edgar rey sinning
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2 EDGAR REY SINNING JOSELITO CARNAVAL EDGAR REY SINNING JOSELITO CARNAVAL Análisis del Carnaval de Barranquilla Plaza & Janés Editores Colombia S. A. 3 4 EDGAR REY SINNING www.carnavaldebarranquilla.org/ 2005/ak_images/docs/joselito.pdf JOSELITO CARNAVAL EDGAR REY SINNING JOSELITO CARNAVAL Análisis del Carnaval de Barranquilla 5 6 EDGAR REY SINNING Primera edición: Costa Caribe, Barranquilla, 1992. Segunda edición: Editorial Caballito de Mar, Bogotá, 1997. Tercera edición: Página Web: ww.unisimonbolivar.edu.co Cuarta edición: Editorial Caballito de Mar, Bogotá, 2001. Quinta edición: Plaza & Janés - Universidad Simón Bolívar, 2004. © 2004 PLAZA & JANÉS Editores Colombia S. A. Calle 23 No. 7-84 - Bogotá D. C., Colombia E-mail: [email protected] © 2004 Edgar Rey Sinning Teléfonos: 095-3534503 Barranquilla E-mail: [email protected] [email protected] [email protected] ISBN: 958-14- Diseño: Germán Leal Corrección de Estilo y Ortografía: Sonia Patricia Ramírez Martínez. Fotografías Samuel Tcherassi. Impreso por: Pinted in Colombia JOSELITO CARNAVAL 7 CONTENIDO Prólogo Quinta Edición: Dos o tres comentarios al texto Joselito Carnaval.. Presentación Cuarta Edición: El Cronista del Carnaval..... ................................................ Presentación Segunda Edición: Una invitación a leer ................. A propósito de la segunda edición .............................................. Introducción ................................................................................. CAPÍTULO I. EL ETERNO RETORNO DEL CARNAVAL DE BARRANQUILLA A. B. 1. 2. 2.1 2.2 2.3 2.4 2.5 2.6 PASADO Y PRESENTE DEL CARNAVAL.................. INCIDENCIA DEL CAPITALISMO EN EL CARNAVAL ......................................................... ¿Quién ganará? .................................................................... Costumbres perdidas ........................................................... Salvoconducto, pasaporte o “Vara Santa” .......................... La Conquista ....................................................................... Asaltos carnavaleros............................................................ Piñatas y anilinas ................................................................. Los capuchones ................................................................... Decimeros o pregoneros (letanías) ...................................... CAPÍTULO II. RESURRECCIÓN DE JOSELITO CARNAVAL A. APERTURA ....................................................................... 8 1. 2. B. 1. 2. 3. 4. EDGAR REY SINNING Reinas Mofas ....................................................................... Diviértete como puedas o Disfrázate con lo que tengas ............................................ ACTORES Y ESCENARIOS (COREOGRAFÍA) ......... Danzas, comparsas, comedias y disfraces ........................... Emisoras y picós ................................................................. Verbenas, clubes sociales y casetas.......................................... La Guacherna ...................................................................... CAPÍTULO III. MUERTE DE JOSELITO CARNAVAL A. 1. 2. B. UNA CORTA VIDA .......................................................... El día: Escenario común...................................................... La noche: “Babilla busca tu charco” ................................... MORIR PARA SEGUIR VIVIENDO ............................. BIBLIOGRAFÍA ....................................................................... JOSELITO CARNAVAL 9 PRÓLOGO QUINTA EDICIÓN DOS O TRES COMENTARIOS AL TEXTO JOSELITO CARNAVAL Por: Alfredo Correa de Andreis Sociólogo Quienes conocemos a Edgar Rey y por supuesto somos amigos de él, sabemos de sus inquietudes intelectuales, de su infatigable espíritu investigativo y tenacidad en busca de la afirmación cultural del Caribe colombiano En esa búsquedad ha vivido y recorrido muchos puntos clave de la geografía regional, desde la Guajira hasta los sures del Cesar, Magdalena y Bolívar, aun en pequeños poblados que han configurado la cultura anfibia de nuestra realidad histórica. Edgar también es lanzado y hace propia la aventura intelectual. Ha asistido y asiste a cuanto evento académicocultural tenga coherencia, y en ellos presenta sus preocupaciones bajo la forma de ponencias, ensayos o artículos. A veces como crítico social, como comentarista o componente, pero siempre ha manetenido un eje: la cultura del Caribe colombiano. 10 EDGAR REY SINNING Asimismo, ha establecido un diálogo constante con un público mayor, por medio de las paginas de la prensa escrita, estableciendo un interesante puente entre la sociologia y el periodismo. Hoy deseo prologar el presente texto. Llego a hacerlo por voluntad propia y con el compromiso que debe portar todo compañero de viaje intelectual, como es mi caso frente a Edgar, aún más en condición de miembros de la Asociación Colombiana de Sociología - Capítulo Costa Atlántica. Qué curioso y afortunado es este momento histórico preñado de contradicciones personales y alegrías por releer en simultaneo ejercicio académico, lo relativo al centenario de Pablo Neruda y la quinta edición de Joselito Carnaval del colega Edgar Rey. “El gran señor y poeta del mundo”, quien en bellísimos versos revive en nosotros la nostalgia positiva contenida en el articulado y articulante micromundo de su poesia y Rey Sinning reviviendo de la muerte a Joselito. Neruda en sus expresiones hace levitar corazones en los “Veinte Poemas de Amor y Una Canción Desesperada” y para los espíritus privados provisionalmente de emancipación, durante estas calendas, que bien caen chispazos traslucidos como “para tu libertad bastan mis alas”. A su turno Edgar, reposiciona el sentido artístico del carnaval en el escenario urbano barranquillero, le da significado a la fiesta y caracteriza el hecho sociológico festivo que traduce en “amnistía social”. El goce colectivo que el autor del texto va describiendo toca lo profundo de la intimidad personal. Dice Edgar que el carnaval es “el momento de vivir la vida de otra manera”. Se advierte, en consecuencia, un mensaje para algunos espíritus atormentados por los percances de la vida cotidiana, y este consiste en asumirse como un Jose, en JOSELITO CARNAVAL 11 eterno retorno al mundo de la vida, bien vivida. Es que sin exagerar, algo va de la poesía al carnaval. Vamos internándonos en el constructo sociológico que bordea a Joselito y dejemos a la vera del camino los conductos poéticos que han permitido el propósito de acercar poesía y sociología. En “JOSELITO CARNAVAL” encontramos un intento de respuesta sociológica al fenómeno colectivo del Carnaval “de” Barranquilla, sobre los variados interrogantes que suscita la interacción social multiforme que él encierra, pero también en torno a los orígenes de ese ritual onírico, de ese símbolo llamado “JOSELITO CARNAVAL”. En la obra encontramos algunos momentos o jornadas sociológicas definidas por el tiempo, bien como cortes metodológicos o como referentes históricos (pasado-presente) del “Eterno Retorno” del nacer y morir de la fiesta popular. Conociendo al autor, difícilmente podríamos imaginar que dejara de lado la íntima relación entre las manifestaciones del espíritu, la conciencia viva del pueblo y el concreto socioeconómico sobre el cual se soportan dichas expresiones. Esto es la relación dialética entre el ser social y su conciencia. La vida comercial de Barranquilla, su configuración en centro urbanístico regional (ciudad-región) y su capacidad para asimilar y concentrar manifestaciones culturales del entorno mayor, ocupan unos buenos renglones de análisis y reflexión socio-cultural en la investigación comentada. A este propósito, en otra oportunidad, se podrá profundizar en torno al conjunto conceptual que permea a este y otros trabajos sobre la fiesta más importante de Colombia, el Carnaval. Particularmente, creo necesario superar el calificativo de 12 EDGAR REY SINNING lugar al referirse al escenario carnavalero, es decir, si es correcto histórica y comprensivamente señalar “el Carnaval de Barranquilla”, en vez de “el Carnaval en Barranquilla”. Pero este guiño al autor, es sólo una provocación e invitación a nuestra común cultura del debate académico. En la conformación del carnaval barranquillero –escriben finas anotaciones– da cuenta de lo que podría llamar el análisis de clases, al amparo de la teoría de las clases sociales en la sociedad capitalista. La formación de las danzas del Carnaval responde, coherentemente, a la teoría anterior, que por cierto hoy tiende a ser desahuciada por los nuevos teóricos criollos de la postmodernidad y de las concepciones filosóficas neoliberales. Es interesante, entonces, la advertencia del autor sobre cómo el desarrollo histórico de la organización del Carnaval, se ha movido entre la posición de patrones culturales de los estratos sociales dominantes y la capacidad de resistencia e imaginación creadora de los sectores populares. El resultado ha sido mantener el tiempo de carnaval, como el espacio para la irreverencia, la libertad, la ironía, la burla, en fin, para la más cruda crítica social. Es preciso en presentaciones de esta naturaleza, indagar sobre su utilidad social, tema por cierto predilecto de los amantes del pragmatismo. En este sentido y dirección vale registrar que el autor orienta la brújula del saber hacia el rescate de costumbres y tradiciones, si no desaparecidas, en transito a desaparecer, tal el caso del carnaval espectáculo, que suplanta su escencia y heredad. JOSELITO CARNAVAL 13 Sostiene el escritor Rey que en tiempo de carnaval, es decir, entre sábado de carnaval y el entierro de Joselito, tienen ocurrencia las más variadas expresiones de la diversión y el festín, en donde lo normal no existe. Son tiempos de catarsis social, de amnistía social, de travesuras individuales y colectivas. Sin embargo, describe cómo en el pasado reciente los actores del carnaval eran orientados a participar en términos de competencia ante un jurado que prácticamente estaba de espaldas a la creatividad popular y premiaba, a partir de su peculiar interpretación del hecho social, asistido por la lógica del mercado. Hoy esta situación ha cambiado, afortunadamente, para bien de la creación popular. Cabe entonces interrogarnos: ¿ ha sido realmente resemantizada la fiesta popular de mayor entronque en la región costeña?; ¿qué alcance socio-político lleva el proceso aparentemente neutral de disfrazar la catarsis social del fenómeno lúdico?; si el Carnaval en sí mismo es espacio y tiempo para la más amplia democracia social, ¿por qué perdura el hegemonismo cultural?; y ¿qué de la amnistía social que representa? Este texto han pretendido resolver dichos interrogantes; algunos con mayor fortuna que otros, pero es que el trabajo sobre el Carnaval nunca concluye. Es también un eterno retorno. No sólo todos los años muere Joselito para seguir viviendo, también los trabajadores de la cultura popular debe seguir investigando y reflexionando sobre la fiesta libertaria, para no tener que vivir muriendo. El libro Joselito Carnaval en esta nueva edición, afirma la mirada sociohistórica tan necesaria para la comprensión del fenómeno estudiado. Igualmente, da cuenta de la tradición 14 EDGAR REY SINNING santa de las fiestas populares del Caribe colombiano. La presencia o ausencia de las diferentes clases sociales en los escenarios de la fiesta, son explicados con apoyo en la teoría sociológica, sin embargo, se podría fortalecer el análisis bajo nuevas aportaciones que devienen en sociología de la cultura, conectada con el concepto y/o categoría de “comunidad”, tal es el caso del sociólogo polaco Zygmunt Bauman. Más que registrar debilidad alguna, la clave está en consolidar y revestir el análisis comprensivo, desde la teoría sociológica contemporánea sobre aquellos aspectos olvidados por los clásicos en su afán por elaborar, finamente, artistas fundantes del oficio sociólogico. Esta quinta edición del libro de Edgar Rey, por fortuna, no solo da cuenta de la muerte y resurreción de Joselito Carnaval o del “morir para seguir viviendo”, sino que ofrece salidas y/o altenativas a un carnaval atrapado por las redes del comercio, que lo reducen a una simple mercancía. Lo que los lectores debemos agradecerle al investigador, es su juicio crítico al Carnaval y su apuesta en el sentido que los auténticos constuctores del mismo, los actores populares, la comunidad viva y radiante, reciban en tanto obligación del Estado los recursos que le permitan garantizar su permanencia en el tiempo y su participación en la vida cultural de la urbe. Ojalá que nuestro amigo Edgar recurra con mayor frecuencia a autores como Alfred Von Martin, con quien pudiera establecer nuevas conexiones sociólogicas entre el Renacimiento y el Carnaval, o lo que va de Venecia a Barranquilla, conexiones que pudieran inaugurar otras rutas del hecho festivo, sus significaciones y acciones prácticas. JOSELITO CARNAVAL 15 Igualmente, despertar en medio de la fiesta a Emilio Durkheim, particularmente para iluminar los aspectos más destacados de la tradición cristiana del Carnaval, tal como se pueden derivar de los estudios de las formas elementales de la vida religiosa. Aún cuando el investigador Rey, en otra de sus apuntaciones, particularmente en “El Carnaval, la segunda vida del pueblo” recrea la temática religiosa y sus implicaciones festivas, no está de más insistir en los vínculos entre el clásico de la sociología francesa y sus implicaciones en la explicitación de la fiesta en cuestión. Esto podría contribuir al intento, ya logrado por cierto, de posicionar académicamente una sociología de la cultura en el centro del Caribe colombiano. Esto es, una sociología comprensiva, de la complejidad cultural de lo propio. Cada vez más pensada desde la complejidad. El entendernos desde nosotros mismos, desde la “otredad”, desde los muchos otros Joselitos Carnaval que nacen y mueren viviendo y que siembran, en las eras de la madre indígena, claves de futuros más gratos, más reconfortantes, más incluyentes, más justos y humanos. En donde la libertad de todos se traduce en goce colectivo. Este texto es esencialmente una edición de la “Alegría de leer”, solo para mí es un releer realegre. Barranquilla, julio de 2004. 16 EDGAR REY SINNING JOSELITO CARNAVAL 17 EL CRONISTA DEL CARNAVAL Por: Laurian Puerta Ordóñez Con más de cien años de existencia, el Carnaval de Barranquilla cuenta con pocos estudios e investigaciones sobre su génesis y desarrollo hasta nuestros días. Es más, hasta hace pocos años la escasa literatura existente se limitaba a contar anécdotas y relatar sucesos de nuestras fiestas. Por eso la visión de la época era más periodística que socioantropológica. Preocupado por esa orfandad, el sociólogo Edgar Rey Sinning ha dedicado gran parte de su vida a investigar a fondo la fiesta del dios Momo, entregándonos serios estudios sobre la manifestación más auténtica de la cultura del Caribe colombiano. Con Joselito Carnaval, maravilloso libro que ve su cuarta edición, Edgar Rey Sinning comenzó a desmitificar gran parte de los orígenes de las carnestolendas. Tras partir de su natal Pinto (Magdalena), recorrer y gozarse los carnavales que se festejaban en las poblaciones ribereñas de los departamentos del Magdalena y Bolívar, Edgar Rey Sinning reconstruyó una de las rutas que siguieron los primeros carnavaleros para establecerse en Barranquilla y poblar con nuevas danzas, ritmos musicales e imágenes poéticas las fiestas de Joselito. 18 EDGAR REY SINNING De esta manera, nuestro investigador reivindicó los aportes de la cultura anfibia, abriendo la polémica que ha servido para seguir descabezando mitos que se han tejido y destejido con nuestros carnavales. Pero el sociólogo costeño no sólo se limitó a lanzarle una mirada académica a ese río humano y danzante que trastoca todos los órdenes durante cuatro días, sino que frecuentó verbenas, bailes populares, salones burreros y hasta la antigua rumba del Paseo Bolívar para tomarle el pulso a esa locura colectiva. Por eso este libro es uno de los más completos que existen sobre el Carnaval que se hace en Barranquilla. Está escrito en forma amena. Su lectura delata mucha investigación e información. Pero en ninguna de sus líneas se atisba un alarde de erudición. Acá el investigador hace uso de un estilo coloquial para esbozar teorías antropológicas y sociológicas y recrear su estudio con anécdotas e historias sobre diferentes aspectos. Esto lo convierte en un auténtico cronista de nuestras fiestas. Este es un tema y un libro interminables. En cada una de sus anteriores ediciones Edgar Rey Sinning nos entrega un dato novedoso, ajusta algunos cabos sueltos y se detiene en aspectos que había tocado muy por encima. A la larga, cuando uno se embarca de nuevo en su lectura, termina con la visión y el sabor de que ha leído otro texto. En esta edición dedica la portada al Rey Momo del 2000: Robinson Albor, sin lugar a dudas el carnavalero más auténtico que puso en alto la figura del Momo, llegando inclusive a eclipsar la figura de la Reina del Carnaval. JOSELITO CARNAVAL 19 Antes de ser nombrado Rey Momo, Robinson Albor gozaba con disfraces y bailes. Es un carnavalero que goza disfrazándose. Su reino fue uno de los más sonados, disponiendo para ello de dos palacios reales (Mi Vieja Barranquilla y El Rancho Currambero) y dos chivas rumberas. Su “decreto real” destornilló a más de una persona cuando lo leyó al ser declarado el Rey de la Porrovía, ante más de doce mil personas que se congregaron para gozarse a Petrona Martínez, al maestro Pablo Flores, la Banda 20 de julio de Repelón y otras dos bandas pelayeras. Testigo de este evento multicolor fue Edgar Rey Sinning. A medida que profundiza en nuestras fiestas, Edgar Rey Sinning ha encontrado material e información para otros temas y libros. En su larga lista de títulos, sobre este tema se destacan La cultura popular costeña: del Carnaval al Fútbol, Apuntaciones para un estudio del Carnaval samario y El Carnaval, la segunda vida del pueblo. Además, se destacan sus ensayos incluidos en antologías sobre las fiestas populares en Colombia y el Carnaval en la Arenosa. Como el Carnaval mismo, en su eterno retorno cada edición de este libro renace con profusa y completa información para descifrar las claves de nuestras fiestas, aprender a quererla y, por ende, a gozársela. Barranquilla, noviembre 2001 20 EDGAR REY SINNING JOSELITO CARNAVAL 21 UNA INVITACIÓN A LEER Por: Javier Hernández García En la historia republicana de la Costa Atlántica, Barranquilla ha sido el centro urbano de más rápido proceso de cruce y consolidación de pueblos, modos de vida, culturas e intereses. A este punto fluvial y marítimo llegaron grupos de migrantes del interior y del exterior del país para vincularse a su crecimiento comercial e industrial; pero más que nada, se asentaron gentes de todas las subregiones de la Costa Caribe Colombiana, y en medida importante, pobladores de las riberas del río Magdalena, con sus bártulos, sus expectativas de trabajo o sus mercancías. Y con sus tradiciones. Y junto con ellas, Barranquilla, epicentro del desarrollo de la región, acogerá y recreará las expresiones festivas asociadas a las celebraciones de Carnaval en la Costa. Esa Barranquilla de hoy, dinámica siempre, a veces caótica en su dinamismo, es la Barranquilla del Carnaval. Y ese es el Carnaval del libro JOSELITO CARNAVAL, del que aquí haremos algunos comentarios que espero sean percibidos más como una invitación a la lectura y no como una reseña textual de sus contenidos. Para comenzar a hablar del libro hemos empezado por Barranquilla, y no por el Carnaval, porque en este texto el 22 EDGAR REY SINNING tema no es el Carnaval, a secas, ni siquiera el Carnaval en Barranquilla sino el Carnaval de Barranquilla. Ello significa que aquí el ESPACIO del Carnaval no es simplemente el DÓNDE del fenómeno, sino nota esencial del QUÉ y del CÓMO del asunto. Aquí Barranquilla forma parte de la caracterización, de la organización y del movimiento propio del Carnaval. Por ello lo que el autor destaca como valioso del Carnaval, es lo que de la ciudad se valora como positivo; y de lo que del Carnaval se hace crítica, no se desliga de lo que Rey Sinning revisa críticamente en la ciudad. A. EL CARNAVAL EN LA HISTORIA DE BARRANQUILLA Una parte importante del texto está organizada como reconstrucción de la historia social y cultural del Carnaval. Para ordenar su comprensión, el autor considera que el actual Carnaval de Barranquilla ha recorrido tres etapas, cada una de las cuales incluye la anterior y la transforma y refuncionaliza, dando lugar a nuevas caracterizaciones, en donde lo tradicional y lo novedoso se rearman en un complejo sistema de adecuación y contradicciones. Primero fue el CARNAVAL DE PUEBLO, aquella “Fiesta cristiana” que los migrantes pobladores de la naciente Barranquilla llevaban consigo desde sus pueblos de origen. En esta fase, la fenomenología y el sentido del Carnaval conservan fuertes elementos de festejo rural tradicional, vivamente comunitarios. En un principio y por décadas las comunidades de migrantes mantuvieron cierta cohesión espacial, y persistieron entre JOSELITO CARNAVAL 23 ellas vínculos sociales tradicionales como los de la familiaridad, el pasado común y, adicionalmente, el hecho de la vecindad física, a pesar de la progresiva urbanización de la ciudad y de sus pobladores. Ello incide en que la sobrevivencia de los festejos de Carnaval a la usanza y con el sentido rural de “fiesta del pueblo”, llegó a transformarse en festejo de barrio (amigos, conocidos, parientes, por lo general, pero no solamente, de la misma localidad de origen). La organicidad espacial urbana va configurando nuevas unidades sociales de vida, los BARRIOS, que se van a convertir entonces en la nueva unidad de vida del Carnaval: aparece el CARNAVAL DE BARRIO. Segunda etapa del Carnaval, propuesta por Rey Sinning. Pero las circunstancias van cambiando para el hombre de barrio. Como asunto inherente al desarrollo urbano de Barranquilla, “el movimiento de individualización” entre sus pobladores se acentúa cada vez más, los lazos consanguíneos, de amistad y de coterraneidad se van debilitando. La movilidad interbarrial, las sucesivas y posteriores inmigraciones de personas “desconocidas”, la organización del trabajo y de la convivencia, todo esto centrifuga los vínculos de coherencia cultural entre los pobladores ya avecindados, y no contribuye demasiado a crear otros alternativos. En Barranquilla, la concentración demográfica y espacial de la urbe se expresa como fragmentación del grupo y aislamiento entre los sujetos actores de lo urbano. Y este fenómeno global va a ser parte de la misma historia del Carnaval. A la par de este “crecimiento” se produce un proceso de diferenciación social, que aparece como estratificación. Se consolidan las élites, se va consolidando la clase media barranquillera que trabaja duro por conquistar un lugar 24 EDGAR REY SINNING preponderante en el pujante puerto, y los sectores populares cobran entidad social evidente. En este contexto “moderno”, social y culturalmente diferenciado, que es el de Barranquilla contemporánea, encuentra el autor un nuevo Carnaval. El CARNAVAL DE CIUDAD. Que, ahora sí con la propiedad que dan los términos, es el Carnaval de Barranquilla. Y, sin embargo, en este Carnaval–UNO de la ciudad-UNA, que es matriz de una rica tradicionalidad que persiste enriqueciéndose en el tiempo, aparece, superponiéndose, obrando a veces por usurpación, por seducción otras, y con más fuerza cada vez, otra lógica, “extraña” al sentido y al fenómeno mismo del festejo carnavalesco: es la lógica del mercado. La concreción en el Carnaval de esta lógica, considerada por Rey Sinning más bien en sus dimensiones sociológica y antropológica, e incluso, filosófica, que no económica, es la que va a explicar el múltiple juego de integraciones y contradicciones, pauperizaciones y enriquecimientos, eclosiones e implosiones que el autor se va a encargar de estudiar críticamente, a lo largo de las páginas del texto. El estudio, entonces, del Carnaval en su caracterización contemporánea se hace siguiendo la pista a las reconstrucciones y construcciones festivas que van haciendo los barranquilleros de los diversos aspectos que lo constituyen. Y ese recorrido lo cumple haciendo uso de grandes pares categoriales de análisis, que expresan la evolución de una realidad caracterizada en su desenvolvimiento por contradicciones, en muchos casos, por progresiones, en otros, y por involuciones, en algunos. Así, dentro de tales categorías pareadas, como las de lo urbano frente a lo rural, lo tradicional frente a lo moderno, lo particular barrial frente a lo general citadino, lo festivo frente a lo comercial, lo expresivo frente a lo espectacularizado, JOSELITO CARNAVAL 25 lo emulativo frente a lo competitivo, lo comunal-gestionario frente a lo impersonal-empresarial, la personalización del sujeto festivo frente a la privatización del goce, se parte de un punto al que se llega una y otra vez en el texto. Es el hecho de que está ocurriendo, entre trago y trago y reina y reina, un tránsito incontrolado, velado pero insidioso, del Carnaval auténtico a un carnaval exterior a sí mismo, noexpresión de lo propio, ni comunión con lo que del otro es auténtico, sino expresión de un interés externo al del goce carnavalesco, y en donde las vinculaciones y acercamientos con lo más humano que nos constituye y que configuran el quid de todo Carnaval, ocurren en el espacio de las abstractas asociaciones que demarcan las leyes del mercado. Y que tales acercamientos y aglutinamientos, son cada vez más exteriores a sus actores, y lo son sólo de piel a piel; dándose un progresivo, y este sí profundo, desligamiento entre las personas-personajes que juegan al Carnaval cada año en Barranquilla. B. LOS ESCENARIOS, LOS ACTORES, LAS TRAMAS Y LOS ACONTECIMIENTOS Concurrente con la perspectiva histórica, la otra gran matriz de análisis del texto está constituida por un estudio de las estructuras, la organización y los acaecimientos constitutivos del Carnaval. 1. LOS ESPACIOS DEL CARNAVAL El texto estudia el gran espacio de ocurrencia del Carnaval, abordándolo como un conjunto de escenarios de una representación colectiva. 26 EDGAR REY SINNING Esta espacialidad no es otra que la de la ciudad. Y como ella, tiene su historia y sus coyunturas. Se trata de una espacialidad urbana, configurada tanto por espacios físicos como sociales y simbólicos. Rey Sinning reconstruye entonces y caracteriza los espacios del Carnaval-barrio y cómo se van transformando a medida que el Carnaval se hace Carnavalciudad. Primero hacia el último cuarto del siglo XIX eran tres categorías de espacios en los que ocurría el Carnaval: El teatro y los clubes sociales, para la élite; los salones de baile y las casas de familia, para los estratos medios; el vecindario, las tabernas y, sobre todo, los llamados “salones burreros”, para los sectores populares. En cada uno de ellos, de manera simultánea se desenvuelve el Carnaval, con elementos comunes que se desarrollan de manera diferenciada y diferenciadora. En los bailes de clubes y en el teatro, comparsas y bailes “estilizados”, a la europea, primero, y a la americana, después. En las residencias de los sectores medios y en sus salones de baile, los “asaltos”, y danzas y comparsas según los cánones de la élite. Su progresivo ascenso social y cultural irá progresivamente asimilando sus usos carnavaleros con los de la élite neotradicional de Barranquilla. En los salones burreros, los festejos burlescos y populares. Allí se mantienen y enriquecen las tradiciones carnavaleras cristianas y se expresa la creatividad popular. Por su parte, un lugar de confluencia por excelencia es la CALLE, a la que se vuelcan todos por igual. Allí la élite expresará progresivamente su concepción del mundo a través de los eventos carnavaleros a mano. En la Batalla de JOSELITO CARNAVAL 27 Flores, por ejemplo, bellas mujeres de la sociedad, bajo cascadas de pétalos, aguas perfumadas y confetis confirman su distinción y la de su clase. Pero la calle, como ese espacio privilegiado del Carnaval, es celosamente defendida por los demás sectores de la sociedad urbana barranquillera. Eventos como el Bando, y posteriormente la Gran Parada, por definición callejeros, serán el lugar de encuentro y desencuentro de los diversos modos sociales de vivir el Carnaval. Ya en el Carnaval de hoy el autor estudia cuidadosamente la caracterización y sobre todo la significación simbólica de los principales espacios de ocurrencia del Carnaval. Se detiene en el análisis de las fiestas de clubes; de las casetas; de la guacherna, como espacio y acción festiva; alude a los lugares marginales, como los bares, las cantinas, los moteles, y hasta las carpas de fritos y los kioscos de las once cervezas antes de la trifulca. Rey Sinning considera que es en la calle donde las diferencias y las distinciones entre los actores, aunque persisten, se hacen más ambiguas y menos pronunciadas. Es allí donde se consigue, aunque sólo a medias, la universalización del juego festivo y del goce del mundo que el Carnaval representa. Y es, precisamente, considerando los múltiples detalles y dinámicas de los eventos callejeros, donde el autor se detiene a hacer, más en extenso, sus juicios críticos del Carnaval y de la ciudad-carnavalera. Se analiza el Bando, la Batalla de Flores, la Gran Parada y el Festival de Orquesta. Y en ellos se consideran uno a uno los principales elementos constitutivos, su origen, su desarrollo 28 EDGAR REY SINNING en el tiempo, los diversos y a veces contrarios modos de apropiación de tales elementos por los diferentes sectores sociales, y las perspectivas de pervivencia o disolución que tienen éstos. Así, se consideran las danzas, las comedias, las comparsas, las cumbiambas, los disfraces, los decimeros y los actores y personajes del Carnaval. Según Rey Sinning, en este contexto espacial, la estructura del Carnaval se hace cada vez más rígida, cada vez se “organiza” mejor. Y, vencidos por la temporalidad abstracta y formal del mercado, los ritmos y las sucesiones del Carnaval, en principio subvertoras de la cronicidad “oficial”, autoritario y lineal de la vida cotidiana, reproducirán una concurrencia y ordenamiento “oficiales” y mercantiles. A medida que se hace más compleja la espaciotemporalidad y la configuración social del Carnaval, ese tiempo y ese espacio son cada vez más rigurosamente reglados por la “administración” urbana, que es la mediación institucionalizadora de la lógica del mercado. El tiempo de las celebraciones no puede dilapidarse, ni el espacio difuminarse; hay que concentrar, articular; y articular aquí es administrar, a la manera en que se administra el tiempo y el espacio en la gestión de los procesos productivos. Hay que delimitar los espacios y encuadrar los tiempos del Carnaval, hay que definir y determinar fijamente los cuándos, los dóndes y los cómos, de una manera general y abstracta. La multiplicidad concreta y plena que caracteriza al Carnaval en su definición, se hace generalidad vacía. La Empresa CARNAVAL S.A. es el más evidente y omnicomprensivo de los medios de esta instrumentalización administrativa del Carnaval, pero no el único. El texto se encarga de mostrarnos esta realidad en las diferentes dimensiones, momentos y eventos del Carnaval. JOSELITO CARNAVAL 29 Esta “mirada de conjunto” que la “administración empresarial” del Carnaval hace cada vez más posible, y que está en la base de la conversión progresiva del evento en “espectáculo”, se hace al costo de la desunificación entre los actores sociales del Carnaval cuya acción dramática se desliga de los espacios, los tiempos, los significados y las personas de las que surgió y se alimentó inicialmente. C. LA “ORGANIZACIÓN” Y LA “DESORGANIZACIÓN” EN EL CARNAVAL: LOS MODOS DEL “ORDEN” EN EL CARNAVAL DE BARRANQUILLA HOY Hemos anotado que para Edgar Rey Sinning, desde un punto de vista global, el Carnaval se encuentra hoy en una crucial coyuntura. Decíamos que lo que detecta el autor en el Carnaval, de año en año, es un tránsito incontrolado, velado pero insidioso, del Carnaval auténtico a un carnaval exterior a sí mismo, en donde las vinculaciones y acercamientos con lo más humano que nos constituye y que configuran el quid de todo Carnaval, ocurre a través de la abstracta asociación que produce el mercado y la mercantilización de las relaciones sociales y los símbolos en el interior del Carnaval, sus espacios, eventos y actores. Dice Rey Sinning que el Carnaval de hoy, que de Carnavalfiesta está pasando a convertirse en Carnaval-empresa, “vende y divierte”. Promocionar para vender, en esto consiste la actual “democracia del Carnaval”. 30 EDGAR REY SINNING El Carnaval se ha convertido en una feria comercial, en donde los intereses mercantiles y publicitarios van adquiriendo cada vez más significación, llegando casi hasta ocultar la creación popular, que con mil dificultades subsiste, y se pierden en ese mundo publicitario los aspectos tradicionales, populares, las costumbres, lo vivo, lo empírico y lo folclórico, que le permiten mostrarse como una auténtica expresión de la cultura popular regional y nacional. Según Rey Sinning, en el Carnaval lo que está ocurriendo es un progresivo proceso de extrañamiento en donde la competencia del capital refuncionaliza la emulación del festejo. La Gran Parada, el Festival de Orquestas, el Concurso de Reina Popular, los bailes de los clubes, todo se competitiviza al tiempo que se espectaculariza y se convierte en espectáculo, en vitrina de promoción de ventas. Ese proceso de extrañamiento no hace sino limitar las potencialidades espirituales del goce y el disfrute de la danza o el baile como una expresión sin límites, porque cuando se invita a participar para competir se pierde el verdadero sentido de la tradición... Al tiempo, muestra el autor que fenómenos como la “reconquista del Carnaval del Sur” y la persistencia de las guachernas, entre otros ejemplos, son fenómenos que significan, en sentido contrario, la persistencia de la vocación popular, no oficial ni empresarial del Carnaval. CODA Este libro se puede entender como el intento ambicioso de comprender, dentro de la coherencia interpretativa de un JOSELITO CARNAVAL 31 punto de vista mantenido desde el principio hasta el final, de un fenómeno cultural en toda su complejidad. Este esfuerzo de entender el Carnaval, desde el punto de vista de la totalidad es lo que le da su mayor aliento a este texto. Esfuerzos como estos deben ser continuados, confrontado, recogiendo, completando, revisando, superando. Entender el Carnaval es entendernos a nosotros mismos, en lo que somos, lo que hemos dejado de ser, y lo que pudiéramos (e incluso) deberíamos convertirnos. Este es un texto polémico, desde que empieza hasta que termina. Y como tal no evade la discusión ni la confrontación, sino que, en cambio, la busca, con afirmaciones que a veces parecerían riesgosas, teóricamente, pero que en realidad buscan el “efecto” nietzscheano, de invitar a la reflexión llevando los argumentos a ciertos extremos incendiarios. El libro es un llamado de atención para todos nosotros sobre algo que nos define. Es el nuestro un país de violencia, de ignorancia y de miedo; pero también es el país de la hospitalidad, la inventiva y el ingenio; y, nadie lo niegue, es también el país de la alegría. Defender el derecho a la alegría, ese inexpresado derecho fundamental del hombre colombiano, está en el fondo del hilo argumental de este texto, y en la crítica al desdibujamiento sin retorno que está desnaturalizando la auténtica función del Carnaval que es la subversión festiva de la cotidianidad insípida y rígida, así sea sólo durante el tiempo fugaz de los festejos. Es una crítica a la suplantación que el exhibicionismo banal de la estética de la mercancía hace de la expresividad de lo que como humanos nos conforma: proximidad, eroticidad, juego y esfuerzo. 