Manual técnico: Tecnología para el manejo de pitaya amarilla

Transcription

Manual técnico: Tecnología para el manejo de pitaya amarilla
Sistema gráfico
Gobierno de la República de Colombia
L ib ertad
y O rd e n
MANUAL TÉCNICO
Tecnología para el manejo
de pitaya amarilla
Selenicereus megalanthus
(K. Schum. ex Vaupel) Moran
en Colombia
L ib ertad
L ib ertad
y O rd e n
y O rd e n
Comité editoral
Takumasa Kondo: I.A., M.Sc., Ph.D. - Corpoica Centro de Investigación Palmira.
Mauricio Martínez: I.A., M.Sc. - Corpoica Centro de Investigación Palmira.
Jorge Alberto Medina: I.A., M.Sc. - Corpoica Centro de Investigación Palmira.
Alexander Rebolledo Roa: I.A., Ph.D. - Corpoica Centro de Investigación Palmira.
Carolina Cardozo Burgos: I.A., M.Sc. - Corpoica Centro de Investigación Palmira.
Palmira, Valle del Cauca, 2013
Kondo, Takumasa; Martínez, Mauricio; Medina, Jorge Alberto; Rebolledo Roa, Alexander; Cardozo Burgos, Carolina; Toro M., Julio Cesar; Durán, Andrea;
Labrador, Nubia Rocío; Quintero, Edgar Mauricio; Imbachi López, Karol; Delgado, Alexandra; Manrique Burbano, Marilyn Belline; Murcia Riaño, Nubia; RojasTriviño, Alberto; Orozco, Maria Luisa; Muñoz, Deyci / Manual técnico: Tecnología para el manejo de pitaya amarilla Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex
Vaupel) Moran en Colombia. Valle del Cauca (Colombia): CORPOICA, 2013. 96 p.
Palabras clave: PITAYA, CULTIVO, COSECHA, ETNOBOTÁNICA MERCADOS, FENOLOGÍA, PODA, APLICACIÓN DE ABONOS, PLAGAS DE PLANTAS, ENFERMEDADES
DE LAS PLANTAS, COLOMBIA
Convenio
Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural
Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria - Corpoica
Asociación de productores y comercializadores de pitaya - Asoppitaya
Ingeniero Agrónomos Asociados Ltda.
Proyectos
Esta publicación es posible gracias a los recursos de cofinanciación de los programas de investigación “Generación
de tecnología en fisiología y manejo integrado del cultivo de la pitaya amarilla Selenicereus megalanthus (K.
Schum. ex Vaupel) Moran para aumentar la productividad de la cadena en Colombia” y “Opciones de manejo
integrado de plagas y enfermedades para fortalecer la cadena de la pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus
(K. Shum. ex Vaupel) Moran en Colombia” financiados por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, - MADR
entre los años 2008 y 2011.
Entidad ejecutora: Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria.
Corpoica. Centro de Investigación Palmira
Alianzas de los programas
Ingeniero Agrónomos Asociados Ltda. Asociación de productores y comercializadores de pitaya amarilla.
Asoppitaya. Asociación de productores y comercializadores de pitaya amarilla.
© Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Corpoica
CI, Palmira, Valle del Cauca
ISBN: CA: CUI: Primera edición: Tiraje: 978-958-740-147-9
7458
1435
Junio de 2013
1000 ejemplares
Línea de atención al cliente: 018000121515
[email protected]
www.corpoica.org.co
Impreso en Colombia
Printed in Colombia
La presente publicación ha sido elaborada con la cofinanciación del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural,
MADR. El contenido de la misma es responsabilidad exclusiva de los investigadores y en ningún caso debe
considerarse que refleja los puntos de vista del MADR.
Agradecimientos
Los autores agradecen a los productores de las alianzas de
los programas por permitir el desarrollo de los experimentos
en cada una de las fincas, especialmente a los señores Jorge
Restrepo y Jair Londoño Gongora (Asoppitaya) en el municipio
de Riofrio, a los señores Cesar Augusto Londoño, Nhora Ruiz
de Londoño, Jhon Jairo Arroyave (Ingenieros Agrónomos
Asociados – Frutales La Cabaña) y Gabriel Salcedo (Asoppitaya)
en el municipio de Restrepo; por su apoyo en las labores y
desarrollo de los diferentes proyectos de investigación.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
3
Tabla de contenido
1.NTRODUCCIÓN
6
2. GENERALIDADES DEL CULTIVO8
2.1. Origen y Dispersión8
2.2. Generalidades de las cactáceas9
2.3. Etnobotánica10
2.4. Clasificación taxonómica y descripción botánica11
2.5. Descripción botánica11
2.6. Raíces de la Pitaya amarilla14
2.7. Tallos16
2.8. Flores17
2.9. Fruto18
3. IMPORTANCIA ECONÓMICA DE LA PITAYA AMARILLA20
3.1. Situación mundial24
3.2. Mercado internacional25
3.3. Situación nacional25
3.4. Mercado nacional26
4. ECOFISIOLOGÍA Y COMPORTAMIENTO PRODUCTIVO28
4.1. Introducción28
4.2. Desarrollo fenológico29
4.3. Comportamiento productivo35
5. PRACTICAS AGRÓNOMICAS EN LA PRODUCCION DE PITAYA AMARILLA40
5.1. Introducción40
5.2. Establecimiento del cultivo de la pitaya amarilla42
5.3. Sistemas de soporte (estructuras de apoyo)46
5.4. Resultados y Discusión50
5.5. Conclusiones54
6. PODAS EN PITAYA AMARILLA55
6.1. Introducción55
6.2. Poda de formación55
6.3. Podas sanitarias56
6.4. Podas de producción57
6.5. Resultados y Discusión59
6.6. Fertilización61
6.7. Control de arvenses62
6.8. Conclusiones63
7. INSECTOS PLAGAS DE IMPORTANCIA ECONÓMICA EN EL CULTIVO
DE PITAYA AMARILLA64
7.1. Introducción64
7.2. El chinche patón Leptoglossus zonatus (Dallas)65
7.3. La mosca del botón floral de la pitaya Dasiops saltans Townsend67
7.3.1. Taxonomía67
7.3.2. Daños70
7.3.3. Ciclo de vida71
7.3.4. Hábitos74
7.4. Métodos de Control75
7.4.1. Control cultural75
7.4.2. Control biológico75
7.4.3. Control químico75
7.5. Discusión76
7.6. Conclusiones
77
8. ENFERMEDADES LIMITANTES EN ELCULTIVO DE PITAYA AMARILLA78
8.1. Introducción78
8.2. Pudrición Basal del Fruto79
8.2.1. Determinación del grado de pudrición basal del fruto80
8.3. Pudrición Suave de la Penca81
8.4. Enfermedades causadas por nematodos82
8.5. Antracnosis84
8.6. Recomendaciones para el manejo de Enfermedades en Pitaya Amarilla85
9. COSECHA88
9.1. Introducción88
BIBLIOGRAFÍA92
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
5
1. Introducción
El origen del nombre de pitaya amarilla no se conoce con precisión, Patiño
(2002) relata que las especies del género Selenicereus se conocen como Pitaya,
Pitahaya, Pitajaya, de origen al parecer antillano, “llamase a esta fruta pitahaya
lengua de indios”; en las narraciones también se da este nombre a las pitayas rojas - género Hylocereus; y referencia también que en Venezuela se mencionan en
la relación de Tocuyo de 1578 como Pita-haias. En términos generales los relatos
de la colonia y hasta principios del siglo XX al parecer el término Pitahaya es el
fruto de cualquier planta de las cactáceas y en otros casos se hace referencia a
los frutos de los cactus columnares, muy común en México en la actualidad. Se
comenta que en idioma maya a esta fruta se le conoce como Chacoub.
La tendencia moderna por parte de los consumidores de los países industrializados es la preferencia por productos naturales con origen de montaña andina
tropical, colores, sabores, aromas nuevos y propiedades funcionales. Muchas
frutas colombianas tienen estas características, pero una de ellas especialmente
cautivó los mercados del mundo por el exquisito sabor y textura delicada.
La pitaya amarilla es sin lugar a dudas una de las mejores frutas tropicales, es
atractiva por la apariencia diferente y tropical, tiene gran aceptación por la excelente sabor y textura, es saludable, fácil de comer en cualquier lugar y resistente
a la manipulación, transporte y resiste bastante tiempo en estante sin deteriorarse. En cuanto al productor se refiere es una fruta con mucho potencial, pues
todavía existe una demanda sostenida y los precios son muy atractivos.
La pitaya amarilla es una de las 15 especies frutícolas de la apuesta exportadora
agropecuaria del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, MADR 2006-2020
en la cual se propone contar con 2.203 ha en el año 2020 en contraste con las
1.500 ha que propone el PFN. Además, está considerada entre las 24 frutas que
tiene Asohofrucol en el nuevo Programa Nacional para promover el consumo
de frutas frescas.
Una razón que explica el bajo potencial de exportación de la pitaya amarilla en
nuestro país, está relacionada con la rápida transición del cultivo semi-silvestre a la producción comercial sin que se contara con un desarrollo tecnológico
adecuado, lo cual dio lugar a grandes problemas en la competitividad del mis-
6
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
mo. A esto debe sumarse la falta de políticas por parte de entidades privadas y
del estado que se hayan preocupado por promocionar el consumo tanto en los
mercados nacionales como en los extranjeros. Esto es un programa de apoyo
importante que debe hacerse para fomentar el consumo local y otros países.
Una limitante muy alta, es la falta de un soporte tecnológico que permita producir los volúmenes necesarios con calidad exportable y que cumplan con los
requerimientos de los diferentes mercados de destino y de manera continua.
Problemas como Fusarium sp., mosca del botón floral Dasiops saltans, el desconocimiento de los procesos fisiológicos en las diferentes etapas de desarrollo,
sistemas de soporte, requerimientos hídricos, así también el cómo, cuándo y
cuánto fertilizar, son algunas de las mayores incógnitas que tiene que resolver
la investigación para garantizar una producción competitiva.
Teniendo en cuenta que el Valle del Cauca es el segundo productor nacional
de pitaya amarilla, representando el 48,8% del área cultivada en esta fruta en
Colombia (Agenda prospectiva 2009), se plantea la caracterización agroecológica en esta zona, con el fin de definir prácticas de manejo de la especie que se
puedan extrapolar a otras zonas del país. Colombia presenta ventajas comparativas en relación con las condiciones climatológicas propias de cada región, que
facilitarán la implementación de las tecnologías desarrolladas a nivel local en
las demás zonas donde se cultiva la especie, con los ajustes propios para cada
una de ellas.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
7
2. Generalidades del cultivo
Jorge Alberto Medina S.1, Alexander Rebolledo Roa2,
Takumasa Kondo3, Julio Cesar Toro M.4
2.1. Origen y Dispersión
La pitaya amarilla es una cactácea silvestre nativa de la región andina y es un
recurso genético patrimonio de Colombia y la autoridad sobre este aumentará
en la medida que se aproveche en beneficio de los productores colombianos.
Patiño (2002) en su libro “Historia y dispersión de los frutales nativos del
neotrópico” recoge relatos en donde se hace referencia a 18 especies de los
géneros Selenicereus e Hylocereus. Las regiones en donde se reportan estas
cactáceas son México, Guatemala, Antillas mayores (distinguiéndose las
variedades morada y amarilla), Panamá, Venezuela, Nuevo Reino de Granada,
Ecuador, Perú y Bolivia. Como casos especiales, podemos citar informes de Cali
de 1808 en donde se dice:
“Hay silvestres en los montes las que llaman pitahayas, cuyo color rojo arrebata
la vista, no así el gusto al paladar, porque no es muy grato. De contrario, la
blanca cultivada, amarilla de color de caña, su corteza cubierta de espina rubia
que con facilidad se desprende cuando está en sazón, es de suavísimo, delicado
gusto, con la excelencia de que si sus pepitas, poco mayores que las del higo, se
mastican cuidadosamente, purgan con benignidad (Arboleda, 1928)”.
En otra referencia citada por Patiño (2002), “Holton (1857) vio en San Marcos,
arriba de Vijes, una cactácea semejante a la pitahaya amarilla, sobre la cual da
pocos datos”.
1
2
3
I.A., M.Sc., Recursos Fitogenéticos Neotropicales. Investigador, Corpoica. C.I. Palmira.
I.A., Ph.D., Fisiología. Investigador Corpoica C.I. Palmira.
I.A., M.Sc., Ph.D. Entomología. Investigador Corpoica. C.I. Palmira.
4 I.A., Ph.D., Fitomejoramiento. Asesor Externo.
8
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
2.2. Generalidades de las cactáceas
La familia Cactaceae es originaria del continente americano cuyas especies se
encuentran distribuidas desde los 56°15’ N en la Columbia Británica en Canadá,
hasta los 50°S, en la Patagonia y desde las Islas Galápagos hasta la Isla de
Fernando de Noronha (archipiélago Brasilero en el Océano Atlántico) y en todo
el Caribe. En Norteamérica se encuentra de costa a costa (Anderson, 2001).
La taxonomía de las cactáceas ha sido muy confusa, debido a esto se encuentran
muchos sinónimos para las especies y con el tiempo se han ido agrupando
varios géneros en uno solo. Con excepción del trabajo realizado por Britton y
Rose, los demás trabajos taxonómicos fueron trabajos aislados. Con la creación
en 1984 de “The International Cactaceae Systematics Group” apoyado por el
“Royal Botanic Garden” (ICSG) de Kew se empezó a trabajar la actual clasificación.
En esta clasificación se reconocen cuatro subfamilias a saber: Pereskioideae,
Maihuenioideae, Opuntioideae y Cactoideae (Anderson, 2001). La subfamilia
Maihuenioideae se ha tenido en duda por algunos botánicos, pero actualmente
y de acuerdo a estudios morfológicos y moleculares ya es reconocida como un
taxón válido (Roberto Kiesling, comunicación personal).
Una característica de la subfamilia Pereskioideae es que presentan hojas y
espinas, presentando metabolismo C3 en las hojas y CAM en los tallos, esta se
distribuye desde el sur de México, Centroamérica, el Caribe y en Suramérica al
este de los Andes. La subfamilia Maihuenioideae son cactus arbustivos y con
metabolismo C3, son endémicas para Argentina y Chile (Anderson, 2001).
La pitaya amarilla pertenece a la subfamilia Cactoideae, que tiene una
distribución en todo el continente americano y el Caribe, y que incluye al
género Rhipsalis, único género desarrollado fuera del continente Americano
y que se encuentra espontáneamente en África, Madagascar, Nepal, Islas del
Océano Índico y Sri Lanka (Anderson, 2001). Las especies de esta subfamilia
presentan una gran variabilidad de hábitats, en la arquitectura y el tipo de
crecimiento.
Los tallos pueden ser no segmentados, globosos a columnares, acanalados o
con protuberancias y con zonas reproductivas diferenciadas o no. Las flores
son sésiles y la apertura puede ser diurna o nocturna, el pericarpio puede ser
escamoso o desnudo y los tubos florales pueden ser cortos o alargados.
El género Selenicereus descrito por Britton y Rose en 1909, presenta varios
sinónimos como Cereus subgénero Selenicereus A. Berger 1905; Streptocactus
Britton y Rose 1913; Deamia Britton y Rose; Mediocactus Britton y Rose 1920 y
Criptocereus Alexander 1950. Las especies de este género son descritas como
plantas trepadoras, arbustivas o epífitas que se desarrollan sobre árboles o
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
9
rocas; con raíces numerosas y aéreas, tallos delgados con 5 metros o más de
longitud, costillas o lados de dos a doce; areolas con pelos cortos y espinas finas
(Anderson, 2001).
Estas son plantas hemiepífitas y absorben agua tanto por las raíces del suelo,
como de las raíces adventicias que desarrollan a lo largo del tallo y que utilizan
como soporte natural. Esta emisión de raíces adventicias es característica de las
cactáceas que tienen cladodios.
En Israel, bajo condiciones subtropicales, las pitayas son sensibles a fuertes
intensidades de sol (Raveh et al., 1993). Cuando crecen a campo abierto en
el desierto de Negev, las plantas manifiestan zonas blanquecinas y un fuerte
deterioro, aunque se recuperan cuando se les proporcionó sombra (Raveh et
al., 1998).
Colombia ha sido el país pionero en la producción y exportación de pitaya
amarilla. Es de mencionar que de aquí salieron los esquejes (semilla vegetativa)
para Australia, Brasil, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Hawái, Israel, Italia, México,
Nicaragua y Kenia.
Actualmente, Colombia cuenta con 691 hectáreas sembradas con la especie
Selenicereus megalanthus (Agronet, 2013).
2.3. Etnobotánica
Aunque García-Barriga la describe como Melocactus coccineus, género que es
sinónimo de Selenicereus descrito por Britton y Rose en 1909 (Anderson, 2001),
referencia la distribución de plantas cultivada o silvestre en el interior del país en
los departamentos de Boyacá, Caldas, Cundinamarca y Tolima. Pérez-Arbeláez
(1978) reportan que es sembrada con frecuencia en Cundinamarca, Tolima y
Valle del Cauca tanto de semilla como en esqueje. Así mismo es referenciada
por el uso en la medicina popular como cardiotónico y estimulante nervioso. La
fruta fresca se utiliza como laxante suave y digestivo, y también que comiendo
la fruta en ayunas cura los cálculos renales.
Patiño (2007) la reporta como cerco vivo en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) y en
Colombia en regiones como el Huila.
Perea et al. (2010) refieren a García que los frutos poseen alcaloides como
la cactina (hordeina) y tiramina, y se les reconocen a ambos propiedades
antisépticas y la primera se referencia como cardiotónico. También referencian
a Becerra que dice que las semillas contienen un aceite de efecto laxante suave
y efectivo.
10
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
2.4. Clasificación taxonómica y descripción botánica
Taxonomía de la pitaya amarilla
Nombre común:
Clase:
Subclase:
Superorden:
Orden:
Familia:
Género:
Especie:
Pitaya amarilla, pitahaya
Equisetopsida C. Agardh
Magnoliidae Novák ex Takht.
Caryophyllanae Takht.
Caryophyllales Juss. ex Bercht & J. Presl
Cactaceae Juss.
Selenicereus (A. Berger) Britton & Rose
S. megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran 1953
Sinónimos y otros nombres usados en la literatura científica
para referirse a la pitaya amarilla
Acanthocereus pitajaya (Jack) Dugand
Acanthocereus colombianus Britt. & Rose
Acanthocereus pitahaya D.C.
Cactus triangularis L.
Cereus compresus Mill.
Cereus megalanthus K. Schumann ex Vaupel
Cereus triangularis Haworth
Cereus pitahaya D.C.
Cereus undatus Haworth
Cereus variabilis Pfeiff
Hylocereus triangularis Britt. & Rose
Hylocereus trigonus? (según Balme, horticultor mejicano)
Mediocactus megalanthus (K. Schumann ex Vaupel) Britton & Rose
Melocactus coccineus (Salm-Dyck) Britton & Rose
Selenicereus grandiflorus (L.) Britton & Rose
Stenocereus stellatus (Pfeiff.) Riccob.
2.5. Descripción botánica
Generalidades de los géneros Selenicereus e Hylocereus. El nombre Selenicereus
proviene del griego y significa “cereus de la luna” por lass flores nocturnas
(Kiesling & Ferrari, 2007).
La pitaya amarilla, evolucionó en las selvas del neotrópico colombiano y se
encuentra naturalmente sobre árboles (Figura 1) y/o sobre rocas de gran
tamaño, en donde puede lograr que los cladodios cuelguen y así fructificar. Las
especies del género Hylocereus ocurren desde México hasta Brasil (Anderson,
2001).
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
11
Figura 1. Izquierda. Pitaya amarilla silvestre. Derecha. Pitaya amarilla sembrada al píe de un árbol.
Fotos por J.A. Medina S.
Como se observa en la descripción del género Selenicereus Britton & Rose,
la arquitectura de la planta corresponde a la de una trepadora. En algunas
descripciones se le nombra como epífita, pero aunque este término es discutido
por tener algunos vacíos en la definición, botánicamente el desarrollo de la
pitaya amarilla e incluso las del género Hylocereus (pitayas rojas) se ajusta.
La palabra epífita proviene del griego “epi” sobre y “phyton” planta, lo que
indica que son plantas que crecen sobre otras, las que sirven de soporte se
llaman forófitos; la adaptación para crecer por encima del suelo les da una
ventaja competitiva por la luz con otras plantas, pero a la vez es desfavorable
en cuanto a la captación de agua y nutrientes. Para contrarrestar esto, las
plantas epífitas han desarrollado modificaciones morfológicas, anatómicas y
fisiológicas, maximizando el agua disponible captándola, absorbiéndola y/o
almacenándola, evitando la pérdida, así como también la de solutos en ella
disueltos (Ceja et al., 2008). Los canales que se forman en el cladodio son una
adaptación que facilita la llegada del agua lluvia o la que se condensa a las
raíces de la planta.
La clasificación de las plantas epífitas no es fácil debido a la heterogeneidad de
tipos que se presentan en los diferentes ecosistemas, debido a esto la pitaya
amarilla se puede describir como una planta epífita facultativa (Ceja et al.,
2008), ya que desarrolla el ciclo completo sobre el suelo y sobre una planta,
roca o pared. Por esta razón se cultiva en el suelo y se le da un soporte con una
estructura o con un árbol, brindándole condiciones similares a las del hábitat
natural. Las cactáceas consideradas epífitas facultativas o epífitas secundarias
emiten fácilmente raíces adventicias que les permite fijarse a la corteza de otras
plantas o a rocas, así como también les sirve para absorber agua y nutrientes
(Nobel, 2002). Las raíces adventicias que emite la pitaya en los cladodios, cuando
estos se posan sobre algún tutor, pueden crecer y llegar al suelo o sustrato
(Figuras 2A y 2B: pitaya amarilla; Figura 2C: pitaya roja).
