edgar rey sinning

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edgar rey sinning
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EDGAR REY SINNING
JOSELITO CARNAVAL
EDGAR REY SINNING
JOSELITO CARNAVAL
Análisis del Carnaval de Barranquilla
Plaza & Janés
Editores Colombia S. A.
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EDGAR REY SINNING
www.carnavaldebarranquilla.org/ 2005/ak_images/docs/joselito.pdf
JOSELITO CARNAVAL
EDGAR REY SINNING
JOSELITO
CARNAVAL
Análisis del
Carnaval de Barranquilla
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EDGAR REY SINNING
Primera edición: Costa Caribe, Barranquilla, 1992.
Segunda edición: Editorial Caballito de Mar, Bogotá, 1997.
Tercera edición: Página Web: ww.unisimonbolivar.edu.co
Cuarta edición: Editorial Caballito de Mar, Bogotá, 2001.
Quinta edición: Plaza & Janés - Universidad Simón Bolívar, 2004.
© 2004 PLAZA & JANÉS
Editores Colombia S. A.
Calle 23 No. 7-84 - Bogotá D. C., Colombia
E-mail: [email protected]
© 2004 Edgar Rey Sinning
Teléfonos: 095-3534503 Barranquilla
E-mail: [email protected]
[email protected]
[email protected]
ISBN: 958-14-
Diseño: Germán Leal
Corrección de Estilo y Ortografía:
Sonia Patricia Ramírez Martínez.
Fotografías Samuel Tcherassi.
Impreso por:
Pinted in Colombia
JOSELITO CARNAVAL
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CONTENIDO
Prólogo Quinta Edición:
Dos o tres comentarios al texto Joselito Carnaval..
Presentación Cuarta Edición:
El Cronista del Carnaval..... ................................................
Presentación Segunda Edición: Una invitación a leer .................
A propósito de la segunda edición ..............................................
Introducción .................................................................................
CAPÍTULO I.
EL ETERNO RETORNO DEL CARNAVAL
DE BARRANQUILLA
A.
B.
1.
2.
2.1
2.2
2.3
2.4
2.5
2.6
PASADO Y PRESENTE DEL CARNAVAL..................
INCIDENCIA DEL CAPITALISMO
EN EL CARNAVAL .........................................................
¿Quién ganará? ....................................................................
Costumbres perdidas ...........................................................
Salvoconducto, pasaporte o “Vara Santa” ..........................
La Conquista .......................................................................
Asaltos carnavaleros............................................................
Piñatas y anilinas .................................................................
Los capuchones ...................................................................
Decimeros o pregoneros (letanías) ......................................
CAPÍTULO II.
RESURRECCIÓN DE JOSELITO CARNAVAL
A.
APERTURA .......................................................................
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1.
2.
B.
1.
2.
3.
4.
EDGAR REY SINNING
Reinas Mofas .......................................................................
Diviértete como puedas
o Disfrázate con lo que tengas ............................................
ACTORES Y ESCENARIOS (COREOGRAFÍA) .........
Danzas, comparsas, comedias y disfraces ...........................
Emisoras y picós .................................................................
Verbenas, clubes sociales y casetas..........................................
La Guacherna ......................................................................
CAPÍTULO III.
MUERTE DE JOSELITO CARNAVAL
A.
1.
2.
B.
UNA CORTA VIDA ..........................................................
El día: Escenario común......................................................
La noche: “Babilla busca tu charco” ...................................
MORIR PARA SEGUIR VIVIENDO .............................
BIBLIOGRAFÍA .......................................................................
JOSELITO CARNAVAL
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PRÓLOGO
QUINTA EDICIÓN
DOS O TRES COMENTARIOS
AL TEXTO JOSELITO CARNAVAL
Por: Alfredo Correa de Andreis
Sociólogo
Quienes conocemos a Edgar Rey y por supuesto somos
amigos de él, sabemos de sus inquietudes intelectuales, de
su infatigable espíritu investigativo y tenacidad en busca de
la afirmación cultural del Caribe colombiano
En esa búsquedad ha vivido y recorrido muchos puntos clave
de la geografía regional, desde la Guajira hasta los sures del
Cesar, Magdalena y Bolívar, aun en pequeños poblados que
han configurado la cultura anfibia de nuestra realidad
histórica.
Edgar también es lanzado y hace propia la aventura
intelectual. Ha asistido y asiste a cuanto evento académicocultural tenga coherencia, y en ellos presenta sus
preocupaciones bajo la forma de ponencias, ensayos o
artículos. A veces como crítico social, como comentarista o
componente, pero siempre ha manetenido un eje: la cultura
del Caribe colombiano.
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EDGAR REY SINNING
Asimismo, ha establecido un diálogo constante con un
público mayor, por medio de las paginas de la prensa escrita,
estableciendo un interesante puente entre la sociologia y el
periodismo.
Hoy deseo prologar el presente texto. Llego a hacerlo por
voluntad propia y con el compromiso que debe portar todo
compañero de viaje intelectual, como es mi caso frente a
Edgar, aún más en condición de miembros de la Asociación
Colombiana de Sociología - Capítulo Costa Atlántica.
Qué curioso y afortunado es este momento histórico preñado
de contradicciones personales y alegrías por releer en
simultaneo ejercicio académico, lo relativo al centenario de
Pablo Neruda y la quinta edición de Joselito Carnaval del
colega Edgar Rey. “El gran señor y poeta del mundo”, quien
en bellísimos versos revive en nosotros la nostalgia positiva
contenida en el articulado y articulante micromundo de su
poesia y Rey Sinning reviviendo de la muerte a Joselito.
Neruda en sus expresiones hace levitar corazones en los
“Veinte Poemas de Amor y Una Canción Desesperada” y
para los espíritus privados provisionalmente de
emancipación, durante estas calendas, que bien caen
chispazos traslucidos como “para tu libertad bastan mis alas”.
A su turno Edgar, reposiciona el sentido artístico del carnaval
en el escenario urbano barranquillero, le da significado a la
fiesta y caracteriza el hecho sociológico festivo que traduce
en “amnistía social”. El goce colectivo que el autor del texto
va describiendo toca lo profundo de la intimidad personal.
Dice Edgar que el carnaval es “el momento de vivir la vida
de otra manera”. Se advierte, en consecuencia, un mensaje
para algunos espíritus atormentados por los percances de la
vida cotidiana, y este consiste en asumirse como un Jose, en
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eterno retorno al mundo de la vida, bien vivida. Es que sin
exagerar, algo va de la poesía al carnaval. Vamos
internándonos en el constructo sociológico que bordea a
Joselito y dejemos a la vera del camino los conductos poéticos
que han permitido el propósito de acercar poesía y sociología.
En “JOSELITO CARNAVAL” encontramos un intento de
respuesta sociológica al fenómeno colectivo del Carnaval
“de” Barranquilla, sobre los variados interrogantes que
suscita la interacción social multiforme que él encierra, pero
también en torno a los orígenes de ese ritual onírico, de ese
símbolo llamado “JOSELITO CARNAVAL”.
En la obra encontramos algunos momentos o jornadas
sociológicas definidas por el tiempo, bien como cortes
metodológicos o como referentes históricos (pasado-presente)
del “Eterno Retorno” del nacer y morir de la fiesta popular.
Conociendo al autor, difícilmente podríamos imaginar que
dejara de lado la íntima relación entre las manifestaciones
del espíritu, la conciencia viva del pueblo y el concreto socioeconómico sobre el cual se soportan dichas expresiones. Esto
es la relación dialética entre el ser social y su conciencia.
La vida comercial de Barranquilla, su configuración en centro
urbanístico regional (ciudad-región) y su capacidad para
asimilar y concentrar manifestaciones culturales del entorno
mayor, ocupan unos buenos renglones de análisis y reflexión
socio-cultural en la investigación comentada. A este
propósito, en otra oportunidad, se podrá profundizar en torno
al conjunto conceptual que permea a este y otros trabajos
sobre la fiesta más importante de Colombia, el Carnaval.
Particularmente, creo necesario superar el calificativo de
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EDGAR REY SINNING
lugar al referirse al escenario carnavalero, es decir, si es
correcto histórica y comprensivamente señalar “el Carnaval
de Barranquilla”, en vez de “el Carnaval en Barranquilla”.
Pero este guiño al autor, es sólo una provocación e invitación
a nuestra común cultura del debate académico.
En la conformación del carnaval barranquillero –escriben
finas anotaciones– da cuenta de lo que podría llamar el
análisis de clases, al amparo de la teoría de las clases sociales
en la sociedad capitalista. La formación de las danzas del
Carnaval responde, coherentemente, a la teoría anterior, que
por cierto hoy tiende a ser desahuciada por los nuevos teóricos
criollos de la postmodernidad y de las concepciones
filosóficas neoliberales.
Es interesante, entonces, la advertencia del autor sobre cómo
el desarrollo histórico de la organización del Carnaval, se ha
movido entre la posición de patrones culturales de los estratos
sociales dominantes y la capacidad de resistencia e
imaginación creadora de los sectores populares. El resultado
ha sido mantener el tiempo de carnaval, como el espacio
para la irreverencia, la libertad, la ironía, la burla, en fin,
para la más cruda crítica social.
Es preciso en presentaciones de esta naturaleza, indagar sobre
su utilidad social, tema por cierto predilecto de los amantes
del pragmatismo. En este sentido y dirección vale registrar
que el autor orienta la brújula del saber hacia el rescate de
costumbres y tradiciones, si no desaparecidas, en transito a
desaparecer, tal el caso del carnaval espectáculo, que suplanta
su escencia y heredad.
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Sostiene el escritor Rey que en tiempo de carnaval, es decir,
entre sábado de carnaval y el entierro de Joselito, tienen
ocurrencia las más variadas expresiones de la diversión y el
festín, en donde lo normal no existe. Son tiempos de catarsis
social, de amnistía social, de travesuras individuales y
colectivas. Sin embargo, describe cómo en el pasado reciente
los actores del carnaval eran orientados a participar en
términos de competencia ante un jurado que prácticamente
estaba de espaldas a la creatividad popular y premiaba, a
partir de su peculiar interpretación del hecho social, asistido
por la lógica del mercado. Hoy esta situación ha cambiado,
afortunadamente, para bien de la creación popular.
Cabe entonces interrogarnos: ¿ ha sido realmente
resemantizada la fiesta popular de mayor entronque en la
región costeña?; ¿qué alcance socio-político lleva el proceso
aparentemente neutral de disfrazar la catarsis social del
fenómeno lúdico?; si el Carnaval en sí mismo es espacio y
tiempo para la más amplia democracia social, ¿por qué
perdura el hegemonismo cultural?; y ¿qué de la amnistía
social que representa?
Este texto han pretendido resolver dichos interrogantes;
algunos con mayor fortuna que otros, pero es que el trabajo
sobre el Carnaval nunca concluye. Es también un eterno
retorno. No sólo todos los años muere Joselito para seguir
viviendo, también los trabajadores de la cultura popular debe
seguir investigando y reflexionando sobre la fiesta libertaria,
para no tener que vivir muriendo.
El libro Joselito Carnaval en esta nueva edición, afirma la
mirada sociohistórica tan necesaria para la comprensión del
fenómeno estudiado. Igualmente, da cuenta de la tradición
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EDGAR REY SINNING
santa de las fiestas populares del Caribe colombiano. La
presencia o ausencia de las diferentes clases sociales en los
escenarios de la fiesta, son explicados con apoyo en la teoría
sociológica, sin embargo, se podría fortalecer el análisis bajo
nuevas aportaciones que devienen en sociología de la cultura,
conectada con el concepto y/o categoría de “comunidad”,
tal es el caso del sociólogo polaco Zygmunt Bauman.
Más que registrar debilidad alguna, la clave está en consolidar
y revestir el análisis comprensivo, desde la teoría sociológica
contemporánea sobre aquellos aspectos olvidados por los
clásicos en su afán por elaborar, finamente, artistas fundantes
del oficio sociólogico.
Esta quinta edición del libro de Edgar Rey, por fortuna, no
solo da cuenta de la muerte y resurreción de Joselito Carnaval
o del “morir para seguir viviendo”, sino que ofrece salidas
y/o altenativas a un carnaval atrapado por las redes del
comercio, que lo reducen a una simple mercancía. Lo que
los lectores debemos agradecerle al investigador, es su juicio
crítico al Carnaval y su apuesta en el sentido que los
auténticos constuctores del mismo, los actores populares, la
comunidad viva y radiante, reciban en tanto obligación del
Estado los recursos que le permitan garantizar su
permanencia en el tiempo y su participación en la vida
cultural de la urbe.
Ojalá que nuestro amigo Edgar recurra con mayor frecuencia
a autores como Alfred Von Martin, con quien pudiera
establecer nuevas conexiones sociólogicas entre el
Renacimiento y el Carnaval, o lo que va de Venecia a
Barranquilla, conexiones que pudieran inaugurar otras rutas
del hecho festivo, sus significaciones y acciones prácticas.
JOSELITO CARNAVAL
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Igualmente, despertar en medio de la fiesta a Emilio
Durkheim, particularmente para iluminar los aspectos más
destacados de la tradición cristiana del Carnaval, tal como
se pueden derivar de los estudios de las formas elementales
de la vida religiosa. Aún cuando el investigador Rey, en otra
de sus apuntaciones, particularmente en “El Carnaval, la
segunda vida del pueblo” recrea la temática religiosa y sus
implicaciones festivas, no está de más insistir en los vínculos
entre el clásico de la sociología francesa y sus implicaciones
en la explicitación de la fiesta en cuestión.
Esto podría contribuir al intento, ya logrado por cierto, de
posicionar académicamente una sociología de la cultura en
el centro del Caribe colombiano. Esto es, una sociología
comprensiva, de la complejidad cultural de lo propio. Cada
vez más pensada desde la complejidad. El entendernos desde
nosotros mismos, desde la “otredad”, desde los muchos otros
Joselitos Carnaval que nacen y mueren viviendo y que
siembran, en las eras de la madre indígena, claves de futuros
más gratos, más reconfortantes, más incluyentes, más justos
y humanos.
En donde la libertad de todos se traduce en goce colectivo.
Este texto es esencialmente una edición de la “Alegría de
leer”, solo para mí es un releer realegre.
Barranquilla, julio de 2004.
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JOSELITO CARNAVAL
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EL CRONISTA DEL CARNAVAL
Por: Laurian Puerta Ordóñez
Con más de cien años de existencia, el Carnaval de Barranquilla cuenta con pocos estudios e investigaciones sobre su
génesis y desarrollo hasta nuestros días. Es más, hasta hace
pocos años la escasa literatura existente se limitaba a contar
anécdotas y relatar sucesos de nuestras fiestas. Por eso la
visión de la época era más periodística que socioantropológica.
Preocupado por esa orfandad, el sociólogo Edgar Rey Sinning
ha dedicado gran parte de su vida a investigar a fondo la
fiesta del dios Momo, entregándonos serios estudios sobre
la manifestación más auténtica de la cultura del Caribe colombiano.
Con Joselito Carnaval, maravilloso libro que ve su cuarta
edición, Edgar Rey Sinning comenzó a desmitificar gran
parte de los orígenes de las carnestolendas. Tras partir de su
natal Pinto (Magdalena), recorrer y gozarse los carnavales que
se festejaban en las poblaciones ribereñas de los departamentos del Magdalena y Bolívar, Edgar Rey Sinning reconstruyó
una de las rutas que siguieron los primeros carnavaleros para
establecerse en Barranquilla y poblar con nuevas danzas, ritmos musicales e imágenes poéticas las fiestas de Joselito.
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EDGAR REY SINNING
De esta manera, nuestro investigador reivindicó los aportes
de la cultura anfibia, abriendo la polémica que ha servido
para seguir descabezando mitos que se han tejido y destejido
con nuestros carnavales.
Pero el sociólogo costeño no sólo se limitó a lanzarle una
mirada académica a ese río humano y danzante que trastoca
todos los órdenes durante cuatro días, sino que frecuentó
verbenas, bailes populares, salones burreros y hasta la antigua rumba del Paseo Bolívar para tomarle el pulso a esa
locura colectiva.
Por eso este libro es uno de los más completos que existen
sobre el Carnaval que se hace en Barranquilla. Está escrito
en forma amena. Su lectura delata mucha investigación e
información. Pero en ninguna de sus líneas se atisba un alarde de erudición. Acá el investigador hace uso de un estilo
coloquial para esbozar teorías antropológicas y sociológicas
y recrear su estudio con anécdotas e historias sobre diferentes aspectos. Esto lo convierte en un auténtico cronista de
nuestras fiestas.
Este es un tema y un libro interminables. En cada una de sus
anteriores ediciones Edgar Rey Sinning nos entrega un dato
novedoso, ajusta algunos cabos sueltos y se detiene en aspectos que había tocado muy por encima. A la larga, cuando
uno se embarca de nuevo en su lectura, termina con la visión
y el sabor de que ha leído otro texto.
En esta edición dedica la portada al Rey Momo del 2000:
Robinson Albor, sin lugar a dudas el carnavalero más auténtico que puso en alto la figura del Momo, llegando inclusive
a eclipsar la figura de la Reina del Carnaval.
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Antes de ser nombrado Rey Momo, Robinson Albor gozaba
con disfraces y bailes. Es un carnavalero que goza disfrazándose. Su reino fue uno de los más sonados, disponiendo
para ello de dos palacios reales (Mi Vieja Barranquilla y El
Rancho Currambero) y dos chivas rumberas.
Su “decreto real” destornilló a más de una persona cuando
lo leyó al ser declarado el Rey de la Porrovía, ante más de
doce mil personas que se congregaron para gozarse a Petrona
Martínez, al maestro Pablo Flores, la Banda 20 de julio de
Repelón y otras dos bandas pelayeras. Testigo de este evento multicolor fue Edgar Rey Sinning.
A medida que profundiza en nuestras fiestas, Edgar Rey
Sinning ha encontrado material e información para otros temas y libros. En su larga lista de títulos, sobre este tema se
destacan La cultura popular costeña: del Carnaval al Fútbol, Apuntaciones para un estudio del Carnaval samario y
El Carnaval, la segunda vida del pueblo. Además, se destacan sus ensayos incluidos en antologías sobre las fiestas populares en Colombia y el Carnaval en la Arenosa.
Como el Carnaval mismo, en su eterno retorno cada edición
de este libro renace con profusa y completa información para
descifrar las claves de nuestras fiestas, aprender a quererla
y, por ende, a gozársela.
Barranquilla, noviembre 2001
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EDGAR REY SINNING
JOSELITO CARNAVAL
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UNA INVITACIÓN A LEER
Por: Javier Hernández García
En la historia republicana de la Costa Atlántica, Barranquilla
ha sido el centro urbano de más rápido proceso de cruce y
consolidación de pueblos, modos de vida, culturas e intereses. A este punto fluvial y marítimo llegaron grupos de
migrantes del interior y del exterior del país para vincularse
a su crecimiento comercial e industrial; pero más que nada,
se asentaron gentes de todas las subregiones de la Costa
Caribe Colombiana, y en medida importante, pobladores de
las riberas del río Magdalena, con sus bártulos, sus expectativas de trabajo o sus mercancías. Y con sus tradiciones.
Y junto con ellas, Barranquilla, epicentro del desarrollo de
la región, acogerá y recreará las expresiones festivas asociadas a las celebraciones de Carnaval en la Costa.
Esa Barranquilla de hoy, dinámica siempre, a veces caótica
en su dinamismo, es la Barranquilla del Carnaval. Y ese es
el Carnaval del libro JOSELITO CARNAVAL, del que aquí
haremos algunos comentarios que espero sean percibidos más
como una invitación a la lectura y no como una reseña textual de sus contenidos.
Para comenzar a hablar del libro hemos empezado por
Barranquilla, y no por el Carnaval, porque en este texto el
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EDGAR REY SINNING
tema no es el Carnaval, a secas, ni siquiera el Carnaval en
Barranquilla sino el Carnaval de Barranquilla. Ello significa
que aquí el ESPACIO del Carnaval no es simplemente el
DÓNDE del fenómeno, sino nota esencial del QUÉ y del
CÓMO del asunto. Aquí Barranquilla forma parte de la caracterización, de la organización y del movimiento propio
del Carnaval. Por ello lo que el autor destaca como valioso
del Carnaval, es lo que de la ciudad se valora como positivo;
y de lo que del Carnaval se hace crítica, no se desliga de lo
que Rey Sinning revisa críticamente en la ciudad.
A. EL CARNAVAL EN LA HISTORIA
DE BARRANQUILLA
Una parte importante del texto está organizada como reconstrucción de la historia social y cultural del Carnaval. Para
ordenar su comprensión, el autor considera que el actual
Carnaval de Barranquilla ha recorrido tres etapas, cada una
de las cuales incluye la anterior y la transforma y
refuncionaliza, dando lugar a nuevas caracterizaciones, en
donde lo tradicional y lo novedoso se rearman en un complejo sistema de adecuación y contradicciones.
Primero fue el CARNAVAL DE PUEBLO, aquella “Fiesta
cristiana” que los migrantes pobladores de la naciente
Barranquilla llevaban consigo desde sus pueblos de origen.
En esta fase, la fenomenología y el sentido del Carnaval conservan fuertes elementos de festejo rural tradicional, vivamente comunitarios.
En un principio y por décadas las comunidades de migrantes
mantuvieron cierta cohesión espacial, y persistieron entre
JOSELITO CARNAVAL
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ellas vínculos sociales tradicionales como los de la familiaridad, el pasado común y, adicionalmente, el hecho de la
vecindad física, a pesar de la progresiva urbanización de la
ciudad y de sus pobladores. Ello incide en que la
sobrevivencia de los festejos de Carnaval a la usanza y con
el sentido rural de “fiesta del pueblo”, llegó a transformarse
en festejo de barrio (amigos, conocidos, parientes, por lo
general, pero no solamente, de la misma localidad de origen). La organicidad espacial urbana va configurando nuevas unidades sociales de vida, los BARRIOS, que se van a
convertir entonces en la nueva unidad de vida del Carnaval:
aparece el CARNAVAL DE BARRIO. Segunda etapa del
Carnaval, propuesta por Rey Sinning.
Pero las circunstancias van cambiando para el hombre de
barrio. Como asunto inherente al desarrollo urbano de
Barranquilla, “el movimiento de individualización” entre sus
pobladores se acentúa cada vez más, los lazos consanguíneos, de amistad y de coterraneidad se van debilitando. La
movilidad interbarrial, las sucesivas y posteriores inmigraciones de personas “desconocidas”, la organización del trabajo y de la convivencia, todo esto centrifuga los vínculos
de coherencia cultural entre los pobladores ya avecindados,
y no contribuye demasiado a crear otros alternativos. En
Barranquilla, la concentración demográfica y espacial de la
urbe se expresa como fragmentación del grupo y aislamiento entre los sujetos actores de lo urbano. Y este fenómeno
global va a ser parte de la misma historia del Carnaval.
A la par de este “crecimiento” se produce un proceso de
diferenciación social, que aparece como estratificación. Se
consolidan las élites, se va consolidando la clase media
barranquillera que trabaja duro por conquistar un lugar
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EDGAR REY SINNING
preponderante en el pujante puerto, y los sectores populares
cobran entidad social evidente. En este contexto “moderno”,
social y culturalmente diferenciado, que es el de Barranquilla
contemporánea, encuentra el autor un nuevo Carnaval. El
CARNAVAL DE CIUDAD. Que, ahora sí con la propiedad
que dan los términos, es el Carnaval de Barranquilla. Y, sin
embargo, en este Carnaval–UNO de la ciudad-UNA, que es
matriz de una rica tradicionalidad que persiste enriqueciéndose en el tiempo, aparece, superponiéndose, obrando a veces
por usurpación, por seducción otras, y con más fuerza cada
vez, otra lógica, “extraña” al sentido y al fenómeno mismo
del festejo carnavalesco: es la lógica del mercado. La concreción en el Carnaval de esta lógica, considerada por Rey Sinning
más bien en sus dimensiones sociológica y antropológica, e
incluso, filosófica, que no económica, es la que va a explicar
el múltiple juego de integraciones y contradicciones,
pauperizaciones y enriquecimientos, eclosiones e implosiones
que el autor se va a encargar de estudiar críticamente, a lo
largo de las páginas del texto.
El estudio, entonces, del Carnaval en su caracterización contemporánea se hace siguiendo la pista a las reconstrucciones y
construcciones festivas que van haciendo los barranquilleros
de los diversos aspectos que lo constituyen. Y ese recorrido lo
cumple haciendo uso de grandes pares categoriales de análisis,
que expresan la evolución de una realidad caracterizada en su
desenvolvimiento por contradicciones, en muchos casos, por
progresiones, en otros, y por involuciones, en algunos.
Así, dentro de tales categorías pareadas, como las de lo urbano frente a lo rural, lo tradicional frente a lo moderno, lo
particular barrial frente a lo general citadino, lo festivo frente a lo comercial, lo expresivo frente a lo espectacularizado,
JOSELITO CARNAVAL
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lo emulativo frente a lo competitivo, lo comunal-gestionario
frente a lo impersonal-empresarial, la personalización del
sujeto festivo frente a la privatización del goce, se parte de
un punto al que se llega una y otra vez en el texto. Es el
hecho de que está ocurriendo, entre trago y trago y reina y
reina, un tránsito incontrolado, velado pero insidioso, del
Carnaval auténtico a un carnaval exterior a sí mismo, noexpresión de lo propio, ni comunión con lo que del otro es
auténtico, sino expresión de un interés externo al del goce
carnavalesco, y en donde las vinculaciones y acercamientos
con lo más humano que nos constituye y que configuran el
quid de todo Carnaval, ocurren en el espacio de las abstractas asociaciones que demarcan las leyes del mercado. Y que
tales acercamientos y aglutinamientos, son cada vez más
exteriores a sus actores, y lo son sólo de piel a piel; dándose
un progresivo, y este sí profundo, desligamiento entre las
personas-personajes que juegan al Carnaval cada año en
Barranquilla.
B. LOS ESCENARIOS, LOS ACTORES,
LAS TRAMAS Y LOS ACONTECIMIENTOS
Concurrente con la perspectiva histórica, la otra gran matriz
de análisis del texto está constituida por un estudio de las
estructuras, la organización y los acaecimientos constitutivos del Carnaval.
1.
LOS ESPACIOS DEL CARNAVAL
El texto estudia el gran espacio de ocurrencia del Carnaval,
abordándolo como un conjunto de escenarios de una representación colectiva.
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EDGAR REY SINNING
Esta espacialidad no es otra que la de la ciudad. Y como
ella, tiene su historia y sus coyunturas. Se trata de una espacialidad urbana, configurada tanto por espacios físicos como
sociales y simbólicos. Rey Sinning reconstruye entonces y
caracteriza los espacios del Carnaval-barrio y cómo se van
transformando a medida que el Carnaval se hace Carnavalciudad.
Primero hacia el último cuarto del siglo XIX eran tres categorías de espacios en los que ocurría el Carnaval: El teatro y
los clubes sociales, para la élite; los salones de baile y las
casas de familia, para los estratos medios; el vecindario, las
tabernas y, sobre todo, los llamados “salones burreros”, para
los sectores populares.
En cada uno de ellos, de manera simultánea se desenvuelve
el Carnaval, con elementos comunes que se desarrollan de
manera diferenciada y diferenciadora. En los bailes de clubes y en el teatro, comparsas y bailes “estilizados”, a la europea, primero, y a la americana, después. En las residencias de los sectores medios y en sus salones de baile, los
“asaltos”, y danzas y comparsas según los cánones de la élite.
Su progresivo ascenso social y cultural irá progresivamente
asimilando sus usos carnavaleros con los de la élite neotradicional de Barranquilla. En los salones burreros, los festejos burlescos y populares. Allí se mantienen y enriquecen
las tradiciones carnavaleras cristianas y se expresa la creatividad popular.
Por su parte, un lugar de confluencia por excelencia es la
CALLE, a la que se vuelcan todos por igual. Allí la élite
expresará progresivamente su concepción del mundo a través de los eventos carnavaleros a mano. En la Batalla de
JOSELITO CARNAVAL
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Flores, por ejemplo, bellas mujeres de la sociedad, bajo cascadas de pétalos, aguas perfumadas y confetis confirman su
distinción y la de su clase.
Pero la calle, como ese espacio privilegiado del Carnaval, es
celosamente defendida por los demás sectores de la sociedad urbana barranquillera. Eventos como el Bando, y posteriormente la Gran Parada, por definición callejeros, serán el
lugar de encuentro y desencuentro de los diversos modos
sociales de vivir el Carnaval.
Ya en el Carnaval de hoy el autor estudia cuidadosamente la
caracterización y sobre todo la significación simbólica de
los principales espacios de ocurrencia del Carnaval. Se detiene en el análisis de las fiestas de clubes; de las casetas; de
la guacherna, como espacio y acción festiva; alude a los lugares marginales, como los bares, las cantinas, los moteles,
y hasta las carpas de fritos y los kioscos de las once cervezas
antes de la trifulca.
Rey Sinning considera que es en la calle donde las diferencias y las distinciones entre los actores, aunque persisten, se
hacen más ambiguas y menos pronunciadas. Es allí donde
se consigue, aunque sólo a medias, la universalización del
juego festivo y del goce del mundo que el Carnaval representa. Y es, precisamente, considerando los múltiples detalles y dinámicas de los eventos callejeros, donde el autor se
detiene a hacer, más en extenso, sus juicios críticos del Carnaval y de la ciudad-carnavalera.
Se analiza el Bando, la Batalla de Flores, la Gran Parada y el
Festival de Orquesta. Y en ellos se consideran uno a uno los
principales elementos constitutivos, su origen, su desarrollo
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EDGAR REY SINNING
en el tiempo, los diversos y a veces contrarios modos de
apropiación de tales elementos por los diferentes sectores
sociales, y las perspectivas de pervivencia o disolución que
tienen éstos. Así, se consideran las danzas, las comedias, las
comparsas, las cumbiambas, los disfraces, los decimeros y
los actores y personajes del Carnaval.
Según Rey Sinning, en este contexto espacial, la estructura
del Carnaval se hace cada vez más rígida, cada vez se “organiza” mejor. Y, vencidos por la temporalidad abstracta y
formal del mercado, los ritmos y las sucesiones del Carnaval, en principio subvertoras de la cronicidad “oficial”, autoritario y lineal de la vida cotidiana, reproducirán una concurrencia y ordenamiento “oficiales” y mercantiles.
A medida que se hace más compleja la espaciotemporalidad
y la configuración social del Carnaval, ese tiempo y ese espacio son cada vez más rigurosamente reglados por la “administración” urbana, que es la mediación institucionalizadora de la lógica del mercado. El tiempo de las celebraciones no puede dilapidarse, ni el espacio difuminarse;
hay que concentrar, articular; y articular aquí es administrar,
a la manera en que se administra el tiempo y el espacio en la
gestión de los procesos productivos. Hay que delimitar los
espacios y encuadrar los tiempos del Carnaval, hay que definir y determinar fijamente los cuándos, los dóndes y los cómos,
de una manera general y abstracta. La multiplicidad concreta
y plena que caracteriza al Carnaval en su definición, se hace
generalidad vacía. La Empresa CARNAVAL S.A. es el más
evidente y omnicomprensivo de los medios de esta
instrumentalización administrativa del Carnaval, pero no el
único. El texto se encarga de mostrarnos esta realidad en las
diferentes dimensiones, momentos y eventos del Carnaval.
JOSELITO CARNAVAL
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Esta “mirada de conjunto” que la “administración empresarial” del Carnaval hace cada vez más posible, y que está en
la base de la conversión progresiva del evento en “espectáculo”, se hace al costo de la desunificación entre los actores
sociales del Carnaval cuya acción dramática se desliga de
los espacios, los tiempos, los significados y las personas de
las que surgió y se alimentó inicialmente.
C. LA “ORGANIZACIÓN” Y LA
“DESORGANIZACIÓN” EN EL CARNAVAL:
LOS MODOS DEL “ORDEN” EN EL
CARNAVAL DE BARRANQUILLA HOY
Hemos anotado que para Edgar Rey Sinning, desde un punto de vista global, el Carnaval se encuentra hoy en una crucial
coyuntura.
Decíamos que lo que detecta el autor en el Carnaval, de año
en año, es un tránsito incontrolado, velado pero insidioso,
del Carnaval auténtico a un carnaval exterior a sí mismo, en
donde las vinculaciones y acercamientos con lo más humano que nos constituye y que configuran el quid de todo Carnaval, ocurre a través de la abstracta asociación que produce
el mercado y la mercantilización de las relaciones sociales y
los símbolos en el interior del Carnaval, sus espacios, eventos y actores.
Dice Rey Sinning que el Carnaval de hoy, que de Carnavalfiesta está pasando a convertirse en Carnaval-empresa, “vende y divierte”. Promocionar para vender, en esto consiste la
actual “democracia del Carnaval”.
30
EDGAR REY SINNING
El Carnaval se ha convertido en una feria comercial, en donde los intereses mercantiles y publicitarios van adquiriendo
cada vez más significación, llegando casi hasta ocultar la
creación popular, que con mil dificultades subsiste, y se pierden en ese mundo publicitario los aspectos tradicionales,
populares, las costumbres, lo vivo, lo empírico y lo folclórico,
que le permiten mostrarse como una auténtica expresión de
la cultura popular regional y nacional.
Según Rey Sinning, en el Carnaval lo que está ocurriendo es
un progresivo proceso de extrañamiento en donde la competencia del capital refuncionaliza la emulación del festejo.
La Gran Parada, el Festival de Orquestas, el Concurso de
Reina Popular, los bailes de los clubes, todo se competitiviza
al tiempo que se espectaculariza y se convierte en espectáculo, en vitrina de promoción de ventas.
Ese proceso de extrañamiento no hace sino limitar las potencialidades espirituales del goce y el disfrute de la danza
o el baile como una expresión sin límites, porque cuando se
invita a participar para competir se pierde el verdadero sentido de la tradición...
Al tiempo, muestra el autor que fenómenos como la “reconquista del Carnaval del Sur” y la persistencia de las
guachernas, entre otros ejemplos, son fenómenos que significan, en sentido contrario, la persistencia de la vocación
popular, no oficial ni empresarial del Carnaval.
CODA
Este libro se puede entender como el intento ambicioso de
comprender, dentro de la coherencia interpretativa de un
JOSELITO CARNAVAL
31
punto de vista mantenido desde el principio hasta el final, de
un fenómeno cultural en toda su complejidad. Este esfuerzo
de entender el Carnaval, desde el punto de vista de la totalidad es lo que le da su mayor aliento a este texto. Esfuerzos
como estos deben ser continuados, confrontado, recogiendo, completando, revisando, superando. Entender el Carnaval es entendernos a nosotros mismos, en lo que somos, lo
que hemos dejado de ser, y lo que pudiéramos (e incluso)
deberíamos convertirnos.
Este es un texto polémico, desde que empieza hasta que termina. Y como tal no evade la discusión ni la confrontación,
sino que, en cambio, la busca, con afirmaciones que a veces
parecerían riesgosas, teóricamente, pero que en realidad buscan el “efecto” nietzscheano, de invitar a la reflexión llevando los argumentos a ciertos extremos incendiarios.
El libro es un llamado de atención para todos nosotros sobre
algo que nos define. Es el nuestro un país de violencia, de
ignorancia y de miedo; pero también es el país de la hospitalidad, la inventiva y el ingenio; y, nadie lo niegue, es también el país de la alegría.
Defender el derecho a la alegría, ese inexpresado derecho
fundamental del hombre colombiano, está en el fondo del
hilo argumental de este texto, y en la crítica al desdibujamiento sin retorno que está desnaturalizando la auténtica
función del Carnaval que es la subversión festiva de la
cotidianidad insípida y rígida, así sea sólo durante el tiempo
fugaz de los festejos. Es una crítica a la suplantación que el
exhibicionismo banal de la estética de la mercancía hace de
la expresividad de lo que como humanos nos conforma:
proximidad, eroticidad, juego y esfuerzo.
32
EDGAR REY SINNING
No nos dejemos, dice el libro, quitar esos derechos
carnavalescos; no permitamos que se nos expulse de esos
últimos rincones del goce festivo de la vida en estos días de
ancianos pragmatismos remozados que, en una versión muy
particular del eterno retorno de lo mismo, disfrazan los
anquilosados designios de la rígida ética empresarial con los
afeites multicolores de la “diversión”, y la estética plana y
sin densidad del centenario mercader con el exhibicionismo
histérico de los empaques y las envolturas de las cosas y los
seres.
Pareciera que el texto propusiera, entre líneas, que opongamos a la rediviva autosuficiencia del hombre “moderno”,
satisfecho de haber engendrado el mejor de los mundos posibles, y que se ufana de haber llegado al fin de la historia, la
única alternativa humanamente legítima en nuestras culturas y sociedades post-cadavéricas: las utopías.
Este, pienso, es el valor real del texto, más allá del grado
mayor o menor en que estemos de acuerdo con sus conclusiones históricas, sociológicas, antropológicas. Estas pueden y deben ser sometidas a polémica. Lo que más importa,
pienso yo, es el espíritu positivo que las anima. El considerar al Carnaval como una metáfora de esa utopía. Una de las
últimas riquezas patrimoniales que quedan al hombre sobre
la tierra. Esto lo afirma el texto que invito a leer.
Febrero de 1997.
JOSELITO CARNAVAL
33
A PROPÓSITO
DE LA SEGUNDA EDICIÓN
Por: Javier Moscarella
Hace cinco años, en la única hora de nuestras vidas que perdimos sin usar, gracias a un cambio de horario ordenado por
Decreto Nacional, a Edgar Rey Sinning se le ocurrió la idea
de dedicarme su libro JOSELITO CARNAVAL para que quedara como testigo de ese ambiguo recuerdo.
Por supuesto que el libro ya lo conocíamos como manuscrito y fueron muchas horas que pasamos con el autor discutiendo los pormenores de los planteamientos (ahora pienso
que sí en esa edición hubieran quedado recogidas algunas
de esas conclusiones y/o desacuerdos el texto final sería por
lo menos diez veces más voluminoso).
A Edgar Rey Sinning, no lo fatiga la discusión académica.
Él es un permanente practicante del arte de la justa polémica, según la expresión de Rafael Gutiérrez Girardot para referirse a Ángel Rama. Es un arte que en nuestro medio poco
se cultiva dada nuestra tendencia al dejadismo intelectual
que todo lo acepta o al contrario, a la autosuficiencia que
nos convierte en autoridades naturales de todas las materias.
