251 - Scherzo
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251 - Scherzo
S C H E R Z O 25 AÑOS 1985 - 2010 Año XXV - Nº 251 - Abril 2010 REVISTA DE MÚSICA Año XXV - Nº 251 - Abril 2010 - 7 € ENTREVISTA Semion Bichkov ACTUALIDAD Francisco Asenjo Barbieri Radu Lupu DOSIER Fryderyk Chopin: 200 años REFERENCIAS Sinfonía nº 4 de Schumann EDUCACIÓN La armonía en dos páginas interior portada.pdf 1 22/03/10 19:25 251-Pliego 1 18/3/10 21:44 Página 1 AÑO XXV - Nº 251 - Abril 2010 - 7 € OPINIÓN 2 DOSIER Fryderyk Chopin, 1810-2010 CON NOMBRE PROPIO Figura y fondo Enrique Igoa 6 Francisco Asenjo Barbieri Elisa Rapado Jambrina Radu Lupu AGENDA 16 ACTUALIDAD NACIONAL 44 ACTUALIDAD INTERNACIONAL 56 Andrés Ruiz Tarazona Franco Soda Semion Bichkov Franco Soda EDUCACIÓN Pedro Sarmiento JAZZ Juan García-Rico 65 SCHERZO DISCOS 130 ENCUENTROS Javier Perianes Discos del mes 120 Las celebraciones del aniversario ENTREVISTA 64 116 Españoles con Chopin Emili Blasco 10 112 Las canciones Enrique Mejías García 8 111 Sumario 134 142 Pablo Sanz 144 LIBROS 146 LA GUÍA 148 CONTRAPUNTO Norman Lebrecht 152 Colaboran en este número: Javier Alfaya, Daniel Álvarez Vázquez, Julio Andrade Malde, Íñigo Arbiza, Emili Blasco, Alfredo Brotons Muñoz, José Antonio Cantón, Jacobo Cortines, Patrick Dillon, Pierre Élie Mamou, José Luis Fernández, Fernando Fraga, Germán Gan Quesada, Joaquín García, José Antonio García y García, Juan García-Rico, José Guerrero Martín, Federico Hernández, Fernando Herrero, Bernd Hoppe, Enrique Igoa, Paul Korenhof, Antonio Lasierra, Norman Lebrecht, Juan Antonio Llorente, Santiago Martín Bermúdez, Joaquín Martín de Sagarmínaga, Enrique Martínez Miura, Blas Matamoro, Enrique Mejías García, Juan Carlos Moreno, Antonio Muñoz Molina, Rafael Ortega Basagoiti, Josep Pascual, Enrique Pérez Adrián, Javier Pérez Senz, Francisco Ramos, Elisa Rapado Jambrina, Arturo Reverter, Barbara Röder, David Rodríguez Cerdán, Leopoldo Rojas-O’Donnell, Andrés Ruiz Tarazona, Pablo Sanz, Bruno Serrou, Franco Soda, Christian Springer, Luis Suñen, JoséL Luis Téllez, Asier Vallejo Ugarte, Pablo J. Vayón, José Luis Vidal, Albert Vilardell, Reinmar Wagner. Traducciones: Rafael Banús Irusta y Blas Matamoro (alemán) - Enrique Martínez Miura (italiano) - Barbara McShane (inglés) Juan Manuel Viana (francés) - Amparo Molero (portugués) Impreso en papel 100% libre de cloro PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN: por un año (11 Números) España (incluido Canarias) 70 €. Europa: 105 €. EE.UU y Canadá 120 €. Méjico, América Central y del Sur 125 €. Esta revista es miembro de ARCE, Asociación de Revistas Culturales de España, y de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos. SCHERZO es una publicación de carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún organismo público ni privado. La dirección respeta la libertad de expresión de sus colaboradores. Los textos firmados son de exclusiva responsabilidad de los firmantes, no siendo por tanto opinión oficial de la revista. Esta revista ha recibido una ayuda de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas de Ministerio de Cultura para su difusión en bibliotecas, centros culturales y universidades de España, para la totalidad de los números del año. 1 251-Pliego 1 18/3/10 21:44 Página 2 OPINIÓN OPINIÓN EDITORIAL 2 MAESTROS ANTE EL FUTURO os nombramientos de nuevos titulares hechos públicos en estos días afectan a dos de las instituciones más significativas de la vida musical española: la Orquesta Sinfónica de RTVE y el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia. En el primer caso el elegido ha sido el uruguayo Carlos Kalmar, un maestro experimentado pero joven todavía —nació en 1958—, con una interesante carrera en Europa