Revista Poder y Negocios
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perfil Angel a Posada-Swafford El calamar del abismo y otras historias Periodista, aventurera, escritora y colombiana, Ángela Posada-Swafford vive sus sueños de exploradora tejiéndolos en historias que ayudan a que los niños comprendan que la magia no solo existe en los libros de Harry Potter, sino un poco más allá de la ventana de sus casas. 66 julio 16 de 2011 | www.poder360.com foto / cortesía Por Karen-Janine Cohen N o era el primer encuentro de Ángela PosadaSwafford con los pingüinos, pero allí estaba, en una península de la Antártica, con los enormes pájaros blancos y negros aleteando detrás de ella. Frente a ella estaba su computadora portátil con conexión inalámbrica, transmitiéndoles la escena a grupos de niños ubicados en cinco museos de ciencias naturales en América Latina. “Los pingüinos son las personas pequeñas del hielo –dice ella–. Son tan parecidos a nosotros que yo creo que por eso me atraen tanto”. Tienen sus amigos, sus niños traviesos, disputas y reconciliaciones, y, sobre todo, un gran compromiso para con sus hijos. “Los pingüinos son padres verdaderamente espléndidos, en especial las dos especies de la Antártica, Adélie y Emperador –expresa–. La vida es tan agreste que cada polluelo se convierte en el más preciado tesoro que pueden poseer. Por eso, tanto los machos como las hembras cuentan con instintos ‘maternales’ muy desarrollados”. Para traer los pingüinos más cerca de los niños que los miraban desde Colombia, México, Chile y Costa Rica, Posada-Swafford movió su computadora de la mesa hasta el hielo: al nivel de los pájaros. Un pingüino se bamboleó hacia ella y picoteó a Posada-Swafford en el pie. “Los niños gritaron emocionados, yo los podía escuchar”, declara. Posada-Swafford fue capaz de transmitir su entusiasmo –además de las imágenes– a los pequeños de los cuatro países, que a pesar de vivir muy cerca de la naturaleza, pocas veces tienen la oportunidad de interactuar con ella. Fue la primera transmisión de este tipo desde la ecológica isla Torgersen, a la cual sólo se llega después de cuatro días de agreste navegación, incluyendo una travesía por el Paso de Drake. Posada-Swafford fue una de las pocas y afortunadas periodistas invitadas a realizar el viaje en el 2009. De hecho, fue la primera periodista hispana en ser galardonada con una beca del Logan Science Journalism Program, otorgada por el Laboratorio de Biología Marina de Woods Hole, en Massachusetts. La beca le permitió permanecer en el lugar durante un mes con un grupo de científicos, estudiando lo que la delicada ecología de la península pudiere revelar acerca del cambio climático. www.poder360.com | julio 16 de 2011 67 perfil Angel a Posada-Swafford Con 51 años de edad, Y esta fue tan solo una de una larga lista de aventuras científicas intrépidas en las que ha participado Posada-Swafford, quien ha sabido aprovechar su profesión para viajar alrededor del mundo, incursionando en diferentes campos científicos, que abarcan desde la exploración del espacio hasta los ecosistemas de los océanos. Con 51 años de edad, ha estado a bordo de naves de investigación submarina, ha caminado en las junglas de Bolivia, ha buscado fósiles en la zona norte de Canadá y ha visitado la Antártica en dos ocasiones. Conoció los hipopótamos en su hábitat en Zimbabue y es voluntaria del Marine Mammal Conservancy de Florida. Posada-Swafford, quien inició su carrera de periodista en EE.UU., en El Nuevo Herald de Miami, trabaja hoy de manera independiente para varias publicaciones, y escribe tanto en inglés como en español. Con base de operaciones en Miami Beach, es la corresponsal en EE.UU. de la revista Muy Interesante –para quienes redactó recientemente una historia acerca de cuatro mujeres que adelantan investigaciones en el campo de los primates: Jane Goodall (chimpancés), Biruté Galdikas (orangutanes) Claudine André (bonobos) y Emma Stokes (gorilas)–. ha estado a bordo de naves de investigación submarina, ha caminado en las junglas de Bolivia, ha buscado