INTRODUCCIÓN - CGT de los Argentinos

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INTRODUCCIÓN - CGT de los Argentinos
La CGT de los Argentinos en Rosario
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo constituye un estudio sobre la influencia que tuvo el
desarrollo de una de las corrientes sindicales de la década del 60’, representada por la
C.G.T de los Argentinos, en la ciudad de Rosario y su zona de influencia, en el lapso que
abarca desde su nacimiento en 1968, hasta su desaparición, como estructura
organizativa, en 1969.
A pesar de su corta existencia, esta central marcó una profunda ruptura con
respecto a ciertas prácticas sindicales instaladas en el movimiento obrero organizado, y al
mismo tiempo produjo, importantes modificaciones en las estrategias de lucha de los
trabajadores organizados, las cuales perdurarán aún después de su desarticulación como
instancia de organización sindical.
Desde esta perspectiva, consideramos que la C.G.T. de los Argentinos constituyó
uno de los intentos más relevantes por conformar una organización capaz de expresar a
una clase obrera en transición, dispuesta a reformular sus instrumentos reivindicativos,
pero sobre todo su marco político.
Es necesario tener en cuenta, a la hora de abordar nuestra problemática, que la
misma se encuentra englobada en lo que Ricardo Falcón denomina la “cuestión obrera
urbana”, en donde no solamente es importante el papel que juega el movimiento obrero
organizado en la constitución de la misma, sino que también adquieren relevancia actores
sociales con diversas prácticas y estilos organizativos.
En este sentido, junto a Ricardo Falcón sostenemos que la cuestión obrera, (en el
período de tiempo estudiado), fue la principal manifestación urbana de la cuestión social,
entendiendo a la misma como abarcadora de la cuestión obrera y como aquella que
refleja “las contradicciones y problemas que surgen en el proceso de construcción
capitalista”1.
Metodológicamente, nuestro trabajo está auspiciado por la combinación de
enfoques provenientes de la historia social y la historia política; los cuales son
1
Falcón, Ricardo. “ Notas sobre la cuestión social en Argentina”, en Cuadernos del CIESAL, Año 6, Nº
6-7 ( 1999 - 2000), pág. 189.
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instrumentadas como disciplinas afines que contribuyeron en la indagación de la
problemática investigada.
Además, fue necesario utilizar ciertas herramientas que corresponden a lo que
denominamos historia oral. Esta metodología nos facilitó la posibilidad de acceder a un
diagnóstico básico sobre las experiencias vividas por el movimiento obrero organizado y
sus integrantes, en el complejo proceso de los años 68 y 69 en Rosario y su zona de
influencia.
Esto resultó fundamental a la hora de subsanar la manifiesta escasez de fuentes
escritas en torno a la cuestión estricta de Rosario, lo cual tratamos de complementar con
el testimonio de actores relevantes, como así también con la prensa de diverso género,
existente en el período de estudio.
Para el abordaje del tema hemos dividido este trabajo en tres partes principales.
En la primera, se analiza la importancia que imprimió para el movimiento obrero, el
gobierno de Juan Domingo Perón, estableciéndose entre ambos una compleja relación
que determinó y marcó profundamente la segunda mitad del siglo veinte en la Argentina.
En este primer apartado, también realizamos un recorrido histórico por la
experiencia de la “Resistencia Peronista” y los programas de “La Falda” y “Huerta
Grande”, los cuales son considerados los antecedentes discursivos y prácticos más
inmediatos de lo que escogimos como objeto de investigación.
La segunda parte del trabajo consta de un análisis acerca de la repercusión, que al
interior del movimiento obrero organizado y los diferentes actores de la sociedad civil,
produjo el advenimiento de la denominada “Revolución Argentina”.
En el mismo, se parte de la descripción de los principales características del
proyecto político que impulsó el gobierno de facto encabezado por el General Onganía,
las cuales dieron lugar a la emergencia de prácticas sindicales confrontacionistas en
diversos centros urbanos, en donde es posible tender un puente, entre la situación de
crisis por al que atravesó dicho proyecto y la aparición de organizaciones que pugnaron
por su deposición.
Finalmente, la tercera parte constituye un estudio de caso en el cual se analiza la
constitución de la CGT de los Argentinos en Rosario y sus zonas aledañas. En el
acercamiento a las particularidades de nuestro objeto de investigación, daremos muestra
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de las diversas características de su orígen, lo cual nos posibilitará la realización de un
ejercicio comparativo entre las semejanzas y diferencias entre la estructura sindical a
nivel regional y la nacional.
En esta última parte del trabajo, le daremos fundamental importancia, a los
hechos históricos conocidos bajo el nombre de “Rosariazos”, en los cuales fue clave la
confluencia de la CGT de los Argentinos con otros movimientos y sectores
contestatarios de diversa índole.
Este objetivo, resulta coherente con nuestra intención de sostener al proyecto
político de la CGT de los Argentinos en Rosario, como una experiencia genuina que
cobijó en su seno a diversos sectores sociales, anteriormente ajenos a las prácticas e
ideales del movimiento obrero organizado.
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La CGT de los Argentinos en Rosario
PRIMERA PARTE
LAS ORGANIZACIONES SINDICALES A PARTIR DE LA CAIDA DEL
PERONISMO, EN 1955.
La construcción de una relación compleja
Con la llegada de Juan Domingo Perón a la Secretaría de Trabajo y Previsión en
septiembre del 43’, se abrió paso a un período de fuerte presencia estatal en las
cuestiones relacionadas con el movimiento obrero organizado.
Aunque los arbitrajes económicos del gobierno del General Justo en 1932 fueron
antecedentes de este perfil, es en la década posterior cuando realmente se consolidó un
modelo estatal intervencionista que se enmarcara en una estrategia política de apertura
hacia los trabajadores organizados.
Esta relación entre el movimiento obrero organizado y el Estado transformó
cualitativamente el escenario político, ya que, junto a Louise Doyon, planteamos que
... el Estado no regulaba las relaciones obrero patronales; intervenía sólo cuando un
conflicto amenazaba alterar el orden social y usualmente limitaba su intervención a la
.
El 27 de octubre de 1943 Juan Domingo Perón fue designado director del
Departamento Nacional del Trabajo y desde allí comenzó a diseñar un programa social
que acercó a los trabajadores y sus organizaciones sindicales al Estado. En definitiva,
esta posición partió de una concepción diferente a la de los gobiernos anteriores, ahora
era el propio gobierno el que auspiciaba el rol económico y político de los sindicatos.
En este nuevo marco, se comenzarán a tejer complejas relaciones que con el
correr de los años serán determinantes para el movimiento obrero, por eso junto a Little
2
aplicación de sanciones represivas contra los trabajadores implicados...”
2
Doyon, Louise. “El crecimiento sindical bajo el peronismo”, en La Formación del Sindicalismo
Peronista, Comp. Juan Carlos Torre, Editorial Legasa, Buenos Aires, 1988, pág. 173.
4
La CGT de los Argentinos en Rosario
sostenemos que “... cuando se forjó la alianza popular entre 1943 y 1946, ésta fue un
proceso complejo, oscilante, pero esencialmente limitado, los dirigentes que apoyaron
.
Con el ascenso de Juan Domingo Perón a la Presidencia de la Nación, la relación
entre el movimiento obrero y el Estado se transformaron notoriamente, demostrando que
los años 1946 - 1955 marcarán a fuego la compleja interacción entre el movimiento
obrero organizado y el Estado peronista.
En este período, el Estado tuvo decididamente un rol importante en el proceso de
organización de la clase trabajadora, resultando relevante al interior de las estructuras
sindicales, y posicionándose como el agente clave en la armonización de los conflictos de
intereses entre un movimiento obrero en ascenso y diversos sectores de la burguesía.
Esta posición conciliadora a la que se aprestaba, resulta importante ya que
“...sólo a través del Estado se podía evitar el conflicto de clases y, en última instancia,
a Perón lo hicieron a partir del cálculo de que convenía a sus mejores intereses...”
3
la revolución (...) sólo con la mediación del Estado como socio igualitario se podía
reconciliar al trabajo con el capital... ”
4
.
Esta estrategia, resulta clave a la hora de comprender como los sucesivos
gobiernos trataron de integrar a la llamada “cuestión peronista”5, problemática
fundamental para nuestra investigación, ya que el éxito o fracaso de dichas estrategias
repercutirán en las prácticas sindicales posteriores.
El primer gobierno peronista estuvo signado por un alto grado de incorporación
de los trabajadores a la comunidad política nacional, en donde los mismos tuvieron la
posibilidad de defender sus intereses a través de sus propias organizaciones; como así
también, pudieron acceder a derechos civiles, y en este sentido es que creemos que con
la concreción de estas características se plasmó una definitiva “institucionalización de la
6
clase obrera” .
3
Little, Walter. “La Organización Obrera y el Estado Peronista, 1943 - 1955”, en La formación del
Sindicalismo Peronista, Comp. Juan Carlos Torre, Editorial Legasa, Buenos Aires, 1988, pág 276.
4
Little, Walter., op, cit, pág. 269.
5
Este concepto lo retomaremos en el análisis de los gobiernos de Frondizi e Illia fundamentalmente, y
recalcamos su importancia a la hora de interiorizarnos acerca de ciertas características objetivas y
subjetivas del movimiento obrero posterior al 55’.
6
Juan Carlos Torre considera al período 1946 - 1955, como el período en el que se establece la definitiva
“institucionalización de la clase obrera Argentina”, para una mayor profundización del tema
consideramos importante su trabajo sobre “La trayectoria del sindicalismo entre 1955 y 1973”.
5
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Esta referencia, señala la importancia del peronismo a la hora de conjugar en la
práctica y en el discurso, una verdadera redefinición del papel de la clase obrera en la
sociedad. En definitiva, el peronismo venía a desequilibrar y a poner en duda la noción de
ciudadanía propia de la democracia liberal, que había concebido al trabajador en igualdad
de condiciones sólo en la teoría.
En este contexto, la clase obrera será reconocida como una fuerza social
autónoma, con reconocimiento y representación en la vida política nacional, teniendo la
posibilidad de tener acceso directo al Estado, a través de estructuras intermedias
representadas por los sindicatos.
Junto con esto, debemos plantear también que en el período peronista, la
disciplina partidaria verticalista inculcada por el propio Perón, acentuó la tendencia a la
burocratización y la formación de cuadros habituados a la misma. Muestras de ello
encontrámos en el grupo de dirigentes intermedios que habían ocupado la mayoría de las
cúpulas burocratizadas, y que luego de la caída de 1955, recuperaron buena parte de los
sindicatos en 1957 y, a pesar de su marginación política, lograron restablecer los
antiguos mecanismos de control interno.
Además de la creciente burocratización del movimiento sindical, en este período
se comenzaron a gestar prácticas asistenciales que a través de la creación de instituciones
y obras sociales, (con el previo apoyo del gobierno y una cierta colaboración del capital);
empezaron a organizar clínicas, centros de recreación, habitacionales, vacacionales, etc.
Esta relación entre el Estado y el movimiento obrero organizado correspondía a
una visión corporativista, en donde el Estado era considerado “... un espacio en el que
las clases podían actuar política y socialmente, unos junto con los otros para establecer
derechos y exigencias (...) el árbitro final de ese proceso podia ser el Estado, y en
definitiva la propia figura de Perón identificada con el Estado, pero éste no constituía
a esos grupos como fuerzas sociales, pues ellos tenían cierta independencia, así como
una presencia irreductible, social y, por lo tanto, política... ”
7
7
.
James, Daniel. “Resistencia e Integración”, El Peronismo y la Clase Obrera Argentina (1946 - 1976),
Editorial Sudamericana, Buenos Aires, Pág. 32.
6
La CGT de los Argentinos en Rosario
En este contexto, también se asistió a un período de madurez del modelo de
acumulación por sustitución de importaciones, en donde el número de establecimientos
industriales creció un 110% entre 1946 y 1952.
En su imponente obra “la formación de la conciencia nacional”, Hernández
Arregui retrata nítidamente la movilidad social ascendente en la que se encaminaba dicha
estructura social planteando que “... las capas bajas de la población conocieron
derechos de vida que le habían sido negados bajo el inexorable dominio material y
político de la oligarquía (...) el costo de vida, poniendo como número índice 100 para
1943, aumentó a 180 para 1949 (...) pero los salarios a 267 (...) los ahorros ese
mismo año pasaron de 82 pesos por persona a 210 (...) Argentina ofrecía el más alto
nivel de vida de América Latina y uno de los más elevados del mundo... ”
.
Estos cambios se reflejaron en respuestas políticas a ciertos cambios ocurridos en
la estructura socio - económica y por consiguiente en la estructura de clases, producto de
la influencia de factores internos y también externos, que en lo económico establecieron
una modificación del carácter tradicionalmente agro exportador, por el de una
orientación del proceso productivo con mayor énfasis en el desarrollo industrial.
Paralelamente a este destino, se desarrollaron con mayor fuerza sectores sociales
como las clases medias urbanas, la burguesía industrial y la clase obrera industrial,
originando una reorganización de la estructura social y una nueva estructuración de las
clases en el poder.
Un hecho clave en esta novedosa prefiguración de la idiosincrasia del movimiento
obrero, fue la sanción en 1945 del decreto 23. 852. Este tenía el objetivo de reglamentar
las Asociaciones Profesionales, asegurándole al movimiento obrero un rol activo en el
mercado de trabajo. De este decreto también se desprendían la posibilidad de una
confederación laboral única, abonando la estrategia de la unidad y cohesión del
movimiento obrero organizado.
Además de las evidentes mejoras sociales a las que accedió, el movimiento obrero
también consiguió reformular considerablemente su estilo y capacidad de organización e
influencia social. En este sentido, la estructura de organización impuesta a la expansión
sindical fue importante, ya que moldeó el futuro desarrollo del movimiento gremial.
8
7
La CGT de los Argentinos en Rosario
A partir de esto, el sindicalismo argentino se estructuró a través de sindicatos por
rama de actividad, (más allá de los casos aislados de representación por oficio y
empresa), en donde el monopolio de la representación lo tenía solamente un sindicato, el
cual era reconocido como agente de negociación. Su organización relacional era
piramidal, ya que surgía desde la base con los sindicatos a nivel local, pasaba por la
federación y terminaba finalmente en la confederación única.
Esto, de alguna manera señala que la conducción ejercida por el peronismo sobre
los trabajadores no puede explicarse solamente por los avances en el terreno social o
económico, sino que también tuvo que ver con “... su capacidad para refundir el
9
problema total de la ciudadanía en un molde nuevo, de carácter social... ” .
En este contexto surge con importante influencia la CGT como un actor
mediador entre el Estado y el movimiento obrero organizado, “... la relación entre los
sindicatos nacionales y la CGT sólo puede entenderse teniendo en cuenta la función
política cumplida por la confederación (...) bajo el régimen peronista el papel de la
CGT ya no se limitó a coordinar las políticas de sus miembros, como lo había hecho
hasta 1943...desde un principio, asumió la función de mediadora entre los sindicatos y
.
Dicha reformulación repercutió en las bases, en donde se formaron las
denominadas “comisiones internas de fábrica”, herramienta de lucha que sobrevivirá
hasta finalizada la década del 70 y que como bien puntualiza Doyon “... ofreció una
el Estado... ”
10
garantía efectiva para la implementación de la legislación laboral y los acuerdos
colectivos negociados por el sindicato, al crear directamente en la planta un cuerpo
orgánico reconocido, que pudo negociar con los patrones las demandas de los
trabajadores sin temor a represalias... ”
.
Lo que resulta evidente es que el peronismo llevó a cabo una integración real de
la clase trabajadora en donde, mientras la expansión en gran escala de la organización
sindical aseguraba el reconocimiento de la clase trabajadora como fuerza social en la
11
8
Hernández Arregui, Juan José. “La Formación de la Conciencia Nacional”, Buenos Aires, 1973, Pág.
406.
9
James, Daniel., op. cit., pág. 29.
10
Doyon, Louise. “ La Organización del Movimiento Sindical Peronista ( 1946 - 1955)”, en La
Formación
del Sindicalismo Peronista, Comp. Juan Carlos Torre, Editorial Legasa, Buenos Aires, 1988, Pág. 199.
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La CGT de los Argentinos en Rosario
esfera de la producción, también se asistió a la integración de esa fuerza social a una
coalición política emergente supervisada por el Estado.
Esto fue claro en la primer tramo del proyecto peronista, en el cual “... los
sindicatos se incorporaron a un monolítico movimiento peronista y fueron llamados a
actuar como agentes del Estado ante la clase trabajadora, que organizaban el apoyo
político a Perón y servían como conductos que llevaban las políticas de gobierno a los
trabajadores (...) a medida que, en la segunda presidencia, se perfiló más claramente el
Estado Justicialista, con sus pretensiones corporativistas de organizar y dirigir grandes
esferas de la vida social, política y económica, se tornó evidente el papel oficialmente
.
La gran mayoría de la conducciones sindicales anteriores al peronismo, pasaron al
nuevo movimiento llegando incluso a tener participación en listas de legisladores.
Muchos de ellos ocuparon cargos de importancia en la burocracia estatal: desde
ministerios hasta direcciones de empresas nacionalizadas.
Así, podemos sostener que a lo largo del período que abarca los años 1945 1955, el movimiento sindical cedió parcialmente su autonomía13 en la dimensión
estructural pero no en la ideológica, dada su identificación con la doctrina peronista.
De esta manera, la unidad del movimiento obrero alrededor del peronismo no se
cuestionó nunca y salvo puntuales excepciones, la mayoría de los sindicatos y su central
obrera permanecerá bajo los lineamientos del peronismo.
Esto no impidió el estallido de numerosos enfrentamientos, en los que el Estado
actuaba como mediador o árbitro, inclinando la balanza hacia la obtención de las
conquistas perseguidas. Incluso en ciertos conflictos entre el movimiento obrero
organizado y el Estado, en donde las bases obreras provocaban pugnas abiertas, no se
llegó a cuestionar el sustentamiento al peronismo como corriente política que los
representaba.
asignado al movimiento sindical: incorporar a la clase trabajadora a ese Estado... ”
12
11
Doyon, Louise., op. cit., pág. 191.
James, Daniel., op. cit., pág. 24.
13
Entendemos por autonomía sindical, cuando los sindicatos controlan sus propias condiciones de
existencia, comportamiento y funcionamiento. Por autonomía política nos referimos cuando el
movimiento sindical posee no sólo capacidad de tomar decisiones políticas autónomas sino también de
actuar independientemente de orientaciones políticas que no pertenecen a su clase y posee la posibilidad
de transformarse él mismo en eje de un nucleamiento político nacional, a través del cual puede
plantearse el acceso al gobierno.
12
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La CGT de los Argentinos en Rosario
El proceso o tendencia hacia la conformación de un sindicalismo unificado y
jerarquizado no se logro por el solo efecto de una ley o de las prácticas estatales, en la
década del 40’, la peronización de los grandes sindicatos de ramas industriales derivó de
un conjunto de factores determinados, en última instancia, por la propia dinámica del
modelo sustitutivo de importaciones.
La resistencia peronista
A partir del año 1955 el movimiento obrero mantuvo la gravitación social y
política que había adquirido desde 1945, posicionándose como factor influyente tanto en
aspectos relacionados con el desarrollo económico, como sobre aquellos emparentados a
conflictos alrededor del control del Estado.
El ascenso de la “Revolución Libertadora” encontrará a dicho movimiento, en un
alto grado de homogeneidad en su origen sociocultural y sus experiencias de vida,
además de ser la mayoría de sus integrantes, segunda generación obrera, lo cual sirvió
aun más para reforzar su condición de clase.
Es necesario plantear entonces, la existencia de dos variables de carácter
estructural que favorecieron el poder sindical posterior a la década del 50’, en primer
lugar, un “mercado de trabajo relativamente equilibrado” y en lo relacionado a su
estructura organizativa, una fuerte “cohesión política de la clase obrera”, con una
estructura sindical fuertemente agregada, no competitiva y centralizada14.
Además de estos determinantes estructurales, también existieron determinantes
de índole politico, que tuvieron que ver con el poder de presión que logró movilizar el
sindicalismo gracias a la debilidad política y la fragmentación social de las fuerzas a las
cuales enfrentó en los diferentes períodos de la historia argentina.
14
En cuanto a la “ fuerte cohesión política de la clase obrera”, es importante tener en cuenta el modelo
organizacional de la misma en donde: a) las unidades de encuadramiento sindical típicas han sido las
ramas de actividad, aunque hubo casos aislados de encuadramiento por oficio y empresa, b) el
monopolio de la representación sindical por unidad de encuadramiento, esto es, que sólo un sindicato es
reconocido como agente de negociación y c) la articulación de la estructura sindical en forma de
pirámide, desde el nivel local, pasando por la federación nacional, hasta la confederación única.
10
La CGT de los Argentinos en Rosario
Era evidente entonces, que una de las tareas centrales a la que se debía abocar la
“Revolución Libertadora”, era a la elaboración de una estrategia de integración de un
movimiento obrero que se sentía representado en su mayoría en la figura de Perón.
La solución propuesta por el gobierno fue extrema, ya que su análisis se
sustentaba en un menosprecio de la lealtad de los trabajadores hacia el peronismo,
planteando que esta relación, tenía origen en políticas demagógicas que habían logrado
manipular a una gran masa de trabajadores con bajos niveles de educación.
Para Aramburu la solución a la cuestión peronista tendría que ver con la
desaparición de la misma, a través de la proscripción de Perón y el partido como medidas
inmediatas, pero donde la destrucción de la propia identidad peronista sería clave para
dicho proceso.
Catalina Smulovitz plantea que fueron dos hechos fundamentalmente, los que
impidieron la consecución del planteo de la “libertadora”, “... el fracaso del intento de
desarticulación de la identidad peronista y la escisión del partido radical y sus
.
Estas singularidades fueron debidamente aprovechadas gracias al desempeño de
las llamadas 62 organizaciones peronistas, las cuales ejercían generalmente tareas
encaminadas más hacia lo político, mientras que la propia C.G.T., tenía un papel
específicamente sindical, mas allá que en la práctica ambas estructuras se confundían.
Daniel James plantea que “... las 62 organizaciones representaron para los
derivaciones... ”
15
gremialistas peronistas la primera organización justicialista completamente legal desde
el derrocamiento de Perón, y la utilizarán para coordinar su accionar y presionar al
gobierno tanto en el campo sindical como en la esfera política más general (...) en
rigor de verdad, ese era precisamente el gran desafío que enfrentaba la nueva
generación de dirigentes gremiales ”
.
Mas allá de ser uno de los antecedentes de nuestras preocupaciones en este
trabajo, desde una perspectiva comparativa, encontramos similitudes entre las
16
15
Smulovitz, Catalina. “En busca de la fórmula perdida: Argentina, 1955 - 1966”, en Desarrollo
Económico, Nº 121, Vol. 31, Abril - Junio, 1991, pág. 114.
16
James, Daniel. “Sindicatos, burócratas y movilización”, Editorial Sudamericana, en Nueva Historia
Argentina, Tomo 9, Capítulo III, Buenos Aires, 2003, pág. 126.