Esa aceptación del diálogo y del intercambio de saberes se
constituye en el eje de la producción intelectual de Edgar
34
EDGAR REY SINNING
Rey Sinning. Ello le proviene de su formación sociológica
convencido de la construcción participativa del saber, lo cual
se refleja a lo largo y a lo ancho de toda su obra.
Tal vez por esta razón, el autor de JOSELITO CARNAVAL
haya creído necesario continuar el diálogo de saberes con
este texto reeditándolo con nuevos aportes y reflexiones. En
los cinco años de vida que cumple este libro, el autor ha
seguido sumergiéndose en una de las fuentes más visibles,
complejas y atrayentes de nuestra cultura popular: EL CARNAVAL, esa segunda vida del pueblo al decir de Bajtin.
Ello le ha conducido a nuevas investigaciones y publicaciones (entre las cuales se destaca un libro dedicado al carnaval
de Santa Marta), y a actividades de divulgación y fomento
para el rescate y sostenibilidad intergeneracional de la fiesta
de fiestas del Caribe colombiano: El Carnaval.
Una última observación: en la presentación de la primera
edición en el marco de la Feria Internacional del Libro anotábamos cómo los correctores de prueba, de origen bogotano, tildaron el nombre José como palabra aguda, cuando lo
cierto es que en el Caribe se acostumbra a pronunciar como
palabra grave Jose. Así una sola tilde puede marcar las diferencias culturales de las múltiples Colombias que conviven
por el azar de la historia.
En esta segunda edición esperamos que estas diferencias no
desaparezcan sino que se subrayen para detener así la tabula
rasa a que nos quiere someter el consumismo en la era de la
globalización.
Mayo 20 de 1997.
JOSELITO CARNAVAL
35
INTRODUCCIÓN
El texto que usted tiene en sus manos, querido lector, es el
resultado de un trabajo que nunca concluirá, porque estudiar
y escribir sobre el Carnaval de Barranquilla es, de por sí, un
reto intelectual para la Sociología. Sin embargo, esa pretensión intelectual, estamos seguros, sólo se logró en parte y
habrá que seguir investigando y reflexionando sobre esa
importante faceta del hombre costeño, particularizado en este
trabajo en el barranquillero, el ñero, el currambero, en síntesis el bacán.
Este libro tiene como base la tesis de grado que con la socióloga María Victoria Mendoza realizamos en 1981, para optar el título de Sociólogo en la Universidad Cooperativa de
Colombia (INDESCO), Seccional Bogotá. Del mismo modo
se han incorporado las principales premisas, desarrolladas
tanto en diversos ensayos publicados en revistas y en el diario El Heraldo de Barranquilla como en ponencias presentadas en los eventos académicos: III Congreso Internacional
de Filosofía Latinoamericana (1984) y V Congreso Nacional de Sociología (1985). Igualmente, están aquí consignadas muchas ideas expuestas y discutidas en conferencias
sobre los carnavales de “curramba”. Como puede verse, el
libro es el fruto de un largo trasegar por el estudio y comprensión de esta fiesta, como expresión de la cultura popular de Barranquilla y la Costa Caribe, en general.
36
EDGAR REY SINNING
Desde 1978, al decidir adelantar el trabajo de grado, nos dimos a la tarea de acopiar información sobre esta fiesta, que
al querer escribir un libro historiográfico del Carnaval en el
mundo nos resultó muy extenso, y tal vez pesado para leerse. Es por ello que, aceptando recomendaciones de amigos
escritores e investigadores, decidimos concentrar la atención sobre el festín en Barranquilla y dejar para una próxima publicación la información atesorada durante muchos
años.
Ahora bien, para comprender el Carnaval de Barranquilla,
es necesario tener presente que si bien es cierto que fue una
fiesta traída por los conquistadores españoles, también lo es
que fue enriquecida por los nativos costeños y ribereños y
los africanos llegados como esclavos al continente. Es decir, los negros y los nativos contribuyeron a la formación de
la cultura espiritual y material del Nuevo Mundo. De ahí
que encontremos en el Carnaval: tambores, flautas, acordeones, danzas negras, nativas y españolas, al igual que comedias, comparsas y pregoneros o decimeros.
Carnavales encontramos en varios países americanos, desde los norteños hasta la Patagonia. En el nuestro son tradicionales en la Costa Caribe, pero en años pasados se celebraban en casi todas las poblaciones del Nuevo Reino de
Granada, e inclusive en la época republicana en Popayán,
Cali, Medellín y en el Santuario de La Peña se daban
carnestolendas. Sin embargo, en Barranquilla tienen su
máxima expresión, siendo “JOSELITO CARNAVAL” su
símbolo.
En muchas fiestas carnavaleras que se realizaban o realizan en el Viejo Continente y en el nuestro, encontramos un
JOSELITO CARNAVAL
37
dios, rey o mandamás de la fiesta, llámese “Joao Carnaval”, “Juan Carnaval”, “Juicio del Peropalo”, o como el
nuestro: “Joselito Carnaval”. Todos simbolizan el carnaval, son formas de despedir la fiesta de carnestolendas, acto
que se conoce con el nombre del “ENTIERRO DEL CARNAVAL”, que consiste en quemar o enterrar un muñeco o
monicongo de paja, trapos viejos u otros desperdicios.
Hecho que se realiza después de haber recorrido todas las
calles, carreras o callejones y plazas, bien sea en coche,
carro, caballería o a pie. Cada ciudad tiene formas diferentes de realizar tal acto carnavalero, pero en todas el significado es el mismo.
El presente trabajo está dividido en tres capítulos, dedicados
a describir y reflexionar el eterno retorno del Carnaval de
Barranquilla, que implica hacer un recorrido de la fiesta de
Baco y Momo en “La Arenosa”, con su pasado y su presente; y a saber cómo ha incidido el desarrollo capitalista en la
fiesta y cómo año tras año la resurrección de “Joselito Carnaval” se convierte en un ritual lúdico y onírico, donde todas las clases sociales cumplen un papel y tienen un espacio
para representarlo. Pero como toda fiesta, el Carnaval nace
y muere; es por ello que la muerte de “Joselito Carnaval” se
produce después de haber tenido una corta vida, sabiendo
que muere para seguir viviendo. Es el eterno retorno, indudablemente.
Por último, debo agradecer a mucha gente en Barranquilla
por permitirme conocer esa faceta importante de la vida
“currambera”. Como también al doctor Juan B. Fernández y
doña Olga Emiliani, director y subdirectora del diario El Heraldo, respectivamente; a mis eternos correctores Luis Manuel del Castillo Yepes, Javier Moscarella Varela y Bernar-
38
EDGAR REY SINNING
do Ramírez del Valle, y obviamente al colega Libardo
Berdugo Palma, editor de este libro. Sin la colaboración de
todos ellos, no hubiese sido posible publicar este texto. Sin
embargo, el único responsable de lo que aquí se afirma es el
autor.
EDGAR REY SINNING
Enero, 1991.
JOSELITO CARNAVAL
39
NOTA: En la segunda edición, se hicieron algunas correcciones y se actualizó información, que no alteran el sentido
del texto original. Agradezco al filósofo y poeta Javier
Hernández García la “Invitación a Leer” que escribió especialmente para esta edición y a mi esposa María Yolanda
Sabogal su devoción en la revisión de cada una de las palabras aquí escritas.
El autor, junio, 1997.
Como en la segunda y tercera edición, se precisaron algunas fechas y personajes y se actualizó alguna información.
La tercera edición fue electrónica y está en la página WEB
de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla
(www.unisimonbolivar.edu.co). Agradezco a Laurian Puerta Ordóñez la presentación y a Robinson Rafael Albor
Rodríguez el permitirnos utilizar su imagen en la portada y
suministrarnos las fotografías de su álbum familiar.
El autor, noviembre de 2001.
Esta quinta edición no hubiera sido posible sin el interés
expresado por los directivos de la Universidad Simón Bolívar. Como en las anteriores ediciones, ésta cuenta con nuevos datos. Agradezco las correcciones hechas por el periodista Eduardo García Martínez. Agradecimientos muy
especial al Maestro Samuel Tscherassi por cedernos las fotografías que ilustran esta edición.
El autor, mayo de 2004.
40
EDGAR REY SINNING
JOSELITO CARNAVAL
41
CAPÍTULO I
EL ETERNO RETORNO DEL
CARNAVAL DE BARRANQUILLA
A. PASADO Y PRESENTE DEL CARNAVAL
Barranquilla perteneció a la antigua provincia de Cartagena
y luego al departamento de Bolívar, hasta comienzo del siglo XX. Tiene una tradición de carnavales solamente desde
inicios del siglo XIX, pero su posición geográfica, cerca al
mar y a orillas del río Magdalena, y su rápido desarrollo
comercial tienen como consecuencia la afluencia masiva de
hombres de las riberas del río Magdalena, Cartagena, Ciénaga y Santa Marta, que traen consigo las fiestas cristianas
propias de sus pueblos de origen. Barranquilla es una hermana menor de Santa Marta y Cartagena. Sin duda es la
capital del Caribe colombiano, que a pesar de su corta edad
como villa se convirtió rápidamente en una ciudad-puertoregión de mucha importancia para el dinamismo de su vida
comercial sin precedentes en la región Caribe.
Paralelo a este desarrollo, la ciudad concentra una cantidad
de manifestaciones culturales traídas por sus recién llegados; sobretodo habitantes ribereños (momposinos) y
samarios, luego cienagueros y riohacheros y mucho más tarde
42
EDGAR REY SINNING
cartageneros. Al respecto afirma el presbítero Pedro María
Revollo: el carnaval lo trajeron a Barranquilla los samarios,
que inmigraron en gran número desde mediados del siglo
XIX y los momposinos, en cuyas ciudades se celebraba de
tiempo inmemorial1 . Es clave el comentario del sacerdote,
puesto que no duda en afirmar la influencia de los inmigrantes
samarios (que algunos interpretan como un gentilicio para
todos los nacidos y habitantes en la Gobernación o Provincia de Santa Marta y no sólo de la ciudad), puesto que los
apellidos que mayor incidencia tienen desde el siglo XIX en
la fiesta son españoles, franceses e italianos que se asentaron primero en ese territorio: De la Rosa, De Castro,
Vengoechea, Vives, Abello, Villa, Caballero, Salcedo,
Dangond, Lacouture, De Andreis y tantos otros que son una
especie de fiesteros y comerciantes fugados hasta la
Barranquilla del siglo XIX.
Son esos inmigrantes los que llegan cargando con sus tradiciones, como ya se ha dicho, pero, es en esta ciudad donde
fiestas como el Carnaval encuentran su escenario natural.
Es tanta su aceptación que no dudamos de considerarlo como
el escenario más vital para la misma, tanto que ha tenido
reconocimiento nacional y mundial, como todos sabemos.
Pero ¿cuáles son las rutas de esa fiesta? Es la pregunta que
debemos hacernos, no para satisfacer espíritus revestidos de
verdades absolutas, sino, todo lo contrario, para enriquecer
el conocimiento de una fiesta que nos muestra una faceta
importante del hombre como Ser Socio-cultural. Y decimos
verdades absolutas porque pareciera que lo determinante
1
REVOLLO, Pedro María. Mis Memorias. Mejoras, Barranquilla,
1956, primera parte.
JOSELITO CARNAVAL
43
Las Marimondas del Barrio Abajo
Foto: Samuel D. Tcherassi
44
EDGAR REY SINNING
fueran las afirmaciones dadas en el pasado y aceptadas sin
discusión alguna.
La mayoría de los investigadores sobre la fiesta, arrancan
sin citar fuente, afirmando que las carnestolendas llegaron
de Cartagena. La afirmación es muy facilista por decir lo
mínimo. Y todo porque el General Joaquín Posada Gutiérrez
narra escenas de las fiestas de la Virgen de la Candelaria,
que empalmaban con las carnestolendas y hasta ahí. Pero no
se ha indagado por qué en Cartagena desaparecieron las fiestas, y por qué durante muchos años en la época de la Colonia fueron prohibidas por las autoridades Virreinales, como
en 1774. Pero no sólo se prohibían en la ciudad, sino también se hacían en varias poblaciones, como Mompox. Recuérdese que los momposinos durante muchos años del siglo XVIII, tenían que atravesar el río Magdalena e ir a la
Gobernación de Santa Marta y específicamente al poblado
de “El Palomar” a gozar en tiempos de estas fiestas. Pero
la persecución contra los festejos populares en la Gobernación de Cartagena, no era solo contra el Carnaval, sino contra toda posibilidad de goce de los sectores marginados.
En 1753 José Fernando de Mier y Guerra se defiende de
los opositores de su campaña fundacionista por permitir el
baile del “bunde o canjilón”, (así llamaban inicialmente al
Chandé, posiblemente) en los pueblos ribereños, específicamente en Santa Cruz de San José, hoy Sitionuevo. Estas
prohibiciones las encontramos referenciadas en la ciudad
desde 1573. Mientras que en su vecina Gobernación de
Santa Marta la cumbiamba y las fiestas populares eran estimuladas por las mismas autoridades eclesiásticas y civiles, según se lee en los documentos de la época. Interesante es el caso del obispo Juan de los Barrios, que un día de
Corpus Christi de 1554, realizó en su casa una fiesta mo-
JOSELITO CARNAVAL
45
numental, donde participaron las autoridades virreinales y
como 200 indios, y en la que tanto los unos como los otros
andaban borrachos. Por esa fiesta fue acusado por las autoridades cartageneras.
Para el siglo XIX los Carnavales cartageneros están totalmente diezmados. Según los comentarios de la madre de
Monseñor Pedro María Revollo, en la ciudad no se hacían
carnavales, como lo expresa en sus memorias el sacerdote,
tanto que ella en 1867, cuando se trasladó de Cartagena a
Santa Marta, un domingo de Carnaval se sorprendió con las
fiestas, porque no las conocía. Los días festivos se han trasladado –desde 1812– para el once de noviembre durante los
cuales todos los cartageneros se divertían. Y según José
Urueta y Eduardo Gutiérrez de Piñeres, en el año de 1860 y
subsiguiente ya estaban en decadencia los cabildos... Los
días del carnaval pasan en Cartagena inadvertidos: apenas
los recuerdan los chiquillos que se divierten echándose unos
a otros agua colorada con anilina2.
En cambio, en Santa Marta y todo su territorio, estas fiestas
nunca fueron prohibidas, hasta donde conocemos; por el contrario están referenciadas en libros y crónicas desde el siglo
XVII. Autores reconocidos como: José Nicolás de la Rosa,
Antonio Julián y Ernesto Restrepo Tirado; y varios viajeros
del siglo XIX como: John Potter Hamilton y un viajero
interiorano que pasó los carnavales en Santa Marta en 1846
dan cuenta de la fiesta. Al igual que la prensa local-regional
(periódicos que circulaban en las principales poblaciones de
2
URUETA, José P. y GUTIÉRREZ DE PIÑERES, Eduardo.
Cartagena y sus cercanías, 2 ed. Tipografía, Mogollón, Cartagena, 1912,
640 p.
46
EDGAR REY SINNING
la región y en algunos casos en otras de la naciente Nación),
como: El Samario (1844) y El Churiador (1849); es así que
ya en 1852 los comerciantes samarios utilizan la prensa escrita para publicitar las mercancías necesarias para los carnavales.
Entonces, ese carnaval rural de los pueblos ribereños y de
las ciudades iniciales (ciudades debido a la denominación
dada por los españoles), llega a Barranquilla, la naciente
Villa, que el próximo año (2005), cumple cien años de haber
sido elevada a capital de departamento. Antes había sido
capital provincial. Aunque en 1857 la Asamblea Constituyente del Estado de Bolívar, la había elevado al rango de
ciudad. De tal forma, el carnaval rural evoluciona hacia un
carnaval urbano, vitalizado por la fusión de la gente llegada
de toda la región y enriquecido por las nuevas corrientes
migratorias que conocen la fiesta y se vinculan a ella sin
temores ni remordimiento religioso o moral.
El Carnaval barranquillero y otros aspectos de la vida social
y cultural de la ciudad no se encuentran relatados por cronistas o viajeros en el siglo XVII o XVIII. El periodista Juan
Gossaín señala que entre 1805 y 1815 se realizaron carnavales en la ciudad, y afirma que fueron organizados por las
familias samarias, cienagueras y cartageneras, y que tenían
como objetivo recordar las fiestas que celebraban en sus
pueblos de origen. Es posible que durante esos años se hayan celebrado las fiestas, interrumpiéndose en los años de la
Guerra Independentista.
Prueba de la existencia de dicha tradición lo constituye un
documento histórico dejado por Van Rensselaer, europeo
que estuvo en Barranquilla, donde narra los carnavales que
JOSELITO CARNAVAL
47
presenció en 1829: Tuvimos la fiesta de Carnaval que en
Italia dura varias semanas, pero en este lugar, donde tantos
dependen de la labor cotidiana, ha sido prudente reducida
a tres días durante los cuales no es el caso trabajar porque
todo es alegría y travesura. No podría decir ahora sobre el
motivo que originó el festival, si fue el paganismo o algún
evento eclesiástico. Aquí parece que el lugar principal lo
tienen los aborígenes del país con sus trajes antiguos...
Observé que los numerosos disfraces que pasaban en grupo
se golpeaban unos a otros con palos y que la ropa vuela en
pedazos cuando hay riñas alrededor de cualquier fruslería,
pero sólo en una ocasión vi que alguien perdió el buen humor y al pobre diablo le cobraron muy cara su aspereza...
un disfrazado me lanzó un huevo que golpeó pleno en el
pecho sobre mi inmaculado lino blanco y se rompió pero,
para mi satisfacción, encontré que sólo contenía agua pura,
la yema y la clara se le habían extraído precisamente con
ese propósito... Entre todos los grupos que llamaron mi atención, ninguno capturó mi fantasía por la originalidad y lo
apropiado de su disfraz como dos grupos de indígenas...3 .
Luego el alemán describe la danza antigua de “La Conquista”, que recordaba el triunfo de los indígenas costeños sobre
los conquistadores españoles. Durante muchos años esta
danza fue tradicional en tiempos de la fiesta de San Martín
de Tours, patrono del municipio bolivarense de San Martín
de Loba –11 de noviembre–, hasta que desapareció.
Para 1864 se realizaban bailes en lo que hoy es el Paseo
Bolívar. En ese año el alcalde David Pereira propuso que el
3
Citado por GONZÁLEZ HENRÍQUEZ, Adolfo. La Música costeña en la tercera década del siglo XIX. Ponencia VI Congreso Nacional
de Sociología. Mimeo. Bucaramanga, 1987.
48
EDGAR REY SINNING
año siguiente las fiestas fueran con gran pompa, con
cruzacalles, flores, adornos de festones, música con tambores y ollas de millo y flautas de junco de papaya4, pero tal
cosa no pudo acontecer, ya que el señor Pereira fue depuesto por una revolución social. En el año de 1866 se daban en
la Plaza de San Nicolás fiestas que duraban diez días, dedicados al goce colectivo del pueblo en general, convirtiéndose así en punto de muchos actos festivos, bien en tiempos de
Carnaval o en los días de homenaje al Santo Patrono. Recuerda Elías Porter Pellet, que para la época el Carnaval
(lo) encabezaban don Antonio Sundheim y sus compañeros
era a la verdad una cosa divertida5.
Cuatro años más tarde comenzó una mayor configuración
de los carnavales barranquilleros, con la realización simultánea de tres fiestas, de acuerdo con las clases sociales de la
época en salones diferentes. Un testigo de excepción lo constituye el padre Revollo quien nos informa que los bailes eran
de primera, otro de segunda y otro de tercera, en los tres
días solamente, según la categoría social de los concurrentes; el primero se daba en un salón que se construía ex profeso en un gran patio, el segundo en el salón “Fraternidad”, y el tercero, apodado burrero, para la gleba, en la
plaza pública de San Nicolás6.
4
CERVANTES ANGULO, José. El Tiempo, Bogotá, febrero 22 de
1979.
5
Citado por DE LA ESPRIELLA, Alfredo. Carnaval de Barranquilla,
Centenario de la Batalla de Flores, 1903-2003, Álbum del Recuerdo.
Editorial Mejoras, Barranquilla, 2003, 196 p.
6
REVOLLO, op. cit.
JOSELITO CARNAVAL
49
En esta cita podemos apreciar claramente la diferenciación
de las clases sociales, que las ubicaba en tres escenarios diferentes, es decir, ya en su interior la sociedad barranquillera
está dividida, y estas fiestas así organizadas nos recuerdan
los bailes de Blancas, Pardas y Negras Libres en la antigua
Cartagena, donde se expresa igualmente la marcada diferencia social. En relación con las carnestolendas cartageneras,
debe significarse cómo las damas o señoras prestaban sus alhajas y vestidos para que fueran lucidos por sus esclavas en
algunas actividades de la fiesta; en el caso de Barranquilla
aparece algo similar, donde la burguesía comercial naciente
es la que patrocina los salones especiales para el pueblo. Como
reflejo de este proceso organizativo de las carnestolendas en
Barranquilla, se destaca la formación de la primera danza de
Carnaval (que aún hoy se conserva), la de “El Congo Grande”, creada por un señor de apellido Macías, y Joaquín Brachi.
Para el año de 1878 surgió la danza (que también se conserva), llamada “El Torito” o “El Torito Ribereño”, obra del
señor Elías Fontalvo Jiménez. Nació por la resistencia de
los mayores a que los jóvenes formaran parte de su danza
“El Toro Grande”, que había sido fundada en 1875. Estas
dos danzas van a mantener por un tiempo enfrentamientos
en cada Carnaval, lo que significa una supremacía de la danza vencedora durante el año siguiente, cuando se vuelve a
presentar esta “guerra carnavalera”.
La danza de “El Torito” contaba mi padre que era un mozo
de buena cepa, que por allá en el año de 1878 estaban reunidos un 20 de enero con él, aquí en la puerta de esta misma casita humilde Pedro Zamora, Trinidad Barrios, Anselmo
Ríos, el indio Pedaña y... Era el día de San Sebastián. Como
todos estaban alegres, pues, tenían rato de estarse metien-
50
EDGAR REY SINNING
do sus traguetes lavagallos y una ‘cañita’ que llamaban
‘Mañanitas’ se dispusieron a participar del desorden, pero
como eran comunes las tientas de toretes y muchos participaban en ese oficio resolvieron fundar una danza y la
llamaron ‘El Torito’ saliendo mi padre a la cabeza como
director 7 . Así nació, según Marcos Fontalvo, la danza que
hoy tiene más de cien años y cuyos sus directores y capitanes han sido los hijos del señor Fontalvo, y luego sus nietos y otros familiares y allegados han mantenido la tradición en la ciudad, tanto que es la danza más representativa
del Carnaval.
Al iniciarse la década de los ochenta del siglo XIX el padre
Revollo comenta que durante el carnaval él y la muchachada se divirtieron mucho, tanto que años después lo recordaba. Hacia 1881 se sabe que existió el Primer Rey de un Carnaval: don José Enrique De La Rosa, de filiación conservadora, quien años más tarde obtuvo el apodo de “De La Rosa,
el pobre”,para diferenciarlo de otras familias con el mismo
apellido, pero ricas. Don José aceptó presidir los carnavales
de ese año, pero con la condición de cambiar el democrático
título de Presidente –que era como le llamaban inicialmente, según parece– por el de Rey; como Virrey actuó don
Manuel Benavides “El Pollo Negro”, de filiación liberal, tal
vez para mantener la paridad política. El señor De La Rosa
no sólo modificó la tradición anterior sino que también acabó con la seriedad ceremonial cuando se leía el bando, haciéndolo a través de la lectura de versos, en la cual anunciaba su mandato, nombrando sus ministros y nombrando al
7
DE LA ESPRIELLA, Alfredo. La Danza del Torito. Cien años
celebrando el Carnaval, Entrevista a Marcos Fontalvo. Diario del Caribe, Barranquilla. Primera parte.3-II-1978.
JOSELITO CARNAVAL
51
El burro
Foto: Samuel D. Tcherassi
52
EDGAR REY SINNING
mismo tiempo sucesor. Arrancó su discurso: Yo, José Enrique De La Rosa/ de renombrada memoria8. Podemos afirmar que este Carnaval fue el primero realmente organizado
con todas las de la ley, y que estas festividades coinciden
con los grandes flujos de emigrantes de la ribera del río y de
otros rincones de la Costa Caribe y el resto del país.
En 1886 la presidencia la asumió don Emiliano Vengoechea,
quien a su vez escogió a doña Isabel Sojo Carmona como
presidenta, como lo exigía la tradición carnavalera. Dos años
más tarde surge la figura del “REY MOMO” (símbolo de la
máscara), el cual era coronado en los “Salones Burreros”;
para 1892 se realizó en Barranquilla el primer baile infantil
de disfraces, y los fondos, producto de tal actividad, se destinaron a la construcción de un teatro: En esa época, se fija
la del comienzo de los carnavales en la urbe, existían tres
salones de baile: El Fraternalidad (Fraternidad) y los patios de la Niña Nicolasa, para los de ‘segunda’ y el célebre
‘Salón Burrero’, para los de la ‘ancha base’. De ahí para
acá vienen sucediéndose entre nosotros año tras año los
carnavales con sus reinas y presidentes, y sus símbolos
míticos de Momo, Baco y Arlequín 9. El mismo Abadía Morales y otros estudiosos de la cultura caribeña colombiana
consideran éste como el Carnaval “más ruidoso”, y en él fue
nombrado como Presidente don Enrique de Castro, conocido como “Enrique Cuatrocientos”, porque el bando que leyó
dando órdenes tenía 40 décimas originales de Luciano
Buitrago.
8
ABADÍA MORALES, Guillermo. Compendio General del folklore colombiano, 3 ed. COLCULTURA, No. 24, Bogotá, 1977.
9
Ibíd
JOSELITO CARNAVAL
53
Don Emiliano Vengoechea, samario, hombre de empresa
y gozón, funda en 1888 un teatro con su mismo nombre,
conocido más tarde como “Municipal”, el que se convierte
en lugar preciso para que la naciente burguesía
barranquillera organice sus bailes. Con este nuevo espacio
la situación de los bailes es la siguiente: La alta que se
divertía en el Teatro Emiliano en donde se realizaban cuatro bailes distribuidos así: el de los Mosquitos que era para
los niños y transcurría en las horas de la mañana, el de los
Paco Paco, entre la una y las tres de la tarde, el de las
Langostas, para adolescentes, entre las tres de la tarde y
las seis de la tarde; y de las siete en adelante se efectuaba
el baile de los casados. La clase media o de ‘segunda’ como
la llamaban, se divertía en los salones y casas de familia.
La baja o popular, bailaba en las arenosas calles de entonces, al son de tamboritos y flautas de millo. También lo
hacían en los salones ‘Burreros’ llamados así porque alrededor del salón se colocaban estacas para que las personas venidas de Galapa, Soledad, La Playa y otras poblaciones aledañas a Barranquilla estacionaran allí a sus
burros. Estos salones fueron levantados por el general Enrique Pinedo con dineros recogidos entre los comerciantes. Uno de ellos estaba localizado en la Plaza de San
Mateo. Era un corral de 25 metros de largo por 8 de ancho y 4 de alto, cuyo techo era de guaduas y palmas que
protegían de la intemperie. Allí bailaban alegres parejas
disfrazadas de perros, tigres, gatos, leones, diablos, muerte,
etc., se danzaba al son de una papayera, alzándose nubes
de polvo, pues el piso era de tierra. Al lado del salón había mesas de fritangas, arepas de huevo, caribañolas y
otros productos. A las doce de la noche todos regresaban
a sus casas luego de haber disfrutado de una verdadera
54
EDGAR REY SINNING
cumbiamba10 . Sin embargo, el padre Revollo, afirma que el
nombre de “burrero” era por analogía con el corral de burros que había al lado del Mercado, donde se encerraban
los asnos de los pueblos transportadores diarios de artículos para el consumo11 . Alfredo De La Espriella afirma: Espaciosos sitios de parranda que también la municipalidad y
los presidentes de las carnestolendas patrocinaban en los
dos sectores más populares de la urbe, los barrios de Abajo
y de Arriba del río, este último más conocido popularmente
como Rebolo por los enormes y frondosos palos de ciruela
que daban sombra y solaz al sector12 .
Siete años más tarde surge un nuevo elemento que va a permitir una mayor organización y va a garantizar la
tradicionalidad del Carnaval. Nos referimos al surgimiento
de la primera Junta Directiva del Carnaval –organizada desde el Club Barranquilla–, la cual estuvo bajo la presidencia
de Arturo Aycardi y Julieta Pochet, cuyas fiestas se realizaron en el salón “Fraternalidad” y en la Escuela Pública; en la
plaza de San Nicolás en los tres días de carnaval, se levantaba una enramada grande, bajo la cual se efectuaban los
bailes de tercera de dichos días, que eran inaugurados por
el Presidente y la Presidente del Carnaval, escogidos de la
clase de primera, y por el vicepresidente y la vicepresidenta,
que eran de clase segunda. Bailada por ellos la primera
10
Museo de Antropología de la Universidad del Atlántico
(Compilador), Mimeo, Barranquilla, 1976.
11
REVOLLO, op. cit.
12
DE LA ESPRIELLA, Alfredo. Tradición y Costumbres populares del Carnaval. En: Carnaval en la arenosa, Laurian Puerta
(Compilador); pp. 3-21; Fondo de Publicaciones de la Universidad del
Atlántico, Barranquilla, 1999.
JOSELITO CARNAVAL
55
pieza, se retiraban al salón de segunda, donde permanecía
el vicepresidente con la vicepresidenta, mientras el Presidente y la Presidenta se retiraban al de primera. Eran tiempos de verdadera democracia en lo social... Las mujeres
asistían al baile de tercera con babuchas de tafilete y trajes
de pancho o regencia; y los hombres, cuando mucho lujo,
con camisas de pechera rizada y hebilla de plata o de oro
en la pretina de los pantalones, babuchas de lona y pañuelo
rabo de gallo al pescuezo13 .
A partir de la existencia de este nuevo ente –Junta Directiva– observamos que empieza a existir una información sistemática del Carnaval, lo que nos permite una mayor aproximación al tema. De igual manera, es destacable la segunda
gran ola de emigrantes a Barranquilla, que se muestra con
un gran empuje frente a las otras dos ciudades más importantes de la Costa Caribe para ese momento, Cartagena y
Santa Marta, y que, como hemos señalado, antes son estos
inmigrantes los que llevan una multitud de expresiones
folclóricas que luego van a aparecer en el Carnaval y que
aún se expresan.
Al llegar al último año del siglo XIX y comenzar el XX nos
encontramos con la guerra fratricida de “Los Mil Días”, protagonizada por los godos (en el poder) y los liberales; este
hecho hace que las carnestolendas se suspendan, ya que estos sucesos políticos invadían la vida de los habitantes de la
ciudad. Decisión tomada en 1900 por el alcalde de la ciudad
don Eustacio Barrios. Después de la firma de la Paz con el
tratado de Wisconsin, en noviembre de 1902, las festividades se reanudaron para el año 1903. La nota predominante
13
Ibíd
56
EDGAR REY SINNING
de las mismas fue la prohibición de salir a la calle que hicieron los conservadores a los liberales, por lo cual este Carnaval recibió el nombre de “Carnavales de tinta azul”. El jefe
de la plaza era el General Heriberto Vengoechea, a quien
llamaban el “General Carajo”. Él impuso por decreto la realización de la “Batalla de Flores”· , y queriéndole dar un toque de popularidad a las fiestas se disfrazó y se metió en
todos los rincones donde los godos se divertían, mientras
los liberales tuvieron que contentarse mirando desde los balcones de sus casas cómo sus contrincantes festejaban a sus
anchas. La Junta de ese Carnaval estuvo compuesta por Pedro Pérez y Beatriz Roncallo, como presidentes, y Ferad
Muller y Nelly Siefken, como vicepresidentes. Sobre las
carnestolendas de este año comentan doña Toña Vengoechea
de Silva y don Rodolfo Abello, citados por Abadía Morales:
Después de la Guerra de los Mil Días, en 1903, la sociedad
barranquillera rescató la tradición perdida. Habían pasado prácticamente tres años sin carnaval popular ni en los
centros de la ‘élite’ nuestra, donde ya se acostumbraba llevar a cabo suntuosos bailes elegantes, a la manera de las
clásicas ‘sirées’ europeas, en el municipal, conocido también como Teatro Emiliano. Aquel bando se leyó entonces
en el mismo cuartel, edificio viejo que cortaba el camellón
en su extremo norte, frente al cual había una linda placita,
donde más tarde se colocó la estatua de Cristóbal Colón en
*
Alfredo De La Espriella, en su reciente libro conmemorativo de los
100 años de la “Batalla de Flores”, afirma que la primera fue el 21 de
febrero de 1903. Propuesta hecha por el General Vengoechea a la Junta
Directiva del Club Barranquilla. Consistió en un paseo por el Camellón
Abello. Salieron dos bandos: uno de la plaza del “Cuartel” y otro de la
puerta del Club Barranquilla, a enfrentarse en una batalla de flores naturales.
JOSELITO CARNAVAL
57
1910. Y donde por estar rodeada la calle de elegantes mansiones se llevaba a efecto la ‘Batalla de Flores*’ los domingos por la tarde, como era entonces tradicional. El pueblo
se concentraba en la plaza de San Nicolás y en la calle de
‘Las Vacas’, arteria por donde empezaban a desfilar desde
las primeras horas del domingo, hacia la ciudad, las danzas del barrio ‘Arriba’, para encontrarse con las del barrio
‘Abajo’, que entraban a la plaza por la calle del mercado,
concentrándose por los callejones del Roble, La Luz, Aduana y el viejo callejón de Las Tusas14 .
El año anterior el “General Carajo”, a través de otro decreto
llamó a todos los barranquilleros a disfrazarse y a bailar (ese
fue su bando), además se autonombró presidente y designó
a Rosario Martínez también como presidenta; los vicepresidentes en esa ocasión fueron Eduardo Martínez Aycardi y
Ana Isabel López. A la usanza de la época designó sus ministros y embajadores; este hecho preocupó al señor presidente de la República José Manuel Marroquín, quien no conocía la tradición costeña, y como acababa de suceder la
separación de Panamá, se vio precisado a enviar un emisario
para aclarar tal situación. La calma le volvió cuando le informaron lo que realmente estaba sucediendo con su “presidente de mofa”. En este año se destacan carrozas como “El
Fonógrafo” de Pedro Pérez y Nelly Siefken y “El Correo
Nacional”.
Es bueno señalar cómo el Carnaval ya para la época comienza
a tener una mejor imagen, y esto va mejorando en la medida
en que se apaciguan los rencores políticos originados por la
“Guerra de los Mil Días”; gracias también a los aportes anua14
ABADÍA MORALES, op. cit.
58
EDGAR REY SINNING
les de magdalenenses y bolivarenses, lo cual propicia que
esta tradición festiva se conserve. La verdad es que durante
la primera década del siglo XX los carnavales barranquilleros
no van a mostrarse como anteriormente, y podemos señalar
que los que se celebraron en 1904 fueron muy importantes e
incluso tuvieron resonancia nacional; se destacó la carroza
“Homenaje al tren de Puerto Colombia”. En 1905 la carroza
más vistosa fue la de Antonio B. Osío y Mercedes
Vengoechea, llamada “El arco triunfal”; en 1906 se recuerda “El abanico español”; para el año siguiente encontramos
“La sombrilla” y “La Torre de Eiffel”. Al final de la década
la fiesta va a consolidarse de tal manera, que en 1909, durante el desfile de la Batalla de Flores, lució muy bello y
espléndidamente adornado el coche “La Locomotora” y la
carroza “Versalles” que fue declarada fuera de concurso; en
1911 la carroza que más se destacó nuevamente fue “El Homenaje al Correo Nacional”; para el inicio de la década del
diez la situación mejoró notoriamente, tanto como para que
el diario El Tiempo lo destacara así: Con motivo de las fiestas del Carnaval, se dio en el Club Barranquilla, de la misma ciudad, un baile popular, al cual asistieron más de 400
niños de ambos sexos15 . Esta va a ser la primera noticia aparecida en un diario nacional dando cuenta del festín.
En el año de 1912 estas festividades tienen mucha importancia, porque nos permiten ubicar cómo la burguesía comercial naciente en la metrópoli forma parte de la fiesta, y
además la presencia de clubes sociales, como el que se menciona, da fundamento para pensar que el surgimiento de ese
tipo de sitios corre paralelo al fortalecimiento de esta clase
15
El Tiempo, Bogotá, febrero 26 de 1912.
JOSELITO CARNAVAL
59
social, que es una nueva fuerza que asume el poder económico y político, ya que lugares como estos son frecuentados
sólo por gente que cuenta con medios económicos los cuales le permite gozar de tal privilegio y que, en últimas, es la
propietaria de los mismos. Para ese año la carroza más vistosa fue “Las Manolas”; y para el año siguiente, “Pandereta
Española”.
La clase media o “segunda” se sigue divirtiendo en las casas
particulares, a través de los “asaltos”; la clase baja se divierte en los salones populares y en las tabernas ubicadas en la
Plaza de la Ferreira. En 1914 se dio un hecho carnavalero de
singular importancia: La comparsa de la “Prensa” o del periodismo, que estaba conformada por hermosas y bellas
barranquilleras, entre ellas Beatriz Roncallo de Dugand, representando el periódico Nuevo Diario, y Elisa Echeverría
de Obregón, El Derecho. Este Carnaval estuvo presidido por
Clodomiro Salas y Rita L. Dugand. En este mismo año aparece, por primera vez, Marcial Lastra Peralvo quien es recordado por sus disfraces ingeniosos como el de: “La Enfermera” estrenado en 1934. La carroza que se recuerda por su
imponencia fue “Canasta de Rosas”.
A partir de este momento, los carnavales siguen desarrollándose ininterrumpidamente en forma organizada. Al hablar de organización nos estamos refiriendo a la imposición
de unos patrones culturales por parte de la clase gobernante;
es así como para 1915 se cambia la tradición del nombramiento de hombres para presidir el evento –lo que los antiguos cumbiamberos del Carnaval llamaban el “Rey de Burlas” o de “Mofa” o “Rey Momo”–, y se nombra a una mujer.
Así lo destaca la prensa nacional: La señorita Elida de Castro, distinguida y espiritual dama barranquillera, fue electa
60
EDGAR REY SINNING
presidenta del Carnaval, que festeja todos los años la sociedad barranquillera16 . En este año el desfile de la “Batalla
de Flores” es filmada por el italiano Floro Manco y la carroza “Champage” es muy comentada. Para el año de 1916 la
carroza “El Elixir del Amor” se destaca entre todas. Un año
más tarde aparece en el mismo diario El Tiempo una información sobre la realización de un gran baile en el “Teatro
Municipal” de la ciudad: Los días clásicos del carnaval estuvieron muy animados; hubo grandes bailes de día y de
noche en el Teatro Municipal. En los intermedios espléndidos lunchs en casas de familia. El pueblo estuvo muy divertido en los salones populares que estuvieron lucidísimos.
