Joaquín Flores Méndez_Tesis doctoral abril de
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Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey Campus Ciudad de México La lealtad en la cultura del trabajador mexicano de la ciudad de México TESIS QUE PARA RECIBIR EL TÍTULO DE DOCTORADO EN CIENCIAS ADMINISTRATIVAS PRESENTA Joaquín Flores Méndez Director de tesis: Guillermo Carrasco Acevedo México D.F., 12 de Enero 2009 Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey Campus Ciudad de México La lealtad en la cultura del trabajador mexicano de la ciudad de México Tesis que para recibir el título de doctorado en Ciencias Admisnitrativas Presenta: Joaquín Flores Méndez Director de tesis: Guillermo Carrasco Acevedo Lectores: Pedro Gabriel Márquez Pérez José Antonio Núñez Mora México D.F., 12 de Enero 2009 1 A Domingo Flores Espinoza y Herlinda Méndez Segura, Mis padres, amigos, compañeros y ejemplos… Agradecimientos A lo largo del tiempo transcurrido desde el momento en que inicié este trabajo, muchas personas han estado cerca brindándome su apoyo, sus conocimientos y sobre todo su afecto. Al Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey como institución debo el ejercicio de disciplina y de trabajo así como el apoyo económico que hicieron posible la culminación de esta investigación. La beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología contribuyó a que este trabajo lo realizara en mejores condiciones. El doctor Pedro Gabriel Márquez Pérez, siguió de cerca, apoyó y se comprometió con esta investigación desde el momento en que apenas era un incierto esbozo. A él mi más sincero agradecimiento por el tiempo dedicado, por su lectura cuidadosa y seria y particularmente, por su calidad humana. A la doctora Carolyn Buie Erdener agradezco también su interés por el trabajo y su amistad a pesar de la distancia, cada vez mayor, que me permite valorar el nivel de su compromiso con los proyectos que emprende. Al doctor Guillermo Carrasco Acevedo, quien me acompañó en el último tramo del camino, lector cuidadoso, revisó y comentó conmigo varias versiones de este trabajo, sus sugerencias y enfoque, pero sobre todo su compromiso personal y dirección fueron determinantes para el logro de este proyecto. Al doctor José Antonio Núñez Mora quien con su amistad me mostró que en un ambiente académico todo puede ser imaginado y realizado. A mis compañeros de generación: Edgar, Mariana, Tania y Yail, con quienes he compartido desde hace casi cinco años parte de mi vida, hicieron que mi estancia en el Tec fuera una experiencia enriquecedora, cálida y agradable. A Martha Carrillo Urbina cuyo compromiso con la institución e interés por los alumnos se refleja en la calidad de su trabajo y atención. Finalmente, pero no en último lugar, dedico también esta tesis a Ximena y Joaquín Alonso Flores Oviedo en testimonio de los profundos sentimientos, compromisos y lealtad que nos unen. Joaquín Flores Méndez 2 Resumen La tesis incorporar como tema de estudio el valor “lealtad” en los procesos de selección de personal en México, porque el análisis de este valor se encuentra directamente articulado con el estudio de la cultura y el contexto específico de la sociedad mexicana de la que forman parte las empresas y los individuos. Para ello, presento un instrumento que evalúa la lealtad de los individuos, instrumento cuyo análisis y aplicación constituye un elemento innovador con el que pretendo contribuir al estudio del valor como uno de los elementos importantes del proceso de selección de personal en México. Este instrumento incorpora al análisis la forma en la que los individuos, futuros empleados, jerarquizan el valor lealtad. La propuesta pretende también vincular estos resultados con el tamaño de la empresa, pues de acuerdo con la revisión histórica realizada es posible establecer una relación importante entre el tamaño de la empresa y la lealtad. Esta investigación se caracteriza, primero, por ser un estudio empírico de la lealtad en tanto fenómeno organizacional y como una posible herramienta para la administración; y, segundo, un estudio empírico ubicado en el marco de reflexión y análisis amplio (con una perspectiva disciplinar también amplia) acerca de cultura, valores y lealtad en las organizaciones del mundo laboral, marco analítico que da sustento al instrumento diseñado y sin el cual no se dimensiona en toda su amplitud. El diseño del instrumento –que constituye la parte medular de esta tesis – incluyó necesariamente trabajo de campo y una serie de pruebas que me permitieron proponer un modelo conceptual de lealtad como un constructo dinámico e interactivo con importantes parámetros éticos para administradores y empleados. Asimismo, la investigación supuso, además del trabajo de campo y el análisis empírico, de una amplia revisión de literatura debido al escaso conocimiento e investigaciones ocupadas sobre el problema de estudio. 3 Índice Introducción 7 1. Ámbito de la investigación 2. La lealtad en contexto 8 22 Capítulo I Cultura y valores 43 1. Cultura Discusiones en torno a la «cultura» Diferentes conceptualizaciones de la cultura Definiciones de cultura desde la perspectiva de la antropología cultural Otras perspectivas sobre cultura Reflexiones acerca de algunas teorías de la cultura Las teorías evolucionalista e historicista de la cultura como punto de partida Los componentes de la cultura Reflexiones acerca del concepto de cultura organizacional 44 45 53 55 64 81 83 87 92 2. Ética y valores Diferencias entre hecho y valor Moralidad y eticidad Ética y moral Los valores 102 110 111 112 124 3. Reflexiones acerca de los valores. La lealtad Diferencias entre lealtad, empatía, identificación y compromiso La lealtad en estudio Metodología Propuesta de cuestionario para medir la lealtad 129 140 143 143 144 Capítulo II La lealtad en la selección de personal 147 1. Selección de personal Pruebas Definición de prueba psicológica Características de las pruebas psicológicas Clasificación de las pruebas psicológicas Uso de las pruebas en las organizaciones Conjunto de pruebas para formar una batería Etapa final del proceso de selección Ubicación de los criterios utilizados en los procesos de selección 147 150 151 152 153 159 160 161 165 2. El contrato psicológico La Teoría de la Agencia El contrato psicológico y el trabajador mexicano 169 181 184 4 3. Propuesta, diseño y validación del instrumento para medir la lealtad Desarrollo del instrumento Metodología Diseño del instrumento final 185 185 186 194 Capítulo III Medición de la lealtad y resultados 198 1. Instrumento 198 La Prueba de esfericidad de Bartlett y la Medida de Adecuación de la muestra de Kaiser–Meyer–Oklin (KMO) 198 Análisis factorial 200 Normalidad 201 Evaluación del modelo 202 El modelo de ecuaciones estructurales (SEM) 202 Ruta de análisis 204 Modelo de variable latente 207 Pasos en el desarrollo de análisis SEM. Especificaciones del modelo 208 La estimación de parámetros libres 208 Evaluación de ajuste 209 Medidas de ajuste absoluto 212 Medidas del ajuste incremental 218 Medidas de ajuste de parsimonia 221 Modelo de estimación de máxima verosimilitud 224 Modificación del modelo 227 Interpretación y comunicación 228 Ventajas del SEM 228 Consideraciones generales 230 Consistencia interna del test 231 2. Análisis de los resultados Características de los trabajadores encuestados Validación de contenido del cuestionario Discriminación de los reactivos Validez del constructo Procedimiento Conclusiones del instrumento Calibración del instrumento Validación utilizando el SEM 231 231 235 237 240 242 246 246 249 Capítulo IV COMENTARIOS Y CONLUSIONES 251 Bibliografía 269 Apéndices 292 Apéndice 1. Revisión general de la literatura de estudios sobre la lealtad. Apéndice 2. Análisis de las tesis de doctorado de la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México. 5 Apéndice 3. Análisis de las tesis de Doctorado en Estudios Organizacionales de la Universidad Autónoma Metropolitana. Apéndice 4. Trabajadores y establecimientos comerciales y productivos de la ciudad de México, 1794. Apéndice 5. Diseño del instrumento final. Apéndice 6. Cuestionario A. Apéndice 7. Prueba de normalidad de las variables. Apéndice 8. Análisis de los datos de la encuesta. Apéndice 9. Características demográficas de los resultados de la encuesta. Apéndice 10. Análisis descriptivo del cuestionario final. Apéndice 11. Comparación de medias entre grandes y pequeñas empresas. Apéndice 12. Distribución porcentual del Producto Interno Bruto en valores básicos por entidad federativa para cada gran división de actividad económica 2006 (por ciento) INEGI. Apéndice 13. Población desocupada - 14 y más años - 2006-2008 – nacional. Apéndice 14. Figura 5.1 La calidad de vida. Porcentaje de respuestas optando por la libertad individual (respuesta a). Índice de Tablas Tabla 1. Trabajadores y establecimientos comerciales y productivos ciudad de México, 1794. Tabla 2. Variación del número de talleres en la ciudad de México, 1794-1842-43. Tabla 3. Evolución del término cultura Tabla 4. Diferentes enfoques metodológicos relacionados con las perspectivas teóricas con que se ha estudiado a la cultura Tabla 5. Características de las diferentes perspectivas de lo que son los valores Tabla 6. Traducción del cuestionario de Xiong, Tsui y Farh 40 41 53 82 128 145 Tabla 7. Características del viejo y nuevo contrato psicológico propuestas por Hiltrop 177 Tabla 8. Identificación de las 47 palabras que definen lo que es la lealtad Tabla 9. Propuesta de cuestionario a partir de las redes semánticas y las Dimensiones propuestas por Xiong, Tsui y Farh Tabla 10. Ubicación de las preguntas en alguna de las tres dimensiones Tabla 11. Ubicación de las preguntas en el Constructo y sus dimensiones Tabla 12. Valores de Alfa para el instrumento y sus dimensiones Tabla 13. Valores de Alfa para el instrumento y sus dimensiones para una muestra de 120 personas Tabla 14 Prueba de KMO y Bartlett Tabla 15. Estadística descriptiva de la muestra Tabla 16. Estadística de la variable grupo Tabla 17. Estadísticas de la variable G extremo Tabla 18. Cálculo de la t de student de la variable G extremo Tabla 19. Componentes de la matriz rotada Tabla 20. Propuesta de componentes del constructo Lealtad Tabla 21. Valores obtenidos para Alfa en función del número de empleados en la empresa Tabla 22. Modelo SEM Tabla 23. Concentrado de índices estadísticos del modelo 187 191 188 192 193 196 199 237 237 238 239 243 244 247 249 250 6 Introducción La lealtad se debe estudiar, entender y practicar; sin lo último, no tiene sentido ni el estudio ni el entendimiento de éste ni de ningún otro valor. Esta investigación parte de la idea general de la relación dialéctica y estructurante entre sociedad y cultura, de ahí que en primer término postule, de acuerdo con Michel de Certau, que la cultura constituye un marco de análisis fundamental de las prácticas sociales y, por ende, de las relaciones laborales.1 Es por ello que en esta tesis se asume que la cultura no puede entenderse sin incorporar al análisis a los individuos y sus valores, en especial a los individuos que laboran en un espacio de sociabilidad particular: las organizaciones y a la lealtad como uno de los valores inherentes a los trabajadores mexicanos que ha persistido a lo largo de su historia. A partir de lo anterior, esta tesis propone como necesaria la incorporación del estudio de los valores –particularmente el de lealtad– no sólo porque forman parte de la cultura y la expresan, como veremos más adelante, sino porque norman las relaciones sociales entre los individuos y, por supuesto, ello incluye las relaciones laborales. De lo cual se sigue que esta investigación subraye la importancia de incluir la lealtad como parte del proceso o criterios de selección de las personas que se incorporan al mercado de trabajo, pues en la actualidad sólo se consideran las habilidades y competencias.2 1 Michel de Certau, La invención de lo cotidiano. I. Artes de hacer, México, Universidad Iberoamericana Departamento de Historia e Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, 2000. 2 A. Osca, Selección, evaluación y desarrollo de los recursos humanos, Madrid, Sanz y Torres, 2006; Martha Alicia Alles, Empleo: El proceso de selección, Buenos Aires, Macchi, 2001; Kevin C. Klinvex, S. Matthews y Christopher P. O'Connel, Contrate a los No. 1, Madrid, McGraw-Hill Interamericana, 2002, 234 p.; Martha Alles, Elija al mejor. Cómo entrevistar por competencias, Buenos Aires, Granica, 2003, p. 252; George Bohlader, Scout Snell y Arthur Sherman, Administración de 7 Precisamente por ello, este trabajo propone un instrumento que permite medir la lealtad del individuo, razón por la que la parte medular de la investigación está dedicada al diseño y validación de ese instrumento así como al análisis de los resultados que arrojó su aplicación. 1. Ámbito de la investigación El estudio de los valores en general y de la lealtad en particular en el campo de las ciencias sociales, constituye una perspectiva de estudio que ofrece múltiples posibilidades de investigación debido al escaso conocimiento que se tiene de ellos desde las diversas perspectivas y enfoques de las ciencias sociales,3 y el campo de la administración no constituye una excepción. Si bien es cierto que la cultura se ha incorporado al análisis de las ciencias administrativas,4 el estudio de los valores que posee un individuo al incorporarse a una organización no ha formado parte de los elementos analizados dentro del proceso de selección de personal,5 por lo que de hecho los estudios dedicados al análisis de los valores en relación con el proceso de selección de personal constituyen una asignatura pendiente a la que esta tesis pretende contribuir, no sólo por el escaso conocimiento relacionado con el tema sino porque desde la perspectiva de esta investigación se afirma que estudios de este tipo contribuyen a que las organizaciones cuenten con un mejor personal, y en última instancia a hacerlas más eficientes. Esto es así porque incluso desde el ámbito del comportamiento recursos humanos, México, Thomson Learning, 2002, p. 708; Álvaro De Ansorena Cao, 15 pasos para la selección de personal con éxito, Barcelona, Paidós, 1996, p. 270. 3 Esto se propone al revisar los artículos publicados en las revistas que se encuentran en las bases de datos de los buscadores Jstore y EBSCO. 4 Stephen P. Robbins, Comportamiento Organizacional. Conceptos, controversias y aplicaciones, México, Prentice-Hall Hispanoamericana, 1987. 5 A. Osca, Selección, evaluación y desarrollo de los recursos humanos, op. cit.; Martha Alicia Alles, Empleo: El proceso de selección; Kevin C. Klinvex, S. Matthews y Christopher P. O'Connel, Contrate a los No. 1; Martha Alles, Elija al mejor. Cómo entrevistar por competencias, p. 252; George Bohlader, Scout Snell y Arthur Sherman, Administración de recursos humanos, p. 708; Álvaro De Ansorena Cao, 15 pasos para la selección de personal con éxito, p. 270. 8 organizacional –campo en el que se inserta esta investigación–,6 el estudio particular de la lealtad ha quedado al margen del análisis de las formas de actuación individuales o colectivas y mucho menos se le ha encontrado una aplicación que redunde en una mayor eficiencia de la organización.7 En este sentido, una investigación que centra su atención en el estudio de la lealtad como un elemento importante en el proceso de selección de personal no sólo es pertinente sino que busca contribuir al campo de conocimiento de las ciencias administrativas. A la luz de una amplia revisión sobre la producción académica disponible del tema de estudio, se observa la carencia de investigaciones como la que propongo en esta tesis y a partir de dicho análisis puedo afirmar en primer término que la lealtad ha sido un tema escasamente explorado por la academia en general y, en particular, por las ciencias administrativas. En segundo, que hay poca producción sobre el tema, pues el estudio de la hemerografía especializada de los últimos setenta años (234 artículos) muestra que, si bien de la amplia gama de resultados de investigación en ciencias sociales vinculados de alguna forma con los valores se incrementó a mediados del siglo pasado, (principalmente durante la década de 1960 y al finalizar el siglo XX) pocos artículos centran su atención en los valores y menos aún en la lealtad. Esto se puede corroborar al revisar los artículos publicados en las revistas que se encuentran en las bases de datos de los buscadores Jstore y EBSCO.8 A lo cual se agrega la ausencia 6 John W. Newstrom y Keith Davis, Organizational Behavior. Human Behavior at Work (Ninth Ed.), Estados Unidos, McGraw-Hill, 1993, p. 4. Al respecto véase también Stephen P. Robbins, Comportamiento Organizacional. Conceptos, controversias y aplicaciones, op. cit., p. 6. 7 El Comportamiento Organizacional (CO) y el Desarrollo Organizacional tratan de identificar las formas en que los individuos y grupos de trabajo actúan más eficazmente, analizan las estructuras organizacionales y los climas, aumentando al máximo la satisfacción y la efectividad de los individuos y grupos de trabajo, facilitando el cambio organizacional. Pero el CO lo hace en pequeños grupos, con un enfoque teórico a la vez que también estudia las relaciones entre los propios individuos y entre los grupos integrantes de la organización. Dictionary of occupational titles. (s.f.) Recuperado el 07 de septiembre de 2004, de http://www.abel70.tripod.cl/psicologiaindustrial/id9.html. cf. Newstrom y Davis, op. cit., p. 4. 8 Una revisión general de la literatura de estas bases entre 1930 y 2007 se encuentra en el Apéndice 1. Revisión general de la literatura de estudios sobre la lealtad. 9 generalizada del estudio de los valores (especialmente el de lealtad) como elementos significativos en la contratación de personal y, por lo mismo, que no hayan sido considerados en el proceso de selección de personal de las empresas.9 Esto es así porque a la fecha, como veremos más adelante, sólo se dispone de diez artículos que se refieren al tema pero ninguno de ellos lo ha abordado a profundidad.10 Del conjunto de trabajos dedicados al estudio de la lealtad, la mayoría se ha centrado en la lealtad del grupo y a la marca, perspectivas que constituyen casi un tercio de las publicaciones localizadas entre 1930 y 2007,11 seguidas por el estudio de la lealtad en la política (11%), tema abordado principalmente después de la Segunda Guerra Mundial. Los artículos acerca de la lealtad a la marca y del consumidor adquirieron importancia a partir de 1961, pues al iniciarse esta década el total de artículos publicados a partir de ese año (casi el 34% ) se ocuparon de estos temas debido al desarrollo de la mercadotecnia, ya que precisamente en esos años Theodore Levitt (1925-2006) propuso el concepto que dio origen al mercadeo o marketing, cuyo 9 Igor Zúñiga y otros, “Aspectos metodológicos para la investigación: Técnicas de selección de personal utilizadas en la empresa nacional”, Gestiópolis.com. La comunidad Latina de estudiantes de negocios Universidad de Cooperación Internacional (UCI), Costa Rica, 2002. 10 Cf. David Kaplan S. y Martin Borden, “Comments Civil Service: Validity of Loyalty Tests for Federal Employees”, California Law Review, n. 36, 4, diciembre de 1948, pp. 596-606; Florence GuidoDiBrito y otros, “Loyalty Between Senior Student Affairs Officers and Their Supervisors and Staff Members”, Journal of College Student Development, n. 38, 3, Mayo-Junio de 1997, pp. 244-254; Arya y Mittendorf, J., “Using Job Rotation to Extract Employee Information”, The Journal of Law, Economics, & Organization, n. 20, 2004, pp. 400-414; Miguel Pina e Cunha, “TThe Best Place to Be: Managing Control and Employee Loyalty in a Knowledge-Intensive Company”, Journal of Applied Behavioral Science, n. 38 (4), diciembre de 2002, pp. 481-495; Wayne K. Hoy y Richard Rees, “Subordinate Loyalty to Inmediate Superior: A Neglected Concept in the Study of Educational Administration”, Sociology of Education, v. 47, n. 2 (Primavera, 1974), pp. 268-286; Zhen Xiong Chen, Anne S. Tsu y Jiing-Lih Farh, “Loyalty to Supervisor vs. Organizational Commitment: Relationships to Employee Performance in China”, Journal of Occupational and Organizational Psychology, n. 75, 2002, pp. 339–356; Seth W. Richardson y Harry S. Truman, “The Federal Employee Loyalty Program”, Columbia Law Review Security and Civil Liberties, v. 51, n. 5, Security and Civil Liberties, Mayo de 1951, pp. 546-563; Edwin H. Fedder, “United States Loyalty Procedures and the Recruitment of International Personnel”, The Western Political Quarterly, v. 15, n. 4, diciembre de 1962, pp. 705-712. 11 Únicamente se consideran las publicaciones a febrero de 2007. 10 objetivo fue orientar los productos al grupo de compradores (mercado meta) que los iba a consumir o usar.12 Por otra parte, del análisis de la producción hemerográfica se desprende que a pesar de que efectivamente ha habido un incremento en la publicación de artículos en revistas especializadas a partir de 1991 (cerca del 30% de la producción total del periodo 1930 a 2007), la perspectiva de los estudios se centra en dos aspectos: lealtad a la marca y lealtad al grupo, que no están relacionados en modo alguno con el proceso de selección de personal de una organización, con todo y que pueden formar parte de explicaciones más amplias acerca de los distintos ámbitos y modalidades en los que se expresa la lealtad. Así las cosas, puedo afirmar que los estudios relativos a la lealtad del consumidor y a la marca se han desarrollado, por un lado, a partir de la necesidad de contar con elementos científicos que permitan diferenciar al consumidor y a los productos y servicios de las diferentes empresas en el mundo; y, por el otro, que la mayor parte de los estudios sobre la lealtad al grupo que están relacionados con la preocupación acerca del entorno laboral no abordan profundamente la lealtad del individuo a pesar de que hay 24 artículos en casi 80 años.13 Si la producción académica especializada de los resultados de investigación publicados en revistas sobre el tema central de esta tesis es escasa, el análisis de trabajos más amplios como las tesis de grado y posgrado no muestra una situación más halagüeña. La revisión de las tesis doctorales de los programas de estudio de instituciones mexicanas sólo arroja magros resultados:14 encontré tres tesis de doctorado 12 Teodore Levitt, “Growth and Profits Through Planned Marketing Innovation”, Journal of Marketing, v. 24, n. 4, abril de 1960, pp. 4-6. 13 Para ver los datos de estos trabajos remito al lector al Apéndice 1. Revisión general de la literatura de estudios sobre la lealtad. 14 La búsqueda incluye la revisión de las bases de datos de DSpace del ITESM Campus Ciudad de México, así como de las tesis de programas de estudio similares en la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Autónoma Metropolitana. (Ver Apéndice 2. Análisis de las tesis de doctorado 11 con el tema de lealtad y actitudes del cliente; otra acerca de las mejores prácticas logísticas y su impacto en el desarrollo de la firma; y una más que toca el tema de la lealtad de los niños a las marcas, de patriotismo y etnocentrismo para explicar la lealtad a grupos; dos más de la ética de la alta gerencia en la administración de las empresas, en donde se hace referencia a la lealtad como parte de la ética; y, finalmente, una investigación de maestría de 1975 del Massachusetts Institute of Technology en la que se estudia el tema de los factores que afectan la lealtad del empleado.15 Propósito de la Investigación Así pues, con esta investigación se pretende 1) incorporar como tema de estudio el valor “lealtad” en los procesos de selección de personal en México, ya que el análisis de este valor se encuentra directamente articulado con el estudio de la cultura y el contexto específico de la sociedad mexicana de la que forman parte las empresas y los individuos. Esto supone, a su vez, 2) la incorporación de elementos históricos que están relacionados con el problema de estudio, pues a partir de un análisis general de la historia de los establecimientos productivos organizados en gremios, se ha podido dilucidar la importancia de los valores de los trabajadores artesanos vinculados al sistema gremial, así como la permanencia de la lealtad entre estos trabajadores y el maestro artesano propietario del establecimiento productivo durante el periodo colonial y buena parte del siglo XIX, y, a partir de lo anterior, 3) en esta tesis se busca proponer de la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México; y Apéndice 3. Análisis de las tesis de Doctorado en Estudios Organizacionales de la Universidad Autónoma Metropolitana, ambos al final de esta investigación). 15 Edgar H. Schein, Organizational Culture, Sloan School of Management, MIT, diciembre de 1988; Koji Nakae, Cultural Change. A Comparative Study of the Change Efforts of Douglas MacArthur and Carlos Ghosn, Tesis de Maestría en Administración de Negocios, Massachusetts Institute of Technology, Sloan School of Management, junio de 2005; Ana Luisa Pérez, Naturaleza de las organizaciones de tecnología de información: Un estudio de caso a través de sus elementos culturales. Maestría en Administración, ITESM, Abril, 2000; Edward H. Hetchell, Factors Affecting Employee Loyalty, M. Sc. MIT, Junio de 1975. 12 específicamente que se incorpore al valor lealtad en el proceso de selección de personal de las empresas mexicanas, pues se considera como un elemento importante para la contratación de nuevos empleados. Para alcanzar estos objetivos, en esta investigación, elaboro y desarrollo un instrumento que evalúa la lealtad de los individuos. Instrumento cuyo análisis y aplicación constituye un elemento innovador con el que pretendo contribuir a la incorporación de este valor como uno de los elementos importantes del proceso de selección de personal en México.16 Este instrumento incorpora al análisis la forma en la que los individuos, futuros empleados, jerarquizan el valor lealtad. La propuesta pretende también vincular estos resultados con el tamaño de la empresa, pues de acuerdo con la revisión histórica realizada es posible establecer una relación importante entre el tamaño de la empresa y la lealtad. Es decir, que dadas las características históricas de los establecimientos productivos y su estructura y organización en gremios, todo parece indicar que existe una correlación entre el tamaño de la empresa y la lealtad del empleado.17 Sustento teórico y metodológico Ya que la propuesta de investigación pretende incorporar en el proceso de selección de personal uno de los valores que históricamente se manifiesta en la cultura del mexicano, en esta investigación reviso los métodos de selección de futuros empleados comúnmente utilizados en organizaciones mexicanas, centrando la atención en los aspectos que consideran. Igualmente importante para esta tesis es el análisis de y 16 Como se verá más adelante, la evaluación del candidato únicamente considera cuestionarios para la medición de habilidades y de aptitudes, y no así para la medición de valores, dejando esta última medición a la interpretación que le de el entrevistador a las respuestas a preguntas directas acerca de los valores del candidato. 17 Cabe señalar que esta situación se daba en un clima de certidumbre y estabilidad laboral que no ocurre en la actualidad, por lo que tiene un impacto directo en el cumplimiento del contrato psicológico como se verá más adelante. 13 discusión sobre cultura, ya que a pesar de la complejidad y la amplitud de los debates relacionados con ella, el estudio de los valores en general y en particular de la lealtad obliga a una revisión amplia que permita explicar y ubicar en contexto los puntos de partida de esta investigación así como los supuestos teóricos que la apoyan. Conviene aclarar que la visión de largo plazo así como la descripción de las características históricas de la organización del trabajo urbano en gremios que prevaleció durante el periodo colonial permite entender la importancia histórica de la lealtad en las relaciones entre los trabajadores, al mismo tiempo que contribuye a explicar por qué constituye un elemento importante que deben evaluar las empresas ubicadas en la ciudad de México al contratar personal. Precisamente en relación con la explicación de elementos cuya persistencia sólo se pueden explicar en la larga duración, es que en este trabajo dediqué un espacio a la revisión de la estructura legal e importancia de los gremios así como de los establecimientos productivos de la ciudad de México a finales del siglo XVIII y principios del XIX, periodo en el que prácticamente no hubo cambios ni en la estructura legal ni en la importancia misma de los gremios.18 En este sentido, conviene destacar que en esta parte de la investigación centro mi atención en los elementos que permiten evaluar la importancia de la lealtad en las relaciones entre los trabajadores urbanos y los maestros propietarios de los talleres de la capital, elementos que se vislumbran a partir, por ejemplo, de la documentación histórica relativa a la apertura de nuevos talleres, que informa acerca de los gremios novohispanos y los establecimientos ubicados en la ciudad de México durante este periodo, y cuyas actividades o giros estaban vinculados fundamentalmente con la 18 Se revisaron diversos materiales que se encuentran en el Archivo Histórico del Distrito Federal y el Archivo General de la Nación y se cuenta con una base de datos de los establecimientos productivos y comerciales que había en la ciudad en 1794 y 1842. Véase también el Apéndice 4 sobre “Trabajadores y establecimientos comerciales y productivos de la ciudad de México, 1794”, agradezco los comentarios y la información proporcionada por Sonia Pérez Toledo. 14 manufactura (principalmente de tipo artesanal), los servicios, la construcción y el transporte. Características que, toda proporción guardada, prevalecen en el espacio urbano actual a pesar de los enormes cambios demográficos y espaciales, lo que explica la pertinencia de estudiar este espacio y, sobre todo, de aplicar el instrumento de medición de la lealtad en la ciudad de México. 19 En suma, esta investigación se caracteriza, primero, por ser un estudio empírico de la lealtad en tanto fenómeno organizacional y como una posible herramienta para la administración; y, segundo, un estudio empírico ubicado en el marco de reflexión y análisis amplio (con una perspectiva disciplinar también amplia) acerca de cultura, valores y lealtad en las organizaciones del mundo laboral, marco analítico que da sustento al instrumento que he diseñado y sin el cual no se dimensiona en toda su amplitud. Ahora bien, para el diseño del instrumento –que constituye la parte medular de esta tesis– fue necesario realizar trabajo de campo que me permitiera avanzar en la construcción de un cuestionario, mediante el cual pregunté a un grupo de trabajadores mexicanos de varias empresas ubicadas en la ciudad de México su comprensión del concepto lealtad. Con el propósito de poder operacionalizar el constructo lealtad, desde la visión del individuo, en esta investigación partí de la definición de lealtad formulada por R.E. Ewin, que señala a lealtad como “…el deseo de estar y permanecer en un grupo, la buena voluntad de soportar algunos costos por ello y tener interés en otros como en uno mismo”;20 así como de la propuesta de las características de la lealtad que realizó W. 19 Distribución porcentual del Producto Interno Bruto en valores básicos por entidad federativa para cada gran división de actividad económica 2006 (por ciento). Cuaderno de información oportuna regional. No. 95. Primer semestre de 2008. Apéndice 13. INEGI. 20 R. E. Ewin, “Loyalty and Virtues”, The Philosophical Quarterly, v. 42, n. 169, octubre de 1992, pp. 403-419. Salvo que se indique lo contrario, las traducciones son mías. 15 Hoy, especialista que dividió los componentes de la lealtad en cognitivos, conductuales y afectivos, lo que hace posible su evaluación y finalmente su medición mediante un instrumento.21 Para el diseño final del instrumento que presento en este trabajo, fue necesario realizar varias pruebas. En principio uso una versión extendida del cuestionario desarrollado por Xiong, Tsui y Farh en 2002 cuya finalidad era medir la lealtad del empleado al supervisor y a los compromisos organizacionales.22 A partir de este cuestionario, desarrollé otro, que fue aplicado entre estudiantes de posgrado de cuatro universidades públicas de la ciudad de México, con la intención de medir la lealtad de éstos hacia su coordinador de programa, es decir, para medir la lealtad de individuo a hacia otro individuo.23 Finalmente, del análisis de las características de este instrumento, sus consistencias, debilidades y resultados, elaboré un cuestionario específico para medir la lealtad de los trabajadores mexicanos de la ciudad de México al jefe inmediato. Después de estas pruebas propongo un modelo conceptual de lealtad como un constructo dinámico e interactivo con importantes parámetros éticos para administradores y empleados.24 Para los propósitos de esta investigación, considero también, de acuerdo con H. Simon, que “dos personas dadas las mismas posibles alternativas, los mismos 21 W. K. Hoy y R. Rees, “Subordinate Loyalty to Immediate Superior”, op. cit., pp. 274-275. 22 Chen Zhen Xiong, Anne Tsui S. y Jiing-Lih Farh, “Loyalty to Supervisor vs. Organizational Commitment: Relationships to Employee Performance in China”, Journal of Occupational and Organizational Psychology, v. 75, 1972, pp. 339-356. 23 Joaquín Flores-Méndez, Ética de la lealtad, México, ITESM, 2005, inédito. De manera paralela a la señalada, esta actividad me permitiría determinar la validez de contenido y de constructo del propio instrumento. 24 El instrumento que se propone no toma más de 5 minutos para su llenado, es de 20 preguntas, con escala de 1 a 5, puede ser evaluado fácilmente y a pesar de referirse únicamente a la lealtad, abre la posibilidad de servir como base para evaluar otros valores en los procesos de selección de personal. 16 valores, el mismo tipo de conocimiento, tan sólo pueden alcanzar racionalmente la misma decisión.” 25 Importancia de la medición de la lealtad Las características de la lealtad como elemento fundamental en el comportamiento laboral del mexicano se desprenden del análisis que se hace a la información histórica relativa a los requisitos administrativos y legales que tenían que cubrir los individuos que deseaban formar un taller a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Como se verá más adelante, a partir de que para algunos autores la cultura está comprendida por valores26 y que ésta se transmite de generación en generación,27 propongo que dada la importancia de la lealtad en esos siglos, ésta se conserva hasta nuestros días28 como una característica del trabajador mexicano (aun en el caso de rompimiento del contrato psicológico con el empleador), pues este valor se mantiene al ingresar en otra organización. Razón por la que es necesario tomar en consideración este elemento cuando la organización selecciona personal mexicano de nuevo ingreso, de lo que se deduce la importancia de contar con un instrumento como el desarrollado en esta tesis, que propongo que se agregue a las pruebas de medición de habilidades y aptitudes realizadas en las oficinas de reclutamiento de las organizaciones mexicanas para valorar la habilidad y potencialidad del individuo así como su capacidad en relación con los requerimientos del puesto y las posibilidades de futuro desarrollo. 25 Herbert A. Simon, Administrative Behaviour, The Free Press, 1997. 26 Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu, Diccionario de filosofía en CD-ROM, Barcelona, Editorial Herder, 1991-3. 27 Jack Scarborough, “An Exercise in Tracing the Cultural Roots of Management Behaviors”, Journal of Global Competitiveness, v. 4, n. 1, 1996. 28 Peter Burke, ¿Qué es la historia cultural?, Barcelona, Paidós Orígenes, 2006, p. 14. 17 Hipótesis de trabajo Ya que esta tesis pretende discutir el valor lealtad como un elemento a considerar en los procesos de selección de personal, propongo un cuestionario de 14 preguntas que ha sido aplicado a una población de 418 trabajadores de diferentes empresas mexicanas de la ciudad de México, con el propósito de mostrar su uso en pequeñas y grandes empresas. Con lo cual pongo a prueba las hipótesis que conducen esta investigación, a saber: H1. Que la lealtad del trabajador mexicano tiene una importancia histórica en las relaciones entre los trabajadores mexicanos y las organizaciones, por lo que podría formar parte de los elementos a medir en los procesos de selección de empleados; y, H2. Que a menor tamaño de la organización, mayor será la lealtad del empleado. La medición de los valores personales De acuerdo con McCarty y Shrum,29 las preguntas más comunes que se abordan en el ámbito de la medición de los valores personales se refieren a la “clasificación” frente a la “calificación” de los constructos. Este debate se centra en si al encuestar a un individuo se debe instruirlo para jerarquizarlos sus valores en función de su importancia o para cuantificarlos en una escala de importancia. Independientemente del método que representa el mejor enfoque para la medición de los valores personales, de acuerdo con McCarty y Shrum, la mayoría de los estudios recientes están adoptando, en su metodología, procedimientos de “calificación”. Probablemente esta preferencia por la calificación se deba, por una parte, a las ventajas que ofrece para el análisis estadístico y, por la otra, porque la calificación de datos a menudo exige de una perspectiva analítica, que permita descomponer el todo en sus partes. Por tanto, parece más conveniente desarrollar métodos de calificación que maximizar las ventajas de un 29 John A. McCarty y L. J. Shrum, “The Measurement of Personal Values in Survey Research: A Test of Alternative Rating Procedures”, The Public Opinion Quarterly, v. 64, n. 3, otoño de 2000, pp. 272-273. 18 posible sistema de calificación y clasificación. Por lo anterior, y en acuerdo con los planteamientos de Alwin y Krosnick,30 asumo que “el evaluar los resultados de utilizar ambos métodos no conduce necesariamente a la conclusión adicional de que el enfoque de uno es más válido que el del otro para la medición de valores”, ya que la propuesta de esta tesis utiliza el método de calificación a través de un cuestionario con escala de Likert que permite al encuestado calificar en una escala del 1 al 5 sus respuestas a las preguntas que se presentan alrededor de la lealtad, escala que va de “nunca” a “siempre”. El detalle de la construcción del instrumento se muestra en los siguientes apartados. Validación del cuestionario de lealtad Como muestro en esta tesis, existen diversas escuelas que estudian los valores y es posible distinguir entre las que permiten considerar a los valores como uno de los componentes de la cultura y como constructos similares al de actitud,31 los que constan de tres partes, a saber: afectiva, cognitiva y conductual. Para validar una versión previa del instrumento apliqué el cuestionario a 20 trabajadores de una empresa, como parte del procedimiento los trabajadores fueron divididos en dos grupos de 10 con la finalidad de que uno de ellos respondiera el cuestionario previa explicación del instrumento, mientras que con el otro procedí a aplicar el cuestionario sin explicación alguna, con lo cual busqué evaluar la consistencia. Debido a que los resultados estadísticos obtenidos fueron similares, se aceptó el instrumento, en principio, como útil para nuestro propósito; posteriormente solicité a tres trabajadores que aceptaran una entrevista a 30 Duane F. Alwin y Krosnick, Jon A., “The Measurement of Values in Surveys: A Comparison of Ratings and Rankings”, The Public Opinion Quarterly, v. 49, n. 4, invierno de 1985, pp. 548. 31 Aunque para Hollander los valores constituyen el componente nuclear de una constelación actitudinal que orienta la conducta a largo plazo hacia ciertas metas con preferencia a otras. […] desde un punto de vista motivacional los valores son más centrales [...] Están asociados con la tendencia fundamental de una constelación de actitudes. E. Hollander, Principios y métodos de psicología social. Buenos Aires, Amorrortu, 1968, pp. 126-128. 19 profundidad para corroborar la comprensión de cada una de las preguntas que integran el instrumento sin que se les explicara la encuesta, como resultado de esta última revisión, se modificó la redacción de algunas de las preguntas, y se añadieron preguntas –unas con el fin de homologar el número de preguntas por dimensión y otras directamente relacionadas con elementos generales de la lealtad–. Ahora bien, los resultados obtenidos a partir de 120 encuestas aplicadas muestran que este cuestionario alcanza una Alfa de Cronbach de 0.7646, lo que sugiere que el instrumento es útil para el estudio que nos ocupa.32 Las empresas encuestadas Con el propósito de contar con una muestra de trabajadores con características socioeconómicas y geográficas comparables, y en principio, con el perfil socioeconómico que se determinó a partir de la información histórica, se buscaron empresas ubicadas en la zona metropolitana de la ciudad de México, para lo cual se utilizó la clasificación del tamaño y características económicas de las empresas a partir de la información del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.33 Se visitaron 37 empresas en el período comprendido entre enero y junio de 2008, y se obtuvieron 418 encuestas, las características de esta muestra las presento en el capítulo IV. Para concluir esta introducción, es importante señalar que para el análisis estadístico de la base de datos integrada con las respuestas de los 418 cuestionarios aplicados, utilizo el programa SPSS versión 10 y para validar los resultados el Modelo Estructural de Ecuaciones (Structural Equation Modeling, SEM) versión 6.1. El primer 32 El procedimiento se detalla en el Apéndice 5. Diseño del instrumento final utilizando una base de 120 encuestas. 33 Comisión Intersecretarial de Política Industrial, Secretaría de Economía Observatorio PyME México, Primer Reporte de Resultados 2002, marzo de 2003. 20 programa ofrece la posibilidad de hacer las pruebas de validez de contenido y dotan de consistencia la validez del constructo, mientras que el SEM permite confirmar los resultados obtenidos con el análisis de SPSS así como establecer las relaciones causales entre variables mediante la utilización de datos estadísticos y cualitativos a partir de hipótesis de causalidad. Herramientas de análisis estadístico que permiten contar con un primer modelo de correlación entre los diferentes componentes de la lealtad, del constructo lealtad y su relación con el tamaño de la empresa, entre otros. Al tratarse de un primer modelo, los resultados obtenidos son satisfactorios ya que se encontraron índices de bondad de ajuste del modelo: GFI = 0.799, CFI = 0.726 y NFI = 0.704, que (al ser mayores a 0.70) permiten concluir que sí es posible asignar un modelo a la relación entre el valor lealtad y el trabajador mexicano de la ciudad de México. Su optimización es un rubro que queda pendiente para estudios posteriores. Por otra parte, el Alfa de Cronbach alcanzado, corresponde a 0.8670 (cifra que mejora el índice obtenido para las 120 encuestas), lo que me permite afirmar también que el cuestionario es útil para medir el constructo lealtad. Finalmente, con el propósito de calibrar el instrumento, dividí la base de datos obtenida en dos partes. La primera con los individuos que trabajan en empresas de menos de 250 empleados y, la otra, con empresas donde laboran más de 250 personas, esto me permitía, por una parte, contar con dos muestras mayores a 200 cuestionarios cada una y, por la otra, separar a las empresas grandes de las demás. Todo lo cual me permite postular la tesis de la validez del instrumento para medir la lealtad y su pertinencia en la selección de personal mexicano en las organizaciones; tesis que formulo a lo largo de esta investigación que presento para la obtención del grado de doctor en Ciencias Administrativas. 21 2. La lealtad en contexto El propósito de las siguientes páginas es ubicar a la lealtad en su contexto histórico. Para ello, en esta parte se argumenta que la lealtad es uno de los valores que han caracterizado a los trabajadores mexicanos, en particular a los trabajadores de la ciudad de México. Esto es así porque, como veremos enseguida, es posible mostrar la persistencia de este valor en los trabajadores de la ciudad de México por lo menos desde el último cuarto del siglo XVIII y durante el siglo XIX, periodo en el que la ciudad se caracterizó por la preeminencia de pequeños establecimientos productivos con un número reducido de trabajadores, escasa tecnificación y división del trabajo. En otras palabras, por la persistencia del pequeño taller artesanal heredero de la estructura corporativa de los gremios. Cabe señalar que el Ayuntamiento de la ciudad obligaba a que cualquier actividad productiva o de servicios que se desempeñara en el período de estudio, estuviera comprendida en el marco legal o corporativo de algún gremio.34 Si partimos de la idea que indica que los cambios culturales son fenómenos seculares o de larga duración,35 entonces, podemos acordar con la hipótesis que señala que la lealtad, como valor que forma parte de la cultura, es una característica secular o de larga duración del trabajador mexicano o, al menos, de los trabajadores de la ciudad de México.36 Esto es así en gran parte porque las prácticas sociales y formas de sociabilidad laboral de un amplio sector de la población trabajadora de esta capital, mantuvieron por mucho tiempo rasgos culturales y tradiciones que la caracterizaron en el pasado. 34 Peter Burke, ¿Qué es la historia cultural?, op. cit. 35 Alfred Kroeber y Clyde Kluckhohn, A Critical Review of Concepts and Definitions, Vintage Books, Nueva York, 1963. 36 El término prácticas sociales lo asumo en el sentido que le dio Michel de Certeau, La invención de lo cotidiano. 1 Artes de hacer, México, Universidad Iberoamericana-Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente, 2000; Véase del mismo autor La cultura en plural, Buenos Aires, Nueva Visión, 1999. Cf. Peter Burke, ¿Qué es la historia cultural?, op. cit., pp. 100-101. 22 Dada la naturaleza y objetivos de esta tesis, en esta parte de trabajo si bien no se aborda de forma amplia la historia de los trabajadores de la ciudad, sus formas de trabajo y organizaciones, en cambio sí se revisan algunos elementos históricos importantes que me permiten contrastar la hipótesis de la prevalencia histórica de valores como la lealtad. Precisamente por ello, esta parte de la investigación se basa fundamentalmente en estudios históricos sobre el mundo del trabajo de los artesanos de la ciudad de México realizados por especialistas en el campo, pero se analiza de forma general la información de dos bases de datos históricas que permiten avanzar en la explicación de la hipótesis de trabajo de esta investigación ya que, como se mostrará posteriormente, la comparación entre las dos bases de datos nos permite observar la similitud en el número de establecimientos productivos, comerciales y de servicios como resultado de las diversas reglamentaciones que privilegiaban los valores del individuo, entre ellos el de la lealtad para autorizar la apertura de nuevos establecimientos.37 Los valores y el sentido de comunidad en los artesanos del pasado Históricamente, la ciudad de México ha sido la urbe más grande del continente americano. En tanto capital del virreinato de la Nueva España necesitaba de una gran variedad y cantidad de bienes y productor para satisfacer a la población que habitó la urbe, que a finales del siglo XVIII se estimaba en 120 mil habitantes. Estos hombres y mujeres consumían productos agrícolas pero también una amplia variedad de productos elaborados. Precisamente en relación con la elaboración de estos productos es que cobró importancia el artesanado que constituía la proporción más importante de los trabajadores urbanos de la 37 Las ordenanzas de los gremios establecían que las autoridades de estas corporaciones de oficios (denominados alcaldes o veedores) junto con las autoridades del ayuntamiento de la ciudad eran las encargados de vigilar la apertura de nuevos talleres y que éstos se ajustaran a todas las dispociones. Manuel Carrera Stampa, Los gremios mexicanos. La organización gremial en la Nueva España, México, EDIAPSA, 1954. 23 capital en ese periodo.38 Como señalan estudios sobre el tema, la variedad de productos elaborados por los artesanos en calidades diferentes tenía que ver también con la existencia de una diversidad de productores y consumidores, diferencias que contribuían a hacer del artesanado novohispano de la ciudad de México un grupo heterogéneo con variaciones de acuerdo con el tipo de oficio desempeñado, el grado de especialización y conocimientos necesarios para la producción de sus artículos.39 Además de estas diferencias, había que tomar en cuenta el nivel de cada artesano dentro de la jerarquía establecida por el proceso de aprendizaje del oficio; es decir, las gradaciones internas entre el maestro, el oficial y el aprendiz. La organización de los artesanos en una corporación, en el gremio, reforzaba estas diferencias a la vez que introducía otros elementos de divergencia que surgían a partir de la membrecía o no en la corporación.40 De esa manera, el marco legal de funcionamiento de los gremios establecido en las ordenanzas – que tenía que ver tanto con la producción y venta de los productos, así como con las relaciones entre los agremiados y las autoridades del ayuntamiento de la ciudad de México –, hacía del artesano de la ciudad que se encontraba al margen de esa regulación un contraventor.41 A todo lo anterior es 38 A pesar de que estudios recientes sobre la estructura social de la ciudad de México destacan la importancia incluso histórica del sector terciario, especialistas en la historia de la ciudad como John Kicza han señalado que "la ciudad de México, bien conocida históricamente como centro burocrático y comercial, fue también sede de importantes manufacturas, suficientes como para emplear a un gran número de individuos" Cf. Gustavo Garza, coord., La organización espacial del sector servicios en México, México, El Colegio de México, 2006; John Kicza, Empresarios coloniales. Familia y negocios en la ciudad de México durante los Borbones, México, Fondo de Cultura Económica, 1986. 39 A la heterogeneidad del artesanado francés, hay que sumarle, para el caso de México, las diferencias que supone la existencia de la población indígena, mulata y mestiza. Cf. Sonia Pérez Toledo, Los hijos del trabajo. Los artesanos de la ciudad de México, 1780-1850, México, El Colegio de MéxicoUniversidad Autónoma Metropolitana, pp. 51-108. Véase también Manuel Carrera Stampa, Los gremios mexicanos, op. cit., especialmente la primera parte. 40 Como señala Manuel Carrera Stampa, los artesanos estuvieron organizados en gremios por oficios. Así, por ejemplo, los trabajadores dedicados a la elaboración de productos de plata debían formar parte del gremio de plateros, mientras que los sastres o carpinteros tenían su propia organización y conjunto de reglas escritas acerca de las características que debían tener los productos, entre otros muchos aspectos. Manuel Carrera Stampa, Los gremios mexicanos, op. cit., pp. 7-9. 41 El contraventor era la persona que no cumplía las ordenanzas de los gremios; es decir, era el que contravenía las ordenanzas, de ahí su nombre. Sonia Pérez Toledo, Los hijos del trabajo, op. cit. 24 necesario agregar las diferencias surgidas del acceso al capital para ejercer el oficio en un taller propio. En este sentido, Edward Palmer Thompson apunta que "el término – artesano – oculta grandes diferencias de categoría, desde el próspero maestro de oficio que empleaba fuerza de trabajo por su propia cuenta y era independiente de cualquier master, hasta trabajadores que habían de sudar a pulso la camisa".42 Ahora bien, aunque había todas estas diferencias entre los artesanos, tenían en común que eran trabajadores y que contaban con el dominio de un oficio que requería de un proceso de aprendizaje y una calificación en mayor o menor grado. Lo que contribuía a que los artesanos se diferenciaran del resto de la población urbana que desempeñaba trabajos para los que no era necesaria calificación alguna. En el antiguo régimen, como lo señala Pérez Toledo: […] la posesión de un oficio en el que el trabajo manual era redimido por una dosis de ejercicio de la inteligencia (por ello el nombre de "artes mecánicas") hacía una diferencia importante entre el artesano y el trabajador ordinario. La calificación del artesano – que requería de un largo proceso de aprendizaje –, sustentaba su posición intermedia dentro de la jerarquía social colocándolo por abajo de los individuos cuya actividad era considerada intelectual y no manual, y por encima del trabajador común (cuyo trabajo carecía de toda regla y disciplina interna) así como de la población indigente.43 Pese a todas las diferencias, los artesanos eran trabajadores calificados, poseedores de un oficio o arte mecánica, lo cual los dotaba de una identidad común a pesar de las diferencias. Además, otro factor de identidad era su organización en corporaciones de oficio. Al respecto Manuel Miño ha señalado que el artesano se define en tanto trabajador 42 Edward P. Thompson, La formación de la clase obrera en Inglaterra, 1790-1832, tomo II, Barcelona, Editorial Laia, 1977, p. 75. 43 Sonia Pérez Toledo, Los hijos del trabajo, op. cit., pp. 52-53. Eric J. Hobsbawm apunta también la importancia de la calificación y la posesión de un oficio indicando que "en ningún caso hay que confundir al artesano con el peón”. Eric J. Hobsbawm, Trabajadores. Estudios de la clase obrera, Barcelona, Crítica, 1979, pp. 271-273. 25 agremiado cuyo núcleo de acción "está limitado al espacio urbano y su oficio es permanente, ejercido como actividad principal".44 En suma, los artesanos de la ciudad tienen como características definitorias en primer término que poseen un oficio o tienen calificación y por haber estado organizados en gremios. En segundo, porque eran dueños de los medios de producción y/o de los conocimientos técnicos. En tercer lugar, porque controlaban internamente el proceso productivo caracterizado por un trabajo fundamentalmente manual y con escasa división. En cuarto lugar, porque el ejercicio del oficio se realizaba en talleres pequeños que tenían dos o tres trabajadores. En quinto lugar, porque eran formalmente independientes respecto del comerciante. De esta suerte, el artesano "todavía controlaba en cierta medida sus propias relaciones inmediatas y sus modos de trabajo, mientras que tenían muy poco control sobre el mercado de sus productos o los precios de materias primas o alimentos".45 De acuerdo con Pérez Toledo, […] esta independencia se conservó en la forma y se expresó en la defensa, sistemática o no, de sus costumbres y valores tradicionales. De ello deviene la diferencia del artesanado urbano (caracterizado líneas arriba) y el trabajador a domicilio (conocido como putting-out) que formaba parte de los trabajadores rurales domésticos cuya producción estaba coordinada y controlada por comerciantes quienes recurrían a este tipo de trabajador con el objetivo de evitar las restricciones impuestas por las corporaciones de oficio.46 44 No obstante, hay que recordar que una de las características del trabajo artesanal es la irregularidad en la que se mezclan los tiempos de trabajo con los de ocio. Cf. Manuel Miño Grijalva, “Espacio económico e industria textil: los trabajadores de la Nueva España, 1780-1810”, en Historia Mexicana, v. XXXII, n. 4 (128), abril-junio de 1983, pp. 119-120; del mismo autor ver Manufactura colonial, México, EL Colegio del Bajío, (Cuaderno de Investigación 3), 1986, p. 527. 45 Sonia Pérez Toledo, Los hijos, op. cit., pp. 53-54. 46 Cf. Manuel Miño, “Espacio económico”, 1983 y Manufactura colonial, 1986; Sonia Pérez Toledo, Los hijos, op. cit. 26 Los gremios y sus valores Como señalé al inicio de esta sección, a finales del siglo XVIII, la ciudad de México contaba con un amplio grupo de artesanos dedicados a la producción de muchos y muy variados artículos que consumía su población. El tipo de trabajo realizado por los artesanos a finales del periodo colonial y prácticamente durante todo el siglo XIX estaba en su mayor parte vinculado con lo que actualmente podemos denominar actividad y/o producción industrial o de transformación, aunque en el caso de algunos de los oficios organizados en gremios se realizaban lo que actualmente consideraríamos como servicios. Como muestran algunos estudios sobre los trabajadores urbanos de esa época, la variedad de oficios era enorme y algunos de ellos producían el material que en manos de otro artesano era considerado como materia prima, así sucedía con el hilo o las telas, pues el primero era elaborado por hilanderos y servía a los tejedores para fabricar mantas y telas. En otros casos, varios artesanos de oficios diferentes participaban en la elaboración de un producto como, por ejemplo, la construcción de carruajes. Se ha llegado a calcular que en una población aproximada de 120 mil personas en lo que entonces era la ciudad de México, cuyo espacio no rebasaba lo que consideramos el centro histórico, cerca del 30% de la población económicamente activa la formaban los artesanos cuya diversidad de oficios era inmensa. Por ejemplo, en uno de los estudios se llega a observar más de cien oficios distintos vinculados con la producción textil que, dicho sea de paso, era la más importante en la época y empleaba a la mayor parte de los artesanos.47 Ahora bien, para los poco más de 13 000 trabajadores de los oficios artesanales, los gremios constituían una organización que, a la vez que monopolizaba la producción y venta de los productos así como el proceso de aprendizaje, los identificaba entre sí y los hacía parte de una comunidad moral. De tal forma que 47 Véase Sonia Pérez Toledo, Población y estructura social de la ciudad de México, 1790-1842, México, Universidad Autónoma Metropolitana, (Colección Biblioteca de Signos 31), 2004. Cf. Sonia Pérez Toledo, Los hijos, op. cit., y Gustavo Garza, La organización espacial, op. cit. 27 […] el gremio era una comunidad con personalidad jurídica que concedía a sus miembros el privilegio exclusivo de dedicarse al ejercicio de su oficio bajo ciertas condiciones. En el gremio, de acuerdo con William Sewell, existía un concepto corporativo del trabajo; es decir, una concepción del trabajo como ‘indudablemente social’. Concepción en la que, por lo tanto, maestros, oficiales y aprendices estaban sujetos a la ‘disciplina colectiva de la corporación, la cual regulaba todos los asuntos y a todos los participantes, aparentemente por el bien de la sociedad en general’ […].48 Las organizaciones de los artesanos conocidas como gremios o corporaciones de oficio fueron importantes durante todo el periodo colonial, su tradición vino con los españoles y durante el proceso de colonización se fueron desarrollando e incorporando elementos propios de la cultura indígena mesoamericana.49 Su tradición en el mundo europeo (por lo menos en Francia y España), hizo que en la Nueva España también se establecieran las leyes u ordenanzas que eran sancionadas y reconocidas por la autoridad real.50 A pesar de que algunos gremios no contaron desde los primeros años de la colonia con ordenanzas y que otras se fueron modificando con el paso del tiempo, los gremios funcionaron por lo menos hasta bien entrado el siglo XIX y muchas de sus costumbres, como veremos, pervivieron todavía más tiempo, pues aun cuando con el paso de los años hubo gremios que perdieron importancia, otros, en cambio, obtuvieron mayor fortaleza y en el siglo XVIII llegaron a incorporar a artesanos de oficios diferentes.51 48 Sonia Pérez Toledo, Los hijos, op. cit., pp. 57-58. 49 Sincretismo que se observa en la fabricación de manufacturas textiles o en la orfebrería mexicana de larga tradición en el país. 50 Manuel Carrera Stampa, Los gremios mexicanos, op. cit. 51 Así lo señalan algunos autores quienes ponen como ejemplo “el caso de los caldereros que a pesar de que desde 1720 consiguieron sus primeras ordenanzas para 1766 habían sido anexados a los herreros”, Cf. Felipe Castro Gutiérrez, La extinción de la artesanía gremial, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1986, p. 53; y Jorge González Angulo, Artesanado y ciudad a finales del siglo XVIII, México, Secretaría de Educación Pública-Fondo de Cultura Económica, 1983, pp. 24-26, 28-29, citados por Sonia Pérez Toledo, Los hijos, op. cit. 28 Por otra parte, se debe considerar que los ámbitos de acción de los gremios eran diversos y amplios por sí mismos debido a que estas corporaciones de oficio establecían una relación jerárquica y vertical entre sus agremiados que transcendía los límites del aprendizaje del oficio y del taller. Dentro del gremio, como al interior del taller, la primera diferenciación se encontraba entre el maestro artesano (núcleo de la comunidad corporativa y poseedor de los secretos del oficio), el oficial y el aprendiz. De acuerdo con [las ordenanzas] o la reglamentación de la época, cada uno de ellos tenía obligaciones y derechos a los que debían sujetarse una vez realizado el contrato – escrito o verbal sobre todo en los últimos años de la colonia – y sobre las cuales parece que las ordenanzas no eran lo suficientemente explícitas.52 Según Manuel Carrera Stampa, el maestro platero, zapatero, carpintero, etcétera, estaba en el lugar más alto de la jerarquía gremial y era el grado al que todo aprendiz y oficial aspiraba. De acuerdo con las ordenanzas de los gremios, un maestro debía tener pocos aprendices en su taller aunque la duración del proceso de aprendizaje no se determinaba con claridad en muchos de los oficios que contaban con una reglamentación. No obstante, el maestro tenía la obligación de adiestrar perfectamente a su aprendiz y debía tener mucho cuidado en darle buenos ejemplos: […] hasta que alcanzara satisfactoriamente los conocimientos y el dominio de los procesos técnicos y productivos que muchas veces estaban contenidos dentro de las mismas ordenanzas. Llegado este momento, el aprendiz se convertía en oficial y podía ejercer el oficio dentro del taller de su maestro o con cualquier otro, percibiendo un jornal a cambio de su trabajo.53 Como sucede en muchos trabajos en la actualidad, ascender en la jerarquía laboral del artesanado no era fácil. Los padres entregaban a sus hijos a un maestro con taller para 52 Manuel Carrera Stampa, Los gremios mexicanos, op. cit., p. 24. 53 Sonia Pérez Toledo, Los hijos, op. cit., pp. 58-59. 29 que éste les enseñara el oficio, con frecuencia se trataba de niños entre 10 y 14 años que se iniciaban en las artes mecánicas al lado de un maestro que tenía que enseñarles los preceptos de la religión católica y, como señalé, darles buenos ejemplos. Además de adiestrarlos en el oficio, el maestro se comprometía a darles alimentación y vestido, mientras que el aprendiz frecuentemente realizaba tareas domésticas que han llevado a que algunos historiadores hablen de la explotación de esta mano de obra. No obstante, para los fines de esta investigación me interesa destacar que la estructura gremial permitió el establecimiento de redes de solidaridad y clientela verticales y horizontales fuertemente arraigadas en las costumbres y tradiciones de esta comunidad de trabajadores. La lealtad para con un maestro por parte del aprendiz y con frecuencia también por parte de los oficiales se establecía gracias a que el taller se convirtió en un espacio de sociabilidad y socialización en el que se transmitieron además de las destrezas manuales los valores propios de la comunidad de oficio. Porque una vez que el aprendiz ascendía a oficial debía desempeñarse por algún tiempo como tal y después de pasados algunos años requería de la presentación de un examen en el que debía mostrar sus habilidades y el dominio del oficio; dicho examen se verificaba frente a las autoridades del gremio (alcaldes, veedores54 y maestros examinadores) y del ayuntamiento de la ciudad. Como explican algunos estudiosos, “sólo después de aprobar el examen, el nuevo maestro juraba observar y ejercer su profesión lealmente; es decir, cumplir con las ordenanzas. De acuerdo con éstas, el gremio era responsable de garantizar la honestidad de sus miembros y la calidad de los artículos que producían”.55 Para esto se establecía un poder disciplinario ejercido a través de los 54 Los veedores eran los mayordomos de cada cofradía gremial que tenían entre sus funciones comunicar a la población el plan de los festejos, el orden a seguir, los trajes que debían llevar, y los atributos y obligaciones que correspondían a cada gremio o cofradía. Véase Manuel Carrera Stampa, Los gremios mexicanos, op. cit., p. 96. 55 Véase Manuel Carrera Stampa, Los gremios mexicanos, op. cit., p. 50. 30 veedores quienes constituían la autoridad suprema dentro del gremio. “Estos funcionarios eran electos por los miembros de la corporación de oficio al inicio del año por medio de sufragio”.56 Para los fines de esta investigación, conviene destacar también que dentro de la estructura corporativa de los gremios tanto en el proceso de aprendizaje como en la relación con los oficiales que laboraban en un taller u obrador bajo la dirección y supervisión de un maestro, este último se constituía en el custodia moral de aprendices y oficiales, pues a él se encomendaba el cuidado de la buena conducta y costumbres de sus discípulos así como la dedicación al oficio aprendido. Por tanto, también formaba parte de las obligaciones del maestro instruirlos en los preceptos de la religión católica.57 En este sentido, "la costumbre, más que las Ordenanzas y otros mandamientos semejantes, contribuyó a regular esta situación preeminente [del maestro como] padre de familia dentro del taller".58 Por otra parte, los especialistas señalan que los gremios normaron también la relación entre talleres además del acceso de la producción artesanal al mercado y al espacio urbano. Eso era así porque además del examen público que debía presentar un oficial para demostrar sus habilidades, (lo que suponía que éste debía contar con los 56 Carrera Stampa cree que también los oficiales participaban en la elección de las autoridades del gremio. De acuerdo con él, la elección de veedores o alcaldes era democrática ya que "una vez presentes los maestros del trato y oficio, y el escribano, se les recibía juramento, que hacían: `por Dios Nuestro Señor y la Señal de la Santa Cruz', de proponer a elección y nombrar diputados, mayordomos y veedores [...] Hecha pública la proposición y calificándose por idóneos a los maestros postulantes, se procedía a la votación, depositando en una vasija las papeletas con los nombres de los candidatos. Se hacía el cómputo, y quienes obtuvieran el mayor número de papeletas o de votos salían electos." Manuel Carrera Stampa, Los gremios mexicanos, op. cit., pp. 64-66. Las cursivas y el subrayado son mías. 57 Sonia Pérez Toledo, Los hijos, op. cit. Véase también de la misma autora “Una vieja corporación y un nuevo discurso: los gremios de la ciudad de México al finalizar la colonia”, en Brian Connaugthon, Carlos Illades y Sonia Pérez Toledo, coords., La construcción de la legitimidad política en México, México, El Colegio de Michoacán-Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa, Universidad Nacional Autónoma de México, El Colegio de México, 1999, pp. 89-106. Las cursivas y el subrayado son mías. 58 Manuel Carrera Stampa, Los gremios mexicanos, op. cit., p. 53. 31 recursos económicos suficientes para efectuar el pago de los impuestos para la celebración del examen y la expedición de la carta de examen), las ordenanzas establecían que sólo un maestro examinado podía tener un taller público y, por ende, oficiales y aprendices en su obrador. No obstante, ser examinado no bastaba para estar en condiciones de ejercer el oficio, pues la apertura de un taller significaba una nueva erogación o fianza y contar con los recursos indispensables para ejercer el oficio – herramientas y materia prima –, lo que ocasionaba que no hubiera muchos maestros, con lo cual la restricción al acceso a la maestría podía llevar igualmente a que la condición de oficial se prolongara de por vida.59 Aunque, la subordinación filial al maestro, es decir, la autoridad paterna que el gremio concedía a los maestros sobre los aprendices, se veía debilitada en el caso de los oficiales que no se beneficiaban con el esquema corporativo al ver restringido su ascenso dentro de la comunidad del gremio, ello no indica que la lealtad desapareciera al finalizar el siglo XVIII y posteriormente con la independencia de México. Como demuestra Sonia Pérez Toledo, cuando España fue invadida por las tropas napoleónicas, las Cortes españolas reunidas en Cádiz decretaron en 1812 la libertad de oficio que permitía que cualquier persona ejerciera cualquier oficio sin necesidad de pertenecer a los gremios; sin embargo, ni la libertad de oficio de 1812 ni su ratificación en 1821 con la Independencia y más tarde en los textos constitucionales de 1824, 1836 y 1857 acabaron la arraigada práctica del aprendizaje del oficio.60 La autora presenta suficiente evidencia empírica que muestra como todavía en la quinta década del siglo XIX los padres entregaban a sus hijos a un maestro para que aprendiera un oficio.61 59 Sonia Pérez señala que esta situación llevaría a una relación ambigua y probablemente conflictiva entre los oficiales imposibilitados para alcanzar la maestría en el oficio por falta de recursos –o el maestro insolvente para abrir su propio taller– y los maestros acaudalados y reconocidos por el gremio. Cf. Los hijos del trabajo, op. cit., p. 62. 60 Sonia Pérez, Los hijos del trabajo, op. cit., pp. 109-118. 61 Véase Sonia Pérez Toledo, “Gremios y artesanos frente a los cambios”, en Los hijos, op. cit., pp. 109-132. 32 En este sentido, si bien es cierto que la existencia de contraventores rompía con el monopolio de producción y venta que era uno de los privilegios de los gremios artesanales y, por otra parte, modificaba la relación característica de la producción artesanal en la que el trabajo supeditaba al capital invirtiendo la relación de estos dos elementos, de acuerdo con Sonia Pérez, esto no significó el fin de los gremios. Sin que se establezca al gremio como una comunidad idílica, pues como es natural existieron diferencias y conflictos, es importante subrayar que de la debilidad de los gremios para mantener sus privilegios, de los conflictos internos entre oficios, entre maestros y oficiales, no se puede concluir una destrucción interna del mundo de los artesanos incorporados a los gremios. En su trabajo sobre los gremios mexicanos, Manuel Carrera Stampa destacó, no sin razón, la importancia de las cofradías de artesanos. En torno a ellas apuntó que, "el ambiente corporativo de la industria de la época prohibía formar entre miembros de un mismo oficio, otras ligas o compañías que no fuesen las cofradías", cuyo "espíritu de hermandad, religioso y caritativo se halla íntimamente compenetrado con los gremios".62 Por su parte, Sonia Pérez subraya, siguiendo los estudios históricos sobre los artesanos parisinos, “el carácter de las corporaciones de oficio o gremios como comunidades en un doble sentido, a saber: 1) como entidad legal e institucional – órgano colectivo – con una organización rigurosa, punitiva y jerárquica rígidamente detallada en sus estatutos que, aunque la impregnaban de un extremo particularismo, significaba tener una sola personalidad jurídica reconocida. Y 2) como comunidad "moral" expresada en una asociación devota común a través de la cofradía. La cofradía como dimensión moral de los gremios era el complemento que atenuaba el particularismo de las corporaciones de oficio en tanto entidades legales.”63 62 Manuel Carrera Stampa, Los gremios mexicanos, op. cit., pp. 15 y 57. 63 "Las corporaciones de oficio eran unidades reconocidas de una sociedad corporativa, y como tales mostraban un celoso afecto a los privilegios particulares que las definían como cuerpo, un sistema 33 Las relaciones de producción en los oficios artesanales eran sociales, no sólo en lo institucional sino también en lo moral. Las corporaciones, además de ser unidades de regulación y disciplina, también eran unidades de profunda solidaridad. Este elemento de solidaridad moral se reflejaba, por ejemplo, en que los maestros prestaban un juramento de lealtad a la corporación durante su nombramiento como tales. Pero la comunidad moral del oficio se manifestaba sobre todo en la vida religiosa de la corporación. La corporación suponía también una confraternidad establecida bajo la protección del santo patrón tradicional del oficio.64 Ser cófrade, o miembro de una cofradía, suponía vínculos de hermandad o fraternidad y significaba "estar unido por vínculos de solidaridad". De manera que a pesar de las diferencias y conflictos internos, "los miembros de una comunidad de oficio pertenecían a la misma comunidad y se debían cierta lealtad entre sí y hacia su arte, frente a otros grupos de la población".65 De esta forma, los gremios novohispanos, tenían en las cofradías, o hermandades de socorro, una entidad moral impregnada de religiosidad constituida al amparo de la iglesia. En ella, los artesanos de un mismo oficio veneraban al santo protector de su arte y establecían vínculos de solidaridad a través de instituciones de beneficencia pública. Si el gremio otorgaba privilegios a los artesanos de un mismo oficio, la cofradía era el vehículo que les permitía trascender como corporación y como individuos la esfera de lo terrenal y material. La cofradía de oficio como expresión de la vida religiosa del artesanado, permitía que los artesanos jerárquicamente diferentes en el gremio estrecharan relaciones al incluir a maestros, oficiales y aprendices sin distinción de rango, al menos en principio. La estrecha relación que existía entre la cofradía y el gremio se manifestaba de cuidadosamente definido de rangos mutuamente interdependientes y jerárquicamente dispuestos, una regulación y vigilancia minuciosa de sus miembros y una extensa solidaridad que los unía como comunidad moral y espiritual", William Sewell Jr., Trabajo y revolución en Francia. El lenguaje del trabajo del antiguo régimen a la revolución, Madrid, Taurus, 1987, p. 37. 64 Sewell Jr., Trabajo y revolución, op. cit., p. 126. 65 Ibid., p. 33. 34 diversas formas, una de ellas era la unidad de fe y creencias religiosas expresada en la veneración al santo patrón y en la participación en las ceremonias de carácter religioso, como las misas, novenarios y procesiones así como la obtención de indulgencias que podían llevar a que los miembros de una cofradía "aseguraran" la vida eterna. Manuel Carrera Stampa indica que casi todos los gremios tenían su cofradía y que éstas tenían uno o varios santos patronos que eran los de los gremios.66 Sin embargo, no todos los gremios formaron cofradías, muchos artesanos únicamente formaron devociones para venerar a sus santos.67 Aunque ello no necesariamente indica que carecieran del espíritu de hermandad que era común a los artesanos de un mismo oficio que se organizaron en cofradías. De hecho, vale la pena subrayarlo, las ordenanzas de los gremios establecían la veneración al santo patrón del oficio.68 La elección de las autoridades de la cofradía muestra de otra manera el vínculo con el gremio. En una junta general, los cófrades elegían mediante sufragio al mayordomo (conocido también como hermano mayor, alcalde, mayoral – estos dos últimos nombres se daban también a los alcaldes del gremio –)69 quien constituía la autoridad encargada de dirigir la cofradía, y también mediante sufragio se elegía a otros funcionarios encargados de su administración. Comúnmente, la mayordomía de la cofradía de oficio era ocupada por los veedores de los gremios, de tal forma que era precisamente el gremio el que participaba en la administración de la cofradía cuyos fondos se incrementaban con las multas impuestas a los artesanos. 66 Manuel Carrera Stampa, Los gremios mexicanos, op. cit., p. 87. 67 Véase también Alicia Bazarte, Las cofradías de españoles en la ciudad de México (1526-1860), México, Universidad Autónoma Metropolitana, 1989, p. 37. 68 Por citar un ejemplo, las Ordenanzas de Loceros de 1681 señalaban como patronas del gremio a Santa Justina y Santa Rufina, Manuel Carrera Stampa, op. cit., p. 88. 69 Alicia Bazarte, op. cit., p. 70. 35 Así, la cofradía establecía una comunión espiritual entre sus miembros al fomentar el fervor religioso; por otra parte, su carácter de sociedad de beneficencia hacía posible que éstos confraternizaran en la vida y la muerte. Ya que todas las personas que formaban la cofradía se comprometían por medio de una "Patente" a cumplir con las obligaciones del culto y a contribuir con una cantidad (cuotas de inscripción y semanal o mensual) que era destinada al auxilio de los cófrades. Estas obligaciones aparecían en la patente con el nombre de "Recíprocas Obligaciones", nombre que indica el sentido de comunidad fraternal. En consecuencia, los fondos de la cofradía eran alimentados con las cuotas de sus miembros y por donaciones, pensiones, limosnas y rentas de inmuebles así como por las multas a los artesanos. Todos esos ingresos conformaban un fondo común que servía para soportar los gastos del culto – ya que los cófrades y por tanto los gremios participaban en las festividades públicas de carácter religioso – y para aportar los recursos destinados a socorrer a sus miembros. En este sentido, la cofradía era una institución de previsión que auxiliaba a sus miembros en situaciones adversas tales como enfermedad o accidente, muerte (incluidos los gastos de funeral), viudez y orfandad, dotes para pobres o para matrimonio, así como ayuda a la población menesterosa por medio de limosnas.70 La importancia concedida a la ayuda en caso de muerte, muestra cómo las cofradías de oficio estaban compenetradas de un sentimiento de lealtad entre sus miembros. A la muerte de uno de los cófrades, los miembros de la cofradía tenían la obligación de acompañarlo hasta el sepulcro y para ello el muñidor se encargaba de notificarles "de una casa a otra". Igualmente, estaban obligados a rezar por el descanso del alma del difunto, pues de lo contrario cometían pecado. La enfermedad de un compañero era también momento de confraternidad ya que los cófrades se organizaban en turnos para 70 Manuel Carrera Stampa, Los gremios mexicanos, op. cit., pp. 113-117. 