32 EDGAR REY SINNING No nos dejemos, dice el libro, quitar esos derechos carnavalescos; no permitamos que se nos expulse de esos últimos rincones del goce festivo de la vida en estos días de ancianos pragmatismos remozados que, en una versión muy particular del eterno retorno de lo mismo, disfrazan los anquilosados designios de la rígida ética empresarial con los afeites multicolores de la “diversión”, y la estética plana y sin densidad del centenario mercader con el exhibicionismo histérico de los empaques y las envolturas de las cosas y los seres. Pareciera que el texto propusiera, entre líneas, que opongamos a la rediviva autosuficiencia del hombre “moderno”, satisfecho de haber engendrado el mejor de los mundos posibles, y que se ufana de haber llegado al fin de la historia, la única alternativa humanamente legítima en nuestras culturas y sociedades post-cadavéricas: las utopías. Este, pienso, es el valor real del texto, más allá del grado mayor o menor en que estemos de acuerdo con sus conclusiones históricas, sociológicas, antropológicas. Estas pueden y deben ser sometidas a polémica. Lo que más importa, pienso yo, es el espíritu positivo que las anima. El considerar al Carnaval como una metáfora de esa utopía. Una de las últimas riquezas patrimoniales que quedan al hombre sobre la tierra. Esto lo afirma el texto que invito a leer. Febrero de 1997. JOSELITO CARNAVAL 33 A PROPÓSITO DE LA SEGUNDA EDICIÓN Por: Javier Moscarella Hace cinco años, en la única hora de nuestras vidas que perdimos sin usar, gracias a un cambio de horario ordenado por Decreto Nacional, a Edgar Rey Sinning se le ocurrió la idea de dedicarme su libro JOSELITO CARNAVAL para que quedara como testigo de ese ambiguo recuerdo. Por supuesto que el libro ya lo conocíamos como manuscrito y fueron muchas horas que pasamos con el autor discutiendo los pormenores de los planteamientos (ahora pienso que sí en esa edición hubieran quedado recogidas algunas de esas conclusiones y/o desacuerdos el texto final sería por lo menos diez veces más voluminoso). A Edgar Rey Sinning, no lo fatiga la discusión académica. Él es un permanente practicante del arte de la justa polémica, según la expresión de Rafael Gutiérrez Girardot para referirse a Ángel Rama. Es un arte que en nuestro medio poco se cultiva dada nuestra tendencia al dejadismo intelectual que todo lo acepta o al contrario, a la autosuficiencia que nos convierte en autoridades naturales de todas las materias. Esa aceptación del diálogo y del intercambio de saberes se constituye en el eje de la producción intelectual de Edgar 34 EDGAR REY SINNING Rey Sinning. Ello le proviene de su formación sociológica convencido de la construcción participativa del saber, lo cual se refleja a lo largo y a lo ancho de toda su obra. Tal vez por esta razón, el autor de JOSELITO CARNAVAL haya creído necesario continuar el diálogo de saberes con este texto reeditándolo con nuevos aportes y reflexiones. En los cinco años de vida que cumple este libro, el autor ha seguido sumergiéndose en una de las fuentes más visibles, complejas y atrayentes de nuestra cultura popular: EL CARNAVAL, esa segunda vida del pueblo al decir de Bajtin. Ello le ha conducido a nuevas investigaciones y publicaciones (entre las cuales se destaca un libro dedicado al carnaval de Santa Marta), y a actividades de divulgación y fomento para el rescate y sostenibilidad intergeneracional de la fiesta de fiestas del Caribe colombiano: El Carnaval. Una última observación: en la presentación de la primera edición en el marco de la Feria Internacional del Libro anotábamos cómo los correctores de prueba, de origen bogotano, tildaron el nombre José como palabra aguda, cuando lo cierto es que en el Caribe se acostumbra a pronunciar como palabra grave Jose. Así una sola tilde puede marcar las diferencias culturales de las múltiples Colombias que conviven por el azar de la historia. En esta segunda edición esperamos que estas diferencias no desaparezcan sino que se subrayen para detener así la tabula rasa a que nos quiere someter el consumismo en la era de la globalización. Mayo 20 de 1997. JOSELITO CARNAVAL 35 INTRODUCCIÓN El texto que usted tiene en sus manos, querido lector, es el resultado de un trabajo que nunca concluirá, porque estudiar y escribir sobre el Carnaval de Barranquilla es, de por sí, un reto intelectual para la Sociología. Sin embargo, esa pretensión intelectual, estamos seguros, sólo se logró en parte y habrá que seguir investigando y reflexionando sobre esa importante faceta del hombre costeño, particularizado en este trabajo en el barranquillero, el ñero, el currambero, en síntesis el bacán. Este libro tiene como base la tesis de grado que con la socióloga María Victoria Mendoza realizamos en 1981, para optar el título de Sociólogo en la Universidad Cooperativa de Colombia (INDESCO), Seccional Bogotá. Del mismo modo se han incorporado las principales premisas, desarrolladas tanto en diversos ensayos publicados en revistas y en el diario El Heraldo de Barranquilla como en ponencias presentadas en los eventos académicos: III Congreso Internacional de Filosofía Latinoamericana (1984) y V Congreso Nacional de Sociología (1985). Igualmente, están aquí consignadas muchas ideas expuestas y discutidas en conferencias sobre los carnavales de “curramba”. Como puede verse, el libro es el fruto de un largo trasegar por el estudio y comprensión de esta fiesta, como expresión de la cultura popular de Barranquilla y la Costa Caribe, en general. 36 EDGAR REY SINNING Desde 1978, al decidir adelantar el trabajo de grado, nos dimos a la tarea de acopiar información sobre esta fiesta, que al querer escribir un libro historiográfico del Carnaval en el mundo nos resultó muy extenso, y tal vez pesado para leerse. Es por ello que, aceptando recomendaciones de amigos escritores e investigadores, decidimos concentrar la atención sobre el festín en Barranquilla y dejar para una próxima publicación la información atesorada durante muchos años. Ahora bien, para comprender el Carnaval de Barranquilla, es necesario tener presente que si bien es cierto que fue una fiesta traída por los conquistadores españoles, también lo es que fue enriquecida por los nativos costeños y ribereños y los africanos llegados como esclavos al continente. Es decir, los negros y los nativos contribuyeron a la formación de la cultura espiritual y material del Nuevo Mundo. De ahí que encontremos en el Carnaval: tambores, flautas, acordeones, danzas negras, nativas y españolas, al igual que comedias, comparsas y pregoneros o decimeros. Carnavales encontramos en varios países americanos, desde los norteños hasta la Patagonia. En el nuestro son tradicionales en la Costa Caribe, pero en años pasados se celebraban en casi todas las poblaciones del Nuevo Reino de Granada, e inclusive en la época republicana en Popayán, Cali, Medellín y en el Santuario de La Peña se daban carnestolendas. Sin embargo, en Barranquilla tienen su máxima expresión, siendo “JOSELITO CARNAVAL” su símbolo. En muchas fiestas carnavaleras que se realizaban o realizan en el Viejo Continente y en el nuestro, encontramos un JOSELITO CARNAVAL 37 dios, rey o mandamás de la fiesta, llámese “Joao Carnaval”, “Juan Carnaval”, “Juicio del Peropalo”, o como el nuestro: “Joselito Carnaval”. Todos simbolizan el carnaval, son formas de despedir la fiesta de carnestolendas, acto que se conoce con el nombre del “ENTIERRO DEL CARNAVAL”, que consiste en quemar o enterrar un muñeco o monicongo de paja, trapos viejos u otros desperdicios. Hecho que se realiza después de haber recorrido todas las calles, carreras o callejones y plazas, bien sea en coche, carro, caballería o a pie. Cada ciudad tiene formas diferentes de realizar tal acto carnavalero, pero en todas el significado es el mismo. El presente trabajo está dividido en tres capítulos, dedicados a describir y reflexionar el eterno retorno del Carnaval de Barranquilla, que implica hacer un recorrido de la fiesta de Baco y Momo en “La Arenosa”, con su pasado y su presente; y a saber cómo ha incidido el desarrollo capitalista en la fiesta y cómo año tras año la resurrección de “Joselito Carnaval” se convierte en un ritual lúdico y onírico, donde todas las clases sociales cumplen un papel y tienen un espacio para representarlo. Pero como toda fiesta, el Carnaval nace y muere; es por ello que la muerte de “Joselito Carnaval” se produce después de haber tenido una corta vida, sabiendo que muere para seguir viviendo. Es el eterno retorno, indudablemente. Por último, debo agradecer a mucha gente en Barranquilla por permitirme conocer esa faceta importante de la vida “currambera”. Como también al doctor Juan B. Fernández y doña Olga Emiliani, director y subdirectora del diario El Heraldo, respectivamente; a mis eternos correctores Luis Manuel del Castillo Yepes, Javier Moscarella Varela y Bernar- 38 EDGAR REY SINNING do Ramírez del Valle, y obviamente al colega Libardo Berdugo Palma, editor de este libro. Sin la colaboración de todos ellos, no hubiese sido posible publicar este texto. Sin embargo, el único responsable de lo que aquí se afirma es el autor. EDGAR REY SINNING Enero, 1991. JOSELITO CARNAVAL 39 NOTA: En la segunda edición, se hicieron algunas correcciones y se actualizó información, que no alteran el sentido del texto original. Agradezco al filósofo y poeta Javier Hernández García la “Invitación a Leer” que escribió especialmente para esta edición y a mi esposa María Yolanda Sabogal su devoción en la revisión de cada una de las palabras aquí escritas. El autor, junio, 1997. Como en la segunda y tercera edición, se precisaron algunas fechas y personajes y se actualizó alguna información. La tercera edición fue electrónica y está en la página WEB de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla (www.unisimonbolivar.edu.co). Agradezco a Laurian Puerta Ordóñez la presentación y a Robinson Rafael Albor Rodríguez el permitirnos utilizar su imagen en la portada y suministrarnos las fotografías de su álbum familiar. El autor, noviembre de 2001. Esta quinta edición no hubiera sido posible sin el interés expresado por los directivos de la Universidad Simón Bolívar. Como en las anteriores ediciones, ésta cuenta con nuevos datos. Agradezco las correcciones hechas por el periodista Eduardo García Martínez. Agradecimientos muy especial al Maestro Samuel Tscherassi por cedernos las fotografías que ilustran esta edición. El autor, mayo de 2004. 40 EDGAR REY SINNING JOSELITO CARNAVAL 41 CAPÍTULO I EL ETERNO RETORNO DEL CARNAVAL DE BARRANQUILLA A. PASADO Y PRESENTE DEL CARNAVAL Barranquilla perteneció a la antigua provincia de Cartagena y luego al departamento de Bolívar, hasta comienzo del siglo XX. Tiene una tradición de carnavales solamente desde inicios del siglo XIX, pero su posición geográfica, cerca al mar y a orillas del río Magdalena, y su rápido desarrollo comercial tienen como consecuencia la afluencia masiva de hombres de las riberas del río Magdalena, Cartagena, Ciénaga y Santa Marta, que traen consigo las fiestas cristianas propias de sus pueblos de origen. Barranquilla es una hermana menor de Santa Marta y Cartagena. Sin duda es la capital del Caribe colombiano, que a pesar de su corta edad como villa se convirtió rápidamente en una ciudad-puertoregión de mucha importancia para el dinamismo de su vida comercial sin precedentes en la región Caribe. Paralelo a este desarrollo, la ciudad concentra una cantidad de manifestaciones culturales traídas por sus recién llegados; sobretodo habitantes ribereños (momposinos) y samarios, luego cienagueros y riohacheros y mucho más tarde 42 EDGAR REY SINNING cartageneros. Al respecto afirma el presbítero Pedro María Revollo: el carnaval lo trajeron a Barranquilla los samarios, que inmigraron en gran número desde mediados del siglo XIX y los momposinos, en cuyas ciudades se celebraba de tiempo inmemorial1 . Es clave el comentario del sacerdote, puesto que no duda en afirmar la influencia de los inmigrantes samarios (que algunos interpretan como un gentilicio para todos los nacidos y habitantes en la Gobernación o Provincia de Santa Marta y no sólo de la ciudad), puesto que los apellidos que mayor incidencia tienen desde el siglo XIX en la fiesta son españoles, franceses e italianos que se asentaron primero en ese territorio: De la Rosa, De Castro, Vengoechea, Vives, Abello, Villa, Caballero, Salcedo, Dangond, Lacouture, De Andreis y tantos otros que son una especie de fiesteros y comerciantes fugados hasta la Barranquilla del siglo XIX. Son esos inmigrantes los que llegan cargando con sus tradiciones, como ya se ha dicho, pero, es en esta ciudad donde fiestas como el Carnaval encuentran su escenario natural. Es tanta su aceptación que no dudamos de considerarlo como el escenario más vital para la misma, tanto que ha tenido reconocimiento nacional y mundial, como todos sabemos. Pero ¿cuáles son las rutas de esa fiesta? Es la pregunta que debemos hacernos, no para satisfacer espíritus revestidos de verdades absolutas, sino, todo lo contrario, para enriquecer el conocimiento de una fiesta que nos muestra una faceta importante del hombre como Ser Socio-cultural. Y decimos verdades absolutas porque pareciera que lo determinante 1 REVOLLO, Pedro María. Mis Memorias. Mejoras, Barranquilla, 1956, primera parte. JOSELITO CARNAVAL 43 Las Marimondas del Barrio Abajo Foto: Samuel D. Tcherassi 44 EDGAR REY SINNING fueran las afirmaciones dadas en el pasado y aceptadas sin discusión alguna. La mayoría de los investigadores sobre la fiesta, arrancan sin citar fuente, afirmando que las carnestolendas llegaron de Cartagena. La afirmación es muy facilista por decir lo mínimo. Y todo porque el General Joaquín Posada Gutiérrez narra escenas de las fiestas de la Virgen de la Candelaria, que empalmaban con las carnestolendas y hasta ahí. Pero no se ha indagado por qué en Cartagena desaparecieron las fiestas, y por qué durante muchos años en la época de la Colonia fueron prohibidas por las autoridades Virreinales, como en 1774. Pero no sólo se prohibían en la ciudad, sino también se hacían en varias poblaciones, como Mompox. Recuérdese que los momposinos durante muchos años del siglo XVIII, tenían que atravesar el río Magdalena e ir a la Gobernación de Santa Marta y específicamente al poblado de “El Palomar” a gozar en tiempos de estas fiestas. Pero la persecución contra los festejos populares en la Gobernación de Cartagena, no era solo contra el Carnaval, sino contra toda posibilidad de goce de los sectores marginados. En 1753 José Fernando de Mier y Guerra se defiende de los opositores de su campaña fundacionista por permitir el baile del “bunde o canjilón”, (así llamaban inicialmente al Chandé, posiblemente) en los pueblos ribereños, específicamente en Santa Cruz de San José, hoy Sitionuevo. Estas prohibiciones las encontramos referenciadas en la ciudad desde 1573. Mientras que en su vecina Gobernación de Santa Marta la cumbiamba y las fiestas populares eran estimuladas por las mismas autoridades eclesiásticas y civiles, según se lee en los documentos de la época. Interesante es el caso del obispo Juan de los Barrios, que un día de Corpus Christi de 1554, realizó en su casa una fiesta mo- JOSELITO CARNAVAL 45 numental, donde participaron las autoridades virreinales y como 200 indios, y en la que tanto los unos como los otros andaban borrachos. Por esa fiesta fue acusado por las autoridades cartageneras. Para el siglo XIX los Carnavales cartageneros están totalmente diezmados. Según los comentarios de la madre de Monseñor Pedro María Revollo, en la ciudad no se hacían carnavales, como lo expresa en sus memorias el sacerdote, tanto que ella en 1867, cuando se trasladó de Cartagena a Santa Marta, un domingo de Carnaval se sorprendió con las fiestas, porque no las conocía. Los días festivos se han trasladado –desde 1812– para el once de noviembre durante los cuales todos los cartageneros se divertían. Y según José Urueta y Eduardo Gutiérrez de Piñeres, en el año de 1860 y subsiguiente ya estaban en decadencia los cabildos... Los días del carnaval pasan en Cartagena inadvertidos: apenas los recuerdan los chiquillos que se divierten echándose unos a otros agua colorada con anilina2. En cambio, en Santa Marta y todo su territorio, estas fiestas nunca fueron prohibidas, hasta donde conocemos; por el contrario están referenciadas en libros y crónicas desde el siglo XVII. Autores reconocidos como: José Nicolás de la Rosa, Antonio Julián y Ernesto Restrepo Tirado; y varios viajeros del siglo XIX como: John Potter Hamilton y un viajero interiorano que pasó los carnavales en Santa Marta en 1846 dan cuenta de la fiesta. Al igual que la prensa local-regional (periódicos que circulaban en las principales poblaciones de 2 URUETA, José P. y GUTIÉRREZ DE PIÑERES, Eduardo. Cartagena y sus cercanías, 2 ed. Tipografía, Mogollón, Cartagena, 1912, 640 p. 46 EDGAR REY SINNING la región y en algunos casos en otras de la naciente Nación), como: El Samario (1844) y El Churiador (1849); es así que ya en 1852 los comerciantes samarios utilizan la prensa escrita para publicitar las mercancías necesarias para los carnavales. Entonces, ese carnaval rural de los pueblos ribereños y de las ciudades iniciales (ciudades debido a la denominación dada por los españoles), llega a Barranquilla, la naciente Villa, que el próximo año (2005), cumple cien años de haber sido elevada a capital de departamento. Antes había sido capital provincial. Aunque en 1857 la Asamblea Constituyente del Estado de Bolívar, la había elevado al rango de ciudad. De tal forma, el carnaval rural evoluciona hacia un carnaval urbano, vitalizado por la fusión de la gente llegada de toda la región y enriquecido por las nuevas corrientes migratorias que conocen la fiesta y se vinculan a ella sin temores ni remordimiento religioso o moral. El Carnaval barranquillero y otros aspectos de la vida social y cultural de la ciudad no se encuentran relatados por cronistas o viajeros en el siglo XVII o XVIII. El periodista Juan Gossaín señala que entre 1805 y 1815 se realizaron carnavales en la ciudad, y afirma que fueron organizados por las familias samarias, cienagueras y cartageneras, y que tenían como objetivo recordar las fiestas que celebraban en sus pueblos de origen. Es posible que durante esos años se hayan celebrado las fiestas, interrumpiéndose en los años de la Guerra Independentista. Prueba de la existencia de dicha tradición lo constituye un documento histórico dejado por Van Rensselaer, europeo que estuvo en Barranquilla, donde narra los carnavales que JOSELITO CARNAVAL 47 presenció en 1829: Tuvimos la fiesta de Carnaval que en Italia dura varias semanas, pero en este lugar, donde tantos dependen de la labor cotidiana, ha sido prudente reducida a tres días durante los cuales no es el caso trabajar porque todo es alegría y travesura. No podría decir ahora sobre el motivo que originó el festival, si fue el paganismo o algún evento eclesiástico. Aquí parece que el lugar principal lo tienen los aborígenes del país con sus trajes antiguos... Observé que los numerosos disfraces que pasaban en grupo se golpeaban unos a otros con palos y que la ropa vuela en pedazos cuando hay riñas alrededor de cualquier fruslería, pero sólo en una ocasión vi que alguien perdió el buen humor y al pobre diablo le cobraron muy cara su aspereza... un disfrazado me lanzó un huevo que golpeó pleno en el pecho sobre mi inmaculado lino blanco y se rompió pero, para mi satisfacción, encontré que sólo contenía agua pura, la yema y la clara se le habían extraído precisamente con ese propósito... Entre todos los grupos que llamaron mi atención, ninguno capturó mi fantasía por la originalidad y lo apropiado de su disfraz como dos grupos de indígenas...3 . Luego el alemán describe la danza antigua de “La Conquista”, que recordaba el triunfo de los indígenas costeños sobre los conquistadores españoles. Durante muchos años esta danza fue tradicional en tiempos de la fiesta de San Martín de Tours, patrono del municipio bolivarense de San Martín de Loba –11 de noviembre–, hasta que desapareció. Para 1864 se realizaban bailes en lo que hoy es el Paseo Bolívar. En ese año el alcalde David Pereira propuso que el 3 Citado por GONZÁLEZ HENRÍQUEZ, Adolfo. La Música costeña en la tercera década del siglo XIX. Ponencia VI Congreso Nacional de Sociología. Mimeo. Bucaramanga, 1987. 48 EDGAR REY SINNING año siguiente las fiestas fueran con gran pompa, con cruzacalles, flores, adornos de festones, música con tambores y ollas de millo y flautas de junco de papaya4, pero tal cosa no pudo acontecer, ya que el señor Pereira fue depuesto por una revolución social. En el año de 1866 se daban en la Plaza de San Nicolás fiestas que duraban diez días, dedicados al goce colectivo del pueblo en general, convirtiéndose así en punto de muchos actos festivos, bien en tiempos de Carnaval o en los días de homenaje al Santo Patrono. Recuerda Elías Porter Pellet, que para la época el Carnaval (lo) encabezaban don Antonio Sundheim y sus compañeros era a la verdad una cosa divertida5. Cuatro años más tarde comenzó una mayor configuración de los carnavales barranquilleros, con la realización simultánea de tres fiestas, de acuerdo con las clases sociales de la época en salones diferentes. Un testigo de excepción lo constituye el padre Revollo quien nos informa que los bailes eran de primera, otro de segunda y otro de tercera, en los tres días solamente, según la categoría social de los concurrentes; el primero se daba en un salón que se construía ex profeso en un gran patio, el segundo en el salón “Fraternidad”, y el tercero, apodado burrero, para la gleba, en la plaza pública de San Nicolás6. 4 CERVANTES ANGULO, José. El Tiempo, Bogotá, febrero 22 de 1979. 5 Citado por DE LA ESPRIELLA, Alfredo. Carnaval de Barranquilla, Centenario de la Batalla de Flores, 1903-2003, Álbum del Recuerdo. Editorial Mejoras, Barranquilla, 2003, 196 p. 6 REVOLLO, op. cit. JOSELITO CARNAVAL 49 En esta cita podemos apreciar claramente la diferenciación de las clases sociales, que las ubicaba en tres escenarios diferentes, es decir, ya en su interior la sociedad barranquillera está dividida, y estas fiestas así organizadas nos recuerdan los bailes de Blancas, Pardas y Negras Libres en la antigua Cartagena, donde se expresa igualmente la marcada diferencia social. En relación con las carnestolendas cartageneras, debe significarse cómo las damas o señoras prestaban sus alhajas y vestidos para que fueran lucidos por sus esclavas en algunas actividades de la fiesta; en el caso de Barranquilla aparece algo similar, donde la burguesía comercial naciente es la que patrocina los salones especiales para el pueblo. Como reflejo de este proceso organizativo de las carnestolendas en Barranquilla, se destaca la formación de la primera danza de Carnaval (que aún hoy se conserva), la de “El Congo Grande”, creada por un señor de apellido Macías, y Joaquín Brachi. Para el año de 1878 surgió la danza (que también se conserva), llamada “El Torito” o “El Torito Ribereño”, obra del señor Elías Fontalvo Jiménez. Nació por la resistencia de los mayores a que los jóvenes formaran parte de su danza “El Toro Grande”, que había sido fundada en 1875. Estas dos danzas van a mantener por un tiempo enfrentamientos en cada Carnaval, lo que significa una supremacía de la danza vencedora durante el año siguiente, cuando se vuelve a presentar esta “guerra carnavalera”. La danza de “El Torito” contaba mi padre que era un mozo de buena cepa, que por allá en el año de 1878 estaban reunidos un 20 de enero con él, aquí en la puerta de esta misma casita humilde Pedro Zamora, Trinidad Barrios, Anselmo Ríos, el indio Pedaña y... Era el día de San Sebastián. Como todos estaban alegres, pues, tenían rato de estarse metien- 50 EDGAR REY SINNING do sus traguetes lavagallos y una ‘cañita’ que llamaban ‘Mañanitas’ se dispusieron a participar del desorden, pero como eran comunes las tientas de toretes y muchos participaban en ese oficio resolvieron fundar una danza y la llamaron ‘El Torito’ saliendo mi padre a la cabeza como director 7 . Así nació, según Marcos Fontalvo, la danza que hoy tiene más de cien años y cuyos sus directores y capitanes han sido los hijos del señor Fontalvo, y luego sus nietos y otros familiares y allegados han mantenido la tradición en la ciudad, tanto que es la danza más representativa del Carnaval. Al iniciarse la década de los ochenta del siglo XIX el padre Revollo comenta que durante el carnaval él y la muchachada se divirtieron mucho, tanto que años después lo recordaba. Hacia 1881 se sabe que existió el Primer Rey de un Carnaval: don José Enrique De La Rosa, de filiación conservadora, quien años más tarde obtuvo el apodo de “De La Rosa, el pobre”,para diferenciarlo de otras familias con el mismo apellido, pero ricas. Don José aceptó presidir los carnavales de ese año, pero con la condición de cambiar el democrático título de Presidente –que era como le llamaban inicialmente, según parece– por el de Rey; como Virrey actuó don Manuel Benavides “El Pollo Negro”, de filiación liberal, tal vez para mantener la paridad política. El señor De La Rosa no sólo modificó la tradición anterior sino que también acabó con la seriedad ceremonial cuando se leía el bando, haciéndolo a través de la lectura de versos, en la cual anunciaba su mandato, nombrando sus ministros y nombrando al 7 DE LA ESPRIELLA, Alfredo. La Danza del Torito. Cien años celebrando el Carnaval, Entrevista a Marcos Fontalvo. Diario del Caribe, Barranquilla. Primera parte.3-II-1978. JOSELITO CARNAVAL 51 El burro Foto: Samuel D. Tcherassi 52 EDGAR REY SINNING mismo tiempo sucesor. Arrancó su discurso: Yo, José Enrique De La Rosa/ de renombrada memoria8. Podemos afirmar que este Carnaval fue el primero realmente organizado con todas las de la ley, y que estas festividades coinciden con los grandes flujos de emigrantes de la ribera del río y de otros rincones de la Costa Caribe y el resto del país. En 1886 la presidencia la asumió don Emiliano Vengoechea, quien a su vez escogió a doña Isabel Sojo Carmona como presidenta, como lo exigía la tradición carnavalera. Dos años más tarde surge la figura del “REY MOMO” (símbolo de la máscara), el cual era coronado en los “Salones Burreros”; para 1892 se realizó en Barranquilla el primer baile infantil de disfraces, y los fondos, producto de tal actividad, se destinaron a la construcción de un teatro: En esa época, se fija la del comienzo de los carnavales en la urbe, existían tres salones de baile: El Fraternalidad (Fraternidad) y los patios de la Niña Nicolasa, para los de ‘segunda’ y el célebre ‘Salón Burrero’, para los de la ‘ancha base’. De ahí para acá vienen sucediéndose entre nosotros año tras año los carnavales con sus reinas y presidentes, y sus símbolos míticos de Momo, Baco y Arlequín 9. El mismo Abadía Morales y otros estudiosos de la cultura caribeña colombiana consideran éste como el Carnaval “más ruidoso”, y en él fue nombrado como Presidente don Enrique de Castro, conocido como “Enrique Cuatrocientos”, porque el bando que leyó dando órdenes tenía 40 décimas originales de Luciano Buitrago. 8 ABADÍA MORALES, Guillermo. Compendio General del folklore colombiano, 3 ed. COLCULTURA, No. 24, Bogotá, 1977. 9 Ibíd JOSELITO CARNAVAL 53 Don Emiliano Vengoechea, samario, hombre de empresa y gozón, funda en 1888 un teatro con su mismo nombre, conocido más tarde como “Municipal”, el que se convierte en lugar preciso para que la naciente burguesía barranquillera organice sus bailes. Con este nuevo espacio la situación de los bailes es la siguiente: La alta que se divertía en el Teatro Emiliano en donde se realizaban cuatro bailes distribuidos así: el de los Mosquitos que era para los niños y transcurría en las horas de la mañana, el de los Paco Paco, entre la una y las tres de la tarde, el de las Langostas, para adolescentes, entre las tres de la tarde y las seis de la tarde; y de las siete en adelante se efectuaba el baile de los casados. La clase media o de ‘segunda’ como la llamaban, se divertía en los salones y casas de familia. La baja o popular, bailaba en las arenosas calles de entonces, al son de tamboritos y flautas de millo. También lo hacían en los salones ‘Burreros’ llamados así porque alrededor del salón se colocaban estacas para que las personas venidas de Galapa, Soledad, La Playa y otras poblaciones aledañas a Barranquilla estacionaran allí a sus burros. Estos salones fueron levantados por el general Enrique Pinedo con dineros recogidos entre los comerciantes. Uno de ellos estaba localizado en la Plaza de San Mateo. Era un corral de 25 metros de largo por 8 de ancho y 4 de alto, cuyo techo era de guaduas y palmas que protegían de la intemperie. Allí bailaban alegres parejas disfrazadas de perros, tigres, gatos, leones, diablos, muerte, etc., se danzaba al son de una papayera, alzándose nubes de polvo, pues el piso era de tierra. Al lado del salón había mesas de fritangas, arepas de huevo, caribañolas y otros productos. A las doce de la noche todos regresaban a sus casas luego de haber disfrutado de una verdadera 54 EDGAR REY SINNING cumbiamba10 . Sin embargo, el padre Revollo, afirma que el nombre de “burrero” era por analogía con el corral de burros que había al lado del Mercado, donde se encerraban los asnos de los pueblos transportadores diarios de artículos para el consumo11 . Alfredo De La Espriella afirma: Espaciosos sitios de parranda que también la municipalidad y los presidentes de las carnestolendas patrocinaban en los dos sectores más populares de la urbe, los barrios de Abajo y de Arriba del río, este último más conocido popularmente como Rebolo por los enormes y frondosos palos de ciruela que daban sombra y solaz al sector12 . Siete años más tarde surge un nuevo elemento que va a permitir una mayor organización y va a garantizar la tradicionalidad del Carnaval. Nos referimos al surgimiento de la primera Junta Directiva del Carnaval –organizada desde el Club Barranquilla–, la cual estuvo bajo la presidencia de Arturo Aycardi y Julieta Pochet, cuyas fiestas se realizaron en el salón “Fraternalidad” y en la Escuela Pública; en la plaza de San Nicolás en los tres días de carnaval, se levantaba una enramada grande, bajo la cual se efectuaban los bailes de tercera de dichos días, que eran inaugurados por el Presidente y la Presidente del Carnaval, escogidos de la clase de primera, y por el vicepresidente y la vicepresidenta, que eran de clase segunda. Bailada por ellos la primera 10 Museo de Antropología de la Universidad del Atlántico (Compilador), Mimeo, Barranquilla, 1976. 11 REVOLLO, op. cit. 12 DE LA ESPRIELLA, Alfredo. Tradición y Costumbres populares del Carnaval. En: Carnaval en la arenosa, Laurian Puerta (Compilador); pp. 3-21; Fondo de Publicaciones de la Universidad del Atlántico, Barranquilla, 1999. JOSELITO CARNAVAL 55 pieza, se retiraban al salón de segunda, donde permanecía el vicepresidente con la vicepresidenta, mientras el Presidente y la Presidenta se retiraban al de primera. Eran tiempos de verdadera democracia en lo social... Las mujeres asistían al baile de tercera con babuchas de tafilete y trajes de pancho o regencia; y los hombres, cuando mucho lujo, con camisas de pechera rizada y hebilla de plata o de oro en la pretina de los pantalones, babuchas de lona y pañuelo rabo de gallo al pescuezo13 . A partir de la existencia de este nuevo ente –Junta Directiva– observamos que empieza a existir una información sistemática del Carnaval, lo que nos permite una mayor aproximación al tema. De igual manera, es destacable la segunda gran ola de emigrantes a Barranquilla, que se muestra con un gran empuje frente a las otras dos ciudades más importantes de la Costa Caribe para ese momento, Cartagena y Santa Marta, y que, como hemos señalado, antes son estos inmigrantes los que llevan una multitud de expresiones folclóricas que luego van a aparecer en el Carnaval y que aún se expresan. Al llegar al último año del siglo XIX y comenzar el XX nos encontramos con la guerra fratricida de “Los Mil Días”, protagonizada por los godos (en el poder) y los liberales; este hecho hace que las carnestolendas se suspendan, ya que estos sucesos políticos invadían la vida de los habitantes de la ciudad. Decisión tomada en 1900 por el alcalde de la ciudad don Eustacio Barrios. Después de la firma de la Paz con el tratado de Wisconsin, en noviembre de 1902, las festividades se reanudaron para el año 1903. La nota predominante 13 Ibíd 56 EDGAR REY SINNING de las mismas fue la prohibición de salir a la calle que hicieron los conservadores a los liberales, por lo cual este Carnaval recibió el nombre de “Carnavales de tinta azul”. El jefe de la plaza era el General Heriberto Vengoechea, a quien llamaban el “General Carajo”. Él impuso por decreto la realización de la “Batalla de Flores”· , y queriéndole dar un toque de popularidad a las fiestas se disfrazó y se metió en todos los rincones donde los godos se divertían, mientras los liberales tuvieron que contentarse mirando desde los balcones de sus casas cómo sus contrincantes festejaban a sus anchas. La Junta de ese Carnaval estuvo compuesta por Pedro Pérez y Beatriz Roncallo, como presidentes, y Ferad Muller y Nelly Siefken, como vicepresidentes. Sobre las carnestolendas de este año comentan doña Toña Vengoechea de Silva y don Rodolfo Abello, citados por Abadía Morales: Después de la Guerra de los Mil Días, en 1903, la sociedad barranquillera rescató la tradición perdida. Habían pasado prácticamente tres años sin carnaval popular ni en los centros de la ‘élite’ nuestra, donde ya se acostumbraba llevar a cabo suntuosos bailes elegantes, a la manera de las clásicas ‘sirées’ europeas, en el municipal, conocido también como Teatro Emiliano. Aquel bando se leyó entonces en el mismo cuartel, edificio viejo que cortaba el camellón en su extremo norte, frente al cual había una linda placita, donde más tarde se colocó la estatua de Cristóbal Colón en * Alfredo De La Espriella, en su reciente libro conmemorativo de los 100 años de la “Batalla de Flores”, afirma que la primera fue el 21 de febrero de 1903. Propuesta hecha por el General Vengoechea a la Junta Directiva del Club Barranquilla. Consistió en un paseo por el Camellón Abello. Salieron dos bandos: uno de la plaza del “Cuartel” y otro de la puerta del Club Barranquilla, a enfrentarse en una batalla de flores naturales. JOSELITO CARNAVAL 57 1910. Y donde por estar rodeada la calle de elegantes mansiones se llevaba a efecto la ‘Batalla de Flores*’ los domingos por la tarde, como era entonces tradicional. El pueblo se concentraba en la plaza de San Nicolás y en la calle de ‘Las Vacas’, arteria por donde empezaban a desfilar desde las primeras horas del domingo, hacia la ciudad, las danzas del barrio ‘Arriba’, para encontrarse con las del barrio ‘Abajo’, que entraban a la plaza por la calle del mercado, concentrándose por los callejones del Roble, La Luz, Aduana y el viejo callejón de Las Tusas14 . El año anterior el “General Carajo”, a través de otro decreto llamó a todos los barranquilleros a disfrazarse y a bailar (ese fue su bando), además se autonombró presidente y designó a Rosario Martínez también como presidenta; los vicepresidentes en esa ocasión fueron Eduardo Martínez Aycardi y Ana Isabel López. A la usanza de la época designó sus ministros y embajadores; este hecho preocupó al señor presidente de la República José Manuel Marroquín, quien no conocía la tradición costeña, y como acababa de suceder la separación de Panamá, se vio precisado a enviar un emisario para aclarar tal situación. La calma le volvió cuando le informaron lo que realmente estaba sucediendo con su “presidente de mofa”. En este año se destacan carrozas como “El Fonógrafo” de Pedro Pérez y Nelly Siefken y “El Correo Nacional”. Es bueno señalar cómo el Carnaval ya para la época comienza a tener una mejor imagen, y esto va mejorando en la medida en que se apaciguan los rencores políticos originados por la “Guerra de los Mil Días”; gracias también a los aportes anua14 ABADÍA MORALES, op. cit. 58 EDGAR REY SINNING les de magdalenenses y bolivarenses, lo cual propicia que esta tradición festiva se conserve. La verdad es que durante la primera década del siglo XX los carnavales barranquilleros no van a mostrarse como anteriormente, y podemos señalar que los que se celebraron en 1904 fueron muy importantes e incluso tuvieron resonancia nacional; se destacó la carroza “Homenaje al tren de Puerto Colombia”. En 1905 la carroza más vistosa fue la de Antonio B. Osío y Mercedes Vengoechea, llamada “El arco triunfal”; en 1906 se recuerda “El abanico español”; para el año siguiente encontramos “La sombrilla” y “La Torre de Eiffel”. Al final de la década la fiesta va a consolidarse de tal manera, que en 1909, durante el desfile de la Batalla de Flores, lució muy bello y espléndidamente adornado el coche “La Locomotora” y la carroza “Versalles” que fue declarada fuera de concurso; en 1911 la carroza que más se destacó nuevamente fue “El Homenaje al Correo Nacional”; para el inicio de la década del diez la situación mejoró notoriamente, tanto como para que el diario El Tiempo lo destacara así: Con motivo de las fiestas del Carnaval, se dio en el Club Barranquilla, de la misma ciudad, un baile popular, al cual asistieron más de 400 niños de ambos sexos15 . Esta va a ser la primera noticia aparecida en un diario nacional dando cuenta del festín. En el año de 1912 estas festividades tienen mucha importancia, porque nos permiten ubicar cómo la burguesía comercial naciente en la metrópoli forma parte de la fiesta, y además la presencia de clubes sociales, como el que se menciona, da fundamento para pensar que el surgimiento de ese tipo de sitios corre paralelo al fortalecimiento de esta clase 15 El Tiempo, Bogotá, febrero 26 de 1912. JOSELITO CARNAVAL 59 social, que es una nueva fuerza que asume el poder económico y político, ya que lugares como estos son frecuentados sólo por gente que cuenta con medios económicos los cuales le permite gozar de tal privilegio y que, en últimas, es la propietaria de los mismos. Para ese año la carroza más vistosa fue “Las Manolas”; y para el año siguiente, “Pandereta Española”. La clase media o “segunda” se sigue divirtiendo en las casas particulares, a través de los “asaltos”; la clase baja se divierte en los salones populares y en las tabernas ubicadas en la Plaza de la Ferreira. En 1914 se dio un hecho carnavalero de singular importancia: La comparsa de la “Prensa” o del periodismo, que estaba conformada por hermosas y bellas barranquilleras, entre ellas Beatriz Roncallo de Dugand, representando el periódico Nuevo Diario, y Elisa Echeverría de Obregón, El Derecho. Este Carnaval estuvo presidido por Clodomiro Salas y Rita L. Dugand. En este mismo año aparece, por primera vez, Marcial Lastra Peralvo quien es recordado por sus disfraces ingeniosos como el de: “La Enfermera” estrenado en 1934. La carroza que se recuerda por su imponencia fue “Canasta de Rosas”. A partir de este momento, los carnavales siguen desarrollándose ininterrumpidamente en forma organizada. Al hablar de organización nos estamos refiriendo a la imposición de unos patrones culturales por parte de la clase gobernante; es así como para 1915 se cambia la tradición del nombramiento de hombres para presidir el evento –lo que los antiguos cumbiamberos del Carnaval llamaban el “Rey de Burlas” o de “Mofa” o “Rey Momo”–, y se nombra a una mujer. Así lo destaca la prensa nacional: La señorita Elida de Castro, distinguida y espiritual dama barranquillera, fue electa 60 EDGAR REY SINNING presidenta del Carnaval, que festeja todos los años la sociedad barranquillera16 . En este año el desfile de la “Batalla de Flores” es filmada por el italiano Floro Manco y la carroza “Champage” es muy comentada. Para el año de 1916 la carroza “El Elixir del Amor” se destaca entre todas. Un año más tarde aparece en el mismo diario El Tiempo una información sobre la realización de un gran baile en el “Teatro Municipal” de la ciudad: Los días clásicos del carnaval estuvieron muy animados; hubo grandes bailes de día y de noche en el Teatro Municipal. En los intermedios espléndidos lunchs en casas de familia. El pueblo estuvo muy divertido en los salones populares que estuvieron lucidísimos. No registrarse ningún incidente desagradable a pesar de tres días de diversiones continuas17 . En este año y como un homenaje a las primeras viviendas de Barranquilla, la carroza “La primitiva Casita de las Barrancas de San Nicolás” lució muy bella e ingeniosa. Al año siguiente, 1918, se produce otro cambio, y en vez de Presidenta se elige Reina, iniciándose así la era de los reinados. La primera soberana fue Alicia Lafaurie Roncallo, y cierra la década la sultana del Carnaval Dilia Baena Lavalle. Como en tiempos babilónicos, griegos o romanos, quien preside la fiesta se convierte en un personaje de importancia de “MOFA”, ya que su reinado dura solamente los días del festín, en honor al dios Baco, Saturno o Dionisos. Durante la siguiente década la realización del Carnaval sigue en la región costeña, fundamentalmente en las poblaciones nombradas, pero en Barranquilla se comenzará a mos- 16 17 El Tiempo, Bogotá, febrero 27 de 1915. El Tiempo, Bogotá, febrero 28 de 1917. JOSELITO CARNAVAL 61 trar una mayor organización y estructura racional de las fiestas. Prueba de ello es lo registrado por la prensa nacional. En 1920 la presidenta de la fiesta fue Paulina Sojo. En 1921 se proclamó la “República Bolchevique” o “Bolcheviquista”, acto que fue considerado como una “revolución carnavalera”; la “República Bolchevique” “destronó” a los presidentes y crearon un gobierno popular –carnavalero– proletario, y como director fue escogido Alberto Pumarejo Vengoechea y cinco “gobernantes” o “reinas”, una para que mandara cada semana de las cinco que duraba la fiesta. Las reinas-semanales fueron: Rafaela A. Pérez López, Aminta Weeber G., Rebeca Fuenmayor Arrázola, Conchita Vengoechea y Rebeca Donado, todas bajo la dirección del “Dictador Supremo” Alberto Pumarejo V. Para 1922 se retorna a la figura del Presidente, honor que correspondió al señor José Víctor Dugand, fundador del Club A.B.C. Un programa reproducido en la década de los setenta muestra la organización que se daba en uno de los clubes sociales que funcionaban para la época en la ciudad: Repertorio y programa de baile de Carnaval por los años de 1922. La primera pieza del baile se tocará a las diez en punto... La música estará a cargo de la conocida orquesta que dirige el maestro Barranco, compuesta por catorce músicos, alternando con una Jazz-Band que el Club ha contratado en el exterior especialmente para sus fiestas durante el carnaval... El señor Alberto Urueta ha sido nombrado bastonero de este baile... El consejo de administración prohibe terminantemente la entrada al Club de menores de edad, sean o no hijos de los socios, y a todas aquellas personas a quienes no ha dirigido tarjeta de invitación... La lista de los invitados será fijada en la Conserjería del Club, y todo concurrente deberá entregar su tarjeta al entrar. 