y en América y que goza de una buena reputación en el mundo profesional. Va a sustituir al honrado, eficaz y buen trabajador Adrian Leaper a quien cabe adjudicar el mérito de haber regido con sentido común una etapa difícil de la orquesta tras el pequeño trauma que siguió a la salida de Comissiona entre 1998 y 2001 y los problemas surgidos con el ERE del ente público y la subsiguiente contratación de nuevos profesores. Llega Kalmar en un momento delicado para las finanzas de la casa cuyo equilibrio no debiera pasar por detraer fondos a la orquesta en un trance en el que, tras el cambio que ha supuesto la supresión de la publicidad, la cultura debiera ser una de sus prioridades —como lo es, por ejemplo, para la BBC, con sus cinco orquestas, cinco. Y arriba también Kalmar a un espacio tan impresentable como el Teatro Monumental de Madrid, sede indigna para una excelente orquesta de la que nadie ha conseguido sacarla, pues ¿a dónde ir cuando en la capital sólo el Auditorio Nacional puede acoger una temporada como la suya pero no tiene fechas para ello? Los nuevos titulares deben estimular, propiciar cambios a mejor, ampliar horizontes. Lo malo esta vez es que la mejor noticia para la OSRTVE sólo puede ser su marcha a un lugar decente y, por desgracia, las posibilidades de éxito en tal punto parecen no ya escasas sino nulas, con lo que eso implica de dificultad a la hora de promocionar el producto y atraer un público nuevo. Gajes de no construir en su día un auditorio propio como el que poseen tantas orquestas de la radio, pero eso ya no tiene remedio. Por su parte, el Palau de les Arts, tras la apuesta inicial por un peso pesado, por uno de los grandes de verdad como es Lorin Maazel, ha puesto su dirección musical en manos de Omer Meir Wellber, un casi desconocido, que luce el respaldo de todo un Daniel Barenboim. Para el Palau de les Arts el poderío económico ha sido una seña de identidad muy acorde con tiempos diferentes a los de hoy. Pensemos en Calatrava, Maazel, Mehta, la Fura dels Baus…, es decir, nombres todos que suponen lo más alto del escalafón en ese aspecto y que para cualquier observador sitúan el teatro en una órbita en la que la exigencia artística es un compromiso lógico de la inversión realizada. Ahora los tiempos han cambiado y el nombramiento de Wellber sorprende por lo inesperado en relación a un perfil que hace un año parecía cumplir a la perfección un candidato que respondía al nombre de Riccardo Chailly. La responsabilidad del recién llegado es clara: mantener el nivel de la Orquesta de la Comunidad Valenciana, una de las mejores de cuantas trabajan hoy en los fosos de los teatros de ópera del mundo. Ese es el capital más importante del Palau de les Arts y su responsable musical ha de procurar que no se desvalorice. El trabajo del nuevo titular es de una importancia extraordinaria de cara a un futuro al que hay que arribar con los mínimos daños a causa de la crisis económica. No tiene ni el nombre ni el gancho ni la fama de su antecesor, así que deberá ganarse el puesto y, luchando seguramente contra la casi siempre injusta costumbre de los públicos de comparar lo incomparable, demostrar que había buenas razones para confiarle una tarea nada fácil. D 251-Pliego 1 18/3/10 21:45 Página 3 OPINIÓN La música extremada CONTEMPORÁNEOS Edita: SCHERZO EDITORIAL S.L. C/Cartagena, 10. 