Por qué cultivar la escritura a mano

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Por qué cultivar la escritura a mano
Por qué cultivar la escritura a mano
“Los alumnos ya no transcriben las operaciones, prefieren tomar con su celular
una foto de la lección de Física. Pero al momento de estudiar para el examen, no
entienden los procesos.” La preocupación de mi amigo Eduardo, maestro en una
secundaria, es compartida por otra amiga, dibujante y profesora. “Uno pensaría
que en esta época, predominantemente visual, los chicos tendrían mayor retentiva
para las imágenes, pero ocurre todo lo contario, no logran enumerar los
elementos básicos de un cuadro que contemplaron durante varios minutos”. Los
padres de familia también expresan una inquietud similar cuando ven que en las
escuelas ya no se cultiva la escritura a mano. En algunas instituciones privadas
incluso se pide que los niños que abran una cuenta de correo y que lleven una
tablet, pues los contenidos del curso les llegan por correo.
La escritura manual favorece la memoria y la creatividad / Foto: Thinkstock
Mucho se ha hablado sobre las ventajas, supuestamente ecológicas y
pedagógicas, de no utilizar cuadernos para tomar notas en la escuela; dicen que
se usa menos papel y que las clases se hacen más "interactivas", como si una y
otra cosa fuesen hechos positivos en sí mismos. Pareciera que los dueños de
las escuelas intentan competir o emular a la televisión.
En cualquier caso,
requieren de la complicidad de padres de familia que compartan esa fe (¿será
furor?) por la tecnología.
Es verdad que la tecnología ahorra tiempo y optimiza recursos en el trabajo, pero
puede tener consecuencias negativas en la infancia, sobre todo en el periodo de
formación de conocimientos y habilidades.
Así lo explican varios estudios,
reunidos en un artículo del New York Times. Psicólogos y neurocientíficos han
encontrado que la escritura a mano es de suma importancia para el desarrollo del
pensamiento. Cuando los niños practican caligrafía desde temprana edad, no
sólo aprenden a leer más pronto, sino que son capaces de generar ideas y
retener información. Y cuando se habla de aprendizaje, no se trata de acumular
conocimientos, sino de ser capaces de producirlos.
Según Sanislas Dehaene, psicólogo del College de France, cuando escribimos a
mano se activa un circuito neuronal que estimula al cerebro y hace más sencillo
el aprendizaje, ya que se vincula el gesto de trazar un signo y reconocerlo.
Por su parte, la Dra. Karin James, de la Universidad de Indiana, realizó una
investigación en la que usó escaneo cerebral para identificar qué áreas del
cerebro se activan durante la escritura. Se le pidió a un grupo de niños, que
todavía no aprendían a escribir, que copiaran una carta escrita a mano. Podían
elegir tres formas: copiar las grafías a mano, trazar puntos o tipear en un teclado.
El trazo manual hizo que se activaran tres áreas del cerebro: izquierda,
inferior frontal y cortex posterior parietal. En el caso del tipeo, esta actividad
fue notablemente débil.
La escritura cursiva permite aprender mejor / Foto: Thinkstock
La Dra. James atribuye estas diferencias al aparente “caos” que implica escribir a
mano: no sólo hay que planear y ejecutar una acción, también hay que lidiar con
la variabilidad de los resultados. Dicha variabilidad es una herramienta de
aprendizaje creativo, porque el cerebro debe comprender que cada vez que ve
una “a”, aunque sea distinta en la caligrafía, corresponde al mismo signo. Podría
decirse que es casi una traducción; descifrar un signo para representarlo con
la mayor fidelidad posible es una habilidad cognitiva que el cerebro
desarrolla a través de la escritura manual.
Por su parte, la Universidad de Washington realizó otro estudio que demostró
cómo la escritura cursiva, la de molde y el tipeo están asociados a distintas
áreas del cerebro, por lo que generan aprendizajes distintos. Cuando los niños
escriben un texto a mano, no sólo producen más palabras y con mayor rapidez
que en un teclado, además, expresan más ideas. En los niños más grandes, la
conexión entre la escritura manual y la generación de una idea es mayor.