11
La CGT de los Argentinos en Rosario
características
que
llevó
adelante
la
denominada
resistencia
peronista
y
las
prácticas
sindicales que más adelante identificaron al accionar de la CGT de los Argentinos.
Desde
“resistencia
este
punto
peronista”
es
hasta
que
podemos
entrado
el
año
plantear
1973,
que
las
desde
prácticas
el
comienzo
sindicales
de
la
estuvieron
encaminadas en dos sentidos; uno centrado en el carácter reivindicativo, y otro que tuvo
que ver con huelgas, movilizaciones y nuevas formas de lucha sindical como fueron la
ocupación de fábricas, que forjaron prácticas que se mantuvieron en el tiempo.
... para el sindicalismo no quedaba otro
Como bien señala Juan Carlos Torre, “
camino que replegarse sobre su aislamiento político y acentuar el carácter no
integrable de sus demandas (...) de él habrían de extraer los cuadros sindicales la
fuerza moral para alistarse a un combate que no prometía éxitos seguros y sí, por el
contrario, contragolpes represivos... ”
A
nivel
cualitativo,
es
17
.
necesario
percatarse
de
las
transformaciones
que
ira
sufriendo el movimiento obrero posterior al 55’, las cuales repercutirán fuertemente en el
sindicalismo de la década del sesenta y setenta.
Estos cambios tuvieron que ver con la sindicalización de nuevos sectores
laborales, en donde se acentuarán la presencia de profesionales y técnicos. Además, se
asistirá a la dinamización de sectores que practicaban formas de asociacionismo gremial
de carácter neutro: maestros, periodistas, empleados de la justicia; que descubrieron y
realizaron una intensa gimnasia sindical.
Conjuntamente a esta novedosa dinámica de la estructura social, se generó un
impulso de trabajadores que a pesar de que su origen de clase media los había volcado a
prácticas organizativas inmovilistas en el pasado, ahora cambiarían totalmente su
fisonomía sindical, adoptando modalidades audaces en su accionar. Ejemplo de ello
fueron los numerosos sindicatos de empleados públicos.
Según Calello y Parcero “... la derrota, la desorientación y el reflujo del
movimiento popular, así como el rigor de la represión y los sacrificios de la lucha
clandestina, constituyeron la base de una nueva generación de dirigentes sindicales que
17
Torre, Juan. C. “La trayectoria del sindicalismo entre 1955 y 1973”, Biblioteca Política Argentina,
C.E.A.L. , Buenos Aires, 1986, pág 24.
12
La CGT de los Argentinos en Rosario
poco o nada tenían que ver con la aburguesada y vacilante jerarquía gremial del último
gobierno de Perón...”
.
En este período, las medidas de fuerza eran discutidas y aprobadas en asambleas
de delegados y el movimiento en su conjunto exhibía un aspecto descentralizado, propio
de la ilegalidad o clandestinidad en la que se encontraba la mayoría del movimiento
obrero.
El término resistencia significaba algo más que la alusión a la defensa de las
condiciones de trabajo y la organización dentro de la fábrica, con éste también se
englobaban un conjunto diverso de respuestas que iban desde la protesta individual, el
sabotaje, hasta actividades clandestinas más organizadas, incluyendo el propio
levantamiento militar.
En esta dirección surgieron documentos como, el “informe general y plan de
acción”, redactado por John William Cooke, en el cual se planteaba la posibilidad de una
vía insurreccional, a través de comandos clandestinos y organizaciones ilegales y
semilegales conformadas por la clase obrera.
Las huelgas, con alta participación activa y a menudo prolongadas, contribuyeron
a fortalecer la solidaridad entre los cuadros y las bases, generándose una rápida
recuperación de las luchas obreras entre 1956 y 1958, poniendo de manifiesto el eco
alcanzado por una acción sindical que tuvo como función reforzar la unidad y lograr su
reconocimiento como portavoz político y gremial de la clase obrera.
Las demandas más importantes en los años de la resistencia, estuvieron
encaminadas hacia el retorno de Perón, a nivel político, mientras que en el plano
meramente gremial se batalló por el restablecimiento de la Ley de Asociaciones
Profesionales, la cual habilitaría a los sindicatos de cara a ciertos derechos adquiridos,
que por el momento permanecían suspendidos.
Dentro del marco puntualmente legal, se dictó el decreto 7.107, que excluía de la
actividad sindical a todos aquellos que habían tenido cargos representativos entre 1952 y
septiembre de 1955, y junto con esto se proscribían todas las actividades políticas
peronistas.
18
18
Calello, Osvaldo - Parcero, Daniel. “De Vandor a Ubaldini”, Biblioteca Política Argentina, C.E.A.L.,
Tomo 1, Buenos Aires, 1984, pág. 19.
13
La CGT de los Argentinos en Rosario
Otra de las medidas de la “Libertadora” fue el decreto 2.739, que tenía la
intención de autorizar a los empleadores a eliminar lo que se definía como “obstáculos a
la productividad”. Esta medida, junto con la suspensión de las comisiones internas de
fábrica, vigentes desde 1955, fueron las que golpearon definitivamente al corazón de la
militancia sindical pos - peronista.
Es importante tener en cuenta que para una clase obrera incorporada, la
existencia del sindicalismo significaba una conquista irreversible, transformándose en la
herramienta por la lucha en pos de mejores condiciones de vida y trabajo.
Ante este panorama, con la limitación al derecho al voto, asociación y huelga, la
Revolución Libertadora no hizo más que actuar sobre una fuerza social ya previamente
reconocida e insertada institucionalmente.
La mayoría de los sindicatos estaban en manos de dirigentes peronistas y en el
caso puntual de la C.G.T., esta tendencia fue casi unánime. Para tener en cuenta la
dimensión de lo planteado, podemos remitirnos a los datos del año 1960, en donde del
total de los sindicatos comprendidos en la C.G.T., el 52,2% se alineaba en el peronismo
sindical, mientras que el resto se nucleaba en los 32 gremios democráticos o en el
M. U. C. S.
Por esto, retomando a Torre afirmamos que fueron “... las reiteradas
proscripciones recaídas sobre el partido peronista llevaron a los sindicatos a
desempeñar, junto a su función propia de la defensa profesional de los trabajadores, la
función sui generis de representarlos también en sus lealtades políticas mayoritarias...
”19.
Contrariamente a lo que se había buscado a través de la política represiva desde
el gobierno, se generó progresivamente un relevo en los cuadros dirigentes que dinamizó
las capas directivas de los diferentes sindicatos.
El objetivo de esta nueva dirigencia al mando de los sindicatos fue, según las
palabras del propio Vicente Armando Cabo, “... debilitar a la dictadura, obligarla a
20
dar una salida electoral y traer nuevamente a Perón al país... ” .
19
Torre, J. C., op. cit., pág 12.
Entrevista realizada por O. Calello y Daniel Parcero a Vicente Armando Cabo, quien durante la
Resistencia Peronista se desempeñó como secretario general de la CGT Auténtica junto con Andrés
Framini.
20
14
La CGT de los Argentinos en Rosario
Este conjunto de medidas represivas fue contraproducente para la propia
“Revolución Libertadora”, ya que el propio golpe de estado fue fruto, desde un
comienzo, de una coalición conformada por los propietarios rurales, sectores del
empresariado industrial y las clases medias, con una diversidad de objetivos que acobijo
una debilidad creciente, y que fuera de la drástica represión que lanzó contra los
partidarios del peronismo, no alcanzó a articular una política consistente.
En este crítico clima político, aquellos que habrían interrumpido el segundo
gobierno de Perón decidieron abrir el juego electoral, lo cual fue la ocasión para el
estallido de un premonitorio conflicto entre Perón y el nuevo equipo de líderes sindicales,
ya que el primero proponía el boicot a dichas elecciones y el reconocimiento como
autoridades legales a las anteriores a 1955, que conformarían una central obrera
clandestina.
Por el contrario, para muchos sectores de la resistencia el llamado a abstenerse o
votar en blanco propuesto por Perón tenía poco que ofrecer, ya que el apoyo a la
candidatura de Frondizi tenía muchos atractivos, entre los cuales se encontraba, la
reconstrucción de la CGT, la convocatoria a elecciones en todos los sindicatos (incluso
los no normalizados), entre otras cuestiones.
En ese momento se comenzaron a divisar ciertas rupturas al interior del
movimiento obrero, que aunque no fueron definitivas, marcaron posiciones encontradas
en las filas sindicales. En este sentido es muy pertinente lo esbozado por Mónica Gordillo
cuando plantea que “... las divisiones planteadas dentro del peronismo se pusieron
tempranamente
en
evidencia
entre
quienes
querían
mantener
una
línea
de
intransigencia y profundizar los contenidos revolucionarios y los que, una vez abierto
el juego político con las elecciones de 1958, intentaron posicionarse dentro del
sistema...
21
”
Con
.
el
ascenso
de
Arturo
Frondizi
al
poder
no
sólo
culminarían
momentáneamente los años de proscripción, sino que también se dará por finalizada una
etapa
de
resistencia
que
reorientó
y
marcó
fundamentalmente
las
prácticas
del
movimiento obrero argentino de cara a sus futuras luchas.
21
Gordillo, Mónica. “Protesta, rebelión y movilización: de la resistencia a la lucha armada, 19551973”, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2003, pág. 337.
15
La CGT de los Argentinos en Rosario
Sostenemos que con la victoria del Radicalismo Intransigente en 1958, se da una
interrupción al período denominado como “ Resistencia Peronista”, esta interpretación
lejos de ser original, ha sido planteada por diversos autores como Gordillo, Torre y
James.
El cambio en cuanto a las percepciones de la clase obrera, como el clima
benevolente que rodeo a los años 1958 - 1961, no significan la desaparición de prácticas
surgidas del seno de la etapa de la resistencia “... la etapa de la resistencia no culminó
en 1958, pero si hasta entonces predominaron, en forma casi exclusiva, las vías de la
conspiración y la clandestinidad, al estar vedados otros mecanismos de presión... ”
22
.
Los programas de “La Falda” y “Huerta Grande”
Cuando planteamos la necesidad de dar muestras de las herencias del sindicalismo
combativo, es necesario, además de rastrear ciertas prácticas como las de la Resistencia
Peronista, retomar el matiz programático que todo movimiento organizado plasma en su
historia.
En el orden de lo meramente discursivo, o como ideas y propuestas rectoras de el
sindicalismo combativo, cobran gran importancia los programas de “La Falda” y “Huerta
Grande”, ambos redactados en períodos de máxima hostilidad hacia el peronismo, y en
donde un sector de dicho movimiento se volcó a propuestas y medidas más radicalizadas.
El programa de la Falda surge en un contexto de intensa resistencia y
proscripción de la clase trabajadora. Quienes suscribieron este programa fueron los
sindicatos constituidos en las 62 organizaciones, sector que había resultado decisivo en la
Comisión Coordinadora Intersindical de Gremios Normalizados conformada a principios
de 1957.
Redactado en 1957 en un plenario nacional realizado en conjunto con
delegaciones regionales de la CGT; este documento está recorrido por tres ejes
neurálgicos, los cuales estaban constituidos por lo social, lo económico y lo político,
donde las principales propuestas eran, entre otras, el control estatal del comercio exterior
16
La CGT de los Argentinos en Rosario
y el crédito, la liquidación de los monopolios extranjeros vinculados a la importación y la
exportación, la planificación de la comercialización, la nacionalización de las fuentes
naturales de energía y los frigoríficos extranjeros, la expropiación del latifundio y el
control obrero sobre la producción y la distribución de la riqueza nacional.
La importancia del programa de la Falda radica en la posibilidad de establecer un
proyecto, en todos sus sentidos, que remarcaría notablemente los cimientos
contestatarios del movimiento que había cobijado como columna vertebral a los
trabajadores.
Y aunque si bien es cierto, que la primera y tercera parte del programa eran una
reactualización de los principios básicos del peronismo, algunas posiciones del mismo
eran más radicalizadas, llegándose a plantear la necesidad de un programa agrario; o en
el hecho de bregar por la solidaridad de la clase trabajadora con las luchas de liberación
de los pueblos oprimidos en pos de una política internacional independiente.
Esta radicalización era evidente cuando se proponían medidas como el control
obrero de la producción y distribución de la riqueza mediante la participación en
elaboración y ejecución de los planes económicos y en la dirección de las empresas
públicas y privadas y el control popular de los precios.
Además era la primera señal de profundización de ciertas demandas y medidas
que excedieran el reclamo meramente reivindicativo, relegando momentáneamente a
segundo plano la consigna por la que habían luchado la mayoría de los resistentes: “la
vuelta de Perón”.
En definitiva, el programa de “la Falda” era el salto cualitativo que el sindicalismo
contestatario había realizado al pasar desde la mera resistencia, a la diagramación de
coordenadas económicas, sociales y políticas que tenían como clave sustancial la
profundización del programa nacional popular en pos de un socialismo nacional.
El programa de la Falda tenía como principales ejes, el rol central del Estado en
cuanto a la soberanía política a nivel externo, propugnando políticas distributivas y de
control hacia el mercado interno, en donde se caracterizaba a la gran burguesía industrial
y terrateniente como el actor oligárquico a combatir por parte de un sindicalismo que se
22
Gordillo, Mónica. “Córdoba en los 60, la experiencia del sindicalismo combativo”, Taller General de
Imprenta, Córdoba, 1999, pág. 78.
17
La CGT de los Argentinos en Rosario
entendía como un actor que debía mantener una mayor injerencia en los destinos
políticos del país.
Para Mónica Gordillo fue el sector ortodoxo del sindicalismo el que promovió el
plenario a realizarse en la Falda, además de esta apreciación coincidimos con la autora en
que el mismo representó el punto más avanzado del sindicalismo peronista.
A partir del plenario nacional de delegaciones de la CGT realizado en la Falda en
1957, se empezarán a visualizar evidente fracturas al interior del movimiento obrero
organizado, que aunque no siempre saldrán a la luz, recorrerán un largo período
histórico.
En relación a lo antes dicho, diversos autores como Abós o Gordillo señalan que
las tensiones en el movimiento obrero, en el lapso que abarca desde el año 1958 al 1973,
tienen dos características sobresalientes: a) se produjeron entre tendencias peronistas y
b) estas tensiones aunque llegaron a ser fuertes, nunca llegaron a producir una
.
Para este momento, la participación de los trabajadores fue protagonizada por
cuadros de segunda y tercera línea sindical que junto a los dirigentes de lo que se tituló la
CGT Auténtica, protagonizaron una lucha que en principio fue frontal, masiva y directa
contra el régimen de la “Revolución Libertadora”.
Puede considerarse que hacia fines de los 50’, comenzaron a manifestarse los
primeros indicios de una cultura contestataria y de denuncia que se afirmará en la década
siguiente. Estas características fueron frutos de los años posteriores a la caída del
gobierno de Perón, donde la clase trabajadora debió adaptarse a un nuevo contexto, en el
cual los sindicatos fueron adquiriendo mayor independencia del partido peronista y
debieron ocupar el vacío de poder existente.
Por su parte el gobierno de Frondizi, más allá de haber llegado al poder gracias al
voto del peronismo, generó expectativas en el comienzo ya que, además de suspender las
prohibiciones que pesaban sobre algunos sindicatos, sancionó la ley 14. 455 de
Asociaciones Profesionales, habilitando la oficialización de la Central General de los
Trabajadores como organismo de los trabajadores.
23
verdadera ruptura de la unidad sindical
23
Abós, Alvaro. “La columna vertebral. Sindicatos y Peronismo”, Editorial Legasa S.R.L, Buenos Aires,
1983, pág. 31.
18
La CGT de los Argentinos en Rosario
Siguiendo a Cavarozzi24, la etapa que se inició para entonces, puede ser
caracterizada como “semidemocrática”, ya que existían restricciones en la participación
en la vida política institucional de la mayoría de la población representada por el partido
justicialista.
Además, esta situación estuvo acompañada por mecanismos típicos del
“parlamentarismo negro”, que al margen de la actividad desplegada por el congreso, se
constituyeron en ámbitos donde discurría la vida política, se tejían alianzas y se
soportaban las presiones de los sectores populares marginados del ámbito natural de
participación.
De alguna manera, el pacto entre Frondizi y Perón había depuesto el intento de
aniquilar al peronismo propuesto por la “Libertadora”, abriendo el juego a nuevas
políticas de integración de los sectores peronistas.
La estrategia de integración frondicista fue denominada como “ por interpósita
persona”, en esta estrategia se seguía pensando en la importancia del éxito económico
como piedra fundamental para una cooptación (no atomización) de los sectores
peronistas.
De esta manera, se trataba de reformular la relación entre el poder sindical y el
propio Estado, entendiendo a los sindicatos como reguladores y mediadores de la clase
obrera. Esta relación resultaría más ideal que real, ya que en diciembre de 1958 se
produjo una brusca devaluación de la moneda y la eliminación de los controles de precios
que perduraban de la época peronista, medidas que repercutieron negativamente en las
remuneraciones de los trabajadores.
Junto con este programa recesivo, se promulgó una ley de radicación de
inversiones extranjeras, lo que daría lugar a uno de los mayores momentos de
efervescencia obrera, acontecido cuando se resolvió privatizar el frigorífico Lisandro de
La Torre, medida que provocó la ocupación del establecimiento por siete mil
trabajadores, los cuales luego de resistir fueron desalojados.
24
En este sentido es interesante la tesis plateada por Marcelo Cavarozzi en su obra “Autoritarismo y
Democracia”, en donde sostiene que para el momento del ascenso de Frondizi el sindicalismo ejercía
una doble función a saber: a ) la penetración en los mecanismos representativos a través del apoyo a
determinados candidatos o a la participación, cuando al peronismo le fue permitido, en las elecciones
parlamentarias y b) la acción de desgaste desde afuera bajo la forma de la conspiración o de grupo de
19
La CGT de los Argentinos en Rosario
En este contexto se llevará a cabo la movilización del sindicato de petroleros, que
denunciaban la sumisión a los monopolios extranjeros. A este tipo de acciones el
gobierno de Frondizi responderá con la sanción de la llamada ley de represión contra el
terrorismo, la cual fue aprobada más allá de la fuerte oposición que en el recinto ofreció
la UCR del Pueblo.
Este giro en la política desarrollista, también estuvo vinculado a la presión que
ejercieron las fuerzas armadas, obligando al gobierno a poner en marcha el “Plan
Conintes” (Plan de Conmoción interna del Estado) que legitimaba la participación de las
Fuerzas Armadas en la represión de toda manifestación.
Los principales impugnadores de la propuesta de integración desarrollista, fueron
los militares y a nivel partidario la Unión Cívica Radical del Pueblo. Este sector del
radicalismo había percibido la derrota electoral como una derrota ilegítima, ya que
además de haber sido desplazados de su propio partido, el sector triunfante, había
consolidado una alianza con el peronismo para poder ser gobierno, estrategia decisiva en
el triunfo del radicalismo intransigente.
Por su parte, los militares le reprochaban su actitud opositora en relación a la
Revolución Libertadora, además de que con su pacto con Perón, Frondizi echaba por
tierra toda posibilidad de un frente antiperonista, objetivo clave para el saliente gobierno
revolucionario.
Más allá de la oposición militar y radical, fue determinante para la crisis de la
estrategia desarrollista la impugnación del propio peronismo, ya que al no poder
incorporar realmente ni al partido ni a Perón, el peronismo volvería a ocupar el rol de
oposición.
Esta ofensiva peronista, se reflejó con nitidez en marzo de 1962, en ocasión de
las elecciones en las que el peronismo logrará derrotar a los restantes partidos políticos,
punto que selló definitivamente la intención golpista que se venía pergeniando.
A esta altura, la recesión era inevitable y una creciente paralización del aparato
productivo era notoria. Esto tenía su principal causa en la caída del consumo popular,
debido a que el ingreso se había trasladado regresivamente de forma directa a el sector
industrial y al capital extranjero e indirectamente en sectores parasitarios de la economía.
presión contra los distintos planes de los gobiernos, tendiente a crear las condiciones para el retorno de
20
La CGT de los Argentinos en Rosario
Esta crítica situación se podía comparar con las cifras de los conflictos que se
dieron en ese año, en donde la cantidad de trabajadores en huelga alcanzó el medio
millón, sin contabilizar las huelgas generales, cifras superadas solamente en los años
1956 y 1959.
Bajo el impacto de las derrotas y de la penuria económica se produjo un reflujo
de la intensa participación de masas que había acompañado hasta entonces a la acción
sindical. Los acuerdos negociados en el marco de la debacle acentuaron este retroceso
mediante disposiciones que recortaban, las atribuciones de los órganos privilegiados de la
militancia de base, las comisiones internas de empresa.
El sindicalismo peronista se encontró, de pronto, paralizado, precisamente en el
momento en que la lucha por su reconocimiento en el sistema político parecía culminar
con éxito.
Las nuevas ramas productoras de bienes durables y bienes de capital se expandían
mientras las empresas ligadas al consumo de los asalariados entraban en una fase de
relativo estancamiento, parecía como si la estructura productiva se moviera hacia un
modelo dualista con exclusión de los sectores obreros y en el que sólo una fracción de
éstos tendría cabida, trabajando para un mercado compuesto por los grupos sociales de
altos ingresos.
Juan Carlos Torre relata certeramente el clima que se percibiría durante el año
1961 en donde “... tres paros generales consiguieron quebrar la rígida política de
salarios, llevaron a la renuncia de tres ministros de Economía y devolvieron al
sindicalismo una fortaleza que parecía haber perdido...”
25
.
Más allá de que esta potencialidad era menor en cuanto a los índices de
combatividad presentados durante la etapa de la resistencia, hay un hecho relevante que
se produce en el año 1961, nos referimos a la normalización de la CGT, conformándose
una comisión provisoria en donde prevalecía la idea de mantener una representación
equitativa entre los gremios independientes y aquellos provenientes del tronco peronista.
La Comisión Provisoria inició el diálogo a través de peticiones dirigidas al
Ministerio de Trabajo, en donde las demandas iban desde la amnistía para todos los
trabajadores no involucrados en delitos comunes, la libertad a todos los detenidos a
Perón.
21
La CGT de los Argentinos en Rosario
disposición del Poder Ejecutivo Nacional, la normalización de los gremios intervenidos y
la devolución de la personería gremial a algunos sindicatos, entre otros reclamos
planteados.
Ante la negativa a dar respuestas a estas demandas, la central realizaría el primer
paro posterior a la devolución de la central, el mismo fue de 24 horas para el día 18 de
julio y contó con un fuerte apoyo de las masas trabajadoras.
Exactamente al año siguiente, es que se realizaría un plenario en la localidad
Cordobesa de Huerta Grande, en donde resaltó la ausencia del ala negociadora del
movimiento obrero peronista, lo cual demostraría la presencia de dos líneas de acción al
interior del sindicalismo, una dispuesta al diálogo, en donde dirigentes como Vandor y Di
Pascuale serían los referentes, y otro sector conformado mayoritariamente por los
nucleados en las 62 organizaciones que lograría una mayor profundidad ideológica.