12
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
A
B
C
Figura 2. A y B. Crecimiento de raíces adventicias de la pitaya amarilla C. Raíces adventicias de la
pitaya roja. Fotos por J.A. Medina S.
Las plantas de la familia Cactaceae conocidas como pitayas, pitahayas o pitajayas
son de los géneros Selenicereus (amarilla), Hylocereus (rojas) y Stenocereus (rojas y
amarillas); los dos primeros géneros son de hábito trepador y fruto indehiscente.
Una característica de las frutas es que la amarilla tiene espinas en las mamilas
y las pitayas rojas carecen de ellas pero las brácteas que se encuentran en las
frutas son muy desarrolladas (Figuras 3A y 3B).
A
B
Figura 3. Frutos de pitayas. A. Pitaya amarilla (Selenicereus). B. Pitaya roja (Hylocereus). Fotos por J.A.
Medina S.
Stenocereus queretaroensis (F.A.C. Weber) Buxb. es de tallos columnarios, frutas
más pequeñas y dehiscentes (Figuras 4A y 4B); y de acuerdo a la especie los
frutos pueden ser de cáscara roja o verde.
Las diferencias entre las pitayas del género Selenicereus e Hylocereus fuera del
color de los frutos (amarillo y rojo respectivamente) es la forma y color de los
cladodios. En la pitaya amarilla es de color verde, opacas, los bordes de las
aristas entre las areólas es cóncavo; mientras la pitaya roja, los cladodios son
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
13
B
A
Figura 4. Stenocereus querataroensis. A. México. B. Colombia (Yotoco). Fotos: A https://igavecnoticias.
info; B por J.A. Medina S.
verdes, más oscuros que los de pitaya amarilla, brillantes y el borde de las arista
entre las areolas es convexo, en algunos casos es más pronunciado hacia una de
las areolas, siendo un indicativo de la polaridad del esqueje. El borde tiene una
línea de color café oscuro, de dos a tres milímetros de ancho (Figura 5). Ambas
tienen espinas, pero las de Selenicerus son dos o tres y un poco más grandes. En
B
Hylocereus el número es de tres a cinco y son más delgadas.
A
B
Figura 5. A. Cladodio de pitaya amarilla. B. Cladodio de pitaya roja. Fotos por A). M. Martinez y B). J.A.
Medina S.
Los que hasta ahora tienen importancia comercial para consumo en fresco son
Selenicereus megalanthus e Hylocereus undatus (Haw.) Britton & Rose.
2.6. Raíces de la Pitaya amarilla
A
La pitaya amarilla tiene un sistema de raíces fibroso, con dos o más raíces gruesas
de las cuales se desprenden muchas raíces secundarias y altamente densa, de
acuerdo al sustrato en que se desarrolle. Cuando se encuentra en ambientes
14
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
donde hay abundante material vegetal en descomposición, ella se desarrolla
entre la capa orgánica y el suelo (Figura 6 A y B), llegando a extenderse hasta
cuatro o más metros del tallo.
Figura 6. Desarrollo del sistema radical con capa orgánica sobre el suelo. Fotos por J.A. Medina S.
Cuando crece naturalmente sobre árboles, las raíces bajan sobre el tronco sin
desarrollar pelos absorbentes, hasta que llegan al suelo en donde se extienden
y ramifican con el aumento en cantidad de pelos absorbentes.
Como la propagación de la pitaya amarilla se hace de modo vegetativo, al poner
los esquejes sobre el sustrato, las raíces se desarrollan de los haces vasculares
que quedan expuestos al hacer el corte cuando se colectan, por eso los esquejes
no deben enterrarse ya que esto retrasa el desarrollo de la planta.
Cuando se entierra el esqueje más de cinco centímetros las raíces se desarrollan
buscando la superficie del suelo y se producen algunas de la misma forma que
las adventicias (Figura 7).
Cuando al suelo en donde se siembra la planta es suelto, rico en materia orgánica
y/o se agrega abundante materia orgánica, las raíces se desarrollan cerca de la
planta y se hacen visibles en la superficie (Figura 8). Esto demuestra la plasticidad
genética de la pitaya amarilla para adaptarse a las cambiantes condiciones del
suelo que se presentan en los diferentes ecosistemas en que se puede cultivar.
El sistema radicular en suelos sueltos ocupa un espacio de 30 a 40 centímetros
alrededor del tallo y profundiza hasta 30 centímetros el 80% de las raíces
(Figura 9).
2.7. Tallos
Botánicamente se les denomina cladodios a los tallos que sustituyen las hojas
ya que realizan la fotosíntesis, casi siempre aplanados. La pitaya amarilla es una
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
15
B
A
Figura 7. Esqueje enterrado muy profundo. Nótese que no hay
desarrollo de raíces hacia abajo. A. Raíces desarrollándose hacia
arriba B. Raíces adventicias. Foto por J.A. Medina S.
Figura 8. Raíces superficiales. Foto por J.A. Medina S.
16
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
Figura 9. Desarrollo del sistema radical en suelos orgánicos. Izquierda. Calima-Darién. Centro y
Derecha. Corpoica, C.I. Palmira. Fotos por J.A. Medina S.
planta trepadora, el grosor de los tallos varía desde los cuatro hasta los diez
centímetros dependiendo del clima, desarrollo de la planta y exposición a la
luz. Tiene tres aristas o costillas, sobre las que se encuentran las areolas, que
son exclusivas de las cactáceas. Esta forma cóncava que tienen los tallos entre
arista y arista, parece ser una adaptación que tiene mucho que ver con el tipo
de desarrollo en los árboles, pues esta hace las veces de canal que hace que el
agua que cae en las selvas tropicales llegue a las raíces, aéreas o las del suelo.
Anderson (2001) define las areolas como brotes altamente especializados; en la
pitaya amarilla son de ubicación lateral. De estas nacen los brotes vegetativos o
reproductivos. Tienen unos pelos o tricomas muy cortos lo que parece un cojín
de lana.
Sobre la areola crecen las espinas, que pueden ser dos o tres, según Kiesling y
Ferrari (2005), las espinas en los cactus son tejidos muertos y mineralizados que
se originan de las areolas, o sea, de los tejidos interiores, no de la epidermis.
Cabe aclarar, que la única subfamilia de las cactáceas que tienen gloquidios,
además de las espinas es la Opuntioideae (Kiesling y Ferrari, 2007). Se dice que
las espinas son hojas modificadas, pero las funciones son discutidas, pueden ser
de protección contra herbívoros, sobre todo en ecosistemas xerofíticos o para
proteger el tallo de la fuerte radiación de los desiertos e incluso para proteger
a la planta de la deshidratación y condensar la poca humedad existente en los
desiertos por encima de los 2.000 metros sobre el nivel del mar. En el caso de las
cactáceas que viven en las selvas, las espinas son muy pequeñas o no tienen, el
primer caso corresponde a la pitaya amarilla.
2.8. Flores
Las flores de la pitaya amarilla (Figura 10) son típicas del género Selenicereus
descrito por Britton y Rose en 1909, y referenciado por Anderson (2001); son
flores que realizan la antesis en horas de la noche y cierran en las primeras horas
de la mañana, no muy fragantes al principio pero con el correr de las horas sí;
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
17
Figura 10. Flor de pitaya amarilla. Izquierda. Vista lateral de flores. Derecha. Primer plano donde
se observan los pétalos, sépalos y estigma. Fotos: Izquierda por M. Martínez; derecha por C. Cardozo.
receptáculo en forma de tubo, con una longitud que puede variar entre los 30
y 40 centímetros con muchas protuberancias y brácteas en cuya base nacen
espinas largas, en el extremo nacen los sépalos de color amarillo y los pétalos
blancos; ovario ínfero. Posee gran cantidad de estambres (más de 300) y un
estigma con múltiples divisiones.
2.9. Fruto
Es una baya, indehiscente, de color amarillo al madurar (Figura 11). Cuando
inicia el llenado luego de la antesis es verde, con protuberancias llamadas
mamilas; en el extremo tiene una bráctea y en la base de esta nacen espinas
cuyo número varía entre cuatro y ocho por sitio; inicialmente son de color
Figura 11. Partes del fruto de pitaya amarilla (Cenicafé, ETIA, 2005).
18
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
morado y al ir madurando el fruto cambian el color a marrón. Tiene un gran
número de semillas de color negro o café, brillantes y cubiertas por un arilo.
Las semillas de color café no son viables (Creuci María Caetano, Universidad
Nacional de Colombia, sede Palmira, comunicación personal). El porcentaje
de germinación de la semilla está cerca del 100% y la viabilidad almacenada a
temperatura ambiente después de seis meses es por encima del 90% (Caetano
y Parra, 2010).
Los estudios realizados por el Programa ETIA en varios departamentos de
Colombia determinaron que el peso de los frutos varía entre 70 y 390 gramos,
el diámetro entre 45 y 90 mm, mientras que la longitud está entre 80 y 140 mm
(Rojas et al., 2005).
Estudios realizados por el Programa ETIA de Cenicafé (Rojas et al., 2005)
determinaron que el fruto está provisto de una cáscara gruesa que representa
entre el 46 y el 55% del peso total, consideran que esta es en sí misma una forma
natural de empaque debido a que es una protección pasiva. En esta misma
investigación se determinó con el uso del penetrómetro que el espacio más
débil es el espacio entre mamilas ya que se presenta ruptura de tejidos al hacer
presión sobre este sitio. Puede empacarse de tres a cinco capas independiente
del estado de madurez, pero si dependiendo del tamaño del fruto.
La Agenda prospectiva de la pitaya amarilla para el Valle del Cauca (2010),
destaca como características y parámetros que hacen del análisis de calidad
las propiedades organolépticas así como las propiedades físicas, funcionales,
terapéuticas y nutricionales. En este documento se tiene como una propiedad
física importante la vida en estante que dura cuatro semanas, el doble de la
duración de la pitaya roja que es de dos semanas.
Las características organolépticas son las que determinan el sabor. La pitaya
amarilla producida en el Valle del Cauca tiene un promedio 15,03° Brix, con
un máximo 17,30° Brix, mientras que el promedio nacional es de 14,70° Brix
(Caetano y Parra, 2010).
Como propiedades terapéuticas se tiene la presencia de antioxidantes, ya que
es rica en calcio, fosforo y vitamina C.
Agradecimientos
Muchos agradecimientos al Dr. Roberto Kiesling, Investigador de la
Unidad de Botánica del Centro Regional de Investigaciones Científicas
y Tecnológicas (CIRCYT), Instituto Argentino de Investigaciones de las
Zonas Áridas (IADIZA), Mendoza, Argentina por los valiosos comentarios
acerca de la taxonomía de la familia Cactaceae.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
19
3. Importancia económica de
la pitaya amarilla
Jorge Alberto Medina S.1, Mauricio Martínez2.
Aunque la diversificación propuesta por la Federación Nacional de Cafeteros
comenzó a principios de los sesenta, la pitaya amarilla se empezó a cultivar
comercialmente en Colombia a mediados de los años ochenta. Uno de los
propósitos del programa de diversificación se basaba principalmente en la
necesidad de romper con la dependencia del monocultivo del café y por tanto,
la conveniencia de buscar ingresos adicionales y mantener estos relativamente
estables. Fueron varios los productos que se fomentaron en el “Programa de
desarrollo y diversificación de zonas cafeteras” entre los que se contaban:
la mora, el cacao, los cítricos, la macadamia, espárragos, productos de pan
coger, desarrollos forestales, e inclusive se importaron gusanos de seda de
Asia para producir seda natural en las zonas cafeteras. Entre estos productos
promocionados se encontraba la pitaya amarilla.
Internacionalmente se comercializan tres especies de pitaya a saber: Hylocereus
undatus que es la pitaya de cáscara roja y de pulpa blanca, que se cultiva
principalmente en Vietnam, Tailandia, Malasia, México e Israel; Hylocereus
costaricensis, de cáscara roja y pulpa roja, cultivada principalmente en Tailandia,
Malasia, Nicaragua e Israel. Ambas se conocen comercialmente como “Dragon
fruit”. La tercera especie es Selenicereus megalanthus, pitaya de cáscara amarilla
y pulpa blanca, el 76,4% de los cultivos comerciales están en Colombia
(Betancourt et al., 2010).
En total hay sembradas en el mundo 13.936 hectáreas de pitayas, de las cuales
el 71,5% corresponden a H. undatus, el 20,7% a H. costaricensis (F.A.C. Weber)
Britton & Rose y el 7,8% a S. megalanthus (Betancourt et al., 2010).
1
2
20
I.A., M.Sc. Recursos Fitogenéticos Neotropicales. Investigador, Corpoica, C.I. Palmira.
I.A., M.Sc. Biotecnología. Investigador, Corpoica, C.I. Palmira.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
Según la Agenda Prospectiva de la pitaya amarilla (2010), en el mundo existen
1.083 hectáreas sembradas en esta fruta (cifras hasta 2009), de las cuales 827 se
encuentran en Colombia (76,4%), 100 ha en Israel (9,2%), Brasil participa con un
3,2% y Ecuador con el 1,9%, el resto de países participan con el 9,3%.
Como se aprecia comercialmente, Colombia tiene claras ventajas debido a que
es el mayor productor en área sembrada, o sea, que tiene mayor oferta del
producto y una buena productividad.
El país cuenta con la Norma Técnica de Icontec NTC 3554, incluida como norma
internacional dentro del Codex Alimentarius y que establece los requisitos
que debe cumplir la fruta para el consumo fresco o como materia prima para
la industria. Contiene definiciones, clasificación, calibre, empaque y rotulado.
Dentro de esta se incluye la “Tabla de color” en donde se describen los estados
de madurez de la fruta de acuerdo a una escala que va desde el 0 hasta el 6, en
donde 0 es el fruto bien desarrollado de color verde, hasta el 6 en donde este es
el fruto totalmente amarillo. Esta es una buena herramienta para productores
y comercializadores, ya que pueden negociar la compra del fruto con mucha
certeza debido a que se tiene una referencia para el punto de maduración al
consultar la tabla como referencia.
También se tiene la Norma Técnica Colombiana NTC 5165 sobre especificaciones
del empaque. El objeto de esta norma es establecer los requisitos que debe
cumplir el empaque utilizado para la recolección y la comercialización de la
pitaya amarilla, tanto en el mercado fresco (nacional o de exportación) como
en la agroindustria.
En el mercado internacional las barreras a la pitaya no son arancelarias sino
cuarentenarias. En las cuarentenarias los países más exigentes son Japón y
Estados Unidos. A Japón se exporta a través de la única planta para tratamiento
a vapor (VHT, por las siglas en ingles) de fabricación japonesa que funciona
en Bogotá y procesa 600 kilos al día y cada embarque es certificado por un
funcionario del Ministerio de Agricultura japonés, funcionarios de la DIAN y
Antinarcóticos por Colombia.
En Estados Unidos es una de las 19 frutas con acceso permitido a través de todos
los puertos de entrada pero requiere tratamiento a vapor que todavía no se ha
homologado como el modelo japonés.
Las disposiciones arancelarias para la importación de productos de países por
fuera de la Unión Europea está unificada y la pitaya de Colombia está exenta del
pago de arancel bajo el esquema de Preferencias Generalizado.
En el mercado europeo no existen restricciones fitosanitarias al ingreso de la
pitaya ni normas de calidad de aplicación forzosa. Sin embargo, se da por entenTecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
21
dido que el producto debe ser de calidad óptima, como requisito indispensable
para la aceptación.
Las cifras publicadas por Proexport muestran que históricamente los países
europeos han sido los mayores consumidores de pitaya amarilla con un 75%
del mercado, en diez países principalmente, siendo los principales mercados
Holanda, Alemania, Francia y España seguidos por los países asiáticos con un
20%, Japón hasta el 2005 tenía el 16% del mercado bajando sustancialmente la
participación hasta tener el 0,35% en el 2010.
En la Figura 12 se tiene las exportaciones de Colombia desde el año 2009 hasta el
2010; se puede apreciar después de un incremento del 69,5% de las exportaciones
en el 2000 comparado con 1999, estas bajaron en el 2002 en un 53%, debido a
que se redujeron las exportaciones a Europa y Japón principalmente.
900
800
Precio exportación FOB (US $)
2.000.000
700
600
1.500.000
500
400
1.000.000
300
Area cosechada (ha) y Volumen exportado (Ton)
2.500.000
200
500.000
100
0
0
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
Año
Exportaciones- US$ FOB
Area cosechada - ha
Tonelas - Ton
Figura 12. Exportaciones de pitaya amarilla entre 1999 y 2011 (Fuente: DANE, Agronet, Proexport
Cálculos por J.A. Medina S.)
Desde el año 2004 hasta el año 2010, se empezaron a incrementar las
exportaciones hasta llegar a USD$ 1.625.620. Esto debido a que han aparecido
nichos de mercado importantes como Brasil y Hong Kong, y se han reducido las
exportaciones a Japón.
El Boletín semanal de SIPSA Volumen 16 No. 18 (abril-mayo de 2011) explica
esta disminución debido a dos factores principalmente, el primero, es que
se restringió el ingreso de la fruta por problemas fitosanitarios que no se
especifican; segundo, los comercializadoras que importaban el producto
dejaron de operar durante estos últimos años. Al parecer a partir del 2010 se
22
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
reanudaron las exportaciones debido a tratamientos cuarentenarios que se
iniciaron con el apoyo del ICA y la Agencia de Cooperación Técnica del Japón.
En esta publicación se muestra que contrario a lo que pasó con el mercado
Japonés, se aumentaron las exportaciones a Hong Kong y Brasil. En la página
de Proexport (inteligencia de mercados, 2011) muestra que las exportaciones
en precios FOB Hong Kong pasó de US$ 42.516 en el 2008 a US$ 315.940
a octubre de 2010; Brasil pasó de US$ 53.281 a US$ 119.786, en el mismo
período.
Las cifras de Proexport muestran que las exportaciones empezaron a reducir en
el año 2000, hasta llegar a tener en el 2002 las exportaciones más bajas desde
el inicio de las exportaciones (US$ 475.079 Precio FOB), a partir del 2003 se
empezaron a incrementar las exportaciones con una cifra de US$602.053 FOB,
hasta llegar al año 2011 con US$ 2.017.804 FOB (Proexport, 2011).
De acuerdo con la información suministrada por Proexport, hasta 2011, se han
tenido 29 países destino de las exportaciones, siendo hasta el 2010 los países
del continente europeo el principal destino de esta fruta dentro de los que se
tienen como los más importantes compradores Holanda, Alemania, Francia,
España, Portugal y Reino Unido. En el continente americano se tiene como uno
de los principales compradores a Canadá, pero se han hecho exportaciones
a Costa Rica, Guatemala y Panamá. Desde el año 2010 los principales
compradores en volumen han sido Hong Kong y Brasil. En 2010, Hong Kong
importó 219.817 kilogramos (US$ 401.971 FOB) lo que correspondió al 49,28%
de las exportaciones, mientras que en 2011, Brasil fue el mayor importador con
199.974 kilogramos (US$ 428.632 FOB), lo que correspondió al 31,9% de las
exportaciones (Proexport, 2011).
En la Figura 13 del SIPSA se muestran las exportaciones colombianas entre
el 2000 y 2010. En esta se destaca que las exportaciones a Alemania, España,
Francia y Holanda se mantuvieron, Hong Kong y Brasil aumentaron y Japón las
redujo.
El boletín semanal de SIPSA (Vol. 16, No. 18, 2011) en un análisis de precios en
los mercados europeos, toma como referencia al mercado Holandés que es
el mayor re-exportador de frutas exóticas en el viejo continente. En la Figura
14 se muestran los precios mensuales de la pitaya amarilla comparando las
provenientes de Colombia y Ecuador. El estudio nos muestra que entre 2006 y
2010 el precio por kilogramo de pitaya amarilla Colombiana osciló entre $7,0 y
$9,5 y el ecuatoriano entre $6,0 y $9,0.
De acuerdo con la información de Proexport entre el año 2009 y 2010, los
destinos de la pitaya amarilla han cambiado sustancialmente.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
23
Figura 13. Países destinos de la pitaya amarilla colombiana 2000-2010 (Fuente: SIPSA).
10
9
EUR/Kg
8
7
6
5
Año
Colombia
Ecuador
Figura 14. Precios internacionales de la pitaya amarilla de Colombia y Ecuador (Fuente: SIPSA).
Algunos países importan pitaya roja de México, Nicaragua, Vietnam e Israel
y afirman que este producto no es sustituto de la pitaya amarilla pues se
diferencia de ésta tanto por la apariencia interna y externa como por el sabor
más agradable (Anónimo, 2010).
3.1. Situación mundial
De las 12.527 hectáreas que tiene el mundo con pitaya, 2.750 son rojas de pulpa
roja con 1.000 en Tailandia, 1.000 en Malasia, 700 en Nicaragua y 50 en Brasil;
24
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
9.145 hectáreas con pitayas rojas de pulpa blanca, 7.000 en Vietnam, 1.000 en
Tailandia, 1.000 en Malasia y 145 en México y de pitaya amarilla de pulpa blanca
632 con 482 en Colombia, 100 en Israel, 30 en Brasil y 20 en Ecuador.