Quienes han desarrollado una escritura más clara, tienen mayor actividad
neuronal en las zonas del cerebro donde se activa la memoria, además de tener
mayor habilidad lectora.
Los estudios de las disfunciones también dan luz sobre el asunto. La disgrafía,
por ejemplo, una condición que suele aparecer en el cerebro usualmente después
de un accidente, ha mostrado que algunas personas pierden la capacidad de
escribir en letra de molde, pero no en letra cursiva (y viceversa). La alexia, en
donde se pierde la habilidad para leer, ocurre algo similar. Al respecto, algunos
investigadores sugieren
que la
escritura
cursiva
promueve
un mayor
autocontrol que la letra de imprenta o el tipeo, e incluso la reconocen como una
forma de tratar la dislexia y algunas disfunciones neuromotoras.
Finalmente, el artículo del NYT menciona un factor más. Dos psicólogos de la
Universidad de Princeton y California han realizado estudios, tanto en laboratorio
como en el salón de clases, y han mostrado cómo los alumnos que toman
notas a mano aprenden mejor que los que solo tipean. Esto se debe a que la
escritura a mano requiere un proceso de reflexión, un ejercicio de síntesis y de
re encuadre de información, lo que permite entender mejor los conceptos y
codificarlos en la memoria. Aún los más escépticos consideran que cuando se
tiene que poner esfuerzo en escribir, uno debe concentrarse en elegir lo
importante. Este proceso, que ocurre de manera casi inmediata, implica
numerosas operaciones mentales que, a la larga, mejoran la capacidad de pensar.
La caligrafía nos permite conocernos y darnos a conocer / Foto: Thinkstock
Como decía al inicio, en la vida adulta el tipeo se puede volver una magnífica
herramienta porque permite escribir más rápido, sin embargo, disminuye la
habilidad de procesar nueva información.
Cuando escribimos a mano, las
letras se conectan con la memoria. Yo alterno la escritura manual y el tipeo,
porque a lo largo de los años me he dado cuenta de que cada una me brinda
distintas posibilidades cognitivas y expresivas. Y más allá del enfoque de los
estudios anteriores, creo que la escritura a mano es fundamental en la vida porque
a través de la caligrafía uno se conoce y se da a conocer.
Ojalá que las escuelas y los padres se den cuenta de que los niños no necesitan
ser entretenidos con pantallas, y tampoco requieren recibir entrenamiento para
ahorrar tiempo. Esa forma de educación lo convertirá en "el profesional que está
buscando el mercado laboral", es decir, en un adulto hecho a la medida del
sistema, pero sin la capacidad de hacer preguntas o de responderlas
creativamente.
Wissen
Bildungspolitik
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23.06.14
Der irrwitzige Verzicht auf die Schreibschrift
An vielen Schulen lernen Kinder keine Schreibschrift mehr: Dabei ist erwiesen,
dass das Schreiben mit der Hand den Lerneffekt fördert. Doch die Reformer
ignorieren Hinweise aus der Wissenschaft.
Foto: Infografik Welt Online Schreibschrift zu lernen ist mühsam – doch die Vorteile
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Unter Schulpolitikern hat das Erlernen einer verbundenen Handschrift mittlerweile
den gleichen geringen Stellenwert wie die Fächer Latein und Altgriechisch. Man
hält solche Lehrinhalte für überkommenen Bildungsplunder aus dem 19.
Jahrhundert, der aus Traditionsverhaftung noch mitgeschleppt wird.
Aber eigentlich würde man die Handschrift doch gern aus dem Unterricht
verbannen, um Raum für zeitgemäßer Inhalte zu schaffen oder die überforderten
Schüler zu entlasten.
In Thüringen ist beispielsweise seit 2010 nur noch das Erlernen einer Druckschrift
vorgeschrieben. Lehrer dürfen selbst ermessen, ob sie ihren Schülern noch eine
verbundene Handschrift beibringen. In Hamburg ist es Grundschulen seit 2011
freigestellt, ob sie die klassische Schreibschrift noch unterrichten wollen oder nur
die einer Druckbuchstabenschrift stark ähnelnde "Grundschrift".
