Fernández, R. Cultura ambiental y proyecto

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Fernández, R. Cultura ambiental y proyecto
Seminario
CULTURA AMBIENTAL Y PROYECTO
Roberto Fernández
Doctorado FAPyD UNRRosario 2015
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CULTURA AMBIENTAL Y PROYECTO
INTRODUCCION
Este seminariopresenta básicamente, argumentos actuales sobre el devenir del
proyecto de cara a varias temáticas relativamente externas a su propio
desarrollo histórico pero que ahora redefinen su alcance planteando nuevas
exigencias académicas en relación a su enseñanza e investigación, fuera de
los cambios que además ocurren en la esfera de la profesión, es decir en la
producción social concreta de proyectos quizá cada vez más orientada a un
consumo segmentado por condiciones de mercado y cada vez mas
circunscripto a sus capas mas elevadas.
Circunstancia de época que en todo caso agudiza la responsabilidad
académica de analizar críticamente esa realidad y de proponer anticipaciones y
experimentaciones para un fortalecimiento del cometido socialmente ampliado
de la arquitectura y el diseño, expandidos entonces como ciencias y técnicas
del hábitat.
Es decir que trataremos de exponer interrogantes o desafios –ya que no
definiciones o asertos axiomáticos- sobre el devenir futuro si cabe, de una
teoría general de los diseños o mejor, de una teoría general del proyecto de los
diseños, que quizá mirada desde nuestro punto de vista actual no pueda ser
sino una teoría crítica general de los diseños, en cuanto a presentar aspectos
de una mutación civilizatoria que instala nuevas escenas de sociabilidad y
gobernabilidad, coloca inéditas dimensiones de diseñabilidad extrañas a las
tradiciones históricas del modern design y su deuda humanístico-iluminista
para un pretendido universal design, utiliza la producción cultural como nueva
dimensión de consumo y reactivación de la dinámica de las mercancías (semiomercancías), aplana en su pretensión de globalización universalizada las
diferencias de las culturas locales y su potencial histórico-patrimonial
socialmente ampliado como base de identidad y devasta el capital natural y la
entidad integrada de lo ambiental sin garantizar sustituciones tecnológicas de lo
que se extingue y mucho menos, la capacidad de una adecuada asignación
social tanto del capital natural remanente cuanto de las alternativas articuladas
con una posible ecología artificial, cuyo elevado valor per cápita aleja la
perspectiva de un acceso democrático a tal posible segunda naturaleza
sustituta. Por ahora, un mundo pos-natural, con las sustituciones que la
química sintética pueda hacer de recursos naturales extinguidos, queda
reservado para una selecta y exclusiva población con la capacidad económica
para acceder a dicha eventual ecología artificial todavía por proyectarse.
Se trata pués, más que presentar una teoría general de los diseños, de
explorar la condición civilizatoria por venir o en ciernes como (nuevo) mundo a
diseñari y en tal sentido primero es necesario conocer y analizar críticamente
tales condiciones antes que desarrollar nuevas estrategias o metodologías de
diseño.
Hubo un diseño que trató de responder en los albores de la modernidad (con
éxitos parciales o con dominantes proposiciones mas bien de carácter utópico)
a las condiciones y demandas del capitalismo industrial; ahora sobrevendrá
otra cosa –general intellect o capitalismo inmaterial son apenas nombres que
intentan definir lo que viene- y se trata de entender como esas condiciones y
determinaciones por venir, abrirán demandas para otras clases de diseño.
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A tono entonces con tal objetivo, un primer eje conceptual para el desarrollo de
este seminario, de reciente apogeo e importancia sería el de la recolocación
de lo cultural en el centro de la actividad humana, no ya como complemento
simbólico o disfrute excedentario sino como cuestión crucial en lo que podría
entenderse como era posindustrial o de desemboque en una etapa
denominada del terciario avanzado, con el mayor protagonismo de las
industrias inmateriales (turismo, espectáculos, comunicación, información, etc.,
todo lo cual ya supera porcentualmente la economía dura dentro del PBI
mundial) y con el alcance de lo que algunos autores llaman capitalismo
cognitivo y la relación con fenómenos propios del posfordismo de la era de la
globalización y hasta el inicio de figuras de posurbanidad.
En el terreno específico del diseño lo cultural irrumpe, quizá en sintonía con el
pensamiento posmoderno del deseo –que cancela o suplanta al pensamiento
moderno de la necesidad- como una demanda trasfuncional, fuertemente
articulada al intercambio simbólico tanto como a algunas perspectivas críticas
del más reciente arte conceptual, ya más ligado a la crítica política que a puros
efectos de representación.
En este pasaje de la necesidad al deseo también podría estar verificándose, al
hablar específicamente de cambios en la conceptualización del diseño, del
pasaje de un estadio de la pertinencia funcional a un estadio de la sobreestetización: habiéndose supuestamente llegado a techos prestacionales de
una cosa u objeto, lo que cabe, en la continuidad y evolución de la dinámica
capitalista de la distinción/competitividad, es la diferencia de aspecto y la
concentración evidente del diseño contemporáneo en la cuestión de la
apariencia o el acabado, lo cuál acompaña además el pasaje del mundo
concreto y material de las cosas al mundo virtual e inmaterial de las imágenes.
De allí empero, que podría aceptarse cierta declinante caracterización de la
arquitectura -y del diseño en general- que la convierte en una media más , junto
a la publicidad o la moda, dentro de una civilización massmediática
globalmente dirigida a una circulación de imágenes, hecho posindustrial,
posproductivo o posmaterial que significa un impacto relevante para la teoría e
historia de la arquitectura y aquello que había creado bajo su manto teórico, en
la idea de las llamadas artes aplicadas extendidas hasta la pretensión de darle
calidad y gusto a toda la cultura material, ello inserto en generalizadas
metodologías de gesamkunstwerk, esa noción wagneriana ligada a la obra de
arte total.
La cultura contemporánea –explotada además en la confrontación entre lo
global y lo local y reconstituida fragmentariamente en torno de la noción de
multi-culturalismo- deviene para el diseño, un campo de experimentación
cercano a tal arte crítico y más lejano del imperativo de la función o el
rendimiento y aun de la condición de mercancía, respecto de la cual, como bien
definía Adorno, el arte moderno (y agreguemos: el contemporáneo) se ha
propuesto evitar, confrontar o superar, no siempre o casi nunca con éxito.
Un segundo tema o eje temático para este seminario -algo ligado como
veremos al anterior y al siguiente- es el del patrimonio o más bien, el de la
expansión de la moderna noción de patrimonio histórico-artístico ligada a un
conjunto de bienes u objetos de valor diferencial que deben mantenerse o
coleccionarse y acopiarse en términos museográficos a la más extendida idea
de patrimonio inmaterial, urbano-territorial, etno-antropológico, popular,
ambiental, ligado a la llamada arqueología industrial, etc.
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Tal ampliación de la idea de patrimonio redefine la de cultura, en tanto los
objetos a preservar y mantener se expanden, resocializan y articulan a
colectivos mucho más extensos y variados, incluso multi-culturales: tiene valor
patrimonial San Pedro en Roma pero también la Mezquita africana de Djenné,
en Malí, hecha de contingente y mutable barro y rehecha cada año después de
las lluvias, desde hace casi diez siglos.
Asimismo esta expansión confluye con y redefine la idea de ambiente en tanto
busca encontrar las calidades rescatables –como condición patrimonial
extendida- de ambientes o paisajes
naturales reactivados por alguna
intervención antrópico-cultural valorable como si empezara a ser
ambientalmente valiosa no solo la noción de biodiversidad sino también y
complementariamente, la de etnodiversidad.
Esta extensión y complejización de la noción de patrimonio se vincula con la
persistente idea de identidad urbana, regional o nacional, quizá ahora más allá
de las abstracciones políticas o de clase y buscando nuevas y eficaces
articulaciones de los colectivos sociales y sus territorios, dentro de las luchas
que las culturas locales despliegan frente al aplanamiento de experiencia y
pérdida de geo-subjetividades que impone lo que podría llamarse la civilización
global.
En particular resulta de interés explorar en este desarrollo seminarial asociado
a este segundo eje planteado en la cuestión del patrimonio expandido, un
concepto complejo quizá de cierta autonomía temática y hasta disciplinar, cuál
sería la temática del paisaje (el paesaggio o paysage de tradición latina pero
también el landscape o landschaft de tradición sajona, polaridad algo
equivalente a la de patrimonium/heritage) que puede tratarse como el horizonte
ambiental controlable desde operaciones de proyecto –tanto en la dimensión
de la re-presentación como la de la intervención y la redefinición de paisajes
operativos- y también como el horizonte patrimonial expandido definidor de la
identidad de una cultura local.
La relación entre ojo y territorio que está en la base etimológica de la mayoría
de acepciones del paisaje caracteriza el campo relacional, dominantemente
perceptual, que abarca todo el espectro de las prácticas paisajísticas, desde la
observación, registro y representación hasta la manipulación, intervención u
operación. Y este contenido perceptualista de la noción la coloca asimismo en
el seno de lo que entendemos como diseño de comunicación, cuyo mayor
objetivo –en el doble sentido lógico y óptico- es manejar los procesos de
relación perceptual entre observadores y paisajes.
Pero adicionalmente nos interesa presentar exploratoriamente esta dimensión
conceptual del paisaje como un paisaje externo o ambiental que se imbrica o
refunde con un paisaje interno o sistémico que es el pueblo de las cosas, o lo
no-humano de la interacción de humanos y no-humanosii con que certeramente
define Bruno Latour la escena de la vida microsocial.
El tercer tema y eje de nuestro propuesto desarrollo , quizá lo más nuevo –
gravitante en el pensamiento crítico desde inicios de los 70- es la llamada
cuestión ambiental en tanto prevalecientemente, avance de la antropización de
lo natural o pérdida de equilibrios entre tecnologías y naturalezas, progresivo
desmantelamiento de la calidad y diversidad natural y desde los 90, inicio de
cierta conciencia de finitud energético-matérica de un mundo hasta entonces
supuestamente ilimitado en su oferta de recursos naturales e ingreso en lo que
podría entenderse como crisis de sustentabilidad dentro de la condición de
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mundo híbrido que supera según Latour, los anteriores mundo natural y mundo
cultural. Frente a ello el mundo del diseño material en general ha sido más bien
indiferente o contemplativo y en general proclive a mantener cierto optimismo
progresista en la salvación por el avance tecnológico.
Solo más recientemente empiezan a percibirse síntomas de las necesidades de
regulaciones en la producción y en el consumo (de objetos) de cara a la
economía energética, a la desmaterialización o miniaturización –que implica
menor consumo de materia-, al reciclaje, reutilización de materiales y reducción
de desechos y al ingreso en una inédita fase histórica de revaluación del capital
natural, con sus conflictos, intereses y contradicciones.
El propósito de este seminario es pues reexaminar la cuestión del proyecto a la
luz del impacto conceptual y metodológico que pudiera haber experimentado
en relación a esas expuestas nociones de cultura, patrimonio y ambiente: está
claro ahora que podemos y debemos indagar los términos de novedosos
semio-proyectos –que discurran sobre los devenires de la cultura
contemporánea, de las expresiones de multi-culturalidad o del potencial crítico
del arte actual-, de inéditos retro-proyectos –que operen sobre los materiales
del pasado con finalidad de actualización, reuso y búsqueda de identidad- y de
posibles eco-proyectos –o proyectos redefinidos por su procesamiento de
aspectos o temas de las crisis ambiental o de sustentabilidad-.
Entonces abrir la categoría cognitiva y operativa del dispositivo proyecto para
entender e intervenir en las condiciones socio-culturales contemporáneas exige
sin duda un esfuerzo comprehensivo de tales nuevos escenarios pero también
–para evitar la reducción del diseño tanto a una función crítica o no-operativa
cuanto a una función operativa o no-crítica- una capacidad específica de
reconstruir una teoría de proyecto capaz de procesar los nuevos temasproblema y a la vez de garantizar modalidades técnicas de actuación en los
colectivos sociales.
Es decir que por una parte, hay que destacar que esas tres nociones (cultura,
patrimonio y ambiente) rompen la entidad autónoma del saber del proyecto y
sitúan a éste en una condición resignificada según la cual el proyecto se revisa
y adjetiva según su procesamiento de esas nociones y así podría pensarse que
hay o podría haber, proyecto cultural, proyecto histórico y proyecto ambiental.
A partir de ello podría uno imaginar un pensum renovado de enseñanza e
investigación en Diseño, basado en un eje troncal –que piense sobre la entidad
del proyecto como modo de conocimiento y operación (en sus facetas de teoría
y práctica)- y tres campos temáticos de enseñanza-aprendizaje: el cultural que
enseñe las articulaciones que implican la cuestión del semio-proyecto, el
histórico que describa las relaciones que caracterizan la temática del retroproyecto y el ambiental que analice las condiciones que estipulan la noción del
eco-proyecto.
Pero por otra parte y mas allá de ello, existiría en el contexto teórico de cómo
estas nuevas nociones redefinen la idea de proyecto no tanto la condición
unívoca de revisión del proyecto según tales tres categorías sino mas allá de
ello, la revisión del proyecto según la conjunción conceptual de tales nociones
operando en simultáneo o sea, imponiendo unas determinaciones a la vez
culturales-patrimoniales-ambientales en sus términos de imbricación o
convergencia conceptual.
De ello emergen inéditas articulaciones con otras connotaciones metodológicas
como lo que surge de la idea de ecología artificial, la dialéctica entre
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tecnologías ambientales y tecnologías sistémicas (tecnología de entornos
versus tecnologías de interacción entre humanos y no-humanos) o la
expansión de la noción clásica o restringida de patrimonio hacia los campos del
patrimonio ambiental, inmaterial o simbólico y del orden de la identidad (que
reinstalan la idea de comunidad o gemeinschaft frente a la de sociedad o
gessellschaft ).
Por otra parte esta agenda de temas trata de aportar a cierta noción de un
diseño integral o integrado, que articula dimensiones y cualidades diferentes
de proyectos urbanos, arquitectónicos, productivos u objetuales y
comunicacionales y tal noción debería ser revisada a la luz de la posibilidad
epistemológica y pedagógica de procesar las nuevas cuestiones todavía al
servicio de cierto diseño total, quizá en la tradición que va del renacimiento
leonardesco al pensum utópico de la Vkhutemas o el Bauhaus.
Quiero decir al respecto, que también el imperativo de un supuesto o posible
diseño integral o total, multiescalar y multimedial, material e inmaterial,
quedaría sometido a su revisión desde las condiciones emergentes de estos
nuevos temas-problema aquí presentados.
En parte queda claro que la ampliación y complejización que presentan estas
nociones –la cultura supera su instancia representativa o reflexiva y deviene
campo o esfera productiva (de lo cual una referencia es la irrupción del dudoso
o discutible concepto de industria cultural), el patrimonio se expande
interminablemente desde el núcleo duro de obras de arte y monumentos de
propiedad social elitista o selectiva hacia las dimensiones de la memoria e
identidad social y popular, el ambiente es más que el hábitat (entendido como
la parte antrópica que se imbrica con la biótica-abiótica), el ambiente se define
por una maximización de interrelaciones entre sus partes, componentes o
procesos etc.- instituyen nuevas instancias de continuum del mundo material y
simbólico que podrían requerir también de capacidades cognitivas y técnicas
de formas de proyectos integrados o de proposiciones que emerjan desde el
campo de un supuesto diseño total o integral. Pero de un diseño total y de una
teoría general que lo sustente todavía por inventarse o en sus lentos inicios y
escarceos epistemológicos iniciales.
De momento veo eso mas desde la perspectiva abarcativa de una formulación
teórica que desde el voluntarismo operativo de sesgo bauhasiano según el cual
un diseñador singular está abierto y habilitado para proyectar en cualquier
instancia de dicho continuum, del cual quizá empero, conoce poco. Lo cuál
quizá ayude a valorar más la idea de proyecto como dispositivo cognitivo antes
que dispositivo operativo. Y es que otra característica contemporánea es la
llamada especialización, en tanto profundización de saberes muy específicos
ligados a las crecientes complejidades de las situaciones en que debe
actuarse.
También resulta pertinente pensar en esa especie de paradoja que nos
presenta Hal Foster en su libro Design and Crimeiii en la que se indica que el
mundo contemporáneo presencia una especie de apogeo triunfal del diseño,
sólo que el mismo no queda para nada a cargo de sus supuestos sujetos
fundadores, es decir aquellos que produjeron el recorrido de las estaciones
modernas Arts&Crafts-Art Nouveau-Bauhaus hasta nuestras actuales escuelas
y nosotros mismos como sujetos muy debilitados en la concepción y
producción de diseño.
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Aquí Foster indica que aquello analizado por Baudrillard como el pasaje de una
economía política del producto a una economía política del signo (logro o
mérito que Baudrillard le otorga al ideario Bauhaus) implica el desemboque de
toda la modernidad objetiva en la manipulación medial del capitalismo tardío y
una regulación de la razón de ser de cada objeto-mercancía según
características que ya no piensan ni resuelven los diseñadores de la tradición
citada o sea, nosotros. Esto implica una desactivación inmediata del valor
crítico o revulsivo de las innovaciones vanguardistas, de las cuáles Foster
señala como ejemplo, que la publicidad se apropió rápidamente del
surrealismo.
También propone que hoy solemos ser sujetos de diseño, es decir que somos
diseñados, no que somos diseñadores: nosotros creemos que pensamos
objetos de diseño pero en rigor, hoy somos pensados por ellos.
Dice Foster que hoy en día… lo estético y lo utilitario no sólo se combinan sino
que están subsumidos en lo comercial y todo –no solo los proyectos
arquitectónicos o las exposiciones de arte, sino todo, desde los jeans hasta los
genes- parece considerarse diseño.
Se ha extinguido o agotado la resistencia del diseño moderno al imperativo de
la lógica industrial (o su tentativa infructuosa de hacerla dependiente del
kunstwollen del proyectista) y en el diseño contemporáneo no se da tal
resistencia y sus actores se complacen en las tecnologías posindustriales y
están felices de sacrificar la semiautonomía de la arquitectura y el arte a la
manipulación del diseño. El poder del diseñador es aun mayor que antes:
abarca a muchas empresas diferentes (desde Martha Stewart hasta Microsoft)
y penetra en varios grupos sociales. Pues hoy en dia uno no necesita ser
asquerosamente rico para ser proyectado no solo como diseñador sino como
diseñado, sea el producto en cuestión la casa de uno o su negocio, susmejillas
caídas (cirugía estética) o su personalidad retraída (drogas de diseño), su
memoria histórica (museos de diseño) o su futuro ADN (niños de diseño)… el
diseño es cómplice de un círculo casi perfecto de producción y consumo sin
mucho margen de maniobra para nada más. Aquí puntualizo: tal margen de
maniobra sería, creo, nuestro espacio crítico y epistémico de enseñanza,
investigación y profesión.
De modo que en este punto también hay que discutir un conjunto de supuestas
tentativas o programas de diseño integral o total, algunas modernas y quizá
caducas como dice Foster y otras de sabor más actual, como se apunta en los
comentarios que aquí siguen:
1. La idea albertiana de la relación entre casa grande (urbanismo) y ciudad
chica (arquitectura) entendida como un juego de encajes tipo muñecas rusas.
2. La noción de sistemas integrales de estipulación del gusto como por ejemplo
la tarea de Percier&Fontaine para presentar una idea canónica del llamado
Estilo Imperio, según lo solicitado por Napoleón.
3. El mundo victoriano a caballo entre la necesidad de estilizar los productos de
la revolución industrial y resistir artesanalmente a ellos, como en las propuestas
de Morris y las Arts&Crafts y el devenir subsiguiente de experimentos didácticonormativos como el Werkbund.
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4. La voluntad omnicomprehensiva del llamado Movimiento Moderno y su
vocación de establecer un lenguaje completo de toda la cultura material
incluyendo los aspectos discursivos o comunicacionales y en su pretensión de
procesar una masificación de las ideas de las vanguardias artísticas modernas
para articularlas utópicamente, con las culturas proletarias y populares.
5. El devenir de una confianza en el progreso técnico para engendrar una
civilización basada en la vida técnica (ciudad de las infraestructuras y el
movimiento, ámbitos domésticos tecnificados por los gadgets y la TV) que
engendró tanto una cultura material como simbólica en USA. Este mundo
prescriptivo y asociado a la tecnocultura se manifiesta masivamente en revistas
del tipo de la célebre en los años 50, Popular Mechanics.
6. La llegada al estadio de la posmodernidad entendible como finalización del
proyecto basado en la optimización de la función y en la satisfacción de la
necesidad universal o genérica e inicio del proyecto basado en la
sobrestetización y en la respuesta al intercambio simbólico y al estatuto del
deseo orientado hacia capas sociales de alto standing de consumo, algo que
por ejemplo, se refleja en las enunciaciones prescriptivas del gusto calificado
que preconizan las llamadas revistas de estilo, muchas de ellas asociadas a los
periódicos masivos .
7. El procesamiento de los cambios ocurridos en el arte contemporáneo y su
deriva hacia un enfoque crítico en lo socio-político y su relación con el
desarrollo de una nueva relevancia de la esfera de lo cultural, tanto en su
importancia en el llamado capitalismo cognitivo como en la irrupción de las
escenas de la multi-culturalidad y el poscolonialismo.
8. Las reflexiones sobre una esfera proyectual asociada a la valoración del
concepto extendido de patrimonio, desde las escalas territoriales y del paisaje
hasta los asentamientos urbanos populares y el mundo material asociado a la
búsqueda de parámetros de identidad dentro del lema think global, made local.
9. La recepción de las transformaciones inherentes al estadio histórico de la
crisis de la sustentabilidad y la asunción de las asimetrías sociales en el acceso
al capital natural.
En síntesis, el seminario trabajará básicamente en tres nociones - cultura,
patrimonio y ambiente - cuya relevancia actual rompe la entidad autónoma del
saber del proyecto y sitúan a éste en una condición resignificada según la cual
el proyecto se revisa y adjetiva según su procesamiento de esas nociones y así
podría pensarse que hay o podría haber, proyecto cultural, proyecto histórico y
proyecto ambiental lo que podría abrir tres campos temáticos de enseñanzaaprendizaje-investigación: el cultural que enseñe las articulaciones que
implican la cuestión del semio-proyecto, el histórico que describa las relaciones
que caracterizan la temática del retro-proyecto y el ambiental que analice las
condiciones que estipulan la noción del eco-proyecto.
El seminario concluye con un abordaje del significado y las posibilidades de la
investigación asociada a la triple temática descripta, bajo la idea de concebir la
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investigación referida al campo ampliado del Diseño ( Arquitectura, Urbanismo
y Diseño) como una clase específica de investigación consistente en investigar
el proyecto asi como investigar con el proyecto.
Bajo esa perspectiva el tramo final del seminario se destinará a proponer una
modalidad de evaluación práctica del seminario consistente en un pequeño
ejercicio introductorio al precedente propósito de investigar con ( o a través) del
proyecto y la acción proyectual (o metaproyectual en el caso de las actuaciones
urbanísticas).
Los textos que integran esta publicación se aportan a fin de contribuir al trabajo
del seminario y la posibilidad de desarollar trabajos de investigación proyectual
y son los que suscintamente se comentan a continuacióniv.
El capítulo 1 aborda el tema Investigar y trata de presentarse como una cierta
síntesis operativa de los temas que se expondrán en el seminario y a la vez
como argumentos para la proposición de una actividades de experimentación
en el campo de una posible o postuladainvestigación proyectual (investigación
sobre, con o a través de las prácticas y protocolos proyectuales): esta sesión
busca situar la especificidad de la investigación en arquitectura dentro de una
exploración tanto de las semejanzas cuanto de las diferencias respecto de la
genérica y aparentemente excluyente investigación científica, a la búsqueda de
definiciones válidas para poner en marcha el paradigma de una investigación
específicamente proyectual que suscite un conocimiento tal que ayude a la
dialéctica necesaria entre teoría y práctica (proyectual) en el campo general y
multidimensional del Diseño sin validaciones excluyentemente dependientes
del método científico. Se trata asi de plantear qué, cómo y para qué investigar
asi como de evaluar una casuística disponible de temas y casos de
investigación proyectual.
El capítulo 2 se destina al tema denominado El colapso del espacio público .
Hay factores de la escena contemporáne, como el auge de la comunicación
inter-personal y multimediática, que aumentan y complejizan la proximidad –
definible como la escala del socius o la densidad que daría la norma de un
estado de comunidad en tanto un vivir juntos- asi como otros, también
recientes, como la importancia de la otredad –manifiesta tanto en las inéditas
configuraciones multiétnicas de urbanidad como en relativo fracaso de las
teorías urbanas de la condensación de clases o estratos sociales diferentes
que decanta en diferentes circunstancias de inseguridad o violencia- que
inducen a pensar en los cambios recientes que pudieran haberse manifestado
en relación a aquella condición urbana de proximidad que se liga a su raison de
etre, quizá acorde a su grado cero medieval. El advenimiento de una crisis de
lo socio-público-espacial (de esa habermasianamente llamada esfera pública
tan trabajosamente inventada política y proyectualmente desde el siglo XVIII o
desde la Roma Barroca) es una cara de la cultura contemporanea y los
mecanismos para sustituir la fisicalidad corporal del estar juntos –de lo que
surge la idea de la ciudad policlasista y las nociones de habitat colectivo y
quiza el ideario moderno en arquitectura asi como la invencion misma del
Urbanismo como campo de conocimiento de la urbanidad social- por
intercambios de información y regulaciones de control y seguridad son
características que expresan la deriva de lo social-moderno a lo cultural-
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posmoderno, de la industria y los productos a la información y los signos y de la
realidad a la apariencia.
El capítulo 3, bajo el título Cultura y Proyecto en la escena posmoderna.
Lógicas Proyectuales: Centralidad y Marginalia se propone reelaborar un
trabajo precedente destinado a presentar una cartografía de las lógicas de
proyecto que por una parte remiten a considerar el pasaje de la modernidad
social asociada a un proyecto ligado a la necesidad y la función a una
posmodernidad cultural vinculada al mercado simbólico y a la satisfacción de
deseos.
En la esfera de la Centralidad (aquel campo de la capitalidad política de lo
moderno ahora redefinido en las derivas de lo global pero que mantiene cierta
posición hegemónica en la emisión discursiva) se trata de analizar cierto
recorrido en las relaciones entre cultura y proyecto apuntando a como han
existido articulaciones entre ellos sobre todo a través de las mediaciones de las
propuestas artísticas, aquí entendidas más bien como tentativas de
interpretación crítica y operativa del mundo real.
También esa articulación se abriría para acoger el apogeo de lo cultural en el
mundo actual y como el proyecto cambia de ser mas bien social (o sociotécnico: lo técnico que busca producir prestaciones sociales eficientes) en la
modernidad a ser cultural (o semio-técnico: lo técnico que busca generar
discursos comunicacionales eficaces) en la posmodernidad, ésta entendida,
siguiendo a Jameson (que sigue a Gramsci) como superestructura cultural del
capitalismo tardío y en como el devenir actual o reciente del arte conceptual
potencia mas su vocación crítico-analítica más que una posible tendencia a
producir obras-mercancía. Lo cuál empero, no quiere decir- con Adorno- que la
obra de arte conceptual actual haya superado su articulación con el mercado,
sino mas bien que traspasó la idea de mercancía como a la vez, objeto con
valor en si + plusvalor de cambio.
Es decir, que del arte conceptual actual debería recogerse para el proyecto, su
potencia, de pretensión autonómica, de instituir un espacio de observación
crítica. Tal pasaje de lo social a lo cultural es también el desplazamiento del
interés en el uso o la función (o la eficacia prestacional del proyecto) al énfasis
en la imagen o apariencia (o la eficiencia sígnica del proyecto). Ello también
tiene que ver con lo que Hal Foster describe como llegada a una era de la
sobrestetización.
La cultura impregna genéricamente toda producción humana y entre ellas, de
diversas maneras, aquellas de la arquitectura y el diseño pero para evitar un
análisis demasiado genérico de las relaciones entre cultura y proyecto – y mas
allá de aquella mediación ideal en la modernidad y posmodernidad, del mundo
de las artes en su devenir de la re-presentación a la presentación (de
conceptos)- cabría, siguiendo otros trabajos previos nuestros, indagar en tal
relación general en torno de un conjunto de nociones que llamamos lógicas (de
sentido) según las cuáles los proyectos contemporáneos pueden analizarse
según un determinado modus de adjudicarle sentido a cada proyecto de
acuerdo a determinadas concepciones –las lógicas- que escogen y
preferencian alguna clave de articulación entre cultura y proyecto, a saber en
nuestra hipótesis en cuatro conjuntos duales de posturas: las analógicas que
van del tipo al análisis , las morfológicas que van de la forma al discurso, las
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fenomenólogicas que van de la estructura al evento y las tecnológicas que van
de la producción al contexto.
De tales cuatro conjuntos solo el primer par se asume como saber autónomo
de la arquitectura (y como tal con pretensión de constituir un conocimiento
específico o por asi decirlo con autores como Rossi o Grassi, un conocimiento
científico) y los restantes al contrario, fungen como heterónomos, es decir
proponiendo un saber conformado por conceptos externos a un corpus propio y
por tanto asumiendo y procesando nociones del mundo de la cultura
contemporánea como el pasaje de lo objetual a lo imaginario (o de lo objetivoformal a lo alusivo-discursivo), la relación dialéctica o antagónica que anticipó
la filosofía moderna entre estructura y fenómeno (o mas precisamente entre
estructura como grado cero ontológico y fenómeno como eventualidad siempre
recurrente a una determinada disposición de un sujeto que auna conceptos,
perceptos y afectos en cada construcción de sentido) o la expansión del
discurso marxista a una teoría general del valor que articula la producción
propiamente dicha como primario otorgamiento de valor mediante lo técnico
que emerge de aplicar trabajo a la materia natural hasta los diferentes
investimientos de valor según la reproducción de rendimiento en un objeto
dado mediante su reactivación del valor de uso y/o su calificación mediante el
potenciamiento simbólico de su valor de cambio.
En la esfera dialécticamente opuesta a aquella complejizada centralidad se
presenta el tema multifacético que llamamos para simplificar, marginalia, a fin
de marcar la revisión de culturas locales despojadas de su inocencia en la
globalidad y sus dinámicas pero que plantea la posibilidad de un conocimiento
globalizado dentro de escenas locales de historias y desarrollos diversos y
distintos a los de aquella modernidad centralizada. En parte esta cuestión
remite al antiguo tema de las modernidades adaptadas o apropiadas y
asimismo, al tópico del regionalismo, aunque ahora connotado por sus
contaminaciones de globalidad, es decir, concluida esa aura de autonomía que
a su vez, era sinónimo de arcaísmos y conservadurismos locales.
A su vez, la circunstancia de pertenencia a un mundo objetivo y simbólico
caracterizado por el estatus de la globalidad (globalidad como tendencia
circulatoria de ideas que tienden, infructuosamente a instituir una única
civilización mundializada) que se presenta sobre los mecanismos concretos de
la globalización (entendible como triunfo absoluto de la circulación del capital
financiero y de los bienes y servicios mundializados mas allá de las antiguas
barreras emergentes de la noción de estado-nación) debe interpretarse como
una nueva fase de pretensión universalista que sucede al anterior tándem
modernismo-modernización referido al desarrollo del capitalismo en una fase
mundial pero que implicaba una tensión de modelos entre el capitalismo de
welfare-state, el socialismo y el llamado Tercer Mundo.
El actual tándem globalidad-globalización remite a una fase mundial de
capitalismo avanzado (con diferentes connotaciones: cognitivo o aplicado al
conocimiento productivo, inmaterial o posfordista, de rapiña o explotación total
de la materia/energía mundial todavía remanente, etc.) que presenta el auge
del llamado conglomerado de empresas multinacionales mas o menos
asociado a antiguas formas remanentes de estado-nación (con diferenciales de
indicadores de calidad de vida y de potencial de fuerza productiva) en lo que
sin embargo fluyen experiencias de diversos estilos de organización política
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frente al modelo Imperial (como los estilos de capitalización acelerada sobre
vestigios originarios propios del mundo arabe-musulmán,hindú, chino y del
sudeste asiático, de capitalización de bienestar en algunas formas de
socialismo escandinavo, de capitalización asociada en los estados
neopopulistas con potencial natural para pretender una parte de la renta de la
generación del valor propio de las estrategias neoextractivistas o de
commodities, etc.).
Por lo tanto aquel modelo genérico que la arquitectura propone en relación a la
cultura contemporánea (de la globalidad) en torno del sistema de las lógicas
puede describirse sumariamente en una escena de centralidad (centralidad de
la globalización y usufructo de la inercia de la modernización) y en una escena
de marginalia (marginalidad de la globalización en tanto referida a los espacios
socio-políticos que también recogen la inercia de la modernización periférica).
El capítulo 4 denominado Paisaje de paisajes exógenos y endógenos o
tentativas proyectuales de culturalización de la naturaleza trabajará en el
análisis separado aunque articulado de lo que podría entenderse en primer
término, como paisajes exógenos, o sea unas actuaciones típicamente
modernas –las del landscape design, emergentes desde el siglo XVII- que
sobrevuelan la intención de garantizar, mediante unas concretas operaciones
de diseño, ciertos vestigios o relictos de naturaleza entendida como
complemento de calidad de vida, en origen cualidad reservada para las élites
de la sociedad y el poder y luego como vocación de matizar la regresión de
experiencia que supone el ingreso a modalidades de vida urbanas o
metropolitanas cuyo disfrute de naturaleza queda atrofiado por las mediaciones
técnicas.
En segundo término, como paisajes endógenos, se propone el análisis
sistémico de las múltiples relaciones entre sujetos y objetos (humanos y nohumanos) que componen la vida técnica moderna, saturada de relaciones entre
las personas y sus aparatos o artefactos herramentales y/o comunicacionales.
Esta condición sistémica o interactiva que vincula humanos y no-humanos
define la condición de los paisajes endógenos y da paso según creemos, a
tecnologías sistémicas de proyecto que se diferencian de las tecnologías
ambientales de proyecto (todas aquellas operaciones que revisten a los sujetos
o grupos –desde la vestimenta o primera piel a la arquitectura o múltiples
pieles- y a las que sustentan a tales grupos en la esfera natural –desde los
soportes artificiales urbanos a los territoriales-).
El capítulo 5, bajo el título Patrimonio expandido y oportunidades de retroproyectos se plantea examinar el punto de llegada de las ampliaciones de
alcance , escala y características que se le ha ido otorgando a la noción de
patrimonio desde los iniciales núcleos de obras artísticas hasta monumentos y
lugares de relevancia histórica hasta las dimensiones ambientales, territoriales,
populares, inmateriales y en como dicha ampliación redefine un continuum de
mundos materiales y simbólicos que ofrecen materiales dados o históricos para
el procesamiento de acciones retro-proyectuales (desde su conservación hasta
su reutilización y resignificación) que puedan intervenir en el debate sobre la
identidad o el fortalecimiento de múltiples culturas locales frente a la
homogeneidad de la civilización global y el llamado pensamiento único o la
macdonaldización del mundo.
12
El capítulo 6 -Saber ambiental y nuevas determinaciones de proyecto- se
propone hacer un balance de los aportes que pudieran haber configurado
desde los 70 hasta ahora, el algo gaseoso espacio que preferimos llamar del
saber ambiental, esto es una especie de inversión del punto de observación
con que las ciencias ecológicas analizaron las transformaciones regresivas que
la sociedad, en sus megafunciones productivas y consumístico-habitativas fue
imponiendo sobre la naturaleza.
La inversión, que daría cierto espesor o sentido a un saber ambiental, es no
constatar en el polo naturaleza las señales o vestigios de su decadencia sino
indagar en el polo sociedad como regular sus funciones de producciónconsumo. Ello instala la posibilidad de una hipotética ecología artificial, quizá
como última barrera para por lo menos suspender o dilatar la cercana
convivencia con una naturaleza muerta.
El capítulo 7, destinado al tema Perspectivas futuras de eco-proyectos se
plantea una recorrida ciertamente incompleta y algo casuística y puntual sobre
situaciones y experiencias proyectuales que podrían situarse en la condición
actual y futura de crisis de sustentabilidad, entendida ésta como conjunción de
factores que incluyen la crisis del capital natural y la diversidad e integridad
ambiental de ecosistemas, la regresión de calidad de los paisajes, la reducción
de la diversidad multicultural de las condiciones de patrimonio como expresión
de crisis de identidad y las necesidades de reformular una nueva agenda de
diseño total entendido mas en una dimensión crítica del paisaje omnipresente y
compulsivo del mundo de las semio-mercancías y como aportación a una
restauración, como pedía Félix Guattari, de la potencia del sujeto.
Con cierta voluntad de resumen y propuesta se trata de presentar la urdimbre
de relaciones entre nueva economía y cultura con las problemáticas de
posibles nuevos desarrollos de semio-proyectos, retro-proyectos y ecoproyectos, en las diversas instancias operativas de los mismos y para nuevas
escenas sociales y productivas que abonen una teoría general del diseño para
redefinir estrategias de enseñanza, investigación y actuación profesional y en
particular en el contexto del presente seminario, para abordar la posibilidad de
experimentar un pequeño ejercicio de investigación proyectual, una
manifestación de posibilidad de lo que denominamos pensamiento o
inteligencia proyectual.
13
Capítulo 1
INVESTIGAR QUÉ , CÓMO Y PARA QUÉ
OBSERVACIONES SOBRE LA INVESTIGACION EN ARQUITECTURAv
Dado que parece una necesidad el avanzar y profundizar en las tareas de
investigación asociadas a una revisión de la enseñanza de la Arquitectura y de
su estructura misma como campo cognitivo asi como al mejoramiento del
cometido social del mismo en cuanto a su aportación a la dimensión de las
necesidades inherentes a las grandes problemáticas del hábitat , este ensayo
se propone agrupar algunos comentarios acerca de tres grandes temasproblema en el caso de la investigación en los campos de la Arquitectura y el
Diseño (preferentemente en cuanto al conocimiento y a su manejo en
instancias de enseñanza y aprendizaje de dichas áreas disciplinares y
correlativamente, en los aspectos de su aplicabilidad a satisfacer demandas
sociales), a saber,
1.QUE: tipologías temáticas o áreas y campos de temas de trabajo en
investigación.
Refiere a qué investigar, qué temas o problemas emergen como de prioridad o
necesidad o conveniencia u oportunidad. Tiene que ver con la presente
coyuntura del conocimiento de la Arquitectura y/o sus aplicaciones actuales y
futuras. En parte incluiría la revisión histórica de las investigaciones
precedentes en Arquitectura pero esa revisión debería referirse a la
contingencia (antes que a posibles esencialismos o aspectos de verdad trans o
a-históricas de los temas-problemas de la arquitectura) del saber disciplinar y
sus necesidades de revisarse y desarrollarse en correlación con cada contexto
temporal o histórico.
Asimismo en este ensayo sobrevuela la hipótesis del valor del proyecto, más
que ligado a su cometido técnico, como instrumento cognitivo, es decir la
hipótesis que indica que el principal campo de interés en investigación
arquitectónica sería el de la investigación proyectual: investigación ex post,
sobre proyectos hechos o dados –en aquello que constituiría la experiencia o la
historia proyectual, según le otorguemos una validación subjetiva o libre de lo
llamado experiencia o bien, una valoración crítico-historiográfica de lo que
nombramos historia- e investigación ex ante, tendiente o conducente a
proyectos por realizarse.
Es decir, lo estratégico del qué investigar sería entonces investigar acerca del
proyecto, del proyecto ex post o hecho y del proyecto ex ante o por hacerse, lo
cuál implica distinguir dos canales de producción de conocimiento: investigar
sobre el proyecto e investigar con el proyecto.
2.COMO: estilos procedimentales en el desarrollo de tareas de investigación.
Alude a los marcos o criterios metodológicos (en general comunes a grandes
campos de trabajo en investigación) tendientes a producir nuevos saberes de
una forma relacionada con la producción de conocimientos útiles y/o
verdaderos, conformando esquemas de trabajo orientados por diversas
preferencias metódicas y de manejo de los materiales de la investigación,
abarcando entonces por ejemplo, investigaciones delimitativas de campos de
14
estudios respecto de los cuáles cabe establecer de manera lo mas exhaustiva y
rigurosa posible, cierto estado de la cuestión o investigaciones basadas en
experimentos, archivos, trabajo de campo, etc.
Retomando la prioridad estratégica que mas arriba otorgamos a la
investigación proyectual (investigación sobre y con el proyecto) cabe señalar en
este segundo campo, que todas las modalidades o procedimientos de
investigación consignados y sus finalidades (en tanto la característica o acción
predominante de su forma de crear conocimiento: opinar, delimitar, comprobar,
representar-participar, verificar, prestar-donar, formar-capacitar, situar-localizar,
programar-pronosticar) pueden articularse con la cuestión del proyecto.
3. PARA QUE: finalidades cognitivas y usuarios-destinatarios (para quién?).
Remite básicamente a considerar que la investigación a desarrollarse en
Arquitectura no necesariamente debe definirse como investigación científica, o
sea aportación de nuevo saber verdadero legitimado por paradigmas
epistemológicos de tal campo, sino que puede relacionarse con otras formas de
investigación tales como la artística o la proyectual.
Esta pregunta se relaciona con el destino o finalidad de lo que se investiga, en
el sentido de establecer por asi decir, destinatarios o usuarios (el para quién del
para qué) y tal destino o finalidad puede ser la ampliación general o específica
del saber –que es lo que pretende la investigación científica, como búsqueda
tendiente a la ampliación del saber y el corrimiento de sus fronteras o límites–
pero también puede orientarse hacia otros destinos y destinatarios.
Respecto de la enunciada prioridad o valoración estratégica que otorgamos a la
investigación proyectual, según se expuso someramente en los ítem anteriores,
los diferentes estilos de investigación presentados (científico, artísticohumanístico, ético, socio-proactiva, ad-hocista o de problem-solving,
proyectual) inferimos que todos tales estilos pueden aplicarse a investigaciones
sobre el proyecto y en cambio solo el estilo que llamamos proyectual
identificaría a las investigaciones cuya finalidad de producción de conocimiento
se daría operando con o mediante la actuación proyectual, o sea del uso del
concepto de proyecto como a la vez, una estrategia o método y una producción
o resultado tales cuya cualidad sea la generación de nuevo conocimiento.
La estructura propuesta para este estudio que se acaba de describir tratará de
expresarse en dos planos o niveles: uno conceptual, en el que se establecerá
un despliegue de los tres grandes campos planteados asi como cierta
delimitación de instancias e intento de definición de las mismas y otro,
ilustrativo o referencial en que algunos conceptos de los precedentemente
indicados buscarán articularse con cierta casuística proyectual.
Cuando se busca ilustrar una noción con un caso proyectual no
necesariamente ello se da a través de alusiones a trabajos de investigación
sino a trabajos proyectuales cuya densidad teórica o conceptual manifiesta
procesos o resultados que pueden equivaler a cierta clase de trabajo de
investigación.
A veces esas referencias pueden entonces, incluir expresiones de cierta clase
de trabajo investigativo que posee el proyecto en si, a veces tales proyectos,
como casos o tipos, pueden resultar eventuales objetos de investigación, es
decir, temas alrededor de los cuáles puede pensarse el desarrollo de una
investigación.
15
Por otra parte en la gran mayoría de las referencias consideradas se alude
precisamente a casos generales la mayoría de ellos documentados
bibliográficamente.
Debe entenderse que en cambio, la gran mayoría de las investigaciones que se
realizan en un medio determinado –en las universidades argentinas por
ejemplo- los trabajos se caracterizan por aplicar a situaciones, casos y
problemas locales, dado en principio la prioridad cognitiva de obtener avances
de conocimientos en relación a tal condición local y la ventaja que supone
investigar sobre fuentes y/o actores accesibles, es decir cercanos así como
también lo es el campo sobre el que suele realizarse lo que llamamos trabajo
de campo.
De todas maneras esta prioridad de aplicabilidad local de los trabajos propios
de la investigación no inhabilita el manejo de relaciones entre lo global o
general y lo local o lo específico, relaciones de pertinencia que el modo
científico de investigar las considera perfectamente legítimas y necesarias.
El proyecto Yvirarovana, en el Chaco paraguayo, es un trabajo
multidisciplinario abordado por un grupo dirigido por Solano Benítez que
estableció una relación con una comunidad de pequeños productores agrarios
casi circunscriptos a economías de subsistencia que padecen la presión
expansiva de grandes conglomerados agroproductivos latifundistas cuya
expansión coincide con el boom de las commodities agrarias como la soja.
El trabajo se propone estudiar una forma sustentable de producción-instalación
de carácter colectivo a medio camino entre un asentamiento rural aislado
individual y un asentamiento periurbano tratando de analizar las condiciones de
sitio y producción y ofreciendo un servicio de empowerdment a tal comunidad,
en la cuál, debe decirse, ocurrieran los luctuosos enfrentamientos armados de
2012 de donde devino ulteriormente la destitución del presidente Lugo.
Las escrituras gráficas de John Hedjuk –parte de su libro Víctimas, semejante a
otros libros de investigación proyectual de este autor como Vladivostok o Mask
of Meduse- expresan la voluntad de comunicar ideas, de carácter básicamente
poético, a través de la arquitectura como lenguaje y asi se cuentan historias o
se formulan descripciones de situaciones que podrían parecer enigmáticas o
trans-racionales, mediante el material expresivo del lenguaje de la arquitectura
(plantas, cortes, alzados, etc.) y en torno de títulos como El Laberinto, La
Bibliotecaria, Las Torres del Libro, El Solista, etc..
Los dibujos de Aldo Rossi –por ejemplo, muchos de los usados en la
preparación del proyecto del Cementerio de San Cataldo- expresan la voluntad
analítica del autor en la búsqueda de invariantes tipológicas de la arquitectura
disciplinar y de la arquitectura popular (como las cascinas rurales lombardas)
que sirvieran por una parte, para acceder a un modo científico de proyectar –
entendible como un modo no subjetivo o en lo posible distanciado de la
subjetividad hermética o arbitraria de un autor- y por otra, a una forma de
articular racionalmente (o sea: tipológicamente) la arquitectura y la ciudad,
siendo ésta la depositaria de un catálogo virtual de tipos que hay que descubrir,
analizar, sistematizar y reutilizar en nuevos (que serían paradójicamente,
viejos) proyectos de arquitectura según una tendencia que atraviesa -y resisteel paso del tiempo.
16
La cuestión de la investigación en los campos de la arquitectura y el diseño
tienen una dilatada y prestigiosa historia –por ejemplo en el caso de la larga
saga de tratados y manuales de arquitectura desarrollados entre los siglos XV y
XIX con los antecedentes de los trabajos de Vitrubio en el siglo I, reditados
desde mitad del siglo XV en adelante o de Villard d´Honnecourt en el siglo XIIIsegún los cuáles, la actividad investigativa que resumía cada tratado, a cargo
de los diferentes autores en cada caso, implicaba una suerte de registro o
summa artis de saberes previos y a la vez, un marco teórico ofrecido como
punto de partida para subsiguientes proyectos.
Esa larga tradición estuvo siempre referida a una relación entre teoría y
práctica, según la cuál la teoría resumía, evaluaba y seleccionaba las prácticas
previas a fin de proponer un marco canónico para las prácticas proyectuales
subsiguientes.
En ese sentido, la teoría implicaba una estabilización fruto de una actividad
investigativa de cada autor, que se presentaba como necesaria base de futuras
prácticas y como el modo que desarrollaba cierta historización de la
arquitectura en tanto valor y discernimiento de calidad diferencial de las
numerosas obras de cada período considerado por los tratadistas.
El Iluminismo del siglo XVIII concluye en su forma enciclopédica esta voluntad
de relación entre teoría y prácticas proyectuales aunque a veces – como en los
trabajos teórico-proyectuales de Claude-Nicolas Ledoux- recaiga en la
postulación deliberada de una utopía de la arquitectura o en otros casos –
como en las compilaciones tecnológicas y estilísticas de Etienne Viollet le Ducintroduzca criterios de cierto desprecio moderno hacia los monumentos
históricos, hacia los que plantea la técnica de la restauración como un modo de
volver a la calidad original del monumento, incluso mejorándola..
En todo caso, este proceso de varios siglos de relación entre investigación y
teoría y entre teoría y prácticas proyectuales, se ve seriamente modificado por
el advenimiento de la revolución industrial y la modernización urbana, cuyas
carácterísticas distorsionaron las antiguas seguridades del trabajo teóricopráctico de la arquitectura, introdujeron problemáticas nuevas y complejas,
restructuraron la división del trabajo intelectual y profesional y decantaron en
una modernidad en cuyo contexto la arquitectura iba a articularse con las
novedades estilísticas del arte moderno y se iba a encandilar con las
posibilidades de contribuir en términos de ilusión de progreso, a las utopías
sociales y a lenguajes a desarrollarse con las posibilidades estéticas
engendradas por la nueva cultura técnica.
El resultado iba a ser una hipervaloración de una actividad dominantemente
empírica en la que predomina el afán experimental de unos arquitectos-artistas
y se desdibuja la anterior importancia de la teoría y la historia, declinando
además, las tareas de la investigación, lo cuál se verifica asimismo en el
carácter ultraprofesionalista que define a las escuelas modernas de enseñanza
de la arquitectura.
En la modernidad sin embargo hubieron algunas tareas de investigación por
ejemplo en relación a las viviendas de interés o asistencia social (como los
estudios programáticos del tema llamado existenzminimun desarrollados por
Alexander Klein en el equipo de Ernst May en Frankfurt) a la indagación de
nuevas posibilidades de uso de las tecnologías estructurales modernas (como
los estudios y ensayos desarrollados por Jean Prouvé, Eduardo Torroja, Félix
17
Candela, Pier Luigi Nervi o Frei Otto), a los trabajos relacionados con el hábitat
popular y vernacular (como los de Bernard Rudosfky o Enrico Guidoni) o a las
investigaciones tipológicas sobre la arquitectura y la ciudad (como los de Aldo
Rossi, Giorgio Grassi, Antonio Monestiroli, José Ignacio Linazasoro o Carlos
Martí Aris).
A veces ciertas tareas de investigación se hacían como base programática de
proyectos complejos o en otros casos, la investigación se asociaba a cierta
sistematización de la masa de conocimientos de cara a las necesidades de la
enseñanza de la arquitectura.
El diseño moderno (industrial, gráfico, textil) si bien tuvo mucha relación de
dependencia con la arquitectura (muchos arquitectos modernos fueron a su vez
diseñadores, incluso hasta hace bastante poco tiempo no se consideraba
necesario formar diseñadores, entendiendo que era suficiente con los
arquitectos) y/o con las estéticas artísticas modernas, mas actualmente
formula necesidades cognitivas mucho mas dependientes de saberes que solo
puede entregar la actividad investigativa en campos tales como la ergonomía,
el llamado diseño universal como estipulación básica de prestaciones, la
eficacia retórico-comunicacional, las energías alternativas o las tendencias a la
minimización de uso de materiales, la robótica y la inteligencia artificial, la
parametrización de condiciones de sustentabilidad ecosocial, etc.
Y además la necesidad de formular desde el Diseño, una cierta ética de calidad
– en Japón se usa la noción kansei, algo asi como calidad total, alcance pleno
de una potencia estético-comunicacional junto a eficacia prestacional- deviene
un imperativo de reflexión e investigación para contrarrestar si se quiere, el
carácter mixtificador que la maximización del consumo trata de imponer en la
lógica de sus producciones, por ejemplo favoreciendo un ciclo relativamente
corto de durabilidad y obsolescencia de los objetos para aumentar el volumen
de negocios.
Mas recientemente en las escuelas de Arquitectura (a veces también en las de
Diseño) sobrevino cierta crisis acerca del excesivo peso de la enseñanza
puramente profesional, en tanto una clase de enseñanza basada en la
reproducción del ejercicio de la profesión y poco o nada, dependiente de nuevo
conocimiento generado por actividades de investigación.
También los procesos genéricos de evaluación de calidad educativa puestos en
marcha hace menos de una década impusieron a los formatos tradicionales de
las carreras profesionalistas, la exigencia de desarrollar actividades de
investigación, lo que todavía está en ciernes y careciendo del desarrollo e
instalaciones necesarias para la clase de investigación capaz de suscitar
cambios en las bases técnicas y socio-productivas de las actividades posibles
de una arquitectura redefinida como disciplina o área de conocimiento y no
entonces, como profesión o campo de prestaciones de demandas técnicas a
requerimientos de sectores sociales muy precisos y nada inclusivos.
Qué Investigar?
El qué investigar? remite a definir áreas o campos de temas-problema que
delimiten parcelas respecto de la cuestión general del conocimiento o el saber
propio de la arquitectura y el diseño y de cómo ampliar y profundizar el mismo,
aceptando la circunstancia de un ordenamiento general de tal saber bastante
diferente respecto de áreas que como la matemática o la biología o la historia –
18
por nombrar terrenos disciplinares nítidos y altamente formalizados- poseen un
grado de organización y especialización de su espacio cognitivo mucho mas
estructurado alrededor de áreas de especialidad y especialistas, delimitaciones
institucionales (como revistas temáticas referidas a ámbitos especializados de
investigación dentro de cada disciplina), campos o instancias de formación
superior, especializada y/o continua, organización institucional formal de
espacios específicos de investigación con sus instalaciones, presupuestos y
existencia de carreras o escalafones de personal afectado a la investigación,
instancias de confrontación y puesta a prueba de las necesidades de
ampliación o expansión del conocimiento (como los congresos, simposios o
ateneos de exploración específica de fronteras de determinados saberes y
comunicación de los avances obtenidos), dispositivos de divulgación científica
orientados a testear la receptividad social de aportes y desarrollos, o
articulaciones socio-políticas entre demanda social de saberes específicos
básicos o aplicados y ofertas generadas por los aparatos de investigación
como lo que de alguna forma compone la llamada política científica de los
estados modernos, con su definición de prioridades y promociones, etc.
Confrontados de tal modo, los campos formales de la investigación científica
con el estado mas difuso y menos orgánico de los posibles espacios de
saberes por desarrollar inherentes a la esfera de la arquitectura y el diseño,
cabe así plantear de manera mas bien hipotética, una enumeración abierta y
preliminar de campos posibles a considerar respecto de la pregunta qué
investigar? en estos ámbitos a los que nos referimos.
1 Estudios de filosofía del diseño. El qué del diseño. Estudios básicos de
Teoría del Diseño. Relaciones entre filosofía del diseño y el proyecto
Este campo temático remite al saber básico o teorías generales de la
arquitectura y el diseño abarcando el análisis de correlaciones de ese saber
con propuestas o corrientes del saber genérico de la filosofía y/o la
epistemología asi como indagaciones específicas acerca del proyecto como
instrumento y/u objeto emergente de aplicaciones del saber de la arquitectura y
el diseño. Por ejemplo asi como podría existir una filosofía del lenguaje (en
cuanto un tipo de pensamiento asociado a factores de decibilidad/legilibilidad –
por caso, las investigaciones filosóficas de Wittgenstein-) podría plantearse una
filosofía del proyecto o de sus contenidos de prefiguración, predictibilidad,
representación, especulación, indagación metódica sobre futuros, etc. Aportes
de filosofos del lenguaje como John Austinvi y sus análisis de la conformación
de lenguas naturales y sus dialécticas con jergas especializadas,así como el
concepto de actos de habla, podrían ser útiles para indagar acerca, por caso,
del cómo hablamos en arquitectura. Una investigación de Carlos Martí Arisvii
sobre el concepto de tipo arranca con un primer capítulo (La idea de tipo como
fundamento epistemológico de la Arquitectura) en que intenta explicitar la
dimensión cognoscitiva de la arquitectura apelándose a la epistemología de
Popper.
Muchos trabajos investigativos sobre condiciones arquetípicas de las
relaciones entre espacios y motivos sacros tratan de establecer la razón de
esas relaciones como en el caso de las interpretaciones sobre la Jerusalem
Celeste, la profecía apocalìptica de un espacio sacro que es a su vez fortaleza
19
defensiva y matriz de la urbis, con sus 12 arcos coronados de angeles y de
protección del cordero pascual, metáfora del animal místico, teoría fundante del
quadrum y de los tipos medievales de castellum y turris, albergue del bélico
San Miguel, plano referencial de las 12 tribus israelíes, alusión al edículo del
Santo Sepulcro, etc. y motivo fundante –igual que el Templo de Salomón- de
continuas indagaciones hermeneúticas sobre el carácter fundacional de estas
primarias elucubraciones de como lo sacro deviene forma urbis.
Numerosas interpretaciones de tales relaciones de lo celestial y lo terrenal
atraviesan el pensamiento esotérico, trasfondo crítico de la naciente ilustración
(Fludd, Kircher, Browne) y arriban a vínculos con la voluntad de sacralizar o
legitimar el mundo maquínico de la industria y la vigilancia social, por ejemplo
en la propuesta del The divine eye -un ojo triangular que emite gracia, justicia y
vigilancia en su derredor elíptico en que todas las celdas periféricas están
aprehendidas en la irradiación de ese ojo divino- en que Jeremy Bentham,
filósofo utilitarista, inicia sus estudios de fundamentación de su proyecto de
panóptico, uno de los verdaderos dispositivos que según Foucault manifiesta el
surgimiento de un pensamiento positivista-iluminista sobre la irrupción de la
racionalidad de la nueva forma de producción.
2 Problemas del proyecto y del objeto-resultado del desarrollo y aplicación de
un proyecto
Como un campo específico o mas detallado del precedente, agrupa el tipo de
investigaciones referidas al proyecto como un emergente o resultado de las
prácticas de la arquitectura y el diseño sea en tanto dimensión instrumentalconceptual asociada a un tempo determinado de la arquitectura (de la
arquitectura renacentista del siglo XV hasta la modernidad), sea en cuanto a la
caracterización lingüístico-comunicacional de la arquitecura (aquello que la
arquitectura dice, habla, informa o comunica), sea en cuanto a sus
características metodológicas específicas de desarrollo y aplicación (desde el
proyecto basado en la perspectiva communis renacentista hasta la
compositionbeaux-arts y las analogías maquínicas en las arquitecturas
modernas o las aplicaciones retóricas en las arquitecturas posmodernas, etc.).
En todo caso en este punto referimos a lo proyectual como algo ligado al qué
investigar o propio del objeto de investigación –investigar sobre el proyecto–
dejado fuera del mismo la alusión a lo proyectual como algo ligado al para qué
(o finalidad del) investigar que en tal caso referiría a una forma o modo de
investigar –investigar mediante la actividad proyectual-.
La Queen´s House que Iñigo Jones proyecta en Greenwich entre 1615 y 1635,
primero para la reina Anna of Dennmark y luego para la borbónica Henriette
(por quién aparecerá el motivo de la flor de lis en la baranda metálica de la
escalera circular) representa en sí, la recepción del palladianismo en Inglaterra
–que Jones estudió in situ y que incluso poseyó uno de los ejemplares del
tratado de Palladio con anotaciones de éste- implica en su cuadratura estricta
en un volumen de 36 por 36 – que encastra The cube, el salón cúbico de 12
metros de lados y altura en cuyo piso se inscribe un círculo de mármol negro y
blanco cuya geometría imita la curvatura terráquea (y cuya directriz es
atravesada por el meridiano cero del mundo). Las formas mandálicas de una
20
representación irradiante o circular son juegos que se hicieron entre la
formalidad esencialista y neutral del objeto y su condición de organizador del
territorio de implantación (el Hospital de Greenwich debió proyectarse en dos
alas para dejar libre la visión de la casa de la Reina hacia el río) asi como de su
manipulación geométrica para ofrecer una simbología representativa, intereses
retóricos que Jones congeniaba con su afición por la escenografía y el
acompañamiento comunicativo –no sin conflictos- de las mascarades del
célebre y polémico Ben Jonson .
Entre las múltiples tareas urbanísticas y arquitectónicas de Otto Wägner,
puente entre los academicismos especulativos de la Viena del Ring y el
surgimiento del movimiento secesionista, la pequeña intervención para las
oficinas de la agencia de noticias del diario Die Zeit en la Karnternstrasse
(1902; demolido en 1908 y reconstruído en 1985) engloba parte de la utopía
moderna de la obra de arte total (concepto atribuíble a su hómonimo Richard)
al identificar una fachada con una portada o página de periódico, integrando el
discurso compositivo de formas y lenguajes (y diseñando las familias
tipográficas susceptibles de dar identidad al diario) asi como recurriendo al
acero niquelado y al aluminio, material que entonces, en su utilización
laminada, servía para manejar un objeto arquitectónico plano precisamente
como una papiroflexia.
3 Tecnologías y procesos del proyecto
Consistiría en el campo general de relación entre tecnología y proyecto o de
cómo los procesos específicos de desarrollo de proyectos se relacionan con el
estado de la tecnología disponible o de cómo exigencias o postulaciones
proyectuales podrían demandar nuevos desarrollos tecnológicos en cuanto a
prestaciones u ofertas de materiales y dispositivos o a formas de organización
y gestión de los procesos de proyecto tendientes a garantizar la ejecución de
obras complejas. En general esta clase de proyectos de investigación
pertenecen a un campo connotado por las modalidades tecnológicas de
investigación, en el sentido de referirse a prestaciones o cualidades ofrecidas
por el mundo de las ofertas tecnológicas y/o de las aplicaciones tecnológicas
de los avances científicos.
Un caso paradigmático y protomoderno de relación entre nuevas
disponibilidades tecnológicas y desarrollo de criterios modernos de proyecto es
el trabajo de Henri Labrouste para la Bibliotheque de Saint Genevieve , en el
barrio latino parisino, desplegado entre 1840 y 1851, como una caja mixta,
renacentista y pétrea por fuera y con alusiones estilísticas al cercano Panteón
que envuelve una de las primeras estructuras metálicas de secciones
reducidas que dan paso a paños livianos de cristal y utilizando los recursos
técnicos (las prestaciones del material pero también el cálculo y la geometría
descriptiva) para conseguir los nuevos efectos estéticos y funcionales ligados a
la liviandad y transparencia. En el caso de este trabajo es destacable además
el minucioso diseño del catálogo de piezas metálicas para montar en seco (hay
mas de 100 láminas técnicas de esta representación-catálogo) que anticipa la
producción de partes para armar de numerosas empresas proveedoras de
piezas metálicas de construcción (como la célebre Vasena en Buenos Aires) .
21
Otra referencia de temáticas de articulación entre tecnología innovativa y
diseño destaca en el trabajo de Konstantin Melnikov en su proyecto para la
Torre Pravda (Verdad), periódico de Leningrado que concursa este edificioemblema en 1924 que en si mismo encerraba el problema de tener que
resolverse en el pequeño lote de 6x6 que el diario recibió dentro de una plaza
pública y que motivó que Melnikov investigara en una forma ascendente
torsionada capaz de ofrecer un potente símbolo pero también de maximizar con
sus bandejas volantes, el espacio disponible y además haciendo que el partido
adoptado garantizará la mejor manera de resolver una estructura metálica con
la mayor capacidad de carga y menor dimensión material, continuando además
–como una metáfora también de carácter político- con la espiralada propuesta
de Tatlin para la torre-homenaje a la III Internacional.
4 Historias y experiencias del proyecto
Se alude al campo propio de la historización de las experiencias previas de
proyecto en el sentido de desarrollar investigaciones caracterizadas
genéricamente por las metodologías de la investigación histórica en general
atinentes al análisis crítico de aquellas experiencias proyectuales dotadas o por
dotarse, de cierta consagración o validación historiográfica de su calidad
relativa o valor reproductivo en un momento histórico dado.
El caso del proyecto que Le Corbusier desarrollara en 1928 –el llamado
Mundaneum, en Basilea- encargado por Paul Otlet, uno de los primeros
teóricos de las ciencias de la información y su depósito y codificación, no sólo
se inscribe en una suerte de máquina cuya función alude a cierta historia de la
manipulación sistémica de la información (desde los jeroglíficos egipcios y los
glifos ideográficos mesoamericanos a las teorías manieristas del Escorial -que
Le Corbusier visitó y dibujó el año anterior a la realización de este proyecto- y
sus relaciones con el mundo de las codificaciones del Templo de Salomón
hasta las concepciones iluministas de la Encyclopedie de Diderot) sino
también a un trabajo exegético del proyectista que busca dotar a su proyecto
de un compendio de referencias sobre los modos históricos de composición
proporcional –buceando en las arquitecturas palladianas y en otras canteras
referenciales- lo cuál le otorgó, desde la mirada de sus amigos marxistas –
como el checo Karl Teige- una discutible aureola de idealismo aristocrático
bien lejana a sus proyectos entonces contemporáneos (desde la Ville de 3
millones de 1923 a los proyectos soviéticos del Palacio de Soviets y el
construído Centrosoyus moscovita de 1929). Las múltiples alusiones del
Mundaneum a proyectos precolombinos, orientales, tardorenacentistas e
ilustrados otorgaron a esta propuesta el aura de enciclopedia de arquitectura
histórica, coincidiendo asi con el gusto de coleccionista sistémico de Otlet.
5 Estudios articulados de escalas o dimensiones físico-funcionales del diseño:
por ejemplo, diseño de células y tejidos, partes y conjuntos, etc.
Refiere en general a los estudios vinculados a los procesos considerados en el
campo de la morfología y/o de la comunicación y representación visual de los
proyectos de arquitectura y diseño basados en categorías morfologicas. Dentro
22
de esta caracterización podrían incluirse los estudios de forma básica (basics
forms para el diseño básico), las exploraciones de índole geométrica (desde el
diseño de nuevas formas o poliedros hasta las teorías de fractales) y las
investigaciones de carácter morfogenético como las ligadas a estudios de
tejidos, urdimbres, enjambres y otras organizaciones de formas evolutivas.
Ejemplos de estos posibles desarrollos de geometrías generativas pueden
darse con el llamado Arbol Fractal de Pitágoras, que es un desarrollo del
teorema pitagórico realizado por Albert Bosman en 1942 sobre la articulación
de tres cuadrados de modo que generen un triángulo rectángulo, acomodo que
mediante una iteración reducida cada vez por un factor lineal de la mitad de la
raíz de 2 engendra el efecto-árbol.
Y asi deviene un sinnúmero de aplicaciones o formulaciones de geometrías
numéricas que proponen tramas generativas como los triángulos de Sierpenski
(generación geométrica usada por Steve Holl en su proyecto Het Oosten en
Amsterdam, donde también aplicó modulaciones musicales como los
parámetros azarosos de Morton Feldman, apelaciones a modalidades rítmicas
que Holl también usó en la Casa Stretto, en este caso utilizando composiciones
de Bela Bartok) o las esponjas de Karl Menger, basadas en iteraciones de criba
o extracción efectuadas sobre un cubo.
El caso de la preincaica construcción del Palacio de Puruchuco, hoy dentro de
Lima, es también, fuera de su todavía discutida función (residencia, ámbito de
gobierno local de un curaca, sede y depósito de trabajadores y productos
rurales, etc.) y de la reconstrucción efectuada muchas veces dada la
deleznabilidad del adobe, un ejemplo de aplicación de geometrías generativas
– en este caso las propias de la razón proporcional del número de oro, que su
supuesto introductor occidental, Luca Paccioli, ahora se sabe seguramente
conoció en su estadía norafricana, como proveniente del legado arábigo- cuyo
valor radica además en la simultánea adquisición de estos criterios
proyectuales por culturas diversas y paralelas a la occidental .
Tenochtitlán, según los registros cartográficos que se adjudican a los
sorprendidos cronistas que acompañaban a Cortés, implica asimismo un
modelo generativo de ciudad en una territorialidad lacustre como la originaria
en la cuál no sólo había calzadas o trazas-puente de anclaje del asentamiento
con el territorio sino además un formato generativo basado en la agregación de
los módulos de las islas flotantes productivas o chinampas, en geometrías
fluctuantes y adaptativas y móviles.
La fuerza de esta imaginería generativa de ciudad parece haber conmovido
espcialmente a Thomas More, quién decidió incluir una imagen parecida en la
portada de su influyente Utopía cuya edición princeps es de 1516.
6 Consumos, recepciones y usos del proyecto
Se alude en general a una suerte de sociología del proyecto en el sentido e
indagar la performance receptiva de algunos proyectos por parte de
determinados colectivos sociales, lo cuál implica profundizar el análisis del
alcance de eficacia referido a los aspectos de funcionalidad de un proyecto en
las dimensiones mas complejas y abarcativas de las características de dicha
23
eficacia funcional (por ejemplo a nivel biológico, psicológico, relacionadas con
circunstancias imperativas de la esfera del consumo o la moda, vinculadas con
prestaciones mecánico-operativas y de eficacia energético-material o con
prestaciones de información y comunicación, etc.). Inversamente ciertas clases
de investigación ligadas al análisis preoperacional de cierto tipo de proyecto
pueden realizarse en torno de las llamadas investigación operativa, análisis de
mercado, diseño orientado a objetivos, etc. Es decir que esta clase o campo de
investigaciones pueden caracterizarse como pre o posproyectuales.
Una referencia interesante acerca de las relaciones entre producción y
consumo o recepción de proyectos es en general lo que ocurre con los diseños
del amateur norteamericano Norman Bell-Geddes –self-made-man e inventor
del concepto streamlined y diseñador oficial de numerosos vehículos de
transporte como los autos de Graham-Paige o Chrysler- y en particular con la
muestra Futurama, que proyecta bajo encargo de la General Motors para la
Expo Mundial de New York de 1939 por la que cobrará la exhorbitante cifra de
7 millones de dólares de entonces y que con su extensión y diversidad y un
palco elevado que se movía lentamente para ver desde arriba el panorama,
acogió al menos 4 millones de personas que la visitaron y la atención de la
entonces muy popular revista Life que le dispensó una muy extensa cobertura
que leyó y miró medio pais.
Bell-Geddes proyectó al respecto 12000 edificios y 50000 vehículos a escala
que ocupaban la muestra, incluyendo escenas urbanas y territoriales, áreas
residenciales o industriales y aeropuertos. Impuso si se quiere –se identificó
con los deseos subyacentes del imaginario popular- una especie de gusto
medio norteamericano, visible en la estética de los 40 y 50, en vehículos,
gadgets, vestimenta u objetos de mobiliario y también en el diseño
aerodinámico y pregnante de cines, teatros, estaciones de servicio, bares
automáticos o halles de hotel así como en la imposición de un paisaje
doméstico para los interiores estandar.
Walt Disney, uno de los ignotos visitantes de la muestra del 39, ex masón
congregacionalista y militante antimarxista empedernido, recordaba el impacto
de la misma y se lo apuntaba como punto de partida de su comic imaginery –
que había empezado en los años 20- y mas aun, de su pasión algo malograda
de urbanista que iba a decantar años mas tarde, en el desarrollo de la empresa
WED (sus iniciales, dedicada al diseño y construcción de atractivos recreativos)
y en el proyecto EPCOT (Experimental Prototype Community of Tomorrow) que
sólo a su muerte en 1966, deviene en thematic park de entretenimientos
infantiles .
7 Características, problemas y perspectivas futuras de la ciudad y los grupos
sociales urbanos en cuestiones inherentes al diseño y los proyectos
Refiere en general a los estudios que podríamos definir como urbanísticos o
referentes a las formas y funciones de las estructuras urbanas y sus
propuestas de planificación y/o procesos transformación y cambio o sociourbanísticos o relativos a factores del habitar determinadas condiciones del
hábitat urbano, por ejemplo de aquellas características singulares como las de
la llamada marginalidad socio-urbanística y la autoorganización social de
24
respuesta a necesidades del habitar o como las de las formas habitativas de
alto standing (barrios cerrados, urbanizaciones privadas, etc.).
Pueden tratarse de estudios sincrónicos o acerca del estado de una
conformación o problemática urbana o diacrónicos o referidos al desarrollo de
procesos de transformación urbana planificados o espontáneos, etc.
En general esta clase de investigaciones remite metodológicamente a los
estudios propios de las ciencias geográficas. Extensivamente podrían incluirse
en este acápite los estudios referentes a problemáticas territoriales o
ambientales y referidas a los deterioros o perturbaciones de áreas
dominantemente naturales fruto de acciones regresivas de antropización.
También podrían abarcarse los estudios referidos a las problemáticas del
paisaje y sus actuaciones proyectuales.
Los casos de Seattle y Curitiba han resultado recientemente no sólo emblemas
de una especie de marketing verde de ciudad, consecuente de variadas
acciones de planificación y orientación de cierta clase de desarrollo urbano en
relación a políticas públicas específicas sino además , temas en que puede
indagarse la construcción de una visión idiosincrática de ciudad, una suerte de
community vision sostenida en el tiempo y capaz de conciliar instrumentos
técnicos de modelación de la ciudad con microacciones de los ciudadanos sin
que ésos estén impelidos por normas u obligaciones.
Esto último se advierte por ejemplo en la multiplicidad de pequeñas
actuaciones empíricas, casi previas a proyectos formales, como las que David
Sucherviii presenta, respecto de Seatle: diversas microacciones- como
cubiertas-plazas accesibles y permeables - que empero se superponen a las
prescripciones que John Olmsted –hijo y socio de Frederick, designer del
Central Park neoyorquino- propusiera como ordenamiento de lagos y bosques
en que prever el desarrollo urbano sustentable ya desde 1903 .
Curitiba también superpuso diferentes acciones de variada envergadura –
como su sistema multimodal de transporte, el sistema lixo que nao e lixo o las
calles de 24 horas - a criterios basados en una planificación básica sostenida
en el tiempo, como fue en tal caso el plan que Alfred Agache -el urbanista
francés contratado para revisar el desarrollo de Rio- entregó en 1943 y que ya
prefiguraba un armado anular progresivo de la ciudad, segmentado por enlaces
radiales de transporte público o los criterios de parquizar con visión de
prevención de desbordes hídricos, las dos grandes cuencas que bordean la
ciudad.
8 Estudios relacionales o interdisciplinares.
Trata por ejemplo de cross-fertilization entre disciplinas como por caso,
sociología y diseño (relaciones entre diseño y otro campo disciplinar) o
referentes a un campo no disciplinar sino problemático, como por caso,
ambiente y diseño (relaciones entre diseño y otro campo problemático).
Aquí habría que distinguir la fertilización cruzada –como forma epistémica
alternativa de crear nuevo conocimiento- de las yuxtaposiciones, cruces,
importaciones o sustituciones con las que se busca analizar el diseño y sus
prácticas mediante extrapolaciones conceptuales provenientes de otros
campos disciplinares, o sea tendiendo a cierta adjetivación no sustancial del
diseño según la utilización de conceptos (a veces meramente terminológica)
25
emergentes de la disciplina originaria de la contaminación (diseño sociologista
o sociologizado, arquitectura economicista, proyecto etno-antopológico, etc.).
En cuanto a la cuestión ambiental antes mencionada –entendida como campo
problemático antes que como estrato disciplinar o pluridisciplinar, atento a las
objeciones que todavía tiene desde la academia, esta noción relativamente
reciente- también cabría auspiciar la clase de cruce fertilizante que aporte
tratamientos originales que provenientes desde el campo disciplinar de la
arquitectura y el diseño pudieran aportarse al entendimiento, manejo y gestión
de tal campo problemático evitando asi la mera adjetivación (arquitectura
ambiental, diseño sostenible, proyecto ecológico, etc.).
Acciones proyectuales de índole interdisciplinar pueden ser ejemplificadas con
la reciente iniciativa que Alan Berger, del MIT, viene desarrollando en su
Propuesta Agropontina (2006) concebida para recuperar la dinámica de
humedal de las vastas áreas desecadas según criterios de salubridad
antipalúdica e intención de creación de nuevas ciudades por Benito Mussolini.
Tales ciudades (Latina, Sabaudia, Pontinia y Aprilia, fundadas entre 1932 y
1936) se plantearon como intención fuertemente simbólica del Estado Nuevo y
requirieron obras de desecamiento cuya realización implicó con el tiempo, su
degradación ambiental y contaminación por el estancamiento, eutrofización y
pérdida de dinámica de los drenajes.
Los trabajos del MIT modelizaron el ambiente perturbado mediante la
concurrencia de diversos aportes disciplinarios – desde ingenierías hidráulicas
hasta modelizaciones matemáticas, desde expertise en bio-recuperación hasta
arquitectura y ecología del paisaje- y plantean acciones de regresión y
recuperación de las áreas agropontinas para lograr mejorar los flujos de
humedales mediante usos de baja intensidad.
El término co-housing (malamente traducido como co-vivienda) refiere a
iniciativas de organización cooperativa de usuarios en relación a modelos
basados en la obtención de criterios de calidad ambiental y sustentabilidad y
bajo tal directiva se desarrollaron numerosas iniciativas en Canadá, Dinamarca,
Holanda o USA, conjuntando conocimientos de urbanistas expertos en optimun
insertion territorial, asesores legales y dominiales, gestores en iniciativas
locales, economistas de real estate y gestores ambientales y de tecnología
ambiental (en temas como los de construcción, instalaciones racionales y
producción sustentable).
Hay diversos estudios sobre esta temáticaixque registran además iniciativas
americanas como las regenteadas por la entidad The Co-Housing Association
of United States que consitituye una federación de mas de un millar de
iniciativas ya realizadas asi como que ofrece servicios de asistencia y
consultoría a quiénes se proponer desarrollar un CH.
9 Estudios sobre el análisis y la crítica de los procesos y productos del diseño
Consiste en el campo en el que se establecen criterios de valoración de la
calidad o performance social de determinados procesos y productos del diseño,
es decir, las investigaciones sobre las formas y criterios analíticos en que
sustanciar la actividad crítica en relación a la significación lógico-filosófico-ética
26
que la enunciación de juicios críticos tiene desde Kant, influencias en la
construcción del conocimiento.
En ciertas instancias los procesos de diseño se constituyen en procesos de
investigación y exploración que basados en procedimientos conceptuales
(como la utilización de notaciones diagramáticas) tratan de moderar o anular
preconceptos de forma ya sea según marcos estéticos o históricos.
Es el caso de proyectos de Francois Roche, como la Casa Barak, Sommieres
(2008) desarrollada bajo el criterio que Roche indica así: no estético, no
histórico, sino genético, aludiendo a su método analítico y crítico de proyecto
que le abre dimensiones experimentales en relación a operaciones que define
como de hibridación, injertos, clonación, morphing (como forma en mutación o
generación), etc.
También disolviendo el objeto arquitectural en su inserción ambiental ya sea
acomodándose al territorio físico , ya a cuestiones de organicidad que mas allá
de lo estético buscan profundizar aspectos fundantes de carácter ambiental.
Esta casa es una geometría derramada en el relieve de un territorio escarpado
resuelta en hormigón y ladrillo y con aberturas que se cierran levemente con
cortinas de tiras plásticas y que a su vez está envuelta por una especie de piel
biodinámica construída con el poliuretano Emis y que se convierte por una
parte en una red sensible al material verde y por otra una matriz interactuante
con el ambiente, por ejemplo fijando electroestáticamente el polvo aéreo o
permitiendo un manejo dinámico y natural del clima.
10 Estudios sobre el desempeño de productos del diseño
Un campo específico eventualmente articulado con el precedente y con lo
indicado en el ítem 6 mas arriba, es aquel propio de las investigaciones que
refieren al análisis del desempeño de un producto o cosa emergente de una
acción proyectual de diseño; es decir a cuestiones relacionadas con la biografía
de los objetos y como estos constituyen o establecen campos relacionales
distintivos de la cultura material y simbólica por ejemplo en torno del análisis de
componentes urbanos como las calles o las plazas, elementos tipológicos de la
arquitectura como las casas o los templos, piezas del paisaje técnico como los
vehículos, las herramientas o el mobiliario, partes de lo que Barthes llamó El
sistema de la moda como los uniformes o las vestimentas de diferente uso y
funcionalidad social, instrumentos propios de la comunicación como el libro, el
periódico o los aparatos modernos de comunicación, etc.
Estos estudios pueden ser recursivos: del objeto de diseño estudiado a su
impacto en la cultura y de los cambios culturales y su determinación de nuevos
objetos de diseño, en el seno de cierta clase de progreso instrumental.
Un caso interesante y a la vez con un carácter casi profético o anticipativo son
las viñetas publicitarias que realiza el diseñador Carl Schridde para la firma
Motorola en 1961, en que se procura presentar los recientemente disponibles
aparatos de TV de esa firma como redefinidores del way of life y del espacio
social de las viviendas y de tal modo propone una serie de disposiciones
arquitecturales (como una casa en una marina, una casa submarina o una
replicación popularizada de la casa de la Cascada de Wright, entre muchas
otras alternativas) que sin embargo coinciden en armarse alrededor del polo
27
convocante del grupo familiar que será el aparato televisivo, ya no un gadget
mas sino un factor intensamente remodelador de la vida familiar –recuérdese la
precipitación con la que la familia Simpson se acomoda en un sillón frente a su
TV apenas entra a su casa- y por lo tanto protagonista singular de un nuevo
paisaje doméstico y de una nueva configuración relacional y funcional de los
miembros del grupo familiar asi como de una mutación de la idea de privacidad
doméstica , visible en la transparencia magnificada de los ambientes de
Schridde pero también en la introducción de una forma virtual (a través de la
TV y mas adelante, de toda la oferta informática que se desplegará) de
percibir/usar lo público que irá en detrimento del uso corporal o físico de lo
público y de la declinación misma de la noción de espacio público.
Se abre por otra parte, con esta irrupción protagónica de la TV y luego de los
restantes medios como los programas electrónicos de interacción social
(Facebook, Twitter, etc.), el doble flujo óptico-perceptual del mirar y ser mirado
y con ello derivas formativas de la sociedad contemporánea como la relación
entre mirar y consumir o la relación entre ser mirado y ser controlado/vigilado
(esa derivación disciplinar anticipada por Foucault y por las concepciones de
Bentham y su The Divine Eye o Orwell y su Great Brother hasta el pertinente
uso de tal utopía orwelliana en los reality shows actuales, sin duda
caústicamente anticipados por films como The Truman Show, cuyo terror es
suscitado por resultar enteramente posible y factible).
11 Estudios sobre el conocimiento proyectual y epistemología del diseño.
Este ítem refiere a la posibilidad de generación de nuevo conocimiento
mediante la actividad proyectual o sea de como la realización de proyectos
podría asociarse por una parte, a posibles rupturas y evoluciones
epistemológicas del saber hacer del diseño y por otra, a como tal actividad
proyectual pudiera derivar en la proposición de un cierto conocimiento
específico en relación al tratamieno o actuación en un determinado campo
problemático.
Por ejemplo asi como la esfera de lo jurídico o la esfera de lo criminológico
pueden aducir un cierto conocimiento o aptitud para entender en las
problemáticas de la inseguridad y violencia urbana contemporáneas, también
podría teóricamente, aportarse a un conocimiento diferente para actuar en tal
dimensión que emerja de la esfera de lo proyectual.
Es decir, cabe pensar en cierta clase específica de investigación que utilice
criterios proyectuales para desarrollar propuestas transformativas de ciertas
instancias de problem-solving.
Los casos en que la actuación proyectual consiste básicamente en un modo de
pensar/resolver un problema –más allá de un resultado previsible como sería el
caso de la mayoría de los encargos profesionales de proyectos- deben
relacionarse con aquellos en que es lo producido intelectual o cognitivamente
por el proyecto lo que aporta un valor de novedad y verdad/eficacia en relación
al campo problemática en que se origina.
Esto abre una dimensión experimental del proyecto de investigación que Terry
Farrellx describió como client as site, es decir una actividad proyectual
engendrada no por el encargo de un cliente sino por la voluntad de actuar en
un sitio problemático, aportando una solución o mitigación del problema
mediante un proyecto, fuera que exista formalmente un encargo de proyecto.
28
El sitio incaico de Moray, en Maras, con 3500 metros de altura y a unos 30
kilómetros al noroeste de Cusco, en el Valle Sagrado, parece constituir un
proyecto territorial utilizado para proveer conocimientos agronómicos que
expandieran la productividad sustentable tan relevante en dicho Imperio.
La palabra moray etimológicamente tiene que ver con la cosecha de maiz y con
el mes de mayo, además de aludir a la papa deshidratada y el sitio es como un
simulador ecológico o un modelo a escala de latitud-altitud que en sus doce
andenes permitía establecer las características de 20 microclimas y
experimentar cultivos incluso indagando mediante las sombras producidas por
unos monolitos o ñustas, las diferentes condiciones de asoleamiento. Fuera de
su evidente atractivo como acción de modelación territorial – una pieza de landart avant la lettre-configura, mediante una concepción proyectual consciente,
una verdadera máquina de producción de conocimientos experimentales.
Rising Currents es una iniciativa del MoMA para un proyecto-investigación
promovido en 5 zonas costeras del área metropolitana de Nueva York- Lower
Manhattan, Jersey, Liberty Island, Brooklin y Queens- según la curadoría del
encargado de Arquitectura&Diseño de ese Museo, Barry Bergold xi quién
organizó sendos grupos de trabajo interdisciplinario cuya motivación central es
imaginar soluciones y previsiones que el conocimiento proyectual pudiera
ofrecer para moderar el impacto hídrico negativo que es esperable en la región
como efecto de la variación de indicadores emergentes del proceso llamado
cambio climático global, cuyas características metereológicamente regresivas
parecen a la vez, aceleradas e irreversibles.
Las propuestas son diversas, desde restaurar áreas fuelle de humedales hasta
desarrollar una llamada oyster-tecture en los bordes marinos de Queens o
promover tejidos móviles de islas artificiales sobre el frente de Jersey o callescanales de diversa clase de drenaje-absorción en pleno Manhattan , etc.
Los 11 grandes campos temáticos presentados pueden desglosarse en un
conjunto de áreas temáticas mas o menos propias de la agenda reciente del
conocimiento proyectual o, si se quiere, de campos que han sido tratados
recientemente manifestando algún interés puntual de lo teóricos y críticos del
proyecyo.
Lo que sigue es una nómina muy sintética y para nada taxativa que postula una
agenda entendible como razonablemente vinculada a un diagnóstico de un
estado de necesidad o campo de problemas susceptibles de ser abordados
según lo que proveería un nuevo conocimiento proyectual.
Los 40 campos temáticos identificados se relacionan con la sistematización que
surge del análisis de numerosas tesis doctorales realizadas en los últimos 5
años o en curso en diversos ámbitos formativos.

Cambios psico-sociales y transformaciones del housing.
Consiste en el tipo de investigación ligado a los procesos de cambio en las
formas socio-urbanas de habitabilidad, por ejemplo en torno de las líneas de
exploración proyectual formuladas en las compilaciones sobre el tema genérico
del housing (Gausa, M.; Salazar, J., Housing+Singular Housing, Actar,
29
Barcelona, 2010) o en trabajos de pre-proyecto y simulación programática en el
caso que Peter Eisenman realizó en Rebstock, Düsseldorf, Alemania.

Los lugares del intercambio: movimientos, no-lugares.
Se trata de las investigaciones conceptuales y proyectuales sobre nuevas
áreas y focos de intercambios urbanos ligados a temas de logística e
interrmodalidad y también a la generación de los estereotipos de nuevas
funciones de globalidad como las propuestas por Marc Augé en relación a la
noción de no-lugar (no-place) y como ejemplo referencial, el tipo de
investigación proyectual propuesto por el grupo FOA en su planteo para la
Terminal Naval de Yokohama (2005).

El no-lugar como oportunidad y demanda de proyecto.
Se trata de la clase de investigación y posibles actuaciones proyectuales
orientadas a pensar un sitio como no-lugar o como área de oportunidad para
desarrollos de función y actividad, mediante la saturación y aprovechamiento
de sus condiciones potenciales y/o la captura y procesamiento de atributos de
significación.
En parte esta clase de investigación coincide con los tema del client as site y
demás ejemplificaciones desarrolladas por Terry Farrell en su Manifesto for
London o a ejemplos de actuación como ejercicios que el chileno Taller
América realizara en búsqueda de relaciones entre condiciones de sitio (las
regiones patagónicas australes chilenas) y posibilidades de desarrollo de
proyectos.

Arquitecturas del territorio: lo táctico y mutante.
Consiste en el análisis de los diferentes procesos de transformación territorial
basados en diferentes estrategias de desarrollo o poder, identificando mas las
tensiones de movilidad que los anclajes fijos y locacionales. Actualmente estas
consideraciones remiten a indagar sobre los cambios territoriales suscitados
por el posfordismo.
Históricamente los procesos transformadores del siglo XVIII (estudiados entre
otros por Georges Teyssot), como por ejemplo la realización de la Presa de
Marly para garantizar el suministro de agua a Versailles, ilustran sobre estos
procesos que relacionan acciones proyectuales territoriales con nuevas
tecnologías productivas y del poder, representado en una capacidad
prometeica de transformar las condiciones naturales de
los territorios,
inventando incluso la noción de paisaje que desde el siglo XVIII contiene las
características técnicas de las voluntades de transformación de ambientes
previos y sus cualidades de representación de ideologías y simbologías de
poder absolutista.

Resignificación del espacio público.
30
Se trata del análisis de cambios paradigmáticos como por caso, los espacios
públicos del turismo, de la seguridad, de las tribus urbanas, de las minorías
socio-étnicas, etc.
Una referencia se aborda proyectualmente en la serie de microproyectos
urbanos del programa Rio Cidade efectuado en Rio de Janeiro alrededor del
2000, entre los cuáles puede aludirse a los trabajos de rediseño de la Avenida
Reina Cristina en Copacabana.

El espacio público: de contenedor de clases a expresión multicultural.
Consiste en la indagación de las variaciones históricas del espacio público,
preferentemente desde el siglo XVIII con la creación de lo que Habermas llama
esfera pública y también en relación a las oscilaciones modernas desde la idea
de condensador social hasta los factores posmodernos de la segregación
espacial como sucedáneo de la confrontación social y el arranque de figuras de
ghettos, clusters, fronteras, etc.
Colateralmente en este punto destacan los análisis de relación entre espacio
real y espacio virtual y las declinaciones de la corporalidad pública o su
deslizamiento hacia figuras de violencia e inseguridad urbana, apropiaciones
tácticas de ciudad por colectivos específicos, etc.
También, como en la referencia a los usos públicos-turísticos de áreas
históricas –como el caso de las procesiones religiosas en el Pelourinho
bahiénse- es de interés el análisis de los ciclos de degradación-tugurizaciónrecuperación de zonas centrales de ciudad (México DF, Quito, Lima, Buenos
Aires, Bahía, etc.) y en especial, la oscilación entre rescate de condiciones
morfológicas del entorno y la voluntad de no escindir las condiciones de la
forma urbana história de sus patrones antropológicos de uso y habitabilidad. En
efecto salvo en el solitario caso de las actuaciones del centro histórico de
Bolonia, en los 70, el rescate de la forma histórica suele asociarse a la
expulsión de poblaciones y actividades originarias, en lo que la sociología ha
designado como procesos de gentrificación.

Arquitectura y diseño como información/comunicación.
Se trata del campo de intersección entre la funcionalidad de la arquitectura y su
retórica expresiva, sea en términos de sistemas figurativos especializados
(como los contenidos crípticos de la ornamentación hasta el siglo XIX), sea en
términos de correlación entre discursividad y arquitectura (como las cuestiones
analizadas en los estudios de Venturi&Scott Brown sobre el caso Las Vegas y
sus propias exploraciones proyectuales como en el Perelman Quadrangle en
Harvard) o la artistización escritural o figural de artistas-arquitectos como en el
caso de los sobre-textos o grafías superpuestas a la arquitectura que en el
proyecto de la Universidad Di Tella (2009) desarrolla Clorindo Testa.

Aprendizaje y espacio. Didáctica del espacio.
31
Refiere a las modalidades de aprehender o comprender lo espacial para reproducirlo, instancias que generalmente devienen de formas didácticas o de
aprendizaje del proyecto como ocurre en el caso de las tareas desarrolladas
por Sam Mockbee y el Rural Studio, en la Universidad de Auburn, Alabama , al
menos desde el 2002 o las tareas desplegadas en el caso de la experiencia de
la Cooperativa Amereida en la Universidad Católica de Valparaíso y sus
trabajos en el campo experimental de Ritoque, iniciadas en los años 70.
Aspectos teóricos en las relaciones entre espacio y didáctica fueron tema de
los desarrollos fenomenologistas (Merleau Ponty, Bachelard) y también de las
investigaciones de psicología experimental desarrolladas pot Jean Piaget y sus
discípulos.

Salud psicofísica y espacio. Terapeútica del espacio.
Este tema refiere al análisis de las posibles aportaciones que cierta clase de
espacialidad, según diversos atributos de la misma puede aportar a la cuestión
de los lugares que proveen servicios psicofísicos de salud, como por ejemplo
los centros de reducación de niños con retrasos madurativos o los sitios que se
ocupan de tratamientos psíquicos especiales, como por ejemplo los trabajos
del estudio coreano Cho&Park, como su Residencia de Discapacitados en
Khang Wha, Corea (2000).

Los lugares del trabajo posindustrial. Territorios posfordistas.
El pasaje del capitalismo industrial clásico a las formas posfordistas del just in
time y sus remodelaciones logísticas del territorio con la supresión de grandes
áreas antes destinadas a las cadenas de montaje y a los depósitos para stock
de insumos y productos ha generado como consecuencia, la aparición de un
ingente pasivo edilicio, por una parte registrado como arqueologia industrial y
por tanto susceptible de diversas estrategias de gestión de patrimonio y por
otra materia prima del tipo suelo+instalaciones tal que puede ser útil para
diversas acciones de reutilización y refuncionalización como se aprecia en
numerosos ejemplos locales ( la conversión en viviendas del Molino Minetti o
La Algodonera en Buenos Aires o de la Cervecería de La Aguada en
Montevideo) o múltiples ejemplos internacionales como la conversión del
Molino Stucky en hotel en Venecia o las actuaciones de David Chipperfield con
sus trabajos de reconversión de antiguas sedes fabriles en Barcelona (2002).

Arbitrariedad del proyecto: el carácter cerrado y subjetivo del proyecto.
Este ítem refiere a casos que estarían expresando la voluntad de autonomía
del proyecto como actuación intelectual, según la cuál el proyecto establece su
propia delimitación del campo conceptual de su despliegue, a veces en la
forma de un comentario o traducción de un texto primero, como sería el caso
del Danteum de Terragni (según el trabajo de investigación-restitución del
proyecto original que realizó Carlos Hilger) o los trabajos del jesuíta español
Juan B.Villalpando con su voluntad de reconstruir según análisis filológicos de
32
textos vetero-testamentarios –como el Libro de Daniel- el mítico Templo de
Jerusalem (1605).

El proyecto como documento técnico-analógico.
Si el tema precedente entiende el proyecto como instrumento específico de
conocimiento o descripción de un tema de referencia (como la simbología
inherente a algun pasaje de los textos bíblicos), el proyecto también puede ser
estudiado según su condición histórico-moderna mas reconocida, es decir,
como instrumento técnico o forma de plantearse y resolver exigencias
determinadas de estructura o portación y de servicios o prestación, como lo
ejemplifican muchos trabajos de carácter experimental de Renzo Piano, como
su proyecto para la Academia de Ciencias de California (2008).

Constructividad y expresividad.
Otra dimensión agregada a las precedentes puede constituir un tema de
investigación en torno de las cuestiones que en el proyecto plantean las
relaciones entre lo constructivo y lo expresivo-estético, sobre todo en la escena
moderna en que tal relación cobra una depuración y esencialización vinculada
a la supresión del aparato ornamental y asi existen numerosas experiencias de
otorgamiento de claves de sentido a dicha relación como por ejemplo en las
ideas arquitectónicas de Peter Zumthor, en especial en su proyecto para las
Termas de Vals (1994) .

La sustentabilidad:reflexión proyectual sobre la escaséz
La cuestión general de la crisis de sustentabilidad y su manifestación en cierto
estado de escaséz progresiva en lo matérico – energético da pie a un inédito
campo de investigaciones que pueda aportar a resignificar el proyecto de cara
al cuadro de posibilidades/limitaciones emergentes de tal estado de crisis,
territorios teóricos que empiezan a ser populares y hasta banales pero también
materia de investigaciones proyectuales como las del malayo Ken Yeang, los
franceses Francois Roche y Duncan Lewis, el belga Lucien Kroll o el argentino
Emilio Ambasz , por ejemplo en su proyecto residencial Nova Concordia
(2004).

Didácticas del proyecto, lógicas del proyecto?.
Este ítem refiere a las investigaciones sobre las formas de aprendizaje del
proyecto ya sean históricas, modernas o contemporáneas. Se incluyen las
investigaciones acerca de lógicasxii o modos del proyecto en el sentido de
utilizar descripciones generales y sistemáticas de formas o métodos
contemporáneos del proyecto susceptibles de aplicar formas de aprendizaje del
tipo a la manera de. También se refiere este tema a las formas de proyecto
ligadas a interacciones con modalidades y/o innovaciones pedagógicas como
por ejemplo las propuestas desarrolladas por el Estudio 3XN en su Colegio en
33
Copenhaguen (2011) en tanto el proyecto se presenta como instrumento
sustantivo de la estrategia de flexbilidad pedagógica o posibilidades inherentes
a articular praxis educativas con soportes espaciales adaptables a múltiples
alternativas.

Desmontaje/montaje: contra lo creativo aleatorio.
En este punto se hace alusión a la investigación en torno de proyectos
metódicos basados en estrategias que eluden o cuestionan los enfoques de
caja negra, es decir, aquellas formas de proyecto signadas por cierta opacidad
o cripticidad propias de la casual creativity, del orden de la serendipity o del
preceder aleatorio.
Al contrario, se trataría de indagar en los procedimientos proyectuales de la
cita, referencia, alusión o traducción de conceptos externos a la subjetividad del
proyecto, lo que puede ejemplificarse en los trabajos de Tadao Ando ligados a
transcripciones o referencias al budismo ninnji o tántrico como se verifica en
sus trabajos Templo de Agua (1989) o The Oval (1992).

Potenciamiento de lo creativo.
Aquí se trata de la consideración de factores proyectuales ligados a la
estimulación y el procesamiento crítico propios de la esfera de creatividad, la
innovación o la búsqueda de resultados imprevistos, a veces refiriendo a
modalidades productivas asociadas al hecho de la obra de arte, a veces
considerando el acto proyectual como vinculado a la apropiación de atributos
emergentes de la (in)materialidad inherente a tal acto.
Un ejemplo de estas problemáticas – que también conectan a puntos
precedentes como la aleatoriedad del hecho creativo o las relaciones entre
(de)construcción y expresión podría ubicarse en la propuesta de Y. Obuchi, en
su proyecto no realizado Wave Garden (2002) -el jardín marítimo compuesto
con piezas de diferente reacción eléctrica y por tanto con diversas cualidades
de materialidad- o el trabajo Blur Building en la Swiss Expo (2002), sobre el
Lago Neuchatel, un pabellón que sus autores Diller&Scofidio, conciben como
una isla artificial basada en la transegrity de Fuller cuya materialidad
evanescente la compone una continua emisión de nubes de niebla que
atraviesan la isla, desdibujando los bordes concretos de lo edilicio .

Validación social de la arquitectura: el problema del gusto.
La cuestión del gusto inherente a la formulación y valoración de la potencia
estético-comunicativa de la obra arquitectónica atraviesa extensos períodos de
su historia tanto sea en su validación canónica en los estilos sustentados por
la alianza entre poder y academia como en las caracterizaciones de acciones
vanguardísticas entendibles precisamente como voluntad de ruptura o puesta
en crisis de esos dictátums canónicos como ocurriera con las distorsiones de
Giulio Romano y el manierismo en general (entendible como predominio de
manieras individuales frente a cánones colectivos) o la torsión del barroco
34
hacia cierta pérdida de su eficacia comunicacional en Borromini y el
desemboque en el decorativismo desjerarquizado del rocaille.
Pero también surgen los temas de la relación entre lo popular y lo culto, por
ejemplo alrededor de las formaciones del kitschxiii o las investigaciones
proyectuales del arquitecto boliviano Carlos Villagómez – como en el proyecto
Serpaj, El Alto, 1998- alrededor de lo que llama la arquitectura chicha o el gusto
kitsch de sectores populares.

Sobre la relación entre arquitectura y prácticas habitativas
Este ítem refiere a las relaciones entre las prácticas sociales del habitar y las
formas tipológicas que la disciplina arquitectónica propone para los soportes
del hábitat. Relaciones complejas por las potencias de acomodamiento,
adaptación y diferenciación que las prácticas del habitar establecen mucho mas
activamente que en relación a un supuesto disciplinamiento cuasi conductista
de éstas por parte de las ofertas del soporte que propone la arquitectura.
En realidad cabe incluso aquí también diferenciar el rol minimalista y hasta
elitista de posibles caracterizaciones tipológicas del habitar devenidas del
pensum disciplinar respecto del rol maximalista que posee, respecto de una
oferta general del hábitat, lo que podriámos llamar el mundo de la edilicia,
mundo a su vez sesgado en tres dimensiones diferentes entre si: la dimensión
del mercado (o sea los productos edilicios de mercado, con los cuáles la
profesión arquitectónica busca identificarse como su proveedor principal
aunque está muy lejos de lograrlo), la dimensión del no-mercado (que
nombramos asi negativamente, pués es la producción del hábitat generada por
los actores sociales marginados: de la propiedad, del mercado, del plan
urbano, del trabajo formal, de la ciudad establecida, etc.) y la dimensión del
hábitat estatalista que todavía puede formar parte de una idea ampliada de
derechos humanos que incluye el derecho a la vivienda y la ciudad (dimensión
del asistencialismo estatal practicado desde los modelos socialistas o desde los
modelos capitalistas de sesgo welfare state, hoy francamente en retirada).
Se trata pués del campo de las demandas y performances sociales del habitar
en relación a las respuestas disciplinares del diseño y refiere en general a la
relación entre arquitectura y prácticas habitativas, de las cuáles investigaciones
como las del grupo Beltrán&Yemail sobre lo que llaman Arquitectura Wiki
(2009) – entendible como arquitectura urbano-habitativa engendrada por la
yuxtaposición libre de ofertas, capturas, adaptaciones y acomodamientos que
ocurren en el mercado real de necesidades y deseos insatisfechos de nuestras
sociedades capitalistas extremas. También caben aquí considerarse las
prácticas proyectuales alternativas propuestas por colectivos como el argentino
A77 o por el andalúz Santiago Cirugeda.

Soportes: elementos para adaptaciones y performances.
La temática de los soportes o estructuras básicas fue relevante en los 60 en las
investigaciones socio-habitacionales propuestas por diferentes autores tales
como Yona Friedman o John Habraken e incluso dió lugar, en el marco de las
35
teorías de la indeterminación, a ejercicios proyectuales diversos como los de
Herbert Ohl o Christopher Alexander.
Por otra parte, históricamente existen casos de relación entre formas básicas
de los patrones urbanos y procesos de apropiación y transformación de los
mismos como es parte de la historia urbanística americana en relación al
diseño y uso de las plantas en damero propias de las Leyes de Indias y sus
diferentes lecturas y propuestas de transformación proyectual como puede
ejemplificarse con el plano que el idóneo Jose Fantete prepara para la ciudad
de Santiago de Compostela, Cuba (1747) asumiendo el trazado amanzanado
pero proponiendo una forma de ocupación edlicia de tal traza que generara un
tejido esponjoso y abierto que se plantea como mas apto a las condiciones
climáticas del sitio.

Concept-Art contemporáneo como generación de ideas proyectuales
La relación entre las artes y modalidades, procedimientos y estéticas de los
proyectos de arquitectura es un tema que aborda la historiografía artística al
incluir artes plásticas y arquitectura dentro de un campo relacional específico
como por ejemplo lo tratan autores de inicios del siglo XXxiv y como será visible
en los fenómenos de las vanguardias en el Movimiento Moderno.
En el arte contemporáneo, dada su maximización al referir a temáticas más
abarcativas – sobre todo en el land-art, como lo ejemplifican obras de Robert
Smithson como Broken Circle&Spiral Hill (1971-2011)- esta articulación entre
nociones del arte conceptual e ideas de proyecto se hace mucho mas compleja
y determinante.

Teoría de los efectos especiales (DX)
Dentro de las novedades técnicas, ópticas y conceptuales que impone el cine y
su relación con temas filosóficos modernos (como la relación que Deleuze
propone entre el aun nonato cine y las posturas de Henri Bergson sobre el
tiempo y la memoria) reaparece el viejo tema platónico del problema de la
realidad como apariencia y a partir de ello la multiplicación de efectos de
virtualidad que compiten con o superan la conciencia de realidad como
aparecerá sobre todo en la representación figural de realidades complejas
(como una hecatombe) con la creación de un campo específico de la
producción cinematográfica llamado de efectos especiales (conocidos por la
sigla DX), que también propone posibles relaciones con derivas actuales de
proyecto como algunos trabajos del holandés Grupo NOX (compuesto
originariamente por DJ´s) por ejemplo el complejo de viviendas Off the Road,
Eindhoven (2000) en que diseñan una forma arquitectónica cuya geometría se
considera ideal para minimizar el impacto del ruido de una autopista vecina.

Prácticas del sampler y los DJ´s: otra música, otra arquitectura?
En las teorías contemporáneas del artexv se exaltan prácticas impuras o
adventicias que se relacionan, básicamente originadas en la música, con
36
acciones de mezcla y yuxtaposición como la nueva música combinatoriaaleatoria que diseñan los DJ´s en la técnica llamada sampling.
La idea de postproducción alude a una segunda producción, usando,
interviniendo y recreando una primera producción y tiene connotaciones ligadas
a la cultura del hacker y al cuestionamiento de lo llamado propiedad intelectual.
Las propuestas incursas en el proyecto Elemental Chile se ofrecen como una
primera producción o soporte básico sobre la cuál los usuarios, en prácticas
libres incluso usando patrones de gusto clasista rayanos en la banalidad o el
kistch efectúan un sampleo o postproducción que deviene en resultados
fluyentes y de imprevisibles consecuencias para el aura de un supuesto objeto
de autor.

Sobre el partido: Historia y uso actual
La idea de partido (parti en francés, en que también se usa, como sinónimo la
expresión esquisse) supuestamente se origina históricamente en la enseñanza
de la Beaux Arts y tiene como explicación básica la concepción propia de
espacializar una idea, o dar formato topológico a una noción mental de
proyecto.
Se trata pues de investigar como funciona, como se produce (o elige), como se
reviste de arquitectura (resolutiva o de detalle) e incluso de analizar si cabe,
porque tal noción es explicativa de una cierta producción de arquitectura de
época y lugar (recuérdese el artículo de Kenneth Frampton que en los 80, fuera
de sus análisis genéricos indicaba que en tres ciudades –Buenos Aires,
Barcelona y Viena- se imponía lo que definía como arquitectura de partidos).
Resulta además interesante indagar sobre el uso pedagógico del partido –
dentro de una metodología de esquicios sometidos a prueba y error- para lo
que cabe tratar asimismo la posibilidad de una crítica de partidos basada si
cabe, en unas lógicas topológicas.
La noción beaux arts remite sin embargo a prescripciones canónicoacadémicas de la composition avec parti, propias por caso, antedatadamente,
de los trabajos paisajísticos de André Le Notre, como su planteo para el
Castillo&Jardines de Sceaux (1670).

El proyecto como modelo. De la idea mental a la obra.
El concepto recién enunciado de partido es uno mas en el proceso de entender
el proyecto como mediación y como transformación: mediación de una ideación
y pasaje de una noción mental a una paulatina descripción topológica de un
real-posible y transformación técnica de un concepto-deseo de realidad que
debe ser traducido en instrucciones de realización.
Es posible entonces indagar en las cuestiones del proyecto como modelo que
traduce y encarna una idea mental trocándola en vía de pasaje a un constructo
pero también cabe investigar el modus essendi et operandi de posibles obras
sin proyecto o mas bien con multiproyectos como en el caso de la catedral,
carente de proyectista unificado y decisor sintético (como lo iba ser
Brunelleschi).
37
En estas circunstancias destaca la posibilidad del proyecto no como
preconcepción topológica sino como juego combinatorio de carácter
marcadamente aleatorio y hasta lúdico como por caso en el trabajo de
Saez&Barragán para su ecuatoriana Casa Pentimento, artefacto emergente del
uso combinatorio de un módulo de hormigón premoldeado.

Geometrías. Posicionamiento, soporte.
Este punto alude a la forma geométrica como un a priori proyectual, ya sea la
forma abstracta o asociada a un mecanismo de ideación proyectual expresable
según categorías geométricas, ya sea la forma compleja del sitio o locus de
implantación del proyecto en si, ya sean las formas inherentes a cuestiones de
relación entre modos mito-productivos de comunidades y sus territorios.
El primer caso refiere a preconcepciones proyectuales que están en la base de
formas de diseño abstracto o basic design en general y en parte tributa a
cuestiones de morfolenguaje que se aluden en el punto ulterior a éste.
La geometría del sitio como elucidación de una condición de soporte (para que
el constructo propositivo de proyecto sea adaptado o confrontado) se verifica
en criterios de proyecto como los que desarrolla Francois Roche, por ejemplo
en su proyecto de Museo de Lausanne, en el que éste se caracteriza por un
des-pliegue (de la geometría en pliegues del territorio existente, un área de
humedal anexa al lago).
Las formas que resultan de la puesta en territorio de discursos mito-poiéticos
destaca en numerosas arquitecturas de culturas originarias como por ejemplo
en el desarrollo de los observatorios astronómicos, los acueductos o las
fábricas vegetales o salinas de la cultura incaica.

Investigación formal como experimentación preproyectual.
La asociación de geometrías elementales y constititución de un lenguaje básico
de la arquitectura tal que limitara su práctica a un conjunto finito y razonado de
combinatorias es un tema casi coetáneo del origen de la arquitectura como
disciplina y tendría referencias fundantes, como los trabajos de Imhotep para
Sakkara.
En algunos casos esta voluntad de centrar la acción proyectual en una
meditación calculada y especulada sobre las formas básicas puede alcanzar a
discutir la conexión entre forma y sentido sobre todo después de la función y el
funcionalismo y el lema forms follows function, planteándose en tal caso la
autonomía de la forma.
Ese criterio informa por ejemplo la obra de Etienne Boullée y su estudios
teóricos y abstractos (sin función o con una idea de función ligada a la estética
sublime o del exceso de forma) o mas recientemente en la modenidad basada
en investigaciones formales básicas en el arco que une a Ledoux con Le
Corbusier (ese es el título de una monografía de Emil Kauffmann) y hasta
Rossi, o tambien a la búsqueda de una esencia morfo-lingüística visible en los
estudios y proyectos engendrados alrededor de la idea de morfoteca en Hans
van der Laan o en los trabajos teóricos del chileno Juan Borchersxvi .

El tamaño del proyecto. Tamaño y detalle.
38
La cuestión del tamaño o escala del proyecto puede aludir a dos situaciones;
en primer término a las relaciones entre forma genérica y acabamientos, entre
conjunto y detalle, entre lo macro y lo micro de cada proyecto y sus diversas
instancias de articulación. En segundo término la cuestión escalar alude a las
relaciones entre arquitectura y ciudad, entre tipologías edilicias y tejidos
urbanos, entre proyecto concreto y entorno, localización o ambiente de
implantación y en esta segunda caracterización podría incluirse la cuestión de
las relaciones programáticas y hasta metodológicas entre proyecto y plan, entre
ejercicio singular y prescripción normativa urbana genérica y asimismo a la
relativamente actual situación descripta por la noción de plan de proyectos en
la cuál supuestamente converge el proyecto de partes de ciudad en el cuál
decisiones de tipo sinérgico coadyuvan al logro de propósitos urbanos de
ordenamiento.
Un caso de las acciones de proyecto de partes de ciudad (que testimonia
además la naturalidad con que la arquitectura deviene arquitectura grande en
tanto emerge una idea de proyecto indiferente a la escala y por tanto cabe la
posibilidad de proyectar arquitectura y proyectar –no planificar- urbanismo) es
el proyecto de Affonso Reidy para el morro San Antonio, Rio, 1954, en que de
todas maneras confluye el Reidy arquitecto de los grandes conjuntos edilicios
como Pedregulho y el MES con el Reidy urbanista que integraba el equipo del
francés Alfred Agache a cargo del Plan de Rio de Janeiro desde 1939.

Diferencias y homologías entre proyecto y plan.
Las relaciones escalares entre proyecto y plan pueden consistir en
determinaciones o estipulaciones genéricas que el plan institituye respecto del
proyecto haciendo que éste devenga en cierto sentido una performance o
demostración ejecutivo-aplicativa de las normas o constricciones operativas
que el plan prescribe y establece respecto de cualquier proyecto genérico. Hay
muchos casos históricos que ejemplifican estas relaciones desde las acciones
barrocas en la Roma de Sixto V y Clemente VIII dirigidas por Domenico
Fontana hasta las gestiones de arquitectura urbana realizadas por Otto Wägner
y Tony Garnier respectivamente para Viena y Lyon.
En el caso del plan de Mauricio de Bolíbar para la ciudad colonial planificada
de Santa Marta en Colombia, destaca la noción de proponer, para potenciar
las virtudes del plan, no sólo proyectos de la diversa arquitectura que debe
encarnar y construir el plan abstracto sino asimismo una voluntad de estipular
un determinado orden edilicio de la arquitectura que debería rellenar las
parcelas del plan, ofreciéndose en consecuencia un proyecto urbano en la
forma diagramática de código de barras cuya verificación debía obtener –
mediante el efecto túnel de cada calle perpendicular a la ribera- un microclima
benéfico para la urbe tropical.

Las cosas de la gente y las cosas del diseño.
Este punto intenta poner en cuestión las categorías generales del gusto, según
su caracterización de élite o disciplinar o regulada por decisiones de tipo
39
académica o por la fuerza prescriptiva de determinadas arquitecturas de autor
investidas crítica e historiográficamente como verdad de época, confontada a
otra clase de gusto, no necesariamente popular o socialmente opuesto a tal
eventual denominación de elite sino anclada en otras características culturales
como en general el gusto conservador e historicista (o resistente a las
novedades vanguardísticas) de las clases altas, en general respecto de
cualquier producto cultural e inversamente, como propuestas o criterios
estéticos emergentes de tales vanguardias buscaron ofrecer un imaginario
estético para sectores sociales desprovistos de afectos culturales determinados
como se verá en la voluntad de desarrollar viviendas proletarias inclusivas de
un aparato estético frugal y minimalista supuestamente ofrecido a tal sujeto
habitativo (como ocurrirá con la arquitectura de siedlungs –el caso
paradigmático de esta instancia sería Weissenhof en Stuttgart (1927)- y los
diseños de Stam, Oud o Le Corbusier, éste también afinando esa proposición
en su proyecto de Pessac).
Un caso peculiar de estas oscilaciones del gusto podría manifestarse en la
primera etapa de trabajo de Luis Barragán en Guadalajara, como en su Casa
Cristo (1928) etapa que su autor consideraba la mas fructífera y legítima de su
carrera, en donde era capaz de organizar su voluntad proyectual en orden al
imaginario cultural y formal del grupo social del que formaba parte, la
aristocracia rural y ultramontana de la región jaliscense.

Artesanía, diseño industrial y diseño serial.
Una parte extremadamente influyente del pensamiento arquitectónico diríase
hasta la actualidad, es la resistencia artesanalista a la producción emergente
de la Revolución Industrial tal cuál se evidenció en las formaciones Arts&Crafts
y la prédica del socialista estético William Morris , tratando de cuestionar la baja
calidad estética y fáctica de los productos industriales intentando potenciar la
reproducibilidad y alcance social de prácticas artesanales deviniéndose así en
la proposición de una antinomia no entre industria y artesanía sino en
productos resultantes de procesos industriales respecto de productos seriados
mediante la racionalización productiva basada en una alta calificación de la
mano de obra, es decir entre series grandes o muy grandes y series medianas
o chicas.
Este tema atraviesa el imaginario victoriano y formula una posición antiindustrial (en el sentido de negar la reprodución infinita de un objeto o sea,
oponerse al modo de la reproducción técnica que estudiaba Walter Benjamin)
que todavía consta en el centro del ideario estético-productivo de la
arquitectura contemporánea.
Los trabajos de Charles Voysey, como su Dress-wall paper (1901) buscan
indagar sobre la maximización posible de los efectos sociales alcanzables
mediante la forma de proyectar propia del art&crafts que como en su caso o en
el de Morris, iban a implicar no solo proyectar sino investigar en el desarrollo de
formas alternativas de producción de objetos de uso social (como el trabajo de
Voysey con la empresa gráfica Sanderson).

