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1 Comisión para el Estudio y valoración del patrimonio histórico de Ferrol ICOMOS CONSEJO INTERNACIONAL DE MONUMENTOS Y SITIOS INTERNATIONAL COUNCIL ON MONUMENTS AND SITES C.N. Español centro internacional de estudios de fortificación y apoyo logístico Autores: Araceli Torres Miño Eugenio Merino Gayoso Juan Antonio Rodríguez-Villante Prieto Producción: Pluma Estudio Gráfico Dep. Legal: C 2974-2010 ISBN: 978-84-693-9236-2 El modelo matemático para el diseño y construcción del Ferrol de la Ilustración Este trabajo es una nueva aportación para valorar el patrimonio histórico del Ferrol de la Ilustración, utilizando el análisis de sus construcciones, realizadas básicamente en el siglo XVIII. Hay que destacar la importancia de los numerosos y precisos documentos de la época, o sea, los escritos originales, los planos, mapas y dibujos que componían los proyectos y también los que reflejaban las obras finalmente ejecutadas. Como es lógico, otra fuente importante para este trabajo es la bibliografía que manejaron los arquitectos, ingenieros, marinos e intendentes para fundamentar el diseño de estas Reales Obras, por cierto bien conservadas, que permiten visualizar la representación óptima del racionalismo y así demuestran su categoría de “excepcional-universal”, según los criterios de la convención para el Patrimonio Mundial. En esta publicación se abarcan dos aspectos fundamentales del estudio: Juan Antonio Rodríguez-Villasante Prieto observa y describe los modelos académicos utilizados en las propuestas teóricas y en la aplicación práctica por los constructores de la base naval ferrolana. Por su parte, Araceli Torres Miño y Eugenio Merino Gayoso analizan las figuras geométricas más significativas en los planos de los ingenieros y arquitectos para los arsenales, ciudad y fortificaciones de este puerto. Vicente Irisarri Castro Alcalde de Ferrol 3 Índice Elementos geométricos en el patrimonio de Ferrol.............................................. 7 De la teoría académica a la práctica en el diseño y construcción de la base naval de Ferrol..................................................................................... 51 5 Elementos geométricos en el patrimonio de Ferrol Araceli Torres Miño Eugenio Merino Gayoso Departamento de Matemáticas. Universidade da Coruña. 7 La intención de este trabajo es poner de manifiesto los distintos elementos matemáticos, y más concretamente geométricos, que aparecen en el proyecto y en la construcción del arsenal militar y la ciudad de Ferrol a partir del siglo XVIII. Para este estudio se toman como referencia los distintos planos realizados por diversos autores. En algunos casos estos planos se corresponden con proyectos que no llegaron a materializarse, pero que, de cualquier forma, sirven para acreditar que la intencionalidad geométrica estaba presente en la mente de los ingenieros y arquitectos desde los primeros proyectos. 9 1. Introducción En el origen de este trabajo está la intención de mostrar como la concepción de los distintos proyectos del arsenal y ciudad de Ferrol en el siglo XVIII tenían inequívocamente un espíritu inspirado por los conocimientos matemáticos y, en particular, geométricos de los ingenieros y arquitectos que se encargaron de diseñarlos. En el siglo XVIII y enmarcada dentro del espíritu de la Ilustración, la arquitectura española inició un gran desarrollo. De forma general, los proyectos de las obras realizadas por el Estado se encargaban a ingenieros formados en la Real Academia Militar de Matemáticas de Barcelona y a arquitectos de la Real Academia de Bellas Artes de Madrid. También en la época de la Ilustración y coincidiendo en España con los reinados de Felipe V, Fernando VI y Carlos III se crearon e impulsaron las principales academias de ciencias, artes y letras. La Real Academia Militar de Matemáticas de Barcelona fue uno de los centros docentes más importantes del siglo XVIII, dedicada a la formación de los oficiales del cuerpo de ingenieros. Por ella pasaron casi todos los oficiales del cuerpo de ingenieros y muchos otros oficiales de otras armas. La Academia comenzó a funcionar en 1720. El principal promotor de este proyecto fue el ingeniero flamenco Próspero de Verboom que contó con la colaboración entre otros de los hermanos Montaigú, a uno de los cuales, Francisco, se le encargó el primer proyecto del Arsenal de Ferrol en 1732. La dirección del comisario de artillería Mateo Calabro, que era un buen matemático dio a la Academia un carácter marcadamente científico-teórico lo que creó cierta controversia y motivó su relevo en 1738, pasando a ocupar la dirección su ayudante Pedro de Lucuze en quien “concurrían las circunstancias de capacidad en la Matemática y demás ciencias concernientes a la profesión, buena conducta y particular genio para enseñar (ingeniero general Jorge Próspero de Verboom)”. Lucuze ostentó la dirección hasta su fallecimiento en 1779 y bajo su mandato la Real Academia de Matemáticas de Barcelona vivió su periodo más brillante. Tras su muerte fueron nombrados directores sucesivamente el ingeniero Juan Caballero (1779-1784), Miguel Sánchez Taramas (1784 - 1789), Félix Arriete y Domingo Balestá y Pared (1795-1802) quien fue su último director. En 1793 bajo el mandato de Félix Arriete la Academia suspendió sus actividades con motivo de la guerra del Rosellón contra Francia reanudándolas dos años después y cesando definitivamente su labor en 1802 cuando se crearon otras Academias Militares. Desde su fundación se elaboraron diversos planes de estudios pero fue en 1739, siendo director Pedro de Lucuze, cuando se promulgó una Real Orden aprobando las Ordenanzas e Instrucción para la Enseñanza de las Matemáticas en la Real y Militar Academia que se ha establecido en Barcelona. Los estudios quedaban estructurados en tres años divididos en cuatro cursos de nueve meses. En el primer curso se estudiaban todos los contenidos matemáticos: geometría, aritmética y trigonometría. Los alumnos que no superaban estas materias debían abandonar la Academia. 11 La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando se fundó bajo el reinado de Felipe V, según Real Decreto de 12 de abril de 1752 y en cuyo preámbulo, escrito por Fernando VI, se lee: Por cuanto el Rey mi Señor y Padre …determinó fundar y dotar para las Tres Nobles Artes una nueva Real Academia. Por primera vez una organización estatal se haría cargo de la formación de los jóvenes artistas en contraposición a lo que venía ocurriendo desde la Edad Media en donde el aprendizaje se realizaba en los talleres de los maestros gremiales. La Academia agrupaba como materias propias la arquitectura, la escultura y la pintura y contó con un selecto cuadro de profesores que consiguieron dar un gran prestigio a la institución. Hasta el siglo XVIII en que la villa de Ferrol entró dentro de los planes militares de la Corona de España, Ferrol era un pequeño pueblo de pescadores sin peso político ni económico en el conjunto del Reino de Galicia. El desarrollo definitivo de Ferrol como astillero y base naval se debió a los auspicios de una nueva y diferente administración impulsada por los Borbones y gracias a la decisión de los ministros José Patiño y fundamentalmente de Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada. En 1726 siendo Secretario de Marina José Patiño se crearon los Departamentos Marítimos. Ferrol fue desde entonces la capital del Departamento del Norte (Cantábrico) y se comenzó a proyectar la base naval cuya primera ubicación se estableció en la Graña. Plano de Francisco Montaigú, año 1732. 12 Plano de Cosme Álvarez, año 1747. Plano de Joseph Petit de la Croix, año 1750. Plano de Cosme Álvarez e Jorge Juan, año 1751. 13 Plano de Miguel Marín, año 1755. Plano de Francisco Llobet, año 1758. 14 Plano de Julián Sánchez Bort, año 1765. A partir de 1730, el marqués de la Ensenada, que conocía perfectamente la magnífica geografía de la ría ferrolana: amplia, abrigada de los vientos, con grandes calados y estrecha entrada, decide trasladar la base naval a la villa de San Julián de Ferrol. Para ello cuenta con el asesoramiento del ingeniero Director del Reino de Galicia Francisco Montaigú (1732). En 1747 encarga al marino Cosme Álvarez el proyecto del nuevo astillero emplazado dentro de la ría, en la falda del monte de Esteiro. Entre 1747 y 1750 se redactaron los primeros proyectos realizados por el propio Cosme Álvarez (1747) con la colaboración del ingeniero Joseph Petit de la Croix (1750). A partir de 1751 se incorporó al proyecto como director, el marino Jorge Juan Santacilia, coordinador de las Reales Obras de todos los Arsenales y considerado uno de los científicos españoles más importantes del siglo XVIII. Bajo la dirección de Jorge Juan, Miguel Marín (1753) y Francisco Llovet (1754) ejecutaron también proyectos que no llegaron a realizarse. El proyecto definitivo del arsenal fue obra de Julián Sánchez Bort (1765). El marqués de la Ensenada favoreció la creación de las Academias de estudios científicos. Este gran ministro ilustrado tuvo especial interés en poner al día la ciencia española, sobre todo en matemáticas e ingeniería. La formación intelectual de los constructores de la base Naval de Ferrol en la Real Academia Militar de Matemáticas de Barcelona y en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando explica en gran medida cómo lograron hacer esa gran obra. Francisco Montaigú, Joseph Petit de la Croix, Miguel Marín y Francisco Llovet eran ingenieros ligados a la Academia de Barcelona. Julián Sánchez Bort estudió como alumno de arquitectura en la Real Academia de San Fernando de Madrid. En las siguientes secciones intentaremos dar una visión de los elementos geométricos en los que vamos a centrar el estudio. En la sección 2 se describen algunas propiedades 15 geométricas de los rectángulos, que son, sin lugar a dudas, el elemento fundamental de los proyectos. Intentaremos mostrar como en un elemento tan aparentemente trivial como el rectángulo aparece desde el principio una intención geométrica que se refleja en la elección sistemática de rectángulos que responden a alguno de los tipos de proporciones singulares que se repiten con abundante frecuencia en los diseños. En la sección 3 nos centramos en la presentación de las curvas conocidas como cónicas. Entre ellas las elipses, con el caso particular de las circunferencias, y las parábolas son también frecuentes en los diseños de los distintos proyectos, tanto en las plantas de los diques, como en elementos mucho más concretos como escaleras o arcos. Las secciones 4 e 5 las dedicamos a la presentación de algunos de los múltiples ejemplos que de todos estos elementos encontramos tanto dentro del arsenal como en los diseños del barrio de la Magdalena. 