62 EDGAR REY SINNING En atención a la numerosa concurrencia que se espera asistirá al baile se ha dispuesto no permitir que los mirones ni aún los bailadores mismos se sitúen en la puerta principal del Salón de Baile, pues para ellos hay otros sitios que no estorban a los bailadores. Se ruega a las familias que vengan a observar el baile, situarse en la Terraza Norte del Club, donde serán atendidos con especialidad por un grupo de caballeros que se ha ofrecido para ello. La Terraza Sur que antes se ocupaba para tal efecto, ha sido destinada ahora para salón de los bailadores, arreglado con mesas para refrescos y Piscolabis. El presidente del Club, señor José Víctor Dugand, ha obsequiado galantemente una cantidad de abanicos muy finos y surtidos que le serán entregados a las damas, a su entrada, con el correspondiente carnet y lápiz. El orden de las piezas después de haber tocado el Himno del Club A.B.C. del cual son autores el profesor Emirto de Lima y don Luis Ricardo Fuenmayor, música y letra respectivamente, será el siguiente: Himno del Club A.B.C. cantado por la concurrencia. Primera pieza: Vals “Sobre las olas” de Juventino Rosas. Segunda danza: “Carmen Sofía”. Tercera: “Fox-Trot”. Cuarta: “One-Step”. Quinta: pasillo “Dolores”. De la décima pieza de la tanda se alternarán foxes con one step... Habrá diez piezas de rigor en el programa; después de las cuales comenzarán las repeticiones y complacencias. La orquesta tiene también variado repertorio de pasodobles y el tema de moda “El Charlestón”... El ambigú se brindará a las doce en punto18 . Esto muestra el 18 Diario del Caribe, Repertorio y programa de baile de Carnaval por los años de 1922 (reproducción), Barranquilla, 1979. JOSELITO CARNAVAL 63 carácter cada vez más clasista de las fiestas de carnestolendas, donde la división social de nuestro mundo se expresa en los diferentes escenarios en los que se realizan los bailes racionalmente programados y organizados. La constante es lo exclusivo para la clase dominante y repitiendo la historia de los bailes del pasado cartagenero o barranquillero. En el año de 1923 el Carnaval tuvo una reina que prodigó alegría y durante muchos años se habló de su mandato: Toña Vengoechea, hija del general “Carajo”, el militar que se disfrazaba a comienzos de siglo XX. El Espectador relató lo siguiente sobre la coronación de Toña I: Se verificó ayer la coronación de la Reina del Carnaval Toña I. El acto de coronación se verificó en el tablado especial levantado en el Paseo Colón. La coronó el Alcalde señor Falquez y la Reina estaba rodeada de su corte de honor. Después de la coronación muchos autos llenos de bellísimas muchachas recorrieron las principales calles bajo una lluvia de flores y de confetis. El Carnaval comenzó pues desde ayer debido a un decreto dictado por el alcalde, por el cual lo anticipó. Toña I estuvo presente en la coronación del poeta Julio Flórez, con su corte, y depositó una corona de rosas a sus pies19 . Cabe anotar que la determinación de adelantar la iniciación del carnaval fue motivada por la realización de elecciones, y en los primeros días del mes de febrero del mismo año se suspendieron las festividades, presintiendo que fuese a suceder algo que lamentar; el Carnaval según la misma prensa sirvió de sedante. Toña Vengoechea de Silva, dama muy gentil de la sociedad barranquillera, durante su mandato nombró como su emba19 El Espectador, Medellín, enero 15 de 1923. 64 EDGAR REY SINNING jador en Bogotá al doctor Eduardo Santos, quien en su marconi de respuesta le expresa: No olvide Su Graciosa majestad que estoy aquí listo a cumplir sus órdenes y que ardo en deseos de utilizar mi carácter de Embajador... Que en los días del Carnaval el esplendor de la Monarquía esté a la altura del encanto de la Soberana... Devoto súbdito, Eduardo Santos20 . La coronación de la reina fue todo un espectáculo. En El Heraldo de 1940 se encuentra el siguiente recuerdo: ...el señor Falquez (alcalde) le entregó a Toña una gran llave, adornada con cintas de diferentes colores, al mismo tiempo que decía... Señora: Os entrego las llaves del Reinado de Momo... Mandad... y ella respondió: Doy las más expresivas gracias a la Sociedad de Barranquilla por el inmerecido honor que me ha hecho. Pueblo de Barranquilla: yo os prometo que el Carnaval que principia, será todo alegría, y será todo animación. ¡Viva el pueblo de Barranquilla!21 . Marcos Fontalvo recuerda ese reinado así: Estaba yo muchacho y la danza en todo su apogeo. Fue un Carnaval muy popular porque los señores de la Junta del Club Barranquilla resolvieron acabar con las Presidencias y elegir una reina por voto popular. Por todas partes había votos, en las tiendas, en las boticas, en las colmenas del mercado; las danzas cada una tomó partido. No recuerdo bien las otras candidatas, pero sí que Toña era la favorita. Además, era hija del General Heriberto Vengoechea el hombre más carnavalero y entusiasta que yo he conocido... Su coronación (fue) en pleno “Camellón Abello”, en la esquina de 20 de julio. Nosotros le hicimos la guardia hasta el Club Barranquilla que quedaba enfrente; Campo 20 SANTOS, Eduardo. Marconi enviado a Toña I, Reina del Carnaval en 1923. 21 VENGOEHEA, Toña I. Discurso el día de su coronación. 1923. JOSELITO CARNAVAL 65 Elías se quitó el gorro, y se lo puso luego a la reina en prueba de sumisión y entrega. Eso fue una apoteosis22 . Desfiló Toña Primera en una hermosa carroza: “La Canasta” adornada con flores. Así como la ciudad va transformando su vida económica, de igual forma se van ajustando las manifestaciones populares de la misma metrópoli. Barranquilla vertiginosamente fue convirtiéndose en centro piloto del desarrollo nacional; los carnavales que se desarrollaban en toda la región norte del país, van centralizando su máximo escenario en esta ciudad, convirtiéndose estas fiestas en las más representativas del folclor de la región porque en los carnavales se aglutina el folclor de la región costeña. Barranquilla se convierte en el proscenio del arte caribeño. Y, además de eso, en las comparsas y disfraces se recoge la historia y el sentir de un pueblo con idiosincrasia propia. Las grandes jornadas liberadoras de los indios, los negros y los criollos se representan en las danzas, y los disfraces sirven para ridiculizar normas sociales y personajes dominantes23 . Muchos son los hechos y aspectos que se han sucedido durante la realización de las fiestas en honor a los dioses Momo, Baco y Arlequín. Referiremos algunos aspectos del Carnaval barranquillero que se vienen dando desde tiempos atrás, pero que han sufrido algunas modificaciones como resultado del proceso de desarrollo económico y político de la so- 22 DE LA ESPRIELLA, op. cit. Segunda parte. Diario del caribe, febrero 4 de 1978. Entrevista con Marcos Fontalvo 23 CONSUEGRA HIGGINS, José. Desde mi Columna. 2 ed. Grijalbo, Bogotá, 1997, 492 p. 66 EDGAR REY SINNING ciedad barranquillera y costeña en general. Los carnavales de Barranquilla –es bueno señalarlo– han expresado casi que en su totalidad una permanente creación, o mejor, una recreación de los elementos de carnavales o festines antiguos, y el nombramiento de Rey o Reina, presidenta o presidente, sultana o capitana, nos recuerda los antiguos reyes de burlas o de mofa, que al final eran asesinados después de tener la posibilidad de mandar o gobernar. Recuérdese que en la antigüedad los festines eran presididos por un hombre, nunca por una mujer. En cambio, en “La Arenosa” a partir de 1915 será una mujer la que presida, siendo ella siempre de la clase dominante, y no como antes, que quien presidía la fiesta era el hombre más popular y cumbiambero, “El Rey Momo”. Es importante de igual manera señalar el cambio del título democrático de Presidente por uno teocrático de Rey (concepción feudal). Desde el año de 1918 la tradición de nombrar reinas del Carnaval se conserva hasta nuestros días. Obviamente que hubo algunas interrupciones por causas externas, es el caso de 1948 (por el clima político que vivía el país en su conjunto) cuando no se eligió reina, y aunque se permitieron algunos regocijos populares, de todos modos el Carnaval disminuyó su entusiasmo tradicional. Era lógico que el Estado de Sitio en que vivía el país no permitiera el disfrute total de la libertad de los costeños para rendirle culto a Baco. En 1953 hubo varios muertos en el “Paseo Bolívar”, durante la coronación de las reinas populares. Los sucesos tuvieron origen cuando un “chistoso” (Anómico) hizo estallar totes, buscapiés, entre la multitud, lo que no era costumbre en “La Arenosa”, provocando, por lo tanto, el pánico de la gente concentrada en torno a la fiesta. JOSELITO CARNAVAL 67 Otro hecho de suma trascendencia introducido en el Carnaval, organizado en sus inicios por amigos parranderos y en cuya responsabilidad estaba elegir el que mandaba durante la temporada de las carnestolendas, juntas o comités organizadores anteriormente informales, es su transformación en una verdadera institución integrada por personalidades de la clase alta, primero el Club Barranquilla o las Comisiones Organizadoras del Carnaval hasta 1936; luego en 1937 la SOCIEDAD DE MEJORAS PÚBLICAS, después en manos de organismos burocráticos creados desde la Alcaldía Municipal, del Concejo y de la misma Gobernación del Atlántico así: 1938, Junta de Festejos del Carnaval; 1941, Junta Organizadora del Carnaval; 1947, Junta Municipal del Carnaval; 1958, nuevamente Junta Organizadora del Carnaval; 1960, Junta Central del Carnaval; 1961, Junta Organizadora de las Festividades del Carnaval; 1966, Junta Provisional de Turismo y Carnaval; y 1967, Junta Permanente del Carnaval24 , años más tarde por acuerdo municipal se crea la CORPORACIÓN AUTÓNOMA DEL CARNAVAL, con participación de la clase política, la empresa oficial y privada, y un representante de las Acciones Comunales, presidida por un personaje nombrado desde la Alcaldía Mayor y quien nombraba a su vez a la Reina del Carnaval. Hoy la reina es nombrada por quien maneja la fiesta: “EMPRESA CARNAVAL DE BARRANQUILLA S.A.”, creada en 1992, una empresa de economía mixta cuya Junta Directiva está presidida por el Alcalde Mayor de la ciudad e integrada por personas pertenecientes a la empresa privada y del gobier- 24 ESCOBAR RAMÍREZ, María Marcella. Impuestos y reglamentos para el Carnaval de Barranquilla 1930-1970. En: Primer Encuentro de Investigadores del Carnaval de Barranquilla. Fondo de Publicaciones de la Universidad del Atlántico, pp.125-134; Barranquilla, 1999. 68 EDGAR REY SINNING no, con un Presidente del Carnaval y un Gerente. Asimismo, existe un ente operador de la fiesta, que es la “FUNDACIÓN CARNAVAL DE BARRANQUILLA”* . Es decir, la organización de la diversión popular se encuentra dentro de unos marcos impuestos, expresión de la racionalidad burguesa, que no es más que la hegemonía cultural que señala Antonio Gramsci. Decisiva va a resultar la participación de la empresa privada en la organización, dirección y manejo de las carnestolendas, bajo el absoluto respaldo oficial. El Carnaval se ha convertido en una verdadera FERIA COMERCIAL por cuanto la publicidad de productos a través del patrocinio de carrozas, comparsas, disfraces, etc., va adquiriendo cada vez más significación, hasta el punto de casi ocultar la creación popular, que con mil dificultades subsiste, al perderse en ese mundo publicitario los aspectos tradicionales, populares, las costumbres, lo vivo, lo empírico y lo folclórico, elementos de una auténtica expresión de la cultura popular regional y nacional. El carácter elitista del Carnaval se va a consolidar año tras año, y los clubes sociales van a asumir la responsabilidad de definir la reina de la fiesta. Son los clubes los escenarios para la coronación y proclamación de las reinas y las capitanas de los bailes. El Club Social se convirtió en el epicentro de las fiestas, a donde sólo pueden asistir sus socios. El diario El Heraldo de Barranquilla publicó el siguiente aviso: CLUB BARRANQUILLA, Fiestas (título). Se advierte a las * Después de deambular por la ciudad, de oficina en oficina, la Fundación recibió en enero de 2000, en comodato una casa, de la familia Caridi-Mitrani, conocida como la “Casa del Carnaval”, donde además de las oficinas administrativas del Carnaval está proyectado un Museo del Carnaval con el nombre de “Elsa Caridi”. JOSELITO CARNAVAL 69 comparsas que asistirán al Baile de Carnaval que se efectuará el 20 del presente, que deben enviar antes de esta fecha a la Secretaría del Club, una lista de las personas que las componen. Dichas comparsas sólo deben estar integradas por Socios del Club y por damas y caballeros no residentes en el Departamento que hayan sido invitados previamente por la Junta Directiva. A este baile no se permitirá la entrada a menores... Igualmente, se advierte que el Baile de Carnaval para niños que se efectuará el Domingo 21, será únicamente para los hijos y hermanos menores de los socios, por consiguiente es necesario enviar a la Secretaría las listas de las personas que las componen para obtener la aprobación de la Junta Directiva... Debido al riguroso control que habrá en la portería se ruega a los socios reclamar la tarjeta respectiva en la Secretaría25 . Nos parece que sobran los comentarios, porque el aviso es bastante explicativo. Así como ese aviso se encuentran muchos de otros Clubes Sociales, tales como: Miramar, A.B.C., Alemán, Country, etc. Con los clubes, las comparsas y danzas también se elitizan y forman con el correr de los tiempos grupos de bailes especializados (Ballet), quienes se encuentran en esos sitios el escenario para vender la creación popular en forma ridícula y fastuosa. De igual manera, aparecen comparsas escenificando extravagancias o motivos copiados de las metrópolis europeas o norteamericanas. De todos modos, en las carnestolendas de Barranquilla se mantienen algunas tradiciones, y otras ya se perdieron a consecuencia de todos los trastornos culturales, que obedecen al proceso acelerado del desarrollo económico de la ciudad, el cual hace que penetren expresiones propias de otras sociedades mucho más desarrolladas. 25 El Heraldo, Barranquilla, enero 13 de 1940. 70 EDGAR REY SINNING Un hecho de mucha significación es que la elección de la Reina del Carnaval va a seguir siendo por el voto popular, a través de los clubes sociales, lo cual en la década del 40 fue una constante. Así fue elegida por ejemplo Nini Munárriz o Tica Manotas. Por esta misma época se comenzaron a organizar los reinados en los barrios populares. En el periódico El Tiempo del 18 de enero de 1947, se informa como subtítulo: Todos los barrios obreros tendrán reinas que serán coronadas por Ana María I, la reina central de ese año. Más adelante la nota amplía el comentario así: Habrá reina en los barrios obreros, con lo cual se da al Carnaval un clima de amplitud. La Reina Ana María I coronará en ceremonias especiales a las reinas de los barrios26 . Las fuentes consultadas hasta ahora señalan que a partir de ese año se inician los reinados populares por barrios, no como concurso, como se implementó más tarde. La fuerza del Carnaval en la segunda mitad del siglo XX es tal, que a finales del mismo aparecen nuevos eventos organizados por la Empresa CARNAVAL S. A. como: “Carnaval su música y sus raíces”, “Fiesta de danzas y cumbias”, “Festival de Danzas de relaciones, especiales, comedias y letanías”. En el lunes de Carnaval se viene organizando la “Gran Parada de Comparsas y Fantasía”, “Reina y Rey Momo Infantil” y “Joselito se va con las cenizas”. Han aparecido desfiles organizados por fuera de la Empresa carnavalera, es el caso del conocido como “Carnaval de la 44”, organizado por Edgar Blanco y la Asociación de Grupos Folklóricos del Atlántico. Este carnaval tiene cada vez mas fuerza, nombra Reina y se ha convertido en una verdadera alternativa, para 26 El Tiempo, Bogotá, enero 18 de 1947. JOSELITO CARNAVAL 71 La danza de los micos Foto: Samuel D. Tcherassi 72 EDGAR REY SINNING los grupos que no pueden desfilar en los eventos oficiales y para muchos habitantes de la ciudad que no cuentan con los recursos necesarios para trasladarse hasta la Vía 40. Además se realizan el Carnaval del Sur-Occidente, un desfile para la calle 84, que cada año toma más fuerza, y el “Desfile Gran Guacherna Gay”, evento organizado por la Corporación Autónoma del Carnaval Gay. El viernes, antes del sábado de carnestolendas, en la Plaza de La Paz, frente a la catedral de la ciudad, se viene organizando la “Noche de Tambó”, como un homenaje a la cumbia; centenares de cumbiamberas y cumbiamberos bailan como en los tiempos de los abuelos. Dos hechos bien importantes que se deben destacar: primero, en el año de 2001 el Congreso de la República, a través de la Ley número 706 del 26 de noviembre de ese año, declaró como Patrimonio Cultural de la Nación el Carnaval de Barranquilla; y segundo, el 7 de noviembre de 2003, la UNESCO lo proclamó como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Estos dos hechos, de gran importancia para las carnestolendas barranquilleras, permiten a los hacedores del Carnaval como a las autoridades (nacional, departamental y distrital) asumir muchas más responsabilidades frente al mundo. Como puede apreciarse, el desarrollo del Carnaval en la ciudad cada año, se muestra más vital y, por lo tanto, todos los sectores participan en él. Y es justamente lo anterior lo que nos permite pensar cómo, en una ciudad que no tuvo, ni tiene aristocracia rancia, fue posible que unos comerciantes acomodados llegaran con sus fiestas y tradiciones suburbanas, y se mezclaran con los mismos tambores y gaitas, instrumentos que tal vez en su lugar de origen eran discrimina- JOSELITO CARNAVAL 73 dos pero aquí aceptados. Se lograron incorporar elementos de unos y otros en la fiesta; es posible que las diferencias se ocultaran y dieran paso a la “amnistía social” que es el Carnaval por definición. Ese proceso no ingenuo, por supuesto, nos permite en el presente disfrutar, a pesar de las diferencias sociales. Afirmamos que en Barranquilla existe un verdadero disfrute, que no se aprecia en otra ciudad; la fiesta popular y alegre del país con más participación, es sin duda, el carnaval barranquillero. Eso es posible porque la gente se apropia de la fiesta, en cada casa se siente el goce y se trasmite al vecino. En cada vehículo, particular o público, se vive la fiesta. Cada sector tiene su propio “charco” para disfrutar hasta el cansancio. Todos buscan estar cerca al goce colectivo, nadie quiere perderse de ir a la vida carnavalera, la segunda vida. Afortunadamente la ciudad fue una tierra fértil para que esta fiesta que nos pertenece a todos se enraizara y creciera por siempre. Barranquilla es, entonces, la receptora de una fiesta europea con raíces en oriente medio y África, consolidada con el transcurrir de los años, pero fortalecida con los aportes de nuestros nativos y los negros. La ciudad se convierte en el escenario vital para perdurar en el tiempo. La fiesta pierde ese sabor rural (folclórico) como tal, pero se enriquece con los elementos de la modernidad, y los sectores populares urbanos asimilan esa fuerza y se apropian de aquello que le es útil. La sabiduría, la creatividad y la imaginación popular, son la clave para evitar el aislamiento con el mundo moderno. Igualmente, la fiesta recibe influencia del desarrollo de las diferentes actividades económicas que se asientan en Barranquilla. Ese breve recuento descriptivo de los carnava- 74 EDGAR REY SINNING les curramberos y su transformación, como afirmamos, los ubican como la expresión más folclórica del país escenificada en una gran ciudad. La sociedad barranquillera se fue convirtiendo en mercantilista y luego en industrial, con una apreciable actividad comercial, lo que la muestra como la máxima expresión del capitalismo regional. Así mismo, el Carnaval de Barranquilla fue “opacando” el que se realizaba en otras ciudades tan importantes como ella y con más tradición carnavalera, como son los casos de Santa Marta, Ciénaga y la misma Cartagena. Hasta aquí hemos mostrado algunos aspectos y hechos significativos de la gran fiesta costeña hasta la primera mitad del siglo XX. De ahí hacia acá el Carnaval tiene su máximo escenario en esa ciudad cosmopolita. Eso nos llevaría a formularnos algunas preguntas, como: ¿cuáles fueron las causas que determinaron su mayor escenificación en Barranquilla? y ¿qué relación tiene su realización en esta ciudad con el desarrollo del capitalismo regional? Trataremos de dar respuestas a estas inquietudes a partir del desarrollo capitalista en Barranquilla, y señalar, además, algunas referencias del resto de la región, para poder comprender la relación entre Carnaval y Capitalismo. B. INCIDENCIA DEL CAPITALISMO EN EL CARNAVAL Como puerto fluvial, Barranquilla desde el siglo XIX se destacó por su gran actividad comercial. Paralelo a su desarrollo y con la gran oleada de migrantes que llegaron a ella al final del siglo XIX, se va configurando un centro urbanístico destacado en la región y en el país, lo cual motiva la concentración de las manifestaciones culturales en su interior. Pero no solamente el comercio se desarrolla, sino que tam- JOSELITO CARNAVAL 75 bién se comienza a dar en forma lenta el progreso industrial en la región, sobre todo en las tres ciudades costeras. No obtante, sólo “La Arenosa” al finalizar la década de los veinte del siglo XX se mantiene firme dentro del contexto nacional, para seguir adelante en su fortalecimiento como ciudad comercial e industrial. El liderazgo en este sector lo mantuvo durante mucho tiempo Cartagena; sin embargo, a partir de la década de los treinta del siglo XX, Barranquilla despega resueltamente por la vía de la industria, se ubica en el primer lugar en la región y rápidamente logra el cuarto puesto en el contexto nacional. Desde esa década el desarrollo capitalista dependiente de la región y el país ha sido progresivo, y con todo esto la clase dominante se ha consolidado cada día más y ha permanecido en el poder a través de los dos partidos tradicionales. Para la década de los ochenta del siglo XX la ciudad se ha fortalecido más desde el punto de vista económico y financiero; hoy en día es imposible pensar en una empresa nacional o una entidad financiera que no tenga una agencia o representación en ella. Barranquilla, capital industrial de la Costa Caribe, guarda en su interior todas las características de una sociedad que viene siendo el resultado del desarrollo capitalista: de un lado, progreso de los sectores industrial, comercial, urbanístico, financiero y de infraestructura (hoy deficiente), y del otro, desempleo, miseria, hambre, tugurios y profundas contradicciones sociales. Ya vemos cómo desde el momento en que comienza a convertirse en centro de atracción comercial y punto obligado de intercambio –recordemos su posición geográfica–, origina el desplazamiento de las clases más interesadas en usufructuar este hecho. Posteriormente su consiguiente proceso de urbanización, por la excesiva convergencia de sectores campesinos en busca del trabajo que la 76 EDGAR REY SINNING urbe ofrece a cambio del sacrificio de sus valores culturales, la convierte en epicentro de toda una región en vías de desarrollo. Al darse el proceso de industrialización, una nueva etapa del capitalismo, se presenta una concentración de capital en pocas manos, en contradicción con la simultánea pauperización de la gran mayoría. Esta contradicción entre producción social y apropiación capitalista produce un antagonismo entre el trabajador y el dueño del capital, situación que se refleja en la realización del Carnaval y que tiene que ver directamente con la máxima escenificación del festín de Barranquilla. Partimos de señalar, y lo reafirmamos, que en todas las subregiones de la Costa Caribe se realizan carnestolendas (un poco menos en los actuales departamentos de Córdoba y Sucre), aunque con menos pompas que antes pero que de todos modos reflejan las condiciones económicas de cada lugar. Podemos afirmar que los carnavales se festejan dentro de su propia lógica; es decir, en los sitios en donde la actividad comercial e industrial no ha penetrado con gran fuerza, se observan manifestaciones típicamente populares y sus fiestas no son de resonancia, ya que la mayoría de participantes son personas de la localidad que por años celebran su tradición de acuerdo con sus propios medios. Todavía se siente la presencia de ese carnaval rural o de aldea en muchos de nuestros pueblos costeños, y en otros se muestra un carnaval intermedio entre lo que es Barranquilla y estos pueblos. Existen, entonces, grandes diferencias entre el Carnaval de “La Arenosa” y el que llevaron los ribereños, samarios, cienagueros, magangueleños y cartageneros. ¿Por qué estas diferencias? Miremos cuáles eran los elementos que lo conformaban en los pueblos don- JOSELITO CARNAVAL 77 de se daba un carnaval rural, dentro de una comunidad (GEMEINSCHAFT), donde todos sus habitantes se conocían muy bien y cada uno realizaba una actividad común a los demás miembros. Esta característica es propia de lo que define Robert Redfield como una “sociedad folk”,ˇ que no es más que una pequeña sociedad, que actúa con unos patrones culturales establecidos por la costumbre, y como lo señala Emilio Durkheim, que funciona a través de la “solidaridad mecánica” entre sus componentes. Esta “sociedad folk” posee otras características intrínsecas, como el aislamiento, pues no tiene contacto con individuos que no pertenezcan a su sociedad: en una sociedad folk tipo, lo que un hombre conoce y cree es lo que conocen y creen todos los hombres. Hábitos y costumbres son una misma cosa27. Además es homogénea y analfabeta, con un gran sentido de solidaridad de grupo; sus habitantes poseen los mismos intereses, lo que producen se consume, es un pequeño mundo, cada problema que aparece lo resuelven en su totalidad en casi la misma forma, tiene “una cultura”, la conducta convencional se conforma por patrones claramente definidos. De igual manera, un hecho importante, según lo expresado por Redfield, es que todas las relaciones son personales... es una sociedad familiar... puede considerarse como integrada por familias28 . Estas son las características fundamentales en las comunidades de pueblos ribereños que llegan a Barranquilla. Claro está que estos pueblos sí tenían contacto con otras comunidades más desarrolladas, lo que acontece es que no se puede aspirar a encontrar un modo de producción puro, o mejor, 27 REDFIELD, Robert. La sociedad folk. En: Introducción al folklore, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1978. 28 Ibíd 78 EDGAR REY SINNING unas relaciones puras, sino que unas dominan a otras. Esto también es válido para cualquiera de nuestras pequeñas ciudades en el siglo XVII e inclusive en el siglo XVIII. Entonces los ribereños y los otros pobladores van a llegar a “La Arenosa” e inicialmente conforman pequeñas comunidades o colonias, donde funcionan con sus propios mecanismos tradicionales, expresados en la forma de vida; por ejemplo, los que ubican la vivienda en las cercanías del río son los que vienen de los pueblos ribereños; de igual manera sus fiestas patronales, y todas sus actividades, excepto el trabajo, son todavía de su punto de origen. De ahí, entonces, que las danzas organizadas al comienzo del Carnaval estén conformadas por viejos amigos y conocidos, y las realizen porque sienten una identificación cultural con su pasado; todo el barrio se motiva a participar porque aún se siente como en “el pueblo”. Los recursos utilizados forman parte de su imaginación, y elaboran su vestuario y todos sus aditamentos por su propia cuenta, sin patrocinadores. Más tarde todo comenzará a modificarse, y para llegar allá será necesario que sucedan muchas cosas. Sin lugar a equivocarnos, afirmamos que el actual Carnaval de Barranquilla deja ver claramente que ésta es una ciudad mucho más avanzada que las demás de la región. Basta tener en cuenta que, desde principios del siglo XX, “Curramba” sufrió un impulso comercial y con el transcurso de los años se industrializó, y que simultáneamente la celebración del Carnaval de la Costa Caribe iba encontrando en ella el mejor escenario para su realización,mientras en otras ciudades iba desapareciendo o disminuyendo; entonces la burguesía convierte la fiesta patria del “Once de Noviembre” en Carnaval, se monta más tarde el fastuoso “Reinado Nacional de la Belleza” en Cartagena, y después Santa Marta crea el es- JOSELITO CARNAVAL 79 pectáculo de “La Fiesta del Mar”. No quiere ello significar que en Santa Marta hayan desaparecido los carnavales, sino que se quiso suplir éstos por otra festividad; lo que no logró la dirigencia samaria sí se obtuvo en Cartagena, donde el Carnaval tenía fuerza en los barrios populares, como Getsemaní, La Popa, La Quinta, Toril y en otros sectores, como también en reducidos grupos de comerciantes y burgueses, y no en la aristocracia, que siempre los criticó y combatió. Mientras esto sucede en las ciudades mencionadas, en los pueblos el Carnaval sigue desarrollándose dentro de su propia dinámica y la lógica de sus habitantes, donde aparecen ya inclusive elementos extraños, importados desde Barranquilla, expresados en adornos (mercancías) y picós de una sociedad diferente que no tiene nada que ver con sus propios patrones culturales. Entre tanto, en Barranquilla las empresas crecen y con ellas también la organización del Carnaval hasta el punto que hoy cuenta con su propia estructura legalmente sostenida por la clase dirigente, convertida en una atractiva institución que domina ideológica y jurídicamente la diversión popular. El Carnaval es hoy la fiesta que más productos ofrece y vende, a costa de la alienación del hombre, ya que unos ofician como emisores de un mensaje publicitario y otros lo reciben. La clase dirigente se ha tomado un evento que por generaciones se ha transmitido, y que constituye un momento de diversión popular para imponerle una formalidad “generosamente” patrocinada por ella. ¿Qué es lo que ha sucedido para que muchos habitantes y organizaciones populares manifiesten opiniones en contra de lo que hoy se hace? Miremos. Barranquilla, lo hemos afirmado, se desarrolla comercial e 80 EDGAR REY SINNING industrialmente en forma rápida, y hacia ella converge mucha gente de la región costeña, del país en general y hasta de otras latitudes, que lleva consigo ese carnaval rural, de la comunidad, y lo mantiene en “La Arenosa” –su nuevo espacio habitacional– por un tiempo, el cual más tarde, con el correr de los años, va desapareciendo y se “organiza” dentro de parámetros que no son de la comunidad sino de la sociedad (GESELLSCHAFT), donde ya no son los vínculos familiares los que priman sino los individuales. Tal como lo señala Ferdinand Tonnies, la sociedad está integrada por personas independientes que han suscrito un pacto; la sociedad ya no funciona con conciencia colectiva (“solidaridad mecánica”) sino a la inversa (“solidaridad orgánica”). Barranquilla, entonces, no es una pequeña sociedad (una comunidad) sino que es una sociedad; no es un pueblo (rural) sino una sociedad (urbana), donde los intereses que van a primar son diferentes y nuevos para los recién llegados, quienes deben comenzar a aceptarlos para poder sobrevivir. Aquí nos aparece, entonces, la contradicción rural/urbana. Barranquilla es una sociedad urbana, que alcanza esta posición por sus características evidentes: sus nuevos habitantes ya no producen lo que consumen, su ocupación no es la agricultura o la pesca para sobrevivir, sino el comercio o la industria; son empleados, asalariados, o sea que se da el enfrentamiento entre ocupaciones tradicionales y modernas. Las ciudades, dice Manuel Castells, de las sociedades dependientes son el resultado también del otro polo en la dinámica de desarrollo desigual. Es decir, son expresiones especiales de la concentración de medios de producción, de unidades de gestión y de medios de reproducción de la fuerza de trabajo necesaria, así como de distribución de las JOSELITO CARNAVAL 81 mercancías solicitadas por el mercado que se desarrolla a partir de este proceso de acumulación capitalista29 . En Barranquilla se fue concentrando toda la actividad comercial de la Costa Norte y hacia ella corrieron sus vecinos, llevando consigo sus costumbres y tradiciones autóctonas, que van desapareciendo a medida que aparecen otros elementos en su nuevo hábitat. Es importante señalar cómo ese paso de una economía doméstica a una de manufactura, y más tarde de gran fábrica, va a golpear a los recién llegados puesto que el proceso de alienación es cada día mayor, hasta llegar a la totalidad del Ser (el anterior campesino o pescador, convertido en obrero asalariado). Pero a la ciudad sigue llegando gente de todas partes, emigrantes atraídos por los empleos que suscita una acelerada industrialización, sobre todo a partir de 1930. Manuel Castells nos brinda algunas características que encajan perfectamente en la sociedad barranquillera: 1. La descomposición previa de las estructuras sociales agrarias y la emigración de la población hacia los centros urbanos ya existentes, proporcionando la fuerza de trabajo esencial a la industrialización; 2. El paso de una economía doméstica a una economía de manufactura, y después de una economía de fábrica, lo que significa al mismo tiempo la concentración de mano de obra, la creación de un mercado y la constitución de un medio industrial30 . A eso podemos agregar que la ciudad se ha ido convirtiendo en una metrópoli y, según el mismo autor, el desarrollo vertiginoso de la nave29 CASTELLS, Manuel. La cuestión urbana, 7 ed. Siglo XXI, México, 1980. 