No registrarse ningún incidente desagradable a pesar de
tres días de diversiones continuas17 . En este año y como un
homenaje a las primeras viviendas de Barranquilla, la carroza “La primitiva Casita de las Barrancas de San Nicolás”
lució muy bella e ingeniosa. Al año siguiente, 1918, se produce otro cambio, y en vez de Presidenta se elige Reina,
iniciándose así la era de los reinados. La primera soberana
fue Alicia Lafaurie Roncallo, y cierra la década la sultana
del Carnaval Dilia Baena Lavalle. Como en tiempos
babilónicos, griegos o romanos, quien preside la fiesta se
convierte en un personaje de importancia de “MOFA”, ya
que su reinado dura solamente los días del festín, en honor
al dios Baco, Saturno o Dionisos.
Durante la siguiente década la realización del Carnaval sigue en la región costeña, fundamentalmente en las poblaciones nombradas, pero en Barranquilla se comenzará a mos-
16
17
El Tiempo, Bogotá, febrero 27 de 1915.
El Tiempo, Bogotá, febrero 28 de 1917.
JOSELITO CARNAVAL
61
trar una mayor organización y estructura racional de las fiestas. Prueba de ello es lo registrado por la prensa nacional.
En 1920 la presidenta de la fiesta fue Paulina Sojo. En 1921
se proclamó la “República Bolchevique” o “Bolcheviquista”,
acto que fue considerado como una “revolución carnavalera”;
la “República Bolchevique” “destronó” a los presidentes y
crearon un gobierno popular –carnavalero– proletario, y
como director fue escogido Alberto Pumarejo Vengoechea
y cinco “gobernantes” o “reinas”, una para que mandara cada
semana de las cinco que duraba la fiesta. Las reinas-semanales fueron: Rafaela A. Pérez López, Aminta Weeber G.,
Rebeca Fuenmayor Arrázola, Conchita Vengoechea y Rebeca Donado, todas bajo la dirección del “Dictador Supremo” Alberto Pumarejo V. Para 1922 se retorna a la figura
del Presidente, honor que correspondió al señor José Víctor
Dugand, fundador del Club A.B.C. Un programa reproducido en la década de los setenta muestra la organización que
se daba en uno de los clubes sociales que funcionaban para
la época en la ciudad: Repertorio y programa de baile de
Carnaval por los años de 1922. La primera pieza del baile
se tocará a las diez en punto... La música estará a cargo de
la conocida orquesta que dirige el maestro Barranco, compuesta por catorce músicos, alternando con una Jazz-Band
que el Club ha contratado en el exterior especialmente para
sus fiestas durante el carnaval... El señor Alberto Urueta ha
sido nombrado bastonero de este baile... El consejo de administración prohibe terminantemente la entrada al Club
de menores de edad, sean o no hijos de los socios, y a todas
aquellas personas a quienes no ha dirigido tarjeta de invitación... La lista de los invitados será fijada en la Conserjería del Club, y todo concurrente deberá entregar su tarjeta
al entrar.
62
EDGAR REY SINNING
En atención a la numerosa concurrencia que se espera asistirá al baile se ha dispuesto no permitir que los mirones ni
aún los bailadores mismos se sitúen en la puerta principal
del Salón de Baile, pues para ellos hay otros sitios que no
estorban a los bailadores.
Se ruega a las familias que vengan a observar el baile, situarse en la Terraza Norte del Club, donde serán atendidos
con especialidad por un grupo de caballeros que se ha ofrecido para ello. La Terraza Sur que antes se ocupaba para
tal efecto, ha sido destinada ahora para salón de los
bailadores, arreglado con mesas para refrescos y Piscolabis. El presidente del Club, señor José Víctor Dugand, ha
obsequiado galantemente una cantidad de abanicos muy finos y surtidos que le serán entregados a las damas, a su
entrada, con el correspondiente carnet y lápiz.
El orden de las piezas después de haber tocado el Himno
del Club A.B.C. del cual son autores el profesor Emirto de
Lima y don Luis Ricardo Fuenmayor, música y letra respectivamente, será el siguiente: Himno del Club A.B.C. cantado por la concurrencia. Primera pieza: Vals “Sobre las olas”
de Juventino Rosas. Segunda danza: “Carmen Sofía”. Tercera: “Fox-Trot”. Cuarta: “One-Step”. Quinta: pasillo
“Dolores”. De la décima pieza de la tanda se alternarán
foxes con one step... Habrá diez piezas de rigor en el programa; después de las cuales comenzarán las repeticiones
y complacencias. La orquesta tiene también variado repertorio de pasodobles y el tema de moda “El Charlestón”...
El ambigú se brindará a las doce en punto18 . Esto muestra el
18
Diario del Caribe, Repertorio y programa de baile de Carnaval por
los años de 1922 (reproducción), Barranquilla, 1979.
JOSELITO CARNAVAL
63
carácter cada vez más clasista de las fiestas de carnestolendas,
donde la división social de nuestro mundo se expresa en los
diferentes escenarios en los que se realizan los bailes racionalmente programados y organizados. La constante es lo exclusivo para la clase dominante y repitiendo la historia de los
bailes del pasado cartagenero o barranquillero.
En el año de 1923 el Carnaval tuvo una reina que prodigó
alegría y durante muchos años se habló de su mandato: Toña
Vengoechea, hija del general “Carajo”, el militar que se disfrazaba a comienzos de siglo XX. El Espectador relató lo
siguiente sobre la coronación de Toña I: Se verificó ayer la
coronación de la Reina del Carnaval Toña I. El acto de coronación se verificó en el tablado especial levantado en el
Paseo Colón. La coronó el Alcalde señor Falquez y la Reina estaba rodeada de su corte de honor. Después de la coronación muchos autos llenos de bellísimas muchachas recorrieron las principales calles bajo una lluvia de flores y
de confetis. El Carnaval comenzó pues desde ayer debido a
un decreto dictado por el alcalde, por el cual lo anticipó.
Toña I estuvo presente en la coronación del poeta Julio
Flórez, con su corte, y depositó una corona de rosas a sus
pies19 . Cabe anotar que la determinación de adelantar la iniciación del carnaval fue motivada por la realización de elecciones, y en los primeros días del mes de febrero del mismo
año se suspendieron las festividades, presintiendo que fuese
a suceder algo que lamentar; el Carnaval según la misma
prensa sirvió de sedante.
Toña Vengoechea de Silva, dama muy gentil de la sociedad
barranquillera, durante su mandato nombró como su emba19
El Espectador, Medellín, enero 15 de 1923.
64
EDGAR REY SINNING
jador en Bogotá al doctor Eduardo Santos, quien en su
marconi de respuesta le expresa: No olvide Su Graciosa
majestad que estoy aquí listo a cumplir sus órdenes y que
ardo en deseos de utilizar mi carácter de Embajador... Que
en los días del Carnaval el esplendor de la Monarquía esté
a la altura del encanto de la Soberana... Devoto súbdito,
Eduardo Santos20 . La coronación de la reina fue todo un
espectáculo. En El Heraldo de 1940 se encuentra el siguiente recuerdo: ...el señor Falquez (alcalde) le entregó a Toña
una gran llave, adornada con cintas de diferentes colores,
al mismo tiempo que decía... Señora: Os entrego las llaves
del Reinado de Momo... Mandad... y ella respondió: Doy las
más expresivas gracias a la Sociedad de Barranquilla por
el inmerecido honor que me ha hecho. Pueblo de
Barranquilla: yo os prometo que el Carnaval que principia,
será todo alegría, y será todo animación. ¡Viva el pueblo de
Barranquilla!21 . Marcos Fontalvo recuerda ese reinado así:
Estaba yo muchacho y la danza en todo su apogeo. Fue un
Carnaval muy popular porque los señores de la Junta del
Club Barranquilla resolvieron acabar con las Presidencias
y elegir una reina por voto popular. Por todas partes había
votos, en las tiendas, en las boticas, en las colmenas del
mercado; las danzas cada una tomó partido. No recuerdo
bien las otras candidatas, pero sí que Toña era la favorita.
Además, era hija del General Heriberto Vengoechea el
hombre más carnavalero y entusiasta que yo he conocido... Su coronación (fue) en pleno “Camellón Abello”, en
la esquina de 20 de julio. Nosotros le hicimos la guardia
hasta el Club Barranquilla que quedaba enfrente; Campo
20
SANTOS, Eduardo. Marconi enviado a Toña I, Reina del Carnaval en 1923.
21
VENGOEHEA, Toña I. Discurso el día de su coronación. 1923.
JOSELITO CARNAVAL
65
Elías se quitó el gorro, y se lo puso luego a la reina en
prueba de sumisión y entrega. Eso fue una apoteosis22 .
Desfiló Toña Primera en una hermosa carroza: “La Canasta” adornada con flores.
Así como la ciudad va transformando su vida económica,
de igual forma se van ajustando las manifestaciones populares de la misma metrópoli. Barranquilla vertiginosamente fue convirtiéndose en centro piloto del desarrollo nacional; los carnavales que se desarrollaban en toda la región
norte del país, van centralizando su máximo escenario en
esta ciudad, convirtiéndose estas fiestas en las más representativas del folclor de la región porque en los carnavales se aglutina el folclor de la región costeña. Barranquilla
se convierte en el proscenio del arte caribeño. Y, además
de eso, en las comparsas y disfraces se recoge la historia y
el sentir de un pueblo con idiosincrasia propia. Las grandes jornadas liberadoras de los indios, los negros y los
criollos se representan en las danzas, y los disfraces sirven para ridiculizar normas sociales y personajes dominantes23 .
Muchos son los hechos y aspectos que se han sucedido durante la realización de las fiestas en honor a los dioses Momo,
Baco y Arlequín. Referiremos algunos aspectos del Carnaval barranquillero que se vienen dando desde tiempos atrás,
pero que han sufrido algunas modificaciones como resultado del proceso de desarrollo económico y político de la so-
22
DE LA ESPRIELLA, op. cit. Segunda parte. Diario del caribe,
febrero 4 de 1978. Entrevista con Marcos Fontalvo
23
CONSUEGRA HIGGINS, José. Desde mi Columna. 2 ed. Grijalbo,
Bogotá, 1997, 492 p.
66
EDGAR REY SINNING
ciedad barranquillera y costeña en general. Los carnavales
de Barranquilla –es bueno señalarlo– han expresado casi que
en su totalidad una permanente creación, o mejor, una recreación de los elementos de carnavales o festines antiguos,
y el nombramiento de Rey o Reina, presidenta o presidente,
sultana o capitana, nos recuerda los antiguos reyes de burlas
o de mofa, que al final eran asesinados después de tener la
posibilidad de mandar o gobernar. Recuérdese que en la antigüedad los festines eran presididos por un hombre, nunca
por una mujer. En cambio, en “La Arenosa” a partir de 1915
será una mujer la que presida, siendo ella siempre de la clase
dominante, y no como antes, que quien presidía la fiesta era
el hombre más popular y cumbiambero, “El Rey Momo”.
Es importante de igual manera señalar el cambio del título
democrático de Presidente por uno teocrático de Rey (concepción feudal).
Desde el año de 1918 la tradición de nombrar reinas del Carnaval se conserva hasta nuestros días. Obviamente que hubo
algunas interrupciones por causas externas, es el caso de 1948
(por el clima político que vivía el país en su conjunto) cuando no se eligió reina, y aunque se permitieron algunos regocijos populares, de todos modos el Carnaval disminuyó su
entusiasmo tradicional. Era lógico que el Estado de Sitio en
que vivía el país no permitiera el disfrute total de la libertad
de los costeños para rendirle culto a Baco. En 1953 hubo
varios muertos en el “Paseo Bolívar”, durante la coronación
de las reinas populares. Los sucesos tuvieron origen cuando
un “chistoso” (Anómico) hizo estallar totes, buscapiés, entre la multitud, lo que no era costumbre en “La Arenosa”,
provocando, por lo tanto, el pánico de la gente concentrada
en torno a la fiesta.
JOSELITO CARNAVAL
67
Otro hecho de suma trascendencia introducido en el Carnaval, organizado en sus inicios por amigos parranderos y en
cuya responsabilidad estaba elegir el que mandaba durante
la temporada de las carnestolendas, juntas o comités organizadores anteriormente informales, es su transformación en
una verdadera institución integrada por personalidades de la
clase alta, primero el Club Barranquilla o las Comisiones
Organizadoras del Carnaval hasta 1936; luego en 1937 la
SOCIEDAD DE MEJORAS PÚBLICAS, después en manos de organismos burocráticos creados desde la Alcaldía
Municipal, del Concejo y de la misma Gobernación del Atlántico así: 1938, Junta de Festejos del Carnaval; 1941, Junta Organizadora del Carnaval; 1947, Junta Municipal del
Carnaval; 1958, nuevamente Junta Organizadora del Carnaval; 1960, Junta Central del Carnaval; 1961, Junta Organizadora de las Festividades del Carnaval; 1966, Junta Provisional de Turismo y Carnaval; y 1967, Junta Permanente del
Carnaval24 , años más tarde por acuerdo municipal se crea la
CORPORACIÓN AUTÓNOMA DEL CARNAVAL, con
participación de la clase política, la empresa oficial y privada, y un representante de las Acciones Comunales, presidida por un personaje nombrado desde la Alcaldía Mayor y
quien nombraba a su vez a la Reina del Carnaval. Hoy la
reina es nombrada por quien maneja la fiesta: “EMPRESA
CARNAVAL DE BARRANQUILLA S.A.”, creada en 1992,
una empresa de economía mixta cuya Junta Directiva está
presidida por el Alcalde Mayor de la ciudad e integrada por
personas pertenecientes a la empresa privada y del gobier-
24
ESCOBAR RAMÍREZ, María Marcella. Impuestos y reglamentos para el Carnaval de Barranquilla 1930-1970. En: Primer Encuentro
de Investigadores del Carnaval de Barranquilla. Fondo de Publicaciones de la Universidad del Atlántico, pp.125-134; Barranquilla, 1999.
68
EDGAR REY SINNING
no, con un Presidente del Carnaval y un Gerente. Asimismo, existe un ente operador de la fiesta, que es la “FUNDACIÓN CARNAVAL DE BARRANQUILLA”* . Es decir,
la organización de la diversión popular se encuentra dentro
de unos marcos impuestos, expresión de la racionalidad burguesa, que no es más que la hegemonía cultural que señala
Antonio Gramsci. Decisiva va a resultar la participación de
la empresa privada en la organización, dirección y manejo
de las carnestolendas, bajo el absoluto respaldo oficial. El
Carnaval se ha convertido en una verdadera FERIA COMERCIAL por cuanto la publicidad de productos a través del patrocinio de carrozas, comparsas, disfraces, etc., va adquiriendo cada vez más significación, hasta el punto de casi
ocultar la creación popular, que con mil dificultades subsiste, al perderse en ese mundo publicitario los aspectos tradicionales, populares, las costumbres, lo vivo, lo empírico y
lo folclórico, elementos de una auténtica expresión de la
cultura popular regional y nacional.
El carácter elitista del Carnaval se va a consolidar año tras
año, y los clubes sociales van a asumir la responsabilidad de
definir la reina de la fiesta. Son los clubes los escenarios
para la coronación y proclamación de las reinas y las capitanas de los bailes. El Club Social se convirtió en el epicentro
de las fiestas, a donde sólo pueden asistir sus socios. El diario El Heraldo de Barranquilla publicó el siguiente aviso:
CLUB BARRANQUILLA, Fiestas (título). Se advierte a las
* Después de deambular por la ciudad, de oficina en oficina, la Fundación recibió en enero de 2000, en comodato una casa, de la familia
Caridi-Mitrani, conocida como la “Casa del Carnaval”, donde además
de las oficinas administrativas del Carnaval está proyectado un Museo
del Carnaval con el nombre de “Elsa Caridi”.
JOSELITO CARNAVAL
69
comparsas que asistirán al Baile de Carnaval que se efectuará el 20 del presente, que deben enviar antes de esta fecha a la Secretaría del Club, una lista de las personas que
las componen. Dichas comparsas sólo deben estar integradas por Socios del Club y por damas y caballeros no residentes en el Departamento que hayan sido invitados previamente por la Junta Directiva. A este baile no se permitirá la
entrada a menores... Igualmente, se advierte que el Baile de
Carnaval para niños que se efectuará el Domingo 21, será
únicamente para los hijos y hermanos menores de los socios, por consiguiente es necesario enviar a la Secretaría
las listas de las personas que las componen para obtener la
aprobación de la Junta Directiva... Debido al riguroso control que habrá en la portería se ruega a los socios reclamar
la tarjeta respectiva en la Secretaría25 . Nos parece que sobran los comentarios, porque el aviso es bastante explicativo. Así como ese aviso se encuentran muchos de otros Clubes Sociales, tales como: Miramar, A.B.C., Alemán, Country,
etc. Con los clubes, las comparsas y danzas también se
elitizan y forman con el correr de los tiempos grupos de bailes especializados (Ballet), quienes se encuentran en esos
sitios el escenario para vender la creación popular en forma
ridícula y fastuosa. De igual manera, aparecen comparsas
escenificando extravagancias o motivos copiados de las metrópolis europeas o norteamericanas. De todos modos, en
las carnestolendas de Barranquilla se mantienen algunas tradiciones, y otras ya se perdieron a consecuencia de todos los
trastornos culturales, que obedecen al proceso acelerado del
desarrollo económico de la ciudad, el cual hace que penetren expresiones propias de otras sociedades mucho más desarrolladas.
25
El Heraldo, Barranquilla, enero 13 de 1940.
70
EDGAR REY SINNING
Un hecho de mucha significación es que la elección de la
Reina del Carnaval va a seguir siendo por el voto popular, a
través de los clubes sociales, lo cual en la década del 40 fue
una constante. Así fue elegida por ejemplo Nini Munárriz o
Tica Manotas. Por esta misma época se comenzaron a organizar los reinados en los barrios populares. En el periódico
El Tiempo del 18 de enero de 1947, se informa como subtítulo: Todos los barrios obreros tendrán reinas que serán
coronadas por Ana María I, la reina central de ese año. Más
adelante la nota amplía el comentario así: Habrá reina en
los barrios obreros, con lo cual se da al Carnaval un clima
de amplitud. La Reina Ana María I coronará en ceremonias
especiales a las reinas de los barrios26 . Las fuentes consultadas hasta ahora señalan que a partir de ese año se inician
los reinados populares por barrios, no como concurso, como
se implementó más tarde.
La fuerza del Carnaval en la segunda mitad del siglo XX es
tal, que a finales del mismo aparecen nuevos eventos organizados por la Empresa CARNAVAL S. A. como: “Carnaval su música y sus raíces”, “Fiesta de danzas y cumbias”,
“Festival de Danzas de relaciones, especiales, comedias y
letanías”. En el lunes de Carnaval se viene organizando la
“Gran Parada de Comparsas y Fantasía”, “Reina y Rey Momo
Infantil” y “Joselito se va con las cenizas”. Han aparecido
desfiles organizados por fuera de la Empresa carnavalera, es
el caso del conocido como “Carnaval de la 44”, organizado
por Edgar Blanco y la Asociación de Grupos Folklóricos del
Atlántico. Este carnaval tiene cada vez mas fuerza, nombra
Reina y se ha convertido en una verdadera alternativa, para
26
El Tiempo, Bogotá, enero 18 de 1947.
JOSELITO CARNAVAL
71
La danza de los micos
Foto: Samuel D. Tcherassi
72
EDGAR REY SINNING
los grupos que no pueden desfilar en los eventos oficiales y
para muchos habitantes de la ciudad que no cuentan con los
recursos necesarios para trasladarse hasta la Vía 40. Además se realizan el Carnaval del Sur-Occidente, un desfile
para la calle 84, que cada año toma más fuerza, y el “Desfile
Gran Guacherna Gay”, evento organizado por la Corporación Autónoma del Carnaval Gay. El viernes, antes del sábado de carnestolendas, en la Plaza de La Paz, frente a la
catedral de la ciudad, se viene organizando la “Noche de
Tambó”, como un homenaje a la cumbia; centenares de
cumbiamberas y cumbiamberos bailan como en los tiempos
de los abuelos.
Dos hechos bien importantes que se deben destacar: primero, en el año de 2001 el Congreso de la República, a través
de la Ley número 706 del 26 de noviembre de ese año, declaró como Patrimonio Cultural de la Nación el Carnaval de
Barranquilla; y segundo, el 7 de noviembre de 2003, la
UNESCO lo proclamó como Obra Maestra del Patrimonio
Oral e Intangible de la Humanidad. Estos dos hechos, de
gran importancia para las carnestolendas barranquilleras,
permiten a los hacedores del Carnaval como a las autoridades (nacional, departamental y distrital) asumir muchas más
responsabilidades frente al mundo.
Como puede apreciarse, el desarrollo del Carnaval en la ciudad cada año, se muestra más vital y, por lo tanto, todos los
sectores participan en él. Y es justamente lo anterior lo que
nos permite pensar cómo, en una ciudad que no tuvo, ni tiene aristocracia rancia, fue posible que unos comerciantes
acomodados llegaran con sus fiestas y tradiciones suburbanas, y se mezclaran con los mismos tambores y gaitas, instrumentos que tal vez en su lugar de origen eran discrimina-
JOSELITO CARNAVAL
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dos pero aquí aceptados. Se lograron incorporar elementos
de unos y otros en la fiesta; es posible que las diferencias se
ocultaran y dieran paso a la “amnistía social” que es el Carnaval por definición. Ese proceso no ingenuo, por supuesto,
nos permite en el presente disfrutar, a pesar de las diferencias sociales. Afirmamos que en Barranquilla existe un verdadero disfrute, que no se aprecia en otra ciudad; la fiesta
popular y alegre del país con más participación, es sin duda,
el carnaval barranquillero. Eso es posible porque la gente se
apropia de la fiesta, en cada casa se siente el goce y se trasmite al vecino. En cada vehículo, particular o público, se
vive la fiesta. Cada sector tiene su propio “charco” para disfrutar hasta el cansancio. Todos buscan estar cerca al goce
colectivo, nadie quiere perderse de ir a la vida carnavalera,
la segunda vida. Afortunadamente la ciudad fue una tierra
fértil para que esta fiesta que nos pertenece a todos se
enraizara y creciera por siempre.
Barranquilla es, entonces, la receptora de una fiesta europea con raíces en oriente medio y África, consolidada con
el transcurrir de los años, pero fortalecida con los aportes
de nuestros nativos y los negros. La ciudad se convierte en
el escenario vital para perdurar en el tiempo. La fiesta pierde ese sabor rural (folclórico) como tal, pero se enriquece
con los elementos de la modernidad, y los sectores populares urbanos asimilan esa fuerza y se apropian de aquello
que le es útil. La sabiduría, la creatividad y la imaginación
popular, son la clave para evitar el aislamiento con el mundo moderno.
Igualmente, la fiesta recibe influencia del desarrollo de las
diferentes actividades económicas que se asientan en
Barranquilla. Ese breve recuento descriptivo de los carnava-
74
EDGAR REY SINNING
les curramberos y su transformación, como afirmamos, los
ubican como la expresión más folclórica del país escenificada
en una gran ciudad. La sociedad barranquillera se fue convirtiendo en mercantilista y luego en industrial, con una apreciable actividad comercial, lo que la muestra como la máxima expresión del capitalismo regional. Así mismo, el Carnaval de Barranquilla fue “opacando” el que se realizaba en
otras ciudades tan importantes como ella y con más tradición carnavalera, como son los casos de Santa Marta, Ciénaga y la misma Cartagena. Hasta aquí hemos mostrado algunos aspectos y hechos significativos de la gran fiesta costeña hasta la primera mitad del siglo XX. De ahí hacia acá el
Carnaval tiene su máximo escenario en esa ciudad cosmopolita. Eso nos llevaría a formularnos algunas preguntas,
como: ¿cuáles fueron las causas que determinaron su mayor
escenificación en Barranquilla? y ¿qué relación tiene su realización en esta ciudad con el desarrollo del capitalismo regional? Trataremos de dar respuestas a estas inquietudes a
partir del desarrollo capitalista en Barranquilla, y señalar,
además, algunas referencias del resto de la región, para poder comprender la relación entre Carnaval y Capitalismo.
B. INCIDENCIA DEL CAPITALISMO
EN EL CARNAVAL
Como puerto fluvial, Barranquilla desde el siglo XIX se destacó por su gran actividad comercial. Paralelo a su desarrollo y con la gran oleada de migrantes que llegaron a ella al
final del siglo XIX, se va configurando un centro urbanístico destacado en la región y en el país, lo cual motiva la concentración de las manifestaciones culturales en su interior.
Pero no solamente el comercio se desarrolla, sino que tam-
JOSELITO CARNAVAL
75
bién se comienza a dar en forma lenta el progreso industrial
en la región, sobre todo en las tres ciudades costeras. No
obtante, sólo “La Arenosa” al finalizar la década de los veinte
del siglo XX se mantiene firme dentro del contexto nacional, para seguir adelante en su fortalecimiento como ciudad
comercial e industrial. El liderazgo en este sector lo mantuvo durante mucho tiempo Cartagena; sin embargo, a partir
de la década de los treinta del siglo XX, Barranquilla despega resueltamente por la vía de la industria, se ubica en el
primer lugar en la región y rápidamente logra el cuarto puesto
en el contexto nacional. Desde esa década el desarrollo capitalista dependiente de la región y el país ha sido progresivo, y con todo esto la clase dominante se ha consolidado
cada día más y ha permanecido en el poder a través de los
dos partidos tradicionales. Para la década de los ochenta del
siglo XX la ciudad se ha fortalecido más desde el punto de
vista económico y financiero; hoy en día es imposible pensar en una empresa nacional o una entidad financiera que no
tenga una agencia o representación en ella.
Barranquilla, capital industrial de la Costa Caribe, guarda
en su interior todas las características de una sociedad que
viene siendo el resultado del desarrollo capitalista: de un
lado, progreso de los sectores industrial, comercial, urbanístico, financiero y de infraestructura (hoy deficiente), y del
otro, desempleo, miseria, hambre, tugurios y profundas contradicciones sociales. Ya vemos cómo desde el momento en
que comienza a convertirse en centro de atracción comercial
y punto obligado de intercambio –recordemos su posición
geográfica–, origina el desplazamiento de las clases más interesadas en usufructuar este hecho. Posteriormente su consiguiente proceso de urbanización, por la excesiva convergencia de sectores campesinos en busca del trabajo que la
76
EDGAR REY SINNING
urbe ofrece a cambio del sacrificio de sus valores culturales,
la convierte en epicentro de toda una región en vías de desarrollo. Al darse el proceso de industrialización, una nueva
etapa del capitalismo, se presenta una concentración de capital en pocas manos, en contradicción con la simultánea
pauperización de la gran mayoría. Esta contradicción entre
producción social y apropiación capitalista produce un antagonismo entre el trabajador y el dueño del capital, situación
que se refleja en la realización del Carnaval y que tiene que
ver directamente con la máxima escenificación del festín de
Barranquilla.
Partimos de señalar, y lo reafirmamos, que en todas las
subregiones de la Costa Caribe se realizan carnestolendas
(un poco menos en los actuales departamentos de Córdoba y
Sucre), aunque con menos pompas que antes pero que de
todos modos reflejan las condiciones económicas de cada
lugar. Podemos afirmar que los carnavales se festejan dentro de su propia lógica; es decir, en los sitios en donde la
actividad comercial e industrial no ha penetrado con gran
fuerza, se observan manifestaciones típicamente populares
y sus fiestas no son de resonancia, ya que la mayoría de
participantes son personas de la localidad que por años celebran su tradición de acuerdo con sus propios medios.
Todavía se siente la presencia de ese carnaval rural o de aldea en muchos de nuestros pueblos costeños, y en otros se
muestra un carnaval intermedio entre lo que es Barranquilla
y estos pueblos. Existen, entonces, grandes diferencias entre el Carnaval de “La Arenosa” y el que llevaron los
ribereños, samarios, cienagueros, magangueleños y
cartageneros. ¿Por qué estas diferencias? Miremos cuáles
eran los elementos que lo conformaban en los pueblos don-
JOSELITO CARNAVAL
77
de se daba un carnaval rural, dentro de una comunidad
(GEMEINSCHAFT), donde todos sus habitantes se conocían muy bien y cada uno realizaba una actividad común a
los demás miembros. Esta característica es propia de lo que
define Robert Redfield como una “sociedad folk”,ˇ que no
es más que una pequeña sociedad, que actúa con unos patrones culturales establecidos por la costumbre, y como lo señala Emilio Durkheim, que funciona a través de la “solidaridad mecánica” entre sus componentes. Esta “sociedad folk”
posee otras características intrínsecas, como el aislamiento,
pues no tiene contacto con individuos que no pertenezcan a
su sociedad: en una sociedad folk tipo, lo que un hombre
conoce y cree es lo que conocen y creen todos los hombres.
Hábitos y costumbres son una misma cosa27. Además es
homogénea y analfabeta, con un gran sentido de solidaridad
de grupo; sus habitantes poseen los mismos intereses, lo que
producen se consume, es un pequeño mundo, cada problema que aparece lo resuelven en su totalidad en casi la misma
forma, tiene “una cultura”, la conducta convencional se conforma por patrones claramente definidos. De igual manera,
un hecho importante, según lo expresado por Redfield, es
que todas las relaciones son personales... es una sociedad
familiar... puede considerarse como integrada por familias28 .
Estas son las características fundamentales en las comunidades de pueblos ribereños que llegan a Barranquilla. Claro
está que estos pueblos sí tenían contacto con otras comunidades más desarrolladas, lo que acontece es que no se puede
aspirar a encontrar un modo de producción puro, o mejor,
27
REDFIELD, Robert. La sociedad folk. En: Introducción al folklore, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1978.
28
Ibíd
78
EDGAR REY SINNING
unas relaciones puras, sino que unas dominan a otras. Esto
también es válido para cualquiera de nuestras pequeñas ciudades en el siglo XVII e inclusive en el siglo XVIII. Entonces los ribereños y los otros pobladores van a llegar a “La
Arenosa” e inicialmente conforman pequeñas comunidades
o colonias, donde funcionan con sus propios mecanismos
tradicionales, expresados en la forma de vida; por ejemplo,
los que ubican la vivienda en las cercanías del río son los
que vienen de los pueblos ribereños; de igual manera sus
fiestas patronales, y todas sus actividades, excepto el trabajo, son todavía de su punto de origen. De ahí, entonces, que
las danzas organizadas al comienzo del Carnaval estén conformadas por viejos amigos y conocidos, y las realizen porque sienten una identificación cultural con su pasado; todo
el barrio se motiva a participar porque aún se siente como en
“el pueblo”. Los recursos utilizados forman parte de su imaginación, y elaboran su vestuario y todos sus aditamentos
por su propia cuenta, sin patrocinadores. Más tarde todo comenzará a modificarse, y para llegar allá será necesario que
sucedan muchas cosas.
Sin lugar a equivocarnos, afirmamos que el actual Carnaval
de Barranquilla deja ver claramente que ésta es una ciudad
mucho más avanzada que las demás de la región. Basta tener en cuenta que, desde principios del siglo XX, “Curramba”
sufrió un impulso comercial y con el transcurso de los años
se industrializó, y que simultáneamente la celebración del
Carnaval de la Costa Caribe iba encontrando en ella el mejor escenario para su realización,mientras en otras ciudades
iba desapareciendo o disminuyendo; entonces la burguesía
convierte la fiesta patria del “Once de Noviembre” en Carnaval, se monta más tarde el fastuoso “Reinado Nacional de
la Belleza” en Cartagena, y después Santa Marta crea el es-
JOSELITO CARNAVAL
79
pectáculo de “La Fiesta del Mar”. No quiere ello significar
que en Santa Marta hayan desaparecido los carnavales, sino
que se quiso suplir éstos por otra festividad; lo que no logró
la dirigencia samaria sí se obtuvo en Cartagena, donde el
Carnaval tenía fuerza en los barrios populares, como
Getsemaní, La Popa, La Quinta, Toril y en otros sectores,
como también en reducidos grupos de comerciantes y burgueses, y no en la aristocracia, que siempre los criticó y combatió.
Mientras esto sucede en las ciudades mencionadas, en los
pueblos el Carnaval sigue desarrollándose dentro de su propia dinámica y la lógica de sus habitantes, donde aparecen
ya inclusive elementos extraños, importados desde
Barranquilla, expresados en adornos (mercancías) y picós
de una sociedad diferente que no tiene nada que ver con sus
propios patrones culturales.
Entre tanto, en Barranquilla las empresas crecen y con ellas
también la organización del Carnaval hasta el punto que hoy
cuenta con su propia estructura legalmente sostenida por la
clase dirigente, convertida en una atractiva institución que
domina ideológica y jurídicamente la diversión popular. El
Carnaval es hoy la fiesta que más productos ofrece y vende,
a costa de la alienación del hombre, ya que unos ofician como
emisores de un mensaje publicitario y otros lo reciben. La
clase dirigente se ha tomado un evento que por generaciones se ha transmitido, y que constituye un momento de diversión popular para imponerle una formalidad “generosamente” patrocinada por ella. ¿Qué es lo que ha sucedido para
que muchos habitantes y organizaciones populares manifiesten opiniones en contra de lo que hoy se hace? Miremos.
Barranquilla, lo hemos afirmado, se desarrolla comercial e
80
EDGAR REY SINNING
industrialmente en forma rápida, y hacia ella converge mucha gente de la región costeña, del país en general y hasta de
otras latitudes, que lleva consigo ese carnaval rural, de la
comunidad, y lo mantiene en “La Arenosa” –su nuevo espacio habitacional– por un tiempo, el cual más tarde, con el
correr de los años, va desapareciendo y se “organiza” dentro
de parámetros que no son de la comunidad sino de la sociedad (GESELLSCHAFT), donde ya no son los vínculos familiares los que priman sino los individuales.
Tal como lo señala Ferdinand Tonnies, la sociedad está integrada por personas independientes que han suscrito un pacto;
la sociedad ya no funciona con conciencia colectiva (“solidaridad mecánica”) sino a la inversa (“solidaridad orgánica”).
Barranquilla, entonces, no es una pequeña sociedad (una comunidad) sino que es una sociedad; no es un pueblo (rural)
sino una sociedad (urbana), donde los intereses que van a primar son diferentes y nuevos para los recién llegados, quienes
deben comenzar a aceptarlos para poder sobrevivir.
Aquí nos aparece, entonces, la contradicción rural/urbana.
Barranquilla es una sociedad urbana, que alcanza esta posición por sus características evidentes: sus nuevos habitantes
ya no producen lo que consumen, su ocupación no es la agricultura o la pesca para sobrevivir, sino el comercio o la industria; son empleados, asalariados, o sea que se da el enfrentamiento entre ocupaciones tradicionales y modernas.
Las ciudades, dice Manuel Castells, de las sociedades dependientes son el resultado también del otro polo en la dinámica de desarrollo desigual. Es decir, son expresiones
especiales de la concentración de medios de producción, de
unidades de gestión y de medios de reproducción de la fuerza de trabajo necesaria, así como de distribución de las
JOSELITO CARNAVAL
81
mercancías solicitadas por el mercado que se desarrolla a
partir de este proceso de acumulación capitalista29 .
En Barranquilla se fue concentrando toda la actividad comercial de la Costa Norte y hacia ella corrieron sus vecinos,
llevando consigo sus costumbres y tradiciones autóctonas,
que van desapareciendo a medida que aparecen otros elementos en su nuevo hábitat. Es importante señalar cómo ese
paso de una economía doméstica a una de manufactura, y
más tarde de gran fábrica, va a golpear a los recién llegados
puesto que el proceso de alienación es cada día mayor, hasta
llegar a la totalidad del Ser (el anterior campesino o pescador, convertido en obrero asalariado). Pero a la ciudad sigue
llegando gente de todas partes, emigrantes atraídos por los
empleos que suscita una acelerada industrialización, sobre
todo a partir de 1930.
Manuel Castells nos brinda algunas características que encajan perfectamente en la sociedad barranquillera: 1. La descomposición previa de las estructuras sociales agrarias y
la emigración de la población hacia los centros urbanos ya
existentes, proporcionando la fuerza de trabajo esencial a
la industrialización; 2. El paso de una economía doméstica
a una economía de manufactura, y después de una economía de fábrica, lo que significa al mismo tiempo la concentración de mano de obra, la creación de un mercado y la
constitución de un medio industrial30 . A eso podemos agregar que la ciudad se ha ido convirtiendo en una metrópoli y,
según el mismo autor, el desarrollo vertiginoso de la nave29
CASTELLS, Manuel. La cuestión urbana, 7 ed. Siglo XXI, México, 1980.
30
Ibíd
82
EDGAR REY SINNING
gación aérea ha sido un elemento básico en la interpretación de las distintas zonas metropolitanas31 , y Barranquilla
ha tenido todo lo anterior. Recordemos que la aviación colombiana nació en ella.
De otro lado, el avance económico implica un desarrollo urbanístico y, por lo tanto, una sociedad urbana con una cultura urbana, contraria a la “sociedad folk” o la comunidad de
vecinos. La ‘Sociedad Urbana’ es definida ante todo como
una cierta cultura, la cultura urbana, un cierto sistema de
valores, normas, relaciones sociales que poseen una especificación histórica y una lógica propia de organización y
de transformación32 : todos estos valores y normas hacen su
aparición en la nueva Barranquilla. Podemos señalar también que la “cultura urbana” es un sistema de valores, actitudes y comportamientos, característico de la sociedad industrial. Barranquilla comporta el perfil de las ciudades latinoamericanas en su sector terciario: comercio pequeño y ambulante, servicio doméstico, trabajo no especializado y transitorio y desempleo disfrazado. Estos elementos forman parte
de la nueva ciudad. Algo más va a diferenciarla de Cartagena
y Santa Marta, porque está construida bajo los parámetros
portugueses, ya que las ciudades hispanas asumían básicamente el papel de gobierno, como correspondía a la política mercantilista de la Corona de Castilla, mientras que las
implantaciones portuguesas en Brasil estaban mucho más
centradas sobre la rentabilidad del intercambio de productos y de las explotaciones intensivas en las zonas cercanas a
los puertos33 . Ese ha sido el papel de Barranquilla desde sus
31
Ibíd
Ibíd
33
Ibíd
32
JOSELITO CARNAVAL
83
inicios, y hoy en día expresa mejor esa condición en la región y en el país.