Los países que no reportan área son Australia, China, Italia, Zimbabue y Kenia.
De esta manera Colombia representa el 4% del área total de pitaya en el mundo
pero el 76% de la amarilla que Colombia misma posicionó como la mejor.
3.2. Mercado internacional
En el mercado internacional las barreras a la pitaya no son arancelarias
sino cuarentenarias. En las cuarentenarias los países más exigentes son
Japón y Estados Unidos. A Japón se exporta a través de la única planta para
tratamiento a vapor de fabricación japonesa que funciona en Bogotá y
procesa 600 kilos al día y cada embarque es certificado por un funcionario
japonés.
En Estados Unidos es una de las 19 frutas con acceso permitido a través de todos
los puertos de entrada pero requiere tratamiento a vapor que todavía no se ha
homologado como el modelo japonés.
Las disposiciones arancelarias para la importación de productos de países por
fuera de la Unión Europea está unificada y la pitaya de Colombia está exenta del
pago de arancel bajo el esquema de Preferencias Generalizado.
En el mercado europeo no existen restricciones fitosanitarias al ingreso de
la pitaya ni normas de calidad de aplicación forzosa. Sin embargo, se da por
entendido que el producto debe ser de calidad óptima, como requisito
indispensable para la aceptación.
Sin embargo, solo se admiten cargamentos que contengan el 0,01% de residuos de agroquímicos, lo cual es una restricción muy alta puesto que la investigación en productos biológicos, limpios, ecológicos o amigables es muy
incipiente en Colombia.
En Europa los principales importadores de pitaya son Alemania, Bélgica, España,
Francia, Holanda y el Reino Unido.
3.3. Situación nacional
En Colombia la pitaya amarilla crece, se desarrolla y produce bien desde los 800
hasta los 1900 metros sobre el nivel del mar y la pitaya roja se adapta bien desde
el nivel del mar hasta los 1.200 metros de altitud (Tafur y Toro, 2006).
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
25
En el estudio realizado para la Agenda Prospectiva de la Pitaya amarilla en cuanto
al área, producción, productividad y participación por departamento al 2009, se
determinó que Boyacá tiene sembradas 333 ha, lo que representa el 40,3% del
área sembrada en Colombia; sigue el Valle del Cauca con 236 ha que es el 28,5%;
el tercer departamento en importancia por el área sembrada es Bolívar con 75
ha (9,1%); los demás departamentos que tienen sembrada pitaya amarilla son
Huila, Santander, Cundinamarca, Quindío, Risaralda, Caldas y Tolima .
El Valle del Cauca es el que presenta los mejores promedios en rendimiento con
12,5 ton/ha, seguido por Cundinamarca (11,4 ton/ha) y Bolívar (11,1 ton/ha).
3.4. Mercado nacional
Las investigaciones del consumo nacional de la fruta en fresco realizadas
durante la construcción de la Agenda Prospectiva permite ver que en el 2009
el mayor consumo está en Bogotá con el 34,0%, lo siguen el Valle del Cauca
(18,5%), Antioquía (14,5%), Atlántico (8,0%), Cundinamarca y Santander (5,0%),
Bolívar y Norte de Santander (4,0%), el resto del país consume el 7,0% de la
producción. Esto deja ver que en tan solo cuatro departamentos se consumen
el 75,0% de la producción nacional.
Bogotá no solo es el principal centro de acopio de frutas, sino también el
principal distribuidor mayorista para los comercializadores minoristas, para las
grandes superficies y para los comercializadores de las cadenas especializadas.
Es conveniente resaltar que de acuerdo a la Agenda Prospectiva las plazas
mayoristas como Corabastos de Bogotá, Cavasa y Santa Helena la oferta de esta
fruta es permanente, en cambio en Medellín se ofrecen en épocas de cosecha,
mientras que en Pereira y Barranquilla es ocasional.
En el mercado nacional participa un número reducido de mayoristas que
simultáneamente manejan otras frutas. Los principales compradores son
las cadenas de supermercados, aunque también la adquieren restaurantes,
fruterías, vendedores ambulantes y clientes particulares (Anónimo, 2010).
El país tiene la Norma Técnica de Icontec NTC 3554 que establece los requisitos
que debe cumplir la fruta para el consumo fresco o como materia prima para la
industria. Contiene definiciones, clasificación, calibre, empaque y rotulado.
El comportamiento del precio de la pitaya amarilla al mayorista en el año
2007 fluctuó alrededor del $3.738 por kilo, con una variación en los precios de
hasta 545 pesos. Se puede decir que la pitaya amarilla tiene una estabilidad
moderada o ligeramente inestable en el precio. A partir del precio al mayorista
el comportamiento de los precios al consumidor y los precios al productor son
26
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
similares con respecto a los precios de compra por parte de los proveedores de
frutas de los mercados de cadena. Es así como el precio al consumidor fue de
$7.480 por kilo cuando el precio al productor fue de 1.870 pesos (PFN, 2006).
Una razón que explica el bajo potencial de exportación de la pitaya amarilla en
nuestro país, está relacionada con la rápida transición del cultivo semi-silvestre
a la producción comercial sin que se contara con un paquete tecnológico
adecuado, lo cual dio lugar a grandes problemas en la competitividad del
mismo.
La falta de un paquete tecnológico completo que permita producir suficiente
cantidad con calidad exportable y de manera continua sigue siendo un limitante
muy alto. Problemas como Fusarium, mosca del botón floral, desconocimiento
fisiológico de las diferentes etapas de desarrollo, mejor sistema de soporte,
cuando y cuanto fertilizar, son algunas de las mayores incógnitas que tiene que
resolver la investigación para garantizar una producción competitiva.
Como solo se cuenta con una variedad, en caso que aparezca un problema
grave ésta podría desaparecer con consecuencias muy graves para la cadena de
la pitaya amarilla.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
27
4. Ecofisiología y comportamiento
productivo
Alexander Rebolledo Roa1, Andrea Durán2,
Nubia Rocío Labrador2.
4.1. Introducción
En Colombia se cultiva comercialmente la pitaya amarilla Selenicereus
megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran. La producción de pitaya amarilla es
determinada por la estacionalidad, con dos cosechas principales al año, una de
febrero a marzo y la otra de julio a agosto, por lo que hay épocas de sobreoferta
y épocas de escasez. Aunque esto ha ido variando en los últimos años debido
a cambios en las condiciones climáticas. Esta particularidad del cultivo de
pitaya amarilla se ha tratado de resolver cultivando la fruta en diferentes zonas
altitudinales, para extender la producción a un período más largo en el año. Los
cultivos de Tolima son los primeros en entrar en cosecha, seguidos por los de
Valle del Cauca y Cundinamarca y, por último los de Boyacá. Estos resultados
apoyan un aspecto fundamental, que es el conocimiento de la regulación que
efectúa el ambiente en los procesos de crecimiento y desarrollo de la especie
para generar opciones de manejo.
Muchas especies de cactáceas presentan modificaciones fisiológicas y morfológicas que les permiten adaptarse a condiciones de temperatura y sequía
extremas, como por ejemplo, un desierto. Este grupo de plantas denominadas
CAM fijan CO2 en forma de malato, solamente durante la noche cuando la temperatura desciende y la humedad relativa del aire es mayor que durante el día y
por lo tanto la pérdida de agua por evapotranspiración es mínima. El malato se
almacena en tejido parenquimático de almacenamiento, con grandes vacuolas.
Es por esta constitución anatómica que una gran parte de las plantas CAM son
suculentas y tienen una gran cantidad de parénquima hídrico, a fin de almacenar agua y malato (Smith y Wood, 1998).
1
2
28
I.A., Ph.D. Fisiología. Investigador, Corpoica, C.I. Palmira.
Ingenieras Agrónomas, Universidad Nacional de Colombia, Sede Palmira.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
De acuerdo con la experiencia que en la práctica han adquirido los productores
de pitaya amarilla, las zonas adecuadas para el cultivo se encuentran entre
1.400 y 1.700 msnm, con temperaturas que fluctúan entre 14 y 26°C. También
se hace referencia al tipo de suelo de textura suelta con un pH entre 5,5 y 6,5,
con altos contenidos de materia orgánica y pendientes del 50%. Sin embargo,
estas condiciones pueden variar ligeramente entre las diferentes zonas
altitudinales (Anónimo, 2010).
Las condiciones que se describen no presentan un soporte científico que
documente la influencia de los parámetros ambientales sobre la producción del
cultivo. Se parte del conocimiento empírico de los productores para generar
conocimiento científico que permita caracterizar las zonas agroecológicas
apropiadas para el cultivo. Esto implica una caracterización detallada de los
factores ambientales que determinan los procesos de floración, abscisión,
cuajado, crecimiento y desarrollo del fruto.
4.2. Desarrollo fenológico
La fenología es el estudio de los ciclos anuales de crecimiento de las plantas
y cómo estas responden a cambios en el ambiente. Por ejemplo, en botánica
los estudios fenológicos hacen referencia al desarrollo vegetativo, momento
de emergencia de flores, secuencia de la floración y fructificación. Los estudios
sobre fenología se convierten en un herramienta clave para programar prácticas
de manejo del cultivo, relacionadas con la aparición de plagas y enfermedades,
programación de fechas de siembra, planes de fertilización de acuerdo al estado
de desarrollo del cultivo, etc.
Algunos parámetros ambientales influyen sobre la velocidad de crecimiento de
las plantas. El desarrollo vegetativo del cultivo de pitaya amarilla desde el establecimiento presenta variaciones en función del piso térmico. A 1.011 msnm se
puede prolongar hasta 11 meses, donde predomina una temperatura media de
25°C, humedad relativa del 80% y precipitación media anual de 1.127 mm, con
dos picos máximos en los meses de abril y noviembre (Figura 15A). A 1.600 msnm
el desarrollo vegetativo se extiende hasta 18 meses, con condiciones de temperatura media de 20°C, humedad relativa de 84% y precipitación media anual de
1.500 mm, con picos máximos en los meses de marzo y octubre (Figura 15B).
El material de siembra para el establecimiento del cultivo son estacas de
un metro de altura. Bajo condiciones de Palmira, a 1.011 msnm, con una
temperatura media de 25°C, humedad relativa del 70% y precipitación media
anual de 1.127 mm con dos picos máximos en los meses de abril y noviembre, la
fase vegetativa del cultivo se desarrolló en 11 meses, desde el establecimiento
hasta la aparición de los primeros botones florales.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
29
Figura 15. Comportamiento de la precipitación bajo condiciones de (arriba)
Palmira ubicado a 1.011 msnm y (abajo) Río Frío ubicado a 1.600 msnm.
Se puede presentar dificultad en establecer la polaridad de la estaca al
momento de la siembra. Si no se tiene precaución y se hace la siembra invertida,
las raíces aparecen en la parte superior, después de unos días aparecen raíces
en el extremo que tiene contacto con el suelo; esta es una característica de las
cactáceas hemi-epífitas que tienen cladodios articulados como Selenicereus
e Hylocereus. Esta característica también se debe a la plasticidad genética de
estas plantas, lo que les permite responder a cambios ambientales, indicando
que es una especie poco domesticada y en condiciones silvestres emite raíces
adventicias para sostenerse en rocas o árboles, en correspondencia con la
característica de planta trepadora. Como criterio para la siembra de las estacas,
se tuvo en cuenta la polaridad del cladodio opuesta a la zona donde se forma
el brote ya sea vegetativo o reproductivo (Figura 16). El desarrollo del brote
vegetativo presenta diferencias en cuanto a forma y color, en relación con
los brotes reproductivos. En él se observan bracteas pero con una apariencia
aplanada y alargada, las cuales dan origen posteriormente a las aristas del
nuevo cladodio en crecimiento (Figura 16 B y C).
30
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
A
B
C
Figura 16. Polaridad de la espina opuesta a la zona de formación de un brote vegetativo,
indicando la posición de siembra de la estaca. (A) Brote vegetativo recién formado (B y C) Inicio
de formación de aristas del nuevo cladodio. Fotos: A. Rebolledo
El desarrollo del nuevo brote reproductivo inicia con la formación de un
abultamiento en la parte superior de las areolas o región próxima a las espinas
opuestas a la que determina la polaridad del cladodio. El color rojizo y forma
redondeada del abultamiento formado, se convierte en la primera característica
morfológica que indica que se dará origen a un brote reproductivo. En adelante,
el brote continúa el crecimiento con la formación de brácteas aplanadas, dando
una apariencia globosa (Figura 17).
Como factor inductor de la floración, se encuentra asociada posiblemente la
precipitación. Este hecho puede implicar que en el año se presenten dos cosechas principales en los meses de marzo y octubre asociados a los picos máximos de precipitación. Al integrar los parámetros ambientales registrados en la
localidad de Palmira con el inicio de la formación del brote reproductivo (Figura
18), se observa que después de un periodo seco de aproximadamente 17 días,
se presenta un pico de precipitación de 30 mm y 20 días después, hay una manifestación visible del brote reproductivo. Este comportamiento coincide con el
reporte hecho para pitaya por Clavijo et al. (2001).
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
31
A
C
B
D
Figura17. Estados de desarrollo inicial del brote reproductivo. A. Diferenciación de espinas
en areolas (Día 0). B. Formación de abultamiento en zona superior de las areolas (Día 4). C, D.
Desarrollo del brote reproductivo hasta 10 días. Fotos: A. Rebolledo.
Figura 18. Relación de parámetros ambientales con el inicio de la formación del brote
reproductivo para la localidad de Palmira. Calculos realizados por J.A. Medina S.
32
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
Al igual que sucede con el desarrollo vegetativo, el desarrollo del brote reproA
ductivo se encuentra determinado por las condiciones ambientales propias de
cada región. A 1.011 msnm bajo condiciones de Palmira, transcurren 36 días
desde la formación del brote reproductivo hasta antesis, mientras que en Restrepo y Riofrío, con una altitud de 1.619 y 1.626 msnm respectivamente, los brotes tardan 46 días para alcanzar el momento de la antesis (Figura 19 A, B y C). En
todas las localidades, el modelo que explica el aumento en peso fresco y seco es
una ecuación de tipo exponencial, que se ajusta a las fases I y II de crecimiento
del fruto (Figura 19).
Peso Fresco (g)
20
y = 0,051e0,5534x
R² = 0,9652
250
16
200
12
150
8
100
50
0
y = 0,2967e0,6023x
R² = 0,9689
0
5
8
12
15
19
22
26
29
33
36
4
0
Días después de formación del brote
A
Peso Fresco
Peso Seco
300
25
150
15
10
100
y = 0,1814e1,1874x
R² = 0,9181
50
0
0
22
37
43
0
Días después de formación del brote
B
Peso Fresco
Peso Seco
300
18
16
250
Peso Fresco (g)
5
Peso Seco (g)
20
y = 0,9084e1,43x
R² = 0,9404
200
14
y = 0,2038e1,4452x
R² = 0,9397
200
12
10
150
8
100
6
y = 1,3313e1,7089x
R² = 0,971
50
0
0
22
41
Peso Seco (g)
Peso Fresco (gr)
250
C
Peso Seco (g)
300
4
2
0
Días después de formación del brote
Peso Fresco
Peso Seco
Figura 19. Esquema del crecimiento del brote desde la aparición
hasta antesis y crecimiento en peso fresco y seco, de brotes
reproductivos de pitaya amarilla, hasta el momento de antesis
para las localidades de (A) Palmira, (B) Restrepo y (C) Riofrío.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
33
El cuajado se define como la fase del desarrollo que marca la transición de una
flor (ovario) a un fruto que se desarrollará hasta la madurez. El potencial de crecimiento del fruto puede estar determinado tempranamente en el desarrollo,
por el tamaño inicial del ovario en antesis; y puede manifestarse en un crecimiento temprano más acelerado del fruto y un aumento en el tamaño final.
A
B
C
Figura 20. Aumento en peso fresco y seco del fruto de pitaya amarilla bajo
condiciones de (A) Palmira (B) Río Frío y (C) Restrepo.
34
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
En Palmira, la antesis se presenta a los 36 días después de la formación del brote
con un diámetro de ovario de 2,7 cm. El fruto presenta un aumento en peso
fresco y seco, continúo a través del tiempo, alcanzado al momento de la cosecha un peso fresco de 107 g/fruto y seco de 15 g/fruto (Figura 20). Del total de
peso acumulado por fruto al momento de la cosecha, el peso fresco representa
el 86% y el peso seco el 14%. El porcentaje de humedad encontrado para la
pitaya amarilla bajo condiciones de Palmira, coincide con el reportado por Díaz
(2003), en un artículo de revisión sobre biología y manejo poscosecha de pitaya
roja y amarilla (Figura 20 A). En Riofrío, el momento de la antesis se presenta a
los 41 días después de la formación del brote floral. Al momento de la cosecha
el fruto alcanza una ganancia en peso fresco de 184 g/fruto y en peso seco de
23 g/fruto (Figura 20 B). En Restrepo, el momento de la antesis se presenta a los
43 días después de la formación del brote floral. Al momento de la cosecha el
fruto alcanza una ganancia en peso fresco de 210 g/fruto y en peso seco de 22
g/fruto (Figura 20 C).
Tabla 1. Distribución anual de las etapas fenológicas del cultivo de
Pitaya amarilla.
DICIEMBRE
NOVIEMBRE
OCTUBRE
SEPTIEMBRE
AGOSTO
JULIO
JUNIO
MAYO
ABRIL
MARZO
FEBRERO
ETAPA DEL
CULTIVO
ENERO
MESES
Vegetativo
Botones
Floración - Antesis
Llenado de frutos
Cosecha
El cultivo de la pitaya amarilla normalmente presenta dos cosechas en el año.
El desarrollo fenológico reproductivo desde la formación del botón floral –
Floración – Antesis – Desarrollo del fruto – Cosecha, tiene una duración de 118
días en Palmira y 145 en Restrepo y Riofrío. Después de la cosecha, presenta un
periodo de reposo entre 2 a 4 semanas, antes de la nueva emisión de brotes
reproductivos (Tabla 1).
4.4. Comportamiento productivo
La Figura 21 representa un esquema de la arquitectura de la planta que permite
entender la distribución de los cladodios y además el detalle de las aristas que
dan origen a los brotes reproductivos.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
35
B
A
Figura 21. A. Arquitectura de una planta de pitaya amarilla. B. Detalle de zonas de crecimiento
que generan brotes reproductivos en las aristas de cada cladodio. Fotos por A. Rebolledo
Dependiendo de la edad del
cultivo, se pueden encontrar
hasta ramas quintas en un
huerto de 3 años de edad
(Figura 22 A) y hasta ramas
décimas en un huerto de 7
años de edad (Figura 22 B). Se
observa una diferencia en la
longitud de los distintos tipos
de cladodios que obedece al
sistema de manejo de podas
que practica el productor y a
la edad de desarrollo de cada
tipo de cladodio.
A
B
De los órganos de la planta,
la raíz presenta una mayor
acumulación de materia seca,
indicando que es un órgano
que requiere en mayor proporción, carbohidratos para
el crecimiento y desarrollo
(Figura 23). La pitaya amarilla
presenta un sistema de raíces
Figura 22. Longitud de ramas alcanzado en los huerto de
bien desarrollado, alcanzan- (A) Río Frío con 3 años de edad y (B) Restrepo con 7 años
do en profundidad hasta 30 de edad.
36
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
60
Materia seca (%)
50
40
30
20
10
0
Marzo 30 2010
Abril 30 2010
Junio 30 2010
Dic 22 - 2010 Enero 31 2011
Abril 13 2011
Junio 2 2011
Fecha de muestreo
Raíz
Rama 1
Ramas 2
Ramas 3
Ramas 4
Figura 23. Porcentaje de materia seca en raíz y tipos de ramas de plantas de pitaya amarilla
muestreadas en la localidad de Palmira.
Figura 24. Desarrollo del sistema de raíces de plantas de pitaya amarilla. Localidad de Palmira. Fotos
por J.A Medina.
cm y en longitud hasta 50 cm (Figura 24 A y B). La acumulación de materia seca
se presenta de acuerdo al estado de desarrollo del tejido, siendo mayor en la
rama principal o primaria, a partir de la cual se generan los brotes que darán
origen a las ramas secundarias y de estas las ramas terciarias, hasta completar la
arquitectura de la planta (Figura 23).
Una vez identificado el número de ramas potencialmente productivas por planta, se identificaron aquellas en donde se concentra la cosecha. En un huerto de
3 años de edad que ya ha estabilizado la producción, la cosecha se concentra en
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
37
A
B
Figura 25. Potencial productivo de plantas de pitaya amarilla de (A) 3 años y
(B) 7 años, ubicadas en huertos de Riofrío y Restrepo respectivamente para el
año 2009.
ramas terciarias con un promedio de 10 frutos. Las ramas secundarias presentan
un promedio de 6 frutos y las cuartas de 2. No se encontraron frutos en ramas
quintas, posiblemente debido a que se encuentran en pleno periodo de crecimiento y el gasto nutricional está siendo utilizado en crecimiento vegetativo
(Figura 25 A).
En un huerto de 7 años de edad, las plantas presentan hasta ramas décimas,
siendo las cuartas y las quintas en donde se concentra el mayor número de frutos
con 9 y 10 respectivamente (Figura 25 B). Las ramas sextas también representan
un aporte importante a la cosecha, pero no desde las séptimas hasta las décimas.