Problemas del diseño folk: lo regional y lo global.
40
Este ítem alude a los cruces entre aportaciones de las arquitecturas
espontáneas populares de carácter regional (en general, mas precisamente
son arquitecturas ligadas a expresiones etno-vernaculares) con las cultas o
mas bien propias del campo disciplinar global, en lo que fue materia de
estudios diversos y reconocidos como los de Bernard Rudofsky xvii o Amos
Rapaportxviii y en que mas recientemente y en el flujo conjunto de crisis de
sustentabilidad y auspicio de multiculturalidad resultan diversificadas y
multiplicadas ademas de crearse nuevas relaciones entre tales perspectivas de
etno-arquitecturas+ tecnologías pobres con debates disciplinares como se
ejemplifica en trabajos del grupo ecuatoriano Barragán&Gangotena como su
Casa Entemuros o del grupo noruego TYIN, con múltiples activdades en
Uganda, Tailandia, Senegal y Sumatra, que como en el caso del proyecto de
Baño Colectivo para el Orfanato Save Haven en Ban Tha Song Yang,
Tailandia (2009) implica por una parte una prestación solidaria a colectivos
indigentes y por otra, la voluntad de articular un saber profesionalizado con
formas populares de uso y construcción, además de montar un dispositivo que
opera como una fundación a la cuál muchos arquitectos convencionales
aportan para financiar estas prácticas anticonvencionales.

Colectivos sociales y formas de comunicación.
Se hace alusión a la multiplicación discursiva de formas de escritura pública –
el aporte principal sería el grafiti- con lo que se diversifican nuevas relaciones
entre determinados colectivos sociales o artistas populares que los expresarían
con distintas clases de comunicación superpuesta con y a menudo crítica de
las comunicaciones convencionales como las mediáticas.
Este desarrollo tiene características globales aun en su expresión de subcultura
propia de cada lugar y a la vez, expresiones singulares o locales articuladas
con problemáticas culturales, sociales y políticas de un sitio en concreto.
En algunos casos esto se relacionó con reivindicaciones de colectivos étnicos
marginales en una ciudad – como los grafiti de los portorriqueños en Nueva
York - y en otros dió paso a expresiones específicas de cada lugar. como las
performances del grupo Proyecto Afuera en Cerro de Pasco y su participación
en luchas mineras o del grupo MePeCe como CoCoCorrientes en Buenos Aires
o al trabajo de artistas callejeros como Axel Void, Escif, Liquen, el neoyorquino
Basquiat devenido gallery-artist, el francés Blek-le-Rat o el inglés Bansky,
cuyos murales callejeros –como el Keep Britain Tidy , en que una señora
inglesa trata de limpiar manchas de sangre para atenerse a lo que dice la
escritura del muro: Mantenga Gran Bretañaen orden- devienen mensajes
político-culturales altamente revulsivos .

Sociedades, cuerpos e indumentarias.
La cuestión genérica del hábitat abarca una polifonía diseñada de diversa clase
de objetos que pueblan y definen el espacio específico del hábitat
arquitectónico mucho mas allá de los condicionantes que éste propone.
41
Las relaciones entre cultura y proyecto y las formas idiosincráticas del habitar
de cada expresión regional o local quedan estipuladas por un juego complejo
de interacciones entre cuerpos, enseres, indumentarias y aparatos todos los
cuáles definen paisajes interiores o inscapes en que la densidad de las
experiencias habitativas –como las estudia por ejemplo, Gaston Bachelard en
su Poética del Espacio- van mas allá de las características de la funcionalidad
inherente al proyecto de arquitectura.
La teoría alexandriana de los patterns apuntaba a definir unidades de proyecto
en las que una determinada configuración espacial establecía en relación con
el mundo material de cada lugar y momento juegos de significado habitativo
muchos mas complejos que lo neutro de una topología.
Algunos sociológos como el caso del brasileño Gilberto Freyre , en su célebre
Casa Grande & Senzala, se ocuparon de describir, en el caso de las
sociedades coloniales rurales brasileñas , este complejo de relaciones definido
por lugares (las fincas cafetaleras), sistemas y rituales de usos de objetos y
regulaciones sociales en relación a los cuerpos (como el derecho de pernada o
iniciación sexual de niñas esclavas que quedaba a favor del terrateniente
dueño de los esclavos).

Ecología artificial, ecología de artefactos.
El mundo precedentemente indicado en el punto anterior conjuga lugar cultural
y administración y vigilancia de los cuerpos, orientado básicamente a
maximizar la prestación de fuerzas laborales pero también en un nivel de
naturalización de lo humano.
En una dimensión más urbana y contemporánea es posible analizar
complementariamente, la cuestión de los paisajes de objetos, sistemas
analizados en diversos estudios por Barthes, Baudrillard o Simondon y
proponedores de las instancias de paisajes técnicos o ecologías artificiales en
donde se subjetivizan roles y relaciones con objetos (por la potencia de la
función subyugante que se despliega en las sociedades de consumo,
acentuadas por las retóricas publicitarias) y se crean imaginarios habitativos
diseñados como las escenas que Samuel Mead dibuja como locations de Blade
Runner (1989) o como las máquinas habitativas como la PAQ Project en que
Toyo Ito describe con satírico patetismo, el hábitat-máquina de una mujer sola
en Tokio.

Modelación de territorios.
Como una megadimensión de proyectualidad no necesariamente a cargo de
los proyectistas tradicionalesxix afloran los temas del paisaje emergente de la
globalización, no sólo la remodelación territorial resultante del posfordismo y el
imperio de la logística a favor de la producción just in time sino también en
cuanto a la uniformización de iniciativas de conversión de ciudades en
complejos de programas new capitalism (megahoteles, transfers de transporte,
shoppings y malls, megareceptáculos para espectáculos, barrios cerrados,
torres de viviendas autónomas, thematic parks, etnolugares de centralidad
reconvertidos en usos turísticos, etc.) y al desarrollo de instancias de
42
uniformidad globalizante y diferencia multicultural incluso en el nuevo marketing
de green housing por ejemplo en los terrenos plegados de pseudonaturaleza
que Kisho Kurokawa propone en su Shenzen Ecomedia (2000), en China, una
ciudad o barrio destinado a albergar las capas gerenciales de las áreas EPZ
(Exporting Process Zones, eufemismo que encubre el trabajo esclavo de las
áreas maquila) cercanas de Hong Kong.

El paisaje de la periferia urbana. Interfases híbridas campo/ciudad.
Aquí aparece el tema de las transformaciones de los bordes no planificados de
ciudades, ciudades pobres o ciudades terciarias para el turismo – como el caso
de Benidorm y la propuesta de Urbarbolism para engendrar zonas terciarias
explotables que a la vez puedan cumplir un rol de buffers o barreras de
contención para la expansión espontaneísta indeterminada-; ciudades de
crecimiento basado en prácticas de autogestión y auoconstrucción en
condiciones de marginalidad (alrededor de un 50% del hábitat urbano
americano, por ejemplo en Caracas, Medellín o Lima tiene esa característica y
mas del 30% en México, Buenos Aires, San Pablo o Bogotá) en que la
población se multiplica en acciones externas a las regulaciones urbanas
convencionales (propiedad del suelo, codificaciones de construcción, mercado
de materiales, sistema de pertenencia al trabajo formal, legalidad dominial,
disfrute de servicios básicos de salubridad como agua, cloacas, energía,
recolección de residuos, etc.) en escenas que comprometen la sustentabilidad
urbana y el funcionamiento de las fronteras de intercambio entre ciudad y
campo (con sus áreas de producción de alimentos frescos o cinturones
frutihortícolas que tienden a desaparecer o con la obliteración de la dinámica
de cuencas, etc.) que devienen aceleradores de catástrofes hídricas y de
inestabilidad de suelos.

Ciberespacios: fusión de arquitectura y comunicación.
Las condiciones de la economía y cultura globalizada han multiplicado y
uniformizado la común repetición de proyectos anclados en los intereses de
economías terciarizadas basados en el consumo y la mass-comunications y el
desarrollo de ciberespacios o híbridos virtuales, desbordando los programas
típicos del comercio de shopping-mall y redimensionando áreas enteras de
ciudad sin ninguna relación entre emprendimiento y ciudad y motorizando
proyectos mestizos como el caso del megashopping WEM en Edmonton,
Canadá, ciudad de unos 800000 habitantes que recibe 28 millones de
visitantes nuales en su megashopping de medio millón de metros, 20000
plazas de parking y 23000 empleados o como los trabajos desarrollados por la
firma TJP (a la que perteneció como asesor uno de los padres de la science
fiction, Ray Bradbury) con emprendimientos como Mecenatpolis, Seúl (2011).

Uniqum y repetición. Obra de arte única y producto repetitivo.
43
Este tema comprende la relación entre pieza única o aurática y objeto repetible
tratando de discernir entre dos grandes categorías de objetos arquitectónicos y
reservando para la segunda no tanto la condición y cualidad del proyecto sino
la característica de la performance repetitiva y reelaborativa de la matriz de
referencia, lo que instala como en ejemplos tales como los Desiertos
carmelitanos del Siglo XVII –unas formas conventuales estrictamente
legisladas por un manual de proyecto redactado por Santa Teresa, fundadora
de la orden carmelita - la relación entre autor e intérprete y la cuestión general
de la arquitectura franquiciada.