La vida de la antigua villa se ha transformado sustancialmente y, por ende, todo su sistema de valores. La vida ha
cambiado para el hombre sencillo llegado del pequeño pueblo, el movimiento de individualización se acentúa cada vez
más, los lazos consanguíneos, de amistad y de coterraneidad
se van deshaciendo, y todo esto por la dispersión urbana que
causa el desarrollo económico.
Antes las parejas trataban de vivir en el barrio al momento
de comprometerse, hoy ya no; ese mismo hecho disuelve
cualquier tipo de organización para bailar o danzar en carnaval, y eso se manifiesta en Barranquilla; existen danzas cuyos integrantes, que antes estaban junto o cerca en la vecindad, hoy en día sólo se ven para la víspera de la fiesta, no
hay ensayos o prácticas en los días que la anticipan. Al presentarse esta complejidad socioeconómica y sociocultural,
el Carnaval se va a transformar, al igual que la ciudad; la
clase dirigente y dominante toma el mando de la fiesta y la
organiza a su antojo, decide sobre el espacio y aun sobre el
tiempo de duración de los espectáculos. La clase alta dispone, pues, de los medios ideológicos y materiales, dentro de
los cuales están la radio, los periódicos, la televisión y, ¿por
qué no decirlo?, el Carnaval. Ella organiza, dispone, dirige
y ordena la realización de la fiesta, es la que determina la
forma de participación de los demás sectores, “estimula” premiando las mejores comparsas, los mejores disfraces, etc.,
es decir, pone a competir a los hombres en lo más sublime,
como es en su creación espiritual.
84
EDGAR REY SINNING
Hoy en día ya no aparecen los ejecutantes de comparsas y
danzas, como tampoco los disfraces en los barrios populares
(aunque sean del mismo barrio o de un vecino) sino que hay
que trasladarse hasta un sitio determinado por los organizadores para que la gente aprecie el espectáculo (la dirigencia
se refugia en balcones o en un palco especial construido para
tal fin y protegida por las fuerzas militares) y a una hora
determinada también por ellos, con el sofisma de mostrar a
los turistas lo que es el Carnaval, es decir, entonces que éste
se realiza “como expresión del interés general” de los
barranquilleros.
En la práctica eso significa que la clase dirigente determina
hasta el sitio de ocio de los sectores populares, siendo esencialmente una sociedad capitalista, con su racionalidad burguesa. Sin embargo, en las clases bajas de la ciudad encontramos aspectos de los carnavales populares de antaño y de
pueblo, porque aunque estén en contacto con la “sociedad
no folk”, conservan sus valores y son a la postre los sectores
de clases que no han dejado morir el verdadero Carnaval
popular, debido a que en su forma urbana el estrato folk es
sólo una parte de la comunidad34 .
El capitalismo industrial, comercial y financiero se manifiesta antes de todas las actividades de las carnestolendas y
durante ellas, a través del patrocinio de verbenas en los barrios populares, con el compromiso de expender un producto determinado en forma exclusiva; por ejemplo, las siguientes combinaciones son características en carnaval: PepsiCola, Cerveza Aguila y Aguardiente Cristal; Coca-Cola,
34
FOSTER, George M. ¿Qué es la cultura Folk? En: Introducción al
folklore, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1978.
JOSELITO CARNAVAL
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Bavaria y Aguardiente Antioqueño, entre otras. De igual
manera, en las comparsas, danzas, disfraces y carrozas se
aprecian, además de los anteriores productos, estos: Café
Almendra (que expone una comparsa de “Los Cabezones”
desde hace varios años), Café Universal, Maicena, al igual
que cooperativas, jabones, perfumes, detergentes, raticidas,
etc., y algo curioso pero lógico dentro de la sociedad capitalista: una marca exclusiva de tractores hala las carrozas de
las reinas. De ahí que afirmemos que los actos masivos del
Carnaval son unas grandes vitrinas comerciales, donde se
anuncian productos propios del capitalismo mundial, que
configura una GUERRA PUBLICITARIA.
Por su parte, el proletariado inicia su participación en el Carnaval cuando la clase dirigente comienza a montar la empresa; en la fabricación de esta vitrina el proletariado
barranquillero se vincula en calidad de asalariado, aportando su fuerza de trabajo. Varias entidades locales adelantan
el pago de salarios, a fin de que todo el pueblo barranquillero
pueda “libremente” disfrutar del jolgorio, y éste, que únicamente cuenta con el recurso salarial como subsistencia, lo
regresa en menos de cuatro días a las arcas de su patrón,
como pago a la demagógica forma de divertirse. Igualmente, el obrero y el desempleado recurren al prestamista y usurero, a fin de empeñar sus pequeñas pertenencias con el ánimo de garantizar el trago y el baile como única forma de
diversión, a sabiendas de que en muchos casos es casi imposible conseguir sacarlas de su empeño. Otro tanto sucede
con la gran cantidad de vendedores ambulantes que aparecen ofreciendo un sinnúmero de productos, y con la ganancia logran sobrevivir durante un año. A través de todas estas
expresiones vemos el reflejo de una cultura urbana material
que vive en la sociedad barranquillera. Pero estos aspectos
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EDGAR REY SINNING
no sólo afectan lo material sino también lo espiritual, ya existe
una estrecha relación entre ambos.
Pues bien, así como el obrero echa mano de sus escasos recursos para poder divertirse, los artistas venden su creación,
no sólo para garantizar un medio de vida sino para impedir
que el arte se muera. Las manifestaciones espirituales, producto de la creación del hombre, denuncian un modo de vivir a través de la música, las danzas, las comparsas, etc. En
ellas la clase alta encuentra un medio de diversión, que solamente tiene en cuenta cuando le puede prestar algún tipo de
utilidad, como cuando se patrocinan las danzas, las comparsas o los disfraces –propaganda barata–, o cuando se encierra en sus clubes sociales a apreciar el ballet, que muestra en
forma falsificada y deformada los valores culturales y
autóctonos del pueblo.
El Carnaval, para los distintos sectores en él comprometidos, tiene una determinada importancia económica, que se
traduce en beneficios visibles a toda luz para los sectores
que manejan el comercio especialmente de comidas y bebidas embriagantes, para los empresarios dedicados al turismo y cuya principal fuente de ingresos es la industria hotelera, que para la época en que las fiestas se desarrollan goza
de buen impulso y de una gran ganancia, producto no sólo
del simple turismo sino de la especulación que de él se hace,
siendo los principales pilares de dicha ganancia los trabajadores de esta rama y, obviamente, los turistas. Los empresarios del transporte aéreo y terrestre (intermunicipal y urbano) aumentan sus ganancias dado el flujo de turistas que se
presenta, y la movilización de los habitantes de la ciudad y
poblaciones circunvecinas, que aumenta en gran proporción
JOSELITO CARNAVAL
87
por la realización de este evento o atraídos por las orquestas
internacionales o famosas.
Así mismo, el Estado se beneficia enormemente, gracias a
la venta incrementada de bebidas, cigarrillos y otros elementos de primera necesidad para el goce carnavalero, que generan fuertes sumas derivadas de los distintos impuestos que
gravan dichos artículos: hay gente que cree que se perjudican los bancos, la industria y el comercio, porque tienen
que cerrar sus puertas al público, pero se ha comprobado
que durante los cuatro días de Carnaval, en Barranquilla
se mueve más dinero en efectivo que durante dos meses en
la Bolsa de Valores de Bogotá35 .
Entonces, el capital gana y se divierte dentro de su propia
lógica, fruto de su posición económica. Pero, ¿qué ocurre
con la clase trabajadora y con la población en general? Hay
un grupo de personas que permanecen desocupadas, sin fuentes de trabajo durante 10 de los 12 meses del año. Estos individuos, no todos (tal vez ni una tercera parte), pueden encontrar trabajo en actividades artesanales, decorativas, artísticas y otras, que se remuneran a bajos costos, pero que de
todas maneras proporcionan algún ingreso a quienes a ellas
se dedican. No obstante, como bien afirma el refrán: Lo que
por agua viene por agua se va; dicho en otras palabras, lo
que se ha obtenido por el trabajo en cualquiera de las actividades del Carnaval, regresa a las mismas fuentes de donde
provino en razón del consumo obligado de las mercancías
que se ofertan –ya señaladas arriba–; se trabaja para poder
35
CERVANTES ANGULO, José. El Heraldo, Barranquilla, febrero
21 de 1979.
88
EDGAR REY SINNING
participar, y tratar de ganar u obtener un momento de alegría de los muchos de amargura que sufren nuestros obreros
y sectores marginados de la sociedad barranquillera. De esta
manera, dicho trabajo no ha solucionado ningún problema,
tan sólo ha servido para adormecer temporalmente la angustia que acosa a las clases menos favorecidas, donde año tras
año se deben ingeniar nuevos mecanismos y artimañas para
seguir disfrutando de las fiestas. Esta situación de desempleo en la región es general y se expresa con mayor claridad
en Barranquilla; sería difícil que en cuatro días de trabajo se
consiguiera la solución de los problemas económicos de una
gran mayoría de su población. Son muchos los que tampoco
logran un trabajo transitorio; sin embargo, participan por el
compromiso afectivo y, en cierta forma, moral, porque el
Carnaval está en sus raíces ancestrales, aunque en la práctica ello signifique su ruina, cada vez más notoria. Seres, que
en su angustia por conseguir dinero se deshacen de sus pocas pertenencias, las que van a parar a las casas de empeño,
y quienes ni siquiera las poseen, terminan en el lumpen, en
el robo y la mendicidad. Todo este tipo de acciones nos lleva a afirmar que hay un fin específico en el momento de las
carnestolendas: divertirnos, y no importa qué medios utilicemos para lograrlo.
Pero el desenvolvimiento económico del Carnaval, sus incidencias y su ruina, todavía no terminan para la cantidad de
personas que no poseen un negocio propio y que tan sólo
viven de alquilar su fuerza de trabajo. Los trabajadores de
bancos, almacenes, empleados públicos, los obreros de las
fábricas, los braceros del puerto, los loteros, los conductores, los maestros de escuela y, en general, un sinnúmero de
hombres y mujeres cuyo sustento se deriva de su condición
de asalariados, también reflejan su situación a través de de-
JOSELITO CARNAVAL
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jar empeñada, por no decir “quebrada”, su economía familiar, pues en el Carnaval invierten no sólo sus ahorros sino
también sus salarios, los cuales son “generosa y espontáneamente” adelantados por los patrones, ávidos de servir a los
intereses de una economía concentrada en manos de quienes manejan el comercio y la industria nacional y departamental. A muchos de estos asalariados les entregan el cheque después de cerrar el banco, y caen en las garras de los
usureros en las casas de cambio, perdiendo, de esta forma,
por punta y punta.
Así, pues, la ganancia es notoria para las grandes industrias
de los monopolios particulares y estatales (industrias licorera, gaseosera, cervecera, tabacalera), de la misma manera
como es notorio el empobrecimiento cada vez más de cantidades de seres humanos que transitan en las capas medias y
bajas de la población, cuyos efectos son duraderos, por no
decir que eternos e insolubles. De ahí, entonces, que el carnaval rural que llegó de los pueblos cercanos a “La Arenosa” va desapareciendo, y en su lugar surge con más fuerza
un carnaval urbano; el primero se caracteriza por ser un “carnaval-fiesta-religiosa”; y el segundo, por ser un “carnavalfiesta-profana”. Sólo a partir de estos hechos podemos acercarnos a entender cómo el Carnaval tradicional va dando
paso a otro moderno, con todas las implicaciones sociológicas presentadas; esto es normal, porque en una ciudad con el
desarrollo de Barranquilla es apenas lógico que las cosas
que se realizaban antes no se puedan dar ahora; su crecimiento económico, urbanístico y demográfico no le permite
que se realicen los “asaltos” carnavaleros y otras actividades lúdicas y festivas propias de las carnestolendas. Aunque
no por eso se debe utilizar para el disfrute de una clase dominante, que no tiene nada que mostrar y que se recrea con
90
EDGAR REY SINNING
el circo que aprecia, y solamente llega más allá hasta cuando hace de jurado calificador de la creación popular; esto es
el colmo de la desfachatez.
Es evidente, entonces, que para cada clase social el Carnaval tiene un significado diferente: para los ricos, el momento de exhibir su lujo y su poder económico, no pudiendo
prolongar su ostentación cuando la gran burguesía y la burguesía media padeciesen pérdidas financieras considerables. Para las capas inferiores, el Carnaval significaría, no
una ostentación de riqueza y poder, sino la diversión y la
alegría, continuando por ello su existencia a pesar de las
crisis económicas36.
Es dentro de esa complejidad socioeconómica donde podemos entender el Carnaval como manifestación de un pueblo. Eso es claro cuando analizamos que el Carnaval como
manifestación del pueblo costeño recogió en épocas pretéritas aspectos del folclor propio de los aborígenes, esclavos y
colonizadores de toda la región, dentro de los cuales sobresalió principalmente la danza y el lamento negro, mezclados
lógicamente con aquellas formas carnestoléndicas y religiosas traídas por los colonizadores españoles. De esta mezcla
se fueron eliminando poco a poco las manifestaciones verdaderamente populares, para dar paso a formas mucho más
sofisticadas, producto de una cultura europea dominante (los
desplazamientos de gente hacia esta región no sólo fueron
desde todos los puntos del país, sino de muchos inmigrantes
extranjeros, que de igual manera se fueron residenciando en
36
PEREIRA DE QUEIROZ, María Isaura. Evolución del Carnaval
Latinoamericano (traducción de Edgar Bolívar), Quirama, Medellín,
1983.
JOSELITO CARNAVAL
91
nuestra Barranquilla), impulsada por un interés comercial
de gobernantes y mercaderes que convirtieron el Carnaval
en un estereotipo de una de las fiestas que llegó a tener destacados matices de cultura popular. Si antes la incidencia de
la religión cristiana y de las formas culturales primitivas fueron muy notorias y definitivas, estas, ahora, dan paso a nuevas expresiones, producto de un concepto elitista y comercial de las llamadas FIESTAS DE CARNESTOLENDAS.
En este punto preciso podemos afirmar que lo que hoy día
se presenta, está muy lejos de recoger un verdadero sentimiento popular, por las razones expuestas y que desarrollaremos más adelante, lo cual ha originado hechos de otro orden, especialmente en lo económico-social.
Es tanta la incidencia de los capitalistas en el Carnaval, que
han puesto a nuestros hombres de los sectores populares (los
verdaderos creadores del arte popular que permite que el
Carnaval en su expresión más sublime no desaparezca) a
competir, como si la creación espiritual se pueda premiar
con las migajas que suelta el capital, y lo peor es que juegan
al doble papel de jueces-espectadores. Hoy existen concursos de danzas, comparsas (pequeñas y grandes) y disfraces;
premian las orquestas, los combos y los grupos vallenatos.
Mientras organizan lo que les conviene, apagan o relegan
otras manifestaciones, como los pregoneros (letanieros),
quienes en forma artística satirizan la sociedad –sólo recientemente se les ha organizado un concurso–, y otras expresiones de la cultura espiritual barranquillera, que por la misma naturaleza de la sociedad actual han desaparecido y han
entrado a formar parte de las costumbres perdidas.
92
EDGAR REY SINNING
1.
¿Quién ganará?
Como lo señalamos antes, el Carnaval ha impuesto muchas
cosas y ha desaparecido otras. Antes las comparsas, danzas
y disfraces recorrían las calles del barrio de origen, y los
vecinos al enfrentarse brindaban un espectáculo agradable y
sano, sin premios tangibles; sencillamente querían experimentar el orgullo de pertenecer a la danza ganadora, y al año
siguiente había que estar dispuesto a conservar el trofeo o a
reconquistarlo; de ahí se engendró la célebre rivalidad
carnestoléndica entre diferentes barrios que durante mucho tiempo constituyó un elemento característico del Carnaval. Así, mientras a Rebolo lo representaba el Torito, el
barrio Abajo era identificado con la danza del Congo Grande... En aquellas épocas las danzas tenían a toda la ciudad
como escenario. Hoy en día se muestran en espectáculos
públicos masivos, como la Batalla de Flores y la Gran Parada, dentro de un ámbito urbano completamente diferente
al del villorrio de finales y principios de siglo. Ahora, el
tiempo de las danzas no puede desperdiciarse en los tradicionales recorridos por los barrios populares, sino que debe
ser útil al Carnaval como espectáculo37. Esta es la mejor
descripción y análisis sobre el Carnaval y sus danzas. Ya se
acabó el carnaval rural, que le permitía al hombre
reencontrarse consigo mismo, y por el contrario aparece el
otro, el urbano, que se vende como mercancía, como espectáculo, por unas calles y carreras diseñadas por los organizadores (El Espacio) y a una hora también determinada pre-
37
ABELLO, Margarita y otros, “Yo vengo de otro lugar pero soy de
Barranquilla”, Diario del Caribe, Revista Intermedio, Barranquilla, febrero 10 de 1985.
JOSELITO CARNAVAL
93
viamente (El Tiempo), es decir, el Carnaval ya no es para los
vecinos, es para otros. La carnada para ir al desfile, al concurso, y mostrarse y participar en éste, es el premio (dinero);
el esmero no es por rendirle culto al dios del ocio, a Baco o
a Dionisos, sino al dios dinero; ya no es el Carnaval para
darle libertad al espíritu, sino para que otros se diviertan.
Danzas, comparsas y disfraces caen en la trampa de un concurso que manejaba una empresa, aunque hoy ha mejorado,
es la misma CARNAVAL S.A, con un jurado con alta calidad.
Pero los tentáculos del capital no se quedan ahí; se inventaron otro espectáculo encerrado y para el que pueda pagar:
EL CONCURSO DE ORQUESTAS Y ACORDEONES,
auspiciado por las casas discográficas interesadas en impulsar a sus artistas exclusivos. Este “famoso” concurso se inició en 1966, ideado por Arturo López Viñas, personalidad
muy conocida en el medio festivo y farandulero. La Empresa “Carnaval de Barranquilla S.A.” se encarga de la organización de esta competencia. El evento se prolongaba durante todo un día; sin embargo, en la actualidad se realiza durante dos días seguidos. El concurso se organiza en las modalidades de orquestas (nacionales e internacionales), combos y conjuntos vallenatos –durante varios años esta competencia se hizo separada, por el auge comercial de dicha
música–. Una vez se celebra la presentación de estos, se procede a hacer la entrega de los codiciados “CONGOS DE
ORO” para quienes ocupen los primeros puestos de cada
modalidad. Han sido muchos los comentarios adversos a este
evento, precisamente por su carácter competitivo y los intereses presentes al interior del concurso. Esto es explicable si
se tiene en cuenta que las empresas discográficas tienen dinero invertido en la impresión de discos de las agrupaciones
94
EDGAR REY SINNING
participantes: hacerse merecedor de un “CONGO” reporta
grandes ganancias. Inicialmente la idea era que las orquestas y las otras agrupaciones se presentaran al público que no
las podía apreciar en las casetas o clubes sociales por sus
altos costos, como una generosidad de los organizadores a
los sectores populares. Sin embargo, a este acto, organizado
los días lunes y martes, sólo pueden asistir los que logran
conseguir un boleto, o aquellos que tienen el dinero suficiente como para comprarlo revendido. Lo cierto es que en
estos espectáculos lo que encontramos es la supremacía de
los intereses comerciales.
Queremos destacar cómo la cultura urbana de la competencia penetra en todas las actividades, tanto que muchas de las
expresiones folclóricas y artísticas que se mantienen caen
bajo este dominio. La verdad es que no se trata de oponernos al estímulo que se les pueda brindar a los artistas, sino
más bien al tratamiento que se le da a un aspecto tan esencial en la vida de los hombres como es su propia creación.
En muchas ocasiones la consecución de dinero es lo que
mueve al artista, al creador de valores espirituales, pero poco
se tiene en cuenta en qué condiciones se desarrolla su creación, la cual debe vender al comercio para mantenerse y no
morir de hambre. Es triste que un artista popular tenga que
esperar un año completo para recibir una limosna, cuando
debería ser obligación del Estado garantizar su existencia y
participación en la vida cultural de la ciudad. Este punto también toca a los intérpretes, y en general a las agrupaciones
musicales, entre quienes debe salir un ganador, posiblemente el que la gente apruebe o el que las casas disqueras o
patrocinadores del premio les interese que gane. En el caso
de las primeras los intereses son mayores, ya que las ganancias que reporta un ganador son incalculables.
JOSELITO CARNAVAL
95
De todos modos quien gana siempre es la clase que patrocina los concursos, porque promociona su producto a través
del concurso. El dinero se esfuma, y a los pocos días lo que
queda es el recuerdo del triunfo, sin darse cuenta de la propaganda que han realizado de un producto que ni si quiera
consumen ellos mismos, lo cual no es más que la alienación
del hombre utilizado como mercancía, y no se diga nada de
la mujer, que sufre la mayor comercialización de la fiesta,
tal como lo veremos más adelante.
2. Costumbres perdidas
Si aquellos fueron los elementos nuevos del Carnaval, fruto
del desarrollo del capitalismo en Barranquilla, ahora veamos los aspectos de esa misma fiesta que han desaparecido
totalmente o cuyos residuos sobreviven a pesar del
marginamiento al que se les tuvo durante algún tiempo. Si
bien es cierto que se mantienen muchas manifestaciones y
costumbres folclóricas a través de la historia, hay, sin embargo, otras que se han perdido por las relaciones económicas que se manifiestan en el seno de la sociedad “currambera”. Detallemos brevemente algunas de estas tradiciones.
2.1. Salvoconducto, pasaporte o “Vara Santa”
En los últimos años del siglo XIX, los organizadores de las
fiestas “vendían” un salvoconducto o pasaporte especial,
cuyo valor era de un peso. Si alguna persona era sorprendida sin dicho “documento” era “detenida” y “multada”; antes
de pagar era llevada a la “Vara Santa”, que era una vara
larga, recta, llena de hormigas, ubicada en la mitad de la
96
EDGAR REY SINNING
plaza de San Nicolás desde el sábado de Carnaval. Al respecto nos informa el padre Revollo que en medio de la plaza
de la iglesia (San Nicolás) se alzaba un instrumento de tortura que era una varasanta, clavada de punta, a la cual
amarraban los piratas a los individuos de la ciudad que no
habían querido pagar el pasaporte de libre tránsito por las
calles en los días del carnaval. Era ésta una contribución
forzosa a que se veían obligados los ciudadanos que no se
exponían al tormento doble que constituía el ser atado a
una varasanta, criadero de hormigas bravas. Con razón dice
la adivinanza de esa vara: La madre santa y las hijas
diablas38. Esta tradición permitía muchos abusos que se cometían, lo que llevó a las autoridades a prohibir dicha actividad. Los dineros que se recogían por las “infracciones” eran
destinados a sufragar los gastos que acarreaba la fiesta. En
los primeros años del establecimiento de esta costumbre era
muy divertida, y se realizaba dentro de un ambiente de humor y conformidad propios de una fiesta de goce y jolgorio,
que hoy no existe.
2.2. La conquista
Una tradición también perdida, pero tal vez suplida por otras,
era la que se realizaba el martes de Carnaval por la tarde en
la “Plaza San Nicolás”; concurrían todas las danzas a la
misma plaza, donde se efectuaban verdaderas riñas entre
ellas, para arrebatarse las respectivas banderas: era lo que
se llamaba la Conquista, si bien esta comenzaba el domingo en la mañana, yendo los piratas (cuerpo policivo
38
REVOLLO, op. cit.
JOSELITO CARNAVAL
97
carnavalérico de unos cincuenta u ochenta hombres disfrazados de rojo con chopos viejos) a la Loma, que es hoy
Barranquilla, a sacar los indios del monte, que aparentaban venir cautivos a la plaza”39. Más tarde, el evento se
trasladó a la “Plaza Siete de Abril”, hoy parque “Almendra
Tropical”, donde se reunían todas las danzas y los conjuntos
en pos de la conquista de las banderas, de manera que quien
lograra el mayor número de éstas se hacía merecedor a un
premio. En 1923, “La Conquista fue en la plaza ‘Siete de
Abril’; sostuvimos una lucha enorme con otras danzas, la
del Congo Bajero, La Chiva, La Burra Mocha, El Garabato, El Buey, Los Negros Tiznados, Los Indios Chimilas40.
Ese enfrentamiento entre las diferentes danzas que participan en el evento corresponde a lo apreciado por el europeo
Van Rensselaer en 1829, ya citado anteriormente. Este acto,
de mucha significación en los carnavales y herencia llegada
con los lobanos y momposinos que en carnavales y en la
fiesta de San Martín de Tours sacaban la danza, ha sido reemplazado aparentemente por la “Gran Parada”, y últimamente por el recorrido que hacen los grupos de comparsas,
comedias, cumbias y otros por los barrios del sur, organizado por la “Asociación de Grupos Folclóricos del Atlántico”,
el martes de carnaval denominado “La reconquista del Sur”,
hecho que tuvo muchos contratiempos con la “Corporación
del Carnaval”, que no veía con buenos ojos tal actitud. Lo
cierto es que los barrios como Rebolo, Las Nieves, El Bosque, Simón Bolívar, La Chinita y Carrizal están nuevamente disfrutando del Carnaval. Actualmente las relaciones con
39
40
Ibíd
DE LA ESPRIELLA, op. cit. Diario del Caribe. Segunda parte.
98
EDGAR REY SINNING
CARNAVAL S.A, es buena y la empresa apoya la realización de tal evento. Sin embargo, en el año 2001 la Asociación organizó la “Batalla de Flores del Recuerdo”, por la
carrera 44, en protesta por la forma como se toman algunas
decisiones en dicha empresa.
2.3. Asaltos carnavaleros
“Asaltar” las casas era una actividad muy propia de este evento carnavalero, puesto que se organizaban grupos de jóvenes de ambos sexos, entraban a las casas sin avisar y realizaban bailes sin que el dueño pudiera reprochar tal actitud, ya
que formaba parte de las carnestolendas; estos grupos se presentaban antes de los cuatro días de la fiesta, del jolgorio
total. Al respecto comenta el diario El Espectador del día 20
de enero de 1923: Antenoche (18 de enero), bandas de enmascarados, formadas por jóvenes y damas distinguidas,
asaltaron hasta horas muy avanzadas de la noche. Estos
asaltos seguirán hasta el fin de la temporada41. Hoy en día
es imposible que exista esta costumbre, debido al desarrollo
de la ciudad, y a que, por consiguiente, posee en su seno
gentes de todos los rincones, lo que determina una inseguridad social. Aunque realmente era una forma de mostrar que
en Carnaval “vale todo” o “todo vale”, pero no podemos
olvidar que la urbanización y el desarrollo económico acarrean criminalidad, y, por lo tanto, es imposible pensar en
actos como los “asaltos” carnavaleros, los cuales se dan pero
en otra forma, a pesar del aumento de las fuerzas del orden.
Estos elementos no son más que una versión cruda, que re-
41
El Espectador, Medellín, enero 20 de 1923.
JOSELITO CARNAVAL
99
fleja las teorías sobre la cultura urbana, citadina. Para la época
suceden actos que desbordan la fiesta misma, asaltos
delincuenciales, como también asesinatos. En el Carnaval
de 1980 hubo 27 muertos y 800 heridos42. Pero el asalto y
asesinato más cruel comentado fue el de tres mujeres de una
misma familia, la Kaled, hecho sucedido el lunes de Carnaval de 1984, configurándose así el crimen local más espeluznante de los últimos tiempos43.
2.4. Piñatas y anilinas
Dos costumbres muy representativas de los carnavales del
pasado las constituyen estos dos actos lúdicos del hombre
barranquillero, hoy ya totalmente desaparecidas y una de ellas
reemplazada por otra. La piñata se colocaba en una vasija de
barro con dulces, palomas blancas y cubiertas con papeles y
cintas multicolores; quien la rompía debía dar una fiesta en
su casa el Domingo de Resurrección. Se rompía como cualquier piñata de cumpleaños. Para poder participar en el rompimiento de la vasija se hacía necesario tener suficiente capacidad económica a fin de poder sufragar una fiesta con
toda la pompa del caso; de ahí que esta actividad, que formaba parte del Carnaval, era realizada por las clases acomodadas de la naciente ciudad.
También se acostumbraba entre los sectores populares echarse y echar anilinas a las personas que encontraban a su paso.
La maicena, harina o polvos han reemplazado esta tradición.
42
43
El Heraldo, Barranquilla, febrero 21 de 1980.
El Heraldo, Barranquilla, marzo 8 de 1984.
100
EDGAR REY SINNING
Tal cosa sucedió con el azul de metileno, producto barato y
muy utilizado para el disfrute de la fiesta, como también la
cáscara de huevo. Hoy la industria ha impuesto otros ingredientes, que como en el caso de la maicena no importa vaciar una caja, aunque mañana no haya para hacerla como
alimento. La anilina y el azul de metileno se concentraban
en las cáscaras de los huevos, después de utilizar la clara y
la yema; la cáscara se empleaba tapándole el orificio por
donde se había sacado el alimento.
2.5. Los Capuchones
Los capuchones fueron la máxima expresión de los carnavales rurales en todos los pueblos de la Costa Caribe y esta
tradición se observó en Barranquilla durante mucho tiempo;
más adelante hablaremos de ella, porque consideramos que
forma parte de la vida pasada del Carnaval. Tradición hoy
desaparecida por causas propias de la nueva vida cotidiana
que se vive en la ciudad, la cual provoca la desorganización
de la personalidad, que explica el crimen, el suicidio, la corrupción e incluso la locura. El barranquillero añora el capuchón como una de las formas más típicas del Carnaval, casi
que no se concibe el evento carnavalero sin él.
2.6. Decimeros o pregoneros (letanías)
Los decimeros o pregoneros fueron muy importantes en los
carnavales anteriores; eran apreciados por los chismes recitados en forma de responso; hoy están casi olvidados, no se
muestran, hay que buscarlos. Cada año sería posible editar
un libro de los versos compuestos a la vida actual.
JOSELITO CARNAVAL
101
Los decimeros o pregoneros estuvieron aislados, no se veían;
pero ellos caminaban recitando sus versos, donde narraban
hechos que tenían relación con la situación política, social y
económica de la ciudad, la región, el país y el mundo. Son
una especie de periódico hablado o recitado, que cuentan
cosas que todos conocen y saben porque han sucedido en la
realidad, pero con picante y artificio mordaz. No participaban en ningún evento competitivo, pues los organizadores
del Carnaval no les habían montado y organizado nunca un
concurso, tal vez porque los versos satíricos y sarcásticos
los golpean y ridiculizan.
Sin embargo, la Corporación Autónoma del Carnaval, ente
que dirigía la fiesta, organizó en 1991 el concurso “Congo
de Oro” de las Letanías y en su primera versión fue ganado
por “Los Criticones de la Esmeralda”, quienes nuevamente
lo ganaron en 1994; “Los Lenguas Mochas” ganaron en 1992;
en 1996 y 1997 el primer lugar fue para “Los Turpiales de
Barranquilla”; en 1998, para “Los Turpiales de Tubará”, quienes en 1999 recibieron Mención Especial. Ese año los ganadores fueron “El Testamento de Joselito”, quienes ya lo habían ganado en 1995.
Estos personajes cumplen el papel de los llamados COMO
de la Grecia Antigua, los que dieron origen a la comedia
griega; el como en su origen no necesitaba de escena ni recinto cerrado alguno; se constituía, por el contrario, en procesión itinerante, en algazara que se desplegaba por las
calles, haciendo pausas aquí y allá para dejar oír sus burlas, sus improperios y sus canciones44. Esos son nuestros
44
MÍNGUEZ, José Antonio. La comedia y los cómicos griegos. Introducción al libro Teatro Griego, Aguilar, Madrid, 1979.
102
EDGAR REY SINNING
pregoneros olvidados, por su carácter de críticos de la sociedad; y hacemos referencia al como griego y a la comedia
griega, en este caso, porque de igual manera como ésta no
tuvo la protección del Estado (con la que sí contó la tragedia) todo por su carácter crítico45; los pregoneros (letanieros)
tampoco tienen esa protección, por el mismo motivo. Son
muchos los grupos de letanieros, también llamados “Ánimas”, que se han dado en Barranquilla como: “ÁNIMAS
DE REBOLO”, “LOS PREGONEROS DEL BARRIO
ABAJO”, “LOS PREGONEROS AL DÍA” y “LOS CHISMOSOS DEL BARRIO CHIQUINQUIRÁ” (nacidos en
1952), entre otros. Algunos afirman que las letanías
barranquilleras nacieron en 1930, en la esquina de la calle
Soledad con el callejón de Ceiba (hoy calle 17 con carrera
22), más concretamente, con Las Ánimas Negras del barrio
Rebolo46.
Veamos cómo se expresa esa sátira en versos recogidos en
el año de 1979 en los carnavales, del grupo de “LOS PREGONEROS DEL BARRIO ABAJO”:
En el nombre del ron
Del ron y nada más que del ron (coro)
Bendita sea tu pureza
y enteramente lo sea
Los borrachos se recrean
en su preciosa etiqueta
A ti celestial botella
45
Ibíd
RAMOS, Edmundo. Prólogo al libro: Letanías. Un Aporte al Carnaval, Efemérides, Barranquilla, 1979.
46
JOSELITO CARNAVAL
llenita de puro ron
Yo te ofrezco en este día:
alma, vida y corazón
Trátame con cariño
y que nunca quedes vacía.
Aaaammeennn.
Ron Medellín y Pepsi,
que nos den (coro).
Aquí está el “pelao” Ernesto Way
y sus alegres pregoneros
Advirtiendo a todo el mundo
que no somos marihuaneros.
El que fuma marihuana
debe estar en la guandoca,
con el plátano en el cuello
y otro plátano en la boca (coro).
Se va a comenzar el desorden
y lo hacemos con disimulo
y todo el que se cabré
que se meta el deo en el...
Culebra cascabel,
Culebra cascabel (Coro).
Que se lo metan a él
los manes que usan cachucha
y las mujeres que están
que se lo metan la...
Chula, la verga chula,
Chula, la verga chula (coro).
103
104
EDGAR REY SINNING
Ahora mismo las pelaa
se vuelven una melcocha
con ese “burro” pastillero
a quien llaman Travolta.
No nos gusta ese baturro
Porque Travolta si es “burro” (coro).
Ahora mismo las mujeres
de propio no tienen nada
los ojos pintaos de verde
y las cejas muy bien sacada.
Parece que sus maridos
las levantan a trompá (coro).
Tu tripa, tu cagalá
Tú que la tienes dámela acá (coro).
De qué le sirve a Barranquilla
tener tantas cooperativas
si la leche la ligan
con agua y almidón.
Por eso que en “curramba”
hay tanto pelao pipón (coro).
La cosa de las mujeres
en los países cambia de nombre
la llaman por los refranes
y también por sobrenombre.
En Cuba la fruta bomba
En Puerto Rico gula gualla
En Venezuela es la cuca
Y en “curramba” la papaya (coro).
JOSELITO CARNAVAL
105
Que nos den Medellín
para seguir con la tesis
pero que sea acompañado
con una sabrosa Pepsi (coro).
Hay niñas en los colegios
muy bonitas y bacanas
pero llegan a las clases
repletas de marihuana.
Marimbita de la fina
y en el Prado cocaína (coro)47.
Y así dentro de ese discurso poético, se trata de mostrar, y lo
logran, la realidad de una sociedad como la barranquillera,
con todos sus conflictos, propios del capitalismo y de sus
consecuencias. A nadie le queda la duda de que en
Barranquilla y en las otras capitales las pasteurizadoras le
agregan agua y otras clases de sustancias a la leche, para
rendirla y derivar un mayor provecho personal para su propietario; la sátira al Travoltismo, como de agresión cultural
imperial, es clara, y al comienzo un bello verso a la botella,
al ron, sin el cual la fiesta no puede ser. Aunque se asoman
visos de compromisos comerciales con una fábrica de licores y otra de gaseosas, de todos modos pensamos que en sus
versos no hay pactos con nadie que detente el poder, sino,
por el contrario, es en contra de los que lo poseen; miremos
ahora una crítica sin tapujo a los Seguros Sociales o “INSEGUROS”:
47
REY SINNING, Edgar. Entrevista con “Los pregoneros del barrio
Abajo”, Barranquilla, Carnavales de 1979.
106
EDGAR REY SINNING
Yo comienzo la cuestión
con los Seguros Sociales
para decir que sus médicos
todos son antisociales.
Que nos brinden de un tilín
Ron Añejo Medellín (coro).
Por eso yo les dedico
este pregón inmortal
cuando vayan al infierno
Candela van a llevar.
Qué médicos tan cochinos
más parecen asesinos (coro).
Que nos den Ron Medellín
para seguir con la tesis
pero que sea acompañado
por una sabrosa Pepsi (coro).
Qué vergüenza, qué pecado,
estas vainas son fatales
el negocio del Gobierno
con los Seguros Sociales.
Que nos traigan esos gallos,
pa’levantalos a guayo (coro).
Si alguno va con diarrea,
le pronostican paludismo,
le mandan unas pastillas
y de ñapa un sinapismo.
Huele a feo, huele a feo,
al Seguro me lo meo (coro).
JOSELITO CARNAVAL
Ni de vaina, ni de vaina
esas cosas nadie jala
to’ el pobre que va ahí,
derechito al Calancala.*
Que nos den por la rezada,
Medellín con Pepsi helada (coro).
El Seguro, ¿cuál seguro?
Ese que llaman Social
parece la muerte encuera
que salía en el Carnaval.
Huele a feo, huele a feo
al Seguro me lo meo (coro).
No me gusta el cementerio
mucho menos el Seguro
allí lo matan a uno
por mi madre se lo juro.
Qué médicos tan cochinos
más parecen asesinos (coro).
Hacer cola para entrar
de manera bien galante
No sabiendo al salir,
salen patas pa’lante.
Qué médicos tan cochinos
más parecen asesinos (coro).
Ustedes son doctores
y enfermera bien arisca
* Cementerio popular de Barranquilla.
107
108
EDGAR REY SINNING
pero tratan al paciente
como si fuera mariachi.
Mediquillo, pacotilla,
que le den por la polilla (coro).
Dense cuenta que el castigo,
ya de precio te subió
to’ el que va al Seguro
enseguida se murió.
En los Seguros Sociales
todos son antisociales (coro).
Quien gana con los Seguros
son los dueños de cajones
pues el Seguro sí mata
Enfermos y por montones.
No me gusta esta piyama
que yo me muero en mi cama (coro).
Cuando pase por ahí
toque madera con el guayo
lo que recetan ahí
es pura mamadera de gallo.