36 visitarlo y, en su caso, ayudarlo en su trabajo.71 En suma, la cofradía establecía obligaciones a sus miembros, pero los beneficios que se recibían se constituían en derechos que podían reclamar los cófrades, siempre que cumplieran con los compromisos (económicos, religiosos y morales) establecidos en la patente y en las recíprocas obligaciones.72 Finalmente, resulta importante subrayar que el sentido de comunidad gremial o de cofradía que prevaleció entre el artesanado se expresaba también en su participación corporativa en la vida social de la ciudad. Los artesanos dentro del gremio o como miembros de una cofradía tomaban parte activa en las festividades públicas de carácter religioso o civil. Ellos participaban en las procesiones y muchas veces las organizaron con objeto de venerar a sus santos patronos. Las fiestas de Semana Santa, Corpus, o las de los patronos de la ciudad de México, eran de asistencia obligada para los artesanos ya que el ayuntamiento de la capital convocaba a los: […] veedores o mayordomos de cada cofradía gremial, para darles las instrucciones pertinentes sobre el plan del festejo, el orden a seguir, los trajes que debían llevar, y los atributos y obligaciones que, conforme a la costumbre y acuerdos tomados por el propio cabildo desde antaño, correspondían a cada gremio o cofradía.73 Por su parte, cada gremio y cofradía solventaban los gastos que tenían que hacer para honrar al santo titular de su devoción, lo que desde luego hacía que los artesanos tuvieran que contribuir de su propio bolsillo para cumplir con las obligaciones que como miembros de una corporación religiosa les eran impuestas. 71 Ibid., p. 118. 72 Un cófrade perdía todo derecho si dejaba de pagar las cuotas ordinarias y extraordinarias. Podía ser expulsado de la cofradía si no cumplía con las obligaciones de carácter religioso, o bien, por llevar una vida licenciosa o al margen de los códigos morales de la época. Manuel Carrera Stampa, Los gremios mexicanos, op. cit., p. 82. 73 Manuel Carrera Stampa, Los gremios mexicanos, op. cit., p. 96. 37 Presencia histórica de la lealtad Como vimos en el apartado anterior, la lealtad entre los trabajadores dedicados a la producción artesanal fue una característica desarrollada a lo largo del periodo colonial. Con la independencia de México, el país enfrentó una gran crisis política y económica. Como resultado de esa profunda crisis, los trabajadores de la ciudad y por supuesto también los artesanos vivieron sus efectos en forma de desempleo y sin la protección legal que les ofrecían los gremios. La falta de recursos económicos impidió la inversión de capitales en las actividades productivas que podían ampliar el mercado de trabajo para los artesanos y, por si fuera poco, la importación de productos del exterior compitió fuertemente con las manufacturas mexicanas. De acuerdo con Pérez Toledo, la contracción del mercado y el desempleo se acompañó de un proceso de descalificación de los artesanos pues, a pesar de la libertad de oficio (decretada en 1813), los artesanos carecieron de recursos suficientes para abrir nuevos talleres. Como muestra la autora, el número de establecimientos productivos – incluidos los dedicados a la producción textil, que eran los más numerosos al finalizar el siglo XVIII y los que ocupaban a la mayor proporción de artesanos– se mantuvo estancado prácticamente hasta la década de 1860.74 Como señalé antes, a pesar de los cambios, las prácticas sociales relativas al aprendizaje del oficio se mantuvieron e, incluso, se reprodujeron en algunas de las nuevas organizaciones de los artesanos; además, tampoco aumentó el número promedio de trabajadores en los establecimientos como se muestra a partir del estudio de la base de datos de talleres ubicados en la ciudad de México a mediados del siglo XIX. Con base también en la información del censo de los “establecimientos industriales” que había en los diferentes “cuarteles menores” en que se dividía la capital 74 Sonia Pérez Toledo, Los hijos, op. cit., pp. 164-184. Cf. Sonia Pérez Toledo y Carlos Illades, “El artesanado textil de la ciudad de México durante el siglo XIX” en Historia Social “Dossier: Artesanos Hispanoamericanos”, v. II, n. 31, 1998, pp. 77-88. 38 de la República Mexicana entre 1842 y 1843, se sabe que los más de 1500 talleres que había en la ciudad, era un número muy cercano al que había en la última década del siglo XVIII en 1790 tal y como se muestra en las tablas 2 y 3 en las que presento el número de establecimientos comerciales y productivos de la ciudad de México en 1794 y la variación del número de talleres en la ciudad de México entre 1794 y 1842-43, respectivamente.75 Como se ve en las tablas 1 y 2, el número de trabajadores en promedio por establecimiento era de 1.83 y la mayor parte se concentraba en la zona de la ciudad que comprendía el cuartel 9 y que actualmente está ubicada al sur de lo que ahora es el Centro Histórico de la ciudad de México. Las cifras indican claramente que pese a la libertad de oficio, que en principio permitía a cualquier artesano abrir un taller propio sin tener que depender de un maestro y sin examinarse para obtener la carta de dominio del oficio, entre 1794 y 1842 no hubo un aumento de talleres, todo lo contrario, éstos habían disminuido aproximadamente en un 18.4%.76 75 Fuente: "Relaciones de las Casas de Trato y Oficios públicos que existen en México", abril de 1794, AGNM, bienes nacionales, leg. 101, exp. 52-Bis. 76 De acuerdo con Sonia Pérez, esto obedeció a la crisis económica y a que prevalecieron las viejas prácticas corporativas. Sonia Pérez Toledo, Los Hijos, op. cit. 39 Tabla 1. Trabajadores y establecimientos comerciales y productivos ciudad de México, 1794. Porcentaje de Cuartel Número de Menor establecimientos Porcentaje de Trabajadores establecimientos Número de trabajadores por por cuartel trabajadores por cuartel establecimiento 1 379 9.13% 969 12.80% 2.56 2 3* 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 155 77 12 444 121 64 26 738 23 464 59 194 335 130 54 185 51 131 3.74% 1.86% 0.29% 10.70% 2.92% 1.54% 0.63% 17.79% 0.55% 11.18% 1.42% 4.68% 8.07% 3.13% 1.30% 4.46% 1.23% 3.16% 119 -66 1276 285 142 95 267 68 638 200 254 986 292 130 346 183 105 1.57% -0.87% 16.85% 3.76% 1.88% 1.25% 3.53% 0.90% 8.42% 2.64% 3.35% 13.02% 3.86% 1.72% 4.57% 2.42% 1.39% 0.77 -- 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 Total 27 38 47 42 25 78 28 4 65 75 17 24 37 4149 0.65% 0.92% 1.13% 1.01% 0.60% 1.88% 0.67% 126 58 205 62 49 151 62 1.66% 0.77% 2.71% 0.82% 0.65% 1.99% 0.82% 0.10% 1.57% 1.81% 0.41% 0.58% 0.89% 100% 14 55 146 143 23 58 7573 0.18% 0.73% 1.93% 1.89% 0.30% 0.77% 100% 5.50 2.87 2.36 2.22 3.65 0.36 2.96 1.38 3.39 1.31 2.94 2.25 2.41 1.87 3.59 0.80 4.67 1.53 4.36 1.48 1.96 1.94 2.21 3.50 0.85 1.95 8.41 0.96 1.57 1.83 El número de establecimientos se tomó del listado de los establecimientos existentes a finales de 1793 que aparece en el mismo expediente. Fuente: "Relaciones de las Casas de Trato y Oficios públicos que existen en México", abril de 1794, AGNM, bienes nacionales, leg. 101, exp. 52-Bis. * El cuartel 3… 40 Tabla 2. Variación del número de talleres en la ciudad de México, 1794-1842-43 Cuartel menor 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 Total 1794 Número de talleres por cuartel 185 37 37 3 267 85 59 22 107 14 188 35 63 132 77 36 127 37 123 20 20 29 23 8 29 13 3 34 35 7 17 24 1896 1842-43 Número de talleres por cuartel 226 41 40 1 230 34 70 11 93 48 92 32 51 114 39 15 42 35 75 8 14 5 15 12 33 51 7 1 44 20 36 12 1547 Variación de talleres por cuartel 41 4 3 -2 -37 -51 11 -11 -14 34 -96 -3 -12 -18 -38 -21 -85 -2 -48 -12 -6 -24 -8 4 4 38 4 -33 9 13 19 -12 -349 Variación porcentual de talleres por cuartel 22.2% 10.8% 8.1% -66.7% -13.9% -60.0% 18.6% -50.0% -13.1% 242.9% -51.1% -8.6% -19.0% -13.6% -49.4% -58.3% -66.9% -5.4% -39.0% -60.0% -30.0% -82.8% -34.8% 50.0% 13.8% 292.3% 133.3% -97.1% 25.7% 185.7% 111.8% -50.0% -18.4% Variación de talleres en el Centro 22% Variación de talleres en la Periferia 10.8% 8% -66.7% -14% -60.0% 19% -50.0% -13% 242.9% -51% -8.6% -19% -14% -61.8% -49.4% -58.3% -66.9% -5.4% -39.0% -60.0% -30.0% -82.8% -34.8% 50.0% 13.8% 292.3% 133.3% -97.1% 25.7% 185.7% 111.8% -50.0% 307.4% Fuente: "Relaciones de las Casas de Trato y Oficios públicos que existen en México", abril de 1794, AGNM, bienes nacionales, leg. 101, exp. 52-Bis. Esta disminución de talleres de la capital se acompañó de un proceso de estancamiento demográfico, pero estos dos procesos no impidieron que con la 41 independencia del país los trabajadores de la ciudad enfrentaran una mayor competencia por el empleo. A mediados del siglo XIX, los artesanos de la capital vivieron la falta de empleo por la competencia de las manufacturas extranjeras, la falta de inversión de capitales en las actividades productivas como resultado de la guerras y el estancamiento económico así como un proceso de descalificación, ocupándose en actividades que les permitieran obtener un ingreso con el cual subsistir (por ejemplo en los servicios).77 Pese a las difíciles condiciones de vida y de trabajo, los artesanos de la ciudad de México continuaron con algunas de sus viejas prácticas gremiales, como la entrega de los jóvenes a un maestro artesano para que éste aprendiera los secretos del oficio o su organización moral y religiosa ligada a las cofradías, cuyas prácticas se recrearon en las primeras organizaciones de trabajadores de mediados del siglo XIX, las que muestran claramente los vínculos de lealtad y solidaridad entre los maestros o dueños de los talleres urbanos y los trabajadores de los oficios, tal y como lo muestra Pérez Toledo. A partir de lo anterior, es conveniente analizar las formas en que se transmiten los valores de generación a generación y la manera en la que éstos se integran en la cultura del trabajador mexicano, así como la forma en que se operacionalizan estos conceptos para poder estudiarlos en el contexto actual del trabajador mexicano de la ciudad de México. Precisamente por ello, el siguiente capítulo está dedicado a reflexionar acerca de diversos planteamientos sobre la cultura, la ética y los valores. 77 Cf. Sonia Pérez Toledo, “Trabajadores urbanos, empleo y control en la ciudad de México”, en Clara E. Lida y Sonia Pérez Toledo, comps., Trabajo, ocio y coacción. Trabajadores urbanos en México y Guatemala en el siglo XIX, México, Universidad Autónoma Metropolitana Miguel Ángel Porrúa, 2001, (Signos Históricos 10), pp. 157-196. 42 CAPÍTULO 1 CULTURA Y VALORES El propósito de capítulo es revisar brevemente algunas perspectivas desde las que se ha estudiado a la cultura, para ello se abordan algunas posturas desde la tradicional basada en la continuidad y permanencia, hasta la definición moderna basada en la variedad y que incluye, además, "la diferenciación motivada por la tecnificación e industrialización de los modos de vida de acuerdo con la división clasista o estratificada de la sociedad";78 así como sus componentes y las formas como se transmite entre los individuos, con la finalidad de ubicar a los valores (en especial el de lealtad) en ellas diferenciándolos de los hechos. Para lo anterior, se propone que en todas las culturas ocupan un lugar destacado aquellas ideas que definen lo que se considera valioso, importante o deseable, ideas abstractas o valores79 que dan significado y orientación a los individuos cuando interactúan con el mundo social, y que estos valores se encarnan en normas o reglas de comportamiento que varían considerablemente de una cultura a otra.80 Igualmente, hay que considerar que los valores así como las normas o reglas se encuentran inmersos en unidades de transmisión cultural o memes y que se transmiten de generación en generación por medio de la conducta, el lenguaje y las 78 Raúl Béjar Navarro, Cultura nacional y cultura popular. El mexicano. Aspectos culturales y psicosociales, México, Coordinación de Humanidades UNAM, 1994. 79 Más adelante abordaré con mayor amplitud el concepto de “valor”, por el momento basta decir que de acuerdo con su etimología, valor del latín valere, significa estar vigoroso o sano, ser más fuerte. Por su parte, en griego, αξίας, axios, significa merecedor, digno o que posee valor. En términos más amplios refiere a todo aquello que hace que el hombre aprecie o desee algo, por sí mismo o por su relación con otra cosa; remite a la cualidad por la que se desean o estiman las cosas por su proporción o aptitud a satisfacer nuestras necesidades. Aunque en economía, remite a lo útil, o al precio de una cosa, aquí se usa en el sentido ético y del comportamiento social. Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu, Diccionario de filosofía op. cit. 80 Norma (del latín norma, escuadra, y por extensión regla o modelo) refiere al modelo que se tiene en cuenta al actuar. En ámbitos sociológicos, la regla regula la conducta social. El funcionalismo sociológico contempla el sistema social como un orden normativo. En su sentido descriptivo –lo normal–, la norma puede considerarse como el comportamiento que corresponde a la mediana estadística, pero en su principal sentido prescriptivo –la norma que obliga–, propio de la ética y del derecho, se define como un comportamiento que se impone. Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu, Diccionario de filosofía, op.cit. 43 representaciones y símbolos.81 De ahí que la cultura provee a las personas no solamente con sus normas básicas de conducta sino que también con su sentido de identidad y continuidad, tal como se transmite de una generación a otra. 1. Cultura En la historia de la humanidad el concepto de cultura ha tenido diversos cambios, pues el término se relaciona con las discusiones acerca de qué es el hombre y cuál su esencia.82 De acuerdo con Peter Burke,83 el ser humano es un ser simbólico, cuya existencia cultural se ha tratado de explicar a partir, entre otros, de alguno de los siguientes supuestos: 1) es una creación divina; y 2) es homo sapiens o animal con actividad racional. Burke apunta también que se aplica el término cultura a situaciones diversas y se utiliza de forma cotidiana para expresar ideas que llegan a ser contradictorias.84 De ahí que sea necesario reflexionar acerca de esta categoría analítica que de forma indistinta se ha utilizado, como indica Peter Burke,85 para designar “situaciones cotidianas en las que hace veinte o treinta años se habría hablado de sociedad”. 81 J. Scarborough, “An Exercise in Tracing the Cultural Roots of Management Behaviors”, op. cit. 82 Para Béjar, la cultura "es un proceso por medio del cual el hombre se encuentra a sí mismo en su propio yo, en su familia, en su Estado nacional, en la humanidad, puesto que su esencia como homo sapiens es un proceso continuo de desbastar su medio y su persona, de "afinarse"; es decir, de hacerse más hombre, de encontrarse." Así, conceptualiza la cultura como la formación, mejoramiento y perfeccionamiento del hombre, al describirla como "la formación total y auténticamente humana del hombre." Raúl Béjar Navarro, El mexicano, op. cit. 83 Peter Burke, ¿Qué es la historia cultural?, Barcelona, Paidós Orígenes, 2006, p. 14. 84 Fuera del ámbito académico, el término cultura se halla vinculado a un cambio de percepción formulado en expresiones cada vez más corrientes como «cultura de la pobreza», «cultura del miedo», «cultura de las pistolas», «cultura de los adolescentes» o «cultura empresarial», así como en las llamadas «guerras culturales» en Estados Unidos y en el debate sobre «multiculturalismo» en muchos países. Peter Burke, ¿Qué es la historia cultural?, op. cit. p. 14. 85 Ibid., p. 14. 44 Sin embargo, quienes se han acercado al estudio de la cultura como problema de investigación86 conocen las dificultades y diferencias conceptuales que existen para definirla, debido, en gran parte, a que en los ámbitos académico y científico hay posturas diversas que se encuentran vinculadas con escuelas de pensamiento teórico distintas y hasta contrapuestas, como se verá más adelante. Si bien no corresponde a esta investigación abordar todas y cada una de las escuelas de pensamiento, sí es fundamental para esta tesis formular con claridad los supuestos implícitos y explícitos relacionados con el problema «cultura y valores», en tanto que la lealtad constituye el centro de esta investigación. Precisamente por ello, en las siguientes páginas presento una síntesis de las discusiones en torno a la cultura, con la finalidad de delimitar el marco conceptual dentro del que se inscribe este estudio. Discusiones en torno a la «cultura» Como sabemos, el término «cultura» se relaciona con las formas de vida de los miembros de una sociedad o de sus grupos. En primer lugar es claro que existe una distinción conceptual entre este término y el de «sociedad», aun cuando hay una estrecha relación entre ambos conceptos y a pesar de que, como indiqué antes, con frecuencia se usen indistintamente y de forma incorrecta ambas palabras para designar una misma cosa.87 Y esto es así porque sociedad remite a un sistema de interrelaciones que vinculan a los individuos, mientras que la cultura de una sociedad se compone de aspectos intangibles como las creencias, ideas y valores que dan contenido a la cultura, así como de aspectos tangibles como objetos, símbolos o tecnologías que representan 86 Para una revisión amplia ver Gerald Weiss, “A Scientific Concept of Culture”, en American Anthropologist, New Series, v. 75, n. 5, octubre de 1973, pp. 1376-1413. 87 Peter Burke, ¿Qué es la historia cultural?, op. cit., p. 14 y 48. 45 ese contenido.88 En este aspecto, conviene tener presente, como indica Anthony Giddens, primero que “ninguna cultura podría existir sin sociedad” 89 y, segundo, que las variaciones culturales que diferencian a los seres humanos están directamente relacionadas con los diversos tipos de sociedad, pues ambas están estrechamente imbricadas. Queda claro que sociedad no es igual a cultura. De lo anterior se sigue que en todas las culturas ocupan un lugar destacado aquellas ideas que definen lo que se considera valioso, importante o deseable. Ideas abstractas o valores que dan significado y orientación a los individuos cuando interactúan con el mundo social, y que se encarnan en normas o reglas de comportamiento que varían considerablemente de una cultura a otra, que, además, cambian con el transcurso del tiempo.90 Es decir, que tanto los valores como las normas forman parte de la cultura y la expresan, a la vez que son el resultado de cada uno de los diversos tipos de sociedad. Sin embargo, conviene subrayar que esta última está integrada por diversos grupos sociales caracterizados entre sí por la diversidad y diferenciación social. En otras palabras, que en ningún caso se trata de “sociedades homogéneas” y, por lo mismo, no resultaría sorprendente encontrar variaciones en el valor asignado a la lealtad. 91 Ahora bien, por «cultura» se entiende la información transmitida entre miembros de una misma especie por aprendizaje social; es decir, por imitación, por educación, enseñanza o asimilación en y a través de lo espacios y medios de socialización o de las 88 Anthony Giddens, “Sociología”, Madrid, Alianza Editorial, 2002, pp. 51-55. 89 Ibid., pp. 51-52. 90 Ibid., pp. 53-54. 91 De acuerdo con Peter Burke, “en los últimos años ha habido una amplia reacción, entre científicos sociales e historiadores por igual, entre el determinismo asociado con el análisis funcional, con el marxismo, con los métodos cuantitativos y, de hecho, con la idea de una ´ciencia social´. Esa reacción o rebelión ha tenido lugar bajo la bandera de la ´cultura´, término que, igual que función, está ligado a un estilo particular de explicación”, que no conviene perder de vista. Peter Burke, Historia y teoría social”, México, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1997 (Col. Itinerarios), pp. 138-139. 46 distintas formas de sociabilidad.92 En este sentido, de acuerdo con Giddens, la cultura tiene que ver con los aspectos sociales aprendidos, más que con los heredados. Mientras que al proceso mediante el cual los individuos de la sociedad aprenden la forma de vida se le denomina «socialización», que es el principal canal de transmisión cultural a lo largo del tiempo y de las generaciones.93 El hombre, en tanto animal superior, tiene que aprender formas de comportamiento adecuadas que le permitan sobrevivir, pues éste no puede hacerlo sin la ayuda de un adulto porque es el animal superior más indefenso. Desde esta perspectiva, la socialización constituye un proceso mediante el cual esta criatura indefensa se va convirtiendo gradualmente en una persona consciente de sí misma, con conocimientos y diestra en las manifestaciones de la cultura en la que ha nacido. Sin embargo, conviene subrayar que la socialización no es un tipo de «programación cultural» por la cual el individuo absorbe, de un modo pasivo, las influencias con las que entra en contacto. Sino que es necesario considerar que desde el momento en que nace el individuo tiene necesidades y exigencias que afectan el comportamiento de los responsables de su cuidado. Desde el principio, se trata de individuos activos que experimentan aprendizaje constante. Por tanto, hay que considerar la socialización como un proceso que dura toda la vida y en el cual el comportamiento humano se ve constantemente configurado por las interacciones sociales y está integrada por agentes de socialización en general y, para nuestro caso, la 92 Maurice Agulhon señala que la sociabilidad es entendida como la aptitud para vivir en grupos y consolidar los grupos mediante la constitución de asociaciones voluntarias. Este autor distingue entre la “sociabilidad, informal, tradicional o consuetudinaria” y la “sociabilidad formal” propia de las sociedades modernas que surgen durante el siglo XIX. Maurice Agulhon, "Clase obrera y sociabilidad antes de 1848", Historia Social, n. 12, invierno de 1992, pp. 166-167. 93 Anthony Giddens, “Sociología”…, op. cit., pp. 58-59. 47 que se da en el mundo del trabajo y las organizaciones laborales.94 Hasta aquí, la distinción entre sociedad, cultura y procesos por medio de los cuales se trasmite. Regresemos a cultura. El término cultura proviene del latín cultus, que viene del verbo colere, y que inicialmente significaba «cultivar», razón por la cual los términos agricultura, piscicultura o viticultura significan cultivo del campo, cultivo de peces o cultivo de la vid. Asimismo, cultus significaba el estado de un campo cultivado, en tanto que el cultivo de un campo supone un esfuerzo constante, el sustantivo cultus adquirió el significado de «cuidado» y de «culto» en el sentido religioso (por el «cuidado» o «culto» constante de los dioses realizado por los sacerdotes). Por otra parte, se consideró «culto» a todo ser humano que «cultivara» su espíritu. En esta segunda acepción, se seguía la metáfora griega de la época sofista que consideraba al espíritu como un campo; así, el hombre «inculto» era como un campo sin cultivar, mientras que el hombre «culto» era el que tenía cuidado de su espíritu. En este sentido, el término «cultura» se entiende aplicado al ámbito del individuo y en este ámbito mantiene una cierta relación con el término griego paideia. La palabra griega paideia usada para significar la "crianza de los niños", tiene una estrecha relación con el concepto de cultura, entendiéndose como el cuidado o "cultivo" que se debe tener por los niños en la adquisición de conocimientos, hábitos, costumbres, sentimientos, emociones, relaciones sociales y afectivas, así como por el gusto por las ciencias y las artes. Las sociedades esclavistas tenían un concepto elitista de cultura, como, por ejemplo, el conocimiento 94 La socialización es un proceso mediante el cual los individuos desarrollan una consciencia de las normas y valores sociales y adquieren un sentido definido del yo. Aunque los procesos de socialización son de particular importancia durante la infancia, en cierta medida continúan a lo largo de toda la vida. Ningún ser humano es inmune a las reacciones de los que los rodean, quienes influyen y modifican su comportamiento en todas las fases del ciclo vital. Anthony Giddens, op. cit., p. 875. 48 filosófico de los griegos. El término cultura apareció en la Roma antigua como la traducción de la palabra griega paideia.95 Ahora bien, el concepto de cultura como conocimiento filosófico evolucionó hacia un concepto aristocrático que alcanzó su máxima expresión durante la Edad Media y que privilegió las artes del trivium (gramática, retórica y dialéctica) y quatrivium (aritmética, geometría, astronomía y música). Más tarde, con el Renacimiento, se agregó al concepto de cultura la actividad productiva. En 1515 el término cultura se escribía ya como un sustantivo derivado del verbo latino cultus-us para significar la "acción de cultivar o practicar algo."96 A partir de los siglos XVII y XVIII el término se amplió y por cultura se entendió como aquello que el hombre añadía a la naturaleza, a él mismo mediante el cultivo de su espíritu, o a los objetos, tales como utensilios, herramientas, procesos técnicos, etcétera, (de donde surgió la idea de «bienes culturales» o de «cultura material»).97 De esta forma, la cultura se entendió como la intervención consciente del hombre frente a la naturaleza. Por su parte, entre la nobleza y la burguesía de Alemania del siglo XVIII, el término cultura estuvo vinculado con el nacimiento y desarrollo de una clase media que tenía inclinaciones científicas, artísticas e intelectuales. Para Emmanuel Kant (1724-1804), "ser culto significa poseer la capacidad de crear nuevas 95 I. E. Espinoza y C. R. Pérez, “Cultura, Cultura en México y su impacto en las empresas”, Revista Gestión y Estrategia. n. 6, julio-diciembre de 1994. En la Grecia pre-clásica el término aethos designaba el conjunto de costumbres hábitos de los pueblos, percibidos como fortalezas y refugios donde moraban los habitantes. En el año 431 a. c., Pericles exhortó a los atenienses a ser fieles y a defender a los valores democráticos, como los motivos más importantes para ganar la guerra en contra de los espartanos. 96 Jean Corominas, Diccionario crítico etimológico, castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1991. 97 Por cultura material se entiende la que consiste en bienes o productos tangibles, mientras que la cultura no material es la que consiste en la conducta (usos, técnicas, ideas o valores). Esta última es la que corresponde con la actual concepción antropológica e informacional de la cultura, aunque se sigue usando la noción de «cultura material» en el sentido menos estricto. Pero rasgos culturales como un utensilio o una vasija (como ejemplos de cultura material) no son cultura, sólo nos informan de aspectos de la cultura del pueblo o del individuo que los construyó. En cambio, las reglas para fabricar dichos utensilios sí que forman parte de la cultura en el sentido estricto. Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu, Diccionario de filosofía, op.cit. 49 formas a partir de un contenido".98 Por otra parte, se empleó el término de kultur para dar un significado aproximado al de civilización y referirse a "todo lo que las sociedades antiguas permiten ver de sí mismas”. De esta forma, los términos civilización y cultura comprendieron "el discurso social total", formado por "todos los instrumentos, documentos y monumentos sin los cuales las prácticas y las representaciones ideológicas no serían más que fantasías vaporosas".99 Esta ampliación se efectuó especialmente durante la Ilustración y Kant la definió en su obra crítica del juicio como «la producción en un ser racional de la capacidad de escoger sus propios fines», en el sentido de otorgar «fines superiores a los que puede proporcionar la naturaleza misma».100 Por otra parte, en cuanto que la posibilidad de la cultura presupone un cierto otium 101 y exige la cobertura de las necesidades vitales más elementales, por ello en ciertos ámbitos la noción de «cultura» se convirtió en sinónimo de actividad propia de las clases sociales adineradas: lectura de libros «cultos», audiciones musicales, actividades artísticas, etcétera. Finalmente, en Alemania el término kultur adoptó el carácter de acentuación de las características, particularidades y virtudes de una nación, lo que emparentó esta noción con la de tradición (que procede del latín tradere, transmisión, y que subraya la necesidad de transmisión para que pueda existir la cultura); mientras que en Francia y Gran Bretaña se prefería en este sentido el término «civilización».102 98 I. E. Espinoza y C.R. Pérez, “Cultura, Cultura en México...”, op. cit. 99 R. Fossaert, El mundo en el siglo XXI, México, Siglo XXI, 1994. 100 101 Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu, Diccionario de filosofía, op.cit. Viene del latín y significa ocio. 102 En general, y de una manera no precisa, se usa el término civilización para designar el conjunto de instituciones y organizaciones que intervienen racionalmente para resolver los problemas derivados de la convivencia social. Desde esta perspectiva, la civilización se identifica más con las conquistas materiales y la organización social, mientras que el término cultura, en este contexto, se refiere a los empeños que rebasan este ámbito y, más que limitarse a la solución de los conflictos derivados de la sociabilidad, tienden a intensificar la existencia. En este sentido, la cultura se expresa en el arte, la 50 El fomento de la cultura crea las condiciones necesarias para el desarrollo de las ciencias, las técnicas, las artes, la filosofía, la lógica, etcétera, que a su vez contribuyen a la producción de procesos sociales, políticos y económicos que liberaron a la clase media de la nobleza. Así, la idea de que la cultura tiene que ser popular surge con el nacimiento de los Estado-Nación que inauguran la etapa de la modernidad.103 La acepción científica del término cultura, de acuerdo con el Diccionario de Ciencias Sociales,104 tuvo su origen a mediados del siglo XIX en Alemania. En esa época, la cultura se conceptualizó como "la actividad del espíritu, y sus cumbres son la erudición clásica, la veneración y el ejercicio de la poesía en distintos niveles, la escritura de la historia, la creación artística, la prédica moral que instrumenta la divulgación del conocimiento."105 Por su parte, Espinoza y Pérez concluyen que: "serán los románticos los primeros que afirman que el único agente de la creación cultural efectiva es el pueblo y que las otras capas (burguesía y nobleza) lo único que hacen es aprovechar y refinar los esbozos de obras que él entrega". La responsabilidad en la creación y distribución de ciencia, la religión, la filosofía y la literatura, y se manifiesta también en las instituciones orientadas a tales fines: escuelas, cines, teatros, bibliotecas, etcétera. Esta distinción entre cultura y civilización era frecuente en los ambientes filosóficos alemanes de comienzos de siglo. La cultura (Kultur) remitía más bien a una concepción de los valores, fundada en la ética y radicada en el mundo interior de la personalidad individual; la civilización (Zivilisation) designaba los procesos de progreso técnico y material, propios del mundo exterior. Ferdinand Tönnies y Oswald Spengler, consideran la cultura como «la conciencia personal de toda una nación» y entienden la civilización como el perfeccionamiento y el fin de una cultura. En este sentido, para Spengler, que defiende una concepción organicista de las civilizaciones (todas nacen, crecen y mueren, como un organismo vivo), una civilización es el ocaso, el agotamiento y el destino inevitable de una cultura de manera que, para él, el término civilización incluye un juicio de valor que induce a pensar en el contenido de este término como algo caduco, incapaz ya de ser creador; como un modelo agotado que se manifiesta solamente en obras intrascendentes. En Gemeinschaft und Gesellschaft, Tönnies considera la comunidad como el ámbito propio de la Kultur (religión, moralidad y filosofía), mientras que la sociedad es el ámbito del beneficio, la industria, la especulación, la técnica; es decir, de la Zivilisation, lo que ha sido considerado como una teorización de la añoranza romántica de la antigua sociedad agraria tradicional. También los sociólogos Max Weber y P.A. Sorokin hacían una distinción semejante entre verdadera cultura y mera civilización. 103 La formación de los Estado–Nación corresponde al siglo XIX con el ascenso del capitalismo. Cf. Eric Hobsbawm, Naciones y nacionalismo, Segunda Edición, Barcelona, Crítica, 1997. 104 Diccionario de Ciencias Sociales, UNESCO, Madrid, IEP, 1975. 105 Carlos Monsiváis, “Duración de la eternidad”, Nexos, n. 172, abril de 1972. 51 los productos culturales recaen como obligaciones de los gobiernos para con su pueblo.106 Ahora bien, desde la antropología, Edward Burnett Tylor (1833-1917) planteó como cultura a "todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, la costumbre y cualquier otra capacidad y hábito adquirido por el hombre en cuanto que es miembro de la sociedad".107 Así, ya en pleno siglo XX, la cultura se entendió como modos y estilos de vida que implican el disfrute de excedentes de los satisfactores espirituales. Por su parte, en la investigación sociológica, el concepto de cultura fue ampliamente usado como la "totalidad de lo que aprenden los individuos en tanto miembros de la sociedad; es una forma de vida, un modo de pensar, de actuar y de sentir."108 En resumen, en la evolución del término cultura podemos ver distintos estadios: 1) inicialmente se entendía como el cultivo del espíritu en un sentido individual; 2) posteriormente, en particular a partir del siglo XVII, se confrontó cultura con natura109 y se añadió el aspecto de actividad consciente, con lo que el término cultura se asoció solamente a la actividad humana; 3) a ello se añadió la dimensión social de la cultura, que cristalizó en la noción de «bienes culturales» o de «cultura material», y que presupone una acción colectiva; es decir, la colaboración de muchos en la comunidad humana; 4) se asoció aún de manera elitista a una situación social privilegiada. Además, se creó la confrontación con el término civilización y se relacionó con el término tradición. Por último, 5) todo lo anterior quedó superado por la noción actual de cultura tal como ha sido formulada, en general, desde la antropología y, en especial, desde la 106 I. E. Espinoza y C.R. Pérez, “Cultura, Cultura en México”, op. cit. 107 Edward Burnett Tylor, “La ciencia de la cultura”, J. S. Khan, El concepto de cultura: textos fundamentales, Barcelona, Anagrama, 1975. 108 E. Chinoy, La sociedad, México, Fondo de Cultura Económica, 1980. 109 La noción antigua de cultura como cultivo del espíritu no tiene por qué contraponer cultura a naturaleza. 52 antropología cultural, en cuanto que la cultura es su objeto de estudio y, en un sentido amplio, en cuanto que se refiere al conjunto de los diversos aspectos de la conducta humana que son aprendidos y que se transmiten a lo largo de la historia por aprendizaje social. Finalmente, desde la perspectiva de la etología,110 la noción de cultura se hace extensiva también a determinadas formas de conducta de otras especies animales. A manera de resumen se presenta en la Tabla 3 la evolución del término cultura que he señalado, a partir de los diferentes enfoques que ha incorporado para su estudio. Tabla 3. Evolución del término cultura Individual ==► Actividad consciente ==► Actividad humana ==► Dimensión social ==► Bienes culturales o Cultura material ==► Acción colectiva ==► Situación social privilegiada ==► Tradición ==► Conjunto de diversos aspectos de la conducta humana que son aprendidos y que se transmiten a lo largo de la historia por aprendizaje social ==► Colectivo, incluyendo determinadas formas de conducta de otras especies animales. Diferentes conceptualizaciones de la cultura Como vimos, el término cultura tiene la misma raíz que el verbo "cultivar" que significa labrar la tierra; es decir, implícitamente se refiere a la forma en que el ser humano actúa en la naturaleza.111 Este concepto de la cultura hace énfasis en la relación entre el ser humano, que forma grupos y la manera como interactúa con las fuerzas de la naturaleza, dando significados profundos a la vida humana. Por tanto, cuando hablamos de cultura nos referimos a toda una cosmovisión y no solamente a ciertas actitudes basadas en un ascetismo. Para que el ser humano se reproduzca socialmente se requiere de una "precondición", conceptualizada como "la dimensión cultural de la existencia 110 Etología es la ciencia que estudia las costumbres de grupos humanos o especies animales. María Moliner, Diccionario de uso del español, México, Editorial Gredos, 1998. 111 Fons Trompenaars y Charles Hampden-Turner, Riding the Waves of Culture. Understanding Cultural Diversity in Business, UK, Nicholas Brealey Publishing Ltd., 1999. 53 humana",112 que como realidad la encontramos en: 1) todos los tiempos y en todos los espacios de la historia del hombre; 2) todas las actividades de la vida humana; y, 3) que es inherente a la humanidad misma. Así, la cultura vista como un complejo total y limitada a un estado determinado tiene como característica distintiva "la creatividad intrínseca de sus partes interrelacionadas" que dan como resultado una cierta homogeneidad.113 Pero, como señalé al inicio del capítulo, para conceptualizar la cultura tenemos que hablar de heterogeneidad social. Aunque existen múltiples perspectivas para la definición del concepto de cultura – desde su acepción más común en la que el término cultura significa "un saber puro",114 hasta la definición del Diccionario de la Real Academia Española que señala a la cultura como "el resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos y de afinarse por medio del ejercicio las facultades intelectuales del hombre"–, sabemos que el término cultura se ha usado también para significar desde los patrones conductuales que son comunes a un grupo de humanos, hasta los valores y creencias que los administradores tratan de inculcar en las organizaciones.115 En las últimas cuatro décadas se han modificado las definiciones de la cultura, desde la tradicional basada en la continuidad y permanencia, hasta la definición moderna basada en la variedad y que incluye, además, "la diferenciación motivada por la tecnificación e industrialización de los modos de vida de acuerdo con la división 112 I. E. Espinoza y C.R. Pérez, “Cultura, Cultura en México”, op. cit. 113 Raúl Béjar N., El mexicano, op. cit. 114 Samuel Ramos, El perfil del hombre y la cultura en México. Materiales de cultura y divulgación política mexicana, México, Partido Revolucionario Institucional, 1987. 115 T.J Peters y R. H. Waterman Jr., In search of Excellence, Nueva York, Harper and Row. 1982. 54 clasista o estratificada de la sociedad".116 Por tanto, existen diversos acercamientos teóricos al estudio de la cultura, como objeto de estudio que descansa en el cruzamiento de las ciencias sociales como la antropología, la sociología, la psicología social y, más recientemente, el comportamiento organizacional.117 Cada enfoque para estudiar la cultura desarrolla sus propios paradigmas que crean las limitaciones y prejuician la comprensión del fenómeno.118 Enseguida presento algunas de estas perspectivas del estudio de la cultura. Definiciones de cultura desde la perspectiva de la antropología cultural En 1871, Edward Burnett Tylor formuló una primera definición de «cultura» que hoy se considera clásica, a saber: que cultura es “toda esa compleja totalidad que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres, hábitos y capacidades cualesquiera adquiridos por el hombre como miembro de una sociedad”. 119 De esta manera, la cultura se refiere a todos los conocimientos, capacidades, hábitos y técnicas adquiridos o heredados socialmente; es decir, no heredados biológicamente. Esta definición, más bien descriptiva y elaborada desde la perspectiva de una teoría evolucionista,120 considera «cultura» todo aquello que es producido en sociedad, y 116 Raúl Béjar Navarro, El mexicano, op. cit. 117 E. H. Schein, “Organizational Culture”, American Psychologist, v. 45, n. 2, febrero de 1990, pp. 109-19. 118 S. R. Barley, C.W. Meyer y D.C. Gash, “Culture of Cultures: Academics, Practitioners and the Pragmatics of Normative Control”, Administrative Science Quarterly, v. 33, 1988. 119 Edward Burnett Tylor, “La ciencia de la cultura”, op. cit. 120 La teoría evolucionista se ocupa de tres materias diferentes. La primera es el hecho de la evolución, es decir, que las especies vivientes cambian a través del tiempo y están emparentadas entre sí debido a que descienden de antepasados comunes. La segunda es la historia de la evolución, es decir, las relaciones particulares de parentesco entre unos organismos y otros y cuándo se separaron unos de otros los linajes que llevan a las especies vivientes. La tercera se refiere a las causas de la evolución de los organismos. “La ciencia de la evolución” en http://evolutionibus.eresmas.net/ciencia.html 55 tiende a considerar la cultura como un todo continuo, postura que siguió el antropólogo norteamericano Leslie Alvin White (1900-1975).121 En general, los antropólogos aceptaron esta definición de cultura. Así, Edward Sapir (1884-1939),122 otro antropólogo y lingüista vinculado con el estructuralismo, después de repasar distintos significados del término, definió cultura como “el conjunto socialmente heredado de prácticas y creencias que determinan el tejido de nuestra vida”, relacionando estrechamente cultura con el lenguaje. Por su parte, Bronisław Kasper Malinowski (1884-1942), considerado como el padre del funcionalismo, planteó la cultura como «herencia social», pues en el artículo sobre el tema con el que contribuyó a la Encyclopedia of the Social Sciences en 1931, ya definía la cultura “de un modo dilatado, incluyendo objetos heredados, bienes materiales, procesos técnicos, ideas, hábitos y valores”.123 Por su parte, Melville J. Herskovits señaló que «la cultura es el elemento aprendido del comportamiento del ser humano», por educación, imitación y condicionamiento.124 Otras definiciones destacan los aspectos sociales de la cultura o sus relaciones con la formación de la personalidad, como Ruth Fulton Benedict (18871948), Ralph Linton (1893-1953), Abraham Kardiner (1891-1981)125 o Margaret Mead 121 Leslie A. White, “El concepto de cultura”, J. S. Kahn, El concepto de cultura: textos fundamentales, Barcelona, Anagrama, 1975. 122 Edward Sapir, Language: An Introduction to the Study of Speech, New York, Harcourt, Brace and Company, 1921. 123 Peter Burke, ¿Qué es la historia cultural?, op. cit., p. 45. Véase también Bronislaw Malinowski, A Scientific Theory of Culture and Other Essays, Carolina del Norte, University of North Carolina Press Chapel Hill, 1944, p. 228. 124 M. J. Herskovits, El hombre y sus obras, México, Fondo de Cultura Económica, 1969, capítulos 2, 3, 4 y 5. 125 Se basó en la noción freudiana de que las frustraciones infantiles pueden afectar el desarrollo de la personalidad movilizando ciertas actitudes defensivas y estimulando procesos de sustitución y compensación que podrían continuar en la vida adulta. A diferencia de Freud, Kardiner acentuó la técnica para criar niños, que considera configurada por pautas culturales. Así, si las frustraciones infantiles se 56 (1901-1978).126 Para Alfred Reginald Radcliffe–Brown (1881-1955),127 por ejemplo, la «cultura» es un conjunto de normas mientras que para Ruth Benedict está formada por «patrones de conducta» que sobrepasan al individuo, aunque no son simples ideales, sino que existen realmente en las formas de actuar y de pensar de los individuos.128 Mientras que P.B. Horton y C. L. Hunt la definen como «un núcleo de normas más o menos divergentes compartidas por un grupo o categoría de personas de una sociedad», o bien, como «todo lo que se aprende y se comparte socialmente»; es decir, es la «herencia social».129 Ante las dificultades para encontrar unas pautas de evolución idénticas para todas las sociedades, Franz Boas (1858-1942) y sus discípulos, Alfred Louis Kroeber (1876-1960), Robert Harry Lowie (1883-1957) y Clark David Wissler (1870-1947), entre otros,130 adoptaron el punto de vista del relativismo cultural y rechazaron toda comparación entre culturas que tuviera los términos de superioridad o inferioridad cultural. Ahora bien, algunos autores han insistido en la caracterización de la cultura como fruto del aprendizaje y, por tanto, señalan su diferencia con la herencia biológica. Desde esta perspectiva, John Bonner la define como la transferencia de información por medios conductuales, especialmente por el proceso de enseñar y aprender, que contrasta deben a pautas de crianza culturalmente moldeadas, entonces los miembros de cualquier sociedad tendrán muchas experiencias infantiles similares y, por tanto, muchos elementos de personalidad en común. 126 En oposición al conductismo y fundándose en el evolucionismo de Darwin y el pragmatismo, Mead describió en forma detallada y sistemática el proceso por el cual el sí–mísmo se desarrolla como parte de la secuencia de maduración del organismo. El sí–mísmo surje como consecuencia de la interacción con el ambiente, e identifica dos etapas: el juego (donde el niño desempeña roles duales, el propio y algún otro, lo que le permite explorar las actitudes de los otros hacia él), y el otro generalizado (donde el niño aprende las actitudes generalizadas de la comunidad de la que forma parte). La interacción que forma el sí–mísmo se realiza fundamentalmente a través del lenguaje. 127 Alfred Reginald Radcliffe–Brown, Enciclopedia Microsoft® Encarta® Online 2007, http://mx.encarta.msn.com © 1997-2007. 128 Ruth Benedict, Patterns of Culture, Boston, Houghton Mifflin Co., 1934. 129 P. B. Horton y C. L. Hunt, Sociología, México, McGraw-Hill, 1976, p. 10. 130 Franz Boas, Portal Britannica-Salvat, Enciclopedia Compacta Británica, <http://www.ebrisa.com/portalc/articulo-B/407748>, recuperado el 18 de abril de 2008. 57 con la transmisión de la información genética que pasa de una generación a otra por la herencia directa de los genes.131 La información transmitida culturalmente se acumula en forma de conocimientos y tradiciones, pero el énfasis de la definición estriba en la forma de transmisión de la información, más que en su resultado. Así, los antropólogos se ocuparon de los patrones sociales amplios, más que de la cultura corporativa. Cultura, en el sentido en que los antropólogos la usan, se refiere a los entendimientos compartidos por los miembros de una sociedad. Los primeros antropólogos distinguieron en la conceptualización de la cultura aquélla que es material y la que no lo es. Según Ralph Linton, la cultura es un proceso continuo que, aunque contiene configuraciones, está en cambio constante, mientras que las configuraciones son los valores y creencias que tienen la tendencia a integrar y unificar la cultura.132 Ahora bien, para Ralph Leon Beals (1901-1985),133 la cultura significa la "herencia social" o las cosas que los hombres aprenden cuando son entrenados dentro de un grupo humano particular. Mientras que Kluckhohn, concluyó que: […] la cultura consiste en pautas, explícitas e implícitas, de y para el comportamiento, adquiridas y transmitidas por símbolos que constituyen el logro distintivo de grupos humanos, incluso su incorporación en artefactos. El núcleo esencial de la cultura comprende ideas tradicionales (es decir, históricamente transmitidas y seleccionadas) y, sobre todo, los valores que se les atribuyen. Por una parte, los sistemas culturales pueden considerarse como productos de la acción, y por la otra, como influencias que condicionan las acciones posteriores. 134 131 John Tyler Bonner, La evolución de la cultura en los animales, Alianza Editorial, Madrid, 1982. 132 Ralph Linton R., The Study of Man, Nueva York, Appleton–Century–Crofts, 1936. Linton fue uno de los más destacados antropólogos estadounidenses de mediados del siglo XX. Sus obras El estudio del hombre (1936) y El árbol de la cultura (1955) son contribuciones fundamentales a la antropología. Linton estableció la diferencia entre el estaus y el rol. 133 Ralph L. Beals, Harry Hoijer y Virginia More Roediger, Introducción a la Antropología, traducción de Juan Martin, Madrid, Aguilar, 1963, p. 716. 134 C. Kluckhohn, Culture and Behavior, publicado por Richard Kluckhonh, Nueva York, The Free Press of Glencoe, Inc., 1962. 58 Por otra parte, Terpstra y David señalaron que: La cultura de la gente consiste de sus distintivos patrones modales de conducta y las subyacentes creencias, valores, normas y premisas. La cultura es aprendida y compartida por los miembros de una sociedad y tiene una influencia arrolladora en sus conductas. Por lo tanto, la cultura da soluciones a los problemas que todas las sociedades deben resolver si tienen que permanecer viables.135 En esta definición se hace énfasis en cinco elementos: 1) La cultura es aprendida, no se nace con ella; 2) La cultura es compartida por los miembros de una sociedad; 3) La cultura influencia la conducta; 4) La cultura desarrolla patrones donde los símbolos y los significados están interrelacionados; y 5) La cultura incorpora elementos instrumentales y expresivos. La cultura es, entonces, una abstracción de la conducta y no la conducta en sí. Desde esta perspectiva, Leslie A. White sostiene que la cultura tiene componentes actitudinales, ideológicos, sociológicos y tecnológicos, que la diferencian de la conducta, sosteniendo que la cultura no es el acto en sí mismo, sino lo que este acto simboliza.136 Así, desde esta perspectiva, cultura y civilización son dos términos que usan los antropólogos y que han provocado muchas confusiones cuando tratan de darle significados. Al respecto Malinowski sostiene que "la palabra cultura se utiliza a veces como sinónimo de civilización, pero es mejor utilizar los dos términos distinguiéndolos, reservando civilización para un aspecto especial de las culturas más avanzadas. La cultura incluye los artefactos, bienes, procedimientos técnicos, ideas, hábitos y valores heredados.” Esto es así según Kahn porque: […] la organización social no puede comprenderse verdaderamente excepto como una parte de la cultura; y todas las líneas especiales de investigación relativas a las actividades 135 V. Terpstra y D. Kenneth, The Cultural Environment of International Business, Cincinnati, Ohio, South–Western Publishing, 1985. 136 Leslie A. White, “El concepto de cultura”, op. cit. 59 humanas, los agrupamientos humanos y las ideas y creencias humanas se fertilizan unas a otras en el estudio comparativo de la cultura. […] el hombre inventa y hace uso de los artefactos de la cultura en su diario vivir, modifica las fuerzas de la naturaleza en alguna medida, altera el mundo exterior, crea instrumentos y herramientas, armas, edificios, medios de locomoción, transporte y comunicación, se adapta al mundo creado a través del desarrollo de sus habilidades técnicas de su cultura, utilizando sus sentidos, sus brazos y sus piernas para crear ambientes secundarios.137 Como hemos visto, la literatura sobre la cultura proviene de una gran variedad de disciplinas, que han desarrollado sus propios conceptos y modelos, esto tiene que ver con el denominado “giro antropológico” que impactó el desarrollo de las ciencias sociales a partir de la década de los sesenta del siglo pasado.138 Uno de los pensadores contemporáneos más importantes cuyas reflexiones acerca del problema de la cultura influyó de forma importante en los Estados Unidos fue el antropólogo Clifford James Geertz (1926-2006), quien formuló la “teoría interpretativa de la cultura” opuesta a los planteamientos teóricos de Claude Lévi-Strauss y a su “teoría general de la cultura [o] lo que dio en llamar su «estructuralismo»”.139 Asimismo, Geertz criticó la definición de cultura de Edward Burnett Tylor a la que me referí antes, pues, de acuerdo con él, la definición de cultura que incluye “los conocimientos, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres”, “obscurece bastante más de lo que ilumina”, por lo que Geertz hizo hincapié en el significado y en lo que denominó como “descripción densa”.140 Su propia definición de la cultura la describe como “un patrón históricamente trasmitido de significados encarnados en símbolos, un sistema de concepciones 137 J. S. Kahn, El concepto de cultura, Barcelona, Anagrama, 1975. 138 Peter Burke, ¿Qué es la historia cultural?, op. cit., p. 54. 139 Ver la comparación que se hace de estos planteamientos en Peter Burke, ¿Qué es la historia cultural?, op. cit., p. 53. 140 Clifford Geertz, La interpretación de las culturas, Barcelona, Gedisa, 1997, especialmente la primera parte, pp. 17-40. Véase también, Peter Burke, ¿Qué es la historia cultural?, op. cit., p. 54. Traducción de Thick Description. 60 heredadas expresadas en formas simbólicas mediante las cuales los hombres se comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento de la vida y sus actitudes hacia ella”.141 Así pues, para el antropólogo social, la cultura se integra de comportamientos humanos aprendidos y recibidos de las generaciones anteriores en forma de valores, rituales, costumbres, etcétera.142 Los teóricos del estudio de la cultura, en particular los antropólogos, sostiene Gasalla,143 la fundamentan en los valores que inconscientemente la organización va retomando de la actuación de su fundador o creador.144 Ahora bien, tras examinar una gran cantidad de definiciones, Kroeber y Clyde Kluckhohn (19051960) ofrecieron como síntesis la siguiente definición de cultura: Pautas implícitas y explícitas de y para la conducta, adquiridas y transmitidas mediante símbolos exclusivos del grupo humano y que incluyen su materialización en forma de utensilios, aunque el núcleo principal de las mismas son las ideas tradicionales (es decir, obtenidas y seleccionadas históricamente) y los valores que implican. Los sistemas culturales son, por un lado, productos de la acción humana y, por otro lado, elementos condicionadores de acciones humanas futuras. 145 Cabe destacar que en esta definición de cultura se hace especial referencia a los valores. Con ello, se destaca otra dimensión en la noción de cultura: la dimensión normativa, según la cual los valores son los que caracterizan una cultura. Estos valores son los modelos de conducta, y lo son en cuanto que las formas de vida a las que se atribuyen valor aparecen como guías a seguir. 141 Peter Burke, ¿Qué es la historia cultural?, op. cit., p. 54. 142 I. Barber, “¿Cambio de cultura o deja vù?” Alta Dirección, n. 143 (ene-feb), 1989. 143 Ch. G. Domínguez, “La nueva dirección de personas. Entrevista con José María Gasalla”, Adminístrate Hoy, número 30, octubre. 1996. 144 En el caso de la antropología mexicana, destaca la recuperación de la perspectiva de Fray Bernardino de Sahagún (1499–1590), a quien se le considera como uno de los precursores de la antropología cultural ya que recuperó la cultura de los indígenas. Raúl Béjar Navarro, Una visión de la cultura en México, México, Siglo XXI, 1972. 145 Alfred Kroeber y Clyde Kluckhohn, A Critical Review of Concepts and Definitions, op. cit. 61 Así, la cultura puede concebirse como herencia, pero no herencia biológica o genética sino como herencia social. Si la unidad de medida de transmisión de información genética son los genes, desde que Clinton Richard Dawkins introdujo el neologismo memes,146 éstos se consideran como la unidad de medida de transmisión cultural. Pero una definición más completa de «cultura» no tiene porque ceñirse al ámbito de la actividad humana ya que, de una manera general, no sólo los seres humanos producen cultura.147 Por ello, y partiendo de una adaptación de la definición dada por Jesús Mosterín, se puede dar una definición más amplia en donde la cultura es información transmitida (entre miembros de una misma especie) por aprendizaje social, es decir, por imitación (en el caso de los animales y del ser humano), por educación, enseñanza o por asimilación (en el caso del ser humano). Los rasgos culturales o memes son las unidades de transmisión cultural. De ahí que resulte necesaria la distinción entre cultura humana y cultura animal.148 Por otra parte, los actuales estudios de etología muestran que algunos grupos de seres no humanos también manifiestan la existencia de ciertas formas de comportamiento cultural. De la misma manera que hasta hace poco tiempo se 146 Entidades auto–replicativas que se propagan de cerebro a cerebro mediante el proceso de imitación, “proliferando y darwinizándose en el río de la cultura” Richard Dawkins, El gen egoísta. Las bases biológicas de nuestra conducta, Salvat, Barcelona, 1985, p. 285. 147 De acuerdo con Phillipe Descola, “[…] Los estudios llevados a cabo con ellos (los chimpancés) por los etólogos indican sin ambigüedad no solamente que son capaces de fabricar y utilizar una utilería de piedra rudimentaria, poniendo pie así en el privilegio del homo faber, concedido desde hace mucho tiempo sólo al primate humano, sino también que bandas vecinas de monos elaboran y transmiten familias de técnicas bien diferenciadas. En la terminología de los prehistoriadores, los chimpancés poseen así “tradiciones” diferentes en el ámbito de la cultura material, y los particularismos técnicos y de comportamiento propios de cada banda pueden darse en unos cuarenta rasgos distintivos – tipos de herramientas y métodos para romper las nueces, técnicas de caza, modos de espulgarse, etcétera – todos independientes de las áreas geográficas locales. Como este tipo de variación no puede, según parece, explicarse por una evolución adaptativa de los comportamientos a las imposiciones de la ecología, los etólogos se han visto obligados así a atribuir a los chimpancés “culturas” diferenciadas, es decir, una libertad de inventar respuestas sui generis a las necesidades de subsistencia y de la vida común, primer paso hacia la ampliación de la cultura al resto del mundo animal.” Philippe Descola, Antropología de la naturaleza, traducido por Edgardo Rivera, Lima, Instituto francés de estudios andinos – IFEA, Lluvia editores, 2003, 91 p. 148 Jesús Mosterín, Filosofía de la cultura, Madrid, Alianza Universidad, 1993. 62 consideraba la capacidad de producir herramientas como específicamente humana (de ahí la caracterización del hombre como homo faber), y se ha podido constatar que muchas especies animales son capaces de fabricar algunas herramientas rudimentarias, también la noción de aprendizaje social ha dejado de ser patrimonio exclusivo de la humanidad, aunque, evidentemente, debido al lenguaje, la cultura ha podido desarrollarse extraordinariamente en el ser humano. Entre determinados animales, y en especial en ciertos primates, se puede constatar la existencia de pautas de conducta transmitidas por aprendizaje social que favorecen la supervivencia. Así, pues, además de la herencia biológica que capacita a una determinada especie para su supervivencia, también, en algunos casos, se puede hallar una herencia cultural que favorece esta misma supervivencia. En este aspecto, Jesús Mosterín señala, al igual que Phillipe Descola,149 que «la cultura» no es un fenómeno exclusivamente humano, sino que está bien documentada en muchas especies de animales superiores no humanos. Y el criterio para decidir hasta qué punto cierta pauta de comportamiento es natural o cultural no tiene nada que ver con el nivel de complejidad o de importancia de dicha conducta, sino sólo con el modo como se transmite la información pertinente a su ejecución. Por ello, una definición amplia de cultura ha de poder englobar también las pautas de conducta derivadas del aprendizaje social de seres no humanos. Sin embargo, resulta fundamental subrayar que en el caso del ser humano la cultura no es sólo resultado y producto de la evolución humana, sino también un factor de la misma, al igual que, por ejemplo, el cerebro y el lenguaje no son sólo resultado de la evolución sino también factores que la han condicionado. En este sentido, es preciso hacer hincapié en el carácter fundamentalmente simbólico de la transmisión cultural humana, que se realiza 149 Philippe Descola, Antropología de la naturaleza, op. cit. 63 esencialmente por medio del lenguaje. De hecho, la aparición del lenguaje fue el factor decisivo que permitió la extraordinaria complejidad de la cultura humana. Otras perspectivas sobre cultura Desde la perspectiva filosófica, el estudio del concepto de cultura tiene como fundamento la pregunta por la esencia misma del hombre: qué es, qué hace y por qué lo hace. Los filósofos griegos representaban el concepto elitista de la cultura, lo que parece ser evidente del ser humano es que es capaz de simbolizar. Para Jean–Paul Sartre (19051980),150 la cultura es configurada por un "conjunto de formas" en procesos de construcción, destrucción y reconstrucción, los cuales constituyen la principal dimensión de la existencia de cualquier sociedad o sujeto social. Por otro lado, Charles Valentine afirma que la cultura comprende todas aquéllas formas de observar el mundo y de reflexionar sobre él, de comprender las relaciones existentes entre las personas, los objetos y los sucesos, de establecer preferencias y propósitos, de realizar acciones y perseguir objetivos.151 Por su parte, André Malraux (1901-1986) define a la cultura como "la unión de todas las formas de arte, de amor, de pensamiento que, a través del curso de los milenios, han permitido al hombre ser menos esclavo," y afirma: "la cultura pues, es liberación del hombre, liberación de la ignorancia, de la mendicidad política; la cultura se nos presenta como el conocimiento de lo que ha hecho del hombre otra cosa que un accidente del universo".152 La cultura es entonces una manera de expresar la libertad. 150 Jean–Paul Sartre, Crítica de la razón dialéctica, Buenos Aires, Losada, 1963. 151 Charles Valentine, La cultura de la pobreza, Buenos Aires, Amorrortu, 1970 (1972). 152 André Malraux, Política de la cultura, Argentina, editorial Síntesis, 1976. 64 Raúl Béjar Navarro153 afirma que la cultura "es un proceso por medio del cual el hombre se encuentra a sí mismo en su propio yo, en su familia, en su Estado nacional, en la humanidad, puesto que su esencia como homo sapiens es un proceso continuo de desbastar su medio y su persona, de ‘afinarse’; es decir, de hacerse más hombre, de encontrarse." Así, conceptualiza la cultura como la formación, mejora y perfeccionamiento del hombre, al describirla como "la formación total y auténticamente humana del hombre." Otro de los teóricos que reflexionó sobre la sociedad desde la perspectiva social, fue Karl Marx154 (1818-1883) y de acuerdo con él, la cultura es una segunda naturaleza ya que consideraba que el ser humano más que tener una naturaleza humana es un ser social que produce sus propias condiciones de vida. Sin embargo, planteaba que estas condiciones son las que determinan esta segunda naturaleza que, en este sentido, pues, no es natural, sino social. De la fusión entre las concepciones de Marx y las de Sigmund Schlomo Freud155 (1856-1939), surgió la corriente denominada freudomarxismo a la que pertenecieron autores como Erich Fromm, Wilhelm Reich156 (1897-1957) o Herbert Marcuse (1898-1979). En el caso de este último filósofo, a esta concepción de la cultura se añaden aspectos críticos surgidos de la reflexión de Heidegger: su concepción de la técnica y su concepción de una «voluntad de la voluntad» que impera en la civilización actual que «niega todo fin en sí y sólo admite los fines como medios». Para Marcuse, la cultura debe entenderse como la reflexión sobre la evolución previa y sobre las 153 Raúl Béjar N., Una visión de la cultura en México, op. cit. 154 Karl Marx, El Capital Tomo I/Vol. 1 El proceso de producción del capital, México, Siglo XXI, 1987. 155 Sigmund Freud, El malestar en la cultura, Madrid, Alianza Editorial, 1979, p. 35. Freud plantea que la insatisfacción del hombre por la cultura se debe a que ésta controla sus impulsos eróticos y agresivos, especialmente estos últimos, ya que el hombre tiene una agresividad innata que puede desintegrar la sociedad. La cultura controlará esta agresividad internalizándola bajo la forma de Superyo y dirigiéndola contra el yo, el que entonces puede tornarse masoquista o autodestructivo. 156 Wilhelm Reich, Psicoanalisis y antropología, Argentina, editorial Sudamericana, 1973. 65 alternativas, a partir de las cuales la civilización occidental se revela como un camino erróneo. De esta manera, para Marcuse la cultura se convierte en crítica de la cultura.157 También Jürgen Habermas se inscribe, en parte, en esta tradición y señala que el peligro de nuestra cultura es que el interés –que domina el conocimiento y la acción– por el creciente dominio de la naturaleza acabe con todos los demás fines.158 Por otra parte, también ciertas tendencias contemporáneas de tipo ecologista señalan los límites del dominio sobre la naturaleza y alertan sobre una separación excesiva del hombre respecto de su medio natural que podría concluir con la destrucción total de la vida sobre el planeta Ahora bien, la oposición entre naturaleza y cultura, entendiendo por ésta una realidad objetiva que tiene su existencia en una dimensión distinta a la meramente natural o físico-natural, y distinta también de la mera dimensión psicológica, está representada fundamentalmente por la concepción de la cultura como un continuum, defendida por algunos evolucionistas culturales (en especial, Leslie A.White), y por la doctrina del «mundo 3» de Karl Raimund Popper (1902-1994).159 En cierto modo, esta noción de cultura, entendida como una entidad con realidad objetiva independiente, ya aparece implícitamente en la filosofía de la historia de Ernest Renan (1823-1892), quien, en su Vida de Jesús,160 afirma que «la historia está llena de sincronismos extraños que hacen que, sin haberse comunicado entre ellas, fracciones de la especie humana muy alejadas unas de otras, lleguen al mismo tiempo a ideas y soluciones casi idénticas». 157 Herbert Marcuse, Cultura y sociedad, Buenos Aires, Sur, 1967. 158 Jürgen Habermas, El Discurso Filosófico de la Modernidad, Madrid, Taurus, 1989. 159 Karl Raimund Popper, Conocimiento Objetivo. Un enfoque evolucionista, Tecnos, Madrid, 1974, p. 148. 160 Esrnest Renan, Vida de Jesús, Barcelona, editorial AHR, 1967, p. 420. 66 Por otra parte, White considera el paralelismo entre herencia biológica y herencia cultural,161 con lo que es precursor de las concepciones actuales sobre los memes. Así, considera que al igual que existen diferencias biológicas entre los individuos humanos y las características raciales también distintas, ambas forman parte de la herencia biológica común a todos los seres humanos, por lo que no hay ningún impedimento para considerar que a la herencia cultural como un continuum, a pesar de la manifiesta diferencia cultural entre unas sociedades y otras. Por ello, afirma que «la cultura es una forma de herencia social. Vemos así la cultura como un continuum, un orden de cosas y hechos supra biológicos y extra somáticos, que fluye a través del tiempo de una época a otra», razón por la cual «la cultura puede ser descrita e interpretada en términos de principios y de leyes que le son propios». Aunque «todo individuo nace en una cultura que ya existía y que es independiente de él», y aunque «los rasgos culturales tienen una existencia fuera de la mente individual e independiente de ella», la cultura «no tiene, ni es posible que así sea, existencia aparte de la especie». En esto White sigue a Durkheim, quien también había afirmado que «los modos colectivos de actuar y pensar tienen una realidad que está fuera del individuo, que en todo momento se conforma a ella. Estos modos de pensar y actuar existen por derecho propio».162 De esta manera White subraya la existencia de la cultura como un fenómeno extra biológico, extra somático y extra–natural independiente de los individuos, pero como una creación del conjunto de la especie (no de una raza o de una etnia), que sigue una dinámica propia; es decir, que, además de una cierta objetividad, posee también una cierta autonomía. Así pues, se plantea que los rasgos culturales adquieren una vida propia: una vez nacidos obedecen sus propias leyes, interaccionan entre sí formando 161 Leslie A. White, “El concepto de cultura”, op. cit. 162 Emile Durkheim, Las reglas del método sociológico, 1938. 67 nuevas síntesis y combinaciones y, aunque en su globalidad la cultura es entendida por White como una estrategia zoológica para permitir y acrecentar la supervivencia de la humanidad basada en la optimización y dominio de la energía, debido al carácter simbólico de la transmisión cultural (gracias, pues, al lenguaje), se produce una separación de los mecanismos naturales generales. Así, mientras que en los otros animales sus sistemas sociales y su aprendizaje están en función de su puro organismo biológico, en el ser humano la cultura acaba imponiéndose, de manera que su conducta acaba siendo función, no de su organismo, sino de su cultura. Por ello, esta cultura, entendida como un continuum que tiene una cierta existencia independiente de los individuos particulares, aunque no independiente de la especie, no es expresión, según White, de una hipotética y única «naturaleza humana», ya que «la etnografía nos enseña que hay las más grandes divergencias de costumbres entre los distintos pueblos del mundo», afirmación con la que White concilia la existencia de una cultura humana en sentido general, con el relativismo cultural referido a las diversas culturas particulares. Por su parte, a partir de 1967, Popper formuló su teoría de los tres mundos,163 denominando como Mundo 1 al conjunto de estados y de cosas existentes o mundo de las cosas materiales o estados físicos; al Mundo 2 a los estados de la mente privados e individuales, es decir, el mundo subjetivo de las mentes, de los estados mentales o estados de conciencia; y, como Mundo 3 al conocimiento objetivo o conjunto de los datos e informaciones almacenados en libros, películas, discos magnéticos, etcétera, que constituyen el fundamento de la objetividad, así como el mundo de estructuras objetivas producidas por las mentes de las criaturas vivientes, que una vez producidas y almacenadas (en el lenguaje mismo, por ejemplo), tiene una existencia propia. 163 Karl Raimund Popper, Conocimiento Objetivo. Un enfoque evolucionista, op. cit., p. 148. 68 Popper desarrolló esta concepción especialmente en tres obras: Conocimiento objetivo, El yo y su cerebro (escrita conjuntamente con John Eccles) y en Búsqueda sin término.164 El mundo 3 es «el mundo de las teorías, los libros, las ideas, los problemas», incluye también «las relaciones sociales». Sus contenidos son reales, «más o menos tan reales como las mesas o las sillas físicas»,165 y es un mundo plenamente autónomo, de manera que este mundo 3, aunque es creación humana, crea su propio dominio de autonomía. Por ello, afirma Popper, podemos hacer descubrimientos teóricos de una manera semejante a como podemos hacer descubrimientos geográficos. En la concepción de un «mundo 3» han seguido a Popper autores como John Carew Eccles166 (1903-1997), Jacques Monod167 (1910-1976) y Peter Brian Medawar168 (1915-1987). Tanto la concepción defendida por Leslie A. White (desde los años cuarenta) como la defendida por Karl Popper (a partir de los años sesenta) hacen hincapié en el carácter autónomo de la cultura, su separación de la naturaleza y su realidad objetiva, y pueden considerarse precursoras de la actual concepción informacional e ideacional de la cultura. De acuerdo con las teorías estructural–funcionalistas de la cultura, las organizaciones son la unidades de análisis e investigación que se establecen para satisfacer necesidades culturales de una sociedad en los niveles biológico (alimentación, defensa, etcétera.), derivado (educación, derecho, etcétera) y sintético (artes, religión, 164 Karl Raimund Popper, Búsqueda sin término: una autobiografía intelectual, Madrid, Alianza Editorial, 2002; Conocimiento objetivo: un enfoque evolucionista, Madrid, editorial Tecnos, 1992. 165 Karl Raimund Popper, Búsqueda sin términos, op. cit., pp. 28 y 246. 166 Karl Raimund Popper y John C. Eccles, El yo y su cerebro, Barcelona, Editorial Labor, 1980, 167 Jacques Monod, El azar y la necesidad, Barcelona, Six Barral, 1971. 168 P. B. Medawar, The Art of the Soluble, London, Methuen, 1967, 160 pp. 667 pp. 69 etcétera).169 En este enfoque teórico de la cultura, quedan comprendidos los análisis sobre los efectos culturales que resultan de los cambios económicos, políticos y sociales. Los elementos de cualquier sistema estructural de una sociedad, como los roles, posiciones, relaciones, ocupaciones, etcétera, son en sí mismos manifestaciones de pautas culturales. Al respecto Béjar sostiene que cada "estrato, posición de clase, tiene sus propias formas de actuar que conciernen a la relación del individuo con la cultura, y éste a su vez, reacciona de acuerdo con las pautas culturales aprendidas."170 Desde esta perspectiva teórica, Margaret Mead sostiene que la cultura "es un conjunto de formas de comportamiento adquiridas, que ponen de manifiesto juicios de valor sobre las condiciones de vida y que un grupo humano transmite mediante procedimientos simbólicos (lenguaje, mito, saber) de generación en generación".171 La dimensión cultural atraviesa las instituciones creadas por los pueblos, dando como resultado que la cultura sea el sujeto mismo y no la persona que la produce. Pasemos ahora al enfoque configuracionalista de la cultura que es el que estudia las características esenciales que están profundamente arraigadas en una sociedad. En las palabras de Sapir, la cultura es conceptualizada como "espíritu o genio de un pueblo", "aquellas actitudes generales, visiones de la vida y manifestaciones específicas de civilización que otorgan a un pueblo determinado el lugar que lo distingue del mundo." 172 Por su parte, las teorías culturalistas se fundamentan en el principio de que los "modelos culturales" son determinantes de una personalidad de base. Según Espinoza y Pérez, estas teorías "tienen su parte de verdad, siempre a condición de que 169 B. Malinowski, A Scientific Theory of Culture and Other Essays, op. cit. 170 Raúl Béjar N., Una visión de la cultura, op. cit. 171 I. E. Espinoza y C. R. Pérez, “Cultura, cultura en México”, op. cit. 172 E. Sapir E., Culture, Language and Personality, Ensayos escogidos, compilado por David G. Mandelbaum, Berkeley, University of California Press, 1956. 70 sea adecuadamente restringida, relativizada e insertada en un marco de análisis dialéctico".173 Desde la óptica de la teoría semiótica de la cultura, ésta se define como "pautas de significados",174 y a partir de lo anterior, Jiménez la conceptualiza como: "la dimensión simbólico–expresiva de todas las prácticas sociales, incluidas sus matrices subjetivas (habitus) y sus productos materializados en forma de instituciones o artefactos",175 y la describe como " el conjunto de signos, símbolos, representaciones, modelos, actitudes, valores, etcétera, inherentes a la vida social." Aquí conviene señalar que el término de habitus lo acuñó Pierre Bourdieu para dar cuenta de fenómenos relacionados con los procesos de socialización y sus espacios (como la familia, la escuela y el lugar de trabajo), además de que reflexionó acerca de lo que denominó “capital cultural”. Por otra parte, como indica Peter Burke, “en términos de Bourdieu, <<reproducción cultural>> es mas bien un proceso de <<continua creación>>.”176 Otros enfoques del estudio de la cultura, que rebasan los alcances de esta investigación pero que es necesario mencionar ya que han tenido un gran auge, son los interdisciplinarios. Se trata de perspectivas que apoyándose en las investigaciones antropológicas así como en los hallazgos científicos de otras disciplinas como la psicología, sociología, economía, etcétera, han elaborado otros planteamientos. Por ejemplo, Mead estudia las relaciones entre individuo, personalidad, carácter y cultura,177 173 I. E. Espinoza y C. R. Pérez, “Cultura, cultura en México”, op. cit. 174 J. B. Thompson, Ideología y cultura moderna, Universidad Autónoma Metropolitana– Xochimilco, 1990. 175 M. G. Giménez, “Territorio y cultura. Estudios sobre las culturas contemporáneas”, Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal, v. II, n. 004, diciembre de 1996, pp. 9–30. 176 Pierre Bourdieu, Capital cultural, escuela y espacio social, México, Siglo XXI, 2002; Peter Burke, ¿Qué es la historia social?, op. cit., p. 123. 177 Margaret Mead, “Social Change and Cultural Surrogates”, Journal of Educational Sociology, v. 14, n. 2, 1927. 71 mientras que Kluckhohn y Murray estudian las relaciones teóricas entre cultura y personalidad.178 Por su parte, Chapple analiza las interacciones del comportamiento humano.179 Estos enfoques interdisciplinarios permitirán abrir líneas similares de investigación desde la perspectiva de cada disciplina, lo que permitirá obtener una visión integral sobre los enfoques que estudian la cultura. Finalmente, apunto algunos elementos del posmodernismo, la teoría de sistemas y los componentes de la cultura. El posmodernismo en la cultura es más un movimiento de carácter crítico que un paradigma con un cuerpo teórico consistente. Éste, afirman, Schultz y Hatch,180 reta y cuestiona todos los supuestos teóricos y metodológicos de los paradigmas anteriores, conocidos como modernistas, puntualizando todas las conexiones posibles con los nuevos paradigmas que asumen que la experiencia humana es fragmentada, discontinua con énfasis en la deconstrucción y en las diferencias,181 al grado que invalidan cualquier teoría general de la cultura. Por su parte, la teoría de sistemas considera a la cultura como un sistema abierto, en donde las variables ambientales o del entorno de la organización interaccionan y se influyen mutuamente con las variables internas. La cultura es el aspecto más difícil de una organización y bajo el enfoque sistémico permea toda la organización. Ahora bien, la cultura organizacional es un subconjunto de la administración, liderazgo y del poder dominante en la organización, influenciados por la cultura nacional. Aquí, los conceptos de la racionalidad y la indeterminación son incompatibles; sin embargo, deben considerarse como actores simultáneos en la cultura que en 178 C. Kluckhohn y H. A. Murray, Personality in Nature, Society and Culture, Nueva York, Alfred A. Knopf Inc., 1948. 