Crisis de sustentabilidad y nuevos objetos / prestaciones.
La características recientemente generalizadas y problematizadas a nivel
cultural mundial y ecosférico acerca de la crisis de sustentabilidad , conjunción
de la extinción del capital natural necesario por caso para la provisión de
combustibles y algunos alimentos o fármacos en las actuales magnitudes de
consumo y del llamado cambio climático global con efectos catastróficos de
incidentes rápidos, bruscos e impredecibles para la vida de grandes
aglomeraciones urbanas, temas unidos además a la exacerbación del modo
capitalista en su maximización del riesgo- induce a la necesidad de investigar
nuevos objetos arquitecturales y mas allá de ellos, nuevas prestaciones por asi
decir, trasfuncionales asi como a plantearse nuevas formas de rediseñar
ciudades y territorios en condición crítica.
Ejemplos de estas actuaciones pueden ser los trabajos teóricos y proyectuales
del malayo Ken Yeang como su Exhibition Tower , Singapur (2002) o el
proyecto no concretado de una miniciudad móvil , la nave Freedomship ,
mega-embarcación concebida hacia 1990 con 1300 metros de eslora y una
población de 50000 personas pensada para dar permanentemente la vuelta al
mundo –en el tiempo de un año cada giro- sin usar suelo y sin demandar
energía ni producir residuos.
Cómo Investigar?
El cómo investigar implica definir una modalidad o criterio para la actividad
investigativa, cuya elección asimismo dependerá de preguntarse acerca de
para qué investigar (o que resultados generales pretende conseguir una
investigación) y para quién investigar (cuáles serían los sujetos beneficiados
por el conocimiento provisto por una investigación).
La tipología enunciada a continuación no es exhaustiva ni deja fuera un
variable y múltiple conjunto de opciones o modalidades del cómo investigar que
conjunten criterios de dos o mas de los tipos presentados.
Una referencia de interés acerca de la relación entre investigación y proyecto –
haciendo que el proyecto en sí, sea materia de un proceso diverso y complejo
de investigación- es el de Peter Hübner, por ejemplo en el proceso participativo
de trabajo desarrollado en su Escuela en Kassel (2002). Hübner, que trabaja
con sede en Sttutgart y que tuvo una primera relación con los establecimientos
educativos en su ciudad de residencia con el caso del modelo steineriano de
enseñanza desarrollado en las llamadas escuelas Waldorf, se plantea usar el
44
diseño de escuelas como un modo de learning environment (o aprendizaje
deducido de la comprehensión ambiental) y también aspirando a desarrollar
una school family&community en que el desarrollo de lugares de enseñanza
sea una oportunidad de trabajar con estructuras familiares y comunitarias en
base a desarrollos de proyectos participativos como fue el caso de su
Evangelist Gesamtschule en Gelsenkirchen (2009) o su Kindergaten de
Heslach, Sttutgart (1994), todos casos de aplicación de lo que anuncia desde
su propio título el trabajo recopilador y analítico de sus proyectos-procesos
realizado por P. Blundell Jonesxx, donde se ensayan técnicas de participación
de las comunidades de proyecto, uso de aportes vernaculares y estrategias de
sustentabilidad.
1 Investigación-Ensayo
La finalidad principal sería la opinión.
Consiste en la generación de una opinión o en la presentación de comentarios
acerca de hipótesis parcialmente demostradas y con alto grado de
especulación e intuición aunque con resultados innovativos en el estado del
arte. Pueden resultar en proto-investigaciones o planteos hipotéticos – aunque
basados en evidencias- que puedan dar paso a fases ulteriores de
comprobación, profundización y confirmación o refutación de aquellas
hipótesis.
En los campos de la teoría y crítica social existen numerosas aportaciones
desarrolladas en la primera mitad del siglo XX que tienen características de
esbozos o esquicios: me refiero a los trabajos ensayísticos de Georg Simmel
(como los ensayos Puente y Puerta o El Asa, por ejemplo), Walter Benjamin
(como sus escritos Tesis sobre Filosofía de la Historia, El autor como Productor
o sus libros de apuntes o viñetas como Dirección Unica), Siegfried Kracauer
(como los ensayos compilados en la antología Estética sin Territorio o sus
Escritos sobre Arquitectura) o Georges Bataille (como sus compilaciones de
ensayos La Conjuración Sagrada, La Oscuridad no miente o La Parte Maldita),
que en todo caso reafirman la tradición ensayística inaugurada con Montaigne
(la colección de sus Ensayos es accesible digitalmente en la Biblioteca
Cervantes) o los trabajos críticos de Sainte Beuve (Crónicas Parisinas, 184376) o Valery (los dos tomos de sus Cahiers, editados postmortem en 1973) y
también los criterios de acopio de observaciones o apuntes que destacan en la
obra poligráfica de Goethe (como en sus pasajes del Viaje a Italia o sus
incursiones naturalistas de su Teoría de los Colores) o la trastienda reflexiva de
las investigaciones sobre arte conceptual que iría acumulando en sus
comentarios-programa Marcel Duchampxxi.
Un caso de esta clase de investigación sería el que abordamos en nuestra
serie de textos publicados en Summa+xxii , un ejemplo de los cuáles es el
dedicado a Walter Griffin, discípulo dilecto de Wright y miembro de la cofradía
praire que gana el concurso y proyecta en clave masónica (lo era) la nueva
capital australiana de Canberra y se radica allí desarrollando un progresivo
apartamiento de su cánon moderno occidental matizándolo con referencias de
culturas locales lo cuál tendrá un giro adicional en los últimos 15 meses de su
vida cuando se traslada a la India y proyecta obras como el Jawala Bank,
Jhansi, India, 1936 o el complejo bibliotecario de Lucknow decididamente
45
embarcado en una búsqueda de una modernidad tal que fuera capaz de
absorber la densidad de las culturas vernaculares y sus motivos, como al
mughal arch o el horror vacuii de estructuras profundas en bajo relieve,
evitando las citas de carácter ornamental o decorativo y buscando la razón de
su euritmia compositiva (Griffin adherirá al antroposofismo de matriz steineriana
en su última etapa hindú).
La hipótesis-opinión es el análisis de estos complejos tránsitos de modernidad
central a exploraciones en margenes de la cultura buscando niveles de síntesis
(de racionalidad y esoterismo; de motivos universales y regionales, etc.)
mutando profundamente su producción pero evitando posturas de picturesque
design , inquiriéndonos además porque esta clase de propuestas devienen
marginales o ausentes en la mayoría de las historiografías.
2 Investigación-Registro
La finalidad principal sería la delimitación.
Se trata de la caracterización o formulación original en la delimitación o
explicación comprehensiva de un campo-problema, establecimiento de un
estado de la cuestión, mapas cognitivos, topografías o cartografías temáticas,
etc.
Las investigaciones de carácter delimitativo o enciclopédico son bastante
frecuentes en la historia de la arquitectura, en tanto el estado de su saber
teórico suele asociarse a cierto inventario de experiencias previas, aunque
cada delimitación o descripción de pretensión comprehensiva suele tener sus
connotaciones ideológicas e históricas.
El pensamiento iluminista y su proyección a la arquitectura (desde las
secciones de estas temáticas de la Encyclopedie hasta los catálogos
compositivos e historicistas del siglo XIX, de Durand a Viollet) o la cultura
posmodernista (con la voluntad clasificatoria de los libros de Charles Jencks)
son dos momentos en que florecen si se quiere, los trabajos de compilación y
sistematización de pretensiones inclusivas.
La epoca tratadística y manualística que se extiende entre el renacimiento
maduro y la era manierista-barroca (siglos XV a XVII) también se nutrirá de
muchos intentos sistematizadoras de los saberes previos como en el caso de
Antonio Averlino, detto Il Filarete (amigo de la virtud) que en los 25 libros de su
Trattato d ´Architettura, terminado de aparecer como manuscritos dibujados
hacia 1460, realiza, con una interesante combinación de escritos y dessegnos
(que no aparecerá por ejemplos en los tratados albertianos) un recorrido de
pretensión comprehensiva de los orígenes arquetípicos de la arquitectura y sus
relaciones con las matrices territoriales, de la articulación de arquitectura y
ciudad (el Trattato entre sus libros 3 y 11 presenta una formulación dialogada
entre el mecenas y el artista de la ciudad ideal de Sforzinda, dedicada a la
familia Sforza) y del conocimiento vinculado al análisis de las ruinas romanas
(que era prácticamente lo único que se estudiaba para ser arquitecto en el
Renacimiento).
3 Investigación-Archivo
La finalidad principal sería la comprobación.
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Esta clase de investigación puede caraterizarse como la enunciación original
de un tema mediante su explicación emergente de la constrastación de material
de archivo y su comprobación documental; interpretación acerca de una verdad
ligada a la existencia de datos de archivo o producción intelectual basada en la
manipulación de materiales considerados veraces acerca de la documentación
de hechos.
Podría ejemplificarse en torno de trabajos o investigaciones proyectuales tales
como aquellas abordadas como emergentes conclusivos de la recopilación de
datos como se evidencia por caso en la producción intelectual de los
arquitectos del neoracionalismo italiano como Aldo Rossi, Giorgio Grassi o
Antonio Monestiroli y también en corresponsales externos de esta clase de
trabajo como en los escritos de los españoles José Linazasoro y Carlos Martí
Aris.
En muchos pasajes de estos trabajos –como en tramos de las investigaciones
sobre tipologías históricas de vivienda popular que ensaya Giorgio Grassi- la
actividad consiste en la acumulación razonada de evidencias de experiencias
previas (pero en un contexto algo preconcebida de tendencia) tal que puedan
ser útiles para establecer una genealogía de proyectos.
También resultarían compilaciones archivísticas mas o menos orientadas a
proponer genealogías proyectuales trabajos como los de Alfred Roth (La
Nouvelle Architecture, compilación-manifiesto racionalista de 1947) o en
general las historiografías tendenciadas o genealogistas de Russell-Hitchcock ,
Collins, Zevi, Richards, Behrendt.
En el desarrollo de investigaciones asociadas a proyectos de arquitectura a
menudo esta voluntad de convertir el proyecto en cuestión en una deduccción
de antecedentes o acontecimientos previos que prescriben determinadas
genealogías o tramas de sucesos articulados, queda manifiesta en los trabajos
de los arquitectos neoracionalitstas arriba mencionados siendo tal vocación
archivística un medio de asegurar la racionalidad de opciones proyectuales que
Rossi por ejemplo, hacía parte de una voluntad de arquitectura científica, en el
sentido de extinguir o minimizar el rol subjetivo del proyectista y su conversión
en manipulador de antecedentes o argumentaciones previas.
Grupos experimentalistas como Diller&Scofidio, Andres Jaque o Ecosistema
Urbano (por ejemplo en su proyectos del Museo de la Astronomía, 2005)
abordan metodologías sesgadas por acciones archivísticas, dentro además del
campo que Ana María Guaschxxiii define como arte de archivo que remite
además al rescate moderno del enfoque de Aby Warburg en sus criterios de
Atlas-Mnemosyne recientemente reestudiados por George Didi-Hubermanxxiv.
4 Investigación-Encuesta
La finalidad principal sería la representación (de sujetos externos a la
investigación) asegurando la participación (de sujetos representativos del
colectivo considerado).
Consistiría en una modalidad semejante a la anterior pero desarrollada
mediante procedimientos interpretativos de materiales obtenidos de
relevamientos, chequeos, muestreos, historias de vida, etc., ya sea mediante la
aplicación de métodos estadísticos y/o mediante uso de técnicas cualitativas
(análisis de opinión, métodos delphi o P66, etc.).
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El punto central de esta modalidad sería tratar de investigar y proyectar en
base a cierta legitimidad transferida por la vocación de representar una
situación determinada, representación que implicaría para el proyectistaanalista, una tarea de traducción-interpretación de la voluntad de deseos y
necesidades de un colectivo externo al analista-proyectista que éste procurará
transferirlo a su trabajo intelectual entre otros medios, mediante mecanismos
de participación de aquel colectivo externo.
Un caso singular de proyecto desarrollado mediante una voluntad compleja de
representación, basada a la vez en modalidades diversas de participación y
legitimación, es el caso de la ciudad Auroville, desarrollada por Roger Anger e
inaugurada en 1968 bajo las directivas de Mirra Alfassa (la Madre), discípula
del místico hindú Sri Aurobindo en Pondichery, India, como un ashram o
asentamiento tradicional generado como un mandala territorializado expandido
desde un centro simbólico –el Matrimandir , templo de la Madre o receptáculo
de la esfera del mundo- para alcanzar una irradiación radial de 25 km2 (de los
cuáles hoy se ocuparon, con 100 aldeas, unos 10 km2 con unos 2000
habitantes).
La ciudad, presentada como experimento de convivencia fue auspiciada por la
Unesco y por representantes de 124 países que participaron de su
inauguración llevando cada uno, un puñado de su tierra, trata de proponer una
articulación de lo tradicional y lo actual, desarrollando una modalidad de
producción cooperativa basada en el rango máximo de 1-3 en cuanto a las
diferencias de los ingresos, siendo la unidad lo considerado maintenance o
rango de supervivencia.
Podría ser entendida, aun en su grado de ingenuidad o exceso de optimismo
espiritual, un caso de proyecto deducido de referencias, muestras, chequeos y
comprobaciones de acuerdos y legitimidades emergentes de expresiones que
procuran traducir criterios equilibrados de convivencialidad.
5 Investigación-Experimento
La finalidad principal sería la verificación de una hipótesis.
Implica la producción de resultados cognitivos emergentes de la interpretación
de pruebas experimentales de verificación de determinadas hipótesis, o sea
una clase de actividad de búsqueda y generación de conocimiento en
arquitectura que sea emergente de ciertas pruebas o ensayos en una
modalidad convergente a las prácticas de la investigación experimental típicas
por ejemplo en el área de las ciencias biológicas.
En el desarrollo de proyectos de arquitectura fuertemente basados en
estrategias de experimentación destaca el caso de los trabajos de Richard
Buckminster Fuller y en particular sus proyectos Dymaxion, aplicados a
viviendas y vehículos. La expresión de Fuller mezclaba tres conceptos: Dy de
dymension, Max de maximumm y Ion de tension, por lo cuál la idea expresaría
la generación de una dimensión proyectual de máxima tensión.
La casa Dymaxion – de la que se hacen sólo tres prototipos: Barwise, Danbury
y Wichita-se pensaba con un mástil del que colgaba una red de tensores que
contenían las boxes mecánicas (como las dos bubbles sanitarias) y los
cerramientos de placa de aluminio. Las casas fueron compradas por un
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aficionado que las adaptó y habitó por tres décadas y hace dos, fueron
adquiridas por el Museo Ford que reconstruyó una con todo el material
disponible, que se exhibe desde 2001.
El nivel de investigaciones experimentales que Fuller desarrolló fue muy
diverso, desde la posibilidad de utilizar la tecnología de estructuras metálicas
laminares de los silos de granos (con este criterio proveyó de varios centenares
de estas viviendas a la URSS durante la II Guerra Mundial) hasta la intención
de minimizar el uso de recursos sustentables como el agua para lo que
desarrolló el sistema fogger por el que se suministraba agua mezclada con aire
comprimido para el baño o el lavado, con lo que se ahorraba hasta un 90% del
consumo convencional. Los trabajos de Fuller convergían y se superponían al
de otros diseñadores-experimentadores como sobre todo, el caso de Wallace
Neff (Lavadero de Vernon, 1944, concepto Air Form, etc.).
El auto Dymaxion se desarrolló en 1933 con sólo dos prototipos y era un
vehículo tipo tubo de 6 metros de largo, para 11 pasajeros y con tres ruedas
una posterior que permitía el autogiro; propulsado por un motor Ford V8 tenía
un consumo de 8 litros cada 100 kilométros y alcanzaba la velocidad de 190
km/hora.
El proyecto se abortó por un accidente en una prueba en que murieron los
tripulantes y también según se dice, por la presión de bancos que veían al
mismo como una propuesta que haría tambalear el mercado convencional
sobre todo, de vehículos usados. Norman Foster –que trabajó junto a Fuller en
sus años finales- reconstruyó recientemente el tercer y único activo auto
Dymaxion.
6 Investigación-Servicio
La finalidad principal sería la prestación de un servicio (al colectivo con que se
trabaja). Tal servicio, si bien puede ser útil y formativo para el grupo que lo
promueve, idealmente debe concluir en resultados concretos útiles y positivos
para la comunidad a la que se pretende servir y a au vez que tales resultados
trasciendan en efectos de empowerdment mas allá del beneficio inmediato.
Se trataría de la producción sintética de ciertos saberes desarrollados y
procesados para asistir a demandas y problemas de un grupo social concreto
con el que se interactúa; indirectamente, también podría ser una forma de
aprendizaje de roles técnicos proyectuales. La característica principal de esta
modalidad – cuando incluye una faceta de proyecto- es que el proyecto en si
resulta una actuación emergente del conocimiento del otro, a quién se sirve.
Un caso reciente y conocido en este sesgo de trabajo es la actividad del grupo
noruego, basado en Trondheim, TYIN, que es un colectivo de jóvenes
diseñadores que han constituído un fondo de asistencia (al cuál proveen entre
muchos otros, profesionales conocidos de la arquitectura) el cuál financia la
actividad laboral del grupo y parte de los trabajos sociales que éstos hacen.
Las obras-tareas mas conocidas son un grupo de desarrollos realizados en
Tailandia como el llamado Community Lantern –un centro de prestaciones
comunitarias- en el muy marginal barrio de Klong Toey, un suburbio de
Bangkok de 140000 habitantes, una pequeña biblioteca usando parte de un
mercado incendiado, la Old Market Library en en barrio de Min Buri o dos
trabajos rurales como un grupo de seis dormitorios para un orfanato – la Soe
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Kier Tie House en Noh Botak- o un pequeño baño comunitario, Safe Haven
Bathouse en Ban Tha Song.
Estas obras realizadas alrededor de 2009 costaron respectivamente 4500,
3000, 2900 y 9000 euros y se hicieron mediante un trabajo con las propias
comunidades, absorbiendo todos sus saberes vernaculares en lo técnico pero
también sus criterios estéticos y funcionales: el resultado es un híbrido que
fusiona ambos campos de saber y quizá quiénes mas aprendieron fueron en
rigor los de los grupos TYIN. Han trabajado después en otros sitios de pobreza
y marginalidad en Senegal, Sumatra y Uganda y también en un par de
actuaciones de base participativa realizadas en Noruega.
7 Investigación-Didáctica
La finalidad principal sería la formación (de alumnos) y/o la reproducción (de
figuras estamentarias profesionales), en lo posible tratando de innovar en la
formación y en las posibles actuaciones socio-técnicas que emerjan de tal
voluntad de innovación.
Consistiría en la producción sintética de saberes a fin de aportar cuerpos de
conocimientos entendidos como renovadores o mejoradores de la enseñanza y
el aprendizaje del diseño y de las actuaciones proyectuales.
Uno de los casos mas conocidos de esta estrategia experimental de
aprendizaje sería el practicado desde hace tres décadas por la llamada
Cooperativa Amereida – un grupo cooperativo de docentes- de la Facultad de
Arquitectura de la Universidd Católica de Valparaíso, quiénes compraron un
terreno en la zona ribereña de Ritoque, en Viña del Mar, y desarrollaron allí un
formato de aprendizaje de arquitectura basado en una metodología sui genéris
– con instancias como lo que llamaron actos poéticos , investidores y
fundacionales, o el trabajo en ronda, un modo de proyecto dialogado y
colectivo, ajeno al subjetivismo individualista tradicional- que implica un
aprender-haciendo objetos arquitecturales (no modelos o representaciones) si
bien caracterizados por factores que hacen divergir el proyecto de los procesos
reales o convencionales, ya que se eluden las cuestiones funcionales, la
existencia de un cliente-programa, los condicionamientos de sitio o de
tecnologías ( se suele apelar al reciclado de materiales en desecho).
Pero quizá el ejemplo mas cabal de esta modalidad – que además también
aplicaría al formato descripto precedentemente de la investigación-servicio –
sería el caso de la experiencia de Rural Studio, un grupo afincado en Newbern,
Alabama, compuesto por tres socios (Mockbee- ya desaparecido, Ruth y
Freear ) que enseñaban además en tercer año y en la tesis de graduación de la
escuela de arquitectura de la Auburn University, de modo que se montaron
equipos con grupos de hasta 5 alumnos y la asistencia del equipo profesional
(mas asesores de varias disciplinas) para realizar unos 80 proyectos , casi
todos ellos casas para habitantes pobres de los condados de Hale, Perry y
Marengo, la mayoría afroamericanos, además de algunas instalaciones
comunitarias, como capillas o mercados. Aquí se puso en juego una modalidad
que llamaron sweat charity (asistencia social basada en el sudor del trabajo
material directo) que trataba de aunar asistencia a necesidades concretas con
formación y entrenamiento.
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8 Investigación-Campo
La finalidad principal sería la obtención de un análisis de situación (del campo a
observar y en el que la investigación actúa). Tal análisis se practica para
revertirlo en decisiones o acciones, es decir usar el material del análisis para
generar una actuación proyectual. La idea de campo también connota lugar,
sitio, ambiente, contexto: es decir singularidad tópica y eventual desarrollo de
identidades de lugar o aplicación de caracterizaciones de genius locci.
Refiere pués a la producción de conocimientos inherente al descubrimiento de
situaciones de un campo (social y/o territorial) que implica de por si el llamado
trabajo de campo con cierto grado de implicación del investigador con tal
delimitación de campo y modo de actuación.
Ejemplos caracterizados de estas instancias de proyecto-trabajo de campo
serían aquellos vinculados con indagaciones sobre el potencial de un sitio o
ambiente sean las actuaciones del orden de descubrimiento de sitio (como las
acciones típicas del land-art, desde los clásicos trabajos de Robert Smithson
hasta los actuales de Francis Lÿs) o los que se relacionan con la utilización y
manipulación de materiales de sitio, como el barro, la arena o la piedra y
también por caso, las investigaciones sobre la guadua que realizara desde
Colombia Simón Vélez o las aplicaciones que la jóven diseñadora ecuatoriana
Macarena Chiriboga formada en USA realiza en Balí, Asia y Oceanía.
El caso de Vélez devino en realizaciones significativas en tamaño, función y
potencia simbólica- como la instalación musográfica transitoria del Museo
Nómade erigido en 2010 en el Zócalo de México o la Catedral de la Pobreza en
Risaralda- pero también en investigaciones que relacionaban el material
vernacular con sus cualidades convergentes a la sustentabilidad como el
pabellón ZERI, que Vélez desarrolló para la Expo de Hanover de 2000 en
conexión con el instituto de ese nombre que investiga el cambio climático y las
zero emissions de gases contaminantes, el cuál terminada esa muestra se
desarmó y rearmó en Manizales, Colombia, ciudad de la que es oriundo Vélez.
9 Investigación-Programa
La finalidad principal sería la realización de una programación de
investigaciones ulteriores y/o la prognosis tendiente a establecer una
delimitación del campo de trabajo y también el desarrollo de acciones
puntuales conectadas por la voluntad de formar parte de un programa, es decir
actuaciones puntuales cuyo contexto de previsión se organiza en torno del
desarrollo de tareas que van mas allá de tal singularidad y que por tanto,
procura encadenar acciones de cara a fases mas complejas de planificación.
Consistiría pués en una meta-investigación en tanto programadora – a partir de
diversas hipótesis y constataciones- de un programa ulterior de investigaciones
por llevar adelante sea mediante la estipulación de entender en necesidades
cognitivas futuras sea mediante actuaciones de verificación y profundización de
hipótesis preliminares
Un caso singular expresivo de esta tipología sería la actividad proyectual
entendida mas que como actuaciones técnicas, como iniciativas de promoción
51
cultural, que caracterizan la obra de la ítalo-brasileña Lina Bo Bardi, por
ejemplo en su conjunto de acciones realizadas para Bahía, desde la
recuperación y puesta en función de casas populares del siglo XVIII hasta la
restauración sui generis de antiguos asentamientos para desarrollar
emprendimientos museográficos heterodoxos – como museos de la negritud
ligada a las regiones africanas como el Benim, de donde salieron los
contingentes de esclavos para Brasil, o el desarrollo de una sede para las
comparsas populares de percusión sobre tambores de metal como el Olodum,
a fin que este movimiento pudiera tener con un punto fijo, posibilidades para
enseñar y entrenar esas habilidades, manteniendo y preservando su identidad
o que puedan realizarse actividades de interés cultural como atractivo turístico.
En esta línea también se inscribe el desarrollo del CESC de Nova Pompeia, en
San Pablo, en que la arquitecta no sólo recicla una antigua fábrica siderúrgica,
sino que la rescata para unos usos mas de recreación popular que de
actividades culturales formales, aunque también Lina se hará cargo alli de
montar memorables exposiciones sobre objetos cotidianos y de alta implicación
en la cultura popular, como piezas de las religiones de fusión o juguetes.
Para qué Investigar?
En este punto se trata de preguntarnos acerca de las finalidades cognitivas de
la investigación en Diseño. O sea, preguntarnos hacia que ejes u objetivos
cognitivos se orientan las investigaciones, qué es lo que buscan en sus
propósitos, en cuanto a la generación de conocimiento, incluyendo a la diversa
gama de instancias de conocimiento (por ejemplo conocimiento científico
versus conocimiento artístico).
Proposiciones:
1 Se acepta que la generación o búsqueda y producción de conocimiento
científico no debe entenderse como única y exclusiva razón o finalidad de la
investigación en Arquitectura&Diseño.
Aunque aceptamos que en términos generales aquello que llamamos
investigación es investigación científica (o sea investigación realizada según los
criterios del método científico y orientada a expandir el corpus de conocimiento
de una disciplina científica) el problema de investigar en Arquitectura ocurre
que se da respecto de un corpus de conocimiento que no es estrictamente, una
disciplina científica que por tanto no tiene un corpus definido en tal sentido ni
por ello, puede hablarse en propiedad, de expandir dicho corpus .
De hecho existen muchas maneras de definir epistemológicamente la
arquitectura, para algunos es un arte, para otros es una técnica y en general
suele caracterizarse por aspectos concurrentes de carácter científico, técnicotecnológico y artístico. Por eso es que se puede hacer investigación científica
que sea tal y que aporte a la arquitectura como campo de actividad y
pensamiento, pero a la vez muy alternativamente, pueden hacerse otra clase
de investigaciones.
Algunos desarollos proyectuales implican la voluntad de aprovechar novedades
técnicas asi como de ampliar la diversidad funcional y operacional de las
ciudades, amén de plantearse objetivos metafóricos como sería el caso del
52
proyecto de Floating Church, una iglesia episcopal advocada a Saint John y
luego llamada del Redeemer, costruída en madera en New Jersey en 1848
sobre un viejo ferry de 35x10 metros, pintada de gris piedra y en estilo gótico
(absolutamente negado a cualquier principio de aerodinamia naval) y de
peligrosa navegación por el río Delaware hasta que se ancló en una base de
ladrillo en 1853 e incendió, desapareciendo definitivamente, en 1870.
La persistencia de esta mezcla de supuesta disponibilidad técnica e impacto
resultante de mover algo que en general se identifica como inamovible llega
hasta la floating church que el planificador Fritz van Dongen propone en 1999
para amenizar el borde marino de Ijburg, el nuevo suburbio de Amsterdam.
Como parte del desenfreno espectacular de una ciudad que se propone
exacerbar estímulos de consumo –como bien analiza Coney Island Rem
Koolhaas en su Delirio de New York- allí florece una conversión de la
arquitectura en discursos populares (todas las noches un espectáculo de
Coney Island era un incendio provocado) que se manifiesta en productos que
cruzan el imaginario de la publicidad y la fantasía como el Colossal Elephant o
Elephant Hotel, que John Lafferty proyecta en Coney Island en 1885, con sus
siete pisos y 50 metros de altura, 37 habitaciones, patas de 6 metros de
diámetro y unos telescopios falsos que mostraban del otro lado del lente a
Paris o Rio de Janeiro.
2 Se postula que en cualquier caso o criterio el conocimiento que engendre una
investigación en A&D debería ser original, innovativo u ocupante de espacios
vacantes en la actual o reciente manifestación del estado de las cuestiones
3 Se propone que toda investigación opere preferentemente en un esquema
conceptual relacional sincrónico/diacrónico por el cuál se trata de otorgar
contextualidad, secuencialidad y referencialidad cognitivas a los conocimientos
producidos.
4 Como consecuencia de la proposición precedente, se descarta en principio,
el tipo de investigación de pretendido carácter absolutamente ex novo o de
tabula rasa.
5 O sea que se trata siempre de verificar lo nuevo en lo dado, mediante
procesos cognitivos
de
profundización,
revisión,
análisis
crítico,
explayamientos, refutaciones y contrastaciones, etc.
6 La enumeración de tipos o modalidades de destino (acerca de para qué /para
quién? se investiga) no necesariamente implica alternativas sino que pueden
haber mezclas de modalidades.
Demostraciones o performances de lo nuevo en lo viejo-dado puede dar curso
a investigaciones proyectuales como las que los paulistanos Irmaos Campana,
hoy una de las firmas mas conocidas de art-industrial design, se proponen
plantear mediante la reutilización de materiales de desecho de tapicería o
carpintería –haciendo que el fáctum resultante adquiera el aura de la
intervención poético-proyectual- o como el trabajo melancólico de Luis
Barragán con su arquitectura de reminiscencias de antiguas construcciones
eclesiásicas coloniales o de los historicismos aristocráticos de los hacendados
53
ultracatólicos de Jalisco, su región originaria, tan afecta al universo cristianohispano, mezclado todo con sus afectos anti-modernos como el pintoresquismo
de Ferdinand Bac o el imaginario popular de las estéticas hispanoárabes.
Hay en todo ello, numerosas vias de investigación proyectual en donde la
novedad absoluta troca en des-cubrimiento de referencias, citaciones,
recuerdos y hasta pulsiones del inconsciente.
Tipos
1 Investigación Científica (cuantitativista, cualitativista, mixta, de protocolos
experimentales, de protocolos experienciales, etc.)
Consiste en el tipo de investigación que aplica las nociones y protocolos del
método científico en sus distintas variantes, pero básicamente a través de la
identificación clara de un objeto de estudio y del enunciado de hipótesis
verificadas mediante comprobaciones experimentales.
Se incluyen desde luego todas las investigaciones asociables en tema y
desarrollo a las ciencias exactas y naturales asi como a las relacionables en
general con las ciencias sociales (como la sociología, geografía, historia,
antopología, etc.).
Este segundo campo puede operar en el marco de tipos de investigación
basadas en información de carácter cualitativo y/o puede basarse mas que en
el modelo experimental (comprobación de hipótesis mediante pruebas ad-hoc)
en el modelo experiencial (por ejemplo, en la clase de investigaciones de
historia oral/popular que se apoya en historias de vida, etc.).
La visita que la máxima figura de las ciencias europeas de inicios del XIX,
Alexander von Humboldt, hace a las Américas en esa fecha, constituye en
parte una demostración de una lectura científica de tales territorios, ajena a
preconceptos de naturalidad atrasada (como era la visión de Hegel y en cierta
forma sería mas tarde la de Marx) y orientada a una posible óptica de
investigación proyectual sesgada por el conocimiento científico dada sobre
todo, la precisión descriptiva e interpretativa de los territorios que recorrerá y
documentará como su Vista del Chimborazo, que en realidad es una
calcografía del documentalista J.B. Thibaut a quién Humboldt en 1803 indicaba
que registrar y como documentar la supernaturaleza o hylea que iba
descubriendo, describiendo y transcribiendo (como posibles instancias de un
proyectar científico).
Para establecer una posible ciencia del proyecto de arquitectura, el tratadista
Jean Nicolas Durand, profesor de la Ecole de Beaux Arts edita en 1805 su
Precis d´Architecture , un conjunto de láminas que trata de sistematizar la
metodología de la composition, como capacidad de articular elementos que
formaran ciertas grandes categorías mas topológicas que tipológicas de la
arquitectura (tiras o bloques, complejos generados en torno de vacios
centrales, conjuntos exentos o de bordes libres, etc.) que pudieran concentrar,
fuera de la historia –o mas bien, remitiendo a las esencias arquetípicas que
ésta instituyó-, el métier de organizar piezas complejas de arquitectura que a su
vez fuera posible re-vestir o semantizar mediante una relación de las leyes
geométricas de la composición con los catálogos ornamentales discursivos de
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cada propuesta estilística, en plena época de fusión entre el iluminismo
positivista y cientificista y los lenguajes del eclecticismo historicista.
2 Investigación Artística/Humanístíca (inventiva, creacionista, derivativa,
delimitativa, etc.)
Se entiende que, basado en aceptar que la arquitectura también comporta el
carácter de una disciplina artística, pueden desarrollarse investigaciones
orientadas en dicho sentido, por ejemplo alrededor de planteos o desarrollos de
contenidos estéticos o expresivos en determinada arquitectura por analizarse,
por caso alrededor de acciones proyectuales caracterizadas por la subjetividad
impresa a las mismas por sus autores-proyectistas, tareas analíticas en las
cuáles existen procedimientos ligados a la intuición o la interpretación o al
desarrollo de mecanismos hermeneúticos de comprensión de lo analizado,
como ocurre no sólo en las investigaciones artísticas sino también en aquellas
vinculadas con cierta producción literario-poética, etc.
Las investigaciones de esta clase, aun en su divergencia metódica respecto de
las de índole científica, pueden generar resultados que llamamos derivativos
(en cuanto a establecer relaciones de derivación entre un conjunto de objetos o
acciones proyectuales) o resultados que llamamos delimitativos (en cuanto a
definir campos, mapas cognitivos, redes de relación/causación/efectuación
respecto de conjuntos de objetos o acciones proyectuales).
El caso del Danteum -el monumento conmemorativo de la obra del Dante– es
un proyecto que constituye en si, un proceso de investigación sobre como
traducir en arquitectura, la estructura y el contenido del poema del Dante, La
Divina Comedia ofreciendo así una interpretación de un modus operandi propio
de la poesía aligheriana y su transcripción a un modo de proyecto.
En 1938 se instituye el Ente Nazionale Danteum, dedicado a aquilatar la obra
del poeta fundador cuya sede, monumento y biblioteca propondrá se instale en
los Foros Romanos. El socio de Terragni -Pietro Lingeri- es convocado
urgentemente a preparar un proyecto con el mecenazgo del empresario
metalúrgico Alessandro Poss y el auspicio de Giovanni Gentile, el filósofo oficial
del régimen. Los arquitectos prepararon un grupo de cartones con dibujos en
tinta y acuarela y una maqueta totalmente blanca y ese material se lo
mostraron a Mussolini el 18 de Noviembre de 1938: todo esto está
excelentemente documentado en un policíaco libro de Thomas Schumacher xxv
fruto de encontrar materiales en la casa de week end de Lingeri donde se
habían trasladado salvándose así de la total destrucción de su estudio milanés
en 1944.
El proyecto que parece ser autoría casi exclusiva de Terragni, fue acompañado
de un documento manuscrito también de Terragni a modo de memoria llamado
Relazione sul Danteum que son 28 puntos desarrollados en unos 4 ó 5 folios:
allí Terragni describe el proyecto, descarta que fuera circular (3), remite a los
aspectos numéricos de la obra del poeta (4), formula las analogías entre el
monumento arquitectónico y la obra literaria (5), presenta el desarrollo
numerológico en base al número de oro y a la serie 1.3.7.10, luego reducida a
operar con el 1 y el 3 (lo único y lo trinitario, 6), despliega su interpretación del
sitio en la Via Sacra buscando una analogía proporcional con la Basilica de
Majencio y situándose deliberadamente junto a la ruina medieval de la Torre
55
dei Conti (7, aunque lo medieval era severamente denostado por Il Duce, fande
la romanidad imperial ) y asi siguiendo, para establecer un cuidadoso
mecanismo de transcripción de La Divina Comedia en base a tres recintos
rectangulares metidos en el perímetro general destinados al Infierno –cerrado
y espiralado en una serie de cuadrados y columnas-, el Purgatorio semitechado
y conectado –para elegidos– al Paraíso, que es un bosque de muchas
columnas de cristal transparente bajo una cubierta también vítrea.
La operación que Francesco Venezia realiza en 1981 en el pequeño Museo de
Gibellina – situado en la nueva ciudad erigida ex novo a 18 kilómetros de la
originaria, destruída por un devastador terremoto en 1968, cuyo
resquebrajamiento trágico evoca la land-sculpture de Alberto Burri llamada
Cretto- es una obra casi enteramente nueva armada alrededor de un
remanente de la fachada del Palazzo di Lorenzo, alrededor de lo cuál se
organiza una arquitectura decididamente anacrónica centrada en meditar sobre
la ruina y vestigio de lo perdido.
Veneziaxxvi dice al respecto que uno de los alcances de nuestro trabajo es
oponer una cierta resistencia al rápido extinguirse de la razón práctica que
determina la construcción de un edificio. Se trata de suscitar un tiempo oculto
que resista al tiempo de su uso y que tenga elgrado de conferir unas valencias
estéticas incluso en el caso extraño en el que la función original desaparezca,
sea incomprensible o que el edificio mismo sea degradado por el tiempo o que,
por eventos traumáticos, quede reducido a ruina.
3 Investigación Etica (búsqueda de lo verdadero-ético y/o sujeto a normas)
En este caso se hace referencia al tipo de producción de discursos o
codificaciones morales, éticas y de correlación con criterios de normatividad de
las acciones y sus objetos como aquellas que refieren al campo de las
investigaciones jurídicas dirigidas a proponer acuerdos axiológicos-valorativos
y reconocimientos de verdad.
Según una mirada materialista esta clase de investigación resultaría connotada
por lo ideológico, como campo referencial estrictamente opuesto a lo científico,
caracterizando lo ideológico como verdad relativa instituída en una época y en
relación a un determinado grupo social.
Las investigaciones acerca de la axiología y moralidad de la arquitectura fueron
abundantes y centrales en el siglo XIX pero recogen cierto talante prescriptivo y
canonizante de las épocas del tratadismo y las academias (como instituciones
de regulación del gusto) y pueden extenderse a las proposiciones del
pensamiento tipologista (Rossi, Grassi pero sobre todo, Rob Krier y la escuela
de arquitectura del Prince Charles).
También tendría un carácter prescriptivo-normativo la proposición de un
lenguaje de patterns que propondrá el matemático y arquitecto Christopher
Alexander hacia los 70 y docente de la escuela del Príncipe Carlos en los 90,
investigaciones en las cuáles la identificación y definición de patterns indicaría
un mecanismo para describir y tipificar la microfísica de la habitabilidad (o sea
el conjunto de acciones que configuran la habitabilidad en un grado mucho mas
fino y fenomenológico de la noción de función) y la idea de lenguaje o
combinatoria articulada o racional de tales patterns daría pués paso a la noción
alexanderiana de un proyecto verdadero o ético y por tanto, también en cierta
56
forma, la idea de un proyecto científico (en tanto una manipulación regulada y
objetiva de patterns).
El trabajo de Bruno Taut se orienta hacia la generación de una conciencia
moral dentro de la modernidad, sea creando una sociedad epistolar de
pensadores-proyectistas críticos – la Cadena de Cristal- , sea en una serie de
libros-manifiesto tales como especialmente, La disolución de las ciudades
(1921) – en que propone vigorosamente la necesidad de disolver las ciudades
en los territorios en un premonitorio gesto de sustentabilidad y cuestionando los
desmadres emergentes de la civilización capitalista industrial- o Arquitectura
Alpina (1920) – que propone la construcción de un lenguaje analógico a la
geometría de la naturaleza para reinstalar la arquitectura en una dimensión
compatible con el diseño del paisaje, sea en su cuestionamiento y
reelaboración del árido modelo de la siedlung, la tipología de la vivienda
colectiva subsidiada desde el Estado para atender necesidades habitativas
proletarias, que propone redefinir acentuando la subjetividad de cada usuario
antes que la regularidad maquínica de la colectivización.
Los hermanos Robert y Leon Krier aportan a la idea de una arquitectura que
sea capaz de investigar la forma de la ciudad histórica (que es para ellos, la
forma de la ciudad racional-iluminista del siglo XVIII) y cuya disposición de
nueva construcción se instruya estrictamente en la mera reproducción de tal
arquitectura referencial, todo ello en la dimensión ética de afirmar y conservar
un supuesto cénit disciplinar que sin embargo, autores como John Ruskin,
también con parecido enfoque de regulación ética, reservaba para la ciudad
fruto del pensamiento y acción propias del estilo gótico medieval.
Los Krier forman parte de un elenco de proyectistas –como Ungers, Rossi,
Grassi hasta los mas actuales Dudler, Carmassi o Rizzi- que proponen una
fusión de análisis y conservación de la ciudad histórica con una regulación ética
de nuevos proyectos y de ello, León Krier (junto al arriba mencionado
Alexander) formó parte de la conservadora escuela del Prince Charles, que
posee una suerte de mandamientos morales para la práctica asi como Rob
Krier, en varios trabajos – como la proposición de restauración-reactivación de
la villa de San Leucio, enclave paternalista que el hispano Reino de las Dos
Sicilias fundó en el sur de Italia en el siglo XVII- enfoca, incluso en la forma que
dibuja sus proyectos, una tajante referencia a un no innovar netamente
conservador (en el sentido político e histórico-técnico de esta noción) respecto
de su hipervalorada y elitista idea de ciudad histórica.
4 Investigación Socio-Proactiva ( la llamada ciencia con la gente)
Aludimos a las corrientes de crítica epistemológica al desarrollo científico
convencional, por ejemplo visible en la epistemología anarquista de Paul
Feyerabend o en las proposiciones recientes de Jerome Ravetz y Silvio
Funtowiczxxvii y tambien en las revisiones epistemológicas de la investigación
científica dura realizadas por Bruno Latourxxviii.
Un caso que en materia proyectual, podría referir a la clase de investigación
socio-proactiva aquí comentada es el dilatado trabajo llamado Nuevo Sol de
Oriente o popularmente Juan Bobo, por ser ese el nombre de la quebrada de
57
Medellín en que se implanta este desarrollo socio-habitacional que lleva más
de una década y que quizá tenga por delante otro tanto.
En esta área de ladera de la ciudad, que está coronada por el barrio de Santo
Domingo y que también se conoció como Loma Roja, se fueron instalando por
décadas, poblaciones marginales en ocupaciones ilegales de bajísima calidad
ambiental.
Dentro de los procesos de reactivación urbana conocidos en Medellín- la
mayoría de los cuáles se destinaron a emprendimientos resonantes de
equipamiento social como la célebre Biblioteca España, justamente en la cima
de esta ladera- algunas operaciones mas discretas y complejas se hicieron a
fin de conseguir a la vez, un avance de integración urbana y ciudadanía de
estas poblaciones (mediante mejoras en su accesibilidad y en sus servicios e
infraestructuras además de la legalización de su ocupación) junto al
saneamiento ambiental y el desarrollo de nuevas áreas residenciales de
ciudad, que sin embargo no erradicaran población ni desconocieran los
complejos procesos de organización de las barriadas y las comunidades.
Se trata por tanto de desarrollos urbanísticos caracterizados por una fuerte
implicación participativa de la comunidad implantada y sus referentes, lo que
genera procesos muy elaborados en la toma de decisión sin que existan
preconceptos de forma acabada ni desapego a continuas reelaboraciones y
adaptaciones .
5 Investigación Ad-Hocista (problem-solving)
La investigación ad-hocista remite a las tareas metódicas dirigidas a tratar de
resolver un problema y a veces estas tareas se inscriben en protocolos
habituales del trabajo investigativo – ya que en cualquier campo del
conocimiento o la necesidad social siempre hay problemas por resolver- pero
en otros casos remiten a tareas cuyas operaciones vinculadas al trabajo
investigativo vienen dictadas por el problema mismo o sea que no resisten los
marcos devenidos de criterios disciplinares preconcebidos.
El problem-solving como activador de una clase específica de investigación a
veces resulta de lo que epistémicamente pueden llamarse cambios
catastróficos en la manifestación de valores de cualquier indicador de medición
o expresión del problema detonante y en tales casos la excepcionalidad en la
calidad/magnitud del problema puede exceder los marcos disciplinares
convencionales y requerir actuaciones ad-hoc (que luego podrán derivar en
nuevos cursos convencionales o rutinarios de actividad investigativa).
El caso del emplazamiento Fresh Kills, en Staten Island, Nueva York, remite a
los problemas que suscitan instalaciones críticas que supuestamente tienen
deadline de funcionamiento y luego obligaciones de remediación. Se trata en
este caso, del mayor relleno sanitario de basura urbana del mundo, fundado en
1947 por el plazo de 20 años en una extensión cercana a las 1000 hectáreas.
Se desactivó sin embargo en 2011, 34 años después de lo previsto y solo
debido a enérgicas reclamaciones populares.
Después empezó otra clase de reclamos para cumplir lo especificado en su
destinación original que era remediar y recuperar suelo y subsuelo generando
un área de uso multipropósito. Sólo en 2008 se aprobó realizar un Parque
Metropolitano (que será tres veces mas grande que el Central Park) a cargo de
la firma Corner-FO, que empezó los trabajos un año después sin que todavía
58
hoy el sitio alcance un grado de calidad mínimo, sobre todo por las grandes
dificultades en descomprimir los bolsones subterráneos de gas metano. Este
caso ejemplifica, desde su institución hasta su desmontaje y las diversas
dificultades urbanas, la condición en que las actuaciones proyectuales posibles
configuran aportes de investigación problem-solving.
6 Investigación Proyectual
Lo que referimos genéricamente como investigación proyectual remite al
campo o especie de trabajo investigativo que implica no investigar sobre el
proyecto sino investigar con el proyecto; es decir, se trataría de la clase de
actuaciones en que el proyecto – como aparato cognitivo- cambia de producto
u objeto (de la investigación) a medio o instrumento (de la investigación).
En este sentido la investigación proyectual estaría caracterizada por el
aprovechamiento del potencial cognitivo de futuribles o estados hipotéticos
futuros de una situación de habitabilidad dada que justamente es lo que, como
instrumento o medio de generación de conocimiento permite el proyecto en su
entidad conceptual fundante, cuya etimología alude precisamente a un verantes, a una anticipación simulada de futuros posibles.
La Quebrada de Infiernillo, dentro de la ciudad de Córdoba, fue uno de los
casos considerados en un seminario-taller a mi cargo realizado en 2001 y
supuso una actuación en la que pudieran aportarse ideas de desarrollo desde
el enfoque de la oportunidad proyectual, para lo cuál se realizaron estudios
preparatorios y se montó una escena (una gran maqueta apta para experimntar
alternativas) ante la cuál pudiera desarrollarse un debate entre el grupo de
proyectistas, vecinos y referentes de organizaciones vecinales del área,
funcionarios y expertos, a partir del cuál pudieran discernirse alternativas
proyectuales, procesos de actuación y regulación, simulaciones diversas según
prevaleciera tal o cuál interés hegemónico, etc.
Se trató de poner en la esfera de reflexión proyectual un área de oportunidad,
cuyo destino o uso posible pudiera ser, sobre todo, indagado y testeado desde
ciertos principios de calidad proyectual (no afectación del sitio natural,
condiciones de eventual reversibilidad de cualquier intervención arificial, etc.).
El caso de High Line, en Nueva York, por una parte se parece al tipo de
problem-solving presentado mas arriba (de hecho en la intervención proyectual
de este caso también actuó el grupo Corner-FO, junto a designers asesores
como el grupo Diller-Scofidio) y por otra, a la condición de área vacante o de
oportunidad que puede ser reflexionada desde la perspectiva de eventuales
actuaciones proyectuales.
Consistía en un antiguo ramal ferroviario elevado desactivado en 1980, sobre el
que se pensaron diversas utilizaciones –incluso su demolición- para optarse
hacia 2003 por el desarrollo de un parque lineal de unos 2 kilómetros de
extensión que también fue fruto de movilizaciones y aportes de diferentes
ONG, mas que una iniciativa emergente del poder local.
59
Capítulo 2
EL COLAPSO DEL ESPACIO PUBLICOxxix
Hay factores de la escena contemporánea, como el auge de la comunicación
interpersonal y multimediática, que aumentan y complejizan la proximidad –
definible como la escala del socius o la densidad que daría la norma de un
estado de comunidad en tanto un vivir juntos- asi como otros, también
recientes, como la importancia de la otredad – manifiesta tanto en las inéditas
configuraciones multiétnicas de urbanidad como en el relativo fracaso de las
teorías urbanas de la condensación de clases o estratos sociales diversos que
decanta en diferentes circunstancias de inseguridad o violencia- que inducen a
pensar en los cambios recientes que pudieran haberse manifestado en relación
a aquella condición urbana de proximidad que se liga a su raison de etre, quizá
acorde a su grado cero medieval.
La vieja discusión propuesta por Ferdinand Tonnies sobre lo arcaico de la
gemeinschaft (comunidad) frente a lo moderno de la gessellschaft (sociedad)
no sólo deriva en los análisis, mas nostálgicos que políticos, sobre la paulatina
desaparición de la gemeinschaft como por caso los estudios de Roland Barthes
presentados en su seminarioxxxComo vivir juntos que termina, en nombre de
esa ya inasible categoría de comunidad, rastreando en los rasgos y
manifestaciones perdurables propias de la vida anacorética recurso al que
también apelará Peter Sloterdijk en la parte inicial de su Extrañamiento del
Mundoxxxi con sus alusiones a las primeras experiencias monásticas de
Pacomio y los ascetas huidos de las ciudades para crear sus inicipientes
comunas de oración y trabajo en los bordes del mundo de las estepas egipcias.
Barthes usa una expresión que definió el mundo helénico –comunidad
idiorrítimica: donde cada uno está junto a otro pero a su ritmo- para descubrir
su inexistencia en la mundaneidad contemporánea salvo en casos cerrados o
exhóticos como los monjes del Monte Athos o en la paradójica salvaciónsuperación del socius que propone Robinson en su isla.
Del mundo griego Barthes también retoma la comunidad ideal de amigos y a
partir de ese residuo de convivium reconstruye nociones como la proxemia, las
reglas de ocupación de territorios o la noción de suciedad (como un relativismo
asociado a grados de proximidad o con-vivencia). Barthes afirma su afecto
aristocrático y nostálgico de ordenes perdidos y acentúa su función de
recopilador de interpretaciones de signos.
Sloterdijk, dentro de una teoría del apocalipsis en que solo rescata de los
últimos 4 siglos, la relevancia del arte, teoriza en su libro sobre el desarrollo de
la magia civil (los magos que se instalan en la polis) quiénes serán los
profesionales de la intermediación urbana (políticos, educadores, juristas)
frente a lo cuál algunos resisten con sus adicciones a drogas anti-sociales: la
adicción sería así la dialéctica de huida y busqueda de mundos así como la
historia de la cultura es la historia de la abstinencia.
La civilización es por tanto el retiro paulatino pero absoluto del mundo exterior
(anulando la naturaleza) y del mundo interior (desarticulado por la educación de
las pulsiones en el universo de los tabúes y la fantasía) y entonces ocurre
como una negación de ese movimiento civilizatorio, una tendencia opuesta, el
60
extrañamiento (o el irse a la nada exterior e interior) dentro de o contra un
movimiento de eterno retorno de figuras del socius, como la propensión del
siglo XX a reproducir foros y circos romanos (shoppings y estadios del
espectáculo).
El optimismo de Habermas acerca de un completamiento consensual de
modernidad –aquello que queda pendiente de consumar del proyecto de la
Ilustración- radica en su premisa acerca de la persistencia de lo público en la
esfera de lo público, esfera o red institucional que resulta una creación del Siglo
XVIII, pero que instala una manifiesta contradicción entre discursividad pública
y espacio público: es decir, a Habermas no le interesa (como en cambio si le
interesó a Foucault) el desplazamiento de lo espacial a lo discursivo para
sostener el socius, pero ese desplazamiento ayuda a entender la decadencia
de la idea de tal espacio como receptáculo social, espacio público que había
sido en cierta forma también inventado en ese siglo (quizá con los
antecedentes de una teo-ciudad como cuerpo de cristiandad encarnada en lo
público de la Roma de Sixto V, de inicios del XVII) como escena de
representación barroca e intento de constitución de un socius en el ámbito de la
gobernabilidad totalitaria ilustrada.
El espacio público de creación ilustrada –que es contemporáneo por ejemplo, a
la creación de la prensa masiva y la noción de opinión pública- se manifestará
dualmente en ágoras mulitudinarias -las plazas como espacios de
recordabilidad historicista pero también como lugares de la microhistoria
popular: Concorde, Vendome, Royale- y también en los ámbitos selectivos y
cenaculares como los cafés que por ejemplo, a la vera de las plazas,
funcionaron como laboratorio de revolución muchas veces articulados a la
producción de pasquines y otros primarios medios de amplificación de opinión.
Esa relación de espacio y política instalada en las postrimerías barrocas del
ancien regime fue asumida, negativamente, por las fuerzas revolucionarias
cuya representación predilecta se expresó en ganar la calle, en episodios que
marcan buena parte de la historia político-urbana moderna, la que de la
comuna del 48 a la reacción urbanística de Haussmann se manifiesta no sólo
en un reordenamiento represivo de la ciudad susceptible de ganar la calle
como puesta en marcha de reivindicaciones no resolubles en la política de
representación sino asimismo en la mercantilización de una ciudad del orden
regulada por recursos del Estado (la fuerza de policía, esa construcción del
XVIII propuesta por teóricos como Delamare) y por la dinámica del capitalismo
inmobiliario .
Las investigaciones socio-históricas de Richard Sennettxxxii son bastante
precisas en lo referente a la constitución de un orden de lo público en el siglo
XVIII y un des-orden de lo público, casi por no poder subjetivizarse ni desde el
poder ni desde la conciencia, el new world de la revolución industrial y de las
mercancías infinitamente reproductibles, en el siglo XIX, mezcla de orden molar
y desorden molecular que explicaria desde entonces a la vez la instalación
barroco-iluminista y la caída moderna de lo público, tanto en acto o sujeto como
en contexto o espacio.
En Paris –dice Sennnetxxxiii– las plazas medievales y del Renacimiento eran
zonas libres como opuestas a la zona controlada por la casa privada. Al
restructurar la masa de población en la ciudad, las plazas monumentales del
principios del XVIII también restructuraron la función de la multitud ya que
alteraron la libertad con que la gente podía congregarse. La reunión de la
61
muchedumbre se transformó en una actividad especializada; se realizaba en
tres lugares: el café, el parque y el teatro.
Y un poco mas adelante en ese mismo texto (p.133) Sennett encadena lo
espacial-institucional de la nueva ciudad con la novedad demográfico-social de
los muchos y diferentes que aparecían en la vida urbana: La cuestión social
provocada por la población de Londres y Paris era el problema de vivir con un
extraño o ser un extraño (Sennet debatirá además la dificultad para
aprehenderse a si misma y definirse –la crisis fundante de self-awareness- de
la burguesía como nueva clase social del XVIII). La cuestión social suscitada
por los nuevos términos de densidad en la ciudad era el de donde se podía ver
habitualmente a estos extraños, de modo que se pudieran formar las imágenes
de los tipos de extraños…En consecuencia era la demografía la que creaba un
medio en el cuál el extraño era un desconocido.
De allí en mas la línea de razonamiento de Sennett es que la muchedumbre
(densidad) y la diferencia (extrañamiento, otredad) advienen características
irreversibles de la subsiguiente historia de las ciudades y su confianza en el
poder relativo de resistencia que frente a ese proceso iba a proveer el forjado
de diferentes figuras de gemeinschaft desde luego forma parte de su ideología
romántica articulada a las proposiciones optimistas-positivistas que unían la
sociología administrativista de Comte con la sociología costumbrista de
Tonnies.
Otra consecuencia de los análisis sennettianos es admitir la concepción
barroco-burguesa de la ciudad como un mega teatro, el theatrum mundi –idea
que se desplaza en Benjamin a una ciudad de intercambio de signos en lugar
de intercambio (o encadenamiento) de actos y en Habermas a una ciudad
(sociedad) de intercambios simbólicos o de instauración de las lubricaciones
sociales que facilita el imperio de la comunicación, deslizamiento figural y
fantasmático operado en el XVIII que fue severamente cuestionado por
Rousseau.
De paso es interesante apuntar que Sennett, en el párrafo El cuerpo como
maniquí, describe como esa proliferación comunicativa, esa teatralización
sígnica es utilizada al servicio de identificar la calidad o rol social (posición,
riqueza, función) diferencial de cada habitante urbano, ayudando a que estén
juntos los semejantes -en cuanto igualados en sus signos: tal o cuál levita, tal o
cuál peluca, etc.- o que coexistan los diferentes pero amparados por códigos
de relación (etiqueta, saludos, términos o cualidades del intercambio entre
diferentes, etc.), códigos de relación que quizá ingresan al ideario de la
sociología romántica como ficción o figuración de gemeinschaft (las
comunidades de literatos, fámulas, prostitutas o clérigos) en tanto afirmación de
identidad diferencial pero también como sedimento de gesselschaft (las
sociedades urbanas reguladas por el intercambio simbólico y/o por factores
suplementarios como la opinión pública).
En 1967 apareció un libritoxxxiv que se vendió como pan caliente a 1.45U$S
cada copia, que subsiste hoy como una tour de force conceptual y gráfica: The
Medium is the Massage, un provocativo pocket que mas que un libro habría
que entenderlo como equivalente a uno de esos misales dibujados que eran
típicos en el medioevo El pequeño volumen negro fue hecho de manera
anormal: un tal Jerome Agel, editor, le pidió permiso a Marshall McLuhan- el
gurú canadiense del Center for Culture and Tecnology de Toronto- para que el
designer Quentin Fiore pusiera en página para millones de lectores (que en
62
realidad a partir, de la idea este objeto post-libro, iban a devenir visualizadores)
las ideas sobre el boom de la información y ya desde el título se aludía como
en un gramatical joke a que el medio es el mensaje y el masaje, que el medio
condiciona lo que transmite y que el medio desempeña funciones que
garantizan la aprehensión sensorial del receptor, incluso dejando de lado toda
posible ética de la trasmisión: en efecto, la potencia comunicativa del medio
podía hacer mucho mas que comunicar, puesto que podía subyugar, fetichizar,
persuadir, alienar, es decir positivizar para el poder social tardomoderno
aquello que Marx, Freud o Adorno habían anatemizado; o sea masajear la
conciencia del perceptor/espectador.
Decía además cosas que los estudios literarios clásicos de McLuhan
habilitaban pero sonaban como bombazos como el cuestionamiento a la
revolución de subjetividad del humanismo renacentista: el legado renacentista,
desde esta mirada caústica, era, al supevalorar, el punto de fuga, hacer
desaparecer la conciencia del observador además de conseguir que éste
dejara de involucrarse o zambullirse en lo percibido-distante. El humanismo, en
la revisión de McLuhan, no coloca al hombre como centro sino que lo margina
o latelariza; la perspectiva communis es mucho mas artificial y anti-subjetiva
que la secuencialidad narrativa del tapiz de Bayeux.
En el mismo año de salida de The Medium un discípulo de McLuhan se juntó
con él y con mucha gente relevante entonces y después (como Steiner,
Williams, Rosenberg,, Kermode o Wolfe) para armar un libro de observaciones
azarosasxxxv y entrecruzadas de cuyo enjambre quedaría ya claro lo de la aldea
global (y la obsolescencia funcional y sígnica de las grandes urbes) así como el
papel fluyente –o disolvente de la categoría espacio- de la informacion in actis
que como tal, anarquiza los anclajes fijos o referenciales (es decir, todo el
aparato de la arquitectura&urbanismo) pués todo se mueve informando de sus
movimientos con la consecuente deslocalización y pérdida de sentido del locus:
no estoy en un lugar sino estoy a 10 minutos de allí… con la consecuencia del
apogeo del tiempo (pero no ya el tiempo histórico, el del reloj o el de las
experiencias mito-biográficas sino el tiempo del rendimiento) y resultantemente,
habrá menos tiempo disponible y un aumento de la fricción por la multiplicación
de las movilidades.
La paradoja es que la información sustrae a los sujetos de su necesidad de
face-to-face (rompiendo literalmente las escenas rutinarias de las diversas
gemeinschafts amicales afectivas: veáse como, a costa de la ruina del espacio
público, devienen sustituciones informáticas de esa pérdida, dispositivos tales
como el facebook, el twitter, el skipe o el whats´up) pero a la vez la
maximización de las posibilidades de comunicación exaspera la movilidad
indeterminada de los sujetos: la figura de fricción corporal de múltiples sujetos
moviéndose y condensando la disponibilidad de espacio curiosamente
confronta o anula la tradición del espacio público, mas o menos ritualmente
utilizado por un socius amplio. El mundo reformateado por la información es
pués la ciudad de McLuhan, en la cuál, el canadiense deja entrever, pensando
sobre todo en Los Angeles, que una de las maniobras mas subversivas será
precisamente perder tiempo o evadirse de su velocidad/compresión (drop-out).
Una combinación posible de drop-out respecto de la ciudad tradicional y drop-in
respecto del flujo múltiple de información es la performance de los nerds, esa
nueva categoría de sujeto posurbano que se instala en una ciudad sin atributos
(Davis en California es una meca nerd) para batir records de permanencia en
63
un indoor conectado sin ninguna frecuentación de lo público (el nerd absoluto
arma su posvida socio-urbana mediante teletrabajo, teleconsumo –de toda
clase de productos y servicios, desde alimentos hasta libros, discos u obras de
arte- y todos los etc necesarios desde prácticas sexuales hasta controles de
salud).
La teoría de ciudad de Mike Davisxxxvi es la deconstrucción histórica de su
ciudad –Los Angeles: en rigor, Davis es nativo de Fontana, en el condado de
San Bernardino, uno de los 5 que subyacen a la conformación metropolitana- a
partir de asumir, por una parte, benjaminiamente, que hay una ciudad de
extranjeros, pintoresca y dotada de fuertes estímulos sensoriales con la que
solemos crear un imaginario de ciudad o una ciudad ficticia, de ideal acople
entre personas y lugares y por otra, una ciudad opaca, compleja e inmanejable
que es la ciudad del nativo, a quién lo único que le cabe es reconstruirla en su
memoria pués la experiencia de la niñéz en un sitio determinado es crucial y
fundante.
Por eso su versión angelesca es mas bien demoníaca y City of Quartz debe
estudiarse excavando el futuro. Su teoría de ciudad es una teoría de actores
urbanos (intelectuales y noir writers, dirigentes sociales, políticos y sindicales,
líderes étnicos, curas, traficantes, empresarios del espectáculo o de incipientes
casos de economía terciarizada, etc.) y una teoría de fragmentos superpuestos
y en colisión (como el urban sprawl destructivo de sus dos grandes valles o la
voluntad de entender las políticas públicas como dotación de infraestructura
para la especulación de toda clase), lo que hace que este nativo analice las
anárquicas capas históricas como indicios de prefiguración de futuros nada
felices. Una metáfora de la ciudad de Davis (Mike) son los bancos construídos
para esperar el transporte público: están hechos con medios barriles y sentarse
es incómodo y dormir en ellos, es imposible.
La mirada de Davis respecto de la deconstrución histórica del proceso de
construcción de una ciudad emblemática de la pos o ultramodernidad como Los
Angeles se confronta con la teoría de ciudad de Richard Sennett, al menos
aquella de la empática nostalgia de un mundo perdido que describe en la saga
La Conciencia del Ojo-Carne&Piedra-El Artesano: nostalgia de la vida urbana
medieval superpuesta a la ficción biográfica neoyorquina que además son
bastante diferentes de la sociología dura de El Declive del hombre Público y
Vida Urbana e Identidad Personal que comentamos mas arriba. El Sennett
romántico y medievalista parece el perceptor ideal de una ciudad de
extranjeros, donde el sustrato básico es el lugar común (público), que
fácilmente deriva al topos tópico o estereotípico, en que todavía es posible
visualizar el espejismo de una pretendida ontología de la espacialidad.
La reconstrucción de la idea de ciudad en los origenes de la modernidad es un
tema clásico desde las propuestas de Baudelaire y Poe acerca de la visibilidad
de lo moderno que el poeta francés, en su modernité, definía como lo
transitorio y fortuito. Esa visibilidad de lo moderno – como follies en los
excursos de Calasso sobre Baudelairexxxvii- o como quiebres de entidad en
Simmel (entre la proliferación de la objetología moderna y la disociación
referente a su apropiación material y simbólica por el socius moderno)- permite
la construcción de paisajes analíticos que es lo que hará entre otros, David
Frisbyxxxviii quién agrega además el análisis de algunos debates de inicio de
siglo – como la oposición entre Wägner y Sitte en la modernización urbana de
Viena o la divergencia de los Wágner, el Otto vienés ligado a la proposición de
64
escenarios y el Martin berlinés, obstinado introductor de matrices de
racionalidad (las redes infraestructurales y la racionalización de la
construcción/apropiación de ciudad)- o la reconstrucción óptica de ciudad en
manos de los detectives o investigadores delictivos como surge de su
interpretación de las numerosas libretas de observaciones de los agentes de la
Agencia Pinkerton y sus primarias puestas en duda de la opacidad de lo
privado.
Algunos autores clásicos en los albores de modernidad proponen una
interacción sugestiva entre los modos de producción estéticos modernos (como
el collage de citas o su montaje) y la complejidad propia de entender, aun en su
dimensión de paisaje, la naturaleza disgresiva de la nueva ciudad lo que
redunda en la técnica de los flasheos: de Kracauer y Benjamin hasta los
scherzi que dedican a la posciudad americana analistas como Michael Sorkin.
Sorkin, en particular, una especie de Benjamin aggiornado con sus centenares
de nerviosas viñetas periodísticas en The Village Voice o The Architectural
Record denuncia la naturalización de un new brave world en la generalización
del concepto de thematic park: Con sus formas artificiosamente embusterascierra su introducción al libro de los TPxxxix- el parque temático ofrece una visión
alegre y civilizada del placer que suplanta al reino de la democracia pública, y
lo hace de un modo atractivo, con el aguijón de su descarnada y turbulenta
urbanidad, de los pobres, del crimen, de la suciedad, del trabajo. En los
espacios “públicos” de los parques temáticos o de los centros comerciales el
propio discurso queda restringido: en Disneylandia no hay manifestaciones. El
esfuerzo porrecuperar la ciudad es la lucha de la democracia misma.
Otra flexión descriptiva de los cambios de ciudad es la proliferación coexistente
de minorías sobre todo étnicas, que la otrora crítica de la primera
modernización urbana, Jane Jacobsxl, presenta en sus estudios póstumos
agrupados bajo el título Edge of Empire y su mirada desde lo marginal: en su
última etapa academica esta nativa canadiense y activista americana enseñó
en Melbourne y creo que le resultó relevante vivir en Australia para entender a
Londres, mediante sus extrapolaciones de la recuperación de la ciudad
aborígen de los waugal oceánicos al análisis de Banglatown, el proceso de
colonización de grandes áreas centrales londinenses por bengalíes ex
coloniales. Lo que aprecia como positivo y bautiza como poscolonial debe sin
embargo matizarse en una interpretación más compleja de las numerosas
fricciones y multi-ghettización engendradas por esta frágil convivencia de
diferentes, acelerados y mal aculturados en sus tránsitos al global way of life.
En sus estudios culturales-urbanos sobre las ciudades americanas –en
especial México DF- el antropólogo argentino Néstor García Canclinixli describe
el impacto regresivo de la globalización sobre esas ciudades que devienen en
ámbitos de la producción alternativa (el artesanato callejero, los servicios informales y/o ilegales) y el consumo diferenciado (el doble o triple estandar de la
producción global multinacional particularmente visible y degradante en
medicamentos y alimentación por hablar de dimensiones básicas del habitar).
Un párrafo de tal trabajo señala que mas del 40% de la población
latinoamericana está privada de trabajos estables y seguridades mínimas y
sobrevive en las aventuras también globalizadas del comercio informal, de la
electrónica japonesa vendida junto a ropas del sudeste asiático junto a hierbas
esotéricas y artesanías locales, en los alrededores de los semáforos: en esos
vastos suburbios que son los centros históricos de las grandesciudades hay
65
pocas razones para estar contentos mientras lo que llega de todas partes se
ofrece y se disemina para que algunos tengan e inmediatamente olviden y si
tuviéramos que actualizar esta descripción de hace casi dos décadas
deberíamos puntualizar ahora (1) que no hay electrónica japonesa sino china
provenientes de sus EPZ, (2) que no hay hierbas esotéricas sino
probablemente crack de la peor calidad, (3) que no hay artesanías locales y en
muchos casos (4) tampoco hay semáforos.
García Canclini también ha realizado estudios comparativos de los tiempos de
consumo de TV en ciudades tan antagónicas como México y Bruselas,
demostrando que el tiempo promedio del espectador mexicano puede ser hasta
seis veces el del europeo: circunstancia que explica adicionalmente, como el
consumo o fruición del espacio público declina como consecuencia de la
experiencia alienada de consumir ciudad por la TV.
Los antiguos militantes del Poder Operario italiano, como es el caso del
genovés Paolo Virno, junto a Antonio Negri, se hace cargo de presentar la
dialéctica entre pueblo y multitud en que siguiendo a Spinoza valora la noción
de multitud (que queda fuera de la ética por ser históricamente política) frente a
la de pueblo (que presenta como una noción que parece ser indisociable del
concepto de Estado) y la escena posfoucaultiana de la biopolítica , que sin
embargo sería a su entender mas una noción histórica, de matriz marxista, que
ontológica como le cuestiona a. Agamben, Espósito o Sloterdidjk .
Así como cree que la idea de general intellect que Marx pensó que , como
conocimiento científico objetivo, formaba parte del capital fijo, sería en realidad
la forma actual que reviste productiva e históricamente la actividad dominante
del trabajo, lo que le sirve además para confrontar a Habermas quién diferencia
nítidamente el actuar instrumental del actuar comunicativo xlii: El general
intellect se vuelve un atributo del trabajo vivo cuando la actividad de este
último consiste, en creciente medida, en prestaciones lingüísticas. Es
palpable aquí la falta de fundamento de la posición de Jurgen Habermas.
Él, basándose en las lecciones de Hegel, opone el trabajo a la interacción, el
"actuar instrumental" (o estratégico) al " actuar comunicativo".
A su juicio, los dos ámbitos responden a criterios inconmensurables:
el trabajo sigue la lógica medios/ fines, la interacción lingüística se apoya
en los cambios, en el recíproco reconocimiento, en el compartir un
idéntico ethos. Hoy, sin embargo, el trabajo ( dependiente,
asalariado,
productivo de plusvalor ) es interacción. El proceso laboral ya no es más
taciturno sino locuaz.
Esta distinción abre la perspectiva política de intersectar en la noción de
general intellect, la antigua noción de fuerza de trabajo (corporalidad) con la
posfordista concepción de acción comunicativa remnumerada (comunicación),
reintegrando o recorporizando la escisión aparentemente instalada en la
terciarización de la economía y en la hipervaloración del comercio simbólico
como eje del intercambio de valor y producto.
Es curioso pero entendible –aunque ahora parecen proliferar mas ejemplos
mundiales- que las construcciones acerca del neopoder político de la multitud y
su expresión hegemónica en condiciones de crisis, estos autores la
desarrollaron interpretando los sucesos urbano-insurreccionales desplegados
en Argentina a fines de 2001 e inicios de 2002.
Los bien conocidos sucesos porteños de inicios del 2002 presenciaron una
doble apropiación del espacio público en términos de furiosa protesta: la de los
66
caceroleros –asi llamados porque golpeaban cacerolas y compuesto por clases
medias altas que habían visto confiscados sus ahorros bancarios- y los
piqueteros –diversas organizaciones de desocupados que formaban piquetes
para bloquear el tránsito en una calle o una ruta-. En ambas figuras de las
movilizaciones sociales –que podían o no coincidir en las calles- aparecía el
cuerpo como última frontera: es decir, frente a la inexistencia de la ley o la
desaparición virtual del Estado, la ausencia de todas las mediaciones clásicas
llevaba a un curioso estado de naturaleza, en donde lo único que contaba era
confrontar los signos –por ejemplo, las fachadas de los bancos- con los propios
cuerpos disueltos en figuras multitudinarias.
Ese período que duró poco menos de un año, presenció otras innovaciones
socio-urbanas, emergentes precisamente frente a la desactivación de las
mediaciones: los clubes de trueque (que reemplazaban la ausencia del dinero),
las fábricas recuperadas (que suponían la toma de fábricas abandonadas por
sus propietarios o quebradas, por sus antiguos operarios, desarrollando formas
cooperativas de producción incluso a veces, pasando de la producción
industrial a la producción cultural ) o las asambleas barriales (que sustituían a
las formas de la gobernabilidad representativa bajo la consigna que se vayan
todos). Buenos Aires hacia el 2001 fue la meca de los estudiosos de las
regresiones socio-urbanas del capitalismo: por allí pasaron para ver in situ algo
equivalente a las barricadas parisinas del 48, Toni Negri, Paolo Virno, Maurizio
Lazarato, Franco Berardi, Naomi Klein y Lois Wacquant.
El discípulo de Bourdieu, Lois Wacquantxliii estudia la violencia de la ciudad
sobre todo alrededor del crecimiento de las sociedades policial-represivas –
como la Nueva York de Giuliani o la Paris de Sarkozi cuando éste era Ministro
del Interior- y el surgimiento de los barrios-problema devenidos ghettos urbanos
articulados en constelaciones signadas por la conflictividad, en particular en
casos de confrotación étnica como en los barrios negros de Chicago o los
barrios musulmanes maghrebíes de Paris. Los diversos estudios de Wacquant,
desde las diferencias convivenciales de las minorías denostadas en los
suburbios de grandes ciudades hasta su análisis de las comunidades de los
practicantes del boxeo –en general un ámbito que refleja una voluntad de
emergencia social de marginales urbanos- convergen en la temática del
cuerpo y los usos del cuerpo para el delito (el cuerpo del delito) o la
sobrevivencia siempre al influjo de las biopolíticas de explotación y represión.
Aunque pasaron mas de 10 años de la eclosión (o implosión) urbana de
Buenos Aires del 2002, el movimiento de grupos sociales marginales o
reivindicativos –comunmente denominados piqueteros- sigue muy activo y hay
días en la ciudad que se producen hasta una docena de acciones piqueteriles
en diversos puntos estratégicos de la misma. Incluyendo manifestaciones que
corresponden a grupos sociales rurales o suburbanos como el caso de la etnia
qom, proveniente de una región a mas de mil kilómetros de la capital que se
desplaza a ella para solamente poner el cuerpo en su protesta, apropiándose
aunque sea fugazmente, de la ciudad formal. Es una típica acción de
representación que retrotrae la función política de la ciudad al theatrum mundi
de sus diferentes estratos: forzar la figura teatral de la ciudad para quebrar la
invisibilidad a que son sometidos por la sociedad y el estado.
La ciudad ligada a la informalidad y la pobreza descuella en la escena reciente
americana, en que aparecen además sujetos urbanos cuyas prácticas entablan
cierto discurso crítico en relación a la ciudad, a sus formas y/o funciones
67
convencionales, como se manifiesta en la miríada de nuevos sujetos como los
cartoneros o recolectores informales de residuos, los practicantes del parkours,
los barra brava que suelen unir la adhesión a menudo expresada con violencia,
a clubes de futbol con participación en movimientos políticos como fuerza de
choque, los bo-bo´s o estratos intermedios de colonización cultural de áreas
postergadas de ciudad, los anarquistas materiales (que queman autos de alta
gama o signos de propiedad opulenta: en Buenos Aires se denuncian hasta
tres casos diarios) o simbólicos (los grafiteros furtivos o apropiadores de
espacios públicos en sus discursividades, destacando el caso del enigmático
inglés Bansky), los vendedores informales en el metro (puede haber, en México
o Buenos Aires, hasta diez casos en un mismo viaje), la corte de los milagros (
retorno de prácticas medievales en que discapacitados y pícaros de diversa
clase practican la mendicidad apelando a la compasión), los artistas callejeros (
a veces como en Buenos Aires o Paris, gozando de algún subsidio dotado por
los gobiernos locales), los manteros (ocupantes temporales del espacio
comercial equivalente a una manta colocada en el piso, común en casi todas
las grandes ciudades americanas). En Lima o en México DF la economía
informal de los manteros mueve fortunas y está generando cambios en la forma
física de las areas centrales sobre todo en los centros históricos con rasgos de
obsolescencia, entre lo cuál destacan las áreas de depósito de mercadería
informal que pululan en DF o un urbanismo de microparcelas de 2 o 3 metros
cuadrados que se rentan en Lima. El caso del comercio informal recientemente
empieza a ser drásticamente combatido en Lima, México o Quito, al costo de
grandes conmociones políticas.
Pero por otra parte, la in-formalidad e ilegalidad de las actividades urbanas
ligadas a sectores sociales marginales ha convergido a crear megaaglomeraciones de venta ilegal (basadas en el contrabando y/o la evasión de
impuestos, etc.) como se ejemplifica en los casos de La Salada en Buenos
Aires (un asentamiento transitorio de mas de 5000 microcomerciantes ilegales
cuya actividad se realiza en horas nocturnas, atendiendo tours de compradores
provenientes de todo el pais) o de la Villa San Antonio Alto en La Paz donde
se trafican 1400 vehículos diariamente generando un movimiento de unos 12
millones de U$S semanalesxliv.
El atiborramiento de las áreas públicas – principalmente las grandes áreas de
transferencia modal de transporte- que generan las ocupaciones furtivas de los
ilegales, como en La Paz, Asunción o Buenos Aires, contradictoriamente
significa por una parte, una clase de ocupación popular de ese espacio para
aplicarlo a actividades productivas que evaden el costo de la renta de ocupar
áreas centrales privadas pero por otra, también suponen la invalidación de la
entidad pública de dicho espacio, en una especie de ficción no tan distantefuera de la diversidad de consumo que implican- de los shoppings,malls y
áreas comerciales formales, que también trabajan sobre la ilusión de lo público
pretendiendo plantear que tales instalaciones equivalen a los usos colectivos
que otrora aportaban las calles y las plazas.
En la diversidad asi, del posfordismo del trabajo y el consumo y su
aplanamiento mágicamente designado como flexibity y la intensificación de la
vida nerviosa –o neurótica- de las ciudades a imperio de una ingente
comunicación, emerge sin embargo la declinación del espacio público como
esos espacios que histórica y políticamente asumieron la coexistencia de
cuerpos y aparatos perceptivos de los diferentes urbanos.
68
69
Capítulo 3
CULTURA & PROYECTO EN LA ESCENA POSMODERNA
LOGICAS PROYECTUALES:CENTRALIDAD&MARGINALIA
Se trata de presentar una suerte de mapa o cartografia del presente proyectual
tanto en conceptos teóricos como en investigaciones y propuestas
proyectuales, relevando a la vez diversas escalas culturales y tecnológicas,
desde la escena global - o el mundo central del capitalismo avanzado – hasta
las múltiples escenas locales o regionales – con la peculiaridad de una
oscilación entre atraso y modernidad, entre mestizajes regionalistas y
pretensión de globalidad – pero todo formando parte de un conjunto o sistema
de nociones y referencias cuyo sentido estos escritos procuran contribuir a
desentrañar. Es una tarea ardua atento a la diversidad y complejidad del
conjunto que procura cartografiarse pero adelantamos que estas proposiciones
deben caracterizarse casi como intuiciones o ciertos insights devenidos de
algunos ejercicios críticos referentes al proyecto contemporáneo y su marco de
posibilidades y condicionamientos.
El asunto de describir un conjunto relativamente lógico ( en tanto coherente y
comprehensivo ) de modos de practicar contemporáneamente la producción de
proyectos resulta asi una actividad de presentación sistemática de un conjunto
supuestamente taxativo de experiencias cuya realidad empero no debería
confundirse con el estado del saber disciplinar sino mas bien con el modo en
que se ha resuelto o definido el actual maridaje entre la institución
arquitectónica y las demandas emergentes del estado global del capitalismo
avanzado.
El conjunto de orientaciones teórico-prácticas para el proyecto contemporáneo
en fase con la economía/cultura globalizada que llamamos lógicas tiene que
identificarse como un espacio instersticial entre la profesión y la disciplina.
En efecto no hablaremos aquí ni describiremos las carácterísticas de la
producción profesional globalizada de proyectos – por ejemplo la de grupos
como Murphy, SOM o DJMM – que pueden subsumir dentro de sus
carácterísticas productivas muchas de las propuestas que revisaremos, ni
tampoco se aludirá a la voluntad de pertenecer a tal campo de algunos
proyectistas que empero también estarían participando del problema de
establecer parámetros teóricos al conjunto de lógicas – como podría ser el caso
de Nouvel, Fuksas,Foster o Rogers -.
Una vez mas se procura poner en foco la necesidad de la teoría – o de marcos
teóricos generales – desde la cuál establecer por una parte, una plataforma
para el análisis crítico de las cosas proyectuales que ocurren en nuestra
presentidad globalizada y por otra, la base o espesor en que situar la reflexión
operativa o práctica de la acción proyectual, que mal que nos pese, ya se
presenta fuera de cualquier posibilidad ingenua, naif o meramente
desinformada atento al constante y heterogéneo bombardeo de verdades
relativas a que estamos sometidos como homo proyectalis.
La proyectualidad actual o la actividad práctica de la proyectación en tanto una
mas de las acciones propias del estado actual de capitalismo cognitivo es antes
que nada, una práctica intelectual, una praxis de ejercicio de pensamiento sea
éste planteado en torno del campo artístico o del campo científico – en atención
al dualismo epistemológico postulado por Popper – pero siempre una actividad
70
intelectual regida por un estatus lógico cuya caracterización general para
nuestro propósito es el de una actividad ejercida bajo el dominante, aunque
como veremos versátil, modus de configurar lógicamente un discurso, de
establecer una praxis discursiva signada por una voluntad de sentido.
El asunto de la dualidad (o dualidades) global/local(es) requiere alguna
explicación ya que las escalas o estratos culturales que van de lo mundial o
global a lo regional – son aparentemente inclusivistas de lo general a lo
particular; es decir que al modo de las muñecas rusas podría pensarse que la
escala mas global incluye a las menos globales o que éstas tratan de situarse
dentro de aquellas..
Tal inclusividad o copertenencia, fuera de las fuerzas aglutinantes que forman
parte del episteme global, solo se vincula al hecho que la escena global debe
ser críticamente caracterizada como una esfera que presenta ingredientes por
así llamarlos hegemónicos, en la disciplina y en la profesión pero que son cada
vez menos universales en su grado de aplicabilidad en el sentido de su
atención exclusiva de estratos sociales específicos que pueden estar
localizados en cualquier lugar del mundo pero desde luego con intensidades
distintas .
El grado global e inclusivista del Movimiento Moderno, aún en su peor perfil
colonialista o de ingenuo iluminismo fué desde luego mucho mas socialmente
relevante que lo que ocurre en la situación presente. El desempeño histórico (
pero también su opción socialmente fáctica, su voluntad de actuación políticocultural) de Berlage, Loos o Gropius (o Costa, Villanueva, Acosta u O’ Gorman
en Latinoamérica) es enteramente diferente al que hoy cumplen Koolhaas,
Maas, Tschumi o Eisenman: el grado de capacidad de reflexión integrada y
ética aplicada de los primeros diverge notoriamente del rol de los segundos
que pueden tener lucidez en sus análisis críticos pero al mismo tiempo la
suficiente capacidad esquizoide de diferenciar crítica de praxis.
Por otro lado las características epocales que llamaríamos posmodernas (
algunos de cuyos rasgos hipotetizamos aquí debajo) matizan quizá de forma
regresiva, las formas que presenta la teoría y práctica del proyecto actual en
cualquier dimensión o escala, como si la condición posmoderna como la
denominó Lyotard, fuera una especie de aceite o fluido que impregna todas las
sociedades y todas las geografías, pero que esa ideología -si fuera posible usar
todavía este concepto aparentemente perimido- resulta mucho mas pesimista,
negativa y cínica que el impulso progresista de la modernidad.
En todo caso el amargo triunfo posmoderno de mediados de los 80 implica un
retroceso de escala e incumbencias de la Arquitectura, un confinamiento
temático y funcional de su entidad institucional que va mucho mas allá de un
cambio de estéticas.
Lo que refiere a una homogeneidad mundializada salvo excepciones, de
clientes, funciones y temáticas de la arquitectura contemporánea, con el
debilitamiento general del Estado y de las cuestiones ligadas al uso público de
las ciudades y con la aparición de nuevas temáticas generadoras de
demandas de arquitectura que tienen que ver con el cambio económico global,
por ejemplo el despliegue de las formas económicas llamadas del terciario
avanzado.
Pero diversamente, esa pretensión de homogeneidad de los nuevos programas
de la sociedad posmoderna esparcidos genéricamente por todo el globo (en
todas partes parecen proliferar shopping centers, parques temáticos,
71
condominios privados segregados del espacio público urbano, mediatecas,
instalaciones deportivas y para el fitness, áreas del espectáculo, espacios de
mercantilización de la cultura, etc.) colisiona con la agudización de las brechas
en la calidad del desarrollo social y humano: en las grandes ciudades
latinoamericanas hasta un 40% de sus poblaciones vive en condiciones de
pobreza y extrema maginalidad de su hábitat si bien alienadamente miran
televisión y confian en formar parte de tal universo único del consumo aunque
sea a nivel imaginario o virtual.
En otros estratos en que se presenta la actualidad proyectual como es el caso
de la región iberica, hoy se padece un síndrome de aceleración de su
aculturación europeísta pasando a adquirir los signos de tal progreso al precio
de ir perdiendo sus cualidades geoculturales y de identidad que habían sido
precisamente los cauces históricos de la afinidad de esa dimensión llamada
Iberoamérica cuya entidad es hoy bastante discutible: Ibereuropa en ese
sentido, ha hecho un enorme esfuerzo cultural para borrar sus raíces barrocas,
románticas y de modernidad social, forzando la conformación de un paisaje del
progreso de su modernización europea acelerada que casi parece una
caricatura, si no fuera que posee un elevado caudal de buenos diseñadores.
Asi que la experiencia española-portuguesa en parte sutura la ausencia
política de modernidad que su contingencia histórica de largas dictaduras le
deparó pero en parte también expresa la aparición de una modernidad –
sobremodernidad o trasmodernidad – que agudiza el componente estilístico por
fuera de la utópica interacción de ética socialista y estética racionalista de la
modernidad canónica, la de la efímera ilusión weimariana.
Hoy la región iberica ha hecho un renovado ejercicio de neocolonización en lo
económico y en lo cultural y los vínculos entre la región latinoamericana y su
matriz referencial (las madres patria España y Portugal) están crisis debido la
evidente inviabilidad latinoamericana de acceder al contexto de
sobremodernidad que intentan expandir ahora las fuerzas de choque del
mundo proyectual ibérico, sobremodernidad que supondría para los
latinoamericanos recaer en la frivolidad de adscribir a cambios linguísticos
independientes de un estadio de modernización real que en la península
ocurrió con el salvataje económico-cultural con el que Europa escogió suturar
la balsa a la deriva de la célebre novela que José Saramago elaboró como
metáfora del Portugal de los 80 .
.
Las limitaciones de la neocolonización ibérica de Latinoamérica confluyen con
la actual influencia norteamericana –la macdonaldización del mundo – y ambas
vertientes estarían compartiendo las características culturalmente regresivas de
la mercantilización impositiva de una civilización massmediática .
El legado ibérico actual parece recomendar una estetización sobremoderna de
los espacios elitistas latinoamericanos, una apuesta epitelial por formas
minimalistas y complementariamente, la influencia norteamericana se centra en
fortalecer un populismo consumista.
Y el caso de las arquitecturas nacionales pués parece que cada vez son menos
nacionales (al menos en factores idiosincráticos o de identidad específica) y
mas globales, aunque la condición de marginalidad emerge como modos
pobres de ser global, con tecnologías mas austeras o atrasadas, con mayor
devastación del Estado y de los espacios y equipamientos públicos y con
mayores capas sociales fuera de los beneficios de una sociedad de bienestar y
72
una arquitectura entonces, mucho mas elitista, socialmente diferenciada y
ávida de poseer rasgos al menos virtuales, de aquella condición global.
Confluyen así en estos estudios , investigaciones diversas en que he estado
implicado, algunas mas largas y sistemáticas que otras, la mayoría resumidas
en algunos artículos éditos, otras presentes en librosxlv.
En todos los casos se plantean algunas inquietudes que creo podrían presidir
el sentido de este trabajo , a saber:
1 La tensión, oposición o articulación entre disciplina y profesión; entre
conocimiento teórico-crítico-didáctico y savoir faire técnico-profesional, dos
campos o polos que deberíamos reconectar como ya lo estuvieron otras veces
(por ejemplo en el caso histórico o actual de Alberti, Palladio, Ledoux, Le
Corbusier, Wright, Rossi, Venturi, Koolhaas, Holl, etc.) aunque también debería
ponerse en marcha una función mucho mas crítica y experimental de los
ámbitos de enseñanza de la Arquitectura, tal vez demasiado atados a la
seducción de una reproducción de cuadros profesionales cuya garantía de
actuación real o exitosa es harto discutible .
La cuestión de una estructura didáctico-disciplinar conservativamente
articulada a una férrea suposición del imperativo fáctico de la realidad
proyectual como motor conceptual del conocimiento o saber de la arquitectura
resulta una modalidad relativamente moderna quizá situable en su origen, en la
metodología de los ateliers de la Ecole de Beaux Arts que, hay que decir, no se
distinguió demasiado, fuera del cambio estético, del ulterior enfoque
supuestamente revolucionario del taller bauhasiano.
La idea de enseñar arquitectura con un formato simulatorio de una cierta idea
liberal de la profesión (el productor autónomo y liberal de proyectos) constituye
un enorme factor regresivo en la consolidación epistemológica y teórica de la
disciplina. Este concepto de idealización de un cierto parnaso de la actividad
arquitectónica únicamente ubicado en el entronizamiento de una profesión
entendida como producción de proyectos (y éstos a su vez, dominantente
entendidos como unidades de reproducción de lo real-existente no como
modos de investigar o experimentar futuros posibles) se ha verificado a la vez
como el éxito de una idea de disciplina completamente deducida de la praxis
profesional (del oficio de la profesionalidad supuestamente instalada en la
división mercantil o moderna de las competencias útiles) y a la vez con la
notoria infecundidad en el arraigo de un saber teórico de la arquitectura y la
ciudad que el conjunto de los saberes legitimados – por ejemplo, los sistemas
investigativos nacionales – reconoce y cuestiona como falencia.
La profesión-institución y la academia (pensada y actuada como un espacio de
reproducción de la profesión) son muy poco críticas de las brechas o matices
existentes entre el polo global y el local de nuestro mundo y proclives entonces
con buena o mala conciencia, a postular la discutible idea de un pensamiento
único en arquitectura, una especie de saber científico y universal capaz de
aplicarse a cualquier escenario de actuación.
La constatación del alcance de una hegemonía de discursos globales en
relación al presente proyectual no debería atenuar sino al contrario, la
intensidad de la crítica ahora centrada en la reflexión acerca de la pertinencia y
oportunidad de tales discursos en cada concreta situación geocultural de
proyecto.
73
En definitiva, quizá se retenga entonces, en un mundo ya no moderno, la
ilusión utópica de un movimiento moderno henchido de redención social y de
capacidades técnicas y culturales de hacerse cargo de las necesidades del
mundo cualquier sea el lugar específico y las condiciones particulares de
aquellas necesidades.
2 El entendimiento histórico de las mutaciones del saber y la praxis
del proyecto, desde su mismo origen renacentista al apogeo moderno y de allí,
las diversas derivas del pasaje de un enfoque social moderno a una actitud
cultural posmoderna implican otro de los inéditos aspectos desde donde
trabajar teóricamente hoyxlvi.
La pérdida relativa de significación social y política de la arquitectura desde la
modernidad hasta nuestros días (bien visible en la casi total extinción de la
demanda de arquitecturas publicas de parte esencialmente del Estado y
también en la virtual desaparición de la clientela de sujetos de las capas bajas
y medias de la sociedad) supone una parte explicativa de la flexión cínica
posmoderna y del abandono de factores de compromiso político y social de los
proyectistas, aunque el ocuparse de factores menos sociales o mas culturales
– en términos gramscianos: mas superestructurales que infraestructurales – no
refiere inexorablemente al ejercicio de posturas a-sociales o como decíamos,
únicamente cínicas.
3 El juego a que hoy nos somete la dualidad entre globalización y
regionalismo, dualidad en la cuál ya no cabe la inocencia desinformada del
marginal o periférico pero tampoco el cinismo del no-lugar (que es a la vez, nogente concreta) impone otra esfera de reflexión crítica que hoy demanda
trabajo teórico.
La recuperación de ciertos posicionamientos culturalmente georreferenciados y
la importancia renovada del multiculturalismo parece poner una especie de
freno a la ilusión globalizante de los 90, cuyos costos sociales y humanos
fueron muy altos para las áreas mas periféricas.
4 El peso de temáticas nuevas tales como la caída de la calidad del
espacio público y la inhospitalidad de las ciudades, las economías líquidas y
sus efectos de remodelación geográfica, la crisis de la sustentabilidad, los
cambios en la tecnología y la productividad (incluída la propensión a lo virtual),
los cambios sociales (desmantelamiento de las clases medias, fin virtual del
paradigma del empleo) y político-económicos (colapso del Estado,
maximización de los mercados), etc., hoy aparecen como temas que van
mucho mas allá del contexto histórico socio-económico y que remodelan
intensamente la teoría y práctica de la Arquitectura.
Estas demandas relativamente nuevas desdibujan los límites disciplinares
tradicionales de la Arquitectura o al menos su modo ortodoxo de enseñarse y
practicarse, casi como una dimensión artística, aunque también es cierto que el
Arte como campo crítico y cultural ha devenido recientemente en un espacio
bastante mas comprometido y crítico.
De modo que entonces por una parte, es necesario trabajar en el replanteo
de ese núcleo disciplinar de la Arquitectura (que sigue siendo el corpus
básico de los planes de estudio de las escuelas o el pensum central de las
revistas específicas) presentando sus últimas expresiones y también sus
74
límites y extenuaciones pero por otra parte, cobra importancia avizorar,
quizá entre los vestigios del análisis disciplinar ortodoxo recién
enunciado, los puntos de arranque de caminos pos o trasdisciplinares.
5 La paradoja eventual entre un mundo sobre-diseñado (y sobre-estetizado) y
la pérdida de importancia socio-productiva de la Arquitectura como profesión
revela en parte el deslizamiento de decisiones inherentes al gusto y la
orientación del consumo de los diseñadores convencionales a miembros de
equipos formadores de opinión mucho mas sofisticados y con intereses
manipulatorios habitualmente atados a cuestiones de marketing.
Esa omnipresencia estetizada de formas de acondicionar los escenarios de la
vida contemporánea –empezando por el paisaje de los gadgets que, mediante
el consumo mediáticamente planificado, configura nuestra cotidianeidad– está
muy lejos de pertenecer decisionalmente al mundo de la institución
arquitectónica y algunos de sus exponentes mas renombrados –como Gehry,
Koolhaas o Venturi– se convierten en proveedores subalternos de una parte del
saber necesario a aquellas tomas de decisiones mas claramente
mercadotécnicas.
En cambio otros personajes mas marginales al mundo institucional del proyecto
–como Jerde o Portman– adquieren un protagonismo casi de resonancia
faústica por la perdida identidad disciplinar en aras de una conversión del saber
proyectual en materia persuasiva y mediática, casi una conversión de la
arquitectura en una media mas como la publicidad, la producción de noticiasy
espectáculos o la moda .
El diálogo sostenido entre Jean Baudrillard y Jean Nouvelxlvii –personajes que
buscan desprenderse de su respectiva pertenencia a los mundos académicos
de la filosofía y el diseño– enuncia la programática de un deseo de participar en
esa sobre-estetización del mundo que se está produciendo en esta instancia de
capitalismo cognitivo (última fase del terciario avanzado) en la que los
supuestos gurúes del métier intelectual hacen una final apuesta para subirse a
la plataforma de los decisores.
6 Los sistemas de valoración-validación del diseño contemporáneo (
publicaciones, muestras, premiaciones en concursos, ámbitos de enseñanza,
etc.), las estéticas (o modas) dominantes en el gusto, el flujo de la información,
la capacidad crítica de entender y valorar lo que se comunica, etc. han
devenido en piezas de los grandes aparatos de construcción de opinión y
consenso dentro de esta etapa avanzada de capitalismo globalizado, con lo
que renace la necesidad de un tipo de análisis no sólo de la realidad del mundo
del diseño sino de las ideologías con las cuáles esa realidad nos es
presentada, seleccionada, recortada y valorada, lo que abre también la
necesidad de revisar los sistemas de información y referenciamiento críticoteórico con los que operamos y formamos nuestros esquemas de valores.
En base a las caracterizaciones apuntadas -una suerte de fondo de cierto
detritus civilizatorio en que flota la figura de lo proyectual– las teorías y
prácticas contemporáneas quizá discurran en torno de un conjunto discreto de
opciones proyectuales, modos específicos y hasta reductivos, de llevar
adelante procesos de producción de proyectos, modos que en nuestro libro
referido en la nota 20 llamamos lógicas proyectuales.
75
Usamos la idea de lógica no como la conformación estricta de una enunciación
de razonamientos y demostraciones –ya que bien sabemos que el proyecto
como dispositivo discursivo es bastante irracional o ultrasubjetivo– sino en el
sentido que Gilles Deleuzexlviii le da en su célebre texto Lógica del sentido , es
decir, modalidades de enunciación sesgadas por alguna desviación, interés
retórico comunicacional o aún, parafraseando la patología, afasias discursivas,
limitaciones entre el querer decir y lo dicho. Ello sin aceptar asi como asi que la
arquitectura o mejor, el dispositivo proyectual, sea sin mas un producto de
lenguaje, un emergente inevitable de la praxis discursiva.
En todo caso estas notas presentarán cuestiones básicas en derredor de las
cuáles parecen haberse constituído estrategias optativas de actuación
proyectual y que dentro del aparente todo vale de la posmodernidad frívola y
socialmente disociada, suponen –al menos como hipótesis de trabajo–
armazones recurrentes, territorios aparentemente demarcados de un mapa
desjerarquizado, ya que no son como otrora, estilos, conductas vanguardistas
tipificadas, prácticas magistrales dotadas de autoridad intradisciplinar y tal vez
ni siquiera modas,
y ahora tienen una importancia cada vez menos
significativa.
Pero hoy suponemos que exponer un conjunto discreto de cuestiones
alrededor de cuya entidad discurren aparentemente, conductas proyectuales
diferenciales (lógicas) puede ofrecer una módica contribución al estado actual
de la teoría de la arquitectura (o al menos, de sus aparatos hegemónicos) en
que como dijimos mas arriba, prevalece una era de circulación global de las
ideas que impregna y quizá determine los tipos de prácticas en cualquiera de
las dimensiones geoculturales que pretendemos cartografiar.
Esas ocho cuestiones – tipo y análisis, forma y discurso, estructura y evento,
producción y contexto – que en trabajos anteriores investigamos de manera
específica y unilateral (encontrando textos y sistemas referenciales, líneas
metodológicas, autores y productos, etc.) sin embargo serán revisadas en
esta oportunidad a partir de nuevas rearticulaciones que disuelvan la relativa
estrictéz de su especificidad y nos remitan mas bien a entender procesos
teóricos contemporáneos. Hablamos pués concretamente de cuestiones o
campos conceptuales problemáticos no de métodos o adscripciones estrictas a
una u otra forma de proyectar.
No se trataría asi de espacios teóricos nítidamente demarcados ni de
estructuras cognitivas y productivas formalizadas, sino en cambio, de
anudamientos de nociones y procedimientos que van a la búsqueda de ciertos
resultados proyectuales a la vez que trabajan nocionalmente el zeigeist al que
pertenecemos. Por tal razón podría ocurrir que existan afinidades variadas o
utilizaciones puntuales de algunas de estas nociones de manera que diferentes
corpus proyectuales de determinados autores oscile entre diferentes
utilizaciones o énfasis de este arsenal nocional.
Es cierto que pudo existir –aunque mas bien como síntoma de la
posmodernidad mas ortodoxa, la de mediados de los 70– cierta afinidad
estricta entre concepto y acción proyectual por ejemplo tipo/Rossi, forma/Gehry
o discurso/Venturi, pero ahora se trata no de cartografiar esas precarias
adscripciones sino mas bien movimientos o procesos mas generales del diseño
contemporáneo que podrían explicar las condiciones epocales generales del
proyectar en tanto parte de ese movimiento general del capitalismo cognitivo
76
por el que queda afirmada una economía de la innovación dependiente de
cierta forma de procesamiento de conceptos o ideas-fuerza actuales.
Una innovación que en el campo específico de la arquitectura contemporánea
está mas atado a la activación de nuevas ofertas simbólicas o estéticas
susceptibles de fructificar en el campo de las demandas globales de mercado y
de la aportación a las flexiones del gusto que en modo dominante está
establecido por decisiones de un establishment internacional que unifica como
nunca a cierta demanda social calificada y cierta oferta proyectual hacia ella
orientada .
Este aspecto de diferentes cuestiones dominantes que presentan determinados
sesgos o intereses teóricos en detrimento de otros, emerge con mas nitidez
cuando como querían Hégel o Loos, la arquitectura recupera su autonomía de
cosa artística si logra despojarse de la sujección y condicionamiento productivo
instaurado por la función y la utilidad.
La cosa in-útil parece significativa como vía de manifestación de la
opcionalidad que implica proyectar dentro de la clase de marco teórico
proporcionado por las cuestiones que vamos a presentar ya que el proyecto,
en tal caso como producto reflexivo y técnico, está independizado de responder
a demandas de utilidad.
Es importante advertir que lo in-útil emerge no tanto como cosa no funcional o
inutilitaria sino como demanda suplementaria que empieza a ser relevante
alcanzado un estatus generalizado de respuesta funcional básica ya
generalizada: esto es lo que ocurre con el diseño de electrodomésticos o
automóviles en los que alcanzado ese piso prestacional lo que establece
diferencias en la competitividad de una economía hipermercantil es
precisamente esa dimensión de styling o sobre-estetización.
Las invitaciones que hace un tiempo las autoridades del Carnaval de Galveston
hicieron a diversos arquitectos renombrados para proyectar un motivo alegórico
del evento (es decir, un puro objeto significante desprovisto de utilidad) permitió
en un tema común, evidenciar las diferentes lógicas por las que optaban los
diseñadores posmodernos tales como Aldo Rossi, César Pelli, Helmut Jahn o
Charles Moore, quiénes ofrecieron en forma de maquetas sus proyectos a ese
Carnaval en 1985. Rossi prefirió trabajar con sus obsesiones mnemotécnicas
en que recurren fantasmas tipológicos o arquetipos formales que derivan de
cultura en cultura y que serían intemporales y a-históricos, Pelli trabajó motivos
de la cuestión ligada a las imaginerías tecnológicas, Jahn en parte también
pero suplementando intereses mas formales y Moore retoma su interés en los
aspectos comunicacionales de la arquitectura justamente en una fase de
intensificación de lo lúdico que hace que el carnaval no sea precisamente un
evento restringido o especial sino casi un motivo de la vida cotidiana
contemporánea como bien lo generalizaron los célebres estudios de Mijail
Batjin xlix.
En lo que sigue indagaremos un poco mas sistemáticamente sobre el conjunto
de opciones, conductas o lógicas que quizá nos ayuden en este propósito de
configurar un mapa cognitivo del presente proyectual globalizado.
Como se intentará desarrollar, los ocho temas precedentes pueden revisarse
en torno de cuatro procesos a saber:
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1 Las cuestiones del tipo y el análisis como elementos constitutivos del proceso
proyectual que llamamos analógico y que puede situarse dentro de un estatuto
de (pretensión de) autonomía dentro de la voluntad de una discursividad
proyectual específica .
2 Las cuestiones de la forma y el discurso como elementos constitutivos del
proceso proyectual que llamamos morfológico y que puede caracterizarse
dentro del estatuto de un primer campo deheteronomía (derivado del
megatema contemporáneo de la comunicación).
3 Las cuestiones de la estructura y el evento como elementos constitutivos del
proceso proyectual que llamamos fenomenológico y que puede caracterizarse
dentro del estatuto de un segundo campo de heteronomía (derivado del
megatema de la sustentabilidad).
4 Las cuestiones de la producción y el contexto como elementos constitutivos
del proceso proyectual que llamamos tecnológico y que puede caracterizarse
dentro del estatuto de un tercer campo de heteronomía (derivado del
megatema la productividad).
El desemboque posmoderno de la utopía moderna nos deja con un conjunto de
conductas, estrategias u opciones proyectuales despojadas del afán integrador
del tótum vitrubiano (según el cuál no podría haber buena arquitectura sin la
atención simultánea y equilibrada de la célebre tríada de venustas / firmitas /
utilitas) en parte debido a la menor intensidad y relevancia social de la actividad
proyectual y de la emergencia de la citada temática genérica de la in-utilidad .
Siendo que en determinado momento esa relevancia decae –lo que se articula
con una mucho menor preeminencia del saber de la Arquitectura en el seno de
la posmoderna división general de los saberes– avanzan libertades en el
complejo de determinaciones del acto proyectual, en parte auspiciantes de
prácticas mas emparentables con la praxis artística (y con el rol subjetivo y
hasta arbitrario del artista, ahora arquitecto), en parte abiertas a mayores
audacias de orden experimental (lo que agudiza la autonomía del proyecto,
ahora mucho mas librado a una materialización bastante mas azarosa).
Una primera demarcación podría servir para nuestro esquema: el deslinde
entre construcciones cognitivas –o proyectos de saber– autónomas y
heterónomas, deslinde que podría aludir a un primer esbozo de planteamiento
en torno de las actuales lógicas de proyecto.
Un campo autónomo es el que deviene de un largo camino de la teoría
arquitectónica que acompaña el momento histórico iluminista, con la pretensión
en torno de un saber específico de la Arquitectura, tal vez con la posibilidad de
evolucionar de acuerdo a los estatutos científicos que explotan en el momento
refundacional de saberes tan bien estudiado por Michael Foucault en los
procesos epistémicos iniciados en el siglo XVIII l.
La pretensión de estipulación autonómica de un saber tiene que ver con los
fermentos delimitadores del enciclopedismo iluminista del siglo XVIII en el que
como testimonia Foucault, algunas áreas del saber efectivamente se demarcan
y se consolidan, como la lingüística, la economía o la biología, momento
arqueologista desde el que arranca en cada caso, un linaje científico, con sus
78
constelaciones y genealogías discusivas. Ya desde el siglo XVII la arquitectura
a través de construcciones institucionales como las academias y los debates
internos en torno de la legitimidad canónica de determinadas estipulaciones o
el diversificado trabajo de multitud de tratadistas participa de este afán
delimitativo, de esa búsqueda de especificidad y autonomía en tanto campo
cognitivo con cierta legitimidad científica, incluso entre los siglos XVII y XIX,
abandonando su perfil dominantemente empírico.
La voluntad de establecer un campo autonómico del proyecto implica por una
parte, la historia larga de la arquitectura como articulada a una introspección
respecto de su propia serialidad de producir objetos específicos (sean o no
artefactos proveedores de utilidad o funcionalidad) y una historia corta (del
Iluminismo a la Tendenza) basada en la intención de construir un metalenguaje
propio en la perspectiva de conformar una teoría y práctica científica de la
Arquitectura.
En este punto podríamos identificar el campo conceptual que pretende abarcar
el pensamiento genérico de las analógicas con la cuestión general del hábitat,
entendido como la forma general que recepta y posibilita la función general del
habitar (o sea, practicar la habitabilidad) y que se expresa en las relaciones
entre los uniqums celulares de la habitabilidad –cuya expresión histórica seria
la vivienda unifamiliar- y las series tisurales –cuya entidad es la urdimbre
urbana de la habitabilidad colectiva-.Esta postura deviene en la corriente
tipologista que se expresará en el movimiento de la Tendenza milanesa,
liderado por Aldo Rossi y que nosotros interpretamos como una de las vías
críticas a la modernidad que caracterizará la irrupción del pensamiento
posmoderno en Arquitectura.
Ese trabajo en pos de una especie de ontología arquitectural, en parte
reivindicativa del estatuto de artisticidad de la arquitectura (tal que la desprenda
hegelianamente, de la exigencia o condición de la utilidad), en parte
demandante de una entidad científica del factum proyectual (basada en la
clarificación de ciertas operatorias permutativas y combinatorias de un
repertorio tipológico afin a una idea ad-hoc de lenguaje) todavía puede ser
leída como la tentativa de proponer una lógica autónoma, anclada en
construcciones epistemológicas emanadas de la especificidad arquitectural y
mas aun, de la especificidad inherente a la producción de proyectos.
En ese sentido es que la tentativa autonómica de esta opción constituye una
lógica de la analogía, en tanto paradójicamente un pensamiento analógico que
difiere del pensamiento lógico, tanto al oponer experimentación y
fragmentariedad en lo analógico frente a la generalización y axiomática de lo
lógico cuanto al reivindicar expresamente al trabajo de la mímesis (simple:
mímesis forma/forma o compleja: mímesis forma/concepto) como basamento
inexcusable de cualquier producción proyectual. Será esta adscripción a la
mecánica de lo mimético la que constituye el componente posmoderno crítico a
una modernidad cuyo sentido esencial había sido negar el movimiento
mimético en el trabajo proyectual.
Asi es entonces que esta condición autonómica del pensamiento analógico
podría estar pagando el precio de una negación vitruviana, en tanto forzando
un poco las cosas, la autonomía analógica se constituye aceptando el territorio
específicamente lingüístico de la venustas y negando por heterónomas, las
esferas de la firmitas y la utilitas. Con lo cuál indirectamente se afirmaría la
condición dominantemente heterónoma del proyecto moderno cuya voluntad
79
teórica no deja de ser totalizadoramente vitruviana.Por otra parte vamos a
postular una articulación o flujo entre la cuestión del tipo y la corriente que
expresaría una de las lógicas mas nítidamente posmodernas, que conocemos
como proyecto deconstructivista.
En rigor el puente analógico que va del tipologismo al deconstructivismo es el
que se constituye con los argumentos de la necesidad del procedimiento de la
mímesis y también como recién dijimos, en el contenido experimental y
fragmentístico del proceder analógico respecto del lógico y en ello, una
especie de infinitud del mecanismo analítico típico del deconstructivismo que
terminaría por anular el estatuto instrumental del proyecto que en la
modernidad es un medio prefigurativo y no un fin cognitivo. Dentro de esta
voluntad de absolutización del análisis destacaríamos el interés
deconstructivista por la intertextualidad (o la posibilidad de trabajar trasladando
o traduciendo nociones de un campo cognitivo a otro) y por la recuperación de
las figuras miméticas complejas de la retórica clásica, especialmente por el
procedimiento conocido como alegóresis.
Ahora bien, deberíamos distinguir una heteronomía moderna de la utilidad (
orientada a garantizar el contenido socialmente proactivo de la actividad
proyectual) de una heteronomía posmoderna de la significación/expresión (
tendiente a obtener consecuencias culturales o simbólicas de la actividad
proyectual, aportes a una sintomatología del deseo situada en un hipotético
después de las miserias de la necesidad) ya que las vertientes heterónomas
contemporáneas devienen de otros focos de origen disciplinar y cognitivo.
Pero aquí también aparece la confluencia de las modalidades u opciones
proyectuales que sesgan el mapa posmoderno según particulares opciones
fuertemente orientadas a trabajar exclusivamente determinados temas –como
la forma o el contexto– con nuevas condiciones de heteronomía que quizá
estén en el presente proyectual, ligando esas opciones como modos de traducir
en arquitectura elementos devenidos de grandes campos problemáticos que
hoy emergen como megatemas de la civilización contemporánea, como la
comunicación, la sustentabilidad o la productividad.
La comunicación no sólo se presenta como aspecto fáctico que vehiculiza lo
que ahora llamamos capitalismo cognitivo (y que es esencialmente un nuevo
nivel de intercambio, básicamente inmaterial) sino también como el campo que
estipula la conversión de cultura en comunicación, la superestructura ideológica
de la modernización en la infraestructura de los intercambios simbólicos de
nuevas mercancías en la condición de omnipotencia política de Mercado.
La sustentabilidad emerge como discurso dual que expresa por una parte los
temas inherentes a la sustentación y perduración al mas largo plazo posible de
la actual forma política de acumulación y apropiación diferencial de capital y por
otra, simétrica y opuesta, a los términos que visualizarían críticamente la
aparición de condiciones estructurales que estarían definiendo el cese de esa
forma política que llamamos capitalismo.
Hasta que punto movimientos de la arquitectura a favor de un grado cero
esencialista y anticonsumista o en aras de un eventualismo tendiente al mínimo
uso de materia y energía y a la vez, interesado en revisar categorías espaciales
que remitan a una condición que empieza a llamarse posurbana, confluyen en
trabajar heteronómicamente aspectos del megatema contemporáneo de la
sustentabilidad es hoy una de las cuestiones que merecen revisión.
80
La productividad en parte se liga a fenómenos de nueva economía (simbólica y
sustentable) y en parte a procedimientos de revisión de la eficiencia general en
la construcción del valor en un momento histórico que supone haber alcanzado
un techo y una crisis en el modelo optimista del desarrollo tecnológico infinito.
La tecnología en si ya no garantiza valor y en todo caso exige una redefinición
que a veces conlleva a territorios inéditos tales como los de la biopolítica o el
de las sociedades de riesgo. Habrá efectos arquitecturales todavía incipientes
de este campo heterónomo sobre la producción proyectual, en parte sobre el
campo recientemente entendido como high technology y que plantea nuevas
condiciones de producción, en parte sobre el campo del pensamiento
proyectual aplicado al análisis del aprovechamiento del capital fijo concentrado
en territorios y ciudades, una temática que extensivamente abarcaría aspectos
tan amplios como los del patrimonio extendido mas allá del puntual patrimonio
artístico-histórico o los del reciclaje, acondicionamiento o remediación y las
llamadas en general, prácticas retrospectivas.
Cabría, antes de visitar sintéticamente el sentido de cada lógica en tanto
modalidades de tematizar cuestiones de la cultura contemporánea en esta hora
de civilización global plantearse no tanto como en la instalación de una esfera
universal inspirada en fenomenos de la globalización (democracia informativa o
accesibilidad generalizada a la información de los procesos y productos
culturales, mundialización del consumo como dimensión máxima de ampliación
de los mercados globales, asimetrías flagrantes de desarrollo y calidad de vida
ahora visibles e informables en tiempo real, etc.) da paso a una aparente
comunidad de procedimientos y opciones estéticas, sino mas bien como
pueden evidenciarse nuevas tensiones y contradicciones entre ese magma
global y formas específicas de proyectar (o producir cultura) en escenas locales
que pueden leerse como el campo de la marginalia, a definir como el espacio
que comparte información sobre estrategias de consumo pero que se diferencia
por su distancia a las características de desarrollo y calidad de vida de las
sociedades de la centralidad.
Podríamos asi revisar en unas pocas hipótesis como las características de
ciertas relaciones entre el proyecto y las condiciones de la cultura de la
globalidad (o cultura posmoderna)- es decir, esas formaciones discursivas y
productivas que llamamos lógicas- comparten características genéricas a las
formulaciones globales pero a su vez instalan un discurso crítico a tal
homogeneidad y procuran desarrollar criterios para articular modalidades de
proyectar con características o condiciones de las culturas locales y asi podría
uno hablar de la posibilidad de unas lógicas de la marginalia.
El siguiente cuadro resume los desarrollos precedentes relacionando los
campos conceptuales considerados y a través del puente autonomíaheteronomía, los campos temáticos relacionados para de ello, deducir un
repertorio de lógicas con sus atributos (u objetos de estudio o referencia) en
sus manifestaciones de centralidad y marginalia.
CP
EEC
HABITABILIDAD
HABITAT
AUTONOMIA
COMUNICACION
PATRIMONIO
ESQUEMA RELACIONAL CULTURA&PROYECTO
CT
LOGICA
ATRIBUTO
ANALOGICAS
MORFOLOGICAS
TIPOLOGISTA
TIPO
CENTRALIDAD
LO URBANO
HISTORICO
DECONSTRUCCIONISTA
ANALISIS
LO DISEMINATIVO
FORMALISTA
COMUNICACIONAL
FORMA
DISCURSO
LO MONUMENTAL
LO NARRATIVO
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MARGINALIA
LO URBANO
POPULAR
LO FLUYENTEEVOLUTIVO
LO
ENVOLVENTE
LO SIMBOLICO
SUSTENTABILIDAD
PAISAJE
PRODUCTIVIDAD
AMBIENTE
HETERONOMIAS
FENOMENOLOGICAS
TECNOLOGICAS
REFERENCIASCP CAMPO PROBLEMATICO
TEMATICO
ESTRUCTURALISTA
ESTRUCTURA
LO ARQUETIPICO
LO
CIRCUNSTANCIAL
LO HIGH TECH
LO
CONTEXTUALISTA
CONTEXTO
REPRODUCTIVO
EEC
ESTATUTO EPISTEMICO-COGNITIVO CT CAMPO
FENOMENOLOGISTA
PRODUCTIVISTA
EVENTO
PRODUCTO
En relación a la posibilidad de tales lógicas de la marginalia ( como instancias
de ser local en lo global) desearía introduir los siguientes comentarios.
1 En la cuestión del tipo destacaría, en la casuística marginal, el peso de lo
popular, en lugar de la importancia europea otorgada a las matrices históricas
propias de las burguesías urbanas. En la marginalia el interés teórico por lo
tipológico emerge de los datos de la ciudad no-burguesa, agregativa en lo
socio-formal, de evolución lenta y escasa consolidación material y conceptual
del material tipológico, apoyada en estrategias furtivas y oportunistas de arraigo
a los márgenes o periferias de ciudad e interesado en la invención natural de
formas habitativas en condiciones de urbanidad lábil e imperfecta e incluso en
contextos de ruralidad y extra-urbanidad.
2 Referente al análisis es relevante el peso de lo evolutivo-fáctico, de lo que
emerge o se está generando antes de lo que se deduce o se está degenerando. Se trata pués –en una suerte de deconstructivismo periférico- de
desmembrar para entender lo no-total y ayudar a los procesos de forma
aceptando la fluidez e inmaterialidad pobre de la ciudad dada y la condición
escueta y elemental del mundo material. Si el deconstructivismo derrideano es
un poscultura (una re-presentación analíticamente desestructurada de lo ya
objetivado) la postura analítica marginal es intervenir en los procesos de
completamiento o acabamiento de forma, casi tratando de convertir la
operación proyectual es un manual de instrucciones para los procesos de
totalización de lo fragmentario, incompleto, in progress.
3 En relación a la forma destacaría el peso de lo envolvente, de la forma
entendible como receptáculo o contenedor, no la forma en si como alarde o
exasperación geométrica o metafora de bioforma como ocurrirá en el
despliegue central de esta lógica (Gehry, Cook). Se trata asi de una clase de
exploraciones proyectuales centradas en una singularidad espacial que resulta
de índole anti-clásica (o no-tectónica); es decir, basada en analogías a pielesvestimentas en lo que podría remitir, por la via de las culturas materiales fibrotextiles, a las teorías tisurales de tectónicas formales que propusiera Semper.
4 Referido a la cuestión del discurso sobresale el peso de lo simbólico y de la
preponderancia de lenguajes mixtos, en lo que probablemente tenga que ver la
importancia de lo pre-textual de las culturas originarias pre-europeas y su
relevancia de la imagen como aparato narrativo en lugar del recurso a las
lenguas escritas. Ello explicaría una sobreabundancia retórica de las imágenes
(o cierto distanciamiento respecto de las imaginerías minimalistas o de
abstracción silenciosa o hermética) asi como una perduración del componente
mítico en el uso de imaginerías unido, ya cerca de las culturas populares , a la
82
LO ONTO
FACTICOTACTICO
LO
OPORTUNISTA
LO MATERIAL
LO
MEMORABLE
importancia de las estéticas kitsch o neobarrocas, a las contaminaciones
massmediáticas de la globalización cultural baja y a las referencias nominativas
y designativas al paisaje, el territorio y las formas ornamentales vernaculares.
5 En el tema de la estructura sobresale el peso de lo onto-fáctico/táctico, es
decir, en relación a la búsqueda de un grado cero de acciones (lo fáctico)
ligadas a un grado cero de adaptaciones (lo táctico) de lo social en lo natural,
de lo que prevalecería mas que una arqueología material, una ontología de
lugares fundantes, mas propias de unestar en un lugar que de un ser-con-lascosas: que es lo que surge de la proposición diferenciante de una
americaneidad según Kusch, quién la identifica basándose en las
proposiciones heideggerianas (cuyo das-ein termina por alejarse de todo
cartesianismo racional fundando en el contexto europeo, la via muerta de la
filosofía social nacionalista, en realidad en su caso, emergente de la Hélade y
de la Selva Negra, como únicas posibles geografías de pensamiento). Esta
manifestación geocultural de la lógica estructural emerge así en el contexto
marginal como voluntad de pensar lugares y acciones originarias; o sea
arquetipos de paisaje, naturaleza investida y mitificada en lugar de orígenes de
artefactos culturales.
6 Para el caso del evento destaca en la marginalia el peso de lo oportunista,
entendible como acción adaptativa, intempestiva o efímera y basada en la
relevancia del montaje y la instalación ad-hoc; o sea estrictamente, lo nomonumental. Esta fenomeno-lógica marginal no se centra en rebatir o
trascender la idea de función (que es lo que convierte a este pensamiento en
revulsivo en la matriz europea de exaltación del rendimiento, por ejemplo en los
desarrollos del grupo situacionista) sino en obtener soluciones de instalación
instantánea para problemas de la vida social; adecuaciones operativas a
pulsiones sociales mas que construcciones alternativas para optimizar
instituciones.
7 En el ítem del producto en los ámbitos marginales destaca el peso de lo
material, mas que lo tecnológico (como un saber mas complejo incluso ajeno a
lo proyectual, al cuál tributa resolviendo problemas de concreción o realización)
y en tal caso un saber hacer técnico-materializante emerge directamente como
una vía ideativa de proyecto, no como una fase ulterior a la ideación abstracta
que resolverá específicamente problemas de realización y funcionalidad de la
cosa. Lo técnico en tanto resolución de la materialización, surge pues como
imperativo de proyecto y el ingenio implícito en esa voluntad de realización del
objeto se presenta esencialmente como des-cubrimiento dentro del proceso de
proyecto.
8 La cuestión del contexto se presentaría en la escena marginal mediante el
peso de lo memorable como aquello que refuerza la identidad local incluso o
sobre todo, sin la cualidad de monumentalidad densa propia de los contextos
culturales típicos de la centralidad, cuya calidad o relevancia es mas global que
local. En las escenas de marginalidad lo contextual tiene que ver con los
paisajes como depósitos de memoria y reservas de identidad y con la voluntad
de construir o investir una trama de referencias culturales antes que
meramente relevar y clasificar las condiciones de los contextos y sus piezas y
83
establecer el grado de transformación proyectual posible o razonable para
ellas.
Mediante otro despliegue respecto del aparato de las lógicas y sus
manifestaciones geoculturales de la centralidad y la marginalia podríamos
tomar la primera columna del gráfico precedente (campo problemático) y tratar
de articular el mismo con espacios disciplinares de la arquitectura, grandes
marcos de actuación proyectual e identificación de posibles líneas, métodos o
estilos de proyecto, con lo cuál podríamos construir el siguiente esquema:
CAMPO PROBLEMÁTICO
ESPACIO
DISCIPLINAR
MARCO
PROYECTUAL
ESTILO DE PROYECTO
HABITABILIDAD
HABITAT
CULTURA
SEMIOPROYECTO
COMUNICACIÓN
PATRIMONIO
MEMORIA
RETROPROYECTO
CONTEXTUALIDAD
PAISAJE
TERRITORIO
SOCIOPROYECTO
SUSTENTABILIDAD
AMBIENTE
NATURALEZA
ECOPROYECTO
A su vez los marcos proyectuales reseñados no deberían considerarse en
forma aislada sino al menos en términos de relaciones entre pares de ellos, de
lo cuál surgen los siguientes 6 pares de relaciones, los campos cognitivos
extradisciplinares que dan cuenta –central y no exclusivamente de tales
relaciones- y los objetos relacionales que resultan, que a su vez podrían
entenderse como nuevas formas de definir los soportes culturales que se
trabajan en los proyectos.
RELACIONES
CAMPO COGNITIVO
OBJETOS RELACIONALES
CULTURA <>MEMORIA
HISTORIA
DOCUMENTOS
CULTURA<>TERRITORIO
GEOGRAFIA
SITIOS
MEMORIA<>TERRITORIO
ANTROPOLOGIA
ASENTAMIENTOS
MEMORIA<>NATURALEZA
ARQUEOLOGIA
MATRICES SOCIALES
NATURALEZA<>CULTURA
CIENCIAS AMBIENTALES
LIFESTYLES
NATURALEZA<>TERRITORIO
CIENCIAS ECOLOGICAS
BIOMAS
Con todo lo cuál como basamento, convendrá ahora efectuar – basado en
fragmentos de textos precedentes de mi autoría- un recorrido por cada lógica
proyectual con alguna referencia a algunos proyectos representativos de cada
una tanto en la escena de centralidad como en la de marginalia.
1 La cuestión deltipo
El concepto subyacente de la idea de tipo - y por lo tanto, de su esfera de
saber, la tipología, y de su aparato instrumental, la lógica proyectual tipologista
- implica la voluntad de describir y fijar las unidades del mundo material o sea,
84
fundar una plataforma básica equivalente a la materia prima del lenguaje o a la
atomicidad de las conceptualizaciones científicas.
Esta voluntad cientificista ( en rigor, ideologizada por la aproximación
estructuralista a la cientificidad de los saberes ) se manifestará en un
afianzamiento del perfil analítico del proyectista, en su capacidad de lectura en
tanto vocación capaz de sostener una praxis científica, precisamente
fundamentada en tal capacidad analítica de definir y precisar los tipos, como
corpúsculos o unidades del magma que significa la totalidad urbana.
Ahora bien, en tanto esta dimensión científico-analítica de saber ver las
estructuras tipológicas que aprehenden y clasifican la complejidad de lo real
implica así, una actividad legitimable en el orden de las prácticas científicas;
existe además, una limitada praxis de interpretación ( en el sentido musical ) o
de ejecución o performance situada en la re-producción del tipo, en su
utilización, casi filológica, como discurso proyectual: esta fase, diríase, de
orden re-sintetizador o re-proponedor de la sustancia teórica de los tipos, esta
re-encarnación de esa idealidad, puede entenderse como la problemática
proyectual, como la fase artística que, meramente, realiza el contenido de
tipicidad que vendría proporcionado en este enfoque de pretendida
cientificidad.
El primario depósito formal de esas relaciones significativas será el concepto
de tipo y esa idea del siglo XVIII, es la que se recoge en el origen de la
constitución del pensamiento tipologista moderno en torno del desarrollo de la
lógica aquí analizada.
En el prólogo que Ignacio Solá Morales escribe, bajo el título La intervención
arquitectónica:los límites de la imitación, al libro de Giorgio Grassi, Architettura,
lingua mortali, se lee lo siguiente: Al costo de producir, en ocasiones, una
arquitectura para nada gratificante ni placentera, al costo de perder en el
esfuerzo por lo esencial, la cualidad de lo efímero, lo casual, lo particular, la
obra de Grassi, que ahora se encuentra para afrontar el problema específico de
las relaciones entre el proyecto presente y el material histórico pasado, tiene
sobre todo, el valor de una renuncia ejemplar. Aquí se apunta pués, a
cuestiones tales como un esfuerzo nada placentero por lo esencial y a una
pérdida deliberada de cualidades efímeras o casuales valuada como una
renuncia ejemplar. Es decir, dicho de otra manera, el rechazo a la lógica de lo
eventual y lo fenomenológico; casi su antípoda procedimental.
La manera con que el pensamiento tipologista se propuso superar e integrar las
limitaciones tipologistas del movimiento moderno, se basó, especialmente, en
estudiar el mecanismo de analogía de la naturaleza que subyacía en las
estéticas modernas, con lo cuál podía reconstruirse un ciclo ininterrumpido de
tendencia que uniera los trabajos iluministas –Boullée, Ledoux- con los
maestros modernos y las prácticas proyectuales tipologistas contemporáneas.
Ello sin dejar de cuestionar el contenido de heroísmo utopista del Movimiento
Moderno y sus fallidas tentativas de recaer en absolutas novedades.
Antonio Monestirolilii propone que en la modernidad continúan indagándose
términos de mímesis de la naturaleza y que bajo el examen de tal continuidad y
de sus diferencias puede aspirarse a fundar una idea de tendencia que supera
el rupturismo utopista, al parecer ideológicamente dominante en el despliegue
del movimiento moderno.
Paul Klee hablaba por ejemplo, del concepto de funcionesvitales, que definía
como el reconocimiento científico consecuente de indagar losobjetos de la
85
Naturaleza en su ‘interior’. Piet Mondriaan acordaba con Diderot en que la
belleza debe entenderse como sistema de relaciones, deducidas de las
relaciones naturales o con Hegel en que el arte es manifestación de lo
universal, para afirmar que entendía la abstracción como búsqueda máxima de
lo real natural.
La vocación moderna de imitación de la naturaleza se encuentra, según
Monestiroli, en la voluntad de elementariedad que presenta buena parte de la
arquitectura moderna. Voluntad que en Adolf Loos aparece como demanda de
análisis, como estrategia de descomposición y recomposición y como
diseminación simbólica del concepto de monumento.
El análisis de la modernidad pro-tipologista que hace Monestiroli concluye
razonando que Loos, Le Corbusier y Mies tienden al ‘estilo’ pero sin alcanzar a
constituirlo: han construido, en cambio, lenguajes, como diversas formas de
establecer discursos analógicos, respecto, respectivamente, de la Historia, la
Naturaleza y la Técnica.
El libro de Carlos Martí Aris sobre Las Variaciones de la Identidadliii representa
un importante aporte a la discusión de la lógica tipologista y también incursiona
en la cuestión del tipologismo en el movimiento moderno, sea para apuntar
enfoques anti-tipologistas (como la feroz crítica que Le Corbusier hace de las
tipologías populares de las masías catalanas y su estructura de muros
portantes que describe como plan paralysé) o para recordar, junto a Colin
Rowe, la persistencia de uso de matrices tipológicas históricamente
consagradas en Le Corbusier (como las analogías comprobadas entre la
Malcontenta palladiana y la Villa Stein).
Probablemente, una manera adecuada de intentar aproximarse al contenido de
cientificidad del pensamiento tipologista sea a través del análisis de las
relaciones entre tipo y lenguaje y a su vez, de este par de conceptos con el de
estilo. La cuestión lingüística quizás contenga las posibilidades de revisar,
desde el ámbito disciplinar de la arquitectura, los problemas de la función,
resistiendo al nivel de extrema contingencia histórica que este último concepto
aporta a la idea de la arquitectura. Estos razonamientos son los que despliega
Monestiroli, en otras partes de su libro ya citado. Este autor caracteriza el
lenguaje arquitectónico como la definición de los elementos simples de la
Arquitectura y su uso en la construcción.
Por lo tanto se puede precisar la diferencia entre tipo y lenguaje: Si el tipo
edificatorio se forma preferentemente como adaptación de un género de
edificios a una finalidad particular, el lenguaje se constituye como un sistema
de representación. Así, los tipos sondiversos pero el lenguaje es único.
La posible derivación científica del lenguaje en tanto proyecto de definición de
un movimiento lógico, estaría dada sustancialmente, en la operación
tautológica de las antedichas manifestaciones, primero porque restringe o
anula toda referencialidad subjetivista y segundo, porque permite abocarse a la
profundización de la cuestión de la identidad, implícita en el reconocimiento de
los elementos simples de la construcción (muro, pilar, ventana, puerta).
Una aproximación cientificista, según este criterio, llevaría la cuestión del tipo a
una diseminación en sus componentes constructivos básicos, en la condición
de componentes básicos que tienen en el proceso de configuración de tipos
como formas que conforman lenguajes.
Un paso ulterior del discurso de Monestiroli es proponer que ninguna
arquitectura es posible sin el trabajo de la analogía, lo que equivale a
86
contraponerse al aforismo moderno que postuló que la arquitectura es tal por
su renuncia a ser mimética .
La analogía, que puede presentarse como formal (analogía entre forma y
forma) o conceptual (analogía entre forma y concepto) es un instrumento
indispensable del conocimiento científico en general y esta sería otra de las
posibles fundamentaciones de un contenido cientificista incluido en el enfoque
tipologista en tanto este concepto de tipo es el mecanismo generador de los
procesos de analogización.
El concepto de analogía -que puede presentarse como prestando diversas
funciones: sintética, evocadora o hipotética- instituye antes que nada, la
posibilidad de una diferenciación epistemológica esencial entre lo que podría
denominarse pensamiento lógico y pensamiento analógico.
Si el pensamiento lógico es generalista y axiomático, el pensamiento analógico
es fragmentario y experimental puesto que su cualidad o función hipotética le
induce a la experimentalidad y la posibilidad de seleccionar pedazos de cosas
a comparar lo convierte en fragmentarista.
Escapar a la tentación de sistematizar al precio que sea dice Grassi y este
