguna extraña
razón los dos reímos, le di las gracias, subí a mi auto y me dirigí
Acapulco, revelé los rollos en una tienda de artículos fotográficos y fui a buscar un hotel, bajé a la alberca con el sobre de las
fotos y el libro de poesía catalana que me había regalado Aitana
en mi visita a Barcelona, las fotos en su mayoría eran imágenes distorsionadas, fuera de foco, experimentales de siluetas
de cuerpos de paisajes que llegaron a ser comunes en nuestra
vida diaria, nunca imaginé que fueran fotos tan viejas, también había las que supongo fueron las primeras fotos de Aitana
desnuda y sólo había una en donde aparecíamos los tres, nos
encontrábamos en el jardín de mi casa, festejando mi cumpleaños, se ve a Néstor del lado izquierdo mirando fijamente una
botella de vino que se encontraba en la mesa, yo estoy del lado
derecho mirando a Néstor y Aitana en el centro mirando a la
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cámara, sentí ganas de llorar, en ese momento me dí cuenta de
lo que había perdido, guardé las fotos y me paré de espaldas
con los brazos abiertos en el borde de la alberca para dejarme
caer como Néstor en el puente y sumergirme en las tibias aguas
de la soledad.
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La niña que nació sin corazón
Por: Elsa Rodríguez Gómez
FINRURAL
o nací sin corazón.
Ya está. Lo dije.
Ahora, aunque con este ejercicio me propongo contar
mi historia a través de un cuento, y un cuento es una herramienta que te deja exagerar como recurso literario, he
de advertirles a todos los que lean esta historia que en este
caso se trata de un asunto literal.
Yo nací sin corazón.
Eso quiere decir que cuando nací, mi corazón no tenía las dos
aurículas que permiten la circulación de la sangre hacía los tejidos. Tenía apenas un débil ventrículo que permitía un muy
bajo retorno de la sangre hasta aquel músculo cerrado y sobra
decir que mi ciclo cardiaco no existía. A menos de una hora
después de mi nacimiento, los médicos no se explicaban como
era capaz yo de respirar.
Pero ahí estaba yo. Respirando. Cuando yo nací eran los años
setenta y la ciencia aún no contaba con estos maravillosos equipos que permiten ver el interior de un paciente de una manera
no intrusiva. Así que allí estaba yo, una bebé de horas de nacida,
bastante azul según recuerdan mis padres, pero que se negaba a
dejar de respirar. Es decir, era una bebé, qué más podía hacer.
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CUENTO
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El miedo a una operación a corazón abierto impidió que los
médicos se decidieran por abrirme hasta después de un par
de meses. Siempre la misma amenaza: “no creemos que resista
hasta la fecha de la operación”. Y sin embargo, cumplí los tres
meses de vida y me vi sometida a la primera de una larga serie
de operaciones quirúrgicas.
A través de esta primera operación los médicos - que me
han acompañado desde entonces - entendieron que mi problema era mucho mayor de lo que ellos habían pronosticado. El
asunto, siendo cortos en la explicación, es que mi sangre no era
oxigenada, y de hecho, la misma falsa arteria que la enviaba
de manera precaria al cuerpo, la hacía regresar, dejando que
el proceso de ciclo cardíaco fuera incapaz de purificarse con la
circulación pulmonar.
Y como resultado de todo ello, nadie se explicaba como seguía yo allí, viviendo.
Así fue como a la tierna edad de 3 meses me convertí en lo
que la ciencia describe vagamente como “milagro médico”.
Nada más como referencia, un milagro médico es cuando nadie en un hospital se explica cómo el paciente sigue vivo, lo
que los motiva de manera sorprendente a hacer todo lo posible
para que continúe en esa condición.
Mientras yo soportaba una segunda operación, teniendo ya
seis meses de vida, y los médicos hacían esfuerzos para lograr
de alguna manera que el músculo cerrado que tenía a cambio
del corazón, permitiera la circulación de la sangre cierto nivel
de oxígeno en la misma, mis padres entendieron que yo no me
iba a dar por vencida tan fácilmente y decidieron continuar la
vida con una niña que había nacido sin corazón.
Eso significaba bautizarme, presentarme a la familia y, en general, dejar que el mundo, más allá de los pasillos del hospital,
me conociera. Y claro está, que yo conociera el mundo. Era una
bebé de menos de un año de edad que se aferraba a la vida, que
otra cosa podía hacer.
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Al igual que la gente que nace sin un sentido fortalece la capacidad de recibir información a través de los otros cuatro, yo que había nacido sin corazón - fortalecí mi capacidad de sentir
y querer a los demás.
Aprendí, en primer lugar, a querer a mis hermanos. Ellos, como
todos los niños, decidieron con una sola mirada que yo no era tan
diferente a los demás, y, por lo tanto, estaba invitada a todos los
juegos con los que entretenían las tardes en casa. Por esa época
la televisión era un lujo que mis padres no se daban, así que yo
no entumecí mis sentidos. Muy por el contrario, aún con un corazón que no latía, era la única en saber sólo con mirarlos, si mis
hermanos estaban contentos, preocupados o tramando algo.
Y lo mismo pasó con el resto de la familia. Nadie como yo
entendió la necesidad de todos de participar en mi crianza. De
dejarme un recuerdo. De ayudarme de todas las formas posibles para que, lo que hasta el momento se creía “mi corta vida”,
fuera la mejor posible.
En otras palabras, puede que yo hubiera nacido sin corazón,
pero desde que mi familia me conoció me convertí en una sola
cosa: la más querida. Era una niña con una familia unida que
celebraba todos los días el milagro de la sangre corriendo por
mi cuerpo, que otra cosa podía ser.
Por esas fechas, más o menos cada dos años, tenía que operarme para restablecer las válvulas artificiales que fa cilitaban
la circulación de la sangre por mi cuerpo, y, entonces, más o
menos cada dos años mi familia entera se reunía bajo la misma amenaza médica: “esta vez no sobrevivirá”.
Y sin embargo, yo vivía. Jamás se explicaron como fui capaz
de soportar el caminar, dado que mi sangre ahora tenía que
viajar más lejos y ayudar a mi cuerpo a hacer un esfuerzo mayor. Jamás entendieron cómo me las arreglé para crecer, dado
que mi sangre no era purificada y entonces no llevaba los nutrientes que necesita el cuerpo para el crecimiento. Jamás comprendieron como podía yo correr, aprender a nadar, sobrevivir
a una gripa e incluso vérmelas con las vacunas.
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Sin embargo, yo entendí desde aquellos primeros años que
los médicos no han terminado de asimilar que por el amplio
sistema circulatorio de una persona, no sólo necesita pasar la
sangre. Por aquellas épocas, ver la cara de mis padres todas las
mañanas, provocaba en mí sensaciones más urgentes que la de
la sangre circulando.
La sonrisa de mis hermanos cuando ganaba alguna competencia infantil. El abrazo de cada uno de mis tíos. La capacidad de
sentirme rodeada por mis primos y protegida por los mayores.
Las risas de todos en la casa de la abuela, mientras intentábamos
hacer que el gato entrara a la piscina. La espera por los regalos la
mañana de navidad. La ilusión de estrenar cuadernos el primer
día de clases. La esperanza de las vacaciones de verano. Tantas
cosas que en este momento aún recorren mi sistema y me animan a continuar, incluso en los “días malos” cuando siento que
el aliento me falla.
Todas esas cosas no necesitan un ventrículo, ni aurículas para
circular por mis venas. El cariño de mis padres y hermanos fluye con mi cuerpo como si mi corazón en realidad bombeara.
En contra la opinión médica general, yo no sólo pasé mi infancia sino que alcancé la pubertad y después me convertí en lo
que hoy los medios llaman una “adulta contemporánea”. Hoy
en día tengo más de 30 años y más de una docena de operaciones a corazón abierto. Cuatro válvulas artificiales remplazan
el sistema que mi cuerpo no pudo desarrollar por si mismo.
Aunque me han recomendado vivir en poblaciones a nivel del
mar, para ayudarle a mi cuerpo a aprovechar el oxígeno, y en
general evito enfermarme de cualquier cosa, la verdad es que
vivo una vida bastante normal.
Tan normal como la que me permite ahora estar trabajando
para una institución bancaria y ayudar desde mi cubículo a
construir un organismo que cumpla con su principal objetivo:
el de ayudar a los menos favorecidos para el desarrollo de proyectos productivos que permitan mejorar su nivel de vida de
manera sostenible.
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Acá sentada me encargo de evaluar el riesgo que implica el
desarrollo de dichos proyectos productivos. Nadie como yo entiende que hay iniciativas que se piensan más con el corazón
que con la razón. Y nadie como yo entiende, también, que los
milagros existen, y que hay ideas, sueños e ilusiones que se
pueden volver realidad con la suficiente mezcla de voluntad y
terquedad.
Así pues, ahora cuento mi historia. Por que ya no me importa
que la gente vea mi cicatriz, ni que por mi condición física no
pueda participar en ninguna actividad deportiva. Ahora puedo contar mi historia, porque aunque yo nací sin corazón, el
lugar en donde trabajo no.
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Yo sólo quiero jugar
Por: Blanca Estela Ávila Cortés
SHF
o desde que me levanto quiero jugar, no sé porqué es tan complicado entender esto, será que no me
doy a entender si es tan sencillo; yo con mover mi
cabecita y estirar mi dedito pido que me den todo lo
que veo, mi hermanita no me deja entrar a su cuarto me
cierra la puerta y se pone de diferentes colores cuando
me permite pasar, alza su vocecita llamando a mamá y no
entiendo qué le dice pero mi mamá me quita lo que llevo,
no sé porqué me gusta todo lo que tiene en un mueble chiquito
junto a su cama, tiene muchos juguetitos algunos brillan muy
bonito y yo veo que se los pone en sus orejitas y en su cuellito,
tomo otras tiritas de colores que las lleva en la cabecita y me da
por correr cuando las tomo, me divierte jalar todo lo que veo
en su cuarto es un juego muy divertido, tiene muchos juguetes suavecitos que los puedo apachurrar y me gusta como se
sienten, es más les doy de probar alguna frutita o dulce que me
llegan a dar, mis manitas se sienten pegajosas pero se queda lo
que traigo en ellas en la alfombra y la cama de mi hermanita,
yo le comparto a ella lo que llevo y a veces se pone contenta y
sonríe pero otras no tanto.
Yo quiero mucho a mi hermanita porque luego me presta algunas cosas que ella tiene o me lleva no sé de donde algo que
tiene muchos colores y suena muy bonito, o me trae alguna
cosa peluda que también está muy suavecita, pero pone su caCUENTO
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rita triste cuando ve que el juguetito que me dio lo convertí en
muchos pedacitos y lo mordí porque la verdad me dio curiosidad y lo dejé caer varias veces al piso, se escuchaba muy bonito y me daba risa cada vez que lo hacía sonar contra la pared,
y al peludito le quité todos los pelitos deberían ver lo gracioso
que se vé sin ellos.
Ahora me ha dado una cosa deliciosa que se siente rico en mi
boquita y la verdad me gustó se acercó de nuevo a darme más
pero fue tal mi alegría que estiré rápidamente mis manitas y
todo se cayó al piso y no quedó nada no sé porqué se acabó tan
rápido y ya no había más, empecé a pedir pero no me entendía y me dio por llorar, así espero que me dé más pero no me
escucha creo que debo de gritar más fuerte y tal vez logre que
me haga caso, qué complicada es a veces mi hermanita, pero la
sigo queriendo mucho, me ha dado otra cosa que la verdad no
tiene tan buen sabor, ya no quiero más de lo que me está dando
mejor me voy a caminar.
Mi papi ya llegó de trabajar, trae algo que se pone en la espalda que pesa mucho pero lo deja en un lugar que ya me dí
cuenta que puedo alcanzar, sé que puedo llegar hasta él tiene
unas tiritas que con mis manitas puedo tocar, ahí hay algo que
me gusta mucho pero que no sé porque no me deja usarlo mi
papá, fui a jalar lo que dejó en el mueble para ver si hoy me lo
da, se escucha un ruido muy fuerte en el piso y papi de pronto
dice algo en voz alta, toma lo que tiré del piso y saca ese juguete que tanto me gusta, lo pone en la mesa y lo revisa, tal vez
porque a él también le gusta mucho y no lo quiere compartir
conmigo, tampoco entiendo a mi papá yo le sonrío y le digo
que me lo dé pero no entiendo porqué siempre me impide tomarlo, lo abre delante de mí y es maravilloso ver ese juguete de
nuevo yo puedo prestarle cualquier juguete mío que me pida y
él no, pero voy a tratar de convencerlo quizá con algún abrazo
lo pueda tener.
Es estupendo lo abre en dos y salen muchas cosas de colores
tiene música, pone mi papá sus manos en una parte de ella y
empieza a mover sus dedos muy rápido, me sienta en sus piernas para que yo pueda ver más de cerca, estiro emocionado
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mis manitas y ¡sorpresa! pude quitar una cosita cuadrada que
está junta a muchas más, mi papi se sorprende y me baja al
piso algo dijo y se puso muy serio, no entiendo de nuevo que le
pasa si el tiene muchas de estas cositas cuadradas en su juguete
yo sólo quité una, la vuelve a colocar en su lugar, me sienta de
nuevo en sus piernas y ya no me deja tocar su juguete, sólo me
permite verlo de lejos.
Para distraerme me da algo más pequeñito que luego se pone
en su oreja y empieza a hablar, se escucha alguien más adentro
de este juguetito y se oye gracioso, pero de pronto ya no se escucha, yo muevo muy fuerte y rápido mi mano y el juguetito
se ha ido al piso y se convierte en 3 juguetitos más, papi corre
a levantar todas las piezas me dice algo que no entiendo y me
pone muy mal, no sé qué le estará pasando a mi papá yo sólo
quería jugar.
Mejor voy a jalar un cajoncito que tiene muchos papelitos y al
romperlos se escucha muy bonito además tienen un sabor extraño que mi lengua y mi boquita quieren probar, esto también
es bastante divertido hasta que papi se da cuenta y me vuelve
a llamar.
Me lleva con mami que está en un cuarto donde mueve algo
en un traste, y me ponen en el piso, voy a jugar con mi mamá,
tiene dos puertas donde pone muchos juguetes de colores unos
grandes y otros chicos, algo murmura que no alcanzo a entender pero de seguro es que estamos jugando, empiezo a sacar
todo lo que hay ahí adentro, tengo que ver todo lo que está
aquí, también se escucha muy padre si lo dejo fuerte en el piso
o los pego contra la pared, ahora son más juguetes que al principio, peor mi mami los vuelve a poner en su lugar que bonito
es jugar aquí, vuelvo a sacar todo lo que está ahí dentro hoy
he sido más rápido que ayer, pero mami ya no quiere seguir
jugando vuelve a meter todo ahí dentro y cierra las puertas me
toma de las manos y me lleva lejos de ahí.
Quizá este molesta conmigo, me toma de los brazos y me
sienta en sus piernas, me pone un papel en mi naricita porque
sale agüita de ahí, y de pronto me da algo que sabe mucho
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muy feo, yo empiezo a llorar y le pido que no me de eso que
esa comida no me gusta pero no me hace caso me hace abrir
mi boquita muy grande y me lo da a la fuerza, no sé porqué
hace eso cuando sentía algo en mi gargantita también me daba
una agüita que sabía muy mal, pero ya no duele mi gargantita,
y ahora me da otra vez algo que me hace llorar, no entiendo
nada, nada a mi mamá.
Me cambia mi pañalito y no me gusta levantar mi piernitas,
que incomodidad, ya no debería de ponerme eso en mis pompitas es una calamidad, prefiero mi mamila que me prepara mi
mamá, me ha llevado a la camita ya no me deja jugar, pero no
importa porque ya quiero descansar, después de todo mañana
también voy a jugar, he visto que mi hermanita tiene unas cositas nuevas en su cuarto y que espero que me las pueda prestar,
y mi papi trajo algo grande que creo que mañana me lo va a
enseñar, y si no me los prestan para jugar yo sé como subirme
a unos muebles, mañana les voy a dar la sorpresa a mis papás
que ya puedo trepar muy alto y tomar cualquier cosa con la que
quiera jugar.
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¿Dónde está mi Jefa?
Por: Carlos Emmanuel Mata González
CREDITO FAMILIAR
ra un viernes por la tarde e íbamos llegando casi
todos de la chamba a la vecindad. Como todo viernes,
nos juntábamos para “echar trago” y “desestresarnos”, pero leve porque algunos trabajaban el sábado,
ahí estábamos el Nito, Juani, “Mazorcas”, Nano y yo,
haciendo la “vaquita” para comprar un “pomo” y refrescos.
-¡Cámara!, ahí están mis veinte, dijo el “mazorcas”.
-¡Chale!, siempre quieres poner veinte pesos, mejor hoy sí vamos a tomar más fino, que sea de a treinta, dijo el Nano.
-¡Va, me late! –dije- y comenzamos a poner un “treinta” cada
quien.
La neta es que así empezábamos y ya sabíamos que el Nito
siempre traía más lana, después de unos alcoholes, cuando
ya estaba bien “encarrerado” empezaba a sacar más “varo” y
chupamos ya del brandy más caro, él lo pagaba solo, el chiste
nomás era embriagarlo un tantito más que todos. “Armado el
vaquero” trajimos el pomo y de volada empezamos a servirnos
unas cubas ya se iba haciendo de noche y estaba chido, mejor que otros viernes, porque empezamos a escuchar rockcito,
luego platicamos de cuando éramos chavitos, las “ladys” que
nos latían y dos tres cosas que habíamos hecho. Poco a poco ya
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íbamos “agarrando el pedo” cuando de pronto se para el Nito
y nos dice:
-¡Aguántenme! voy a comprar un pomo para seguirla, pero
voy solo.
Como andaba platicando que se peleó con su “lady”, pensamos que ya no iba a regresar.
-¡Chale! Nito pero regresas, no nos vayas a dejar “plancha”
como otras veces, dijo el Juani.
-¡Nel! Carnales, me cai que ahorita regreso y les voy a traer
uno chido para que no digan.
Pues la neta, si dudábamos porque una de dos, se iba con su
“lady” a reconciliarse o iba por el pomo porque ya andaba medio “jalado” y cuando se estaba yendo sí se tambaleó dos o tres
veces, todavía le gritó el Nano, que es el más incrédulo:
-¡Te acompaño Nito!
-¡Nel! Carnal, ahorita “reboto” no me tardo, -dijo-.
Pues pasaron dos, tres horas y el Nito ni se aparecía.
-¡Chale! ya ni regresó, pa’ mi que se fue a ver a su “lady”, dijo
el Mazorcas.
-Y si vamos a dar un “rol” a la “vinata”, -dije-.
-¡Nel carnal! ya se fue “en banda” y no va a regresar, yo ya
me voy a “clavar” a mi “chante”, al cabo mañana tengo que
trabajar, dijo el Nano.
-Pues yo igual, ¡cámara carnales!, ahí nos vemos mañana, dijo
el “Mazorcas”.
-¡Chale!, -me le quedé viendo al Juani y le dije-, nos aguantamos o ya nos “clavamos al cantón”.
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El Juani se quedó pensando y en eso llegó el “guapo” quien
nos dijo,
-¡Que transa chacales!, ¿a quién esperan?
-Al Nito, fue por un “pomo” y no ha llegado.
-¡No!, pues ni vendrá ya se ha de haber ido con su “lady”,
dijo el “guapo”.
-¡Cámara! pues hay que meternos y mañana que nos la “cure”
por dejarnos plancha, -dijo el Juani-. Seguido de esto, nos metimos a dormir.
Como a la a media hora, se empezó a escuchar una sirena,
pero ya más fuerte, entonces que bajo al portón y voy viendo al
Nito todo lleno de sangre y el “guapo” lo estaba cargando. Nito
me vio y me empieza a gritar:
-¡Mi jefa!, ¡mi jefa!, ¡llámale a mi jefa!, que me echo a correr y
le toco, luego, luego salió Doña María, como que ya presentía
lo que pasaba porque antes de decirle algo me dijo muy precipitada:
-¿Dónde está Nito?
-Allá afuera doña, ¡córrale a verlo!, -le dije-.
Se fue corriendo al portón y cuando lo vio, que empieza llore
y llore, Nito al verla se quedó más tranquilo y dejó que lo subieran a la ambulancia, el “guapo” se fue con él y con su jefa.
Fue bajando la palomilla y todos bien sacados de onda, no
sabíamos que había pasado. Yo me fui a dar una vuelta por la
ruta hacia la casa de su “lady” y a la “vinata”, pero no había
nadie pues ya casi era de madrugada.
Ya en la mañana llegó el “guapo” y nos dijo que el Nito se
murió antes de llegar al hospital, había perdido mucha sangre y tenía 23 puñaladas. Los de la ambulancia le dijeron que
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cuando lo encontraron tirado, le empezaron a hacer preguntas
de cómo se llamaba y no les contestaba, pero cuando le dijeron
cómo se llamaban sus padres, fue cuando le vino fuerza y se
levantó, pero no dejaba que lo subieran a la ambulancia, sino
se echaba a correr hacia la vecindad, daba unos siete, ocho pasos y se caía, de nuevo se levantaba, otros ocho, nueve pasos y
se volvía a caer, pero no dejaba que lo subieran. El enfermero
dice que como cuatro o cinco veces intentaron subirlo pero con
las pocas fuerzas que tenía los mordía en el brazo y cuando lo
soltaban se volvía a echar a correr varias calles hasta que llegó
a la esquina. El guapo lo vio que iba corriendo y la ambulancia
atrás de él, fue a alcanzarlo y lo vio lleno de sangre, le preguntaba:
-¿Quién fue Nito?, ¿quién fue?
Nito solo contestaba -¡mi jefa!, ¡llámale a mi jefa!, pero ya casi
sin voz. Fue cuando lo llevó hasta el portón de la vecindad y
ahí yo los vi.
Ya al medio día, vi a Doña María llore y llore, ahí estaba también la “lady” de Nito con ella. La neta mi compadre no tenía
por que irse así pero aquí en el barrio todo se sabe y ya habrá
alguien que nos diga qué pasó.
En la noche, le dije al Juani, -¡vente carnal!, vamos a dar un
“rol” a ver si sabemos algo. Caminamos por las calles donde se
pudo haber ido el Nito a la vinatería y nos encontramos a dos
o tres “compas” pero nadie sabía nada, hasta que llegando casi
a la “vinata”, me encontré al “pelos”.
-¡Que transa mi pelos!, se quebraron a mi compadre el Nito,
tú ¿sabes algo?
-¡Chale!, pos algo, pero la neta no “rajen”, “chitones”, les digo
quien fue por que el Nito era chido, pero ya sabes, luego viene
la venganza si dices algo y la neta no quiero broncas.
-¡Nel! mi “pelos”, entre nosotros queda, nada más dime quién
fue.
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-¡Va!, pues ya era noche e iba por la avenida con el “tuercas”
y al otro lado de la avenida vimos al Nito. En eso me dice el
“tuercas”:
-¡Cámara “pelos”, ahí va ese hijo de perra, deja le doy un
“sustito”.
-¡Chale! “tuercas” déjalo, si se vé que va bien “pedo”, luego lo
buscas. Mejor vamos por unos tacos.
-¡Nel! me la debe, desde la “secu” era bien manchado.
-¡Chale!, ¿a poco todavía te acuerdas?, dijo el “pelos”.
-¡A poco se me iba a olvidar “carnal”!, deja y lo alcanzo.
Cruzó la avenida corriendo y se “topó” de frente al Nito.
Yo nomás estaba viendo del otro lado, ni me acerqué, dijo el
pelos.
-¡Qué transa mi Nito!, ¡afloja un tostón para los tacos!.
-¡Nel!, pues que soy beneficencia o qué, ¡nel carnal!, vete a
“talonear” a otro lado.
-¡Chale! Nito, ni te pongas roñoso ¡eh!, ¡aflójame ese varito!.
-¡Ábrete Ñero!, -contestó aventándolo hacia el muro-.
En eso, se volteó el Nito y el “tuercas” sacó una “punta” dejándosela ir.
-¡Pega bien tuercas, no como niña!
Yo creo que no se dio cuenta Nito de la punta que traía porque se le aventó para agarrarlo y el tuercas se la iba clavando
varias veces -dijo el pelos-.
En eso se cayó el Nito y vio que su mano estaba llena de sangre.
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-¡Chale ñero!, ya me “picaste” –dijo- y el “tuercas” cuando
vio que era mucha sangre se echó a correr.
-Yo no me acerqué, me dio miedo y ya sabes si te acercas luego dicen que fuiste tú, mejor me quedé viendo como se iba el
Nito y quería que “agarrara” rumbo para la vecindad.
-Todavía estaba caminando cuando llegó a un puesto de tacos
a dos cuadras y ahí fue donde se cayó, había mucha gente y de
volada llamaron a la ambulancia, ni se tardaron, como en quince minutos que llegan. Los enfermeros lo estaban atendiendo
cuando de repente vi que se levantó y empieza correr, no duraba mucho y se volvía a caer, yo veía que los de la ambulancia
lo querían subir, pero los mordía en el hombro y lo soltaban,
de nuevo se empezaba a echar a correr hasta que vi que llegó
a la esquina y el “guapo” lo agarró, entonces cuando vi caras
conocidas mejor decidí irme para mi “cantón”.
-¡Cámara valedor!, ya sabemos entonces quien fue, y no hay
bronca mi “pelos” nadie va a saber que tú nos “diste línea”.
-¡Chido carnal!, y nos despedimos de él.
-¡Chale mi Juani, no se vale que “ojetes” como ése se pasen
de lanza!, -le dije-Vamos a vengar a mi compadre Nito, pero hay que dejar que
se “calmen las aguas”.
El cuerpo de Nito lo trajeron el sábado en la noche y el domingo temprano lo fuimos a enterrar, ¡chale!, todos bien “sacados de onda”, su jefa estaba llore y llore y su jefe también, don
Braulio y es que se vale morirte pero no en esa forma como mi
compadre.
Ya cuando vimos el “hueco” en el panteón donde lo iban a
enterrar, sentimos más gacho, ahora sí de veras “te cae el veinte” de que ya no va a estar contigo, lo iban bajando y sientes
más feo todavía.
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Un valedor empezó a cantar la canción de “No estoy muerto
simplemente estoy durmiendo…” y la neta ahí varios sacamos
lágrimas, pero empezamos a cantar también.
Mi carnal Nito, la neta te vamos a extrañar, pero vas a ver que
desde donde estés, tú mismo verás que vamos a vengarte, nada
más faltaría ver quién se apunta y no me vayan a “dejar morir
solo”, en la fiesta somos muchos pero cuando se trata de apoyarnos entre valedores, luego unos se cortan, siempre decimos
que somos la banda, nomás pasan unos días y luego se olvidan
de uno, ¡chale no se vale!…
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El menor de los problemas
Por: Jorge Oropeza Ávila
CRÉDITO INMOBILIARIO
os nervios le impedían concentrarse en la lectura; se
conformó con hojear la revista, deteniéndose de vez en
cuando en los anuncios o las fotos de sociales, mientras
esperaba el anuncio para abordar el avión. Cecilia trató
de convencerse de que el viajar de regreso a la ciudad en
la que vivió más de cuarenta y cinco años siempre le
provocaba lo mismo, un poco de nostalgia mezclada
con emoción.
Pero muy dentro sabía que la verdadera razón de su inquietud eran dos encuentros que ya había agendado por teléfono:
uno con su hija Julia, la mayor, el otro con su ex marido. Las
niñas vivieron con Cecilia desde el divorcio; a Julio no le fue
difícil desentenderse de todo, tanto de lo económico como de
lo emocional. Sólo se aparecía para descargar sus culpas haciéndoles regalos o llevándolas de paseo; pero del resto de los
gastos, ni hablar. Y aunque Cecilia siempre procuró dañar lo
menos posible la imagen del padre, cuando empezó a notar ese
tono amargo en las hijas cuando se referían a él, comprendió
que la mejor solución sería que las dos chicas vivieran con su
padre por un tiempo. La oportunidad perfecta fue ese trabajo
que le ofrecieron en la frontera, un trabajo fijo que por más
que lo buscó nunca lo encontró en la ciudad. O tal vez nunca
lo aceptó por no dejar solas a sus hijas. Sólo que sus hijas crecieron, y cada vez la necesitaron menos. Había pasado veinti94
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dós años dedicándose por completo a una familia que se le fue
deshaciendo entre las manos, y una tarde se encontró sola, sin
marido, sin hijas, sin trabajo y sin vida. La frontera se veía a lo
lejos como la última oportunidad de recuperar los años perdidos. Aceptó la oferta, canceló la renta, colocó los pocos muebles
que tenía, convenció a Julio que necesitaba retomar su relación
con las niñas, y abordó un vuelo de bajo costo arrastrando tras
de sí dos maletas y las lágrimas que se le hubieran escapado si
hubiera vuelto la vista atrás.
La distancia ayudó también a mejorar las cosas, porque al
dejar de intervenir de manera directa, Julia y Valeria tuvieron
que resolver sus diferencias con su padre por sí mismas. Las
conversaciones entre Cecilia y Julio se habían vuelto menos
tensas y, por primera vez en mucho tiempo, eran capaces de
irse a tomar un café o hablar por teléfono sin terminar a gritos.
De hecho, en la última llamada lo había notado sinceramente
preocupado por Valeria: eran claras sus intenciones de irse a
vivir con el novio. Cecilia ya lo sabía, y también sabía que sería
imposible convencerla de lo contrario. Sólo le restaba convencer a Julio de dos cosas: que su hija ya no era virgen desde hacía
mucho, y que de cualquier manera Valeria se iría a vivir con su
novio. No iba a ser una conversación sencilla, y no podía ser
por teléfono.
Tampoco había sido sencilla su última plática con Julia:
— ¿Y cómo vas con ese muchacho, Roberto?
— Eh, pues terminamos, mamá. No, la verdad es que... necesito hablar contigo, mami, pero no por teléfono.
— Pero, ¿Estás bien, hija?
— Si mamá, es sólo que… lo que tengo que decirte no puede
ser por teléfono. ¿Cuándo vienes?
— El próximo lunes, Julia. Te hablo en cuanto llegue.
Julia quería una conversación madre-hija. Eso no era novedad:
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siempre había sido más cercana a Cecilia que Valeria. Valeria
mostró desde pequeña un carácter más independiente, menos
necesitado de las confidencias. Julia, en cambio, menos segura
de sí misma, buscaba la complicidad y el apoyo de su madre.
Y Cecilia sabía que algo había pasado entre ellas en los últimos
meses, especialmente con el tema de los novios: su hija era muy
vaga al comentar algo sobre ellos. En lugar de hablar de algún
muchacho, no dejaba de hablar de lo bien que se la pasaba con
Nancy, su mejor amiga desde la universidad. En el último año
había invitado a Julia a su casa en la playa al menos 6 veces,
corriendo con todos los gastos y obsequios el papá de Nancy,
sin duda a petición de ella; desde su divorcio se había volcado a
complacer a su hija en todo lo que le pedía. Algo no estaba bien,
se lo decía su intuición de madre. Fue colocando las piezas del
rompecabezas, y llegó a una conclusión que, aunque dura, era
mejor aceptar: Julia estaba enamorada de Nancy. La sola idea le
impidió conciliar el sueño durante todo el vuelo. Fue repasando
una y otra vez los diálogos, las frases precisas que le diría: si esa
era su felicidad, adelante (ya resolvería Cecilia como tragarse
el que a su hija le gustaban las mujeres); ella aceptaría a su hija
y a su pareja (aunque realmente nunca le cayó bien Nancy); ya
veremos cómo se lo decimos a tu padre (mejor ni pensar en eso
ahora).
Se encontró con Julia en el café de siempre.
— Mami, tengo que decirte algo que te he ocultado por mucho tiempo. Yo misma no estaba segura, pero ahora ya sé lo que
siento y tengo que contártelo.
Cecilia tomó la mano de su hija y la apretó, mientras repetía
lentamente la frase que tantas veces se dijo en el avión.
— Hija, sabes que siempre te apoyaré.
— Si mami. La cosa es que… bueno, ¿Recuerdas a Roberto?
Pues… no existe. Ni Rodrigo.
— Vaya. Esa sí que es una sorpresa. Pero, no tenías que mentirme sobre tus relaciones.
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— Pensé que te decepcionaría, mami. Pero no te he mentido
en todo: sí tengo una relación con alguien…
Cecilia pasó saliva, pero no dejó de sonreír.
— ¿Y quién esa persona tan especial, hija? ¿La conozco?
— Sí mami, sí la conoces. Prométeme que no te vas a enojar.
— Por supuesto que no me voy a enojar; Julia. De hecho, casi
estoy segura que tiene que ver con Nancy… — Cecilia dejó la
frase en el aire, dando a sus palabras ese tono misterioso de
cómplice y adivinadora.
El rostro de su hija se iluminó.
— ¿Lo sabías, verdad? Mamá, eres increíble. ¡Es un hombre
maravilloso! ¡No sabes cómo me trata! Me hace sentir tan especial, tan amada, tan mujer…
— ¿Qué hombre?
— ¡Pues Alfonso, mamá, el papá de Nancy!
Cecilia soltó la carcajada, y no paró de reír por un largo rato:
el novio de Valeria sería sin duda el menor de los problemas
cuando hablara con el padre de las niñas. De hecho, tendría
que cambiar aquello de “las niñas”, porque habían dejado de
serlo largo tiempo atrás.
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Un sueño bajo el Huizache
I
Por: Marcelo Galicia Flores
BBVA BANCOMER
l sol estaba en todo su esplendor. Una que otra ave
sobrevolaba por el sembradío en busca de comida; a
lo lejos, se veían personas que hacían lo mismo que
ese niño, se acercaba la hora para reunirse y comer lo
que llevaban. Para ese niño; este día era como cualquier
otro, todo pasaba sin prisa entre trabajo y juego. Porque para él no contaban las fechas, los días de la semana, los meses ni los años; porque vivía a su albedrío.
Ese niño sólo sabía que tenía que abrigarse cuando hacía
frío, que correteaba mariposas para dárselas a las niñas cuando el campo se ponía en hermoso florido, que cuando caían
las hojas de los árboles y el viento suavemente tocaba la cara
y su curtido cuerpo, el podía armar sus papalotes y volarlos
en todo lo alto que le permitía su madeja de hilo.
Pero también sabía que cuando llegaban las primeras lluvias,
representaban para él un martirio, porque significaba levantarse temprano para llevar a los bueyes a pastar para que pudieran aguantar todo el día sin tragar.
Tres y media o cuatro de la mañana la hora en realidad no importaba para ese niño, en ese momento era admirar todo lo que
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su vista alcanzaba a observar, - aquella estrella de seguro es
Venus, aquella otra Marte, aquella es Mercurio. Y así, todos los
días se la pasaba esperando el amanecer mismo que disfrutaba
porque al despuntar el alba, corría hacia la cúpula de la iglesia
del Calvario, envuelto ya sea en su gabán o en su raída cobija.
Se sentaba a ver cómo las sombras de los volcanes el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, se iban dibujando hasta matizar su
majestuosidad.
- fiu, fiu, fiu - Se escuchaban los silbidos de ese niño, tratando
de espantar a los pájaros, para que ya no se comieran la milpa,
deseaba que la parvada se deshiciera y bajo un huizache dormitar.
-Fiu, fiu, fiu- volviendo a chiflar ya que los pájaros nuevamente empezaban a juntarse en los recovecos de los surcos,
algunos húmedos y otros por el sol resecos.
Curiosamente este día no se reunieron para degustar lo que
cada uno llevaba, Filemón, se refugió del sol bajo un cazahuate,
Rolando, lo hizo tras de una piedra gigante que estaba en la barranca seca y así cada uno se fue sentando en el lugar que más
le acomodaba para sentirse a gusto. Y ése niño lo hizo bajo un
huizache. Se dispuso a comer pausada y ricamente, cerrando
los ojos sintiendo un calor agradable al hacerlo.
Con la luz de la luna. Filemón, Rolando y Abraham, en silencio empezaron a caminar. Rompiendo la paz de esa noche,
habló Rolando para preguntar:
Rolando => ¿Qué les van a traer los reyes magos?.
Filemón => A mí me van a traer... y alegremente empezó a
describir los juguetes.
Abraham => ¿Ya vieron aquella estrella?.- esto lo hizo para
no contestar. - Nunca la había visto tan brillante
Filemón => Es que hoy es una noche especial, será por eso
que brilla diferente - le contestó a Abraham CUENTO
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Rolando => Sí, se parece al primer lucero que aparece después de que se mete el sol.
Filemón => No te hagas Abraham. ¿No nos vas decir qué te
van a traer los santos reyes? , dándole una palmada.
Abraham => Nada. - contestó de manera rápida y natural -.
Rolando => ¿Te portaste mal?
Abraham => No, pero a mí nunca me han traído nada los
reyes, por más cartas que les escribo.
Rolando => ¿De verdad, nunca te han traído nada?
Abraham => No, y también les he mandado globos. Pero yo
creo que no alcanzan a llegar al cielo.
Filemón => ¿Cuál fue tu primer juguete Rolando?
Rolando =>Fue un carro de carreras y… - explayándose Rolando => ¿Y el tuyo?.
Filemón => El mío, fue una pelota y un aro, siendo los juguetes que yo recuerdo.
Filemón, Rolando => ¿Y a ti Abraham?. - y empezaron a reír
al mismo tiempoAbraham => Pues yo recuerdo que mi primer juguete fue
una caja de zapatos.
Filemón, Rolando => ¿Una caja de zapatos?. - exclamaron Abraham al ver la cara de sorpresa de sus amiguitos les tuvo
que explicar lo que había hecho con esa caja.
Rolando => ¿Y no te fue muy difícil?
Abraham => No, sólo tuve que juntar unas fichas con un
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alambre y después le amarré un hilo cáñamo. Abraham al ver
la cara de asombro de Filemón y Rolando, siguió comentándoles muy ufano.
Abraham => El otro que tuve fue un rín de bicicleta viejo.
Y sin esperar a que le preguntaran prosiguió y enumeró tantas cosas como su mente infantil le permitía. Porque todos los
objetos con los que pudo hacer algún juguete siempre lo hizo.
En ese momento tomó una piedra de regular tamaño y la aventó con fuerza en la quietud del ojo de agua que iban cruzando
y les preguntó:
Abraham => ¿Qué fue lo que vieron?
Rolando => Yo. Alcancé a ver que se hundía la piedra al perder su fuerza.
Filemón => Sólo escuché el ruido al chocar la piedra.
Rolando => ¿Y tú que viste Abraham?
Abraham => Yo vi un mar, una gaviota hambrienta y un pescado feliz en altamar.
II
Las calles estaban desiertas. Pocas veces la paz o la tranquilidad del pueblo era perturbada por cualquier acontecimiento, a
menos que se tuviera un fandango.
La gente empezó a correr. Niños, jóvenes y otros no tanto
pero todos corrían. Apenas audible a cinco o seis calles andaba
un automóvil pequeño con altavoces. Después de un rato se
escuchó claramente todo.
“Se invita a todos los niños, para que acudan el día de mañana a la casa de la señora María Enriqueta - era muy conocida
por ser esposa del diputado del pueblo - Ahí se les dará un
presente con motivo del día de reyes”.
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Abraham pensó - ¿Serán dulces o serán juguetes?
Al otro día Filemón, Rolando y Abraham llegaron a formarse
siendo la fila tan grande que pensaron que ya no alcanzarían lo
que estaban regalando.
María Enriqueta => Todos los niños en una sola fila y todas
las niñas en otra.
Uno a uno empezaron a recibir sus juguetes, las niñas iban felices con sus muñecas, juegos de té, etc. etc. Los niños llevaban
arcos acompañados de dardos, los que menos llevaban eran
bolsas de soldaditos y algunos juegos de boliche. A Rolando le
habían obsequiado unos patines e iba muy contento porque ya
tenía dos pares. Filemón formó un batallón con sus dos bolsas
de soldados.
A Abraham le había tocado un carrito de lámina que aunque
no le desagradaba, no estaba muy convencido. En eso se escuchó la voz de la esposa del diputado solicitando ayuda para
limpiar los pasillos y la casa.
María Enriqueta => Necesito un niño que me ayude a asear
la casa. ¿Podrías tu Filemón?
Filemón => No, tengo que recoger a mi hermanito. Y sin
agregar más se retiró.
María Enriqueta => ¿y tú Rolando?
Rolando => Yo sí podría ayudarle, pero (…)
Prácticamente todos se habían retirado del lugar. Pero Abraham había estado observando todo detrás de un árbol. Y viendo que la Sra. María Enriqueta se retiraba, se hizo visible para
gritar:
Abraham => Sra. Enriqueta, yo le ayudo.
Ese día. A pesar del cansancio que sentía, Abraham estaba
tan feliz que saltaba de gusto, jamás le habían traído tantos ju102
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guetes, que se le caían de las manos, de una bolsa de plástico o
bien; los que llevaba envueltos con su camiseta. Lleno de alegría también lloró y al hacerlo miró al cielo y en ese momento
pensó en las tres estrellas que estando en lo más alto del cielo,
sobresalen de las demás y que siempre le habían dicho que
eran los tres reyes magos.
III
La milpa había crecido aproximadamente unos sesenta centímetros, todo el campo estaba teñido de verde con sus diferentes
matices y semejando una alfombra. La mayoría de los campesinos del poblado estaban dándole el despacho a su siembra - se
hecha más tierra a la planta y se abona por última vez - varias
personas a caballo y otras de a pie se divisaron por el camino
real y de entre el grupo sobresalía una voz que preguntaba a
algunos de los acompañantes.
¿Buscaron bien por la cañada?, ¿se metieron a la cuevita?, ¿revisaron el cerrito?, quien así cuestionaba era el ayudante municipal – avanzando y alejándose apresuradamente -.
Después de ponerse de acuerdo en donde se verían Rolando y Filemón, se reunieron en el paraje solitario. Que aunque
habitado por maleza y poco accesible era el lugar preferido de
los tres – Filemón, Rolando y Abraham – reuniéndose de vez
en cuando en ese lugar. Después de un rato Filemón y Rolando
tomaron una decisión tomando diferentes caminos. Filemón
tomó la ruta más abrupta por las que Abraham acostumbraba
frecuentar ya que por lo inhóspito, no faltaba cualquier animal
para cazar. – ahora comprendo se decía Filemón esbozando una
sonrisa -. Prosiguiendo durante todo el día y sin dejar de visitar
cada rincón de la barranca seca -sólo en época de lluvias corría
agua-. Se fue a los desfiladeros y desde ahí gritaba con todas
sus fuerzas Abraham, Abraham, Abraham, y solamente el eco
le contestaba a la par del ulular del viento haciendo tétrico ese
momento porque empezaba a anochecer. Rolando por su parte
se auxilió de su asno y pudo recorrer varios ejidos sin resultado
alguno y siempre llamando a Abraham, su corazón de niño le
animó a decir con voz entrecortada por las lágrimas - Abraham
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desde hoy vamos a jugar con todos mis juguetes y te daré algunos, tus papás están muy preocupados-, así anduvo hasta que
se encontró con Filemón. Después de contar cada uno las experiencias de ese largo día, optaron por retirarse cuando Filemón
se quedó con los ojos abiertos al ver el sombrero de Abraham
exclamando:
Filemón => Abraham debe estar por acá.
Rolando => ¿Por qué dices eso?. Ya está oscureciendo y será
mejor que nos retiremos.
Filemón => Porque aparte del sombrero - señalándolo - Hay
un huarache
Rolando => Es cierto. -contestó emocionado - Pero ya es noche.
Filemón => Vámonos por los carriles - división entre un terreno y otro - por no dejar.
Rolando => Está bien. Pero sólo lo haremos hasta el camino
real, ya es tarde.
Cada uno tomó su carril y habiendo caminado unos quinientos metros Rolando se quedó parado, no podía creer lo que sus
infantiles ojos estaban viendo, Abraham estaba ahí, bajo el huizache con una paz y una sonrisa que jamás le habían visto y ni
tampoco imaginado. Después de la sorpresa y cuando pudo
articular palabra le grito a Filemón. File, File, File. Ven aquí.
Agitado por el esfuerzo Filemón llegó hasta donde estaba Rolando. Quedando tan impresionado que sólo pudo balbucear.
Filemón => ¡E…s…t…o! cayendo desmayado.
Ya recuperado, Filemón trató de reanimar a Abraham. Mientras que Rolando por su parte seguía sin poder reaccionar.
Filemón => Abraham, Abraham. Levántate
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Abraham => ¿Por qué lloras Rolando?.
Rolando => ¿Voy a avisar al pueblo Filemón?
Abraham => Filemón, ¿Por qué no me hacen caso?
Filemón => No. Primero avisaremos a sus papás.
Filemón y Rolando enfilaron hacia el camino real sintiendo
que la distancia hacia el poblado se les alargaba cada vez más.
Abraham => ¿Por qué me dejan?, ¿Qué?, ya no somos amigos.
Abraham empezó a seguirlos haciéndolo tan ligero como
nunca antes lo había hecho, las piedras no le lastimaban al tropezar con ellas, las espinas no herían su frágil cuerpo y lo más
hermoso que le sucedía es que podía volar. Voló tan alto que recorrió todo el valle y hasta donde su vista pudo alcanzar, al terminar su aventura regreso al huizache y al verse solo comenzó
a llorar. Iba entre los surcos hasta que también al igual que sus
amigos alcanzó el camino real para iniciar el regreso a casa.
Cabizbajo, pensativo y con parsimonia en su andar, la infantil
figura se fue perdiendo en la distancia.
Y fue así, como Abraham caminó, se fue y se perdió en la
nada.
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¿Mundo Feliz?
Por: Ángel Peimbert Flores
BBVA BANCOMER
acer uso de la nueva tecnología de información
y formas de comunicación trajo a Francisco cosas
buenas y reencuentros con amistades y compañeros de sus años de preparatoria y universidad.
Navegar por la red como se nombra a la actividad
de estar en la computadora buscando información
y platicando con personas desconocidas de inicio,
pero con las cuales posteriormente se estrechan lazos
“cibernéticos”, que en muchas ocasiones terminan en la unión
de parejas, esa noche fue para él muy interesante y fructífera
Y es que al estar chateando, ubicó a dos compañeros de escuela que vivían en otras ciudades lo cual originó un intercambio de experiencias, nostalgias y reflexiones sobre situaciones
que han originado cambios culturales, sociales y naturales a
nivel mundial.
El primero de ellos, un apicultor, que radica en una ciudad
donde normalmente el tiempo, en este mes de marzo es caluroso, ahora no se explica como el clima ha sufrido constantes
modificaciones, expone su extrañeza de los cambios, -ahora se
presentan lloviznas constantes, ráfagas de vientos; sitio apacible en tiempos pasados, ha sido víctima de la ambición de la
modernidad del hombre. Interviene Francisco y teclea -seguramente ha sufrido la invasión voraz de cientos de construc106
CUENTO
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toras que sin tomar conciencia ecológica, depredan la naturaleza para hacerse de espacios que utilizarán para llenar de
construcciones modernas y ostentosas -lo que refuerza el tercer
internauta, un profesor de escuela primaria -esto es una prueba
del deterioro ambiental que la humanidad ha originado por
no ocuparse de cuidar el entorno en que vivimos, no se toman
decisiones considerando tiempos futuros, sólo se piensa en el
presente, en el beneficio unilateral que se obtendrá de inmediato, responde el apicultor- la tranquilidad se ha perdido por
completo, ahora vivir en zozobra es el sello de esta región, vivimos rogando a Dios no se vaya a alterar mucho la naturaleza porque nos provocarían grandes daños, agrega el profesor
-esto que comentamos es sólo una situación en una pequeña
parte del mundo, pero tengamos en cuenta que esta situación
está afectando todas las regiones del mundo y que los mismos
hombres no le hemos podido poner un límite porque siempre
se antepone cualesquier interés, a la necesidad de limitar nuestra ambición de crecimiento.