179 E. G. Chapple y C. S. Coon, Principles of Anthropology, New York, Holt, 1942. 180 M. Schultz y J. M. Hatch, “Living with Multiple Paradigms: The Case of Paradigm Interplay in Organizational Culture Studies”, Academy of Management Review, v. 21, n.2, 1996. 181 J. Derrida, Writing and Difference, London, Routledge & Kegan Paul, 1978. 72 ocasiones es mitad racional. Por otra parte, la cultura organizacional constituye por sí misma un marco de referencia para la interpretación de acontecimientos y actividades determinados por muchos aspectos inconscientes y sutiles difíciles de explicar. Así, el subsistema cultural impacta todos los aspectos organizacionales. Al respecto Hall argumenta que "el trabajo real no es entender la cultura foránea sino entender la propia",182 y, precisamente por ello, las reflexiones sobre la cultura no están al margen de otras disciplinas sociales. Tanto el estudio como el análisis de la cultura se han convertido en un tema importante en la administración de las organizaciones, perspectiva dentro de la que se inscribe esta tesis. El fenómeno de la cultura organizacional o cultura corporativa es inherente a todas las organizaciones, pues les imprime personalidad, las diferencia de las demás y determina todas las actividades y procesos. Por tanto, la cultura organizacional es una herramienta de implementación final disponible a los altos directivos que la usan para influir directamente a través de actividades y símbolos, pero, como he venido señalando, a pesar de su importancia no se considera como un elemento útil en el proceso de selección de personal. Ahora bien, conviene señalar al respecto que no existen culturas organizacionales malas o buenas, sino culturas funcionales y disfuncionales a los objetivos de las organizaciones. Las prácticas administrativas en cualquier organización, tienen como marco referencial no solamente el de su propia cultura corporativa, sino también los demás niveles de la cultura: la cultura empresarial, la nacional, la ocupacional, etcétera. De ahí la importancia de estudiar el papel o impacto de los valores de los individuos en las organizaciones y, para éstas, la importancia y el beneficio potencial de medir el valor lealtad, históricamente presente entre los 182 E. T. Hall, The Silent Language, New York, Premier Books, 1965. 73 trabajadores de la ciudad de México como parte del proceso de selección de futuros empleados. Desde la perspectiva “ideacional” de la cultura, son las ideas las que constituyen el medio esencial de ésta. Para George Peter Murdock (1897-1985),183 la cultura es "ideacional" por referirse a las normas, creencias y actitudes de acuerdo con las cuales la gente actúa; aunque para Béjar es "el sistema vital de las ideas en cada tiempo.”184 Por lo tanto, la cultura no es una característica individual sino que denota un conjunto de teorías comunes de conducta o programas mentales que son compartidos por un grupo de individuos. De esta forma es que la cultura trasciende a los grupos y a la organización social, ya que son "las formas compartidas de pensar, creer, percibir y evaluar. La cultura es el reino de ideales e ideas, valores y símbolos. En pocas palabras, cultura es el orden simbólico; la organización social es el orden de relaciones."185 Ahora bien, la cultura, según Bueno, "integra el sistema de códigos de comunicación, de valores y de símbolos que se reafirman y/o modifican a circunstancias particulares y, por tanto, orientan las actitudes y las acciones de los sujetos involucrados".186 Así, de las diferentes conceptualizaciones ideacionales, la de Díaz nos señala a la cultura como: "el conjunto de representaciones y aspiraciones que 183 George Peter Murdock, “The Common Denominator of Cultures”, Ralph Linton, ed., The Science of Man in the World Crisis, Nueva York, Columbia University Press, 1945. 184 Raúl Béjar N., Una visión de la cultura, op. cit. 185 Leonard Broom y Phillip Selznick, Sociology: A Text with Adapted Readings, Harper & Row, New York, 1963, pp. 52–92. 186 C. Bueno, “La cultura organizacional de las empresas de autopartes ante la globalización”, El Cotidiano, 73, noviembre-diciembre de 1995. 74 tiene un sujeto." 187 De aquí que para algunos estudiosos de la administración, la cultura es un conjunto de ideas compartidas por miembros de un grupo.188 Desde la perspectiva psicológica, Linton considera que la cultura se ocupa del desarrollo de la personalidad y la forma en que influyen los procesos de aprendizaje social.189 Tomando en cuenta que tenemos formas diferentes de pensar, Linton define la cultura como "la configuración de la conducta aprendida y de los resultados de la conducta, cuyos elementos comparten y transmiten los miembros de una sociedad."190 Así, la cultura es el término usado para describir un sistema de valores o conductas comunes compartido por las personas. Por su parte, Geert Hofstede, describe la cultura como la "programación colectiva de la mente, que distingue una categoría de gente de otra."191 Mientras que para Terry y Stephen el término cultura se refiere al comportamiento aprendido o a los patrones de vida predominantes, en un sentido amplio, o a un sistema de valores y sanciones de la sociedad en sentido estricto.192 Por su parte, el concepto de cultura de Fons Trompenaars niega la existencia de un sistema de creencias mutuas como la esencia de lo que es la cultura, y subraya la existencia de expectativas mutuas como la parte más importante de una cultura.193 Para él, la cultura es la manera como se reconcilian los dilemas existentes entre nuestras convicciones internas y el mundo que 187 Jaime Díaz, “Reestructuración productiva y cultura laboral: el taller eléctrico de CLFC”, El Cotidiano, 73, noviembre-diciembre, 1995. 188 S. P. Robbins, Comportamiento organizacional, op. cit., p. 440. 189 R. Linton, ed., The Science of Man in the World Crisis, op. cit. 190 R. Linton, Cultura y personalidad, México, FCE., (Col. Breviarios, 145), 1969. 191 Geert Hofstede, Culture's Consequences: International Differences in Work Related Values, California, Thousand Oaks, Sage, 2001. 192 George, R. Terry y Franklin G. Stephen, Principios de administración, México, CECSA, 1985, p. 303. 193 Fons Trompenaars y Charles Hampden–Turner, Riding the Waves of Culture, op. cit. 75 nos rodea, "ya que cada nación busca un camino diferente y sinuoso para sus propios ideales de integridad". Para Díaz, la cultura es "la construcción de una serie de modelos cognitivos, es decir, representaciones que definen, valoran y orientan la acción de los sujetos".194 Podemos entonces resumir que desde esta perspectiva, la cultura es un concepto muy amplio que implica un conjunto de maneras de reaccionar homogéneas, y que comprende las pautas y patrones de conducta con sus normas, valores, creencias y tradiciones de un grupo determinado de personas que interactúan en una sociedad determinada. Ahora bien, desde la perspectiva sociológica, como señala Touraine, podemos ver que “ningún análisis sociológico puede dispensarse de aprender el carácter más fundamental de la acción social, a saber: su orientación normativa. Se puede considerar este aspecto afirmando que los hombres se guían por valores, ideas, principios".195 La cultura es un elemento que conforma los procesos sociales e integra a las sociedades, y, por tanto, el término cultura se refiere a "la forma de vida de la sociedad". Aspecto que señalamos al inicio de este capítulo y que, de acuerdo con Anthony Giddens, nos debe llevar a no perder de vista la diferencia sustancial ente sociedad y cultura,196 pero que, por otra parte, hace hincapié en el papel de los valores que guían la conducta de los individuos en lo general y, para los fines de esta investigación, los valores inherentes a las relaciones establecidas en el mundo laboral; es decir, los valores que se ponen en acción en el marco de las relaciones entre los trabajadores y la organización, me refiero especialmente a la lealtad que, como vimos en la introducción, constituye una característica histórica del mundo del trabajo urbano por lo menos desde el siglo XVIII en la ciudad de México. 194 J. Díaz, Reestructuración productiva y cultura laboral: el taller, op. cit. 195 Alan Touraine, Sociología de la acción, Barcelona, Ariel, 1969. 196 Anthony Giddens, Sociología, op. cit. 76 La cultura puede entenderse como un conjunto organizado o maneras de conducirse característico de una sociedad en particular. Así, Rogelio Díaz-Guerrero (1918-2004), dice que una sociocultura es: […] un sistema de premisas [...] interrelacionadas que norman o gobiernan los sentimientos, las ideas, la jerarquización de las relaciones interpersonales, la estipulación de los papeles sociales que hay que llenar, las reglas de interacción de los individuos en tales papeles, los dónde, cuándo, con quien y cómo desempeñarlos. Todo esto es válido para la interacción dentro de la familia, la familia colateral, los grupos, la sociedad, las estructuras institucionales, religiosas, gubernativas y para tales problemas como los desiderata principales de la vida, la manera de encararla, la forma de percibir a la humanidad, los problemas de la sexualidad, la masculinidad y la femineidad, la economía, la muerte... 197 Ahora bien Maurice Duverger señala que "la cultura es un conjunto coordinado de maneras de actuar, de pensar y de sentir, constituyendo los roles que definen los comportamientos expresados de una colectividad de personas",198 en tanto que, según Béjar: la cultura […] proporciona los factores sociales y espirituales para que el hombre se entienda con sus semejantes [y es] el conjunto de patrones explícitos e implícitos, manifestados en la forma de vida, que son aprendidos y transmitidos mediante símbolos, que constituyen los logros distintivos de los grupos humanos, tanto materiales como espirituales. [Asimismo, afirma que] la acción, la razón y el sentir, constituyen los roles que definen los comportamientos expresados de una colectividad de personas.199 Para este autor, estos tres elementos –la acción, la razón y el sentir– son básicos en toda cultura, "elementos que se coordinan, sistematizan y condicionan produciendo roles que delinean y determinan formas de vida", concluyendo con esto que el concepto 197 Rogelio Díaz-Guerrero, “50 años de psicología interamericana: una visión desde México [50 years of interamerican psychology: a view from Mexico]”, Interamerican Journal of Psychology, v. 38, n. 2, 2004, pp. 333-342. 198 Maurice Durverger, Sociología de la Política, Barcelona, Ariel, 1975. 199 Raúl Béjar N., Una visión de la cultura, op. cit. 77 de cultura puede resumirse en la frase "cultura es una forma de vida de una colectividad". Así, la concepción que de cultura tiene este autor, es de "un proceso, como resultado de una actividad creadora, como el modo de vida –léase de lucha– de un pueblo. Cultura es "practicar algo", "afinarse", "adquirir", "formar" y, por tanto, sólo se obtiene por medio del esfuerzo personal y social". Esta definición subraya el carácter normativo de la cultura. Desde la perspectiva de Schein, cultura es el patrón de respuestas básicas que un grupo dado ha inventado, descubierto o desarrollado al aprender a manejar sus problemas de adaptación externa e integración interna, y que ha trabajado bien para ser considerados válidos, y, por tanto, para ser enseñados a nuevos miembros como la manera correcta de percibir, pensar y sentir en relación con estos problemas.200 Después de analizar diversas definiciones, algunos autores concluyen que la cultura es "la expresión dinámica, en transformación constante, de los elementos en interacción que conforman los códigos y formas de vida, resultado de la relación del hombre en sociedad."201 Así pues, la cultura constituye uno de los elementos que influyen significativamente en la integración de los seres humanos en una sociedad, según se desprende de una comprensión tradicional del concepto de cultura, recordemos que, según Béjar, "es el conjunto de patrones explícitos e implícitos, manifestados en la forma de vida, que son aprendidos y transmitidos mediante símbolos, que constituyen los logros distintivos de los grupos humanos, tanto materiales como espirituales, el medio esencial de la cultura lo constituyen las ideas (históricamente derivadas y 200 E. H. Schein, “The Role of the Founder in Creating Organizational Culture”, Oganizational Dynamics, n. 12, verano de 1983, pp. 13-28. 201 J. S. Méndez, S. Zorrilla y F. Monroy,Dinámica social de las organizaciones, México, McGraw Hill, 1992. 78 seleccionadas) y especialmente sus valores adquiridos."202 Hernández y Rodríguez refiere que el término cultura, es un concepto muy amplio que implica un conjunto de maneras de reaccionar homogéneas, y que comprende las pautas y patrones de conducta con sus normas, valores, creencias, tradiciones, etcétera, de un grupo determinado de personas que interactúan en una sociedad determinada,203 y, por tanto, están presentes en los individuos, en sus organizaciones y en las relaciones que se establecen entre ambos. Ahora bien, al reconocer la existencia de otros espacios multiculturales entre trabajo, sociedad y cultura, María Eugenia De la O delimita el término cultura como aquél que "puede funcionar en la medida en que hace referencia a un conjunto de conocimientos, creencias, valores, prácticas, formas de organización de una sociedad"; es decir, este concepto es funcional en la medida en que se refiere a una sociedad específica y a su propio desarrollo histórico.204 Para Scarborough, el término cultura “etiqueta el conjunto de valores y las actitudes y creencias concurrentes, compartidas por algún grupo de personas, el cual determina los estándares de conducta establecida sobre algún período extensivo de tiempo para la aceptación de la membresía continuada en ese grupo”. 205 De ahí que la cultura provee a las personas no solamente con sus normas básicas de conducta sino también de un sentido de identidad y continuidad que se transmite de una generación a otra. La perspectiva tecnológica hace énfasis en los elementos culturales que se trasmiten entre las diferentes culturas como resultado, en última instancia, de los 202 Raúl Béjar N., El mexicano, op. cit. 203 Sergio Hernández y Rodríguez, “El despertar en la empresa: nueva cultura laboral”, Administrate Hoy, n. 30, octubre de 1996. 204 María Eugenia De la O, “Vida cotidiana y maquila: los otros espacios de las relaciones industriales”, El Cotidiano, 73, noviembre-diciembre, 1995. 205 J. Scarborough, “An Exercise in Tracing the Cultural Roots”, op. cit. 79 avances tecnológicos materializados en descubrimientos e invenciones científicas que marcan el progreso de una sociedad. Así, las culturas son el resultado de las estrategias que han implementado los diferentes pueblos para sobrevivir frente a las fuerzas de la naturaleza. La cultura desarrollada por el ser humano, considerado como un animal racional, es la que le ha dado superioridad frente a los demás animales no racionales. Por tanto, los procesos culturales se separan de los procesos vitales materiales como resultado de que la cultura acepta todo lo pasado,206 en un proceso que, según Espinoza y Pérez, "no pasa de ser una dominación progresiva de la naturaleza, que se refleja en una racionalidad creciente y en formas de dominio cada vez más racionales".207 Como vimos, uno de los precursores de este enfoque de la cultura fue, Ralph Linton, quien sostiene que: […] la mayor parte del progreso cultural se ha debido probablemente al proceso menos espectacular del mejoramiento gradual de las invenciones ya existentes y al desarrollo de sus propias aplicaciones [...] Hay una asociación íntima y constante entre el inventor y sus productos y el ambiente cultural en el que las invenciones se producen y deben funcionar [...] Aunque el conocimiento incorporado a una nueva invención pueda derivarse, en parte, de un descubrimiento reciente, en su mayoría se deriva siempre de la cultura de la sociedad del inventor [...] Así podemos suponer que ningún inventor educado en una cultura que desconociese el principio de la rueda podría producir instrumentos aun tan sencillos como el torno del alfarero o el torno para otros usos. La rueda tendría que inventarse primero. El contenido de la cultura dentro de la cual debe operar el inventor le pone así constantes limitaciones [...]. 208 206 Theodore W. Adorno, “Cultura y administración”, Sociología, Taurus, Madrid, 1986. 207 I. E. Espinoza y C. R. Pérez, “Cultura, Cultura en México”, op. cit. 208 Ralph Linton, “Cultura y personalidad”, op. cit. 80 Erich Kahler define la cultura como "la totalidad de los logros y el rendimiento humano en la conquista del universo mediante la ciencia, el arte y la técnica."209 Las nuevas tecnologías están impactando a la cultura, la cual como un fenómeno más de la globalización, cada vez se manifiesta y se expresa a través de habilidades digitales ejerciendo un poder de fascinación sobre todo en las nuevas generaciones y que revierten en cambios de estilo de vida, de prácticas laborales, de estructuras de poder y gobierno. La reacción al mundo digitalizado de la cultura, es la misma búsqueda de las identidades culturales en la que lo local y lo micro cobran nuevas fuerzas.210 Reflexiones acerca de algunas teorías de la cultura Para concluir esta parte de la investigación puedo señalar que como se desprende de la revisión realizada hasta ahora del término cultura, las investigaciones y su estudio responden a los diferentes enfoques metodológicos relacionados con las perspectivas teóricas, que podemos en un primer intento englobar en: 1) la evolucionista, que sostiene que el desarrollo cultural de las sociedades se da a través de procesos internos y lineales y que son los rasgos étnicos los que definen las condiciones culturales de los pueblos; 2) la historicista, que propone que la cultura obedece a un prolongado proceso de construcción y maduración en el que intervienen de manera decisiva estructuras muy complejas y elaboradas; 3) la estructuralfuncionalista, para la que la cultura es un conjunto de formas de comportamiento adquiridas, que ponen de manifiesto juicios de valor sobre las condiciones de vida y que un grupo humano transmite mediante procedimientos simbólicos de generación en generación; 4) la configuracionalista, que sugiere que cada cultura es moldeada en una 209 Erich Kahler, Historia universal del hombre, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1960. 210 Un sistema cultural es el producto de la acción de una cultura en una sociedad determinada y por lo tanto, es el generador de los elementos que condicionan otras acciones presentes y futuras. 81 forma o modelo único; es decir, se organiza alrededor de un ethos cultural central y, consecuentemente, es una configuración o totalidad integrada. Aunque los miembros individuales en esas culturas pueden diferir en sus personalidades, el sistema cultural tiende a empujarlos hacia un tipo ideal de personalidad, por lo anterior, el configuracionalismo tiene como objetivo la identificación del ethos fundamental de cada cultura. 5) La culturalista, rechaza la idea de que la cultura es una identidad global y homogénea y estudia el universo de sus valores y creencias, y analiza las estrategias que retienen los individuos en su vida social, política o cultural; y, 6) la semiótica que define a la cultura como "pautas de significados" y la describe como "el conjunto de signos, símbolos, representaciones, modelos, actitudes, valores, etcétera, inherentes a la vida social.” Ver Tabla 4. Diferentes enfoques metodológicos relacionados con las perspectivas teóricas con que se ha estudiado a la cultura. Tabla 4. Diferentes enfoques metodológicos relacionados con las perspectivas teóricas con que se ha estudiado a la cultura. Enfoque metodológico Descripción Evolucionista El desarrollo cultural de las sociedades se da a través de procesos internos y lineales y son los rasgos étnicos los que definen las condiciones culturales de los pueblos. Historicista La cultura obedece a un prolongado proceso de construcción y maduración en el que intervienen de manera decisiva estructuras muy complejas y elaboradas. Estructural-funcionalista La cultura es un conjunto de formas de comportamiento adquiridas, que ponen de manifiesto juicios de valor sobre las condiciones de vida y que un grupo humano transmite mediante procedimientos simbólicos de generación en generación. Configuracionalista Cada cultura es moldeada en una forma, se organiza alrededor de un ethos cultural central y, consecuentemente, es una configuración o totalidad integrada. Aunque los miembros pueden diferir en sus personalidades, el sistema cultural tiende a empujarlos hacia un tipo ideal de personalidad. Culturalista La cultura no es una identidad global y homogénea y estudia el universo de sus valores y creencias, y analiza las estrategias que retienen los individuos en su vida social, política o cultural. Semiótico La cultura son las "pautas de significados" y "el conjunto de signos, símbolos, representaciones, modelos, actitudes, valores, etcétera,” inherentes a la vida social. A pesar de que existen diversos enfoques teóricos de la cultura, que no aceptan que este concepto se reduzca a "un conjunto de formas de comportamiento que se 82 transmiten de manera simbólica y que ponen de manifiesto determinadas actitudes valorativas de esa comunidad en referencia al mundo,”211 casi todos coinciden en que: 1) la cultura establece pautas de conducta y moldean a los individuos para actuar de una manera y no de otra, 2) la cultura es liberación humana, emancipación de la ignorancia, de la mendicidad política y económica, 3) la acción, razón y sentir son los elementos básicos de toda cultura, elementos que al coordinarse, sistematizan y condicionan roles que delinean y determinan formas de vida. Por lo que podemos concluir de estas similitudes por una parte, que la cultura es el espacio en el que el sujeto libremente reflexiona sobre sí y su entorno social y natural, proponiéndose metas y esforzándose por lograrlas. Y, por la otra, que la cultura es extraña al individuo, pues existe antes que nazca, que tiene un carácter coercitivo por medio del cual impone al individuo un patrón de comportamiento a seguir para poder vivir en armonía. Con el propósito de un mejor entendimiento de estos puntos de vista de la cultura y para fines de nuestra investigación, abundo en algunos elementos de la cultura desde las teorías evolucionista e historicista. Las teorías evolucionalista e historicista de la cultura como punto de partida En los apartados anteriores me ocupé de distintos aspectos y enfoques de cultura, pero para fines de esta tesis únicamente reviso con mayor profundidad las teorías evolucionista e historicista de la cultura ya que un análisis más amplio sobre las características de otras teorías rebasa los límites de esta investigación. La teoría evolucionista encuentra su fundamento en los trabajos de Charles Darwin (1809-1882), con su concepto del desarrollo de todas las formas de vida a través 211 Espinoza y Pérez, “Cultura, cultura en México”, op. cit. 83 del proceso lento de la selección natural.212 Su trabajo tuvo una influencia decisiva sobre las ciencias de la vida y de la tierra, y sobre el pensamiento moderno en general, y sostiene que el desarrollo cultural de las sociedades se da a través de procesos internos y lineales, iniciándose con el salvajismo, continúa con la barbarie, hasta alcanzar la etapa de la civilización. Al respecto, White denomina a esta teoría como evolucionista universal, y sostiene que los desarrollos de las diferentes tradiciones culturales siguen procesos similares: […] las culturas deben explicarse en función de cultura [...] la cultura es un continuo. Cada rasgo u organización de rasgos, cada estado de desarrollo, surge de una situación anterior [...] la cultura es un copioso caudal de herramientas, útiles, costumbres y creencias en constante interacción que producen nuevas combinaciones y síntesis. Nuevos elementos se agregan de continuo a la corriente; los rasgos obsoletos desaparecen [...] La cultura del presente ha sido determinada por el pasado, y la del futuro no será más que una continuación de la tendencia presente. De este modo, en un sentido muy real, la cultura se produce a sí misma.213 Más recientemente, Duverger ha dicho que "la cultura es, de alguna manera, la memoria de las sociedades, consciente e inconsciente. Resume el conjunto de transformaciones y progresos llevados a cabo desde el origen, y les impide desaparecer."214 Sin embargo, los teóricos del evolucionismo cultural no han podido explicar satisfactoriamente porqué el desarrollo cultural de los diferentes pueblos no sigue los mismos procesos. Al respecto Roger Bartra, sostiene que la perspectiva evolucionista es necesaria para desarrollar lo que llama la historia de los mitos o la antropología de los mitos "para comprender largas secuencias de eventos sin dejar de 212 Charles Darwin, “El origen de las especies”, LibrosEnRed, 2004, [1ª. ed., ing. 1859, The Origin of Species by means of Natural Selection]. 213 Leslie A. White, The Science of Culture: A Study of Man and Civilization, N Y, Percheron Press, 2005. 214 Maurice Durverger, Sociología de la política, op. cit. 84 apreciar la presencia de estructuras". Por lo tanto, "el enfoque evolucionista intenta ir más allá de la narración secuencial, pero no se limita a la revisión formal de las estructuras mitológicas", y concluye afirmando: "Creo que es necesario, además, enfocar nuestra atención en ciertos momentos de transición durante los cuales se operan mutaciones sintomáticas tanto en la composición del mito como en la función dentro de la textura cultural que la envuelve." 215 Por su parte, el enfoque historicista de la cultura surge con Franz Boas quien se basó en el análisis etnográfico para estudiar y describir mediante la observación y la investigación, el conjunto de los rasgos políticos, económicos, religiosos, etcétera, que forman la cultura de una sociedad. Por ejemplo, para Clark David Wissler (1870-1947), la historia de la humanidad, es la historia de los actos hechos por el hombre que han estado permeados por la "dimensión cultural" que permite su reproducción social a través de todas "las instituciones creadas por los pueblos y todas las transformaciones que sufren éstas a lo largo de la historia [...] y promueven o frenan los procesos históricos de los pueblos.” 216 Este enfoque teórico ha tenido muy pocos logros debido a que ha faltado sistematización de los estudios. Bajo el enfoque historicista de la cultura, puede quedar comprendida la teoría del ciclo vital de las culturas que propone Spengler, quien sostiene que "las culturas son organismos. La historia universal es su biografía [...] el contenido de toda la historia humana se agota en el sino de las culturas particulares, que se suceden unas a otras, que crecen unas junto a otras, que se tocan, dan sombra y se oprimen unas a otras."217 Sin embargo, el análisis evolucionista de la cultura se dificulta a menos que, como dice 215 Roger Bartra, “En attendant Braudel”, La Jornada, 8 de agosto de 1996. 216 Clark Wissler, Man and Culture, Nueva York, Thomas H. Crowell Company, 1923. [Reimpreso por Donald E. Brown, Human Universals, Philadelphia, Temple University Press, 1991]. 217 Oswald Spengler, La decadencia de Occidente, Madrid, Espasa-Calpe, 1944. 85 Bartra, la biología dé un salto: "el código genético de los organismos no contiene, como se sabe, las instrucciones para un cambio evolutivo; los cambios y las variaciones no se encuentran programadas en los mensajes genéticos",218 situación que ineludiblemente hace que esta comparación entre los fenómenos biológicos y los fenómenos culturales, a pesar de ser interesante, sólo puede conducir teóricamente a un nuevo callejón sin salida, debido a que la naturaleza de lo biológico es diferente a la naturaleza de lo social. Por tanto, las manifestaciones culturales cumplen un ciclo de vida. Las manifestaciones culturales nacen, crecen, florecen, entran en decadencia y mueren. Las grandes culturas "cumplen círculos majestuosos". Para decirlo en las palabras de Oswald Spengler (1880-1938): […] emergen de pronto, extienden a lo lejos sus magníficas curvas, se debilitan luego y desaparecen [...] Una cultura nace cuando un alma grande despierta de su estado primario y se desprende del eterno infantilismo humano; cuando una forma surge de lo informe; cuando algo limitado y efímero emerge de lo ilimitado y perdurable. Florece entonces sobre el suelo de una comarca, a la cual permanece adherida como una planta. Una cultura muere, cuando esa alma ha realizado la suma de sus posibilidades, en forma de pueblos, lenguas dogmas, artes, estados, ciencias y torna a sumergirse en la espiritualidad primitiva [...] Toda cultura pasa por los mismos estadios que el individuo. Tiene su niñez, su juventud, su virilidad, su vejez.219 La historiografía apoyada en las investigaciones etnográficas está haciendo grandes aportaciones al estudio de los diferentes sistemas culturales existentes en la historia de las sociedades. Bartra destaca un planteamiento: "...la cultura sólo se entiende en la longue durée.”220 La cultura obedece a un prolongado proceso de 218 Roger Bartra, “En attendant”, op. cit. 219 Oswal Spengler, La decadencia de Occidente, op. cit., en especial Vol. I, Cap. 2. El problema de la historia universal. 220 Roger Bartra, “En attendant”, op. cit. 86 construcción y maduración en el que intervienen de manera decisiva estructuras muy complejas y elaboradas. Esta forma de investigar la cultura, ofrece evidentes problemas prácticos ya que, por una parte, con frecuencia es necesario renunciar a la visión holística para enfocar directamente la lente sobre algunos aspectos de los procesos históricos, y, por la otra, resulta difícil pensar que esto sucede en todo tipo de organizaciones como supone Spengler: […] toda cultura, toda época primitiva, todo florecimiento, toda decadencia, y cada una de sus fases y períodos necesarios, posee una duración fija, siempre la misma y que siempre se repite con la insistencia de un símbolo […] y [...] –que esto ocurre también– en las expresiones culturales de las formaciones religiosas, científicas, políticas, económicas.221 Si como refiere Spengler la cultura se repite con la existencia de un símbolo y se repite en las expresiones culturales, entonces, ¿cuáles son los componentes de la cultura que es necesario revisar para ubicar las bases de lo que los enfoques evolucionistas e historicistas entienden por cultura? Los componentes de la cultura La cultura hace existir una colectividad, afirma Giménez:222 "en la medida en que constituye su memoria, contribuye a cohesionar sus actores y permite legitimar sus acciones. Lo que equivale a decir –citando a Bassand–, que la cultura es a la vez socialmente determinada y determinante, a la vez estructurada y estructurante".223 Lo que se conceptualiza como cultura se identifica también como: ideología, discurso 221 Oswald Spengler, La decadencia de Occidente, op. cit., en especial v. I, Cap. 2. El problema de la historia universal. 222 M. G. Giménez, “Territorio y cultura”, op. cit., p. 13. 223 M. Bassand, y F. Hainard, Dynamique socio-culturelle régionale, Laussane Suiza, Presses Polytechniques Romandes, 1985. 87 social, etcétera, la localizamos siempre en estrecha interrelación con los modos de producción y la organización que sirve de fundamento al Estado. Resulta difícil desligar estos tres componentes: economía, organización e ideología, porque los tres están en una continua interacción y descansan en una base común. Asimismo, la cultura está formada por los siguientes componentes: 1) las instituciones definidas por Talcott Parsons (1902-1979) como "pautas normativas que definen lo que se considera adecuado, legítimo o como expectativas de acción o de relación social;" 224 las normas sociales comprenden los usos populares, las costumbres y los conceptos de hábitos y leyes. 2) Las ideas, creencias y valores, que pueden ser teleológicas, filosóficas, científicas, tecnológicas, históricas, sociológicas, etcétera. 3) La cultura material integrada por los instrumentos y artefactos producidos por los humanos, como las máquinas, productos, casas, automóviles, etcétera. De acuerdo con William Fielding Ogburn (1886-1959), para el uso de estos objetos materiales de la cultura se necesitan métodos, técnicas y sistemas que implican: "[...] más bien hábitos y ajustes mucho mayores, como son las costumbres, las creencias, las filosofías, las leyes, los gobiernos.”225 Si cambian las condiciones materiales de una sociedad, se producen cambios en la cultura inmaterial adaptativa también, a los cuales muchas de las veces se corresponden y se correlacionan con rezagos en los cambios en la cultura material. Los diferentes elementos de la cultura material nos ayudan a realizar los ajustes entre las condiciones materiales y la cultura inmaterial adaptativa, aunque: […] pudieran producirse formas de adaptación anteriores a un cambio en la situación material, y la adaptación podría aplicarse prácticamente al mismo tiempo que el cambio en las 224 Talcott Parsons, Essays in Sociological Theory Pure and Applied, Glencoe, The Free Press, 1949. 225 William F. Ogburn, Los cambios sociales. La hipótesis del retraso cultural, México, Fondo de Cultura Económica, 1979, pp. 409-411. 88 condiciones materiales [...] la tesis es que la cultura adaptativa no modificada se relacionaba más armoniosamente con las viejas que con las nuevas condiciones materiales, y que una cultura adaptativa nueva se acomodará mejor a las nuevas condiciones materiales que la vieja cultura adaptativa. 226 Ahora bien, atendiendo al criterio del "desarrollo histórico de la sociedad sobre el eje tradición/modernidad", Giménez clasifica a las culturas en: culturas tradicionales y culturas modernas y postmodernas.227 Los fenómenos culturales son también clasificados por Pierre Bourdieu de acuerdo con la estructura de las clases sociales en: cultura legítima o dominante, cultura media o pretenciosa y cultura popular. 228 Para concluir esta parte, conviene hacer un alto para señalar algunos aspectos de la cultura organizacional que comprende los códigos de conducta permitidos en las organizaciones, y que son aprendidos por los individuos a través de procesos de socialización. Así, por la homogeneidad de dichos códigos de conducta, se forman: 1) macroculturas interorganizacionales, con creencias idiosincráticamente relacionadas con conjuntos de organizaciones que son compartidas por sus miembros. Estas macroculturas impactan e influencian todos los aspectos que inciden en la competencia y la cooperación entre las organizaciones. Los sistemas de valores y creencias compartidos por los miembros de diferentes organizaciones que forman una macrocultura, facilitan las relaciones de cooperación y coordinación interorganizacional, contribuyen a la reducción de contradicciones, conflictos y rivalidades. 2) Microculturas organizacionales que son creencias relativamente idiosincráticas relacionadas con una organización o parte de esta, (subculturas), como lo 226 Ibid., p. 411. 227 M. G. Giménez, “Territorio y cultura”, op. cit., p. 27. 228 Pierre Bourdieu, La distinción. Criterio y bases sociales del gusto, Madrid, Taurus, 2002. 89 señala Meyerson y Martin.229 Ahora bien, las subculturas son partes de la organización con diferentes metas estratégicas y operacionales del resto de la organización. El concepto de subcultura es usado en la antropología para hacer distinciones entre las diferentes culturas existentes en una organización respecto de una cultura que es la dominante, y que, por tanto, según Ravelo,230 apoyándose en el estudio de Krotz, "Su riqueza conceptual se logra si se articula teórica y metodológicamente con las categorías de desigualdad, sumisión e identidad forzada."231 En este nivel de análisis de la cultura, se forma su modelo organizativo.232 Todas las organizaciones realizan sus operaciones bajo determinados paradigmas culturales, los cuales relegan, en muchos casos, ciertos factores importantes para su propio desarrollo. Por ejemplo, Sáez menciona que estos paradigmas culturales relegan mentalmente “la tecnología a un nivel secundario, aposteorístico e instrumental”,233 situación que las convierte en organizaciones con culturas desfasadas, atrasadas, incapaces de reaccionar frente al aprendizaje tecnológico, que se convierte en un “proceso de naturaleza cultural, multidisciplinar”. En este nivel de análisis micro–organizacional se enfocan los aspectos individuales, las interacciones interpersonales e intergrupales. Hasta ahora, tal parece que las investigaciones que exploran variaciones entre las culturas nacionales en la conducta micro–social, afirman el punto de vista de que las diferencias culturales 229 D. E. Meyerson, y J. Martin, “Cultural Change: An Integration of Three Different Views”, Journal of Management Studies, n. 24, 1987. 230 B. P. Ravelo, “Historia y cultura ocupacional en obreras del vestido”, El Cotidiano, n. 73, noviembre-diciembre de 1995. 231 Esteban Krotz, “El concepto de ‘cultura’ y la antropología mexicana: ¿Una tensión permanente?”, en E. Krotz, comp., La cultura adjetivada, México, Universidad Autónoma Metropolitana–Unidad Iztapalapa, 1993. 232 E. H. Burack, Planificación y aplicaciones creativas de recursos humanos. Una orientación estratégica, Madrid, ediciones Díaz de Santos, 1990. 233 V. F. Sáez, “Nuevos paradigmas empresariales y tecnológicos. Innovación, modelos sociotécnicos y groupware”, Telos, n. 44, Madrid, 1996. 90 nacionales dominan sobre aquéllas que se derivan de factores como la clase, género, religión, edad, etcétera.234 Cuando se habla de una cultura organizacional específica, se hace referencia a su cultura dominante; es decir, a aquella cultura cuyos valores básicos y creencias comparte la mayoría de su personal. Pero en una organización pueden coexistir con una cultura dominante varias subculturas. La cultura fuerte o dominante, como la conceptualiza Robbins,235 expresa los valores y creencias básicos que comparten la mayoría de los miembros, conformándose de esta manera una personalidad distintiva de la organización. Por tanto, en una cultura fuerte aunque esté caracterizada por un pequeño conjunto de valores y creencias, éstas deben ser ampliamente compartidas y fuertemente sostenidas. Una cultura fuerte que ejerce una mayor influencia en el comportamiento de todos los miembros, es aquélla en la cual los valores y creencias preponderantes son partes de las diferentes subculturas que integran esa cultura, y son aceptados en forma unánime y compartidos por todos. Las mejores culturas son aquéllas que siendo fuertes, tienen además una orientación positiva, que implica el mejoramiento constante y la superación de todos los miembros que la integran, con una escala de valores y principios claramente definidos y jerarquizados. Ahora bien, las culturas organizacionales múltiples son aquéllas que coexisten muchas de las veces en una compleja mezcla de culturas fuertes o dominantes como cuando son el resultado de adquisiciones y alianzas que pueden ser el origen de una gran variedad de problemas. Muchas culturas corporativas que sobreviven a sus fundadores, pueden lograr contagios y transplantes de su cultura en otras estructuras organizativas, mediante procesos de exportación cultural, transculturación y 234 R. Goffee y J. Gareth, “Developing Managers for Europe: A Re–examination of Cross– Cultural Differences”, European Management Journal, v. 13, n. 3, 1995. 235 S. P. Robbins, Comportamiento organizacional, op. cit., pp. 442-443. 91 adoctrinamiento. La cultura organizacional infundida en otras corporaciones puede tener efectos revitalizadores o puede desencadenar procesos de cambios negativos. Sin embargo, las investigaciones indican, según Laurent,236 que las culturas corporativas de organizaciones multinacionales tienen significativos ajustes conductuales en las diferentes culturas nacionales en que operan, pero no reducen todas las diferencias en las concepciones administrativas, dejando intactas las premisas y supuestos básicos. Tanto en una sociedad multicultural, como en una organización multicultural, la diversidad de las subculturas tienden a permanecer subordinadas a la cultura dominante por algunos comportamientos culturales y aspectos que le son comunes y que tienen la tendencia a homogeneizar las culturas que por ejemplo, comparten idiomas. Entonces, el problema consiste en ajustar la diversidad cultural con las necesidades propias de un multiculturalismo que facilite los procesos y no los entorpezca con conflictos difíciles de manejar. Reflexiones acerca del concepto de cultura organizacional Anabella Dávila y Guadalupe Martínez proponen como una necesidad la reflexión acerca de la construcción teórica del concepto de cultura organizacional con la finalidad de impulsar su estudio en América Latina.237 Por esta razón pero también porque el debate sobre el tema está abierto, las autoras abordan los diversos debates en torno al concepto, realizan una síntesis de los elementos centrales y plantean las implicaciones de su estudio. Las autoras distinguen dos factores que impulsaron la proliferación de estudios sobre el concepto: la competencia acelerada y de cambios sociales por un lado; y, por el otro, el de cambio paradigmático en la academia. A partir de éstos, la literatura 236 A. Laurent, “A Cross-cultural Perspective on Organizational Change”, en Jack Todd. D. Managing Change, Irwin, 1993. 237 Anabella Dávila y Guadalupe Martínez, coords., Cultura en organizaciones latinas, México, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey–Siglo XXI, 1999. 92 considera a la cultura organizacional como una variable de la dirección de las organizaciones, igualándola a otras como efectividad, productividad, calidad o internacionalización. En consecuencia, la cultura organizacional podía dirigirse a objetivos; es algo que las organizaciones tienen y puede utilizarse como mecanismo de control. Se pone de manifiesto lo relativo de la cultura y la necesidad de contemplar patrones culturales más diversos. Por el otro lado, en la academia cobra fuerza la orientación interpretativa de los fenómenos sociales, ya que proporciona descripciones realistas del objeto de estudio, prestando atención a las creencias, valores y normas así como a los aspectos simbólicos de la administración. Dávila y Martínez continúan proponiendo que el debate incluye el significado del concepto y señalan que para algunos la cultura organizacional son las formas dadas por hecho, compartidas y tácitas en que se percibe, piensa y reacciona ante los diferentes contextos; y, para otros, es un sistema de significados compartidos para las actividades de un grupo, aunque también se le define como los símbolos, ceremonias y mitos que comunican los valores y creencias de la organización a sus empleados.238 Estas definiciones refieren a diferentes niveles de cultura, así podemos entenderla como: artefactos, valores y supuestos. A estos niveles se les jerarquiza y se dice que al modificar uno de ellos, en el largo plazo se modifican los otros. También se les denomina como normas y valores compartidos y cultura como supuestos tácitos. El debate al que se refieren Dávila y Martínez se relaciona, por otra parte, con cuestiones ontológicas de las organizaciones. Para estas autoras hay quienes proponen que la cultura organizacional es un elemento que la organización tiene, mientras que otros aseguran que la organización es una cultura. Los primeros señalan que la cultura es una variable externa o interna y es posible manejarla. Así, se tiene una visión de la 238 Ibid., p. 21. 93 realidad social con características objetivas, tradicionales y funcionalistas. Para los segundos, el interés radica en entender la realidad social de la organización. Desde esta visión, la cultura organizacional puede ser estudiada como ”herramienta” para establecer relaciones causales entre cultura y efectividad; y como “trampa” ya que se ve a la cultura organizacional como obstáculo para la racionalidad económica y la efectividad, aquí se estudian las creencias, valores y entendimientos sociales presentes en la organización. Ambas posturas se basan en que la cultura es un patrón de significados, es inventada e invisible, se da por hecha, está arraigada en las entrañas de la organización, es su única identidad común y dirige la conducta de sus miembros. Por lo que la utilidad del concepto es similar: establecer el control y efectividad organizacionales. Para las autoras, la diferencia entre estas posturas está dada por el tiempo ya que las prácticas administrativas que consideran que la organización tiene cultura, poseen una visión a corto plazo mientas que las que la consideran como cultura tienen una visión a largo plazo. El debate para identificar como se manifiesta una cultura en la organización reside en el grado en que ésta se encuentra o no subordinada a la interpretación de los individuos que la experimentan para poder ser considerada como existente. Por un lado, afirman que la cultura organizacional existe y se manifiesta independientemente de la observación, y, por el otro, aseguran que la cultura existe sólo en términos de la experiencia subjetiva. Hay una tercera postura que señala que existe la posibilidad de que estas posturas sean correctas si se considera a la manifestación de la cultura como un proceso y no como elementos aislados. En esta postura se propone a los símbolos como un elemento más, y se les define como objetos, palabras o acciones que adquieren significados distintos a los que representan. Al incluir a los símbolos y la simbolización como parte del proceso cultural, se da paso a la perspectiva interpretativa como parte de 94 la cultura organizacional. Asimismo, al considerar a los artefactos unidos al proceso de simbolización, mantiene la perspectiva objetiva en relación con la cultura. De lo anterior se deduce que ambas interpretaciones de los elementos culturales se dan entre los miembros de una organización ya que estos interpretan. Para el uso de los elementos culturales, la perspectiva de la cultura como “herramienta” promulga la capacidad de trabajar en pro de establecer una relación entre ésta y la efectividad organizacional. Esta percepción promueve la medición de las actividades en términos de costo–beneficio, lo que obliga a que se desarrollen sistemas de control organizacional que permitan la formación de un pensamiento colectivo dirigido al logro de metas. Los sistemas de control son: mercado, burocracia y clan.239 Los dos primeros regidos por la racionalidad y el tercero por aspectos sociales. Se pretende que las organizaciones formen clanes, considerando las características del contexto y dando tiempo a que se forme el grupo. A diferencia de la perspectiva anterior, la de cultura como “metáfora fundamental” establece la poca posibilidad de trabajar en pro de la administración, este es el enfoque que más elementos podría proporcionar a la administración en razón de la profundidad que lo caracteriza. Ahora bien, el estudio de la cultura separa el contenido cultural de sus expresiones. Para indagar cuales son las normas, valores y/o supuestos que prevalecen en la organización, se propone que la metodología a emplear dependa del objetivo del estudio; sin embargo, el objetivo aún está en debate, pero hay al menos dos posturas: la primera cuestiona lo que se quiere conocer de la cultura organizacional, representa dos 239 El control de mercado destaca el uso de mecanismos de mercado externos, como la competencia de precios y la participación relativa en el mercado para establecer las normas que se utilizan en el sistema de control, el control burocrático destaca la autoridad organizacional y se basa en normas administrativas, reglamentaciones, procedimientos y políticas, y el control de clan destaca los valores compartidos, las normas, las tradiciones, los rituales, las creencias y otros aspectos de la cultura organizacional que regulan el comportamiento de los empleados. Oliver Williamson y William Ouchi, “The Markets and Hierarchies Program of Research: Origins, Implications, Prospects,” Cap. 8 de Perspectives on Organizing Design and Behavior, A. H. Van de Ven y W. F. Joyce, eds. Nueva York: 1981, pp. 347-370. 95 niveles de análisis que implican el uso de metodologías cuantitativas y cualitativas. A este respecto se ha sugerido que la forma cuantitativa obliga a pensar a la cultura como otra variable, lo que supone que las organizaciones tienen cultura; por su parte, la forma cualitativa permite el conocimiento más profundo sobre la cultura de las organizaciones, haciendo énfasis en la perspectiva de los actores en ellas, además de que toma en cuenta el contexto y la historia de la organización. Así, se ha sugerido el enfoque inductivo, para que emerja la teoría desde el interior de los actores mismos, como el que provee de mejores elementos para entender la organización. Este debate está circunscrito a los tipos de métodos y supuestos que cada una de éstas posee para la adquisición del conocimiento. Cabe señalar que los debates están en estrecha relación con el concepto de cultura, con el ser o tener cultura, y con lo relativo a si ésta se manifiesta objetiva o subjetivamente. Por otro lado, la realidad cultural es concebida tanto como anclada en sistemas, estructuras y aspectos objetivos, como supuestos anclados en la mente y conciencia de los actores. De ahí que la naturaleza de lo que es cultura y de cómo se manifiesta constituya el debate en cuestión. Sin embargo, la organización puede estar dividida en grupos que ven el mundo de muchas formas o que tienen diferentes ideas de lo que es una organización. El debate es si la cultura organizacional es única o múltiple formada por subculturas, en ese sentido es que se estudia si la cultura es homogénea o heterogénea y si es vigorosa o débil. Ahora bien, desde esta perspectiva se plantea que estas subculturas se rigen por supuestos culturales diferentes, que han sido aprendidos; al agregar la variable aprender, se propone que la organización es un sistema de aprendizaje. En este sentido, los mecanismos de transmisión cultural adquieren un papel unificador, por lo que cambia el enfoque hacia el estudio de los procesos culturales más que a los elementos de la cultura 96 en sí. El debate consiste en estudiar a la cultura al interior de la organización o considerar a la “gran cultura” y su evidencia en la cultura organizacional. Algunos han adoptado la visión intraorganizacional y otros lo han hecho en sus contextos nacionales para observar las diferencias respecto de otras sociedades. Se han incorporado elementos del contexto nacional que influyen en que la estructura y procesos organizacionales reflejen normas, valores e ideologías institucionalizadas en la propia organización. En ese sentido, se ha encontrado que los elementos de singularidad cultural se presentan en los miembros de la organización y no sólo en los directivos, postura que asumo y constituye el marco de reflexión general y el sustento teórico de esta tesis. De la revisión de las diferentes teorías y metodologías que estudian la cultura, podemos concluir en general, por una parte, que la cultura es un constructo, en donde actúan e interactúan diversos actores y elementos internos y externos, estructurales e individuales, por lo que al estudiar a las organizaciones desde la visión de la cultura debemos tener en cuenta que estas relaciones entre actores, elementos y estructura están basadas, como ya vimos, en suposiciones que podemos considerar paradigmáticas a cada una de las teorías; y, por la otra, que el estudio de la cultura organizacional requiere ubicarnos en el individuo o en la estructura para poder hacer aplicables algunas de las definiciones de cultura al interior de las organizaciones. Al parecer, la tarea consiste en interrelacionar los paradigmas de las diferentes teorías de la cultura para que puedan ser utilizadas como herramienta metodológica en el análisis de los valores al interior de las organizaciones. Esto parece ser así a partir de la propuesta de Schultz y Hatch,240 quienes utilizan los estudios acerca de la cultura organizacional como ejemplo de la manera en que la interrelación de paradigmas afecta 240 M. Schultz y J. M. Hatch, “Living with Multiple Paradigms”, op. cit, p. 529. 97 las relaciones mutiparadigmáticas, así como la propuesta de Burrel y Morgan,241 quienes definen al paradigma como un conjunto de supuestos ontológicos y epistemológicos, y suponen la existencia de cuatro paradigmas que representan acercamientos inconmensurables al estudio de las organizaciones. Por su parte, Schultz y Hatch prefieren la posición de interacción de los paradigmas, que toman en consideración la multiplicidad de las perspectivas y de la diversidad de las teorías organizacionales, argumentando que los desacuerdos de paradigmas dentro de los estudios de la cultura organizacional son marcados en el caso del funcionalismo y el interpretativismo; y que la familiaridad con el desarrollo de los estudios de la cultura organizacional proveen de un conocimiento íntimo de los temas y debates en los acercamientos funcionalista e interpretativista. Estas autoras concluyen que lo que tiene que aprenderse de la investigación de la cultura es, en parte, la utilidad de preservar las diferencias entre estas perspectivas científicas sociales y profundizar, más que erradicar, los conflictos entre ellas. Los contrastes y las conexiones de los paradigmas entre el funcionalismo y el interpretativismo, que difieren como marcos teóricos, son ejemplificados por las autoras, con sus estudios de la cultura organizacional. Lo anterior nos lleva a evaluar si debemos llevar a cabo el análisis de la cultura organizacional desde el paradigma funcionalista en donde la cultura es una variable más del análisis de las organizaciones, como lo pueden ser la estructura, el medio ambiente, la estrategia, etcétera. En contraste, partir desde una visión interpretativista que tiene un desarrollo asociativo y emergente de aquéllos constructos que son útiles para "explorar la creación activa de significados", el análisis y descripción de la cultura organizacional a través del uso de metáforas, imágenes, etcétera, y la forma en que sus significados se 241 G. Burrell y G. Morgan, Sociological Paradigms and Organizational Analysis, London, Heinemann, 1979. 98 asocian a las organizaciones. Las conexiones existentes entre estos paradigmas del funcionalismo e interpretativismo de la cultura organizacional, son el resultado de asumir teóricamente a la cultura en las organizaciones como patrones de supuestos y significados que forman configuraciones y que, por lo mismo, presentan un conjunto de características que dependen del reconocimiento de estos patrones que "involucran un ordenamiento de las relaciones sociales.”242 Con la formulación de los planteamientos relativos a la discusión y diversas posiciones relativas a la cultura en general y a la cultura organizacional en lo particular, se cuenta con elementos suficientes para avanzar en el estudio de los valores y así poder discutir, a su vez, la importancia de la lealtad en la cultura mexicana, especialmente en lo que se refiere a la posibilidad de que los individuos (trabajadores) se sientan parte de la organización. Para ello conviene precisar que aquí se entiende a la organización como un fenómeno en donde se entremezclan dinámicas sociales, políticas y culturales. Al respecto, Crozier y Friedberg243 refieren que el fenómeno organizativo es: [...] el instrumento que algunos actores sociales se han forjado para regular sus interacciones [son además] la expresión de las capacidades relacionales, es decir, culturales, de los individuos, de las que éstos disponen después del aprendizaje familiar y social de cada uno de ellos –que adquieren e incluso crean en los juegos–, y las estructuras de acción colectiva en los que participan. Por otra parte, Jürgen Habermas afirma que "[...] la cultura es la primera condición en la que es necesario convenir, cuando se quiere participar, la segunda es la Propiedad."244 Así, podemos concluir, que el fenómeno de la cultura organizacional está 242 R. Cooper y G. Burrell, “Modernism, Postmodernism, and Organizational Analysis: An Introduction”, Organization Studies, n. 9; Coparmex, “¿Ha valido la pena mi participación?”, Revista Entorno, n. 57, febrero de 1993. 243 M. Crozier y F. Erhard, El actor y el sistema. Las restricciones de la acción colectiva, México, Alianza Editorial, 1990; L. K. Larkey, “Toward a Theory of Communicative Interactions in Culturally Diverse Workgroups”, Academy of Management Review, v. 21, n. 2, 1996. 244 R. Laufer y C. Paradeise, El príncipe burócrata, México, Trillas, 1988. 99 caracterizado por un alto nivel de complejidad íntimamente relacionado con la cultura social, al grado de que es muy difícil delimitar en parcelas sus contenidos y procesos. Estas implicaciones de las manifestaciones culturales entre las organizaciones y la sociedad pueden conducirnos a concepciones deterministas ya que no es fácil delimitar hasta dónde los valores de una sociedad nacional tienen influencia en los comportamientos de una organización específica en la que pueden observarse diferencias culturales muy marcadas. Aunque Burack analiza el modelo organizativo demostrando que tiene paralelismo con el modelo general social y proporciona una asociación valiosa de participantes, construida sobre un fundamento de valores, costumbres, rituales y dispositivos compartidos. 245 Por otra parte, si consideramos que los valores fundamentales que caracterizan una cultura organizacional influencian todas las actividades y áreas de la vida de cualquier organización, entonces la cultura de una organización incide en la efectividad de dicha organización. En el estudio de Peters y Waterman se argumenta al respecto que una cultura corporativa fuerte es la clave de la excelencia en las organizaciones,246 Las organizaciones exitosas están caracterizadas por una cultura coherente. Este argumento sobre la influencia de la cultura corporativa en la excelencia organizacional, ha sido debilitado, y en ocasiones invalidado.247 Sin embargo, mantenemos la postura de que cada organización tiene su propia cultura, fácilmente identificable, que las estructuras organizacionales cobran vida con el sentido humano que se les dé, pero –y este argumento es fundamental en esta tesis– que las relaciones que establecen los individuos (trabajadores) con las organizaciones 245 E. H. Burack, Planificación y aplicaciones, op. cit.,. 246 T. J. Peters y R. H. Waterman Jr., In Search of Excellence, op. cit., 247 H. Mintzberg, Power in and Around Organizations, Englewood Cliffs, New Jersey, Prentice Hall, 1983. 100 (empresas) adquieren su verdadera dimensión y se pueden explicar mejor si ambas partes (trabajadores y empresas) son explicadas en contexto y como parte de una cultura más amplia o “gran cultura” de la que son y han sido parte constitutiva y constituyente e interdependiente. En este sentido, en esta investigación subrayo que el componente básico de las organizaciones son las personas, quienes reflejan sus aspiraciones y objetivos personales en las metas organizacionales. La cultura organizacional si bien es modelada por quienes tienen el poder directivo y puede ser usada para reforzar los objetivos organizacionales, no está al margen de procesos más amplios. De alguna manera, podemos decir, que la cultura es un componente de la personalidad, aspecto importante para las organizaciones compuestas de individuos. Cada persona es única, con sus propias aspiraciones y anhelos, objetivos y valores individuales se fusionan en una cultura que luego norma y moldea el comportamiento de la gente a través de reforzamientos continuos efectuados en ceremonias, ritos, etcétera, por un liderazgo que trata de preservar y mantener la esencia de los valores y creencias. Así, la cultura organizacional puede ser el soporte más fuerte que sirve a las personas como marco de referencia para la percepción de las diferentes situaciones y problemas, o el instrumento más poderoso para su control y manipulación. Las metas que son metas personales de los que controlan las organizaciones, también son las metas que entiende y acepta la sociedad en la que viven.248 De lo anterior, la cultura entonces está formada por las instituciones, los elementos materiales, las normas sociales, las ideas, creencias y los valores por lo que es necesario profundizar en estos últimos para enmarcarlos en comportamientos que son entendidos de acuerdo con las normas sociales como éticos. 248 D. Landes, “Business and the Businessman in France”, en E. M. Earl, ed., Modern France, Princeton, Princeton University Press, 1951. 101 2. Ética y valores La palabra valor, viene del latín valere y significa estar vigoroso o sano, ser más fuerte; y corresponde al vocablo axios en griego, y se traduce como: merecedor, digno, que posee valor (de ahí proceden términos como axiología, axiomático, etcétera). De esta forma, valor es todo aquello que hace que el hombre aprecie o desee algo por sí mismo o por su relación con otra cosa. Es la cualidad por la que se desean o estiman las cosas por su proporción o aptitud para satisfacer nuestras necesidades.249 El hombre ha reconocido desde la antigüedad la existencia de valores en el terreno de la ética o del comportamiento social. Así, los sofistas, promotores de un relativismo ético basado en las creencias subjetivas del hombre, que hacen bueno lo que éste cree bueno, admiten el distinto valor de aquellas creencias que, por sus consecuencias, resultan más útiles para la vida ciudadana y orientan sus enseñanzas a saber descubrirlas. Por su parte, Platón (427-347 a. c.) sostenía que los valores sociales dependen del conocimiento de las esencias –de las ideas– y que lo bueno y lo bello tiene que ser también lo verdadero. Éste fue el comienzo de la tradición que floreció en la filosofía escolástica y que identifica la unidad, la verdad, la bondad y la belleza como propiedades necesarias del ser. Esta subordinación del valor al ser puede haber sido la causa de que en la filosofía tradicional no haya existido un tratamiento especial del sentido del valor.250 La teoría de los valores, entendida como el estudio de la naturaleza del valor como algo particular, no existió propiamente sino hasta el siglo XIX. Las primeras teorías sobre el valor fueron de tipo económico y surgieron un siglo antes, a partir de que se elaboraron en Inglaterra las primeras teorías económicas, se sustituyó el concepto 249 En economía se define como lo útil, el precio de una cosa. 250 Alfred Reginald Radcliffe–Brown, Enciclopedia Microsoft® Encarta®, op. cit. 102 tradicional de bien común por el de «interés general». En 1776 Adam Smith,251 (17231790) sostuvo que la causa de la riqueza de los pueblos era el trabajo. El valor de las cosas se mide entonces por la cantidad de trabajo y se distingue entre el valor de uso y el valor de cambio, dicho en otras palabras, los bienes tienen dos “valores”: el precio “real”, que es el valor que dan las persona a un cierto bien; y el valor “nominal” que es su precio establecido en dinero. El precio “real” depende de cuánto está dispuesta una persona a pagar por este bien. El precio “nominal” depende de la demanda y de los factores de costo. El valor de uso de una mercancía (aquello para lo que sirve) lo determina su utilidad en la sociedad; mientras que el valor de cambio, propiamente el valor, según la teoría del valor trabajo, (que comenzó en Adam Smith y prosiguió con David Ricardo en 1817252 hasta Karl Marx en 1867253), es cuando se mide por el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir el objeto que se intercambia. La noción de valor económico muestra un aspecto esencial del valor en general. Es decir, que su dependencia necesaria con el hombre lo hace algo relativo, las cosas no son valiosas por sí mismas sino sólo en relación con el hombre. Ahora bien, compete a la filosofía el análisis del valor en general, no ya del valor ético o del meramente económico, el estudio de la naturaleza propia del valor. Por lo que la distinción entre hechos y valores, paralela a la que se efectúa entre ser y deber ser y la que se admite entre juicios de hecho y juicios de valor, pone ya de manifiesto 251 Adam Smith, Investigaciones sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones, México, Fondo de Cultura Económica, 1958. 252 David Ricardo, Principios de la economía política, 1817, Cap. 20. Ricardo propone que el valor se distingue de la riqueza porque el primero no depende de la abundancia, sino de la dificultad o facilidad de la producción. Al aumentar la facilidad de la producción se disminuye el valor, pero se aumenta la riqueza nacional y la capacidad de producción en el futuro. Un individuo será rico o pobre en función de la cantidad de bienes de primera necesidad y de lujo de los que pueda disponer y que, independientemente de su valor de cambio, contribuirán a la satisfacción del propietario. 253 Marx señala que "la circulación o intercambio de artículos en sí mismos no crean el valor". Así, el truco que el capitalista debe realizar para obtener su ganancia, es a través de sus artículos dándolos a un valor mayor que el que invirtió en ellos. En cierto sentido, un obrero es un comerciante que vende su fuerza de trabajo como un artículo, y el valor de esta fuerza es el valor de los requisitos que le pidió a su propietario. Karl Marx, El Capital, op. cit. 103 que el valor de una cosa no es lo mismo que el «ser de la cosa». La noción de valor ocupa un lugar fundamental en la filosofía de Friedrich Wilhelm Nietzsche (18441900);254 según este filósofo, la cultura occidental no es más que la inversión reactiva de los primitivos valores de la vida, por ello impone a la filosofía la tarea crítica de una verdadera transvaloración de todos los valores transmitidos. En este sentido y siguiendo a Giddens, es importante señalar que “es posible que haya valores contradictorios, incluso dentro de una misma sociedad o comunidad”, ya que es posible que existan grupos o individuos que den mayor valor a algunas creencias como, por ejemplo, las religiones tradicionales, al mismo tiempo que otros aprecien más el progreso, la ciencia o la seguridad que les proporciona una buena situación económica y el éxito, u otros que pueden ser partidarios de la sencillez y de una vida tranquila.255 Desde el punto de vista filosófico, el tema de estudio de la teoría de los valores como una rama de la filosofía lo constituye la determinación de la naturaleza propia del valor, su sentido objetivo o subjetivo, su relación con los juicios de valor y con las tendencias humanas que satisfacen y su clasificación e interdependencia mutuas. Éste comenzó en la segunda mitad del siglo XIX con el movimiento neokantiano, su iniciador fue Rudolph Hermann Lotze (1817-1881),256 que concibió el valor como algo irreal, pero presente, cosa que inculca con su conocida frase «los valores no son, sino que valen», pero quienes desarrollaron una verdadera filosofía del valor fueron los 254 Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu, “Friedrich Nietzsche”, Diccionario de filosofía en CD-ROM, Barcelona, Editorial Herder, 1996. . 255 Anthony Giddens, Sociología, op. cit., p. 53. 256 G. Pierson, “Lotze's Concept of Value”, Journal of Value Inquiry, n. 22, 1988, pp. 115-125; y Rudolph Lotze, Microcosmus: An Essay Concerning Man and His Relation to the World (1856-58, 185864), traducción de E. Hamilton y E. E. C. Jones, Edinburgo, T. & T., Clark, 1885 [ 4th edition, 1899]. 104 representantes de la escuela de Baden,257 Wilhelm Wilndelband (1848-1915)258 y Heinrich Rickert (1863-1936),259 principalmente, y a ellos pertenece la distinción entre ciencias idiográficas y ciencias nomotéticas, siguiendo la distinción de Dilthey en ciencias del espíritu y ciencias de la naturaleza así como la constitución de los valores y los juicios de valor como objetos propios de la filosofía (mientras que de las ciencias de la naturaleza lo son los hechos.260 Junto con esta filosofía que da al valor una entidad trascendental, esto es, fundada en la estructura de la conciencia, por la misma época, surgió en Austria la denominada corriente subjetivista de los valores, patrocinada por Alexius von Meinong (1853-1920),261 discípulo de Franz Brentano (1838-1917)262 y Christian von Ehrenfels (1859-1932),263 discípulo de Meinong. Este último sostuvo que la valoración es un hecho meramente psíquico y subjetivo, y que el valor depende del agrado, opinión a la que contrapone Ehrenfels que el fundamento del valor es el deseo y no el agrado, puesto que también son valiosas cosas que no existen (el bien perfecto). 257 La escuela de Baden que considera la validez del conocimiento independiente de las condiciones subjetivas o psicológicas en que se verifica, considera los valores independientes de los hechos psíquicos. 258 Su Manual de historia de la filosofía (es un tratado de problemas, en el que el desarrollo histórico de esos problemas es considerado relativamente independiente de los filósofos que los plantean). Sus ideas sistemáticas están contenidas en Preludios (1884) y otros de sus escritos son La libertad del querer (1904), Principios de lógica (1912) e Introducción a la filosofía (1914), ver: Wilhelm Windelband y Wenceslao Roces, Preludios filosóficos: figuras y problemas de la filosofía y de su historia, Buenos Aires, Santiago Rueda, 1949. 259 Sus obras principales son: The Limits of Concept Formation in Natural Science. A Logical Introduction to the Historical Science, Cambridge, 1986 (1902); Ciencia cultural y ciencia natural, 2ª ed., Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1945, 219 pp.; Introducción a los problemas de la Filosofía de la Historia, Buenos Aires, Editorial Nova, 1961. 260 Lucien Caby y Maurizio Ferraris, Historia de la hermenéutica, traducido por Jorge Pérez de Tudela, México, Siglo XXI, 2002, 368 p. 261 A. Meinong, “Beiträge zur Theorie der psychischen Analize”, GA, v. 1, pp. 305-395, citado en Frondizi Risieri, ¿Qué son los valores?, México, Fondo de Cultura Económica, 1994. pp. 107 ss. 262 Franz Bentrano, Psychology From an Empirical Standpoint, traducido por A. C. Rancurello, D. B. Terrell y L.L. Mc Alister, New York, Humanities Press, 1973. 263 Christian Ehrenfels, “The Ethical Theory of Value”, International Journal of Ethics, v. 6, n. 3, abril de 1896, pp. 371-384. 105 La crisis del psicologismo (y la aceptación del objetivismo, finalmente, por parte de Meinong) y la crítica que le hizo Edmund Husserl (1859-1938)264 originó una corriente fenomenológica, defensora del objetivismo axiológico cuyo exponente principal fue Max Scheler (1874−1928),265 que trató los valores como cualidades a priori de las cosas, independientes por tanto de la experiencia humana y verdadero contenido material de la ética. Para Scheler, los valores son objetivos y universales, y son los fundamentos del aprecio o de la desaprobación que producen en nosotros. Están ordenados jerárquicamente: desde lo agradable–desagradable, lo noble–vulgar, y los valores espirituales (bello–feo, justo–injusto, verdadero–falso) hasta lo sagrado–profano. Un ejemplo de ello es que la simple definición del amor no enseñará gran cosa a quien no haya amado nunca. Otro defensor del carácter objetivo de los valores es Nicolai Hartmann (1882-1950), quien planteó un objetivismo axiológico al estilo de Platón.266 Para él, los valores tienen la manera de ser de las “ideas platónicas”, son ideas absolutas, tienen un ser–en–sí ideal y todas configuran un “reino de valores”. Pero los valores son relativos a la persona “en cuanto tal”; es decir, no son relativos a la arbitrariedad del sujeto. Tienen validez para un sujeto, pero no es éste el que determina su valor. Los valores son la medida y no lo medible; son independientes de lo valorado y del sujeto valorante. Para Hartmann, se da un “objetivismo axiológico” que se capta al “ser afectado” por el valor, y al “ser atrapado” por el mismo, puede darse sin embargo, también una ilusión y una ceguera axiológica. 264 Edmund Husserl, Logical Investigations, traducido por J. N., Findlay de la segunda edición alemana de “Logische Untersuchungen”, Londres, Routledge y Paul Kegan, v. I y II, 1970, pp xvii, 877. 265 Max Scheler, Ética, v. I, Buenos Aires, Revista de Occidente, 1948. Véase también Max Scheler, Etica formal y ética natural de los valores, Madrid, Revista de Occidente, 1942. 266 N. Hartman, La estructura del valor. Fundamentos de la axiología científica, México, Fondo de Cultura Económica, 1959. 106 Ahora bien, las teorías sobre el valor sostenidas por el empirismo lógico pueden considerarse como la antítesis y negación de la filosofía de los valores. Para Rudolf Carnal (1891-1970),267 los juicios de valor son formas de lenguaje prescriptivo que expresan deseos en forma de mandatos. Un juicio de valor, como expresión que no puede ser ni verdadera ni falsa y que no es verificable carece de sentido. Doctrinas parecidas como la de Alfred J. Ayer (1870-1937) sostiene que los juicios de valor no son verdaderos ni falsos, porque no afirman nada; como no es falsa ni verdadera una carcajada o un grito de terror, que son tan sólo expresiones emotivas. Lo único que podría investigarse sobre ellos es qué los provoca y qué sentimientos expresan; y esta tarea corresponde a la psicología y a la sociología no a la ética.268 Desde el punto de vista de la filosofía contemporánea, el término valor tiene el mismo sentido que la expresión escolástica ratio boni, lo que designa aquello por lo cual una cosa es buena. Es por ello que esta expresión beneficia la distinción entre el bien (ratio boni) o valor, y los bienes; es decir, las cosas que son buenas, que encarnan un valor. El valor es lo que no deja indiferente, lo que merece ser conocido, sentido, querido o deseado; es decir, aquella cualidad o conjunto de cualidades de una persona o cosa, en cuya virtud es apreciada.269 Por su parte, Donald Davidson considera los valores como actitudes positivas del agente (las denomina actitudes pro), y entre ellos incluye no sólo los valores clásicos sino también los principios estéticos, las ideas morales, los deseos, los fines y toda clase de preferencias. De esta manera, generaliza la noción de valor en un sentido semejante al usual en las teorías de sistemas dinámicos y en cibernética, que consideran valores toda clase de tendencias, como las que existen en todo sistema que posea alguna clase 267 R. Frondizi, ¿Qué son los valores? op. cit., pp. 11-15. 268 Adler Ayer J., Lenguaje, verdad y lógica, Buenos Aires, Editorial Eudeba, 1965, pp. 17-18. 269 G. W. F. Hegel, Enciclopedia de las ciencias filosóficas, México, Porrúa, 1980. 107 de teleonomía,270 homeostasis o autorregulación. Desde esta perspectiva, se habla de valores siempre que se manifiesten tendencias polares de atracción o repulsión, lo que en la actividad humana se expresa como aprobación o desaprobación. Teniendo en cuenta la teoría de la evolución, se distingue entre valores preprogramados genéticamente –o información valorativa (información sobre cómo actuar, qué evitar, hacia dónde tender; relacionados con los mecanismos biológicos de placer y dolor) –, y valores culturales adquiridos. Los primeros son transmitidos genéticamente y forman parte del bagaje general de la especie; y, los segundos, son fruto del desarrollo de la cultura.271 Dentro de la psicología tampoco hay unidad en las proposiciones. Para autores como Abraham Harold Maslow (1908-1970),272 Milton Rokeach (1918-1988)273 y Robin Murphy Williams (1914-2006),274 entre otros, los valores han de situarse en la persona; a esto se enfrentan las sugerencias de Donald Thomas Campbell (1917-1996) y otros que los sitúan en los objetos.275 Para Rokeach, los valores expresan necesidades humanas básicas: […] un tipo de creencia emplazada en el centro del sistema total de creencias de una persona acerca de cómo se debe o no se debe comportar; o, también, acerca de algún objetivo en la existencia que es digno de esfuerzo o sacrificio en conseguirlo. Los valores son, por ende, ideales o abstractos independientes de cualquier objeto específico o situación concreta de actitud, los 270 La teleonomía es la calidad de aparente propósito y de orientación a objetivos de las estructuras y funciones de los organismos vivos, la cual deriva de su historia y de su adaptación evolutiva para el éxito reproductivo. 271 Donald Davidson, “Epistemología externalizada”, Análisis filosófico, v. X, n. 1, 1990, pp.1-3. 272 A. H. Maslow, Religions, Values and Peak-Experiences, Columbus, Ohio State University Press, 1964. 273 M. Rokeach, Beliefs, Attitudes and Values, San Francisco, Jossey–Bass, 1980 (1968), p. 214. 274 R. M. Williams, “Values”, en E. Shills, ed., International Encyclopaedia of the Social Sciences, Nueva York, McMillan, 1968. 275 D. T. Campbell, “Social Attitudes and Other Acquired Behavioral Dispositions”, en S. Koch, dir., Psychology: A Study of Science, v. 6, Nueva York, McGraw-Hill, 1963. 