aforismo reduccionista se acoge a la necesidad de revisar el verdadero alcance
operativo del bagaje teórico tipologista: el trabajo de Martí, según Grassi, sería
así, un estudio desencantado, distanciado, pero un paso necesario para la
construcción de una consciente metodología de proyecto.
La operatividad del tipo se presenta ahora según Grassi, como promoción de
forma o promesa de arquitectura, es decir, como fase de la actividad proyectual
ya desprovista de las seguridades metodológicas de una estricta construcción
de lenguaje.El tipo, devenido instrumento analógico, parece diluirse dentro de
las múltiples variantes de los caminos proyectuales de caja negra.
Se mantienen empero algunos valores, como el de construcción didáctica de
un recorrido -el menos personal posible- a través de soluciones ejemplares de
la arquitectura, siempre cruciales y ejemplificadores, con lo cuál se vuelve a
postular ahora como tentativa quizá un tanto más personal o subjetiva, el viejo
concepto de tendencia: las tendencias subjetivas, en tanto intenten
configurarse como las menos personales posibles (es decir, ahora, un deseo o
una expectativa, ya no un método) podrán confluir en la definición de una cada
vez más hipotética tendencia. El tipo sólo puede operar entonces como pretexto, porque la última palabra no puede ser otra -dirá Grass - que el propio
proyecto.
En esta instancia queda clara cierta suspensión del rigorismo lingüístico del
concepto de tipo: ya no parece válido como fundamento comunicativo del
proyecto. Si las relaciones entre tipologicidad e historicidad son como vimos,
problemáticas -e incluso, opuestas-, también es preciso analizar ahora, junto
con las propuestas de Martí, las vinculaciones entre tipologicidad y
funcionalidad. Así en principio, una primera interpretación de esta lógica podría
recaer en estipular un desinterés por lo funcional, vista su estructuralidad
fundamentalmente formal.
Otra, en cambio, podría advertir en este pensamiento una superación -e
inclusión, casi en el sentido hegeliano de augheben- del concepto de función
dentro de la supuestamente más totalizadora noción de tipo. Para entrar a esta
discusión Martí propone considerar las diferencias entre los conceptos de
tipología y clasificación que también, a veces, suelen confundirse.
87
Como una primaria conclusión en este estadio, se podría afirmar que la
tipología tiene más bien que ver con la forma y la clasificación con la función; a
la primera le importan las similitudes y a la segunda las diferencias.
En cuanto a algunas referencias proyectuales en la esfera de centralidad
destaca la utilización de criterios tipologistas como ya se dijo, en relación a la
ciudad histórica en cuya estructura prevalece una organización del hábitat
basada en motivos topológicos que interactúan con las matrices parcelarias. El
hábitat que se produce pretende resultar deductivo y formando una especie de
lenguaje que suele emerger en la contracara de cierta neutralidad funcional y
constructiva de los objetos del habitat como en el edificio escolar de Marcello
Carassi (Escuela Garibaldi, Trevi, 2005) que no sólo invoca toda la historia
tipológica de los edificios escolares sino también su abstracción respecto del
lugar de implantación, al cuál aporta reutilizando materiales supuestamente
intemporales de su construcción histórica.
Los trabajos de Renato Rizzi (como el proyecto para el concurso del Teatro
Isabelino de Danzig, 2004) consisten puramente en investigaciones sobre
cierto entorno tipologista que pudiera orbitar alrededor de los temas que
trabaja, en general concursos en lugares de cierta densidad histórica, tales
como proyectos territoriales en sitios de Italia o para el Museo de El Cairo. Los
proyectos tratan de evocar elementos propios de la historia tipológica del
lugar/cultura y del tema/programa y suelen resolverse mediante una curiosa
representación en bajorrelieve que funde matrices planimétricas (como plantas
o cortes) con la excavación de una contraforma generadora de un espacio
negativo. El proyecto y su forma de expresión son meros artefactos
descriptivos de supuestas invariancias tipológicas y culturales.
Algunas obras de Van Den Valentyne (como el T Home Campus, Bonn, 2011)
representan la multiplicación ad infinitum en las expansiones urbanas de una
especie de ADN generativo de ciudad aditiva basada en geometrías
elementales que se reproducen y multiplican ocupando o densificando los
vacios urbanos casi sin matices distintivos y conformando el inexorable paisaje
de los cubajes edilicios maximos y a la vez neutros, tal como anticipaban las
propuestas de la Grodstadt de la nueva objetividad de Hilberseimer.
En el caso de algunos trabajos del grupo español Mansilla&Tuñon destaca su
tendencia a una metodología de proyecto basada en la analogía y en la
deducción de criterios analíticos para el montaje del proyecto; en otras
propuestas (como el Museo de Zamora, 1996) la obra se inscribe en una
retícula tridimensional abstracta –cerrada en sus laterales y armada con patios
cenitales- en la cuál su programa específico, en este caso museístico, se
interpreta casi en la forma de utilizar notaciones de una partitura.
Como cierta evolución del tipologismo estricto y pase al modelo hiperanalítico ,
el uso y abuso de soportes geométricos de proyecto formulan en un proyecto
de Jean Paul Viguier (Casas Rubis, Montpellier, 2013) una exacerbación del
sustrato geométrico-dimensional que recepta e inscribe el programa funcional
del proyecto pero mas aún, lo sobredetermina linguísticamente como un
exceso de regulaciones métricas.
El tipo, en la condición de la llamada marginalia, asume o emite connotaciones
derivadas del peso de lo popular, los datos de la ciudad no-burguesa,
agregativa en lo socio-formal e incluso como en el proyecto del grupo chino
88
AZL (Centro Comunitario de Yangzhou, 2913), aún en una condición
extraurbana o cuasi rural, deviene una investigación sobre motivos
tecnológicos y topológicos de modos vernaculares de habitación, lo que
también aparece como una condición recurrente en muchos proyectos
marginales asociados a la promoción social-popular, en el trabajo del grupo
RUF (Escuela Mulan, 2013) definido por la voluntad de reelaborar motivos
tradicionales del hábitat y equipamiento colectivo sin ninguna elaboración
elitista sino como pura repetición de elementos específicos de las culturas
locales en que estos proyectos se inscriben, incluso sin negar referencias
anacrónicas.
En algunos trabajos del grupo uruguayo Miraval&Bednarik (Rancho Polonio,
2006) como pequeñas casas de veraneo en áreas costeras aun no
gentrificadas –o todavía con la vigencia de algunas tipologías populares, como
el caso de modestas casas de pescadores- se plantea el trabajo de deducir de
esas construcciones algunas cualidades que en su pragmática simplicidad y
pobreza tipo-tecnológica originaria permiten arribar por otra vía, a resultados
ligados a estéticas minimalistas (como aquellas neutras cajas que Donald Judd
esparcía entre los pajonales de su estudio texano de Marfa) o en otros trabajos,
recurrir a metáforas corporales de pequeños animales regionales que como la
mulita admiten reflexionar sobre una suerte de casa-traje o casa-cáscara, casi
totalmente neutralizada en el ascetismo del ambiente natural.
La postura tipologista también podría aparecer en ámbitos locales específicos
de riqueza topográfica y diversidad tipológica como en el caso de las
construcciones populares serranas de Valparaíso en trabajos que como los
grupo Re-Arquitectura (Conjunto Yungay, Valparaiso, 2009) se proponen
analizar e imitar en cierta forma, la utilización de modos de acomodar células
de casas colectivas en los desniveles acusados o de asumir el tratamiento del
color que quizá venga de costumbres ornamentales propias de los pescadores
(que usaban los esmaltes y barnices coloridos y brillantes de sus
embarcaciones para pintar y decorar sus casas).
En el caso de Ricardo Legorreta y fuera de su reelaboración elitista de la
estética naif de Barragán, en otros trabajos (Catedral de Managua ,1992)
puede derivar en varias investigaciones tipológicas que se basen por ejemplo,
en la utilización de motivos de las artesanías populares nicaragüenses –como
las ceámicas de Masaya, en relación a formas opulentas y colores básicos- o
en cierta meditación adaptativa del tipo catedralicio al proponerse un nuevo tipo
de iglesia- plaza o atrio cubierto, inmenso interior indeterminado y fluyente para
otorgar recinto a la vernácula noción de la plaza como espacio típico de la vida
comunal, en este caso incluso, cubierta no con una techumbre abarcativa y
canónica (cúpula, bóveda, etc.) sino con medio centenar de semi-esferas
sobrepuestas, con reminiscencias arábigas.
2 La cuestión del análisis
La cuestión del análisis – o del hiperanálisis que lleva a cierta idea de anulación
de la síntesis en la deconstrucción- apareció como la novedad mas restallante
en el mundo de la teoría arquitectónica a inicios de los 80 al calor de la moda
que imponía el discurso posmoderno de Jacques Derrida y merced a los
intereses teóricos de tal vez el intelectual mas destacado en arquitectura en los
últimos años: Peter Eisenman.
89
En el núcleo del pensamiento deconstruccionista según la propuesta básica de
Derrida se inscribe entender a la filosofía como escritura, es decir, como una
escritura más que trata de escapar a la retórica (Jonathan Culler liv) de lo que
surgen varios corolarios de interés como [1] la ruptura de la jerarquía de lo
literario dentro de una literalidad o textualidad generales, [2] la autonomía de la
lectura respecto de lo escriturario (y también entonces, no sólo la posibilidad
de una textualidad interminable –escribir sobre lo escrito que escribe sobre lo
escrito...– sino, dada la no jerarquía de una escritura sobre otra, la homología o
equivalencia de lo escrito y lo escrito sobre lo escrito o analítico-crítico: es tan
importante así tanto el corpus escriturario de Rousseau o Nietzche o Marx
como el corpus de escrituras críticas –por ejemplo de Derrida- sobre dicho
corpus, rompiéndose incluso la relación encadenativa o genealógica de texto
inicial y textos subsiguientes) y [3] la diferencia –que hay que reconstruir
paradójicamente, en la de-construcción- entre odos (camino, pensamiento,
lenguaje, escritura) y methodos (dirección o sentido de interpretación, itinerario
de rescritura, etc.).
La reducción del pensamiento a escritura –o textualidad– permite, no sin riesgo
conceptual, presuponer en toda textualidad un pensamiento (proyectualmente,
diríamos una lógica) es decir en última instancia, una reversibilidad entre texto
y discurso, articulada en el modus analítico de la deconstrucción. Este
mecanismo es el que le permite sostener a Derrida el valor paradojalmente
constructivo, de la deconstrucción aplicada al proyecto arquitectónico.
En un pasaje de uno de los textos arquitectónicos de Derridalv (Dispersión de
voces) éste dice que la deconstrucción no consiste únicamente en disociar,
desarticular o destruir, sino también en afirmar un cierto “estar juntos”, un cierto
‘ahora’; la construcción es posible únicamente a partir de que los fundamentos,
los cimientos mismos, hayan sido cuestionados...así la deconstrucción es la
condición para la construcción, para la invención verdadera de una afirmación
real que mantiene unido aquello que construye.
Desde el punto de vista operativo el paradigma deconstruccionista se propone
precisamente deconstruir o diseminar, desmembrar lo literal y lo metafórico en
un texto, descubriendo sus oposiciones mediante un estudio de figuras o
tropos. Lo que vendría a poner en evidencia el trabajo analítico
deconstruccionista es exactamente, la existencia de dichas oposiciones.
El espesor de la urdimbre entre literalidad y alusiones que recubre un texto es
lo que hay que deconstruir: en la dimensión simbólica distinguiendo lo orgánico
de lo mecánico; en la dimensión alegórica separando lo motivado de lo
arbitrario. Este segundo elemento es sustantivo ya que podría definirse a la
alegoría como basamento del lenguaje artístico-poético (Paul De Manlvi).
Podría pensarse que, si bien esta actividad deconstructivista analítica es
dominantemente negativa –en tanto enunciadora de partes o elementos que
juegan en la urdimbre de la textualidad- no habría mayor problema operativo (
salvo una exagerada deseconomía ligada a cierta desubjetivación del obrante
analítico) en positivizar el modus analítico arribándose a una cierta
proyectualidad, como una clase de invención re-ligadora o articulante.
En un alarde de tinte absolutista Derrida –en su Dispersión...- concluye
aseverando que sólo la deconstrucción, sólo una apelación a la deconstrucción
puede realmente inventar arquitectura.
La ironía formal –cita De Man a Walter Benjamin– representa el intento
paradójico de construir el edificio mediante una de-construcción del mismo [la
90
expresión deconstrucción -ab-bruch– aparece pués en Benjamin] y demostrar
la relación de la obra con la idea dentro de la obra misma. La idea –cierra De
Man este pasaje– es el proyecto infinito, el absoluto infinito hacia el que la obra
progresa. La ironía es la negación radical que, sin embargo, revela como tal,
mediante la ruina de la obra, el absoluto hacia el que la obra progresa.
En cualquier caso lo que puede deconstruir el deconstruccionismo en la
arquitectura no sería paradójicamente su construcción, sino meramente el
grado de configuración formal de su construcción: así la aplicación del método
derridiano a la arquitectura y su necesidad de operar sobre un texto hace que
tienda a atribuirse tal textualidad a un dispositivo que se ha llamado estilo en el
desarrollo histórico de aquélla: es decir un conjunto axiomático estable de
reglas de atribución de correlaciones entre subformas o sea, si se quiere algo
semejante al conjunto de tropos contenidos en una operación textual
convencional y también sobre todo una normativa axiomática sancionada
originalmente con palabras (Tratados, Manuales, Reglas Académicas y
Escolásticas, Manifiestos, Descripciones o Memorias declarativas de proyectos,
etc.).
Si ello fuera así el cometido del análisis deconstructivista podría acabar o
agotarse con los sistemas retóricos de producción de arquitectura y sus
correspondientes suplementos de textualidad (paradojalmente el texto fundante
de la aplicación del método derridiano a la arquitectura escrito por Eisenman,
se llama El Fín de lo Clásico y el Fin de lo Moderno).
Entonces pareciera que la aplicación del pensamiento derridiano a la
arquitectura encontrará un cauce reductivo que entenderá la deconstrucción o
diseminación como una cierta deriva de operaciones formales y básicamente
una convergencia de tal aplicación a consagrar una suerte de autonomía formal
de la arquitectura ya que en tal plano sería posible restituir un campo de
relaciones entre el análisis y el proyecto o sea intentar a menudo
infructuosamente, analizar no la forma sino como la forma procesa contenidos.
Dado que probablemente la arquitectura no puede ser reducida a textualidad o
lenguaje (por lo menos, lenguaje previsible) salvo en cuanto a cierta
manipulación de contenidos metafóricos, el deconstruccionismo conducido a
método analítico-proyectual tiene que apoyarse en las experiencias formales
(ultra-analíticas) como basamento de un posible nuevo sentido y
subsiguientemente en cumplir la premisa derridiana de trabajo frívolo (Derrida
define lo frívolo como lo que opera exclusivamente con significantes o formas)
y en suspender en nombre de la conducta hiper-analítica, el momento de la
retotalización de forma: es decir desde un punto de vista teórico, la
consumación del proyecto (como estabilización y cierre de forma) para la lógica
deconstruccionista es un problema.
El desarrollo conceptual y metodológico de los criterios del pensamiento
deconstruccionista como una posible lógica proyectual ha tenido como
elemento central el despliegue de procedimientos de experimentación formal
como modo de correlacionar la arquitectura con los modelos descriptivos de la
ciencia en tanto intentos de describir la complejidad y la indeterminación.
El exagerado afecto por la utilización de criterios sofisticados de análisis formal
ha inducido a establecer una cierta autonomía del proceso de análisis
deconstructivo como de alternativas de re-formalización más bien provisorias o
desinteresadas en la recuperación de una entidad estable de forma con lo cuál
ha podido proliferar un desarrollo de análisis y ensamblajes (o simulacros
91
relativos del punto de origen del análisis) que tiende a suspender la voluntad de
totalidad.
Este enfoque debía naturalmente desembocar en una práctica desinteresada
en la objetivación de cosas reales (siempre equívocas o carentes de la
complejidad que el análisis deja vislumbrar): la construcción , como puesta en
realidad de un supuesto objeto resultante de esta lógica proyectual debía
resultar incómoda o al menos, problemática y nunca contenedora –por su
condición de realidad– del carácter fluido y multifome de un momento
cualquiera del desarrollo de los experimentos del análisis deconstruccionista.
Esto iba a conducir a una puesta en crisis del concepto mismo de proyecto:
recuérdese que éste en su origen etimológico histórico renacentista, alude al
fenómeno de la anticipación. El proyecto como dispositivo analógico es un
instrumento que anticipa (y verifica la viabilidad) de la construcción o
materialización efectiva de la cosa imaginada por el proyectista.
Por lo tanto conceptual y operativamente, el proyecto es una noción
determinada por la inexorabilidad de su concreción (independientemente de
que ello efectivamente ocurra: no importa desde este punto de vista, que el
proyecto quede en el papel si contiene la información necesaria para su
realización).
La lógica deconstruccionista, asumiendo la idea derridiana que un comentario
de un texto es tan bueno y legítimo como el texto comentado se propone
explotar el trabajo teórico de proyectar como una forma de efectuar un cierto
tipo de comentarios respecto de un punto de partida: que puede ser un texto
(La Divina Comedia, Romeo y Julieta, El Timeo, etc.), un enunciado de
necesidad de arquitectura (un programa de requisitos funcionales, un
manifiesto o declaración de deseo o intención, un plan urbano, etc.) , otro
proyecto previo (la casa colectiva Giuliani-Frigerio, etc.) o un modelo de
decripción de la realidad (los fractales, el ADN, las ondas solitón, etc.).
El último Eisenman -el de la actividad de los años 90- representa una
reafirmación así como una reelaboración incluso autocrítica de los discursos
deconstruccionistas y clausuran algunas ortodoxias de las primeras etapas : lo
sustantivo quizá sea un explícito abandono de la autonomía de la forma como
fundamento de su investigación y experimentación proyectual y el pasaje a una
utilización más instrumental del material formal ya no como elemento autónomo
sino como aquello que da forma , que con-forma o genera espacialidad.
Según Eisenman tal desplazamiento supone el pasaje de un método que llama
forming (formeo, formación o formalización) a uno que denomina spacing (
espaceo, espaciación o espacialización) en el cuál lo formal se instrumentaliza
al servicio de definir , envolver o recubrir vacíos, especialmente intersticios o
espacio residual, con la característica adicional que ese espacio o vacío no se
manejará con criterios pasivos –una no-forma virtual que resulta envuelta– sino
con procedimientos activos, deformativos, de explotación de las características
geométricas complejas de esa no-forma.
A ello ayuda lo intersticial puesto que el arquitecto con-forma no una
espacialidad abstracta o indeterminada sino en cambio una residualidad,
tortuosa, excedentaria, marginal.
En los proyectos de la Max Rheinhardt Haus, la Iglesia del 2000 o la sede de la
compañía BFL en Bangalore habrá como elemento nuevo una preponderancia
de espacio (proyectado como spacing, es decir con delimitaciones de alta
complejidad geométrica), pero no un espacio estático, regularizable o
92
aprehensible perceptualmente sino un espacio entendible como intersticio o
residuo, contracara vacía de las geometrías ultradesplegadas y complejas.
Este nuevo discurso eisenmaniano contiene varios niveles de autocrítica: por
ejemplo el reconocimiento de la exasperante inestabilidad formal-espacial de la
superposición infinita de tramas y juegos de escala del Centro Wexner, un
edificio que debía haber sido sólo proyecto y que tuvo que ser remodelado para
calmar la desorientación perceptual de los usuarios. El Wexner dicho sea de
paso, resultó muy mal construido y recientemente sufrió una restauración
integral de un costo cercano a los 20 millones de dólares.
Con la formalización de un todo fracturado, la estabilización de las tramas y su
ocultamiento, el Centro Aronoff parece cumplir de manera más completa la
verificación real del modo de proyecto complejo. Se trata dice Eisenman de un
edificio escrito, no oral ni parlante y eso restablece una cualidad que Benjamin
definía como carencial en la arquitectura como materia sometida a
observaciones distraídas: sólo lo escrito rescata al observador del estado de
percepción distraída.
Eisenman por otra parte, clausura la ilusión lingüística de la arquitectura puesto
que si en un sistema lingüístico puro el otorgamiento de significación resulta
del opacamiento de la relación entre significantes y significados ese trabajo
resulta imposible en el seno de una arquitectura entendible como lenguaje
puesto que ésta ya tiene históricamente opacadas tales relaciones.
En reportajes y artículos de críticoslvii (como Alejandro Zaera Polo o Jefrrey
Kipnis) y propioslviii Eisenman desarrolla algunas claves de su pensamiento
proyectual sintetizando lo que queda de su primera etapa y exponiendo sus
argumentos nuevos. Uno de ellos es la utilización de la noción de lo maquínico
(Deleuze, Guattari), una forma de funcionar inmanente y pragmática, por
contagio más que por comparación , insubordinada tanto a las leyes de la
semejanza como a las de utilidad.
Lo maquínico opera así como concepto susceptible de establecer un nuevo
estatuto de autonomía que otorga al proyecto la insubordinación a la
semejanza (clausurándose entonces toda pretensión genealógica y tipológica
incluso tal vez, hermeneútica) tanto como la insubordinación a la utilidad (es
decir: una vuelta posmoderna a la autonomía de la arquitectura que Hegel
había vedado por tal subordinación o heteronomía). Desde esta perspectiva
deleuziana Eisenman encuentra una ratificación ahora más filosófica, de su
anterior intuicionismo proyectual cuyo procedimiento sin embargo confirmará.
En efecto Eisenman señala que su método tiene tres momentos:
[1] el momento de realización de los diagramas proyectuales específicos (que
serán de tres tipos: los diagramas de función u organigramas, etc., los
diagramas de relacionamiento de las funciones con el tipo y los diagramas de
articulación de los dos anteriores con las características del emplazamiento o
de instalación en el terreno),
[2] el momento de la selección de diagramas externos al proyecto (que pueden
ser los diagramas de las ondas solitón, de las funciones neuronales, de las
estructuras ADN, de los cristales líquidos, de las ondas seno, de los fractales,
del morphing, etc) y
[3] el momento de la confrontación / superposición de ambas series de
diagramas: momento que producen desdibujamientos y revelación de
condiciones de inmanencia de la segunda serie respecto de la primera.
93
Cuando se define tal condición de inmanencia de un diagrama externo respecto
de uno interno se ha establecido mediante el reconocimiento de lo arbitrario de
la segunda serie, la cualidad de lo maquínico.
La recurrencia al segundo sistema de diagramas se debe a que la arquitectura
no tiene hoy modelos para describir las complejidades del mundo y si fuera así
no resulta cognitivamente potente per se para proyectar o instituir artefactos
maquínicos (es decir insubordinados a la semejanza y a la utilidad).
Sin embargo la arquitectura, aún asumiendo esa determinación inmanente de
lo maquínico tiene su especificidad que es básicamente definir una entidad
figural o un perfil, un cuerpo al diagrama o conjunto de diagramas.
Ese dar cuerpo era propio del forming pero toda vez que reactivamos la idea de
lo intersticial –como temas que preexisten en el espacio abstracto como
estados reprimidos– el trabajo de dar cuerpo debe ser materia del spacing, es
decir absorber lo intersticial en lo envolvente (interface o perfil).
Lo maquínico –y lo maquínico deseante– según Guattari no es una selección
sino una cualidad del estado del mundo que implica un cambio del ser (el ser
en / con lo maquínico) que fuera de toda moral no resulta ya una opción sino
una imposición. Trabajar de manera proactivanente maquínica significa según
Eisenman, recuperar una dimensión crítica para la arquitectura, aunque quizá
reubique a ésta en un plano utópico.
En efecto el presente está saturado de poder, un tipo de poder que obliga a
extremar las producciones sesgadas por la semejanza (la identidad de la
hipecomunicación mediática) y la utilidad (la omnipresencia de lo mercantil): lo
crítico será reinstalarse no en el presente sino en lo histórico, en torno de
formas ya no de poder sino de control (relativización crítica del presente eterno,
designado como inamovible fín de la historia) y produciendo – o investigando productos culturales rebeldes (o sea maquínicos).
Para revestir moralmente un programa maquínico Eisenman ensalza por una
parte a la presentidad –presentness– como capacidad de transgredir
tipologíasresistiendo exitosamente la absorción cultural del mercado y por otra
la criticalidad, como capacidad de transgredir el zeitgeist epocal.
En la esfera cultural de la centralidad la lógica del análisis (o la que emerge
derivada del pensamiento analítico deconstruccionista derrideano) se manifesta
en torno de una voluntad programática de diseminación o sea de aportar al
continuo fragmentarismo de la posmodernidad y su virtual rechazo a las
modernas categorías de totalidad. La diseminación del objeto, emergente de
aplicaciones analíticas diversas, puede estabilizarse en productos edilicios
formales como los de Coop Himmelbau y su líder Wolf Prix (Seibersdorf Off,
1995) aunque ello no viene exento de muchas contradicciones entre el
mecanismo analítico proyectual y las cualidades emergentes de su
materialización, como si esta contradijera o suspendiera la condición ideal de
una analiticidad conducente a una infinita diseminación teórica.
Por eso no es casual que
Lebbeus Woods –verdadero mesías del
deconstruccionismo y referencia sustancial de todos sus practicantes,
arquitecto autoconfinado a experimentos teóricos e incluso a investigaciones
formales ajenas a cualquier estatuto de utilidad arquitectural- utilice el
dispositivo analítico para ejercicios que terminan por restringirse a cierta
experimentalidad lingüística (como en sus performances actuadas o sobreescritas a edificios convencionales: Sarajevo, 1994) o a una autónoma –
94
respecto de la operatividad del proyecto acerca de su inevitable ulterior
materialización- actividad proyectual bastante análoga al valor estrictamente
lingüístico y no referencial, narrativo o descriptivo, de los procesos de la
escritura poética.
En el caso de la versátil Zaha Hadid podría estimarse su adhesión a la lógica
hiperanalítica y diseminativa deconstruccionista en las investigaciones que
realiza sobre modelación de suelo (o suelo inflado como lo llama, reconociendo
a su vez los antecedentes proyectuales de tal vocación modeladora en la
arquitectura de Oscar Niemeyer) que si bien significan indagaciones sobre
plegaduras territoriales y superación del formato parcelario-tipologista tampoco
escapan de contribuir a las nuevas demandas del capitalismo inmobiliario
globalizado y gentrificado (como en su Propuesta urbana para Doha, 2005 y
diversos trabajos en supuestos mercados de suelo marginales como otras
propuestas para Budapest o Estambul).
El metodologismo analítico-diseminativo se trasmuta en Daniel Libeskind en
investigaciones sobre fracturación de la forma capaces de suscitar emociones
fruitivas cercanas a cierta estética de lo sublime, como ocurrió en sus varias
propuestas de articulación de estos lenguajes desgarrados y optogeométricamente provocativos con la construcción de una simbología evocativa
del holocausto judio –sobre todo en sus Museos del Holocausto en Berlin y
Osnäbruck- que luego derivó en formas simbólicas aptas para recordar a la
guerra en general (Museo de la Guerra, Manchester) o alusiones válidas para
re-presentar derivas del arte contemporáneo tensado por el análisis y los
procesos, antes que por formas acabadas, totalizadas y estables (Museo de
Arte de Denver, 2007).
Quizá el caso de Peter Eisenman (Centro de Artes Visuales de Wexner, 1983)
sea el mas canónico y ortodoxo cultor de esta lógica apoyado en su formación
filosófica y sus intercambios con Derrida que alcanzaron el estatus de
colaboración en un proyecto teórico planteado para La Villette parisina como
una estricta tentativa de traducción de un diálogo platónico al idioma
arquitectónico. Pero Eisenman proyecta y construye con tanto apego a su
metodología que consigue el paradójico efecto de dotar a sus trabajos de
notorios distanciamientos respecto de cualidades que podrían requerirse de un
artefacto arquitectónico tales como diversos niveles de eficacia prestacional y
comunicativa que preferentemente transgrede en nombre de su pretendido
rigor de aplicación de esta clase de razonamientos analítico-diseminativos.
En el marco de las culturas de la marginalia, las lógicas basadas en las
posturas hiperanalíticas mas que apuntar a la diseminación y fragmentación
anti-totalizante se basan en utilizar modalidades del análisis en que prevalece
la voluntad de entender y fortalecer procedimientos proyectuales basados en
el peso o importancia de lo evolutivo-fáctico incluso aplicando al proyecto una
connotación didáctica o propia del espíritu de un manual de instrucciones. Mas
que desmontar o deconstruir una forma dada o una cierta cosa en estado de
totalidad, este pensamiento proyectual en la esfera marginal aplica a
analizar/desmembrar lo dado para tratar de entender lo no-total y ayudar a los
procesos sociales de formalización.
El caso del proyecto liderado por Solano Benítez para ayudar a la
consolidación del asentamiento de pequeños agroproductores del Chaco
paraguayo (Proyecto Yviraporá , 2012) es un buen ejemplo de esta perspectiva
95
analítica orientada a entender y fortalecer un proceso en curso asi como la
idea de proyecto entendido como un manual de instrucciones o una especie de
registro y derrotero de un proceso social de asentamiento. Destaca en su
faceta analítica, el interés por entender la complejidad ambiental del territorio (
visible en su topografía y escorrentía, en sus acuíferos y sus ensambles de
forestas vírgenes y humedales), la complejidad social y dominial de la
población atendida (originales colonos en parcelas de tamaño pequeño, ahora
fuertemente presionados por la voluntad expansiva de los latifundios sojeros –
muchos provenientes de la cercana frontera brasileña- en connivencia con el
Estado) y el interés de investigar alternativas habitativas y productivas nuevas,
mezclas de paradigmas de la producción rural intensiva y de formatos
habitativos solidarios o comunitarios.
En trabajos de concursos como los que produjo el equipo francés
Carré&Denger (Proyecto Chan-Chan, 2006) tendientes a investigar
proyectualmente sobre la vigencia y reelaboración de las ideas de las formas
sociales y espaciales de instalación de las sociedades moches en el famoso
asentamiento trujillano o en lo que queda de él, como vestigios arqueológicos,
se evidencia también una voluntad dominada por una clase de análisis
destinada a examinar los componentes de tales agrupamientos (las ciudadelas
de barro armadas en torno de grandes patios, los ingeniosos manejos de los
exigüos planos de agua) para deducir si cabe, motivos de proyecto asociados,
mediante tales análisis, al fortalecimiento de criterios tipológicos y ambientales
propios de las sociedades originarias que en todo caso ofrecen posibles
lecciones sobre arquitecturas actuales en tales contextos tecnológicos y
ecológicos. Los proyectos asi, no son estrictamente instrucciones precisas para
nuevas obras, sino mas bien una especie de lenguaje de registro de unas
formas espcíficas de resolver las relaciones de unas sociedades con sus
territorios dentro del aprovechamiento de limitaciones y potencialidades.
Los trabajos analíticos-pedagógicos desarrollados hace casi medio siglo por la
Cooperativa Amereida (tales como la Hospedería de La Entrada, 1998), grupo
formado por profesores de la Escuela de Arquitectura de la Universidad
Católica de Valparaíso en Chile, circunscriptos por ciertas metodologías y
ritualidades de procesos proyectuales que se presentan como forma de
aprendizaje de la arquitectura, contienen mucho de esta voluntad analítica a la
vez articulada con el interés de entender y participar de procesos largos de
proyecto encarado de manera colectiva y participativa. El análisis se convierte
asi por una parte, en secuencia de actos o acciones de proyecto (el acto
poético de fundación proyectual, el trabajo en ronda, la desactivación
pedagógica de aspectos centrales del proyecto convencional tales como la
función o utilidad, la tectónica o permanencia de la cosa, la adaptación al
contexto, etc.) y por otra, en interpretación abierta y performativa de un work in
progress sin final o totalización prevista ni ostensible.
Algunos trabajos mas profesionalmente ortodoxos – como algunas casas del
colectivo argentino FILM (Casa en Los Robles, Pilar, 2008) o del paraguayo
Javier Corvalán (Casa Hamaca, Asunción, 2009)- también utilizan la
oportunidad de un encargo convencional para densificar el desarrollo
proyectual con argumentaciones metodológicas analíticas, como la idea de
desarrollar un lenguaje murario ladrillero casi caligráfico en el primer caso o la
tentativa de abrir el objeto cerrado de una casa en el segundo, agregando en
tal caso, a la exploración de la ruptura del contenedor murario, el interés por el
96
análisis de criterios estructurales alternativos como planos de hormigón o
ladrillo armado en condiciones de tracción o tensión.
3 La cuestión de la forma
Acerca de la preferencia contemporánea por una lógica proyectual basada en
cierta omnipotencia del atributo de la forma debe decirse en un sentido, que
ello ratifica el paradigma estético barroco (Calabrese como se verá mas abajo,
utiliza la noción de era neobarroca para aludir a este aspecto que califica como
hegemónico del pensamiento artístico contemporáneo, como episteme
dominante) y la secuela que va de cierto experimentalismo neoclásico –desde
Lequeu a Soane por ejemplo– y las experiencias expresionistas como ala
antirracionalista de la modernidad –desde Mendelsohn a Kiesler– pero en esta
instancia quisiéramos referir mas bien a una exasperación de la manipulación
formal que arriba prácticamente al estatuto de lo informe previsto por Bataille y
que Rosalind Krauss encontrará como condición inherente a la animalidad o
sea a cierta característica de cosa natural.
Enric Miralles se interesa en una clase de manipulación formal tal que a la vez
desafía las condiciones técnicas del factum arquitectural (que básicamente
reniega de una condición manufacta) y que también adquiere un interés
proliferativo multiescalar, un trabajo de forma que va desde la operación de un
fragmento de ciudad hasta la elaboración de un detalle constructivo. El
concepto mismo de detalle se convierte mas en una especie de grafía
expresiva o linguística que en una bajada a la solución fáctica o técnica.
Pero la suspension o el alejamiento de la voluntad resolutiva técnica en aras de
una búsqueda de formalismos apriorísticos encuentra su cénit en la obra de
Frank Gehry y especialmente en su Museo Guggenheim de Bilbao, de 1997.
Alli la apelación a un formato de dibujo digital –el programa Catia desarrollado
por la Dassault, empresa constructora de aeronaves de combate- o la
utilización de la chapa de titanio conformada con superadhesivos (también una
solución de tecnología aeronáutica) no significa una innovación tecnológica
sino una manera de advenir a la apetencia escultórica de forma compleja.
Pocas obras recientes son mas vergonzantes en referencia a su lógica
estructural (ni siquiera lo mas kitsch del último Wright, otro formalista
empedernido) y pocas son mas audaces en perseguir un ideal de formaimagen que conduce inevitablemente a una suerte de escultura recorrible.
Temas que por otrra parte Gerhy reelabora en diversos formatos , escalas y
tecnologías de acabado en obras como el Centro Disney, de 2004 o la Opera
Pritzke en Chicago (2005), ésta incluso incurriendo en indagaciones cercanas a
la forma virtual. Y también esta voluntad de operación en torno de un atributo
como la forma se acerca al máximun de animalidad e in-formalidad, en el
sentido kraussiano, en el manierista y casi historietístico trabajo de Peter Cook
en su Graz Kunsthalle (2002) directamente una forma animalesca con una piel
tentacular y una apariencia inquietante.
Plantearse el tema de una lógica dominante de sentido artístico en una época
histórica puede implicar retomar el concepto foucaultiano de episteme o afirmar
la prevalencia de un orden restaurado o dominante como por ejemplo, el del
romanticismo.
Un método para establecer la dominación o hegemonía histórica de una lógica
puede ser el analizar distintos objetos y encontrar formas comunes en
97
fenómenos diferentes (Calabreselix) lo que puede derivar en una recaida en
estructuras subyacentes (por ejemplo, Kepler, Góngora, Caravaggio, Borromini
comparten estructuras subyacentes de alguna homología en campos
fenómenicos diferentes de producción: esa homología puede ser llamado
pensamiento barroco)lx.
Lo que llamamos lógica proyectual formalista se identificaría con este carácter
dominante de la obra de arte propia de la inorganicidad abstracta moderna, y
así también nos conduce a restringir la comprensión comunicativa de la cosa y
en cambio, a interpretar (y gozar estéticamente) su modo o proceso de
producción.
Si bien toda la Teoría Estéticalxiadorniana –la verdadera y quizá definitiva teoría
estética de la inorganicidad abstracta de la modernidad, planteada como
superación de todo arte anterior, básicamente clasicista y romántico– sugiere
una condición intrínseca de racionalidad en ese despliegue propio a la
conformación de la renuncia a toda voluntad mimética, dada sobre todo en el
programa del arte moderno entendible como perpetura fuga de la tendencia a
que la obra de arte se convierta en mercancía, en la base del proceso de
constitución de la cosa artística inorgánica –como forma absolutamente nueva
– hay un sujeto productor que si bien pudiera estar determinado por la
condición histórica del modo de producción artístico inorgánico-moderno, tiene
que incluir en el proceso de producción formal un inevitable contenido de
subjetividad.
Esa subjetividad está saturada de espontaneidad gestual –que sería la
manifestación del oficio o capacidad fáctica directa del artista– no tanto o no
sólo como vía de traducción de aquella genérica situación de excluir a la obra
de arte de su funcionamiento como mercancía o sea portadora de valor de
cambio sino sobre todo, como condición de inorganicidad, abstracción,
evitamiento de todo dato orgánico (es decir, imitativo): o sea para ser y parecer
moderno, el artista tiene que garantizar al mismo tiempo, una explicitación de
su proceso de producción tanto como una característica críptica de su
producto, dado que debe negar cualquier portación de sentido mimético.
En alguna medida la idea de voluntad de forma , la kunstwollen de la estética
positivista finisecular, plantea una teoría que la estética moderna asumirá,
según la noción del hallazgo o encuentro casual con una situación de forma
preexistente que el artista se propone o desea convertir en des-cubrimiento o
de-velación, despojamiento de aquello que la ocultaba.
En parte esto será tanto el método del objetc trouvée de Duchamp –pero
también de Picabia o Tinguely y todo el movimiento dada- que contiene la
sensación de lo ya visto o entrevisto en la memoria periférica (el deja vu) como
la adaptación de Breton del discurso freudiano del cuál se funda el
psicoanálisis y que terminará por alimentar los procesos de acceso a la forma
deseada –una modalidad si se quiere moderna, del kunstwollen– y a la
elaboración del potencial fantasmático, que según Deleuzelxii tiene esta
postura, sin embargo conducente al descubrimiento o acontecimiento –como
novedad de exposición– antes que a la repetición (la redundante reaparición
del elemento obsesivo fantasmático).
Algo de eso es lo que estudia Gastón Bachelardlxiii en su Poética del Espacio,
cuando presenta una serie de topos característicos naturales-culturales (la
cueva, el desván, la concha, el nido, el sótano, etc.) a través de la palabra
poetizada de quiénes se acoplaron/designaron/habitaron esas configuraciones.
98
La construcción puede aparecer como una cuestión de generación/degeneración del proceso natural de constitución de la complejidad de la forma o
bien, más frecuentemente dentro de la tradición moderna inorgánica, la
construcción puede erigirse en problema o desafío, cosa a superar o poner en
cuestión, por ejemplo, los componentes de tectónica, gravedad y transmisión
de la fuerza, masa y opacidad, elasticidad, etc.
De lo antedicho surge la posibilidad de una idea de constructividad negativa: el
artista formalista o moderno inorgánico según Adorno, basa una parte
sustancial de su proceso de formalización en un proceso que tiende a negar la
materialidad, como si la forma adquiriera plenitud y hasta legitimación estética
sólo en cuanto se propone un nivel de dificultad o problematicidad en relación a
su definición como tal.
A veces tal problematicidad radica en la dificultad de imitación de la generación
de la forma natural compleja, a veces en cambio, la constructividad negativa se
postula como una confrontación con lo natural/constructivo/generativo al
intentar superar límites (peso, opacidad, inercia).
Una parte del componente enigmático de la obra de arte moderna inorgánica –
o de las producciones inscriptas en la lógica formalista, diríamos aquí– radica
en el efecto de problematización constructiva de la facticidad misma de la cosa,
en la presentación de su constructividad como problema.
El caso del edificio destinado a centro cultural de Miralles, que se cayó y luego,
en la continuación del proceso de nueva erección del mismo, en el que las
ruinas de la primera tentativa se usaron como materiales casi arqueológicos del
nuevo proyecto-intento, es un ejemplo extremo de este tema.
Por otra parte en el proceso proyectual el tema de la forma puede o suele
aparecer como un problema pre-constructivo o pre-fáctico –eso implica, en
cierto sentido, el concepto de kunstwollen-, como un elemento de
predeterminación o voluntarismo que por su propia índole puede desencadenar
un proceso problemático de proyecto.
Desde la perspectiva del desarrollo de la obra de arte moderna podríamos
identificar tres momentos sustantivos de lo que llamaríamos el trabajo del arte,
aplicables al desarrollo del proyecto arquitectónico:el momento del trabajo del
arte signado por la voluntad de superar la restricción de la función (Hegel), el
momento del trabajo del arte definido por la intención de hacer fugar a la obra
de su conversión en mercancía (Adorno) y el momento del trabajo del arte
caracterizado por el trabajo del sueño (que implica el despliegue de tres
operaciones proyectuales: condensación o cambio de escala; representación o
cambios de significados y desplazamiento o cambios de significantes) (Freud).
El tercer momentolxiv es particularmente notable para el desarrollo de lo que
estamos caracterizando como lógica formalista en tanto instituye el paradigma
surrealista, en todo caso introduciendo la conciencia (proyectual) de lo
inconsciente o ampliando la asunción de la realidad que según Lacan no es
sólo lo real-real sino además, lo simbólico y lo imaginario.
Un célebre analisis de Salvador Dalílxv acerca de una pequeña y enigmática
obra de Millet (llamada Angelus) introdujo una fecunda correlación entre la
presentación en Millet, de un mito trágico y su infinita resonancia proyectual –
en Dalí– bajo la forma de lo que éste llamó la actividad paranoica crítica o una
correlación desencadenante de procesos de formalización articulando
arquetipicidad y delirio. El trabajo descripto y teorizado por Dalí es un
99
consumado ejemplo de la incorporación hiperracional moderna del elemento
surreal en la lógica delirante de formalización.
Las aperturas surrealistas dalinianas pueden articularse con algunas de las
operaciones que Calabrese describe como propias del modus neobrarroco, a
saber: Ritmo y repetición (aceleración, policentralidad, virtuosismo, erudición) /
Límites y excesos (la producción artística de monstruos o si se quiere, la
perduración del arte quimérico barroco) / Detalle y fragmento (o correlación
exasperante entre orden y azar) / Inestabilidad y metamorfosis (o el elogio de
las deformaciones activas) / Complejidad y disipación (lo real complejo y
entrópico-degradativo) / Desorden y caos (o un orden de tendencia
autodestructiva o in-formal,como la geometría indefinida de los fractales o la
suspensión del modelo estable de las matemáticas difusas) / Nodo y laberinto (
como orden autógeno o introspectivamente infinito) / Más o menos o no se qué
(o la pasión por lo indefinido / indefinible, volátil) / Distorsión y perversión (o
elogio de la des-regularidad y alejamiento in-moral de lo canónico).
En la escena posmoderna central la lógica formalista se manifiesta en una
nueva versión – pregante, retórica, de poderoso reclame de diferencialidad
como nuevo elemento de identidad corporativa- de lo monumental, usando el
concepto de monumento como instancia distintiva dentro de la continuidad de
los tejidos urbanos y esgrimida con vocación de memorabilidad o impacto en el
imaginario de los percipientes. La forma-monumento de tal guisa, emerge
empero no como asociada a la estructura (o sea, a la materia tectónica-durable
del objeto-monumento) sino a la imagen (o sea, a aquella provisión de estímulo
para el imaginario del consumo).
La precedente consideración es singularmente apta para explicar la obra de
Frank Gehry en todas sus aventuras de forma-imagen que incluso llega a una
idea de virtualidad en el caso de la Opera Pritzker (Chicago, 2005) artefacto
reducido a un telón-escena -combado para simular forma- mas un recinto
abierto delineado por curvas lineales que atraviesan el aire para denotar un
recinto inmaterializado: es por cierto un episodio nítido de la máxima asociación
entre forma e imagen, entre artificio espectacular y provocación ópticoperceptiva para impactar la memoria sensible de sus usuarios.
A menudo esta utilización retórica de esta nueva monumentalidad de formaimagen ha ingresado a la agenda de re-presentación terciaria de muchas
ciudades interesadas en generar señales para esta reciente instancia
globalizada (el Guggenheim de Bilbao es la nave insignia de esta pretensión de
los gobiernos locales de construir simbologías urbanas en base a objetos
signée, derivando en un coleccionismo de arquitecturas-estandartes
equivalente al interés de otrora por el coleccionismo de bienes artísticos) y en
ese nuevo mercado de monumentos-espectáculos acogidos a la generación de
efectos insertos en las modalidades que Calabrese reseñaba como atributos de
la era neobarroca destacan retóricas pos-sublimes u hórridas como el aparato
en forma de molusco que Peter Cook imaginó para la Kunsthalle de Graz
(2002), incómodo y hasta forzado en su implantación en una pequeña plaza
central e inaugurando una comunicación retórica con los lugareños que lo
bautizaron Friendly Alien, equivalente al Parasol de Sevilla (Júrgen Meyer,
2010) que en ese caso fue bautizado como el waffle.
La mas estrecha relación entre forma e imagen otorga un peso significativo al
diseño de las formas de pieles o envolventes, a la presentación de envoltorios
100
o contenedores cuya relevancia sea mas exterior que interior y que se ubique
mas en el diseño de pliegues o fruncidos de unas pieles mas bien textiles que a
la voluntad háptica de modelar espacios interiores como se da por caso en el
proyecto de Carlo Zucchi (Iglesia de la Resurrección, Sesto San Giovanni,
2008) en que el contorno edilicio se define estrictamente con criterios casi
papirofléxicos.
Rigidizando esa tentativa de definición de una envolvente lo más nitidamente
superficial, en otros casos como el del proyecto de Jacob&McFarlane (FRAC,
Orleáns, 2013) ese tratamiento se materializa con una suerte de cobertura
(semejante al uso que a esa palabra se le da para describir la envolvente
semirígida del fondant de las tortas de pastelería) que se derrrama en una
formación continua de cubierta, paramento y solado que además pretende
colonizar la estrecha plaza en que se implanta el objeto buscando maximizar
por asi decirlo, la perspectiva de percibir y usar externamente el aparato, asi
condicionado por su voluntad de forma a la búsqueda de cierta identidad como
objeto monumental-institucional. Usar la plaza deviene en parte, usar la forma
externa –tipo cubierta-paseo– del objeto e ingresar a un continuo afueraadentro determinado topológicamente por ese derrame del objeto en una
suerte de tecno-suelo inflado.
Y casi como cristalizando o consolidando los experimentos fluyentes que
interesan a Zaha Hadid en el propósito de explorar nuevas cualidades de suelo
urbano que mencionamos alrededor de la lógica hiperanalítica en el caso de
las propuestas urbanísticas de Doha- también pueden recaer en la voluntad de
proponer formas aptas para captar instancias competitivas en el campo del
consumo como sería el violento (dada su implantación en un modesto barrio de
la capital china) objeto de formas orgánicas del centro comercial Galaxi Soho
(Beijing, 2012) en que reaparece la intención de proponer una formamonumento, un objeto pregnante para la visión larga-distante y a la vez un
objeto de geometría inductora de complejas transiciones afuera-adentro, ahora
formando parte de nuevas y mas complejas derivas fruitivas asociadas al
consumo.
En las escenas de la marginalia, las lógicas de la forma parecen referir mas
estrictamente a otorgar un peso significativo a la categoría de lo envolvente
propuesto por una parte como una manifestación local de la globalización
consumística o terciarizada por una parte (dentro de esa generosidad ficticia
del capital para simular ofertas de nuevos espacios públicos) pero por otra
parte, con referencias a cierta singularidad espacial anti-clásica (en tanto notectónica o relativamente lejana de la voluntad de formular cosas-monumentos)
que se basa en centrarse en el diseño de por asi decirlo, pieles-vestimentas,
artefactos habitativos definidos por una envolvente geométricamente compleja.
De los muchos casos de formas definidas por la continuidad otorgada por el
hormigónlxvi –como algunas obras de jóven rosarino Daniel Arraigada (Casa
Wiew, Rosario, 2008)- se pueden inferir apuestas proyectuales que tratan de
con-formar los objetos , en base a tecnologías viables como las envolventes
continuas que posibilitan las formas cementicias o aun, las cerámicas en que
se disuelve el módulo de formalización según una vocación de totalización, de
continuidad formal emergente de tales pieles rígidas aunque a veces mórbidas
y como en caso de la pequeña casa rosarina, incluso aludiendo simbólicamente
al juego campestre de la taba, un hueso de vaca que se arroja y que según su
101
geometría admite solo dos aterrizajes, ambos resultantes de cierta tectonicidad
que tiene la forma orgánica
Pero la manifestación de intereses formales en el espectro de los proyectos
locales puede también maximizar la idea de forma laminar o de forma que se
con-forma mediante un determinado ensamble de formas planas casi siguiendo
el modelo constuctivo del castillo de naipes- como aparece en varias de las
investigaciones de Rafael Iglesia (singularmente en el Edificio Altamira,
Rosario, 1999, en que tal estrategia deformalizante es fundamental para
deconstruir el tipo del edificio colectivo de viviendas en altura, rompiendo a la
vez, su volumetría restringida por los parcelarios estrechos y su generación
emergente del repetitivo apilamiento de cajas idénticas) en las que, fruto de
búsquedas muy cifradas en la indagación sobre la posibilidad formal del
material, la forma tiende a ser abierta, fluyente, indeterminada y sin embargo
orientadora de la lógica de los proyectos, como también se podría ejemplificar
con la intervención de Bernal, Mesa&Restrepo para el Orquideario de Medellín
(2005), un evento tipo puerta-plaza, cubierta alta y sensiblemente ensamblada
en su forma y materiales en la vegetalidad del paisaje natural del complejo.
La desmaterialización de la forma o su revisión según una perspectiva de
generación geométrica de forma da paso a otros muchos trabajos en esta
escena de marginalia que aluden a la vocación de armar urdimbres o tejidos en
los envoltorios arquitectónicos (como por ejemplo en varios proyectos del
colombiano Daniel Bonilla) o en abordar la espacialidad mediante el recurso a
las tramas geométricas delimitadoras de paramentos o envolventes de los que
hay numerosas variantes desde proyectos de Karim Costa (Escuela en
Barueri, 2007) hasta la obra ganadora del polémico concurso llamado al efecto,
de Alberto Kalach (Biblioteca Vasconcelos, México, 2006, artefacto cuya
envolvente es una espesa geometría de estructura+contenedores metálicos de
libros, cuya contraforma define una suerte de espacio emergente de una
metáfora animal de evisceración o desventramiento, metáfora ayudada por la
escultura de Gabriel Orozco que presenta el esqueleto de un dinosaurio
habitando ese espacio negativo).
4 La cuestión del discurso
El énfasis en los aspectos parlantes o específicamente comunicativos de la
arquitectura, sin entrar en la controversial discusion acerca de si la arquitectura
es o no un lenguajelxvii, tampoco resulta ser un tópico enteramente moderno
dado el componente semántico implícito en la idea de estilo y su peculiar
generalización retórica en los eclecticismos del siglo XIX. Pero el
recrudecimiento de la faceta comunicativa de un terciario avanzado basado en
la virtualidad y en la circulación de información como nueva dimension
mercantil reinstalan esta cuestión en un punto crucial del debate arquitectónico,
incluso apropiadamente dentro del actual pronunciado deslizamiento de la
cultura en comunicación.
Robert Venturi supuso uno de los exponentes mas significativos del auge de
este planteo a menudo asociable sin mas a la emergencia del posmodernismo.
El ludismo cínico y festivo de Venturi, analizando temas tan frívolos como Las
Vegas y la cultura pop americana quedará evidenciado en propuestas como el
pabellón de USA para Sevilla 92 –directamente una manipulación del objeto
bandera-, en las Eclectic houses de 1977 que precisamente apologizan el
102
carácter polisémico del eclecticismo y su posibilidad selectiva en cuanto a
preferencias de gusto del usuario, el edificio Disney de 1991 e incluso su
aproximación dualista culta/popular a temas cotidianos como el caso de su
silla Gothic presentada en 1978.
Michael Graves, no casualmente autor del comic-building para el Team Disney
, en Burbank (1991) extrema este perfil de comunicador populista y casi
publicitario por el énfasis de sus operaciones retóricas que también alcanzarán
a objetos de uso cotidiano como un rediseñado banco metálico de plaza que
realiza en 1998 y edificios como bodegas californianas y escuelas floridenses
como la St.Mary School (2002) - en los que introduce diferentes recursos
narrativos y metafóricos en una presentación casi grotesca y de directa alusion
al gusto popular de este componente o atributo del proyecto.
La arquitectura puede ser repensada en el campo genérico de las
comunicaciones y éste resulta intensamente transformado por la tecnología a la
vez que ella opera culturalmente, redefiniendo la subjetividad. En extremo toda
una corriente de la sociología (en parte Habermaslxviii, pero más directamente,
Luhmanlxix) llega a identificar lo social con lo comunicacional es decir,
modernamente la sociedad no existe sino como una red densa de
comunicación entre sujetos e instituciones.
En esta perspectiva, los trabajos desarrollados desde los años 60 por
McLuhanlxx resultan todavía – o con más consistencia ahora – altamente
vigentes, dado el auge de una resocialización puramente dependiente de los
flujos mediáticos de información.
En la lectura de numerosos apólogos (Wolfelxxi, por ejemplo) las ideas
mcluhanianas vuelven a converger sobre la posible redefinición de lo urbanoarquitectónico también o sobre todo como un subsistema de comunicación ya
que todo es información de lo que podría deducirse una obsolescencia de los
envases (aquello de definía límites o barreras en el continuo de las cosas:
definición que incluye a la arquitectura, como envasadora de ciertas clases de
situaciones, básicamente gente y objetos cumpliendo una o más actividades).
El periódico es un buen ejemplo mediático de cómo se han redefinido,
informacionalmente las cosas y como han perdido su carácter de envolvente:
uno ya no lee un diario sino que se sumerge directamente en él y absorbe
determinado flujo de informaciones con escaso o nulo control y selectividad. El
medio –lo que transporta o vehiculiza información– siempre está atrasado
respecto del desarrollo tecnológico de la propia información y en cierto modo
subsiste o funciona si se mimetiza con lo que enuncia o transmite: en extremo,
el medio es el mensaje.
La lentitud de adaptación –o la resistencia- de una forma a las nuevas
tecnologías alcanza a la superforma ciudad que también queda obsoleta frente
al cambio tecnológico de los flujos informacionales. Nueva York como ciudad
es obsoleta –decía McLuhan en los 60, adelántandose a predecir los cambios
que suscitaría el fenómeno de la globalización entendido como aceleración de
los flujos de información– ya que no pudo acompañar la idea que nueva
tecnología implica nuevo entorno y que toda tecnología importante altera el
equilibrio sensorial. Tres décadas después del diagnóstico mcluhaniano el
territorio se está desintegrando y deslocalizándose como efecto de las redes
comunicacionales y las consecuencias constitutivas de un pseudoespacio
virtual.
103
Podríamos quizá así delimitar dos vías de aparición de la omnicomunicación
contemporánea: una saludada eufóricamente por McLuhan-Wolfe (pero no
exenta de cierta acidez en su valoración) que apunta a maximizar la catarata
de información deviniendo en un elogio de la disolución del medio en el
mensaje y valorando la reedición de la discursividad barroca según las
posibilidades electrónicas (Venturi sería el referente de este camino optimista ).
Al contrario de la postura comunicacional autónoma de Hedjuk –que busca una
escritura arquitectónica específica, aún al precio de la desaparición de la
arquitectura como práctica técnica- Venturilxxii se propone actuar como
traductor, como filtro del mundo de referencias que alimenta a cualquier
proyectista posible.
Esta actitud, previsible como conducta posmoderna -o sea despojada de toda
voluntad fundacional o utópica– señala que todo es inserción en un mundo
saturado por flujos de información y que lo único posible son nuevas
aportaciones a esos flujos mediante una redefinición del proyecto en base a
citas, imitaciones, alusiones, recomposiciones collagísticas, etc.
Para ello reconoce dos canteras diferentes pero eventuamente
complementables: el mundo de la cultura popular y el mundo de la cultura
histórica, en base a un programa de trabajo que inspirado por McLuhan se
propone responder sintéticamente a esta pregunta: qué leer y re-escribir
(proyectar) respecto de lo popular y/o de lo histórico?
El programa es seguro: se trata de poseer una cultura figurativa –conocer y
entablar relaciones senso-emocionales con una especie de repertorio
comunicacional– y seleccionar/aplicar un conjunto de referencias de dicho
repertorio como forma de proyectar, volviendo a poner en funcionamiento un
cierto número de imágenes. La lógica comunicacional según Venturi, sería una
fundamentación del proyecto haciendo que éste resulte una traducción/
evocación de múltiples referencias de repertorios socialmente conocidos y
perceptual o sensorialmente re-conocidos.
Lo central es un proceso productor/producción en el que el arquitecto en un
momento dado, interpreta y traduce o comenta, ejercitando a su vez, un nuevo
momento (re-productivo, no auténtico ni original) de ese proceso productor/
producción: en extremo, ningún productor es original (salvo en discernir alguna
combinación diferente de las infinitas referencialidades) y ningún producto es
inédito (siempre hay citas, inserciones en genealogías o influencias, ejercicios
de performances de temas de repertorio, etc.).
Respecto del acervo comunicacional popular, Venturi estudió el caso de Las
Vegas, una configuración existente sin ánimo moderno (o sea, no purista ni
utópica) que emblematiza el mito urbano-popular de la main street.
Salvo en el caso del pop art, las bellas artes van detrás del arte popular, ya que
parece haber existido una dificultad moral moderna en imitar lo vernáculo
popular, comercial e industrial o sea combinar bellas artes con vulgaridad , en
todo caso, un tema bien norteamericano, no exento de complejos de
inferioridad del nuevo rico.
La necesidad de fundar una arquitectura de comunicación en relación a ese
depósito de referencias que es lo vernáculo popular, obligaría a desarrollar una
persuasión supersígnica que pueda operar (estéticamente) como
acompañamiento eficaz de la velocidad, algo que por ejemplo, permitiera pasar
de la estaticidad de una estación ferroviaria a la señalética del aeropuerto.
104
Desde el prisma historicista -el de su libro Complejidad y Contradicción en la
Arquitecturalxxiii- se plantea una revisión tendencial de la arquitectura, pero una
diferente a aquella del tipologismo –que buscaba lo largo de la historia, la
perduración de los tipos- sino ahora abocada a definir términos de complejidad,
genéricamente vinculados con la expresión o la significación de los hechos
arquitectónicos del pasado, por ejemplo comparando las capillas bizantina
Martorana respecto de la renacentista Pazzi y discerniendo en ellas
oposiciones cuyos primeros términos remiten al tipo de referencias que está
buscando para su lógica proyectual: riqueza versus unidad; ambigüedad versus
transparencia; contradicción versus armonía o redundancia versus sencilléz.
Claramente, los primeros conceptos apoyan su lógica posmoderna de la
comunicación y los segundos fundamentan la lógica moderna de la abstracción
y autoreferencialidad; una vez más la dicotomía moderrna esencial entre los
campos narrativo y ontológico.
También ello lleva, según Venturi, a un mejor estado de pluralismo para
afrontar el proyecto con la posibilidad de articular demandas masivas con lo
particular: ser particular implica ampliar el enfoque ecléctico-historicista,
mezclando los registros (high brow / low brow según la distinción entre culturas
altas / bajas de McDonald; Scarlatti junto a Los Beatles, etc.).
La forma y la técnica pueden manipularse para obtener un tipo de
funcionalismo o eficacia del producto arquitectónico independiente de la
ortodoxia ética moderna de la relación forma/función y puede darse un
simulacro que garantice la comunicación simbólica eludiéndose las
constricciones de la supuesta identidad forma / función y la ética vitrubiana del
material. Si Mies decía less is more (menos es más) , Venturi lo retrucará
provocativamente con su less is bore (menos es aburrido).
La lectura desprejuiciada de la cantera histórica –leída no como historiador
sino como arquitecto ávido de saquearla con fines operativos- lo llevan también
a admirar el principio del cobertizo decorado, que encuentra en la arquitectura
bizantina resuelta en el tratamiento de las superficies, o a mofarse del
historicismo clasicista (que ejemplifica con Ledoux o los italianos) –el
clasicismo se puede de-formar, que es lo que propone en su casa Venturi–
tanto como se puede revisar el populismo nacional o incluso el potencial
simbólico moderno que incluso puede encontrarse en edificios corrientes (
como las casas de pescadores de Nantucket que imita en sus viviendas de
veraneo Trubeck-Winslocki, en 1970).
El desparpajo venturiano por fuera de su fundamento un tanto espúreo de una
práctica proyectual, sin duda sirvió para poner en crisis mucha historiografía
arquitectónica. La casa en Newcastle, Delaware (1978) con su evocación del
uso rural y burdo del repertorio palladiano inglés en la construcción de graneros
de la Nueva Inglaterra del siglo XVIII con su utilización de motivos
ornamentales resueltos en madera plana pintada es uno de esos ejemplos de
demixtificación de la solemnidad histórica y su aplicación banalizada a un
proyecto.
En la escena de centralidad la lógica del discurso o la apología de un valor
autónomo del poder discursivo de cualquier aparato social (como en general,
los productos de la cultura y dentro de ella, los productos de la arquitectura)
afirmaría una prepotencia de lo narrativo, una condición esencial del sentido del
proyecto que es que lo comprende su función comunicativa y que además
105
implicaría la posibilidad de un modo específico de proyecto que es aquel propio
de la lógica proyectual comunicacional o discursiva (según se apunte mas bien
al receptor o al emisor).
En muchos trabajos del grupo holandés liderado por Winny Maas, el MVRVD,
prevalece una voluntad didáctico-analítica que se funda en una vocación
trasfuncional de modo de ir si cabe, mas allá de la función, ya sea explotando
la eventualidad de sucesos fenoménicos, ya sea investigando en la posibilidad
que el proyecto arquitectónico dialogue con problemas territoriales (como en
sus variadas experimentaciones sobre el tema de la densidad). Esa perspectiva
transfuncional –o crítica de la función mecánica- le da paso a considerar el
proyecto no como receptáculo físico de una actividad sino como posible emisor
de cierta clase de comunicación. Lo que resultará evidente y sustancial en sus
propuestas de edificios comerciales (como el Chungha Building, Seúl, 2012
que es una remodelación o refachadización de un bloque existente) en que la
función-comercio se resuelve mediante contenedores modulados armados en
un edificio colectivo pero en la que el sentido principal del proyecto es investir
esas cajas apiladas en objetos-mensaje que ponen en evidencia la marca
comercial que allí se exhibe y trafica y el edificio en si transmuta en una
megagráfica o en un reclame publicitario tridimensional cuya retórica básica se
suma al ruido urbano de la yuxtaposición de identidades del brand market
usando el recurso a las flagships comerciales que convierten el frente de cada
unidad comercial del apilamiento no ya en un escaparate de lo que se ofrece
sino como una pantalla-bandera, en la que pueden resaltar isotipos o colores,
evocando también el parpadeo luminoso de las screens televisivas o de la
cartelería de neón. El edificio contiene usuarios múltiples (como un cirujano
plástico o un wedding planner) y el código en fachada, segun la necesidad
comercial o no, es una pantalla comunicativa o una pantalla opaca. En una
calle dominated by single brand stores, this building contains a collection of
brands in one y en esa dirección, the building’s façade becomes more
advertisement and less architecture, and in that sense, paradoxically more
honest.
En varios trabajos de la oficina Miralles&Tagliabue prevalece una intención de
enfatizar el componente discursivo de los mismos, por ejemplo en la compleja
rescritura de la casa originaria del barrio gótico de la calle Escudellers que el
matrimonio de proyectistas adaptó como vivienda propia o en la conversión de
Can Ricart, una antigua fábrica del Poble Nou convertida en Casa de las
Lenguas (2005) en la cuál una de las maneras de aludir a la nueva función
institucional del objeto fue revisar intensamente su iconología. La intervención
en la vieja fábrica textil severamente deteriorada por largos años de abandono
y por el uso emprendido por okupas (que lo rescribieron con variados grafitti)
permitió entender el objeto como un palimpsesto de signos superpuestos desde
antiguas ruinas romanas en sus fundaciones hasta el desgaste de las diversas
vicisitudes proletarias del ambiente industrial. El proyecto descubre y rescata lo
posible, acentúa sus mensajes referidos a sus usos históricos y agrega nuevas
operaciones legibles como comentarios al denso imaginario que el edificio
acoge en las señas de sus usos.
La arquitectura de Disney –por ejemplo aquella de sus parques temáticos- por
su propia necesidad receptiva de la cosmovisión del mundo ilusorio de Disney
e incluyendo sus oscilaciones entre urbanista y empresario del neoespectáculo
(en que fusiona el producto virtual de sus films con el producto real que
106
materializan sus personajes y escenarios) se convierte en el siglo XX en la mas
completa referencia a lo que plantea la lógica proyectual afincada en la eficacia
discursiva y comunicativa, mucho mas allá de las necesidades propias de la
arquitectura o haciendo que ésta devenga una media mas de los complejos
productos de consumo que ofrece al mercado de la ficción espectacularizada.
En ese contexto algunos arquitectos participan del programa específico de la
arquitectura de los thematic parks (como seria el caso de los hoteles Swann y
Dolphin, de Graves) y otros como Arata Isozaki se encargarán de resolver el
encargo de oficinas del grupo empresario que como el Team Disney Building
Orlando (1992) se resemantiza cargándose del aparato sígnico-simbólico del
mundo Disney, como la alusión a las orejas del ratón Mickey, algo mas discreta
y abstractamente que otros trabajos con relación explícita a la iconografía del
grupo como el proyecto de Michael Graves para las oficinas del grupo en
California, Burbank (1991) en donde aparece la escultura de Disney en bronce
y una fachada de orden clásico cuyas columnas antropomórficas aluden a los
Siete Enanitos..
Las intervenciones universitarias de Venturi&Scott Brown –como el Perelman
Qudrangle, en la University of Pennsylvania, Filadelfia (2001)- rescatan su
interés comunicacional por una parte ligado a las tradiciones compositivas de
los viejos campus ingleses y sus escenografías de culto pintoresquismo y por
otra parte, en la línea de sus afectos por las arquitecturas publicitarias, toda su
búsqueda de efectos retóricos anclados en la construcción de una simbología
de pertenencia a cada universidad como modo casi publicitario de otorgarle su
brand a través de apelaciones a la heráldica, colores simbólicos y espacios que
ayuden a la creación de tal identidad-pertenencia.
En las culturas proyectuales marginales las lógicas discursivas tratarán de
afrontar el peso de lo simbólico y la ayuda que algunas referencias de esta
clase pudieran hacer a la construcción de un ambiente de pertenencia en
contextos de mucho menos espesor histórico y por tanto, apelar a lo discursivo
en estos escenarios parece distanciarse del ludismo cínico con que lo parlante
reaparece como atributo proyectual en plena efervescencia de los planteos
posmodernos.
Lo discursivo en los contextos de marginalia se nutren asi de lenguajes mixtos
que a veces apelan a lo pre-textual (antes que a la crítica o comentarios en
forma de citas o glosas a textos referenciales) o las estéticas kitsch (en vez de
la culturalización de lo ornamental con que Venturi rescribe la historia) o a
alusiones a la relación entre paisaje y ornamento (empezando por la
discursividad autoctonista visible por ejemplo en la célebre proposición de un
orden americano en Latrobe, manifiesto en sus capiteles atiborrados de
mazorcas de maiz).
La propuesta de Lina Bo Bardi para el SESC de Sao Paulo (1977) basada en
una intervención de rescate de edificios remanentes de una vieja planta
metalúrgica del barrio de Nova Pompeia podría asemejarse al Can Ricart
miralliano salvo que no tiene ruinas romanas por debajo ni una larga historia de
revolución industrial y que se aparta de la referencia central en que no rescata
un edificio histórico para investirle una nueva vida y usos para otros sectores
sociales a usarlo, sino que si bien crea un espacio público de usos abiertos y
eventual interés turístico o terciario, se concibe primordialmente bajo la
plausible hipótesis que serán los mismos operarios proletarios del uso orginario
107
o sus descendientes e igualmente miembros de dichas capas populares,
quiénes ahora serán receptores del edificio devenido centro cultural, utilizando
los servicios que este provee (educación permanente de adultos, gastronomía
y espectáculos teatrales populares, actividades de esparcimiento de carácter
popular como el uso de bibliotecas y hemerotecas públicas, etc.) mas el
agregado de suplementos nuevos al edificio fabril reciclado que ofrecen
actividades deportivas. Lo interesante de la modalidad discursiva específica de
este proyecto no se restringe a una cuestión del programa y sus actividades
sino también a la búsqueda de un lenguaje arquitectónico que también
podríamos entender como populista, no con guiños de cultura figurativa de elite
sino con explícitas propuestas que buscan alegorizar el imaginario industrial
popular (estética expresiva de materiales a la vista, instalaciones visibles, uso
ostensible del color como señal, etc.).
En otros casos lo específico de una discursividad proyectual regional puede
afincarse en una revisión de tipologías tradicionales como la casa unifamilirar
en consonancia con una reflexión entre tipología y ambiente o situación de
paisaje como en el caso del proyecto del grupo ecuatoriano Saez&Barragán
para la Casa Pentimento (Tumbaco, Ecuador, 2006) en el cuál una decisión
constructiva –resolver el proyecto mediante el uso exclusivo de ciertos
premoldeados de cemento- deviene una especie de lengua básica para
investigar en la posibilidad de explotar la interioridad o condición de cierre del
objeto casa para derramarla en una ampliación máxima de dicho objeto en su
implantación y abierto para captar e interactuar con el paisaje que se deja
percibir. En otros experimentos también domésticos –como la Casa
Entremuros, del mismo Barragán es sociedad en este caso con Pascual
Gangotena- el aspecto dicursivo del proyecto pasa por indagar en formas
vernaculares de construcción las que se asumen y elaboran para proveer
soluciones de estética contemporánea que sin embargo son emergentes de
tecnologías rurales de construcción como el quinchado o las estereoestructuras
de maderas locales.
También contienen alusiones a tipologías vernaculares e implantaciones
propias del mundo rural pampeano algunos trabajos del rosarino Marcelo
Villafañe (como la casa en el Club Los Raigales, 2001) que su autor declara
haber deducido del modelo de los ranchos pampeanos o las casas populares
cuyo motivo central radica en el diseño de una cubierta chata que modela los
vientos y otorga una entidad del recinto que cubre (Techos que saben volar
titula Juan Manuel Roislxxiv un análisis crítico de este y otros proyectos de
Villafañe).
En trabajos de colombiano Gian Carlo Mazzanti –como el Jardin El
PorvenirBogotá, 2009- la voluntad narrativa o discursiva del proyecto alude a
una vocación didáctica del mismo o sea, a intentar que el proyecto –en este
caso un recinto de jardín infantil o kindergaten para la primera experiencia
educativa de los niños- ayude en un plan educativo-formativo, puntualmente
tratando que sus componentes programáticos mas allá de su función
específica, ayuden a internalizar en la conciencia infantil, las características de
la urbanidad (entender lo público y lo privado, que es una calle o una plaza,
etc.).
Algunos trabajos mas bien teóricos del grupo colombiano Patiño&Peña – como
el proyecto Zoo Tower , 2008- desarrollan el mismo como un documento que a
la vez describe sus posibilidades de uso tanto como el modo de pensar y
108
desarrollar el proyecto en si y de tal forma, éste adquiere un estatuto mas
documental que referencial, un formato que a la vez se presenta como
instructivo de uso (del objeto posible que emergería del documento proyectual)
y como registro de la metodología que lo produjo.
5 La cuestión de la estructura
El tema estructuralista debe ser asociado a una version tardomoderna o
depurada y decantada de cierto esencialismo racionalista coincidente con el
auge analítico en los 60 del llamado estructuralismo, corriente filosófica
francesa nítidamente presentada en los estudios etnoculturales de Claude Levi
Strauss y en las críticas literarias de Roland Barthes. En esa version tardía de
la modernidad destacan por ejemplo, ciertos trabajos de Aldo van Eyck como
el orfanato de Amsterdam y antes las arquitecturas metafísicas como la célebre
obra de Adalberto Libera, la casa Malaparte, de 1938. En los 60 parisinos esta
corriente se opondría al fenomenologismo enarbolado por Merleau Ponty en
continuidad con las ideas fundantes de Husserl y no es casual que una de las
formas de nombrar la corriente deconstructivista asociable a los trabajos
teóricos de Derrida sea precisamente posestructuralismo.
Pero quiza sea Louis Kahn el diseñador mas claramente estructuralista tanto
en sus escritos aforísticos, con cierto distanciamiento clásico de la modernidad
vanguardista, un afecto por fundamentalistas proyectuales como Ledoux y
Boullee y especialmente en obras como los Laboratorios Salk, en La Jolla
(1959-65) o la Biblioteca Exeter (1960), trabajos en los que decanta una
precision y sequedad minima de la estructura acorde a la vez con la búsqueda
de la raiz arquetípica e institucional de una arquitectura que busca sobre todo
distanciarse de cualquier talante funcionalista.
Si le atribuímos al modo de proyecto –o lógica- estructuralista la pretensión u
objetivo sustantivo de establecer los orígenes o el arché fundacional de un
pensar básico sobre la condición esencial de un hecho habitativo del cuál se
deduzca una arquitectura estructural, en tanto despojada de lo no sustantivo,
las aportaciones de Heidegger sobre la calificación del ser en el estar, darían
elementos para una ontología del habitar en cuyos fundamentos aletea la
noción de ursprung –origen– y el establecimiento de un humus o punto de
partida que, dado en la razón instrínseca del nominar las cosas del lenguaje,
se acerca bastante a una forma de designar esencial a través del proyecto.
Sería útil en cualquier caso, discernir o separar esta lógica de proyecto de la
anteriormente tratada en el modo tipologista: si el tipologismo busca fundar un
lenguaje específico -de pretensión científica– de la arquitectura que dado el
material tipológico, permitiría reconducir a la posibilidad abstracta de la
arquitectura como un lenguaje que habla no de las cosas sino con las cosas (
trasvestidas en sombras o huellas sedimentadas de su diversidad fenoménica:
los tipos); un pensamiento estructuralista del proyecto procuraría no usar el
lenguaje o lo lingüístico sino en tanto vía de reconstrucción hermeneútica de la
razón de ser intrínseca, original o fundante de un hecho proyectual o una
experiencia habitativa.
El discurso heideggerianolxxv referido al habitar plantea una inicial y fundante
posible relación entre el morar y el pensar: edificar ya es morar, dice la
etimología (bauen/buan) o bien, morar es ser (buan/bin). Si el pensamiento
articulado se construye mediante la correlación analógica de los modos
109
designativos, que palabras con pequeñas diferencias designen aspectos
diferentes de lo humano, está indicando que en origen, esos aspectos se
copertenecen o integran un modo de explicación del ser: edificar, morar, ser,
pensar.
El hombre es en tanto habita, o cuida el territorio y al ser como ser en cultura
se le remite otra analogía etimológica ya que bauen es en alemán antiguo a la
vez , construir o erigir cuanto cuidar o cultivar.
Sólo tendremos experiencia –dirá Heidegger en su conocido artículo
proyectualista– de la forma como habrá de ser esa producción (de objetos o
edificaciones que, como lugares, proveen de un sitio) una vez que hayamos
establecido con anterioridad , la esencia de aquellos otros objetos que, a partir
de ellos mismos, exigen para su realización, del edificar como producción.
Como legado del existencialismo –la conjunción del pensamiento posmetafísico
del Heidegger con su relectura materialista en Sartre– en la Francia de los
primeros 60 emerge una oposición nítida entre dos corrientes filosóficas: el
fenomenologismo, que articula a las investigaciones de Husserl con los
trabajos de Merleau-Ponty y Bachelard, y el estructuralismo, que integra los
discursos analíticos de la semiología de Saussure , la antropología de Levi
Strauss y el análisis cultural-literario de Barthes .
Si el fenomenologismo postula la variabilidad infinita de la realidad del mundo
ligada a la subjetividad contingente de cada perceptor (de lo que deviene una
virtual infinitud de eventos distintos) el estructuralismo propugna una
inteligilibilidad básica y sistémica, una aparición y reaparición de una pocas
estructuras o patrones de configuración de lo real, en tanto inteligible o sea
describible mediante operaciones analítico-linguísticas (lo que no se puede
decir no existe, diría Wittgenstein).
El hombre estructural para Barthes lxxvi, será así el que actúa lo que representa
el doble juego del significante/significado y de la sincronía/diacronía. Si esto es
así, el resultado de la práctica de esa clase de hombre, la actividad
estructuralista –que es una praxis analítica- en tanto aquella que se opone, por
ejemplo, a la actividad surrealista, es la que queda definida por una sucesión
regulada de un cierto número de operaciones (analíticas).
La actividad, en tanto sucesión regulada de cierto número de operaciones, es
lo único concreto de este método, ya que el objetivo –dirá Barthes- de toda
actividad estructuralista es reconstruir un objeto de modo que, en esa
reconstrucción se manifiesten las reglas de funcionamiento (o funciones) de
dicho objeto.
Esa actividad tiene un resultado o una productividad básica que es reconstruir
un objeto de modo que queden manifiestas las reglas de funcionamiento del
mismo, pero en si mismo, tal operación debe distinguirse de otras posibles, por
ejemplo distinguir la actividad estructuralista de la actividad surrealista. Esa
reconstrucción –por ejemplo, en el análisis de un discurso literario– resulta ser
un simulacro o una imitación, cuya virtud principal es que hace aparecer algo
invisible o ininteligible. Para diferenciar aquí este pensamiento del propio del
tipologismo – ue también y sobre todo, arraiga en la imitación– dice claramente
Barthes que no importan las carácterísticas del objeto copiado sino que es lo
quese agrega [en el proceso analítico de la producción del simulacro] al
copiado.
La actividad estructuralista,como operación crítico-analítica, se ejerce mediante
dos operaciones: el recorte y el ensamblaje, la disección del objeto de análisis (
110
el recorte) y su recomposición simulada en el simulacro (el ensamblaje) a
través de la selección de fragmentos móviles (para la operación de recorte) y
de reglas de asociación (para la operación de ensamblaje).
El estructuralismo se liga a la indagación respecto de una invariable
arqueología de los discursos, aquello que se vincula a lo arquetípico.La
búsqueda histórica del origen que preconiza el pensamiento estructuralista
implica presentar una cierta conciencia de la contingencia y la finitud histórica
de los discursos, es decir, que existe arqueología de los saberes, genealogía
en su desarrollo constitutivo y teleología en su destino de sentido.
La estructura del discurso es púes, la indagación analítica de su
funcionamiento lingüístico –la articulación de inteligilibidad entre significados y
significantes, formas y funciones, materias y sentidos tanto como el análisis
de su historicidad, dada tanto en el juego entre diacronía y sincronía ( intagma
y paradigma cuanto en el devenir de arqueología, genealogía y teleología de la
masa de los discursos y saberes del mundo.
Hay así un presupuesto que luego será intensamente retomado por las
investigaciones de Derrida, a saber, que todo lo real es representable en
formas discursivas y que así la actividad estructuralista es desmontar no la
estructura de lo real –en rigor, el mundo fenoménico– sino la estructura del
discurso que re-presenta lo real, que lo inviste de socialidad cultural a partir de
instrumentos de lenguaje.
De allí que la operación analítica estructuralista y luego más
exarcerbadamente, la llamada posestucturalista o deconstruccionista, requiere
reducir el mundo fenoménico a lenguaje ya que sólo es factible discernir
patrones o reglas asociativas en la estructura de los discursos que describen,
aluden o sitúan a las cosas, no en la estructura misma de las cosas.
Este presupuesto, que ya vinculamos con la lógica deconstruccionista, ha
planteado desde los años 60, un arduo debate acerca de su aplicabilidad
analítico-proyectual a la cuestión de la arquitectura ya que impone o requiere
una redefinición de ésta en tanto lenguaje y referencialidad discursiva.
De todas formas las técnicas estructuralistas del análisis de los discursos, en el
doble campo de las investigaciones sobre las relaciones dinámicas entre
significantes/significados (campo sincrónico) y del juego u oscilación entre lo
sintagmático y lo paradigmático (campo diacrónico) y más allá, con Levi
Strauss y Foucault, de la historicidad de lo discursivo, han supuesto un notable
impacto en la redefinición de las ciencias sociales desde los 60 –y así, un
efecto renovador en la crítica– y también un modo indirecto de afectación de
prácticas poiético-productivas es decir, en cierto sentido, nutrió o posibilitó
metodológicamente, el proyecto de simulacros, de objetos nuevos si se quiere,
armados o compuestos de forma que sea nítidamente aplicable el modo del
análisis estructuralista.
Desde este punto de vista metódico, la construcción de simulacros –como
resultado de la actividad estructuralista del análisis de discursos– trata de
mostrar una categoría nueva del objeto analizado, que no es ni lo real ni lo
racional del mismo, sino lo funcional: no que es o porque que es un objeto,
sino para que es, en cuanto a función social y efectividad comunicacional.
Es decir, los simulacros resultantes de la actividad analítica o bien por así
denominarla, la actividad proyectual, contienen una cualidad discursiva definida
esencialmente por reglas asociativas, articulaciones de sentido o funcionalidad,
111
evocación de los aspectos sintagmático-paradigmáticos, preocupación por la
presentación de archés, etc.
Dentro del marco filosófico del estructuralismo, la contribución de Foucault lxxvii
es sustancial desde el punto de vista de la perspectiva histórica: él nos dice
que se propone discernir fragmentos filosóficos en canteras históricas a través
del establecimiento de las relaciones entre dialéctica, genealogía y estrategia.
En su método estructuralista el concepto de dialéctica remite a las tensiones o
fricciones del poder socio-cultural existentes en el momento fundacional o
arqueológico; el de genealogía supone ser el intrumento de análisis de una
deriva histórica de un elemento estructural y el de estrategia implica la
consideración de la fortuna de un determinado poder en instituir el destino
histórico de un elemento estructural.
Cuestionando explícitamente el racionalismo sustantivo o inmanente de Weber,
Foucault propugna la relatividad (histórica) y la regionalidad (cultural) de la
noción de racionalidad, estableciendo un modo de análisis no tanto de lo
estructural como inmutabilidad arquetípica sino como elemento sometido a
deformaciones relativistas y circunstanciales que sin embargo pueden
obedecer a expresiones epocalmente racionales, como resultados de
hegemonías de poder.
Guardando ciertas distancias, es evidente cierta concurrencia entre las ideas
de Barthes y Foucault en lo que podría definirse como un distanciamiento o
desinterés respecto de los objetos, obras, cosas o productos y en cambio,
centrar su propósito central en la proposición de los mecanismos, criterios o
métodos que producen cosas (o al menos, discursos sobre cosas): en ese
aspecto, las nociones barthesianas de actividad y foucaultiana de práctica
tienen concomitancias, que luego se extenderán a otros pensadores situables,
genéricamente, en el espacio conceptual estructuralista, como la idea de
dialéctica entre campo y habitus en Bourdieu o la de acontecimiento y fantasma
en Deleuze. En las prácticas será preciso estudiar [1] los códigos de regulación
y [2] el efecto de verdaden la relación práctica/objetos o sea, la expresión del
poder.
Dentro del doble campo de los códigos de regulación y de la expresión del
poder (o institución de una verdad como legítima), la condición arquetípica ,
topológica o formal de los dispositivos histórico-sociales cumple un rol
significativo y es mucho más que una mera envolvente circunstancial: el
modelo del panóptico así, en la perspectiva de la práctica del aprisionamiento –
y genéricamente, en los aparatos del control social– resulta ser un componente
arquetípico constitutivo del sistema de prácticas, de la forma de ejercicio del
poder/control y de la capacidad histórica de desarrollar (instituir, como verdad
legitimada) una institución.
En esta concepción aparece por una parte, un origen social complejo de la
razón de ser de ciertos sistemas urbano-arquitectónicos (las topologías o
modos de organización espacial , los programas o modos de prescripción de
las prácticas, etc.) que reviste a tales sistemas de una relevancia exógena al
pensamiento disciplinar y por otra parte según lo anterior, se manifiesta la
importancia de las condiciones heterónomas al pensamiento disciplinar que
operan históricamente sobre la actividad proyectual.
La lógica proyectual estructuralista se manifiesta en la escena de centralidad
en torno de un énfasis en lo arquetípico o aquello propio de un supuesto grado
112
cero en la cuestión del uso, actividad o programa (cuya arquetipicidad remitirá
a su grado de institucionalidad, o sea de cómo cada función expresaría
contingentemente lo estructural de una institución) que puede articularse con
un grado cero de lenguaje o estética, de donde devendría no sin ambigüedad,
lo arquetípico lingüístico contenido en el discurso minimalista.
Casi todo el trabajo de Tadao Ando, desde sus primeras incursiones en
pequeños templos y teatros dispersos en paisajes ascéticos hasta sus obras
mas culminantes de su metodología de zen design –desde su hotel The Oval,
Naoshima (1992) hasta su Teatrino de Venecia en el Palazzo Grassi (2013)discurren en procesos de búsquedas arquetípicas vinculadas a tales grados
cero de función/lenguaje; en el hotel mediante una simplificación extrema del
objeto (un círculo de habitaciones excavado en la cima de un promontorio con
un círculo-cielo de techo y un círculo-agua de suelo) y en el teatro mediante
una flexión laminar de superficies papirofléxicas que originan una espacialidad
a partir de una materialidad mínima.
Los proyectos de los grupos portugueses Barbosa&Guimaraes (Lamego
Pavillon, 2012) y ARX (Museo Marítimo de Ilhavo, 2012) siguiendo las líneas de
diseño despojado que practicaron en algunas obras Alvaro Siza y Eduardo
Souto de Moura, confirman el desarrollo de una cultura europea a la búsqueda
de elementos arquetípicos de sus tipologías y lugares –como tal vez también
ocurrió en trabajos escandinavos de Schnöetta o en intervenciones de Zumthor
en ambientes rurales de Suiza y Austria- mediante el recurso a fundar nuevas
versiones de programas museísticos-pabellonarios susceptibles de indagar en
la condición estructurante de tales recintos-espacios dispuestos como
plataformas mudas respecto de la esencia de las actividades-funciones que
plantean albergar.
Y en materia residencial la larga saga de experimentos minimalistas –sobre
todo en el desarrollo de un lenguaje minimal en los casos de John Pawson o
Tony Fretton y mas fundantemente en la modernidad, en los artefactos
miesianos que van de las casas Tughendat a la Farnsworth- y en la tradición
moderna de diseñadores japoneses como el citado Ando o Suzuki –
destacarían mas recientemente trabajos como los de Takuro Yamamoto (como
White Cave, 2012) en que se vuelve a explorar la idea de una habitabilidad de
total restricción de objetualismo y de una relación entre el sujeto habitativo y el
entorno despojado de todo atributo, tal que obliga a pensar en modalidades
propias de una arqueología existencial del estar en el espacio, desprovisto de
cualquier aditamento vinculado a las ideas tradicionales del confort habitativo
redundante y atiborrado en la larga duración del modelo biedermeier.
En la escena de la marginalia la lógica estructuralista (en el sentido filosófico
francés de este denominación) parecería expresar el peso de lo onto-fácticotáctico entendiendo con esta adjetivación abusiva, aludir a lo óntico (o propio
de un grado cero originario u originante) que se manifiesta en lo arquetípico o
fundante de una idea de función/uso ( lo fáctico o propio de aquello que
instaura el programa, como declaración de una voluntad de acción) y de una
idea de apropiación de un sitio ( lo táctico o propio de la invención de un lugar,
o sea del pasaje conceptual del topos al locus; algo todavía activo en la
memoria del hacer en lo marginal, eso que Heidegger añora intensamente y lo
lleva a circunscribirlo en lo originario germánico de la Schwartzwald o a
imaginarlo como fundable en su idea política nacional-social o propia de la
113
patria de la sangre). Ocurre asi una posible activación de esta mirada
estructuralista fundacional alli donde todavía es imaginable pensar-proyectar
lugares y desarrollar acciones originarias que podrían coincidir con des-cubrir
arquetipos de paisaje.
Fuera de esta caracterización general y descendiendo a la praxis del proyecto
contemporáneo americano también es reconocible una cierta comunidad
estética central-marginal en torno de los léxicos minimalistas como en la obra
del grupo G Atelier (Parque Biblioteca Botero, Medellín, 2010) que después de
otras versiones del mismo tema un tanto mas estentóreas y acordes a una
lógica formalista propia de forma pobre+imagen urbana (como la Biblioteca
España en la misma ciudad) se acoge a una neutralidad de continente regular y
de una silenciosa continuidad de un emplacado gris y de polivalencia de
contenido (un estricto volumen contenedor de funciones variadas y con
acusada flexibilidad de usos).
La conocida intervención del grupo chileno Pezo&Ellrichausen en la llamada
Casa Poli (2004) articula la neutralidad del objeto –un cubo habitable de
hormigón casi sin nada agregado- con la potencia del paisaje, en la que dicho
cubo se deposita casi en estado de mudez y de tal forma que admitirá un
desescalamiento que les sirve a sus autores-artistas para producir en su
intervención en la Bienal de Venecia, el montaje de un pequeño cubo de
hormigón (maqueta del real pero de idéntica materialidad despojada) que sobre
una panorámica fotográfica del paisaje real termina por ofrecer un simulacro, es
decir una versión descriptiva del proceso proyectual abordado para resolver el
tema de una cosa ocupable puesta en un lugar des-cubierto.
De las numerosas versiones de minimalismos locales o regionales se puede
aludir a la obras del mexicano Bernardo Gómez Pimienta -como su Casa MTY
, Monterrey, 2009- que consigue equiparse a las performances de aquellos
minimalistas portugueses o japoneses arriba aludidos o algun trabajo del
chileno Sebastián Irrazabal –como su Casa en La Reserva, 2002- en la que se
establece por una parte un diálogo con algunas operaciones fundantes de
modernidad en Le Corbusier (como el juego estético de las disonancias
interiores entre columnas y muros) y por otra una versión la artefactualidad
degradada como en aquellas obras de los suizos Herzog&DeMeuron en que el
óxido corroe y enrojece lentamente los bloques de metal del estudio del artista
Remy Zaugg.
En trabajos del Atelier Li Xiadong , como la Biblioteca, en Huairou (2012)
suburbio rural de Beijing, destaca la reducción del proyecto a un diálogo con el
lugar (como también lo harán en su su Escuela-Puente de Fujian o en la Casa
del Agua en Lijiang) incluso escogiendo un lugar mas distante del área urbana
del pequeño pueblo y colocando su objeto en un entorno montañoso con el que
no se busca competir. De hecho la biblioteca es una caja resuelta con una
estructura maderera que en su interior acoge los libros y por fuera el objeto
está revestido con una trama compuesta de unos palos de madera que la gente
del lugar recoge durante todo el año para hacer fuego y que consigue el efecto
de atenuar la luz y crear un ambiente apto para leer: aquí en suma, la
reducción silenciosa de materiales pobres y la búsqueda de una instalación de
la cosa en el paisaje se presentan como datos del proyecto y de su lógica de
invención, a la búsqueda de condiciones arquetípicas.
6 La cuestión del evento
114
Quizá el interés posfuncionalista por una dimension que aqui llamamos
fenomenológica (como en principio opuesta al ontologismo arquetípico y
minimalista devenido del pensamiento estructuralista) sea uno de los rasgos
mas potentes del devenir posmoderno asi como una de las vias de superación
de tal posmodernidad e incluso de ofrecer a la teoría de la arquitectura una
base reflexiva que pueda ser útil a un espectro no estrictamente reducido al
mundo hiperdesarrollado.
Los temas de la eventualidad, los usos efímeros, las actuaciones de urgencia o
emergencia, la mutabilidad y flexibilidad adaptativa, las instalaciones
temporales, los análisis conducentes a aprovechar potencial proveniente de
ambientes urbanos o estructuras territoriales son todas cuestiones propias de
una agenda que hoy parece generalizada y no restringida fuera de algunas
manifestaciones específicas, al mundo hiperdesarrollado.
Las ideas teóricas del suizo Bernard Tschumi y su temprana consolidación en
el proyecto del Parque de La Villette (1982) donde instala la idea del pasaje del
parque natural al cultural como nueva dimensión preferente del espacio público
al final del siglo XX, encontrarán ecos en todo un replanteo del paisajismo
advenido a convertirse en disciplina analítica y artístico-propositiva de nuevas
formas de entender la ciudad y el territorio como fue concretándose en
proyectos como el de Pierre Viguier y Gilles Clement en el Parc Citrohan
(1992).
Arquitecturas mas convencionales del sistema de equipamientos públicos
podrán reformularse a la hora de presentar menos contundencia y estabilidad
retórica y al contrario, una levedad sígnica como una intensa flexibilización de
sus formas de uso como sería el caso del proyecto de Archistudio para unos
dormitorios de la Universidad de París del 1995 o varios trabajos de tal vez el
referente mas nítido de estas concepciones fenomenologistas como Rem
Koolhaas, con realizaciones como la Sala de Musica de Seattle (2004) y que
en sus escritos que combinan lucidez con cinismo adaptativo, sabe entender
como pocos proyectistas contemporáneos la condición oportunista y furtiva de
ciertas clases de operaciones urbanas sin plantearse mayores exigencias de
calidad tradicional respecto del artefacto arquitectónico propuesto ya que
parece valorar mas la acción que el objeto, con cierta reminiscencia del ahora
revalorado movimiento de la Internacional Situacionista.
La fluidez que desestructura piezas convencionales edilicias y las transforma
en eventos o formas mutantes y diversamente apropiables para usos mas
tácticos u ocasionales emergerá en proyectos como el realizado por Toyo Ito
junto a Andrea Branzi para el Forum de Ghent (2002) o aun en trabajos
directamente devenidos de landscapers interesados en los paisajes operativos
y en las mutaciones de uso, percepción y apropiación táctica junto a una
vocación de de desmaterialización y disolución del fáctum arquitectural en la
naturaleza del sitio como el de Michael van Valkenburgh en su college
Wellesley (2001).
Esa tradición que ahora llamamos fenomenologista es claramente adscribible a
la larga obra de mas de cuatro décadas del inglés Cedric Price, un temprano
cultor de la flexibilidad y la desmaterialización allá por los sixties y que tal
trayectoria queda nítidamente combinada en sus últimos trabajos como el Lea
Museum o unos estudios urbanos para Bangkok, tareas ambas del 2000.
115
En Holanda grupos jóvenes como una sociedad originalmente dedicada a
animar discotecas -el llamado Grupo Nox- representa el ideal logístico de una
arquitectura mas pensada como programación (en Holanda inventaron la
expression orgware como equidistante y complementaria de las ya clásicas
soft y hardware) como su proyecto de viviendas Off the road en Eindhoven (
2000).
Un dato elocuente de la realidad en la era de la globalización dentro de la
intensificación de la vida urbana y su correlativa degradación es la
confrontación entre lo duro y lo blando entre lo hard y lo soft -, el descontrol del
mundo físico o el fín, colapso o degradación del capital fijo.
Circunstancias que han alentado los procesos de la desterritorialización y el
nomadismo, la deslocacionalidad de las actividades en los soportes
geográficos y la pérdida de arraigo de estructuras relativamente rígidas en sus
implantaciones (como la industria o los equipamientos sociales concentrados).
Este conjunto de hechos se expresará además en el significativo incremento de
lo medial-comunicacional como redes de comunicaciones o flujos que
rearticulan la distancia espacial y comprimen los hiatos temporales, en el
rediseño de las formas de lo habitativo y de sus contenidos de urbanidad y
socialidad con el surgimiento de figuras culturales como el tribalismo y los
colectivos minoritarios urbanos y en el acompañamiento explicativo de los
sucesos con nuevas inflexiones de la razón (dominadas por el cese de la
bipolaridad del poder político, la crisis de la sustentabilidad ecosférica y el
entronizamiento del superpoder del capital concentrado y la instauración de un
fín de la historia dado en la consumación absoluta y sin fisuras del capitalismo
avanzado). Todo este conjunto de apuntes se basa en textos como los de
Gilles Deleuze-Félix Guattarilxxviii o los de Peter Sloterdijklxxix.
Una condición sustantiva de tal situación es la desestabilización perceptual del
sujeto o el surgimiento del observador activo –hoy casi todos somos cronistas
de guerra es decir, observadores expuestos al peligro y al implicamiento- así
como de complejos inéditos de racionalidad, como las redes desjerarquizadas
o rizomáticas, las epistemologías nómades, las crisis o cambios de
paradigmas, como los megatemas actuales de la posdemocracia, la
sustentabilidad o la hiperpobreza.
Autores como Michel Serreslxxx –en su revisión epistemológica crítica del
estado del saber de fin de siglo, El Paso del Noroeste– observan además los
cambios netos en los paradigmas del conocimiento científico (irrupción de la
incertidumbre, tentativa de modelización del azar, incremento del cálculo de
riesgos, etc) y del conocimiento artístico (entronizamiento del sujeto
perceptivamente descentrado, ruptura de la entidad de la obra de arte,
absorción del mundo real como circunstancia estética) sintetizables en un
cambio de relación entre las categorías del espacio y el tiempo.
En efecto si el tiempo había sido la categoría sustantiva del pensar hasta la
modernidad –y la historia su disciplina dominante- el presente presencia la
revancha del espacio y más aún, la reemergencia de lo espacial complejo. Lo
espacial complejo tiene que ver con los procesos de desterritorialización y
flujos o con la pérdida de fricción que el territorio opone a las actividades a
cambio de una pérdida de la calidad de su ejercicio– y con el desarrollo de la
topología como semiótica (y viceversa): los signos que antes eran fracciones
de tiempo ahora son soportados en fracciones de espacio y así aparece una
116
evolución de lo espacial objetual mediante un cambio sustitutivo de sus
conceptos : cristal, nube, llama congelada.
Confirmadas las miserias del racionalismo después de la segunda guerra
mundial –no habrá racionalismo alguno ni astucia de la razón capaz de explicar
Auschwitz dirá Adorno– irrumpe un pensamiento re-subjetivado y despojado de
una voluntad de instauración del orden espacio-temporal por fuera de la
experiencia comprometida del sujeto: ese neoplatonismo de entreguerras será
la fenomenología, con vertientes que unifican la crítica espiritual del
materialismo extremo (el personalismo de Emanuel Mounier, el neotomismo de
Jacques Maritain , el teo-cientificismo de PierreTeilhard de Chardin y su noción
de punto-omega ), el despliegue de un subjetivismo realista o un humanismo
marxista la teoría del compromiso en Jean Paul Sartre, Albert Camus y André
Gorz), la crítica a la metafísica (en Heidegger), las posturas hermenéuticas (
Hans Gadamer, Paul Ricoeur, Emmanuel Levinas), la reinstalación del sujeto
en el materialismo histórico (en las iluminaciones profanas de Benjamin o el
concepto de shock en Adorno), la renominación de lo decible-experiencial (en
Wittgenstein, con su reducción de pensamiento a la enunciación de lo decible)
alrededor del discurso fundacional de Husserl –que crea el concepto de
fenomenología– y su sistematización en Merleau-Ponty, sobre todo en su
Fenomenología de la Pecepción (editado en 1945)lxxxi.
Merleau-Ponty va a precisar el alcance metodológico de este abordaje en
relación a la entidad del espacio (aquello que es materia de aprehensión
fenoménica) al proponer que el espacio no es el medio contextual (real o
lógico) dentro del cuál las cosas están dispuestas sino el medio gracias al cuál
es posible la disposición de las cosas.
Pero las cosas en el espacio, ajenas a mi percepción, son en tanto percibidas y
el espacio es tal como vivido: París no es para mí un objeto con mil facetas,
una suma de percepciones ni tampoco la ley de todas esas percepciones, pero
también e indisolublemente , cada percepción expresa de mi viaje a través de
París - los cafés, las caras de la gente, los árboles de las avenidas, las curvas
del Sena– se recorta en el ser total de París, no hace más que confirmar un
cierto estilo o un cierto sentido de París, restructurándose un ser-para-si junto
a un ser-del-mundo.
Al tiempo que se despliega el movimiento filosófico fenomenologista emerge el
estructuralismo como residuo de un marxismo que no quiere resignar ninguna
declinación de lo material y como intento de reconstrucción del aparato puro del
racionalismo. Merleau, nombrándolo actividad intelectualista lo critica así en su
libro: El análisis intelectualista es mas que falso, abstacto. La función simbólica
o la función de representación subtiende nuestros movimientos, sí, pero no en
un término último para el análisis, se apoya a su vez en un cierto suelo, y el
error del intelectualismo consiste en hacerla apoyar en sí misma, en separarla
de los materiales en los que se realiza y en reconocer en nosotros, a título
original, una presencia en el mundo sin distancia, ya que a partir de esta
consciencia sin opacidad, de esta intencionalidad que no comporta el más y el
menos, todo lo que nos separa del mundo verdadero –el error, la enfermedad,
la locura y, en resumidas cuentas, la encarnación– se encuentra reducido a la
condición de simple apariencia.
Este fragmento de Merleau es significativo porque retiene para sí –para el
dispositivo fenomenologista– la capacidad de , en y con la pecepción, ver más
allá de lo aparente a la vez que cuestiona y limita la capacidad del raciocinio
117
analítico estructuralista, que descree de los datos de los sentidos, a no ir más
allá de lo aparente (que sería por otra parte, una manera de designar las
limitaciones del simulacro barthesiano).
Lo que compone la complejidad del mundo son así, fenómenos de aprehensión
perceptiva subjetiva, dentro de un campo de situaciones –o grandes acuerdos
intersubjetivos o culturales de estabilización fenoménica– y motivando acciones
de modificación de esa urdimbre de fenómenos / situaciones que son los
sucesos.
En ese contexto a fines de los ’60, la aparición del situacionismo de Guy
Debordlxxxii y el grupo Cobra, como un movimiento filosófico-estético, venía a
postular la necesidad de transformar drásticamente las situaciones mediante
sucesos ideológico-artísticos que instauraran impactos en la percepción
fenoménica: el situacionismo usaba el mismo aparato conceptual de la
fenomenología, pero no para entender la unidad fenoménica del sujeto sino
para promover transformaciones de la situación (el acuerdo inter-subjetivo o o
cultural) a través de actos o acciones que se aproximan a la idea de proyecto (
como sucesos, acontecimientos).
La disolución (y re-modelación) de lo real en un sistema de estímulos
perceptivos en torno a los cuáles puede desplegarse una fenomenología del
habitar –como fuera formulada en los libros fenomenologistas-espacialistas de
Gaston Bachelard, especialmente su Poética del Espacio– no sólo adviene
como un modo diferente de interpretar o aprehender lo existente –como el libro
de viajes a una antropología extraña de Barthes en Japón– sino además, de
proyectarlo o reproyectarlo por cierto fuera de las lógicas de una apertura
ambiental signadas por cuestiones materiales (contextualismo, formalismo) o
abstracto-materiales (tipologismo, estructuralism ).
Los sedimentos de materialidad de estas vías de relación ambiente-proyecto
apuntan más bien a controlar los soportes o la entidad material del proyecto.
Desde el punto de vista fenomenologista y derivado de las formas de análisisinterpretación del ambiente en todo caso más signadas por la percepción
subjetiva, habría un desinterés o postergamiento de la reflexión material: es
decir hay un interés mayor en el evento respecto del soporte, en el espectáculo
respecto del receptáculo.
Podría pensarse que una dimensión de ejercicio de esta lógica estaría presente
en cierto tipo de postura englobable en las arquitecturas del paisaje (no las
estructuralistas, que promueven una introspección de la esencialidad del acto
proyectual, ni las formalistas, que asimismo, reivindican una autonomía del
proceso mismo de formalización como dato, condición o calidad de nuevo
paisaje), unas arquitecturas promotoras de un relativo ensamblaje complejo
entre nueva organización de un soporte –un paisaje fruto de una acción
proyectual– y un alto protagonismo fenomenológico o acontecimental de
ulteriores sujetos de fruición (percepción, uso, consumo cultural, etc.).
En la escena de centralidad la lógica fenomenológica o lógica del evento se
relaciona con lo circunstancial, lo efímero, lo táctico, mutante, in progress,
pensado en correlación con cambios constantes de ambiente o contexto y por
tanto, con demandas permanentes de mutación y adaptación. En extremo la
voluntad de adaptación a fenómenos mutantes conspira contra la estabilidad o
inercia del aparato-proyecto y hacer derivar la praxis proyectual mas a una
actividad que a una generación de resultados o concreciones estables y
118
nítidas; se trata pués mas de una tarea de montajista, regisseur o escenográfo
que de operador terminal. Obviamente este modus de pensamiento proyectual
es mas analítico que sintético, mas crítico que operativo y por tanto sus
referencias proyectuales en tanto estables como tal, se apartan en parte de la
condición extrema de este pensamiento diseminativo: comparte a su vez, esta
cualidad (diseminativa) con la lógica hieperanalítica o deconstrucconista solo
que lo que esta actúa en términos diseminativos respecto de la formasignificado (o si se quiere: forma-discurso), la acción lógica fenomenologista se
confronta con la función-utilidad (o si se quiere con el uso o prestaciones que
alberga o posibilita la cosa proyectada o una pre-cosa o protocolo de acciónactuación que no necesariamente debe confluir en un formato proyectual como
prefiguración de cosa).
Buena parte de los trabajos del grupo MVRVD aluden a reflexiones sobre
problemas y funciones territoriales , como la densidad de ocupación-activación
de territorios o los plegamientos operativos de ellos y en proyectos como el
China C&A Museum, Guangzhou (2010) se proponen abordar mas que la
conformación precisa del objeto mas bien una escena operativa, una
plataforma mas o menos flexible en su utilización y percepción en este caso
acorde a la voluntad de transforma los aparatos museísticos estables en
artefactos del orden del thematic park, entendido como protocolo lúdico y
flexible.
Los proyectos educativos del grupo danés 3XN (Colegio en Copenhaguen,
2009) directamente disuelven el aparato arquitectónico escolar en unas
plataformas-escenarios en los que cada día es posible montar- ejecutar (o jugar
en el sentido juego-actuación del playing) diversas alternativas de actividad,
para lo cuál los soportes espaciales deben ser lo suficientemente polivalentes e
indeterminados tal que puedan usarse como un recurso pedagógico-teatral
mas.
Ciertamente la trayectoria de Rem Koolhaas –arrancando de obras tempranas
como el Centro de Convenciones de Agadir (1992) o su propuesta para la
Biblioteca de Francia en el formato de juke-box, proyectos en los que la
arquitectura se re-modela y fluye en relación al territorio en el caso argelino o
en las variaciones infinitas de uso-fruición en el caso parisino- concluye en
trabajos recientes como el complejo -hecho en el seno de OMA- Satdtskantor
(Rotterdam, 2009), en el cuál se revisa radicalmente la matriz polifuncional de
un fragmento central de ciudad tratando de superar la relación estable formafunción y contribuyendo a proponer objetos mixtos o híbridos, mezcla de usos,
mestizaje de funciones y usuarios y metáfora de la ciudad como melting-pot.
También la perspectiva fenomenológica puede referirse a la indagación de la
posible relación del proyecto con máquinas de naturaleza, objetos
resignificados por la idea de funcionalidad compleja y adaptabilidad ambiental,
de lo cuál el proyecto de Scoggin&Elam para el Wolfsburg Sciences (1999) se
presenta como la tentativa de una deducción analítica de tales características
biomaquínicas como alusión para una mutación permanente.
En la escena de marginalia la lógica fenomenologista del evento se apoya en
destacar el peso de lo oportunista, entendido como captura de un sitio y
conformación de lo arquitectural en la condición del paisaje, en lo cuál
prevalece la relevancia del montaje y la instalación ad-hoc y en definitiva si
cabe, una apuesta táctica o adaptativa por lo no-monumental.
119
En el Parque Lenin, un diseño con 80000 árboles e intenso modelado del suelo
de Antonio Quintana (1972) Joaquín Galván proyectó en La Habana el
restaurante Las Ruinas (1972), que dialoga con el parque y aprovecha las
ruinas de una vieja mansión, pero para llegar a ella propone un conjunto de
estructuras resueltas en premoldeados de hormigón que discurren en el paisaje
del parque y establecen una posibilidad ambigüa de recorrer esta mezcla de
artificio y naturaleza haciendo que el proyecto resulte de un acto de instalar-se
en un paisaje.
En el caso del proyecto de Sharon Davids para el Women´s Oportunity Center,
en Kayonza, Rwanda (2012) se trata de formular un planteo innovativo en el
pais devastado con mas de dos millones de víctimas de la guerra civil –un
centro de empowerdment para 300 mujeres que puedan aprender y producir y
generar un módulo habitativo cooperativo- pero utilizando criterios del habitat
vernacular como la construcción de pequeños pabellones circulares todo ello
dentro un pattern confomativo alrededor de un centro-foco comunitario
(mercado y asamblea) y usando buena parte de las dos hectáreas utilizadas
para montar terrazas de agricultura intensiva: el conjunto se plantea como
abierto en sus mútiples funcionalidades y abierto o flexible en la posibilidad de
experimentar múltiples alternativas de educación productiva y además tratando
de recrear nuevas espacialidades sociales dentro de un contexto político de
destrucción de lo público-ancestral.
La propuesta del peruano Luis Longhi para la Casa en Pachacamac(2009),
montada en las cercanías de tal centro arqueológico fundacional del inkanato,
es asimilarse a principios de la construcción de tal tradición, alrededor de la
noción de huaca o enterratorio, en este caso adoptado como principio para
proveer un modo estrecho de relación arquitectura-paisaje, tratando de afectar
mínimamente la integridad de éste asi como para revisitar las posibilidades
tipológicas-habitativas y tecnológico-ambientales de las formas vernaculares de
proyecto, todo ello a favor de revisar la noción de una casa habitación que
adquiere el carácter de un espacio de paisaje con muchas alternativas de uso y
percepción.
El proyecto del paraguayo Javier Corvalán para el Centro Cultural España en
Asunción, (2004) implica proponer un espacio fluyente y multifunción, un
entorno de paisaje construído capaz de adaptarse fluidamente a diferentes
posibilidades funcionales para un sitio de variadas actividades culturales que
además pudiera recoger aspectos de la cualidad multiuso de los patios
coloniales asunceños.
El grupo colombiano del filósofo Felipe Beltrán y el diseñador Antonio Yemail
desarrollaron el concepto de Arquitectura Wiki (2005) consistente en aplicar la
modalidad electrónica wiki (que remite a una palabra hawaiana que significa
rapidez) al diseño de un protocolo no especializado de diseño abierto y
transformable concebido tomando en cuenta la arquitectura informática wiki y
los criterios de diseño emanados de formatos populareslxxxiii. Se interesan pués
en el diseño de una plataforma proyectual, mas que de un proyecto; de una
manera o fenomeno-lógica de proyectación social y en la descripción de su
enfoque mezclan nociones de la lógica wiki (en la cita que sigue, las partes en
cursiva) con nociones de la lógica popular de diseño de vivienda adaptativa
(párrafos en regular): Mapea las conductas grupales de una forma nunca
hecha. Paisajes apilados. Brinda satisfacción y validación a las personas al
permitirles contribuir a la construcción de conocimiento. Potencial de compartir
120
para mejorar las condiciones de vida social. Hace uso de tecnología de bajo
costo. Sin restricciones o miradas oficiales. No induce a una solución única. No
impone ningún punto de vista particular. Flexibilidad operativa-funcional.
Reúne a expertos junto con usuaros casuales. Cualquiera que lo visite puede
editarlo. Creatividad compartida. Mestizaje creativo.
7 La cuestión del producto
La importancia moderna de la dimension tecnológica es bien conocida aunque
estuvo históricamente lejana de la significación excluyente que la cuestión
implicó para el arte gótico, aunque bien mirado éste supuso la utilización
discursiva novedosa de ciertas invenciones tecnológicas precedentes del arte
románico. En la modernidad el uso de la tecnología hay que asociarlo al de la
utilización de las innovaciones que el desarrollo ofreció en un momento
histórico determinado –como el cemento armado, el acero o el vidrio templado
– y al del uso de tales recursos como los que proveerían una estética nueva
frente al simultáneo abandono, criminalizado por Adolf Loos, de los
suplementos ornamentales.
Sin embargo una flexion de los discursos posmodernos parece acogerse a una
intensificación del proyecto anclado en demostraciones de novedad o avance
tecnológico que como el llamado high tech implica un pórtico anticipatorio a las
tecnologías industriales relativamente disponibles, una especie de laboratorio
futuro para aplicaciones generalizadas como por caso lo que supone la
competición automovilística de la llamada Fórmula Uno respecto del auto de
calle. Tal factor de anticipación suele servir a propósitos comunicativos por
parte de empresas que hacen alarde asociativo de su identidad corporativa y el
acceso a tales adelantos futuristas.
En ese contexto la obra de Renzo Piano bucea un poco mas allá, sea cerca de
conectar nueva tecnología con indagaciones sobre lo biotecnológico –por
ejemplo en su Klee Zentrum en Berna (2005)– sea en investigaciones ligadas
a aprovechar formas vernaculares de contrucción y artesanato -como en su
Centro Cultural Canaco, en Tjidabou, Nueva Caledonia (2000)-. El trabajo del
arquitecto genovés suele apoyarse por otro lado, en investigaciones que
emprende y sostiene en laboratorios tecnológicos que regentea en su ciudad
natal y en Paris.
La obra de Jean Nouvel es mucho mas representativa del rol que asocia esta
forma de proyecto con necesidades semánticas de empresas y corporaciones
como se evidencia en su pregnante y fuertemente referencial Torre Forum,
Barcelona (2002) o en su conocido Centro Cultural Jean Cartier, Paris (1989) y
todavía mas atrás en el relevante Instituto del Mundo Arabe, Paris (19839 que
debía compaginar varias cuestiones tales como cierta celebración de las
tradicionales paredes en forma de celosia típicas del mundo árabe junto a la
ratificación de la capacidad de modernizarse en base a su enorme capital
natural con que dicha comunidad política se presentaba al mundo a inicios de
los 80.
La búsqueda mas ligada a criterios de biotecnología y sustentabilidad que
antes señalamos como un interés fuerte en Piano también se encuentra en
obras como las de Toyo Ito –especialmente su Mediateca de Sendai ( 2000)–
o mas cerca de una mirada periférica o pobre en la de Sigeru Ban, como en su
Pabellon de Japon para Expo Hannover (2000), un artefacto que siguiendo
121
una línea de trabajo de su autor, está pensado y realizado en base al uso de
papel como material de construcción idealmente reciclable por completo al final
de la vida transitoria de un local de estas características, en un pensamiento
entonces, ubicado en las antípodas de como Mies van der Rohe resolvió en
1929 su célebre y luego reconstruído Pabellón de Barcelona. Ban asi se acerca
a la concepción de un proyecto que contempla su ciclo de vida compartiendo
entonces una de las mas actuales políticas vinculadas a la crisis de
sustentabilidad y a la noción de residuo cero.
Según la interpretación de Martin Heidegger que hace Gianni Vattimo lxxxiv, una
condición de modernidad es la institución de lo tecnológico como ontología de
la actualidad por lo que estamos atravesando una instancia del ser en la
tecnología hacia el ser por la tecnología. Una cierta historicidad de la ontología
(del ser) lo identifica a éste en situación: se es, en un cierto contexto situacional
que vino provisto en la modernidad, por un impresionismo sociológico
(Luckacs, Simmel, Bloch, Benjamin, Adorno, Heidegger, Habermas) según el
cuál el ser no es sino en cuanto a un estado relacional del tipo sujeto / objeto,
en que la modernidad viene a instituir fundamentalmente un cambio en la
condición de los objetos y por tanto, indirectamente del sujeto y del ser
relacional. Véase al respecto toda la teoría crítica aplicada sobre la
transformación moderna del objeto: mercancía en Marx-Adorno, fetiche en
Marx-Freud.
Hay que situar así la legalidad histórica de la tecnología como expresión del
triunfo moderno de la metafísica: un nuevo ser por, para y en los objetos de la
técnica. La racionalidad tecnológicalxxxv se instituyó históricamente como una
retroalimentación continua de métodos, ciencias y acciones. Desde ese punto
de vista la tecnología debe des-naturalizarse o sea definirse en su historicidad
inherente explicable por ejemplo, en el avance de la división del trabajo, en la
especificidad creciente del saber tecnológico y en el progreso de la racionalidad
instrumental que redefine continuamente los medios para alcanzar fines.
Pero el desarrollo de la tecnología avanza en la imposición de sistemas de
controlesde y sobre los sujetos como consecuencia de fines regulatorios
impuestos por los propios problemas tecnológicos.
La tecnología debe inventar los sistemas correctivos –una segunda tecnología–
de aquellos problemas que infringe a la sociedad a lo largo de la historia. Pero
esto lleva progresivamente a la autonomía de la tecnología frente a la exigencia
de nuevos límites o escenarios de control.
La tendencia históricamente irresistible a la autonomía de la tecnología y a su
infinita capacidad por resolver los problemas que suscita indirectamente con
nueva tecnología, tiene varios efectos en la conciencia proyectual como la
tendencia a una fragmentación de su concepción en una serie infinitamente
abierta de soluciones o la internalización de la experimentalidad en la
performance del usuario.
Puede haber además una tendencia teóricamente infinita a aumentar el riesgo
de una solución tecnológica (multiplicando los mecanismos de control) y la
internalización de una dimensión metatecnológica en el diseño basada en la
normalización de comportamientos rutinirizados por alguna razón,
preferentemente la efectividad.
Un ejemplo ya canónico de esta tendencia creciente a la autonomización de la
tecnología –respecto de los sujetos que deberían operarla o servirse de ella–
está dado en el arribo a los dispositivos denominados de inteligencia artificial,
122
dispositivos susceptibles de tomar cierta clase de decisión en conocimiento de
un quántum determinado (teóricamente infinito) de información. Sería el caso
de los llamados objetos TTT (things that think) desarrollados en el Laboratorio
de Inteligencia Artificial del Massachussets Instituto of Technology por ejemplo,
un placard que con información climática automática decide por mí cada
mañana, como debo vestirme.
El paradigma de la inteligencia artificial como marco explicativo de la tendencia
autonómica del desarrollo tecnológico propone varias perspectivas de
redefinición de las lógicas proyectuales de dominante tecnológica. Lo primero
sería la idea de la función autocorrectiva u homeostática según la cuál un
conjunto adecuado de sensores y dispositivos de control podría corregir
permanente y variablemente el conjunto de prestaciones de un artefacto edilicio
o de un objeto en general.
En esta perspectiva el contenido de innovación y verdad del proyecto queda
supeditado a una confluencia fortuita de solucionadores expertos en problemas
determinados: es el papel que por caso tienen el consultor tecnológico Ian
Ritchie, la experta en luminotecnia Helen Searing o el ingeniero Ove Arup
dentro de obras atribuídas a autores que como Foster, Rogers, GrimshawFarrell, Piano o Von Sprelsken quizá hayan sido beneficiarios sustanciales de
una creatividad fragmentada y especializada.
La arquitectura puede ser reconceptualizada como metáforas del mundo
natural (organismos) o del mundo artificial (mecanismos) que a su vez han sido
pensados como metáforas, respectivamente de evolución lenta y rápida (Luis
Fernández Galianolxxxvi).
Ciertos tipos de máquinas (mecánicas, térmicas y cibernéticas, según su
evolución histórica) se corresponden respectivamente con entidades
organizacionales (mecanismo, motor , autómata o robot), con formas de
energía (trabajo, calor, energía), con referencias corporales (anatomía,
alimentación, inteligencia) y con algunos proyectistas tecnológicos
característicos (Leonardo, Watt, Wiener).
Todo este discurso tecno-energético ha establecido la posibilidad de una
arquitectura termodinámica desplegable en propuestas de tipo heliotécnico
(según el modelo mecánico con que Wright concebía la centralidad del fueg ) o
de tipo bioclimático (según la regulación orgánica de Le Corbusier respecto de
la luz y energía solar).
Estas diferencias técnicas en la concepción tecnológica en Wright y Le
Corbusier -y en el mayor adelanto tecnico del primero, vista su temprana
utilización de principios del acondicionamiento técnico forzado del aire en
algunas casas de Oak Park y en el edificio Larki – encuentran sin embargo,
semejanzas tanto en la común creencia acerca del determinismo biotécnico o
en la confianza en la posibilidad de una arquitectura resuelta en el modelo
taylorizado (casas Usonian, casas Domino).
De estas aproximaciones devienen tanto la noción de una estética técnica –
exacerbada y autonomizada en los discursos high-tech– como la confianza en
un genius locci climático-técnico y por tanto, socio-cultural y natural que sin
embargo comenzará a contraponerse con un pensamiento proyectual
ambientalista que en el análisis de las condiciones de energía y sitio devendrá
como anti-tecnológico.
123
Al contrario de lo que podría suponerse las expresiones de la llamada high
tech –alta tecnología– no deben entenderse como culminación de la
racionalidad tecnológica sino mas bien al revés ( Ignacio Paricio lxxxvii).
Desde este punto de vista se exalta así la condición de artificio, de desmesura
superadora de estandares o condiciones normales de prestación de un material
o servicio. En consecuencia una de las características del perfil high tech es su
dificil o imposible reproducibilidad, su búsqueda de performances ajenas a toda
comparación emulativa.
Por ello cabe distinguir con precisión la lógica tecnologista sesgada hacia la
high tech performance de la mera lógica constructiva y a menudo se oponen
(por ejemplo en el consumo de energía o en el uso no convencional de
materiales como las aleaciones aeronáuticas o el vidrio estructural, etc).
El caso del Centro Pompidou es un temprano exponente de esta i-lógica que
tiene honestidad en la exposición del edificio (se presenta como un artefacto
metálico) y des-honestidad e ineficiencia en su forma de producción (las piezas
principales se realizaron como piezas de fundición y por lo tanto, debieron
ejecutarse en Gran Bretaña con lo que los costos de traslado y manipulación
dentro de París fueron casi tanto como los de producción, las piezas debieron
revestirse con compuestos ignífugos de base asbesto-cementicia y luego
fueron enchapados en lámina de acero para recuperar su apariencia, etc.).
El lema de esta lógica high-tech parece ser lo que puede hacerse –por razones
de imagen– debe hacerse (a cualquier costo/tiempo). En el Museo de las
Ciencias de La Villete, de Adrian Feinsilber también se utilizaron los
compuestos superpuestos de metal, hormigón y chapa aparente de acero lo
que evoca asimismo aquella original tradición de retórica enmascaradora de la
tecnología que paradójicamente había sido puesto en marcha por Mies, el
profeta del less is more en su invención de los mullions emblemáticos del
curtain-wall del Seagram Building.
El londinense edificio Lloyd’s de Richard Rogers contiene también su serie de
performances de discutible racionalidad: los ascensores exentos y
transparentes debieron recibir cristales estructurales capaces de soportar
vientos de hasta 150 km/hora, su alta velocidad requiere frenos tipo flaps de
avión, la organización eviscerada del edificio con su alta fragmentación de
elementos servidos y la proliferación autónoma de torres de servicios multiplica
los perímetros subiendo los costes de revestimientos expuestos y la exigencia
térmica de acondicionamiento, etc.
La conjunción de criterios proyectuales tradicionales –la identificación de
espacios más o menos estables y regulares para acoger la respuesta a
exigencias programáticas funcionales– con las ofertas devenidas de las
tecnologías inteligentes da curso a la llamada domótica (construcción+
electrónica) que llevando adelante las utópicas proposiciones sesentistas de
Archigram y Reyner Banham (en su célebre ensayo A home is not a house)
tiende a un continuo incremento de los dispositivos prestacionales junto a una
disminución de los factores tradicionales de la construcción (los soportes
vitrubianos) y a la creación de una homogeneidad teórica de condiciones
ambientales indiferente a las implantaciones específicas.
Esta tendencia simplificadora, base de la tecno-globalización que unifica
soluciones para cualquier parte del mundo, puede tropezar con
cuestionamientos culturales como el sometimiento a un consulting de
adaptación a los principios del feng shui –el conocimiento chino tradicional de
124
acondicionamiento natural de un edificio– que debió enfrentar el desarrollo del
diseño de la sede del HKS Bank en Hong Kong.
La manifestación posmoderna de la lógica productivista o tecnologista se define
en la escena de centralidad según una tendencia al alarde, experimentación y
exceso de aparato técnico, es decir aquello que se conoce como lo high-tech,
en tanto referencia a una noción de alta tecnología ligada a un maximalismo
técnico orientado a buscar y traspasar límites en lo referido a la portación y
prestación que ofrece un edificio, es decir, altas performances de estructura y
función, incluso mas allá de cualquier estatuto de necesidad o eficacia. Hay por
tanto en lo propio del high tech, una idea referida a que el proyecto mas que a
expresar un estado presente se desarrolla mas bien explorando alternativas de
futuro, casi en un sentido de deseo de superación de aquellas fronteras
adquiridas.
Quizá la obra insigna de esta modalidad de proyecto como ya adelantamos
mas arriba, sea el planteo que la sociedad Piano&Rogers desarrollaron para el
parisino Centro Pompidou (1977) en que la pretensión de obtener un espacio
museístico flexible y multifuncional –en la saga de las propuestas que una
década antes había presentado Cedric Priceen su Fun Palace- dará paso a un
alarde tecnológico (como el caso de la vigas de metal fundido que no pudieron
hacerse en Francia y cuyo costo de traslado desde Inglaterra superó el costo
de su fabricación) ligado a una exploración no tanto del potencial tecnológico
sino mas bien de sus posibilidades retóricas y el impacto que podía producir en
los imaginarios populares (como el caso de la célebre pared técnica del
Pompidou, cuyo dimensionamiento excede lo técnicamente necesario
precisamente para exaltar diho aspecto retórico del high tech).
Toyo Ito en su Mediateca de Sendai (2000) se planteará la idea de lo que
podría bautizarse bio-high tech, es decir, la utilización de metáforas biológicas
– como en el caso de sus columnas-árbol– para desarrollar una variante que al
menos desde su expresión, se manifestará como mas orgánica o inspirada en
lo que ofrece la geometría compleja de la naturaleza e incluso, de una
supuesta mayor racionalidad de dimensiones y prestaciones técnicas.
La relevancia mas simbólica que específicamente técnica del high tech quedará
visible por ejemplo en trabajos como el que Richard Rogers abordará para los
Tribunales de Burdeos (2002), un conjunto de partes imbricadas en un sistema
que ha autonomizado elementos o partes tradicionales del constructo (como
las envolventes murarias y de cubierta) en el que empero lo que es mas
ostensible es la resolución de las salas de juicios dentro de unas formas libres
que evocan a las cubas de roble en que se produce el vino de la región.
El espectro de posibles aplicaciones de la alta tecnología de esta lógica
proyectual podrá alcanzar con Renzo Piano –por lo demás, uno de los mas
serios investigadores de prestaciones tecnológicas en lugar de abordar sus
proyectos con gestualidades ampulosas que luego requieren expertises como
las de Arup u otros célebres consultores tecnológicos- en el caso del Centro
Cultural de Tjibadou (2000) cierto interés en desarrollar formas sofisticadas
que empero se derivaran de principios vernaculares elementales de
construcción –como las técnicas de cestería textil de la Polinesia- tratando de
establecer relaciones antropológicas entre cultura material local y high tech, no
siempre, como las dificultades que estas torres textiles enfrentaron respecto de
125
los fuertes vientos del sitio, ni exitosas ni atinadas en cuanto a las decisiones
del proyecto.
Y completando tal espectro de investigaciones tecnológicas en el desarrollo de
proyectos y quizá tendiendo puentes con la escena de marginalia, la obra del
japonés Sigeru Ban –como el Auditorio para la sísmicamente devastada
pequeña ciudad italiana de L´Aquila (2010)– originada en su programa de
desarrollar aplicaciones posibles de materiales no tradicionales como en su
caso el papel, emerge como una búsqueda de proyectos relativamente
elementales y enteramente dependientes de su lógica de producción, es decir,
de los productos utilizados y de los procesos para desarrollar tales productos y
para ensamblarlos en objetos arquitectónicos casi totalmente despojados de
otra voluntad que resolver un problema (generalmente como en el caso de
L´Aquila o en sus trabajos ulteriores al terremoto de Kobe, generados en una
situación de catástrofe y emergencia) con una deliberada reducción de medios.
En la escena de marginalia la lógica tecnológica o productivista tiene que ver
con el marco mismo de posibilidad o realidad de una actuación arquitectónica
vinculada con la necesidad; es decir, en las condiciones socio-económicas de
la marginalidad, pensar en la posibilidad de una solución arquitectónica a una
demanda social acuciante suele otorgar un peso significativo a lo material, es
decir, que la materialización de la cosa (o el alcance de un estado de
materialización) se presenta como una via esencial de proyecto, un punto de
partida generalmente condicionante o determinante del proyecto posible y
siempre haciendo que éste sea esencialmente una decisión acertada a menudo
ligada con medios y posibilidades propios de la escaséz. Lo técnico asi, se
presenta en numerosos casos sociales de la marginalia, como imperativo de
proyecto y podría pensarse en que se manifiesta cierta clase de ingenio
proyectual asociado al des-cubrimiento del potencial de unos materiales y/o de
unas formas de producción de la cosa.
Si referiamos las obras de Sigeru Ban como puente entre pensamiento central
y aplicaciones marginales, algunos trabajos del japonés Kengo Kuma, como
puntualmente el Museo de Xinjin Xi, en Cheng Du, China (2012) también
vienen del centro tratando de resolver un pequeño caso de una suerte de
ámbito de acceso a un santuario taoísta, con una meditación sobre el culto y la
reflexión sobre el paisaje pero puntualizando un trabajo de proyecto asociado
a trabajar en un motivo productivo que tenga relación con la actividad religiosa
que alli se radica y en especial se toma el motivo de unas piezas de cerámico
curvos muy livianas, resueltas como azulejos, que se ligan al trabajo artesanal
ancestral de monjes de ese culto y por tanto todo el proyecto, que es como una
cámara de acceso, está planteado con el motivo de esos azulejos que calzados
en diversos tensores, aparecen como volando y creando retículas y veladuras
que acompañan el tránsito ritual o juegan reflejándose en los planos de agua.
En otros trabajos de Kuma aparecen esas resonancias como en el Centro
Cultural de Kanayama en Ota (2009) que elaboran el motivo de unas piezas de
piedra que son las mismas que se usaron para trabajarse en solados y muros
del Castillo de Kanayama, próximo al pequeño edificio de Kuma, en una
tradición constructivo-ritual que viene del siglo XIII.
Los trabajos del grupo paulistano Biselli&Katchbourian, como especialmente,la
Iglesia de Barueri (2001) están animados por la proposición de espacialidades
interesantes y aun momumentales, que se sustentan en el desarrollo de
126
estructuras livianas resueltas con tecnologías simples e ingeniosas como, en
tal caso, piezas metálicas armadas con chapa doblada soldada, una solución
liviana y económica pero que puede ser materia prima para desarrollar
estructuras de calidad espacial semejante a las sustentadas en perfilerías o
soluciones de mas alta tecnología.
Asi como el citado Kuma resuelve algunos trabajos comerciales –como el
Centro Comercial Maronier, Tokio (2009)- mediante el tendido de unas livianas
tramas metálicas que deben sostener un juego de 4 especies vegetales que
garantizan cierta calidad ambiental a las áreas comunes del complejo durante
todo el año, el chileno Enrique Browne propuso en sus torres de oficinas
Fundación para Santiago (2001) y Concepción (2009) unas envolventes
verticales a modo de parrón (las pérgolas tradicionales de los patios chilenos)
que en forma de jardín profundo en altura y con una modalidad de floración
caduca que permite frondosidad-sombra en verano y apertura-asoleamiento en
invierno revisten sus edificios de oficinas y permiten resolver sus necesidades
ambientales y de confort con sensible ahorro de energía convencional pero
generando además, una imagen inédita aunque amigable para un espacio de
trabajo y aun para un edificio corporativo.
Casi todos los trabajos del paraguayo Solano Benítez, como uno de los últimos
conocidos, la Casa Las Anitas, enSan Pedro (2007) son consecuencia directa