La información registrada puede tomarse como criterio para la renovación de
38
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
plantaciones que presentan ramas no productivas que demandan nutrientes,
representando un gasto metabólico y de energía adicional por parte de la
planta para el mantenimiento. Esto implica la evaluación de sistemas soporte
que permitan una mejor distribución de ramas en donde se mantengan 4 o 5
ramas secundarias.
La producción por planta en Palmira para un huerto que inicia la fase de
estabilización de la cosecha fue de 2,5 Kg mientras que en Restrepo y Ríofrio se
encuentra entre 3 y 5 Kg en huertos de 5 y 8 años de edad.
El potencial productivo de una planta se ve representado en la capacidad para
generar y mantener estructuras reproductivas que van a representar las cosechas
de frutos, como órganos de interés económico. La expresión del potencial
productivo también se ve estimulado por factores externos relacionados con
ambiente y nutrición, en otras palabras, condiciones edafoclimáticas ideales.
Del total de flores formadas inicialmente, se presenta un ajuste del número de
estructuras que la planta puede llegar a mantener, de acuerdo con el contenido
en reservas almacenadas y capacidad para sintetizar fotoasimilados. Este ajuste
se presenta por la abscisión natural o por el efecto de una condición ambiental
extrema y es considerado como tema de estudio a investigar y punto de partida
para la implementación de prácticas de manejo de la especie dentro del nuevo
enfoque de agricultura específica por sitio.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
39
5. Practicas agrónomicas en
la produccion de pitaya amarilla
Carolina Cardozo Burgos1, Jorge A. Medina S.2,
Mauricio Martínez3, Julio Cesar Toro4.
5.1. Introducción
La pitaya amarilla, al igual que otras cactáceas ha desarrollado modificaciones
estructurales y mecanismos fisiológicos que le permiten establecerse en el
corto plazo en ambientes semiáridos, subtropicales y tropicales. En Israel, cuyo
ambiente es árido, producen la pitaya en invernaderos o bajo cubiertas de malla
sombra, ya que por su naturaleza no soporta altos niveles de radiación solar
(Raveh et al., 1998). No existen referencias en investigación a nivel nacional
sobre aspectos ecofisiológicos; los avances en investigación están referidos
a condiciones subtropicales. En Israel, desde hace más de 14 años, un grupo
de investigadores de la Universidad Ben Gurión en el desierto del Negev, han
adelantado investigaciones en aspectos relacionados con la fisiología del cultivo
y las condiciones óptimas para el desarrollo, así como en aspectos relacionados
con la floración y la fructificación. Los resultados de la investigación han dado
lugar al desarrollo de cultivos semi-comerciales.
La investigación tanto en sistemas de soportes como poda de producción
en Colombia es incipiente. En México, Nicaragua y Vietnam se ha hecho
investigación en estos temas pero relacionados con la pitaya roja.
En el ámbito nacional en lo referente a sistemas de soporte en la Subestación
Experimental La Catalina, vereda el Retiro, municipio de Pereira del Comité de
Cafeteros de Risaralda se estableció un ensayo de observación (López, 1994),
donde se evaluaron los sistemas de espaldera sencilla, espaldera en “T” y pérgola
individual. En el sistema en T y espaldera sencilla la parcela única semicomercial
1
2
3
4
40
I.A., M.Sc. Biotecnología. Investigadora C.I. Palmira.
I.A., M.Sc. Recursos Fitogenéticos Neotropicales. Investigador Corpoica. C.I. Palmira.
I.A., M.Sc. Biotecnología. Investigador Corpoica. C.I. Palmira.
I.A., Ph.D. Fitomejoramiento. Asesor Externo.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
fue de 366 plantas y en la pérgola fue de 414. El rendimiento fue de 6.131 kilos
para la parcela con soporte en T que equivale a 16,7 kilogramos por planta, 5.080
kilos para la espaldera sencilla que equivalen a 13,8 kilos por planta y 4.798 kilos
para la pérgola, que equivalen a 12 kilos por planta.
Las podas de producción, como práctica agronómica de importancia en el
mantenimiento del cultivo de la pitaya, tiene como finalidad principal, regular
el desarrollo de la planta en función de la producción y conseguir un equilibrio
fisiológico que permita el crecimiento controlado de la parte vegetativa, para
garantizar una producción abundante y de buena calidad. Hasta el momento
no se reportan estudios en el país para esta variable.
El estudio de estas prácticas culturales, permitirá identificar el tipo de estructuras
de soporte y el tipo de poda adecuadas para aumentar la producción del cultivo
de la pitaya amarilla.
5.2. Establecimiento del cultivo de la pitaya amarilla
5.2.1. Requerimientos ambientales
La pitaya amarilla se adapta bien a un amplio rango de condiciones ambientales.
En Colombia se cultiva pitaya amarilla entre 1.200 a 1.850 msnm, con temperaturas entre los 18 y 27°C con precipitaciones de 1.500 a 2.000 mm anuales.
Aunque se desarrollan mejor en los climas cálidos subhúmedos, también se
adaptan a los climas secos. En zonas de alta precipitación existen problemas
fitosanitarios y menor producción.
5.2.2. Selección de semilla de calidad
Para la establecimiento de plantaciones nuevas, la resolución ICA 3180 del 26
de agosto del 2009, establece el manual técnico de manejo de los viveros para
la producción y distribución de plántulas de pitayas (Selenicereus megalanthus y
Hylocereus undatus) en Colombia.
Es importante seleccionar plantas madre preferiblemente de lotes independientes a los de producción comercial de fruta con características fitosanitarias
y fisiológicas óptimas. Las pencas se deben tomar de al menos un metro de
longitud, el tamaño del esqueje está directamente relacionado con el tiempo
en que entra en producción la planta. Se recomienda sembrar entre el 5 y el 10%
más de esquejes para la resiembra.
5.2.3. Establecimiento del enraizador
Esta práctica depende básicamente de la decisión del productor, dado que
la siembra puede hacerse directa o por trasplante. El sistema de trasplante
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
41
permite que el manejo y cuidado de los esquejes sea más eficiente, sobre
todo en épocas secas, además, al momento del trasplante se llevan a campo
las plantas mejor desarrolladas y en óptimas condiciones fitosanitarias. La
siembra directa se utiliza en zonas con características topográficas difíciles o
áreas muy extensas, o donde se dificulta hacer un enraizador por distancias,
poca vigilancia o área muy grande.
El enraizador es un área para la inducción del sistema radicular de los esquejes
de pitaya colectados; esta primera fase puede ser denominada como etapa de
enraizamiento. Los esquejes seleccionados deben ser preferiblemente maduros,
es decir que fisiológicamente garanticen el desarrollo de una planta normal, o
sea, que ya no tengan crecimiento vegetativo en el ápice o punta, por lo tanto
está apto para producir brotes vegetativos o ramas.
Después de cortados, se dejan en un sitio cubierto por cuatro a seis días. Antes
de sembrarse se deben desinfectar, sumergiéndolos en agua con un producto
comercial recomendado para este propósito. Esto debe hacerse en un sitio seguro,
que tenga el piso pavimentado o al menos protegido, para que en caso de derrames
no se contamine el suelo y/o fuentes de agua cercanas. Además, debe contarse
con disponibilidad de agua que permita el lavado de los operarios y los utensilios
necesarios para recoger los productos que se puedan regar accidentalmente. Los
operarios también deben contar con todos los elementos de protección personal,
como guantes de PVC o látex, delantal, botas de caucho y careta.
El sustrato para establecer este material, contiene una mezcla de tierra, carbonilla
y cascarilla de arroz en una proporción de 2:1:1, respectivamente, dependiendo
de las condiciones de la zona, la tierra puede mezclarse con compost o utilizarse
solo compost o solo lombricompuesto. En caso de no poderse conseguir estos
materiales, lo ideal es combinar la tierra o el compost con un producto que le
dé al sustrato porosidad y retención de humedad, evitando además, que el
medio se compacte. Este sustrato puede depositarse en bolsas de primer uso o
construirse eras de 1,20 m de ancho y 20 cm de profundidad, el largo de estas y
la cantidad de eras dependen del área disponible y de la cantidad de esquejes
que se dispongan. En ambos casos debe tenerse un tutor del material vegetal.
El sustrato debe ser sometido a prácticas de desinfección que sean amigables
con el medio ambiente. Una práctica importante es someter el sustrato a un
proceso de solarización, dejándolo cubierto por varios días con un plástico
negro a plena exposición solar. Para evitar la contaminación por parásitos del
suelo, especialmente nematodos a los cuales la pitaya amarilla presenta mucha
susceptibilidad (Castaño y Rincón, 1989). Araujo y Medina (2008) reportaron para
el Valle del Cauca, cuatro géneros de nematodos Helicotylenchus, Meloidogyne,
Pratylenchus y Rhabditidae ocasionando daño en raíces. Debe evitarse el contacto
directo del sustrato con el suelo, para esto debe utilizarse un medio físico, por
42
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
ejemplo plástico calibre 6. En Caso de utilizarse materia orgánica, esta debe ser
sometida al proceso de compostaje. El sitio en donde se elabora el compost debe
estar aislado del medio para evitar el ingreso de animales que lo contaminen.
El sustrato luego de la desinfección se debe inocular cinco días antes de la
siembra con microorganismos como Trichoderma, Paecilomyces o Beauveria y
mezclarle compost maduro. Lo anterior se puede complementar con la adición
de caldos trofobióticos; el tipo de caldo a utilizar depende del productor y/o del
asistente técnico o asesor. En el experimento se utilizaron bolsas de 5,0 kg con
la mezcla del sustrato anteriormente indicada.
Se realiza la siembra de las pencas en cada una de las bolsas, poniéndolas sobre
el sustrato sin enterrarlas más de cinco centímetros; simultáneamente se ubica
un soporte que consta de postes de guadua u otro material que se disponga.
En esta etapa debe mantenerse el contenido de humedad moderado para no
afectar el sistema radicular (Figura 26 A y B).
A
B
Figura 26. A. Establecimiento de plantas en el enraizador bajo polisombra del 45%. B. Desarrollo de los
esquejes dos meses después plantas a libre exposición en proceso de aclimatación. Fotos por J. A. Medina S.
Después de 40 días de haberse puesto los esquejes en el sustrato, empiezan
la aparición de brotes vegetativos, lo que indica que el sistema radicular esta
en desarrollo. Si se utiliza el sistema de enraizador se recomienda utilizar una
cubierta ya sea natural (árboles, guadual) o con polisombra del 45%. El exceso
de sombra en este período produce un etiolamiento de los brotes vegetativos,
los que de llevarse a campo tendrán una alta probabilidad de perderse, debido
a que son muy débiles (Figura 27).
5.2.4. Requerimiento de suelos
Se requieren suelos franco arcillosos o franco arenosos con buen drenaje y
altos contenidos de materia orgánica. En suelos mal drenados se presentan
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
43
A
B
B
Figura 27. A. Desarrollo de brotes 40 días despues de sembrado. B. Desarrollo de raices 40 dias
despues de sembrado. Fotos por J.A. Medina S.
condiciones de pudrición de la raíz. El pH adecuado para el cultivo de pitaya
oscila entre 5,3 y 6,7 (Lezama et al., 2000). En suelos con altos contenidos de
sales se retrasa el desarrollo del cultivo.
5.2.5. Preparación de lote
Para seleccionar el sitio de siembra se deben tener en cuenta las siguientes
características:
•
•
•
•
•
•
Requerimientos edáficos. Se recomienda antes realizar un análisis físicoquímico y microbiológico de suelo.
Características climáticas como lluvias, temperatura, vientos, radiación,
humedad relativa, etc.
Terreno con buen drenaje y pendientes moderadas.
Disponibilidad de agua. Hacer análisis fisicoquímicos y microbiológicos.
Conocer las características del agua, sobre pH y dureza (de acuerdo al clima).
Buenas vías de acceso para transporte de la cosecha.
Disponibilidad y costo de mano de obra, preferiblemente capacitada en el
manejo del cultivo.
Es conveniente conocer el plan básico de ordenamiento territorial del municipio
(PBOT), la historia del lote, los usos anteriores (cultivos, ganadería, barbecho,
relleno sanitario, industrial, entre otros). En caso de tener tradición agrícola,
conocer que se había cultivado anteriormente, por cuanto tiempo y de ser
posible saber que manejo se le dio a los cultivos (agricultura convencional,
ecológica u otra), que productos se han utilizados, si son de síntesis química, si
presentan residualidad en el suelo o de otro tipo. Esta información le permitirá
al productor tomar decisiones acertadas acerca del manejo del cultivo.
44
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
Debido al sistema radicular de la pitaya amarilla se recomienda mover el suelo
en el sitio de siembra, dejándolo bien suelto en los diez primeros centímetros
y con un diámetro de 50 a 60 centímetros. Si es para siembra directa solo
se debe poner el esqueje con un tutor de guadua o madera y se agregan 2
kilogramos de materia orgánica compostada. Para las plantas de trasplante
se debe abrir el espacio para el bloque de sustrato y raíces, adicionando 2
kilogramos de materia orgánica compostada (Figura 28). Con el fin de
conservar la microfauna asociada a la rizósfera es conveniente utilizar caldos
trofobióticos o microorganismos que mantengan y aumenten la actividad
microbiológica del suelo.
Figura 28. Trasplante de plantas en campo. Izquierda. Planta enraizada en bolsas. Centro. Trasplante
en suelo con materia orgánica. Derecha. Tutorado de plantas. Fotos por J.A. Medina.
5.3. Sistemas de soporte (estructuras de apoyo)
Varias especies de la subfamilia Cactoideae son hemiepífitas, dentro de estas se
encuentran especies de los géneros Selenicereus e Hylocereus, ya que desarrollan
loss cladodios sobre árboles, rocas o cercas, en donde fructifican. Sus raíces crecen
adhiriéndose al hospedero o pendiendo, pero siempre buscan el suelo, para
desarrollarse sobre él sin profundizar a más de 25 cm. Debido a esto en condiciones
de cultivo, se ponen sus raíces sobre el suelo pero requieren de un soporte para
fructificar. La pitaya amarilla se puede clasificar como una epífita facultativa, ya que
desarrolla su ciclo completo sobre el suelo o sobre otra planta o soporte.
Teniendo en cuenta la arquitectura y crecimiento de la planta es necesario
utilizar estructuras que permitan un buen desarrollo del cultivo. Cuando se
inició la explotación comercial de la pitaya amarilla se desarrollaron varios
sistemas de estructuras entre los que se tienen, las espalderas: simple, doble, “T”,
en “A” o en triángulo, trapecio; pérgolas en cuadro y en triángulo; empalizadas
simple y doble; camas; sobre árboles, entre otras (Escobar, 1987). Con el tiempo
de acuerdo a los costos y productividad, sin muchos estudios, los productores
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
45
fueron seleccionando algunas estructuras entre las que predominaron la
espaldera simple, la doble y en “A” o triángulo, en ese orden de importancia.
Las estructuras se pueden construir de varios materiales como:
•
•
•
•
Postes de madera con alto período de duración, provenientes de sistemas
forestales de explotación. Debe evitarse el uso de postes provenientes de
especies de árboles que este prohibida la tala y protegidos por las leyes o
que estén considerados en vía de extinción.
Guadua es un material de múltiples usos en Colombia, el inconveniente de
la utilización en estructuras de soporte se debe al corto tiempo de vida útil,
comparado con el tiempo de duración del cultivo de pitaya amarilla, lo que
provocaría cambio de al menos cinco veces durante el período productivo,
generando mayor cantidad de gastos en materiales y mano de obra, sin
embargo se utiliza con bastante frecuencia en los cultivos actuales. Esta
propuesta se hace teniendo en cuenta que el Ministerio de Agricultura y
Desarrollo Rural, tiene creada la Cadena Productiva de la Guadua.
Soportes vivos o árboles como estructura es una buena opción; los árboles
se deben manejar como un cultivo realizando actividades de poda y manejo
fitosanitario. Los más utilizados son Nacedero, Trichanthera gigantea (Bonpl.)
Nees (familia Acanthaceae), y Matarraton (Figura 29), Gliricidia sepium (Jacq.)
Kunth ex Walp. (familia Fabaceae). Deben utilizarse preferiblemente árboles
nativos de la zona y de ser posible que mejoren las condiciones del suelo y
que permitan la protección de fauna existente.
Postes en Concreto: Son los más recomendados ya que ofrecen una mayor
duración, que a pesar de la alta inversión inicial justifica el uso.
Figura 29. Izquierda. Cultivo de pitaya amarilla en floración y soporte de matarraton, Gliricidia
sepium. Derecha. Pencas de pitaya amarilla sobre matarraton. Finca Bella Aventura, Vereda Tres
Puertas, Municipio Restrepo (Valle del Cauca). Fotos por J.A. Medina S.
46
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
Lo más recomendable es utilizar una combinación de materiales en la estructura
de soporte, lo que puede disminuir los costos. Es una buena opción utilizar
postes de concreto o árboles en los extremos y en puntos intermedios, y en el
resto guadua que es fácilmente reemplazable.
La altura de las estructuras es variable, se recomiendan como mínimo de 1,8
metros, pero depende de la topografía del terreno, en pendientes muy pronunciadas pueden ser más bajas para facilitar las actividades de cosecha. Los sistemas de soporte deben facilitar la guía de ramas, la recolección de frutos, las
podas y el manejo fitosanitario.
5.3.1 Investigación en sistemas de soporte en Corpoica C.I. Palmira
Para el desarrollo del estudio en el Corpoica, Centro de Investigación Palmira,
se utilizaron estructuras hechas con retales de tubería en acero galvanizado
calibre 3; las pérgolas se hicieron solo con este material, mientras que en las
espalderas en “T” y simple se reforzaron con postes de guadua.
Las estructuras de soporte evaluadas fueron:
•
Pérgola en Cuadrado: Como su nombre lo indica, consta de un cuadrado
de 1.0 x 1.0 m, soportado sobre cuatro tubos de 2,2 m de alto, de los cuales
se entierran 40 cm, quedando una altura aprovechable de 1,8 m (Figura 30).
Con este tipo de estructura se manejan distancias de 3,0 m x 3,0 m, lo que
proporciona una densidad teórica de 1.100 plantas por hectárea. El área en
donde se maneja las plantas es de 1,0 m2.
A
B
Figura 30. Tutorado en pérgola en cuadrado. A. Planta de 9 meses de desarrollo. B. Planta de 20
meses de desarrollo. Fotos por M. Martínez.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
47
•
Pérgola en triangulo: Es similar a la pérgola en cuadro. Tiene una altura de
1,8 m y un área de 0,44 m2 (Figura 31). Con este sistema se pueden establecer
teóricamente 1.100 plantas por hectárea a una distancia de 3,0 x 3,0 m.
A
B
Figura 31. Tutorado en pérgola en triangulo. A. Plantas de 9 meses de desarrollo. B. Plantas de 24
meses de desarrollo. Fotos por M. Martínez.
En ambos sistemas de pérgolas lo que se hace es guiar los cladodios hacia los
diferentes lados que tiene la estructura permitiendo una distribución uniforme
de estos y dejando una mejor penetración de la radiación solar.
Para utilizar distancias menores en las estructuras en pérgolas deben analizarse
sistemas de siembra como por ejemplo el tresbolillo que permite un 15% más
de plantas por hectárea. Para utilizar menor distancia entre plantas y tener
una mayor densidad por hectárea, además, debe estudiarse la distribución
espacial de los cladodios. Estas estructuras fueron muy utilizadas a mediados
de la década de los ochentas, actualmente no se encuentran cultivos con estos
sistemas (Medina, 1990).
•
48
Espaldera en “T”: Esta es una modificación de la espaldera doble; la variante
está en que en vez de utilizar dos soportes verticales (postes) para el alambre
por cada lado, se reemplazan por un soporte horizontal y uno vertical, lo que
forma la “T”. Como en las otras estructuras se puede trabajar en madera o
guadua. Para este tipo de estructura, se utilizan postes de 1,8 m para los puntos
extremos e intermedios y alambre galvanizado de calibre 10 para soportar las
pencas que se generan (Figura 32). Se puede alcanzar una densidad teórica
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
Figura 32. Tutorado en espaldera doble. Izquierda. Soporte en concreto en zona de ladera en
municipio de Riofrio. Foto por D. Muñoz. Derecha. Soporte en estructura metálica en zona plana en
municipio de Palmira. Foto por C. Cardozo.
de 2.200 plantas por hectárea a una distancia de 1,5 x 3,0 m, que es la más
común. En este caso los cladodios se guían poniéndolos a lado y lado sobre los
alambres. En la práctica y dependiendo de la topografía del terreno la densidad
de plantas por hectárea queda entre 2.000 y 2.100 plantas.
•
Espaldera Simple: Es la más utilizada en los cultivos comerciales de
Colombia, y se encuentra una variante que es la espaldera simple en “A” o
en triángulo (Figura 33). Este tipo de espaldera es más económico que los
otros, ya que se utilizan menos postes y menos alambre. La planta en esta
espaldera se recuesta sobre un solo lado, por lo que se deben podar todos
los cladodios que salgan hacia el lado contrario de donde está el alambre.
Figura 33. Tutorado en espaldera simple. Izquierda. Zona plana en Corpoica, Palmira. Derecha.
Zona de la ladera en Municipio de Restrepo, Valle del Cauca. Fotos: A por C. Cardozo y B por J.A.
Medina.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
49
B
A
C
Figura 34. Establecimiento de huerto de pitaya amarilla. A. Hoyado para poner las estructuras. B.
Estructuras instaladas, plantas amarradas y con materia orgánica en la zona de raíces. C. Planta con
tutor. Fotos por J.A. Medina S y M. Martínez.