El sector combativo en el que se inscriben los nombres de Framini y Amado
Olmos como íconos, es el que generará la profundización del programa de La Falda, y
con ello, la consolidación de prácticas y discursos contestatarios dentro del sindicalismo,
los cuales tendrán eco hasta entrada la década del 80’.
El programa redactado en la localidad cordobesa fue el antecedente programático
más inmediato de la constitución de la CGT de los Argentinos, “... el programa de
Huerta Grande fue retomado con buenas intenciones de llevarlo adelante, cuando
Ongaro gana la mayoría en el congreso Amado Olmos pero el vandorismo no le
entrega el edificio de Azopardo... Ongaro entonces debe instalarse en su propio
sindicato y organiza la CGT de los Argentinos, teniendo como base de la organización,
.
Andrés Framini en esta entrevista, hace referencia al conocido congreso al cual se
lo designó con el nombre del recientemente fallecido dirigente de la sanidad “Amado
Olmos”, importante figura en la lucha contra la burocracia sindical entreguista.
En cierta medida, el programa de “Huerta Grande” refrescaba algunas propuestas
de programas anteriores, pero había una serie de proposiciones que definitivamente
dejaban visualizar el giro hacia la izquierda que había emprendido un sector importante
del sindicalismo argentino.
el programa de Huerta Grande... ”
26
25
Torre, J. C., op, cit., pág. 30.
22
La CGT de los Argentinos en Rosario
En relación a programas anteriores, los diez puntos elaborados en Huerta Grande
ponían de relieve el semicolonialismo bajo el cual se encontraba preso nuestro país,
proponiendo por contrapartida ampliar la política de nacionalizaciones en áreas como la
siderurgia, acompañado ahora, por una fuerte impronta estatista en lo que se refiere al
sistema financiero.
Las propuestas de abolición del secreto comercial y abolición de los latifundios a
través de la confiscación, fueron el claro reflejo de la transformación que cierto sector
sindical estaba experimentando, parecía que “... el peronismo a causa de la naturaleza
de sus componentes fundamentales se va desplazando hacia el eje central de su base
social... cada vez que eso ocurre, su composición mayoritariamente proletaria, gravita
especialmente, bajo la presión de los acontecimientos dramáticos que precipita toda
época de reacción... ”
27
.
La necesidad de un cambio de estructuras, la lucha contra el imperialismo y la
consecución de la liberación nacional eran los imaginarios más presentes del momento.
En este sentido, resulta adecuado lo planteado por Gordillo en relación al contexto en
que se efectivizan dichos ideales, ya que “... el fracaso del proyecto de Frondizi hará
posible la afirmación de distintas vertientes que pasaron a dar mucha fuerza a ciertos
imaginarios comunes... ”
.
Aunque se retomaban algunos ejes del histórico programa de “La Falda”, lo
cierto es que la reactualización y endurecimiento de ciertas propuestas políticas tenían
que ver con la presencia ya consolidada, de un sector del sindicalismo peronista que
estuvo íntimamente comprometido con los principios doctrinarios y filosóficos del
peronismo y que los había puesto al servicio de una propuesta de movilización creciente
de las capas obreras.
Lo que acabamos de plantear tiene que ver con la intención de dar muestras de
que la vía revolucionaria no era patrimonio solamente de sectores de izquierda, sino que
por el contrario, estuvo presente en el peronismo como algo indivisible a la idea del
retorno de Perón.
28
26
Entrevista realizada por Calello - Parcero al dirigente gremial Andrés Framini.
Calello - Parcero., op, cit., pág. 65.
28
Gordillo, M., op, cit., pág. 186.
27
23
La CGT de los Argentinos en Rosario
Conceptos como el de Socialismo Nacional, liberación del hombre, anti individualismo, etc., tantas veces planteados por Perón ahora eran volcados a una
propuesta sindical como era el programa de Huerta Grande.
En este programa convivían medidas tendientes a la mayor distribución e igualdad
a través de medidas como la reforma agraria, entendida desde un ángulo práctico
poniendo a las tierras a disposición de aquellos que quieran trabajarla; llegándose a esta
conclusión luego de analizar la estructura semicolonial y concentrada de la propiedad de
la tierra existente en nuestro país y abogando por una política de optimización de
recursos genuinos del pueblo y para el pueblo.
Esta propuesta fue la más cuestionada ya que “... muchos se sintieron molestos,
pues les parecía demasiado extremista, más marxista que nacional, de todas maneras
con el tiempo, uno piensa que ese artículo no era tan polémico, si se lo aplicaba dentro
de una posición tercerista, ajena a los dos extremos (...) si a mí me preguntan por la
reforma agraria, respondo que la cosa pasa por el cooperativismo, o sea ni latifundios
.
También había lugar en el programa para las propuestas en lo referente a lo
educativo, en donde se llamaba la atención sobre la creciente “elitización” de la
educación pública, haciendo incapié en la importancia que encierran, para un verdadero
proyecto liberador, instituciones educativas inclusivas y pluralistas.
El mayor opositor al programa redactado por la línea confrontacionista, fue el
sector negociador o vandorista, que más allá de no acordar en lo estratégico, boicotió las
jornadas de divulgación del programa a nivel fabril.
De esta manera, el programa no contaba con el apoyo de los dirigentes de los
grandes sindicatos, demostrando la imposibilidad de difusión y movilización por la cual
atravesó el sindicalismo combativo históricamente.
Entonces, además del boicot, los propulsores del programa debieron acarrear con
la tenue llegada que tenían sus gremios en relación a la totalidad de la masa trabajadora
que se aglutinaba en los grandes sindicatos generalmente ligados al participacionismo.
En definitiva, el programa de Huerta Grande venía a contrarrestar y a oponerse
fervientemente al sindicalismo vandorista, pero sobre todas las cosas, este programa
ni minifundios, y eso no tiene nada que ver con la filosofía marxista ni capitalista... ”
29
29
Entrevista op. cit.
24
La CGT de los Argentinos en Rosario
retomaba y potenciaba lo expresado por el líder del movimiento en el exilio, “
... fue
discutido y aprobado sin objeciones pero el problema fue implementarlo, llevarlo
adelante ( ... ) es importante destacar que este plan lo conversé con los compañeros de
las 62 organizaciones y de la CGT que respondían a nuestro lineamiento, pero yo no
tenía autorización para decir que era Perón el que lo promovía.. ”
.
Consideramos que muchos análisis sobre los núcleos contestatarios dentro del
peronismo son inexactos a la hora de rastrear las raíces de sus propuestas, obviando que
las mismas obedecen a un determinado contexto de movilización social y lo que es más
importante aún para el caso, a lo planteado por el propio Perón en diversos discursos o
escritos.
En esta dirección Andrés Framini analizando dicho programa plantea que “... es
30
un encuentro con los principios doctrinarios y filosóficos del peronismo, cuando Perón
nota que esos principios fundamentales se están desviando, da un giro para que nos
reencontremos con la defensa de los intereses nacionales y el enfrentamiento con la
oligarquía y el imperialismo, eso que se llamó vuelco a la izquierda, se inicia con una
conversación con Perón donde nos da las directivas para retomar los principios básicos
.
Si profundizamos nuestro análisis sobre los programas relevantes del movimiento
obrero de comienzos de la década del sesenta, veremos que en ninguna de las
argumentaciones se hace presente una postura anticapitalista, sino que lo que de alguna
manera se peticiona es la necesidad de participación obrera en los organismos destinados
a la toma de decisiones.
Esta posición no trata de restarle importancia al carácter combativo de ciertos
discursos y prácticas al interior de un movimiento obrero que comenzaba a marcar el
camino de diferencias entre sus sectores a lo largo de toda la década del 60.
Para este propósito resultan esclarecedoras las palabras pronunciadas por Andrés
Framini con motivo de la celebración del programa de Huerta Grande donde planteaba
del movimiento revolucionario peronista... ”
30
31
31
Entrevista op. cit.
Entrevista op. cit.
25
La CGT de los Argentinos en Rosario
“... lo que a nosotros nos interesa no es ganar un salario más o menos elevado, lo que
nos interesa es participar en el control y el usufructo de esa diferencia, entre lo que nos
.
A mediados de 1962 el movimiento obrero se encontraba nuevamente en la
semilegalidad, para mayo de ese mismo año la CGT difundiría un plan en contra del
hambre y la desocupación, que terminó con tres paros generales para mayo y junio.
La situación se agravó avanzado 1962, cuando se eslabonaran una serie de tomas
de fábricas como medidas defensivas, en donde la presión espontánea de las masas
obligaba a los dirigentes gremiales a oscilar entre, la presión social que desplazaba a los
trabajadores hacia a la izquierda y las amenazas del gobierno sobre el proceso de
normalización de la CGT, aunque esta última se efectivizará con la presidencia de Guido,
el cual asumirá gracias a su presidencia en la cámara de Diputados a la hora de la
renuncia de Frondizi.
En la caída de Frondizi, jugó un papel decisivo el apoyo que brindó el
movimiento obrero a los candidatos peronistas en las elecciones provinciales realizadas
en 1962, en las cuales el peronismo superaría al radicalismo en los principales centros de
país, lo que marcó definitivamente el fin del gobierno del Radicalismo Intransigente.
El lapso que abarca los años 1962 y 1963, mostrarían la imagen de un
sindicalismo que no solo mantendrá su poderío, sino que con la recuperación de la CGT
se constituiría como un importante factor de poder para los diferentes sectores de la
sociedad.
Simultáneamente a este reconocimiento se fueron gestando cambios significativos
al interior de un sindicalismo que pasaba de los fines de largo plazo a reivindicaciones
sectoriales, y que por otro lado abandonaba la consigna del retorno de su líder, en
detrimento de la búsqueda una mayor participación en el sistema político, lo cual se
reflejó en la disminución de las acciones de masa por acciones de tipo instrumental.
Con la recuperación de la CGT las 62 organizaciones se lanzaron a la búsqueda
de soluciones económicas a través de un plan de lucha, medida encaminada a contestar la
política implementada por el gobierno de Guido que había generado, al igual que su
pagan como salario y el valor real de lo que producimos... ”
32
32
Discurso de Andrés Framini ante el plenario de delegaciones regionales de la CGT que en julio de
1962 aprobó el programa de Huerta Grande, y que se tituló “ La clase obrera enseña el camino”.
26
La CGT de los Argentinos en Rosario
antecesor, una pronunciada recesión con crecimiento del desempleo y una inflación en
aumento.
En esta etapa la estrategia de integración que se intentó sobre el peronismo
estuvo relacionado con el “Plan Martínez”, su objetivo central era la constitución de un
frente electoral que debía contar con el peronismo, lo cual generaría un proceso de
integración gradual que en un futuro se iría ampliando.
Esta estrategia resultó interesante ya que como bien plantea Smulovitz “... esta
vez era el propio régimen el que requería la participación, aunque controlada, del
peronismo para solucionar su propia crisis... ”33.
A pesar de esta estrategia, mayo de 1963 culminó con una semana de protesta en
donde los debates y reuniones públicas entre diversos sectores de la sociedad civil
pusieron en cuestión la políticas implantadas por el gobierno de Guido, arribándose
finalmente a un paro general por veinticuatro horas como finalización de lo que parecía
una nueva emergencia de las luchas obreras.
La situación crítica por la que atravesaba el gobierno se vio definitivamente
agudizada con la negativa, por parte de los peronistas y radicales del pueblo, de
constituir el planificado frente que integraría gradualmente al peronismo. Esta jugada dio
cabida a la renuncia del ministro Martínez y con él, a la muerte de la estrategia de
integración propuesta.
Esta movilización incipiente por parte de amplios sectores de la sociedad sometió
a muy fuertes presiones al gobierno de Guido, que demostró ser en palabras de
Portantiero, un híbrido ya que “... implicó una primera puesta a prueba de las
articulaciones políticas necesarias para la realización de un nuevo equilibrio de
.
Esta característica estará presente en el entrante gobierno de la UCR del pueblo,
ya que su triunfo se debía más a la necesidad de llenar un vacío institucional, que a un
fuerte respaldo popular como legitimidad.
El período de gobierno del presidente Illia está signado por una significativa
salida de la recesión en la que estaba sumergido el país, que se reflejó en ciclos de
fuerzas acorde con los cambios que se estaban produciendo en la sociedad... ”
34
33
34
Smulovitz, Catalina., op, cit., pág. 118.
Portantiero, Juan Carlos. “Economía y Política en la Crisis Argentina” (1958- 1973), Cántaro
Editores, Buenos Aires, 1996, pág 313 y 314.
27
La CGT de los Argentinos en Rosario
recuperación con la incidencia importante de factores de la economía mundial, que
favorecerían al mercado de productos argentinos, eliminando de esta manera el acuciante
déficit en la balanza comercial.
A nivel meramente político, el gobierno entrante había prometido medidas
encaminadas a una mayor distribución, con la consecuente ampliación del mercado
interno, un mejoramiento de los salarios, y medidas tendientes a reducir los índices de
desempleo a través de un control de las empresas extranjeras y sus concesiones.
Las políticas laborales en un comienzo fueron positivas ya que en 1964 se
promulgaría la ley de salario mínimo vital y móvil, teniendo en este sentido una
importancia determinante el ministerio de trabajo como mediador entre la clase
trabajadora y el Estado.
Un hecho importante para este contexto sería el fallido retorno de Perón a fines
de 1964, lo que fue interpretado como la imposibilidad de que el “líder justicialista”,
volviera a ocupar algún rol relevante en el futuro escenario político.
En este marco, el gobierno de Illia implementó una estrategia de integración de la
cuestión peronista denominada comúnmente como “silenciosa”, con esta estrategia se
intentó generar una encrucijada en los líderes peronistas acerca de la lealtad a “Perón”, o
el encaminamiento de los mismos hacia una profesionalización política.
Este análisis no fue equivocado, ya que definitivamente esta división de aguas
existió en el propio peronismo, pero lejos de generar el efecto deseado por el gobierno
radical, provocó una agudización de la conflictividad entre los líderes peronistas, que
volvía a poner en el centro de la escena al propio Perón, quien para la mayoría de los
actores había pasado a un segundo plano.
Los efectos de dicha integración puso de relieve “... el conflicto entre
neoperonistas y ortodoxos y entre sindicalistas vandoristas y leales se volvió más
abierto (...) necesitaban la camiseta peronista, pero la lealtad personal al viejo líder
estaba obstaculizando sus posibilidades de acceso a mayores cuotas de poder dentro
del sistema institucional... ”
35
35
.
Smulovitz, Catalina., op, cit., pág. 121.
28
La CGT de los Argentinos en Rosario
Sin embargo, y pese a ciertas señales positivas por parte del gobierno de Illia, el
movimiento obrero había entrado en un proceso de movilización que requeriría de un
fuerte ejecutivo para su contención.
La regulación de un salario mínimo, vital y móvil era uno de los doce puntos
presentados por los dirigentes de la CGT el 6 de diciembre de 1963, estos puntos eran el
reflejo de las demandas más urgentes que el sindicalismo organizado del momento había
decidido transmitir al gobierno y la sociedad, entre estas se encontraban desde un
aumento a los jubilados hasta una amplia amnistía que incluyera al propio Perón.
Como resultado de esta cuestión, a mediados de 1964 a través de una solicitada
se comunicaba la poca atención que el gobierno de turno había tenido para con los
reclamos argumentados y se planteaba que “... todos los argentinos y los extranjeros que
conviven con nosotros y sufren y viven con nuestras inquietudes, nuestras alegrías y
nuestros sinsabores, conocen minuciosamente, en detalle, por qué estamos en la
actualidad librando una acción frontal y decisiva para el pueblo y para la Nación... ”.
36
Los diferentes episodios de toma de fábricas producidos en 1964, tenían íntima
relación con lo que se consideraba el incumplimiento de las demandas económicas y
reivindicaciones políticas de la clase trabajadora. Con estas medidas, se ponían en jaque
nuevamente la institución más sobresaliente del sistema capitalista, la propiedad de los
medios de producción.
Este clima contestatario generó críticas por parte de los sectores concentrados de
la economía, como también de las capas más reaccionarias del sector militar no sólo
hacia los obreros en lucha sino también a Illia, calificándolo como portador de un débil
carácter que lo imposibilitaba a contestar las diversas manifestaciones de lo que ellos
consideraban intentos definitivos de subvertir el débil orden establecido.
Los días 17 y 18 de diciembre de 1964 se organizó un paro general, alarmando
sobre la posibilidad de una huelga por tiempo indeterminado si no se hallaban soluciones
a los reclamos de la clase obrera. Por su parte, el gobierno ya había dictado la prisión de
los dirigentes gremiales más importantes, como respuesta a su actitud en recurrentes
tomas de fábricas, intentando con ésta política desestabilizar la unidad de la clase
36
Párrafos del discurso que José Alonso no pudo pronunciar el 21 de mayo de 1964, debido al control
que pretendió ejercer Radio Rivadavia sobre el texto.
29
La CGT de los Argentinos en Rosario
trabajadora e incitando a profundizar las distancias que había entre los llamados gremios
independientes y aquellos de origen peronista.
A pesar de las denuncias por parte de los gremios independientes de una
politización de la lucha obrera, o de intentos de desestabilizar al gobierno por parte del
peronismo, el sindicalismo de raíz peronista seguiría en crecimiento, muestras de ello fue
el apoyo inédito que recibieron de dos importantes gremios como eran la Unión
Ferroviaria y Luz y Fuerza.
Además, se volvía cada vez más aceptable la prédica de los dirigentes de las
líneas combativas planteando que “... la CGT no fue oída y recurrió, como instancia
democrática, a la huelga de hoy, para que el pueblo se pronunciara... este, acaba de
hacerlo en forma terminante (…) esta huelga, por su magnitud, alcanza los relieves de
.
En este contexto, y como rezaba un conocido folleto sindical, “la CGT marchaba
hacia el cambio de estructuras”, gracias a la conciliación que se había llevado a cabo
entre el ala negociadora del movimiento y aquellos que se consideraban leales a Perón,
confluencia que generó el nombramiento de Alonso como secretario general.
El hecho que marcó la imposibilidad de conciliación entre el sector sindical y el
gobierno serían las elecciones de renovación parlamentaria que se celebraron en marzo
de 1965, en donde se permitió la participación de peronismo a través del nombre de
Unión Popular, el cual resultó ser la primera fuerza lo que la consolidó en el Congreso.
Además de la importancia de estos datos cuantitativos, lo resaltante fue un
inédito fortalecimiento de las 62 organizaciones y en donde el sector vandorista más
propenso a la negociación era el más beneficiado, teniendo ahora la posibilidad de ejercer
el poder a través de representantes gremiales en las bancas del congreso.
Desde las elecciones de 1962 podía observarse que en la escena estaban
apareciendo dos nuevos actores políticos: el sindicalismo vandorista y el neoperonista.
Esta tensión, se vislumbrará irretornable en 1966 con motivo de las elecciones para
gobernador de la provincia de Mendoza, en donde además de reflejarse el poderío del
peronismo a nivel electoral, también se demostró que el liderazgo ejercido por Perón
seguía aún intacto, al vencer el candidato de Perón a el candidato propuesto por Vandor.
un verdadero plebiscito nacional... ”
37
37
Declaración de la CGT con motivo del paro general del Día 31 de Mayo de 1963.
30
La CGT de los Argentinos en Rosario
Como efecto a este avance de lo que se consideraba el resurgimiento del
peronismo a través de la penetración institucional, el gobierno entró en una etapa crítica
caracterizada por contestaciones de índole legal que estaban dirigidas a promover el
divisionismo al interior del movimiento obrero y que de a poco fue erosionando ciertas
pasividades aún existentes en el mismo, esto solo habría de culminar con el golpe del 28
de junio de 1966 y el posterior ascenso del General Onganía como Jefe de Estado.
31
La CGT de los Argentinos en Rosario
SEGUNDA PARTE
EL PROYECTO DE LA REVOLUCION ARGENTINA
El General Onganía en el Gobierno
El 28 de julio de 1966 se produce la renuncia a manos de las Fuerzas
Armadas del presidente electo Arturo Illia, este movimiento por parte de las tres fuerzas
se había venido gestando desde 1965, en donde la fuerte injerencia de los medios de
comunicación en el proceso previo al golpe acompañada por cierta complacencia de la
sociedad, fueron factores decisivos que allanaron el camino al accionar de la fracción
“legalista” de las fuerzas armadas.
Lo importante del golpe de estado de 1966 es que la intervención de las fuerzas
militares no se realizó en vistas a una futura salida electoral, premisa presente en los
anteriores gobiernos autoritarios, sino que ahora, no se fijaban límites temporales y se
carecía de supervisión alguna, incluso, la propia junta militar revolucionaria quedó
disuelta luego de la asunción de Onganía, regresando las propias fuerzas armadas a su
ámbito de accionar correspondiente.
Aunque a comienzos de la década del 60` era improbable la intervención de las
fuerzas militares en la alteración del orden, esto se modificó sustancialmente a mediados
de la misma, y fue en estos años cuando se consolidó una visión tutelar y defensora de
los valores occidentales y cristianos, tarea en la que los principales promotores fueron las
fuerzas armadas.
Paralelamente a estos roles, también se produjo un proceso de profesionalización
de las mismas, que definitivamente marcó el horizonte de la misión histórica que estaba
llamada a cumplir la “Revolución Argentina”.
Más allá de ciertas atribuciones que se auto asignaron los actores militares del
momento, nuestra visión es de alguna manera congruente con lo esbozado por Guillermo
32
La CGT de los Argentinos en Rosario
O` Donnell cuando plantea que en realidad “ ... el experimento iniciado en 1966 fue el
gran intento de reconstruir mecanismos de acumulación que subordinaran al conjunto
de la sociedad a la gran burguesía, y por el otro, necesaria y correlativamente, de
implantar un sistema de dominación política que, dando un giro de ciento ochenta
grados, se impusiera conquistadoramente sobre la sociedad civil... ”
.
A partir de 1966 no hubo una manera común de hacer política como ocurrió en
períodos previos, y aunque las continuidades fueron superficiales o de carácter
secundario, en esta etapa se redefinió cualitativamente el escenario político y las
prácticas e interacciones de los actores que se desenvolvieron en el mismo.
En este sentido, Hugo Quiroga plantea la institucionalidad como característica
fundamental del golpe de 1966, ya que el autor sostiene que la misma fue “... una
38
dictadura de todo el cuerpo institucional con la participación de las fuerzas armadas
en su conjunto en donde la principal diferencia con las dictaduras anteriores radica en
cuestiones de duración y atribuciones...”
39
.
Para profundizar más aún en una tipología de los regímenes dictatoriales, Quiroga
sostiene que la dictadura nacida en 1966 se aproxima más a la dictadura simple, fundada
en medios de coerción tradicional, radicando su sostenimiento en el funcionamiento
particular de un sistema político en el cual las fuerzas armadas resultaron un componente
esencial.
De la misma manera es interesante incorporar la noción de dictadura soberana
planteada por Carl Schmitt en su obra Teología Política, en ella el autor realiza una
tipología de las diversas formas de dictadura, que resulta pertinente a la hora de ahondar
en las características relevantes que adquirió el sistema político que se instauró con el
advenimiento de la “Revolución Argentina”.