de una meditación experimental sobre lo constructivo, siempre basado en el
aprovechamiento intensivo de materiales (como los muros armados basados
en ladrillo de panderete fortalecidos por una trama de hierros de construcción
adosada por fuera, recurso usado en la sede de su Estudio en Asunción o las
cubiertas triples de su edificio Unilever también de la capital paraguaya) y
atendiendo a bajar los costos de insumos –a veces usa ladrillo o vidrio de
rezago- y confiando en la capacidad de mejorar sus prestaciones apelando a
saberes artesanales de los albañiles locales. En la casa citada siguiendo
investigaciones hechas para su edificio Teletón (2009) –sede de una fundación
de servicios sanitarios y de re-educación infantil- trabaja con la idea de una
paredes armadas modularmente según una generatriz ondulada que aumenta
la resistencia por forma, realizadas con desechos cerámicos montados en
molde sobre una base de mortero cementicio. El resultado no sólo es ingenioso
por la espacialidad que la técnica genera, sino también por el impacto estético
teñido de cierta rusticidad popular, que esas envolventes murarias ofrecen.
Los trabajos del grupo noruego TYIN, orientados a una suerte de etnodiseño
basado en la ayuda humanitaria a comunidades marginales pobres de Asia y
Africa –como sus varias intervenciones en Klon Toey, Tailandia, tales como el
Safe Haven Bathhouse (2011)- se basan por sus propias condiciones (exigüos
o miserables presupuestos basados en la propia búsqueda que el grupo hace
de pequeños financiamientos que también incluye la subsistencia del grupo
profesionan en estas tareas) que establecen respuestas muy estrictas a la
realización utilizando al máximo recursos locales, tanto los materiales como la
mano de obra que suele formar parte de estrategias de autoconstrucción. Los
resultados se acercan a entender la lógica productivista en su manifestación en
ambientes de marginalidad y pobreza, el hacer o construir con medios mínimos
pero a la vez la obligación ética de solucionar problemas.
8 La cuestión del contexto
127
La cuestión del contexto –según la cuál toda nueva acción arquitectural está
implícita en la configuración previa o contexto, aun cuando éste sea casi
inexistente– parece ser algo emparentable con las practicas vernaculares
semejantes a la naturalidad de las producciones artesanales, cuyas
características suelen ser las de repeticiones constantes de componentes ya
existentes de eficacia comprobada y cuya lógica viene dada por el adscribir a
cualidades externas propias del ambiente previo en el que debe insertarse la
nueva cosa .
Podría definirse el proyecto contextualista como aquél que propone lugares
deducidos de lugares (lo que incluye, un tiempo), des-pliegues insertos en la
urdimbre compleja del espacio-tiempo local (Michel Serreslxxxviii). Esto obliga a
una meditación sobre el tema del lugar y su singularidad tópica –los lugares
son todos singulares– y subsiguientemente a referirnos a un vivir o instalar-se
en las circunstancias de tal singularidad, eso que en francés se llama,
intraduciblemente, chez.
Según esta cualidad o condición toda experiencia relacional de sujeto y lugar
es irrepetible y única, sustraída a la perspectiva de cualquier abstracción
repetitiva. De todas formas frente a esta singularización de lo tópico siempre es
posible abrir la dualidad entre irrepetibilidad de los lugares e irrepetibilidad de
las fruiciones perceptuales de sujetos diferentes frente a los mismos lugares.
Desde esta perspectiva, el definir a algo o alguién significa retirarle todo lo que
no le pertenece en circunstancias, propiedad o modalidad y que oculta o
recubre su esencia. Si hay entonces, una especie de singularidad tópica que
siempre puede definir una envoltura del sujeto, el contextualismo podría ser
filosóficamente establecido, como la manera positiva de establecer dicha
singularidad tópica para cada sujeto, mediante la manera negativa de retirar
todas las capas de no-propiedad que ocultan o recubren la esencia del sujeto a
contextualizar.
Esta metodología de des-ocultación de lo excedentario, de peladura de lo que
recubre impropiamente una cosa, equivale a identificar el carácter de lo
contextual como un territorio de esencialidad, en el qué el ser se re-conoce
porque esa esencialidad es pura propiedad, o sea resulta despojada de toda
ajenidad. Una lógica contextualista remitiría desde este razonamiento, a la
pobreza, ya que de toda propiedad agregada podría inferirse un estado de
obstrucción de aquella esencialidad, una especie de inflación o acumulación.
Pero este grado de acumulación estaría explicando la diferencia entre
socialidad y vida privada: un contextualismo radical podría implicar el despliegue de todo lo inflacionado (privado) equivalente al modelo ideal de San
Francisco -la porciúncula, un lugar no para vivir sino para morir, para ser en
extremo, sólo trascendencia– o al desiderátum de vida enteramente inapropiada, como la de Jesús: como ocurrió con el fundador del cristianismo,
una vida publica total nos destruiría.
La habitabilidad –como un ser en lo tópico- parece así haberse constituído
históricamente como una condición ligada a la especificidad del locus (un
fragmento característico del territorio) y a la condición de comunidad (la
gemeinschaft que contiene las formas de relación intersubjetiva y que define
una noción de identidad que es a la vez, conciencia de pertenecer a esa
comunidad y conciencia de habitar un lugar). La idea de una contextualidad
propia de encontrar un doble nivel de articulación espacial y temporal de lo
micro-nuevo y de lo macro-viejo encuentra un plano reconocido de expresión al
128
referirnos a las relaciones de afecto entre (nueva) arquitectura y (preexistente)
ciudad: al menos, esa es la relación en la que clásicamente suele instalarse la
posibilidad de una lógica contextualista y que tuvo un primer grado de
sistematización teórica en el tratadismo albertiano, aunque más que para
sistematizar la experiencia medieval de homogeneidad absoluta entre ciudad y
arquitectura, para poner en marcha una cierta conciencia de identidad de la
arquitectura en tanto pensada como diferente y recortada de ese magma
preexistente, sobre todo a partir de la emergencia del espacio público.
Esa realidad urbana puede ser entendida como un enorme depósito material
referencial, respecto del cuál puede entablarse una relación de topofilia (Y. Fu
Tuanlxxxix ): es en virtud de un estado afectivo de topofilia – omo amor al topos o
lugar- que se puede concebir un tipo de arquitectura deducida del contexto
urbano preexistente y al cuál se dirige casi como con la voluntad de proveer
una prótesis de la anatomía faltante.
La práctica contextualista signada por una afectividad topofílica cultural, implica
percibir las medidas de esa conjunción de tiempo y espacio que definen los
signos del poder y que deberían convertirse en la materia de la memoria y la
práctica contextual. Medida, matiri en griego, sugiere la expresión que conjuga
materia y metier: el maestro en fín, es quién sabe interpretar las medidas –o
signos del poder– y re-producirlas con maestría material.
Desde esta perspectiva el contextualismo más complejo es el que conjunta
espacio y narratividad –como hace Bermanxc con Dostoievsky– o el que es
capaz de convertir lugares en personajes (Balzac, Proust).
La idea que la ciudad es mucho más que la arquitectura y que ésta tiene que
deducirse prácticamente, mediante la correcta interpretación de aquélla,
constituye también otra argumentación casi axiomática de la lógica
contextualista ( Solá Moralesxci ). La ciudad ha experimentado sin embargo,
cambios muy drásticos, desde la ciudad industrial a la grosstadt, llegando a la
megalópolis de Gotmann o la ciudad global de Sassen. Frente a esos cambios,
la arquitectura ha verificado una tendencia a resistir políticamente a tales
transformaciones lo que resultó ostensible en las teorías de Rowe o en las
prácticas proyectuales y didácticas de los hermanos Krier o de la Escuela de
Arquitectura de La Cambre, en Bruselas, inspirada en su momento por Maurice
Culot y León Krier.
O por el contrario, la arquitectura ha reaccionado con una tendencia al
revivalismo, a aludir nostálgicamente a la ciudad anterior, con sus diversas
instancias clasicistas, historicistas o neoracionalistas: las arquitecturas de
Quinlay Terry son un extremo en esa línea de contextualismo nostalgico, así
como los conjuntos parisinos de Ricardo Boffill ( Abraxas, etc.).
Solá Morales plantea que los términos del contrato contextualista o temas que
la ciudad actual le plantea a la arquitectura son los que resultan de pensar la
forma del cambio: a través de las mutaciones, en torno del pasaje de la función
al movimiento (una revaloración, en cierta manera, de las ideas del Team X) y
del aumento de la inestabilidad de la relación entre morfología y tipología (o
cierta disolución de lo sedimentos tipológicos de las ciudades), la forma de la
moción (anglicanismo devenido de motion): a través de los flujos y
movimientos, la forma de la residencia: a través de las habitaciones, con la
crisis de la idea pública de la vivienda, el rescate de los colectivos sociales
típicos y de la construcción alternativa, la forma del intercambio: a través de los
contenedores, que mutan de lo funcional a lo transparente y al manejo del
129
dispendio (o la mercantilización de las funciones) y a los espacios de
representación y la forma de la ausencia: a través de los terrain vagues que
implican un tratamiento de los vacios intersticiales y cierta estetización del
desecho.
En rigor este cuadro de nuevas condiciones de contexto que la ciudad otorga a
la arquitectura implica por una parte, el arribo a una cierta dimensión ambiental
o sobre-objetual (quizá vinculada al predominio del city collage como modelo
de planificación urbana, ahora nítida y regresivamente, un planning de
proyectos fragmentarios) y por otra, el acogimiento de un estado de pesimismo
sobre la calidad de la vida urbana y la caída de la ciudad pública.
Habría inversamente al flujo de determinación precedente –una lógica
contextualista según la cuál la ciudad determina a la arquitectura y hace que
ésta deba definirse como una especie de deducción o comentario de aquélla–
un mecanismo opuesto de formulación de las ideas contextualistas quizá
emparentables con la antigua voluntad albertiana de arquitecturizar la ciudad,
voluntad en la que deberíamos insertar el verdadero origen de la llamada
arquitectura moderna.
En efecto podría hablarse de un contextualismo heroico, utópico-crítico o
ejemplarizante según el cuál, la arquitectura pretende ejercer parámetros de
control de la ciudad. La modernidad arquitectónica puede así, ser revisada bajo
la perspectiva de su voluntad utópica de arquitecturizar (controlar) lo urbano o
más bien la forma urbana.
Aún en este plano utópico-crítico la voluntad de control de la ciudad según
variantes de arquitectura pro-contextual, asumió diversas variantes en la
modernidad (Solá Moralesxcii) tales como la arquitectura del empirismo nórdico
y su pretensión de generalización de un pintoresquismo insípido, la arquitectura
del Team X y sus proposiciones de densificación arquitectural de las escalas
intermedias de la ciudad, la arquitectura de las utopías sesentistas (Archigram,
metabolismo, arquitecturas colectivas de periferias, etc.) y sus pretensiones
cuasi maoistas de regular la vida social y el consumo mediante
macroestructuras, la arquitectura de la tendenza y su enfoque historicista
basado en un mecanismo analógico de talante albertiano y con la proposición
de generalizar una mundialización ficticia de la ciudad histórica europea, la
arquitectura del IBA berlinés con sus metáforas anatómicas y orgánicas
tendientes a recomponer tejidos, suturar vacios, etc., la arquitectura de las
actuaciones en centros históricos con la plataforma de establecer una
confianza cultural en la fuerza de lo dado y la arquitectura de las intervenciones
metropolitanas apoyadas en una delimitación de clarificaciones fronterizadas
dentro de contextos percibidos como selvas salvajes e inmanejables.
En el esquema que estamos desarrollando al menos como hipótesis podríamos
sostener que toda práctica culturalista signada por una voluntad de talante
regionalista podría definirse en torno de una lógica proyectual contextualista,
precisamente por admitir la prevalencia de consolidar la idea de identidad
(como diferencia) que tiene una cultura regionalxciii.
Si el contextualismo depende en alguna forma, de admitir una intrínseca
calidad apriorística de la ciudad y el territorio respecto de toda nueva
artificialización o transformación de tales contextos previos, ello conllevó, por
una parte a cierta reivindicación nostálgica de lo previo y por otra, a una
concepción de ideal adecuación entre el contexto formal o espacial y una
nueva intervención.
130
El declive de la calidad actual de la ciudad – la idea de inhospitalidad creciente
denunciada por Heidegger como consecuencia de la autonomía de la técnica y
de la constitución de un neo-metafísica del ser en lo tecnológico de la
contemporaneidad– comienza a erosionar la entidad positiva del
contextualismo o a situar a éste en una inexorable operación rememorativa.
Algunos críticos (Tzonis, Lefaivbrexciv) percibían hace unos años que la
entonces hegemonía arquitectónica de la deconstrucción significaba un cierre
del discurso contextualista, debido a algunas carácterísticas de dicho
pensamiento: la negación del lenguaje (o la puesta en crisis de la condición
narrativa de la arquitectura, en su intento de establecer un inter-texto entre
ciudad y arquitectura), la reducción
de los significados a un virtual
metalenguaje arquitectónico, el culto al silencio comunicativo o el apego a una
actitud hiper-analítica que clausuraba todo discurso totalizado; todo esto se
configuraba como anti-contextualista.
De allí que pasa a hablarse de un contextualismo sucio cuya paradoja central
radica en que ahora la arquitectura, sin referencias calificadas (la ciudad de la
basura o los territorios devastados o erializados ya no eran elementos de
reivindicación y deseo) puede ejercer una nueva práctica mimética de la bad
city. El desvirtuamiento del contenido ético del contextualismo heroico o
positivo retiene sin embargo el método de acoplar la nueva arquitectura a los
contextos, sólo que si ahora el contexto es malo, la arquitectura también lo
seráxcv.
Entre las diversas maneras diríamos neo-contextualistas, de situar la
posibilidad del proyecto arquitectónico vinculado con la mala ciudad, Lefaivbre
reconoce cuatro expresiones: el contextualismo crítico-cínico, que sería una
postura crítica y desalentada no sólo de los espacios modernos sino también
de cierto positivismo estúpido del posmoderno, incluyendo la idea salvífica del
collage-city, el contextualismo anti-contextual (o anti-fenoménico) o realismo
sucio , que recupera la idea wittgensteniana de las lebensformen –formas de
vida– y que tiene una voluntad casi periodística de registrar los detritus de la
ciudad, el contextualismo de extrañamiento o la re-presentación agudizada,
que plantea un efecto de distancia estética o capacidad de re-presentar, por
ejemplo, lo viejo-moderno despojado de toda aureola de utopía o restringido a
su carácter formal residual y el contextualismo negativo que sería el formulado
mediante la exposición brutal de elementos que sancionan la pérdida de
valores o cualidades clásicas o modernas.
La lógica contextualista pudo tener en la tardomodernidad una orientación
ligada a moderar la violencia simbolica de lo nuevo mediante la formulación de
una forma de proyecto muy consciente de las condiciones y cualidades del
contexto, ayudando a preservarlo o aun a enaltecerlo desde el punto de vista
cultural por ejemplo en los trabajos de Van Eyck. Avanzada la postmodernidad
esta lógica deviene modificada por la omnipotencia del mercado y asi lo
contextualista transmuta mas bien a lo reproductivo, el reposicionamiento de
valor de un constructo atento a su condición de mercancía urbana o
inmobiliaria. Prevalece asi por una parte una extensión de las actuaciones mas
allá de aquello significativo en materia de identidad y cultura (si bien, en
paralelo también se expande el marco axiológico de lo considerado de interés
patrimonial) que se liga a explorar lo dado de edificios existentes como un valor
o material usable como punto de partida para una re-valoración, entendida
131
tanto como un aprovechamiento de condiciones o cualidades cuanto como un
componente estimable de valor de cambio que puede competir con la variante
de tabula rasa. Por otra parte, tales modalidades contextualistas ampliadas a
un horizonte reproductivista ponen en evidencia posibilidades estéticas inéditas
desde la obra nueva, que van desde el modelo de objetc trouvée (cosas
extrañadas de su significación originaria) hasta el cultivo de estéticas de fusión
implícitas en variadas formas de mezcla de lo viejo y lo nuevo mas allá de todo
parámetro ligado con las estipulaciones patrimonialistas.
Dentro de tal producción y fronterizados con atributos vinculados a la
productividad o a la materialización precedentemente considadas en el ítem
previo, algunos trabajos de Kengo Kuma, como su propuesta para el grupo D
del condominio de Jeju Ball (2012) en la isla homónima de Corea del Sur,
explotan un modo de analizar lo territorial dado – slas volcánicas con muchos
materiales geológicos dispersos y sedimentariamente depositados– para
decidir realizar una especie de tejido-cubierta que regula y uniformiza el grupo
de viviendas resuelto con tal piedra volcánica, intentando restituir a un contexto
geográfico-geológico la novedad de una intervención nueva que casi emerge
bajo una capa de camuflaje territorial.
La idea de lo existente-natural como punto de partida al cuál deberá acogerse
la novedad del proyecto destaca en el conocido ejercicio de Peter Zumthor para
las Termas de Valls (1990) en el que unas formaciones esquistosas con
manantiales surgentes deviene material sobre el que el arquitecto tallará o
deducirá su proyecto, que es practicamente una forma de dialogar con el sitio y
su materialidad en que la piedra del lugar transmuta en material de proyecto.
La voluntad de formular proyectos como analogías emanadas de lecturas de
lugar es sintomática en algunos trabajos de Steve Holl, como el Campbell Sport
Center, Nueva York (2012) en que el trabajo se inserta en un suburbio
industrial portuario del que deduce su lenguaje y materialidad aun cuando sea
totalmente nuevo: pero con una novedad que restringe la creatividad posible
del diseñador a la intención de establecer consonancias con la estructura del
paisaje preexistente. Que en otros trabajos de su autor, como la ampliación de
la celebérrima Escuela de Arte de Glasgow -el conocido proyecto de
MacKintosh- y contra lo que parecía debía ser un poderoso elemento previo al
cuál acogerse linguísticamente y con el que buscar cierta clase de analogía,
resulta empero tajante y deliberadamente contrapuesto, procurando una
disonancia discutible y desde luego, nada contextualista.
Un pequeño trabajo del grupo holandés MVRVD - denominado Didden Village,
Rotterdam, 2007– plantea el desarrollo de un conjunto de áreas residenciales
en las cubiertas de edificios históricos, mediante un interesante manejo de dos
argumentos contrapuestos:una homología o imitación de las formas y
volumetrías tradicionales junto a una acentuación de las diferencias entre lo
existente y lo nuevo en la que esto se verifica mediante cambios de escala y
distinciones violentas en los colores de las construcciones.
Varios trabajos del inglés Will Alsop –como especiamente el complejo llamado
Clerke Quay, en el puerto de Singapur (2006)- constituyen ejercicios casi
canónicos de las refuncionalizaciones de antiguos componentes de
arqueología industrial en lo que remite a una larga serie de intervenciones, a
veces articuladas con los procesos de la gentrification y en otros casos como el
de Singapur, mas bien ligados a capturar áreas en desuso para favorecer
nuevas actividades recreativas para el turismo y la población generalizada.
132
Quizá en la esfera de la marginalia, la lógica contextualista recupera algo de su
inicio tardomoderno asociado a la ampliación de lo patrimonial, sobre todo
cuando resultan intervenciones urbanas en contextos donde tal patrimonio es
relativamente débil o excesivamente nuevo, en lo que parece otorgar a esta
clase de lógica en esta dimensión, el peso de lo memorable.
En particular la búsqueda de emergentes de memorabilidad puede darse en los
paisajes entendidos como depósitos de memoria y reservas de identidad mas
que en una perspectiva monumental en un sentido antropológico ligado a las
marcas que una sociedad infrige a un territorio o una ciudad.
El artista Xul Solar por ejemplo, además de su casa-estudio porteña devenido
en el Museo Xul Solar, proyectó y construyó para si una Casa en el Tigre(1960)
que significó, en cierta forma, una cierta expresión de las ideas del artista
respecto de dicho ambiente natural (en el que por otra parte, había nacido) y
una traducción arquitectónica, con las limitaciones de una virtual
autoconstrucción, de sus ideas plásticas. Esa casa y su emplazamiento fue
estudiada y restaurada por un equipo liderado por Pablo Beitía- quién ya había
desarrollado el citado Museo Xul Solar sobre la casa urbana del artista- y luego
fue tomada como referencia o punto de partida para la proposición de un
segundo Museo Xul Solar, en el Tigre (2009), cuyos varios proyectos fueron
diversos intentos de indagar sobre lo memorable propio del genius locci de un
sujeto singular de la cultura porteña y sudamericana.
El proyecto que la peruana Claudia Uccelli propuso para su Museo Cao,
cercano a las ruinas moches de las Huacas del Sol y de la Luna,Trujillo (2008)
implica además de tratar de desarrollar un museo de sitio indicativo de la
riqueza arqueológica del yacimiento cercano, la vocación de desplegar una
forma de proyecto contextualista si cabe, de las estructuras territoriales del
entorno, habida cuenta del curioso formato de monumentos disimulados dentro
de túmulos visibles como naturales (pero que no lo eran) que desarrolló tal
cultura originaria.
La Shifa House, en Xian, 2011, proyectada por el colectivo chino RUF también
alude a imitar las características tipológicas y tecnológicas de los
asentamientos populares, con una clase de contextualismo imitativo y
deductivo de tales construcciones referenciales e interesado en obtener unas
cualidades de los espacios proyectados que resultan cercanas a las estéticas
naif de las construcciones populares asi como lejanas de alusiones a estéticas
propias de la modernidad (como el exhibicionismo tecnológico o la búsqueda
de articulaciones estrictas entre forma y función) destacándose asi, por
ejemplo, un interés en mostrar los objetos gastados por sus usos intensos y por
así decirlo, estéticamente preparados para una demostración elocuente de la
intensidad de su utilización social empírica y simbólica.
El venezolano Laboratorio Urbano Distopía se propone en sus trabajos de
renovación ecológica de cuencas (Caracas, 2009) considerar la posibilidad de
proyectos que por una parte, aceptan y reconocen la existencia de ocupaciones
ilegales en las áreas de cañadones de las laderas de la ciudad (terrenos de tan
baja calidad ambiental que son peligrosos de habitar y están prácticamente
fuera de mercado y por tanto son ocupados por poblaciones de extrema
pobreza y marginalidad) y por otra parte se proponen considerarlos como
puntos de partida de adaptaciones y mejoras que mejoren su seguridad y
saneamiento de modo que los proyectos son asi, analíticos y luego de
133
consolidación de los procesos populares de asentamiento, que tienen sus
tradiciones de lucha y desarrollo político de sus comunidades como un valor a
potenciar.
Lo mismo, aunque en una dirección algo diferente, se propone el boliviano
Carlos Villagómez, en el desarrollo de sus investigaciones y proyectos de lo
que denomina arquitecturas chichas, arquitecturas populares emprendidas de
manera extradisciplinar en ciudades como El Alto, cerca de La Paz, donde
radica por caso su proyecto para la ONG SERPAJ (2003), que procura, aun
como proyecto nuevo, resultar un comentario e interpretación de dichas
arquitecturas populares en las que hay discernir sus elementos expresivos ( a
veces cercanos al gusto kistch) y valorar la posibilidad de aportar a estéticas
mestizas que en todo caso, sean representativas de las condiciones sociales y
culturales de sus usuarios y habitantes.
134
Capítulo 4
PAISAJE DE PAISAJES EXOGENOS Y ENDOGENOS
CULTURALIZACION DE LA NATURALEZA E INTERACCION SOCIAL
En este texto fundimos y reelaboramos dos investigaciones y escritos previos
que podrían confluir sobre la cuestión genérica del paisaje, o de diferentes
ideas de paisajes, básicamente refiriéndonos a los paisajes exógenos a un
grupo social determinado que lo habita, percibe o disfruta y a los paisajes
endógenos que constituyen el sistema de sujetos, objetos y relaciones de
lenguaje en que se verifican las formas de la interacción social desde la escena
doméstica (caracterizada en su intensidad poética por ejemplo, en Gastón
Bachelardxcvi) hasta lo que Jürgen Habermasxcvii llamó esfera pública.
Se trata por cierto de construcciones bien diferentes: los paisajes exógenos
como aquello que comprende desde una historia larga de las representaciones
de tales escenas (lo que en las artes se denomina pintura de paisaje, como un
género, por ejemplo, en los que a menudo, la acción de representar es un
procedimiento complejo de seleccionar, describir e instituir una instancia
paisajística que quizá hasta entonces, era in-visible) hasta las acciones
técnicas, perceptuales y ambientales de observar, modelar y transformar
estructuras determinadas de paisaje en aquello que constituiría el metier de los
llamados landscape architects, incluyendo además aquellas reflexiones y
producciones que los arquitectos hicieron en sus trabajos proyectuales a través
de propuestas de articulación con escalas de paisaje externo a sus obras,
profundizando y complejizando si cabe, la mera implantación de las mismas.
La arquitectura que primariamente pareciera ofrecer pieles o envoltorios
ambientales a diferentes instancias de interacción social, desde la residencia
elemental a todas las configuraciones definidas por alguna clase de
funcionalidad específica, en algunos casos avanza en trabajar relaciones con
entornos que crean transiciones y desbordes a aquella especifica cualidad o
condición de envolvente.
Los paisajes endógenos serían los visibles en el dominio propio de las
interacciones sociales, por ejemplo el complejo artefactual que puebla
interiormente una vivienda y que entabla con sus sujetos habitantes unas
relaciones sistémicas de usos y aplicaciones instrumentales pero también de
fruición y disfrute.
En primer término así, se coloca un textoxcviii que pretende ofrecer una mirada
más o menos comprehensiva del estado de las vertientes conceptuales del
paisajismo, vinculando tal panorama con ciertas propuestas que originan estas
actividades desde el siglo XVIII para ofrecer un primer registro de
circunstancias inherentes a la figura de paisajes exógenos que estamos
proponiendo..
Y en segundo término incluímos un escrito sobre los primeros resultados de
una indagación en cursoxcix sobre la necesidad de reformular la casi clásica
noción de diseño integral o total emanada del discurso renacentista aggiornado
en las etapas bauhausianas y que habría dado lugar a una supuesta paternidad
de la arquitectura como paraguas disciplinar del que se ramifican diferentes
modalidades escalares fruto de actividades proyectuales tales como los objetos
del llamado diseño industrial, las piezas del diseño de indumentaria o los
productos y procesos inherentes al diseño de comunicación social que en un
135
origen moderno habrían sido engendrados por el diseño gráfico y que luego
derivan hacia los diseños multi-mediales de información y comunicación.
La hipótesis que sobrevuela estos trabajos es que podría hablarse de un
paisaje exógeno o ambiental consecuente de un diseño de envolventes ante
diferentes condiciones de habitabilidad emergentes de cada sitio en tanto
bioma y de un paisaje endógeno o sistémico que refiere a la interacción de
humanos y no-humanos (según la terminología de Latour, a que aludimos mas
arriba en estos textos) que configuran dichas instancias de habitabilidad
repotenciando las figuras de interacción social entre sujetos con sus soportes
naturales y entre sí ( es decir: la interacción directa del sujeto con la naturaleza
y las interacciones directas entre sujetos mediante formas de comunicación
lingüística elemental) a través de un conjunto de artefactos materiales e
inmateriales que van desde los enseres domésticos a las herramientas
comprendiendo además los productos de la comunicación.
I PAISAJE DE PAISAJES EXOGENOS
Se trata de discutir un cuadro o mapa conceptual de posturas que relacionan
ciertas maneras de proyectar paisajes con ciertas ideas o enfoques surgidos a
menudo, de nociones filosóficas. Es decir, posturas históricas que refieren tanto
a que se entiende o concibe como paisajes, cuanto a metodologías de análisis
y proyecto de los mismos.
Debe tenerse en cuenta, bajo tales consideraciones, la relevancia que estas
temáticas tuvieron básicamente en el arranque del siglo XVIII, por ejemplo en
Gran Bretaña alrededor del publicista Joseph Addison y su diario The
Spectator (que sacó 555 números y tuvo hasta 60000 subscriptores, siendo el
primer órgano según Habermas, en referirse a lo público, a través de un
espectador ficcional que hacía comentarios, el dandy Roger de Coverley ,
quién se erigió en verdadero árbitro del gusto) que se refleja por caso, en esta
transcripción (el original posee la profusión de mayúsculas que se verán) de un
fragmento de su número 37c:
Sir Roger me ha entretenido una Hora con una Descripción de su Finca, la cual
está situada en una especie de Selva, como a unas cien millas de Londres, y
parece un pequeño Palacio Encantado. A sus Rocas se le han dado la forma
de Grutas Artificiales cubiertas con Madreselvas y Jazmines. Los Bosques
están talados formando Caminos con sombra, entrelazados como Parra, y
llenos de Cajas con Tortugas.
Las Fuentes están hechas para correr entre Guijas, y de ese modo aprendieron
a Murmurar muy agradablemente. Asimismo están conectadas a un Hermoso
Lago habitado por una Pareja de Cisnes, el cual se vacía por un pequeño
Arroyo que corre a través de un Médano Verde, y es conocido en la Familia por
el Nombre de El Arroyo Susurrante.
El Caballero de la misma manera me dice que esta Dama preserva su Juego
mejor que ninguno de los Hombres de Campo, no es (dice Sir Roger) que ella
ponga un Valor tan grande sobre sus Perdices y Campesinos, como sobre sus
Alondras y Ruiseñores. Puesto que ella dice que cada Pájaro que se mate en
su Tierra estropeará a un Consorte, y que ella indudablemente lo extrañará el
Año entrante.
La acción de Addison –político, diplomático y traductor de las Geórgicas de
Virgilio, una clásica apología de lo natural– fue, a través de tales artículos
136
leídos por tanta gente, una verdadera introducción del paisaje como parte de
aquello entendido como público y observable e incluso fué de mucha influencia
política de sesgo conservador. También introduce una visión aristocrática
acerca de la defensa de la naturaleza.
En esos años iniciales del XVIII no sólo se organizan de tal forma conceptos y
jardines sino que empieza a forjarse una definición general de paisaje –
entendido como modo de describir y construir estructuras territoriales sujetas a
percepción y uso dominantemente naturales – por lo que a partir de tal noción
se trata de analizar sucintamente una historia del paisaje que abarca desde los
momentos ligados al descubrimiento de lo poco conocido u ominoso del mundo
natural (separando si fuera posible, magia de ciencia) hasta las operaciones de
manipular lo natural como un espacio humanamente modelado y expresivo del
poder hasta las instancias en que se trata de internalizar relictos o fragmentos
de naturaleza dentro de la completa artificialización que supondrá la ciudad
moderna.
Mas recientemente el paisaje entendido como una cosmovisión o sistema de
teoría y práctica de actuación en contextos en algún grado de antropización (
ya no queda ningún residuo puro de naturaleza) se aboca a temas dominados
por la problemática urbana y por la dimensión cultural, siempre manteniendo
una suerte de nostalgia activa por la naturaleza perdida.
Dicho sea paso, recuérdese que nostalgia es la palabra griega que nombra el
mal que padecían los des-terrados, los que perdían la patria y la naturaleza
perdida es la temática del poema épico-panteísta de Milton editado entre 166774 sobre la caída del mundo edénico y el carácter animista que atribuye a
todos los elementos del mundo natural.
En lo urbano se presencia el derrame de formas de asentamiento en los
territorios y defectos cada vez mas graves de urbanidad en los espacios
públicos y en ambas vertientes el pensamiento paisajístico aporta criterios:
para expandir razonablemente los bordes de ciudades, para suturar la
fragmentación de éstas o para recuperar calidades de centralidad.
En lo cultural surge un espacio que por ahora puede llamarse de los paisajes
culturales o del patrimonio ambiental, en los cuáles se discute cómo manejar la
complejidad de formas híbridas (sociedad/naturaleza),cómo analizar el tema de
la identidad encontrando referencias patrimoniales mas amplias que las
artísticas o las históricas y cómo recuperar calidades ambientales perdidas o
en peligro.
Un ejemplo de dicha complejidad de lo que podría entenderse como patrimonio
ambiental y su aspecto desde el punto de vista de un concepto ampliado como
el de paisaje cultural vendría dado por las Terrazas de Moray, en Cuzco , un
proyecto artificial realizado hacia inicios del siglo XV y que supone una suerte
de talladura del territorio para disponer unas andenerías de carácter circular lo
que funcionó como una especie de maqueta que posibilita investigar el
comportamiento de distintos vegetales en relación a parámetros escalares de
altura y posición en relación al sol, es decir un laborartorio de latitud-altitud para
comprobar performances de tales vegetales; subsidiriamente hoy es una
potente y sugerente pieza de paisaje cultural.
Bajo el espectro de cierta evolución o desarrollo de las teorías y prácticas del
paisaje se plantea entonces discutir, no taxativamente, 8 posturas, enfoques o
modelos de teoría y práctica de actuación en/con el paisaje.
137
1 En primera instancia, la idea del paisaje como aspecto ligado a las tareas de
descripción y reconocimiento del mundo natural que emprendieron los
científicos viajeros que recorrieron la ecodiversidad del mundo –tales como
Humboldt, Darwin o Haeckelci- fundando por así decirlo la ciencia empírica y
llevando adelante una primera clasificacion del mundo natural para
conocimiento y producción, de dónde surje la idea de recurso o insumo natural
y donde empieza a delimitarse la forma, el aspecto, la organización y la
funcionalidad de determinadas estructuras naturales.
Esos naturalistas, cuya condición de viajeros se liga a su interés científico en
evidencias pragmáticas, suponen empero una segunda tanda de
investigadores con trabajos de campo, precedidos por un grupo previo que
supo acompañar a los primeros colonizadores, como el caso de Gonzalo
Fernández de Oviedo, primer cronista de Indias con su Sumario de la Natural
Historia de las Indias (1526) o el italiano Pedro Martir de Anglería con su De
Orbe Novo Decades (1516) luego proseguido por diversos naturalistas que
acompañaron viajes subsiguientes mas detallados en sus exploraciones y
conquistas, como Matorras, Azara o Malaspina que recorrieron Sudamérica a
fines del siglo XVIIIcii.
Una vertiente por cierto significativa, de este pensamiento dominado por la
observación objetiva, será evidente por caso en algunos escritos de Johann
Wolfang Goetheciii, en los que conjuga su central interés por los fenómenos
sociales y culturales con el registro de la naturaleza. Tanto él como el profesor
de estética oxfordiano John Ruskinciv, van a presentar como motivos filosóficos
la observación de la naturaleza entendida como disposición científica, no ya
centrada en la imaginación, aunque de todas formas muy contributiva al forjado
de la estética sublime del romanticismo.
En una dimension que llamaríamos pre-proyectual, la observación analítica y
crítica de la naturaleza es condición inicial y básica del entendimiento del locus
y motor principal de una capacidad de transformación ( proyectual ) al menos
compatible con la condición del sitio.
El largo viajecv del baron von Humboldt, ya una autoridad académica prusiana
cuando lo emprendió, no solo –como a Darwin– le permitió terminar de
proponer una vision integrada del mundo –su megalibro Cosmos , 1806– sino
que le sirvió para disentir con la inteligentzia europea que con Buffon sostenía
el primitivismo americano, al menos para en su caso, admitir la preponderancia
y magnificiencia del mundo natural -esa Hylea que establecía en América, una
condición superlativa de naturaleza-, postular un faltante de cultura
concomitante según él, con el exceso de naturaleza y disentir de manera
bastante frontal con las ideas de Hegel, otro propagandista iluminista del atraso
americano.
El documento que Humboldt produjo de su visita al cerro Chimborazo en
Ecuador es una calcografía coloreada por Jean Thomas Thibaut, según un
boceto del científico. Este ascendió a ese pico volcánico de 5760 metros de
altura, lo que le produjo una gran satisfacción además de la posibilidad de
registrar, junto a Bonpland, la célebre vista del pico que propone por primera
vez una ecología altitudinal y una interpretación de la complejidad ambiental del
mundo naturalcvi.
Quizá Humboldt representa el estilo relativista que Montaigne recomendaba
para entender y aceptar las diferencias entre culturas. En América, tanto por
persistencia de sus características originarias como por adaptación y
138
transformación de los modelos de la colonización, existen configuraciones de
paisaje que requieren tal relativismo y capacidad de comprender y valorar tales
diferencias.
Por ejemplo, el aspecto que ofrece una cocina popular en Ollantaytambo es
bien diferente al de ambientes equivalentes de tradición europea y ello indica la
necesidad de entender otro sistema de objetos y otra envolvente ambiental.
Lo mismo ocurriría en escenas urbanas como el aspecto que ofrecen las
reconstrucciones museográficas del Mercado en Tenochtitlán , sesgado por un
orden de la colección y la acumulación bastante diferente del paisaje mas
clasificado y segmentado de los espacios de intercambio comercial típicos de
las urbes europeas y esa diferencia significó para Cortés cierto
deslumbramiento por comparación con los ambientes sevillanos que para él
eran los mayores espacios de mercado del mundo del que procedía.
Y también ocurrirán esos efectos de diferencia e identidad en las
transformaciones que sufren en América las plazas mayores o centrales de
matriz europea como se advierte en la pintura de Francisco Villalpando, Zócalo
de México, 1695, en que tal plaza aparece en este caso, segmentada en
módulos y cierres virtuales para la función comercial pero que estaba
caracterizada por una mayor abstracción (ausencia de soportales por ejemplo)
que las europeas, mas tamaño y mas capacidad de resignificarse para diversos
usos públicos (corridas de toros, ejecuciones, actos políticos, autos de fé,
recepción de nuevos gobernantes, etc) dandose prioridad al montaje y
escenificación transitoria de cada situación con proyectos efímeros de muy
diversos proyectistas como por ejemplo Siguenza y Góngora o Sor Juana Inés
de la Cruz.
2 Casi un siglo antes de la irrupción del método científico la idea de manipular
la naturaleza emerge como una de las características del llamado despotismo
ilustrado y actores como el francés André Le Notrecvii – al servicio de Luis XIV –
se ocupa de plantear vastas organizaciones que pueden entenderse como
imagen del poder (Versailles) en las que la geometrizacion de lo natural debe
interpretarse como rasgo de dominio.
Esta clase de actuaciones paisajísticas no sólo reiteran el modelo político que
inspira todo acto emprendido transformando la naturaleza durante los siglos
XVII y XVIII –incluyendo en ello el contenido sordamente reactivo al orden
religioso propio de una naturaleza divina y por tanto in-humana: reacción que
en todo caso es parte del ideario humanista instaurado desde el siglo XVI- sino
que también refiere a la expresión técnica por la que el poder se apropia de
novedades científicas innovativas. Versailles es asi, en lo visible, el Palacio, su
organización paisajística y su implantación urbana, pero en lo in-visible es el
conjunto de operaciones de acondicionamiento territorial e hídrico de la Presa
de Marly, construída para permitir el despliegue propio de la Corte y su
abastecimiento y para drenar un área original de humedales.
Durante casi 5 años el jóven Ministro de Finanzas de Louis XIV Nicolás
Fouquet había encargado al trío del arquitecto Le Vau, el paisajista Le Notre y
el decorador de interiores Le Brun, realizar su mansión en Vaux-le-Vicomte, a
las afueras de París que fue inaugurada el 17 de agosto de 1661 en una fiesta
a la que asistió el rey y 6000 invitados.
En ese lugar de varios cientos de hectáreas, este proyecto implicó desmontar y
alisar terrenos, desviar cursos de aguas y disponer en el cercano sitio de
139
Maincy una ciudad transitoria para los obreros que llegó a tener hospital y una
fábrica de las alfombras que iba a disponer Le Brun en el palacio.
Esa inauguración fastuosa –entre los contratados figuraba Moliere que esa
noche estrenó Les Facheux– despertó la envidia del Ministro Colbert y la ira del
rey; tres semanas después Fouquet fue arrestado, la obra confiscada y el trio
de proyectistas invitado a construir Versailles.
Este proyectocviii es la realización mas acabada del jardin francaise y fue
desarrollado extremando las formas de domesticar la naturaleza rústica y crear
completamente una naturaleza nueva .
Versailles se había iniciado con la instalación de un pequeño pabellón de caza
que Louis XIII había construído en 1630, en la cuenca superior de un valle
tributario del Sena que contenía una meseta pantanosa.
Las obras de acondicionamiento del terreno duraron 25 años y las ideas del
jardinero Le Notre -que era arquitecto- fueron sustanciales para adaptar el
predio cuyo elemento compositivo principal fue el tridente o patte d’ oie que
poco a poco, luego de decidido el traslado de la corte, incluyó el diseño de una
pequeña ciudad y un redesarrollo completo del complejo parcelario rural
precedente.
La organización del sitio con componentes pseudo naturales como las
coulisses (bosques/pantalla) y los bosquets (macizos boscosos), el planteo de
un grand ensemble controlando las visuales y extendiendo ad infinitum el
trazado o el rediseño de regulación hídrica completo incluyendo la construcción
del embalse y estación de bombeo de Marly, representan un punto culminante
en la historia de la relación entre proyecto y naturaleza, condicionada ésta
mediante todos los artificios compositivos y tecnologías disponibles, a formar
parte de un discurso proyectual entera y forzadamente controlado .
Decididamente Le Notre fue el diseñador de los grandes espacios
representativos del poder, replicando varias veces sus trabajos para el ministro
Fouquet en Vaux y para el Rey en Versailles.
Dice Steenberger-Reh: Incluso el frugal Colbert mandó embellecer su palacio
del siglo XVI de Sceaux (1670). En dirección norte/sur, atravesando el palacio,
se dispuso la avenida del Octágono, trazada a través del valle, que comprendía
la avenida en si, una larga cascada, la fuente del Octágono y un tapis vert.
Hacia el oeste se extendía un eje de simetría que atravesaba el castillo. Mas
tarde se excavó un gran canal, comenzado en 1690 paralelo a la avenida y al
oeste de ésta. En Meudon, Servien, el ministro de finanzas de Louis XIV
comenzó la construcción de una gran terraza de 253 por 136 metros, situada
en una loma que dominaba el Sena. Desde la terraza se goza de una
espléndida vista del paisaje y de la ciudad de Paris.
Esta terraza, que formaba parte de los cimientos del palacio, se incorporó mas
tarde (1679) a un eje espacial de un kilómetro de longitud que iba desde el
Sena hacia el norte, a través del eje longitudinal de la terraza, en línea recta a
través de la ribera con un lago, hacia el sur, hasta lo alto del horizonte (p.195).
Meudon a partir del jardin de Servien, fue entretejiendo una vasta red de
avenidas y diagonales que reorganizó por completo un vasto territorio comarcal
de pequeñas parcelas rurales.
En toda esta secuencia de arquitectura y paisajismo clasicista francés el
proyecto, como instrumento relacionado con el armazón de representaciones
de poder, avanza sojuzgando lo natural en un intento complejo de domesticarlo
mediante operaciones perceptuales -el ver / aprehender será un dominar- y
140
técnicas (mediciones topográficas, desmonte, reordenamiento de los cursos de
agua, etc.) .
3 También en el siglo XVII los hombres prácticos del paisajismo inglés se
plantean, aún en regímenes mas bien aristocráticos, ablandar o deformar el
paisaje para que éste recupere ciertos valores románticos y allí jardineros como
Joseph Paxton , con quién arranca la idea de gran parque libre que llegara al
Central Park americano, planteará que el paisaje debe imitar lo natural en la
forma de una ilusión subjetiva, buscando que el sujeto reinstale una relación
emocional y afectiva con un paisaje que aunque artificial o construído, parezca
natural o espontáneo.
Los trabajos paisajísticos de Lancelot Capability Brown rematan y culminan la
tradición del picturesque británico forjado con las ideas teóricas de tratadistas
conservadores como Hogarth , Burke o Addison generalmente sostenidas
desde el periódico The Spectator como mencionamos arriba y a la que
adherían personajes como Daniel Defoe, el autor del Robinson Crusoe y cultor
encendido de un retorno a la naturaleza que podía recuperar en Gran Bretaña
la tradición celta y aun el espíritu silvestre de los griegos pero nunca la matriz
de dramática afectación formal de los territorios de la influencia romana y
francesa; terratenientes aficionados como Payne Knight y Uvedale Price se
dedicaron amateurísticamente a acondicionar sus campos según estas
prescripciones.
Brown (1716-1783) era un jardinero pragmático y le interesaban las
forestaciones silvestres de cada región, utilizaba el haw haw (zanjas
semiocultas) en lugar de los cercos, solía acompañar a sus brigadas de trabajo
en el campo y recomendaba hacer jardines que aunque siendo parte de los
palacios solariegos, tuvieran áreas productivas asi como bosques nuevos y no
exhóticos que a futuro dieran maderas utilizables.
También se ocupó de rediseños o agregados cuya intención principal era
anglificar y desordenar la anterior tradición algo acartonada del palladianismo
inglés.
En sus muchos trabajos tales como el Croome Park, 1785, o la organización
paisajístico-territorial del Stowe Castle, 1783, destaca la cualidad empírica de
Brown y su aportación crítica al jardin francais, lo que sin embargo no hace que
su manera de proyectar fuera menos compleja, ya que toda su característica de
espontaneidad natural es fruto de cuidadosos trabajos escénicos.
El temprano modelo del serpentine style que Paxton instaura en su diseño del
Birkenhead Park en Manchester, iniciado en 1834 y concluído casi dos
décadas mas tarde , propone por vez primera, un esquema libre y espontáneo,
segregado del rígido geometrismo francés y con la voluntad de reintroducir en
el corazón de la ciudad, una pieza evocativa de la naturaleza que ahora
aparecía muy lejana de la vida cotidiana.
El parque urbano iba a significar un fragmento de recordación de aquella
naturaleza, una oportunidad para investigaciones biológicas y un espacio de
educación –mas que de recreación- social.
Paralelamente demostraba que perder unas hectáreas centrales se
compensaba con creces con el aumento de renta del suelo circundante.
Olmsted conoció Birkenhead y con tales ideas asi como con la ayuda del
paisajista inglés Calvin Vaux, se le ocurrió la idea del Central Park neoyorquino,
141
que en su largo debate permitió que su diseñador abordara un paso previo en
su Prospect Park de Brooklin.
Esa tradición inglesa progresivamente apartada del modelo francés y con
algunas expresiones teóricas como las publicaciones de fines del XVIII de
Payne Knight (An analitical enquiry into the principles of taste, 1794), Uvedale
Price (Essays on the Picturesque, 1795) y un poco mas tarde el escrito de
Humprey Repton (Observations on the Theory and Practice of the Landscape
Gardening, 1803) quién repara que hay que construir jardines iguales a los que
pintan los pintores, iba a recaer finalmente en un interés por extrapolar esas
experiencias privadas en algunos espacios semipúblicos o públicos en los
suburbios jardín victorianos, tareas en las que iba a destacar el tratadista John
Loudon (Encyclopedia of Gardening, 1822 y la edición en esos años de la
primera revista de jardinería, The Gardener’ s Magazine) y en especial, el
jardinero y constructor de invernaderos Joseph Paxton que mas tarde se haría
célebre por el diseño del Crystal Palace en 1851.
Paxton abogaba por parques públicos y había montado una organización que
acopiaba donaciones para hacer esos parques por suscripción pública además
de lanzar también su publicación periódica Horticultor Register.
La filosofía paxtoniana otorgaba al desarrollo de parques urbanos un valor
redentor frente a las miserias de las urbanizaciones industriales y por eso
apelaba a las donaciones de los adinerados empresarios en la idea de una
exculpación de sus desastres proferidos al orden natural.
Dentro de esos emprendimientos, el mencionado Birkenhead Park de Liverpool
es el primer parque público urbano y en este proyecto Paxton instaura el
llamado Serpentine design, luego tomado como motivo central de los suburbios
pintorescos además de concebir un espacio complejo que introducía free
nature asi como deportes y diversos equipamientos.
La obra de Olmsted -americano de formación europea, visita los trabajos de
Paxton por ejemplo- y el inglés Vaux que iba a culminar en el Central Park (
parque que se inicia con la compra de la tierra por el prefecto Kingsland en
1851 y el proyecto Greensward de Olmsted/Vaux que gana el concurso
llamado en 1858 y luego dirijen los trabajos hasta su terminación hacia 1870)
pero más genéricamente en el montaje de una tradicióncix que confirma la línea
teórica del pensamiento Golden Day (Emerson, Thoreau), la utopía de la
democacia individualista consumada en el retorno a lo natural –que vincula el
ideario del afrancesado Jefferson con la conquista de la frontera– y los
primeros incidentes de renaturalización de lo urbano en la construcción de rural
cemeteries como Greenwood en Brooklin muy cerca del Prospect Park ya
citado.
Hay clara incidencia del serpentine design en la voluntad de proceder a
deslindar completamente el maquinismo abstracto de lo urbano respecto de la
organicidad natural: el parque Prospectcx de poco mas de 400 hectáreas
incluye The Long Meadow, el mas grande lago artificial urbano construído en
USA dentro de un parque, de 36 hectáreas de superficie y varios componentes
como un zoo experimental y el llamado Audubon Center para la conservación
vegetal.
En su momento fue un proyecto bastante oneroso –costó cerca de 9 millones
de dólares, casi en partes iguales los fondos de expropiación y construcción– lo
que buscó paliarse con la habilitación de parcelas preferenciales frontales al
nuevo parque aunque no pudo evitar acciones del célebre operador inmobiliario
142
neoyorquino de los 40, Robert Moses, que ahora busca rehabilitar en un
retorno al proyecto original un grupo llamado Prospect Park Alliance, activo
desde los 90.
El parque se planteó según un Report de Olmsted escrito en 1865 donde
valoraba la condición natural del lugar –la última estribación de las antiguas
morrenas geológicas neoyorquinas en el sitio Prospect Hill– y la densidad
cultural del área, escenario de la batalla independentista de Long Island.
4 La tradición inglesa llega a USA –no sólo en el Central y el Prospect Park y
en la idea del cementerio parque– sino también en otras novedades como los
parques nacionales naturales (el primero es de fines del XIX: Yellowstone) y en
actuaciones como las de Benton MacKaye quién en su Apalacchian Trail se
planteará descubrir un itinerario y proponer una idea de paisaje como memoria
y reserva: memoria como lugar de recuperación de identidad nacional y reserva
como área manejada para que no se extingan cualidades de paisaje. También
aquí se redita la noción de una fuerte identificación topofílica entre
sujeto/comunidad con el topos.
MacKaye no solo evoca la fuerte frontier culture de los expedicionarios que
investigaban el vasto territorio americano en busca de panoramas pero también
de espacios susceptibles de explotación sino que también fue uno de los
fundadores de la importante Regional Planning American Association, que junto
a otros miembros célebres como Lewis Mumford o Clarence Stein iban a
desarrollar no sólo, una fuerte crítica a lo tecno-urbano sino que iban a
continuar con planteos relacionados con esquemas territoriales (el sistema del
Tennessee Valley fue uno de sus ejes).
El mismo MacKaye, ingeniero forestal de profesión, había trabajado en un
asentamiento innovativo para Henry Ford dentro de la TVA –el enclave de
Muscle Shoals– hasta que en 1921 escribe las pocas páginas en que propone
el Appalachian Trail, un espacio lineal de casi 1500 kilómetros que tenía que
convertirse en un recorrido –trail– casi patriótico y que contenía según su
análisis, mas de una decena de áreas naturales de alta calidad que debían
convertirse en parques nacionales (cosa que ocurrió) y que asimismo contenía
las reservas minerales, madereras y de agua fósil de las que dependería todo
el desarrollo del frente urbano de la East Coast (y esos reservorios se
convirtieron en áreas de propiedad estatal y asi siguen).
La acción de MacKaye –especialista en lo que llamaba timber mining, minería
maderera– es sin embargo contradictoria; para algunos es un avanzado
ecoproyectista, para otros, representante del pensamiento mas elitista y
conservador.
MacKaye, después de muchos recorridos, escribe un artículo en 1921 cxi
proponiendo reconocer este sendero de cresta que atraviesa los Apalaches
uniendo Canada y Virginia. Lo considera un frente de expansión para la
necesaria activación de la economía y la recuperación de valores ancestrales al
hablar de tres objetivos (recreación, salud y empleo) organizados en relación a
tres cualidades o componentes (perspectivas paisajísticas, oxígeno y
producción de maderas para la construcción). Habla de que debe repoblarse
una ruralidad perdida y piensa que se pueden ocupar 25 millones de acres para
que se creen unos nuevos 40000 puestos de trabajo.
El proyecto fue asumido como uno de los referentes del planeamiento regional
que postulaba la RPAA, se iba a usar para desarrollar numerosos parques
143
nacionales y para definir reservorios de madera silvestre y agua fósil
consideradas estratégicas para la sustentabilidad del frente urbano que está al
piedemonte y que incluye ciudades como Washington, Baltimore, Nueva York,
Filadefia y Boston. En 1979 se creó la ONG Benton MacKaye Trail (BMT) que
promueve recorridos pautados en un trayecto de 480 kilómetros.
5 Dentro del tema de reintegrar naturaleza dentro de la dominante tecnificación
de la ciudad moderna emerge un tipo de paisajismo –por ejemplo en el grupo
holandés West 8– en que los proyectos de paisaje son estratégicos para la
revitalización urbana, para alcanzar una suerte de reurbanidad que opere a
favor de la recalificacion de la centralidad urbana con fragmentos híbridos (
mezcla de componentes naturales-culturales) donde nace la noción mas
reciente de paisajes culturales, tarea de expertos en material natural pero a la
vez, de cientistas y activistas sociales.
El citado grupo holandés, radicado en Rotterdam y liderado por Adriaan Geuze
viene realizando la práctica mas significativa de landscape architecture europea
desde una formación básica de arquitectos convencionales, lo que emerge en
muchos de sus trabajos, mas cercanos al concepto de proyecto de
restructuración urbana que a puras acciones paisajísticas ligadas al menos a
componentes mas naturales salvo en el caso de Singapur, donde desarrollan el
perfil de paisajistas dentro del plan general One North a cargo de Zaha Hadid.
Si en la mayoría de sus intervenciones destaca una idea de paisaje
dominantemente cultural –como es el caso de la seca e industrial plaza de
Schouwburgplein, Rótterdam, 2004 , que tiene vastas superficies cementadas y
unos artefactos lumínicos que evocan grúas portuarias pero también unas
montañas revestidas de rosas evocando los bombardeos que sufrió este sitio
en la II Guerra - Buona Vista resulta en cambio un detallado intento de trabajar
el acondicionamiento del espacio público utilizando la compleja oferta vegetal
tropical del sudeste asiático y dentro del modelo green city que inspira la
política de desarrollo de esta ciudad-estado.
Otra dimensión de actuación devenida en acciones paisajísticas surge del
campo del land-art o de las teorías y prácticas artísticas aplicadas a acciones
en y con el territorio como las realizadas por Benoit Tremsal en Elsbachstal
desde 1994.
Tremsal es un artista nacido en Francia en 1952 de formación básica como
músico que trabajó con Joseph Beuys y con el aktioniste autríaco Otto Muhl
que ha destacado en un concepto de acción territorial basada en la
manipulación de materiales y procesos naturales, como este parque/escultura
realizado en Alemania como práctica de restauración territorial de depósitos de
residuos minerales o su conocido proyecto de las Torres de Agua,
evancescente objeto de plexiglás de tres columnas de diferente altura que
reciclan permanentemente agua, realizado en Les environmentalles, la muestra
que la Ecole de l ‘ Environment et Cadre de Vie realiza anualmente en Jouy en
Josas.
Ciertamente esta clase de actuaciones viene impulsada por la actividad
fundante de artistas como Robert Smithson con trabajos como Spiral Jetty en
Salt Lake City, 196 – o Richard Long, con múltiples acciones de sitio o museo
hechos desde los años 70 hasta proyectos como el McDuff Circle, en 2002.
Long en particular viene realizando desde su sede-estudio en Bristol, acciones
144
territoriales fruto de campañas efectuadas en territorios naturales de su propio
país, USA, norte de Africa y Asia.
El trabajo es a la vez una travesía y una inscripción, un descubrimiento de un
lugar dominado por sus características de naturaleza generalmente árida y
mineral, que es estudiado, relevado y cuidadosamente descripto y entendido
para luego ser leve y transitoriamente trastornado por una modificación relativa
de su materialidad (piedras que se reubican, conformando por ejemplo, una
línea recta o un círculo, que remiten a la tensión antropológica del inicio de la
historia, entre naturaleza y cultura, ésta entendida como un rito; trazas o
caminos que apenas se demarcan sobre una cubierta vegetal, etc.).
La acción artística –y el producto consecuente, la obra de arte– es el registro
de todo el proceso, ya que el objeto en si es transitorio, casual y relativamente
evanescente concluído el control que el artista tiene del territorio intervenido,
pero la misma tiene la virtud de poner en evidencia la condición fundante u
originaria (en un sentido que podría entenderse como heideggeriano) del hacer
propio del arte, que es ante todo tomar conciencia del territorio natural cxii.
De tales prácticas emergen landscapes architects –que es una formación
específica en USA iniciada en Harvard a fines del Siglo XIX– como Peter
Walker quién realizara intervenciones tales como el Jardín de Solanas, Texas
entre 1984-93, la Plaza Fuente de Los Niños en San Diego, de 1998 o el
Parque Tanner en Portland, en 2002. Walker dirige quizá una de las oficinas
mas grandes exclusivamente dedicada al diseño paisajístico con sede en
Berkeley y mas de 80 especialistas en su nómina. Es responsable de obras
tales como el Sydney Walton Square en San Francisco, el Ashaikawa
Riverfront o el Triangle Park de Saint Louis, proyectos en los que predomina un
alto interés por la integración de gestos paisajísticos muy geométricos y
cercano a discursos como los propios de los proyectos arquitectónicos.
En otros casos como el proyecto Saitana en Japón, ahora en construcción , las
ideas son por el contrario estrechamente vinculadas a ideas ecosistémicas y de
potenciamiento del locus natural y en el caso del Milleniun Park, hecho para las
olimpíadas australianas de 2000 en Sydney –una operación de mas de mil
acres de extensión– el concepto va en línea con el montaje de un parque
metropolitano de una envergadura casi inexistente durante el siglo XX cxiii.
En esta línea destaca en Europa la acción de Jacques Simon, por ejemplo en
las llamadas intervenciones paisajísticas efímeras, de 1990 –una serie de
escrituras territoriales sobre predios de explotación agrícola – o el Parque Saint
John Perse, en Reims, 1970, donde se trata el tema de la naturaleza exangüe
o amorfa, mas que el intento de reeditar geometrías regularizadas.
Simon devino de la práctica de la arquitectura paisajística –de la cuál el
mencionado Parque Saint John Perse hecho junto a quizá el mas importante
paisajista francés, Michel Courajoud, es un referente importante, como se dice
arriba, en la búsqueda de un paisajismo casual, lo mas natural posible o lo mas
distante del forzamiento proyectual de una acción demasiado regulada por la
geometría– a lo que llamó articulture, una fusión de acciones proyectuales y
comunicativas operando con la materialidad rural de campos agrícolas
cultivados que en definitiva abren una perspectiva renovadora dentro del
espectro de actuaciones que definen acciones proyectuales mas o menos
vinculadas a materiales naturales y en rigor, a largas cadenas de mediaciones
y culturalizaciones, ya que de eso se trata la agricultura, tampoco una actividad
que pueda ser entendida como natural.
145
6 En casos de paisajistas como Ian McHarg, Dan Killey o Geoges Hargreaves
la actuación paisajística aparece como intento de rescate de la naturaleza
extinguida o dañada, como estrategia de remediación en las que la producción
de paisaje debe entenderse como el uso de biomas (como los humedales) y
en que la acción a llevar adelante es de carácter remedial (como el célebre
caso alemán del Emscher Park).
La obra de Lawrence Halprin oscila entre diversos trabajos de paisajismo,
planeamiento geográfico (como la selección del sitio donde se construiría el
condominio Sea Ranch, en la costa norte de California) , organización de
eventos (como el Mardi Gras, carnaval de New Orleans que produjo y diseñó
por muchos años) y diseño y montaje de metodologías de diseño participativo (
entre los que figuran los libros RSVP y Taking Part )cxiv.
En sus actuaciones paisajistas se encuentran intervenciones como el Heritage
Plaza en Fort Worth, de 1976, que fue pensado como espacio evocativo de la
identidad lugareña y concebido entonces conjugando motivos ligados al verde y
al agua según se manifiesta en la región, a lo que se agregan referencias
vinculadas a la historia local o la llamada Lovejoy Fountain, en Portland, 2002 ,
donde vuelve a experimentar con asociaciones de agua y piedra, evocaciones
de mundos naturales que despliegan estímulos de memoria local .
Quizá de manera opuesta a Walker, los trabajos de Hargreaves, también a
cargo de una oficina grande, se dedican a acciones menos artificiales o
culturales o mas ligadas a trabajar con los materiales naturales como en
Bixbee, que es un parque en San Francisco hecho para remediar un viejo
terreno de relleno sanitario desafectado.
Ha realizado además muchas intervenciones ligadas a recuperaciones de la
calidad natural y paisajística de riverfronts, como en el caso de Crissy Field en
Presidio, San Francisco , el borde del Rio Guadalupe en San José, California ,
la ribera del Rio Ohio en Cincinnati o el plan de manejo del Rio Trinity en
Texascxv.
Los trabajos de Martha Schwartz derivan entre intervenciones muy cercanas al
espíritu del land art minimalista y operaciones urbanísticas: a veces como en el
Exchange Park en Manchester ambos perfiles se entrecruzan en diversas
escalas de resolución del proyecto. En el trabajo para la ciudad Kitagata –un
emprendimiento gender en que se convocó únicamente a proyectistas mujeres,
además de Schwartz a Takahashi, Sejima, Hawley y Diller– realizó una
especie de catálogo o caja de esencias de componentes de la tradición del
jardín japonés, incluyéndose versiones condensadas de jardines de cerezas,
piedras, bambú, agua y un modelo four seasons que explica las mutaciones
anuales.
En el caso de sus jardines de los Docklands de Dublín –proyecto de 2002– la
idea es reinsertar en el área la vegetación originaria pero dentro de unas vastas
cajas de cemento y metal que aluden a las construcciones generadas por el
avance de la urbanidad hipertécnica.
Las intervenciones de Michael Van Valkenburgh atraviesan un espectro
complejo que aúna diseño de jardines, arquitectura y arte conceptual. Esta
última tendencia queda revelada en trabajos como sus jardines de hielo o de
fuego: este último es el caso del jardín de la empresa General Mills el cuál es
rozado/tumbado/quemado una vez por año usándose esa modalidad de cultivo
y reverdecimiento de áreas vegetales tropicales.
146
En el caso de la intervención para un segmento del parque lineal costero
conmemorativo del bicentenario en Boston, la propuesta de Van Valkenburgh
remite a proponer una experiencia constelada de una sucesión de eventos o
fenómenos que eslabonan una experiencia de gran incidencia aleatoria y
abierta a cada perceptor/usuario.
Este paisajista –que tiene intereses o temáticas afines a las de los land-artists
como sus trabajos con hielo o fuego- también incursionó en un proyecto
participativo, el llamadoKraus Campo , hecho con alumnos de la Carnegie
Mellon University en 2002 y que es una reflexión sobre elementos conceptuales
del paisaje como forma, color, textura, etc.
También en el sentido de operaciones de rescate de calidades territoriales
perdidas o en riesgo se puede mencionar el trabajo de la sociedad de
paisajistas Mia&Lehrer en el caso de la restauración territorial de ex campo
petrolero en Baldwin Hills, California, 1998-05 o en el caso, de actuaciones mas
bien preventivas, el caso del Parco Agricola Milano Sud, un semi-anillo que
opera de cintura agrícola de Milán que incluye a mas de 1400 establecimientos
agroproductivos en una superficie de 46000 hectáreas que fuera instituída por
la Provincia de Milán como área tutelada y gestionada desde 1990 . Este caso
es mas bien una gran operación de control y manejo antes que de acciones
interventivas.
7 La arquitectura moderna o parte de ella ha tenido interés en ensamblar
propuestas de innovación tecnológica y funcional con decisiones sabias en
cuanto al contexto natural y existe toda una corriente que establece puentes de
interés hasta momentos mas recientes –como por ejemplo en Salmona, Kroll o
Piano– en que el proyecto deviene proyecto-territorio y la arquitectura se
concibe como evento ambiental y acomodamiento artefacto/naturaleza
Fuera de la arquitectura pensada como parte orgánica del contexto de
implantación Frank Lloyd Wright en casos como la urbanizacion Taliesin West
de1948, imaginaba un modelo de ciudad-jardín dentro de la tradición de
Howard y en su obra mas dramáticamente inserta en el paisaje –la casa
Kaufmann o de la Cascada, Bear Run, Pennsilvania,1937- su voluntad de
imbricación pagó el precio de una virtual inhabitabilidad.
En el viaje que Le Corbusier realizó a varias capitales latinoamericanas en
1929 –del cuál quedó el libro Precisions como registro de sus conferencias y un
conjunto de croquis urbanos referidos a Buenos Aires, Montevideo, San Pablo
y Rio- la idea que repicaba en sus discursos de entonces era de una
megarquitectura casi utopista y salvífica que presentaba como restructuración
completa del territorio: las cintas conectivas en Rio aplanaban la diferencia
topográfica de la ciudad, creaban vínculos circulatorios y armaban un espacio
de suelo virtual para residencia y comercio.
Una autopista requería cierta condición plana para ser rápida y por tanto
debería salvar la sinuosidad del territorio mediante soportes que permitían
configurar una suerte de suelo artificial aéreo entre la cota natural y la de las
autopistas elevadas.
El volúmen desarrollable sobre tal nuevo suelo, de fácil accesibilidad por la
autopista que pasaba por encima configuraba un potencial edilicio que en Rio
permitiría construir una nueva ciudad para unos 10 ó 15 millones de habitantes.
Curiosamente semejante magnitud de intervención que sin duda iba a provocar
enormes impactos ambientales ademas de una especie de ahogo competitivo
147
respecto de la ciudad de baja densidad que tapizaba el suelo urbano existente
y que como tal se plegaba a su geografía, Le Corbusier la entendía como una
arquitectura urbana que simplemente se acoplaba a las características del
paisaje ondulado.
En muchos de sus croquis donde identifica locales de su ciudad ideal, imagina
una arquitectura pensada como infraestructura o marcos para capturar el
paisaje. En otros casos menos conocidos como la Casa de Huéspedes en
Ronchamp, 1952 , la arquitectura se piensa como parte del paisaje e incluso se
acoge a criterios regionalistas en lo referido a tipologías y construcción.
Alvar Aalto, quizá en sintonía con su pertenencia a las culturas escandinavas,
ha tratado en la mayoría de sus proyectos –como por ejemplo las sedes
municipales del Saynastsalo Town Hall (1949-52) o del Seinajoki Town Hall
(1958-65)– una imbricación de arquitectura y jardinería entendida ésta no como
elemento visual complementario sino como forma de transición entre constructo
y lugar, apelándose a modalidades como los parterres aterrazados que
provienen de tradiciones populares rurales.
El caso de Ludwig Mies van der Rohe es menos sensible a la solicitación del
lugar o mas preocupado por la abstracción cultural del proyecto moderno pero
en obras como la casa Farnsworth, de 1951, emerge en la instalación de un
prisma vidriado puro la intención de que éste quede determinado y calificado
por la calidad del entorno al precio de haber pagado una demanda por
extinción de la privacidad.
El excéntrico noble inglés Edward James, poeta y mecenas de los artistas
surrealistas, decidió hacia 1945 realizar una intervención paisajística revestida
de múltiples intereses en un paraje denominado Las Pozas, cerca de Xilitla,
dónde en unas 30 hectáreas desarrolló su pretendido Jardín del Edén, en una
tarea desplegada entre 1945 y 1984, año en que fallece, junto a Plutarco
Gastelum y José Aguilar, guía y artesano locales y el arquitecto Carmelo
Múñoz con acciones diversas, de las ligadas a artefactos herméticos como la
que hubiera sido su casa de los Peristilos o el sitio de homenaje a Max Ernst o
las intervenciones naturales como la implantación de miles de orquídeas.
La obra de Salmona, discípulo de Le Corbusier por 9 años, única formación
que tuvo como arquitecto, derivó del desarrollo de edificios de neto impacto
urbano pero asimilados a un genius locii como las Residencias El Parque –dos
torres curvas de escalonamiento helicoidal abiertas sobre una pequeña plaza
de conexión urbana y completando el espacio generado por la Plaza de Torosa la intervención de renovación urbana en la tugurizada área central de Bogotá
donde se desarrolló el conjunto de Santa Bárbara, como una serie de edificios
de media altura y fachada continua alrededor en cada manzana de un
patio/plaza central usable por los condóminos de cada bloque pero articulados
además con unos atravesamientos que permiten enlazar cada patio en un
recorrido urbano que convierte al conjunto urbano en una especie de parque a
escala del centro de la ciudad.
La factura remite al uso ladrillero sintomático en la obra del autor y en
resoluciones del borde externo de cada bloque mediante zócalos comerciales y
galerías cubiertas por soportales que agregan urbanidad a la relación del
edificio en su inserción en la traza urbana y en la conformación de ciudad. El
distrito adyacente de La Candelaria tuvo ulteriormente a esta intervención un
intenso desarrollo ligado a usos terciarios que recuperó parcialmente la
vitalidad de gran parte del centro histórico.
148
El eje ambiental propuesto a fines de los 90 es el reconocimiento y propuesta
de articulación en un parque lineal coincidente con la traza norte/sur de la
ciudad de un conjunto de distintos espacios verdes algunos ya parquizados y
otros que quedaban como relictos naturales en los sitios de pendiente mas
pronunciada.
La arquitectura de la Biblioteca Virgilio Barco (1994) remite a la elaboración de
motivos clásico/modernos tan caros a Louis Kahn y como en su caso, también
evocan las interpretaciones de la relación entre edilicia y espacio público
urbano que Salmona había registrado en sus apuntes sobre las viejas ciudades
italianas como Siena, formada asimismo en el ambiente que aporta el
monomaterial cerámico y en el caso de uno de sus últimos proyectos –el
edificio del Posgrado de Humanidades en el campus de la Universidad
Nacional en Bogotá, 2002– la arquitectura se organiza alrededor de una serie
de plazas y patios, a veces evocativos de modo metafórico a componentes del
paisaje natural, como valles o quebradas, a veces contenedoras de ciertas
disposiciones vegetales esenciales para pautar el modo de uso de estas
arquitecturas públicas .
La concepción de los jardines de Roberto Burle Marxcxvi se basa en aprovechar
todas las oportunidades de vegetalizar (naturalizar) lo cultural urbano con
materiales en buena medida naturales –donde además destaca la utilización de
vegetación autóctona- y en parte culturales, vinculados al diseño geométrico de
solados o la realización de diseños bidimensionales ligados al pensamiento
arquitectónico y en particular a esa estética mórbida y organicista que otorga
cierta identidad al diseño brasileiro.
Burle no se limita al ejercicio de su actividad proyectual como paisajista sino
que destacó como investigador botánico, coleccionista de muchas piezas
vegetales escogidas en cada ambiente original pero también, un diseñador de
configuraciones y sistemas en lo que siempre tuvo importancia un profundo
conocimiento de los biomas esenciales y de la viabilidad de estructurar
determinadas asociaciones bióticas.
El gesto cultural (por ejemplo el diseño de los pavimentos) se presenta en Burle
como evocación geometrizada de la organicidad vegetal y en cierto modo ese
será el secreto de la estética de la brasileñidad moderna como asimismo lo
entendieron y practicaron proyectistas como Costa, Niemeyer y Bo Bardi.
En la memoria con que Duncan Lewis presenta su proyecto de viviendas en
Valencia (1999) que hoy integra el proyecto urbano Sociópolis dirigido por
Vicente Guallart se lee lo siguiente:
La parcela en la que se nos plantea actuar está situada al noroeste de
Valencia, en una de las bolsas de huerta acechadas por el crecimiento de la
ciudad. Es un prisma de naranjos rodeado por un mosaico de diferentes
cultivos, que hasta el momento han persistido por su capacidad económica.
Pero ahora con el nuevo concepto de rurbanización empezaremos a
entenderlos no por su valor económico sino como elementos con múltiples
cualidades y posibilidades que compartir con los ciudadanos.
De la misma forma que un solo labrador trabaja toda la parcela de cultivo,
tomamos toda la parcela como unidad de extrusión.
Para conseguir la máxima superficie de interacción con la huerta se ha optado
por multiplicar el solar de naranjos en altura extrusionándolo, las viviendas y
demás ambientes sociales convivirán con ellos, aprovechando su sombra, su
presencia, sus naranjas, su aroma de azahar.
149
Mediante el proceso de extrusión analizamos y elegimos las características que
nos serán más útiles para incorporarlas en el marco del hábitat social. En este
edificio se ha proyectado un sistema de fachada que trabaja a modo de dermis,
porque permite crear un filtro móvil entre el volumen de viviendas-naranjos y el
propio exterior, de esta forma el ambiente interior permite ser controlado a
modo de invernadero.
Gracias a este sistema de membrana agrícola se favorece el cultivo de
naranjos en los niveles más altos. Esta piel también será un filtro de intimidad
para las propias viviendas, ya que todas las fachadas acristaladas estarán
protegidas por este mismo cortinaje.
Otro relevante exponente de la nueva green architecture, el francés Francios
Roche realizó varios proyectos experimentales en que la arquitectura en si no
puede (ni debe) diferenciarse del sustrato natural paisajístico en que se instala
y para el caso de su proyecto museístíco Green Gorgon, en Lausanne, 2005,
dice en su memoria de presentación, lo que sigue:
Entrelazado como un rizoma, en continuo crecimiento como un yacimiento de
coral y enredado como los bichos-palo formando un enjambre.
La disposición geométrica del proyecto favorece la diversidad de la colección y
permite su distribución y redistribución. Lo más importante es destacar que esta
maraña tridimensional es la herramienta estructural que permite acomodar los
distintos horarios del museo.
Numerosos filamentos crean un circuito oculto que se inclina y se mantiene
suspendido entre los distintos niveles y horarios.
La forma del museo se basa en la coqueta representación. Es a la vez un
tobogán, una casa encantada y un palacio de hielo donde uno pierde cualquier
noción del espacio. Es una curiosidad que liga la dimensión popular del lugar
con un parque de atracciones.
Pero el museo es también una herramienta de trabajo: una herramienta para la
meditación, la sensación y el descubrimiento puesta a disposición de las
distribuciones, los cambios y el envolver y desenvolver de la realidad cognitiva
y de la discursividad. Naturaleza o naturalezas...
Más un paisaje que un urbanismo; más un bosque que arquitectura. El
proyecto juega con sus distintas naturalezas. La maleza que se transforma en
los bosques del lugar y que es entonces habitada por animales, como en un
mundo anfibio que se ha emancipado del agua, apareciendo de forma libre y
espontánea.
Naturaleza urbana de alineaciones, plazas, parques y jardines, de un
organismo vivo sometido a las distintas composiciones de un sistema urbano.
Naturaleza artificial de la epidermis verde que envuelve el edificio, una especie
de piel biodinámica (particiones vegetales verticales sobre substratos microregados de forma independiente).
Más allá de la fusión y confusión que genera con el entorno natural, ofrece la
ventaja, como nuevo material arquitectónico, de filtrar la contaminación
ambiental y de purificar la atmósfera.
Naturaleza encantada (sortilegios malignos, encantamientos y otros miedos
infantiles), podemos acceder a los jardines aun cuando el museo se encuentra
cerrado.
Reconocer estas naturalezas diversas producirá las formas de entretejer los
variados estados del territorio (por ejemplo, las ferias, las piscinas, los lagos,
los bosques, etcétera).
150
8 Por último caben reconocer acciones urbanistico-territoriales –como los
casos americanos de Carmen Scholz en el Parque Central de La Paz o
Teodoro González de León en el proyecto de rehidratación del lago Texcoco en
México DF alrededor de la propuesta de un nuevo aeropuerto; también las
propuestas de Terry Farrell para Londrescxvii– en que el paisaje aparece como
articulación de áreas fracturadas o degradadas de ciudad y la acción
paisajística implica una operación por ejemplo, de recuperacion de lechos,
cauces o riberas y de creacion de suturas y nuevas activaciones de sociedad y
naturaleza en contextos avanzados de urbanización y artificialización.
Tal imposición de la cualidad del lugar como imperativo punto de partida del
desarrollo de una acción proyectual paisajística puede consistir en las
investigaciones ligadas a producir paisaje en relación a los materiales locales
como es el caso célebre del mundo material y simbólico de la totora de los
habitantes lacustres del Titicaca o trabajos recientes como los de la colombiana
Mariela Chiriboga y sus experimentos en guadua, 2003, hechos en su país y
también en Oceanía.
La intervención urbana parisina comandada desde 1992 por Paul Viguier para
convertir en el Parque llamado André Citröen , a las antiguas fábricas urbanas
de Citröen –inspirada en las nuevas teorías paisajísticas de Gilles Clement–
contribuye al concepto de superar la noción de naturaleza intra-urbana (como
relicto biológico o reminiscencia romántica o ambas cosas a la vez), propia del
modelo dieciochesco (Alphand, Olmsted) proponiendo la idea de híbrido
(Latour); es decir, una clase de objeto que no es ni natural ni artificial sino una
hybris de ambas categorías dentro de esa nueva entidad que significa el
concepto de cultura urbana.
Estas categorías de actuaciones paisajísticas deberían entenderse como
ligadas al contemporáneo auge de búsqueda de nociones más comprehensivas
de sustentabilidad asociadas al concepto de segunda naturaleza.
Asimismo aparecen otra clase de debates actuales en la nueva ciudad, como el
proceso creciente de la desaparición de lo público, la puja de rendimientos por
las reutilización de vacíos centrales (como en este caso, suscitados por la
desindustrialización urbano-central, que devino en generación de nuevo
espacio público merced a transacciones de permisos e intensidades de
ocupación en otras áreas) e incluso, los gérmenes incipientes de una
privatización para el uso sesgado de nuevas centralidades (basada en la
generalización de la noción de temathic park).
Debemos mencionar por ultimo en esta secuencia, a una serie de
intervenciones emergentes del pensamiento y práctica paisajística pero que se
articula con la voluntad de restructurar, reorganizar o suturar áreas centrales de
ciudad como es el caso ya mencionado mas arriba del Parque Bicentenario de
Boston –uno de cuyos tramos fuera proyectado por Van Valkenburgh– entre los
que existen varios trabajos latinoamericanos interesantes como el Parque de la
Muralla, en la ribera del Rimac en Lima o el mencionado proyecto no realizado
de rehidratación del Lago Texcoco en el centro de México DF así como el
trabajo liderado por Cecilia Scholz, con el concurso de varios expertos
alemanes, para el caso del Parque Urbano Central de La Paz, iniciado en 2004
y todavía en construcción o algunas de las varias actuaciones del llamado Plan
Bicentenario en Chile, del que destacamos las actuaciones territoriales y
urbanas realizadas en el valle inferior del rio Elqui en La Serena, 2006, asi
151
como los varios tramos algunos ya concluídos del también chileno Plan
Mapocho, que plantea desarrollar un parque lineal en la hasta ahora muy
abandonada y deteriorada traza del rio Mapocho que atraviesa la ciudad y que
tiene todavía por desarrollarse tramos como el proyecto Vitacura diseñado en
2005.
Sin que existan proyectos urbano-paisajístico generales hay que destacar otras
gestiones interesantes como la preservación, desarrollo y potenciación de
áreas centrales de ciudad como el caso del centro del barrio de Barranco en
Lima, una zona de singular calidad natural –la traza abarrancada de un antiguo
arroyo que desaguaba al Pacífico– sobre la que se han proyectado puentes y
construcciones que potencian tal estructura paisajística básica.
En otras circunstancias también destaca el caso análogo al desmontaje de las
fábricas parisinas de Citröen, en la creación del llamado Parque Central
Bavaria, en Bogotá que fue la consecuencia de la desactivación de la vieja
fábrica cervecera de ese nombre para crear varios desarrollos de vivienda
colectiva y oficinas junto a un equipamiento que reutiliza las antiguas
instalaciones y el desarrollo de un nuevo parque en el área mas central de la
ciudad con unas 4 hectáreas dedicadas a tal finalidad y todo dentro de un
proyecto de desarrollo inmobiliario pero inserto en un master plan paisajístico .
Por último unos ejercicios proyectuales que dirigí en la Universidad de Córdoba
junto al llamado TIPU (Taller de Investigación en Proyectos Urbanos) en 2001 y
otros en la Maestría de Arquitectura & Diseño Urbano en la Universidad de San
Andres en La Paz en 2006, se proponían mecanismos proyectuales que por
una parte fueran suficientemente capaces de procesar los datos operativos de
paisajes típicos de terrain vagues urbanos utilizando tales datos como puntos
de partida para la definición de tipos arquitecturales básicos –láminas, cintas y
otras topologias elementales– usables en ensambles vinculados a proyectos
(que llamamos ecoproyectos como respuestas tipológicamente mínimas a
formas de articulación eficiente a condiciones de sitio) cuyas características
minimizaran la fricción artefacto/soporte y adquirieran altas prestaciones
(liviandad, consumos, ciclo de vida) en atención a la crisis de sustentabilidad.
Se trata de modelizaciones instersticiales entre territorios dominantemente
naturales y tecnoestructuras urbanas enteramente artificiales indagando por
caso, en los términos sustentables de proyectos ambientales.
En alguna forma en estos casos se estaría investigando una nueva y fructífera
fusión entre arquitectura y paisaje, entre novedad técnica y vocación territorial
pero ahora ya no como excurso artístico o filosófico sino como una instancia de
eventual final de la historia en la que el pensamiento devenido de las
condiciones del paisaje se instala como estratégico y esencial, en cuanto
dimensión ambiental que articula proyectualmente las pieles de la arquitectura
y los soportes del territorio.
II PAISAJE DE PAISAJES ENDOGENOS
La cultura se comporta con el objeto técnico como el
hombre con el extranjero cuando se deja llevar
por la xenofobia primitiva.
152
Gilbert
Simondoncxviii
A partir del wagneriano modelo de la gesamkunstwerk (obra de arte total y
pretendida ejemplarización de un control genérico del gusto, primero en el
espectáculo artístico y de allí extendida a la vida cotidiana emblemática o
calificada, sobre todo por las revistas de way of living, que tienen mas de un
siglo) y de la apropiación productiva de esta noción por parte de la Bauhaus y
otras escuelas modernas de diseño, los objetos que componen la panoplia de
las actividades humanas entran a un pretendido campo de uniformidad,
paternalizado por la arquitectura –como aquella bella arte de la mayor
complejidad material y espacial, cuya no menor antinomia era según la
preceptiva estética iluminista, su contradicción entre autonomía artística y
exigencia impura de funcionalidad- que instituye un supuesto estatuto
ampliado de producción tal que debía ser técnicamente capaz de regular el
modo de ejecución industrial (es decir, no manual o artesanal) y socialmente
proactivo para capturar la respuesta a la necesidad que los hombres tienen de
un cierto pueblo de objetos con el que conviven.
Esta pretensión caracteriza el pensamiento morrisiano y de allí, el entronque de
las ideas de Muthesius con la fundación del Deustche Werkbund y después, el
mencionado Bauhaus gropiusiano y alcanza a formularse como una oferta
socialmente generalizada en el existenzminimum de May y Stam, que tratará
de ofrecer módulos espaciales esenciales pero a la vez, un set mínimo de
objetología adaptada a ese desiderátum pseudocientificista o biologista de
funcionalidad con lo cuál se trata de fundar una biopolítica proletaria que
regulará las cuatro funciones sociales de la vida urbana y un escenario o
laboratorio que estudiará las condiciones básicas de la existencia mínima.
Una de las derivaciones de este postulado fue la regresión histórica con que se
trató de historizar la objetología del mundo como fenómeno de
acompañamiento de los momentos historiográficos de la arquitectura y así pues
tratar de encontrar objetos medievales, renacentistas, barrocos y aun también,
griegos o romanos como componentes familiares de catedrales o palacios,
investidos supuestamente de parecidos criterios de gusto o estéticas
productivas.
Regresión que no reconoce el carácter reciente de la obra de arte total, que
precisamente es una invención moderna si la referimos a su institución como
noción englobante usada por Wägner, no sin observaciones críticas de
Nietzche, al analizar la invención de su concepción musical multimedial.
Con cierta paciencia empero, pueden encontrarse ánforas, cálices o arcones
que reelaboran elementos estilísticos de sus arquitecturas coetáneas, pero este
criterio adolece de un fuerte y selectivo reduccionismo analítico del entorno de
objetos de cada época y además fuerza la relación entre cierta objetología
calificada y la utilización de referencias estilísticas del arte de tales períodos:
digamos que reduce historiográficamente, el problema de los pueblos de
objetos (o sea los entornos materiales de los diversos grupos sociales de cada
etapa) a ciertos aspectos de la estética de su producción, descartando o no
considerando otros factores tales como las condiciones técnicas de sus modos
de producción, la gran diversidad de sus escenarios de producción (veánse las
divergencias productivas que habría entre por ejemplo, la manufactura de
zapatos o calderos respecto de la producción de enseres para la guerra o de
153
herramientas agrícolas o hidráulicas) o las condiciones de sus mercados de
usos y consumos, es decir la escena de los demandantes de objetos y su
relación con la economía general de cada momento histórico (por ejemplo la
relación entre el concepto de reliquia –que incluye la búsqueda más o menos
arqueológica de los objetos singulares reales tanto como su reproducción
ficticia- y la reorganización socioproductiva alto-medieval) más allá de los
escenarios singulares de mecenas excepcionales, como el Abate Suger, los
Médici, el Prince Albert o Ludwig de Baviera.
Quizá pués, como lo investigó Erwin Panofsky, existen relaciones
metodológicas y de producción proyectual entre una catedral gótica y el
pensamiento escolástico o la razón armada a través de la fé cxix o como luego
podrán estipularse entre formas barrocas de construcción –por ejemplo en
Guarini, asociado conceptualmente a la filosofía de Malebranche, con quién se
carteaba- y la composición contrapuntística de las fugas bachianas.
Pero son consonancias de alta cultura y en el mundo material socialmente
ampliado las características del proyecto de las cosas comunes obedecen a
razones bien diferentes y ligadas a las determinaciones de los modos históricos
productivos por lo que quizá deban encontrarse ligazones con la microhistoria
ginzburgianacxx y su voluntad de reconstrucción antropológica de un mundo
material específico o con las descripciones de las condiciones y relaciones
sociales ofrecidas desde la perspectiva histórico-cultural del marxismo y
utilizando con fecundidad el análisis de los modos históricos y sus transiciones
que realizó Perry Andersoncxxi o desarrolladas en sus incursiones en la historia
material y territorial por Fernand Braudelcxxii y los annalistes en general, de
quiénes devino luego el variopinto enfoque de las historias privadascxxiii.
Abogo entonces más por diferenciar las formas de comprensión históricoprocesual de los objetos (eufemísticamente: la vida de los objetos; nótese que
trato de desembarazar el asunto de la producción más o menos comprehensiva
de historias enfatizando mas la especialización historiográfica –que va por
caso, del talante integracionista de las historias sociales o de las mentalidades
a las historias de la vida doméstica o a la microhistoria popular alla Ginzburg- )
que de avalar su integración en supuestas historias mas abarcativas o
integrales de la materialidad ligada a lo habitable/productivo social, aceptando
que podría pretenderse cierto maximalismo expansivo de la historia de la
arquitectura a una historia de la materialidad ligada a lo habitable/productivo, es
decir en términos ambiciosos, una historia de los asentamientos humanos,
abarcando la preurbanidad , la urbanidad y la posiblemente en curso,
posurbanidad.
Para afianzar estos caminos divergentes –entre los objetos y los constructos
arquitectónicos- valdría decir que podría admitirse la divergencia entre un
abordaje etnológico de la vida de los objetos y los criterios metodológicos para
encarar la historia de la arquitectura.
El primer asunto se liga mas al modelo arqueológico que al histórico (fuera del
metafórico afán inaugurado por Nietzche de un supuesto método historiográfico
de perfil arqueologista-genealogista, ligado en su caso al modelo idealista de
un ursprung inicial o fundante, basado en arquetipicidades originarias que se
complementa en tal modelo vitalista, con una muerte teleológica, un final o
destinación y que luego fue recapturado inteligentemente en la epistemología –
mas que historia- foucaultiana) que vincula la objetología con la prehistoria, es
decir, los indicios materiales objetuales (en general, fragmentos, residuos,
154
ruinas) como lo que suplanta esa otra clase de registro -los documentos
escritos- con lo que se puede técnicamente pasar de pre-historia a Historia (en
tanto sucesos registrados y susceptibles de ser puestos en evidencia mediante
una narración interpretativa del registro de los hechos).
Tales vestigios objetuales, disueltos en territorios, rotos, enterrados y
olvidados, devienen por tanto en puntos de partida indiciarios, que permiten
hipotetizar y proponer explicaciones sobre las configuraciones sociales que
interactuaban con esos vestigios y de las cuáles, al no haber registros
documentales-históricos, deben realizarse deducciones o inferencias
hipotéticas a partir de dichos materiales, a menudo mudos o silenciosos,
desprovistos de datos sobre su efectividad específica, etccxxiv.
Este razonamiento propio de la etno-arqueología a partir de su materia prima
de objetos o partes de ellos suplementados de significación por su imbricación
en imaginerías, conduce a un intento de descubrir/discernir sistemas de
objetos, de donde provienen clasificaciones y catalogaciones.
Precisamente así se llamó –El sistema de los objetos- la tesis doctoral que
Jean Baudrillard escribe bajo la dirección del sociólogo marxista Henri Lefevbre
en el emblemático año 1968- que tiene la virtud de replantear el afán
catalogador enciclopedista en torno de los instrumentos analíticos de la teoría
de sistemas y del método estructuralista.
Puede clasificarse –asi arranca su célebre libro Baudrillard- la inmensa
vegetación de los objetos como una flora o una fauna, con sus especies
tropicales, polares, sus bruscas mutaciones, sus especies que están a punto de
desaparecer?
La civilización urbana es testigo de cómo se suceden a ritmo acelerado, las
generaciones de productos, de aparatos, de gadgets, por comparación con los
cuáles el hombre parece ser una especie particularmente estable.
Esa abundancia, cuando lo piensa uno, no es más extraordinaria que la de las
innumerables especies naturales. Pero el hombre ha hecho el censo de estas
últimas. Y en la época en que comenzó a hacerlo sistemáticamente, pudo
también en la Enciclopedia, ofrecer un cuadro completo de los objetos prácticos
y técnicos de que estaba rodeado.
Después se rompió el equilibrio: los objetos cotidianos (no hablo de máquinas)
proliferan, las necesidades se multiplican, la producción acelera su nacimiento
y su muerte y nos falta un vocabulario para nombrarlos.
Aquí Baudrillardcxxv –que poco mas adelante reivindica el papel precursor del
libro de historia no-arquitectónica de la modernidad escrito por Sigfried Giedion,
Mechanization takes command (1948) aunque le cuestione su exceso de
objetividad o como ignora el impacto cultural y psicológico de tales
transformaciones productivas- formula la necesidad de rehacer y completar el
programa enciclopédico pero agregándole la necesaria comprensión de la
interacción entre objetos y sociedad, instalando por primera vez, la exigencia
de una sociología de las cosas y de cómo éstas avanzan no tanto en su
prestacionalidad o eficacia funcional respecto de los humanos, sino al contrario,
en su creciente alienación, es decir instalando la subyugación del subsistema
de lo no-humano respecto de las conductas y protocolos psico-sociales de los
humanos.
Casi al mismo tiempo que Baudrillard presenta su tratado, Geoges Perec,
patafísico interesado en una ficción que funde el espíritu cartesiano de la
clasificación con la multiplicidad de las combinatorias aleatorias que fundan la
155
estética surrealista, escribe su novela Las Cosascxxvi, que es la descripción de
la vida de una joven pareja a través de su creciente implicación en el mundo de
una objetología absolutamente central en la definición de un modo de vida (e
incluso de una ideología: vivir no sólo por o para las cosas y su posesión y
dominio sino mas allá aun, vivir en las cosas o a través del mundo o escena
que ellas instalan) poniéndose novelescamente en evidencia, la forma en que
se suscita la típica enajenación moderna de las subjetividades por parte de un
pueblo de objetos que condicionan nuestra sensibilidad y nuestra conducta,
entre otras cosas con la pulsión del consumo.
Los procedimientos historiográficos del análisis de la arquitectura en cambio,
en el mejor de los casos, proponen analizar los ambientes de ciertas
configuraciones colectivas (sociales o no, urbanas o no, etc.) tratando de
entender como tales ambientes están determinados por programas que tratan,
a la vez, de satisfacer alguna necesidad junto a expresar cierta figuración o
intención simbólico-comunicativa.
De esta suerte los objetos arquitectónicos (y los proyectos que los enuncian,
siendo éstos a su vez, historiográficamente, una clase específica de objetos en
tanto el proyecto no es una esencia sino una construcción histórica
contingente) son ambientes o externidades de aquellas configuraciones o
sistemas. Usamos aquí la definición cibernética según la cuál un ambiente es
siempre, un entorno interactivo de un sistema.
Según este criterio la noción de tipología refiere a cierta longue durée de
envolventes o ambientes que satisfacen illo tempore, por lo menos el aspecto
programático de la necesidad, dando por ejemplo, respuesta topológica a
configuraciones ambientales de ciertos requisitos sociales y a veces
permitiendo caracterizar el aspecto figurativo como un suplemento
históricamente variable o de corta duración.
La larga duración de las tipologías podría amparar la posibilidad de alguna
historicidad científica (eso es lo que vino a proponer Aldo Rossi, en clara
sintonía con ciertas tipologías de las configuraciones sociales que Marx definió
como clases) y la corta duración de las resignificaciones figurativas de los tipos
cabría vincularlas a las historicidades estilísticas o lingüístico-artísticas.
Habría entonces dos tradiciones o linajes metodológicos muy entrelazados, en
la historiografía de la arquitectura –en tanto, historia de ambientes de
configuraciones sociales-: una, de las tipologías u organizaciones topológicas
que tienden a ser de larga duración; otra, de las apariencias o manifestaciones
expresivas de tales tipologías, que suele ser de corta duración.
En última instancia la caracterización ambiental de la historia de la arquitectura
(que nos parece más una definición del tipo de historia científica o necesaria –
en aras de verdad- antes que una opción historiográfica ) se propone una
indagación de las pieles o envolventes –de determinados espesores
materiales- en las que se materializa al ambiente de los sistemas habitativoproductivos.
En extremo se trata de historizar la variación de estas configuraciones
ambientales, que son aparatos de regulación. Puede haber una historia de
cosas o dispositivos que ayudan o conforman esa regulación y una de esas
historias es la historia de las vestimentas, como primera piel de satisfacción
programática de necesidades de abrigo y protección ante la intemperie y
figuraciones ligadas a retóricas de la organización diferenciada de la sociedad.
Es decir, pieles artificiales o sobre-corporales que garantizan confort y
156
figuración, es decir el atributo funcional del vestido y el atributo comunicacional
del uniforme o hábito.
Las cosas o los objetos resultan entonces según mi análisis, parte de otro
mundo, no el de las envolventes o pieles o ambientes de sistemas sociales,
sino una instancia que construye ontológicamente el sujeto, es decir, un pueblo
de no-sujetos que no es parte del ambiente o entorno externo de los sistemas
sociales, sino al contrario, parte de éstos.
La analista cultural (me parece una denominación ambiciosa porque tiende a
objetivar la deriva algo in-trascendente de los cultural studies) holandesa Mieke
Balcxxvii, a quién digamos que le interesan (posfoucaultianamente?) las
relaciones entre conceptos y objetos, reconociendo algo de lo que decimos – el
silencio de los objetos- tiende sin embargo, a otorgarles un espesor cultural de
sujetos, quizá –siguiendo con la anterior aparente correlación con Foucaultahora acercándose a Lacan, de quién no se puede ignorar su objetivación del
malestar del sujeto y dice así, en su manual de metodología de análisis cultural:
Generalizar sobre los objetos o citarlos como ejemplos, los vuelve mudos, lo
que reivindica esa inasibilidad de los objetos o su estatuto de existencia extrasubjetiva.
El análisis detallado –continúa la holandesa- en el que ninguna cita podrá servir
como ilustración, sino que será siempre sometida a un profundo y detallado
escrutinio, suspendiendo las certezas- se resiste a la reducción.
Con lo que instala, lacanianamente, la reflexión sobre los objetos en un posible
análisis interminable o de atingencia a una fragmentariedad intotalizable para
seguir diciendo que aunque es evidente que los objetos no pueden hablar, se
les puede tratar con suficiente respeto hacia ese silencio irreduciblemente
complejo e improductivo que sin embargo no constituye un misterio, como para
permitirles que controlen el impulso de nuestra interpretación, desviándolo y
complicándolo.
Bal, vale decirlo, bailotea con una descripción lateral del objeto de cualquiera
de los estudios culturales siendo, sigue diciendo, que esto es aplicable a los
objetos culturales en el sentido más amplio, no solo a aquellos objetos que
llamamos arte.
De donde deduce que los objetos que analizamos sirven para enriquecer tanto
la interpretación como la teoría, quedando aquí dicho sea de paso, muy cerca
de la idea de teoría (política de la cultura) que la deconstrucción derrideana
confinó en la interminable acumulación de interpretaciones y glosas, es decir
así, sigue Bal, que la teoría puede pasar de ser un rígido discurso maestro a
convertirse en un objeto cultural vivo, que casi coincide con la homología de
verdad discursiva entre texto y con-texto, entre texto uno y texto dos o
comentario que nutre el deconstruccionismo que pasa así a erigirse en filosofía
basal de los cultural studies, aunque en nota al pie Bal indica que con la
solitaria oposición casi clásica de Georges Steiner (a ella también le gusta
mucho la teoría literaria de Thomas S. Eliot).
Y concluye asi Bal su párrafo (que transmite un ingenioso salto entre Foucault,
Derrida y como se verá, Lacan) indicando programáticamente que podemos
aprender de los objetos que constituyen nuestro campo de estudio –reversión
lacaniana de la dirección de análisis– y es por esta razón que los considero
sujetos.
Objetivaciones que a veces a través de la mediación de la imagen (o reobjetivación de un objeto uno o referencial) le permitío a Derrida rescribir su
157
filo-deconstruccionismo analítico en centenares de páginas dedicadas a los
zapatos de Van Gogh, los reales y manchados zuecos de labriego del pintor y
sus muchas representaciones de aquellos.
Fuera de ello ciertamente, un zapato o un sombrero (por ejemplo los alegres
sombreros jasídicos de Chagall) pueden ser parte de la primera o mas básica
piel (una segunda piel en tal caso, sería un piso o un techo) pero una mesa, un
cuchillo, una cama o un ánfora son otra cosa, no son borde ambiental como
una ventana o una puerta sino que discurren complejamente en el sistema
social o de los sujetos que hacen colectividad.
Esa diferencia entre componentes ambientales u orbitales y componentes
sistémicos es la que propone Gilbert Simondoncxxviii en sus célebres estudios
sobre el modo de existencia de los objetos técnicos que participan de la
constitución del ser si es que lo que llama la individuación (o sea, la
constitución del ser en tanto individuo) depende de una condición sociosistémica que va más allá de la estabilidad o equilibrio: en rigor sería posible
pensar una modernidad larga basada en la administración (técnica) de lo que
Simondon llama metaestabilidad.
Para definir la metaestabilidad –dirá Simondon- es preciso hacer intervenir la
noción de energía potencial de un sistema, la noción de orden y la de aumento
de entropía (en síntesis la noción de información de un sistema; hay que
hacerlo a partir de estas nociones y muy particularmente de la noción de
información que la física y la tecnología pura moderna nos entregan; noción de
información recibida como neguentropía asi como de la noción de energía
potencial que toma un sentido mas preciso cuando se la relaciona con la
neguentropía), asi es posible definir ese estado metaestable del ser, muy
diferente del equilibrio estable y de reposo…nosotros intentaremos pues
presentar en primer lugar la individuación física como un caso de resolución de
un sistema metaestable.
Hasta aquí Simondon exalta el mundo objetológico técnico y su permanente
mutación y complejización como lo que instrumenta y posibilita un nivel
superior de individuación, es decir, emergentes de cambios sistémicos y no de
cambios ambientales o de entorno.
Lo viviente resuelve problemas –sigue Simondon- no solamente adaptándose,
es decir modificando su relación con el medio (como puede hacer una
máquina) sino modificándose el mismo, inventando nuevas estructuras
internas, introduciéndose el mismo completamente en la axiomática de los
problemas vitales.
Desde un punto de vista diferente Martin Heidegger también otorga a los
objetos (o más precisamente en su definición: las cosas puesto que será
posible establecer diferencias entre cosa y objeto) un estatuto de con-vivencia
con el sistema humano, es decir, una entidad de morada o ser-ahí que junto al
sujeto se diferencia de aquello externo que otorga vestimenta y cobijo.
Diferencia cosa (gelbstand: lo que es auto-estante) de objeto (gegenstand, lo
que es sin autonomía, lo que es del ser-operante o manipulante), aunque por
otra parte cosa se nombra ding –que engendra thing en inglés- cuya etimología
originaria en las antiguas lenguas germánicas significaba también reunión o
conjunción de seres o cosas en colectivos.
Porque, dirá Heideggercxxix, la coseidad de la cosa queda oculta, olvidada. La
esencia de la cosa no llega jamás a aparecer, es decir, no llega a lenguaje.
Expresión que oscurece u opaca las cosas (al dotarlas de una existencia por
158
así decir, in-descriptible) pero que al quitarlas del terreno del lenguaje las
desgaja también de su posibilidad de historización, ya que hacer historia de las
cosas sería traducirlas –o escribirlas, en el sentido de su nominación
explicativa o nueva existencia intelectiva- lo que según Heidegger es imposible.
Razón de más creo, para desgajar una (im)posible historia de las cosas y/u
objetos que interactúan con los sistemas sociales de una historia de los
ambientes de tales sistemas, en la que situamos, en su máxima potencia o
posibilidad, la historia de la arquitectura.
Incluso podría expandirse tal historia ambiental a diferentes espesores de
contorno, desde el más bien laminar de las envolventes o pieles desde
corporales a definitorias de diversas categorías de espacios o recintos, hasta
aquellos ligados a entornos mas complejos y agregativos, desde las
agrupaciones de habitáculos devenidos urbanidad o ciudad hasta la
territorialidad mas o menos transformada como optimización del régimen de
inputs-outputs de ese afuera ambiental de los sistemas: en extremo la noción
eco-geográfica de huella ecológica podría alcanzar a constituir la expresión
mediata o lejana de tal conformación ambiental o periférica aunque interactiva
de los sistemas sociales.
La diferencia y las articulaciones entre lo que nombramos sistema (social de
humanos y no-humanos, de sujetos y objetos-cosas) y ambiente (otorgante de
receptáculos definidos por envolventes que culturalizan o antropizan la
preexistencia de lo natural) es la que puede asociarse, en su condición de
apariencia o imagen, con la diferencia entre paisajes exógenos o ambientales y
paisajes endógenos o sistémicos.
Existen la posibilidad de la configuración de sistemas-ambiente (si cabe esa
fusión de ambas nociones) de carácter popular –como la cocina popular de
Ollantaytambo– en que ambas nociones se imbrican dándose lugar a un
modelo alternativo de diseño como contemporáneamente podría también
verificarse en algunos proyectos del grupo danés TYIN, como sus trabajos en
Klong Toey, Thailand, 2011 , en los que una aproximación singularmente
antropológica elabora y construye objetos habitativos compatibles con las
tradiciones locales y en tal desarrollo experimenta ciertas metodologías de
reflexión sobre la interacción entre el específico y austero pueblo de objetos de
esas comunidades y las caparazones o meras envolventes con los que dialoga.
La posibilidad de hacer una pro-arqueología o arqueología proactiva (no un
reconstruir hacia atrás sino una reelaboración futurible de modos ancestrales o
premodernos de existencia) visible en el método de estas actuaciones si bien
parecen fuertemente ligadas a experiencias descontaminadas de modernidad
también abren la posibilidad de pensar su expansión o generalización para
intentar fundir sistema y ambiente en culturas urbanas contemporaneas,
disolviendo si cabe, la distinción proyectual operativa entre el diseño de las
cosas (diseño industrial) y el diseño de las envolventes (arquitectura), quizá
otrogando un nuevo e importante peso al diseño de la comunicación implícita
en la relación/posición/uso de las cosas en sus ambientes esenciales o deculuralizados o despojados de mediaciones tecno-simbólicas, o sea reducidos
a la cualidad de la pura utilidad.
Quisiéramos ahora intentar perfilar una posible clasificación de ese pueblo
silencioso (el de la coseidad que no aparece ni llega a lenguaje según
Heidegger) de las cosas, de las cuáles nos concentraríamos en aquellas cosas
159
que operan –no si cabe, las meramente contemplativas- o que entablan
relaciones socio-sistémicas, es decir, los objetos o cosas que funcionan.
Se trata entonces, de acuerdo con Simondon, de reintegrar una noción
totalizadora de objeto (técnico u operativo) después de los criterios selectivos
practicados por la cultura: La cultura está desequilibrada – opina drásticamente
Simondon en el prólogo de El modo de existencia…- porque reconoce ciertos
objetos , como el objeto estético, y le acuerda derecho de ciudadanía en el
mundo de las significaciones, mientras que rechaza otros objetos, y en
particular los objetos técnicos, en el mundo sin estructura de lo que no posee
significaciones sino solamente un uso, una función útil.
Hay en primer lugar un subsistema de objetos extra-corporales simples,
suplementos de función o potencia que magnifican y mejoran las prestaciones
corporales: por ejemplo, una cuchara, que mejora la función de retención y
transporte de líquidos que antrópicamente cumple el ahuecamiento de las
manos o un zapato que reviste la piel del pie y reduce su desgaste abrasivo y
afectación térmica.
Estos objetos, de corporalidad protésica, resultan caracterizados de una
ambigüedad que los hace como dijimos, parte del primer frente ambiental del
contorno de los sistemas (pieles o partes conectadas estrechamente al cuerpo)
aunque asimismo parte del mundo de las cosas funcionales de los sistemas
sociales, entre otras cosas, por la autonomía simbólica que cada pieza pueda
adquirir mas allá del piso técnico-prestacional ( la concavidad de la cuchara o el
abrigo del zapato).
Aquello que suplementa la mera eficacia de una cosa haciendo que fuera o
mas allá de la prestación existan propiedades o atributos cósicos de orden
simbólico abre precisamente el modo de existencia de la clase de objetos de
una funcionalidad otra o trans-corporal que son en general los objetos que
llamaríamos rituales, puesto que permiten que hombre o grupo lo integren a
discursividades simbólicas que van por fuera de la cuestión prestacional y
sobre todo, la complementariedad protésico-funcional que ciertas cosas tienen
para y con los cuerpos.
Diría que hay cuatro clases de objetos rituales: los artísticos, los religiosos, los
comunicacionales (o mas precisamente, los micro-comunicacionales en tanto
clase de portación instantánea y fungible de comunicación) y los de
memorabilia (o de comunicación larga en tanto portación de una comunicación
perdurable o de larga duración, es decir, ligadas al recuerdo y la memoria).
Los objetos artísticos –el variopinto mundo de las obras de arte, aquella
instancia de la vida social que produce objetos pero también una variable y
mutable producción de no-objetos: como las situaciones, disposiciones o
escenas- es la caracterizada por cualidades de sus productores (singulares o
epocales, geniales o estilísticas) que confieren, como decía Benjamin,
condición aurática a las obras o cosas que así se instauran como cosas u
obras de arte.
La distinción entre cosa y obra de arte no es menor: cosa de arte es el producto
y obra de arte es aquello que emerge de un procedimiento singular u obrarconcebir-hacer del artista.
En cierto modo esto abre colateralmente la cuestión del par uniqum/serie y por
tanto otras características de la clasificación objetual, insertando el tema de la
reproducción técnica instaurada por el modo industrial de producción de
objetos y la distinción de la magnitud de la serialidad reproductiva puesto que
160
quizá debería reservarse para el objeto fruto de una práctica artesanal la
cualidad de una serie corta, acotada o controlada por una acción manufacta.
Los objetos religiosos pueden a su vez ser objetos artísticos (asi como objetos
extra-corporales simples como en caso de todo el aparato vestimentario propio
de cada ritualidad o asimismo, las máquinas cúlticas como las ruedas del rezo
brahmánico) pero pueden ser discernidos como tales en cuanto manifiestan
una atribución específica de representación o encarnación de componentes de
la religión que contribuyen a instrumentalizar, cosa que ocurre con la
objetología de las liturgias tradicionales.
Sin embargo este campo integra objetos muy diversos entre si, algunos de
funcionalidad inherente a cierta religiosidad panteísta (como el caso de los
recipientes –queros y huacas- andinos), otros de maquinalidad discursiva
(como los artefactos mandálicos y herramientas para rezar típicas del
hinduismo) y otros de manifestación del ser de divinidad presente en objetos
corrientes (como el caso las representaciones corporales del vudú o los
vehículos objetivos de vinculación entre dios y fiel como los zemíes de las
religiones caribeñas precolombinas).
Una subclase excelsa de los objetos religiosos serían las reliquiascxxx
(fragmentos de cuerpos sacralizados o de objetos que fueron próximos a
cuerpos sacralizados) cuya funcionalidad discursiva abarcaría incluso a las
reliquias falsas, como la supuesta camisa de la virgen paseada en triunfo luego
del incendio de la antigua catedral de Chartres.
Y una subclase negativa de este tipo de objetos serían los objetos malditos, o
sea los que supuestamente conllevan y vehiculizan expresiones contrareligiosas o demoníacas, como los tratados de magia y hechicería
ejemplificables en el Necronomicon medieval (traducido del árabe en 950 y
condenado por la Iglesia en 1050) y muchos otros, pero también en un plano
más mundano, por ejemplo el Porsche Spider 550 -Little Bastard- del actor
James Dean, que mató o hirió a mucha gente además de su célebre dueño y
que literalmente, después de tantas desgracias, desapareció misteriosamente.
Los objetos comunicacionales, serían por una parte aquellos que instrumentan,
favorecen o posibilitan la comunicación –el hardware de la parafernalia
electrónica, es decir, el soporte duro o matérico de los programas o software
basados en los códigos digitales- y también aquellos que poseen un
suplemento figural que otorga un cierto entablamiento de comunicación entre lo
que emite suplementariamente a su entidad tal objeto y lo que recibe un
colectivo determinado de sujetos receptivos: es la rojeidad de peligro que
suplementa un matafuegos o un semáforo, el púrpura cardenalicio (también
mortuorio o funerario) o ciertas categorías de formatividad (o de-formatividad)
de las cosas que ofrecen funciones discursivas suplementadas a objetos (
desde la morbidez suntuaria de telas como la seda o el terciopelo hasta la
cualidad cruciforme del espacio central del templo cristiano o la imagen de
desgarramiento o rotura que emblematiza monumentos recordatorios del
holocausto judío en obras de Eisenman o Libeskind, etc.).
Más arriba hablábamos de la posible existencia de dos subcategorías en esta
clase de objetos comunicacionales: los micro-comunicacionales que
entenderíamos como cerrados, directos e instántaneos en el mensaje que
comunican y los macro-comunicacionales que son abiertos, mediatizados y
perdurables o dialogantes que en rigor podríamos también caracterizar como
161
máquinas comunicacionales o instancias de producción/reproducción de
comunicación.
Los objetos de memorabilia podrían ser una clase de objetos macrocomunicacionales que sin embargo especificamos o distinguimos porque
también podrían asociarse a las cualidades de los objetos artísticos o religiosos
en tanto la clase de comunicación que entregan es de orden rememorativa,
operando al nivel de desencadenamiento de las funciones de la memoria en los
sujetos sociales.
Se podría usar la noción de monumento para referirse a esta clase de objetos,
que sin embargo va mas allá de tal denominación habitualmente ligada a la
gran memoria de los actores exitosos (los hitos materiales de la historia de los
ganadores que mentaba Benjamin y a la cuál también se refirió ideológicopoéticamente Brecht) puesto que también debería abarcar pequeñas cosas que
conforman la memoria de los no-ganadores, las historias populares o
cotidianas una de cuyas características es precisamente la de extinguir sus
objetos de memorabilia.
Por último esta tentativa clasificatoria debería referirse a una tercera gran
familia de objetos que bautizaríamos como objetos extra-corporales complejos,
para distinguirlos de lo que mas arriba describimos como objetos extracorporales simples cuya condición era nada mas que potenciar una clase de
prestación corporal y/o una magnitud de la misma.
No nos detendríamos demasiado en esta tercera familia puesto que por una
parte se trata de la gran novedad moderna (por la cuál avances de la ciencia se
traducen a innovaciones tecnológicas y éstas posibilitan y fundan el nuevo
modo de producción industrial que se vincula a la formación del régimen de las
mercancías capitalistas y que extinguen el control artesanal-manufacto de la
concepción-producción de objetos, etc.) y por otra, abre la transfomación
moderno-prometeica de la filosofía instaurando la crisis de la metafísica en
Heidegger o la noción de individuación (que requiere el apogeo de lo técnico)
en Simondon y el campo aun demasiado abierto de la filosofía de la tecnología,
los regímenes autopoiéticos de Humberto Maturana , el parque de los objetos
en la sombría visión de Peter Sloterdijk o el apogeo de los híbridos que
abolieron la distinción entre naturaleza y cultura en Bruno Latour.
Esta tercera familia daría de por si paso, a una necesaria revisión de nuestras
notas sobre el pueblo silencioso y sobre la activación de los sistemas humanos
basada en las correlaciones entre humanos y no-humanos o cosas, objetos,
dejando fuera el mundo periférico o los ambientes o contorno de tales sistemas
que habíamos reservado entre otras cosas, para aquello que analiza la historia
de la arquitectura -incluyendo la historia de las primeras pieles vestimentarias:
se podría hacer sugiero, una historia paralela de las tipologías arquitectónicas y
los uniformes vestimentarios, tentativas ambas de engendrar repetición
socialmente constructiva- y el urbanismo.
Digamos entonces, casi como enunciado y programa de un futuro escrito, que
tal tercer e históricamente mas reciente grupo se integra con seis clases, que
también si se quiere, se pueden presentar en el sentido de una evolución: las
herramientas, las máquinas mecánicas, las máquinas eléctricas, las máquinas
mecaléctricas, las máquinas electrónicas y las máquinas mecatrónicas, todas
ellas orientadas a fines de cambios de estado físico-químicos y/o de
multiplicación de fuerza y/o de velocidad (por ejemplo los vehículos: cambio de
estado físico o concepción del motor de explosión, mas sistemas
162
antifriccionales de transmisión y rodamientos mas aumento de fuerza- en una
topadora o en un tren de cargas: empuje/tracción, compresión/arrastre- mas
aumento de velocidad, etc. ).
También cabe reconocer que tal progreso en la complejización de la entidad de
los objetos (o mas bien de la entidad técnica, operativa o prestacional de cierta
clase de objetos: aunque éste matiz tal vez incluya parte de la complejización
funcional-cultural del objeto, devenido situación, de arte) y en lo referente a una
autonomización de la cosa técnica (es decir, su alcance del estatus de lo que
suele denominarse inteligencia artificial pero que mas bien alude a cierto
decisionalismo de ajuste o auto-corrección en sensibilidad y respuesta a
estímulos ambientales del objeto homeoestático) ha instituido por así decirlo,
una cultura o ámbito de pensamiento definido por la adjetivación de lo
maquinal, internalización subjetiva del comportamiento maquínico mas
avanzado: aquel de la sensibilidad autorregulativa- que llevaron por caso a
Deleuze&Guattari a redefinir por completo el concepto de filosofía
contemporánea, adviniéndose a un paradójico posmaterialismo que se
caracteriza por la internalización en el sujeto de aquella cualidad avanzada de
los objetos maquinales o como ha sido mencionado, objetos que piensan.
A partir de Deleuze deben pensarse los estragos de una civilización ecotécnica y los cambios culturales de lo que presenta como la alianza de
capitalismo y esquizofrenia, es decir, una completa articulación entre el
hiperdesarrollo quizá finalmente autodestructivo de la forma capitalista junto a
una transformación de la subjetividad basada en una normalización y
generalización social de la enfermedad psíquica.
Aunque felizmente, a partir de Guattari también se pone en marcha una nueva
idea de política progresista, que trata ya no de subvertir y superar el
capitalismo, sino revertir la socio-esquizofrenia a partir de lo que propondrá
como una revolución de las subjetividades y su propuesta de transformar el
capitalismo rompiendo la subyugación psíquica que impuso en los sujetos
desubjetivados de la sociedad moderna .
Lo maquinal - en tanto una clase de objetos de cualidad sensitiva que superan
o complejizan su trato con humanos en los sistemas sociales- impone una
matriz divergente en la historia ambiental arquitectónica puesto que hay ahora
cosas del sistema intensamente interactivas con el ambiente: de ello daría
precozmente cuenta la segunda historia de Siegfried Giedioncxxxi, la historia
energetista de Luis Fernández-Galianocxxxii o la disolución del proyecto (preobjeto) en diagrama en Yona Friedman y Cedric Price.
También en esa línea va, la sugestiva adjudicación de relevancia que el
historiador inglés Reyner Banham va a hacer de la infraestructura de la
arquitectura distinguiendo la matriz de ingenierías que dan servicios en un
edificio a las cáscaras ornamentadas que provee el núcleo duro de la profesión
de la arquitectura incluso cuando citaba a Corbusier que decía que Ledoux la
tenía fácil porque entonces no había caños.
Banham y ese ciego optimismo british en la apropiación social de la tecnología
confiaba, tal vez demasiado, en los efectos culturales a suscitarse por los
desarrollos de la por entonces crucial carrera espacial y todos pensaban que
los esfuerzos para resolver un modo de vida extra-ecosférico en realidad eran
básicos para proponer nuevas estrategias respecto de los materiales y las
energías.
163
Lo maquinal introduce asimismo nociones de cambio en la concepción de la
obra de arte (de Marcel Duchamp a Joseph Beuys, Jason Rhoades o Sophie
Calle) básicamente la ruptura del aparato perceptual que establecía la fruición
estética de la obra de arte y su desemboque en articulaciones interactivas
inéditas entre sujeto fruidor – ya no sujeto esencialmente perceptual o afectado
por estímulos- y situación de arte que reubica al perceptor en co-actor junto con
el neo-artista o conceptor, que ya no es un manipulador de efectos de sentido
suscitadores de emociones perceptivas sino un constructor de situación
virtualmente asociado a tal sujeto perceptivo devenido actor y esos cambios
afectan nuevas visiones transproyectuales en la arquitectura (lo mutantegenerativo de Lynn, Perrella y el grupo Actar, lo efímero.circunstancial del Blur
Project de Diller&Scofidio, lo emergente-catastrófico en la revisión de una
Nueva York pos cambio climático en el proyecto Rising Currents, etc.).
Pero la imbricación creciente de sujeto y nueva clase de objeto (inteligente) que
instala la categoría quizá civilizatoria de lo maquinal, remite a un pesimismo del
ser o a una caída de su calidad existencial, como lo caracteriza a partir de su
modelo cínico, Peter Sloterdijk en su noción de parque humano y de ácida
euforia por la ilimitación del humano (en torno de la infinitamente posible
adición de prótesis técnicas del cuerpo, de la clonación, mutación y otras
aventuras de transformación biológica, de la suspensión electro-química de la
muerte -que implica la concepción de una entre-vida o nueva y artificial edad
vegetativa- o por las transformaciones de la política apropiadora de lo corporal
y suscitadora de la biopolítica) que lo emparienta con la escena del cyberpunk
y la hipótesis de la definitiva autonomía de lo tecnológico.
Por último, en esta suscinta exploración de la larga y compleja vida de los
objetos, cabe mencionar la doble alienación emergente de la centralidad de lo
objetológico: la cuestión finisecular del kitsch y el imperativo pseudo-moderno
de cosmovisiones cósicas ligada al fracaso de la ilusión benjaminiana del
borrar las huellas de la sobrepoblación de objetos del mundo burgués..
La revolución industrial y su inundación de nueva objetología produjo al menos
tres efectos culturales: el pos-biedermeier o la constitución del interieurburgués,
acosado por una casi infinita acumulación o el ideal de convertir cada casa en
un museo; la reacción depurativa asociada al ideario morrisiano y el
desiderátum de la recuperación del fáctum artesanal (que si bien no tuerce la
historia industrial de los objetos y su redefinición de los sistemas sociales, si
alcanza a erigirse en moral de la arquitectura y diseño modernos como
sintetizadora de la calidad de los ambientes o envolventes, de lo que devienen
cosas como la extinción del ornamento como suplemento comunicacional de
esas envolventes y la reconstrucción técnica de la ciudad como gran máquina
funcional, es decir, aparato ambiental para contener gesellschafts o sociedades
compuestas por sujetos estadísticos intercambiables y ya no entornos
interactivos de gemeinschafts o comunidades) y el montaje de la noción de
kitsch, entendido –como lo define Celeste Olalquiagacxxxiii- como sensibilidad
ante la pérdida y melancólico anhelo por objetos que ayuden a capturar de
nuevo el pasado.
Un ramalazo colateral del pensamiento benjaminiano -en su pasión por la
reconstrucción de totalidades a partir del ensamble de fragmentos- se advierte,
con un matiz también declinante, en su apropiación del concepto lumpen, que
en alemán quiere decir trapo, y de allí esa idea que ya le había interesado a
Baudelaire, de lumpensammler (trapero, cartonero o recolector de residuos
164
materiales como les gustaba autodefinirse intelectualmente a Benjamin y
Kracauer), pero que a la vez le sirvió a Marx para proponer la noción de
lumpenproletariat, la masa demasiado andrajosa para formar una clase. Lo
humano y lo no-humano de la modernidad se tiñe de esos fragmentos y ruinas.
Cabe de todas maneras antes de acabar este capítulo, examinar situaciones o
casos en los que se revisa la tajante distinción entre diseño de cosas (del
sistema de objetos) y diseño de las envolventes (del ambiente que las contiene
) incluso cuestionando la modernamente vigente suposición de que el segundo
diseño contiene o explica el primero –la paternidad disciplinar de la
arquitectura- y hasta examinando circunstancias en que tal determinación
podría revertirse.
Previamente, como colofón de lo previamente expuesto y anticipo de los casos
a comentarse más abajo, resultaría pertinente proponer que ese paquete
completo de omnidiseño patrocinado por la arquitectura que es en cierta forma,
el modelo Bauhaus, hoy se pone en crisis creo, bajo dos aspectos.
El primero, ya abundamentemente considerado mas arriba, es la creciente
distinción entre sistema (de objetos) y ambientes o pieles (de revestimiento y
contención, desde la vestimenta a la vivienda) y entre sus relaciones – que
pasan de las estables características del todo y las partes, el afuera y el
adentro o el espacio que define e instala un setting de objetos a situaciones de
interacción que dinamizan o revierten esas relaciones y llegan hasta el estatus
de sistemas de objetos autopoiéticos o inteligentes – que podría dar paso a
tecnologías y métodos alternativos ya sea sistémicos, ya ambientales. Si esto
es asi, la arquitectura ya no provee un sentido y método universal y
multiescalar apto para proyectar los entornos o pieles contenedoras tanto como
los sistemas de objetoscxxxiv.
El pensamiento proyectual que los diseñadores industriales (o más
precisamente, diseñadores de objetos no necesariamente consecuentes de
formas de producción industrial) suelen poner en marcha a partir de una inicial
reflexión sobre el modo de producción de las cosas que imaginan ya suele
divergir tajantemente sobre las concepciones habituales del proyecto de
arquitectura.
Y lo mismo ocurriría respecto de un pensamiento proyectual del diseñador de
objetos fincado en la reflexión sobre la prestación que la cosa en proyecto hará
respecto de un usuario, que implica indagar en temas de complejidad funcional
ligados a aspectos como la ergonomía, la robótica, la protésica, la proxémica,
la multipercepción, las mecánicas y dinámicas corporales tanto como sus
fisiologías y anatomías o las relaciones óptico-psico-motrices entre otros
tópicos, que suelen quedar también habitualmente fuera del pensamiento
proyectual del arquitecto.
El segundo aspecto a considerar es otra fractura de aquel ideal pensum
renacentista-bauhausiano que es el que presenciaría el avance y
desgajamiento autonómico del diseño de comunicación, el cuál no solo se
segrega de un diseño total supervisado por la arquitectura (que en todo caso
había admitido regular estilísticamente objetos, pieles y también piezas de
diseño gráfico, por ejemplo en Lissitzky) sino que también se diferencia de la
esfera de lo que planteamos como del diseño de sistemas de objetos, los
cuáles naturalmente operan en relaciones específicamente objetuales y
también con suplementos de sentido otorgados por mensajes.
165
El diseño de comunicación va mas allá del tándem sistema/ambiente y participa
de la relevancia que la civilización contemporánea otorga al intercambio
lingüístico y simbólico, con su peso preponderante en la producción y en la
economía propia del semio-capitalismo y con los cambios culturales implícitos
en la expresión giro lingüístico.
El diseño de comunicación deriva asi por una parte, al corazón de las
producciones semio-capitalistas contemporáneas (por ejemplo, al diseño de
nuevos programas o utilidades y aplicaciones digitales) , por otra, a la
semantización o enunciación discursiva multimedial y poliactoral de los
mensajes inherentes al poder –tanto el mega-poder de la formulación de
conductas de consumo como a los micro-poderes políticos- y finalmente a una
completa remodelación de las relaciones sociales basadas tanto en las culturas
de las imágenes como en el diseño de las condiciones que definen la
habermasiana esfera de lo público.
Un segmento no menor de esta omnipotencia de la comunicación (y en cierto
sentido, de su diseño) también se da en la fagocitación que la producción de
comunicación hace de los procedimientos del arte conceptual contemporáneo.
Las investigaciones de un originario crítico literario argentino afincado en
Pennsylvania, Reinaldo Laddagacxxxv, proponen examinar estas revisiones del
pensamiento estético actual a partir de su instalación en el mundo de lo
comunicacional. Y los diversos análisis que hace como por ejemplo el proyecto
Vyborg de la artista Liisa Roberts, la producción colaborativa de deseos del
proyecto Park Fiction en Hamburgo, el proyecto Venus de Roberto Jacoby en
Argentina, el trabajo del colectivo italiano Wu Ming o el proyecto Comuna de
Paris.1871 de Peter Watkins son algunas de las iniciativas que fluyen entre arte
conceptual y activismo cultural urbano pero que quedan encuadradas en
nuevas dimensiones de producción y sentido de esta casi hipertrofia de la
comunicación y de su diseño enormemente diverso en cada caso.
Los avisos publicados en Life, de la nueva heladera Frigidaire Gemini, 1958 ,
presentaban un artefacto de dos puertas que aúna refrigerador y freezer, pero
fuera de esa prepotencia de objeto –dos puertas, mas anchura y presencia en
los ambientes domésticos, capacidad de modificar la estrategia de
aprovisionamiento de una vivienda, etc.- y su demanda de revisar el modo de
proyectar que la contenga y posibilite su uso, se está connotando con el
mensaje que emiten las dos mujeres que la bordean, nuevas señales de
futuridad: las mujeres no sólo han dejado de ser amas de casa –en su
vestimenta, extrema juventud y hasta en su duplicación- sino que calzan
cascos espaciales y anuncian, como tecno-ángeles, la futuridad, es decir, la
emblematización de un way of life donde la tecnología triunfa e impera.
La empresa Libby, Owens y Ford Glass Co., dedicada a productos vítreos,
presenta hacia 1950 una llamada Kitchen of Future en la cuál explora la
posibilidad de regularizar, sistematizar y tecnificar todas las operaciones a
realizarse en una cocina, restringiendo las actividades manuales, mecanizando
las tareas y reduciendo el tiempo de su realización y el espacio de su
despliegue yendo mucho mas allá que la normatización de medidas de la
cocina de Francfort propia del ideal europeo social-demócrata existenz
minimum y aventurando la perspectiva de convertir este espacio en un
laboratorio, aprovechando la imaginería y operatoria de los por entonces
populares bares automáticos y maximizando los gadgets tecnológicos.
166
Incluso en la publicidad de esta firma existe una cocina minimizada en donde
han ubicado una mesa de ping-pong y mientras la laboratorista ex ama de casa
está procesando algo en su mesada bruñida y repleta de comandos, el hombre
está jugando.
Whirlpool, para la misma época, ofrece una cocina también minimizada y
tecnificada, abierta a espacios del living y la recreación donde una mujer rubia
muy elegante manipula un artefacto multimediático de imagen y sonido.
Curiosamente la dimaxkitchen del revolucionario Fuller es harto mas
convencional y su operaria es de vuelta, una convencional y madura ama de
casa con delantal y carente de la elegancia de las otras señoras.
Esta comparación del mundo empresario innovativo, asociado al espíritu
Popular Mechanics y haciendo un amplio uso de la publicidad en revistas de
estilo como Life, y los diseñadores de vanguardia pone de manifiesto que los
procesos de transformación del mundo doméstico y de las relaciones entre
sistemas de objetos y ambientes contenedores corren por diferentes vías.
Un caso específico de estas inversiones entre objetos y espacios podría leerse
en ciertas ilustraciones satíricas que en los 50 presentan la relevante
significación que los autos van adquiriendo en este imaginario socio-tecnico
como son los casos del Hobby Pop Car, 1950, en que el doble deck del
vehículo permite que en el nivel superior la mujer esté conduciendo y en el
inferior, el señor está practicando sus hobbies en un cómodo taller; el
Bossmovile, 1958, un vehículo imaginado para un jefe, mafioso o no o el
Skandinavia MK, 1956, en que una pareja ocupa el asiento delantero donde los
mandos del automóvil se diluyen en una importante mesa ante la cuál,
peligrosamente conversa la pareja: un pattern típico de una sala de estar ha
conquistado el espacio frontal del hiper-autómovil planteando una híbrida y
ambiciosa mesa de conducción, con gin tonics incluídos..
En una viñeta de Philip Garner, de 1962, la cosa va mucho mas allá ya que
describe un hombre placenteramente sentado en un convertible, fumando y
bebiendo, sólo que el convertible está empotrado en el suelo del living de su
casa, que no tiene mas que esta suerte de pseudomueble, un ex móvil por otra
parte.
Estas alteraciones de las relaciones entre sistemas de objetos y los ambientes
que lo contienen instalan, más en los medios masivos que en la mentalidad
disciplinar, propuestas como las que desarrolló el ilustrador americano Carl
Schridde, en una serie de escenas de promoción para la firma de televisores
Motorola, en que se ofrecen diferentes variantes de una Motorola House, 1961,
en las cuáles la propuesta de espacio aparece protagonizada por un mueble
TV relevante y sus instalaciones para quiénes verán los programas, incluyendo
planteos futuristas como una casa submarina o hasta una reelaboración de la
muy popular casa de la cascada wrightiana. El mensaje parece ser: la vida
doméstica ya no será la misma a partir de la TV y la organización misma de
toda la vivienda se subalterniza a obtener una relevancia focal del nuevo nohumano que a partir de ahora (véase la imagen familiar clásica de Los
Simpsons) reorganiza drásticamente el ambiente.
Aquí es importante destacar como en medios de comunicación ligados a la
formulación de lifestyles y a la promoción de nuevos gadgets domésticos se
produce un cuestionamiento del modelo biedermeier –en que el interieur se
llenaba de objetos y que fue criticado por Benjamin en su expresión borrar las
huellas, que preconizaba la ascética escena del interior minimalista bajo la idea
167
que la envolvente restaurara su relevancia frente a la acumulación burguesa de
cosas- para invertir la idea de colección y relleno (de cosas en un espacio) y
para proponer cosas que irradian relaciones que producen virtualmente
espacios y que en cierta forma, esta configuración de las envolventes pudiera
ser irrelevante. U opcional como parece emerger de la publicidad de Motorola:
usted puede elegir que tipo de ambiente-vivienda quiere pero siempre
alrededor de un Motorola.
Es lo que expresa una instalación realizada en Toledo por el jóven grupo de
arquitectos-artistas españoles PKMN, 2010, en donde una acumulación
desorganizada y caótica de objetos de uso doméstico se confrontan
directamente contra el paisaje monumental de la ciudad sin arquitectura que las
contenga, volviéndosde paeadójicamente, al orden de la combinatoria de cosas
presente en la popular cocina de Ollantaytambo que antes mencionamos.
El fotógrafo y documentalista norteamericano Peter Menzel desarrolló en los 90
un vasto reportaje sobre las variaciones que se presentaban en el mundo entre
grupos sociales específicos y su pueblo silencioso, ajuar o catálogo de cosas
con las que los grupos familiares conviven: la exposición dramática, fuera de
sus casas, de las familias junto a cada paquete de cosas con las que conviven
pone en evidencia el sistema de objetos, superado por asi decirlo, los
envolventes o ambientes de sus viviendascxxxvi. Algún tiempo después Menzel
completó esa fascinante indagación foto-antropológica con otro estudio que