2. Rectángulos Una primera ojeada, no necesariamente experta, de los primeros planos elaborados para la construcción de la dársena del arsenal, como los de Francisco Montaigú de 1732, los de Cosme Álvarez en 1747 o los de Joseph Petit de la Croix en 1750, muestra de manera evidente la aparición del rectángulo como elemento central del proyecto. Tanto la distribución de los distintos muelles primero, como el proyecto de ciudad contigua al arsenal después, se elaboran inequívocamente en torno a la figura del rectángulo. En prácticamente todos los rectángulos que cualquiera puede dibujar sobre todos estos planos, se puede encontrar algún tipo de proporción matemática singular en sus dimensiones. Estas proporciones se repiten con la suficiente frecuencia como para descartar cualquier tipo de aleatoriedad en su concepción, de modo tal que podemos aseverar con seguridad que los distintos ingenieros y arquitectos que participaron en los distintos proyectos buscaban de modo consciente que los rectángulos que dibujaban respondieran a algún tipo de proporcionalidad. Entendemos la proporción de un rectángulo como el cociente entre sus dimensiones, así, si llamamos a y b respectivamente al largo y al ancho de un rectángulo R, llamamos proporción de R al número p = a . b De esta forma, tomando siempre la dimensión mayor como numerador, tenemos que p ≥ 1 de modo que el caso p = 1 se corresponde con un cuadrado mientras que, cuanto mayor sea p, mas estilizado es el rectángulo R. Analizando planos de los distintos proyectos para el puerto y el arsenal, desde el de Francisco Montaigú, en 1732, hasta el de Julián Sánchez Bort en 1765, nos encontramos hasta tres proporciones distintas en los rectángulos utilizados: o La proporción p ; 1.4 . . . o raíz de 2 o La proporción p ; 1.3 . . . o cordobesa o La proporción p ; 1.6 . . . o áurea 16 2.1 La proporción raíz de 2 La proporción raíz de 2 aparece en la dársena del plano de 1732 de Francisco de Montaigú. Un rectángulo con esta proporción se construye prolongando la diagonal de un cuadrado, de modo que el rectángulo R resultante tiene de largo la diagonal de un cuadrado de lado igual al ancho de R. R El dibujo anterior muestra un rectángulo con la proporción raíz de 2. La diagonal del cuadrado dibujado tiene la misma longitud que el largo de R. Los rectángulos con esta proporción tienen la propiedad de que su duplicación mantiene la proporción. Así, dado un rectángulo de proporción p = otro rectángulo de proporción a , si duplicamos su ancho b, obtenemos b . Si queremos que la proporción se mantenga: p= , lo que prueba que esta es la única proporción con esta propiedad. R R En el dibujo anterior se ven dos rectángulos iguales con proporción raíz de 2. Se puede comprobar que el rectángulo formado por la unión de ellos es también un rectángulo con proporción raíz de 2. Aunque en el mencionado plano de 1732 el rectángulo que forma la dársena es el único ejemplo de esta proporción entre los planos estudiados y por tanto no debe considerarse muy representativo, sí sirve para mostrar que ya en los primeros proyectos las dimensiones de los rectángulos no eran arbitrarias sino que buscaban algún tipo de proporcionalidad. 17 2.2 La proporción cordobesa Esta proporción corresponde al valor p ; 1.3 o más exactamente p = y se puede obtener como la razón entre el radio y la arista de un octógono regular. La siguiente figura muestra un rectángulo con la proporción cordobesa. R Construcción geométrica del rectángulo cordobés. La figura muestra la construcción geométrica de las dimensiones de un rectángulo cordobés. El lado mayor es el radio de la circunferencia dibujada, mientras que el lado menor está dado por la longitud del segundo segmento dibujado, es decir, el que une la intersección de la circunferencia con el eje vertical y la intersección de la misma circunferencia con la diagonal del primer cuadrante. Con respecto a los rectángulos con proporción raíz de 2, y como corresponde a una proporción menor, en el rectángulo cordobés la diferencia entre el largo y el ancho es menor, y por tanto la figura muestra a simple vista un rectángulo menos estilizado. Una construcción geométrica de este rectángulo R es la siguiente: Basta con trazar una circunferencia C de radio r arbitrario centrada en el origen de coordenadas. Si llamamos P al punto de corte de C con el eje vertical y P´ al punto de corte de C con la bisectriz del primer cuadrante, la distancia de P a P´ proporciona una de las dimensiones de R, la otra es simplemente el radio r de C. Esta construcción geométrica es la que aparece en la figura anterior. 18 El nombre de proporción cordobesa proviene del trabajo del arquitecto cordobés Rafael de la Hoz. Fue él quien, estudiando esculturas y monumentos de su ciudad, detectó la presencia frecuente de esta proporción en muchos de ellos. Abundantes ejemplos se pueden encontrar tanto en la Mezquita de Córdoba como en otros monumentos de la ciudad. Establecida la existencia de esta proporción es posible obtener ejemplos de su presencia en muchos otros lugares y épocas diferentes de la de los monumentos cordobeses. Cabe destacar como ejemplo singular su presencia frecuente en las dimensiones de las pantallas de ordenador, (todas aquellas de resolución 800 × 600). Esta proporción aparece en los proyectos del arsenal de Ferrol, por ejemplo en los correspondientes a Cosme Álvarez, en 1747, y a Joseph Petit de la Croix en 1750. En ambos casos la estructura de los diques se construye en base a cuatro rectángulos. Tres adjuntos en el frente, dos mayores de igual tamaño y un tercero más pequeño, y un cuarto situado por detrás de los anteriores, cara a lo que hoy es el barrio de Esteiro, en posición oblicua, de un tamaño intermedio respecto a los tres primeros en el proyecto de 1747 y el más pequeño de los cuatro en el proyecto de 1750. 2.3 La proporción áurea Esta es, sin lugar a dudas, la más conocida de las proporciones en rectángulos. Su valor numérico es, aproximadamente, p = 1.6, y responde a la razón entre el radio y la arista del decágono regular. Exactamente, su valor es: p= 1+ 5 2 Este valor se puede ver también del modo siguiente: se trata de dividir un segmento de longitud 1 en dos partes de longitud x e 1- x de modo tal que: Es decir la razón entre las dos partes del segmento es la misma que entre una parte y el total. Resolviendo la ecuación: siendo la otra raíz de la ecuación negativa y por tanto desechable como longitud de un segmento. El inverso de este valor es la proporción áurea: p= 19 El rectángulo áureo se puede construir prolongando en un cuadrado la línea que une el punto medio de su base con uno de los vértices superiores como muestra la figura siguiente. R Los ejemplos de rectángulos áureos en los planos del arsenal ferrolano aparecen fundamentalmente a partir del año 1751, por ejemplo en los planos debidos a Cosme Álvarez y Jorge Juan de 1751. En estos planos la dársena reduce su tamaño con respecto a proyectos anteriores y queda estructurada de una forma que ya sería prácticamente definitiva. La dársena se compone de un cuadrado y un rectángulo áureo perfectamente delimitados por un espigón. Esta misma estructura se repite en los proyectos sucesivos de 1761 y en el de Julián Sánchez Bort de 1765. Estos proyectos incluyen también el conocido puerto chico, un pequeño puerto situado en el interior de la dársena y separada de ella por un dique. Se aprecia claramente en todos los proyectos que este puerto interior forma, junto con los muelles, también un rectángulo áureo. Si en todos los proyectos de la dársena la figura del rectángulo es evidente, que decir de los planos para el proyecto de ciudad anexa al arsenal. Ya en el proyecto de 1751, Cosme Álvarez y Jorge Juan diseñan un casco urbano de forma rectangular y donde toda la disposición de calles y plazas forma una cuadrícula perfecta y completamente regular. En este proyecto la planta de la ciudad tiene forma de L, tomando el rectángulo formado por el largo de esta planta y considerando el ancho la base de esta L, que sería la parte más ancha del callejero, el resultado es un rectángulo de proporción aproximadamente 3.2, el doble de la razón áurea, de modo que, dividiendo este rectángulo por la mitad, podemos considerar que la planta está formada por dos rectángulos de proporción áurea iguales. Además aparece aquí una característica propia de los rectángulos áureos que sirve a los ingenieros para completar la planta de la ciudad. La propiedad en cuestión es el hecho de que un rectángulo áureo, cuando se le añade en su lado mayor, o se le quita en su lado menor, un cuadrado, el resultado es otro rectángulo también áureo. Este proceso hecho sucesivamente es el que permite diseñar una curva conocida como espiral áurea. Si en un rectángulo de dimensiones a y b tal que p = a es la proporción áurea, quitamos un b cuadrado en la dimensión mayor, el rectángulo resultante tiene la proporción: de modo que: 20 _ Entonces para que p = p la condición es: y por lo tanto: p= 1± 5 2 p= 1+ 5 2 En la expresión anterior el signo negativo da un p < 0 por lo que lo eliminamos y resulta: que es la proporción áurea. En el dibujo anterior aparecen tres rectángulos áureos construidos uno a partir del otro por el procedimiento anterior, en cada uno de ellos suprimimos un cuadrado en la dimensión menor para obtener el siguiente rectángulo. En el proyecto de 1751 se utiliza esta propiedad para, en uno de los rectángulos áureos iniciales, distinguir, eliminando un cuadrado en la dimensión más pequeña, otro rectángulo áureo que es el que da a la cuadrícula que forma el callejero de la ciudad, forma de L. En los proyectos sucesivos desaparece este tercer rectángulo y la planta de la ciudad se limita a los dos rectángulos áureos mayores adjuntos. También en el proyecto de 1751 observamos, en la estructura de la dársena, como se utilizan simultáneamente las proporciones cordobesa y áurea. De hecho, en esta estructura que es esencialmente la que fue realmente construida, la dársena está formada por un rectángulo de proporción áurea y un cuadrado contiguo. Es inmediato que esta estructura se puede interpretar también como un par de rectángulos de proporción cordobesa contiguos. De hecho si llamamos a y b a las proporciones del rectángulo áureo, de modo que b =1.6, a y tomamos colocado a continuación un cuadrado de lado a, las dimensiones del rectángulo resultante son a + b y a, de modo que su proporción es a+b b = 1 + = 1 + 1.6 = 2.6 = 2 × 1.3 a a que es el doble de la proporción cordobesa de tal modo que la unión de un rectángulo áureo y un cuadrado resulta la unión de dos rectángulos cordobeses. 21 R S El dibujo anterior muestra un cuadrado S y un rectángulo áureo R. Es inmediato que la unión de S y R, dividida por la mitad, da lugar a dos rectángulos cordobeses. Si comparamos los rectángulos áureos con los cordobeses, obviamente los primeros son más estilizados pues corresponden a una proporción p mayor, y por lo tanto a una mayor diferencia entre sus dimensiones. Esta diferencia hizo que en ocasiones la proporción cordobesa sea conocida como humana, en contraposición con la áurea que es conocida como divina, pues se considera que realmente la proporción cordobesa se corresponde mejor con la proporción ideal del cuerpo humano. 3. Cónicas Los distintos tipos de curvas que se conocen en su conjunto como cónicas y que pueden ser definidas de distintos modos son las elipses, con las circunferencias como caso particular, las parábolas y las hipérbolas. Una primera definición, muy geométrica y al mismo tiempo muy intuitiva es la que da nombre a estas curvas y que consiste en verlas como los diferentes tipos de intersección entre un cono y un plano. Consideramos un cono C vertical, con vértice en el origen de coordenadas y llamamos α al ángulo que forma con la vertical. Al mismo tiempo sea P un plano en el espacio y sea β el ángulo que forma con la vertical. Comparando los ángulos α y β y considerando las tres posibilidades: 1. α < β 2. α = β 3. α > β obtenemos los distintos tipos de cónicas. Estas tres posibilidades se muestran gráficamente en las siguientes páginas. Otra forma, que utiliza propiedades métricas o de medida, para definir las cónicas es la siguiente. Consiste en considerar sobre un plano una recta r y un punto F exterior a ella y llamado foco. Se trata de dibujar en ese plano curvas formadas por puntos P con la propiedad de que las distancias d(P, F) entre el punto P y el foco, y d(P, r)entre el punto P y la recta r, mantengan una razón constante que denotamos por E y que se denomina excentricidad: d ( P, F ) = E, constante. d ( P, r ) De nuevo existen tres posibilidades: 1. E < 1 2. E = 1 3. E > 1 que proporcionan los tres tipos de cónicas. 