Al Seguro nunca vaya
pues le parten la papaya (coro).
Al que va por la mañana
a treinta días lo anotan
cuando llega a la consulta
ya está muerto, ya no sopla.
Al Seguro nunca vaya
pues le parten la papaya (coro).
JOSELITO CARNAVAL
Quien se cure en el Seguro
por mi madre tiene suerte
si no seguro de muerte.
Para seguir con la tesis
Medellín con una Pepsi (coro).
Esto que lo digo
lo digo a las ocho
en vez de Seguro voy
derechito a ‘Puerto Mocho’.
Para seguir con la tesis
Medellín con una Pepsi (coro).
Calancala, Calancala
está de fiesta con los muertos
pues quien entre a los Seguros
nunca más sale despierto.
Al Seguro nunca vaya
pues le parten la papaya (coro).
No me gusta el cementerio
pues la vida es bien legal
ni de vaina nunca vaya
a ese inseguro insocial.
Huele a feo, huele a feo
al Seguro me lo meo (coro).
Que yo me muera en mi cama
me dan mondongo en cualquier lao
pero al Seguro Social
ni de vaina ¡qué carajo!
No se pierda, no se pierda
el Seguro es pura mierda (coro).
109
110
EDGAR REY SINNING
Si alguna llega en estado
la miran de medio lao
los mediquillos le dicen:
que tiene un tumor pasmao
No somos ningún baturro
esos médicos son burros (coro).
La pobre que ya espera
como cualquiera lo ve
se mete en el inodoro
y ahí mismo tiene el bebé.
Matasano, matasano
se parecen al marrano (coro).
Que me muera de viejo
y que coma pura fruta
pero al Seguro Social
¡Ay! Parranda de H. P.
No queremos más mamertos
no queremos vernos muertos (coro)48 .
Es apenas una muestra de la capacidad creativa de mostrar
la inconformidad del pueblo frente a los servidores de los
Seguros Sociales de nuestro país, varias veces criticados por
los pésimos servicios que ofrecen a sus afiliados; son hechos sucedidos no sólo en Barranquilla sino en muchas ciudades del país, donde la ineficacia de este instituto es inmensa, como su inmoralidad administrativa. Otras letanías
son el reflejo de una situación que quedó impune (la muerte
de varios obreros de la construcción cuando se cayó la torre
anexa que se le estaba haciendo al “Hotel El Prado”) y na48
Ibíd
JOSELITO CARNAVAL
111
rran cómo los barranquilleros interpretan la tragedia ocurrida en la ciudad, como las de los grupos de animeros:
Tiene coraje, tiene coraje
ese matón depravado
que construyó sin varilla
la torre del ‘Hotel del Prado’
Como robó la varilla,
le tiramos la polilla (coro).
Desgraciado hijo de H. P.
tú que eres gran asesino
la varilla que no pusiste
que te la claven en el fundillo.
Si se robó la varilla,
que le den por la polilla (coro).
Se robó su millonada
para construir ese entuerto
sin importarle los obreros
que ahora mismo yacen muerto.
Que le den por la polilla,
constructor de pacotilla (coro).
En el nombre del Ron
Del Ron y nada más que del ron (coro).
Enrique Celsi matón
te regalo este pepino
mataste a más de treinta
eres ladrón y asesino.
Como todo buen costeño,
pedimos Aguardiente Antioqueño (coro).
112
EDGAR REY SINNING
Te has vuelto millonario
te lo digo muy sincero
Enrique Celsi que te claven
en la cárcel sin agüero.
Por robarte la varilla,
que te den por la polilla (coro).
Asesino, desgraciado
yo nunca te tiendo la mano
pero a ti no te hacen nada
porque vives en ‘El Prado’.
¡Que lo claven sin agüero,
en la cárcel la Modelo (coro)49.
Después de “rezar” varias letanías, los pregoneros se retiran
o terminan su actuación con unos versos muy significativos
y preventivos; todos cantan en coro: Ya se van los pregoneros/ los reyes de la alegría/ esperando no nos corran/ a la
santa madre mía50.
Las letanías de “LOS CHISMOSOS DE CHIQUINQUIRÁ”
llevan casi cuarenta años, sacándole los trapos a las gentes
de Barranquilla. La agrupación, fundada por Aurelio Colina, quien ya no está, hoy la dirige Gilberto Gómez. Critican
a todo el mundo: al equipo de fútbol Junior, sus jugadores,
al entrenador, a los periodistas Marcos Pérez, Edgar Perea y
Pacheco, y los que llevan más palo son los políticos. Algunas letanías de este grupo dicen:
49
50
Ibíd
Ibíd
JOSELITO CARNAVAL
113
Quieren poner un monorriel
en Barranquilla,
según una comisión
que estuvo aquí el otro mes.
Ya hay muchos políticos
que están estudiando
cómo se dice chanchullo
y serrucho en japonés.
Los políticos
forman una pelea
y en el concejo
se ofrecen de balazos.
Pero ya todo
el mundo sabe
que son cucarachas
del mismo calabazo.
Para engañar
la pobreza absoluta,
las amas de casa
se la ingenian,
ponen a hervir agua
en la olla a presión
pa’ que la vecina crea
que están cocinando51.
Y lo mismo que los otros grupos tienen una letanía que entonan y recitan al iniciar, ellos dicen: Somos los viejos chis-
51
RONCALLO FANDIÑO, Luis. Entrevista con “Los Chismosos
de Chiquinquirá, separata de El Espectador, Bogotá, febrero 18 de 1982.
114
EDGAR REY SINNING
mosos/ con nuestros versos naturales/ que andamos por todas partes/ alegrando estos carnavales52.
Es esta una muestra de cómo a través de las décimas o letanías
los “curramberos” expresan la problemática de la vida social
del costeño, en medio de todo ese “caos organizado”; en medio
de la cumbia, la tambora, la parranda y todo ese escenario de
alegría y jolgorio, aprovechan estar en Carnaval para manifestar lo que piensan y dicen de sus problemas. Vemos cómo
aparece en estos versos el enfrentamiento entre las clases sociales, donde se manifiestan las denuncias y las injusticias del
gobierno nacional y de la clase en el poder, y es esto, precisamente, lo que denomina Paulo de Carvalho-Neto el folklore
de la ‘Justicia’ queriendo representar con las comillas una
manera eufemística de decir: injusticia... El de la opresión y
ataque (‘Justicia’), y el de la resistencia y protesta (JUSTICIA)53. Es rica la producción poética de esas letanías, que en
Barranquilla el hombre del pueblo utiliza para demostrar que
a pesar de lo parrandero y cumbiambero también entiende y
comprende la situación por la que atraviesa, como también
identifica claramente a sus enemigos. Estos actos de “Groserías” que se muestran en el Carnaval también tenían ese calificativo dado por la aristocracia griega, y entre hombres como el
mismo Aristóteles, quien no habla bien de la comedia sino que
alaba la tragedia. En las llamadas comedias de Carnaval aparecen muestras de hechos políticos representados, como: “La
Guerra de los Mil Días”, “La Masacre de las Bananeras del
Magdalena”, y otros actos que han tenido resonancia nacional
e internacional, en los cuales siempre pierden los pobres.
52
Ibíd
DE CARVALHO-NETO, Paulo. El folklore de las luchas sociales, Siglo XXI, México, 1973.
53
JOSELITO CARNAVAL
115
CAPÍTULO II
RESURRECCIÓN
DE JOSELITO CARNAVAL
A. APERTURA
Se abre el telón del gran espectáculo un día preciso y hasta
otro día, también preciso, se cierra. Se vuelve a abrir dentro
de un año. Es el eterno retorno, indudablemente. Pero antes
de que se abra el telón se escogen los artistas principales, los
protagonistas: La Junta y La Reina; los extras ya están seleccionados: El Pueblo. Se inicia la fiesta no un día cualquiera sino el día de San Sebastián, 20 de enero, festividad
consagrada por los cartageneros, cienagueros y por los habitantes de San Sebastián, Magdalena. Hoy, por el desarrollo
del capitalismo y con el propósito de darle mayor comercialización al Carnaval, se comienza según la conveniencia. Todo
lo que veremos en la fiesta se organiza desde el año anterior,
pero desde la fecha escogida la gente no piensa sino en función del Carnaval; todo lo que se venía haciendo paulatinamente se agiliza y aparece en escena la entidad que organiza, maneja y dirige la fiesta, es decir, la empresa de economía Mixta “CARNAVAL DE BARRANQUILLA S.A.”. Sin
embargo, todos esos preparativos de un mes o más tiempo
son para concentrarlos en los cuatro días de rumba. Todo el
derroche de manifestaciones folclóricas y fastuosas que van
116
EDGAR REY SINNING
a aparecer en los días de carnestolendas se preparan y montan con antelación. La etapa del montaje de la fiesta es lo
que llamamos precarnestolendas, significando con ello lo
que antecede a las carnestolendas propiamente dichas. Ahora bien, se afirma que el montaje se inicia en la fecha anotada, pero eso es solamente en lo oficial, porque en realidad el
Carnaval es preparado durante todo el año por un grupo de
personas que trabaja exclusivamente para él, ya sea mediante su vinculación a la Empresa, o en forma aislada en busca
de obtener su sustento económico.
La Empresa se creó como fruto de la necesidad de mantener
un organismo dedicado permanentemente a la dirección,
control y comercialización del Carnaval, porque hay que entender que éste se ha convertido en un renglón de la economía de la ciudad, más que del departamento en general. Prueba de ello es el hecho de la cantidad de dinero que recibe la
Tesorería Municipal por concepto de impuestos, que deben
pagar caseteros, empresarios, fabricantes de licores y hasta
vendedores de butifarra. De la prensa nacional entresacamos este dato: El año pasado (1980), el impuesto dejado
por la licorera ‘de allá arriba’ arrojó un superávit en Tesorería de 22 millones de pesos. El treinta por ciento de esos
dineros, al igual que en años anteriores, está destinado a la
Universidad del Atlántico. La media botella de ron y/o aguardiente de Caldas y Antioquía deja en las arcas departamentales diez pesos con diez centavos. La botella completa
$20.2054. El mismo diario comenta que la educación del departamento del Atlántico la ayudan a pagar los licores de
Caldas y Antioquía, sencillamente porque son los licores que
54
Diario del Caribe, Barranquilla, febrero 28 de 1981.
JOSELITO CARNAVAL
117
más se consumen durante la temporada. Es más, con la venta de estos productos se ayuda a financiar la educación en
los departamentos donde se producen tales alcoholes.
La Empresa con todo su andamiaje y funciones ha entrado a
reemplazar la manera “anárquica” del goce de los
barranquilleros. Lo ha “racionalizado” mediante la orientación que le da la burguesía, cuya dirigencia asume la dirección de la fiesta. Este es el aparato ideológico creado para
pontificar sobre el Carnaval y del cual todos reciben sus órdenes. En el siglo XIX la selección del Presidente o Rey del
Carnaval la hacia un grupo de amigos, y se erigía como requisito para la designación al más alegre, fiestero y parrandero. Existen excepciones, como el caso de “El General
Carajo”, quien nombró presidente y presidenta en el año de
1903 por decreto y en 1904 se autoproclamó Presidente de
los Carnavales. Del resto, la escogencia de la persona que
preside el Carnaval ha sobrecaído en una mujer de la clase
alta barranquillera, bien sea designada por un Comité Cívico o, como hoy, por la Empresa.
1.
Reinas Mofas
Así como en la antigüedad los babilonios y los romanos nombraban un rey de burlas, los barranquilleros también lo hacen. Primero un hombre con el título democrático de Presidente, y luego con uno teocrático o aristocrático de Rey.
Cuando comenzó a ser una mujer sucedió lo mismo, ya que
se han tenido varias denominaciones, tales como: capitanas,
sultanas, presidentas y reinas desde 1918, con interrupciones.
118
EDGAR REY SINNING
En la antigüedad las fiestas se hacían en honor al dios Saturno.
Los romanos nombraban a un esclavo para que mandara, al
cual obedecían; al cabo de la temporada era asesinado. De
ahí la afirmación de que en un comienzo estas fiestas tuvieron como ingredientes los sacrificios humanos. Al respecto,
Lucien Henry comenta: Ahora bien: Jesús ¿No es INRI, es
decir, Jesús (el) Nazareno, Rey (de los) Judíos? Wendland
(en Hermes, 1898) ha comparado a Jesús con un rey de las
Saturnales, de estas fiestas donde momentáneamente toda
diferencia era abolida entre esclavos y hombres libres y en
las que se elegía un rey burlesco55.
Recordamos las fiestas babilónicas en honor a la diosa
Anaitis, las Sacaeas o Sacéas, donde se ubica el origen de
las fiestas que concluyen con el surgimiento del Carnaval.
En muchos pueblos las fiestas arrancaban con el nombramiento o escogencia de un “Rey Temporero”.
De ahí, entonces, que digamos que con el nombramiento de
la Reina del Carnaval y las Reinas Populares, los barranquilleros estén nombrando sus reinas de burlas o mofas. Su “reinado”, como su “Palacio Real”, forma parte de todo ese juego organizado, ya no es para morir físicamente al final de la
fiesta, sino para morir al final de su mandato. Su muerte
física, a diferencia de lo practicado por los babilonios o romanos, ha sido reemplazada por un muñeco, elemento introducido por los españoles, y traído a nuestro continente, el
cual se entierra al final de la fiesta. Por eso afirmamos que el
20 de enero –o cualquier fecha actualmente– nace con la
55
HENRY, Lucien. Los orígenes de la religión, 3 ed. Claridad, Buenos Aires, 1968.
JOSELITO CARNAVAL
119
María Moñitos
Foto: Samuel D. Tcherassi
120
EDGAR REY SINNING
Reina Joselito Carnaval, que es ella misma. Para todos los
carnavales y para cada barrio existe una diferente.
Existen algunos reyes de burlas como don José Enrique De
La Rosa, don Enrique De Castro y “El General Carajo”; los
primeros fueron reyes y el último presidente. De ahí en adelante las mujeres son las que aparecen cumpliendo el papel
de reinas de burlas o mofas. Pero, ¿quién elige a estas reinas? En el siglo XX, en la década de los veinte, el Club
Barranquilla nombraba capitanas, reinas o sultanas para que
dirigieran la fiesta, a excepción de Toña I, que fue por elección como se comentó anteriormente. Desde 1937 hasta hoy
la escogencia de la Soberana de las Carnestolendas está en
manos del organismo que tenga la responsabilidad de organizar la fiesta. Un caso digno de señalarse fue el ocurrido en
el año de 1979, cuando los Concejales hicieron que la Junta
del Carnaval se rompiera al querer sobreponer principios
puramente politiqueros. Esto suscitó protestas populares y
llevó a que se conformara un Comité Cívico, presidido por
el arquitecto Ricardo González Ripoll –q.e.p.d.–, nombrado
por el Alcalde. Desde ese momento lo llamaron “el hombre
que salvó el Carnaval”.
La empresa “CARNAVAL DE BARRANQUILLA S.A.”,
además de las funciones señaladas anteriormente, tiene en
sus manos la escogencia de la Reina del Carnaval, que desde 1915 –cuando se nombró a Elida de Castro como presidenta de la fiesta, dama muy distinguida de la sociedad
barranquillera– hasta nuestros días todas las reinas han sido
seleccionadas de las capas altas de la sociedad barranquillera,
mostrando con esa actitud que la clase dominante ni siquiera permite que sea una mujer diferente a su clase la que lleve
la dirección de las festividades y solamente permite que el
JOSELITO CARNAVAL
121
edecán (hombre que acompaña a la reina durante todas las
presentaciones y actividades de las festividades) sea un hombre de los sectores populares. Su nombre es Alcides López
Muñoz, pero todo el mundo lo conoce con el apodo de
McArthur. Lleva más de 30 años de cumplir ese papel. En
cierta ocasión una Junta de Carnaval quiso cambiarlo y el
pueblo protestó airadamente por tal hecho y tuvieron que
mantenerlo. Nos atrevemos a afirmar que con esta actitud se
quisiera presentar una “conciliación de clases” en el interior
de la fiesta.
¿Cómo se elegía una reina de Carnaval?, era una pregunta
que se hacía la gente; hoy se sabe que para escogerla existen
varios criterios y que el principal es su alegría y su “don” de
gente, que sea capaz de mantener unas buenas relaciones
con todos y, sobre todo, se dé a querer del pueblo. Lo cierto
es que se conjugan intereses económicos, sociales y políticos, y la opinión popular no se tiene en cuenta. Lo único
claro es que pertenece a “la Jay”, como dicen los
“curramberos”, pues todas han sido de la clase burguesa o
de algunas rancias familias aristocráticas barranquilleras,
cuyos orígenes se remontan a la Provincia de Santa Marta.
Miremos una lista de las figuras centrales de los carnavales
desde que se escoge mujer, para comprobar la afirmación
anterior: 1915, Elida de Castro (presidenta); 1918, Alicia
Lafaurie Roncallo (reina); 1919, Dilia Baena Lavalle
(sultana); 1920, Paulina Sojo (presidenta); 1921, el Club
Barranquilla proclama una “gobernanta” para cada semana
de la temporada, siendo elegidas: Rafaela Pérez López,
Aminta Weeber, Rebeca Fuenmayor, Conchita Vengoechea
de Faillace y Rebeca Donado; 1922, Rosita Lafaurie (presidenta); 1923, Toña Vengoechea; 1924, Isabel Elvira Sojo;
122
EDGAR REY SINNING
1925, Sarita Roncallo; 1926, Olga Heilbron Tavera; 1927,
Rebeca Donado Ucrós; 1928, Josefina Vives Ballestas, todas estas últimas, reinas. En 1929 la Junta Directiva del Club
Barranquilla resuelve no elegir Reina del Carnaval ese año,
sino establecer un consejo de Regencia, integrado por las
distinguidas damas: Alicia Carbonell, Julieta Vives Urueta,
Carolina Sojo Palacio, Francia Pérez López y Ana Elvira
Echeverría. Entre 1930 y hasta 1934, la Junta Directiva del
mismo Club modifica la costumbre y toma la decisión de no
nombrar reinas para el Carnaval, y en su reemplazo elige
capitanas de comparsas. En 1935 es nombrada Alicia Falquez
Grau; 1936, Josefina Osío, ambas reinas. Entre 1937 y 1941,
la Sociedad de Mejoras Públicas y las Juntas de Carnaval
toman las riendas del festín y nombran capitanas de los barrios, para realizar un verdadero carnaval popular; premian
las comparsas y destacan las tradiciones populares por medio de danzas. En 1942 y hasta el presente año (excepto el
año de 1948 por Estado de Sitio) se han designado reinas en
el siguiente orden: 1942, Lolita Obregón Benjumea; 1943,
Carmiña Navarro Donado; 1944, Niní Munarriz. El Tiempo
destaca el acontecimiento en primera página, por esta época
era cuando se elegían las reinas por escrutinio y las candidatas
eran propuestas por los clubes sociales. La nota dice: NINI
MUNARRIZ ELEGIDA REINA DEL CARNAVAL DE
BARRANQUILLA.- Barranquilla, 23 (enero) -A las cinco
de la tarde finalizaron los escrutinios para la elección de
reina del Carnaval de esta ciudad, en los salones de la Sociedad de Mejoras Públicas, que estaban absolutamente
colmados... Fue elegida reina la señorita Nini Munarriz
Steffens, candidata del Club Riomar. Las candidatas restantes, señoritas Margarita Santodomingo y Leonor Putman,
candidatas del Club Barranquilla y del Country Club, se-
JOSELITO CARNAVAL
123
rán princesas56. Sigamos con la relación: 1945, Judith Blanco de Andreis; 1946, Tica Manotas; 1947, Ana María
Emiliani; 1949, Leonor González; 1950, Edith Munarriz;
1951, Cecilia Gómez Nigrini; 1952, Gladys Rosanía; 1953,
Carolina Manotas; 1954, Adelida Segovia; 1955, Lucía Ruiz
Armenta; 1956, Carmiña Moreno; 1957, Margarita Angulo
Carbonell; 1958, Vilma Escolar Nieto; 1959, Marvel Luz
Moreno Abello; 1960, Lilia Arévalo Duncan; 1961, Edith
Ulloque; 1962, Julieta Devis Pereira; 1963, Martha Ligia
Restrepo; 1964, Carmen Vergara Vengoechea; 1965, Lucy
Abuchaibe; 1966, Josefina Martínez Armenta; 1967, Martha
Luz Vázquez; 1968, Rocío García Bossa; 1969, Luz Elena
Restrepo; 1970, Ligia Salcedo Salom; 1971, Clarissa Lafaurie
González; 1972, Margarita Rosa Donado; 1973, Fedora Escolar; 1974, Vicky de Andreis; 1975, Regina Margarita Sojo;
1976, Katia González Rosales; 1977, Nohora Adién Lafaurie;
1978, Patricia Abello; 1979, Esther Cecilia Cadena; 1980,
Ana María Donado; 1981, Silvana González Martelo; 1982,
Mireya Caballero Pérez; 1983, Luz María Rincón; 1984,
Flavia Santoro; 1985, Luz Marina Atehortúa; 1986, Silvia
Tcherassi; 1987 Maribel Fernández de Castro; 1988 Margarita Gerlein Villa; 1989, Laura Char; 1990, María José
Vengoechea Devis; 1991, Liliana Gerlein Villa. Como se
puede apreciar, hay muchos apellidos repetidos, que son de
las familias pudientes barranquilleras. De ese modo es frecuente el parentesco entre las reinas, tal como sucede con la
de 1990, que es la hija de la reina de 1962 y debe ser pariente de la de 1964, como también de Toña Vengoechea, reina
de 1923; la de 1988 es hermana de la de 1991. En 1992 fue
Brigitte Abuchaibe; y en1993, Claudia Dangond Lacouture,
56
El Tiempo, Bogotá, enero 24 de 1944.
124
EDGAR REY SINNING
máxima expresión de la presencia de las familias
magdalenenses en la fiesta carnavalera. En 1994 la reina fue
Danitza Abuchaibe; y en 1995, Katia Nule Marino. En 1996
reinó María Cecilia Donado, conocida como “La Chechi”,
prima de Ana María de 1980 y Margarita Rosa de 1972. El
reinado de “La Chechi” es recordado por muchos
barranquilleros como uno de los mejores del siglo XX y ella
es símbolo del Carnaval currambero. Para la fiesta celebrada en 1997 fue otra de la familia Gerlein, María Alicia Gerlein
Arana, llamada cariñosamente “Marialy”; en 1998 las
carnestolendas las presidió Liliana Hoyos Sánchez, mujer
llena de fiesta. Continuando con la tradición de seleccionar
la mandamás de la fiesta, para finalizar el siglo XX (1999)
fue ungida con ese privilegio Julia Carolina De la Rosa Valiente, “Juli”, como la llaman cariñosamente, hija de Manuel y de seguro pariente del primer Rey de un Carnaval
barranquillero que, como queda dicho, se llamaba Enrique
De la Rosa, de origen samario. Arrancando el siglo XXI, la
reina de las carnestolendas fue Claudia Patricia Guzmán
Certain, conocida familiarmente como “Cuca”, quien derrochó mucha alegría durante su reinado; Ilsa Margarita Cuello
Gieseken fue la soberana de 2001 y para presidir las festividades de 2002 la reina fue María Gabriela Diago García,
quien prometió realizar unos inolvidables carnavales y lo
logró. Para el 2003 la reina fue una vez más de la dinastía de
los Gerlein, Margarita Lora Gerlein; y para el 2004 la fiesta
fue presidida por Olga Lucía Rodríguez Pérez, quien lució
en la noche de coronación un vestido en homenaje al río
Magdalena.
Los sectores populares también tienen sus Juntas Directivas
y sus reinas mofas. Tanto las unas como las otras son una
repetición de lo que existe para el Carnaval en su conjunto.
JOSELITO CARNAVAL
125
En el año de 1980 se unificó por primera vez el escenario de
la coronación de las reinas, como un intento por democratizar dicho acto, ya que de esa fecha hacia atrás la reina popular y la otra reina eran coronadas en escenarios totalmente
diferentes. Más tarde –hasta hoy– se volvió a la modalidad
de utilizar diferentes escenarios para la coronación de estas
soberanas. Ahora bien, entre las reinas populares se escoge
una que se denomina “Reina de Reinas”. En otros años se ha
llamado “Virreina”. Esto nos muestra que existen dos reinas: una de los sectores altos de la sociedad, que es la Reina
del carnaval, y la otra de los sectores populares, sin trascendencia para la fiesta en general, aunque desfile en la “Batalla de Flores” y aparezca en algunos actos oficiales del Carnaval.
Eso es lo que tiene que ver con la reina popular de barrios.
Generalmente las Juntas de los barrios populares coinciden
con las Juntas de Acción Comunal de los mismos, otras veces están integradas por grupos de amigos y otras por los
simpatizantes de algún jefe politiquero o manzanillo, quien
a veces se compromete con la elección de Reina de Reinas,
a cambio de unos votos. Estas Juntas eligen la representante
popular, que a veces es la hija o pariente del presidente de la
Junta Comunal o del amigo más cercano de quienes conforman la Junta. Los sectores populares no se escapan de la
utilización de este tipo de maniobras. Ambas clases encuentran ventajosa la elección de la reina, en beneficio de la familia “real”, ya que esta posición les permite recaudar fondos y recibir frutos personales, como en la antigüedad, donde el “Rey de Burlas” adquiría poder y se le ofrecían todos
los placeres que deseaba: mujeres, vino, comida, frutas y
sus sirvientes, eran los amos, o sea los papeles de la vida
real se invertían.
126
EDGAR REY SINNING
Si los sectores populares repiten lo que el sector dominante hace, debemos entender que, al fin y al cabo, las ideas de
este último son las que se imponen, lo cual es el lógico
resultado de una sociedad capitalista donde prima el individualismo, la competencia, la usura, el chantaje, el egoísmo y todas las ideas de una sociedad descompuesta moral
o ideológicamente. En fin, cada uno lucha por sus intereses, los unos por la venta publicitaria legalmente formalizada, los otros por conseguir medios para continuar sobreviviendo e impedir su asfixiante situación económica, y
otros tantos como los politiqueros de turno para reclutar
adeptos o simplemente cazar votos, para su elección o reelección que le permite mandar y manosear, vivir de la politiquería beneficiándose de las prebendas burocráticas y
de los “chanchullos” propios de nuestra democracia burguesa. Y todas estas situaciones que son conocidas a diario
por la gente, aparecen claramente en los disfraces y las
pancartas, que hacen alusión a este tipo de problemas sociales y políticos de la sociedad barranquillera en particular, pero que es extensivo a Colombia en general. Podemos
ver entonces cómo eso que llamamos “la organización de
las fiestas”, que se expresa a través de las Juntas, no es otra
cosa que la organización de negocios para unos, lo que a
su vez es aprovechado por otros para conseguir su sustento
anual.
Un hecho de gran comercialización de las fiestas y la mujer,
es la utilización de ésta como medio publicitario. El periodista José Cervantes Angulo comenta en el diario El Heraldo, que cada año, las factorías de licores, cervezas y gaseosas se disputan los favores de la reina del carnaval en cuanto se refiere al monto de los aportes. Esto garantiza privile-
JOSELITO CARNAVAL
127
gios porque es un vehículo de publicidad57, o sea, de acuerdo con la cuota para financiar el Carnaval se reciben beneficios publicitarios. Existen muchas fotografías donde aparecen la reina y un empresario, aquella recibiendo un cheque y
el otro entregándolo.
Cada reina popular tiene que representar a su barrio acompañada de su gran carroza y comparsa en el desfile de la
“Batalla de Flores”, para lo cual requiere una inversión. ¿Y
cómo se consigue esta financiación?; pues a través de las
verbenas, realizadas todos los fines de semana –antes desde
el 20 de enero, hoy desde la fecha que determine la empresa
Carnaval S.A., hasta la celebración de los carnavales– y,
generalmente, patrocinadas por empresas comerciales que
aprovechan la oportunidad para publicitar sus productos –
aparece la trilogía: aguardiente, cerveza y gaseosa–; de igual
forma, el gobierno departamental o municipal se “lucía” con
algunos pírricos auxilios a las Juntas de Acción Comunal,
que tenían como destino el patrocinio de las festividades;
otro que “colabora” es el politiquero, con aportes del fisco
municipal o departamental y a veces del orden nacional. La
empresa CARNAVAL S.A., entrega algunos recursos para
tal efecto y la ganadora recibe grandes premios.
Es explicable la presencia de la publicidad de muchos productos en el Carnaval, que con el pretexto de patrocinar a
cualquier candidata es utilizanda para promocionarlos. En
este, como en otros actos, se muestra la penetración del gran
capital y su papel determinante en las festividades popula-
57
CERVANTES ANGULO, José. El Heraldo, Barranquilla, febrero
.
21 de 1979
128
EDGAR REY SINNING
res; de esta forma la empresa privada y la empresa oficial se
vinculan a esta tradicional fiesta con su objetivo claro: PROMOCIONAR PARA VENDER. En esto consiste la “democracia” del Carnaval, ya que ricos, acomodados y pobres
participan del evento; unos como emisores de un mensaje y
otros como canales y receptores del mismo; unos sirviendo
a unos intereses totalmente ajenos a su vida, fruto de su alienación, y otros patrocinando su diversión y colocando la creación popular a su servicio.
El sentido del “Rey de Mofas” de los antiguos ha cambiado
sustancialmente, pero es apenas normal: el sacrificio humano no se da, como tampoco la inversión de que el esclavo se
convierta en amo durante unos días y los amos en esclavos
durante los mismos. Pero sí quedan algunos elementos de la
“Reina Mofa”, ya que por unos días no la depone un movimiento político o algo parecido sino que el tiempo de su
“reinado” se acaba con la fiesta. En su reemplazo no queda
nadie. Otra característica es el posible poder que adquiere
dentro de la comunidad de vecinos la reina popular; y en la
sociedad barranquillera, la reina del Carnaval.
2.
Diviértete como puedas o disfrázate
con lo que tengas
Todo el jolgorio y la locura carnavalera se ordenan a través
de la expedición de un documento, en el cual se establecen
normas y se anuncia el inicio del festín declarando que todos han entrado en época de Carnaval, es decir, de fiesta, y
todos saben que es la apertura oficial de la “temporada”. Así
la gente está a la espera de las órdenes, ya que cada Carnaval
se distingue por su mandato. Este documento se conoce con
JOSELITO CARNAVAL
129
el nombre de Bando. El Bando, o lo que podríamos llamar
también el Edicto, es una tradición muy antigua, que se remonta a las primitivas formas de dar a conocer una orden o
una ley imperial y que aquí en América fue puesto en práctica por los conquistadores españoles, para dar a conocer las
normas expedidas que iban a lesionar los intereses de los
sectores menos favorecidos en sus colonias americanas. Recordemos que el levantamiento insurgente de “Los Comuneros” fue originado por la lectura y fijación de un edicto.
Sin embargo, en lo que tiene que ver con la realización de
carnavales no hemos encontrado alguna referencia a lo que
podríamos denominar apertura oficial a manera de
pretemporada o, como afirmamos, unas precarnestolendas,
sino que por el contrario en el comienzo de las fiestas en
firme (en este caso loscuatro días en la actualidad y tres en
el pasado) se señalan algunos hechos que expresan la forma
de cómo se anunciaba el inicio y el cierre de la fiesta.
Los españoles y los europeos en general acostumbraron a
leer los edictos o bandos en la plaza pública el día de mercado fundamentalmente, con el ánimo de que todos los súbditos se enteraran de las nuevas órdenes; antes de su lectura se invitaba a escucharlo al son de un tambor. En época
de las Saturnales los reyes de burlas expedían mandatos de
carácter irónico y burlesco a sus súbditos temporales. A
uno de éstos podía ordenarle que mezclase el vino, a otro
beberlo, a otro que cantase, al otro bailar, al de más allá
que pronunciase un discurso en su propio descrédito y al
otro que diera la vuelta a la casa llevando a cuestas a una
flautista58. De ahí lo que se afirma de Jesús, cuyas órdenes
58
FRAZER, Sir James George. La Rama Dorada: Magia y Religión,
7a. reimpresión F.C.E., México, 1980.
130
EDGAR REY SINNING
eran vistas a otros niveles: los milagros de burlas. Esta tradición la encontramos en Barranquilla, donde lo primero
que hace la nueva “Soberana” (de Burlas) del Carnaval es
dar lectura públicamente del Bando –hoy en día en el Paseo Bolívar y antes en la Placita de San Nicolás–. Era allí
donde se daba lectura del Bando. Y allí mismo donde se
concentraban las huestes carnavaléricas antiguas para escuchar las disposiciones oficiales que reglamentaban la
temporada a partir del 20 de enero, día de San Sebastián,
fecha tradicional59. En el Bando están contenidas todas las
disposiciones que se espera sean aceptadas y puestas en práctica por los barranquilleros, a fin de dar ciertos matices de
especialidad a cada carnaval. Recordemos que Toña I expresó: el Carnaval será todo alegría, y será todo animación;
Ana María Donado en 1980 ordenaba a súbditos y vasallos
disfrazarse como fuera con esta expresión: Disfrázate con
lo que tengas, y otra reina expresaba: Diviértete como puedas; María José Vengoechea leyó su Bando en la Plazoleta
de la Iglesia del Carmen y sus órdenes fueron: Serán
extraditados los que no bailen en Carnaval; “La Chechi”
Donado ordenó la Conmoción Carnavalera, y así sucesivamente cada reina durante su mandato determina un lema que
identifica la fiesta. Es necesario entender esas órdenes para
divertirse, es decir, bailando, tomando, enmaicenándose, en
fin, gozando en el sentido más amplio de la palabra. Por su
lado, las reinas populares no dan órdenes pero le colocan al
“Palacio Real” nombres muy significativos que de igual
manera invitan a la fiesta, tales como: “Bajo las Estrellas”;
también le dan títulos a los bailes (verbenas) de un fin de
semana, como “Una noche en el Caribe”. Ana María Emiliani
59
VENGOECHEA DE SILVA, Toña y ABELLO, Rodolfo. Diario
del Caribe, Barranquilla, enero 20 de 1973.
JOSELITO CARNAVAL
131
en 1974 convirtió el Club Riomar, en su primera “orden real”,
en “El Alcázar de los Ensueños”, lo que nos muestra que las
ideas se reproducen muy fácilmente.
Lo cierto es que a partir de la lectura del mandato principia a
armarse todo cuanto va a proporcionar diversión, derroche,
desorden y, en síntesis, una gran francachela presidida por
una “Reina de Burlas”. En las casas, calles, esquinas, tiendas, plazas de mercado, colegios, universidades, vecindarios, buses, todos tienen un tema: EL CARNAVAL. Todos
piensan en la forma de gozar los cuatro días del festín y la
temporada, como llama la gente a las precarnestolendas. Aquí
la reina representa al monarca absolutista europeo que en
época del feudalismo impartía órdenes para ser cumplidas
por sus vasallos. Con estas órdenes “liberan” las ataduras
que presionan a los hombres, se les permite la diversión total, de ahí que durante los carnavales en Barranquilla es muy
usual decir que en el Carnaval “vale todo” o “todo vale”. El
hecho analizado nos permite observar una doble relación o
interpretación con este acto carnavalero. Por un lado, se ordena lo que se le antoja y, por el otro, esa medida siempre es
libertaria.
En la historia del Carnaval de Barranquilla se comenta siempre el Primer Bando, leído en 1881 por José I (era la época
de los “reyes de burlas”), más concretamente por José Enrique De La Rosa, a quien apodaban “el pobre” (le decían así
para diferenciarlo de otro que era rico). José I fue el primer
Rey de Carnaval nombrado en Barranquilla y como señaló
alguien tuvo un maravilloso discurso de posesión. Anteriormente leía el Bando el Alcalde de la ciudad, que incluía advertencia de las cosas que no estaban permitidas en la temporada. El Bando de don Pepe De La Rosa, como también le
132
EDGAR REY SINNING
llamaban, presenta una característica común a las fiestas romanas, ya que durante las Saturnales en las casas se invertían tanto los papeles del Estado que los esclavos daban sus
órdenes y derribaban la ley como si verdaderamente estuvieran investidos de todas las dignidades del Consulado,
del Pretorio y de la Magistratura60. José I nombró ministros, anunció su mandato y hasta se atrevió a nombrar su
sucesor. Veamos ese Primer Bando de Carnaval:
Yo, José Enrique De La Rosa
de renombrada memoria,
que he conquistado en la historia
la página más gloriosa
con mi lengua estrepitosa
y con mi invencible acervo
hoy le digo al mundo entero
que mi vandálica grey
proclamándome su Rey
me nombró José Primero.
Que vayan a proclamar
la pujanza de mi imperio
formando ya el ministerio
como lo paso a expresar:
Ministro de Tierra y Mar
“Buchón” Rodolfo Macías
(Se van a quedar vacías
las cisternas de Palacio);
de lo Interior Juan Palacio
Conde de Calderas Frías.
60
FRAZER, op. cit.
JOSELITO CARNAVAL
En tal virtud y en tal razón
de que hay moros en la Costa
marchan hoy mismo por posta,
con delicada misión:
Miguel Núñez al Japón
Dominga Corcho a Berlín
“Bartola” hasta Pekín
montando en su yegua rucia;
y cerca del Zar de Rusia
Peñate con su violín.
Gentilhombre y Guardasellos
por su talla y por su porte
como todo hombre de Corte
he nombrado a Ascanio Puello.
Hago a don Ricardo Arjona
de in nómine portafolio,
heredero de mi solio
de mi cetro y mi corona
Los que con su jartera o “stress”
no compartan la guachafita popular
traten de menoscabar
el rito establecido en el Carnaval
de la juerga, el berroche,
no se disfracen y parrandeen
serán calificados como personas
no gratas
por Joselito Carnaval!
considerándoseles maleburcios,
rajatablas,
turpiales, guacamayas, buchiplumas,
133
134
EDGAR REY SINNING
matacongos, barbudos, coralibes y corronchos
para variar.
¡Al son de la tambora
y al grito currambero
de Viva el Carnaval barranquillero
a mover el esqueleto se dijo:
¡Marica el último!
¡Guepaje!... 61.
Ahí se aprecia la mofa, la burla a la sociedad, y todo porque
estamos en carnaval; esa libertad se adquiría por el estado
de catarsis social de la ciudad, todo se muestra al revés. Era
costumbre de igual manera en Cartagena y Santa Marta: la
reina nombraba Embajadores y otros cargos de importancia
para una Monarquía, o como el caso del “General Carajo”,
reacción comentada anteriormente y que produjo una investigación por parte del gobierno central. De todos modos las
normas expedidas durante los “reinados de mofa” duran justamente el tiempo de la fiesta y el espacio es solamente el
que abarca el perímetro del lugar de la francachela; de tal
manera al final todo vuelve a la normalidad.