Auch in NRW lernen Kinder zuerst die Druckschrift und – vielleicht – eine
verbundene Handschrift. In der Schweiz haben sich vor einigen Wochen die
Mehrheit der Kantone und der Lehrerverband dafür ausgesprochen, die
Schreibschrift komplett abzuschaffen.
Über die Konsequenzen solcher Reformen hat man sich – auch darin typisch für
deutsche Schulpolitik – vorher wenig Gedanken gemacht. Ursula Bredel,
Germanistikprofessorin in Hildesheim, kritisiert: "Vor der Einführung der
Grundschrift im Schulunterricht wäre ein wissenschaftlich gut begleitetes
Pilotprojekt wünschenswert gewesen, mit Kontroll- und Experimentalgruppen, bei
denen man testet, wie sich die Schreibkompetenz über einen längeren Zeitraum
entwickelt.
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Experiment am lebenden Subjekt
Die Auswirkungen kann man nicht durch kurzfristige Beobachtungen feststellen,
sondern nur über mehrere Jahre. Das ist nicht passiert. Stattdessen wird das
Experiment ohne fundierte Kenntnisse des Prozesses am lebenden Subjekt
durchgeführt."
Dabei gibt es durchaus Indizien dafür, dass das Erlernen einer verbundenen
Handschrift positive Auswirkungen auf die Sprach- und Rechtschreibkompetenz
von Kindern hat.
Professorin Bredel, zu deren Forschungsschwerpunkten Orthografiedidaktik
gehört, weist auf Studien hin, die nahelegen, das Handschreiben sei ein
"komotorischer" Prozess: "Dabei werden nicht einzelne Buchstaben isoliert
verschriftet, sondern Buchstabenfolgen, die sprachlichen Einheiten, überwiegend
Silben und Morphemen entsprechen.
Gute Schreiber rhythmisieren entlang von Silben und Morphemen, schwache
Schreiber schreiben häufig arhythmisch, bestenfalls rhythmisieren sie anhand
einzelner Buchstaben. Verbundene Schriften ermöglichen Schülern sprachliche
Einheiten als verbundene Einheiten zu lernen."
Ursula Bredel spricht von den "verbundenen Schriften" notwendigerweise im
Plural. Denn wenn von der "Handschrift" die Rede ist, muss in der föderalen
Realität deutscher Schulen zwischen drei verbundenen Schriften unterschieden
werden: der Lateinischen Ausgangsschrift, der Vereinfachten Ausgangsschrift und
der in der DDR entwickelten Schulausgangsschrift, die nach 1991 teilweise auch in
den alten Bundesländern übernommen wurde.
Mit der unverbundenen, drucknahen Grundschrift kommt nun noch eine vierte
Schrift dazu.
Die Schweiz hat eine eigene Variante der verbundenen
Schulhandschrift, die sogenannte Schnuerlischrift. Auch die österreichische
Schulschrift weicht leicht von den deutschen Schreibschriften ab.
Auswirkungen von Handschriften kaum erforscht
Welche der genannten Schriften für die Kinder die besten sind, ist noch kaum
erforscht. Laut Bredel gibt es nur wenige Studien zu den Auswirkungen der
Handschriften auf den Schreiberwerb: "Beispielsweise sind die Unterschiede
zwischen Lateinischer Ausgangsschrift und Schulausgangsschrift noch
unbefriedigend untersucht. Von den vier an deutschen Schulen gelehrten Schriften
scheinen die Lateinische Ausgangsschrift und die Schulausgangsschrift allerdings
die besten Ergebnisse zu bringen."
Vor diesem Hintergrund sind die allerneuesten Moden der Schreibdidaktik wahrhaft
alarmierend. Manchen Reformern geht das Monopol der Grundschrift in den
Schulen noch nicht weit genug, sie wollen Schüler möglichst früh zum Schreiben
auf der Computertastatur bewegen oder gleich ganz auf jede Art von Handschrift
verzichten.
