Cuentos Zic Zac Zoo

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Cuentos Zic Zac Zoo
Índice
Director ICIF Eugenio Grandío
Gerente de comunicación y mercadotecnia Cecilia Lozano
Coordinadora del proyecto Ana Rosa Castro
Jueces: Yanina Serdio, William López, Elvia Badillo, Saramaría Acuña, Gloria González,
Mauricio Ruschke, Tere Pardo, Cecilia Lozano y Ana Rosa Castro.
Las aventuras de Zic Zac Zoo
Bambolino 2
Ilustraciones: Moobil
Primera edición, diciembre de 2009
ISBN: 978-607-7651-XX-X
Impreso en México
Printed in Mexico
[3er lugar]
Autores: Jesús Gabriel Uribe Cantú y su mamá Sylvia Lydia Cantú Benavides
Colegio Highlands Monterrey / Bambolino 2
Clebear y Obee, la abeja mágica del diente
Una tarde
[1er lugar]
Autores: Norman Hagemeister Rangel de Alba y su mamá Mariana Rangel de Alba Plascencia
Highlands Preschool México /
Bambolino 3
¿Una orquesta bajo la lluvia?
[3er lugar]
Autores: Nicolás Pliego Escalante y su papá Agustín Pliego Abraham
Pinecrest Ciudad de México / Bambolino 3
Cuaqui y la montaña de juguetes
[2o lugar]
Autores: Hugo Conde Oreay su mamá Ana Teresa Orea Aranda
Instituto Cumbres Veracruz
Un gran susto en el armario
Reservados todos los derechos. Queda totalmente prohibida la reproducción, registro y transmisión total o parcial del contenido de esta publicación
(texto, ilustraciones, fotografías y demás material gráfico) por cualquier medio físico o electrónico sin previa autorización por escrito del editor.
[2o lugar]
Autores: Octavio Jarquín Navarro y su mamá Marcela Navarro Hajnal
Kinder Oakhill / Bambolino 2
© International Center for Integral Formation
Universidad Anáhuac Poniente
Av. Lomas Anáhuac s/n. Edificio Biblioteca
52786, Huixquilucan, Estado de México, México
© Editorial El Arca, S.A. de C.V.
Prado Norte núm. 565
Col. Lomas de Chapultepec
C.P. 11000
Del. Miguel Hidalgo
México, D.F.
Tel.: 5202 7198
La sorpresa para papá
[1er lugar]
Autores: Carlos Villanueva Garza y su mamá Patricia Garza González
Colegio Himalaya Monterrey / B3
6
10
14
20
28
32
K inder 1
Aprendí a volar
[3er lugar]
Autores: Andrés Gurza Muriel y su mamá Lorena Muriel de Gurza
Instituto Alpes Cumbres Guadalajara / Kinder 1
El corazón de Abee
[2o lugar]
Autores: Sofía Kalife Ibarra y su mamá Mónica Ibarra Elizondo de Kalife
38
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Oakhill Monterrey / Kinder 1-A Las tres canicas
[1er lugar]
Autores: Loreta Meléndes Gonzálezy su mamá Gabriela González Villalón
50
Instituto Highlands de Monterrey / K1
K inder 2
La cama mágica
[3er lugar]
Autores: Gustavo Eduardo Alvarez Vargas y su mamá Ana Lourdes Vargas Truqui
Kilimanjaro Villahermosa /Kinder 2
56
Un deseo muy especial
[2o lugar]
62
Un viaje a las estrellas
[1er lugar]
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Autores: Eduardo José Rodriguez Avilésy su mamá Ana Karina Avilés Montañez
Instituto Cumbres Mérida / Kinder 2 C
Autores: Lucía Duarte Ramírezy su mamá Delia Aline Ramírez Díaz
Kinder Oakhill, México, D.F. / K2
K inder 3
La casita de jengibre
[3er lugar]
Autores: María Paula Tijerina Juangorena y su mamá Minerva Juangorena de Tijerina
76
Highlands Monterrey / Kinder 3 B
La carrera de la generosidad
[2o lugar]
Autores: Patricia Villanueva Garza y su papá Carlos Alberto Villanueva Canales
Colegio Himalaya Monterrey / Kinder 3
Amigos espaciales y muy especiales
[1er lugar]
Autores: Mauricio Lubcke Salazar y su mamá María de los Ángeles Salazar de Lubcke
Instituto Cumbres Mérida / K3
Presentación
80
88
Bop, Abee y Yiga deseaban verdaderamente tener un libro de cuentos, el cual pudieran leer
una y otra vez y que éste los llevara a vivir increíbles aventuras con su imaginación. Por ello
decidieron pedir a todos los niños de los 57 preescolares en México que echaran a volar su
imaginación y escribieran sus aventuras. En sus cuentos debían reflejar los valores que se promueven en los grados de preescolar.
Recibieron muchos cuentos, seleccionar a los ganadores fue un proceso muy difícil, pero
después de varias reuniones con las demás mascotas Zic Zac Zoo, lograron por fin elegir a los
quince cuentos ganadores que les presentamos a continuación.
Clebear y Obee, la abeja mágica del diente
Autores: Octavio Jarquín Navarro
y su mamá Marcela Navarro Hajnal
Kinder Oakhill México / Bambolino 2
Había
una vez un osito travieso que se llamaba
Clebear. Vivía con sus papás y no tenía
hermanos pero sí muchos amigos. Clebear tenía dos años y le
gustaba mucho explorar su entorno, y cómo no, si este mundo
era un lugar fascinante, nuevo y maravilloso para él.
Sus papás le habían pedido en varias ocasiones que no
trepara las sillas, mesas y demás cosas que a Clebear le gustaba escalar porque se podía caer y lastimar, pero Clebear, en
ese afán por descubrir, no hacía caso y trepaba todo lo que
encontraba.
Cierto día, Clebear salió a pasear al parque con su mamá.
Ahí se encontró con Ozzy, Cuaqui y Quaqua y se fue feliz a jugar con ellos mientras su mamá lo observaba desde una banca.
–¡Ven, Ozzy! –le dijo Clebear a su amiga–. Traigo mi pelota roja que tanto te gusta. ¡Vamos a jugar!
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Las aventuras de Zic Zac Zoo
Ozzy lo siguió y jugó a la pelota con él. Pero mientras
estaban jugando, a Clebear le llamó la atención el armonioso
canto de un pajarito que estaba parado en la rama de un árbol. Sin pensarlo, dejó la pelota y corrió hacia el árbol para
intentar treparlo, pues quería ver más de cerca al ave.
Ozzy se puso triste porque Clebear la dejó por lo que se
fue a jugar con Cuaqui y Quaqua a la resbaladilla.
–No te preocupes, Ozzy –dijo Quaqua–. Ya sabemos que
Clebear no obedece a su mamá y prefiere investigar cosas nuevas pero peligrosas. Aquí jugaremos y nos divertiremos. Ojalá
Clebear no se caiga.
Clebear pudo escalar un poco, pero se resbaló y al ir cayendo se le apareció una abeja mágica que lo detuvo antes de
llegar al suelo.