30 Ibíd 82 EDGAR REY SINNING gación aérea ha sido un elemento básico en la interpretación de las distintas zonas metropolitanas31 , y Barranquilla ha tenido todo lo anterior. Recordemos que la aviación colombiana nació en ella. De otro lado, el avance económico implica un desarrollo urbanístico y, por lo tanto, una sociedad urbana con una cultura urbana, contraria a la “sociedad folk” o la comunidad de vecinos. La ‘Sociedad Urbana’ es definida ante todo como una cierta cultura, la cultura urbana, un cierto sistema de valores, normas, relaciones sociales que poseen una especificación histórica y una lógica propia de organización y de transformación32 : todos estos valores y normas hacen su aparición en la nueva Barranquilla. Podemos señalar también que la “cultura urbana” es un sistema de valores, actitudes y comportamientos, característico de la sociedad industrial. Barranquilla comporta el perfil de las ciudades latinoamericanas en su sector terciario: comercio pequeño y ambulante, servicio doméstico, trabajo no especializado y transitorio y desempleo disfrazado. Estos elementos forman parte de la nueva ciudad. Algo más va a diferenciarla de Cartagena y Santa Marta, porque está construida bajo los parámetros portugueses, ya que las ciudades hispanas asumían básicamente el papel de gobierno, como correspondía a la política mercantilista de la Corona de Castilla, mientras que las implantaciones portuguesas en Brasil estaban mucho más centradas sobre la rentabilidad del intercambio de productos y de las explotaciones intensivas en las zonas cercanas a los puertos33 . Ese ha sido el papel de Barranquilla desde sus 31 Ibíd Ibíd 33 Ibíd 32 JOSELITO CARNAVAL 83 inicios, y hoy en día expresa mejor esa condición en la región y en el país. La vida de la antigua villa se ha transformado sustancialmente y, por ende, todo su sistema de valores. La vida ha cambiado para el hombre sencillo llegado del pequeño pueblo, el movimiento de individualización se acentúa cada vez más, los lazos consanguíneos, de amistad y de coterraneidad se van deshaciendo, y todo esto por la dispersión urbana que causa el desarrollo económico. Antes las parejas trataban de vivir en el barrio al momento de comprometerse, hoy ya no; ese mismo hecho disuelve cualquier tipo de organización para bailar o danzar en carnaval, y eso se manifiesta en Barranquilla; existen danzas cuyos integrantes, que antes estaban junto o cerca en la vecindad, hoy en día sólo se ven para la víspera de la fiesta, no hay ensayos o prácticas en los días que la anticipan. Al presentarse esta complejidad socioeconómica y sociocultural, el Carnaval se va a transformar, al igual que la ciudad; la clase dirigente y dominante toma el mando de la fiesta y la organiza a su antojo, decide sobre el espacio y aun sobre el tiempo de duración de los espectáculos. La clase alta dispone, pues, de los medios ideológicos y materiales, dentro de los cuales están la radio, los periódicos, la televisión y, ¿por qué no decirlo?, el Carnaval. Ella organiza, dispone, dirige y ordena la realización de la fiesta, es la que determina la forma de participación de los demás sectores, “estimula” premiando las mejores comparsas, los mejores disfraces, etc., es decir, pone a competir a los hombres en lo más sublime, como es en su creación espiritual. 84 EDGAR REY SINNING Hoy en día ya no aparecen los ejecutantes de comparsas y danzas, como tampoco los disfraces en los barrios populares (aunque sean del mismo barrio o de un vecino) sino que hay que trasladarse hasta un sitio determinado por los organizadores para que la gente aprecie el espectáculo (la dirigencia se refugia en balcones o en un palco especial construido para tal fin y protegida por las fuerzas militares) y a una hora determinada también por ellos, con el sofisma de mostrar a los turistas lo que es el Carnaval, es decir, entonces que éste se realiza “como expresión del interés general” de los barranquilleros. En la práctica eso significa que la clase dirigente determina hasta el sitio de ocio de los sectores populares, siendo esencialmente una sociedad capitalista, con su racionalidad burguesa. Sin embargo, en las clases bajas de la ciudad encontramos aspectos de los carnavales populares de antaño y de pueblo, porque aunque estén en contacto con la “sociedad no folk”, conservan sus valores y son a la postre los sectores de clases que no han dejado morir el verdadero Carnaval popular, debido a que en su forma urbana el estrato folk es sólo una parte de la comunidad34 . El capitalismo industrial, comercial y financiero se manifiesta antes de todas las actividades de las carnestolendas y durante ellas, a través del patrocinio de verbenas en los barrios populares, con el compromiso de expender un producto determinado en forma exclusiva; por ejemplo, las siguientes combinaciones son características en carnaval: PepsiCola, Cerveza Aguila y Aguardiente Cristal; Coca-Cola, 34 FOSTER, George M. ¿Qué es la cultura Folk? En: Introducción al folklore, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1978. JOSELITO CARNAVAL 85 Bavaria y Aguardiente Antioqueño, entre otras. De igual manera, en las comparsas, danzas, disfraces y carrozas se aprecian, además de los anteriores productos, estos: Café Almendra (que expone una comparsa de “Los Cabezones” desde hace varios años), Café Universal, Maicena, al igual que cooperativas, jabones, perfumes, detergentes, raticidas, etc., y algo curioso pero lógico dentro de la sociedad capitalista: una marca exclusiva de tractores hala las carrozas de las reinas. De ahí que afirmemos que los actos masivos del Carnaval son unas grandes vitrinas comerciales, donde se anuncian productos propios del capitalismo mundial, que configura una GUERRA PUBLICITARIA. Por su parte, el proletariado inicia su participación en el Carnaval cuando la clase dirigente comienza a montar la empresa; en la fabricación de esta vitrina el proletariado barranquillero se vincula en calidad de asalariado, aportando su fuerza de trabajo. Varias entidades locales adelantan el pago de salarios, a fin de que todo el pueblo barranquillero pueda “libremente” disfrutar del jolgorio, y éste, que únicamente cuenta con el recurso salarial como subsistencia, lo regresa en menos de cuatro días a las arcas de su patrón, como pago a la demagógica forma de divertirse. Igualmente, el obrero y el desempleado recurren al prestamista y usurero, a fin de empeñar sus pequeñas pertenencias con el ánimo de garantizar el trago y el baile como única forma de diversión, a sabiendas de que en muchos casos es casi imposible conseguir sacarlas de su empeño. Otro tanto sucede con la gran cantidad de vendedores ambulantes que aparecen ofreciendo un sinnúmero de productos, y con la ganancia logran sobrevivir durante un año. A través de todas estas expresiones vemos el reflejo de una cultura urbana material que vive en la sociedad barranquillera. Pero estos aspectos 86 EDGAR REY SINNING no sólo afectan lo material sino también lo espiritual, ya existe una estrecha relación entre ambos. Pues bien, así como el obrero echa mano de sus escasos recursos para poder divertirse, los artistas venden su creación, no sólo para garantizar un medio de vida sino para impedir que el arte se muera. Las manifestaciones espirituales, producto de la creación del hombre, denuncian un modo de vivir a través de la música, las danzas, las comparsas, etc. En ellas la clase alta encuentra un medio de diversión, que solamente tiene en cuenta cuando le puede prestar algún tipo de utilidad, como cuando se patrocinan las danzas, las comparsas o los disfraces –propaganda barata–, o cuando se encierra en sus clubes sociales a apreciar el ballet, que muestra en forma falsificada y deformada los valores culturales y autóctonos del pueblo. El Carnaval, para los distintos sectores en él comprometidos, tiene una determinada importancia económica, que se traduce en beneficios visibles a toda luz para los sectores que manejan el comercio especialmente de comidas y bebidas embriagantes, para los empresarios dedicados al turismo y cuya principal fuente de ingresos es la industria hotelera, que para la época en que las fiestas se desarrollan goza de buen impulso y de una gran ganancia, producto no sólo del simple turismo sino de la especulación que de él se hace, siendo los principales pilares de dicha ganancia los trabajadores de esta rama y, obviamente, los turistas. Los empresarios del transporte aéreo y terrestre (intermunicipal y urbano) aumentan sus ganancias dado el flujo de turistas que se presenta, y la movilización de los habitantes de la ciudad y poblaciones circunvecinas, que aumenta en gran proporción JOSELITO CARNAVAL 87 por la realización de este evento o atraídos por las orquestas internacionales o famosas. Así mismo, el Estado se beneficia enormemente, gracias a la venta incrementada de bebidas, cigarrillos y otros elementos de primera necesidad para el goce carnavalero, que generan fuertes sumas derivadas de los distintos impuestos que gravan dichos artículos: hay gente que cree que se perjudican los bancos, la industria y el comercio, porque tienen que cerrar sus puertas al público, pero se ha comprobado que durante los cuatro días de Carnaval, en Barranquilla se mueve más dinero en efectivo que durante dos meses en la Bolsa de Valores de Bogotá35 . Entonces, el capital gana y se divierte dentro de su propia lógica, fruto de su posición económica. Pero, ¿qué ocurre con la clase trabajadora y con la población en general? Hay un grupo de personas que permanecen desocupadas, sin fuentes de trabajo durante 10 de los 12 meses del año. Estos individuos, no todos (tal vez ni una tercera parte), pueden encontrar trabajo en actividades artesanales, decorativas, artísticas y otras, que se remuneran a bajos costos, pero que de todas maneras proporcionan algún ingreso a quienes a ellas se dedican. No obstante, como bien afirma el refrán: Lo que por agua viene por agua se va; dicho en otras palabras, lo que se ha obtenido por el trabajo en cualquiera de las actividades del Carnaval, regresa a las mismas fuentes de donde provino en razón del consumo obligado de las mercancías que se ofertan –ya señaladas arriba–; se trabaja para poder 35 CERVANTES ANGULO, José. El Heraldo, Barranquilla, febrero 21 de 1979. 88 EDGAR REY SINNING participar, y tratar de ganar u obtener un momento de alegría de los muchos de amargura que sufren nuestros obreros y sectores marginados de la sociedad barranquillera. De esta manera, dicho trabajo no ha solucionado ningún problema, tan sólo ha servido para adormecer temporalmente la angustia que acosa a las clases menos favorecidas, donde año tras año se deben ingeniar nuevos mecanismos y artimañas para seguir disfrutando de las fiestas. Esta situación de desempleo en la región es general y se expresa con mayor claridad en Barranquilla; sería difícil que en cuatro días de trabajo se consiguiera la solución de los problemas económicos de una gran mayoría de su población. Son muchos los que tampoco logran un trabajo transitorio; sin embargo, participan por el compromiso afectivo y, en cierta forma, moral, porque el Carnaval está en sus raíces ancestrales, aunque en la práctica ello signifique su ruina, cada vez más notoria. Seres, que en su angustia por conseguir dinero se deshacen de sus pocas pertenencias, las que van a parar a las casas de empeño, y quienes ni siquiera las poseen, terminan en el lumpen, en el robo y la mendicidad. Todo este tipo de acciones nos lleva a afirmar que hay un fin específico en el momento de las carnestolendas: divertirnos, y no importa qué medios utilicemos para lograrlo. Pero el desenvolvimiento económico del Carnaval, sus incidencias y su ruina, todavía no terminan para la cantidad de personas que no poseen un negocio propio y que tan sólo viven de alquilar su fuerza de trabajo. Los trabajadores de bancos, almacenes, empleados públicos, los obreros de las fábricas, los braceros del puerto, los loteros, los conductores, los maestros de escuela y, en general, un sinnúmero de hombres y mujeres cuyo sustento se deriva de su condición de asalariados, también reflejan su situación a través de de- JOSELITO CARNAVAL 89 jar empeñada, por no decir “quebrada”, su economía familiar, pues en el Carnaval invierten no sólo sus ahorros sino también sus salarios, los cuales son “generosa y espontáneamente” adelantados por los patrones, ávidos de servir a los intereses de una economía concentrada en manos de quienes manejan el comercio y la industria nacional y departamental. A muchos de estos asalariados les entregan el cheque después de cerrar el banco, y caen en las garras de los usureros en las casas de cambio, perdiendo, de esta forma, por punta y punta. Así, pues, la ganancia es notoria para las grandes industrias de los monopolios particulares y estatales (industrias licorera, gaseosera, cervecera, tabacalera), de la misma manera como es notorio el empobrecimiento cada vez más de cantidades de seres humanos que transitan en las capas medias y bajas de la población, cuyos efectos son duraderos, por no decir que eternos e insolubles. De ahí, entonces, que el carnaval rural que llegó de los pueblos cercanos a “La Arenosa” va desapareciendo, y en su lugar surge con más fuerza un carnaval urbano; el primero se caracteriza por ser un “carnaval-fiesta-religiosa”; y el segundo, por ser un “carnavalfiesta-profana”. Sólo a partir de estos hechos podemos acercarnos a entender cómo el Carnaval tradicional va dando paso a otro moderno, con todas las implicaciones sociológicas presentadas; esto es normal, porque en una ciudad con el desarrollo de Barranquilla es apenas lógico que las cosas que se realizaban antes no se puedan dar ahora; su crecimiento económico, urbanístico y demográfico no le permite que se realicen los “asaltos” carnavaleros y otras actividades lúdicas y festivas propias de las carnestolendas. Aunque no por eso se debe utilizar para el disfrute de una clase dominante, que no tiene nada que mostrar y que se recrea con 90 EDGAR REY SINNING el circo que aprecia, y solamente llega más allá hasta cuando hace de jurado calificador de la creación popular; esto es el colmo de la desfachatez. Es evidente, entonces, que para cada clase social el Carnaval tiene un significado diferente: para los ricos, el momento de exhibir su lujo y su poder económico, no pudiendo prolongar su ostentación cuando la gran burguesía y la burguesía media padeciesen pérdidas financieras considerables. Para las capas inferiores, el Carnaval significaría, no una ostentación de riqueza y poder, sino la diversión y la alegría, continuando por ello su existencia a pesar de las crisis económicas36. Es dentro de esa complejidad socioeconómica donde podemos entender el Carnaval como manifestación de un pueblo. Eso es claro cuando analizamos que el Carnaval como manifestación del pueblo costeño recogió en épocas pretéritas aspectos del folclor propio de los aborígenes, esclavos y colonizadores de toda la región, dentro de los cuales sobresalió principalmente la danza y el lamento negro, mezclados lógicamente con aquellas formas carnestoléndicas y religiosas traídas por los colonizadores españoles. De esta mezcla se fueron eliminando poco a poco las manifestaciones verdaderamente populares, para dar paso a formas mucho más sofisticadas, producto de una cultura europea dominante (los desplazamientos de gente hacia esta región no sólo fueron desde todos los puntos del país, sino de muchos inmigrantes extranjeros, que de igual manera se fueron residenciando en 36 PEREIRA DE QUEIROZ, María Isaura. Evolución del Carnaval Latinoamericano (traducción de Edgar Bolívar), Quirama, Medellín, 1983. JOSELITO CARNAVAL 91 nuestra Barranquilla), impulsada por un interés comercial de gobernantes y mercaderes que convirtieron el Carnaval en un estereotipo de una de las fiestas que llegó a tener destacados matices de cultura popular. Si antes la incidencia de la religión cristiana y de las formas culturales primitivas fueron muy notorias y definitivas, estas, ahora, dan paso a nuevas expresiones, producto de un concepto elitista y comercial de las llamadas FIESTAS DE CARNESTOLENDAS. En este punto preciso podemos afirmar que lo que hoy día se presenta, está muy lejos de recoger un verdadero sentimiento popular, por las razones expuestas y que desarrollaremos más adelante, lo cual ha originado hechos de otro orden, especialmente en lo económico-social. Es tanta la incidencia de los capitalistas en el Carnaval, que han puesto a nuestros hombres de los sectores populares (los verdaderos creadores del arte popular que permite que el Carnaval en su expresión más sublime no desaparezca) a competir, como si la creación espiritual se pueda premiar con las migajas que suelta el capital, y lo peor es que juegan al doble papel de jueces-espectadores. Hoy existen concursos de danzas, comparsas (pequeñas y grandes) y disfraces; premian las orquestas, los combos y los grupos vallenatos. Mientras organizan lo que les conviene, apagan o relegan otras manifestaciones, como los pregoneros (letanieros), quienes en forma artística satirizan la sociedad –sólo recientemente se les ha organizado un concurso–, y otras expresiones de la cultura espiritual barranquillera, que por la misma naturaleza de la sociedad actual han desaparecido y han entrado a formar parte de las costumbres perdidas. 92 EDGAR REY SINNING 1. ¿Quién ganará? Como lo señalamos antes, el Carnaval ha impuesto muchas cosas y ha desaparecido otras. Antes las comparsas, danzas y disfraces recorrían las calles del barrio de origen, y los vecinos al enfrentarse brindaban un espectáculo agradable y sano, sin premios tangibles; sencillamente querían experimentar el orgullo de pertenecer a la danza ganadora, y al año siguiente había que estar dispuesto a conservar el trofeo o a reconquistarlo; de ahí se engendró la célebre rivalidad carnestoléndica entre diferentes barrios que durante mucho tiempo constituyó un elemento característico del Carnaval. Así, mientras a Rebolo lo representaba el Torito, el barrio Abajo era identificado con la danza del Congo Grande... En aquellas épocas las danzas tenían a toda la ciudad como escenario. Hoy en día se muestran en espectáculos públicos masivos, como la Batalla de Flores y la Gran Parada, dentro de un ámbito urbano completamente diferente al del villorrio de finales y principios de siglo. Ahora, el tiempo de las danzas no puede desperdiciarse en los tradicionales recorridos por los barrios populares, sino que debe ser útil al Carnaval como espectáculo37. Esta es la mejor descripción y análisis sobre el Carnaval y sus danzas. Ya se acabó el carnaval rural, que le permitía al hombre reencontrarse consigo mismo, y por el contrario aparece el otro, el urbano, que se vende como mercancía, como espectáculo, por unas calles y carreras diseñadas por los organizadores (El Espacio) y a una hora también determinada pre- 37 ABELLO, Margarita y otros, “Yo vengo de otro lugar pero soy de Barranquilla”, Diario del Caribe, Revista Intermedio, Barranquilla, febrero 10 de 1985. JOSELITO CARNAVAL 93 viamente (El Tiempo), es decir, el Carnaval ya no es para los vecinos, es para otros. La carnada para ir al desfile, al concurso, y mostrarse y participar en éste, es el premio (dinero); el esmero no es por rendirle culto al dios del ocio, a Baco o a Dionisos, sino al dios dinero; ya no es el Carnaval para darle libertad al espíritu, sino para que otros se diviertan. Danzas, comparsas y disfraces caen en la trampa de un concurso que manejaba una empresa, aunque hoy ha mejorado, es la misma CARNAVAL S.A, con un jurado con alta calidad. Pero los tentáculos del capital no se quedan ahí; se inventaron otro espectáculo encerrado y para el que pueda pagar: EL CONCURSO DE ORQUESTAS Y ACORDEONES, auspiciado por las casas discográficas interesadas en impulsar a sus artistas exclusivos. Este “famoso” concurso se inició en 1966, ideado por Arturo López Viñas, personalidad muy conocida en el medio festivo y farandulero. La Empresa “Carnaval de Barranquilla S.A.” se encarga de la organización de esta competencia. El evento se prolongaba durante todo un día; sin embargo, en la actualidad se realiza durante dos días seguidos. El concurso se organiza en las modalidades de orquestas (nacionales e internacionales), combos y conjuntos vallenatos –durante varios años esta competencia se hizo separada, por el auge comercial de dicha música–. Una vez se celebra la presentación de estos, se procede a hacer la entrega de los codiciados “CONGOS DE ORO” para quienes ocupen los primeros puestos de cada modalidad. Han sido muchos los comentarios adversos a este evento, precisamente por su carácter competitivo y los intereses presentes al interior del concurso. Esto es explicable si se tiene en cuenta que las empresas discográficas tienen dinero invertido en la impresión de discos de las agrupaciones 94 EDGAR REY SINNING participantes: hacerse merecedor de un “CONGO” reporta grandes ganancias. Inicialmente la idea era que las orquestas y las otras agrupaciones se presentaran al público que no las podía apreciar en las casetas o clubes sociales por sus altos costos, como una generosidad de los organizadores a los sectores populares. Sin embargo, a este acto, organizado los días lunes y martes, sólo pueden asistir los que logran conseguir un boleto, o aquellos que tienen el dinero suficiente como para comprarlo revendido. Lo cierto es que en estos espectáculos lo que encontramos es la supremacía de los intereses comerciales. Queremos destacar cómo la cultura urbana de la competencia penetra en todas las actividades, tanto que muchas de las expresiones folclóricas y artísticas que se mantienen caen bajo este dominio. La verdad es que no se trata de oponernos al estímulo que se les pueda brindar a los artistas, sino más bien al tratamiento que se le da a un aspecto tan esencial en la vida de los hombres como es su propia creación. En muchas ocasiones la consecución de dinero es lo que mueve al artista, al creador de valores espirituales, pero poco se tiene en cuenta en qué condiciones se desarrolla su creación, la cual debe vender al comercio para mantenerse y no morir de hambre. Es triste que un artista popular tenga que esperar un año completo para recibir una limosna, cuando debería ser obligación del Estado garantizar su existencia y participación en la vida cultural de la ciudad. Este punto también toca a los intérpretes, y en general a las agrupaciones musicales, entre quienes debe salir un ganador, posiblemente el que la gente apruebe o el que las casas disqueras o patrocinadores del premio les interese que gane. En el caso de las primeras los intereses son mayores, ya que las ganancias que reporta un ganador son incalculables. JOSELITO CARNAVAL 95 De todos modos quien gana siempre es la clase que patrocina los concursos, porque promociona su producto a través del concurso. El dinero se esfuma, y a los pocos días lo que queda es el recuerdo del triunfo, sin darse cuenta de la propaganda que han realizado de un producto que ni si quiera consumen ellos mismos, lo cual no es más que la alienación del hombre utilizado como mercancía, y no se diga nada de la mujer, que sufre la mayor comercialización de la fiesta, tal como lo veremos más adelante. 2. Costumbres perdidas Si aquellos fueron los elementos nuevos del Carnaval, fruto del desarrollo del capitalismo en Barranquilla, ahora veamos los aspectos de esa misma fiesta que han desaparecido totalmente o cuyos residuos sobreviven a pesar del marginamiento al que se les tuvo durante algún tiempo. Si bien es cierto que se mantienen muchas manifestaciones y costumbres folclóricas a través de la historia, hay, sin embargo, otras que se han perdido por las relaciones económicas que se manifiestan en el seno de la sociedad “currambera”. Detallemos brevemente algunas de estas tradiciones. 2.1. Salvoconducto, pasaporte o “Vara Santa” En los últimos años del siglo XIX, los organizadores de las fiestas “vendían” un salvoconducto o pasaporte especial, cuyo valor era de un peso. Si alguna persona era sorprendida sin dicho “documento” era “detenida” y “multada”; antes de pagar era llevada a la “Vara Santa”, que era una vara larga, recta, llena de hormigas, ubicada en la mitad de la 96 EDGAR REY SINNING plaza de San Nicolás desde el sábado de Carnaval. Al respecto nos informa el padre Revollo que en medio de la plaza de la iglesia (San Nicolás) se alzaba un instrumento de tortura que era una varasanta, clavada de punta, a la cual amarraban los piratas a los individuos de la ciudad que no habían querido pagar el pasaporte de libre tránsito por las calles en los días del carnaval. Era ésta una contribución forzosa a que se veían obligados los ciudadanos que no se exponían al tormento doble que constituía el ser atado a una varasanta, criadero de hormigas bravas. Con razón dice la adivinanza de esa vara: La madre santa y las hijas diablas38. Esta tradición permitía muchos abusos que se cometían, lo que llevó a las autoridades a prohibir dicha actividad. Los dineros que se recogían por las “infracciones” eran destinados a sufragar los gastos que acarreaba la fiesta. En los primeros años del establecimiento de esta costumbre era muy divertida, y se realizaba dentro de un ambiente de humor y conformidad propios de una fiesta de goce y jolgorio, que hoy no existe. 2.2. La conquista Una tradición también perdida, pero tal vez suplida por otras, era la que se realizaba el martes de Carnaval por la tarde en la “Plaza San Nicolás”; concurrían todas las danzas a la misma plaza, donde se efectuaban verdaderas riñas entre ellas, para arrebatarse las respectivas banderas: era lo que se llamaba la Conquista, si bien esta comenzaba el domingo en la mañana, yendo los piratas (cuerpo policivo 38 REVOLLO, op. cit. JOSELITO CARNAVAL 97 carnavalérico de unos cincuenta u ochenta hombres disfrazados de rojo con chopos viejos) a la Loma, que es hoy Barranquilla, a sacar los indios del monte, que aparentaban venir cautivos a la plaza”39. Más tarde, el evento se trasladó a la “Plaza Siete de Abril”, hoy parque “Almendra Tropical”, donde se reunían todas las danzas y los conjuntos en pos de la conquista de las banderas, de manera que quien lograra el mayor número de éstas se hacía merecedor a un premio. En 1923, “La Conquista fue en la plaza ‘Siete de Abril’; sostuvimos una lucha enorme con otras danzas, la del Congo Bajero, La Chiva, La Burra Mocha, El Garabato, El Buey, Los Negros Tiznados, Los Indios Chimilas40. Ese enfrentamiento entre las diferentes danzas que participan en el evento corresponde a lo apreciado por el europeo Van Rensselaer en 1829, ya citado anteriormente. Este acto, de mucha significación en los carnavales y herencia llegada con los lobanos y momposinos que en carnavales y en la fiesta de San Martín de Tours sacaban la danza, ha sido reemplazado aparentemente por la “Gran Parada”, y últimamente por el recorrido que hacen los grupos de comparsas, comedias, cumbias y otros por los barrios del sur, organizado por la “Asociación de Grupos Folclóricos del Atlántico”, el martes de carnaval denominado “La reconquista del Sur”, hecho que tuvo muchos contratiempos con la “Corporación del Carnaval”, que no veía con buenos ojos tal actitud. Lo cierto es que los barrios como Rebolo, Las Nieves, El Bosque, Simón Bolívar, La Chinita y Carrizal están nuevamente disfrutando del Carnaval. Actualmente las relaciones con 39 40 Ibíd DE LA ESPRIELLA, op. cit. Diario del Caribe. Segunda parte. 98 EDGAR REY SINNING CARNAVAL S.A, es buena y la empresa apoya la realización de tal evento. Sin embargo, en el año 2001 la Asociación organizó la “Batalla de Flores del Recuerdo”, por la carrera 44, en protesta por la forma como se toman algunas decisiones en dicha empresa. 2.3. Asaltos carnavaleros “Asaltar” las casas era una actividad muy propia de este evento carnavalero, puesto que se organizaban grupos de jóvenes de ambos sexos, entraban a las casas sin avisar y realizaban bailes sin que el dueño pudiera reprochar tal actitud, ya que formaba parte de las carnestolendas; estos grupos se presentaban antes de los cuatro días de la fiesta, del jolgorio total. Al respecto comenta el diario El Espectador del día 20 de enero de 1923: Antenoche (18 de enero), bandas de enmascarados, formadas por jóvenes y damas distinguidas, asaltaron hasta horas muy avanzadas de la noche. Estos asaltos seguirán hasta el fin de la temporada41. Hoy en día es imposible que exista esta costumbre, debido al desarrollo de la ciudad, y a que, por consiguiente, posee en su seno gentes de todos los rincones, lo que determina una inseguridad social. Aunque realmente era una forma de mostrar que en Carnaval “vale todo” o “todo vale”, pero no podemos olvidar que la urbanización y el desarrollo económico acarrean criminalidad, y, por lo tanto, es imposible pensar en actos como los “asaltos” carnavaleros, los cuales se dan pero en otra forma, a pesar del aumento de las fuerzas del orden. Estos elementos no son más que una versión cruda, que re- 41 El Espectador, Medellín, enero 20 de 1923. JOSELITO CARNAVAL 99 fleja las teorías sobre la cultura urbana, citadina. Para la época suceden actos que desbordan la fiesta misma, asaltos delincuenciales, como también asesinatos. En el Carnaval de 1980 hubo 27 muertos y 800 heridos42. Pero el asalto y asesinato más cruel comentado fue el de tres mujeres de una misma familia, la Kaled, hecho sucedido el lunes de Carnaval de 1984, configurándose así el crimen local más espeluznante de los últimos tiempos43. 2.4. Piñatas y anilinas Dos costumbres muy representativas de los carnavales del pasado las constituyen estos dos actos lúdicos del hombre barranquillero, hoy ya totalmente desaparecidas y una de ellas reemplazada por otra. La piñata se colocaba en una vasija de barro con dulces, palomas blancas y cubiertas con papeles y cintas multicolores; quien la rompía debía dar una fiesta en su casa el Domingo de Resurrección. Se rompía como cualquier piñata de cumpleaños. Para poder participar en el rompimiento de la vasija se hacía necesario tener suficiente capacidad económica a fin de poder sufragar una fiesta con toda la pompa del caso; de ahí que esta actividad, que formaba parte del Carnaval, era realizada por las clases acomodadas de la naciente ciudad. También se acostumbraba entre los sectores populares echarse y echar anilinas a las personas que encontraban a su paso. La maicena, harina o polvos han reemplazado esta tradición. 42 43 El Heraldo, Barranquilla, febrero 21 de 1980. El Heraldo, Barranquilla, marzo 8 de 1984. 100 EDGAR REY SINNING Tal cosa sucedió con el azul de metileno, producto barato y muy utilizado para el disfrute de la fiesta, como también la cáscara de huevo. Hoy la industria ha impuesto otros ingredientes, que como en el caso de la maicena no importa vaciar una caja, aunque mañana no haya para hacerla como alimento. La anilina y el azul de metileno se concentraban en las cáscaras de los huevos, después de utilizar la clara y la yema; la cáscara se empleaba tapándole el orificio por donde se había sacado el alimento. 2.5. Los Capuchones Los capuchones fueron la máxima expresión de los carnavales rurales en todos los pueblos de la Costa Caribe y esta tradición se observó en Barranquilla durante mucho tiempo; más adelante hablaremos de ella, porque consideramos que forma parte de la vida pasada del Carnaval. Tradición hoy desaparecida por causas propias de la nueva vida cotidiana que se vive en la ciudad, la cual provoca la desorganización de la personalidad, que explica el crimen, el suicidio, la corrupción e incluso la locura. El barranquillero añora el capuchón como una de las formas más típicas del Carnaval, casi que no se concibe el evento carnavalero sin él. 2.6. Decimeros o pregoneros (letanías) Los decimeros o pregoneros fueron muy importantes en los carnavales anteriores; eran apreciados por los chismes recitados en forma de responso; hoy están casi olvidados, no se muestran, hay que buscarlos. Cada año sería posible editar un libro de los versos compuestos a la vida actual. JOSELITO CARNAVAL 101 Los decimeros o pregoneros estuvieron aislados, no se veían; pero ellos caminaban recitando sus versos, donde narraban hechos que tenían relación con la situación política, social y económica de la ciudad, la región, el país y el mundo. Son una especie de periódico hablado o recitado, que cuentan cosas que todos conocen y saben porque han sucedido en la realidad, pero con picante y artificio mordaz. No participaban en ningún evento competitivo, pues los organizadores del Carnaval no les habían montado y organizado nunca un concurso, tal vez porque los versos satíricos y sarcásticos los golpean y ridiculizan. Sin embargo, la Corporación Autónoma del Carnaval, ente que dirigía la fiesta, organizó en 1991 el concurso “Congo de Oro” de las Letanías y en su primera versión fue ganado por “Los Criticones de la Esmeralda”, quienes nuevamente lo ganaron en 1994; “Los Lenguas Mochas” ganaron en 1992; en 1996 y 1997 el primer lugar fue para “Los Turpiales de Barranquilla”; en 1998, para “Los Turpiales de Tubará”, quienes en 1999 recibieron Mención Especial. Ese año los ganadores fueron “El Testamento de Joselito”, quienes ya lo habían ganado en 1995. Estos personajes cumplen el papel de los llamados COMO de la Grecia Antigua, los que dieron origen a la comedia griega; el como en su origen no necesitaba de escena ni recinto cerrado alguno; se constituía, por el contrario, en procesión itinerante, en algazara que se desplegaba por las calles, haciendo pausas aquí y allá para dejar oír sus burlas, sus improperios y sus canciones44. Esos son nuestros 44 MÍNGUEZ, José Antonio. La comedia y los cómicos griegos. Introducción al libro Teatro Griego, Aguilar, Madrid, 1979. 102 EDGAR REY SINNING pregoneros olvidados, por su carácter de críticos de la sociedad; y hacemos referencia al como griego y a la comedia griega, en este caso, porque de igual manera como ésta no tuvo la protección del Estado (con la que sí contó la tragedia) todo por su carácter crítico45; los pregoneros (letanieros) tampoco tienen esa protección, por el mismo motivo. Son muchos los grupos de letanieros, también llamados “Ánimas”, que se han dado en Barranquilla como: “ÁNIMAS DE REBOLO”, “LOS PREGONEROS DEL BARRIO ABAJO”, “LOS PREGONEROS AL DÍA” y “LOS CHISMOSOS DEL BARRIO CHIQUINQUIRÁ” (nacidos en 1952), entre otros. Algunos afirman que las letanías barranquilleras nacieron en 1930, en la esquina de la calle Soledad con el callejón de Ceiba (hoy calle 17 con carrera 22), más concretamente, con Las Ánimas Negras del barrio Rebolo46. Veamos cómo se expresa esa sátira en versos recogidos en el año de 1979 en los carnavales, del grupo de “LOS PREGONEROS DEL BARRIO ABAJO”: En el nombre del ron Del ron y nada más que del ron (coro) Bendita sea tu pureza y enteramente lo sea Los borrachos se recrean en su preciosa etiqueta A ti celestial botella 45 Ibíd RAMOS, Edmundo. Prólogo al libro: Letanías. Un Aporte al Carnaval, Efemérides, Barranquilla, 1979. 46 JOSELITO CARNAVAL llenita de puro ron Yo te ofrezco en este día: alma, vida y corazón Trátame con cariño y que nunca quedes vacía. Aaaammeennn. Ron Medellín y Pepsi, que nos den (coro). Aquí está el “pelao” Ernesto Way y sus alegres pregoneros Advirtiendo a todo el mundo que no somos marihuaneros. El que fuma marihuana debe estar en la guandoca, con el plátano en el cuello y otro plátano en la boca (coro). Se va a comenzar el desorden y lo hacemos con disimulo y todo el que se cabré que se meta el deo en el... Culebra cascabel, Culebra cascabel (Coro). Que se lo metan a él los manes que usan cachucha y las mujeres que están que se lo metan la... Chula, la verga chula, Chula, la verga chula (coro). 103 104 EDGAR REY SINNING Ahora mismo las pelaa se vuelven una melcocha con ese “burro” pastillero a quien llaman Travolta. No nos gusta ese baturro Porque Travolta si es “burro” (coro). Ahora mismo las mujeres de propio no tienen nada los ojos pintaos de verde y las cejas muy bien sacada. Parece que sus maridos las levantan a trompá (coro). Tu tripa, tu cagalá Tú que la tienes dámela acá (coro). De qué le sirve a Barranquilla tener tantas cooperativas si la leche la ligan con agua y almidón. Por eso que en “curramba” hay tanto pelao pipón (coro). La cosa de las mujeres en los países cambia de nombre la llaman por los refranes y también por sobrenombre. En Cuba la fruta bomba En Puerto Rico gula gualla En Venezuela es la cuca Y en “curramba” la papaya (coro). JOSELITO CARNAVAL 105 Que nos den Medellín para seguir con la tesis pero que sea acompañado con una sabrosa Pepsi (coro). Hay niñas en los colegios muy bonitas y bacanas pero llegan a las clases repletas de marihuana. Marimbita de la fina y en el Prado cocaína (coro)47. Y así dentro de ese discurso poético, se trata de mostrar, y lo logran, la realidad de una sociedad como la barranquillera, con todos sus conflictos, propios del capitalismo y de sus consecuencias. A nadie le queda la duda de que en Barranquilla y en las otras capitales las pasteurizadoras le agregan agua y otras clases de sustancias a la leche, para rendirla y derivar un mayor provecho personal para su propietario; la sátira al Travoltismo, como de agresión cultural imperial, es clara, y al comienzo un bello verso a la botella, al ron, sin el cual la fiesta no puede ser. Aunque se asoman visos de compromisos comerciales con una fábrica de licores y otra de gaseosas, de todos modos pensamos que en sus versos no hay pactos con nadie que detente el poder, sino, por el contrario, es en contra de los que lo poseen; miremos ahora una crítica sin tapujo a los Seguros Sociales o “INSEGUROS”: 47 REY SINNING, Edgar. Entrevista con “Los pregoneros del barrio Abajo”, Barranquilla, Carnavales de 1979. 106 EDGAR REY SINNING Yo comienzo la cuestión con los Seguros Sociales para decir que sus médicos todos son antisociales. Que nos brinden de un tilín Ron Añejo Medellín (coro). Por eso yo les dedico este pregón inmortal cuando vayan al infierno Candela van a llevar. Qué médicos tan cochinos más parecen asesinos (coro). Que nos den Ron Medellín para seguir con la tesis pero que sea acompañado por una sabrosa Pepsi (coro). Qué vergüenza, qué pecado, estas vainas son fatales el negocio del Gobierno con los Seguros Sociales. Que nos traigan esos gallos, pa’levantalos a guayo (coro). Si alguno va con diarrea, le pronostican paludismo, le mandan unas pastillas y de ñapa un sinapismo. Huele a feo, huele a feo, al Seguro me lo meo (coro). JOSELITO CARNAVAL Ni de vaina, ni de vaina esas cosas nadie jala to’ el pobre que va ahí, derechito al Calancala.* Que nos den por la rezada, Medellín con Pepsi helada (coro). El Seguro, ¿cuál seguro? Ese que llaman Social parece la muerte encuera que salía en el Carnaval. Huele a feo, huele a feo al Seguro me lo meo (coro). No me gusta el cementerio mucho menos el Seguro allí lo matan a uno por mi madre se lo juro. Qué médicos tan cochinos más parecen asesinos (coro). Hacer cola para entrar de manera bien galante No sabiendo al salir, salen patas pa’lante. Qué médicos tan cochinos más parecen asesinos (coro). Ustedes son doctores y enfermera bien arisca * Cementerio popular de Barranquilla. 