Continuando con su participación el profesor comenta -yo en
esta bella y moderna ciudad, capital de este hermoso estado,
doy clases en una escuela privada a niños, casi adolescentes,
ya que tengo un grupo de sexto año de primaria, -en el trato
diario con ellos, se refleja que sus padres no se han ocupado
de inculcarles valores como el respeto, la tolerancia, el compartir, interviene Francisco -en muchas ocasiones te puedo decir
que tristemente no conocen ni siquiera el significado real de
esas palabras, esto también es consecuencia de cómo los adultos hemos acomodado dentro de nuestra conveniencia el valor
real de estos valores y esto lo transmitimos a nuestros hijos,
-interviene el apicultor y agrega -opino que la influencia de los
medios masivos de comunicación, en especial la televisión ha
sido, sino el que más, un instrumento muy fuerte de influencia
negativa en la juventud del mundo, los estereotipos que los jóvenes adoptan de lo que nos presentan los programas televisivos no son realmente los que se apegan a la realidad diaria de
nuestra sociedad.
Retoma la batuta el profesor y agrega -la información que
reciben de todos los medios de comunicación generalmente
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es desalentadora y llena de noticias negativas, la mayoría son
mensajes nocivos, hace unos días platicaba con un alumno y
me decía: “profesor es que para qué quieren que estudie uno,
si siempre nos están informando que no hay fuentes de trabajo,
voy a terminar como mi tío que estudió una carrera y ahora se
dedica a comerciante, dentro del mercado informal”, tiene razón apoya Francisco -hay que tomar en cuenta que la creación
de empleos no sólo en México, sino a nivel mundial va a la baja,
los cambios tecnológicos y los avances en la informática han
desplazado al recurso humano en un gran porcentaje, lo que
aunado a las crisis económicas que se han presentado en los
últimos años, obligan a las organizaciones corporativas y cualesquier empresa a reducir sus costos, siendo de las primeras
opciones: sus empleados.
El apicultor comenta -y que opinan de las leyes que decretan
nuestros legisladores, donde dan más libertades de desenfreno
y desacato a muchos de nuestros valores y creencias-¿Cómo es
posible que ahora se puedan casar personas del mismo sexo?
¿Dónde queda el respeto a los sexos de las personas? Aquí en mi
ciudad no veo todavía muchas tendencias de ese tipo pero me
imagino en sus ciudades esto es frecuente -de inmediato interviene Francisco, -diario en mi andar por las calles de la ciudad, me
topo con este tipo de parejas, y la verdad es muy desagradable y
triste para uno ver estas situaciones, luego me pongo a pensar si
no será que uno es el que está mal, y esto debe ser lo correcto.
Vuelve a intervenir el profesor -una situación importante que
hay que tomar en cuenta es la culpabilidad que los padres tenemos en el comportamiento y desarrollo de nuestros hijos-,
el descuido al que los hemos sometido por buscar el bienestar
económico de la familia ha descuidado la unión y convivencia
de ellos, en muchos casos la comunicación entre ellos es prácticamente nula, otro factor es la competencia de géneros que
se da entre los padres, que buscan cada quién por su lado su
realización profesional, así, dentro de los padres de mis alumnos tenemos que la mayoría de las madres trabaja y la mitad de
ellas es la responsable total de la manutención del hogar y por
lo tanto de la educación del hijo. Sólo he detectado unas cuantas parejas que él se dedica a trabajar y ella a su hogar y no es
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por nada, pero sus hijos son muchachos menos problemáticos
en su convivencia y comportamiento, porque pueden ser flojos
o no muy inteligentes pero evidencian calor de hogar, de cariño
y de atención.
Francisco, interrumpe y escribe -hasta ahora todo lo que hemos platicado nos lleva a concluir que existe actualmente un
deterioro mundial en varios ámbitos como son el climático, social y moral, sin embargo, ahora viene la parte difícil, los invito
a proponer o mencionar algunas alternativas de solución.
De repente, se presentó una larga pausa como si la energía
eléctrica hubiera dejado de fluir, a las computadoras terminada
la pila, hasta que el apicultor empezó a teclear -en el aspecto ambiental es importante comenzar en cambiar la cultura de
nuestras familias, es increíble, que en la actualidad, todavía tiremos basura en las calles, que no cuidemos nuestros parques,
que saquemos al parque a la mascota y llevemos el recolector
de heces de adorno, para fingir solamente.
Que ya no se permita más a los desarrolladores inmobiliarios
construir indiscriminadamente sin antes ofrecer un proyecto
viable y sustentable en materia ecológica, que incluso ofrece mejores condiciones de vida, tanto a los nuevos inquilinos
como a los habitantes de esas regiones.
Prosiguió Francisco- por otra parte hay que concientizar a
nuestra sociedad, en especial a los jóvenes que serán en un futuro los que tomen las decisiones de este país, a desenvolverse
dentro de sus actividades con coherencia, ética y respeto.
Que sepan respetar sus ideales, perseguirlos y buscar alcanzarlos en buena lid y no anteponiendo alianzas mezquinas y
absurdas como las que se dan hoy en día, donde el objetivo
principal de nuestros representantes es tener el poder, para
bien de ellos únicamente y no de la sociedad que representan.
Dice una máxima, “Poder que no es para servir al pueblo, no
es poder”, y eso es lo que debemos despertar en estas nuevas
generaciones, que busque el servicio al prójimo. ¿Cómo hacer
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todo esto?, ¿Cómo lograrlo?, pienso que sería buscando el apoyo del gobierno, de organizaciones no gubernamentales, incluso hasta de los diferentes organismos eclesiásticos.
Terció el profesor -todo lo anterior es importante, mas opino
que todo lo anterior va lograrse en la medida de que la familia
vuelva a retomar sus principales valores y sobre todo darles el
verdadero significado y no buscar interpretarlos y acomodarlos a la conveniencia de cada uno de nosotros, que sepamos
que una mentira es un anti valor y no la justifiquemos con el
argumento de que se trata de una mentira piadosa o para que
la otra parte no se sintiera mal.
En la medida de que cada uno como individuo, asumamos
nuestro rol dentro de la sociedad y con nuestro comportamiento sepamos inyectar un sentido de vida mejor a nuestros actos
e influyamos positivamente en la gente que gira en nuestro
entorno, iremos creando una cadena que al final ofrecerá un
resultado agradable para todos.
Después de haber platicado, reflexionado e intercambiado ideas durante un buen rato, sobre las situaciones que les
preocupan, así como haber expuesto algunas soluciones para
arreglar este mundo, un mundo que cada vez es de más difícil
convivencia, los tres amigos se comprometieron a volver a conectarse con la condición de haber logrado mejorar en algunas
de las situaciones platicadas, para bien del entorno en el que se
desarrollan cada uno de ellos.
Al salirse de internet y haber apagado su computadora, Francisco pensó -realmente ha sido fascinante haberme integrado
como un nuevo internauta y lograr esta intercomunicación.
Esta herramienta hay que explotarla más, porque puede ser
de gran utilidad para cooperar con un granito de arena para
cambiar y mejorar este mundo. Lograr que realmente sea feliz.
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Secretos de familia
Por: Griselda Roxana A. Rosado Escamilla
AFORE XXI
l día que me enteré de la verdad me quedé sin habla. Sorprendida. A medida que fui aceptando el peso
de las palabras que estaba leyendo, la ira se fue apoderando de mí. ¿Cómo era posible que hubiera ignorado algo tan importante? Por supuesto, le reclamé a mi
prima por ocultármelo, y si hubiera podido, hubiera
gritado a todos que me habrían evitado muchos años
de sufrimiento, de culpa, de dolor. Pero ya no quedaba
nada por hacer.
Para que entiendan porque me sentí así, les contaré mi historia.
Nuestra familia era pequeña. Tenía primos y tíos que nos visitaban, pero básicamente éramos sólo mi abuelita, mi mamá
y yo. Mi padre nos dejó cuando yo era aún muy pequeña y
no teníamos contacto con él más que con cartas. Vivíamos en
una casita modesta, con un patio grande que tenía en medio un
árbol con pájaros que volaban libres entre las ramas y macetas
con flores de colores. Mi infancia fue feliz a ratos. Recuerdo
que extrañaba a mi padre y me esforzaba por recordar su cara
o su voz. Tenía un cajón de madera -de esos que se usan para
guardar fruta- lleno de cobijas. Lo jalaba y lo ponía debajo del
lavadero, me acostaba en él y abrazaba a Coné. Era una conejita
de tela grande, casi de mi tamaño, tenía un vestido de cuadros
CUENTO
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de colores pastel y orejas largas. Y también me acompañaba
Trapita. Era una muñeca muy bonita, también de tela, con un
vestido verde con adornos negros, cabello de estambre negro
y ojos grandes y otra muñeca cuyo nombre no recuerdo. Me
gustaba acostarme allí, ver las estrellas y soñar cosas de niños.
Pero también lloraba en silencio cuando mi mamá no estaba
conmigo, por la ausencia de mi padre, o por otras cosas que ya
no recuerdo. Uno de los momentos felices era cuando mi abuelita traía el pan caliente. Yo me subía por la puerta del patio
hasta la barda y ahí, a horcajadas, esperaba verla venir con la
bolsa de papel. En cuanto entraba en la cerrada, yo me bajaba
rápidamente y me iba a sentar a la puerta de la cocina -que era
de adobe- para que no supiera que me había subido, so pena
de recibir un gran regaño. También me sentía feliz cuando jugaba con mis primos, sobre todo con mi prima Ana, que era
más pequeña que yo. Me gustaba juntar las sillas y las cajas en
círculo, ponía una cobija en el suelo y jugaba con ella que era
nuestra casita.
Asimismo jugaba con mi mamá a identificar el nombre de
sus labiales. Los volteábamos de cabeza y adivinábamos los
colores. Bailábamos mucho y también íbamos al cine. Veíamos
hasta tres veces las películas clásicas para niños. Cuando ella
regresaba del trabajo o de algún viaje, me traía ropa, dulces, o
algún anillo o aretes. Siempre se acordaba de mí. En mis cumpleaños ella se esmeraba en que tuviera el pastel más grande y
sabroso. Como me gustaban los de moka, pues nunca faltaba
uno de ellos.
A veces hacía travesuras. Mi mamá solía escribir con pluma
fuente, así que tenía plumas guardadas y una vez, las saqué
todas, las llené de tinta y quise escribir como ella. Por supuesto
que no pude, todas las puntas se las rompí. Y también pasaron varias cosas que ahorita no recuerdo muy bien, pero que
me merecieron una buena tunda y un buen regaño. Yo adoraba
a mi mamá, la extrañaba muchísimo cuando no estaba. Solía
abrazar su bata para percibir su olor y lloraba su ausencia. En
ocasiones, yo sentía que mi mamá no me quería lo suficiente, y
no era por los regaños. Era algo más que no podía entender.
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CUENTO
45 Juegos Bancarios
Había ocasiones en las que no podíamos hacer ruido mi
abuelita, yo, o las visitas. Mi mamá solía dormir conmigo en un
cuarto que tenía las ventanas tapadas con papel negro para que
no entrara la luz. Creo que a veces le dolía la cabeza o se sentía
mal, no lo sé. Pero el despertarla en esas condiciones provocaba su ira y sus gritos a mí y a mi abuelita.
Algunas veces, mi mamá estaba enojada y yo no entendía la
razón. No había hecho travesuras y me había portado bien pero
sus regaños subían de tono y me decía palabras que me dolían.
Y el amor tan grande que sentía por ella se volvió miedo.
Así, entre sonrisas y lágrimas llegué a la adolescencia. Como
toda joven, me empecé a rebelar contra las normas. Si me daban
permiso de salir, siempre llegaba tarde. No quería estar en mi
casa, aprovechaba cualquier pretexto para irme. Por supuesto
los regaños y los gritos no podían faltar. A veces, sin querer, se
me caía algo o se rompía algo que llevaba en las manos pues
era muy atrabancada o torpe como muchos de mi edad. Con los
insultos también había pellizcos y jalones de cabello. Si no me
sabía las tablas, si se me olvidaba comprar algo, etc. no recibía
golpes todo el tiempo, pero las palabras hirientes y humillantes
sí. Y ésas lastiman más que los golpes. En esa época mi mamá
dejó de trabajar porque estaba enferma. Y pasaba del enojo desmedido a la alegría. Después de un gran pleito, en los que yo
acababa con dolor de estómago, ella cantaba y se reía como si
nada hubiera pasado. Cuando salíamos a pasear, me daba miedo que se enojara por algo, porque no se detenía a reclamarle o
gritarle a la persona que la había “ofendido”.
A los trece años, decidí que al cumplir 18 me iría de mi casa.
Ya no aguantaba las ofensas y los insultos. Esos cambios de
carácter de mi madre en los que yo era la más bonita e inteligente y al poco rato era lo peor, un estorbo y una estúpida me
estaban destruyendo. A los 18 años, con el mundo por delante
y la autoestima por los suelos me salí de mi hogar. Hice amigos, trabajé, pasé parte de mi vida con un hombre del que me
enamoré profundamente en cuanto lo vi, pero a la larga resultó
que viví con él lo mismo de lo que venía huyendo.
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Juegos Bancarios
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En todos esos años de altas y bajas la relación con mi madre
se fué deteriorando cada vez más. Yo deseaba profundamente
que fuéramos amigas, que nos lleváramos bien. Que me aceptara con mis errores, que simplemente me quisiera. Pero ese
cariño estaba medido por sus cambios de carácter. La actitud
de -soy la mejor- no había cambiado nada y tampoco sus palabras hirientes. Yo seguía sin entender porqué a veces se portaba
muy linda y en otras ocasiones era como mi peor enemiga. Si
me llamaba a la casa y no me encontraba, hablaba hasta diez
veces a mi trabajo hasta dar conmigo. En una ocasión, le regalé
del día de las madres una licuadora que aparentemente tenía
una pequeña fuga. Habló a mi oficina para quejarse con mi jefa
-que yo la quería matar, porque la licuadora tenía una fuga y se
iba a electrocutar- Imagina la vergüenza que sentí cuando mi
jefa me dijo -oye ¿así que quieres matar a tu mamá?- y se empezó a reír. Yo quería esconderme debajo de las piedras. Pero
lo único que pude hacer fué esconderme debajo de 30 kilos de
grasa.
Como no podía controlar a mi mamá ni a mi marido, no podía callarles la boca e impedirles que continuaran humillándome y lo peor, creía a ojos cerrados que ambos tenían la razón,
creí que podría controlar la comida y desarrollé bulimia y sobrepeso. Por años estuve luchado contra ello. Acudí a un grupo
de autoayuda un tiempo, hice dietas, fui con el médico. Y nada.
Tenía temporadas en las que estaba bien, y otras no. Me sentía
culpable por trabajar y dejar solo a mi hijo, por estar alejada
de mi mamá, por no tenerle confianza, por no poder ayudarla
económicamente, por todo lo que no podía componer.
Y así pasaron los años. Mi esposo falleció, me quedé sola con
mi hijo y salí adelante. El problema de la bulimia dejó de serlo.
Al estar más tranquila logré bajar de peso y poco a poco fui
recuperando la autoestima. Sin embargo, sentía que todo era
como si un rompecabezas. Mis pedazos estaba tirados por todos lados, los recogía y trataba de unirlos, pero las piezas que
representaban la relación con mi mamá seguían sin juntarse.
Ahora ella dependía más de mí por su enfermedad y por su
edad, pero los cambios de carácter tan drásticos que seguía teniendo no cambiaron, al contrario, empeoraron con los años.
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CUENTO
45 Juegos Bancarios
Mis tíos y primos se alejaron, sólo yo tenía contacto con dos
de mis tíos, ya que mi mamá vivía aislada por completo. Estaba
rodeada de recuerdos desagradables, cajas con cosas que nunca
usaba, y papeles. Guardaba todos los papeles y cajas de cartón
que llegaban a sus manos. Decía que los vecinos se metían a
su casa y le robaban las galletas, o el azúcar, que le movían las
cajas de lugar y le pintaban cosas en los papeles, como signos
raros. Realmente estaba convencida de eso. Hasta fué un día a
la delegación, y por supuesto, aunque con algunas reservas, yo
también le creí, así que también me sentía culpable porque no
podía llevarla a vivir conmigo por su carácter y tampoco podía
darle una casa mejor en otra colonia con otros vecinos.
En ocasiones distintas, durante sus visitas al médico, le habían diagnosticado varios trastornos emocionales que ella se
negaba a aceptar. Les reclamaba que le hubieran escrito eso en
el expediente -porque ella estaba bien- así que un día me di a
la tarea de investigar qué era eso que le habían diagnosticado.
Investigué en libros, vi algunas descripciones de médicos en la
web y le consulté a una prima que es psicóloga.
La verdad siempre se sabe aunque uno se empeñe en ocultarla.
-Trastorno de la personalidad, maniaco-depresiva. Es decir,
trastorno bipolar- Eso fué lo que me confirmó mi prima. Resultó que mi madre había estado enferma toda su vida. Y se había
negado rotundamente a aceptar su enfermedad y no había recibido tratamiento alguno. En ese momento, una venda se me
cayó de los ojos. Toda mi vida pasó como en reversa por mi
cabeza. Recordé cosas que creía olvidadas, imágenes, palabras.
Actitudes. Comprendí porqué mi abuelita siempre la había sobreprotegido y defendido de todos, porqué había aceptado los
gritos y los insultos callada, porqué me había apoyado cuando
decidí irme de la casa, y la razón por la que, hasta el final, se
había preocupado por mi mamá. Me sentí burlada y molesta
porque yo era la única que no se había enterado de la verdad, y
nadie se había tomado la molestia de decírmelo. Por supuesto
siendo una niña no lo hubiera entendido, pero ya más grande
sí. Hubiera tenido oportunidad de buscar ayuda y librarme de
CUENTO
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Juegos Bancarios
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todas esas sombras que se apoderaban de mi voluntad. Me habrían ahorrado muchos años de pesadillas y dolor.
Mi prima se disculpó y me ofreció su apoyo. Anduve un par
de días molesta, sin poder dormir. Pero después revaloré la situación. Tal vez nunca sabría porqué me lo habían ocultado,
quizás mi abuelita no quería que yo rechazara a mi madre, o
que la etiquetara, al igual que los demás. Probablemente mis
tíos no se habían querido meter, o lo tendrían prohibido, o tal
vez no sabían cómo ayudarme. Y ahora yo, adulta y dueña de
mi vida por completo, tenía otro panorama por delante. Por fin
sabía que yo no era tan mala como me había dicho mi madre,
ni tan perversa, ni poca cosa. Ahora me quedaba claro que lo
que hablaba tan mal de mí en esas ocasiones no era ella, era su
enfermedad la que la hacía decir todo eso. Que en el fondo sí
me quería pero necesitaba la ayuda que nunca había recibido.
Tal vez la relación entre ella y yo no podría nunca ser buena,
pero ya no dependía de mí. Yo siempre había hecho lo posible
por estar bien con ella, porque ella tuviera lo mejor a medida
de mis posibilidades. Pero yo no era responsable de su enojo
ni de sus conflictos. Lamentablemente cuando alguien se niega
a recibir ayuda, no hay forma de apoyarlo. Pero podía seguir
al pendiente de ella, ayudándole cuando lo necesitara y que
supiera que yo estaba allí presente, pero con amor adulto, con
madurez y conocimiento de los límites que debía poner para
no enredarme en esa noria emocional que había dado vueltas
tanto tiempo, para ayudarla a ella y no dañarme. Ahora podría
juntar todas las piezas del rompecabezas, por fin empezaba
a recuperar mi autoestima y el respeto por mi misma y hacer
todo lo que nunca me había atrevido por miedo.
Por fin era libre.
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La Soldadera
Por: Esperanza Fernández Acosta
BBVA BANCOMER
se día cómo llovió metralla. Nosotras estábamos
bajo el ferrocarril nomás viendo que se disparaban
unos a otros. Allá a lo lejos, caían los hombres ensangrentados, mientras el cielo se teñía de rojo atardecer.
“Junto a mí, tenía bien apretadita mi atajo de ropa
y a un lado el anafre, dos ollas, platos y cucharas y,
en una cobija, el traje de mi general”.
Así fue como empecé a conocer a mi abuelita, o más bien, mi
bisabuela Fernanda.
Yo, un abogado aburrido y harto del ejercicio que se nutre de
corrupción y deslealtades, recibí un verdadero tesoro.
Ahí en el abandonado rancho “El Ensueño” de Chihuahua,
encontré un pequeño baúl que contenía vestidos, fotos y una
especie de diario de mi abue Fer.
Fernanda Nicolasa Martínez de Chaparro, era el nombre
completo de mi bisabuela. Ella, dicen, fue la culpable de que
me bautizaran con el nombre de Francisco.
Esas hojas bien adornadas con su escritura perfecta hecha con
manguillo y tinta china, no tenían orden, pero sí testimonios
valiosos.
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“Me acuerdo que mi Pancho era muy mujeriego, pero eso sí,
leal con todas. Y me decía con esos ojotes y el bigote espeso,
que yo siempre sería su mujercita. Y yo, enamorada de aquél
hombre alto y fuerte, no me importaba nada más que tenerlo
conmigo”.
Hojas ya amarillentas y algunas a punto de sucumbir al
paso del tiempo.
Atadas con listones rojos, azules, amarillos o blancos, y todos en su lomo, con las iniciales de FN.
Ese fin de semana que vi el baúl, había llegado derrotado
por el estrés de la ciudad de México, de sufrir en juzgados
interminables audiencias que sólo tenían el signo de pesos.
Nunca me imaginé que mi abue Fer, fuera una mujer revolucionaria.
Tampoco, que se sostuviera una relación con Francisco Villa,
el Centauro del Norte.
Ella, me lo había dicho mi madre, siempre fue muy reservada. Había nacido en un modesto rancho donde realizaba
labores de servidumbre.
Y cuando llegaban los revolucionarios, de uno u otro bando,
junto con todas las jovencitas eran escondidas en un sótano,
donde permanecían hasta que se fueran los agresivos guerreros.
Como era consentida de la patrona, aprendió rápido a cocinar, bordar, así como a leer y escribir, lo que era muy raro en
ese entonces y para ese sector tan marginado.
Ahí en el meritito Chihuahua, se enteró que había revueltas
y que la bola había empezado.
Se hablaba de un vendaval de violencia que alcanzaría muy
rápido al rancho de La Asunción donde estaba, para dejarlo
hecho ruinas y provocar la muerte de Don Pascual y su esposa Margarita.
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Todos los que ahí laboraban, salieron huyendo y ella, mi abue
Fer, se quedó un día sin nada y en medio de la revuelta revolucionaria.
“No tenía qué comer y me conformaba con algunas frutas
del campo y tomar agua del río. Junto con otras mujeres, llegábamos a los poblados sólo para ver casas quemadas, cuerpos
tirados o colgados en los postes del telégrafo.
Sólo rezaba por sobrevivir…”
En aquel entonces se conoció la noticia de que un tal Doroteo
Arango, había matado a su patrón para vengar la afrenta que
habían cometido contra su hermana y que se fugó hacia la sierra de Chihuahua, donde cometía robos y asaltos.
Ya se hacía llamar Francisco Villa y era un robavacas. Fernanda Nicolasa logró establecerse en un pequeño poblado al norte
de la capital chihuahuense, donde ayudaba a los quehaceres
del doctor del pueblo.
Hasta ahí llegó la bola e hizo que toda la vida se trastornara. Ella, con sus apenas 18 años, no estaba dispuesta a dejarse
vencer.
“Apenas escuchamos los balazos, y junto con las dos niñas
de la casa, nos metimos en el sótano. Ahí oímos los gritos del
doctor y la señora, antes de que los fusilaran, quesque por traidores. Dentro, teníamos agua, frutas, un poco de comida y nos
la pasamos ahí cuatro días con sus noches, hasta que ya no
aguantamos y salimos sólo para sepultar a los señores.
“Cuando estábamos en el panteón, llegó un grupo de sombrerudos. “Buenas tardes”, se oyó una voz fuerte y altiva. Nos
volteamos a ver y eran unos hombres, feos, cochinos y que insistían en que les habláramos.
“Bajó de un caballo blanco, bonito, un hombre con chaparreras altas, botas, un sombrero feo, bigotes grandes y ojos cafés
claros. Se plantó frente a mí y al abrir los labios, me di cuenta
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que tenía todos los dientes chuecos y sin importarle, sonreía
abiertamente.
“Mire chula -me dijo- sólo venimos a decirle que sentimos
mucho la muerte de sus papacitos, y que le vamos a ayudar en
lo que podamos. Mire, yo no sé si alguien le ha dicho, pero soy
Pancho Villa, y a mí la mujer que me cuadra, pues me cuadra,
así que mejor véngase pa acá, y va a ser feliz”.
Claro que esos tiempos no eran de romances ni de cartitas, y
además, pues era la Revolución y todo estaba muy complicado.
Yo, lo único que sabía, era que mi bisabuela se había casado con Demetrio Salustio Chaparro y Ortiz, de Ciudad Juárez,
Chihuahua, pero con residencia en la mera capital.
Aunque ahora, se me develaba una nueva etapa de la vida
de mi abue Fer, que en una de sus hojas de la vida, decía convencida:
“Pero no me llamó Fernanda, sino Adela, porque decía que
así nadie sabría de mi pasado, sino sólo de mi presente y mi
compañía con él, se volvió cotidiana. Luisito, su secretario, tenía especiales deferencias hacia mí, y evitaba que me juntara
con sus otras mujeres.
“Y Fierrito, su gran compañero de Pancho, era realmente una
persona especial, fiero para combatir y tierno con sus esposas.
Fue él quien me dijo que aquella vez en el panteón, a Pancho le
llamó la atención mi manera de caminar y de mirar, pese a que
mis ojos estaban llenos de lágrimas y eso, tal vez, enterneció al que
llamaban ya el bandolero, el criminal y el Centauro del Norte.
“A las primeras batallas me llevaba, a otras no, porque decía
que era muy peligroso. Sabía de sus triunfos cuando llegaba
sonriente, y sus derrotas, cuando triste se acostaba junto a mí,
y empezaba a buscar el calor de mi cuerpo.
Qué frío hacía ese día en Parral. Fui precisamente a conocer la
tumba de Villa. “…pero que tristes cantaban esas avecillas, van
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a llorar sobre la tumba de Parral, donde descansa el general
Francisco Villa”.
Nunca fui bueno para la historia, pero siempre me apasionó
la vida de un mexicano como Villa, que se hizo famoso en el
mundo cuando invadió territorio gringo, mató a más de 100,
robó y quemó y salió como si nada. Fue en 1916 y dio pie a
la Expedición Punitiva, donde el general Pershing y miles de
soldados gringos, hicieron el ridículo, porque jamás lograron
detener a mi general Villa.
Hasta aviones trajeron y a los mejores militares, pero dicen
que el Centauro del Norte, sólo los veía desde las montañas
donde se escondía y les decía “Good bye, sons of the beach”.
No sé si soy descendiente de tan ilustre personaje, que incluso llegó a sentarse en la silla presidencial, en aquel memorable
momento en que Emiliano Zapata no quiso colocarse en esa
silla, pero hay indicios de que a lo mejor.
“Porque si bien Francisco Villa tenía regados hijos por donde
quiera, a mí me decía que sería el hombre más feliz de la vida
cuando le diera un hijo, y que quería que le llamaran Pancho.
“De aquél hombre que conocí, con ropa de campo, sucio y
maloliente, de pronto se transformó en un hombre muy cuidado. Se ponía uniforme como los de los federales, y con botonaduras de oro. Ya para entonces, vivía en El Ensueño y ahí
llegaba Villa, siempre con sus guardaespaldas.
“A Fierrito lo mataron en la toma de Ciudad Juárez, y Luisito
se murió luego de que una mujer que le llamaban la Coronela,
le pusiera los cuernos. Pero a medida que Pancho se convertía
en un gran general, sus visitas a El Ensueño, eran cada vez más
distantes. Un día, ya no vino”.
Cada uno de esos legajos dejaba en mí, emoción, tristeza,
pero sobre todo, el orgullo de saber cómo había sido mi abue
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Fer. Ahí, junto a sus escritos, estaban recortes de periódicos y
fotos amarillentas y a punto de deshacerse con el soplido del
viento.
Admiré en una de mis visitas a “El Ensueño”, varias fotos
donde se aprecia al general
Francisco Villa; una donde aparece precisamente con el general Pershing, antes de la fracasada expedición punitiva, otra
donde está arriba de un caballo negro y otra más donde aparece muy trajeado junto a una jovencita que, tal vez, fue mi
bisabuela.
“Me llevaba a veces al cuartel -relataba mi abue Fer- y se dejaba escuchar al paso esa tonadita tan sabida de La Adelita. Y si
Adelita se fuera con otra, cantaban y cantaban la soldadesca.
“Nadie mejor que yo para saber que no era más que una más
de las soldaderas, que llevan comida y las balas para su revolucionario. Cuántas veces me quedé en el campo esperando a
mi Pancho, o en el furgón del ferrocarril que habilitaron como
recámara del general, pero sobre todo, quién me va a decir que
no maté el hambre y el corazón de este mexicano valiente”.
Hallé además, un diploma donde a mi abue Fer la nombran
“Enfermera Militar” de la División del Norte, y está firmado
por el general Villa.
Todo eso lo atesoro ahora y lo legaré a mis hijos, porque seguramente la Revolución no hubiera triunfado sin sus soldaderas.
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La luz roja
Por: Israel Navarro Rodríguez
BBVA BANCOMER
a luz roja por fin está cerquita ¡Ya soy grande! desde
hace muchas frías y lluviosas noches que llegué a esta
roída esquina, que he querido verla así, de cerquita, quizás
porque siempre se me hizo difícil llegar hasta ella o quizás
porque el Turrón me dijo – Cuando seas grande Manitas
es porque puedes ver de cerquita la luz – ¿Quién sino
él podía saber más?, ¿Quién sino el mismo Turrón?
El Turrón, ese sí que fue un padre pa´ mí, cuando llegué a
vivir con él me explicó que mi jefe de a verdad no me quiso,
por eso casi ni me acuerdo del, tengo como quel recuerdo pero
la neta no me acuerdo chido, era como el Turrón decía – si nos
quería ¿pa´ qué nos dejó? – pus la neta sí, si me quería ¿pa´ qué
me dejó de a solapa con mi jefa?
Por su culpa ella tampoco me quería y se ponía bien jarra con
cualquier chupe que le cayera en sus manos; mi jefa siempre me
gritaba que yo era pa´ ella lo mismo que mi jefe, un estorbo,
siempre me lo gritó tan harto duro que ni a como olvidarlo,
además lo acompañaba de reatazos con el cable de la cocina que
me dolía hasta adentro, como cuando te muerde una rata pero
como de adentro pa´ juera; un día me dio una que hasta me quedé como dormido, pa´ cuando desperté ya no me chambeaba la
mano; por eso me dicen el “Manitas”, porque na´ más me jala
una, la derecha.
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Después que desperté me puso a limpiar la sangre y me envío pal patio de atrás a dormir, ya había dormido atrás pero
esa noche no me echó nada pa´ taparme, hacía harto frío y me
dolía tanto que pus la neta no podía pegar el oclayo, me asomé
por la ventana y ahí fue cuando la vi sin ropa sobre la cama,
debajo de Don Eustacio, el marido de la vecina, que igual de
encuerado estaba tendido encima de ella, no entendía que pasaba o porque mi jefa como que se quejaba, me llené de miedo
y harto coraje contra ese que comencé a golpear el vidrio, pero
entonces mi jefa se levantó y me arrastró de las greñas, me gritó
lo mismo de siempre y me hecho pa´ la calle; no entendía pa´
que hizo eso si yo la neta sólo trataba de defenderla; pero no
fue hasta quel Turrón me explicó que estaban poniéndole cuando
entendí porque mi jefa se enojó tan harto.
Y ¿cómo no enojarse? cuando el Turrón me explicaba y al ver
que na´ más yo no le agarraba la tranza, me llevó con la Cachorra ques que pa´ que le entendiera mejor, ella es una morra del
barrio que dicen que es bien jaladora na´ más por una feria o
comida; ese día no traíamos nada, menos yo, pero como el Turrón siempre fue ley, le cambió una lata con un poco del buen
cinco a cambio del favor, ella me llevó pa´ de bajo de un puente,
ahí nos quitamos la ropa – Estás tan morrito que ni sé si puedas
– me dijo, la neta en ese entonces no entendí y como siempre,
tenía miedo, ¡pero ah qué rico sentía! era lo más bonito que he
sentido en toda mi vida, ¡me cae! ni las demás veces que fui
con ella fue tan bonito como esa vez, pero en aquel entonces
entendí porque mi jefa me corrió del cantón.
¡Hay Manitas, te vez recagado! – me dijo el Turrón el primer
día que me pintó la cara pa´ parecer payaso y lanzar pelotas al
aire, era el primer día de chamba, el mismo día que comenzó
mi fascinación por la luz roja, porque ésta entre más durara,
más posibilidades tenía de acercarme a pedir feria a más carros, limpiar más parabrisas o vender más chicles.
Un día el hambre estaba machin, calaba tanto que ni entrándole al cinco la armábamos pa´ controlarla, llevamos rato pidiendo pa´ un pan, pero na´ más nel, además estaba como lloviendo y había rete a poquita gente en la calle – Al que sigue le
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caemos – dijo el Turrón, la neta no entendí pero pa´ no quedar
mal le dije que sí; al rato apareció un señor importante, lo supimos porque llevaba traje, el Turrón le cayó encima desde la
espalda, el Feo y el Mosco le ayudaron a jalarlo pa´ debajo del
puente y entre los cuatro le pusimos la mejor tranquiza que he
visto en mi vida – ¡Ahora sí somos ricos, ira cuanta feria! – Dijo
el Feo después de contar los 300 varos que le sacamos de la cartera – ¡Se van a ir al infierno malditos niños! – nos gritó el señor
mientras salía corriendo.
– ¿Qué es el infierno?
– Es el cantón de la bestia, la que te carga cuando te quiebras –
Me contestó el Turrón – pero tú no te preocupes Manitas, que
pa´ nosotros es sólo como cambiar de esquina.
Después llegó la navidad pero esa noche el frío calaba como
nunca – Lo bueno de estos días es que la gente es bien alivianada y te dan buen billete – decía el Turrón pa´ que nos olvidáramos del frío y el susto que nos metía cada vez que tosía
como carro viejo mientras salpicaba sangre y gallos, esa noche
toda la bandera estábamos acostados dentro de la coladera pa´
alivianarnos, a mí nunca me gustó dormir ahí por el olor, pero
con el harto frío eso era lo de menos – Me voy a echar una firma – dijo el Turrón antes de salirse de la coladera y salpicarnos
nuevamente sangre, su lugar lo dejamos libre pero nunca más
regresó.
A la mañana siguiente el Turrón estaba acostado en la calle
mientras un tira lo empujaba con la punta de su bota como a
perro muerto; el Turrón siempre me decía que cuando viera a
los tiras yo me echará a correr porque si te agarran, o les das
feria o te trepan pal encierro; pero yo no podía irme, tenía que
ver qué le pasaba a mi mejor amigo.
– Se lo cargo el sidral por meterse tanto con la Cachorra – dijo
el Feo.
– Nel, se lo llevó la bestia porque lo atropellaron – comentó el
Mosco quien nunca hablaba.
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– ¡Niños idiotas! – Como siempre nos insultó la anciana borracha, quien sólo se aparecía pa´ intentar robarnos comida, insultarnos o lo más divertido, abrirse el saco pa´ enseñarnos su
arrugado cuerpo – Ese niño se murió por enfermedad, anoche lo
oí toser y vi cuando se cayó ahí muerto.
Nel, la neta es que yo sí sé porque se lo cargo la bestia, fue por
pura tristeza – ¡Vienen por mí, Manitas! – días antes me gritó
con una sonrisa como nunca lo había visto, vio a su hermana
en un carro de bien, uno de esos rojitos que corren más, él la
reconoció de inmediato, pero ella sólo le indicó con su dedo
que no, como cuando te dicen que no quieren que les limpies
el vidrio con la mirada clavada en la nada, como si no existiéramos o no valiera la pena vernos, la luz roja se apagó y ella se
fue; vi llorar al Turrón escondido un buen rato, pero ni él ni yo
hablamos de eso.
Tiempo después a la Cachorra le salieron una raras manchas
negras que le dolían por todo el cuerpo, se empezó a quejar
tanto del dolor que un día se cortó y hasta ahí quedo, el Mosco
otro día simplemente desapareció y esa misma noche al Feo lo
mató el Chingüillas en una pelea; así fue como me quedé sólo
de nuevo, como en los días antes de conocer al Turrón, sólo yo
y la luz roja.
Hoy me desperté muy temprano porque otra vez me mordió
una rata, lo bueno es que ya dejó de llover y ya mero sale el sol,
la luz roja brilla como pocas veces por las mañanas, mis pies
descalzos sienten los fríos charcos de la calle mientras la voy
cruzando pero la neta me vale, siempre es lo mismo todos los
días y yo sigo enamorado de mi luz, mi hermosa luz roja; yo
sí la vi, no se porqué la camioneta no, ¡Chale con el favor que
me hizo la bestia! cargarme tan alto pa´ que pueda despedirme
desde cerquita de mi luz.
Pero ir al infierno ya no me espanta, total, desde que nací es
justo ahí a donde he vivido.
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El niño que recibió ayuda
Por: Martha Ruiz Pérez
NAFIN
n pequeño niño, de nombre Asriel desde muy
pequeño descubrió que iba escalando una gran
montaña.
Al principio, no sabía cómo o por qué estaba en ese
camino, sólo comprendía que alguien lo puso ahí.
Sin titubear, empezó a subir. Con pocos amigos pero
siempre abierto a las personas, se mantenía caminando y en ocasiones, se preguntaba a dónde iba a llegar.
Como avanzaba el tiempo y su vida, conoció en la vereda, a
vendedores de productos que le ofrecían ayudarlo y facilitar
su travesía. Algunos de ellos, evidentemente más charlatanes
que otros, intentaban desorientarlo, más que beneficiarlo pero
siempre estaba alguien que le advertía de los peligros y desilusiones si tomaba productos de procedencia dudosa.
En ocasiones el camino era lleno de piedras sueltas, que le
obstaculizaban ir de prisa e incluso, daba algunos resbalones
y caídas… leves, pero al fin, eran caídas de las que se debía
levantar.
Otras veces, el sol agobiante como una gran lumbrera le atormentaba aun y cuando sabía que le podía dar orientación, ubicándose de dónde lo veía nacer y hacia dónde lo veía ocultarse
pero deseaba que no le quemara tanto ya que hacía más pesado
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el escalar la montaña y provocaba un esfuerzo agotador pues
no siempre encontraba agua para beber y tranquilizar su insaciable sed.
Algunos días, tuvo que caminar bajo lluvias ligeras pero tupidas y hasta grandes tormentas que lo espantaban por presentarse con truenos y relámpagos. En esas noches de miedo en la
oscuridad, sólo corría, sin saber a dónde se dirigía, sólo quería
huir de ese lugar pero agotado se detenía, dándose cuenta de
que no llevaba un rumbo y a nadie le podía solicitar ayuda…
estaba solo.
Las inclemencias del tiempo y condiciones no favorables del
camino lo llevaban a situaciones de análisis, confrontación con
sus creencias sobre lugar al que se dirigía pero con su estado
agotador físicamente y emocionalmente de miedo, deseaba no
seguir avanzando pero algo dentro de él, le decía que no podía
quedarse en ese lugar.
Cuando los días eran cálidos, sólo veía a la cima de la montaña y se preguntaba, -¿qué encontraré al llegar?, ¿habrá personas?, ¿habrá seres humanos?, ¿o tal vez sólo haya animales?.
¿Encontraré sólo rocas; nada de vida? o lugares de vegetación
en donde podré descansar. ¿Qué es lo que encontraré?- se preguntaba continuamente.
Cuando ya había recorrido aproximadamente la mitad del
camino hacia la cima, descubrió que había otras personas que
tenían serios problemas como los que él había vivido en algunos tramos de la montaña. Fuertes situaciones de crisis, inclemencias del tiempo, amenazas de animales y de personas que
se comportaban peor que éstos últimos.
Se trataba de una pareja que no necesariamente caminaban
juntos: un hombre que se había esforzado por subir, pero no lo
suficiente, pues las asperezas del camino lo desalentaban con
facilidad. Se percibía autosuficiente o al menos esa impresión
daba al negarse a recibir consejo o instrucciones para continuar
subiendo. Era poco empeñoso y falto para cumplir con compromisos.
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La otra persona era una mujer aguerrida, adelantada a las
mujeres de su edad, en arrojo, valentía y disposición para enfrentarse y subir con facilidad pese a las contrariedades sin embargo, el camino que había tomado para subir, tenía varios obstáculos; empinadas y riesgosas veredas que la hacían caer una
y otra vez y en ocasiones estas caídas le provocaban gran mal
a su vida, a su cuerpo y a sus sentimientos y emociones pero
por su fortaleza interior, siempre se sobreponía y finalmente
se daba cuenta de que cuando sentía avanzar, un resbalón le
provocaba una gran caída que la hacía retroceder. Ella reconocía que en ocasiones había tomado el camino equivocado. En
otras, se daba cuenta de que por ser intrépida cometía errores y
llegó el momento en que cansada, desesperada y desorientada,
se sentó sin ánimo de continuar.
Asriel, al ver a estas dos personas y el tramo del camino que
habían avanzado hizo una comparación con el nivel que él llevaba ya escalado. Decidió ayudarlos porque sabía que él no había
llegado hasta ahí solo; confiaba en el único Dios todopoderoso,
creador de los cielos, la tierra y por supuesto, de la montaña que
les había tocado escalar y lo reconocía como el único que había facilitado su ascenso por lo tanto, pensó que no debía continuar el
solo por la montaña; que podía llegar a la cima pero acompañado
de esas dos personas.
La duda llegó a apoderarse de él y le atormentaba provocándole pensamientos sobre la disposición que tendrían sus nuevos compañeros de camino, en cuanto a cooperar, trabajar en
conjunto, adaptarse y enfrentar con buen ánimo las inclemencias que podían presentarse e incluso, llegó a considerar que al
acercarse a la cima, el hielo que se veía podía desprenderse y en
forma de avalancha, acabar con ellos y desconocía si sus compañeros estarían dispuestos a integrarse como uno solo y vencer
los obstáculos. No le importaron sus actitudes y debilidades,
él decidió ayudarlos, extender su mano; jalarlos, levantarlos
cuando se caían, enseñarlos a caminar por diferentes veredas,
planas, con piedras sueltas, resbaladizas, difíciles y también las
que se disfrutaban y eran un deleite en su transitar.
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Sus compañeros, como era de esperarse, con sus hábitos
arraigados, mostraban en ocasiones, rebeldía, negación a continuar, deseos de implantar sus ideas y sus conocimientos (poco
exitosos), para llegar más rápido o en forma librada.
Asriel aunque en ocasiones se desesperaba, los comprendía
al verse reflejado en las conductas de ellos en alguna etapa de
su vida y con paciencia, los guiaba nuevamente para seguir
avanzando.
La parte difícil a enfrentar, era que todos comprendieran que
el compañerismo, la sinceridad, buena comunicación y cuidado de unos y otros, era lo que les permitiría escalar hacia la
cima alcanzar el éxito o bien. una situación de celos por avanzar, un error, descuido, deslealtad o no saber seguir instrucciones, podía provocar la muerte no sólo de uno de ellos si no
posiblemente de los tres.
Cuando se acercaban más a la cima, y al ver que la montaña
cambiaba a color blanco, Asriel, casi estaba seguro que ahí encontraría nieve. Sí, ¡nieve! Pero se preguntaba, de qué sabor;
si le gustaría o sería algo que no podría disfrutar sin embargo,
como le encantaba la nieve, prefería pensar que le estaría esperando y sólo debía llegar a disfrutarla.
Pasó casi toda su vida escalando esta gran montaña y siempre
reconoció a Dios, como su sustentador y ayudador; consejero
y quien lo sostenía; como su proveedor y guía pero también
como su amigo y consolador. Su esfuerzo, además por llegar,
fue guiar como lo había guiado Dios a él, a las dos personas
que conoció en el camino, buscándoles protección, progreso,
calidad de vida y esperando que éstos fueran sus anhelos. De
ellos, nunca esperó recibir algo en recompensa sólo sabía que
los tres deberían llegar a la cima porque como él, los tres eran
triunfadores.
Al llegar a la cima, fue entonces que Asriel conoció y comprendió a qué lugar había llegado y sus grandes dudas sobre
lo que encontraría se aclararon, descubriendo que el éxito no
estaba en la cima, sino en cada tramo de la montaña, al vencer
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cada obstáculo pequeño y grande: al enfrentarse a sus miedos
y angustias, sobreponiéndose ante toda adversidad hasta superarse incluso a él mismo, por negarse a avanzar solo y optar
por ayudar y enseñar a otros.
En esos pequeños tramos, estaban los grandes triunfos, los
verdaderos éxitos y las más plenas satisfacciones. Y al estar
arriba, con orgullo sólo podía contemplar un hermoso paisaje
que evocaba tranquilidad, en donde no importaba cuánta riqueza terrenal tuviera, títulos ni nombramientos, lo único importante que reconoció fue que había completado su misión.
La travesía para llegar a la cima de la montaña le llevó a Asriel toda su vida, y revela la verdad que lleva el mantenerse
vivo, para alcanzar la meta que es, la cima de la montaña.
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Sin rem, sin no rem
Por: Roberto Jesús Serrano Vargas
MULTIVALORES
ay ocasiones en las que estoy frente al espejo y
siento como si fuera alguien extraño alguien ajeno
a mi mismo como si realmente no fuera yo el que
está enfrente de mí. Si sé que es un poco raro pero
me llega a suceder y hasta hablo conmigo mismo,
me respondo y hasta he llegado a pensar en una paranoia severa o alguna clase de delirio.
Pero el día de hoy fue distinto, me he reconocido
con algunas marcas en el rostro, no me había dado cuenta que
mis pómulos resaltan y mi cara es un poco huesuda y ojerosa,
mi mirada un poco vaga, mis labios resecos y el cabello como si
no le hubiera pasado un cepillo en meses; ese soy yo esbozando
una sonrisa al espejo.
Día 1. Amanece con un poco de frío el cielo es gris, se escucha
en las noticias que se espera un clima gélido para la semana y
sin chistar me paro de la cama para meterme a bañar como de
costumbre; me alisto, desayuno algo ligero y me preparo para
un día diferente igual a cualquier otro con un poco de esto y
un poco de aquello. En el camino voy observando el rostro de
la gente a mi alrededor noto en sus miradas una preocupación,
una esperanza, lo cual me hace reflexionar acerca de ello... de
la esperanza.