En torno a lo que Schmitt denomina dictadura soberana, se clasifica a ésta como
aquella forma de gobierno que goza de cuatro características fundamentales a saber: a)
nace de un estado de necesidad, b) asume poderes extraordinarios, c) su naturaleza es
40
temporal y d) no es de carácter personal
.
38
O`Donnell, Guillermo. “Estado y Alianzas de Clase en la Argentina” (1956 - 1976), Simposio sobre
Estado y Desarrollo en América Latina, Universidad de Cambridge, 1976, pág 67.
39
Quiroga, Hugo. “El tiempo del proceso”. Conflictos y coincidencias entre políticos y militares (1976 1983), Editorial Fundación Ross, Rosario, 1994, Pág. 24.
40
Quiroga, F., op, cit., pág. 30.
33
La CGT de los Argentinos en Rosario
Más allá de estas singularidades, la dictadura militar implantada en 1966 por la
fracción paternalista de las fuerzas militares encabezada por Onganía, tuvo la
particularidad de no poder generar un equilibrio político en el que existiera un empate
interno al gobierno, característica presente en el período 1955 - 1966.
Este empate entre fuerzas capaces de vetar los proyectos de las otras pero sin
recursos suficientes para imponer de manera perdurable los suyos, fue posible, según
Portantiero, gracias a la incapacidad que ostensiblemente muestran las clases dominantes
para construir alguna forma de dominación legítima sobre una sociedad progresivamente
desintegrada en círculos de fuego.
Por el contrario, y siguiendo a Cavarozzi, a partir de 1966 “... esta sensación de
empate fue solo ilusoria o mas bien aparente ya que la sensación de equilibrio tuvo
características catastróficas generando en definitiva un empate que se produjo como
.
Así, el sistema implantado por el gobierno de la Revolución Argentina fracturó
profundamente el tejido social, produciendo fuertes cambios en una sociedad movilizada
y con gran interacción, como la heredada de la etapa posterior al golpe de estado de
1955.
Esta breve descripción es interpretada por Portantiero como una situación de
crisis de hegemonía, entiendo a esta como “... la incapacidad de un sector que deviene
consecuencia de sucesivos abortos de intentos de desempate...”
41
predominante en la economía para proyectar sobre la sociedad un orden político que lo
.
Es bajo estas características en las que es posible aprehender a 1969 y 1970 como
años en los que se efectivizó una aguda crisis social, cultural, y política, es decir; una
verdadera crisis orgánica.
Además de la destitución de Illia y del vicepresidente Perette, con el ascenso de la
“Revolución Argentina”, se suspendieron los partidos políticos, el congreso y se
intervino los diferentes gobiernos provinciales junto con la correspondiente remoción de
los miembros de la corte suprema.
exprese legítimamente y lo reproduzca... ”
42
41
Cavarozzi, Marcelo. “ Autoritarismo y democracia” ( 1955 - 1983), Centro Editor de América Latina,
Bs. As., 1983, Pág. 9.
42
Portantiero, Juan Carlos., op, cit., pág. 303.
34
La CGT de los Argentinos en Rosario
A partir del golpe de estado, comenzó a regir el “estatuto de la revolución
argentina” como el único “marco legal”, subordinando a la propia constitución hasta el
momento vigente. Automáticamente se le concedía poderes absolutos al General
Onganía, entre los cuales se encontraban el de concentrar en su persona los poderes
ejecutivo y legislativo, teniendo también la capacidad de designación de los interventores
provinciales.
El gobierno de la “Revolución Argentina” planteó su gestión en base a lo que se
denominó “tres tiempos”, un primer tiempo económico, uno social y finalmente uno
relacionado con lo político.
Esto significaba que en la primera etapa, se trataría de lograr la paz social,
estabilidad económica y realizar grandes obras de infraestructura para modernización y la
integración física del país, racionalizando la administración pública, mejorando la
situación presupuestaria de las provincias y sentando las bases de concordancia y respeto
a la autoridad.
En el tiempo social, se producían los verdaderos cambios estructurales y
distributivos, mientras que el tiempo político se daría en la transferencia de un poder que
sería muy diferente del existente, ya que surgiría del orgánico proceso entre el Estado y
la comunidad organizada.
Los elegidos por el gobierno para la consecución de dichas etapas o “tiempos”
eran seleccionados a través de diversos criterios técnicos e ideológicos. Generalmente
eran apolíticos, anticomunistas y católicos practicantes, que obedecían a los cánones que
dictaban la necesidad de reemplazar la política por la administración.
Más allá de ciertos criterios arbitrarios o reaccionarios, tales límites hicieron que
por algún tiempo convivieran en la cúpula del gobierno, integrantes de grupos rivales de
la elite argentina, en donde el caso más resaltante es el de los nacionalistas y liberales que
más de una vez debieron coexistir en gabinetes o ministerios.
Esto generalmente no llegó a generar disputas, aunque si bien es cierto que, en un
momento se hizo imposible sostener una política económica, cuando desde el
nacionalismo se defendían las banderas del desarrollismo y el control estatal; mientras
que el sector liberal, proclamaba disminuir la presencia del estado y la apertura a
mercados internacionales.
35
La CGT de los Argentinos en Rosario
De esta manera, el nacionalismo católico estuvo representado en un primer
momento en la persona del primer ministro de economía, Salimei, mientras que el
liberalismo tuvo su turno con la asunción de Krieger Vasena, como digno representante
del capitalismo liberalista.
Estas tensiones al interior del gobierno repercutirán en la sociedad y en los
diversos órganos de comunicación de cada uno de los sectores que compartían el poder
de “La Revolución Argentina”.
El contexto internacional
En el contexto internacional de la guerra fría juega un papel clave la Revolución
Cubana que se produjo en 1959, dicha experiencia concitará el apoyo de diversos
sectores contestatarios en Argentina, contando incluso con el apoyo de países de
América Latina que reformularon su posición ante Estados Unidos.
En base a esta coyuntura continental, desde Norteamérica lejos de cuestionarse
los diversos gobiernos de facto, se los utilizó como barrera a la amenaza de insurgencias
a nivel continental. En este sentido, la defensa que realizaba la Revolución Argentina de
los valores occidentales y cristianos en contra del comunismo se encontraba en perfecta
concordancia con la política exterior de la gran potencia.
Este tipo de accionar se comenzó a implementar formalmente en Argentina
justamente con Onganía como principal propulsor, a través de la doctrina de seguridad
nacional, la doctrina de West Point y la teoría de las fronteras ideológicas, las cuales
estrechaban la relación entre las fuerzas militares de Argentina y Estados Unidos.
La doctrina de seguridad nacional posicionaba a las Fuerzas Armadas Argentinas
como garantes de los valores nacionales en su lucha contra la amenaza comunista, por
otra parte, en 1964 Onganía participó de la V Reunión de Comandantes de Ejércitos
Americanos en West Point, dejando de lado definitivamente la política abstencionista que
venía manteniendo nuestro país a nivel internacional, y demostrando que su apoliticismo
pregonado tantas veces, solo se plasmaría discursivamente.
36
La CGT de los Argentinos en Rosario
Es así que a medida que crecía la imagen de Onganía al interior de la Fuerzas
Armadas, este se comprometía aún más en la cruzada anticomunista emprendida por
Norteamérica. Muestras de ello, es la adhesión a la teoría de las fronteras ideológicas, en
donde se comenzaba a entender a las Fuerzas Militares no sólo como garantes de la
seguridad externa, sino que se la proponía como tutora de las instituciones y valores al
interior de sus territorios.
Además de lo que significó la revolución cubana para el contexto internacional
del momento, sucedieron varios acontecimientos claves para generar un escenario
internacional en el que la participación y movilización serían frecuentes. Nos referimos al
asesinato de Kennedy, la guerra de descolonización argelina y la guerra de Vietnam,
hechos históricos en donde finalmente seria derrotado y puesto en cuestión el poderío
militar estadounidense.
Además, los militares Argentinos no tenían sospechas infundadas sobre la
supuesta infiltración marxista que azotaba a la Argentina, ya que no solo organizaciones
de izquierda convulgaban con valores anti occidentales, sino que ahora, el propio
peronismo de izquierda, con su participación en la Tricontinental realizada en la Habana
demostraba seguir este camino.
Podemos citar como antecedentes a nivel continental a las dictaduras de Bolivia y
Brasil, como así también a la intervención de Estados Unidos en Santo Domingo. Estas
experiencias, eran el modelo a seguir por las Fuerzas Armadas Argentinas como parte de
una estrategia continental de exterminar todo tipo de movimiento contestatario de la
índole que fuere.
La situación económica
Con el agotamiento y desmantelamiento del modelo de acumulación basado en la
sustitución de importaciones, llegaría la etapa de la hegemonía de sectores que fundaban
sus bases en la participación del capital extranjero y en un alto nivel de concentración a
industrial.
37
La CGT de los Argentinos en Rosario
De esta manera, se asistió al debilitamiento de ciertas ramas industriales, otrora
importantes como la textil, calzado, electrodomésticos; en reemplazo de nuevas,
encaminadas a la producción de bienes intermedios y de consumo durable, como el caso
de las ligadas al petróleo, acero, etc.
Aunque el debate sobre el comienzo de este modelo aún no está saldado, lo cierto
es que todos concluyen en la importancia que estos cambios ejercieron sobre diversos
actores que habían gozado de cierta prosperidad económica anteriormente.
Este proceso, repercutió y condicionó a un Estado que venía ejerciendo un papel
político clave en el proceso de industrialización durante la etapa peronista y en cierta
medida frondizista. Y por el contrario lo posicionó como mediador entre los sectores
concentrados y transnacionales y aquellos sujetos que representados en la clase
trabajadora y el empresariado nacional, veían menoscabadas sus posibilidades de
crecimiento y desarrollo.
Por esto, posteriormente a la década del 60’ los ciclos recesivos y de auge
económico fueron habituales en lapsos de tres años, lo que de alguna manera le otorgó a
muchos gobiernos la posibilidad de políticas económicas difusas.
Esa normalidad cíclica, era muestra de la crisis perpetua de un crecimiento
desigual y desigualizante, en beneficio de unidades mono u oligopólicas, sosteniéndose
bajo un proceso de expansión de sectores populares concentrados en grandes centros
urbanos, que abarcaba a una clase obrera a la que los concomitantes procesos de
extensión de la industria habían hecho numerosa y geográficamente concentrada.
Incluso el propio Mariano Grondona, que alentara desde sus análisis periodísticos
el ascenso y proyecto de la Revolución Argentina, dirá con el tiempo que lo que se
trataba de consolidar era “... una oligarquía político - militar - empresaria, empeñada
en asegurar el proceso de industrialización a través de grandes inversiones en la
infraestructura y dispuesto a contener, por lo tanto, las prematuras presiones de los
.
Hacia 1965, la actividad económica comenzaba a entrar en recesión, generando
una ola de movilización social por parte de los sectores marginados, lo cual no sólo
sectores populares... ”
43
43
Columna semanal de Mariano Grondona, en Primera Plana del 12 de diciembre de 1967.
38
La CGT de los Argentinos en Rosario
ponía en jaque la estabilidad política, sino que además, comenzaba a amenazar al propio
capitalismo, haciendo determinante la implantación del Estado Burocrático Autoritario.
Guillermo O’ Donnell44 en su reconocido estudio sobre el Estado Burocrático
Autoritario, plantea que económicamente este fue clave, ya que:
a) Su principal base social estaba en la gran burguesía altamente oligopólica y
transnacionalizada.
b) Además de la reimplantación del orden, tenía como objetivo la normalización
de la economía.
c) Luego se retomará un crecimiento fuertemente transnacionalizante y regresivo
en cuanto a la distribución de los recursos.
d) Tuvo como uno de sus objetivos, la exclusión económica de amplios sectores
populares, planteando un desborde de la sociedad respecto al ámbito territorial,
provocando inversamente el encogimiento de la nación.
En este sentido, solo basta acercarnos a los fenómenos de migraciones
estacionales o aquellos que tuvieron que ver con el auge de los cordones industriales en
el interior del país, para percibir como comenzaron a darse lugar diversas modalidades de
asentamiento irregular que de a poco, irán conformando la estética de las grandes urbes.
La demostración más esclarecedora de la relación entre el gobierno y los grandes
grupos de poder económicos, fue la designación de Krieger Vasena como ministro de
economía. Con este nombramiento, el gobierno se aseguraba el apoyo de las grandes
compañías, empresas transnacionales y organismos internacionales.
Este funcionario, había participado de un alto cargo durante el gobierno de
Aramburu, y era de alguna manera el técnico en mejores condiciones para representar al
modelo liberal que la “Revolución” intentaba implantar.
Además, Vasena contó con amplios poderes ya que, gracias a la reforma de los
ministerios, la cartera de Trabajo era absorbida por la de economía.
Osiris Villegas, uno de los jefes militares que luego ocuparía la secretaría del
Consejo Nacional de Seguridad, planteaba que “... estamos viviendo la finalización del
período de transición del país agrícola ganadero, de estructura armónica dependiente,
hacia el país industrializado. No puede trazarse una política fundada en el interés
39
La CGT de los Argentinos en Rosario
nacional si no se reconoce la situación argentina de país en vías de desarrollo (… ) que
exige la construcción de una industria básica, la promoción de las actividades de la
.
Si desde la clase trabajadora el plan llevado adelante por Krieger Vasena implicó
una baja en sus ingresos reales, al interior de la burguesía esta racionalización significó
una transferencia en la distribución de la plusvalía, en perjuicio de los sectores medios y
pequeños, como también, de los propietarios de tierras de la región pampeana; saliendo
favorecido el Litoral en detrimento del interior.
Como era de preverse, el proceso de concentración que ese tipo de desarrollo
generó, llevó al derrumbe de la pequeña y mediana empresa, acentuando además, las
desigualdades regionales.
Para estos sectores, el castigo inicial se encontraba implícito en los impuestos a
la exportación, que le recortaban la apropiación del incremento de sus ingresos generado
por la devaluación del peso y a su vez, esto fue acompañado por la puesta en práctica de
un impuesto a al renta potencial de la tierra tendiente a llevar los criterios de eficiencia a
fondo. Ambas medidas propensas a una alianza entre el moderno capitalismo urbano y
rural, lograron que los terratenientes se enfrentaran al gobierno.
Más allá de los diferentes enemigos que se ganara el onganiato, la variable
económica no fue la fomentó las posteriores movilizaciones que terminaron con el ciclo
de la “Revolución Argentina”, para esto basta saber que los principales indicadores
económicos de coyuntura muestran aumentos en el Producto Bruto Nacional, en el
Producto Bruto Industrial, cierto repunte del salario real, disminución de la desocupación
e inflación, junto con el ingreso de capitales extranjeros, lo cual a modo de balance,
hablaría del alcance exitoso de las metas que se había planteado Krieger Vasena como
instrumentador de este nuevo modelo.
Lo que resulta importante resaltar, es que este proceso de estabilización será
trágico para la economía del país a largo plazo, ya que apuntaba a erradicar ciertas áreas
nueva revolución industrial, de la energía nuclear, la electrónica o la cibernética... ”
45
44
O´Donnell, Guillermo. “El Estado Burocrático Autoritario. Triunfos, derrotas y crisis. (1966- 1973)”,
Editorial de Belgrano, Buenos Aires, 1982, pág. 60 y 61.
45
Villegas, Osiris. “Políticas y estrategias para el desarrollo y la seguridad nacional”, Buenos Aires,
1969, pág. 136.
40
La CGT de los Argentinos en Rosario
de la economía, las cuales eran consideradas improductivas, generalmente ubicadas en el
aparato estatal y las economías regionales subsidiadas.
La particularidad del período de normalización que abarca los años 1967 - 1969,
fue el intento de subordinar a sus patrones de acumulación a una burguesía agraria que
conservaba un peso tan decisivo como la pampeana, teniendo en cuenta que la misma
tenía el grado de homogeneidad, centralidad económica y peso político e ideológico
como ninguna en América Latina.
En este sentido, concordamos con Portantiero en que “ ... los reclamos del
capital pequeño y mediano y de la burguesía agraria; las explosiones regionales que
abarcaban zonas de desigual desarrollo económico, político y social; la situación de
los asalariados y el descontento generalizado de las capas medias expropiadas
políticamente por el autoritarismo estatal, crearon una acumulación de fuerzas
opositoras tan poderosa, abrieron una crisis social tan honda, que precipitó la fractura
del monolitismo militar... ”
46
.
Los actores sociales más importantes
La transformación de las estructuras políticas ejerció diferentes repercusiones en
los actores del momento, aunque hay que resaltar que la mayoría de los mismos, en un
primer momento, acogieron de buena manera el ascenso de Onganía al poder.
Así, por ejemplo la Iglesia Integrista, consideraba importantísimo la defensa que
hacía el gobierno de valores que siempre había perseguido, como aquellos ligados a la
preservación de ciertas pautas y tradiciones conservadoras, en las que la familia, el orden
y la religión eran las guías necesarias hacia la inclusión de nuestro país en la civilización
occidental cristiana.
Por el contrario, la vertiente más libertaria de la estructura eclesiástica, la llamada
Iglesia del Concilio, se preocupaba por dejar bien sentado su oposición a los principios
revolucionarios, negando la existencia de los valores cristianos y occidentales como
46
Portantiero, Juan Carlos., op. cit., pág. 326 y 327.
41
La CGT de los Argentinos en Rosario
únicas instancias de representación; pasando a ser uno de los actores más opositores al
régimen de Onganía.
Otro de los actores a tener en cuenta, serán los grandes empresarios, quienes
veían en la figura de Onganía la posibilidad de frenar la embestida obrera que se venía
dando en los años de proscripción del peronismo, movimiento dentro del cual se
encolumnaban la mayoría de los obreros de ese momento y que seguía teniendo,
independientemente de sus cúpulas sindicales, una fuerte oposición a las políticas
impulsadas desde este sector y sus corporaciones.
Los empresarios en esta etapa apostaban a que el “Onganiato” disciplinara y
ordenara la sociedad, también pugnaron por una modernización y eficiencia de las
unidades productivas, que permita un crecimiento sostenido.
El recalcitrante estatismo y la supuesta lentitud del gobierno de Illia los llevó a
declarar en 1966 que “el conjunto más vital de la Argentina Moderna llevará al poder al
General Onganía”.
Otro actor social a considerar son los partidos políticos, en esta variante,
creemos que la cuestión presentó diferencias. En el radicalismo había posturas
encontradas entre la Unión Cívica Radical del Pueblo, de abierta oposición a la dictadura,
y el sector Intransigente que junto con otro partido, el Conservador Popular, eran los
aparatos partidarios más visibles que sostuvieron a la “Revolución Argentina”.
La postura de la Unión Cívica Radical del Pueblo era compartida por la del
Partido Socialista Argentino y el Partido Comunista, los últimos, aunque fueron
oposición en el gobierno de Illia, sostenían la necesidad de no salirse de los parámetros
de la legalidad democrática, aunque la cuestión era más evidente para el segundo ya que
uno de los bastiones de la política de Onganía fue el anticomunismo.
Junto con estos partidos, la universidad sería uno de los actores que expresó más
oposición al régimen desde un principio, muestra de ello fue la pérdida de autonomía y
libertades intelectuales sufrido por esta institución. Al mes de comenzada la “Revolución
Argentina”, las universidades fueron intervenidas con la intención de socavar uno de los
principales focos ideológicos del enemigo, provocando la tristemente célebre “ Noche de
los Bastones Largos”, que tuvo como consecuencia la renuncia, represión y exilio de
docentes de dicha institución.
42
La CGT de los Argentinos en Rosario
La caracterización del movimiento estudiantil y su relación con los trabajadores,
resulta importante a la hora de abordar un eje fundamental de nuestro trabajo, que es dar
cuenta de la vinculación de la C.G.T. de los Argentinos y los hechos acaecidos en el mes
de mayo del año 1969 en la ciudad de Rosario, hechos políticos que generalmente son
denominados con el nombre de primer “Rosariazo”.
Ahora bien, ¿cual fue el papel desempeñado por uno de los factores de poder
relevantes del momento, el sindicalismo? . Debemos decir que la relación entre el estado
y el sindicalismo comenzó con expectativa ante el ascenso de Onganía, pero que esta
esperanza, duraría pocos meses para los representantes del movimiento obrero
organizado.
En el mes de Agosto de 1966, se dictó la Ley de Arbitraje Obligatorio, la cual
condicionaba el derecho a huelga, además para ese mes se cerraron varios ingenios
azucareros de la provincia de Tucumán que trabajaban bajo subsidio estatal, se despidió
obreros del puerto de Buenos Aires y se traspasó el ferrocarril a manos del Ejército.
Todas estas medidas golpearon a la médula del poder sindical, aunque desde el gobierno
eran planteadas para eliminar el déficit fiscal y transformar a un Estado hasta ahora
ineficiente.
Como respuesta a estas políticas, las organizaciones sindicales prepararon para
comienzos de 1967 un plan de lucha semejante al llevado a cabo contra el gobierno de
Illia, pero al que esta vez se lo respondió con represión, despidos e intervenciones. Es
curioso el hecho de que si bien el plan de lucha era proclamado por la CGT, fuesen
intervenidos gremios puntualmente, castigándolos con la suspensión de su personería o
las reducciones salariales.
Entonces, así como se había habilitado las personerías a ciertos sindicatos al
comienzo de su gobierno, no se tuvo reparo en intervenir a sindicatos como el de
Municipales de Córdoba, Prensa y Canillitas, Empleados del Tabaco y Asociación
Personal de la Universidad de Buenos Aires.
El 19 de Octubre de 1966 el gobierno intervino el Sindicato Unido de Portuarios
(SUPA), como contestación a la lucha que venían ejerciendo los trabajadores de esta
rama por la promulgación de la ley 16. 972 de racionalización del trabajo portuario. Al
día siguiente de haber sido intervenido SUPA, se realizó un congreso de la C.G.T. en el
43
La CGT de los Argentinos en Rosario
cual se retiraron los miembros de las 62 de Pie denunciando la ilegalidad del mismo,
entonces para este momento, los trabajadores no solo lucharían con un gobierno que
había mostrado su verdadera cara, sino que además deberían sufrir un añejo divisionismo
al interior de la central general del trabajo.
Al sindicato de bancarios se le congelaron los fondos y también a la FOTIA que
nucleaba a los trabajadores del surco tucumano, los cuales venían luchando contra un
plan de modernización que los llevaría a la ruina.
Sin embargo, el 14 de noviembre de 1966 se concreta un paro general acatado
masivamente a nivel fabril y con una importante participación del sector obrero comercial
y de la rama de servicios, esto demostraba la lenta recuperación de la clase obrera en su
proceso de lucha en contra de un régimen, que finalmente había mostrado la hilacha.
A esta altura se hallaba en juego una marcada disminución del peso político y
económico de los sindicatos, y mediante ello, de su capacidad de presión y negociación,
que el conjunto de la clase había aprendido a valorar altamente.