22 Esta forma métrica de definir las cónicas permite encontrar la expresión general de la ecuación de las cónicas. Si llamamos F = (α, β) a las coordenadas del foco, ax + by + z = 0 la ecuación de la recta r y denotamos por P = (x, y) las coordenadas de los puntos de las curvas de excentricidad E constante, tenemos: d(P, F) = d(P, r) = , ax + by + z a 2 + b2 , de modo que E= , y elevando al cuadrado , Que es una ecuación que depende de seis parámetros a, b, c, E, α y β y que se puede escribir: a11x2 + a22y2 + 2a12xy + 2a13x + 2a23y + a33 = 0, denominada ecuación general de la cónica. En forma matricial la ecuación es: = 0, de modo que la cónica se puede identificar con la matriz simétrica: A= 23 1. Elipse Las elipses son las cónicas en las que se verifica la relación entre los ángulos α < β, es decir, el ángulo que forma el cono con la vertical es menor que el ángulo de inclinación del plano. En el caso especial en que el plano es horizontal, β = 90, se obtiene la circunferencia, que es un caso especial de elipse. En el caso de la definición métrica de las cónicas, las elipses son aquellas en las que la excentricidad E es estrictamente menor que 1. 2. Parábola Las parábolas son las cónicas en las que los ángulos α y β coinciden de modo que el plano que interseca al cono es paralelo a este. Desde un punto de vista métrico las parábolas son las cónica de excentricidad E = 1, es decir la distancia entre cualquier punto de una parábola al foco es la misma que la distancia entre ese mismo punto y la recta directriz r. 24 3. Hipérbola Desde un punto de vista geométrico tenemos que las hipérbolas son las cónicas en las que el plano que corta al cono tiene una inclinación menor que la del propio cono de modo que α > β. Métricamente hablando diremos que las hipérbolas son las cónicas de excentricidad E > 1, esto es la distancia entre cualquier punto de una hipérbola y el foco es estrictamente mayor que entre ese mismo punto y la recta r. La presencia de cónicas en los planos del arsenal es muy abundante, tanto en las plantas donde aparecen elipses y parábolas para el diseño de diques, como en alzados de arcos o escaleras. Abundantes ejemplos se mostrarán en las secciones siguientes. 4. Ejemplos En esta sección estudiamos ejemplos concretos de elementos geométricos como los expuestos en las secciones anteriores que encontramos en los planos del arsenal estudiados. Como ya comentamos algunos de estos planos corresponden a proyectos que nunca fueron construidos, en todo caso nuestra intención es mostrar como la concepción del arsenal tenía ya presentes todos estos conocimientos geométricos en las primeras ideas planteadas por los los ingenieros. El análisis de los planos que a continuación exponemos desecha cualquier duda al respecto. 25 4.1 Plano de Francisco Montaigú, 1732 Este es el plano más antiguo y el más simple de los estudiados. La dársena consta únicamente de un recinto rectangular. Un elemento interesante es la presencia de una muralla defensiva aislando el recinto del arsenal diseñado. Como mostramos a continuación en las figuras, en el recinto de la dársena se pueden trazar de modo obvio dos rectángulos, uno interior que delimita el recinto del agua y que tiene claramente proporción raíz de dos, y otro exterior que contiene a los muelles y que tiene proporción cordobesa. Además puede comprobarse que el recinto interior de la muralla diseñada tiene forma elíptica, muy próxima a una circunferencia. Un análisis más profundo del plano muestra que en los diques proyectados se utiliza también la circunferencia como se ve en la segunda figura. 26 4.2 Plano de Cosme Álvarez, 1747 En el plano de Cosme Álvarez que a continuación analizamos la estructura de arsenal cambia radicalmente. La dársena es mucho más grande que en el plano anterior y su estructura es completamente distinta. Lo que antes era una pequeña dársena cerrada, con un paso estrecho para las embarcaciones, se convierte ahora en una dársena abierta más grande con dos espacios más pequeños y más cerrados en el lado derecho, como puede apreciarse en las figuras. También en el dibujo se aprecia que toda esta estructura puede ser descrita utilizando rectángulos de proporción cordobesa, dos más grandes e iguales en el frente y dos más pequeños, de distinto tamaño, formando los muelles más abrigados. Además en el dibujo de los diques se aprecia el uso de arcos de circunferencia y de elipse, en concreto se puede ver como estos arcos son los que aparecen en el muelle principal. 27 4.3 Plano de Joseph Petit de la Croix, 1750 En este plano se mantiene esencialmente la estructura del plano de Cosme Álvarez. La dársena está formada por un frente abierto que se corresponde con la unión de dos rectángulos de proporción cordobesa, manteniéndose en la parte derecha dos dársenas más pequeñas y cerradas formadas también por rectángulo de proporción cordobesa. Se aprecia como incluso el rectángulo que se puede trazar incluyendo no sólo el recinto del agua, sino también los muelles, mantiene también la proporción cordobesa. En el detalle de este mismo plano se muestra como incluso pequeños detalles como el perfil de un muelle o las cabeceras de los diques están dibujadas utilizando circunferencias. 28 4.4 Plano de Cosme Álvarez y Jorge Juan, 1751 En este plano encontramos un diseño nuevo de la dársena y también la novedad de que por primera vez encontramos un proyecto para las calles de la ciudad contigua al arsenal. Por otro lado la nueva traza de la dársena está formada ahora por un rectángulo de proporción áurea situado en la parte derecha y cerrado por un muelle, y un cuadrado abierto situado en la parte izquierda. Hay que subrayar que esta estructura es esencialmente la que finalmente se construyó. En la misma figura puede verse como también en el diseño de lo que con el tiempo sería el barrio de la Magdalena aparece también de modo evidente la proporción áurea. De hecho es fácil dibujar un rectángulo que contenga todo el callejero y que esté formado por la unión de dos rectángulos áureos. Además la forma del callejero, como una L acostada, permite dibujar otro rectángulo áureo que consistiría en tomar la base de esa L. Como ya comentamos como una propiedad de los rectángulos áureos, este último rectángulo 29 puede obtenerse suprimiendo, en la dimensión mayor de uno de los dos rectángulos áureos grandes, un cuadrado. Este proceso es el que trata de mostrar la figura siguiente. A continuación se ve como la estructura de la dársena principal del arsenal se repite en lo que actualmente se llama Puerto Chico, que de nuevo consiste en un rectángulo áureo en el lado derecho y un cuadrado en el lado izquierdo. En el detalle mostrado puede verse como en el diseño de una dársena probablemente civil que aparece en este plano, se utiliza aún la proporción cordobesa. 30 4.5 Plano de Miguel Marín, 1755 La estructura de la dársena se mantiene en este plano semejante a la del plano anterior. La dársena está formada por un rectángulo áureo y un cuadrado contiguos. También como en el plano de 1751 se utiliza aún un rectángulo cordobés para diseñar un puerto de uso civil que se muestra en el detalle de la figura. A continuación se resalta un detalle del llamado Cuartel de Presidiarios y que está diseñado también utilizando rectángulos áureos. 31 Por último, puede verse como, a pesar de que el proyecto del diseño del callejero de la ciudad prevista es más simple que en el plano de 1751, este dibujo está también hecho utilizando dos rectángulos áureos contiguos. 4.6 Plano de Francisco Llobet, 1758 En la figura se analiza un detalle del plano de Francisco Llobet en que se aprecia como los diques de carenar tienen una forma elíptica. Se aprecia aquí un cambio respecto de los diseños anteriores en los que los diques tenían paredes laterales rectas y cabeceras en forma de semicircunferencia. 32 En el detalle siguiente se resalta como un elemento secundario como puede ser un almacén general, está dibujado no de modo arbitrario sino que su forma responde exactamente a un rectángulo con proporción igual a dos veces la proporción áurea. 4.7 Plano de Julián Sánchez Bort, 1765 En este plano de 1765 la estructura tanto de la dársena del arsenal como del barrio de la Magdalena se aproximan mucho a la construcción real que finalmente se hizo. En el plano se aprecia como la dársena consta de nuevo de dos partes, una cerrada a la derecha con forma de rectángulo áureo y otra abierta a la izquierda con forma de cuadrado. También se muestra como el Puerto Chico se puede ver también formado por un rectángulo áureo. 33 El callejero del barrio de la Magdalena aparece cubierto por dos rectángulos iguales contiguos y con proporción áurea. Si tomamos de nuevo en consideración el llamado Puerto Chico, como se muestra a continuación, se puede ver que el recinto del agua está formado por un rectángulo de proporción dos veces la cordobesa. Finalmente se aprecia el detalle de cómo los rectángulos secundarios tales como los que en el plano aparecen destinados a Teneduría o Casa del Capitán de Maestranza, están también diseñados utilizando el doble de la proporción cordobesa. 34 5. Otros ejemplos En esta sección exponemos otros ejemplos de elementos geométricos que aparecen en los distintos diseños de edificios, muelles, diques, arcos o cualquier parte de los planos destinados a la construcción del arsenal. Como en las secciones anteriores nos centramos en el estudio de proporciones de rectángulos o de cónicas. También ahora la cantidad de ejemplos es enorme y los que aquí mostramos solo pretenden demostrar que, necesariamente, estos elementos estaban en la mente de los distintos ingenieros que participaros en el proyecto y que la utilización de proporciones especiales en los rectángulos o de cónicas aparece tanto en lugares principales del proyecto como puede ser la fachada de una iglesia como en lugares muy secundarios como el arco bajo una escalera. Este dibujo corresponde a la planta de una fortificación. Esta planta es rectangular y aparece claramente dividida por la mitad formando dos rectángulos de proporción áurea. A lo largo de todo el perímetro de la planta aparecen torres diseñadas utilizando circunferencias. Tenemos entonces en esta planta un ejemplo en que podemos ver simultáneamente la utilización de rectángulos con una proporción singular y de un tipo de cónica como es la circunferencia. En las figuras siguientes representamos los planos de un dique de carenar diseñado para el arsenal. En cada una de estas figuras tenemos representada una elipse diferente. La que aparece en la primera figura es más estrecha, es decir la diferencia entre el eje mayor y el menor es más grande, y serviría para el diseño de la parte derecha, es decir la parte cerrada del dique. 35 En la segunda figura representamos una elipse más ancha, la diferencia entre los ejes es menor que antes, y su contorno coincide con el lado izquierdo, es decir, el lado abierto del dique. 