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Llego a mi casa, por fortuna llegué bien sin ningún percance
y es que en esta ciudad uno nunca sabe, aparte ya es de noche
el frío pega más y ya se disiparon las nubes, las estrellas están
ahí pegadas en la bóveda dando paz a todos los enamorados
aunque sea de la vida misma. Me pongo el pijama y revisto lo
que ha pasado en el día de hoy, tengo hambre y me tomo un
vaso de leche con azúcar…deslactosada obviamente; no tolero
la lactosa desde niño.
Me pongo loción refrescante en los pies con un ligero masaje
al tocarlos se sienten hinchados por los zapatos y se ven un
poco rojos. Tomo una aspirina y me dispongo a dormir así que
llego a mi recámara, abro las cobijas, apago la luz y enciendo la
lámpara del buró, me siento en la orilla, me quito las pantuflas
y me acuesto me tapo y cierro los ojos…no puedo dormir.
Día 2. Ya está sonando la alarma no puedo creer que no haya
pegado las pestañas ni un momento pero bueno así hay veces
que sucede, me siento cansado el estar dando vueltas en la cama
no es grato y mucho menos el cerrar los ojos y no dormir pero
en fin tengo que apresurarme pues no quiero llegar tarde y tener
que lidiar con todo el tráfico.
Empezar el día no es lo más difícil, lo más difícil es terminarlo
y a mitad del día ya sentía cómo cabeceaba y cómo a ratos me
acurrucaba en cualquier lugar y más con el frío que todavía se
sentía, contaba los minutos para llegar a casa, hasta que llegó la
hora prometida. En eso se acercan a mí y me piden un trabajo
especial y pues ni modo así es el trabajo y me tuve que quedar
a hacerlo, el reloj ya marcaba las 10 de la noche, por fin salí ansiaba llegar a casa, en si a mi cama y rendir cuentas con Morfeo;
lo cual no conseguí.
Día 3. Cada vez que parpadeo siento como mis párpados se
mueven con lentitud, como estando en un estado de tranquilidad-alerta extraño no siento una cosa más que el cansancio,
sólo pienso en dormir aunque sea un poco. Extraño aquellos
días en los que era tan fácil simplemente en pegar la cabeza a
la almohada y listo.
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Por fin llego a mi hogar sintiendo mis movimientos torpes
más que de costumbre, las articulaciones duelen, sólo quiero
dormir, me tomo algo para el dolor, me pongo la pijama y me
acuesto…nada sucede sigo con la canica abierta, muero de sueño y no puedo conciliarlo así que veré un poco de TV a ver
si eso ayuda…no sabía que tan noche hubiera ventas de productos que al parecer son una maravilla, ¿tendrán productos
para dormir? Ya creo seriamente los necesito...Me asomo por la
ventana y veo el sol salir.
Día 4. Siento la fatiga cada vez más, al caminar creo que
arrastro los pies y hasta empiezo a ver como las sombras se
distorsionan, salen figuras familiares, se acercan y me observan; no quiero voltear sé lo que voy a ver y no quiero, empieza
a latir más rápido mi corazón, el sudor de mi frente es frío, no
quiero voltear tengo que seguir mi día tengo que trabajar, debo
de pararme a bañar, no me caerá mal.
Ya voy camino al trabajo, que raro…no hay tráfico, si no es
por que viera a unas personas caminar hace unas cuadras juraría que esta vacía, menos mal si está abierta la tienda, por que
no se vé movimiento…está cerrado.
Miro el calendario que trae mi móvil y dice es sábado, no es
posible que esto pase, el sol me alumbra y el día esta despejado
está todo somnoliente, como caminar en las nubes a cada parpadeo, con tanto sueño…tengo que irme a casa.
Abro la puerta de mi dormitorio, todo se vé un poco borroso
como si no estuvieran definidos los bordes, arden los ojos, todo
se siente tan lento, tan lento.
Siento algo, alguien me mira; volteo rápidamente, no hay nadie,
aún siento la mirada, está atrás de mí, no quiero voltear; giro rápido aunque con movimientos torpes,no hay nadie, la mirada aún
persiste, mejor me concentro en otra cosa.
Día 5. Estoy debajo de las cobijas cubierto hasta el rostro no
me quiero asomar, hay alguien afuera y sé que no es bueno me
ha estado vigilando sin decir palabra, se dedica únicamente a
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mirarme; tengo hambre así que hago de tripas corazón para ir
por algo de comer.
No había notado nunca el sabor tan sutil de las fresas con
leche y cereal siento una fiesta de color y sabor en mi paladar
haciéndome pensar en el campo, en un día soleado, entre risas
y juegos, como si fuera un niño; corriendo por ahí siendo libre
sin que nada más importe más que estar ahí, sin responsabilidades, simplemente descubriendo el mundo y volteo…-¿hay
alguien ahí?...pregunto. La única respuesta que escucho es el
rechinar del piso de arriba, escucho risitas de niños, una plática
a lo lejos, no puedo estar con los ojos abiertos; tampoco puedo
dormir, las canicas caen arrastrándose de un lado a otro.
Me están observando, están viendo lo que hago se están acercando hacia mí, siento escalofrío, mi piel se eriza, parpadeo…
ya no hay nadie, ya no estoy en mi casa estoy en el parque
con el sol a lo alto de un hermoso día despejado los niños corriendo, el viento soplando suavemente pegando en mi rostro
sin llegar ser molesto; las pocas hojas que hay levantándose un
poco, gente de día de campo; mi piel tranquila, y en mis manos
el volante de mi bicicleta dando vueltas por ahí; parpadeo otra
vez…estoy frente al computador con los ojos irritados y por
demás llorosos, marchitos, cansado, ojeroso, agobiado, harto,
disperso, sofocado, presionado, estresado; todo ensombrecido
sólo resalta el brillo de la pantalla , con mi rostro desgastado.
Parpadeo con esfuerzo, estoy en mi cuarto sentado en la
cama, las sombras siguen ahí, están cambiando de forma algo
como animal, están al acecho, no quiero voltear, se que ahí están, me van llevan con ellas: los muros se disuelven, se pierden
las paredes y se escurre el techo, sólo queda mi cama; todo se
oscurece ya no siento el cuerpo, sólo floto no sé si en el aire, está
todo oscuro.
Dicen que después de estar 5 días sin dormir se acaba todo;
no sé si así sea esto, ya no existe en mí presión, ni dolor, el
estrés se fue; mi cuerpo se diluye en el ambiente pero sigo en
conciencia, no más sentidos sensoriales.
CUENTO
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Juegos Bancarios
135
Me siento completo como nunca ha sido, total, en un cosmos
absoluto imperando el movimiento…Por fin pude dormir.
Aquí se siente tan caliente, tan rico, tan protegido, sin que
haya nada, todo es oscuro y escucho un palpitar pequeño y
voces de afuera. Un poco de presión y voy a un túnel cada vez
más estrecho, y salgo a la luz en medio de gritos y risas con
notoria alegría...jalo aire…y así es mi primer bocanada…
136
CUENTO
45 Juegos Bancarios
Sueños de Baile
Por: José Adrián Suárez Rangel
BBVA BANCOMER
ngélica no pudo evitar detenerse frente a aquella
pantalla de 52 pulgadas que, pasaba un video de
bailarinas de ballet clásico. Se veía a las bailarinas
vestidas con pequeñas falditas llamadas tutús junto
a algunos bailarines que, con mucha gracia, interpretaban un fragmento del cascanueces de Tchaikovsky. Todas ellas tenían una peculiaridad que no
pasaba desapercibida para nadie, ni siquiera para
una niña de 9 años como Angélica, y es que eran tan
delgadas que se podría pensar que la imagen estaba alargada verticalmente. Pero no era así, en realidad la dieta de estas
niñas-adolescentes era muy rigurosa y la cantidad de ejercicio
que hacían, enorme. Las imágenes se repetían una y otra vez;
la misma escena ya había sido vista por la pequeña unas 3 o 4
veces, pero a pesar de ello no se cansaba de verla. Se imaginó
bailando con un tutú rosa, unas mallas lilas y el resto de su
atuendo también rosa. Bailaba de puntitas y ejecutaba saltos
espectaculares. Su madre y su padre estaban tan orgullosos
cuando al final se le ovacionaba por ser la bailarina principal y
haber tenido una interpretación soberbia.
Su madre la llamaba para felicitarla con palabras amorosas:
-Que bien lo hiciste, eres grandiosa, estamos tan orgullosos…
CUENTO
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Juegos Bancarios
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…hija apúrate -escuchó que su madre le decía-.Ya hemos terminado de escoger el regalo para tu tía, te va a encantar, es
una caja musical que en la parte superior tiene unas bailarinas
dando vueltas al ritmo del Vals de las Flores.
De vuelta a la realidad Angélica comenzó a pensar en hacer
ese sueño realidad y le comentó a su madre el deseo que tenía
desde hacía un año, cuando habían ido a un espectáculo donde
se presentaban bailarinas. Le pidió que, por lo que más quisiera, la inscribiera a algún curso en donde pudiera aprender a
hacer esos movimientos que tanto admiraba.
Su madre le contestó con un par de preguntas:
-¿Estás segura de poder hacer el sacrificio que eso implica?,
¿y de poder someterte a las exigencias del maestro?, ¿además
de que no podrás descuidar tus estudios?
A Angélica no le parecía que su madre debiera ponerse tan
dramática, en realidad sólo le estaba pidiendo que la inscribiera a un curso para que aprendiera a bailar ballet clásico, no
podía comprender de qué manera esto podía afectarle tanto. Le
contestó que estaba dispuesta a cumplir las exigencias y le dio
las gracias.
A lo largo de los siguientes 6 meses Angélica entendió a que
se refería su mamá cuando le habló de sacrificios, exigencias y
de no descuidar sus estudios. El tiempo no le alcanzaba para
nada, siempre andaban corriendo de la escuela a la casa, comer
algo ligero, hacer la tarea, a la escuela de baile, de nuevo a casa,
más tarea, una cena también ligera y a la cama.
Cuando sus amigas platicaban acerca de algún programa de
televisión o de alguna película ella se sentía desconectada del
mundo normal. Había pasado las últimas vacaciones de verano casi como si no lo fueran: en la academia de ballet de 3 a 5
horas diarias, además de ejercicios de práctica que le dejaban
para su casa. Se sentía un poco cansada pero en cuanto veía
alguna presentación de ballet que su papá le llevaba en DVD se
entusiasmaba tanto que volvía al día siguiente con más ganas.
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CUENTO
45 Juegos Bancarios
Su dieta cambió mucho, recordaba aquellos panecillos que
desayunaba antes, las cenas de los viernes en familia en donde
se podía repetir incluso tres veces algún platillo, ahora sólo comía cosas que le recomendaban en la misma escuela de baile.
Un día en que todo transcurría normalmente en la academia,
durante un descanso salió al baño y pasó por afuera de la dirección, se encontraba ahí su amiga Yeidkol a quien algunas
compañeras apodaban “Keiko” (haciendo alusión a una ballena que se había presentado en el acuario del parque de diversiones). Yeidkol era una niña llenita, simpática, que no cumplía
con el estándar de alumna de la academia. Sin embargo ella era
la niña que quizás ponía más esfuerzo en las clases, al parecer
llevaba una dieta de lo más riguroso pero como su mamá decía:
“Es una niña de complexión gruesa”. Dentro de la dirección
también se encontraba su madre, también un poco “gruesa”,
la maestra de ballet y el director. Discutían acerca del peso de
la niña y de cómo esto podía representar un problema en sus
aspiraciones de convertirse en bailarina. La madre de Yeidkol
estaba muy alterada, no dejaba de repetir que para su hija eso
era lo máximo y que no se trataba de ponerse a pensar a esas
alturas si podría no llegar a ser la mejor bailarina del mundo,
lo que a ella le importaba era que su niña se sintiera feliz, que
la chiquilla estaba poniendo todo lo que estaba en sus manos y
no le parecía justo que le estuvieran pidiendo que renunciara
a las clases.
La semana transcurrió sin que Yeidkol se volviera a presentar
por el colegio. Angélica estaba nerviosa y por las noches no podía
dormir bien, comía poco y sentía mucha hambre, le preocupaba
mucho verse en la misma situación que su amiga.
Una noche en que casi no había cenado, tan sólo un plato
con lechuga y jitomate, su estómago emitía unos ruidos horribles por el hambre que sentía. Tenía mucha dificultad para
dormirse y cuando por fin lo logró, soñó que era grande, que
tenía unos 19 años y que estaba en una presentación en la que
ella era la estrella. Todos sus amigos y parientes estaban ahí,
la gente la ovacionaba de pie y ella estaba muy contenta. El
mismo director de Bellas Artes la había felicitado. Para festejar
CUENTO
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invitó a todos sus seres más queridos a cenar en un finísimo
restaurante en Paris, pidieron de todo y ella comió como nunca
diversos platillos que estaban llenos de calorías. Al final pidió
que le trajeran los postres y eligió unos tres o cuatro. Mientras
comía empezó a notar que la ropa que llevaba le apretaba, un
botón de su blusa salió disparado por el aire y el resto comenzó
a amenazar con hacer lo mismo -a pesar de esto, ella no dejaba
de comer-. De pronto sintió que la mesa la apretaba y que se
ahogaba. Su madre le pidió que parara, su abuela lloraba de
espanto, sus amigos le gritaban insultos, le decían gorda, ballena, elefante e hipopótamo. Siguió comiendo hasta que en su
cuerpo empezaron a aparecer agujeros por donde emanaban
líquidos fétidos, a su alrededor ya no estaba nadie, se habían
marchado, sólo podía escuchar la voz de su mamá que le rogaba parar y a su amiga Yeidkol que le pedía tener fuerza de
voluntad y dejar de comer.
Despertó sudando y muy agitada, fue al baño y se lavó la
cara. Su madre le gritaba que se apurara pues se le hacía tarde
para ir a la academia. Cuando bajó le dijo a su mamá que no
le sirviera de desayunar, ella extrañada le preguntó si se sentía
mal, le recordó que el desayuno es la comida más importante
del día. Caminaron hacia el colegio que estaba a unas cuantas
calles de su casa y ella trabajó como nunca en la vida. Al regresar a casa dejó la mitad de la comida que le habían servido en
el plato. No cenó y su estómago una vez más hacía demasiado
ruido.
Pasaron varios días en que la rutina se repitió de la misma
forma, la niña comía muy poco y cada vez estaba más delgada.
En la escuela comenzaron a llamarla “La Huesitos” o simplemente “La Flaca”. Al principio sintió que su delgadez la hacía
brincar más alto y tener mayor agilidad, pero con el paso del
tiempo empezó a notar que se cansaba cada vez más fácil, que
perdía la concentración constantemente y que incluso algunos
ejercicios no podía realizarlos por falta de fuerza. Sus piernas
estaban tan delgadas que parecían dos hilos que colgaban del
tutú como si estuviera deshilachando. Pensó que tal vez estaba
muy gorda y por ello no podía con los ejercicios, comía menos
y cada vez estaba más débil.
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CUENTO
45 Juegos Bancarios
Un día mientras ensayaba la maestra la regañó por no hacer
el salto lo suficientemente alto y le indicó que no se veía bien,
que no tenía gracia. Esto la hizo enfadar y pidió una nueva
oportunidad, se relajó, tomó aire e hizo el ejercicio, brincó lo
más alto que pudo y al caer se fracturó la pierna. Le pusieron
un yeso y estuvo en su casa sin salir. Pensaba que su pierna se
había roto por el gran peso que tenía, creía ser la más gorda
del planeta, dejó de comer hasta que un día cuando se paró al
baño sintió un gran dolor en la otra pierna, cayó al suelo y al
hacerlo una fuerte punzada le indicó que uno de sus brazos estaba rompiéndose. Se vio a si misma despedazada en muchos
trozos de hueso regados por el piso y comenzó a pedir ayuda
a su madre.
Una vez más despertó empapada en sudor, su madre había
llegado hasta su cama al oír sus gritos y la había despertado. La
pequeña Angélica le dijo a su mamá:
-Mamita, por favor, prométeme que siempre voy a comer lo
necesario para crecer fuerte y sana.
Su mamá la abrazó y le prometió aquello que ella le pedía y le
cantó hasta que se durmió profundamente. Se quedó pensando
si estaba cumpliendo ahora mismo esa promesa que le había
hecho a su hija.
CUENTO
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La casa del sol
Por: Alejandra García Chávez
AFORE XXI
ace mucho tiempo, en realidad… más del que yo
quisiera, un DIA que mis abuelos me reprendían
por ser tan obstinado me contaron esta historia…
“La historia de la casona del sol”…una casa llena de
costumbres y de amor.
Sí, era una gran casa en la ladera más lejana de la
aldea, de hecho, la más bella, a los niños de la aldea les fascinaba verla, sobre todo en las mañanas
que el brillante sol parecía irradiar por la chimenea, y se iba
asomando poco a poco por detrás de ella sus grandes ventanas doradas enmarcadas en rojo la engalanaban, lo curioso es
que de esa casa es que en la parte alta tenía un gran medallón
de cristal que al ser tocado por los rayos de sol salían grandes
destellos que parecía todo un arco-iris multicolor y de ahí el
sobrenombre de la casa todas las mañanas salía la pequeña y
dulce Madelline o “Mady” como todos le decían, siempre con
sus mejillas sonrosadas llenas de pecas y su largo cabello que
sobrepasaba su cintura, en sus ojos azules irradiaba ternura así
es, todos los días con una coleta salía para realizar compras,
sólo lo necesario para el día.
Una mañana la pequeña Mady salió presurosa de la casa,
eran ya un poco tarde para sus múltiples labores debido a que
ese día era tan especial que la casa debía estar impecable y aun142
CUENTO
45 Juegos Bancarios
que tarde, siempre alegre, al caminar por la aldea saludaba a
todo mundo, al panadero, al lechero, y a muchos más, pero aun
con su optimismo y alegría contagiante había un lugar al que
no le agrada ir, era la tienda de semillas sólo tenía que hacerlo
una vez al año, antes del día de primavera, la tienda era atendida por una anciana, al llegar Mady suspiró y entró presurosa
saludó a la señora,
-¡Buenos días! Dijo susurrante.,
La anciana al escuchar su voz de un solo brinco dejó su silla
y se acercó al mostrador...
-Así, que hoy es el día - ¿no es así Mady?
-¿De qué me habla usted?Apresurándose a seleccionar sus compras, se dirigió al mostrador dejando varios sacos sobre él, entonces la anciana, se
acercó a ella y jaló su delgado brazo, con sus manos largas, frías
y huesudas,
-¿yo sé el secreto? Tu madre, lo preparó.
Mady salió corriendo, totalmente asustada, cuando llegó a la
casa dejó sus compras sobre la mesa y llevó las semillas al sótano, bajó por unas profundas escaleras que poco a poco se iban
iluminando y al ver a su madre le preguntó…
-Madre, dígame ¿tiene usted secretos importantes que a la
gente del pueblo le interesen?
Su madre al ver su expresión confusa la miró y sonriendo le
dijo:
- Lo que tú tienes que hacer, es, escuchar a los demás
Que de su experiencia… Aprenderás.
Mady sin preguntar más continuó sus labores, olvidando por
completo lo ocurrido. Todos los años su madre tenía la costumCUENTO
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Juegos Bancarios
143
bre de obsequiar un costal de granos y semillas a las personas
ancianas del pueblo, ella decía que era una manera de devolver
a la tierra, lo que la tierra le había dado, trabajándola con orgullo y esperanza.
En la casa del sol, vivían muy contentas Danae que era su
hermana mayor orgullosa y vanidosa, Mady y su madre la cual
era aficionada a la fotografía. La mujer procedía de una comunidad de indígenas que se estableció en la sierra de Michoacán
una persona altamente arraigada con sus costumbres, orgullosa
de ser indígena y de hablar varios dialectos, un día cuando ella
era joven llegó un hombre a estudiar y hacer un libro sobre su
comunidad y aprovechando la facilidad de palabra de la madre, la contrató para trabajar con él, más tarde se enamoraron y
aunque su comunidad estuvo en desacuerdo se casaron y posteriormente se fueron a la aldea donde actualmente vivían años
más tarde su esposo enfermó y falleció dejándolas solas, pero
con una gran fortuna, ya que toda su vida había trabajado para
darle todo lo mejor a su familia, y aunque tenían el repudio de
los integrantes de su comunidad, ella nunca dejó de visitarlos
y de enseñarles sus costumbres a sus hijas.
La madre de Danae y de Mady, siempre que había una fiesta
patronal les pedía que la acompañaran a su comunidad sobre
todo el día de muertos que se realizaba una caminata a la isla
de Janitzio, ella sólo lograba que la buena Mady la acompañara
ya que Danae prefería mantenerse totalmente ajena a todo eso,
y, no asistir a cualquier tipo de reunión de hecho prefería no
salir ya que era muy vanidosa de carácter duro y voluntariosa, su madre estaba profundamente preocupada por el futuro
incierto de sus hijas y se prometió encontrar la manera de hacerlas feliz.
Una mañana, su madre cayó profundamente enferma y al
verse cerca de la muerte mando llamar a sus dos hijas…
-Hijas mías, sé que pronto voy a morir y es mi voluntad que
se cuiden una a la otra, a ti Danae te dejo este cofre de oro, en
el encontraras todos los tesoros precisos para alcanzar la felicidad, y cuando logres abrirlo promete que el contenido se lo da144
CUENTO
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rás a Madelline, promete que seguirás todas las instrucciones
que en el se contienen, ella, con una triste sonrisa asintió.
Era un cofre de oro incrustado con piedras preciosas y en
tres de sus lados había una cerradura con compartimientos separados, Danae al verlo preguntó a su madre por la llave a lo
que ella contestó que debía de leer la frase escrita en uno de los
lados, y aprende a escuchar que ahí decía dónde estaba la llave,
que el cofre las guiará, sin más las tomó de la mano les dio un
beso y murió.
Danae y Madelline profundamente tristes ante el cuerpo de
su madre se abrazaron y lloraron se hicieron los funerales y su
cuerpo fue cremado ya que era necesario cumplir con la tradición y dejarlo en su última morada, la que ella eligió, llevar sus
cenizas al cementerio de su comunidad.
Después de los servicios se encontraron ya solas en la casa
y leyeron la frase el cofre...
- Si la verdad y el tesoro quieres encontrar,
A los mayores debes escuchar.
- Busquen la llave junto con las fotos que están en el desván.
Sin más las dos subieron al desván y se hundieron a buscar
entre todo eso la preciada llave, entre todas esas fotos que tenían ahí guardadas al ver su historia relatada en imagen, volvieron a recordar su feliz infancia cerca de la comunidad de su
madre y también estaba plasmada lo mucho que se quisieron
sus padres las costumbres y paisajes que a su madre le encantaba captar en imagen.
-Son recuerdos invaluables- dijo Madelline.
De repente en un rincón había una foto muy grande de sus
padres frente a “La casa del sol” cuando ellos llegaron por vez
primera a la aldea. Danae de un salto se acercó y rebuscando
CUENTO
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dio con la llave que estaba escondida en un esquina del marco.
- ¡Aquí está!- gritó contenta
Las dos bajaron y probaron en las distintas puertas hasta que
en el tercer intento cedió la cerradura, dentro había un puñado
de diversas joyas y un trozo de papel que decía:
- Si la felicidad desean lograr,
En la comunidad el amor debes encontrar,
Y no te olvides, debes de escuchar.
- Busquen a mis hermanos, lleven las fotos que encontraron,
Junto con las joyas que hay aquí.
Danae y Mady se quedaron impresionadas y al día siguiente
emprendieron el viaje al poblado donde su madre vivió de joven, al encontrarlos y enterarlos de la muerte de su madre les
enseñaron las fotos demostrándoles que su madre había sido
feliz con la elección de casarse con alguien distinto a ellos, les
dieron las joyas y ellos totalmente arrepentidos, pidieron que
pasaran una temporada en el lugar, poco tiempo después de
que ellas vivieron ahí y compartieron leyendas y costumbres,
conocieron a los hijos del jefe del lugar y más tarde se enamoraron y casaron con ellos, el día de la boda, su tía puso en sus
manos el ramo de novia y al caminar Danae noto un tintineo,
era la segunda de una llave.
Al día siguiente las dos hermanas se encontraron y abrieron
otra puerta del cofre…
- Si las llaves sigues tú buscando,
Al secreto te vas acercando,
-No te olvides, sigue escuchando
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CUENTO
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-En mi última morada el día de muerto la verás…
Lo demás, fue escrito en un dialecto que solamente manejaban los ancianos de la comunidad, después ellas se enteraron
por sus tíos, que su abuela, la cual vive en un lugar muy apartado de la sierra, lo manejaba a la perfección, las dos pensaron
en ir a verla, pero las convencieron de que esperaran y que mejor la vieran el día de la caminata para el día de muertos que
ya estaba cerca.
El día esperado llegó y partieron con su familia a la caminata que toda la vida su madre las invitó, al llegar al lugar
vieron a lo lejos a su abuela le explicaron lo ocurrido, le dieron
las joyas que le dejó su hija y le enseñaron el documento… la
anciana sonrió las abrazó y siguió con ellas, les dijo:
-Serán unos meses los que ustedes y los suyos vivan conmigo, en la sierra.
Pasaron los meses y una mañana de marzo la anciana preparó sus cosas y de un sobre sacó la tercera llave, dándoselas,
entonces al abrir el último compartimiento salió una llave y
otro puñado pero más abundante de joyas y un trozo pequeño
de papel que decía:
- La casa está sola y de regresar ya es tiempo
El sol ya va a salir,
Y el día de primavera, es el momento preciso para estar todos ahí.
-Hijas mías han aprendido lo necesario para sobrevivir, ahora
con su familia todos juntos regresen a la casa del sol y esperen el
primer destello de primavera, ahí la encontrarán.
Así que después de un año, las hijas de la casa del sol regresaron a la aldea y en la mañana de primavera todos a la puerta
de la casa en la escalinata de mármol se tomaron una foto y
esperaron el amanecer, cuando se asomó el primer rayo de sol
CUENTO
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Juegos Bancarios
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Danae y Madelline voltearon a ver su casa y vieron un destello
“multicolor” arriba en la chimenea, era la última llave, al rescatarla y abrir la tapa principal del cofre hallaron una llave, una
nota dirigida a Mady que decía:
-Si llegaste hasta el final con la familia ahora estás.
Ve al fondo del terreno, la casa que está ahí es tuya y mi
bendición es para ti
En el fondo del cofre, un sobre rojo, con una carta que dirigida a Danae:
Querida hija:
Si lograste abrir este cofre habrás notado toda la dicha a
la que habías faltado gracias por conocer mis sueños y a mi
gente, ahora que eres una mujer ya conoces mis costumbres
y por fin, fuimos juntas a la caminata, ahora, sé que eres feliz, te pido, que lo que has aprendido, compartiendo con la
abuela y mis hermanos no lo olvides, sigue mis costumbres,
no te olvides tampoco de ser buena y ama a quienes están a
tu alrededor, en tu familia siempre encontrarás todo, apoyo
y amor, éste siempre será incondicional, gracias hija mía
por seguir mis instrucciones y encontrar ese secreto que yo
te quise enseñar desde siempre, sé orgullosa de tus raíces
indígenas Puré-pechas y de los tuyos.
Siempre estaré con ustedes, en cada destello de sol que
salga por las rendijas de esta casa será, como una caricia
mía, recibe mi bendición, con amor…
Tu Amamba
Las dos hermanas al verse ahí, se abrazaron y empezaron a repartir como su madre les enseñó un costal de granos y semillas a
cada anciano de la aldea, Mady repartía, cuando de pronto una
mano huesuda la tomó de su brazo y le dijo…
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CUENTO
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-Yo sabía el secreto , y, te lo habría dicho, recuerda lo que tu
madre decía
- Lo que tú tienes que hacer, es, escuchar a los demás
Que de su experiencia… Aprenderás.
Nosotros los ancianos, les podemos compartir mucho de
nuestra experiencia, sólo es cosa de querer hablar y aprender a
escuchar… Le dio un beso en la mejilla, tomó sus cosas y sonriendo se alejó…
CUENTO
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Juegos Bancarios
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El cautivo
Por: Salvador Leal González
FINRURAL
as voces han estado ahí desde que tengo memoria. Por
más que intento, no puedo pensar en algún momento
donde las voces no hayan existido. Siempre han estado
ahí. Siempre.
Eso no quiere decir que las voces no se callen. Por
supuesto que no. O que las voces siempre me estén hablando a mí. De hecho, eso fue lo primero que hizo que
me cuestionara acerca del origen de las voces que escucho: no
siempre se dirigían a mí. Y no siempre me decían qué hacer.
¿A ustedes también los despiertan voces por las mañanas? ¿De
dónde vienen las voces que me hablan?
Algunas veces me pregunto qué sería de mí si no existieran
las voces. Estoy tan solo, encerrado en este lugar húmedo y
oscuro que lo único que hace soportable este encierro es el escuchar a las mismas voces que siempre te han hablado.
En alguna ocasión pensé que si las voces sólo las podía escuchar yo, eso significaba que quizás tendría control sobre ellas.
Que a lo mejor algún rincón de mi cabeza era el responsable de
esos sonidos que escucho noche y día. Pero las voces son absolutamente independientes; uno pudiera pensar que las voces
tienen voluntad propia sobre el tema del que me hablan, los
momentos en los que deciden comenzarme a hablar o, lo que lo
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CUENTO
45 Juegos Bancarios
hace más perturbador, las razones por las que se callan durante
largos ratos del día.
Sólo hubo un breve momento en el que creí estar verdaderamente conectado con las voces. Hace apenas unas semanas
me dieron ganas de cantar; abrí mi boca sin que pudiera salir
ningún sonido… pero antes de creer que estaba teniendo una
horrible pesadilla, una de las voces comenzó a cantar justo la
tonada que tenía en mi cabeza.
Tener esa conexión me dio esperanzas, me hizo pensar que
quizás yo mismo podría tener el control de las voces. Que podría manipularlas, que me hablaran de las cosas que quiero escuchar, que me dijeran lo que quiero oír. Pero no. Hace varios
meses que eso sucedió y desde entonces no ha vuelto a pasar.
Cuando digo que las voces hablan, estoy simplificando las
cosas. Mis voces murmuran, sollozan, gritan y gimen. Son contradictorias y muchas veces no están de acuerdo; eso me vuelve
loco. Cuando se gritan entre sí, quisiera poder gritar más fuerte
que las voces, pero el lugar en donde estoy no permite la salida
del más mínimo ruido…
Lo digo sin temor a equivocarme: las voces que escucho son
lo mejor y lo peor que me ha pasado en la vida. Son el bálsamo
que cura un mal día, el sonido reconfortante que me permite
dormir en paz. Pero también creo que las voces no saben lo que
es estar aquí encerrado. En sus mejores días, y con una crueldad que espanta, me invitan a salir, me dicen que sea libre, que
corra, que ya no tengo por qué estar cautivo en este lugar. Las
voces lo gritan, lo desean. Pero nunca me dicen cómo. Nunca
me dejan ver la salida de este lugar que he aprendido a odiar y
a amar casi tanto como a las voces mismas.
Hay ocasiones en las que creo que no podría vivir sin saber
que en algún momento, de alguna forma, me hablarán. Pero en
otras no puedo más que desear que se callen, que alguien las
quite, las desaparezca, romperlas en mil pedazos, aunque sea
CUENTO
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Juegos Bancarios
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disminuirles el volumen, cambiar el timbre monótono, o que
me hablen de otras cosas. Esa es otra razón que me enoja de las
voces. ¡Sus temas son tan limitados!
Las voces no aceptan más conversaciones que las que ellas
mismas comienzan y terminan. Las voces no responden, no me
hacen caso, sólo hablan. Las voces no tienen soluciones, sólo
me crean problemas.
Y yo tengo preguntas, tantas preguntas. ¿Por qué me hablan?
¿Todos escuchan las mismas voces en su cabeza? ¿Quién soy
yo para sufrir y gozar de sus conversaciones? ¿Por qué me eligieron a mí?
¿Y por qué una se autodenomina “mamá” y el otro se hace
llamar “papá”? ¿Cuánto tiempo falta para que pueda salir de
aquí?
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CUENTO
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Un excelente lugar para trabajar
Por: Joaquín Eduardo Góngora Vázquez
BBVA BANCOMER
s increíble el pasar de los años tan rápido y hay momentos que jamás olvidaré. Uno de ellos, fue mi primera visita a aquel lugar tan mágico y lleno de emociones que hoy para mí es mi hogar.
Cuando bien dicen que las casualidades no existen
estoy más que convencido que es cierto y gracias a una
invitación cordial que le hicieron a mi padre hace 36 años
tuve la oportunidad de vivir una experiencia única e inolvidable.
Aún recuerdo cuando tenía once años y desde ese niño quisiera
compartirles lo que conocí en ese lugar.
Recuerdo que era un caluroso viernes cerca de las 3 de la tarde y nos tocó mucho tráfico para llegar al enorme edificio como
elefante gris. La invitación era para conocer las instalaciones de
un banco y al llegar al edificio ya estaban otros niños y niñas
con sus papás esperando para que los dejaran entrar. De pronto
llegó caminando una señorita muy linda con playera rosa cuyo
nombre todavía recuerdo porque así se llama mi tía Erika. La
acompañaban dos señoritas con una lista que tenía el detalle
de los nombres y nos pidieron que hiciéramos dos filas para
agruparnos.
Inmediatamente comenzamos a acercarnos y conforme leían
cada nombre le iban entregando a cada niño un paquete enCUENTO
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Juegos Bancarios
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vuelto en una bolsa de plástico como si fuera un regalo de algún concurso de televisión. Inmediatamente abrí mi paquete
y encontré varias sorpresas, había una playera azul de mi tamaño, una gorra pequeña con el logo de unos niños, un gafete
con mi nombre ya escrito, un cuaderno de trabajo con muchos
dibujos y ejercicios y también había un lápiz de color azul.
A todos nos pidieron que nos pusiéramos el uniforme lo más
pronto posible para poder comenzar nuestro recorrido y que
lleváramos a la mano el reglamento de la visita firmado por nosotros. La verdad es que nunca había firmado nada, ni siquiera tenía firma así que escribí mi nombre completo. En escasos
minutos ya todos estaban uniformados y se acercó Erika para
llevarnos a los torniquetes en donde ya nos estaba esperando
un policía con una caja llena de gafetes.
Entregué mi carta firmada y comenzaron los nervios justo antes de cruzar el torniquete, al acercarme con el policía este me
detuvo y con una sonrisa muy cálida me dio la bienvenida y
me colgó en el cuello uno de los gafetes que tenía en su caja. Al
recibir este objeto lo primero que mi cuerpo quería hacer era ya
poner un pie adentro y correr por los pasillos a toda velocidad
para descubrir la magia y los secretos que escondiera el lugar.
A primera vista la entrada era imponente, desde el techo de
gran altura había piedras y metales por todos lados con diferentes adornos y figuras geométricas, también caminaba mucha
gente, algunos con prisa pero al percibir nuestra presencia empezamos a recibir cientos de miradas con gran asombro. Esto
me hizo sentir un nudo en la garganta y comenzó la emoción
de vivir una nueva aventura al cruzar la frontera de aquel edificio. Desde ese momento me di cuenta que estaba en el lugar
indicado para encontrarme con mis sueños y tal vez algún día
regresaría para trabajar ahí, con los mismos sueños que tengo
hasta el día de hoy.
Fue corta la espera para que ingresaran como 30 niños por los
torniquetes, a cada uno le daban las mismas indicaciones y nos
pidieron permanecer sentados formando un círculo en el piso
mientras entraban los demás. En breve apareció un señor con
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CUENTO
45 Juegos Bancarios
un traje negro impecable y camisa blanca, traía un radio en la
mano, de esos aparatos con los que se comunican varias personas. Nos dijo que él iba a ser nuestro guía para explicarnos la
seguridad y que su nombre era Salvador, pero sus compañeros
lo conocían mejor como “El Pantera”. Rápidamente comenzó
por preguntarle a cada uno su nombre y que cómo se había
portado en la escuela, hubo muchas risas y a otros les preguntó
que si habían hecho la tarea y que sí le hacían caso a sus papás.
A mí me preguntó que si era casado y obviamente provocó la
carcajada del grupo al ver que me puse nervioso, finalmente
“El Pantera” también soltó una carcajada y dijo iba a presentarnos los lugares más importantes en donde tiene que haber
seguridad y hasta señaló una cámara de video.
Empezamos a caminar con él y nos llevó hasta un lugar donde había una puerta de metal blindada como tipo bóveda de
banco. De pronto sacó un gafete que traía colgado en su pantalón y lo deslizó enfrente de la puerta en una cajita que estaba parpadeando. Inmediatamente sonó un clic y se abrió la
puerta pesada. Se asomó un policía y nos pidió que entráramos
con calma y que no tocáramos nada. Al cruzar la puerta me
di cuenta que estábamos en el cuarto de seguridad de video y
había como 50 monitores con imágenes de muchas oficinas y
de la calle afuera del edificio. Fue genial observar a tanta gente adentro del edificio y que estuvieran haciendo tantas cosas
diferentes.
Justo antes de salir Salvador les preguntó a los policías que
si no habían sabido nada de “El Niño” inmediatamente y con
temor contestaron que afortunadamente NO. Por curiosidad
todos preguntamos quién era “El Niño” y con mucha seriedad
nos dijo que era un fantasma que habitaba en el edificio desde
hace años y que tuviéramos cuidado porque se aparecía con
mayor frecuencia en los baños que es donde no había cámaras.
Nos dejó helados a todos pero después de ver nuestros rostros
tan espantados soltó la carcajada y aclaró que era una broma y
se despidió de nosotros con una sonrisa.
Continuamos nuestro recorrido hacia el famoso Centro de
Procesamiento de Datos. Mi papá ya me había contado que el
CUENTO
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acceso a ese lugar era muy restringido y que pocas personas
habían tenido la oportunidad de entrar ahí. Para ingresar a este
lugar, había mucha seguridad, desde la entrada había uno de
esos aparatos como los que ponen en el aeropuerto para pasar
los rayos x y había más policías. A todos nos pidieron nuestros
gafetes y uno por uno comenzamos a entrar. De pronto apareció nuestro guía para esta zona, se presentó con nosotros y nos
dijo que su nombre era Ismael. Inmediatamente nos empezó a
explicar las operaciones de esa área y nos pidió guardar silencio para poder ingresar en la siguiente sala que es la de transacciones. Todos le hicimos caso y entonces abrió la puerta de una
sala como si fuera de la NASA o de alguna película del espacio.
Había relojes con horarios de diferentes países, muchas pantallas y tableros electrónicos por todos lados y en los escritorios
había como cuatro monitores de computadora por persona. La
verdad sí me impresionó conocer este salón, pero eso no era
todo, faltaba conocer a los robots.
Ismael nos llevó al final de la sala y llegamos a un largo pasillo como si fuera el recorrido por un museo. Había muchas
salas con paredes de vidrio y con clima acondicionado. Caminamos por el pasillo en silencio y poco a poco comenzamos a
sentir que bajaba la temperatura, hubo varios niños en el grupo
que dijeron que ya se estaban congelando. Cuando llegamos al
final del pasillo había unas puertas de metal blindadas y justo
al cruzarlas conocimos a los famosos robots que son los que
manejan la información de todos los clientes en el banco. “Fue
increíble ver los brazos mecánicos tan grandes!”
Al salir del cuarto de los robots algunos del equipo ya tenían
mucha sed y yo recuerdo que no había comido nada desde que
salí de la escuela, así que Erika nos llevó al Salón de Clases para
descansar un poco y tomar refrescos y galletas. Cada quién se
sentó donde quiso y a mí me tocó en la mesa enfrente del pizarrón. Justo en la primera dinámica que nos hicieron Erika pidió
que alguien pasara al frente y que le inventaran un apodo. Sentí que ese era el momento de saltar y participar, pero al mismo
tiempo una niña también tuvo la misma iniciativa, así que decidí darle mi lugar y de pronto alguien gritó que era todo un
caballero y como traía puesta una playera azul la niña me dijo
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que prefería que me quedara con el apodo de “El Caballero
Azul” a lo que todo el grupo respondió con gritos de “Uhhh”
y provocó que me apenara, pero al mismo tiempo noté el gesto
de aprobación del equipo y concluyó la dinámica.
Al poco tiempo algunos pidieron ir al baño, con la incertidumbre de que les fuera a salir “El Niño” pero nos organizaron
en dos filas. A los niños nos acompañó un policía para que no
hubiera desorden y a las niñas las acompañó Erika, curiosamente las niñas tardaron casi el doble de tiempo que nosotros,
veinte años después sigo con la misma pregunta “¿Por qué tardan tanto las niñas en el baño?” Para no perder más tiempo
nos volvimos a reincorporar en dos filas y caminamos hacia
nuestro siguiente destino, “El Banquito”, como su nombre lo
dice era una sucursal de banco en donde todos los empleados
del edificio podían hacer sus pagos. Había silencio en todos los
pasillos, pero desde cualquier rincón se escuchaban los gritos y
risas de nuestro grupo conforme nos íbamos acercando. Con tal
escándalo los responsables de la sucursal no tardaron en darse
cuenta que ya nos estábamos acercando. Con mucha alegría
nos abrieron las puertas de cristal dos mujeres muy simpáticas
y agradables, Guille y Lupita para darnos la bienvenida.
La sucursal ya estaba cerrada al público y por motivo de
nuestra visita la decoraron con cartones amarillos “¡con el mismo logo de nuestras gorras!”. Había una fila con cordones azules que marcaban un camino hacia cuatro ventanillas y en una
de ellas habían dispuesto un cajón de madera para que los más
pequeños pudieran alcanzar la ventanilla y realizar alguna
operación. Yo me negaba a utilizarlo pero al darme cuenta que
no veía el mostrador ni parado de puntitas tuve que usarlo.
Este fue el último lugar de nuestro fabuloso recorrido, ya en el
área de torniquetes mi papá me esperaba para regresar a casa,
sus ojos se veían cansados como siempre, pero por primera vez
entendí el significado de su mirada y su sonrisa discreta. Me di
cuenta que cuando llega cansado a la casa es porque hace muchas cosas importantes en su trabajo y que realmente lo disfruta. Hay tantas historias que podíamos haber platicado, pero yo
ni siquiera le preguntaba “¿Cómo le había ido en el trabajo? “.
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A partir de ese día, nuestra relación padre e hijo mejoró muchísimo y empecé a platicar más con él. También tomé la iniciativa de hacer algo todos los días sin que él me lo pidiera. Por
mínimo que fuera comencé por llevarle todas las noches sus
pantuflas a su cama y ponerle el periódico que le gusta en el
mueble del baño.
Salí muy contento de que por fin conocí el lugar donde mi
papá ha construido sus sueños. Y lo primero que le dije fue
“Papá me gustó mucho el lugar donde trabajas ¿tú crees que
algún día podré trabajar aquí?.... “
Aún no tengo hijos, pero espero que algún día ellos también
conozcan el magnífico lugar donde trabajo y donde como mi
papá construyó mis sueños.
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El puente de Popocaya
Por: Lucía Maricela Ibarra Portilla
NAFIN
i algún día el destino los lleva por la sierra norte del
estado de Puebla, en uno de esos pueblitos que abundan por ahí, encontrarán una barranca honda, tan honda
como obscura, cuyo fondo es un río que en época de
lluvias puede arrastrar una vaca y un puente que parece
se caerá en cualquier momento, pero que la gente usa
diariamente. Un poco más adelante, río abajo existe también un majestuoso puente de piedra, macizo, fuerte, pero
abandonado e inconcluso, se llama el Puente de Popocaya.
Cuentan los más ancianos que hacía mucho tiempo los habitantes del lugar crearon una comisión que se encargara de
organizar la construcción de un puente en esa barranca tan peligrosa, un puente que la gente pudiera utilizar con seguridad
y que permitiera que los niños pudieran ir a la escuela aunque
el río creciera con la lluvia.
La obra se le encargó a Rafael, el único maestro albañil del
pueblo, un hombre bueno pero con un pequeño defecto: le encantaba la tomada.
Rafael aceptó encantado el trabajo, se le dio el dinero para el
material y se acordó la fecha para entregar la obra.
Pero sucede, como era de esperarse, que en cuanto recibió el
dinero el albañil se fue a festejar el jugoso contrato. Y festejó,
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festejó y festejó que cuando cayó en cuenta, el dinero se había
agotado y el tiempo había pasado tan de prisa. Había llegado
el día de entregar la obra, y ésta ni siquiera se había comenzado.
Sólo entonces tomó conciencia de los hechos, angustiado por
la consecuencia de sus actos, no paraba de lamentarse: - Mujer
– decía a su esposa – ahora sí que estoy en problemas, la gente del
pueblo querrá apedrearme cuando se entere que me gasté su dinero
-, - Me esconderé para evitar su furia –, - Agarra los trapos y los
chamacos que nos vamos para no volver -.
Su mujer, más juiciosa y sensata, le decía – Cómo que nos vamos,
ahora das la cara y si terminas en la cárcel pues ni modo – El hombre
salió de su casa, muy enojado por la falta de comprensión de su
mujer y se sentó junto a donde debería estar el puente, y dijo a
quien quisiera oírlo: - Que haré, que haré, Daría lo que fuera, por salir
de este apuro -.
Apenas atardecía, pero de pronto como si una nube cubriera
el sol, el día obscureció y sopló un vientecito frío que tornó la
tarde gris, que hasta el canto de los pájaros y el croar de las
ranas enmudeció, y sin saber de dónde, de pronto apareció un
hombre frente a Rafael. – ¿De verdad que darías lo que fuera? - Si
yo te ayudara, ¿darías lo que fuera? – Rafael, todo sorprendido
miró al extraño ser, era un hombre alto, con rasgos angulosos,
no podía calcularse su edad, vestía una especie de gabardina
negra que le cubría todo el cuerpo, su voz era gruesa y tenía
un tinte que simplemente al oírle hacía que la piel se pusiera
de “gallina”.
Con voz entrecortada por la sorpresa Rafael contestó – ¿Tú
quién eres? Cómo podrías ayudarme, cómo alguien podría ayudarme,
esto no tiene remedio. Sólo dime, ¿cuánto estarías dispuesto a pagar si yo te ayudo? – volvió a preguntar el hombre, - ¿Pagarte?, si ese es el problema, no
tengo dinero, no tengo tiempo y cosa imposible tengo que levantar un
puente para mañana, así que nada puedes hacer – contestó gimiendo Rafael. - Hombre necio e incrédulo, yo puedo levantar ese puente
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para mañana, pero sólo quiero saber si tú estás dispuesto a pagar por
el trabajo – dijo el hombre con esa voz hueca que lastimaba los
oídos.
Sólo entonces Rafael, entendió a quién tenía enfrente: era
nada menos que el rey de las tinieblas, el mismísimo Satanás,
pero en ese momento era más su desesperación que el temor
que el engendro pudiera causarle, y vio, en este ser infernal la
solución a su problema y dijo:
Si tú eres capaz de construir este puente, yo pagaré lo que pides
– Sabiendo bien que estaba comprometiendo su alma. – Trato hecho -contestó el ente, - El pacto es éste: yo construiré el
puente lo terminaré antes de que cante el gallo y entonces tu alma
será mía -.