registraba 30 familias de 24 países presentadas en cada caso, en relación a las
600 comidas o alimentos que consumían, en lo que suponía la descripción de
otra faceta de laparafernalia de cosas que caracterizan las vidas cotidianas
diferentes de cada cultura localcxxxvii.
La capacidad de discernir sistema de ambente da lugar ala osibilidad de
imaginar objetos portátiles y versátiles que crean en su despliegue y operación
recintos o espacios, como el objeto que Ariel Jacubovich denomina Archivo de
bolsillo, 2010, y que es un cofre expansible que contiene y documenta su
trabajo de diseñador permitiéndole exhibirlo pero también posibiliando que esa
pieza versátil sea alternativamente, lugar o puesto de trabajo.
Los artefactos que maquinizan actividades como trasladarse o controlar una
explotación agraria fueron materia de propuestas para EPCOT, como en su
proyecto Horizons, 1983, en que se piensa posible entablar relaciones directas
entre tales cosas-máquina y los territorios y sus paisajes productivos o
naturales, haciéndose desaparecer aquellas mediaciones ambientales o de
configuración de entorno como serían los espacios arquitectónicos y urbanos.
Ello da paso a discursos futurológicos como los de la complejización de
suplementos que podría portar una persona para sustituir las prestaciones de la
arquitectura o la ciudad como se evidencia en el imaginario planteado por el
ilustrador Samuel Mead, en sus propuestas de aparatos y locaciones para el
filmBlade Runner, 1987, o volviendo al opimismo tecnológico disneylandiano
como se advierte en las propuestas de cómics como Robots, que presentan la
imagen de una Superfarm 2020, 1979, en que nuevamente se postula la
confianza en establecer relaciones directas entre aparatos técnicos y territorios,
prescindiéndose de los aparatos de la arquitectura y el urbanismo.
En cierta forma estas tendencias marcan algunas características de las
arquitecturas alternativas del español Andres Jaque, como el proyecto Mousse
City, Stevehagen, 2010, o la propuestaLandscape condensed, Murcia, 2010,
situaciones mas que configuraciones o dis-posiciones, agrupamientos tácticos
168
y efimeros y relaciones directas entre las cosas, sus operadores y el soporte
territorial, con lo cuál se eliminan casi por completo las clásicas nociones de
borde o estabilidad tectónica de los recintos y adviene una modelística efímera
de armado de aparatos técnicos para usos puntuales y específicos.
A veces estas operaciones son menos drásticas y mas que anular envolventes
se trata que estos repliquen e imiten la conformación del paisaje preexistente
como se aprecia en el proyecto del estudio chileno Babin&Sexton, en su
propuesta de un hall expositivo para una empresa minera en Punta Arenas,
2011. Diversos trabajos del estudio CG, de la sociedad de arquitectas
Patiño&Peña de Colombia, como sus proyectos educacionales, 2008, su
instalación efímera en el MAC, para un Museo del Trueque, 2008, o el
Zooeskeleton, Buenos Aires, 2009, son trabajos que convergen a una
disolución de la ambivalencia entre objetos y contenedores a favor de una
aproximación más fenomenológica y perceptual-operacional que utilitariofuncionalista en la caracterización de situaciones interactivas entre personas,
cosas y paisajes.
Y los trabajos de un performer y arquitecto como el español Luis Urculo, en su
escrituración de un objeto como su propuesta de en-grafiado manual del
Renault Twizy, 2008 , su generación de las llamadas Alfombras residuales,
2008 (64-5), su reinvestimiento simbólico de botellas en desuso en el proyecto
Clean 1-2-3, 2009 , su resemantización de un objeto banal en la propuesta
Vajilla for Starck, 2010 , o su instalación mulimedial Homenaje a Buñuel, 2011,
son otras tantas aproximaciones a imaginar la psibilidad de tejer inéditas
relaciones de las personas con sus mundos objetuales y discursivos,
acrecentando en todo caso, las posibilidades experimentales de investigar
paisajes endógenos a los nuevos sujetos y colectivos sociales en sus diversas
y variadas inserciones geoculturales.
169
Capítulo 5
PATRIMONIO EXPANDIDO Y OPORTUNIDAD DE RETRO-PROYECTOS
SOBRE EL PATRIMONIO POPULAR Y LA CULTURA MATERIAL
Abordar este máximo campo de ampliación temática de la noción de patrimonio
implica por una parte tomar en cuenta la superobjetivación que implica ir mas
allá de objetos, edificios y ciudades y alcanzar la dimensión del territorio, como
lugar que registra el paso de la historia con marcas culturales devenidas
paisajes y ahora con un interés también en la cuestión de la gestión patrimonial
integral, es decir, no solo dar cuenta de la existencia de un continuum
territorial-ambiental susceptible de valorarse como patrimonial sino además,
manejarlo, tutelarlo, operarlo proyectualmente dentro del marco genérico de
fomas de gestión..
Por otra parte quizá paradójicamente, esta ampliación también implica alcanzar
lo inmaterial, lo que es sustancial de la identidad de pueblos y personas
aunque casi no tiene existencia y valor formal, material, físico. O sea por
ejemplo todo lo inherente a las discursividades emitidas sobre lo ambientalterritorial, relatos, creencias, rituales, oralidades ligadas a identificar
pertenencia a lugares, designación toponímica de los sitios, etc.
Si bien quizá responda a cuestiones diversas es posible afrontar este tema
general en dos partes, una ligada a la expansión material-territorial ambiental
que está acaeciendo respecto del manejo del patrimonio, por ejemplo en torno
de la llamada arqueología industrial. La otra mas orientada al ensamble de la
cuestión ambiental junto al pensamiento y práctica paisajística y la voluntad de
gestionar territorios como entidades de patrimonio. Esta segunda parte
concuerda bastante naturalmente con temáticas propias de América como
problemas de territorio, cultura y patrimonio.
Lo inmaterial emerge culturalmente de una manera cercana al mero vestigio, al
testimonio casi fortuito, bien lejano del rigor estricto del documento. Sabemos
como era el teatro dónde trabajaba William Shakespeare porque se conserva
un esbozo que el viajero flamenco Jan de Witt anotó en su diario, del interior de
un teatro de la era de Shakespeare, presuntamente luego de visitar The Globe
donde el gran bardo ponía y actuaba sus dramas .
Los apuntes de este holandés sobre los teatros isabelinos – frágiles
construcciones circulares de madera, con palcos con cubiertas de paja que
orlan una arena que une público de pie y actores en precarias tarimas – fué
uno de los pocos registros de aquella época, sobre los cuáles se apoyó la
investigación que culminó con la reconstrucción del Globe Theater (1997) el
teatro que en su origen, en parte era propiedad de Shakespeare y donde se
estrenaron la mayoría de sus piezas.
Aquí se quiere evidenciar la multiplicidad de fuentes referenciales aptas para
establecer los datos de una reconstrucción histórica, procedimientos como los
preconizados por Luca Beltrami en su indagación de trazas y dibujos
bramantinos para deducir criterios para la reconstrucción del Castello Sforza en
Milán.
Del modo con que funcionaban realmente algunos objetos que solemos sumar
a los repertorios patrimoniales, como el Familisterio de Guisa dan cuenta otras
clases de documentos mas inmateriales y contingentes, no un plano sino un
grabado de la Fiesta del Trabajo de 1867.
170
Como una de las muy pocas concreciones del concepto de falansterio acuñado teóricamente por Charles Fourier –Jean Baptiste Godin, un industrial
textil, edificó en Guisa, Bélgica, a la vera del rio Oise y muy cerca de su fábrica,
un familisterio cuyos planos empezaron a prepararse en 1858 y que fuera
terminado hacia 1880, cuando se constituyó la Societé du Familistere de Guise.
Association Cooperative du Capital y Travail.
Este grabado del archivo del familisterio (actualmente un Museo y Centro
Cultural) representa el festival del día del Trabajo, en que cada año los obreros
y sus familias efectuaban una especie de parade de habilidades, siendo
recompensados por el empresario Godin, en lo que solía denominar
manifestaciones moralizantes de júbilo, tendientes a intensificar la conciencia
de pertenecer a la comunidad familisteriana (vivían allí 1170 personas, algo
menos que las 1800 recomendadas por Fourier como tamaño ideal, cifra que
iba a ser recogida en los programas de Unités d’habitation desarrollados por Le
Corbusier). Esa fiesta asi documentada es recreada cada 1 de Mayo en una
nueva versión de la misma, como se fue haciendo en diversos años recientes .
Del registro u observación fenomenológica se deduce también una forma de
leer, interpretar y valorar extensos territorios como lo que fuera común en las
sagas de viajeros-descubridores, espcialmente norteamericanos de fines del
siglo XIX –como John Muir que encontró y luego hizo que se convirtieran en
unos territorios especiales, los primeros parques naturales como Yellowstone–
u otros de inicios del XX como el experto en recursos naturales Benton
McKaye que recorrió, describió y formalizó el recorrido que llamó Appalachian
Trail y que mas que un circuito pintoresco es una vasta región que alimenta
literalmente el frente de las ciudades del Este norteamericano y que podría ser
un reservorio sustancial de actividades renovables. McKaye fue uno de los
activistas de RPAA (Regional Planing American Association) que fuera la
institución en que mas tarde descollaría Lewis Mumford.
La RPAA también se ocupó de señalar el valor estatrégico de otras regiones
como la llamada Anthracite Region que en realidad era advertida ya en la
década del 30 como un territorio que la minería carbonífera había desgastado
intensamente y que había que pensar modos alternativos de gestión tanto
productiva como cultural. Aquí estamos hablando pués de cómo confluyen las
tradiciones del paisajismo naturalista con las precupaciones ambientales
acerca de los territorios y ciudades que el industralismo tornó inhabitables e
inhóspitos.
De allí a alcanzar la dimensión operativa de la arqueología industrial como
modo de restaurar la calidad básica de un territorio degradado, integrando una
mirada amplia de patrimonio a gestionar, hay un paso que es el que se
concreta en el proyecto IBA. El grupo Arge & Pridik diseña el Nordstern Park,
uno de los muchos componentes del IBA Emscher Park, Gelsenkirchen,
Alemania, 1997 .
El IBA Emscher Park consiste en un vasto proyecto territorial emprendido en
1988 y casi concluido una docena de años más tarde, que implica actuar sobre
unos 800 km2. en un área habitada por 2,5 millones de habitantes y que se
compuso de 89 intervenciones o proyectos en jurisdicción de 17 ciudades
(Duisburg, Oberhausen, Bottrop, Gladbeck, Mülheim, Essen, Gelsenkirchen,
Herten, Bochum, Recklinhausen, Herne, Castrop-Rauxel, Waltrop, Dortmund,
Lünen, Bergkamen y Kamen).
171
Los proyectos varían desde puertos y estaciones de transporte hasta
recuperación de áreas naturales devastadas, parques y paseos, esculturas
devenidas del reuso de antiguas piezas de arqueología industrial, nuevos
barrios y ciudades (Prosper III), equipamientos sociales de diverso orden y
escala y nuevos conjuntos de industria liviana o limpia. El Nordstern Park antes
referido es uno de tales proyectos, comenzado en 1993 y concluído en 1997,
sobre un área total de 100 hectáreas, a orillas del canal Rhein-Herne y el rio
Emscher.
Se instaló un vivero de empresas nuevas y los artistas Dani Karavan y Richard
Serra han realizado instalaciones y esculturas, aprovechando en parte
elementos propios de las minas allí existentes. También hay una isla-teatro y
edificios de oficinas y talleres, como subproyectos realizados por diferentes
estudios.
Esta es la mayor operación de restauración territorial llevada a cabo en tiempos
recientes, conjugando criterios de recalificación ambiental del soporte casi
destruído (lo que se obtuvo mediante una cuatriplicación de los impuestos de
vertidos industriales) junto a numerosas aportaciones a la configuración de un
patrimonio cultural que testimonie la historia industrial del pais y las
posibilidades de un desarrollo futuro de tipo sustentable.
El grupo Latz realizará el Parque Duisburg North, otro de los fragmentos del
Emscher Park . El plan de recuperación incluye numerosas actuaciones
puntuales como ésta situada cerca de la ciudad de Duisburg, con una superfice
tratada de 230 hectáreas.
Los terrenos originariamente pertenecieron a la fundición Thyssen y poseen
numerosos artefactos desafectados de aquella originaria actividad, como
calderas de fundición, silos de almacenaje, hornos e instalaciones ferroviarias
fuera de uso.
El proyecto, ganador de un concurso internacional, prácticamente se propone
resignificar las viejas estructuras industriales en algunos casos reutilizándolas
como paseos o recintos con fines de utilización cultural o museística, en otros
considerándolas en sí mismas, referencias históricas de una etapa del
desarrollo industrial y testimonios de la arqueología industrial supérstite de
épocas pasadas.
Se conjuga así una nueva clase de espacio público o parque temático, que
funde las propuestas recreativas con el reconocimiento de una fase histórica
de un modo de producción y las formas de trabajo imperantes y el paisaje
industrial consecuente.
Las dimensiones de actuaciones en el campo de la arqueología industrial tiene
ahora múltiples expresiones algunas mas de relevamiento y propuesta mas que
en el nivel de resolución rehabilitadora alcanzado en el proyecto alemán.
Es el caso, por ejemplo, de la Salitrera Santa Laura en Iquique, Chile, un
emprendimiento fundado hacia 1872 y que la firma norteamericana
Foelsch&Martin mantuvo activo en la producción de oro blanco (nitrato de
sodio) hasta 1915.
Esta producción implicaba generar 35000 quintales de salitre mensuales
explotando un campo de 180 hectáreas a través del sofisticado aparataje
productivo conocido como la máquina de Schanks. Los grandes
emprendimientos de esta actividad radicados en el llamado Cantón Nebraska –
Santa Laura y Humberstone – fueron declarados monumentos históricos en
1970 y ahora se trata infructuosamente de organizar un museo de sitio.
172
El caso de la Ferrería de San Blas en León es mas curioso aún puesto que se
trató del intento nonato de lanzar la revolución industrial en la España del siglo
XIX. Fue una iniciativa que se inició en 1841 a instancias de una Sociedad
Palentina regenteada por Matías Iglesias en 1841 que debía dedicarse a la
extracción de hulla. Poco después otro industrial, Santiago Cordero intuye que
el emprendimiento era apto para montar la primera siderurgia hispana e instala
dos altos hornos traídos de Inglaterra en 1862. El proyecto activo sólo dura
cinco años ya que las normas impositivas estatales lo sacan virtualmente de
mercado. El pueblo de Cebero, forjado a su alrededor hace rato que convive
con estas ruinas tratando de convertirlas en museo de sitio y atractivo turísticocultural; de hecho la ilustración muestra una de las naves que funciona como
plaza cubierta del poblado.
La llamada Industrial Heritage Platform (IHP) que nuclea los intereses de los
países bálticos y escandinavos ha logrado resultados mas efectivos con la
gestión de su patrimonio arqueológico industrial como lo testimonian los casos
del puerto maderero de Fetsund, sobre el rio Somma- ahora una estación de
pisicultura , el museo de los trabajadores de la fábrica de papel de Furnefoss,
el laboratorio aurífero de Eidsvoll (que funcionó desde 1759 hasta 1907) o la
estación hidromotriz de Tysedall ahora museo de sitio , todos estos sitos en
Noruega.
También en el contexto de la IHP se han desarrollado reconversiones de
edificios de interés histórico como un Depósito de Sal en Tallin, ahora devenido
Museo de Arquitectura o el Faro de Mersrags en Latvia , que fue restaurado
enteramente aunque ahora funciona como un espacio pedagógico y científico.
Un tercer caso es el amplio museo de sitio Akershus, en Noruega , que surgió
de acondicionar una red ferroviaria de trocha angosta que estaba desafectada
y que permite integrar diferentes asentamientos no sólo en usos de tipo
turístico-recreativo sino también ligados a la regeneración productivo-educativa.
Este proyecto tiene algunas reminiscencias con la célebre iniciativa Potteries
Thinkbelt que promoviera Cedric Price en los años 60 en las Midlands galesas.
El caso de la sede corporativa y productiva de la empresa telefónica Nokia en
Finlandia es interesante porque escogió asentarse en una vieja fábrica de
pisos de madera que estaba radicada en la ciudad de Nokia y que funcionó
como tal hasta 1865.
Un campo específico de la ampliación del concepto de patrimonio extendido a
manifestaciones expresivas de arqueología industrial sería el caso de las
construcciones rurales agroproductivas típicas de ciertas regiones como las
cascinas o castros rurales dedicados a la producción agraria de un colectivo de
familias en la región lombarda de Italia –que aquí ejemplificamos con muestras
en ruinas o con cierto abandono en obras como las cascinas Fiorano o
Binasco– que han sido motivo del interés tipológico de investigadores de la
tendenza milanesa como Rossi o Grassi, éste incluso realizando una actuación
proyectual en una de ellas, el complejo edilicio de Valmarinacxxxviii o como
análogas construcciones productivas rurales como en las masías catalanas de
Los Collados y Suria que también fueron materia de estudios tipológicos,
relevamientos y actuaciones adaptativascxxxix.
Askim&Hartuvig es el grupo que trabajó en la generación del llamado Centro
Cultural Stiklestad en Noruega, inaugurado en 1992 . Este es una especie de
Ecomuseo de San Olaf, uno de los santos mas populares de Noruega y
Escandinavia. Stiklestad es el lugar de la batalla homónima y el sitio tradicional
173
de peregrinaje conmemorativo de San Olaf. Este proyecto se propone difundir
tal batalla y la figura del santo guerrero en el contexto de una revalorización de
la cultura vikinga.
La propuesta conjuga una serie de elementos desde construcciones existentes
hasta varios espacios abiertos de congregación de las multitudes que
frecuentan el sitio así como varios circuitos de recorridos y una suerte de gran
contenedor realizado a la manera de las construcciones tradicionales y
pensado como soporte museístico de múltiples piezas de valor arqueológico.
Esta idea funde el desarrollo de museos de sitio o lieux de memoire según los
franceses –en los cuáles, parte sustantiva de su atractivo reside en visitar el
mismo lugar de ocurrencia de determinados hechos históricos– junto a los
llamados ecomuseos –cuya entidad tiene que ver tanto con la puesta en valor
de un paisaje natural y cultural de cualidad singular, cuanto con la exhibición de
testimonios vinculados con la vida de los sectores populares-.
Dentro del concepto lieux de memoire, que en Francia dió lugar al desarrollo de
políticas públicas de identificación y manejo protectivo de un conjunto de sitios
históricos, destacan los registros territoriales que quedan como vestigios de
grandes confrontaciones bélicas europeas de lo que dan cuenta sitios tales
como el campo de batallas del Somme que muestra el desarrollo de
movimientos de tierra que dieron paso a las trincheras de la lucha sucia de la
primera guerra mundial, el túmulo artificial erigido con restos de armamentos
fundidos en una montaña coronada por un hito recordatorio de la batalla
dieciochesca de Waterloo, en Bélgica , que significó el fin del imperio
napoleónico o las fortificaciones de Ypres o el desarrollo de casamatas de
hormigón de la línea Maginot y también, en una clave ampliatoria de la noción
de patrimonio, las ruinas que subsisten del Ghetto de Varsovia .
En otra vertiente contributiva aunque controversial a esta ampliación de la
noción de patrimonio llevado al campo ambiental el artista plástico y activista
cultural ya desaparecido César Manrique diseño el Jardín de Cactus, en la Isla
de Lanzarote, Canarias, en 1990 como parte de una estrategia de creación de
puntos de atractivo que permitieran relanzar la captación de turismo de alto
standing para ese sitio.
Si bien los naturalistas cuestionan la legitimidad científica de los ecosistemas
trasplantados o el desarrollo de cultivos exhóticos, la iniciativa del Jardin de
Cactus lanzaroteño pensada desde la década del 70 e inaugurada casi dos
décadas más tarde en la oquedad natural de Las cuevas del molino, en Guatiza
recoge por una parte, el aprovechamiento de condiciones de potencialidad
natural de la isla y por otra, la idea de configurar un elemento pasible de
identificarse como una pieza de patrimonio ambiental, dada su dominante
condición de naturaleza activa es decir, no museificada .
La condición de malpaís –tierras cubiertas de lava volcánica-, la existencia de
las llamadas plantas crasas, la cultura vitivínicola de la geria (agricultura en
hoyos volcánicos humedecidos con rocío) y toda la tradición de cultivos de
arena o las tuneras de cochinilla, son algunas de esas precondiciones
naturales que abonaban la viabilidad de este transplante.
Lo significativo del ejemplo más que su discusión desde el punto de vista
científico o de su entidad como atractor turístico, es desde el punto de vista de
las ideas sustentadas en este estudio, la posibilidad de aprovechar la calidad
patrimonial natural existente e incluso de incorporar esa calidad a condiciones
de nuevos proyectos de desarrollo.
174
La obra paisajística del norteamericano Lawrence Halprin, ejemplificada en el
Jardín de la Memoria de Forth Worth (1976) o en el Placecourt&Fountain de
Portland (1982) destaca como el de un interesado en analizar la fusión de
territorios naturales y culturales y la voluntad de configurar espacios
evocadores del locus y del heritage, de la identidad y de la pertenencia o
herencia que se posee respecto del lugar natal. Esa perspectiva le llevó incluso
a trabajar en la planificación de eventos de fuerte importancia endo-cultural
fuera que además supusieran atractivos turísticos, como el caso del célebre
Mardi Gras, el carnaval de Nueva Orléans.
El mexicano Grupo de Diseño Urbano fue responsable del diseño del Parque
histórico de Culhuacán, Iztapalapa, México (1992) . Esta es una intervención
encargada a la vez por un municipio y el Instituto Nacional de Antropología e
Historia de México ya que se trata de crear un espacio público sobre un sitio de
importancia arqueológica e histórica con restos diversos de ruinas aztecas y
de un convento colonial.
El aprovechamiento de materiales –piedras de los antiguos conjuntos, muros
bajos, solados y vegetación– permitió controlar el proyecto nuevo en una suerte
de redemostración esamblada y conectada para su uso, de los fragmentos
preexistentes, apuntalando una idea patrimonial que retuviera ecos o alusiones
del pasado. Tomando como base las trazas residuales existentes y la idea de
utilizar los modos compositivos de Tenochtitlán, el conjunto se diseño en base
a formas cuadrangulares como un anfiteatro en forma de pirámide invertida
que acoge a 250 personas o un estanque que evoca los embarcaderos de las
chinampas aztecas.
Este grupo también desarrolló el proyecto del Parque Ecológico de Xochimilco
(1990) que apunta a fortalecer un atractivo turístico pero asimismo a ofrecer
testimonios relictuales de las antiguas chinampas flotantes del lago.
Una de las actividades promovidas por Lina Bo Bardi fue la muestra
desarrollada en el SECS de San Pablo (1982) bajo el nombre Design Brazil.
Historia, teoría y realidad. La trayectoria de Bo Bardi resume una interesante
fusión de formación académica italiana con el reconocimiento (casi un
descubrimiento, para una europea) de las peculiaridades de una cultura
regional, híbrida, multiétnica y popular como es particularmente el caso
brasileño.
En ese contexto la acción de Bo Bardi pareció resumirse en desarrollar un
concepto específico e inédito de gestión del patrimonio, desde sus múltiples
intervenciones en Bahía –ciudad patrimonio de la humanidad– hasta el caso de
la rehabilitación de una antigua fábrica en el barrio proletario de Nova Pompeia,
en San Pablo, para convertirla en centro comunitario .
En este caso la actividad fue mucho mas allá que el trabajo específico de
refuncionalización del complejo edilicio, usándose el mismo como receptáculo
de una larga serie de exposiciones –curadas por Bo Bardi– ligadas al estudio y
exhibición de materiales expresivos de aquellas tradiciones culturales
específicas, desde muestras dedicadas a las artesanías o los juguetes
populares y en lo que hace a la imagen aquí comentada, a una reconstrucción
antropológico-cultural de un modo específico de entender el diseño en Brasil,
atendiendo a esas hibridaciones y mestizajes que dan una peculiar identidad a
su cultura y abordándose la cuestión del patrimonio débil, in-material, vinculado
a los ritos, fiestas y hábitos de la sociabilidad popular.
175
Las propuestas de actuación en el seno de temas propios de la cultura popular
y la memoria de sus rituales fue también interés de Lina Bo Bardi, por ejemplo
en su contribución al montaje de las ceremonias propias de las procesiones
mestizas en Pelourinho, Bahía , situación de patrimonio extendido
emparentada con otros casos, como el de la valoración de espacios que no
solo rememoran momentos históricos significativos – como el ajusticiamiento
del herético Giordano Bruno en el Campo de Fiori, Roma sino además que
remiten a testimonios de culturas históricas como la convivencia de judíos y
cristianos de lo que cuenta zonas como la Plaza de Santa María, Santa Cruz,
Sevilla , la rememoración de hechos de gran efecto de transformación del
mundo como la adjudicación de derechos americanos a españoles y
portugueses resueltos en la ciudad castellana cuyos hechos se evocan en la
Plaza Mayor de Tordesillas o los espacios de centros históricos de ciudades
tales como el Campo de Siena , cuya vigencia en la memoria e identidad de
sus habitantes se consuma en el espectáculo medieval del Palio
e
innumerables articulaciones de lugares y rituales como las fiestas en la plaza
de la Magdalena, Lima.
La fruicion y experiencia de transitar por el Campo de Fiori inevitablemente
resignificado por la ejecución de Bruno (tal como la relación experiencial que se
verifica entre la Plaza de Armas del Cuzco y el desmembramiento de Tupac
Amaru, a pesar en este caso, de una total ausencia de signos referenciales) o
de recorrer la plaza de Tordesillas, allí donde se repartió el mundo
ibeoamericano, significa hacer carne en el percipiente, de un connotado lugar
de memoria –los instituidos lieux du memoire de la legislación patrimonialista
francesa, extendida ahora a la revisión economicista del turismo cultural en
toda Europa-, un sitio que fuera de su cualidad urbano-formal (como sería el
caso del óvalo del Campo sienés, cuya calidad empero se activa en la
presencia virtual de la carrera hípica del Palio) otorga su validación y hasta sus
artes de proyecto, a favor de un potenciamiento evocativo del suceso histórico
allí ocurrido, singularidad que no es la del rito repetido sino la de un hecho
circunstancial que transformó, incluyéndonos, el curso de la historia.
Estas singularidades de lugares que se articulan con episodios históricos
específicos o con largas tradiciones populares también da paso a posibles
articulaciones de intervenciones de arte contemporáneo tales por ejemplo,
como las de Axel Void en Berlín (2009) o Málaga(2010) que procuran aportar a
cierta elaboración de escrituras o signos depositados sobre la materia de
espacios de esas ciudades con la finalidad de contribuir a su identificación y
valoración, de lo que también tratan intervenciones populares como los
celebres grafitti portoriqueños de Nueva York, que buscan dar cuenta de
señales de identidad de esa comunidad minoritaria en una ciudad que les es
ajena.
El paisaje característico o típico –asociado a cierta idea de lugar común o
tópico- de escenas urbanas ligadas a comunidades populares como imágenes
de las calles de Napoles o de los barrios de Alfama, Lisboa , de Lavapiés,
Madrid , del Raval, Barcelona o de La Boca, Buenos Aires son otros casos
ejemplificadores de esta entidad de patrimonialidad antropológica, inmaterial o
popular y en muchos casos para esos y otros sitios de reprercusión equivalente
se han realizado estudios de carácter etno-urbanístico o promovido políticas
públicas de protección o desarrollo.
176
En lo que sigue se desarrolla una serie de reflexiones acerca del patrimonio,
desde una perspectiva americana. Se confronta así una visión eurocéntrica del
territorio como depósito de signos devenidos del trabajo humano, con una
visión americocéntrica del territorio entendido como naturaleza venerable
articulada en una interacción mitológica entre sujeto y objeto. La diferencia de
concepciones permite establecer una completa gama de diferencias:
cultura/mitología, objeto cultural patrimonial (monumento)/objeto mitológico
patrimonial (narración-suceso-mito-rito ), posesión/contemplación, colecciónmuseo/paisaje-lugar, macro-objeto artístico/micro-objeto artesanal, etc.
A ello se agrega la circunstancia americana de su sojuzgamiento-refundación
europea y las consecuentes cuestiones de una compleja hibridación y
mestizaje: es decir, una vía peculiar de modernidad connotada por la hibridez o
por la proliferación de formas asociadas al criollaje.La idea europea más
abarcativa de la cultura es aquella acuñada por los filósofos positivistas del
hacer (Kant, Hegel, Marx): la cultura, en tanto emergencia sustantiva o
quintaesencia del trabajo es sobre todo, el territorio trabajado, modelado
intensamente por la antropización.
En cierto modo ello explica el común origen etimológico de las palabras cultura
y cultivo, en la idea latina del fruto devenido de un trabajo dominantemente
agrario que luego recogerá y enaltecerá la tradición bárbara germánica. La
diferencia de calidad del trabajo -por su valor pero también por su apropiacióndistingue fragmentos valiosos de ese continuum transformativo y esos
fragmentos constituyen el patrimonio: precisamente del desprecio latino por lo
rural, deviene una rápida derivación cualificante de la cultura hacia los objetos
urbanos, desde las piezas u obras de arte hasta los templos y palacios,
depósito-museos de trabajos diferenciales o geniales y a la vez propiedades o
elementos de patrimonium de carácter privado.
Las primeras teorías del patrimonio -en Johannes Winckelmann por ejemplodisciernen básicamente los bienes de calidad artística, que en el campo
urbano-arquitectónico quedarán instituídos en los monumentos y que serán
pasibles de una valoración exclusivista - a cargo de los historiadores del artetanto como de una precisa clasificación enumerativa que dará pie a los
repertorios de estilo. Las teorías subsiguientes que van desde John Ruskin
hasta Gustavo Giovanonni y que quedarán normadas en la Carta de Venecia,
amplía dicha visión a escalas urbanas y paisajístico-territoriales complejas pero
en todo caso, más que territorializar la idea del patrimonio monumental han
monumentalizado el territorio.
La otra idea fuerte que subyace en el acuñamiento eurocéntrico del concepto
latino de patrimonium es la propiedad o la posesión: el otorgamiento de valor
patrimonial es inescindible de una acción de apropiación, ya sea de un
amateurcoleccionista, de una institución como la Iglesia o los museos y hasta
de un estado nacional e incluso la humanidad.
Sin poseedor otorgante de valor no hay objeto de patrimonio o resultante de
trabajo devenido en cultura; distinto será el concepto sajón de patrimonialidad
ligado en lo noción de heritage o herencia no tanto a lo que se posee sino a lo
que se hereda lo cuál desde luego ayuda a tratar que las cosas ornadas con
valor heritage, deban durar para cumplir su cometido inter-generacional.
La idea de patrimonio adviene así no sólo a su identificación con la noción de
propiedad, sino necesariamente a la cuestión de propiedad de cosas u objetos.
No se puede ser dueño de una puesta de sol o de un paisaje marino, sino en
177
todo caso de su representación artística que es lo que permitirán por ejemplo,
Constable, Friedrich o Turner.
En cualquier caso la caracterización más progresista de lo patrimonial - aquella
que es tributaria de los criterios de la cultura material, por ejemplo
expresados en la obra de Raymond Williamscxl- se anuda en torno de una
conceptualización de un mundo de objetos, que es el enfoque predominante en
el excelente libro de Josep Ballartcxli sobre lo patrimonial .
Curiosamente serán europeos los que formularán la existencia de alternativas
de raigambres mitológicas a las nociones culturales precedentes como el caso
de Claude Levi-Strausscxlii y su redefinición estructualista del saber etnoantropológico a partir del otorgamiento de un valor esencial al campo mitológico
y sobre todo al proceso de construcción de conductas fundantes como los
tabúes .
O Georges Bataillecxliii que descubre la parte maldita de una especie de
intercambio cultural que como el potlach , es esencialmente simbólico y ligado
al cruce ritual de regalos in-útiles, desinvestidos de valor de cambio pero
nutridos de valoraciones diversas incluso extra-culturales entre los oferentes, o
como Carl Jungcxliv para quién el valor fundante del objeto occidental reposa en
su cualidad arquetípica y en la relación compleja entre tipos psicológicos y
dispositivos sintetizadores de las cosmovisiones religiosas como el caso de los
objetos mandálicos de la tradición hinduísta que el propio Jung procesó como
proyectista y artesano en la construcción de su refugio lacustre de Bollingen o
como finalmente Serge Gruzinskicxlv que analiza la colonización hispana de
México como una guerra de imágenes, en la que la eficiente funcionalidad de la
representación religiosa desplazará la compleja ritualidad de los zemíes
caribeños o de los amates mesoamericanos.
El antropólogo holandés Tom Zuidemacxlvi -y también la historiadora andina
María Rostworowski que mas abajo comentamos y citamos- nos dirán que no
se puede entender el proceso cultural andino sino desde lo mítico ya que la
historia documental no es significativa y por otra parte, que la inexistencia de
lengua escrita no es óbice para un desarrollo cultural-mitológico con registros e
inscripciones tanto en los quipuscxlvii (o documentos testimoniales de datos,
fechas y cuantías), los tocapus o keroscxlviii (túnicas y vasos ceremoniales
plagados de referencialidad ritual) o los ceques, las huacas y los ushnús (ejes
territoriales y enterratorios que constelan el paisaje cotidiano y mitológico de la
andinidad).
Los enfoques del antropologo italiano Carlo Severi , analizados en otros
pasajes de este texto, ya aseguraban no suponer que la condición agráfa
escrita implicara atraso sino mas bien que funcionaba un sistema de
comunicación en que la imagen predominaba sobre la palabra y que tal sistema
aseguraba una eficiencia polisémica y multiactoral de relaciones de sentido.
Y sin referirse especialmente al espacio americano es evidente que Martin
Heideggercxlix al establecer su descubrimiento antimetafísico del locus y su
crítica al espíritu del tiempo, aunque aludía sin duda al espacialismo de la
cosmogonía zen y la esencialidad oriental de la hoy muy banalizada idea del
feng shuicl , estaba instalando los cimientos de una crítica radical a la idea
patrimonialista y objetual de la tradición cultural europea. Que Gianni
Váttimoclisupo interpretar como crítica débil y posmoderna al predominio
europeo moderno de la idea de monumento.
178
Desde las perspectivas teóricas precedentes en el escenario americano se
redibuja una noción diferente de la articulación de territorio y patrimonio
consistente en la existencia de una antropología de la veneración de lo
territorial: especie de panteísmo del que emerge una poderosa estructura
mitológica que cumple la doble función de reemplazar tanto la idea eurocéntrica
de cultura como la de historia.
Con un tono entre pragmático y poético pero quizás también imbuído del
milenarismo, por ejemplo de los utopistas franciscanos como Gioacchino dei
Fiori, la mayoría de los cronistas indianos productores de los primeros
documentos escritos americanos, recaerán en esa incapacidad de diferenciar lo
fáctico-histórico de lo mítico contribuyendo a consolidar la urdimbre
cosmogónica del tiempo americano.
Historiadores como María Rostworowskiclii que usarán las fuentes de los
cronistas, aceptan esta diferencia y la utilizan en sus trabajos. Al ser del trabajo
se le antepone un estar de la situación y consecuentemente, al poseer del
patrimonium se le confronta el devenir de la contemplación que empero no será
una contemplación estética o puramente fruitiva, sino funcionalmente
existencial o concurrente a instrumentar dimensiones concretas de la vida
social.
La relación empático-contemplativa del sujeto americano -sobre todo el andino
- con el territorio alcanza una entidad mitológica-religiosa pero nutre toda la
existencia cotidiana: así se explica por ejemplo, la negativa que todavía tienen
agricultores bolivianos tradicionales para aceptar el uso de implementos de
regadío, tecnología que contraponen a las rogativas a los dioses de la lluvia,
que sigue siendo una ritualidad no sólo vigente sino funcional.
La Huaca del Arco Iris es una de las multiplicadas expresiones de la cultura
andina que puntúan el territorio con túmulos indicativos de sitios de culto y a la
vez complicadas significaciones de áreas específicas de determinadas etnias.
Es el tipo de objeto que remite a la relativa invisibilidad de un fundirse en la
materia natural (las huacas mas importantes son lomadas o montes
indiferenciables de los naturales, con sus recintos mortuorios excavados) y a la
vez esa materialidad cerámica, en este caso, perteneciente a la cultura moche,
está enteramente revestida de signos, en una especie de horror
vacuiidesignativo ideográfico. El carácter material de este tipo de objeto parece
definirse casi en negativo respecto del cuadro de valores del monumento
típicamente occidental.
Chan Chan fue la ciudad mochica capital de ese reino, hoy cerca de Trujillo y
con su momento de máximo desarrollo hacia el siglo XIII . Las culturas
preincaicas andinas como la mochica, chimú o chimor, desarrolladas en la
costa norte peruana desde el siglo VII AC construyeron esa importante capital
enteramente edificada en ladrillos de adobe hacia el 1200, con una extensión
de unos 20 kilómetros, tal vez hasta cien mil pobladores y un trazado singular
basado en una acumulacicn no estructurada de ciudadelas, cada una
sucesivamente ocupada por Cignic o Ciquic, reyes de Chimor.
La ciudad está trazada según un desvío de 19 grados repecto del rumbo norte,
lo que corresponde al azimut de la puesta del sol del solsticio de invierno,
hecho que acredita los conocimientos astronómicos comunes en todo el mundo
precolombino desarrollado y la vocación de organizar el trazado urbano según
un rumbo de organización que tuvieraresonancias y valoraciones
179
cosmogónicas, mas allá de la mera funcionalidad que parecía obtenerse con la
repetición de motivos ortogonales.
La yuxtaposición de las ciudadelas con una población de hasta unos 16000
habitantes cada una y que no tienen conexiones entre sí, obedecería según
diversas hipótesis a la existencia de grupos socio-etno-políticos aislados o a
barrios de artesanos: cada ciudadela estaba trazadasegún una división de
suelo quehoy llamaríamos sustentable, ya que incluían huertas, cisternas,
palomares, corrales, etc.
Contra esas experiencias americanas el territorio de la tradición eurocéntrica es
un infinito depósito de inscripciones de trabajo humano, a veces devenidas en
hechos de cultura susceptibles de consideraciones patrimoniales.
Esta idea de superposición de trabajos queda perfectamente instaurada en la
tradición de la romanidad y antes, en cierto modo prefigurada en la voluntad
integrativa alejandrina, visible tanto en la dinámica cultural de préstamos y
asimilaciones transculturales -por ejemplo, la reelaboración romana del legado
griego- cuanto en la conformación de una vertiente cultural del globalismo
político imperial devenido del mare nostrum y de la Pax ecuménica.
La idea de una cultura hibridizante nace de tal experiencia y quedará
consumada en producciones eclécticas y sincréticas como la bizantina o las
que registran las fusiones romano-germánicas como el modelo carolingio y
extensivamente los episodios románicos. Un aspecto consecuente de esta
cultura sedimentaria será la valoración patrimonialista de estos procesos
transculturales tanto como el reconocimiento de la importancia de los aspectos
geoculturales o propios del emerger de las culturas de expresión territorial
regional.
Una característica de la calidad patrimonial de las iglesias de Santa Sofía y San
Pedro será el de la reapropiación de materiales nobles de monumentos
precedentes que por lo tanto, fueron destruídos . También se considerará
valorable generar un nuevo objeto patrimonial sobre los restos desfigurados de
construcciones precedentes, como ocurrirá con la catedral de Chartres
reedificada en el siglo XII o con el enmascaramiento palladiano del Palazzo
dellaRagione vicentino: desde luego la neomonumentalidad ideológica obtenida
en las construcciones coloniales de México o Cuzco seguirá esta pauta.
El destino americano presenciará más que la idea inicial del fenómeno
deglutivo de las transculturaciones europeas de raiz romanizante, la seguridad
ideológica del período renacentista-barroco consistente en reemplazar los
signos materiales de las civilizaciones sojuzgadas por nuevos sistemas de
objetos aunque a veces subsistan elementos precedentes como los muros de
piedra ciclópea o las pequeñas calles devenidas de las trazas separadoras de
las kanchas incaicas en el caso del Cuzco colonial.
La cultura material emanada de las pirámides mesoamericanas de varias
superposiciones o de los modelos de los templos y enterratorios andinos de
capas superpuestas de las huacas - casi siempre finalmente, revestidas de
tierra, especie de montañas artificiales- también incluye la modalidad de
superposiciones agregativas pero cada capa funciona como celebración y
sublimación de la precedente, sin violencias simbólicas neutralizantes del
contenido ritual de las historias previas. Sin embargo el reconocer estos
procesos europeos basados en la acumulación y sedimentación territorial de
sucesivas manifestaciones culturales , como la perduración de pautas de las
180
oppidas célticas en las ciudades de refundación romana en Gran Bretaña ,
requiere advertir dos divergencias respecto del caso americano.
La primera es la ya apuntada prescindencia ideológico-simbólica en cuanto a
absorber y reciclar elementos de las culturas materiales precedentes
prehispánicas: recuérdese por ejemplo que la fortaleza incaica de
Sacsahuamán fué convertida en virtual cantera pétrea para las necesidades de
materiales de las construcciones eclesiásticas del Cuzco y que esto no sólo fué
una cuestión tecnológica sino una voluntad de anulación del potencial
mitológico de aquellas incómodas piedras que conformaban la cabeza del
puma, base iconológica ritual del trazado fundacional de la antigua capital y
desde luego elemento de fuerte persistencia en la memoria mítica del aborígen.
La segunda divergencia advertible en la comparación de las experiencias
europeas y americanas es la consistente en las actitudes respectivamente pro
y no-urbanas en los procesos de transformación territorial. En efecto la cultura
europea se afirmó sobre todo a partir de la conformación del mundo burgués
tardo-medieval y post-germánico, en el control y modelación territorial en base
a la constelación de ciudades que fueron emergiendo como consecuencia del
cambio social – transformación de estamentos vasallos rurales a artesanales
burgueses o urbanos – y como consolidación de los drenajes demográficos que
iban del campo hacia las nuevas ciudades, sólo algunas de las cuáles eran
relanzamientos de viejos asentamientos romanos y otras muchas, fundaciones
consecuentes de ese proceso transcurrido entre los siglos VIII y XII .
El proceso de concentración desde el campo a la ciudad en el caso del
altomedioevo europeo posromano vivió el surgimiento de los burgos de
artesanos libres mas o menos desde el siglo IX pero en las grandes
civilizaciones americanas prevaleció diríamos, un modelo de ocupación
territorial basado en asentamientos dispersos aunque conectados en lugar de
favorecer grandes concentraciones, aunque en casos del antiguo México
existieron urbes de gran población (Teotihuacan, Tenochtitlán),
Las civilizaciones americanas prehispánicas manejaron criterios diferentes: no
tanto concentrar la población en ciudades sino controlar extensivamente el
territorio en base a organizaciones diversas, como las redes de infraestructuras
incaicas y preincaicas o las redes de ocupaciones productivas y religiosas
mayo-yucatensescliii.
La ocupación territorial, por ejemplo en el caso de las estrategias panétnicas
del progresivo imperio o confederación incaica que impuso un modelo de
control político-productivo territorial mas o menos federativo en una
organización lineal de mas de cuatro mil kilómetros de longitud de sur a norte
no necesariamente conducente a una articulación de núcleos urbanos
concentrados sino al contrario, explica la diferente concepción de la
territorialidad precolombinacliv y si se quiere la diferencia ambientalista entre
una noción más mitológica que cultural del control territorial y por ende, una
distinta idea de lo patrimonial que pasará a ser más bien una idea axiológica de
valor/sacralidad que el paradigma culturalista de la patrimonialidad europea de
valor/apropiación diferencial.
Los europeos en América transportaron su cosmovisión e intentaron con
relativa infructuosidad, reorganizar el territorio en base a un modelo pro-urbano,
fundándose así, en dos siglos más de 1830 asentamientos urbanos clv: el
carácter imperfecto de esta tentativa le otorga así su cualidad diferencial al
análisis de la peculiaridad americana.
181
Por una parte la subsistencia de pautas prehispánicas de relación sociedad /
territorio que se mantienen de diversas formas en la perduración de
componentes y rituales mitológicos en las capas indígenas y mestizas de la
sociedad americana, de las que emerge la preponderancia patrimonial del
paisaje natural y de la subordinación panteísta del gesto antrópico respecto de
dicho paisaje. Por otra parte, la cualidad antropológica de una urbanidad débil
distante aún de la densidad del registro del trabajo/cultura históricos que
configura la materialidad casi de horror vacuii de la ciudad europea.
En esta dialéctica el movimiento teórico del conservacionismo patrimonialista
europeo, parece estar tensado siempre hacia una expansión pro-territorial de
su ámbito de interés, expansión que queda evidenciada en los alcances cada
vez más integrales de las cartas europeas, como por caso lo testimonian
autores como Marco Dezzi Bardeschiclvi, incluso procurando superar los
distintos límites o escalas del pensamiento patrimonialista: monumento,
monumento y entorno significativo, centro histórico, fragmentos significativos
urbanos o barrios de las ciudades, ciudades como estructuras completas
susceptibles de gestión patrimonial, sistemas de asentamientos territoriales,
etc.
Esta tendencia también la consagran autores como Francesco Gurrieri clvii quién
propone directamente un campo que denomima restauro teritorial: por fuera de
las condiciones instrumentales (dificilmente podemos pensar desde América,
en dimensiones extensivamente ambiciosas de actuación), estos desarrollos
teóricos europeos nos acercan a cuestiones dominantes en nuestro ámbito
como el alcance teritorial de lo patrimonial o la significación de las estructuras
naturales y perceptuales/mitológicas del paisaje y los ritos ambientales de
convivencia entre los grupos sociales y sus soportes naturales.
Las cosmogonías americanas aparecen repletas de referencias toponímicas:
casi toda la mito-historia y sus sucesos originales o rememorativos están
ligados a alusiones territoriales y cada porción del paisaje está nombrada o
designada, a menudo con una voluntad develadora, designativa o descriptiva.
Guillerno Bonfil Batallaclviii en su libro México Profundo, indagación acerca de la
persistencia de lo aborígen en la actual cultura mexicana, registra como
elemento peculiar de la religiosidad panteista mesoamericana esta propensión
al nombrar/describir la mínima diferencia del paisaje, estableciéndose en este
acto una especie de pequeño ritual venerativo de fuerte contenido afectivo
entre el sujeto designador y el fragmento de paisaje re-conocido que cobra por
así decirlo, un protagonismo central en la vida cotidiana comunitaria.
Esa voluntad designativa o nominativa de los territorios con que se identifica
cada contingente etno-social específico lleva a una valoración de lo espacial
por sobre lo histórico o temporal y concretamente al relato de genealogías del
poder como historias trranscurridas en devenires espaciales o expresiones
territoriales como se advierte en numeros documentos del final de la era
precortesiana como el códice xolotl que anota en una especie de mapa el
despliegue de la genealogía chichimeca.
Es curioso advertir que buena parte de la toponimia europea tiene un origen
diametralmente opuesto, es decir, ligado a una nominación que recuerda,
distingue y evoca al sujeto propietario: el lugar encuentra así su nombre, como
lugar poseído por alguién.
La pura enunciación toponímica como reconocimiento a la entidad natural del
paisaje se liga en nuestro concepto a una idea americana de patrimonio débil o
182
sea, antes que rememorativo de actos históricos (de fundación/posesión,
calificación cultural o de depósito de experiencias y testimonios culturales)
recreativo del momento designativo según el cuál el sujeto -o la comunidad, en
términos de instauración de mitos panteístas- describe y nombra una porción
distintiva del paisaje de su ambiente de vida.
Desde esta perspectiva el enfoque patrimonial americano debería intentar no
sólo diferenciarse del criterio material-objetualista eurocéntrico que recae
finalmente en catalogaciones y enumeraciones precisamente objetivas o
materialistas, sino recuperar el saber propio del re-conocimiento designativo del
ambiente que está contenido en la dimensión mitológica de la relación entre
sujetos/comunidades y su naturaleza circundante e interactiva: enfoque que,
por otra parte es mucho más complejo que el de una pura consideración
estético-visibilista de las características del paisaje.
La intención de aprovechar el acondicionamiento territorial casi como la más
relevante operación de producción de documentos junto a aquellos propios del
acervo mítico oral, se advierte en diferentes circunstancias de aprovechamiento
productivo de los soportes naturales como es el caso de las acequías de Pisaq
, formas diríamos técnicas pero a la vez investidas de modos rituales de
transformar la naturaleza.
Un caso muy conocido en que se funden estas cuestiones técnicas y rituales
en la conformación de un hábitat singular es el caso de los asentamientos
lacustres de los uros en el lago Titicaca, basados en la utilizacón monomaterial
de la totora y configurando un patrimonio material a la vez específicamente
orientado a resolver ascéticamente necesidades de esa comunidad y también,
como se da en las ornamentaciones de las embarcaciones tejidas basadas en
monstruos marinos, con vocación de producción de discursos simbólicos e
identitarios.
Pero no es sólo en la dimensión productiva de la necesidad donde se vislumbra
una expresividad americana concreta en el manejo de sus geografías, sino
también en aquellas cuestiones ligadas a lo religioso o a la complejidad de la
representación del ultramundo, lo que da lugar a rituales muy complejos de
culto a los muertos, uno de cuyos testimonios mas recientemente relevados es
el caso de la Tumba del Señor de Sipan hoy trasvasada enteramente a un
museo ad-hoc. O en los rituales sexuales inciáticos que apuntan a otra
dimensión suplementaria del culto a la muerte en este caso, en el culto a la
sexualidad y a la potencia reproductiva, como es caso de muchas expresiones
andinas, un ejemplo de las que son los altares aimaráes de la fertilidad en Inka
Uyo, Chucuito.
De manera complementaria podría también decirse que esta cualidad
patrimonial débil diferencial americana quizá habría que buscarla incluso en los
escenarios urbanos en los que asimismo existen toponimias designadoras que
evocan relaciones mitológicas, en este caso entre comunidades y elementos de
la segunda naturaleza urbana (por ejemplo, en las microculturas barriales, en
las mitologías de suburbios, periferias y orillas, en los rituales y fiestas de
apropiación diferencial de esa segunda naturaleza: circunstancias que desde
luego también se dan en las tradiciones urbanas europeas pero que no son allí
reconocidas en un valor equivalente a los discursos patrimonialistas
monumentales ortodoxos).
Casi toda la ritualidad americana registrada -los libros del Popol Vuh o del
Chilaam Balaam, las historias narradas en las estelas y cresterías mayas o en
183
los muros de adobe de Chan Chan y toda la iconografía mochica, los grafos
territoriales de las pampas de Nazcaclix, etc.- resultan ser operaciones
semejantes al nombrar territorios o porciones diferenciales del paisaje natural y
en ese proceder toponímico panteísta, de articulación ambiental entre el temorveneración del sujeto solitario (aún en su pertenencia a un sistema comunitario)
y la magnificiencia de lo natural, se inscribe la posibilidad de una condición
patrimonial diversa, anclada en la característica fundacional de las mitologías
antes que en la histórica construcción de cultura. El nombrar-registrar significa
entonces tanto conjuro o anuncio de respeto y veneración como voluntad o
expresión de reparo, cobijo o acogimiento sumiso al potencial habitable o
vivible del ámbito natural: de allí la doble dimensión lejana o mítica del miedo a
lo natural y próxima o cotidiana que exige una existencia ritualizada.
No es que la visión mitológica anule el tiempo histórico de los hechos humanos,
sino que ese tiempo reverbera en la aparente eternidad de la repetición infinita
de los rituales que socialmente evocan el mito originario, en su arquetipicidad.
Así puede pasar que el originario suceso que otorga fundación al mito, implica
sin más la naturalización de dicho episodio: es decir el mito quizá contenga una
condición según la cuál lo humano arquetípico se materializa en una cualidad
del paisaje.
Toda esta fusión de relatos inscriptos en piedra se consuman en el mas
relevante caso del palacio-santuario de Sacsahuamán, construído en Cuzco a
fines del imperio incaico, entre los siglos XIV-XV . Este palacio-fortaleza del
período clásico incaico se situaba en la posición de la cabeza del puma, animal
echado que fué utilizado como base del trazado fundacional de la capital, que
tenía una ciudad alta o hanan Cuzco y una baja, hurín Cuzco, coincidentes con
la parte alta y baja del cuerpo del animal acostado .Fué sede del trono,
fortaleza con capacidad para 1000 guerreros y ámbito de la celebración del rito
incaico anual de recepción del solsticio de verano, que se mantiene hasta hoy.
Aparentemente ya había sido abandonado en el período final de la dominación
imperial incaica y los españoles no sólo lo utilizaron como bastión del asedio
final de la capital sino que luego usaron sus piedras para la erección de la
Catedral y la Iglesia de la Compañia y otros edificios coloniales.
Esas piedras –de enorme peso así como perfecto corte que permitió su
asentamiento sin ninguna clase de mortero de unión, lo que dió lugar a la
creencia en el uso de una especie de aceite que lubricaba la piedra y facilitaba
su corte– también originaron como se apuntaba un poco mas arriba, el mito de
los hombres piedra: según esta tradición oral, Pachacutec –el futuro emperador
del período de máximo esplendor imperial– asediado por los chankas, etnia
adversa que hostigaba los ejércitos de Cuzco, sólo pudo triunfar en la desigual
batalla cuando las piedras de Sacsahuamán cobraron vida como soldados del
jóven príncipe . La densidad de mitologías e historias que rodean estas ruinas
le otorgan su peculiar entidad como elementos patrimoniales mucho más rica y
activa que una mera cualidad arqueológica. Entre las multiples partes del
complejo sitio ritual de Sacsahuamán también deben destacarse
construcciones todavía no del todo interpretadas en su complejidad funcional y
ritual como el caso del reloj solar que hace parte del sitio.
Efraín Morote Bestclx, uno de los más relevantes investigadores de la mitología
y el folklore andinos, estudia un amplio conjunto de cuentos populares en los
que registra el proceso de conversión de un hecho humano en fragmento de la
naturaleza como el caso de las aldeas sumergidas : lagunas que no son más
184
que el resultado de condenas divinas que hacen desaparecer aldeas
irreverentes, en algunos casos rememorando leyendas bíblicas como la
desaparición ejemplarizante de las ciudades del pecado o la conversión de la
mujer de Lot en estatua salina.
Lo relevante no es tanto dicha reelaboración de historias intemporales - que ya
científicos como Propp o Dumezil habían determinado que responden a un
corto número de patrones repetibles a lo largo del tiempo y el espacio - sino su
funcionamiento en la construcción de mitologías perdurables y operantes desde
la toponimia hasta el ritual conmemorativo del mito-suceso fundante y por
tanto, a su significación en la conformación mitológica del patrimonio ambiental
, antes que a la definición cultural del patrimonio material/monumental .
Pero es posible que sea Macchu Picchu, una tardía construcción del siglo XIV
lo que mejor resuma esta complejidad de la caracterización tecno-simbólica de
los asentamientos andinos. Este pequeño conjunto, según el tamaño de las
ciudades incaicas, de no más de 1200 habitantes –se relevaron no mas de 200
habitaciones en el total de la ciudadela– fue descubierto casualmente por
Hiram Bingham en 1911, quién sostenía, al contrario de la mayoría de los
estudiosos posteriores, que se trataba de un centro preincaico de donde
precisamente habíase originado tal dinastía.
El sitio cuidadosamente emplazado en una alta hoz del Urubamba con
derrames de mas de 500 metros, tenía una disposición defensiva de doble
muralla hacia el rumbo sur y estaba conectado hacia Cuzco y los alrededores,
donde hacia la década del 40 se descubrieron 6 asentamientos o ciudades (Inty
Pata, Wiñay Wayna, Choqusuysuy, Chaca Bamba, Phutu Pata Marka y Sayac
Marka) mas grandes que Macchu Picchu y que probablemente formaran con
ésta una especie de red metropolitana, con focos con funciones especializadas
y complementarias.
Macchu Picchu con sus cuatro barrios de diferente nivel social de ocupación,
su plaza de plataformas y su área norte destinada a usos rituales pudo haber
sido fortaleza defensiva, refugio de los últimos reyes, ciudad de vírgenes -las
ñustas entregadas por la etnias territoriales, que se educaban y preparaban
para ingresar a la corte- o ciudad de amautas o universidad de idolatrías como
Bingham apunta que querían encontrar, apenas llegado Pizarro, los frailes
García y Ortíz, ello además de conjuntar esa condición de sitio monumental y
santuario natural que hace pensar que tal calidad natural del sitio y la
significación cosmogónica de sus paisajes circundantes haya sido una de las
causas prevalecientes de su fundación.
También Ollantaytambo, en el valle sagrado del Urubamba, erigido entre los
siglos XII-XV contiene componentes de complejidad en la definición de
componentes técnico-productivos a la vez rituales, como el caso de las terrazas
salinas.
Este asentamiento es una de las ciudades de fundación incaicas, trazado sobre
el valle del Urubamba a ambos lados del Patacancha, afluente del mismo,
aparentemente como reducto defensivo del Cuzco para atajar invasiones
posibles devenidas de las tribus selváticas, que los Incas no controlaban y/o
como centro de abastecimiento de alimentos para Cuzco dada la compleja
instalación de aterrazamientos para cultivo de maíz y tubérculos.
Las kanchas –plazas pequeñas sobre las que se organizaban grupos de
viviendas– y las kallankas –edificios longitudinales de usos públicos, incluso
quizá de dignatarios imperiales– junto a las calles con acequias, hacen de este
185
conjunto un importante vestigio del modo de proyectación urbana incaico
además del valor patrimonial que le otorga el ser uno de los asentamientos
continuamente ocupados desde su fundación.
De la idea de patrimonio débil, mitológico, anti-objetualista, se puede recaer
tanto en el análisis de su dispersividad territorial -o bien, su condición
ambientalista- cuanto en sus características de objetualidad imperfecta en tanto
se trate de cosas emergentes de una reproducción artesanal ampliada o
generalizada, de una factura no especializada o propia de un saber hacer
popular generalizado, de una calidad técnica relativa a favor de un mayor
interés en cualidades simbólicas o de identidad.
En el primer aspecto, la noción de una dispersividad sacralizada de las
instalaciones humanas en el continuo territorial alimenta tanto la idea de una
territorialidad no restringida a la relevancia de lo urbano (que hasta podría
llamarse, una territorialidad no-urbana, no necesariamente pre-urbana, con el
matiz de atraso de esta segunda connotación) cuanto complementariamente, a
una voluntad comprehensiva de patrimonializar los territorios y sus paisajes
visible como vimos, en la extensividad del nombrar toponímico y en la
tendencia a ambientalizar los sucesos fundantes de las mitologías.
La condición sino extraurbana, al menos de mayor vocación territorial
expansiva en lugar de la intensividad de ocupación urbana de los territorios de
la tradición europea se ejemplifica en los componentes organizativos de las
relaciones entre sociedad y territorio que eran completamente desconocidos en
la tradición europea como los depósitos de cereales, que servían para disponer
los excedentes de producción en espera de necesidades alimenticias de los
casi quince millones de habitantes del imperio, uno de cuyos ejemplos es la
Qolqa de Witlkawain.
Esa voluntad territorial se expresa además fundamentalmente, en los rituales
de camino, pasaje o peregrinación, que desde luego también estarán presentes
en la tradición europea, pero en tal caso focalizada en un punto de destino -u
objeto de deseo-: el camino de Santiago, la cruzada a Jerusalem, el
desplazamiento a las cuatro ferias o lemdits de las festividades marianas de
Chartres, etc.
En el caso americano podríamos en cambio decir, que cada camino ritual no
tiene destino polarizado ni marcas o huellas indicativas de tal destino como los
pazos y cenobios gallegos que anuncian o indican el clímax compostelano sino
que son en sí mismos, la cosa o espacio a considerar patrimonio u objetoterritorio de veneración : como es el caso del Valle Sagrado de los inkas, al
sudeste de Cuzcoclxi que por fuera de su conversión en trayecto turístico
registra una cualidad patrimonial ambiental en la cuál es tan importante las
retamas del Urubamba, con sus colores y aromas, como las piedras
sacralizadas de Ollantaytambo; la multiplicación infinita de mínimos gestos de
remodelación/acentuación de la naturaleza desde una terraza de cultivo hasta
una talla mínima de una roca visible del paisaje como las orquídeas o los
pájaros, que también componían el cuadro de valor, incluso ritual, de este
sistema patrimonial.
En la segunda cuestión apuntada -la objetualidad imperfecta- deberíamos
precisar que esa supuesta imperfección es antes que nada cierto desinterés
por la calidad o factura material de las cosas objetuales dado que existe dicha
prevaleciente actitud sacralizada de venerar lo natural/ambiental, devenido en
186
testimonio de características míticas antes que mero registro de sucesos
históricos.
La cualidad pro-natural y sus características mágico-rituales se internalizan en
el sujeto americano -aún o sobre todo en el mestizo- y esa condición se
transporta a los escenarios urbanos, débiles o imperfectos desde la perspectiva
eurocéntrica pero ricos todavía en la retención de esa especie de panteísmo
ritualizado originalmente natural y territorialmente extensivo.
Néstor García Cancliniclxii en sus varios estudios de las culturas urbanas de
México apunta a estas cualidades complejas e interactivas dentro de lo que
llama glocalize (lo local en lo global) y en la crisis de la multiculturalidad urbana
en la cuál, después de su inicial entusiasmo en torno del valor diferencial
americano de las culturas híbridas , expresa cierta aprehensión en torno del
aplanamiento globalizante y mass-mediático posiblemente destructivo de la
vigencia de una ruralidad en lo urbano que sobre todo en México, parecía
retener cierta trasposición del contenido patrimonial débil mítico-ritual de la
tradición rural a las ciudades.
Octavio Pazclxiii que en realidad fué uno de los críticos más duros de la falta de
modernidad de América y por lo tanto, uno de los que tendió a considerar la
cuestión del patrimonio débil más como una carencia que una cualidad
diferencial, más o menos horrorizado ante el eventual contenido político-cultural
populista de dicha vertiente patrimonial, desde luego, anti-museística y por ello,
no moderna , en algunos párrrafos de sus varios ensayos no puede dejar de
reconocer el carácter mito-ritualista del mestizo urbano americano y lo que
percibe como una falencia al mismo tiempo, se enuncia como un dato real.
En el campo americano lo ritual mitológico encuentra una cierta encarnación en
lo objetual, pero lejos de la cualidad de materialidad culturalmente diferencial
que el objeto -histórico-documental, artístico-patrimonial- adquiere en el
contexto europeo.
Se trata de una micro-objetualidad según la cuál el objeto convive con la
condición existencial del sujeto social, no se separa, segrega o valora como
ocurre con el objeto diferencial propio del patrimonio susceptible de
coleccionamiento.
El coleccionamiento en la tradición europea, no es más que segregación del
valor de uso directo de un objeto originalmente funcional –por ejemplo, un cáliz
o una daga– para adquirir un valor autónomo de aquella cualidad fundadora y
que radica precisamente en el otorgamiento de un estatus de pieza patrimonial,
objeto revalorado en un contexto cultural.
A veces esta condición de institución museológica de objetos que la función de
coleccionamiento o tesaurum impone, se liga a un valor histórico específico de
la pieza (si la usó o consumió un personaje de envergadura histórica) y/o a un
valor artístico del objeto (si la produjo un artesano o artista singular y
reconocido).
En las culturas populares americanas la validez de una estrecha asociación de
vida –del sujeto popular– y uso –de un objeto artesanal denso, por ejemplo
contenedor de elementos de ritualidad mágica– en un marco de ascetismo
objetual , delimita una de sus características geoculturales históricas y
otorgaría a esa panoplia de piezas de micro-patrimonio un valor que trasciende
su funcionalidad antropológica .
La imbricación anticoleccionística entre objeto y sujeto es lo que definiría una
cualidad esencial del objeto resultante de las prácticas artesanales que si bien
187
está severamente transformado por el impacto de la globalización moderna
(véase la argumentación de Francisco Statsnyclxiv) todavía cumple una función
relevante en el plano cultural-patrimonial americano.
Me parece sugestivo proponer que el micro-objeto típico del artesanato
americano diverge desde luego de la connotación/valoración propia de la obra
de arte, pero también debe ser distinguido del par vitruviano venustas/utilitas:
en efecto, no está determinado por una cualidad estética fundante aunque
vehiculiza discursos estéticos, a veces derivados de procesos de
subculturación, ni tampoco por una finalidad instrumental-herramental
determinante aunque cumple funciones sociales precisas derivables de sus
valores de uso y cambio.
Pienso entonces que el micro-objeto artesanal americano -y quizá los de otras
culturas vernaculares, incluso europeas como las escandinavas- es sobre todo
una representación ambiental, una micro-muestra de la relación sociedad/
naturaleza tanto porque es ante todo, fragmento de materialidad natural (piedra
de obsidiana, pelo de alpaca, pluma de quetzal, tinte de mezcal, fibra de
guadua, etc.) como porque además contiene un quántum de trabajo no
mecánico o abstracto sino inserto en cualidades mitíco-rituales.
De allí lo peculiar de esta micro-objetualidad que concurre a exaltar la
característica más mitológica que cultural que asignamos al concepto de un
patrimonio ambiental americano: que se advertirá en las sútiles joyas-pluma de
los amantecas precortesianos, en los tapices de pattern irrepetible de los kunas
panameñosclxv, en la vegetalidad omnipresente de los amates mexicanos o las
calabazas peruanas saturadas de pirograbados de andanzas mitológicas.
En rigor pareciera que de la conjunción derivada de la polaridad de una
territorialidad ambiental dada entre lo macro-objetual de la naturaleza y lo
micro-objetual de la artesanía, pudiera emerger una nueva conceptualización
de lo patrimonial americano, distinto entonces en tanto dicha prevalencia de lo
ambiental como cruce o articulación problemática de naturaleza y sociedad e
importancia de lo mitológico por sobre lo histórico-cultural.
Por ello no debería sorprendernos que cuando el ilustre poeta nicaragüense
Ernesto Cardenal fué Ministro de Cultura decidió declarar monumento históricocultural a una anciana artesana textil, último exponente de una práctica en
trance de extinción, salvada en cuanto a la posibilidad de transferir su
experiencia, utilizando fondos de subsidios tradicionalmente otorgados para
sostener muros o practicar las típicas restauraciones del patrimonialismo
convencional.
Un ejemplo entre muchos posibles en la escena americana, de sistemas
patrimoniales casi inmateriales situados en el contexto de relaciones
cosmogónicas de comunidades y territorios es el de algunos rituales y
ceremonias de los huicholes o wixarica de Jaliscoclxvi, en particular en torno de
las prácticas iniciáticas de los Mara´akames , conjuradores, sacerdotes, brujos
o médicos populares que guían tales prácticas como el caso de la llamada
wrikuta o peregrinación ritual de 43 días al desierto para la iniciación en las
alucinaciones del peyotl y que se practica todavía al inicio del invierno
incluyendo diversas ceremonias como la tateneika o danza de la madre tierra,
la fiesta del tambor, las reverencias del venado o el desarrollo de toda una
iconografía ritual influenciada por el estado de lucidez onírica ulterior al
consumo de los alucinógenos .
188
Estas características que disuelven si se quiere el concepto de monumento o
sitio en recorridos o derivas, trayectorias de peregrinación que son en si
mismas los hechos de significación material del elemento mítico cosmogónico
se extiende a otras formas de organizar por ejemplo, el espacio de la práctica
ritual, como los altares de los yatiris o brujos populares aún vigentes en las
tradiciones andinas, cuya característica principal es la ausencia de orden y
jerarquía y por el contrario, la mera acumulación de los escuetos componentes
del ritual en una espacialidad sin templo, prácticamente abstracta o inexistente:
solo la subjetividad de la implementación del ritual correspondiente le otorga
sentido al sistema de objetos implicado.
Notése de paso en este tema, como prevalece el sistema de los objetos frente
a la escueta o inexistente envolvente ambiental del mismo: religiones sin
templo o sea remitidas a manipular objetos que refejan o representan y que son
fragmentos de casi pura naturaleza.
Lo que en todo caso no es patrimonio exclusivo de los espacios sagrados sino
que se extiende al modo de organizar el interior y la objetología doméstica
como ocurre en las cocinas populares cuzqueñas. Y también se amplia esa
indeterminación o ausencia de demarcaciones estructurantes de los espacios
sociales precisamente en la condición táctica o efímera que adquieren los
lugares públicos de las culturas andinas, como es el caso del Mercado de
Chincheros , un acondicionamiento mínimo instalado como un espectáculo de
quita y pon cada fin de semana.
Volvemos si cabe, al inicio, o sea reflexionando sobre las dimensiones
alternativas del trabajo aplicado a la naturaleza, el paisaje y el territorio. Desde
esa perspectiva - que maneja incluso Marx en el contexto de la creación de su
noción de modo productivo, entendible como las diversas configuraciones
socio-productivas tendientes a establecer relaciones ambientales en tanto
articulaciones sociedad y naturaleza -quizá sea posible contraponer en cierto
sentido, un proyecto europeo de territorialización pro-urbana respecto de un
proyecto americano un tanto diferente y menos nítido- a causa de la
colonización y la violencia subsiguiente - de territorialización no urbana.
Esta diferencia si es que existe, tal vez me permita formular otra dicotomía en
este caso, más próxima a discernir condiciones diferenciales del concepto de
patrimonio, en tanto un patrimonio urbano-cultural respecto de un patrimonio
territorial-ambiental.
En efecto, diré que en el caso europeo la idea de una territorialización prourbana insume el hecho de formalización de una noción de patrimonio cultural,
entendible de modo dominante como una dimensión urbana, objetualista y
artistizante, que asume diversas escalas materiales y que puede alcanzar a
considerar la ciudad o la relación entre ciudad y territorio como acción o
resultante de una praxis artistizante o de consciente calificación patrimonial en
tanto sobre todo, acción de selección/diferenciación.
El movimiento teórico que va desde por ejemplo, Johannes Winckelmann a la
Carta de Venecia y sus derivaciones ulteriores, conceptualiza lo patrimonial
desde una objetología selecta (el monumento, la obra de arte clasificable por
sus características de estilo y susceptible de formar parte de elencos o
repertorios museísticos y en dicha instancia, convertir el patrimonio en
propiedad) hasta una incesante extensión de dicho concepto abarcando
dimensiones diversas como el centro histórico, la llamada arqueología
industrial, los museos naturales, ecomuseos o parques y reservas de
189
naturaleza que patrimonializan desde una dominante material-coleccionística
un fragmento selecto de naturaleza, las áreas rurales antropizadas y sus
museos de sitio (los ecomuseos: Skanssen, Beamish, Ironbridge, etc.), los
parques arqueológicos (como Jorvik, etc.).
En paralelo se desarrolló toda una línea de estudios tendientes a explorar las
dimensiones territoriales extra o pre-urbanas de los procesos geográficos de
antropización de los cuáles son buenos ejemplos los estudios acerca del
patrimonio habitativo rural y popular de Enrico Guidoniclxvii, las investigaciones
sobre las transformaciones del paisaje agrario resultantes del trabajo humano
de Emilio Sereniclxviii -que recogen toda la gran tradición etno-geográfica
decimonónica de Carlo Cattáneo- o los análisis del modo de producción
tipologista que Gianfranco Caniggiaclxix aplica al continuo territorial que va
desde las transformaciones geográficas hasta las conformaciones urbanas y
arquitectónicas.
En el caso americano por el contrario, la posible persistencia de una noción de
territorialización no urbana tal vez deba ligarse a la conformación de un
concepto de patrimonio mitológico entendible como una dimensión rural - o del
continuo territorial rural-urbano y su diversa gama de asentamientos -, ritualista
o ligada a procesos empáticos sujeto/objeto natural y/o vinculable a una posible
genealogía de objetosdébiles, o de materialidad intrascendente
y preartistizante o sea tanto vinculada con una idea no selectiva de productividad
objetual, relacionable con las prácticas del artesanato, cuanto en dicha
instancia de producción de cosas materiales, ligada a una apropiación social de
los bienes materiales así constituídos, que además trascienden su pura
condición funcional-instrumental para abarcar o contener cierta dimensión
representativa o evocativa del paisaje natural y su condición material .
La relativa carencia de síntesis de esta triple definición de un posible patrimonio
alternativo que en el caso americano parecería relacionado con su condición
mitológica más que cultural, es un dato que describe la escasa sistematización
teórica de dicha eventual concepción alternativa y consecuentemente su
prácticamente nulo desarrollo instrumental y metodológico.
Sin embargo aportaciones en todo caso fragmentarias como las de Rodolfo
Kuschclxx y sus reflexiones acerca de una vegetalidad americana como posible
articulación práctica de una estética y una naturaleza entendible como
potencialidad simbólica fundante de discursos mito-rituales o las de José
Lezama Limaclxxi y sus estudios en torno de una expresión americana ligada al
mestizaje sincrético y al desarrollo de una suerte de barroco lúdico, testimonian
parte del trabajo por desarrollar y las posibilidades y exigencias que los
americanos tenemos acerca del acuñamiento de un concepto propio y
alternativo de patrimonio que afirme la cualidad territorial y la peculiaridad de
una poderosa construcción mitológica que permita entender y reproducir la
relación fructífera entre sus sociedades y naturaleza.
En la última parte de este capítulo y luego de la tentativa de comparación de
nociones de patrimonio diferentes en Europa y América querría trabajar un
poco mas sobre el posible acuñamiento de una oposición entre patrimonio
cultural y patrimonio ambiental; entre colecciones de objetos y estructuras
territoriales de paisaje y en definitiva en torno del posible valor que podría
asignarse en América a la condición patrimonial emergente de la existencia, de
territorios mitológicos y no por ello meramente de territorios productivos, una
190
de cuyas consecuencias es la cultura como aporte de trabajo o cultivo al
territorio .
A partir de la omnipresencia de lo ambiental americano - la Hylea de Humboldt
- se trata de postular la preponderancia de un patrimonio ambiental en tanto
manifestación de relaciones sociedad/naturaleza en lugar del clásico concepto
de patrimonio cultural.
La noción de patrimonio ambiental conlleva a una concepción no
coleccionística ni privatista de lo patrimonial; por lo tanto, en extremo, a una
visión no objetualista ni clasificadora de fragmentos discretos y selectos de la
materialidad susceptible de adquirir valor patrimonial devenido de su
diferencialidad.
Este argumento ambiental opuesto asimismo al naturalismo ecologista, se
propone evaluar la significación del sitio como pre-determinación del gesto
objetual social; el sitio no como esencia natural sino acción de descubrimiento y
ocupación, de relevamiento y designación que por tanto, queda trasvestido en
ambiental (ya no natural) aunque en muchos casos ello implica cierto
investimiento religioso panteísta no exento de temor y reverencialidad.
Así emergen cuatro categorías significativas de patrimonio ambiental: el paisaje
natural o fundante como motivo de contemplación y discursos cosmogónicos; el
paisaje como materia transformada en las alternativas de la antropización; el
paisaje del gesto colectivo en la no-ciudad americana dominada por la
hibridación mestiza y populista y el paisaje de una clase de producción social
de objetos determinada por su voluntad de inserción en lo natural pre-cultural.
La construcción de una concepción ambiental patrimonial requiere por último,
una predisposición topofílica o sea una conducta afectiva con aquello que se
busca aquilatar como patrimonio social.
La idea subyacente de patrimonio en el contexto del desarrollo histórico
cultural occidental y desde el propio origen latino del término, refiere a una
voluntad de clasificación diferencial del continuum de las cosas materiales,
señalando que a través del valor y su apropiación, una clase de objetos
calificados conforman el patrimonio de una persona, familia, sociedad urbana,
institución, Estado, etc.
Si bien en extremo como dice Marx, siempre en la base de la producción de las
cosas materiales existe un componente de trabajo -es decir, una aplicación de
esfuerzo humano o social sobre la materia prima de lo transformable, o sea la
naturaleza- lo cierto es que la noción de patrimonio se acerca al valor más
diferencial de la labor humana, esto es al generado en mérito a una calificación
artística.
Así si la noción occidental clásica de patrimonio está referida a una idea de
calificación diferencial mediada por la cultura en tanto forma y sistema de
otorgamiento de ese valor diferencial genéricamente artístico, existiría desde
otro criterio propositivo, una noción de patrimonio que podríamos definir como
ambiental, consistente en la calidad de las relaciones entre una sociedad
determinada y una porción discreta de naturaleza ya sea en cuanto a las
modalidades y técnicas ligadas a la producción de base natural o en relación a
las formas y clases de instalación habitativa: es decir el patrimonio ambiental
es consecuencia de adecuadas estrategias de productividad y habitabilidad..
Cuando existe un cierto equilibrio en esta relación como normalmente ocurre
en las culturas vernáculas se puede decir que las sociedades de dichas
culturas - y extensivamente la humanidad - poseen cierto patrimonio ambiental.
191
Tal equilibrio está normalmente ligado a la relativa racionalidad o maduración
visible en los procesos de antropización de la naturaleza: por ejemplo,
Heidegger encontraba este equilibrio -el locus esencial- en ciertas ocupaciones
sensatas y perdurables de áreas de bosques de la Selva Negra dónde él
pasaba algunos de sus veranos, es decir en cierta forma, la perduración de
modalidades habitativas algo supérstites del modelo de las aldeas germánicas.
Ocupaciones devenidas de tradiciones rurales de muy escasa variación a lo
largo del tiempo respetuosas de las formaciones naturales y renuentes a
cualquier clase de exacerbación, sobre todo urbana, de la antropización.
Si bien con un talante conservador rayano en la valoración del heimatstil
hitleriano, Heidegger valoraba como condición de patrimonio la perduración por
así decir, antimoderna, del antiguo modelo aldeano germánico, que supo
oponerse Rhin mediante al expansivo criterio de la urbanidad romana y del cuál
pudo haber emergido esa arcaica asociación entre los conceptos de cultivo y
cultura, que en alemán se nombran indistintamente con la palabra bauen que
quiere decir a la vez cuidar o cultivar tanto como construir o erigir.
El edificar es según Heidegger, ya un morar en el lenguaje y por lo tanto en una
reconstrucción arqueo-semántica de la idea de patrimonio deberíamos valorar
sobre todo, la unidad construcción/ instalación y acogimiento en lo natural, el
erigir moradas o residencias tanto como el cuidar y preservar el territorio
natural originario. El das-ein o ser-ahí esencial en la definición heideggeriana
de existencia, se da en tanto haya un ein/ahí de entidad y calidad, de
conjunción armónica de cultura y naturaleza, de objetualidad y soportes
naturales.
Desde esta perspectiva podríamos confrontar u oponer las nociones de
patrimonio cultural y patrimonio ambiental, siendo la segunda más inclusiva y
abarcativa de la primera: en efecto sólo en el contexto amplio -y por tanto,
social- de la idea de patrimonio ambiental puede circunscribirse y definirse el
campo de parámetros valorativos del cuál extraer los criterios de formulación
para un corpus de patrimonio cultural, que entre otros aspectos demarcaría la
especificidad cultural de una genérica relación civilizatoria de articulación
sociedad y naturaleza en las largas duraciones por ejemplo, las que inspiran
las fases históricas de los modos productivos de Marx .
A partir de estas ideas de prevalencia de la idea de patrimonio ambiental
respecto del enfoque más restrictivo de patrimonio cultural que termina por ser
básicamente, objetualista, diferencial en su criterio de valor/apropiación, prourbano/ monumental e histórico/artistizante, podríamos discutir algunos aportes
recualificadores como las ideas de sustentabilidad territorial y ritos
refundacionales en Alberto Magnaghi, de bioregión en Richard Sale y Adrian
Atkinson y de capital y deuda natural en William Rees.
Magnaghiclxxii critica el desarrollo urbano italiano y su estúpida
tendencia a la metropolización, cuando goza de una construcción histórica
del territorio lo suficientemente equilibrada y dispersiva.
Frente a las tendencias pro-urbanas concentradoras propone la
reterritorialización, entendible como la recuperación de ruinas, vestigios y
fragmentos históricos, culturales y ambientales que están disponibles como
sedimentos territoriales y energías de contradicción respecto de la prourbanidad indiscriminada y anonimizante y que hay que potenciar, para
fortalecer un concepto de sustentabilidad territorial cultural a través del
192
desarrollo de las sociedades locales y del aquilatamiento de los tipos
territoriales.
En el seno de sociedades industriales avanzadas queda planteada así la
desafiante postura, de sabor conservador, de la recuperación del saber local de
los paeses y sus patrones ancestrales de asentamientos.
Saleclxxiii , recuperando una tradición wild americana -que recoge las hipótesis
regionalistas de Mumford, Turner y Odum, teñida de cierto matiz de utopismo
rural socializante- formula la idea de bioregionalismo como un sistema de
pensamiento acerca del desarrollo regional basado en cuatro puntos:
[1] Reconocer que la tierra urbana y las ciudades están inmersas en regiones
de las que hay que enfatizar el conocimiento profundo de su potencial
bioregional.
[2] Fortelecer el proyecto ideológico de revivir los modos históricos y folk de
entender la región.
[3] Desarrollar el potencial de conocimiento tradicional y contemporáneo sobre
lo regional como un proyecto político y económico.
[4] Generar una auto-liberación en relación a una cerrada vinculación entre el
territorio y la ciudad.
Este discurso rechaza su conversión en paradigma - no quiere expandirse - y
retoma ciertas disquisiciones del clásico regionalismo geográfico acerca de la
entidad de las cuencas y la redefinición de los hinterlands urbanos, cuestiona la
expansividad del urban lifestyle y coincide, en la práctica, con las ideas más
innovadoras de grandes teóricos de la planificación que como John Friedmann
proponen un regionalismo territorialista (no funcional a los modelos
económicos) y el concepto de agropolitanism que es en rigor, un elogio a las
pequeñas y mediadas ciudades, balanceadas en el seno de los espacios
regionales de dominante rural.
Atkinsonclxxiv avanza en estas consideraciones sobre bioregionalismo y
propone 5 principios para definirlo:
[1] Las bioregiones son áreas territoriales geofísica y ecológicamente
coherentes que, sin embargo no tienen fronteras nítidas.
[2] Las bioregiones son entidades culturalmente coherentes y los procesos de
urbanización comúnmente conllevan la atrofia del conocimiento local en su
sentido bioregional.
[3] El bioregionalismo intenta designar los espacios territoriales a través de una
semántica del consumo, no de la producción.
[4] La medida de la salud de una bioregión es su ajuste a una carrying capacity.
[5] El modelo autosuficiente (todo lo consumido es producido regionalmente) es
el desiderátum bioregional contra las tendencias homogeneizadoras y
reductoras de la variedad (o maximizadoras de especialización y expansión del
intercambio lejano) del capitalismo avanzado.
En resumen, estos presupuestos de Atkinson contienen la idea clave de
negarse a que el suelo local y regional sea percibido y operado como una
commodity.
Reesclxxv analiza la demanda incesante e irracional de recursos naturales
suscitada por el consumo urbano en torno del concepto de huella ecológica
(que es la expresión territorial de esa demanda, alcanzando a unas 5.5
hectáreas por habitante según el patrón desarrollado, lo que implica, en su
teórica o democrática generalización, disponer de unas 33 mil millones de
hectáreas productivas cuando el mundo posee, al máximo de producción, sólo
193
13 mil millones) que implica reconocer la irracionalidad subyacente en esta
pregunta que este autor formula: Si la ecósfera es materialmente cerrada y
limitada porque se enfatiza la extrema apertura de las regiones urbanas? . A
partir de estas ideas Rees esboza unas serie de propuestas:
[1] El desarrollo urbano sustentable sólo es teóricamente correcto en la medida
que se considere la interrelación de todas las regiones urbanas.
[2] Las presiones de mercado a la sustentabilidad de una región urbana afectan
la capacidad de carga y el capital natural de otras regiones.
[3] Es preciso corregir los errores del mercado y revaluar consecuentemente,
tierras y ecosistemas.
[4] Sería necesario revisar el patrón de desarrollo (?) de las ciudades
tercermundistas.
[5] Las áreas del sur del mundo que poseen el 80% de los recursos naturales
deberían permitir exportaciones de los mismos que no afecten el
mantenimiento de dicho capital natural.
[6] Deberían imaginarse formas de gobierno local y regional capaces de
garantizar los life-support landscapes y sus potenciales de capital natural.
[7] Posiblemente la imposición internacional del concepto de capital natural y
deuda natural, del norte respecto del sur sea mucho más significativa, por su
envergadura económica que la deuda financiera del sur respecto del norte.
Este pequeño resumen de ideas generadas por autores alternativos del mundo
desarrollado, nos acerca un contexto político, económico e histórico en el cuál
situar la discusión acerca de la eventual oposición de los conceptos de
patrimonio cultural y patrimonio ambiental: creemos en tal sentido que el
segundo incluye y relativiza el primero así como reformula todo el sistema
conceptual y metodológico desde el cuál plantearse la problemática
latinoamericana.
No quisiéramos con ello devaluar la noción de cultura, sino simplemente
reproponerla como el marco de lectura local, regional o territorial para
aprehender adecuadamente los términos de la antropización de lo natural es
decir, los términos de calidad o valor ambiental en tanto dicha antropización o
culturalización sea equilibrada y sostenible.
Tendríamos que ser
capaces de distinguir eficazmente - o sea
políticamente- la diferencia entre ecologismo y ambientalismo entendiendo
estas nociones como ideologías no semejantes sino más bien contrapuestas.
Dos pequeños libros de sendos intelectuales italianos de mediados de los 70
(es cierto: las condiciones políticas de esos años cambiaron bastante, pero
también se agudizaron los problemas ambientales; no será hora de resituar y
retomar estos discursos?) ayudan a discernir esta cuestión.
Enrico Tibaldiclxxvi en su polémico panfleto Antiecología propone una acerba
crítica al contenido ideológico de la ciencia ecológica - en tanto, funcional al
sostenimiento del capitalismo - cuanto la necesidad de enfocar los problemas
ambientales como problemas sociales: La explotación del hombre por el
hombre ha permitido pensar en la relación hombre-naturaleza como una
relación de explotación de los recursos.
Los poseedores del poder, los patronos, pueden tomar la iniciativa de educar a
los otros imponiéndoles su propio modo de ver y actuar frente a la realidad.
Aquí se enuncia el desplazamiento de la problemática intersocial (o de las
diferencias en la apropiación de la naturaleza) a la problemática ecológica (en
194
tanto que toda la sociedad es culpable de afectar toda la naturaleza
ecosférica).
Sigue así Tibaldi diciendo que la ecología como pseudociencia del ambiente
es muy reciente; hija del capitalismo avanzado forma parte de una amplia
constelación de ideologías que tienden a presentar a todos los hombres
iguales; todos somos asesinos, todos somos consumidores, todos estamos
contaminados, todos somos contaminadores. Pero dado que es evidente que
todos no somos iguales, entre una de las muchas fábulas que la clase
dominante nos cuenta encontramos también una fábula ecológica: Caperucita
Roja ha desobedecido a mamá-naturaleza y será devorada por el lobocontaminación.
Por fuera del alto voltaje setentista de este discurso quizá queda claro que
existen diferencias aún en sus estatus ideológicos entre el ecologismo y el
ambientalismo: al segundo enfoque le interesa comprobar los efectos sociales
de la irracionalidad en la relación sociedad/naturaleza y dichos efectos
devienen, entre otras cosas de la apropiación social diferencial de fragmentos
también diferenciales de naturaleza; más que integrar o globalizar al
ambientalismo le importa sobre todo, diferenciar o localizar.
Nuestro otro autor, Emilio Turriclxxvii en su libro Ambiente y Sociedad, en un
contexto semejante sitúa la limitación estructural de la continua tendencia a la
homogeneización cultural y bastante antes del discurso imperativo de la
globalidad dice lo siguiente: Una cultura tecnológicamente especializada tiene
limitadas posibilidades de respuesta, limitado campo de elección fuera del
ambiente al que se ha adaptado.
Sin embargo el movimiento histórico contemporáneo presencia la expansión de
una cultura tecnológicamente especializada urbana, industrial, objetual,
privatista, consumista y sus limitaciones de respuesta y adaptación a otros
ambientes se convierten ahora en problemas ambientales para los sujetos
sociales de esos ambientes conquistados.
Llevando ahora la cuestión nuevamente al tema de lo patrimonial es evidente
que deberá distinguirse patrimonio ecológico -el relicto natural puro, el
santuario o área protegida, relativamente a salvo de las acciones antrópicas
que debe salvaguardarse como reserva de stock de recursos y/o como medidatestimonio de la naturaleza originaria, como la idea de una Amazonia de la
humanidad, no de los brasileños y mucho menos, de los yanomami- de
patrimonio ambiental.
Esta segunda noción es más bien el territorio real de la interacción entre
sociedad y naturaleza en donde se entablan las luchas sociales por
determinada calidad o estilo de apropiación habitativa y productiva de tal
naturaleza territorial: es la fricción ambiental del hábitat o soporte de dominante
natural más o menos tecnológicamente antropizado y el habitar o cuadro de
necesidades de vida sociales; fricción que cuando deviene en algún tipo de
irracionalidad hace emerger el problema ambiental.
En este sentido una idea de patrimonio ambiental sería el reconocimiento (y
eventualmente, el manejo o la gestión) de los equilibrios o adecuaciones
territoriales relativas entre grupos sociales y fragmentos de naturaleza. Que
oscila entre la adjudicación de tierra (naturaleza) a grupos sociales que la
reivindican históricamente por haber sido despojados de ellas con la falsa
asignación de soberanías para obstruir políticas nacionales como el
195
movimiento internacionalista a favor de otorgar soberanía a la etnia yanomami
sobre la Amazonia en detrimento del Brasil.
Por contra discursos ecologistas que eluden la conflictividad social, diríamos
que la conversión de ciertos territorios en patrimonio ambiental - como por
caso, la selva lacandona chiapaneca o los latifundios improductivos de los
bordes del bioma del Gran Chaco Gualamba brasileño - implicaría la necesidad
de obtener reequilibrios sociedad/naturaleza que suponen tanto la resolución
de las demandas de tierra del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional)
en México como la instalación efectiva de los grupos familiares del MST
(Movimiento de los Sin Tierra) en Brasil o de los movimientos campesinos del
Chaco paraguayo.
Así la concepción del patrimonio ambiental contiene la idea de una nueva
mirada sobre lo territorial capaz de advertir sobre todo, las características de
una antropización adecuada o racional.
Es lo que Enrique Leffclxxviii propone como búsqueda y obtención de una
racionalidad ambiental que sea crítica, superadora y abarcativa de las
racionalidades históricas precedentes, como la marxista-productivista, la
weberiana-instrumental o la foucaultiana-relativista.
Desde la perspectiva de Leff, la racionalidad ambiental no se presenta
históricamente como un modo mas de fijar criterios de razón, sino como una
racionalidad evolutivamente superior instalada en el saber como una respuesta
a la necesidad de advertir sobre el destino inexorablemente destructivo
inherente a la consumación histórica del modo productivo capitalista.
El parámetro axiológico de una noción de racionalidad ambiental puede servir
para una actitud de crítica y control pero también para una base metodológica
de otorgamiento de valor diferencial al territorio a la búsqueda de una
adecuada caracterización de esta idea de patrimonio, notoriamente en ciernes
frente al gran desarrollo de los criterios clásicos del patrimonio cultural artístico,
arqueológico, monumental, etc.
El desarrollo de un pensar/valorar patrimonial ligado a lo diferencial y objetual y
a la proposición de colecciones o conjuntos discretos de objetos singulares
connotados por un valor singular se ha escindido –o ganado en abstracciónrespecto de los continuums territoriales, como sistemas de paisajes exógenos y
asentamientos endógenos, de percepciones y apropiaciones.
Aún así, quizá en un estado fermentativo y fragmentario, hay algunos discursos
convergentes a la construcción de estas nociones.
Por ejemplo la revisión subjetivo-perceptualista que Richard Sennettclxxix en La
conciencia del ojo propone para la rehistorización completa de las ideas
clásicas de la urbanidad occidental.
Más que ofrecer lecturas de las estructuras de dicha urbanidad, el sociólogo
norteamericano plantea estudiar a través de la conciencia del ojo - o sea, el
acuñamiento de ciertas subjetividades socio-históricas en torno de las culturas
de la percepción, que es una forma de la convivencia social y sus
representaciones- el tema de los fenómenos o conductas psico-sociales más o
menos recurrentes en el seno de cada cultura histórica. Otros trabajos del
Sennett y desde su puro título (tales como Carne y Piedra , La Corrosión del
Carácter o El Artesano) dejan claro su opción historiográfica por lo subjetivo
subalterno-popular y culturalmente geosituado.
196
Entendiendo mejor al sujeto y su habitar podremos entender mejor la relación
habitar/habitat y por lo tanto adquirir conocimiento de los valores ambientales y
su presumible cualidad patrimonial.
En este sentido la idea de hábitat recurre más al análisis de las mejores
relaciones entre artefactos habitativos y sus sitios de emplazamiento –
valorando por ejemplo, mas la larga serie de performances tipológicas de
ajuste por prueba y error que la diferencia innovativa de un autor individual- que
a la autonomía de la arquitectura pensada más como un campo específico
La historia sennettiana al ser mas subjetiva que objetiva y a pesar de situarse
en entender la historia eurocéntrica, ofrece un singular aporte al argumento
americano de una mayor importancia del sujeto sobre los objetos es decir
aquella postura en la cuál el sujeto americano retorna a una relación primaria y
cosmogónica o ritualizada con el el puro territorio no con éste como plataforma
productiva ni con la cultura del patio de los objetos, que es expresión algo
irónica con la que Kusch comparaba el objetualismo europeo del ser para tener
respecto de la soledad subjetiva americana del estar para durar.
Un geógrafo norteamericano, John Shortclxxx en su Imagined Country -que
traduciríamos como territorios imaginados- se propone una lectura de las
relaciones entre la sociedad y sus ambientes filtradas por la cultura.
Aparecen así aspectos como la ruralidad, el territorio o la ciudad en clave de
como se re-conocen y re-presentan, de como sus significados, asumidos
socialmente, pueden contribuir a consolidar aspectos de identidad regional o
nacional.
El territorio se revisa deconstruido en un conjunto de mitos ambientales, los
que a su vez suelen ser retrabajados en la construcción de productos
culturales, fortaleciendo esa entidad mítica.
Short en particular, analiza tres conjuntos de productos: los westerns
norteamericanos, las novelas inglesas y las pinturas paisajísticas australianas,
viendo como en esas configuraciones emergen los mitos ambientales
territoriales, propios de cada cultura regional.
Por fuera de su repertorio específico de temas-territorios (cine, novela, pintura
paisajística; USA, Inglaterra, Australia) el libro ofrece pautas metodológicas que
contribuyen al análisis topofílico o afectivo de las estructuras ambientales y sus
fenómenos de percepción: nuevamente en tal enfoque parece poder
sustentarse una indagación contributiva al concepto de patrimonio ambiental.
Tal relación topofílica con los paisajes-territorios resulta en América una
ambivalencia de amor-horror, de afecto-miedo, de provecho-conjuro, dialéctica
que explica el trato del hombre americano con sus territorios convertidos en
receptáculos de registros y discursos.
La
condición
americana ,
según
las
célebres
páginas
de
Alexander von Humboldtclxxxi, sería esencialmente la de una omnipresencia
magnificente de lo natural - que dio curso al bautizo de Hylea, con que el
científico prusiano se permitía, en terminología griega renombrar América aunque a la vez presentaba en clave evolucionista un claro enfoque del
desarrollo cultural americano como perteneciente al cuadro de los pueblos
primitivos.
Si todo lo natural era más grande y complejo que lo que manejaba su
experiencia eurocéntrica, todo lo cultural -visible desde el registro de las
costumbres hasta en la cualidad de las ruinas arqueológicas - le parecía menos
valioso y más primitivo que los parámetros recogidos por dicha experiencia de
197
talante enciclopédico, aún cuando fue harto más valorativo de América que su
contemporáneo Hegel.
De todas formas, el entusiasmo del ojo científico europeo -que por otra parte
integraba el amplio espectro de los viajeros y cronistas, desde Fernández de
Oviedo hasta Darwin- rescataba la relevancia del mundo natural primigenio,
que en el transcurso del tiempo recogió la valoración de biodiversidad
excepcional con que ahora mismo es reconocida esta región
y
hemisféricamente, el sur en general, depositario de las reservas más nutridas y
variadas de recursos y que dio vía a los discursos globalizantes de la
Conferencia de Río y su discutible Agenda 21.
El reconocimiento de esa biodiversidad es desde luego, una clave para
construir el criterio de patrimonio ambiental como un marco que desde ese
fundamento, integre de manera sedimentaria, la antropización ulterior y no que
derive hacia una idea de patrimonio según la cuál la cultura es esencialmente,
conflicto u oposición respecto del mundo natural.
Un buen ejemplo de esta idea integrativa y superadora del criterio de
patrimonio lo configura el área de algo más de 32000 hectáreas consagrada al
Santuario Natural de Macchu Picchu: allí están, como se sabe las ruinas de la
ciudadela incaica a que aludimos más arriba, pero también, como se sabe
mucho menos 374 especies distintas de aves, casi el 5% de la totalidad de
especies conocidas en el mundo en un área de pocos kilómetros cuadrados.
En rigor y retrospectivamente es preciso revalorar el gesto antrópico de los
incas en la selección del sitio y en el acogimiento de una instalación artefactual
cultural en el contexto de una entidad paisajística y ambiental , generando por
tanto un fragmento complejo de interacción entre sociedad y naturaleza, es
decir un excelente ejemplo constitutivo de lo que llamamos patrimonio
ambiental, capaz de contener y enriquecer la mera instancia del patrimonio
cultural (objetual, arqueológico, artístico, urbano-arquitectónico, etc.).
El sitio pre-patrimonial por así llamarlo, aparece como determinación y
posibilidad del acto antrópico en tanto instalación territorial consciente y
compleja y en esta condición, como cualidad esencial contributiva a la
constitución del valor patrimonial.
La antropización primaria o el gesto fundacional de instalación puede así ser
entendido como un modo de lectura, interpretación o reconocimiento de la
condición natural del sitio, de su cualidad de locus natural.
En Wiñay Wayna, un sitio apenas a 6 kilómetros de Macchu Picchu existe todo
un proceso de desarrollo del gesto antrópico - el proyecto y construcción del
sitio artificial- deducido de lecturas de reconocimiento del lugar natural
preexistente: en la secuencia de baños rituales que elaboran el tema de las
cascadas de un riachuelo que desciende desde Phuyupatamarca, en el edificio
semicircular que dialoga e imita el nevado Wakay Willka, al que se enfrenta.
La piedra sagrada del Templo de la Luna de Macchu Picchu a su vez, evoca o
describe la montaña venerada de Pumasillo creándose un objeto-eco de la
forma natural, como ocurre también en el llamado Templo del Cóndor, en el
Intiwatana o la piedra sacrificial o astronómica que intercepta las trazas
macroterritoriales del sitio -la conexión entre cuatro montes ceremoniales - y en
el Templo de las Tres Ventanas que no sólo permite medir los solsticios sino
que le hizo inferir al descubridor Bingham que se trataba del sitio que
reconstruía el mito fundacional incaico con la alusión a los hermanos Ayar y su
198
emergencia al mundo desde tres nichos o cavernas, su llegada a la luz desde
las rocas.
Se da pués toda una compleja imbricación de historia mitificada y naturaleza y
la pura producción antrópica se nutre de discursos de interpretación y
reconocimiento del paisaje, en tanto éste vehiculiza los elementos
cosmogónicos de la sacralidad panteísta de la que se constituye no sólo la
historicidad o el transcurrir temporal al compás de los pulsos rituales sino
asimismo toda la cotidianiedad social, aún en las diferencias estamentarias de
estas formaciones.
Este mecanismo proyectual o interpretativo -del cuál emerge toda la producción
que luego reconoceríamos como de calidad patrimonial- no sólo es encontrable
en los grandes conjuntos urbanos o sitios de acogimiento de un complejo
territorial en el contexto de un sistema natural sino asimismo en todo el
espectro material, que incluye a las piezas arquitectónicas de tales conjuntos y
a los objetos cúltico-funcionales complementarios como queros, estelas,
artefactos funerarios, textiles ceremoniales, etc.
Decimos que esta materialidad ritual y cotidiana, saturada de significación
cosmogónica de base panteista, está apoyada en una voluntad integrativa de lo
antrópico en lo natural, básicamente a través de mecanismos poiéticoproyectuales miméticos por lo demás, bastante semejantes a la tekné griega,
también equidistante de los polos del arte y el artesanato y por otra parte, es la
forma de re-escribir- en un contexto cultural sin escritura a la manera occidental
- el discurso de lo arquetípico en lo ritual cotidiano o si se quiere, de rearticular
historia y mitología.
Bastante se ha dicho acerca del fenómeno de fusión de historia y mitología con
que los cronistas españoles -formidablemente resumidos, en la complejidad de
su proyecto en Orbe Indiano de David Bradingclxxxii- emprendieron el registro de
la aventura de la colonización, según el cuál y seguramente imbuídos del
espíritu milenarista, acometieron un trabajo semejante al de los responsables
de las Escrituras en cuanto a su natural disposición a fundir mitología e historia,
por cierto bajo el tamiz de la cristología que predicaban: así se explica como
señala Henrique Urbanoclxxxiii, que el clásico ciclo andino de los héroes
Wiracocha sea transcripto/descripto a la luz de las teologías que portaban los
cronistas o bien que lo que no era funcional a esa teología -como por caso, el
ciclo de un verdadero anti-héroe cristiano como Thunupa, sin embargo de
fuerte presencia mítica, aún hoy en el mundo andino- fuera directamente
ignorado.
La historiografía andina y en cierto modo la mesoamericana han aceptado
constituirse a partir de esta base mitológica, en tanto consideran como fuentes
primarias documentales a tales productos cronísticos que cumplieron el inicial y
fundante rol de construir discursos temporales organizados a partir de una
materialización de lo mítico: la discursividad historizante de los cronistas
respecto del material mitológico ha producido, artificialmente si se quiere, un
diferente documento; la transcripción espacial o la indagación de las
expresiones concretas de esa materialidad podría dar paso a una análoga
construcción de otro núcleo conceptual, como sería el caso de otra noción respecto de la europea tradicional- de monumento o unidad de patrimonio.
Así como hay una historiografía devenida del proyecto de re-escritura de los
discursos mitológicos y su conversión en soporte documental podría haber una
concepción patrimonialista, más bien de alcances ambientales antes que
199
artístico-culturales, que emergiera del correspondiente análisis de las
expresiones material-espaciales de dicho sistema mitológico.
Parte de ese trabajo está desarrollado en diversas investigaciones, como la
antología organizada por Urbano antes citada, en la cuál un grupo de diferentes
expertos abordan el análisis del carácter fundante de lo mitológico en un cierto
conjunto de materiales alrededor del tema de la figura -en las túnicas, las
pinturas o la iconografía arquitectónica- y del tema de la palabra -en los
cuentos folklóricos y las tradiciones orales- precisamente a partir de como
esos materiales no documentales fueron reelaborados, transcriptos y
explicados durante el período colonial y preferentemente en torno de las
interpretaciones sincretistas e inter-culturales de los cronistas eclesiásticos: así
el tamiz de los cronistas -o la muy peculiar transcripción del sistema mitológico
americano hecho en buena medida, por intelectuales utopistas europeos como
eran básicamente los sacerdotes dominícos, franciscanos y jesuitas -resulta un
importante aspecto en cuanto a la necesidad de abordar o definir una noción
alternativa de patrimonio apoyada en este caso y a partir del rol fundante de lo
mitológico, en la relectura acerca de las relaciones sociedad/naturaleza que
engendra la cualidad ambiental que consideramos sustancial en nuestro
análisis americano.
Sobre la base de los sedimentos ambientales y mitológicos descriptos emerge
la idea de paisaje como estructura o forma que engloba y sintetiza el continuum
en el cuál deberíamos ser capaces de efectuar lecturas interpretativas
tendientes a indagar acerca de la existencia de unidades o elementos de
patrimonio, no ya en los convencionales términos de materialidad discreta sino
según otros parámetros y valoraciones.
Por ejemplo el paisaje en cuanto sistema perceptivo individual y comunitario, el
paisaje como entidad no abstracta sino humanizada por caso, en la pasión de
registración toponómica y en la voluntad de nombrar integramente los
accidentes o contingencias de los territorios que poseen los pueblos originarios
de cada región o el paisaje como espejo y recordatorio de aspectos inherentes
a las religiones panteístas. Si se amplia, como vimos la noción de patrimonio y
se la extiende a dimensiones territoriales, también será preciso ampliar el
sentido de la idea de paisaje, dada una mayor interacción entre comunidad y
paisaje observable en tales pueblos.
En cuanto realidad presente y a la vez registro de los cambios históricos en
tanto actitudes o procesos antrópicos transformativos de lo natural original o
fundante, en América parecen existir al menos cuatro situaciones que merecen
nuestra consideración preferente:
[1] El paisaje como objeto y condición de contemplación y los efectos
existenciales devenidos de tal situación.
[2] El paisaje como escenario y testimonio de transformaciones antrópicoproductivas.
[3] El paisaje alternativo de las imperfectas ciudades americanas.
[4] El paisaje en tanto condición activo-receptiva en cuanto a una producción
cultural propia del mundo artesanal más bien integrativa e imitativa respecto del
paisaje como macro-forma o soporte finalmente acogedor de esa clase de
producción (o micro-forma).
En lo que sigue analizaré estas cuatro nociones o proposiciones, que en rigor
pueden llegar a contener los términos programáticos de una indagación
200
alternativa - en tanto ambiental y mitologista - respecto de la cuestión del
patrimonio en su dimensión territorial.
Desde luego la idea del paisaje como objeto y condición de contemplación y a
partir de ello la emergencia de diferentes construcciones desde psicológicas a
filosófico-religiosas es quizá la más americana -o extensivamente, extraoccidental- de las nociones habituales y la que menos se ajusta a la idea
convencional de cultura, entendida más bien como distancia, enfrentamiento
transformativo y aún violencia respecto de la dimensión arquetípica del paisaje:
la cultura occidental hace gala del valor humano de lo diferencial respecto de lo
natural y en ese valor diferencial constituye su idea básica de cultura y
patrimonio.
Kuschclxxxiv matiza algo más este respeto por el paisaje de dominante natural al
señalar que por fuera de la idea amable que subyace en la visión científica de
Humboldt sobre el paisaje americano, por el contrario en la raiz de la vida real,
éste inspira temor, conmueve y se presenta como amenazador y
eventualmente dañino, como se expresa por ejemplo, en la novelística de
Rivera, Icaza o Asturias: hay cierto espanto humano frente a lo in-humano o
sobre-humano del espacio natural, el cuál queda ahí, a ser contemplado y
conjurado lejos de toda voluntad técnica de dominación. El entendimiento de lo
comunitario-solidarista americano debe situarse así, en una actitud de
elemental defensa o hálito de mera supervivencia.
El relato del Popol-Vuh de los mayas no es otro que la reiteración del mito
americano de las cuatro edades según las cuáles se trata de sobrevivir ante la
presión del Gigante Negro -la naturaleza- mediante adaptaciones sucesivas
con contenidos mágicos o alquímicos que como el Gigante Blanco -el maízgarantizarían sólo de forma solidaria, la supervivencia. Así la vida cotidiana por ejemplo, el ciclo de las prácticas agrícolas- es fuertemente emocional y
mágica, poco y nada técnica y en permanente contacto temeroso y reverencial
con la envolvente natural cuyo paisaje o evidencia sensorial debe ser objeto de
constante contemplación y desciframiento: esta actitud aún o sobre todo en el
mundo práctico cotidiano, implica nutrir lo habitual de un contenido mágico y
ello supone el montaje de rituales o sea, despliegues plásticos o
manifestaciones expresivas.
Para apenas vivir (no trascender) hay que entender/descifrar la naturaleza y
para conjurar su in-humanidad o monstruosidad destructiva hay que practicar
rituales mágicos conjuratorios (rogativas, reclamos, agradecimientos,
invocaciones) y ello establece la actividad que llamaríamos expresivo-sensible
o muy imperfectamente, artístico-cultural. El desciframiento mencionado da
paso al saber empírico de los baqueanos o rastreadores, los que pueden leer el
libro de la naturaleza.
Por eso la objetualidad -o si se quiere, la materia del patrimonio- no es nada
fuera de su interpretación en el contexto de su relación con lo natural, desde lo
que se entiende y funda como ritual.
Un efecto subsidiario de este componente que define lo patrimonial como
ambiental y mitológico es la voluntad de exposición, la apertura al espacio de lo
natural y consecuentemente por ejemplo en la arquitectura, la voluntad de
circunscribirse a la idea de espacio abierto, no interior: sin contacto con la
cosmogonía de lo natural -el ciclo de la luz solar o de las estaciones, la
alternancia sol-lluvia, etc.- la vida interior resulta altamente insegura o
peligrosa.
201
Y otro efecto secundario de alto interés, es la geometrización de los productos
culturales, entendible como el máximo gesto de conjuración de lo monstruosonatural, la aventurada idea de proponer un mínimo orden cósmico-humano
frente a la omnipresencia de lo caótico-natural o in-humano.
Se ha sostenido dado el origen de la expresividad geometrizante en las
prácticas textiles (los tocapus incaicos por ejemplo) que este efecto estético
particular es una expresión de la estabilización humana en su conflicto de
supervivencia y paralelamente, una manifestación devenida de la instauración
de formas matriarcales en el control de las prácticas textiles. Prácticas que al
contrario de las agroproductivas, no requerían exponerse al peligro de lo
natural.
Lo último que vale la pena consignar en este párrafo comentador de las ideas
de Kusch es que si bien se trata de referencias al momento indígena o
fundacional americano muchas de estas características concurrentes a definir
lo esencial americano en relación a la idea de patrimonio ambiental, subyacen
todavía y han atravesado nuestra historia, contaminándose con el contacto
formal con la cultura occidental y convergiendo con fuerte vigencia de aquella
originalidad, en la conformación de los híbridos discursos del mestizaje.
En algunos estudios etno-arqueológicos andinos de Tom Zuidemaclxxxv las
relaciones contemplativo-operativas de sujetos/comunidades y territorios -lo
que da lugar a la sustanciación de la complejas relaciones ambientales y sus
consecuencias patrimoniales- echan bastante luz junto a otros trabajos,
respecto de estos aspectos rito-mitológicos, en su faz de manifestación
territorial.
Por ejemplo Zuidema ensaya una explicación de los ceques, ejes que
describían la estructura territorial a partir del Cuzco y que a través de ciertos
elementos materiales (trazas, constelaciones de huacas o enterratorios
ceremoniales) cumplían además funciones más complejas desde evocar los
ritos fundacionales y sus genealogías constitutivas del poder aristocrático hasta
designar los espacios territoriales del curacazgo.
Los 41 ceques irradiados desde el Templo del Sol interceptaban 328 lugares
sagrados o huacas y esta organización no sólo representaba la historia/
mitología y la organización del imperio sino que también implicaba un modo de
interpretar la complejidad del mundo sobrenatural, ya sea a través de la
posibilidad de registrar fenómenos astronómicos en dichas trazas, como sobre
todo, ordenar y regular la administración hidráulica del territorio, articulando en
este caso nuevamente, los aspectos rituales conjuratorios del mundo natural
con el manejo del recurso en su finalidad productiva agrícola.
Si bien dominado por una cosmovisión mitológica panteista, el territorio era
manejado, desde esta complejidad de sentidos mágicos y técnicos
concurrentes a establecer cierta conceptualización de las relaciones
ambientales y por ende, de los artefactos patrimoniales. En base a los ceques
se montaban ceremonias invocativas que como la Citua o las de los parajes
Socaire y Occros, rogaban a las montañas en la dirección provista por cada eje
específico, que otorgáse su cesión anual de aguas mediante instrumentos
precisos, como las talatur, letanías de 12 coplas que los sacerdotes oficiaban
en las noches adecuadas.
Los estudios dedicados a los temas andinos han demostrado la compleja
significación de los ceques, trazas territoriales que como los irradian desde
Cuzco testimonian aspectos como los de la composición etnoterritorial
202
diversificada del imperio así como aluden a la ritualidad cosmogónica referida
al mundo hidrológico local, del cuál dependían estas culturas agrícolaintensivas, mediante no sólo obras de ingeniería sino sobre todo
procedimientos de rogativas, conjuros y acogimientos a las fuerzas del mundo
de la naturaleza.
La demarcación del territorio con vestigios materiales tales como los ceques,
las huacas (túmulos funerarios ceremoniales) o los puquíos (manantiales,
surgentes u ojos de agua), no sólo comportaban un modo de registro de los
controles territoriales desplegados por la articulación de micro-poderes locales
respecto de la organización federativa imperial sino además –careciéndose de
registros literarios o artísticos convencionales– elementos alusivos a los
dispositivos rito-cosmogónicos cuyos componentes toponímicos naturalistas
definían sistemas alternativos pero equivalentes a los que ahora entendemos
como monumentales o patrimoniales.
Asociado a este tipo de marca territorial está toda la carga semántico-ritual que
tienen los trabajos agrarios en la tradición andina según ya había quedado
registrado en una página de la Nueva Coronica del Buen Gobierno de Indias, el
memorial ilustrado de Guamán Poma de Ayala, del siglo XVII .
La larga carta de casi mil doscientos folios que el mestizo Poma de Ayala envía
como memorial de reclamos al monarca Felipe III y que recalara en archivos
escandinavos de donde se publicó facsimilarmente en este siglo, constituye un
precioso documento, mayormente gráfico, de la cultura precolombina andina –
que no dejó testimonios escriturales – de importancia singular no sólo para dar
cuenta de denuncias de los excesos coloniales (Guamán habría sido un
transhumante recaudador de impuestos a favor de la Corona según afirma en
su crónica, descendiente de incas o según hipótesis mas recientes, el cura
jesuita Blas Valera, hijo de india y militar español) sino para dejar registros de
actividades urbanas y rurales, ritos, vestimentas, arquitecturas y en rigor todo
aquello que complementado a los vestigios materiales de los residuos de esta
civilización subyugada, podemos entender como parte del patrimonio popular o
propio de las culturas vencidas y sus soportes materiales.
La imagen da cuenta de las ceremonias de la roturación manual para la
siembra del maiz y los tubérculos y se advierten tratamientos del territorio,
como conducciones y retenciones de agua y muros -o pirkas- de piedra
ensamblada que delimitan terrazas de cultivo.
El valor documental y diríamos patrimonial de estas actividades que ritualizan
lo cotidiano se confirma toda vez que aquello que describió Guamán todavía es
parte de los trabajos rurales en la sierra andina peruana . Imágenes más
reciente de actividades rurales andinas permite por mera comparación con la
lámina guamaniana, advertir la larga perduración de elementos propios de la
cultura material y el patrimonio popular desde el modo de tratar el territorio –en
el cuál la agricultura constituía casi una praxis religiosa de advocación al
mundo panteísta de su cosmogonía– hasta las herramientas como los arados
o roturadores de madera, ya que no se conoció el metal y las vestimentas,
algunas de cuyas cualidades preservaba del clima frío montañés o se refería a
la simbología cromática de los rituales de trabajo con la tierra concebida como
divinidad (Pachamama) sobre la cuál los trabajos agrícolas representaban
también rituales de adoración y conjuro.
Con ser significativo el concepto de contemplación del paisaje y su condición
fundante de una posible cualidad americana cifrada en el mero estar lo cierto
203
es que la colonización europea basada en una estrategia de ocupación
extensiva de los territorios mediante distintos dispositivos como las ciudades,
los repartimentos urbanos y territoriales -las mercedes o suertes de chácaras y
estancias- y los contratos encomenderos, supuso en un plazo más bien corto,
una intensa remodelación antrópica del paisaje natural y por ello, el inicio de
una tradición eurocéntrica cuyas características quedaron en un término medio
híbrido respecto de ambas tradiciones habitativas.
De tal forma el paisaje americano agregará una dimensión adicional a su
antigua condición de dominante natural y emergerá así el paisaje de las
grandes transformaciones antrópicas del territorio, a veces en el contexto de
ciertas manifestaciones de modernidad de laboratorioclxxxvi.
Desde este punto de vista y ya desde la inicial operación ocupacional caribeña
pocos años después del arribo de Colónclxxxvii, se sucederán numerosas
experiencias de transformación productiva y habitativa del paisaje natural:
desde su puesta en producción e intercambio como lo prueban las innovativas
explotaciones mineras de Potosí y el montaje de complejas novedades
tecnológicas y socio-económicasclxxxviii, el despliegue de las economías primario
extractivas con caracerísticas de enclaveclxxxix y sus estrategias de
desplazamiento metropolitano de las materias obtenidas por ejemplo, mediante
el sistema de las flotas de galeonescxc o las organizaciones adaptativas de
viejas instituciones europeas a la realidad americana, como por ejemplo, los
complejos conventuales como El Tejar y San Francisco en Quito, Los
Descalzos en Lima o Santa Catalina en Arequipacxci .
Esta hibridez, mestizaje o aún originalidad de la etapa colonial americana se
puede reconocer en asentamientos hoy muy deteriorados como se registra en
los fragmentos remanentes de los pueblos jesuíticos como la Misión de San
Ignacio .
Las misiones poseyeron un ingente caudal cultural -la biblioteca de La
Candelaria, sede del Padre Superior de la orden atesoraba 3500 volúmenes,
quizá el mayor repositorio americano de inicios del XVIII- crearon música sacra
original y una vasta producción artesanal que se colocaba en la mayoría de las
grandes ciudades coloniales.
La arquitectura supo ser introducida por padres alemanes bávaros o austríacos
y en menor medida españoles, que sabían de su menester por alguna
experiencia en construcción de templos en sus países de origen.
En rigor las características de todas estas estrategias urbano-territoriales no
sólo significaron la apertura a una reordenación esencialmente urbana del
territorio sino subsecuentemente, el desarrollo de una concepción de lo
patrimonial novedosa para la América aborígen aunque aprovechará su
potencial artesanal y simbólico , semejante -aunque a la vez, distinta en su
imperfección e hibridación- a los desarrollos culturales europeos sobre todo de
los períodos culturales renacentista y barroco.
Esas semejanzas/diferencias que dieron lugar, como sabemos a intensos
debates historiográficos e iconológicos, por caso sobre el barroco americano y
su respectiva posibilidad de autonomía como expresión artísticacxcii, constituyen
aún en sus posibles divergencias de interpretación y valoración, los términos de
un nuevo capital patrimonial que debe incorporarse en el análisis americano.
El desarrollo de las ciudades americanas en su correlación con la apropiación
de los vastos hinterlands rurales que es lo que en general, dió motivo a sus
fundaciones, es otra de las facetas del análisis que debe abordarse en la
204
consideración de lo específico patrimonial americano: es lo que propone el
significativo estudio de José Luis Romerocxciii y su indagación en torno de las
diferentes fases históricas y tipos ideológicos de ciudades hidalgas (siglos XVIXVII), criollas (siglo XVIII), patricias (1800-1880), burguesas (1880-1930) y de
masas (1930-1970).
El encuadre de Romero, eficazmente contenedor de los términos colonizantes
del proceso de urbanización americana pero también de sus paulatinas
instancias de identificación diferencial, es particularmente interesante desde
nuestras necesidades de definir la especificidad patrimonial puesto que ensaya
una ejemplificación y valoración del corpus patrimonial en tanto correlativo del
concepto dominantemente eurocéntrico culturalista (literatura, artes plásticas,
monumentos arquitectónicos, etc.) pero más relevantemente, instala la
historización del desarrollo urbano americano en el contexto de los procesos de
transformación antrópica del territorio, por ejemplo presentando los casos de
las ciudades mineras auríferas brasileñas , las cafetaleras colombianas o los
enclaves portuarios.
En tales esquemas, la reformulación de las diferentes clases de relación campo
/ciudad no sólo es funcional para explicar el proceso político-cultural urbano
sino también indirectamente, para entender aspectos de las percepciones y
representaciones simbólico-artísticas y de las recalificaciones de la cultura
material, aspectos esenciales para la construcción de parámetros patrimoniales
americanos, nuevamente articulables en la condición esencialmente ambiental,
en tanto relación de las sociedades -ahora dominantemente urbanas- con sus
territorios naturales.
En este sentido un trabajo del filósofo argentino Enrique Dusselcxciv acerca de lo
que denomina filosofía de la poiésis es particularmente interesante no sólo por
definir la cuestión poiética sino por intentar aplicar el término en una
historización que comprende no sólo una revisión del concepto en el seno del
desarrollo cultural europeo sino también en sus facetas exo-europeas (oriental,
arábiga y especialmente, americana).
Para Dussel la poiésis, palabra de origen griego, identifica las relaciones
histórico-tecnológicas de las sociedades con la naturaleza a partir de una
consideración central en torno del trabajo humano: es por tanto diferente de la
praxis o práctica, que supone el análisis de las relaciones hombre-hombre, es
decir aquellas relaciones esencialmente políticas y constitutivas de las
relaciones sociales de producción.
En el fondo la historización poiética conlleva a realizar lo que Marx llamaba una
historia crítica de la tecnología y este trabajo para Dussel, será esencial no sólo
para establecer el marco evolutivo hegemónico dominante en la tradición
europea, sino los términos en que tal evolución y hegemonía se presentan
respecto de la situación americana.
En el análisis histórico-poiético central, Dussel presenta las características
griegas clásicas, feudales y modernas en torno de los análisis de la producción
estética y técnica en Kant, Hegel, Heidegger y Marx y a contraluz de tal
desarrollo conceptual, los efectos poiéticos en el mundo latinoamericano:
colonización-evangelización, ortodoxia-innovación en el despliegue de modos
productivos, periferización, dependencia y neo-capitalismo, populismos y
desarrollismos, estrategias de liberación, etc.
Lo importante de esta propuesta de historización poiética -en términos
ambientales y tecnológicos- es que permite construir las diferencias entre
205
América y Europa en el nivel de las prácticas y los objetos y por lo tanto ayuda
a resituar la indagación de lo patrimonial nuevamente en un campo de
semejanzas y diferencias de disímiles recursos tecnológicos y concepciones
acerca del trabajo humano en general y del artístico en particular y asimismo,
de oposiciones en el campo de definición de lo material y su valor-apropiación y
por tanto, también de posibles oposiciones entre capital material-culturalizado y
capital simbólico-mitologizado.
Si la idea de un paisaje antropizado, unas transformaciones más o menos
profundas de los territorios de dominante natural, supone ser otra de las
características en la que buscar criterios americanos específicos en cuanto al
concepto de patrimonio, la ciudad -que también es, básicamente expresión
esencial de la conformación de la cultura material de raiz eurocéntrica- resulta
ser un ámbito en cierto modo peculiar de América en cuanto a nuestros
intereses.
Néstor García Canclinicxcv estudió especialmente estos fenómenos dentro de lo
que llamó culturas híbridas o formas peculiares de modernidad periférica,
mestiza y populista.
En primer lugar, en cuanto a sus características de ciudad otra, de
circunstancia determinada por una especie de homogeneidad uniforme en la
que prevalece la anomia de la gestualidad colectiva.
La ciudad americana mas bien formal o materialmente discreta o aún, anónima
en un sentido alegórico, puede que en parte sea la consecuencia de aquel
desinterés por entablar una relación con el territorio mas objetivo-objetual o
productiva que simbólico-nominativa. A ello conllevaría doblemente la escasa
aculturación urbana del habitante originario –por todo lo dicho de su
pertenencia mas que al mundo de la ruralidad, a la dimensión de la
territorialidad extensa que sobre en los Andes, además era motivo de
desplazamientos para la donación eigida de trabajo-, la voluntad de organizar
ciudades coloniales emergentes no de la concentración de fuerzas rurales sino
de la dispersión que se pensaba desde unas sedes mas bien administrativas
capaces de controlar hinterlands productivos extensos y una final falta de
cultura urbana tanto de los migrantes internos del último siglo como, en los
casos que ocurrió, de los inmigrantes europeos o asiáticos de origen rural.
En este ítem resultaría interesante verificar la aplicación y eventual
especificidad de una serie peculiar de no lugares como los que Marc Augécxcvi
propuso para la ciudad europea o en general, la ciudad resultante de la
homogeneización global del consumo.
A las características de ciudad discreta o anónima en cuanto a aspectos de
materialidad formal de los que suele derivarse la idea de patrimonio material
urbano, se le podría oponer la relativa relevancia de una ciudad in-material, una
ciudad atravesada por relatos como ha sido materia de variada y nutrida
producción ficcional y como quedó propuesta en el concepto de ciudad letrada
de Angel Ramacxcvii que por otra parte, como plantea Rolena Adornocxcviii podría
recoger el afán descriptivo-textualizador de tempranos cronistas americanos
como Guamán Poma, por lo demás un feroz crítico de la trasposición
americana de la modernidad urbana europea barroca.
En segundo lugar, por la traducción de esas cualidades de anomia e
indeterminación en cierto conjunto de características si no específicamente
propias al menos muy notorias en la ciudad americana, como la importancia de
los tejidos homogéneos y cierto repertorio escueto de tipologías repetitivas, la
206
condición agregativa de unidades de relativa homogeneidad interna como son
los barrios y la relevancia de componentes que en rigor, son extraurbanos o
borderline como el suburbio, el arrabal, la periferia, la interfase campo-ciudad.
Este fenómeno de identidad barrial resultó ser extremadamente funcional para
el acogimiento de las migraciones europeas modernas, otra característica típica
de la cultura urbana de varias ciudades americanas como lo estudió por
ejemplo, Sandro Spinicxcix para Bixiga, un barrio de migrantes italianos en San
Pablo donde quedaron dibujadas cuestiones muy nítidas propias de su
identidad patrimonial débil : ocupaciones urbanas, oficios y herramientas,
fiestas y rituales urbanos, modos de instalación habitacional y productiva,
costumbres habitativas, etc.
En tercer lugar, es relevante la imbricación cultural de pautas rurales en el
contexto de la vida urbana, como consecuencia de los relevantes y muy activos
procesos migratorios campo/ciudad y por la peculiar forma de aculturación
urbana del migrante de origen rural. La significación de elementos de socialidad
rural en la vida urbana no aculturada -como la minga o los modelos de ayuda
solidaria, el compadrazgo de origen tribal o de formas cooperativas como el
ayllu andino, el intercambio en base al trueque y aún la existencia de
intercambios simbólicos como las formas potlach o la persistencia de una vasta
dotación de rituales simbólicos de origen mitológico agrarista- son
características que suelen encontrarse de manera prevaleciente en algunos
escenarios urbanos americanos. El citado García Canclini estudió muchos de
estos fenómenos para el caso mexicano, uno de los más importantes.
En cuarto lugar, destaca la importancia de la pluralidad cultural devenida de los
factores multiétnicos y de la coexistencia de variadas minorías urbanas. Si bien
este es un aspecto generalizado de cualquier cultura urbana contemporánea,
esta mixtura es específica de América en relación a las procedencias internas
de sus contingentes de recientes migrantes. Factores tales como la
desintegración de estos migrantes o su pseudo ciudadanización mediática y su
pertenencia a las llamadas redes informales así como la apropiación blanda y
transitoria de algunos espacios urbanos, son algunas características que se
conjugan en la determinación de nuevas ritualidades urbanas y en el
despliegue de lo que podríamos llamar patrimonio in-formal como por ejemplo,
en formas musicales como el rap urbano, el arte callejero o de graffittis, etc.: es
decir en parte, lo que Armando Silvacc estudió bajo lo que denominó
imaginarios urbanos, especialmente para el caso de ciudades colombianas y
brasileñas .
El investigador social peruano Gonzalo Portocarrerocci se ocupó de analizar
conductas psico-sociales de migrantes rurales afincados en Lima, llegando
asimismo a comprobar la existencia de modos complejos de imbricación
cultural y social, conflictos interétnicos y consecuencias específicas no sólo en
el plano de las relaciones grupales sino también en el cuerpo de la materialidad
y los objetos cotidianos y simbólicos.
Deducidas de las tres nociones anteriores de relaciones paisaje/patrimonio -el
paisaje natural y la contemplación, el paisaje de las transformaciones
antrópicas territoriales y urbanas y el paisaje de las ciudades de patrimonio
débil y anónimo- emerge una cuarta y última caracterización según la cuál
podría postularse para el caso americano la existencia de una suerte de
voluntad cultural -o kunstwollen- tendiente a configurar objetos o elementos de
la cultura material con fuerte imbricación en las estructuras dominantes del
207
paisaje, incluso intentando que el objeto mismo pueda ser leído y entendido
como un fragmento de dichas estructuras generales; un micro-objeto contextual
y perteneciente a las macro-estructuras paisajísticas.
Esta voluntad interactiva objeto/paisaje opera tanto como clave para analizar
nuevas dimensiones patrimoniales así como vía organizadora de una
proyectualidad de posible alcance patrimonial al menos en el registro de lo que
hemos identificado como patrimonio ambiental.
La noción de una micro-objetualidad contextualista no forma parte exclusiva de
la modalidad productivo cultural americana sino que puede ser extensiva a
muchas culturas por así llamarlas, pre-modernas: en el contexto europeo ello
puede ser verificado en varios casos de culturas materiales agrarias y
populares, cercanas a los casos vernaculares como quedara registrado en los
varios estudios etno-urbanísticos desarrollados, por ejemplo, por Enrico
Guidoniccii.
Incluso en algunos escenarios tan sofisticados como los del diseño industrial,
pudieron proponerse modos proyectuales según los cuáles algunos objetos de
diseño fueron pensados desde su eventual pertenencia conceptual a las
diferentes regiones italianascciii.
Desde la perspectiva específica de estos estudios interesan considerar tres
cuestiones relevantes para América Latina: el de los objetos artesanales, el de
los objetos o constructos arquitectónicos caracterizados por una materialidad
análoga a la de sus soportes ambientales y el de los objetos o constructos
arquitectónicos caracterizados por una determinación formal que pretende
generar cierta clase de asimilación geográfica o geológica con las estructuras
del paisaje preexistente. En estos casos podríamos proponer la existencia de
valores o cualidades en términos patrimoniales, a partir de ciertos tipos de
elaboración de principios de contextualismo ambiental.
El objeto artesanal como por ejemplo lo trata y caracteriza Ticio Escobarcciv, se
presenta como una dimensión relevante de la actividad popular y en tal caso se
revela como un fragmento resignificado y hecho instrumento social, del mundo
de lo natural.
La pieza consecuente de una práctica artesanal reivindica como diría Dussel, la
conciencia poiética -en tanto manifestación de un trabajo de cultura sobre el
material natural: barro, madera, piedra, vegetales- y como objeto que no es
meramente ni funcional o instrumental ni artístico o referencial/representativo
En efecto esta entidad no-vitruviana del objeto artesanal -en tanto doble
carencia de utilitas y venustas- lo convierte sobre todo, en dispositivo de
lecturao comentario acerca del mundo natural y a la vez en cosa constitutiva de
la condición ambiental del patrimonio.
Por otra parte a menudo el objeto artesanal cumple un destino ritual, en tanto
evocación y reproducción de una primaria identidad mítica que suele ser
intrínseca del objeto o propio de su condición originaria: el primer objeto
artesanal o las cabezas de serie -los vasos de madera o keros incaicos, las
máscaras del carnaval boliviano, los instrumentos musicales percusivos
brasileños- remiten a una función precisa en la versión fundante de un mito; la
reproducción artesanal retiene a menudo, la función ritual de evocación
rememorativa del mito originario al menos dentro del mundo vernacular capaz
de memorizar la articulación mito/rito.
208
Ciertos sistemas de objetos artesanales cumplen asi la función comunicativa de
transmitir rasgos del mito tanto como la función evocativa o rememorativa de
aludir a la performance del rito, todo ello además de la función técnica del uso.
Adolfo Colombresccv explora esta cualidad simbólica del objeto artesanal tanto
o mas significativa que su identidad material ambiental, es decir su condición
mimética de la naturaleza.
En cuanto al objeto o constructo arquitectónico definido como parte de la