Decíamos atrás que muchos estudiosos del Carnaval de
Barranquilla consideran el realizado en 1892 como el más
“ruidoso”, y un hecho que hizo producir ese efecto positivo
fue la lectura del Bando. En ese año el “Rey de Burlas” fue
Enrique De Castro, quien pronunció un bando escrito por
Luciano Buitrago; en ese documento al “REY” se le dio el
título de “Enrique Cuatrocientos”. Fueron cuarenta décimas
61
DE LA ESPRIELLA, op. cit. 2003.
JOSELITO CARNAVAL
135
que contienen sátiras rebosantes de mucho humorismo, eran
“puyas” a algunos jóvenes personajes barranquilleros. Fue
tan trascendental y tan zahiriente que se leyó en varias esquinas de la vieja Barranquilla, y hasta se imprimió y repartió por toda la ciudad como hojas sueltas; esos renombrados
versos dicen así:
A ti, Enrique Cuatrocientos
dignísimo Presidente,
jefe noble e inteligente
de danzas y regimientos,
a ti, cuyos sentimientos
rectos, generosos, reales,
en los pechos liberales
hallan eco cariñoso,
rindo las armas gozoso,
las de todos mis iguales.
A tu mandato obedientes
yo y mis monos marcharemos
y a los combates iremos
decididos y valientes;
destrozarán nuestros dientes
sin conmiseración alguna (sic)
a quien por mala fortuna
contra ti cometa yerro:
allá le harán el entierro
en los montes de la luna62.
Doña Toña Vengoechea de Silva y don Rodolfo Abello comentan, refiriéndose al origen del Bando en los carnavales
62
ABADÍA MORALES, op. cit.
136
EDGAR REY SINNING
de Barranquilla: Cuando el Carnaval comenzó a mediados
de siglo pasado a tomar cuerpo como fiesta aglutinante permitida por las autoridades, y con la venia de la iglesia admitiendo las sanas e ingenuas diversiones profanas como
estímulo y escape final antes de entrar en la sacrificada temporada de los ayunos y abstinencias de la cuaresma, las
autoridades reglamentaron el desarrollo de las festividades
dictando medidas que se promulgaban por medio del Bando característico de la tradición oficial. Todas las medidas
adoptadas por el Ayuntamiento se daban a conocer primero
–costumbre de profunda raíz vernácula en la Colonia– por
medio de la lectura del Bando, donde al compás del
‘rataplán’ de los tambores acudía la gente presurosa a enterarse de las últimas medidas y disposiciones. La Plaza
principal de la urbe ‘arenosa’ de entonces no era el Paseo
Bolívar de hoy, artería y corazón de la ciudad capital, sino
el parque de San Nicolás... Con el correr del tiempo y los
cambios que fueron alterando las costumbres
carnavaléricas, el Bando perdió su antigua seriedad. Los
poetas de la urbe improvisaban décimas, arreglaban decretos en solfa, imitando las graves disposiciones oficiales, y
en plan de chanza y befa, trajeados a la manera clásica.
Vestidos de payasos, de pregoneros de la Colonia, de Arlequines, etc., salían los encargados de esta ridiculización al
leer el famoso ‘Bando’ original que cada año despertaba
expectativas, por las ocurrencias, chispazos y graciosas alternativas de sus autores63. Ésta es, sin duda, la mejor descripción de tan importante acontecimiento y aquí por último
podemos destacar la capacidad creativa de los bandos
transcritos arriba. Reemplazado el Rey por la Reina, es ésta
63
VENGOECHEA y ABELLO, op. cit.
JOSELITO CARNAVAL
137
la que lee el Bando e imparte las órdenes carnavaleras. La
tradición, pues, del bando, pero más su lectura, siempre ha
constituido un acontecimiento y aún hoy la gente en
Barranquilla vive pensando en lo que dirá el edicto de la
nueva reina. Aunque se den órdenes como la de Disfrázate
con lo que tengas o cualquier otra parecida, los “ñeros” hacen caso omiso de la ordenanza, ya que siempre por nacimiento o por adopción buscan la forma para pasar el Carnaval mejor, y tratar de vivir los cuatro días cerca del mundanal ruido, como sea, pues lo importante es pasarlo bien.
Al recuperarse la figura del Rey Momo, estos personajes
han vuelto a escribir y leer sus bandos. Uno muy comentado
fue el de Robinson Albor, Rey Momo del año 2000, que a la
letra dice:
Yo, por la venia de mi pueblo barranquillero Rey
Momo del Carnaval ordeno y mando en mi bando farandulero:
Declárase a “La Arenosa” tierra guapachosa en estado de sitio carnavalero...¡GUEPAJE!...
A partir de esta fecha farolera, toque de queda parrandero que regirá durante todo el zafarrancho. Los
alzados en copas que se tomen la ciudad serán
amnistiados si se comprueba su beligerancia de alcohólicos epónimos hasta el Miércoles de Ceniza y muerto de risa!
Permiso estrafalario otorgo para portar armas de percusión y licencia para transitar chéveremente por todas las áreas de candela con tambores de largo al-
138
EDGAR REY SINNING
cance, flautas de calibre superior y demás proyectiles
de confetis y serpentinas.
Aquellos mamertos, maleburcios, coralibes, mequetrefes, caídos del papayo y rajatablas que se las tiren
de aguafiestas se les declarará CORRONCHOS de
tiempo completo y se les extraditará de mis predios
feudales como lo disponen mis mariscales de campo
raso, los monocucos guayaberos, marimondas, garabatos, toritos, congos...
¡A carnavalear se dijo! ¿Cómo les quedó el ojo?...
¡AÑOÑI!...64
B. ACTORES Y ESCENARIOS (COREOGRAFÍA)
Mucho antes de darse la ordenanza la gente se viene preparando para el convite. Antes, por la cercanía de la vivienda,
y del trabajo inclusive, y por todos los vínculos de familiaridad que permitía esa comunidad vecinal, era común ver a
los grupos de actores y fabricantes de sus propias vestimentas preparándolas en conjunto y practicando para salir bien
cuando se iba a pasear por las calles del barrio y por los
barrios aledaños. Como es apenas normal los habitantes viven preparándose desde el último miércoles de ceniza para
el carnaval del año entrante. Así mismo, las empresas se
preparan para el festín y se comienza la preparación y el
montaje de los escenarios que van a utilizarse en la fiesta.
64
ALBOR RODRÍGUEZ, Robinson Rafael. Bando, Rey Momo del
Carnaval, 2000. Barranquilla.
JOSELITO CARNAVAL
139
Las Farotas
Foto: Samuel D. Tcherassi
140
EDGAR REY SINNING
Las expresiones artísticas son el elemento tradicional de las
carnestolendas; éstas se ven afectadas, ya que su lucha por
sobrevivir no escapa del ahogo económico y, por lo tanto, se
tiene que recurrir al patrocinio a cambio de un letrero o aviso anunciando cualquier cosa diferente a la comparsa, danza
o disfraz; al tener que buscar ese tipo de patrocinio, la expresión cultural pierde todo su carácter de folclórico y aparece más bien la utilidad como un medio de promocionar
productos de consumo, lo que los convierte en mercancía,
de ahí que afirmáramos que en el Carnaval la empresa publicitaria con su “buena voluntad” de vincularse al evento
fiestero tiende cada vez más a invadir los escenarios
folclóricos, los cuales han sido patrimonio popular y han
soportado todos los intentos de modificarlos, a pesar de la
penetración cada vez mayor de la cultura imperial. Pero el
ahogo económico modifica en parte esa actitud de resguardar las tradiciones culturales empíricas, vivas, que son componentes del nivel espiritual del hombre. Entonces se presenta una lucha permanente por proteger esas expresiones
que son patrimonio auténtico del pueblo que es quien en
últimas hace el Carnaval. Si esas tradiciones populares se
pierden, de igual manera el Carnaval se acaba como expresión de una cultura triétnica y de una raza cósmica. El Carnaval es la fuerza de la vida del hombre costeño residente
en “La Arenosa”, y de los propios “ÑEROS”, y si se opacan
las tradiciones no hay posibilidad de expresar esa fuerza
espiritual.
1.
Danzas, comparsas, comedias y disfraces
Como lo afirmamos anteriormente, en la época de
precarnestolendas es fundamental el comienzo de los prepa-
JOSELITO CARNAVAL
141
rativos de las danzas*, las comedias, las comparsas, las
cumbias, los disfraces y demás expresiones carnavaleras,
aunque hoy no muestran la compactación de antaño, cuando
los vínculos familiares eran mayores; ahora el desarrollo
capitalista y urbanístico de la ciudad impone una sociedad
diferente y, por lo tanto, otro tipo de relaciones familiares,
lo que lleva a desarrollar otro tipo de trabajo; ya no queda
tiempo para realizar el traje o el disfraz, y hay que encargarlo a otra persona; los grupos folclóricos existentes en la ciudad, y sobre todo en los barrios populares, donde se conservan y mantienen las tradiciones carnavaleras, comienzan a
buscar su sitio de reunión para las prácticas que exigen los
bailes y comparsas. Las sesiones de trabajo, que antes eran
regulares, ahora muestran obstáculos como consecuencia de
la dispersión de la familia, y en muchos casos se deben suplir necesidades humanas con vecinos o algún amigo allegado al grupo originario de la danza, comparsa, comedia o
cumbia, ya que éstas tienen por capitanes o jefes a los ancianos, o a los más veteranos de una familia con tradición o
“dueña” del grupo. El lugar de reunión puede ser la casa del
jefe o la de la reina de burlas del barrio, o sencillamente
alguna residencia de uno de los integrantes; ahí se realizan
los ensayos y demás preparativos necesarios, ya que la ciudad no cuenta con lugares o instituciones especializadas que
faciliten sus escenarios para este tipo de actividades; caso
contrario sucede en el Brasil, concretamente en Río de Janeiro
*
Serie de movimientos cadenciosos del cuerpo, al son de la voz o de
instrumentos musicales. Son grupos coreográficos que recogen la música, los cantos, el vestuario y los instrumentos musicales típicos de las
culturas indígenas y africanas; entre los griegos la danza formaba parte
de la educación nacional. El sinónimo de danza es baile; a quien actúa
en una danza se le llama danzador o danzarín.
142
EDGAR REY SINNING
y Bahía, en donde las escuelas de zamba se dedican a la
enseñanza y transmisión de las tradiciones carnavaleras.
Recientemente han aparecido danzas y comparsas de escuelas que vienen haciendo un excelente trabajo pedagógicofestivo: Carlos Franco (fallecido), cuyo legado cultural expone hoy Mónica Lindo desde la Corporación Cultural
Barranquilla; la Academia de Danzas de las hermanas Peña,
(Gloria y “Gacho”); la Escuela Folclórica “Palma Africana”
dirigida por María del Carmen Meléndez y la “Escuela de
Danzas de Marlio Cortés”. Igualmente las universidades y
los colegios aparecen con sus grupos de danzantes como también las personas de la tercera edad.
Las danzas, que mantienen aún muchas expresiones
autóctonas, cuentan con un grupo central conformado por el
director, los jefes de cuadrillas, los miembros más antiguos
y los que demuestran mayor habilidad. En el Carnaval y como
fruto del grado de familiaridad que surge de la comunidad,
la composición de las danzas parte siempre de un núcleo
familiar fuerte, al cual van agregándose vecinos del barrio y
amigos. En caso de necesidad de escoger un bailador, por
tradición se prefiere el paisano o coterráneo. Esto permite
mantener el grupo y transmitir el baile de generación en generación. Es precisamente este sistema de organización lo
que ha permitido conservar muchas de las danzas de Carnaval; es muy posible que si no se hubiera dado este tipo de
estructura organizacional, muchas danzas habrían desaparecido, ya que no es lo mismo la enseñanza por un experto, a
un aprendiz que no tiene raíces ancestrales en la cultura que
la origina, aunque en este caso más bien podríamos hablar
de subcultura, bien sea ribereña, sabanera o costeña propiamente dicha.
JOSELITO CARNAVAL
143
La organización y los preparativos para las presentaciones
en los carnavales se comienzan a hacer desde los meses de
julio y agosto, y los sitios destinados casi siempre para los
ensayos y todo lo pertinente a la organización de la danza
son las casas de los jefes. Es esto lo que hace que sean transmitidas de generación en generación y hereden el poder de
continuar con ella por muchos años. Entre las danzas de
mayor renombre encontramos “El Congo Grande”, que data
desde 1870, cuando parece ser que comenzaba a tomar forma el Carnaval, según vimos antes. Manuel Zapata Olivella,
describe esta danza en los siguientes términos: Muy popular
en otras épocas en Porto Bello, Colón y Cartagena, sólo
subsiste hoy día en nuestro país en los carnavales de
Barranquilla, donde conserva todo su esplendor. El vestuario, con túnicas, estolas y sombreros semicilíndricos de más
de cincuenta centímetros de alto, adornados con arabescos
de papeles, cintas, espejos bordados y cascabeles, es una
transculturación del vestuario propio de ciertas tribus
congolesas, que en esta forma asimilaron los trajes tradicionales de la Corte belga65. El maestro Abadía Morales cita
a don Orlando Linero, quien expresa acerca de la danza del
“Congo Grande” que realmente no se sabe qué representa
ni qué recuerda su extraordinaria como exótica vestimenta,
que consiste en un vestido multicolor: pantalón rojo, parches en las rodillas, camisa de varios colores, azul, amarilla y verde, con grandes encajes y arandelas en las hombreras y en las bocamangas y un alto gorro de cartón adornado con múltiples flores de papel, complementando su disfraz con la cara almidonada con sendas chapas redondas
en las mejillas, cubriendo sus ojos con sendas gafas negras
65
ZAPATA OLIVELLA, Manuel. Citado por ABADÍA MORALES, op. cit.
144
EDGAR REY SINNING
y llevando en las manos un machete de madera en la derecha y en la izquierda un muñequito... Su desfile lo hacen en
dos hileras, recorriendo las calles con paso corto, un sombrerito de paja adornado de muchas flores y su rostro también almidonado y gafas oscuras66. Como se puede apreciar, las versiones no se diferencian en mucho, pero es bueno señalar un elemento importante y que no tiene nada que
ver con los antepasados africanos; ese elemento son las gafas, que aún hoy aparecen en todas las variedades de
“Congos” que salen durante el Carnaval.
Los orígenes de las danzas del “Congo Grande” y del “Toro
Grande” y sus derivados los encontramos en los cabildos de
negros organizados en Cartagena, ya desaparecidos como
sus carnavales. El danzarín de congo es el que más se aprecia en el Carnaval, ya que encontramos: “Congo Negro”,
“Congolandia”, “El Congo Grande de Galapa” (nació en 1907
por iniciativa de don José Isabel Castro), “El Congo Tigre
de Galapa”, “Congo Infantil Alegría”, “Congo Moderno”,
“El Congo Reformado”, y otros; sin embargo, se mantiene
una unidad en lo referente a la vestimenta y otros aditamentos, aunque se le han ido introduciendo el uso de máscaras
de madera con cabeza de toro o vaca, siguiendo los mismos
colores vivos del vestuario y cascabeles en la punta de los
cuernos. De esta variación surgió la “Danza del Torito ”67,
también llamada el “Torito Ribereño”.
Como se ha señalado arriba la danza más antigua es la del
“Congo Grande”, surgida en 1870 y que hoy desfila con el
66
LINERO, Orlando. Citado por ABADÍA MORALES, op. cit.
ZAPATA OLIVELLA, Manuel. Citado por ABADÍA MORALES, op. cit.
67
JOSELITO CARNAVAL
145
nombre de “Congo Grande de Barranquilla”. Durante los
134 años de existencia ha estado bajo la dirección de cuatro
dinastías: la de sus fundadores, los señores Macías y Brachi;
después,la de los hermanos Lineros; luego la de Dionisio
Muñoz Guerrero –para algunos la época del esplendor en
1925– y, por último, la de su actual director Ventura Cabrera. “El Toro Grande” nace en uno de los barrios más tradicionales de la ciudad: Rebolo en 1875, pero desaparece tal
vez después de los carnavales de 1878; reaparece entre 1939
y 1941; y nuevamente la vemos desfilando en 1986 manteniéndose hasta hoy. De esta danza surgió la del “Torito”
(1878) en el mismo sector popular barranquillero y desde
que arrancó fue dirigida por uno de sus fundadores: Elías
Fontalvo Jiménez, luego la tomó en 1930 su hijo Campo
Elías, hasta 1963; al año siguiente la comandó Marcos
Fontalvo De las Aguas, quien duró seis años al frente; desde
el año de 1971 y hasta la fecha la capitanea Alfonso Fontalvo
Torres.
La danza del “Torito”, símbolo mayor del Carnaval “ñero”,
se describe de la siguiente manera: El Torito se mueve al
son de un tambor con un solo parche, acompañado de una
guacharaca y el complemento de las palmas. Los hombres,
cubierta la cabeza por un alto gorro o turbante de cartón,
cuyo frente está adornado con multicolores rosas o flequillos de papel, ostentan una camisa de satín con arandelas y
encajes en las bocamangas. El pantalón está diseñado con
sendos parches en las rodillas, en forma de copa. Como elemento de vistosa decoración, una larga penca adornada con
cintas se descuelga detrás del gorro hasta rematar en pomposa borla. Finalmente, pechera y capa cubierta con diversidad de pedrería, completa el atuendo. De este disfraz, mezcla de diferentes culturas, surge los rostros pintados de blan-
146
EDGAR REY SINNING
co con redondas mejillas coloradas68. Continúa Zapata diciendo lo siguiente: Las danzas del Congo, Torito, Vaca,
etc., que tienen origen común, tradicionalmente agrupan a
familias y barriadas, llegando a sumar más de doscientos
participantes. Los únicos instrumentos utilizados son los tambores monopercusivos, macho y hembra, a cuyo son improvisan coplas picarescas69. Estas danzas identifican el Carnaval, son consideradas como las autóctonas que se manifiestan en el festín. Podemos afirmar que su constancia se da
gracias a los sectores populares de la ciudad: Barrio Abajo,
Barrio Chiquinquirá, Barrio Loma Fresca, Andes, Carrizal,
Barrio Arriba, Rebolo, entre otros. De ahí que la composición social de los danzantes es la de los albañiles, loteros,
carpinteros, el zapatero remendón, el obrero, el vendedor
ambulante, el comprador de botella y hierro, el mondonguero,
el vendedor de chance y rifa, el vendedor de butifarra (el
echao pa’lante), el guarapero, el del raspao de la esquina, y
otros hombres dedicados a las más diversas actividades, para
producir su sustento y sobrevivir, bien sea como asalariados, subempleados o dedicados al empleo disfrazados; estos
participantes no son sólo los que integran el Congo y sus
variedades o el Torito, sino que esta caracterización es válida para las danzas que aparecen en el Carnaval.
Por otra parte, las danzas de origen africano, si hacemos
excepción de las del Congo, son pobrísimas, comparadas
con las antillanas. Sin embargo, es fácil distinguir una gran
variedad de ritmos de tambor, que caracterizan las influencias preponderantes de las culturas africanas en ciertas regiones de la Costa... Se tienen los toques de negritos, angola,
68
69
Ibíd
Ibíd
JOSELITO CARNAVAL
147
tamborito tapado, bantú, cimarrón, etc. Los bailarines,
morenos o no, se embadurnan con anilinas negras, negro
humo, hollín, etc., y acompañándose con lanzas, clavos,
machetes u otros objetos de palo, corean palmoteando con
ellos el canto monótono del capitán, imitando
onomatopéyicamente lenguas africanas, en las cuales suelen mencionar algunas de real origen bantú, yoruba y otros
dialectos. Sólo se utilizan tambores monopercusivos, macho y hembra70 .
Además de las danzas reseñadas de origen africano, encontramos otras cuya génesis está en América india y fundamentalmente en toda la región hábitat de varias tribus indígenas, las cuales aportaron igualmente elementos culturales
a las fiestas que enriquecieron el Carnaval costeño, en particular. Enumeremos algunos de esos aportes nativos que se
expresan con fuerza en las diversas manifestaciones de la
cultura espiritual del pueblo costeño hoy: la gaita, la
guacharaca, las maracas; los dos últimos son instrumentos
nuestros muy famosos, utilizados en orquestas y combos;
por ejemplo, la guacharaca es empleada en los conjuntos de
música provinciana de acordeón (vallenato). Así mismo,
danzas como “Los Indios Chimilas”, “Las Farotas”, “Los
Coyongos”, “Las Pilanderas”, “El Hombre-Caimán”, “El
Caimán”, “Las Cucambas” y “La Cumbia”, de origen eminentemente pocabuyano, sobre todo en poblaciones como
El Banco y toda esa subregión, al igual que “La Tambora”,
con fuerza en poblaciones como Tamalameque, Hatillo de
Loba, San Martín de Loba, Barranco de Loba, Pinto, San
Sebastián y en toda la “Depresión Momposina”, son aportes
70
ZAPATA OLIVELLA, Manuel. Citado por ABADÍA MORALES, op. cit.
148
EDGAR REY SINNING
de nuestros nativos. Existen otras que son inspiradas por las
relaciones de los costeños con su cotidianidad, la creatividad costeña aparece en escena cada año en danzas como:
“Los Pájaros”, “La Burra Mocha”, “Los Micos”, y tantas
otras.
De todas estas quisiéramos recordar una que salía el domingo de Carnaval por las calles de Barranquilla y que se encuentra en El Banco, Pinto, y en muchos pueblos ribereños:
“Las Pilanderas”. Esta danza iba de casa en casa el domingo, despertando a los parranderos dormidos, y se hacían
acompañar de unos versos:
Pila, Pilanderas,
que nos coge el día.
Los bollos calientes
son pa’ Rosalía.
En el Carnaval también se expresan elementos que denominamos variables, por tener una significación simbólica según los hechos del momento. En cada carnaval se encontrarán diferentes grupos de danzarines mostrando el hecho más
significativo. Podemos afirmar que están relacionados directamente con el momento histórico en que suceden y, por
lo tanto, los espectadores los identifican automáticamente
cuando los ven. Es justamente aquí donde es posible hablar
de la creación popular o del arte popular, como fruto de la
imaginación de los individuos, que ponen en escena situaciones de la vida cotidiana de la ciudad, la costa, el país y el
mundo. Es típico ver desfilando comedias representando
aspectos políticos, sociales, económicos, en forma satírica;
he ahí el origen de la comedia griega de Aristófanes y de los
otros comediantes, que hacían su aparición en las fiestas
JOSELITO CARNAVAL
149
Leneas o en las Dionisias, urbanas o rurales. Estos eran los
mejores escenarios de la antigua Grecia, para mostrar la creatividad crítica de cómo se veía el Estado griego por los mismos griegos; recuérdese que se celebraban competencias.
Este arte popular se diferencia de lo netamente folclórico
porque no cumple con las características propias del folclor,
pero sí es el sentimiento de los sectores populares y es el
derecho que tiene el hombre de crear, en este caso para recrear artísticamente los hechos de la cotidianidad, al cual no
puede jamás renunciar a pesar de los embates ideológicos
de los sectores dominantes.
Los aspectos variables se expresan en las llamadas comparsas y comedias, que surgen y desaparecen en momentos determinados. A veces duran un carnaval, otras tienen vida
por más, pero de todos modos su paso por los carnavales es
pasajero, y no por ello dejan de ser importantes y significativos para las carnestolendas. De igual manera, debe decirse
que ese hecho trascendental representado no se hace para
recibir una dádiva sino, por el contrario, para expresar y alimentar el espíritu y no el cuerpo. La satisfacción espiritual
es mucho más importante que cualquier otra cosa en la vida
del hombre, como también el compromiso que se tiene como
comediante de mostrarle al pueblo los hechos y acontecimientos reales y cotidianos en forma artística, y con ello ese
arte popular cumple una función social de denuncia política,
expresado en la sátira y el picante de cada tema escenificado
que forma parte de la historia vivida en el reciente pasado.
Entre las comparsas y comedias vistas en algunos carnavales podemos señalar las siguientes: de las que tienen que ver
con aspectos políticos, en primer lugar encontramos “Los
Guerrilleros”; muchas comparsas con esta temática han sido
150
EDGAR REY SINNING
escenificadas durante muchos años, su permanencia es justificada por uno de sus jefes como un homenaje al movimiento guerrillero en el país, y en especial al sacerdote Camilo Torres Restrepo y al Comandante Ernesto “Che”
Guevara, cuyas barbas y pipa constituyen un símbolo del
guerrillero carnavalero. Al respecto debemos destacar la labor de denuncia que viene realizando un grupo con la presentación de algunos hechos de trascendencia nacional e internacional, que durante más de cinco años escenificó la comparsa de “Los Guerrilleros Star”, que en 1978 tuvo su última
presentación con ese nombre, ya que el gobierno la consideró estimuladora del movimiento guerrillero colombiano; para
1979 cambiaron el tema pero siguió la línea política y entonces montaron la comparsa de “Los Bananeros Star”, que
dramatizaba los hechos ocurridos en 1928 en la “Zona
Bananera del Magdalena”, en homenaje a los obreros asesinados por el ejército colombiano, y que para diciembre de
1978 había cumplido cincuenta años. Ese mismo grupo en
1980 puso en escena el problema del petróleo y entonces se
llamó los “Sauditas Star”, y así cada año una denuncia más.
Una comedia con sabor político es, por ejemplo, “La Guerra
de los Mil Días” que muestra todo el conflicto entre godos y
mochorocos, su presentación incluye la repercusión de ese
hecho en la pérdida del Canal de Panamá. Otra que aparece
y desaparece pero siempre con el mismo mensaje es la comedia de “Colombia y sus Partidos”, que expresa en forma
satírica y burlesca la forma como el bipartidismo tradicional
se reparte el poder y agota el fisco en nombre del pueblo,
pero a espaldas de él; en esta comedia se aprecia nítidamente el hecho de que en nuestro país existe sólo un partido: el
de los RICOS. Otras comparsas y comedias con diferentes
nombres representan la situación crítica de la Administración Pública y sus expresiones: chanchullos, pésimos servi-
JOSELITO CARNAVAL
151
cios públicos, inmoralidad administrativa, falta de salud,
educación, etc.; en lo referente a lo económico, las que exhiben y denuncian el alto costo de la vida y los pírricos salarios. Se observa en estas manifestaciones una tendencia a
ser representadas por los sectores populares, que son los que
sufren en carne propia el látigo de la explotación por el capitalismo; mientras que los sectores altos escenifican preferiblemente aspectos culturales ajenos a la cultura nuestra, como
la comparsa presentada en 1977 en el Club Italiano, llamada
“Gran Maxim’s de París”, donde se mostró la capital francesa de antaño y la París moderna; otras como “El Cumbancho
de las Brujas”; anteriormente utilizaban nombres más nuestros, como “Los Tigres”, que apareció en 1919, y una muy
tradicional antes (“Los Caciques”) por allá en la década de
los veinte. En los clubes sociales, año tras año montan una
comparsa significativa casi siempre con nombres sofisticados
y evocando Europa y Estados Unidos y de pronto Buenos
Aires o Río de Janeiro.
Es significativa la presencia de estos espectáculos exhibidos en Carnaval, sobre todo los ofrecidos por los sectores
populares, verdaderos creadores y preservadores de los valores culturales espirituales, porque nos recuerdan las comedias griegas y las famosas “Comedia dell’arte”, que aparecían en la antigua Roma en época de las Saturnales y de
otras fiestas en honor a Baco o a cualquier otra divinidad.
De ahí la importancia del teatro popular callejero que se exhibe en el Carnaval de Barranquilla.
Dentro de toda esta explosión de creatividad artística y
folclórica existe una expresión coreográfica determinante de
cualquier Carnaval: LA CUMBIA. Este aire de gran popularidad nacional, es una expresión regada por toda la Costa
152
EDGAR REY SINNING
Norte, sobre todo en los pueblos ubicados geográficamente
en el bajo Magdalena, y sus versiones rítmicas se diferencian.. Existen dos teorías sobre su origen que no es del caso
discutir aquí, pero estamos convencidos de que su mayor
pureza la manifiestan y expresan los bailadores de la
subregión de El Banco y sus alrededores, donde existió el
“País de Pocabuy”, cuya capital se piensa fue Guamal. En el
Carnaval aparecen entonces las cumbias: Cienaguera,
Soledeña, Sanjacintera, Sampuesana, Banqueña (ribereña)*,
con nombres como: “La Revoltosa” (1957), “El Paloteo
Mixto”, “La Sabrosa” (1985), “Los Cumbiamberitos de San
José” (1982), “La Arenosa” (década de los cuarenta), “El
Tanganazo”, “Agua Pa’mí”, “El Gallo Giro” (1942), “El Cañonazo” (1965), “Curramba la Bella” (1978), “El Vendaval
de Simón Bolívar” (1973), “El Cumbión Costeño” (1980), y
muchas más. Sus bailadores gozan al estar deleitándose con
tal acto lúdico, porque la cumbia encierra todo un universo
sensual caribeño, que es una mezcla explosiva de África,
España y América, donde entre encajes, donaire y polleras
el hombre y la mujer, macho y hembra, se acompasan al
ritmo del tambor y se entregan sin límites de tiempo al disfrute intenso del baile cuyo único parámetro es el máximo
placer71.
La cumbia llegó a Barranquilla procedente de los pueblos
ribereños, contribuyó al surgimiento del Carnaval
“currambero” y lo engrandeció, aunque no sea su símbolo;
la mejor forma de estar a tono con la fiesta es ponerse una
pollera, un collar, unas flores en la cabeza y cualquier mujer
*
Para algunos ésta es la cumbia “clásica”.
SALCEDO CASTAÑEDA, Lola. El deleite sensual de la cumbia,
Diario del Caribe, Revista Intermedio, Barranquilla, febrero 10 de 1985.
71
JOSELITO CARNAVAL
153
queda lista para la fiesta, porque ese es su vestuario; lo mismo sucede con el hombre: pantalón blanco, sombrero, abarcas, un pañuelo rabo’e gallo y listo para lo que sea. La cumbia
era el epicentro de los festejos de la Virgen de la Candelaria
en El Banco, Magangué y Cartagena, como también del 11
de noviembre en San Martín de Tours (Loba); 20 de enero
en Ciénaga, en época de San Sebastián; 4 de diciembre en
Pinto y en Mompós; durante la fiesta de Santa Bárbara y en
todas las fiestas que se daban en las provincias de Santa Marta
y Cartagena.
Los disfraces, que son la nota del tradicional Carnaval universal, tienen su origen en las comedias griegas y en la antigua Roma, en cuyas fiestas orgiásticas los participantes se
disfrazaban; de igual manera, los disfraces tienen presencia
en todos los países europeos, y en España fueron tradicionales, como también en Francia.
Así mismo, las máscaras con que se caracterizaban los protagonistas de las comedias griegas y a la vez de la sociedad
helenística son muy dicientes, ya que las encontramos con
mucha fuerza en la época de la llamada “Comedia Nueva”,
donde Menandro es el máximo representante; sobresalen las
de parásito, esclavo, ciudadano, campesino, cocinero, entre
otras. En los carnavales costeños desde antaño tuvo trascendencia el “Capuchón”, bajo el cual se ocultaba la verdadera
identidad. Según afirma el periodista Juan Gossaín este disfraz fue impuesto por Cristobalino Zedeño de San Bernardo
del Viento, su pueblo natal. Pensamos que es muy ligera
esta afirmación, porque la referencia sobre capuchones es
más vieja y aparece desde muchos años atrás en los pueblos
con tradición carnavalera; es el caso señalar El Banco,
Mompós, Riohacha, Ciénaga, San Martín, Barranco y mu-
154
EDGAR REY SINNING
chos más. Durante muchos años no había barranquillero natural o de adopción que no usara capuchón durante el Carnaval, pero los tiempos, las costumbres, los hábitos, el crecimiento urbanístico, económico y demográfico, y otros aspectos, han ido produciendo cambios en la forma de disfrazarse, hasta el punto que si hoy en día se le ocurriera a alguien ponerse un capuchón sería considerado como antiguo,
retrógrado o anacrónico. La fuerza del desarrollo y el progreso de la sociedad desplazó al capuchón como expresión
folclórica, social y cultural, es una costumbre perdida. En su
reemplazo apareció la “moda” de los bluyines, slaks, los famosos y atrevidos pantaloncitos calientes hicieron furor en
una época, las polleras floreadas, los descaderados y los top,
y como complemento las camisetas o franelas con mucho
color, anuncios picantes, comerciales o en idiomas extranjeros.
Con respecto a esta forma tradicional de disfrazarse, Gossaín
entrevistó a la señora Graciela Ortega, quien llegó a la ciudad en 1932. Conocida confeccionista de capuchones, venía
de Ciénaga Magdalena, donde era famosa como fabricante
de este disfraz, ya que tenía como cincuenta años haciéndolos. La señora Ortega sobre la desaparición del capuchón
dice: Fue por allá como en el año 42. Mataron a una niña
que llevaba capuchón en un baile elegante. Se armó un escándalo que los periódicos bautizaron como ‘El caso del
Capuchón Rojo’. Desde entonces a la gente le dio miedo
ponerse capuchón. Empezaron a bajar las ventas72. La importancia de usar capuchón en Carnaval era porque la gente
72
GOSSAÍN, Juan. Esplendor y decadencia del disfraz más popular. Entrevista con la señora Graciela Ortega, El Heraldo, Barranquilla,
febrero 14 de 1980.
JOSELITO CARNAVAL
155
cancelaba cierto valor e inscribía su nombre y le daban un
número que debía lucir, de tal manera que la persona sin
problemas bailaba a sabiendas que cada individuo con número estaba registrado, ya que todos estos trámites debían
hacerse en la Alcaldía, en la Secretaría de Gobierno o en las
inspecciones de policía, como era en los pueblos a orillas de
río. Esto es importante tenerlo en cuenta porque el orden
establecido no es el cotidiano o el institucional en que se
enmarca una comunidad o una sociedad, pero tampoco es el
caos y la ausencia de reglas establecidas previamente; la existencia de este tipo de reglas significa que la organización
varía pero persiste, se cambia, pero no se anula. Todo esto
se apreciaba en las otras poblaciones o ciudades comentadas anteriormente en época reciente, pero la complejidad de
la sociedad ya no permite que se den los capuchones. Una
razón bien sencilla: no es lo mismo concederle permiso a
500 o a 1.000 personas sobre una población de 50.000 o
algo más, que hacerlo hoy, cuando Barranquilla, por ejemplo, tiene algo más de un millón de habitantes; además, para
Carnaval llegan personas de otros lugares. Si a todo eso se
le suma la violencia misma de la sociedad actual, imaginemos el número de muertos que se producirían en cada Carnaval.
Durante las fiestas de carnestolendas siempre ha aparecido
un disfraz o comparsa de “Muerte” o del “Garabato”. Es sin
duda lo que podríamos denominar la danza “macabra”, ya
que el personaje central es un esqueleto que va persiguiendo
a los vivos. Como danza comenta el maestro Zapata Olivella:
Danza alegórica en la que se representa el combate entre la
Vida y la Muerte. Ambos personajes son ridiculizados con
genio y sátira pueblerinos: el intérprete de la Muerte se pinta
en el cuerpo la osamenta y lleva un garabato, caricatura de
156
EDGAR REY SINNING
la tradicional guadaña; la Vida es protagonizada por un
bailarín con machete, altivo, valeroso y desafiante. A lo largo del viaje se enfrentan repetidas veces, alternando la victoria de uno a otro, hasta que finalmente la Muerte arrastra
a su codiciada presa. Un coro de bailarines danza alegremente en torno a los duelistas, siendo uno de ellos víctima
de la Muerte cada vez que ésta aparece en escena73; como
disfraz fue y es aún muy conocido por su tradición remota;
según algunos, tiene sus raíces en un personaje muy
carnavalero que aparecía en Barranquilla desde finales del
siglo XIX, cuyo nombre era Juan de la Cruz Calvo; el maestro Abadía Morales comenta: Calvo era un hombre
flaquísimo y se disfrazaba con un vestido macabro completamente ajustado al cuerpo y una máscara de ‘muerte’. Su
disfraz era de esqueleto, llevaba en una mano una pequeña
linterna y en la otra una hoz o guadaña. Su disfraz se hizo
célebre en la época, y la tradición lo ha conservado hasta
los actuales carnavales, sustituido por otras personas. Comento: este era el disfraz más característico en los carnavales clásicos universales o carnestolendas de cuaresma,
en Europa. El disfraz era usual en las danzas macabras de
la Edad Media74. En muchos pueblos europeos la personificación del Carnaval estaba en la muerte y se daba el martes
de carnestolendas. Entre las danzas de “Garabato” encontramos: “Cipote Garabato” (1990), “Garabato del Norte” (1993),
“Garabato de la Playa”, “El Garabato del Country” y “La
Danza del Garabato” que dirige Dávila Rodríguez.
73
ZAPATA OLIVELLA. Manuel. Citado por ABADÍA
MORALES,op. cit.
74
ABADÍA MORALES, op. cit.
JOSELITO CARNAVAL
157
El otro disfraz permanente es el de “Diablo”; parece que fue
llevado a la ciudad por un señor de apellido Arias, quien año
tras año hacía su aparición vestido de diablo, con espuelas y
grandes uñas, al que los muchachos barranquilleros no se
cansaban de admirar y reírse por la forma de bailar. Este
disfraz tiene sus orígenes en la fiesta de “Corpus Christi”,
muy tradicional en la Costa y que desde el siglo XVI se realizaba en Santa Marta y otras poblaciones del Nuevo Mundo. Pero también existen muchos otros disfraces con alguna
tradición, como es el caso de la “Enfermera”, que es representado por el señor Marcial Lastra Peralvo, desde 1934,
aunque él viene disfrazándose desde 1914, a la edad de 10
años, cuando sacó el primer disfraz. Otros con importancia
por su tradicionalidad y permanencia son: “El Hombre sin
Cabeza”, “El Negro Africano”, “Las Negras Bullongas”,
“Charles Chaplin”, “El Bebé”, “El Chinito”, “El Payaso”,
“La Loca”, “María Moñitos” y el de “Cantinflas”, como
homenaje a ese gran actor mexicano.