Le extendió la mano para cerrar el trato y cuando Rafael lo
tocó, vio como si fuera una película, los horrores del infierno
que le esperaban y supo que había cometido el error más grande de su vida.
Pero no había marcha atrás, de la nada aparecían costales de
cemento, grava, piedra y sin demora el demonio se ponía a trabajar.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, su cuerpo entero se estremeció,
era tanta su angustia que los cabellos se tornaron blancos y no
atinó más que a correr hasta su casa. Una vez frente a su esposa,
entre llanto y lamentaciones le contó de su pacto. Ella, lo oyó, desencajada y persignándose a cada momento.
Juntos fueron hasta la obra y vieron lo avanzada que estaba
y como la noche caía, era evidente que ese ser del averno terminaría antes del amanecer y era también evidente que Rafael
perdería su alma.
El matrimonio se abrazó y lloraron como nunca lo habían
hecho, caro estaba pagando Rafael su irresponsabilidad y su
vicio, pero ahora todo estaba perdido.
CUENTO
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Sin embargo, su mujer, más sensata y sabia, después de llorar
hasta desahogarse, se propuso buscarle solución al problema.
Se separó de su marido y como sonámbula caminó y caminó
por la humilde choza que fuera su hogar, piensa que piensa.
Por fin, su cara se iluminó tenía la solución, pero su marido
estaba tan espantado que pensó que tendría que actuar sola,
agarró la lámpara de aceite y una sábana y salió rumbo a los
corrales, tenía los ojos fijos y la quijada apretada, si su idea no
funcionaba su marido estaría perdido,
Entró al gallinero y pescó al gallo, lo metió en un huacal y se
fue hacia la obra, la noche estaba obscura y fría, el puente casi
estaba terminado y el sol todavía tardaría mucho en salir.
Tapó con la manta el huacal con el gallo dentro y se sentó a
esperar. La escena frente a ella era espeluznante, varios seres
horribles trabajaban afanosos, de la nada salía mezcla y tabique, en el aire se percibía un hedor nauseabundo y Satanás al
frente de la cuadrilla dando órdenes.
Cuando faltaban sólo algunas piedras por colocar, la mujer, con
la ayuda de un palo despertó al gallo y acercó la lámpara a la caja,
el gallo a través de la manta blanca sólo vio la luz, y turbado como
estaba creyó que era el amanecer y... cantó.
En ese momento se oyó un aullido de ultratumba y el demonio aventó la última piedra y dando un manotazo a la obra,
desapareció junto con sus diablillos.
La mujer no dejaba de atosigar al gallo que tampoco dejaba
de cantar, su canto despertó a los gallos de los gallineros vecinos y todos comenzaron a cantar, los pueblerinos despertaron
extrañados de que los gallos cantaran antes de amanecer, pero
siendo éste el único despertador que conocían se dispusieron a
comenzar el día.
Mientras tanto Rafael, en su casa, al oír el escándalo, salió de
su pasmoso sufrimiento y se pensó perdido para siempre segu162
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ramente el puente ya estaría terminado y él debería despedirse
de su mujer.
La mañana comenzó a aclarar cuando en la puerta de su casa,
entró su mujer con el gallo en brazos y muy contenta y orgullosa le relató a su marido su hazaña, se abrazaron y lloraron, esta
vez de alegría, cuando entendieron que el pacto no se había
cumplido.
Cuando la comisión llegó a ver el puente, notó que faltaban
unas piedras, Rafael se apresuró a colocarlas y con una gran
fiesta el puente se inauguró, sólo un niño percibió, en un costado del puente una huella... una huella grabada en la piedra,
una huella como hecha de fuego de una pezuña.
Pero, al otro día, cuando amaneció, las piedras que puso Rafael no estaban, y aunque las han puesto mil veces, mil veces
desaparecen al amanecer.
El tiempo ha pasado y la piedra se ha desgastado, todo a excepción de la infernal huella que sigue tan marcada como si
fuera reciente, como si la hubieran grabado ayer, y el puente
inconcluso, está abandonado y sin que nadie se explique el porqué la gente le da la vuelta y nadie lo usa.
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En busca del éxito
Por: Germán Gradilla Santana
HSBC MÉXICO
on las 6:00 AM, mis hijos están dormidos, sólo mi enorme
cachorro “Atila,” un viejo pastor inglés de 4 meses me espera a la salida de mi cuarto, lo regaño ante su mucho afán
pues debo apresurarme con mis ejercicios matutinos ya que
debo mantener una imagen agradable y a las 7:00 AM ya
estoy en camino a la oficina pues quiero alcanzar “el éxito.”
Al llegar al semáforo de la cruz roja alguien me toca en el
cristal de mi ventanilla.
- Psst, Psst, oiga usted, señor.
Volteo casi por instinto. Es una señora. Seguramente quiere
mi lástima para sacarme alguna moneda pues cojea visiblemente y su rostro está deforme. Me sorprendo al ver el clásico
bote de la Cruz Roja y bajo mi ventanilla.
- ¿No copera usted con la cruz?, fíjese que a mí me salvaron la vida, andaba repartiendo periódicos pa’ ganar
un poco de dinero pa’ mis hijos, cuando un camión me
atropelló; sin ellos hubiera muerto y ya no podría trabajar. Por eso les ayudo una hora diaria antes de comenzar
a vender mis periódicos pa’ que ayuden a otras personas
como usted y como yo.
Por un momento me siento conmovido y busco en mis bolsillos una moneda pero el semáforo cambia a verde y arran164
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co bruscamente. Después de todo no busco ser santo, busco el
éxito y no puedo perder tiempo. Llego a mi oficina sin poder
olvidar del todo el incidente.
En la oficina.
Desde el piso 15, puedo observar el gran río de gente y autos
que parecen luchar por conseguir un poco más de espacio para
respirar ante el calor cada vez más asfixiante que produce el
asfalto y las emisiones de ellos mismos. Como el día ha sido pesado entre la “juntitis” que está de moda para contarnos (que
no convencernos) sobre la “nueva misión”, visión y valores del
banco y por otro lado mordidas a funcionarios y amenazas de
huelga de los empleados, decido tomar una copa para el estrés
mientras miro sin ver la foto de mis hijos en nuestro último
viaje a la playa.
Mientras disfruto mi bebida, observo la “poda” de los árboles que efectúa el ayuntamiento para que no tapen la vista de
nuestro logo a ningún posible cliente y no puedo menos que
felicitarme por mis relaciones políticas pues ayudan en el camino de mi “éxito.” Ahora que he escalado en la pirámide organizacional, puedo disfrutar de una oficina alfombrada y una
bella secretaria. ¡Claro que a veces extraño los gritos de los niños y las películas en casa! Pero “el éxito” requiere de todo mi
tiempo. Estoy terminando mi bebida cuando mi secretaria me
anuncia que el intendente Jesús Martínez quiere hablar conmigo. Como ha insistido tanto tiempo, decido que pase para
quitarme esa molestia. Lo observo detenidamente. Es un hombre sucio y maloliente. Parece un campesino pues tiene la piel
curtida y las manos callosas. Trae abierta su bata de trabajo y
sus ropas muestran remiendos sobre remiendos, como si fuera
un payaso de circo mal indumentado.
- Buenas tardes señor.
No sé qué contestar, ¡tan cómodo que me encontraba antes!
Finalmente me decido y le contesto.
-¿en qué puedo servirle?
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Al voltear lo miro a la cara y su mirada es penetrante. En
sus ojos hay algo que me llama la atención, no sé qué es. La
expresión de su cara me cuestiona e incomoda. Siento ganas
de correrlo. Es tal mi desconcierto que no puedo evitar que se
exprese.
- Fíjese usted, tengo dos meses laborando y aún no me
llega mi primer sueldo, me he mantenido aquí por los
carteles de “gung ho” y mis jefes que me dicen que
mi trabajo es muy importante para la compañía y para
el mundo pero necesito que me den algo para dar de
comer a mi familia. Tengo 8 hijos, a mi no me importa
quedarme sin comer o dormir a la intemperie, pero lo
que me duele son mis hijos, ellos que culpa tienen de
haber nacido en esta situación.
Se me hace un nudo en la garganta. No sé qué contestar. Recuerdo que las utilidades aumentaron un 30 % respecto al año
anterior pero los accionistas requieren ver que esta tendencia
no baje y mi objetivo es buscar “el éxito”.
- Lo siento mucho, le digo; pero estamos en crisis y posiblemente tengamos que hacer recorte de personal.
No quiero tener cerca de mí a ese hombre que me cuestiona
por lo que encargo a mi secretaria que no se le renueve su contrato eventual. Me levanto ya sin ánimo de trabajar y me voy a
casa para ver el futbol.
En casa
Al fin estoy en casa. Me dispongo a escuchar las noticias de
la noche, cuando mi hijo Pepe, de 14 años (¿o son 15?, estoy tan
ocupado que ya no recuerdo cuando fue su fiesta de cumpleaños) me pide que le ayude con su tarea. Como no quiero ser
mal padre, me resigno a escuchar sus dudas y le pregunto de
que se trata.
- Tengo que hablar sobre la calidad de vida en nuestra comunidad y en el grupo nos repartimos por zonas, como
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CUENTO
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tu oficina queda cerca del bosque “el último suspiro”
pues escogí esa zona. Recordé que en el banco hay un
grupo de locos que dicen que son campeones del clima o
algo así y que están trabajando para reforestar esta zona
que de bosque sólo le quedó el nombre, por lo que decidí
conocer un poco más de esta gente rara y de paso ayudar
a mi hijo con su tarea.
- ¿No quieres que yo mande hacer las observaciones y
luego te de los resultados? Le pregunté.
- No porque quiero aprender por mí mismo y no con pura
teoría como nos dan en la escuela. Además en la clase de
calidad total nos dijeron que la calidad comienza en la
mente de los altos ejecutivos y si quiero ser tan bueno y
exitoso como tú, debo preocuparme por mi entorno y por
las necesidades y valores de mi futuro personal y así poder trasmitirles mejor la misión y visión de la empresa.
- Claro, contesté por decir algo, mientras en mi mente bullían todos esos conceptos extraños como “Calidad Total”,
“Benchmarking”, “Kaizen”, “Gung ho”, “empowerman”,
“Reingeniería,” “scoreboard” y tantos otros que se estaban poniendo de moda en la jerga de los ejecutivos juniors de reciente ingreso así como de algunos compañeros
que asistían de nuevo a la Universidad por diplomados o
maestrías y que yo consideraba una pérdida de tiempo en
mi camino al “éxito”
Con la promesa de que me acompañaría al día siguiente, le di
las buenas noches, preocupado de que me fueran a rebasar las
nuevas generaciones e incluso que no pudiera comprender ni a
mi hijo pequeño por no actualizarme en computación y en las
nuevas tendencias administrativas.
La tarea
Cuando llegamos al bosque de inmediato comenzó mi martirio.
CUENTO
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- ¿es verdad que no hace mucho tiempo se podían encontrar muchas especies de coníferas, casuarinas y una gran
diversidad de aves en este lugar?
- Sólo sé que hay muchas alimañas y te pueden hacer
daño, le contesté tratando de abandonar pronto el lugar,
para seguir en mi trabajo buscando “el éxito”.
Como si no me hubiera escuchado me cuestionó:
- ¿No crees que si cuidáramos nuestros bosques la gente
estaría menos estresada y rendiría más en su trabajo? ¿tú
crees que en el banco podrían apoyar de alguna manera
la conservación de nuestro hábitat?
Para salir de la situación se me ocurrió comentarle que tal vez
en la universidad que estaba ahí cerca podrían complementarnos la información y felizmente logré que saliéramos del lugar.
Sin embargo mi martirio continuó por el camino.
- ¿Sabías que si las cosas se hacen bien a la primera los
costos suelen ser más bajos que reparar el daño ya hecho?
¿tú crees que si a tus empleados les das una tarea importante como cuidar su entorno mientras hacen su trabajo
se sentirían mejor consigo mismos?
Preguntas y más preguntas para las que yo no tenía respuesta, pero que me hacían ver que tal vez no estaba haciendo lo
esencial, pues como dice la Biblia lo demás se da por añadidura
y tal vez “el éxito” no necesitaba ser buscado sino que llegaría
solo si hacía lo correcto. Cada vez más preocupado por lo obsoleto que me estaba volviendo en lo profesional y en lo personal
me estacioné frente al edificio universitario.
En la universidad
En la universidad nos ampliaron la información sobre sus
investigaciones, nos dieron folletos de organismos de defensa del ambiente, fundaciones que reúnen fondos, entre las que
sorpresivamente ¡encontré a mi banco! y me di cuenta del gran
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CUENTO
45 Juegos Bancarios
ambiente que se respiraba entre el personal. Le pregunté picado por la curiosidad a un intendente de por qué estaban todos
tan contentos y entusiastas haciendo sus labores a lo que me
contestó:
- Es que estamos inmersos en un proceso hacia la calidad,
nos mantienen en capacitación constante lo mismo que a
los alumnos y a ejecutivos que vienen a los diplomados y
maestrías. Interesado seguí haciendo preguntas y terminé por inscribirme en un Diplomado en Alta Gerencia.
El diplomado
El retorno al aula fue todo un descubrimiento, me di cuenta
de muchas cosas que estaban frente a mis narices y que eran las
verdaderas oportunidades de “Éxito” y permanencia dentro de
la organización en que trabajo y dentro de la familia que aún
me queda.
Comenzó una nueva vida para mí. Ahora me preocupo sólo
por lo importante: La calidad humana y de tiempo que le dedico a mis empleados, a mi familia, a mis amigos, vecinos y sobre
todo a mí mismo. Definitivamente seguiré con una maestría y
buscaré participar en los grupos de “campeón del clima” que
se organizan en el banco, no dejaré que mi familia me considere
un hombre fracasado que gana mucho dinero. Y además he comenzado a liberarme de trabajo al darles mayor empowermen
a mis empleados y aplicar el esquema “Gung ho” a todo mi
departamento.
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Hasta que la muerte los separe
Por: Carmen Hortencia García Hernández
CONDUSEF
noche vino, estiró sus brazos queriendo tomarme
pero yo no extendí los míos. No quise acompañarla. Levanté la mirada y vi que era una tarde soleada, brillante, bonita. Cuando desperté sentí gusto
y tristeza a la vez. Afuera, la tarde está nublada y
siento frío, mucho frío. Será que los años comienzan a pesarme.
Recuerdo que se casó una tarde como ésta. Fui madrina de
lazo y escuché, como todos, al sacerdote pronunciar el consabido “hasta que la muerte los separe”, pero apenas había terminado la ceremonia cuando él se alejó mientras Eva se quedaba
parada a la puerta de la iglesia, sin decir nada, sola, como presagio de lo que sería su vida de casada.
Nunca supe cómo ese mundo de superstición fue penetrando
en su vida, el caso es que un día, estando ya embarazada, llegó
con un costal de ropa sucia. Nuestra madre comenzó a sacarla
cuando de repente le gritó - Estás loca si piensas que así lo vas
a retener, no sabes con lo que andas jugando, mejor deberías de
ir a misa -. Yo, me encontraba en una habitación contigua y no
pregunté nada, aunque supuse que se trataba de un amarre.
Va para dos años que falleció. Al principio soñaba frecuentemente con ella y tenía sentimientos contradictorios porque, por
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CUENTO
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una parte, me resultaba doloroso el saber que ya no estaba con
nosotros, pero por otra, me complacía verla tan llena de vida.
Mentiría si no preciso que en muchas ocasiones me asusté porque la tenía parada al lado de mi cama, hablándome al oído.
Una tarde, mientras me bañaba sentí frio y aunque abrí más
la llave, el agua caliente no subió su temperatura. Pensé que el
gas se había terminado pero me sorprendí al ver por la ventana que, mientras la tarde estaba soleada, en el baño se sentía
muchísimo frío. Me apresuré a salir y mientras cepillaba mi
cabello, a través del espejo y de reojo, la vi, por primera vez,
entrar a mi cuarto. No reparó en mí. Iba como flotando, como
cuando tienes un objetivo plenamente definido y pretendes alcanzarlo. Ante mi temor, preferí desechar la posibilidad de su
presencia.
En sus 23 años de matrimonio casi siempre estuvo sola, sin
dinero y cuidando de sus dos hijas. Decía estar cansada y se
dormía todas las tardes. Al principio pensé que era floja, ahora creo que ese cansancio era depresión, sentirse abandonada,
preocupada y muchas veces sabiendo que él andaba con otra.
Se enteró de varias, pero así como llegaban se iban y él regresaba a casa. Le perdonó todo porque decía quererlo muchísimo.
Hasta aquí creo que su amarre había funcionado, pero recuerden que nada es para siempre.
En la parte central del librero, arriba del televisor, tenía un
cráneo que supuse le había sido regalado al comprar una de
tantas enciclopedias. Era maestra. En una ocasión, sentada
frente al televisor, voltee sobre mi hombro izquierdo y vi un
poster, de tamaño mediano. No le presté atención pero la imagen quedó grabada en mi subconsciente que, después de no sé
cuantos días, me indicó que la figura era de la muerte sentada
en un trono.
A partir de entonces la visité con menos frecuencia, sin embargo, en cada ocasión me daba cuenta cómo iba llenando su
casa con más… no sé cómo llamarlas… ¿imágenes? … ¿figuras? y decidí alejarme. Después supe que el primero en llevarCUENTO
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las fue él. No quiero ahondar en este asunto porque no alcanzo
a comprender cómo se puede pedir algo a la nada.
Dicen que los fantasmas no existen pero no hay día que no
sienta su presencia y a veces, de reojo la veo pasar. No sé, creo
que si está aquí no es por mí, sino porque lo anda buscando.
Comienza a preocuparme que venga a casa creyendo que aquí
lo encontrará, pero no será así porque éste fue su hogar hasta
antes de casarse.
Ya para el final él conoció a una joven dos años mayor que su
primera hija (22 contra sus 44) quien le dio un hijo, un niño que
lo volvió loco. Quizás porque era hombre o tal vez porque… no
lo sé, el caso es que ya no regresaba a casa, sólo iba a cambiarse
y siempre con urgencia de partir.
Alguien se lo comentó a mi hermana y fue a enfrentarla. Le
preguntó si era de su esposo, a lo que Lourdes respondió que la
había amenazado para que no dijera nada, confirmándole, de
esa manera, que sí, que ese niño era hijo de él.
Fue un golpe brutal para su ánimo y su salud. Saber que lo
había perdido la venció. Lo quería a su lado y él no estaba. Su
enfermedad se agravó hasta que ya no tuvo remedio. Una noche de febrero de 2008 llegó con un diagnóstico de cáncer donde, además, la estaban desahuciando. Falleció el 22 de agosto
siguiente, cumpliéndose la frase que dice “Hasta que la muerte los separe”… bueno, eso creí al principio.
Con el pretexto de que hacía tiempo que no nos veíamos, a
principios de febrero le llamé para invitarlo a cenar. La primera
vez lo noté un poco desmejorado. Sobra decir que no tengo
más que resentimiento hacia él por lo que la reunión me resultó incómoda, insoportable, no obstante le he insistido para que
nos mantengamos en contacto.
Ha venido a cenar todos los fines de semana, durante los últimos cinco meses, y en cada visita he notado como su salud
empeora. Dice que es por la diabetes que lo aqueja pero yo sé
que esa no es la causa. No ha hecho comentario alguno sobre la
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CUENTO
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presencia de Eva pero tengo la seguridad que la ha visto y creo
que ella, también, ya lo encontró.
Anoche llamaron del hospital para avisar que Ángel está internado, que ningún familiar lo ha acompañado, que su salud
es delicada. No di respuesta alguna, colgué el auricular y he
decidido no acudir para que ahora la muerte, su amiga, por fin
los reúna.
CUENTO
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“La carta del Abuelo”
Por: Verónica Rodríguez Sánchez
CECOBAN
Había incertidumbre en la familia por que la casa
del abuelo estaba en venta, mi tío el mayor de 7
hermanos quien se quedó con las escrituras de la
casa a la muerte del abuelo, decidió venderla para
pagar varias deudas que tenía. En la casa habitaban
tres de mis tíos, dos con su familia y uno soltero,
jamás imaginaron que fuera su propio hermano
quién los despojara del lugar en donde habían vivido gran parte de su vida. La codicia y avaricia de
mi tío lo cegaban, no le importaba el rumbo que tomarían las
vidas de sus hermanos, su propósito era pagar sus deudas sin
importar que la casa no fuera de su propiedad.
Llegó el día, la casa había sido vendida, mis tíos tenían sólo
cuatro días para desalojar y mudarse a una casa que rentarían
entre los tres. Entre las cosas que se llevaron en la mudanza se
encontraban las pertenencias del abuelo, un baúl viejo cerrado
con candado llamaba la atención de mi tío el soltero, quien al
no encontrar la llave para poder abrirlo lo dejó por ahí arrumbado mientras se instalaba en el que sería su nuevo hogar.
Días después volvió a ver ese baúl, su curiosidad lo llevó a
romper el candado para abrirlo y poder ver lo que había adentro. Al abrirlo, encontró varias cosas personales del abuelo, había un sobre cerrado el cual tenía un texto que decía: “quien
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encuentre este sobre, deberá abrirlo en presencia de todos mis
hijos, es mi voluntad” y así fue, mi tío reunió a todos sus hermanos para abrir el sobre que había encontrado y poder ver lo
que había adentro.
Todos se imaginaban que era el testamento, pero ¿el testamento de qué? si todo lo que el abuelo pudo haberles heredado
era la casa la cual ya había sido vendida.
Se abrió el sobre, adentro se encontraba una carta escrita por
el abuelo la cual decía:
- Hijos, tal vez cuando lean esta carta ya haya pasado mucho
tiempo después de mi muerte, tal vez muchas cosas ya no sean
las mismas, tal vez cada uno de ustedes hayan tomado caminos
diferentes, espero la ausencia de su madre y la mía no hayan
sido la causa de su distanciamiento.
- Quiero decirles algunas cosas que en vida no pude decirles,
quiero agradecerles que estuvieron conmigo siempre y en todo
momento desde que me diagnosticaron esta letal enfermedad
“Cáncer“ ¿recuerdan ese día? nadie quería asimilarlo, nadie entendía por qué nuevamente teníamos que pasar por este dolor,
por qué Dios permitía que yo también al igual que su madre
tuviera esta enfermedad, ustedes, no sabían como decírmelo,
yo les preguntaba por el diagnóstico del médico y ustedes me
contestaban que aún no lo sabían, nadie quería darme mala
noticia, pero tarde o temprano tenía que enterarme. Y así fue,
yo escuché al doctor que hablaba con uno de ustedes, recuerdo
que en una visita familiar en el hospital les dije que yo ya sabía
que tenía Cáncer, que no se preocuparan, que todo iba a salir
bien, todos ustedes sorprendidos voltearon a verse uno a otro
como reclamándose, recuerdo que me preguntaron quien había
sido el que me había dicho tal cosa, yo les dije que eso no importaba, de cualquier forma yo ya lo sabía.
- Aunque tomé con calma la noticia, al igual que ustedes no
podía explicarme por qué Dios me había permitido que tuviera esta enfermedad, le preguntaba repetidamente ¿por qué yo?
¿por que si ya habíamos tenido una experiencia horrible con
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su madre? ¿por qué volver a darles ese dolor a ustedes? ¿Qué
pecado cometí para merecer este castigo? lloraba día y noche
pidiéndole a Dios que todo fuera un sueño, tenía la esperanza que un día al despertar estaría en mi casa, bien, sin ningún
dolor, sin ninguna enfermedad, pero ese día nunca llegó. Cada
que despertaba y me veía en el hospital, mi preocupación por
ustedes crecía, sabía que la estaban pasado mal, que habían
pasado día y noche en la sala de espera con la esperanza de
que algún médico les diera un diagnóstico positivo, pero éste
nunca llegó.
- Recuerdo que el pase de visitas permitía que pasaran a la
habitación solo dos visitantes y ustedes no sé como le hacían
pero entraban más de los permitidos y después los médicos
nos regañaban por haber tantas personas en la habitación, sin
duda eran más inteligentes que ellos.
- Quiero decirles que los amo mucho y les agradezco con toda
el alma sus cuidados, sus ánimos, sus oraciones, sus desvelos,
no tengo como pagarles tantas atenciones para este viejo, estoy
seguro que ustedes hubieran dado su vida por mí si hubiera
sido necesario ¿saben por qué? por que nos amamos y yo hubiera hecho lo mismo por ustedes.
Todos mis tíos con lágrimas en los ojos recordaban esos momentos tan tristes por los que habían pasado, mi tío quien leía
la carta no pudo continuar, un nudo en la garganta le impedía
seguir leyendo, fue una de mis tías quien continuó con la lectura de la carta.
- También les pido perdón por todos esos días en que me llegué a dar por vencido, perdón por haber sido tan cobarde varias ocasiones al querer irme de este mundo antes de tiempo,
sin haber luchado lo suficiente como ustedes lo hacían día a
día, pero de verdad que los dolores eran tan insoportables que
prefería morirme, pero ustedes siempre me enseñaron a seguir
adelante y prueba de ello fue que durante dos años, le ganamos
a la enfermedad y pasamos muchos momentos tan agradables
los cuales llevo grabados en mi corazón. ¿Recuerdan cuando
festejábamos en la casa el día del padre? todos reunidos bailan176
CUENTO
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do, cantando, haciendo bromas, riéndonos, recordando viejos
tiempos, ¿qué bellos momentos no creen?, nunca los olviden,
por que son etapas maravillosas de nuestras vidas.
- Pero desgraciadamente el cáncer nos ganaba la partida y
nuevamente al hospital, el lugar donde nunca me gustó estar,
tenía miedo que mi partida fuera en ese horrible lugar, yo quería dejar este mundo estando en mi casa, con la gente a quien
más he amado, ustedes, mis queridos hijos.
- Nuevamente causarles dolores, preocupaciones, desvelos,
quiero que sepan que siempre le pido a Dios que los recompense por todo lo que hicieron por este viejo, que los bendiga a
ustedes y a sus hijos, mis queridos nietos, nunca me olvido de
ellos, sé que a ellos los descuidaban por estar al pendiente de
mí, perdón niños, perdón por todo y gracias por que si no fuera por sus padres y por ustedes, me hubiera dado por vencido
desde hace tiempo, pero ustedes me daban ánimos, me partía
el corazón ver las lágrimas que derramaban por mí cuando me
visitaban, eso me daba fuerzas para seguir adelante por que
quería que cuando ustedes me fueran a visitar me vieran mejor.
Gracias por sus atenciones en la casa, recuerdo que cuando sus
mamás no podían ir a atenderme, ustedes lo hicieron, iban a
prepararme mi comida, a darme de comer por que ya no podía
hacerlo yo solo. También a ustedes les pido perdón por que tal
vez por mi culpa no tuvieron una niñez o juventud igual que
los demás niños y jóvenes, perdón mis niños los quiero mucho
y a donde quiera que yo vaya desde ahí los estaré cuidando.
Cuiden y respeten a sus padres, valórenlos hoy que aún los
tienen por que después ya es demasiado tarde y si no pregúntenselo a ellos, quienes quisieran tener en este momento a mí y
o su abuela, pero ya no es posible, recuerden “nadie sabe lo que
tiene hasta que lo ve perdido”
Al oír estas palabras, mi corazón latió como nunca lo había hecho, yo soy la mayor de las nietas y su muerte me dolió
mucho, yo no perdí al abuelo, perdí a mi segundo padre, con
el podía platicar muchas cosas, era mi confidente y mi mejor
amigo, su partida dejó un gran vacío en mi corazón, siempre
me había culpado por no poder haber dado más por mi abuelo,
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el no haber dedicado más tiempo a cuidarlo y poder despedirme de él. Con estas palabras me daba cuenta que yo no estaba
sola, que mi abuelito seguía conmigo, que siempre y en todo
momento me cuidaba.
- Mis hijos, espero haber formado grandes hombres, hombres
de palabra, valientes, que cuiden y guíen a su familia por el
camino correcto, por favor cuiden a sus hermanas, manténganse al pendiente de ellas, ahora les toca a ustedes cuidarse mutuamente ya que su madre y yo los hemos dejado demasiado
pronto, por favor manténganse unidos y recuerden los quiero
mucho.
- Mis hijas, todas unas grandes señoras, estoy seguro que su
madre está muy orgullosa de ustedes tanto como lo estoy yo,
son unas excelentes madres, tal vez para algunas de ustedes su
matrimonio no es muy estable, pero eso no las derribará, sé que
podrán salir adelante siempre con mi bendición y la de su madre, nunca se den por vencidas y al igual que a sus hermanos
les pido que se mantengan unidos y se apoyen mutuamente.
- Por último quiero que sepas que no están solos, cuando se
sientan tristes, solos o necesiten hablar conmigo o con su madre, sólo miren al cielo, escojan la estrella que más les guste y
ahí estaremos su madre y yo, escuchándolos, cuidándolos y
mandándoles nuestra bendición. Por favor nunca nos olviden,
recuérdennos siempre, recuerden todos los bellos momentos
que pasamos juntos, oren por nosotros y hablen de nosotros
con mis nietos y mis bisnietos que para estas fechas yo creo que
ya tendré varios.
- Dios los bendiga siempre, los quiere con todo su corazón,
su papá.
Todos mis tíos no paraban de llorar, esa carta les había tocado
el corazón, las palabras que escuchaban además de tristeza por
recordar esos momentos, también traía felicidad, sabían que
sus padres siempre los amaron y que seguían cuidándolos, uno
de mis tíos se levantó y abrazó a mi tía quien había leído la carta, todos los demás hicieron lo mismo, al igual que mis primos
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que pudieron estar presentes, las lágrimas no pararon por un
largo tiempo, después mi mamá les pidió a todos mis tíos que
hiciéramos una oración para mis abuelos.
Mi tío el mayor quién había vendido la casa del abuelo, salió
desconcertado, no sabía qué hacer ni qué decir, antes de retirarse del lugar pidió perdón por las malas acciones que había hecho, sin embargo, él no cumplió con la voluntad del abuelo, se
fue a vivir lejos y sólo tiene contacto con uno de sus hermanos.
Se sabe que ha estado enfermo ¿de qué? no lo sabemos.
Bien dicen que todo en esta vida tiene un propósito, tal vez si
no se hubiera vendido la casa, las pertenencias del abuelo seguirían intactas y la carta aún no habría sido leída y quién sabe
cuál hubiera sido el destino de mis tíos.
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La casa de las sirenas
Por: Etna Citlalli Moreno Macías
AFORE XXI
ran las dos de la madrugada y Miguel estaba de nuevo empapado en un sudor helado. Hoy, igual que las
noches anteriores descubría su cuerpo inerte, tendido
boca arriba y perdido en una inmensa oscuridad; lo
único que le ataba a este mundo en ese momento eran
las húmedas y frías sábanas de la cama.
Miguel era un chico bien parecido. Era joven y aunque
andaba cerca de los veinticinco años, aún contaba con el rostro y
la mirada infantil de un niño fascinado al descubrir los encantos
de la vida; tenía una sonrisa cautivadora, una figura atlética y sobre todo una personalidad enigmática. Todo aquel que le llegaba
a conocer tenía la impresión de que se trataba de un chico con
suerte, pues además de sus atributos físicos, se trataba de una
persona que sin duda contaba con un extraordinario sentido del
humor pues siempre llevaba en el rostro una sonrisa dibujada,
aquella que sólo se vé en un infante cuando la madre le toma
entre sus brazos. Era común verle ir de un lugar a otro lleno de
vida y con ganas de contagiar al mundo entero de su optimismo.
Hasta ese momento esa había sido su realidad.
Hacía una semana que había conocido a Rebeca, una chica definitivamente hermosa, quizá el ser más bello que nunca antes
hubiera visto. Esa tarde había permanecido sentado en la estación esperando el tren que le llevaría a casa luego de una larga
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jornada de trabajo. En el horizonte, allá detrás de las nubes y de
uno que otro edificio que conjuntamente enmarcaban el cielo de
la ciudad aún se podían ver algunos rayos de sol; Miguel se fascinó con la gama de tonos que sus ojos podían apreciar, algunos
eran dorados, otros de color naranja, pero los que más llamaron
su atención fueron aquellos de los cuales no pudo precisar con
certeza si eran de uno u otro color, porque más bien parecían
una mezcla de tonos rosáceos, violeta y magenta; sin duda era
el cielo hermoso de una tarde de verano. Luego de una larga
espera comenzó a juguetear con un pequeño manojo de llaves
que sacó de su bolsillo, los minutos pasaban bailando frente a
él, pero no le molestaba el hecho de esperar porque se entretenía
con el tintinear del chocar de las llaves, las unas con las otras, de
una mano a la otra y de regreso. Entonces con ritmo y casi como
un rito de espera de vez en vez comenzaba a entonar una melodía que alguna vez, no recordaba dónde había escuchado.
Llevaba varios días sin conciliar el sueño, sin dormir placenteramente tal como lo hacía normalmente; durante estos días
sólo le había sido posible dormitar unos minutos cada noche,
y eso se debía a que concientemente forzaba los músculos de
su rostro para mantener los ojos cerrados, era sólo entonces
cuando luego de algunas horas de mantener el rostro tensado
lograba dormitar aunque fuera por algunos minutos. Estando conciente, o al menos así lo pensó, logró abrir al máximo
sus ojos, tuvo que realizar un esfuerzo doble porque luego de
mantenerlos cerrados por fuerza aún sentía una pesadez en sus
párpados, fue en ese momento que se encontró inmerso en la
oscuridad de la madrugada, entonces giró su cabeza un poco,
pero su cuerpo no respondía; de reojo alcanzó a vislumbrar los
pequeños números rojos y parpadeantes que el reloj del buró
mostraban. Confirmó que era la misma hora en la que ayer,
anteayer y los días anteriores había recobrado el conocimiento,
la conciencia y la razón. Eran las dos de la mañana en punto.
Trató de incorporarse sin resultado alguno. Imaginó que algo
lo detenía, pensó que había algo que lo asía fuertemente a la
cama, intentó por segunda ocasión y al fin logró levantarse lentamente descubriendo que lo único que realmente lo detenía
para no incorporarse eran sus propios pensamientos. Miguel
prefirió quedarse sentado, no supo cuánto tiempo permaneció
CUENTO
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181
así, con la vista fija buscando un horizonte que estaba allí, aún
detrás del muro de su habitación. Poco a poco bajó los pies y
pudo sentir el frío del piso, pero apenas se parecía al frío que
sentía su alma. Tembló de miedo pero decidió caminar hacia la
ventana.
No podía decir cuánto tiempo había transcurrido desde el
momento en el que sus descalzos pies tocaron el piso, hasta
que se encontró frente a la ventana, pero a él le había parecido
una eternidad puesto que tuvo que hacer grandes esfuerzos
para que su cuerpo obedeciera para dar uno y otro paso; al recorrer los escasos metros que separaban la cama de la ventana
recordó lo que había sucedido algunos días antes.
Mientras permanecía sentado en aquella estación de tren esperando el convoy que le llevaría a casa, escuchó una voz melodiosa; aunque la interrupción había detenido de improviso
el vaivén del llavero entre sus manos, el ir y venir de las llaves
que antes le había dado una sensación de tranquilidad ya no
era necesario. Miguel de inmediato pensó que se trataba de la
más dulce voz que antes hubiera escuchado, estuvo seguro de
que nunca antes había experimentado esa sensación de felicidad y misterio ante el simple hecho de escuchar saliendo de
entre la nada el sonido de algunas palabras; en ese momento
le hubiera parecido que esa voz sólo podía haber sido emitida
por un ser celestial.
-¡Hola!, ¿también esperas la Ruta 3?-. Miguel giró parte de su
cuerpo y mirando hacia arriba alcanzó a distinguir una imagen,
no estaba seguro de los detalles del rostro porque detrás de éste
podía ver los halos de luz que emitían algunas lámparas viejas
y polvosas sujetadas del techo que cubría el andén de la estación. La luz que emitían aquellas lámparas sólo le permitieron
ver delante de él una silueta que hasta cierto punto le parecía
un tanto familiar. Miguel se levantó lentamente y pudo entonces contemplar con claridad el rostro de aquella presencia y
contestó -Sí, claro. Espero la Ruta 3-. No lo pensó e impulsivamente preguntó -¿Deseas esperar conmigo?-. Casi nunca había
temido, pero en ese momento Miguel temió que la respuesta
fuera negativa.
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Esperando la respuesta a la invitación que acababa de hacer, Miguel pensaba que había encontrado a la mujer perfecta,
estaba seguro que la hermosura de su rostro y lo dulce de su
voz sólo podían pertenecer a la mujer más pura que hubiera
conocido antes, pues era la evocación de un ser de fino linaje
y de espíritu puro pues con tan abundante belleza no podría
tratarse sino de eso.
-Claro-. Miguel, al escuchar la aceptación y mirar la manera
en la que consentía la invitación con un ademán de confirmación sintió una sensación de alegría.
-¡Hola!, me llamo Rebeca y voy hacia el sur de la ciudad; por
eso también voy a esperar la Ruta 3.Miguel ahora sabía su nombre, pero no sintió ningún desencanto a pesar de que acababa de descubrir que aquel ser llevaba
un nombre común pues no se lo hubiera imaginado, se limitó a
pensar que aquel ser sólo podría llevar el nombre de un ángel.
Miguel y Rebeca se quedaron juntos, permanecieron sentados en la banca del andén, bajo las luces de las viejas y polvosas
lámparas del techo de la estación esperando el convoy de la
Ruta 3.
Aquellos rayos del sol con los que Miguel se había maravillado esa tarde dejaron de existir y dieron paso a la llegada de las
pequeñas y distantes estrellas que se dibujaban en el cielo.
Apenas logró elevar el brazo, con un esfuerzo dirigió su mano
derecha hacia su cara y pensó que antes de llevarlo hasta su rostro se le paralizaría porque lo sentía helado, casi entumecido de
frío. Con un movimiento lento logró limpiar algunas de las gotas del sudor frío que aún resbalaban lentamente de su frente
al resto de su rostro. Los movimientos que hasta ahora había
realizado habían sido prácticamente de manera inconciente y
sólo recobró la conciencia cuando tras un nuevo esfuerzo logró
abrir un poco la ventana y jadeando tras el intento de una inhalación profunda logró llevar a sus pulmones un poco de aire
fresco. Antes de esa inhalación las ideas y los recuerdos no eran
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sino una madeja de situaciones enredadas, todo estaba turbio y
no sabía con exactitud si pensaba o soñaba.
Una vez que el aire fresco había entrado por nariz y boca, recorrió poco a poco su cuerpo, con la oxigenación parecía sentir
un aliento de fuerzas; entonces como reflejo inmediato descubrió que las ideas y recuerdos se iban haciendo más claros; fue
cuando encontró uno de ellos, uno solo entre tanta maraña y
experimentó una sensación extraña, pensó que había dado un
salto en el tiempo cuando logró revivir los momentos felices de
su infancia, justo cuando su madre luego de arroparlo antes de
dormir le contaba fabulosos cuentos que leía de un viejo libro
que según ella había pertenecido a la familia desde siempre. Recordó casi a detalle una historia, la de las sirenas que habitaban
el mar y robaban a los marineros sus almas; incluso, recordó la
historia que su madre le había contado la noche antes de morir
de una rara y extraña enfermedad que decían los médicos la
había secado, arrancándole la vida de imprevisto. Fue entonces
que recordó lo que había sucedido cuando conoció a Rebeca.
Una vez que subieron al convoy de la Ruta 3 comenzaron
con una estrecha conversación, a menudo Miguel sentía que
aunque acababa de conocer a Rebeca la conversación que entablaba con ella era la de dos verdaderos amigos, incluso comenzó a sentir que había estado eternamente enamorado de
ella. Y así fue, esa tarde cayó perdidamente enamorado ante
sus encantos.
Antes de que Miguel se bajara Rebeca sin más le invitó a su
casa. –Te invito un café, podemos seguir la charla en mi departamento. Claro, si no te molesta compartir un café con una
desconocida-.
-Desconocida no-, dijo Miguel, -Por supuesto, parece que te
conozco de siempre-.
Al llegar a la entrada de su departamento descubrió que la
decoración hacía referencia a los antiguos edificios, donde los
detalles eran de gran extravagancia, por demás suntuosos. Por
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todas partes figuras de tritones y sirenas. Algo extraño en estos
tiempos pensó Miguel, pero no se incomodó puesto que iba
acompañado de la mujer de sus sueños.
Rebeca le tomó de la mano, lo guió por el pasillo hacia una
recámara que tenía más bien el aspecto de un altar; la cama
rodeada de cosas insólitas, de todo tipo de extrañezas del mar:
peceras con pequeños y grandes peces, caballitos de mar, conchas y una que otra pequeña pero brillante perla entre peces
de colores. De un instante a otro se vio rodeado de hermosas
mujeres, todas ellas saliendo de no sabía dónde, pero igual de
hermosas que Rebeca, sólo una diferencia pues le parecía que
todas tenían el mismo rostro angelical, todas la piel tersa y una
figura perfecta; lo único que les diferenciaba era una de otra
era el color de la cabellera, todas la llevaban larga, pero unas
de en tonos rojizos, otras rubias y sólo pocas de un sedoso y
profundo negro. Estaba rodeado de belleza, de energía, de hermosas mujeres que hablaban, pero no sabía qué decían porque
parecían sólo murmullos, parecía que escuchaba risas entre las
risas… y a lo lejos una hermosa melodía, un cántico casi celestial. Miguel sintió ansias de conversar con cada una de esas
divinas mujeres, pero no se había percatado que en menos de
un instante todas ellas ya habían experimentado el éxtasis en
su cuerpo, sólo con el hecho de su propia presencia; no supo
cuando, por demás que no entendía como podía ser si él mismo
no había experimentado contacto alguno con ninguna de ellas,
pero a todas las veía extasiadas. Miguel pensó que había sido
sólo un sueño. Despertó en la habitación, llena de cosas raras y
maravillas marinas, pero estaba solo y nadie nunca llegó. Salió
del lugar rumbo a su casa.
Ahora se encontraba en la madrugada inhalando un poco de
aire, tratando de llevar un aliento de vida hacia sus entrañas,
pero no era suficiente pues se había dado cuenta que días antes le habían robado el alma. Encontraron el cuerpo y sólo se
dijo que a ese joven de veintitantos años, de rostro y mirada
infantil, de sonrisa cautivadora y personalidad enigmática le
había matado un infarto, tan naturalmente como a cualquiera
nos puede alcanzar la muerte cualquier día por la madrugada.
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La Doncella
Por: Yéssica Tamara Rivera Guillén
CRÉDITO FAMILIAR
illiam nunca imaginó el socavo en que llegaría a encontrarse, Samanta era el nombre
de aquella mujer que le flechó el corazón, le
robó el sueño y embelesó su alma como sirena
que te envuelve con voz suculenta y tentadora.
En aquellos días en que la lluvia te acaricia el rostro con una pequeña brisa cálida, en que el viento
parece hacer danzar en un unísono las ramas de los
árboles, pequeñas ráfagas que te tocan el alma y te perpetran
melancolía, esos días favorecían el pensar del joven poeta, fue
cuando la miró, el joven solía sentarse en aquel pequeño café
en contra esquina del parque, llenando su imaginación de contrastes armoniosos; mirando el pequeño parquecillo que se encontraba enfrente, allí había creado ya varios de sus mejores
poemas, poeta de mil amores, se hacía llamar en uno de ellos,
aquél que saboreó los matices, aquél que ensordeció el cantar
de las aves; al entonar sus poemas dedicados, aquél que sedujo
el lenguaje natural.
Samanta, recorría a diario el mismo camino hacia su trabajo,
una calle muy transitada y que le daba directo al edificio donde laboraba, siempre soñadora ella, el amor no le había dado
buenas jugadas, por el contrario, la mayoría de sus relaciones
terminaban en decepciones y con unas lágrimas, de ¡Otra Vez!,
pero en fin, levantaba lo que quedaba de su ya muy lastimado
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corazón y seguía su camino, esperando que llegara pronto esa
personita que tanto anhelaba, esa persona que compartiese los
sueños con ella y le brindara un amor de cuento de hadas, donde su felicidad fuera duradera.
Esa mañana; decidió cambiar las cosas, se dijo, es como un
vicio, siempre he pasado por el mismo lugar, siempre la misma
gente; van y vienen y yo con ellos, nada cambia, y no hago nada
por cambiarlo, hoy debo empezar. Se quedó pensando y dio un
giro de 360 grados lentamente; mirando todo lo que había a su
alrededor, ¡Excelente! un parque, qué hermoso, cuántos árboles,
qué hermosa fuente -¿Ardillas?...¿Hay ardillas por aquí?- que
maravilla, situado en una ciudad tan grotesca y agitada, un oasis en medio de tanto concreto y ruido, es perfecto. Samanta, caminó lentamente hacia el parque, mirando detenidamente cada
centímetro que recorría, la magia que la envolvió era desconcertante, no dejaba de sorprenderle lo que veía y la sensación que
sentía era tal como un éxtasis absorto, con una sonrisa de esas
que ya poco se ven en las personas; se sentó en una pequeña
banca del parque, estaba un poco húmeda por la constante brisa
con que amaneció el día, pero no le importó, su deleite era tal
que una cosa así era menos que sin importancia, era perfecto,
que día tan hermoso; comenzó a murmurar, es…es…¡excitante!
y mordió su labio en señal de regocijo; al tiempo que levantaba
sus brazos y dejaba que la brisa cayese sobre su rostro.
¡Qué mujer!, ¡qué mujer!, se repetía una y otra vez William al
contemplarla por la ventana del café, es…es…¡sorprendente!,
una musa en medio de un paraíso; qué singular encuentro, pero
ha pasado, el encuentro de dos deidades inocuas; la hermosura de su rostro y la magia de la naturaleza, podría escribir…
(¡Oh mujer!, que hace la brisa acariciando lo inacariciable, que
atrevido del viento al pasar por sobre ti, dichosas las hojas que
cobijan tus encantos, envidiado el canto de la banca que sostiene tu postura tan sensual, ¡Oh mujer!), mientras William plasmaba esto en un papel, Samanta desapareció sin que le diera
oportunidad de volverla a contemplar, William salió corriendo
del café para lograr volverla a ver , pero fue inútil, ni una señal,
perdió su vista una y otra vez en los horizontes tratando de encontrarla, pero fue inútil. Pensativo, William regresó a su mesa;
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preguntándose si lo había imaginado o si fue real, le daba vueltas una y otra vez, por fin cayó en razón y sacudió la cabeza
como tratando de regresar a la realidad, tomó un trago de su ya
gélido café y se estiró para desadormecerse. William no pudo
conciliar el sueño esa noche y por muchas más, pensando sólo
en aquella mujer del parque, su mente se llenaba de sólo ella,
recordaba su rostro como si lo estuviese viendo, por su cuerpo
corría una sensación de cosquilleos y algo le llenaba los pulmones de un aire cálido y zozobro, una ansiedad se apoderó de él,
unas ganas inmensas de volver a ver a aquella mujer. William,
siguió visitando su café preferido como todos los días por las
mañanas, se sentaba en la misma mesa de siempre, en su pensar sólo estaba volverla a ver, sólo una oportunidad de hablarle
y saber de ella. Y así paso día tras día esperando el encuentro
-algo que no sucedería jamás.