El gobierno del General Onganía encontró al movimiento obrero asistiendo a un
nuevo escenario divisionista, en donde resaltará lo acontecido en enero de 1966, cuando
Alonso junto con 19 sindicatos publicaron una solicitada con el título “De pie junto a
Perón”, dentro de los gremios que adherían dicha solicitada encontrábamos a SMATA,
Asociación Obrera Textil, FOTIA, la Federación del Caucho, Sanidad y el Sindicatos de
Obreros Navales.
Más allá de la repercusión y la línea política que remarcaba dicho documento, no
se alcanzó a consolidar a corto plazo una verdadera cohesión entre aquellos gremios “
anti - vandoristas”, además existía cierta sospecha con que se juzgaba al propio Alonso,
ya que había pasado de ser aliado de Vandor, a ser uno de los principales estandartes de
la lucha contra la burocracia sindical.
Como represalia a dicha declaración, la CGT expulsó a los 19 gremios firmantes
de la solicitada y se destituyó a Alonso de la Secretaría General, consolidando la
existencia de dos sectores que en adelante caminarían necesariamente por veredas
diferentes.
El mapa sindical luego de estos acontecimientos reflejará a una CGT en poder del
Vandorismo, el cual se apoyaba en importantes sindicatos como el de petroleros, cuero,
44
La CGT de los Argentinos en Rosario
construcción entre otros; y por otro lado al sector marginado de la misma conformado
por la llamada 62 de Pie y los independientes, en donde Alonso emergerá como figura
central acompañado por gremios como los ferroviarios, sanidad, navales y calzado.
La señal definitiva a este divisionismo, la producirían las elecciones celebradas en
abril en Mendoza y Jujuy, en donde el peronismo se presentará dividido, postulando a
candidatos avalados por Perón que se enfrentarán a los apoyados por el propio Vandor.
Más allá del favorable clima económico y la beneplácito con que ciertos sectores
habían recibido al gobierno de la “Revolución Argentina”, transcurrido el año de
gobierno el régimen implantado por el ala nacionalista del ejército comenzaba a sentir
socavados los cimientos sobre los cuales había construido gran parte de su poder.
En realidad, el gobierno de Onganía heredaba a un movimiento obrero dividido,
pero intensamente movilizado por las luchas que se produjeron al finalizar el período de
gobierno de la Unión Cívica Radical del Pueblo.
Calello y Parcero ilustran acertadamente como el conflicto se trasladó a diversos
cordones industriales señalando que “... simultáneamente en Rosario, más de mil
obreros de la fábrica John Deere mantuvo una huelga de un mes ante la pretensión de
la patronal de despedir a una parte del plantel. La ocupación del establecimiento se
realizó con tomas de rehenes y un programa que cuestionaba el papel de los
.
Los evidentes signos de recuperación económica habían generado por
contrapartida el empobrecimiento de la clase trabajadora y, más importante aún, había
fustigado con ciertas medidas a la clase media baja y a la poderosa burguesía agraria
pampeana.
Esta situación se reflejará en las modificaciones que se produjeron al interior de
las corrientes de las fuerzas armadas y en sectores sociales que hasta 1966 habían tenido
a la negociación y a las presiones - extra institucionales como principal método de
participación.
Así “ ... los sindicatos y las asociaciones empresarias, desbordaron los canales
monopolios y la naturaleza dependiente del sistema económico... ”
47
institucionales gubernamentales; siempre lo hicieron procurando evitar el ser ellas
mismas desbordadas por la movilización de sus propios miembros; dentro de este
47
Calello - Parcero., op, cit., pág. 98.
45
La CGT de los Argentinos en Rosario
esquema, los dirigentes tendieron a utilizar las movilizaciones como un arma para el
chantaje frente a otros actores y el Estado, valorizando no solo su capacidad de
generar
dichas
refrenarlas ...”
movilizaciones,
sino
también
la
de
encauzarlas,
e
incluso
.
En este sentido, también es importante señalar las políticas llevadas a cabo por
ciertos sectores económicos (automotores y tejidos sintéticos), que trataron de debilitar
las unidades y federaciones obreras promoviendo el “sindicato por empresa” como estilo
organizativo y de negociación sindical.
El sindicato por empresa es una forma organizativa por la cual se nucléan todos
los trabajadores de una misma organización productiva, con plena autonomía legal, es un
desgajamiento del sindicato de rama. Esto presupone la existencia de una empresa de
gran dimensión, único medio de otorgar sostén a una estructura organizativa
autosuficiente. Las experiencias más importantes de sindicalismo de empresa provienen
de los Estados Unidos y en general, la organización de los trabajadores a través de los
sindicatos de empresa debilita y fracciona las organizaciones unitarias.
Debemos decir, que estas intenciones de dividir49 y aislar al movimiento obrero,
lejos de lograr su objetivo, produjo “... el traslado de las negociaciones salariales y
48
sobre las condiciones laborales al nivel de cada empresa, y contribuyó al renacimiento
de los sindicatos y seccionales regionales a largo plazo, tanto que los sindicatos de
planta fortalecieron su iniciativa y capacidad de los afiliados locales para actuar y
presionar a sus gremios y empleadores... ”
50
.
Las medidas autoritarias por parte del gobierno de Onganía no fueron algo
novedoso o inconstante, ya que en octubre de 1966 se anunció un régimen de trabajo
que además de sepultar las reivindicaciones históricas logradas por lo obreros, intervino
al sindicato de portuarios y racionalizó a ferrocarriles e industrias azucareras del noroeste
del país.
48
Cavarozzi, M., op, cit., pág. 41.
Resulta interesante resaltar, que las políticas divisionistas desde el Estado hacia el movimiento
sindical toman gran vigor con la llegada de Sola como ministro de trabajo del gobierno de Illia, para ese
momento también fueron contestadas con una fuerte práctica encaminada a la unidad y lucha por parte
de las mayorías de los gremios, logrando incluso el apoyo de gremios que anteriormente se encontraban
relegados de las 62 organizaciones peronistas.
50
James, Daniel., op, cit., pág. 160.
49
46
La CGT de los Argentinos en Rosario
A estas medidas, la CGT contestó con un plan de lucha que de no obtener
respuestas culminaría con una huelga general, y para ese momento el gobierno suspendió
las conversaciones con la CGT y prohibió todo tipo de reuniones públicas.
Esta relación conflictiva entre el Estado y el movimiento obrero comenzaba a
traslucir el desencadenamiento de una situación crítica, que socavaría los cimientos de un
gobierno que se pretendía rígido y ordenado.
Si para comienzos de 1967 todavía quedaban dudas sobre como culminaría dicha
relación, será determinante la huelga decretada por la CGT en marzo de 1967, lo que
generó la suspensión de la personería a los metalúrgicos, textiles, ferroviarios y
telefónicos, entre otros.
Este contexto lejos de debilitar a los gremios y su dirigencia, los reforzó,
comenzando a insinuarse recién a partir de 1968, una incipiente ruptura que
desestabilizaría a la conducción y liderazgo, que desde comienzos de la década de 1960
venía ejerciendo Augusto Vandor al interior del sindicalismo.
También es importante destacar que esto también posibilitó “... el logro de la paz
social que impuso el régimen de Onganía en los tres años siguientes al golpe de junio...
para asegurarse mejor esa tranquilidad social el régimen agilizó y concentró los
.
El debilitamiento del sector burocrático del sindicalismo se agudiza en 1967,
cuando el ministro de economía Krieger Vasena suspende por dos años las convenciones
colectivas de trabajo, quedando en manos del Estado la capacidad de fijar los ingresos de
los trabajadores.
Lo novedoso de estas medidas eran que “... el control salarial y la veda política
poderes represivos del Estado... ”
51
no eran nuevos; lo que si era nuevo, al menos en la historia argentina más reciente, era
la existencia de un régimen autoritario que hubiese concentrado y centralizado el poder
estatal y estuviera resuelto a utilizar inequívocamente el poder del Estado contra los
sindicatos y la clase trabajadora... ”
.
De esta manera, la crisis de la dirigencia gremial se reflejó en la desorganización
frente a un régimen autoritario, que estaba dispuesto a imponer la “racionalización” de la
economía y a “modernizar” al Estado Argentino.
51
52
James, Daniel., op, cit., pág. 293.
47
La CGT de los Argentinos en Rosario
Por contrapartida, generó una crisis de credibilidad en las bases, haciendo
necesario la aparición de un poderoso movimiento opositor que cuestionaría
profundamente a las más altas estructuras sindicales.
Este distanciamiento entre las bases y su dirigencia tradicional estuvo también
marcado por el hecho de que las condiciones de trabajo y los salarios se determinaron
localmente, proporcionando un eje de actividad en las bases, ausente cuando esas
cuestiones se resolvían en el plano nacional y luego se transmitían a las seccionales
locales.
La dirigencia vandorista, al perder una de las herramientas fundamentales a nivel
negociación, se replegó y pasó definitivamente a segundo plano, dejándole el rol de
protagonista a las corrientes de tipo clasista o contestatarias, “ ... solo el debilitamiento
del Estado, posterior a la crisis; la ruptura de la coalición entre “establishment” y las
Fuerzas Armadas y la rehabilitación de los partidos políticos y las organizaciones
representativas de los empresarios nacionales, la alentará nuevamente a emprender la
.
El contexto histórico político en el que se genera la ruptura del año 1966 tuvo
que ver con el lento desgaste sufrido por el gobierno militar, como producto de un
movimiento de protesta a nivel nacional, que sindicalmente se había radicalizado
fundamentalmente en las zonas recientemente industrializadas o subindustrializadas.
Este contexto de movilidad social en ascenso, posicionaría a la dirigencia gremial
tradicional en una situación vulnerable, cobrando mayor influencia las nuevas fuerzas
dentro del movimiento sindical.
Además, se produjo la emergencia de grupos guerrilleros y un crecimiento
interesante de la llamada Juventud Peronista, en definitiva estos actores resultarán claves
para el acercamiento a los hechos políticos sucedidos a partir de 1967.
Esta incipiente crisis social tuvo como características, en primera medida, a un
Estado aislado, cuyo discurso autoritario perdió consenso en la sociedad y en los
sectores activos que a nivel institucional lo había propuesto.
La pérdida de cierta legitimidad estuvo presente ante la eliminación de las
trincheras políticas, la clausura de mecanismos institucionales y extra institucionales, en
ofensiva... ”
53
52
James, Daniel., op, cit., pág. 291.
48
La CGT de los Argentinos en Rosario
donde el orden que la “Revolución Argentina” venía a implantar a través de la
omnipresencia y la jerarquización de valores cristianos y occidentales, se desmoronó ante
la inesperada acción popular que terminó por mostrar a unas fuerzas armadas no
dispuestas a actuar con la violencia que el gobierno exigía.
A esta altura, el gobierno se encontraba jaqueado por sectores liberales que
exigían la satisfacción de los sectores más empobrecidos, bajo este reclamo se
encolumnaban los empleados públicos y privados, como también los pequeños y
medianos empresarios.
Por su parte, esto también se conjuga con la Conferencia Episcopal de Medellín
en 1968, que señaló el punto más alto de la “teología de la liberación” y que tuvo en
Argentina, una influencia importante por obra de un grupo de curas de base
denominados “sacerdotes del tercer mundo”.
El sindicalismo enfrentó dividido la crisis social del Onganiato, producto de una
pugna importante en el seno del movimiento obrero, en donde un grupo de sindicatos
peronistas creó un nucleamiento disidente dentro de las 62 organizaciones, encabezado
por José Alonso dirigente del sindicato del vestido y secretario general de la C.G.T.,
mientras que el liderazgo de la 62 ortodoxas correspondía al metalúrgico Augusto
Vandor.
Las diferencias se referían de aquí en adelante a la orientación estratégica del
movimiento obrero, Vandor previendo una eternización del poder militar, deseaba
autonomizar al sindicalismo de la conducción de Perón y convertirlo en una fuerza
independiente como paso a una eventual alianza con la cúpula militar.
Por otro lado, el núcleo que dirigía Alonso consideraba que el movimiento obrero
debía permanecer en el seno del peronismo, se discutía la pervivencia del movimiento
sindical al interior de una coalición política más amplia dirigida por Perón.
La prueba de fuerza concluyó con la derrota de Vandor en ocasión de una
elección provincial, en donde éste y Perón apoyaron a candidatos distintos; la diferencia
de votos en favor del último fue neta.
En este marco, en 1968 se reunió en Buenos Aires un congreso de la CGT, en el
cual resultó electo Raimundo Ongaro. Dicha elección y congreso fueron impugnados por
53
Portantiero, J. C., op, cit., pág. 330.
49
La CGT de los Argentinos en Rosario
un grupo de sindicatos que eligió otra dirigencia; estos últimos conservaron la sede
oficial de la Confederación situada en la calle Azopardo, mientras que la otra vertiente
estableció una organización paralela a la cual denominaron CGT de los Argentinos o del
Paseo Colón, haciendo referencia a la ubicación de su sede.
El surgimiento de la CGT de los Argentinos estuvo acompañado por el estallido
de diversas protestas sociales que tuvieron como principales referentes a las regionales
sindicales del interior del país, que junto a la emergencia de movimientos como el de los
curas del tercer mundo o el movimiento estudiantil, constituyeron un proyecto político
concreto en contra de la definitiva crisis en la que se hundía el proyecto de la Revolución
Argentina.
50
La CGT de los Argentinos en Rosario
TERCERA PARTE
LA CGT DE LOS ARGENTINOS EN ROSARIO
El surgimiento de la CGT de los Argentinos
Una de las características sobresalientes del movimiento obrero posterior a 1955
fue su complejidad y alto grado de fraccionamiento, cualidades que nunca antes habían
llegado a plasmarse en programas políticos opuestos entre los diversos sectores
sindicales.
Más allá de sus conflictos, el movimiento obrero organizado transitó por etapas
de resistencia e integración, en donde se trató de privilegiar en todo momento el futuro
de su componente social, situación que se vio facilitada por los mecanismos de
proscripción y escueta legalidad en los que estaba enmarcado el escenario obrero.
La importancia de remarcar las divergencias al interior del movimiento obrero
resulta relevante, ya que la repercusión de lo que allí se gestó no fue inmediata, sin
embargo no nos sería posible comprender sus consecuencias si no se parte del análisis de
las condiciones que le dieron origen.
Además, las transformaciones y particularidades por las cuales estaba pasando el
movimiento obrero organizado a nivel nacional, repercutieron y fueron percibida de la
misma manera por las diferentes regionales del país.
En este sentido, el advenimiento del régimen de Onganía además de implantar un
tipo de dominación estatal de tipo “burocrática autoritaria”, allanó el camino (a través de
su posterior crisis social) a la emergencia de proyectos políticos opuestos, al interior del
movimiento sindicalizado.
Paralelamente a esta coyuntura, fueron reapareciendo ciertas prácticas y
discursos adormecidos, que comenzaron a tener relevancia en la escena política nacional,
logrando picos de participación inauditos para el propio movimiento obrero.
51
La CGT de los Argentinos en Rosario
Para mayo de 1967 se conformó una comisión provisoria de la CGT, constituida
por veinte miembros, los cuales representaban al sindicalismo peronista (las 62 de Pie y
las 62 Leales) y al sindicalismo independiente.
Esta conducción, tenía como principal objetivo convocar a un congreso
normalizador para los días 28, 29 y 30 de marzo de 1968, el cual tenía el propósito de
llevar a cabo las elecciones de las nuevas autoridades para la confederación general del
trabajo.
La intención del sindicalismo era opuesta a la postergación de los comicios que
proponía el gobierno de Onganía, argumentando que estos no debían realizarse “...hasta
que se normalicen todas las entidades afiliadas, para poder proporcionar a la CGT
.
Más allá de estas posturas antagónicas existentes en el seno de la relación Estado
- Sindicatos, al interior del movimiento obrero se comenzará a gestar paralelamente una
discusión decisiva para el futuro del mismo.
La misma estaba relacionada con la participación de ciertos gremios intervenidos
o con personerías suspendidas en el proceso de normalización de la CGT, transformando
a este eje en la clave a través del cual se dirimirán las diferencias de concepción y
accionar entre proyectos sindicales históricamente antagónicos.
Incluso, la controversia llegó a trascender al espacio meramente sindical,
haciéndose eco de la misma la prensa al comunicar que “...hubo un principio de acuerdo
54
autoridades legalmente representativas...”
sobre la realización del Congreso, pero se mantuvo la disidencia entre quienes sólo
quieren aceptar la
participación de los gremios encuadrados en la ley 14. 455 de
asociaciones profesionales y el decreto 969 que la reglamentó, y quienes quieren
aceptar a todas las delegaciones gremiales, inclusive a los ex delegados de gremios
.
De allí que se planteara la conformación de una línea sindical legitimista, que
además de caracterizarse por mantener una postura contestataria a las políticas de la
dictadura, sostenía la necesidad de privilegiar el poder de decisión de la totalidad de las
bases por sobre los intereses de sus dirigentes.
55
intervenidos como aquellos que tienen su personería gremial cancelada...”
54
55
La Capital, 28 / 3 / 68, pág. 3.
La Capital, 21/ 3 / 68, pág. 3.
52
La CGT de los Argentinos en Rosario
Bajo este lineamiento encontrábamos a la mayoría de los gremios intervenidos,
como la Unión Ferroviaria, Químicos, Prensa, como así también todos aquellos
sindicatos que habían sufrido la cancelación de sus personerías jurídicas, como era el
caso de FOETRA y FOTIA.
Además, esto es importante ya que la mayoría de estos sectores sindicales serán
los intérpretes de la experiencia de la CGT de los Argentinos en la ciudad de Rosario,
generando a su vez, posicionamientos públicos que ponían de relieve la coincidencia
entre lo que sostenían el gobierno y las 62 Leales, las cuales (aunque desde una
perspectiva sindical) planteaban que había que tratar “...que no se presenten puntos que
puedan ser atacados por el gobierno por fallas legales (...) propicia además el
.
Finalmente, el controvertido congreso sindical comenzó a sesionar gracias a la
presión de los sindicatos intervenidos, los gremios peronistas opositores y aquellos de
tendencia comunista. Llegándose, más allá de la ausencia de los delegados sindicales
relevantes, como los metarlúrgicos o bancarios, a un quorum necesario para comenzar
con el debate y la elección de autoridades.
De esta manera resultó electo como conducción de la nueva CGT la lista
encabeza por Raimundo Ongaro del gremio de los gráficos. Dichas autoridades
recibieron el reconocimiento de las principales Regionales del interior: de la Plata, Mar
del Plata, Rosario, Sante Fe, Paraná, Corrientes, Chaco, Tucumán, Salta, Córdoba, San
Luis, Mendoza, Olavarría, Pergamino, Junín, Rio Cuarto y Comodoro Rivadavia.
Más allá del optimismo de las regionales más importantes del interior del país,
esta decisión fue inmediatamente impugnada por el grupo de gremios que conducía
Vandor, los cuales eligieron otra conducción encabezada por Vicente Roqué
conservando la sede oficial de la Confederación, situada en la calle Azopardo.
De esta manera se obligó a la otra vertiente sindical denominada “CGT de los
56
reestablecimiento del diálogo con el gobierno...”
Argentinos ” a residir en el sindicato de gráficos.
Simultáneamente a dicha impugnación, los miembros de la comisión delegada que
obedecían al vandorismo apelaron ante el Comité Central Confederal, argumentando que
dicho congreso
56
“...fue mal constituido (...) debemos señalar con profundo dolor de
La Capital, 28/ 3/ 68, pág. 3.
53
La CGT de los Argentinos en Rosario
argentinos, la presencia de elementos provocativos extraños al movimiento obrero, que
hacen profesión de doctrinas incompatibles con el sentir nacional de nuestros
57
trabajadores...” .
La
demuestra
fundamentación
Gordillo
que
alegaba
el
sector
dialoguista
era
falsa,
y
como
bien
“...parece extraña esta actitud por parte de Vandor ya que el
sostener esa moción significaba autoexcluir a la UOM, por estar intervenida, de las
decisiones del Congreso. Entonces, cabe preguntarse contra quien estaba dirigida esa
moción. Pareciera que en los cálculos del dirigente metalúrgico convenía más aceptar
las promesas de la Secretaría de Trabajo respecto a que se adoptarían medidas
inmediatas para la normalización de los gremios intervenidos si se conseguía postergar
el Congreso antes que apoyar la participación en el mismo de la Unión Ferroviaria
que, con sus sesenta y dos delegados más los seis de la FOTIA y cinco de los Químicos,
todos intervenidos y del bloque opositor, superarían ampliamente a los cuarenta y dos
58
delegados de la UOM consolidando en la central una dirigencia opositora...”
.
Lorenzo Pepe, destacado dirigente de la Unión Ferroviaria, plantea claramente el
panorama que acontecía,
“...en aquel famoso plenario es que se fractura el movimiento
obrero (...) la CGT de los Argentinos nace como una necesidad de reconocimiento
solidario hacia algunos gremios intervenidos, que los hombres de azopardo habían
desconocido. Por este motivo, se produjo la fractura del movimiento obrero, ya que
nosotros levantábamos las mejores banderas de la clase obrera, mientras que otros se
59
quedaron jugando con la idea de la participación...”
.
A esta altura era inminente la concretización de dos proyectos antagónicos al
interior del sindicalismo, planteándose el repetido escenario divisionista, en donde se
perfilaba un sector
por
Juan
José
participacionista o llamado “nueva corriente de opinión” encabezado
Taccone,
Rogelio
Coria,
Angel
Bono
y
Adolfo
Cavalli,
quienes
consideraban que la tarea de los gremios era defender los intereses profesionales y frente
a los gobiernos adversos se debía tratar de negociar la supervivencia
de la organización
gremial y el mejoramiento de los sectores obreros a través de una cierta integración al
esquema político de turno.
57
La Capital, 28/ 3/ 68, pág. 3.
Gordillo, Mónica., op, cit, pág. 109.
59
Entrevista realizada por O. Calello y D. Parcero al dirigente gremial Lorenzo Pepe.
58
54
La CGT de los Argentinos en Rosario
Otra de las fracciones, aglutinaba a los sindicatos de la rama fabril conducidos
por el vandorismo, que sostenían como principal objetivo de su accionar, el propio
desarrollo y fortalecimiento; alternando la negociación con la lucha frontal como
prácticas encaminadas a cumplir dichos objetivos.
La principal característica del ala “negociadora”, fue la producción de un
discurso aparentemente conforme al modelo peronista, pero que en la práctica, estaba
encaminado a ampliar el poder sindical al interior del movimiento más allá de los límites
que se le atribuía en el modelo doctrinario.
Por último encontramos un sector que cobijaba al ala izquierdista de los gremios
independientes y a las 62 de Pie, se trataba de una línea combativa o confrontacionista.
En este sector sobresalía una actitud que consistía en subordinar la acción gremial
y por lo tanto la política de la concertación, al objetivo político del justicialismo. Sus
planes de lucha implicaban movilizaciones, paros activos y huelgas parciales y generales
con manifestaciones callejeras o actos presididos por dirigentes sindicales.
El Proyecto Político de la CGT de los Argentinos en Rosario
La estrategia elaborada por el representante más fiel del sector sindical
confrontacionista, como ya señalamos, se gestó en una etapa de retroceso del gobierno
de Onganía, caracterizado por un movimiento de protesta a nivel nacional, en donde las
capas estudiantiles y eclesiásticas jugarían un papel importante.