Después de instalar las estructuras de soporte en el campo, se empieza la
labor de amarre de las pencas en los primeros meses, hasta que los cladodios
traspasen las estructuras y cuelguen.
4.3.2. Diseño Experimental
Se estableció el experimento bajo un diseño
de bloques completos al azar, con cuatro
tratamientos que corresponden a los sistemas
de soporte: pérgola en triangulo, pérgola
cuadrada y sistema en “T” y como tratamiento
testigo la espaldera simple con repeticiones, la
unidad experimental fue de diez plantas por
parcela para un total de 160 plantas (Figura 35).
Las variables evaluadas fueron producción y
calidad de fruta (Figura 35).
5.4. Resultados y Discusión
Para considerar la mejor estructura de soporte
se evaluó durante ocho cosechas, teniendo en
cuenta que la producción de pitaya amarilla es
marcadamente estacional: tiene dos cosechas
principales al año, una de Febrero a Marzo y la
otra de Julio a Agosto, por lo que hay épocas
Figura 35. Distribución en campo
de sobreoferta y épocas de escasez (Anónimo, del experimento de evaluación de
2010). Las ocho cosechas fueron obtenidas en estructuras de soporte.
50
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
un periodo de 24 meses, lo que indica que en la localidad de Palmira se pudo
obtener fruta cada 3 meses.
En la Figura 36, se registra la producción de pitaya amarilla por tipo de estructura
y por época de producción, bajo las condiciones dadas al cultivo la producción
se inició a los 12 meses después del establecimiento, seis meses antes de lo
encontrado en las regiones productoras de pitaya amarilla, donde se inicia la
producción a los 18 meses. A partir de la sexta cosecha (Noviembre de 2010), se
observó un incremento en la producción, siendo esta mayor a lo acumulado en
las cinco cosechas anteriores.
La mayor producción durante la fase experimental se obtuvo en el mes de
febrero de 2011, 26 meses después de establecido el cultivo. En esta cosecha
se obtuvo para el tratamiento en pérgola cuadrada una producción de 106
kilos es decir un promedio de 2,7 kilos por planta, para la Pérgola Cuadro la
producción fue 63 kilos con un promedio por planta de 1,6 kilos, la Espaldera
en “T”, tuvo una producción de 39 kilos, es decir 0,9 kilos por planta y para
la Espaldera Simple se produjeron 45 kilos, para una producción por planta
de 1,1 kilos. Este comportamiento se debe a que la planta aún no había
estabilizado producción.
Producción (Kilogramos)
El análisis estadístico reveló diferencias en los tipos de estructuras con un
nivel de probabilidad del 95% (Figura 37), mostró que la estructura Pérgola
Cuadrada tiene diferencias significativas con la Espaldera Doble o “T”
y la Espaldera Simple, mientras que con el sistema en Triangulo no hubo
diferencias. Tanto la pérgola en cuadrado como la pérgola en triangulo
120
110
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Nov/2009
Feb Mar/2010
Jun - Jul /2010
Sep/2010
Nov/2010
Dic/2010
Feb/2011
Jul/2011
Epoca de cosechas
Pérgola en Cuadraro
Pérgola en triángulo
Espaldera en "T"
Espaldera Simple
Figura 36. Cosechas realizadas en las parcelas establecidas en el C.I. Palmira, entre los
meses de noviembre de 2009 a julio de 2011.
300
Tecnología para el manejo de
pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
250
51
Espaldera en "T"
Espaldera Simple
300
250
Producción (Kg)
200
150
A
AB
100
B
B
50
0
Pérgola en
cuadrado
Pérgola en
triangulo
Espaldera en
"T"
Espaldera
Simple
Estructuras de soporte
Figura 37. Producción total en kilos obtenida por cada tipo de estructura (Prueba de
comparación de medias Tukey. Medias con la misma letra no difieren estadísticamente,
P≤ 0.05).
presentaron los mejores promedios de producción, es decir que bajo las
condiciones de Palmira, se pueden recomendar los pérgolas cuadradas o en
triangulo.
Estos resultados posiblemente se deban, a que los sistemas de pérgolas, permiten un desarrollo de pencas alrededor de toda la estructura, obteniendo una
mayor área específica para los procesos fisiológicos, que apuntan a una mayor
producción. Adicional a esto, este tipo de estructuras facilita al productor, desarrollar mejor las labores de manejo agronómico, específicamente actividades
de manejo fitosanitario y podas de formación.
En el experimento se observó que el número de frutos por planta oscilaba entre
0 y 82, sin embargo el 35% de plantas presentó entre 2 a 10 frutos, seguido por
plantas entre 11 y 20 frutos. Esto resultados son importantes porque indican
que en un cultivo, el 75% de la producción se concentra en plantas que no
producen más de 30 frutos (Figura 38).
El sistema de soporte no influye sobre el peso de los frutos. Del total de la
producción obtenida, el peso de frutos mayores a 280 gramos fue del 8%,
de 200 a 280 gramos para el 22%, de 100 a 200 gramos en un 30% y de 50
a 100 gramos para el 15%, el resto fueron frutos de menos de 100 gramos
(Figura 39).
52
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
50
40
45
50
40
30
35
25
30
20
25
15
20
10
5
15 7
10
0
5
00
45
38
45
35
Número de Plantas
Número de Plantas
45
38
26
26
20
20
11
11
5
7
1
0
1
2-5
2-5
6-10
6-10
11-20
11-20
21-30
21-30
31-40
31-40
3
2
5
2
41-50
41-50
2
3
1
2
51-60
1
61-70
51-60
61-70
82
82
Número de Frutos
Número de Frutos
Figura 38. Número de frutos por número de plantas. Nótese la cantidad de plantas que tienen
entre 10 y 30 frutos.
40,0 40,0
35,0 35,0
28,928,9
26,6 26,6
28,8
28,8
27,4
27,4
25,0 25,0 16,5 16,5
Calibre (%)
Calibre (%)
30,0 30,0
13,213,2
12,8 12,8
20,0 20,0
17,4
17,4
16,716,7
15,2
15,2
16,9
16,9
13,6
13,6
15,0 15,0
10,0 10,0
5,0 5,0
0,0
0,0
Pérgola en tiangulo
Pérgola en tiangulo
Frutos entre 200 y 280 gramos
Frutos entre 200 y 280 gramos
Pérgola en Cuadro
Pérgola en Cuadro
Espaldera en "T"
Espaldera en "T"
Estructuras de soporte
Estructuras de soporte
Frutos entre 101 y 199 gramos
Frutos entre 101 y 199 gramos
Espaldera Simple
Espaldera Simple
Frutos entre 50 y 100 gramos
Frutos entre 50 y 100 gramos
Figura 39. Producción de pitaya amarilla por calibre de frutos de acuerdo con el sistema de
soporte utilizado.
5.5. Conclusiones
El análisis estadístico permitió evidenciar que los tratamientos (tipos de
estructuras), presentaron diferencias significativas. Las estructuras de soporte
en pérgola en cuadrado y en triangulo presentan los mejores promedios para la
variables de producción.
Durante los dos primeros años de producción, se lograron obtener ocho
cosechas, es decir cuatro más de las esperadas. El 28% de las plantas produjeron
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
53
entre 11 a 20 frutos y el 22% produjeron entre 21 a 30 frutos, lo que indica que
las plantas de pitaya amarilla están en proceso de ajuste de la producción.
Para todos los sistemas de soporte evaluados, se obtuvo que el 52% de frutos
producidos se encontraran entre 100 y 200 gramos, lo que indica que la fruta
producida se encuentra entre los calibres 14 y 16, o sea que están dentro de los
rangos de exportación con base en la NTC 3554.
Agradecimientos
Los autores expresan sus agradecimientos a los Ingenieros Agrónomos
María Fernanda Arroyave M., Jamer Millán M., Fernando Silva A.,
Anabel Mora G., Leonardo Álvarez R. y Deicy Carolina Muñoz S. por los
aportes realizados durante sus estancias como profesionales y pasantes
universitarios del proyecto: “Evaluación de prácticas agronómicas en el
cultivo de la pitaya amarilla Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex
Vaupel) Moran con fines de exportación en el Valle del Cauca”.
54
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
6. Podas en pitaya amarilla
Mauricio Martínez1,
Carolina Cardozo Burgos2, Jorge A. Medina3
6.1. Introducción
Entre las diferentes prácticas agronómicas que tiene el cultivo de pitaya amarilla,
las podas es una de las de mayor importancia; generalmente se realizan tres
tipos, poda de formación, poda sanitaria y poda de producción. La primera
permite dar forma a la arquitectura de la planta y quitar ramas improductivas;
la segunda, elimina las ramas enfermas o mal formadas; la tercera, elimina los
brotes apicales para madurar las ramas, lo que permite inducir nuevos brotes y
la formación de los frutos, esta es quizá la poda más importante en los cultivos
comerciales.
Lo más común en los cultivos de pitaya amarilla en Colombia es que del esqueje
que se siembra se permita el crecimiento de tres ramas, que se llamarán
secundarias o segundas, estas se dejan crecer hasta que lleguen al alambre y
se dejan descolgar hasta que cese el crecimiento apical, al tiempo de estas van
saliendo las ramas terceras.
La poda comúnmente realizada por el agricultor consiste en dejar crecer los
cladodios y a los 50 o 60 cm se despuntan con la mano, con cuchillo o machete.
6.2. Poda de formación
En la fase de vivero las plantas empiezan a emitir brotes vegetativos (Figura 40),
coincidiendo con el desarrollo abundante de raíces. El trasplante debe hacerse
cuando los brotes alcanzan un máximo de 50 cm de longitud, para evitar el
1 I.A., M.Sc., Biotecnología. Investigadora, Corpoica. C.I. Palmira.
2 I.A., M.Sc., Biotecnología. Investigador, Corpoica. C.I. Palmira.
3 I.A., M.Sc., Recursos Fitogenéticos Neotropicales, Corpoica. C.I. Palmira.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
55
Figura 40. Desarrollo de brotes vegetativos en plantas de pitaya amarilla en fase de
vivero. Nótese el desarrollo de 3 brotes, se debe eliminar los brotes laterales para manejar
la arquitectura de la planta, de acuerdo con el sistema de soporte. Foto por J.A. Medina S.
daño en el transporte. Entre los tres y seis meses después de trasplantado se
seleccionan el número de cladodios que se requieran de acuerdo a la estructura
de soporte seleccionado.
La poda de formación tiene como fin propiciar un ambiente favorable para que
la rama primaria se adapte al sistema de soporte, incrementar el área efectiva de
exposición a la luz solar, estimular el crecimiento de ramas secundarias y para
facilitar las labores de cultivo.
Luego de seleccionar los brotes que deben desarrollarse, se hacen amarres con
el propósito de guiarlos hasta que lleguen a la estructura de soporte y se van
distribuyendo sobre esta. Los brotes vegetativos o botones florales que vayan
apareciendo deben ser eliminados. Las ramas que crecen muy próximas al suelo
deben eliminarse para evitar que se contaminen por patógenos.
La decisión del número de brotes o ramas secundarias depende del sistema
de soporte que se vaya a utilizar. Las herramientas utilizadas en esta actividad
deben ser desinfestadas después de cada corte.
6.3. Podas sanitarias
Estas se hacen con el propósito de eliminar las partes de la planta que se
encuentran afectadas por algún tipo de patógeno o insecto, o también porque
no se desarrollan o se secan (Figura 41). La forma de podar depende del daño
56
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
A
B
Figura 41. Poda sanitaria. A. Pencas con síntomas de pudrición. B. Lote recién podado sin
síntomas de pudrición en penca. Fotos por J.A. Medina S.
causado en el cladodio. Las partes vegetales afectadas deben eliminarse
enterrándolas, aplicándoles cal en forma abundante para luego taparlas con una
capa de tierra mínimo de 30 centímetros, de esta manera se reduce la posibilidad
de reinfección evitando que el inóculo quede en el campo y sea propagado
por los operarios, el viento o por insectos. Las herramientas utilizadas en esta
actividad deben ser desinfestadas después de cada corte.
Las enfermedades son una de las principales limitantes en el cultivo de pitaya
amarilla; la antracnosis con una incidencia del 16,6%, pudrición basal con 29,3%,
daño por fumagina 34,2%, marchitez con 36,6%, pudriciones en penca con
47,5% y roña de la fruta con 48,0%, fueron reportadas como las enfermedades
más importantes en esta zona del país (Araujo y Medina, 2008). Actualmente la
mayor limitante en la producción de pitaya amarilla es la pudrición basal del fruto
ocasionado por Fusarium spp., de lo cual se ha reportado pérdidas de hasta el 80%.
En práctica de poda sanitaria algunos productores eliminan frutos, cuando se
empiezan los síntomas de pudrición basal del fruto (Figura 42).
6.4. Podas de producción
Consiste en eliminar los brotes improductivos que se encuentran en la parte
interna de la planta. Es comúnmente conocida como poda de entresaca. Con
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
57
Figura 42. Eliminación de pencas y frutos (verdes y maduros) afectados por pudrición
basal de frutos. Foto por M. Martínez.
este tipo de poda se logra concentrar la producción en pocas ramas ya que se
regula el número de tallos improductivos.
Las podas de producción se deben realizar después del primer año de haber
establecido el cultivo, ya que de acuerdo con la teoría, la estabilización en
la producción en pitaya amarilla se da a partir de este año, donde la planta
ha alcanzado el mayor vigor. El objetivo de esta poda es encontrar brotes
reproductivos fértiles y bien ubicados que permitan una mejor calidad con
rendimientos regulares. Las podas de producción se hacen en los cladodios
terciarios que tengan una longitud superior a los 70 cm de longitud, esta poda
que es la primera y consiste en despuntar el cladodio eliminando entre los 5 a
10 cm del extremo o ápice de crecimiento.
Las herramientas utilizadas en esta actividad deben ser desinfestadas después
de cada corte, aunque es recomendable luego del despunte y/o podas hacer
una aplicación de algún producto que evite el desarrollo de organismos
fitopatógenos. Debe ser una aplicación dirigida a las partes podadas.
Para evaluar las podas hechas comúnmente por los productores se hicieron dos
experimentos de poda teniendo en cuenta el desarrollo vegetativo de la planta.
La poda corta, consiste en cortar las pencas a partir de 20 centímetros después de
que la penca pasado el alambre de soporte. Es decir con esta poda se eliminan todas
las ramas colgantes (Figura 43). Con esta poda se estimula el desarrollo de brotes vegetativos laterales que a la vez se convierten en ramas productivas. Como estas ramas siguen creciendo apicalmente no se dejan crecer más de ochenta centímetros.
El otro tipo de poda evaluada fue la denominada poda larga, es contraria a la
anteriormente descrita, en esta la rama dominante se deja descolgar y se corta
a una distancia de cincuenta o sesenta centímetros del suelo (Figura 44). Tam-
58
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
Figura 43. Izquierda. Poda de una penca. Derecha. Poda corta de producción en plantas de pitaya
amarilla. Fotos por J.A. Medina S.
Figura 44. Sistema de poda larga de producción en plantas de pitaya
amarilla. Foto por J.A. Medina S.
bién se estimula la brotación de cladodios vegetativos que se convierten en
productivos, los cuales se cortan como en el caso anterior, para que no pasen
de ochenta centímetros.
Como testigo se utilizó la poda comúnmente realizada por el productor que
consiste en la eliminación de pencas entrelazadas o que están creciendo en
dirección opuesta al sistema de soporte, también podan aquellas pencas con
algunos síntomas de pudrición.
6.5. Resultados y Discusión
Los resultados de los experimentos en poda, indican que hay un efecto positivo
de la poda sobre la producción de fruta en pitaya amarilla (Figura 45).
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
59
Número de frutos
2000
1500
1000
B
A
500
0
Poda Agricultor
Poda Corta
BBA
A
Poda Larga
Tratamientos
Figura 45. Producción de pitaya amarilla por cosecha y por tratamiento en la localidad Riofrio.
El efecto de la poda corta permite que se tenga un desarrollo constante de
ramas desde secundarias hasta ramas sextas, siendo en estas ramas donde se
concentra la mayor producción de frutos (Rebolledo, 2011). Con la poda del
agricultor se tienen ramas de todo tipo, predominando ramas que mantienen
la dominancia apical y por lo tanto estas ramas deben ser guiadas para que
se descuelguen sobre la estructura de soporte y luego ser despuntadas para
la emisión de brotes vegetativos y reproductivos. En la Figura 46, se observa
el crecimiento de un brote vegetativo que mantiene la dominancia y habito
trepador, esta rama no aporta a la producción de fruta.
Figura 46. Ramas de pitaya amarilla sin podas. Nótese la longitud de las
pencas. Foto por M. Martínez.
60
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
En las evaluaciones realizadas se encontró que del total producido, el aporte de
las plantas con poda corta fue del 39%, seguido de plantas con poda larga el 35%
y finalmente el aporte de las plantas con el manejo del productor fue del 26%.
La actividad de podas en las plantas de pitaya amarilla, se debe complementar
con otras labores como el buen manejo de la nutrición en las plantas y el manejo
adecuado de plagas y enfermedades.
Figura 47. Distribuccion de botones florales y frutos en plantas de pitaya.
Foto por Mauricio F. Martinez.
6.6. Fertilización
Uno de los componentes más importantes para el desarrollo de las plantas
de pitaya es la nutrición, tener un manejo adecuado en la nutrición influye
directamente sobre el desarrollo fisiológico y sobre plagas y enfermedades.
Se recomienda alternar la fertilización con productos de síntesis química con
materia orgánica compostada cada dos meses. Esto es recomendable teniendo
en cuenta que el origen de la pitaya amarilla es de hábitats selváticos en donde
ella dispone de abundante materia orgánica en el suelo.
La fertilización de la pitaya amarilla se realiza de acuerdo con el concepto del
asistente técnico, debido que hasta la fecha no se reportan exigencias nutricionales del cultivo. En trabajos de inducción de deficiencias nutricionales en
Hylocereus se encontró que los elementos que más limitan el desarrollo de estas
especies corresponden en orden de importancia a: N, P, K y Ca, que son precisamente los que aparecen en mayor medida como componentes de los tallos y
frutos en pitaya (Rodríguez, 2000; López y Miranda, 1998; Bui y Mai, 2003).
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
61
El cultivo de pitaya amarilla responde muy bien a las aplicaciones de materia
orgánica y en general a todo tipo de fertilizantes naturales como humus y
compost. La fertilización al suelo debe hacerse en forma de media luna para
las zonas en ladera (Figura 48 A), alrededor de la planta, a una distancia de 30
centímetros de la base de la rama primaria. En zonas planas, la fertilización se
hace en círculos alrededor de la base de la rama primaria (Figura 48 B).
B
A
Figura 48. Fertilización en pitaya amarilla. A. Aplicación en media luna en la base de plantas
en zona de ladera. B. Aplicación en círculo en cultivos de zona plana. Fotos por M. Martínez.
Antes de cada fertilización se debe hacer un control de maleza; como se
mencionó anteriormente debido a que no se tienen estudios específicos para
la fertilización de pitaya amarilla, es necesario que las recomendaciones de
manejo estén orientadas por un profesional en el área.
6.7. Control de arvenses
El control de arvenses en el cultivo, se debe hacer teniendo en cuenta ciertas
especificidades del cultivo, del clima y del terreno. Las calles se pueden mantener
protegidas con cobertura verde manejando siempre la altura de estas con
guadaña o machete y eliminando selectivamente las que puedan representar
riesgos por ser hospederos de plagas y/o enfermedades. Cuando se tengan
arvenses muy agresivas y se dificulte el control, se pueden utilizar herbicidas
siempre y cuando el terreno no sea muy pendiente y no quede expuesto el
suelo al agua o al viento. En caso de un verano muy severo lo mejor es dejar la
cobertura como protección.
62
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
Es conveniente conocer las plantas con exactitud para saber cómo controlarlas
o saber que producto utilizar para ser eficientes en el control.
La zona que rodea la planta a unos sesenta centímetros del tallo, conocida
como zona de plateo se debe hacer la limpieza manualmente, debido a que
el uso de herramientas puede dañar el sistema de raíces, que como se explicó
anteriormente es muy superficial y es en esa zona en donde más concentración
hay de pelos absorbentes.
Debe tenerse en cuenta que para ejecutar las labores que son necesarias en el
control de arvenses, deben utilizarse las protecciones adecuadas y tomar todas
las medidas necesarias para evitar contaminación del fruto, así como del suelo,
del agua y del aire; además, debe preservarse la seguridad de los operarios
manteniendo abundante agua limpia disponible. También debe contarse
con los sitios adecuados para la preparación de la mezcla y los instrumentos
necesarios para utilizar las dosis indicadas.
6.8. Conclusiones
La respuesta de las podas de producción varían de acuerdo con el manejo
agronómico que se realice, razón por la cual en las fincas La Cabaña de Riofrio y
Finca Villa Fátima de Restrepo, no se observó efecto de las podas, en contraste
con los resultados obtenidos en la Finca el Porvenir de Restrepo, en donde
se observó un efecto positivo de la poda larga y poda corta, aumentando la
producción con respecto al manejo tradicional.
Es importante incorporar la evaluación de otras variables de producción, que
complementen los resultados obtenidos, siendo la poda una opción, para el
incremento en la producción.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
63
7. Insectos plagas
de importancia económica en
el cultivo de pitaya amarilla
Takumasa Kondo1, Edgar Mauricio Quintero2, Jorge Alberto Medina S.3,
Karol Imbachi López4, Alexandra Delgado4, Marilyn Belline Manrique Burbano4
7.1. Introducción
Muy pocos estudios se han realizado sobre las plagas de la pitaya amarilla.