Era una tarde hermosa, las copas de los árboles parecían incendiadas por la rojiza puesta del sol, William, decidió entonces
acercarse a aquella banca donde había visto por primera vez a
la mujer que tanto le había inquietado y que se había vuelto
en algo perturbador en su mente, no dejaba de pensar en ella,
era algo insólito y que no le había pasado jamás, pensativo y
cabizbajo; William pasó horas sentado en aquella banca, nada
parecía existir para él, los ruidos, la gente, las aves volando,
pequeñas ardillas corriendo de rama en rama, parejas jugando
a enamorarse, todo era inexistente para él, su mente no percibía
nada más, el rostro de aquella mujer era lo único en que podía
pensar. “La Doncella”, pudo leer en una placa a un costado de
la banca; mientras salía del éxtasis que lo poseía, “La Don…”
¡que! –un rostro familiar en bajorrelieve sobresalía en aquella
placa, desconcertado; se paró lentamente y se inclinó frente a
ella: (Parque “La Doncella” “El amor es mágico, lo mágico es
insólito; que si no insólito es el AMOR”. Era ella, la mujer que
hacía unos meses había visto, ¿Pero…? desconcertado se quedó
sin habla, ¿qué significa esto?, ¡qué…! ¿Por qué?, no podía comprender lo que estaba viendo, desconcertado seguía mirando la
imagen tallada en aquel metal.
Sin saber siquiera qué pensar o que significado darle a lo que
estaba viendo, se sentó nuevamente en la banca, se inclinó; ce188
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rró los ojos y cubrió su rostro con sus dos manos, se quedó pensativo, su mente vagó como aquella hoja que el viento arrastra
a su voluntad; sin percatarse del tiempo que había pasado, de
pronto; comenzó a escuchar una vocecilla, ¿está bien joven? y
poco a poco fue despertando de ese ensueño en que se encontraba sumergido, sin decir nada, abrió los ojos pero siguió en su
vagancia, ¿está bien joven?. William, por fin pudo regresar a su
uso de razón, ¿perdón?, preguntó con voz sutil y casi apagada,
¿qué si está bien?... No quise ser inoportuna –William movió
la cabeza asentando un no mientras su mirada seguía perdida
-mi nombre es Elena, mucho gusto, William no dijo nada, ni
movió siquiera una facción de su rostro, parecía estar ahí como
una estatua más de las que adornaban aquel parque mágico,
al no ver algún tipo de respuesta, la viejecilla siguió hablándole, perdón que lo haya molestado, pero lleva ya rato aquí
sentado, sin hacer nada y sin que nadie llegue a su encuentro,
¿se encuentra bien?, se ve algo mal, si estuviera aquí mi madre
y viera su cara, seguro diría; que ese es el rostro de alguien
que lleva consigo una pena muy grande, tan grande que se le
puede ver a cuestas…William escuchaba a aquella mujer, pero
sus palabras parecían venir de muy lejos, arcaicas, susurradas;
casi irreales. Eran ya pasadas las 5 de la tarde y William seguía
atrapado en un mundo del que no podía o no quería escapar,
Doña Male, preocupada, decidió hacer algo para regresar a ese
muchacho a la realidad, se acercó a la fuente que estaba a unos
pasos de la banca y tomó un poco de agua con su mano, se
acercó al joven y salpicó su rostro. William, soltó un suspiro y
comenzó a respirar hondamente… ¡que! ¿Qué pasa?, los ruidos de los autos, murmullos de personas que transitaban por
el parque y el silbido del viento se acrecentaron…de repente,
volteó a su derecha y vio a una mujer de edad avanzada parada
y mirándolo, ¡Hola!, ¿ya me escuchas?, disculpa lo del agua,
William se tocó el rostro que chorreaba un poco y le preguntó,
¿la conozco?, no joven, podríamos decir que no, a menos que
haya escuchado todo lo que le dije hace unos minutos y sonrió
de una forma sarcástica, ¿puedo sentarme? -he…Claro…le decía que me llamo, bueno, dígame Doña Male, vendo dulces en
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aquel puestecito de enfrente, ¿lo vé?, perdón que lo haya venido a molestar, pero lleva horas aquí sentado, sin mover un solo
músculo y la verdad me preocupó, por eso me tomé el atrevimiento de venirlo a molestar, ¿le pasa algo?, necesita que le hable a una ambulancia, ¿a su familia?...William le contestó, no,
no se preocupe, estoy bien, sólo estaba pensando y buscando
algunas respuestas –y supongo que no las encontró, digo, por
su semblante dudo que sus preocupaciones hayan encontrado
respuesta, William sonrió y miró a la señora afirmando el juicio
que le hacía, mire joven, no sé de qué índole sea lo que le aflige, pero mi madre que en paz descanse siempre me dijo algo:
(Hija, en este mundo no hay respuesta para todo y esta verdad
causa temor, a veces hay que aventurarse fuera de esta realidad
para entender algunas cosas que vemos o nos pasan). William
analizó el consejo y asentó un sí con la cabeza –no pudo estar
más acertada su madre Doña Male ¡créame! –Susurró- , pero
en fin. Es un hermoso parque ¿verdad?, -claro joven, de hecho
dicen que es mágico-, ¿mágico?, ¡sí!, ¿qué no sabe la historia de
este parque y de “La Doncella”? -¿no?, contestó William con
gran curiosidad, mire; le contaré -este parque lo construyeron
hace 60 años, yo he vendido dulces aquí desde que tenía unos
10 años y acompañaba a mi madre, yo vi cuando inicio todo,
de piedra a piedra y de árbol a árbol pude ver como tomaba
forma este paraíso, porque eso es ¡he!, lo inauguraron; pero no
era muy concurrido por las personas, hasta que un día sucedió
algo que cambió radicalmente la afluencia de la gente en él,
vea, que vé a su alrededor, William se paró de la banca y dio
una mirada por todo el parque, -gente; mucha gente, eso es lo
que veo, -¡no!- observe bien, -he…¿parejas?, veo muchas parejas, ¡exacto! Joven, y he ahí parte de la magia en este parque
y el porqué también es conocido como “El Parque Del Amor”,
yo la conocí, se llamaba Samanta, un día visitó este parque y
por muchos años vino a sentarse en esta misma banca en que
estamos usted y yo, una vez platiqué con ella y me dijo, Elenita,
soy una romántica empedernida, apasionada, entregada, pero
no he tenido suerte en el amor y sabes, creo que aquí podría
encontrarlo, ¿lo crees posible?, yo sólo le sonreí, no comprendía
190
CUENTO
45 Juegos Bancarios
de lo que hablaba. Y así se le veía sentada aquí a diario; durante
casi 30 años. Por las mañanas rumbo a su trabajo pasaba y se
quedaba un rato aquí sentada, en su hora de comida entre las
2 y las 4 aquí estaba, por las tardes entre las 6 y las 7 aquí ya la
veía, siempre muy guapa, era una mujer joven y hermosísima;
como de unos 20 años, muchos hombres se acercaban a hablarle, algunos pasaban un buen rato aquí con ella platicando,
otros llegaban y se iban, tuvo muchos pretendientes…un día
dejé de verla y no supe nada más de ella, cuenta un rumor que
encontró aquello que tanto anhelaba y buscaba; se casó y vivió
feliz con el hombre de sus sueños, otros dicen; que nunca pudo
encontrar a ese verdadero amor.
Hace 20 años que murió y vinieron a dejar sus cenizas aquí,
la delegación aceptó la solicitud de la familia de Samanta y ese
mismo día el parque fue rebautizado y pusieron esta placa aquí,
desde entones; la historia de “La doncella” atrae a diario a este
parque a hombres y mujeres por igual, parejas de enamorados
vienen aquí sólo a vivir la magia de su amor, todos vienen aquí
con la misma esperanza que en algún tiempo acompañó a Samanta, encontrar y vivir el verdadero amor. Y tú; ¿ya encontraste a tu verdadero AMOR?...
CUENTO
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Juegos Bancarios
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La igualdad de papá y mamá
Por: Alejandro Martínez Soto
CONDUSEF
sa tarde cuando el señor Alejandro regresó a su casa
después de trabajar, jamás imaginó que estaría a punto
de cambiarle la vida, al hacer un trato con su esposa
Carmen.
Papá Alejandro.- ¡Hola! familia, ya llegué ¿cómo están?
Salieron a su paso dos adorables niñas de cinco y cuatro años
de edad cuyos nombres eran Frida y Aranza respectivamente,
quienes efusivamente se colgaban de sus piernas para saludarlo, mientras que desde la cocina se escuchaba la voz de su esposa que le daba una cordial bienvenida.
Mamá Carmen.- ¡Hola! mi amor ¿cómo te fue hoy en el trabajo?
Papá Alejandro.- Bien querida, pero por favor dime ¿que hiciste de comer? que traigo una hambre atroz.
Mamá Carmen.- Como siempre tu platillo favorito, mole poblano.
Papá Alejandro.- Humm que rico, sírveme por favor.
Al terminar de comer, mamá Carmen y papá Alejandro co192
CUENTO
45 Juegos Bancarios
mentaron cómo les había ido en el día, siendo este último en
iniciar la relatoría de ese día.
Papá Alejandro.- Hoy para mi fue un día muy pesado, tuve
que atender a casi veinte personas, que en su mayoría me pidieron asesoría para resolver sus deudas con distintos bancos,
aunado a que tuve algunos problemas con el equipo de computo, ya que constantemente hubo falta de energía eléctrica en la
oficina y las personas comenzaron a inquietarse y a desesperar,
aunado a todo ello mi jefe me solicitó el reporte del mes de los
asuntos atendidos y concluidos.
Mamá Carmen.- Uf, si que fue pesado tu día, pero el mío lo
fue aún más, Frida como siempre, sacó todos sus juguetes y los
regó por todo su cuarto, Aranza por su parte, se dedicó a tirar
toda la leche del biberón que traía, por toda la sala mojando el
sillón y la alfombra, al quitárselo comenzó a llorar muchísimo,
al grado tal que no pude callarla, ya después de más de dos
horas, nos dispusimos a comer, pero como siempre, las dos comenzaron a jugar con la comida tirándosela una a la otra, sin
hacerme caso de que pararan de hacerlo.
Papá Alejandro.- Carmen eso no es nada, si realizaras mi trabajo sabrías que mis actividades son más complicadas, que las
tuyas que sólo cuidas a las niñas.
Mamá Carmen.- Así, pues que te parece si cambiamos por un
solo día los papeles, yo hago tu trabajo y tú haces el mío, eh.
La propuesta fue tentadora para papá Alejandro, pasó por
su cabeza la idea de que al fin, podría tener un día de paz y
tranquilidad, al poder estar en casa únicamente cuidando a las
niñas y claro hacer las tareas hogareñas, cosas que para él eran
algo muy sencillo, así que aceptó el trato con mamá Carmen.
A la mañana siguiente, al sonar el despertador a las 5:30 A.M.
papá Alejandro fue despertado por mamá Carmen, quien le indicaba.
Mamá Carmen.- Querido, Querido, ya levántate a preparar
el desayuno, mientras me baño para ir a tu oficina a trabajar.
CUENTO
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Juegos Bancarios
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Papá Alejandro.- Mmmm, voy, sólo dame diez minutos por
favor.
Mamá Carmen.- Querido, párate ya que se me hace tarde
para ir a trabajar, ya sabes que no puedo llegar tarde, porque tu
jefe se enoja mucho.
Con mucha dificultad y aún dormido, papá Alejandro se levantó y comenzó a preparar el desayuno, en eso escuchó un
llanto que provenía de la recámara de las niñas, era el de la pequeña Aranza, que ya se había despertado y quería su biberón
y por supuesto que la cambiaran de pañal, por su parte Frida,
con los llantos de su pequeña hermana, se había despertado
y también le pidió a su papá Alejandro que le diera algo de
comer, al mismo tiempo mamá Carmen ya estaba sentada en
la mesa lista para desayunar, esperando únicamente que papá
Alejandro le sirviera el desayuno y poderse ir a trabajar. Esa
mañana para papá Alejandro fue el inicio de un día que jamás
olvidaría, con mucho esfuerzo pudo librar tal situación, pero
no contaba con lo que el destino le tenía preparado. Por su parte mamá Carmen llegaba a la oficina de papá Alejandro para
iniciar las labores, topándose con una gran noticia, que debido
a la falla constante de energía eléctrica sucedida el día anterior,
se había dañado el transformador eléctrico que suministraba
de energía a la colonia y que la reparación del mismo, llevaría
varias horas o hasta el día completo. En casa, papá Alejandro
se disponía a tomar un pequeño descanso, cuando la pequeña
Frida le decía:
Frida.- Papá, papá, mi mamá siempre a esta hora nos baña,
porque dice que debemos estar siempre limpias para cuando
tú llegues a casa.
Papá Alejandro.- Si, hija, en un momento las baño.
Frida.- Papá, papá, papá, ya nos queremos bañar, rápido, rápido, rápido.
Papá Alejandro.- Sí, sí, ya voy, ya voy, ve desvistiéndote por
favor.
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CUENTO
45 Juegos Bancarios
Ante la insistencia de Frida, papá Alejandro se dispuso a bañar a las niñas, primero a la más pequeña, la cual no paraba de
llorar, ya que no le gustaba mucho que la bañaran, al término
siguió con Frida quien no se cansaba de repetir que el agua
estaba fría y que no se quería bañar, papá Alejandro desesperado al salir del cuarto de baño, no se percató de que había en
el piso un pequeño juguete, con el cual se tropezó y al caer se
dio un gran golpe en las pompas, que le hizo recordar lo tonto
que fue al haber hecho aquel trato con mamá Carmen. Mientras tanto en la oficina, mamá Carmen seguía en espera de la
reparación del transformador de energía eléctrica, ya que al no
haber luz, era imposible poder atender a las personas que acudían a solicitar una asesoría, porque la información que se les
proporcionaba, la obtenían a través del equipo de cómputo al
conectarse a Internet. Al mismo tiempo papá Alejandro trataba
de acomodar el desorden que habían hecho Frida y Aranza en
la casa, ya que al quedarse por un rato dormido, las niñas se
dedicaron a tirar por todos lados sus juguetes y la tierra de las
macetas que existían dentro de la casa, ya que como Aranza
comenzaba a caminar, esa era su mejor forma de entretenerse,
mientras nadie la viera. Al término se dispuso a preparar algo
de comer, pues ya era hora de la comida y las niñas, no tardarían en estárselo recordando. Dentro de sus habilidades no
estaba la de ser un buen chef, así que pasó largo rato en pensar,
qué prepara para la comida, ocurriéndosele únicamente freír
unos huevos con salchichas, digno manjar de un papá experto
en resolver cualquier problemática que se le presente, platillo
que por supuesto no les era grato a las niñas, quienes estaban
acostumbradas a degustar una buena sopa y un grandioso caldo de pollo preparado por mamá Carmen. Una vez que papá
Alejandro terminó la comida, llevó a sentar sus pequeñas hijas
a la mesa para disponerse a comer, pero jamás imaginó el gran
esfuerzo que le costaría, el que las niñas terminaran la comida
que les había servido, situación que después de dos horas de
insistencia pudo lograr, después del esfuerzo del juego y lo que
habían comido, las niñas empezaron a bostezar, indicándole
Frida a papá Alejandro, que la llevara a acostar, Aranza por su
parte no aguantó más y se quedó dormida en la mesa, en ese
momento papá Alejandro tomó a sus dos pequeñas y las llevó
a sus respectivas camas para que durmieran tranquilamente,
CUENTO
45
Juegos Bancarios
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disponiéndose de nueva cuenta a ordenar la casa para cuando
mamá Carmen llegara de la oficina. En la oficina mamá Carmen se encontraba atenta a la noticia que daba a sus empleados
el jefe de papá Alejandro.
Jefe de papá Alejandro.- Debido a la falla en la energía eléctrica y de que la reparación del transformador no podrá terminarse el día de hoy, todos ustedes pueden retirarse a sus casas
a descansar, debiéndose presentar el día de mañana como de
costumbre, a la hora de entrada a iniciar sus labores.
Al escuchar tal noticia mamá Carmen, feliz se dirigió a su
casa para saber cómo estaban sus pequeñas hijas y su querido
esposo, pero antes debería pasar a otro lugar para adquirir una
cosa. En el hogar papá Alejandro cansado y estresado, aún no
terminaba de acomodar el desorden de la casa, pues le faltaba
por lavar los trastes del desayuno y los de la comida, así como
hacer algo de comer para él y su esposa, ya que la comida que
había preparado antes, fue únicamente para la niñas, encontrándose de nueva cuenta en otro dilema, pues su querida esposa no se conformaría con unos simples huevos fritos con salchichas, no señor, ella es más exigente, lo mínimo que esperaría
de comer sería su platillo favorito, unas deliciosas enchiladas
suizas, así que mientras pensaba en como poder preparar tan
sofisticado manjar, escuchó que la puerta de la casa se abría y
al unísono una voz que decía:
Mamá Carmen.- ¡Hola! familia, ya llegué ¿cómo están?
Escuchando la voz de su esposo, quien desde la cocina le
daba la bienvenida.
Papá Alejandro.- ¡Hola! mi amor ¿cómo te fue en la oficina?
Mamá Carmen.- Bien querido, pero por favor dime ¿qué hiciste de comer? que traigo una hambre atroz.
Papá Alejandro.- He, he, he, nada aún querida, sabes es que
no tuve tiempo pues tuve que estar cuidando a las niñas y levantando todos los juguetes que tiraban por toda la casa, así
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45 Juegos Bancarios
como tender las camas, trapear, bañarlas, prepararles la comida y uf muchas cosas más, las cuales me dejaron rendido.
Mamá Carmen.- Pobrecito, no te preocupes, antes de llegar a
casa pasé a comprar un pollo frito para comer, así que vente a
la mesa y comamos.
Después de haber comido ese delicioso manjar, papá Alejandro le dijo a su esposa.
Papá Alejandro.- Sabes querida, nunca más demeritaré el
trabajo que haces en la casa y al cuidar a las niñas, pues he
entendido lo difícil y arduo que es para ti, el realizar todas esas
tareas, por eso de ahora en adelante te apoyaré en lo que me
pidas y pueda hacer, pero cuéntame ¿cómo te fue a ti en la oficina?
Mamá Carmen.- Así como a ti, mucho trabajo, mucho trabajo.
MORALEJA:
Tanto las tareas del hogar como las del trabajo, son arduas
y cansadas por igual, es por ello, que tanto el hombre como la
mujer deben apoyarse mutuamente en igualdad de circunstancias, para hacerlas más ligeras y fáciles de realizar, pues ante la
sociedad y la ley, ambos son iguales.
CUENTO
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Juegos Bancarios
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Lima
Por: Héctor Eduardo Machuca Ayala
AFORE XXI
o recuerdo con exactitud a los cuántos años fue
que lo conocí o nos conocimos, de eso ya pasó más
de treinta y tantos años, lo que sí recuerdo fue el
clic que hicimos aquel día que empezó nuestra gran
amistad, éramos otros dos niños más en la familia, el
de nombre Daniel apodado el “Lima”, al día de hoy
aún no sé a ciencia cierta el porqué del apodo, corrían
los 80´s ó 70´s mmm cuando mi madre me llevaba de
visita para ver a mi abuela y hermanas de ella, que realmente
eran muy esporádicas las visitas, fue ahí cuando convivía con el
Lima; obvio dentro de nuestras capacidades nunca voy a olvidar
cómo se nos iba el tiempo jugando a los carritos, poco a poco
fuimos creciendo y con ello los juegos fueron cambiando, ahora
ya entrábamos en el status de los otros primos y hermanos de
algunos dos o más años que nosotros, ahora ellos nos hacían partícipes de aquel famoso juego del bote pateado, las escondidas,
las canicas e incluso al juego de la comidita y obviamente el que
nunca pasará de moda el bendito fútbol.
Cómo esperaba las vacaciones para poder ir a verlo a él y
demás primos que compartimos miles de aventuras, paseando
en carreta de pueblo en pueblo con los vendedores de leche, alfalfa; cuidando las vacas y ovejas de los tíos, aprendimos juntos
a montar a caballo y la yegua del vecino. el ir a juntar la leña
para la famosa lumbrada de los días 24 y 31 de diciembre, las
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CUENTO
45 Juegos Bancarios
guerras de huevos de harina en las fiestas del pueblo, los juegos mecánicos, los domingos de plaza (mercado sobre ruedas);
las posadas y la ya tradicional pedida de calaverita, que hacíamos todo un ritual desde ir al campo a conseguir la calabaza,
limpiarla para poder formar en ella la cara e introducir la vela y
salir a pedir la calaverita, tocando el tema de muertos recuerdo
también en acompañar a mi tía a rezar el rosario por el fallecimiento de alguien del pueblo, tomar el pan de dulce o el bolillo
recién salido del horno, acompañándolo con un rico café con
canela o el ya tradicional atolito. Lo malo era que teníamos que
ir temprano a misa, confesarnos, obvio jamás revelamos nuestro secreto y del cual hoy lo vas a saber, cuando íbamos a misa
nos daban para dar la limosna la cual usábamos para ir a jugar
a las maquinitas.
También recuerdo esa ansiedad y espera en la central camionera del sur, para disfrutar lo rico y refrescante que era la ida
a la playa, esas semanas que permanecíamos en el Puerto de
Acapulco.
Que bien pasábamos aquellos momentos, siempre aprendiendo
uno del otro nunca olvidaré las vivencias que pasamos día a día.
El tiempo pasó todo eso de los juegos fue quedando atrás, y
llegó el momento de la fiesta que la vivimos muy chavos casi
a los de 16 años empezamos con el alcohol y el cigarro, cosa
curiosa como era de esperarse, existía el bueno y el malo, casualmente en el Lima siempre cabía la prudencia, siendo del
grupo el más tranquilo de todos los que nos juntábamos, para
ese entonces a él no se le daba nada de esos vicios, al contrario
nos criticaba y nos reprochaba todas las estupideces que hacíamos; en pocas palabras el era entonces un buen chico, pero
entrón para los golpes de eso no hubo ni quedó duda con los
que se intentaban meter en problemas con él. Recuerdo en un
partido de futbol para ser exactos en el campo de la escuela
primaria Melchor Ocampo, después de haber jugado ya varias
cascaritas se armaron los golpes nunca se me va olvidar las tres
peleas que tuvo seguidas, en otra ocasión le dieron un disparo
con un rifle de municiones que terminó siendo nuestro y que
fue también parte de nuestro arsenal de entretenimiento.
CUENTO
45
Juegos Bancarios
199
Hay unas palabras que él me dijo y jamás olvidaré; no tengo
nada, no puedo sobrevivir sin mi mamá, no tengo mamá; mis
mamás eran entonces mis tías; porque yo podía vivir sin su
existencia. Después de todos estos años de vida seguramente
me hice más consciente de esta situación, pero descubrí además
que mi papá formaba otra familia y empecé a darme cuenta de
que vivía sin él. Algún tiempo después sólo mi familia, eran
mi hermano y hermanas, algunos tíos y alguno de mis abuelos. Realmente yo no entendía porque él querría que yo supiera
todo eso, con el paso del tiempo apenas creo llegar a entender
lo que me quería transmitir.
Como suele pasar en la mayoría de los casos en todas las
relaciones, la distancia y las actividades que nos atendían en
ese momento, nos separaron, por un buen tiempo no sabíamos
nada el uno del otro, eran muy contadas las veces que nos frecuentábamos al año, su cambio fue muy notorio sus amistades
ya no eran las mismas, pronto llegó el cambio inesperado. Su
vida dio un giro de 360°, al grado de perderse por días, semanas y hasta meses. Todo a causa de la DROGA y el ALCOHOL,
la familia y seres queridos entramos en un dolor lo digo así ya
que nunca se había vivido en un miembro de la familia tan querido, tal circunstancia y claro que duele. No se puede evitar que
duela. Qué quiero decir con esto, el hecho concreto de pensar
que se está perdiendo a una persona muy importante para uno
es terrible, luego después de mucho sacrificio la familia habló
con él; se trató de ayudarle metiéndolo a una de esas famosas
casas de rehabilitación llamadas GRANJAS. Obvio sufrió mucho en su estadía, salió de ese horrible lugar, airoso y con ganas
de cambiar su vida, empezó a trabajar con un contratista que
viajaba construyendo casas en toda la República Mexicana, no
se sabe como fue, pero desafortunadamente volvió a caer en las
garras del vicio.
Con gran dolor la familia volvió a vivir ese pésimo sentir, esa
angustia que te desgarra por dentro, saber que nuevamente ese
ser querido volvió a ser víctima y lo peor de todo esto es el no
poder ayudarle a salir de ese laberinto; nadie sabe qué tanta maldad tenga, lo que sí es la oscuridad que guarda porque son millones a las personas que mantiene dentro de ese horrible sitio.
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CUENTO
45 Juegos Bancarios
Cómo sucedieron las cosas y porqué, no se sabe, sólo él tiene
la respuesta, recuerdo haber tenido pláticas muy cortas con él,
¿Por qué cortas? claro que para el todo aquel que quería entrometerse en su vida no lo iba a permitir, como nunca permitió el
decirnos el porqué de las cosas.
Llegó a tocar fondo, no lo sé, cuentan sus amistades que verdaderamente estaba mal, su hogar se volvieron las calles, junto
con esas malas compañías, no dudo ni tantito que sus “amigos” ni lo recuerden y si así fuese; esos recuerdos que tienen de
él, son por las cosas que dejaron de obtener por medio de él.
Sentí mucho dolor la última vez que lo vi; de aquel muchacho
de cuerpo atlético, ahora se encontraba en un estado físico mal,
aunque suene a estrofa de canción lo observé flaco, cansado
ojeroso y sin ilusiones, bastante mal, los dientes principalmente destruidos, su alimentación no se veía para nada reflejada,
¿Comía? ¿Dormía?, qué diablos era de su vida!!!!!!!
Sólo él y sus malas compañías sabrían de sus cosas, hoy me
pregunto si él en algún momento llegó a tener una relación sentimental con alguna persona, nunca me comentó de ello, desgraciadamente su vida era su onda.
¿Qué consume o consumía?
Tampoco lo puedo decir porque hasta donde yo me quedé el
alcohol era lo último que el pudiera llegar a beber.
No puedo llegar a comprender, todo aquello que pasó por su
mente al enrolarse en las filas del famoso narco menudeo, lo poco
que se sabe que en los últimos meses esa era su actividad para sobrevivir en el ambiente en el cual ya estaba totalmente recluido.
Tenía meses sin llegar a su casa, y como bien dice el dicho las
malas noticias siempre llegan primero, fue detenido por policías no municipales, la cosa estaba más difícil ya que los policías que lo detuvieron tenían cargo federal, era más que obvio
que por la actividad que estaba llevando a cabo, fuese detenido
por daños a la salud.
CUENTO
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Juegos Bancarios
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Hoy el Lima, se encuentra recluido en un penal del Estado de México, afortunadamente para la familia puede salir
bajo fianza ya que a la hora de la detención no se le encontró
ninguna droga, sólo las acusaciones de los vecinos aledaños
donde se encontraba ubicado en ese momento.
Su proceso se complica debido a las faltas de prueba, aún no
puede contar con su libertad; por como son las leyes en este
país, todo lleva un proceso que implica tiempo, dinero y ganas
de que las autoridades hagan su trabajo.
No creo que sea cobardía; pero no he ido a visitarlo y no es
por desidia; si no porque siento que el verme le causará mucho
dolor, por todos aquellos momentos que vivimos juntos.
Yo espero que esta última experiencia tenga las consecuencias positivas, por comentarios de la familia, el buen Lima, está
pasando las de Caín, en ese centro de readaptación, para poder
llevar su estadía en ese lugar él se dedica a la elaboración de
bolsas de dama con material reciclable así como en la producción de rompecabezas. Aún estamos en espera de la última audiencia para determinar su situación.
Quiero que sepas que esto fue como un pequeño homenaje
y agradecimiento por todos aquellos momentos que disfrutamos; ahora quiero volver a ver a ese Lima que yo conocí, sano
productivo y siempre positivo, también quiero verte triunfar
que se diga que eres de los muchos que retomaron el camino
del bien.
Voy a terminar esto con algunos consejos que leí de una persona mayor, obvio trataré de eliminar las palabras altisonantes.
Un día el abuelo le dijo a su nieto : “Mira, te voy a dar 10 consejos para que vivas bien, en la flor de la vida:
1.- Agradece por todo (No te quejes), dale gracias a Dios
que estás, porque otra bola de personas, ya se los llevó la
muerte!
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CUENTO
45 Juegos Bancarios
2.- Cuando puedas comer, come, cuando puedas dormir,
duerme, cuando puedas trabajar, trabaja, da gracias a Dios
porque tienes salud (No te estés quejando)
3.- Si en la noche no puedes dormir, párate y ponte a hacer
algo, porque si te quedas en la cama sólo vas pensar puras
tonterías
4.- Los problemas grandotes, esos que son del mundo, no los
vas a arreglar tú deja que otros los arreglen, tú ocúpate de
los chiquitos, de esos que están en tus manos y que a veces
entiendes, atiende esos.
5.- Si te dan, agarra, todo lo que te den, agárralo, así sea un
golpe o una bolsa de dinero, porque uno vive pensando
que las cosas las genera uno, pero no sabes de qué forma
te llegan, así que tú agarra y ¡no te amenaces!
6.- No agarres lo que no es tuyo, ni el machete, ni el caballo,
ni a la mujer de otro, lo ajeno respétalo, es de otro, ¡cada
quien tiene lo suyo!
7.- Lo que hagas, hazlo con ganas, con muchas ganas y harto
gusto, porque no sabes cuándo te vas a morir
8.- Cuídate de las persona con malas intenciones (hay muchas y tú tienes imán para ellos).
9.- Nunca te preocupes por lo que no tienes, cuántos que tienen todo el dinero del mundo están en la cárcel o pegados
a un hospital; tienes algo más valioso que es tu libertad,
esa no tiene precio
10.- Manda a volar a la muerte, que sea ella la que se preocupe
por no poderte llevar y no seas tú el que se preocupe porque ya te va a llevar.
Te veo aquí afuera Lima.
CUENTO
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Juegos Bancarios
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Llegó la hora
Por: Mónica Leticia Serrano Peña
CONDUSEF
os Ahuehuetes, ellos, que cuentan con una excelente reputación tanto en el reino vegetal como en el animal, ya
que viven entre los dos, además de ser de las especies más
viejas dentro de nuestro planeta, hicieron un llamado, a
ambos reinos, y empezaron a llegar las especies, primero llegó el Ocote, ya que debido a su gran altura, más
de 40 metros, logró percibir el llamado de los ahuehuetes, y les preguntó, a qué se debía esta reunión. El
ahuehuete más longevo, con una edad aproximada de dos mil
años, conocido como el árbol del Tule, de Santa María el Tule
Oaxaca, externó, con lágrimas en los ojos.
Ahuehuete.- Como ustedes saben, nosotros que vivimos en
los dos reinos, a lo largo del tiempo, hemos visto como ha nacido y cambiado la humanidad, y cómo se ha encargado no sólo
de destruirse, sino que además nos está destruyendo y destruyendo a la tierra.
En efecto, los Ahuehuetes, habían sido denominados así, por
los mexicas, proviniendo su nombre del náhuatl ahuéhuetl que
significa ‘árbol que nunca envejece’ o ‘árbol viejo de agua’. Estos
árboles, conocían perfectamente, la historia, ya que aparecieron
en el planeta en la era mesozoica, hace aproximadamente 10 y
20 millones de años. Al evolucionar las plantas, las coníferas
a las cuales pertenece el ahuehuete, empezaron a desaparecer
204
CUENTO
45 Juegos Bancarios
quedando hoy en día sólo cuatro especies, entre ellas el citado
ahuehuete. El Ocote exclamó.
Ocote.- ¡Esta humanidad, por más mensajes que le hemos enviado, tanto nuestros amigos del reino animal, como nosotros
del reino vegetal y la propia tierra no entienden!
En ese momento se acercaron, el elefante, y la tortuga, los
cuales habían sido designados por el reino animal que habita
en la tierra, debido a los conocimientos del primero y a la paciencia y tolerancia de la segunda. De igual forma al Delfín, el
reino animal que habita en el agua lo nombró su representante. También acudieron muchas otras especies de ambos reinos,
todos estaban sumamente preocupados ya que conocían muy
bien a la Tierra, a la cual ellos cariñosamente llamaban “la Madre Tierra”. El Ahuehuete, tomó la palabra y externó.
Ahuehuete- Les contaré para aquellos que son más jóvenes
lo que durante miles de años mis ancestros nos han trasmitido.
Cuando nacieron los primero ahuehuetes, la tierra aún no tenía
la forma que hoy en día ustedes conocen ni existían todas las
especies animales que habitan en el planeta, tuvieron que pasar
más de 186 millones de años para que aparecieran los reptiles,
y dinosaurios, y muchos años más tarde aparecerían los mamíferos de los cuales ustedes provienen, así como las aves. Después de los grandes glaciares, de la época paleolítica, y de que
la atmósfera ya no contenía gases dañinos para los habitantes
del reino animal, aparecieron los primeros monos y después
aparecería la humanidad. El Ocote interrumpe.
Ocote.- ¿Qué buena memoria tienes?, hasta podrías ser un
elefante.
Elefante.- Ocote, te pido de favor que dejes hablar al Ahuehuete, porque apenas empieza a contarles a nuestros compañeros la historia.
Ahuehuete.- En los primeros años de existencia de la humanidad, estos pobladores se encontraban tan contentos de tener la
vida, y poder ver todas las bellezas que contenía nuestra “MaCUENTO
45
Juegos Bancarios
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dre Tierra”, disfrutaban de ver a los pájaros volar, a los animales correr por los campos, a los peces nadar, admiraban el cielo
y por supuesto respetaban a todas las especies. Algunos pobladores, hacían ritos para darle las gracias a nuestra “Madre
Tierra”. También al igual que los animales, sólo atacaban para
defenderse o para alimentarse.
Ocote.- Pero, ¿porqué hoy en día los humanos nos agreden
por placer?, ¿porqué disfrutan de lo que ellos llaman la “fiesta
brava”, matando a los toros? ¿porqué quienes observan a esos
que se hacen llamar toreros, no los detienen y por el contrario
los incitan a que dañen al pobre toro?.
Elefante.- Por la misma razón por la que a mis semejantes y a
otras especies nos encierran y nos ponen grilletes, nos golpean
en lo que ellos llaman “ferias”.
Ahuehuete.- Ambos tienen razón, la humanidad está llena de
ego, su egolatría le ha nublado la razón y hoy en día se encuentran tratando de mantenerla y expandirla. Sin embargo
debemos de buscar cuál es la causa de que la humanidad haya
cambiado, por eso es importante revisar brevemente su historia
como lo estamos haciendo. Por lo que continuaré, los humanos
empezaron a agruparse y a vivir en aldeas o tribus, comenzaron a cultivar las tierras y domesticar algunos animales, se empezaron a preguntar cuál era su origen, algunos comenzaron
a alabar a ciertos animales y otros al sol. Se crean imperios, en
los cuales algunos son nombrados emperadores, descendientes
del sol.
Conejito.- De verdad decían que provenían del sol, mi mamá
siempre me ha dicho que salga a que me de el sol, pero nunca
hemos creído que nos haya creado el sol.
Ahuehuete.- La humanidad considera que son los únicos seres vivos de este planeta que piensan, y quizá muchos crean
que son los únicos que sienten. Bueno, es necesario continuar.
Los pobladores de los imperios empiezan a sentir miedo, de
ellos mismos, y lo traducen de dos formas, la primera, crean
grandes murallas según ellos para no ser invadidos por otros
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CUENTO
45 Juegos Bancarios
pueblos, y por otra parte, al sentirse tan poderosos desean que
las siguientes generaciones no se olviden de ellos, por lo que
crean grandes esculturas, y mandan a que se les talle en las
piedras lo que podría ser su imagen.
Ocote.- Amigo Ahuehuete, te faltó comentar que conocen el
fuego y es precisamente con mi corteza con lo que lo producen
manteniéndolo con otros árboles de los cuales sacan la leña.
Ahuehuete.- Tiene razón el Ocote, pero debo agregar que los
pobladores en ese entonces no eran tantos como ahora, y gracias
a su sed de poder se empezaron a matar entre ellos, en un principio con armas muy rudimentarias como las lanzas, con el tiempo fueron modificando su forma de destruirse entre ellos, afortunadamente sus armas siguen sin ser muy poderosas por lo que
sólo nos rasguñan en algunos casos sin destruirnos. El tiempo
continúa, algunos hombres pensantes crean la escritura, y se dedican a la ciencia, así como al estudio de su espíritu, sin embargo
la mayoría, busca en los teatros romanos la diversión, a costa de
otros hombres que habían sometido y utilizando algunas especies del reino animal, a esto le llamaban el circo romano.
Ocote.- Oye Ahuehuete, de verdad que sí conoces la historia
de la humanidad.
Ahuehuete.- Déjame continuar que apenas se inician los años
de “Gloria” de la humanidad. Pasaron algunos siglos, las poblaciones crecían, los hombres continuaban buscando otras
poblaciones a las cuales querían someter para que les pagaran
tributos, y poco a poco se fueron alejando de cultivar su espíritu. Después se inicia lo que ellos llamaron la revolución industrial, crean grandes inventos, continúan buscando más el
tener que el ser. Empiezan a existir grandes desequilibrios o
desigualdades entre las personas de un mismo poblado y por
ello sus pobladores se sublevan en casi todas las regiones del
mundo. Mientras esto ocurre, a los ríos los empiezan a ensuciar, haciendo que distintas especies emigren a otros ríos.
Conejito.- ¿Los humanos son los que han dañado nuestro ríos
con basura?
CUENTO
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Ahuehuete.- En efecto mi pequeño conejito, pero en el siglo
XVIII, apenas se inicia la destrucción, tendrán que pasar dos siglos más para que esta destrucción logre su punto más alto. En
siglo XX los humanos no satisfechos con sus guerras internas,
o de cada país, inician lo que ellos llamaron la primera guerra
mundial, en ella usan armas mucho más sofisticadas y potentes
ametralladoras, las cuales, sí ya nos empiezan a hacer daño, y
que decir de la segunda guerra mundial, en donde lanzan unas
bombas a las que denominan atómicas, y dañan severamente
la tierra, así como el aire, nuestros árboles por el contenido radiactivo se ven muy afectados y la tierra también.
Conejito.- ¿Nuestra Madre Tierra, no hizo nada?
Ahuehuete.- Durante todo los siglos, nuestra Madre Tierra,
ha rugido a través de sus volcanes, para recordarles a los humanos lo poderosa que es, de igual forma ha movido los océanos y realizado maremotos, y en otras ocasiones, desde el interior desde sus entrañas, ha generado movimiento a los cuales
los humanos les llaman terremotos.
Conejito .- ¿Y que ha hecho la humanidad?
Ahuehuete.- Muy poco o casi nada, una vez que nuestra Madre Tierra ruge, las personas se espantan por unos instantes,
recuerdan lo mal que se han portado con la tierra, con los humanos y con los animales, pero días después se les olvida y
vuelven a contaminar el planeta.
Delfín.- ¿Pero que no ven como tienen nuestros mares todos
sucios y en algunas partes llenos de algo negro grasoso, a lo
que le llaman petróleo, con latas y botellas además de toneladas de basura? ¿Qué no se dan cuenta que al dañar al planeta
se dañan a ellos mismos?
Ahuehuete.-Amigo Delfín, creo que tú conoces mejor que yo
la respuesta, ya que has tratado de nadar con ellos, enseñándoles a calmar sus emociones negativas, a disfrutar de su persona,
¡a sentirse libres!
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Delfín.- Tienes razón Ahuehuete, he hecho todo lo posible
porque el humano sea más sensible, sin embargo son muy pocos a los que he logrado transmitirles la sensación de bienestar,
de felicidad, de paz interior.
Ahuehuete.- Pues bien mis queridos amigos, hoy les pedí que
nos reuniéramos ya que nuestra amada Madre Tierra está muy
molesta por el comportamiento de los humanos, que hoy sólo
son un grupo de individuos, ya que perdieron la humanidad,
por ello, debemos de estar preparados, porque en cualquier
momento se desatará la furia de nuestra Madre Tierra, y es muy
probable que todos perezcamos, si no es que antes el humano
en su afán de poder nos destruye como lo viene haciendo.
Conejito.- Ahuehuete, estás seguro que ya nada podemos hacer.
Ahuehuete.- Quizá nosotros podamos convencer a nuestra
Madre Tierra de que calme su furia, pero ¿quién será capaz de
convencer a la humanidad de que ya no se destruya ni nos destruya?
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¿Norte?
Por: Eduardo Sandoval Hipólito
BANSEFI
ba llegando al cuarto de vigilancia cuando se topó con la
señorita del 303, una joven morena, delgada, de cabello
medio largo y quebrado que olía a un perfume que sólo
los dioses han usado. Siempre salía de noche y a pesar de
la oscuridad, nunca le faltaban sus gafas de sol, era como si
estuviera escondiendo algo. El Yogui, el vigilante, le buscó la
mirada a la joven pero era imposible, ella siguió de largo con
la cabeza agachada dejando atrás el saludo educado de las buenas noches del Yogui.
- Yaaaa güey – le dijo el Tino acompañado de un leve zape.
- ¡Oh chinga! Nunca sabes lo que pueda desear una mujer.
- No mames marrano, si con pedos te voltean a ver, y eso que
tienes un chingo de dónde llamar la atención.
- ¡Chia!… ¿A poco sí pinche Tino? ¡Si tú no cagas flores eh!
- Ja, ja, ja, ya estuvo carnal, ahí te dejo la tele prendida, la
ruca del 103 quiere que estés al pendiente de su depa, se fue de
caliente con el güey del Sentra y dejó al Fito, que no te vayan a
ganar como la vez pasada, no te jetees con la puerta cerrada, te
pones al tiro, cualquier cosa extraña lo reportas, ya ves cómo se
pone la administración.
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- No hay pedo carnal no te preocupes, hoy si vengo bien piludo me dormí desde las diez de la mañana y apenas me desperté
como a las seis, comí, me bañe, salí y el agasajo.
-Pues ya estás mi chingón, ahí quedó un pedazo de una torta
de milanesa que me trajo la del 206 y hay una coca de lata en el
lavabo por si te da hambre.
- Órale pues, nos vemos mañana, con cuidado.
Ambos vigilantes se despidieron de un fuerte apretón de manos seguido de un medio abrazo palmoteando con la mano que
les sobraba la espalda del otro, parecía que ya había una cierta
hermandad.
Ya era la 1 de la mañana y la velada apenas comenzaba para
el Yogui, quien amarranado en su silla cama, lo que fuera, disfrutaba del último pedazo de torta que le había dejado el Tino;
veía la caja idiota, era un programa nocturno en el que aparecía un imbécil vestido de payaso acompañado de dos preciosas chicas que tenían que aguantar los albures e insinuaciones
que les hacían. Los chistes del programa iban siempre dirigidos
hacía la mujer, cuando el Yogui reía salpicaba migajas de pan
hacía la tele, lo disfrutaba, cada chiste, frase, vulgaridad, lo que
fuese, el reía y se ahogaba para volver a reír.
Entre risa y risa se le pasó una hora sin darse cuenta de que el
Fito, el perro gran danés de la señora del 103 había empezado
a ladrar desde hace más de media hora. Era un ladrido seco, no
parecía de alarma, pero era constante, y ya había hecho eco en
otro perro del vecindario, lo cual empezaba a ser molesto. Hasta las tantas el Yogui se pudo percatar del ladrido del Fito junto
con el de otros perros del rumbo, eso lo preocupó, salió para
darle un vistazo al edificio. Revisó el estacionamiento, pasó por
cada uno de los pisos y recorrió los pasillos, pero no encontró
ningún disturbio, persona o algo fuera de lo normal, cuando
se acercó al departamento 103 Fito dejo de ladrar, sólo hizo un
gemido de tristeza, como si extrañara a su dueña, el Yogui pensó que todo estaba bien, que el perro tal vez tenía hambre o ya
extrañaba a su ama.
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De regreso a la caseta de vigilancia pensó que tal vez el problema pudiera estar fuera del edificio, al otro lado de la cerca.
Aprovechó el momento para respirar con un buen cigarro, buscó
en sus bolsillos delanteros y traseros, pasó su mano por la bolsa
del pecho de su camisa, sacó unas credenciales y ahí estaba el
último tabaco; la maldita situación económica en su casa lo había obligado a comprar cigarros sueltos, ya no le alcanzaba para
comprar una cajetilla, era la cajetilla o sus pasajes, o los refrescos,
o la comida, o la cerveza, maldición todo había subido, eso lo
emputaba cada vez que lo pensaba y lo ponía de mal humor.
En fin, prendió su cigarro, le dio un buen jalón, lo necesitaba,
ese humo alivianaba a ese ser enorme. Salió dejando la puerta
abierta del edificio.
Se recargó sobre una pared, su mente aún joven empezó a
fantasear con la morena del 303, su cerdo cuerpo sudaba mientras fumaba y jadeaba excitado de su fantasía dejando ver una
pequeña erección, la cual apenas resaltaba en medio de esa
grasa que le colgaba del cinturón. Con la mano se rascaba la
entrepierna, la mirada estaba perdida, estuvo así un buen rato,
hasta que su fantasía fue disuelta por la figura de un individuo
que distrajo su mirada perdida.
Dejó de rascarse los huevos, pues el individuo se dirigía hacía él, le parecía muy extraña la situación, en los tres años que
llevaba trabajando de vigilante en el edificio nunca había visto
a una persona caminar a esas horas de la madrugada, volteó a
ver su reloj, pasaban ya las dos de la mañana y volvió a dirigir la
mirada hacía al sujeto, le llamaba la atención su caminar, lo primero que se le ocurrió fue que debía de ser un ebrio, pues a esa
hora los únicos que caminan de madrugada son las putas, los
indigentes y borrachos, pero un borracho se tambalea, maldice y
apenas sí puede caminar, esta persona tenía un paso firme, recto,
como un soldado, su pisar apenas si era audible, sus zapatos tal
vez eran muy cómodos, pensó. Llevaba un traje sastre o al menos parecía eso, con una camisa blanca totalmente pegada que
le subía por su largo cuello hasta la barbilla, tenía el cabello muy
pegado, se le veía corto de frente pero por debajo de las orejas se
dejaban ver las puntas del cabello.
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El Yogui pudo notar que tenía una piel muy blanca, de esas
que en su puta vida les dio un rayo de sol pensó, su rostro era
muy fino, ya saben, como de actor… o actriz, de esos que casi
nunca se ven en vivo, sus brazos eran alargados y flacos, se
veían frágiles. El sujeto iba hacía él, Yogui empezó a sentirse
nervioso, sintió como si le hubieran puesto un madrazo en la
boca del estómago, el sujeto se acercó y le dijo:
-¡Hola! El sujeto tenía una voz muy amigable, noble, no parecía buscar problemas.