36 A continuación mostramos un perfil del cuerpo de guardia en que se aprecia que los arcos están dibujados utilizando cónicas. Mientras los arcos más estrechos presentan forma de circunferencia, los más anchos se construyen mediante elipses en que el eje mayor aparece en posición horizontal. Como veremos en más ejemplos este es un modo habitual de proceder en los planos del arsenal. Toda la construcción tiene un fin práctico más que estético y la utilización de elementos geométricos, en este caso elipses, viene dada por una finalidad útil, como puede ser conseguir arcos más anchos. En esta figura aparece de nuevo una elipse para la construcción de un arco bajo un puente. En el diseño se aprecia perfectamente la forma elíptica del arco. 37 Más ejemplos de circunferencias y elipses aparecen en las figuras siguientes, que corresponden respectivamente al perfil y a la fachada del llamado edificio de Teneduría. El perfil que aparece en la primera correspondería a arcos de forma elíptica y circular que estarían situados en el interior del edificio. Mientras que la fachada, representada en la segunda figura, presenta una larga sucesión de arcos iguales diseñados mediante circunferencias. 38 La figura siguiente corresponde a un perfil de un edificio firmado por Jorge Juan y Francisco Llobet. Aunque sería posible ahondar mucho en la utilización de cónicas para diseñar arcos como en la aparición de rectángulos de proporciones singulares en este plano, nos centramos de nuevo en la utilización de circunferencias o elipses según los arcos que aparecen sean más o menos anchos. 39 En el plano firmado por Francisco Llobet en Diciembre de 1751, de nuevo aparece un dique de carenar en que representamos una elipse que, en este caso, corresponde perfectamente con el lado abierto, es decir, la entrada del dique. Subrayamos también en este plano como un elemento tan simple como puede ser la curva de una esquina del muelle está también dibujada utilizando una curva singular, en este caso una circunferencia. 40 A continuación presentamos una vista exterior de una pared del edificio de Teneduría. En esta pared aparecen elementos ornamentales simples como son los rectángulos. A pesar de la simplicidad del elemento y de su fin puramente estético es de resaltar que estos rectángulos tienen proporciones singulares. Como se puede apreciar en el dibujo aparecen en la misma pared rectángulos con proporción áurea, como el marcado en la fila inferior, y rectángulos con proporción cordobesa, como los marcados en la fila superior. 41 La imagen siguiente representa un elemento importante en el proyecto. Se trata de la fachada de una iglesia para la ciudad. Resulta fácil encontrar sobre esta fachada elementos geométricos de los tipos que estamos estudiando. Resaltamos en todo caso, un par de rectángulos de proporción áurea, varias circunferencias, algunas de ellas concéntricas, y una elipse inclinada. Mientras que los rectángulos son los que forman la estructura de la fachada, las circunferencias y elipses tienen una finalidad ornamental en el conjunto. 42 Ahora pasamos de nuevo a un elemento secundario y muy concreto de los planos. Se trata del hueco bajo una escalera de acceso a unos almacenes. Este es un ejemplo representativo del interés que quien diseñaba los planos tenía en hacerlo utilizando sistemáticamente elementos geométricos. A pesar de tratarse de un elemento totalmente secundario, el arco bajo la escalera está cuidadosamente diseñado de acuerdo a las curvas singulares. En concreto, como se muestra en el dibujo, la mitad izquierda del arco es un cuarto de circunferencia mientras que la mitad derecha es exactamente un cuarto de elipse más pequeña. 43 Si volvemos a considerar un elemento más grande e importante del proyecto, como pude ser el edificio destinado a cuartel de presidiarios, de nuevo encontramos en el perfil que se representa, tanto ejemplos de rectángulos de proporción áurea como de elipses utilizadas para trazar arcos. 44 El mismo tipo de ejemplos aparecen en el perfil de la sala de armas. Encontramos ahora un ejemplo singular en el sentido de que en este caso se utiliza, para trazar un arco, una elipse orientada de modo diferente al de ejemplos anteriores. Si hasta ahora vimos que el eje mayor se situaba en posición horizontal para conseguir arcos más anchos, ahora el eje mayor se sitúa orientado verticalmente y el resultado es un arco no más ancho sino más alto. 45 Mostramos en las figuras siguientes más ejemplos tanto de arcos elípticos como de plantas diseñadas mediante rectángulos de proporciones singulares, la cordobesa en la primera y la áurea en la segunda figura. 46 Finalmente, resaltamos el hecho de que en un mismo perfil encontramos arcos contiguos dibujados utilizando hasta tres tipos de elipses diferentes, más anchas las de los extremos, más estrechas (circunferencias) las intermedias y en el centro otra de un ancho medio. Evidentemente son muchísimos más los ejemplos que en estos mismos o en otros planos del arsenal se pueden encontrar. Es también cierto que un estudio más detallado en el que pudiesen participar arquitectos o ingenieros podría revelar aún muchas más singularidades en el diseño de los planos. Pensamos, en todo caso, que la intención con la que realizamos este pequeño estudio, que no era otra que la de poner en evidencia la intención geométrica de los distintos ingenieros que participaron en los proyectos, está conseguida sobradamente. Es innegable que quien diseño los planos tanto del arsenal como de la ciudad lo hacía respetando escrupulosamente ciertas proporcionalidades en las dimensiones y cierto tipo de líneas en las curvas. 47 BIBLIOGRAFÍA ALCAIDE GONZÁLEZ Y OTRO. El curso de Cosmografía de Lucuce en las academias de matemáticas militares: el problema de los textos científicos y el desarrollo de la ciencia española del siglo XVIII. Publicado en la dirección de Internet de Geo Crítica. ALSINA CATALÁ, CLAUDI. Viaje al país de los Rectángulos. Ed. Red Olímpica. Buenos Aires. 1995. 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Rodríguez-Villasante Prieto Miembro del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), organismo asesor de la UNESCO. 51 Se trata de analizar la función y las formas estudiadas por los autores de los proyectos y construcción del Ferrrol de la Ilustración: el planteamiento del problema logístico de la base naval y la aplicación de los modelos geométricos teóricos y prácticos, destacando el academicismo. 53 1. El planteamiento del problema En este artículo, en cierto modo complementario del análisis geométrico de las construcciones, no hacemos una reseña de la historia de las obras del llamado “Ferrol de la Ilustración”, porque ya fue publicada suficientemente y es bien conocida (1); a la que se refiere también el estudio de Araceli Torres y Eugenio Merino con la descripción de las figuras geométricas más interesantes en los planos de construcción. Nos centraremos, más bien, en anotar los problemas funcionales de la época, así como y su concreción artística y científica en los proyectos, pero también en los planteamientos que realizaron los directores de las Reales Obras para obtener soluciones racionales, según las doctrinas académicas imperantes. Entonces, a mediados del llamado “siglo de las luces” el arte de la arquitectura se esforzaba para conseguir una base científica y la ciencia de la ingeniería trataba de complementarse con el arte, en ambos casos “al servicio de un orden”, según la feliz expresión del francés Reault. Arte y ciencia, síntesis y análisis, este era el gran debate hacia la pretendida modernidad y excelencia. Hoy muchos autores, como el profesor José Luis Bouza Álvarez en la siguiente cita, consideran que “el culto ilustrado a la razón, con ser ingenuo, era propio de sabios que desafiaban creencias establecidas, y, de acuerdo con un nuevo espíritu científico, promovían una razón neutra, matemática, geométrica, próxima a la regularidad de la ley abstracta, para trascender del oscuro magma afectivo” en el que se desenvolvía el concepto artístico, casi siempre “convencional” aunque con detalles de “invención”, por emplear la terminología precisa de Arnold Hauser (2). Escritas estas ideas generales, a modo descriptivo del entorno académico en la época de la Ilustración, europea y universal, bajamos a una mayor concreción sobre el planteamiento del problema que se daba en España. Debemos situarnos en el inicio del segundo tercio del siglo XVIII y hacer una aproximación al tipo de proceso de diseño (función y forma) que, en aquella época, se utilizaba. Estaban entonces en un momento de cambio importante, debido a los numerosos avances científicos, aunque su base fundamental había comenzado en el primer academicismo del siglo XVI, producto al fin de la cultura del Renacimiento. La política y administración del Estado en el nuevo planteamiento de la monarquía española, al inicio del siglo XVIII, nos aporta una gran novedad científica que se desarrolló de manera importante en el ámbito militar y naval, más concretamente en los estudios funcionales para la obtención de una “fuerza disuasoria oceánica”, aunque también con utilización defensiva, y su correspondiente “apoyo logístico”, que era cada vez más complejo y exigente. La base naval de Ferrol fue un ejemplo altamente representativo del esfuerzo que realizó la Real Armada en los reinados de Felipe V y Fernando VI, menos en el de Carlos III, para obtener un estudio funcional de tipo científico para el apoyo a los “navíos de línea”, que eran de una gran potencia artillera y capacidad de maniobra (exigencias tácticas); en todo 55 caso demandando la fabricación de sus plataformas (buque propiamente dicho) y su armamento, en el sentido amplio de pertrechado general (3). Figura Nº 1. Todo esto demandaba un estudio profundo de las tecnologías de construcción, aprovisionamiento y mantenimiento de los buques, así como su necesaria seguridad en la defensa militar y de los temporales. Esta primera división de los objetivos planteaba una exigente coordinación de los esfuerzos por los distintos profesionales que componían la Real Marina, o sea del Cuerpo General de la Armada, el del Ministerio (Intendentes) y de los Ingenieros, inicialmente utilizando el de los Ejércitos de Tierra y los “graduados” de arquitectura que se incorporaban. Todo esto fue realmente un gran problema de ingeniería logística, tal como hoy se estudia, en el que las Reales Ordenanzas de la Armada (4) y su particulares de Arsenales (5) fueron piezas claves para plantear el llamado “ciclo logístico”: determinación de necesidades, obtención y distribución de los “elementos funcionales”(6). Figura Nº 2. Estaríamos entonces presenciando un primer gran esfuerzo para diseñar las distintas tareas de los profesionales con una cierta “normalización de los materiales” (buques y pertrechos) y su “racionalización del trabajo” para la construcción, aprovisionamiento y mantenimiento de los buques, así como las citadas defensas de las instalaciones marítimas. Estas denominaciones o lenguaje actual de los ingenieros se reconoce claramente en el contenido de las Reales Ordenanzas citadas y es una gran aportación al patrimonio histórico, precisamente por su contenido racionalista, al fin científico de la época, o sea la “obsesión por el orden” en el objetivo de la óptima utilidad, en nuestro caso de apoyo de material y personal en la base naval. Esta obsesión racionalista, repetimos de origen académico, buscaba lógicamente también unas soluciones para las formas constructivas, o sea unos modelos aplicables con base en los estudios y doctrina más avanzadas de la época que eran los desarrollados por las Reales Academias de reciente fundación, pero herederas de las antiguas del siglo XVI y XVII, incluyendo sus bibliotecas y tecnología, más o menos científica en sus conocimientos físicos y matemáticos. Entonces se proponía el diseño del “puerto-ciudad ideal” renacentista como una evolución de su utopía que incorporaba también la posibilidad de ejecución. Figura Nº 3. Así, de esta manera, inicialmente hacia 1732 y después con mayor esfuerzo en 1760, se planteaba un esquema operacional de diseño que era una gran novedad en la tecnología de la época (7); de manera que se tendría muy en cuenta la disponibilidad técnica (materiales y personal) y financiera. En todo caso el modelo racionalista, con aproximación a los cánones académicos de avidez científica, se presentaba como la solución óptima del problema. La matemática, en su Fig. 1. Lámina del “Diccionario demostrativo de la configuración, anathomia, de toda la Architectura Naval moderna…” de Juan J. Navarro (Marqués de Victoria) 1719-1756 (Museo Naval, Madrid. MS.1690). Este es un primer buen ejemplo del estudio detallado y exigencias logísticas de un navío del siglo XVIII. 