108 cuales representan las creencias de una persona sobre los modelos ideales de conducta y sobre los últimos fines también ideales.276 Desde el punto de vista de la sociología, el estudio de los valores es importante ya que su mejor comprensión les ayudará a "determinar el lugar que le corresponde a la subjetividad en el análisis social".277 Hay poco trabajo en la sociología actualmente que vincule la influencia de la estructura social en los valores sociales.278 Parsons y Shils279 separan los valores en individuales y de grupo, los primeros alrededor de problemas de motivación (como el control de la agresión), y los segundos organizados en torno a las pautas normativas que rigen las relaciones interpersonales. En esta dicotomía, no hay una bifurcación clara en los tipos de valores que afectan a las personas frente a los que se refieren a grupos.280 Los valores así divididos, sin embargo, tienen ambos cualidades de motivación y normatividad, y esta división entre la acción y la motivación es en la que se enfocan para su estudio la sociología y la psicología. El lugar en que estas dos disciplinas se encuentran, es el de la psicología social, el espacio común de preocupación es la mayoría de las veces el yo, aunque incluso allí el lugar de los valores se encuentra inexplorado.281 276 M. Rokeach, The Nature of Human Values, Nueva York, Free Press, 1973. 277 M. Hechter, “Agenda for Sociology at the Start of the Twenty–First Century”, Annual Review of Sociology, n. 26, 2000, p. 698. 278 Steven Hitlin y Jane Allyn Piliavin, “VALUES: Reviving a Dormant Concept”, Review of Sociology, n. 30, 2004, pp. 359–393. 279 Shils E. Parsons T, Toward a General Theory of Action, Cambridge, MA, Harvard University Press, 1951. 280 C. Kluckhohn, “Values and Value Orientations in the Theory of Action”, en Toward a General Theory of Action, Cambridge, MA, Harvard University Press, 1951, pp. 388–433. 281 Steven Hitlin y Jane Allyn Piliavin, “VALUES: Reviving a Dormant”, op. cit., p. 380. 109 Diferencias entre hecho y valor Bajo la influencia de la filosofía analítica, de las teorías semánticas de Gottlob Frege (1848-1925),282 y de Alfred Tarski (1902-1983),283 de la lingüística de Noam Chomsky284 y, especialmente, de la filosofía de Willard Van Orman Quine (19082000),285 Davison ha desarrollado su reflexión filosófica sobre cuestiones relacionadas con la teoría de la decisión, la teoría del significado, la filosofía del lenguaje y la filosofía de la acción.286 Distinción parecida a la que se atribuye a David Hume (1711-1776) entre es y debe, según la cual los enunciados en que se dice que algo «es» no se puede pasar a enunciados en que se diga lo que «debe ser». Los enunciados con los que decimos lo que son las cosas son enunciados de hechos, mientras que aquellos con los que decimos cómo «deben ser» las cosas son enunciados de valor o enunciados normativos.287 De lo anterior se sigue que los primeros describen un estado de cosas («Hay muchos hombres tolerantes»), mientras que los segundos prescriben obligaciones («Los hombres deben ser tolerantes»). El sentido de la distinción es que se suele sostener que no es lógicamente correcto deducir obligaciones a partir de hechos, o que los hechos y los valores 282 G. Frege, “El pensamiento: una investigación lógica”, traducción de Valdés Villanueva, de “Der Gedanke. Eine logische Untersuchung”, Beiträge zur Philosophie des Deutschen Idealismus, v. I, 1918. (Hay otras traducciones, por ejemplo la de M. Valdés en M. Valdés, comp., Pensamiento y lenguaje, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1996). 283 A. Tarski, Logic, Semantics, Metamathematics, papers from 1923 to 1938, ed., John Corcoran, Indianapolis, Hackett Publishing Company, 1983, pp. 152-278. 284 Noam Chomsky, Syntactic Structures, The Hague, Mouton, 1957, reimpreso Berlin y Nueva York, 1985. 285 W.V. Quine, Theories and Things, Cambridge, Mass., The Belknap Press of Harvard University Press, 1981, pp. 190–193. 286 Entrevista con Donald Davidson, Formato de archivo: PDF/Adobe Acrobat–Version en html, ruccs.rutgers.edu/faculty/lepore/Davidson_interview.pdf . 287 David Hume, Investigación sobre el conocimiento humano, traducción, prólogo y notas de Jaime de Salas Ortueta, Madrid, Alianza Editorial, 1995. 110 constituyen dos ámbitos distintos. Émile Durkheim y Max Weber, entre otros, han aceptado esta distinción entre enunciados y la inconveniencia de pasar de unos a otros, mientras que otros autores afirman que esta distinción no es adecuada en sociología, puesto que los valores no son meras decisiones irracionales sino que se fundamentan en teorías e ideologías y hasta son inseparables de ellas. 288 Moralidad y eticidad De manera general por moralidad se entiende el mundo de la moral o «lo moral» en sentido abstracto, o la exigencia en el orden de la realidad personal y social de que la conducta de las personas, sus opiniones y puntos de vista, o bien las costumbres de la sociedad y de las instituciones sociales, se conforman al orden moral, esto es, sean buenas. Según Emmanuel Kant,289 mientras la legalidad es el mero acuerdo o desacuerdo de la acción con la ley moral sin ninguna referencia a la motivación de la acción, la moralidad considera como motivación de la acción la idea misma del deber. Georg W.F. Hegel (1770-1831),290 por su parte, distingue entre moralidad (Moralität) y eticidad (Sittlichkeit). La primera se refiere a la voluntad subjetiva del bien, mientras que la segunda supone la realización del bien a través de instituciones históricas, principalmente: la familia, la sociedad civil y el Estado, que es la más alta manifestación de la eticidad. Hegel añade que el Estado es un Dios real que ha entrado en el mundo. En este sentido, la eticidad es la «verdad» de la moralidad, ya que esta se relaciona con aquella como lo finito con lo infinito. 288 Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu, Diccionario de filosofía, op. cit. 289 Emmanuel Kant, Crítica de la razón práctica, Primera parte, l.1, Cap. 1, § 8,2). 290 G. W. F. Hegel, Enciclopedia de las ciencias filosóficas, op. cit. 111 Ética y moral La palabra ética proviene del griego antiguo ἠθική [φιλοσοφία] "filosofía moral" y el adjetivo de ethos (costumbre, hábito), proviene del griego "Ethikos" cuyo significado es "carácter". Tiene como objeto de estudio la moral y la acción humana. Su estudio se remonta a los orígenes de la filosofía moral en la Grecia clásica. Su desarrollo histórico ha sido diverso, y, según Aristóteles, proviene de ethos (costumbre, hábito). 291 Es una rama de la filosofía cuyo objeto de estudio es la moral. Si por moral hay que entender el conjunto de normas o costumbres (morales) que rigen la conducta de una persona para que pueda considerarse buena, la ética es la reflexión racional sobre qué se entiende por conducta buena y en qué se fundamentan los denominados juicios morales. Las morales, puesto que forman parte de la vida humana concreta y tienen su fundamento en las costumbres, son muchas y variadas (la cristiana, la musulmana, etcétera) y se aceptan tal como son, mientras que la ética, que se apoya en un análisis racional de la conducta moral, tiende a cierta universalidad de conceptos y principios y, aunque admita diversidad de sistemas éticos, o maneras concretas de reflexionar sobre la moral, exige su fundamentación y admite su crítica, igual como han de fundamentarse y pueden criticarse las opiniones. En resumen, la ética es a la moral lo que la teoría es a la práctica; la moral es un tipo de conducta, la ética es una reflexión filosófica. Tanto la moral como la ética, términos que en la práctica suelen identificarse, tienen una función práctica: se refieren, aunque no exclusivamente, a situaciones conflictivas de la vida de las personas. Desde el punto de vista de la moral, hay que tomar una decisión práctica; desde el punto de vista de la ética, ha de formarse la conciencia en el hábito de saber decidir moralmente. En ambos casos, se trata de una tarea de fundamentación moral. Esta fundamentación puede entenderse de dos maneras: 291 Aristóteles, Ética a Nicómaco, cap primero, p. 41. en documento recuperado el 23 de octubre de 2008, http://www.scribd.com/doc/5172746/Aristoteles-Etica-a-Nicomaco 112 como metaética o como ética normativa. La primera busca entender cuál es la naturaleza de la ética en el plano del análisis de los conceptos, y trata de cuestiones como «¿qué se entiende por moral?», «¿qué es bueno?», etcétera, mientras que la segunda se ocupa de la justificación de las normas, criterios y valores morales así como de la fundamentación de los juicios morales, y trata de enunciados como «es preferible sufrir la injusticia que cometerla», «obra sólo según aquella máxima que puedas querer que se convierta, al mismo tiempo, en ley universal». Hay diversas clases de metaética, así como hay diversos tipos de éticas normativas, normalmente llamados sistemas éticos o morales, y, por supuesto, la metaética y la ética normativa no se excluyen mutuamente sino que aquélla es la antesala de ésta. Ya que la ética se interpreta como la parte de la filosofía que estudia la conducta humana en cuanto la llamamos buena, la primera cuestión metaética es definir qué se entiende por acto moralmente bueno. Las teorías metaéticas que intentan responder a esta cuestión se dividen en teorías no cognitivas, si afirman que no es posible demostrar la bondad moral por medios racionales, y teorías cognitivas, si afirman que esto es posible. Las teorías no cognitivas se dividen, a su vez, en emotivismo y prescriptivismo, y las cognitivas en intuicionismo y descriptivismo. George Edward Moore (1873-1958) es un ejemplo de lo que representa una teoría metaética. En Principia Ethica,292 sostiene que el concepto de bueno, problema central de la ética, es indefinible, y que saber qué es bueno sólo es posible mediante una intuición. Pretender analizarlo, descomponiéndolo en propiedades o características, es confundirlo con un objeto de la naturaleza y cometer la falacia naturalista. Es la postura del intuicionismo ético que, contra el naturalismo ético, afirma que las verdades morales 292 G. E. Moore, Principia Ethica, London, Cambridge University Press, 1903, pp. 12–13. 113 –por lo menos algunas– son conocidas por intuición y que por intuición sabemos que un acto humano es un acto moral. El intuicionismo fue rechazado por la teoría emotivista. Para Alfred J. Ayer,293 sostener que algo es bueno o afirmar un enunciado moral, carece de todo valor cognoscitivo y descriptivo, porque un enunciado de este género no puede ser ni verdadero ni falso, dado que se trata de pseudoenunciados y con ellos sólo se expresan los gustos morales personales y hasta el intento de dar una orden. Por su parte, Charles L. Stevenson (1908-1978),294 desarrolla en la obra Ética y lenguaje (1945) a partir de las ideas sobre el significado de Charles K. Ogden e I.A. Richards (1923),295 la teoría afirmada por Ayer. En los enunciados éticos puede distinguirse un contenido descriptivo y un contenido imperativo indefinido, éste es el propiamente moral. Así, en «esto es bueno», hay una descripción y la sugerencia a que otro mantenga la misma actitud que uno tiene a su respecto («yo lo apruebo y tú deberías también aprobarlo»). A diferencia de Adler Ayer, Stevenson sostiene que el método científico o empírico de verificación no es el adecuado para la ética. El prescriptivismo es otra de las metateorías no cognitivas sobre la ética, según la cual los enunciados éticos expresan prescripciones o mandatos, pero de tal índole que en el fondo permiten adoptar criterios de discusión sobre las argumentaciones morales (con lo que, en este aspecto, esta teoría sobre «qué es bueno o moral» deja de ser meramente no cognitiva), su principal representante es Richard Mervin Hare (1919– 2002),296 y su punto de vista es que lo moral es aquello que se presenta como un 293 Adler Ayer J., Lenguaje, op. cit. 294 Charles L. Stevenson, Etica y lenguaje, traducción de E. A. Rabossi, Buenos Aires, Paidós, 1971, 308 p. 295 Charles K. Ogden, e I. A. Richards, The Meaning of Meaning, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1946. 296 Richard Mervin Hare, The Language of Morals, Oxford, Oxford University Press, 1952. 114 «mandato universalizable», esto es, un enunciado ético es un juicio prescriptivo, que puede ser un imperativo, una norma o un juicio de valor o valoración. Un imperativo se impone a una persona, porque ésta admite normas, y éstas debe admitirlas porque participa de la común aceptación de unos valores en los que socialmente se halla inmerso. «No matarás» es un imperativo; si se pregunta « ¿por qué?», se responde que «hay que respetar la vida de los demás (a menos que ponga en peligro la propia)», norma ética, a la que, si se pregunta « ¿por qué hay que respetar la vida de los demás?», puede responderse: porque la vida humana se considera un valor supremo. Al decir «no matarás», se expresa también la adhesión personal a un principio que expresa un valor universal y, por lo mismo, quien hace un juicio moral que prohíbe o prescribe una acción determinada, afirma también que la prescribe y prohíbe para cualquier ocasión, persona o situación. El prescriptivismo ha sido criticado desde el descriptivismo, teoría metaética cuyos principales representantes son Geoffrey James Warnock (1923–1995),297 Philippa Ruth Foot298 y Peter T. Geach.299 Al respecto Warnock sostiene que lo moral no se identifica forzosamente ni con lo prescriptivo ni con lo universal, sino que es simplemente lo regulado con normas por ser algo que se considera vitalmente importante, o fuente de conflictos internos o causa de conflictos externos, mientras que Foot y Geach presentan contraejemplos a la tesis prescriptivista según la cual, para que un enunciado sea moral, ha de ser obligadamente prescriptivo o valorativo. Según Foot, hay palabras valorativas, como «grosero» y «valiente» que se aplican con criterios fácticos, y, según Geach, los criterios por los que algo se llama «bueno» dependen de 297 Geoffrey James Warnock, The Object of Morality, London, Methuen, 1971. 298 Philippa Ruth Foot, Natural Goodness, Oxford, Clarendon Press, 2001. 299 Peter T. Geach, “Good and Evil”, Analysis, n. 17, 1956, pp. 33–42. 115 cualidades naturales, equiparando enunciados como «un buen reloj» y «un buen hombre». La ética normativa, por su parte, es un conjunto de concepciones diversas que se articulan en torno a principios y métodos en que se funda la vida moral. Se distinguen básicamente en éticas teleológicas y éticas deontológicas. Las primeras, también llamadas éticas consecuencialistas se estructuran en torno a fines o a la consideración de las consecuencias de las acciones. Las segundas, en torno a la consideración del principio del deber. Ejemplo claro de ética deontológica es la moral formal de Kant;300 de ética teleológica lo es el eudemonismo de Aristóteles.301 La ética griega de orientación teleológica comienza con Sócrates, fundador de la investigación ética por medio del diálogo y la búsqueda de definiciones y quien saca a la luz los conceptos fundamentales de la ética, pero alcanza su punto álgido con la ética de Aristóteles. La felicidad, eudaimonia, es el fin de la vida y no puede consistir más que en una actividad del alma, por lo que la felicidad perfecta ha de consistir en la actividad «más excelente»: la vida de la mente. De ahí que la ética griega –la de Sócrates, Platón y Aristóteles, fundamentalmente– sea una moral de virtudes (éticas y dianoéticas). La ética kantiana es el modelo de las teorías deontológicas. Se estructura en torno al principio de actuar conforme al deber, que la conciencia humana (la razón práctica) se impone a sí misma mediante el imperativo categórico: «obra sólo según aquella máxima que puedas querer que se convierta, al mismo tiempo, en ley universal». Kant sostiene que ésta es la única ética racional digna del ser humano, que no prescribe nada concreto, nada material y que sólo impone un motivo formal a la voluntad, válido 300 Emmanuel Kant, op. cit. 301 A. Gómez Robledo, Ética Nicomaquea, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1983. 116 para todo hombre y para cualquier ocasión (universal y necesario): no hay intereses ni egoísmos, sino sólo la buena voluntad de actuar de acuerdo con el deber.302 Kant llama a esta ética «formal» y «autónoma», mientras que considera que las restantes son «materiales» y «heterónomas», por cuanto en ellas la voluntad humana se determina a obrar por motivos prácticos. La ética kantiana dignifica la voluntad y la persona humana, pero históricamente se la considera rigorista, vacía de los valores por los que actúan las personas y no apta para fundar un comportamiento moral que tenga en cuenta seres no humanos. En oposición al carácter formal y rigorista de la ética kantiana, el utilitarismo se sistematiza en torno a la finalidad de las acciones humanas y la valoración de sus consecuencias; es, por tanto, una ética finalista o consecuencialista. La finalidad la define como utilidad y ésta como «el mayor bien para el mayor número posible de personas», para lo que es necesario, mediante el cálculo utilitarista, valorar la cantidad de placer y de dolor, de felicidad e infelicidad, de satisfacción e insatisfacción. El único criterio racional de que disponemos para apreciar la moralidad de un acto es la consideración de las consecuencias que se derivan de él para la felicidad humana. En la primera maximización del bien, según Jeremy Bentham (1748-1832),303 se considera sólo la cantidad del bienestar como criterio de moralidad. Con John Stuart Mill304(1806-1873) se introdujo la distinción entre cantidad y cualidad de bienestar y se afirma que sólo el individuo es plenamente responsable de los criterios que utiliza. Finalmente, ya en pleno siglo XX, con el llamado «utilitarismo de las preferencias», se 302 Emmanuel Kant, Crítica de la razón práctica, op. cit. Primera parte, l.1, Cap. 1, § 8,2. 303 Jeremy Bentham, Falacias políticas, traducción de Javier Ballarin, estudio preliminar de Benigno Pendas, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1990. 304 John Stuart Mill, Principios de economía política, con algunas de sus aplicaciones a la Filosofía Social, México, Fondo de Cultura Económica, 1943. 117 introducen en la consideración del cálculo del bienestar las preferencias de todos los implicados en la decisión. En épocas recientes, la teoría de la justicia propuesta por John Rawls (1921– 2002),305 que se inspira en Kant y en las doctrinas contractualistas, esto es, en aquellas que proponen que los principios éticos son de libre convención y que pretende superar los inconvenientes del utilitarismo, aunque se refiera directamente a la fundamentación de la sociedad, puede aplicarse también a la ética. Para decidir en situaciones conflictivas sobre cuestiones de libertad, igualdad de oportunidades, renta, riqueza, etcétera, puede recurrirse al principio que denomina del maximin: maximizar las exigencias de los individuos socialmente más débiles. De lo anterior podemos concluir que la ética es la parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre. Para Ellwood,306 la ética es la ciencia de la conducta buena y mala, sea para el individuo o para un grupo de ellos. Desde este punto de vista, la ética es la ciencia de los valores morales, de normas morales y de ideales; es, entonces, una ciencia normativa, pues busca establecer normas o estándares para la conducta humana. Estos problemas normativos son considerados como el problema central de la ética; en ese sentido, la ética no trata con un aspecto especial de la vida colectiva del hombre sino por lo general con el ideal para la vida individual y social. Las ciencias sociales proveen de accesorios al material crudo de la ética y en un sentido están subordinadas a ésta. Esta visión de la ética hace la conexión entre la vida social y moral simple y explícita. La moral entonces se convierte en el aspecto normativo de la sociedad y las virtudes morales se convierten no en cualidades personales abstractas sino en valores sociales; por consiguiente, no es demasiado decir 305 John Rawls, A Theory of Justice, Cambridge, Harvard University Press, 2005, pp. 607. 306 Charles A. Ellwood, “The Sociological Basis of Ethics”, International Journal of Ethics, v. 20, n. 3, abril de 1910, pp. 314-329. 118 que los ideales éticos serán derivados por un proceso de crítica del conocimiento social. Para los hindúes,307 la vida moral no puede ser únicamente dinámica, sino también relativa a las diferentes condiciones en las cuales empieza la vida humana. Al trabajar en el “ideal”, los hindúes consideran también el nacimiento, las condiciones sociales, la edad y el sexo. Es entonces que el ideal es dinámico y relativo a la vez. Estas suposiciones nos llevan a pensar en una ética en desarrollo, en evolución al mismo ritmo que le impone la propia crítica del conocimiento social. Una empresa exige un nivel de confianza entre los participantes. ¿De dónde vendrá la confianza si no tenemos ninguna base común sobre la cual plantar nuestra ética y, en cambio, debemos confiar en los valores heterogéneos y contradictorios del grupo del cual somos parte en ese momento? La cuestión fundamental que debemos abordar es si hay una fuente de lo que es moralmente correcto que está más allá de nosotros –es decir, Dios– y esa norma es absoluta y universal, o depende de nosotros descubrir lo que está bien y lo que está mal, si es que podemos ponernos de acuerdo en que existe lo bueno y lo malo. Y si dependiera de nosotros, ¿cómo podríamos decir que los valores de una persona son mejores que los de otra persona? Sin embargo, la ética seguirá siendo una parte de los negocios, no importa qué le pase al asunto que llamamos ética en los negocios.308 La ética de los negocios es una reflexión, no es una imposición, no son recetas morales. La meta de la actividad empresarial es la satisfacción de las necesidades humanas. En este sentido, la ética de la empresa tiene por valores irrenunciables la calidad en los productos, la gestión, la honradez en el servicio, el mutuo respeto a las relaciones internas y externas de la empresa, la cooperación por la que conjuntamente aspiramos a la calidad, etcétera. 307 Rao G. Hanumantha, “The Basis of Hindu Ethics”, International Journal of Ethics, v. 37, n. 1, 1926, p. 29. 308 John R. Boatright, “Globalization and the Ethics of Business”, Business Ethics Quarterly, v. 10, n. 1, 2000, p. 1. 119 Existen diversos enfoques de la ética de los negocios, por citar algunos, el que subraya las responsabilidades y los derechos de los trabajadores, el de la responsabilidad de los consumidores y el de la degradación del medio ambiente.309 Actualmente, la mayoría de las organizaciones tienen un código de ética. El problema es que no se le da la difusión ni se le presta el interés que debería tener, y en el peor de los casos, que aún teniendo la habilidad para ver e, incluso, hablar sobre los problemas éticos, están incapacitados y son absolutamente incapaces para actuar. Pueden estar conscientes del problema, pueden articular el problema ético, así como evaluar las diferentes respuestas y las consecuencias de cada una. Sin embargo, no pueden hacer nada y en lugar de actuar estudian y discuten el problema hasta la muerte.310 Es entonces que tendríamos que preguntarnos si como individuos o empresas: ¿nuestros objetivos manifiestan un compromiso con una norma que está más allá de nosotros? o si ¿tenemos pautas que nos ayuden a transitar en forma ética? En principio sería un comportamiento ético aquel que estuviese de acuerdo con unos valores establecidos o definidos al respecto, y lo contrario serían comportamientos no éticos. Por tanto, ética y valores se unen desde el principio, sin valores no cabe hablar de ética. Existen diversos valores, según el campo en el que nos situemos, así existen, como ya se ha comentado, valores: económicos, artísticos, morales, éticos, religiosos y sociales. En ocasiones, estos valores podrán ser coincidentes y en otras no sucederá así, los valores son una especie de fundamentos, de puntos de apoyo de los comportamientos humanos de acuerdo con el campo en el que nos situemos. Son reconocidos como tales por la sociedad y no dependen de la aprobación de las mayorías. Los valores son los que son y no aquellos que la sociedad quiera que sean en cada época 309 Adela Cortines, "Ética de la empresa", citada en Joaquín Peón Escalante, La ética en los negocios, Año II, Epoca 1, n. 5, Mayo de 1998. 310 Michael Hoffman W. y Driscoll Dawn–Marie, “Business Ethics in the New Millennium: Will the Patient Survive?”, Business Ethics Quarterly, v. 10, n. 1, p. 225. 120 del mundo.311 Es evidente que acciones humanas tales como robar, engañar, difamar, mentir, chantajear, extorsionar, maltratar, etcétera, han sido siempre, son y serán actos reconocidos, al menos internamente, por cada individuo y por la sociedad como no éticos; con independencia de su consideración como actos ilícitos, contrarios a las leyes, inmorales u otras consideraciones que se quieran hacer sobre ellos. Por el contrario, acciones humanas como decir la verdad, pagar lo justo, aportar el trabajo debido, respetar la propiedad ajena, entre otros, son ejemplos de acciones que el hombre y la sociedad consideran como éticos. Esta consideración de lo que es ético y lo que no lo es, no depende por tanto de circunstancias coyunturales, no es algo relativo, cambiante, sujeto a opiniones. Lo que es ético lo es, y lo que no, no lo es. En donde debemos fundamentar nuestra competencia ética es en tratar de alcanzar comportamientos éticos, para vivirlos. Ahí se entra en otro terreno, uno en el cual no hay suficiente investigación, ya que existen diferentes factores en las distintas épocas históricas y localizaciones sociales o geográficas, que influyen sobre los humanos con más o menos fuerza. Miguel Olivas sugiere que la falta de investigación en las diferentes percepciones acerca del comportamiento ético, puede llegar a ser un gran obstáculo al tratar de formar un mercado integrado y que hacer decisiones éticas en los negocios está compuesto por influencias individuales y organizacionales.312 De acuerdo con la teoría, 311 C. R. Rogers, Libertad y creatividad en educación, Barcelona, Paidós, pp. 182-183. Sostiene que el ser humano desde el principio tiene una clara concepción de los valores. Prefiere algunas cosas o experiencias y rechaza otras, y "esta complicada evaluación de las experiencias es una función claramente organísmica, no consciente ni simbólica". Pero este proceso de valoración eficiente y con bases tan sólidas se ve interferido por las influencias personales y culturales que recibe, en su intento por ganar aprobación, estimación y afecto, ya no orienta su conducta por su propia experiencia, sino que aprende los valores que se le transmiten y que especialmente en nuestra época plantean enfoques divergentes e incluso contradictorios. El individuo empieza a guiarse por los valores que se le vinculan "aun cuando puedan discrepar con sus vivencias". 312 Miguel R. Olivas Luján, “Ethical Decisión Making in Mexico: A Review and an Empirical Examination at the Individual and Organizational Levels”, Business Association for Latin American Studies, Venezuela, marzo de 2000. 121 las diferencias en el razonamiento ético encuentran reflejo internacional en las diferencias subyacentes en la relación entre el individuo y sociedad.313 Sin embargo, estudios como el de Brian Husted señalan que está empezando a observarse el desarrollo de un fenómeno relativamente nuevo: la emergencia de un orden global moral transocial el cual explica a partir de que “…las éticas globales surgen del grado de acuerdo entre las sociedades, corporaciones y otras organizaciones con respecto a los campos éticos apropiados y conductas en una situación dada. Este fenómeno aparece especialmente marcado en el mundo de los negocios.”314 En la sociedad actual, de libre mercado, impera el principio del máximo beneficio, de la eficacia y del utilitarismo. La combinación de estos factores lleva a una lucha por el beneficio y la rentabilidad, por la utilidad de las cosas y de las personas, por su validez para ganar y para competir a toda costa. Es en este escenario en el que han de sobrevivir los valores éticos. Aquí valdría preguntarse si vale la pena saltarse los principios éticos y actuar según convenga en cada caso para el bien individual o de una colectividad. En principio, la respuesta podría ser que no, ya que tenemos raíces históricas y una conciencia interior que nos permite diferenciar lo que es bueno y lo que es malo; lo que se debe de hacer y lo que no, es decir, lo que es ético y lo que es un comportamiento poco ético. Por tanto, podemos inferir que es posible entonces que exista una ética empresarial, que sea percibida como tal por las empresas de la industria y por la sociedad y que los principios éticos son usados son una guía que regula los comportamientos humanos. Sin embargo, los individuos y en particular los miembros de alguna organización, se enfrentan con decisiones que tienen implicaciones éticas tanto 313 Carolyn Erderner y Pedro Márquez, “A Preliminary Investigation of Business Ethical Reasoning in Mexico, China, and the U.S.: Implications for Emerging Theory”, Annual Meeting, Southwest Academy of Management, Dallas, Texas, marzo 1–5, 2005. 314 Bryan W. Husted, et al., “The Impact of Cross–National Carriers of Business Ethics on Attitudes About Questionable Practices and Form of Moral Reasoning”, Journal of International Business Studies, v. 27, n. 2, 2nd Qtr., 1996, p. 392. 122 en su vida personal como en su vida en los negocios. Barnard establece que en su vida personal los adultos no se preocupan por las opiniones de otras personas por las decisiones que toman; sin embargo, en su vida dentro de de las organizaciones las personas quizá sientan presión por, como ya lo señalamos, los principios éticos usados como guía por las empresas y por hacer lo que otros desean.315 Esta presión, normalmente obedece a la maximización de las utilidades y se transmite a los trabajadores a través de sus superiores en la organización. Barnard también considera que cada participante en una organización es percibido con dos personalidades: una personalidad organizacional y otra individual. Así, esta dicotomía en los valores organizacionales e individuales hace difícil la toma de decisiones. Actualmente se presenta un debate sobre esta toma de decisiones y se discute acerca de si el comportamiento ético de los individuos dentro de las organizaciones ha mejorado. Para Posner y Schmidt,316 éste ha mejorado porque: las organizaciones tienen códigos de ética más específicos, se han incrementado las sanciones cuando el personal es sorprendido actuando de manera no ética y se ha dado una mayor capacitación sobre la toma de decisiones éticas; sin embargo, Liedtka considera que el comportamiento ético de los individuos dentro de las organizaciones no ha mejorado debido a las constantes preocupaciones por maximizar ganancias y a las presiones inherentes a la alta gerencia.317 Entonces, es evidente que se podría añadir una larga lista de situaciones que conlleven problemática ética en la empresa, como: contrataciones erróneas y a veces injustas, salarios indebidos, prestaciones de trabajo escasas, publicidad engañosa, 315 Chester I. Barnard, Functions of the Executive, Cambridge, MA., Harvard University Press, 1938. 316 B. Posner y W. Schmidt, “Value Congruence and Differences”, Journal of Business Ethics, n. 12, Holanda, 1993, pp. 341-347. 317 J. Liedtka, “Values Congruence: The Interplay of Individual and Organizational Value”, Journal of Business Ethics, n. 8, Holanda, 1989, pp. 805-815. 123 despidos de personal sin motivo, enfermedades simuladas, producción y venta de productos defectuosos, competencia desleal, desmotivación de unos trabajadores a otros, insensibilidad ecológica, discriminación, etcétera. De tal forma que la ética es un valor intrínseco de toda actividad económica y empresarial, ya que cualquier actividad empresarial incluye al ser humano. La ética es una exigencia que se hace más significativa mientras mayor es la complejidad social, si la ética está en toda actividad empresarial, no puede ser considerada como un «valor agregado» sino como una «competencia ética». En suma, el comportamiento basado en valores éticos beneficia a toda la sociedad, a la empresa y a la economía en la que está inserta. Los principios forman la base de la confianza y cooperación y contribuyen a la moral de los empleados. La confianza, propicia que los empleados se sientan orgullosos de pertenecer a una organización que define los valores éticos como una forma de vida. Los valores A manera de síntesis, podemos decir que hay distintas posturas que definen los valores, de acuerdo con Ana Teresa López de Llergo,318 unas lo hacen desde el ámbito subjetivo y otras desde el objetivo. En el primero el ser humano es quien dice lo que son los valores porque reconoce sólo los que le interesan y los recrea, en el segundo se definen desde el plano objetivo, desde la observación de la realidad. Dentro de esta última postura hay variantes: algunos dicen que son cualidades y como tales son accidentes que se adhieren al ente.319 Esta idea confirma a los valores en el ser, pero no garantiza su permanencia en cada sujeto porque hay momentos en que pueden variar, total o 318 Ana Teresa López de Llergo, Valores, valoraciones y virtudes. Metafísica de los valores, México, Compañía Editorial Continental, 2001, p. 210. 319 Ente es todo lo real, compuesto de dos principios: esencia y acto de ser. Puede propiciar en quien conoce al ente de razón. 124 parcialmente, sin que cambie quien los sostiene. Otra variante identifica los valores con el trascendental bien y automáticamente se excluye la verdad, la belleza y la unidad. Sólo es valiosa una persona de conducta honorable y no quien actúa moralmente mal aun cuando sea inteligente o bella. Otras posturas dicen que los valores corresponden a cada uno de los trascendentales (la unidad, la verdad, el bien y la belleza), esta concepción favorece la subjetividad ya que el bien y la belleza no se dan en su totalidad en cada criatura y no resulta fácil captar toda la riqueza del valor en esos trascendentales. Hay quienes colocan a los valores en el ser, postura que da mayor solidez porque se apoya en uno de los principios constitutivos de toda realidad.320 Para fines de esta investigación propongo la ubicación del valor en el ser del ente y en la razón de ser de cada uno de ellos,321 sin omitir ninguno de los dos. En la razón de ser se explica la finalidad o proyecto que cada ente debe realizar. También se explican los valores de las unidades de orden.322 Cada ente tiene innumerables posibilidades de alcanzar su fin, puede desempeñar diversos roles y debe tener diferentes valores para actualizar su razón de ser. Cuando los entes realizan sus tareas, se habla de valores de operación. Así los valores de alguien o de algo se acrecientan en la medida en que cumple realmente su razón de ser. Y ese sujeto se manifiesta como valioso porque tiene valores y los ha puesto en práctica. Se ha dicho que el valor se da en la razón de ser, por lo que podría pensarse que la razón de ser es el primer valor. Sin embargo no es así, porque la razón de ser justifica al ser pero por sí misma no tiene entidad. La razón de ser es el principio de todos los valores pero no es el valor. Por lo anterior, los valores tienen realidad, son reales, 320 El otro principio es la esencia considerada como aquello que indica el modo de ser de cada 321 Ana Teresa López de Llergo, op. cit., p. 22. 322 Sociedades, grupos, conjuntos de personas. ente. 125 porque se apoyan en el ser de los entes. Y como el ser es la primera perfección que tiene cada ente, puede decirse que el ser es el primer valor, del que seguirán los demás valores de ese ente según su naturaleza. Así pues, los valores sólo se dan en la realidad que es o que se opera. Cada individuo, persona u objeto, por el hecho de ser tiene sus propios valores, que están ahí, independientemente de que sean o no conocidos por alguien. La relación valoral –valoración– interpersonal supone un autodescubrimiento, ofrecerse y donarse para lograr una aceptación, tanto individual como social. Entonces los valores de las personas se aprecian con mayor nitidez no sólo porque están ahí, sino porque la razón de ser de cada uno de los valores trasciende cuando se exterioriza al sujeto espiritual, capaz de conocer y de amar. La relación valoral –valoración– entre las personas y los objetos supone por parte, que la persona descubra los valores de los objetos y su posible utilización. Aunque para Spranger,323 –que distingue como valores fundamentales, los económicos, los teóricos, los estéticos, los sociales, los políticos y los religiosos–, cuando se plantea el establecer una escala jerárquica en los valores, considera necesario prescindir de las contingencias de la perspectiva del valor condicionadas por el espacio, el tiempo y la individualidad de quienes lo manifiestan, para centrarse sólo en “la adecuada vivencia de los valores". Esta jerarquización de los valores, concluye que los límites inferior y superior de la escala los ocupan respectivamente los valores económicos y los religiosos. Esto debido a que los valores económicos son valores de utilidad, es decir, que se refieren siempre a otro valor, al que sirven y su valor sólo será el que reciban en forma refleja de ese valor. En cambio, los valores religiosos –entendidos no sólo desde una perspectiva confesional, sino en su enfoque más amplio– implican a la totalidad de la vida 323 Edward Spranger, “Formas de vida”, Revista de Occidente, Argentina, 1948. 126 espiritual. Spranger considera que los valores de otras esferas se convierten en valores religiosos en cuanto incurren en la referencia a un sentido definitivo de la vida. Este enfoque es muy similar al concepto de sacralización de Maslow, que consiste en enfocar las cosas con seriedad, respeto e interés profundo.324 Para fomentar los valores en las sociedades –consideradas como unidades de orden– se parte del conocimiento de los valores de los entes, que propicia las relaciones interpersonales, o entre personas y objetos. Los valores en la sociedad son valores relacionales, no tienen entidad en sí, pero se apoyan en la entidad y en la razón de ser de lo relacionado. Los valores relacionales suponen vinculación que propicia la dirección y tendencia que se percibe en las sociedades. El manejo de los valores en la vida social es inseparable de la dimensión ética, por eso la utilización o la manipulación no es válida en las relaciones interpersonales. De lo anterior se desprende que los valores no se crean, sólo se descubren y pueden aprovecharse. Así, los valores están en los entes y por la trascendencia es posible ayudar a que otras personas los descubran. En este sentido puede hablarse de la transmisión de valores, sobre todo dentro de las unidades de orden. Cuando se eligen determinados valores es porque se han descubierto, seleccionado y aplicado para resolver las situaciones del vivir cotidiano con un estilo personal, es entonces válido referirse a una jerarquía de valores, en la realidad los entes están jerarquizados de acuerdo con su naturaleza. En la 5 presento las características de las diferentes perspectivas de lo que son los valores. 324 A. H. Maslow, Religions, Values and Peak-Experiences, op. cit., p. 56. 127 Tabla 5. Características de las diferentes perspectivas de lo que son los valores Característica del valor Durabilidad Integralidad Flexibilidad Satisfacción Polaridad Jerarquía Trascendencia Aplicabilidad Complejidad Relatividad Comportamiento Utilidad Descripción Los valores se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que son más permanentes en el tiempo que otros. El valor es lo que no deja indiferente, lo que merece ser conocido, sentido, querido o deseado; es aquella cualidad o conjunto de cualidades de una persona o cosa en cuya virtud es apreciada. Cada valor es una abstracción íntegra en sí mismo, no es divisible. Los valores cambian con las necesidades y experiencias de las personas. La valoración es un hecho meramente psíquico y subjetivo, y depende del deseo y no del agrado. Los valores generan satisfacción en las personas que los practican, son todo aquello que hace que el hombre aprecie o desee algo por sí mismo o por su relación con otra cosa; es la cualidad por la que se desean o estiman las cosas por su proporción o aptitud al satisfacer nuestras necesidades. Todo valor conlleva un contravalor y eestán ordenados desde lo agradable– desagradable, lo noble–vulgar, y los valores espirituales (bello–feo, justo–injusto, verdadero–falso), hasta lo sagrado–profano. Los valores se consideran como superiores e inferiores. Las jerarquías de valores no son rígidas ni predeterminadas, se van construyendo progresivamente a lo largo de la vida de cada persona. Los valores trascienden el plano concreto, dan sentido y significado a la vida humana y a la sociedad. Son cualidades a priori de las cosas, independientes por tanto de la experiencia humana. Son objetivos y universales, y son los fundamentos del aprecio o de la desaprobación que producen en nosotros. Los valores se aplican en las diversas situaciones de la vida, entrañan acciones prácticas que reflejan los principios valorativos de la persona; son irreales, pero presentes. “Los valores no son, sino que valen” Los valores obedecen a causas diversas, requieren complicados juicios y decisiones. Se distinguen entre valores preprogramados genéticamente y valores culturales adquiridos. La noción de valor económico muestra un aspecto esencial del valor en general; es decir, que su dependencia necesaria con el hombre lo hace algo relativo, las cosas no son valiosas por sí mismas sino sólo en relación con el hombre. Los valores expresan necesidades humanas básicas ya que dan los elementos acerca de cómo se debe comportar una persona. Son ideales independientes de cualquier objeto específico o situación concreta de actitud, representan las creencias de una persona sobre los modelos ideales de conducta y sobre los últimos fines también ideales. Los valores se descubren, seleccionan y aplican para resolver las situaciones del vivir cotidiano con un estilo personal. Como hemos visto, el estudio de los valores es un tema amplio que requiere para su cabal comprensión de un análisis más profundo del que he realizado; sin embargo, me parece que con lo expuesto hasta este momento es suficiente para el propósito de este trabajo, pues estos planteamientos me permiten avanzar en el estudio a profundidad de uno de los valores que desde el punto de vista de la historia de nuestro país y en 128 particular de la ciudad de México, ha sido determinante en el comportamiento del trabajador mexicano: la lealtad. 2. Reflexiones acerca de los valores: la lealtad Es posible resumir las principales características de la concepción de los valores básicos implícitos en los escritos de muchos teóricos e investigadores de la siguiente manera:325 Los valores son creencias, pero son creencias indisolublemente ligadas a la emoción, no objetivos, ideas frías; los valores son constructos motivacionales,326 que hacen referencia a los objetivos deseables que se esfuerzan por alcanzar las personas; así pues, los valores trascienden acciones y situaciones específicas, pues son metas abstractas. Ahora bien, la naturaleza abstracta de los valores los distingue de los conceptos como las normas y actitudes, que por lo general se refieren a acciones específicas, objetos o situaciones. En ese sentido, los valores guían la selección o evaluación de las acciones, políticas, personas y acontecimientos. Es decir, que los valores sirven como estándares o criterios y están ordenados por importancia relativa entre uno y otro. Los valores del individuo forman un sistema ordenado de prioridades de valor que los caracterizan como individuos, pero al mismo tiempo, los valores son los elementos dinámicos que definen una cultura. De tal forma que esta característica jerárquica de los 325 G. W. Allport, Pattern and Growth in Personality, New York, Holt, Rinehart y Winston, 1961; N. T. Feather, “Values, Valences and Choice: The Influence of Values on the Perceived Attractiveness and Choice of Alternatives”, Journal of Personality and Social Psychology, n. 68, 1995, pp. 1135-1151; R. Inglehart, Modernization and Postmodernization, Princeton, NJ, Princeton University Press, 1997; C. Kluckhohn, “Values and Value-orientations in the Theory of Action: An Exploration in Definition and Classification”, en T. Parsons y E. Shils, eds., Toward a General Theory of Action, Cambridge MA, Harvard University Press, 1955, pp. 388-433; C. W. Morris, Varieties of Human Value. Chicago, University of Chicago Press, 1956; M. Rokeach, The Nature of Human Values, New York, Free Press, 1973; Mauro Rodríguez Estrada y Patricia Ramírez Buendía, La psicología del mexicano en el trabajo, 2ª. ed., México, Mc Graw Hill Interamericana Editores, 2004. 326 Joel Kupperman, J., Value… and What Follows, New York, Oxford University Press, 1999, p. 74. 129 valores también se distingue de las normas y actitudes, en síntesis, y de acuerdo con McCarty y Shrum,327 Los valores personales han sido durante mucho tiempo considerados por los científicos sociales como factores determinantes de las actitudes y comportamientos. Los valores personales son declaraciones de lo ideal328 y representan creencias de modos particulares de conducta o de estados finales de existencia que son preferibles a otros.329 Al igual que las actitudes, los valores son cogniciones sociales que facilitan la adaptación al medio;330 los valores y las actitudes difieren, sin embargo, en que las actitudes representan la organización de creencias en torno a un determinado objeto o situación, mientras que los valores son más abstractos por naturaleza. De este modo, los valores pueden ser considerados como los prototipos de donde se derivan las actitudes y los comportamientos. 331 La teoría de valores define a éstos como deseables, con metas que van más allá de la situación, que varían en importancia y que sirven como principios rectores en la vida de las personas. Las características señaladas son comunes a todos los valores, pero el aspecto fundamental que hace la distinción entre ellos es el tipo de motivación que induce el objetivo. Con la finalidad de coordinarse con los demás en la consecución de los objetivos que son importantes para ellos, los grupos e individuos se comunican estos requisitos cognitivamente (en forma lingüística) como valores específicos. De acuerdo 327 John A. McCarty y L. J. Shrum, “The Measurement of Personal”, op. cit., pp. 272-273. 328 C. Kluckhohn, “Values and Value-orientations in the Theory of Action”, op. cit. 329 Milton Rokeach, “The Nature of Human Values”, op. cit. 330 Lynn R. Kahle, ed., Social Values and Social Change: Adaptation to Life in America, New York, Praeger, 1983. 331 Pamela Homer y Lynn R. Kahle, "A Structural Equation Test of the Values-AttitudeBehavior Hierarchy", Journal of Personality and Social Psychology, n. 54, 1988, pp. 638-46. 130 con Schwartz,332 son diez los valores básicos, motivacionalmente distintos, que se obtienen a partir de tres requisitos universales de la condición humana: 1) necesidades de los individuos como organismos biológicos; 2) requisitos para una interacción social coordinada; y 3) la supervivencia y el bienestar de las necesidades del grupo. Ahora bien, de acuerdo con Lichtman, existen valores éticos centrales, a saber: lealtad, honestidad, equidad, cuidado, respeto, tolerancia y valentía moral. Uno de los retos que enfrentamos día a día es que en ocasiones debemos escoger entre lealtad hacia nuestros familiares o empleados y nuestro compromiso con los otros valores centrales. Lealtad significa ser fiel a las obligaciones con la familia, amigos, compañeros de trabajo y empleadores; pero también significa mantener un compromiso con los otros principios, ya que existe este compromiso, nadie tiene el derecho de solicitar a otro que comprometa sus principios en nombre de la lealtad.333 En 1935 Gordon Willard Allport (1897–1967),334 señaló que las actitudes son procesos mentales individuales que determinan tanto las respuestas actuales como las potenciales de cada persona en el mundo social; como la actitud se dirige siempre hacia algún objeto, se puede definir como “un estado de la mente de un individuo respecto a un valor”. Asimismo, su hermano Floyd Henry Allport (1890-1978) publicó una colección de ensayos que tenían como objetivo hacer una reinterpretación contemporánea de la organización social en términos psicológicos, en estos documentos 332 S. H. Schwartz, “Universals in the Content and Structure of Values: Theoretical Advances and Empirical Tests in 20 Countries”, en M. P. Zanna, eds., Advances in Experimental Social Psychology, New York, Academic Press, v. 24, 1992, pp. 1-65. 333 Jim Litchman, “Invoke Employee Loyalty”, Workforce, n. 77, 1998, p. 121. 334 G. W Allport, “Attitudes”, en C. Murchison, Handbook of Social Psychology, Worcester Mass., Clark University Press, 1935, p. 6. 131 ya planteaba que: “La actitud que refiere la palabra lealtad no está suficientemente entendida”. 335 Por su parte, al hacer una revisión de la literatura desde el campo de la administración, Coughlan encontró diferentes definiciones y formas de medir la lealtad, muchas de las cuales no pueden distinguirse de las utilizadas para definir el “compromiso”; de hecho, afirma que algunos autores han empezado a utilizar compromiso y lealtad como sinónimos, creando una innecesaria confusión entre estos conceptos.336 De ahí la necesidad de clarificar el concepto de lealtad y su medición, asuntos sobre los que me ocuparé más adelante. Se han realizado estudios para definir lo que es la lealtad, así por ejemplo para Miskel y Layday, la lealtad en relación con la autoridad es: […] una condición en la cual los superiores son aceptados, queridos y respetados por sus subordinados, esta definición basada en el afecto, fue ampliada […] al incluir un componente cognitivo, este aspecto incluye una serie de creencias incuestionables acerca de la confianza y fe en el líder complementado por un deseo conductual de seguir al líder [...] La lealtad de un subordinado es un concepto basado en la autoridad informal […]337 De acuerdo con los autores, la lealtad “…es un compromiso, un sentimiento de confianza, un sentido de responsabilidad, una completa devoción a una persona o a un ideal,… es un concepto de dos vías, es multifacético…” y, además, “…crece a través de 335 F. H. Allport, Institutional Behavior: Essays Toward a Re-interpreting of Contemporary Social Organization, Chapel Hill, NC, University of North Carolina Press, 1933, p. 164. 336 Richard Coughlan, “Employee Loyalty as Adherent to Shared Moral Values”, Journal of Managerial Issues, v. XVII , n. 1, primavera de 2005, p. 43. 337 C. Misker, G. R. Fevurly y J. Stewart, “Organizational Structures and Processes, Perceived School Efectiveness, Loyalty and Job Satisfaction”, Educational Administration Quarterly, v. 15, n. 3, 1979, p. 99. 132 un proceso de relación intencional…”.338 Por su parte, para Adler y Adler la lealtad se produce preferentemente en organizaciones donde “el interés central de vida de los miembros gira alrededor del trabajo […] y […] la alineación de las metas individuales con aquellas del grupo”.339 Ahora bien, conviene señalar que para algunos estudiosos la base de la lealtad organizacional es económica;340 sin embargo, hay que señalar que también existe lealtad en grupos religiosos y unidades militares, pero la lealtad que encontramos en este tipo de grupos sobrepasa la buena paga o beneficios y la aceptación de autoridad y puede ser denominada como lealtad intensa.341 Por ejemplo, los profesores de universidades le dan más valor a la autoridad basada en competencias profesionales que la que le dan otro tipo de trabajadores.342 La lealtad entonces genera interés, parcialidad e identificación con el objeto de lealtad más que con sus competidores, se expresa en las relaciones que generan estas parcialidades. La demanda mínima de la lealtad es el mantenimiento de la relación, que requiere del rechazo de alternativas que dañen la relación misma.343 A partir de esta definición, podemos decir que para que exista la lealtad debe haber tres partes: A puede ser leal a B sólo si hay una tercera parte C, de aquí que el elemento fundamental de la lealtad reside en que A seguirá a B aun cuando C aparezca. 338 M. Dreire, y J. Layday, “Feelings of Loyalty among Members of Learning-in-Retirement Programs”, Educational Gerontology, v. 23, n. 4, junio de 1997, pp. 315-327. 339 P. A. Adler, y P. Adler, “Intense Loyalty in Organizations: A Case Study of College Athletics”, Administrative Science Quarterly, v. 33, n. 3, 1988, pp. 401-417. 340 Chester I. Barnard, Functions of the Executive, op. cit. 341 P. A. Adler, y P. Adler, op. cit., p. 402. 342 W. K Hoy y R. Rees, “Subordinate Loyalty”, op. cit., p. 272. 343 George Fletcher P., Loyalty. An Essay on the Morality of Relationships, US, Oxford University Press, 1993, p. 8. 133 Desde esta perspectiva, en la manera en que se definan nuestras líneas de lealtad es que nos definiremos a nosotros mismos como personas y nos distinguiremos de otras. Los objetos de nuestra lealtad juegan una parte muy importante al hacernos diferentes, si expresamos nuestra lealtad a un país o a una persona, estos objetos de nuestra lealtad servirán también para definir quienes somos. Esto mismo ocurre con nuestros principios: yo soy leal a ellos y ellos son funcionales para mí. Para George P. Fletcher hay tres dimensiones de lealtad: la lealtad del amor, la lealtad al grupo y la lealtad a Dios, estas tres dimensiones de lealtad se distinguen, en parte, por las direcciones y planos de vinculación.344 En las lealtades personales de amistad y amor las líneas de compromiso vinculan a los individuos en una relación íntima. En los casos de lealtad al grupo, los miembros del grupo se encuentran horizontalmente leales a cada uno y en conjunto, verticalmente leales al líder. En el caso de lealtad a Dios el compromiso es unidireccional, en la tradición Judeo-cristiana Dios es recíproco, como padre, como líder, como señor feudal, que responde a la lealtad principalmente como protector y legislador. Por otra parte, los planos de lealtad se distinguen por el papel de la rectitud en el mantenimiento de la lealtad. En las relaciones amorosas, el sentimiento de que uno está haciendo las cosas bien juega un papel mínimo en el fomento de la confianza. En la acción política, la lealtad de los participantes entre sí refuerza el sentido de lo apropiado de mantenerse firme a la causa. Las lealtades religiosas oscilan entre una sumisión total a la palabra de Dios y un sentido crítico que sólo lo que es correcto debe ser tratado como mandato de Dios. El que haya tres dimensiones de la lealtad permite mantener el balance apropiado entre ellas, la interacción de estas tres dimensiones de la lealtad 344 Íbid., pp. 25-40. 134 permite que al tomar decisiones en la vida, por lo regular, actuamos en contra de alguna de ellas para seguir a las otras. Ahora bien, cuando se plantea una situación de lealtad, no está suficientemente claro lo que exige la situación, aun cuando nuestra conducta sea suficiente para que seamos leales. En las tres dimensiones el deber de lealtad oscila entre la mínima y la máxima demanda. Las lealtades mínimas, consisten en no traicionar el objeto de su lealtad, no luchar a favor del enemigo, no adorar dioses extranjeros. En la parte máxima, las exigencias de lealtad se amplían y son mayores que el acto negativo de traicionar e incluyen una atención y dedicación positivas a la nación y a Dios. A partir de estas consideraciones, Fletcher define a la lealtad como: […] La expresión de la historia de uno mismo. La lealtad es algo más que una costumbre de acompañamiento, se basa en un reconocimiento del deber. La lealtad a veces no implica simplemente evitar la traición y, en ocasiones, tiene una connotación más profunda y romántica sostenida por los rituales expresados en el patriotismo, la devoción religiosa y el amor erótico. La lealtad de la historia de uno mismo se realiza en diferentes niveles -a las personas, a los grupos, y a Dios- y estas dimensiones de la lealtad se encuentran a menudo en conflicto entre sí.345 Por su parte, Hechter afirma que el estudio de los valores tiene cuatro obstáculos:346 1) Los valores no son observables; 2) las teorías actuales dan poca orientación para comprender cómo definen los valores el comportamiento; 3) las explicaciones de la conducta no son convincentes cuando es desconocido el proceso que genera los valores y 4) hay problemas con la medición de valores. Aunque en los últimos estudios empíricos y teóricos se responde satisfactoriamente a algunas de estas preocupaciones, para Hitlin y Allyn esta lista de impedimentos proporciona un útil 345 George P. Fletcher, op. cit., p. 77. 346 M. Hechter, “Values Research in the Social and Behavioral Sciences”, en Hechter M., L. Nadel y R. E. Michod, eds., The Origin of Values, New York, de Gruyter, 1993, pp. 1-28. 135 punto de partida para el estudio de los valores,347 y estos autores añaden dos elementos: 5) los valores están a menudo inmersos en otros fenómenos sociales y psicológicos y 6) los valores tienen variaciones históricas y culturales en su contenido, razón por la que los sociólogos no deben observar a las variables como fenómenos ajenos a la temporalidad humana.348 En los últimos años, diversos estudios han destacado las relaciones entre los valores y una amplia gama de actitudes y comportamientos.349 Estos estudios han mostrado en general relaciones modestas entre los valores personales y determinados comportamientos, pero la mayoría de los estudios han sido de carácter exploratorio con explicaciones post hoc acerca de las relaciones observadas entre ambos elementos. Por otra parte, se puede señalar que no ha habido consistencia en los resultados que se han encontrado, probablemente debido a que la relación entre los valores y el comportamiento es débil y a que estos resultados relativamente débiles sean atribuibles a problemas con la medición de valores. No obstante, es importante no perder de vista que dado que los valores personales son conceptos abstractos, su medición constituye una tarea difícil.350 Pese a que estoy consciente de la dificultad, conviene precisar que para esta investigación resulta fundamental elaborar mecanismos de evaluación del valor lealtad, porque constituye un elemento central para el proceso de selección de personal en las organizaciones, precisamente por ello me ocuparé más delante de avanzar en este terreno. 347 Steven Hitlin y Jane Allyn Piliavin, “Values: Reviving a Dormant” op. cit., pp. 359-93. 348 Barry Schwartz, “On the Creation and Destruction of Value”, en Hechter M, L. Nadel y R. E. Michod, eds., The Origin of Values, New York, de Gruyter, 1993, pp. 153-185. 349 Steven M. Burgess, "Personal Values and Consumer Research: An Historical Perspective", en Research in Marketing, v. 11, 1992, pp. 35-79. 350 McCarty, John A. y L. J. Shrum, “The Measurement of Personal Values”, op. cit., p. 272. 136 No obstante, aquí es necesario precisar que debido a esta dificultad se han utilizado diferentes maneras de operacionalizar a la lealtad con la finalidad de medir el valor; por ejemplo, Olson-Buchanan y Boswell usaron tres preguntas para medir la lealtad del empleado hacia la organización,351 mientras que Chen y otros estudiosos combinaron seis preguntas de once que tenía un instrumento para medir el compromiso y así calibrar la lealtad entre trabajadores chinos,352 pero en este último estudio las conclusiones no permiten distinguir claramente las diferencias entre compromiso y lealtad. Por otro lado, algunas mediciones recientes de la lealtad están más directamente conectadas con sus propias definiciones, al respecto encontramos que en el estudio realizado por Niehoff y otros especialistas,353 se midió la lealtad relacionándola con el orgullo que muestran los empleados de sus organizaciones o a partir de la defensa de la organización frente a las críticas. Por su parte, Stroh y Reilly354 utilizaron temas relacionados con el sentimiento de orgullo de los empleados de sus organizaciones así como con la expresión de la voluntad de los empleados de permanecer en su actual empresa. Así, en términos generales,355 se puede concluir que la conceptualización de lealtad se encuentra centrada en las actitudes y comportamientos relacionados con una comunidad de valores morales. Por lo tanto, se puede decir que hacen falta estudios sobre las justificaciones que hay detrás de las decisiones adoptadas por los empleados, 351 J. B. Olson-Buchanan y W. R. Boswell, “The Role of Employee Loyalty and Formality in Voicing Discontent”, Journal of Applied Psychology, n. 87, 2002, pp. 1167-1174. 352 Chen Zhen Xiong, Anne Tsui S. y Jiing-Lih Farh, “Loyalty to Supervisor vs.”, op. cit., pp. 339-356. 353 B. P. Niehoff, R. H. Moorman, G. Blakely y J. Fuller, “The Influence of Empowerment and Job Enrichment on Employee Loyalty in a Downsizing Environment”, Group and Organization Management, n. 26, 2001, pp. 93-113. 354 L. H. Stroh y A. H. Reilly, “Loyalty in the Age of Downsizing”, MIT Sloan Management Review, n. 38, 1997, pp. 83-86. 355 Richard Coughlan, “Employee Loyalty as Adherente to Shared Moral Values”, op. cit., p. 53. 137 incluidas las relacionadas con la denuncia de irregularidades y la salida voluntaria (a partir de sus referencias a los valores morales y a las propias comunidades) que permitan la posibilidad de vincular la investigación en los campos de comportamiento organizacional y la ética empresarial, problemática que rebasa los límites de esta investigación. Por otra parte, McCarty y Shrum356 concluyen que el problema más común que se aborda en el ámbito de la medición de los valores personales se refiere a su clasificación frente a su calificación. Este debate se centra en aspectos tales como si un encuestado –que se presenta con un conjunto de valores– debe ser instruido para clasificarlos de más a menos importantes o para ubicar cada tipo de valor en una escala de importancia. Señalan, además, que los valores representan opciones que las personas deben hacer en la vida y que este aspecto de elección se captura mejor en un procedimiento de clasificación. Sin embargo, estos procedimientos de clasificación/calificación tienen importantes inconvenientes: en primer lugar, los procedimientos de clasificación pueden obligar a hacer distinciones entre los valores cuando no existen, mientras que las calificaciones pueden dar la pauta a vínculos. En segundo lugar, la clasificación es una tarea más difícil de administrar que un procedimiento de calificación. En comparación con las calificaciones, las clasificaciones requieren una gran cantidad de tiempo y energía de los encuestados para completar la encuesta, y esta dificultad aumenta significativamente cuando el número de elementos a clasificar es algo más que cuatro o cinco elementos. Un enfoque alternativo para la clasificación de valores es que los encuestados clasifiquen cada tipo de valor en una escala de importancia. Las escalas de valoración son en general más fáciles de administrar y es 356 John A. McCarty, y L. J. Shrum, “The Measurement of Personal”, op. cit., pp. 272-273. 138 más sencillo completarlas para los encuestados; por otra parte, las calificaciones se prestan más fácilmente al efectuar los procedimientos estadísticos. A partir de lo anterior, y de acuerdo con W. Hoy, 357 la lealtad puede definirse en términos cognitivos, conductuales y afectivos, como si se tratara de una actitud; sin embargo, al considerarse como valor, el concepto es más amplio que la actitud. De esta manera, sobre un mismo valor pueden sustentarse varias actitudes y varios valores pueden sustentar una actitud, como ya lo hemos discutido anteriormente. El valor trasciende a los objetos, mientras las actitudes se centran en éstos; asimismo, sin duda, las actitudes conforman un continuo en el que también son susceptibles de ser colocadas las conductas, toda vez que las conductas de los sujetos se manifiestan tanto positiva como negativamente, por lo que es posible establecer una línea conductual en la que no sólo caben las conductas manifiestas sino también las intenciones de conducta. Por último, en relación con estos elementos es necesario apuntar que tanto en el componente cognitivo como en el afectivo es posible encontrar la ambivalencia actitudinal. Este caso sucede cuando las creencias sobre el objeto actitudinal son evaluativamente inconsistentes entre sí. Por su parte, la ambivalencia afectiva, se produce por la existencia de sentimientos mixtos o encontrados en relación con el objeto de la actitud.358 A partir de lo anterior, y debido a las características de la muestra que analizo en esta investigación, es importante señalar que utilizaré las escalas de calificación para medir el valor lealtad ya que son más simples de responder.359 357 W. Hoy, op. cit., pp. 274 y 275. 358 M. J. Melero y D. J. Buz, Modificación de los estereotipos sobre los mayores: análisis del cambio de actitudes, Madrid, IMSERSO, Estudios I+D+I, n. 9, 2002, http://www.imsersomayores.csic.es/documentos/documentos/imserso-estudiosidi-09.pdf, documento recuperado el 18 de mayo de 2005. 359 Jon A. Krosnick, y Duane F. Alwin, "A Test of the Form-Resistant Correlation Hypothesis", Public Opinion Quarterly, n. 52, 1988, pp. 526-38, demostraron que los encuestados con mayor nivel educativo tienden a diferenciar mejor –sus respuestas– que aquellos con menor nivel. Como veremos más 139 Diferencias entre lealtad, empatía, identificación y compromiso Con el propósito de evitar confusiones acerca del uso del término lealtad, es conveniente aclarar las diferencias de este término respecto de las definiciones de los términos empatía, identidad y compromiso, en particular porque en esta investigación parto de la definición de lealtad de R. E. Ewin,360 que se entiende como: “el deseo de estar y permanecer en un grupo, la buena voluntad de soportar algunos costos por ello y tener interés en otros como en uno mismo”.361 Así pues, veamos qué se entiende por estos términos y en qué se diferencian de la lealtad. Empatía De acuerdo con la formulación de Hobart, acerca de la empatía, ésta constituye un proceso de socialización porque es un proceso intuitivo en el que el individuo se identifica con otro o asume el papel del otro y es: […] un proceso básico de socialización y de adquisición del ‘yo’ que al ‘transportar imaginariamente’ el ‘yo’ en el pensamiento, sentimiento y acción de otro, permite al individuo estructurar el mundo respecto del otro. […] el término empatía implica un proceso quizá intuitivo (feelingful) donde uno se ‘identifica’ con otro. Uno siente con o para esa persona que conoce suficientemente bien para estar en posibilidad de sentir su situación.362 Por otra parte, Wispe señala que en la empatía el “yo es el vehículo para entender al otro, pero el individuo nunca pierde su identidad”, a pesar de que “[…] en la empatía uno sustituye el yo por la otra persona”. Así pues, la empatía es conocer lo que sería agradable para la otra persona, ya que en empatía uno actúa como si fuera la otra adelante, el perfil de nuestra población a encuestar tiene una escolaridad que oscila entre primaria y bachillerato incompleto. 360 R. E. Ewin, “Loyalty and Virtues”, op. cit., pp. 403-419. 361 R. E. Ewin, “Loyalty and Virtues”, Ibid. 362 Ch. W. Hobart, y N. Fahlberg, “The Measurement of Empathy”, The American Journal of Sociology, v. 70, n. 5, 1965, pp. 595-603, ver p. 596. 140 persona; en resumen, empatía es una forma de conocer.363 A partir de lo anterior es posible concluir que empatía es un proceso de atribución pero no un valor, de acuerdo con las características que constituyen a este último y sobre las que me ocupé anteriormente. Identificación Ahora bien, de acuerdo con los planteamientos de Voelkl,364 el término identificación podemos definirlo como un sentido de pertenencia a algo así como “valorar tanto al algo como a sus productos”. Al respecto, Heilbrun señala que la identificación supone “modelar el yo en pensamiento, sentimientos o acciones a partir de otra persona”,365 mientras que Bronfenbrenner señala al respecto que la definición de Sigmond Freud afirma que identificación es “un lazo emocional a un objeto”.366 A partir de lo anterior es posible concluir que identificación es una asociación personal con características de otro objeto pero tampoco es un valor como el de lealtad. Compromiso En el caso del término compromiso, Goughlan367 propone que mientras que el compromiso es más probable que tenga una fuerte conexión con la rotación de personal, la lealtad podría estar más íntimamente relacionada con la probabilidad de que se haga 363 L. Wispe, “History of the Concept of Empathy”, en N. Eisenberg y J.Strayer, eds., Empathy and Its Development, Cambridge, Cambridge University Press, 1987, pp. 17- 37. 364 K. E. Voelkl, “Identification with School”, American Journal of Education, v. 105, n. 3, 1997, pp. 294-318. 365 A. B. Heilbrun Jr., “An Empirical Test of the Modeling Theory of Sex-Role Learning”, Child Development, v. 36, n. 1, 1965, pp. 111-127. 366 U. Bronfenbrenner, “Freudian Theories of Identification and Their Derivatives”, Child Development, v. 31, n. 1, 1966, pp. 15-40. 367 Richard Coughlan, Employee Loyalty, op. cit., p. 49. 141 la denuncia de irregularidades o comportamientos de los miembros de la organización. En la literatura organizacional, el concepto de compromiso, descrito como el apego psicológico de los trabajadores a sus organizaciones, ha recibido una atención importante. Gran parte del trabajo puede atribuirse a Kelman,368 quien sugiere que el compromiso involucra a uno o más de tres procesos distintos: el cumplimiento, la identificación y la internalización. Este último refleja la aceptación de la influencia de otro individuo debido a una supuesta similitud en los valores. Meyer y Allen sugieren que compromiso es permanecer en la empresa,369 tal vez porque hay una inversión específica que la organización hace en el empleado o debido a la percepción de un contrato psicológico. Así pues, el compromiso se centra en la decisión concreta de un trabajador de dejar o no a la organización e incluye un elemento moral –un sentido de obligación de permanecer en una empresa– que difiere de la lealtad en el sentido de que no examina el comportamiento durante la relación laboral que está en consonancia con los principios morales de la comunidad del lugar de trabajo.370 Después del análisis de la literatura acerca de empatía, identificación y compromiso así como de la propuesta de esta investigación acerca de lo que es lealtad, podemos decir que se trata de nociones diferentes que remiten a contenidos también distintos ya que cada una hace énfasis en perspectivas diferentes. Así, podemos considerar que: lealtad es “un sentimiento o actitud de apego y afecto dedicado”; mientras que empatía es “la atribución de los propios sentimientos a un objeto,” compromiso es “un sentido de obligación de permanecer en un lugar” e identificación es 368 H. C. Kelman, “Processes of Opinión Change”, Public Opinion Quarterly, 1961, n. 25, pp. 57-78. 369 J. P. Meyer y N. J. Allen, Commitment in the Workplace, Thousand Oaks, CA., Sage Publications, 1997. 370 Richard Coughlan, “Employee Loyalty”, op. cit., p. 49. 142 “la asociación de una persona con o basada en los supuestos de las cualidades, características, o puntos de vista de otra persona o grupo.” La lealtad en estudio Con base en lo anterior, en esta tesis propongo que para el trabajador mexicano la lealtad es fundamental en la relación empleado–empleador y que identificando esta relación se podrá incorporar como parte del proceso de selección de personal en las organizaciones, con lo que éstas podrán contar con más elementos para elegir al personal más adecuado a la cultura organizacional de la empresa, tema que se desarrolla más adelante. En otros términos, en esta tesis no sólo destaco la importancia de estudiar los valores, en especial la lealtad, para la comprensión de la cultura de las organizaciones y el estudio de las relaciones laborales desde una perspectiva más amplia, sino que hago hincapié en la importancia de este valor como parte de la cultura laboral en México y, por tanto, subrayo la necesidad de que las oficinas de contratación de personal de las organizaciones cuenten con un instrumento que permita, en igualdad de circunstancias, elegir al empleado que muestre una mayor capacidad de lealtad que otro. Metodología Precisamente por ello, en esta tesis realizo una investigación empírica de la lealtad como un fenómeno organizacional y como una posible herramienta para la administración. Para ello, procedí a preguntar a un grupo de trabajadores mexicanos de varias empresas mexicanas qué entendían por lealtad, en el entendido de que, como señalé arriba, en esta investigación parto de la definición de lealtad formulada por 143 Ewin,371 así como la propuesta de W. Hoy, que señala que la lealtad está constituida por elementos cognitivos, conductuales y afectivos, elementos que medí a partir de un cuestionario desarrollado por Xiong, Tsui y Farh en 2002.372 Por el momento conviene recordar también que después de algunas pruebas realizadas a este instrumento, el cuestionario final utilizado para reunir la información empírica sobre los trabajadores mexicanos de la ciudad de México constituye una propuesta de modelo conceptual de lealtad, como un constructo dinámico e interactivo con importantes parámetros éticos para administradores y empleados. Finalmente, hago hincapié en que para los propósitos de esta investigación, acuerdo con Simon en que “dos personas dadas las mismas posibles alternativas, los mismos valores, el mismo tipo de conocimiento, tan sólo pueden alcanzar racionalmente la misma decisión.” 373 Propuesta de cuestionario para medir la lealtad Con el propósito de aplicar en este estudio el cuestionario propuesto en inglés por Chen Zhen Xiong, 374 realicé la traducción al español y, como se presenta en la Tabla 6, cada uno de los reactivos refiere a una de las tres partes de nuestra definición de lealtad aplicados a un grupo de estudiantes de posgrado. Así, la lealtad como constructo está conformada por las dimensiones: afectiva, conductual y cognitiva de acuerdo con la definición de Ewin. Así, el cuestionario consta de 4 reactivos para las partes afectiva y conductual, respectivamente, y de 3 para la cognitiva. 371 Recordemos que el autor señala que la lealtad es “…el deseo de estar y permanecer en un grupo, la buena voluntad de soportar algunos costos por ello y tener interés en otros como en uno mismo”, R. E. Ewin, “Loyalty and Virtues”, op. cit., passium. 372 Chen Zhen Xiong, Anne Tsui S. y Jiing-Lih Farh, “Loyalty to Supervisor”, op. cit. 373 H. A. Simon, Administrative Behaviour, op. cit. 374 Chen Zhen Xiong, op. cit. La propuesta en español la realizo en forma de traducción libre. 144 Tabla 6. Traducción del cuestionario de Xiong, Tsui y Farh Constructo Lealtad Dimensiones AFECTIVA 1) Deseo de estar y permanecer en un grupo CONDUCTUAL 2) La buena voluntad de soportar algunos costos por ello COGNITIVA 3) Tener interés en otros como en uno mismo Reactivos 1a) Aún cuando hubiera mejores alternativas, prefiero seguir trabajando con mi coordinador. 1b) Me sentiré satisfecho mientras siga trabajando con mi coordinador. 1c) No importa si me beneficia o no, seguiré trabajando con mi coordinador. 1d) De ser posible, me gustaría seguir trabajando con mi coordinador por mucho tiempo. 2a) Cuando mi coordinador es tratado injustamente, lo defiendo. 2b) Cuando alguien habla mal de mi coordinador, lo defiendo inmediatamente. 2c) Me pongo en la posición de mi coordinador para considerar sus intereses. 2d) Apoyaré a mi coordinador en todas las circunstancias. 3a) Cuando alguien alaba a mi coordinador, lo tomo como un cumplido personal. 3b) Cuando alguien critica a mi coordinador, lo tomo como un insulto personal. 3c) Los éxitos de mi coordinador son mis éxitos. Por lo anterior, y de acuerdo con la importancia de la lealtad en la historia de los trabajadores mexicanos así como de los vínculos de lealtad y solidaridad en la relación empleado–empleador en los establecimientos de la ciudad de México de los siglos XVIII y XIX que expuse en la introducción de esta tesis, es pertinente considerar, por otra parte, que los objetos de la lealtad de un individuo constituyen elementos de diferenciación porque contribuyen a definir su identidad, pues la lealtad genera interés, parcialidad e identificación del individuo con el objeto de lealtad más que con sus competidores y, además, la lealtad se expresa en las relaciones establecidas entre individuos cuya demanda mínima es el mantenimiento de la relación, lo que requiere implícitamente del rechazo de alternativas que dañen la relación.375 A partir de las consideraciones anteriores, propongo que las organizaciones mexicanas deben buscar el establecimiento de una relación de lealtad con los trabajadores en la que se mantenga satisfecha la demanda mínima. Para ello es necesario que las organizaciones cuenten con los instrumentos necesarios que les permitan medir y comparar la lealtad de los futuros empleados, y, como vimos, esta medición se logra al definir este valor en términos cognitivos, conductuales y afectivos. 376 375 George P. Fletcher, Loyalty. An Essay on the Morality, op. cit., p. 8. 376 W. K. Hoy y R. Rees, “Subordinate Loyalty”, op. cit., pp. 274-275. 145 Finalmente, la importancia de la lealtad en el trabajador mexicano de la ciudad de México debe circunscribirse en un contexto único, característico de nuestra sociedad en tanto que como valor forma parte de la cultura y la expresa, a la vez que es el resultado de cada uno de los diversos tipos de sociedad. Sin embargo, conviene subrayar que esta última está integrada por diversos grupos sociales caracterizados entre sí por la diversidad y diferenciación social; en otras palabras, que en ningún caso se trata de “sociedades homogéneas” y, por lo mismo, no resultaría sorprendente encontrar variaciones en el valor asignado a la lealtad.377 A partir de lo anterior, en seguida presento una revisión de los procesos de selección de personal con el propósito de detectar lo que miden para proponer la necesidad de incluir el valor lealtad en sus procesos. 