Existen dos plagas claves, el chinche patón Leptoglossus zonatus (Dallas)
(Hemiptera: Coreidae) (Figura 49) y la mosca del botón floral de la pitaya Dasiops
saltans Townsend (Diptera: Lonchaeidae) (Figura 51). Además existen unas 27
plagas ocasionales (23 insectos, un ácaro, un ave y dos moluscos) (Medina y
Kondo, 2012).
Figura 49. Izquierda. Leptoglossus zonatus (Dallas) sobre pencas de pitaya. Derecha. Síntomas de
clorosis en cladodios de pitaya amarilla causado por L. zonatus. Nótense las hormigas atraídas a los
exudados de las heridas. Fotos por T. Kondo.
1
2
3
4
64
I.A., M.Sc., Ph.D. Entomología. Investigador, Corpoica, C.I. Palmira.
I.A., M.Sc. Entomología. Investigador, Corpoica, C.I. Palmira.
I.A., M.Sc. Recursos Fitogenéticos. Investigador, Corpoica, C.I. Palmira.
Ingenieros Agrónomos, Universidad Nacional de Colombia, Sede Palmira.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
Después de la etapa de enraizamiento, cuando se establece el cultivo en el
campo, se inicia el desarrollo vegetativo. En esta etapa de crecimiento, cuando
los brotes tienen una longitud mayor a 40 cm, se empiezan a ver daños de
los coleópteros Trachyderes interruptus Dupont (Coleoptera: Cerambycidae)
y Gymnetis spp. (Coleoptera: Scarabaeidae). La etapa de floración de la pitaya
amarilla dura en promedio 7 a 8 semanas de acuerdo con la altitud del cultivo.
El botón floral tiene un crecimiento exponencial, lento en las dos o tres primeras
semanas en cuya etapa mide entre 0,5 a 3,0 cm, seguido por un crecimiento
rápido que al momento de antesis mide entre 60 a 70 cm (Medina, 1990).
Las primeras cuatro semanas es la etapa cuando ataca el chinche patón
Leptoglossus zonatus. El daño de los botones florales es causado por los adultos
y las ninfas de L. zonatus en los diferentes instares. Entre la tercera y séptima
semana es atacada por la mosca del botón floral Dasiops saltans y ocasionalmente
por otras dos especies de loncheidos, identificados como Lonchaea longicornis
Willinston y Neosilba batesi Curran (Medina y Kondo, 2012). Unos días previos a
la antesis, la flor es atacada por la “abejita cortadora”, Trigona sp. (Hymenoptera:
Apidae: Meliponinae) (Medina y Kondo, 2012).
La hormiga arriera, Atta cephalotes ataca tanto las partes vegetativas de la planta,
así como los botones florales y el fruto. En general, durante el llenado de fruto no se
presentan ataques de insectos. Es también necesario podar las ramas muy largas
que permiten en épocas húmedas que las babosas y caracoles suban a los frutos
y los raspen con las rádulas, dañando la epidermis del fruto, y así disminuyendo la
presentación del fruto para el mercado (Medina y Kondo, 2012).
Cuando ya se está completando el llenado de fruto y el fruto tiene un color verde
amarillo, en algunas zonas se presentan los ataques de los loros o periquitos
verdes del género Forpus sp. (Medina y Kondo, 2012).
Permanentemente, las plantas de pitaya amarilla están expuestas a ataques en la
base o cuello de la planta por hormigas de fuego, Solenopsis sp. (Hymenoptera:
Formicidae) (Medina y Kondo, 2012).
7.2. El chinche patón Leptoglossus zonatus (Dallas)
Taxonomía
Nombre común: Clase: Orden: Familia: Género: Especie: Chinche patón
Insecta
Hemiptera
Coreidae
Leptoglossus Guérin-Méneville
Leptoglossus zonatus (Dallas)
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
65
El chinche patón Leptoglossus zonatus (Figura 49, Izquierda) ataca en las primeras
cuatro semanas desde que aparecen los botones florales. El daño a los botones
florales es causado por los adultos y las ninfas en sus diferentes instares. El
daño ocurre mediante la alimentación del insecto la cual realiza al succionar
la savia de la planta usando el aparato bucal chupador. La alimentación del
chinche patón, causa síntomas de clorosis en los cladodios (pencas) (Figura 49,
Derecha). Los puntos de alimentación sirven de entrada para hongos y bacterias,
y los exudados de las heridas atraen otros insectos como hormigas (Figura 49,
Derecha) y cucarrones.
Los botones afectados por L. zonatus toman un color rojizo (Figura 50, ArribaIzquierda) en comparación con botones sanos que son de un color verdoso
(Figura 50, Arriba-Centro). Los botones florales afectados por L. zonatus se
distinguen de aquellos afectados por la mosca del botón floral, hongos y
Figura 50. Arriba. Izquierda. Botón floral afectado por hongo, probablemente
Fusarium sp. Nótese micelio en la base del botón floral. Centro. Botón floral sano.
Derecha. Botón floral afectado por L. zonatus. Nótese la coloración oscura de las
anteras y pistilos. Fotos por T. Kondo.
66
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
problemas fisiológicos que también son de color rojizo, porque las anteras
y pistilos se tornan de un color oscuro. Los botones afectados por hongos
comúnmente muestran crecimiento de micelio en la base del botón floral
(Figura 50, Abajo-Izquierda). Los botones afectados por la mosca del botón
floral contienen larvas, muestran daño de alimentación u orificios de salida de
las larvas del tercer instar. Los botones florales afectados por daños fisiológicos
tienen anteras y pistilos sanos. Los daños causados por el chinche patón
frecuentemente pasan desapercibidos debido a que los chinches se desplazan
a otras plantas cuando se empiezan a manifestar los síntomas de daño. La pitaya
amarilla no es un hospedero preferido de L. zonatus, y los daños ocurren cuando
los lotes de pitaya amarilla están en la cercanía especialmente de cultivos de
maíz y cucurbitáceas donde habitan comúnmente.
7.3. La mosca del botón floral de la pitaya Dasiops saltans Townsend
7.3.1. Taxonomía
Nombre común: Clase: Orden: Familia: Género: Especie: Mosca del botón floral de la pitaya amarilla
Insecta
Diptera
Lonchaeidae
Dasiops Rondani
Dasiops saltans Townsend
La pitaya amarilla Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) es una fruta
tropical con gran aceptación en el mercado de Europa, gracias al excelente
sabor y suave textura. En cuanto al productor se refiere, es una fruta con
mucho potencial económico, con demanda sostenida y precios muy atractivos.
Colombia es el mayor exportador de pitaya amarilla en el mundo. Para la
exportación de esta fruta es importante disminuir los niveles de trazas de
pesticidas, adoptando programas de manejo alternativo para dar soluciones a
los principales problemas entomológicos y fitopatológicos.
La mosca del botón floral, Dasiops saltans (Figura 51) es un problema fitosanitario
de gran importancia que ocasiona pérdidas en la floración que puede variar
entre un 40% y 80% (Vergara y Pérez, 1988). En el municipio de Fusagasugá
(Cundinamarca), los lotes con mayor floración presentaron el mayor porcentaje
de pérdidas de botón floral (Vergara y Pérez, 1988). En las zonas productoras
de pitaya amarilla en el Valle del Cauca, la mosca del botón floral se conoce
como una plaga limitante ocasionando daños hasta del 80% en los municipios
de Restrepo, Bolívar y Trujillo (Delgado et al., 2010a).
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
67
Figura 51. Mosca del botón floral de la pitaya amarilla, D. saltans. Foto por T. Kondo.
Las denominadas moscas de las frutas son insectos que causan las mayores
pérdidas a las frutas cultivadas en el mundo. Comprende diez familias de
Tephritoidea (Colless & McAlpine, 1991), de las cuales solamente los Tephritidae
y los Lonchaeidae son referidos como plagas de frutos.
Además de Ceratitis capitata y Anastrepha spp. (Tephritidae), algunas especies
de los géneros Dasiops y Neosilba (Lonchaeidae) también adquieren importancia
como plagas, ya que infestan flores y frutos de Passiflora spp. (Passifloraceae)
silvestres y comerciales (Norrbom y McAlpine, 1997).
Entre los problemas entomológicos se destaca la mosca del botón floral de
la pitaya D. saltans. Este insecto es la plaga de mayor importancia económica
en la pitaya amarilla, ya que se alimenta de las estructuras internas del botón
floral, ocasionando el deterioro y caída, y como resultado la disminución de la
producción potencial del cultivo.
La taxonomía de los Lonchaeidae se basa en la hembra adulta, especialmente
en la forma del ovipositor, y los estados larvales y huevos son poco conocidos
(Korytkowski, 1991). En Colombia, Ambrecht (1985) realizó un estudio muy
completo sobre D. inedulis en maracuyá (Passiflora edulis), donde se presentan
datos correspondientes a la biología del insecto y descripciones morfológicas
de los diferentes estados de desarrollo.
Los trabajos de investigación relacionados con el cultivo de la pitaya amarilla
en Colombia son bastante escasos y los pocos estudios que existen están
encaminados al reconocimiento e identificación de los problemas sanitarios,
especialmente los relacionados con insectos plagas, hongos y nematodos
(Delgado et al., 2010a).
68
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
De los Lonchaeidae es muy poco lo que se conoce de los aspectos biológicos en
el neotrópico (Korytkowski y Ojeda, 1971). Recientemente, Delgado et al. (2010b)
encontraron a una especie de Lonchaeidae del género Neosilba (Figura 52, Centro
y Derecha) asociada con la pudrición basal del fruto de la pitaya amarilla (Figura
52, Izquierda), reportando que de 120 frutos con síntomas de pudrición basal, un
90% de los frutos contenían larvas de Neosilba sp. (Figura 52, Centro).
Figura 52. Izquierda. Fruto de pitaya amarilla con síntomas de pudrición basal. Centro. Larva
del tercer instar de Neosilba sp. dentro de tejidos afectados por pudrición basal. Derecha. Moscas
adultas. Fotos por A. Delgado.
Dentro de los estudios realizados sobre D. saltans se destaca el estudio de
López y Ramírez (1998) quienes estudiaron varios aspectos sobre la biología,
incluyendo estudios de fluctuación poblacional y pérdidas en floración en
cultivos comerciales de pitaya amarilla. Según López y Ramírez (1998) la duración
de la cría de D. saltans a partir de botones, con larvas de edades variables y a la
vez desconocidas, hasta la emergencia de los primeros adultos fue de 31.5 días
y una relación de sexos de 1:1 (Delgado et al., 2010a).
Los botones florales sanos de la pitaya amarilla son de un color verde (Figura
53, Izquierda). Por otro lado, los botones florales afectados por Dasiops saltans
se reconocen en el campo por la coloración rojiza (Figura 53, Derecha) la cual
parece ser una respuesta fisiológica de la planta al estrés causado por diferentes
factores de tipo climático, plagas y/o enfermedades (Delgado et al., 2010a).
Los botones atacados por D. saltans se diferencian de aquellos afectados por
otros factores ya que se desprenden con gran facilidad de la penca y por tener
una textura firme, además de que contienen larvas en el interior y/u orificios de
salida de estas. Los botones florales afectados por otros factores son difíciles
de desprender de la penca y aquellos atacados por patógenos como Fusarium
sp., generalmente toman una tonalidad amarillenta y tienen una textura flácida
(Delgado et al., 2010).
La hembra adulta de D. saltans oviposita dentro del botón floral de la pitaya
amarilla. Las larvas se alimentan de las estructuras internas del botón floral
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
69
Figura 53. Izquierda. Botones florales de pitaya amarilla sanos característicos por su tonalidad
verdosa. Derecha. Botones florales de pitaya amarilla afectados por D. saltans. Nótese la coloración
rojiza de los botones afectados. Fotos por T. Kondo.
(estambres, estilo, estigma y ovario) (Figura 54, Izquierda) ocasionando la
pudrición. Al completar el desarrollo, la larva cava un orificio de salida y cae
al suelo para empupar. En un botón floral pueden encontrarse varias larvas en
diferentes estados de desarrollo (Delgado et al., 2010a).
7.3.2. Daños
En la zona productora de pitaya amarilla en el Valle del Cauca, la mosca del botón
floral de la pitaya se conoce como un problema limitante ocasionando daños en
la producción hasta del 80% en los municipios de Bolívar, Restrepo y Trujillo. Las
bases de manejo integrado de plagas son muy pocas y los agricultores dedican los
esfuerzos de control en el uso de productos de síntesis química con consecuencias
que resultan en resistencia por parte de las plagas y dificultad para la exportación
debido a las trazas de pesticidas en los frutos (Delgado et al., 2010a).
Figura 54. Izquierda. Botón floral afectado por D. saltans. Derecha. Larvas de D. saltans dentro del
estilo del botón floral (ver círculo). Fotos por T. Kondo.
70
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
Mediante el conocimiento del comportamiento de la especie y la forma de
ataque sobre los botones florales, se pueden adoptar mejores estrategias de
manejos de la plaga, más económicos y amigables con el medio ambiente, lo
que permitiría superar las barreras cuarentenarias que regulan la exportación
de la fruta. Los síntomas ocasionados por la mosca del botón floral de la pitaya
amarilla se pueden confundir con aquellos causados por problemas fisiológicos
inducidos por cambios drásticos en las temperaturas, hongos, y otro insectos
como el chinche patón L. zonatus, por lo que es importante disectar los botones
florales para verificar la presencia de larvas de D. saltans (Figura 54, Derecha).
7.3.3. Ciclo de vida
La mosca del botón floral de la pitaya amarilla pasa por diferentes estados de
crecimiento. La hembra adulta deposita los huevos (Figura 55 A) dentro del
botón floral. Una vez eclosionan los huevos, el insecto pasa por tres instares
larvales (L1, L2 y L3) (Figura 55 B, C y D) y por un estado pupal (Figura 55 E) para
convertirse en adulto (Figura 55 F) (Delgado et al., 2010a).
Huevos
Los huevos de D. saltans son puestos dentro del botón floral, a veces pueden ser
observados en grupos o individualmente. En promedio la duración del estado
de huevo fue de 3.74 (± 0.40) días (Tabla 3). Recién puestos, los huevos (Figura
55 A) de D. saltans son elongados, de color hialino, pero no traslucido, cambia a
blanco cremoso después de la eclosión. Su corion es liso y mide de 1 a 2 mm de
longitud (Delgado et al., 2010a).
Figura 55. Estados de vida de Dasiops saltans. A. Huevos; B. Larvas del primer instar; C. Larva del
segundo instar; D. Larva del tercer instar; E. Pupa; F. Adultos. Arriba, hembra; Nótese ovipositor en
forma de lanza (ver circulo y cuadro rojo). Abajo, macho. Fotos por A. Delgado.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
71
Tabla 3. Duración en días de los diferentes estados de desarrollo de
Dasiops saltans bajo condiciones de laboratorio (29.8 ± 2°C, 65 ± 2%
H.R y 12 horas de fotoperiodo). Tomado de Delgado et al. (2010a).
Estados de desarrollo
Tiempo de desarrollo (días)
Medias*
Rango
Huevo
3.74 (± 0.40)
3–4
L1
3.29 (± 0.98)
3–4
L2
2.47 (± 0.76)
2–4
L3
3.29 (± 0.98)
3–4
Pupa
8.06 (± 2.82)
5 – 13
Total (Huevo – adulto)
20.85 (± 5.94)
16 – 29
* Valores en paréntesis al lado de las medias representan el error estándar (EE).
Larvas
Las larvas de D. saltans (Figuras. 55 B−D) presentan una apariencia típica de
moscas de la fruta. Son de tipo vermiforme, tienen forma ensanchada en la
parte caudal y se adelgazan gradualmente hacia la cabeza; son de color blanco
a blanco amarillento a medida que se va dando el crecimiento. Su cuerpo está
conformado por 11 segmentos, tres corresponden a la región torácica y ocho
al abdomen. La cabeza, no se encuentra esclerosada, es pequeña, retráctil y
en forma de cono. Poseen mandíbulas con forma de ganchos esclerosados
paralelos que se distinguen en el aparato bucal. Con la morfología y medida de
los ganchos bucales se pueden determinar los tres instares larvales (Delgado
et al., 2010a).
El primer segmento torácico presenta un par de espiráculos anteriores
con prolongaciones tubulares que salen de los bordes y están dispuestos
individualmente, conocidos como digitus espiraculares. En el segmento caudal
se observa un par de espiráculos que parecen tubos cilíndricos protuberantes
que sobresalen de la superficie, estos están separados y rodeados por un
peritrema que a medida que la larva crece se va esclerotizando. Los tres
instares larvales se pueden identificar de acuerdo al nivel de esclerotización del
peritrema de los espiráculos caudales. La longitud de las larvas varía entre 2,5 y
12,5 mm (Delgado et al., 2010a).
Primer instar larval
La duración promedio del primer estadio (L1) fue de 3,29 (± 0,98) días (Tabla
3). La larva recién emergida es de un color blanco cristalino (Figura 55 B).
En estas se puede observar la presencia de los ganchos bucales, pero aún
no están completamente esclerotizados; los espiráculos tampoco son muy
conspicuos ya que están ligeramente esclerotizados (Figura 55 B) (Delgado
et al., 2010a).
72
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
Segundo instar larval
La duración promedio de las larvas del segundo instar (L2) (Figura 55 C) fue
de 2,47 (± 0,76) días (Tabla 3). Al igual que las larvas del primer instar (Figura
55 B), inicialmente son de color hialino y rápidamente se tornan amarillo
claro. Los ganchos bucales ya están completamente esclerotizados, pero no
son tan desarrollados como los de las larvas del tercer instar (Figura 55 D). Los
espiráculos caudales de las larvas del segundo instar comienzan a esclerotizarse
y se identifican como dos puntos oscuros (Figura 55 C) (Delgado et al., 2010a).
Tercer instar larval
Las larvas del tercer instar (L3) están completamente formadas, son mucho más
grandes y fuertes, presentan una longitud aproximada de 12,5 mm, son de color
blanco amarillento y duran en promedio 3,29 (± 0,98) días (Tabla 3). En estas,
los peritremas de los espiráculos caudales están completamente esclerotizados,
conectando los dos espiráculos y formando una sola placa (Figura 55 D). Cuando
la larva del tercer instar está bien desarrollada, cava un orificio en el botón floral
y cae al suelo para empupar (Figura 56) (Delgado et al., 2010a).
Pupa
Las larvas antes de pasar a prepupa se entierran a una distancia promedio de
un centímetro bajo la superficie del suelo para transformarse en pupa. La pupa
(Figura 55 E) es de forma cilíndrica tipo coartata, con 11 segmentos, el color varía
entre marrón claro y marrón oscuro y en los extremos se notan los espiráculos
anteriores y posteriores. La longitud tiene un promedio de 4,5 mm y pueden durar
entre 5 y 13 días hasta la emergencia del adulto (Tabla 3) (Delgado et al., 2010a).
Figura 56. Orificio de salida de L3 de D. saltans en botón floral de pitaya amarilla.
Foto por T. Kondo.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
73
Adultos
Las moscas adultas (Figura 55 F) son pequeñas, de aproximadamente 5 mm
de longitud, de color azul metálico brillante y pueden durar aproximadamente
8 días. Las hembras adultas (Figura 55 F, arriba) poseen un ovipositor retráctil
y pronunciado con punta en forma de lanza y el macho adulto (Figura 55 F,
abajo) tiene el último segmento abdominal redondeado. De los 50 individuos
examinados se obtuvo una razón sexual hembra: macho de 1,5: 1 (Delgado et
al., 2010a).
El ciclo de vida de D. saltans de huevo a adulto, a una temperatura de 29,8 ± 2°C,
65 ± 2% H.R. y 12 horas de fotoperiodo es de 20,85 (± 5,94) días, con una rango
de 16 a 29 días (Tabla 3) (Delgado et al., 2010a).
7.3.4. Hábitos
Las hembras adultas de D. saltans usan su largo ovipositor (Figura 55 F, Arriba)
para depositar los huevos dentro de los botones florales cuando estos miden de
1,0 a 42,0 cm de longitud. Un botón floral puede presentar larvas de diferentes
instares ya que varias hembras pueden ovipositar en él. A la eclosión, la larva
rompe el corión y sale para alimentarse de las anteras y otros órganos internos
del botón floral. La alimentación de las larvas en las estructuras reproductivas
del botón floral causa una pudrición de adentro hacia fuera deteniendo así el
desarrollo (Figura 54). Los botones florales de la pitaya amarilla afectados por las
larvas de D. saltans se tornan rojizos (Figura 53, Derecha) y se desprenden con
facilidad. Los botones sanos de la pitaya amarilla son de un color verdoso (Figura
53, Izquierda). Al completar el desarrollo, la larva abre un orificio en el botón
(Figura 56) por el cual sale y cae al suelo en donde se entierran para empupar
y continuar con el ciclo hasta la emergencia del adulto (Delgado et al., 2010a).
El porcentaje total de supervivencia de D. saltans es de 27.32%; es decir que de
100 individuos 27 completan el ciclo de vida bajo condiciones de laboratorio.
Los porcentajes de viabilidad de las fases de huevo, L1, L2, L3 y pupa fueron
de 100%, 32.4%, 100%, 84.2% y 48.0%, respectivamente, mostrando que en el
estado de L1 la mortalidad fue alta en relación con la supervivencia calculada en
los estados de huevo y L3 (Delgado et al., 2010a).