107 108 EDGAR REY SINNING pero tratan al paciente como si fuera mariachi. Mediquillo, pacotilla, que le den por la polilla (coro). Dense cuenta que el castigo, ya de precio te subió to’ el que va al Seguro enseguida se murió. En los Seguros Sociales todos son antisociales (coro). Quien gana con los Seguros son los dueños de cajones pues el Seguro sí mata Enfermos y por montones. No me gusta esta piyama que yo me muero en mi cama (coro). Cuando pase por ahí toque madera con el guayo lo que recetan ahí es pura mamadera de gallo. Al Seguro nunca vaya pues le parten la papaya (coro). Al que va por la mañana a treinta días lo anotan cuando llega a la consulta ya está muerto, ya no sopla. Al Seguro nunca vaya pues le parten la papaya (coro). JOSELITO CARNAVAL Quien se cure en el Seguro por mi madre tiene suerte si no seguro de muerte. Para seguir con la tesis Medellín con una Pepsi (coro). Esto que lo digo lo digo a las ocho en vez de Seguro voy derechito a ‘Puerto Mocho’. Para seguir con la tesis Medellín con una Pepsi (coro). Calancala, Calancala está de fiesta con los muertos pues quien entre a los Seguros nunca más sale despierto. Al Seguro nunca vaya pues le parten la papaya (coro). No me gusta el cementerio pues la vida es bien legal ni de vaina nunca vaya a ese inseguro insocial. Huele a feo, huele a feo al Seguro me lo meo (coro). Que yo me muera en mi cama me dan mondongo en cualquier lao pero al Seguro Social ni de vaina ¡qué carajo! No se pierda, no se pierda el Seguro es pura mierda (coro). 109 110 EDGAR REY SINNING Si alguna llega en estado la miran de medio lao los mediquillos le dicen: que tiene un tumor pasmao No somos ningún baturro esos médicos son burros (coro). La pobre que ya espera como cualquiera lo ve se mete en el inodoro y ahí mismo tiene el bebé. Matasano, matasano se parecen al marrano (coro). Que me muera de viejo y que coma pura fruta pero al Seguro Social ¡Ay! Parranda de H. P. No queremos más mamertos no queremos vernos muertos (coro)48 . Es apenas una muestra de la capacidad creativa de mostrar la inconformidad del pueblo frente a los servidores de los Seguros Sociales de nuestro país, varias veces criticados por los pésimos servicios que ofrecen a sus afiliados; son hechos sucedidos no sólo en Barranquilla sino en muchas ciudades del país, donde la ineficacia de este instituto es inmensa, como su inmoralidad administrativa. Otras letanías son el reflejo de una situación que quedó impune (la muerte de varios obreros de la construcción cuando se cayó la torre anexa que se le estaba haciendo al “Hotel El Prado”) y na48 Ibíd JOSELITO CARNAVAL 111 rran cómo los barranquilleros interpretan la tragedia ocurrida en la ciudad, como las de los grupos de animeros: Tiene coraje, tiene coraje ese matón depravado que construyó sin varilla la torre del ‘Hotel del Prado’ Como robó la varilla, le tiramos la polilla (coro). Desgraciado hijo de H. P. tú que eres gran asesino la varilla que no pusiste que te la claven en el fundillo. Si se robó la varilla, que le den por la polilla (coro). Se robó su millonada para construir ese entuerto sin importarle los obreros que ahora mismo yacen muerto. Que le den por la polilla, constructor de pacotilla (coro). En el nombre del Ron Del Ron y nada más que del ron (coro). Enrique Celsi matón te regalo este pepino mataste a más de treinta eres ladrón y asesino. Como todo buen costeño, pedimos Aguardiente Antioqueño (coro). 112 EDGAR REY SINNING Te has vuelto millonario te lo digo muy sincero Enrique Celsi que te claven en la cárcel sin agüero. Por robarte la varilla, que te den por la polilla (coro). Asesino, desgraciado yo nunca te tiendo la mano pero a ti no te hacen nada porque vives en ‘El Prado’. ¡Que lo claven sin agüero, en la cárcel la Modelo (coro)49. Después de “rezar” varias letanías, los pregoneros se retiran o terminan su actuación con unos versos muy significativos y preventivos; todos cantan en coro: Ya se van los pregoneros/ los reyes de la alegría/ esperando no nos corran/ a la santa madre mía50. Las letanías de “LOS CHISMOSOS DE CHIQUINQUIRÁ” llevan casi cuarenta años, sacándole los trapos a las gentes de Barranquilla. La agrupación, fundada por Aurelio Colina, quien ya no está, hoy la dirige Gilberto Gómez. Critican a todo el mundo: al equipo de fútbol Junior, sus jugadores, al entrenador, a los periodistas Marcos Pérez, Edgar Perea y Pacheco, y los que llevan más palo son los políticos. Algunas letanías de este grupo dicen: 49 50 Ibíd Ibíd JOSELITO CARNAVAL 113 Quieren poner un monorriel en Barranquilla, según una comisión que estuvo aquí el otro mes. Ya hay muchos políticos que están estudiando cómo se dice chanchullo y serrucho en japonés. Los políticos forman una pelea y en el concejo se ofrecen de balazos. Pero ya todo el mundo sabe que son cucarachas del mismo calabazo. Para engañar la pobreza absoluta, las amas de casa se la ingenian, ponen a hervir agua en la olla a presión pa’ que la vecina crea que están cocinando51. Y lo mismo que los otros grupos tienen una letanía que entonan y recitan al iniciar, ellos dicen: Somos los viejos chis- 51 RONCALLO FANDIÑO, Luis. Entrevista con “Los Chismosos de Chiquinquirá, separata de El Espectador, Bogotá, febrero 18 de 1982. 114 EDGAR REY SINNING mosos/ con nuestros versos naturales/ que andamos por todas partes/ alegrando estos carnavales52. Es esta una muestra de cómo a través de las décimas o letanías los “curramberos” expresan la problemática de la vida social del costeño, en medio de todo ese “caos organizado”; en medio de la cumbia, la tambora, la parranda y todo ese escenario de alegría y jolgorio, aprovechan estar en Carnaval para manifestar lo que piensan y dicen de sus problemas. Vemos cómo aparece en estos versos el enfrentamiento entre las clases sociales, donde se manifiestan las denuncias y las injusticias del gobierno nacional y de la clase en el poder, y es esto, precisamente, lo que denomina Paulo de Carvalho-Neto el folklore de la ‘Justicia’ queriendo representar con las comillas una manera eufemística de decir: injusticia... El de la opresión y ataque (‘Justicia’), y el de la resistencia y protesta (JUSTICIA)53. Es rica la producción poética de esas letanías, que en Barranquilla el hombre del pueblo utiliza para demostrar que a pesar de lo parrandero y cumbiambero también entiende y comprende la situación por la que atraviesa, como también identifica claramente a sus enemigos. Estos actos de “Groserías” que se muestran en el Carnaval también tenían ese calificativo dado por la aristocracia griega, y entre hombres como el mismo Aristóteles, quien no habla bien de la comedia sino que alaba la tragedia. En las llamadas comedias de Carnaval aparecen muestras de hechos políticos representados, como: “La Guerra de los Mil Días”, “La Masacre de las Bananeras del Magdalena”, y otros actos que han tenido resonancia nacional e internacional, en los cuales siempre pierden los pobres. 52 Ibíd DE CARVALHO-NETO, Paulo. El folklore de las luchas sociales, Siglo XXI, México, 1973. 53 JOSELITO CARNAVAL 115 CAPÍTULO II RESURRECCIÓN DE JOSELITO CARNAVAL A. APERTURA Se abre el telón del gran espectáculo un día preciso y hasta otro día, también preciso, se cierra. Se vuelve a abrir dentro de un año. Es el eterno retorno, indudablemente. Pero antes de que se abra el telón se escogen los artistas principales, los protagonistas: La Junta y La Reina; los extras ya están seleccionados: El Pueblo. Se inicia la fiesta no un día cualquiera sino el día de San Sebastián, 20 de enero, festividad consagrada por los cartageneros, cienagueros y por los habitantes de San Sebastián, Magdalena. Hoy, por el desarrollo del capitalismo y con el propósito de darle mayor comercialización al Carnaval, se comienza según la conveniencia. Todo lo que veremos en la fiesta se organiza desde el año anterior, pero desde la fecha escogida la gente no piensa sino en función del Carnaval; todo lo que se venía haciendo paulatinamente se agiliza y aparece en escena la entidad que organiza, maneja y dirige la fiesta, es decir, la empresa de economía Mixta “CARNAVAL DE BARRANQUILLA S.A.”. Sin embargo, todos esos preparativos de un mes o más tiempo son para concentrarlos en los cuatro días de rumba. Todo el derroche de manifestaciones folclóricas y fastuosas que van 116 EDGAR REY SINNING a aparecer en los días de carnestolendas se preparan y montan con antelación. La etapa del montaje de la fiesta es lo que llamamos precarnestolendas, significando con ello lo que antecede a las carnestolendas propiamente dichas. Ahora bien, se afirma que el montaje se inicia en la fecha anotada, pero eso es solamente en lo oficial, porque en realidad el Carnaval es preparado durante todo el año por un grupo de personas que trabaja exclusivamente para él, ya sea mediante su vinculación a la Empresa, o en forma aislada en busca de obtener su sustento económico. La Empresa se creó como fruto de la necesidad de mantener un organismo dedicado permanentemente a la dirección, control y comercialización del Carnaval, porque hay que entender que éste se ha convertido en un renglón de la economía de la ciudad, más que del departamento en general. Prueba de ello es el hecho de la cantidad de dinero que recibe la Tesorería Municipal por concepto de impuestos, que deben pagar caseteros, empresarios, fabricantes de licores y hasta vendedores de butifarra. De la prensa nacional entresacamos este dato: El año pasado (1980), el impuesto dejado por la licorera ‘de allá arriba’ arrojó un superávit en Tesorería de 22 millones de pesos. El treinta por ciento de esos dineros, al igual que en años anteriores, está destinado a la Universidad del Atlántico. La media botella de ron y/o aguardiente de Caldas y Antioquía deja en las arcas departamentales diez pesos con diez centavos. La botella completa $20.2054. El mismo diario comenta que la educación del departamento del Atlántico la ayudan a pagar los licores de Caldas y Antioquía, sencillamente porque son los licores que 54 Diario del Caribe, Barranquilla, febrero 28 de 1981. JOSELITO CARNAVAL 117 más se consumen durante la temporada. Es más, con la venta de estos productos se ayuda a financiar la educación en los departamentos donde se producen tales alcoholes. La Empresa con todo su andamiaje y funciones ha entrado a reemplazar la manera “anárquica” del goce de los barranquilleros. Lo ha “racionalizado” mediante la orientación que le da la burguesía, cuya dirigencia asume la dirección de la fiesta. Este es el aparato ideológico creado para pontificar sobre el Carnaval y del cual todos reciben sus órdenes. En el siglo XIX la selección del Presidente o Rey del Carnaval la hacia un grupo de amigos, y se erigía como requisito para la designación al más alegre, fiestero y parrandero. Existen excepciones, como el caso de “El General Carajo”, quien nombró presidente y presidenta en el año de 1903 por decreto y en 1904 se autoproclamó Presidente de los Carnavales. Del resto, la escogencia de la persona que preside el Carnaval ha sobrecaído en una mujer de la clase alta barranquillera, bien sea designada por un Comité Cívico o, como hoy, por la Empresa. 1. Reinas Mofas Así como en la antigüedad los babilonios y los romanos nombraban un rey de burlas, los barranquilleros también lo hacen. Primero un hombre con el título democrático de Presidente, y luego con uno teocrático o aristocrático de Rey. Cuando comenzó a ser una mujer sucedió lo mismo, ya que se han tenido varias denominaciones, tales como: capitanas, sultanas, presidentas y reinas desde 1918, con interrupciones. 118 EDGAR REY SINNING En la antigüedad las fiestas se hacían en honor al dios Saturno. Los romanos nombraban a un esclavo para que mandara, al cual obedecían; al cabo de la temporada era asesinado. De ahí la afirmación de que en un comienzo estas fiestas tuvieron como ingredientes los sacrificios humanos. Al respecto, Lucien Henry comenta: Ahora bien: Jesús ¿No es INRI, es decir, Jesús (el) Nazareno, Rey (de los) Judíos? Wendland (en Hermes, 1898) ha comparado a Jesús con un rey de las Saturnales, de estas fiestas donde momentáneamente toda diferencia era abolida entre esclavos y hombres libres y en las que se elegía un rey burlesco55. Recordamos las fiestas babilónicas en honor a la diosa Anaitis, las Sacaeas o Sacéas, donde se ubica el origen de las fiestas que concluyen con el surgimiento del Carnaval. En muchos pueblos las fiestas arrancaban con el nombramiento o escogencia de un “Rey Temporero”. De ahí, entonces, que digamos que con el nombramiento de la Reina del Carnaval y las Reinas Populares, los barranquilleros estén nombrando sus reinas de burlas o mofas. Su “reinado”, como su “Palacio Real”, forma parte de todo ese juego organizado, ya no es para morir físicamente al final de la fiesta, sino para morir al final de su mandato. Su muerte física, a diferencia de lo practicado por los babilonios o romanos, ha sido reemplazada por un muñeco, elemento introducido por los españoles, y traído a nuestro continente, el cual se entierra al final de la fiesta. Por eso afirmamos que el 20 de enero –o cualquier fecha actualmente– nace con la 55 HENRY, Lucien. Los orígenes de la religión, 3 ed. Claridad, Buenos Aires, 1968. JOSELITO CARNAVAL 119 María Moñitos Foto: Samuel D. Tcherassi 120 EDGAR REY SINNING Reina Joselito Carnaval, que es ella misma. Para todos los carnavales y para cada barrio existe una diferente. Existen algunos reyes de burlas como don José Enrique De La Rosa, don Enrique De Castro y “El General Carajo”; los primeros fueron reyes y el último presidente. De ahí en adelante las mujeres son las que aparecen cumpliendo el papel de reinas de burlas o mofas. Pero, ¿quién elige a estas reinas? En el siglo XX, en la década de los veinte, el Club Barranquilla nombraba capitanas, reinas o sultanas para que dirigieran la fiesta, a excepción de Toña I, que fue por elección como se comentó anteriormente. Desde 1937 hasta hoy la escogencia de la Soberana de las Carnestolendas está en manos del organismo que tenga la responsabilidad de organizar la fiesta. Un caso digno de señalarse fue el ocurrido en el año de 1979, cuando los Concejales hicieron que la Junta del Carnaval se rompiera al querer sobreponer principios puramente politiqueros. Esto suscitó protestas populares y llevó a que se conformara un Comité Cívico, presidido por el arquitecto Ricardo González Ripoll –q.e.p.d.–, nombrado por el Alcalde. Desde ese momento lo llamaron “el hombre que salvó el Carnaval”. La empresa “CARNAVAL DE BARRANQUILLA S.A.”, además de las funciones señaladas anteriormente, tiene en sus manos la escogencia de la Reina del Carnaval, que desde 1915 –cuando se nombró a Elida de Castro como presidenta de la fiesta, dama muy distinguida de la sociedad barranquillera– hasta nuestros días todas las reinas han sido seleccionadas de las capas altas de la sociedad barranquillera, mostrando con esa actitud que la clase dominante ni siquiera permite que sea una mujer diferente a su clase la que lleve la dirección de las festividades y solamente permite que el JOSELITO CARNAVAL 121 edecán (hombre que acompaña a la reina durante todas las presentaciones y actividades de las festividades) sea un hombre de los sectores populares. Su nombre es Alcides López Muñoz, pero todo el mundo lo conoce con el apodo de McArthur. Lleva más de 30 años de cumplir ese papel. En cierta ocasión una Junta de Carnaval quiso cambiarlo y el pueblo protestó airadamente por tal hecho y tuvieron que mantenerlo. Nos atrevemos a afirmar que con esta actitud se quisiera presentar una “conciliación de clases” en el interior de la fiesta. ¿Cómo se elegía una reina de Carnaval?, era una pregunta que se hacía la gente; hoy se sabe que para escogerla existen varios criterios y que el principal es su alegría y su “don” de gente, que sea capaz de mantener unas buenas relaciones con todos y, sobre todo, se dé a querer del pueblo. Lo cierto es que se conjugan intereses económicos, sociales y políticos, y la opinión popular no se tiene en cuenta. Lo único claro es que pertenece a “la Jay”, como dicen los “curramberos”, pues todas han sido de la clase burguesa o de algunas rancias familias aristocráticas barranquilleras, cuyos orígenes se remontan a la Provincia de Santa Marta. Miremos una lista de las figuras centrales de los carnavales desde que se escoge mujer, para comprobar la afirmación anterior: 1915, Elida de Castro (presidenta); 1918, Alicia Lafaurie Roncallo (reina); 1919, Dilia Baena Lavalle (sultana); 1920, Paulina Sojo (presidenta); 1921, el Club Barranquilla proclama una “gobernanta” para cada semana de la temporada, siendo elegidas: Rafaela Pérez López, Aminta Weeber, Rebeca Fuenmayor, Conchita Vengoechea de Faillace y Rebeca Donado; 1922, Rosita Lafaurie (presidenta); 1923, Toña Vengoechea; 1924, Isabel Elvira Sojo; 122 EDGAR REY SINNING 1925, Sarita Roncallo; 1926, Olga Heilbron Tavera; 1927, Rebeca Donado Ucrós; 1928, Josefina Vives Ballestas, todas estas últimas, reinas. En 1929 la Junta Directiva del Club Barranquilla resuelve no elegir Reina del Carnaval ese año, sino establecer un consejo de Regencia, integrado por las distinguidas damas: Alicia Carbonell, Julieta Vives Urueta, Carolina Sojo Palacio, Francia Pérez López y Ana Elvira Echeverría. Entre 1930 y hasta 1934, la Junta Directiva del mismo Club modifica la costumbre y toma la decisión de no nombrar reinas para el Carnaval, y en su reemplazo elige capitanas de comparsas. En 1935 es nombrada Alicia Falquez Grau; 1936, Josefina Osío, ambas reinas. Entre 1937 y 1941, la Sociedad de Mejoras Públicas y las Juntas de Carnaval toman las riendas del festín y nombran capitanas de los barrios, para realizar un verdadero carnaval popular; premian las comparsas y destacan las tradiciones populares por medio de danzas. En 1942 y hasta el presente año (excepto el año de 1948 por Estado de Sitio) se han designado reinas en el siguiente orden: 1942, Lolita Obregón Benjumea; 1943, Carmiña Navarro Donado; 1944, Niní Munarriz. El Tiempo destaca el acontecimiento en primera página, por esta época era cuando se elegían las reinas por escrutinio y las candidatas eran propuestas por los clubes sociales. La nota dice: NINI MUNARRIZ ELEGIDA REINA DEL CARNAVAL DE BARRANQUILLA.- Barranquilla, 23 (enero) -A las cinco de la tarde finalizaron los escrutinios para la elección de reina del Carnaval de esta ciudad, en los salones de la Sociedad de Mejoras Públicas, que estaban absolutamente colmados... Fue elegida reina la señorita Nini Munarriz Steffens, candidata del Club Riomar. Las candidatas restantes, señoritas Margarita Santodomingo y Leonor Putman, candidatas del Club Barranquilla y del Country Club, se- JOSELITO CARNAVAL 123 rán princesas56. Sigamos con la relación: 1945, Judith Blanco de Andreis; 1946, Tica Manotas; 1947, Ana María Emiliani; 1949, Leonor González; 1950, Edith Munarriz; 1951, Cecilia Gómez Nigrini; 1952, Gladys Rosanía; 1953, Carolina Manotas; 1954, Adelida Segovia; 1955, Lucía Ruiz Armenta; 1956, Carmiña Moreno; 1957, Margarita Angulo Carbonell; 1958, Vilma Escolar Nieto; 1959, Marvel Luz Moreno Abello; 1960, Lilia Arévalo Duncan; 1961, Edith Ulloque; 1962, Julieta Devis Pereira; 1963, Martha Ligia Restrepo; 1964, Carmen Vergara Vengoechea; 1965, Lucy Abuchaibe; 1966, Josefina Martínez Armenta; 1967, Martha Luz Vázquez; 1968, Rocío García Bossa; 1969, Luz Elena Restrepo; 1970, Ligia Salcedo Salom; 1971, Clarissa Lafaurie González; 1972, Margarita Rosa Donado; 1973, Fedora Escolar; 1974, Vicky de Andreis; 1975, Regina Margarita Sojo; 1976, Katia González Rosales; 1977, Nohora Adién Lafaurie; 1978, Patricia Abello; 1979, Esther Cecilia Cadena; 1980, Ana María Donado; 1981, Silvana González Martelo; 1982, Mireya Caballero Pérez; 1983, Luz María Rincón; 1984, Flavia Santoro; 1985, Luz Marina Atehortúa; 1986, Silvia Tcherassi; 1987 Maribel Fernández de Castro; 1988 Margarita Gerlein Villa; 1989, Laura Char; 1990, María José Vengoechea Devis; 1991, Liliana Gerlein Villa. Como se puede apreciar, hay muchos apellidos repetidos, que son de las familias pudientes barranquilleras. De ese modo es frecuente el parentesco entre las reinas, tal como sucede con la de 1990, que es la hija de la reina de 1962 y debe ser pariente de la de 1964, como también de Toña Vengoechea, reina de 1923; la de 1988 es hermana de la de 1991. En 1992 fue Brigitte Abuchaibe; y en1993, Claudia Dangond Lacouture, 56 El Tiempo, Bogotá, enero 24 de 1944. 124 EDGAR REY SINNING máxima expresión de la presencia de las familias magdalenenses en la fiesta carnavalera. En 1994 la reina fue Danitza Abuchaibe; y en 1995, Katia Nule Marino. En 1996 reinó María Cecilia Donado, conocida como “La Chechi”, prima de Ana María de 1980 y Margarita Rosa de 1972. El reinado de “La Chechi” es recordado por muchos barranquilleros como uno de los mejores del siglo XX y ella es símbolo del Carnaval currambero. Para la fiesta celebrada en 1997 fue otra de la familia Gerlein, María Alicia Gerlein Arana, llamada cariñosamente “Marialy”; en 1998 las carnestolendas las presidió Liliana Hoyos Sánchez, mujer llena de fiesta. Continuando con la tradición de seleccionar la mandamás de la fiesta, para finalizar el siglo XX (1999) fue ungida con ese privilegio Julia Carolina De la Rosa Valiente, “Juli”, como la llaman cariñosamente, hija de Manuel y de seguro pariente del primer Rey de un Carnaval barranquillero que, como queda dicho, se llamaba Enrique De la Rosa, de origen samario. Arrancando el siglo XXI, la reina de las carnestolendas fue Claudia Patricia Guzmán Certain, conocida familiarmente como “Cuca”, quien derrochó mucha alegría durante su reinado; Ilsa Margarita Cuello Gieseken fue la soberana de 2001 y para presidir las festividades de 2002 la reina fue María Gabriela Diago García, quien prometió realizar unos inolvidables carnavales y lo logró. Para el 2003 la reina fue una vez más de la dinastía de los Gerlein, Margarita Lora Gerlein; y para el 2004 la fiesta fue presidida por Olga Lucía Rodríguez Pérez, quien lució en la noche de coronación un vestido en homenaje al río Magdalena. Los sectores populares también tienen sus Juntas Directivas y sus reinas mofas. Tanto las unas como las otras son una repetición de lo que existe para el Carnaval en su conjunto. JOSELITO CARNAVAL 125 En el año de 1980 se unificó por primera vez el escenario de la coronación de las reinas, como un intento por democratizar dicho acto, ya que de esa fecha hacia atrás la reina popular y la otra reina eran coronadas en escenarios totalmente diferentes. Más tarde –hasta hoy– se volvió a la modalidad de utilizar diferentes escenarios para la coronación de estas soberanas. Ahora bien, entre las reinas populares se escoge una que se denomina “Reina de Reinas”. En otros años se ha llamado “Virreina”. Esto nos muestra que existen dos reinas: una de los sectores altos de la sociedad, que es la Reina del carnaval, y la otra de los sectores populares, sin trascendencia para la fiesta en general, aunque desfile en la “Batalla de Flores” y aparezca en algunos actos oficiales del Carnaval. Eso es lo que tiene que ver con la reina popular de barrios. Generalmente las Juntas de los barrios populares coinciden con las Juntas de Acción Comunal de los mismos, otras veces están integradas por grupos de amigos y otras por los simpatizantes de algún jefe politiquero o manzanillo, quien a veces se compromete con la elección de Reina de Reinas, a cambio de unos votos. Estas Juntas eligen la representante popular, que a veces es la hija o pariente del presidente de la Junta Comunal o del amigo más cercano de quienes conforman la Junta. Los sectores populares no se escapan de la utilización de este tipo de maniobras. Ambas clases encuentran ventajosa la elección de la reina, en beneficio de la familia “real”, ya que esta posición les permite recaudar fondos y recibir frutos personales, como en la antigüedad, donde el “Rey de Burlas” adquiría poder y se le ofrecían todos los placeres que deseaba: mujeres, vino, comida, frutas y sus sirvientes, eran los amos, o sea los papeles de la vida real se invertían. 126 EDGAR REY SINNING Si los sectores populares repiten lo que el sector dominante hace, debemos entender que, al fin y al cabo, las ideas de este último son las que se imponen, lo cual es el lógico resultado de una sociedad capitalista donde prima el individualismo, la competencia, la usura, el chantaje, el egoísmo y todas las ideas de una sociedad descompuesta moral o ideológicamente. En fin, cada uno lucha por sus intereses, los unos por la venta publicitaria legalmente formalizada, los otros por conseguir medios para continuar sobreviviendo e impedir su asfixiante situación económica, y otros tantos como los politiqueros de turno para reclutar adeptos o simplemente cazar votos, para su elección o reelección que le permite mandar y manosear, vivir de la politiquería beneficiándose de las prebendas burocráticas y de los “chanchullos” propios de nuestra democracia burguesa. Y todas estas situaciones que son conocidas a diario por la gente, aparecen claramente en los disfraces y las pancartas, que hacen alusión a este tipo de problemas sociales y políticos de la sociedad barranquillera en particular, pero que es extensivo a Colombia en general. Podemos ver entonces cómo eso que llamamos “la organización de las fiestas”, que se expresa a través de las Juntas, no es otra cosa que la organización de negocios para unos, lo que a su vez es aprovechado por otros para conseguir su sustento anual. Un hecho de gran comercialización de las fiestas y la mujer, es la utilización de ésta como medio publicitario. El periodista José Cervantes Angulo comenta en el diario El Heraldo, que cada año, las factorías de licores, cervezas y gaseosas se disputan los favores de la reina del carnaval en cuanto se refiere al monto de los aportes. Esto garantiza privile- JOSELITO CARNAVAL 127 gios porque es un vehículo de publicidad57, o sea, de acuerdo con la cuota para financiar el Carnaval se reciben beneficios publicitarios. Existen muchas fotografías donde aparecen la reina y un empresario, aquella recibiendo un cheque y el otro entregándolo. Cada reina popular tiene que representar a su barrio acompañada de su gran carroza y comparsa en el desfile de la “Batalla de Flores”, para lo cual requiere una inversión. ¿Y cómo se consigue esta financiación?; pues a través de las verbenas, realizadas todos los fines de semana –antes desde el 20 de enero, hoy desde la fecha que determine la empresa Carnaval S.A., hasta la celebración de los carnavales– y, generalmente, patrocinadas por empresas comerciales que aprovechan la oportunidad para publicitar sus productos – aparece la trilogía: aguardiente, cerveza y gaseosa–; de igual forma, el gobierno departamental o municipal se “lucía” con algunos pírricos auxilios a las Juntas de Acción Comunal, que tenían como destino el patrocinio de las festividades; otro que “colabora” es el politiquero, con aportes del fisco municipal o departamental y a veces del orden nacional. La empresa CARNAVAL S.A., entrega algunos recursos para tal efecto y la ganadora recibe grandes premios. Es explicable la presencia de la publicidad de muchos productos en el Carnaval, que con el pretexto de patrocinar a cualquier candidata es utilizanda para promocionarlos. En este, como en otros actos, se muestra la penetración del gran capital y su papel determinante en las festividades popula- 57 CERVANTES ANGULO, José. El Heraldo, Barranquilla, febrero . 21 de 1979 128 EDGAR REY SINNING res; de esta forma la empresa privada y la empresa oficial se vinculan a esta tradicional fiesta con su objetivo claro: PROMOCIONAR PARA VENDER. En esto consiste la “democracia” del Carnaval, ya que ricos, acomodados y pobres participan del evento; unos como emisores de un mensaje y otros como canales y receptores del mismo; unos sirviendo a unos intereses totalmente ajenos a su vida, fruto de su alienación, y otros patrocinando su diversión y colocando la creación popular a su servicio. El sentido del “Rey de Mofas” de los antiguos ha cambiado sustancialmente, pero es apenas normal: el sacrificio humano no se da, como tampoco la inversión de que el esclavo se convierta en amo durante unos días y los amos en esclavos durante los mismos. Pero sí quedan algunos elementos de la “Reina Mofa”, ya que por unos días no la depone un movimiento político o algo parecido sino que el tiempo de su “reinado” se acaba con la fiesta. En su reemplazo no queda nadie. Otra característica es el posible poder que adquiere dentro de la comunidad de vecinos la reina popular; y en la sociedad barranquillera, la reina del Carnaval. 2. Diviértete como puedas o disfrázate con lo que tengas Todo el jolgorio y la locura carnavalera se ordenan a través de la expedición de un documento, en el cual se establecen normas y se anuncia el inicio del festín declarando que todos han entrado en época de Carnaval, es decir, de fiesta, y todos saben que es la apertura oficial de la “temporada”. Así la gente está a la espera de las órdenes, ya que cada Carnaval se distingue por su mandato. Este documento se conoce con JOSELITO CARNAVAL 129 el nombre de Bando. El Bando, o lo que podríamos llamar también el Edicto, es una tradición muy antigua, que se remonta a las primitivas formas de dar a conocer una orden o una ley imperial y que aquí en América fue puesto en práctica por los conquistadores españoles, para dar a conocer las normas expedidas que iban a lesionar los intereses de los sectores menos favorecidos en sus colonias americanas. Recordemos que el levantamiento insurgente de “Los Comuneros” fue originado por la lectura y fijación de un edicto. Sin embargo, en lo que tiene que ver con la realización de carnavales no hemos encontrado alguna referencia a lo que podríamos denominar apertura oficial a manera de pretemporada o, como afirmamos, unas precarnestolendas, sino que por el contrario en el comienzo de las fiestas en firme (en este caso loscuatro días en la actualidad y tres en el pasado) se señalan algunos hechos que expresan la forma de cómo se anunciaba el inicio y el cierre de la fiesta. Los españoles y los europeos en general acostumbraron a leer los edictos o bandos en la plaza pública el día de mercado fundamentalmente, con el ánimo de que todos los súbditos se enteraran de las nuevas órdenes; antes de su lectura se invitaba a escucharlo al son de un tambor. En época de las Saturnales los reyes de burlas expedían mandatos de carácter irónico y burlesco a sus súbditos temporales. A uno de éstos podía ordenarle que mezclase el vino, a otro beberlo, a otro que cantase, al otro bailar, al de más allá que pronunciase un discurso en su propio descrédito y al otro que diera la vuelta a la casa llevando a cuestas a una flautista58. De ahí lo que se afirma de Jesús, cuyas órdenes 58 FRAZER, Sir James George. La Rama Dorada: Magia y Religión, 7a. reimpresión F.C.E., México, 1980. 130 EDGAR REY SINNING eran vistas a otros niveles: los milagros de burlas. Esta tradición la encontramos en Barranquilla, donde lo primero que hace la nueva “Soberana” (de Burlas) del Carnaval es dar lectura públicamente del Bando –hoy en día en el Paseo Bolívar y antes en la Placita de San Nicolás–. Era allí donde se daba lectura del Bando. Y allí mismo donde se concentraban las huestes carnavaléricas antiguas para escuchar las disposiciones oficiales que reglamentaban la temporada a partir del 20 de enero, día de San Sebastián, fecha tradicional59. En el Bando están contenidas todas las disposiciones que se espera sean aceptadas y puestas en práctica por los barranquilleros, a fin de dar ciertos matices de especialidad a cada carnaval. Recordemos que Toña I expresó: el Carnaval será todo alegría, y será todo animación; Ana María Donado en 1980 ordenaba a súbditos y vasallos disfrazarse como fuera con esta expresión: Disfrázate con lo que tengas, y otra reina expresaba: Diviértete como puedas; María José Vengoechea leyó su Bando en la Plazoleta de la Iglesia del Carmen y sus órdenes fueron: Serán extraditados los que no bailen en Carnaval; “La Chechi” Donado ordenó la Conmoción Carnavalera, y así sucesivamente cada reina durante su mandato determina un lema que identifica la fiesta. Es necesario entender esas órdenes para divertirse, es decir, bailando, tomando, enmaicenándose, en fin, gozando en el sentido más amplio de la palabra. Por su lado, las reinas populares no dan órdenes pero le colocan al “Palacio Real” nombres muy significativos que de igual manera invitan a la fiesta, tales como: “Bajo las Estrellas”; también le dan títulos a los bailes (verbenas) de un fin de semana, como “Una noche en el Caribe”. Ana María Emiliani 59 VENGOECHEA DE SILVA, Toña y ABELLO, Rodolfo. Diario del Caribe, Barranquilla, enero 20 de 1973. JOSELITO CARNAVAL 131 en 1974 convirtió el Club Riomar, en su primera “orden real”, en “El Alcázar de los Ensueños”, lo que nos muestra que las ideas se reproducen muy fácilmente. Lo cierto es que a partir de la lectura del mandato principia a armarse todo cuanto va a proporcionar diversión, derroche, desorden y, en síntesis, una gran francachela presidida por una “Reina de Burlas”. En las casas, calles, esquinas, tiendas, plazas de mercado, colegios, universidades, vecindarios, buses, todos tienen un tema: EL CARNAVAL. Todos piensan en la forma de gozar los cuatro días del festín y la temporada, como llama la gente a las precarnestolendas. Aquí la reina representa al monarca absolutista europeo que en época del feudalismo impartía órdenes para ser cumplidas por sus vasallos. Con estas órdenes “liberan” las ataduras que presionan a los hombres, se les permite la diversión total, de ahí que durante los carnavales en Barranquilla es muy usual decir que en el Carnaval “vale todo” o “todo vale”. El hecho analizado nos permite observar una doble relación o interpretación con este acto carnavalero. Por un lado, se ordena lo que se le antoja y, por el otro, esa medida siempre es libertaria. En la historia del Carnaval de Barranquilla se comenta siempre el Primer Bando, leído en 1881 por José I (era la época de los “reyes de burlas”), más concretamente por José Enrique De La Rosa, a quien apodaban “el pobre” (le decían así para diferenciarlo de otro que era rico). José I fue el primer Rey de Carnaval nombrado en Barranquilla y como señaló alguien tuvo un maravilloso discurso de posesión. Anteriormente leía el Bando el Alcalde de la ciudad, que incluía advertencia de las cosas que no estaban permitidas en la temporada. El Bando de don Pepe De La Rosa, como también le 132 EDGAR REY SINNING llamaban, presenta una característica común a las fiestas romanas, ya que durante las Saturnales en las casas se invertían tanto los papeles del Estado que los esclavos daban sus órdenes y derribaban la ley como si verdaderamente estuvieran investidos de todas las dignidades del Consulado, del Pretorio y de la Magistratura60. José I nombró ministros, anunció su mandato y hasta se atrevió a nombrar su sucesor. Veamos ese Primer Bando de Carnaval: Yo, José Enrique De La Rosa de renombrada memoria, que he conquistado en la historia la página más gloriosa con mi lengua estrepitosa y con mi invencible acervo hoy le digo al mundo entero que mi vandálica grey proclamándome su Rey me nombró José Primero. Que vayan a proclamar la pujanza de mi imperio formando ya el ministerio como lo paso a expresar: Ministro de Tierra y Mar “Buchón” Rodolfo Macías (Se van a quedar vacías las cisternas de Palacio); de lo Interior Juan Palacio Conde de Calderas Frías. 60 FRAZER, op. cit. JOSELITO CARNAVAL En tal virtud y en tal razón de que hay moros en la Costa marchan hoy mismo por posta, con delicada misión: Miguel Núñez al Japón Dominga Corcho a Berlín “Bartola” hasta Pekín montando en su yegua rucia; y cerca del Zar de Rusia Peñate con su violín. Gentilhombre y Guardasellos por su talla y por su porte como todo hombre de Corte he nombrado a Ascanio Puello. Hago a don Ricardo Arjona de in nómine portafolio, heredero de mi solio de mi cetro y mi corona Los que con su jartera o “stress” no compartan la guachafita popular traten de menoscabar el rito establecido en el Carnaval de la juerga, el berroche, no se disfracen y parrandeen serán calificados como personas no gratas por Joselito Carnaval! considerándoseles maleburcios, rajatablas, turpiales, guacamayas, buchiplumas, 133 134 EDGAR REY SINNING matacongos, barbudos, coralibes y corronchos para variar. ¡Al son de la tambora y al grito currambero de Viva el Carnaval barranquillero a mover el esqueleto se dijo: ¡Marica el último! ¡Guepaje!... 