377 De acuerdo con Peter Burke, “en los últimos años ha habido una amplia reacción, entre científicos sociales e historiadores por igual, entre el determinismo asociado con el análisis funcional, con el marxismo, con los métodos cuantitativos y, de hecho, con la idea de una ´ciencia social´. Esa reacción o rebelión ha tenido lugar bajo la bandera de la ´cultura´, término que, igual que función, está ligado a un estilo particular de explicación”, que no conviene perder de vista. Peter Burke, Historia y teoría social, op. cit., pp. 138-139. 146 Capítulo II La lealtad en la selección de personal Introducción En este capítulo se aborda el proceso de selección de personal en las empresas así como los criterios utilizados, con la finalidad de mostrar que el estudio de los valores y especialmente el de la lealtad ha sido uno de los grandes criterios ausentes en estos procesos. Todo ello a pesar de que, como he apuntado en los capítulos anteriores, el estudio de la cultura y de los valores constituye un elemento central en la comprensión de la configuración de las organizaciones mexicanas y sus prácticas sociales, tanto desde la perspectiva de las características históricas de los trabajadores mexicanos y las de las empresas de la ciudad de México, como de lo que el estudio de la cultura y los valores (en especial de lealtad) pueden aportar a las organizaciones actuales en general y, en particular, en relación con el proceso de selección. Desde esta perspectiva, la primera parte de este capítulo está destinada al análisis de los criterios de selección, en la segunda se hace referencia al contrato psicológico que se da con los trabajadores y se hace una breve revisión de las características de la teoría de agencia en la relación empleado–empleador, mientras que en la tercera parte se formula un instrumento para medir la lealtad. 1. Selección de personal La selección de personal es uno de los problemas más importantes que enfrentan las organizaciones en la actualidad,378 ello se debe a que el recurso humano de una empresa está directamente relacionado con su productividad o improductividad. La selección de 378 Arthur Sherman, George Bohlander y Scott Snell, Administración de recursos humanos, México, International Thomson Editores, 1998, 675 p. 147 personal consiste en un proceso mediante el cual y a través del uso de técnicas adecuadas se determina cuáles personas son las idóneas, por sus aptitudes y cualidades personales, para desempeñar las funciones y actividades del puesto que se pretende cubrir a satisfacción del trabajador y de la empresa que lo contrata.379 Para encontrar a las personas idóneas, se deben considerar las diferencias individuales; es decir, es necesario tener en cuenta las necesidades de la organización y su potencial humano así como la satisfacción que el trabajador encuentra en el desempeño del puesto. Esto nos lleva a determinar el marco de referencia; en otras palabras, la organización en que se realice la selección de personal, la cual es, pues, la elección de la persona adecuada para un puesto adecuado y un costo adecuado que permita la realización del trabajador en el desempeño de su puesto y el desarrollo de sus habilidades y potenciales a fin de hacerlo más satisfactorio a sí mismo y a la comunidad en que se desenvuelve para contribuir, de esta manera, a los propósitos de organización. Como paso previo al proceso de la selección técnica de personal, resulta obligado conocer la filosofía y propósitos de la organización así como sus objetivos generales, departamentales, seccionales, etcétera. Esto implica, entre otras cosas, la valoración de los recursos existentes y la planeación de los que van a ser necesarios para alcanzar esos objetivos, lo que comprende la determinación de las necesidades presentes y futuras en cuanto a cantidad y calidad. La comparación entre dichas necesidades y el inventario de recursos humanos, permite precisar que se está seleccionando personal para una organización y no para una tarea o puesto específicos, y también que ese proceso tiene lugar en un momento del desarrollo de la personalidad del individuo y de la dinámica de una organización. 379 Gilbert Stoner Freeman Jr., Administración, México, Prentice Hall, 2003. 148 El proceso de selección de personal va a estar matizado por la situación y características particulares de la organización de que se trate, así como de los recursos disponibles; por lo regular, el proceso de selección de personal es integral,380 y está conformado por los siguientes pasos: 1) análisis y descripción del puesto de trabajo a cubrir, 2) elaboración del perfil profesiográfico o profesiograma, 3) reclutamiento, 4) preselección, 5) entrevistas preliminares, 6) pruebas, 7) entrevista a profundidad, 8) redacción de informes de candidatos finalistas, 9) entrevista con personal directivo de la empresa, contratación, 10) plan de acogida y 11) integración a la empresa, socialización.381 Actualmente y como resultado de la tasa de desempleo en aumento en México que afecta a la población, el número de aspirantes a cada vacante se ha incrementado en forma considerable,382 lo que trae como consecuencia que el trabajo de los seleccionadores de personal se haga cada día necesariamente más especializado y que, además, se cuente con herramientas metodológicas que, como sabemos a partir de la revisión de la literatura sobre el tema, no incluyen la evaluación de características culturales sobre el entorno de la empresa y menos aún del individuo.383 En teoría, las decisiones que se tomen durante el proceso de selección de personal, deben estar fundamentadas sobre técnicas lógicamente estructuradas, siguiendo un procedimiento científico. Las corazonadas, las intuiciones y la buena voluntad no pueden suplir a los instrumentos científicos para que el seleccionador 380 Enrique, Hierro Díez, José Javier Jiménez Bozal y María García Moya, Selección de personal. Sistema integrado, España, ESIC. Pozuelo de Alarcón, 2001, 272 p. 381 Gary Dessler, Administración de Personal, México, Prentice Hall, 2001. 382 En 2006 el promedio de población desocupada fue de 3.61%, en 2007 fue de 3.72% y de enero a junio de 2008 es de 3.68%, llegando a 4.06% en enero del mismo año, este porcentaje ees el mayor alcanzado para un mes en el periodo 2006-2008. Para este mismo periodo, enero–junio, en 2006 se tenía el 3.37%. Apéndice 14. Población desocupada –14 y más años – 2006–2008 – nacional, INEGI. 383 Ver el Apéndice 1 sobre la literatura acerca de la lealtad 1930–2007. 149 cumpla con su responsabilidad profesional y humana. Si bien los once pasos referidos del proceso de selección son importantes, para fines de esta investigación me concentro en la parte de las “pruebas” a las que son sometidos los candidatos al puesto vacante, ya que es ahí en donde propongo la inclusión de pruebas que permitan medir las características culturales de los candidatos, particularmente, la parte relativa a los valores como el de lealtad. Pruebas Las pruebas a las que son sometidos los postulantes a la vacante son: 384 1) El examen médico de admisión. Contra la creencia popular, no se pretende descubrir enfermedades ocultas, sino determinar qué tipo de trabajo es más adecuado a las capacidades del solicitante, con esto se cumplirán una serie de metas particulares: a) contratar individuos capacitados para la realización de un determinado trabajo, b) evitar que algún aspirante con padecimiento infecto contagioso pueda transmitir el mal, c) propiciar el desarrollo al acoplar la capacidad física del trabajador al tipo de puesto, y d) proteger al aspirante de futuras enfermedades profesionales al valorar su estado de salud. 2) El estudio socioeconómico. La investigación socioeconómica pretende cubrir tres áreas: a) proporcionar una información de la actividad social familiar, a efecto de conocer las posibles situaciones conflictivas que influirían directamente en el rendimiento del trabajo, b) conocer lo más detalladamente la posible actitud, responsabilidad y eficacia en el trabajo en razón de las actividades desarrolladas en 384 A. Osca, Selección, evaluació”, op. cit.; Martha Alicia Alles, Empleo”, op. cit., y de la misma autora ver Elija al mejor, op. cit.; George Bohlader, Scout Snell y Arthur Sherman, Administración de recursos humanos y Álvaro de Ansorena Cao, 15 pasos para la selección de personal con éxito, Barcelona, Paidós Ibérica, 1996. 150 trabajos anteriores, y c) corroborar la honestidad y veracidad de la información proporcionada. De manera general, de las áreas que se exploran son: a) antecedentes personales: estado civil, nacionalidad, enfermedades, accidentes, estudios, antecedentes penales, pasatiempos e intereses, b) antecedentes familiares: nombre, estudio y ocupación de padres, hermanos, esposa, hijos e integración familiar, c) antecedentes laborales: puestos desempeñados, salarios percibidos, causa de la baja, evaluación de su desempeño, comportamiento y, d) situación económica: presupuesto familiar, renta, propiedades, ingresos, etcétera. 3) Las pruebas psicológicas. En esta etapa del proceso de selección se hace una valoración de la habilidad y potencialidad del individuo, así como de su capacidad en relación con los requerimientos del puesto y las posibilidades de futuro desarrollo. Existen diversos tipos de pruebas psicológicas que miden características determinadas del individuo, entre las más conocidas se encuentran: a) las pruebas de personalidad, b) las pruebas de inteligencia, c) las pruebas de intereses, d) las pruebas de rendimiento y e) las pruebas de aptitud. Cada una de ellas se explicara en detalle más adelante. Definición de prueba psicológica Una de las definiciones más aceptadas de prueba psicológica es la de Pierre Pichot,385 que indica que se llama prueba a una situación estandarizada que sirve de estímulo a un comportamiento. Tal comportamiento se evalúa por una comparación estadística con el de otros individuos colocados en la misma situación, lo que permite clasificar al sujeto examinado, ya sea cuantitativa o tipológicamente. Esta definición implica: a) la situación estandarizada (es decir, los elementos siguientes: medio en que se desarrolla la 385 Pierre Pichot, Los tests mentales, Presentación, supervisión y apéndices por Jaime Bernstein, Buenos Aires, Paidós, 1979, p. 194. 151 experiencia, material de las pruebas, actitudes e instrucción dadas por el experimentador para la utilización del material) sea perfectamente definida y reproducida de modo idéntico en todos los casos, b) el registro del comportamiento provocado en el sujeto debe ser lo más preciso y objetivo posible. Este comportamiento es muy diferente según los casos: para determinado sujeto consiste en escribir las respuestas, ejecutar una determinada tarea manual, dibujar, hablar. En todo caso las condiciones de registro deben ser definidas y observadas rigurosamente, d) el comportamiento registrado debe ser evaluado estadísticamente en relación con el de un grupo de individuos. Esta comparación es indispensable y una prueba que no recurra a ella no es una prueba, y e) la clasificación del sujeto examinado en relación al grupo de referencia es el objetivo final de la prueba. Características de las pruebas psicológicas A continuación anoto las características de las pruebas psicológicas.386 La primera de ellas es la objetividad: las pruebas tienden a ser, en su mayoría, de naturaleza objetiva. La calificación que obtiene el candidato en estas pruebas no tiene relación con los cambios de humor y las opiniones personales de la persona que califica. Otra ventaja de las pruebas objetivas es que pueden ser calificadas fácil y rápidamente por auxiliares con un entrenamiento mínimo. Este factor reduce materialmente el costo de administración del programa, comparado con lo que costaría si se usaran pruebas subjetivas. La confiablidad es la cualidad que hace que una misma prueba aplicada dos veces a la misma persona en circunstancias idénticas proporcione resultados similares, en otras palabras, la confiabilidad indica si la prueba es constante en las mediciones que obtiene de una misma persona, registrando únicamente fluctuaciones de menor 386 Lawrence Stenhouse, Investigación y desarrollo del currículum, Madrid, Morata, 1991, Capítulo XIV, Problemas en la utilización de la investigación y desarrollo del currículum. 152 importancia ocasionadas por la adquisición de nuevos conocimientos u olvidos durante el intervalo que transcurre entre una y otra aplicación de las pruebas. La validez. Una prueba válida es aquella que mide lo que se quiere que mida, permitiéndonos así pronosticar lo que queremos pronosticar; por tanto, para que una prueba administrada a los candidatos tenga validez de pronóstico en la selección de personal, debe tener correlación con algún índice de la eficiencia del empleado obtenido posteriormente. Es perfectamente factible que una prueba sea confiable sin ser válida. Estandarización. Es evidente que siempre que se desee comparar a cierto número de personas con respecto a las calificaciones de una prueba, es necesario que se les administre la misma prueba o distintas formas de la misma. Sin embargo, quizá sea menos evidente que el solo hecho de hacerle preguntas idénticas a dos candidatos no garantiza en sí que están pasando la misma prueba. En realidad, una prueba consiste de una serie de preguntas presentadas en determinadas condiciones de iluminación, ventilación, espacio para trabajar, asistencia de parte de los censores e indicaciones preliminares al participante, entre otras. Las condiciones en que se realiza la prueba pueden afectar considerablemente las calificaciones. Clasificación de las pruebas psicológicas Debido a que las pruebas psicológicas son muy variadas en cuanto a su extensión, calificación, tiempo empleado en aplicarlas, etcétera, se hace necesario emplear más de un criterio para clasificarlas.387 A continuación se mencionan los principales de ellos: • En relación al tiempo de aplicación: 387 A. Anastasi y S. Urbina, Tests psicológicos, México, Prentice Hall, 1998. 153 a) Prueba de velocidad. Es aquella que tiene un límite determinado de tiempo más allá del cual no se les permite a los participantes trabajar, aun cuando no hayan contestado a todos los puntos. La administración de este tipo de pruebas facilita en cierto grado la realización de un programa de pruebas en gran escala. Todos los documentos deben ser entregados dentro de un período determinado, lo cual hace posible calificar y estudiar simultáneamente todas las respuestas.388 Además, hay ciertas circunstancias en las que una prueba de velocidad es un aspecto esencial de la función que se evalúa. Por ejemplo, varias pruebas de destreza manual están destinadas a medir tanto la precisión como la velocidad de las actividades motrices. Estas pruebas se administran con un límite de tiempo, la rapidez de los empleados auxiliares es otra de las funciones que se miden mediante pruebas con límite de tiempo. Los puntos que comprenden las pruebas de velocidad de los empleados auxiliares son relativamente sencillos, y requieren que los participantes examinen parejas de nombres o cifras. b) Prueba de capacidad. Una de las desventajas de las pruebas de velocidad es que no todos los sujetos responden fácilmente, por lo que sus resultados en este tipo de prueba son más bajos que los sujetos que si responden rápidamente. Para evitar esto, se han desarrollados pruebas que no tienen límite de tiempo, pues el número de respuestas correctas no depende del tiempo sino de la habilidad que posea la persona.389 • En cuanto a la forma de administrarlas a) Pruebas de grupos. Éstas se pueden suministrar simultáneamente a un número considerable de personas, su administración resulta infinitamente más económica, con 388 Lawrence Stenhouse, Investigación y desarrollo del currículum, op. cit. 389 Fernando Arias Galicia, Capacitación para la competitividad y la colaboración, México, Aldina México, Asociación Mexicana de Capacitación de Personal, A.C. AMECAP, IICEE, 1994. 154 tal de que se disponga de facilidades adecuadas de asientos y de supervisión de los grupos que concurren a la prueba. b) Pruebas individuales. Son aquellas en las que se requiere que esté presente un administrador por cada individuo que se somete a ellas. Durante una prueba individual es más fácil establecer una atmósfera de bienestar y observar el comportamiento del sujeto. Solamente en la prueba individual se puede hacer el tipo de pregunta exploratoria necesaria durante cierta clase de apreciación de la personalidad. • En cuanto a la forma de realizarlas:390 a) De papel y lápiz. Son aquellas donde el sujeto se ve obligado a responder marcando o formulando una respuesta a preguntas escritas. b) Orales. En estas pruebas, la persona que responde, asocia una palabra a otra. • Con relación a las características medidas: a) Pruebas de inteligencia. La definición de la inteligencia resulta complicada por la diversidad de factores incluidos en esta clasificación tan amplia. La inteligencia se considera como una especie general de agilidad mental. Puede ser que esto implique la capacidad de aprender rápidamente, de resolver problemas que no se han encontrado anteriormente y de recordar informaciones obtenidas algún tiempo atrás. Implica, sin duda, la capacidad de pensar en términos abstractos lo mismo que concretos y de manipular símbolos tales como los conceptos matemáticos y verbales. El rasgo más destacado de cualquier definición de inteligencia es que implica la capacidad general de aprender y resolver problemas. El hecho de que las pruebas de inteligencia persigan la medición más bien de la capacidad que del saber, significa que una calificación alta 390 Martha Alles, Cinco pasos para transformar una oficina de personal en un área de recursos humanos, Buenos Aires, Granica, 2005, p. 304. 155 obtenida en tales pruebas no garantiza la posesión de las habilidades específicas que se requieren para la ejecución satisfactoria del trabajo.391 Entre las pruebas más utilizadas para medir la inteligencia se encuentran: a) La prueba Otis. Las pruebas autoaplicadas de capacidad mental Otis, destacan entre las generalizadas y de uso más corriente y detallado en este terreno. Constan de problemas de lógica y aritmética. Entre las características especiales de la serie sobresalen: el principio de administrarse a sí mismo, es decir, de autoaplicarse la prueba, con lo que elimina la necesidad de un examinador experimentado; un sistema sencillo de puntuación, distintos materiales para la prueba, entre otros. La prueba Otis evalúa la capacidad de razonamiento y lógica. 392 b) La prueba Wonderlic de personal. Es una adaptación de la prueba Otis, se adapta particularmente a las necesidades del negocio y de la industria. Consiste en seleccionar los valores que diferencian de manera más acusada a los empleados de categoría superior de los inferiores en los distintos tipos de empleos. Al igual que la prueba Otis, la prueba Wonderlic mide la capacidad de razonamiento y lógica.393 c) Pruebas de interés. Estas pruebas requieren esencialmente que los individuos sometidos a ellas manifiesten el grado de afición que sienten por distinta actividades, como empleos, pasatiempos, recreación y diversiones. 394 Los intereses son producto de la acción recíproca de los factores hereditarios y ambientales, es probable que los seres humanos posean capacidades que nunca se conocen ni se aprovechan completamente. De dos solicitantes que posean una experiencia potencial previa más o menos igual, 391 Lawrence Stenhouse, Investigación y desarrollo del currículum, op. cit. 392 Joseph Tiffin y Ernest J. Mc Cormick, Psicología industrial, México, Diana, 1976, p. 593. 393 394 Idem. Lawrence Stenhouse, Investigación y desarrollo del currículum, op. cit. 156 probablemente será más eficiente como empleado aquél que tenga intereses vocacionales más definidos.395 Las pruebas de uso más común son el Formulario de interés vocacional de Strong y el récord de preferencias de Kuder. Los hombres que desempeñan distintos trabajos tienen intereses diferentes. El formulario de interés vocacional de Strong es un instrumento que identifica tales diferencias entre las ocupaciones que los estudiantes universitarios suelen elegir. Esto se logra proporcionando un índice de la similitud entre los intereses de una persona y los de hombres que han tenido éxito en la amplia gama de ocupaciones; esta prueba sirve para valorar las distintas gamas de intereses personales o vocacionales a que se destina. Por su parte, el récord de preferencias de Kuder consiste en puntos ordenados en grupos de tres que requieren que el examinado escoja el que le gusta más y el que le gusta menos, sirve para medir áreas de interés.396 d) Pruebas de personalidad.397 Estas pruebas están diseñadas para medir características como el equilibrio emocional, la perseverancia, la confianza en sí mismo y muchas otras. Es posible que la persona encargada de realizar la entrevista crea que una de sus obligaciones primordiales es la de averiguar "qué clase de individuo es en realidad el solicitante". En efecto, existen pocas dudas de que los rasgos de la personalidad son significativos en lo que se refiere a la vocación. Para la apreciación de la personalidad se utilizan dos tipos de medidas: los cuestionarios de papel y lápiz y los sistemas de proyección. Sin embargo, los resultados que se han obtenido de estos cuestionarios en la selección de personal en gran parte han sido negativos. Y la razón es que los cuestionarios de los intereses y los de papel y lápiz referentes a la personalidad 395 David Statt, La psicología, México, Editorial Hamper Row Latinoamérica, 1980. 396 Louis J. Karmel, Medición y evaluación escolar, México, Trillas, 1986, p. 112. 397 Lawrence Stenhouse, Investigación y desarrollo del currículum, op.cit. 157 se transparentan demasiado; es decir, el sujeto identifica claramente cuál es la respuesta correcta. e) La Prueba de Rorschach.398 Esta prueba es seguramente la más famosa de todas las pruebas psicológicas. Se utilizan figuras de manchas de tinta, cinco de ellas de color. Al sujeto se le pregunta qué es lo que ve o recuerda en cada mancha de tinta. Obviamente, no existen respuestas correctas o incorrectas por lo que, en teoría, cada persona ve a las personas o cosas que le son importantes. f) Pruebas de rendimiento.399 Tienen por objeto valorar el grado de adelanto de los individuos en cualquiera actividad laboral que se les confíe. En la vida de los negocios y de la industria se utilizan principalmente para la aceptación de individuos para empleos en que hacen falta trabajadores con experiencia. Las pruebas de rendimiento en el trabajo pueden constar de diversos puntos, como, por ejemplo, preguntas verbales, ejercicios escritos en contestación a preguntas objetivas y exámenes prácticos del trabajo en cuestión. g) Pruebas de aptitud. Las pruebas que se utilizan para calcular el resultado posible que va a dar un individuo en un oficio determinado, miden o calibran las características humanas fundamentales para desarrollar determinada actividad o desempeñar determinados empleos. Estas características fundamentales pueden llamarse aptitudes.400 398 H. Rorschach, Psicodiagnóstico, Buenos Aires, Paidós, 1979. 399 Verónica Albajari y Sergio Mames, Evaluacion psicologica en selección de personal, Buenos Aires, Paidós, 2005. Esta obra acuña el concepto de "personalidad laboral", entendiendo que la evaluación profesional debe centrarse en las capacidades laborales y no en aspectos de la personalidad no vinculados al trabajo, desliz en que a menudo se incurre si no se consideran todos los aspectos que convergen en una buena selección. 400 Lawrence Stenhouse, Investigación y desarrollo del currículum, op. cit., pp. 169-171. 158 Uso de las pruebas en las organizaciones El propósito de aplicar las pruebas en las organizaciones es proporcionar un avalúo objetivo de diversas características psicológicas. Cuando se utilizan dichas pruebas para la selección de personal, las características que se evalúan son las que se sabe están relacionadas con el éxito en el trabajo.401 Si bien en la actualidad se ha incrementado la utilización de las pruebas psicológicas en las empresas, esto se debe a la ayuda que han aportado, especialmente en el proceso de selección como un complemento a la entrevista de selección, estudio socioeconómico, examen médico, etcétera. Las pruebas psicológicas si son utilizadas adecuadamente permiten a las organizaciones conocer las habilidades, intereses, aptitudes, conocimientos que poseen los aspirantes a ocupar un puesto dentro de la empresa, y a través de éstas hacer más fácil la selección de un candidato específico que llene las condiciones del puesto requerido.402 Aun cuando en su mayoría las pruebas psicológicas se utilizan para la selección de personal, éstas también contribuyen entre otros procesos a: 1) colocación de los empleados en los distintos oficios, 2) traslado de los empleados, 3) ascenso de los empleados, 4) valoración de la eficacia de los programas de adiestramiento, 5) determinación de las necesidades que hay en la organización de adiestrar personal y 6) asesoramiento y consejo de los empleados. Joseph Tiffin403 señala que las empresas deben tener siempre presente que las pruebas psicológicas distan mucho de ser infalibles y que a veces producen resultados que no constituyen indicación auténtica de la aptitud del solicitante para el trabajo a que aspira. Cualquier sistema nuevo, bien sea para el empleo del nuevo personal u otra 401 Fernando Arias Galicia, Capacitación para la competitividad, op. cit., p. 428. 401 Joseph Tiffin, Psicología industrial, op. cit. 403 Ibid., p. 80. 159 actividad, no debe valorarse en virtud del hecho de que sea totalmente exacto, sino en función de su grado de perfección mayor que el de los métodos que le han precedido. Para determinar la utilidad de la implementación de un programa de pruebas es necesario hacer una comparación entre la situación del empleo aplicando las pruebas y la misma situación sin haber utilizado dichas pruebas. Tal comparación debe incluir aspectos como la productividad de los empleados, la rotación de personal, la facilidad de aprender el oficio y todos aquellos factores que puedan indicar las aptitudes de un empleado y su conveniencia para la empresa. Es necesario recordar que las pruebas psicológicas por sí solas no representan un sustituto de las demás técnicas de selección, sino que representan un complemento a éstas y que, en conjunto, es cuando producen la mejor ayuda a la selección de personal.404 Conjunto de pruebas para formar una batería No existe una prueba que por sí sola sea capaz de medir todas las capacidades y talentos que se requieren para desempeñar un oficio o empleo. Incluso las actividades laborales más sencillas resultan complejas si se considera el conjunto de capacidades y talentos que se requieren en la persona que aspire a permanecer en su empleo y a desempeñarlo debidamente. Esto hace indispensable, y a veces imprescindible, el empleo de una batería de pruebas, esto es, un grupo de pruebas sin limitarse a una sola. En muchos casos se necesita, además, utilizar una batería de pruebas más bien que una sola, puesto que lo más que puede cubrir una prueba por sí misma es uno de los aspectos múltiples o de las diversas cualidades que son necesarias para el desempeño del trabajo en cuestión. Se requiere de una batería completa para obtener un panorama más amplio e integral.405 404 Joseph Tiffin, Psicología industrial, op. cit. p. 83. 405 Fernando Arias Galicia, Capacitación para la competitividad, op. cit., p. 434. 160 Etapa final del proceso de selección Con la información obtenida en cada una de las diversas fases del proceso de selección, en particular de las pruebas, se procede a evaluar comparativamente los requerimientos del puesto con las características de los candidatos. Hecho eso, se presenta al jefe inmediato y, de ser necesario, al jefe de departamento o gerente de área para su consideración y decisión final. Esta decisión, corresponde al jefe o jefes inmediatos del futuro empleado, porque serán los responsables directos del futuro subordinado; al departamento de selección de personal le corresponde un papel de asesor en dicha decisión final. En casos especiales, resulta pertinente reunir a los candidatos entre los cuales va a recaer la decisión final, “prueba situacional”. En este tipo de pruebas de situación se valora la habilidad para interrelacionarse, la reacción ante la presión, el manejo de problemas emocionales, etcétera, facilitando la toma de la decisión y ayudando a los candidatos que no se acepten, a percibir directamente los motivos de la decisión adversa para la vacante en particular. De no ser necesaria la prueba situacional con los "finalistas", se comunicará el resultado de la decisión y, posteriormente, se procederá a la contratación del seleccionado, al registro de los candidatos que deberán ser considerados para futuras vacantes y a los que por cualquier circunstancia no tengan ninguna posibilidad futura. En ambos casos, como en fases anteriores en las que por cualquier circunstancia se interrumpe el proceso de selección, es una obligación profesional orientar a los candidatos no seleccionados para el mejor aprovechamiento de sus recursos, en una próxima presentación de candidatura a algún puesto.406 Una vez pasadas con éxito las etapas del proceso de selección o mecanismos de interpretación 406 J. Grados, Reclutamiento, selección, contratación e inducción de personal, México, Manual Moderno, 2001. 161 (solicitud, pruebas, entrevistas, exámenes médicos, socioeconómicos, etcétera) el candidato puede ser contratado. En consecuencia, podemos establecer a partir del análisis que realizamos que los procesos de selección de personal no contemplan mecanismos que permitan interpretar la parte cultural del individuo ni sus valores en general, tanto la compatibilidad cultural del individuo con la organización como los valores propios del individuo quedan a criterio de las corazonadas, las intuiciones y la buena voluntad del seleccionador, aunque la teoría indique que este tipo de criterios de selección se deben erradicar en los procesos de selección de personal. Como consecuencia de lo anterior, los jefes inmediatos no tienen elemento alguno para poder suponer los tipos de contrato psicológico que se tendrán que establecer con los nuevos empleados ya que a la par de las formalidades legales y administrativas entre el individuo y la institución se establece un contrato psicológico que representa las expectativas que tanto el individuo como la organización esperan de si, en una forma recíproca y que parten de los antecedentes culturales y en particular valorales tanto del individuo como de la organización.407 Con el propósito de validar si el proceso de selección de personal propuesto en la teoría se cumplía en la práctica, en 2002, Igor Zúñiga, César Cháves y Mario Rojas recopilaron información que contiene una serie de técnicas y métodos que realmente se utilizan para la selección del recurso humano en Costa Rica. A continuación expongo los principales resultados de los elementos considerados en estos procesos que se utilizan en la empresa nacional de ese país.408 407 Las características del contrato psicológico que se firma a la par del legal, se analizarán a detalle más adelante. 408 Igor Zúñiga Garita, César Cháves Agüero y Mario Rojas Mejía, Aspectos metodológicos, op. cit.. 162 El estudio se realizó a partir de una muestra de 17 empresas,409 que incluye: comercios, industrias, instituciones gubernamentales, servicios, financieros, consultoría y organizaciones no gubernamentales que, además, tenían una cantidad suficiente de empleados que justificaba la aplicación del proceso de selección de personal. Si bien podemos cuestionar el tipo de empresa, el tamaño de la muestra realizada y la metodología utilizada, los resultados obtenidos me parece que ejemplifican la manera como se selecciona también al personal en la gran mayoría de las empresas latinas, es por ello que considero que su propuesta es una base adecuada para ubicar los métodos de selección que, en principio se utilizan en la empresa mexicana. Veamos ahora los principales resultados del estudio, haciendo énfasis en los elementos utilizados en los procesos de selección de personal. 1) Las prácticas de reclutamiento de personal más utilizadas son las referencias o recomendaciones personales. Casi la totalidad de las empresas utilizan alguna técnica de selección de personal, de entre las que sobresalen las recomendaciones y las entrevistas. 2) Por lo general, el perfil del puesto se establece antes de la selección del personal o ya está definido en el manual del puesto, pero en algunos casos el perfil está sujeto a modificaciones según las condiciones específicas que se presenten al momento de la selección. 3) La lista de candidatos a un puesto se obtiene principalmente de la currícula que llega a la empresa y por recomendaciones personales. 4) Las principales fuentes de reclutamiento son las recomendaciones personales y los anuncios en medios escritos. 409 Que corresponderían con las señaladas por el INEGI como medianas y grandes. Ver: Comisión Intersecretarial de Política Industrial, Secretaría de Economía, op. cit. 163 5) Las pruebas psicológicas que más se aplican son las de conocimiento o inteligencia y las pruebas de simulación o dinámicas. La validación de estas pruebas se realiza por puntajes preestablecidos. 6) Casi la totalidad de las empresas aplican la entrevista como herramienta de selección y el encargado de llevarla a cabo es normalmente el jefe de recursos humanos. El desempeño en esta entrevista se considera de gran peso para una posible contratación. 7) Una de cada tres empresas solicita el examen médico durante el proceso de selección del personal, y 8) Cuanto mayor es la cantidad de empleados en la empresa, mayor es la prioridad que se le asigna al proceso de selección de personal, pues se considera que es de vital importancia para el éxito de la empresa. En otras palabras, en este estudio se encontró que en la muestra estudiada las técnicas de selección consideradas para la contratación del candidato son: las recomendaciones, la capacidad general del candidato para aprender y resolver problemas así como sus aptitudes para desarrollar determinada actividad o desempeñar determinados empleos y las entrevistas. En la práctica vemos, entonces, que la revisión de la parte de valores queda, si es que se considera, a criterio del entrevistador. Pero, ¿qué ocurre con la parte cultural?, acaso este tipo de pruebas permite identificar diferencias culturales, y de ser así ¿cuáles son?, aquí conviene revisar las condiciones que subyacen en las pruebas. 164 Ubicación de los criterios utilizados en los procesos de selección Geert Hofstede,410 considera al individualismo como una de las dimensiones básicas de la cultura y lo define como una primera orientación a uno mismo. En los resultados de su estudio, ubica a 40 países en función, entre otros parámetros de este individualismo, ahí se muestra que México ocupa el lugar 37 como un país muy alejado del individualismo en comparación con los demás.411 Ahora bien, para identificar los factores inmersos en las propias pruebas en el proceso de selección, he ubicado estos criterios de selección en el marco de lo que Hofstede identifica como las cuatro dimensiones básicas de la cultura, dimensiones que ayudan a explicar las diferencias entre las culturas nacionales: individualismo– colectivismo, distancia al poder, aversión a la incertidumbre y masculinidad– femineidad. Desde esta perspectiva, el proceso de selección de personal referido anteriormente, tiene como propósito primario medir la habilidad del individuo para desempeñarse bien en el trabajo. Por tanto, estas prácticas de selección son más compatibles con las normas institucionales de una entidad individualista que da énfasis a los derechos e intereses individuales y que tiene a la compatibilidad con el trabajo como único criterio de selección.412 Como observamos, este tipo de proceso de selección no considera a las entidades colectivistas en las que la habilidad para realizar el trabajo es uno más de los elementos analizados durante el proceso de selección. En estas entidades las organizaciones son consideradas como familias extendidas y la lealtad a la organización tiene mayor importancia que en el caso del individualismo. En una sociedad colectivista, el 410 Geert Hofstede, “Culture´s Consequences:”, op. cit. 411 Apéndice 15. Figura 5.1 La calidad de vida. Porcentaje de respuestas optando por la libertad individual (respuesta a), tomado de Geert Hofstede, “Culture´s Consequences”, op. cit 412 Nagarajan Ramamoorthy, Stephen J. Carroll, “Individualism/Collectivism Orientations and Reactions toward Alternative Human Resource Management Practices”, Human Relations, v. 51, n. 5, 1998, pp. 571-588. 165 desempeño deficiente que probablemente ocurra como resultado de no contratar solamente a partir del mérito, puede ser compensado por la lealtad del empleado, su menor rotación y su compatibilidad con la organización.413 Ahora bien, actualmente existe una creciente aceptación414 de que el individualismo y el colectivismo son dimensiones clave para entender las diferencias entre culturas en actitudes, valores, normas y conductas. Esto es por el número de artículos de investigación que directa o indirectamente usan estos constructos para explicar una gran cantidad de fenómenos sociales. Esta misma preocupación me lleva a reflexionar acerca de la necesidad de incluir elementos culturales y, como expliqué anteriormente, elementos éticos en la selección de personal, pues considero que la mayoría de los seleccionadores no se han dado cuenta de las implicaciones éticas y humanas de su trabajo ni del tipo de sociedad en que se encuentra ubicada la organización de la que forman parte o para la que trabajan. En este sentido, es necesario insistir en que, como hemos visto en párrafos anteriores, el proceso de selección implica una serie de decisiones y que esas decisiones pueden afectar la vida futura del candidato y de la empresa. Si una persona es rechazada, si se le coloca en un puesto para el cual no tiene habilidades, para el cual tiene más capacidad de la necesaria, etcétera, todas ellas son circunstancias que pueden convertirse en fuente de frustraciones para el candidato y, por tanto, pueden minar su forma de relacionarse con la organización y afectarla negativamente.415 En otras palabras, las técnicas de selección no consideran que el individuo posea elementos propios y aprendidos que le han permitido convivir en la sociedad de la que 413 Luis Gómez-Mejía y R. Welbourne, T., “Compensation Strategies in a Global Context”, Human Resource Planning, n. 14, 1991, pp. 29–41. 414 H. C. Triandis, Individualism and Collectivism, Boulder, Colorado, Westview Press, 1995. 415 Posteriormente se abordará el cumplimiento del Contrato Psicológico por sus implicaciones con este tema. 166 forma parte y que provienen de diversas culturas.416 Desde mi punto de vista, sin la consideración de estos elementos está incompleto el proceso de selección ya que no se puede aislar lo que el individuo entiende del entorno durante el proceso de selección. En palabras de Fons Trompenaars y Charles Hampden–Turner: “No podemos entender el por qué los individuos y las organizaciones actúan como lo hacen sin considerar el sentido que le atribuyen a su entorno”.417 Como hemos visto en capítulos anteriores, podemos concebir a las organizaciones como espacios en donde se establece una cultura cuya función es la que nos permite compartir valores, definir límites, transmitir un sentido de identidad entre los miembros, facilitar la creación de un compromiso personal con algo más amplio que los intereses individuales, incrementar la estabilidad del sistema social así como controlar y dar sentido a todo, guiando y modelando las actitudes y el comportamiento de sus miembros. Una vez establecida la cultura en la organización, ésta se mantiene a través de la preservación del proceso de selección, de los criterios con que se evalúa el desempeño, de los métodos de concesión de premios y del plan de carrera entre otros.418 ¿Cómo entonces no considerar durante el proceso de selección si existen valores compartidos entre la organización y el futuro empleado? Si bien la cultura se “aprende” a lo largo del tiempo (mediante los procesos y en los espacios de socialización de los que forma parte y a los que da forma a su vez); este tiempo que es invertido por la organización, tiene un costo para ésta que puede no 416 Hans Gullestrup, “The Complexity of Intercultural Communication in Cross-Cultural Management”, en Jens Allwood y Beatriz Dorriots, eds., Anthropological Linguistics 27 – Intercultural Communication - Business and the Internet 5th NIC Symposium, Gothenburg, 2001. 417 Fons Trompenaars y Charles Hampden–Turner, Riding the Waves of Culture, op.cit., p. 19. 418 Posteriormente abundaremos en el tema del cumplimiento del Contrato Psicológico como elemento a considerar para la conservación de la cultura de la organización. 167 terminar con resultados exitosos.419 Ahora bien, me parece que si se incluye durante el proceso de selección una serie de baterías orientadas a la detección del código cultural,420 que no es otra cosa que tratar de entender lo que somos y nuestra manera de pensar que son la parte visible de nuestros valores, estaremos en posibilidad de disminuir los costos que significa la rotación de personal por una parte y el mantener viva la cultura de la organización, por la otra. Es por ello que a partir de la información recopilada en este estudio y de la revisión de la literatura de los procesos de selección que he realizado,421 que se observa que únicamente se evalúan formalmente la parte de habilidades y aptitudes del candidato sin revisar formalmente la parte de la cultura, especialmente de la ética y en particular del valor “lealtad” como una posible herramienta para seleccionar al mejor candidato a ocupar el puesto vacante. Una vez que se ha seleccionado al individuo, la organización deberá tener en cuenta algunas consideraciones para que la lealtad detectada inicialmente en el candidato se mantenga e incremente a lo largo de la relación laboral, ya que, por sí misma, la lealtad no es un factor constante de comportamiento en la vida diaria de la organización, 422 fluye y declina gradualmente con todos los problemas que enfrenta la organización; la lealtad se prueba con cada decisión y con la capacidad de las personas afectadas para anteponer objetivos a largo plazo por encima de las satisfacciones a corto 419 Conviene recordar que en el primer capítulo se han definido prácticas cotidianas siguiendo a Michel de Certeau así como los procesos de socialización a partir de Anthony Giddens. 420 Clotaire Rapaille, El Código cultural. Una manera ingeniosa para entender por qué la gente alrededor del mundo vive y compra como lo hace, México, Editorial Gama Impresores, 2007, p. 53. 421 Adalberto Chiavenato, Administración de recursos humanos, Bogotá, Editorial McGraw Hill, 1999, 699 pp., véase también Alfredo Guth A., Reclutamiento, selección e integración de recursos humanos, México, Thrillas, 1999. 422 William Gall R., “Not by Loyalty Alone”, The Journal of the Academy of Management, v. 5, n. 2, agosto de 1962, p. 121. 168 plazo. Precisamente por ello analizaremos las opciones que proporcionan el contrato psicológico y la teoría de agencia. 2. El contrato psicológico A partir del análisis de los valores del trabajador mexicano, del análisis de los planteamientos generales que expuse hasta esta parte de la tesis acerca de la cultura y los valores, y de acuerdo con Brian Schrag propongo que el trabajador, en nuestro caso el mexicano, al solicitar su ingreso a una organización está dispuesto a dejar de lado sus experiencias laborales anteriores, en el caso de tenerlas, y creer, a reserva de comprobar, en la retórica de la organización, ofreciendo a cambio su antigüedad esperando a que se cumplan sus expectativas.423 Esta situación de “borrón y cuenta nueva” permite al trabajador regresar a la práctica de sus valores aprendidos en el tiempo y tener la capacidad de ser leal a la organización teniendo como base la confianza en el empleador, con lo que establece un nuevo contrato psicológico en esta nueva relación laboral. El concepto de contrato psicológico ha sido ampliamente utilizado en la literatura de psicología organizacional como una manera de examinar y explorar los cambios en la relación empleado–empleador en el trabajo.424 A pesar de ello, es un concepto sujeto todavía a debate incluso sobre su propia definición: si debe ser tratado como algo que está basado en una percepción individual del contrato, formulado sólo en 423 Brian Schrag, “The Moral Significance of Employee Loyalty”, Business Ethics Quarterly, v. 11, n. 1, enero de 2001, pp. 41-66. 424 Norma D'annunzio–Green y Helen Francis, “Human Resource Development and the Psychological Contract: Great Expectations or False Hopes?”, Human Resource Development International, v. 8, n. 3, septiembre de 2005, pp. 327-344. 169 la mente del empleado, o algo que implica tanto en el empleado como en el empleador la percepción de reciprocidad e intercambio dentro de la relación de trabajo.425 Aunque el concepto de contrato psicológico no procede del campo de la administración, en particular de los recursos humanos, se ha convertido en un importante dispositivo analítico en la explicación de la administración de esos recursos. En la actualidad hay gran interés en su estudio por parte de académicos y profesionales que buscan factores que puedan contribuir a mantener la motivación y el compromiso de los empleados.426 La literatura sobre el contrato psicológico se ha ampliado considerablemente en los últimos doce años, principalmente bajo la influencia de Rousseau;427 sin embargo, el concepto tiene sus antecedentes en la teoría del intercambio social. La base de esta teoría es que las relaciones sociales siempre han consistido en obligaciones no especificadas y en una distribución desigual de recursos de poder.428 En términos del análisis organizacional, el constructo de intercambio social se muestra en los trabajos de Argyris,429 Levinson y colaboradores430 y Schein.431 Argyris utiliza el término "contrato psicológico de trabajo" para describir la integración de la 425 D. M. Rousseau, Psychological Contracts in Organizations: Understanding Written and Unwritten Agreements, California, Thousand Oaks, Sage Publications, 1995. 426 Niall Cullinane y Tony Dundon, “The Psychological Contract: A Critical Review”, International Journal of Management Reviews, v. 8, n. 2, 2006, pp. 113–129. 427 D. M. Rousseau, “Psychological and Implied Contracts in Organizations”, Employee Responsibilities and Rights Journal, v. 2, 1989, pp. 121-139; D. M. Rousseau, “Psychological Contracts in Organizations”, op. cit.; y D. M. Rousseau, “Schema, Promises and Mutuality: The Building Blocks of the Psychological Contract”, Journal of Occupational and Organisational Psychology, v. 74, 2001, pp. 511–542. 428 P. Blau, Exchange and Power in Social Life, New York, Wiley, 1964. 429 C. Argyris, Understanding Organisational Behaviour, Homewood, IL, Doresy, 1960. 430 H. Levinson, C. R. Price, K. J. Munden y C. M. Solley, Men, Management and Mental Health, Cambridge, MA, Harvard University Press, 1962. 431 E. W. Schein, Organizational Psychology, Englewood Cliffs, NJ, Prentice Hall, 1965; y E. H. Schein, Career Dynamics: Matching Individual and Organisational Needs, Reading, MA, Addison– Wesley, 1978. 170 facultad de percepción y los valores en poder de ambas partes (organización e individuo) para las relaciones en el empleo. Esta literatura ilustra el punto de que las relaciones de empleo están determinadas tanto por el intercambio social como por el económico.432 Otros autores han estudiado las reacciones que tienen los empleados cuando perciben que su empleador no ha cumplido con uno o más de los compromisos prometidos, algunos resultados muestran que la violación del contrato se relaciona con una menor confianza al empleador,433 con la satisfacción en el trabajo,434 con el compromiso con la organización,435 con sus intenciones de permanecer,436 con el rol del empleado y el rendimiento437 y con la insatisfacción laboral,438 lo que a su vez afecta negativamente la contribución del empleado. Por su parte, el enfoque de estudio desde la visión de la administración de recursos humanos, se da sobre la noción de una vía de doble sentido, por un lado la percepción del intercambio entre promesas y obligaciones entre el empleador y el empleado y, por el otro, de las prácticas de la administración de recursos humanos en la 432 A. Fox, Beyond Contract. Work, Power and Trust Relations, London, Faber & Faber, 1974. 433 S. L. Robinson, “Trust and Breach of the Psychological Contract”, Administrative Science Quarterly, v. 41, 1996, pp. 574-599. 434 S. L. Robinson y D. M. Rousseau, “Violating the Psychological Contract: Not the Exception but the Norm”, Journal of Organizational Behavior, v. 15, 1994, pp. 245-259. 435 J. Coyle–Shapiro e I. Kessler, “Consequences of the Psychological Contract for the Employment Relationship: A Large Scale Survey”, Journal of Management Studies, v. 37, 2000, pp. 903– 930. 436 W. H. Turnley y D. C. Feldman, “The Impact of Psychological Contract Violations on Exit, Loyalty and Neglect”, Human Relations, v. 52, 1999, pp. 895–922. 437 S. L. Robinson, “Trust and Breach”, op. cit., y S. L. Robinson y E. W. Morrison, “Psychological Contracts and OCB: The Effect of Unfulfilled Obligations on Civic Virtue”, Journal of Organizational Behavior, v. 16, 1995, pp. 289-298. 438 W. H. Turnley y D. C. Feldman, “Re-examining the Effects of Psychological Contract Violations: Unmet Expectations and Job Dissatisfaction as Mediators”, Journal of Organizational Behavior, v. 21, 2000, pp. 25-42. 171 configuración de este intercambio.439 Watson describe al contrato psicológico como una “estrategia compleja y dinámica de intercambio” entre el individuo y la organización en la que el empleado considera que la relación laboral va más allá de sus habilidades y capacidades de trabajo. El empleado también tiene una identidad y una biografía, así como diversos valores y sentimientos o emociones acerca del mundo.440 Cada vez más, los empleadores tratan de manejar estas emociones y demanda de diversas formas de “trabajo emocional” a través de la creación de “la administración de emociones” en el diseño de servicios relacionados con el empleo y la formación profesional.441 También se han hecho estudios alrededor del papel de las experiencias del empleado en empleos anteriores y actuales para la conformación de sus percepciones, así como del impacto en estas percepciones de las prácticas de administración de recursos humanos empleados.442 Grant se basa en esta literatura para desarrollar los planteamientos teóricos del contrato psicológico en los que las experiencias de trabajo y la retórica de la administración de recursos humanos adoptados por la dirección, son tratadas como factores clave que influyen en la configuración de las percepciones del empleado. Este marco clasifica al contrato psicológico en tres tipos: congruente, parcial o contrato de prueba. El contrato congruente convoca al trabajador para que las políticas y prácticas 439 D. Guest, y N. Conway, Employer Perceptions of the Psychological Contract, London, CIPD, 2001; D. Guest y N. Conway, “Communicating the Psychological Contract: An Employer Perspective”, Human Resource Management Journal, v. 12, n. 2, 2002, pp. 22-38; D. Guest y N. Conway, Organisational Change and the Psychological Contract, London, CIPD Survey Report, 2002. y T. J. Watson, Organising and Managing Work, Pearson, Harlow, 2002. 440 T. J. Watson, “Management 'Flavours of the Month: Their Role in Managers' Lives”, International Journal of Human Resource Management, v. 5, n. 4, 1994, pp. 889-905; y T. J. Watson, Organising and Managing Work, op. cit., p. 129. 441 S. Fineman, “Emotion and Management Learning”, Management Learning, v. 28, n. 1, 1997, pp. 13-25. 442 D. Grant, “HRM, Rethoric and the Psychological Contract: A Case of 'Easier Said Than Done'”, International Journal of Human Resource Management, v. 10, n. 2, 1999, pp. 321–350; y S. L. Robinson y D. M. Rousseau, “Violating the Psychological Contract”, op. cit. 172 se perciban como coincidentes con la retórica de la administración de recursos humanos. Este tipo de contrato se presenta cuando la retórica tiene sentido para el empleado y coincide con la realidad. El contrato parcial se produce cuando sólo una parte de la retórica de la administración de los recursos humanos y de las expectativas de los empleados han sido cumplidas. El contrato de prueba se da cuando los empleados “compran el contrato” a partir de “esperar y ver”.443 Aquí, los empleados están dispuestos a aceptar que lo que se está prometiendo bajo la retórica de la administración de recursos humanos tardará en hacerse realidad. Grant subraya la importancia del contrato de prueba, ya que en él los empleados estarían dispuestos a hacer de lado sus experiencias anteriores y creer, a reserva de comprobar, en la retórica, ofreciendo a cambio su antigüedad para que se cumplan las expectativas. Si las promesas se mantienen entonces se da la posibilidad de cambiar a un contrato congruente.444 Por su parte, los teóricos del intercambio social han considerado a la relación laboral como un intercambio de lealtad y esfuerzo a cambio de incentivos por parte de la organización.445 Las formas de incentivos pueden incluir salarios, beneficios sociales, la naturaleza misma del trabajo, las condiciones de trabajo,446 así como los beneficios socioemocionales.447 Eisenberger y otros especialistas sostienen al respecto,448 basándose en la norma de la reciprocidad, que los empleados están motivados para 443 El empleado está buscando en todo momento pruebas de que el empleador cumple con el contratoy está conciente de que esto toma tiempo para materializarse. D. Grant, “HRM, Rethoric and the Psychological Contract”, op. cit., pp. 229-331. 444 N. D'annunzio–Green y H. Francis, “Human Resource Development”, op. cit., p. 331. 445 L. Rhoades y R. Eisenberger, “Perceived Organizational Support: A Review of the Literature”, Journal of Applied Psychology, v. 87, 2002, pp. 648-714. 446 J. G. March y H. A. Simon, Organizations, New York, Wiley, 1958. 447 S. Armeli, R. Eisenberger, P. Fasolo y P. Lynch, “Perceived Organizational Support and Police Performance: The Moderating Influence of Socioemotional Needs”, Journal of Applied Psychology, v. 83, 1998, pp. 288-297. 448 R. Eisenberger, S. Armeli, B. Rexwinkel, P. D. Lynch y L. Rhoades, “Reciprocation of Perceived Organizational Support”, Journal of Applied Psychology, v. 86, 2001, pp. 42-51. 173 compensar el trato que les da la organización actuando en forma que la apoya. La evidencia empírica muestra una relación positiva entre los incentivos de la organización y las actitudes y comportamiento de los empleados.449 Parece, por tanto, que el papel de las promesas (es decir, percepción de las obligaciones) se limita a ofrecer “la línea base” para que el empleado compare lo que ha recibido. Esta percepción de obligaciones puede ejercer una influencia importante sobre el comportamiento de los empleados, porque las promesas realizadas representan posibles incentivos futuros que el trabajador puede o no recibir en el curso de su relación con el empleador. Independientemente de que estos posibles incentivos se hagan realidad, su obtención está condicionada a la forma en que el empleado se comporte en esa relación. En consecuencia, los empleados deben ser motivados a comportarse de tal manera que aumente la probabilidad de que esas promesas se cumplan.450 En otras palabras, históricamente existía un entendimiento mutuo entre empleados y empleadores. Por una parte, se esperaba que los empleados que trabajaban arduamente, que causaban pocos problemas y, en general, que hacían lo que el jefe quería; obtendrían de los empleadores a cambio, "buenos empleos" con "buena paga", que éstos les ofrecieran numerosas oportunidades de ascenso y prácticamente que les garantizaran el empleo vitalicio. Se trataba de un mundo estable y predecible, el empleado sería leal al empleador y, a cambio, el empresario proporcionaría al empleado grandes expectativas en el trabajo, una comunicación constante dentro de la organización, poder de decisión en su trabajo y con él mismo, una inversión en su 449 L. Rhoades y R. Eisenberger, “Perceived Organizational Support”, op. cit.; y L. W. Porter, J. L. Pearce, A. M. Tripoli y K. M. Lewis, “Differential Perceptions of Employers' Inducements: Implications for Psychological Contracts”, Journal of Organizational Behavior, v. 19, 1998, pp. 769-782. 450 Jacqueline A. M. Coyle–Shapiro, “A Psychological Contract Perspective on Organizational Citizenship Behavior”, Journal of Organizational Behavior, v. 23, n. 8, diciembre de 2002, p. 928. 174 seguridad financiera futura, el reconocimiento frecuente a la calidad de su trabajo y la seguridad en el mismo.451 En este sentido, es importante reconocer el contexto “estable y predecible” en que se dieron los factores que contribuyeron a cultivar la literatura alrededor del contrato psicológico, y de como gran parte de ella ha sido objeto de posterior investigación y análisis.452 La literatura actual, como lo señala Hiltrop453 no considera las mismas suposiciones de hace cerca de 50 años, sobre todo en un contexto dinámico como el actual, y es así que se han dado una serie de cambios que aparentemente ponen en tela de juicio muchas de las hipótesis “tradicionales” de los sistemas de relaciones laborales. De acuerdo con este autor, se ha pasado de una visión de largo plazo con seguridad laboral, previsibilidad, igualdad, certeza, tradición, justicia, interdependencia, confianza mutua y lealtad a la empresa en donde tanto el empleado como el empleador dan por hecho que ambos están haciendo bien su trabajo de manera responsable y que esta responsabilidad es compartida con la propia empresa la que reconoce el título y rango de los participantes a través del salario diferenciado, todo lo anterior se da en un ambiente de tolerancia y respeto mutuo. Al respecto Guest454 afirma que los lugares de trabajo se han fragmentado cada vez más debido a formas nuevas y más flexibles de empleo. A la vez, los directivos se han vuelto cada vez más intolerantes a utilizar largos y lentos periodos de tiempo en los procesos de negociación que se dan en los sistemas convencionales de relaciones 451 Brian J. Ewis, ”Building Employee Loyalty”, The Denver Women’s Bussines Chronicle, diciembre/enero de 1998, Smarth Grow Inc., Englewood, Colo., p. 12. 452 P. Herriot, The Career Management Challenge: Balancing Individual and Organisational Needs, London, Sage, 1992. 453 J. Hiltrop, “Managing the Changing Psychological Contract”, Employee Relations, v. 18, n. 1, 1996, pp. 36-49. 454 D. Guest, “The Psychology of the Employment Relationship: An Analysis Based on the Psychological Contract”, Applied Psychology, v. 53, 2004, pp. 541–555. 175 laborales. En consecuencia, las promesas y ofertas que se hacen de buena fe un día se rompen rápidamente debido a una serie de imperativos de mercado. Con la disminución en la negociación colectiva y el aumento de los llamados valores individualistas en la fuerza de trabajo, los arreglos informales están cobrando mayor importancia en este espacio. Como resultado de ello, la literatura de las relaciones laborales “tradicionales” parece estar fuera de contacto con los cambios en el contexto actual del mundo del trabajo, ya que la idiosincrasia y la cada vez más diversa naturaleza del empleo, parecen limitar el uso de un marco teórico como el del contrato psicológico, que refleja las necesidades del individuo con expectativas sobre el empleo implícitas y no expresadas para el estudio de las personas en el trabajo.455 Hiltrop resume las diferencias entre el “viejo” y el “nuevo” contrato psicológico en la Tabla 7. 456 Ya que los alcances del contrato psicológico se encuentran en discusión, no así sus características, me parece conveniente señalar estas últimas a partir de la literatura existente, que distingue dos componentes del contrato psicológico: transaccionales y relacionales.457 Estos dos componentes hacen hincapié en los diferentes tipos de relaciones de intercambio entre el empleado y el empleador, y difieren en la participación de cada uno de los componentes.458 En una transacción de intercambio, explícita y/o implícitamente las organizaciones prometen proporcionar determinada remuneración económica por 455 Niall Cullinane y Tony Dundon, “The Psychological Contract”, op. cit., p. 114. 456 J. Hiltrop, “Managing the Changing Psychological Contract”, op. cit., pp. 36-49. 457 I. R. Macneil, “Relational Contract: What We Do and Do Not Know”, Wisconsin Law Review, 1985, pp. 483-525.; y E. W. Morrison y S. L. Robinson, “When Employees Feel Betrayed: A Model of How Psychological Contract Violation Develops”, Academy of Management Review, v. 22, 1997, pp. 226-256. 458 David C. Thomas y Kevin Au, “Cultural Variation in the Psychological Contract”, Academy of Management Proceedings, 2000. 176 determinados servicios que presta el empleado. En consecuencia, a corto plazo el contrato–acuerdo entre las dos partes funciona. En contraste, el componente relacional hace hincapié en una interacción socio–emotiva entre el empleado y el empleador. Los elementos relacionales giran en torno a la confianza, respeto y lealtad que se desarrollan con el tiempo.459 Este componente del contrato psicológico se está convirtiendo en una cuestión más compleja para las empresas, ya que algunas se ven obligadas a reducir su personal mientras que otras se enfrentan a una lucha por empleados en el mercado laboral, lo que hace difíciles encontrar y retener a empleados calificados. En este entorno competitivo, un entendimiento de cómo atraer y retener talento crítico es cada vez más importante. Tabla 7. Características del viejo y nuevo contrato psicológico propuestas por Hiltrop. V iejo contrato Largo plazo Seguridad Previsibilidad Igualdad C erteza T radición Justicia E stabilidad Interdependencia C onfianza m utua Lealtad a la em presa H acerlo bien R esponsabilidad com partida T ítulo y rango Pago por estatus T olerancia R espeto m utuo N uevo contrato R esultados inm ediatos Flexibilidad Incertidum bre Individualidad A lto riesgo C am bio constante B eneficio personal E m pleabilidad A utosuficiencia O portunism o Lealtad profesional H acerlo m ejor R endición de cuentas personal H acer la diferencia Pago por resultados Im paciencia M iedo Asimismo, existen al menos tres factores internos que sugieren que los contratos psicológicos responden a la idiosincrasia, éstos son: las necesidades de los empleados, 459 Kenneth P. De Meuse, Thomas J. Bergmann y Scott W. Lester, “An Investigation of The Relational Component of The Psychological Contract Across Time, Generation, and Employment Status”, Journal of Managerial Issues, primavera de 2001, v. 13, Fascículo 1. 177 la interpretación que hacen los empleados de las necesidades de la organización y las personalidades y valores de los empleados.460 Los contratos psicológicos fueron inicialmente propuestos como procedentes de las necesidades de los trabajadores y la interpretación de los empleados de las necesidades de la organización.461 Los empleados tienen necesidades únicas que están tratando de satisfacer a través del trabajo. Ellos no están siempre plenamente conscientes de todas sus necesidades, aunque éstas tengan una poderosa influencia sobre las expectativas de los empleados de lo que su organización les proporcionará.462 Es la necesidad tácita única de cada empleado la que desarrolla creencias idiosincráticas acerca de las obligaciones de la organización. Por tanto, un empleado que por circunstancias de la vida requiere de estabilidad en el empleo se suma a una organización que considera estable y exitosa; entonces, el empleado puede creer que la organización tiene la obligación de proporcionarle seguridad en el empleo, incluso aunque ésta nunca se lo haya prometido.463 El contrato psicológico juega un papel importante en la retención del recurso humano calificado, ya que su comprensión, como ya lo he señalado, tiene un componente subjetivo que hace que cada individuo entienda en forma distinta las obligaciones recíprocas laborales que hay entre él y la organización,464 y que no todos consideren que en ciertas circunstancias no se ha cumplido con el contrato psicológico 460 H. Levinson, C. Price, K. Munden, H. Mandl y C. Solley, Men, Management, op. cit.,; E. Schein, Organizational Psychology, op. cit ; D. Rousseau, “Psychological Contracts in Organizations”, op. cit.; D. Rousseau, “Schema, Promise and Mutuality”, op. cit.; y M. Meckler, B. Drake y H. Levinson, “Putting Psychology Back Into Psychological Contracts”, Journal of Management Inquiry, v. 12, n. 3, 2003, pp. 217-228. 461 E. Schein, Organizational Psychology, op. cit.; y H. Levinson, Men, Management, op. cit. 462 H. Levinson, Men, management and mental, op. cit.; y M. Meckler, “Putting Psychology Back”, op. cit. 463 G. Dabos y D. Rousseau, “Mutuality and Reciprocity in the Psychological Contracts of Employees and Employers,” Journal of Applied Psychology, v. 89, n. 1, 2004, pp. 52-72. 464 William H. Turnley y Daniel C. Feldman, “A Discrepancy Model of Psychological Contract Violations”, Human Resource Management Review, v. 9, n. 3, 1999, pp. 367-386. 178 aun cuando no se haya hecho.465 Aquí entran en juego la percepción que tiene el empleado de la cultura organizacional, aunque ésta no haya sido discutida explícitamente,466 así como las formas de operación, pues en principio ambas delimitan sus creencias de lo que es el contrato psicológico.467 Estas creencias parecen definirse en los primeros contactos sociales que tiene el trabajador en la organización ya que le ayudan a delinear como será tratado en la organización y qué puede esperar en forma razonable de ella.468 Asimismo, es precisamente la naturaleza perceptiva del contrato psicológico la que nos permite plantear preguntas sobre la posibilidad de la influencia de las diferencias culturales, pues en diferentes culturas, las personas aprenden diferentes conjuntos de valores,469 que se desarrollan en los marcos cognitivos que se utilizan para ayudar a los proceso de información sobre situaciones tales como su relación con su empleador.470 Aunque hay argumentos que sustentan que las organizaciones no establecen relaciones únicas con cada empleado, sino que las establecen con grupos de empleados con expectativas y ofertas comunes, lo que sugiere que los empleados en el mismo grupo de trabajo tendrían contratos psicológicos similares.471 465 D. M. Rousseau, “Psychological Contracts in Organizations”, op. cit.; y W. H. Turnley y D. C. Feldman, “Psychological Contract Violations During”, op. cit., pp.71-83. 466 William H. Turnley y Daniel C. Feldman, “A Discrepancy Model”, op. cit., p. 371. 467 R. A. Guzzo y K. A. Noonan, “Human Resource Practices as Communications in the Psychological Contracts”, Human Resource Management, v. 33, 1994, pp. 447-462. 468 D. C. Feldman, “A Contingency Theory of Socialization”, Administrative Science Quarterly, v. 21, 1976, pp. 433-452.; y H. D. C. Thomas y N. Anderson, “Changes in the Newcomers’ Psychological Contracts During Organizational Socialization: A Story of Recruits Entering the British Army”, Journal of Organizational Behavior, n.19, 1998, pp. 745-767. 469 M. Erez y P. C. Earley, Culture,Self-Identity, and Work, New York, Oxford University Press, 470 S. Fiske y S. Taylor, Social Cognition, Reading, MA, Addison-Wesley, 1984. 1993. 471 V. Ho, “Social Influences on Evaluations of Psychological Contract Fulfillment”, Academy of Management Review, v. 30, n. 1, 2005, pp. 113-128. 179 En esencia, en una relación de trabajo el contrato psicológico consiste en el "intercambio de beneficios y recompensas" entre una persona y una organización.472 Sin embargo, cuando esa relación es a largo plazo, el intercambio entre las partes puede ir mucho más allá de la compensación para cubrir expectativas acerca del respeto mutuo y la confianza, así como de códigos de conducta y otras conductas relacionales.473 Una violación al contrato psicológico puede hacer que decaiga la lealtad tanto de los empleados como de los empleadores,474 y puede también afectar negativamente o romper una relación establecida, lo que ocurre cuando una parte considera que la otra no ha cumplido con sus obligaciones.475 Como es evidente, esta consideración tiene su fundamento en elementos de índole cultural, pues la cultura influye en el desarrollo de una violación del contrato psicológico a través de tres mecanismos distintos pero relacionados entre sí. Estos son: la percepción selectiva de la “señal inicial” de la violación, el sesgo de atribución del individuo para controlar la violación y la distancia cultural relativa entre el individuo y la organización.476 En los últimos años ha habido una transición de contratos relacionales a contratos transaccionales.477 Mientras que los primeros se basan en la lealtad, en donde 472 J. Hallier y P. James, “The Employee Psychological Contract: Agency, Protection and Advancement”, Journal of Management Studies, n. 34, 1997, pp. 703-728. 473 D. M. Rousseau, “Psychological and Implied Contracts in Organizations”, op. cit. 474 D. T. Hall y J. T. Moss, “The New Protean Carrer Contract: Helping Organizations and Employees Adapt”, Organizational Dynamics, n. 26, 1998, pp. 22-37.; y G. Martin, H. Staines y J. Pate, “Linking Job Security and Carrer Development in a New Psychological Contract”, Human Resource Management Journal, n. 8, 1998, pp. 20-40. 475 E. W. Morrison y S. L. Robinson, “When Employees Feel Betrayed”, op. cit. 476 David C. Thomas y Kevin Au, “Cultural Variation”, op. cit. 477 P. Herriot y C. Pemberton, New Deals: The Revolution in Managerial Careers, Chichester, UK, Wiley, 1995. 180 las partes esperan una relación a largo plazo,478 los últimos están orientados hacia el desarrollo y aprendizaje basados en proyectos. Algunos estudios han señalado también la existencia de formas híbridas del contrato psicológico,479 y sostienen que hay una “continuidad” entre contratos transaccionales y relacionales y que en éstos son posibles formas "balanceadas" o "de transición". Si bien esta revisión del contrato psicológico nos ayuda a tratar de entender lo que pasa con la lealtad en la relación entre empleado– empleador, queda pendiente revisar que pasa con la lealtad en una relación empleado– organización, para lo cual nos será útil revisar la teoría de la agencia. La Teoría de la Agencia Esta teoría nos ofrece otra herramienta para revisar la relación entre el empleado y la organización. La teoría de la agencia indica que una relación existe cuando una entidad económica (el principal) autoriza a la otra (el agente) para actuar en su nombre.480 Es parte fundamental en la relación de agencia, el conflicto entre el interés de las partes y la escasa verificación de la conducta del agente por el principal. Dado que ambas partes son maximizadoras de utilidad, los costos de agencia se producen inevitablemente cuando el agente no persigue el mejor interés del principal, sino que actúa en forma oportunista para conseguir sus propios fines.481 El concepto original de agencia era 478 Yan Aimin, Zhu Guorong y Douglas T. Hall, “International Assignments for Career Building: A Model of Agency Relationships and Psychological Contracts”, The Academy of Management Review, v. 27, n. 3, Julio de 2002, p. 379. 479 C. Handy, The Age of Unreason, Cambridge, MA, Harvard Business School Press. 1990, D. M. Rousseau, “Psychological Contracts in Organizations”, op. cit.; y D. M. Rousseau, Psychological Contracts Inventory Technical Report, Pittsburgh, Carnegie Mellon University, 2000. 480 K. M. Eisenhardt, “Agency Theory: An Assessment and Review”, Academy of Management Review, n.14, 1989, pp. 57-74; y R. Fox, “Agency Ttheory: A New Perspective”, Management Accounting, v. 62, n. 2, 1984, pp. 36-38. 481 M. C. Jensen y W. H. Meckling, “Theory of the Firm: Managerial Behavior, Agency Costs, and Ownership Structure”, Journal of Financial Economics, n. 3, 1976, pp. 305-360. 181 bastante simple. Por ejemplo, hace 180 años Joseph Story (1779-1845)482 definió al principal como "un inversionista principal con el pleno y total dominio, autoridad y derecho sobre ‘las cuestiones subjetivas’", mientras que para Adam Smith, se limitaba a la relación entre la empresa y el director titular de la empresa.483 Esta relación se ha vuelto mucho más compleja hoy en día como resultado, entre otros, del aumento del número de inversionistas en la organización. En particular, las funciones del principal han sido en gran medida "institucionalizadas" y son realizadas para el bienestar de la organización por los subordinados en la jerarquía corporativa, en lugar de hacerlo éste directamente.484 Jensen señala que los problemas de agencia también pueden ocurrir en una relación de trabajo, en la que el empleado individual como el agente, es probable que traten de maximizar su función de utilidad, que puede ser muy diferente a la de la organización o la del principal.485 En este sentido, la teoría de agencia nos señala cómo se modifica el contrato psicológico en una organización ya que tanto el principal como el agente pueden modificar sus expectativas originales, como resultado del oportunismo de cada uno de ellos o de cambios incontrolables en el contexto. Cabe señalar que el análisis a profundidad de lo que significa mantener el estado de “lealtad mutua” entre el empleado y el administrador de la empresa a través de esta teoría, no constituye el objetivo de mi investigación por lo que únicamente señalaré en forma general las posibles formas en las que se modifica el contrato psicológico entre los agentes. Desde la perspectiva de esta teoría, pueden ocurrir tres tipos de transición en el contrato original que lo alejan, 482 I. R. Macneil, The New Social Contract: An Inquiry Into Modern Contractual Relations, New Haven, CT, Yale University Press, 1980, p. 78. 483 Adam Smith, Investigaciones sobre la naturaleza y causa, op. cit. 484 I. R. Macneil, “The new social contract”, op. cit. 485 M. C. Jensen, “Eclipse of the Public Corporation”, Harvard Business Review, v. 67, n. 5, 1989, pp. 61-74. 182 valga la redundancia,486 del original “estado de lealtad mutua” al que ya nos hemos referido, a: oportunismo del agente, oportunismo del principal, o de mutua transacción. 1) La transición debida al oportunismo del agente se produce como resultado de los cambios en las expectativas de cada empleado. Desde la perspectiva de la teoría de agencia, ambos agentes maximizarán sus oportunidades para proseguir su propio interés. En particular, la relación de intercambio social entre las dos partes cambia cuando aumenta el poder relativo de negociación de uno frente al otro; la parte ganadora aumenta el precio para mantener la relación,487 o podría ocurrir como resultado de las fuerzas del entorno.488 2) La transición debida al oportunismo del principal se debe a que el estado de “lealtad mutua” entre los agentes cambia al oportunismo del principal si la organización se mueve a un contrato de transacción, mientras que el individuo mantiene su compromiso con uno relacional. Este tipo de cambio podría ser el factor clave en la mayoría de los casos de violación del contrato psicológico, en el que el trabajador acusa a la organización de no cumplir con los términos de sus obligaciones.489 3) En la transición debida a la mutua transacción, si bien las transiciones pueden ocurrir como consecuencia de los cambios en cualquiera de las dos partes, los cambios en el estado de “lealtad mutua” a un contrato mutuo de transacción son resultado de los cambios en las expectativas de ambas partes. En este caso, el individuo y la organización participan en renegociaciones formales o informales de las expectativas mutuas en relación con las tareas actuales. Como resultado de estas negociaciones, es 486 Yan Aimin, Zhu Guorong y Douglas T. Hall, “International Assignments”, op. cit., pp. 383- 487 R. Emerson, “Power–Dependence Relations”, American Sociological Review, n. 27, 1962, pp. 488 Yan Aimin, Zhu Guorong y Douglas T. Hall, “International Assignments”, op. cit., p. 383. 489 Ibid., p. 384. 384. 31-41. 183 posible que sigan valorando el trabajar juntos, lo que los puede llevar a reconocer que la continuidad de la relación significa contemplar un nuevo modelo de relación más abierto de contribución mutua y satisfacción. De esta manera, la empresa puede lograr una mayor flexibilidad en su relación con los empleados y reducir sus posibles quejas sobre violaciones al contrato; mientras que, por su parte, el individuo ya no se sentiría con la obligación de cumplir con sus expectativas de lealtad y se convertiría en un “agente libre” para perseguir las oportunidades de carrera más allá de la empresa misma. El contrato psicológico y el trabajador mexicano En una sociedad como la mexicana en donde la llamada “globalización” ha sentado sus reales, en los términos de los contratos psicológicos de hoy, ambas partes parecen reconocer que la relación empleado/empleador está cambiando. Las empresas a menudo se centran en los objetivos institucionales, los márgenes de beneficios mensuales y el balance diario de los precios de mercado. Por su parte los empleados, suelen centrarse en las necesidades inmediatas de empleo y oportunidades de carrera, este tipo de relación tiende a favorecer a corto plazo el afecto y la autogratificación,490 aunque a medida que aumenta la presión sobre las organizaciones para que sean más flexibles, adaptables y eficientes, el cambio en sus estrategias para enfrentar estos retos puede llevarlas a utilizar un conjunto de estrategias que alteren las percepciones de intercambio de los empleados. En otras palabras, ya que las empresas modifican sus estrategias, es probable que los empleados crean que su contribución no está alineada con lo que la empresa, supuestamente, les prometió. Si el desequilibrio es percibido como persistente en el 490 K. P. De Meuse, T. J. Bergmann y P. A. Vanderheiden, "Corporate Downsizing: Separating Myth from Fact", Journal of Management Inquiry, n. 6, 1997, pp. 168–176; y D. M. Noer, Breaking Free: A Prescription for Personal and Organizational Change, San Francisco, CA, Jossey-Bass, 1997. 