fósiles en la zona norte de Canadá y ha visitado la Antártica. Buscando cerrar la brecha 68 julio 16 de 2011 | www.poder360.com los científicos la utilizan ahora para estudiar muestras de suelos del lecho submarino, tarea que incluye obtener evidencia que respalde la teoría de que un asteroide chocó contra la tierra, lo que se constituye en factor principal de la extinción de los dinosaurios. La obra En busca del calamar del abismo se desarrolla en un imaginario laboratorio subacuático de investigaciones, que se hunde a grandes profundidades luego de un terremoto. Allí, la Tía Abi y los pequeños –y los científicos que los acompañan– se obsesionan con la idea de encontrar el calamar más grande del mundo. Un inicio vigoroso Ángela supo muy temprano lo que quería, pero no estaba muy segura en cómo llegar allá. Se crió en Bogotá, cuarta hija de un padre cirujano ocular y un ama de casa. Los veranos los pasó en Cartagena, lo que implicaba mucha natación y mucho buceo. “Yo siempre me vi como una gran exploradora –cuenta–. En realidad no pensaba que fuera posible, pero en mi imaginación me veía entrando en cuevas y junglas, y terminé haciendo todo eso”. Ella piensa que parte de su entusiasmo proviene de su abuelo materno, Frederick Leslie Rockwood, un inglés que se convirtió en oficial de la marina de EE.UU. luego de haber emigrado del Reino Unido. Él fue enviado a Colombia en calidad de agregado naval. Allí conoció a la abuela de Posada-Swafford, y “nunca miró hacia atrás... Él adoraba a Colombia”. Es más, Posada-Swafford lo transporta a uno a la era victoriana de corresponsales aventureros y exploradores, que se unían en un santiamén a grandes expediciones a las remotas junglas del África o a los afluentes fotos / cortesía Experiencias como estas pueden llegar a constituirse en un destino final para muchos periodistas. Sin embargo, PosadaSwafford las ha tomado y las ha utilizado como marco de referencia para una serie de libros infantiles, escritos en español, que llevan el entusiasmo por el descubrimiento científico a una nueva audiencia, principalmente en América Latina. “Existe la necesidad”, afirma ella. Aun cuando la rica y variada tradición literaria de la región ofrece muchas obras para jóvenes, allí hay un nicho para “que la ciencia y la naturaleza se entremezclen en una aventura”. Sus publicaciones incluyen personajes simpáticos y tramas emocionantes, basadas en investigaciones científicas recientes. Los protagonistas de la serie, planeada para alcanzar quince volúmenes (siete ya están en impresión), son la Tía Abi y cuatro niños que se valen de la ciencia para resolver misterios. La idea nació de un amigo llamado Mauricio Quintero, pero la inspiración de la estructura y los temas le llegó un día mientras hacía oficio en su casa. La persona que la influenció fue la popular escritora británica Enid Blyton, cuyas obras leyó de niña. “Ella –dice– tenía una serie de libros de aventuras detectivescas, con cuatro niños y un perro”. Los libros, publicados por Grupo Planeta, están dirigidos a pequeños en edad escolar y adolescentes, y poseen títulos tan cautivantes como Dinosaurios sumergidos y En busca del calamar del abismo. Estos dos, por ejemplo, tienen elementos de sus aventuras a bordo de la nave de investigación oceanográfica Joides Resolution ( Joides es el acrónimo de Unión de Institutos Oceanográficos para el Muestreo Profundo de la Tierra, por sus siglas en inglés). La nave sirvió alguna vez para la búsqueda de depósitos petroleros en el fondo del mar, pero inexplorados de algún río de Sudamérica, y enviaban despachos noticiosos que mantenían al público londinense en suspenso por meses. Ella aspiraba a estudiar biología marina, pero la educación avanzada era escasa en la Colombia de los años setenta. En su lugar, cursó lenguas modernas. Luego, su hermana le sugirió que adelantara una carrera en periodismo –lo que le permitiría al menos escribir acerca de lo que la apasionaba–. Después de iniciar la carrera en Colombia, se fue a EE.UU. y obtuvo una maestría en periodismo en la Universidad de Kansas, con