En cierta medida, el escenario era diferente al existente a comienzos de 1966,
momento en el que se produjera la primera de las rupturas sindicales, ya que ésta
apertura también encontró resonancia en corrientes clasistas del momento, fenómeno
incomprensible si se lo examina a la luz de la trayectoria del movimiento obrero
organizado en la Argentina.
Así, los diferentes locales de las regionales de la CGT de los Argentinos, se
convirtieron rápidamente en escenario de permanentes reuniones de grupos de tendencia
55
La CGT de los Argentinos en Rosario
revolucionaria peronista, en las cuales también confluían varias organizaciones de
izquierda, que comenzaron a coordinar sus acciones políticas con las de la propia central.
La central surgida del congreso normalizador “Amado Olmos” llegó a cuestionar
(en su corta existencia) el perfil de acumulación capitalista en el cual se estaba
encarrilando nuestro país, postulado que generalmente se encontraba acompañado por
una fuerte crítica a la dirigencia burocrática ilegítima, que conducida por Vandor
demostraba complacencia ante este fenómeno.
De esta manera, el movimiento sindical en los últimos años de la década del 60`
estuvo signado por una ruptura, que reflejaba “...dos fracciones antagónicas y las
razones de la escisión, en el fondo, volvían a ser las mismas que en crisis anteriores:
los dos bandos se enfrentaron intransigentes, sin posibilidad de acuerdo en torno,
posición que debían adoptar los sindicatos ante el Estado, controlado esta vez por una
.
En base a esto sostenemos que en el lapso que abarca los años 1968 - 1970, la
estrategia confrontacionista llegó a profundizar y a consolidar, un verdadero proyecto
político de índole anti - imperialista y antiburocrático, en el cual los programas de La
Falda y Huerta Grande, así como la experiencia de la “Resistencia Peronista” serán
retomados como banderas fundamentales.
En Rosario la CGT de los Argentinos nucleaba a los trabajadores del estado, a
Unión del Personal Civil de la Nación, a los gráficos, los telefónicos, los navales, a la
Unión Ferroviaria, la Fraternidad, Gas del Estado, el calzado, ceramistas, seguro,
locutores, operadores cinematográficos y publicidad entre las adhesiones más
importantes.
Formalmente a nivel nacional, el surgimiento de la CGT de los Argentinos se
concreta con la elaboración de su programa por parte de Rodolfo Walsh, el conocido
“Programa del 1ro de Mayo de 1968”.
La conmemoración del 1 de Mayo de 1968 en Rosario, había sido planificada por
la CGT de los Argentinos como una posibilidad de salir a repudiar y hacerse oír ante un
gobierno que comenzaba a ver desvanecer su sustento de poder.
La jornada estaba planificada en la Plaza Pringles, la cual fue impedida teniendo
60
rígida dictadura militar...”
60
Calello - Parcero., op, cit., pág. 109.
56
La CGT de los Argentinos en Rosario
que trasladarse, al local de la central obrera rosarina. En éste, Héctor Quagliaro
respondía a las intenciones de suspensión diciendo que “...este conjunto de hombres y
mujeres aquí reunidos está demostrando ante propios y extraños que el 1 de Mayo no lo
impedirá jamás ni la policía ni los guardianes de la reacción...”
.
Sin embargo, la policía logró impedir la realización de la conmemoración y
desobedeciendo a una orden judicial que la habilitaba, procede a encarcelar a un número
importante de asistentes a la misma, informando luego que “...esta jefatura de policía se
61
hace un deber comunicar a la ciudadanía en general, que luego de ser debidamente
identificadas las personas que se hallaban en el interior de la central obrera local, se
estableció que no todas ellas representaban al gremialismo en sí. Sino que entre las
mismas estaban numerosos elementos sindicados como integrantes de activas células y
.
Uno de los principales rasgos del programa del 1 de mayo de 1968 es su marcado
anti - burocratismo, entendiendo a estos dirigentes como a aquellos que “...olvidaron
62
fracciones extremistas y políticas...”
que la política del gobierno contraría a los intereses de la clase trabajadora. Toleraron
los avances incesantes de los monopolios imperialistas que rigen la economía del país,
arruinando a las empresas nacionales, especulando con la desocupación que abarata la
.
Esta complicidad llevaba a que cierto sector de la dirigencia se enriqueciera
gracias a los trabajadores y que privilegiara la satisfacción personal como más importante
de satisfacer que la de sus representados, y de esta manera “...empezaron sintiendo
63
mano de obra, envileciendo los salarios...”
vergüenza por sus ropas de obreros, trataron de ponerse a tono con los despachos y
antesalas ministeriales y poco a poco, de representantes obreros frente al poder se
convirtieron en representantes del poder frente a los obreros. Terminaron optando por
.
Para los dirigentes confrontacionistas, la burocracia sindical era tan culpable
como la dictadura por la situación de crisis social en la que se encontraba el país, incluso
en el mismo programa del 1ro de Mayo se realiza un genuino recorrido - respaldado por
64
la solución personal de sus problemas...”
61
Diario La Capital, 2/ 5/ 68, pág. 3.
Diario La Capital, 3/ 5/ 68, pág. 5.
63
Programa del 1ro de Mayo de 1968.
64
Semanario CGT, Nº 1, 1 / 05/ 68.
62
57
La CGT de los Argentinos en Rosario
cifras estadísticas- que demuestra la penosa situación en la que había quedado la clase
trabajadora y gran parte de la población durante el gobierno de Onganía.
A esta actitud, la CGT de los Argentinos le contrapuso una lucha que en cierta
medida pugnaba por otra moral, aunque sabiendo que “...la moral no es suficiente para
acabar con la situación de sometimiento que padece el país, pero es necesaria.
Nosotros cuestionamos la moral de la camarilla refugiada en Azopardo: dirigentes
.
En este camino será fundamental la participación de las bases, que enmarcadas
desde una lógica desde abajo hacia arriba, rompía con los cánones que estableció por
mucho tiempo el sindicalismo dialoguista, “...las direcciones indignas deben ser
65
ricos incapaces de unirse para defender trabajadores pobres...”
barridas desde las bases. Cada comisión interna, cada gremio, cada federación, cada
regional, los trabajadores deben asumir su responsabilidad histórica hasta que no
.
Este incentivo a la participación de las bases en pos de una militancia activa, libre
de rasgos burocráticos sería útil siempre y cuando fuera acompañado por una
descentralización que fomentara la participación ya que “...hay que reconstruirlo todo.
66
quede un vestigio de colaboracionismo ni participacionismo...”
Comenzar desde abajo, abrir paso a los jóvenes militantes gremiales, reestructurar al
nivel de fábrica y barrio las organizaciones gremiales, reestructurar al nivel de fábrica
y barrio las organizaciones gremiales, que de ahora en más, no podrán ser separadas
sino concebidas como vanguardias de organizaciones más vastas en las que estén y en
las que confíen los sectores populares (...) organizarlo todo pero descentralizando y
67
multiplicando los centros de organización...”
Desde
esta
lógica,
se
llegó
a
.
plantear
por
primera
vez
luego
del
ascenso
de
Onganía, la necesidad de subordinar la acción de la CGT al mandato de las bases. Hay
que señalar que siempre que la central había planteado la participación obrera, se había
referido
a
la
participación
de
la
CGT
como
institución
dentro
de
los
mecanismos
preestablecidos por el gobierno, sin poner mucho énfasis en la búsqueda del consenso o
legitimación de sus acciones ante los afiliados.
65
Semanario CGT, Nº 3, 16/ 05/ 68.
Programa del 1ro de Mayo de 1968.
67
Documento de autocrítica redactado en 1967 por Amado Olmos, titulado “La legalidad es la legalidad
del régimen. Implementemos la legalidad de los trabajadores”.
66
58
La CGT de los Argentinos en Rosario
A partir de este nuevo estadio de la conciencia de clase de los trabajadores, es
desde donde el programa propone caminos de unidad de acción para los pequeños y
medianos empresarios nacionales, los profesionales, estudiantes, intelectuales, artistas y
religiosos.
De esta manera, la propuesta se plasmó relacionada con la construcción de un
frente político desde lo sindical, en un marco de creciente movilización social, en donde
cobrará importancia el llamado a amplios sectores sociales, que venían a derribar lo que
se
consideraban
“...viejas prácticas burocráticas dentro de la estrategia sindical
peronista y diferenciándose también, del sindicalismo de tipo “clasista” con fuerte
.
Cristina Viano, en un trabajo, sobre el Rosariazo, rescata esta particularidad de la
CGT de los Argentinos, planteando que “...uno de los aspectos más notables del corto
68
presencia en la década del 60’...”
recorrido de esta experiencia sindical alternativa a la burocracia es que se constituyó
en una instancia de cruce y encuentro entre los sectores combativos de la clase obrera
rosarina y sectores sociales que desde los orígenes del peronismo habían estado
enfrentados, como el caso de los estudiantes o ciertos grupos profesionales,
intelectuales y del campo del arte. La CGTA se mostró plenamente capaz de actuar
.
Esto es interesante ya que la mayoría de los análisis, remarcan la tenue incidencia
del sector confrontacionista en los gremios mayoritarios, lo que muchas veces
imposibilitó la realización de investigaciones que recalquen la importancia de los cambios
cualitativos que para la vida del movimiento obrero tuvieron dichas prácticas.
Por esto, consideramos fundamental para nuestra tarea, realizar una distinción de
las características fundamentales de lo que creemos fue retomando a Carlos Eichelbaum
69
junto a ellos y de protagonizar un accionar antidictatorial conjunto...”
“...el más concreto de los intentos de conformar una organización de dimensión
nacional, capaz de expresar una clase obrera en transición, dispuesta a reformular sus
instrumentos reivindicativos, pero sobre todo su marco político, para responder a la
68
En torno a la diferenciación entre el sindicalismo de corte confrontacionista y el de corte clasista, ver
Arturo Fernández, “Las prácticas sociopolíticas del sindicalismo”, en esta obra el autor realiza un
exhaustivo recorrido sobre las diversas prácticas del movimiento obrero desde la perspectiva
comparativa - analítica.
59
La CGT de los Argentinos en Rosario
reestructuración del perfil de acumulación capitalista y a su correspondiente sistema de
.
El argumento sostenido por autores como O’ Donnell o Torre, enfatizan el
escaso poder de inserción en gremios importantes por parte de la CGT de los
Argentinos, con lo cual coincidimos, aunque si profundizamos, entendemos que dichas
afirmaciones tienen mayor asidero si la cuestión está mayoritariamente inscripta al
escenario planteado en Buenos Aires, ya que fue en el interior del país, donde muchas
veces ciertos gremios relevantes desoyeron a su conducción nacional y adhirieron a los
planteos de la CGT de lo Argentinos.
Esto es lo que posibilitará en el futuro la participación de dichos sindicatos en
hechos políticos cruciales como el Cordobazo o Rosariazo, llegando a poner en jaque a
la burocracia sindical a través de la movilización de bases.
Como señala Fernández “...si el sindicalismo argentino se convirtió en un
70
poder institucional y de disciplinamiento social que supuso el golpe del 66’...”
permanente elemento de obstrucción y de hostigamiento del sistema capitalista, ello fue
atribuible en gran medida a la influencia y al desarrollo de las actitudes
.
Esto demuestra que aunque las decisiones tomadas en el congreso “Amado
Olmos” eran de incumbencia para la totalidad del movimiento sindical, hubo regionales
que recibieron con mayor vigor las políticas surgidas de la central obrera con asiento en
el local de los gráficos, en donde la experiencia del Gran Rosario es un caso
paradigmático.
Así, según Eichelbaum se comenzó a percibir que “...de manera más explícita en
71
“confrontacionistas”, sobre todo en el seno de las bases sindicales...”
algunos de ellos, de forma más latente en otros, con la CGTA empezaron a asumir
como un hecho el fin de la condición movimientista del peronismo, su quiebre en varios
72
peronismos distintos y antagónicos...”
.
69
Viano, María Cristina. “Recorriendo una experiencia político sindical de los sesenta desde su
semanario: la CGT de los Argentinos”, en Anuario Nº 16, Escuela de Historia Facultad de Humanidades
y Artes, UNR, Rosario, 1995, pág. 139.
70
Eichelbaum, Carlos. “La CGTA, Un Polo de Unidad Antidictatorial”, Revista los “70”, Año 1,
Número 3, 1997, pág. 27.
71
Fernández, Arturo. “Las prácticas sociopolíticas del sindicalismo (1955 - 1985), Tomo 2, Centro
Editor de América Latina S.A., Buenos Aires, 1988, pág. 164 - 165.
72
Eichelbaum, Carlos., op, cit., pág 27.
60
La CGT de los Argentinos en Rosario
Pero en donde la CGT de los Argentinos acumuló gran parte de su poder, fue en
su capacidad para convocar a sectores que anteriormente no se habían organizado a la
par de la clase obrera, encontrando en esta posición a la gran mayoría del movimiento
estudiantil del momento, importantes sectores de la Iglesia contestataria y artistas, los
cuales serían relevantes en todo el recorrido que trazó el sindicalismo confrontacionista
durante el Onganiato.
En este caso, es necesario retomar las palabras del historiador rosarino Eduardo
Zanella que señala que por entonces, se estaba logrando la articulación entre diversos
actores políticos que marcarían “...una época de permanentes y obsesivos debates sobre
los caminos más aptos para quebrar la dependencia nacional y establecer una sociedad
más justa (...) que maduró las posibilidades de encuentro entre dos tradiciones
históricas fundamentales y diferentes varias veces enfrentadas (...) una, la tradición del
nacionalismo popular, la otra tradición fue el progresismo de la juventud estudiantil y
.
Este aspecto determinante, es el que nos brinda claras señales de que la discusión
no pasaba solamente por la política gremial, sino que esta vez el movimiento obrero
estaría dispuesto a dar la pelea a través de un proyecto político sustentado en la unidad e
inclusión entre ciertos actores que consideraba fundamentales y necesarios a la hora de
llevar adelante una estrategia eficiente en contra de un gobierno que consideraban
además de ilegal, ilegítimo.
En este sentido, acordamos con lo esbozado por Cristina Viano cuando sostiene
que “...la CGTA fue desde sus orígenes una central rebelde y no el producto de una
73
profesional...”
lucha interburocrática y expresó a dos concepciones ideológico políticas, que aunque
provenientes en forma mayoritaria de la misma vertiente, el peronismo, se mostraron
.
Aportando a éste argumento, Godio plantea que la característica fundamental de
la CGT de los Argentinos era “...más que una organizadora sindical, fue una fuerza
75
socio - política propagandística de la subversión frente a lo existente...” .
74
como irreconciliables...”
73
Palabras del Profesor Eduardo Zanella, en ocasión de la presentación del libro “Del Rosariazo a la
democracia del 83”, Irma Antognazzi - Rosa Ferrer (Compiladoras), Rosario, 2000.
74
Viano, María Cristina., op, cit, pág. 40.
75
Godio, Julio. “El Movimiento Obrero Argentino (1955 - 1990), De la Resistencia a al Encrucijada
Menemista”, Editorial Legasa, Buenos Aires, 1991, pág. 182.
61
La CGT de los Argentinos en Rosario
Esta perspectiva, debe estar acompañada por aquella que plantea la existencia de
un verdadero proyecto político con la CGT de los Argentinos, y aunque muchas veces
éste sector se encontró resistiendo, sostenemos que llegó a generar una propuesta
realmente alternativa en torno a una posible salida de la crisis en vistas a un programa de
índole socialista desde la perspectiva nacional.
Sólo desde esta afirmación, podremos entender la tarea relevante que cumplieron
en su seno, intelectuales como Rodolfo Walsh, García Lupo, Carpani, llegando a
incorporar en su corta vida, a movimientos artísticos como la experiencia de “Tucumán
Arde” o el Grupo Cine Liberación.
Para todos aquellos sectores convocados por el proyecto de la CGT de los
Argentinos, existía la posibilidad de la acción, es decir, se construyeron socialmente los
tres componentes básicos para la acción colectiva: la percepción de la injusticia, el
convencimiento de que era posible revertir esa situación a través de la acción y la
construcción de una fuerte identidad, un nosotros capaz de promover los cambios.
Las particularidades de la experiencia Rosarina
Así como la experiencia de la CGT de los Argentinos tuvo rasgos que estuvieron
presentes en las diversas regionales del país, también existieron particularidades propias
de cada regional, lógica a la que la experiencia de la CGT de los Argentinos en Rosario
no estuvo ausente.
En este sentido, es que marcamos la importancia de la instalación del Estado
Burocrático Autoritario, ya que con el advenimiento del mismo, se concretaron ciertas
particularidades que transformaron en disímiles muchas de las realidades desde la cual se
organizaron las distintas experiencias de sindicalismo combativo.
La consolidación de un sector confrontacionista en el movimiento obrero
organizado, estuvo íntimamente relacionado con cambios en la estructura social y
organizativa, los cuales repercutieron profundamente en los sectores obreros desde
comienzos de la década del 60’ y que a finales de la misma, colaboraron en la concreción
de un perfil de sindicalismo que poco tenía que ver con el tradicional.
62
La CGT de los Argentinos en Rosario
En definitiva, creemos que una introducción en las particularidades de la CGT de
los Argentinos en la zona del Gran Rosario es fundamental a la hora de tener un
acercamiento más sólido al protagonismo de nuevos actores sociales, comprendiendo de
esta manera, su constitución, configuraciones y particularidades.
Con esto, intentamos plantear la existencia de dos tipos de variables que inter relacionadas resultaron claves para el desempeño de la clase trabajadora rosarina: una de
carácter endógeno, relacionada con los cambios, conflictos y debates que se dieron al
interior del sujeto de nuestra problemática; y otra de corte exógeno, producto de las
transformaciones derivadas de la implementación de un nuevo modelo de acumulación,
que lo condicionaría cuantitativamente y cualitativamente.
Para nuestra investigación esta perspectiva resulta central ya que sostenemos
junto a Gordillo que “...en ciertos períodos y por causas especiales, determinados
actores sociales sobresalen en la escena nacional con un particular protagonismo. Sin
embargo, comunmente, la historiografía argentina ha tendido a generalizar e
interpretar la realidad del país a partir de lo ocurrido en Buenos Aires sin tener en
cuenta las líneas divergentes y las situaciones locales específicas que en algunos casos
llegaron a conformar alternativas a lo que sucedía en la Capital con una proyección tal
.
Esto también se reflejó en las diferencias existentes entre la conformación de los
conglomerados industriales que residían en el Gran Buenos Aires y los establecidos en
diversos cordones industriales del interior del país.
Este factor será imprescindible para evaluar el impacto que tuvieron ciertas
políticas estatales previas al gobierno de Onganía, a través de la cuales trataremos de
descifrar ciertos ejes que recorren experiencias como el Rosariazo o el Cordobazo, en
donde el movimiento sindicalizado del interior del país cobraría un papel central.
Los polos en donde tuvo mayor despliegue el sector combativo, estuvo
comprendido por zonas industriales del interior, establecidas por la política económica
gestada durante el desarrollismo, en las cuales predominaban fundamentalmente la
industria automotriz, la siderurgia o la petroquímica.
76
que las convertía en fenómenos nacionales...”
76
Gordillo, Mónica., op, cit, pág. 13.
63
La CGT de los Argentinos en Rosario
En esta característica, tuvo una relevancia fundamental las zonas identificadas
como cordones industriales de los diversos centros urbanos, en el caso rosarino,
conglomerados como el de Perez, San Lorenzo, San Nicolás o Villa Constitución serán
sobresalientes ya que fueron en donde se instalaron la mayoría de las empresas
petroquímicas o siderúrgicas.
Para el capital extranjero la zona del Gran Rosario tenía especial importancia, ya
que brindaba mano de obra calificada para industrias de alta tecnología, las cuales
debieron recurrir incluso a mano de obra oriunda de Rosario.
El impulso de la industria en el Gran Rosario fue acompañado por la sanción en
1968, de una ley de promoción industrial, a lo que paralelamente se le sumaron una serie
de exenciones fiscales y demás facilidades que incentivaron una fuerte inversión en la
región.
Cristina Viano ejemplifica esta situación planteando que “...la euforia
industrialista fue entusiastamente acompañada por las autoridades políticas de turno y
la Zona Norte del Gran Rosario convertida en un ejemplo significado como motivo de
orgullo nacional. Al sur del Gran Rosario, Villa Constitución y San Nicolás constituían
.
Estos entramados industriales ejercieron una reforma en la fisonomía y el perfil
productivo, con esto también comenzaría a percibirse que estas características superaban
a la ciudad de Rosario, “...de aquí en más cuando se hablara de estructura industrial
77
un importante polo siderúrgico...”
Rosario no sería ya Rosario sino el Gran Rosario (...) ello quedó oficialmente
.
Dichos centros industriales, tuvieron un papel pasivo o de complacencia en sus
comienzos, aunque paralelamente, generarían lógicas ausentes en los polos industriales
mas importantes del Gran Buenos Aires.
Esto está relacionado con la repercusión que ciertas medidas, como por ejemplo
“el sindicato por empresa”, tuvieron en la organización obrera de Rosario. Este estilo
organizativo tenía el objetivo de habilitar a los empresarios a negociar a nivel de cada
firma, lo que generaría cierto aplacamiento de las demandas obreras en un primer
78
sancionado por el Consejo Provincial de Desarrollo...”
77
Viano, Cristina. “Una ciudad movilizada (1966 - 1976)”, en Rosario en la historia ( de 1930 a
nuestros días), U.N.R. Editora, Rosario, 2000, pág. 31.
78
Viano, Cristina., op, cit., pág. 28.
64
La CGT de los Argentinos en Rosario
momento, aunque posteriormente se convertiría en un efecto retro alimentador de
prácticas sindicales que al escapar a la lógica tradicional burocrática, se posicionaban
como novedosas y muchas veces incontrolables.
A nivel comparativo, hasta las formas de asentamiento eran dispares entre Buenos
Aires y el interior; ya que mientras en la primera “...la fábrica no ocupaba un sitio tan
central, pues formaba parte de una vasta estructura urbana donde se diluían tanto los
contrastes como las solidaridades que se generaban en los lugares de trabajo”, en el
interior se daba una “ estrecha proximidad física entre el lugar de trabajo y el de la
vivienda también contribuía a fortalecer la solidaridad interna de las comunidades
.
Además, este fenómeno estuvo acompañado por la fuerte concentración industrial
a la que asistió la provincia de Santa Fe en la década del 60’, las cuales se reflejaban en
las cifras del índice de radicación industrial que establecía una brecha importante entre el
62% para el Gran Rosario y el 9% de la zona norte o el 29% de la zona centro,
generando movimiento poblacionales que en mayor medida, desembocaron a los
departamentos Rosario y San Lorenzo.
Debemos afirmar también, que esta pujanza e incentivo hacia la industria estuvo
enmarcado en “...un sostenido impulso de las actividades comerciales, bancarias y
79
obreras...”
financieras. La región siguió operando como un importante núcleo intermediario y
comercializador de la producción agropecuaria de una amplia zona de la pampa
.