In den Niederlanden hat der Unternehmer Maurice de Hond 2013 sieben
sogenannte Steve-Jobs-Schulen eröffnet, in denen die Kinder zwar
"selbstverständlich Stifte und Papier zu sehen kriegen" (was auch immer das im
Schulalltag heißt), aber der Unterricht doch von Anfang an vor allem mit dem iPad
stattfindet.
In den USA ist man da noch weiter. In den meisten Staaten wird den Jungen und
Mädchen im "Kindergarten", einem einjährigen intensiven Vorschulprogramm, und
der ersten Klasse noch das Schreiben mit der Hand beigebracht, danach wird
rasch mehr Wert auf das flüssige Schreiben mit der Computertastatur gelegt.
Allmählich beginnt sich allerdings in Amerika die Erkenntnis durchzusetzen, dies
könnte vielleicht ein didaktischer Irrweg sein. Ein Bericht der "New York Times"
zitiert mehrere Studien, die nahelegen, dass das Schreiben mit der Hand (hier wird
allerdings nicht zwischen verbundenen und drucknahen Schriften unterschieden)
das Erlernen von Buchstaben, Wörtern und auch den damit verbundenen Inhalten
fördert.
Begreifen, was ein A eigentlich ist
2012 legte Karin James, eine Psychologin an der Universität von Indiana, Kindern,
die noch nicht schreiben und lesen gelernt hatten, Buchstaben vor und forderte sie
auf, diese auf eine von drei Arten zu reproduzieren: das Bild auf Papier anhand
einer gepunkteten Linie nachzeichnen, es auf einem weißen Blatt freihändig
zeichnen oder auf einem Computer tippen.
Kinder, die die Vorlagen frei nachzeichneten, zeigten messbare Hirnaktivitäten in
drei Bereichen, die auch bei Erwachsenen aktiv sind, wenn sie lesen und
schreiben: der linken Spindelwindung, der unteren Stirnwindung und dem
posterioren parietalen Cortex.
Bei Kindern, die nur Punkte verbanden oder die Buchstaben gar tippten, war kein
vergleichbarer Effekt erkennbar. Karin James vermutet, dass gerade die
"Unordnung" der mit der Hand geschriebenen Buchstaben den Lerneffekt
vergrößert. Jedes handschriftliche A sieht ein kleines bisschen anders aus.
Wenn Kinder in diesen Variationen immer dasselbe Buchstabensymbol erkennen,
begreifen sie offenbar besser, was ein A eigentlich ist, als wenn man ihnen ein
immer exakt gleiches Computer-A zeigt oder sie es tippen lässt.
Doch nicht nur Kindern hilft die Handschrift beim Lernen. Laut den Psychologen
Pam A. Mueller von der Universität Princeton und Daniel M. Oppenheimer von der
University of California lernen Studenten besser, wenn sie Notizen mit der Hand
machen statt per Computer. Dieser Effekt war sowohl unter Laborbedingungen als
auch in einem echten Vortragsraum nachweisbar.
Anders als früher vermutet, liegt das nicht an den ablenkenden Effekten des
Computers. Sondern das Schreiben mit der Hand erlaubt es den Studenten
offenbar, das Gehörte zu übertragen und neu zu strukturieren.
An motorischen Voraussetzungen mangelt es
Die Frage ist nur, wie viele Studenten und wie viele Grundschulkinder überhaupt
noch dazu in der Lage sind, einen so komplexen Prozess wie das Schreiben mit
der Hand zu bewältigen. Gerade hat die Nürnberger Bildungsforscherin Stephanie
Müller behauptet, etwa 70 Prozent der Schüler brächten nach dem Kindergarten
nicht mehr die nötigen motorischen Voraussetzungen für verbundene Schriften mit.
Professorin Bredel sieht solche Zahlen skeptisch: "Feinmotorische Fähigkeiten
haben Einfluss auf Erfolg des Handschriftenlernens. Ich wäre aber vorsichtig mit
kulturpessimistischen Feststellungen über die allgemein sich verschlechternde
Feinmotorik von Grundschulkindern. Das beruht allzu oft auf individuellen
Beobachtungen, die dann unzulässig verallgemeinert werden."