El Yogui pasó saliva y trató de asentar y responder al mismo
tiempo.
- ¡Hola! – dijo el Yogui con cierto temor.
- ¿Te puedo preguntar algo? –
Tartamudeando el Yogui respondió:
- Pp, pu, pus, pus, pus si ¡Sí!
- ¿Para dónde queda el norte?
La pregunta tranquilizó un poco al vigilante pero después le
causó una sensación de incertidumbre. ¿Quién era este sujeto?
¿Qué es lo que quería? ¿Para qué quería saber dónde estaba el
norte? Y contestó:
- ¿El norte?
- Sí, el norte.
- ¿Pues adónde quieres ir? ¿A qué lugar? ¿Qué colonia? ¿Algún metro que esté cerca?
- Al norte – Contestó el sujeto de una manera muy tranquila.
- Si pero, pues igual y dime por dónde vives o que hay por
adónde vas y tal vez te pueda decir cómo llegar.
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- Sólo quiero ir al norte.
¡Chingada madre! Este cabrón loco, pensó el Yogui mientras
chasqueaba con la boca.
- Déjame ver – dijo, se paró en medio de la calle y volteó hacia
un rumbo, dirigió su mirada al cielo como si el güey supiera de
astrología y pudiera guiarse por las estrellas, estaba fanfarroneando, ya lo había castrado este maldito individuo. Empezó
a girar llevándose la mano a la boca como pensativo, tal vez sí
tenía un sentido de orientación, sabía que su casa quedaba del
lado oriente de las afueras de la ciudad y dónde se encontraba
velando era en el sur de la ciudad. Se acercó al individuo y levantando su gordo brazo derecho le dijo:
- Creo que está para allá- señaló con su dedo índice y dirigió
la mirada acentuada con un leve movimiento de cabeza, como
si dirigiese con la vista – Sí yo digo que está para allá, sí, si mi
casa está allá y estamos en el sur según yo, allá queda el norte.
Mientras explicaba la ubicación, nunca quitó la vista del lugar que estaba señalando. Cuando terminó la explicación giró
su cabeza hacía el individuo, se quedó estático, se quedó con
la palabra en la boca, asombrado, giró su cerdo cuerpo y con
ojos a punto de salírsele se dio cuenta de que el individuo se
había ido.
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¿Quién se murió?
Por: Carolina Elda Beltrán Farrera
NAFIN
o, no voy a hablar del viejo juego de mi infancia
que decía ¿quién te tocó? Ni lo voy a cambiar por
¿quién se murió? Ni siquiera es que ignore realmente quién se murió, porque lo sé perfectamente.
En realidad voy a contar algo que pasó, que me impresionó profundamente y que no he podido olvidar.
Nunca pensé que lo escribiría… pero lo hago porque
lo conservo como una absoluta revoltura mental y
quiero ver si le logro poner orden, de algún modo, al
escribirlo.
Puedo ponerle fecha y hora a cuando comenzó todo: fue el
sábado 21 de octubre de 1978, a las 7:45 de la mañana, cuando
yo iba cerrando la puerta de mi casa, mis tres hijos ya estaban
en el carro, mi esposo manejaba en reversa, sacando el vehículo, para irnos a la ceremonia de aniversario de la guardería
infantil en que los tres habían estado. Con la llave en la puerta,
oí sonar el teléfono y regresé a contestar, lo que siempre hacíamos, porque un médico como mi marido, que vive de su
clientela, tiene que atenderla todo el tiempo y para ello no hay
fines de semana, ni días festivos ni horarios. La que llamaba
era mi tía Nellyta, y me dijo que tenía yo que ir urgentemente
al hospital en que se encontraba internada mi hermana, porque
mi mamá se había puesto mal. Me explicó que a ella la había
llamado mi hermana Mary, quien le había explicado que había
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encontrado a mi madre en el baño, tirada, y que la Doctora de
guardia le había indicado que parecía que tenía un accidente
vascular cerebral, por lo que era urgente que me localizara y
que ambas fuéramos para allá.
La cuestión era original, porque la que había sido sometida
a una cirugía y tenía programada su salida para ese sábado en
la mañana, a primera hora, era Mary, y mi mamá solamente se
había quedado a pasar la noche en el hospital, para acompañarla e irse con ella a su casa, para tener el reposo ordenado
por el médico.
Mi tía no sabía más y quedamos de vernos en el hospital, a la
brevedad posible. A estas alturas, ya mi esposo estaba junto de
mí, oyendo la repetición de todo lo que me decía Nellyta, porque
yo, ante la sorpresa y como hacemos casi todos ante una noticia
inesperada, repetía y repetía lo que oía.
Bajamos a los niños del auto, con las consiguientes protestas,
y nos fuimos Alberto mi esposo y yo, rumbo al hospital. En el
camino, traté de repetirle, con todo detalle, lo que me habían
dicho. El, como médico, me dijo que con la poca información
con la que contábamos, consideraba que era indispensable localizar a José Eduardo, un neurólogo, viejo amigo de Alberto y
de la familia, que conocía ampliamente el historial médico de
mi madre, para pedirle que fuera directamente al hospital, y
así no perder un tiempo que podía, seguramente, ser valioso.
También opinó que debía yo prepararme para malas noticias.
Mi madre, tenía una larga historia de problemas cardíacos, y
probablemente estaría en malas condiciones, si realmente era
un accidente vascular cerebral.
Conociendo cómo pensaba yo, y sabiendo de mi fe, creía que
tenía que saber muy bien qué le pedía a mi Dios.
El trayecto se me hizo eterno. Cuando por fin llegamos al
pequeño hospital, desde la puerta se notaba que algo inusual
pasaba en él, porque enfermeras y médicos estaban en la entrada y en los pasillos, y se callaron cuando entramos nosotros.
Al llegar al cuarto 14, que ocupaba mi hermana desde hacía
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varios días, ya no hubo ninguna duda de lo que había pasado. En la camita donde Nellyta y yo habíamos pasado varias
noches velando a mi hermana, ahora se encontraba mi madre,
tapada totalmente por una sábana. Mi hermana se lanzó hacia
mí, gritando: se murió, se murió, y Nellyta también se acercó,
llorando silenciosamente a la que quiso siempre como su hermana y no como su prima.
En ese mismo momento llegó José Eduardo, quien saludando
con la cabeza se dirigió a la camita y diciendo: permiso, se puso
en cuclillas y levantó la sábana.
Sí, era mi madre, pero su cara estaba renegrida y abotagada,
con una extraña consistencia en la piel. Después de revisarla,
José Eduardo nos dijo que seguramente había sido la rotura de
un aneurisma o un derrame cerebral masivo. Nos consoló el
oírle decir que había sido instantánea su muerte.
Ahí empezaron una serie de cuestiones, impuestas por la
misma situación. A mi hermana había que volverla a operar,
para cerrarle los puntos que se le habían abierto cuando trató
de levantar a mi madre. Mary, estaba en un estado de nervios
terrible, por demás natural. La acompañé al quirófano, para
el pequeñísimo pero urgente procedimiento quirúrgico. Antes
de entrar a la Sala de operaciones, llamé a la suegra de mi hermana, para que fuera al hospital, a esperar a su hijo para que
le explicara la muerte de su suegra. Llamé a una íntima amiga
de mi hermana, quien además tenía a los hijos de ésta, para que
nos hiciera el favor de ir al hospital a recogerla para llevarla a
su casa, pues obviamente había que sacar a mi hermana de ese
lugar, lo que ayudaría a calmarla. La orden del médico fue tajante. La enferma necesita reposo. El tipo de cirugía a que fue
sometida y el procedimiento adicional para reparar la rotura de
los puntos requería reposo absoluto por varios días. El nos dijo
que entendía la situación familiar por la que estábamos pasando, “pero ella no está en condiciones de velar a su madre”. Lo
más que le puedo autorizar es que asista al entierro.
Entonces empezaron los trámites administrativos que tristemente acompañan la muerte de una persona, comenzando
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por el certificado de defunción, recoger la ropa de mi hermana,
arreglar la cuenta del hospital y pensar en tener los documentos del panteón, para seguir con todos esos asuntos.
Hice la difícil llamada a la funeraria, para arreglar que vinieran
a recoger el cuerpo de mi mamá, y acompañada de mi esposo,
de Nellyta y de mi tío Enrique, fuimos a casa de mi madre. Ahí
traté de abrir la caja fuerte, donde tenía todos los papeles pero
con los nervios no podía hacerlo. Mi tío, a quien siempre admiré por su cordura, me pidió que le apuntara en un papel la
combinación, se sentó en el suelo y con toda la tranquilidad, al
primer intento la abrió. Rápidamente encontré el sobre que había dejado mi mamá, y que yo conocía de siempre: “Para caso de
defunción”. Al encontrar adentro los papeles del panteón, con
asombro encontré un sobre que decía “dinero para mi entierro”.
Todos nos sorprendimos de lo previsora que podía ser mi mamá,
y después nos arrancamos a reír, a carcajadas, cuando dentro vimos que no había dinero, sino una tarjeta, en la que mi madre
había escrito, en rojo: “lo siento, el dinero me lo gasté en ladrillos
y en cemento, pero… ¿qué tal que vamos a tener casa en Yuriria?
Ese era un gesto típico de mi mamá.
Ya con papeles del panteón en la mano, todos nos fuimos a
cambiar por la acostumbrada indumentaria de luto, y por fin
llegamos a Gayosso, donde tuve que pasar por la mercadotecnia de escoger caja y demás.
Para cuando llegué a la capilla que nos habían asignado, afuera de ella estaban ya algunas personas, entre ellas una amiga
de mi hermana. Toda llorosa, me abrazó y me dio el pésame,
y empezó a preguntar todo lo que absurdamente se acostumbra en estos casos, ¿cómo fue?, ¿a qué horas?, ¿pues qué pasó?
Pero en medio de estas frases, yo empecé a sentir que algo raro
estaba pasando, sus comentarios me parecían extraños. ¡Tan
joven que era! ¡Deja a sus hijos! ¡Con lo que tenía no pensamos
que pasara ésto!
Sí, mi mamá tenía solamente 61 años de edad, era muy joven
para morir, de acuerdo a las estadísticas de la época. Sí, dejaba hijos, pero como éramos dos mujeres, se acostumbra decir
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hijas, es decir, usar el femenino. Sí, tenía hipertensión, por lo
general muy controlada y había muerto súbitamente, pero…
algo estaba pasando…
De repente me di cuenta de lo que pasaba. Me empecé a reír,
nerviosamente, y me dirigí a la que era la mejor amiga de mi
hermana. A ver María Elena, dime por favor, ¿quién se murió?
Ella me dio un cariñoso beso en la mejilla y me pidió calma,
con su religiosidad acostumbrada, me explicó que nosotros no
entendemos las decisiones de Dios, pero hay que aceptarlas.
No, no, le dije, tú nada más dime ¿quién se murió? En ese
momento llegaban con la caja por el otro lado de la sala y nos
avisaron que podíamos entrar a la capilla. Ya con un absoluto ataque de risa, le dije, María Elena, la que se murió fue mi
mamá, no mi hermana.
María Elena abrió los ojos y cogiéndose las manos en acción
de rezar y volteando hacia arriba dijo: Gracias Dios mío, ¡Qué
bueno! Inmediatamente reaccionó y con pena me dijo, discúlpame, por favor.
Ya para entonces yo lloraba de risa, un poco histérica, sobre
todo porque en ese momento llegaban otras dos amigas de mi
hermana, diciendo en voz alta: llamamos al hospital y nos dijeron
que la señora del 14 se murió, ¿cómo pudo ser? Ayer ya estaba
mejor. Carito, no sabes cuánto lo sentimos. Ahí empezó nuevamente la misma escena: María Eugenia, ¿quién se murió? ¿Sabes
tú quién se murió? Porque la que se murió fue mi mamá. Ay…
¡qué bueno! Volvió a ser la respuesta de la mujer, quien cuando
reaccionó de lo que había dicho se mortificó muchísimo.
Y así se fueron repitiendo varias veces los pésames y las risas
con familiares políticos, compañeros de trabajo y con amigas
de mi hermana, al grado de que terminé preguntando, a cada
persona ¿Sabes quién se murió? Sí sabes que la que se murió
fue mi mamá, ¿verdad?
Mis ataques de risa y de llanto durante todo el velorio de mi
mamá fueron motivo de mil comentarios. Entre que me creían
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más loca de lo usual y que también se reían de la confusión que
se había creado, el tiempo, que usualmente corre tan lento, se
nos fue más rápido y, hasta la fecha cuando nos acordamos de
la muerte de mi mamá, es inevitable que nos acordemos del lío
que se armó en el velatorio.
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Rotterdam
Por: Jonathan García Martínez
AFORE XXI
uando se está cerca del ombligo del limbo, cualquier
día lluvioso en Rotterdam es un pretexto para practicar el nihilismo más negativo y extremo: el suicidio.
La ciudad, que aún vislumbra un pasado con sabor a
sal y especias, no se detiene a esperar a nadie, corre
a paso veloz como si se debatiera en una lucha con el
tiempo y la modernidad.
Si se contempla el vaivén de las multitudes, todos caminando
en todas direcciones en una actitud vehemente de alcanzar algún sitio, es casi automático pensar que, de cualquier manera,
alguien no es casi nadie. Pieter se cataloga a sí mismo como un
ser sin alma, cautivo de su propia existencia: ni el mismo presta
atención a sus propias acciones.
Desde la cima del Euromast, un paso lo acerca a su objetivo,
está decidido a saltar. Sus pupilas son las de un gato en luna
llena y su piel se eriza cuando las nubes dejan ver su cautivante
color; se encuentra en la disyuntiva más grande de su vida, o
muerte.
Como esperando algún pretexto que le impidiera saltar, espera una eternidad, que bien puede ser un segundo. Habiendo
perdido toda noción de tiempo y espacio, escucha una voz que
fácilmente podría derribar el mismo edificio en el que estaba
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parado, no por su frecuencia y tono sino por la seguridad que
reflejaban sus palabras:
-“Si yo fuera tú ya lo habría hecho hace mucho tiempo”- exclamó la voz- no hay forma de discutir contigo, seguramente
has de ser tan testarudo como una mujer.
Ella ríe y al mismo tiempo, lo empuja al vacío y él, aferrándose a la vida, alcanza a mantener el equilibrio y no caer.
-¿Qué es lo que te pasa?-exclama Pieter al borde del llanto¿acaso quiéres que muera? ¡Ni siquiera me conoces!
-Ni tú a mí, pero puedo ver el reflejo de tu alma, tus ojos no
están preparados para morir; sólo se trata de que sepas algunas
cosas de mí, en caso de que te resulte interesante…
-¿Y por qué habría de serlo? -Exclama él, aún sin recobrar
conciencia de lo ocurrido recién- realmente eres demasiado
arrogante.
-El amor propio es una de mis cualidades, he vivido en la
conciencia de todos, pero nadie quiere reconocer que no hay
ser en el universo que no tenga una pizca de mí en sus pensamientos.
-Sí, seguramente, y debes ser demasiado sabia como para
darme los mejores consejos que pude escuchar, ¿no es así?
-Es muy probable –dice asintiendo con la cabeza- resulto ser
sabia como el niño y más feliz que el ignorante. El que más
conocimiento posee, ciertamente cobra conciencia de todas las
cosas de la vida y eso lo hace sentir que menos sabe. La gente
así, envejece y muere rápidamente.
En lo que a mí respecta, prefiero que me veas así, tan vigorizante como una bocanada de aire después de un siglo de asfixia.
-Entonces si no quieres saber nada ¿Qué es lo que disfrutas?
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–Pregunta Pieter cada vez más entregado al argumento de la
mujer-El placer y dejarme llevar por el momento; no hay una manera de comprar ni un solo minuto de tus días, es mejor adquirir un instante simplemente robándolo. No hay mejor gozo
que hacer reír a carcajadas a alguien cuando se vitupera una
interminable lista de estupideces. Es mejor que fruncir el ceño
y no ser partícipe de tan sincera alegría.
-Yo no sé si me atrevería a hacer eso –agrega él, incluso ruborizándose- pero el hecho de que no lo haga no significa que sea
ajeno a mucha gente ¿no?
-Creo que empiezas a entender. Yo soy quien une a los amigos: ¿quién en sus cinco sentidos aceptaría a otros seres humanos tan imperfectos y tan capaces de faltar tantas y en tan
repetidas ocasiones a las reglas básicas de la amistad?
Es lo mismo que ocurre cuando la gente contrae nupcias: se
enamoran perdidamente y están dispuestos, y de hecho dejan
todo por el ser amado. Las convenciones, reglas y opiniones de
terceros son de nulo valor ¡ah! pero cuando aparece el engaño,
la vida parece terminar y de hecho mucha gente la finiquita
debido a la decepción.
Piensa en lo siguiente: el olvido hace que la vida sea más llevadera y que podamos pasar por alto cualquier transgresión
imaginable. Todo gracias a mi…
-Pieter, creyendo firmemente en que la plática ya ha trascendido toda dimensión de una charla normal, le responde: -No
creo que sea correcto que hables de ti de esa manera, ni tampoco es posible que todo eso te lo deban a ti.
-El tratar de entender las cosas es lo que te ha traído hoy aquí:
si tan sólo vivieras cada uno de los días de tu vida sin el miedo
de que te consideren lo suficientemente cuerdo como para merecer vivirla, aminoraría tus cargas.
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Además, conmigo cada una de las etapas de la vida son felices, desde que eres un niño hasta la edad que nadie quiere vivir, es decir, la vejez. ¿Qué sería de los ancianos sin la demencia
senil? Serían totalmente conscientes de su condición y amargados por las enfermedades que les acaecen, ¡como si no hubiera
sido suficiente castigo tener que ser adulto y madurar!
Lo siguiente fue el silencio que otorga.
No fue necesaria una palabra más ni una despedida entre
ambos, ya que entendieron que la charla había terminado pues
todo se había dicho; ella sonrió y el asintió con la cabeza, era
tiempo de partir. Pese a ello, Pieter tenía una última pregunta
que hacerle:
-¿Cuál es tu nombre?-preguntando apresuradamente- no te
vayas sin decírmelo.
-Ella contestó: -Jamás me voy a ir, ¡ah¡ y algunos por aquí me
llaman Estulticia.
De pronto y sin querer, Pieter resbala de la cornisa y cae del
edificio, pero mientras descendía, se sentía orgulloso de haber
hablado con su Locura, y experimentó una sensación de libertad indescriptible.
A pesar de ello, no puede detener su caída libre entre la lluvia
más nutrida que había presenciado la ciudad durante su longeva existencia, y se vé deslizándose entre el caudal de agua.
Pieter, sin noción de lo sucedido, comienza a llorar y vé una
luz interminable y un hecho irrefutable: la salida triunfal del
útero de su madre, teniendo la oportunidad de ser el ser más
loco del planeta y sobre todo, comenzar de nuevo…
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Todo el Amor
Por: Isidro Prott Luna
HSBC MÉXICO
l castillo negro se alzaba imponente sobre la montaña que dominaba el valle dorado, como una sombra
que cerniere su abrazo sobre el valle. El castillo era hogar de los marqueses de Alzaga y su hijo Hanz, familia muy antigua y de sangre tan azul como el mismo
cielo. Como único hijo Hanz fue educado con esmero
por los mejores tutores, músicos, lingüistas y filósofos
que su acomodada posición permitía, así desde pequeño
aprendió latín, griego, inglés y alemán además de su natural español; fue adiestrado en esgrima, arco y equitación como todo
noble de la época, pero además se le cultivó en pintura, literatura, elocuencia destacando también en el uso del clavicordio e
incluso en estudios de alquimia. Siendo como eran los Alzaga
verdaderos nobles gobernaban su marquesado con prudencia
y bondad pero cuidando de mantener al temor a dios en sus
dominios, sin embargo tanto burgueses, artesanos, campesinos
e incluso clérigos y misioneros se sentían a gusto en el valle.
Al cumplir Hanz los 15 años se había convertido además de
en un estuche de monerías en un mancebo alto para su edad,
extraordinariamente apuesto; de pelo negro como el ébano, piel
blanca como la nieve, sus labios rojos como el coral; parecía la
contraparte masculina de Blanca nieves. Famoso por su dialéctica, de discreto carácter; era el sueño de todas las jovencitas que
lo conocían y cuando éstas le escuchaban se enamoraban aún
más, aunque hasta ahora él nunca había demostrado interés por
CUENTO
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ninguna. Por estos días se presentó en palacio un hada madrina,
que desde el momento de su llegada se disculpó por la tardanza
ya que los dones deben darse desde el momento que nace un
pequeño hidalgo, no obstante aclaró que las hadas habían tenido
un largo conflicto con unos duendes que reclamaban el pago de
ciertas tiaras que confeccionaron para los mismísimos Oberón y
Titania; cosa que recién se había solucionado por lo que las hadas estaban regresando a sus obligaciones justo en esos momentos, sin embargo los marqueses de Alzaga agradecieron al hada
sus intenciones y explicaciones pero contestaron que al no tener
noticias suyas hacía mucho que su hijo había sido educado de la
mejor manera, tanto que no sabían qué don pudiera serle útil en
la actualidad, a lo que el hada repuso:
- Bueno si es que vuestro hijo es tan talentoso, quisiera conocerle ya que por muchos atributos que un noble tenga
la magia de un hada no es cosa despreciable y seguramente podré darle algo que le sea útil o que no hayan
descubierto que él necesita.
Por lo que el hijo de los marqueses que se encontraba de caza
en el bosque colindante al castillo fue llamado inmediatamente
al castillo, cuando llegó su rostro estaba arrebolado por la apresurada cabalgata y el fragor de la cacería interrumpida; el hada
al ver coloreadas de rojo las mejillas de ese rostro blanco y joven
pensó que el don de la belleza era algo que ya poseía y pensó
que tal vez sí sería difícil escoger un don para este lozano joven.
- Con que tú eres el agraciado retoño de mis queridos marqueses los señores de Alzaga ¿no es así? .- preguntó el
hada en tono quisquilloso.
- Agraciado tal vez sea demasiado, puesto que según se entiende las gracias y dones nos son dados por la providencia y por ustedes las hadas, sin embargo apreciable hada
Rhoswen sí, soy hijo de los marqueses de Alzaga. Respondió Hanz con la mejor de sus sonrisas.
El hada pensó que el joven no sólo no era pedante sino que
hasta amable y para nada vanidoso, por lo que fue directamente al ofrecimiento.
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- Me han dicho que eres un joven muy talentoso por lo que he
decidido darte los dones más raros que se puedan dar, así
que deberás escoger entre la gloria, el poder y la sabiduría.
- En realidad agradezco vuestro ofrecimiento, no obstante
creo ninguno de ellos me es muy útil, porque la gloria
podría conseguirla yo mismo participando en alguna batalla importante o escribiendo algún poema para la satisfacción de los hombres; en cuanto al poder soy hijo de un
marqués y gobierno sobre muchos hombres y mujeres,
no veo gran diferencia entre títulos nobiliarios y aspirar a
ser rey sería muestra de codicia y falta de fe ya que como
todos sabemos el rey es el representante de Dios en la tierra; en cuanto a la sabiduría creo que he demostrado alguna al rechazar los anteriores dones, así que en realidad
preferiría algo que no posea ya.- Respondió Hanz con la
mejor de sus sonrisas.
- Si no quieres ni gloria, poder o sabiduría es claro que debo
esforzarme más ya que son las cosas que más gustan a los
hombres y normalmente ofrecemos cosas como belleza o riqueza, pero tú posees ambas; entonces que te gustaría ¿quisieras hablar muchas lenguas? ¿te gustaría poseer un poco
de magia? ¿quiéres saber cual es la razón de vivir?.- Ofreció
insistente la pequeña hada.
- Mi querida hada del bosque, hablo 5 idiomas y soy joven
para aprender cinco más; en cuanto a la magia la alquimia que conozco me permite lograr iguales resultados
con sólo un poco de esfuerzo; la razón de la vida es muy
simple “las personas venimos al mundo para ser felices,
sólo tenemos que intentarlo y todo lo que necesitamos
está en nuestra mente y en nuestro corazón”.- Contestó
Hanz, siempre con una radiante sonrisa.
Rhoswen el hada quedó sorprendida con la respuesta del joven hidalgo, por lo que utilizó su último recurso.
- Ya que no puedo ofrecerte cosas que ya tienes, entonces
me permitiré ofrecerte algo que sin duda aceptarás, ya
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que tu mismo podrás escogerlo, así que entonces te ofrezco un deseo, el que quieras, al fin que mi magia es poderosa y sin duda te lo concederé.
El joven sonrió nuevamente, y con su voz más dulce respondió al hada:
- Antes que nada agradezco la distinción que me hacéis, y
¡como no! acepto tu oferta, ya te he dicho que creo que la
vida debemos vivirla lo más felices que podamos y ¿sabes? Sólo hay una cosa que nos hace felices y esa es… el
amor, así que eso es lo que quiero, quiero el amor.
El hada no cabía en si de felicidad, hacía tanto que nadie pedía
el amor, es decir, ni la magia más poderosa puede crear amor,
pero si puede favorecerlo e incluso ayudarlo con un poderoso
enamoramiento, así que el hada pensó que quería ayuda con alguna bella doncella, por lo que le dijo:
- ¿Quién es la hermosa doncella a la cual aspiras conquistar?
Y por primera vez, su sonrisa se torció tanto que se volvió
mezquina y una sombra veló sus azules ojos y esto respondió:
- Ninguna, en realidad lo que yo quiero es sólo eso, el
amor, todo el amor; el amor que siente una madre por su
hijo, el amor de los esposos, el amor de un niño por su
mascota, TODO EL AMOR; recuerda que has prometido
que podrías darme lo que fuera, si puedo tener todo el
amor, podré ser feliz por siempre.
Una lágrima azul recorrió todo el rostro del Hada y sin ganas
ya de replicar nada, agitó su varita y pronunció un hechizo en
el idioma de las hadas, una nube de muchos colores se formó
en el techo abovedado del castillo y de él surgió un espejo doble
de mano, ricamente tallado en plata, tachonado de oro y engastado con perlas, en la parte superior centelleaban dos piedras
preciosas del lado derecho un rubí y del izquierdo un zafiro, se
depositó en el suelo, el hada lo tomó y entregándoselo le dijo:
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- Este es uno de los objetos más peligrosos del mundo, es
un espejo de virtud, cuando veas amor en cualquier parte
sólo tienes que mostrar el lado derecho y el espejo absorberá ese amor y tú lo sentirás al ver el lado izquierdo,
espero que no te arrepientas de tu deseo.- Y se alejó volando bañada en llanto.
Tan luego el joven tuvo en sus manos el espejo; tomó su caballo azabache y corrió a probarlo, en la plaza del valle había
una pareja besándose, el príncipe les dirigió el espejo y lo observó, en seguida sintió todo el amor que ellos se profesaban,
los jóvenes se apartaron, se vieron como extraños y corrieron
en sentido opuesto. El joven se sintió muy feliz, pero esta felicidad no duró mucho, así que al pasar vio al hombre que tallaba
los santos para la iglesia y admiró la pasión con que pasaba
el cincel sobre el mármol dando forma a una hermosa virgen
del rosario, también apuntó el espejo hacia él y sintió la pasión
del artesano por su obra, nuevamente se sintió muy feliz, pero
esta felicidad tampoco duró mucho, así que nuevamente se vio
obligado a utilizar su espejo y desde ese día se dedicó a robar
todo el amor que tuviera cerca; robó el amor de niños, ancianos
y jóvenes, hombres y mujeres, nadie estuvo a salvo de él; los
resultados fueron horribles; los hombres ya no cultivaban la
tierra pues ya no la amaban como antes, preferían matar animales para comer pues no sentían pena por ellos, nadie quiso
enseñar más a los niños pues nadie amaba ya la enseñanza y el
valle dorado empezó a ser llamado el valle del espejo maldito.
Esta pesadilla duró por 6 años, mientras tanto el lado izquierdo
del espejo que en un principio era un espejo brillante se tornó
negro, tanto que nada se reflejaba en ese lado, el hijo de los
marqueses ya no se sentía contento con nada, cada vez que robaba el amor a alguien disfrutaba menos y una honda tristeza
le invadía; un día trató de arrojar el espejo desde la torre más
alta pero el espejo reapareció en su mano y sin importar lo que
hiciera el espejo siempre estaba con él.
Un día sin embargo no encontró a nadie en quien usar el espejo pues todos procuraban huir de él; así que se internó en el
bosque para sorprender a algún viajero incauto y sucedió que
vio a la más hermosa doncella que sus ojos hubieren contemCUENTO
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plado, algo sucedió, no supo si fue el oro de su cabello, el alabastro de su piel, el carmín de sus labios, el mar de sus ojos, la
nieve de sus hombros o todo junto pero empezó a sentir amor
por ella, se encontraba la siguió, le habló y en pocos minutos
le juró amor eterno y aunque la moza se ruborizó, contestó con
voz tan dulce como la miel:
- Lo siento mucho señor, pero yo soy la doncella que no
puede sentir amor, me gusta que me amen pero jamás
correspondo a mis enamorados.
El príncipe trato de usar su espejo y vio que verdaderamente
ella no proyectaba amor a nada, lloró desconsoladamente y le
rogó por su amor, pero nada fue suficiente, ella seguía rechazándolo; pero cada vez que lloraba el lado izquierdo del espejo se
aclaraba más y sin entender por qué, a pesar de la pena del rechazo, cada día era más feliz; cada día veía al joven sol de la mañana en el rubor de las mejillas de su amada, en la noche la luna
le recordaba la blancura de su piel y los versos más hermosos
llegaban a su mente con gran facilidad, y por cada suspiro el espejo devolvía un poco del amor que había robado; cada día veía
a la doncella y le renovaba sus votos de amor, pero ella seguía
empeñada en desairarlo. Una noche que no podía dormir salió
a pasear a la luz de la luna y cada estrella le recordaba los ojos
de su amada; pidió con toda humildad al hada que apareciera y
esta respondió y al verse frente a frente, éste le preguntó:
- Querida hada del bosque ¿Por qué si perdí todo el amor
que robé, si conocí a la mujer de mis sueños y ésta no me
quiere, por qué entonces me siento tan feliz?
El hada que tuvo compasión de él le respondió:
- El secreto siempre ha sido éste “La felicidad no viene
del amor que recibimos, sino del que somos capaces de
dar”.
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De Calambur, polisemia, paronimia
y otras cosas
Por: Jorge Carmona Bravo
FONACOT
racias a la ayuda de mis tíos dejé la gloriosa colonia
Candelaria por ahí de los ocho años para estudiar
allá por los rumbos de Guanajuato, ciudad reconocida por su predominancia cultural, debido a que la
situación económica de mi madre en ese entonces,
producto de nunca haberse casado y además madre
soltera le hacía difícil el sobrellevar una familia en las
condiciones en las que vivíamos, razón por la cual su
único hermano, quien radicaba en provincia y que llevaba años sin haber tenido hijos, se ofreció a llevarme
con él aduciendo que fueras del Distrito tendría una mejor
oportunidad de vida, lo que no impidió que mi madre me
enviase regularmente algo así como una mesada arguyendo
que no quería que su hijo fuese una carga para nadie. Pasados
los años, luego de completar mis estudios en provincia, regresé de visita para llevar el título como Licenciado a mi madre,
en agradecimiento por todos los sacrificios realizados por ella,
producto del negocio familiar en el mercado de dulces de avenida Circunvalación, que en sus inicios era un pequeño puesto
y que con el tiempo prosperó como un local más de este mercado; y a pesar de que este tipo de giros es netamente tradición
familiar, no quedó más que romper con esta costumbre al llevar
mi vida por un camino diferente; y a pesar de que fue poco el
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tiempo que viví con mi madre, no puedo olvidar aquellos días
en que siendo niño jugaba a través de los doce pasillos que
conforman el mercado en su origen, entre alegrías, pepitorias,
macarrones y palanquetas, sin olvidar los olores y colores de
aquel mercado que de ordinario se vestía de festivo…En fin,
tantos recuerdos sólo me hacían sentirme más ajeno a esta ciudad y su bullicio, que me daba la bienvenida con sus premuras, estentórea toda ella y con su característica infraestructura
que de poco en poco devora al otrora Valle de México.
Y en estas elucubraciones me hallaba cuando reparé en el hecho de que me encontraba en las inmediaciones del mercado.
Mi madre vivía en un edificio de apartamentos a menos de dos
calles de ahí, por lo que el corazón me dio un vuelco debido
a la mezcla entre emoción y aprensión…había pasado tanto
tiempo que todo me resultaba tan distinto, tan nuevo, pero al
mismo tiempo tan familiar…de repente y de la nada, me abordó un tipo de lo más pintoresco (extraño diría yo) que me ha
hecho pegar un salto y retroceder un par de pasos. Vestía como
aquellos pachucos de la época del cine de oro, y de hecho su
traje lucía tan luido que supongo que fue heredad de algún
pariente. Me miraba con un aire de quien resulta conocido y
supongo que mi gesto de extrañeza y sobresalto le resultó gracioso, ya que exclamó una carcajada estentórea al tiempo que
me decía:
-Que transa mi Tony, ¿qué Pachuca la bella?
-¿Disculpe, nos conocemos?
-Voy voy, muy parafinado, ¿no? ¿Oh qué? ¿Ya te olvidaste de
tu mero valedor?
-Lo siento, mire, no le conozco, si me disculpa, tengo un poco
de prisa…
-Chale, me cai que te pasas ñero, pos soy el trabucles, íbamos
en la misma escuela de morros, si tú no cambias mi buen, tas
igualito…
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Entrecerré los ojos como si así pudiera rememorar más fácil.
-¿Eres Jesús el hijo de doña Gertrudis?
- Trabucles mi buen, acá pa´la bandera, y mi jechu sigue vendiendo yerbas en el Sonora, ¿te acuerdas?
-Ah disculpa, creo que ya recuerdo, ¿y cómo me reconociste?
-Ooh, pos si todavía tienes la misma jeta de siempre, pero más
alineadito carnal, ira, quien te viera…
Hasta este punto me di cuenta que le estaba entendiendo sólo
la mitad de lo que hablaba, y por lo visto a él le había pasado lo
mismo ya que me recriminó en seguida.
-Oye carnaval, la neta es que regresastes muy rarito, No? Acá
todo chistosón pa´ hablar.
-Al contrario, yo creo que eres tú el que utilizas muchos modismos porque no puedo entender mucho de lo que has dicho…
-¿Qué? No me digas que ya no parlas caliche
-¿Caliche?
-Calambur, caló, jamar tatacha, ps, donde andabas carnal…
-Te soy sincero, regreso de provincia y allá no se usa esa totacha
ni el calambre…
-Voy voy, luego luego se mira que te dejaron mal de tu choya
carnaval, pero ps total, ¿que aires te tiraron pa cá mi tigre?
- Vengo a ver a mi mamá… (Y agregué para parecer cortés)
dime, ¿cómo has estado?
- La neta, ps ya sábanas, aquí tumbando barrio, a ver que sale.
Como vi que la plática no llegaba a ningún lado, preferí despedirme, ya que la conversación (si es que se le podía llamar así)
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me había desesperado un poco, al punto de olvidar que tenía
que llegar a darle la sorpresa a mi madre.
-Bueno, me dio gusto saludarte, pero tengo que llegar…
-¿Qué? No me digas que te vas a cortar, te hace falta que te
juntes con la raspa de la colonia carnal, acá chido, ya ves que
desde morro fuiste muy cortado…
-Mira, de verdad, deja que llegue y te busco al rato, ¿te parece?
-Ta´ bueno barrio, la neta es que ando bien erizo, aliviáname
con un toleco no? es pa´la cruz
-¿Quién murió?
-Chale carnal, nomás me estás carneando, si lo único que quiero
es que aflojes una tostada para refrescar el gaznate…
-A ver, espérame que ahora si ya he perdido el hilo de lo que estamos hablando, ¿tienes hambre? Primero me pides una tostada y luego un gaznate, entonces lo que quieres es almorzar…
-Me cai que te estás viendo lacra ñero, si nada más quiero un
varo porque me tumbó la tira y ando sin pachocha.
-A ver, creo que ya entendí, quieres dinero, ¿verdad?
Metí la mano al bolsillo y saqué una moneda de diez pesos.
-¿Diez lucas? Es una chimisturria papá, no me sirve ni pa´l importe, ya de perdis complétame una peseta ¿no?
- No traigo moneda extranjera, es más, era todo mi cambio, y
ahora sí ya me tengo que ir, que se me hace tarde…
-Moneda extranjera, jaja, te proyectas ese, no hay tos, acepto lo
que traigas, por esa mollejita que trais bien nos andan prestando pa un cartón de vikis, ¿que no?
Dijo mientras señalaba mi reloj.
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-Es regalo de mis tíos, mira al rato igual y te busco, nos estamos viendo ¿ok?.
Vi como la cara de Jesús, trabucles o quienquiera que fuera dibujaba un mohín de decepción, como quien se siente desairado, por lo que me tendió la mano en un saludo digno de un
prestidigitador.
-Cámara carnal, te dejo llegar al cantón, ahí nos vicenteamos
al ratón.
-De verdad lo siento, espero no te moleste.
-No hay pex carnaval, si necesitas un paro, ya sábanas, y si la
raspa se quiere manchar tu diles que eres valedor del trabucles,
la bandera ya sabe que transa conmigo.
Sólo asentí con la cabeza preguntándome qué me había querido decir…mientras que sin decir más se alejó silbando mientras mascullaba entre dientes:
-Me cai que lo que hace uno para darse a entender…
Seguí rumbo al apartamento de mi mamá mientras me preguntaba como un mismo idioma admite que una palabra y algunas variaciones puedan tener tantos significados; son tantos
los modismos, galicismos, anglicismos, mexicanismos y demás
ismos que existen, que son capaces de utilizarse para darse a
entender o confundir al que escucha…que lo mismo puede ser
desenvuelto o ininteligible, como la conversación por la que
pasé, para darme cuenta, o bien que tengo que aprender qué
dicen en tanto regreso a provincia.
Días más tarde concluí que para comunicarse no hay como hablar como uno quiera, pueda o se lo permitan, siempre y cuando haya quien le entienda. Y para mi sorpresa me di cuenta
que este lenguaje es más común como me lo explicó después
el trabucles, que un toleco son cincuenta, lo mismo que una
tostada; que una peseta son veinticinco varos, que un varo es el
equivalente a una luca, pero darte una luca es caerse con una
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luz… y de aquí a que reaprenda la diferencia entre lo que es
naco y lo que es chido, porque que al parecer es lo mismo pero
no se usan igual, mejor me regreso con mis tíos hasta que me
aprenda el libro que Trabucles me regaló de un tal señor Jiménez que lleva por título “Picardía Mexicana” y que es para mí
ahora buen amigo, en sus palabras, su biblia, su credo y su ser.
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La camisa blanca
Por: Raúl Irving Hernández Rodríguez
MULTIVALORES
e despertado de un largo sueño, un sueño en el
que yo era un hombre, un sueño hermoso donde
tenía lo que todo hombre desea, un sueño en un
lugar perdido, donde alguna vez quise construir un
castillo, junto con mi amada reina, un sueño donde
logramos edificarlo con mucho esfuerzo y cariño.
Pero como quien despierta de un sueño y se encuentra en otro, pronto mi sueño se convirtió en pesadilla donde mi
amada se volvía avara y su codicia la llevó a desear el castillo
para ella sola.
Pronto ví como mis sueños se empezaban a diluir como arena y
todo aquello por lo que luché empezó a desquebrajarse, dejándome a la deriva en un mar de desolación innombrable.
Recuerdo que envió al mar para arrebatarme el castillo y como
una ola de locura tocó a mi puerta, diciendo que quería la arena
que le correspondía al mar.
¡Pero mi castillo no es de arena, respondí!
¡Tu castillo aunque de piedras, éstas se formaron de arena, así
que es del mar!
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Como huracán llegó al mar arrancando los muros que empezaron a convertirse en arena, creando cuarteaduras en mi alma
y mi mente.
Su amenaza ruin de que no existirá lugar en esta playa se cernió sobre mí, convirtiéndome en un exiliado. Como pude nadé
en un océano que ella había creado entre nosotros y que cada
oleada convertía mis sueños en arena para llevárselos a su castillo, cada brazada era más difícil, cada respiración más pesada,
pero al fin me cansé de nadar y me dejé hundir hasta quedar
casi muerto.
Ahora he despertado, ¿Dónde? no lo sé ¿Por qué? No podría
decirlo, hubiera preferido sucumbir en aquel océano de lágrimas. Seguramente fui rescatado y me encuentro en un hospital y por eso me encuentro vestido de blanco en un patio muy
grande y soleado, tanto que la luz lastima mi vista ¿o será otro
sueño u otro despertar? será que ya no distingo si me encuentro dormido o despierto. No recuerdo el tiempo ni como es que
llegué a este lugar, de múltiples personas. ¿Habré sido arrastrado por la marea o alguien me rescató justo antes de ahogarme
en mi mar?
Tal vez visto de blanco porque he muerto y se acabó el sueño
de vida y me encuentro en el cielo entre muchas personas que
de igual forma visten como los ángeles.
¿Será que por fin acabó mi sufrimiento y ahora soy un ángel?
En este nuevo mar de caras y expresiones sin sentido existen
personas que no visten como los ángeles, parecieran demonios
o locos, algunos desfigurados, algunos otros lloran y gritan, no
se si me encuentro en un sueño o en una pesadilla, en donde
los ángeles torturan a los demonios, en donde los ángeles se
burlan de demonios indefensos.
Como la vida o la muerte pueden parecerse tanto, donde lo
blanco es negro y lo negro toma marices grisáceos.
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Donde un océano nos lleva a otro, donde un sueño nos lleva al
cielo para después arrojarnos al infierno y a la muerte.
Analizando podría ser el purgatorio en donde existen todos
aquellos que no lograron llegar a la orilla por sí solos, donde
tienen que limpiar el alma o donde se piden cuentas por una
vida a la deriva por el mar de la agonía; donde comparado con
esto preferiría estar o permanecer.
¿Se puede permanecer a la deriva en ese mar?
Cuánto tiempo pasará para que la sal haga llagas en la piel o
el sol queme tanto como las desilusiones; llegando a torturar y
ensombrecer el alma humana.
Cuando todo se ha dado por perdido la locura pareciera la salvación, en donde no el cielo y el infierno trastocaran a un hombre ausente de sí mismo.
Un mundo audente de sí mismo, un mundo no exista la piel,
para que no exista el dolor, en donde no exista el amor para
que no exista el odio, donde no existieran los espejos donde
veamos reflejados nuestros ángeles con un pelaje raso y oscuro
como ratas.
¡Qué pasa en este lugar, donde la muerte es infinita y el tiempo
parece detenido!
¿Quiénes son los buenos y quienes demonios?
¿Quiénes son los cuerdos y quienes los locos?
¿Por qué no puedo verme? ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí?
¿Por qué se burlan de mí?
¿No soy acaso uno de ellos?
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¿Quién soy yo?
No, ya recuerdo, nunca fuí uno de ellos, por que yo soy un
ángel negro atrapado entre el cielo y la tierra y también, que si
visto de blanco es por que llevo puesta una camisa de fuerza.
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Atraco
Por: Jesús Alfonso López Espinal
CRÉDITO FAMILIAR
Era un día común de verano en la Ciudad de México,
nublado durante el día y en la tarde comenzaban a caer
las primeras gotas de lluvia de lo que pintaba para ser
una tarde llena de granizo, los faroles de la calle comenzaron a encenderse a pesar de que eran apenas las 4
de la tarde; cuando de repente suena un celular y se
oye una voz femenina de tono, el joven que contestó la
llamada, salió apresurado a tomar un autobús que lo llevara al
lugar que había quedado con la señora. Alejandro como se llama el joven se despidió apresuradamente de sus acompañantes; llegó a un edificio con una construcción clásica de los años
50, ubicado sobre la avenida Insurgentes frente al teatro Poliforum, entra de manera súbita en foyer del adificio y aprieta
un botón del elevador, al percatarse que tarda mucho en llegar,
decide subir por las escaleras hasta el cuarto piso, introduce
la llave en la chapa del departamento y ve que da vuelta pero
la puerta no abre, toca el timbre y la puerta la abre una mujer
entrada en los 40 años que le dice: –Te dije que tenías que estar
aquí a las cinco y media de la tarde– comentó la señora de aspecto amargado–.
–Pero tía –respondió Alejandro– el camión no pasaba y por más
que intenté llegar no pude, además son sólo 3 minutos de diferencia.
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–Lo siento –contestó la señora y agregó– no puedes dormir esta
noche aquí, busca a ver dónde pasas la noche porque aquí no
lo vas a hacer, así que pasa por tus cosas de la universidad y
vete.
Alejandro se dirigió a su habitación, tomó el teléfono y marcó
–Bueno– se escucha la dulce voz de una mujer mayor– –¿Abuelita? –contesta Alejandro– ¿cómo estás?
–Bien– contestó la señora– ¿qué pasó? ¿estás bien? –pues con
la novedad que mi tía no me quiere dejar dormir el día de hoy
en el departamento porque llegué 3 minutos tarde, ¿me puedes
dar permiso de pasar la noche en tu casa? –preguntó Alejandro– –Pero por supuesto, vente para acá, aquí te espero –comentó la abuela– Alejandro tomó una muda de ropa, sus libros,
su mochila y salió del departamento de su tía sin decir una sola
palabra. Bajó hasta la acera de la calle, cruzó la avenida Insurgentes y tomó un autobús con destino al metro; llegando al metro, compró un boleto, bajó las escaleras hasta llegar a la terminal del subterráneo, al estar ya en espera de que pasara el tren
se le acerca una persona de facha indeseable y le dice –dame
todo lo que traigas –se lo dijo en tono demandante– –No traigo
nada de valor– asintió Alejandro– lo único que traigo es este
reloj que me regaló mi ex novia.
–Si se ve re fino –comentó el asaltante– presta.
Alejandro trató se trató de defender dando manotazos y tratando de correr cuando el asaltante lo agarró del cuello y lo
abraza con la finalidad de inmovilizarlo, Alejandro se quedó
inmóvil esperando que el ladrón tomara lo que quisiera y se
fuera, llegó el tren y lo subió al último vagón, ahí lo empezó a
golpear, lo despojó de sus pertenencias incluyendo la ropa que
traía puesta y lo aventó contra los asientos del gusano naranja,
sacó una cuerda y lo amarró a los tubos del vagón, y comenzó
a golpearlo y violarlo de una manera brutal, como si tuviera
la intención de perforarle el intestino, Alejandro sólo lloraba y
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no decía más, no podía ni siquiera articular palabra, el dolor
que sentía era tan inexplicable que las lágrimas se le secaban al
momento de salir de los ojos del coraje e impotencia que tenía,
aquel sujeto, parecía no cansarse nunca, Alejandro pensaba que
ahí mismo lo iban a encontrar, al día siguiente, muerto, sin haber podido hacer nada para poder evitarlo, a pesar del coraje y
del instinto de supervivencia, sólo dejó que las cosas pasaran y
esperar que la situación diera un cambio dramático en la cual
saliera bien librado; cuando por fin pensó que el asaltante se
había cansado y lo iba a dejar en paz, el sujeto sacó una navaja
de entre sus ropas y comenzó a hacerle pequeñas incisiones
en el pecho y piernas, debido a lo ultrajado que se encontraba,
ya no sentía el dolor, imploraba a dios que todo pasara y que
lo dejara libre; una vez más Alejandro intentó suplicar que lo
dejara en paz, le dijo, llévate todo lo que quieras pero por favor
te pido que me dejes solo, ya no me hagas daño, ya tienes lo
que querías ahora déjame tranquilo, esto parece que hizo que
el asaltante reaccionara y volviera a ultrajarlo pero esta vez con
mas fuerza y una furia que parecía no tener fin, de nuevo sacó
la navaja que traía consigo y Alejandro con las manos y los pies
atados, no podía hacer nada sólo en su interior pedía clemencia; Alejandro, por todo el dolor emocional que sentía, no podía
mantenerse despierto, se había desmayado un par de veces,
pero el asaltante no quería que se perdiera ni un solo instante
de lo que le iba a pasar para que lo recordara el resto de su vida,
así que mientras se desmayaba el ladrón lo hacía volver en sí
para que no perdiera un instante de lo que pasaba.