56 Figs. 2. Portadas de las Reales Ordenanzas de Arsenales y Reglamento General (Marina). Estas publicaciones fueron un gran estudio científico y de organización logística en el “siglo de las luces”. contenido más amplio de la época, sería la mejor manera de informar los proyectos en su traza formal y reglas de ejecución, incluyendo la administración del personal y materiales adecuados, así como la capacidad de la Real Hacienda, entonces aún descentralizada en gran parte. 2. El modelo matemático Nos referimos ahora a este modelo académico que se utilizó, en su sentido genérico, para aplicar a los elementos funcionales, más o menos “racionalizados” y “normalizados”. Entonces los directores de las Reales Obras, incluidos los mandos intermedios, tenían una significada preparación científica, por lo menos en comparación con otros muchos profesionales de la ar- 57 Fig. 3. El “puerto ciudad-ideal” en la Edad Moderna. Trazas de algunos autores: Tomás Moro, Juanelo Turriano, E. Bar-Le-Duc, Pietro Cataneo, Francesco Marchi, Simón Stevin etc. 58 quitectura que aún se mantenían en una cierta actuación artesanal, o sea de simple herencia de conocimientos prácticos sin debate doctrinal. En los siguientes párrafos y trabajos se darán algunos datos de los diseños y constructores de las obras ferrolanas, suficientes para comprender el alcance de sus conocimientos, así como las referencias bibliográficas para su posible ampliación en este conocimiento; pero es necesario hacer previamente una serie de consideraciones sobre la aplicación del “modelo matemático” que se utilizó: teoría y práctica de este canon que también fue otro debate en el entorno académico; dicho de otro modo: si bien es cierto que los planes de estudios para la formación de los ingenieros-arquitectos y los libros teóricos que utilizaron son imprescindibles para comprender la importancia de la matemática en el proceso de diseño, no es menos interesante conocer la bibliografía que también conocieron y usaron para concretar su tecnología, o sea la matemática aplicada en la práctica diaria. Hemos publicado recientemente algunos trabajos sobre las materias que estudiaron los citados directores y auxiliares de las obras ferrolanas a partir de la segunda mitad del siglo XVIII en las tres grandes centros de formación: Colegio de Guardiasmarinas (Cádiz), R.A. de Matemáticas de los Ejércitos (Barcelona) y R.A. de Bellas Artes (Madrid) (8); pero debemos también aproximarnos a los conocimientos de los técnicos que actuaron en las décadas anteriores y ponderar la capacidad de aplicación de los tratados teóricos y prácticos por todos los ingenieros, arquitectos, marinos e intendentes. La bibliografía disponible y ciertos informes internos en las Academias (9) reflejan la necesidad que tenían estos técnicos de unos apuntes o cuadernos propios para el desarrollo de su profesión, los que se irían perfeccionando en la medida de sus ansias de ampliación de estudios y de investigación. Hoy podemos equiparar los conocimientos matemáticos de los ingenieros militares Francisco Montiagu, Juan de la Ferriere, Juan Vergel o incluso los más avanzados de Miguel Marín, J. P. La Croix y Francisco Llobet con los de los arquitectos Julian Sánchez Bort, Antonio Bada y Francisco Solinis, pero distinguimos los conocimientos extraordinarios de Jorge Juan Santacilia que daba las directrices y supervisó todos los grandes proyectos; pero esta es una afirmación y resumen muy general: habrá que analizar las épocas y cada tipo de diseño. Así la fortificación costera o el Arsenal Militar con la Ciudad forman dos grandes apartados, en los que predominó un criterio diferente por los condicionantes funcionales (utilidad táctica y logística) y de la posibilidad de ejecución (recurso técnico y financiero): La primera época de diseño y construcción de los fuertes en la costa(10) tendría lógicamente en cuenta la experiencia del principio de “simetría” de toda defensa que era la aproximación de los trazados a las figuras geométricas más regulares, combinándolas con los de “firmeza” (calidad de la construcción) y “comodidad” (óptima disposición en el terreno) (11), pero en todos los casos se realizaron con cierta preponderancia para estas últimas recomendaciones y limitación de medios económicos, tal como se refleja en la documentación de la década, más claramente y con detalle en el Castillo de S. Felipe (12). La segunda época de los proyectos, con la construcción del Arsenal y el Barrio de la Madalena después de 1750, fue más compleja por el cambio de técnicos y el debate académico que representaban el ingeniero jefe F. Llobet y el arquitecto auxiliar J. S. Bort, siempre supervisados por el sabio marino y académico Jorge Juan que daría finalmente su apoyo al segundo en un contexto de diferente disponibilidad económica: 1750-1760 con bonanza de recursos y 1765-1775 con menor disponibilidad de financiación; aunque hay que resaltar que los grandes proyectos se diseñaron en la primera década citada de los años 50. Todo esto facilitó el acercamiento al modelo matemático (geométrico), incluso utópico, ya que en esta época se pretendía conseguir un arsenal perfecto, “porque se ha copiado lo mejor de Europa 59 y excluido lo malo” (13), al decir del Secretario de Marina (Marqués de la Ensenada). Entonces, la reciente experiencia, obtenida un par de años antes en Cartagena (España) y en Toulón (Francia), apoyaba la idea de un diseño académico sin limitaciones: el Arsenal Militar se haría sobre la lámina de agua de la mar y la “Nueva Ciudad” sobre la ribera sin construcciones y en un terreno casi agrícola. En el diseño de todas estas infraestructuras sería necesario un gran esfuerzo para la ordenación del territorio y su correspondiente trazado sobre planos que entonces ya podían ser de cierta calidad en cuanto a su dibujo y escalas de representación. Tanto en los planos generales como en los particulares de las construcciones se podía realizar un diseño próximo al ejercicio académico, repetimos, sin condicionantes prácticamente. Así pues, la distribución de los espacios para las diferentes funciones tácticas y logísticas se hacía en base a las precisas “determinaciones de necesidades”, como hoy se denomina en la ingeniería industrial de organización, incluyendo la posibilidad de aplicar verdaderas modulaciones para las tareas que se multiplicaban por el número de buques apoyados en el Arsenal o la cantidad de “vecinos” (familias) que se alojarían en la Ciudad; de manera que se desarrolló un magnífico trabajo de planificación del territorio, en el sentido de distribuir y ordenar los espacios para las grandes áreas de trabajo y de habitabilidad, con un cierto valor urbanístico, incluso con detalle para las construcciones, tanto en sus polígonos básicos de las plantas como en los alzados. Esta claro que el módulo geométrico escogido como más idóneo fue generalmente el cuadrilátero, tanto para ordenar la zona del Arsenal como de la Nueva Ciudad y, por tanto, fue necesario un decisivo esfuerzo para elegir los tipos de esta figura geométrica y de sus proporciones. Aquí, en este punto, debemos referir la importancia de los modelos académicos geométricos, con sus “géneros” diferentes, derivados del cuadrado y sus adiciones, para encontrar y formar la proporción óptima en cada demanda funcional(14). En este asunto resaltamos la formación básica en los cánones greco-romanos, recuperados desde el Renacimiento, y su aplicación en el Neoclasicismo, más o menos adaptados a la práctica constructiva. Nos referimos a la aceptación generalizada de los modelos derivados de la geometría euclidiana, rescatados en gran manera por Andrea Palladio en el siglo XVI y como normas matemáticas precisas para la distribución de los espacios en la construcción, representando la armonía en su sentido de utilidad. Al fondo del todo este pensamiento estaba la filosofía de la “Escuela Pitagórica” y sus ideas sobre la “divina proporción” (15). Esta relación geométrica de la “división de un segmento en media y extrema razón”, o “sección aúrea”, como también se dice hoy, fue muy estudiada por Luca Pacioli en su libro “De divina proporcione”, siendo una especie de síntesis del pensamiento renacentista de este matemático franciscano, discípulo de Piero de la Francesca, autor del primer tratado de “perspectiva pictórica”, casi una geometría descriptiva en 1482. En este ámbito intelectual Luca Pacioli hacía una particularización de su tratado “Suma de Aritmética, Geometría...” que era un verdadero compendio de los conocimientos matemáticos hacia el año 1500, tratando de explicar las 13 principales propiedades (“efectos”) de esta proporción de segmentos y de sus figuras geométricas que formaban: el número irracional 1,61803398... (“no se puede definir, ni entender con palabras, ni expresiones con racionalidad”). A partir de entonces esta proporción fue utilizada profusamente en la arquitectura con el referente prestigioso del arte griego, como fue el ejemplo de las rectangulares trazas del Partenón (Atenas), por lo que Mark Borr lo bautizó luego con la letra griega φ (inicial de Fidias) y Kepler lo consideraba como uno de los dos “grandes tesoros” de la geometría (con el teorema de Pitágoras). Este número irracional también se relaciona con la espiral logarítmica que se obtiene del grafiado del rectángulo de proporción “áurea” y sus sucesivas divisiones internas; pero igualmente con la “serie de Fibonaci que tiende también el número φ. 60 Fig. 4.a. Trazas de puertos americanos de la Monarquía Hispánica: Panamá, Nueva Orleáns, Portobelo, La Habana, Campeche, Veracruz y Montevideo. 