Cleaber y Obee, la abeja mágica del diente • Segundo lugar • Bambolino 2
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cada vez que obedecía a mi mamá me salía
un diente nuevo, y así hasta que tuve mi
dentadura completa otra vez. Mis amigos me
empezaron a llamar Obee, la abeja mágica
del diente, pero mi mamá les dijo: «Tienen razón, pero ahora yo llamaré a mi hijo la abeja
«Obeediente».
Al oír esta historia, Clebear cayó suavemente al suelo sin lastimarse y se dio cuenta
de que la abeja había desaparecido. De inmediato corrió con su mamá:
–¡Mamá, mamá! –gritó–. Seré un oso bueno
y obediente y sólo treparé si alguien me ayuda.
Su mamá estaba feliz y lo abrazó y besó.
Clebear la abrazó con mucha fuerza y emoción. Después Clebear fue a darle un beso a
Ozzy y le pidió una disculpa por dejarla solita.
Desde entonces fue un osito obediente
pues entendió que serlo es la mejor protección
que puede tener para no estar en peligro ni
lastimarse, además de que no correrá el riesgo de ser grosero con sus amiguitos.
FIN
–¿Quién eres? –le preguntó Clebear a la
abeja, muy sorprendido.
–Soy Obee, la abeja mágica del diente.
Quise venir a ayudarte para que no te lastimaras y también para contarte mi historia.
–Pero, ¿por qué eres la abeja mágica del
diente? –preguntó Clebear.
–Verás –contestó Obee–, hasta hace poco
yo era una abeja muy traviesa y desobediente, no hacía caso a lo que mi mamá me decía.
Por ejemplo, ella me pedía no volar muy lejos
porque me podía perder, pero a mí me encan-
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Las aventuras de Zic Zac Zoo
taba ir a visitar nuevos lugares lejanos. Uno
de esos días en que volaba lejos me perdí, y
además me di cuenta de que se me había caído un diente. Busqué la manera de regresar a
casa y gracias a Dios lo logré. Sin embargo,
no aprendí la lección y seguí desobedeciendo,
pero cada vez que lo hacía se me iba cayendo
otro diente hasta que me quedé chimuela y ya
no podía comer ni sonreír. Entonces entendí
que eso me había pasado por desobedecer a
mi mamá y decidí ser obediente y no volar
lejos nunca más. A partir de ese momento,
Cleaber y Obee, la abeja mágica del diente • Segundo lugar • Bambolino 2
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El corazón de Abee
Autores: Sofía Kalife Ibarra
y su mamá Mónica Ibarra Elizondo
Oakhill Preschool Monterrey / Kinder 1
Una
tarde de verano, Abee y su
mamá estaban haciendo una manualidad con todas las cosas que guardaban
en una caja especial. Abee era una abejita
muy creativa y cada vez que hacía un trabajo en casa, imaginaba mucho para crear las
cosas más sorprendentes y divertidas con sus
pequeñas manitas.
Abee era hija única y esperaba con gran
impaciencia la llegada de su hermanito, que no
tardaría en nacer. Ella había propuesto que se
llamara Obee y sus papás estuvieron de acuerdo pues les parecía un bonito nombre.
Esa misma tarde, la mamá de Abee le
preguntó:
–¿Qué manualidad harás el día de hoy?
–Hoy quiero hacer algo súper especial
–contestó Abee muy entusiasmada–. ¡Hoy
quiero hacer a mi hermanito!
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Las aventuras de Zic Zac Zoo
Su mamá se quedó un poco confundida porque no sabía
cómo podía Abee hacer a su hermanito en una manualidad,
pero antes de que pudiera decir algo, Abee le dijo:
–Mira, mamá, vamos a hacer a mi hermanito de papel; yo
le pongo los ojos, tú la nariz, yo los brazos, tú el pelo, y así
hasta que lo terminemos.
Al ver la emoción con la que Abee imaginaba hacer a su
hermanito en papel, su mamá le dijo:
–Antes de empezar vamos a jugar un juego muy divertido,
¿quieres?
–Sí, mamá, me encantan los juegos –contestó Abee.
–Empezaremos por ponernos de pie y tú vas a nombrar las
partes de mi cuerpo –le dijo su mamá.
–Está bien –dijo Abee–. Veo que tienes cabeza, ojos, nariz
y boca; también tienes piernas, brazos, rodillas y dedos.
–Ahora es mi turno –dijo su mamá–. Yo veo una cabeza,
ojos, nariz, boca, rodillas, brazos, piernas…
El corazón de Abee • Segundo lugar • Kinder 1
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–¡Pues todas, mamá! Porque si no tuviera
toditas las partes del cuerpo no podría hacer
todas las cosas que yo hago.
– Pero en el mundo hay mucha gente que
no tiene alguna parte de su cuerpo y sin embargo puede hacer muchísimas cosas sorprendentes. Por ejemplo, hay quienes nadan sin
tener una pierna, o quienes pintan sin tener
brazos. Algunos hasta tocan un instrumento
musical sin poder escuchar. ¡Imagínate cuánto
han de trabajar para lograrlo!
Y así su mamá fue nombrando una a una
todas las partes del cuerpo de Abee, pero al
final le dijo:
–Además, veo que también tienes un corazón muy grande.
–¿Cómo puedes ver mi corazón, mami?
–preguntó Abee.
–No lo puedo ver, pero lo puedo sentir.
–respondió su mamá.
–¿Y cómo lo puedes sentir? –preguntó de
nuevo la abejita.
–Lo puedo sentir cuando te ríes, cuando
me abrazas, cuando me cantas, cuando me
miras, cuando rezas…
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Las aventuras de Zic Zac Zoo
–¡Qué padre, mamá! Yo también quiero
ver el corazón de todas las personas –dijo
Abee muy entusiasmada.
–Claro que puedes, Abee. Sólo tienes que
ver a las personas con amor: el corazón les
saltará de emoción y entonces lo podrás ver.
Abee estaba sorprendida por todo lo que
su mamá le estaba diciendo. De pronto dijo:
–Entonces mi hermanito puede nacer sin
alguna parte del cuerpo, ¿verdad, mamá?
–Sí, Abee –contestó su mamá.
–Y si nace así, ¿quiere decir que está descompuesto?
–No, Abee, claro que no –le explicó su
mamá–. Los niños que nacen sin alguna parte
de su cuerpo no están descompuestos, son especiales. Dios los manda con tanto amor que
no necesitan esa parte de su cuerpo para ser
felices y para hacer felices a los demás. Estos
niños especiales son angelitos que vienen al
mundo a darnos mucho amor, por eso debemos cuidarlos, protegerlos y llenarlos de amor
para que se sientan muy felices.
–Mamá, y si mi hermanito Obee naciera
sin ojos, ¿cómo podría verme? –preguntó la
abejita muy intrigada.
Cuando terminaron de jugar, la mamá de
Abee le dijo:
–Ahora dime, ¿qué partes del cuerpo crees
que tendrá tu hermanito Obee cuando nazca?
Abee se quedó muy pensativa y después
de un minuto contestó:
El corazón de Abee • Segundo lugar • Kinder 1
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–Te vería a través de sus manos –dijo su mamá.
–Y si no tuviera manos, ¿cómo me vería?