61. Ahí se aprecia la mofa, la burla a la sociedad, y todo porque estamos en carnaval; esa libertad se adquiría por el estado de catarsis social de la ciudad, todo se muestra al revés. Era costumbre de igual manera en Cartagena y Santa Marta: la reina nombraba Embajadores y otros cargos de importancia para una Monarquía, o como el caso del “General Carajo”, reacción comentada anteriormente y que produjo una investigación por parte del gobierno central. De todos modos las normas expedidas durante los “reinados de mofa” duran justamente el tiempo de la fiesta y el espacio es solamente el que abarca el perímetro del lugar de la francachela; de tal manera al final todo vuelve a la normalidad. Decíamos atrás que muchos estudiosos del Carnaval de Barranquilla consideran el realizado en 1892 como el más “ruidoso”, y un hecho que hizo producir ese efecto positivo fue la lectura del Bando. En ese año el “Rey de Burlas” fue Enrique De Castro, quien pronunció un bando escrito por Luciano Buitrago; en ese documento al “REY” se le dio el título de “Enrique Cuatrocientos”. Fueron cuarenta décimas 61 DE LA ESPRIELLA, op. cit. 2003. JOSELITO CARNAVAL 135 que contienen sátiras rebosantes de mucho humorismo, eran “puyas” a algunos jóvenes personajes barranquilleros. Fue tan trascendental y tan zahiriente que se leyó en varias esquinas de la vieja Barranquilla, y hasta se imprimió y repartió por toda la ciudad como hojas sueltas; esos renombrados versos dicen así: A ti, Enrique Cuatrocientos dignísimo Presidente, jefe noble e inteligente de danzas y regimientos, a ti, cuyos sentimientos rectos, generosos, reales, en los pechos liberales hallan eco cariñoso, rindo las armas gozoso, las de todos mis iguales. A tu mandato obedientes yo y mis monos marcharemos y a los combates iremos decididos y valientes; destrozarán nuestros dientes sin conmiseración alguna (sic) a quien por mala fortuna contra ti cometa yerro: allá le harán el entierro en los montes de la luna62. Doña Toña Vengoechea de Silva y don Rodolfo Abello comentan, refiriéndose al origen del Bando en los carnavales 62 ABADÍA MORALES, op. cit. 136 EDGAR REY SINNING de Barranquilla: Cuando el Carnaval comenzó a mediados de siglo pasado a tomar cuerpo como fiesta aglutinante permitida por las autoridades, y con la venia de la iglesia admitiendo las sanas e ingenuas diversiones profanas como estímulo y escape final antes de entrar en la sacrificada temporada de los ayunos y abstinencias de la cuaresma, las autoridades reglamentaron el desarrollo de las festividades dictando medidas que se promulgaban por medio del Bando característico de la tradición oficial. Todas las medidas adoptadas por el Ayuntamiento se daban a conocer primero –costumbre de profunda raíz vernácula en la Colonia– por medio de la lectura del Bando, donde al compás del ‘rataplán’ de los tambores acudía la gente presurosa a enterarse de las últimas medidas y disposiciones. La Plaza principal de la urbe ‘arenosa’ de entonces no era el Paseo Bolívar de hoy, artería y corazón de la ciudad capital, sino el parque de San Nicolás... Con el correr del tiempo y los cambios que fueron alterando las costumbres carnavaléricas, el Bando perdió su antigua seriedad. Los poetas de la urbe improvisaban décimas, arreglaban decretos en solfa, imitando las graves disposiciones oficiales, y en plan de chanza y befa, trajeados a la manera clásica. Vestidos de payasos, de pregoneros de la Colonia, de Arlequines, etc., salían los encargados de esta ridiculización al leer el famoso ‘Bando’ original que cada año despertaba expectativas, por las ocurrencias, chispazos y graciosas alternativas de sus autores63. Ésta es, sin duda, la mejor descripción de tan importante acontecimiento y aquí por último podemos destacar la capacidad creativa de los bandos transcritos arriba. Reemplazado el Rey por la Reina, es ésta 63 VENGOECHEA y ABELLO, op. cit. JOSELITO CARNAVAL 137 la que lee el Bando e imparte las órdenes carnavaleras. La tradición, pues, del bando, pero más su lectura, siempre ha constituido un acontecimiento y aún hoy la gente en Barranquilla vive pensando en lo que dirá el edicto de la nueva reina. Aunque se den órdenes como la de Disfrázate con lo que tengas o cualquier otra parecida, los “ñeros” hacen caso omiso de la ordenanza, ya que siempre por nacimiento o por adopción buscan la forma para pasar el Carnaval mejor, y tratar de vivir los cuatro días cerca del mundanal ruido, como sea, pues lo importante es pasarlo bien. Al recuperarse la figura del Rey Momo, estos personajes han vuelto a escribir y leer sus bandos. Uno muy comentado fue el de Robinson Albor, Rey Momo del año 2000, que a la letra dice: Yo, por la venia de mi pueblo barranquillero Rey Momo del Carnaval ordeno y mando en mi bando farandulero: Declárase a “La Arenosa” tierra guapachosa en estado de sitio carnavalero...¡GUEPAJE!... A partir de esta fecha farolera, toque de queda parrandero que regirá durante todo el zafarrancho. Los alzados en copas que se tomen la ciudad serán amnistiados si se comprueba su beligerancia de alcohólicos epónimos hasta el Miércoles de Ceniza y muerto de risa! Permiso estrafalario otorgo para portar armas de percusión y licencia para transitar chéveremente por todas las áreas de candela con tambores de largo al- 138 EDGAR REY SINNING cance, flautas de calibre superior y demás proyectiles de confetis y serpentinas. Aquellos mamertos, maleburcios, coralibes, mequetrefes, caídos del papayo y rajatablas que se las tiren de aguafiestas se les declarará CORRONCHOS de tiempo completo y se les extraditará de mis predios feudales como lo disponen mis mariscales de campo raso, los monocucos guayaberos, marimondas, garabatos, toritos, congos... ¡A carnavalear se dijo! ¿Cómo les quedó el ojo?... ¡AÑOÑI!...64 B. ACTORES Y ESCENARIOS (COREOGRAFÍA) Mucho antes de darse la ordenanza la gente se viene preparando para el convite. Antes, por la cercanía de la vivienda, y del trabajo inclusive, y por todos los vínculos de familiaridad que permitía esa comunidad vecinal, era común ver a los grupos de actores y fabricantes de sus propias vestimentas preparándolas en conjunto y practicando para salir bien cuando se iba a pasear por las calles del barrio y por los barrios aledaños. Como es apenas normal los habitantes viven preparándose desde el último miércoles de ceniza para el carnaval del año entrante. Así mismo, las empresas se preparan para el festín y se comienza la preparación y el montaje de los escenarios que van a utilizarse en la fiesta. 64 ALBOR RODRÍGUEZ, Robinson Rafael. Bando, Rey Momo del Carnaval, 2000. Barranquilla. JOSELITO CARNAVAL 139 Las Farotas Foto: Samuel D. Tcherassi 140 EDGAR REY SINNING Las expresiones artísticas son el elemento tradicional de las carnestolendas; éstas se ven afectadas, ya que su lucha por sobrevivir no escapa del ahogo económico y, por lo tanto, se tiene que recurrir al patrocinio a cambio de un letrero o aviso anunciando cualquier cosa diferente a la comparsa, danza o disfraz; al tener que buscar ese tipo de patrocinio, la expresión cultural pierde todo su carácter de folclórico y aparece más bien la utilidad como un medio de promocionar productos de consumo, lo que los convierte en mercancía, de ahí que afirmáramos que en el Carnaval la empresa publicitaria con su “buena voluntad” de vincularse al evento fiestero tiende cada vez más a invadir los escenarios folclóricos, los cuales han sido patrimonio popular y han soportado todos los intentos de modificarlos, a pesar de la penetración cada vez mayor de la cultura imperial. Pero el ahogo económico modifica en parte esa actitud de resguardar las tradiciones culturales empíricas, vivas, que son componentes del nivel espiritual del hombre. Entonces se presenta una lucha permanente por proteger esas expresiones que son patrimonio auténtico del pueblo que es quien en últimas hace el Carnaval. Si esas tradiciones populares se pierden, de igual manera el Carnaval se acaba como expresión de una cultura triétnica y de una raza cósmica. El Carnaval es la fuerza de la vida del hombre costeño residente en “La Arenosa”, y de los propios “ÑEROS”, y si se opacan las tradiciones no hay posibilidad de expresar esa fuerza espiritual. 1. Danzas, comparsas, comedias y disfraces Como lo afirmamos anteriormente, en la época de precarnestolendas es fundamental el comienzo de los prepa- JOSELITO CARNAVAL 141 rativos de las danzas*, las comedias, las comparsas, las cumbias, los disfraces y demás expresiones carnavaleras, aunque hoy no muestran la compactación de antaño, cuando los vínculos familiares eran mayores; ahora el desarrollo capitalista y urbanístico de la ciudad impone una sociedad diferente y, por lo tanto, otro tipo de relaciones familiares, lo que lleva a desarrollar otro tipo de trabajo; ya no queda tiempo para realizar el traje o el disfraz, y hay que encargarlo a otra persona; los grupos folclóricos existentes en la ciudad, y sobre todo en los barrios populares, donde se conservan y mantienen las tradiciones carnavaleras, comienzan a buscar su sitio de reunión para las prácticas que exigen los bailes y comparsas. Las sesiones de trabajo, que antes eran regulares, ahora muestran obstáculos como consecuencia de la dispersión de la familia, y en muchos casos se deben suplir necesidades humanas con vecinos o algún amigo allegado al grupo originario de la danza, comparsa, comedia o cumbia, ya que éstas tienen por capitanes o jefes a los ancianos, o a los más veteranos de una familia con tradición o “dueña” del grupo. El lugar de reunión puede ser la casa del jefe o la de la reina de burlas del barrio, o sencillamente alguna residencia de uno de los integrantes; ahí se realizan los ensayos y demás preparativos necesarios, ya que la ciudad no cuenta con lugares o instituciones especializadas que faciliten sus escenarios para este tipo de actividades; caso contrario sucede en el Brasil, concretamente en Río de Janeiro * Serie de movimientos cadenciosos del cuerpo, al son de la voz o de instrumentos musicales. Son grupos coreográficos que recogen la música, los cantos, el vestuario y los instrumentos musicales típicos de las culturas indígenas y africanas; entre los griegos la danza formaba parte de la educación nacional. El sinónimo de danza es baile; a quien actúa en una danza se le llama danzador o danzarín. 142 EDGAR REY SINNING y Bahía, en donde las escuelas de zamba se dedican a la enseñanza y transmisión de las tradiciones carnavaleras. Recientemente han aparecido danzas y comparsas de escuelas que vienen haciendo un excelente trabajo pedagógicofestivo: Carlos Franco (fallecido), cuyo legado cultural expone hoy Mónica Lindo desde la Corporación Cultural Barranquilla; la Academia de Danzas de las hermanas Peña, (Gloria y “Gacho”); la Escuela Folclórica “Palma Africana” dirigida por María del Carmen Meléndez y la “Escuela de Danzas de Marlio Cortés”. Igualmente las universidades y los colegios aparecen con sus grupos de danzantes como también las personas de la tercera edad. Las danzas, que mantienen aún muchas expresiones autóctonas, cuentan con un grupo central conformado por el director, los jefes de cuadrillas, los miembros más antiguos y los que demuestran mayor habilidad. En el Carnaval y como fruto del grado de familiaridad que surge de la comunidad, la composición de las danzas parte siempre de un núcleo familiar fuerte, al cual van agregándose vecinos del barrio y amigos. En caso de necesidad de escoger un bailador, por tradición se prefiere el paisano o coterráneo. Esto permite mantener el grupo y transmitir el baile de generación en generación. Es precisamente este sistema de organización lo que ha permitido conservar muchas de las danzas de Carnaval; es muy posible que si no se hubiera dado este tipo de estructura organizacional, muchas danzas habrían desaparecido, ya que no es lo mismo la enseñanza por un experto, a un aprendiz que no tiene raíces ancestrales en la cultura que la origina, aunque en este caso más bien podríamos hablar de subcultura, bien sea ribereña, sabanera o costeña propiamente dicha. JOSELITO CARNAVAL 143 La organización y los preparativos para las presentaciones en los carnavales se comienzan a hacer desde los meses de julio y agosto, y los sitios destinados casi siempre para los ensayos y todo lo pertinente a la organización de la danza son las casas de los jefes. Es esto lo que hace que sean transmitidas de generación en generación y hereden el poder de continuar con ella por muchos años. Entre las danzas de mayor renombre encontramos “El Congo Grande”, que data desde 1870, cuando parece ser que comenzaba a tomar forma el Carnaval, según vimos antes. Manuel Zapata Olivella, describe esta danza en los siguientes términos: Muy popular en otras épocas en Porto Bello, Colón y Cartagena, sólo subsiste hoy día en nuestro país en los carnavales de Barranquilla, donde conserva todo su esplendor. El vestuario, con túnicas, estolas y sombreros semicilíndricos de más de cincuenta centímetros de alto, adornados con arabescos de papeles, cintas, espejos bordados y cascabeles, es una transculturación del vestuario propio de ciertas tribus congolesas, que en esta forma asimilaron los trajes tradicionales de la Corte belga65. El maestro Abadía Morales cita a don Orlando Linero, quien expresa acerca de la danza del “Congo Grande” que realmente no se sabe qué representa ni qué recuerda su extraordinaria como exótica vestimenta, que consiste en un vestido multicolor: pantalón rojo, parches en las rodillas, camisa de varios colores, azul, amarilla y verde, con grandes encajes y arandelas en las hombreras y en las bocamangas y un alto gorro de cartón adornado con múltiples flores de papel, complementando su disfraz con la cara almidonada con sendas chapas redondas en las mejillas, cubriendo sus ojos con sendas gafas negras 65 ZAPATA OLIVELLA, Manuel. Citado por ABADÍA MORALES, op. cit. 144 EDGAR REY SINNING y llevando en las manos un machete de madera en la derecha y en la izquierda un muñequito... Su desfile lo hacen en dos hileras, recorriendo las calles con paso corto, un sombrerito de paja adornado de muchas flores y su rostro también almidonado y gafas oscuras66. Como se puede apreciar, las versiones no se diferencian en mucho, pero es bueno señalar un elemento importante y que no tiene nada que ver con los antepasados africanos; ese elemento son las gafas, que aún hoy aparecen en todas las variedades de “Congos” que salen durante el Carnaval. Los orígenes de las danzas del “Congo Grande” y del “Toro Grande” y sus derivados los encontramos en los cabildos de negros organizados en Cartagena, ya desaparecidos como sus carnavales. El danzarín de congo es el que más se aprecia en el Carnaval, ya que encontramos: “Congo Negro”, “Congolandia”, “El Congo Grande de Galapa” (nació en 1907 por iniciativa de don José Isabel Castro), “El Congo Tigre de Galapa”, “Congo Infantil Alegría”, “Congo Moderno”, “El Congo Reformado”, y otros; sin embargo, se mantiene una unidad en lo referente a la vestimenta y otros aditamentos, aunque se le han ido introduciendo el uso de máscaras de madera con cabeza de toro o vaca, siguiendo los mismos colores vivos del vestuario y cascabeles en la punta de los cuernos. De esta variación surgió la “Danza del Torito ”67, también llamada el “Torito Ribereño”. Como se ha señalado arriba la danza más antigua es la del “Congo Grande”, surgida en 1870 y que hoy desfila con el 66 LINERO, Orlando. Citado por ABADÍA MORALES, op. cit. ZAPATA OLIVELLA, Manuel. Citado por ABADÍA MORALES, op. cit. 67 JOSELITO CARNAVAL 145 nombre de “Congo Grande de Barranquilla”. Durante los 134 años de existencia ha estado bajo la dirección de cuatro dinastías: la de sus fundadores, los señores Macías y Brachi; después,la de los hermanos Lineros; luego la de Dionisio Muñoz Guerrero –para algunos la época del esplendor en 1925– y, por último, la de su actual director Ventura Cabrera. “El Toro Grande” nace en uno de los barrios más tradicionales de la ciudad: Rebolo en 1875, pero desaparece tal vez después de los carnavales de 1878; reaparece entre 1939 y 1941; y nuevamente la vemos desfilando en 1986 manteniéndose hasta hoy. De esta danza surgió la del “Torito” (1878) en el mismo sector popular barranquillero y desde que arrancó fue dirigida por uno de sus fundadores: Elías Fontalvo Jiménez, luego la tomó en 1930 su hijo Campo Elías, hasta 1963; al año siguiente la comandó Marcos Fontalvo De las Aguas, quien duró seis años al frente; desde el año de 1971 y hasta la fecha la capitanea Alfonso Fontalvo Torres. La danza del “Torito”, símbolo mayor del Carnaval “ñero”, se describe de la siguiente manera: El Torito se mueve al son de un tambor con un solo parche, acompañado de una guacharaca y el complemento de las palmas. Los hombres, cubierta la cabeza por un alto gorro o turbante de cartón, cuyo frente está adornado con multicolores rosas o flequillos de papel, ostentan una camisa de satín con arandelas y encajes en las bocamangas. El pantalón está diseñado con sendos parches en las rodillas, en forma de copa. Como elemento de vistosa decoración, una larga penca adornada con cintas se descuelga detrás del gorro hasta rematar en pomposa borla. Finalmente, pechera y capa cubierta con diversidad de pedrería, completa el atuendo. De este disfraz, mezcla de diferentes culturas, surge los rostros pintados de blan- 146 EDGAR REY SINNING co con redondas mejillas coloradas68. Continúa Zapata diciendo lo siguiente: Las danzas del Congo, Torito, Vaca, etc., que tienen origen común, tradicionalmente agrupan a familias y barriadas, llegando a sumar más de doscientos participantes. Los únicos instrumentos utilizados son los tambores monopercusivos, macho y hembra, a cuyo son improvisan coplas picarescas69. Estas danzas identifican el Carnaval, son consideradas como las autóctonas que se manifiestan en el festín. Podemos afirmar que su constancia se da gracias a los sectores populares de la ciudad: Barrio Abajo, Barrio Chiquinquirá, Barrio Loma Fresca, Andes, Carrizal, Barrio Arriba, Rebolo, entre otros. De ahí que la composición social de los danzantes es la de los albañiles, loteros, carpinteros, el zapatero remendón, el obrero, el vendedor ambulante, el comprador de botella y hierro, el mondonguero, el vendedor de chance y rifa, el vendedor de butifarra (el echao pa’lante), el guarapero, el del raspao de la esquina, y otros hombres dedicados a las más diversas actividades, para producir su sustento y sobrevivir, bien sea como asalariados, subempleados o dedicados al empleo disfrazados; estos participantes no son sólo los que integran el Congo y sus variedades o el Torito, sino que esta caracterización es válida para las danzas que aparecen en el Carnaval. Por otra parte, las danzas de origen africano, si hacemos excepción de las del Congo, son pobrísimas, comparadas con las antillanas. Sin embargo, es fácil distinguir una gran variedad de ritmos de tambor, que caracterizan las influencias preponderantes de las culturas africanas en ciertas regiones de la Costa... Se tienen los toques de negritos, angola, 68 69 Ibíd Ibíd JOSELITO CARNAVAL 147 tamborito tapado, bantú, cimarrón, etc. Los bailarines, morenos o no, se embadurnan con anilinas negras, negro humo, hollín, etc., y acompañándose con lanzas, clavos, machetes u otros objetos de palo, corean palmoteando con ellos el canto monótono del capitán, imitando onomatopéyicamente lenguas africanas, en las cuales suelen mencionar algunas de real origen bantú, yoruba y otros dialectos. Sólo se utilizan tambores monopercusivos, macho y hembra70 . Además de las danzas reseñadas de origen africano, encontramos otras cuya génesis está en América india y fundamentalmente en toda la región hábitat de varias tribus indígenas, las cuales aportaron igualmente elementos culturales a las fiestas que enriquecieron el Carnaval costeño, en particular. Enumeremos algunos de esos aportes nativos que se expresan con fuerza en las diversas manifestaciones de la cultura espiritual del pueblo costeño hoy: la gaita, la guacharaca, las maracas; los dos últimos son instrumentos nuestros muy famosos, utilizados en orquestas y combos; por ejemplo, la guacharaca es empleada en los conjuntos de música provinciana de acordeón (vallenato). Así mismo, danzas como “Los Indios Chimilas”, “Las Farotas”, “Los Coyongos”, “Las Pilanderas”, “El Hombre-Caimán”, “El Caimán”, “Las Cucambas” y “La Cumbia”, de origen eminentemente pocabuyano, sobre todo en poblaciones como El Banco y toda esa subregión, al igual que “La Tambora”, con fuerza en poblaciones como Tamalameque, Hatillo de Loba, San Martín de Loba, Barranco de Loba, Pinto, San Sebastián y en toda la “Depresión Momposina”, son aportes 70 ZAPATA OLIVELLA, Manuel. Citado por ABADÍA MORALES, op. cit. 148 EDGAR REY SINNING de nuestros nativos. Existen otras que son inspiradas por las relaciones de los costeños con su cotidianidad, la creatividad costeña aparece en escena cada año en danzas como: “Los Pájaros”, “La Burra Mocha”, “Los Micos”, y tantas otras. De todas estas quisiéramos recordar una que salía el domingo de Carnaval por las calles de Barranquilla y que se encuentra en El Banco, Pinto, y en muchos pueblos ribereños: “Las Pilanderas”. Esta danza iba de casa en casa el domingo, despertando a los parranderos dormidos, y se hacían acompañar de unos versos: Pila, Pilanderas, que nos coge el día. Los bollos calientes son pa’ Rosalía. En el Carnaval también se expresan elementos que denominamos variables, por tener una significación simbólica según los hechos del momento. En cada carnaval se encontrarán diferentes grupos de danzarines mostrando el hecho más significativo. Podemos afirmar que están relacionados directamente con el momento histórico en que suceden y, por lo tanto, los espectadores los identifican automáticamente cuando los ven. Es justamente aquí donde es posible hablar de la creación popular o del arte popular, como fruto de la imaginación de los individuos, que ponen en escena situaciones de la vida cotidiana de la ciudad, la costa, el país y el mundo. Es típico ver desfilando comedias representando aspectos políticos, sociales, económicos, en forma satírica; he ahí el origen de la comedia griega de Aristófanes y de los otros comediantes, que hacían su aparición en las fiestas JOSELITO CARNAVAL 149 Leneas o en las Dionisias, urbanas o rurales. Estos eran los mejores escenarios de la antigua Grecia, para mostrar la creatividad crítica de cómo se veía el Estado griego por los mismos griegos; recuérdese que se celebraban competencias. Este arte popular se diferencia de lo netamente folclórico porque no cumple con las características propias del folclor, pero sí es el sentimiento de los sectores populares y es el derecho que tiene el hombre de crear, en este caso para recrear artísticamente los hechos de la cotidianidad, al cual no puede jamás renunciar a pesar de los embates ideológicos de los sectores dominantes. Los aspectos variables se expresan en las llamadas comparsas y comedias, que surgen y desaparecen en momentos determinados. A veces duran un carnaval, otras tienen vida por más, pero de todos modos su paso por los carnavales es pasajero, y no por ello dejan de ser importantes y significativos para las carnestolendas. De igual manera, debe decirse que ese hecho trascendental representado no se hace para recibir una dádiva sino, por el contrario, para expresar y alimentar el espíritu y no el cuerpo. La satisfacción espiritual es mucho más importante que cualquier otra cosa en la vida del hombre, como también el compromiso que se tiene como comediante de mostrarle al pueblo los hechos y acontecimientos reales y cotidianos en forma artística, y con ello ese arte popular cumple una función social de denuncia política, expresado en la sátira y el picante de cada tema escenificado que forma parte de la historia vivida en el reciente pasado. Entre las comparsas y comedias vistas en algunos carnavales podemos señalar las siguientes: de las que tienen que ver con aspectos políticos, en primer lugar encontramos “Los Guerrilleros”; muchas comparsas con esta temática han sido 150 EDGAR REY SINNING escenificadas durante muchos años, su permanencia es justificada por uno de sus jefes como un homenaje al movimiento guerrillero en el país, y en especial al sacerdote Camilo Torres Restrepo y al Comandante Ernesto “Che” Guevara, cuyas barbas y pipa constituyen un símbolo del guerrillero carnavalero. Al respecto debemos destacar la labor de denuncia que viene realizando un grupo con la presentación de algunos hechos de trascendencia nacional e internacional, que durante más de cinco años escenificó la comparsa de “Los Guerrilleros Star”, que en 1978 tuvo su última presentación con ese nombre, ya que el gobierno la consideró estimuladora del movimiento guerrillero colombiano; para 1979 cambiaron el tema pero siguió la línea política y entonces montaron la comparsa de “Los Bananeros Star”, que dramatizaba los hechos ocurridos en 1928 en la “Zona Bananera del Magdalena”, en homenaje a los obreros asesinados por el ejército colombiano, y que para diciembre de 1978 había cumplido cincuenta años. Ese mismo grupo en 1980 puso en escena el problema del petróleo y entonces se llamó los “Sauditas Star”, y así cada año una denuncia más. Una comedia con sabor político es, por ejemplo, “La Guerra de los Mil Días” que muestra todo el conflicto entre godos y mochorocos, su presentación incluye la repercusión de ese hecho en la pérdida del Canal de Panamá. Otra que aparece y desaparece pero siempre con el mismo mensaje es la comedia de “Colombia y sus Partidos”, que expresa en forma satírica y burlesca la forma como el bipartidismo tradicional se reparte el poder y agota el fisco en nombre del pueblo, pero a espaldas de él; en esta comedia se aprecia nítidamente el hecho de que en nuestro país existe sólo un partido: el de los RICOS. Otras comparsas y comedias con diferentes nombres representan la situación crítica de la Administración Pública y sus expresiones: chanchullos, pésimos servi- JOSELITO CARNAVAL 151 cios públicos, inmoralidad administrativa, falta de salud, educación, etc.; en lo referente a lo económico, las que exhiben y denuncian el alto costo de la vida y los pírricos salarios. Se observa en estas manifestaciones una tendencia a ser representadas por los sectores populares, que son los que sufren en carne propia el látigo de la explotación por el capitalismo; mientras que los sectores altos escenifican preferiblemente aspectos culturales ajenos a la cultura nuestra, como la comparsa presentada en 1977 en el Club Italiano, llamada “Gran Maxim’s de París”, donde se mostró la capital francesa de antaño y la París moderna; otras como “El Cumbancho de las Brujas”; anteriormente utilizaban nombres más nuestros, como “Los Tigres”, que apareció en 1919, y una muy tradicional antes (“Los Caciques”) por allá en la década de los veinte. En los clubes sociales, año tras año montan una comparsa significativa casi siempre con nombres sofisticados y evocando Europa y Estados Unidos y de pronto Buenos Aires o Río de Janeiro. Es significativa la presencia de estos espectáculos exhibidos en Carnaval, sobre todo los ofrecidos por los sectores populares, verdaderos creadores y preservadores de los valores culturales espirituales, porque nos recuerdan las comedias griegas y las famosas “Comedia dell’arte”, que aparecían en la antigua Roma en época de las Saturnales y de otras fiestas en honor a Baco o a cualquier otra divinidad. De ahí la importancia del teatro popular callejero que se exhibe en el Carnaval de Barranquilla. Dentro de toda esta explosión de creatividad artística y folclórica existe una expresión coreográfica determinante de cualquier Carnaval: LA CUMBIA. Este aire de gran popularidad nacional, es una expresión regada por toda la Costa 152 EDGAR REY SINNING Norte, sobre todo en los pueblos ubicados geográficamente en el bajo Magdalena, y sus versiones rítmicas se diferencian.. Existen dos teorías sobre su origen que no es del caso discutir aquí, pero estamos convencidos de que su mayor pureza la manifiestan y expresan los bailadores de la subregión de El Banco y sus alrededores, donde existió el “País de Pocabuy”, cuya capital se piensa fue Guamal. En el Carnaval aparecen entonces las cumbias: Cienaguera, Soledeña, Sanjacintera, Sampuesana, Banqueña (ribereña)*, con nombres como: “La Revoltosa” (1957), “El Paloteo Mixto”, “La Sabrosa” (1985), “Los Cumbiamberitos de San José” (1982), “La Arenosa” (década de los cuarenta), “El Tanganazo”, “Agua Pa’mí”, “El Gallo Giro” (1942), “El Cañonazo” (1965), “Curramba la Bella” (1978), “El Vendaval de Simón Bolívar” (1973), “El Cumbión Costeño” (1980), y muchas más. Sus bailadores gozan al estar deleitándose con tal acto lúdico, porque la cumbia encierra todo un universo sensual caribeño, que es una mezcla explosiva de África, España y América, donde entre encajes, donaire y polleras el hombre y la mujer, macho y hembra, se acompasan al ritmo del tambor y se entregan sin límites de tiempo al disfrute intenso del baile cuyo único parámetro es el máximo placer71. La cumbia llegó a Barranquilla procedente de los pueblos ribereños, contribuyó al surgimiento del Carnaval “currambero” y lo engrandeció, aunque no sea su símbolo; la mejor forma de estar a tono con la fiesta es ponerse una pollera, un collar, unas flores en la cabeza y cualquier mujer * Para algunos ésta es la cumbia “clásica”. SALCEDO CASTAÑEDA, Lola. El deleite sensual de la cumbia, Diario del Caribe, Revista Intermedio, Barranquilla, febrero 10 de 1985. 71 JOSELITO CARNAVAL 153 queda lista para la fiesta, porque ese es su vestuario; lo mismo sucede con el hombre: pantalón blanco, sombrero, abarcas, un pañuelo rabo’e gallo y listo para lo que sea. La cumbia era el epicentro de los festejos de la Virgen de la Candelaria en El Banco, Magangué y Cartagena, como también del 11 de noviembre en San Martín de Tours (Loba); 20 de enero en Ciénaga, en época de San Sebastián; 4 de diciembre en Pinto y en Mompós; durante la fiesta de Santa Bárbara y en todas las fiestas que se daban en las provincias de Santa Marta y Cartagena. Los disfraces, que son la nota del tradicional Carnaval universal, tienen su origen en las comedias griegas y en la antigua Roma, en cuyas fiestas orgiásticas los participantes se disfrazaban; de igual manera, los disfraces tienen presencia en todos los países europeos, y en España fueron tradicionales, como también en Francia. Así mismo, las máscaras con que se caracterizaban los protagonistas de las comedias griegas y a la vez de la sociedad helenística son muy dicientes, ya que las encontramos con mucha fuerza en la época de la llamada “Comedia Nueva”, donde Menandro es el máximo representante; sobresalen las de parásito, esclavo, ciudadano, campesino, cocinero, entre otras. En los carnavales costeños desde antaño tuvo trascendencia el “Capuchón”, bajo el cual se ocultaba la verdadera identidad. Según afirma el periodista Juan Gossaín este disfraz fue impuesto por Cristobalino Zedeño de San Bernardo del Viento, su pueblo natal. Pensamos que es muy ligera esta afirmación, porque la referencia sobre capuchones es más vieja y aparece desde muchos años atrás en los pueblos con tradición carnavalera; es el caso señalar El Banco, Mompós, Riohacha, Ciénaga, San Martín, Barranco y mu- 154 EDGAR REY SINNING chos más. Durante muchos años no había barranquillero natural o de adopción que no usara capuchón durante el Carnaval, pero los tiempos, las costumbres, los hábitos, el crecimiento urbanístico, económico y demográfico, y otros aspectos, han ido produciendo cambios en la forma de disfrazarse, hasta el punto que si hoy en día se le ocurriera a alguien ponerse un capuchón sería considerado como antiguo, retrógrado o anacrónico. La fuerza del desarrollo y el progreso de la sociedad desplazó al capuchón como expresión folclórica, social y cultural, es una costumbre perdida. En su reemplazo apareció la “moda” de los bluyines, slaks, los famosos y atrevidos pantaloncitos calientes hicieron furor en una época, las polleras floreadas, los descaderados y los top, y como complemento las camisetas o franelas con mucho color, anuncios picantes, comerciales o en idiomas extranjeros. Con respecto a esta forma tradicional de disfrazarse, Gossaín entrevistó a la señora Graciela Ortega, quien llegó a la ciudad en 1932. Conocida confeccionista de capuchones, venía de Ciénaga Magdalena, donde era famosa como fabricante de este disfraz, ya que tenía como cincuenta años haciéndolos. La señora Ortega sobre la desaparición del capuchón dice: Fue por allá como en el año 42. Mataron a una niña que llevaba capuchón en un baile elegante. Se armó un escándalo que los periódicos bautizaron como ‘El caso del Capuchón Rojo’. Desde entonces a la gente le dio miedo ponerse capuchón. Empezaron a bajar las ventas72. La importancia de usar capuchón en Carnaval era porque la gente 72 GOSSAÍN, Juan. Esplendor y decadencia del disfraz más popular. Entrevista con la señora Graciela Ortega, El Heraldo, Barranquilla, febrero 14 de 1980. JOSELITO CARNAVAL 155 cancelaba cierto valor e inscribía su nombre y le daban un número que debía lucir, de tal manera que la persona sin problemas bailaba a sabiendas que cada individuo con número estaba registrado, ya que todos estos trámites debían hacerse en la Alcaldía, en la Secretaría de Gobierno o en las inspecciones de policía, como era en los pueblos a orillas de río. Esto es importante tenerlo en cuenta porque el orden establecido no es el cotidiano o el institucional en que se enmarca una comunidad o una sociedad, pero tampoco es el caos y la ausencia de reglas establecidas previamente; la existencia de este tipo de reglas significa que la organización varía pero persiste, se cambia, pero no se anula. Todo esto se apreciaba en las otras poblaciones o ciudades comentadas anteriormente en época reciente, pero la complejidad de la sociedad ya no permite que se den los capuchones. Una razón bien sencilla: no es lo mismo concederle permiso a 500 o a 1.000 personas sobre una población de 50.000 o algo más, que hacerlo hoy, cuando Barranquilla, por ejemplo, tiene algo más de un millón de habitantes; además, para Carnaval llegan personas de otros lugares. Si a todo eso se le suma la violencia misma de la sociedad actual, imaginemos el número de muertos que se producirían en cada Carnaval. Durante las fiestas de carnestolendas siempre ha aparecido un disfraz o comparsa de “Muerte” o del “Garabato”. Es sin duda lo que podríamos denominar la danza “macabra”, ya que el personaje central es un esqueleto que va persiguiendo a los vivos. Como danza comenta el maestro Zapata Olivella: Danza alegórica en la que se representa el combate entre la Vida y la Muerte. Ambos personajes son ridiculizados con genio y sátira pueblerinos: el intérprete de la Muerte se pinta en el cuerpo la osamenta y lleva un garabato, caricatura de 156 EDGAR REY SINNING la tradicional guadaña; la Vida es protagonizada por un bailarín con machete, altivo, valeroso y desafiante. A lo largo del viaje se enfrentan repetidas veces, alternando la victoria de uno a otro, hasta que finalmente la Muerte arrastra a su codiciada presa. Un coro de bailarines danza alegremente en torno a los duelistas, siendo uno de ellos víctima de la Muerte cada vez que ésta aparece en escena73; como disfraz fue y es aún muy conocido por su tradición remota; según algunos, tiene sus raíces en un personaje muy carnavalero que aparecía en Barranquilla desde finales del siglo XIX, cuyo nombre era Juan de la Cruz Calvo; el maestro Abadía Morales comenta: Calvo era un hombre flaquísimo y se disfrazaba con un vestido macabro completamente ajustado al cuerpo y una máscara de ‘muerte’. Su disfraz era de esqueleto, llevaba en una mano una pequeña linterna y en la otra una hoz o guadaña. Su disfraz se hizo célebre en la época, y la tradición lo ha conservado hasta los actuales carnavales, sustituido por otras personas. Comento: este era el disfraz más característico en los carnavales clásicos universales o carnestolendas de cuaresma, en Europa. El disfraz era usual en las danzas macabras de la Edad Media74. En muchos pueblos europeos la personificación del Carnaval estaba en la muerte y se daba el martes de carnestolendas. Entre las danzas de “Garabato” encontramos: “Cipote Garabato” (1990), “Garabato del Norte” (1993), “Garabato de la Playa”, “El Garabato del Country” y “La Danza del Garabato” que dirige Dávila Rodríguez. 