Así como ascendería el número de trabajadores en actividad, paulatinamente en
Rosario se irían gestando las primeras “villas miseria”, producto de la gran ola de
migrantes hacia esta ciudad que marginadas por su escasa calificación laboral, “...está a
80
húmeda de la cual era centro exportador y proveedor de servicios...”
la vista que la existencia de los barrios miserables es desmoralizadora y frena el ímpetu
de progreso que necesitamos para desarrollarnos... levantar barrios modestos provistos
de las seguridades esenciales en cuanto a higiene así como a facilitar por todos los
medios la adquisición de propiedades por los respectivos ocupantes consideramos que
81
habrá de ser la esperada solución...”
.
79
James, Daniel., op, cit., pág. 302.
Viano, Cristina., op, cit., pág. 31.
81
Revista Boom año 1968.
80
65
La CGT de los Argentinos en Rosario
Este proceso de industrialización a la que asistió la región del Gran Rosario, estuvo
acompañada por un clima de contestación social provenientes de las diversos
movimientos culturales, intelectuales y obreros. Esta situación no se puede abstraer de
un contexto Latinoamericano y Mundial en la que diversos movimientos sociales
comenzaban a tener un protagonismo importante.
El arte de combatir
La construcción de una estrategia confrontacionista estuvo acompañada por la
reformulación y participación de diversos sectores sociales, los cuales no estaban exentos
del intenso clima de movilización presente a finales de la década del 60’.
Estas capas sociales fueron también afectadas por las políticas autoritarias de la
“Revolución Argentina”, lo que generó el establecimiento de ciertos movimientos
culturales y artísticos que a lo largo de todo el país se relacionarían con las diferentes
experiencias de resistencia y lucha contra el régimen dictatorial.
Se trataba de una apuesta al desorden creativo de un movimiento de masas
que buscaba sus instancias de organización en medio de la confrontación con el
poder, que a la vez, se encontraba atravesado por los conflictos internos de la teoría y la
política, esto, más que las diferentes extracciones sociales será lo que trace la diferencia.
En Rosario se concretó la experiencia del denominado “Grupo Rosario” o la
“Vanguardia Artística”, que con el correr del tiempo se transformó en un icono de
inigualable oposición, pero también, se plasmó como una propuesta de salida a la
profunda crisis social en la que se encontraba Rosario y la región.
En este grupo encontrábamos a intelectuales y artistas cuyas prácticas
coordinadas llegaron a configurar experiencias inéditas en diversos puntos de la ciudad,
en donde se cuestionaba los cánones “modernizadores” vigentes en las bellas artes.
Cristina Viano en su investigación sobre el contexto rosarino aporta que “...los
integrantes del llamado “Grupo Rosario” se fueron articulando en torno a una serie de
manifestaciones públicas tales como acciones de arte, obras grupales, declaraciones o
los llamados ciclos experimentales (...) sus integrantes fueron: Aldo Bortolotti, Osvaldo
66
La CGT de los Argentinos en Rosario
Boglione, Graciela Carnevale, Noemí Escandell, Rodolfo Elizalde, Eduardo Favario,
Tito Fernández Bonina, Carlos Gatti, Ana María Giménez, Marta Greiner, Emilio
Ghiglioni, José María Lavarello, Coti Miranda Pacheco, Lía Maisonave, Rubén
Naranjo, Juan Pablo Renzi, Jaime Rippa, Norberto Púzzolo y Guillermo Totis, entre
82
otros...”
.
Su primera actividad se llevó a cabo en la Plaza 25 de Mayo y la misma tenía
como objetivo central trasladar las exposiciones artísticas a lugares públicos, marcando
un punto de confrontación con los espacios tradicionales de exposición y estableciendo
por contrapartida un acercamiento entre el pueblo y sus artistas.
Esta “exposición de pinturas y collages” fue el punto de partida del Grupo
Rosario y como señala Guillermo Fantoni “...las artes plásticas serían uno de los
mayores espacios culturales de beligerancia (donde) la vanguardia artística exhibió
con un estilo vociferante la ruptura de la tradición como quizás no ocurrió en otras
.
La propuesta del “Grupo Rosario” se reflejó con mayor presencia en 1968, año
en que dicha vanguardia llevará adelante importantes actividades y se encaminará hacia la
elaboración de una novedosa concepción de la relación entre lo artístico y lo político.
Esta se enmarcó en una incipiente crítica hacia el arte tradicional, sus formas, su
lenguaje, llegando a poner en cuestión al mismo público asistente, quedando
voluntariamente al margen de las formas de consagración y prestigio a las que estaban
vinculados hasta entonces, en especial el Instituto Di Tella y una serie de premios y
galerías que apoyaban las tendencias experimentales.
Por esto coincidimos con Viano cuando sostiene que desde esta óptica se
intentaba “...destruir esquemas comunicacionales tradicionales y estereotipos del estilo
84
gacetilla – galería – comprador o producto – difusión – prestigio...” , con la intención
de entender el arte como una herramienta de concientización que colabore con las luchas
anti – dictatoriales que se venían gestando en la sociedad.
83
disciplinas...”
82
Viano, Cristina. “Una ciudad Movilizada” ( 1966 - 1976), Rosario en la historia ( de 1930 a nuestros
dìas), Tomo 2, Alberto J. Pla ( Coordinador), U.N.R Editora, Rosario, 2000, pág. 112.
83
Fantoni, Guillermo, “Rosario: opciones de la vanguardia”, en AA. VV., Cultural y Política en los años
60’, Oficina de Publicaciones del CBC, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 1997, pág. 288 y
289.
84
Viano, Cristina., op, cit, pág. 43.
67
La CGT de los Argentinos en Rosario
En esta dirección se realizaron las obras de numerosos artistas, algunas de las
cuales fueron exhibidas en el propio local rosarino de la CGT de los Argentinos. Dichas
obras fueron realizadas por artistas como Graciela Carnevale o Eduardo Favario y tenían
como temática central la censura o la violencia a la cual eran sometidos amplios sectores.
La experiencia más notable de éste movimiento artístico fue la muestra “Tucumán
Arde”. La misma se organizó a través del viaje de cuatro artistas a Tucumán, entre los
cuales se encontraban Juan Pablo Renzi y Rubén Naranjo de Rosario, y Roberto Jacoby y
Pablo Suarez provenientes de Buenos Aires.
La artista plástica Margarita Paksa relata la organización de la difusión previa al
lanzamiento de la muestra “...pegamos carteles tanto en Buenos Aires como en Rosario
que decían: ¿Que es Tucumán?, para llamar la atención. Después aparecieron los
.
La confluencia de artistas plásticos porteños, rosarinos y santafesinos constituye
uno de los procesos más importantes de la vinculación entre la vanguardia artística y la
vanguardia político - sindical de fines de la década del 60’ en Argentina.
Se ponía de relieve la situación por la que estaba pasando la provincia de
Tucumán, entendiendo a ésta como reflejo de un país empobrecido y en decadencia. La
actividad fue censurada en muchos lugares, pero en Rosario se desarrolló en el local de
la CGT de los Argentinos, en donde se tuvieron que realizar más funciones que las
planeadas, con motivo a la gran afluencia de público.
Esta acción implicaba la vinculación con una institución extra artística, el
desplazamiento de una obra de arte de vanguardia hacia una institución político sindical
implicaba nuevas reglas de juego, otras formas de negociación, una circulación distinta
de la obra.
Ante la exitosa recepción, la prensa de la CGT de los Argentinos comentaba que
se había llevado a cabo una “...exposición de artistas, realizada colectivamente por 40
85
otros con la leyenda “Tucumán Arde...”
creadores (...) que buscan un arte nuevo que se dirija a los trabajadores y que muestre
los angustiosos problemas que agobian a la Argentina (...) el arte niega radicalmente
85
Entrevista realizada a Margarita Paksa, artista plástica.
68
La CGT de los Argentinos en Rosario
este modo de vida y dice, hagamos algo para cambiarlo, el arte no está a la venta y no
.
.
Con esta muestra, concluiría prácticamente la actividad del “Grupo Rosario”, ya
que muchos de sus integrantes pasarán a organizarse en diferentes movimientos y
organizaciones protagonistas de las grandes luchas de la década del 70’.
En definitiva, muchos movimientos artísticos y culturales del momento, no
quedarán exentos del hilo que subyace en este período, reflejado por la mudanza de una
cultura política de resistencia a otra de confrontación, donde se ensayaron diferentes
alternativas caracterizadas por su intención de excluir / eliminar al adversario, en algunos
casos simbólicamente y en otros hasta físicamente.
Entonces, como bien plantea Longoni “...la mayoría de los artistas que
86
produce sino reflexión, dolor y conciencia...”
formaron parte del contingente de “Tucumán Arde” concluyeron esa década
vertiginosa con la ruptura más radical de todas, un gesto extremo del que es difícil
retornar: abandonaron el arte (...) Tucumán Arde no fue, sin embargo, el origen de ese
shock y de otras secuelas traumáticas, sino quizá el más cabal (aunque insuficiente)
87
intento de un grupo de artistas por superar la crisis que vivían...
.
La iglesia de los pobres
La década del 60’, fue también el escenario donde se desarrolló un fuerte debate
en torno al rol que debían ejercer las diferentes instituciones religiosas y sus
componentes. Esta disputa, condujo a una serie de enfrentamientos al interior de esa
institución a los que consideramos importantes ya que es un conflicto central para poder
entender el “Rosariazo” de setiembre y las luchas sociales y políticas de todo el período
1969 - 1972.
Con la llegada al papado de Juan XXIII, se abre una nueva etapa en la Iglesia
Católica, se efectúa “...una renovación que atraviesa la estructura católica y permite
86
Semanario de la CGT de los Argentinos, Nª 31, 28 de Noviembre de 1968.
Longoni, Ana. “Vanguardia plástica y radicalización política”, en Revista los 70’, Nº 5, Año , Buenos
Aires, pág. 22.
87
69
La CGT de los Argentinos en Rosario
que las convulsiones populares adquieran una influencia que excede a los curas y
monjas de barrio para llegar a las jerarquías y sus discursos...”
88
.
Como reflejo de los cambios que se estaban produciendo, en 1967 apareció un
Manifiesto de 18 Obispos del Tercer Mundo que se presentó como una aplicación del
Concilio Vaticano II y de la Encíclica Populorum Progressio a los países de Asia, Africa
y América Latina.
En Rosario, el mismo día en que surgía la CGT de los Argentinos, (1º de mayo de
1968), también se constituiría formalmente el llamado “ Movimiento de Sacerdotes por
Tercer Mundo”.
A dichos actores, no los unirá solamente su fecha de lanzamiento, sino que la
historia misma los situó en una lucha en favor de la liberación de los pueblos pobres en
toda América Latina, marco en el cual, Rosario tomaría en cierta medida la iniciativa.
Ruben Dri, integrante del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo en
relación a esto planteaba que “...el sindicalismo clasista, el peronismo combativo y la
CGTA fueron puntos muy importantes para todo el movimiento; nos referenciábamos a
nivel de los trabajadores. Además, Ongaro provenía del cristianismo, había sido
seminarista; lo considerábamos parte de nosotros. La CGTA representó un momento
.
El sector tercemundista, nunca llegó a conseguir una posición hegemónica al
interior de la estructura eclesiástica, lo cual lo llevó a ocupar lugares marginales, además
de ser objeto de una aguda represión por parte de la dictadura de Onganía. Su mayor
fuerza la consiguieron en su relación con diferentes actores que no provenían del
espacio religioso, generando, por ejemplo, una profunda politización en jóvenes de clase
media que luego pasarían a engrosar la importante participación política de la época.
La revista los 70’en su número dedicado a ésta temática plantea sostiene que la
amplitud del movimiento en cuanto a su constitución ideológica hará que “...aunque el
muy importante de nuestra lucha...”
89
modelo deseado era mayoritariamente el socialismo, ciertas variantes del peronismo,
88
89
Burgos, Mario. “El reino de este mundo”, en Revista los 70’, Año 1, Nº 6, pág. 10.
Entrevista realizada a Rubén Dri por Juan Iturburu, para la revista los 70’.
70
La CGT de los Argentinos en Rosario
que nada tenían en común con ese proyecto, ejercerán una influencia contradictoria en
figuras relevantes del movimiento de sacerdotes tercermundistas...”
90
.
En este punto de contacto, resultó clave la existencia de los Colegios Mayores,
que se constituirían en una suerte de hospedaje económico, a los que acudían jóvenes
estudiantes del interior en búsqueda de alojamiento y comida a un accesible precio.
Este movimiento religioso de liberación, tuvo una importante incidencia en zonas
cercanas a Rosario como: Soldini, Villa Gobernador Gálvez, Cañada de Gomez y
Coronel Bogado.
En Rosario el trabajo de este sector eclesiástico será importante y comenzará a
tener cierto reconocimiento a partir de 1963, momento en el cual se crearan treinta
vecarías en algunas de las cuales se comenzará a desarrollar una relación con los vecinos
de los barrios basada, no sólo en cuestiones espirituales, sino que también se apuntaría a
la conformación y difusión de valores tendientes a la liberación del hombre.
Oscar Lupori, representante de este movimiento en Rosario comenta que “...en
1968 empezamos en el movimiento en Rosario alrededor de 40 sacerdotes. Eramos un
grupo que ya venía intentando que nuestro trabajo pastoral pudiera ser volcado hacia
los barrios y hacia los obreros. También teníamos en cuenta al movimiento
.
En este tipo de militancia barrial será gravitante el papel del grupo de curas
españoles, entre los cuales se encontraba la figura resaltante del padre Néstor García,
actitud que comenzó a preocupar a las capas jerárquicas de la iglesia, que con el obispo
Bollatti a la cabeza, se encargarán del apartamiento y persecución “de dicha minoría
activista”.
Con respecto a la relación con Bollatti Naranjo relata que “...nuestro grupo hizo
estudiantil...”
91
un planteo al obispo Guillermo Bollatti, apoyándonos en las posturas del Concilio
Vaticano II y la Conferencia de Medellín, pero Bollatti tomó medidas para volcar en
contra nuestra a una parte del clero. Tuvo la habilidad de apartarse del centro del
debate, logrando que apareciera como un enfrentamiento entre nosotros y otros
90
Estracto de la editorial de la Revista los 70’, en su número dedicado al movimiento de curas del tercer
mundo.
91
Entrevista realizada a Oscar Lupori, actualmente miembro del M.E.D.H. (Movimiento Ecuménico por
los Derechos Humanos).
71
La CGT de los Argentinos en Rosario
sacerdotes. Y en julio del 69’ nos quitó todas nuestras parroquias. A partir de ahí se
profundizaron los castigos. Para la Pascua de 1970, Bollatti nos privó del ejercicio del
sacerdotal. Nos envió una carta en la que nos conminaba a elegir entre someternos a
.
En lugar de García fue nombrado Lester Novallo, quien ocuparía el lugar vacante
como sacerdote de la vicaría anteriormente a cargo del cura rebelde. Novallo provenía de
raíz política ultra conservadora y a la hora de su asunción fue recibido por una
movilización de los vecinos del Barrio Godoy, que con el apoyo de dos sacerdotes,
repudiaron dicho nombramiento y la destitución de García.
Las movilizaciones continuaron y en los distintos encuentros con la policía se
desarrollaron enfrentamientos con luchas en las calles que incluyeron la utilización de
barricadas, registrándose heridos de bala en ambas partes.
Este conflicto terminó demostrando las contradicciones, no sólo al interior de la
Iglesia, sino que puso de relieve la extensa trayectoria por parte de la diócesis de Rosario
de un autoritarismo y personalismos que encontró a sus más íntimos aliados en grupos
como el “Movimiento Fidelidad” y el “Movimiento Laico Rosarino”.
En frente de esta alianza de valores conservadores, se encontraban los vecinos de
los diferentes barrios y villas en donde los sacerdotes trabajaban, que como en el caso de
Cañada de Gómez, realizaron manifestaciones realmente importantes.
La movilización de las bases, estuvo acompañada por la presencia de sectores
sociales que formarán parte de la lucha de los curas tercermundistas. La propia CGT de
los Argentinos en Rosario planteó que “...la actitud de este grupo de sacerdotes de la
sus posiciones o abandonar la diócesis...”
92
provincia de Santa Fe se une al clamor creciente en toda la Iglesia Católica para
definir al cristianismo al lado de los pobres y de los que combaten por el pan y la
.
Esta escalada de persecución, terminó con la desestructuración de este grupo y su
elección de permanecer en sus lugares como método de lucha como hicieron Arroyo,
Giarnello, Ferrari, Lupori, Torressi, Campmajó y Meléndez. Otros en cambio, optaron
por emigrar como el caso de Amiratti, Ferián, Praolini, Mallaría, Tettamanzi, Medina,
Parolo o Iturbe y sólo García dejaría el sacerdocio tiempo después.
justicia...”
92
93
Op. Cit.
72
La CGT de los Argentinos en Rosario
El martes 22 de julio, se realizó en Cañada de Gómez un paro general local
organizado por el movimiento obrero con una fuerte adhesión de los comercios, que
tenía como objetivo el apoyo a los sacerdotes renunciantes y en repudio a la política del
obispo Bollatti.
En aquel momento, la diócesis de Rosario estuvo atravesada por un segundo
conflicto, que nuevamente tendría al obispo Bollatti en el centro de la escena, sólo que
esta vez tratando de entorpecer las prácticas de un conjunto de monjas dominicas, que
con postulados muy similares a los planteados por el tercermundismo, habían realizado
acciones y documentos que retomaban los principales preceptos del Concilio Vaticano II.
Ante la reacción del obispo las monjas optaron por la exclaustración, estableciéndose en
la ciudad de Monje bajo la supervisión de Monseñor Zaspe.
Este contexto, marcaba particularmente a Rosario y sus zonas de influencia,
como un reducto en donde se desarrolló con importancia la conformación de un sector
que al interior de la institución eclesiástica, pugno por la reivindicación de los postulados
más importantes de la llamada teología de la liberación.
Este movimiento resulta clave para comprender la confluencia de sectores
sociales que sin provenir estratos asalariados, se sintieron representados por los idelaes
de la CGT de los Argentinos regional Rosario.
Los “Rosariazos” y la CGT de los Argetinos
Según los momentos y a lo largo de todos estos años hacia 1969, no hay sector
social ni grupo político o ideológico a excepción de las organizaciones económico corporativas de la oligarquía financiera, que no se haya sentido afectado directa o
indirectamente o violentado, por alguna instancia de la fuerza material del estado,
fundamentalmente en su aspecto armado.
En 1969 la reacción popular adquirió un ímpetu antes desconocido y se expresó
bajo la forma de levantamientos urbanos masivos. Estos no pueden ser interpretados sólo
desde la perspectiva de las reivindicaciones meramente económicas, y aunque estas
93
Diario La Capital, 28/ 3/ 1969.
73
La CGT de los Argentinos en Rosario
estuvieron presentes, sería una simplificación concluir que los reclamos se agotaban en
ellas. Las demandas que se plantearon fueron mucho más complejas y condensaron
elementos políticos, económicos, sociales, culturales.
En el año 1969, la CGT de los Argentinos en Rosario había alcanzado con creces
su objetivo de unidad con diversos sectores sociales, en pos de una lucha antidictarorial,
y en su seno, se organizaban y participaban desde movimientos artísticos hasta
organizaciones estudiantiles y religiosas.
La central combativa llegó a nuclear a 27 gremios y generó en Rosario una
verdadera opción ante las políticas represivas emanadas por la “Revolución Argentina”.
Su principal objetivo fue “...unir en torno a esta regional de la CGT, a todos los que,
sin compromisos o ataduras espúreas, entendemos que a los trabajadores se los arma
de fe y de ansias de lucha, con posiciones claras, que no dividen, sino que unifican y
sirven para hacer surgir dirigentes leales a las ideas e intereses del pueblo
.
La buena recepción que había tenido el surgimiento de la CGT de los Argentinos
en Rosario, debía consolidarse a través de una práctica, que comprendiera y obedeciera a
los postulados fundamentales de todos aquellos sectores sociales golpeados por la crisis
en la que se encontraba sumido el país y la región.
En este sentido, el 11 de abril de 1969 se lanzará desde la ciudad de Villa
Ortensia la llamada “Marcha del Hambre”, a la cual acudieron alrededor de 10. 000
manifestantes con el objetivo de marchar hasta la capital provincial. La mayoría de los
participantes eran obreros desempleados o con empleos precarios, provenientes de
Rosario y fundamentalmente del interior de Santa Fe95 .
La movilización consitó la atención de la fuerzas de seguridad provincial, en este
caso, se pusieron a disposición del jefe de la policía el Coronel Duretta 3 .000 policías,
gendarmes y soldados. A pesar de la represión que sufrieron los manifestantes, los
mismos llegaron a ocupar el edificio comunal y obligaron a renunciar al intendente.
trabajador...”
94
94
Extracto del documento “Por una CGT sin compromisos o ataduras espúreas”, leído en el plenario
realizado en abril de 1968.
95
A esta protesta adhirieron las poblaciones de Villa Ana, La Gallareta, Tacuarendí, Las Toscas y Villa
Guillermina.
74
La CGT de los Argentinos en Rosario
Estos episodios fueron conocidos también bajo el nombre de “la golondrina
anunciadora”, ya que comenzaban a prefigurar el futuro horizonte de movilización social
que surcaría todo el año 1969.
Uno de los sectores más castigados por las políticas represivas de la Revolución
Argentina fue el movimiento estudiantil. Desde un primer momento, éste resultó ser uno
de los actores fundamentales en la lucha en la que se enmarcaron las diferentes acciones
opuestas a la etapa que se había iniciado en 1966.
Tras la intervención de las universidades, los estudiantes se embarcaron en un
intenso recorrido de resistencia, en donde las numerosas movilizaciones, asambleas y
toma de facultades fueron un reflejo del ímpetu logrado por este actor.
El comienzo de la lucha generada por el movimiento estudiantil comenzó con una
serie de acontecimientos desarrollados en la ciudad de Resistencia y Corrientes. Dichos
enfrentamientos se precipitaron tras la decisión del rector Carlos Walker, de aumentar en
un 500% el valor del vale del comedor universitario, medida que fue repudiada a través
de una marcha que fue reprimida y en donde perdió la vida el estudiante Juan José
Cabral.
El aumento del ticket no resultaba insignificante para aquellos estudiantes que
provenían del interior y que pertenecían a estratos bajos de los sectores medios, ya que
gracias al mismo muchos de ellos deberían dejar sus estudios.
En este marco, en Resistencia la búsqueda de alianzas se orientó hacia la Iglesia
la cual cede sus instalaciones para el funcionamiento de un comedor estudiantil. En
cambio, en Corrientes se buscó el apoyo de un sector del movimiento obrero organizado
vinculado a la CGT de los Argentinos, en cuyo local se realizan asambleas y reuniones.
Al día siguiente del asesinato de Cabral, se produjo una reacción de repudio en la
Facultad de Medicina de Rosario, a la cual se sumaron inmediatamente las otras unidades
académicas de la ciudad, obligando al rector a la suspensión de actividades por varios
días.