–Te vería por medio de tu voz.
–Y si no tuviera oídos, ¿cómo le haría?
–Te vería con su corazón, Abee, porque hay algo que todas las personas tenemos y es lo que nos hace ser buenos. No
importa si no tenemos alguna parte de nuestro cuerpo, lo importante es que todos tenemos un corazón tan grande que nos
hace amar lo que Dios nos da día con día, y ese mismo corazón nos hace agradecerle a Dios lo hermoso que es vivir.
–¡Tengo una idea, mamá! –dijo Abee–. Ahora todas las
noches le voy a dar gracias a Dios por mis ojitos, por mis rodillas, por mis brazos, por mi cabeza, por mis oídos y por mis
deditos, pero además también le voy a agradecer por todos
los niños especiales que nos manda y porque me dio mi corazón para querer a todos por igual.
–Muy bien –dijo su mamá–. Eres una niña
muy inteligente y además muy buena. ¿Qué
te parece si ahora sí hacemos a tu hermanito
en papel?
–Sí, mamá –respondió Abee–. Lo primero
que le voy a dibujar es su corazón.
Esa tarde Abee aprendió una gran lección:
darle gracias a Dios por todas y cada una de
las partes de su cuerpo, y en especial por su
corazón, el cual no puede ver pero sí puede
sentir. También aprendió que no importa si
su hermanito nace con todas las partes de
su cuerpo o si le falta alguna de ellas, pues
mientras tenga corazón, todo lo demás sale
sobrando.
FIN
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Las aventuras de Zic Zac Zoo
El corazón de Abee • Segundo lugar • Kinder 1
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La cama mágica
Autores: Gustavo Eduardo Álvarez Vargas
y su mamá Ana Lourdes Vargas Truqui
Insituto Cumbres Villahermosa / Kinder 2
Había
una vez una jirafa llamada
Fafa. Todas las noches, Fafa
se iba a dormir muy feliz por haber tenido un
día súper divertido, pero no se iba a su cama,
sino a la cama de sus papás por diferentes
razones: unas veces sentía mucho frío, otras
más tenía sueños feos que lo llenaban de miedo, y algunas otras le daba tos. Al irse a la
cama con papá y mamá, éstos lo abrazaban,
lo llenaban de besitos con mucho cariño, y
todo el frío, el miedo y las molestias desaparecían como por arte de magia.
Por eso Fafa decía que la cama de sus
papás era una cama mágica, ya que cada vez
que dormía en ella, todo lo malo se le quitaba: el frío, las molestias y hasta el miedo. La
cama de sus papás lo solucionaba todo.
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Las aventuras de Zic Zac Zoo
Un día, al llegar de la escuela, Fafa sintió
mucha curiosidad de saber por qué la cama
de sus papás tenía esa magia tan maravillosa
y se fue a revisarla para ver si podía averiguar algo. Muy entusiasmado por ver lo que
descubriría, buscó debajo de la cama pero no
encontró nada. Se dedicó a mirar por todas
partes, por abajo, por arriba, a los lados,
hasta levantó el colchón con mucho trabajo
puespesaba bastante, pero no pudo ver nada
interesante.
Más tarde, su mamá lo llamó a comer
mientras él seguía buscando con mucho cuidado, pero no encontró nada que le dijera por
qué la cama tenía esa magia. Entonces Fafa
bajó muy hambriento a comer. Al terminar,
recogió su plato, agradeció por la deliciosa comida que hizo su mamá y subió a su cuarto.
La cama mágica • Tercer lugar • Kinder 2
57
Fafa era todo un experto en tecnología y
le encantaba usar la computadora, así que se
le ocurrió que podía buscar en Internet algo
que le ayudara a entender la magia que había
en la cama de sus papás.
–Seguro aquí encontraré la respuesta a
mi duda –pensó–. ¿Cómo no se me ocurrió
antes?»
En el buscador escribió diferentes palabras, como camas de papás, cama mágica,
cama con magia o magias de camas, pero no
encontró ningún resultado que le explicara lo
que pasaba con la cama de sus papás.
–¡Ya sé! –dijo Fafa después de pensar un
largo rato–. Iré con mi amiga Yiga. Ella siempre resuelve todo tipo de casos.
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Las aventuras de Zic Zac Zoo
Entonces Fafa fue con ella y le pidió ayuda para descubrir qué tenía la cama de sus
papás que siempre que se sentía mal hacía
desaparecer todos sus males.
–Claro, amigo Fafa –le respondió Yiga
felizmente–. Con mucho gusto te ayudaré a
encontrar la respuesta a tu caso.
–¡Muchas gracias, amiga! –contestó
Fafa–. Sabía que podía contar contigo. Estoy
seguro de que tú me ayudarás a encontrar
una respuesta.
Yiga empezó a buscar pistas. Fue a ver
la cama de los papás de Fafa; la revisó muy
bien, de arriba abajo y hasta con una lupa,
pero no encontró nada. Después Yiga se fue a
su casa y fue a revisar su camita, rinconcito
por rinconcito, pero tampoco tuvo suerte.
La cama mágica • Tercer lugar • Kinder 2
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De pronto, al buscar en la parte de atrás
de su cama encontró su cobijita de colores
que tenía perdida.
–¡Claro! –se dijo–. No la encontraba porque mientras dormía se me cayó de la cama y
al quejarme del frío, mi mami vino, me tapó,
me abrazó y me llenó de muchos besitos…
¡hasta que el frío desapareció como por arte
de magia! ¡Ajá! ¡Lo tengo! ¡Misterio resuelto!
Pero Fafa no parecía entender por qué
Yiga decía que había resuelto el misterio. Entonces Yiga le explicó:
–¡Claro! No es que la cama de tus papás
tenga magia, ni tampoco mi camita. La verdadera magia está en el gran amor que papá
y mamá nos dan con todos sus cuidados y
cariños. ¡Eso es lo que hace que todos los males y miedos desaparezcan!
Fafa y Yiga se pusieron muy contentos de
saber cuánto los querían sus papás, y pudieron entender que en realidad no había ninguna magia en sus camas, sino que era el amor
tan grande que les tenían el que hacía que el
frío se quitara y los sueños malos desaparecieran. Fafa le dio las gracias a su amiga Yiga
por haberlo ayudado a resolver su misterio y
por el gran favor que le hizo.
Esa noche, cuando Fafa se fue a dormir,
se acostó en su cama con una gran sonrisa en
su carita pues sabía que sus papás siempre
estarían ahí para darle amor, cariño y ayudarlo en todo lo que necesitara. Después de
esa noche, Fafa nunca más tuvo que irse a
dormir a la cama de sus papás, porque había
entendido que la verdadera magia estaba en
su corazón y en el amor de su familia.
FIN
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Las aventuras de Zic Zac Zoo
La cama mágica • Tercer lugar • Kinder 2
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Un deseo muy especial
Autores: Eduardo José Rodríguez Avilés
y su mamá Ana Karina Avilés Montañez
Instituto Cumbres Mérida / Kinder 2
Brillaba
por la ventana una estrella tan hermosa que
el pequeño Fafa no pudo evitar pedir un deseo. Fafa era un niño de tan sólo cuatro años
que, sentado frente a su computadora nueva,
miraba a través de la ventana lo hermosa y
triste que lucía la noche.