materialidad ambiental de la que forma parte, las experiencias de la
arquitectura andina ofrecen ejemplos históricos representativos como la
fortaleza de Sacsahuamán y su pura condición de reensamblaje tectónico de
piedras preexistentes y de tal forma, la deliberada reducción del gesto
arquitectónico a la re-presentación re-formada del material natural.
El acondicionamiento de las terrazas de cultivo de Macchu Picchu, como
talladura de un promontorio, aserrado y adaptado a la función productiva o el
diseño de espacios y funciones urbanos como puro comentario a la estructura
preexistente del paisaje son otros ejemplos de esta actitud de imitación directa
del material natural equivalente al objeto artesanal entendido como fragmento o
pieza re-formada de dicho material: por ejemplo la cestería y el ambiente de
juncales de la cultura uro, a orillas del Lago Titicaca . Un tratamiento
aparentemente funcionalista o aún ecologista –en el sentido del
aprovechamiento del monomaterial local– pero que no está exento de
complejos suplementos de significación como lo atestigüa el mascarón de proa
de un bote uro.
La fusión de elementos de imaginario simbólico y de saberes empíricos de
manipulación de materiales ancestrales destaca en la artesanía clásica de la
América precolombina todavía persistente en reelaboraciones actuales
transferidas por tradiciones orales en la cerámica moche o en los textiles
variados del mundo andino como los yelmos ceremoniales .
De la persistencia o capacidad de generar referencias para procesos
proyectuales conemporaneos devenidos de esas tradiciones dan cuenta
muchos trabajos de diseño de objetos contemporáneos como los del grupo
mexicano Mero Diseño con sus diversos objetos evocativos o rememorantes
como un enfriador de agua (2002) o el punto de partida que los chac mool de
Chichén Itzá permitieron que referencialmente Alejandro Amaya desarrollara
sus objetos cotidianos de plástico moldeado (2004) como la condonera y el
chacmuelas .
También existen tradiciones ya no precolombinas sino propias de expresiones
populares de las múltiples culturas mestizas como se singulariza en el reducido
pero elaborado material y simbólicamente sistema de aperos gauchescos, que
suelen mostrarse en desfiles del pueblo pampeano de Areco y que remiten al
estricto equipamiento nómade del gaucho a caballo.
De tal campo de referencis emergen trabajos actuales pero algo
deliberadamente anacrónicos como los del Grupo Pampa -candil y fanal
(2001)- o los del Grupo Umahuaca -mochila BKF, cartera (2004)- remitiendo a
temas y materiales de la cultura regional como se da en múltiples expresiones
americanas como las telas populares de Otavalo en Ecuador , las artesanías
populares de Masaya o de Caterina , Nicaragua sin duda a caballo entre
motivos naif de las estéticas ingenuas de raigambre rural y el kistch que resulta
de contaminaciones cultas o hasta massmediáticas que se van trasvasando
sobre esta producción a la vez repetitiva y en ajustes orientados al consumo
209
turístico. Materiales populares que por otra parte, fueron reivindicados como
referencias, junto a las pinturas indígenas de Solentiname, por Ricardo
Legorreta para su controversial proyecto de la Catedral de Managua.
El patrimonio ampliado puede también, como en la compleja y multivariada
actuación del emprendida por el Proyecto Afuera, en el Cerro de Pasco (2012)
operar sobre los diversos campos y escalas de estas realidades, desde los
territorios productivos y sus historias de explotación hasta los asentamientos
que fusionan las marcas de las empresas mineras junto a la resistencia de los
trabajadores y sus pequeñas historias y miserias. Proyecto Afuera es una
iniciativa de los curadores peruanos Marco Saldaña y Maxim Hollan y proponen
actuaciones comprometidas en diversos escenarios complejos, como el de las
antiguas minas de cobre y los asentamientos de Cerro del Pasco, donde un
grupo de artistas y activistas (como los colectivos Jade, La Ultima Reina, Escif
o Radio junto al grupo local YARQ) realizó, con una pasantía en el sitio,
interactiva con las poblaciones de mineros, diversas intervenciones de arte
político ligadas a denuncias de las explotaciones asi como valoraciones de la
identidad y potencial crítico-político de esos pobladores, que ya fueron por otra
parte, personajes narrativos de la saga de novelas de Manuel Scorza.
Hace ya más de dos décadas, cuando apareció editado en inglés el libro
Topophilia de Yi Fu Tuanccvi, pudo percibirse la posibilidad de una
reconstrucción histórica de las formas habitativas urbanas en torno de un
concepto afectivo, de amor (filia) al lugar o sitio (topos) y que dicha interacción,
por así llamarla socio-emocional, está probablemente en la base de la voluntad
cultural de enaltecer, transformar o enriquecer un sitio natural a través de
alguna clase de intervención o instalación proyectual o proyectada.
Más que valorar el grado de violencia del acto cultural proyectual -que en
definitiva ha sido determinante en la conformación axiológica de las preceptivas
estéticas y por ello de las nociones patrimoniales clásicas- la noción de topofilia
tiende a exaltar la sensibilidad o prudencia del proceso de antropización en
cuanto éste respete y ame la cualidad del locus originario.
El discurso topofílico, hay que decirlo, también está en la base del pensamiento
heideggeriano tanto en cuanto a su vertiente positiva de formulación del pensar
como una condición o derivación del morar -o instalarse con respeto y
sabiduría en el territorio- como a su vertiente negativa o crítica referida al
cuestionamiento de la inhospitalidad de la ciudad moderna.
Diría así que en estas posibles consideraciones tópico-afectivas respecto de lo
patrimonial se inscribe la posibilidad de trascender una noción objetualista y
privatista de patrimonio cultural de repertorio, a una noción territorialista y social
de patrimonio ambiental de paisaje, trascendencia que es válida creemos, en
cualquier contexto histórico-cultural, pero particularmente pertinente en el caso
del patrimonio americano y sus peculiaridades.
Quizá sobre estos sedimentos topofílicos sea posible también entender la
cualidad deglutiva e hiperasimilativa que José Lezama Lima ccvii consideraba
básica de una expresión americana: el goce afectivo respecto del paisaje y sus
cualidades ambientales podía ser extendido -como él lo hizo junto con Borges o
Paz- a un goce cultural capaz de apropiarse enciclopédica y golosamente de
toda la cultura disponible y reproducirla según un modo proyectual barroco
cuya cualidad asimismo, garantizaría la forma de una inserción topofílica en lo
natural americano.
210
El erotismo barroco de la estética lezamiana permitía imaginar un concepto de
historia mitificada, de imágenes y diversas tramas paralelas, con medios
preceptivos basados en la gravitación, la urdimbre, la resonancia y las
analogías (no homologías).
Las eras imaginarias lezamianas dan curso a una historiografía basada en una
imaginación transgeográfica, transcultural y transhistórica susceptible de nutrir
estéticas que pudieran rechazar la pura similitud y la repetición: lo americano
así en términos de expresión, podría surgir tanto de la peculiaridad del
ambiente y su paisaje cuanto de la capacidad digestiva de recrear las eras
imaginarias basadas en una libre apropiación de los materiales culturales
disponibles.
Esto queda ya muy cerca del sincretismo mestizo, de la hibridación entendida
como un goce que consuma en América lo que el barroco -el estilo más
marginal del episteme europeo- apenas insinuó en su espacio originario.
Por eso Lezama celebra y admite la validez diferencial de una cultura de
retazos y desechos, de corpúsculos generativos que podían y debían ser
sumados críticamente, desde los héroes cosmogónicos americanos como el
Hunalipú popolvuliano y los amantecas aztecas o los señores barrocos -Sor
Juana, Sigüenza, O Aleijadinho- hasta los rebeldes románticos -Simón
Rodríguez, Miranda, Martí-, los poetas populares -Hidalgo, Hernández- y hasta
los hombres de los comienzos de la frontier-culture norteamericana -Melville,
Whitman, Thoreau-.
En definitiva esa estética rescribe la historia en forma de poesía, por ejemplo
en ErnestoCardenalccviii: Las carreteras no eran para carros / sinopara ritos /las
carreteras, religiosas. / Las ciudades no tenían defensas / ( como pueblito
maya de hoy, sin defensas entre sus milpas ). / No tenían murallas ni cuarteles.
El texto, de estético se hace político y construye como en los ritos, una forma
de memoria, también para la desgracia del fin de lo americano autónomo : Los
mayas actuales / no recuerdan a Quetzalcoatl / artcrafts de Guatemala, lo que
queda de aquel arte / tejidos paraturistas, Mexican curious / la foto es
melancólica / la foto es en colores pero melancólica.
Sin embargo, como reserva de paciencia, el tiempo es redondo y se repite, o
como pura metáfora, un quetzal disecado / vuela verde en la selva / y hay
esperanzas.
211
Capítulo 6
SABER AMBIENTAL Y NUEVAS DETERMINACIONES DE PROYECTO
Si bien podría hablarse de una larga historia de relacionamiento diverso de las
sociedades con sus entornos de naturaleza, la cuestión ambiental como
emergencia problemática de esa relación es más bien uno de los efectos de la
modernización y de la intensificación industrial de las tecnologías de
explotación de la naturaleza –como escenario productivo– y de la
complejización de los asentamientos humanos.
En ese sentido, como ha ocurrido en otras dimensiones de la modernización, la
cuestión ambiental se ha desarrollado según un arco de construcciones
teóricas que va de lo abstracto a lo concreto, de la modelística científica a las
aplicaciones territoriales localizadas.
La produción de proyectos de diversas escalas –desde las urbanoarquitectónicas a las objetuales-comunicacionales- ha solido manejarse en
general, fuera del análisis propio del paradigma ambiental y mas bien tendió
sobre todo en la modernidad, a formar parte del entusiasmo y optimismo ligado
a una profunda transformación de la calidad ambiental basado en la tasa
creciente de incorporación de tecnología orientada a maximizar la explotación
de la naturaleza.
Ahora la concreción de un estado de crisis ambiental o de sustentabilidad,
marcadamente visible para los diversos actores sociales, entabla condiciones
que pueden llegar a devenir en determinaciones para una nueva concepción de
proyecto.
La construcción histórica de la idea de ambiente, como un concepto definido en
un nivel abstracto, tiene varias vertientes. Una ligada a la historia de las
ciencias, propone la derivación del concepto de ambiente, desde un campo
denominado de las ciencias ambientales que por ejemplo en Peter Bowlerccix,
se describe como el desarrollo de una creciente complejización en los
abordajes específicos de las antiguas ciencias de la naturaleza: en rigor, unas
ciencias ambientales que
podrían conceptualizarse como aquellas que
analizan la complejización evolutiva de las unidades u objetos de la naturaleza,
las que establecen algunos lazos de relaciones entre los sectores tradicionales
–por ejemplo, entre la biología y la física– y las que intentan internalizar
algunos efectos resultantes del proceso técnico moderno de la antropización de
los recursos naturales y sus propiedades.
Una segunda vertiente asume el protagonismo reciente de la ecología, como
dispositivo científico hegemónico para la interpretación de las relaciones entre
las sociedades y sus entornos naturales, aunque tales relaciones devengan, en
esta perspectiva, muy determinadas por el campo natural.
De las varias historias ambientales sesgadas por la perspectiva ecológica
destaca el trabajo de Jean Pierre Deleageccx, que aunque centrado en la
historización del propio desarrollo de esa ciencia, se expande para analizar la
construcción moderna de la noción de ambiente.
Una tercera vertiente se liga a la historización de los procesos de gestión
ambiental en tanto manifestaciones que sintetizan los esfuerzos para construir
alternativas políticas referentes a una optimización de la relación entre
sociedad y naturaleza.
212
Uno de los aportes en este sentido es el texto de la historiadora
norteamericana Anne Bramwell acerca de la historia del desarrollo político de
la ecología, incluyendo el célebre caso de la política blau und boden del partido
nazi en el Tercer Reich, presentado por la autora como uno de los hitos de la
utilización políticamente incorrecta de las ideas ecologistasccxi.
De manera más filosóficamente abarcativa, propuestas como la ecosofía o
deep ecology del noruego Arne Naess, se postulan como modelos críticos de la
complejidad contemporánea, aunque el fundamentalismo resultante sea
políticamente inviableccxii y teñido de conservadurismo reaccionario.
Y un cuarto y final grupo de aportes en el sentido aquí enunciado, proviene de
la crítica ambiental de la economía que por tal razón comparte la dimensión de
abstracción de los conceptos de esta disciplina, como los de valor, espacio,
flujo o recurso. En este último nivel destacan aportaciones como las de James
O´Connorccxiii, Herman Dalyccxiv, Ignacy Sachsccxv, Joan Martínez Alierccxvi y
Enrique Leffccxvii.
Dentro de estas notas introductorias cabe considerar las diferencias y
relaciones entre las nociones de hábitat, ambiente y desarrollo sustentable ,
nociones emergentes de diversos sistemas conceptuales y que dieron lugar a
eventos fundantes como las cumbres mundiales de Vancouver o Estambul para
el tema del hábitat o las de Estocolmo, Rio y Johannesburg para el del
ambiente, el desarrollo de agencias específicas de la UN para ambos temas o
el despliegue de conceptualizacones como las que el documento Our Common
Future, coordinado por Gro Brundtland y Maurice Strong entre otros, hiciera
para fundar la noción de desarrollo sustentable.
Si la idea de hábitat puede vincularse al análisis de los soportes materiales en
que se instalan los grupos sociales y sobre el cuál, estos grupos materializan
sus necesidades ligadas a las funciones generales del habitar, quizá la idea de
ambiente mas bien se establece como noción explicativa de la relación entre
sociedad y naturaleza, o más bien su relación racional, en tanto aquella se
amolde a las ofertas de ésta o dicho de otra manera, que la presión antrópica o
de la sociedad no vulnere el umbral de resiliencia de la naturaleza.
Quizá asimismo podría pensarse que la idea de ambiente –sobre todo la de
ambiente urbano- pueda reformularse en tanto relación de aquello que recién
llamamos hábitat con la naturaleza que lo soporta y nutre en cuanto a servicios,
producto y energía. La idea de desarrollo sustentable podría ligarse a la
consecución de un modelo óptimo de asignación de naturaleza a la demandas
de la sociedad genérica o global y dispuesta en condiciones locales de
específicas formas de hábitat.
Si puede hacerse una reconstrucción de cómo se fundó históricamente un
concepto –o noción abstracta– de ambiente, también puede intentarse situar
esa noción en el seno de su caracterización espacial, en un primer nivel de
superación de su condición histórico-abstracta, en torno de su relación con el
concepto de región, a la sazón también dependiente de un desarrollo
conceptual abstracto.
Las revisiones ambientalistas de la idea tradicional y economicista de región ha
sido ejemplarmente traspuesta a un estilo alternativo de planificación territorial
por autores como Ian McHarg, quién construyó un marco conceptual y
metodológico extremadamente riguroso a partir de una serie de estudios de
redesarrollo territorial, la mayoria de características ligadas a la inserción
213
regional de grandes sistemas urbanos (Washington, Filadelfia, Nueva York,
etc.)ccxviii.
Los estudios de McHarg, orientados por el sentido común propio de un
científico interesado en la observación analítica del territorio, se basan en
desmontar la complejidad de un sistema territorial a través de entender la
superposición de diferentes capas o layers diagramables como mapas –por
ejemplo, de hidrología, suelos, vegetación pero también de vestigios
arqueológicos y culturales o puntos de interés o afecto, etc.- y luego considerar,
mediante las contradicciones emergentes de la superposición –overmappingde aquellos registros, los temas concretos que van expresando las diversas
categorías de problemas ambientales y en ese proceso, indagar sobre las
mejores perspectivas ambientales para estudiar el funcionamiento territorial de
los grandes asentamientos analizados asi como indagar en las formas mas
racionales y sustentables de crecimiento de los mismos.
La evolución de las ideas que emergen de las nociones de hábitat y ambiente
que vimos arriba originaron agencias de aplicación y metodologías de
actuación y también contribuyeron diversamente a buscar referencias
territoriales entre las cuáles la noción de hábitat se interesó mas puntualmente
en las características de los asentamientos urbanos (aportando por así decir, a
definir la mas compleja noción de ambiente urbano) mientras que el concepto
de ambiente funcionó mas en consonancia con las dimensiones regionales y
territoriales es decir, las escalas mas abarcativas y comprehensivas de las
relaciones entre sociedades y naturalezas, aunque ambas ideas fueron
desplegando aportes para forjar criterios diversos –aunque en cierta forma
complementarios- en torno del dispositivo plan.
Siendo la región todavía una noción revestida de abstracción, el descenso de
las concepciones ambientalistas a una aplicabilidad mayor a las relaciones
reales entre las sociedades y sus soportes naturales, podría verificarse en la
idea geo-histórica de territorio, es decir que los territorios mas que por aspectos
abstractos de funcionamientos macroeconómicos (que es una de las
concepciones que caracterizaron el acuñamiento de la noción de región)
podrían redefinirse en base a las ideas ambientales, según las condiciones
activas de la articulación entre grupos sociales y sus modalidades productivashabitativas y las porciones específicas de naturaleza sobre las que se instalan
o que manipulan.
En efecto, enfoques tales como los de cuenca y sistemas de asentamientos
permiten una mayor precisión y delimitación de componentes sociales y
naturales, dando curso a modelizaciones más sistémicas, incluso aquellas
ligadas a la definición de balances de entradas y salidas de materia y energía.
Las relaciones entre concentraciones puntuales o localizadas de demandas
sociales de ofertas o servicios a proveer por la naturaleza manifiestas en los
diversos dispositivos de producción y habitación entre los que descuella por su
complejidad e impacto ambiental, el caso de los asentamientos urbanos y por
otro, el carácter dispersivo y fluyente de las bioestructuras que aportan a tales
intercambios, genera la caracterización extendida o territorial del concepto de
ambiente y la necesidad de analizar aspectos del derrame territorial de las
presiones emergentes de tales asentamientos puntuales respecto de tales
bioestructuras expandidas, parte de lo cuál explica la idea de huella ecológica
como registro extenso de la presión de consumo de naturaleza que realizan los
componentes de dichos asentamientos.
214
Por fín, la voluntad de espacializar fenómenos de tipo ambiental puede
encontrar aún una dimensión espacial todavía más precisa o puntual, al
referirse a los asentamientos urbanos, susceptibles de estudiarse según el
modelo de los ecosistemas, de modelizarse como grandes organismos de
reelaboración y consumo de insumos trófico-energéticos y excretores de
residuos y de caracterizarse como ámbitos concretos de relación entre
demandas del habitar de un grupo social y ofertas del hábitat de una segunda
naturaleza compuesta de recursos naturales y de densas redes de
mediaciones tecno-estructurales.
Sin embargo, esta supuesta concentración de las problemáticas ambientales
en los sistemas urbanos puede obturar el adecuado análisis de las dinámicas
ambientales, que suelen reenviar a dimensiones extra-urbanas o territoriales de
variable escala y complejidad.
La citada noción de huella ecológica es una de las ideas que, para establecer
una medida de la racionalidad ambiental de un asentamiento urbano, requiere
analizar el grado de dispersividad territorial de éste, sea como demandante
lejano de recursos naturales, sea como oferente también hipotéticamente
lejano, de residuos resultantes del funcionamiento del metabolismo urbano.
Las conceptualizaciones precedentes y el acuñamiento dual de los criterios de
hábitat y ambiente no sólo caracterizan criterios diferenciales respecto del
dispositivo plan como apuntamos mas arriba sino también, nociones que
definen todo el espectro de las prácticas de planificación hasta alcanzar la
dimensión menor y mas expeditiva de tales prácticas cuál sería el dispositivo
proyecto, el cuál también puede ser conceptualizado diversamente según las
ideas que emergen de las nociones de hábitat y ambiente .
Las notas precedentes pretenden situar el origen y desarrollo de las ideas
ambientales en el contexto de un cierto desarrollo histórico que se eslabona
desde lo abstracto-científico hasta lo concreto-territorial: en tal sentido, dicho
desarrollo remite a entender un determinado posicionamiento epistemológico
de estos saberes en el evolutivo campo de división intelectual del conocimiento.
Por lo demás, el diverso decurso de ambas dimensiones revela el grado de
desarrollo desigual de la cuestión ambiental en las esferas científica y política
respecto del más generalizado desarrollo cultural, ciertamente vinculable con
una mayor encarnación local o territorial de las problemáticas ambientales
verificable en la importancia creciente del movimientismo ambiental y la
participación social básica.
En paralelo a este despliegue de saber básico, se constituye un posible campo
de saber aplicado, cuya finalidad remite más bien, a constituir un enfoque
crítico exógeno al desarrollo socio-histórico-tecnológico, cuya validación
endógena tienden a ejercer las disciplinas convencionales: lo crítico-exógeno
de la mirada ambiental aplicada a otros saberes constitutivos y regulativos de lo
real-natural se presenta esencialmente como dispositivos de control de
aquellas transformaciones ambientales de lo real-natural, históricamente dadas
según el marco del saber/poder dominante.
En realidad podría decirse que la profundización de un rol dominante de control
que el saber ambiental tiende a arrogarse respecto del desarrollo socioproductivo históricamente constituído, resulta simétrico del proceso según el
cuál, dicho desarrollo parece haberse fundado, como lo sostuvo Niklas
Luhmannccxix, en un progresivo y sostenido incremento del riesgo: en efecto, un
margen del cuál dependen resultados supuestamente evolutivos del desarrollo
215
es llevar a umbrales crecientes de riesgo las operaciones genéricas del
desarrollo entendido como antropización de la naturaleza.
De allí entonces que, si un saber científico-tecnológico se ha ocupado de
aumentar sistemática y exhaustivamente los umbrales de riesgo, es explicable
que de manera interactiva, emerja un saber alternativo y crítico que procure
definir parámetros de control de ese proceso casi lúdico, de aumentar las
apuestas de riesgo, no necesariamente legitimadas ni por la consistencia
científica (la banalidad de unas ciencias económicas que no contemplan la
segunda ley de la termodinámica es un ejemplo de esta inconsistencia
aceptada) ni por la legalidad político-jurídica (dada la reconversión del Estado
en órgano subsidiario del Mercado y la regresión de la Sociedad a entidad
manipulada por el consumo info-mediático).
Tal aspecto de control o monitoreo vigilante hace que el pensamiento ambiental
posea mas una voluntad de análisis crítico y reencauzamiento de procesos
según determinados parámetros indicativos de racionalidad mas que la
vocación prescriptiva del planeamiento tradicional de base economicista lo cuál
orienta unas dimensiones específicamente ambientales orientativas de gestión
de ciudad , diversas y hasta antagónicas de otras modalidades de gestión (por
ejemplo aquellas ligadas a parámetros de rendimiento) y también, a la escala
de la microplanificación, unas dimensiones también específicamente
ambientales de gestión de proyectos .
Dentro de los criterios generales según los que, el saber ambiental se define
como un campo de control de los procesos de transformación social y
específicamente aquellos procesos de referencia espacial –territoriales o
urbanos– uno de los dispositivos más utilizados es el de indicador: un indicador
no es más que una expresión paramétrica de una o más variables, por lo cuál
aporta una información acerca del estado óptimo o deseable de aquellas
variables y por tanto, del proceso que ellas describen.
La definición de una plataforma de control de procesos puede darse mediante
una selección de un conjunto de indicadores y si ellos son correctamente
monitoreados pueden tomarse decisiones correctivas sobre el proceso
descripto.
Si la selección de un conjunto de indicadores es lo suficientemente consistente
y comprehensiva, el mecanismo puede garantizar una condición de supervisión
o comando respecto del campo social analizado. El ejemplo más célebre en
cuanto a la aplicación a la gestión ambiental urbana de un sistema de
indicadores de sustentabilidad es el aplicado en la ciudad de Seattleccxx.
Puede haber indicadores de sustentabilidad o críticos e indicadores de calidad
u óptimos. El desarrollo y aplicación de este dispositivo de control tiende a
invertir la tradición prescriptiva del planeamiento clásico: en efecto, si aquella
se ocupa taxativamente de prescribir lo deseable, el modelo implícito de
planeamiento o control propio del uso de sistemas de indicadores se interesa
más pasivamente en detectar lo indeseable, mediante la comprobación de la
superación de algún tipo de umbral.
Una determinada correlación de indicadores y su monitoreo de variación
frecuencial es lo que constituye una matriz o modelo de sustentabilidad: otro
instrumento cuya función principal, según el análisis de las variaciones en las
expresiones de los indicadores de modo que no vulneren umbrales de
criticidad, es tambien la de operar como elemento de control externo de
procesos.
216
El ejemplo más desarrollado de matrices de sensibilidad como basamento
informático de una gestión urbana es el montado en Francfortccxxi, experiencia
que tanto como demostrar uno de los picos más altos de aplicación de este
instrumento, es a la vez, un caso que evidencia los límites, sobre en todo en
cuanto a la dificultad de la toma de decisiones en un contexto de exceso de
información.
Fuera de los criterios de control sistémico de una situación ambiental urbana y
sus variaciones, usándose conjuntos de indicadores, existe también una similar
utilización de indicadores a fin de efectuar controles no ya de planes sino de
proyectos, en torno del concepto de impacto ambiental que tiene una historia
ya relativamente larga, desde sus iniciales aplicaciones vinculadas al análisis
de efectos ambientales adversos en grandes emprendimientos tecnológicos
como embalses hidroeléctricos o carreteras.
La llamada matriz de Leopold, desarrollada por el geólogo Aldo Leopold para el
análisis de explotaciones mineras y desde entonces convertida en instrumento
usual de las llamadas evaluaciones de impacto ambiental (EIA) fue propuesta
en la década del 40.
La fortuna de este instrumento no fue del todo relevante, a pesar que sirvió
para reducir los costos de externalidades de un proyecto tecnológico o también,
para recomendar paliativos en la propia ingeniería de dichos proyectos, aunque
casi nunca como un instrumento poderoso de control que decidiera, por
ejemplo, implantaciones o tecnologías alternativas o menos aún, la viabilidad
misma de un proyecto.
Sin embargo las EIA se instituyeron cada vez más no tanto por un grado alto de
efectividad, sino más bien por la recurrente aparición de eventos catastróficos
en emprendimientosccxxii.
Más recientemente se diseñaron aplicaciones de las EIA a la gestión urbana,
algunas de carácter sustitutivo de los planes urbanos –como la metodología de
James Robertsccxxiii– y otras planteando plataformas de control político-técnico
de proyectos de desarrollo, como el llamado modelo MEEP aplicado en el
Municipio de Ottawa y según el cuál, se invierte la tradición hiperprescriptiva
del planning tradicional –que propone un uso y una intensidad de uso para
cada punto de la ciudad– a favor de la idea general que sostendría que
cualquier proyecto es pasible de ser aceptado toda vez que atraviese
favorablemente un mecanismo llamado screenning, de estratificadas y
progresivamente más exigentes EIAccxxiv.
Por fuera del tema específico – y si se quiere, hipertécnico- de los indicadores
de sustentabilidad, este concepto según su desarrollo de la década de los 90
(desde su inicial formuación por Peter Nijkampccxxv aplicado a estudios del
WWF hasta su entronización política, vía Maurice Strong y Gro Bruntland ccxxvi
en los documentos preparatorios de la cumbre de Rio) ha ocupado un lugar
central en las ciencias políticas e indirectamente en una modificación del
análisis de las políticas urbanas en las que puede hablarse de unas
sustentabilidades política, productiva, social y ecológica, de cuya adecuada
interacción depende en definitiva el éxito de una gestión urbana y las mejoras
de la calidad de vida integral de sus habitantes.
Inversamente, es posible utilizar esta plataforma conceptual para acceder a un
diagnóstico de las problemáticas ambientales urbanas que no sea una mera
constratación de efectos de causas externas o lejanas, sino un modelo de
interacción entre los elementos que articulan las relaciones entre las
217
sociedades y los territorios que administran, ligado a la idea de una
sustentabilidad no infinita.
Una aplicación de este criterio de análisis urbano ligado a la idea de
sustentabilidad es el concepto de huella ecológica, desarollado por William
Reesccxxvii, según el cuál las ciudades tratan de resolver su sustentabilidad
tendiendo a expandir indefinidamente el territorio teórico del cuál importan
recursos naturales y al cuál le exportan residuos o degradaciones ambientales,
usufructuando las cualidades lábiles y fluyentes de las plataformas naturales en
que se sustentan las ciudades y la capacidad de acceso indiscriminado a
cualquier zona territorial distante mediante los mecanismos del comercio
exterior, aunque los valores de cambio de dichos recursos lejanos no siempre o
casi nunca tienen que ver con que tales valores alcancen para garantizar la
reproducción del capital natural comercialmente transado .
Ese territorio, medido per cápita , está definiendo valores de unas 5 hectáreas
promedio por habitante urbano en las sociedades avanzadas: si se multiplica
tal valor por la población mundial se arribaría a una cifra de casi el triple de la
tierra efectivamente disponible (unas 10 mil millones de hectáreas), con lo cuál
se alcanza una conclusión desalentadora: la sustentabilidad ecosférica se
afirma en el que mas del 75% de la población mundial no alcance del
parámetro per cápita indicado.
En el caso de las grandes ciudades latinoamericanas los cálculos de huella
ecológica realizados, por ejemplo para Buenos Aires y Santiago de Chile,
arrojan valores cercanos a las 2 hectáreas por habitante, cifras que dados los
tamaños, define de cualquier forma, afectaciones de territorios muy extensos
pero, por otra parte, el grado de insuficiencia recursística, comparada con los
estándares avanzados, encubre severas deficiencias de los metabolismos
urbanos, causales de problemas ambientales específicos.
Las marcas o registros de impacto humano o consumo de naturaleza deben sin
embargo ser analizadas no meramente en torno de expresiones estadísticas
sino fundamentalmente en el análisis de las transformaciones territoriales
específicamente ocurridas en territorios concretos a lo largo de un determinado
proceso temporal como por ejemplo, puede advertirse en el caso del urban
sprawl en Las Vegas en el que puede realizarse el análisis progresivo-regresivo
del impacto en la calidad de sustentabilidad a lo largo de un período activo
(agresivo) de transformaciones (1973-2000) y lo mismo podría hacerse en el
caso de territorios no urbanos pero si sujetos a procesos de explotación como
en los casos de de-re-forestación en el sur de Chile.
En ambos ejemplos es significativo marcar que los análisis de calidad
ambiental y de sustentabilidad deben realizarse en el marco de manifestación
de procesos relativamente dilatados, como el largo cuarto de siglo de las
compraciones mencionadas, lapso en el cuál se pone en evidencia la puesta en
crisis de sustentabilidad de un asentamieno tipo oasis –en el caso Las Vegas,
que por tal razón de stress es el máximo consumidor urbano de los saldos de
energía eléctrica que se asignan cada día en el sistema de interconexión de
USA- o la disminución de calidades de biodiversidad en el bosque chileno fuera
que se alcance a reponer el quantum métrico de madera extraída.
En la modalidad de controlar fenómenos y problemáticas ambientales urbanas
destaca el desarrollo de proyectos (como unidades de gestión) y tecnologías
(alternativas): si bien suele tratarse de criterios distantes de la voluntad
genérica o sistémica de la planificación pueden erigirse en gérmenes de
218
procesos de transformación de la calidad ambiental urbana ccxxviii. Entre los
proyectos podría señalarse la modalidad de emprendimientos basados en
metodologías de participación comunitaria –Take part, Makes community ,
Design by community, etc.- o algunos desarrollos considerados exitosos desde
la perspectiva ambiental como Christiania en Copenhaguen o Davis en
California, por ejemplo.
También en cierto sentido, el llamado modelo Curitiba de gestión ambiental
urbana, puede interpretarse como un exitoso desarrollo de ciertos proyectos
estratégicos para la ciudad, como Lixo que nao e lixo, el transporte intermodal
de superficie o el sistema de parques metropolitanos que aúnan la provisión de
espacio verde recreativo con la función de regulación hídrica.
Las tecnologías alternativas despliegan una vasta panoplia de oportunidades
generalmente basadas en el manejo eficiente de energía –como los sistemas
de ligth rail o el llamado modelo Bremen de motorización individual
cooperativa– o las técnicas de depuración de la contaminación urbana –como
los sistemas australianos del grupo Memtech-.
En el caso de las grandes transformaciones técnicas del territorio como las
asociadas al desarrollo de proyectos multipropósito asociados al
aprovechamiento de recursos hídricos la realización de los mismos suelen
generar resultados controversiales articulados a la ecuación de
costos/beneficios y a posibles efectos ambientales indeseados emergentes,
uno de cuyos ejemplos mas conocidos es el desarrollo del programa de la
Tennessee Valley Authority (TVA), esencial para regular el regadío del área
agrícola central de USA y también para producir energía eléctrica hidromotriz,
pero responsable de complejos efectos ambientales tales como el
realojamiento de muchas poblaciones preexistentes o la cancelación de un
inicipiente modelo de desarrollo mas integrado.
Los efectos ambientales negativos de orden territorial son mucho más agudos
en los casos de artificialización extrema de cualidades naturales básicas como
serían el caso de emprendimientos de urbanización extensiva que como los de
Nordelta en Argentina y de Dubai, suponen urbanizaciones promovidas por
intereses mercadotécnicos de corto plazo en áreas frágiles como
respectivamente en tales casos, un fondo de delta y un oasis .
Un caso equivalente aunque diverso es el reciente proceso de conversión de
áreas de humedales en camaroneras receptivas del cultivo artificial de ese
commoditie alimenticio, lo cuál acarrea serios impactos ambientales y
territoriales regresivos dada la alteración de biomas naturales como en los
ejemplos citados de delta, oasis o humedal.
Devenido de la tradición de la Chicago School de ecología social y a la vez de
las modelizaciones ecosistémicas –como los estudios de Hubbard Brookccxxix–
se ha desarrollado una interpretación de la ciudad como ecosistema, especie
de compleja caja negra con una órbita de entradas y salidas también configura
en modelo de control.
A partir del análisis ecosistémico de una ciudad ideal desarrollado por Andrew
Wolmanccxxx, hubo numerosos intentos de modelización básicamente
orientados la medición de la cantidad y calidad de los flujos de energía y
materiales que entran a y salen de las ciudades: José Naredoccxxxi para Madrid,
Jaume Terradas et alccxxxii por un lado y Salvador Rueda Palenzuelaccxxxiii por
otro, para Barcelona, Raúl Montenegroccxxxiv para Córdoba, Argentina, son
219
algunos de los modelos concretamente desarollados para ciudades concretas,
con diverso nivel de refinamiento de los datos de modelo.
En un sentido un tanto diferente, los estudios de Stephen Boyden ccxxxv y Peter
Newcombe dentro del proyecto MAB 11 para ciudades como Hong Kong o Lae
en Filipinas, también manejan modelos de entradas y salidas, pero intentando
desmontar los circuitos internos de las cajas negras urbanas mediante
instrumentos cualtitativos complementarios, como las encuestas sociales.
Como contracara del precedente despliegue de avances devenidos del saber
ambiental entendibles más como dispositivos de control que de planificación,
pueden advertirse síntomas evidentes de decadencia de los paradigmas
planificatorios que en cierto modo hacen parte del ciclo histórico que vincula el
momento de la ilustración y el cientificismo con la consolidación de la
modernización.
Este ciclo había estipulado una relativa confianza en la voluntad de la
planificación, tanto para institucionalizar vías de desarrollo capitalista de Estado
como para organizar la viabilidad socio-productiva de las experiencias políticas
socialistas.
La doble decadencia de los modelos de los Estados nacionales proclives a un
desarrollo capitalista de aspiraciones sociales (los modelos del welfare state
central o de los desarollismos coyunturalistas periféricos) y del bloque
socialista, constituye la causa fundamental de la crisis del planeamiento –del
planeamiento socio-económico en general y de los planeamientos sectoriales,
regionales y urbanos en particular- dado el carácter funcional e instrumental de
éstos en relación a las políticas de desarrollo tanto capitalistas como
socialistas.
Pero esta crisis, fundamentalmente en las dimensiones espaciales de la
planificación, no es mera ni únicamente atribuíble a las transformaciones
políticas de las dos últimas décadas y al advenimiento consecuente de la etapa
del omnimercadismo globalizado, sino que previamente, la experiencia
precedente de las técnicas planificatorias habían revelado serias deficiencias
técnicas y un esquematismo muy inelástico aún para contribuir eficazmente en
aquellos procesos ascendentes de las democracias desarrollistas capitalistas y
de los socialismos reales.
Las propuestas del planificador chileno Carlos Matus, aparecidas hacia los
primeros 80 y sumamente influyentes desde entonces, tuvieron el mérito de
asimilar para un intento de reformulación técnica de la planificación, las ideas
triunfantes de la teoría de sistemas.
Si bien obviamente no fue el único ni el primer ensayista ocupado en el intento,
su sistematizaciónccxxxvi –valga la redundancia– sirvió para terminar de afirmar
la inutilidad de la planificación prescriptiva propia del entusiasmo desarrollista y
competitivo entre sí, de los modelos políticos del welfare state y del socialismo.
El planteo de Matus es a la vez claro y consistente cuanto inoperativo: afirma
que la inherente sistematicidad de los fenómenos socio-políticos obliga a
instalar cada problema en una situación (que lo desborda y determina) la que a
su vez se caracteriza por intersectar un número más grande de variables, con
lo que cada fenómeno queda automáticamente situado en una dimensión de
complejidad. Matus parte por proponer así, una planificicación de situaciones.
Dicha complejidad a veces puede ser relativamente bien modelizada o
descripta pero dicha condición suele dificultar la racionalidad o eficacia de la
220
gestión. Los fenómenos complejos así suelen resultar mas fáciles de
describirlos que de modificarlos según criterios de simplificación o eficiencia.
Autores como Edgard Morinccxxxvii o Félix Guattariccxxxviii , en el plano de la
investigación filosófica y psicosocial, avanzaron en sus propuestas al convertir
el escenario de la complejidad contemporánea tanto en dimensión inexcusable
del análisis y la reflexión especulativa –en torno de una nueva relación
posmetafísica entre sujeto o campo social y objeto o campo tecnólogico (en el
que vendría a quedar subsumida una naturaleza definitivamente cosificada y
devenida un subsistema más de mercancías)– como en la postulación
epistemológica de un nuevo espacio de saber, no abarcable desde la
perspectiva multi o interdisciplinaria tradicional.
La inoperatividad resultante del enfoque matusiano de la planificación, remite a
la dificultad inherente a modelizar los criterios de la complejidad de los hechos
en situaciones, y por tanto, a la inviabilidad de medios técnicos de influencia en
el campo decisional, salvo una operación de enorme concentración de poder
cuanto a la vez, de capacidad de abstracción, que parece sólo se ha verificado
– en el plano práctico– en la condición de la globalización de mercado.
El mérito de los estudios del geógrafo inglés David Harveyccxxxix es el de haber
traducido los términos abstractos de las proposiciones marxistas al contexto
concreto de las ciudades, resituando así nociones que como las de capital,
valor y plusvalía pueden dar cuenta de las condiciones actuales del devenir
urbano.
Un aporte sustantivo del análisis propuesto por Harvey es el ligado al concepto
del capital fijo cuyo carácter emergerá como el indeseado residuo del
movimiento capitalístico de lo urbano y según autores ecomarxistas como
James O´Connorccxl, el elemento que define el actual nivel de crisis del modo
de producción capitalista, no como crisis de exceso de capital reflejada en las
relaciones de producción sino como crisis de escaséz de capital manifiesta en
las condiciones de producción.Cuando los diversos instrumentos de trabajo –
dice Harvey– son producidos como mercancías, intercambiados como
mercancías y consumidos productivamente dentro de un proceso de trabajo
encaminado a la producción de plusvalía y al final de su vida útil, reemplazados
por nuevas mercancías, se convierten según el léxico de Marx en capital fijo.
Por tanto, el Kf no es otra cosa sino un proceso de circulación de capital por
medio del uso de objetos materiales, pero una de cuyas cualidades específicas
devenidas de su condición material es el desgaste: cuando la máquina se
desgasta el Kf se ha consumido enteramente dentro del proceso de producción
y nunca regresa a la esfera de circulación.
Este análisis culmina según Harvey, en la condición típica del desarrollo urbano
según la cuál éste se ha fundado en no contemplar una reserva de valor para la
reposición de tal Kf: el acto final en el drama de la circulación del Kf viene
cuando la máquina está desgastada y requiere reposición. Si el Kf se debe
reproducir, entonces se debe hacer una reserva de valor suficiente para
reemplazar la máquina al final de su vida útil.
Este es el punto en que sitúa su análisis de la crisis ambiental urbana James
O´Connor, al señalar la marginación del criterio de reserva de valor para
reposición del desgaste del Kf degradado de la ciudad (y extensivamente, del
territorio) ya que si la actual fase de acumulación capitalista se basa en un
incremento del capital –que es cociente entre capital variable y capital fijo–
montado únicamente en la reducción del Kf, tal condición equivale
221
automáticamente al desarrollo progresivo de problemas ambientales o
externalidades resultantes de la desconsideración de reposición del desgaste
de Kf. La planificación ha operado en ese sentido, como acompañamiento de
procesos de externalización de tal característica.
El análisis que aportará Fredric Jamesonccxli, en la línea de los estudios de
Harvey, es considerar la renta generada por la tierra urbana como capital
ficticio, un concepto que también planteó - pero no desarrolló suficientementeMarx.
En efecto si el valor generado por la producción industrial es puramente
condición del trabajo aplicado, la tierra urbana no puede explicarse, en su
adquisición de valor, por tal condición y por lo tanto queda definida como una
expectativa de valor futuro, según la cuál, por caso, será funcional que la
misma tienda a una cualidad de espacio isométrico absoluto (un ejemplo de lo
cuál será la radicalización propuesta por Mies e Hilberseiemer, la Chicago
frame del análisis de Colin Rowe sobre las proposiciones de los ex profesores
de la Bauhaus).
En este punto no puede decirse que la planificación ambiental haya fracasado,
salvo en cuanto tendió a maximizar tal condición isométrica y por lo tanto, la
aceleración de la presentación abstracta del suelo urbano como materia
isométrica y maximización de la oportunidad de incrementar las oportunidades
de generación y captación de capital ficticio. Aquí también hay una operación –
simétrica al desgaste del capital fijo– que encubre la emergencia del problema
de sustentabilidad ambiental.
Después de su incursión en pos de una geografía posmoderna, Edward Soja
desde su privilegiado observatorio de Los Angeles –que no por nada sirvió de
modelo a la anticipación degradada de Blade Runner, que muestra esa ciudad
hacia el 2025– introduce la concepción de posible finitud histórica de los
enclaves territoriales llamados ciudades e incluso de las primarias expansiones
de tal condición en las diferentes nociones de metrópolis, megalópolis, urban
corridors, urban sprawl, etc., al presentar sus tesis sobre lo
posmetropolitanoccxlii.
Los modelos posmetropolitanos presentados por Soja (flexity, cosmopolis,
exopolis, ciudad fractal, ciudad carcelaria, simcity) son en general sombríos en
la verificación de características como el hipetrófico consumo de naturaleza en
las tendencias de sprawl o las tendencias de ghettización generalizadas.
En rigor la experiencia de Los Angeles –pero no sólo de LA sino además de
ciudades como Phoenix o Houston y todo el sun belt, o área de la tercera y
última frontera de desarrollo urbano norteameriano– manifiesta el triunfo
absoluto de los lobbies de los developpers inmobiliarios con la entronización
del devastador modelo de la hiperperiferización dependiente de bajas
densidades, serios deterioros del soporte bio-periurbano y stress de las redes
de infraestuctura y encarecimiento geométrico del coste de los servicios.
Fenómenos todos explicativos de la potenciación de problemas ambientales
estructurales que en el área de Los Angeles han tendido a plantearse –en su
intento de mitigación– sólo en una dimensión territorial, el urban corridor,
expresada en el proyecto GMCPccxliii (Growht Management Consensus Project).
Los argumentos principales del análisis de Soja examinan las consecuencias
espaciales de la conversión de la economía polarizada en líquidaccxliv y el
cambio de las cuencas o hinterlands superpuestos a derrames indeterminados
definidos ya no por nociones de escala o tamaño sino por una inédita condición
222
de economía de alcance en la que la telematización (más de un 50% del
trabajo y el consumo del área centro-californiana se deslocalizó en el sentido
de su ingreso a la dimensión virtual del espacio electrónico y una nueva clase
de sujetos de tal virtualización –los nerds– desprecian literalmente la vida
urbana convencional) y la terciarización (o pasaje de la actividad económica
centrada en los productos a los servicios), terciarización por último,
estratificada en capas de diferente calidad e interconflictividad y competencia
como nuevas dimensiones de una suerte de lucha de clases.
Muchos cientistas políticos plantean que la lucha de clases descripta por Marx
(como una lucha abstracta por el control de los medios de producción y por la
reasignación social de las plusvalías que debía de tener momentos históricoevolutivos como el fortalecimiento de la clase proletaria y su institucionalización
política en aparatos como sindicatos y partidos) no ha desaparecido sino que
se ha transformado en luchas concretas: luchas de movimientismos urbanos
por el derecho a la ciudad, luchas frente al desmantelamiento del paradigma
del trabajo, luchas frente a la monopolización productiva en todos los frentes
económicos trasnacionalizados y conglomerados como los de la producción
primaria en las nuevas agrobusiness y megaminería, de la producción
secundaria como la neoindustria de ensamblados en EZP y maquilismo y de la
producción terciaria con el posfordismo, el just in time productivo y la logística y
la monopolización de la producción de comunicaciones.
El desarrollo de las ideas ambientalistas dirigidas al plano de instrumentación
de dispositivos de control anteriormente comentados junto a la consumación
de una crisis del planeamiento tradicional y la emergencia de nuevas visiones
críticas y reformuladoras señaladas mas arriba dan pié, de forma convergente,
al despliegue de aportes y contribuciones, tal vez todavía no demasiado
sistemáticas ni operativas, tendientes a pensar un estilo alternativo de
planificación que empieza a denominarse como urbano-ambiental cuya
cualidad principal pareciera residir en la voluntad de internalizar aquellos
dispositivos de control en estrategias ya no proactivas o indicativas de una
forma de desarrollo urbano, sino en cambio, de moderación o regulación de la
creciente autonomía de las decisiones de mercado.
Este estilo alternativo a menudo no puede ir mas allá que el desarrollo de
proyectos que además de su funcionalidad específica generen efectos
sinérgicos en sus ciudades como sería el caso del Parque Urbano Central de
La Paz, desarollado por Carmen Scholtz con la cooperación técnica alemana,
2004 –un planteo de generación de suturaciones urbanas- o que formuló el
colombiano Rogelio Salmona, en su propuesta para el Eje Ambiental Jiménez,
en el centro de Bogotá, 1998 , una pequeña intervención de apenas varios
centenares de metros que desplegó mas allá de su función específica, un
interesante efecto de regeneración del centro histórico de la ciudad, la
degradada zona central del barrio de La Candelaria.
Los planes estratégicos urbanos –derivación de la planificación militar y luego
de la planificación competitiva empresarial– surgieron desde los 80 como
evidente signo de acompañamiento de la economía globalizada (interesada en
concentrar su inversión de capital y en pasar del sector manufacturero al infomediático) y de la decadencia del Estado nacional cuanto del debilitamiento de
los estados locales.
En realidad, tal contexto promovió alianzas defensivas de los estados locales y
los sectores hegemónicos del capital privado localizado (no necesariamente
223
local) para concebir planes estratégicos ideados como intentos de obtener
condiciones prioritarias en el aprovechamiento de oportunidades regionales.
Bajo un habitual barniz hiperparticipativo (contrarrestado genéricamente por el
activismo de actores hegemónicos, la persuasión mediática y la cooptación
política) los PE promueven un salvataje de las ciudades relativamente egoista
desde el punto territorial.
En algunos casos, la capacidad integrativa de los enfoques macroconómicos
en que debieron situarse estos procesos, sirvió para incorporar variables
ambientales al menos en dos aspectos. El primero para fortalecer la capacidad
de atracción de inversiones según el modelo de ciudad ecológica o de alta
calidad de vida (imagen objetivo obtenida exitosamente por Seattle bajo la
gestión del gobernador McCall ) y el segundo para incorporar la discusión posRío del tema de la sustentabilidad ambiental y sus costes económicos y sociopolíticos.
En cualquier caso, la dimensión o sesgo ambiental muy ocasionalmente tiene
un peso determinante en las orientaciones o acuerdos de los PE : existió, pero
no centralmente por ejemplo, en las dos primeras ediciones del PE de
Barcelona o en el PRET de Madrid. Autores como Borja y Castells ccxlv se hacen
cargo de la importancia central de los PE en la devaluada condición actual de
la planificación, pero tienden a exaltar su cualidad de promoción de proyectos
de desarrollo urbano y metropolitano, antes que a caracterizar la posibilidad de
potenciación del análisis ambiental en tales instrumentos.
Algunas experiencias recientes de una planificación estratégica encarada como
decisión macroterritorial –tal como el proyecto arriba citado del GMCP
californiano– que resitúe el desarrollo urbano en marcos paramétricos de
sustentabilidad territorial parecen haber perdido significación en épocas
recientes: el GMCP aparece contrariado por la apología del sprawl del new
urbanism de Andrés Duany y Elizabeth Plater-Zilberg, el informe de Richard
Rogers al premier inglés Tony Blair tendiente a consolidar la inner city antes
que la hiperperiferización fue prácticamente desechado, la redefinición
territorial de las comunas chinas , para mejorar su sistentabilidad en base a un
mix rural/urbano del tipo 80-15 va camino de su fracaso visto el incremento de
la tasa de urbanización y el célebre plan NNEPP (Netherland National
Environmental Policy Plan) y su idea del ringstadt o anillo de ciudades
equilibrado va camino de su desmontaje a manos de los lobbies inmobiliarios
que se están disputando el inédito –para Holanda– plan de financiamiento de
un millón de viviendas ofrecido al sector privado.
En las recientes actuaciones en orden a una planificación ambiental urbanoterritorial descuella en el caso americano el Plan de Ordenamiento Territorial
del área metropolitana de Medellín, que se radica sobre el Valle del Aburrá,
1999, y que propone un modelo o proyecto de ciudad regional futura definiendo
criterios de crecimiento y desarrollo que se acomodan a la cualidad territorial
descripta en diversos layers identificatorios de elementos definidores de la
cuenca natural como de las características de la infraestructura regional
implementada.
Es cierto que el éxito de Medellín en términos urbanísticos y arquitectónicos es
consecuencia del alto precio pagado en décadas de extrema violencia política
finalmente más o menos conjurada mediante una alternativa política local que
se basó en la relización de proyectos que alcanzaran un estaus de
condensadores-integradores sociales.
224
Dentro de esos elementos destacan en la experiencia de la ciudad antioqueña
la red de transporte integrativo basada en una troncal elevada de servicio
ràpido que recorre la dirección longitudinal de la cuenca y que se articula a un
sistema de transporte teleférico –por ahora con dos líneas- que vincula el eje
inferior con las laderas pobladas por sectores marginales con los cuáles se
buscan entablar estrategias de integración a a través de las estaciones de
transferencia como la del barrio de Santo Domingo que se vincula además a un
centro de promoción vecinal que es la Biblioteca España, 2002 .
También destacan en el caso de Medellín la recuperación ambiental y
consolidación de áreas marginales de las laderas mencionadas como el
proyecto del barrio de la quebrada de Juan Bobo, Medellín, 2000 , todavía en
desarrollo y que incluye una metodología de fuerte participaciónm comunitaria
de base.
El modelo de las agendas locales XXI –otro instrumento marco para alcanzar
metas de sustentabilidad en el contexto de la planificación local o municipalderivó de las recomendaciones de la Cumbre de Río de 1992, que en su
capítulo 28 proponía este instrumento, aunque en realidad su relativa
fructificación dependió del renacido espíritu defensivo de comunidades locales
y ONG´s frente a las comprobaciones de efectos perversos de la globalización:
hoy hay cerca de 1800 ciudades en casi 50 países que han encarado procesos
agendísticos, según un enfoque metodológico que se basa en la puesta a
disposición del mecanismo de control relacionado con un set de indicadores
ambientales (según el concepto de objetivo o target y la noción auxiliar de
disparador o trigger) para un conjunto representativo de voceros o stakeholders
de las comunidades implicadas.
El sistema resulta más que un medio alternativo de planificación, una especie
de ámbito de control crítico o caja de resonancia de las políticas públicas
urbanas, pero parece anticipar –aún en su actual estado relativamente utópico
o voluntarista– los gérmenes de una nueva democracia localista e interesada
en los asuntos microambientales, específicamente la calificación de los
servicios urbanos en sentido amplio.
Curiosamente en tal dimensión frecuentemente micropolítica y aún de talante
populista, es que puede accederse a un marco de discusión responsable de la
cuestión de la sustentabilidad.ccxlvi
Los planes urbano-ambientales, vistos como una resignificación mas o menos
profunda de los planes urbanos convencionales según criterios de
sustentabilidad- parecen emerger como una nueva categoría dentro de la
sucesión histórica moderna de planes urbanos que eslabona hitos desde los
planes de ensanche y reforma intrerior hasta los directores, reguladores,
indicativos, master plans, use land plans, etc.
A pesar de la declinante tendencia de tal producción de las disciplinas
urbanísticas sigue habiendo –incluso por exigencias institucionales– la
necesidad de proponer marcos genéricos al desarrollo urbano y en tal sentido
es que emergen dispositivos diferentes que intentan integrar nociones
devenidas del paradigma ambiental.
Como por ejemplo, el diagnóstico de elencos de problemas ambientales para
concentrar la gestión del plan en la mitigación de los mismos o la incorporación
de indicadores urbano-ambientales que puedan operar como dispositivos de
control de los procesos de desarrollo invirtiéndose los términos de la tradición
225
prescriptiva puntual del planning tradicional: todo en principio puede ser posible
o aceptable en tanto no vulnere determinado conjunto de indicadores.
Todo ello deriva la gestión no sólo a una adecuada selección de los indicadores
sino luego, a una eficaz acción de monitoreo y vigilancia para lo cuál es
necesario la promoción de una intensa participación. Uno de los ejemplos
relativamente exitosos de este tipo de planificación es el desarrollado para
Porto Alegreccxlvii, donde se incorporaron activamente criterios de gestión
urbano-ambiental en simultáneo con inéditos dispositivos participativos como
las asambleas barriales para establecer formas de asignación del presupuesto
público municipal.
En otras experiencias en que destaca una perspectiva de aportes ambientales
a una revisión del planeamiento urbano tradicional, se postula que una
planificación de efectos participativos solo es posible si se democratiza
ampliamente el acceso a la información para la opinión y la ulterior incidencia
en la toma de decisiones.
Este objetivo se garantiza mediante el diseño de plataformas de información
sobre los indicadores del desarrollo sustentable y sobre la performance de los
proyectos respecto de tales indicadores. Una de las experiencias más
interesantes en este sentido fue el desarrollo del PGAMCccxlviii (Plan de Gestión
Ambiental del Municipio de Cartagena) para dicha ciudad colombiana, dentro
del cuál se organizó un vasto dispositivo participativo de más de dos mil
diversos representantes o actores del desarrollo urbano regional, se registraron
cerca de mil proyectos o iniciativas de desarrollo público y privado de todas las
escalas y se sistematizó un conjunto de indicadores de medición de la
performance de los proyectos, todo ello inserto en un SIA (Sistema de
Información Ambiental) digitalizado y de amplio acceso público.
En la ciudad inglesa de Leicester se montó una experiencia semejante,
conducente luego de diversos sistemas de recolección de información sobre
problemas y proyectos en diferentes estratos de la comunidad a la proposición
de un informe anual –el denominado Blueprint for Leicester findings– que sirve
para proveer la información básica para una participación generalizada.
En un escalón algo menos abarcativo existen asimismo ejemplos de
actuaciones previstas como estrategias relevantes de redesarrollo urbano
según criterios de sustentabilidad como el caso de la recuperación de áreas
vacantes centrales tal como el proyecto del estudio von Gerkan para la libranza
de nuevo suelo urbano central mediante el soterramiento de parrillas de vías
férreas cerca de la central Frankfurt Banhof (1996).
Dentro de los varios modelos hiperparticipativos desarrollados en USA desde
los años 70 –como las metodológias Make Democracy Now o Take Part– el
trabajo realizado por Moore para rediseñar el área central de Dayton (1975) ,
atravesada por el rio Ohío, implicó una de las primeras experiencias de
proyecto colectivo ya que se basó en diálogos entre el equipo de diseño y la
comunidad en general a través de emisiones diarias, cada noche, en un canal
de TV de cable, Moore proponía argumentos o esbozos y requería datos,
información e ideas y cada día elaboraba avances que se presentaban y
discutían en el programa interactivo de TV , lo que se complementaba con un
buzón de ideas.
El concepto básico de proyecto era un palimpsesto de imágenes, un intento de
reconstrucción de los ambientes principales del sistema como fruto de lo que
surgiera de los recuerdos y la memoria de los habitantes de la ciudad. Se trató
226
así, de montar un complejo paisajístico-fenomenológico compuesto por
elementos emergentes del imaginario colectivo popular.
El objetivo del plan era vertebrar un parque lineal que potenciara la historia
misma de la ciudad a través de los recuerdos colectivos que se tenían de ese
espacio público, de modo que la metodología escogida garantizó una relación
directa con las familias de la ciudad y el aprovechamiento del enorme caudal
de datos y opiniones que ellas atesoraban.
Otra iniciativa de interés, dado su relativo éxito y la voluntad de explorar
alternativas en la gestión de áreas urbanas es el caso del Lowell Cultural Park
(1982), en esa ciudad, que de ser un área abandonada luego de la declinación
de las industrias textiles que la habían caracterizado como la primera ciudad
industrial norteamericana, desarrollada bajo la colonización inglesa, fue
recuperada y activada merced a la modalidad de acogerse a la normativa
americana de los parques nacionales entendidos como reserva de naturaleza,
en este caso, extendiendo el criterio protectivo a lo que se inventa como parque
cultural.
El caso Lowell es interesante por resultar la primera expansión legal de la
normativa de los parques nacionales naturales –que habíamos señalado, es
originaria de USA y que posee mas de un siglo de experiencias– al nuevo
concepto de parques nacionales culturales siendo éste el primero de esta
característica que, reacondicionando a modo de museo de sitio la antigua
ciudad de Lowell, cercana a Chicago y primer enclave inglés destinado a la
manufactura textil, propone no sólo un caso relevante de arqueología industrial
y de primera manifestación ejemplar de la tipología de paisajes culturales sino
además en cuanto a extender una normativa y un modo de financiamiento que
abre perspectivas ampliatorias para el repertorio de estructuras significativas de
paisaje susceptibles de articularse con valores patrimoniales, como será, en
otras instancia, el caso de los lieux de memoire de la legislación patrimonialista
francesa.
Con menor envergadura pero con un idéntico criterio de homologar áreas
naturales a preservar con áreas culturales a conservar y refuncionalizar
destaca el señero caso del desarrollo Faneuil Plaza, en el árera central de
Boston, donde radicaba el antiguo mercado de la pesca, liderado por el
urbanista Benjamin Thompson (1986) responsable asimismo de las
movilizaciones sociales que actuaron para evitar la demolición y la
implementación del llamado urbanismo de topadora tipo urban renewal que se
auspiciaba para el sector.
El trabajo liderado por Thompson en la céntrica y fundacional plaza bostoniana
terminó por proponer, rescatando los edificios históricos –como el Mercado de
la Pesca– un área de renovada centralidad en la cuál la propuesta de un
espacio patrimonial se trabaja como paisaje cultural y que resultó la
consecuencia de una intensa movilización social para impedir la demolición del
área en áreas de lo que en USA se conoció como urban renewal.
El área, según otra lectura, la de especialistas en antropología urbana, ahora
padece el síndrome llamado gentrification, que supone que para salvar los
vestigios materiales de un área devenida popular necesariamente ello
conllevará el cambio de estratos sociales en pro de población de mayor
estatus.
El Parque Lineal del Manzanares, proyectado por el grupo de urbanistas
holandeses West 8, en Madrid (2010) es en este caso, una adecuada política
227
pública de recuperación de un curso de agua intraurbano en estado decadente
asi como de sus áreas públicas ribereñas tendiéndose además a mejoras de
conectividad en el trazado de enlaces urbanos de circunvalación y bordeo.
En el tema de las llamadas terapéuticas urbanas existe un desarrollo puntual
de esta cuestión, asociada a su acuñamiento por el divulgador ambiental
Herbert Girardet, quién desde los 80 empezó una tarea de recolección y
análisis de experiencias puntuales ligadas a la idea de la enfermedad ambiental
o como las ciudades en cierta forma padecen de patologías que deben
remediarse mediante terapéuticas ad hoc, de las cuáles las mas notorias serían
aquellas poblemáticas ligadas a la contaminación, a la congestión de tránsitos
y movimiento, a las manipulaciones de los residuos, a la afectación
irrecuperable de las plataformas naturales en que se sustentan primariamente
las ciudades, etc.
Las enfermedades ambientales urbanas se ligarían primordialmente a lo que
podría entenderse como sustentabilidad primaria: esto es, la que surge de la
dialéctica o fricción entre una tecnoestructura artificial y sistémico-cerrada que
entabla demandas de servicios ambientales respecto de una bioestructura
natural (aunque severamente interferida) y sistémico-abierta que se los ofrece,
no sin muchos desajustes y deficiencias muchos de los cuáles componen la
etiología de las enfermedades urbanas que sufre la sociedad que habita tales
tecnoestructuras.
Hay además una sustentabilidad que definiríamos como secundaria, que es la
de las relaciones racionales e irracionales entre una socioestructura instalada
y demandante de servicios urbanos respecto de una tecnoestructura, que los
podrá ofrecer en tanto pueda procesar los servicios ambientales devenidos de
la oferta de aquella bioestructuraccxlix.
Puede haber buena o aceptable sustentabilidad secundaria sobre o junto a una
mala o irracional sustentabilidad primaria: en estos casos, la explicación será
una extensión significativa de la huella ecológica de la ciudad o asentamiento
en cuestión.
En este punto quisiera a manera de referencias, comentar algunas
experiencias a la escala de proyectos que tratan de reflexionar sobre tales
cuestiones desde un punto de vista remedialista que a veces puede derivar a
la utilización oportunista de aspectos de marketing ambiental o de
procesamiento de algunas ideas a priori ligadas a mejoras de sustentabilidad
con nuevas argumentaciones para los mercados en este caso, inmobiliarios
dentro de la aparición de un segmento excel de cierto consumo aparentemente
mas ambientalmente amigable
Existen por una parte proyectos de carácter remediador de corte o sesgo
paisajístico y también ligados a un posible markerting verde como es el caso de
Green City, Corea, desarrollado por el grupo MVRVD (2011) o la voluntad
tecno-utópica de generar terrenos artificiales a la vera o próximos de áreas de
alta valoración del suelo y/o escaséz del mismo como el llamado sistema
Lilypads, que el urbanista belga Vincent Caillebaut desarrolló en las costas
frente a Mónaco ( 2004) o alrededor de las Islas Maldivas.
Por otro lado ha prosperado un reciente interés en el tratamiento y la
recuperación de vacios urbanos, incluyendo su detección y catalogación, como
en el caso Philadelphia Urban Voids, donde se implementó un concurso
internacional de ideas ganado por el grupo español Ecosistema Urbano
(2006) . Y asimismo, aunque conectados a la inversión privada, el despliegue
228
de proyectos de desarrollos urbanos centrales ligados al ítem del verde urbano
sustentable y a su potencial de generación de mercado excel sofisticado de
usuarios de alto standing como es el caso del proyecto Archipel 21, desarollado
en South Seul por la oficina de Daniel Libeskind (2011).
Casos diversos, en esta instancia mas ligados a criterios de recuperación de
áreas abandonadas o degradadas son el programa de recuperación de areas
vacantes urbanas de antiguas líneas inutilizadas de trenes elevados en el
proyecto High Line, en Nueva York, a cargo del estudio Diller&Scofidio (2010) ,
o la mas compleja remediación territorial de areas devastadas por rellenos
sanitarios siendo el caso más significativo el proyecto Fresh Kills, que se
propone recuperar los terrenos del desafectado basurero de Nueva York entre
1947 y 2000, en la Staten Island .
Existen asimismo casos de recuperación parcial de áreas centrales de
pequeñas ciudades como los trabajos del grupo OMA, utilizando la metodología
de los folders para el caso de Almere (1995-2000) con la intención de
reconfigurar un sector urbano para incrementar su continuidad peatonal y la
posibilidad de un desarrollo regulado de programas de usos complementarios.
En la experiencia británica también hay algunas líneas de proyecto social
semejantes a las del programa Haute Qualité Environmentale (HQE) francés,
basadas en la concurrencia de intereses privados y auspicios públicos. El
proyecto Bed-Zed, Londres (2001) y sus antecesores, de Bill Dunster –un
proyectista reconocido en el mundo disciplinar convencional– adoptó su
inserción metodológica dentro del programa Peabody Trust Housing-Ass.
Bioregional que es una sociedad de financiamiento de desarrollos mixtos
público-privados que dentro de su gestión financiera admite mayor inversión
inicial a cambio de sensibles reducciones de los gastos de mantenimiento y
funcionamiento, ya que contándose con soporte financiero adecuado, tal
propósito tiene gran atractivo en términos de rendimiento económico.
En ese esquema un conjunto de 50 viviendas están proyectadas con un
ahorro energético del 90% respecto de la arquitectura corriente o estandar. El
ejemplo es interesante porque sitúa la perspectiva de ecoproyectos de mayor
racionalidad ambiental dentro de una viabilidad y aún conveniencia económica,
si es que logran establecerse los adecuados encuadres de financiamiento.
La idea del ensamble racionalizado de partes formó parte de conceptos
utópicos en el albor de la modernidad y también en las estrategias socialistas
de la prefabricación pesada, empero caracterizadas por malas experiencias
sociales y urbanas tanto en los antiguos países comunistas del Este europeo
como Rumania o Bulgaria y también en Cuba, pero ahora renace una voluntad
de experimentar ensambles y combinatorias de componentes tecnificados
incluso pesados y transportados y manipulados a la manera de los containers
como es el caso de los concursos de investigación que promueve la empresa
italiana Casa Portale (2011): en ciertas formas esta noción de catálogos de
partes diseñadas con mayor pertinencia energética-ambiental y según lógicas
económicas de series medianas o grandes aseguraría la perspectiva de
superar las bajas prestaciones de las soluciones arquitectónicas caso por caso
o artesanales que son la gran mayoría de lo que actualmente se piensa y
realiza.
Es posible asimismo imaginar ciudades o parte de ellas construídas desde cero
según criterios de mayor racionalidad en el triple ítem estratégico de
racionalización en transporte/energía/residuos como es el modelo de las
229
ecociudades o suburbios de racionalidad ambiental como el caso Sariguren, a
las afueras de Pamplona (2000-2020).
Dentro del espectro amplio de actuaciones urbano-arquitectónicas orientadas a
mejorar la racionalidad ambiental cabe mencionar también los proyectos
basados en el suelo plegado u ocultamiento de lo construido bajo la
continuidad del terreno natural tales como los diversos trabajos de Emilio
Ambasz, como sus desarrollos en Fukuoka, Tokio o en Nova Concordia, al
norte de Italia (2003) y en una dimensión mas amplia de sector urbano a
recalificar cabe mencionar el caso de la recuperación de áreas vacantes de alta
centralidad con preferencias de uso público, como el emprendimiento de
Thomas Balsey en el desarrollo Gantry Plaza Queen, en el área portuaria de
West New York (1999).
Estas conceptualizaciones que venimos considerando junto al análisis de
diversos casos de ejercicios ecoproyectuales ha dado lugar a estrategias de
formación, investigación activa, simulación de escenarios participativos y
puesta en eje de la prioridad de desarrollo sustentable como se manifestó en
diversos talleres de experimentación alternativa como los que dirigí en
Córdoba (2001) y La Paz (2006).
La posibilidad de discutir ciertos conceptos y someterlos a indagaciones
proyectuales a cargo de equipos multiactorales con diversas especializaciones
de enfoque y con la presencia de referentes del caso o sitio de actuación han
supuesto un relevante escenario de articulación entre teoría y práctica de
ecoproyectos o proyectos redefinidos por criterios de sustentabilidad.
Estos ejercicios se proponían mecanismos proyectuales que por una parte
fueran suficientemente capaces de procesar los datos operativos de paisajes
típicos de terrain vagues urbanos utilizando tales datos como puntos de partida
para la definición de tipos arquitecturales básicos –láminas, cintas y otras
topologias elementales– usables en ensambles vinculados a proyectos que
llamamos ecoproyectos como respuestas tipológicamente mínimas a formas de
articulación eficiente a condiciones de sitio) cuyas características minimizaran
la fricción entre artefacto y soporte y adquirieran altas prestaciones (liviandad,
consumos, ciclo de vida) en atención a la crisis de sustentabilidad.
Los 26 pisos de oficinas del proyecto Exhibition Tower, Singapur (1998) del
estudio Hamzah&Yeang no sólo intentan implementar algunas directivas
ecoproyectuales de uno de sus responsables profesionales (el malayo Ken
Yeang) –como los conceptos de retrofit y building life-cycle así como la
racionalización metabólica del artefacto arquitectónico y su meta de
minimización del uso de energías convencionales– sino además, la intención
de promover formas tipológicas alternativas que tiendan a optimizar la
eficiencia ambiental de áreas urbanas centrales. Se insinúa además la
disolución del concepto de objeto-proyecto dentro de un sistema-contexto, a
partir de la interactividad sistémica de los parámetros de proyecto.
Los trabajos de esa sociedad malaya de arquitectura contemporánea –
básicamente dedicada a la arquitectura corporativa– se conectan con el trabajo
teórico-investigativo de Yeang, formado en la AA londinense e imbuído del
mensaje ecologista de los 70, junto al manejo de discursos contemporáneos en
la arquitectura.
El resultado es la proposición de una serie de proyectos muy directamente
elaborados según una metodología de diseño que convierten estos edificios en
objetos singulares, carentes de la segregación típica de la relación arquitectura230
ciudad y en cambio, pensados como la consecuencia científica (además de las
decisiones compositivas y estéticas tradicionales) de los datos emergentes de
análisis ligados al ahorro energético (que pueden dar curso como en este
proyecto, a un sombrero fotovoltaico de alta pregnancia en la propuesta,
incluso otorgándole cierta identidad formal apta para la finalidad corporativa del
edificio), la condición de edificio-sistema abierto en cuanto a la racionalidad
extrema de las interacciones directas e indirectas con su entorno o
complementariamente, la condición de sistema autosuficiente y autopoiético en
cuanto al reciclaje de todos los fluidos y residuos del funcionamiento del objeto
e inteligente de cara a su funcionamiento autoregulado (por ejemplo, operando
cerramientos e iluminación, calculando la necesidad de biomasa vegetal
conveniente para la racionalidad microclimática y la función de filtro, etc.).
En una escala algo menos high-tech o ligada a una construcción mas artesanal
aunque no exenta de sofisticación destacan en Sudamérica los trabajos de
Enrique Browne, como sus edificios Fundación en Santiago de Chile y en
Concepción (2009) donde aplica ideas de revestimiento forestado para las
envolventes de las pieles de estos bloques en altura a fin de minimizar el uso
de energía convencional para acondicionamiento o apela al uso de espejos de
agua en la base de tales edificios para generar mejoras climáticas en base a la
humectación del aire circulante.
La expansión de la cultura técnica ambiental afecta y redefine progresivamente
el microdiseño y la investigación de los procesos de proyecto de componentes
de una cultura material mas en sintonía con los argumentos demostrativos de
la actual crisis de sustentabilidad.
Parte como moda o tema de época, parte como acuñamiento de una nueva
ideología progresista que debería derramarse al plano político (avanzando
sobre las experiencias ya relativamente exitosas en Alemania, Francia e Italia,
en torno de los un tanto románticos partidos verdes) el pensamiento ambiental
desarrolla lo que podría entenderse como una cultura técnica específica que
superpuesta a los vaivenes de la producción y el consumo procura marcar
argumentos que hagan imperativos ciertos axiomas vinculados a la
sustentabilidad, tales como el ahorro de energía y materia (entendidos como
recursos escasos, extinguibles y/o de alto costo de renovación o sustitución
química), la minimización en la generación de desechos o la crítica a la cultura
del consumo rápido del usar-y-tirar despreocupado de las nociones de ciclo de
vida de un producto o de su rol en la construcción de una cultura alternativa al
consumo, mas ligada además al potenciamiento de lo local o articulado con
pautas de geoculturas específicas, con sus historias o microhistorias y sus
valorizaciones de los materiales y paisajes vinculados con la identidad estable
(o no tan rápidamente mutable frente al impacto de la globalización del
consumo o macdonaldización del mundo) de las poblaciones con sus lugares
de instalación.
Habría pues en tal perspectiva, un lento pero sistemático impacto de estas
ideas macro en la reflexión y proyecto de soluciones micro, a menudo todavía
en un plano mas de denuncia o demostración de su posible efecto práctico a
los fines de modificar conductas o parámetros establecidos en relación al gusto
y a las modalidades de pertenencia un tanto acrítica a los ways of life
entronizados por el manejo monopólico de medias y sistemas políticoeducativos.
231
Trabajos de la diseñadora textil y vestuarista paulistana Marcia Ganem, como
las investigaciones en indumentaria que presentó en su muestra Rio Hype,
(2009) indagan sobre materiales alternativos de posible oferta local asi como
en una articulación mas profunda entre tal base material de producción y el
desarrollo de una estética propia, sin que ésta se resienta por apelaciones al
gusto folk o a modalidades anacrónicas de producción o consumo bajo el
concepto que la vestimenta se ha convertido en uno de los planos mas
uniformizados por la generación de sistemas simbólicos globales de
productividad y consumo multinacional.
Los también paulistanos hermanos Humberto y Fernando Campana- abogado y
arquitecto respectivamente, formados en Sao Paulo – refieren a una
investigación alternativa para el mundo del diseño industrial del cuál remiten a
una reartistización populista basada en la utilización de elementos tecnológicos
residuales como el uso de desechos plásticos en sus proyectos como la bolsa
Triage(2004) o los calzados Mellisa (2001) o de desechos de tapicería en los
ientos Sushi (1999) . Criterio por una parte, semejante a factores enunciativos
equivalentes al arte político y por otra, ligados a cierta estetización elitista de lo
producido como lo revela el éxito de sus productos de serie pequeña
comercializados sofisticadamente en Milán o expuestos en el MoMa
neoyorquino.
Contenido Neto fue una sociedad de los diseñadores industriales Alejandro
Sarmiento y Miki Friedenbach cuyo proyecto mas conocido, también expuesto
en Nueva York, fue el desarrollo de una propuesta de reciclaje de plásticos
PET ofrecida como metodología de producción popular ya que no sólo
enseñaban a realizar una serie de componentes basados en el uso de tales
materiales reciclados sino también indicaban como realizar las sencillas
herramientas que permitían preparar la materia prima de tales diseños, cintas,
bandas o hilos obtenidos del reciclado de botellas plásticas.
Las experiencias del colectivo español Basurama también proponen eventos
culturales colectivos, con fuerte participación de niños y jóvenes para pensar
creativa o artísticamente pero también políticamente, que hacer con la basura,
en performances como las realizadas en Madrid (2010) , Buenos Aires (2011) ,
Lima (2010) y Santo Domingo (2011) . Se trata de ejercicios que mas que
generar productos se acercan mas a la condición de producción de
acontecimientos , cuya cierta semejanza con iniciativas de artistas
contemporáneos, también apunta a la generación de mayor conciencia política
y social.
La obra crítico-reflexiva del diseñador español Andrés Jaque, como la serie de
los trabajos Sweet Parliament (2009) , Tupperware (2007) , Rolling House
(2009) y Tecnogeisha (2010) remiten al uso del dispositivo proyectual no con la
acepción técnico-operativa típica de su sentido en arquitectura sino
considerando cada proyecto como la oportunidad de realización de un análisis
crítico y del planteo de propuestas creativas para explotar cualidades tales
como la mutabilidad y la condición nómade de los nuevos habitantes urbanos,
la adopción en términos conceptuales de una idea amplia y compleja del
reciclaje material y simbólico de los materiales reales y virtuales y la
exploración de configuraciones tácticas y oportunistas de lugares y sitios,
haciendo prevalecientes las relaciones sistémicas entre familias de objetos mas
que las prestaciones que pudieran devenir de envolventes ambientales con lo
232
cuál demuestra su interés mas en los conjuntos y relaciones de cosas y
personas antes que en los espacios de soporte o contención. .
Dos casos recientes en la industria fotográfica también estarían poniendo de
manifiesto por distintas vias, cambios en la lógica del diseño de objetos mas o
menos vinculados con las nuevas condiciones emergentes de la crisis de
sustentabilidad.
El proyecto Lytro se presenta como simplificación técnica de la captura de
imagen-luz planteando el concepto de una cámara, mucho mas simple,
pequeña y menos compleja que recoge datos que luego se procesan en el
ordenador proyecto que por lo tanto se inscribe en la voluntad de pensar
objetos que capturan y procesan o mediatizan información.
El proyecto Knhappa en cambio, se piensa como un proyecto asociado a la
promoción de las tiendas Ikea, para ofrecer un objeto mínimo o elemental, de
bajo costo (en realidad se regala) con partes recicladas y reciclables siguiendo
una línea de investigación ligada a pensar el origen básico del objeto a diseñar,
desinvistiéndolos de la complejidad que su performance de mercado le ha
producido. Preguntas entonces, ligadas a la transformación funcional del objeto
o a la simplificación del mismo, apuntando a rescatar la esencia de su
concepción originaria se presentan así como caras posibles de nuevas
experimentaciones de diseño orientadas a mejores respuestas de
sustentabilidad.
233
Capítulo 7
PERSPECTIVAS FUTURAS DE ECO-PROYECTOS
Si bien resulta posible investigar el origen del concepto mismo del proyecto
como dispositivo cultural de acondicionamiento técnico de la naturaleza para
promover habitabilidad y derivar de allí, en una revisión de este origen
vinculado con nuevas tareas, a pensar en el contexto de la crisis ecosférica de
sustentabilidad y su lectura dominantemente expresada en los sistemas
urbanos (o mejor: subsistemas urbanos dentro de sistemas territoriales) el
aporte de una teoría de la sustentabilidad a una nueva formulación de la teoría
y práctica proyectual no debería reducirse a la indagación del origen lejano del
proyecto ni a la ecologización sin más del mismo ni tampoco por fin, a unos
planteos únicamente centrados en nuevos manejos de la sustentabilidad
urbano-territorial que controlen normativamente los alcances de los proyectos
dentro de los límites de sustentabilidad, por ejemplo mediante el proceso extraproyectual de las EIA, como si un control externo de alguno excesos pudiera
ser suficiente para orientar la esencia de una teoría y práctica del proyecto
orientado al diseño de múltiples expresiones y dimensiones de la cultura
material y del intercambio social. .
Conocer el origen del proyecto como acción en la naturaleza no es mas que
una tarea típica de variados arqueologismos contemporáneos que quizá tenga
sentido epistemológico pero ninguna viabilidad técnica en cuanto a repensar
genéricamente otra clase de proyecto, tan metidos como estamos ya en una
abolición casi completa de la naturaleza como sistema autónomo.
La larga historia del proyecto como dispositivo de acondicionamiento humano
se connota del ideario protomoderno de la infinitud de la naturaleza y por tanto
se definirá epistémicamente como una clase de acción desprovista de
aprehensión cognitiva de los atributos de la naturaleza, a la que afecta o
interfiere, ello sin conciencia de daño o regresión sino mas bien imbuída de una
indefinida pretensión de progreso.
La reversión de una actitud –la artificialización tecno-cultural de naturaleza
mediante esos procedimientos que llamamos proyectos- resulta ya imposible y
una suerte de redención del pensamiento proyectual emanada de verdades del
ecologismo hoy sería meramente romántica dada la potencia faústica de un
modo productivo que como el capitalismo, está mas dirigido a evaluar los datos
de su evolución productiva que a ser testigo de la destrucción de la naturaleza
que provoca, espectáculo que en todo caso procesa como marginal e inevitable
en su propia lógica productiva .
Una ecologización del proyecto que se postule como un intento de renovación
conceptual apropiándose de categorías específicas de la ecología –como
nicho, ecosistema, sucesión o clímax– ya fue intentada en los trabajos
sociológicos de la Chicago School de los años 20 y sus múltiples réplicas
ulteriores sin que ni entonces ni después se haya avanzado mas allá que en
una mera renovación terminológica.
A los ecólogos que han querido extender sus redes conceptuales para
capturar al animal urbano tampoco les fue demasiado bien a pesar de los
aportes interesantes de Ramon Margalefccl o de las conceptualizaciones de
ecólogos con intereses urbanísticos como Salvador Rueda Palenzuela o Raúl
Montenegro.
234
La aplicación de categorías ecologistas para revisar proyectos en la clave de
las EIA´s y la posibilidad de una suerte de contra-proyecto poniendo en positivo
aquello que denuncian u objetan de los proyectos convencionales las EIA´s
suena todavía como una metodología frágil para hacer otra clase de proyectos
o directamente ecoproyectos en el sentido formulado en este trabajo.
Por lo tanto aparecen otras cuestiones que complementadas a las precedentes
deberían convertirse en temas de necesario desarrollo teórico y prácticometodológico (o práctico-crítico) para proyectar de aquí en más, en escenarios
de probable sustentabilidad agravada.
Señalamos así, varios puntos a tener en cuenta como la posibilidad de
confrontar la lógica economica (o de otorgamiento de valor a un episodio de
transformación urbana mediado por un acto proyectual) con los criterios de
sustentabilidad, por ejemplo reelaborando el concepto de renta urbana e
incorporando dimensiones mas complejas e integrales de renta, rendimiento y
eficiencia hace necesario construir evaluaciones de sustentabilidad que puedan
cotejarse con los análisis económicos convencionales.
Resultará siempre de extremada conveniencia en esta era dominada por una
lógica productivista, establecer modos de fundamentar análisis más complejos,
completos e integrados de aspectos vinculados al financiamiento de los
proyectos, a su amortización en el tiempo y a la internalización de variables
hasta ahora entendidas como externalizables en parte por su carácter de virtual
inconmensurabilidad a la hora de definir valoraciones.
También emerge la necesidad de establecer criterios de racionalidad a través
de los márgenes actuacionales del proyecto, en relación al concepto de
segunda naturaleza (o sea: tecnoestructuras asimiladas desde la calidad de
vida integral del sujeto urbano) que implicará considerar factores que superen
lo específicamente natural.
Ello supone no sólo o no tanto incorporar criterios de valoración
tradicionalmente ligados a componentes del sistema natural (desde la calidad
del aire, del agua o de la vegetación hasta la integridad y complejidad de los
complejos paisajísticos) sino ir más allá tratando de establecer criterios
valorativos de aspectos de esa segunda naturaleza que podría ligarse a la idea
ampliada de patrimonio o estructuras de interés ligado a parámetros de valor
histórico, cultural, antropológico, psicosocial, etc.
El objetivo de perfeccionar las decisiones proyectuales dentro de un cuadro
axiológico amplio e inclusivo de la temática de la sustentabilidad revisando por
ejemplo aspectos estéticos, funcionales y operativos del proyecto tradicional
supone negar la alternativa de una ecoproyectualidad dada por la
comprobación externa al proyecto de algunos modos de medir ecoeficiencia .
El problema de una alternativa ecoproyectual debiera implicar la definición de
un modo integrado completo y alternativo al modo convencional de proyectar,
no anexarle a éste una pátina de cálculos de mejoramiento de performances
energéticas por ejemplo.
La perspectiva de indagar críticamente (a traves del proyecto como dispositivo
a la vez técnico y crítico) sobre las nuevas relaciones global/local, evaluándolas
en términos de conveniencias de sustentabilidad y reformulando el concepto de
escenario local, región o geocultura impone una multiplicidad de enfoques cada
uno en definitiva marcado por tales componentes locales en los que se
establece cierta clase de calidad de sustentabilidad (u oportunidad/viabilidad de
sustentabilidad) fuera de criterios globales e imperativos .
235
Francois Roche, uno de los exponentes mas experimentales de una
perspectiva ecoproyectual dice lo siguienteccli: Juzgar cada operación sobre la
validez teórica de ciertas hipótesis no resulta una tarea sencilla rodeados como
estamos, por un surtido enorme y siempre creciente de hechos y artefactos.
Los signos y las referencias no deben ser prefijados a modo de referencia
simbólica, sino que tienen que ser descubiertos en tiempo real, sobre cada
lugar concreto.
La arquitectura no sabe cómo, no puede sustituir la cultura moderna de forzar
el lugar, no sabe volverse más sensible a aquello que está atropellando; esta
cantinela viene sonando desde el comienzo. En fin, un error genético... Los
horizontes del mundo de la percepción, de la corporeidad y del lugar han sido
demasiado poco a menudo medios para la producción.
Durante varios años hemos buscado el instrumento que nos permita explorar el
acto mínimo, algo situado entre el suficiente y el no demasiado, que permita
que el cambio territorial que produce la arquitectura se empape en las
geografías previas, que posibilite que el desarrollo pueda encontrar su propio
camino y fundirse con aquello que de otra forma dominaría, que exagere los
temas de la mutación y la identidad.
Hemos perseguido un instrumento que nos permita introducir estrategias de
hibridación y mímesis en el aquí y ahora de cada situación concreta. Viendo las
distintas manipulaciones a que se ve sometida la historia y que afectan tanto a
la moral como a la herencia, la geografía y la cartografía (y no el calco, como
nos recuerdan Deleuze y Guattari) siempre nos han parecido herramientas más
operativas.
Pero comprobar las diferencias entre el lugar existente y su futuro,
contraponiendo la imagen del contexto desnudo y la imagen (en fotomontaje)
que incluye el proyecto de arquitectura, como la demostración de una
economía en proceso, no nos resulta suficiente. No hemos sido capaces de
comprender el proceso como un análisis de hipótesis sucesivas.
No hacer nada plantea preguntas y problemas. Realizar operaciones sobre un
mapa, a través de estas mutaciones amorfas, es como hacer cosas desde el
ángulo negativo, sin las destrezas prefiguradas y aceptadas.
El modelo establecido nos obliga a enfocar nuestras destrezas hacia otros
campos (mecanismos sociales, economía política y desafíos territoriales). Este
proceso abre áreas de investigación que podrían desenredarnos del dictado de
la proyección moderna (soporte y coartada de la arquitectura del siglo XX), que
mezcló el programa con la declaración de funciones.
Convertir el objeto arquitectónico en algo ambiguo, y forzarlo más allá de la
realidad, supone cuestionar nuestra propia percepción.
Nada me parece más pertinente que una arquitectura que asuma estas
ambigüedades. La estructura binaria del pensamiento predominante que
trabaja sobre parejas de antítesis tales como la herencia y la modernidad o la
servidumbre y la dominación ha implosionado. Las transformaciones del cuerpo
y de su sexualidad, para las que se utilizan silicona y colágeno de forma
diametralmente opuesta a aquella que representaba el ciber-robot de
Metrópolis, son el rastro a seguir. La prótesis contemporánea se construye con
el propio tejido de la carne y las transformaciones cutáneas se moldean con
piel artificial.
No se niega el cuerpo, se exagera y se hipertrofia. La tecnología nos permite, a
través de estas mutaciones amorfas, reorientar procesos y escribir guiones que
236
reactiven el concepto de localismo, no para volver a servir platos que ya
quedaron fríos o crear modelos para museos, sino para generar un localismo
emocionante, construido a partir de contradicciones, respeto y membranas
reactivas dentro de una topografía elástica. Identificar aquello que caracteriza
el lugar utilizando estas nuevas herramientas equivale a poner en marcha un
nuevo método operativo.
Examinaremos ahora una agenda de temas y una colección de casos: a
medida que avanzamos en el desarrollo de este enfoque y llegando a su final
mas propositivo y actual crecen las dudas acerca del inventario ideal de
nociones en que sustentar una articulación entre proyecto y ecoproyecto, entre
proyecto connotado por la calidad faústica de la tecnología y ambición de
completamiento físico y funcional del mundo y proyecto entendido como cirujía
de supervivencia, como maniobras enunciativas de un modo responsable de
entender la crisis civilizatoria del fin de la modernidad y del inicio de las
miserias insustentables; por tanto, sin pretender que lo hasta aquí formulado
tenga la característica de certezas, lo que ahora sigue, si bien quizá deba
incursionar en aspectos mas prácticos de la operatividad proyectual, es sin
duda mucho mas hipotético.
El desarrollo reciente del pensamiento crítico ambientalista ha devenido en
proyectos y tecnologías ambientales dentro del campo de las novedades
aportadas por el desarrollo del paradigma ambiental en el cuál es
preponderante otorgar primacía a las categorías preproyectuales del sitio o
locus que va a recibir (o resistir) un proyecto en cuyo caso ese sitio tiene
problemas, falencias o disfuncionalidades que la nueva intervención procurará
corregir, remediar o mitigar o bien en una modalidad mas ligada a la positiva
perspectiva de aprovechar recursos y posibilidades, tal sitio tiene
oportunidades o potencialidades que el proyecto usufructuará y que puede
ocurrir en algún caso, a costa de generar problemas futuros en tal sitio.
Se han ido así, desarrollando modalidades para entender tales plataformas
previas pero condicionantes del quehacer proyectual (que siempre es una
transformación de esas plataformas) basadas mal o bien en cierto tipo y
calidad de relaciones entre el sistema impuesto o imperativo del proyecto y esa
condición preoperativa del contexto, visible como afuera del sistema/proyecto,
pero ahora debiéramos decir, no un afuera inerte o infinita y pasivamente
receptivo sino un macrosistema o complejo abarcante y determinante de la
nueva intervención cuyo éxito dependería en definitiva de cuánto y qué bien
conozcámos y manejemos el contexto receptivo de esa acción sistémicoproyectual.
Normalmente el tipo genérico de instrumentos entendidos como eco- proyectos
y/o eco-tecnologías transformadoras de una condición contextual dada resultan
usualmente coyunturales o no estructurales, puntuales y más bien tácticos y
pueden encuadrarse dentro del campo de las terapeúticas orientadas a mitigar
los efectos negativos de las enfermedades ambientales y estas enfermedades
o manifestaciones disfuncionales son todas locales y concretas, no abstractas:
la óptica situada en un pragmatismo que articula patologías y terapéuticas es la
posición sustentada entre otros, en el conocido manual de Herbert Girardetcclii.
Proyectos de diferente escala y cualidad, como el desarrollo de una miniciudad
modelo -Davis, cerca de Sacramento en California, con sus village homes y sus
técnicas de permocultivos -; la comuna de Lightmoore Village, cerca de Telford
en Inglaterra; el desarrollo de coviviendas en Dinamarca y USA (Kolding,
237
Slagelse, Ecoville-Ithaca, etc.) ; la ciudad de Rottweil en Alemania, que pudo
resolver la demanda energética de sus 20000 habitantes con procesos
integrales de coenergía; los asentamientos populares autoorganizados de Villa
El Salvador en Lima, Perú y de Klong Toey, cerca de Bangkok, Tailandia; la
ciudad libre de Christianía próxima a Copenhaguen, Dinamarca; el montaje de
los sistemas de trueque LETS en Inglaterra y Canadá; la remodelación que el
grupo Stern hizo del llamado bloque 103 en el barrio berlinés de Kreutzberg; la
Asociación de la Gente del barrio Notting Hill Gate en Londres y sus
cooperativas y eventos como el carnaval multiétnico; las eco-infraestructuras
del artista David Magnus en Mainz, Alemania; el movimiento de los 100000
niños de la Salud en Bombay según el célebre proyecto del médico Victor
Bulerao; las huertas urbanas de uso social en Ashram Acres en Birmingham,
etc.
También en el libro de Girardet se apunta el caso de los proyectos alternativos
de gestión urbana como el sistema Wonerven que impulsa el tránsito lento en
las ciudades holandesas o el sistema Gewoba, empresa que impulsa el modelo
de cooperativas de transporte que evita el uso privado exclusivo de autos en
Bremen y otras ciudades alemanas; las tecnologías de depuración de aguas
servidas desarrolladas por la empresa australiana Mentech o el proyecto de
Walter Soppler en la Penn State University en el que se reciclan los líquidos
residuales de una ciudad de 70000 habitantes en un área boscosa de 200
hectáreas y la política de promoción de reutilización de tierra desafectada a
usos industriales que alcanza en el Reino Unido a unas 70000 hectáreas, que
equivale al 5% del total de tierra urbana disponible.
La lista es muy extensa e incluye empresas populares de limpieza urbana en
La Paz, Bolivia y Lima, Perúccliii; biohuertos en ciudades del altiplano
americano; tecnologías alternativas de construcción en Argentina (experiencias
del grupo CEVE), uso de la guadua en Colombia, banco de materiales
populares en Nicaragua y Perú; la restauración de riberas de ríos urbanos
como el Ohio en Dayton o el Suquía en Córdoba o la alta cuenca del Adigio del
Friuli en Italia; la promoción del principio llamado city comforts en Seattleccliv; el
proyecto multipropósito del Emscher Park en la célebre y devastada cuenca del
Emscher-Ruhr en Alemaniacclv; el modelo de ecosistema industrial de
Kalundborg en Dinamarca; la práctica del grupo de diseño industrial alternativo
italiano Branco o los desarrollos ecoalternativas de productos como Terrasana
o Styrofoam, Electrolux o Miller, etccclvi.
El proyecto Emscher Park recién mencionado, se erige nítidamente como uno
de las iniciativas más ambiciosas referidas a una cuestión claramente
emergente de las nuevas condiciones de sustentabilidad territorial cuál sería
aquella de la restauración o remediación de territorios, usando términos que
refieren en el primer caso a operaciones ligadas a la reactivación patrimonial y
en el segundo, a la recuperación de calidades perdidas de suelos o
ecosistemas frágiles (como humedales, pastizales, etc.).
En general vemos aquí como la consideración múltiple de diferentes demandas
de proyecto emanadas de un estado de necesidad o carencialidad ambiental o
de un déficit de sustentabilidad son por una parte y en cada caso,
circunstancias locales y específicas en las que la potenciación de las fuerzas y
recursos disponibles son esenciales para entender y dar entidad a procesos
proyectuales que no pueden funcionar en base a prioris cognitivos o técnicos.
238
Por otra parte también se advierte una diversificación de lo que entendemos
por proyecto, una multiplicación de vias y formatos para realizar ahora en un
espectro mucho mas amplio, acciones que intentarán revertir problemas y
aprovechar oportunidades que reivindicamos como pertenecientes a un campo
nuevo y ampliado de la noción de proyecto pero que tienden a caracterizarse
como diversas (quizá sea aquí mas preciso usar el término ecoproyecto), mas
multidisciplinarias (tal vez con el tiempo emerja un estatus de trasdisciplina) y
mas socialmente participativas (y por tanto, despojadas de la propiedad
intelectual tan precisa que se venía manifestando en el concepto tradicional y
moderno de proyecto desde el Renacimiento).
Así como un mejor entendimiento de las relaciones sistema-entorno superaría
el método EIA (que trata de minimizar el impacto negativo de cada sistema en
su entorno) ya que deberá buscarse una especie de método contra-EIA que
formule desde el inicio del proyecto una relación aceptable sistema-entorno,
este abordaje más integrativo del entorno en el sistema puede internalizar
aquellos aspectos positivos de autorregulación o negativos de entropía,
propios de los contextos.
En base a estas características el arquitecto malayo Ken Yeang cclvii plantea una
serie de puntos a tomar en cuenta en el intento de elaborar una teoría
ecológica del proyecto, a saber:
1 Aplicar el concepto ecológico al entendimiento del ambiente, no para que el
sistema-proyecto reduzca su impacto ambiental (IA) sino para internalizar los
datos del ambiente y su dinámica al proceso mismo de ideación del trabajo
proyectual.
2 Plantear desde el proyecto un concepto de conservación de energía,
materiales y cualidades ecosistémicas.
3 Intentar rastrear hasta consecuencias contextuales complejas los aspectos
inherentes a las relaciones sistema-ambiente, aceptando la complejidad
holística de tales relaciones.
4 Profundizar el análisis del emplazamiento o contexto ya que como en los
ecosistemas dominantemente naturales, no hay ambientes (o emplazamientos)
idénticos, por lo cuál deben investigarse las cualidades específicas y
eventualmente usar comparativamente esos análisis para escoger el
emplazamiento más adecuado.
5 Acoger la noción de ciclo de vida como concepto de proyecto.
6 Entender que toda construcción comporta una transformación espacial del
ecosistema ambiente y unas adiciones de energía y materiales nuevos al lugar
de emplazamiento.
7 Debe procederse a analizar la relación sistema-ambiente desde un punto de
vista holístico e integrado, no como sumatoria de efectos o impactos.
8 Internalizar al concepto básico del proyecto el modo racional de minimizar
y/o eliminar los productos de desechos.
9 Montar estrategias de proyecto basadas en la sensibilidad y en la previsión.
Yeang también propone confrontar un mismo objeto –la obra de arquitectura,
urbanismo o diseño– según las lógicas tanto del proyectista como de la óptica
del ecologista: en este segundo caso importará definir la clase de impacto que
la obra funcionando engendra respecto de su ambiente y en ese sentido, tal
impacto depende de las intensidades de usos definidas y aceptadas o
toleradas por los usuarios de cada edificio, fragmento urbano u objeto.
239
También es evidente que dicho impacto es por una parte históricamente
variable (ha cambiado a lo largo del tiempo, generalmente ha aumentado) y por
otra parte es culturalmente diferencial (en el sentido de las diferencias propias
del relativismo cultural de la diversidad local).
Yeang introduce una tabla que permite calcular la demanda per cápita que los
usuarios de un edificio formulan en relación a una serie de ofertas de recursos :
1 Aire: 2.86x10gramos oxígeno/día.
2 Agua: entre 143 y 273 litros/día; el hombre primitivo consumía 2.5 litros/día y
en una cápsula espacial se calcula 2.83 litros/día. Veáse en este caso las
notables diferencias históricas y tecnológicas de 1:100 que el hombre primitivo
o el hombre posmoderno establecen respecto del uso convencional
generalizado.
3 Alojamiento: en UK se calculan 20 metros/persona, equivalentes a 22x10kwkt
de materiales de construcción.
4 Alimentos: 10x10 kcalorías/día; el hombre primitivo consumía una quinta
parte de ese promedio.
5 Energía y combustibles: 2.74 kw de uso continuo; 413 litros/persona/año de
petróleo; 161 m3 de gas natural/persona/año; 825 kg de minerales fósiles/año.
6 Metales: 63 kilos/persona de producción anual.
7 Minerales no metálicos: 960 kilos/persona de producción anual.
8 Materias orgánicas no alimenticias: 154 kilos/persona de producción anual.
9 Productos residuales sólidos, líquidos y gaseosos: 32 kilos/persona de
producción anual de residuos sólidos; 4.3 kilos/persona/día de residuos
gaseosos y líquidos calculados para una cápsula espacial.
En rigor estas demandas de naturaleza meramente vinculadas a un sujeto
estandar inserto en dispositivos convencionales del hábitat contemporáneo
constituyen un campo de reflexión y ajuste –a realizarse a través del proyecto
de tales dispositivos del hábitat– de la racionalidad de esas demandas.
El enfoque general de Yeang procura por una parte trascender los modelos
sesentistas de los bio-diseños y por otra maximizar el discurso de la crisis de
la sustentabilidad para aumentar la responsabilidad individual de cada
proyectista buscando en sus procesos proyectuales economías en el consumo
de recursos y en el impacto ambiental, más bien como un mecanismo interno y
propio del trabajo de desarrollo del proyecto.
Ello conlleva a tratar de concebir en general arquitecturas y diseños lo más
leves e intrascendentes posibles dentro de configuraciones ambientales de
notable y evolutiva fragilidad (la fragilidad es la situación de escasa o nula
sustentabilidad).
Un punto adicional del enfoque yeangiano es el de superar la supuesta
ruralidad o antiurbanidad que parecía teñir la voluntad ambientalista en lo
proyectual, sosteniendo en cambio, la necesidad de aplicar formas
ecoproyectuales más bien en los emplazamientos urbanos, que son los más
críticos en materia de calidad de sustentabilidad.
Se anula así la pretensión de salvación anti o posurbana , diluyendo las
ciudades en territorios, anteponiéndose la necesidad de otra clase de proyectos
urbanos.
Un segundo libro de Yeangcclviii avanza en sus indagaciones sobre la
posibilidad del concepto alternativo de ecoproyecto y lo acerca al desarrollo de
una plataforma teórica para sus propias incursiones proyectuales profesionales,
específicamente edificios en altura.
240
Estos estudios para estructuras arquitectónicas mas complejas y propias de la
centralidad urbana y/o de las condiciones metropolitanas tienen que ver con la
superación del mito antiurbano de un posible ecoproyecto, ya que las
condiciones actuales de la crisis de sustentabilidad no se palian solamente
ecoproyectando fuera de las ciudades, sino cambiando radicalmente el modo
de proyectar fragmentos complejos, incluso proyectos urbanos, dentro de las
ciudades y sus crisis específicas de sustentabilidad.
Lo mismo se puede plantear respecto del diseño o de la complejidad de sus
objetos y prestaciones: no necesariamente debe relacionarse la meta de
sustentabilidad con una mayor simplicidad funcional-prestacional del dispositivo
en cuestión y por tanto, deben hacerse esfuerzos para pensar
ecoproyectualmente objetos prestaciones complejas o relacionados con la
complejidad técnica contemporánea.
Factores tales como la remediación territorial o el redesarrollo de áreas
urbanas en desuso deben entenderse también como manifestaciones
ecoproyectuales urbanas, es decir, metodologías de revisión del proyecto
tradicional para mejorar la sustentabilidad intraurbana, incluso considerando
insumos que la ciudad pueda proveer (como suelos, infraestructuras o edificios
en desuso) como materias primas del proceso ecoproyectual. En el campo del
diseño de productos ellos se vincula con la posibilidad de aprovechar en
términos de recycling, materiales y productos existentes, degradados o en
desusos, etc.
Las propuestas de Yeang en términos metodológicos se centran en definir una
estructura de proyecto que optimice el análisis de las interacciones
sistema/entorno, a través de cuatro funciones principales:
Interdependencias ecológicas externas al sistema-proyecto: lo que implica un
análisis sistemático de los ámbitos de emplazamiento de un nuevo proyecto o
la descripción funcional y dinámica del área pre-operacional del proyecto.
Interdependencias ecológicas internas al sistema-proyecto:
que supone
analizar la funcionalidad ambiental del proyecto, los ciclos de vida y las
operaciones de mantenimiento, la verificación de uso de modelos lineales o
cíclicos en el uso de los materiales, los circuitos de intercambio de energía y
materia, el impacto espacial resultante del uso de los edificios y la perspectiva
ideal de desarrollar un modelo cíclico de uso.
Interdependencias ecológicas del exterior al interior del sistema-proyecto: que
supone revisar el modelo de transacciones que formula el proyecto y sus
dispositivos de filtraje, mediación, buffer, etc. Esto abarca el análisis de la
economía de las transacciones y la búsqueda de formas de retención,
almacenamiento, reusos, etc.
Interdependencias ecológicas del interior al exterior del sistema-proyecto: que
plantea básicamente el análisis de las emisiones engendradas por el proyecto,
los residuos generados, la gestión de los trasvases interior/exterior y la formas
de optimización de reducción de impacto de estas externalizaciones, incluso
maximizándose la retención, reciclaje y reducción de emisiones.
Los principios generales del Wuppertal Institutcclix ponen de manifiesto el ideal
contemporáneo de pensar prestaciones de cualquier clase basadas en un
desiderátum de materialidad cero, de reducción in extremis de cualquier
demanda de materialidad lo cuál es desde luego imposible, pero despliega un
horizonte de investigación en ese entorno que se vincula con multiples
dimensiones del diseño nanotecnológico actual: desde la miniaturización
241
completa de diversas funciones prestacionales (desde un equipo de música o
video, un aparato computacional o cualquier instrumento de medición, desde
vehículos a cualquier clase de herramientas y dispositivos) típica en el design
japonés de los últimos 30 años hasta los cambios operacionales de artefactos
que pasan de lo mecánico a lo eléctrico y de lo eléctrico a lo electrónico a lo
largo del desarrollo de enseres, gadgets y artefactos durante todo el siglo XX;
desde el concepto de life cycle en cualquier objeto de manufactura industrial
(que obliga a un extremo ideal de residuo cero en tales objetos y a una
obligación del productor industrial que incluye la responsabilidad del industrial
de-productor o desmantelador de los objetos que ha producido) hasta la
búsqueda de alternativas para redefinir los sistemas de packaging hasta las
estrategias para reducir el volumen de residuos de la vida contemporánea
(desde los métodos CSB a las diversas opciones de la recolección diferencial y
el reciclaje).
En todo este panorama hay sin duda referencias para repensar un modo
ecoproyectual de trabajo en los objetos urbanos y arquitecturales y del diseño
en general, debido a que todas esa escalas proyectuales son tributarias de
insumos diversos de materia y energía.
Las restricciones de disponibilidad de materia y energía -miradas desde una
perspectiva integrada y no caso por caso- están incidiendo fuertemente en
cambiar los paradigmas de proyecto, ya sea sesgando el mismo hacia sectores
sociales que puedan acceder a productos mas caros o dispendiosos, ya sea
pensando productos alternatyivos capaces de sostener incidencias masivas en
el consumo..
Salvo en la mirada genérica de la arquitectura acerca de la ciudad en el
territorio (como cosa o sistema, como interfase –en cuyo caso prevaleció la
consideración de la periferia de la ciudad que bordea lo rural-) o en
elaboraciones específicas del paisajismo abocado a culturalizar lo rústico –por
ejemplo en los principios artísticos y políticos de Addison y Pope– o a
naturalizar lo artificial –por ejemplo, en el desarrollo de los conceptos del
parque urbano, como destaca en las propuestas de Alphand o Olmsted-, la
arquitectura se ha ocupado más directamente de la ciudad, que como sabemos
es una de las más complejas mediaciones históricas del concepto de ambiente,
en tanto un ambiente urbano es ante todo, un vastísimo y complejo sistema de
artificialización de un soporte natural, en cuya definición y construcción la
arquitectura ocupó un lugar central.
Sin embargo la cultura material de cada época en sus magnitudes de
manipulación de materia y energía – con tendencia a cierta inflación cósica
como expresión directa del progreso capitalista, un modo histórico de
producción basado en la maximización de producción de mercancías- queda
definida, sobre todo en la dimensión de la vida urbana, mas por el herramental
de objetos propios de la vida social que de los contenedores o envolventes
definidos por la arquitectura.
En el libro divulgativo de Bill Bryson cclx sobre la historia de las casas se hace
eje precisamente, mas que en la historia del artefacto casa o de los edificios en
general, en la historia de las cosas que contienen las casas, cosas variables a
lo largo de la historia y que remiten a la distinción que hiciera mas arriba entre
sistemas de no-humanos interactuando con los humanos y los ambientes o
pieles que envuelven a esos sistemas.
242
Asi como un adentro de la arquitectura –los sistemas a que referimos, cuya
revisión acorde a las novedades ecoproyectuales son notorias– hay un afuera
de la arquitectura que va desde tales envolventes a la dimensión proyectual
territorial propia de la landscape architeture del paisajismo, en tanto teoría y
práctica de actuaciones de modelación de estructuras dominantemente
naturales.
El paisajismo, a caballo de su origen político-cultural y con su curioso bagaje
que articula saberes científicos junto a modelos estéticos del paisaje o la forma
aparente de nuestro hábitat, parece estar modestamente equipado para
desarrollar un discurso de renovación urbana mucho más responsable y
popular que las antagónicas prácticas de los planes de megaproyectos o la
mera magnificación técnica de las infraestructuras.
Desde estas hipótesis, el entusiasmo histórico de la arquitectura en participar
de la artificialización propia de la antropización urbana, se enaltece en cuanto
al propósito genérico de situar dicho esfuerzo en una esfera de construcción de
cultura, pero se ensombrece cuando a la luz de los estragos ambientales del
mundo contemporáneo, los principios de esta disciplina rara vez se dirigieron a
indagar en las condiciones de soporte natural de tal aparato tecnológico.
Sólo muy recientemente aparece una relativa cultura arquitectónica del ahorro
energético, pero en todo caso sus proposiciones son bastante marginales al
debate sustancial de la sustentabilidad.
Hace ya más de dos décadas, cuando apareció editado en inglés el libro
Topophilia, de Yi Fu Tuancclxi -de quién ya hablamos mas arriba- pudo
percibirse la posibilidad de una reconstrucción histórica de las formas
habitativas urbanas en torno de un concepto afectivo, de amor (filia) al lugar o
sitio (topos) y que dicha interacción por así llamarla, socio-emocional, está
probablemente en la base de la voluntad cultural de enaltecer, transformar o
enriquecer un sitio natural a través de alguna clase de intervención o
instalación proyectual o proyectada.
Más que valorar el grado de violencia del acto cultural proyectual - que en
definitiva ha sido determinante en la conformación axiológica de las preceptivas
estéticas y por ello de las nociones patrimoniales clásicas - la noción de
topofilia tiende a exaltar la sensibilidad o prudencia del proceso de
antropización en cuanto éste respete y ame la cualidad del locus originario.
El discurso topofílico hay que decirlo, también está en la base del pensamiento
heideggeriano tanto en cuanto a su vertiente positiva de formulación del pensar
como una condición o derivación del morar -o instalarse con respeto y
sabiduría en el territorio- como a su vertiente negativa o crítica referida al
cuestionamiento de la inhospitalidad de la ciudad moderna.
Diríamos así que en estas posibles consideraciones tópico-afectivas respecto
de lo patrimonial se inscribe la posibilidad de trascender de una noción
objetualista y privatista de patrimonio cultural de repertorio a una noción
territorialista y social de patrimonio ambiental de paisaje, trascendencia que es
válida, creemos, en cualquier contexto histórico-cultural, pero particularmente
pertinente en el caso del patrimonio americano y sus peculiaridades.
Los argumentos optimistas acerca de una autocorrección del modo productivo
vigente tendiente a obtener mejoras de sustentabilidad intrínsecas a tal
desarrollo se formularon en los argumentos del célebre documento Factor 4
que Ernst von Weizsäcker (fundador del Wuppertal Institut) y Amory y Hunter
Lovinscclxii suscribieron en 1995, con acuerdo del Club de Roma y avalando la
243
optimista postura de la posibilidad de una duplicación de la riqueza existente
usándose la mitad de los recursos naturales así como una confianza en el
autocontrol del empresariado industrial según los ejemplos del grupo PeugeotCitroen que decidió plantar 10 millones de árboles en la Amazonia o el inédito
mercado de cambio de CO2, canjeando pago de ecotasas por planes de
forestación, implantado en la Bolsa de Sydney desde el 2000.
Debe aludirse también al específico peso contaminante del sector de la
construcción –casi un tercio de la emisión de gases causantes del efecto
invernadero, más que los transportes o la industria en general– y a su
relevancia en el consumo directo de recursos naturales.
En cuanto a diseñadores que un texto relevante de Dominique Gauzincclxiii
considera pioneros en aportaciones a un modo proyectual alternativo figuran
líderes del diseño low-tech –como Joachim Eble, el taller danés Vandkunsten,
Lucien Kroll, Peter Hübner, Sverre Fehn y Francoise Helene Jourda-Gilles
Perraudin – es decir, un low-tech internacionalizado y compatible con un
diseño racional , además de aludirse al antiguo discípulo de Wright, Paolo
Soleri y su emprendimiento de Arcosanti, o neo-organicistas humanistas como
el alemán Behnisch, quién se ubica en una situación de equivalencia entre
Soleri y Norman Foster. Precisamente Foster –junto a Renzo Piano, Richard
Rogers, Jourdá-Perraudin y Thomas Herzog– lidera la aociación Read, fundada
en 1993 para el uso de energías renovables en la construcción y que se orienta
a la proposición de una recalificación de la producción de la arquitectura y de la
minimización de los mantenimientos.
Uno de los orígenes filosóficos y críticos de la posmodernidad parece haberse
centrado en la elaboración de una protesta de lo particular contra lo universal,
concepto que en cualquier caso, debiera recuperarse si se quiere afrontar la
dialéctica subyacente e irreductible entre universalismo por un lado y
territorialismo o regionalismo por el otro. Sin embargo, propondrá el filósofo
Albrecht Wellmercclxiv, la defensa de lo particular no es posible si se adopta la
forma de una pura conservación, sino que se trata de entender el doble
universalismo de la modernidad: el tecnológico y el del entronizamiento de la
democracia (como derechos humanos plenos y a la autodeterminación): al
unilateral universalismo tecnológico sólo se le puede confrontar el
universalismo democrático... para poder ser regionales.
Si los territorios pertenecen a los pueblos (y los pueblos a sus territorios) sólo la
democracia admite esa realidad, frente a la expansión del universalismo
tecnológico (como expresión de la homogeneidad de la globalización
económica y cultural, de la producción y el consumo).
De allí propondrá Wellmer, los arquitectos sólo pueden convertirse hoy en
genuinos abogados de la integridad de un territorio, de una forma particular de
vida, de una determinada reserva de recursos naturales y culturales si se
convierten a la vez, en defensores de valores universalistas, en modernistas no
atados a ningún compromiso –en el sentido de Lyotard quién ha dicho que
nada en el arte moderno es moderno si no empieza siendo posmoderno– y en
liberales radicales... ya que no sólo sueñan los hombres; también sueñan las
ciudades y los paisajes, e incluso los materiales, y quizá sea tarea de los
arquitectos descifrar esos sueños y traducirlos en articulación del espacio...
ateviéndose a intervenir en lugar de limitarse a conservar, a proseguir el
proyecto de la modernidad en lugar de un retroceso a meros gestos de
defensa, de conservación, de regresión. Decir algo importante significa decir
244
algo nuevo...aunque una genuina conservación de tradiciones sólo es posible
por la vía de cambiarlas productivamente. Y esto significa a la vez, que no
podemos elegir entre progreso y conservación. La única elección que nos cabe
es la elección entre distintas direcciones del progreso.
En el campo de una llamada arquitectura ecológica el antes citado trabajo
antológico de Gauzin-Müller quiere ser presentado como vadémecum de
aportes contemporáneos y que evade los desvíos más folk de posibles
vertientes regionales de conductas proyectuales sesgadas por intereses
dominantemente ambientalistas presentándose en cambio, una selección de
referencias proyectuales más propias de lo que su autora refiere como ecotech, es decir una arquitectura que centrando su planteo en argumentos de
racionalidad ecológica no se escapa de una adscripción estética a lenguajes
que llamaríamos neo-modernos en tanto propios de poéticas asimilables al
racionalismo moderno.
El texto de Gauzin-Müller establece en su primera parte –titulada La Alternativa
Ecológica: Retos, Prácticas y Perspectivas– un resumen de las ideas recientes
acuñadas e torno del desarrollo sostenible, su contexto político y económico,
sus relaciones con tendencias de la arquitectura ecológica recientes (low-tech,
high-tech, humanismo ecológico, minimalismo ecológico, etc.), ejemplos
europeos (más bien de orden político-local y normativo, como los
procedimientos alemán Vorallberg, inglés Breeam, holandés DCBA, francés
ACM o suizo Minergie), alternativas ecoproyectuales ligadas al uso de madera,
referencias a las normativas europeas ligadas al consumo racional de energia y
algunos proyectos experimentales europeos (sean de la UE, o alusiones a los
programas bávaro y francés).
Este conjunto plantea de manera general posibles términos para entender la
arquitectura –tanto sus prácticas proyectuales y técnicas cuanto sus marcos
reguladores– dentro del criterio general de intentar pensarse a si mismo como
una mínima interrupción de flujos naturales de la circulación de la energía aun
dentro de la tan complejamente devastada y desinvestida naturaleza.
Entre las actuaciones institucionales destacables de la última década se
señalan la Vorarlberger Baukünstler –una organización austríaca de
diseñadores inspirada en Heinrich Tessenow y propiciadora de operaciones
proyectuales como las viviendas en Dornbirn que dentro del movimiento y de la
llamada estrategia experimental Ölzbündt, desarrolló Herbert Kaufman
indagando sobre el límite de prestaciones de la madera como ecomaterial así
como el aprovechamiento de secciones pequeñas y habilidades artesanales
regionales, también explotadas por arquitectos como Peter Zümthor, que
proyectó el Museo de Bregenz, una de las ciudades de la región Vorarlberg– o
los mecanismos de autoevaluación de calidad proyectual sustentable tales
como la Breeam británica –Building Research Establishment Environmental
Assessment Method– o la tabla holandesa DCBA, medios ambos para evaluar
la calidad relativa de edificios, avalando su certificación o favoreciendo
financiamientos especiales, que cumplen cometidos semejantes a otras normas
recientes, como el Beat2000 –un instrumento danés de medición de calidad
edilicia y de prestaciones – , el LCA-Tool –una herramienta de análisis de ciclo
de vida de edificios usado en Finlandia– o el ya comentado sistema francés
ACM, con sus 14 objetivos básicos de eficiencia prestacional edilicia-.
En el caso suizo, algunos cantones adhieren al concepto Minergie, que es un
acuerdo voluntario de reducción al 35% del uso convencional de energía en las
245
obras adheridas, las que por ello obtienen una reducción del interés de
financiamiento bancario.
En cuanto a los proyectos e iniciativas urbanas destacables por su enfoque
ambientalista, además de los casos ya referidos, en la citada antología de
Gauzin se analizan entre otros ejemplos, la experiencia de Mäder, un pequeño
municipio urbano de algo más de 3000 habitantes, en el Vorarlberg austríaco,
donde se aplican desde hace más de una década, sistemas de control del ciclo
del agua y de protección del paisaje; se han plantado 80000 árboles en cultivos
programados que generan el material básico de construcción y combustible y
distintos sistemas de arquitecturas públicas de experimentación de
sustentabilidad, el que destacan las obras del grupo Baumschläger-Eberle.
Stuttgart es otro caso de política urbana ambientalista, una ciudad más grande
y compleja, de casi 600000 habitantes y gran desarrollo industrial en que se
realizó durante 10 años una recuperación integral de paisajes dañados – la
llamada U Verde de 8 kilómetros y 200 hectáreas, dentro del proceso IGA 93 –
y acciones en barrios como el Burgholzof (recuperación de viejas instalaciones
militares) o el Feuerbach, con obras paradigmáticas como las viviendas
realizadas por Thomas Herzog o el conjunto escolar de Peter Hübner, hecho
por autoconstrucción por la comunidad educativa.
Además en Stuttgart se practica un régimen especial de ahorro energético en
los edificios públicos y un mecanismo llamado Stuttgarter Mödell, consistente
en un fondo público organizado por el aporte público resultante del ahorro en
energía y destinado a financiar nuevas operaciones de nuevo ahorro
energético.
Este caso y otros ya mencionados, tanto como laboratorios urbanos o ámbitos
de experimentación de proyectistas e investigadores, ejemplifican la dimensión
cognitiva de la actividad proyectual que pretende establecer marcos futuros de
prácticas ecoproyectuales.
Como cierre de este capítulo, manteniendo su espíritu de intentar efectuar
referencias casuísticas que manifesten vias alternativas de acción proyectual
orientadas por intereses y motivaciones ambientalistas incluimos a
continuación comentarios de un nuevo conjunto de proyectos o referencias.
Sobre fin del siglo XIX sobreviene una fuerte pulsión de imaginar el futuro - un
siglo vista en general- en parte como algo asociado a la seducción e irresistible
confianza que depara el desarrollo tecnológico pero también, como primera
reflexión referente a la finitud del mundo y a la necesidad de comenzar a
imaginar, entones con mucho tiempo por delante,.la necesidad de colonizar si
cabe, los mundo mas inexplorados y asi tal pulsión entrega una preliminar
imagen avant la page, del muy ulterior tema de la sustentabilidad y de pensar
proyectos alternativos a tal posible o previsible nueva situación.
Y en ese imaginario destacan algunos productos ligados a impactos populares
como su recurrente aparición en medio de la publicidad de productos. Marcas
de cigarrillos o de chocolates – como en el caso escogido para ejemplificar este
tema, la alemana Hildebrandt - proponen discursos entonces optimistas sobre
estos asuntos proponiendo artificios para caminar sobre el agua, volar
individual o colectivamente pero de una forma curiosamente multiplicada o
efectuar recorridos submarinos en artefactos ad-hoc. Hay aquí pués, una doble
arqueología en albores de la modernidad, que anticipa la necesidad de
conquistar otras naturalezas y a la vez, con ingente confianza en los
desarrollos que proveerá la tecnología.
246
Esa circunstancia, que podemos asociar al mundo victoriano, tendrá una
réplica y una apuesta mayor, también vinculada al imaginario popular –
asociado en este caso a lo que significa el título de la revista norteamericana
Popular Mechanics- en la USA de entreguerras ulterior a la segunda
posguerra, con una vocación de pensar íntegramente, parafraseando a Aldous
Huxley, un new brave world enteramente satisfecho por una hipertecnología y
esa ingenuiad tenderá a asociar democracia con desarrollo industrial y acceso
indiscriminado a productos y consumos de tal desarrollo.
El divulgador periodístico e industrial designer Arthur Radebaugh publica en los
50 y 60 una página periódica editada en el Chicago Tribune pero que se
replicará en muchos periódicos –Closer tan we think ( Más cerca de lo que
pensamos)– en la que se presenta, en base siempre a indicios innovativos de
la investigación tecnológica de la época, un mundo asombroso donde la vida
queda resignificada y a la vez garantizada en una generalizada multiplicación
de innovaciones como un sistema supuestamente propuesto por Samuel
Harder, un ex gerente de Ford, que se presenta bajo el título Quick change car
color , y que muestra una estación de servicio donde por un dólar cincuenta,
una máquina de electricidad estática programa y actúa sobre la superficie
tratada de un automóvil y permite cambiar instantáneamente de color, incluso
como se muestra en la viñeta del artículo, para que el color del auto combine
con el vestido de la señora.
Quizá acorde a un espíritu de utopía pero ahora mas ligado a identificar
alternativas para una mejor asignación social de formas de producción
primaria, el proyecto Yvyraporama desarrollado para y con grupos campesinos
del norte del Chaco paraguayo, en una zona en que el desarrollo de latifundios
sojeros ha devenido en una virtual afectación de los derechos de los
poseedores tradicionales del campesinado y también de las colonias indígenas,
se propone investigar en alternativas de ocupación rural intensivas que
compitan con las tendencias marginales a migraciones urbanas de baja calidad
mediante el desarrollo de formas de asentamientos mas sustentables en la
triple valoración económico-productiva, comunitaria y ambiental.
Con alguna semejanza conceptual el grupo liderado por Anthony Berger
desarrolló desde el MIT un proyecto para restaurar las famosas intervenciones
agropontinas mussolinianas que en su condición de humedales desecados
habían sufrido grandes regresiones ambientales y ahora sería posible restaurar
esos territorios para ocupaciones menos agresivas y con control de sus
fluctuaciones.
Las intervenciones de acupuntura urbana desarrolladas en Favela Bairro
suponen también activaciones urbanas basadas en la recalificación del
potencial de una instalación popular en terrenos marginales mediante
pequeñas dosis de intervenciones básicamente concentradas en núcleos de
equipamientos prestadores de servicios básicos a los pobladores y buscando
mejorar la intergación urbana de estas zonas marginales . Las actuaciones
ulteriores al proyecto originario creado por el urbanista Sergio Magalhaes en
que también participó Jorge Jáuregui, que éste conduce ahora en el
emplazamiento de Morro Alemao (2009) o en Rocinha (2010) acentúan y
desarrollan ese criterio buscando ampliar el caràcter de la pequeña dosis
interventiva a procesos mas comprehensivos de recalificación ambiental y
consolidación de estos asentamientos precarios y marginales.
247
Los trabajos de proyectar y estabilizar desde un punto de vista de racionalidad
sustentable, los bordes de ciudad destacan en cualidades que pueden montar
proyectos mutipropósito para cumplir tal función de cierre-buffer, ejemplificables
en los casos del Pasillo Verde, Madrid (2002-12) o en las intervenciones críticoteóricas del grupo Urbarbolismo, por ejemplo en Benidorm (2006) en este caso
trabajando una cuenca perimetral de ciudad .
Los casos de las viviendas eco-cooperativas asistidas gubernalmente o
también, el CoHousing desarrollado en USA, representan modalidades de
organización de cooperativas de vivienda interesadas en un modelo de
proyecto y gestión de índole sustentable, modalidad ciertamente corpuscular y
de pequeña escala y existe un alto número de iniciativas propias de gobiernos
o de ONG’ s orientadas al desarrollo experimental de alternativas habitativas de
carácter demostrativo y habitualmente de escalas pequeñas.
La llamada Ecolonia en Alphen aan den Rijn, un sitio holandés equidistante
entre Amsterdam y Rotterdam fue un proyecto encargado por la NEPP –la
oficina central de planeamiento ambiental de Holanda – en 1990 y luego de una
convocatoria a muchos arquitectos se decidió llevar adelante un proyecto
presentado por el atelier de Lucien Kroll quién realizó 101 viviendas sujetas a
un modelo completo de experimentación de arquitecturas no convencionales en
su construcción y sus formatos de uso de energía.
También se presto mucha atención al modo en que las viviendas se disponían
en el territorio –un área de alta calidad natural con características de humedal
pulsátil con aguas y vegetación ad-hoc– donde se puso en marcha una
metodología llamada flow management que planteaba una modelación
integrada y cíclica de todo el funcionamiento ecosistémico de la nueva
conjunción de sitio y viviendas incorporadas.
El llamado proyecto Muir CoHousing en Davis, de Thomas Unger es una
muestracclxv de los mas de 400 proyectos de coHousing (habitat cooperativo
llevado adelante por pequeños consorcios de propietarios que se someten a
cumplir ciertos protocolos estables de manejo ambientalmente adecuado al
menos en lo referente a manejo de residuos, usos de energía y cuidado de la
naturaleza preexistente) promovidos por la asociación The CoHousing
Company que presta ayuda conceptual, socio-organizacional, económica, legal
y técnica a grupos interesados, aportando una metodología general de
desarrollo de los emprendimientos, marcos legales y organizativos para los
mismos y en los casos requeridos, equipos técnicos de proyectistas surgidos
de un registro especial que fueron desarrollando incorporando diseñadores con
formación e intereses ambientalistas.
Los grupos CH adquieren diferentes especializaciones y en tal forma algunos
son para profesores universitarios, otros son para personas de tercera edad
con o sin necesidad de tutelas médicas, algunos son comunidades de artistas y
artesanos, otros son emprendimientos de ayuda terapeútica y recuperación de
adicciones, otros funcionan como soporte de resorts turísticos, etc., experiencia
quizá caracterizada por un encuadre selectivo o socialmente elitista, pero cuyas
características insinúan la perspectiva de una metodología de proyecvto
encuadrado en la sustentabilidad y la participación .
Yusuki Obuchi realizó como tesis de graduación en Princeton (2002) el
proyecto Wave Garden consistente en un conjunto de placas flotando sobre
las costas californianas en un prototipo de función dual (planta eléctrica y
parque público) diseñado para sustituir con energía limpia, la planta nuclear de
248
Diablo Canyon cuya licencia expira en 2026. El proyecto consiste en un bosque
de elementos piezoelétricos cuyos movimientos motivados por el oleaje genera
energía eléctrica durante la semana.
Usando una parte de esa energía dichos elementos pueden rigidizarse durante
el fin de semana creando un espacio equivalente a una membrana espesa en
cuyo interior pueden desarrollarse usos públicos junto a diferentes instancias
de deportes acuáticos y navegación.
El criterio utópico de la propuesta contrasta con la estricta viabilidad y
sustentabilidad técnica de la tecnología escogida. Hal Foster , en un artículo
para Arquitectura Viva, lo describía así: Sin embargo se detecta un leve
despertar del impulso utópico, del cual el joven arquitecto japonés Yusuke
Obuchi es un buen ejemplo. Su obra Wave Garden (jardín de olas) consiste en
un terreno de 192 hectáreas diseñado para flotar como un rectángulo
suprematista en la costa de California. Se trata de 1800 placas con
propiedades piezoeléctricas (capaces de generar electricidad al flexionarse o
arquearse) que flotan sobre 1800 boyas. El conjunto funciona entre semana
como generador eléctrico y los fines de semana se convierte en un parque en
el mar. En el primer modo, las olas deforman las placas, generando corriente
eléctrica que se incorpora a la red californiana. En el segundo modo, la
corriente eléctrica que atraviesa las placas las metamorfosea en una isla para
el ocio acuático. La utopía de Wave Garden radica en su ambigüedad; no es
completamente irreal ni del todo práctica: nos obliga a pensar ‘por qué no' a la
vez que nos preguntamos ‘qué es'.
Obuchi hace referencia a diferentes precedentes, desde Gaudí a las
Earthworks de los años sesenta y setenta. Sin embargo, no comparte la
fascinación entrópica tan presente en Robert Smithson; al contrario, Wave
Garden genera energía alternativa en vez de rendirse a su irremediable
disipación. Además, el proyecto no es tan redentor como al principio puede
parecer. Desde la aparición del término, Robert Morris se dio cuenta de que la
idea de Earthwork podía ser un arma de doble filo, es decir, que podría
utilizarse como camuflaje artístico de operaciones destructoras del entorno. El
jardín de olas elude este peligro: a diferencia de otros arquitectos, Obuchi no
pretende ‘naturalizar' la arquitectura sino hacerla formar parte del eterno
proyecto humano de acumular naturaleza con la intención de domesticarla, no
de destruirla. En una era en la que el sector energético ha quedado asociado a
compañías como Enron, Obuchi evoca una idea de energía, social y física, que
rivaliza en fuerza utópica con el mismísimo Monumento a la Tercera
Internacionalcclxvi.
Rising Currents es una iniciativa promovida por el MoMa con el concurso de
varios estudios experimentales de diseño , para el rescate del waterfront de
Nueva York frente a hipótesis de cambio regresivos derivados del cambio
climático. Entre las diversas contribuciones el estudio ARO trabajó sobre
Lower Manhattan con una propuesta de un archipiélago artificial de islas y
arrecifes que crearían una zona insular resiliente apta para amortigüar efectos
de inundaciones y tormentas, retener flujos de sedimentación y formar un buffer
protectivo dinámico sobre la costa neoyorquina evitándose expresamente el
modelo de las defensas ingenieriles de tipo rígido.
El proyecto para el puerto taiwanés de Fuggee desarrollado por Vicente
Guallart (2004) contiene la voluntad de desarrollar un artefacto caracterizado
por un interés en la sustentabilidad a partir de un estudio de generación de un
249
suelo artificial basado en unos módulos flotantes capaces de articularse para
formar el nuevo suelo operativo necesario pero sin afectar la dinámica hídrica
del borde de la bahía en que se asienta minimizando impacto de obras nuevas
y buscando soluciones dinámicas y fluyentes.
La intervención del paisajista Michael van Valkenburgh para el college
Wellesley (2001) supuso un desafío a la construcción convencional de los
campus universitarios e implica y desarrolla el concepto de optimun insertion
para la minimización de la impostación constructiva en el paisaje y la voluntad
de rescatar calidades de relieves, vegetación y drenajes.
El grupo venezolano Laborarorio Urbano Distopía se propone desarrollar
proyectos de intervención urbana asociados a las políticas de saneamiento de
ls microcuencas altamente tugurizadas de las laderas de Caracas apoyando
con la investigación modulada de pequeños complejos aptos para el tamaño