184 tiempo, los empleados pueden comenzar a cuestionar la naturaleza de la relación del trabajador con el empleador. No obstante, desde mi punto de vista, la violación del contrato psicológico en la relación laboral que tiene el trabajador mexicano a partir de sus antecedentes culturales no influye en su expectativa de lealtad al solicitar empleo en otra organización, ya que por una parte sus metas establecidas en lo individual son cooperar y competir;491 y, por la otra, sus valores están asociados con hacer cosas buenas y tener buenas relaciones con los demás.492 3. Propuesta, diseño y validación del instrumento para medir la lealtad Como señalé al inicio de este trabajo, los principales objetivos de la investigación son: 1) destacar la importancia de la cultura, la ética y los valores en las organizaciones, especialmente en lo que corresponde al valor de lealtad, en tanto que constituye uno de los elementos seculares de la cultura de los trabajadores de la ciudad de México. A partir de ello, 2) el segundo objetivo principal consiste en proponer la incorporación del valor lealtad como un elemento más a considerar en los procesos de selección de personal. Por ello en esta parte de la tesis presento el instrumento para su medición así como sus referentes teóricos y metodológicos. Desarrollo del instrumento Como indiqué en el apartado sobre la lealtad, en 2002 Xiong, Tsui y Farh estudiaron el problema de la lealtad, a partir del instrumento propuesto por estos investigadores,493 y con el propósito de poder contar con un instrumento de medición confiable para los 491 Cristina Nava Carpizo, “Casos de la vida real: La confianza y la cultura en el grupo de trabajo”, Tesis de Doctorado en Administración, ITESM-CCM, julio de 2007, p. 239 492 Franklin Rich, “Perspectives on Employee Loyalty”, op. cit. 493 Zhen Xiong Chen, Anne S. Tsui, and Jiing-Lih Farh, “Loyalty to supervisor”, op.cit. 185 fines de la tesis, me propuse medir la lealtad entre el trabajador mexicano y su jefe inmediato. Para ello, el perfil del grupo a encuestar corresponde a trabajadores mexicanos de la ciudad de México, a partir de la propuesta que hago en capítulos anteriores de la importancia del valor lealtad en la historia del trabajador mexicano. Precisamente por ello, en las siguientes páginas presento los elementos y criterios metodológicos que he considerado en torno al instrumento y su validación. Metodología Para cumplir con el segundo objetivo de nuestro estudio y poder contar con un cuestionario inicial para su implementación en el sector laboral de la ciudad de México, la primera parte del desarrollo del instrumento se llevó a cabo entre estudiantes de posgrado de cuatro instituciones de educación superior.494 Primero solicité a ocho estudiantes, siete hombres y una mujer, de entre 25 y 30 años, del tercer semestre de un programa de doctorado en Humanidades de una de las instituciones de educación superior, que elaboraran una lista de diez palabras de lo que era para ellos la lealtad, ordenándolas de mayor a menor importancia. Se obtuvieron 47 palabras que definían lo que era la lealtad. A partir de las propuestas de Valdez, 495 se revisaron los términos y se obtuvieron las redes semánticas, que presento en la Tabla 8. A partir del análisis de esta Tabla, se identificaron las seis primeras palabras (compromiso, amistad, sinceridad, fidelidad, reciprocidad y entrega) como los elementos que nos sirven de base para formular preguntas que, de acuerdo con nuestra 494 Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Ciudad de México, la Universidad Autónoma Metropolitan, Unidad Iztapalapa, la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Escuela Nacional de Antropología e Historia. 495 J. Valdez, Las redes semánticas naturales, uso y aplicaciones en psicología social. México, UNAM, 1998. 186 propuesta, identificaran al valor lealtad en sus tres dimensiones: afectiva, conductual y cognitiva. Tabla 8. Identificación de las 47 palabras que definen lo que es la lealtad Jerarquías Valores semánticos Definidoras Reciprocidad Confianza Justicia Igualdad Honor Naturalidad Amor Alegría Enojo Egoismo Amistad Honestidad Moralidad Sinceridad Fuerza Apoyo Compromiso Firmeza Felicidad Debilidad Fidelidad Disciplina Comunicación Comunión Unión Fé Comprensión Patriotismo Jerarquía Entrega Respeto Discresión Voluntad Valor Ética Solidaridad Afinidad Responsabilidad Prudencia Ayuda Laboriosidad Afecto Coraje Carácter Identidad Pasión J=47 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 1 1 1 1 1 1 2 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 2 2 2 1 1 1 1 1 1 2 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 2 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 VNT 19 14 8 7 12 5 17 3 2 1 33 14 8 24 6 5 50 3 6 1 22 10 13 4 16 2 11 4 1 19 11 4 3 2 2 16 7 6 4 3 2 1 8 7 5 1 Valores semánticos Ordenados porcentualmente Valor M Compromiso 50 Amistad 33 Sinceridad 24 Fidelidad 22 Reciprocidad 19 Entrega 19 Amor 17 Unión 16 Solidaridad 16 Honestidad 14 Confianza 14 Comunicación 13 Honor 12 Respeto 11 Comprensión 11 Disciplina 10 Moralidad 8 Justicia 8 Coraje 8 Igualdad 7 Carácter 7 Afinidad 7 Responsabilidad 6 Fuerza 6 Felicidad 6 Naturalidad 5 Identidad 5 Apoyo 5 Prudencia 4 Patriotismo 4 Discresión 4 Comunión 4 Voluntad 3 Firmeza 3 Ayuda 3 Alegría 3 Valor 2 Laboriosidad 2 Fé 2 Ética 2 Enojo 2 Pasión 1 Jerarquía 1 Egoismo 1 Debilidad 1 Afecto 1 Valor FMG 100% 66% 48% 44% 38% 38% 34% 32% 32% 28% 28% 26% 24% 22% 22% 20% 16% 16% 16% 14% 14% 14% 12% 12% 12% 10% 10% 10% 8% 8% 8% 8% 6% 6% 6% 6% 4% 4% 4% 4% 4% 2% 2% 2% 2% 2% Conjunto 3 1 3 2 2 1 1 2 3 2 1 2 1 3 1 1 1 1 1 3 1 1 J=47 187 Así, se encontró, de acuerdo con Xiong, Tsui y Farh,496 que para la dimensión afectiva (1. Deseo de estar con el coordinador), se podrían elaborar preguntas a partir de: amistad, entrega; para la dimensión conductual (2. Soportar costos por ello): fidelidad, reciprocidad; y para la dimensión cognitiva (3. Interés en el coordinador como en uno mismo): compromiso y sinceridad. Así, la batería de preguntas que propongo se muestra a continuación: Tabla 9. Propuesta de cuestionario a partir de las redes semánticas y las dimensiones propuestas por Xiong, Tsui y Farh.497 Preguntas (No. Consecutivo) Dimensión Afectiva 1. 2. Amistad 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 1. 2. 3. 4. Entrega 5. 6. 7. 8. 9. Considero que el coordinador es mi amigo. (1) Prefiero reunirme con mis amigos que ir a una reunión de trabajo con el coordinador. (2) La amistad con mi coordinador me ha servido para avanzar en mis estudios.(3) La amistad con mi coordinador concluirá al término de mis estudios.(4) Considero que no es mi amigo aquel que critica a mi coordinador.(5) Aunque el coordinador no haga su trabajo lo considero mi amigo.(6) Como el coordinador es mi amigo, no importa si hago mi trabajo.(7) Aunque el coordinador es mi amigo, si otros amigos lo critican no lo defiendo.(8) La amistad con mi coordinador es recíproca.(9) Trabajo todo el tiempo que sea necesario para que el coordinador sepa que me gusta lo que hago.(10) No es importante perder una clase si así puedo terminar el trabajo que me asignó el coordinador.(11) El coordinador nos dedica todo el tiempo para que terminemos nuestro proyecto.(12) Modifico todas mis actividades familiares con tal de cumplir con el trabajo del coordinador.(13) Pongo especial cuidado en las tareas que me asigna el coordinador.(14) Confío en las opiniones del coordinador.(15) Acepto que el coordinador fije mi horario de trabajo.(16) Aunque tenga un compromiso personal, lo cancelo si el coordinador me lo pide.(17) Me siento bien si el coordinador me llama a casa para pedirme trabajo.(18) 496 Zhen Xiong Chen, Anne S. Tsui, and Jiing-Lih Farh, “Loyalty to supervisor”, op. cit. 497 Zhen Xiong Chen, Anne S. Tsui, and Jiing-Lih Farh, “Loyalty to supervisor”, op. cit. 188 Dimensión Conductual Preguntas 1. 2. 3. 4. 5. Fidelidad 6. 7. 8. 9. 1. ResponsabiLidad 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. Dimensión Cognitiva Preguntas Compromiso Sinceridad Hay pensamientos que sólo comparto con mi coordinador.(19) Busco la opinión de otros coordinadores para obtener información de asuntos escolares.(20) Qué tanto consideras como tuyos los asuntos del coordinador.(21) Cuando el coordinador me aconseja, no le pregunto a nadie más.(22) Si tengo una mejor oportunidad la acepto aunque perjudique a mi coordinador.(23) Estaré al lado de mi coordinador mientras satisfaga mis intereses.(24) La fidelidad con mi coordinador es recíproca.(25) Cuando es necesario, miento a mi coordinador.(26) Nunca reconoceré en público que mi coordinador miente.(27) Cuando presento mi proyecto, deseo que mi coordinador reconozca el empeño que puse.(28) Si el coordinador me asigna un trabajo trato de no defraudarlo.(29) El coordinador debe dar a cada uno lo que merece.(30) Estudio para demostrarle al coordinador que me interesa el posgrado.(31) Cumplo al pie de la letra las instrucciones de mi coordinador.(32) Entrego a tiempo los trabajos que me asigna el coordinador.(33) Las instrucciones del coordinador son prioritarias.(34) Como el coordinador cumple, yo me siento obligado a cumplir.(35) Si soy responsable, ayudo a mi coordinador.(36) 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. Me gusta hacer compromisos con mi coordinador.(37) Con que frecuencia cumplo mis compromisos con mi coordinador.(38) Evito los compromisos que asumo con el coordinador.(39) Compromiso muchas veces significa dejar de hacer otras cosas.(40) Me comprometo aunque sepa que no voy a cumplir.(41) El posgrado es el compromiso más importante que tengo con el coordinador.(42) Cuando el coordinador organiza actividades, trato de asistir.(43) Tengo lista mi documentación por si el coordinador me lo solicita.(44) Trato de prever lo que el coordinador me va a solicitar.(45) El compromiso con mi coordinador es recíproco.(46) A veces le tengo que decir pequeñas mentiras al coordinador.(47) Si no terminé mi proyecto, se lo cuento al coordinador.(48) Una mentira puede salvar mi relación con el coordinador.(49) Reconozco cuando no puedo hacer una tarea que me asigna el coordinador.(50) Si mi coordinador me pregunta si alguien copia se lo hago saber.(51) Cuando el coordinador me pregunta si un profesor no da su clase le respondo la verdad.(52) Le digo la verdad a mi coordinador porque sé que él siempre me la dice.(53) Aunque me perjudique, soy sincero con mi coordinador.(54) Doy siempre la razón al coordinador aunque sé que no la tiene.(55) Se presentaron estas preguntas así como las que se obtuvieron de la traducción del cuestionario de Xiong, Tsui y Farh,498 para su ubicación en alguna de las tres dimensiones, a cinco expertos, uno de ellos, es la responsable de dar información vocacional a estudiantes de licenciatura, los otros cuatro son personas con doctorado 498 Ver Tabla 6. Traducción del cuestionario de Xiong, Tsui y Farh. 189 que han coordinado programas de posgrado, son miembros del SNI499 y han trabajo temas relacionados con valores. Estos expertos ubicaron las preguntas en alguna de las tres dimensiones: afectiva, cognitiva o conductual. Ante los resultados obtenidos tuvimos que consultar a dos expertos más, ahora del área de ciencias de la administración y de la salud para que resolvieran la ubicación de aquellas preguntas que no estaban aún bien definidas. De esta última revisión, se decidió eliminar doce preguntas porque las evaluaciones no coincidían en la ubicación de las preguntas en alguna de las tres dimensiones. La ubicación final del constructo lealtad con sus dimensiones y preguntas, en negritas, se describe en la Tabla 10. 499 Es el Sistema Nacional de Investigadores dependiente de la Secretaría de Educación Pública. Su objetivo es reconocer la calidad académica de los profesores de tiempo completo de las IES del país. 190 Tabla 10. Ubicación de las preguntas en alguna de las tres dimensiones. P re g u n ta 1 11 18 35 3 16 14 33 10 34 20 32 5 8 24 27 13 28 29 9 17 26 30 15 22 12 25 23 6 4 7 2 19 12b 12d 1 2e 20b 2 0c 20d 21 2 4c 31a 3 1e 3 1f 35d 3 5e 8b 8c 8d 8e 12b 31 C O G N IT IV A E x p e rt o s V e c es 6 7 4 4 4 4 3 3 3 3 3 3 3 3 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 CO NDUCT UAL E x p e rto s P r e gu n ta V eces 6 6 4 1 4 1 12 4 1 23 3 1 28 3 1 29 30 3 1 3 22 7 2 2 1 10 20 2 34 2 32 2 33 2 1 4 2 24 2 1 8 2 31 2 1 3 2 9 1 1 16 1 1 1 18 26 1 25 1 2 1 1 27 1 1 17 1 11 1 1 1 8a 12a 1 1 12 c 1 20a 1 20 e 1 24a 24 b 1 1 24 d 1 31 b 1 31 c 31 d 1 35 1 1 35a 1 35 b 1 35 c 24 e 1 13 14 15 19 21 7 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 A F E C T IV A E x p e r to s P r e g u n ta V e c e s 6 21 5 4 15 4 1 4 4 25 3 2 13 3 1 3 1 5 2 1 14 17 2 1 26 2 19 4 2 1 3 2 9 27 2 18 1 22 1 1 31 1 7 1 1 16 1 8 1 1 1 8b 1 8c 1 8d 1 8e 1 6 10 11 12 7 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 En la Tabla 11 se muestra al constructo lealtad con sus tres dimensiones: afectiva, conductual y cognitiva. 191 Tabla 11. Ubicación de las preguntas en el Constructo y sus dimensiones Constructo Dimensión Reactivos Lealtad 1) Aún cuando hubiera mejores alternativas, prefiero seguir trabajando con mi coordinador 1. Afectiva 2) M e sentiré satisfecho mientras siga trabajando con mi coordinador 3) No importa si me beneficia o no, seguiré trabajando con mi coordinador 4) De ser posible, me gustaría seguir trabajando con mi coordinador por mucho tiempo 5) Considero que el coordinador es mi amigo 6) Trabajo todo el tiempo que sea necesario para que el coordinador sepa que me gusta lo que hago 7) Cuando mi coordinador es tratado injustamente, lo defiendo 8) Cuando alguien habla mal de mi coordinador, lo defiendo inmediatamente 9) M e pongo en la posición de mi coordinador para considerar sus intereses 10) Qué tanto consideras como tuyos los asuntos del coordinador 11) Cuando presento mi proyecto, deseo que mi coordinador reconozca el empeño que puse 12) Cuando alguien alaba a mi coordinador, lo tomo como un cumplido personal 2. Conductual 1) Prefiero reunirme con mis amigos que ir a una reunión de trabajo con el coordinador 2) No es importante perder una clase si así puedo terminar el trabajo que me asignó el coordinador 3) M odifico todas mis actividades familiares con tal de cumplir con el trabajo del coordinador 4) Busco la opinión de otros coordinadores para obtener información de asuntos escolares 5) Si el coordinador me asigna un trabajo trato de no defraudarlo 6) El coordinador debe dar a cada uno lo que merece 7) Estudio para demostrarle al coordinador que me interesa el posgrado 8) M e gusta hacer compromisos con mi coordinador 9) Con que frecuencia cumplo mis compromisos con mi coordinador 10) Considero que no es mi amigo aquel que critica a mi coordinador 11) Pongo especial cuidado en las tareas que me asigna el coordinador 12) Acepto que el coordinador fije mi horario de trabajo 13) Si tengo una mejor oportunidad la acepto aunque perjudique a mi coordinador 14) Nunca reconoceré en público que mi coordinador miente 15) Cumplo al pie de la letra las instrucciones de mi coordinador 16) Entrego a tiempo los trabajos que me asigna el coordinador 17) Como el coordinador cumple, yo me siento obligado a cumplir 18) El posgrado es el compromiso más importante que tengo con el coordinador 19) Cuando el coordinador organiza actividades, trato de asistir 20) Tengo lista mi documentación por si el coordinador me lo solicita 21) Si mi coordinador me pregunta si alguien copia se lo hago saber 22) Cuando el coordinador me pregunta si un profesor no da su clase le respondo la verdad 23) Le digo la verdad a mi coordinador porque sé que él siempre me la dice 24) Si soy responsable, ayudo a mi coordinador 3. Cognitiva 1) Cuando alguien critica a mi coordinador, lo tomo como un insulto personal 2) El coordinador nos dedica todo el tiempo para que terminemos nuestro proyecto 3) M e comprometo aunque sepa que no voy a cumplir 4) Trato de prever lo que el coordinador me va a solicitar 5) El compromiso con mi coordinador es recíproco 6) A veces le tengo que decir pequeñas mentiras al coordinador 7) Si no terminé mi proyecto, se lo cuento al coordinador 8) Una mentira puede salvar mi relación con el coordinador 9) Reconozco cuando no puedo hacer una tarea que me asigna el coordinador 10) Aunque me perjudique, soy sincero con mi coordinador 11) Doy siempre la razón al coordinador aunque sé que no la tiene 12) Apoyaré a mi coordinador en todas las circunstancias 13) Aunque tenga un compromiso personal, lo cancelo si el coordinador me lo pide 14) M e siento bien si el coordinador me llama a casa para pedirme trabajo 15) Cuando es necesario, miento a mi coordinador 16) Las instrucciones del coordinador son prioritaria 17) Cuando el coordinador me aconseja, no le pregunto a nadie más 192 Como se observa en la tabla, la parte afectiva consta de 12 preguntas, la conductual de 24 y la cognitiva de 17. A partir de lo anterior, se elaboró el cuestionario A que consta de 53 reactivos.500 Para este cuestionario, se obtuvieron 291 respuestas501 de alumnos de las instituciones de educación superior señaladas anteriormente. Finalmente, se realizaron las pruebas de validez de contenido y de constructo,502 con el propósito de revisar la consistencia interna del instrumento (ver si se está evaluando lo que se quiere medir) y de validez de constructo (ver si es correcta la medición a través de la escala que formulé). Los resultados obtenidos mostraron lo siguiente: 1) La varianza del cuestionario permite explicar en un 87.69% lo que las dimensiones propuestas representan al constructo. Por lo que, el cuestionario que proponemos tiene una validez de uso y de contenido aceptables. 2) Al calcular la matriz de correlación y el alfa de Cronbach del instrumento y de sus componentes, se encontraron los resultados que se presentan en la Tabla 12. Tabla 12. Valores de Alfa para el instrumento y sus dimensiones. In s tru m e n to A lfa = .8 7 6 9 E s ta n d a riz a d a = .8 7 7 2 A m b iv a le n c ia A c titu d in a l A lfa = .7 9 8 0 ; E s ta n d a riz a d a = .8 0 1 9 A fe c tiv o A lfa = .6 4 0 6 ; E s ta n d a riz a d a = .6 4 2 4 A m b iv a le n c ia A fe c tiv a A lfa = .7 7 2 2 E s ta n d a riz a d a = .7 7 5 9 500 Apéndice 6. Cuestionario A. (53 reactivos) 501 El tamaño de la muestra era de 100 alumnos por institución participante, al final del estudio únicamente se logró obtener una muestra de 291 encuestas válidas que representan el 73% de lo que se propuso. Para los fines del estudio, que eran validar la propuesta inicial de encuesta, se consideró como suficiente esta muestra. 502 Ver el detalle de la metodología estadística empleada en Flores-Méndez, J. Ética de la lealtad. 2005. Trabajo desarrollado en la materia de Diseño de instrumentos, op. cit. 193 3) A partir de lo anterior, se eliminan las preguntas que no cumplen con los criterios estadísticos de validez de contenido y de validez de constructo. El cuestionario resultante consta de 12 preguntas, de las cuales se conserva únicamente la pregunta número 1, del cuestionario de Xiong propuesto originalmente. CUESTIONARIO RESULTANTE 1. En desacuerdo 2. En desacuerdo ligeramente ligeramente 5. De acuerdo 3. No estoy de acuerdo ni en desacuerdo 4. De acuerdo Preguntas 1 2 3 4 5 1) Aún cuando hubiera mejores alternativas, prefiero seguir trabajando con mi coordinador 3) Apoyaré a mi coordinador en todas las circunstancias 4) Si soy responsable, ayudo a mi coordinador 6) Estudio para demostrarle al coordinador que me interesa el posgrado 7) Aunque tenga un compromiso personal, lo cancelo si me lo pide el coordinador 8) Modifico todas mis actividades familiares con tal de cumplir con el trabajo del coordinador 12)Cuando alguien habla mal de mi coordinador, inmediatamente lo defiendo 18)Me pongo en la posición de mi coordinador para considerar sus intereses 23) Trabajo todo el tiempo que sea necesario para que el coordinador sepa que me gusta lo que hago 24) Como el coordinador cumple, yo me siento obligado a cumplir 34) Considero que el coordinador es mi amigo 37) Qué tanto consideras como tuyos los asuntos del coordinador Diseño del instrumento final Para fines de esta investigación, se usó como base este cuestionario resultante, el que se utilizó para encuestar a diez trabajadores mexicanos que laboran en organizaciones de diferentes tamaños ubicadas en la ciudad de México, para saber si cada una de las preguntas estaba formulada clara y convenientemente; a cinco de ellos se les explicó de lo que trataba la encuesta y a los otros no, los resultados estadísticos fueron semejantes para ambos grupos con lo que se considera que se entiende la encuesta. 194 También con el propósito de asegurar la claridad de lo que se quería saber en cada una de las preguntas, se hicieron entrevistas a profundidad503 a tres de las personas que habían contestado sin que se les explicara la encuesta, como resultado de esta última revisión, se modificó la redacción de algunas de las preguntas, y se añadieron preguntas –unas con el fin de homologar el número de preguntas por dimensión y otras directamente relacionadas con elementos generales de la lealtad– de tal manera que el cuestionario final que se aplicó se muestra en la tabla anterior. CUESTIONARIO FINAL 1. Nunca 2. Casi nunca 3. Frecuentemente 4. Casi siempre Preguntas 5. Siempre 1 2 3 4 5 1) Prefiero trabajar con mi jefe aunque haya otras alternativas. 2) Lealtad es el deseo de estar y permanecer en un grupo. 3) Apoyo a mi jefe en todas las circunstancias. 4) Si hago mi trabajo ayudo a mi jefe. 5) Lealtad es tener interés en otros como en uno mismo. 6) Me empeño para demostrar al jefe que me interesa la empresa. 7) Cancelo un compromiso personal si me lo pide el jefe. 8) Cambio mis actividades familiares con tal de cumplir con el trabajo del jefe. 9) Lealtad es tratar con respeto al jefe. 10) Cumplo mis compromisos con mi jefe. 11) Lealtad es un compromiso personal. 12) Si alguien habla mal de mi jefe lo defiendo. 13) Las instrucciones de mi jefe son prioritarias. 14) Soy sincero con mi jefe aunque me perjudique. 15) Reconozco cuando no puedo hacer una tarea que me asigna el jefe. 16) Me pongo en los zapatos de mi jefe para considerar sus intereses. 17) Dedico todo mi tiempo a la empresa para que el jefe sepa que me gusta lo que hago. 18) Considero que el jefe es mi amigo. 19) Los asuntos de mi jefe los considero como míos. 20) Me gusta hacer compromisos laborales con mi jefe. 503 Las entrevistas a profundidad tienen como objetivo, entre otros, el que el entrevistado entienda con claridad el propósito de cada pregunta. J. Valdez, Las redes semánticas naturales, uso y aplicaciones, op. cit. 195 Con el propósito de validar el uso que se le da al instrumento en una población de trabajadores mexicanos de la ciudad de México a partir del cuestionario desarrollado anteriormente entre los alumnos de posgrado, dividí el estudio en dos etapas, en la primera se encuestó a una pequeña muestra de 120 personas – trabajadores mexicanos de la ciudad de México– con la finalidad de validar en esta población, el contenido, la discriminación de los reactivos y la validación del constructo del instrumento que había sido utilizado anteriormente. Los resultados obtenidos me permitieron contar con más elementos para utilizar este instrumento en esta nueva población. Los resultados obtenidos, su desglose y análisis correspondiente se anexa en el Apéndice 5 del presente documento. A manera de conclusión podemos decir que: La varianza del cuestionario permite explicar en un 76.46% lo que las dimensiones propuestas representan al constructo. Por lo que el cuestionario que proponemos tiene una validez de uso y de contenido aceptables, y que los valores obtenidos para el alfa de Cronbach del instrumento y de sus componentes, nos permiten señalar también que hay una diferencia significativa en el peso que cada uno de los componentes tiene dentro del constructo lealtad. Tabla 13. Valores de Alfa para el instrumento y sus dimensiones para una muestra de 120 personas. In s t r u m e n t o A l f a = .7 6 4 6 A m b iv a le n c ia C o g n itiv a A fe c tiv a A l f a = .6 4 6 1 A m b iv a le n c ia A fe c tiv o C o n d u c tu a l A l f a = .3 0 0 7 A m b iv a le n c ia C o g n itiv o A fe c tiv a C o n d u c tu a l A l f a = .4 9 1 3 Por lo anterior, el cuestionario resultante consta de 20 preguntas, –Cuestionario Final– de las cuales se conserva únicamente la pregunta 1, “Prefiero trabajar con mi jefe aunque haya otras alternativas” del cuestionario de Xiong originalmente propuesto y 196 que el instrumento tiene validez de constructo y de contenido aceptables como para aplicarlo en el trabajo que nos ocupa, aunque en principio como ya señalamos, hay una diferencia significativa en el peso que cada uno de los componentes tiene dentro del constructo lealtad. 197 Capítulo III Medición de la lealtad y resultados 1. Instrumento Este capítulo tiene la finalidad de presentar los resultados obtenidos de los análisis estadísticos que se aplicaron a las 418 encuestas realizadas.504 En primer lugar realicé el cálculo de la Medida de Adecuación de la muestra de Kaiser–Meyer–Oklin (KMO) y la Prueba de esfericidad de Bartlett, que sirven para justificar el análisis estadístico principal que llevaremos a cabo, el análisis factorial.505 Posteriormente, evaluamos la utilidad del modelo y revisamos las medidas de bondad de ajuste del mismo506 para, finalmente, revisar la consistencia interna del cuestionario utilizando el Alfa de Cronbach.507 La Prueba de esfericidad de Bartlett y la Medida de Adecuación de la muestra de Kaiser–Meyer–Oklin (KMO) Tabachnick y Fidell508 señalan que la prueba de esfericidad de Bartlett es una prueba que parte de la hipótesis de que la matriz de correlación es una matriz identidad y apuntan al respecto que, “[…] por su sensibilidad y dependencia de N, la prueba es probable que sea significativa con muestras de gran tamaño, incluso si las correlaciones 504 J. S. Tanaka, "How Big Is Big Enough? Sample Size and Goodness of Fit in Structural Equation Models with Latent Variables”, Child Development, n. 58, 1987, pp. 136-137. Parece que el problema de seleccionar un tamaño apropiado de muestra está ligado tanto a la relación entre el número de variables con el número de sujetos como con la relación entre el número de parámetros que serán estimados con el número de sujetos. 505 S. Miquel, E. Bigné, J. P. Lévy, A. C. Cuenca y M. J. Miquel, Investigación de mercados, Madrid, Mc Graw Hill, 1997. 506 J. F. Hair, R. E. Anderson, R. L. Taham y R. L. Black, Multivariate Data Analysis with Readings, Prentice Hall, 1995. 507 L. J. Cronbach, “Coefficent Alpha and the Internal Structure of Test”, Psychometrica, n. 16, octubre de 1951, pp. 297-334. 508 B. G. Tabachnick y L. S. Fidell, Using Multivariate Statistics, New York, Harper Collins College Publishers, 1996. 198 son muy bajas. Por lo tanto, la prueba se recomienda sólo si hay más de, digamos, cinco casos por cada variable”, situación en la que se encuentra la muestra que analizo.509 Por su parte, las medidas KMO indican que la adecuación de muestreo debe ser superior a 0,5 para que proceda un buen análisis factorial. En otras palabras, la prueba de esfericidad de Bartlett es una prueba estadística y se utiliza para probar la hipótesis nula de que las variables no están correlacionadas entre sí. En el caso de la muestra que analizo, esta hipótesis nula es rechazada con los valores de χ² de 2514.97 a 136 grados de libertad obtenidos. Por su parte, KMO, que es la medida de adecuación de muestreo (MSA), se encuentra para nuestros datos, a 0.880 sugiriendo que el factor de análisis es un método adecuado para analizar la matriz de correlación. KMO como medida de adecuación de muestreo varía entre 0 y 1 y los valores que están más cerca de 1 son mejores ya que por debajo de 0.50 son inaceptables. El valor de KMO se puede aumentar incrementando el tamaño de la muestra o el número de variables. Si el promedio de las correlaciones entre las variables es alto o se disminuye el número de factores, el valor de KMO aumenta.510 La Tabla 14 presenta los resultados obtenidos para las pruebas de KMO y Bartlett. Tabla 14. Prueba de KMO y Bartlett KMO and Bartlett's Test Kaiser-Meyer-Olkin Measure of Sampling Adequacy. Bartlett's Test of Sphericity Approx. Chi-Square df Sig. .880 2514.970 136 .000 509 B. G. Tabachnick y L. S. Fidell, Using Multivariate Statistics, op. cit., p. 641. 510 J. F. Hair, R. E. Anderson, R. L. Taham y R. L. Black, Multivariate Data Analysis, op. cit. 199 De estos resultados se puede concluir que para revisar la base de datos es apropiado el análisis factorial ya que la medida de KMO es de .880 y el valor de la probabilidad asociada para la Prueba de Bartlett es <.001, que es menor al nivel de significancia; es decir, los datos de la matriz de correlación no corresponden a los de una matriz identidad ya que cada variable se correlaciona perfectamente con ella misma, pero no tiene correlación con las demás variables. Por otra parte, el tamaño de la muestra con la que se realizó el análisis factorial es de más de cinco veces la cantidad de variables analizadas.511 Análisis factorial El análisis factorial es el nombre que se da a un procedimiento que se utiliza para el resumen de datos. En el análisis de varianza, la regresión múltiple y el análisis discriminante, una variable se considera dependiente o de criterio y otras independientes o de predicción. Sin embargo, el análisis factorial no hace distinciones de este tipo y es una técnica de interdependencia para sintetizar variables correlacionadas.512 Esta modalidad de tratamiento de datos es muy usada en la investigación de carácter social donde comúnmente se presentan un conjunto de variables correlacionadas entre sí, pero que deben sintetizarse para hacer más fácil su manejo. Las variables interrelacionadas pueden presentarse a través del análisis factorial por un número reducido de factores subyacentes. El fundamento del análisis factorial es 511 J. F. Hair, R. E. Anderson, R. L. Taham y R. L. Black, Multivariate Data Analysis, op. cit. 512 N. K. Malhotra, Investigación de mercados: un enfoque práctico, Prentice Hall Hispanoamericana, 1997; y B. G. Tabachnick y L. S. Fidell, Using Multivariate Statistics, op. cit., p. 641. 200 matemático y de alguna manera es similar al análisis de regresión múltiple porque cada variable se expresa como una combinación lineal de factores subyacentes.513 Los factores se extraen del conjunto de datos de tal forma que el primer factor representa la varianza más alta en los datos, el segundo la siguiente más alta y así sucesivamente. A las correlaciones o conjuntos de variables que se formaron una vez hecho el estudio, finalmente se les asigna un nombre que defina aquello por lo cual resultaron seleccionadas. Normalidad El supuesto fundamental del análisis multivariante es la normalidad de los datos, 514 en referencia al perfil de la distribución de los datos para una única variable métrica y su correspondencia con una distribución normal, punto de referencia de los métodos estadísticos. Si la variación respecto de la distribución normal es suficientemente amplia, todas las pruebas estadísticas resultantes no son válidas, dado que se requiere la normalidad para el uso de los estadísticos de la t y de la F. Tanto los métodos estadísticos univariantes como los multivariantes analizados se basan en el supuesto de la normalidad univariante, suponiendo también los multivariantes la normalidad multivariante. En otras palabras, la normalidad multivariante (la combinación de dos o más variables) implica que las variables individuales son normales en un sentido univariante y que sus combinaciones también los son. Por tanto, una situación en la que todas las variables exhiben normalidad univariante ayudará a obtener normalidad multivariante, aunque no la garantiza. Frecuentemente, las muestras grandes tienden a disminuir los efectos perniciosos de la no normalidad. Para determinar la normalidad de 513 R. A. Johnson y D. W. Wichern, Applied Multivariate Statistical Analysis, Prentice Hall, 514 J. F. Hair, R. E. Anderson, R. L. Taham y R. L. Black, Multivariate Data Analysis, op. cit., p. 1992. 63. 201 nuestra muestra,515 se utilizó la prueba de Kolmogorov-Smirnoven del paquete SPSS versión 10, los resultados muestran que los datos presentan una distribución normal.516 Evaluación del modelo La utilidad del modelo viene dada por su capacidad para explicar la realidad observada. Esta capacidad debe evaluarse tanto para el conjunto del modelo como para cada una de las relaciones expresadas en él. Los parámetros del modelo en su conjunto se estiman ajustando la matriz de varianzas y covarianzas reproducida Σ a la matriz S de varianzas y covarianzas de la muestra observada. En donde las medidas de bondad del ajuste serán mayores cuanto menor sea la diferencia entre ambas matrices, de tal forma que si la diferencia es muy pequeña podría deducirse que el modelo reproduce el comportamiento de los datos observados razonablemente bien. Por el contrario, si la diferencia es grande, es posible concluir que el modelo propuesto no es consistente con los datos observados. El modelo de ecuaciones estructurales (SEM) Para confirmar los resultados obtenidos al analizar la información de la base de datos realizada, utilizo el Modelo de Ecuaciones Estructurales (SEM). A continuación expongo las características principales del modelo haciendo énfasis en las ventajas que ofrece para este estudio y para los análisis de datos en ciencias sociales sobre otros métodos estadísticos. La estructura del SEM fue diseñada por el biólogo Sewall Wright, los economistas Trygve Haavelmo y Herbert Simon, y fue definida formalmente por Judea 515 J. F. Hair, R. E. Anderson, R. L. Taham y R. L. Black, Multivariate Data Analysis, op. cit., p. 516 Apéndice7. Prueba de normalidad de las variables. 65. 202 Peral utilizando cálculo de counterfactuals.517 Aunque otros autores piensan que hay muchas personas que han contribuido a su desarrollo: desde la sociología (Bielby and Hauser 1977), la psicología (Bentler 1980; 1986) y la economía (Goldberger 1972, Aigner y col., 1984). Las obras de: Goldberger y Duncan (1973) y Blalock de 1971 y 1985 presentan los orígenes multidisciplinarios de estas técnicas y más recientemente Aigner y Goldberg (1977) y Jöreskog y Sörbom (1982).518 El SEM puede considerarse como una generalización de las redes lineales Gaussianas-bayesianas,519 cuyas pendientes son acíclicamente restringidas, es decir, que permite ciclos causales. Algunos sinónimos para el SEM son: el análisis de la estructura de covarianzas, modelo de estructura de covarianzas y análisis de la estructura de covarianzas. Aunque estos sinónimos indican que el foco de análisis del SEM es el análisis de covarianzas, también puede analizar la estructura promedio de un modelo. La metodología involucra la optimización de sistemas complejos no–lineales con una gran cantidad de parámetros. Ahora bien, el modelado de ecuaciones estructurales es una técnica estadística para la realización de pruebas y la estimación de relaciones causales entre variables utilizando una combinación de datos estadísticos y cualitativos a partir de hipótesis de 517 Sewal S. Wright, “Correlation and Causation”, Journal of Agricultural Research, n. 20, 1921, pp. 557-585; Trygve Haavelmo, “The Probability Approach to Econometrics”, Econométrica, n. 12, 1944, supplement, iii–118; Herbert Simon, “Causal Ordering and Identifiability”, en William C. Hood and Tjalling C. Koopmans, eds., Studies in Econometric Method, New York, NY, John Wiley & Sons, Inc., Cowles Commission for Research in Economics, Monograph, n. 14, capítulo III, 1953, pp. 49–74; y Pearl Judea, Causality: Models, Reasoning, and Inference, Cambridge University Press, Cambridge, UK, 2000. 518 W. T. Bielby y R. M. Hauser, “Structural Equation Models”, Annual Review of Sociology, n. 3, 1977, pp. 137-161; A. S. Goldberg, “Structural Equation Methods in the Social Sciences”, Econometrica, n. 40, 1972, pp. 979–1001; D. J. Aigner, C. Hsiao, A. Kapteyn y T. Wansbeek, “Latent Variable Models in Econometrics”, en Z. Griliches y M. D. Intriligator, eds., Handbook of Econometrics, v. 2, Amsterdam, North-Holland, 1984; A. S. Goldberger y O. D. Duncan, eds., Structural Equation Models in the Social Sciences, New York, Academic Press, 1973; D. J. Aigner y A. S. Goldberg, eds., Latent Variables in Socio-economic Models, Amsterdam, North-Holland, 1977; Karl G. Jöreskog y Dag Sörbom, “Recent Developments in Structural Equation Modeling”, Journal of Marketing Research, v. 19, n. 4, Special Issue on Causal Modeling, noviembre de 1982, pp. 404-416. 519 David Kaplan, Structural Equation Modeling: Foundations and Extensions, Thousand Oaks, California Sage Publications, 2000. 203 causalidad. Los modelos de ecuaciones estructurales, identifican tres componentes: 1) ruta de análisis,520 2) la síntesis conceptual de las variables latentes y los modelos de medición, y 3) procedimientos de estimación general.521 Ruta de análisis La ruta de análisis o trayectoria de análisis es una técnica utilizada para analizar las relaciones causales entre dos o más variables. En este análisis pueden ser examinadas las trayectorias intermedias (son aquellas trayectorias que actúan a través de una variable de mediación, por ejemplo, "Y", en el sendero intermedio de la ruta X→Y→Z).522 Cada uno de los trayectos en la ruta de los modelos representa una hipótesis, que no puede ser estadísticamente probada en forma directa;523 sin embargo, esta técnica permite el análisis conjunto de las variables, en palabras de Ullman, el análisis de ruta “permite el análisis de un conjunto de relaciones entre una o más variables independientes, sean continuas o discretas, y de una o más variables dependientes, sean continuas o discretas.”524 Al respecto Pedhazur, afirma que “No es un método para descubrir causas, pero si es un método que se aplica a modelos causales 520 Peter Spirtes, Thomas Richardson, Christopher Meek, Richard Scheines y Clark Glymour, “Using Path Diagrams as a Structural Equation Modeling Tool”, Sociological Methods & Research, v. 27, n. 2, noviembre de 1998, pp. 182-225. 521 K. A. Bollen, Structural Equations with Latent Variables, New York, Wiley and Sons, 1989. Los dos últimos se explican por sí mismos por lo que analizaremos únicamente al primero de ellos. 522 Traducción de “mediated pathways”. 523 B. Shipley, “Exploratory Path Analysis with Applications in Ecology and Evolution”, The American Naturalist, v. 149, n. 6, 1997, pp. 1113-1138; B. Shipley, “Testing Causal Explanations in Organismal Biology: Causation, Correlation and Structural Equation Modeling”, Oikos, v. 86, n. 2, 1999, pp. 374-382; B. S. Everitt y G. Dunn, Applied Multivariate Data Analysis, New York, Halsted Press, 1991, pp. 257-275. 524 J. B. Ullman, “Structural Equation Modeling”, en Using Multivariate Statistics, B.G. Tabachnick y L.S. Fidell, eds., New York, HarperCollins College Publishers, 1996, pp. 709-819. 204 que ya han sido formulados a partir de consideraciones teóricas.” 525 Por su parte, Wright señala que: [...] el método de coeficientes de ruta no tiene la intención de lograr la imposible tarea de deducir relaciones de causalidad de los valores de los coeficientes de correlación, sino que tiene la intención de combinar la información cuantitativa dada por la correlación, con la información cualitativa obtenida por las relaciones de causalidad para dar una interpretación cuantitativa.526 Algunas aplicaciones contemporáneas destacan tres componentes del análisis de ruta:527 a) el diagrama de ruta,528 b) la descomposición de las covarianzas y correlaciones en términos de los parámetros del modelo, y c) la distinción entre los efectos directos, indirectos, y totales de una variable sobre otra. El SEM propone modelos confirmatorios más que exploratorios,529 por lo que se utiliza para probar teorías más que para desarrollarlas. Por lo general, comienza con una hipótesis representada como un modelo, posteriormente se operacionaliza y miden los constructos de interés y, finalmente, se prueba el modelo. Las hipótesis de causalidad inmersas en el modelo, frecuentemente tienen implicaciones que pueden ser falseables y deben ser corroboradas contra los datos. Cuando se tiene una teoría aceptada o un modelo confirmado, el SEM puede utilizarse también inductivamente especificando el modelo y usando los datos para estimar los valores de los parámetros libres. A menudo la hipótesis inicial requiere ajustes a la luz de las evidencias del modelo por sus 525 E. J. Pedhazur, Multiple Regression in Behavioral Research: Explanation and Prediction, Fort Worth, TX, Holt, Rinehart and Winston, Inc., 1982, p. 580. 526 S. Wright, “The Method of Path Coefficients”, Annals of Mathematical Statistics, n. 5, 1934, 527 David Kaplan, Structural Equation Modeling: Foundations and Extensions, op. cit. p. 193. 528 Es una representación gráfica de un sistema de ecuaciones simultáneas, una de sus principales ventajas es que representa un dibujo de las relaciones que se supone que se tendrán. David Kaplan, Structural Equation Modeling: Foundations and Extensions, op. cit. 529 R. H. Hoyle, Structural Equation Modeling: Concepts, Issues, and Applications, Sage, 1995. 205 características confirmatorias, en este sentido, el SEM rara vez se utiliza exclusivamente para la exploración.530 Entre los puntos fuertes del SEM, está la capacidad para modelar constructos y variables latentes. Esto nos permite capturar explícitamente la falta de confiabilidad de la medición en el modelo, que en teoría permite calcular con precisión las relaciones estructurales entre variables latentes. En el SEM las hipótesis cualitativas de causalidad están representadas por las variables perdidas en cada ecuación, así como la desaparición de covarianzas entre algunos términos del error. Estas hipótesis son comprobables en los estudios experimentales y deben ser confirmadas en estudios observacionales.531 El modelo completo consta de un sistema de ecuaciones estructurales. Las ecuaciones contienen variables aleatorias, parámetros estructurales y, a veces, variables no aleatorias.532 Los tres tipos de variables aleatorias son: latentes, observadas, y las perturbaciones/variables de error. Las variables no aleatorias son variables explicativas (fijas o variables no–estocásticas) cuyos valores siguen siendo los mismos en repetidos muestreos aleatorios. Éstas son menos comunes que las variables explicativas aleatorias. Los vínculos entre las variables se resumen en los parámetros estructurales. Los parámetros son constantes estructurales invariantes que proveen la relación "causal" entre las variables no observadas. El sistema de ecuaciones estructurales consta de dos subsistemas principales: el modelo de variable latente y el modelo de medición.533 Modelo de variable latente 530 David Kaplan, Structural Equation Modeling: Foundations and Extensions, op. cit. pp. 7-10. 531 R. B. Kline, Principles and Practice of Structural Equation Modeling, The Guilford Press, 532 David Kaplan, Structural Equation Modeling: Foundations and Extensions, op. cit., pp. 7-10. 2005. 533 K. A. Bollen, Structural Equations with, op. cit. En otras palabras, dado que la SEM es una técnica confirmatoria, el modelo debe especificarse a partir del tipo de análisis que estamos tratando de confirmar. A grandes rasgos, los subsistemas principales son: el modelo de variable latente que muestra el potencial endógeno de causalidad entre las variables dependientes y exógenas y el modelo de medición que muestra las relaciones entre las variables latentes y sus indicadores. 206 Las variables aleatorias latentes representan conceptos unidimensionales en su forma más pura.534 Otros términos para estas condiciones son variables y factores no observados o no medidos. Las variables observadas o indicadores de una variable latente contienen aleatoriedad o errores sistemáticos de medición, pero la variable latente es libre de esto. Ya que todas las variables latentes corresponden a conceptos, pues son variables hipotéticas. Los conceptos y las variables latentes, no obstante, varían en su grado de abstracción. La inteligencia, la clase social, el poder, y las expectativas son variables latentes muy abstractas que son fundamentales para muchas teorías de las ciencias sociales. También importantes, pero menos abstractas, son variables tales como ingresos, educación, tamaño de la población y la edad. Este último tipo de variables latentes son directamente medibles, mientras que las primeras son sólo susceptibles de ser medidas indirectamente.535 El modelo de variable latente abarca las ecuaciones estructurales que resumen las relaciones entre las variables latentes. A veces, a esta parte del modelo se le llama la "ecuación estructural" o "modelo causal"; aunque aplicar estructurales a sólo parte del modelo completo sugiere que el modelo de medición no es estructural. Modelo de medición Al igual que las variables latentes, las variables observadas tienen una variedad de nombres: variables manifiestas incluyentes, medidas, indicadores y proxies.536 El supuesto subyacente es que las variables observadas están perfectamente correlacionadas (o al menos casi) con las variables latentes que miden. En la mayoría de 534 J. F. Hair, R. E. Anderson, R. L. Taham y W. C. Black, Multivariate Data, op. cit., p. 612. 535 David Kaplan, Structural Equation Modeling: Foundations and Extensions, op. cit. 536 En el contexto de las redes informáticas, el término proxy hace referencia a un programa o dispositivo que realiza una acción en representación de otro. 207 los casos esto no es cierto. Casi todas las medidas de los factores abstractos distan mucho de tener una perfecta asociación con el factor, el modelo de medición tiene ecuaciones estructurales que representan el vínculo imperfecto y no determinista entre las variables observadas y las latentes. Como en el modelo de variable latente, las variables en el modelo de medición se derivan de sus significados. Pasos en el desarrollo de análisis SEM. Especificaciones del modelo Los modelos confirmatorios de análisis factorial, por ejemplo, contienen sólo la parte de medición, mientras que los diagramas de ruta (que se diferencian de la regresión lineal) pueden ser vistos como un SEM que sólo tiene la parte estructural.537 Las características del modelo delimitan las relaciones causales (de hecho contrafactuales) entre variables que se cree que son posibles (y, por tanto, "libres" para variar) y las relaciones entre variables que ya tiene una relación estimada, obtenida en estudios previos (estas relaciones están “fijas” en el modelo). La literatura sugiere que se proponga un conjunto de modelos teóricamente posibles, a fin de determinar cuál de los modelos propuestos es el mejor de la serie.538 La estimación de parámetros libres La estimación de parámetros se hace comparando las matrices de covarianza real que representan las relaciones entre variables y las matrices de covarianza del modelo de mejor ajuste. Ésta se obtiene a través de la maximización numérica del criterio de ajuste 537 Peter Spirtes y otros, Using Path Diagrams as a Structural Equation Modeling Tool, op. cit. 538 K. A. Bollen y S. J. Long, Testing Structural Equation Models, SAGE Focus Edition, v. 154, 1993. Véase también K. Bollen, Structural Equations, op. cit. 208 provisto por el criterio de máxima verosimilitud, de mínimos cuadrados ponderados o por los métodos de distribución asintóticamente libre.539 Evaluación de ajuste Utilizando el programa de análisis SEM, se pueden comparar las matrices que representan las relaciones entre las variables en el modelo y las matrices reales. Los parámetros individuales del modelo también pueden ser examinados dentro del modelo propuesto con el fin de ver que tanto se ajusta este modelo a la teoría conducente. La mayoría de los métodos de estimación hacen esas pruebas en los modelos probables. Sin embargo, la prueba del modelo es adecuada sólo si el modelo es el correcto. A pesar de que este problema existe en todas las pruebas de hipótesis estadísticas, su existencia en la SEM ha llevado a un gran debate entre los expertos de la técnica, dando lugar a una gran variedad de recomendaciones sobre la aplicación precisa de los diversos índices de ajuste y pruebas de hipótesis.540 Para cada una de las medidas de ajuste, las reglas empíricas han evolucionado con respecto a lo que representa el mejor ajuste entre el modelo y los datos. Estas reglas empíricas se actualizan a partir de factores contextuales tales como el tamaño de la muestra, la razón de los indicadores de factores, y el tamaño general del modelo.541 Las medidas de ajuste se diferencian de varias maneras. Algunas de ellas recompensan modelos más parsimoniosos (es decir, los que tienen más parámetros restringidos). Debido a que las medidas de ajuste capturan diferentes elementos de la adecuación del modelo, es conveniente reportar la selección de las diferentes medidas de ajuste. Algunas de las medidas de ajuste más utilizadas incluyen: 539 Randall E. Schumacker y Richard G. Lomax, A Beginner's Guide to Structural Equation Modeling, Mahwah, NJ, Lawrence Erlbaum Associates, 2004. 540 R. B. Kline, Principles and Practice of Structural Equation Modeling, op. cit. 541 R. P. McDonald y M. H. Ring Ho, “Principles and Practice in Reporting Structural Equation Analyses”, Psychological Methods, n. 7, 2002, pp. 64-82. 209 χ²: Una medida fundamental de ajuste utilizado en el cálculo de muchas otras medidas de ajuste. Conceptualmente es una función del tamaño de la muestra y es la diferencia observada entre la matriz de covarianza y el modelo de matriz de covarianzas, el Error de aproximación cuadrático medio (RMSEA), la raíz media residual estandarizada (SRMR) y el índice de ajuste comparativo (CFI) entre otros.542 El SEM,543 como vimos, es una de las técnicas utilizadas para confirmar los resultados obtenidos al analizar la información de la base de datos –utilidad del modelo– sin embargo, la evaluación de la bondad del ajuste conjunto para este tipo de modelos de ecuaciones estructurales no es tan directa como en otras técnicas de dependencia multivariante, tales como la regresión múltiple, análisis discriminante, análisis multivariante de la varianza o incluso el análisis conjunto. El SEM544 no tiene un único test estadístico que sea el que mejor describa la “fortaleza” de las predicciones del modelo. Para ello, se han desarrollado varias medidas de la bondad del ajuste que, cuando se usan en combinación, evalúan los resultados desde tres perspectivas: ajuste conjunto, ajuste comparativo respecto a un modelo base y la parsimonia del modelo. Ninguna de estas medidas, excepto el χ² tiene un contraste estadístico asociado. Aunque en muchos casos se han sugerido líneas maestras, no tenemos ningún test absoluto y el investigador debe decidir en última instancia si el ajuste es aceptable.545 Como una 542 X. Fan, B. Thompson my L. Wang, “Effects of Sample Size, Estimation Method, and Model Specification on Structural Equation Modeling Fit Indexes”, Structural Equation Modeling, n. 6, 1999, pp. 56-83. 543 En una sección posterior se presentan las características principales del modelo SEM, haciendo énfasis en las ventajas que ofrece para este estudio y para los análisis en ciencias sociales sobre otros métodos estadísticos. 544 Christopher J. Lloyd, Statistical Analysis of Categorical Data, New York, John Wiley & Sons, Inc. 1999, pp. 68-119. 545 J. F. Hair, R. E. Anderson, R. L. Taham y W. C. Black, Multivariate Data, op. cit., p. 679. 210 alternativa al criterio de decisión base del estadístico χ², Bentler y Bonett, 546 a partir del trabajo de Tucker y Lewis, 547 desarrollaron índices normados y no–normados para los modelos de variables latentes. Estos índices se diferencian sólo en que los índices normados se ven limitados a situarse entre 0 y 1.0, mientras que los índices no– normados no tienen que ubicarse en este rango, aunque por lo general en la práctica lo hacen. Para ambos índices, valores cercanos a 1.0 son indicativos de modelos bien ajustados. El desarrollo de estos índices de Bender y Bonett se basa en lo que llamaron el "modelo nulo lógico", donde los modelos de interés se comparan con un modelo de referencia (por ejemplo, un modelo hipotéticamente no correlacionado de variables observadas). Bentler y Bonett desarrollaron sus índices de ajuste para hacer frente a problemas inherentes a la prueba estadística de χ² y, en particular, su dependencia del tamaño de la muestra. Ahora bien, los índices normados y no–normados son medidas "independientes del tamaño de la muestra" de las medidas de adecuación del ajuste de un modelo en relación con algunas de otro de referencia. Además, los índices de ajuste fueron diseñados como "estimadores libres" de la medida de ajuste, ya que podrían ser usados en conjunción con los métodos de estimación que no preveen explícitamente una χ² estadística como ordinaria –no ponderada–.548 Aunque el ajuste del modelo propuesto por el investigador no sea perfecto, si fuera mucho mejor que el proporcionado por el modelo nulo supondría un grado de avance en el conocimiento de la realidad observada sobre la asunción de que las variables no tienen ninguna relación entre sí. A continuación se describen los índices referidos en el contexto de las medidas de la 546 P. M. Bentler y D. G. Bonett, “Significance Tests and Goodness of Fit in the Analysis of Covariance Structures”, Psychological Bulletin, n. 88, 1980, pp. 588–606; K. A. Bollen, “Sample Size and Bentler and Bonett's Nonnormed Fit Index”, Psychometrika, n. 51, 1986, pp. 375-377. 547 L. R. Tucker y C. Lewis, “A Reliability Coefficient for Maximum Likelihood Factor Analysis”, Psychometrika, n. 38, 1973, pp. 1-10. 548 J. S. Tanaka, "How Big Is Big Enough?" op. cit., p. 138. 211 bondad del ajuste que evalúan los resultados del modelo desde las perspectivas de: ajuste conjunto, ajuste comparativo respecto de un modelo base y la parsimonia del modelo. Medidas de ajuste absoluto Las medidas de ajuste absoluto determinan el grado en que el modelo en su conjunto (modelos estructural y de medida) predice la matriz de correlación o covarianza observada. No se hace distinción en si el modelo de ajuste es mejor o peor en los modelos de medida o estructural. Entre las medidas del ajuste absoluto utilizadas habitualmente para evaluar el SEM, están los estadísticos de la χ², el parámetro de la no centralidad (NCP), el estadístico de la bondad del ajuste (GFI), la raíz cuadrada de la media de residuos al cuadrado (RMSR), la raíz cuadrada de la media del error de aproximación al cuadrado (RMSEA) y el índice de validación cruzada esperado (ECVI).549 A continuación se hace un breve análisis de las características de cada uno de los índices referidos. 1. Estadístico–ratio de verosimilitud χ² Es la medida más fundamental de ajuste conjunto, es la única medida con bases estadísticas de bondad del ajuste disponible en SEM.550 Un gran valor de χ² relativo a los grados de libertad significa que las matrices observadas y estimadas difieren considerablemente. Es el estadístico que sigue una distribución χ² con los mismos grados de libertad que el modelo y que permite contrastar la hipótesis de que el modelo se ajusta bien a los datos observados. Para conocer si estas diferencias entre las matrices 549 J. F. Hair y otros, Multivariate Data, op. cit., pp. 679–683. 550 K. Jöreskog, y D. Sorbom, LISREL 8: Structural Equation Modeling with the SIMPLIS Command Language, Mooresville, III, Scientific Software, 1993. 212 observadas y estimadas se deben solamente a variaciones de la muestra, se utilizan los niveles de significación estadística que indican la probabilidad p asociada a este estadístico. Por tanto, valores de la χ² bajos, que resultan en niveles de significación mayores que 0.05 o 0.01, indican que las matrices de entrada: previstas y efectivas, no son estadísticamente diferentes. Este método difiere de la necesidad habitual de encontrar significación estadística. Sin embargo, incluso la no significación estadística no garantiza haber encontrado el modelo “correcto”, sino sólo que este modelo propuesto se ajusta bien a las varianzas y covarianzas observadas. Se recomienda aceptar 0.05 como el nivel mínimo de significación.551 Sin embargo, este estadístico se ve muy influenciado por tres factores que hacen que pierda eficacia para juzgar la bondad del ajuste del modelo: a) El estadístico χ² del modelo es muy sensible a las diferencias del tamaño muestral, especialmente en los casos en que el tamaño muestral excede los 200 encuestados. Conforme la muestra aumenta, esta medida tiene una gran tendencia a indicar diferencias significativas para modelos equivalentes. Si el tamaño muestral se hace suficientemente grande, se encontrarían diferencias significativas para cualquier modelo especificado, rechazando modelos que en realidad se apartan muy poco de los datos observados. Por el contrario, a medida que el tamaño muestral se acerca a 100 o incluso menos, el test de la χ² mostrará un ajuste aceptable, incluso cuando ninguna de las relaciones del modelo se muestren estadísticamente significativas, aceptando con alta probabilidad modelos que no se ajustan bien a los datos observados.552 b) Cuanto mayor es la complejidad del modelo, mayor es la probabilidad de que el test acepte el modelo. De hecho, un modelo saturado con todos los parámetros posibles pero aún determinables proporcionaría un ajuste perfecto. Esto es así porque el 551 J. F. Hair, J.F. y otros, Multivariate Data, op. cit., p. 680-681. 552 Ibid., p. 680. 213 estadístico χ² evalúa la diferencia entre el modelo del investigador y una versión saturada de este modelo, por lo que cuanto más próximo esté el modelo del investigador a esta versión, mayor será la probabilidad de obtener un buen ajuste, y c) El estadístico χ² es además muy sensible a la violación de la suposición de normalidad multivariante para las variables observadas. 2. Parámetros de no centralidad y no centralidad a escala El parámetro de no centralidad (NCP) es una medida alternativa a la χ² que se ve menos afectada por el tamaño muestral. Aunque la medida ajusta la χ² por los grados de libertad del modelo estimado, todavía se encuentra en términos del tamaño de la muestra original. Para su estandarización se divide por el tamaño de muestra para obtener un parámetro de no centralidad a escala (SNCP). Esta medida ajustada es análoga a la medida de la distancia media euclídea al cuadrado entre el modelo estimado y el modelo sin restricción. Tanto para los parámetros a escala como los que no lo están, el objetivo es minimizar el valor del parámetro.553 Dado que no existe ningún test estadístico para esta medida, se utiliza mejor para hacer comparaciones entre modelos alternativos. Se puede calcular como: SNCP = (χ²- gl) / Tamaño de la muestra Con gl = grados de libertad Otros índices de ajuste han sido propuestos por Jöreskog y Sorbom. En particular, el índice de bondad del ajuste, así como otras medidas no paramétricas de ajuste del modelo, incluida la raíz cuadrada de la media de residuos al cuadrado –es decir, la raíz cuadrada media de la matriz de covarianza, menos la matriz de covarianza generada por la especificación del modelo–. A diferencia del índice normado de 553 R. P. McDonald y H. W. Marsh, “Choosing a Multivariate Model: Noncentrality and Goodness of Fit”, Psychological Bulletin, n. 107, 1990, pp. 247-255. 214 Bentler-Bonett,554 estos índices de ajuste parecen ser específicos del estimador empleado, puesto que se presentan diferentes índices en función del método de estimación empleado.555 Sin embargo, Tanaka y Huba556 mostraron cómo cada uno de éstos se puede derivar como un caso especial de una forma más general y, por ende, se encuentran en la misma métrica. 3. Índice de bondad de ajuste El índice de bondad de ajuste (GFI) es una medida no estadística que va en valor desde 0 (mal ajuste) a 1.0 (ajuste perfecto), aunque en teoría pueden obtenerse valores negativos, éstos no tendrían sentido.557 GFI se relaciona con el error al reproducir la matriz de varianzas y covarianzas. Representa el grado de ajuste conjunto –los residuos al cuadrado de la predicción comparado con los datos efectivos–, pero no está ajustada por los grados de libertad. 558 Altos valores indican un mejor ajuste, pero no se ha establecido algún umbral absoluto de aceptabilidad aunque por convención, debe ser mayor o igual a 0.90 para aceptar el modelo.559 Se puede calcular como: GFI= 1-^F/^Fo Dónde ^F es el mínimo de la función de discrepancia y ^Fo es el valor de dicha función cuando todos los parámetros del modelo se hacen cero. 554 P. M. Bentler y D. G. Bonett, “Significance Tests and”, op. cit., pp. 588–606. 555 J. S. Tanaka, "How Big Is Big Enough?, op. cit., p. 138. 556 J. S. Tanaka y G. J. Huba, “A Fit Index for Covariance Structure Models Under Arbitrary GLS Estimation”, British Journal of Mathematical and Statistical Psychology, n. 38, 1985, pp. 197-201. 557 K. Jöreskog y D. Sorbom, LISREL 8: Structural Equation Modeling, op. cit. 558 K. G. Jöreskog y D. Sörbom, LISREL 7: User’s Guide, Mooresville, IN, Scientific Software, 559 J. F. Hair y otros, op. cit., p. 681. 1984. 215 4. La raíz cuadrada de la media de residuos al cuadrado Es la media de los residuos entre las matrices de entrada estimadas y observadas, que son las cantidades en que las varianzas y covarianzas de la muestra difieren de las correspondientes varianzas y covarianzas estimadas.560 El estadístico es más útil para correlaciones, que están todas a la misma escala que para covarianzas, que pueden diferir de variable a variable dependiendo de la unidad de medida. De nuevo, no se puede establecer ningún nivel umbral; sin embargo, se puede evaluar la significación práctica de la magnitud del estadístico a la luz de los objetivos de la investigación. En forma convencional, se propone que cuanto menor es el valor de la raíz cuadrada de la media de residuos al cuadrado (RMSR), mejor es el ajuste. Un valor de RMSR igual a cero indicaría un ajuste perfecto. Se puede calcular como: G RMSR= {[Σ (Σ g=1 i=1 j≤ i G Σ (s ij - δij)²)] / Σ p*(g ) }½ j=1 g=1 5. La raíz cuadrada de la media del error de aproximación al cuadrado561 Es una medida que intenta corregir la tendencia del estadístico χ² para rechazar cualquier modelo especificado con una muestra suficientemente grande. Al igual que el RMSR, la raíz cuadrada de la media del error de aproximación al cuadrado (RMSEA) es la discrepancia por grado de libertad. Sin embargo, difiere del RMSR, en que la discrepancia se mide en términos de la población, no sólo en términos de la muestra utilizada para la estimación.562 El valor es representativo de la bondad del ajuste que podría esperarse si el modelo fuera estimado con la población, no sólo con la muestra extraída de la estimación. Por convención se entiende que el modelo presenta un buen 560 K. A. Bollen y J. S. Long, Testing Structural Equation Models, op. cit., p. 257-262. 561 M. W. Browne y R. Cudeck, “Alternative Ways of Assessing Model Fit”, en K. A. Bollen y J. S. Testing structural equation models, op. cit., pp. 136–162. 562 J. H. Steiger, “Structural Model Evaluation and Modification: An Interval Estimation Approach”, Multivariate Behavioral Research, n. 25, 1990, pp. 173-180. 216 ajuste si su valor es mayor o igual a 0.05, y con valores menores o iguales a 0.08 el ajuste sería adecuado.563 No obstante, Hu y Bentler han sugerido un valor de 0.06 como el valor de corte para considerar un buen ajuste. 564 Este índice es bastante utilizado por no requerir la comparación con un modelo tan poco plausible como el modelo nulo, y porque presenta una distribución conocida que permite calcular intervalos de confianza para el índice. Por su parte, Rigdon565 encontró que se ajustaba mejor para su uso en la estrategia confirmatoria o de modelos rivales con grandes muestras. 6. Índice de validación cruzada esperada566 Es una aproximación a la bondad del ajuste que conseguiría el modelo estimado en otra muestra del mismo tamaño. El índice se basa en la matriz de covarianza de la muestra, considera el tamaño de muestra efectivo y la diferencia que podría esperarse en otra muestra. El índice también toma en cuenta el número de parámetros estimados tanto para los modelos de medida como para los estructurales. Es útil para comparar modelos anidados y no anidados.567 Es igual al índice “Criterio de información de Akaike” (AIC)568 multiplicado por un factor de escala. No tiene un rango especificado de valores, pero se utiliza en la comparación de modelos alternativos. Se puede calcular como: 563 J. F. Hair y otros, Multivariate Data, op. cit., p. 686. 564 L. Hu y P. M. Bentler, “Cut Off Criteria for Fit Indices in Covariance Structure Analysis: Conventional Criteria Versus New Alternatives”, Structural Equation Modeling, n. 6, 1999, pp. 1-55. 565 E. E. Rigdon, “CFI versus RMSEA: A Comparison of Two Fit Indices for Structural Equation Modeling”, Structural Equation Modeling, v. 3, n. 4, 1996, pp. 369-379. 566 J. F. Hair y otros, Multivariate Data, op. cit., p. 682. 567 J. Bruin, Newtest: command to compute new test. UCLA: Academic Technology Services, Statistical Consulting Group, http://www.ats.ucla.edu/stat/stata/ado/analysis/, [recuperado el 21 de agosto de 2008]. Un modelo se considera anidado en otro si el primer modelo puede ser generado por la imposición de restricciones sobre los parámetros del segundo. 568 AIC. Es el Criterio de información de Akaike, se incluye posteriormente en la sección de las medidas de ajuste de parsimonia del modelo. 217 ECVI= AIC/n = ^F + 2q/n Donde n=N–G, con N el número de observaciones, G es el número de grupos, ^F es el mínimo de la función de discrepancia. Medidas del ajuste incremental La segunda clase de medidas compara el modelo propuesto con algún modelo de referencia, más a menudo referido como el modelo nulo. El modelo nulo debería ser un modelo realista que se espera que el resto de los modelos sobrepasen. En la mayoría de los casos, el modelo nulo es un modelo de constructo único con todos los indicadores midiendo perfectamente el constructo –esto representa el valor de la χ² asociada con la varianza total en el conjunto de correlaciones o covarianzas. Existe, sin embargo, cierto desacuerdo sobre cómo especificar con exactitud el modelo nulo en muchas situaciones.569 1. Índice ajustado de bondad de ajuste Este índice AGFI es una extensión del índice de bondad de ajuste (GFI), ajustado por el ratio entre los grados de libertad del modelo propuesto y los grados de libertad del modelo nulo. No es un índice de bondad de ajuste en sí mismo y es muy parecido al PNFI (Índice de ajuste normado de parsimonia) y al PCFI (Índice normado de ajuste comparado), que, como veremos después, premian modelos menos complejos con relativamente pocos parámetros para estimar con base en el número de variables y relaciones en el modelo. Un nivel aceptable y recomendado es un valor mayor o igual a 0.90. Se puede calcular como: AGFI = glpropuesto / glnulo Con: gl = Grados de libertad. 569 M. E. Sobel y G. W. Bohrnstedt, “The Use of Null Models in Evaluating the Fit of Covariance Structure Models”, en Nancy Brandon Tuma, eds., Sociological Methodology, San Francisco, Jossey–Bass, 1985. 218 2. Índice Tucker–Lewis570 A este índice también se le conoce como el Índice de ajuste no normado (TLI o NNFI). Combina una medida de parsimonia en un índice comparativo entre los modelos nulos y propuestos, lo que resulta en valores que van de 0 a 1. Valores próximos a 1 indican un buen ajuste. El nivel recomendado es .90 o superior.571 Esta medida también se puede utilizar para comparar entre modelos alternativos mediante la sustitución del modelo alternativo por el modelo nulo. El índice está corregido para tener en cuenta la complejidad del modelo. Se puede calcular como: TLI= [(χ² nulo / glnulo) – (χ² propuesto / glpropuesto)] / [(χ²nulo / glnulo) -1] Con: gl = Grados de libertad del modelo. 3. Índice del ajuste normal 572 El Índice de ajuste normal (NFI) es una comparación relativa del modelo propuesto al modelo nulo. Proporciona un indicador de la posición del modelo del investigador entre dos valores de ajuste extremos, el ajuste perfecto proporcionado por el modelo saturado (aquel en el que el número de parámetros del modelo es igual al de elementos en la matriz de covarianzas), y el ajuste pobre proporcionado por el modelo nulo. El índice toma valores entre 0 y 1, siendo mejor el ajuste cuanto más próximo a 1. No existe un valor absoluto que indique un nivel de ajuste aceptable, pero un valor recomendado normalmente es 0.90.573 Se puede calcular como: NFI= (χ² nulo – χ² propuesto) / χ² nulo 570 L. R. Tucker y C. Lewis, “A Reliability Coefficient”, op. cit., pp. 1-10. 571 J. F. Hair y otros, Multivariate Data, op. cit., p. 686. 572 P. M. Bentler y D. G. Bonett, “Significance Tests and Goodness of Fit”, op. cit. 573 J. F. Hair y otros, Multivariate Data, op. cit., p. 683. 219 4. Índice de ajuste comparado574 Este índice compara la discrepancia entre la matriz de covarianzas que predice el modelo y la matriz de covarianzas observada, con la discrepancia entre la matriz de covarianzas del modelo nulo y la matriz de covarianzas observadas para evaluar el grado de pérdida que se produce en el ajuste al cambiar del modelo del investigador al modelo nulo. Este índice está corregido con respecto a la complejidad del modelo, los valores del índice CFI varían entre 0 y 1. Por convención, el valor de CFI debe ser igual o superior a 0.90 para aceptar el modelo, indicando que el 90% de la covarianza en los datos puede ser reproducida por el modelo. Este índice se ha encontrado más apropiado en una estrategia de desarrollo del modelo o cuando está disponible un tamaño de muestra menor.575 Se puede calcular como: CFI= 1- max (Ĉ- d,0 ) / max (Ĉb- db,0 ) Con Ĉ = a la discrepancia y d = a los grados de libertad del modelo, y Ĉb = a la discrepancia y db = a los grados de libertad del modelo base. Otras medidas de ajuste incremental Tanto el Índice de ajuste relativo (RFI) como el Índice de ajuste incremental (IFI) representan comparaciones entre el modelo estimado y el modelo nulo o independiente. Los valores caen entre 0 y 1, indicando los valores cercanos a 1, altos niveles de calidad del ajuste.576 574 P. M. Bentler, “Comparative Fit Indices in Structural Models”, Psychological Bulletin, n. 107, 1990, pp. 238–246. 575 E. E. Rigdon, “CFI versus RMSEA: A Comparison of Two Fit Indices”, op. cit. 576 K. A. Bollen, Structural Equation, op. cit. 220 Medidas de ajuste de parsimonia Estas medidas relacionan la calidad del ajuste del modelo al número de coeficientes estimados exigidos para conseguir este nivel de ajuste. Sus objetivos básicos son diagnosticar si el ajuste del modelo se ha conseguido debido a un “sobreajuste” de los datos por tener demasiados coeficientes. Este procedimiento es similar al “ajuste” del R² en una regresión múltiple. Sin embargo, dado que no existe ningún test de significación estadístico, su uso en un sentido absoluto está limitado en muchos casos de comparación entre modelos.577 Un modelo en el que no se impongan restricciones (todos los parámetros se dejan libres para ser estimados) siempre se ajustará a los datos, incluso aunque el modelo no tenga sentido alguno desde la perspectiva del fundamento teórico que debiera sustentarlo. Este sería el modelo más complejo que se puede construir para unas variables dadas, y cuanto más se le parezca el modelo bajo investigación, mayor será su grado de ajuste. Es decir, añadir relaciones (flechas entre variables) al modelo aumenta su ajuste pero también su complejidad, y esto último reduce la utilidad del modelo. Los siguientes índices penalizan el ajuste por la pérdida de parsimonia al aumentar la complejidad del modelo: 1. Índice de ajuste normado de parsimonia La primera medida de ajuste en este caso, es el Índice de ajuste normado de parsimonia (PNFI),578 que es una modificación del NFI. Este índice cuenta el número de grados de libertad utilizados para conseguir un nivel de ajuste. La parsimonia se define en la consecución de mayores niveles de ajuste por grado de libertad utilizado –un grado de libertad por coeficiente estimado–. Por tanto, es deseable una mayor parsimonia. Los 577 J. F. Hair y otros, Multivariate Data, op. cit., p. 684. 578 L. R. James, S. A. Muliak y J. M. Brett, Causal Analysis: Assumptions, Models and Data, Beverly Hills, California, Sage, 1982. 221 valores elevados de PNFI son mejores y su uso principal consiste en la comparación de modelos con diferentes grados de libertad. Se utiliza para comparar modelos alternativos y no existen niveles recomendados de ajuste. Sin embargo, cuando se compara entre modelos se proponen diferencias de 0.60 a 0.90, que sean indicativas de diferencias sustanciales en los modelos.579 Se puede calcular como: PNFI= [gl propuesto / gl nulo] x NFI 2. Índice de calidad de ajuste de parsimonia El Índice de calidad de ajuste de parsimonia (PGFI) es una variante del índice GFI penalizado por el factor AGFI. Mientras que el ajuste del AGFI del GFI se basa en los grados de libertad en los modelos estimados y nulos, el PGFI, por su parte, se basa en la parsimonia del modelo estimado. El valor oscila entre 0 y 1, con valores elevados indicando una mayor parsimonia del modelo.580 Se puede calcular como: PGFI= GFI x (gl propuesto)) / [½(Nvm) (Nvm + 1)] Con Nvm = Número de variables manifiestas 3. χ² normada La χ² normada es el índice χ² del modelo dividido por los grados de libertad, de forma que sea menos sensible al tamaño de la muestra o a la complejidad del modelo. Carmines y McIver,581 establecen que este índice debería moverse entre el rango de 1-2 579 L. J. Williams y Patricia J. Holahan, “Parsimony-Based Fit Indices for Multiple-indicator Models”, Structural Equation Modeling, v. 1, n. 2, 1994, pp. 161-189. 580 J. F. Hair y otros, Multivariate Data, op. cit., p. 684. 581 Edward G. Carmines y John P. McIver, “Analyzing Models with Unobserved Variables: Analysis of Covariance Structures”, en George W. Bohrnstedt y Edgar F. Borgatta, eds., Social Measurement: Current Issues, Beverly Hills, CA, Sage Publications, pp. 65-115, 1981. 222 o 1-3 para un modelo aceptable. Kline,582 indica que valores de 3.0 o menores serían aceptables. Algunos investigadores admiten valores de hasta 5.0 para considerar un modelo adecuado, 583 mientras que otros, como Ullman,584 insisten en que los valores del índice deberían ser menores o iguales a 2.0 para considerar que un modelo se ajusta aceptablemente a los datos de la muestra. Esta medida ofrece entonces dos formas de evaluar los modelos inapropiados:585 a) un modelo que puede estar “sobreajustado”, por tanto su baja significación se debe a la casualidad, tipificado por valores menores que 1.0 y b) modelos que no son verdaderamente representativos de los datos observados y, por tanto, su mejora es necesaria teniendo valores mayores que un umbral superior, tanto 2.0 o 3.0 o, como se mencionó, un límite más liberal de 5.0. Sin embargo, este índice se ha mostrado que es, de alguna forma, poco fiable, de tal manera que siempre es recomendable combinar con otras medidas de bondad de ajuste.586 4. Criterio de información de Akaike587 El Criterio de información de Akaike (AIC), ajusta el estadístico χ² del modelo penalizando la complejidad (sobreparametrización). Se puede utilizar para comparar tanto modelos anidados como no anidados. Los valores cercanos a 0 indican un mejor ajuste y una mayor parsimonia.588 Este índice es apropiado para comparar el ajuste de distintos modelos en los que se ha utilizado el método de estimación de máxima 582 R. B. Kline, Principles and Practice of Structural Equation Modeling, op. cit. 583 J. S. Tanaka, "How Big Is Big Enough?, op. cit., p. 138. 584 J. B. Ullman, “Structural Equation Modeling”, op. cit., pp. 709-819 585 J. F. Hair y otros, op. cit., p. 684. 586 L. A. Hayduk, Structural Equation Modeling with LISREL, Baltimore, John Hopkins University Press, 1987; B. Wheaton, “Assessment of Fit in Overidentified Models with Latent Variables”, Sociological Methods and Research, n. 16, 1987, pp. 118-154. 587 H. Akaike, “Factor Analysis and AIC”, Psychometrika, n. 52, 1987, pp. 317–332. 588 J. F. Hair y otros, op. cit., p. 685. 223 verosimilitud. El índice no tiene valores de corte, sino que es usado para comparar modelos, teniendo en cuenta que el que presente menor valor del índice tendrá el mejor ajuste.589 Un valor reducido de AIC se produce cuando los valores de χ² se consiguen con unos pocos coeficientes estimados. Con ello se obtiene no sólo un buen ajuste de las covarianzas y correlaciones previstas y observadas, sino también un modelo no propenso al “sobreajuste”. Se puede calcular como: AIC= χ² + 2 x (número de parámetros estimados en el modelo) Debido a todas las condicionantes que hemos visto para los índices, diversos investigadores han propuesto la utilización de una variedad de ellos para evaluar la bondad del ajuste:590 Modelo de estimación de máxima verosimilitud Finalmente, se utilizan las pruebas de verosimilitud; estas pruebas evalúan qué tan probable es que la secuencia de observación haya sido producida por el modelo.591 Las pruebas de verosimilitud son: el test de Razón de Verosimilitud (LR), el test de Wald (W) y el test de Multiplicadores de Lagrange (LM) y se utilizan habitualmente para evaluar la diferencia entre los modelos anidados. La principal propiedad de estos estadísticos es que, bajo H0, todos ellos tienden a la misma variable aleatoria, cuando n→∞. Esta variable aleatoria se distribuye como χ². En otras palabras, a pesar de que tienen definiciones muy diferentes, desde el punto de vista de sus asíntotas, estamos 589 R. Cudeck y M. W. Browne, “Cross-validation of Covariance Structures”, Multivariate Behavioral Research, n. 18, 1983, pp. 147-167. 