1º C 28028 MADRID Teléfono: 913 567 622 FAX: 917 261 864 Internet: www.scherzo.es E mail: Redacción: [email protected] Administración: [email protected] Presidente: Santiago Martín Bermúdez REVISTA DE MÚSICA Director: Luis Suñén Redactor Jefe: Enrique Martínez Miura Edición: Arantza Quintanilla Maquetación: Iván Pascual Fotografía: Rafa Martín Secciones Discos: Juan Manuel Viana Educación: Pedro Sarmiento y Joan-Albert Serra Jazz: Pablo Sanz Libros: Enrique Martínez Miura Consejo de Dirección: Javier Alfaya, Manuel García Franco, Santiago Martín Bermúdez, Enrique Pérez Adrián, Pablo Queipo de Llano Ocaña, Arturo Reverter Departamento Económico: José Antonio Andújar Departamento de publicidad Cristina García-Ramos (coordinación) [email protected] Magdalena Manzanares [email protected] Relaciones externas: Barbara McShane Suscripciones y distribución: Choni Herrera [email protected] Colaboradores: Cristina García-Ramos Impresión GRAFICAS AGA Depósito Legal: M-41822-1985 ISSN: 0213-4802 Scherzo Editorial, S. L. , a los efectos previstos en el artículo 32.1, párrafo segundo del vigente TRLPI, se opone expresamente a que cualquiera de las páginas de Scherzo-Revista de música, o partes de ellas , sean utilizadas para la realización de resúmenes de prensa. Cualquier acto de explotación (reproducción, distribución, comunicación pública, puesta a disposición, etc.) de la totalidad o parte de las páginas de ScherzoRevista de música, precisará de la oportuna autorización, que será concedida por CEDRO mediante licencia dentro de los límites establecidos en ella. © Scherzo Editorial S.L. Reservados todos los derechos. Se prohíbe la reproducción total o parcial por ningún medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabados, o cualquier otro sistema, de los artículos aparecidos en esta publicación sin la autorización expresa por escrito del titular del Copyright. E n un teatro de Chicago escucho al Post Classical Ensemble que dirige mi amigo Ángel Gil-Ordóñez tocando con delicadeza y con seca energía el Concerto para clave de Falla. Unos pocos días antes, en un Nueva York de calles deshabitadas y sumergidas en la nieve, me he aventurado fuera de casa para asistir a un concierto de obras de Benet Casablancas en el Miller Theater de la universidad de Columbia. Después de las tempestades de nieve llegan las de viento y lluvia. Sosteniendo el paraguas como una vela a punto de ser desbaratada por una tormenta en cada esquina acudo al Symphony Space para escuchar al productor George Wein, que fundó y dirigió durante muchos años el festival de jazz de Newport, en una conversación con el pianista Randy Weston. Aparte de las calamidades del invierno, lo que tienen en común mis aventuras musicales, me doy cuenta de pronto, es su contemporaneidad. El aficionado a la música, a diferencia del aficionado a la literatura o al arte, se pasa la vida escuchando un repertorio que se remonta mayoritariamente a algo más de un siglo. La música del presente suele ser una música del pasado remoto. El arte, por utilizar la expresión del prehistoriador Siegfried Giedion, sucede en una especie de presente eterno, pero aun así hay estremecimientos que sólo puede producirnos una obra que pertenece al mismo tiempo en el que nosotros vivimos, o que está dentro de la memoria vivida. El público que va a ese auditorio de Chicago a escuchar un concierto de previsible música española —que suele ser música no compuesta en España— recibe una descarga eléctrica de novedad absoluta al descubrir esa obra de Falla, que suena más moderna cuanto más revive el eco de músicas antiguas, la aspereza arcaica del sonido del clave. Falla, tan medroso, tan católico, hace estallar la tensión imposible que cabe en una partitura de menos de quince minutos. Es otra España, reventando de vitalidad en las primeras décadas del siglo XX, condenada a la negrura y al anacronismo por la bota cuartelaria y el hisopo siniestro de la dictadura. Otra España de la que Benet Casablancas se declara heredero, cuando recuerda en el escenario del Miller Theater que gran parte de Moses und Aron se compuso en Barcelona, que