De entre todas las cosas que puede desear
un niño de cuatro años, el deseo de Fafa era
especial y muy difícil de realizar: él siempre
había deseado tener un hermano mayor, sin
embargo, sabía muy bien que eso era imposible pues su papá le había explicado desde
que él era muy pequeñito que Diosito le había
dado a mamá la oportunidad de tener sólo un
hijo maravilloso y especial: Fafa.
62
Las aventuras de Zic Zac Zoo
Como cualquier hijo único, Fafa se sentía
especialmente solo cuando sus papas tenían
que salir a trabajar y no podían estar con él.
Por eso, sabiendo lo mucho que a su hijo le
gustaba la tecnología, los padres de Fafa le
regalaron una computadora, pero ésta no era
una computadora cualquiera: contaba con
una cámara de video que le permitía conocer
gente de todas partes del mundo.
El pequeño Fafa le pedía todas las tardes
a su padre que lo ayudara a ponerse en contacto con su prima Yiga para poder platicar
con ella.
Una tarde en la que Fafa estaba platicando con Yiga sucedió algo extraño: la imagen
de la computadora se borró por completo.
Fafa trató de recordar lo que su papá hacía
para que él pudiera ver a su prima, así que
apretó un montón de botones en el teclado
de la computadora hasta que por fin apareció
una imagen, pero para sorpresa del pequeño
Fafa no se trataba de su prima, sino de un
niño mayor quien al mirarlo sonrió y le dijo:
–Hola, soy Bop. Vivo en Tijuana. ¿Cuál es
tu nombre?
Un deseo muy especial • Segundo lugar • Kinder 2
63
Fafa estaba sorprendido y no sabía qué
hacer. Después de todo, sus padres siempre le
habían dicho que no debía hablar con extraños. Sin embargo, había algo en el rostro de
aquel niño que reflejaba una alegría desconocida para Fafa, así que decidió responderle:
–Me llamo Fafa y vivo en Mérida.
Bob sonrió y continuó haciéndole preguntas a Fafa, quien no pudo evitar responderle y
de igual forma preguntarle muchísimas cosas
más. Las horas pasaron sin que los dos pequeños lo notaran, sino hasta que la puerta
del cuarto de Fafa se abrió y su padre entró
en la habitación.
Su papá se extrañó al notar que su hijo
no estaba platicando con Yiga, sino con un
nuevo amigo. Era inusual ver a Fafa haciendo
nuevos amigos ya que desde muy pequeño
había sido un niño solitario y muy callado. El
padre se sentó junto a su hijo y le preguntó
a Bop dónde estaban sus padres. Los ojos de
Bop, que hasta ese momento irradiaban un
hermoso brillo, se apagaron.
–Hace un mes, Diosito los llamó a su lado
y desde entonces vivo en una casa hogar en
las afueras de la ciudad –respondió Bop.
64
Las aventuras de Zic Zac Zoo
Todos se quedaron muy callados y fue un momento muy
incómodo y triste. El padre de Fafa rompió el silencio diciendo
que era un gusto haber conocido a Bop y que aunque ya era
muy tarde y era hora de ir a dormir, le prometía que al día
siguiente Fafa se pondría nuevamente en contacto con él a la
misma hora para que pudieran seguir platicando.
Esa noche Fafa abrazó con fuerza a sus padres y les dijo
lo mucho que los amaba. Los tres se tomaron de la mano para
hacer juntos la oración de la noche y en silencio el pequeño
pidió por su nuevo amigo para que pronto pudiera encontrar
una nueva familia que lo amara tanto como sus padres lo
amaban a él. Por primera vez en mucho tiempo, Fafa se sintió
afortunado de vivir en su propio hogar.
Un deseo muy especial • Segundo lugar • Kinder 2
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Fafa y Bop se ponían en contacto todas las tardes y poco
a poco se fueron haciendo grandes amigos. Fafa admiraba
muchísimo a su amigo porque sin importar lo difícil que puede
ser vivir lejos de mamá y papá, Bop no había perdido el entusiasmo y la alegría para hacer todas las cosas que hacía. Muchas veces hasta le daba sabios consejos a Fafa, pues le decía
que debía salir con más frecuencia y hacer nuevos amigos.
Una tarde, Fafa notó mucha tristeza en los ojos de Bop,
así que le preguntó si algo andaba mal. Tras pensarlo un momento, su amigo le confesó que pronto lo enviarían a una nueva casa hogar porque iba a cumplir seis años y a los niños mayores los tenían en una casa distinta. Fafa trató de alegrarlo
diciéndole que sería una oportunidad de conocer gente nueva,
pero Bop le dijo que lo que le entristecía era que en ese nuevo
lugar no había computadoras, así que tal vez no podrían volver a hablar de nuevo.
66
Las aventuras de Zic Zac Zoo
Aquella noche Fafa no pudo dormir tranquilo pues sólo
podía pensar en que su amigo viviría en un lugar lejano y desconocido y quizá nunca más volvería a saber de él.
Los días que siguieron transcurrieron lentos y tristes. Cada
tarde, Fafa y su padre trataban de contactar a Bop sin tener
éxito. Los padres de Fafa estaban muy preocupados por su
hijo, así que trataron de animarlo recordándole que pronto sería su cumpleaños y que debían organizar una linda fiesta a la
que asistirían todos sus amigos. A Fafa le gustó la idea, pero
no podía evitar pensar en lo mucho que le habría gustado que
Bop pudiera asistir.
El tiempo pasó rápidamente. Era 29 de junio, día del cumpleaños de Fafa. Esa mañana era muy hermosa y Fafa se levantó más temprano de lo usual pues estaba muy ansioso por
ir a su propia fiesta de cumpleaños.
Un deseo muy especial • Segundo lugar • Kinder 2
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La familia se subió al auto para ir a la
fiesta, pero Fafa notó que el camino se hacía
muy largo y le preguntó a su padre por qué
tardaban tanto en llegar. El papá le contestó
que él y su madre le tenían un regalo muy especial, pero había que pasar a buscarlo antes
de ir a la fiesta.
Fafa estaba ansioso por ver el regalo, así
que se sorprendió muchísimo cuando su padre
se estacionó en el aeropuerto. Bajaron todos
juntos y cruzaron la gran puerta del lugar.
Fue entonces cuando Fafa se dio cuenta de
todo. Ahí frente a él estaba el mejor regalo de
todos: ¡su amigo Bop había venido a su fiesta
de cumpleaños!
Fafa corrió a abrazar a su amigo y les
agradeció a sus padres por la sorpresa. Bop
sonrió y le dijo:
–No traigo ningún regalo para ti, pero si
me aceptas como tu hermano mayor compartiremos juntos millones de aventuras.
68
Las aventuras de Zic Zac Zoo
Fafa miró a sus padres y les preguntó si
eso era verdad, si Bop podía ser su hermano
mayor, y éstos le contestaron:
–¡Feliz cumpleaños, hijo!