61 Esta obra de Luca Pacioli, al inicio del siglo XVI, fue reconocida y después muy valorada por el academicismo de las dos centurias posteriores; incluso en la actualidad en su mayor contexto cultural que conocemos en la traducción castellana de Ricardo Resta, llegando hasta la inspiración de Rafael Alberti en sus versos que nos dice de la “media y extrema razón de la hermosura” y que nos refiere también las ideas artísticas, relacionadas con la percepción de la vista, con la forma del cuadrado, con las medidas de la figura y, en fin, con la estética de la armonía: “A ti, cárcel feliz de la retina, áurea sección, celeste cuadratura misteriosa fontana de mesura que el universo armónico origina”. Estos modelos matemáticos con diferentes proporciones se habían utilizado para el trazado de las ciudades portuarias de “nueva planta” en el ámbito del imperio español (16) y también en otras experimentaciones europeas en Francia, Países Bajos, Suecia y Rusia, durante el siglo XVII y la primera mitad del siguiente (17). Figuras 4 (a y b). Los citados patrones geométricos y experiencias eran conocidos y analizados por todos los ingenieros y arquitectos ilustrados, aunque tenían planes de estudios que nos permiten confirmar la mayor preparación teórica de los primeros (18): Pedro Lucuze, director de la R. Academia de Matemáticas de los Ejércitos (Barcelona), supervisó los contenidos de los estudios en la R.Academia de Nobles Artes de San Fernando (Madrid) en su primera época, hacia la mitad del siglo XVIII, cuando dirigían la sección de Arquitectura los conocidos J.Hermosilla, V. Rodríguez, J. Castaneda y D. Villanueva (1752-1757); luego controló la asignatura de matemáticas el sabio Capitán de Navío Jorge Juan Santacilia desde su jefatura en el Seminario de Nobles (Madrid) y su posterior discípulo Benito Bails al terminar la centuria. Si comparamos los estudios de matemáticas de estas academias, incluso también con las de otras corporaciones de artilleros, marinos etc. que aportaron técnicos a las Reales Obras de Ferrol (19), podemos remarcar este objetivo de la enseñanza oficial; pero habrá que matizar algo más sobre la formación básica de aquellos ingenieros-arquitectos, ya que los apuntes manuscritos, personales y obligatorios, tenían en cuenta también el contenido de los libros que poseían las academias, incluso con la continuidad de aplicación de sus doctrinas, por la consulta de las obras escritas que les acompañaban en sus campañas de construcción. En este orden de ideas debemos recordar que también las bibliotecas de ambas academias tenían un cierto parecido en sus contenidos de matemáticas, pero siempre con la geometría de Euclides como base, bien en reediciones renacentistas o en adaptaciones de autores prestigiosos como fueron las de Vitrubio (1552), Palladio (1570), Sebastián Fernandez Medrano (Bruselas, 1701), Tomas V. Tosca (Valencia, 1707), Bernard Forest de Belidor (Paris 1725), José Zaragoza (1673), Frazier (1737 ) y Perrault (1684) entre otros muchos. Siguiendo esta línea descriptiva de los modelos teóricos, conviene hacer también un breve apartado sobre el diseño geométrico en las diferentes construcciones, en las que se trazaron otras figuras, como son las curvilíneas; en menor cantidad para las plantas y de una manera más generalizada para los “cerramientos” de los edificios, o sea para el remate suprior de las naves y sus vanos. La utilización de estas líneas geométricas curvas respondía lógicamente a la demanda de solucionar el problema de los diferentes empujes o fuerzas que se producían en los alzados de las edificaciones, normalmente en los arcos y bóvedas, así como en las construcciones hidráulicas por las presiones de las aguas, ya fuesen las de capa freática o de la mar, a veces relacionadas con el diseño de los buques para su carena en los diques secos o en los de abrigo de las dársenas. 62 Fig. 4.b. Diseños portuarios en la Europa de la Edad Moderna: Ámsterdam, Christiansham, Kalmar, Lanskrona, Karslkrona, Carslburgy Rochefort. 63 En toda esta materia debemos referirnos también a los conocimientos de la geometría clásica y sus tratados de arquitectura citados; pero habrá que destacar los avances obtenidos en la ciencia física al principio del siglo XVIII, sobre todo en lo relacionado con la divulgación académica de la estereometría que, como luego comentaremos, fue un condicionante ya muy estudiado por prestigiosos autores como Couplet, Pitot, De la Hire o Frazier; al igual que la relación con la mecánica de fluidos, siguiendo otros academicos franceses de gran influencia con la ingeniería hidráulica: Belidor, Gautier, Nollet, etc. En estas experiencias, un tanto avanzadas y precursoras en aquella época, participaron los matemáticos y físicos españoles con cierto debate académico y práctico, entre los que destacamos a Jorge Juan Santacilia con su famoso “Examen Maritimo”. Entonces la geometría descriptiva era la base para reflejar las experiencias realizadas sobre las nuevas e importantes infraestructuras portuarias, como eran los citados diques de carenar; sirvan de ejemplo los realizados en Plymouth y Porsmouth (Inglaterra), Rochefort, Brest y Toulon (Francia), antecedentes de los españoles: a los problemas planteados en el diseño para recibir los buques habría que añadir los propios de la logística de reparaciones, como eran los espacios de trabajo bajo los pantoques de los navíos, por citar alguno muy significativo; así pues el trazado geométrico tomaba un gran valor, siempre basado en las curvas estudiadas y los principios de “simetría” imperantes, pero sin grandes conclusiones aún en los modelos matemáticos. Fig. 5.a. Manuscrito de Antonio de Torreblanca Los siete tratados de la perspectiva práctica..., con su capítulo “Trata de proporción y sus especies”. 64 3. El modelo práctico Debemos aclarar ahora que la aplicación de los modelos matemáticos más complejos y evolucionados tenían un carácter un tanto excepcional, recurriendo normalmente a fórmulas más sencillas y prácticas, derivadas de estos; es decir al uso de los antiguos “géneros” de polígonos. A estas ideas respondían algunos tratados que pretendían aportar “reglas mejores, más fáciles, menos confusas y embarazosas...con ayuda de muchos autores, así antiguos como modernos”, sirvan de ejemplo los siguientes: “De varia conmesuración” de J. Arfe (20) y “Los siete tratados de perspectiva...”de A. de Torreblanca (21) que comentó Javier Navarro (22). Estos libros que estudió también en su contexto académico Carmen Gonzalez (23), nos muestran las recomendaciones para los alumnos de la R. Academia de Matemáticas de Madrid, de Juan de Herrera, en el siFig. 5.b. “La proporción y sus especies” de Torreblanca tiene glo XVI y posteriores instituciones de cierta similitud con este tratado de Juan de Arfe: De varia enseñanza, utilizando siempre como conmesuración. básicos “los seis primeros libros de Euclides, el undécimo y duodécimo, la perspectiva y especularia de Euclides, la de Ptolomeo y la grande y excelente obra que de ella compusieron Alhazen y Vitallión, ansi ser muy diestros en la práctica que compuso Daniel Barbaro”, precisamente su obra de 1569, así como otros traductores y comentaristas de la siempre citada geometría euclidiana: la mencionada obra de Luca Pacioli (1494 y 1503), así como las de Pedro Ondariz (1585), E. Danti (1573), Jacome Vignola (1583), Diego Sagredo (1526), Nicolo Tartaglia (1554) y la más utilizada obra de Sebastiano Serlio “Tuta l’opera d’arquitectura...” (Venecia, 1584). Estos libros fueron también básicos aún en las academias del siglo XVIII; de manera que, en palabras de Antonio Bonet Correa (24), “Serlio les proporcionaba los modelos, Arfe una geometría elemental, saberes prácticos”, además de “juicios claros” para un “repertorio formal”. Esta tendencia al pragmatismo volvió a aparecer en los cuadernos y bibliotecas académicas bajo el título de “La proporción y sus especies”, o sea la relación numérica como estructura íntima de las cosas, de su forma, de sus medidas; pero también de la correspondencia entre cada elemento y la totalidad de un conjunto, es decir el “módulo” (25). Figura Nº 5. (a y b) Para el ejemplo ferrolano es necesario detenernos en los textos y “dibujos que ilustran los principios, donde se difunden los cinco géneros de proporciones desiguales: múltiplex, superparticularis, superpatiens” y sus combinaciones (26), siempre referidas a la matemática de Euclides-Tartaglia en sus estudios del cuadrilátero. Trasladamos las definiciones muy brevemente: 65 Multiplex “es cuando a una cantidad se le añade otra de su misma grandeza...” o sea añadir a un cuadrado otro u otros iguales. (a) (b) Proporción 2:1=2 (“dupla”) Proporción 3:1=3 (“tripla”) Y así sucesivamente, “cuadruplo”, “quíntuplo”, etc. Superparticularis “es cuando a una cantidad divisa en partes menores se la añade una parte de los menores”, es decir la adición de una porción del mismo cuadrado. (c) (d) Proporción 3:2= 1,5 Proporción 4:3=1,3333... En este caso estamos contemplando una aproximación a las proporciones de 1,41 como √2 y la de 1,307 conocida como “cordobesa”, las que se citan en otros artículos de este libro. Superpatiens “es cuando a una cantidad divisa en partes menores se le añade más que una (parte)...” es decir la adición de dos o más porciones del mismo cuadrado. (e) Proporción 5:3=1,6666... (superpatiens, tercias, añadidas 2 partes). (f) Proporción 8:5=1,6 (superpatiens quintuple, añadidas 3 partes). 66 En estos casos hacemos la llamada a la comparación con el “número áureo”: 1,618..., conocido como “divina proporción”, obtenido gráficamente por otras muchas figuras geométricas, como es bien conocido y se cita también en otros artículos de esta publicación. Figura Nº 6. Fig. 6. Dibujos geométricos comparativos de la proporción “superpatiens” con la del “rectángulo áureo” y el trazado del “segmento”. (g) Proporción 7:4= 1,75 (“superpatiens cuartas”, añadidas 3 partes) Se consideraban de manera semejante otras combinaciones, como las siguientes: Multiplex superparticularis: cuando se combinan, por ejemplo, una “multiplex dupla” y una superparticularis de una parte. 67 (h) Proporción 5:2=2,5 Múltiplex Superpartiens: cuando se combinan, por ejemplo, una “multiplex dupla” y una superpatiens tercias. (i) Proporción 8:3=2,6666... Con respecto a la citada utilización de modelos matemáticos en base a formas curvas (cónicas) habrá que recordar aquí la larga experiencia en el diseño de la cultura romana y su evolución posterior en el medievo, aunque basada en la experiencia artesanal, incluido el secretismo gremial; así como el posterior esfuerzo científico de la época renacentista, en todo caso tratando de encontrar una justificación matemática para las diferentes trazas en forma de circulo, elipse o parábola. Para la arquitectura se fueron redactando una apreciable cantidad de “tratados” prácticos que ponían su mayor énfasis en la didáctica para la traza de las partes curvas de los “cerramientos”, o sea de las naves y sus vanos, pero también en sus encuentros con las figuras paralelepipédicas de sus basadas, sobre todo para las consultas de los casos más complejos, llegando incluso al despiece de los elementos materiales que se usaban, lo que hoy es conocido como “estereotomía”, por ser generalmente cortes de cantería que, a su vez, responderían a la idea de la “estereometría” en lo referente a las medidas o sus formas geométricas. No se puede hablar realmente de bibliografía en lo referente a estos “tratados” hasta el siglo XVIII, aún teniendo en cuenta la generalización de la imprenta en los siglos anteriores, ya que continuaba el “secreto de los canteros”, siendo los trazados (monteas) más complicados el objeto de simples apuntes o copias manuscritas, muy apreciadas por los arquitectos y pretendiendo un cierto carácter científico que trataba de diferenciarse del artesanado. A este respecto podemos citar hoy algunas obras, recuperadas por copias o posteriores ediciones facsímiles: la de