especialización en redacción científica y del medio ambiente. Luego se mudó a Miami y empezó a laborar en El Nuevo Herald, primero como traductora y posteriormente como editora de viajes. En 1995, la Asociación de Periodistas Profesionales le otorgó su primer galardón en la categoría de investigación e innovación, por una serie de relatos acerca del mercado negro de fauna que escribió para The Miami Herald. Posada-Swafford luchó mucho con los editores para que le publicaran este tipo de historias, señala Juan Carlos Perez-Duthie, un periodista independiente que la conoció cuando trabajaba en The Miami Herald. “Ángela –manifiesta– nunca dudó en aceptar cubrir una noticia sobre temas que le apasionaban y en los cuales creía”. No daba por aceptada las ideas de ningún editor que dijera que no había público para relatos de ese tipo. En el 2001 le llegó la gran oportunidad cuando se hizo acreedora al Knight Science Journalism Fellowship, de MIT. Ella se había enterado de la oportunidad de la beca mediante su membresía de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos. “Yo ya me había vuelto muy buena haciendo solicitudes”, asegura. Posada-Swafford fue la primera periodista hispánica en recibir esa beca. Ese programa, de un año de duración, le permitió tomar la clase que quisiera en MIT y en Harvard, ambas universidades en Boston. Tomó todas las clases de geología que le ofrecieron y tuvo la posibilidad de conocer a los profesores que organizaban las expediciones. Y pudo acompañar al profesor Samuel Bowring a Trepssey, en Terranova, para buscar los fósiles más antiguos del mundo. La revista Discover quería una historia y financió parte de la expedición. Luego decidió ofrecerle la historia a Muy Interesante, revista para la cual ha venido escribiendo desde entonces. Posada-Swafford ha tomado sus experiencias y las ha utilizado como marco de referencia para una serie de libros infantiles, escritos en español, que llevan el entusiasmo por el descubrimiento científico. Mientras se preparaba académicamente, tuvo la oportunidad de acercarse a los científicos. “Aprendí a ganarme su confianza al trabajar de la mano con ellos –manifiesta–. Ellos confían en un periodista que hace la tarea”. Y esa actitud se ha pagado con creces. Posada-Swafford ha escrito para una gran variedad de revistas en español y en inglés y para distintos diarios, y ha producido relatos medioambientalistas para CBS y The Travel Channel. En el 2006 se convirtió en la primera periodista de origen hispano en ser invitada al Polo Sur por la National Science Foundation. El año pasado fue ganadora del premio Sacyr de periodismo científico, máximo galardón europeo en la especialidad. Hace poco lideró un seminario de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), creada por Gabriel García Márquez. “En América Latina hay una gran necesidad de capacitar en periodismo científico y medioambientalista”, afirma. Este año, además, será copresidente de la conferencia de la Society of Environmental Journalist (SEJ), que reunirá en Miami a periodistas de todo el hemisferio (PODER es uno de los patrocinadores de la conferencia). Tarde o temprano, terminará regresando al Marine Mammal Conservancy en Cayo Largo. Allí, al igual que los otros voluntarios, volverá a cuidar criaturas que la necesitan, tal y como lo hizo años atrás, cuando cerca de 100 delfines quedaron encallados en la playa. Durante horas, caminó al lado de un delfín enfermo. “Había un tipo especial de conexión”, expresa ella. “Yo nunca supe que era periodista –asevera Robert Lingenfelser, fundador del grupo–. Ella tan solo viene, hace su turno, se presenta cuando tenemos eventos o sesiones de capacitación para renovar su certificación. Ella está dispuesta a ensuciarse y hacer lo que haya que hacer. Y trabaja muy bien en el agua con los animales”. En el 2006 se convirtió en la primera periodista de origen hispano en ser invitada al Polo Sur por la National Science Foundation. El año pasado fue ganadora del premio Sacyr de periodismo científico. www.poder360.com | julio 16 de 2011 69