Esa noche Fafa miró a su nuevo hermano
durmiendo en una cama al lado de la suya y
se sintió más feliz que nunca. Se asomó por
la ventana y vio una hermosa estrella que
brillaba esa noche esperando que algún otro
niño mirara al cielo y con mucha fe pidiera un
deseo desde lo más profundo de su corazón.
Ésta es la moraleja: al igual que Bop, hay
que vivir la vida con alegría y entusiasmo sin
importar lo difíciles o imposibles que parezcan
ser las cosas, y como Fafa, hay que mirar al
cielo y pedir con mucha fe, sabiendo que siempre seremos escuchados. No hay que olvidar
que Jesús nos concede grandes milagros.
FIN
Un deseo muy especial • Segundo lugar • Kinder 2
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Un viaje a las estrellas
Autores: Lucía Duarte Ramírez
y su mamá Delia Aline Ramírez Díaz
Kinder Oakhill México / Kinder 2
Era
una noche tranquila y despejada. No había ninguna
nube tapando el brillo de las miles de estrellas que
colgaban del cielo ni el resplandor de la redonda luna que iluminaba las caritas de Fafa y Yiga, quienes estaban asomados
a la ventana.
–¡Qué bonito es el cielo de noche! –comentó Yiga a su
hermano.
–Sí –dijo Fafa–. ¿Sabías que cada día nacen nuevas estrellas?
–¡Guau! ¿En serio? ¿Y por qué brillan tanto, Fafa?
–Dice papá que cada estrella tiene la tarea de iluminar el
cielo, pero como una sola no puede, por eso nacen más y más.
¡Mira! Ésa es la constelación llamada Osa Mayor, y ésa de
allá es la Osa Menor.
–¿Qué es una constelación, Fafa? –preguntó Yiga.
–Es un grupo de estrellas que forman figuras –le explicó Fafa.
–Yo quiero ir a las estrellas. ¿Cómo podríamos llegar hasta
ellas?
–Pues… ¡En un cohete espacial! –dijo Fafa emocionado.
–¡Construyamos uno, Fafa! ¡Vayamos volando al cielo estrellado!
70
Las aventuras de Zic Zac Zoo
–Está bien, Yiga. Mañana investigaré en mi computadora
y en mis libros cómo construir uno.
A la mañana siguiente, Fafa despertó muy temprano pues
había soñado con el viaje a las estrellas y en su sueño tuvo
una idea sobre cómo construir cohetes. Inmediatamente se
levantó para dibujar la nave que los llevaría a la aventura.
–¡Listo, Yiga! –le dijo a su hermana mientras le enseñaba
su dibujo–. ¡Éste es nuestro cohete espacial!
–¡Qué bien, Fafa! ¿Y cómo lo construiremos?
–Mira, ven, en el taller de papá hay muchas herramientas
y material.
Toda la mañana intentaron construir su nave. Primero vieron un bote viejo de basura, pero era demasiado pesado. Luego hallaron una caja de cartón, pero fue demasiado frágil y se
rompió en cuanto se subieron. Luego encontraron un cajón de
madera, pero era tan pequeño que no cabían los dos juntos.
–¡Qué difícil es construir una nave espacial, Yiga! Creo que
nunca lo lograremos –dijo Fafa triste y desanimado.
Un viaje a las estrellas • Primer lugar • Kinder 2
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–¿Pero cómo lo haremos? –preguntó Bop.
–Muy sencillo –dijo Yiga–. Síganme y les
explicaré…
Todos siguieron a Yiga y pasaron la tarde
trabajando en casa de Cuaqui y Quaqua para
poder «traer las estrellas» y alegrar a Fafa.
Cuando por fin terminaron, Yiga buscó a
Fafa para invitarlo a la aventura.
–¡Ven, Fafa! –le dijo–. Tenemos una sorpresa para ti.
Su mamá los llamó a desayunar y abandonaron el proyecto del viaje a las estrellas.
Durante el día se encontraron en el jardín con
sus amiguitos de Zic Zac Zoo: Bop y Mopy, los
castores; Cuaqui y Quaqua, los patitos, y Obee
y Abee, las abejitas. Todos jugaban menos
Fafa, quien se sentía muy decepcionado por el
fracaso en la construcción de su nave espacial.
–¿Qué le pasa a Fafa, Yiga? –preguntaron
sus amiguitos.
–Está muy triste porque hoy intentamos
construir una nave espacial para viajar a las
estrellas y no pudimos hacerlo. Todo nos salió
mal –dijo Yiga.
72
Las aventuras de Zic Zac Zoo
Todos se sentaron para pensar cómo podrían ayudar a Fafa a construir su nave espacial. Cada uno mencionaba una idea, pero a
Fafa nada le parecía bien, pensaba que ningún
plan funcionaría. Estaba tan triste que decidió
regresar a casa con mamá. Pero, de repente,
Yiga tuvo una idea:
–¡Amigos, si no podemos construir una
nave espacial para llegar a las estrellas, entonces hagamos que las estrellas vengan a
nosotros!
–¿Qué? ¡No entiendo nada! –dijo Cuaqui.
–¡Claro! –dijo Abee–. Tienes toda la razón, Yiga. ¡Hagámoslo!
Al llegar a casa de Cuaqui, Yiga le colocó
en la cabeza una bolsa de papel que tenía
unos orificios para los ojos.
–Éste es tu casco de astronauta, Fafa.
¿Listo para viajar al espacio?
–¡Listo!… Eso creo… –dijo Fafa sorprendido.
A la entrada de la habitación de Cuaqui
se encontraron con un túnel hecho con un
bote sin fondo y lo atravesaron. Del otro lado
del túnel entraron a la habitación un poco
oscura en donde podían verse pequeñas y
grandes estrellas luminosas hechas con papel
plateado colgando del techo y pegadas en las
paredes, pero no sólo eso, sino que cada una
formaba parte de una constelación.
Un viaje a las estrellas • Primer lugar • Kinder 2
73
–¡Esa es la Osa Mayor! –exclamó Fafa.
–¡Sí! –dijo Obee–. Y esta otra es la Osa Menor.
–Por aquí está la luna –dijo Quaqua señalando una gran
esfera de papel iluminada por una pequeña lámpara.
–Y por aquí está nuestro planeta, la Tierra –dijo Mopy
mientras le mostraba a Fafa un globo terráqueo–. Se lo pedí
prestado a mi papá.
–Y los planetas son nuestras pelotas, ¿ves, Fafa? –dijo Yiga.
Los chicos jugaron durante horas y se divirtieron muchísimo. Fafa estaba realmente feliz:
–¡Amigos! Esto nunca me lo hubiera imaginado. ¡Hemos
tenido una aventura increíble!
–Y lo mejor de todo es que aprendimos que con entusiasmo podemos lograr cosas increíbles –le dijo Yiga.
74
Las aventuras de Zic Zac Zoo
–Tienes razón, Yiga. Yo me había desanimado tanto que
ya no tenía ganas de hacer nada ni de pensar en nada.
–Sí, la tristeza no nos deja hacer las cosas bien, nos tapa
los ojos de la imaginación y nos quita las ganas de pensar e
inventar nuevas ideas –agregó Bop.