Rodrigo Gil de Hontañón (1540) fue un primer intento, luego los franceses Philibert De L’Orne (1567) en su tomo de “L’Architecture” que “hacia comprensible” el complejo sistema reservado a los talleres más expertos, la de Philippe de la Hire con sus “memorias” sobre secciones cónicas que citaba después Julián Sánchez Bort en su informe de las obras del Arsenal de Ferrol (1760), juntamente con la 68 Fig. 7. Plano del Arsenal de 1750 por Joseph Petit de la Croix. Fig. 8. Plano del Arsenal y Ciudad de 1765 por Julián Sánchez Bort. de Amadeo Frezier en su doble trabajo general o su reducción práctica de 1700, consciente de la dificultad teórica. Los tratados españoles que manejaron también nuestros arquitectos eran los de Alonso de Vandelvira (1575), Juan de Torrija y Gines Martínez de Aranda ya desde el siglo XVII, siendo este último, “con un gran sentido práctico, reduce a formulas la complejidad de los problemas geométricos” según Antonio Bonet Correa. Martínez de Aranda esquematiza la geometría de 70 tipos de arcos diferentes y luego presenta 50 formas de vanos abocinados (capialzados), además de 11 trazas de escaleras de caracol y dibujar pechinas y bóvedas: “un libro de formulas …un catalogo razonado de modelos diferentes, propio también del empirismo de la ciencia renacentista”; pero el autor afirma que “ha consultado a hombres doctos y personas eminentes”, en especial a los tratadistas de la arquitectura clásica, ya mencionados. Estos “tratados” manuscritos y los libros franceses de principios del siglo XVIII eran las obras de consulta que disponían las academias de ingenieros militares de Barcelona y la de arquitectos de Madrid, luego formando parte de las bibliotecas de estos técnicos para su ejercicio, como fue el caso de Ferrol. 69 4. La utilización práctica de Ferrol Veamos ahora algunas aplicaciones de esta modulación en los cuadriláteros, con estos patrones bien proporcionados, y de algunas líneas curvas por los diseñadores en el “Ferrol de la Ilustración”; sobre todo en la traza de los conjuntos del Arsenal Militar y la Ciudad, así como en ciertos casos más detallados de las construcciones de estos. El Arsenal es un ejemplo muy representativo del diseño cuadrangular con la utilización de la proporción áurea en la configuración de las dársenas, incluidos los segmentos de las líneas que definen sus cuadriláteros; todo ello sigue el “genero” (práctico) de superpatienstercio, ya en los primeros planos, firmados Joseph Petit de la Croix en 1750, casi equivalentes a los rectángulos “áureos”. Esta misma modulación se aprecia en los planos posteriores de las dársenas definitivas y en el Puerto Chico, entre los que destaca el diseño de Julián Sánchez Bort en 1765. Figuras Nº 7 y 8. El plano parcial del Arsenal del Parque, firmado en 1757 por Francisco Llobet, también nos muestra la misma proporción que asimilamos como áurea-superpatiens. Figura Nº 9. Dentro de esta parte del Arsenal, en la Sala de Armas nos encontramos de nuevo con idéntica modulación: el cuadrado de un patio o de las escaleras forma con las naves contiguas un claro trazado “superpatiens tercio”, lo que se refleja también claramente en la división de la fachada, por disponer de tramos que se resaltan con almohadillados, dejando vanos en proporción 3-2. Otro tanto podemos escribir del alzado con la composición de los cuerpos de la fachada, relacionándose sus medidas en 1,6 aproximadamente. Figuras Nº 10 y 11. El caso concreto de las garitas en la batería y dique de abrigo (“La Cortina” del Arsenal) es otro buen ejemplo superpatiens, tanto en la “linterna” (prisma) de sección proporcionada (8:5=1,6) como en su composición total con el “chapitel” (cúpula) y su mensula, cuyas medidas verticales mantienen la relación del segmento áureo (Ф:1,618...). Figura Nº 12. Así podemos seguir describiendo otros muchos rectángulos que encontramos en los planos y alzados: la Puerta del Arsenal de los Diques en la que se utilizó el módulo superpartiens (tercias) para el perfil de la nave acuartelamiento con el soportal (medida de altura hasta el antepecho de la terraza). Figura Nº 13. También en el perfil del foso con las medidas en los vértices superiores de los muros escarpados con traza superpatiens; hay igualmente esta relación en el perfil de la nave principal del Cuerpo de Guardia de la Punta del Martillo, en la modulación de los patios con naves peri- Fig. 9. Plano del Arsenal del Parque de 1757 por Francisco Llobet. 70 Fig. 10. Plano de la planta de la Sala de Armas (Arsenal del Parque) por Francisco Llobet. Fig. 11. Alzado en proyecto del frente sur de la Sala de Armas (Arsenal del Parque) (1753) (J.P. La Croix o M. Marín) metrales del Presidio de San Campio, en la planta y soportales de los módulos de la Teneduría y también en su fachada sur, así como en el Gran Tinglado de Maestranzas (planos de J. Sánchez Bort); pero también podemos apreciar que en la planta de la Teneduría se utilizó para las naves interiores la relación 4:3=1,3333..., superparticularis, que se yuxtaponen por su lado mayor en cinco módulos, formando una especie de multiplex quintupla. Figuras Nº 14, 15 y 16. Con respeto al barrio de la Magdalena o nueva población nos encontramos con similares composiciones en sus diseños históricos. Salvador Tarragó los comenzó a estudiar, estableciendo una serie de consideraciones con referencia al urbanismo que denominó de “ingenieros militares” (27), calificando ya sus antecedentes de “renacentistas” y de “fundaciones marítimas” que incluían las españolas y sus colonias, sobre todo las americanas. Así establece una comparación gráfica de los rectángulos empleados en las manzanas de varios proyectos representativos del urbanismo ilustrado: Lambayeque y San Carlos de Barrancas (Galvez) en América, La Barceloneta, Bayona, Villacarlos (Mahón), Serrallo (Tarragona) y San Carlos (Cádiz) en España, Rochefort en Francia, Edimburgo en el Reino Unido etc. De esta manera llega a la conclusión de que, en el diseño de los diferentes proyectos, “sus manzanas (de casas) se sitúan entorno a una pendiente de 30º, diagonal de un rectángulo de dos cuadrados... que sería la clara manifestación de la sabiduría de una larga experiencia urbanizadora de más de 300 años, que nuestros ingenieros militares habían heredado...”; más aún si se tiene en 71 Fig. 12. Garita en la Cortina del Arsenal del Parque. Fig. 13. Alzados de la Puerta del Arsenal de los diques de 1765 por Julián Sánchez Bort. Fig. 14. Perfil del Cuerpo de Guardia de la Punta del Martillo de 1758 por Francisco Llobet. 72 Fig. 15. Planta y alzado del Presidio de San Campio de 1765 por Julián Sánchez Bort. Fig. 16. Planta y alzado de la Teneduría de 1765 por Julián Sánchez Bort. cuenta que “por tratarse de una barrio marítimo, le venía impuesto (el diseño) el predominio de las fachadas a la mar” y su mejor orientación del lado más largo al sur, aprovechando la pendiente del terreno para la mejor insolación. Figura Nº 17 (a y b). De los cuadros comparativos del profesor Tarragó, dice,” emerge con bastante claridad la mayor proporcionalidad y coherencia interna del rectángulo (manzana cerrada) del barrio de la Magdalena, respecto de los otros ejemplos seleccionados” en el estudio comparativo, utilizando la referencia de 100 varas en el frente por el uso intensivo del suelo, pero reduciendo su profundidad; de esta manera la proporción 100x40 varas en los lados del cuadrilátero fue el resultado final de un proceso muy complejo de la aplicación matemática por los diferentes proyectistas: El más antiguo en los planos de F. Montaigu (1732) tenía la relación 50/20 y sería una especie de multiplex dupla+una superparticularis; el de J.P. de la Croix (1751) parece que intentó con su manzana de 100x45 un acoplamiento al modulo 100/50 en el que tenía en cuenta la anchura de 5 varas para la calle intermedia, lo que sería una relación multiplex dupla (2:1=2); F. Llobet diseño varios tipos de manzanas antes de 1761 con dos proporciones 73 Fig. 17 a. Comparación gráfica de los rectángulos de manzanas de casas en varias ciudades con traza de retícula y en el Barrio de la Magdalena de Ferrol por Salvador Tarragó Cid. Fig. 17 b. Comparación gráfica de los rectángulos de manzanas de casas en varias ciudades con traza de retícula y en el Barrio de la Magdalena de Ferrol por Salvador Tarragó Cid. 74 diferentes utilizando un primer proyecto de C. Álvarez y J. Juan de 1751: la de 70/35 varas que sería también multiplex dupla y la que combinaba dos tipos de rectángulos de 100/40 y 60/40 varas que puede considerarse como multiplex dupla+1 super particularis (5:2=2,5) la primera y superparticularis (3:2=1,5) la segunda. Figuras Nº 18, 19 y 20. Este tipo de manzana proporcionada de 100/40 fue la aprobada por Jorge Juan Santacilia en el plano de 1762 como la definitiva, de manera que se podrían construir 9 solares de 11,1 varas de frente con un ancho de 8,35 metros, luego modificados en la práctica por la posibilidad de ejecución, sobre todo la financiera. Con esta decisión final de las medidas del rectángulo se ordenó la totalidad del barrio, dándole la conocida y magnifica distribución, también rectangular que disponía tres módulos: dos que eran, y son, los cuadrados iguales y laterales del barrio que abarcan 6 manzanas en dirección norte-sur y 3 de oeste-este, con sus respectivas calles intermedias, Fig. 18. Plano del proyecto del Arsenal y Ciudad de Ferrol de 1732 por Francisco Montiagu. 75 dejando vacías 2 manzanas para sendas plazas (hoy Amboage y Armas); el tercer modulo es un rectángulo que se dispuso en el centro, como eje, separando las dos agrupaciones citadas por medio de 2 manzanas en la dirección oeste-este y, por supuesto, con la misma disposición norte-sur. Figura Nº 21. Estamos pues en una modulación 3+2+3 si se reconoce todo el barrio y una 3+1 si nos fijamos en la mitad de su cierta simetría. Por tanto esta distribución y ordenación del espacio encaja claramente con las “proporciones desiguales” que venimos refiriendo como medios prácticos de diseño en la época de la Ilustración: la 3+2, o bien la 2+3, que son un lateral y el centro del barrio, corresponden a la relación numérica 5:3=1,6666..., o sea la superpatiens, en su variedad tercias con adición de dos partes que, repetimos, es la práctica simplificación de los rectángulos que se trazan con las medidas 2 y 1+√5 para sus lados, dando la proporción 1,618...: el “número áureo; pero si consideramos la mitad de este plano del barrio, podemos comprobar que se basa en la relación 4:3= 1,3333..., es decir la superparticularis, en su modelo tercia, más una parte, cuya aproximación teórica es la conocida como proporción “cordobesa”: 1,307. Con respecto a los diseños basados en las citadas líneas curvas referimos seguidamente su utilización en dos épocas consecutivas: Fig. 19. Plano de la Ciudad de 1751 de J.P. de la Croix. La década de 1750 a 1760 fue una época de proyectos generales de la base naval y algunos particulares del Arsenal del Parque, comenzando las obras por los diques de abrigo, muelles y las primeras arquitecturas. Por tanto, los planos de ordenación del espacio nos reflejan disposiciones de edificios e infraestructuras portuarias, sin determinar precisamente las formas definitivas para los proyectos de construcción. Se usan solamente curvas con semicircunferencias en las esquinas de los diques de abrigo, de los muelles y también en las cabeceras de los diques de carenar. Los planos de los edificios corresponden a los proyectos iniciales que tendrían variaciones en los últimos años de la década y en la siguiente: aparecen cerramientos en base a semicircunferencias para los abundantes arcos de medio punto, peraltados y realzados sobre la imposta y en las realzadas bóvedas de medio cañón, como son las empleadas en los soportales de la Sala de Galibos (Astillero), en los almacenes porticados de artillería y en los cuerpos de guardia de la Punta del Martillo y de la Puerta del Parque; también combinándose con otras trazas en el interior de los edificios. Así en la Sala de Armas se 76 utilizan semielipses para los arcos y bóvedas, también llamadas “del hilo”, y la combinación de porciones de circunferencias de tres centros para los arcos carpaneles (apainelados) que aparecen en el cuerpo de guardia del Martillo; podemos destacar también la interesante traza (proyecto) de una escalera exterior de la Sala de Armas, usando un cuarto de circunferencia y elipse para formar un arco rampante (por tranquil), así como el empleo de los adintelados para los vanos de puertas y ventanas en general. Fig. 20. Plano del proyecto de la ciudad/Barrio de la Magdalena) de 1751 por C. Álvarez y Jorge Juan, desarrollado por Francisco Llobet. 