73 ZAPATA OLIVELLA. Manuel. Citado por ABADÍA MORALES,op. cit. 74 ABADÍA MORALES, op. cit. JOSELITO CARNAVAL 157 El otro disfraz permanente es el de “Diablo”; parece que fue llevado a la ciudad por un señor de apellido Arias, quien año tras año hacía su aparición vestido de diablo, con espuelas y grandes uñas, al que los muchachos barranquilleros no se cansaban de admirar y reírse por la forma de bailar. Este disfraz tiene sus orígenes en la fiesta de “Corpus Christi”, muy tradicional en la Costa y que desde el siglo XVI se realizaba en Santa Marta y otras poblaciones del Nuevo Mundo. Pero también existen muchos otros disfraces con alguna tradición, como es el caso de la “Enfermera”, que es representado por el señor Marcial Lastra Peralvo, desde 1934, aunque él viene disfrazándose desde 1914, a la edad de 10 años, cuando sacó el primer disfraz. Otros con importancia por su tradicionalidad y permanencia son: “El Hombre sin Cabeza”, “El Negro Africano”, “Las Negras Bullongas”, “Charles Chaplin”, “El Bebé”, “El Chinito”, “El Payaso”, “La Loca”, “María Moñitos” y el de “Cantinflas”, como homenaje a ese gran actor mexicano. Dos disfraces muy significativos y permanentes en los carnavales son el de “Negro” y de “Mujer”. Frente a este último, es complejo entenderlo si se piensa que muchos lo hacen para pasar un rato alegre y otros por encontrarse plenamente identificados con él. La mayoría de disfrazados que abordamos se identifican y se sienten bien, es el caso de los travestíes o maricas; de todos modos, homosexuales o no, este disfraz es común verlo en la temporada; unos aparecen haciendo el papel de “novias” en un supuesto matrimonio y desfilan acompañados de sus “esposos”; éstos y “aquéllas” simulan permanentemente un beso. Algunas opiniones de psicólogos señalan que este hecho está referido a una pasividad masculina, en la vida diaria; otros afirman que está motivado por una represión sexual. Pensamos que este im- 158 EDGAR REY SINNING pulso puede tener motivaciones biológicas, reprobables moral y socialmente, y que en la época carnestoléndica son aceptadas y aplaudidas. Con este disfraz, consciente o inconscientemente, se expresa una forma de rebeldía hacia las instituciones, como la familia y la Iglesia. Lo único cierto es que en las bacanales y orgías o festividades con carácter orgiástico, este hecho es típico, de igual manera en fiestas como las saturnales romanas. Es tan fuerte este disfraz e inmenso el número de gay, que realizan eventos propios y cada año exigen desfilar en los actos masivos de la fiesta, situación que los ha enfrentado con los organizadores del Carnaval, la iglesia, el Estado y a la sociedad en su conjunto: unos opinan que deben desfilar y otros lo niegan pero pronto desfilarán sin problemas, ya en el siglo XVIII desfilaban en la Vía del Corso en el Carnaval romano, como testifica Johann W. Goethe. En cuanto al disfraz de “Negro”, se ha dicho que el uso de cubrir la piel con tierra o ceniza es símbolo de humildad; pensamos que posiblemente sea una forma de identificación con los negros esclavos traídos del África, que habitaron en la región y aportaron muchos aspectos de su vida cultural extranjera; la costumbre de pintarse la cara y el resto del cuerpo es tradicional del Carnaval del Uruguay, similar al Carnaval de “Blancos y Negros” de Pasto, al sur del país. Hoy y antes disfraces como el “Diablo”, la “Muerte” y el “Negro”, son caracterizados por los diferentes sectores de la sociedad barranquillera. No sucede lo mismo con el disfraz de “Mujer” o fenómeno travestí, ya que éste solamente se manifiesta en los sectores populares y lumpen, mas no en los sectores altos de la sociedad; tal vez porque la clase pudiente tiene muchos prejuicios sociales, o porque su orgullo JOSELITO CARNAVAL 159 de clase dominante y con poder no les permite mostrar el desprestigio y sus debilidades como seres humanos y, por el contrario, desean mantener el prestigio de clase privilegiada y moralmente fuerte, frente a una moral “podrida”, supuestamente, como la de los sectores populares. Como si la homosexualidad fuera una simple práctica, que sólo se presenta en estos sectores y no en los otros. El disfraz colectivo más autóctono y pintoresco del Carnaval lo constituyen “Las Marimondas del Barrio Abajo”, aunque se muestran como comparsa; otros en esta modalidad son: “Tambores del Carnaval”, “Disfrázate como quieras”, “Enjambre de Avispas”, “El Moicano Dorado y sus Guerreros”, “Los Negros Africanos”, “Los Extraterrestres”, “Las Negras Bullangueras”, “Cantiflas y sus Cantinflitos”, “Los Pavos Reales”, entre otros. Disfraces muy lucidos y admirados por espectadores son los de fantasía, con mucha luz, color, brillo e imaginación; algunos de 1997 son “Diosa del Mar”, “Aguila Reina”, “Diosa de Fuego”, “Diosa Caribe”, “Retorno del Ave Fénix”, “El Mago de Oz”, “Ilusión Caribe”, “El Guardián del Mundo”, “El Garabato sin Cabeza”, “Princesa del Universo”, “Dama del Dragón Dorado”, “Fantasía de Walt Disney”, “Pequeña Criatura”, “El Pavo Real”, “Los Principitos del Futuro”, “Ilusión Caribe”, entre muchos más. En los disfraces es donde más se presenta lo variable, como todos aquellos elementos significativos del momento y que en muchos casos son los símbolos más representativos; en esto nos atrevemos a decir que existe una coincidencia con los personajes representados entre la clase alta y la baja; claro está, determinada por los medios que se tengan para obtenerlos. El pudiente lo manda a elaborar a un modisto profe- 160 EDGAR REY SINNING sional, el pobre lo hace con sus propios recursos y dentro de su propia lógica. De ahí, entonces, que encontremos: “El Chavo”, “El Chapulín”, “El Llanero Solitario”, “La Mujer Maravilla”, “El Hombre Increíble”, “Supermán”, “Las Galaxias”, “Los Magníficos”, “Batman”, etc. En estos se puede apreciar claramente la penetración cultural norteamericana y mexicana, que es asimilada por la gente de todos los sectores a través del cine, la televisión y las revistas. Como con las comedias, los disfraces son significativos cuando el personaje ridiculizado está de moda; cuando desaparece, pierde la gracia y se convierte en histórico. Elemento constitutivo de cualquier carnaval son las máscaras, que como se señala antes fueron importantes en la antigüedad. Pero en nuestro Carnaval las máscaras que aparecen, sobre todo en los desfiles organizados o en algunas comparsas, son zoomorfas, de ahí que veamos comparsas como la “Selva Africana”, donde se escenifican muchos de los animales que viven en esa región del mundo; igual acontece con los disfraces individuales alusivos a animales, como el chivo, el tigre, la vaca, el toro y todo un conjunto de aves. Muchas veces estos “animales” van con una danza, de esas que hoy clasificamos como “grandes”; lo determinante en las máscaras es el material con el cual están elaboradas, es decir, la madera. Según el etnólogo Aquiles Escalante, los negros llegados a nuestro país procedentes de África se expresaron primero en Cartagena y el resto de poblaciones con presencia negra, donde conservaron las máscaras a través de la organización de los cabildos. Para terminar esta parte, deseamos resaltar la riqueza folclórica aportada por los pueblos de la Costa Caribe, principalmente los magdalenenses y bolivarenses, y sobre todo JOSELITO CARNAVAL 161 por los habitantes originarios de las riberas del río. Sin ellos no hubiese sido posible mantenerse el Carnaval; de ahí que desde 1983 se viene organizando el desfile denominado “La Reconquista del Carnaval del Sur”, donde participan las reinas populares, comedias, danzas, cumbiambas, disfraces cuyo objetivo principal es el de rescatar y reafirmar el carácter popular de la tradición de Carnaval, y que como consecuencia del desarrollo económico y urbanístico se ha visto profundamente afectada y golpeada, ya que al sacar las danzas y demás representaciones de su escenario natural, para desfilar por sectores diseñados que no tienen nada que ver con su medio, se empobrecen y sirven sólo como espectáculo. Y cuando la tradición popular sirve de espectáculo, para divertir a turistas o aristócratas, pierde su verdadero sentimiento humano, porque se transforma en mercancía, es decir, como un par de zapatos o una camisa. Además, aunque no podemos hablar de una pureza –ya que el traslado a la urbe de todo el carnaval rural va a recibir influencias de lo urbano–, sí podemos afirmar que tienen en su interior una configuración triétnica fruto de los aportes de las tres culturas que están en la base de la nuestra, pero que los que más sobresalen son los elementos aborígenes y africanos. Un hecho significativo es que en el carnaval barranquillero no aparecen manifestaciones culturales traídas de otras regiones, aunque, por ejemplo, la colonia antioqueña o santandereana, es grande en la ciudad; e inclusive los aportes de extranjeros son mínimos o nulos. De ahí que afirmemos que el Carnaval es patrimonio de los costeños, porque la fuerza viva del espíritu humano que se expresa es la de los oriundos de esta región, y que si tiene su máxima expresión en Barranquilla es porque hacia ella emigraron los elementos del Carnaval trashumante de los pueblos 162 EDGAR REY SINNING ribereños y de los puertos sobre el Mar Caribe, aspecto ya analizado. 2. Emisoras y picós Dos elementos que tienen gran incidencia en las fiestas de Carnaval son las emisoras y los picós. Sobre todo la radio – ese medio de comunicación masiva que no falta en ningún hogar colombiano– es fundamental para el buen desarrollo de los carnavales, ya que su influencia en los sectores populares de la sociedad barranquillera es determinante dentro de la emisión de mensajes carnavaleros durante las precarnestolendas, así como en el propio Carnaval. Es así que desde la fecha señalada para iniciar las precarnestolendas, este medio, al igual que la prensa escrita, comienza una campaña de difusión de mensajes con sabor a fiesta, promocionando las verbenas populares, que viernes tras viernes o sábado tras sábado se dan en los “Palacios Reales”. Existe inclusive una gran competencia por captar oyentes, y cada una de las radiodifusoras hace alarde de su capacidad motivadora y penetra hasta la saciedad en la conciencia de los oyentes, ávidos de mensajes que los inviten a la francachela que se avecina. Este medio (cuya programación musical está orientada preferentemente a la música salsa, tropical y vallenata) se dedica a transmitir, en forma gratuita, informaciones sobre bailes de la reina tal o cual. Además, año tras año monta un programa para la temporada de las precarnestolendas, con una duración de una o dos horas, donde un locutor jacarandoso y guapachoso le pone todo el sabor de fiesta y donde, además de leerse comunicaciones de las candidatas popula- JOSELITO CARNAVAL 163 res, de la reina central o de CARNAVAL S. A, se presentan conjuntos musicales, cumbias, se leen sobre todo muchos, pero muchos versos, dedicados a los carnavales, al dios Momo, Baco, Arlequín, al ron y a todas las actividades que hacen posible el Carnaval, y el atractivo principal es la presentación en vivo y en directo de algunas candidatas de los barrios, que comienzan con una consabida frase: Yo como candidata del barrio tal, los invito... Estos programas poseen cualquier cantidad de propaganda de cigarrillos, rones, aguardientes, cervezas, almacenes especializados en elementos apropiados para el Carnaval; así mismo, son bautizados con nombres muy apropiados para el evento festivo, como “Carnavaleando”, “Correo de Momo”, “Noticiero del Carnaval”, y otros más con sabor a Carnaval. Por su parte, los diarios de la ciudad abren un espacio similar y con nombres ídem: “Correo del Carnaval”, “Correo de Momo”, “La Máscara de Joselito”, entre otros. Se puede señalar algunas emisoras con cierta prestancia y que con el transcurrir del tiempo se han consolidado en dicho tipo de programas: la tradicional “Emisora Atlántico”, “Radio Olímpica”, “Emisora Piloto”, “Radio Tropical”, “La Voz de Barranquilla”, “Radio Universal”, “La Voz de la Patria”, “Radio Libertad”, “Mar Caribe”, “Tropicana”, entre otras. No todas han sido importantes en todos los carnavales, algunas lo son en un año o en varios; luego aparecen una o dos haciendo competencia durante algunos, como, por ejemplo: “Piloto” y “Universal”, u “Olímpica”, y así compiten por presentar el mayor número de candidatas, grupos musicales, premiar a la mejor composición que hable de la reina central o de la emisora. En fin, se trata de mantener el control de la sintonía y, por lo tanto, hay que utilizar el ingenio para conseguirlo. No podemos olvidar que muchas de 164 EDGAR REY SINNING estas radiodifusoras pertenecen a los grupos financieros de la Costa Caribe y especialmente de Barranquilla; es el caso de “Olímpica”, “Libertad”, “Universal”, entre otras. La música que impulsan y promocionan es la de actualidad y de goce para el espíritu en época de Carnaval, sobre todo aquellos temas con ritmos, como salsa o vallenato, o también la que caracteriza al Carnaval; además de los “bailes cantaos” y el “Chandé”, propios de los pueblos del río, hoy desplazadas por los merengues electrizantes y monorrítmicos dominicanos. También están las guarachas, que durante muchos años han animado el festín. La responsabilidad de que ello suceda corresponde a los locutores, esos comunicadores sociales que penetran hasta la médula de la sociedad con sus energías, transmitiendo alegría y motivando a la ciudadanía a divertirse y parrandear sanamente; ellos son quienes impulsan los grandes temas del momento y que se imponen o “pegan” para los carnavales. Ese es un aspecto bastante variable en cada carnaval, porque en cada año encontramos un tema musical con sabor y que de tanto escucharlo la gente lo convierte como en el “himno” de esa fiesta, aunque todos reconocen que el himno oficial del Carnaval de Barranquilla es “Te olvidé” (1953), del maestro Antonio María Peñaloza, que desde cuando salió, se convirtió en símbolo de las carnestolendas y en la música de muchas danzas de carnaval, como las de “Congo”. Sin embargo, el primer himno de los carnavales barranquilleros fue el tema musical “Joselito Carnaval” (1939), de la autoría del maestro Luis “Lucho” Bermúdez. Un aspecto muy importante en los temas musicales de carnaval, es que muchos de ellos están tratados con “doble sentido”, picante y cierto sabor erótico, y de hecho influyen y JOSELITO CARNAVAL 165 están referidos al manejo del cuerpo que tenemos los costeños sobre esta parte de la vida. Los temas relacionados fundamentalmente con el sexo generan en los individuos mucha identificación en el momento de bailarlos; es el caso señalar: “A dónde me-are yo” (1982); “La Papaya” (1982); “Arre-chovengo” y “Las Tapas” (1981); “La Clavada” (1980); “La Pinga la Comelona” (1979); “Por la Nalga Pégale” (1977). En algunos carnavales pueden aparecer varios a la vez, como “Las Bolas” o “La Estera”; como también se presenta el caso de que los temas o el tema central tienen gran sabor, y el mismo mensaje que los anteriores, como “Mambaco” o tan sencillo pero pegajoso como “Coroncoro”. En ciertos casos son temas de intérpretes consagrados, como Joe Arroyo, Oscar de León, Cuco Valoy, Diomedes Díaz, El Binomio de Oro, Los Hermanos Zuleta, Iván Villazón, Los Betos, Jorge Oñate, Alfredo Gutiérrez, Dolcey Gutiérrez, Aníbal Velázquez, Pacho Galán, Lucho Bermúdez, Ricardo Ray y Bobby Cruz, La Familia André y otros grupos musicales, como los merengueros, que en su momento han significado el goce colectivo de los barranquilleros. Muchos recuerdan el Carnaval de 1954, porque el merengue “A lo Oscuro”, de Ángel Viloria, pegó tanto que hubo seis bailes con ese nombre. Aunque este seguimiento es corto y reciente, pensamos que año tras año han existido temas con gran sabor impuestos en la fiesta; casi que cada carnaval está marcado por un tema musical, que trasciende y perdura; la gente lo recuerda y, a partir de él, ubica un hecho particular de la época. Ahí se encuentra la mano “invisible” del capitalismo expresado a través de las casas discográficas y las emisoras. Sin embargo, en los últimos años los temas carnavaleros tienden a desaparecer, sólo se escuchan aquellos aires musicales que las multinacionales de música impulsan. 166 EDGAR REY SINNING Otro elemento significativo está constituido por los “Picós”. Es tanta la importancia de este aparato-escaparate en el nacimiento y vida de Joselito, que solamente a través de él podemos apreciar el pueblo volcado sobre la fiesta, porque esa es la orquesta de los sectores populares, es la vida del Carnaval, algo así como el “alma y nervio del Carnaval”. Sin los “Picós” no se podría dar la fiesta, porque es la única posibilidad que tienen los sectores populares para divertirse y rendirle homenaje y culto a Baco, Momo, Arlequín y, sobre todo, al dios “Ocio”, tan importante en la vida espiritual de los hombres que habitan en las tierras caribeñas bajo unos soles hirvientes. En su ensayo Picós y picoteros: La cara oculta del carnaval, el periodista costeño David Sánchez Juliao considera el picó como una emisora, por la potencia en el sonido; sus medidas son realmente inmensas: dos metros o más, con dos o tres tocadiscos, con diez o más columnas rinconeras, “twitters”, y mucha gente detrás. Realmente un picó es bullicioso, escandaloso, estrepitoso, metido en el espíritu del “ñero” natural o adoptivo y del mismo costeño en general. Un picó en una verbena es mucho más importante que la reina, es decir, éste es un elemento vital y decisivo del carnaval barranquillero. Los “Picós” hacen su aparición en la Costa Caribe hacia 1951, según Sánchez Juliao, quien comenta lo siguiente al respecto: En el Sinú, hacia 1951, se instalan los primeros picós en los tenderetes de las corralejas, aunque más tarde fueron prohibidos por ahogar el sonido de las bandas financiadas por los terratenientes en este espectáculo circense. Las gentes ven en la llegada de esta manera de hacer música variada y barata, una forma fácil y accesible de tener muchas orquestas, que eran muy pocas y escasas, pues los ‘sextetos’ JOSELITO CARNAVAL 167 y conjuntos vallenatos eran privilegio exclusivo de los señores de mucha tierra en sus parrandas. De tal manera, que el picó también reemplaza a estas agrupaciones en los bailes populares de enramadas, cosa que muy pocas veces se daba75. Desde el Sinú, ese aparato u orquesta ambulante se regó por toda la Costa Caribe, y es efectivamente un elemento determinante en las verbenas, ya que hace que en una noche una persona baile con la música de las mejores orquestas del mundo antillano, con los mejores conjuntos vallenatos o con los mejores combos u orquestas de merengue dominicano, tan de moda últimamente en nuestro medio; en fin, los pobres, los humildes barranquilleros pueden gozar al ritmo de las más cotizadas y codiciadas agrupaciones del momento, a cuyas presentaciones en vivo los proletarios no tienen acceso; en cambio, con un buen picó, el pobre se divierte tanto antes del Carnaval, en el período de las verbenas, en fin de semana, como en los cuatro días dedicados a rendirle culto a “Joselito”. En una investigación periodística Juan Gossaín considera el picó como el “alma y nervio del Carnaval”, además se dio a la tarea de conocer cuántos existían en la ciudad para el año de 1979, y encontró 92. En el municipio de Soledad existían nueve, e igual número en el barrio “Las Palmas”; en otros barrios, sobre todo populares, cinco, cuatro, o hasta siete. Algunos de los nombres más usados son: “El Gran Che”, “El Gran Fidel”, “El Gran Joe”, “El Gran Batuka”, “El Gran Teo”, “El Gran Comas”, “El Gran Satanás”, “El Gran White”, 75 SÁNCHEZ JULIAO, David. Picós y picoteros: La cara oculta del carnaval, Diario del Caribe, Barranquilla, 1975. 168 EDGAR REY SINNING “El Gran Kung Fu”, etc. Este superlativo lo tenían unos 35 picós; curioso encontrar unos nombres que posiblemente no tienen nada que ver con el Carnaval de Barranquilla y que tampoco pueda encontrarse una explicación por parte del dueño, como en los casos de “El Baptisán” o “El Esperanomico”. Otro dato es que Gossaín no encontró un aparato musical con el nombre de “El Barranquillero” o “El Ñero”, o alguno que tenga relación con la ciudad76. Hoy encontramos picós con nombres como “Ray Stereo”, y uno muy tradicional: “El Solista”. En 1984 una distribuidora de licores ideó colocar uno en cada esquina por donde desfilaban las comparsas el sábado de Carnaval, día de la “Batalla de Flores”. Se comenta que nunca antes este acto, lleno de colores y música, había sido tan disfrutado como ese año. Podemos finalizar señalando que para hacer productiva una verbena debe tener un buen picó, o mejor, una verbena que esté buena (bacana) para un barranquillero necesita tener un picó de gran calidad y con los últimos éxitos del momento. Igualmente le pasa a una reina popular de barrio que quiera tener un buen “Palacio Real”. 3. Verbenas*, clubes sociales y casetas Durante los días de precarnestolendas se comienzan a armar los escenarios para el disfrute colectivo a través del baile, que serán visitados durante toda esta época por los sectores sociales. Cada uno tendrá el suyo; o bien se va a la verbena 76 GOSSAÍN, Juan. El Picó: Alma y nervio del Carnaval, El Heraldo, Barranquilla, febrero 21 de 1979. * Velada de regocijo en la víspera de una fiesta. JOSELITO CARNAVAL 169 o al club. La caseta solo se comienza a construir faltando días para el inicio del carnaval, ya que su fuerte serán los cuatro días de fiesta. Pero las verbenas y los clubes sociales comienzan sus preparativos desde el mismo momento en que oficialmente se escoge la reina central del Carnaval, no importa en qué mes sea esté. La verbena es el sitio tradicional para el goce de los sectores populares de la sociedad barranquillera. Ese espacio determinado por la fiesta y para la fiesta de los pobres, es el baile que se realiza en los barrios populares en la temporada de precarnestolendas y que se extiende durante los cuatro días de francachela y alegría; estos bailes populares son los verdaderos epicentros y esencia del Carnaval barranquillero. En la mayoría de estos bailes y verbenas aparecen las casas comerciales, que se encargan del patrocinio y la decoración. Detrás de la organización hay mucha gente que deriva su sustento de varios meses a cuenta de las fiestas. Por las características del tumulto, éstas son aprovechadas también para la actividad proselitista de politiqueros y manzanillos, que cumplen disimuladamente su cometido (votos) con la donación de pequeños auxilios del fisco. Por otro lado, la organización de una verbena es tan complicada, que sólo puede afrontarla un grupo tradicional de personas unidas en una verdadera comunidad de vecinos de los barrios pobres. Esto hace que existan bailes que son una tradición y que han perdurado a través de muchos años. En cada carnaval nacen otras verbenas, como producto de la fusión de las desaparecidas por diferentes motivos. Las utilidades que dejan, en algunos casos, son fabulosas, y hacen posible que sus organizadores asciendan a grandes comodidades dentro del marco general del sector donde residen; lo 170 EDGAR REY SINNING mismo sucede cuando los propietarios de la verbena son la Junta del barrio y la candidata ya que ésta y su “familia real” reciben los frutos gananciosos del festín. Lo cierto es que quien organiza una verbena no descansa ni se divierte, porque, como afirma el dicho popular costeño, “el que espabila pierde”, y en una verbena los organizadores deben espabilar durante los días de las fiestas, sean los de las precarnestolendas o los de ellas propiamente dichas. Una verbena también tenía sus dolores de cabeza, y gastos que debían ser sufragador por los interesados y organizadores de la misma; los gastos de la verbena comenzaban en la Alcaldía al pagar el respectivo permiso, los impuestos en Coldeportes y luego la inscripción de la candidata (si la había). Para evitar esta cantidad de trámites todo está centralizado en CARNAVAL S.A., que cuenta con un comité de seguridad que estudia la factibilidad de autorizarla. El paso siguiente es el “camello” de la construcción de la corraleja, porque la barraca de la verbena es una especie de corraleja donde se lidian los toros en algunas poblaciones costeñas. Dicha barraca se construye en los sitios más apropiados de los barrios o en las puertas de las casas “reales”, en plena calle, encerrando casi una cuadra o menos; la silletería se alquila y la decoración corresponde a las fábricas de licores y a los distribuidores que hayan contratado la exclusividad de la venta de los mismos; igual participación tiene las de cerveza y las de gaseosas; y por último viene lo bueno, el sabor, la fuerza que va a unir y recoger los feligreses para que se diviertan y entren a realizarle honor, culto al dios Baco: el PICÓ, del cual ya se ha señalado su importancia y significación en la fiesta de las carnestolendas, al ser la orquesta del pueblo.Una vez organizado todo esto, comienzan los bailes los fines de semana, bien el viernes o el sábado, JOSELITO CARNAVAL 171 hasta que llega el sábado de Carnaval, cuando ya se entra en la recta final del mismo. Son cuatro días de rumba corrida hasta la madrugada, en donde además del picó se ofrece –a veces– una papayera. Es primordial, como ilustración a este trabajo, señalar el nombre de algunos bailes o verbenas con cierta tradición: en el barrio San José, “Polvorín San José” y “Una noche de acordeón”; en Las Delicias, “Prendan el Mechón”; en El Recreo, “La Cueva Fantástica”, “La Fogata”, “Los Macheteros”, “La Torata” y “Entre Palmeras”; en Boston, “La Pantera” ; en Olaya Herrera, “El Bambú”; y así podríamos señalar cientos de bailes tradicionales, algunos realizados durante 20 años consecutivos. Éstos son las verbenas organizadas como empresas, que no se diferencian en su manejo en relación con la caseta; son verbenas que han ido ganando prestigio, porque los bailes quedan bien, “full”, bacano, si el picó tiene buena música, o dependiendo de cualquier otra característica vinculada con la fiesta. De todos modos, es cierto que en cada año se realizan por lo menos un millar (y quizás más) de bailes y verbenas populares en las diferentes zonas de la ciudad, desde la verbena oficial, organizada por las candidatas populares, hasta los bailes comerciales o particulares reseñados, y a éstos debemos agregarles los bailes juveniles e infantiles, que ya en los siglos XIX y XX se daban con nombres como “Langostas” o “Mosquitos”. Por su parte, la clase dirigente también tiene su pretemporada, en los escenarios definidos por ellos para el disfrute de la fiesta: EL CLUB SOCIAL, varios ya reseñados: Alemán, Italiano, Country, Barranquilla, Unión Española, entre otros. La historia de los clubes de Barranquilla, y posiblemente 172 EDGAR REY SINNING del mundo, está determinada por el hecho de que la burguesía necesita un lugar protegido para divertirse. En la ciudad los clubes sociales, como lugar de diversión de la burguesía, están vinculados al desarrollo mismo del capitalismo, y son más antiguos en existencia que las verbenas o las mismas casetas, aunque antes existieron los salones “Burreros”, que se asimilarían a las verbenas de barrio. Ahora bien, el club monta su espectáculo contratando una experta en ballet, y con las socias y socios escenifican comparsas musicales; nombra a sus capitanas –de solteros y casados– y realiza bailes casi todos los fines de semana con algunas orquestas de reconocida prestancia, a los que sólo pueden asistir los socios; invitan igualmente a las personalidades municipales, departamentales o del Carnaval, como la Reina, el Presidente y el Gerente de CARNAVAL S.A., en fin, personajes de la vida pública y política de la ciudad; de esta forma, se esperan los cuatro días de festejo para darle rienda suelta a la imaginación burguesa. De otro lado, las casetas, como tal, se arman unos días antes del Carnaval; su existencia es reciente, ya que antes el goce era en las casas, el “Teatro Emiliano” o “Teatro Municipal”, y los famosos salones “Burreros”. Las casetas se arman en la época de precarnestolendas, y ello implica la oferta de trabajo para muchos desempleados, que esperan la temporada para recibir algunos pesos. Las casetas consisten en grandes salones, con capacidad para miles de personas; su destino es la presentación de varias orquestas y otro tipo de agrupaciones musicales (cuatro por noche, por lo menos), con el fin de atraer a la gente en las noches de las carnestolendas; cada caseta impone un precio JOSELITO CARNAVAL 173 por persona, de acuerdo con la calidad de los artistas que presente; generalmente a ellas se llevan las agrupaciones más importantes en el medio y cuyos temas musicales estén de moda. Existen casetas que tienen alguna trayectoria en la actividad carnavalera de la ciudad, como es el caso de “La Matecaña” (que recorría el país andando de feria en feria como una verdadera empresa trashumante). Otras nacen y desaparecen: “El Toro Sentao”, “La Saporrita”, “Curramba la Bella”, “La Tremenda”, “La Matecañita”, “Torta 72”, “El Tanganazo”, entre otras. Aunque algunas aparecen en un Carnaval y desaparecen en otro, podemos afirmar que las casetas han sido los sitios más apetecibles del Carnaval, aunque cada vez se ven menos, sobre todo por el alto costo de las entradas. 4. La Guacherna Desde el punto de vista del significado, la palabra “Guacherna” es netamente colombiana; es decir, sus orígenes se encuentran en nuestro país y tiene varias acepciones: gentualla, gente despreciable, o como lo señala Mario Alario Di Filippo: Conjunto de gente baja; gente de mala vida, gente maleante, pandilla de bellacos. Pelotera, zafacoca, zamba entre gente baja. Baile popular, ambulante, al son de la gaita indiana, o de cumbiamba, que se traslada de casa en casa en busca de bailadoras77. Es posible asimilar esta última 77 DI FILIPPO, Mario Alario. Lexicón de Colombianismos, 2 ed. Banco de la República, Bogotá, 1983. 174 EDGAR REY SINNING definición, proveniente de los pueblos de la zona bananera del Magdalena (Riofrío) y del Sur de Bolívar, tal vez por los lados de Simití*. De todos modos, la guacherna como evento precarnestolendo se viene presentando en Barranquilla desde 1974, fundado por ESTHER FORERO (la novia de Barranquilla); es un acto masivo, donde el objeto fundamental es mostrar las danzas, los disfraces, cumbiambas y agrupaciones musicales que participaran en el festín. El viernes de la semana antes de iniciarse, se siente en las horas de la noche la música y los danzarines acompañados por la Reina Central; todo el mundo entra en la “onda” del Carnaval, y todo lo que se hace o se deja de hacer está en relación con la fiesta. Algunos aspectos de la guacherna señalan que nació un viernes de 1974, cuando el reinado de Vicky De Andreis; desde ese mismo año se conoce a doña Alicia Valiente (madre de Vicky) como la “madre” putativa de la guacherna, y ella ha sido quien año tras año ha venido organizándola, con la presencia de su fundadora. En 1979 la guacherna no apareció por la ya reseñada época de González Ripoll; en 1990 se excluyó a Esthercita Forero. Es importante señalar que durante la guacherna en la gente afloran, de forma despreocupada, las diversas maneras de expresarse en el Carnaval, ya que no se trata de un desfile competitivo sino, por el contrario, de un acto masivo y espontáneo. Podemos afirmar que sirve de termómetro para medir el entusiasmo del pueblo por las carnestolendas, por- * En Santa Marta existe el ritmo de guacherna como baile. JOSELITO CARNAVAL 175 que solamente se habla de las orquestas que vienen, del Carnaval y sus aditamentos, fiesta por aquí y fiesta por allá; de dónde va a salir la plata, no se sabe, pero de todos modos hay que prepararse para la fiesta. En los últimos años, todos los viernes, desde que se elige la reina, ella y su comitiva, encabezada por el Presidente de la empresa “CARNAVAL DE BARRANQUILLA S.A.”, realizan un recorrido por varios puntos de la ciudad, denominado: “Los Viernes de María José” o como se llame la “soberana”. De cualquier modo, todos estos actos masivos tienen como objeto principal incentivar a los diferentes sectores, a disfrutar de la fiesta que se avecina; ahora la reina se escoge a finales de noviembre o primeros días de diciembre, con el ánimo de que el derroche dure más. Se prepara la fiesta más alegre del país: el Carnaval y resucita Joselito Carnaval que, a pesar de su corta vida, pues muere todos los martes de Carnaval, con seguridad vuelve a nacer el año siguiente. 176 EDGAR REY SINNING JOSELITO CARNAVAL 177 CAPÍTULO III MUERTE DE JOSELITO CARNAVAL A. UNA CORTA VIDA El verdadero día de resurrección de Joselito Carnaval es el sábado de Carnaval, que en Barranquilla se inicia con la tradicional “Batalla de Flores”. Así mismo, la fiesta finaliza con su entierro. Esta tradición se conoce en el mundo como el “Entierro del Carnaval”, el día martes, antes del miércoles de ceniza. En muchos pueblos y regiones enteras de Europa las fiestas de Carnaval se iniciaban –y en algunos todavía– con actos que significaban para el pueblo la señal de que había llegado la hora de iniciar el festín y que todos estaban invitados a divertirse, lo cual era casi una orden impuesta por la costumbre. De igual manera, en Barranquilla y en otras ciudades se da inicio a las carnestolendas con la denominada “Batalla de Flores”. Con este acto masivo arranca el Carnaval “ÑERO” y se da el campanazo de que todos han entrado en fiesta y, por lo tanto, lo normal no existe. El tiempo a partir de ese momento está dedicado para rendir honores al dios Baco, al ocio creativo, a la diversión y a la catarsis... amnistía social total. 178 EDGAR REY SINNING Universalmente el “Entierro del Carnaval” es una práctica de muchos pueblos, y todos están referidos a las fiestas de “adiós a la Carne”, aunque en algunos la tradición tenía otro carácter. Miraremos en este capítulo cómo se manifiesta en Barranquilla, expresado en el travieso “JOSE”. 1. El día: escenario común La fecha, la hora y el lugar para que se desarrollen los actos masivos están diseñados por los organizadores de la fiesta. Es en el día cuando todos los barranquilleros, nativos y adoptivos, pueden asistir en forma aglutinante al espectáculo, preparado por el pueblo en general. Antes todos los danzarines y bailadores recorrían las calles de la populosa Barranquilla. Hoy no. Por el contrario, el desfile lo deben realizar por un sitio determinado previamente, y son inducidos a participar en él con el señuelo del concurso. Los jurados de éste eran de la burguesía o sus agentes, que admiraban el espectáculo desde los mejores puestos –ubicados en un sitio especial y protegidos por las Fuerzas Armadas–, juzgaban y premiaban la creatividad popular a su antojo. Esta situación ha cambiado para beneficio de la fiesta y ahora quienes juzgan son personas conocedoras de las manifestaciones culturales y del valor estético del arte popular. Así la “Batalla de las Flores” y la “Gran Parada” son actos masivos y aglutinadores de todas las clases sociales –donde asisten los que tengan para el transporte–, pues todos se “revuelven” para apreciar en su conjunto lo elaborado por los verdaderos creadores y sostenedores de la tradición: EL PUEBLO RASO; entonces, son los únicos actos donde apa- JOSELITO CARNAVAL 179 Los Diablos Arlequines de Sabanalarga Foto: Samuel David Tcherassi 180 EDGAR REY SINNING rece el esplendor y la máxima creatividad del costeño en general y el “ÑERO” en particular. El primero se realiza el sábado; y el segundo, el domingo. Con la “Gran Parada” se indica el fin de la competencia entre disfraces, comparsas, danzas, cumbias y comedias. Esta tradición se origina en Roma, donde en el inicio del carnaval la gente se amontonaba alrededor de un carro gigantesco (CARRUS NAVALIS), dando comienzo a una verdadera “batalla de flores” y aguas perfumadas. Todos los participantes se echaban entre sí, y los que hacían las veces de espectadores eran los encargados de bañar a la gente con perfume y de tirarles flores; esto sucedía durante todo el recorrido por las calles romanas. En lo que tiene que ver con Barranquilla, hemos encontrado que anteriormente los carnavales tenían una duración de tres días, siendo su inicio el domingo. En el año de 1903, sin embargo, cuando el país salía de su desangrante y angustiosa situación a raíz de la “Guerra de los Mil Días”, y estando los “godos” en el poder, el general Heriberto Vengoechea, como jefe político-militar ordenó, mediante decreto, que la fiesta se iniciara con la “Batalla de Flores”. Al parecer había quedado con psicosis de batalla, después de los fuertes combates entre conservadores y liberales en esa infame guerra civil. Desde ese año y hasta hoy, la “Batalla de Flores” es el acto masivo que inicia las carnestolendas, antes el domingo y hoy, el sábado. Es a su vez el que más población concentra, sin distingo de clases. El sitio donde se desarrolla es un escenario común, a pesar de existir unos lugares especiales para los sectores acomodados y ricos de la ciudad. Este acto, de gran imponencia creativa, que desborda la imaginación “ñera”, es como en otros lares con tradición carnavalera, el JOSELITO CARNAVAL 181 que invita a participar y el que señala o recuerda que ha llegado el momento de comenzar la fiesta en honor a Baco. En tiempos pretéritos este acto masivo se realizaba el día 20 de enero, después de la lectura del Bando. Don José Félix Fuenmayor dice lo siguiente al respecto: Era el día de apertura de la temporada, al cual se daba solemnidad con la Batalla de Flores. En la tarde, por las cuatro, comenzaban a aparecer en las dos vías del Camellón Abello los primeros jinetes de la cabalgata –la cabalgata según el gran Honorio Alarcón, terminaba siempre en cabal perra. Chiste de otras épocas, pero una verdad de carnaval, es decir, una verdad para todo tiempo–... Se veían allí caballos de todos los pelos y trazas, desde bayos con parte de burro, hasta cerditos con humos de león; y desde el penco o jamelgo hasta el corcel. Y los había caracoleros y coceadores, mas no con peligro: la arena blanca, recibimiento mullido, los seguía por debajo de todas las calles... A eso de las cinco llegaban la Reina y sus Damas en las carrozas y a ellas acudía la cabalgata dividiéndose en escoltas para guardarlas. El desfile general arrancaba del Camellón Abello y recorría la ciudad. Los coches iban todos adornados, unos de cualquier modo y otros artísticamente, semejantes a canastas de rosas, o a cisnes, o a mariposas, o a barcas en un pedazo de mar. En ninguno se montaban los monstruos o espantajos del Carnaval de Venecia, pues en cuanto a ese renglón de extravagancias nos conformábamos con alguna que otra cabeza de cochero con bigotes que sobresalían entre las flores. También aparecían los humorísticos y para esto se utilizaban más los carros de mula... En la Batalla de Flores todas las armas se estimaban nobles o al menos válidas: las flores mismas, cáscaras de huevos rellenas de anilina, confeti, maicena, virutas, serpentinas, confite y guineos pe- 182 EDGAR REY SINNING lados. Desde luego, a las damas se les trataba con todo miramiento; aunque en más de una ocasión algún guardia de las carrozas de la Corte, echando pie a tierra tuvo que fajarse a trompadas con un impertinente... Al fin la oscuridad de la nocheniña –diremos así, pues se ha aceptado el niño día– ordenaba la disolución de la Batalla de Flores. Y poco después se daba un gran baile... Si la mañana siguiente al 20 no era la de un domingo, todos volvían su ordinario trabajo, se entregaban a su labor rutinaria, pero su espíritu era otro. En su alma quedaba encendida una gran luz: el recuerdo de la Batalla de Flores. Aquella época era romántica. ¿Cómo explicar hoy que aquellas Batallas de Flores dejaban en el pecho hasta la embriaguez por causas tan leves, tan bellas como el surtidor de colores de una serpiente que nos enlazaba, o una sonrisa distante que sentíamos cerca, o una flor aérea que volaba hasta nuestras manos?78. Así mismo, podemos describir este acto en los siguientes términos –teniendo en cuenta la forma que hoy tiene–: la empresa fija, con anticipación, las calles y carreras del recorrido, como también el orden de ubicación de los grupos de disfraces y reinas populares; una vez se da comienzo, la reina central del Carnaval, encabezando el desfile en la carroza más valiosa, da inicio al acto, que se prolonga por varias cuadras. En el evento participan las carrozas con las reinas populares y un sinnúmero de comparsas, danzas, conjuntos, disfraces, cumbias (grandes y pequeñas), congos, comedias, pregoneros y la parte artística, que ha sido preparada desde meses atrás. A lado y lado del recorrido se concentran los espectadores locales o turistas, que se desplazan desde el 78 FUENMAYOR, José Félix. Así era el Carnaval de Barranquilla, “Diario del caribe”, Revista Intermedio, Barranquilla, febrero 10 de 1985. JOSELITO CARNAVAL 183 resto de