–Pero la alegría y el entusiasmo son como estrellas que
brillan en nuestra mente y nos iluminan para poder volar donde queramos –dijo Abee.
–¡Claro! –afirmó Yiga–. Y cada uno de nosotros es como
una estrella. ¡Tenemos la tarea de iluminar el mundo contagiando nuestra alegría y entusiasmo a los demás!
–¡Iluminemos el mundo entero! –dijeron todos los chicos
felices.
FIN
Un viaje a las estrellas • Primer lugar • Kinder 2
75
La casita de jengibre
Autores: María Paula Tijerina Juangorena
y su mamá Minerva Juangorena Robledo
Colegio Highlands Monterrey / Kinder 3
Como todos los días, miss Angie comenzó con una oración
y luego les explicó a todos que las casitas que construirían
serían el regalo de Navidad para miss Luciana, la directora
del colegio. Les repartió a cada uno su material y les dijo que
podían comenzar y que se portaran muy bien mientras ella
revisaba unos exámenes en su escritorio.
Mopy tenía galletas cuadradas, chocolates y betún. A Bop
le tocaron galletas en forma de triángulo, gomitas de estrella
y chispas de colores. Fafa también tenía galletas, pero eran
redondas, además de unos palitos de madera, mientras que a
Yiga sólo le dieron betún verde y un cartón. Obee tenía algunos malvaviscos y un cartón cuadrado parecido al de Abee, a
quien la miss también le había dado unas gomitas alargadas y
chocolates de colores.
Era
un día muy frío del mes de diciembre. Hacía tanto frío que muchos alumnos de preescolar habían
faltado al colegio. Eran tan poquitos niños que todos los que
iban llegando cabían en un solo salón.
A pesar del frío, Bop y Mopy estaban ansiosos y muy
contentos de hacer el proyecto que miss Angie les había platicado el día anterior.
–¡Bop, no puedo esperar para empezar a hacer mi casita
de jengibre! –dijo Mopy–. Mira todo el material que miss Angie nos tiene preparado: las galletas, las gomitas, el betún…
¡Estoy tan emocionada!
–Mi casita será la mejor –contestó Bop.
76
Las aventuras de Zic Zac Zoo
La casita de jengibre • Tercer lugar • Kinder 3
77
Cada uno de ellos empezó a hacer su casita con mucho entusiasmo, pero después de un
rato, Mopy se dio cuenta de que su casita no
se veía como una casita, sino como un corral
donde se guardan los animalitos de la granja.
Bop también notó que su casita parecía más
bien una pirámide o el techo de una casa,
porque todo tenía forma de triángulo.
Fafa hizo unos bellos arbolitos con sus
galletas redondas y sus palitos de madera,
pero con lo que tenía jamás podría formar
una casita.
Yiga pensó y pensó qué podía hacer con
sólo betún y comenzó a ponerlo sobre el cartón. Éste sería el jardín de su bella casita,
pero ¿con qué la construiría?
78
Las aventuras de Zic Zac Zoo
Obee comenzó a dibujar sobre el cartón y
con los malvaviscos fue formando hermosas
flores.
–Éstas serán el complemento perfecto
para el jardín de mi casita –pensó–. Pero,
¿dónde está mi casita?
Abee se imaginó que su cartón serviría
para hacer el cielo que estaría atrás de su casita y comenzó a dibujar nubes y a pegar
los chocolates azules que miss Angie le había
dado, pero se hizo la misma pregunta que
sus compañeros: ¿cómo haría su casita?
Bop y Mopy se miraron. Todos
estaban pensando cómo le iban a
hacer para formar, con lo que tenían,
una hermosa casita de jengibre.
–¡Ya sé! ¡Tengo una idea! –dijo Mopy–. Juntaremos todo
lo que hemos hecho por separado y con eso construiremos la
más hermosa casita de jengibre que jamás se haya visto.
Bop no estaba muy convencido. Él se había imaginado que
su casita sería la mejor. Pero luego lo pensó bien y dijo:
–¡Ésa es una excelente idea! Creo que así será la mejor y
más grande casita.
–¡Urra! –dijeron todos al mismo tiempo.
Miss Angie, muy contenta, observaba cómo todos trabajaban en equipo y formaban un hermoso proyecto.
–¡Feliz Navidad! –gritaron todos cuando miss Luciana entró al salón.
Juntos le entregaron el más bello regalo que ella hubiera
podido imaginar: una casita hecha con generosidad, ayuda
mutua y, sobre todo, mucho amor.
FIN
La casita de jengibre • Tercer lugar • Kinder 3
79
La carrera de la generosidad
Autores: Patricia Villanueva Garza
y su mamá Patricia Garza González
Colegio Himalaya Monterrey / Kinder 3
Faltaban
sólo dos días para el gran acontecimiento: la carrera de los 2K, el evento deportivo más importante del ciclo escolar. Bop y todos sus
amigos se habían inscrito para participar, solamente Fafa quedaba fuera de la lista. Fafa era una jirafita muy especial pues
sus patitas eran diferentes de las de todos los demás. Él debía
usar una silla de ruedas para trasladarse de un lugar a otro, y
aunque no podía caminar ni correr ni saltar como sus compañeros, Fafa era un animalito muy inteligente. Le encantaban
las computadoras porque con ellas aprendía y conocía sitios
que de otra manera no podría explorar.
Como Bop era el mayor del grupo, siempre estaba organizando y planeando las actividades de su «pandilla», como él
llamaba a su grupo de amigos, y así todos juntos entrenaban
duro y se preparaban para la gran carrera. Bop pronto se dio
cuenta de que Fafa estaba muy triste porque veía a todos sus
amigos entrenar muy emocionados y él no podría participar.
80
Las aventuras de Zic Zac Zoo
–No te preocupes, Fafa –le dijo a la jirafita–. Encontraremos la forma para que puedas participar en la carrera del colegio junto
con todos nosotros. ¡Pensaremos en algún
plan y ya veras que todo saldrá muy bien!
–Gracias, Bop, pero eso es imposible…
Nunca podré correr como ustedes –le contestó Fafa. Bop reunió a todos sus amigos y les
platicó su gran idea:
–Conseguiremos una silla de ruedas deportiva, sentaremos a Fafa en ella y entre todos lo empujaremos hasta llegar a la meta—
les dijo.
Jumpy, el conejo, el más pequeño de todos, se puso muy contento y se ofreció a hacer un gran esfuerzo y brincar muy alto para
ayudar a Fafa a llegar a la meta.
Obee y Abee, las abejitas, pensaron en
atarse con un listón a la jirafita y volar lo
más rápido posible para, desde lo alto, empujar la silla de ruedas.
Los patitosCuaqui y Quaqua no paraban de cantar, pues estaban muy contentos
de poder ayudar a su gran amigo. Y Mopy,
la hermanita de Bop, dijo a su hermano que
ayudaría a Fafa a cumplir su sueño.
La carrera de la generosidad • Segundo lugar • Kinder 3
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–¿Qué te pasa, Clebear? Te veo muy pensativo –dijo Bop al osito.
–Pues no estoy de acuerdo en perder el
tiempo ayudando a Fafa –contestó Clebear
un tanto molesto–. Así no podremos ganar la
carrera, iremos tan despacio empujando la silla de ruedas que nunca llegaremos a la meta.