77 En las décadas de 1760 a 1780 los proyectos se caracterizan por una mayor normalización constructiva para cada funcionalidad, debido al objetivo de racionalizar o economizar en la fabricación de cimbras, de diferentes curvaturas, que se repetían en el asentamiento de las dovelas, como reseñó Sanchez Bort en 1760, apoyándose en los citados tratados de estereotomía de Frezier, Couplet y Pitot. Pero en todas estas obras se utilizaron las mismas curvas para los cerramientos, según los cánones académicos : las semicircunferencias de los arcos de medio punto son la traza básica en la puerta principal (“del Dique”) y sus soportales, también en los frentes porticados de la Teneduría y del largo trazado del Tinglado de Maestranza; las semielipses fueron empleadas en los arcos interiores de los citados edificios de la Teneduría, Herrerías y el Presidio, en este último combinados con los de medio punto y bóvedas de medio cañón; para los vanos exteriores de puertas y ventanas se empleaba en todas las edificaciones los arcos escarzanos (rebajados, ángulo de 60º), menos en la Herrería que se utilizó adintelado. El caso particular de los diques de carenar tendrían algunas similitudes con los “cerramientos”, por ser edificaciones con empujes de subpresión de la capa freática en las escolleras y rellenos, pero no había realmente soluciones bien estudiadas; no obstante si se trató de trazar la mejor forma de las gradas de acuerdo con la líneas de agua de los buques, lo que llevó a trazas semielipticas o parabólicas en las cabeceras y porción de circunferencia en las portas de madera y sus encajes laterales para su apertura. Fig. 21. Plano del Barrio de la Magdalena de 1762 de Jorge Juan que completó Julián Sánchez Bort en 1765. 78 79 Las escaleras de caracol fueron construidas con unas trazas muy estudiadas en los “tratados”, de manera que en el Arsenal podemos identificar las curvas de su planta o “caja” y la forma su “macho” central, de donde parten los sectores circulares formando los “pasos” (peldaños): hay dos escaleras de caracol en los extremos de los almacenes de artillería (porticados) del Arsenal del Parque con planta de circunferencia y del tipo “de husillo” por su “macho” o “alma”; otra junto a la Puerta del Dique del mismo tipo, pero que tiene una caja más compleja por su alzado, desarrollando una curva elíptica. En el castillo de San Felipe se conservan dos también de husillo y planta circular. 5. A modo de conclusiones Como resumen y deducción de lo escrito podemos afirmar que el trazado de las dársenas del Arsenal Militar y el Barrio de la Magdalena tienen un marcado modelo matemático, producto del academicismo y, en todo caso, con la misma relación y base científica que los diseños de las construcciones de cada uno de esos conjuntos patrimoniales históricos; en menor grado se puede reconocer esta característica en la fortificación, pero siempre tendiendo el concepto de “simetría”, equivalente a la utilización de trazas geométricas con modelos de polígonos regulares. Figura Nº 22. Esta característica del “proceso operacional de diseño”, tan representativa del trabajo de los ingenieros y arquitectos ilustrados, se aprecia en el Ferrol dieciochesco en su máximo nivel de ordenación espacial; insistimos, con su modelo geométrico, matemático, racionalista. Estamos contemplando un “valor excepcional universal” según los criterios que tiene en cuenta la “Convención del Patrimonio Mundial” en el ámbito de la UNESCO (28): El “Ferrol de la Ilustración” representa una obra maestra del genio creador de las corporaciones del Estado por su diseño y construcción que está próxima a la utopía del puerto ideal del clasicismo (criterio i); en estas Reales Obras se aprecia el intercambio considerable de influencias científicas entre las academias españolas y del resto de Europa (criterio ii); también aporta un testimonio único, en todo caso excepcional, de la cultura racionalista conservada en su totalidad (criterio iii) y es así mismo un ejemplo eminente de las tecnologías que utilizaron la ciencia matemática como base de sus obras (criterio iv). Por otra parte, hay que destacar la condición de autenticidad e integridad de aquella concepción académica y su conservación actual, destacando en este caso los atributos formales de las trazas geométricas, bien conocidas y valoradas por los planos históricos. 80 Fig. 22. Modelos geométricos rectangulares sobre el casi definitivo plano del Arsenal y Ciudad de Ferrol (1765). 81 Notas 1) Entre otras destacamos las siguientes: Vigo Trasancos, A. “Arquitectura y urbanismo en el Ferrol del siglo XVIII” Santiago COAG, 1984. AAVV “El barrio de la Magdalena del Ferrol” Santiago: COAG, 1980. Rodríguez-Villasante Prieto, Juan. “Las Defensas de Galicia”. Sada: Ed. Do Castro, 1984. “Tecnología y arte de la Ilustración. La arquitectura e ingeniería de J. Sánchez Bort” Ferrol: A.A.L., 1988. Soraluce Blond, José R. “Arquitectura de la provincia de La Coruña”. Ferrol: Diputación A Coruña, 2001. 2) Hauser, Arnold “Fundamentos de la sociología del arte” Barcelona: Ed. Labor,1982. Tomo I, Pág. 35 y sig. 3) Rodríguez-Villasante Prieto, Juan “Arte y tecnología...” en Historia de Ferrol. Perillo: Via Láctea, 1988. Pág. 245 y sig. Salgado Alba, J. “Ideas estrategicas de la Marina de la Ilustración” en Cuadernos Monográficos. del I.H.C.N. Nº2 Madrid, 1989. Pág. 45y sig. 4) “Ordenanzas e Instrucciones que se han de observar en el Cuerpo de Marina de España”. Cádiz: Jerónimo Peralta, 1717. “Ordenanzas de S.M. para el gobierno militar, político y económico de su Armada Naval”. Madrid: Imp. J. Zúñiga, 1748. 5) “Instrucción General...que se debe observar detenidamente en los Arsenales de Cádiz, y en los de Ferrol y Cartagena...” Madrid, 1737. “Ordenanzas e Instrucciones... de lo que se debe observar por los Intendentes y demás Ministros de Marina...” Cádiz: Jerónimo Peralta, 1736. “Ordenanza de S.M. para el gobierno militar y económico de sus Reales Arsenales de Marina”.Madrid: P. Marín, 1776. 6) Salgado Alba, J. “Logística general y naval operativa” Madrid: Ed. Naval, 1973. Rodríguez-Villasante, J. op. cit nota 3. 7) “Reverente demostración que ofrece a la R.Academia de S.Fernando... Jualián Sánchez Bort, arquitecto de S.M...” (30 de marzo 1760) en Arch. R.A. de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) Leg. 126/2-5. Pub. Rodríguez-Villasante, J. en “Tecnología y arte de la Ilustración”. Apéndice documental III. Pontedeume : A.A. L y otros, 1988. 8) Rodríguez-Villasante Prieto, Juan. “Protagonistas en la construcción española del siglo XVIII. Los ingenieros militares ...” en “ La Academia de Matemáticas de Barcelona” Madrid: Ministerio de Defensa, 2004. Pág. 63 y sig. 9) Capel, Horacio “De Palas a Minerva. La formación científica ...de los ingenieros militares en el siglo XVIII” Barcelona: Serbal, 1988. Segovia Barrientos, F. “ Los fondos bibliográficos de la Academia de Matemáticas...” en op cit. Nota 8. 10) Rodríguez-Villasante Prieto. Juan y colaboradores ”Navegando entre castillos...Las defensas costeras” Ferrol: Concello (Cultura) 2008. 11) Zapatero L. Anaya, Juan M. “La fortificación abaluartda...” S. Juan de Puerto Rico: Inst. de C. Puertorriqueña, 1978. Pagina 76 (cit. Zastrow en Historia de la fortificación permanente/Lieja 1846). 12) Rodríguez-Villasante Prieto, Juan y colaboradores en “Castillo de San Felipe en la Ría de Ferrol” Informe (CIEFORM) de la base de datos del CIEFAL/ICOMOS (Plan director) Ferrol, 2009. 13) “Exposición del Marqués de la Ensenada al Rey, acerca del estado general de la nación” Madrid, 1751 (parte 82 14) 15) 16) 17) 18) 19) 20) 21) 22) 23) 24) 25) 26) 27) 28) referente a la Marina). Pub. Fernández Duro, C. en “ La Armada Española” Madrid: Edit. Naval (facsimil), 1972. González Román, Carmen “Los siete tratados de la perspectiva práctica, la primera versión del libro de Antonio Torreblanca” en Academia (Boletín de la R.A. de Bellas Artes de San Fernando). Madrid, 2006 (Nºs 102-103) Pág. 33 y sig. Pacioli, Luca “De divina proporcione” primera edición de 1494. Su versión castellana de Ricardo Resta. Buenos Aires: Ed. Losada, 1946. Sobre el número áureo y su aplicación en Ferrol: Rodríguez-Villasante Prieto, Juan. “La forma, la proporción y el ritmo en el diseño del Arsenal de Ferrol” en Rev. Abrente de la R.A. Gallega de Bellas Artes. La Coruña, 1984-86, Nº16-18. Pág. 201 y sig. A.A.V.V. “La ciudad Hispanoamericana. El sueño de un orden” Madrid: CEHOPU; 1989. Cap. 4,5y 6. Konvitz, Joseph “Cities and the sea” Baltimore: The Johns Hopkins University Press, 1978. Cap. II, III y IV. Rodríguez-Villasante, J. op. cit. nota 8. Navascues Palacio, Pedro “Tratados de arquitectura y fortificación en la antigua biblioteca del Alcázar” Segovia: Patronato del Alcázar, 1996, y Capel, H. y Segovia Barrientos. F, en op. cit. Nota 9. Pág. 79 y sig. Arfe, Juan. “De varia conmesuración para la escultura y arquitectura ...” Sevilla, 1585. Madrid (facsímil) 1979. Torreblanca, Antonio “Los siete tratados de la perspectiva práctica con el primero de los principios geométricos y otras reglas... útiles a la arquitectura”, de 1597, y su versión reducida “ Los libros de geometría descriptiva práctica”, de 1616, en el Archivo de la R. Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) Navarro Zuvillaga, Javier “Los dos libros de geometría y perspectiva de Antonio Torreblanca” en Academia (Boletín de la R.A. de Bellas Artes de San Fernando). González Román, Carmen op.cit (nota 14) Pág 38 Bonet Correa, Antonio “Figuras, modelos e imágenes en los tratadistas españolas” Madrid: Alianza Forma, 1993. Pág 36-104. Rodríguez-Villasante, J.op.cit (nota 15) Pág 202 y 203. Arfe, Juan. Op.cit (nota 20) Libro I. Capítulo VII (De las proporciones). Torreblanca, Antonio. Op. cit (nota 21) Tratado Primo, F.7 (De las proporciones y sus especies) Tarragó Cid, Salvador “El barrio de la Magdalena y el urbanismo de los ingenieros militares en el siglo XVIII” en El Barrio de la Magdalena del Farol. Santiago: COAG, 1980, Pág. 4 y sig. “Directrices prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial” París: Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Pub. WHC-05/2 de 2005 y actualización de 2008. Directriz II D, Art. 77.
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