Dos disfraces muy significativos y permanentes en los carnavales son el de “Negro” y de “Mujer”. Frente a este último, es complejo entenderlo si se piensa que muchos lo hacen para pasar un rato alegre y otros por encontrarse plenamente identificados con él. La mayoría de disfrazados que
abordamos se identifican y se sienten bien, es el caso de los
travestíes o maricas; de todos modos, homosexuales o no,
este disfraz es común verlo en la temporada; unos aparecen
haciendo el papel de “novias” en un supuesto matrimonio y
desfilan acompañados de sus “esposos”; éstos y “aquéllas”
simulan permanentemente un beso. Algunas opiniones de
psicólogos señalan que este hecho está referido a una pasividad masculina, en la vida diaria; otros afirman que está
motivado por una represión sexual. Pensamos que este im-
158
EDGAR REY SINNING
pulso puede tener motivaciones biológicas, reprobables moral
y socialmente, y que en la época carnestoléndica son aceptadas y aplaudidas. Con este disfraz, consciente o inconscientemente, se expresa una forma de rebeldía hacia las instituciones, como la familia y la Iglesia. Lo único cierto es que
en las bacanales y orgías o festividades con carácter orgiástico, este hecho es típico, de igual manera en fiestas como
las saturnales romanas. Es tan fuerte este disfraz e inmenso el
número de gay, que realizan eventos propios y cada año exigen desfilar en los actos masivos de la fiesta, situación que los
ha enfrentado con los organizadores del Carnaval, la iglesia,
el Estado y a la sociedad en su conjunto: unos opinan que
deben desfilar y otros lo niegan pero pronto desfilarán sin problemas, ya en el siglo XVIII desfilaban en la Vía del Corso en
el Carnaval romano, como testifica Johann W. Goethe.
En cuanto al disfraz de “Negro”, se ha dicho que el uso de
cubrir la piel con tierra o ceniza es símbolo de humildad;
pensamos que posiblemente sea una forma de identificación con los negros esclavos traídos del África, que habitaron en la región y aportaron muchos aspectos de su vida
cultural extranjera; la costumbre de pintarse la cara y el
resto del cuerpo es tradicional del Carnaval del Uruguay,
similar al Carnaval de “Blancos y Negros” de Pasto, al sur
del país.
Hoy y antes disfraces como el “Diablo”, la “Muerte” y el
“Negro”, son caracterizados por los diferentes sectores de la
sociedad barranquillera. No sucede lo mismo con el disfraz
de “Mujer” o fenómeno travestí, ya que éste solamente se
manifiesta en los sectores populares y lumpen, mas no en
los sectores altos de la sociedad; tal vez porque la clase pudiente tiene muchos prejuicios sociales, o porque su orgullo
JOSELITO CARNAVAL
159
de clase dominante y con poder no les permite mostrar el
desprestigio y sus debilidades como seres humanos y, por el
contrario, desean mantener el prestigio de clase privilegiada
y moralmente fuerte, frente a una moral “podrida”, supuestamente, como la de los sectores populares. Como si la homosexualidad fuera una simple práctica, que sólo se presenta en estos sectores y no en los otros.
El disfraz colectivo más autóctono y pintoresco del Carnaval lo constituyen “Las Marimondas del Barrio Abajo”, aunque se muestran como comparsa; otros en esta modalidad
son: “Tambores del Carnaval”, “Disfrázate como quieras”,
“Enjambre de Avispas”, “El Moicano Dorado y sus Guerreros”, “Los Negros Africanos”, “Los Extraterrestres”, “Las
Negras Bullangueras”, “Cantiflas y sus Cantinflitos”, “Los
Pavos Reales”, entre otros. Disfraces muy lucidos y admirados por espectadores son los de fantasía, con mucha luz,
color, brillo e imaginación; algunos de 1997 son “Diosa del
Mar”, “Aguila Reina”, “Diosa de Fuego”, “Diosa Caribe”,
“Retorno del Ave Fénix”, “El Mago de Oz”, “Ilusión Caribe”, “El Guardián del Mundo”, “El Garabato sin Cabeza”,
“Princesa del Universo”, “Dama del Dragón Dorado”, “Fantasía de Walt Disney”, “Pequeña Criatura”, “El Pavo Real”,
“Los Principitos del Futuro”, “Ilusión Caribe”, entre muchos más.
En los disfraces es donde más se presenta lo variable, como
todos aquellos elementos significativos del momento y que
en muchos casos son los símbolos más representativos; en
esto nos atrevemos a decir que existe una coincidencia con
los personajes representados entre la clase alta y la baja; claro está, determinada por los medios que se tengan para obtenerlos. El pudiente lo manda a elaborar a un modisto profe-
160
EDGAR REY SINNING
sional, el pobre lo hace con sus propios recursos y dentro de
su propia lógica. De ahí, entonces, que encontremos: “El
Chavo”, “El Chapulín”, “El Llanero Solitario”, “La Mujer
Maravilla”, “El Hombre Increíble”, “Supermán”, “Las
Galaxias”, “Los Magníficos”, “Batman”, etc. En estos se
puede apreciar claramente la penetración cultural norteamericana y mexicana, que es asimilada por la gente de todos
los sectores a través del cine, la televisión y las revistas.
Como con las comedias, los disfraces son significativos cuando el personaje ridiculizado está de moda; cuando desaparece, pierde la gracia y se convierte en histórico.
Elemento constitutivo de cualquier carnaval son las máscaras, que como se señala antes fueron importantes en la antigüedad. Pero en nuestro Carnaval las máscaras que aparecen, sobre todo en los desfiles organizados o en algunas comparsas, son zoomorfas, de ahí que veamos comparsas como
la “Selva Africana”, donde se escenifican muchos de los animales que viven en esa región del mundo; igual acontece
con los disfraces individuales alusivos a animales, como el
chivo, el tigre, la vaca, el toro y todo un conjunto de aves.
Muchas veces estos “animales” van con una danza, de esas
que hoy clasificamos como “grandes”; lo determinante en
las máscaras es el material con el cual están elaboradas, es
decir, la madera. Según el etnólogo Aquiles Escalante, los
negros llegados a nuestro país procedentes de África se expresaron primero en Cartagena y el resto de poblaciones con
presencia negra, donde conservaron las máscaras a través de
la organización de los cabildos.
Para terminar esta parte, deseamos resaltar la riqueza
folclórica aportada por los pueblos de la Costa Caribe, principalmente los magdalenenses y bolivarenses, y sobre todo
JOSELITO CARNAVAL
161
por los habitantes originarios de las riberas del río. Sin ellos
no hubiese sido posible mantenerse el Carnaval; de ahí que
desde 1983 se viene organizando el desfile denominado “La
Reconquista del Carnaval del Sur”, donde participan las reinas populares, comedias, danzas, cumbiambas, disfraces
cuyo objetivo principal es el de rescatar y reafirmar el carácter popular de la tradición de Carnaval, y que como consecuencia del desarrollo económico y urbanístico se ha visto
profundamente afectada y golpeada, ya que al sacar las danzas y demás representaciones de su escenario natural, para
desfilar por sectores diseñados que no tienen nada que ver
con su medio, se empobrecen y sirven sólo como espectáculo. Y cuando la tradición popular sirve de espectáculo, para
divertir a turistas o aristócratas, pierde su verdadero sentimiento humano, porque se transforma en mercancía, es decir, como un par de zapatos o una camisa.
Además, aunque no podemos hablar de una pureza –ya que
el traslado a la urbe de todo el carnaval rural va a recibir
influencias de lo urbano–, sí podemos afirmar que tienen en
su interior una configuración triétnica fruto de los aportes
de las tres culturas que están en la base de la nuestra, pero
que los que más sobresalen son los elementos aborígenes y
africanos. Un hecho significativo es que en el carnaval
barranquillero no aparecen manifestaciones culturales traídas de otras regiones, aunque, por ejemplo, la colonia
antioqueña o santandereana, es grande en la ciudad; e inclusive los aportes de extranjeros son mínimos o nulos. De ahí
que afirmemos que el Carnaval es patrimonio de los costeños, porque la fuerza viva del espíritu humano que se expresa es la de los oriundos de esta región, y que si tiene su máxima expresión en Barranquilla es porque hacia ella emigraron los elementos del Carnaval trashumante de los pueblos
162
EDGAR REY SINNING
ribereños y de los puertos sobre el Mar Caribe, aspecto ya
analizado.
2.
Emisoras y picós
Dos elementos que tienen gran incidencia en las fiestas de
Carnaval son las emisoras y los picós. Sobre todo la radio –
ese medio de comunicación masiva que no falta en ningún
hogar colombiano– es fundamental para el buen desarrollo
de los carnavales, ya que su influencia en los sectores populares de la sociedad barranquillera es determinante dentro
de la emisión de mensajes carnavaleros durante las
precarnestolendas, así como en el propio Carnaval. Es así
que desde la fecha señalada para iniciar las precarnestolendas,
este medio, al igual que la prensa escrita, comienza una campaña de difusión de mensajes con sabor a fiesta,
promocionando las verbenas populares, que viernes tras viernes o sábado tras sábado se dan en los “Palacios Reales”.
Existe inclusive una gran competencia por captar oyentes, y
cada una de las radiodifusoras hace alarde de su capacidad
motivadora y penetra hasta la saciedad en la conciencia de
los oyentes, ávidos de mensajes que los inviten a la francachela que se avecina.
Este medio (cuya programación musical está orientada preferentemente a la música salsa, tropical y vallenata) se dedica a transmitir, en forma gratuita, informaciones sobre bailes de la reina tal o cual. Además, año tras año monta un
programa para la temporada de las precarnestolendas, con
una duración de una o dos horas, donde un locutor jacarandoso y guapachoso le pone todo el sabor de fiesta y donde,
además de leerse comunicaciones de las candidatas popula-
JOSELITO CARNAVAL
163
res, de la reina central o de CARNAVAL S. A, se presentan
conjuntos musicales, cumbias, se leen sobre todo muchos,
pero muchos versos, dedicados a los carnavales, al dios
Momo, Baco, Arlequín, al ron y a todas las actividades que
hacen posible el Carnaval, y el atractivo principal es la presentación en vivo y en directo de algunas candidatas de los
barrios, que comienzan con una consabida frase: Yo como
candidata del barrio tal, los invito... Estos programas poseen cualquier cantidad de propaganda de cigarrillos, rones,
aguardientes, cervezas, almacenes especializados en elementos apropiados para el Carnaval; así mismo, son bautizados
con nombres muy apropiados para el evento festivo, como
“Carnavaleando”, “Correo de Momo”, “Noticiero del Carnaval”, y otros más con sabor a Carnaval. Por su parte, los
diarios de la ciudad abren un espacio similar y con nombres
ídem: “Correo del Carnaval”, “Correo de Momo”, “La Máscara de Joselito”, entre otros.
Se puede señalar algunas emisoras con cierta prestancia y
que con el transcurrir del tiempo se han consolidado en dicho tipo de programas: la tradicional “Emisora Atlántico”,
“Radio Olímpica”, “Emisora Piloto”, “Radio Tropical”, “La
Voz de Barranquilla”, “Radio Universal”, “La Voz de la
Patria”, “Radio Libertad”, “Mar Caribe”, “Tropicana”, entre otras. No todas han sido importantes en todos los carnavales, algunas lo son en un año o en varios; luego aparecen
una o dos haciendo competencia durante algunos, como, por
ejemplo: “Piloto” y “Universal”, u “Olímpica”, y así compiten por presentar el mayor número de candidatas, grupos
musicales, premiar a la mejor composición que hable de la
reina central o de la emisora. En fin, se trata de mantener el
control de la sintonía y, por lo tanto, hay que utilizar el ingenio para conseguirlo. No podemos olvidar que muchas de
164
EDGAR REY SINNING
estas radiodifusoras pertenecen a los grupos financieros de
la Costa Caribe y especialmente de Barranquilla; es el caso
de “Olímpica”, “Libertad”, “Universal”, entre otras.
La música que impulsan y promocionan es la de actualidad
y de goce para el espíritu en época de Carnaval, sobre todo
aquellos temas con ritmos, como salsa o vallenato, o también la que caracteriza al Carnaval; además de los “bailes
cantaos” y el “Chandé”, propios de los pueblos del río, hoy
desplazadas por los merengues electrizantes y monorrítmicos
dominicanos. También están las guarachas, que durante muchos años han animado el festín. La responsabilidad de que
ello suceda corresponde a los locutores, esos comunicadores
sociales que penetran hasta la médula de la sociedad con sus
energías, transmitiendo alegría y motivando a la ciudadanía
a divertirse y parrandear sanamente; ellos son quienes impulsan los grandes temas del momento y que se imponen o
“pegan” para los carnavales. Ese es un aspecto bastante variable en cada carnaval, porque en cada año encontramos un
tema musical con sabor y que de tanto escucharlo la gente lo
convierte como en el “himno” de esa fiesta, aunque todos
reconocen que el himno oficial del Carnaval de Barranquilla
es “Te olvidé” (1953), del maestro Antonio María Peñaloza,
que desde cuando salió, se convirtió en símbolo de las
carnestolendas y en la música de muchas danzas de carnaval, como las de “Congo”. Sin embargo, el primer himno de
los carnavales barranquilleros fue el tema musical “Joselito
Carnaval” (1939), de la autoría del maestro Luis “Lucho”
Bermúdez.
Un aspecto muy importante en los temas musicales de carnaval, es que muchos de ellos están tratados con “doble sentido”, picante y cierto sabor erótico, y de hecho influyen y
JOSELITO CARNAVAL
165
están referidos al manejo del cuerpo que tenemos los costeños sobre esta parte de la vida. Los temas relacionados fundamentalmente con el sexo generan en los individuos mucha identificación en el momento de bailarlos; es el caso
señalar: “A dónde me-are yo” (1982); “La Papaya” (1982);
“Arre-chovengo” y “Las Tapas” (1981); “La Clavada”
(1980); “La Pinga la Comelona” (1979); “Por la Nalga Pégale” (1977). En algunos carnavales pueden aparecer varios
a la vez, como “Las Bolas” o “La Estera”; como también se
presenta el caso de que los temas o el tema central tienen
gran sabor, y el mismo mensaje que los anteriores, como
“Mambaco” o tan sencillo pero pegajoso como “Coroncoro”.
En ciertos casos son temas de intérpretes consagrados, como
Joe Arroyo, Oscar de León, Cuco Valoy, Diomedes Díaz, El
Binomio de Oro, Los Hermanos Zuleta, Iván Villazón, Los
Betos, Jorge Oñate, Alfredo Gutiérrez, Dolcey Gutiérrez,
Aníbal Velázquez, Pacho Galán, Lucho Bermúdez, Ricardo
Ray y Bobby Cruz, La Familia André y otros grupos musicales, como los merengueros, que en su momento han significado el goce colectivo de los barranquilleros. Muchos recuerdan el Carnaval de 1954, porque el merengue “A lo Oscuro”, de Ángel Viloria, pegó tanto que hubo seis bailes con
ese nombre. Aunque este seguimiento es corto y reciente,
pensamos que año tras año han existido temas con gran sabor impuestos en la fiesta; casi que cada carnaval está marcado por un tema musical, que trasciende y perdura; la gente
lo recuerda y, a partir de él, ubica un hecho particular de la
época. Ahí se encuentra la mano “invisible” del capitalismo
expresado a través de las casas discográficas y las emisoras.
Sin embargo, en los últimos años los temas carnavaleros tienden a desaparecer, sólo se escuchan aquellos aires musicales que las multinacionales de música impulsan.
166
EDGAR REY SINNING
Otro elemento significativo está constituido por los “Picós”.
Es tanta la importancia de este aparato-escaparate en el nacimiento y vida de Joselito, que solamente a través de él
podemos apreciar el pueblo volcado sobre la fiesta, porque
esa es la orquesta de los sectores populares, es la vida del
Carnaval, algo así como el “alma y nervio del Carnaval”.
Sin los “Picós” no se podría dar la fiesta, porque es la única
posibilidad que tienen los sectores populares para divertirse
y rendirle homenaje y culto a Baco, Momo, Arlequín y, sobre todo, al dios “Ocio”, tan importante en la vida espiritual
de los hombres que habitan en las tierras caribeñas bajo unos
soles hirvientes.
En su ensayo Picós y picoteros: La cara oculta del carnaval, el periodista costeño David Sánchez Juliao considera el picó como
una emisora, por la potencia en el sonido; sus medidas son
realmente inmensas: dos metros o más, con dos o tres tocadiscos, con diez o más columnas rinconeras, “twitters”, y
mucha gente detrás. Realmente un picó es bullicioso, escandaloso, estrepitoso, metido en el espíritu del “ñero” natural
o adoptivo y del mismo costeño en general. Un picó en una
verbena es mucho más importante que la reina, es decir, éste
es un elemento vital y decisivo del carnaval barranquillero.
Los “Picós” hacen su aparición en la Costa Caribe hacia 1951,
según Sánchez Juliao, quien comenta lo siguiente al respecto: En el Sinú, hacia 1951, se instalan los primeros picós en
los tenderetes de las corralejas, aunque más tarde fueron
prohibidos por ahogar el sonido de las bandas financiadas
por los terratenientes en este espectáculo circense. Las gentes ven en la llegada de esta manera de hacer música variada y barata, una forma fácil y accesible de tener muchas
orquestas, que eran muy pocas y escasas, pues los ‘sextetos’
JOSELITO CARNAVAL
167
y conjuntos vallenatos eran privilegio exclusivo de los señores de mucha tierra en sus parrandas. De tal manera, que
el picó también reemplaza a estas agrupaciones en los bailes populares de enramadas, cosa que muy pocas veces se
daba75.
Desde el Sinú, ese aparato u orquesta ambulante se regó por
toda la Costa Caribe, y es efectivamente un elemento determinante en las verbenas, ya que hace que en una noche una
persona baile con la música de las mejores orquestas del
mundo antillano, con los mejores conjuntos vallenatos o con
los mejores combos u orquestas de merengue dominicano,
tan de moda últimamente en nuestro medio; en fin, los pobres, los humildes barranquilleros pueden gozar al ritmo de
las más cotizadas y codiciadas agrupaciones del momento, a
cuyas presentaciones en vivo los proletarios no tienen acceso; en cambio, con un buen picó, el pobre se divierte tanto
antes del Carnaval, en el período de las verbenas, en fin de
semana, como en los cuatro días dedicados a rendirle culto a
“Joselito”.
En una investigación periodística Juan Gossaín considera el
picó como el “alma y nervio del Carnaval”, además se dio a
la tarea de conocer cuántos existían en la ciudad para el año
de 1979, y encontró 92. En el municipio de Soledad existían
nueve, e igual número en el barrio “Las Palmas”; en otros
barrios, sobre todo populares, cinco, cuatro, o hasta siete.
Algunos de los nombres más usados son: “El Gran Che”,
“El Gran Fidel”, “El Gran Joe”, “El Gran Batuka”, “El Gran
Teo”, “El Gran Comas”, “El Gran Satanás”, “El Gran White”,
75
SÁNCHEZ JULIAO, David. Picós y picoteros: La cara oculta del
carnaval, Diario del Caribe, Barranquilla, 1975.
168
EDGAR REY SINNING
“El Gran Kung Fu”, etc. Este superlativo lo tenían unos 35
picós; curioso encontrar unos nombres que posiblemente no
tienen nada que ver con el Carnaval de Barranquilla y que
tampoco pueda encontrarse una explicación por parte del
dueño, como en los casos de “El Baptisán” o “El
Esperanomico”. Otro dato es que Gossaín no encontró un
aparato musical con el nombre de “El Barranquillero” o “El
Ñero”, o alguno que tenga relación con la ciudad76. Hoy encontramos picós con nombres como “Ray Stereo”, y uno
muy tradicional: “El Solista”.
En 1984 una distribuidora de licores ideó colocar uno en
cada esquina por donde desfilaban las comparsas el sábado
de Carnaval, día de la “Batalla de Flores”. Se comenta que
nunca antes este acto, lleno de colores y música, había sido
tan disfrutado como ese año. Podemos finalizar señalando
que para hacer productiva una verbena debe tener un buen
picó, o mejor, una verbena que esté buena (bacana) para un
barranquillero necesita tener un picó de gran calidad y con los
últimos éxitos del momento. Igualmente le pasa a una reina
popular de barrio que quiera tener un buen “Palacio Real”.
3.
Verbenas*, clubes sociales y casetas
Durante los días de precarnestolendas se comienzan a armar
los escenarios para el disfrute colectivo a través del baile,
que serán visitados durante toda esta época por los sectores
sociales. Cada uno tendrá el suyo; o bien se va a la verbena
76
GOSSAÍN, Juan. El Picó: Alma y nervio del Carnaval, El Heraldo, Barranquilla, febrero 21 de 1979.
*
Velada de regocijo en la víspera de una fiesta.
JOSELITO CARNAVAL
169
o al club. La caseta solo se comienza a construir faltando
días para el inicio del carnaval, ya que su fuerte serán los
cuatro días de fiesta. Pero las verbenas y los clubes sociales
comienzan sus preparativos desde el mismo momento en que
oficialmente se escoge la reina central del Carnaval, no importa en qué mes sea esté.
La verbena es el sitio tradicional para el goce de los sectores
populares de la sociedad barranquillera. Ese espacio determinado por la fiesta y para la fiesta de los pobres, es el baile
que se realiza en los barrios populares en la temporada de
precarnestolendas y que se extiende durante los cuatro días
de francachela y alegría; estos bailes populares son los verdaderos epicentros y esencia del Carnaval barranquillero.
En la mayoría de estos bailes y verbenas aparecen las casas
comerciales, que se encargan del patrocinio y la decoración.
Detrás de la organización hay mucha gente que deriva su
sustento de varios meses a cuenta de las fiestas. Por las características del tumulto, éstas son aprovechadas también para
la actividad proselitista de politiqueros y manzanillos, que
cumplen disimuladamente su cometido (votos) con la donación de pequeños auxilios del fisco.
Por otro lado, la organización de una verbena es tan complicada, que sólo puede afrontarla un grupo tradicional de personas unidas en una verdadera comunidad de vecinos de los
barrios pobres. Esto hace que existan bailes que son una tradición y que han perdurado a través de muchos años. En
cada carnaval nacen otras verbenas, como producto de la
fusión de las desaparecidas por diferentes motivos. Las utilidades que dejan, en algunos casos, son fabulosas, y hacen
posible que sus organizadores asciendan a grandes comodidades dentro del marco general del sector donde residen; lo
170
EDGAR REY SINNING
mismo sucede cuando los propietarios de la verbena son la
Junta del barrio y la candidata ya que ésta y su “familia real”
reciben los frutos gananciosos del festín. Lo cierto es que
quien organiza una verbena no descansa ni se divierte, porque, como afirma el dicho popular costeño, “el que espabila
pierde”, y en una verbena los organizadores deben espabilar
durante los días de las fiestas, sean los de las precarnestolendas o los de ellas propiamente dichas.
Una verbena también tenía sus dolores de cabeza, y gastos
que debían ser sufragador por los interesados y organizadores de la misma; los gastos de la verbena comenzaban en la
Alcaldía al pagar el respectivo permiso, los impuestos en
Coldeportes y luego la inscripción de la candidata (si la había). Para evitar esta cantidad de trámites todo está centralizado en CARNAVAL S.A., que cuenta con un comité de
seguridad que estudia la factibilidad de autorizarla. El paso
siguiente es el “camello” de la construcción de la corraleja,
porque la barraca de la verbena es una especie de corraleja
donde se lidian los toros en algunas poblaciones costeñas.
Dicha barraca se construye en los sitios más apropiados de
los barrios o en las puertas de las casas “reales”, en plena
calle, encerrando casi una cuadra o menos; la silletería se
alquila y la decoración corresponde a las fábricas de licores
y a los distribuidores que hayan contratado la exclusividad
de la venta de los mismos; igual participación tiene las de
cerveza y las de gaseosas; y por último viene lo bueno, el
sabor, la fuerza que va a unir y recoger los feligreses para
que se diviertan y entren a realizarle honor, culto al dios
Baco: el PICÓ, del cual ya se ha señalado su importancia y
significación en la fiesta de las carnestolendas, al ser la orquesta del pueblo.Una vez organizado todo esto, comienzan
los bailes los fines de semana, bien el viernes o el sábado,
JOSELITO CARNAVAL
171
hasta que llega el sábado de Carnaval, cuando ya se entra en
la recta final del mismo. Son cuatro días de rumba corrida
hasta la madrugada, en donde además del picó se ofrece –a
veces– una papayera.
Es primordial, como ilustración a este trabajo, señalar el
nombre de algunos bailes o verbenas con cierta tradición: en
el barrio San José, “Polvorín San José” y “Una noche de
acordeón”; en Las Delicias, “Prendan el Mechón”; en El
Recreo, “La Cueva Fantástica”, “La Fogata”, “Los
Macheteros”, “La Torata” y “Entre Palmeras”; en Boston,
“La Pantera” ; en Olaya Herrera, “El Bambú”; y así podríamos señalar cientos de bailes tradicionales, algunos realizados durante 20 años consecutivos. Éstos son las verbenas
organizadas como empresas, que no se diferencian en su
manejo en relación con la caseta; son verbenas que han ido
ganando prestigio, porque los bailes quedan bien, “full”,
bacano, si el picó tiene buena música, o dependiendo de cualquier otra característica vinculada con la fiesta. De todos
modos, es cierto que en cada año se realizan por lo menos
un millar (y quizás más) de bailes y verbenas populares en
las diferentes zonas de la ciudad, desde la verbena oficial,
organizada por las candidatas populares, hasta los bailes
comerciales o particulares reseñados, y a éstos debemos agregarles los bailes juveniles e infantiles, que ya en los siglos
XIX y XX se daban con nombres como “Langostas” o “Mosquitos”.
Por su parte, la clase dirigente también tiene su pretemporada,
en los escenarios definidos por ellos para el disfrute de la
fiesta: EL CLUB SOCIAL, varios ya reseñados: Alemán,
Italiano, Country, Barranquilla, Unión Española, entre otros.
La historia de los clubes de Barranquilla, y posiblemente
172
EDGAR REY SINNING
del mundo, está determinada por el hecho de que la burguesía necesita un lugar protegido para divertirse. En la ciudad
los clubes sociales, como lugar de diversión de la burguesía,
están vinculados al desarrollo mismo del capitalismo, y son
más antiguos en existencia que las verbenas o las mismas
casetas, aunque antes existieron los salones “Burreros”, que
se asimilarían a las verbenas de barrio.
Ahora bien, el club monta su espectáculo contratando una
experta en ballet, y con las socias y socios escenifican comparsas musicales; nombra a sus capitanas –de solteros y casados– y realiza bailes casi todos los fines de semana con
algunas orquestas de reconocida prestancia, a los que sólo
pueden asistir los socios; invitan igualmente a las personalidades municipales, departamentales o del Carnaval, como
la Reina, el Presidente y el Gerente de CARNAVAL S.A.,
en fin, personajes de la vida pública y política de la ciudad;
de esta forma, se esperan los cuatro días de festejo para darle rienda suelta a la imaginación burguesa.
De otro lado, las casetas, como tal, se arman unos días antes
del Carnaval; su existencia es reciente, ya que antes el goce
era en las casas, el “Teatro Emiliano” o “Teatro Municipal”,
y los famosos salones “Burreros”. Las casetas se arman en
la época de precarnestolendas, y ello implica la oferta de
trabajo para muchos desempleados, que esperan la temporada para recibir algunos pesos.
Las casetas consisten en grandes salones, con capacidad para
miles de personas; su destino es la presentación de varias
orquestas y otro tipo de agrupaciones musicales (cuatro por
noche, por lo menos), con el fin de atraer a la gente en las
noches de las carnestolendas; cada caseta impone un precio
JOSELITO CARNAVAL
173
por persona, de acuerdo con la calidad de los artistas que
presente; generalmente a ellas se llevan las agrupaciones más
importantes en el medio y cuyos temas musicales estén de
moda.
Existen casetas que tienen alguna trayectoria en la actividad carnavalera de la ciudad, como es el caso de “La
Matecaña” (que recorría el país andando de feria en feria
como una verdadera empresa trashumante). Otras nacen y
desaparecen: “El Toro Sentao”, “La Saporrita”, “Curramba
la Bella”, “La Tremenda”, “La Matecañita”, “Torta 72”,
“El Tanganazo”, entre otras. Aunque algunas aparecen en
un Carnaval y desaparecen en otro, podemos afirmar que
las casetas han sido los sitios más apetecibles del Carnaval, aunque cada vez se ven menos, sobre todo por el alto
costo de las entradas.
4. La Guacherna
Desde el punto de vista del significado, la palabra
“Guacherna” es netamente colombiana; es decir, sus orígenes se encuentran en nuestro país y tiene varias acepciones:
gentualla, gente despreciable, o como lo señala Mario Alario
Di Filippo: Conjunto de gente baja; gente de mala vida, gente
maleante, pandilla de bellacos. Pelotera, zafacoca, zamba
entre gente baja. Baile popular, ambulante, al son de la gaita
indiana, o de cumbiamba, que se traslada de casa en casa
en busca de bailadoras77. Es posible asimilar esta última
77
DI FILIPPO, Mario Alario. Lexicón de Colombianismos, 2 ed.
Banco de la República, Bogotá, 1983.
174
EDGAR REY SINNING
definición, proveniente de los pueblos de la zona bananera
del Magdalena (Riofrío) y del Sur de Bolívar, tal vez por los
lados de Simití*.
De todos modos, la guacherna como evento precarnestolendo
se viene presentando en Barranquilla desde 1974, fundado
por ESTHER FORERO (la novia de Barranquilla); es un
acto masivo, donde el objeto fundamental es mostrar las
danzas, los disfraces, cumbiambas y agrupaciones musicales que participaran en el festín. El viernes de la semana
antes de iniciarse, se siente en las horas de la noche la música y los danzarines acompañados por la Reina Central; todo
el mundo entra en la “onda” del Carnaval, y todo lo que se
hace o se deja de hacer está en relación con la fiesta.
Algunos aspectos de la guacherna señalan que nació un viernes de 1974, cuando el reinado de Vicky De Andreis; desde
ese mismo año se conoce a doña Alicia Valiente (madre de
Vicky) como la “madre” putativa de la guacherna, y ella ha
sido quien año tras año ha venido organizándola, con la presencia de su fundadora. En 1979 la guacherna no apareció
por la ya reseñada época de González Ripoll; en 1990 se
excluyó a Esthercita Forero.
Es importante señalar que durante la guacherna en la gente
afloran, de forma despreocupada, las diversas maneras de
expresarse en el Carnaval, ya que no se trata de un desfile
competitivo sino, por el contrario, de un acto masivo y espontáneo. Podemos afirmar que sirve de termómetro para
medir el entusiasmo del pueblo por las carnestolendas, por-
*
En Santa Marta existe el ritmo de guacherna como baile.
JOSELITO CARNAVAL
175
que solamente se habla de las orquestas que vienen, del Carnaval y sus aditamentos, fiesta por aquí y fiesta por allá; de
dónde va a salir la plata, no se sabe, pero de todos modos
hay que prepararse para la fiesta.
En los últimos años, todos los viernes, desde que se elige la
reina, ella y su comitiva, encabezada por el Presidente de la
empresa “CARNAVAL DE BARRANQUILLA S.A.”, realizan un recorrido por varios puntos de la ciudad, denominado: “Los Viernes de María José” o como se llame la “soberana”.
De cualquier modo, todos estos actos masivos tienen como
objeto principal incentivar a los diferentes sectores, a disfrutar de la fiesta que se avecina; ahora la reina se escoge a
finales de noviembre o primeros días de diciembre, con el
ánimo de que el derroche dure más. Se prepara la fiesta más
alegre del país: el Carnaval y resucita Joselito Carnaval que,
a pesar de su corta vida, pues muere todos los martes de
Carnaval, con seguridad vuelve a nacer el año siguiente.
176
EDGAR REY SINNING
JOSELITO CARNAVAL
177
CAPÍTULO III
MUERTE DE JOSELITO CARNAVAL
A. UNA CORTA VIDA
El verdadero día de resurrección de Joselito Carnaval es el
sábado de Carnaval, que en Barranquilla se inicia con la tradicional “Batalla de Flores”. Así mismo, la fiesta finaliza
con su entierro. Esta tradición se conoce en el mundo como
el “Entierro del Carnaval”, el día martes, antes del miércoles de ceniza.
En muchos pueblos y regiones enteras de Europa las fiestas
de Carnaval se iniciaban –y en algunos todavía– con actos
que significaban para el pueblo la señal de que había llegado
la hora de iniciar el festín y que todos estaban invitados a
divertirse, lo cual era casi una orden impuesta por la costumbre. De igual manera, en Barranquilla y en otras ciudades se da inicio a las carnestolendas con la denominada “Batalla de Flores”. Con este acto masivo arranca el Carnaval
“ÑERO” y se da el campanazo de que todos han entrado en
fiesta y, por lo tanto, lo normal no existe. El tiempo a partir
de ese momento está dedicado para rendir honores al dios
Baco, al ocio creativo, a la diversión y a la catarsis... amnistía social total.
178
EDGAR REY SINNING
Universalmente el “Entierro del Carnaval” es una práctica
de muchos pueblos, y todos están referidos a las fiestas de
“adiós a la Carne”, aunque en algunos la tradición tenía otro
carácter. Miraremos en este capítulo cómo se manifiesta en
Barranquilla, expresado en el travieso “JOSE”.
1.
El día: escenario común
La fecha, la hora y el lugar para que se desarrollen los actos masivos están diseñados por los organizadores de la
fiesta. Es en el día cuando todos los barranquilleros, nativos y adoptivos, pueden asistir en forma aglutinante al espectáculo, preparado por el pueblo en general. Antes todos
los danzarines y bailadores recorrían las calles de la
populosa Barranquilla. Hoy no. Por el contrario, el desfile
lo deben realizar por un sitio determinado previamente, y
son inducidos a participar en él con el señuelo del concurso.
Los jurados de éste eran de la burguesía o sus agentes, que
admiraban el espectáculo desde los mejores puestos –ubicados en un sitio especial y protegidos por las Fuerzas Armadas–, juzgaban y premiaban la creatividad popular a su
antojo. Esta situación ha cambiado para beneficio de la fiesta y ahora quienes juzgan son personas conocedoras de las
manifestaciones culturales y del valor estético del arte popular.
Así la “Batalla de las Flores” y la “Gran Parada” son actos
masivos y aglutinadores de todas las clases sociales –donde
asisten los que tengan para el transporte–, pues todos se “revuelven” para apreciar en su conjunto lo elaborado por los
verdaderos creadores y sostenedores de la tradición: EL
PUEBLO RASO; entonces, son los únicos actos donde apa-
JOSELITO CARNAVAL
179
Los Diablos Arlequines de Sabanalarga
Foto: Samuel David Tcherassi
180
EDGAR REY SINNING
rece el esplendor y la máxima creatividad del costeño en
general y el “ÑERO” en particular. El primero se realiza el
sábado; y el segundo, el domingo. Con la “Gran Parada” se
indica el fin de la competencia entre disfraces, comparsas,
danzas, cumbias y comedias.
Esta tradición se origina en Roma, donde en el inicio del
carnaval la gente se amontonaba alrededor de un carro gigantesco (CARRUS NAVALIS), dando comienzo a una verdadera “batalla de flores” y aguas perfumadas. Todos los
participantes se echaban entre sí, y los que hacían las veces
de espectadores eran los encargados de bañar a la gente con
perfume y de tirarles flores; esto sucedía durante todo el recorrido por las calles romanas.
En lo que tiene que ver con Barranquilla, hemos encontrado
que anteriormente los carnavales tenían una duración de tres
días, siendo su inicio el domingo. En el año de 1903, sin
embargo, cuando el país salía de su desangrante y angustiosa situación a raíz de la “Guerra de los Mil Días”, y estando
los “godos” en el poder, el general Heriberto Vengoechea,
como jefe político-militar ordenó, mediante decreto, que la
fiesta se iniciara con la “Batalla de Flores”. Al parecer había
quedado con psicosis de batalla, después de los fuertes combates entre conservadores y liberales en esa infame guerra
civil. Desde ese año y hasta hoy, la “Batalla de Flores” es el
acto masivo que inicia las carnestolendas, antes el domingo
y hoy, el sábado. Es a su vez el que más población concentra, sin distingo de clases. El sitio donde se desarrolla es un
escenario común, a pesar de existir unos lugares especiales
para los sectores acomodados y ricos de la ciudad. Este acto,
de gran imponencia creativa, que desborda la imaginación
“ñera”, es como en otros lares con tradición carnavalera, el
JOSELITO CARNAVAL
181
que invita a participar y el que señala o recuerda que ha llegado el momento de comenzar la fiesta en honor a Baco.
En tiempos pretéritos este acto masivo se realizaba el día 20
de enero, después de la lectura del Bando. Don José Félix
Fuenmayor dice lo siguiente al respecto: Era el día de apertura de la temporada, al cual se daba solemnidad con la
Batalla de Flores. En la tarde, por las cuatro, comenzaban
a aparecer en las dos vías del Camellón Abello los primeros
jinetes de la cabalgata –la cabalgata según el gran Honorio
Alarcón, terminaba siempre en cabal perra. Chiste de otras
épocas, pero una verdad de carnaval, es decir, una verdad
para todo tiempo–... Se veían allí caballos de todos los pelos y trazas, desde bayos con parte de burro, hasta cerditos
con humos de león; y desde el penco o jamelgo hasta el corcel. Y los había caracoleros y coceadores, mas no con peligro: la arena blanca, recibimiento mullido, los seguía por
debajo de todas las calles... A eso de las cinco llegaban la
Reina y sus Damas en las carrozas y a ellas acudía la cabalgata dividiéndose en escoltas para guardarlas. El desfile general arrancaba del Camellón Abello y recorría la ciudad. Los coches iban todos adornados, unos de cualquier
modo y otros artísticamente, semejantes a canastas de rosas, o a cisnes, o a mariposas, o a barcas en un pedazo de
mar. En ninguno se montaban los monstruos o espantajos
del Carnaval de Venecia, pues en cuanto a ese renglón de
extravagancias nos conformábamos con alguna que otra
cabeza de cochero con bigotes que sobresalían entre las flores. También aparecían los humorísticos y para esto se utilizaban más los carros de mula... En la Batalla de Flores
todas las armas se estimaban nobles o al menos válidas: las
flores mismas, cáscaras de huevos rellenas de anilina,
confeti, maicena, virutas, serpentinas, confite y guineos pe-
182
EDGAR REY SINNING
lados. Desde luego, a las damas se les trataba con todo miramiento; aunque en más de una ocasión algún guardia de
las carrozas de la Corte, echando pie a tierra tuvo que fajarse a trompadas con un impertinente... Al fin la oscuridad
de la nocheniña –diremos así, pues se ha aceptado el niño
día– ordenaba la disolución de la Batalla de Flores. Y poco
después se daba un gran baile... Si la mañana siguiente al
20 no era la de un domingo, todos volvían su ordinario trabajo, se entregaban a su labor rutinaria, pero su espíritu
era otro. En su alma quedaba encendida una gran luz: el
recuerdo de la Batalla de Flores. Aquella época era romántica. ¿Cómo explicar hoy que aquellas Batallas de Flores
dejaban en el pecho hasta la embriaguez por causas tan
leves, tan bellas como el surtidor de colores de una serpiente que nos enlazaba, o una sonrisa distante que sentíamos
cerca, o una flor aérea que volaba hasta nuestras manos?78.