la Costa y el país, e inclusive desde países vecinos. Nadie puede ser un simple espectador, casi siempre debe ser espectador-actor, ya que goza bailando, embadurnando con maicena y polvos, y a la vez se toma trago, se le ofrece al vecino, se le recibe al que sea, y en la medida que avanza la procesión de danzantes los espectadores-actores también aumentan su participación. Cuando los cuerpos quedan totalmente blanqueados, como los rostros, y hay mucho licor en el cerebro, el Carnaval toma la mejor expresión: queda convertido en fiesta. En síntesis, todos los que están apostados en las calles y carreras se han apersonado de la fiesta, y la amnistía social comienza a manifestarse. El goce colectivo se apodera de los espectadores-actores y los actores de los grupos, unos y otros se confunden al finalizar el desfile y todo entra en un espacio y tiempo mítico; ya no importa qué día es y qué problemas se tengan, lo importante es que se está en la fiesta y hay que gozársela hasta donde se puede, y quien no lo haga es considerado como una persona anómica. Todos parecen otros, pues es el momento de vivir la vida de otra manera y más intensamente; todos parecen tener otra vida, lo que los hace conocer otras personas, comunicarse con desconocidos, se establecen relaciones humanas al calor del trago y la maicena, o se baila con alguien que nunca se ha visto, ni lo han presentado; todos son solidarios entre sí, tal vez se sienten humanizados por primera vez, y la fiesta de Carnaval es la que permite ese acto sublime y hermoso. Definitivamente, el tiempo y el espacio se pierden, y se da lugar a un instante de goce masivo, creativo e imaginativo. Pero no todos entran en el desorden establecido, porque a algunos burgueses, aristócratas y hasta de los sectores medios no les gusta este “relajito”, ya que les resulta un poco 184 EDGAR REY SINNING bochornoso, y para evitarlo han construido un palco de honor especial a fin de observar el desfile, además de tener un cordón de fuerzas disponibles que los protegen. Día a día el desfile sé “elitiza”, no todos pueden gozar de los sitios preferibles, sino que existen algunos asignados para las personalidades, y muchos vecinos organizan palcos al frente de sus casas, que para poder ser utilizados se deben cancelar unos pesos; ya existe una empresa que explota los palcos. Los espacios se van reduciendo año tras año, lo que significa que los sectores populares que deben trasladarse al sitio tendrán que buscar las bocacalles u otros espacios limitados, para apreciar su propia creación. Al mirar lo largamente narrado por Fuenmayor y confrontarlo con lo que acontece hoy, se notan las grandes diferencias, y es apenas obvio dado al desarrollo del capitalismo en la ciudad, donde el esplendor de otros tiempos es opacado por los grandes avisos o pancartas anunciando un producto determinado. No hay flores ni siquiera de papel, las cáscaras de huevos rellenas de anilina desaparecieron, como muchos otros aspectos narrados. En cambio, la maicena y la publicidad abundan, como el ron; de ahí que muchos afirmen que debe llamarse la “Batalla de Maicena” y otros la “Guerra Publicitaria”. Año tras año y poco a poco se ha ido inundando el escenario de la fiesta con campañas publicitarias, que compiten mediante la utilización del arte popular y encuentran en la mujer su mejor objeto publicitario, pues en nuestra sociedad su cuerpo, como medio para enviar mensajes, es el eje central de la publicidad. En cuanto a la maicena es un punto importante, si se tiene en cuenta que la industria que la produce, así como otras con productos similares, vende cualquier cantidad de cajas. La maicena reemplazó otros productos, y por ello el que participa de la fiesta ha ido JOSELITO CARNAVAL 185 interiorizando la condición de divertirse con su derroche, ya que se ha convertido en sinónimo de desorden, y éste a su vez lo es de fiesta o Carnaval para el costeño. Es difícil encontrar un barranquillero, o un costeño en general, sin maicena durante los cuatro días de las fiestas. De igual manera, es importante destacar cómo hoy en día cualquier fiesta o parranda de costeños termina con una estupenda enmaicenada; tanto ha sido la fuerza de este hecho sociocultural, que hoy en día también comienza a aparecer en otras regiones del país. Pareciera que estar enmaicenado significara estar contento, alegre o sencillamente en fiesta, y como el Carnaval es la fiesta más grande del país, enmaicenarse durante el Carnaval es casi una obligación, para no desentonar; de ahí que se convierta en una máscara de Carnaval. Queremos señalar que aquí se hace palpable la influencia del capital en la forma de la diversión: el costeño por años ha sido hombre con mucha imaginación y creatividad, en el pasado era casi inadmisible que los participantes no estuvieran disfrazados utilizando su ingenio. Hoy las empresas y los comercios “regalan” camisetas con anuncios publicitarios, y eso es suficiente, coartando la creación del hombre costeño. Lo mismo sucede con la penetración cultural extranjera a través del cine y la televisión , al exhibirse en el desfile una serie de disfraces con motivos norteamericanos, tales como: “La Mujer Maravilla”, “Supermán”, “Batman”, “El Hombre Increíble”, “Mickey Mouse”, “El Astronauta”, “Mister T”, “El Extraterrestre”, “El Tío Sam” y un sinnúmero de personajes americanos que restringen nuestra propia creación y motivan más a una competencia entre muchachos y muchachas de la pequeña y alta burguesía barranquillera. Todas estas expresiones transculturales, que 186 EDGAR REY SINNING se expresan en el Carnaval y que aparecen en la “Batalla de Flores”, son los elementos variables que señalamos antes, y que en un momento se convierten en históricos por su vigencia, la que pierden de año en año. Pero también se debe tener presente cómo el “Ñero” ridiculiza y caracteriza a su imagen y semejanza a un personaje popular norteamericano; entonces, es posible encontrar un “Hombre Increíble” deshilachado, flaco, sin fuerzas, demacrado, torpe, en fin, todo lo contrario de cómo se ve en la televisión. El acto masivo, que se desarrolla en las horas de la tarde y que sirve de escenario común para todos los carnavales, es el que permite mostrar una serie de elementos con sabor político; tal es el caso de los disfraces y comedias –ya comentados con anterioridad– donde se manifiestan las sátiras, pero obviamente el centro del evento es la diversión. También se observan grupos que luchan por rescatar y mantener vivas muchas manifestaciones de nuestro rico folclor y que constituyen un elemento de resistencia a la penetración cultural a nuestro país. Hay también un notable ascenso de concientización por parte de algunos sectores, que se presentan con su voz de protesta por la forma como se impone y orienta la diversión popular. Su protesta se hace presente en los disfraces, y, como ya lo analizamos al comentar los decimeros o pregoneros, también en la comedia; valga el caso mencionar la de “Los Bananeros Star”, que año tras año muestra aspectos de la asfixiante situación económica que vive el pueblo durante todo el año y de la pésima administración de los servicios públicos, en fin, una serie de denuncias que se acompañan con versos cantados al son de las palmas, como el siguiente, de la comedia señalada: JOSELITO CARNAVAL 187 El caimán se la llevó Bananeros Star Adelante en Carnaval (coro) ¿Qué toman los bananeros? Aguardiente Superior primero (coro). ¿Superior? Santander (coro) Superior (coro) ¿Qué piden los bananeros? Que se respeten los derechos al obrero (coro) El que se murió, se jodió. Así como estos versos se pueden recoger muchos más, lo importante es el mensaje de denuncia, porque debemos mirar que entre verso y verso y trago y trago se pide justicia y se reclaman garantías para la clase obrera. Aunque es claro que esta comedia tenía el patrocinio de una industria licorera –que para 1979 estaba entrando en el mercado, compitiendo con las de los departamentos de Caldas y Anqioquia– , su nombre indica el objetivo de la misma, ya que se trataba de la escenificación de la masacre de la “Zona Bananera del Magdalena”. Lo interesante es demostrar cómo la “Batalla de Flores” sirve para producir este tipo de muestras, como consecuencia de la existencia de una especie de “Amnistía Social”, por estar en fiesta, pues, de todos modos, es un escenario que permite a los carnavaleros ver y apreciar la creatividad que aún queda en los sectores populares, donde –a pesar de la influencia de las cosas nuevas– la presencia del pasado, de los pueblos ribereños y de otros pueblos de la Costa se muestra y es la más significativa. Paralelo a este acto y desde 1995, CARNAVAL S.A., revivió el “Rey Momo” y, con él, el desfile folclórico con ese 188 EDGAR REY SINNING nombre, por la calle 17, hasta llegar a la cancha de fútbol del barrio Simón Bolívar. El primer “Rey Momo”, en esta época, fue Enrique Salcedo, un hombre que ha aportado su imaginación al carnaval currambero durante más de 50 años con sus disfraces. En 1996 el turno fue para un gozón de la música, Ralphy “Cien” (Rafael Alfonso Figueroa Lindo), en 1997 para un músico de tiempo completo, Efraín Mejía Donado. Para 1998 fue escogido un rumbero de primera, el chivolero Luis Andrade (q.e.p.d.); en 1999 el Alcalde Bernardo Hoyos impuso al bohemio Julio Jaramillo; a Robinson Rafael Albor Rodríguez, le correspondió el honor de ser el “Rey Momo” en el 2000; es todo un personaje carnavalero, disfruta disfrazándose. En el año de 2001 el rey fue Bernardo Guzmán Medina, el bailador mayor de la cumbia “El Gallo Giro” y para el 2002 el honor fue para el músico carnavalero Pedro Agustín Beltrán Castro, conocido como “Ramayá Beltrán”, ejecutante del millo y la flauta, autor de muchas melodías para gozar esta fiesta popular y folclórica. El médico garabatero Leopoldo Candelario Klee Palacio fue el “Rey Momo” de 2003. Es “Caporal Mayor” de la danza de “El Garabato del Norte” y en 2004 el turno fue para Ubaldo Mendoza director de la Cumbiamba “La Revoltosa”. Por su parte, la “Gran Parada”*, el desfile artístico, aglutinante de la creatividad e imaginación costeña y “currambera” que se escenifica el segundo día de carnestolendas, se celebra desde 1967, cuando reinaba Martha Luz Vázquez; era presidente de los festejos, Héctor “Quecho” Juliao; y * Recientemente se organizan dos desfiles con el mismo recorrido: uno, el domingo conocido con el nombre de GRAN PARADA DE TRADICIÓN Y FOLCLOR y, otro, el lunes GRAN PARADA DE COMPARSAS Y FANTASIAS. JOSELITO CARNAVAL 189 actuaba como Secretario y Director Artístico el jacarandoso don Alfredo De la Espriella, quienes lo organizaron. El motivo de dar una formalización al evento surgió por la situación “anárquica” en que se venía realizando. Los grupos de comparsas, danzas, disfraces y demás actores salían a representar sus muestras de casa en casa, y a diferentes horarios, aspecto que dificultaba la apreciación en conjunto de todo el evento. Por esta razón, se dispuso la realización de concursos, en los que participan las diferentes modalidades, estimulando con premiaciones a las mejores muestras mediante grandes sumas de dinero. La industria y el comercio se vinculan con el patrocinio y la donación de los premios, y de esta forma, a la vez, cumplen su oportuna misión publicitaria. De esta manera, señala Cervantes Angulo, las casas de publicidad y agencias de avisos y decoración incrementan su trabajo, porque en el Carnaval lo que se presenta es una guerra de avisos y carteles por toda la ciudad79. La descripción de este evento masivo se reduce a la repetición del primer día de Carnaval. Igualmente, se realiza un gran desfile, pero con carácter competitivo, en el cual se pueden apreciar las mismas circunstancias escénicas y de espectadores, el alboroto masivo continúa en las calles, el recorrido es el mismo y con la misma caracterización elitista del día anterior. Todo es similar con excepción que las reinas populares de los barrios y la reina central no desfilan en las carrozas, pues es el día del concurso en el cual deben inscribirse quienes deseen participar; todos hacen un esfuerzo por mostrarse mejor que los otros; sus costosos disfraces y vestuarios los hacen caer en manos de los comerciantes e 79 CERVANTES ANGULO, op. cit. 190 EDGAR REY SINNING industriales, quienes después de muchas idas y venidas deciden patrocinarlos a cambio de los anuncios publicitarios, ya comentados. Reflexionemos un poco sobre los elementos que se tuvieron para organizar “La Gran Parada” y que hemos transcrito tal cual lo recogimos de los directivos carnavaleros y la prensa barranquillera. Lo cierto es que el espacio es unificante, es lo único importante en el evento, como en la “Batalla de Flores”, pero eso de “anárquica” y de desperdiciar el colorido de las danzas y disfraces no es más que una justificación de la racionalidad de la burguesía barranquillera, para concentrar en la “Vía Cuarenta” las manifestaciones folclóricas del pueblo raso, el que las conserva con suma dificultad, y ahora aprovechadas por los monopolios político-económicos, para manejarlas y colocarlas para su distracción a través de “estímulos”, como el dinero. El colmo de la desfachatez de la burguesía y sus ayudantes es asumir el papel de jurado de la imaginación y la creación de los sectores populares, verdaderos portadores de las mayores expresiones de la cultura espiritual de la ciudad y del país en general. Estamos seguros que tenía mayor connotación para los sectores populares el Carnaval de ayer, cuando los grupos se desplazaban por sus calles (como en los antiguos pueblos romanos), recibían pequeñas donaciones, sobre todo de ron, y servían de motivadores para iniciar una francachela de Carnaval; hoy por el contrario eso se pierde, aparece racionalmente organizado y para el disfrute de todos, pero los unos son los actores y otros asumen el papel de simples espectadores y calificadores de la creación popular. Se desfila por un espacio y durante un tiempo determinados, lo que supuestamente beneficia a los grupos que compiten, porque JOSELITO CARNAVAL 191 los aprecian todos los que deseen a pesar de que los sitios, año tras año aparecen como palcos que hay que pagar para poder admirar el desfile. Cada vez hay más palcos y menos espacio para el disfrute. De todas maneras, el gran capital es el que gana, organiza, patrocina y hasta califica, y recibe los beneficios de la publicidad y otras arandelas fiscales. El pueblo debe contentarse con las migajas que entregan las empresas a través del patrocinio y el apoyo a los concursos, que hoy califican jurados conocedores de las manifestaciones culturales. Tanto la “Batalla de Flores” y la “Gran Parada”, como los concursos de orquestas y agrupaciones musicales, son los eventos diurnos que sirven para expresar que el Carnaval es popular, porque son los únicos escenarios comunes de la fiesta; es el mismo espacio para los dos grandes actos del festín que permiten transitoriamente, a pesar de todo, ser unificantes, pues supuestamente los sectores sociales se confunden, todos confluyen en igualdad de condiciones; lo que, como dijimos antes, no es del todo cierto, por la existencia de palcos de honor protegidos por las fuerzas militares. No podemos olvidar que la fiesta popular unifica, elimina las jerarquías y que las fiestas patronales, patrióticas o cívicas afirman la división social y determinan quien tiene el poder. Cabe también destacar que a la clase política y rica que asiste, de la ciudad y el país, le toca aguantarse las manifestaciones burlescas contra el Estado y la situación del país, que agencian desde los puestos de mando. Ese teatro social que allí aparece va más allá de la simple dramaturgia, porque los papeles sociales, reales o imaginarios, que se escenifican, provocan una protesta o una adhesión. De ahí la importancia que nosotros le damos a las comedias o comparsas, pues ponen en escena hechos de la vida real y son críticas morda- 192 EDGAR REY SINNING ces al manejo (léase mal) del Estado, pero que la clase dirigente y las fuerzas del orden (léanse represivas) no pueden evitar, porque dentro de ese estado de aparente o real “amnistía social”, como es que en el “carnaval vale todo”, también caben estos actos, que son significativos y que en este libro ya hemos comentado. Es eso lo vivo del Carnaval, es lo que hay que rescatar y no lo muerto; son esas voces de protesta de los obreros lo que verdaderamente permiten mirar el folclor en términos políticos, y no su utilización en términos reaccionarios y deformantes, que adelantan especuladores y traficantes del folclor y del arte popular. Con el hecho mismo de concentrar en un solo escenario las expresiones artísticas, éstas pierden su verdadero sentimiento popular, ya que ese cambio de escenario es perjudicial para el mantenimiento de los verdaderos valores culturales, toda vez que la representación con objetivos ajenos a los ejecutores de una danza es diferente y significa la pérdida del culto al ocio, a Baco, al espíritu humano y a la creación del hombre. Eso no se puede vender como una camisa o un par de zapatos. Ese derecho inalienable del hombre a la creación no se puede cambiar. La imposición de un lugar, una hora y una fecha, para salir y además desarrollar lo que representan las expresiones artísticas de un lugar determinado y fijo, donde está el jurado, hace el desfile tedioso y repetitivo. Por eso, imponer esos desfiles es castrar la imaginación barranquillera y costeña. Sería muy agradable en su espacio natural, en su “nicho ecológico” y no en lugar extraño, donde posiblemente se asiste por el compromiso de participar. Ese proceso de extrañamiento no hace sino limitar las potencialidades espirituales del goce y el disfrute de la danza o el baile como una expresión sin límites, porque cuando se invita a participar JOSELITO CARNAVAL 193 para competir se pierde el verdadero sentido de la tradición, así la calidad del jurado sea excelente, como en los últimos años. 2. La noche: “Babilla busca tu charco” En la noche continúa el baile y el disfrute de la fiesta en las casetas, en los clubes sociales, en los “palacios reales”, en las verbenas y en los sitios ubicados en el Paseo Bolívar para el lumpen-proletario. Es decir, después de asistir conjuntamente al escenario de la “Batalla de Flores” y la “Gran Parada”, y otras actividades en sitios encerrados y modernos, que tienen un carácter masivo durante el día, los barranquilleros se dirigen en las horas de la noche y hasta el amanecer a su sitio de diversión, de acuerdo a su posición social. Aquí vuelve y se repite la costumbre de la división de los días, de los bailes, que se daban en la época de la fiesta en homenaje de la Virgen de La Candelaria en Cartagena, y lo que sucedía en Barranquilla cuando existían los salones “Burreros”. Lo cierto es que cada uno de los individuos arranca en la noche para su “conejera” –por aquello de “conejo a tu conejera”–, o mejor cada uno a su “charco” –“Babilla busca tu charco”–, refranes populares costeños con un gran significado para expresar desde el punto de vista cultural la fiesta y su incidencia en lo social del barranquillero y el costeño en general. Como hemos afirmado, el hombre, el individuo, se desprende de la colectividad general y se dirige a su comunidad, a su vecindad. Ahí encuentra su espacio apropiado para el verdadero goce. Es en este sitio donde el Carnaval se va a expresar con su verdadero sentido, porque en los escena- 194 EDGAR REY SINNING rios, diferentes para cada uno de los sectores sociales, aparece en mejor forma la expresión de éstos. En consecuencia, la noche nos brinda en varios escenarios tres o cuatro espacios, determinados concretamente por el capitalismo, que poco a poco ha ido demarcando los sitios en donde cada sector social debe divertirse, de acuerdo con su posición económica en la sociedad. Miremos cuáles son estos escenarios destinados por los barranquilleros para el goce carnavalero: la burguesía y la oligarquía barranquilleras tienen un escenario diseñado por ellas mismas. Es un espacio confortable llamado “Club Social”. La historia de esos escenarios está vinculada al surgimiento de esos sectores de clase y está determinada también por la necesidad del burgués de encontrar un lugar protegido para divertirse. En estos sitios desde la orquesta hasta los disfraces tienen un distintivo, tanto así que las capitanas de los clubes montan su propia danza o comparsas, dirigida por un coreógrafo profesional con algún renombre. Un baile para un club se caracteriza por la misma contratación de las orquestas, la decoración, los disfraces que se exigen para poder entrar, el espectáculo que acompaña una noche o varias, en fin, los aditamentos que pueden significar comodidad. Para ofrecer un baile en un club la orquesta debe tener cierto “caché”, o mejor cierto aire “elegante”, “clásico”, no “corroncho”, no para interpretar temas vulgares sino temas acordes con la “calidad” de las personas que asisten al evento. A veces se exige que el disfraz sea una obligación llevarlo, lo que no sucede en la caseta o la verbena. La organización de los bailes está exclusivamente en manos de profesionales muy bien remuneradas, por eso vienen acompaña- JOSELITO CARNAVAL 195 dos de una detallada coreografía. Los bailes a veces son ensayados, y los vestidos fabricados por modistas especiales. Dichos bailes son acompañados por la presentación de grupos de danzas, con un gran derroche de fantasía, que en algunos casos se alejan de sus verdaderas raíces. Con esta actitud los sectores altos muestran que no solamente compran la fuerza productiva de los sectores populares, sino también los valores espirituales. Aquí no sólo se muestra la deformación del folclor, sino que también se hacen representaciones que tienen como tema las costumbres y la cultura europea o norteamericana. Ahora, a los bailes de los clubes sólo asisten las primeras personas de la Administración Departamental, Municipal, la Junta Directiva de CARNAVAL S.A., la reina, los socios y toda la “jai” –como llaman los costeños a los ricos–. Es bueno destacar que estos personajes se disfrazan con algunos atuendos que tienen que ver con su posición social o de mando. Es decir, que los disfraces de los sectores más representativos económicamente, se encuentran en relación directa o hacen alusión a personajes que contaron o cuentan con prestigio, autoridad y poder en épocas remotas o presentes. Es así como encontramos que el Alcalde o el Gobernador se disfrazan de emperadores romanos, reyes, césares, zares o faraones, y sus esposas o acompañantes de emperatrices, reinas, princesas, zarinas, etc.; de igual manera, los empresarios, los comerciantes o los financistas aparecen disfrazados de Tío Sam, y así cada uno representa su papel detrás de la máscara. También aparecen los “super héroes” de la época: “Supermán”, “Batman” y otros, pero Tío Sam es tal vez el disfraz más utilizado en este escenario. 196 EDGAR REY SINNING En segunda instancia, la clase media y la pequeña burguesía buscan su “charco” en las casetas, en algunos hoteles con pista de baile para la temporada y en discotecas elegantes y con decoración sofisticada. Sin embargo, las casetas son los sitios más apetecibles, por la calidad de las orquestas, por no pertenecer a ningún club, por la inmensidad de sus pistas de baile. La variedad de aires musicales y la popularidad de que gozan permiten que hasta los proletarios lleguen a ellas, aunque sea una noche. Generalmente a ellas entran miles de personas y, aunque algunas no vuelven al mismo sitio, sencillamente con la ida a una caseta una noche quedan “listas”, sin dinero para repetir. En ese espacio son raros los disfrazados, ahí solamente se va con pinta de Carnaval, cualquier camiseta es buena, un sombrero o cualquier gorro, allí no se está preocupado por lucir como príncipe o rey, simplemente se va a bailar, hay que aprovechar la música de la orquesta hasta el máximo, hay que lograr que cada pieza musical salga barata, y eso se logra bailando cada tanda con las agrupaciones de la noche y saliendo después de las cuatro de la mañana, cuando el anunciador oficial de la caseta diga que los espera en la noche a partir de las nueve. El tercer escenario es el de los sectores populares, quienes tienen igualmente el suyo propio, que les pertenece, y es el “Palacio Real” de las reinas de barrios y las verbenas que se vienen realizando desde las precarnestolendas y que se extienden hasta el Carnaval propiamente dicho. Estos bailes se constituyen en los verdaderos epicentros del Carnaval barranquillero. En la mayoría de ellos desaparece totalmente el disfraz y la gente simplemente se divierte como puede y obviamente da rienda suelta al goce creativo del cuerpo y el alma. La orquesta es el potente picó que se haya contratado, algunos ofrecen bandas de música de viento, conjuntos JOSELITO CARNAVAL 197 de música vallenata de “poca monta” u otro tipo de agrupación musical menor. Así el alma y nervio de este escenario es el picó. Este es el sitio para los obreros, aquí es donde los sectores populares se divierten dentro de su propia lógica, con sus recursos, y son ellos los que permiten señalar que en el Carnaval de Barranquilla se conservan costumbres y tradiciones que los otros sectores dominantes han querido acabar, opacar y hasta ocupar. Esas tradiciones y costumbres son las que se expresan en el festejo en las calles, en los barrios, en los bailes populares o verbenas, e inclusive en las casetas y en las mismas casas, donde la parranda carnavalera no desaparece. El otro sector de clase que posee su propio escenario es el lumpen, que se refugia en los bares, cantinas y en los prostíbulos que por esta época tiene cupo sin excepciones. Otros se divierten en los lugares improvisados con carpas y kioscos en el “Paseo Bolívar”, donde se concentran las prostitutas, los maricas, los travestíes, los ladrones y los carteristas. Es lo que podríamos llamar la escoria de la sociedad barranquillera. Ese hombre, lumpen-proletario, no puede ir ni a caseta ni a los “Palacios Reales” ni a las verbenas. Son los “desechos” de una sociedad opulenta. De alguna manera la fiesta es para gozarla sin importar el sitio. En las casetas, pero mucho más en los “Palacios Reales”, verbenas y kioscos del “Paseo Bolívar”, se dan con mayor frecuencia conflictos, peleas, trompadas, reyertas, escándalos. A la larga, son como “corralejas humanas”, dedicadas al goce popular. Entretanto, en el club el principio que impera es: “familia que roba unida permanece unida”. Conservadores y liberales se arropan con la misma manta, allí los 198 EDGAR REY SINNING “enfrentamientos” desaparecen y más bien se concilia o se olvida muy fácilmente. A todas estas, ¿dónde anda la reina? Es fácil descubrirla. Como todas han sido de los sectores de la clase dominante, ella asiste al espacio determinado para su clase. Ella está, preferiblemente, en el Club Social donde su familia es socia, pero desde luego acepta la invitación de los otros clubes y, además cuando quiere darse un “toque” de popularidad visita uno que otro “Palacio Real” o caseta. La verdad es que su papel en este momento no es nada significativo, y si aparece en los actos es más por puro cumplido que por cualquier otra cosa. Ahora bien, si analizamos las cosas tal como son, el personaje desaparece con todos sus poderes y no es como antaño, que el animador de la fiesta era el centro de la misma. El verdadero reemplazo de la “Reina” es “Joselito”, que aparece el martes de Carnaval muerto de ron, acompañado de una “viuda” que lo llora, y con ella un grupo de personas que acompañan en su “pena”. Se convierte entonces Joselito en la Reina, no viva sino muerta. B. MORIR PARA SEGUIR VIVIENDO Desde el mismo momento en que se inicia el período de las carnestolendas nace Joselito Carnaval, representado por la Reina –que antes era representado por un Rey– cuyo reinado dura lo que dura el Carnaval, como en la vieja tradición de los pueblos orientales y europeos, donde existían muchas formas de representar al ordenador o el “mandamás” de la fiesta. En algunos pueblos ser el “mandamás” costaba hasta la muerte, en otros se simulaba con un muñeco. En el caso de Barranquilla, el muñeco o la efigie aparece el último día de JOSELITO CARNAVAL 199 las carnestolendas, para ser llorado y luego enterrado; de ahí que digamos que la reina no es más que la representación de “Joselito Carnaval”, pues su “gobierno” muere con el Carnaval. Es lo que en la antigüedad se llamaba el “Entierro del Carnaval”. En América el entierro del símbolo del Carnaval se encuentra en varios pueblos. Señalemos lo narrado por Augusto Raúl Cortázar en una aldea del Valle de Calchaquí, Argentina, donde el Carnaval finalizaba con el tradicional Pujilay – un maniquí lleno de trapos–, que paseaban por las calles montado en un burro, y al que le danzaban y por la noche lo lloraban para seguidamente ser enterrado debajo de un árbol. En Veracruz, México, el entierro aparece en la figura de Joao Carnaval, un maniquí que después de ser paseado por la población es enterrado el miércoles de ceniza. En otros pueblos con tradición carnavalera se realizan ceremonias similares. De todos modos, los aportes de los colonizadores españoles en el continente, en la mayoría de las fiestas religiosas, se aprecian a simple vista. En torno a las fiestas de Carnaval en Barranquilla, es un tanto difícil determinar quien llevó esa tradición a la “Puerta de Oro de Colombia”. Sin embargo, los datos recogidos por el Maestro Guillermo Abadía Morales son importantes, como también algunos elementos aparecidos en la prensa o recogidos por el autor, según los cuales el “Entierro del Carnaval”* en Barranquilla se realiza así: el último día de carnestolendas, Martes de Carnaval, vecinos de un barrio * Recientemente la empresa Carnaval S. A. organiza un desfile de “Entierros de Joselitos”, llamado JOSELITO SE VA CON LAS CENIZAS. 200 EDGAR REY SINNING cualquiera o de la calle, o de un grupo de amigos o amigas de una verbena, o socios de un Club Social, se reúnen y arman un muñeco con pantalón y camisa elegante y hasta saco, sombrero y zapatos finos; la cabeza es hecha de un calabazo o sencillamente de trapo: Esta efigie está rellena con trapos viejos, papel, aserrín, y como todo buen señor que ha tenido una vida de francachelas y rumba lleva un puro (tabaco) entre sus labios. Acto seguido es colocado en una especie de camilla o en un féretro, y el grupo se disfraza de señoras cerradas de luto. Una de “ellas” decide ser la “esposa” y sigue sollozando, gritando histéricamente que su “esposo”, “Jose”, se ha muerto, por bebedor, parrandero, sinvergüenza, irresponsable y “la” ha dejado “sola” y “desconsolada” y sin la leche de los “pelaos”; el resto de amigos lo carga y llora amargamente en solidaridad con la “viuda”, a quien va consolando. El recorrido es grande y se realiza por las principales calles del barrio de influencia o de residencia del grupo protagónico. No existe, pues, un “Joselito” general para toda la ciudad, como es el caso de la reina, sino que cualquiera pueda sacar uno y recorrer las calles. Lo importante del acto es que “la” que llora y su grupo de dolientes se acercan a las casas de otra gente, que se va sumando a la procesión fúnebre y llora e improvisa versos y sátiras en contra del gobierno, se denuncia el estado de los servicios públicos, en fin, el acto se convierte en una acción de burla a la sociedad en general. Pero algo que unifica a los grupos de plañideras y a todos los “Entierros del Carnaval” es el grito universal de ¡Ay! Jose, te fuiste para siempre; no te vayas, Jose, situación ésta que aprovechan los “dolientes” para invocar: Cuando volverá a vení / Joselito Carnavá, así mismo, se pide un “auxilio” económico para el supuesto entierro del muerto, que no es más que el “Entierro del Carnaval”. Lo cierto es que familias esteras disfrutan del espectá- JOSELITO CARNAVAL 201 culo, al que premian con aguardiente, ron caña, dinero, maicena, agua y, por qué no, con un suculento sancocho costeño. Ahora bien, ¿cómo apareció o quién llevó esta tradición a Barranquilla? Notas recogidas por el Maestro Abadía señalan que existió un personaje que se disfrazaba de mujer vestida de luto, y salía llorando por las calles de la ciudad con un muñeco, como símbolo del evento que acababa de finalizar, al cual llamaban con el nombre de “Joselito Carnaval”. Este personaje fue el señor Nicolás Ariza, de quien se dice fue el inventor de tal tradición, que hoy aún se conserva. Al respecto afirma Abadía: Sobre Nicolás Ariza se sabe que era auriga (hoy ‘cochero’), muy apreciado en Barranquilla por lo ingenioso y festivo; que fue de los liberales que se sublevaron aquí el 20 de octubre de 1899 en la Guerra de los Mil Días y regresó después de firmada la paz en Ciénaga. Era el primero en disfrazarse el 20 de enero de cada año y los sábados y domingos sacaba hasta tres disfraces diferentes80. Este acontecimiento se repite en casi todos los barrios de la ciudad, pero de todos modos se constituye en un acto masivo, pues hay numerosos escenarios que generalmente coinciden con el sector social a que pertenecen, es decir, los grupos “artísticos” se desplazan por los sectores aledaños a sus sitios de residencia. Una diversión que se realiza paralela a la anterior es la tiradera de agua o “mojar” a la gente en la calle. Aquí es válido señalar cómo en los pueblos orientales existió una fiesta pagana denominada del agua; no debemos olvidar que entre los cristianos ha sido tradición el bautismo con agua bendita, como símbolo de purificación. En la Roma antigua este símbolo se re80 ABADÍA MORALES, op. cit. 202 EDGAR REY SINNING cordaba en las fiestas, cuando al salir de “Carrus Navalis” a la calle, los personajes que se encontraban dentro de él rociaban perfumes y agua de rosas sobre los múltiples asistentes al espectáculo. Enrique III, Rey de Francia, para la época de Carnaval le echaba agua a los transeúntes. En Barranquilla muchos muchachos y viejos subidos en carrozas, motocicletas, bicicletas, patines, carro-mulas o simplemente a pie, llevan recipientes llenos de agua y proporcionan una “mojadita” a quien se atraviese. De esta forma toda la gente se hace partícipe del último día de jolgorio carnavalero, en el que el trago y el baile continúan siendo comunes. Al caer la noche los que aún tienen fuerzas y dinero se entregan a la última de parranda, bien sea en los clubes, bailes populares, casetas o en casas, para despedir el Carnaval. En las casetas y verbenas el parrandón finaliza a las dos o tres de la mañana, cuando se comienza el desmonte de los escenarios (igual situación ocurre en los lugares preparados en el Paseo Bolívar), a fin de preparar la ciudad para que los católico piadosos se acerquen a la iglesia muy temprano a ponerse la ceniza y darle el adiós a la carne, que simbólicamente dura cuarenta días, en los cuales debe comerse solamente pescado, período denominado de vigilia. En ese momento de la ceniza también se les recuerda que “polvo eres y en polvo te has de convertir”. Además, los sectores capitalistas reanudan sus ventas y en general sus quehaceres cotidianos, en busca de seguir amasando y acrecentando su capital. La muerte del Carnaval, que desde épocas remotas se celebra en varios países del mundo, tuvo, como señalamos inicialmente, un propósito religioso, cuando al existir la creen- JOSELITO CARNAVAL 203 cia en la reencarnación de los dioses se les daba muerte, a fin de que la naturaleza no se corrompiera olvidándose de sus pobladores (aquí los hombres vivían del fruto de la tierra). Más adelante, el pueblo romano recuerda a Saturno, quien les enseñó todo lo relacionado con el trabajo de la tierra. Con la desaparición de este dios, los hombres vieron la necesidad de realizar trabajos duros y de sufrir las diferencias de clases. Por este motivo, se festejaban las saturnales romanas, que finalizaban con el entierro de Saturno, para recordarlo así todos los años. En muchos otros pueblos esa tradición aparece con los llamados “reyes temporeros”, de algunos de los cuales hablamos antes. Hoy la gente entierra a “Joselito Carnaval” y entierra con él la única “oportunidad” anual que tiene de divertirse. Se debe destacar que el aspecto religioso no tiene ya ninguna trascendencia en este momento, pues la gente encuentra con ese pretexto una buena oportunidad de pedir limosna, caso en el cual se valen del ambiente de diversión en que vive la ciudad en esta época. Se satiriza el mal gobierno, se denuncia entre chistes el malestar económico, se introducen vivas al Junior, al Sporting y últimamente al Unicosta y, en fin, surgen suficientes motivos que sólo con humor pueden ser denunciados, y también con humor llegan al corazón de mucha gente. Aquí los espectadores pagan el ingenio, pero al mismo tiempo están sintiendo una identificación con todo esto que surge humorísticamente; ese ingenio brota de un sentimiento popular, sentimiento de un cotidiano vivir, de un diario luchar. Pues bien, eso que aquí llamamos ingenio no es otra cosa que la disposición y habilidad que tienen los hombres para crear ambientes artificiales, que reflejan situaciones reales. Cuando toda esa explosión de “espontaneidad” y alegría finaliza, la ciudad continúa su ritmo rutinario de acelerado progreso, valiéndose del trabajo de unos y del goce de otros. 204 EDGAR REY SINNING La reina o reinas no se entierran (o mejor los reyes, porque en la historia no se encuentran reinas sino reyes), mas sí, en su lugar, “Joselito Carnaval”. ¡Adiós Jose! ¡Hasta el próximo Carnaval! JOSELITO CARNAVAL 205 BIBLIOGRAFÍA ABADÍA MORALES, Guillermo. Compendio General del folklore colombiano, 3 ed. COLCULTURA, No. 24, Bogotá, 1977. ABELLO, Margarita y otros, “Yo vengo de otro lugar pero soy de Barranquilla”, Diario del Caribe, Revista Intermedio, Barranquilla, febrero 10 de 1985. ACOSTA DE CORTÉS, Sarita. Letanías “El Proceso 8.000”, Santa Marta, Fotocopias. 1996. 2 p. ALBOR RODRÍGUEZ, Robinson Rafael. 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