590 “Se debería alcanzar consenso sobre la aceptabilidad del modelo sólo después de un examen de los resultados del conjunto completo de medidas de calidad del ajuste”. J. F. Hair y otros, op. cit., p. 685. 591 A. Spanos, Statistical Foundations of Econometric Modelling, Cambridge University Press, 1986. 224 tratando con el mismo estadístico.592 Así, que para muestras grandes, no importa cuál de las tres pruebas se utilice, por lo que su elección depende de la conveniencia en su cálculo. La relación entre estas pruebas está determinada por la siguiente desigualdad:593 W ≥ LR ≥ LM Aunque de naturaleza similar, las necesidades computacionales de estos tres estadísticos son diferentes. El estadístico LR, requiere calcular tanto la función de verosimilitud restringida con la que no lo está, mientras que el estadístico LM requiere calcular sólo la función de verosimilitud restringida. En contraste con las pruebas estadísticas LR y LM, la prueba estadística de Wald se calcula únicamente con el valor de la función de verosimilitud sin restricciones.594 A continuación hago una breve descripción de cada uno de los estadísticos. Test de Razón de verosimilitud (LR) Esta prueba es una función estadística ya que se obtiene a partir de los datos. Si la restricción impuesta al modelo es correcta, su valor para el modelo restringido debería estar cerca del que se obtiene para el modelo no restringido. Una gran diferencia entre los dos valores sugiere que la restricción (o la serie de restricciones) no es sostenible.595 Por lo anterior, la probabilidad de la prueba, rechaza la hipótesis nula si el valor del estadístico es demasiado pequeño. El determinar que lo pequeño es demasiado pequeño, 592 H. White, Asymptotic Theory for Econometricians, Academic Press, 1984. 593 E. R. Berndt y N. E. Savin, “Conflict among Criteria for Testing Hypothesis in the Muhivariate Linear Regression Model”, Econometrica, v. 45, n.5, 1977, pp. 1263-1277. 594 J. Davidson, Econometric Theory, Blackwell Publishers, 2000. 595 Patrick Watson y Sonja Sabita Teelucksingh, A Practical Introduction to Econometric Methods: Classical and Modern, University of the West Indies Press, 2003, 320 pp. 225 depende del nivel de significancia de la prueba, es decir, la probabilidad en que el error del “Tipo I” se considere tolerable.596 Se puede calcular como: Λ(x) = sup { L(θ | x ) : θ ε Θο} / sup { L(θ | x ) : θ ε Θ} Donde el numerador corresponde a la máxima probabilidad de un resultado observado bajo la hipótesis nula y el denominador corresponde a la máxima probabilidad de un resultado observado bajo la hipótesis alternativa. Bajo ciertas condiciones de regularidad, el numerador de esta relación es menor que el denominador. La relación en esas condiciones está comprendida entre 0 y 1. Los valores más bajos en la razón de probabilidad significan que el resultado observado es menos probable que se produzca bajo la hipótesis nula. Los valores más altos, por su parte, significan que el resultado observado es más probable que se produzca bajo la hipótesis nula.597 Multiplicadores de Lagrange (LM) Los Multiplicadores de Lagrange es un método para encontrar la función extrema de varias variables sujetas a una o más restricciones, es decir, es la técnica capaz de determinar si una función es la menor (o mayor) para un conjunto particular de puntos. Más formalmente, los multiplicadores de Lagrange calculan los puntos estacionarios de la función sujeta a restricciones. Reduce la búsqueda de puntos estacionarios de una función restringida, de n variables con k restricciones a la búsqueda de puntos estacionarios de una función sin restricciones de n + k variables. El método introduce una nueva variable escalar –el multiplicador de Lagrange– para cada restricción y define 596 Los errores del “Tipo I” son aquellos que rechazan una hipótesis nula siendo verdadera. J. F. Hair y otros, Multivariate Data, op. cit., p. 775. 597 Patrick Watson y Sonja Sabita Teelucksingh, A Practical Introduction to, op. cit., p. 169. 226 una nueva función –el Lagrangiano– en términos de la función original, sus restricciones y los multiplicadores de Lagrange.598 Se puede calcular como: ∇x,y f = λ ∇x,y g Donde: ∇x,y = ∂/∂x , ∂/∂y Test de Wald (W) Este test es utilizado para la selección de modelos, consiste básicamente en empezar por el modelo más general que estemos dispuestos a aceptar e ir haciéndolo más concreto al imponerle restricciones. Es también utilizado para comprobar si existe un efecto o no. En otras palabras, prueba si una variable independiente tiene una relación estadísticamente significativa con una variable dependiente. La premisa de la prueba de Wald es que, si el conjunto de restricciones hipotéticas es válido, el valor de W debe estar cerca de cero.599 Se puede calcular para el caso univariado como: W= Donde - θo² / var ( = parámetro de interés y θo = parámetro estimado Modificación del modelo Si el modelo tiene que ser modificado con el fin de mejorar su ajuste, lo más probable es que se tenga que revisar la estimación de la relación entre las variables.600 El SEM ofrece índices de modificación que informan la mejora en el ajuste que resulte de 598 J. S. Treiman, “The Linear Nonconvex Generalized Gradient and Lagrange Multipliers, SIAM J.”, Optimization, v. 5, n. 3, 1995, pp. 670-680. 599 Patrick Watson y Sonja Sabita Teelucksingh, A Practical Introduction to, op. cit., p. 167. 600 S. Lee y S. Hershberger, “A Simple Rule for Generating Equivalent Models in Covariance Structure Modeling, Multivariate Behavioral Research, v. 25, 1990, pp. 313-334. 227 agregar una ruta adicional en el modelo. Las modificaciones que mejoran el ajuste del modelo se marcan como los posibles cambios que pueden introducirse en el modelo. Además de las mejoras en el ajuste del modelo, es importante que las modificaciones también tengan sentido teórico. Interpretación y comunicación El modelo es el que mejor ajusta y se presenta a partir de la interpretación y propuestas de los constructos. El término modelo de causalidad debe entenderse en el sentido de: "Un modelo que transmite hipótesis causales", no necesariamente un modelo que produce conclusiones de validez causal. Reunir datos en diferentes momentos así como el uso de diseños experimentales o cuasi–experimentales puede ayudar a descartar ciertas hipótesis contrarias, pero incluso un experimento aleatorio no puede excluir todas esas amenazas a la inferencia causal.601 Un buen ajuste del modelo compatible con una hipótesis causal no excluye igualmente un buen ajuste por otro modelo compatible con hipótesis causales diferentes. Sin embargo, un cuidadoso diseño de la investigación puede ayudar a distinguir tales hipótesis rivales. Todas las modificaciones al modelo deben ser replicadas y revalidadas antes de interpretar y comunicar los resultados.602 Ventajas del SEM Las ventajas en el uso del SEM en comparación con el método de regresión múltiple son: que incluye supuestos más flexibles (particularmente aquellos que permiten la interpretación aun cuando se tiene multicolinearidad), el uso del análisis factorial confirmatorio para reducir el error en la medición al tener indicadores múltiples por 601 Judea Pearl, Causality: Models, op. cit. 602 F. Chen, K. A. Bollen, P. Paxton, P. Curran y J. Kirby, “Improper Solutions in Structural Equation Models: Causes, Consequences, and Strategies”, Sociological Methods and Research, n. 29, 2001, pp. 468-508. 228 variable latente, la salida a modelos gráficos, la posibilidad de probar los modelos de manera general en lugar de los coeficientes individuales, la posibilidad de probar modelos con dependientes múltiples, la habilidad de modelar utilizando variables en vez de restringirse a un modelo aditivo, la habilidad de modelar términos de error, de probar coeficientes a través de los grupos y sus componentes, la capacidad de manejar datos difíciles (series de tiempo con errores autocorrelacionados, datos no normalizados, datos incompletos). Además, en los casos en que la regresión sea altamente susceptible a errores de interpretación por especificaciones equivocadas, la estrategia del SEM de comparar modelos alternativos para evaluar el ajuste relativo del modelo hace que éste sea más robusto.603 Por lo anterior, dado que lo que se pretende es que se confirmen nuestros primeros resultados estadísticos, considero que el SEM me permite obtener un primer modelo del constructo lealtad, que sirve de base para su futuro perfeccionamiento a través de la modificación de su estructura, aprovechando la facilidad que ofrece el cálculo de los índices de ajuste del propio SEM. Además de que nos dotará de un análisis confirmatorio de resultados, tiene la ventaja de mostrarnos en forma gráfica, el constructo lealtad, como una variable latente que puede ser medida indirectamente, que consta de tres dimensiones para su operacionalización y que se puede ubicar, en este caso, en forma diferenciada en los trabajadores de la ciudad de México. 603 C. Anderson y D. W. Gerbing, “Structural Equation Modeling in Practice: A Review and Recommended Two-Step Approach”, Psychological Bulletin, v. 103, n. 3, 1988, pp. 411-423; Geoffrey M. Maruyama, Basics of Structual Equation Modeling, Thousand Oaks, CA, Sage Publications, 1997; R. P. McDonald y M. H. Ring Ho, “Principles and Practice”, op. cit., pp. 64-82; Tenko Raykov y George A. Marcoulides, A first Course in Structural Equation Modeling, New York, Routledge, 2006. 229 Consideraciones generales Para asegurar la confianza en la fiabilidad de los índices de bondad de ajuste, Hoyle604 recomienda utilizar tamaños muestrales entre 100 y 200 datos como mínimo. La evaluación del ajuste global del modelo permite la generación de modelos compatibles con la teoría y la selección del modelo que mejor se ajuste a los datos. Aunque se han establecido reglas y valores de corte de los índices para la aceptación del ajuste de los modelos (por ejemplo, CFI debiera ser al menos 0.9), Bollen605 observa que estos valores de corte son arbitrarios. Un mejor criterio podría ser simplemente comparar el ajuste de un modelo propuesto con el ajuste de modelos anteriores. De este modo, un CFI de 0.85 representa un progreso en la interpretación de la realidad observada sobre un modelo anterior que tuviese un CFI de 0.70. Una vez evaluado el ajuste global del modelo es necesario evaluar si cada una de las relaciones entre variables es significativa. Ahora bien, un coeficiente de regresión muy bajo entre dos variables puede indicar que, en realidad, estas variables no están relacionadas. La significancia de los coeficientes estimados puede evaluarse mediante el estadístico z resultante de dividir el valor del coeficiente por su error estándar. El coeficiente se considera significativo si el estadístico supera ± 1.96. En cualquier caso, si bien la obtención de valores bajos en los índices de bondad de ajuste puede servir para rechazar un modelo, valores aceptables no implican necesariamente que el modelo examinado sea el que mejor explica la realidad observada. Para casi todos los modelos pueden existir modelos alternativos que proporcionen grados de ajuste similares. Kline,606 recomienda incluir en cualquier 604 R. H. Hoyle, Structural Equation2, op. cit. 605 K. A. Bollen, “A New Incremental Fit Index for General Structural Equation Models”, Sociological Methods and Research, n. 17, 1989, pp. 303–316. 606 R. B. Kline, Principles and Practice of Structural Equation Modeling, op. cit. 230 estudio basado en modelos de ecuaciones estructurales la demostración de que el modelo propuesto por el investigador proporciona un mejor ajuste que otros modelos alternativos, también plausibles y compatibles con la teoría. En este sentido, y de acuerdo con Spirtes y colaboradores, "es importante presentar todas las alternativas, compatibles con la teoría y con los datos, antes que escoger arbitrariamente una de ellas".607 Consistencia interna del test El método de fiabilidad o validez (probabilidad de que el dispositivo desarrolle una determinada función bajo ciertas condiciones y durante un periodo de tiempo determinado) más utilizado en psicometría es el Alfa de Cronbach.608 Se trata de un índice de consistencia interna que toma valores entre 0 y 1 y que sirve para comprobar si el instrumento que se está evaluando recopila información defectuosa y por tanto, nos llevaría a conclusiones equivocadas o si se trata de un instrumento fiable que mide lo que dice que mide. Por tanto, Alfa es un coeficiente de correlación al cuadrado que mide la homogeneidad de las preguntas promediando todas las correlaciones entre todos los ítems para ver que efectivamente se parecen. Su interpretación será que, cuanto más se acerque el índice al extremo 1, mejor es la fiabilidad, y se considera como una validez respetable a partir de 0,80. 1. Análisis de los resultados Características de los trabajadores encuestados De acuerdo con la Comisión Intersecretarial de Política Industrial de la Secretaría de Economía, el 12.4% del total de empresas ubicadas en nuestro país, se encuentra en la 607 P. Spirtes, T. Richardson, C. Meek, R. Scheines y C. Glymour, “Using Path “, op. cit., 203. 608 L. J. Cronbach, “Coefficent Alpha and the Internal Structure of Test”, op. cit. 231 ciudad de México y los efectos de esta concentración se ven reflejados en términos del producto interno bruto (PIB) por entidad federativa: el Distrito Federal, Estado de México, Nuevo León, Jalisco y Chihuahua generan más del 50% de la producción nacional de bienes y servicios, mientras que las cinco entidades con menor participación generan tan solo el 3% del PIB nacional. 609 Por otro lado, es conveniente señalar que el efecto sobre el PIB estatal va más allá de la concentración de unidades productivas: está relacionado con la distribución relativa de empresas grandes y medianas en relación con las empresas pequeñas y las microempresas. Según su tamaño, las empresas se distribuyen a lo largo del país de la siguiente manera: los estados en donde prevalecen las empresas medianas y grandes con relación a las pequeñas y micro son Nuevo León, Baja California y el Distrito Federal, entre otros. Por el contrario, en los estados del sur del país, como Chiapas, Guerrero y Oaxaca, predomina la pequeña y micro empresa en relación con la grande y mediana.610 Por otra parte, a partir de los datos del INEGI,611 se contempla que el Distrito Federal tiene una población de 8 720 916 habitantes, que representa el 8.4% del total del país, la distribución de la población es en un 99.7% urbana y en 0.3% rural; a nivel nacional el dato es de 76 y 24%, respectivamente. La escolaridad promedio es de 10.2 años (un año de educación media superior) y el promedio nacional es de 8.1 años. En el Distrito Federal, 2 de cada 100 personas de 5 años o más, hablan alguna lengua indígena y una de ellas no habla español. A nivel nacional, 7 de cada 100 personas hablan lengua indígena. El sector de actividad que más aporta al PIB son los servicios comunales, sociales y personales. La aportación al PIB nacional es del 21.8% y cuenta con 342,475 609 Comisión Intersecretarial de Política Industrial, Secretaría de Economía. Observatorio PyME México. Primer Reporte de Resultados 2002, marzo de 2003. p. 16. 610 Ibid., p. 17 611 INEGI. Sistema de Cuentas Nacionales de México. Producto Interno Bruto por entidad Federativa 1999-2004, México, Edición 2006., Censos Económicos 2004, (Datos al 2003), II Conteo de Población y Vivienda 2005. 232 unidades económicas, el 11.4% del país. En el Distrito Federal se emplean a 2’ 842, 874 personas, el 17.5% del personal ocupado de México. Del total de este personal ocupado, el 62.0% (1’ 762, 761) son hombres y el 38.0% (1’ 080, 113) son mujeres. Las remuneraciones que recibe anualmente en promedio cada trabajador en el Distrito Federal son de $125, 325, superiores al promedio nacional ($79, 551). En lo referente a nuestra muestra,612 podemos decir que la edad de la población encuestada va de 12 a los 73 años. La mayor concentración en términos de edad se da entre los 30 y 39 años. La distribución es normal con lo que afirmamos que no hay un sesgo en la recolección de datos alrededor de ésta. La edad promedio de la muestra es de un poco más de 35 años; y más del 53% tiene al menos 10 años laborando. La mayor parte de los trabajadores encuestados son hombres 54.5% y la mayor parte de la muestra encuestada es soltera, 52.2%. El giro de las empresas en donde labora nuestra muestra está representado por el 83% en servicios; en promedio la escolaridad, último año académico, es de 6.15 años, que representa un poco más del Bachillerato completo, lo cual corresponde con el perfil del trabajador dedicado mayoritariamente al sector servicios como es nuestro caso, ya que de acuerdo con la Comisión Intersecretarial de Política Industrial de la Secretaría de Economía: “[…] el personal del sector manufacturero está instruido principalmente en primaria y secundaria, contrario al sector servicios donde la mayor parte de los empleados cuentan con bachillerato o licenciatura. La mayoría del personal asociado al sector comercio cuenta con secundaria o bachillerato”.613 El lugar de nacimiento del 77.8% es el Distrito Federal mientras que el 21.5% corresponde a alguno de los Estados; por otra parte, 48.3% labora en empresas que 612 Apéndice 9 Características demográficas de los resultados de la encuesta. 613 Comisión Intersecretarial de Política Industrial, Secretaría de Economía. op. cit., p. 24. 233 tienen más de 250 empleados, por lo que la información reunida es consistente con el tipo de empresas que están asentadas en las zonas metropolitanas del país.614 El 55.7% labora en la parte operativa de las empresas mientras que el 40.7% se encuentra en la parte administrativa. Esto es, que casi el 41% de la planta de trabajadores de las empresas que encuestamos desarrolla funciones de administración de la propia empresa.615 En promedio, la muestra encuestada tiene 12.23 años de experiencia laboral, lo que nos indica que la inserción al mercado laboral de nuestra muestra fue a los 23 años. De lo anterior se desprende que las características de la muestra obtenida corresponden con las de los trabajadores de las zonas urbanas de las grandes ciudades del país. A partir entonces de las características históricas del trabajador mexicano abordadas en la introducción así como de las características actuales del trabajador mexicano: funciones operativas en la empresa de servicios con experiencia en su trabajo de más de 12 años y con conocimientos del área (Bachillerato concluido), propongo que en los trabajadores actuales, la lealtad ocupa un lugar importante, tal y como lo fue para el artesano del periodo colonial y el siglo XIX. Este “artesano” corresponde, desde mi punto de vista, con el perfil actual del trabajador mexicano, no con el del ejecutivo o director general de empresa, sino con el del empleado que proviene de la clase media, de familias con un número de integrantes promedio y que en el mejor de los casos son los primeros en alcanzar una educación que va más allá de la básica. Desde mi punto de vista también, este es el sector sociodemográfico que genera los bienes y servicios cotidianos que no se ven a la luz de los 614 Gustavo Garza, coord., La organización espacial del sector servicios, op. cit., pp.151-153. 615 Conviene revisar este rubro en algún trabajo posterior ya que refiere indirectamente a la ineficiencia de la propia empresa mexicana. 234 nombres de las empresas, que requieren de estudios para contar con organizaciones más eficientes, eficaces y productivas. Validación de contenido del cuestionario Antes de iniciar la validación del cuestionario, retiré las preguntas generales acerca del conocimiento que se tenía de la lealtad ya que tenían como objetivo centrar la atención del encuestado de lo que se pretendía reconocer como lealtad. 616 Del análisis de estas preguntas, se encuentra que en promedio, los 418 encuestados respondieron que “Casi siempre” Lealtad es: el deseo de estar y permanecer en un grupo, tener interés en otros como en uno mismo, tratar con respeto al jefe y un compromiso personal; preguntas que corresponden a alguna de las tres dimensiones de la lealtad que propusimos inicialmente. Un análisis a profundidad de estas respuestas se hará en otra oportunidad ya que por el momento el interés principal del estudio radica en validar el cuestionario en términos de sus componentes principales.617 Para la validación de contenido del cuestionario y con el propósito únicamente de contar con las preguntas que validan su contenido, hice el siguiente análisis a las 16 preguntas restantes: 1) Revisión de los valores de las respuestas con respecto a la Media de cada una de ellas. Las preguntas tienen una escala de Likert que va del 1 al 5 (Nunca, Casi nunca, Frecuentemente, Casi siempre y Siempre) por lo que se aceptan las preguntas que tengan una desviación estándar [σ= +/-1.64] del promedio de cada respuesta. En este caso el promedio es de 3.48. Por lo anterior, se aceptan las respuestas a cada pregunta, 616 Apéndice 8. Análisis de los datos de la encuesta de lo que significa la lealtad en las 418 encuestas. 617 En otras palabras, refleja el interés del trabajador mexicano en ser parte de un grupo, respetar al jefe y aceptar la lealtad como un compromiso personal, características que ya se habían detectado en el artesano mexicano de siglos pasados. 235 cuyo promedio está entre 3.58± σ, los resultados obtenidos son: 1.84 y 5.12, por lo que las 16 preguntas cumplen con este criterio. 2) Revisión de los valores del Sesgo.618 Lo ideal sería que sus valores fueran cercanos a 0, sin embargo, para fines de este estudio considero adecuado que el valor se encuentre entre 0 y 1.5. En esta investigación, el promedio del sesgo es -0.590. De donde podemos decir que la asimetría de la distribución es negativa porque las frecuencias de la distribución son inferiores a la media, y su gráfico se abre con respecto a una distribución normal unitaria, por lo que considero como absoluto este valor del sesgo y lo ubico dentro del intervalo solicitado para el mismo. Por lo anterior, en el análisis de las preguntas, eliminé aquellas cuyo sesgo cayó fuera de este intervalo, las preguntas fueron la: 4) Si hago mi trabajo ayudo a mi jefe, y 10) Cumplo mis compromisos con mi jefe. 3) Curtosis. En la literatura se propone un valor para la curtosis entre 0 y 1.5. En nuestro caso, el promedio obtenido para la distribución de las preguntas es de -0.121, por lo que se puede decir que la curva es relativamente plana con respecto a la distribución normal. Este resultado se encuentra dentro del intervalo solicitado para la curtosis. Por lo anterior, se eliminan las preguntas cuya curtosis cae fuera de este intervalo, en el estudio eliminé nuevamente las preguntas: 4) Si hago mi trabajo ayudo a mi jefe, y 10) Cumplo mis compromisos con mi jefe. Con estos criterios, utilizando el paquete SPSS versión 10, obtuve los datos que presento en la Tabla 15. Como resultado de este análisis, conservamos 14 preguntas, que representan al 87.5% de los ítems originales. 618 Skewness. El sesgo es el grado de asimetría de la distribución con respecto a la media. 236 Tabla 15. Estadística descriptiva de la muestra Prefiero trabajar ApoyoaSi con mihago jefe mi jefe m en Em i todas trabajo peñoC aunque las ancelo ayudoun aCam m com i bio jefe prom m Cum isiso actividades plopersonal m Hisabla com fam siprom Instruccio miliares e isos S con incero mi jefe ReconozcoPongo cuandoDno edico puedo todo C hacer onsidero mi tiemA po que suntos a la el em jefeG presa es usta mi am Prom igoedio 418 418 418 418 418 418 418 418 418 418 418 418 418 418 418 418 418 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 Promedio 3.21 3.94 4.17 3.94 3.12 2.83 4.44 2.93 3.95 3.9 3.94 3.3 3.25 3 2.49 3.27 3.48 Desviación estándar 1.35 1.14 1.22 1.24 1.45 1.42 0.96 1.4 1.22 1.3 1.26 1.41 1.35 1.49 1.44 1.38 1.314375 -0.263 -1.051 -1.545 -0.961 -0.086 0.215 -2.238 0.018 -1.088 -1.062 -1.006 -0.387 -0.229 0.03 0.472 -0.264 -0.59031 Skewness Std. Error of Skewness 0.119 0.119 0.119 0.119 0.119 0.119 0.119 0.119 0.119 0.119 0.119 0.119 0.119 0.119 0.119 0.119 0.119 Kurtosis -0.986 0.751 1.767 -0.163 -1.291 -1.273 5.651 -1.169 0.569 0.087 -0.084 -1.12 -1.091 -1.351 -1.111 -1.12 -0.12088 Std. Error of Kurtosis 0.238 0.238 0.238 0.238 0.238 0.238 0.238 0.238 0.238 0.238 0.238 0.238 0.238 0.238 0.238 0.238 0.238 0 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 1 0 0 1 Mínimo Máximo 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5 N Valid Missing Discriminación de los reactivos Para asegurar que realmente discriminen los reactivos, utilizamos el mismo paquete SPSS; la base que se utiliza es la que contiene las 14 preguntas resultantes del análisis anterior. En este paquete, se analizan las variables que corresponden a estas preguntas y se calcula media, mínimos, máximos, quartiles y percentiles. Los resultados se presentan en la Tabla 16. Tabla 16. Estadística de la variable Grupo Statistics COMPUTE Grupo = prefiero + apoyo + empeño + cancelo + cambio + habla_ma + instrucc + sincero + reconozc +... (COMPUTE) N Valid Missing Mean Median Minimum Maximum Percentiles 25 50 75 418 0 47.0718 47.0000 14.00 70.00 39.0000 47.0000 55.0000 A partir de los datos de esta tabla, se tiene la suma del total de respuestas a cada pregunta, con esta información se agrupan las respuestas en dos grupos “extremos”. Los grupos extremos que se forman son los siguientes: El primero del valor Mínimo al valor del Primer percentil (14-39). Grupo 1 El segundo del valor Máximo al valor del Tercer percentil (55-70). Grupo 2 237 Para comparar las medias de los Grupos 1 y 2, a partir del paquete SPSS se utiliza la t de student, los resultados se muestran en las tablas 17 y 18. Tabla 17. Estadísticas de la variable G extremo Group Statistics Prefiero trabajar con mi jefe aunque Lealtad es el deseo de estar y Apoyo a mi jefe en todas las Lealtad es tener interés en otros como Me empeño para demostrar al jefe que Cancelo un compromiso personal si me Cambio mis actividades familiares con Lealtad es tratar con respeto al jefe Si alguien habla mal de mi jefe lo Las instrucciones de mi jefe son Soy sincero con mi jefe aunque me Reconozco cuando no puedo hacer Me pongo en los zapatos de mi jefe Dedico todo mi tiempo a la empresa Considero que el jefe es mi amigo Los asuntos de mi jefe los considero Me gusta hacer compromisos laborales COMPUTE Grupo = prefiero + apoyo + empeño + cancelo + GEXTREMO 1.00 2.00 1.00 2.00 1.00 2.00 1.00 2.00 1.00 2.00 1.00 2.00 1.00 2.00 1.00 2.00 1.00 2.00 1.00 2.00 1.00 2.00 1.00 2.00 1.00 2.00 1.00 2.00 1.00 2.00 1.00 2.00 1.00 2.00 1.00 2.00 109 113 109 Mean 2.20 4.21 3.16 Std. Deviation 1.13 1.00 1.45 Std. Error Mean .11 9.36E-02 .14 113 4.35 1.14 .11 109 113 109 113 109 113 109 113 109 113 109 113 109 113 109 113 109 113 109 113 109 113 109 113 109 113 109 113 109 113 109 113 3.09 4.74 3.20 4.54 2.74 4.80 1.98 4.35 1.77 4.09 2.69 4.65 1.83 4.18 2.79 4.84 3.10 4.71 3.26 4.42 2.19 4.37 2.15 4.32 1.87 4.23 1.51 3.74 2.26 4.35 32.7431 61.3451 1.12 .64 1.57 .94 1.34 .45 1.15 1.03 .99 1.07 1.49 .82 .90 1.05 1.32 .43 1.55 .56 1.54 .88 1.23 .90 1.24 .83 1.16 1.13 .97 1.41 1.28 1.01 5.7613 4.6652 .11 6.00E-02 .15 8.80E-02 .13 4.20E-02 .11 9.73E-02 9.46E-02 .10 .14 7.73E-02 8.63E-02 9.92E-02 .13 4.09E-02 .15 5.29E-02 .15 8.31E-02 .12 8.45E-02 .12 7.78E-02 .11 .11 9.27E-02 .13 .12 9.47E-02 .5518 .4389 N 238 Tabla 18. Cálculo de la t de student de la variable G extremo Independent Samples Test Levene's Test for Equality of Variances F Prefiero trabajar con mi jefe aunque Lealtad es el deseo de estar y Apoyo a mi jefe en todas las Lealtad es tener interés en otros como Me empeño para demostrar al jefe que Cancelo un compromiso personal si me Cambio mis actividades familiares con Lealtad es tratar con respeto al jefe Si alguien habla mal de mi jefe lo Las instrucciones de mi jefe son Soy sincero con mi jefe aunque me Reconozco cuando no puedo hacer Me pongo en los zapatos de mi jefe Dedico todo mi tiempo a la empresa Considero que el jefe es mi amigo Los asuntos de mi jefe los considero Me gusta hacer compromisos laborales COMPUTE Grupo = prefiero + apoyo + empeño + cancelo + cambio + habla_ma + instrucc + sincero + Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed 5.477 16.062 30.320 54.166 104.132 .510 .526 64.835 .787 88.621 147.022 63.874 13.531 11.297 .103 24.268 8.569 2.754 Sig. .020 .000 .000 .000 .000 .476 .469 .000 .376 .000 .000 .000 .000 .001 .749 .000 .004 .098 t-test for Equality of Means t df Sig. (2-tailed) Mean Difference Std. Error Difference 95% Confidence Interval of the Difference Lower Upper -14.092 220 .000 -2.01 .14 -2.29 -1.73 -14.060 214.433 .000 -2.01 .14 -2.29 -1.73 -6.795 220 .000 -1.19 .18 -1.53 -.84 -6.765 204.653 .000 -1.19 .18 -1.54 -.84 -13.577 220 .000 -1.65 .12 -1.89 -1.41 -13.452 170.233 .000 -1.65 .12 -1.89 -1.41 -7.731 220 .000 -1.34 .17 -1.68 -1.00 -7.664 174.623 .000 -1.34 .17 -1.68 -.99 -15.395 220 .000 -2.05 .13 -2.32 -1.79 -15.174 130.812 .000 -2.05 .14 -2.32 -1.79 -16.198 220 .000 -2.37 .15 -2.66 -2.08 -16.168 215.858 .000 -2.37 .15 -2.66 -2.08 -16.799 220 .000 -2.32 .14 -2.59 -2.05 -16.822 219.651 .000 -2.32 .14 -2.59 -2.05 -12.244 220 .000 -1.97 .16 -2.28 -1.65 -12.127 166.841 .000 -1.97 .16 -2.29 -1.65 -17.835 220 .000 -2.35 .13 -2.61 -2.09 -17.885 216.885 .000 -2.35 .13 -2.61 -2.09 -15.669 220 .000 -2.05 .13 -2.31 -1.79 -15.442 130.373 .000 -2.05 .13 -2.31 -1.79 -10.368 220 .000 -1.61 .16 -1.91 -1.30 -10.225 135.186 .000 -1.61 .16 -1.92 -1.30 -6.902 220 .000 -1.16 .17 -1.49 -.83 -6.839 170.735 .000 -1.16 .17 -1.49 -.82 -15.125 220 .000 -2.18 .14 -2.46 -1.90 -15.042 197.498 .000 -2.18 .14 -2.46 -1.89 -15.418 220 .000 -2.17 .14 -2.45 -1.89 -15.312 187.396 .000 -2.17 .14 -2.45 -1.89 -15.349 220 .000 -2.36 .15 -2.66 -2.06 -15.343 219.336 .000 -2.36 .15 -2.66 -2.06 -13.711 220 .000 -2.23 .16 -2.55 -1.91 -13.799 199.208 .000 -2.23 .16 -2.55 -1.91 -13.540 220 .000 -2.09 .15 -2.39 -1.78 -13.482 205.018 .000 -2.09 .15 -2.39 -1.78 -40.719 220 .000 -28.6020 .7024 -29.9863 -27.2177 -40.566 207.699 .000 -28.6020 .7051 -29.9920 -27.2120 239 Ahora bien, para comparar las medias que resultan de reagrupar los datos en los grupos extremos, es decir, entre los altos y los bajos. Lo que se espera es que haya diferencia entre los que contestan lo que se espera en los reactivos y los que no lo hacen. Es decir, la prueba t sirve para evaluar si los 2 grupos son diferentes. Esta comparación se realiza sobre cada una de las variables. Para determinar si las medias son iguales para cada item, se utiliza la prueba de Levene, que consiste en aceptar o rechazar la igualdad de las medias contestando a las siguientes preguntas: ¿Es F Sig ≤ 0.05? SI Se asumen varianzas NO iguales ¿t sig (2-tailed) ≤ 0.05? SI ==> las medias NO son iguales NO => las medias SON iguales ¿Es F Sig ≤ 0.05? NO Se asumen varianzas iguales ¿t sig (2-tailed) ≤ 0.05? SI ==> las medias NO son iguales NO => las medias SON iguales A partir del análisis de la información que presento en la tabla 18, se acepta que las medias NO son iguales en las 14 preguntas analizadas. Con base en lo anterior, no se eliminan preguntas del cuestionario y se conserva el total de las preguntas que iniciaron esta etapa de análisis. Con esto se da por concluida la validez de contenido, es decir 14 de las 16 preguntas (87.5% de ellas) están evaluando lo que se quiere medir. Validez del constructo Lo que interesa en esta parte es validar el comportamiento del cuestionario en su totalidad. Se trata de determinar si el conjunto de preguntas propuestas representa lo que se quiere medir. Por la teoría sabemos que el análisis factorial agrupa aquellas variables que tiene una relación con cierta consistencia, que reduce la multiplicidad de pruebas y que determina qué pruebas pertenecen a un conjunto. Asimismo, determina con cuales 240 medidas podría medirse el mismo atributo. El supuesto teórico establece que la relación es lineal.619 Para realizar lo anterior, se hice una correlación entre todos los reactivos para ver si había alguna relación entre ellos. De ahí obtuve información acerca de la posibilidad de la existencia de algún tipo de factores, y a su vez, a partir de ellos, información con base en el signo de la relación entre estos reactivos. Los factores componen al constructo Lealtad con sus dimensiones correspondientes, el peso de los factores en los agrupamientos de estas dimensiones denota su importancia en este constructo. Las cargas factoriales, a su vez, son las correlaciones que tienen entre sí los reactivos y, por tanto, conforman al factor; son también los promedios ponderados que se pesan según las cargas factoriales. Para fines de este estudio establezco como apropiados, a partir del tamaño de muestra, 418, que los pesos deben ser mayores a 0.30 (buenas), aunque se dice que en un estudio exploratorio, como el que desarrollo y en función del tamaño de la muestra, bastan pesos de 0.25 dentro de la matriz para que sean considerados como aceptables.620 Considero también la comunalidad, es decir, cuanta varianza explica cada uno de los factores y posteriormente la rotación de la matriz que es la que da la varianza que a su vez explica cada factor. Por su parte, la extracción de factores permite agrupar a los factores que entre si explican de mejor forma la varianza que se genera, es decir, se detectan aquellos que aportan mayor varianza. Para realizar esto, hay varios métodos: entre ellos, el de factores principales y el de centroide o de probabilidad máxima. En este estudio que se considera como ya mencioné exploratorio, se usa el de centroide o de probabilidad máxima. 619 J. F. Hair y otros, op. cit., p. 108. 620 Ibid., p. 99-104. 241 Por su parte, la rotación de factores nos da la comunalidad por factor. Hay dos formas de calcularla, la ortogonal, que mantiene la independencia de los factores y la oblicua o rotación aguda, en la cual los factores están correlacionados. La teoría en este caso sostiene que usemos la primera ya que las dimensiones son independientes, como se señaló antes. Procedimiento Utilizando el paquete SPSS, analicé únicamente aquellas preguntas que superaron los dos análisis previos. Después calculé la extracción de componentes principales de la matriz de correlación eigenvalor 1 y 50 de rango. Posteriormente, realicé la rotación Varimax por ser ortogonal y no privilegiar alguno de los componentes como lo hace la rotación Quatrimax y rotated solution max 50. En seguida, utilicé las cargas factoriales de la matriz de componentes rotada621 y seleccioné las mayores a 0.30, ya que de acuerdo con Hair y colaboradores,622 para una muestra mayor a 350, que es nuestro caso, este valor nos proporciona una carga factorial significativa. Ahora bien, la carga factorial que tuvo más “peso” se colocó en el primer factor, después se corroboró con la teoría. Aquí se definió cada columna en función de las dimensiones que identificaban de mejor forma las preguntas. Se observó el número de preguntas de cada dimensión que estaban representadas en esa columna –estas son las cargas– y se definió la columna con un nombre acorde con la teoría propuesta, después se revisó la segunda columna y se vio cual de las otras dimensiones estaba mejor representada y se le denominó de acuerdo con la misma teoría, y así 621 Traducción de rotated component matriz. 622 J. F. Hair y otros, op. cit., p. 100. 242 sucesivamente con la siguiente columna.623 En nuestro caso se obtuvieron 3 componentes, (Tabla 19) en ellos se hace un mapa para detectar en cuales de éstos se tiene representación de cada una de las preguntas. De acuerdo con lo descrito en el párrafo anterior, elegí uno de los componentes a partir del cual agrupé los factores. En cada caso se decidí de acuerdo con cada pregunta, en qué columna debería ir cada factor, una vez que decidido, se eliminaron los “pesos” de este factor en las otras dos columnas. En nuestro ejercicio, (Tabla 19) conservamos las 3 columnas. Hasta aquí, la teoría propuesta nos permite explicar el resultado aunque también nos permitiría explicar, si la hubiera, una cuarta columna.624 Tabla 19. Componentes de la matriz rotada R o ta te d C o m p o n e n t M a tr ix C om pon en t 1 2 3 P r e f i e r o t r a b a j a r c o n m i0 j.e4f9e 3a u n q u e 0 . 2 2 5 0 .2 5 3 A p o y o a m i j e f e e n t o d a 0s . l1a0s 1 0 .6 3 9 0 .2 7 2 M e e m p e ñ o p a r a d e m o s 0t r. a1 r9 7a l j e f e q u e 0 . 7 4 0 .1 7 8 C a n c e l o u n c o m p r o m i s o0 .p1e6r 7s o n a l s i m 0 .e7 9 5 3 .4 8 E -0 2 C a m b i o m i s a c t i v i d a d e s0 f. a2 m 0 2i l i a r e s c o0n. 7 4 2 1 .3 5 E -0 2 S i a l g u i e n h a b l a m a l d e 0m. 6i4 j1e f e l o 0 .1 8 6 0 .2 4 L a s i n s t r u c c i o n e s d e m i 0j .e2f 4e 9s o n 0 .5 1 1 0 .5 1 9 S o y s i n c e r o c o n m i j e f e 0a .u1n2q9u e m e 0 . 2 1 2 0 .7 5 R e c o n o z c o c u a n d o n o p u 0e d. 1o1 h a c e3r . 4 1 E - 0 2 0 .8 2 1 M e p o n g o e n l o s z a p a t o s 0d. e6 5m i j e f e 0 .1 6 0 .2 5 7 D e d i c o t o d o m i t i e m p o a0 . l2a7 e8 m p r e s a 0 . 6 5 2 0 .1 0 6 C o n s i d e r o q u e e l j e f e e s 0m. 7i8 a7m i g o 0 .1 3 8 1 .0 5 E -0 3 L o s a s u n t o s d e m i j e f e l 0o s. 7 c6o5n s i d e r o 0 . 2 6 9 -0 .1 0 9 M e g u sta h a c e r c o m p r o m 0 . i7s3o 7s l a b o r a l 0e s. 1 4 2 0 .1 2 E x tr a c tio n M e th o d : P r in c ip a l C o m p o n e n t A n a lysis. R o ta tio n M e th o d : V a r im a x w ith K a ise r N o r m a liz a tio n . a R o ta tio n c o n v e r g e d in 5 ite r a tio n s. 623 Si la pregunta no incide en alguna de estas dimensiones, se elimina el factor. Antes de eliminar alguna de las preguntas, se revisa cada una de ellas y se trata de verificar si realmente pertenece a la dimensión que originalmente se propuso, si no es el caso, se identifica en la columna como una dimensión diferente a las esperadas por la teoría pero que aparecen en la columna. 624 En la literatura del capítulo correspondiente, se sugieren posibles combinaciones entre las tres originales. 243 Al reagrupar por factores, primero hice un mapa en ellos para detectar en cuales se tenía representación de cada una de las preguntas, después de agruparlos, a partir de la teoría decidí en cada caso y de acuerdo también con cada pregunta, en qué columna debería ir el factor; una vez que decidí al respecto, eliminé los “pesos” de este en las otras columnas. En nuestro ejercicio, Tabla 20, conservamos las 3 columnas. Por lo que la teoría propuesta nos permite explicar las razones por las que se obtuvieron las tres dimensiones del constructor, a saber, afectiva, conductual y cognitiva. Tabla 20. Propuesta de componentes del constructo Lealtad. Rotated Component Matrix conductual cognitivo conductual afectivo afectivo afectivo conductual cognitivo cognitivo conductual afectivo afectivo conductual cognitivo Component Conductual Afectivo Cognitivo Prefiero trabajar con0.493 mi jefe aunque Apoyo a mi jefe en todas las 0.639 Me empeño para demostrar al jefe 0.74 que Cancelo un compromiso personal 0.795 si me Cambio mis actividades familiares 0.742 con Si alguien habla mal0.641 de mi jefe lo Las instrucciones de mi jefe son 0.519 Soy sincero con mi jefe aunque me 0.75 Reconozco cuando no puedo hacer 0.821 Me pongo en los zapatos 0.65 de mi jefe Dedico todo mi tiempo a la empresa 0.652 Considero que el jefe 0.787 es mi amigo Los asuntos de mi jefe 0.765 los considero Me gusta hacer compromisos 0.737 laborales Extraction Method: Principal Component Analysis. Rotation Method: Varimax with Kaiser Normalization. Rotation converged in 5 iterations. Para determinar la consistencia que existe entre estos factores, se calcula el Alfa de Cronbach para cada una de las dimensiones del constructo y para el cuestionario en su totalidad, los resultados obtenidos se describen a continuación: 244 Matriz de Correlación del Instrumento Prefiero Apoyo Empeño Cancelo Cambio Habla Instruccio Sincero Reconozco Zapatos Dedico Amigo Asuntos Gusta Prefiero 1 0.3124 0.2793 0.2728 0.2566 0.3809 0.3357 0.2367 0.1907 0.33 0.2442 0.3747 0.3059 0.3305 Apoyo Empeño Cancelo Cambio Habla Instruc Sincero Reconozco Zapatos Dedico Amigo Asuntos Gusta 1 0.4941 0.4592 0.3095 0.2524 0.4629 0.315 0.1687 0.204 0.3506 0.2215 0.231 0.2124 1 0.4901 0.4244 0.3187 0.5104 0.2524 0.185 0.3318 0.5683 0.3005 0.2805 0.2424 1 0.6566 0.2842 0.3619 0.2584 0.1384 0.2728 0.405 0.2335 0.3115 0.272 1 0.2722 0.3952 0.2149 0.1689 0.269 0.4333 0.2064 0.3714 0.2776 1 0.365 0.281 0.193 0.446 0.282 0.465 0.395 0.399 1 0.4002 0.3923 0.2751 0.4224 0.2707 0.2804 0.3829 1 0.4421 0.2928 0.2749 0.1662 0.1469 0.1859 1 0.2695 0.1571 0.111 0.0751 0.2085 1 0.3386 1 0.4048 0.3113 1 0.457 0.3744 0.5579 1 0.431 0.2702 0.4873 0.5444 1 Matriz de correlación del cuestionario RE LIA BILIT Y A N A LY SIS Reliability C oefficien ts A lph a = .8671 - SC A LE (A L P H A ) 14 item s Standardized item alpha = .8675 Matriz de correlación de la variable Afectiva R E L I A B I L I T Y A N A L Y S I S - S C A L E (A L P H A) Reliability Coefficients Alpha = .8091 5 items Standardized item alpha = .8093 Matriz de correlación de la variable Conductual R E L I A B I L I T Y A N A L Y S I S - S C A L E (A L P H A) Reliability Coefficients Alpha = .8141 6 items Standardized item alpha = .8133 Matriz de correlación de la variable Cognitiva R E L I A B I L I T Y A N A L Y S I S - S C A L E (A L P H A) Reliability Coefficients Alpha = .6773 3 items Standardized item alpha = .6772 245 Conclusiones del instrumento A) De acuerdo con la teoría, a las dimensiones resultantes les denominamos: afectiva, conductual y cognitiva. B) La varianza del cuestionario permite explicar en un 86.71% lo que las dimensiones propuestas representan al constructor, por lo que el cuestionario que proponemos tiene una validez de uso y de contenido aceptables. C) Al calcular la matriz de Correlación y el Alfa de Cronbach del instrumento y de sus componentes se encontró lo siguiente: Instrumento Alfa= .8671 Estandarizada= .8675 Afectiva Alfa= .8091 Estandarizada=.8093 Conductual Alfa= .8141 Estandarizada=.8143 Cognitiva Alfa= .6773 Estandarizada=.6772 D) El cuestionario resultante consta de 14 preguntas, Cuestionario Final, de las cuales se conserva únicamente una (pregunta 1) del cuestionario de Xiong originalmente propuesto. E) Por lo anterior, se considera que el instrumento tiene validez de constructo y de contenido para su aplicación en el trabajo que nos ocupa, ya que los valores obtenidos para el Alfa de Cronbach son mayores a 0.80, con excepción del Alfa de la componente cognitiva que es mayor a .67. Calibración del instrumento Para calibrar el instrumento, realicé el mismo análisis a dos tipos de empresas, la primera a empresas menores a 250 empleados y, la segunda, a empresas de más de 250 empleados, los resultados obtenidos fueron los siguientes: 246 Para empresas menores a 250 empleados se tiene: Instrum ento A lfa= .8601 Estandarizada= .8610 A fectiva A lfa= .8111 Estandarizada=.8112 C onductual A lfa= .8141 Estandarizada=.7989 C ognitiva A lfa= .7006 Estandarizada=.7004 Para empresas mayores a 250 empleados se tiene: Instrum ento A lfa= .8734 E standarizada= .8738 A fectiva A lfa= .8053 E standarizada=.8055 C onductual A lfa= .8288 E standarizada=.8283 C ognitiva A lfa= .6506 E standarizada=.6500 A continuación presento un resumen de los valores obtenidos para Alfa en función del número de empleados en la empresa: Tabla 21. Valores obtenidos para Alfa en función del número de empleados en la empresa. Cuestionario Para todas las empresas N= 418 Para empresas > a 250 empleados N= 200 Para empresas < a 250 empleados N= 218 Del cuestionario α = .8671; Dimensión Afectiva α = .8091; Dimensión Cognitiva α = .6773; Dimensión Conductual α =.8141; Estandarizada Estandarizada Estandarizada Estandarizada = .8675 α =.8734; =.8093 α =.8053; =.6772 α =.6506; =.8143 α =.8288; Estandarizada Estandarizada Estandarizada Estandarizada =.8738 α =.8601; =.8055 α =.8111; =.6500 α =.7006; =.8283 α = .8001; Estandarizada Estandarizada Estandarizada Estandarizada =.8610 =.8112 =.7004 =.7989 A partir de la información que se presenta en la Tabla 21, se puede concluir que el instrumento tiene una mejor validez para empresas mayores a 250 empleados ya que el valor del Alfa del cuestionario es de .8734 que es el valor más grande que se obtuvo para el mismo. Recordemos aquí, que el objetivo del cuestionario es medir la lealtad y 247 que, como se señaló antes, ésta se muestra en mayor forma en poblaciones de más edad, mayor preparación y más antigüedad en la organización, en nuestro caso,625 la población de las empresas pequeñas es 6 años menor que la de las grandes, 32 a 38 años; los trabajadores en empresas pequeñas tienen estudios de bachillerato incompleto, mientras que los de las grandes tienen estudios de licenciatura incompleta. La experiencia laboral de los trabajadores en las pequeñas empresas es de 10 años mientras que la de las grandes es de 14 años. En las tres dimensiones del constructo: afectiva, conductual y cognitiva se obtuvieron, en promedio, valores mayores para el personal de las pequeñas empresas, en promedio el mayor acercamiento fue de 0.1, en las respuestas del personal de la pequeña y de la gran empresa a las preguntas número: 13) las instrucciones de mi jefe son prioritarias y 15) Reconozco cuando no puedo hacer una tarea que me asigna el jefe. Por otra parte, en promedio, el valor de las respuestas del cuestionario es mayor para la población que labora en la pequeña empresa, 3.46 y 3.31; sin embargo, al comparar las medias de las distribuciones, sólo se tienen diferencias estadísticamente significativas en las preguntas: 8) Cambio mis actividades familiares con tal de cumplir con el trabajo del jefe, 16) Me pongo en los zapatos de mi jefe para considerar sus intereses y 17) Dedico todo mi tiempo a la empresa para que el jefe sepa que me gusta lo que hago. En estas tres preguntas, dos de la dimensión afectiva (8 y 17) y una de la dimensión conductual (16), el valor es mayor para los empleados de empresas pequeñas.626 625 Apéndice 11. Análisis descriptivo del cuestionario final. 626 Apéndice 12. Comparación de media entre grandes y pequeñas empresas. 248 Validación utilizando el SEM Al aplicar el SEM a nuestra base de datos con el fin de confirmar los resultados obtenidos para el cuestionario, se obtuvo el modelo SEM de la tabla 22 y se obtuvieron los indicadores de la tabla 23. Tabla 22. Modelo SEM 249 Tabla 23. Concentrado de índices estadísticos del modelo. Índice Medidas del ajuste absoluto Alfa de Cronbach χ² Grados de libertad GFI: Índice de Bondad de Ajuste RMSR: es la raíz del promedio de los cuadrados de los residuos RMSEA: (Root Mean Error of Approximation) Medidas de ajuste incremental Índice Tucker-Lewis (TLI) o NNFI NFI: el Índice de Ajuste Normado Índice ajustado de bondad de ajuste (AGFI) Medidas de ajuste de parsimonia χ² Relativo CFI: el Índice de Ajuste Comparativo Prueba con Multiplicadores de Lagrange Prueba de Wald Intervalo en donde hay un buen ajuste 0-1 0-1 RMS ≈ 0 ≤ 0.08 Valor Obtenido N = 418 .867 616.906 72 .799 .162 .135 0-1 .704 ≤ 5 8.56 0-1 .726 Ninguno de los Multiplicadores de Lagrange univariados es significativo No se elimina ninguno de los parámetros libres 250 CAPÍTULO IV Comentarios y conclusiones A lo largo de la tesis se ha señalado que uno de los puntos de partida para el estudio de la lealtad en los trabajadores mexicanos y la importancia de incorporar un instrumento de medición de este valor como un elemento más para la selección de personal, parte de la postura téorica que señala la existencia de relaciones dialéctica entre sociedad y cultura, relación que encuentra su fundamento y explicación mediante el estudio de la evolución histórica de las relaciones sociales establecidas, en este caso, entre los trabajadores la ciudad de México y sus maestros o patrones. La incorporación de la dimensión temporal en el análisis permite explicar en contexto y comprender al trabajador actual así como la evolución de sus valores y creencias respecto del trabajo. Por supuesto, estos plantamentos inscriben esta tesis en el ámbito de los estudios sobre cultura, de ahí que en el primer capítulo de la investigación se formularan reflexiones relativas a las dificultades inherentes al estudio de esta problemática. Reflexiones sin las que habría sido extremadamente difícil suscribir una postura como la que nos permitió avanzar en el diseño de la propuesta de investigación. En ese sentido, conviene reiterar que desde la perspectiva de la antropólogía social, la cultura se integra de comportamientos humanos aprendidos y recibidos de las generaciones anteriores en forma de valores, rituales, costumbres, etcétera.627 Los teóricos del estudio de la cultura, en particular los antropólogos, sostiene Gasalla,628 la fundamentan en los valores que inconscientemente la organización va retomando de la 627 I. Barber, “¿Cambio de cultura o deja vù?” Alta Dirección, n. 143 (ene-feb), 1989. 628 Domínguez Ch. G., “La nueva dirección de personas. Entrevista con José María Gasalla”, Adminístrate Hoy, número 30, octubre. 1996. 251 actuación de su fundador o creador.629 Ahora bien, tras examinar una gran cantidad de definiciones, Kroeber y Clyde Kluckhohn (1905-1960) ofrecieron como síntesis la siguiente definición de cultura, que recuperamos para realizar esta tesis, a saber: Pautas implícitas y explícitas de y para la conducta, adquiridas y transmitidas mediante símbolos exclusivos del grupo humano y que incluyen su materialización en forma de utensilios, aunque el núcleo principal de las mismas son las ideas tradicionales (es decir, obtenidas y seleccionadas históricamente) y los valores que implican. Los sistemas culturales son, por un lado, productos de la acción humana y, por otro lado, elementos condicionadores de acciones humanas futuras. 630 Cabe destacar que en esta definición de cultura se hace especial referencia a los valores. Con ello, se destaca otra dimensión en la noción de cultura: la dimensión normativa, según la cual los valores son los que caracterizan una cultura. Estos valores son los modelos de conducta, y lo son en cuanto que las formas de vida a las que se atribuyen valor aparecen como guías a seguir. Ahora bien, existen diversos estudios para evaluar la cultura y los valores de las organizaciones desde el individuo,631 a diferencia de ellos, esta tesis centra su atención en el trabajador, no en los mandos medios ni superiores, para ubicar lo que significa el valor lealtad para ellos, me parece que en una sociedad como la mexicana, en la que impera mayoritariamente la tradición, no es en la información que nos proporcionen los 629 En el caso de la antropología mexicana, destaca la recuperación de la perspectiva de Fray Bernardino de Sahagún (1499–1590), a quien se le considera como uno de los precursores de la antropología cultural ya que recuperó la cultura de los indígenas. Raúl Béjar N., Una visión de la cultura en México, México, Siglo XXI, 1972. 630 Alfred Kroeber y Clyde Kluckhohn, A Critical Review of Concepts and Definitions, op. cit. 631 J. Robert House, J. Paul Hanges, Dorfman Mansour Javidan y Gupta Vipin, Culture, Leadership, and Organizations. The GLOBE Study of 62 societies, California, Thousand Oaks, Sage, 2004; Geert Hofstede, “Cultures´s Consecuences”, op. cit.; S. H. Schwartz, Beyond individualism/collectivism: New cultural dimensions of value, en U. Kim, H. C. Triandis, C. Kagitcibasi, S. Choi y G. Yoon, eds., Individualism and Collectivism: Theory, Method, and Applications, Thousand Oaks, CA: Sage, pp. 85-119. 252 mandos medios y superiores de las organizaciones en donde se van a encontrar la cultura y los valores característicos de la mayoría de los mexicanos, pues esta información la proporcionan los trabajadores de la menor jerarquía en las organizaciones. La sociedad mexicana no es una unidad bien integrada, sino que, en cierto sentido, es un mosaico. No hemos superado el antiguo orden jerárquico, pero existe un común denominador: un medio cultural que hace que todos seamos culturalmente mestizos. Somos dos naciones en una, la nación moderna de una minoría y la de la mayoría oprimida y marginada. Por vivir en una época de cambio acelerado, se observa un tenaz conflicto de fuerzas culturales (la tradición, representada por la mayoría de la sociedad), y de fuerzas contraculturales (la modernidad, representada por la minoría); siendo las más significativas entre estas últimas la ciencia, el avance de la tecnología, el cosmopolitismo, las migraciones, los modelos extranjeros y la movilidad social en general.632 En este sentido, de un país que ha sido siempre manejado como el proyecto de la minoría que busca la modernidad, difícilmente se puede esperar otra cosa que poco sentido social y mucho individualismo, Rodríguez y Ramírez633 señalan que el mexicano prefiere trabajar solo, no cree en el equipo y, es por ello, que han florecido más como artesanos que como industriales, porque la industria moderna exige equipos bien integrados y las artesanías no; sin embargo, si tomamos en cuenta a toda la república, el tipo mexicano más frecuente es el obediente afiliativo.634 No obstante, en momentos dramáticos, por ejemplo, en tragedias colectivas, surge una especie de solidaridad masiva emocional que hace frente a la emergencia. Entonces el mexicano 632 Mauro Rodríguez y Patricia Ramírez, La Psicología del mexicano, op. cit., p. 68. 633 Ibid., p. 75 634 R. Díaz-Guerrero, Psicología del mexicano, Trillas, México, 1994. p. 33. 253 tiene sentido de clan y no tiene sentido de equipo ya que en este último, hay sentido de eficiencia y colaboración, mientras que en el segundo, hay afectos, aceptación, seguridad y lealtad. Por otra parte, como se concluye en la revisión histórica que se realizó para desarrollar esta tesis, en las organizaciones mexicanas el trabajo se desarrolla alrededor de un “maestro” quien actúa como el jefe moral de éstas, haciendo de su labor algo que se asemeja a lo que es la dirección de un clan (corporación), en donde la lealtad es una parte importante para la conservación del gremio laboral. Por lo anterior, en los procesos de selección de personal, al menos en México, si bien se debe hacer énfasis en la parte de habilidades y aptitudes individuales para el trabajo, también se debe tomar en cuenta la evaluación de los valores del individuo, ya que, como hemos visto, la cultura se transmite en varias formas y maneras y una de ellas es a través de los valores, que por lo regular se cultivan y enseñan en los ámbitos cercanos al individuo, en México en general se comunican en la familia.635 En lo individual, el mexicano tiene elementos culturales que le permiten actuar como si regulara su conducta con los valores, normas y reglas de un clan. En consecuencia, los aspectos más positivos del trabajador mexicano los encontramos en su actitud servicial, inclinada a la colaboración, siempre y cuando se sienta aceptado y valioso. Las organizaciones harían bien en considerar estas cualidades, evaluando en sus procesos de selección la actitud servicial y cooperativa así como la lealtad. Si consideramos que la historiografía apoyada en las investigaciones etnográficas está haciendo grandes aportaciones al estudio de los diferentes sistemas culturales existentes en la historia de las sociedades y que Roger Bartra hace hincapié en 635 Mauro Rodríguez y Patricia Ramírez, La Psicología del mexicano, op. cit., p. 110. 254 que "...la cultura sólo se entiende en la longue durée,”636 resulta a todas luces pertinente la revisión de algunos elementos del mundo laboral urbano de la ciudad de México de fnales del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX, pues ello me permitió avanzar en el estudio de algunos expresiones del valor lealtad en los trabajadores vinculados al sistema gremial. Aquí seguimos la idea de que la cultura obedece a un prolongado proceso de construcción y maduración en el que intervienen de manera decisiva estructuras muy complejas y elaboradas. A este respecto se ha sugerido que la forma cuantitativa obliga a pensar a la cultura como otra variable, lo que supone que las organizaciones tienen cultura; por su parte, la forma cualitativa permite el conocimiento más profundo sobre la cultura de las organizaciones, haciendo énfasis en la perspectiva de los actores en ellas, además de que toma en cuenta el contexto y la historia de la organización. En ese sentido, se ha encontrado que los elementos de singularidad cultural se presentan en los miembros de la organización y no sólo en los directivos, postura que asumo y constituye el marco de reflexión general y el sustento teórico de esta tesis. Por otra parte, si consideramos que los valores fundamentales que caracterizan una cultura organizacional influencian todas las actividades y áreas de la vida de cualquier organización, entonces la cultura de una organización incide en la efectividad de dicha organización. En el estudio de Peters y Waterman se argumenta al respecto que una cultura corporativa fuerte es la clave de la excelencia en las organizaciones.637 Pero es fundamental considerar que el manejo de los valores en la vida social es inseparable de la dimensión ética, por eso la utilización o la manipulación no es válida en las relaciones interpersonales. De lo anterior se desprende que los valores no se 636 Roger Bartra, “En attendant”, op. cit. 637 T. J. Peters y R. H. Waterman Jr., In Search of Excellence, Nueva York, Harper and Row, 1982. 255 crean, sólo se descubren y pueden aprovecharse. Así, los valores están en los entes y por la trascendencia es posible ayudar a que otras personas los descubran. Razón por la que el instrumento que se ha diseñado en esta tesis y que se propone para incorporar en los procesos de selección, se asume como una prueba más cuyo uso es inseparable de la dimensión ética. Como se señaló en el tercer capítulo de la tesis, existen valores éticos centrales, a saber: lealtad, honestidad, equidad, cuidado, respeto, tolerancia y valentía moral. En cuanto a la lealtad se señaló que en los casos de lealtad al grupo, los miembros del grupo se encuentran horizontalmente leales a cada uno y en conjunto, verticalmente leales al líder. Igualmente, se apuntó que los valores tienen variaciones históricas y culturales en su contenido, razón por la que los sociólogos –y por supuesto los administradores también– no deben observar a las variables como fenómenos ajenos a la temporalidad humana.638 Como hemos visto en capítulos anteriores, podemos concebir a las organizaciones como espacios en donde se establece una cultura cuya función es la que nos permite compartir valores, definir límites, transmitir un sentido de identidad entre los miembros, facilitar la creación de un compromiso personal con algo más amplio que los intereses individuales, incrementar la estabilidad del sistema social así como controlar y dar sentido a todo, guiando y modelando las actitudes y el comportamiento de sus miembros. Una vez establecida la cultura en la organización, ésta se mantiene a través de la preservación del proceso de selección, de los criterios con que se evalúa el desempeño, de los métodos de concesión de premios y del plan de carrera entre otros.639 638 Barry Schwartz, “On the Creation and Destruction of Value”, en Hechter M, L. Nadel y R. E. Michod, eds., The Origin of Values, New York, de Gruyter, 1993, pp. 153-185. 639 Posteriormente abundaremos en el tema del cumplimiento del Contrato Psicológico como elemento a considerar para la conservación de la cultura de la organización. 256 ¿Cómo entonces no considerar durante el proceso de selección si existen valores compartidos entre la organización y el futuro empleado? Este componente del contrato psicológico se está convirtiendo en una cuestión más compleja para las empresas, ya que algunas se ven obligadas a reducir su personal mientras que otras se enfrentan a una lucha por empleados en el mercado laboral, lo que hace difíciles encontrar y retener a empleados calificados. En este entorno competitivo, un entendimiento de cómo atraer y retener talento crítico es cada vez más importante. Si bien el valor lealtad implica un irreductible "mi"; la lealtad debe basarse en una concepción de lo que es correcto o valioso; en ese sentido, y en última instancia, ser imparcial. El valor lealtad reside en sí mismo, es decir, en el afecto, dedicación y compromiso con los demás o con la comunidad que integra. Sin embargo, en palabras de Marcia Baron: “el valor de la lealtad está condicionado por el valor del objeto de la lealtad.”640 Como se muestra a lo largo de la investigación, las hipótesis de trabajo que se postularon señalan que la lealtad del trabajador mexicano tiene una importancia histórica en las relaciones entre los trabajadores mexicanos y las organizaciones, por lo que pueden formar parte de los elementos a medir en los procesos de selección de empleados; y, además, que a menor tamaño de la organización, mayor será la lealtad del empleado. Para corroborar dichas hipótesis diseñé un instrumento que no toma más de 5 minutos para su llenado, que consta de 20 preguntas, con una escala de Likert del 1 al 5, para que pueda evaluarse fácilmente. Conviene señalar que los datos obtenidos se refieren a la medición de un valor: la lealtad; sin embargo, la metodología propuesta en esta investigación, abre la posibilidad de servir como base para evaluar otros valores en los procesos de selección de personal. 640 Marcia Baron, “The Moral Status of Loyalty”, Modules in Applied Ethics by the Center for the Study of Ethics in the Professions at the Illinois Institute of Technology, Dubuque Iowa, Kendall/Hunt Publishing Company, 1984, p. 23. 257 En este instrumento se propuso una escala de rating que va de “nunca” a “siempre”, como resultado de comparar esta forma con la de ranking ya que las investigaciones realizadas que comparan los dos métodos de evaluación de los valores, en general han demostrado que la clasificación tiende a proporcionar una mejor medición de las propiedades de los valores que la simple calificación de éstos.641 Otros han señalado, sin embargo, que la validez y la fiabilidad de los dos métodos se asemejan lo suficiente como para dejar que la pregunta de investigación guíe la elección del método.642 Krosnick y Alwin demostraron que cuando los encuestados que no diferencian en una tarea de clasificación (es decir, aplican la misma calificación a la mayoría o la totalidad de los valores) se eliminan del análisis, las puntuaciones del resto de los encuestados proporcionan datos aproximados a los obtenidos a partir de la clasificación.643 Sus resultados sugieren que el método de clasificación de datos puede mejorarse y aproximarse al de clasificación, en la medida en que se incremente el nivel de diferenciación en la clasificación de datos. Independientemente del método que representa el mejor enfoque para la medición de los valores personales, parece que la tendencia de los recientes proyectos de investigación está en la adopción de procedimientos de calificación.644 Esta preferencia por la calificación probablemente se 641 Duane F. Alwin y Jon A. Krosnick, "The Measurement of Values in Surveys: A Comparison of Ratings and Rankings", Public Opinion Quarterly, n. 49, 1985, pp. 535-52; Jon A. Krosnick y Duane F. Alwin, "A Test of the Form-Resistant Correlation Hypothesis", Public Opinion Quarterly, n. 52, 1988, pp. 526-538; Terance D. Miethe, "The Validity and Reliability of Value Measurements", Journal of Psychology, n. 119, 1985, pp. 441-53. 642 Michael J. Munson y Shelby H. McIntyre, "Developing Practical Procedures for the Measurement of Personal Values in Cross-Cultural Marketing", Journal of Marketing Research, v. 16, 1979, pp. 55-60; William L. Rankin y Joel W. Grube, "A Comparison of Ranking and Rating Procedures for Value System Measurement", European Journal of Social Psychology, n. 10, 1980, pp. 223-246. 643 Jon A. Krosnick y Duane F. Alwin, "A Test of the Form-Resistant Correlation Hypothesis", Public Opinion Quarterly, n. 52, 1988, pp. 526-538. 644 Michael H. Bond, "Finding Universal Dimensions of Individual Variation in Multicultural Studies of Values: The Rokeach and Chinese Value Surveys", Journal of Personality and Social 258 debe a las ventajas que ofrece para el análisis estadístico, a pesar de las posibles desventajas con respecto a sus propiedades de medición. Calificar, sin embargo, tiene sus propios inconvenientes. El principal problema se centra en la naturaleza inherente positiva de los valores. Porque representan los ideales; los valores son por lo general los inventarios de temas muy positivos. Cuando a los encuestados se les proporciona un conjunto de valores para evaluar en términos de su importancia, muchos no diferencian entre los distintos valores. Por el contrario, tienden a asignar altas puntuaciones a todos los elementos en el conjunto de valores. Esto, en parte, se debe a que cada valor es evaluado individualmente en función de su importancia, y los encuestados no están obligados a hacer el tipo de elecciones que requiere la tarea de clasificar los valores que se les presentan. Esta asignación de altos puntajes a todos los valores puede limitar seriamente la utilidad de los datos, haciendo difícil determinar qué valores son realmente importantes para cada encuestado. Por otra parte, la investigación ha demostrado que la falta de diferenciación puede debilitar las correlaciones entre variables, lo que sugiere que las relaciones importantes entre la calificación de los valores y otras variables pueden ser pasadas por alto;645 en consecuencia, aunque las calificaciones de los constructos permitan realizar los análisis Psychology, n. 55, 1988, pp. 1009-15; Lawrence A. Crosby, Mary Jo Bitner y James D. Gill, "Organizational Structure of Values", Journal of Business Research, n. 20, 1990, pp. 123-134; Suzanne C. Grunert y Gerhard Scherhor, "Consumer Values in West Germany: Underlying Dimensions and CrossCultural Comparison with North America", Journal of Business Research, n. 20, 1990, pp. 97-107; John A. McCarty y L. J. Shrum, "A Structural Equation Analysis of the Relationships of Personal Values, Attitudes and Beliefs about Recycling, and the Recycling of Solid Waste Products", en Advances in Consumer Research, v. 20, 1993, pp. 641-46; John A. 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Por lo anterior, se sugiere que en futuras investigaciones se generen nuevas estrategias para la recolección de datos, ya que los valores personales son inherentemente constructos positivos y los encuestados muestran a menudo que existen pocas diferencias entre sus valores, ya que tienden a calificarlos en el extremo positivo de la escala, así, por ejemplo, McCarty y Shrum646 llevaron a cabo dos experimentos de calificación de valores –utilizando el correo–, destinados a aumentar la diferenciación y reducir la acumulación de calificaciones de valores personales en uno de los extremos de la escala. Los resultados sugieren que un procedimiento en el que los encuestados primero eligen sus valores de más a menos importantes y luego los califican, proporciona una mayor diferenciación y menos acumulación en uno de los extremos. Ahora bien, con el propósito de calibrar el instrumento, dividí la base de datos formada con las respuestas de 418 trabajadores a los que se aplicó la encuesta, procedí a dividir la información en dos partes. La primera con los individuos que trabajan en empresas de menos de 250 empleados y, la otra, con empresas donde laboran más de 250 personas, esto me permitío, por una parte, contar con dos muestras mayores a 200 cuestionarios cada una así como separar a las empresas grandes de las demás. Con esta distribución, encontré que el cuestionario puede hacer diferencia entre ellas, ya que el Alfa de Cronbach de la primera es de 0.8610, mientras que el Alfa del segundo grupo de individuos es de 0.8734. En principio, estos resultados muestran que el cuestionario se “ajusta” mejor a empresas grandes, es decir, las respuestas de los individuos se correlacionan mejor para este tamaño de empresas; por otra parte, el promedio de las respuestas obtenidas de los encuestados para cada tamaño de empresa es de 3.46 para 646 John A. McCarty y L. J. Shrum, The Measurement of Personal Values, op. cit., p. 294. 260 pequeñas y 3.31 para grandes, lo que indica que se tiene un puntaje mayor para el constructo lealtad en empresas pequeña. Asimismo, al comparar las medias de las distribuciones de las preguntas, encuentro diferencias estadísticamente significativas en 3 de ellas, dos corresponden a la dimensión afectiva y la tercera a la dimensión conductual, en donde el valor es mayor para los empleados de empresas pequeñas. Con lo que puedo concluir en una primera instancia que la lealtad es mayor en las personas que laboran en empresas pequeñas. Todo lo cual me permite postular la tesis de que el instrumento es válido y puede utilizarse en el medio laboral mexicano tomando en cuenta las sugerencias que se comentan a lo largo de esta investigación. En relación con el cuestionario diseñado y utilizado en esta tesis podemos señalar que un procedimiento de calificación que puede ayudar a eludir los problemas de acumulación de respuestas en un extremo de la pregunta y la falta de diferenciación puede ser aquella en la que los encuestados primero clasifican los valores antes de calificarlos (clasificar–después–calificar).647 Este procedimiento induce a los encuestados primero a comparar y contrastar los valores a través de la tarea de clasificación y, segundo, a asignar una puntuación a cada valor en una escala de importancia. La investigación estableció como objetivo incorporar a la discusión al valor lealtad en el proceso de selección de personal que realizan las organizaciones en México, a partir de la importancia que ha tenido este valor en las organizaciones mexicanas del pasado. Se propuso también un instrumento para medir la lealtad, este instrumento fue desarrollado a partir de la revisión de la literatura y de otro validado 647 Lawrence A. Crosby, Mary Jo Bitner y James D. Gill, "Organizational Structure of Values", Journal of Business Research, n. 20, 1990, pp. 123-34; Michael J. Munson, "Personal Values: Considerations on Their Measurement and Application to Five Areas of Research Inquiry", en Personal Values and Consumer Psychology, ed. Robert E. Pitts, Jr., y Arch G. Woodside, Lexington, MA, Lexington Books, pp. 13-33, 1984; L. J. Shrum, John A. McCarty y Tamara L. Loeffler, "Individual Differences in Value Stability: Are We Really Tapping True Values?", en Advances in Consumer Research, v. 17, ed. Marvin E. Goldberg, Gerald Gorn y Richard W. Pollay, pp. 609-615, 1990; y John McCarty, y L. J. Shrum, “The Measurement of Personal Values in Survey Research”, op. cit., p. 271. 261 previamente, la muestra encuestada, como se indicó antes, fue de 418 empleados mexicanos de la ciudad de México. El instrumento consistió en un cuestionario de 20 preguntas el cual se redujo a 14 después de la prueba piloto. Las dimensiones del valor lealtad que se midieron fueron: la parte afectiva, cognitiva y conductual. El análisis de reducción de datos generó tres factores que son consistentes con la literatura, lo que conduce a que en el constructo lealtad se “funden” tres percepciones sobre lo que es la lealtad. El coeficiente de confiabilidad Alfa de Cronbach resultante fue de 0.867 para el cuestionario, mientras que para las dimensiones del constructo: afectiva, cognitiva y conductual fue de 0.809, 0.677 y 0.814, respectivamente. Aquí es importante reiterar que en lo referente a las características estadísticas del cuestionario se utilizó el Alfa de Cronbach,648 ya que es un método de fiabilidad o validez (probabilidad de que el dispositivo desarrolle una determinada función bajo ciertas condiciones y durante un periodo de tiempo determinado) más utilizado en psicometría. Se trata de un índice de consistencia interna que toma valores entre 0 y 1 y que sirve para comprobar si el instrumento que se está evaluando recopila información defectuosa y, por tanto, nos llevaría a conclusiones equivocadas o si se trata de un instrumento fiable que mide lo que dice que mide. Por tanto, Alfa es un coeficiente de correlación al cuadrado que mide la homogeneidad de las preguntas promediando todas las correlaciones entre todos los ítems para ver que efectivamente se parecen. Su interpretación será que, cuanto más se acerque el índice al extremo 1, mejor es la fiabilidad, y se considera como una validez respetable a partir de 0,80. En nuestro caso, es de 0.867 lo que me permite suponer que el cuestionario es un instrumento fiable que mide lo que dice que mide. 648 L. J. Cronbach, “Coefficent Alpha and the Internal Structure of Test”, op. cit. 262 Finalmente y con el propósito de confirmar los resultados obtenidos a través del análisis factorial, utilicé el Structural Equation Modeling (SEM). Este método tiene las siguientes ventajas: incluye supuestos más flexibles (particularmente aquellos que permiten la interpretación aun cuando se tiene multicolinearidad), el uso del análisis factorial confirmatorio para reducir el error en la medición al tener indicadores múltiples por variable latente, la salida a modelos gráficos, la posibilidad de probar los modelos de manera general en lugar de los coeficientes individuales, la posibilidad de probar modelos con dependientes múltiples, la habilidad de modelar utilizando variables en vez de restringirse a un modelo aditivo, la habilidad de modelar términos de error, de probar coeficientes a través de los grupos y sus componentes, la capacidad de manejar datos difíciles (series de tiempo con errores autocorrelacionados, datos no normalizados, datos incompletos). Además, en los casos en que la regresión sea altamente susceptible a errores de interpretación por especificaciones equivocadas, la estrategia del SEM de comparar modelos alternativos, para evaluar el ajuste relativo del modelo hace que éste sea más robusto.649 Por lo anterior, dado que lo que se pretende es que se confirmen mis resultados estadísticos, considero que el SEM me permite obtener un primer modelo del constructo lealtad, que sirve de base para su futuro perfeccionamiento a través de la modificación de su estructura, aprovechando la facilidad que ofrece el cálculo de los índices de ajuste del propio SEM. Además de que nos dota de un análisis confirmatorio de resultados, tiene la ventaja de mostrarnos en forma gráfica al constructo lealtad, como una variable latente que puede ser medida indirectamente. 649 C. Anderson y D. W. Gerbing, “Structural Equation Modeling, op. cit.; Geoffrey M. Maruyama, Basics of Structual, op. cit.; R. P. McDonald y M. H. Ring Ho, “Principles and Practice, op. cit.; Tenko Raykov y George A. Marcoulides, A first Course in Structural Equation Modeling, op. cit.. 263 El SEM,650 como vimos en la investigación, es una de las técnicas utilizadas para confirmar los resultados obtenidos al analizar la información de la base de datos – utilidad del modelo–, sin embargo, la evaluación de la bondad del ajuste conjunto para este tipo de modelos de ecuaciones estructurales no es tan directa como en otras técnicas de dependencia multivariante, tales como la regresión múltiple, análisis discriminante, análisis multivariante de la varianza o incluso el análisis conjunto. El SEM651 no tiene un único test estadístico que sea el que mejor describa la “fortaleza” de las predicciones del modelo. Para ello, se han desarrollado varias medidas de la bondad del ajuste que, cuando se usan en combinación, evalúan los resultados desde tres perspectivas: ajuste conjunto, ajuste comparativo respecto a un modelo base y la parsimonia del modelo. Ninguna de estas medidas, excepto el χ² tiene un contraste estadístico asociado. Aunque en muchos casos se han sugerido líneas maestras, no tenemos ningún test absoluto y el investigador debe decidir en última instancia si el ajuste es aceptable.652 Como una alternativa al criterio de decisión base del estadístico χ², Bentler y Bonett, 653 a partir del trabajo de Tucker y Lewis, 654 desarrollaron índices normados y no–normados para los modelos de variables latentes. Estos índices se diferencian sólo en que los índices normados se ven limitados a situarse entre 0 y 1, mientras que los índices no–normados no tienen que ubicarse en este rango, aunque por lo general en la práctica lo hacen. Para ambos índices, valores cercanos a 1.0 son indicativos de modelos bien ajustados. 650 En una sección posterior se presentan las características principales del modelo SEM, haciendo énfasis en las ventajas que ofrece para este estudio y para los análisis en ciencias sociales sobre otros métodos estadísticos. 651 Christopher J. Lloyd, Statistical Analysis of Categorical Data, op. cit. 652 J. F. Hair, R. E. Anderson, R. L. Taham y W. C. Black, Multivariate Data, op. cit., p. 679. 