en Barcelona se estrenó casi en vísperas de la miserable Guerra Civil el concierto de violín de Alban Berg. David Reeves Diseño de portada Argonauta Foto portada: Marco Borggreve / Harmonia Mundi Me gusta escuchar la música que ha compuesto alguien nacido en el mismo año que yo. Benet Casablancas se explica en catalán al público de Nueva York, pero su música tiene una hermosa dimensión universal, una libertad y una vehemencia que se han alimentado de las grandes rupturas del siglo XX. En Siete escenas de Hamlet las palabras preludian la música o se dejan envolver por ella con una fuerza que tiene el resplandor sombrío de los monólogos de Shakespeare, su espeleología de la conciencia humana. En Four Darks in Red las brumas cromáticas de los cuadros de Rothko que inspiran la partitura se desatan en crescendos de energía sinfónica. En el Symphony Space George Wein, nonagenario y diminuto, conversa con Randy Weston, que es un gigante en cuya cercanía disminuyen de tamaño los pianos de cola. Hablan de los maestros del pasado, a los que los dos conocieron, y en un momento dado Randy Weston se acerca al teclado, que está por debajo de sus rodillas, e invoca en una suite a Duke Ellington, A Thelonious Monk, a Fats Waller, a Dizzy Gillespie. La música los revive sin citarlos nunca literalmente. El pasado es una presencia que alimenta pero no abruma. El ahora mismo vibra con la inminencia de lo nuevo cuando Randy Weston toca el piano. Antonio Muñoz Molina 3 251-Pliego 1 18/3/10 21:45 Página 4 OPINIÓN Prismas BUÑUEL EN LA MÚSICA L a lectura de un libro reciente, Los años rojos de Luis Buñuel (Madrid, Cátedra, 2009), de Román Gubern y Paul Hammond, ha traído a mi memoria una vieja historia que leí hace tiempo acerca de la pasión del gran maestro aragonés por la música. Como se sabe, Buñuel sabía tocar el violín y en sus películas hay con frecuencia referencias a la música del romanticismo alemán sobre todo. Mi amigo y antiguo compañero de TVE Ferrán Alberich hizo un espléndido trabajo acerca de la presencia de Wagner en las primeras películas de Buñuel en Francia, una presencia que, por otra parte, formaba parte del núcleo estético de los primeros surrealistas, enamorados fervorosos de Tristán e Isolda. La Cuarta Sinfonía de Brahms suena en una película como Tierra sin pan, lo cual fue recibido de mala gana por algunos críticos. Pero no es de eso de lo que quiero escribir, sino de un concierto excepcional celebrado en Ámsterdam allá por los años 30. 4 Se trata nada menos de un montaje de El retablo de Maese Pedro de Manuel de Falla que se celebró en un espacio glorioso de la música, la sala de la Concertgebouw. La parte teatral del Retablo correspondió a Buñuel y la musical nada menos que a Willem Mengelberg, el legendario director de la orquesta que lleva el nombre de la sala. En las memorias del cineasta, Mon dernier soupir (París, Éditions Robert Laffont, 1982; hay traducción española de Ana María de la Fuente; Barcelona, Plaza y Janés, 1995) habla de Mengelberg como su director favorito, pero no se refiere a ese episodio realmente histórico: dos artistas excepcionales, que ideológicamente no tenían nada en común (es bien sabido que Mengelberg se convirtió en un furibundo pro-nazi durante la ocupación de su país y terminó buscando refugio en Suiza mientras que Buñuel se exilió primero en EEUU y posteriormente en México después del triunfo fascista en España) para interpretar la obra de un compositor eminente. Un hecho de esa dimensión, por supuesto, no ocurre todos los días y no deja de resultar decepcionante que nadie —o casi nadie, diré por prudencia— se haya ocupado de él. Buñuel y Mengelberg trabajando juntos: un encuentro algo más que curioso y sugerente para los que amamos el