7.4. Métodos de Control
7.4.1. Control cultural
Si se relaciona el periodo de floración con el ciclo de vida del insecto, los datos
reportados en el estudio por Delgado et al. (2010a) permiten dilucidar cuál es el
momento apropiado para iniciar las intervenciones de manejo. Por ejemplo; en
el rango entre los 3 y 27 cm de longitud cuando se encuentra la mayor presencia
74
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
de larvas del insecto se pueden realizar colectas de los botones que presenten
síntomas de daño y enterrarlos en una fosa cubriéndolos con una delgada capa
de cal, y posteriormente tapándolos con una capa de 30 cm de tierra como lo
sugieren Insuasty et al. (2007) para el control de moscas de la frutas en frutos de
guayaba. La capa de cal no es necesaria para el entierre pero se recomienda para
evitar la contaminación de hongos entomopatogenos que puedan estar en los
tejidos afectados por la mosca. Según Insuasty et al. (2007), esta medida sencilla,
puede disminuir significativamente una infestación endémica de una plantación
comercial evitando que las larvas completen el ciclo de vida. La recolecta constante
de botones florales con síntomas de daño (amarillos o rojizos) puede contribuir a
la disminución de las poblaciones de D. saltans en un cultivo.
7.4.2. Control biológico
Según Delgado et al. (2010a) existe un gran vacío en cuanto a los enemigos naturales
de D. saltans. Durante estudios realizados en el campo no se han observado
enemigos naturales. En otra mosca del mismo género, D. inedulis Steyskal, se han
reportado varios enemigos naturales, incluyendo dos parasitoides de tipo larvapupa del género Opius (Hymenoptera: Braconidae), los depredadores de adultos
Zelus rubidus y Zelus sp. (Hemiptera: Reduviidae) y arañas de la familia Thomisidae
(Ambrecht et al., 1986). En otro estudio en granadilla, Passiflora ligularis Juss., se
reportaron como enemigos naturales de D. inedulis a: Aspilota sp., Pentapria sp.,
Basalys sp., Pachycrepoideus vindemmiae y una especie de la subfamilia Eucoilinae
(Santos-Amaya et al., 2009). Estos registros de enemigos naturales de D. inedulis,
indican que hay varios grupos de artrópodos que actúan como enemigos
naturales de Dasiops spp. y que probablemente existen enemigos naturales de D.
saltans que aguardan ser descubiertos.
7.4.3. Control químico
Las bases de manejo integrado son muy pocas y los agricultores dedican sus
esfuerzos de control en el uso de productos de síntesis química con consecuencias
que resultan en resistencia por parte de plagas y enfermedades fitopatológicas
y la contaminación al medio ambiente. Los pesticidas aplicados al botón floral
tienen poco efecto en los huevos y larvas ya que estos estados permanecen
dentro del botón floral donde no llegan los químicos. Los productos de síntesis
química deben ser dirigidos al control de los adultos, preferiblemente en forma
de cebos tóxicos. En caso de usar productos químicos se recomiendan usar
productos de categoría toxicológica IV y de baja residualidad, bajo la asesoría
de un ingeniero agrónomo. Como tácticas de monitoreo de poblaciones de D.
saltans se recomienda el uso de trampas McPhail. Actualmente estas trampas
usan como atrayentes proteínas hidrolizadas nacionales a base de maíz y soya. En
estudios realizados en Corpoica, con financiación del Ministerio de Agricultura y
Desarrollo Rural, la proteína hidrolizada de maíz atrajo más moscas de D. saltans
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
75
que la proteína hidrolizada de soya. Sin embargo las diferencias fueron mínimas y
las proteínas hidrolizadas estudiadas de maíz y soya, además de atraer a D. saltans,
atraen otras especies de moscas de la familia Lonchaeidae, las cuales son muy
similares a D. saltans. Por esta razón, Imbachi et al. (2012) no recomiendan las
proteínas hidrolizadas de maíz y soya ni para monitoreo ni para tomar decisiones
para realizar aplicaciones de pesticidas debido a la dificultad para diferenciar las
moscas adultas de D. saltans de otras especies de la familia Lonchaeidae que son
también atraídas a las trampas McPhail y no atacan la pitaya amarilla. Las moscas
capturadas en las trampas se deben examinar por una persona capacitada para
diferenciar a D. saltans de las otras especies que no son plagas. Se requiere de la
ayuda de lentes de magnificación o un estereoscopio para verificar la presencia de
D. saltans en los trampeos. Las hembras adultas de D. saltans se pueden identificar
por la presencia de un largo ovipositor con punta en forma de lanza en la zona
posterior del abdomen (Figura 55 F), el cual usan para poner los huevos dentro de
los botones florales cerca de las anteras.
7.5. Discusión
Dasiops saltans generalmente está presente durante el periodo de floración,
atacando los botones florales de la pitaya amarilla el cual es el único hospedero
conocido, sin embargo, se desconoce la actividad durante el periodo vegetativo
de la planta.
El tiempo del ciclo de vida de D. saltans desde huevo hasta adulto reportado por
López y Ramírez (1998) desde que se colectan los botones hasta la obtención
de los adultos fue de 31.5 días, 2.5 días más largo que el máximo rango
obtenido en el estudio por Delgado et al. (2010a). López y Ramírez (1998) no
dieron datos de los parámetros ambientales en que se criaron las pupas. Sin
embargo, la diferencia en el tiempo de desarrollo entre los dos estudios puede
estar relacionada con las condiciones ambientales como la temperatura y
humedad relativa ya que las observaciones de estos autores fueron realizadas
en las instalaciones de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional
de Colombia, sede Bogotá, donde las temperaturas probablemente son más
bajas y el insecto necesita mayor tiempo para el desarrollo. Se estableció que
la relación de sexos hembra: macho en el estudio por Delgado et al. (2010a)
corresponde a una proporción de 1,5: 1,0 a diferencia de la reportada por López
y Ramírez (1998) de 1,0 hembra: 1,0 macho.
Debido a que D. saltans solo se ha encontrado asociada con el botón floral
de la pitaya amarilla, se pueden plantear algunas hipótesis sobre la actividad
durante el periodo vegetativo de la planta cuando no hay botones florales.
Es posible que D. saltans tenga hospederos alternativos, y emigra a estos
durante el periodo vegetativo, sin embargo no hay reportes de D. saltans en
76
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
otros hospederos, aunque existe la posibilidad de que todavía no hayan sido
descubiertos. También es posible que las pupas entren en un periodo de
estivación o latencia durante el periodo vegetativo mientras que aguardan la
siguiente floración. Sin embargo, se necesitan estudios adicionales para probar
estas hipótesis (Delgado et al., 2010a).
Dasiops saltans tiene un patrón de distribución agregada, lo que implica que
los individuos se agrupan en aglomerados o parches, dejando porciones del
espacio relativamente desocupadas. La pitaya amarilla tiene periodos de
floración irregulares y los botones florales tienen una distribución agregada en
sectores dentro de los lotes, lo que induce al insecto a tener la misma distribución
ya que el insecto solo ataca los botones florales. Los botones florales son más
susceptibles al daño de la plaga entre la tercera y séptima semana de formación
cuando estos miden entre 5 y 23 cm de longitud.
7.6. Conclusiones
•
•
•
•
•
•
•
•
Dasiops saltans es una plaga limitante en la producción de la pitaya amarilla.
Los botones afectados por D. saltans son de color rojizo y de textura firme.
Es importante hacer un muestreo y verificar la presencia de las larvas D.
saltans mediante la disección de botones florales con síntomas de daño
antes de tomar decisiones sobre el uso de productos químicos.
Dasiops saltans pasa por una etapa de huevo, tres instares larvales, prepupa,
pupa y adulto.
Las larvas del tercer instar de D. saltans salen del botón floral para empupar
en el suelo.
El ciclo de vida de D. saltans dura aproximadamente 23 días.
Los pesticidas aplicados al botón floral tienen poco efecto en los huevos y
larvas ya que estos estados permanecen dentro del botón floral donde no
llegan los químicos. Los productos de síntesis química deben ser dirigidos
al control de los adultos, preferiblemente en forma de cebos tóxicos.
Dasiops saltans oviposita sobre botones florales de pitaya amarilla de
1 a 35 cm de longitud. Los botones florales entre la tercera y séptima
semana de formación que miden entre 5 y 23 cm de longitud son los más
susceptibles al daño.
La colecta de botones florales con síntomas de daño es clave para el
control. Se recomienda enterrar los botones florales afectados en una fosa,
cubrirlos con una delgada capa de cal, y posteriormente con 30 cm de tierra.
Esta práctica de entierre de botones florales puede ayudar a disminuir
significativamente una infestación, evitando que las larvas completen el
ciclo de vida.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
77
8. Enfermedades limitantes
en el cultivo de pitaya amarilla
Nubia Murcia Riaño1, Alberto Rojas-Triviño2, Maria Luisa Orozco3,
Nubia Labrador4, Jorge Alberto Medina5
8.1. Introducción
La pitaya amarilla presenta diversos problemas fitosanitarios y de diferente origen
como, el nematodo del nudo radicular Meloidogyne sp., la pudrición basal del
fruto causada por Fusarium spp., Pudrición suave de tallos y de ramas causada
por Erwinia spp., pudrición seca de la penca ocasionada por Dreschlera cactivora y
Antracnosis por el hongo Colletotrichum sp. La pudrición basal del fruto causada
por Fusarium spp., es la principal limitante de la producción en la mayoría de los
huertos comerciales en el Valle del Cauca; en las zonas productoras se registra
incidencia superior al 70%, lo que altera la calidad y dificulta la comercialización
de la fruta en el mercado nacional e internacional. El comportamiento de esta
enfermedad también se ha observado en los departamentos de Boyacá y Huila.
Igual que en otros aspectos agronómicos de la pitaya amarilla, la investigación
en los problemas fitosanitarios es limitada y escasa; debido a esto los agricultores
no tienen la información suficiente para proponer prácticas de manejo integrado
de la enfermedad en las zonas productoras, lo que convierte al manejo químico
de la pudrición basal de los frutos en una actividad permanente e indiscriminada,
sin tener en cuenta aspectos básicos para el control de enfermedades. Debido a
que no hay un manejo eficiente de la enfermedad, se desarrolló este trabajo de
investigación planteando la necesidad de implementar un conjunto de prácticas
que permitan disminuir la incidencia de los dos principales problemas, pudrición
1
2
3
4
5
78
I.A. Ph.D. Fitopatología. Investigadora Corpoica C.I. Palmira.
Microbiólogo, M.Sc. Fitopatología. Universidad Nacional de Colombia, Sede Palmira.
Ingeniera Agrónoma de la Universidad de Caldas.
Ingeniera Agrónoma. Universidad Nacional de Colombia, Sede Palmira.
I.A., M.Sc., Recursos Fitogenéticos Neotropicales. Investigador, Corpoica, C.I. Palmira.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
suave de la penca y pudrición basal del fruto mediante la evaluación de prácticas
culturales, opciones químicas y biológicas; así como, determinar si la entomofauna
tiene incidencia en la diseminación de la Pudrición basal del fruto.
Las prácticas culturales de manejo incluyeron, la integración de medidas de
control cultural con eliminación de tejido afectado, cicatrización y desinfección
de herramientas. El control biológico con productos con base en Trichoderma,
extractos de semilla de toronja y Swinglea y productos de síntesis química como
protectantes y sistémicos.
8.2. Pudrición Basal del Fruto
Esta enfermedad, se inicia con una lesión amarilla sobre la base del fruto, de
máximo cinco milímetros de diámetro en el sitio donde éste se une a la penca
(Figura 57).
Figura 57. Síntoma inicial de la Pudrición basal de los frutos,
donde se observa amarillamiento en el punto de unión del
fruto con la penca. Foto por: Alberto Rojas-Triviño.
La afección va desarrollándose sobre la epidermis del fruto y dependiendo de
las condiciones ambientales y nutricionales de la planta puede llegar a afectar
hasta un 50% de la superficie y reconociéndose por el color amarillo de la
epidermis y una pudrición blanda de color café (Figura 57). La parte afectada
siempre adquiere color amarillo, así el fruto no haya llegado a la madurez.
Bibliowics y Hernández (1998), determinaron como agentes causantes de la
Pudrición basal del fruto a Fusarium moniliforme con mayor frecuencia (30,10%)
y Fusarium oxysporum como secundario (23,68%). El primero es una especie
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
79
adaptada a la dispersión aérea y se encuentra comúnmente como colonizador
primario Fusarium oxysporum, por el contrario pertenece a los patógenos del
suelo. En este trabajo también se identificaron los hongos Cephalosporium
corda (12,80%), Gliocladium corda (7,68%), Fusarium sp., sección roseum
(5,19%), Fusarium chlamydosporum (0,79%), y Fusarium equiseti (0,23%).
La Pudrición basal de fruto (Figura 58) también se ha asociado al complejo
Fusarium oxysporum – Fusarium oxysporum f. sp. melonis (Rojas et al., 2008).
Figura 58. Fruto de pitaya amarilla exhibiendo síntomas de pudrición, pardeamiento y
ablandamiento del tejido. Foto por: Alberto Rojas-Triviño.
8.2.1. Determinación de la severidad de Pudrición basal del fruto
No cuantificar el grado de severidad de una enfermedad en campo es un factor
limitante para la evaluación de las mismas. De acuerdo a lo anterior, para la
Pudrición basal de los frutos no existe una metodología estandarizada que
permita definir la severidad en un tiempo determinado.
En la ejecución de los programas de investigación de Corpoica C.I. Palmira,
el equipo de trabajo diseñó una escala de evaluación de la severidad de la
Pudrición basal en frutos (Figura 59).
80
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
Figura 59. Diagramas de severidad para la evaluación de Pudrición basal de los frutos de pitaya
amarilla. Diseño por A. Rojas-Triviño y M. L. Orozco, 2009.
Para ello se diseñaron 80 diagramas de daño en frutos, se digitalizaron en un
escáner Epson Expresión 1680, en escala de grises, con una resolución de 300
dpi y almacenados en formato TIFF. Posteriormente, fueron interpretados en un
analizador de imágenes WinRhizo (Reagent Instrument Corporation Inc). Con
los valores obtenidos de área afectada interpretada por el sistema (área negra:
tejido enfermo; área blanca: tejido sano). Se procedió a seleccionar los diagramas
correspondientes a una escala de Cobb de cinco grados de severidad (Grado 1
equivalente a 1% de tejido afectado. Grado 3 = 5% de tejido afectado. Grado 5
= 10% de tejido afectado. Grado 7 = 25% de tejido afectado y grado 9 = 50% de
tejido afectado); el resultado en un patrón que refleja el área afectada del fruto y
se constituye en un patrón para evaluación de la pudrición basal de frutos (este
diseño (Figura 59) fue realizado con el apoyo de la unidad de Sequía de frijol, CIAT.
8.3 Pudrición suave de la penca
La Pudrición suave de la penca está asociada a la bacteria Erwinia sp. La
enfermedad afecta principalmente tallos, brotes vegetativos jóvenes y en muy
raras ocasiones los frutos. La enfermedad inicia con pequeñas manchas amarillas
en las costillas de los cladodios, avanzando hacia el centro del tallo (Figuras 60 y
61). A medida que estas manchas van desarrollándose, se hinchan, originando
posteriormente una pudrición acuosa que emite un olor desagradable. En
estados más avanzados, pudre toda la planta dejando solo la parte leñosa de los
tallos La penca cambia de color verde a amarillo y luego a café claro y finalmente
el tejido afectado se necrosa y momifica.
La bacteria, que penetra por las heridas presentes en los tejidos, se puede
diseminar por medio de herramientas contaminadas e insectos y el desarrollo
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
81
Figura 60. Cladodios de pitaya amarilla afectadas
por Pudrición suave de la penca. Foto por: Alberto
Rojas-Triviño.
Figura 61. Cladodios de pitaya amarilla afectadas
por pudrición suave de la penca. Foto por: J.A.
Medina S.
se favorece por condiciones de alta humedad relativa, presencia de láminas de
agua por tiempos prolongados y alta temperatura.
Se ha observado que esta enfermedad se manifiesta con mayor fuerza en época
seca, llegando a provocar la pérdida total de plantaciones del cultivo en la zona.
La presencia y desarrollo de esta enfermedad ha sido favorecida por factores de
manejo como por ejemplo, en la poda del cultivo y de los tutores.
8.4. Enfermedades causadas por nematodos
Castaño et al. (1989) en un estudio realizado en el Valle del Cauca, encontraron
que la pitaya amarilla es susceptible a diferentes especies de nematodos
fitoparásitos, siendo los más frecuentes, Meloidogyne incognita, nematodo
del nudo radicular y con indicencia de 81,4% en suelo y 64,6% en raíces;
seguido por Helicotylenchus dihystera, nematodo espiral, encontrando un
81,6% en el suelo y 29,3% en las raíces. Adicionalmente los autores registran
a Tylenchorhynchus sp., nematodo alfiler, Trichodorus sp., Hoplotilus sp. y
Hemicycliophora sp. En otros trabajos se registra Pratylenchus sp., conocido
como nematodo de las lesiones.
El nematodo del nudo radicular, Meloidogyne sp., es el más importante por la
amplia distribución; este nematodo coloniza la raíz en el estado juvenil 2 (J2)
que es el estado infectivo, penetra las raíces por la zona de crecimiento y una
vez evoluciona encuentra un sitio adecuado para la alimentación se torna
sedentario e induce la formación de agallas o engrosamiento de la raíz, que son
visibles a la vista y variables en tamaño (Figura 62).
82
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
Las plantas afectadas por nematodos se caracterizan por perder turgencia, haciendo que los
cladodios se tornen flácidos,
pierdan el color verde característico y se tornen de un color
amarillento. Una característica
del daño causado por nematodos, es que se presenta en
parches dentro del cultivo, los
cuales si no son controlados
rápidamente van aumentando
en área y puede generalizarse Figura 62. Raíces de pitaya amarilla exhibiendo agallas
ocasionadas por nematodos del género Meloidogyne.
en el cultivo (Figuras 63 y 64).
Foto por J.A. Medina S.
Figura 63. Cladodios de pitaya amarilla afectada por
nematodos, donde se observa síntomas de amarillamiento.
Foto por J.A. Medina S.
Figura 64. Síntomas aéreos en una planta de pitaya amarilla
afectada por nematodos (derecha), la cual exhibe síntomas de
amarillamiento. Foto por J.A. Medina S.
El daño por Helicotylenchus y otros nematodos es similar en la planta, pero al
observar las raíces, éstas no presentan las agallas características del daño por
Meloidogyne; en estos casos la raíz se deteriora, se torna quebradiza, pierde
el consistencia compacta y quedan expuestas las fibras del tejido radicular,
cambiando el color blanco característico y tornándose de un color amarillo
oscuro (Figura 65).
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
83
Figura 65. Raíces de pitaya amarilla afectadas por
Helicotylenchus sp. Foto por J.A. Medina S.
8.5. Antracnosis
La Antracnosis es una enfermedad que ataca pencas y frutos. Esta enfermedad
es causada por el hongo Colletotrichum sp. En esta enfermedad, se observan
manchas necróticas de apariencia de chancro en los tallos o en los brotes de
las plantas; las lesiones son necróticas, rodeadas por un halo rojizo y en la parte
exterior de color amarillo. En los frutos, se observan lesiones amarillas o pardas
de consistencia blanda, las cuales pueden avanzar desde la base del fruto. En
estados avanzados de la enfermedad se observan los signos de la enfermedad,
por la formación de los cuerpos fructíferos del hongo (Figura 66).
Figura 66. Cladodios de pitaya amarilla, en los cuales se observan lesiones típicas de Antracnosis.
Foto por: Alberto Rojas-Triviño.
84
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
El principal agente diseminador de las estructuras del hongo (esporas o conidias)
es el viento, aunque muchos insectos pueden transportar en su cuerpo esporas
y conducir a la diseminación de la enfermedad.
8.7. Recomendaciones para el manejo de enfermedades
en pitaya amarilla
Para un manejo adecuado de enfermedades de pitaya amarilla, es necesario
realizar un monitoreo constante del estado de los lotes, así como, conocer
bien cada uno de los estados fenológicos de la planta y el historial del sitio de
cultivo, para poder aplicar los métodos de control y tener mayor efectividad en
el manejo de las enfermedades. Los análisis microbiológicos y fisicoquímicos
del suelo, son particularmente importantes, debido que con estos se pueden
tomar decisiones de carácter preventivo antes de iniciar el cultivo o durante el
desarrollo del mismo (Figura 67).
Figura 67. Poda sanitaria en lote altamente afectado por Pudrición suave de la
penca en la localidad de Riofrio, Valle del Cauca. Foto por J.A. Medina S.
Para el manejo de las enfermedades más limitantes se recomienda implementar
las siguientes prácticas:
1. La selección del material de siembra es la práctica más importante en el
manejo de enfermedades y producción del cultivo. Se debe verificar siempre
que el material proceda de cultivos sanos, productivos y longevos.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
85
2. Realizar podas sanitarias. Estas se hacen con el propósito de eliminar las
partes de la planta que se encuentran afectadas por algún tipo de patógeno
o insecto. La eliminación de las partes enfermas de las plantas y el posterior
retiro del cultivo, reduce significativamente la presión de los agentes
causantes de enfermedades sobre las plantas. Es importante, el cambio o
desinfección de la herramienta de poda y la cicatrización de la herida que
queda en la planta.
3. Es importante mantener las distancias de siembra para evitar alta humedad
en el cultivo y el favorecimiento del desarrollo de fitopatógenos.