Parecía que el metro ya había dado dos vueltas de una orilla a
otra y aquello no parecía terminar. Cuando por fin llegaron a
la estación Tacubaya, entró al vagón un policía que ya iba de
camino a su casa, cuando se dió cuenta de lo que estaba pasando le gritó al asaltante, ¿qué es lo que haces? y cuando éste se
dió cuenta de lo sudedido, trató de salir huyendo del vagón,
afortunadamente para Alejandro, en ese momento, puertas se
cerraron dejándolo inhabilitado para huir.
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El policia comenzó una pelea con el asaltante hasta que este
último tomó a Alejandro y lo amagó con el cuchillo en el cuello, esperando que el policía se retirara, así cuando llegaron a
la siguiente estación, el asaltante salió corriendo, al ver esto el
conductor del metro dió aviso a seguridad dando como resultado una persecución entre seguridad, el policía y el asaltante,
él tratando de huir o esconderse donde pudiera, hasta que por
fin lo lograron agarrar, Alejandro seguía en el último vagón de
la línea anaranjada del metro de la Ciudad de México, esperando a que alguien lo liberara y le regresara la dignidad; esperó
sentado, todo ensangretado, media hora hasta que uno de los
de seguridad fue con él y lo desamarró, le regresó la ropa y le
pidió que se vistiera, que tenía que ir a la delegación a levantar
un acta para poder consignar al asaltante-violador, le dijo que
era muy peligroso que se hubiera metido al metro a esa hora
solo y más llevando ese reloj y útiles que denotaban que era
fresilla –Dando a entender que tenía dinero y que el ladrón se
podía haber llevado un buen botín– Alejandro le explicó que
el sólo iba a casa de su abuela a pasar la noche, porque su tía
con la que vivía no lo había dejado pasar la noche en su casa. El
policía le pidió el teléfono de alguno de sus familiares para poder avisarle lo que había pasado, pero Alejandro no quiso dar
ningún tipo de información, no sé si porque tenía miedo a que
le pasara algo más o a preocupar a su familia, así que le pidió al
policía lo dejara llegar a su destino y que al día siguiente él iba
a la delegación a presentar la demanda, que en ese momento él
no se sentía con las fuerzas necesarias para poder ir a declarar.
El policía le dijo que estaba bien, que lo llevarían a su casa para
cuidar que no le pasara nada que ya había tenido suficiente por
una noche y por muchas más, lo llevaron con el médico de la
estación a que limpiaran las heridas y lo revisara, posterior a
esto, lo llevaron a casa de su abuela.
Alejandro todo nervioso y preocupado se subió a la patrulla
que lo escoltaría a casa de su abuela con la autoestima y la dignidad deshecha, no quería llorar, pero no podía evitarlo, por
fin lo dejaron en la puerta y les pidió que se retiraran porque
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no quería que se preocupara su abuela al verlo llegar en una
patrulla y así sucedió, él tocó el timbre de la casa ubicada en
el centro de Coyoacán, misma que data de hace 200 años, salió
su tío a recibirlo, le dijo –Hijo ya estaba preocupado, ¿porqué
te tardaste tanto?, tu tía ha estado hablando como desesperada
porque no habías llegado.
–Es que el metro se tardó mucho y no pasaba así que tuve que
esperarlo– comentó Alejandro–.
–Esté bien, pasa y háblale a tu tía para que le avises que llegaste
bien. –Alejandro le contestó a su tío que no quería hablar con
ella porque no se le hacía justo que lo haya dejado sin entrar a
la casa.
Alejandro se disculpó y dijo que estaba muy cansado y que mañana tendría un día muy pesado, que si se podía ir a dormir, su
tío le preguntó que si todo estaba bien, que lo notaba un tanto
nervioso y el sólo se limitó a responderle –Si tío todo está de
maravilla, no te preocupes, sólo que sí me cansó el camino y el
día de hoy tuve muchas cosas que hacer y mañana tengo mas
aún, así que sólo quiero descansar, pero primero tengo que ir a
darme un baño.
–Claro que si hijo, tu haz lo que necesites, ya sabes que ésta es
tu casa, no te preocues yo le aviso a tu tía que llegaste con bien.
Descansa.
–Gracias tío tú también descansa y deja subo a desearle buenas
noches a mi abue.
Alejandro tomó un baño sin mencionar una sola palabra de lo
que había ocurrido minutos atrás, mientras estaba en la ducha,
no pudo evitar contener las lágrimas que le salían sin cesar, recordaba todo lo que le había sucedido y veía las marcas permanentes que le había dejado el desgraciado sobre su piel y más
importante en su mente, el no estaba seguro si quería seguir
viviendo, no sabía como había pasado lo que pasó, tenía miedo
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tan solo de dejar la regadera e irse a su cuarto a descansar, después de media hora de estar tirado en la tina, se armó de valor
y aunque aún no se sentía limpio, salió del baño y se dirigió a
su recámara, al acostarse en la cama, los ojos se le cerraron de
inmediato sin darse cuenta de lo que sucedía alrededor.
Se levantó al día siguiente pensando que todo aquello había
sido un mal sueño hasta el momento que se dirige a la regdera y ve que tenía las marcas dejadas por el asaltante la noche
anterior de nuevo las lágrimas no cesaban de escurrirle por las
mejillas que se le iban enrojeciendo más del coraje que le daba
el no haber podido hacer nada para evitar lo sucedido.
Internamente comenzó a ver todo lo que tenía por delante y se
dió cuenta de que este mundo lo necesitaba más, que por eso
no había pasado a mayores lo que sucedió la noche anterior, así
que terminó de darse el baño, se arregló y se salió con rumbo a
la universidad, al llegar ahí, su amiga Marisol, le preguntó qué
había pasado, que porque tenía esa cara de tristeza y él sálo se
limitó a contestarle que su tía lo había corrido una noche antes
de su casa y que tuvo que ir a dormir a casa de su abuela y que
estaba cansado, que era todo.
Transcurrido su día sin ningún inconveniente y Alejandro que
se había prometido que nadie más tenía la culpa de lo que le
había sucedido por lo que comenzó a sonreír como siempre lo
había hecho, teniendo la misma chispa de todos los días, sin
dejar que eso lo marcara y decidió reprimirlo.
Al salir de la universidad tomó rumbo a la delegación a presentar el acta correspondiente para que ese desgraciado no le
hiciera daño a otras personas.
Cuando llegó a su destino, le comentó a la persona que estaba
en el mostrador que venía a levantar un acta contra la persona
que lo había violado la noche anterior, al decirle esto al oficial,
él le comentó que como no había ido la noche anterior a presentar la denuncia, lo habían dejado libre en la mañana, Alejandro
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se puso como loco diciendo que cómo era posible que sucediera esto, que en ninguna otra parte del mundo dejarían a un
asaltente libre antes de las 48 horas que marca la ley, que tenían
que tener pruebas o retenerlo hasta que las tuvieran. El oficial
sólo se limitó a decirle que era necesario tomarle su declaración
y hacer un retrato hablado del asaltante para ver si lo podían
agarrar, Alejandro con una furia incontrolable le dijo al oficial
que prefería no levantar el acta y seguir con su vida...
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No habrá final
Por: Horlando Páez terán
INFONACOT
Capítulo uno
La tarde era fría y muy triste en sentido figurado, y
así lo percibía Diego, un puberto lleno de vida, pero
tan vacío de eso que un padre, que una madre debiesen
de darle más en esa etapa de la vida; se encontraba en la
sala de su hogar en compañía de su mejor amiga Fabiola,
la niñita de dieciséis años que a esa edad se consideraba
madura y ya mujer pues contaba que ya había vivido
una experiencia sexual con su primer y único amor de
su vida.
–Estoy tan aburrido– dijo Diego espero que pronto llamen Erik
y Saúl, pues tenemos que llegar al partido de fútbol.
–No sé porque les importa tanto el fútbol. Eso de correr detrás
de una pelota es de lo más infantil que puedo concebir, en fin
hombres– fue el comentario de Fabiola.
Los padres de Diego, casi nunca se encontraban en casa; el papá
llamado Servando, empleado en una empresa privada, siempre
dirigió su ideal a ser un hombre de ejemplo para todos, mas
nunca le resultó con la familia que había formado con Sara, y
sus hijos Diego y Paulette. Sara trabajaba como secretaria en un
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despacho jurídico y era en su casa quien discutía siempre las
ideas de Servando, pues con el ejemplo que quería ser para su
familia les transmitía ideas como el que “un hombre no debe
llorar”, “las mujeres no deben andar sonriendo con hombres en
la calle”, y así por el estilo.
–Tengo que llegar pronto a la casa– comentó Servando a Pepe,
su compañero de trabajo. –Mis hijos están solos y mi esposa
llegará tarde el día de hoy–.
–Tú como siempre tan cumplido en tu hogar– dijo Pepe.
–Así debe de ser– le respondió y se despidió.
En la casa de Diego sonaba el timbre de la entrada pues en ése
momento llegaban Erik y Saúl, y para abrir la puerta se dirigió
Paulette, la hermana de Diego; ella tenía doce años, tres menos
que Diego, y como era de esperarse, esa campanita del amor
en su corazón empezaba a sonar y más cuando estaba tan cerca
de Saúl.
–Pasen, adentro los espera Diego y Fabiola– nerviosamente expresó Paulette.
–¡Esperen, ya no entren!– gritó Diego, –mejor salgamos pronto
pues se nos hace tarde–.
–En ése momento llegaba Servando a la casa, los pubertos se
despidieron y solos quedaron padre e hija.
Sara en su lugar de trabajo se encontraba en una reunión con
su jefe y clientes; tenía una leve jaqueca la cual iba en aumento,
pero pronto lo olvidaría.
Capítulo dos
–¡No puede ser!– exclamó Servando, –es media noche y aún no
llega Diego, y ni siquiera llama para saber algo–.
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Esto se lo decía a Sara que preocupaba por su hijo ya no sentía
el dolor de cabeza. –Pero si hoy es el día que va al fútbol y siempre llega temprano, ¿Qué pasaría?–. Y con los nervios de punta
se dirigió al teléfono, marcó un número.
–Señora Sara, ¿qué se le ofrece?– contestaba Saúl ya un tanto
adormilado.
–Perdona la molestia, es que a la casa no ha llegado Diego y
estamos muy preocupados y pensé que estaría contigo–.
–No señora, después del fútbol caminamos hacia a la casa de
Erik y fue donde me despedí de ellos como a eso de las ocho–.
–Por favor dame el númeo telefónico de Erik y su dirección–.
En ese momento para Servando se estaba desmoronado su hogar, claro, su hogar ficticio que se había creado en su mente, en
su corazón, pues nunca pensó que uno de sus hijos faltara a los
principios que él mismo les había inculcado, y recordó lo que
unos días antes platicó con su familia:
–Mis padres siempre me demostraron su amor y su respeto,
ellos trabajaban duro para mis hermanos y yo, y siempre estaban con nosotros en las buenas y las malas–.
Esas últimas palabras fueron las que empezaron a darle vueltas
en su cabeza, y se preguntaba ¿qué es lo que me hizo falta para
estar con ellos? ¿Tiempo?, ¿Atención?, ¿Respeto?...
–¡No es posible!– gritó exaltada Sara e interrumpió el pensamiento de Servando. –¡Tampoco está en la casa de ese chamaco
y lo peor es que tampoco está ese niño en su casa!
Servando corrió como loco y más desesperado que cinco minutos antes, su hija llorando en su cuarto sin que le importase ni a
su padre ni a su madre, y Sara ya caída en el sillón con su rostro
lleno de llanto por su impotencia en ese momento.
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–Aún y con mi preocupación y mi enojo, lo único que se me
ocurre es esperar y si a primera hora de mañana no llega tendremos que actuar de otra manera– dijo Servando a su esposa
y la llevó a recostar.
Fue una noche tan larga por la espera, pero tan corta para descansar.
El sonar del timbre de la casa despertó a los padres de Diego, y
quien prontamente corrió a abrir fue Paulette.
Afuera se encontraba Fabiola, la amiga de Diego; en su mano
llevaba un sobre y con su rostro apesadumbrado saludó.
–Hola Paulette–.
–Hola– respondió la niña; –Qué bueno que estás aquí, te quiero
contar que mi hermano no llegó ay...–. En ese momento la interrumpió Fabiola y le dijo:
–Sé todo lo que pasó Paulette, y ese es el motivo por el cual he
venido y quiero ver a tus padres–.
En esos momentos sus padres ya estaban en la puerta y le exigieron a Fabiola que sí sabía algo de Diego lo dijera.
Fabiola ya un tanto nerviosa por la actitud de los señores comenzó a hablar con una voz de tono bajo y entrecortado:
–Yo no quería esto para su hijo y por más que hablé con él, no logré convencerlo. Pero creo que ustedes fueron la causa de todo–.
–Tú no deberías decir eso, pues eres la menos indicada– dijo
Servando.
–Sólo me dejó esta carta y me dijo que se las entregara hasta el
día de hoy– dijo Fabiola al momento de arrojar el sobre al piso
y correr hacia la salida, para desaparecer cruzando la calle.
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Sara inmediatamente recogió el sobre con desesperación lo
rompió y de él sacó una hoja la cual contenía unas líneas escritas por Diego, las cuales al comenzar a leerlas Sara comenzó a
llorar y a doblársele las piernas.
Capítulo cuarto
Servando ayudó a Sara para que no cayera completamente al
piso al mismo tiempo que le arrebataba la hoja de su mano, la
cual comenzó a leer y sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas su cuerpo temblaba quizá de coraje, quizá de impotencia,
sólo él lo sentía.
Cerró sus ojos y empezó a hacer trizas la hoja. Paulette que
estaba llena de miedo y de intriga, pues quería saber que decía
la hoja, comenzó a juntar los pedazos de papel intentando leer
lo que contenía.
–Papá ¿porqué la rompiste? Dime que decía!
–Mamá, por favor tu dime que decía la hoja, por lo menos hazme caso tú! ¡Por favor dime algo!
Los tres quedaron semi caídos en el patio de su casa, los tres se
abrazaron y siguieron llorando después de lo leído.
Servando lloró ante su debililidad de carácter como padre,
como jefe de familia y como hombre.
Sara lloró por no saber afrontar en su momento un comentario
que Diego le contó, y por no ser la madre y la mujer que su hijo
necesitó.
Paulette vivirá siempre con la intriga de saber cuál fue el motivo que hizo que su hermano desapareciera para siempre de
sus vidas y con la triste realidad de tener unos padres que no
supieron, no saber y no sabrán llevar a buen puerto una familia
y menos a unos hijos.
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Tonalli
Por: Sara Concepción de Lucio Sánchez
BANXICO
culto tras las hojas, mis ojos vieron, sintieron,
testigos fueron del destino de mi padre Flor
Obscura, escuché el estallar de una batalla, enfrentamiento desigual de combatientes, sentí
el gemir de su último aliento arrebatado por
los enemigos vecinos. El olor de mi impotencia
y rabia se mezclaron con el aroma de los frutos de
aquél árbol de Capulín que me acallaba, sus ramas
rodeaban mi vientre y mis puños para no ser descubiertos”.
La noche caía sobre las nubes cargadas de inclemencia, los
senderos grises contrastaban con la sombra verde del inmenso
lago que enmarcaba el horizonte, extraviado el caminar apurado del gobernante y sus fieles acompañantes; iban perseguidos
por los lamentos de un pueblo vencido y por invasores que
alcanzaban ya sus rastros.
La tierra se dolía ante la agitada huida de Ixtlilxóchitl, quien
en la conmoción de su infortunio, conocedor de su pronta derrota, fijó su mirada en el roji-verde árbol de Capulín que se
levantaba imponente a su paso. Abrazando a su joven hijo, le
miró al rostro y, escondiéndose entre las ramas, pronunció su
despedida.
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—Mi pequeño y amado Acolmiztli, mi estancia en esta tierra ha
sido sólo por un tiempo y pronto emprenderé mi viaje al Sol.
Vive como el príncipe que eres, restaura tu reino, se prudente;
dador de bondad, recibe mi herencia, arco y flecha, para que
sean siempre usados justamente...
Cuando el silencio fue roto por el urgido aleteo de un colibrí,
salí del escondite, el sol me estalló en la frente, restregué mis
manos sobre los ojos para aclararme el día, por ellos se habían
clavado como un tatuaje en mis entrañas las manchas de sangre de los guerreros que aún oscurecen la tierra.
“¿Qué hago aquí?, ¿a qué he nacido?, mis pies desiertos comenzaron a andar desorientados, a mi lado izquierdo me acompañaba la incertumbre, a mi derecha los recuerdos angustiosos”.
“¿Acaso no es que venimos a vivir alegrándonos con el canto
armonioso de los pájaros, con el sabor dorado del maíz, deleitándonos con los colores brillantes de los quetzales? Sin embargo, heme aquí errante y de espíritu llagado, con precio a
mi muerte o captura ¿cómo he de vivir ahora?, ¿inclinando mi
cabeza al paso de los hombres, mujeres y niños para no ser reconocido? ¿habré de perderme en la multitud disfrazado de un
rostro ajeno?”
“La pena presagia mi existencia, suplicaré a los míos que no huyan, que vuelvan a sus casas, aunque a su ánimo invada la amargura de haber sido sometidos por la ambición tirana de Tezozómoc, señor de Azcapotzalco. ¿Cómo he de liberar a mi pueblo
del yugo de los Tepanecas, yo, el príncipe de Texcoco?”
En el horizonte se levantaban montañas ariscas, cobrizos halos de luz se deslizaban a través de ellas, desbordándose por
cañadas y valles. Una lucha interna lo contrariaba ¡hacer florecer su camino, encarar su tormento, resolver la encrucijada que
todo espíritu enfrenta! Las flores danzaban al aliento del viento
para reconfortar su alma guerrera, que no teme morir, que no
teme despertar a la vida.
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”Me detuve junto a un riachuelo, tenía la boca reseca como mi
desconsuelo, me incliné para beber, aunque el líquido cristalino
no aplacó la aridez de mi lengua ajada; al reflejo transparente
pregunté si el Dador de Vida, el que es invocado, estaría disgustado conmigo. De ser así, ¡pido tu clemencia Weyi Tloque
Nahuaque! Mis lágrimas se ahogaron al caer sobre el agua que
calma la sed de los labios, mas no la congoja del alma”.
La noche era iluminada por estrellas fugaces, el cansacio recostó al joven príncipe sobre la tierra humedecida por el bálsamo
agridulce de la vegetación. A su reposo vinieron centelleantes
luciérnagas a custodiar su sueño, arrullándole con sus coros, el
aullido de un coyote anunció su designio.
—Serán noches y días enteros de andar oculto al amparo de
tus amigos, tejerás afectos y alianzas para la victoria, ¡mantente
alerta ante la presencia de las hormigas que se encontrarán en
tu rumbo, cual si fueran el enemigo que te acecha! tu paso en
esta tierra dejará cantos verdaderos, dirigirás batallas confiado
en que tu nombre será loado, regresarás a tu pueblo para gobernarlo con palabras ciertas, que tu corazón no se atormente más.
En tu nombre está la fuerza de tu destino ¡Nezahualcoyotl!
”Al escuchar en mi oido aquel anuncio, levanté inquieto la cabeza ¡la silueta vigilante de un coyote estaba junto a mi respiro!
las venas y piel se endurecieron ante el impulso del miedo, me
acorraló con su mirada, nuestros rostros quedaron tan próximos que a través de sus ojos pude comprender el presagio, paisajes fastuosos y jardines de tonos resplandecientes, inmensos
acueductos que cruzaban ciudades con rostros amigos, parabienes me habían sido revelados”.
”Sudando todavía el temor por mi espalda, me incorporé lentamente sobre mis pasos. Dispuse mi corazón, y enderecé mi
fortaleza para sembrar mi tiempo en este instante, me dirigí al
oriente. ¡Soy el príncipe poeta, de jade es mi palabra, de obsidiana mi contienda, el eco de los tambores acompañarán mis luchas y venturas, derramando flores, esmeraldas y turquesas¡”
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Sueños
Por: Carmen Elizabeth Yáñez Pérez
MULTIVALORES
n los sueños de cualquier niña existe un lugar llamado el reino de cristal, y es el lugar donde viven las
hadas... Cerca del río que se encuentra en lo más profundo del bosque, se erige el palacio de la reina Christhel soberana de todas las hadas, ella se encuentra en
el jardín hablando con Dayrin a quien expresa su preocupación por las amenazas de Kehila, un hada que
por su ambición traicionó la confianza de la reina y fue
confinada al exilio en el pantano de las sombras, ella juró vengarse y conjuró un hechizo que en poco tiempo se cumplirá,
todas las hadas se llenarían de rencor, hipocresía, envidia y eso
terminaría por destruirlas, la única esperanza que tendría el
reino de Cristal era el nacimiento de dos hadas en el mismo
instante iguales y puras como gotas de rocío. Esto sucedía sólo
cada quinientos años y este sería el año elegido pero también
el año del hechizo.
El tiempo apremiaba y los preparativos para el nacimiento y
bienvenida de Maryelle y Dveyrell estaban casi listos, el doceavo día del tercer mes de ese año en el momento en que el
primer rayo de sol se reflejara en el agua y de ésta emergiera
un majestuoso arco iris en ese exacto instante también nacería
una nueva esperanza para todas. El gran día llegó y tal como
se esperaba resultó, todo era hermoso, y todas las flores dieron
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su mejor perfume y colorido, los pajaritos unieron sus trinos,
entonando las mejores melodías, todas las hadas cantaban... la
felicidad se sentía en todos los rincones del bosque pero tenían
que apresurarse y llevarlas pronto a donde sería su hogar por
un tiempo para que Kehila no las encontrara. Después de un
corto tiempo de estar ocultas en la base de un roble, entre las
flores, llegó el día de su partida, la esperanza del reino estaba
en ellas. Tendrían que viajar hasta el reino de la luz y pedir al
rey Karlem un pequeño destello de la luz de la esperanza para
ponerla en la lámpara de la torre del castillo de la reina Christhel y así romper el hechizo de Kehila, la reina llegó hasta el
roble para despedirlas y darles algunos consejos para su viaje.
—Maryelle y Dveyrell, la suerte de todas nosotras está ahora
en sus manos, deberán viajar con cautela y sensatez, la fe, la
esperanza, la lealtad y el amor serán sus mejores armas para
su defensa contra las trampas que Kehila les pondrá y deberán
recordar que sólo se tienen la una a la otra y esa será su mayor
fuerza.
—Mis pequeñas hadas, el momento ha llegado, deben partir,
la reina Cristal las miró y pensó para ella “espero regresen a
tiempo” Maryelle y Dveyrell pronto tomaron el camino y se
alejaron por el horizonte sin saber por todas las penurias que
tendrían que pasar, pronto el reino de Cristal quedó atrás.
Mientras tanto en el pantano de las sombras dentro de la cueva
que habitaba Kehila, los preparativos para terminar con el conjuro que acabaría con el reino de Cristal ya habían empezado,
faltaba poco tiempo para que una nube de envidia y desolación
cubriera a todas las hadas, Kehila disfrutaba de esos momentos ya que su corazón estaba lleno de rencor. Tanto ella como
Christhel conocían los riesgos que corrían, sabían que podría
ser el fin de todas las hadas o el de Kahila y ninguna de las dos
estaría dispuesta a perder.
Después de diez días de camino por el bosque Maryelle y Dveyrell por fin llegaron a una aldea que rodeaba un palacio al
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preguntar donde se encontraba, un pequeño duende les dijo
que era el reino del rey Grigori soberano de todos los duendes.
Dveyrell se apresuró a preguntar si la dirección que llevaban
era la correcta para llegar al palacio del rey Karlem.
—Necesitamos llegar lo antes posible al reino de la luz, para
regresar a tiempo pero no conocemos el camino exacto, la reina
suplica de su ayuda, el rey Grigori les respondió por la mañana
les indicaré el camino que es muy largo por lo que deben descansar... llamó a un duendecillo de nombre Faber, y le indicó
que llevara a las hadas a descansar, los tres cruzaron el salón
y salieron, al dar la media noche sacaremos del palacio a las
hadas sin que nadie se dé cuenta.
Les diremos que salieron al ponerse el sol rumbo al norte.
Cuando dió media noche, los cinco se escurrieron por los túneles traseros del palacio que daban al bosque de los sueños
y en ese momento el rey les dio las últimas instrucciones para
atravesar el bosque y encontrar el camino. Lo que el rey Grigori
no imaginó es que el espía de Kehila era Faber... Por suerte para
las pequeñas hadas Faber sólo pudo dar aviso a Kehila hasta el
amanecer y para esa hora Maryell y Dveyrell ya se encontraban
fuera del bosque. Kehila enfurecida llamó a su amigo Poluy, y
le pidió ayudar para encontrar el rastro de las hadas, y Poluy
pronto se puso en camino sin tener la certeza del rumbo que
llevaban las hadas. Maryelle y Dveyrell atravesaron sin problemas el bosque de los sueños, en el que afortunadamente por un
sueño pudieron ver su camino. Mientras tanto en el pantano de
las sombras Kehila al darse cuenta de que no tenía éxito envía
un mensaje, un mago maligno llamado Scarte quien accedió a
ayudarla. Maryrelle y Dveryrell después de caminar por varios
días llegan muy cerca del reino de hielo y al llegar al palacio
buscan a la reyna Fhiorella para entregarle un mensaje en el
cual la reyna Christehl le ruega por su ayuda, al terminar de
leer la reina Fhiorella tan amable petición no pudo más que dar
la ayuda solicitada, la mañana de su partida la reina Fhiorella
llegó hasta la habitación de Maryelle y Dveyrell y les dijo:
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—Pequeñas, el tiempo apremia para salvar el reino de Cristal
y el camino hacia el palacio del rey Karlem todavía es muy largo, y la única oportunidad para llegar a tiempo es atravesar el
valle del silencio, y hay algunas cosas que deben saber, hemos
recibido noticias de Kehila ha conjurado un hechizo junto con
Scarte para acabar con ustedes dos, mis pequeñas al salir de mi
reino se encontrarán solas sólo se tendrán una a la otra, contarán con la confianza de sus hermanas que será una gran fuerza
para ambas, deberán confiar ampliamente la una en la otra y
no dudar del amor que como hermanas se deben de tener, en
ese momento las dos hadas se abrazaron y junto a ellas como
en una nube apareció la reina Christell que las roció con polvo
de hada de sus alas como protección, les habló del conjuro de
Sheila y Scarte el cual al entrar en el valle del silencio sería más
fuerte y desolador, la reina de las hadas tomó entre sus manitas
una pequeña campana de cristal la cual sonó... ting ting y la
reyna había desaparecido y en su lugar se encontraba un saco
con unas esferas de cristal de diferentes y hermosos colores las
cuales usarían como ayuda durante su viaje por el valle del
silencio, pronto las hadas dejaron el reino de Fhiorella y se fueron adentrando en el bosque hasta llegar a los límites donde
comienza el valle del silencio.
Las dos pequeñas caminaron por más de 5 días y cuando miraron hacia atrás era como si sólo hubieran caminado una hora,
entonces Dveyrell tomó el saquito que la reina Christhell les había dado y tomó una pequeña esfera de color azul, la depositó
en el camino de tras de ellas y una lluvia de pequeñas estrellas
azules las cubrió, las dos se miraron y de pronto el paisaje había cambiado, comprendieron que sólo había sido un conjuro
de Kehila, sólo una ilusión, y continuaron su camino el cual por
un tiempo fue iluminado y protegido por una bruma de estrellas azules, continuaron con su viaje y encontraron una vereda
la cual siguieron y después de un rato escucharon el correr de
un río, el cual no podían ver, Maryelle fue la primera en caer,
era una trampa de Kehila y rápidamente fue arrastrada por la
corriente, Dveyrell asustada por lo rápido que sucedieron las
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cosas y sin comprender lo que había pasado corrió por la orilla
del río tratando de ayudar a su hermana quien se esforzaba por
llegar a la orilla. Dveyrell tomó de su bolsita una esfera color
rosa pálido, la cual lanzó cerca de Maryrelle y en ese momento
una raíz se fue alargando hasta alcanzar a la pequeña quien
pudo llegar a la orilla, las dos hermanas se abrazaron y agadecieron el estar juntas.
Era una mañana clara extrañamente el ambiente había cambiado y las pequeñas hadas ya se daban cuenta que se acercaba el
final del valle del silencio por lo que se sintieron felices lo que
no comprendían era que la última parte del camino era más fácil de lo que ellas creían. Al mirar el horizonte, se dieron cuenta
cuenta que sólo una montaña dividía el valle del silencio del
reino de la luz.
Al llegar al pie de la montaña se dieron cuenta que la única
salida que tenían era atravesar la montaña por una caverna
sombría y húmeda... sin tener salida las dos hadas se miraron
y revisaron su bolsita descubriendo que sólo les quedaban dos
esferas, una blanca y una dorada y se adentraron en la cueva sin titubear ya que sabían que tenían la una a la otra. Muy
pronto las dos hadas estaban agotadas, la caverna por dentro
era como un laberinto y sus lamparitas de estrellas se estaban
acabando por lo que las dos estaban preocupadas hasta que
quedaron en penumbras y decirieron continuar su camino
con la esfera blanca alumbrándoles, ya era tarde, el hechizo de
Kehila y Scarte ya las había alcanzado, y de pronto, Dveyrell
se llenó de desconfianza y duda y cuestionó a su hermana del
porqué ella tenía en su poder la última esfera, Maryelle no comprendía que sucedía y trató de ser paciente con su hermana pero
Dveyrelle estaba segura que si ella no tenía la última esfera
Maryelle la abandonaría dentro de la caverna obscura y húmeda. De pronto la cueva se dividió y del lado derecho había un
pequeño resplandor tenue de color morado del tipo que emiten
las orquídeas púrpuras que cuando crecen en la obscuridad son
mortales para las hadas y Maryelle sabía que si continuaban por
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la derecha morirían... Dveyrelle totalmente fuera de control por
el hechizo, tomó a su hermana por una de sus alitas casi rompiéndola y al caer golpeó con una piedra y perdió el sentido
por lo que Dveyrelle salió volando directo hacia el resplandor.
Cuando Maryelle recobró el sentido buscó a su hermana y entró
rápidamente en la cueva para encontrar a su hermana tirada en
el piso, casi muerta trató de sacarla pero no podía, las orquídeas moradas ya la estaban dañando, tomó la última esfera, la
dorada y la utilizó para salir y salvar a su hermana. Al encontrarse fuera de la caverna también estaba fuera del valle del
silencio y dentro del reino de la luz, el rey Karlem ya había oído
del presagio que nublaba el reino de Cristal por lo que envió
unos guardias al encuentro de las dos pequeñas hadas, así encontraron a Maryelle quien tenía en sus brazos a Dveyrelle más
agonizante que viva, pronto fueron conducidas al palacio.
Kehila y Scarte ya no podían evitar el triunfo de las hadas,
pronto Dveyrelle fue colocada en una esfera de cristal bañada de rayos azules de la esperanza, mientras el rey Karlem y
Maryelle subían rápidamente a la torre más alta del castillo en
donde nacía la luz de la esperanza, pronto dirigieron el rayo
en dirección al palacio de la reina Christhel pero este se encontraba rodeado por una nube gris y densa que no permitía la
llegada de la luz de la esperanza, las hadas tenían los minutos
contados, pero Kehila y Scarte no contaban con que Karlem era
el más poderoso de todos los monarcas y tomó su cetro real
y golpeó con fuerza el piso de la torre lo que ocasionó que la
nube se dispersara y la luz se tornó de un azul más profundo y
la esperanza por fin llegó al palacio de cristal salvando a todas
las hadas y llegando hasta el pantano de las sombras donde
tomó por sorpresa a Kehila y Scarte quienes cayeron fulminados al piso donde sólo quedó una marca que el tiempo se encargó de borrar. La reyna Christhel mandó una bendición para
las pequeñas hadas, sin saber que en ese momento Maryelle
lloraba profundamente la muerte de su hermana, ni la esfera
dorada, ni la luz de la esperanza habían podido salvar a Dveyrelle quien antes de morir dijo a su hermana que jamás olvidaCUENTO
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rá que por ningún motivo debería perder la esperanza, el amor,
la confianza y la fe. Y de esa forma ella seguiría viviendo en su
corazón por siempre. Agotada por todo el esfuerzo Maryelle
permaneció una semana en el reino de la luz, sin saber como
volvería a su hogar con sus hermanas que estaban tan lejos, se
entristeció rápidamente, y el rey Karlem al verla se acercó y le
dijo —para estar con tus hermanas só
lo tienes que tener confianza, y recordar el gran amor que ellas
te tienen y nunca... nunca olvides a tu hermana que perdió la
vida para dar vida.
Maryelle lloró y agradeció toda la ayuda brindada por el rey
quien le dijo... Cierra tus ojos y piensa en tus hermanas y las
verás pronto. Karlem tomó su cetro y lo dirigió hacía ella y una
luz rosa la envolvió desapareciendo lenta muy lentamente...
Cada noche cuando una niña sueña una hada nace y el reino
de cristal crece para cuidar los sueños de todas las pequeñas
del mundo.
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Poesía
1er lugar
Profesa
Por: María Guadalupe Delgado Reyes
FINANCIERA RURAL
a noche convoca a las palabras
abre sus horas al insomnio
y el sueño se pierde hacia la nada…
Instante flor,
delicado aroma con el que apenas
tus pétalos me tocan.
Sucede que hoy
serás coronada con estrellas
y despojarás tus horas de todo aquello
que del mundo habla.
Desprendidas mariposas
harán un cortejo hacia tu nueva casa.
Estalla entonces en tu pelo
aroma de violetas.
Redonda como pera
y dulce como fresa,
por siempre se guardará tu cuerpo,
en la urdimbre
de rezos y silencios.
Calla por siempre tu deseo.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
265
El tiempo se resume en una gota
como un pródigo secreto
en el que se descubre el universo.
266
POESÍA
45 Juegos Bancarios
2o lugar
Decapitado
Por: E. Abraham Chávez Fiesco
BANCA MIFEL
ecapitado/discapacitado de una mala vez/ una
voz me come las entrañas/ una luz oxida mi deseo/ rechina peladeces mientras chilla/ resoplo en
mi cama mientras leo, poesía en voz alta en tu cintura/ el fuego me habla en lengua extraña/ arden tus
ojos por conjuros que no entiendo/ camino mientras
salto mientras vuelo/ quisiera arañarte hasta el aliento/ vamos a morirnos si es preciso/ fincando una cabaña en la
casa de la vida/ Trepanado mi cráneo por tu dedo/ tus uñas
anexadas a mi espalda/ los suspiros gritan “ya no puedo”/ el
silencio se enclaustra y se va lejos/ ¡Vayan, ojos y enloquezcan
con sus labios!/ Es tan deliciosa esta locura que me embriaga/
pues marchita los designios de la muerte/ mientras sal y agua
nos inunda y nos calla/ Mis rodillas ya están más que cansadas/ besan y besan kilómetros de suelo/ no hay fortuna pues
la suerte anda perdida/ jugaré, pues, con tus cabellos y mis
dedos/ A perder, perderlo todo/ es lo malo de andar decapitado/ no se piensa más con el cerebro/ la sangre se confunde
con el vino/ los latidos se extravían en tus manos/ Permito
que me lleves lejos/ Acepto que me encriptes en tu sueño/
miro la noche recién nacida/ escucho sus aullidos lastimeros
cubriendo mis orejas con la tierra/ Enfermo de muerte por tu
beso, bandeja de plata es ahora mi cuerpo/ las moscas filosoPOESÍA
45
Juegos Bancarios
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fan alteradas/ ¡Colgadme en un barranco os los pido!/ Que
el barranco esté frente a su ventana/ Desnuda, tu cabello, tu
vestido/ Vestida, tu piel, mi mortaja/ Las estrellas ya están
muertas y no saben/ ellas siempre tan brillantes, petulantes,
tan alzadas/ Aquí en la tierra arrecia el frío/ el agua corre y se
torna grisácea/ De lejos tus brazos desnudos/ me alejan de tus
labios y delirios/ y revientas de nuevo esta cordura/ que hoy
en día está más que devaluada/ Encuéntrame donde siempre/
Oh amnesia omnipotente/ Somete mi locura en tu espesura/
y arremete a latigazos estos sueños, que me hacen confundirla con la luna/ Amanece/ No recuerdo más nada/ Las salidas de este cuarto están selladas/ Sed y hambre se conocen y
conviven/ se sonríen, se enamoran y se casan/ su divorcio, es
preciso predecirlo/ llegará mucho antes que el rocío de madrugada/ Sin pensar, golpeo mil veces una puerta/ Fina voz
se alegra y me contesta/ Me presento con un nombre que no
es mío/ mientras breves himnos se interpretan por bisagras/
Me recibes/ No pregunto/ No recuerdo/ El aire se enrarece, es
perfume, no es veneno/ El mundo se adormece en la neblina/
El miedo me domina y me recuesto/ Decapitado/ discapacitado/ Muevo como puedo mis labios congelados…/ ¿Quién
eres?/ ¿Y por qué ardes tanto aquí dentro?
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POESÍA
45 Juegos Bancarios
3er lugar
Lágrimas secas
Por: Claudia Marisol Reyes Zermeño
BANCO DE MEXICO
us indios cansados
de sudor las manos,
cubiertas, desiertas;
dolor enfrentaron;
sufrieron, vivieron
de amor desolados;
frustración comieron,
odio masticaron.
Sus lágrimas secas
sus pies cuarteados;
resecas de sangre
sus bocas gritaron,
se alzaron las voces,
de miedo lloraron,
con la vida muerta
las armas tomaron.
Se oyeron los ojos,
lloraron los labios,
entonces desiertos
dejaron los campos,
con hondas de Diana,
mancharon sus manos;
de olor el silencio,
sus cuerpos mataron.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
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Mataron sus cuerpos,
no así su plumaje;
ahora glorioso
recuerdo el pasado,
alabanza, loa,
tributo preciado,
se acerca a mi cielo
el Bicentenario.
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POESÍA
45 Juegos Bancarios
Carta a un ser amado
Por: Francisco Javier Sánchez Morán
BBVA BANCOMER
uiero que sepas que hace algunos años, cuando
naciste
puse un sentimiento muy grande de amor hacia ti
el más grande y puro amor que puede otorgar
un ser humano hacia otro ser humano
así ha sido y seguirá por siempre
Pero el tiempo pasa, la vida continúa
y en sus intrincados laberintos
a veces las circunstancias nos llevan
por situaciones que nunca pensamos sucedieran
nos cambian la vida.
Quizá nuestra manera de ser
de pensar o de sentir
los malos entendidos
la falta de tiempo
o quizá el trabajo
nuestras actividades
cosas buenas que a la vista de otros
aparentan ser malas
¡Qué sé yo!
Pareciera que nuestras palabras
POESÍA
45
Juegos Bancarios
271
llegaran con un significado
opuesto, diferente, agresivo.
¿Recuerdas cuando podíamos hablar de cosas
a veces triviales, a veces importantes?
¿Recuerdas cuando podíamos contar nuestras confidencias?
¿O cuando nos convertíamos en cómplices de alguna travesura?
En ese entonces todo fluía como el agua
todo era diferente, todo era hermoso
pareciera que no existía lo que algunos llaman
barrera entre generaciones
mas de repente todo cambió.
En estos momentos que pareciera imperar
confusión, temor, enojo, desconfianza
quiero que sepas que hoy más que nunca
siguen presentes los vínculos que me unen a ti
que siempre he tenido para ti:
Respeto, confianza, admiración, comprensión.
Hoy también quiero que sepas
que tengas la seguridad plena:
Sigo creyendo en ti
Eres una persona muy valiosa
sigues contando conmigo
de manera incondicional
sin pedir nada a cambio.
Espero muy pronto pueda recuperar
tu comprensión, tu cariño
y vuelva a verte sonreír.
Le pido a la vida me conceda el deseo
de volver a conocerte.
Tu padre que te ama.
272
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Declaración de Amor
BBVA BANCOMER
miga, hoy te hablaré de amor.
¡Espera!, no malinterpretes
no pienses lo que no es…
No te hablaré de romanticismo
no de ese bello sentimiento
no de esa pasión abrasadora
esa que florece entre dos seres,
entre un hombre y una mujer.
Si, amiga, hoy te hablaré de amor
de ese amor que jamás debemos olvidar
de ese amor que a veces pensamos no existe
de ese amor que creemos no es importante
de ese amor que miramos de soslayo…
El amor a ti misma…
Amiga, ámate a ti misma, ámate siempre
con toda la intensidad que seas capaz
ámate tanto, pero tanto
que no quede la menor duda
para ti, tú eres lo más importante.
Amiga, declara tu amor,
el amor a ti misma, a lo que eres:
a tu alma, tu cuerpo, a todo tu ser.
POESÍA
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Juegos Bancarios
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¿Qué estás esperando?
¿Vencer tus temores tal vez?
No temas crecer,
se abrirá tu mundo,
un mundo a tus pies,
abundancia a manos llenas.
Derrama ese amor en tu entorno:
con una sonrisa franca
con una palabra amable
con un trato cordial.
Serás capaz de cambiar
no sólo tu mundo
sino tu universo entero.
Amiga, declárate tu amor…
274
POESÍA
45 Juegos Bancarios
La persona más importante
BBVA BANCOMER
stas líneas están dirigidas
a la persona más importante que existe:
Tú
La obra maestra del Supremo Creador
y al mismo tiempo parte de Él,
en una perfecta integración al universo.
Tú eres la persona
más importante de la creación
un ser valioso, especial
único, irrepetible.
Viviendo la vida, tu vida
no sólo por vivir
sabes que existes
te das cuenta que eres
estás consciente que vives
Con sueños, proyectos, triunfos
pero también derrotas y sufrimientos
una vida plena de experiencias
a veces buenas, a veces no tanto…
POESÍA
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Juegos Bancarios
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Antes de todo, y antes que nada
quiérete, ámate, sé tú mismo
no te doblegues ante la adversidad
lucha tenazmente por tus ideales
deja huella en el Universo.
compartiendo tus mejores frutos.
Cuida pedir lo mejor para ti
recuerda que verás siempre
un eco de eso que pidas
para tus seres amados
para tus seres queridos
para todo tu mundo…
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POESÍA
45 Juegos Bancarios
Penumbras
Por: Griselda Rosado Escamilla
AFORE XXI
stoy sentada en mi habitación en penumbras
tratando de recordar tu rostro y el sonido de tu voz
imaginando el sabor que tendrían tus labios
que en mis sueños besé sin tu permiso.
Ha pasado mucho tiempo desde que te conocí
Aún recuerdo tu sonrisa,
la calidez de tus palabras
y el calor de tu piel al saludarme.
Nunca me atreví a hablarte de este amor
el cual guardé en lo más profundo de mi ser
donde sólo yo podría saber
que estaba ahí, creciendo en silencio.
A veces me pregunto qué habrá sido de ti
¿Habrás sido feliz? lo ignoro
Yo conservé este amor en mi interior
como un recuerdo de esa etapa de mi vida.
Aún en ocasiones, en la penumbra de mi cuarto
trato de recordar lo que el tiempo ha borrado
y la memoria de tu voz se confunde con mi aliento
en el ocaso de esta vida solitaria.
POESÍA
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Juegos Bancarios
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Utopía
AFORE XXI
an pasado varios años, y todavía mi corazón
no ha podido olvidarte
No me animo aún a buscar a alguien que ocupe
el lugar que tú tenías
Cierto es que nuestra vida juntos no fue fácil, la
verdad es que éramos muy distintos
A veces eras tú el que molesto iniciaba una discusión sin más motivos
Otras ocasiones era yo que aún enojada, ignoraba
tus palabras y cariños
Hasta llegué a pensar ¡qué tontería! Que si estuvieses lejos,
sería un alivio
Pero qué ironía, hoy que estás lejos, me doy cuenta de que
eres tú al único que he amado
Tengo miedo de negarte con el tiempo y es por eso que tu
recuerdo me sigue, persistente
Sé que olvidarte es una utopía, fuiste tan importante para mí
y aún te amo
pero a veces quisiera escuchar que a alguien le interesa saber
si aún vivo
Y mientras llega ese alguien me conformo con cerrar los ojos
y recordar cada línea de tu piel
Cada momento vivido, que tal vez fue como un suspiro, pero
para mí, significó enamorarme.
278
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Impacto
AFORE XXI
is ojos se cierran con fuerza
pero mi mente reproduce las escenas que no
quiero recordar
mis pies descalzos resbalan en el suelo mojado
porque ríos de sangre corren bajo ellos
escucho gritos en un idioma que no entiendo
y las voces de los míos que imploran perdón
sin respuesta
Abro los ojos, miro alrededor, todo es un caos
veo a uno de esos hombres que se acerca con algo filoso en sus
manos
entonces decido no luchar, no tengo armas con qué hacerlo
me dejé atrapar por él
al igual que muchos de mi pueblo.
Días o meses han pasado, da lo mismo, nada es igual.
las calles ya fueron lavadas,
los edificios demolidos
ya no queda casi nada del esplendor de lo que fuimos
he soportado sus humillaciones en silencio
Me han cambiado el nombre y me han enseñado a hablar
como ellos
he tomado las piedras de mi casa y he construido con ellas
algo distinto
mis manos han coloreado rostros acongojados en sus paredes,
POESÍA
45
Juegos Bancarios
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como si sufrieran al igual que nosotros
Cuando estos hombres entran en el recinto
se quitan los gorros, se zafan las espadas,
piden clemencia a una imagen que ellos llaman dios
y me dicen que ése es el verdadero, no el mío.
Yo sólo bajo la mirada y muevo la cabeza
les digo que entiendo, pero no entiendo nada
No comprendo porqué derrumbaron mi casa
mataron a mi gente y me cambiaron el nombre
no entiendo cuando me dicen –es por tu bien hijo míosi ellos no son mis padres, ellos también murieron
Pero les digo a todo que sí,
aunque muy dentro de mí sigo rezando a mis dioses
bailando mis danzas y cocinando las recetas de mis abuelos
Sé que nuestra sangre se mezclará con la de estos hombres
pero les enseñaré eso mismo a mis hijos, y a los hijos de ellos
Sabrán que estos edificios los hicimos nosotros con nuestras
manos
con las piedras de nuestra casa
y la sangre de nuestro pueblo.