cine y la música. Javier Alfaya 251-Pliego 1 18/3/10 21:45 Página 5 O AP GIENNI D ÓA N Música reservata EL TIEMPO DISGREGADO (II) l enigma del tiempo es la esencia de la música de Debussy y su obra no es sino una reflexión acerca de ese tema: los aspectos tímbricos, pese a su obvia trascendencia y el cambio de pensamiento compositivo que suponen (se ha dicho, y con razón, que con Debussy la música comienza a ser sonido en lugar de notas), son comparativamente secundarios en relación con su tratamiento de la temporalidad, lo que puede comprobarse examinando con cierto detalle cualquiera de sus textos. Los primeros instantes de Pour les sonorités opposées (el 10º estudio para piano: su testamento musical, cabría decir) no contienen otra materia que la nota sol sostenido expuesta simultáneamente en tres octavas como una especie de resonancia, sin que pueda definirse una pulsación o un ritmo. Toda la música se condensa en ese vacío al que, en el última tercio del compás, se añade un la natural duplicado en la octava intermedia: con cuatro sostenidos en la clave, la posible tonalidad implícita (do sostenido menor, aludida por su dominante) se ve así discutida por la aparición de la subdominante del tono relativo. Súbitamente, otro sol sostenido en la octava más grave al comienzo del segundo compás: el tiempo se materializa como una armonía inconcreta que, al margen de la escritura, podría también sugerir la simultaneidad de una fundamental y su sensible. En ese inicio, el tiempo no es sino una ambigüedad que, reducida como se halla a una resonancia de octavas, se percibe como juego de timbres, como una mancha imprecisa carente de direccionalidad: la pieza elabora esa idea a través de una engañosa segmentación. Cabría señalar al menos diez tramos de acuerdo con los cambios de clave, de tempo o, simplemente, de carácter de la música según el siguiente desglose: A): compases 1 a 3 (9/8, cuatro sostenidos, Moderé), B ): compases 4 al 6 (ídem de A), C): cp. 7 al 14 (sin armadura, Animando), D): cp. 15 al 30 (3/4, cuatro sostenidos, Tempo primo), E): cp. 31 al 37 (ídem de D), F): cp. 38 al 52 (9/8, siete sostenidos, Animando), G): cp. 53 a 58 (Calmato), H): cp. 59 a 60 (3/4, cuatro sostenidos, Tempo primo), I): cp. 61 a 62 (Lento), J): cp. 63 a 67 (tempo primo) y K): 68 a 75 (ídem de J). Algunas de estas secciones comparten el material, como es obvio para E, H y K y (algo menos) para C y F (en donde, a primera vista, casi podría hablarse de un desarrollo de la anterior: pero se trata de un movimiento concéntrico que gira sobre unas mismas notas), mientras otras parecieran actuar de forma casi autónoma, como sucede con las D, G, I y J. Estas dos últimas, en concreto, son episodios puramente contemplativos que reiteran una misma materia armónica carente de progresión. C y F utilizan ocho notas que proceden de la escala de tonos (un hexacordo con la última nota alterada armonizado con el tritono re bemolsol): en C, toda la sección se apoya en una doble pedal de si bemol y fa natural, en F lo hace sobre el acorde E formado por las notas fa sostenido, la sostenido y mi en el registro agudo, mas un sol sostenido en el bajo, en G sobre otra doble pedal fa sostenido-do sostenido… Podría hablarse de secciones independientes, pero la realidad es que ese estatismo armónico refleja la misma idea ya presente en las secciones A y B, en las que el sol sostenido en diferentes octavas sirve como resonancia armónico-tímbrica bajo la que, en la sección B, se insinúa un movimiento descendente (que finaliza en el acorde de si bemol con un sol sostenido añadido) que será la base futura, no ya de C y F, sino también de D. Este último segmento es una especie de melopea cromática que festonea una sucesión