Así mismo, podemos describir este acto en los siguientes
términos –teniendo en cuenta la forma que hoy tiene–: la
empresa fija, con anticipación, las calles y carreras del recorrido, como también el orden de ubicación de los grupos de
disfraces y reinas populares; una vez se da comienzo, la reina central del Carnaval, encabezando el desfile en la carroza
más valiosa, da inicio al acto, que se prolonga por varias
cuadras. En el evento participan las carrozas con las reinas
populares y un sinnúmero de comparsas, danzas, conjuntos,
disfraces, cumbias (grandes y pequeñas), congos, comedias,
pregoneros y la parte artística, que ha sido preparada desde
meses atrás. A lado y lado del recorrido se concentran los
espectadores locales o turistas, que se desplazan desde el
78
FUENMAYOR, José Félix. Así era el Carnaval de Barranquilla,
“Diario del caribe”, Revista Intermedio, Barranquilla, febrero 10 de 1985.
JOSELITO CARNAVAL
183
resto de la Costa y el país, e inclusive desde países vecinos.
Nadie puede ser un simple espectador, casi siempre debe ser
espectador-actor, ya que goza bailando, embadurnando con
maicena y polvos, y a la vez se toma trago, se le ofrece al
vecino, se le recibe al que sea, y en la medida que avanza la
procesión de danzantes los espectadores-actores también
aumentan su participación. Cuando los cuerpos quedan totalmente blanqueados, como los rostros, y hay mucho licor
en el cerebro, el Carnaval toma la mejor expresión: queda
convertido en fiesta. En síntesis, todos los que están apostados en las calles y carreras se han apersonado de la fiesta, y
la amnistía social comienza a manifestarse. El goce colectivo se apodera de los espectadores-actores y los actores de
los grupos, unos y otros se confunden al finalizar el desfile y
todo entra en un espacio y tiempo mítico; ya no importa qué
día es y qué problemas se tengan, lo importante es que se
está en la fiesta y hay que gozársela hasta donde se puede, y
quien no lo haga es considerado como una persona anómica.
Todos parecen otros, pues es el momento de vivir la vida de
otra manera y más intensamente; todos parecen tener otra
vida, lo que los hace conocer otras personas, comunicarse
con desconocidos, se establecen relaciones humanas al calor del trago y la maicena, o se baila con alguien que nunca
se ha visto, ni lo han presentado; todos son solidarios entre
sí, tal vez se sienten humanizados por primera vez, y la fiesta de Carnaval es la que permite ese acto sublime y hermoso. Definitivamente, el tiempo y el espacio se pierden, y se
da lugar a un instante de goce masivo, creativo e imaginativo.
Pero no todos entran en el desorden establecido, porque a
algunos burgueses, aristócratas y hasta de los sectores medios no les gusta este “relajito”, ya que les resulta un poco
184
EDGAR REY SINNING
bochornoso, y para evitarlo han construido un palco de honor especial a fin de observar el desfile, además de tener un
cordón de fuerzas disponibles que los protegen. Día a día el
desfile sé “elitiza”, no todos pueden gozar de los sitios preferibles, sino que existen algunos asignados para las personalidades, y muchos vecinos organizan palcos al frente de
sus casas, que para poder ser utilizados se deben cancelar
unos pesos; ya existe una empresa que explota los palcos.
Los espacios se van reduciendo año tras año, lo que significa que los sectores populares que deben trasladarse al sitio
tendrán que buscar las bocacalles u otros espacios limitados, para apreciar su propia creación.
Al mirar lo largamente narrado por Fuenmayor y confrontarlo con lo que acontece hoy, se notan las grandes diferencias, y es apenas obvio dado al desarrollo del capitalismo en
la ciudad, donde el esplendor de otros tiempos es opacado
por los grandes avisos o pancartas anunciando un producto
determinado. No hay flores ni siquiera de papel, las cáscaras
de huevos rellenas de anilina desaparecieron, como muchos
otros aspectos narrados. En cambio, la maicena y la publicidad abundan, como el ron; de ahí que muchos afirmen que
debe llamarse la “Batalla de Maicena” y otros la “Guerra
Publicitaria”. Año tras año y poco a poco se ha ido inundando el escenario de la fiesta con campañas publicitarias, que
compiten mediante la utilización del arte popular y encuentran en la mujer su mejor objeto publicitario, pues en nuestra sociedad su cuerpo, como medio para enviar mensajes,
es el eje central de la publicidad. En cuanto a la maicena es
un punto importante, si se tiene en cuenta que la industria
que la produce, así como otras con productos similares, vende cualquier cantidad de cajas. La maicena reemplazó otros
productos, y por ello el que participa de la fiesta ha ido
JOSELITO CARNAVAL
185
interiorizando la condición de divertirse con su derroche, ya
que se ha convertido en sinónimo de desorden, y éste a su
vez lo es de fiesta o Carnaval para el costeño. Es difícil encontrar un barranquillero, o un costeño en general, sin maicena durante los cuatro días de las fiestas. De igual manera,
es importante destacar cómo hoy en día cualquier fiesta o
parranda de costeños termina con una estupenda
enmaicenada; tanto ha sido la fuerza de este hecho
sociocultural, que hoy en día también comienza a aparecer
en otras regiones del país. Pareciera que estar enmaicenado
significara estar contento, alegre o sencillamente en fiesta, y
como el Carnaval es la fiesta más grande del país,
enmaicenarse durante el Carnaval es casi una obligación,
para no desentonar; de ahí que se convierta en una máscara
de Carnaval.
Queremos señalar que aquí se hace palpable la influencia
del capital en la forma de la diversión: el costeño por años
ha sido hombre con mucha imaginación y creatividad, en el
pasado era casi inadmisible que los participantes no estuvieran disfrazados utilizando su ingenio. Hoy las empresas y
los comercios “regalan” camisetas con anuncios publicitarios, y eso es suficiente, coartando la creación del hombre
costeño. Lo mismo sucede con la penetración cultural extranjera a través del cine y la televisión , al exhibirse en el
desfile una serie de disfraces con motivos norteamericanos,
tales como: “La Mujer Maravilla”, “Supermán”, “Batman”,
“El Hombre Increíble”, “Mickey Mouse”, “El Astronauta”,
“Mister T”, “El Extraterrestre”, “El Tío Sam” y un sinnúmero de personajes americanos que restringen nuestra propia creación y motivan más a una competencia entre muchachos y muchachas de la pequeña y alta burguesía
barranquillera. Todas estas expresiones transculturales, que
186
EDGAR REY SINNING
se expresan en el Carnaval y que aparecen en la “Batalla de
Flores”, son los elementos variables que señalamos antes, y
que en un momento se convierten en históricos por su vigencia, la que pierden de año en año. Pero también se debe
tener presente cómo el “Ñero” ridiculiza y caracteriza a su
imagen y semejanza a un personaje popular norteamericano; entonces, es posible encontrar un “Hombre Increíble”
deshilachado, flaco, sin fuerzas, demacrado, torpe, en fin,
todo lo contrario de cómo se ve en la televisión.
El acto masivo, que se desarrolla en las horas de la tarde y
que sirve de escenario común para todos los carnavales, es
el que permite mostrar una serie de elementos con sabor
político; tal es el caso de los disfraces y comedias –ya comentados con anterioridad– donde se manifiestan las sátiras, pero obviamente el centro del evento es la diversión.
También se observan grupos que luchan por rescatar y mantener vivas muchas manifestaciones de nuestro rico folclor
y que constituyen un elemento de resistencia a la penetración cultural a nuestro país. Hay también un notable ascenso de concientización por parte de algunos sectores, que se
presentan con su voz de protesta por la forma como se impone y orienta la diversión popular. Su protesta se hace presente en los disfraces, y, como ya lo analizamos al comentar
los decimeros o pregoneros, también en la comedia; valga el
caso mencionar la de “Los Bananeros Star”, que año tras
año muestra aspectos de la asfixiante situación económica
que vive el pueblo durante todo el año y de la pésima administración de los servicios públicos, en fin, una serie de denuncias que se acompañan con versos cantados al son de las
palmas, como el siguiente, de la comedia señalada:
JOSELITO CARNAVAL
187
El caimán se la llevó
Bananeros Star
Adelante en Carnaval (coro)
¿Qué toman los bananeros?
Aguardiente Superior primero (coro).
¿Superior?
Santander (coro)
Superior (coro)
¿Qué piden los bananeros?
Que se respeten los derechos al obrero (coro)
El que se murió, se jodió.
Así como estos versos se pueden recoger muchos más, lo
importante es el mensaje de denuncia, porque debemos mirar que entre verso y verso y trago y trago se pide justicia y
se reclaman garantías para la clase obrera. Aunque es claro
que esta comedia tenía el patrocinio de una industria licorera –que para 1979 estaba entrando en el mercado, compitiendo con las de los departamentos de Caldas y Anqioquia–
, su nombre indica el objetivo de la misma, ya que se trataba
de la escenificación de la masacre de la “Zona Bananera del
Magdalena”. Lo interesante es demostrar cómo la “Batalla
de Flores” sirve para producir este tipo de muestras, como
consecuencia de la existencia de una especie de “Amnistía
Social”, por estar en fiesta, pues, de todos modos, es un escenario que permite a los carnavaleros ver y apreciar la creatividad que aún queda en los sectores populares, donde –a
pesar de la influencia de las cosas nuevas– la presencia del
pasado, de los pueblos ribereños y de otros pueblos de la
Costa se muestra y es la más significativa.
Paralelo a este acto y desde 1995, CARNAVAL S.A., revivió el “Rey Momo” y, con él, el desfile folclórico con ese
188
EDGAR REY SINNING
nombre, por la calle 17, hasta llegar a la cancha de fútbol del
barrio Simón Bolívar. El primer “Rey Momo”, en esta época, fue Enrique Salcedo, un hombre que ha aportado su imaginación al carnaval currambero durante más de 50 años con
sus disfraces. En 1996 el turno fue para un gozón de la música, Ralphy “Cien” (Rafael Alfonso Figueroa Lindo), en
1997 para un músico de tiempo completo, Efraín Mejía Donado. Para 1998 fue escogido un rumbero de primera, el
chivolero Luis Andrade (q.e.p.d.); en 1999 el Alcalde Bernardo Hoyos impuso al bohemio Julio Jaramillo; a Robinson
Rafael Albor Rodríguez, le correspondió el honor de ser el
“Rey Momo” en el 2000; es todo un personaje carnavalero,
disfruta disfrazándose. En el año de 2001 el rey fue Bernardo Guzmán Medina, el bailador mayor de la cumbia “El Gallo
Giro” y para el 2002 el honor fue para el músico carnavalero
Pedro Agustín Beltrán Castro, conocido como “Ramayá
Beltrán”, ejecutante del millo y la flauta, autor de muchas
melodías para gozar esta fiesta popular y folclórica. El médico garabatero Leopoldo Candelario Klee Palacio fue el
“Rey Momo” de 2003. Es “Caporal Mayor” de la danza de
“El Garabato del Norte” y en 2004 el turno fue para Ubaldo
Mendoza director de la Cumbiamba “La Revoltosa”.
Por su parte, la “Gran Parada”*, el desfile artístico, aglutinante de la creatividad e imaginación costeña y “currambera” que se escenifica el segundo día de carnestolendas, se
celebra desde 1967, cuando reinaba Martha Luz Vázquez;
era presidente de los festejos, Héctor “Quecho” Juliao; y
*
Recientemente se organizan dos desfiles con el mismo recorrido:
uno, el domingo conocido con el nombre de GRAN PARADA DE TRADICIÓN Y FOLCLOR y, otro, el lunes GRAN PARADA DE COMPARSAS Y FANTASIAS.
JOSELITO CARNAVAL
189
actuaba como Secretario y Director Artístico el jacarandoso
don Alfredo De la Espriella, quienes lo organizaron. El motivo de dar una formalización al evento surgió por la situación “anárquica” en que se venía realizando. Los grupos de
comparsas, danzas, disfraces y demás actores salían a representar sus muestras de casa en casa, y a diferentes horarios,
aspecto que dificultaba la apreciación en conjunto de todo el
evento. Por esta razón, se dispuso la realización de concursos, en los que participan las diferentes modalidades, estimulando con premiaciones a las mejores muestras mediante
grandes sumas de dinero. La industria y el comercio se vinculan con el patrocinio y la donación de los premios, y de
esta forma, a la vez, cumplen su oportuna misión publicitaria. De esta manera, señala Cervantes Angulo, las casas de
publicidad y agencias de avisos y decoración incrementan
su trabajo, porque en el Carnaval lo que se presenta es una
guerra de avisos y carteles por toda la ciudad79.
La descripción de este evento masivo se reduce a la repetición del primer día de Carnaval. Igualmente, se realiza un
gran desfile, pero con carácter competitivo, en el cual se
pueden apreciar las mismas circunstancias escénicas y de
espectadores, el alboroto masivo continúa en las calles, el
recorrido es el mismo y con la misma caracterización elitista
del día anterior. Todo es similar con excepción que las reinas populares de los barrios y la reina central no desfilan en
las carrozas, pues es el día del concurso en el cual deben
inscribirse quienes deseen participar; todos hacen un esfuerzo por mostrarse mejor que los otros; sus costosos disfraces
y vestuarios los hacen caer en manos de los comerciantes e
79
CERVANTES ANGULO, op. cit.
190
EDGAR REY SINNING
industriales, quienes después de muchas idas y venidas deciden patrocinarlos a cambio de los anuncios publicitarios,
ya comentados.
Reflexionemos un poco sobre los elementos que se tuvieron
para organizar “La Gran Parada” y que hemos transcrito tal
cual lo recogimos de los directivos carnavaleros y la prensa
barranquillera. Lo cierto es que el espacio es unificante, es
lo único importante en el evento, como en la “Batalla de
Flores”, pero eso de “anárquica” y de desperdiciar el colorido de las danzas y disfraces no es más que una justificación
de la racionalidad de la burguesía barranquillera, para concentrar en la “Vía Cuarenta” las manifestaciones folclóricas
del pueblo raso, el que las conserva con suma dificultad, y
ahora aprovechadas por los monopolios político-económicos, para manejarlas y colocarlas para su distracción a través de “estímulos”, como el dinero. El colmo de la desfachatez de la burguesía y sus ayudantes es asumir el papel de
jurado de la imaginación y la creación de los sectores populares, verdaderos portadores de las mayores expresiones de
la cultura espiritual de la ciudad y del país en general.
Estamos seguros que tenía mayor connotación para los sectores populares el Carnaval de ayer, cuando los grupos se
desplazaban por sus calles (como en los antiguos pueblos
romanos), recibían pequeñas donaciones, sobre todo de ron,
y servían de motivadores para iniciar una francachela de
Carnaval; hoy por el contrario eso se pierde, aparece racionalmente organizado y para el disfrute de todos, pero los
unos son los actores y otros asumen el papel de simples espectadores y calificadores de la creación popular. Se desfila
por un espacio y durante un tiempo determinados, lo que
supuestamente beneficia a los grupos que compiten, porque
JOSELITO CARNAVAL
191
los aprecian todos los que deseen a pesar de que los sitios,
año tras año aparecen como palcos que hay que pagar para
poder admirar el desfile. Cada vez hay más palcos y menos
espacio para el disfrute. De todas maneras, el gran capital es
el que gana, organiza, patrocina y hasta califica, y recibe los
beneficios de la publicidad y otras arandelas fiscales. El pueblo debe contentarse con las migajas que entregan las empresas a través del patrocinio y el apoyo a los concursos, que
hoy califican jurados conocedores de las manifestaciones
culturales.
Tanto la “Batalla de Flores” y la “Gran Parada”, como los
concursos de orquestas y agrupaciones musicales, son los
eventos diurnos que sirven para expresar que el Carnaval es
popular, porque son los únicos escenarios comunes de la
fiesta; es el mismo espacio para los dos grandes actos del
festín que permiten transitoriamente, a pesar de todo, ser
unificantes, pues supuestamente los sectores sociales se confunden, todos confluyen en igualdad de condiciones; lo que,
como dijimos antes, no es del todo cierto, por la existencia
de palcos de honor protegidos por las fuerzas militares. No
podemos olvidar que la fiesta popular unifica, elimina las
jerarquías y que las fiestas patronales, patrióticas o cívicas
afirman la división social y determinan quien tiene el poder.
Cabe también destacar que a la clase política y rica que asiste, de la ciudad y el país, le toca aguantarse las manifestaciones burlescas contra el Estado y la situación del país, que
agencian desde los puestos de mando. Ese teatro social que
allí aparece va más allá de la simple dramaturgia, porque los
papeles sociales, reales o imaginarios, que se escenifican,
provocan una protesta o una adhesión. De ahí la importancia que nosotros le damos a las comedias o comparsas, pues
ponen en escena hechos de la vida real y son críticas morda-
192
EDGAR REY SINNING
ces al manejo (léase mal) del Estado, pero que la clase dirigente y las fuerzas del orden (léanse represivas) no pueden evitar, porque dentro de ese estado de aparente o real
“amnistía social”, como es que en el “carnaval vale todo”,
también caben estos actos, que son significativos y que en
este libro ya hemos comentado. Es eso lo vivo del Carnaval, es lo que hay que rescatar y no lo muerto; son esas
voces de protesta de los obreros lo que verdaderamente
permiten mirar el folclor en términos políticos, y no su utilización en términos reaccionarios y deformantes, que adelantan especuladores y traficantes del folclor y del arte popular.
Con el hecho mismo de concentrar en un solo escenario las
expresiones artísticas, éstas pierden su verdadero sentimiento
popular, ya que ese cambio de escenario es perjudicial para
el mantenimiento de los verdaderos valores culturales, toda
vez que la representación con objetivos ajenos a los ejecutores
de una danza es diferente y significa la pérdida del culto al
ocio, a Baco, al espíritu humano y a la creación del hombre.
Eso no se puede vender como una camisa o un par de zapatos. Ese derecho inalienable del hombre a la creación no se
puede cambiar. La imposición de un lugar, una hora y una
fecha, para salir y además desarrollar lo que representan las
expresiones artísticas de un lugar determinado y fijo, donde
está el jurado, hace el desfile tedioso y repetitivo. Por eso,
imponer esos desfiles es castrar la imaginación barranquillera
y costeña. Sería muy agradable en su espacio natural, en su
“nicho ecológico” y no en lugar extraño, donde posiblemente se asiste por el compromiso de participar. Ese proceso de
extrañamiento no hace sino limitar las potencialidades espirituales del goce y el disfrute de la danza o el baile como una
expresión sin límites, porque cuando se invita a participar
JOSELITO CARNAVAL
193
para competir se pierde el verdadero sentido de la tradición,
así la calidad del jurado sea excelente, como en los últimos
años.
2.
La noche: “Babilla busca tu charco”
En la noche continúa el baile y el disfrute de la fiesta en las
casetas, en los clubes sociales, en los “palacios reales”, en
las verbenas y en los sitios ubicados en el Paseo Bolívar
para el lumpen-proletario. Es decir, después de asistir conjuntamente al escenario de la “Batalla de Flores” y la “Gran
Parada”, y otras actividades en sitios encerrados y modernos, que tienen un carácter masivo durante el día, los
barranquilleros se dirigen en las horas de la noche y hasta el
amanecer a su sitio de diversión, de acuerdo a su posición
social. Aquí vuelve y se repite la costumbre de la división
de los días, de los bailes, que se daban en la época de la
fiesta en homenaje de la Virgen de La Candelaria en
Cartagena, y lo que sucedía en Barranquilla cuando existían
los salones “Burreros”. Lo cierto es que cada uno de los individuos arranca en la noche para su “conejera” –por aquello de “conejo a tu conejera”–, o mejor cada uno a su “charco” –“Babilla busca tu charco”–, refranes populares costeños con un gran significado para expresar desde el punto de
vista cultural la fiesta y su incidencia en lo social del
barranquillero y el costeño en general.
Como hemos afirmado, el hombre, el individuo, se desprende de la colectividad general y se dirige a su comunidad, a
su vecindad. Ahí encuentra su espacio apropiado para el
verdadero goce. Es en este sitio donde el Carnaval se va a
expresar con su verdadero sentido, porque en los escena-
194
EDGAR REY SINNING
rios, diferentes para cada uno de los sectores sociales, aparece en mejor forma la expresión de éstos.
En consecuencia, la noche nos brinda en varios escenarios
tres o cuatro espacios, determinados concretamente por el
capitalismo, que poco a poco ha ido demarcando los sitios
en donde cada sector social debe divertirse, de acuerdo con
su posición económica en la sociedad.
Miremos cuáles son estos escenarios destinados por los
barranquilleros para el goce carnavalero: la burguesía y la
oligarquía barranquilleras tienen un escenario diseñado por
ellas mismas. Es un espacio confortable llamado “Club Social”. La historia de esos escenarios está vinculada al surgimiento de esos sectores de clase y está determinada también
por la necesidad del burgués de encontrar un lugar protegido para divertirse. En estos sitios desde la orquesta hasta los
disfraces tienen un distintivo, tanto así que las capitanas de
los clubes montan su propia danza o comparsas, dirigida por
un coreógrafo profesional con algún renombre. Un baile para
un club se caracteriza por la misma contratación de las orquestas, la decoración, los disfraces que se exigen para poder entrar, el espectáculo que acompaña una noche o varias,
en fin, los aditamentos que pueden significar comodidad.
Para ofrecer un baile en un club la orquesta debe tener cierto
“caché”, o mejor cierto aire “elegante”, “clásico”, no
“corroncho”, no para interpretar temas vulgares sino temas
acordes con la “calidad” de las personas que asisten al evento. A veces se exige que el disfraz sea una obligación llevarlo, lo que no sucede en la caseta o la verbena. La organización de los bailes está exclusivamente en manos de profesionales muy bien remuneradas, por eso vienen acompaña-
JOSELITO CARNAVAL
195
dos de una detallada coreografía. Los bailes a veces son ensayados, y los vestidos fabricados por modistas especiales.
Dichos bailes son acompañados por la presentación de grupos de danzas, con un gran derroche de fantasía, que en
algunos casos se alejan de sus verdaderas raíces. Con esta
actitud los sectores altos muestran que no solamente compran la fuerza productiva de los sectores populares, sino
también los valores espirituales. Aquí no sólo se muestra
la deformación del folclor, sino que también se hacen representaciones que tienen como tema las costumbres y la
cultura europea o norteamericana.
Ahora, a los bailes de los clubes sólo asisten las primeras
personas de la Administración Departamental, Municipal,
la Junta Directiva de CARNAVAL S.A., la reina, los socios
y toda la “jai” –como llaman los costeños a los ricos–. Es
bueno destacar que estos personajes se disfrazan con algunos atuendos que tienen que ver con su posición social o de
mando. Es decir, que los disfraces de los sectores más representativos económicamente, se encuentran en relación directa o hacen alusión a personajes que contaron o cuentan
con prestigio, autoridad y poder en épocas remotas o presentes. Es así como encontramos que el Alcalde o el Gobernador se disfrazan de emperadores romanos, reyes, césares,
zares o faraones, y sus esposas o acompañantes de emperatrices, reinas, princesas, zarinas, etc.; de igual manera, los
empresarios, los comerciantes o los financistas aparecen disfrazados de Tío Sam, y así cada uno representa su papel detrás de la máscara. También aparecen los “super héroes” de
la época: “Supermán”, “Batman” y otros, pero Tío Sam es
tal vez el disfraz más utilizado en este escenario.
196
EDGAR REY SINNING
En segunda instancia, la clase media y la pequeña burguesía
buscan su “charco” en las casetas, en algunos hoteles con
pista de baile para la temporada y en discotecas elegantes y
con decoración sofisticada. Sin embargo, las casetas son los
sitios más apetecibles, por la calidad de las orquestas, por
no pertenecer a ningún club, por la inmensidad de sus pistas
de baile. La variedad de aires musicales y la popularidad de
que gozan permiten que hasta los proletarios lleguen a ellas,
aunque sea una noche. Generalmente a ellas entran miles de
personas y, aunque algunas no vuelven al mismo sitio, sencillamente con la ida a una caseta una noche quedan “listas”, sin dinero para repetir. En ese espacio son raros los
disfrazados, ahí solamente se va con pinta de Carnaval, cualquier camiseta es buena, un sombrero o cualquier gorro, allí
no se está preocupado por lucir como príncipe o rey, simplemente se va a bailar, hay que aprovechar la música de la
orquesta hasta el máximo, hay que lograr que cada pieza
musical salga barata, y eso se logra bailando cada tanda con
las agrupaciones de la noche y saliendo después de las cuatro de la mañana, cuando el anunciador oficial de la caseta
diga que los espera en la noche a partir de las nueve.
El tercer escenario es el de los sectores populares, quienes
tienen igualmente el suyo propio, que les pertenece, y es el
“Palacio Real” de las reinas de barrios y las verbenas que se
vienen realizando desde las precarnestolendas y que se extienden hasta el Carnaval propiamente dicho. Estos bailes se
constituyen en los verdaderos epicentros del Carnaval
barranquillero. En la mayoría de ellos desaparece totalmente el disfraz y la gente simplemente se divierte como puede
y obviamente da rienda suelta al goce creativo del cuerpo y
el alma. La orquesta es el potente picó que se haya contratado, algunos ofrecen bandas de música de viento, conjuntos
JOSELITO CARNAVAL
197
de música vallenata de “poca monta” u otro tipo de agrupación musical menor. Así el alma y nervio de este escenario
es el picó. Este es el sitio para los obreros, aquí es donde los
sectores populares se divierten dentro de su propia lógica,
con sus recursos, y son ellos los que permiten señalar que en
el Carnaval de Barranquilla se conservan costumbres y tradiciones que los otros sectores dominantes han querido acabar, opacar y hasta ocupar. Esas tradiciones y costumbres
son las que se expresan en el festejo en las calles, en los
barrios, en los bailes populares o verbenas, e inclusive en
las casetas y en las mismas casas, donde la parranda
carnavalera no desaparece.
El otro sector de clase que posee su propio escenario es el
lumpen, que se refugia en los bares, cantinas y en los prostíbulos que por esta época tiene cupo sin excepciones. Otros
se divierten en los lugares improvisados con carpas y kioscos en el “Paseo Bolívar”, donde se concentran las prostitutas, los maricas, los travestíes, los ladrones y los carteristas.
Es lo que podríamos llamar la escoria de la sociedad
barranquillera. Ese hombre, lumpen-proletario, no puede ir
ni a caseta ni a los “Palacios Reales” ni a las verbenas. Son
los “desechos” de una sociedad opulenta. De alguna manera
la fiesta es para gozarla sin importar el sitio.
En las casetas, pero mucho más en los “Palacios Reales”,
verbenas y kioscos del “Paseo Bolívar”, se dan con mayor
frecuencia conflictos, peleas, trompadas, reyertas, escándalos. A la larga, son como “corralejas humanas”, dedicadas
al goce popular. Entretanto, en el club el principio que impera es: “familia que roba unida permanece unida”. Conservadores y liberales se arropan con la misma manta, allí los
198
EDGAR REY SINNING
“enfrentamientos” desaparecen y más bien se concilia o se
olvida muy fácilmente.
A todas estas, ¿dónde anda la reina? Es fácil descubrirla.
Como todas han sido de los sectores de la clase dominante,
ella asiste al espacio determinado para su clase. Ella está,
preferiblemente, en el Club Social donde su familia es socia, pero desde luego acepta la invitación de los otros clubes
y, además cuando quiere darse un “toque” de popularidad
visita uno que otro “Palacio Real” o caseta. La verdad es
que su papel en este momento no es nada significativo, y si
aparece en los actos es más por puro cumplido que por cualquier otra cosa. Ahora bien, si analizamos las cosas tal como
son, el personaje desaparece con todos sus poderes y no es
como antaño, que el animador de la fiesta era el centro de la
misma. El verdadero reemplazo de la “Reina” es “Joselito”,
que aparece el martes de Carnaval muerto de ron, acompañado de una “viuda” que lo llora, y con ella un grupo de
personas que acompañan en su “pena”. Se convierte entonces Joselito en la Reina, no viva sino muerta.
B. MORIR PARA SEGUIR VIVIENDO
Desde el mismo momento en que se inicia el período de las
carnestolendas nace Joselito Carnaval, representado por la
Reina –que antes era representado por un Rey– cuyo reinado dura lo que dura el Carnaval, como en la vieja tradición
de los pueblos orientales y europeos, donde existían muchas
formas de representar al ordenador o el “mandamás” de la
fiesta. En algunos pueblos ser el “mandamás” costaba hasta
la muerte, en otros se simulaba con un muñeco. En el caso
de Barranquilla, el muñeco o la efigie aparece el último día de
JOSELITO CARNAVAL
199
las carnestolendas, para ser llorado y luego enterrado; de ahí
que digamos que la reina no es más que la representación de
“Joselito Carnaval”, pues su “gobierno” muere con el Carnaval. Es lo que en la antigüedad se llamaba el “Entierro del
Carnaval”.
En América el entierro del símbolo del Carnaval se encuentra en varios pueblos. Señalemos lo narrado por Augusto
Raúl Cortázar en una aldea del Valle de Calchaquí, Argentina, donde el Carnaval finalizaba con el tradicional Pujilay –
un maniquí lleno de trapos–, que paseaban por las calles
montado en un burro, y al que le danzaban y por la noche lo
lloraban para seguidamente ser enterrado debajo de un árbol. En Veracruz, México, el entierro aparece en la figura de
Joao Carnaval, un maniquí que después de ser paseado por
la población es enterrado el miércoles de ceniza. En otros
pueblos con tradición carnavalera se realizan ceremonias
similares. De todos modos, los aportes de los colonizadores
españoles en el continente, en la mayoría de las fiestas religiosas, se aprecian a simple vista.
En torno a las fiestas de Carnaval en Barranquilla, es un
tanto difícil determinar quien llevó esa tradición a la “Puerta
de Oro de Colombia”. Sin embargo, los datos recogidos por
el Maestro Guillermo Abadía Morales son importantes, como
también algunos elementos aparecidos en la prensa o recogidos por el autor, según los cuales el “Entierro del Carnaval”* en Barranquilla se realiza así: el último día de
carnestolendas, Martes de Carnaval, vecinos de un barrio
*
Recientemente la empresa Carnaval S. A. organiza un desfile de
“Entierros de Joselitos”, llamado JOSELITO SE VA CON LAS CENIZAS.
200
EDGAR REY SINNING
cualquiera o de la calle, o de un grupo de amigos o amigas
de una verbena, o socios de un Club Social, se reúnen y arman un muñeco con pantalón y camisa elegante y hasta saco,
sombrero y zapatos finos; la cabeza es hecha de un calabazo
o sencillamente de trapo: Esta efigie está rellena con trapos
viejos, papel, aserrín, y como todo buen señor que ha tenido
una vida de francachelas y rumba lleva un puro (tabaco) entre sus labios. Acto seguido es colocado en una especie de
camilla o en un féretro, y el grupo se disfraza de señoras
cerradas de luto. Una de “ellas” decide ser la “esposa” y
sigue sollozando, gritando histéricamente que su “esposo”,
“Jose”, se ha muerto, por bebedor, parrandero, sinvergüenza, irresponsable y “la” ha dejado “sola” y “desconsolada” y
sin la leche de los “pelaos”; el resto de amigos lo carga y
llora amargamente en solidaridad con la “viuda”, a quien va
consolando. El recorrido es grande y se realiza por las principales calles del barrio de influencia o de residencia del
grupo protagónico. No existe, pues, un “Joselito” general
para toda la ciudad, como es el caso de la reina, sino que
cualquiera pueda sacar uno y recorrer las calles. Lo importante del acto es que “la” que llora y su grupo de dolientes se
acercan a las casas de otra gente, que se va sumando a la
procesión fúnebre y llora e improvisa versos y sátiras en
contra del gobierno, se denuncia el estado de los servicios
públicos, en fin, el acto se convierte en una acción de burla a
la sociedad en general. Pero algo que unifica a los grupos de
plañideras y a todos los “Entierros del Carnaval” es el grito
universal de ¡Ay! Jose, te fuiste para siempre; no te vayas,
Jose, situación ésta que aprovechan los “dolientes” para invocar: Cuando volverá a vení / Joselito Carnavá, así mismo, se pide un “auxilio” económico para el supuesto entierro del muerto, que no es más que el “Entierro del Carnaval”. Lo cierto es que familias esteras disfrutan del espectá-
JOSELITO CARNAVAL
201
culo, al que premian con aguardiente, ron caña, dinero, maicena, agua y, por qué no, con un suculento sancocho costeño.
Ahora bien, ¿cómo apareció o quién llevó esta tradición a
Barranquilla? Notas recogidas por el Maestro Abadía señalan que existió un personaje que se disfrazaba de mujer vestida de luto, y salía llorando por las calles de la ciudad con
un muñeco, como símbolo del evento que acababa de finalizar, al cual llamaban con el nombre de “Joselito Carnaval”.
Este personaje fue el señor Nicolás Ariza, de quien se dice
fue el inventor de tal tradición, que hoy aún se conserva. Al
respecto afirma Abadía: Sobre Nicolás Ariza se sabe que
era auriga (hoy ‘cochero’), muy apreciado en Barranquilla
por lo ingenioso y festivo; que fue de los liberales que se
sublevaron aquí el 20 de octubre de 1899 en la Guerra de
los Mil Días y regresó después de firmada la paz en Ciénaga. Era el primero en disfrazarse el 20 de enero de cada
año y los sábados y domingos sacaba hasta tres disfraces
diferentes80. Este acontecimiento se repite en casi todos los
barrios de la ciudad, pero de todos modos se constituye en
un acto masivo, pues hay numerosos escenarios que generalmente coinciden con el sector social a que pertenecen, es
decir, los grupos “artísticos” se desplazan por los sectores
aledaños a sus sitios de residencia. Una diversión que se
realiza paralela a la anterior es la tiradera de agua o “mojar” a la gente en la calle. Aquí es válido señalar cómo en
los pueblos orientales existió una fiesta pagana denominada del agua; no debemos olvidar que entre los cristianos ha
sido tradición el bautismo con agua bendita, como símbolo de purificación. En la Roma antigua este símbolo se re80
ABADÍA MORALES, op. cit.
202
EDGAR REY SINNING
cordaba en las fiestas, cuando al salir de “Carrus Navalis”
a la calle, los personajes que se encontraban dentro de él
rociaban perfumes y agua de rosas sobre los múltiples asistentes al espectáculo. Enrique III, Rey de Francia, para la
época de Carnaval le echaba agua a los transeúntes. En
Barranquilla muchos muchachos y viejos subidos en carrozas, motocicletas, bicicletas, patines, carro-mulas o simplemente a pie, llevan recipientes llenos de agua y proporcionan una “mojadita” a quien se atraviese. De esta forma
toda la gente se hace partícipe del último día de jolgorio
carnavalero, en el que el trago y el baile continúan siendo
comunes.
Al caer la noche los que aún tienen fuerzas y dinero se entregan a la última de parranda, bien sea en los clubes, bailes
populares, casetas o en casas, para despedir el Carnaval. En
las casetas y verbenas el parrandón finaliza a las dos o tres
de la mañana, cuando se comienza el desmonte de los escenarios (igual situación ocurre en los lugares preparados en
el Paseo Bolívar), a fin de preparar la ciudad para que los
católico piadosos se acerquen a la iglesia muy temprano a
ponerse la ceniza y darle el adiós a la carne, que simbólicamente dura cuarenta días, en los cuales debe comerse solamente pescado, período denominado de vigilia. En ese momento de la ceniza también se les recuerda que “polvo eres
y en polvo te has de convertir”. Además, los sectores capitalistas reanudan sus ventas y en general sus quehaceres cotidianos, en busca de seguir amasando y acrecentando su capital.
La muerte del Carnaval, que desde épocas remotas se celebra en varios países del mundo, tuvo, como señalamos inicialmente, un propósito religioso, cuando al existir la creen-
JOSELITO CARNAVAL
203
cia en la reencarnación de los dioses se les daba muerte, a
fin de que la naturaleza no se corrompiera olvidándose de
sus pobladores (aquí los hombres vivían del fruto de la tierra). Más adelante, el pueblo romano recuerda a Saturno,
quien les enseñó todo lo relacionado con el trabajo de la
tierra. Con la desaparición de este dios, los hombres vieron
la necesidad de realizar trabajos duros y de sufrir las diferencias de clases. Por este motivo, se festejaban las saturnales
romanas, que finalizaban con el entierro de Saturno, para
recordarlo así todos los años. En muchos otros pueblos esa
tradición aparece con los llamados “reyes temporeros”, de
algunos de los cuales hablamos antes. Hoy la gente entierra
a “Joselito Carnaval” y entierra con él la única “oportunidad” anual que tiene de divertirse. Se debe destacar que el
aspecto religioso no tiene ya ninguna trascendencia en este
momento, pues la gente encuentra con ese pretexto una buena oportunidad de pedir limosna, caso en el cual se valen del
ambiente de diversión en que vive la ciudad en esta época.
Se satiriza el mal gobierno, se denuncia entre chistes el malestar económico, se introducen vivas al Junior, al Sporting
y últimamente al Unicosta y, en fin, surgen suficientes motivos que sólo con humor pueden ser denunciados, y también
con humor llegan al corazón de mucha gente. Aquí los espectadores pagan el ingenio, pero al mismo tiempo están
sintiendo una identificación con todo esto que surge
humorísticamente; ese ingenio brota de un sentimiento popular, sentimiento de un cotidiano vivir, de un diario luchar.
Pues bien, eso que aquí llamamos ingenio no es otra cosa
que la disposición y habilidad que tienen los hombres para
crear ambientes artificiales, que reflejan situaciones reales.
Cuando toda esa explosión de “espontaneidad” y alegría finaliza, la ciudad continúa su ritmo rutinario de acelerado
progreso, valiéndose del trabajo de unos y del goce de otros.
204
EDGAR REY SINNING
La reina o reinas no se entierran (o mejor los reyes, porque
en la historia no se encuentran reinas sino reyes), mas sí, en
su lugar, “Joselito Carnaval”.
¡Adiós Jose! ¡Hasta el próximo Carnaval!
JOSELITO CARNAVAL
205
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