–No seas tan egoísta, Clebear –le dijo
Bop–. Debemos ayudarnos unos a otros, y
ahora es Fafa quien necesita de sus amigos.
¡Planearemos muy bien lo que vamos a hacer
y seguro llegaremos a la meta!
Bop consiguió una silla de ruedas deportiva para Fafa y, junto con sus amigos, le pusieron llantas nuevas, la limpiaron muy bien,
le cambiaron el asiento y la pintaron de
color rojo. Al terminar fueron a casa de Fafa
para darle la gran noticia. La jirafita estaba
jugando con su computadora y, al escuchar
el plan de Bop para que pudiera entrar a la
carrera, se puso muy contento.
82
Las aventuras de Zic Zac Zoo
El gran día, uno a uno fue llegando al lugar del evento. Bop venía cargando a su amigo Fafa. Jumpy, Cuaqui y los demás amigos
venían detrás cantando y echándole muchas
porras a la jirafita. El que no aparecía era
Obee con la silla de ruedas deportiva.
–Corre a buscar a Obee porque la carrera
ya va a empezar –le dijo Bop al osito Clebear.
–No cuentes conmigo –contestó–. Correré
la carrera yo solo porque quiero ganar, y si
ayudo a Fafa no podré llegar en primer lugar.
Aunque Bop trató de hacer entender a
Clebear que debía ser generoso y apoyar a su
amigo Fafa, éste no cedió y se adelantó a prepararse para iniciar la carrera.
La carrera estaba a punto de comenzar y
Fafa no podría participar en ella si no llegaba
su silla de ruedas.
–¡Esperen! ¡Esperen! ¡Ya viene Obee con la
silla de ruedas! ¡Esperen, por favor! –gritaba
Bop.
La carrera de la generosidad • Segundo lugar • Kinder 3
83
A lo lejos se veía ya a Obee volando muy rápido para
llegar a tiempo. Jumpy, Quaqua y Mopy lo alcanzaron para
ayudarle a empujar la silla. Pidieron permiso para poner a
Fafa al frente, pero Clebear no los dejó pasar, así que tuvieron
que empezar la carrera detrás de él.
–¡En sus marcas…! ¡Listos…! ¡Fuera!
La carrera dio inicio. Jumpy, el conejo saltarín, pegó de
brincos para poder empujar la silla. Él y Mopy hicieron que
Fafa avanzara por las calles donde se llevaba a cabo la gran
carrera. Bop dirigía a todo el grupo:
–¡A la izquierda! ¡Cuidado! ¡Más rápido! –les gritaba.
Al ver tan cansados a Jumpy y Mopy, Obee y Abee decidieron ayudar a la jirafita y, aleteando lo más rápido que pudieron, lograron que la silla siguiera su camino a gran velocidad.
Todo iba de maravilla. Estaban en los primeros lugares cuando llegaron a una gran subida en la que Clebear los sobrepasó.
–¡Adiós, amigos! Los espero en la meta… –les dijo en tono
burlón.
Esto enojó mucho a Bop, quien les dijo a sus amigos:
–¡Ánimo, compañeros! ¡Hagamos un último esfuerzo, estamos a punto de lograrlo!
Al escucharlo, Fafa, muy emocionada, les gritó:
–¡Gracias, amigos, por su esfuerzo! No importa que no
ganemos la carrera, lo importante es participar.
Los animalitos siguieron empujando la silla de ruedas tan
rápido como pudieron y llegaron a la parte más alta de la pista. No lograban alcanzar a Clebear, quien seguía burlándose
de Fafa. Al llegar a la cima, vieron la línea de meta y se dieron cuenta de que les faltaba muy poco.
84
Las aventuras de Zic Zac Zoo
La carrera de la generosidad • Segundo lugar • Kinder 3
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Y así fue como Fafa llegó en primer lugar
a la meta. Uno a uno, los demás amigos fueron llegando cansados de tanto correr. En la
línea de meta, Fafa los recibió con un gran
abrazo y les dio las gracias por el esfuerzo
que hicieron y por haberle dado una satisfacción tan grande que nunca terminaría de
agradecerles.
–Esta medalla de oro no es para mí –dijo
Fafa durante la premiación–. Es para mis
amigos que, trabajando en equipo bajo la dirección de Bop, lograron que yo ganara esta
carrera. ¡Así que pasen todos ustedes a recibir
esta medalla junto conmigo!
Fafa lloraba de alegría y no se cansaba de
agradecer a Bop por su brillante idea.
Clebear, al darse cuenta del error que
había cometido con su actitud tan egoísta, se
acercó a sus amigos para pedirles una disculpa y externó a Bop su admiración por el valor
que tuvo para organizar a todo el grupo y
enseñarles, con su ejemplo, a vivir el valor de
la generosidad y la ayuda mutua.
FIN
Entonces a Mopy se le ocurrió empujar la silla más fuerte,
tanto que se les escapó de las manos y se fue cuesta abajo tan
rápido que Fafa empezó a gritar del susto.
–¡Rápido! –dijo Bop a sus amigos–. ¡Debemos alcanzar la
silla de ruedas para evitar algún accidente! ¡Corran!
Todos se quedaron sorprendidos al ver lo que sucedía. Trataban de alcanzar a la jirafita, pero ésta llevaba tanta velocidad que era imposible llegar a ella.
Fafa iba muy asustado al ver que se acercaba a la meta y
no podría detenerse. Entonces alcanzó a Clebear y empezó a
cambiar su cara de susto por una de alegría ya que, a tan sólo
unos metros de la meta, se colocaba en primer lugar.
–¡Más rápido, Fafa! ¡Tú puedes! –le gritaba Bop.
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Las aventuras de Zic Zac Zoo
La carrera de la generosidad • Segundo lugar • Kinder 3
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Amigos espaciales y muy especiales
Autores: Mauricio Lubcke Salazar
y su mamá María de los Ángeles Salazar de Lubcke
Instituto Cumbres Mérida / Kinder 3
Había
una vez un niño llamado
Mateo. Él vivía en el planeta Tierra y se preguntaba todos los días cómo
sería la vida en otros planetas, si había en
ellos habitantes, si éstos eran amables y si se
ayudaban unos a otros.
Un día se le ocurrió investigarlo y comenzó a construir una nave espacial: unió varios
pedazos de metal con silicón; después colocó
unas antenas de televisión olvidadas y las
pegó con un pegamento especial; también
encontró una turbina de una moto de agua
que ya no se usaba, la amarró con un cordón
viejo y la incorporó a su maravilloso cohete; y
por último, buscó una pantalla de computadora y el teclado con botones del control del televisor, el cual pegó con un chicle masticado.
Había fabricado el mejor cohete espacial
que nadie jamás hubiera inventado, pero ése
era sólo el inicio de una gran aventura…
88
Las aventuras de Zic Zac Zoo
Esa misma noche despegó a los cielos. Pasó a un costado
de la Luna y unos metros a la izquierda de Marte hasta que
llegó a un planeta desconocido. Era el planeta Triangulino. Ahí
conoció a Bop, un habitante muy simpático e inteligentísimo
que sabía todo sobre las estrellas. Él podía calcular sabiamente
la distancia entre ellas, cuánto median y cuánto brillaban.