4. Se recomienda quitar a mano los residuos secos que quedan luego de la
apertura de la flor, para evitar que sean hospederos de hongos y/o insectos
potencialmente dañinos que pueden provocar lesiones en los frutos.
También, se evita que los frutos se manchen o desarrollen pudrición, con
lo cual baja la presentación y afecta la calidad para la comercialización. Esta
tarea se realiza entre 6 a 12 días después de la apertura de la flor, cuando ya
se ha iniciado el llenado del fruto.
5. Se deben retirar constantemente del lote los residuos vegetales generados
en el manejo del cultivo; se deben recolectar las partes afectadas y
preferiblemente deben depositarse en una fosa retirada del cultivo, la
cual debe irse cubriendo cada 20 centímetros con abundante cal hasta el
número de capas que sean necesarias; por último se tapa con suelo con un
espesor mínimo de 20 cm.
6. Algunos productores solarizan las frutas afectadas con pudrición en lugares
alejados del cultivo; otros productores solo colectan los residuos de las
podas y los sacan del cultivo pero no los entierran, lo cual no es lo más
indicado, ya que los agentes que causan las enfermedades, siguen haciendo
presencia dentro del cultivo y desarrollándose en las partes podadas que
quedaron en el suelo.
7. Desinfección de herramientas de corte y cosecha. Esta se puede realizar con
productos como (solución concentrada de yodo) en dosis de 1.5 a 3 ml/L o
i.a N-Aquil-dimel bencil amonio 40% y urea estabilizada tipo grasa 60%) en
dosis de 3,0 ml/L. Con la desinfección de las herramientas de poda, se evita
que dichas herramientas lleven de planta a planta un patógeno.
8. Aplicación de productos fungicidas preventivos desde el estado de botón.
Para este tipo de manejo utilizan productos como Ditiocarbamatos,
Bencimidazoles, Imidazoles. Las aplicaciones no se hacen con regularidad,
a la hora de la aplicación se deben tener presentes aspectos como: las
observaciones en campo, la aparición de síntomas, épocas de floración y
época de lluvia. Así como, tener en cuenta las formas correctas de formulación
y aplicación de cada uno de los productos y, la calidad del agua a utilizar
para la mezcla. No se debe olvidar, que el uso continuo e inapropiado de
86
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
un mismo ingrediente activo, acelera la aparición de patógenos resistentes
a estos mismos productos, por lo cual es ideal que los ingredientes activos
sean rotados regularmente.
9. El manejo de arvenses se puede realizar de forma química o mecánica. El
manejo mecánico se realiza con ayuda de la guadaña y se debe focalizar en
el manejo de las arvenses en las calles de las parcelas y los herbicidas a los
surcos y platos de cada planta. El principio básico en el manejo de arvenses
es crear condiciones del ambiente y del suelo que sean favorables al cultivo.
Comprende todos aquellos métodos encaminados a reducir al mínimo
la competencia que las arvenses ejerzan sobre el cultivo, así como otros
efectos en las labores agrícolas. Adicionalmente, la reducción de arvenses
evita la formación de microclimas favorables dentro del cultivo, para el
desarrollo de patógenos (aumento de la humedad relativa, láminas de agua
sobre las plantas, hospedantes alternos, etc.).
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
87
10. Cosecha
Mauricio Martínez1, Jorge Alberto Medina2,
Deyci Muñoz3
9.1. Introducción
Las actividades de cosecha en el cultivo de pitaya amarilla empiezan entre
uno y dos años después del trasplante, dependiendo del tamaño de la semilla
vegetativa utilizada, de la altitud o piso climático en donde se localiza el cultivo
y de la forma de propagación. La maduración de los frutos ocurre primero en la
parte basal y va ascendiendo a las partes medias y altas.
Previo a la cosecha, se procede a eliminar las espinas del fruto (Figura 68,
Izquierda) para facilitar el corte y evitar daño de la fruta con las espinas. El retiro
de las espinas debe hacerse con un cepillo de cerdas suaves y de fácil manejo. El
cepillado debe hacerse de la base del fruto hacia el extremo (Figura 68, Derecha).
Figura 68. Eliminación de las espinas del fruto antes del corte. Izquierda. Fruto listo para cosecha
en estado de madurez 4. Derecha. Sentido que debe llevar el cepillo para la eliminación de espinas.
Fotos por J.A. Medina S. y D. Muñoz.
1
2
3
88
I.A., M.Sc. Recursos Fitogenéticos Neotropicales. Investigador Corpoica C.I. Palmira.
I.A., M.Sc. Biotecnología. Investigador Corpoica C.I. Palmira.
Ingeniera Agrónoma, Universidad Nacional de Colombia, Sede Palmira.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
Los empaques de comercialización deben estar limpios, en buen estado, debe
permitirse una adecuada ventilación del producto. Los materiales utilizados
deben ser inertes, inocuos y que no afecten el medio ambiente. Si se utilizan
empaques de plástico o cartón deben tener el fondo y las superficies de
contacto lisas. Deben evitarse utilizar canastillas con perforaciones en forma de
malla, ya que pueden dañar la fruta.
La cosecha se hace de acuerdo con las demandas del mercado y para esto se
tiene en cuanta el grado de madurez de la fruta siguiendo la Norma Técnica
Colombiana NTC 3554 para frutos de pitaya amarilla, la cual presenta los
cambios en la coloración externa, que permite identificar siete (7) estados de
madurez, que van desde el color 0, que corresponde a la madurez fisiológica del
fruto, hasta el color 6 o madurez total (Figura 69).
012 34 56
Figura 69. Tabla de Color Norma Técnica Colombiana, NTC-3554 Icontec.
Finalmente, la fruta se debe empacar teniendo en cuenta que el grado de
madurez sea homogéneo; si es para exportación lo ideal es que sean de
máximo dos capas dependiendo del calibre. El fondo de la canastilla debe estar
recubierto por una capa amortiguadora y para evitar el roce entre frutos se
deben utilizar alvéolos de separación individual.
Para la cosecha de pitaya amarilla, se utilizan tijeras podadoras, las cuales deben
estar limpias, afiladas y desinfectándolas periódicamente con un producto que
sirva para este propósito. Se hace un corte diagonal para cortar el pedúnculo,
pero sin llegar a dañar los haces vasculares o parte central del cladodio (Figura 70
Izquierda), luego se hace otro corte en el otro lado de la fruta para desprenderla
totalmente. De acuerdo con la NTC 3554, el pedúnculo debe medir entre 15 a 20
mm (Figura 70, Derecha).
De acuerdo al estudio de “caracterización y normalización de los recipientes
de cosecha y empaques de comercialización de frutas en Colombia”, los
empaques más utilizados para la cosecha son las canastillas plásticas de
25 y 30 cm de altura y el recipiente plástico tradicional, que se utiliza para
recolectar café.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
89
Figura 70. Izquierda. Recolección de pitaya amarilla en estado cuatro de madurez. Derecha. Pitaya
amarilla en estado seis de madurez con pedúnculo. Fotos por D. Muñoz.
La norma Técnica Colombiana NTC 5165, pone como requisitos para los recipientes
de cosecha, que antes de su uso deben estar lavados y desinfectados. Para esto se
recomienda lavar las canastillas periódicamente con cepillo, agua y jabón. Para la
desinfección de las canastillas se puede utilizar hipoclorito de sodio a concentración
de 5%, y debe ser obligatoria luego de recoger en ellas frutas enfermas.
Los empaques no deben haber estado en contacto con sustancias tóxicas, el
recipiente debe ser resistente y no tener grietas o roturas que alteren la calidad
de la fruta. El material debe ser de plástico (polietileno de alta densidad) y la
capacidad no debe exceder los 20 kg. Las paredes interiores deben ser lisas
evitando aristas que pueden dañar el producto.
Cuando la pitaya llega al punto de acopio (Figura 71, Izquierda), se debe pesar
(Figura 71, Derecha) y registrar la cantidad en el formato de cosecha, en este
punto se debe descontar el peso de la canastilla.
Figura 71. Izquierda. Recolección de pitaya amarilla en canastillas plásticas. Derecha. Pesaje de
frutos en sitio de acopio. Fotos por J.A Medina S.
90
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
Recomendaciones generales para la exportación de
Pitaya amarilla de acuerdo con la norma NTC 3553
El grado de desarrollo de la pitaya debe permitir el transporte y la manipulación,
de manera que llegue satisfactoriamente al lugar de destino. Para una mayor
aceptación en el mercado, la fruta de pitaya amarilla debe estar:
•
•
•
•
•
•
Enteras sin heridas, con la forma característica de la variedad.
De aspecto fresco y consistencia firme.
Sanas, libres de ataques de insectos o enfermedades.
Limpias (sin espinas), exentas de olores, sabores o materias extrañas visibles.
Prácticamente libres de magulladuras, humedad exterior anormal y
producto de mal manejo poscosecha.
Con presencia de pedúnculo de 15 mm a 20 mm de longitud.
En el empaque y rotulado, es importante tener en cuenta:
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
Para mercado de exportación, los empaques deben ser resistentes, de
cartón corrugado, madera o la combinación de ellos.
Deben permitir una adecuada aireación del producto.
Debe ser construido en material resistente a impactos y vibraciones que
ocurren durante el transporte.
Los empaques deben brindar la suficiente protección al producto, de
manera que se garantice la manipulación, el transporte y la conservación
de las pitayas.
El contenido de cada empaque debe ser homogéneo en cuanto a origen,
variedad, categoría, color y calibre.
Los materiales utilizados deben ser nuevos, limpios y no ocasionar ningún
tipo de alteración al producto.
Se permite la utilización de materiales, papeles o sellos, siempre que no
sean tóxicos.
Los empaques de madera no deben tener astillas ni puntillas que dañen el
producto.
Los empaques de cartón deben construirse utilizando impermeabilizantes (retardantes de humedad), cuya proporción confiera resistencia en condiciones
de almacenamiento (temperatura y humedad relativa).
Las medidas de los empaques deben ser submúltiplos de las estibas de
1200 mm, 800 mm, 120 mm y 100 mm.
El rótulo deberá contener la siguiente información:
•
•
•
•
Identificación del producto: nombre del exportador, envasador o expedidor,
código (si existe admitido o aceptado oficialmente).
Naturaleza del producto: nombre del producto, nombre de la variedad.
Origen del producto: país de origen y región productora, fecha de empaque.
Características comerciales: categoría, calibre, número de frutos, peso neto.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
91
Bibliografía
Agronet. 2012. Red de Información y Comunicación Estratégica del Sector
Agropecuario – AGRONET Colombia. Consultado en la web en: http://www.
agronet.gov.co/www/htm3b/ReportesAjax/VerReporte.aspx
Fecha
de
consulta: febrero del 2013.
Ambrecht, I. 1985. Biología de la mosca de los botones florales del maracuyá
Dasiops inedulis (Díptera: Lonchaeidae) en el Valle del Cauca. Tesis de grado.
Universidad del Valle, Facultad de Ciencias, Departamento de Biología. 140 pp.
Anderson, E. 2001. The cactus Family. Timber press. Portland, Oregon. 776 pp.
Anónimo. 2010. El cultivo de pitaya y su posicionamiento en el mercado. Consultado
en la web en: www.angelfire.com/ia2/ingenieriaagricola/pitaya.htm Fecha de
consulta: enero del 2013.
Araujo, J.; Medina, O. 2008. Reconocimiento de patógenos asociados al cultivo de
pitahaya amarilla (Selenicereus megalanthus Haw.) en el departamento del
Valle del Cauca. Tesis de grado. Valledupar: Universidad Popular del Cesar.
Facultad de Ciencias de la Salud Microbiología. 148 pp.
Betancourt, G.B.; Toro M, J.C.; Mosquera A., H.A. 2010. Agenda prospectiva de
investigación y desarrollo tecnológico para la cadena productiva de la pitaya
amarilla en fresco en el Valle del Cauca. Ministerio de Agricultura y Desarrollo
Rural, Universidad del Valle, Universidad Nacional de Colombia, Servicio
Nacional de Aprendizaje – SENA -, Colciencias. Bogotá, D.C.
Bibliowics, A.; Hernández, S. 1998. Organismos fungosos presentes en las estructuras
reproductivas de la pitaya amarilla. Trabajo de grado. Universidad Nacional de
Colombia. Bogotá. Facultad de Agronomía.
Caetano, C.M.; Parra, E. Guía ilustrada de la pitahaya amarilla en Colombia. 2010.
Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, Asohofrucol, Universidad Nacional
de Colombia - Sede Palmira y Unión temporal Propitaya.
Castaño, S.P., Rincón, A.; Varón de Agudelo, F. 1989. Reconocimiento y evaluación del
daño de nematodos asociados con pitahaya. ASCOLFI Informa. 15(5): 46-48.
CCI, 2011. Corporación Colombia Internacional. Sistema de información de precios
del sector agropecuario. SIPSA. Volumen 16. No. 18. Abril 30 a mayo 6 de 2011.
ISSN 2011 – 8090. Bogotá, Colombia.
Ceja R.J.; Espejo, S.A.; López-Ferrari, A.R.; García-Cruz, J.; Mendoza R.A.; Pérez, G.B.
2008. Las plantas epífitas, su diversidad e importancia. Ciencias (91): 34-41.
92
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
Clavijo, J.F.; Hernández, M.S.; Montoya, R. 1991. Determinación de modelos
matemáticos para medición de área fotosintética y peso seco en pitaya.
COMALFI. 18(2): 6-11.
Colless, D.H.; McAlpine, D.K. 1991. Diptera (Flies), pp. 717-786. En: Naumann, I. D., P.
B. Carne, J. F. Lawrence, E. S. Nielsen, J. P. Spradbery, R. W. Taylor, M. J. Whitten
& M. J. Littlejohn (eds.). The Insects of Australia: A textbook for students and
research workers. New York, CSIRO-Cornell University Press, v. 2, 1137 pp.
Correa Q., J.E.; Bernal, H.Y. 1990. Especies vegetales promisorias de los países del
convenio Andrés Bello. Tomo 3. Programa de recursos vegetales del Convenio
Andrés Bello. 1a edición. Bogotá. 485 pp.
Delgado, A.; Kondo, T.; Imbachi-López, K.; Quintero, E.M.; Manrique Burbano,
M.B.; Medina S., J.A. 2010a. Biología y algunos datos morfológicos de la
mosca del botón floral de la pitaya amarilla, Dasiops saltans (Townsend)
(Diptera: Lonchaeidae) en el Valle del Cauca, Colombia. Boletín del Museo de
Entomología de la Universidad del Valle 11(2):1-10.
Delgado, A.; Lopéz, K.I.; Kondo, T. 2010b. Reporte de una mosca del género Neosilba
McAlpine (Diptera: Lonchaeidae) asociada a la pudrición basal del fruto de la pitaya
amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran en Colombia.
Boletín del Museo de Entomología de la Universidad del Valle 11(1): 31-33.
Díaz, J.U. 2003. Bología y manejo poscosecha de pitahaya roja y amarilla (Hylocereus
spp. y Selenicereus spp). Universidad Nacional Agraria. p. 44-49
Escobar, D., A.L. 1987. Producción de frutales en el Valle del Cauca: Sistemas de
siembra en el cultivo de la pitaya. Asiava, Secretaría de fomento del Valle,
Universidad Nacional de Colombia, Palmira. 61-76.
García-Barriga, H. 1992. Flora medicinal de Colombia. Botánica médica. Tomo 2.
Segunda edición. Tercer mundo editores. 537 pp.
Icontec. 1996. Norma Técnica Colombiana, NTC 3554. Frutas frescas. Pitahaya
amarilla.
Icontec. 2003 Norma Técnica Colombiana, NTC 5165. Frutas frescas. Pitahaya
amarilla. Especificaciones del empaque.
Imbachi-López, K. 2009. Estudios sobre la biología de la mosca del botón floral de la
pitaya, Dasiops saltans (Townsend) (Diptera: Lonchaeidae), plaga de la pitaya
amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en el Valle
del Cauca, Colombia, distribución espacial y evaluación de cebos a base de
proteína hidrolizada para su control. Trabajo de grado (Ingeniero agrónomo).
Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Agropecuarias. 79 pp.
Imbachi, K.; Quintero, E.M.; Burbano, M.B.; Kondo, T. 2012. Evaluación de tres
proteínas hidrolizadas para la captura de adultos de la mosca del botón floral
de la pitaya amarilla, Dasiops saltans Townsend (Diptera: Lonchaeidae). Revista
Corpoica – Ciencia y Tecnología Agropecuaria. Revista Corpoica – Ciencia y
Tecnología Agropecuaria. 13(2): 159-166.
Insuasty, O.; Cuadros, J.; Monroy, R.; Bautista, J. 2007. Manejo integrado de moscas
de la fruta de la guayaba (Anastrepha spp.). Colombia. Editorial, Produmedios.
24 pp.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
93
Kiesling, R.; Ferrari, O.E. 2005. 100 cactus argentinos. Editorial Albatros. Primera
edición. Buenos Aires. República Argentina. 128 pp.
Korytkowski, C. 1991. Curso binacional de capacitación en taxonomía de moscas de
las frutas. Texto básico. San Cristóbal, Venezuela. 56-64.
Korytkowski, C.; Ojeda, Y. 1971. Revisión de las especies de la familia Lonchaeidae
en el Perú (Diptera: Acalyptratae). Anales de primer Congreso Latinoamericano
de Entomología.
López, V.A.; Ramírez, G.A. 1998. Estudio sobre la curva poblacional de adultos de la
mosca del botón floral y evaluación de pérdidas en la floración de un cultivo
comercial de pitaya amarilla (Selenicereus megalanthus) en el departamento de
Cundinamarca. Tesis de grado Universidad Nacional, Facultad de Agronomía.
Bogotá. 79 pp.
Lezama A.; Tapia A.E.; Muñoz, G.; Zepeda V.J. 2000. El Cultivo de la Pitaya. Secretaría
de agricultura, ganadería, desarrollo rural, pesca y alimentación. (Revisado en
la web: www.sagarpa.gob.com.co).
Medina, J.A. 1990. Estudio preliminar de las plagas de la pitaya amarilla, Selenicereus
megalanthus, en el departamento del Valle del Cauca. Universidad Nacional de
Colombia, Sede Palmira. Trabajo de grado. 97 p.
Medina, J.A.; Kondo, T. 2012. Listado taxonómico de organismos que afectan la pitaya
amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran (Cactaceae) en
Colombia. Revista Corpoica – Ciencia y Tecnología Agropecuaria. 13(1): 41-46.
Nobel, P.S. 2002. Cacti. Biology and uses. (Park S. Nobel Editor) Los Angeles,
University of California Press. 290 pp.
Norrbom, A.L.; McAlpine, J.F. 1997. A revision of the neotropical species of Dasiops
Rondani (Diptera: Lonchaeidae) attacking Passiflora (Passifloraceae). Memoirs
of the Entomological Society of Washington 18: 189-211.
Patiño R., V.M. 2002. Historia y dispersión de los frutales nativos del Neotrópico.
Publicación CIAT: No. 326. Cali, Colombia. 655 pp.
Patiño R., V.M. 2007. Aproximación a la historia agropecuaria del Neotrópico. Épocas
prehispánicas y colonial. Universidad del Valle – Biblioteca Departamental
Jorge Garcés Borrero. 648 pp.
Perea D., M; Tirado P.A.; Micán G., Y.; Fischer, G.; Rodríguez R., J. 2010. Biotecnología
aplicada al mejoramiento de los cultivos de frutas tropicales. Editada por:
Margarita Perea D., Lilian P. Matallana R. y Andrea Tirado P. Universidad
Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias, Departamento de Biología.
Primera edición. 582 pp.
Pérez-Arbeláez, E. 1978. Plantas útiles de Colombia. Cuarta edición. Litografía Arco.
832 pp.
Rincón I, Armando y Castaño M., Sandra P. 1989. Identificación y reconocimiento
de nematodos fitoparásitos asociados con pitaya amarilla. Trabajo de grado.
Universidad Nacional de Colombia. Palmira. 143 pp.
Rojas A., J.M.; Peñuela M., A.E.; Chaparro C., M.C.; Gómez P., C.R.; Aristizabal V., G.E.;
López R., J.A. 2005. Caracterización y normalización de los recipientes de
94
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
comercialización de frutas en Colombia. Federación Nacional de Cafeteros de
Colombia. Chínchina. Cenicafé. SENA. 166 pp.
Santos-Amaya, O.; Varón-Devia, E. H.; Salamanca, J. 2009. Prueba de extractos
vegetales para el control de Dasiops spp., en granadilla (Passiflora ligularis Juss.)
en el Huila, Colombia. Revista Corpoica – Ciencia y Tecnología Agropecuaria
10(2): 141-151.
Smith, C.; Wood, E. 1998. Biosíntesis. Editorial Addison-Wesley Iberoamericana, EUA,
pp 30, 46.Vergara, R.; Pérez, D. 1988. Plagas del cultivo de la Pitaya: I Parte.
Revista SIATOL. 2 ed.
Suarez, R.S. 2011. Evaluación de métodos de propagación en pitahaya amarilla
Selenicereus megalanthus (Haw.) Britt & Rose y pitahaya roja Hylocereus
polyrhizus (Haw.) Britt & Rose. Tesis de Maestría. Universidad Nacional de
Colombia Sede Palmira. 280 pp.
Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia
95
Producción editorial:
Diagramación, impresión y encuadernación
Tel: 893 7710 Bogotá, DC, Colombia
www.produmedios.org