de las comunidades de unas 50 familias de cada emprendimiento, el desarrollo
de los mas de mil intervenciones que se vienen realizando en el marco del
Proyecto Catuche, de resaneamiento de las ocupaciones tugurizadas y en
condición de riesgo de dichas laderas. .
Las intervenciones del chileno Germán Del Sol como el Hotel Explora en las
Torres del Paine (1992) tratan de valorar una intervención arquitectónica
sumisa o sometida a las condiciones del paisaje, cuando éste asume una
característica de singularidad también de interés o valor patrimonial (un parque
nacional con 242000 hectáreas de bosques y lagos) de modo de imaginar la
intevención arquitectónica, ligada a abastecer una necesidad como el
alojamiento de visitantes como una especie de mal necesario, en todo caso,
con una cualidad dada en el carácter de una intromisión mínima en el territorio,
acondicionándose a las estructuras del paisaje y agregando un elemento
sabiamente marginal, tendiente a acentuar las cualidades excepcionales de la
estructura ambiental (dominantemente natural) .
La forma en que la arquitectura se adapta a la fuerte condición ambiental de la
implantación e incluso el hecho que se acepta una accesibilidad únicamente
por vía marina, excluyéndose el impacto que provocaría desarrollar un acceso
terrestre, son datos según los cuáles se intensifica la cualidad de un posible
ecoproyecto cuyos términos de autonomía se ven limitados por las presiones o
condiciones impuestas por el contexto ambiental que hace que el proyecto
deba definirse por aquellos datos exógenos.
El grupo Explora, a través de encargos a Germán Del Sol , desarrolló el citado
trabajo dentro de Las Torres del Paine al sur y también otro emprendimiento
en la región de San Pedro, Atacama, en el norte desértico de Chile. San Pedro
es un oasis de 17 mil hectáreas cultivadas, habitado desde hace dos milenios
en vecindades cooperativas (ayllus); San Pedro de Atacama, su ciudad, es la
fundación colonial de un damero. El proyecto se piensa como un nuevo
asentamiento, no como parte de esa ciudad.
En su presentacióncclxvii el diseñador presenta un texto explicativo y una serie
de imágenes naturales y culturales (desde los colores de una laguna hasta la
arquitectura popular de un ayllu, Larache) en los que busca fundar su opción de
proyecto como meditación poética sobre el paisaje: La obra sigue la tradición
de pueblos precolombinos, formados por edificios aislados en grandes
explanadas comunes, irregulares y vacías, que crean relaciones directas entre
sí sin la mediación de calles como en la tradición europea. Edificos instalados
en el paisaje al modo de las pirámides mayas o incas, de los pueblos
250
cermoniales aymarás o de los caseríos atacameños. Un rombo deformado de
tiras de habitaciones constriñe un páramo central en una metáfora de esta
refundación de asentamientos interpretados en su minimización antrópica
frente a lo natural. Los muros encalados se pulen al yeso porque se espera
que el polvo permanente les otorguen pálidas coloraturas, la madera de pino y
ciprés de guaitecas o los pisos de pizarra basta completan este modo de
resolver el proyecto, en clave contemporánea, pero con una intensa
interpretación del modo de ser de la arquitectura en el territorio.
Después de los trabajos para Explora, Del Sol se interesó directamente en el
modelo client as site, que implica pensar y desarrollar proyectos allí dónde las
características naturales lo estarían como esperando, como por ejemplo en las
Termas de Puritana, en Villarrica (2005) en el que la arquitectura se limita a
disponer mínimos elementos de acondicionamiento.
Diller&Scofidio es también una jóven sociedad con algunos trabajos concretos
pero también con intereses experimentales: de una fusion de ambas vertientes
surje el proyecto Blur preparado para una Swiss Expo que se realizó en
Basilea (2002) y que resulta un trabajo al borde de su inexistencia física, un
evento de bruma, humo y niebla anclado al borde del lago, esfumándose y
acercándose al ideal de una total inmaterialidad.
Elizabeth Diller había participado en otros trabajos de un espectro bastante
versátil, desde un célebre ensayo en que plantea relaciones entre los modos de
doblar una camisa con estilos propios de arte contemporáneo (folding, laying,
etc.) hasta un bloque de viviendas en la gender city de Kitagata en que explora
un modo de diseño habitativo desde una mirada de género en cuyos
movimientos participa.
La actividad investigativa y de experimentación proyectual del grupo de jóvenes
arquitectos holandeses MVRDVcclxviii, liderados por Winny Maas, centró todo su
trabajo en la posibilidad de replantear el proyecto desde algunos imperativos
del análisis socio-ambiental en que el proyecto se hace posible o necesario.
Así la mayoría de los proyectos de este grupo se estudian y desarrollan antes
que aparezca un cliente o una condición de mercado o una demanda del
Estado , incluso antes que existan programas.
Si bien en este caso se trató de un encargo oficial consecuente de un
concurso, que debía representar al país en la Feria Mundial de Hannover
consagrada al ítem de la sustentabilidad, el criterio según el cuál el proyecto es
una instancia o momento de un análisis-reflexión sobre condiciones de tiempo
y lugar (siempre los proyectos de MVRDV proponen contribuciones a los
problemas de Holanda en este momento del desarrollo capitalista globalizado)
también se aplicó en este caso, ya que se trata de una investigación sobre la
maximización de la densidad en el aprovechamiento del escaso territorio
disponible en el país neerlandés, que por otra parte, nueve de cada diez partes
del mismo dependen de bombeo constante y del control del agua mediante la
polderización.
El bigMac -como se lo bautizó popularmente– es efectivamente un sandwich de
layers territoriales superpuestos como un catálogo que intenta explorar esos
límites de densidad incluso o fundamentalmente, para los usos productivos,
tema que motivó su conocida Pig City, o ciudad de torres-chiquero para poder
criar el millón de cerdos faltantes que requiriría la sociedad holandesa.
La torre de Hengelo es un proyecto experimental presentado al Archilab 2001,
evento convocante de arquitecturas experimentales o de laboratorio, realizado
251
en New Orléans, donde se presentan ensayos de investigación proyectual que
pretende establecer indagaciones anticipativas de futuros escenarios.
Si bien se trata de una investigación proyectual provocativa –casi un
manifiesto– el estudio holandés intenta proseguir con sus temáticas
dominantes como la investigación sobre la optimización de la densidad
territorial merced a recursos que puede proveer el proyecto arquitectónico.
Como en el proyecto 101WoZoCo –un conjunto de 101 viviendas en un predio
que legalmente aceptaba una cantidad menor de unidades– aquí se trata de
analizar la expansión del organismo arquitectónico en torno de prótesis o
extensiones que colonizan vacio, con criterios generativos de corte biologista.
En este caso los suplementos de arquitectura apuntan a multiplicar suelo
artificial natural, esto es recrear tipológicamente la posibilidad de restablecer un
mix significativo de material natural y artificial.
La arquitectura del grupo holandés remite a una posmodernidad curiosa, fruto
de una mezcla de modernidad básica (el diseño de tramas, plataformas o
soportes, que había sido interés dominante en el trabajo investigativo de otro
holandés, Nicholas Habraken, en los años 60 tanto como un tema dominante
de esa época en los estudios de Yona Friedman o Cedric Price) a la que se
superpone una comprobación del funcionamiento de tales diseños básicos en
cada escenario concreto, con lo cuál, podría decirse que el componente
posmoderno de este y otros muchos grupos contemporáneos, es intentar
practicar performances o aplicaciones fácticas de tal grado cero proyectual en
condiciones específicas de asentamiento o proyecto: lo moderno sería como
una lengua de un habla posmoderna.
Los mecanismos propositivos de plataformas aptas paras el desarrollo de
sistemas abiertos de arquitectura que informan las teorías sesentistas de
Friedman se trasladan a exploraciones contemporáneas como el trabajo de los
colombianos filósofo Felipe Beltrán y arquitecto Antonio Yemail conocido como
Arquitectura Wiki (2009) que ellos describen así:La palabra “Wiki” en hawaiano
significa originalmente: “rápido o hecho con rapidez”. Hoy en día el término
engloba una serie de aspectos que caraterizan a un tipo particular de sitio web
que permite a sus visitantes crear, editar, modificar, o borrar cualquiera de sus
contenidos de forma fácil (y por supuesto rápida).
Dentro de los principios básicos que articulan la mecánica del wiki, se destaca
la idea de hacer posible la realización de cualquier tarea en el mínimo de pasos
y sin la necesidad de usar un lenguaje especíalizado, de modo que todos y
cada uno de las modificaciones quedan a la vista de cualquier observador para
ser evaluadas, y corregidas según sus propios criterios. Este modelo apoyado
en la simplicidad y transparencia de un código, consigue una participación
altamente colectiva que elude la centralización por parte de cualquier ente
controlador, en la medida en que todo contenido que se considere inapropiado
será corregido según los parámetros de los mismos usuarios. Para lo cuál
pinsan en objetos-códigos que puedan recibir y procesar demandas y
propuestas diversas para alcanzar modelos de construcción participativa de
formas alternativas de habitación.
En cierta forma esa es también la aspiración del proyecto desarrollado por
Alejandro Aravena,
Elemental Chile que se concibe
como modelos
deformables y ampliables o transformables por las actuaciones de su usuarios,
generalmente de estratos sociales bajos y con sus gustos específicos en
cuanto a la conformación de su hábitat y a la personalización de las unidades.
252
El Centro Cultural Canaco , en Noumea, Nueva Caledonia –un proyecto
donado por el gobierno francés al inicio de la independencia de esta ex–
colonia, que lleva el nombre del líder independista asesinado Jean Marie
Tjibaou– y acabado hacia 1994 luego de un complejo concurso ganado por
Renzo Piano, expresa esta tendencia sutil y tecnológicamente débil proactiva
respecto del sistema natural todavía prodominante en su emplazamiento, en su
partido de una gran nave lineal sinuosa abierta en uno de sus lados a un
conjunto de 10 ábsides semitransparentes inspirados en las cabañas
tradicionales de la comarca.
Si bien el proyecto fue desarrollado con la asistencia del antropólogo Alban
Bensa, se estima que el gesto, por fuera de su intención alusiva regionalista,
tendrá problemas de supervivencia en el severo clima marino tropical y además
llevó el presupuesto a niveles muy altos. Aquí de paso, vale la pena aludir, a
que la apelación a formas orgánicas de las culturas regionales no es tanto una
forma de procesamiento técnico sino mas bien, una manipulación de orden
simbólico.
En un artículo ciertamente bastante crítico de Francois Chaslincclxix se lee lo
siguiente: El proyecto de Piano buscaba instalarse en el límite entre la
arquitectura y la antropología. Era una propuesta delicada, plagada de
metáforas, vehículo de un prudente diálogo entre artificio y paisaje, entre la
reminiscencia de las técnicas constructivas ancestrales y una sofisticada
expresión “high tech” manifiesta en el esplendor de unos voladizos formados
por vigas de madera laminada que prometían elevarse a diez metros y cuyos
dedos parecían rascar el cielo; en la plenitud de estas formas abombadas,
ciegas por naturaleza y sin embargo, finamente caladas, sobre cuyos flancos
se superponían diversas celosías de madera abiertas a los alisios; en la
ligereza de esas cubiertas inclinadas y finalmente, en la complejidad de las
sombras filtradas, de los paños, de las articulaciones, de las piezas de acero
que tenían la claridad de los armazones de barco y que en este caso,
reemplazaban lo que la tradición anudaba con lianas.
Aquí de paso, vale la pena aludir, a que la apelación a formas orgánicas de las
culturas regionales no es tanto una forma de procesamiento técnico sino mas
bien, una manipulación de orden simbólico.
Buena parte de la obra reciente de Toyo Ito, quizá también conectado a
tradiciones de un país que debe afrontar una dramática confrontación de una
cultura ancestral muy rica con su protagonismo en el escenario de la
globalización, redefine el proyecto según paámetros ecológicos y de
sustentabilidad, como en sus búsquedas de materialidad mínima en varias
instalaciones como centros culturales o en un parque temático ecológico.
La mediateca de Sendai trabaja sobre otra vertiente que sería la de la
biotecnología aplicada a la arquitectura, sustancialmente mediante el diseño de
estructuras portantes y de servicios concebidas según criterios biotécnicos
precisos tendientes a generar objetos de prestaciones ultraeconómicas en
demanda de energía y producción de desechos, así como la búsqueda
recurrente de la expresión mínima de materialidad (en reducción de secciones,
eliminación de tabiques, etc.).
El segundo significativo pabellón de Hannover después del de Holanda arriba
comentado , ligado a la ejemplificación de un posible modo alternativo
ecoproyectual, fué el de Japón, a cargo de Sigeru Ban , cuya trayectoria está
conectada al desarrollo de una tecnología constructiva basada en el papel (en
253
la que destacan las casas de emergencia propuestas luego del terremoto de
Kobe).
En esa línea, la idea original de Ban, de erigir un pabellón estereomórfico de
tubos de cartón que luego pudieran desmontarse y usarse como pasta para
papel de cuadernos escolares, quedó desvirtuada con la impregnación ignífuga
que se aplicó al cartón como parte de las exigencias municipales.
Sin embargo, la tecnología, cuyos conectores se resolvieron con ataduras de
nylon y una cubierta de papel encerado, demostró, con el auxilio de Frei Otto,
ser suficientemente versátil y adaptativa (una nave de70x40 metros con flecha
de 20), planteándose una referencia para la discusión acerca del grado de
perdurabilidad de ciertas construcciones. El Centro cívico transitorio de
L´Aquila, construído en la situación de emergencia ulterior al sismo de 2008 es
otra intervención de Ban, resuelta en este caso con papel y policarbonato.
El carácter o bien demostrativo del uso de tecnología alternativas o bien ligado
a las actuaciones en situación de emergencia que se advierte en los proyectos
de Ban lo relacionan con la experimentación mas interesada en negar el
carácter monumental y la larga duración de la arquitectura tradicional pensando
alternativas a esa tradición relacionadas con el ciclo de vida y la asunción
expresa de un tiempo acotado de duración del artefacto y en ello también del
reciclaje de los productos utilizados.
La capilla de San Vicente de Paul en Ancud, isla de Chiloé, Chile, de Jorge
Lobos de unos 200 metros, fue construída según la modalidad de minga,
una vieja forma de trabajo precolombino, de origen incaico, basada en la
donación de trabajo por los miembros de la comunidad.
Asumió y sintetizo los elementos tradicionales de las tipologías de las iglesias
chilotas de madera, especialmente las de Chonchi y Rilán que fueron
estudiadas y relevadas a estos efectos.
El exterior es de alerce y el interior está resuelto con enchapado de canelo;
de canelo asimismo es la estructura portante, cuya cubierta revestida de
chapa tiene una raja de luz en la cumbrera, tamizada por una estructura
curva de cielorraso calado que diluye la misma.
Debido al exigüo presupuesto disponible, que hizo muy larga y azarosa
la secuencia de la obra , se decidió disponer, al menos transitoriamente, un
piso resuelto meramente por pequeñas piedras de canto rodado del
bordemar: el sonido que el crujido de las piedras genera al caminar,
potenciado por el eco de las envolventes de madera, le otorgan al edificio una
de sus cualidades más mágicas e inefables.
La modernidad incómoda del anarquitecto belga Lucien Kroll –quién había
propuesto concebir los proyectos urbanos como trabajos corales en los que el
arquitecto es casi un regisseur, como ocurrió en sus célebres dormitorios de la
Facultad de Medicina de Bruselas– iba a derivar de manera previsible hacia un
desemboque de su filosofía de proyecto en los discursos ambientalistas.
El interés previo de Kroll en una suerte de socio-proyectos, en los que el interés
colectivo multiactoral debía desubjetivizar el proceso proyectual,
razonablemente podía derivar, en análogas condiciones de desubjetividad, en
imaginar la posibilidad de eco-proyectos, tanto sea a través de la propia
capacidad de análisis de programas, sitios y modos de producción del
arquitecto y sus equipos, cuanto como en el caso de la Escuela de Caudry
aceptando proyectar según la aplicación de normativas o directivas expresas
en materia ambiental, como el uso de las HQE (Haute qualité environmental,
254
ACM en español)cclxx que son 14 objetivos ambientales prescriptivos y/o de
control que la administración francesa utiliza no como directiva obligatoria, sino
como complemento para obtener determinadas líneas de inversión cuya
exigencia es aplicar este sistema de normas, que puede funcionar como un
manual de proyecto.
La gestión urbano-sustentable de Friburgo, en la que destacan los proyectos
urbanos de los barrios de Vauban y Riesefeld, además del montaje de políticas
ligadas al concepto de ciudad solar, bajo las ideas del diseñador Rolf Disch
también supone un antecedente en la voluntad de proponer núcleos urbanos
alternativos a ser pensados y gestionados desde perspectivas ecoproyectuales.
Riesefeld es un barrio nuevo de casi 80 hectáreas y 4500 viviendas para unos
12000 habitantes que se convirtió en uno de los laboratorios de evaluación de
performances ambientales más notable de la Unión Europea. Vauban en
cambio, es la reutilización de un área de 34 hectáreas que funcionó como
asentamiento militar, aplicándose el modelo Blockprofil que permite
participación comunitaria en el diseño., selección y gestión de viviendas.
A través de un régimen legal ad-hoc en Stuttgart tal como en Rennes, Francia,
se generó un sistema social de propiedad del suelo, mediante preferencia en
las transacciones y mercado a término de suelo regulado. Experiencias que
confluyen a ejemplificar este conjunto de aportes de urbanismo alternativo.
En el caso de actuaciones proyectuales mas puntuales, la casa heliotropo es el
experimento de un artefacto proyectado en Friburgo en 1993 que propone un
eje rotor en que se monta la casa (u otros programas: Disch plantea un hotel
heliotrópico por ejemplo) y que hace girar a ésta según un programa variable
tendiente al máximo aprovechamiento de la energía heliotérmica. Su autor
postula que el alto costo inicial del dispositivo encuentra una nivelación del
gasto a mediano plazo debido a la economía energética obtenida al
prescindirse completamente de fuentes externas.
Los 29000 m2 de la Ciudad Escolar Lyon (1999) ejemplifican las ideas proambientalistas de una de sus autores, la arquitecta Francoise Helene Jourda
acerca de la necesidad de multiplicar la calidad ambiental urbana mediante un
mayor control ambiental y energético de cada pieza significativa de ciudad, en
la convicción que las mejoras urbanas y la capacidad de trascender y superar
los vicios del planeamiento urbano convencional –el planning del CIAM, por
ejemplo– pasan por una paciente acumulación de proyectos sustentables.
El conjunto de Jourda para el Centro de Formación en Herne-Sodingen en el
programa Emscher Park (1996) que pensado profundamente como una
reelaboración de lo territorial y culturalmente dado, puede suponer un buen
punto de inflexión en el alcance de una mirada mas ecoproyectual y menos
alienada por una noción de proyecto que considera inevitable o fatal ciertas
características posmodernas, como esa materialidad global del acero o los
materiales sintéticos sofisticados y atópicos.
El proyecto alemán aludido consistió básicamente en el ejercicio heterotópico
de traslación de un fragmento del clima del sur de Francia a la región del Ruhr
que, bajo una gran envolvente de madera de la región de Sauerland (una caja
de 150x70x16) crea una condición espacial de sustentabilidad a favor del uso
de una serie de recursos eco-energéticos, desde el metano de una mina
cercana hasta la reutilización del agua de lluvia y la captación de energía
fotovoltaica, con lo que el proyecto no sólo resulta energéticamente autónomo
sino capaz de exportar superávits .
255
Los trabajos de Emilio Ambasz hace mucho tiempo se proponen indagar en las
carácterísticas ambientales de sus localizaciones y en el juego entre artificio
propio del proyecto y la naturaleza del soporte que lo acoge. Asimismo hay una
permanente intención de disolver la arquitectura en el paisaje, de camuflarla,
como ocurre en su trabajo Nova Concordia comentado en otro lugar de este
trabajo o en la Casa de Retiros de Sevilla –un diedro telón en el paisaje y unas
construcciones subterráneas– o en Fukuoka (1992) –donde la arquitectura
intenta desplegar o desarrollar a través de terrazas escalonadas unas
plataformas contenedoras de vegetación-.
Ambasz con toda una trayectoria muy coherente pero ostensible en últimos
trabajos como el citado Nova Concordia , ejemplifica unas miradas críticoanalíticas que cuestionan el imperativo de la función y el rendimiento y en su
caso reinstalan la cuestión central del proyecto en la temática de la
sustentabilidad y su crisis actual. Ambaz desarrolló una larga práctica en que
realizó textos teóricos-críticos centrales para una teoría general del diseño y
también trabajos ligados al industrial design de mayor fuste empresario como el
desarrollo de su asiento-concepto Vértebra para concentrar en los últimos
tiempos, este variado espectro de acción en investigaciones mas centradas en
la arquitectura y los paisajes territoriales.
Con lo cuál este tipo de enfoque también adquiere una posible escala de
actuación más territorial que estrictamente urbana y ultra-artificial. Ambasz
también remitirá en estas actuaciones al tema de los paisajes operativos, el
suelo inflado y ocupado, el housing inevidente, etc.
Por otra parte existe la intención de trabajar aquellos temas mas lejanos de los
emplazamientos naturales –como una torre de oficinas dentro del centro de una
ciudad en el caso de Phoenix, una ciudad que es en si, un injerto artificial en el
seno de un área desértica– evocando la complejidad y peculiaridad estética
inherente a la geometría de la naturaleza, como es el caso de esa especie de
roca engarzada en el tejido de la ciudad citada.
La casa en Phoenix de Mohamed Al Sayed (2004) y el resort Page One (2002)
del mismo arquitecto junto a Rick Joy , constituyen un par de obras del
desierto que conjugan una indagación sobre tecnologías de acondicionamiento
leve (como cubiertas de tela y armazones desmontables de madera que
evocan las instalaciones de las tribus arábigas nómades) junto a un trabajo de
optimun insertion de la menor agresividad del artefacto agregado a las
condiciones del paisaje preexistente. En el caso del resort desértico del
proyecto Page One, como ocurre en parte con los trabajos del chileno Germán
Del Sol o los del suizo Peter Zumthor, la arquitectura incluye la selección de los
sitios y el acondicionamiento elemental de éstos para generar un equipamiento
o atractivo como el caso de una piscina concebida ocupando meramente una
hoya natural.
Bremen es otra de las ciudades europeas de porte medio que desarrollaron
una política ambiental local de largo alcance: en Bremen se institituyó, por
ejemplo, el ahora llamado Modelo Bremen, que es un sistema de uso
cooperativo racional del transporte privado por el cuál en vez de poseer un auto
propio, se tiene una acción de una sociedad que suministra el vehículo
adecuado por el tiempo necesario, eliminándose por caso, el estacionamiento
de los automóviles. Otra de las líneas auspiciadas por la administración
municipal es la construcción de edificios públicos de uso social según un
criterio de proyecto desarrollado según metodologías de participación y análisis
256
aplicativo de tecnologías y tipologías locales, como ocurre en esta guardería
diseñada por Peter Hübner, en que éste investigó la construcción maderera
tradicional o las cubiertas vivas, que se comportan adecuadamente en términos
de aislación: el resultado es una arquitectura híbrida con rasgos
contemporáneos junto a la reelaboración de tradiciones técnico-proyectuales
microregionales.
Los trabajos de Hubner, como su Escuela en Kassel, 2202 se ocupan además
de indagar en las formas participativas de diseñar y construir piezas del
equipamiento público, analizando las tipologías y materiales disponibles,
investigando sobre las maneras topológicas de resolver espacios de usos
colectivos atento a obtener buenas prestaciones ambientales pero mas aún,
artefactos compatibles con las tradiciones perceptuales y estéticas de cada
lugar.
Duncan Lewis proyectó su Escuela en Noruega (1999) y en relación a ese y
otros proyectos indica lo siguiente: En cada proyecto y en cada fase de
proyecto realizamos una aproximación sensible al contexto, de una forma
análoga a la que emplearía un arqueólogo: recogida de materiales en el
terreno, fotos, manipulación, etcétera; con una concepción biológica y
acumulativa del paisaje. La arquitectura, como el paisaje, está formada por
capas, estratos, pieles, a las que hace falta soldar la memoria.
Reencontrar esta memoria y las fallas geológicas que la alimentan conduce al
arquitecto a concebir cada edificio dentro de un movimiento de despliegue, de
fluidez, ininterrumpido entre su anclaje a un lugar determinado y su realidad
constructiva.
Los proyectos que realizo recrean un juego de oscilación entre lo natural y lo
construido; mediante un intercambio permanente de materia y de formas,
donde lo uno no quedará nunca por encima de lo otro.
No se puede hablar por tanto, ni de un camuflaje de la arquitectura por la
naturaleza o el paisaje, ni de una instrumentalización de la naturaleza por parte
de la arquitectura. La naturaleza no es un fondo estético o ideológico que se
presenta para ornamento de la arquitectura.
Los proyectos intentan establecer un diálogo entre los fenómenos y procesos
de aproximación a la naturaleza, en su sentido biológico, repetitivo, cíclico y los
procesos de separación de esta naturaleza. Todo es una cuestión de ida y
vuelta entre lo verdadero y lo falso, entre lo legible y lo opaco, lo oculto y lo
expuesto.
La vegetación y el follaje de los árboles dan ritmo al proyecto, no sólo en el
dibujo, en alzado, sino también en cómo se vive el edificio. Es la manifestación
del tiempo: la diferencia, la variación.
Lewis también desarrolló el proyecto HC Rios Operativos (2002) del cuál
comenta lo que sigue:Emanando de los sistemas fluviales, la arquitectura y el
paisaje se definen de tal forma que el conjunto de las propuestas quede dotado
de una mayor identidad, explica Lewis este trabajo. Nuestro objetivo consiste
en desarrollar conceptos que nazcan de las nuevas necesidades desarrolladas
a partir de los usos artificiales y naturales del suelo basados en ideas
comerciales claras. Debemos recalcar que estamos principalmente
preocupados por las calidades del agua en el conjunto de Cataluña.
Contrastando con la abstracción del agua, los conceptos manejados en los
proyectos se basan en realidad en el almacenamiento del agua, aprovechando
los tiempos de abundancia y conservando para las estaciones secas.
257
La propia arquitectura forma parte del proceso de almacenamiento, utilización y
transformación. El objetivo que se plantea es comenzar un nuevo proceso
cualitativo adaptado a las distintas situaciones basado en la creación de un
híbrido entre el programa arquitectónico y el nuevo paisaje.
Los edificios se integrarán con y surgirán de los cursos fluviales fundiéndose
así con el entorno natural. Las estructuras se construirán de manera que
contengan patrones flexibles o permanentes que los integren con las
estructuras existentes y con los nuevos entornos. Las estrategias propuestas
varían entre la integración, la señalización del territorio, la flexibilidad y el
disimulo.
Lewis también desarrolló unas viviendas en Mulhouse (2000) de las que
comenta que El proyecto de Mulhouse se nutre de las cualidades urbanas
existentes en la ciudad, de su ambiente más inmediato y de su espontáneo
vocabulario. Se define como una modificación de la forma urbana ya existente,
mediante un doble movimiento simultáneo: por un lado se parte del entorno
para ir hacia el centro y por otro, el proyecto parte del interior y se extiende
hacia el exterior.
En este proyecto se ha considerado el cien por cien de la parcela como
hábitat/marco de actuación. Otra idea fundamental es que las viviendas no
terminan en los muros, en nuestra propuesta las viviendas se extienden y
contaminan la vecindad y a la inversa, de esta forma los límites entre lo natural
y lo construido se borran.
Lo vegetal absorbe lo construido y el habitante dibuja una geografía no
programada, el asfalto se infiltra en el ecosistema dejando de ser un límite
duro, una densidad se instala alrededor de un vacío interior, una interioridad se
dibuja mientras el paisaje vertical se construye con el tiempo.
Los volúmenes vegetales que envuelven las fachadas se deslizan entre los
intersticios, por encima de las cubiertas, transformándolas en lugares para vivir.
Es un proyecto que crece y se construye a través del tiempo y que los propios
habitantes irán completando con sus intervenciones.
La sociedad Francois&Lewis desarrolló varios proyectos en Jupilles tales como
una Estación depuradora (1999) , viviendas (1998) y el conjunto llamado Casa
Pueblo (1995) . Así como en las investigaciones del housing contemporáneo –
como material y procesualidad más significativamente operativos en la
dinámica del paisaje, incluso rearticulando antiguas dicotomías entre ciudad y
territorio –incluyen perspectivas endógenas (como la investigación
antropocultural acerca de las fenetres habitées de Raul Diner o los trabajos de
los cortes a modo de historiasclínicas de la Escuela de Lausanne y el concepto
de sección mixta en Njiric&Nijric), también se despliegan como en el caso del
pequeño conjunto vacacional de Francois&Lewis en Jupilles, aportes ligados,
en un sentido a disolver y minimizar la caja habitable, y en otro orden
complementario, en disponer esas piezas reducidas en un determinado
territorio natural (relieve, vegetación, hiddrología, paisaje) con el cuál deben
establecerse nuevas relaciones –de eso trataría el problema de proyectar– en
las cuáles la artificialidad reducida de lo artefactual arquitectónica entre a
manipularse de modo equivalente a los demás materiales naturales, por
ejemplo, siguiendo líneas de fractura biótica o dominios paisajísticos en la
colocación-imbricación de lo exógeno artificial en lo endógeno natural.
Las viviendas de Lewis en (2001) son explicadas asi por su autor: En el
proyecto de Obernai, el juego interpretativo del sistema territorio/arquitectura es
258
potenciado por la dinámica visual establecida entre el edificio y su extensión en
el contexto. Como es de esperar, los paneles vegetales con un valor tonal muy
similar al existente en el territorio circundante provocan una alteración
perceptiva entre el primer plano y el fondo.
De igual forma, la fachada efectúa un juego complejo con nuestras
expectativas convencionales de la arquitectura, porque desde ciertos puntos de
vista los paneles definen el límite de la forma arquitectónica, pero desde otros,
aparecen como fragmentos desprendidos de la edificación.
Desde ciertos ángulos oblicuos la fachada aparece como una masa vegetal
que se refleja sobre una superficie especular; como si se tratase de paneles de
vidrio que reflejan el paisaje y fragmentos de paisaje que se reflejan entre los
distintos volúmenes.
Para el proyecto de las viviendas proyectadas para Valencia (1999) Lewis hace
estas explicaciones: La parcela en la que se nos plantea actuar está situada al
noroeste de Valencia, en una de las bolsas de huerta acechadas por el
crecimiento de la ciudad. Es un prisma de naranjos rodeado por un mosaico de
diferentes cultivos, que hasta el momento han persistido por su capacidad
económica. Pero ahora con el nuevo concepto de rurbanización empezaremos
a entenderlos no por su valor económico sino como elementos con múltiples
cualidades y posibilidades que compartir con los ciudadanos.
De la misma forma que un solo labrador trabaja toda la parcela de cultivo,
tomamos toda la parcela como unidad de extrusión. Para conseguir la máxima
superficie de interacción con la huerta se ha optado por multiplicar el solar de
naranjos en altura extrusionándolo, las viviendas y demás ambientes sociales
convivirán con ellos, aprovechando su sombra, su presencia, sus naranjas, su
aroma de azahar.
Mediante el proceso de extrusión analizamos y elegimos las características que
nos serán más útiles para incorporarlas en el marco del hábitat social. En este
edificio se ha proyectado un sistema de fachada que trabaja a modo de dermis,
porque permite crear un filtro móvil entre el volumen de viviendas-naranjos y el
propio exterior, de esta forma el ambiente interior permite ser controlado a
modo de invernadero.
Gracias a este sistema de membrana agrícola se favorece el cultivo de
naranjos en los niveles más altos. Esta piel también será un filtro de intimidad
para las propias viviendas, ya que todas las fachadas acristaladas estarán
protegidas por este mismo cortinaje.
En el caso del proyecto destinado a espacio museístico llamado Green Gorgon
y pensado para unas áreas de humedales del frente lacustre de Lausanne
(2005) su autor, el francés Francois Roche, apunta lo siguiente, en la memoria
de presentación del mismo: Entrelazado como un rizoma, en continuo
crecimiento como un yacimiento de coral y enredado como los bichos-palo
formando un enjambre refiere Roche en sus escritos sobre este trabajo.
La disposición geométrica del proyecto favorece la diversidad de la colección y
permite su distribución y redistribución. Lo más importante es destacar que esta
maraña tridimensional es la herramienta estructural que permite acomodar los
distintos horarios del museo. Numerosos filamentos crean un circuito oculto
que se inclina y se mantiene suspendido entre los distintos niveles y horarios.
La forma del museo se basa en la coqueta representación. Es a la vez un
tobogán, una casa encantada y un palacio de hielo donde uno pierde cualquier
noción del espacio.
259
Es una curiosidad que liga la dimensión popular del lugar con un parque de
atracciones. Pero el museo es también una herramienta de trabajo: una
herramienta para la meditación, la sensación y el descubrimiento puesta a
disposición de las distribuciones, los cambios y el envolver y desenvolver de la
realidad cognitiva y de la discursividad. Naturaleza o naturalezas...
Más un paisaje que un urbanismo; más un bosque que arquitectura. El
proyecto juega con sus distintas naturalezas. La maleza que se transforma en
los bosques del lugar y que es entonces habitada por animales, como en un
mundo anfibio que se ha emancipado del agua, apareciendo de forma libre y
espontánea.
Naturaleza urbana de alineaciones, plazas, parques y jardines, de un
organismo vivo sometido a las distintas composiciones de un sistema urbano.
Naturaleza artificial de la epidermis verde que envuelve el edificio, una especie
de piel biodinámica (particiones vegetales verticales sobre substratos microregados de forma independiente).
Más allá de la fusión y confusión que genera con el entorno natural, ofrece la
ventaja, como nuevo material arquitectónico, de filtrar la contaminación
ambiental y de purificar la atmósfera. Naturaleza encantada (sortilegios
malignos, encantamientos y otros miedos infantiles), podemos acceder a los
jardines aun cuando el museo se encuentra cerrado.
Reconocer estas naturalezas diversas producirá las formas de entretejer los
variados estados del territorio (por ejemplo, las ferias, las piscinas, los lagos,
los bosques, etcétera).
En relación a la Casa Barak (1999) Roche plantea el siguiente discurso para
situar las condiciones reflexivas que alimentan ese trabajo: Escenario:
Exageración del paisaje a modo de un nuevo pliegue geológico que permita
camuflar del edificio. Diseño de una vivienda como si de una capa compartida
de roca solevantada sobre una pared pétrea preexistente en el medio del
campo se tratara.
Empleo de los métodos constructivos propios de las tiendas de campaña para
materializar un elemento de protección climática dentro del cual se desarrollan
los espacios habitables.
Para el proyecto MAC Bankok (2002) Roche apunta el siguiente comentario:
Escenario: Diseño de un relieve caótico cuyo cálculo se basa en el movimiento
aleatorio de partículas, ofreciendo el aspecto de un ectoplasma gris puro bajo
la iluminación gris del cielo de Bangkok.
El edificio captura el polvo atmosférico de la ciudad sobre una superficie
construida con una celosía de aluminio que emplea un sistema electrostático
(100000 voltios e intensidad de corriente nula).
Se lleva al límite el diseño del ambiente esquizofrénico que queda entre el
interior (cubos blancos y laberintos diseñados con geometría euclídea) y el
exterior (relieve polvoriento de una geometría topológica); se emplea esta
protección solar monolítica, esta interfaz, como sala de exposición
interior/exterior.
Y en relación a la sucesión de proyectos de Roche integrados por el Museo de
Soweto (1992) , Fractal City, Rotterdam (1988) , Casa de Los Arboles (1998) ,
Granja en Evolene (1999) , Aqua Alta, Venecia (2001) , Torre Paris (2003) e
Hybrid Muscle, Thailand (2003) éste ofrece una caracterización sintética y
sistémica de los mismos empezando por comentar el proyecto de energía
animal de Tailandia: Escenario: Construcción de un motor animal movido por la
260
energía muscular de un paquidermo. Almacenaje de la energía mecánica a
través de la elevación de un contrapeso de acero de dos toneladas.
Transformación de la energía mecánica en energía eléctrica. La máquina tiene
la capacidad suficiente para hacer funcionar diez bombillas convencionales, un
ordenador portátil y teléfonos móviles.
Ventilación natural a través de la vibración de las capas de fachada construidas
con láminas de elastómero que trabajan de la misma forma que los
alojamientos temporales hechos con hojas de teca.
Postscript, 2003: Un bufalo albino sustituyó al elefante (el suelo del campo de
arroz resultaba demasiado frágil para un paquidermo). El sistema de
contrapeso se redujo a tres toneladas en una única localización por razones de
seguridad.
Debido a problemas presupuestarios se abandonó el sistema neumático para el
movimiento de las láminas plásticas de fachada. El proyecto ya no es el
resultado de proyecciones abstractas, sino una distorsión de lo real. La página
en blanco y la pantalla vacía no tienen razón de ser.
Este software necesita un cuerpo, una matriz física genérica. La piel de la
imagen fotográfica, cartográfica se transforma y sufre una metamorfosis por
aspiración (aspiration en Aqua Alta ), por escarificación (scrambling en la
Granja Evolene), por inundación (overflow en el Restaurante en Japón ), por
extrusión y contracción (Casa Tave y Museo Maido en Isla Reunión), por
pliegues (Museo Soweto en Sudáfrica), por pilosidad creciente (growing
pilosity, en la Torre en Paris), por territorios compartidos (shearing Territory, en
la Casa Barak en Francia ).
Los píxeles, elementos fractales de la realidad, se recolocan a través de una
serie de mutaciones genéticas. El contexto ya no es idealizado,
conceptualizado o historizado, es el sustrato de su propia transformación. Ésta
es una diferencia política. El instrumento virtual se vuelve, paradójicamente, un
principio de realidad.
Recurriendo a referencias de la iniciativa TalentosDesign, que todos los años
promueve la Fundación del Banco Santander para el ámbito iberoamericano,
algunas propuestas de la última convocatoria realizada bajo la etiqueta de
diseño sustentable, ofrecen indicios de tendencias de nuevos ecoproyectos
pensados por diseñadores muy noveles, incluso estudiantes, en territorios de
cruce entre acciones ligadas al diseño alternativo de objetos, reflexiones
vinculadas a desarrollos críticos del arte conceptual contemporáneo y planteos
muy cercanos a la fenomenología de lo cotidiano y popular.
Flor Ortiz por caso, presenta su propuesta Domestyclade, que plantea la
utilización de guantes de goma de uso doméstico eventualmente en desuso
como materia prima para el desarrollo de joyas o adornos personales sui
generis, donde lo que importa es el trabajo efectuado sobre tal materia prima
de materiales a reciclarse.
Lo mismo ocurre en el proyecto Atar Chair, en la línea de los diseños de
reutilización de desechos de los paulistanos hermanos Campana, en este caso
usando tiras de goma provenientes de neumáticos desechados para ser
usadas como base de urdimbres laxas susceptibles de constituir una singular
pieza de mobiliario.
En el proyecto Dermis se utilizan asimismo retazos de gomas y plásticos
reciclados para en analogía con las lamas o escamas del follaje vegetal
generar unas superficies mórbidas de elementos superpuestos que
261
rememoran, desde su título, la generación de una piel artificial, yendo mas allá
de los procedimientos convencionales del arte textil.
También ocurre algo parecido con las propuestas de diseño de indumentarias
basadas en la investigación del potencial de nuevos materiales de laboratorio
como la celulosa bacterial . Y otro tanto se daría con las propuestas de diseño
de elementos de vajillas o contenedores descartables trabajados con el
llamado papel semental , componente orgánico que permite que luego del uso,
la pieza pueda ser picada y mezclada con tierra ya que su origen orgánico
biodegradable permite su rápida disolución y reducción a residuo cero.
Y lo mismo, aunque en este caso no exento de cierta reflexión sobre el
tratamiento naturalizado de los muertos y casi apelando a revisar tradiciones
mas simbólicas con las ceremonias atinentes al tratamiento de los cadáveres,
la propuesta llamada Ataúd Capullo no sólo trabaja con la noción de disolución
orgánica de cuerpo y envoltorio en los enterratorios en base al uso de
materiales como la palma, el yute y el algodón en un diseño que admite los
rituales habituales de occidente –como el velorio o el transporte a mano de los
cuerpos hasta su deposición- sino que asimismo se plantea las metáforas del
enrrollado y abrigo y la poética reminiscente de un capullo vegetal o nido
animal, simbólicas posibles de continuidad de vida dentro de la concepción del
ciclo continuo de materia y energía.
i
Algo de este programa crítico-expositivo acerca de problemas sociales y posibles
aportes disciplinares a sus soluciones se esboza en mi libro justamente llamado
Mundo Diseñado. Para una teoría crítica del proyecto total, Editorial UNL, Santa Fé,
Argentina, 2011 en cuyos diversos ensayos se abordan cuestiones tales como la crisis
ambiental y de sustentabilidad y las nuevas perspectivas de los instrumentos clásicos
del plan y el proyecto para atender dimensiones de la necesidad social del diseño.
ii
Bruno Latour desarrolla el tema de las relaciones entre los humanos y los nohumanos (y también el de la superación o cancelación de las diferencias entre mundo
natural y mundo cultural, cuya pérdida de identidad ha dado paso a mezclas o mundos
únicamente híbridos) en varios de sus libros pero puede encontrarse una buena
síntesis en el ensayo Un colectivo de humanos y no-humanos. Un recorrido por el
laberinto de Dédalo, que es el capítulo 6 del libro La esperanza de Pandora. Ensayos
sobre la realidad de los estudios de la ciencia, Editorial Gedisa, Barcelona, 2001, pp.
208-257.Allí se plantea la diferencia entre episteme (camino recto de la ciencia) y
metis (sendero tortuoso de las habilidades del técnico) marcando que tanto Dédalo –
el ingeniero- como Odiseo, llamado polimetes o el multi-técnico, participan de la
mitología desde el costado oscuro de la misma. En su desarrollo Latour define y
explica acerca de las mediacionestécnicas (interferencia, composición, pliegue
espacio-temporal, cajanegrización reversible) y sobre lo que llama pragmatogonía que
sería indagar el origen mítico de las cosas de una manera simétrica a las
cosmogonías, que describe como un camino de 11 estaciones que va ascendiendo en
la explicación del mundo contemporáneo, saltando de lo humano a lo no-humano.
Sería quizá uno de los mejores textos para ayudar a construir una teoría generalcrítica y utópica- de los diseños.
iii
Traducido al español como Diseño y Delito y otras diatribas, Editorial Akal, Madrid,
2004. La edición original en la londinense Verso es de 2002. Ver en particular el
ensayo llamado Diseño y Delito, pp. 13-26.
262
iv
Los capítulos 1,2,4 y 7 se incluyen en el libro en curso de edición denominado
Descripción Lógica del Proyecto que editará próximamente la FAPyD-UNR junto a
Nobuko.
v
Tramos de este capítulo forman parte de mi libro Inteligencia Proyectual. Un manual
de inestigación en Arquitectura, UAI-Teseo, Buenos Aires, 2013.
vi
Austin, J., Cómo hacer cosas con palabras: Palabras y acciones, Paidós, Barcelona,
1982.
vii
Martí Aris, C., Las variaciones de la identidad. Ensayo sobre el tipo en arquitectura,
Del Serbal, Barcelona, 1993.
viii
Sucher, D., City Comforts. How to builds an urban village ,Social Science, Seattle,
2003.
ix
Tales como el de McCamant-Durrett-Hertzman, Cohousing: A Contemporary
Approach to Housing Ourselves , Ten Speed Press, 1994.
x
Farrell, T., Manifesto for London, desarrollo de 20 proyectos como proposiciones
problem-solving, The Architectural Rewiew 1327, Londres, 2007
xi
Bergold, B. (editor), Rising Currents: Projects for New York´s waterfront, MoMa, New
York, 2011.
xii
Ver al respecto, Fernández, R., Lógicas del Proyecto, Concentra, Buenos Aires,
2010
xiii
Veáse al respecto el libro de Olalquiaga, C., El reino artificial. Sobre la experiencia
kitsch, Gili, Barcelona, 2007
xiv
Como Wölfflin, H.,Conceptos Fundamentales de la Historia del Arte, Espasa Calpe ,
Madrid, 2007 original de 1915.
xv
Por ejemplo en el texto de Bourriaud, N., Postproducción, A.Hidalgo, Buenos Aires,
2009.
xvi
Borchers, J., Institución Arquitectónica ; Metarquitectura, Andres Bello, Santiago,
1968.
xvii
Rudofsky, B., Architecture without Architects:A Short Introduction to Non-pedigreed
Architecture ,1964. Originalmente fue una muestra que seexhibió en 120 sitios y de la
cuál se hizo un celebrado catálogo.
xviii
Rapaport, A., Vivienda y Cultura, Gili, Barcelona, 1972.
xix
Como lo indica Foster, H., en su Diseño y Delito, Akal, Madrid, 2008
xx
Blundell Jones, P. , Peter Hübner: Building as a Social Process, Axel Menges,
Stuttgart, 2007.
xxi
Duchamp, M. Escritos, curados por José Jiménez, Galaxia Gutemberg, Madrid,
2012.
xxii
De cuyo primer medio centenar hay una edición antológica bajo el título Formas
Leves, Epígrafe, Lima, 2005 y una completa recopilación de 123 ensayos en Ilusiones
Opticas, Concentra, Buenos Aires, 2013.
xxiii
Guasch, A., Arte y Archivo, 1920-2010. Genealogías, tipologías y discontinuidades,
Akal,Madrid, 2011.
xxiv
Didi-Huberman, G., La imagen superviviente. Historia del arte y tiempo de
fantasmas según Aby Warburg, Abada, 2011; Atlas:Como llevar el mundo a cuestas?,
libro-catálogo de la muestra sobre Warburg, Centro Reina Sofia, 2010
xxv
Schumacher, T., Il Danteum di Terragni.1938, Officina Edizioni, Roma, 1980.
xxvi
Venezia, F., Architettura e scultura, texto incluído en La Torre d´Ombre o
l´architettura delle apparenze reali, Fiorentino, Napoli, 1987
xxvii
Ravetz, J.- Funtowicz, S., La ciencia posnormal. Ciencia con la gente, Icaria,
Barcelona, 2000. Hay una edición por CEAL, Buenos Aires, 1993
xxviii
Latour, B., La esperanza de Pandora. Ensayos sobre la realidad de los estudios
de la ciencia, Gedisa, Barcelona, 2001.
xxix
Una versión preliminar de este capítulo se publicó en la revista Ciudades, 17,
Instituto de Urbanística de Valladolid, 2014, bajo el título Información versus
Corporalidad.
263
xxx
Barthes, R., Como vivir juntos: simulaciones novelescas de algunos espacios
cotidianos, Siglo XXI, Buenos Aires, 2003. La primera parte de este texto recopila las
notas del seminario de Barthes en el College de France dictado en 1977 y como lo
explica Eric Marty, uno de los prologistas, son las notas escritas de Barthes a partir de
la cuál dictaba sus clases, es decir, no son escritura (pública) ni discurso (como
transcripción de oralidad) y están organizadas según el principio alfabético ( achedia,
anahoresis, athos…) agrupando reflexiones y referencias y dando cuerpo a una red
indeterminada de relaciones; por tanto el libro se puede leer de cualquier manera.
xxxi
Sloterdijk, P., Extrañamiento del mundo, Pre-textos, Valencia, 2001. La metoikesis
o cambio de la morada del alma se presenta como dis-posición a ser-otro como
consecuencia de un extrañamiento, sea en el desierto o la nada-habitativa, sea en el
áscesis brahmánico, budista o gnóstico, sea en la in-mersión en la música autónoma o
pura.
xxxii
Sennett, R., El declive del hombre público, Ediciones 62, Barcelona, 2002 (el
original deeste texto es Knopf, Nueva York, 1974) y junto con el anterior Vida Urbana e
identidad personal (Knopf, 1970), Ediciones 62, Barcelona, 2001 constituyen el mejor
aporte sennettiano al análisis socio-histórico de la declinación de lo público en la vida
urbana, el primero cotejando el declive que ata la creación de la Paris barroca
prerrevolucionaria con sus críticas político-filosóficas (Rousseau) y la llegada a la
ciudad decimonónica descripta sobre todo por los padres del roman moderne (Balzac)
y el segundo arancando de Haussmann para debatir sobre la creación y
transformación/extinción de la idea de comunidad, tanto como sedimento de socialidad
urbana posible cuanto como paulatina pérdida de formas colectivas reguladas desde lo
psicosocial y no desde lo normativo.
xxxiii
Sennett, R., El declive…, op.cit. nota precedente, pp.129-130.
xxxiv
McLuhan, M.- Fiore, Q., The Medium is the Massage. An Inventory of Effects,
Bantam. Nueva York, 1967.
xxxv
Stearn, E.S. et al, McLuhan: Caliente& Frío, Sudamericana, Buenos Aires, 1973.
La edición original es de 1967. En el envio del texto McLuhan cita al pensador católico
(MMcL también lo era) Jacques Ellul quién más de una década antes destruye el
optimismo neocapitalista de la democracia comunicacional de Habermas: La
propaganda comienza cuando el diálogo concluye.
xxxvi
Davis, M., Cidade de Quartzo. Escavando o futuro em Los Angeles, Boitempo, Sao
Paulo, 2009. El original es de Verso, Londres, 1990. Casi una década después de este
estudio, dominado por el análisis de las contradicciones históricamente legibles entre
actores y acciones o proyectos, Davis editó su The Ecology of Fear: Los Angeles and
the Imagination of Disaster, Metropolitan, Nueva York, 1998.
xxxvii
Calasso, R., La folie Baudelaire , Anagrama, Barcelona, 2011.
xxxviii
Frisby, D., Paisajes urbanos de la modernidad. Exploraciones críticas, PrometeoUNQ, Buenos Aires, 2007. Este libro póstumo del sociólogo de Glasgow, resume su
enfoque de fragmentariedad de lo moderno y ordena el análisis alrededor de Simmel,
a quién le había dedicado esudios detallados y traducido sus obras.
xxxix
Sorkin, M. (ed.), Variations on a Theme Park, H&W+FS&G, Nueva York, 1992,
traducido al español como Variaciones sobre los parques temáticos. La nueva ciudad
americana y el fin del espacio público, Gili, Barcelona, 2004 (es frecuente encontrar
estos atrasos de mas de 10 años entre una versión y otra, el record lo tienen los
célebres libros de Koolhaas y McHarg). La producción casi aforística de Sorkin se
dispersa en numerosos libros, entre ellos Some Assembly Required, UMP, Mineapolis,
2001 y Twenty minutes in Manhatan, Reaktion, Londres, 2009.
xl
Jacobs, J., Edge of Empire. Postcolonialism and the City, Routledge, Londres, 1996
xli
García Canclini, N., Consumidores y ciudadanos. Conflictos multiculturales de la
globalización, Grijalbo, México, 1995. En sucesivos estudios posteriores a éste su
autor continuó describiendo la decadencia de la ciudad física y funcional y el
crecimiento puro y duro de la pobreza, fuera de todo color local eventualmente
264
rentable como others locations ya sea rodando films o vendiendo experiencias
diferentes a neo-turistas(como los que hacen tours severamente protegidos por
Rocinha, la favela mas antigua de Rio que además posee un McDonald).
xlii
Virno, P., Gramática de la Multitud, parte 4, 10 Tesis sobre la multitud y el
capitalismo posfordista, Traficantes de Sueños. Madrid, 2003, p. 101.
xliii
Wacquant, L., Los condenados de la ciudad. Ghettos, Periferias y Estado, Siglo XXI,
Buenos Aires, 1999.
xliv
Información proveniente del periódico La Prensa, La Paz, 17 de Julio de 2012.
xlv
Veáse como referencia básica de este trabajo, mi libro El proyecto final. Notas
sobre las lógicas proyectuales de la arquitectura al final de la modernidad, Editorial
Dos Puntos, Montevideo, 2000. Los estudios que enfocamos en el presente trabajo
renuevan y reordenan materiales de aquél, cuya vigencia teórica nos parece que se
sostiene aunque ahora pretendemos verificar algunos de sus conceptos básicos en
relación a una producción proyectual mas diversa y reciente que la entonces
presentada.
xlvi
Estudiamos estos aspectos en dos textos que todavía permanecen inéditos; el
primero denominado Después de la posmodernidad, fruto de unas investigaciones
concluídas en 2002 y el segundo Crítica ambiental del proyecto, material de la tesis de
mi Doctorado de Arquitectura adquirido en la Universidad de Buenos Aires en 2006.
El primer texto introduce la perspectiva de revisar las lógicas proyectuales de nuestro
primer libro citado en la nota anterior según unas nuevas macrocategorías de análisis
– la comunicación , la sustentabilidad y la productividad – que se hacen imperativas en
la política y cultura contemporáneas en torno del cambio de siglo y el segundo
introduce la hipótesis de cómo la categoría citada de la sustentabilidad (o mas bien: su
crisis y entrada en la escena del pensamiento crítico contemporáneo como una
frontera infranqueable de la ilusión de desarrollo infinito: por tanto casi una lápida para
la ideología utópica de la modernidad) estaría presionando acerca de la vigencia
histórica del concepto mismo de proyecto, haciendo ostensible su agotamiento
histórico y estableciendo demandas teóricas acerca de un futuro posproyectual que
ponga en el foco el modo de contribuir –ecoproyectualmente– a una moderación o
reversión de esa crisis de sustentabilidad.
Es importante aquí en cualquier caso, deslindar la finitud de un modo técnico preciso
de practicar y teorizar el proyecto (ese que se inicia en el Renacimiento) de un saber
proyectual nuevo que sin agotar la posibilidad misma del modus intelectual de la
proyectación –la voluntad prefigurativa del ver antes y de participar en la proposición
de futuros artificiales– se proponga reinstalar la teoría y práctica proyectual en el
contexto de una nueva situación cultural histórica.
xlvii
Baudrillard, J. y Nouvel, J.,Los objetos singulares.Arquitectura y Filosofía, Editorial
CFE, B. Aires, 2001.
xlviii
Deleuze, G.,Lógica del sentido, Editorial Paidós, Barcelona, 1994 ( el original
francés es de 1969). Alli propondrá que la multiplicidad de sentidos ( como
significaciones y motivos ) proveería a una complejidad significante de la lógica mucho
mas allá que su reductividad silogística o aun de la aparente infinitud de las múltiples
combinaciones de figuras retóricas. Mas allá pués del estatuto onto-lógico, Deleuze
propone una diseminación de sentidos que organizan una idea mas polisémica de
lógica, con el giro que proveen nociones como el fantasma o el acontecimiento.
xlix
Batjin, M.,La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El contexto de
Francois Rabelais, Editorial Alianza, Buenos Aires, 1994. También puede verse en un
sentido semejante, el estudio emprendido por Burucúa, J., en su libro Corderos y
elefantes. La sacralidad y la risa en la modernidad clásica-siglos XV a XVII-, Editorial
Miño y Dávila, Buenos Aires, 2001.
l
Foucault, M.,Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas,
Editorial Siglo XXI, México, 1968.
265
li
Grassi, G.,Architettura, lingua morta, Editorial Electa, Milán, 1988, ensayos Questioni
di progettazione, pp. 23-33 y Architettura, lingua morta, pp. 129-141.
lii
Monestiroli, A., La Arquitectura de la Realidad, Ediciones Del Serbal, Barcelona ,
1993.
liii
Martí Aris, C.,Las variaciones de la identidad, Ediciones del Serbal, Barcelona, 1993,
capítulo 1, La ideade tipo como fundamento epistemológico de la arquitectura, pp. 1549.
liv
Culler, J.,Sobre la deconstrucción. Teoría y crítica después del estructuralismo,
Editorial Cátedra, Madrid, 1988. A mi juicio una de las mejores y comprensibles
síntesis del pensamiento derridiano y sus posibles aplicaciones crítico-analíticas, que
testimonia además el efecto notable del pensador francés entre los scholars
americanos, que es donde en verdad se internacionalizó la mirada deconstructivista.
lv
Los textos arquitectónicos de Derrida están agrupados en su antología , No escribo
sin luz artificial, Editorial Cuatro, Valladolid, 1999 y son respectivamente los capítulos
11 – La metáfora arquitectónica -, 12 – Cambios de escala – y 13 – Dispersión de
voces -.
lvi
de Man, P., El concepto de ironía, ensayo incluído en su antología La ideología
estética, Editorial Cátedra, Madrid, 1988, pp. 231-260.
lvii
Zaera Polo, A.,Una conversación con Peter Eisenman, reportaje inserto en la revista
El Croquis, 82, Madrid, 1997.
lviii
Eisenman, P., Procesos de lo intersticial, ensayo en revista El Croquis, op. cit. nota
precedente.
lix
Calabrese, O., Neobarroco, ensayo en la antología a cargo de Jarauta, F.,Otra
mirada sobre la época, Editorial Yebra, Murcia, 1994.
lx
Quisiera dejar sentado de paso, la relevancia que suele otorgarse a la lógica barroca
(o neobarroca) dentro de la cultura americana, situando ésta dominantemente, en un
campo de hibridez y mestizaje que funden dentro del paradigma barroco (a la manera
de la presentación de Calabrese) distintas experiencias derivadas dela fusión colonial
y las preexistencias precolombinas, como lo plantearon entre otros, Sarduy,
S.,Barroco, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1974 o Lezama Lima, L.,La
expresión americana, Editorial Alianza, Madrid, 1969. Otro texto significativo de este
orden, en este caso destacando la vigencia contemporánea del modus cultural barroco
en América es el de Chiampi, I.,Barroco y modernidad, Editorial FCE, México, 2000.
lxi
Adorno, T.W.,Teoría Estética, Editorial Orbis-Hyspamérica, Madrid, 1983.
lxii
Deleuze, G.,Lógica del sentido, Editorial Paidós, Barcelona, 1990.
lxiii
Bachelard, G.,La poética del espacio, Editorial FCE, 1965.
lxiv
Un conjunto notable de ensayos acerca de una articulación entre el pensamiento
freudiano y la producción de sentido artístico-comunicacional, en el orden de las ideas
sostenidas en este apartado, en Lyotard, J.F.,Discurso, figura, Editorial G. Gili,
Barcelona, 1979.
lxv
Dalí, S.,El mito trágico del “Angelus” de Millet, Editorial Tusquets, Barcelona, 1989.
lxvi
Veáse el libro de Doblado, J.C. (ed.), En Concreto, Edición AAL, Lima, 2012, que
presenta una selección de una veintena de obras latinoamericanas bajo la hipótesis de
cierta identidad proyectual y cultural específica asociada a su formalización en
hormigón y en las cualidades y posibilidades expresivas que esa tecnología conlleva.
En mi prólogo a ese libro -Materialismo Poético- se explora la posibilidad de
caracterizar cierta singularidad formalizante que tal muestra exhibe respecto de
modalidades de proyecto locales en la escena de la marginalia.
lxvii
Tomás Maldonado en su ensayo E L´Architettura un testo? – conferencia
pronunciadaen Columbia en 1989 e incluída en su libro Tre Lezione Americane,
Feltrinelli, Milán, 1989 se pronuncia drásticamente en contra de esta posibilidad y
critica duramente los intentosde Derrida de incluir la posible escrituralidad de la
arquitectura dentro de su fantasmática gramatología, una especie de intento de
266
delimitar la actividad multitextual de la cultura de la opresión del logocentrismo o el
poder de la palabra.
lxviii
El texto fundamental de Habermas, J., en esta cuestión es Teoría de la acción
comunicativa, Editorial Taurus, Madrid, 1989, dos volúmenes. El capítulo redactado
por Joas, H., Interaccionismo simbólico, incluído en Giddens, A. y. Turner, J., (eds.),
La teoría social hoy, Editorial CNCA-Alianza, México, 1990, es un buen resumen de
las corrientes sociológicas que organizan en la vía habermasiana, una interpretación
de lo social según los términos de la comunicación interpersonal e intercolectiva (o
interinstitucional).
lxix
Luhmann, N., en conjunto con De Georgi, R.,Teoría de la Sociedad, Edición de la
Universidad Iberoamericana, Guadalajara, México, 1993. La posición de Luhmann es
la más radical en el sentido de señalar que lo social no es sino comunicación e
interacciones de lenguaje entre sujetos y estructuras, dándole a este análisis un tenor
sistémico (un sistema no sería sino un circuito complejo de flujos de información).
Entiendo que la teoría social luhmanniana cuando establece no sólo que todo lo social
implica transaccciones comunicacionales-informacionales sino además que lo social
como praxis implica procesamiento de sentidos, confluye plenamente con la teoría de
la arquitectura presentada en estos estudios como un plexo de lógicas cuya
diferencialidad (y acoplamientos) se sitúan precisamente en alternativas de
procesamiento de sentido.
lxx
Un resumen de las ideas mcluhanianas consta en Stearn, G., (ed.), McLuhan.
Caliente & Frío, Editorial Sudamericana, B.Aires, 1973, donde figura un ensayo del
propio McLuhan, Donde la mano del hombre nunca hizo pie, pp. 155-160.
lxxi
Wolfe, T.,Supongamos que es lo que parece, ensayo inserto en la antología citada
en la nota precedente, pp. 38-63.
lxxii
Venturi, R., y Scott Brown, D., Un significado para los A&P o Aprendiendo de Las
Vegas, ensayo incluído en su antología Aprendiendo de todas las cosas, Editorial
Tusquets, Barcelona, 1971, pp. 29-53.
lxxiii
Editado por el MOMA neoyorquino en 1966 con un laudatorio prólogo de Vincent
Scully y traducido al español en la edición de Gili , Barcelona, 1972.
lxxiv
Rois, J.M., Techos que saben volar, artículo en revista Modos del Proyecto, 2,
Buenos Aires, 2012.
lxxv
Heidegger, M., Construir, Habitar, Pensar, ensayo incluído en Heidegger, M.,
Conferencias y Artículos, Ediciones del Serbal, Barcelona, 1994.
lxxvi
Barthes, R.,La actividad estructuralista, ensayo incluído en Ensayos Críticos,
Editorial Seix Barral, Barcelona, 1966, pp. 225-232.
lxxvii
Foucault, M.,Debate con los historiadores, diálogo en El dicurso del poder, Editorial
Folios, México, 1983, pp. 255-262.
lxxviii
Deleuze, G.- Guattari, F.,Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, Editorial Pretextos, Valencia, 1988; Qué es la filosofía?, Editorial Anagrama, Barcelona, 1993.
lxxix
Sloterdijk, P.,En el mismo barco, Editorial Siruela, Madrid, 1994; Extrañamiento del
mundo, Editorial Pre-textos, Valencia, 1998 y Eurotaoísmo, Editorial Seix Barral,
Barcelona, 2001.
lxxx
Serres, M., El paso del noroeste, Editorial Debate, Barcelona, 1992.
lxxxi
Merleau Ponty, M., Fenomenología de la percepción, Editorial Planeta-Agostini,
Madrid, 1989.
lxxxii
Debord, G.et al, La creación abierta y sus enemigos. Textos situacionistas de arte y
urbanismo, Editorial La Piqueta, Madrid, 1977.
lxxxiii
Veáse el artículo de Beltrán, F. y Yemail, A., La forma de la información en
arquitectura, en revista Signo y Pensamiento49, volumen xxv, Bogotá, 2006.
267
lxxxiv
Vattimo, G., Posmodernidad, tecnología, ontología, ensayo incluído en Jarauta, F.,
Otra mirada sobre la época, Editorial Yebra, Murcia, 1994.
lxxxv
Broncano, F.,Las bases pragmáticas de la racionalidad tecnológica, ensayo en
revista Anthropos, 94-5, Barcelona, 1989.
lxxxvi
Fernández Galiano, L., El fuego y la memoria, Editorial Alianza, Madrid, 1991.
lxxxvii
Paricio, I., Arquitecturas high-tech. Entre la alta costura y la alta competición,
ensayo en revista Arquitectura Viva, 4, Madrid, 1989.
lxxxviii
Serres, M., Espacio local, fragmento del libro Atlas, Editorial Cátedra, Madrid,
1995, pp. 39-58.
lxxxix
Fu Tuan, Y.,Topophilia. A study of environmental perception, attitudes and values,
Editorial Prentice-Hall, Englewood Cliffs, New Jersey, 1974.
xc
Berman, M., Todo lo sólido se desvanece en el aire, Editorial Siglo XXI, Madrid,
1990.
xci
Solá Morales, I., Presente y futuro. La arquitectura en las ciudades, ponencia central
del XIX Congreso de la UIA, Barcelona, 1996. Incluído en el catálogo de la muestra de
referencia, pp. 10-23.
xcii
Solá Morales, I., Territorio construído, ensayo en revista Arquitectura Viva, 35,
Madrid, 1994, pp. 31-7.
xciii
Algo de este enfoque, lo hemos desarrollado acerca de la probabilidad de una
condición contextual-regional de la arquitectura y urbanismo latinoamericano en varios
trabajos previos, a saber: Desierto y selva. Abstracción y deseo, ensayo en revista
Zodiac 8, Milán, 1995; El laboratorio americano, Editorial Biblioteca Nueva, Madrid,
1998 y Derivas. Culturas de la arquitectura en la posurbanidad, Editorial de la
Universidad del Litoral, Santa Fé, 2000.
xciv
Lefaibvre, L., Otro realismo sucio, ensayo en revista Arquitectura Viva, 3, Madrid,
1988, pp. 9-15.
xcv
Una aportación singular al tema del realismo sucio es la que desarrolla Jameson,
F., en su ensayo Las restricciones del postmodernismo, incluído como parte III en su
libro Las semillas del tiempo, Editorial Trotta, Madrid, 2000, pp. 115-174. Este largo
ensayo, dicho sea de paso, propone un intento de cartografiado del presente
proyectual, pero armado no desde el interior de la teoría arquitectónica (ni de sus
reductos disciplinares) sino desde la perspectiva de los estudios culturales sesgados
por una ideología neomarxista, no necesariamente anti-posmoderna. La virtud de
Jameson es utilizar la arquitectura (o algunos de sus objetos referenciales más
complejos, como algunas obras de Koolhaas, Ando o Esisenman), al igual que el cine
–que aborda en otro libro fundamental (The geopolitical aesthetic. Cinema and space
in the world system, 1992, hay traducción española de E. Paidós)- como un campo
susceptible de tematizar problemas genéricos de la cultura y la comunicación
contemporáneas.
xcvi
Bachelard, G., Poética del Espacio, Editorial FCE, México, 1974 (el original francés
es de 1957). Allí la mezcla de filósofo fenomenologista y poeta que es Bachelard
apunta lo siguiente: El espacio captado por la imaginación no puede seguir siendo el
espacio indiferente entregado a la medida y a la reflexión del geómetra. Es vivido. Y es
vivido, no en su positividad, sino con todas las parcialidades de la imaginación. En
particular, atrae casi siempre. Concentra ser en el interior de los límites que protegen.
El juego del exterior y de la intimidad no es, en el reino de las imágenes, un juego
equilibrado (p.22).
De allí que Bachelard es capaz de entender la relación entre una casa-objeto y una
casa endógena, disuelta en el imaginario que pueblan sus habitantes y sus objetos: La
casa es un cuerpo de imágenes que dan al hombre razones o ilusiones de estabilidad.
Reimaginamos sin cesar nuestra realidad: distinguir todas esas imágenes sería decir
el alma de la casa; sería desarrollar una verdadera psicología de la casa (p.37).
xcvii
Habermas, J., Historia y crítica de la opinión pública, Editorial Gustavo Gili,
Barcelona, 1981.
268
xcviii
Basado en el texto de la conferencia del autor en la I Reunión de la Red Nacional
Argentina del Paisaje, Rosario, Diciembre, 2008, que está editado en la revista X,
número 2, Otoño, 2009, Mar del Plata.
xcix
Una primera versión de estos desarrollos se plasmó en mi artículo El Pueblo
Silencioso. O las dificultades y desafíos de una historia de los objetos, editado en la
revista Registros, número 9, 2012, Mar del Plata.
c
Tomado de la página www.elmismodiario El número 37 de The Spectator se editó en
1711.
ci
Ernst Haeckel (1834-1919) fue uno de los continuadores de Darwin, también
fervoroso adherente al evolucionismo pero a su vez interesado en las relaciones entre
seres vivos y su ambiente, que dio origen a lo que bautizó como ecología. Su
Kunstformen der Natur (Obras de arte de la Naturaleza ) es un libro de litografías y
autotipos que consta de unas cien páginas representando varios tipos de organismos,
muchos de los cuales fueron descritos por primera vez por el propio Haeckel. Los
dibujos fueron publicados por primera vez en conjuntos de diez entre 1899 y 1904 y en
un volumen completo en 1904. En el transcurso de su carrera, Haeckel produjo en
torno a mil grabados en base a sus bocetos y acuarelas, muchos de los mejores
fueron incluidos en dicha obra Kunstformen der Natur, trasladados desde los dibujos a
la imprenta por el litograbador Adolf Giltsch.
cii
Penhos, M., en su estudio Ver, conocer, dominar. Imágenes de Sudamérica a fines
del siglo XVIII, Editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 2005, analizó el caso de estos tres
expedicionarios científicos inmediatamente previos a los mas reputados viajes de
Humboldt y Darwin , planteando precisamente como desarrollaron sus capacidades
analíticas y descriptivas para reconocer si se quiere, figuras de paisaje, como
productos del ver-conocer y aportes indirectos al dominar colonizador.
ciii
El Círculo de Bellas Artes de Madrid montó una exposición llamada Paisajes sobre
los escritos de Goethe, de la cuál resultó el libro-catálogo, Johann Wolfang Goethe,
Paisajes, Editorial CBA. Madrid, 2005, que incluye muchos fragmentos de los
numerosos apuntes y dibujos de Goethe tomados en sus múltiples viajes.
civ
Ruskin es conocido por su defensa de la arquitectura histórica aunque en su
actividad como viajero frecuente a Italia (atravesando los Alpes) registraba escenas
naturales –o propias de la imbricación entre naturaleza y cultura típica de los
ambientes rurales– como consta en numerosas acuarelas de su libro Viaggi in Italia,
Passiglio Editori, Florencia, 1985: allí hay análisis no sólo paisajísticos sino incluso
vegetales de lugares del Monte Rosa, del Lago Maggior de Vogogna, etc.
cv
Los resultados del viaje de 5 años por América (1799-1804) serían publicados en
varios tomos, en francés dede 1806 bajo el título Voyage aux regions equinocciales
du Nouveau Continent. Hay varias traducciones al español y el texto Sitios de las
Cordilleras y Monumentos de los Pueblos Indígenas de América, Editorial
Solar/Hachette, Buenos Aires, 1968 contiene los tomos XV y XVI de aquella
compilación.
cvi
En el monográfico número 126 de la revista Humboldt, Bonn, 1999, que conmemora
el bicentenario del viaje americano, se incluyen los ensayos de W. Burgmer y M. Osten
sobre el escalamiento del Chimborazo y las conclusiones científicas del viaje
reproduciéndose el corte/vista/tabla descriptivo de la montaña.
cvii
Para un análisis muy pormenorizado de lo que llama grandes jardines europeos
veáse el libro de Steenbergen, C. y Reh,W. , Arquitectura y Paisaje, Editorial G. Gili,
Barcelona, 2001: allí constan buenos estudios de Versaillles, Sceaux, Marly, Vaux y
todo el gran paisajismo francés además de una sección dedicada al paisaje italiano y
otra al inglés.
cviii
Hay una descripción detallada del proyecto territorial y paisajístico en el trabajo de
Steenbergen-Reh , op. cit. previa, pp. 159-193.
cix
Para la incidencia del paisajismo norteamericano en una reconceptualización del
urbanismo – y por tanto, en el planteo de hipótesis muy transformadoras de la tradición
269
europea en el sentido de proponer una rearticulación compleja entre proyecto y
naturaleza – es importante el ensayo de Da Co, F.,De los Parques a la Región.
Ideología progresista y reforma de la ciudad americana inserto en el libro de Ciucci, G.,
et al (ed.), La Ciudad Americana. De la Guerra Civil al New Deal, Editorial G. Gili,
Barcelona, 1975, pp. 139-293.
cx
Veáse Lancaster, C., Handbook of Prospect Park, Long Island University Press,
Nueva York, 1967.
cxi
MacKaye, B., An appalacchian trail: a Project in regional planning, Journal of
American Institut of Architects, Octubre, 1921.
cxii
Se puede encontrar una completa documentación de las obras y los textos
minimalistas de Richard Long en su página web, richardlong.org
cxiii
Hay una buena documentación de las obras y proyectos de Peter Walker en su
publicación PW and Partners Landscaping Architecture: defining the craft y en su
página pwpla.com
cxiv
Halprin, L., The RSVP Cycles: Creative Process in the Human Environment,
Editorial Braziller, Nueva Cork, 1969; Halprin,L.–Burns, J.,Taking Part, MIT Press,
Cambridge, 1974.
cxv
Una completa información del trabajo de esta oficina consta en su página
hargreaves.com
cxvi
Veáse el ensayo de la paisajista de Oliveira, A.R., A construcao formal do jardim
em Roberto Burle Marx, texto especial 004 en el periódico virtual Arquitextos, inserto
en la página vitruvius.br, julio 2000. Una antología de las ideas y proyectos del autor
en Burle Marx, R., Arte e Paisagem, Editorial Nobel, San Pablo, 1972.
cxvii
Farrell, T., Manifesto for London,
número monográfico de la revista The
Architectural Rewiew 1327, Londres, Septiembre, 2007, en especial su proyecto para
el Thames Estuary Nacional Park, pp. 93-7.
cxviii
Simondon, G., El modo de existencia de los objetos técnicos, Editorial Prometeo,
Buenos Aires, 2007, p.7.
cxix
Quizá ofrezca argumentos mas refinados que el conocido trabajo de Panosfky,E.,
(Arquitectura gótica y pensamiento escolástico, Ediciones La Piqueta, Madrid, 1986,
texto original de 1951) sobre un modus abarcartivo de escolástica y producción
material el estudio de Illich, I., En el viñedo del texto. Etología de la lectura: un
comentario al Didascalicon de Hugo de San Victor, Editorial FCE, México, 2002, en el
que analiza el studium basado en la lectio monástica y los desplazamientos
cognitivos del leer al escribir, entender-razonar y finalmente, articular la descripción
con la invención del mundo.
cxx
Dejando de lado el conocido aporte de Ginzburg, C., en sus El Queso y los
Gusanos y Pesquisa sobre Piero (Muchnik Editora, Barcelona, 1986, 1992, con sus
respectivos estudios del mundo popular del molinero herético y del mundo simbólico
del artista Della Francesca) en sus ensayos reunidos bajo el título Ojazos de madera.
Nueve reflexiones sobre la distancia (Editorial Península, Barcelona, 2000) vuelve a
formular cierta relativización del orden inherente al sentido estético supuestamente
decantado desde las obras superiores a las populares, en concreto presentando en el
ensayo VI –Estilo. Inclusión y exclusión, pp. 145-181- alrededor de las nociones de
John Flaxman, filósofo de inicios del XIX, un planteo de ampliación socio-productiva de
tal noción, que como concepto que conecta mente y manos, es susceptible de acoger
las producciones de sentido de los humildes operarios y hasta de los salvajes.
cxxi
Sigue siendo muy rico el análisis provisto por Anderson, P. (en Transiciones de la
antigüedad al feudalismo, Editorial Siglo XXI, México, 1997) de las características del
mundo medieval con su análisis del feudalismo rural articulado con el nacimiento de
los burgos autogestivos y en tal contexto, la descripción de la complejidad de
relaciones y mediaciones que fueron instaurando condiciones y características del
mundo material.
270
cxxii
Todos los trabajos de Braudel, F., estrechan el análisis entre sujetos y objetos,
entre sucesos y lugares pero en particular debe desatacarse el monumental estudio
de tres volúmenes, Civilización material, economía y capitalismo (Editorial Alianza,
Madrid, 1984) y en particular el volumen 1, La estructura de lo cotidiano, donde se
disecta a partir de grandes sucesos histórico-sociales como las pestes del XVII, la
condición concreta del habitar y sus funcionalidades de las capas mas subalternas y
populares de la población.
cxxiii
Ex miembros de la corriente de los annalistes de inspiración braudeliana, Duby, G.
y Aries, P., compilaron las casi 3000 páginas de los 5 tomos de la Historia de la Vida
Privada, Editorial Taurus, Madrid, 2001, en que no sólo se recorre en el doble eje
temporo-espacial la sempiterna confrontación entre vida pública y vida privada sino
que se inaugura el estatus de objeto histórico para las múltiples y diversas expresiones
del mundo interior de familias y comunidades en que se produce la presentación
histórica de las diversas y mutantes relaciones entre humanos y no-humanos en cada
caso, pudiéndose afrontar no sólo otra mirada evolutiva del mundo humano sino
también de aquel complemento sistémico de lo no-humano o el pueblo de objetos que
puntúan lo íntimo y doméstico.
cxxiv
Aquí cabe indicar la existencia de visiones antropológicas que ofrecen nuevas
lecturas como es el caso de la importante colección de ensayos agrupados en el libro
de Severi, C., El sendero y la voz. Una antropología de la memoria, Editorial SB,
Buenos Aires, 2010. El aporte de Severi es señalar la importancia etnológica de las
imágenes,no como un protolenguaje propio de culturas ágrafas, sino como atribución
de densidad cultural al aparato convivencial de los mal llamados primitivos, sobre todo
en el caso americano. Su enfoque, asociado además al relativismo cultural
warburgiano, ayuda a entender la potencia funcional y simbólica de los objetos
portadores de imagen y a ubicar una proponderancia comunicacional de las imágenes
casi como anticipo de la actual civilización diría, posobjetual en tanto era que ha
logrado autonomizar la imagen o apariencia de las cosas de la cosa-en-sí, como cosa
prestadora de utilidad o función y de cómo tal tendencia desvinculante de imagen y
objeto concluye por auspiciar un mundo in-material, ulterior a la omnipotencia esencial
del objeto (sobre todo, industrial) ahora diluído en un magma de circulación de
comunicaciones.
Estudios específicos como los del paraguayo Escobar, T., (veáse La belleza de los
otros, Arte indígena del Paraguay, Editorial Servilibro, Asunción, 2012) asumen un
equivalente otorgamiento de relevancia estética y etno-social a la imagen ligada al
mundo objetual de culturas indígenas y campesinas guaraníticas, con lo cuál se
contribuye a esclarecer la complejidad estético-práctica del mundo material de estas
culturas; cosas que interactúan intensamente con los sujetos, no-humanos que
trascienden un estatuto de la pura eficiencia práctica.
cxxv
Baudrillard, J., El sistema de los objetos, Editorial Siglo XXI, México, 1969. Aquí el
autor define un sistema que llama funcional (o del discurso objetivo) –alrededor de lo
que estudia como estructuras de colocación y en especial, la cuestión del entorno de
lo moderno- que se diferencia de lo que definirá como estructuras de ambiente, casi
demarcando un sentido que va de la cosa colocada al entorno que la engloba, distinto
de otro opuesto según el cuál será el contorno (habitativo) el que estipula o condiciona
la función de las cosas, para hacer reposar todo su sistema en una categoría
abarcativa que seria lo que llama la funcionalidad, pero una funcionalidad mucho mas
diversificada que la prestación de una ayuda o servicio.
cxxvi
Perec, G., Las cosas. Una historia de los años sesenta, Editorial Seix Barral,
Barcelona, 1967. El libro de Bret Easton Ellis, American Psycho (Editorial B,
Barcelona, 2000, edición original de 1991) como co-relato de la locura criminal
aparentemente autoimaginada del yuppie que la personifica, describe el mundo
objetológico de la Manhattan de los 80, con marcas, referencias del consumo de esa
nueva clase de ejecutivos dispendiosos e intolerantes y compulsiones de conducta de
271
psicopatías articuladas a exacerbaciones del deseo que solo se satisface en la
posesión, uso y disfrute de cosas de excelencia y diferencia.
cxxvii
Bal, M., Conceptos viajeros en las humanidades. Una guía de viaje, Editorial
Cendeac, Murcia, 2009, cita de pp. 65-6.
cxxviii
Simondon, G., El modo de existencia de los objetos técnicos, op.cit. nota 1; La
individuación, Editorial Cactus, Buenos Aires, 2009. En la revista Artefacto
(Pensamientos sobre la técnica), 6, Buenos Aires, 2007, consta el ensayo de
Rodríguez, P., Un naturalista del siglo XX y los prólogos de ambos libros de Simondon,
p.133.
cxxix
Heidegger, M.,La Cosa (Das Ding), ensayo inserto en la antología de los llamados
escritos técnicos del pensador alemán, Filosofía, Ciencia y Técnica, compilados por
Francisco Soler y Jorge Acevedo, Editorial de la Universidad de Chile, Santiago, 1997,
p.223.
cxxx
Veáse para advertir el potencial económico de esta clase de objetos en la Baja
Edad Media, el texto de Geary, P., Mercancías sagradas: la circulación de las reliquias
medievales, ensayo inserto en Appadurai, A.,(ed.), La vida social de las cosas.
Perspectiva cultural de las mercancías, Editorial Grijalbo, México, 1991, p.201,
antología que asimismo incluye el escrito de Kopyloff, I., La biografía cultural de las
cosas, p.89, en el que aboga por un abordaje precisamente metafóricamente
biográfico o miro-histórico de las cosas de relevancia histórica.
cxxxi
Giedion, S., La mecanización toma el mando, Editorial G.Gili, Barcelona, 1978
(original inglés de 1948). Este es el libro obscuro del Giedion cronista de arquitectura
(con su fundante y propagandístico Espacio, Tiempo y Arquitectura) que se dedica a
presentar resultados de una investigación que su autor hizo en USA por varios años,
recorriendo diversas plantas industriales y dando cuenta de los mecanismos y
procesos de producción de las mismas.
cxxxii
Fernández-Galiano, L., El fuego y la memoria. Sobre arquitectura y energía,
Editorial Alianza, Madrid, 1991. Se trata del libro que, según su autor, va del ojo a la
piel, de las arquitecturas frías a las calientes, tránsito que implica desmontar las
máquinas y procesos que energizan la masa inerte de lo constructivo tradicional,
confluyendo a pieles inteligentes e interactivas con los sujetos y cosas que contienen.
cxxxiii
Olalquiaga,C., El reino artificial. Sobre la experiencia kistch, Editorial G. Gili,
Barcelona, 2007. También se puede leer la experiencia kistch como una tentativa de
naturalización de los objetos industriales, más que un reclamo de un modo de
producción artesanal que justamente acaba de superarse. La exposición londinense
del 51 está repleta de alusiones a un mundo objetológico industrialmente producido y
reproducido pero que trata de retener componentes del referencialismo naturalista de
la cultura precedente.
cxxxiv
Pero la separación entre sistemas y ambientes tiene creo un paso previo en la
línea de los tecnoptimistas de los 60, Archigram, Fuller y McHale por ejemplo,
expresada en el artículo divertido y sagaz de Banham, R., A home is not a house,
inserto en la revista Art in América, USA, 1965 y reditado muchas veces, incluso
disponible en la web en español, titulado Un hogar no es una casa. Aquí Banham está
deslumbrado por la cultura de USA y las roulottes, el balloon-frame y el ideal
jeffersionano asumido por Wright y la idea salvaje que que se puede hacer casi todo
alrededor de un fuego y que el cine de un driving (supongo que también los
McDonalds) es mucho mas completo que el cine-cine puesto que el auto ya está
haciendo lo suficiente para deconstruir las casas y las ciudades y quesi a los yankees
se los deja van a des-monumentalizar todo, incluso evitando las maldades de la sucia
naturaleza.
En realidad, como lo muestran los dos dibujos de Dallegret que acompañaron la
edición original, un edificio tiene un tremendo volumen de cosas a las que reviste con
vergüenza (salvo en el Pompidou) para dar servicios (aires frio y caliente, agua, gas,
etc.) y que por lo tanto podría llegarse al segundo dibujo donde Reyner está desnudo
272
dentro de una cápsula plástica elemental con la inyección de todas las aplicaciones
necesarias para vivir (desde calor hasta Dionne Warwick cantando blues) y que
Baham piensa, en esos años optimistas, que serán provistas por un paquete standard
of living parecido a lo que por entonces la NASA preparaba para los viajeros
espaciales. En extremo el monumento a si mismo de la casa de Johnson en New
Canaan, el canónico glass box, iría en esa dirección. Pero Banham también parece
indicar en su euforia desmaterializante y miniaturista que el futuro será de pieles
inteligentes dadoras de servicios a la carte para cada mortal y que dentro no habrá
casi nada de objetos: en ese sentido Reyner parece aceptar la revolución
macluhaniana en que la vida social futura será pura comunicación (y quizá menos
social).
cxxxv
Laddaga, R., Estética de la Emergencia. La formación de otra cultura de las artes,
Editorial Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2006. Ulteriormente Laddaga escribió un texto
complementario, Estética de Laboratorio. Estrategias de las artes del presente,
Editorial Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2010. En ambos textos se presenta el nuevo
peso de la producción de comunicación como matriz sustantiva de cambios culturales
y sociales del presente que entre otros efectos, modifican radicalmente los formatos,
métodos, poductos y recepciones del arte contemporáneo.
cxxxvi
Menzel, P., Material World. A global family portrait, Sierra Club Books, San
Francisco, 1995.
cxxxvii
Menzel, P.,Hungry Planet. What the world eats, Material World Books, Los
Angeles, 2007.
cxxxviii
Veáse el ensayo de Grassi, G., Ristruttirazione architettonia del complesso
edilizio di Valmarina, inserto en su libro Architettura lingua morta, Ediciones Electa,
Milán, 1988, p.105.
cxxxix
Las referencias de estudios y proyectos sobre y con las masías son múltiples y
pueden sintetizarse en el número monográfico 17-8 dedicado al tema por la revista
catalana 2C.Construcción de la Ciudad, Barcelona, 1981.
cxl
Williams, R., aborda, entre otros autores de tradición marxista como Goldmann,
Hadjnicolau o Jameson, la cuestión de la dimensión material de la cultura sobre todo
en Problems in Materialism and Culture, Editorial New Left Books, Londres, 1980, y
también en Cultura. Sociología de la Comunicación y del Arte, Editorial Paidós,
Barcelona, 1982 ( la edición inglesa original es de 1980 ). Aquí se plantea el problema
del material social de las obras de arte y de los criterios o procesos de producción de
las cosas artísticas en relación a tópicos como las instituciones o las formaciones e
investigando aspectos como la producción de las vanguardias y los medios de
producción y reproducción artísticos.
cxli
Ballart, J., El patrimonio histórico y arqueológico: valor y uso, Editorial Ariel,
Barcelona, 1997. Este trabajo cumple la tarea de ofrecer un resumen del estado de la
cuestión patrimonial en el contexto europeo, maximizando si se quiere, el uso de
categorías de la materialidad social de las cosas patrimoniales y sus posibles
conceptos valorativos.
cxlii
Las propuestas acerca de los componentes mitológicos de la cultura son
desarrollados por Levi Strauss, C., en su monumental tratado de cuatro tomos
Mythologiques: I, Le Cru et le Cuit,; II, Du miel aux cendres; III, L’origine des manieres
de table y IV, L’ homme Nu, editados por Plon, París, respectivamente en 1964, 1967,
1968 y 1973 ( hay traducciones españolas diversas ). Una reelaboración importante
del tema del mito consta en el libro de Kirk, G., El mito. Su significado y funciones en la
antigüedad y otras culturas, Editorial Paidós, Barcelona, 1990 ( la edición original
inglesa data de dos décadas antes ).
cxliii
Bataille, M.,La part maudite, tomo VII, Oeuvres completes, Editorial La Pleiade,
París, 1976. El desarrollo del concepto de depense en Bataille –como lujo, exceso,
excedente crítico al criterio de productividad capitalista– es analizado por Habermas,
273
J., en su octavo ensayo (Entre erotismo y economía general: Bataille) de El Discurso
Filosófico de la Modernidad, Editorial Taurus, Buenos Aires, 1989.
cxliv
En su Psicología de la Religión, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1969, Jung, C.,
explora de manera exhaustiva el tema de la arquetipicidad de las formas simbólicas
religiosas (como ciertas representaciones marianas) y su irrupción como latencias del
material inconsciente.
cxlv
Gruzinski, S., La Guerra de las Imágenes. De Cristóbal Colón a Blade Runner.
1492-2019, Editorial del Fondo de Cultura Económica, México, 1994.
El propósito de esta obra historiográfica es analizar un aspecto peculiar de la
colonización mexicana en torno del conflicto de imágenes o representaciones,
destacando el inicial recelo de los teólogos colonizadores respecto de los zemíes, o
simbologías mítico-religiosas caribeñas que los españoles tendieron a eliminar
drásticamente puesto que como los fetiches para los portugueses, se entendía que no
eran símbolos sino cosas: Los zemíes son esencialmente cosas, dotadas de
existencia o no, cosas muertas formadas de piedra o hechas de madera, un trozo de
madera que parecía una cosa viva, cosas que traen a la memoria el recuerdo de los
antepasados, piedras que favorecen los partos, que sirven para obtener lluvia, sol o
cosechas... guijarros que los isleños conservaban envueltos en algodón en unas
pequeñas cestas y a los que dan de comer lo que ellos comen (p.21).
cxlvi
Zuidema, T., es uno de los estudiosos de la cultura incaica que se apoya en la
articulación entre mito e historia, basándose documentalmente en las versiones
aportadas por la cronística misional española (Molina, Cobo, Ondegardo, Betanzos,
Cieza, Gamboa, etc.).
En su ensayo El león en la ciudad. Símbolos reales de transición en el Cusco, incluído
en su antología Reyes y Guerreros. Ensayos de cultura andina, E. Fomciencias, Lima,
1989 (pp.306-383) analiza, por ejemplo, la simbología del puma, tanto como figura
alegórica aparentemente fundante de la forma o traza de la ciudad, como mito
reelaborado en la fiesta iniciática del Capac Raymi, posible recordación del origen del
estado incaico pachacutense y como oposición ciudad/campo (y sierra/selva) en la
confrontación mítica respectiva de las figuras del puma y el jaguar, además de apuntar
que también en la Europa del siglo XV empezaban a utilizarse metáforas corporales (el
cuerpo del Estado o el cuerpo político) para conectar metafóricamente estas
simbologías con ciertos alcances político-estatales, fundamentales en la construcción
del estado inka de Pachacutec.
cxlvii
Sobre los quipus veáse el estudio de Radicati di Primeglio, C., Estudios sobre los
quipus, Editorial UNMSM, Lima, 2006, donde se tiende a postular a los quipus mas
como un medio de registración contable o numeral que lenguaje general. La curiosa
Carta Apologética, escrita por el napolitano Raimondo di Sangro escrita en 1750 y
reditada al cuidado de Burucúa, J. y L., Editorial UNSAM, 2010, postula no solo el
interés que algunas cortes europeas tenían sobre cuestiones americanas sino además
sus tesis de los quipus como artefacto lingüístico digital avant la lettre.
cxlviii
Sobre los queros veáse el definitivo estudio de Cummins, T., Brindis con el Inca. La
abstracción andina y las imágenes coloniales de los queros, Editorial UNMSM, Lima,
2004.
cxlix
Es ya suficientemente conocida la breve y fundamental incursión de Heidegger,
M., en la reproposición de los fundamentos del habitar como una vía preferente del
pensar: Edificar, morar, pensar es la conferencia pronunciada por el filósofo en
Darmstadt en 1951, en este caso según la traducción española de Alberto Weibezahn
para los Anales del CIHS 12, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1964 (hay
varias traducciones al español).
Un importante intento de revisar las teorías heideggerianas sobre el lugar y su relación
con el genius locci es el libro de De las Rivas, J., El espacio como lugar. Sobre la
naturaleza de la forma urbana, Editorial de la Universidad de Valladolid, Valladolid,
1992.
274
cl
Rossbach, S., Feng Shui. L’Arte di disporre lo spazio, Editorial Costa & Nolan,
Génova, 1995. Transmite la tradición china de disponer el espacio sin obstaculizar la
respiración profunda de la tierra para capturar los influjos positivos.
Se trata de una de las tradiciones más antiguas para definir, de manera mítica, la
esencialidad del espacio habitable en el gesto de instalación humana en la naturaleza,
o sea, en el equivalente del proyecto occidental.
cli
En dos ensayos fundamentales de Vattimo, G., – El quebrantamiento de la palabra
poéticay Ornamento y Monumento– incluídos en su libro El Fín de la Modernidad.
Nihilismo y hermeneútica en la cultura posmoderna, Editorial Planeta Agostini,
Barcelona, 1994 (el texto italiano original es de 1985) se efectúa una lectura de
Heidegger en la clave de transición hacia la fundación, por lo menos estética, del
concepto de pensamiento débil como alternativa posmoderna o crítica de la
modernidad.
Uno de los aspectos significativos de la lectura vattimiana de Heidegger , para
nuestros propósitos, es el vaciamiento de la idea de monumento que no es una copia
de una vida plena sino la fórmula que se constituye para transmitirse y, por lo tanto, ya
signada, en definitiva por la mortalidad, de modo que éste se erige no para desafiar el
tiempo, imponiéndose contra y no obstante el tiempo, sino para durar en el tiempo.De
allí que importe, según Vattimo-Heidegger, no tanto lo que dura sino lo que queda, es
decir aquella valoración patrimonialista de matriz sajona afín a la noción de heritage.
clii
Rostworowski, M., en su Historia del Tahuantisuyu, Ediciones IEP, Lima, 1989 – que
es una de las mejores historias del desarrollo de la experiencia incaica - aún cuando
intente fundarse en la elaboración de materiales etnohistóricos no puede evitar
aceptar que en el ámbito andino no existió un sentido histórico de los acontecimientos
y que su historización, en consecuencia, debe apelar a la interpretación de diversos
registros (cantares, pinturas, quipus) con múltiples contenidos rituales (en el sentido
de comentario y recordación de mitos fundacionales) tanto como al material
documental ortodoxo que es la cronística española, disponible desde la conquista, que
a su vez, suele carecer de objetividad, tanto sea por el forzamiento ideológico
(generalmente pro-cristiano) de las descripciones como por su aceptación de
contenidos míticos ya incorporados en los sucesos narrados.
cliii
La idea de una urbanidad alternativa en América –no necesariamente, una
antiurbanidad– fue sificientemente explorada en muchos trabajos, por ejemplo, para el
caso mesoamericano, en el conocido texto de Sabloff, J., Las ciudades del antiguo
México, Editorial Destino, Barcelona, 1991, dónde a partir de la interpretación
etnohistórica del numeroso y variado material arqueológico se ha podido, por ejemplo,
establecer en Tikal, alrededor de los componentes monumentales del núcleo
ceremonial, la existencia de numerosas agrupaciones de edificios domésticos,
normalmente organizados en torno de un patio central y sin correlación con una trama
circulatoria definida: parecen tipologías rurales meramente concentradas y
yuxtapuestas.
cliv
El ensayista peruano Neira, H., en su texto Hacia la Tercera Mitad. Perú XVI-XX.
Ensayos de relectura herética, Editorial Sidea, Lima, 1996, dice así que el tema por
dirimir, sin embargo, no es la ocupación esporádica o temporal de los sitios urbanos o
ceremoniales antes del poblamiento español. El eje mismo del debate me parece
equivocado. No es el de urbanidad o ruralidad sino el de laicicidad o religiosidad. Se
explaya luego : Aunque en los Andes la población se dispersase en áreas rurales
enormes para abarcar nichos ecológicos y diferentes microclimas, no hay que
desetimar que solían congregarse de acuerdo a un calendario cuyas fiestas
establecían lugares muy precisos. Estos ámbitos de reunión, a los que hoy los
arqueólogos identifican como plazas o centros ceremoniales, eran sitios de servicios
múltiples para el intercambio comercial y el acojo de las peregrinaciones y festividades
que permitían recrear los antiguos acuerdos interétnicos y mantener la estructura
tradicional a través de acciones rituales. Curiosamente estas cualidades suelen
275
encontrarse hoy como fundamento del funcionamiento metropolitano. Sin embargo,
laexistencia de tradiciones urbanas otras no impide que los cronistas mestizos, como
Guamán Poma , que describe 35 villas coloniales de fines del XVI, manifestara repudio
o rechazo respecto de dichas innovaciones resultantes de la urbanización de talante
europeísta. No deja de tener razón –apunta Neira-. La villa era el espacio donde se
cristaliza la huella de los intrusos. El lugar de los recién llegados. Es Audiencia, Cárcel,
Cabildo, Catedral y Universidad. Villas virreinales, de interior o marítimas, fronterizas o
linajudas, siempre opuestas a un indio que las sospecha. Así, la ciudad colonial,
barroca o republicana, permanecerá en el Perú como símbolo del injerto occidental
(pp. 116-121).
clv
Morse, R., en su libro La investigación urbana latinoamericana: tendencias y
planteos, Editorial SIAP, Buenos Aires, 1971, ofrece un resumen bibliográfico completo
para su época, acerca de las características del proceso de fundación de ciudades
coloniales en América, tanto de la magnitud del desarrollo emprendido como de sus
posibles caracterizaciones e influencias en cuanto a la selección de los sitios, el
carácter de las trazas, etc. Existe cierto acuerdo sobre dicha magnitud , que oscila en
unas 1250 fundaciones de origen hispano y unas 250 de origen portugués, sumando
además las de origen británico, francés y holandés –en áreas norteamericanas y
caribeñas– cerca de otras 330 fundaciones.
clvi
Dezzi Bardeschi, M., Restauro. Punto e da capo. Frammenti per un (impossibile )
teoria, Editorial Franco Angeli, Milán, 1991. Severa crítica de la restauración, a favor
del ruskiniano enfoque de la conservación, también registra la voluntad de ampliación
europea reciente de la idea de corpus patrimonial: hacia la arquitectura moderna,
hacia la ciudad en general y hacia los artefactos devenidos de las instalaciones
industriales en desuso y el campo consecuente de la llamada arqueología industrial.
clvii
Gurrieri, F., Dal restauro dei monumenti al restauro del territorio, Editirial Sansoni,
Florencia, 1983. Aquí se propone, desde una óptica que retiene la validez del restauro
, como se verifica en el título, una ampliación desde la gestión tradicional del
monumento aislado hasta los complejos territoriales, imbricando la gestión del
patrimonio con la economía regional, del desarrollo urbano y su planificación y los
sistemas normativos nacionales e internacionales.
clviii
Bonfil Batalla, G., México Profundo. Una civilización negada, Editorial Grijalbo,
México, 1990. Este libro, que tiende a señalar críticamente el complejo proceso de la
aculturación modernizadora meramente como desindianización, se ocupa de analizar
los elementos vernaculares e incluso el grado de perduración de los mismos en el
contexto modernizador precedentemente indicado. Una de tales características
aborígenes es la voluntad de nombrar el territorio a través de los toponímicos: En el
fondo de estacuestión –dice Bonfil– está el hecho de que nombrar es conocer, es
crear. Lo que tiene nombre, tiene significado o, si se prefiere, lo que significa algo tiene
necesariamente un nombre. En el caso de los toponímicos, su riqueza demuestra el
conocimiento que se tiene de esta geografía: muchos son puntualmente descriptivos
del sitio que nombran y otros se refieren a la abundancia de elementos naturales que
caracterizan el lugar nombrado (p. 37).
clix
Un documento esencial en el análisis del discurso no lingüístico americano es el
libro de Brothertson, W., El Cuarto Mundo, Editorial FCE, México, 1998. También se
encontrarán algunas visiones que devenidas de enfoques historiográficos alternativos,
analicen fenómenos tales como el paisaje y la cultura material como elementos
componentes del legado cultural-patrimonial en Carmagnani, M.et al, Para una
historia de América I. Las estructuras, Editorial FCE, México, 1999, especialmente en
los capítulos de Cunill Grau, P. (La geohistoria), Bauer, A. (La cultura material) y
Gruzinski, S. (Las imágenes, los imaginarios y la occidentalización).
clx
Morote Best, E., Aldeas sumergidas. Cultura popular y sociedad en los Andes,
Edición del Centro B. De Las Casas, Cusco, Perú, 1988. Esta es una importante
antología de estudios etnofolklóricos de campo que registran temas míticos reiterados
276
en variadas producción de la tradición oral que, en muchos casos, significan
articulaciones del mundo físico, natural o material con el mundo mítico-ritual
renombrado en los motivos orales del cuento popular. El capítulo Aldeas sumergidas
tematiza, reutilizando incluso figuras bíblicas, la conversión de un hecho humano –
una sociedad o comunidad aldeana – que, castigada, torna a elemento natural, en este
caso, lagunas. Otros tópicos tratados en sendos capítulos – como El tema del Viaje al
Cielo, Las cartas a Dios, La huída mágica, El nakaq o La zafa-casa, este último, el rito
de conjuración mágica de las fuerzas ominosas en cada nueva construcción finalizada
– desarrollan esquemas semejantes de imbricación mágico-ritual de contenidos
mitológicos con elementos de la cultura material y del paisaje.
clxi
Frost, P.,Santuario Histórico de Macchu Picchu, Edición Nuevas Imágenes, Lima,
1995, describe el camino inka o valle sagrado del Urubamba, que articula a lo largo de
43 kilómetros una serie de accidentes naturales con diferentes actuaciones de
antropización de carácter funcional y ritual, confluyendo en el asentamiento de Macchu
Picchu. MacLean, P. estudió también esta temática en su Sacred water, sacred land:
Inca landscape planning in the Cusco area, Editorial UCAL, Berkeley, Cal., USA, 1986.
clxii
García Canclini, N., Consumidores y ciudadanos. Conflictos multiculturales de la
globalización, Editorial Grijalbo, México, 1995. Explora las transformaciones de la
cotidianeidad urbana, incluso o sobre todo, de los sectores populares, como efecto de
la globalización mediática y la imposición de estrategias homogeneizantes de
consumo social: lo interesante es la comprobación de las consecuencias de estos
fenómenos sobre las formas y funciones de las ciudades.
clxiii
Paz, O., que reniega de una indianidad que habría frenado en América, la
conformación plena de la modernización, no puede sin embargo, dejar de admitir su
presencia e importancia cultural y política. En la colección de ensayos políticoculturales editada bajo el título de Tiempo Nublado, Editorial Sudamericana, Buenos
Aires, 1983, dice lo siguiente: La ciudad de México fue levantada sobre las ruinas de
México-Tenochtitlán, la ciudad azteca que a su vez fue levantada a semejanza de
Tula, la ciudad tolteca, construída a semejanza de Teotihuacán, la primera gran ciudad
del continente americano. Esta continuidad de dos milenios está presente en cada
mexicano. No importa que esa presencia sea casi siempre inconsciente y que asuma
las formas ingenuas de la leyenda y aún de la superstición. No es un conocimiento
sino una vivencia. La presencia de lo indio significa que una de las facetas de la
cultura mexicana no es occidental (p. 146).
clxiv
Stastny, F., Tradición y modernidad en las artes populares del Perú, ensayo
incluído en Sobrevilla, D.-Belaúnde, P. (eds.), Qué modernidad deseamos. El conflicto
entre nuestra tradición y lo nuevo, Editorial Epígrafe, Lima, 1994. Se trata de un intento
de sistematizar las características del arte popular –que incluye, de manera prioritaria,
las artesanías– y a la vez, un análisis de los riesgos de banalización de esta
producción como consecuencia de su inserción en la globalización urbana y massmediática. El argumento pareciera presuponer la inexorabilidad de la posibilidad de
valorización cultural del objeto artesanal popular en tanto precisamente sea popular: la
única vía de defensa de la calidad cultural de esta clase de objeto pareciera situarse
en una actitud coleccionística o museística que los preserve de su tendencia a la
conversión en objetos banalizados, semi-industrializados y sin aura.
clxv
Guionneau-Sinclair,F., Kunas. Mitología y artesanía de los kuna de Panamá, ensayo
en revista Nuestra América, 1-93, San Pablo. Es un estudio antropológico de una
comunidad indígena –actualmente de unos 50000 miembros– para centrarse en el
análisis de sus elementos mito-cosmogónicos y como éstos se tematizan y transmiten
en la producción artesanal de las molas, piezas textiles que retienen la elaboración de
aquellos contenidos en su funcionalidad cotidiana (son adornos aplicados a las
vestimentas) así como una rigurosa resistencia a su repetibilidad (cada motivo
geométrico es único).
277
clxvi
Existen diversas investigaciones etnológicas acerca de este tipo de rituales y de
toda la cosmovisión asociada a estas etnias, entre las que destaca la realizada en un
profundo trabajo de campo por el antropólogo alemán Carl Lumholtz en 1898. Véase al
respecto, el informe de tales estudios en Lumholtz, C., El arte simbólico y decorativo
de los huicholes, Edición del Instituto Nacional de Antropología, México, 1986.
clxvii
Guidoni, E. ha realizado numerosos trabajos investigativos, muchos de ellos
registrados en ensayos publicados en la revista de su dirección, Storia della Cittá. Aquí
apuntamos, en la materia que se trata, el que firma con Marino, A.,Territorio e cittá
della Valdicchiana, Roma, 1972, dónde se propone, por así llamarlo, el método
etnourbanístico de investigación de los asentamientos populares y su vasta
imbricación de culturas materiales.
clxviii
Sereni, E., Il capitalismo nelle campagna, Torino, 1968, y su texto más significativo
acerca de la historización del paisaje agrario italiano, Storia del paesaggio agrario
italiano, Bari, 1962.
clxix
Caniggia, G., Tipología de la edificación. Estructura del espacio antrópico, Editorial
Celeste, Madrid, 1995: más que interesante respecto del ya remanido tema de las
tipologías arquitectónicas (del cuál, sin embargo, Caniggia es, junto a Saverio
Muratore, su verdadero introductor en el debate arquitectónico de los años ’60) este
libro que recoge el material de sus cursos universitarios desarrolla su proposición
acerca de la posible tipificación de escalas territoriales y urbanas, de las cuáles
podrían – o deberían– deducirse la cuestión de los tipos edilicios.
clxx
Kusch, R., La seducción de la barbarie, Editorial Ross, Rosario, Argentina, 1990.
clxxi
Lezama Lima, J., La expresión americana, Editorial FCE, México, 1993.
clxxii
Magnaghi, A.–Paloscia, R., Per une transformazione ecologica degli insediamenti,
Editorial F. Angeli, Milán, 1992. Aquí se expone ampliamente el concepto de
reterritorialización y una interesante discusión sobre la noción de sustentabilidad
cultural, alrededor del análisis de los tipos territoriales. Un resumen de las ideas de
Magnaghi se encuentra, en español, en su artículo Megalopólis: presunción y
estupidéz (El caso de Florencia), publicado en la revista Ecología Política 11,
Barcelona, 1996.
clxxiii
Sale, R., Dwellers in the land. The bioregional vision, Editorial Sierra Club Books,
San Francisco, 1985. Los principios del biorregionalismo propuestos por Sale retoman
la tradición conservacionista conservadora (Emerson, Muir, Leopold) y anarco-utopista
(Turner, Odum, Mumford) articulándose con cierta tendencia new age proveniente de
la cultura californiana (Capra, Bateson) visible por ejemplo, en libros como el de
Berman, M., The re-enchantment of the world, Editorial Batam Books, Nueva York,
1984.
clxxiv
Atkinson, A., The urban bioregion as a sustainable development paradigm, ensayo
en revista Third World Planning Rewiew, 14-4, 1992. Allí se expone una síntesis de los
principios y temas técnicos del biorregionalismo así como una crítica a la expansión
del urban lifestyle, visible en la indiscriminada tendencia a la urbanización absoluta de
los territorios.
clxxv
Rees, W., Ecological footprints and aproppiated carrying capacity: what urban
econmics leaves out, ensayo en revista Environment and Urbanization, vol. 4-2,
Londres, 1992. Rees plantea el concepto de huella ecológica o traza ambiental
territorial de cada ciudad medida per cápita para cada habitante urbano, en el contexto
de una radical crítica a la pre o anti-cientificidad del pensamiento económico.
clxxvi
Tibaldi, E., Antiecología, Editorial Anagrama, Barcelona, 1980. Este texto del
biólogo italiano postula que el carácter de control territorial asumido por la ecología
carece de entidad científica y en rigor, obedece al ideológico propósito de garantizar la
supervivencia de los modos capitalistas de producción.
clxxvii
El breve texto del geógrafo italiano Turri, E., Sociedad y Ambiente, Editorial
Villalar, Madrid, 1977, es una reflexión sobre la relación entre cultura y naturaleza
desde las sociedades ( mal llamadas ) primitivas hasta el mundo industrial moderno,
278
que intenta demostrar la contingente historicidad de las problemáticas ambientales y
su condición ideológico-cultural devenda del desarrollo socio-productivo, es decir, no
natural.
clxxviii
Leff, E., Sobre la articulación de las ciencias en la relación sociedad/naturaleza,
ensayo incluído en la antología de E. Leff (ed.), Biosociología y articulación de las
ciencias, Editorial UNAM, México, 1981. Aquí aparece un análisis histórico-evolutivo
de las diferentes nociones de racionalidad moderna (desde Marx hasta Weber y
Foucault) para proponer la condición superadora de una racionalidad ambiental capaz
de cuestionar los aspectos criticables del modo productivo capitalista.
clxxix
Sennett, R., La Conciencia del Ojo, Editorial Versal, Madrid, 1992. Este trabajo
rehistoriza la urbanidad occidental a partir de la memoria de los sujetos sociales
significativos y su grado de conciencia perceptiva, proponiendo una reconsideración
textual o narrativa de los hechos urbanos y su eventual calidad patrimonial (como
elementos activos de memoriasocio-cultural de cada momento histórico).
clxxx
Short, J., Imagined country. Society, Culture and Environment, Editorial Routledge,
Londres, 1991. Se desarrolla el argumento de lo paisajístico releído a través de sus
diversas traducciones an algunos registros artístico-culturales: el western
norteamericano, la novela ambientalista inglesa y la landscape painting de los
territorios naturales australianos. Por fuera de sus estudios específicos, este libro
ofrece ideas metodológicas para analizar el patrimonio ambiental a través de sus
representaciones socio-culturales altas o elitistas y bajas o populares y massmediáticas.
clxxxi
La obra completa amricana de von Humboldt, A. se editó en 7 tomos bajo el título
Personal Narrative of Travels to the Equinoccial region of the New Continent during the
years 1799-1804, cofirmada con el naturalista francés Bonpland, A., Nueva York,
1966. Las Cartas Americanas (edición a cargo de Minguet, C., Caracas, 1980) y
fundamentalmente Vistas de las cordilleras y monumentos de los pueblos indígenas de
América (edición de Labastida, L., México, 1974) son fragmentos de la antología
general que analizan tanto la excepcionalidad del mundo natural – la Hylea americana
– como el atraso o la precariedad comparativa del desarrollo cultural americano, sobre
todo criticándose el primitivismo de sus monumentos arquitectónicos y artísticos. El
número 126 de la revista Humboldt, Bonn, 1999, en ocasión del bicentenario del viaje
americano, se dedica monográficamente –y en un plano más bien, hipervalorativo de
las actividades científico-naturalistas de viajero– a lo largo de 30 artículos de diversos
especialistas a reconsiderar los aspectos polémicos del viaje y sus ulteriores escritos.
clxxxii
Brading, D., Orbe Indiano. De la monarquía católica a la república criolla. 14921867, Editorial FCE, México, 1991. Se trata de un soberbio resumen de la historia
americana del período citado en base al comentario de los textos de los cronistas
indianos (Anglería, Bernal, Oviedo, Las Casas, Gomara, Mallorquín, Acosta, etc.) y
luego, de los pensadores criollos. A partir de esta cuidada interpretación de textos
puede leerse, al trasluz, la historia americana reelaborada en torno de las
mixtificaciones de estas escrituras no documentales sino apoyadas en el registro
variado de los testimonios orales y de las experiencias personales.
clxxxiii
Urbano, H., Introducción al estudio del espacio simbólico andino, ensayo de
apertura de la antología a su cargo, Mito y simbolismo en los Andes. La figura y la
palabra, Editorial del Centro Bartolomé de Las Casas, Cuzco, 1993. Urbano tiene una
postura contradictoria: por una parte, programáticamente, tiende a demistificar el
potencial utopizante de las tradiciones andinas (confrontando sobre todo, con las ideas
de Alberto Flores Galindo) en nombre de una modernidad que reconoce como
inevitable; por otra parte, sus eruditos estudios del mundo simbólico andino tienden al
menos, a demostrar no sólo su importancia histórico-cultural sino incluso, su vigencia.
clxxxiv
De los varios textos del antropólogo argentino Kusch, R., las referencias acerca
de la posibilidad de una estética americana se encuentran en su artículo Anotaciones
para una estética de lo americano, editado originalmente en 1955 y luego incluído en
279
uno de sus últimos libros editados en vida de su autor, La seducción de la barbarie, de
1990. Conectado con este pensamiento y a la búsqueda de una cierta identidad
americana confrontada respecto de la noción de racionalidad metódica, véase el
ensayo de Hernández, E., La piedra que desecharon los constructores. Notas sobre el
origen de la racionalidad metódica, en Revista de Filosofía Latinoamericana y Ciencias
Sociales, XIII-13, Buenos Aires, 1988: a una res cogitans europea (intelectual,
totalizadora, urbano-burguesa y metropolitana) se podría oponerle una res extensa
americana (manual, sensible-fragmentaria, agrario-proletaria, colonial).
clxxxv
Zuidema, T., Lugares sagrados e irrigación: tradición histórica, mitos y rituales en
el Cusco, ensayo incluído en su antología Reyes y guerreros. Ensayos de cultura
andina, Editorial Fomciencias, Lima, 1989.
clxxxvi
Veáse bajo este concepto de experimentalidad modernizante, mi libro El
Laboratorio Americano, Editorial Biblioteca Nueva, Madrid, 1998.
clxxxvii
En el ensayo de Morse, R., Tendencias y planteos en la investigación urbana
latinoamericana. 1965-1970, incluído en su libro La investigación urbana
latinoamericana: tendencias y planteos, Editorial SIAP, Buenos Aires, 1971, su autor
examina varias estrategias urbano-territoriales americanas como la fundación de las
15 ciudades de la isla de La Hispaniola, a cargo de Ovando en 1504-5, el desarrollo
urbano del área poblana mexicana hacia el siglo XVI o el caso de la irradiación
territorial de centros como Tunja, en la Nueva Granada del XVI.
clxxxviii
Tandeter, E., Coacción y mercado. La minería de la plata en el Potosí
colonial.1692-1826, Ediciones del Centro Bartolomé de Las Casas, Cuzco, 1992: este
es un documentado estudio de la concurrencia de elementos tradicionales del
esquema socio-productivo precolombino como la mita, la minga y la kajcha, junto con
fenómenos de novedad económico-financiera de tenor cuasi capitalista tanto como
respecto de innovaciones tecnológicas en la azoguería y el refinamiento del mineral,
desarrolladas tempranamente por el sevillano Cristóbal de Medina.
clxxxix
En todos estos aspectos resulta sistemático y extremadamente documentado el
ensayo de Romano, R. y Carmagnini, M., Componentes económicos, inserto en el libro
editado por Carmagnini, M. et al, Para una historia de América I. Las estructuras,
Editorial FCE, México, 1999.
cxc
En el ensayo de Benítez Rojo, A., La isla que se repite: para una reinterpretación de
la cultura caribeña, revista Cuadernos Hispanoamericanos 429, Madrid, 1986, se
efectúa un análisis de los procesos agro-extractivos de enclave desarrollados en el
Caribe durante el período colonial así como del sistema de las flotas de galeones
diseñado por ese asturiano genial, Pedro Menéndez de Avilés.
cxci
Un breve análisis de algunas características propias de las tipologías conventuales
americanas consta en el ensayo de Bonet Correa, A., El Convento de Santa Catalina
de Arequipa y la arquitectura de los conventos de monjas en Hispanoamérica, incluído
en el texto antológico Simposio Internazionale sul Barocco Latino Americano, Edición
del IILA, Roma, 1982.
cxcii
Acerca del provincialismo del llamado barroco americano, y por tanto, de su valor
relativamente reelaborativo y no original, se sabe han existido diferentes posturas de
descalificación de una eventual especificidad de esta corriente expresiva (Palm,
Gasparini) junto a otras de mayor valoración y reconocimiento (Bayón, Gutiérrez,
Bonet, Mesa-Gisbert, Castedo, etc.).
cxciii
Romero, J.L., Latinoamérica. Las ciudades y las ideas, Editorial Siglo XXI, México,
1976.
cxciv
Dussel, E., Filosofía de la poiésis, ensayo incluído en su libro Filosofía de la
producción, Editorial Nueva América, Bogotá, 1984.
cxcv
García Canclini, N., Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la
modernidad, Editorial Grijalbo, México, 1990. Se trata de un fundamental libro para la
consideración de las culturas del mestizaje americano, en el contexto de su inserción
espúrea en el mundo del mercado y la mass-mediatización, que incluye una
280
interesante discusión convergente hacia una teoría social del patrimonio (capítulo IV,
El porvenir del pasado).
cxcvi
Augé, M., Los no-lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la
sobremodernidad, Editorial Gedisa, Barcelona, 1994: celebrando el redescubrimiento
de lo urbano por los antropólogos (ya sin territorios vírgenes y sociedades primitivas
por explorar) el libro inicia cierta consideración de la anomia urbanasobremoderna y
abre un método (antropológico) y un objeto de estudio (las culturas de los no-lugares
urbanos) promisorios y de necesaria consideración también para el caso americano .
cxcvii
Rama, A., La ciudad letrada, Ediciones del Norte, Hanover, New Hampshire, 1984.
Rama sistematiza para el caso americano, una clase de estudios acerca de la ciudad
retrabajada desde la escritura y la visión ficcional de los narradores, que ya habían
desarrollado en el caso europeo, por ejemplo, Susan Buck-Morss, Carl Schorske o
Marshall Berman y que en América merecerá luego, investigaciones como las de
Beatriz Sarlo o Hugo Achugar.
cxcviii
Adorno, R., Cronista y príncipe. La obra de don Felipe Guamán Poma de Ayala,
Editorial PUCP, Lima, 1989. Este es un liminar estudio del célebre memorial de 1615
que el cronista andino dirigió infructuosamente a Felipe IV, revisado como instrumento
de percepción y representación del mundo colonial y de las latentes oposiciones entre
modernidad europea y tradicionalidad andina en el campo de lo espacial y lo objetual.
cxcix
Spini, S., Bixiga. Avio d’uma pesquisa etnourbana, Editorial IIC, San Pablo, Brasil,
1984. Se trata de la indagación y registro del corpus patrimonial de un barrio popular
paulistano fruto de la inmigración italiana de principios de siglo: bajo la influencia de
los estudios patrimoniales de Enrico Guidoni, se lleva a cabo un prolijo inventario de
un patrimonio débil que cruza testimonialidad oral y objetos lábiles o evanescentes
(documentos, fotos familiares, ropa, enseres domésticos y del trabajo, registro de
fiestas barriales, etc.).
cc
Silva, A., Imaginarios urbanos, Editorial Siglo, Bogotá, 1985. Este estudio registra la
productividad urbano social popular, como los graffittis y demás expresiones del arte
callejero focalizado en los casos de Bogotá y San Pablo.
cci
Portocarrero, G., El psicoanálisis, las ciencias sociales y el mundo popular, ensayo
incluído en la antología a cargo de Urbano, H. (ed.), Modernidad en los Andes, Edición
del Centro Bartolomé de Las Casas, Cuzco, 1991. Además de ofrecer un detallado
estudio crítico de las distintas posturas de diferentes cientistas sociales sobre el
mundo de la marginalidad popular urbana detecta, como conclusión de trabajos de
campo, la perduración de componentes míticos en el encuadre cotidiano del migrante
rural reciente a las grandes ciudades, desconfianza respecto de la modernidad y
refugio en prácticas y rituales conjuratorios y de sanación frente a la hostilidad y
ausencia de solidaridad del mundo urbano. En una vertiente de reconstrucción
histórica de esos mundos híbridos de la aculturación urbana, el mismo autor y otros,
componen el material antológico preparado por Panflichi, A. y Portocarrero, G. (eds.),
Mundos interiores: Lima 1850-1950, Editorial de la Universidad del Pacífico, Lima,
1998.
ccii
De los múltiples trabajos de investigación etno-urbanística de Guidoni, E. puede
dar cierta imagen de síntesis su tomo de la Historia de la Arquitectura dirigida por
Nervi, P.,Arquitecturas primitivas, Editorial Viscontea, Buenos Aires, 1984. Hay
asimismo, una edición española de Editorial Aguilar.
cciii
Sobre un particular enfoque de las posibles relaciones entre objetos y territorios
veáse el texto editado por Amadori, C.et al, Progetti e territorii, editado como catálogo
de la muestra Abitare il tempo, Verona, 1991, publicado en Venecia ese mismo año
por la Editorial Arsenale.
El libro registra proposiciones proyectuales según las cuáles diferentes diseñadores
deducen características de los objetos que proponen, de características o cualidades
específicas –culturales, tecnológicas, estéticas–de 9 diversas regiones de Italia y de 2
países invitados (Alemania y Japón).
281
cciv
Escobar, T., El mito del arte y el mito del pueblo. Cuestiones sobre arte popular,
Edición RP-Museo del Barro, Asunción del Paraguay, 1986. Este es un completo y
complejo abordaje de los cruces múltiples entre lo artístico y lo popular, las artes y las
artesanías, la cultura y lo mitológico, marcando además las características de los
diversos grupos étnicos que sobreviven en Paraguay incluso indagando acerca de las
transformaciones que los productos de las culturas indígenas sufren o elaboran, como
efecto de las transculturaciones de origen global y/o massmediático.
ccv
Colombres, A., Liberación y desarrollo del arte popular, Edición del Museo del Barro,
Asunción del Paraguay, 1986. Bajo la presentación de los propósitos del Museo del
Barro, en tanto ámbito dedicado a estudiar, catalogar y exponer piezas del patrimonio
artesanal popular, Colombres analiza las características del artesanato, sus cualidades
y principios, su banalización y mercantilización y su significación socio-económica (en
México, por ejemplo, hay unos 10 millones de artesanos, casi un 9% de su población).
ccvi
Fu Tuan, Y., Topophilia. A study of the environmental perception, attitudes and
values, Editorial Prentice-Hall, New Jersey, 1974. Sigue siendo, a pesar del tiempo
transcurrido desde su edición, un significativo compendio sobre los aspectos de la
percepción como vehículo de la relación de empatía entre sujeto y territorio. Luego de
una recapitulación general de conceptos ligados al etnocentrismo de los mundos
personales se abordan ciertas microvisiones topofílicas en Grecia y China, para pasar
a considerar la ciudad moderna –desde el medioevo hasta Los Angeles– y lo que
define como una relación entre disposiciones físicas (physical settings) y estilos de
vida urbana.
ccvii
Lezama Lima, J., La expresión americana, Editorial FCE, México, 1993. Se trata de
la transcripción de un ciclo de 5 conferencias ofrecidas por Lezama en La Habana en
1957: Mitos y cansancio clásico, La curiosidad barroca, El romanticismo y el hecho
americano, Nacimiento de la expresión criolla y Sumas críticas del americano. Repleto
de referencias propias de la erudición exhuberante del cubano, éste sigue siendo un
texto fundamental para el entendimiento de lo americano. En América –dirá Lezama–
dondequiera que surja posibilidad de paisaje, tiene que existir posibilidad de cultura. El
más frenético poseso de la mímesis de lo europeo se licúa si el paisaje que lo
acompaña tiene su espíritu y lo ofrece, y conversamos con él, siquiera sea en el
sueño. (p. 167).
ccviii
Las citas de Cardenal, E., provienen de su largo poema Mayapán, de su libro
Homenaje a los Indios Americanos, publicado entre otros materiales, en la Antología al
cuidado de Cuadra, P., Editorial C. Lolhé, Buenos Aires, 1971.
ccix
Bowler, P., Historia Fontana de las Ciencias Ambientales, Editorial del FCE, México,
1997.
ccx
Deleage, J.P., Historia de la Ecología,Editorial Icaria-Nordan, Montevideo, 1993.
ccxi
Bramwell, A., Ecology in the 20th Century. A history, Editorial Yale University Press,
New Haven, 1989.
282
ccxii
Naess, A.,Ecology, communnity and lifestyle: outline of an ecosophy, Editorial
Cambridge University Press, Cambridge, 1989.
ccxiii
O´Connor, J., Natural causes. Essays in ecological marxism, Editorial The Guilford
Press, Nueva York, 1998.
ccxiv
Daly, H., Steady-state economics, Editorial Island Press, Washington, 1991.
ccxv
Sachs, I., Ecodesarollo: desarrollo sin destrucción, Edición de El Colegio de México,
México, 1982.
ccxvi
Martínez Alier, J., De la economía ecológica al ecologismo popular, Editorial
Nordan/Icaria, Montevideo, 1995.
ccxvii
Leff, E., Ecología y capital: racionalidad ambiental, democracia participativa y
desarrollo sustentable, Editorial Siglo XXI, México, 1994.
ccxviii
Mc Harg, I., Design with nature, Editorial Doubleday, Nueva York, 1969.
ccxix
Luhmann, N., Sociología del riesgo, Editorial de la Universidad Iberoamericana,
Guadalajara, 1992.
ccxx
Sustainable Seattle, The sustainable Seattle indicators of sustainble community,
Edición Sustainable Seattle, Seattle, 1994. Se trata de un conjunto de 39 indicadores
agrupados en 4 grandes ítems: medio ambiente (5 indicadores, uno de ellos es
cantidad y calidad de salmones en los ríos de la región), población y recursos (8
indicadores, uno de ellos es acres de tierra disponibles para 5 usos: residencial,
comercial, espacio abierto, transporte, bosques), economía (9 indicadores, uno de
ellos es horas de empleo pagado al salario promedio necesario para aforntar las
necesidades básicas) y cultura y sociedad (17 indicadores, uno de ellos es promedio
de vecinos que el ciudadano medio dice conocer de nombre).
ccxxi
Vester, F.– von Hessler, A., Sensitivitymodell, Edición del Ayuntamiento de
Francfort, Francfort, 1984.
ccxxii
Un completo manual del actual estado de desarrollo de los conceptos y técnicas
EIA es el libro de Barrow, C., Environmental and social impact assessment. An
introduction, Editorial Arnold, Londres, 1997.
ccxxiii
Roberts, J., Environmental sensitivity analysis, Editorial Carmichael, Sacramento,
1973.
ccxxiv
El procedimiento MEEP (Municipal environmental evaluation process) se aplica en
el Municipio de Ottawa. Veáse una descripción y comentarios del mismo en mi libro La
naturaleza de la metrópolis, Edición Ugycamba-FADU-UBA, Buenos Aires, 1999, pp.
141-4.
ccxxv
Nijkamp, P., Regional sustainable development and natural ressource use, Edición
de The World Bank, Conference on Development Economics, Washington, 1990.
ccxxvi
WCED, Our common future, Editorial Oxford University Press, Nueva YorkLondres, 1987.
ccxxvii
Rees, W., Ecological footprints and appropiated carrying capacity. What urban
economics leaves out, ensayo en revista Environmental Urbanization, 4-2, N. York,
1992.
ccxxviii
En el manual de Girardet, H., Ciudades. Alternativas para una vida urbana
sostenible, Editorial Celeste, Madrid, 1992, se registra un conjunto de proyectos y
tecnologías que procuran afrontar las patologías de la insustentabilidad urbana (parte
segunda del libro: Ciudades enfermas, mundo enfermo) según una batería de
minisoluciones empíricas y acumulativas o de sinergía positiva (parte tercera del libro:
Curar la ciudad). Aunque la tercera parte es una suerte de David frente al Goliath de la
segunda, allí se comentan experiencias como las de Davis o Christiania o proyectos
como los de Mentech.
ccxxix
Gosz, J. et al, El flujo de energía en un ecosistema de bosque, ensayo en revista
Ciencia e investigación, mayo 1978, Barcelona, pp. 46-57.
ccxxx
Wolman, A., The metabolism of cities, artículo en revista Scientific American,
volúmen 213, número 3, Nueva York, 1965, pp. 179-190.
283
ccxxxi
Naredo, J.M., Flujos de energía, agua, materiales e información en la comunidad
de Madrid, Edición de la Consejería de Economía de la CAM, Madrid, 1988.
ccxxxii
Terradas, J. et al, Ecología de uma ciutat: Barcelona, Edición del Ayuntamiento de
Barcelona, Barcelona, 1985.
ccxxxiii
Rueda Palenzuela, S., Ecología urbana. Barcelona e la seva regió metropolitana
com a referents, Editorial Beta, Barcelona, 1995.
ccxxxiv
Montenegro, R., La ciudad como ecosistema: bases para el desarrollo de una
ecología urbana, Edición del Instituto de Ecología de Córdoba, Serie documentos de
trabajo DT/1, Córdoba, Argentina, 1991.
ccxxxv
Boyden, S., Un enfoque ecológico integral para el estudio de los asentamientos
humanos, Edición del Programa Mab-Unesco, París, 1979.
ccxxxvi
Matus, C., Planificación de situaciones, Editiorial FCE, México, 1980.
ccxxxvii
Morin, E., El Método, volumen II, La vida de vida, Editorial Cátedra, Madrid,
1993. Este segundo tomo del vasto proyecto de cuatro grandes capítulos de revisión y
aggiornamiento del cartesianismo ajustado a la modernidad de la complejidad, se
propone definir una ecología generalizada para abarcar (pero, por su dimensión, sin
capacidad para proponer una nueva metodología fáctica para modelar/gestionar la
complejidad de lo real-vital) una sistemática del mundo de lo vivo (biológico y tecnometabólico).
ccxxxviii
Guattari, F., Caosmosis, Editorial Manantial, Buenos Aires, 1996. La redefinición
de la subjetividad en y por el mundo maquínico da pié a Guattari para proponer un
marco de aprehensión de lo complejo según el concepto de objeto ecosófico, frente a
cuya entronización contemporánea, solo cabría la perspectiva de un modo de
conocimiento sesgado por lo estético.
ccxxxix
Harvey, D., Los límites del capitalismo y la teoría marxista, Editorial FCE, México,
1990. En los capítulos finales de este libro Harvey sitúa el dispositivo conceptual
marxista para analizar la categoría general del espacio/territorio y específica del
espacio urbano. La crítica del desarrollo urbano moderno y de sus formas de
planificación se trata también en su libro Consciousness and the urban experience,
Editorial Blackwell, Oxford, 1985.
ccxl
O´Connor, J., Las condiciones der producción. Por un marxismo ecológico. Una
introducción teórica, ensayo en revista Ecología Política 1, Barcelona, 1990.
ccxli
Jameson, F., El ladrillo y el globo: arquitectura, idealismo y especulación de la
tierra, ensayo incluído en su antología El giro cultural, Editorial Manantial, Buenos
Aires, 1999 (pp. 212-248). Este ensayo fue originariamentre una rescensión del
importante libro de Fitch, R., The assassination of New York, Editorial Verso, Londres,
1996.
ccxlii
Soja,E., Six discourses on the postmetropolis, ensayo en revista Urbana, 2,
Madrid, 1998.
ccxliii
Una síntesis de este proyecto consta en Carley, M. et al, Managing sustainable
development, Editorial Earthscan, Londres, 1992. Significó un marco concertativo para
manejar el desarrollo urbano en un corredor de mil kilómetros de extensión –que va de
San Francisco a San Diego- y 36 millones de habitantes , concebido así como
recuperación de un área de manejo ya perdida en las dimensiones urbanas puntuales.
Otra idea sustancial es la de convocar ámbitos deliberativos amplios y representativos
( caucuses ) que generen alguna clase de veto o moderación de las acciones de los
actores hegemónicos del desarrollo urbano y territorial.
ccxliv
Estos argumentos también los propone Zaera Polo, A., en su ensayo Order out
chaos (the material organization of advanced capitalism), ensayo en revista
Architectural Design 64, 3-4, Londres, 1994, en el qué un desarrollo de las ideas de
Harvey le sirven para presentar unos escenarios de posurbanidad en los cuáles
propone la necesidad de identificar alternativas neotipológicas de la arquitectura
(contenedores híbridos, fashion buildings, franchising architecture, mediatecas,
temathic parks, etc.) dentro de cierto inmoral oportunismo de raiz koolhaasiana..
284
ccxlv
Borja, J. y Castells, M., Local y global. La gestión de las ciudades en la era de la
información, Editorial Taurus, Madrid, 1998.
ccxlvi
Un manual para el desarrollo de las agendas locales es el elaborado por ICLEI
(International Council for Local Environmental Initiatives), The local agenda 21
planning guide. An introduction to sustainable development planning, Edición de ICLEI,
Toronto, 1996.
ccxlvii
Veáse de Müzell Jardim, V. et al, 2° Plano diretor de desenvolvimento urbano
ambiental, Edición de la Prefeitura municipal de Porto Alegre, Porto Alegre, 1998.
ccxlviii
Cabanzo, F. et al, Plan de Gestión Ambiental del Municipio de Cartagena, Edición
IDEADE, Bogotá-Cartagena, 1996.
ccxlix
He desarrollado estas ideas y conceptos sobre sustentabilidad primaria y
secundaria en mi artículo
Plataformas de sustentabilidad. Soportes urbanoterritoriales, problemáticas y gestión ambiental, que entre otros sitios está inserto como
caspítulo 2 de mi libro Mundo Diseñado. Para una teoría crítica del proyecto total,
Editorial UNL, Santa Fé, Argentina, 2011, pp. 45-65.
ccl
El caso de Ramon Margalef es significativo en su perspectiva de aportar a la
constitución misma de la ciencia ecológica pero también, sin perder de vista esa
especificidad, para situarla en el marco de los grandes pocesos transformativos
técnicos y urbanos. En laTeoría de los Sistemas Ecológicos, Editorial de la
Universidad de Barcelona, Barcelona, 1993 se ocupa a la vez de sus temas e
indirectamente del proceso externo a ellos que los modifia drásticamente: La
destrucción y explotación de la naturaleza se expresa por una continua reunicialización
de las sucesiones….Nuestra civilización realiza continuamente experimentos a gran
escala que podrían ser mas utilizados de lo que son para el desarrollo de los
fundamentos de una “ecología de perturbación”. La explotación quita el exceso de
producción, con lo quie impide su capitalizació local y se frena el avance de la
sucesión. Hay una oposición fundamental entre explotación y sucesión. Esta relación
ha de tenerse presente en todos los proyectos de conservación. El hombre es muy
poderoso en el uso de energía externa para mover materiales, especialmente sobre el
plano horizontal. El transporte horizontal destruye el mosaico de áreas que podían tenr
un desarrollo independiente…. Estamos cambiando a velocidad grande y acelerada
todos los ecosistemas de la Tierra, perturbándolos sistemáticamente de una manera
que admite una descripción asombrosamente breve: aumentar la tasa de renovació y
disminuir la diversidad del resto de la biósfera y acelerar la oxidación de la necrósfera.
(p.250).
El aporte de Margalef destaca asi por ocuparse de su ciencia y ver como esta se tiene
que adoptar a cambios, evitando ofrecer su saber como panacea colonizadora y
reencauzadora de otros saberes: sería el primero en negar la utilidad de la
ecologización de la arquitectura y el diseño.
ccli
Estos textos y los comentarios que mas abajo se transcriben de algunos de los
proyectos de Francois Roche constan en su página new directions.com
cclii
Girardet, H., Ciudades alternativas para una vida urbana sostenible, Editorial
Celeste, Madrid, 1992.
ccliii
Este y el siguiente ejemplo se describen en el libro de Miranda Sara, L.,Ciudades
para la vida. Experiencias exitosas y propuestas para la acción, Editorial Ipadel, Lima,
1996.
ccliv
Veáse el libro de Sucher, D., City comforts. How to build an urbans village, Editorial
City Comforts, Seattle, 1995.
cclv
Veáse el artículo de Seltmann, G. y Kolkan, A.,La IBA de Emscher Park, en revista
Ciudad&Territorio 100, Madrid, 1994.
cclvi
Veáse el número monográfico dedicado a las relaciones entre diseño y
sustentabilidad de la revista Domus 789, Milán, 1997 y en especial el artículo de
Manzini, E., Progettare la sostenibilitá. Leapfrog: anticipazioni di un futuro possibile .
285
cclvii
Yeang, K., Proyectar con la naturaleza. Bases ecológicas para el proyecto
arquitectónico, Editorial G.Gili, Barcelona, 1999.
cclviii
Yeang, K., El rascacielo ecológico, Editorial G. Gili, Barcelona, 2001. La versión
original se titula The Green Skyscraper. The Basis for Designing Sustainable Intensive
Buildings y fué editada por la Editorial Prestel simultáneamente en Munich, Londres y
Nueva York en 1999. Hubo una versión previa, The Skyscraper Bioclimatically
Considered: A Design Primer, editado por Academy Editions, Londres, 1996.
cclix
Los trabajos y documentos del Wuppertal Institut para el Clima, Ambiente y
Energía Sustentables pueden hallarse en su página wupperins.org
cclx
Bryson, B., En Casa: una breve historia de la vida privada, RBA Libros, Barcelona,
2011. Esta no tan breve (672 páginas) historia, bajo la excusa de los diversos recintos
de una casa – el salón, el baño o la cocina- se ocupa de describir la evolución de las
funciones relacionales inherntes a la vida doméstica ocurrida en esos interiores a lo
largo de la historia específicamente moderna –desde el siglo XVII- y los objetos que
las instrumentaron, desde los muebles a los alimentos, la vestimenta a las
herramientas o enseres cotidianos, ayudando a definir una fenomenología microsocial,
con sus características peculiares para cada cultura, que resulta esencial para pensar
la objetología que va consumando la evolución de la modernidad, dando cuenta de
cómo la necesidad va requiriendo el aporte experimental del diseño que la satisfaga.
cclxi
Fu Tuan, Y., Topophilia. A study of the environmental perception, attitudes and
values, Editorial Prentice-Hall, New Jersey, 1974.
cclxii
von Weizsäcker, E., Lovins, A. y Lovins, H., Factor 4: duplicar el bienestar con la
mitad de los recursos naturales, Editorial Galaxia Gutemberg, Barcelona, 1997. Una
secuela de ese escrito es el que también lideró von Weizsacker junto a un grupo de
científicos australianos, Factor 5: Transforming the Global Economy trough 80%
Increase in Resource Productivity, Editorial Routledge, Londres, 2011.
cclxiii
Gauzin-Müller, D., Arquitectura Ecológica. 29 Ejemplos Europeos, Editorial G.Gili,
Barcelona, 2002.
cclxiv
Wellmer, A., Finales de partida. La modernidad irreconciliable, Editorial Cátedra,
Madrid, 1996.
cclxv
En la página nomadsunited.com se ofrece una nómina de las direcciones web de
unas 500 conformaciones recientes de comunidades de intereses ambientalistas
incluídas una gran parte de las experiencias coHousing.
cclxvi
Foster, H.,Voces en vanguardia. Pequeño diccionario de ideas del diseño actual,
artículo en Arquitectura Viva 93, Madrid, noviembre-diciembre 2003.
cclxvii
Revista Summa +, 46, Buenos Aires, 2001, pp. 78-87.
Veáse para un muestreo genérico de su obra el monográfico de la revista El
Croquis, 111, Madrid, 2001.
cclxix
Chaslin, F., La catedral frágil. Renzo Piano, Centro Cultural Canaco en Nueva
Caledonia, ensayo aparecido en Arquitectura Viva, 62, Madrid, 1998, pp.44-51.
cclxviii
cclxx
La metodología HQE ( Haute Qualité Environmental ) – en español traducida como
ACM ( Alta Calidad Medioambiental ) es una asociación francesa creada en 1996,
integrada por representantes de empresas constructoras, científicos e intelectuales,
diseñadores, obreros y artesanos y representantes gubernamentales, que generó una
metodología de proyecto basada en el cumplimiento de 14 objetivos que agrupan 59
medidas prácticas concretas de diseño.
Los 14 objetivos se agrupan en cuatro campos temáticos a saber: ecoconstrucción,
ecogestión, salud y confort que abarcan prescripciones que traducen al problema del
proyecto, la mayoría de las normas legales existentes en Francia. Las normas ACM
son de aplicación voluntaria y únicamente otorga a quiénes la aplican una especie de
sello de calidad que resulta ser crecientemente buscado por el público en general.
286
El método ACM es asumido directamente por el promotor de un nuevo edificio; a
veces, promotores públicos, entre ellos el sistema REX ACM que construyó mas de
700 viviendas sociales o el Consejo Regional Nord-Pas de Calais, interesado en
equipamiento público, preferentemente escuelas, entre las que figura la obra de Kroll
en Caudry que comentamos.
Hay aparte muchos grupos inmobiliarios privados –como Les 3 Suisses o Accor–que
han anunciado públicamente trabajar sus negocios según principios ACM. En cuanto a
la formación, Pierre Lefevre inició en 1997 un curso de posgrado en la Escuela
parisina de La Villette; ahora también se imparten cursos ACM en Lyon, Lille, Marsella
y Saint Etienne. Puede encontrarse una presentación bastante detallada del método
ACM en el libro de Gauzin-Müller, D., Arquitectura Ecológica, Editorial G. Gili,
Barcelona, 2002, pp. 250-279.
287