de acordes perfectos mayores y menores que se desplazan en movimiento paralelo y que, a su vez, regresan en el compás 71 como pórtico a la coda: un eco de la sección H reducido a la quinta ascendente inicial que propicia la sucesión de dos acordes de séptima (sobre si menor el primero y si mayor con quinta aumentada el segundo) que resuelven sobre un agregado que contiene simultáneamente las dos tonalidades implicadas en la clave (con la quinta do sostenido-sol sostenido en el bajo), como si el ámbito armónico aspirase a una unidad final de contrarios. Superposición de un acorde mayor y otro menor a distancia de tercera: es una solución no infrecuente en la época (1915), pero la pieza admite otra lectura. Todo el material está, de un modo u otro, resumido en los seis compases iniciales (secciones A y B), salvo el de las referidas secciones E, H y K, que aparece a mitad del discurso y lo clausura descomponiéndose. Dado que la figura que articula estos últimos segmentos se mantiene inmutable (aunque sobre armonías diferentes), y que las restantes secciones se basan en armonías inmóviles, la realidad es que la pieza no transcurre, en el sentido convencional del término, sino que se coagula y se disuelve en un conjunto de secciones conexas cuya estabilidad (armónica o melódica) abole cualquier forma de linealidad temporal: la armonía, en lugar de materializar la flecha del tiempo, no es sino una referencia acústica carente de verdadero papel estructural. Pasos sin rumbo sobre un horizonte ilimitado: Debussy lo muestra de modo lapidario al superponer las dos tonalidades en el último acorde. Alcanzado este punto, se comprende la lógica profunda del título: enfrentar texturas inmóviles (sonorités opposées) obteniendo un resultado mensurable (los casi seis minutos que dura la ejecución) en razón del desplazamiento y la fragmentación de esa temporalidad en placas oponibles y disímiles, interconectadas paradigmática y no sintagmáticamente. De ahí que la materia musical, propiamente dicha, sea de una trivialidad casi irrelevante: es otra la dialéctica que ahí se debate. Y otra la fascinación que la pieza provoca. José Luis Téllez 5 251-Pliego 1 18/3/10 21:45 Página 6 CON NOMBRE PROPIO FRANCISCO ASENJO BARBIERI PROPIO CON NOMBRE Ante una producción de Los diamantes de la corona E 6 l público de Madrid está de enhorabuena. El próximo 29 de abril —permaneciendo en cartel durante un mes—, se estrenará en el Teatro de la Zarzuela una nueva producción de Los diamantes de la corona de Barbieri en lo que será una de las noticias más sensacionales de la temporada lírica. No exageramos la nota: esta zarzuela en tres actos es una de las mejores obras en su género y aunque parezca increíble no se representa en el teatro de la calle de Jovellanos desde 1893. Fue en septiembre de 1939 cuando este título subió por última vez a las tablas madrileñas, ya en el Teatro Fontalba de la Gran Vía. Por entonces Los diamantes contó con un reparto de notable calidad encabezado por Aníbal Vela, Conchita Palacios o Rafaela G. de Haro. Más de setenta años después serán las voces de Jorge de León, Fernando Latorre, Lola Casariego, Yolanda Auyanet, Carmen González o Marina RodríguezCusí las encargadas de dar vida a los atribulados personajes que idearan esa industria de hacer buen teatro que fueron Eugène Scribe y Jules-Henri Vernoy de Saint Georges, pasada por la 251-Pliego 1 18/3/10 21:45 Página 7 CON NOMBRE PROPIO “adaptación a la escena española” de Francisco Camprodón. El 15 de septiembre de 1853 se estrenaba Los diamantes de la corona en el Teatro del Circo de la Plaza del Rey, la misma sala donde en anteriores temporadas se habían dado a conocer Jugar con fuego, también de Barbieri, El estreno de una artista