Este planeta era muy peculiar porque todas las cosas que
existían en él tenían forma de triángulo: las sillas, las mesas,
¡hasta las llantas de los coches! Esto era un serio problema
pues les daba mucho trabajo conducir. Como no había ruedas,
los automóviles avanzaban hacia arriba y hacia abajo, y el
zangoloteo era tan desagradable que los habitantes llegaban
vibrando a todas partes. Las pizzas también eran triangulares y muy difíciles de dividir en partes iguales. Eso generaba
muchas peleas entre amigos y familias porque siempre alguno
salía con la ventaja de obtener el pedazo más grande.
Amigos espaciales y muy especiales • Primer lugar • Kinder 3
89
Bop le explicó a Mateo todos estos problemas, pero el más importante para él era
que ¡no podían jugar futbol! Los balones simplemente no rodaban, y siendo Bop un gran
amante del deporte, eso significaba un gran
problema. Así que Mateo decidió llevarlo a
explorar otros planetas en busca de ayuda.
Al cabo de unas horas, y según los cálculos de Bop, llegaron a otro planeta que se
encontraba a la derecha de Júpiter y a un
costado de la estrella XC34. Era un planeta
con una forma muy chistosa que Bop jamás
había visto. ¡Era todo cuadrado!
90
Las aventuras de Zic Zac Zoo
Ahí conocieron a Mopy, que se encontraba en ese momento pensando en cómo podía
resolver algunos problemas de su planeta
(que por cierto se llamaba Cuadradino). Mopy
estaba triste porque su árbol de navidad no
tenía punta, era tan cuadrado que no podían
ponerle esferas, y ni hablar de una estrella.
¡Qué problema! Bop le contó que en su planeta los árboles sí tenían punta, es más, ¡todo
tenía puntas! Por eso no podían tener globos,
porque los pobres se desinflaban al primer
contacto con algo puntiagudo. ¡Ése sí que era
un problema!
Mateo y Bop convencieron a Mopy para que los acompañara a viajar y ésta con mucho gusto dijo que sí. Los tres se
subieron a la nave de Mateo y, otra vez viajaron increíblemente rápido pasando por un camino muy turbulento, ¡el de
los asteroides!
Tras navegar por algunas horas llegaron al planeta Saturno y a dos estrellas y media de la Vía Láctea vieron un planeta tan redondo y rojo que parecía un tomate. Cuando bajaron
de la nave, vieron asombrados que ahí todo era redondo,
todo lo que había ahí rodaba. «¡Qué maravilla! –pensó Bop–.
Si tan sólo pudiera llevarme algunos círculos a mi planeta,
qué fácil sería todo».
De pronto se escuchó una vocecilla que decía: «¡Bienvenidos al planeta Redondón!». Ahí conocieron a un habitante regordete llamado Redondín, quien les enseñó todo el planeta.
Pero Redondín también tenía motivos para estar muy triste
porque en su planeta todo era tan redondo que las cosas
siempre rodaban y nada se podía apilar; incluso su ropa y los
juguetes rodaban por todas partes.
Amigos espaciales y muy especiales • Primer lugar • Kinder 3
91
Nada estaba en orden, si ponían una cosa sobre otra se
caía, no había manera de escombrar nada. Todo era un desastre, tanto que las cosas de todos los habitantes rodaban por
doquier y se confundían unas cosas con otras. Los juguetes de
Redondín estaban revueltos con los de su hermanita Redondina, y ni qué decir de la oficina de su papa, con todos los circupapeles rodando y además ¡revueltos! Aquello sí que era un
problema, y uno muy grave.
De pronto a Mateo se le ocurrió una excelente idea y decidió proponerla a sus amigos pues él pensaba que sería genial
que todos se ayudaran. A Redondín le pareció un excelente
plan pues en su planeta había un exceso de círculos y ya no
sabían qué hacer con ellos. Entre los cuatro recolectaron un
millón de círculos y, según los cálculos de Bop, navegaron
hasta llegar a un costado de la luna y a unos metros a la izquierda de Marte, donde estaba el planeta Triangulino –¿lo
recuerdan?–.
92
Las aventuras de Zic Zac Zoo
Al bajar de la nave repartieron generosamente los círculos. Los habitantes estaban
felices, las llantas de los coches se volvieron
redondas, y así ya no les daba trabajo conducir y los habitantes no vibraban. Las pizzas se volvieron circulares y se podían dividir
en partes iguales. Se esfumaron las peleas
entre amigos y familias. Además, se utilizaron semicírculos para cubrir las cosas puntiagudas. ¡Así los globos ya no se ponchaban!
Y por si todo esto fuera poco, el problema
más importante para Bop se solucionó: ¡ya
podía jugar futbol!
Mateo, Bop, Mopy y Redondín tomaron
nuevamente un millón de triángulos y, según
los cálculos de Bop, navegaron hasta llegar
a la derecha de Júpiter, justo a un costado
de la estrella XC34, donde estaba el planeta
Cuadradino (¿se acordaron?). Ahí repartieron
generosamente los triángulos. Mopy ahora
estaba muy feliz porque su árbol de navidad
ya tenía punta y no era para nada cuadrado;
lo más bonito era que podía ponerle muchísimas esferas y hasta una estrella con puntas
tan triangularmente puntiagudas que Mopy
no podía dejar de verlas. ¡Qué bien se sentían
los amigos al compartir sus cosas! ¡Qué agradable sensación!
Amigos espaciales y muy especiales • Primer lugar • Kinder 3
93
Al cabo de un rato, Mateo, Bop, Mopy y
Redondín tomaron un millón de cuadrados,
subieron a la nave de Mateo y, según los
cálculos de Bop, viajaron a la velocidad de
la luz, pasaron nuevamente por el camino
turbulento de los asteroides hasta llegar al
planeta Saturno y a dos estrellas y media
de la Vía Láctea, donde estaba el planeta
Redondón, se bajaron a repartir los tan anhelados cuadrados. ¡Qué felices estaban todos!
Ahora todo en su planeta se podía apilar. La
ropa y los juguetes ya no rodaban por todas
partes. Todo estaba en orden, las cosas ya
no se caían ni se confundían: los juguetes de
Redondín estaban en su lugar y en su propia
habitación, al igual que los de su hermanita
Redondina, y ni hablar de la oficina de su
papá, los cuadripapeles eran los más ordenados del universo. ¡Era una maravilla!
94
Las aventuras de Zic Zac Zoo
Finalmente, los cuatro amigos se dieron
cuenta del bien que podían hacer compartiendo y siendo generosos. Se despidieron
y regresaron a sus respectivos planetas. Mateo regresó a la Tierra y escribió un cuento
sobre sus aventuras espaciales para hacer
felices a otros niños y enseñarles que es muy
importante ser generosos y ayudarse unos a
otros. Pero no crean que no volvió a ver a sus
amigos: siguió en contacto con ellos a través
de Internet.
Fin
Amigos espaciales y muy especiales • Primer lugar • Kinder 3
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