280
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Amor consentido
Por: Ambrosio Misael Solís Tagle
FINANCIERA RURAL
oy,
recuerdo la huella de tu cuerpo
dibujada en el tul que cubría nuestro lecho,
y tu mirada tan tierna, mirando al infinito
la noche que te fuiste para siempre de mi lado.
Hoy,
recuerdo el timbre de tu voz en mis oídos,
el suave decir de tus palabras,
y el sollozo que rompió nuestro silencio
que atrapé para siempre en mi memoria.
Hoy,
mis manos,
temblorosas imaginan
recorrer tu inmensa geografía
y perciben el calor que se genera
en los volcanes que emergen de tu cuerpo.
Hoy,
respiro el aroma de tu cuerpo níveo
que me recuerda la fragancia de aquellos crisantemos,
que te entregué la noche que me diste
la prueba de tu amor inolvidable.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
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Hoy,
regresa a mi memoria
el dulce sabor de tus besos de sandía,
y el gusto por probar la sal de tu piel enardecida
al concluir por fin una batalla.
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POESÍA
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Agradezco al Universo
Por: Angélica Martínez Cruz
SHF
gradezco la fortuna
de observar cada mañana
la expresión sorpresiva en tu rostro
ante la desnudez de mi cuerpo.
Agradezco la fortuna
de reír a tu lado
cuando una chispa de humor negro
emerge de mis labios.
de haber crecido,
mutado, perfeccionado
y aprendido de la vida
estando Tú a mi lado.
de tener siempre cerca de mí tu mano
enfrentar los desafíos
que bien encuentro o bien me invento
y tu contribución para conquistarlos.
De tenerte cada noche
Inerte y decidido
a ofrecerme tu calor…tu cariño.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
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de besarte y tocarte,
de sentirme asombrada por tenerte,
de poder con mis manos y mirada
contemplar la fragilidad de tu alma
de tumbarnos en la cama
y que con risas y juegos
desdeñemos al mundo entero,
omitiendo su sincronía
y su absurda moralidad,
sin prejuicios o remordimientos.
De saber que entre todo el Universo
y su estrepitoso movimiento
Tú y yo coincidimos en este
espacio y tiempo.
284
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Mi niña
SHF
i niña, mi hermana, mi “casi” hija…a tu corta
edad y me hablas de amor
quisiera explicarte con palabras cortas y genuinas lo que del tema he vivido;
enseñarte que un día lo buscas, otro lo pierdes, otro lo encuentras.
Que conocerás a quien dé todo por ti
y tú sin embargo sólo podrás ver a aquél ¡por el que tú darías todo!.
Que un día llorarás de felicidad
y al otro morirás de soledad.
Que romperás uno y otro corazón,
y un día despertarás devastada porque el tuyo ¡estará hecho
moronas!.
Que el amor te hará reír, te hará llorar, te hará sentir la más
feliz
y un día sin embargo te hará sentir morir.
Que al amar podrás sentir que algo dentro de ti te llenará de
emoción,
mas algún día también te hará sentir un gran hueco en el
corazón.
Que el amor podrá en ocasiones ser pasajero
y para bien o para mal alguno será eterno.
Que amarás una y otra vez, confundiendo el amor real con la
amistad
POESÍA
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Juegos Bancarios
285
y que cuando el indicado esté frente a ti ¡simplemente no lo
reconocerás!.
He intentado visualizarme tal como era yo a tu edad
y sé que fue mayor mi ingenuidad y que entonces aún existía
el respeto y la generosidad.
Me duele profundamente no contar con frases dulces
que te adviertan que en un momento dado se avecina la
tempestad.
¡Tú! con tu pequeño y noble corazón
Que va dando tumbos y quisiera comerse la vida en puños.
¡Tú! que con tu inocencia y malvada ingenuidad
Irás dando esperanza y vida a algunos que esperan con
desasosiego tu prematura curiosidad.
¿Cómo defenderte de cualquier dolor de amor?
Oh, mi pequeña hermana
Dulce, auténtica y alegre
no tengo consejo que darte,
pues ante el amor ¡el mundo entero es ignorante!.
Sólo le pido al universo que el amor que ofrezcas sea
valorado,
correspondido y devuelto tal como tu noble corazón lo vaya
dando.
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POESÍA
45 Juegos Bancarios
Papel en blanco
SHF
aldito papel en blanco que quiero destrozar con
frases fuertes y dolorosas,
Que te resistes a recibir los más grandes insultos
y las más duras criticas.
Maldito papel en blanco que me invita a signar
mi historia en su pureza
Que con tu dulce destello opacas mis ideas.
Maldito papel en blanco que con tu misterio custodias mis
pensamientos
Que con tu lealtad enmarcas mis más impuros deseos.
Maldito papel en blanco que revelas con júbilo mi ignorancia
Que insultas con tu silencio.
Maldito papel en blanco que intimidas mis ideas
Que aniquilas mi inspiración por mi temor a escribir
incongruencias.
Maldito papel en blanco mi más sincero amigo que no dices
nada y juzgas
Que no expresas y aclaras mi mente.
Maldito papel en blanco que me superas cuando me
revolotean sentimientos,
POESÍA
45
Juegos Bancarios
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Que desnudas mi alma al develar mis lágrimas sin
remordimiento.
Maldito papel en blanco que con tu inteligencia me
invitas a guardar la palabra y suplicas a cambio entregar
personalmente cada sentimiento.
Maldito papel en blanco que enmudeces mis pensamientos,
que estimulas mis emociones y limitas mis expresiones.
Maldito papel en blanco que haces que me ahogue en tu
océano blanco, que me envuelves sigiloso con tu misterioso y
letal encanto.
Maldito papel en blanco que muchas batallas me has ganado,
mas hoy por lo pronto encuentro en este escrito mi más
sublime desahogo.
288
POESÍA
45 Juegos Bancarios
¿Doscientos años?
Por: Antonio Nava Toledano
MULTIVALORES
uchos decimos mexicanos
porque es la tierra a la que pertenezco
y el lugar en que nací.
Una patria que nos alberga
desde hace doscientos años
y dime qué hemos hecho por ti.
Solamente festejamos
sus costumbres y tradiciones,
pero qué aportamos
si ya todo está creado.
México, dime qué puedo hacer por ti
para que realmente seamos soberanos
y libres de las costumbres que hay aquí.
Tus antepasados crearon
con sus luchas y guerras
todo lo que hoy festejamos.
Pero dime México
quién se acuerda de los Aztecas,
Zapotecas por mencionar
culturas que nacieron aquí.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
289
Sus idiomas como el Náhuatl, Otomí
¿Sus raíces dónde han quedado?
y quién las recuerda hoy
a sus doscientos años.
Quiero sentirme orgulloso
de toda la historia y antepasados
que forjaron
lo que hoy aquí festejamos.
290
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Sentimientos…
Por: Antonio Nava Toledano
MULTIVALORES
e escrito mil historias
con este mismo lápiz,
en diferentes hojas
y con diferentes formas de sentir.
He caminado por muchos lugares
he conocido muchas cosas,
tantos momentos buenos como malos
y la historia se sigue forjando.
Cuánta gente va
cuánta gente viene,
todos con un pasado y un presente
pero con un futuro incierto.
Puedo ver, oír, sentir
pero jamás podré estar ni repetir el pasado,
por muy bello o doloroso
que haya sido ese sentir.
Caminos inciertos
noches de penumbra,
días soleados
y mañana no sabremos.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
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Hoy veo porqué es incierto el mismo día
porque no sabemos lo que nos depare,
en un minuto
o en alguna hora del día.
Caminaré siempre por un objetivo,
más lo tengo planeado
y no sé si lo cumpla
por lo incierto de este día…
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POESÍA
45 Juegos Bancarios
“Días de mi vida”
Por: Martha Elena González Gutiérrez
AFORE XXI
yer sentía consumirme entre cuatro paredes aislada
Ayer sentía estar bajo la egoísta sombra de un
roble sujetada
Ayer sentía que con mi frío moriría congelada
Ayer lastimé y fui lastimada!
¡Los días de ayer trataron de destruirme!
pero mis restos los levantó Jesús para reconstruirme
escultor que me hizo de nuevo, logrando formarme
¡escribí en la arena el perdón para poder perdonarme!
Hoy mi mente se ocupa en encontrar al amor
hoy mi corazón te llamó y sólo bastó un segundo, no hay error
hoy aprendí a grabar en piedra mis anhelos, sin rencor
¡hoy disfruté de tu sonrisa, toqué tu rostro, es un honor!
Los días de hoy me hacen no temerle a nada
te encontré y no tendré prisa en alejarme de ti, sin ser tu amada
seré paciente, deseo seguir mirándome en tu vida y en tu
mirada
eres el hombre que amo, ¡estar en tus brazos me hace sentir
enamorada!
POESÍA
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Juegos Bancarios
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Mañana será demasiado tarde para demostrarte mi cariño
Mañana no sé si pueda retomar el camino
Mañana día incierto que tal vez nunca me permita que seas
nada mío
Mañana ¡Bendice hoy éste amor! por si no hay un mañana en
mi destino!
Los días de mañana me advierten que el amor es ciego y la
amistad clarividente
esperan que mi cuerpo disfrute lo que ya gozó mi mente
conocerán el otoño de mi vida con esperanza y fe sinceramente
los días de mañana vendrán! estoy segura! y si es junto a ti los
gozaré plenamente!
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POESÍA
45 Juegos Bancarios
Instantes de silencio
BANCO DE MÉXICO
cariciando la vida ella estuvo,
aferrándose al último momento,
acechada, ¡sí!, desde el inframundo,
dejándose vencer, lento, muy lento.
En su cara la vida se detuvo,
su belleza quedó en el firmamento,
con ella muriera una época, el mundo
sufrió su pérdida: detuvo el tiempo.
Instantes de silencio entristecido,
la Hélade de pompa se llenaba, y
fue entonces que la tarde así muriendo,
con la tarde de gala se escapaba;
con dos monedas en los ojos yertos,
con una en la boca, Helena de Esparta.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
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Sal turquesa, tinte añil
BANCO DE MÉXICO
ntre caudales y sobre cumbres;
arriba, el cielo; en mi cuerpo, el frío;
con furia y fuerza, sobresaltado,
al gélido mar me dejaste ir.
Yo entre lamentos, sufrí tu abismo…
Náufrago soy del azul del sol,
de sal turquesa, yo me alimento,
de tinte añil; este encierro es vil.
Siento tu ausencia, piélago eterno,
batiente hondura, caverna muda,
oleaje inmenso: ondeo denso.
Cobalto océano, olor turquí,
desesperanza, celeste infierno,
de azul zafiro, yo he de morir.
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POESÍA
45 Juegos Bancarios
Canción sin música
Por: Alejandro Villalobos Ortiz
BANCO DE MÉXICO
oy tengo una canción sin música.
La quiero entonar con el brillo de tus ojos tiernos,
Me va a alegrar con tu risa alegre,
Voy a encontrar lo insondable de la vida,
Y, todo ello, y sólo ello,
Por si fuera poco,
Por tu faz que inspira lo mejor en mí.
Escucha atenta esta canción sin música.
Proviene siempre del amor que brindas,
Me impulsa siempre,
Para siempre,
Siempre.
La canto siempre,
Para siempre,
Siempre.
Estoy tranquilo por cantarla siempre.
No dejas nunca de inspirarla,
Siempre.
Hoy he sabido que por siempre,
Siempre,
Ya sólo vivo para amarte siempre.
POESÍA
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Juegos Bancarios
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Ya sólo existo para estar contigo.
Que estoy dispuesto a recorrer contigo,
Cualquier sendero de una vida eterna,
En búsqueda eterna,
De la canción sin música,
Que me inspiras siempre.
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POESÍA
45 Juegos Bancarios
Te escucho cada noche
Por: Juan Carlos Aguilar Tovar
BBVA BANCOMER
hora que estoy ó creo estar inspirado
te escucho a cada rato, una y otra vez,
al principio, pensé en poner remedio,
después de un rato, sin saberlo, me olvidé.
No sólo era lo que tú me provocabas,
era quizás la sensación de haberte llamado;
y me preguntaba, ¿Qué hacías tú allá afuera?
por qué no permitías tranquilidad alrededor.
La verdad, yo no sé de dónde vengas, ni a dónde vas
ni quién fue el responsable de tu incierto peregrinar,
lo que sí veo en tí, es un cúmulo de sinónimos
de noches largas e insomnios ciertos.
Al final del día, mi almohada me dirá, déjalo otra noche.
Persuadiéndome con un guiño de sus ojos negros,
la voz que me sosiega, me insistirá con fe y ahínco,
convenciéndome tus súplicas, traducidas en ladridos.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
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Mi querencia
BBVA BANCOMER
pesar de la distancia cada vez más larga,
del recuerdo acompasado de nostalgia,
sigo añorando tus espacios cargados de alegría
manteniendo en mis adentros, las voces de mi
infancia.
Atardeceres lluviosos que goteaban la ventana
cubiertos bajo un ambiente e inmensidad naturales,
luces fugaces de mis ojos que aún te sueñan,
sensaciones y emociones, con sabor a mi terruño.
¿Dónde están los que se fueron antes?
¿Dónde están los que se quedaron?
¿Quién entona nuestra canción de niños,
en aquel rincón de ilusiones y promesas?
Te quiero para mí, en mis recuerdos,
te añoro tan vivo, tan real, tan ahora,
no me quiero quedar dormido, ¡hoy no!
Quizás, tal vez más tarde, tal vez quizás mañana.
300
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Te ví partir
BBVA BANCOMER
ada noche te observo desde la repisa,
con tu recuerdo imborrable por tu alegre sonrisa,
la que ya no está, la que se apagó demasiado aprisa,
inefable, a mi dolor no hay respuesta que sea concisa.
Recuerdo plenamente el día en que te concebimos,
“quince”, sólo fueron los años en que convivimos,
siempre desgastados, nunca te entendimos
y hoy, te lloramos por todo lo que no reconocimos.
No arreglamos un altar como es la tradición
nos aferramos a tu imagen ahogados de emoción
cubriéndote de besos, para hallar la redención
regresando a casa juntos como era tu ilusión.
Aquí, en la continuidad de mi cansada vida
tus dos semillas aminorarán el dolor de tu partida,
le pido a Dios, te reconforte por tu apresurada ida
y embriague de paz tu alma, que se fue tan afligida.
POESÍA
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Juegos Bancarios
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Dualidad
Por: Guadalupe Ceballos Ruiz
INFONACOT
ansado estaba,
de tanto caer,
de no aprender,
de no aprender a vivir
y a no soñar.
A veces le envidiaban sus éxitos,
otras tantas no paraba de llorar,
a veces, bajo la lluvia, reía sin parar,
pero al secarse, estando solo,
dependía del humor y del lugar.
Cansado estaba,
sin saber que ésta vez podría desfallecer,
sólo intentaba una caricia, un abrazo,
a no dar tanto,
para poder querer.
Esclavo de la vida,
esclavo del pasado,
enfrentando, sus heridas,
ya sin fuerza,
estaba cansado.
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POESÍA
45 Juegos Bancarios
Su corazón estaba atrapado,
buscando besos y caricias,
casi cayendo desfallecido,
lastimado, sus párpados de llorar, quemados,
sus mejillas y párpados, mojados.
Se había sumido en la pasión,
se había consumido una y mil,
quemándose por dentro,
sólo descansaba para vislumbrar el fin.
Dime dónde estoy,
dime cuánto debería de luchar,
dime si estoy avanzando,
si ya me encuentro en tu corazón o en algún lugar.
Ahogándose entre la eterna dualidad,
entre el fuego constante
entre la fría humedad,
de estar casi solo,
gritando por una mano en la soledad,
así te hablaba, así te gritaba,
para que me pudieras escuchar.
Pero no era recuerdo,
ella estaba ahí y no podía tocar,
por eso la amo,
pensando en que la odio, y que no estás,
por que no eres recuerdo, eres mi realidad.
Conozco todas mis heridas,
tantas, que ya no puedo contar,
conozco el veneno del desamor,
ese que nunca termina de lastimar,
por que al final, no sé si quererte,
me hace bien o me hace mal.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
303
Veneno
INFONACOT
lla decía,
que no tenía amor,
que sólo era ardor,
que entre sus piernas,
no había emociones o sentimientos,
que la vida no era rosa,
que ella sólo era candor.
Él se atravesó en su vida,
entre sus muslos,
en sus labios carnosos,
con deseo se fundió con ella,
se derritió en su calor,
no se enamoraba,
ella decía que ya no creía en el amor.
Cuando recorrió su cuerpo,
cuando sus lenguas se unieron,
diciendo que no sabían amar,
sólo vivir el momento,
sólo disfrutar,
quemándose entre dedos, senos
y su intimidad,
304
POESÍA
45 Juegos Bancarios
con ganas de pasión,
con un apetito voraz.
Ahora que ya sus líquidos se mezclaron,
fuego, veneno y amor,
se preguntan que cómo esto terminará,
que no halla dolor y muerte entre los dos.
Quién podría responder,
a lo que en un futuro suceda
entre hielo acero y cristal,
ella decía que no amaba,
él que estaba enamorado,
ella vive y siente,
él explota y cambia,
yo no sé, cuál acaso sea el fin,
de esta historia sin razón,
cuando se transforma la pasión,
en amor.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
305
Huyendo del amor
(arquetipo)
INFONACOT
uantos amores he de buscar,
si sólo uno en la vida es,
tan lustroso como el manantial,
apasionado una y mil veces,
destructor como la gran mar.
Camino entre calles, caminos y ciudades,
buscando el nuevo amor como centella
y hoy planeo de nuevo amarte,
se me olvida que el UNO, es el modelo,
por tanto es camino, medio, fin y huella.
Buscamos amor en el desamor,
giramos en círculos mortales,
buscando nuevas sensaciones
huímos de lo de siempre
y al final las huellas son fatales.
Somos necios tratando de entenderla,
nos caemos de día
y por la tarde nos enamoramos,
confundimos cerdos con perlas,
y alejándonos de élla, no queremos perderla.
306
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Camino contra castillos y proyectos,
sueños tontos, realidades de productos imperfectos.
Cuando me veo en la ciudad solo,
en el camino sin élla,
busco de nuevo, a ti, en mí
con dibujos suaves en la soledad,
te busco en todo o en las estrellas,
gritaré por tu cuerpo,
para perderme en tu pelo, en tu recuerdo, en tus caderas.
Descansa en el lugar de siempre, tú como persona serena,
soledad trágica me mata,
para que mis miedos no sean inmensos como la arena.
Cuando empezaste tú en mí,
me llevaste hacia el todo maravilloso,
me asfixié y quería otra visión
y al final busqué, quise regresar y estaba solo.
Cansado de la villa fui a la ciudad,
cansado de lo pequeño quise construir,
busqué lo grande y lo ancestral,
hoy me doy cuenta que mi huida es frugal.
que antes o después de tí no hay certezas.
Ya no deseo caminar entre caminos y veredas,
ya no más sueños sin realidades,
que tu recuerdo en mi realidad,
vivirá hasta que yo lo quiera.
Quise ser dueño y controlador
alejarme de ti, puliendo mis emociones en cantera,
no deseo nunca perder tu esencia,
hoy sólo soy un grano de arena,
mi realidad es nada con tu ausencia,
tu recuerdo me aferra al siguiente paso.
por que de siempre serás tú, mi realidad, serás ella.
POESÍA
45
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307
Éxtasis de amor
Por: Enrique Razo Bazán
SHF
xtasis de amor fue cuando te ví por primera vez
con tu rostro bello, tu piel fina y tus labios hermosos
que al unirse crean una perfección divina
Éxtasis de amor fue cuando me rechazaste por
primera vez
cuando rompiste mi primer intento para estar
contigo
cuando caí por primera vez
Éxtasis de amor fue cuando te besé por primera vez
cuando algo prohibido surgió por primera vez
cuando tus labios se juntaron a los míos
cuando el calor de tu lengua quemó la mía
Éxtasis de amor fue cuando me abandonaste por segunda vez
cuando rompiste mi corazón y lloré hasta el cansancio
cuando me sentí fracasado y miserable
Éxtasis de amor fue cuando te reencontré y fuiste mía
cuando nuestros cuerpos se encontraron por primera vez
y disfrutamos del placer y en ese momento te volví a amar
Un amor prohibido que tal vez no se volverá a repetir
308
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Éxtasis de amor es el recuerdo que me queda
de todo lo vivido entre tú y yo
que después de tanto tiempo
tuve la dicha de amarte
y eso es lo que me llevo de ti.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
309
La novia de mi mejor amigo
SHF
unca pensé en conocerte
sin embargo tuve esa dicha
que me estremece cada vez que te recuerdo
Nunca imaginé en extrañarte
pero cada día que pasa y me acuerdo de ti
y sufro porque no estás aquí
Nunca pensé en sentirte
y sin embargo el ligero roce que tuve
fue suficiente para desearte
Nunca pensé en desearte
ahora deseo sentir las partes
más íntimas de tu ser
Nunca pensé en amarte
y ahora reconozco que te he amado
aunque sea por un instante
Nunca pensé en arrepentirme
ahora me arrepiento de no
haberme atrevido a decirte que te quiero
310
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Nunca pensé en soñarte
ahora te sueño y sufro
porque no es realidad
Nunca pensé en una esperanza
ahora tengo la esperaza en encontrarte de nuevo
y alimentar por última vez el vacío que dejaste en mí
POESÍA
45
Juegos Bancarios
311
SHF
na vez más caí en tus redes,
cuando nos encontramos en el pasillo,
te veo y recorro tu figura perfecta que derrite
mi ser.
cuando encuentro tu saludo y siento la piel
de tu rostro,
y huelo el perfume que lleva puesto
cuando sueño despierto y te acaricio
cuando te beso y siento tus labios
cuando voy más allá en mi sueño
para deslizar mis manos sobre tu cintura
cuando siento tus pechos al abrazarte
y recorro tus piernas bien formadas con mis manos
No sé cuando parar,
ya que me niego a separarme de ti
porque en ese momento se desploma mi sueño
y te pierdo una vez más
312
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Estoy cansado de no tenerte
de no sentirte
de no amarte
Estoy cansado que te avergüences de mí
que evadas mis miradas
que me ignores
Porque cada acto de rechazo va matando mi corazón
y con el paso del tiempo me he quedado
con poco pero muy poco corazón.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
313
Mi hambre llena de vacío
Por: Carlos Buitrón Domínguez
BANCO DE MÉXICO
oy nací en mí y soy mi padre,
y soy mi madre y mi hermano,
y soy también mi propio hijo,
y mi hambre llena de vacío.
Y soy carne de mi carne,
que me envuelve y que se yergue,
del deseo insatisfecho,
como estandarte lascivo.
Y húmedo aún me encuentro,
del semen que se alberga en
el vórtice de mis ansias,
y seré mi propio grito,
que a lamentos me ha nombrado,
escupiendo de estas fauces,
del cerbero son el centro
que se piensa sólo mío,
y yo….yo en pasmo quedo.
314
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Señero
BANCO DE MÉXICO
e un soneto contando las catorce prisiones,
ensayar mis lamentos amablemente quiero,
y amargamente triste desgrano las razones
con que tu indiferencia me obliga a ser sincero.
Tu infantil egoísmo domina tus acciones,
es ya viejo mi egoísmo, resentido y señero;
tú vives del futuro, yo vivo de ilusiones:
tú vas, y yo ya tengo recorrido el sendero.
Tú alegre los derrochas, pues eres rica en días;
yo avaro de mañanas, exprimo cada instante;
de deseos de amarte tengo las manos llenas:
tú así no lo comprendes y juegas con mis penas.
Por eso cierro el libro, sería extravagante
querer unir tus juegos a mis melancolías.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
315
Torre de magia
BANCO DE MÉXICO
oy anudo mi lengua y oculto mis palabras,
por un tiempo;
no volveré a escribir para ti o para nadie,
ésta es mi despedida,
por un tiempo;
me hace falta discutir conmigo mismo
y buscar la almena de mi noche
la punta de la trama,
por un tiempo;
hablaré para mí, cortaré hondo,
fierro estoque, sin cerrar lo ojos;
no va a ser un torneo desde ahora
este decir secreto,
por un tiempo;
por eso seré heraldo, no quisiera
dejarte fuera de mis días, sin embargo,
lo que de hoy en adelante escriba
será sólo para mí, por eso subo
a la torre de magia y penitencia
de mi querida y fría,
odiada y absoluta,
amante y susurrante soledad,
por algún tiempo
316
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Silvana, ¡más que una flor!
Por: Martha Ruiz Pérez
NAFIN
ás que una flor, pero lo más cercano para
describir
a la pequeña semilla que con sorpresa supe
que estaba en mí.
A
Has sido el complemento integral desde que
sentí tu presencia.
partir de ese momento, de alegría y esperanza llenaste
mi existencia.
Tu postura es como un erguido tallo, semejante a tus ilusiones
y metas
que enfrentas con anhelo y esfuerzo buscando siempre la
excelencia.
En forma sensata y formal continúa erguida y a la vez sometida
a la voluntad del Dios que te formó y dio aliento a tu vida.
Como pétalo frágil, tu actitud y ternura inducen armonía
y tus expresivos ojos de sencillez con chispas de alegría,
reflejan inteligencia y sutileza, características esenciales
de quien vence los obstáculos y alcanza sus ideales.
Silvana, más que una flor, pero lo más cercano para describir
No sé cómo sucedió…
POESÍA
45
Juegos Bancarios
317
Hermosa semilla que se desarrolló en mi interior.
Invaluable ser que maravillosamente creció, en medio de mi
corazón.
Silvana… ¡más que una flor!
318
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Gracias
Por: Paulo Sergio Lerín De León
SHF
aminaba en la noche, en una vereda que sólo iluminaba la luz de la luna,
llena de obstáculos que golpeaban mi alma, y me
llevaban al desánimo.
Pero amaneció, cuando una luz esplendorosa iluminó aquella vereda,
eran tus ojos llenos de vida y de ilusión.
Tu belleza va mucho más allá de tu hermoso físico,
se forma también con toda tu bondad y tu inteligencia.
Tus palabras no sólo rompen el silencio, también son una invitación a la reflexión.
Eres mucho más de lo que cualquier mortal puede imaginar,
un ser inigualable que sólo Dios con toda su sabiduría pudo
crear.
Cuando sonríes es como ver a un ángel despegar sus blancas
alas.
Eres todo lo que anhelo, y la culpable de cada uno de mis
suspiros,
Eres la grandeza encarnada, el más puro ejemplo de lo que
significa la vida.
Y sin ser merecedor de hablarte, quiero agradecerte que hayas
nacido.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
319
Columnas de humo
Por: Nayeli Violeta Villalpando Fernández
BANCO DE MÉXICO
Columnas de humo alcen su hoz!,
sobre la furia acallada,
sobre el fuego de mi voz.
Oigo y siento la mañana
en que todo comenzó;
el tañer de la campana,
y en mi sangre su fervor.
Libertad esclavizada,
en cobre y negro color;
en los campos fe dorada,
y en las minas su vigor.
Insurgentes tomen armas,
tomen honda y corazón,
porque Hidalgo y sus palabras,
mis cadenas destrozó.
Viento seco, sangre helada,
en las gargantas se hundió;
más la gloriosa alborada,
grita fuerte en mi interior.
320
POESÍA
45 Juegos Bancarios
¡Viva el pueblo!, se proclama,
seguiremos con fervor;
para Allende, para Aldama,
el laurel de bendición.
Muerte y hierro, pena vana,
a mis sueños, a mi ardor,
por mis hijos, vida emana,
seguiré por mi nación.
¡Oh, Victoria!, luz y sol,
de una patria mexicana,
que se irguió con nuestro amor.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
321
Mármol y obsidiana
BANCO DE MÉXICO
ecorro las calles de un viejo mundo;
tierra de dioses y leyendas mágicas,
donde sus piedras con historias trágicas,
aclaman proezas de amor profundo.
Recorro las calles de un nuevo mundo;
fusión ardiente de mil almas santas,
cuyos colores avivan las páginas
que perfilan al joven pueblo oriundo.
Patria naciente de fieras batallas,
mezcla de mármol y negra obsidiana.
Así es cómo nuestra nación se talla.
Sobre senderos de la estela urbana,
a través de cenotes, montes, playas,
recorro a esta tierra mexicana.
322
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Octli Tonali
BANCO DE MÉXICO
lteza de las estrellas,
yo gobernante del día,
desafiando mi tonali
por las noches te veía.
Entre las dalias silvestres
aguardaba tu venida,
revolviendo tus cabellos,
con mi más ligera brisa.
Mis suspiros alcanzaban
el carmín de tus mejillas,
igual me correspondías,
con tu más tierna sonrisa.
Como céfiro embriagante,
en añil luz tus pupilas
brillaron en lo profundo,
y te quedaste inquilina.
Y así, en las ramas de un árbol
mientras tu abuela dormía,
nuestros hálitos se unieron,
fuimos aire y sinfonía.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
323
Más las brutales Tzitzímitl
como una feroz ventisca,
devoraron a tu cuerpo
y trajeron nuestra ruina.
Hoguera que me desgarra,
mi alma va ardiendo vacía,
mojan lágrimas la tierra,
de ti brota la semilla.
¡Oh! mi amada Mayahuel,
diosa del azul tequila;
del agave octli cielo,
mi amor por ti siempreviva.
324
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Heme aquí
FINANCIERA RURAL
Duele escribir este poema
ahora que te cubres de silencio
y tu vida parece tan corta…
eme aquí señor,
llorando por el silencio de horas,
gritando las azules notas
de mis quejas.
Heme aquí con las palabras,
agitando las aguas y los peces,
buscando esperanza…
Señor
Permítele ver el sol
que es de un naranja suave en las mañanas,
probar las manzanas y las uvas en agosto,
que vea como recojo para él las hojas del parque en el otoño.
Porque aún acompaña mi camino
y consientes que lo cuide
y lo abrace como niño.
Nadie nos ha dicho qué hacer para entender
cuando la vida deja de ser.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
325
Veo sus ojos aún abiertos
pero siempre parecen dormidos,
hay nostalgia,
hay dolor por lo perdido…
Heme aquí Señor,
aprendiendo la lección amarga.
Yo que vivo en un mundo de palabras
nunca tuve tan claro el silencio.
Son cosas del cerebro dicen,
o de la edad, no sé.
Aún está conmigo
y deseo que la paz sea con él.
Tengo aún sus manos para darle
sentido al día.
Señor,
será lo que tú quieras que sea.
Sólo te pido me dejes las palabras, la cordura,
la libertad de poder mirar los astros,
y aún con miedo y dolor,
la poesía.
326
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Latir de alas
FINANCIERA RURAL
esde aquí,
bajo la luz inextinguible
de un sol de mediodía,
entra en silencio tu recuerdo…
Mi corazón templado por el tiempo
suavemente anuncia un latir de alas.
No sé si soy yo quien parte
o si soy el alma que se queda.
Pero aún después de años de
no habitar tu lecho
inicio el ritual y le hablo a tu ausencia.
Aunque nunca lo sepas,
esta voz desosegada de palabras
encuentra su fuerza en tu memoria.
La vida me devuelve la esperanza
sólo queda un poema entonces
para dejar mi amor entre las hojas olvidadas.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
327
A todos
Por: Armando Carreño Jarquín
MULTIVALORES
todos
a quienes nunca amé
a quienes desprecié
y con mi orgullo
regué el odio
en sus entrañas.
A todos
a quienes amé tanto
que torcí su camino
y con ayuda ignorante
lavé mis culpas.
A todos
a quienes quise amar
y entregué el vacío
y con una lluvia de anhelos
empapé mis deseos
y regué mis sueños.
Que su amor y su odio
sean la semilla
que recoja los frutos
y con mis lágrimas
riegue sus campos…
328
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Déjame tu dolor
MULTIVALORES
uando a solas
en tus noches te quedas
has pensado
corazón un poco en mí,
como en mis noches
yo te pienso y te recuerdo
y te deseo junto a mí
Porqué temes
al amor que yo te entrego
tienes miedo que al mirarme
de frente sepas
lo mucho que te quiero
lo mucho que te espero y
te enamores tú de mí
Tienes miedo
que mi luz llene tus ojos
que al mirarme
ya no puedas alejarte
y ya no quieras marcharte
y te quedes
para siempre junto a mí
Tú tienes
la imagen del sentimiento
que en las noches
yo busco y que no encuentro
POESÍA
45
Juegos Bancarios
329
pero tienes tanto miedo
que te vas
y te alejas sin remedio
El dolor
que dejaron en tu vida
hoy te lleva
a decir que no me quieres
a decir que lo que sientes
está lejos
muy lejos de mi corazón
Y te vas
y contigo tus palabras
que despertaron
a este ser que estaba solo
sin saber lo que deseaba
sin saber cuánto te amaba
cuánto te necesitaba
Si te vas
déjame aquí tu miedo
no lo lleves
a seguirte en tu camino
y que en las calles solitarias
no te deje conocer
al amor que tú esperabas
Deja conmigo
todo ese dolor de tu pasado
yo lo guardo
y con mi amor he de borrarlo
para que encuentres en tu vida
el amor y su cariño
sin su sombra a tu lado
Sigue tranquilo
ve a buscar al ser amado
que el dolor
mi amor lo habrá acabado
vete ya mi corazón
serás feliz sin mi presencia
y con él junto a tí.
330
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Me perdones…
MULTIVALORES
veces
yo no entiendo de razones
y quiero disculpes mi descuido
si hoy con el deseo vivo
de entender las situaciones
La dureza del camino
y mi mal comportamiento
alimentan mi tristeza
y mis vanas ilusiones
Es por el amor que siento
que es muy grande y no miento
tan extenso como el mar
que perdido en un abismo
de venenos y pasiones
no entiende de razones
Y hoy te pide…
me perdones.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
331
10 de mayo
INFONACOT
Para Ofelia y Nallely
Mis dos mamás
engo tantos recuerdos tuyos
desde que era yo pequeño
que aún hoy, a pesar de que te fuiste
es la manera de sentir que todavía
te encuentras a mi lado
Aquellos días de escuela
en que no quería apartarme de tu lado
cuando todo mi mundo giraba
alrededor de tu persona.
te recuerdo en aquel día de las Madres
que no tuve más que una tarjeta
para regalarte
hecha con una hoja de cuadrícula
donde te decía, lo recuerdo tan bien
“Este 10 de mayo te regalo
el cielo y el perfume de mil rosas
porque eres la mamá más grande del mundo”
y lloraste, diciendo
que era yo el mejor regalo
332
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Fui creciendo y a pesar de ello
siempre fui pequeño para tí
ahora me arrepiento de esas ocasiones
cuando estando en secundaria
me tratabas como tal
y yo desdeñaba tus mimos
a la entrada de la escuela
“Ya mamá, que nos van a ver”
a lo que siempre contestabas
“Qué importa que nos vean
que se den cuenta cuánto te amo”
No lo entendía en ese entonces…
Ya mayor, empecé a descubrir mundo
y me porté como el ingrato
Que no supo valorar tus desvelos
y quien no le importó tus cuidados.
Siempre te preguntaba
al llegar de madrugada
“¿Qué, todavía despierta?”
Pero si son las tres de la mañana”
a lo cual invariablemente contestabas
“Estaba tan preocupada
y no podía dormir si no estabas”
Hasta ahora caigo en cuenta…
Donde quiera que te encuentres
tarde para decirlo, lo sé
pero siempre vas a ser
a quien cada 10 de mayo
en la hoja de un cuaderno
Le regalo el cielo, y el perfume de mil flores
como cuando niño
Por haber sido la mejor mamá del mundo.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
333
Minne
INFONACOT
o sabes cuánto he llegado a odiarte,
y me cuesta tanto vivir sin tí,
que no hallo consuelo
en estas palabras que escribo.
que no concibo la idea
de saber que lo que para mí es ofrecer demasiado,
para tí es algo sin importancia.
No logro entender
cómo es posible que no te des cuenta
que no pasa día
en que deje escapar un suspiro al recordar tu aroma.
He odiado la apatía con que me miras,
el que todo haya quedado en tu olvido,
que todas tus promesas se perdieron
en el momento en que las pronunciaste.
Odio tanto este insomnio
haciéndome la misma pregunta por la madrugada,
porqué tuviste que alejarte de esta manera
y destrozar lo que de bueno quedaba en mí…
Te odio porque no te hago falta,
porque pretendes hallar mejores cosas
334
POESÍA
45 Juegos Bancarios
a sabiendas de que vives engañándote;
y a la vez me estoy odiando,
al admitir que no vales una sola de mis lágrimas,
pero si intento reprimir este sentimiento
lo único que consigo es robarle unas cuantas horas al tiempo.
A veces me doy por vencido,
ser optimista y pensar que fue mejor así,
pero me basta un recuerdo
para entrar de nuevo en esta vorágine que me destroza el
alma.
Que me queda si no odiarte,
porque sólo así me doy cuenta de seguir vivo,
aunque sea solamente
para vivir lamentando
el que es una verdadera lástima odiarte,
porque aunque procure hacerlo te amaré siempre como nadie
jamás lo haría.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
335
Una volta che
INFONACOT
na vez que
no pueda ver tu alma
que es como un manantial
donde yo calmo
esta sed de fuego
todo será gris.
Y ni la suave brisa
de noviembre
devolverá aquella magia
de tener un atardecer
encerrado en una caricia
que en voz baja
te dijera
cuánto te ama.
Pero ya no queda
más remedio que aceptar
el dolor
de tu partida.
Ya que todo eso
eran palabras
que se irán con el viento
dejando tras de sí
336
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Una gran melancolía
porque nunca será
lo mismo de nuevo.
Una volta che
non riesca a vedere tua anima
che è come un sorgente
dove calmo spesso
questa sete di fuoco
tutto sara grigio.
E né la soffice brezza
da novembre
ritornerai quella magia
per avere un tramonto
bloccato in una carezza
che a voce bass
ho detto
quanto ti ama.
Ma non è più
scelta Che accettare
dolore
per la tua partenza.
É tutto quello
erano parole
che se ne andrai con il vento
lasciando dietro di sé
una grande malinconia
perché non si sarà mai
di nuovo lo stesso.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
337
A la mujer virtuosa que perdí….
Por: Edilberta Sánchez Anaya
S.A.E.
ecuerdo los tiempos en que unos ojos ajenos me
cautivaron
y mi mirada se desvió de tu mirar,
la falta de atención del día a día me hizo olvidar
los momentos a tu lado que siempre me hicieron
vibrar
Me di cuenta que perdía, lo que era mi ilusión
pero fui cautivado, por esa mujer ajena y
perdí la razón
esos ojos me miraron y encendieron mi pasión
a tal grado de perder del tiempo la noción…
Lo tenía todo en nuestro nido de amor
pero el pecado fue más fuerte en mi interior,
olvidé el juramento, que ante el altar te hiciera con fervor
Y fui a refugiarme en esa grande perdición
Pero tú, que sí estabas consciente de nuestro amor
luchaste para que la llama de nuestra pasión no se apagara
encendiste cuanta antorcha había a tu alrededor
y lograste que nuevamente mis ojos a ti voltearan
338
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Volví a mirarme en la profundidad de tus ojos,
la silueta de tu cuerpo nuevamente me envolvió,
el rocío de tus labios hacia ti me acercó
y me llevaste a recordar el amor que me cautivó…
Me di cuenta, cuán feliz era a tu lado,
y decidí dejar a esa mujer en el pasado
reconquistarte era mi única prioridad
pero el destino me mostró una cruel realidad
Pues tu vida se esfumaba con un dolor sin igual……
El dolor te consumió y con tu vida terminó…
hoy sólo quiero compartir este dolor
a los que se quejan de su mujer, de su amor….
y pierden todo por la mujer ajena….por una pasión.
Y a ti mujer virtuosa que luchaste con tesón
a ti que nunca te venciste y te entregaste con pasión
a ti mis mejores recuerdos hoy te doy,
a ti te digo que siempre vivirás en mi corazón…..
POESÍA
45
Juegos Bancarios
339
Entre lo bueno y lo malo
Por: Ernesto Abraham Chávez Fiesco
BANCA MIFEL
o bueno de estar cuerdo
radica en la posibilidad de recordar
acordarme
rememorar todas la locuras que cometo
Lo bueno de estar cuerdo
es que puedo saber que cuando vuelo
estoy cerca de romperme
los dientes
las piernas
la cabeza
todo el cuerpo
si caigo mal
en el agua
en el suelo
en el mismo cielo
y sin embargo
pase lo que pase
estaré lo suficientemente cuerdo
para recordar lo sucedido
Lo malo de estar loco
es que le aseguro
a aquél
al del espejo de cuerpo entero
340
POESÍA
45 Juegos Bancarios
que estoy cuerdo
y pienso que la lucidez me domina
que las noches me controlan
y que las aves son las únicas
que necesitan alas
Me repito cincuenta mil veces
que los aviones son necesarios
porque sin ellos no hay otra forma de volar
y que las caminatas largas
únicamente sirven
para aquellos que no traen ni un centavo
Lo malo de estar aquí
es que no me puedo mover para todos lados
y una sonrisa a veces no basta
porque me miran
y me dicen loco
y yo los veo y les digo cuerdos
No me entiendo
y eso no es nuevo
Basta
mejor saco mis alas del morral
y no me importa que me miren
que me barran como una basura estorbosa
que abran la boca y
que la nariz se les caiga al suelo
No me importa qué me digan
allá ellos
allá todos
amontonados
atragantados con su aburrida realidad.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
341
El cielo y las sábanas
Por: Ernesto Abraham Chávez Fiesco
BANCA MIFEL
l cielo y las sábanas.
¿Te has sentado
en el asiento largo
de los microbuses
viejos
duros
desenfrenados?
¿Te has sentado hasta atrás?
Justo en medio
para tener así una visión completa
de todas las luces rojas
que pasan delante
con destinos trazados
y extrañas veces modificados
¿Te has sentado hasta atrás?
Sola
con el ruido atacando
por todos lados
con los bolsillos vacíos
con las palabras secas
con la cabeza que se quedó
solitaria en la casa
con la respiración
entrecortada
por no saber lo que pasa
342
POESÍA
45 Juegos Bancarios
¿Te has sentado ahí?
Con ganas de seguir avanzando
con ganas de que el camino de asfalto
se vuelva arena
o pasto mojado
o campo de sueños
o de flores
pero no de desvelos
Con ganas de salir volando
¿Has tenido ganas de eso?
De salir por el parabrisas
y romperlo
sin que duela
sin que sangre la cabeza
sin gritos de pánico.
Ganas de salir volando
y agitar los brazos
sin sentir agobio
Y que el vértigo sean cosquillas
y el cielo la tierra
y la tierra las nubes
y las nubes tu cama
y tu cama
junto con las sábanas tibias
la paz
entera y total
La paz
que necesitabas
¿Te has sentado justo en medio
con ganas de que a todo se lo lleve
el diablo?
Y que por ahí
del cuarto o quinto círculo del infierno
llegue un ángel
un arcángel
o lo que sea
para que te lo devuelva todo
POESÍA
45
Juegos Bancarios
343
para que nada se vaya
y que se quede
tal como desde el inicio estaba
¿Te has sentado
con sueño?
Sintiendo todos los baches
los topes
las aceleraciones frenéticas
los caminos irregulares
sinuosos
congestionados
sintiéndolos y a la vez
tratando de engañar
a todas las mentiras
que uno va coleccionando
a lo largo de lo que dura
la vida diaria
Yo sí lo he hecho
y me dan ganas
de salir volando de este tráfico
posiblemente
también de que a todo se lo lleve el diablo
Olvidarme de cosas
agitar mis brazos
y acostarme en las nubes
convertidas en mi cama
Jalar las sábanas tibias
y encontrarte ahí
(profundamente dormida
cansada
por el largo viaje)
Y así quedarme a tu lado
esperando el descenso
el frío
olvidando para siempre que estamos
ya
muy lejos de nuestras casas.
344
POESÍA
45 Juegos Bancarios
Octubre 21
Por: José de Jesús Macías Vega
BBVA BANCOMER
nmerso en mi espacio,
tan frío, tan vacío;
tan invadido de abandono,
tan impregnado de soledad…….
En este Otoño que arranca,
un lamento de nostalgia;
por una añoranza tan perdida,
llena de intranquilidad y desaliento
Que pretende un poco de ternura
¡ No de conmiseración ¡
porque te llevaste mi alegría
y me devolviste……¡ Desesperación ¡
POESÍA
45
Juegos Bancarios
345
Elegía
BBVA BANCOMER
e pregunto…….¿ Cómo estarás ahora ?
han transcurrido cerca de veinte años
de no saber de ti, de irte borrando de mi alma
aunque todavía no te extingues totalmente de
mí.
¿ Acaso eres feliz ?
¿ Qué haces ?....... ¿ Cómo te va ?
¿ Dónde moras ?
¿ En alguna ocasión has querido saber de mí ?
¿ Imaginas tu vida a mi lado…..Tan llena de amor.
Cuando escuchas la palabra……Linda
Recuerdas que así yo te decía
o acaso en alguna fría noche de nostalgia
¿ Has sentido mi presencia en tu corazón ?
¿ O quizá cuando escuchas poesía
evocas los días cuando yo te escribía
cuando me escuchabas con tenue melancolía
suspirando y sonriendo con sutil ironía.
Es mucho el tiempo de no tener noticia tuyas
de verte desaparecer de mi espacio sin remedio
346
POESÍA
45 Juegos Bancarios
de desvanecer muy lentamente mi cariño hacia ti
de no extrañarte…… de desterrarte de mi interior.
Ahora…. ya no siento el amarte como ayer
pero aún tengo en mis labios el dulce de tu boca,
porque apareciste cuando yo más te necesitaba
y desapareciste al no necesitarme tu a mi…. ya más.
Sin embargo, furtivamente rondas en mis sueños
y ya ha pasado mucha distancia y tiempo,
…………………………………………………………
por ahora…….me conformaría tan solo con saber
si en alguna circunstancia de tu vida,
en tu pensamiento, en tu mente……en tu espíritu;
resucitaste por un pequeño momento mi recuerdo,
y me añoraste, me pensaste, me llamaste…..
y sentiste brevemente la necesidad de mi.
POESÍA
45
Juegos Bancarios
347
En el tiempo
BBVA BANCOMER
n el tiempo se inserta tu imagen a mi alma,
y despacio se agolpa a mi aflicción;
súbito despertar al reencontrarte,
remembranzas de algo que no pudo ser.
Mirada tuya de reojo me confunde,
hace que mi corazón vuelva a vibrar;
ensueño imposible, esperanza latente,
esquema que tú nunca ocuparás.
Contigo la incertidumbre fue un enorme infierno,
hacia un largo infinito que no alcanzaré;
sentimiento obstinado, a un sueño poco posible,
nostalgia olvidada, sonrisa fugaz.
La duda y un abismo se apoderan de mi entorno,
retomando un naufragio siempre sin ti;
la gloria no será mía jamás en el tiempo,
preludio de mi ocaso, presagiado a mí.
348
POESÍA
45 Juegos Bancarios

Cuento y ɉɄȐɕ̈Ǹ - Juegos Bancarios 2016

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