653 P. M. Bentler y D. G. Bonett, “Significance Tests, op. cit.; K. A. Bollen, “Sample, op. cit. 654 L. R. Tucker y C. Lewis, “A Reliability Coefficient for Maximum Likelihood Factor op. cit. 264 Para asegurar la confianza en la fiabilidad de los índices de bondad de ajuste, Hoyle655 recomienda utilizar tamaños muestrales entre 100 y 200 datos como mínimo, por ello calibré el instrumento en pequeñas y grandes empresas con muestras mayores a 200 cuestionarios. La evaluación del ajuste global del modelo permite la generación de modelos compatibles con la teoría y la selección del modelo que mejor se ajuste a los datos. Aunque se han establecido reglas y valores de corte de los índices para la aceptación del ajuste de los modelos (por ejemplo, CFI debiera ser al menos 0.9), Bollen656 observa que estos valores de corte son arbitrarios. Un mejor criterio podría ser simplemente comparar el ajuste de un modelo propuesto con el ajuste de modelos anteriores. De este modo, un CFI de 0.85 representa un progreso en la interpretación de la realidad observada sobre un modelo anterior que tuviese un CFI de 0.70. Una vez evaluado el ajuste global del modelo es necesario evaluar si cada una de las relaciones entre variables es significativa. En nuestro caso, los resultados obtenidos señalan que nuestra medida de Ajuste absoluto representada por el Índice de bondad de ajuste GFI es de 0.799, la de ajuste incremental representada por el Índice de ajuste normado NFI es de 0.704 y la de ajuste de parsimonia representado por el Índice de ajuste comparativo CFI es de 0.726. Si bien estos valores en los índices pueden servir en principio, para rechazar un modelo, valores aceptables no implican necesariamente que el modelo examinado sea el que mejor explica la realidad observada, ya que para casi todos los modelos pueden existir modelos alternativos que proporcionen grados de ajuste similares. Kline,657 recomienda incluir en cualquier estudio basado en modelos de ecuaciones estructurales la demostración de que el modelo propuesto por el investigador proporciona un mejor 655 R. H. Hoyle, Structural Equation Modeling, op. cit. 656 K. A. Bollen, “A New Incremental Fit Index for General Structural Equation Models”, op. cit. 657 R. B. Kline, Principles and Practice of Structural Equation Modeling, op. cit. 265 ajuste que otros modelos alternativos, también plausibles y compatibles con la teoría. En este sentido, y de acuerdo con Spirtes y otros autores, "es importante presentar todas las alternativas, compatibles con la teoría y con los datos, antes que escoger arbitrariamente una de ellas".658 Por lo anterior, considero que los valores obtenidos para los índices son adecuados para una primera aproximación a la medición del constructo lealtad, quedando para futuras investigaciones proponer modelos alternativos que superen los índices obtenidos en esta tesis. Por otra parte, en esta investigación se validó este resultado utilizando el SEM, los resultado muestran que el valor de la χ² es de 616.906 con 72 grados de libertad, el Índice de Bondad de Ajuste (GFI) es de .799, el Índice de Ajuste Comparativo (CFI) es de .726, el Índice de Ajuste Normado (NFI) es de .704 y la Raíz promedio de error de aproximación (RMSEA) es de 0.135. Aunque no hay que perder de vista que si bien el modelo ha sido confirmado, en cierto sentido, esto no excluye que exista otro que describa de mejor forma los datos.659 Si bien de las diversas alternativas para calcular los índices de ajuste del modelo, las propuestas por Bender y Bonett se han adoptado en la mayoría de la literatura, 660 los usuarios de los métodos de modelación que utilizan variable latente, han aceptado el criterio de Bentler-Bonett de que un valor normado apropiado para el índice de ajuste del modelo sea de 0.90 o más por ser indicativo de un buen ajuste. Sin embargo, esto supone que las comparaciones se hacen con relación a un modelo base de referencia en donde se midieron variables que en principio no están correlacionadas. Como Sobel y 658 P. Spirtes, T. Richardson, C. Meek, R. Scheines y C. Glymour, “Using Path Diagrams, op. cit. 659 Bruce J. Biddle y Marjorie M. Marlin, “Causality, Confirmation, Credulity, and Structural Equation Modeling”, Child Development, v. 58, n. 1, febrero de 1987, p. 15. 660 J. S. Tanaka, "How Big Is Big Enough?", op. cit., p. 138. 266 Bohrnstedt señalan: “hay interpretaciones alternativas del modelo lógico nulo para las cuales el criterio de 0.90 no es relevante.” 661 Con la finalidad de mejorar el ajuste de nuestro modelo, lo más probable es que se tenga que revisar la estimación de la relación entre las variables. Para ello, el SEM ofrece índices de modificación que informan la mejora en el ajuste que resulte de agregar una ruta adicional en el modelo. Las modificaciones que mejoran el ajuste del modelo se marcan como los posibles cambios que pueden introducirse en éste. Además de las mejoras en el ajuste del modelo, es importante que las modificaciones también tengan sentido teórico. En nuestro caso, los: Índice de Bondad de Ajuste (GFI = .799), el Índice de Ajuste Comparativo (CFI =.726) y el Índice de Ajuste Normado (NFI = .704) son mayores a 0.70, con lo que podemos concluir que para fines de nuestra investigación son suficientes para determinar que sí es posible asignar un modelo a la relación entre el valor lealtad y el trabajador mexicano de la ciudad de México y que su optimización es un rubro que queda pendiente para estudios posteriores. Por otra parte, el Alfa de Cronbach (0.867) nos permite afirmar también que el cuestionario es útil para medir el constructo lealtad. Por lo anterior, el instrumento fue validado y puede utilizarse en el medio laboral mexicano, tomando en cuenta las sugerencias que se comentaron a lo largo de la tesis. Futuras investigaciones, además de estudiar otros valores de los trabajadores en la ciudad de México, podrían evaluar este mismo valor de la lealtad en diversas ciudades de nuestro país para poder comparar estos resultados con los que se obtengan al realizar estudios similares en otras ciudades o regiones de otros países. La comparación será de mayor utilidad en la medida que permitirá calibrar el instrumento y 661 M. E. Sobel y G. W. Bohmstedt, “Use of Null Models in Evaluating the Fit of Covariance Structure Models”, en N. B. Tuma, ed., Sociological methodology, San Francisco, Jossey-Bass, 1985, pp. 152-178. 267 perfeccionar los métodos con los que se reúnan los datos históricos relativos a los trabajadores de cada ciudad. Por otra parte, será conveniente realizar estudios que permitan analizar las diferencias por género, edad, giro de las empresas, etcétera, con la finalidad de realizar un estudio pormenorizado de los posibles comportamientos diferenciados. Un primer avance en este sentido podría realizarse a partir de la base de datos elaborada para esta investigación, trabajo que por el momento dejo para un futuro cercano. Asimismo, convendrá utilizar los métodos estadísticos de análisis utilizados en esta tesis en muestras de empresas diferenciadas a partir de su tamaño (en pequeñas y grandes), con el propósito de comparar el comportamiento de los índices estadísticos y hacer conclusiones respecto de su variación, que, en principio, se presume que mejorarán respecto de los resultados obtenidos en esta investigación. A partir de lo anterior, resulta claro que que esta investigación no constituye de ninguna manera un estudio concluyente sino que, por el contrario, desde su origen y hasta su conclusión ha pretendido constitur un punto de partida de futuras investigaciones que seguramente abordarán los problemas y aspectos aquí esbozados con mayor amplitud y profundidad. 268 Bibliografía Adler, Ayer J., Lenguaje, verdad y lógica, Buenos Aires, Eudeba, 1965. Adler, P. A. y P. Adler, “Intense Loyalty in Organizations: A Case Study of College Athletics”, Administrative Science Quarterly, v. 33, n. 3, 1988, pp. 401–417. Adorno, T. W., “Cultura y administración”, Sociológica, Madrid, Taurus, 1986. Agulhon, Maurice, "Clase obrera y sociabilidad antes de 1848", Historia Social, n. 12, invierno de 1992, pp. 166–167. Aigner, D. J. y A. S. Goldberg, eds., Latent Variables in Socio-economic Models, Amsterdam, North-Holland, 1977. _____, C. Hsiao, A. Kapteyn y T. 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La comunidad Latina de estudiantes de negocios Universidad de Cooperación Internacional (UCI) Costa Rica, 2002. 291 Apéndices Apéndice 1. Revisión general de la literatura de estudios sobre la lealtad. Tabla 1. Desglose de los 234 documentos encontrados en las bases de documentos de JStor y EBSCO con la palabra “lealtad” en el título o que se toca en el contenido del artículo entre 1930 y 2007 (febrero) Se revisa la Lealtad desde Total artículos % 1930-1940 1941-1950 1951-1960 1961-1970 1971-1980 1981-1990 1991-2001 2002-2007 Grupo 38 16 Lealtad a la marca 38 16 La Política 24 11 Valor 22 9 1 Individuos 21 9 4 Del consumidor 20 9 Juramentos de lealtad 15 6 el punto de vista de: 3 3 5 4 4 10 14 10 3 7 5 3 2 5 8 5 1 6 2 5 1 3 3 1 3 1 2 1 3 4 3 3 1 2 9 5 1 3 1 Programa de lealtad de EUA 14 6 Cultura 12 5 1 La ley 9 4 2 De la religión 7 3 3 Educación 6 2 Filosofía 5 2 Cuestionarios de lealtad 2 1 1 Economía de lealtad 1 1 1 234 100 Total 1 6 6 7 6 2 1 1 2 1 2 16 1 1 4 4 2 2 1 2 1 2 2 3 1 18 3 2 1 30 42 30 30 48 21 292 Apéndice 2 Análisis de las tesis de doctorado de la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México que se encuentran en la Dirección General de Bibliotecas de la Biblioteca Central. TESIUNAM Tesis Doctorado (Doctorado en Ciencias de la Administración)-UNAM, Facultad de Contaduría y Administración, Fecha: 28/01/2008 Á rea T eoría O rganizacional Planeación É tica R ecursos H um anos Innovación T ecnológica E strategia Finanzas C ontabilidad M ercadotecnia T otal 1981-1989 1 1990-1998 1 4 2 2 1 1 2 3 2 13 1999-2007 12 1 2 3 3 8 9 1 2 41 T otal 13 6 2 5 4 9 13 1 4 57 División de las tesis por área disciplinar, datos generales: Teoría Organizacional, 13 tesis entre 1986-2007 Área Título Comunicación Evaluación Teoría organizacional Teoría organizacional Evaluación institucional Evaluación institucional Clima laboral Administración. Sistemas Clima laboral Teoría organizacional Teoría organizacional Círculos de calidad La accion comunicativa, estrategia de poder y agente de cambio en las practicas organizacionales. 2007 pp. 254. Modelo administrativo de la acreditacion en la Universidad Veracruzana: caso de la Facultad de Odontología. 2006. pp. 192. Organizaciones de la sociedad civil del Estado de Chihuahua: un acercamiento desde la perspectiva administrativa. 2006. pp. 184. El compromiso personal hacia la organización: algunos antecedentes y consecuencias en México y Perú. 2005. pp. 280. La gestion de la calidad y la certificacion de hospitales de Mexico. 2005. pp. 194. Evaluacion de los efectos de la capacitacion en la industria de la construccion. 2004. pp. 250. La medicion del clima de seguridad industrial como método evaluatorio prescriptivo de la efectividad de la administración de la seguridad de los procesos en PEMEX: el caso de las subsidiarias petroquimica, gas y refinación. 2004. pp. 251. Administración, una interrogante social, politica y ecológica. 2004. pp. 160. El papel de los sistemas de soporte informático en el proceso de gestion integral de desastres: (caso sistemas Cutzamala). 2003. pp. 268. Clima laboral: construccion de una herramienta tecnológicoadministrativa. 2002. pp. 190. Los modelos de efectividad organizacional y el estilo de personalidad tipo A en directivos mexicanos: un estudio en el Valle de México. 2001. pp. 82. La organización y su diagnóstico bajo el enfoque sistemático: Un caso práctico. 1986. pp. 445. Los círculos de calidad en empresas de manufactura en México. 2000 pp. 345. Planeación, 6 tesis entre 1985-2007 Área Título Autor Ana Maria de Guadalupe Arras Vota Clara Celina Medina Sagahon Patricia Irene Thompson Gutierrez Luis Fernando Arias Galicia Ana Maria Lara Barron José Miguel Ramirez Ramos Juventino Roque Lopez Gerardo de la Sierra Cuspinera Omar Ernesto Terán Varela Carlos Eduardo Puga Murguía José Vili Martínez González Gaspar Sánchez Mejorada Primitivo Reyes Aguilar Autor 293 Planeación. Algunas variables incidentes en el status ocupacional de los estudiantes de licenciatura de la Facultad de Contaduría y Administración (UNAM), generación 1992-1996: bases para la planeación estratégica de su proceso formativo. 1997. pp. 194. Planeación y desempeño financiero en las AFORES mexicanas. 2001. pp. 239. Esquema sistémico de planeación de escenarios tecnológicos en situación de competencia: una aplicación en el sector manufacturero en México. 1992. pp. 298. El impacto de los cambios económicos y sociales en el sistema mexicano de educación profesional: elementos de diagnóstico para la planeación. 1992. pp. 227 Diagnóstico de la demanda de programas de alta dirección, dirigido a pequeños empresarios del sector industrial, en México D.F. 1992. pp. 133. Análisis de proyectos en organizaciones: Aspectos metodológicos y su aplicación. 1985. pp. 383. Planeación. Planeación Planeación. Planeación. Planeación Ética 2 tesis entre 1986-2007 Área Título Ética La ética de la alta gerencia en la administración de las empresas. 2007. pp. 189. Fundamentos éticos y epistemológicos de la ciencia política y la adminstración pública. 2005. pp. 382. Ética Recursos humanos 5 tesis entre 1993-2007 Área Título Recursos humanos Recursos humanos Recursos humanos Recursos humanos Recursos humanos Análisis de las causas de la rotación de personal voluntaria en la industria maquiladora en México: el caso de Tijuana, Baja California. 1993. pp. 149. El compromiso personal hacia la organización en hospitales de atención a la población abierta. 2002. pp. 149. La dimensión humana de la función directiva del ejecutivo: el caso de la industria farmacéutica mexicana. 1999. pp. 337. El análisis cuantitativo y cualitativo para la determinación de los niveles de pago en una organización. 2003. pp. 361. La administración de los recursos humanos en las dependencias de la administración pública federal mexicana. 2006. pp. 200. Teoría organizacional 4 tesis entre 1997-2007 Área Título Teoría organizacional Innovación tecnológica Gestión tecnológica Innovación tecnológica Panorámica de la industria del calzado en México: una propuesta para el cambio tecnológico de la microindustria del calzado en San Mateo Atenco, Estado de México. 1997. pp. 320 El proceso de innovación en las micro, pequeñas y medianas empresas textiles en Puebla. 2007. pp. 313. Acumulación y socialización de capacidades durante la gestión tecnológica: caso CEMEX. 2006. pp. 276. Cambio tecnológico en la industria siderúrgica mexicana integrada (1992-1999). 2000. pp. 280. Juana Patlán Pérez Jerjes Izcoatl Aguirre Ochoa Rogerio Domenge Muñoz Fernando Héctor Servín y Silva Edgar Enrique Guerrero Carlos Gutiérrez Núñez Autor Jorge Arturo Hernández Palomino Ramiro Carrillo Landeros Autor Marco Polo Tello Velasco Patricia Mercado Salgado Guillermo Carrasco Acevedo Ricardo Alfredo Varela Juárez Gonzalo Bertado Flores Autor Niria Marleny Goñi Ávila José Gerardo Serafín Vera Muñoz Carlos Arturo Torres Gastelú María de Lourdes Álvarez Medina Estrategia 11 tesis entre 1992-2007 Área Título Autor Estrategia Hyun Sook Lee Kim Estrategia Estrategia Estrategia Estrategia Estrategia Estrategia para incrementar el comercio entre México y Corea del Sur comparación de modelos de exportación e importación entre ambos paises. 1992. pp. 158. Modelo de administración estratégica de planes de educación superior para universidades caso Estado de México. 1993. pp. 147. El liderazgo en la administración pública mexicana. De la administración patrimonial a la administración institucional, un problema de estrategia. 2002. pp. 430. Diseño de una estrategia tecnológica para la producción petrolera mexicana, a partir de un análisis de relación tecnológica-desempeño. 2002. pp. 303. Modelos de asociación para mejorar la operación de las PyMES en el Valle de Toluca. 2002. pp. 161. Relación de los instrumentos de política industrial con la competitividad de las PyMES del sector de alimentos del D.F. y Estado de México. 2003. pp. 191. Zapata José Antonio López Suárez Álvaro Rocha Lerdo de Tejada Porfirio Mendizabal Cruz Ignacio Mercado Gasca Rosario Castañón Ibarra 294 Estrategia Una estrategia educativa para fortalecer habilidades de pensamiento como herramientas de aprendizaje en las organizaciones. 2004. pp. 264. Enfoque de liderazgo situacional como herramienta eficaz en las funciones directivas de los gerentes a través de un plan estratégico de seguimiento. 2005. pp. 205. El desarrollo industrial y los factores que han permitido a la pequeña y mediana empresa (PyMES) de la industria del vestido de Aguascalientes sobrevivir en el mercado mundial. 2006. pp. 286. Redes neuronales artificiales para la toma de decisiones: el caso de tutores del Programa de posgrado en ciencias de la administración de la UNAM. 2006. pp. 184. Estrategia Estrategia Estrategia Luz María Montoya Pérez Luis Fernando Cabrera Mir Laura Elizabeth Cervantes Benavides Graciela Bribiesca Correa Finanzas 13 tesis entre 1981-2007 Área Título Autor Finanzas Planeación financiera estratégica y competitividad en empresas pequeñas y medianas. 1997. pp. 252. Validación de la eficiencia y modelos de fijación de precios en el mercado mexicano de valores. 2004. pp. 174. Análisis de los métodos de valuación de empresas y la relación de éstos con la capacidad que las organizaciones tienen para generar valor económico: propuesta para reportar, en la información financiera, el valor de las organizaciones y su capacidad para generarlo. 2005. pp. 125. La bursatilización de los fondos depositados en las AFORES. 2006. pp. 150 La importancia de la información financiera en el acceso al crédito de micro y pequeñas empresas manufactureras en Tabasco. 2006. pp. 295. Indicadores que determinan la cartera vencida: un análisis de datos panel para instituciones crediticias peruanas. 2006. pp. 154. La valuación de empresas: enfoques teóricos y aplicación de los modelos black y scholes, valor económico agregado, y flujo de efectivo disponible en México 1991-2000. 2002. pp. 175. La administración financiera del capital de trabajo una metodología para las micro, pequeñas y medianas empresas proveedoras de joyería de plata en México. 2001. pp. 314. Valuación de rendimientos esperados en opciones bursátiles de compra, en un mercado agropecuario en México. 1999. pp. 653. Globalización, desregulación y desarrollo. El caso de la bolsa y la Comisión Nacional de Valores de México: mercados financieros y la administración pública del financiamiento del desarrollo. 1997. pp. 340. El poder predictivo de las betas en el mercado de valores Mexicano. 1985. pp. 290. Juan José Vicente Felgueres Fiallega Raúl Valdivieso Martínez Finanzas Finanzas Finanzas Finanzas Finanzas Finanzas Finanzas Finanzas Finanzas Finanzas Finanzas Mercados financieros internacionales. 1981. pp. 115. Juan Adam Siade José Jorge Celestino Cardiel Hurtado Juan José Chablé Sangeado José Laines Zárate María Luisa García Fernández Saavedra Orestes Gamez Díaz Martín Abreu Beristáin María Alejandra Rosales José María Marco Cabello Hernández José Federico Gómez Ríos Contabilidad 1 tesis entre 1986-2007 Área Título Autor Contabilidad Auditoría al desempeño como herramienta de la auditoría gubernamental en México. 2006. pp. 209. Adam Adam, Alfredo Mercadotecnia 4 tesis entre 1995-2007 Área Título Autor Mercadotecnia La mercadotecnia electoral y el uso de los planos perceptuales para el posicionamiento de los candidatos a la presidencia de México: el caso de las elecciones 1994. 1995. pp. 230. Un modelo para medir la efectividad de comerciales radiofónicos musicalizados (jingles): aplicado en un anuncio para un producto de consumo popular. 2001. pp. 95. La relación entre los componentes actitudinales del valor de la marca y los componentes del involucramiento del consumidor en la elección de compra: una contrastación empírica en un grupo de ocho productos seleccionados. 2004. pp. 124. Plan de incorporación y desarrollo de la mercadotecnia hospitalaria en México. 1998. pp. 134. Marco Antonio Deschamps Fernández Mercadotecnia Mercadotecnia Mercadotecnia Hortencia de Jesús Batalla Mata Jorge Luis Graciano Vera Martinez Luis Alfonso Pérez Romero 295 Apéndice 3 Análisis de las tesis de Doctorado en Estudios Organizacionales de la UAM Área Estudio de caso Teoría Organizacional Total 1999 1 2000 1 2001 1 1 1 1 2002 4 1 5 2003 9 2 11 2004 7 2 9 2005 4 4 2006 11 4 15 2007 9 3 12 Total 47 12 59 División de las tesis por año, datos generales: 12 tesis 2007 Título Autor Asesor (es) Organización del teatro independiente de México. De la red de cooperación al conflicto Clima y comunicación organizacional en el sector educativo. El caso del I T de los Mochis La transformación de pequeña a gran empresa. El caso de la organización sinaloense. La naturaleza híbrida de las organizaciones y el proceso de transferencia de modelos. El caso de las guarderías subrogadas en México. La construcción de la noción de riesgo y su influencia en la apropiación de reglas de seguridad en el trabajo. El caso de una organización papelera ubicada en Xalapa. Implicaciones socio-funcionales de la gestión de la calidad en la hotelería a nivel de los grupos de trabajo. Modernidad en la organización productora, beneficiadora y exportadora de café roma de la región de Coatepec, Ver. Equipos de alto desempeño en las organizaciones medianas. Gestión organizacional y análisis estratégico en la organización publica de salud: el caso de la jurisdicción sanitaria # 5, del estado de Sinaloa. Cooperativismo, cambio y ecología organizacional: el caso de la cooperativa pesquera artesanal “La palma” del Soconusco, Chiapas. Cultura de calidad académica y el proceso de acreditación en una organización educativa de nivel superior. Cambio institucional en una organización publica de salud (caso Secretaría de Salud en Sinaloa, jurisdicción sanitaria no. 2) Irene Sánchez Guevara Luis Montaño Hirose Aída Alvarado Borrego Rosalinda Gamez Gastelum Luis Alberto Inostroza Fernández Veronique Zardet y María Teresa Páramo Ricoy Méndez Héctor Rogelio Núñez Estrada 15 tesis 2006 Título Colaboración en la pequeña organización formada por equipos de trabajo orientada al desarrollo tecnológico. el caso del Grupo de investigación científica y desarrollo tecnológico, A. C. La calidad, como construcción social: el modelo de gestión de la calidad de la Secretaría de Educación Pública, un análisis desde el sujeto. Las modalidades culturales y la calidad de los servicios. Estudio de caso en una unidad de medicina familiar del IMSS. Organización e identidad: análisis comparativo en tres organizaciones de Chiapas Identidad, autonomía y cultura: el espíritu del capitalismo en las fincas cafetaleras alemanas en el Soconusco(1850-2006) El capital social factor determinante en la gestión de Marcela Rebeca Contreras Loera Silvia Pomar Fernández María Dolores Gil Montelongo Ana Virginia del Maldonado Alcudia Carmen Andres Gutierrez Márquez José Manuel Mavil Aguilera Héctor Rogelio Nuñez Estrada Juan Cayetano Niebla Zatarián Guillermo Ramírez Martínez Luis Alberto Inostroza Fernández Elizabeth Sotelo Campos Gabriel Sommers Gonzalez Manuel de Jesús Moguel Liévano María Luisa del Pacheco Sagrero Giovanna Madalenna Mazzotti Pabello Carmen Fridzia Izaguirre Diaz de León Andrés Gutierrez Márquez Autor Asesor (es) Zoily Mery Cruz Sanchez Manuel de Jesús Moguel Liévano Sergio Ignacio Torres Solís Jaime Ramírez Faundez Roberto de Jesús Cruz Castillo Arturo Pacheco Espejel Verónica Concepción Castellanos León Manuel Efrén López Echeverria María Teresa Páramo Ricoy Méndez Eligio Calderón Rodríguez Blanca Estela Molina Figueroa Jaime Ramírez 296 los agronegocios: caso Lácteos de Chiapas, S. A. de C. V. El proceso decisorio como perspectiva de análisis en el estudio de las políticas de descentralización fiscal. Elementos estructurantes de la confianza y su relación con el desempeño en una universidad pública mexicana. El discurso de la prisión estudio de caso del reclusorio preventivo varonil en el D. F La dinámica organizacional en una pequeña clínica de tipo familiar. Contradicciones y complementariedades institucionales. La finca irlanda: modelo organizacional de la agricultura orgánica-biodinámica, sustentable y responsable. Cambio y estrategia en una organización cafetalera en el Soconusco. 1960–2006. La organización creadora de conocimientos. La organización sincíptica. La pequeña organización artesanal de tipo familiar: un análisis desde la producción. El caso de la talla en madera en Chiapa de Corzo, Chiapas. La relación entre la lógica médica y la lógica administrativa y sus efectos en la calidad de atención a los pacientes. Estudio de caso en un hospital público de segundo nivel en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Subordinación, identidad y sentido en tres fábricas mexicanas 4 tesis 2005 Título Análisis del cambio organizacional en la dirección y en la estructura: estudio de caso en una organización industrial del sector metal mecánico. El proceso de cambio institucional. El caso del IMP. La manera en que se apropian y se transmiten los valores propuestos por los fundadores del sistema universitario Cuauhtémoc, a través de la estructura de la organización. La moneda de México. 9 tesis 2004 Título Coordinación inter e intra empresa en la industria automotriz de autopartes: los casos de algunas plantas de Lear Corporation en México Cambio en la organización y sus efectos en el individuo Integración del desarrollo sustentable en la estrategia de las empresas del sector eléctrico: estudio de caso de la CFE. Cambio organizacional: toma de decisiones y estructura. Estudio de caso de una organización del sector de ahorro y crédito popular Caso exploratorio de las empresas en Querétaro en su proceso de creación y expropiación del conocimiento Cultura y comunicación en organizaciones de ahorro y crédito popular. Un caso de institucionalización de mitos racionales y convergencia simbólica El impacto de los cruces culturales en los procesos de negociaciones internacionales La organización de la innovación tecnológica: los catalizadores del IMP. Los desafíos para el cambio en organizaciones públicas en México. Dos casos de innovación tecnológica en el SCT de la ciudad de México. Faundez Carlos de Jesús López Ramos Hilda Teresa Ramírez Alcántara Ángel Wilhelm Vázquez García Marcela Victoria Rendón Cobián Jaime Ramírez Faundez Henri Savall y Martha Margarita Fernández Ruvalcaba Adolfo Mir Araujo Rogelio Mendoza Molina Magda Leticia Pérez Poumian Eligio Calderón Rodríguez Claudia Rocío González Pérez Mónica Casalet Ravena y Henri Savall María Teresa Páramo Ricoy Méndez Hilario Laguna Caballero José Roberto Trejo Longoria Manuel de Jesús Moguel Liévano Alejandro Espinosa Yáñez Enrique Modesto de la Garza Toledo Autor Asesor (es) Jorge Luis Navarro Hernández Raul Conde Hernández Juan Manuel Herrera Caballero María Teresa Urbiola Castro David Arellano Gault Carlos de Mucha Icazbalceta Guillermo García Rincón Raúl Conde Hernández Autor Asesor (es) Alejandro García Garnica Arturo Lara Rivero Rosalba Garcia Rodriguez María Teresa Páramo Ricoy Méndez Pedro Constantino Solís Pérez Fernando Barragán Naranjo Graciela Lara Gómez María Teresa Páramo Ricoy Méndez Roberto Pacheco Cutiño Carlos de Mucha Icazbalceta Alejandra Solís María Teresa Páramo Ricoy Méndez Elizabeth Urbiola Raúl Delgado Mendizabal Manuel Soria López Gerardo González H. Francisco Salazar Resines Jaime Aboites Aguilar Raúl Conde Hernández Yy6 Henri Savall 297 11 tesis 2003 Título Autor Asesor(es) Aprendizaje organizacional: naturaleza, evolución y perspectivas. Estudio de caso en cuatro organizaciones en México Cambio organizacional: factores contextuales y dinámicas intraorganizacionales. El caso de la empresa Projube, S. A. de C. V. Cultura organizacional en empresas Méxicoamericanas. El caso de Agrícola Tarriba El líder de la pequeña empresa industrial exitosa sinaloense. Historias de vida. Manuel de Jesús Moguel Liévano Juan de Dios González Ibarra Sergio Alvarado Altamirano Martha Margarita Fernández Ruvalcaba Rosalinda Gámez Gastelum Luis Montaño Hirose María del Socorro Borboa Quintero El proceso de modernización de la empresa hortícola sinaloense: el caso de la empresa agrícola San Isidro La mujer ejecutiva: impacto del género en el clima organizacional. Marco Antonio Rodríguez Peñuelas Gloria Nerty Navarro castro Adolfo Mir, Guillermo Ramírez y Santos López Adolfo Mir Araujo Modelos de cultura organizacional reapropiados: el caso de Coppel, S. A. Modo de organización y estrategias de calidad en los servicios. El caso de una organización hotelera. Un modelo colegiado de vida organizacional: el caso del IIJ-UNAM Procesos de calidad y transmisión del conocimiento en las organizaciones del sector turístico (caso: empresa hotelera de Mazatlán, México) La evolución de pequeña a mediana empresa. El caso de Servicios al Campo, SA Oswaldo del Castillo Carranza Adolfo Mir, Guillermo Ramírez y Santos López Luis Montaño Hirose Mónica Velarde Valdez Antonio Barba Álvarez Octavio Bojorquez Camacho Luis Montaño Hirose Andrés Gutiérrez Márquez Antonio Barba Álvarez Lucía Cereceres Gutiérrez Luis A. Inostroza Fernández 5 tesis 2002 Título Discurso y funcionamiento organizacional: el caso del sindicato nacional de trabajadores de la educación de los adultos. La estrategia, la tecnología y la competitividad en la pequeña empresa industrial mexicana. Un estudio multicaso. El proceso de institucionalización de la investigación científica y tecnológica Los objetos informativos ¿cómo se materializan y constituyen en las organizaciones modernas? el caso de la UAM, Unidad Iztapalapa Simbolismo minero y organización, estudio de caso de los mineros del carbón, en una empresa de Coahuila al finalizar el siglo XX. 1 tesis 2001 Título Calidad y cambio organizacional: ambigüedad, fragmentación e identidad. El caso del laboratorio de prueba de equipos y materiales Autor Asesor(es) Rogelio Mendoza Molina Luis Hirose Tirso Suárez Núñez Raúl Conde Hernández Víctor Daniel Trujillo Pedroza Eligio Calderón Rodríguez Enrique Javier Salazar Resines César Medina Salgado Montaño Lilia G. Ramos Santoyo Víctor Manuel Soria Murillo Autor Asesor(es) Antonio Barba Álvarez Luis Hirose Montaño 1 tesis 2000 La organización como lenguaje modelo con aplicación a la simulación de un caso de transferencia de software Luis Felipe Pacheco Llanes Luis Montaño, María Eugenia Olavarria, María Teresa Páramo Ricoy, Cristina Alba, Anabella Dávila 1 tesis 1999 La micro, pequeña y mediana organización en la perspectiva de los estudios organizacionales. una mirada al caso de una microorganización desde la óptica del poder Ayuzabet de la Rosa Alburquerque Raúl Conde Hernández 298 Apéndice 4. Trabajadores y establecimientos comerciales y productivos de la ciudad de México, 1794 Cuartel menor 5 11 14 1 9 17 13 15 6 25 29 12 2 22 19 18 7 16 28 20 30 23 8 21 26 32 10 4 24 31 27 Total Posición por número de trabajadores y establecimientos Posición por número de de trabajadores 1 2 3 3 4 5 6 7 8 9 10 10 10 11 11 12 13 14 15 15 16 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 1 4 2 3 8 5 9 6 7 13 14 11 19 10 20 12 16 17 28 18 15 24 21 26 25 27 22 23 29 30 31 Posición por Trabajadores número de Trabajadores Trabajadores por de Número de ocupados Número de ocupado establecimiento Establecimientos Trabajadores establecimientos establecimientos acumulado trabajadores acumulado % por cuartel por cuartel 3 2 5 4 1 7 6 10 11 12 13 16 8 19 9 18 15 17 14 24 29 20 25 21 23 22 28 30 26 27 31 444 464 335 379 738 185 194 130 121 78 75 59 155 47 131 51 64 54 65 27 17 42 26 38 28 37 23 12 25 24 4 4072 1276 1914 2900 3869 4136 4482 4736 5028 5313 5464 5610 5810 5929 6134 6239 6422 6564 6694 6749 6875 7018 7080 7175 7233 7295 7353 7421 7487 7536 7559 7573 1276 638 986 969 267 346 254 292 285 151 146 200 119 205 105 183 142 130 55 126 143 62 95 58 62 58 68 66 49 23 14 7573 16.8% 25.3% 38.3% 51.1% 54.6% 59.2% 62.5% 66.4% 70.2% 72.2% 74.1% 76.7% 78.3% 81.0% 82.4% 84.8% 86.7% 88.4% 89.1% 90.8% 92.7% 93.5% 94.7% 95.5% 96.3% 97.1% 98.0% 98.9% 99.5% 99.8% 100.0% 2.87 1.38 2.94 2.56 0.36 1.87 1.31 2.25 2.36 1.94 1.95 3.39 0.77 4.36 0.80 3.59 2.22 2.41 0.85 4.67 8.41 1.48 3.65 1.53 2.21 1.57 2.96 5.50 1.96 0.96 3.50 1.86 10.9% 11.4% 8.2% 9.3% 18.1% 4.5% 4.8% 3.2% 3.0% 1.9% 1.8% 1.4% 3.8% 1.2% 3.2% 1.3% 1.6% 1.3% 1.6% 0.7% 0.4% 1.0% 0.6% 0.9% 0.7% 0.9% 0.6% 0.3% 0.6% 0.6% 0.1% 100% 16.8% 8.4% 13.0% 12.8% 3.5% 4.6% 3.4% 3.9% 3.8% 2.0% 1.9% 2.6% 1.6% 2.7% 1.4% 2.4% 1.9% 1.7% 0.7% 1.7% 1.9% 0.8% 1.3% 0.8% 0.8% 0.8% 0.9% 0.9% 0.6% 0.3% 0.2% 100% 299 Apéndice 5. Diseño del instrumento final utilizando una base de 120 encuestas. Para validar el uso que se le da al instrumento en una población de trabajadores mexicanos de la ciudad de México, se encuestó a una muestra de 120 personas para validar el contenido y constructo así como discriminar los reactivos del cuestionario. En general se quiere para evaluar el alcance del instrumento que se realicen dos pruebas, una de validez de contenido y otra de validez de constructo, es decir: Prueba validez de contenido Consistencia interna (ver si se está evaluando lo que se quiere medir) Prueba validez de constructo es correcta la medición a través de la escala que formulé A continuación, se hacen las suposiciones y se proponen los siguientes criterios para analizar los datos, hasta donde me es posible, sigo paso a paso el análisis que se obtiene vía el paquete SPSS: Supuestos y Criterios 1) La teoría nos dice que el comportamiento de los datos recopilados se comporta como curva normal, simétrica y en forma de campana por lo que consideraremos que la media, el sesgo y la curtosis son características numéricas que corresponden a una distribución estándar.662 2) Como suponemos que es una curva normal, podemos considerarla como una curva normal unitaria con área comprendida bajo ella igual a 1 y valores de la media y la desviación estándar µ = 0 y σ =1 respectivamente, con sesgo = 0 y curtosis = 3. A partir de la distribución de frecuencias de los datos, donde se observa el sesgo: si la curva tiende a la derecha (+3) o a la izquierda (-3) y la curtosis: si es picuda (>3) o plana (<3); para que queden comprendidas las preguntas significativas en este tipo de curvas defino siempre como 1 el número de desviaciones estándar de cada reactivo con respecto a la media, y propongo si el sesgo es a la derecha, que este tenga un valor entre 0 y 1.5, que supongo de igual forma para la curtosis de la distribución. Validación de contenido Para la validación de contenido, se hacen las siguientes observaciones para eliminar preguntas: 1) Revisión de los valores de las respuestas con respecto a la Media de cada una: 662 Díaz, Abel, Diseño estadístico de experimentos. Ciencia y Tecnología, Universidad de Antioquia, Colombia. pp. 348, 1999. 300 Las preguntas tienen una escala de Likert que va del 1 al 5, por lo que se aceptan preguntas con desviación estándar [σ= +/-1.64] del promedio de cada respuesta, en nuestro caso es de 3.56 y por ello se aceptan las respuestas de cada pregunta cuyo promedio está entre 1.92 y 5.20. En este caso todas las preguntas cumplen este criterio. 2) Revisión de los valores del Sesgo (skewness). Se había propuesto un valor para el sesgo entre 0 y 1.5. En nuestro caso, el promedio del sesgo es -0.66. De donde podemos decir que la asimetría de la distribución es negativa ya que las frecuencias de la distribución son inferiores a la media, y su gráfico se abre con respecto a una distribución normal unitaria. Para nuestro análisis consideramos como absoluto este valor del sesgo y lo consideramos como que se encuentra dentro del intervalo solicitado para el sesgo. Por lo anterior, se eliminarán las preguntas cuyo sesgo caiga fuera de este intervalo. En nuestro caso se eliminan las preguntas: 4) Si hago mi trabajo ayudo a mi jefe, 10) Cumplo mis compromisos con mi jefe y 11) Lealtad es un compromiso personal. Curtosis Se había propuesto un valor para la curtosis entre 0 y 1.5. En nuestro caso, el promedio es -0.18. De donde podemos decir que la curva es más aplanada de lo que suponíamos. En este caso lo consideramos como que se encuentra dentro del intervalo solicitado para la curtosis. Por lo anterior, se eliminarán las preguntas cuya curtosis caiga fuera de este intervalo. En nuestro caso se eliminan las preguntas: 7) Cancelo un compromiso personal si me lo pide el jefe y 8) Cambio mis actividades familiares con tal de cumplir con el trabajo del jefe. Con estos criterios, utilizando SPSS, se pasa a excel el archivo y se obtiene la Tabla 1. Tabla 1. Estadística descriptiva de la muestra Pregunta N 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 PrefieroLealtad Apoyo a Si hago Interés EmpeñoCanceloCambio Tratar Cumplo Personal Mal Instrucc SinceroReconozcoZapatos Dedico Amigo Asuntos Gusta 120 Valid Missing 0 3.2 3 1.48 -0.23 Std. Error of Skewness 0.22 Kurtosis -1.30 Std. Error of Kurtosis 0.44 4 Range 1 Minimum 5 Maximum Mean Median Std. Deviation Skewness 118 2 3.31 4 1.49 -0.35 0.22 -1.31 0.44 4 1 5 119 1 4.08 4 1.11 -1.12 0.22 0.57 0.44 4 1 5 116 4 4.29 5 1.16 -1.60 0.22 1.52 0.45 4 1 5 117 3 3.92 5 1.42 -0.98 0.22 -0.51 0.44 4 1 5 120 0 3.89 4 1.33 -0.92 0.22 -0.35 0.44 4 1 5 120 0 3.21 3 1.56 -0.11 0.22 -1.56 0.44 4 1 5 120 0 2.92 3 1.58 0.15 0.22 -1.53 0.44 4 1 5 118 2 3.68 4 1.56 -0.75 0.22 -1.00 0.44 4 1 5 119 1 4.68 5 0.60 -1.96 0.22 3.85 0.44 3 2 5 120 0 4.51 5 1.03 -2.28 0.22 4.44 0.44 4 1 5 120 0 2.64 3 1.56 0.29 0.22 -1.43 0.44 4 1 5 119 1 4.06 5 1.22 -1.13 0.22 0.32 0.44 4 1 5 120 0 4.07 5 1.31 -1.27 0.22 0.40 0.44 4 1 5 120 0 4.12 5 1.28 -1.33 0.22 0.51 0.44 4 1 5 120 0 3.28 4 1.53 -0.29 0.22 -1.44 0.44 4 1 5 120 0 3.43 4 1.45 -0.42 0.22 -1.14 0.44 4 1 5 119 1 2.62 2 1.56 0.41 0.22 -1.37 0.44 4 1 5 120 0 2.25 2 1.46 0.78 0.22 -0.83 0.44 4 1 5 120 0 3.00 3 1.51 -0.04 0.22 -1.42 0.44 4 1 5 301 Se eliminan 5 preguntas (4, 7, 8, 10 y 11). Después de este análisis, nos quedan 15, lo que representa un porcentaje del 75% de los ítems originales. Discriminación de los reactivos Para asegurar que realmente discrimine el reactivo y con el propósito de que el ejercicio pueda replicarse fácilmente, señalaré paso a paso cada uno de los procedimientos dentro del paquete SPSS: 1) Se corre en el Programa SPSS, se utilizan los comandos: TRANSFORM COMPUTE, en Target value se le da el nombre a la variable que va a resultar de la suma de las respuestas del cuestionario, se propone que sea “Grupo” Esta columna aparece al final de la base de SPSS. Se anotan una por una las variables que corresponden a las preguntas “vivas” y se van sumando en el cuadro NUMERIC EXPRESSION. 2) Del total obtenido, se calcula media, mínimos, máximos, quartiles con los siguientes resultados Tabla 2. Estadísticas de la variable Grupo Statistics GRUPO N Mean Minimum Maximum Percentiles Valid Missing 25 50 75 120 0 70.67 44 100 59.67a 71.17 80.50 a. Percentiles are calculated from grouped data. Con lo anterior, se tiene la suma del total de respuestas de cada pregunta, con esta información, se agrupan las respuestas en dos grupos “extremos” y con ello poder discriminar aún más los reactivos. Los grupos extremos se forman: El primero del valor Mínimo al valor del primer percentil (44-59.67) El segundo del valor Máximo al valor del tercer percentil (80.50-100) 3) Se regresa a la base y se sigue el siguiente procedimiento: Se utilizan los comandos: TRANSFORM RECODERECODE INTO DIFFERENT VARIABLES Se pasa a numeric variable output variable el “Grupo” y se presiona OLD AND NEW VARIABLES se presiona rango (through) y se anota el primer grupo extremo 44-59.67 se anota 1 como el new value value add se anota ahora el segundo rango (80.50-100) con 2 como new value add continue. Se anota output variable name G extremo change OK. Aparece una nueva columna al final de la base SPSS “EXTREMOS” 302 4) Para el análisis de discriminación se efectúan los siguientes pasos en el SPSS: Se utilizan los comandos: ANALIZE COMPARE MEANS INDEPENDIENT SAMPLE t test (se pasan a test variables todas las variables que quedan excepto la de “EXTREMOS” en GROUPING VARIABLE se pone la de “EXTREMOS” DEFINE GROUPS (Grupo 1 Grupo 2) USE SPECIFIED VALUES CONTINUE y nos da las tablas 3 y 4 Tabla 3. Estadísticos descriptivos para la variable Extremos Group Statistics PREFIERO LEALT_ES APOYO INTERÉS ME_EMPEÑ COM_PERS HABLA_MA INSTRUCC SINCERO RECONOZC ZAPATOS DEDICO_T AMIGO ASUNTOS ME_GUSTA GRUPO EXTREMO 1 2 1 2 1 2 1 2 1 2 1 2 1 2 1 2 1 2 1 2 1 2 1 2 1 2 1 2 1 2 1 2 N 31 30 31 30 31 30 31 30 31 30 31 30 31 30 31 30 31 30 31 30 31 30 31 30 31 30 31 30 31 30 31 30 Mean 2.48 4.10 2.19 4.13 3.10 4.80 3.03 4.67 2.61 4.87 3.97 4.90 1.87 3.93 3.13 4.73 3.39 4.77 3.42 4.73 2.45 4.57 2.35 4.27 2.06 3.80 1.58 3.13 2.39 3.80 53.61 88.47 Std. Deviation 1.46 1.30 1.38 1.31 1.27 .48 1.64 .66 1.43 .35 1.52 .31 1.20 1.44 1.31 .64 1.73 .50 1.61 .64 1.31 .68 1.36 1.01 1.36 1.54 1.15 1.70 1.38 1.45 4.05 5.73 Std. Error Mean .26 .24 .25 .24 .23 8.84E-02 .30 .12 .26 6.31E-02 .27 5.57E-02 .22 .26 .24 .12 .31 9.20E-02 .29 .12 .24 .12 .24 .19 .25 .28 .21 .31 .25 .26 .73 1.05 303 Tabla 4. Prueba t de student de la variable extremo Independent Samples Test Levene's Test for Equality of Variances F PREFIERO LEALT_ES APOYO INTERÉS ME_EMPEÑ COM_PERS HABLA_MA INSTRUCC SINCERO RECONOZC ZAPATOS DEDICO_T AMIGO ASUNTOS ME_GUSTA GRUPO Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Equal variances assumed Equal variances not assumed Sig. 1.871 .849 20.728 39.663 45.107 52.105 .635 10.837 83.336 .177 .361 .000 .000 .000 .000 .429 .002 .000 t-test for Equality of Means t Sig. (2-tailed) df Mean Difference Std. Error Difference 95% Confidence Interval of the Difference Lower Upper -4.571 59 .000 -1.62 .35 -2.32 -.91 -4.580 58.587 .000 -1.62 .35 -2.32 -.91 -5.643 59 .000 -1.94 .34 -2.63 -1.25 -5.648 58.978 .000 -1.94 .34 -2.63 -1.25 -6.856 59 .000 -1.70 .25 -2.20 -1.21 -6.942 38.730 .000 -1.70 .25 -2.20 -1.21 -5.066 59 .000 -1.63 .32 -2.28 -.99 -5.127 39.724 .000 -1.63 .32 -2.28 -.99 -8.396 59 .000 -2.25 .27 -2.79 -1.72 -8.521 33.607 .000 -2.25 .26 -2.79 -1.72 -3.303 59 .002 -.93 .28 -1.50 -.37 -3.354 32.505 .002 -.93 .28 -1.50 -.37 -6.084 59 .000 -2.06 .34 -2.74 -1.38 -6.067 56.557 .000 -2.06 .34 -2.74 -1.38 -6.045 59 .000 -1.60 .27 -2.14 -1.07 -6.108 43.851 .000 -1.60 .26 -2.13 -1.07 -4.207 59 .000 -1.38 .33 -2.04 -.72 -4.267 35.238 .000 -1.38 .32 -2.04 -.72 -4.168 59 .000 -1.31 .32 -1.94 -.68 -4.218 39.523 .000 -1.31 .31 -1.94 -.68 -7.865 59 .000 -2.12 .27 -2.65 -1.58 -7.942 45.301 .000 -2.12 .27 -2.65 -1.58 -6.221 59 .000 -1.91 .31 -2.53 -1.30 -6.250 55.547 .000 -1.91 .31 -2.52 -1.30 -4.662 59 .000 -1.74 .37 -2.48 -.99 -4.652 57.641 .000 -1.74 .37 -2.48 -.99 -4.199 59 .000 -1.55 .37 -2.29 -.81 41.753 .000 13.879 .000 3.757 .057 .631 .430 14.396 .000 -4.173 50.765 .000 -1.55 .37 -2.30 -.81 .045 .833 -3.898 59 .000 -1.41 .36 -2.14 -.69 -3.895 58.630 .000 -1.41 .36 -2.14 -.69 7.000 .010 -27.501 59 .000 -34.85 1.27 -37.39 -32.32 -27.348 52.015 .000 -34.85 1.27 -37.41 -32.30 Esto nos da el cálculo de la t de student. Al comparan las medias que resultan de reagrupar los datos de tal forma que se puedan diferenciar entre los grupos extremos, es decir, entre los altos y los bajos. Lo que se espera es que haya diferencia entre los que contestan lo que se espera en los reactivos y los que no lo hacen. Es decir, la prueba t sirve para evaluar si 2 grupos son diferentes. La comparación se realiza sobre cada una de las variables. Para determinar si las medias son iguales para cada item, se utiliza la prueba de Levene que consiste en aceptar o rechazar la igualdad de las medias: 304 ¿Es F Sig ≤ 0.05? SI Asumir varianzas NO iguales ¿t sig (2-tailed) ≤ 0.05? SI ==> las medias NO son iguales NO ==> las medias SON iguales ¿Es F Sig ≤ 0.05? NO Asumir varianzas iguales ¿t sig (2-tailed) ≤ 0.05? SI ==> las medias NO son iguales NO ==> las medias SON iguales Del análisis de la Tabla 4, se acepta que las medias NO son iguales en las 15 preguntas analizadas. Por lo que se conserva el total de las preguntas que iniciaron en esta etapa de análisis. Con esto se da por concluida la validez de contenido, es decir 15 de las 20 preguntas (75%) están evaluando lo que se quiere medir. Validez del constructo Lo que nos interesa ahora el comportamiento en su totalidad.663 Se trata de ver si la agrupación propuesta representa lo que se quiere medir. La teoría indica que el análisis factorial agrupa aquellas variables que tiene una relación con cierta consistencia, reduce la multiplicidad de pruebas y determina que pruebas pertenecen a un conjunto. Además, determina con cuales medidas podría medirse el mismo atributo. El supuesto teórico, es que la relación es lineal. Para realizar esto, se hace una correlación entre todos los reactivos para ver si existe alguna relación entre ellos. De ahí obtendremos información acerca de la posibilidad de que se tenga algún tipo de factores y a partir de ellos información a partir del signo en la relación entre los reactivos. Ahora bien, los factores componen al constructo Lealtad con sus dimensiones. El peso de los factores en los agrupamientos de las dimensiones denota su importancia en el constructo. Las cargas factoriales son las correlaciones que tiene entre si los reactivos y, por tanto, conforman al factor son también los promedios ponderados que se pesan según las cargas factoriales. Se establecen criterios como: que los pesos deben ser mayores a 0.30 (buenas). Se dice que en un estudio exploratorio bastan pesos de 0.25 dentro de la matriz para que sean considerados como aceptables. Se debe considerar la comunalidad, es decir, cuanta varianza explica cada uno de los factores y posteriormente la rotación de la matriz que es la que da la varianza que a su vez explica cada factor. Por su parte, la extracción de factores permite agrupar a los 663 Hair, J.F., Anderson, R.E., Taham, R.L., Black, W.C. Multivariate Data Analysis. op. cit. 305 factores que entre si explican de mejor forma la varianza que se genera, es decir, se detectan aquellos que aportan mayor varianza. Para realizar esto, hay varios métodos: factores principales, después centroide o de probabilidad máxima. En este estudio que se considera como exploratorio se usa el centroide o de probabilidad máxima. La Rotación de factores nos da la comunalidad por factor. Hay dos formas, la ortogonal, que mantiene la independencia de los factores, y la oblicua o rotacion aguda, en la cuál los factores están correlacionados. La teoría en este caso, nos da la pauta de cual se debe usar. En nuestro caso, la teoría sostiene que las dimensiones son independientes. Procedimiento En el SPSS se usa análisis data reduction factorization y se pasan solo aquellas preguntas que superaron los 2 análisis previos. Después se calcula la Extracción de componentes principales de la matriz de correlación eigenvalor 1 y 50 de rango. Luego se hace la rotación quatrimax por ser ortogonal y rotated solution max 50. En descriptivas es inicial solution. Se utilizan los datos de rotated component matriz y se ponen los mayores a 0.30, el que tiene más peso se coloca en el factor, después se corrobora con la teoría. Aquí se define cada columna en función de las dimensiones que identifican de mejor forma las preguntas. Se ve cuantas de cada dimensión están representadas en esa columna -estas son las cargas- y se define la columna con un nombre acorde con la teoría propuesta, después se revisa la segunda columna y se ve cual de las otras dimensiones está mejor representada y se le denomina de acuerdo con la misma teoría y así sucesivamente con las siguientes columnas. Si la pregunta no incide en alguna de estas dimensiones, se elimina el factor. Antes de eliminar alguna de las preguntas, se revisa cada una de ellas y se trata de verificar si realmente pertenece a la dimensión que originalmente se propuso, si no es el caso, se identifica en la columna como una dimensión diferente a las esperadas por la teoría pero que aparecen en la columna. En nuestro caso se obtuvieron 5 componentes, (Tabla 5) en ellos se hace un mapa para detectar en cuales de estos se tiene representación de cada una de las preguntas. De acuerdo con lo descrito, se elige una de ellas para que a partir de esta, se agrupen los factores. Se decide en cada caso de acuerdo con cada pregunta en qué columna debe ir el factor, una vez que se decide en cual va, se eliminan los pesos de este en las otras columnas. En nuestro ejercicio, (Tabla 5) nos quedamos con las 5 306 columnas. Hasta aquí, la teoría propuesta nos permite explicar porqué de cinco dimensiones en vez de las tres que originalmente proponíamos.664 Tabla 5. Matriz rotada de componentes R o ta te d C o m p o n e n t M a trix C o m p o n e n te 1 2 3 4 5 P R E F IE R O 0 .4 7 4 4 LEALT_ES 0 .4 0 3 -0 .5 7 9 APOYO 0 .5 9 0 6 -0 .3 6 5 IN T E R É S 0 .3 4 5 3 0 .5 3 2 9 -0 .3 0 7 M E_EM PEÑ 0 .6 1 5 6 -0 .5 4 6 CO M _PERS 0 .3 7 9 2 0 .5 1 1 0 .4 2 1 8 H AB LA_M A 0 .5 7 6 8 IN S T R U C C 0 .5 0 -0 .3 6 9 0 .3 7 6 6 0 .4 3 6 4 S IN C E R O 0 .4 8 3 7 0 .4 0 5 9 -0 .4 6 3 9 RECON OZC 0 .4 2 9 3 0 .4 0 2 5 0 .4 0 7 8 0 .4 2 1 6 ZAPATOS 0 .5 4 3 6 -0 .3 0 4 9 D E D IC O _ T 0 .5 4 9 -0 .5 5 6 A M IG O 0 .4 8 8 6 -0 .5 8 7 8 ASUN TOS 0 .4 5 4 8 -0 .5 2 0 3 0 .3 0 1 2 M E_G U STA 0 .4 0 6 9 -0 .5 3 7 6 0 .3 3 6 6 E x tra c tio n M e th o d : P rin c ip a l C o m p o n e n t A n a ly sis. a 5 c o m p o n e n ts e x tra c te d . Tabla 6. Matriz rotada de componentes agrupada por factores R o ta te d C o m p o n e n t M a trix C o m p o n e n te 1 2 3 4 P R E F IE R O 0 .4 7 4 LEALT_ES 0 .4 0 3 APOYO 0 .5 9 1 IN T E R É S 0 .5 3 3 M E_EM PEÑ -0 .5 4 6 COM _PERS 0 .5 1 1 H AB LA_M A 0 .5 7 7 IN S T R U C C 0 .5 0 S IN C E R O 0 .4 8 4 RECONOZC 0 .4 0 8 ZAPAT O S 0 .5 4 4 D E D IC O _ T -0 .5 5 6 A M IG O -0 .5 8 8 ASU N TO S -0 .5 2 M E_G U ST A 0 .4 0 7 E x tra c tio n M e th o d : P rin c ip a l C o m p o n e n t A n a lysis. a 5 c o m p o n e n ts e x tra c te d . 5 Al reagrupar por factores, se hizo un mapa en ellos para detectar en cuales de estos se tiene representación de cada una de las preguntas. Después de agrupar los factores, se decide en cada caso de acuerdo con cada pregunta, en que columna debe ir el factor, una vez que se decide en cual va, se eliminaron los pesos de este en las otras columnas. En nuestro ejercicio, Tabla 7, conservamos 3 columnas. Por lo que la teoría propuesta en principio, nos permitiría explicar el porqué de las tres dimensiones que proponíamos. Sin embargo, dada la construcción de cada una de las dimensiones, 664 En la literatura se sugieren combinaciones entre las tres originales. 307 podemos concluir que las tres parecen una mezcla de dimensiones que en la teoría se refieren como dimensiones de Ambivalencia Cognitiva Afectiva, Ambivalencia Afectivo Conductual, Ambivalencia Cognitivo Afectiva Conductual, etcétera, en función de la mezcla en sus componentes. TABLA 7. Propuesta de componentes del constructo Lealtad. Rotated Component Matrix Componente 1 PREFIERO 0.4744 LEALT_ES 0.403 APOYO 2 3 1. Ambivalencia Cognitiva Afectiva 2. Ambivalencia Afectivo Conductual 3. Ambivalencia Cognitivo Afectiva Conductual 0.5906 INTERÉS 0.5329 ME_EMPEÑ -0.5458 COM_PERS 0.511 HABLA_MA 0.5768 INSTRUCC 0.50 SINCERO 0.4837 RECONOZC 0.4078 ZAPATOS 0.5436 DEDICO_T -0.5563 AMIGO -0.5878 ASUNTOS -0.5203 ME_GUSTA 0.4069 Extraction Method: Principal Component Analysis. a 5 components extracted. A continuación, procedemos a calcular la consistencia que existe entre estos factores. Los resultados se presentan para cada una de las dimensiones del constructo y del cuestionario: Tabla 8. Matriz de Correlación del Instrumento Correlation Matriz Prefiero Deseo Apoyo Interés Empeño Cancelo Habla Instrucciones Sincero Reconozco Zapatos Dedico Amigo Asuntos Gusta Prefiero Deseo 1 0.206 1 0.208 0.180 0.005 0.195 0.105 0.170 0.038 0.155 0.289 0.228 0.153 -0.008 0.132 0.088 0.111 0.074 0.268 0.237 0.180 0.022 0.373 0.186 0.113 0.244 0.266 0.156 Apoyo Interés Empeño Cancelo Habla Instrucciones Sincero Reconozco Zapatos Dedico Amigo Asuntos Gusta 1 0.180 0.479 0.126 0.250 0.350 0.351 0.131 0.110 0.386 0.103 0.136 0.057 1 0.251 0.367 0.192 0.175 0.229 0.302 0.096 0.068 -0.092 -0.093 -0.069 1 0.114 0.2599 0.4619 0.1488 0.0712 0.2571 0.5639 0.0513 0.1691 0.0667 1 0.272 0.221 0.362 0.400 0.054 0.034 -0.008 -0.029 -0.038 1 0.132 0.144 0.180 0.326 0.105 0.331 0.209 0.200 1 0.156 0.271 -0.012 0.291 0.005 0.177 0.210 1 0.431 0.213 0.247 0.107 0.000 -0.026 1 0.167 0.073 0.065 0.029 0.069 1 0.227 0.366 0.254 0.323 1 0.204 1 0.236 0.467 1 0.069 0.389 0.411 R E L I A B I L I T Y A N A L Y S I S - S C A L E (A L P H A) N of Cases = 120.0 Inter-item Correlations Mean Minimum Maximum Range Max/Min .1803 -.0932 .5639 .6571 -6.0532 1 Variance .0181 308 Reliability Coefficients 15 items Alpha = .7646 Standardized item alpha = .7674 Matriz de correlación de la variable 1 R E L I A B I L I T Y A N A L Y S I S - S C A L E (A L P H A) Reliability Coefficients N of Cases = 120.0 N of Items = 8 Alpha = .6451 Matriz de correlación de la variable 2 R E L I A B I L I T Y A N A L Y S I S - S C A L E (A L P H A) Reliability Coefficients N of Cases = 120.0 N of Items = 4 Alpha = .3007 Matriz de correlación de la variable 3 R E L I A B I L I T Y A N A L Y S I S - S C A L E (A L P H A) Reliability Coefficients N of Cases = 120.0 N of Items = 3 Alpha = .4913 Conclusiones del instrumento A) A las dimensiones resultantes les denominaremos: 1. Ambivalencia Cognitiva Afectiva 2. Ambivalencia Afectivo Conductual 3. Ambivalencia Cognitivo Afectiva Conductual B) La varianza del cuestionario permite explicar en un 76.46% lo que las dimensiones propuestas representan al constructo. Por lo que el cuestionario que proponemos tiene una validez de uso y de contenido aceptables. C) Al calcular la matriz de Correlación y el alfa de Cronbach del instrumento y de sus componentes, se encontró lo siguiente: Instrumento Ambivalencia Cognitiva Afectiva Ambivalencia Afectivo Conductual Ambivalencia Cognitivo Afectiva Conductual Alfa= .7646 Alfa= .6461 Alfa= .3007 Alfa= .4913 D) El cuestionario resultante consta de 15 preguntas, Cuestionario Final, de las cuales se conserva únicamente la pregunta 1 del cuestionario de Xiong originalmente propuesto. E) Por lo anterior, se considera que el instrumento tiene validez de constructo y de contenido para su aplicación en el trabajo que nos ocupa aunque hay una diferencia significativa en el peso que cada uno de los componentes tiene dentro del constructo lealtad. 309 Apéndice 6. Cuestionario A (53 reactivos) En desacuerdo ——> De acuerdo 1 2 3 4 5 1) Cuando mi coordinador es tratado injustamente, lo defiendo 2) Entrego a tiempo los trabajos que me asigna el coordinador 3) Aun cuando hubiera mejores alternativas, prefiero seguir trabajando con mi coordinador 4) Considero que no es mi amigo aquel que critica a mi coordinador 5) Si mi coordinador me pregunta si alguien copia se lo hago saber 6) Apoyaré a mi coordinador en todas las circunstancias 7) Si soy responsable, ayudo a mi coordinador 8) Pongo especial cuidado en las tareas que me asigna el coordinador 9) De ser posible, me gustaría seguir trabajando con mi coordinador por mucho tiempo 10) Estudio para demostrarle al coordinador que me interesa el posgrado 11) Aunque tenga un compromiso personal, lo cancelo si me lo pide el coordinador 12) Modifico todas mis actividades familiares con tal de cumplir con el trabajo del coordinador 13) Me siento bien si el coordinador me llama a casa para pedirme trabajo 14) Doy siempre la razón al coordinador aunque sé que no la tiene 15) Cuando el coordinador me aconseja, no le pregunto a nadie más 16) Con que frecuencia cumplo mis compromisos con mi coordinador 17) Trato de prever lo que el coordinador me va a solicitar 18)Cuando alguien habla mal de mi coordinador, inmediatamente lo defiendo 19) Las instrucciones del coordinador son prioritarias 20) Aunque me perjudique, soy sincero con mi coordinador 21) Le digo la verdad a mi coordinador porque sé que él siempre me la dice 22) Reconozco cuando no puedo hacer una tarea que me asigna el coordinador 23) Cuando alguien alaba a mi coordinador, lo tomo como un cumplido personal 24) Cuando el coordinador me pregunta si un profesor no da su clase le respondo la verdad 25)Me pongo en la posición de mi coordinador para considerar sus intereses 26) Cuando es necesario, miento a mi coordinador 27) Una mentira puede salvar mi relación con el coordinador 28) No es importante perder una clase si así puedo terminar el trabajo que me asignó el coordinador 29) Cumplo al pie de la letra las instrucciones de mi coordinador 30) Si no terminé mi proyecto, se lo cuento al coordinador 31) No importa si me beneficia o no, seguiré trabajando con mi coordinador 32) El posgrado es el compromiso más importante que tengo con el coordinador 33) Trabajo todo el tiempo que sea necesario para que el coordinador sepa que me gusta lo que hago 34) Me comprometo aunque sepa que no voy a cumplir 35) Como el coordinador cumple, yo me siento obligado a cumplir 36) Si el coordinador me asigna un trabajo trato de no defraudarlo 37) Nunca reconoceré en público que mi coordinador miente 38) El coordinador nos dedica todo el tiempo para que terminemos nuestro proyecto 39) Cuando presento mi proyecto, deseo que mi coordinador reconozca el empeño que puse 40) Tengo lista mi documentación por si el coordinador me lo solicita 41) El coordinador debe dar a cada uno lo que merece 42) Acepto que el coordinador fije mi horario de trabajo 43) Prefiero reunirme con mis amigos que ir a una reunión de trabajo con el coordinador 44) A veces le tengo que decir pequeñas mentiras al coordinador 45) Busco la opinión de otros coordinadores para obtener información de asuntos escolares 46) Cuando el coordinador organiza actividades, trato de asistir 47) El compromiso con mi coordinador es recíproco 48) Cuando alguien critica a mi coordinador, lo tomo como un insulto personal 49) Considero que el coordinador es mi amigo 50) Si tengo una mejor oportunidad la acepto aunque perjudique a mi coordinador 51) Me sentiré satisfecho mientras siga trabajando con mi coordinador 52) Me gusta hacer compromisos con mi coordinador 53) Qué tanto consideras como tuyos los asuntos del coordinador 310 Apéndice 7. Prueba de normalidad de las variables One-Sample Kolmogorov-Smirnov Test Prefie Apo ro Lealt yo a trabaj ad es mi ar con el jefe mi dese en jefe o de toda aunqu estar s e y las 418 418 418 3.21 3.74 3.94 N a,b Mean Normal Parameters Std. 1.35 Deviation Most Extreme Absolute .158 Differences Positive .125 Negative-.158 Kolmogorov-Smirnov Z 3.222 1.39 1.14 Lealta d es tener interé s en otros como 418 3.94 1.35 Si Cam algui bio Me en empe Cancel mis Lealta habl ño o un activi d es a para compr dade tratar mal demo omiso s con de strar person famil respe mi al jefe al si iares to al jefe que me con jefe lo 418 418 418 418 418 3.94 3.12 2.83 3.74 2.93 1.24 .228 .226 .283 .273 .181 .176 .217 .198 -.228-.226 -.283 -.273 Las instr uccio nes de mi jefe son 418 3.95 Soy sinc Dedic ero o con Recon Me todo Consi mi ozco pongo mi dero jefe cuand en los tiemp que el aunq o no zapato o a la jefe ue puedo s de empr es mi me hacer mi jefe esa amigo 418 418 418 418 418 3.90 3.94 3.30 3.25 3.00 1.45 1.42 1.45 1.40 1.22 1.30 1.26 1.41 1.35 Me gust a Los hac asun er tos com de pro mi mis jefe os los labo cons rale idero s 418 418 2.49 3.27 1.49 1.44 1.38 .171 .193 .264 .140 .262 .250 .264 .212 .160 .168 .206 .165 .171 .193 .193 .140 .195 .200 .200 .121 .124 .168 .206 .115 -.162 -.140 -.264 -.137 -.262 -.250 -.264 -.212 -.160 -.157 -.146 -.165 4.654 4.62 5.788 5.582 3.487 3.945 5.4062.859 5.358 5.116 5.399 4.333 3.279 3.4454.206 3.37 Asymp. Sig. (2-tailed) .000 .000 .000 .000 .000 .000 .000 .000 .000 .000 .000 .000 .000 .000 .000 .000 .000 a.Test distribution is Normal. b.Calculated from data. Apéndice 8. Análisis de los datos de la encuesta de lo que significa la lealtad en las 418 encuestas. N Valid Missing Promedio Desviación estándar Skewness Std. Error of Skewness Kurtosis Std. Error of Kurtosis Mínimo Máximo Deseo de estar yTener interés Tratar con respeto Compromiso personal 418 418 418 418 0 0 0 0 3.74 3.94 3.74 4.52 1.39 1.35 1.45 1.01 -0.883 -1.174 -0.848 -2.346 0.119 0.119 0.119 0.119 -0.337 0.375 -0.555 4.931 0.238 0.238 0.238 0.238 0 0 0 0 5 5 5 5 Promedio 4.0 1.3 -1.3 0.1 1.1 0.2 311 Apéndice 9. Características demográficas de los resultados de la encuesta. Statistics N Valid Missing Mean Std. Deviation Skewness Std. Error of Skewness Kurtosis Std. Error of Kurtosis Minimum Maximum Edad 326 0 36.79 11.76 .001 .135 .075 .269 0 73 Sexo 326 0 1.53 .53 -.448 .135 -1.128 .269 0 2 Estado civil 326 0 1.53 .51 -.208 .135 -1.783 .269 0 2 Último año académico 326 0 6.08 2.31 -.895 .135 .256 .269 0 9 Lugar de nacimiento 326 0 1.17 .40 1.289 .135 .948 .269 0 2 Tipo de trabajo que realiza 326 0 1.83 .45 -2.688 .135 6.656 .269 0 2 Número de empleados 326 0 3.64 1.68 -.658 .135 -1.293 .269 0 5 Actividad en el trabajo 326 0 1.33 .57 -.156 .135 -.663 .269 0 2 Experiencia laboral 326 0 13.678 10.277 .983 .135 1.473 .269 .0 60.0 Edad Frequency Valid 0 12 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 60 61 65 66 70 73 Total Percent 2 1 3 4 2 9 3 3 1 3 4 8 3 11 7 7 3 9 14 12 12 9 9 8 12 12 13 8 15 7 11 4 8 9 7 8 12 8 9 7 4 4 3 1 2 2 2 5 2 1 1 1 1 326 Cumulative Percent Valid Percent .6 .3 .9 1.2 .6 2.8 .9 .9 .3 .9 1.2 2.5 .9 3.4 2.1 2.1 .9 2.8 4.3 3.7 3.7 2.8 2.8 2.5 3.7 3.7 4.0 2.5 4.6 2.1 3.4 1.2 2.5 2.8 2.1 2.5 3.7 2.5 2.8 2.1 1.2 1.2 .9 .3 .6 .6 .6 1.5 .6 .3 .3 .3 .3 100.0 .6 .3 .9 1.2 .6 2.8 .9 .9 .3 .9 1.2 2.5 .9 3.4 2.1 2.1 .9 2.8 4.3 3.7 3.7 2.8 2.8 2.5 3.7 3.7 4.0 2.5 4.6 2.1 3.4 1.2 2.5 2.8 2.1 2.5 3.7 2.5 2.8 2.1 1.2 1.2 .9 .3 .6 .6 .6 1.5 .6 .3 .3 .3 .3 100.0 .6 .9 1.8 3.1 3.7 6.4 7.4 8.3 8.6 9.5 10.7 13.2 14.1 17.5 19.6 21.8 22.7 25.5 29.8 33.4 37.1 39.9 42.6 45.1 48.8 52.5 56.4 58.9 63.5 65.6 69.0 70.2 72.7 75.5 77.6 80.1 83.7 86.2 89.0 91.1 92.3 93.6 94.5 94.8 95.4 96.0 96.6 98.2 98.8 99.1 99.4 99.7 100.0 Edad 60 50 40 Sexo 20 Std 10 Me N= 0 .0 5 7 .0 0 7 .0 5 6 .0 0 6 .0 5 5 .0 0 5 .0 5 4 .0 0 4 .0 5 3 .0 0 3 .0 5 2 .0 0 2 .0 5 1 .0 0 1 .0 0 .0 5 Cumulative Frequency PercentValid Percent Percent Valid 0 5 1.5 1.5 1.5 1 142 43.6 43.6 45.1 2 179 54.9 54.9 100.0 Total 326 100.0 100.0 F r e q u e n c y 30 Edad 312 Último año académico Valid 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 Total Frequency 13 6 9 9 44 22 73 24 94 32 326 Percent 4.0 1.8 2.8 2.8 13.5 6.7 22.4 7.4 28.8 9.8 100.0 Valid Percent 4.0 1.8 2.8 2.8 13.5 6.7 22.4 7.4 28.8 9.8 100.0 Cumulative Percent 4.0 5.8 8.6 11.3 24.8 31.6 54.0 61.3 90.2 100.0 Último año académico 140 120 100 80 F r e q u e n c y 60 40 Std. Dev = 2.31 20 Mean = 6.1 N = 326.00 0 0.0 2.0 4.0 6.0 8.0 10.0 Ú ltim o año académ ico Lugar de nacimiento Valid 0 1 2 Total Frequency 3 263 60 326 Percent .9 80.7 18.4 100.0 Valid Percent .9 80.7 18.4 100.0 Cumulative Percent .9 81.6 100.0 Número de empleados Frequency Valid 0 1 2 3 4 5 Total Percent 3 60 43 17 24 179 326 .9 18.4 13.2 5.2 7.4 54.9 100.0 Valid Percent .9 18.4 13.2 5.2 7.4 54.9 100.0 Cumulative Percent .9 19.3 32.5 37.7 45.1 100.0 Tipo de trabajo que realiza Valid 0 1 2 Total Frequency 10 36 280 326 Percent 3.1 11.0 85.9 100.0 Valid Percent 3.1 11.0 85.9 100.0 Cumulative Percent 3.1 14.1 100.0 Actividad en el trabajo Valid 0 1 2 Total Frequency 17 184 125 326 Percent 5.2 56.4 38.3 100.0 Valid Percent 5.2 56.4 38.3 100.0 Cumulative Percent 5.2 61.7 100.0 313 Experiencia laboral 70 60 50 40 F r e q u e n c y 30 20 Std. Dev = 10.28 10 Mean = 13.7 N = 326.00 0 0.0 10.0 5.0 20.0 15.0 30.0 25.0 40.0 35.0 50.0 45.0 60.0 55.0 Experiencia laboral Experiencia laboral Frequency Valid .0 .3 .4 .5 .8 1.0 1.4 1.5 1.7 2.0 2.5 3.0 4.0 5.0 6.0 7.0 8.0 9.0 10.0 11.0 12.0 13.0 14.0 15.0 16.0 17.0 18.0 19.0 20.0 21.0 22.0 23.0 24.0 25.0 26.0 27.0 28.0 29.0 30.0 31.0 32.0 33.0 35.0 37.0 38.0 39.0 40.0 45.0 46.0 57.0 60.0 Total Percent 3 1 1 1 1 15 1 1 1 23 1 17 6 19 6 9 10 13 23 6 12 5 12 15 3 13 8 5 23 4 7 4 4 9 7 7 6 1 8 1 1 1 4 1 1 1 1 1 1 1 1 326 Cumulative Percent Valid Percent .9 .3 .3 .3 .3 4.6 .3 .3 .3 7.1 .3 5.2 1.8 5.8 1.8 2.8 3.1 4.0 7.1 1.8 3.7 1.5 3.7 4.6 .9 4.0 2.5 1.5 7.1 1.2 2.1 1.2 1.2 2.8 2.1 2.1 1.8 .3 2.5 .3 .3 .3 1.2 .3 .3 .3 .3 .3 .3 .3 .3 100.0 .9 .3 .3 .3 .3 4.6 .3 .3 .3 7.1 .3 5.2 1.8 5.8 1.8 2.8 3.1 4.0 7.1 1.8 3.7 1.5 3.7 4.6 .9 4.0 2.5 1.5 7.1 1.2 2.1 1.2 1.2 2.8 2.1 2.1 1.8 .3 2.5 .3 .3 .3 1.2 .3 .3 .3 .3 .3 .3 .3 .3 100.0 .9 1.2 1.5 1.8 2.1 6.7 7.1 7.4 7.7 14.7 15.0 20.2 22.1 27.9 29.8 32.5 35.6 39.6 46.6 48.5 52.1 53.7 57.4 62.0 62.9 66.9 69.3 70.9 77.9 79.1 81.3 82.5 83.7 86.5 88.7 90.8 92.6 92.9 95.4 95.7 96.0 96.3 97.5 97.9 98.2 98.5 98.8 99.1 99.4 99.7 100.0 314 Apéndice 10. Análisis descriptivo del cuestionario final. Empresas pequeñas Empresas pequeñas N Valid Missing Mean pequeñas Skewness Std. Error of Skewness Kurtosis Std. Error of Kurtosis Minimum Maximum Edad 216 0 32.49 0.802 0.166 0.536 0.33 12 73 Sexo 216 0 1.53 -0.237 0.166 -1.691 0.33 0 2 Estado civil 216 0 1.41 0.38 0.166 -1.873 0.33 1 2 Formación Lugar de académica nacimiento 216 216 0 0 5.98 1.23 -0.96 1.282 0.166 0.166 0.159 -0.359 0.33 0.33 0 1 9 2 Empresas pequeñas N Valid Missing Mean pequeñas Skewness Std. Error of Skewness Kurtosis Std. Error of Kurtosis Minimum Maximum Empeño Cancelo Cambio Respeto Cumplo 216 216 216 216 216 0 0 0 0 0 4.02 3.16 3.01 3.85 4.52 -1.125 -0.154 0.039 -0.971 -2.379 0.166 0.166 0.166 0.166 0.166 0.168 -1.334 -1.379 -0.339 6.287 0.33 0.33 0.33 0.33 0.33 1 0 1 0 0 5 5 5 5 5 Número de empleados 216 0 1.94 0.719 0.166 -0.643 0.33 0 4 Tipo de Función en Experiencia trabajo el trabajo laboral Prefiero 216 216 216 216 0 0 0 0 1.7 1.37 10.2794 3.2 -1.587 -0.063 1.737 -0.255 0.166 0.166 0.166 0.166 1.624 -0.59 3.866 -1.078 0.33 0.33 0.33 0.33 0 0 0 0 2 3 60 5 Compro- Habla InstrucRecomisos mal ciones Sincero nozco 216 216 216 216 216 0 0 0 0 0 4.5 2.88 4 3.92 3.99 -2.358 0.071 -1.211 -1.004 -1.157 0.166 0.166 0.166 0.166 0.166 5.191 -1.207 0.827 -0.081 0.381 0.33 0.33 0.33 0.33 0.33 0 0 0 1 0 5 5 5 5 5 Zapatos 216 0 3.44 -0.459 0.166 -0.932 0.33 1 5 Deseo 216 0 3.66 -0.779 0.166 -0.542 0.33 0 5 Apoyo 216 0 3.96 -1.136 0.166 1.141 0.33 0 5 Hago 216 0 4.18 -1.48 0.166 1.426 0.33 0 5 Interés 216 0 3.92 -1.193 0.166 0.497 0.33 0 5 AsunDedico Amigo tos Gusta 216 216 216 216 0 0 0 0 3.5 3.06 2.61 3.36 -0.438 -0.022 0.359 -0.4 0.166 0.166 0.166 0.166 -0.929 -1.454 -1.193 -0.955 0.33 0.33 0.33 0.33 1 1 0 1 5 5 5 5 Empresas grandes Empresas grandes N Valid Missing Mean grandes Skewness Std. Error of Skewness Kurtosis Std. Error of Kurtosis Minimum Maximum Edad 202 0 38.07 -0.111 0.171 -0.199 0.341 0 66 Sexo 202 0 1.53 -0.525 0.171 -0.942 0.341 0 2 Estado civil 202 0 1.53 -0.355 0.171 -1.385 0.341 0 2 Formación Lugar de Número de académica nacimiento empleados 202 202 202 0 0 0 6.34 1.18 5 -1.031 1.041 0.171 0.171 0.171 1.138 0.721 0.341 0.341 0.341 0 0 5 9 2 5 Empresas grandes N Valid Missing Mean grandes Skewness Std. Error of Skewness Kurtosis Std. Error of Kurtosis Minimum Maximum Cancelo Cambio Respeto Cumplo 202 202 202 202 0 0 0 0 3.07 2.62 3.62 4.37 -0.011 0.395 -0.736 -2.114 0.171 0.171 0.171 0.171 -1.236 -1.056 -0.712 5.138 0.341 0.341 0.341 0.341 0 1 0 0 5 5 5 5 Tipo de Función en Experiencia trabajo el trabajo laboral Prefiero 202 202 202 202 0 0 0 0 1.9 1.44 14.3259 3.22 -4.002 0.352 0.375 -0.272 0.171 0.171 0.171 0.171 15.223 -0.773 -0.591 -0.873 0.341 0.341 0.341 0.341 0 0 0 0 2 3 39 5 Compro- Habla InstrucRecomisos mal ciones Sincero nozco 202 202 202 202 202 0 0 0 0 0 4.54 2.975 3.9 3.88 3.89 -2.351 -0.037 -0.961 -1.111 -0.861 0.171 0.171 0.171 0.171 0.171 4.784 -1.118 0.338 0.21 -0.477 0.341 0.341 0.341 0.341 0.341 1 0 0 0 1 5 5 5 5 5 Zapatos 202 0 3.15 -0.288 0.171 -1.304 0.341 0 5 Deseo 202 0 3.82 -1.011 0.171 -0.056 0.341 0 5 Apoyo Hago 202 202 0 0 3.92 4.16 -0.971 -1.618 0.171 0.171 0.403 2.154 0.341 0.341 0 0 5 5 Interés 202 0 3.97 -1.159 0.171 0.25 0.341 0 5 AsunDedico Amigo tos Gusta 202 202 202 202 0 0 0 0 2.99 2.93 2.37 3.17 -0.038 0.083 0.607 -0.125 0.171 0.171 0.171 0.171 -1.106 -1.227 -0.967 -1.232 0.341 0.341 0.341 0.341 1 0 0 1 5 5 5 5 Comparación de promedios por dimensión y del constructo CONDUCTUAL Promedio por Tipo empresa Pequeñas Grandes PROMEDIO Prefiero 3.2 3.22 Empeño 4.02 3.87 Instrucciones 4 3.9 Zapatos 3.44 3.15 Asuntos 2.61 2.37 0.15 0.1 0.29 0.24 Apoyo 3.96 3.92 Sincero 3.92 3.88 Reconozco 3.99 3.89 Gusta 3.36 3.17 Cancelo 3.16 3.07 Cambio 3.01 2.62 Habla mal 2.88 2.975 Dedico 3.5 2.99 COGNITIVO Mean pequeñas Mean grandes PROMEDIO 3.81 3.72 AFECTIVO Mean pequeñas Mean grandes Constructo LEALTAD Pequeñas Grandes 3.45 3.30 PROMEDIO Amigo 3.06 2.93 3.12 2.92 PROM EDIO 3.46 3.31 315 Apéndice 11. Comparación de media entre grandes y pequeñas empresas G r o u p S t a t is t ic s a fe c tiv a c o n d u c tu a l a fe c tiv a S e c c ió n N M e a n 3 .2 0 P r e f i e r o t r a b a j a r c o 1n m i j e f e 2a 1 u n6 q u e 2 2 0 2 3 .2 2 3 .9 6 A p o y o a m i j e f e e n 1t o d a s l a s 2 1 6 2 2 0 2 3 .9 2 M e e m p e ñ o p a ra d 1 e m o s t r a r 2a 1 l j6e f e q u e4 . 0 2 2 2 0 2 3 .8 7 C a n c e l o u n c o m p r o1m i s o p e r 2 s o1 n6a l s i m 3e . 1 6 2 2 0 2 3 .0 7 C a m b i o m i s a c t i v i1d a d e s f a 2m 1i l6i a r e s c3o .n0 1 2 2 0 2 2 .6 2 2 .8 8 S i a l g u i e n h a b l a m a1l d e m i j e2f e1 6 lo 2 2 0 2 2 .9 8 4 .0 0 L a s i n s t r u c c i o n e s d 1e m i j e f e 2s 1 o n6 2 2 0 2 3 .9 0 3 .9 2 S o y s i n c e r o c o n m i 1j e f e a u n q2u1e 6 m e 2 2 0 2 3 .8 8 6c e r 3 .9 9 R e c o n o z c o c u a n d o 1 n o p u e d o2 1h a 2 2 0 2 3 .8 9 6 i je fe 3 .4 4 M e p o n g o e n l o s z1a p a t o s d2e1 m 2 2 0 2 3 .1 5 D e d i c o t o d o m i t i e1m p o a l a2 e1 m6 p r e s a 3 . 5 0 2 2 0 2 2 .9 9 1 i6g o 3 .0 6 C o n s i d e r o q u e e l j e 1f e e s m i a2 m 2 2 0 2 2 .9 3 2 .6 1 L o s a s u n to s d e m i 1 j e f e l o s c o2 n1s 6i d e r o 2 2 0 2 2 .3 7 1 p r o m i s o 2s 1l a6 b o r a l e 3s . 3 6 M e g u s ta h a c e r c o m 2 2 0 2 3 .1 7 S td . D e v ia tio n 1 .4 1 .3 1 1 .1 4 1 .1 4 1 .2 7 1 .2 2 1 .5 1 .3 9 1 .4 6 1 .3 6 1 .4 4 1 .3 7 1 .2 5 1 .1 8 1 .2 6 1 .3 5 1 .2 4 1 .2 7 1 .3 4 1 .4 7 1 .3 3 1 .3 2 1 .5 1 1 .4 7 1 .4 5 1 .4 4 1 .3 6 1 .3 9 S td . E rro r M e a n 9 .5 0 E -0 2 9 .1 9 E -0 2 7 .7 3 E -0 2 8 .0 3 E -0 2 8 .6 3 E -0 2 8 .5 6 E -0 2 0 .1 9 .8 0 E -0 2 9 .9 2 E -0 2 9 .5 4 E -0 2 9 .7 9 E -0 2 9 .6 3 E -0 2 8 .4 9 E -0 2 8 .3 0 E -0 2 8 .5 8 E -0 2 9 .4 8 E -0 2 8 .4 5 E -0 2 8 .9 6 E -0 2 9 .1 3 E -0 2 0 .1 9 .0 5 E -0 2 9 .3 0 E -0 2 0 .1 0 .1 9 .8 4 E -0 2 0 .1 9 .2 8 E -0 2 9 .7 5 E -0 2 Independent Samples Test Levene's Test for Equality of Variances Prefiero trabajar Equal variances con mi jefe assumed aunque F Sig. t df 1.527 0.217 0.101 0.751 0.066 0.797 2.982 0.085 1.408 0.236 -0.144 -0.144 0.423 0.423 1.25 1.252 0.62 0.621 2.828 416 416 416 413.918 416 415.735 416 415.992 416 1.546 0.214 0.372 0.542 0.642 0.423 1.885 0.171 4.474 Equal variances not assumed Apoyo a mi Equal jefe en variances todas assumed las Equal variances not assumed Me empeñoEqual paravariances demostrar al jefe que assumed Equal variances not assumed Cancelo unEqual compromiso variances personal assumed si me Equal variances not assumed Cambio misEqual actividades variancesfamiliares assumed con 0.39 0.14 0.12 0.66 0.035 0.14 0.14 0.12 0.12 0.13 0.13 0.12 0.12 0.14 -0.37 -0.37 -0.13 -0.13 -0.21 -0.21 -0.14 -0.14 2.11E-02 0.17 0.17 0.34 0.34 0.29 0.29 0.34 0.34 0.56 2.112 406.019 0.035 0.29 0.14 2.02E-02 0.56 1.004 0.317 3.968 416 0.000 0.51 0.13 0.26 0.77 1.091 0.297 0.05 0.818 0.273 0.601 3.969 0.854 0.855 1.735 1.735 1.399 1.398 414.453 416 415.401 416 414.459 416 413.09 0.000 0.394 0.393 0.083 0.083 0.163 0.163 0.51 0.12 0.12 0.24 0.24 0.19 0.19 0.13 0.15 0.15 0.14 0.14 0.13 0.13 0.26 -0.16 -0.16 -3.25E-02 -3.25E-02 -7.63E-02 -7.64E-02 0.77 0.41 0.41 0.52 0.52 0.45 0.45 Equal variances not assumed Los asuntosEqual de mi jefe losassumed considero variances Equal variances not assumed Me gusta hacer laborales Equalcompromisos variances assumed Equal variances not assumed 0.24 0.24 0.27 0.27 0.39 0.39 0.37 0.37 0.66 -9.56E-02 -9.56E-02 0.10 0.10 4.01E-02 4.01E-02 9.97E-02 9.97E-02 0.29 Equal variances not assumed Considero que jefe es mi amigo Equalelvariances assumed Upper -0.28 -0.28 -0.17 -0.17 -8.71E-02 -8.67E-02 -0.19 -0.19 0.12 0.005 Equal variances not assumed Dedico todoEqual mi tiempo a la empresa variances assumed Lower 0.487 0.487 0.384 0.383 0.753 0.754 0.419 0.419 0.035 Equal variances not assumed Me pongo en Equal losvariances zapatosassumed de mi jefe 0.13 0.13 0.11 0.11 0.12 0.12 0.14 0.14 0.14 416 415.867 416 415.948 416 408.683 416 412.575 416 Equal variances not assumed Reconozco Equal cuando variances no puedo assumed hacer -1.91E-02 -1.91E-02 4.71E-02 4.71E-02 0.15 0.15 8.78E-02 8.78E-02 0.39 415.987 Equal variances not assumed Soy sinceroEqual con mi variances jefe aunque assumedme 0.886 0.885 0.673 0.673 0.212 0.211 0.536 0.535 0.005 Std. Error 95% Confidence Difference Interval of the Difference 2.835 Equal variances not assumed Las instrucciones Equal variances de mi jefe assumed son Mean Sig. (2-tailed) Difference -0.695 -0.696 0.871 0.872 0.314 0.314 0.81 0.809 2.119 Equal variances not assumed Si alguien habla Equal mal variances de miassumed jefe lo t-test for Equality of Means 316 Apéndice 12. Distribución porcentual del Producto Interno Bruto en valores básicos por entidad federativa para cada gran división de actividad económica 2006 (por ciento), INEGI. DISTRIBUCIÓN PORCE NT UAL DE L PRODUCT O IN TERNO BRUTO E N VALORES BÁSICOS POR E NT IDAD FEDERAT IVA PARA CADA GRAN DIVISION DE ACTIVIDAD ECON ÓM ICA 2006 (por cien to) . ENTIDAD FEDERATIVA TOTAL Aguascalien tes Baja California Baja California Sur Cam pech e Coahuila de Zaragoza Colim a Ch iapas Ch ihuahua Distrito Federal Duran go Guanajuato Guerrero Hidalgo Jalisco M exico M ichoacán de Ocam po M orelos N ayarit N uevo León Oaxaca Puebla Querétaro Quintana Roo San Luis Potosí Sinaloa Sonora T abasco T am aulipas T laxcala Veracruz de Ignacio De La Llave Yucatán Zacatecas AGROPECUARIAS, SILVICULTURA Y VPESCA M INERIA INDUSTRIA M ANUFACTURERA CONSTRUCCIÓN 100.00 1.09 1.45 0.86 0.77 2.31 0.76 4.61 5.36 0.44 3.95 3.84 2.93 2.43 8.88 5.26 6.68 3.05 1.75 1.63 3.73 3.85 1.02 0.32 2.81 7.81 5.79 1.35 2.87 0.66 6.66 1.37 3.74 ELEC- COM ERCIO , TRIRESCIDAD, TAURANLUZ Y TE Y AGUA HOTELES 100.00 100.00 100.00 100.00 100.00 0.15 0.39 0.91 35.36 8.57 1.84 1.57 2.97 1.53 4.29 0.53 0.56 1.43 1.74 4.02 1.24 0.23 0.08 3.03 0.7 1.17 0.36 0.38 1.59 0.36 3.82 11.12 3.67 0.05 3.56 0.3 2.47 2.25 3.34 0.12 0.07 6.57 0.13 0.27 4.4 15.28 1.23 5.24 0.43 1.65 6.15 15.96 1.28 1.33 0.17 9.79 1.04 5.26 2.93 0.21 2.33 0.76 2.73 0.27 3.49 0.74 3.39 0.99 0.19 0.75 2.16 0.72 0.8 1.51 0.47 2.9 3.86 27.74 0.55 6.06 1.14 0.87 5.13 6.59 2.48 2.15 1.26 6.38 1.01 3.2 1.29 0.97 2.9 0.99 1.78 1.33 3.16 0.35 6.41 1.98 1.11 0.93 5.34 1.04 1.38 4.15 3.97 9.75 2.24 4.45 1.71 3.81 5.09 3.99 1.97 3.83 3.12 0.52 0.24 5.44 1.06 2.97 1.58 0.51 2.41 2.15 4.07 2.04 8.45 0.57 8.19 2.10 0.96 1.17 4.06 0.55 0.88 3.04 0.45 1.00 7.34 18.67 1.05 3.14 1.61 0.76 7.57 10.82 1.83 1.18 0.39 7.95 1.11 2.93 1.7 3.31 1.67 2.14 3.45 0.98 3.02 0.37 3.78 1.47 0.64 TRANSPOR TE, ALM ACENAJE Y COM UNICACIONES SERVICIOS COM UNALES, SOCIALES Y PERSONALES 100.00 SERVICIOS FINANCIEROS, SEGUROS, ACTIVIDADES INM OBILIARIAS Y DE ALQUILER 100.00 1.37 3.66 0.51 0.52 3.03 0.8 1.08 4.3 24.33 0.95 3.7 1.68 1.00 6.80 10.16 1.92 1.38 0.52 7.43 1.06 2.9 2.09 1.09 1.62 1.99 2.93 0.82 3.87 0.49 3.92 1.51 0.55 1.18 3.64 1.07 0.51 2.05 0.41 2.05 2.99 29.92 1.25 3.14 1.55 1.29 4.99 9.43 2.56 1.02 0.5 7.01 1.77 3.35 1.14 1.63 1.41 2 1.95 1.23 2.39 0.5 3.96 1.42 0.69 1.01 2.98 0.61 0.95 2.22 0.48 1.96 3.05 31.23 1.18 2.7 1.72 1.37 5.2 8.46 1.97 1.56 0.69 7.43 1.43 3.03 1.43 1.39 1.5 2.06 2.52 1.38 2.34 0.52 3.45 1.47 0.74 100.00 Fuente. Cuaderno de información oportuna regional. No. 95. Primer semestre de 2008. Tabla 1.2.5, INEGI Apéndice 13. Población desocupada (14 y más años), 2006-2008 P o b la c ió n d e so c u p a d a - 1 4 y m á s a ñ o s - 2 0 0 6 - 2 0 0 8 - n a c io n a l ( P o r c e n ta je ) P er io d o 2 0 0 6 P/ E n ero F ebrero M arz o A br i l M ayo J u n io J u lio A g os t o S ep ti em b r e O c tu b r e N ov i e m b r e D ic ie m b r e P r o m e d io 2 0 0 6 20 07 E n ero F ebrero M arz o A br i l M ayo J u n io J u lio A g os t o S ep ti em b r e O c tu b r e N ov i e m b r e D ic ie m b r e P r o m e d io 2 0 0 7 20 08 E n ero F ebrero M arz o A br i l M ayo J u n io P r o m e d io 2 0 0 8 N OTA: P/ FUENTE: P ob l a c i ó n d e 1 4 a ñ os y m á s T ot a l P o b l a c i ón e c o n ó m ic a m e n te a c tiv a ( P E A ) P ob l a c i ó n n o e c o n ó m ic a m e n te a c tiv a ( P N E A ) C om p os i c i ó n d e l a p ob l a c i ó n eco n ó m ica m en te a c tiv a T o ta l P o bl a c i ó n ocu p ada P o b lació n d e so c u p a d a 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 5 8 .0 3 5 8 .3 8 5 8 .5 6 5 8 .3 9 5 8 .6 1 5 8 .2 2 5 9 .7 5 5 9 .5 2 5 8 .1 9 5 9 .2 3 5 9 .8 7 5 8 .0 4 4 1.97 4 1.62 4 1.44 4 1.61 4 1.39 4 1.78 4 0.25 4 0.48 4 1.81 4 0.77 4 0.13 4 1.96 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 9 6.47 9 6.28 9 6.57 9 6.69 9 7.12 9 6.67 9 6.02 9 5.97 9 6.02 9 5.98 9 6.42 9 6.53 3 .5 3 3 .7 2 3 .4 3 3 .3 1 2 .8 8 3 .3 3 3 .9 8 4 .0 3 3 .9 8 4 .0 2 3 .5 8 3 .4 7 3 .6 1 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 5 7 .8 5 5 8 .9 6 5 8 .4 3 5 8 .5 2 5 8 .8 6 5 8 .5 2 5 9 .2 6 5 8 .8 7 5 7 .6 2 5 9 .7 1 6 0 .1 1 5 9 .3 9 4 2.15 4 1.04 4 1.57 4 1.48 4 1.14 4 1.48 4 0.74 4 1.13 4 2.38 4 0.29 3 9.89 4 0.61 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 9 6.04 9 5.98 9 5.99 9 6 .4 9 6.77 9 6.74 9 6.05 9 6.08 9 6.13 9 6.07 9 6.54 9 6 .6 3 .9 6 4 .0 2 4 .0 1 3.6 3 .2 3 3 .2 6 3 .9 5 3 .9 2 3 .8 7 3 .9 3 3 .4 6 3.4 3 .7 2 100 100 100 100 100 100 5 7 .9 2 5 8 .7 3 5 8 .3 5 5 9 .4 9 5 8 .8 7 5 8 .8 6 4 2.08 4 1.27 4 1.65 4 0.51 4 1.13 4 1.14 100 100 100 100 100 100 9 5.94 9 6.19 9 6.22 9 6.39 9 6.76 9 6.45 4 .0 6 3 .8 1 3 .7 8 3 .6 1 3 .2 4 3 .5 5 3 .6 8 l a s u m a d e l a s c i fr a s p a r c i a l e s p u e d e n o c o i n c i d i r c o n e l t o t a l d e b i d o a l r e d o n d e o . C i fr a s p r e l i m i n a r e s a p a r t i r d e l a f e c h a e n q u e s e i n d i c a . I N E G I . E n c u e s t a N a c i o n a l d e O c u p a c i ón y E m p l e o ( E N O E ) . P o b l a c i ó n d e 1 4 a ñ o s y m á s . 317 Apéndice 14. Figura 5.1 La calidad de vida. Porcentaje de respuestas optando por la libertad individual (respuesta a) 89 Rumania 81 74 Canadá 71 69 68 67 66 65 64 63 63 Rep. Checa Suiza Finlandia Australia 61 60 60 59 59 Suecia Bulgaria P aíses Bélgica 57 56 Noruega 54 53 53 52 52 Alemania Italia 50 Grecia 46 45 44 44 44 Portugal Bahraín 42 41 41 40 40 39 Francia Brasil Japón 37 México 32 31 30 Egipto 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 % Fuente. Geert Hofstede, “Culture´s Consequences: International Differences in Work-Related Values”, Volume 5, Cross-Cultural Research and Methodology Series, USA, Sage Publications, 1980. 318