En este momento, las movilizaciones estudiantiles se extienden a Córdoba,
Tucumán, La Plata, Buenos Aires, Mendoza, Bahía Blanca, Salta, contando con la
solidaridad de distintas agrupaciones profesionales, políticas y sindicales.
75
La CGT de los Argentinos en Rosario
En Rosario, la ausencia de actividad universitaria debido a la suspensión de las
clases generó un agrupamiento de los estudiantes en el comedor estudiantil, en donde se
realizó una masiva asamblea que concluyó una marcha por las calles céntricas de la
ciudad.
Retomar estos acontecimientos resulta importante ya que “...ese elemento actuó
como detonante y logró constituir una fuerza moral necesaria para que el movimiento
social liberara su fuerza social y librara sus enfrentamientos en condiciones favorables,
en un medio, en donde los obreros se encontraban luchando no sólo contra los bajos
salarios y las condiciones de trabajo ( hecho que los vincula socialmente a los
estudiantes), sino bajo el fantasma directo de la desocupación, basada en el cierre de
.
El 17 de mayo unos cuatrocientos estudiantes se reunieron frente al comedor
estudiantil y repartieron algunos volantes e hicieron explotar algunas bombas de
estruendo que merecieron la atención de la policía, que los reprimió enérgicamente.
En este enfrentamiento perderá la vida el estudiante de Ciencias Económicas
Andrés Bello, generándose automáticamente, una importante movilización de repudio en
amplios sectores de la sociedad.
Un reconocido periodista, Reynaldo Sietecasse, relataba los hechos diciendo que
empresas en un contexto de reconversión industrial y económica...”
96
“...un grupo de estudiantes, perseguidos por la policía, corren por la calle Corrientes
hacia el sur y doblan por Córdoba, desde Entre Ríos aparecen más policías disparando
sus armas. Los estudiantes y decenas de sorprendidos transeúntes quedan encerrados
(...) Algunos ingresan a la galería Melipal, el lugar tiene una sola boca de entrada y
salida, por lo que otra vez quedan atrapados a merced de los guardias. Los agentes
ingresan al edificio y reanudan la golpiza, entre los policías se encuentra el inspector
Juan Agustín Lezcano, la gente trata de evitar como puede la lluvia de golpes y en
medio de la confusión suena un disparo. Cuando la policía se repliega queda en el
suelo, junto a la escalera Adolfo Bello con la cara ensangrentada...”
97
.
96
Balvé, Beba y Balvé, Beatriz. “El 69’ huelga política de masas”, Editorial Contrapunto, Buenos Aires,
pág. 35.
97
El relato pertence al periodista Reynaldo Sietecasse, en entrevista realizada con motivo de la
conmemoración de los hechos conocidos con el nombre de primer Rosariazo.
76
La CGT de los Argentinos en Rosario
La CGT de los Argentinos decreta el estado de alerta y en conferencia de prensa
extiende
un
comunicado
planteando
que
“...con los dolorosos sucesos acaecidos en
Rosario y Corrientes, el gobierno de la dictadura se sacó definitivamente su máscara
de monarquía benevolente y cristiana. La CGT de los Argentinos entiende que cada
grupo, que cada sector de compatriotas, obreros, estudiantes, intelectuales, etc.
comprometidos con la causa de la liberación de organizarse y actuar. En el terreno de
la lucha nos encontraremos. Todos los que verdaderamente aspiramos a construir una
patria justa, libre y soberana...”
98
.
Beba y Beatriz Balvé ilustran el clima posterior diciendo que
“...a partir del
asesinato de Bello, la tensión en Rosario fue en aumento. No sólo se percibía en los
rostros de la gente sino que no había quien no viera con precaución la forma como se
iban desarrollando y encadenando los hechos. En los cafés, las esquinas, los lugares de
trabajo, el comentario obligado era la represión policial. La gente iba perdiendo el
miedo, se hablaba en voz alta, se criticaba a la policía y al gobierno; eran los indicios
.
En los siguientes días de mayo, se sucedieron actos relámpagos, concentraciones,
marchas del silencio, denuncias de testigos, de abogados y comenzó a funcionar una olla
popular montada por la CGT de los Argentinos para suplir el cierre del comedor
universitario, comenzaba a consolidarse la unidad obrero - estudiantil.
En correspondencia, el Colegio de Abogados100 da a conocer un comunicado
exigiendo que se tomen las medidas correspondientes al esclarecimiento del crimen del
estudiante Bello, argumentando la poca validez de los argumentos esgrimidos por los
partes informativos policiales y haciendo conocer el turbio recorrido del Inspector
Lezscano en una serie importante de hechos represivos.
de que comenzaba un proceso de indisplinamiento social...”
98
99
Comunicado de Prensa leído por el Secretario de la CGT de los Argentinos el día siguiente al
asesinato del estudiante Bello.
99
Balvé Beba y Beatriz. op. cit., pág. 81.
100
Aunque los abogados eran el sector profesional con mayor organización gremial, también se
sumaron a este repudio la Federación Rosarina de Vecinales, la Sociedad Argentina de Escritores, el
Centro de Estudiantes de Economía, Derecho y Administración, el Colegio de Farmacéuticos
Nacionales, los Profesores de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, el Colegio de Graduados de
Ciencias Económicas, el cuerpo docente de Ciencias Económicas, los abogados de la delegación Rosario
de la CGT, el centro de Estudios de Filosofía y Letras, etc.
77
La CGT de los Argentinos en Rosario
El miércoles 21 de mayo el comité de lucha de estudiantes de Rosario y la CGT
de los Argentinos habían convocado a una marcha en conmemoración de los compañeros
caídos, en principio la marcha partiría de Plaza de Mayo para culminar frente al local de
la CGT de los Argentinos en donde se realizaría una asamblea con la participación de
Raimundo Ongaro.
A la hora de realizarse la marcha del silencio, el radio de la ciudad comprendido
por las calles Mendoza - Urquiza y Oroño - Buenos Aires se encontraba impregnado de
una fuerte presencia policial, que en todo momento inducía a la desconcentración, por su
parte, los estudiantes no hicieron caso a las fuerzas del orden y siguieron avanzando
realizando sentadas en silencio.
Esta relativa calma, se rompió cuando la infantería de policía comenzó a lanzar
gases lacrimógenos con la intención de hacer retroceder a los estudiantes, los cuales
respondieron con piedras y más allá de la furiosa represión consiguieron rearmarse y
seguir movilizándose.
En Rosario, a diferencia de lo que ocurrirá en el Cordobazo, no se estaba
llevando a cabo ningún paro, al momento de concretarse la movilización. Esto demuestra
que los sectores participantes del primer Rosariazo no tenían una organización previa en
columnas sino en grupos, que provenían de diferentes y múltiples zonas de la ciudad y se
dirigiéndose a diferentes puntos de concentración.
De esta movilización social participaron activamente alrededor de 2 .000
personas, y ya en su comienzo un grupo de jóvenes será reprimido cuando marchaban
por la calle Córdoba, lo que los hace volver por la calle Maipú hasta Rioja, en donde a
pesar de la fuerte presencia policial, llegan a cubrir cuatro cuadras más, llegando hasta
Córdoba y Mitre.
En ese punto, la fuerza policial lanza una cantidad importante de gases
lacrimógenos que los obligó a replegarse hacia la calle Rioja, donde son emboscados por
la guardia de seguridad de Caballería, que con sus sables los reprime ferozmente.
Así, mientras la mayoría decide mantenerse en la zona, otros cruzan la calle
Córdoba reagrupándose en Paraguay y San Lorenzo, donde la resistencia de los
militantes obligó a dejar libres los accesos al centro, los cuales son rápidamente cubiertos
por los manifestantes.
78
La CGT de los Argentinos en Rosario
A esta altura, se comienzan a generalizar las llamadas “hogueras”,
fundamentalmente en la esquina de San Lorenzo y Corrientes, aunque se realizarán
quema de papeles y de diferentes objetos en todas las intersecciones de la calle Córdoba
y en varios puntos más del microcentro.
Junto a ésta, otra de las tácticas utilizadas en la jornada fue la “barricada”, ésta
surge en el momento de mayor expansión de la base social movilizada, ubicándose la más
importante en la intersección entre las calles Corrientes y Santa Fe.
Durante varias horas, los estudiantes y las fuerzas represivas se enfrentaron en las
calles céntricas, entre 3. 000 y 4.000 manifestantes ocuparon el centro ayudados por los
vecinos. Una columna de manifestantes decide avanzar desde Córdoba y Corrientes hacia
el oeste. En la intersección de la calle Italia se produjeron nuevos incidentes, unos
estudiantes arrancaron la placa de rectorado, que no había condenado la represión.
Después, los manifestantes llegan hasta el frente de LT8 y un pequeño grupo
rompe a pedradas las ventanas y vidrios e ingresa a la emisora para interferir la
transmisión, entonces, para cuando llegan los escuadrones de caballería, un grupo
intentaba tomar el rectorado, otro salía de LT8 y un tercer grupo se estaba dispersando
hacia la calle Dorrego.
A pocos metros de la emisora radial LT8, cae abatido por un balazo en la
espalda, el adolescente Luis Norberto Blanco, empleado metalúrgico de 15 años que
intentaba huir de la represión policial.
Algunos manifestantes relataban las escenas del hecho “...se vio caer un joven
con aspecto infantil (...) un médico que se encontraba en el lugar se ocupó de hacerlo
trasladar al sanatorio más cercano (...) pero en el sanatorio aguardaba la última
prueba de la represión: la guardia de Caballería, volvió a cargar impunemente contra
todos, propinando sablazos a granel. (...) Luis Norberto Blanco tenía solo 15 años y
trabajaba como ayudante obrero en un taller metalúrgico de la Zona Norte. Había
venido al centro con sus amigos del barrio porque intuían que “algo iba a pasar...”
101
.
101
Robles, Guillermo. De las aulas a las calles, pág. 70.
79
La CGT de los Argentinos en Rosario
Los enfrentamientos que se suceden logran superan la capacidad de lucha de las
fuerza armadas debiendo ser reforzadas en la madrugada del día 22 y finalmente
reemplazada por la Gendarmería Nacional, que toma a su cargo el control de la ciudad.
Luego la Gendarmería es reforzada con efectivos de la Policía Federal llegados de
Buenos Aires y, finalmente, toma el control total mediante la ocupación militar de todo
el territorio el Ejército, al mando del Comandante del II Cuerpo, el General Roberto
Fonseca.
Con la intervención militar se establecía el funcionamiento de los “Consejos de
Guerra” y la constitución de un Tribunal Militar que presidió el Teniente Ledesma. Se
dictaron sentencias que recién se hicieron públicas poco antes de la huelga general del 30
de mayo, con un claro y deliberado objetivo de intimidación.
El cuerpo de asesores jurídicos de la CGT de los Argentinos, emite un
comunicado declarando ilegal la intervención de los Consejos de Guerra, exigiendo la
libertad y solicitando al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que juzgase y
sancione al General Fonseca.
En los primeros días de junio, un consejo de guerra especial aplicó, por su
participación en el Cordobazo, cuatro años de prisión a Elpidio Torres y ocho años a
Agustín Tosco, la dureza de estas medidas no sirvió para acallar los desacuerdos en el
seno de las Fuerzas Armadas.
Los sectores nacionalistas fueron relegados al tiempo que la salida nacional populista alentada por grupos minoritarios del ejército fue abortada por el Comandante
en Jefe del arma, Agustín Lanusse, quien pasó a retiro a los principales propiciadores de
la misma.
Los sectores liberales de las fuerzas armadas avanzaron, no sin dificultades, en
parte, porque no se presentaban un frente homogéneo con una única alternativa de
recambio, los cambios producidos en junio en el gabinete, donde cada sector pugnó por
imponer sus hombres, fueron una clara demostración que la batalla por mantener la
unidad de la Fuerzas Armadas se había perdido.
En mayo la violencia que el régimen descargó sobre los estudiantes sembrando la
muerte, operó como el desencadenante de una respuesta que no estuvo circunscripta sólo
80
La CGT de los Argentinos en Rosario
al círculo universitario. En este punto, es en donde las jornadas posteriores al primer
rosariazo resultaría cualitativamente diferentes al rosariazo “estudiantil”.
El asesinato de Blanco fue repudiado por gran parte de la sociedad rosarina,
realizándose una marcha de 7.000 personas que acompañaron los restos del joven
empleado metalúrgico desde su hogar hasta el cementerio.
A nivel sindical, Rosario fue nuevamente protagonista de los cambios que se
estaban gestando al interior del movimiento obrero organizado. Esta vez, su accionar
resultó relevante a la hora de concretar la unidad de las diversas vertientes que acogía en
su interior el movimiento obrero organizado.
El reflejo de lo anteriormente planteado se encuentra en el plenario inter - sindical
que se realizó en Buenos Aires, en el sindicato del vidrio, al que acuden 38
gremios102que representaban a las dos centrales sindicales y que ratificaron el paro para
el día viernes 23 de mayo, manteniéndose todas las organizaciones en estado de asamblea
permanente y advirtiéndose que de aplicarse cualquier sanción en represalia por las
medidas adoptadas, se convocaría a un nuevo paro.
Esta reunión plenaria resultó clave para el proceso del movimiento obrero
rosarino, ya que en la misma se resolvió anular las divisiones existentes al interior de la
CGT y dándose lugar a la unificación del movimiento obrero organizado sindicalmente,
dentro de una sola CGT.
Para dicha ocasión, la CGT de los Argentinos de Rosario envió delegados a la
Capital Federal para reclamar a las dos centrales obreras que superaran las diferencias y
se sentaran las bases de la unidad de acción.
La dirección queda constituida por Bégulo Martín (Luz y Fuerza); Francisco
Rosano (sindicato del vidrio); Héctor Cansino (FOETRA); Gregorio Valdez (UOM) y
Mario Aguirre (ATE); es decir que la nueva dirigencia estaba integrada por dos
representantes de cada CGT y un no alineado.
102
Entre estos 38 gremios encontramos a: ATE, Unión Obrera Minera, Foetra, Federación Gráfica, La
Fraternidad, Sindicato Obreros del Vidrio, Sindicatos Empleados del Vidrio, Sindicato del Seguro,
Jaboneros, Fideeros, Prensa, Foecyt, Sutiaga, Luz y Fuerza, Obras Sanitarias, Supe - Rosario, Supe - San
Lorenzo, Sindicato de la Alimentación, Químicos, Papeleros, Aceiteros, Somu, Smata, Municipales,
Locutores, Molineros, Unión Obrera Metalúrgica, Calzado, Tintoreros, Barrido y Limpieza,
Petroquímica, Bancarios, Fatre, Empleados de Cooperativas, Jockey Club, Unión Ferroviaria.
81
La CGT de los Argentinos en Rosario
El 8 de setiembre de 1969, los obreros de la Unión Ferroviaria pertenecientes a
los talleres ferroviarios de Perez y Villa Diego, realizan un paro103 de brazos caídos por
la suspensión del delegado administrativo Mario Horat, motivada por la adhesión a
varios paros nacionales.
Este tipo de medidas no resultaban novedosas para los obreros del riel, ya que la
misma suerte habían corrido los delegados Gigena y Forcatto ante el acatamiento al paro
realizado en repudio al asesinato de Blanco. Como castigo a esta decisión se intervino la
Unión Ferroviaria y se sancionó a 116. 000 empleados y obreros.
La fuerza del sindicalismo ferroviario resultaba importante, ya que puntualmente
en la zona del Gran Rosario se concentraba una cantidad importante de talleres
ferroviarios, constituyendo al conflicto entre los trabajadores, empresarios y el Estado en
un eslabón importante en la marcha hacia la gran huelga ferroviaria de septiembre, que
dará lugar al denominado segundo Rosariazo, también conocido como el “Rosariazo
Proletario”.
Volvamos al paro del 8 de setiembre, finalizado éste se lleva a cabo una asamblea
en el local de la CGT y allí se dispone de un paro por 72 horas, con apoyo de la
Fraternidad, los señaleros y los guardabarreras, medida que se extenderá a las seccionales
de Empalme, Villa Constitución, San Nicolás, Cañada de Gómez y Casilda.
Esta determinación de apoyo que lanza la Fraternidad regional Rosario, es muy
cuestionada por la seccional porteña, la cual ordena que el gremio levante la medida de
fuerza, recomendación que además de no ser acatada, es contestada con un paro por 72
horas planificado para el día 10.
El 10 de septiembre en la Facultad de Medicina se reunió una multitud estudiantil,
junto a una delegación de obreros ferroviarios, el ex delegado de la CGT de los
Argentinos Héctor Quagliaro y Rosa Trumper de Ingallinela de la Liga de los Derechos
del Hombre y colocaron placas recordatorias a Pampillón, Cabral, Blanco y Bello.
Junto a este acto se realizó una movilización en el centro de la ciudad en la cual
los manifestantes arrojaron bombas incendiarias contra la sede del Jockey Club Cultural e
informativo de los Estados Unidos, la semana culminó con un paro activo en todas las
universidades del país.
103
Este paro fue acatado por mil setecientos obreros en Perez, mil doscientos en Rosario y trescientos en
82
La CGT de los Argentinos en Rosario
Cristina Viano en un ejercicio comparativo entre las jornadas de mayo y
septiembre plantea que “también en esta oportunidad el ejército actuó, aunque es muy
sugestivo que a pesar de la profundidad que había adquirido el conflicto en setiembre,
comparado con mayo, por los mayores niveles de violencia alcanzados, por su
prolongación y por haberse desarrollado en un espacio geográfico más amplio
alcanzando puntos muy distantes entre sí de la ciudad, en especial algunos barrios, lo
tardío y limitado de su intervención. Esta intervención se produjo cuando la intensidad
de la lucha había disminuido visiblemente y el paro estaba por terminar. A diferencia
.
Para este momento comienzan a llegar refuerzos del Cuerpo de Guardia de
Infantería de la Policía Federal, integrados por 50 hombres con equipo completo, los
cuales reprimen a una columna de obreros que venían marchando desde el local de la
Fraternidad para asistir al plenario convocado por la CGT unificada.
El 15 de setiembre se dio a conocer un decreto por el cual se “moviliza
militarmente”105 a los obreros ferroviarios en huelga a partir de las 15 horas de ese día, el
encargado de dicha medida será el General De Marchi, quien presidía a la propia empresa
de Ferrocarriles Argentinos.
El criterio utilizado para dicha convocatoria establecía para “...los convocados
de mayo la ciudad no fue declarada “zona de emergencia bajo control militar”
104
mayores de 18 años, estarán bajo disposición del Código de Justicia Militar,
estableciéndose penalidades que van desde 2 meses a dos años de prisión. Para
aquellos que no se encuentren en condiciones de ser convocados, porque pesa sobre
ellos orden de detención, como es el caso de los dirigentes de la Unión Ferroviaria
(sindicato intervenido), se harán pasibles de sanciones que van de un mes a un año de
cárcel. Se convoca al 50 % de los agentes afectados al ferrocarril Mitre y se establecen
las equivalencias militares de los cargos desempeñados dentro de la estructura
ferroviaria...”
106
.
Villa Diego.
104
Viano Cristina, op. cit., pág. 68 y 69.
Para un antecedente de este tipo de movilización, debemos recurrir al período de gobierno de
Frondizi, el cual amparado en el plan Conintes, movilizó militarmente a gran cantidad de obreros en
huelga y de distintas ramas, entre ellos, y además de los ferroviarios, incluía a los empleados bancarios.
106
Balvé, Beba y Balvé, Beatriz., op. cit., pág. 27.
105
83
La CGT de los Argentinos en Rosario
Al día siguiente, se comenzaron a formar extensas columnas de trabajadores
provenientes de diversos sectores del cordón industrial rosarino, con la intención de
converger en el local de la CGT, al encuentro de los estudiantes que también se habían
movilizado.
Los primeros ataques de las fuerzas del orden lograron dispersar parcialmente a
los manifestantes, luego, la organización de autodefensa comenzó a dar resultados y se
levantaron nuevamente barricadas reagrupándose una y otra vez. Los puntos de
concentración aumentaban, se incendiaban los colectivos y troles que se atrevían a
circular, lográndose de a poco el repliegue policial.
Las únicas instituciones bien resguardadas por las fuerzas del orden fueron la
jefatura de policía, la sede del Comando del II Cuerpo del Ejército, la Jefatura de Policía
y los tribunales.
Durante buena parte de la jornada, la solidaridad de los diferentes barrios de la
ciudad se hizo notar, a tal punto de resultar impenetrables para la policía, situación que
cambió cuando el Ejército se hizo cargo de la represión y comenzaron a recuperar el
control de la ciudad.
Sólo de esta manera resultó posible abrir fuego sin previo aviso, y el
establecimiento de Tribunales Militares, los cuales estaban muchas veces integrados por
el tristemente célebre Coronel, Leopoldo Fortunato Galtieri.
Los medios de comunicación, transmitieron el balance definitivo de aquellas
jornadas de ferviente lucha del campo popular: “...dos muertos, veinticinco heridos,
centenares de detenidos, 11 trolebuses incendiados, 14 más con roturas, 15 coches
incendiados del servicio urbano e interurbano de pasajeros, otros 40 deteriorados; 3
estaciones
ferroviarias
incendiadas,
100
garitas, retenes, cabinas y vagones
.
La lucha que mantienen los obreros ferroviarios se extiende y articula con las del
conjunto del mundo obrero, y a pedido de sindicatos del interior y con iniciativa de los
de Rosario, las centrales con asiento en Buenos Aires proponen un paro general nacional
para el 1º y 2º de octubre.
incendiados; vidrieras rotas, algunos incendios de galpones de fábrica...”
107
Diario la Capital, 17 de septiembre de 1969.
84
107
La CGT de los Argentinos en Rosario
Este clima de combatividad, amenazaba con alcanzar diversas zonas del interior
del país, ante lo cual el Comandante en Jefe del Ejército, el General Lanusse, convocó a
una reunión de la Comisión Nacional de Seguridad a la que asistieron las máximas capas
militares.
En dicha reunión se tomará la decisión de ir a fondo con la represión a las
movilizaciones y protestas que venían llevando a cabo diversos sectores obreros y se
planteó, a través de un comunicado, que las fuerzas armadas estaban dispuestas a
reprimir con energía, incluso con el uso de armas de fuego todo intento de alterar el
orden público.
De esta manera, con el agotamiento y debilitamiento del proyecto de la
Revolución Argentina, se fueron generando escenarios de movilización a lo largo de todo
el país, en donde en muchos casos se llegó a poner en cuestión el orden de cosas
reinante.
Y fue en Rosario donde primero se desintegró la experiencia de la CGT de los
Argentinos, y junto a esta decisión, muchos de sus militantes pasaron a formar las filas de
una central obrera unificada bajo el objetivo de marchar en unidad ante el retroceso de la
dictadura.
El movimiento obrero organizado, había entendido a esta altura, que sólo a través
de la unidad de acción, y dejando de lado diferencias que a simple vista no eran de fondo,
se podía empezar a socavar los cimientos de poder de un régimen que atravesaba por una
larga agonía de la cual no podría recuperarse jamás.
85