de Gaztambide o El dominó azul de Arrieta. Pocos meses antes de la popular Vicalvarada —que pondría punto final a una década moderada tan corrupta como coercitiva—, Los diamantes de la corona ponía sobre la escena a una Catalina de Portugal que lidera a una partida de bandoleros falsificadores. La idea es de lo más insólita: sustituir los diamantes de la corona lusa por otros falsos para vender los verdaderos y salvar de la quiebra a su país. Esta lección de campechanería y bondad (quizás no del todo entendida desde la Plaza de Oriente) se ve enturbiada por subtramas amorosas de calado melodramático y divertidas escenas de enredo como la del conocido bolero a dúo, clue de la obra en la que se encuentran todos los personajes y en la que ninguno parece decir realmente la verdad. Francisco Camprodón sigue así muy de cerca —aunque opte por el verso, en lugar de la prosa— el libreto original francés. ¿Pero qué hay de Barbieri respecto a la partitura de Auber? ¿Es Los diamantes de la corona una zarzuela o una opéra-comique? El propio Maestro Bandurria lo explicaría en 1856, pocos meses antes de la inauguración del teatro de la calle Jovellanos, cuando en su periódico La Zarzuela manifestaba: “Las llamadas zarzuelas que se ejecutan actualmente en el Teatro del Circo son esencialmente la misma cosa que las óperas cómicas francesas sin más diferencia que el idioma y el vestido musical, cortado a la española con que se las engalana”. Barbieri daba en el quid de la cuestión con este engalanamiento a la española sobre los mimbres del género mixto de los Adam y Boieldieu, sintetizando de manera elocuente el sentido de la zarzuela hoy en día llamada “clásica” o “isabelina”. Los diamantes de la corona es así un producto teatral propio de su época, mucho más plural y cosmopolita en el caso madrileño de lo que a priori podría pensarse. Para el caso de su partitura, como ha estudiado la musicóloga francesa Isabelle Porto San Martin, estaríamos ante una auténtica traducción musical del original de Auber, sin que por ello desmerezca en absoluto la solfa del compositor madrileño, más bien al contrario. El futuro compositor de Pan y toros logró con Los diamantes de la corona un primer éxito en lo que él mismo denominó su “segunda manera”, a saber: un paso más hacia la indigenización del modelo original europeo, insistiendo en los rasgos hispanos de su música. El propio Emilio Casares lo explica cuando define a Los diamantes como “una de las producciones más interesantes de Barbieri por la maestría en adaptarse a todas las circunstancias de la acción y a la sicología de los personajes, pero también por la unidad que consigue con una música hispana que se pone de relieve ya desde la introducción con el desarrollo de un lenguaje musical autóctono”. Los diamantes de la corona ya no suena a Jugar con fuego, aunque es evidente que todavía estamos lejos del sonido moderno y castizo de El barberillo de Lavapiés o Chorizos y polacos. Barbieri está en evidente comunión con un nacionalismo de cuño romántico hacia la búsqueda de una genuina “ópera nacional”. La cima de su maestría como compositor dramático llegaría más de diez años después, con el estreno en 1864 de Pan y toros, sin duda uno de los frutos más interesantes de las escuelas líricas europeas del XIX y que en la pasada temporada 2008-2009 pudo escucharse, como es de merecer, en el Teatro Municipal de Santiago de Chile y en la Opéra de Lausanne. Durante la gestación de Los diamantes de la corona en 1853 Francisco Camprodón advertía a Barbieri: “las quince piezas de que consta la obra es poca música para la mucha declamación que contiene, y por tanto creo que es indispensable que la inspiración e importancia de las mismas supla su corto número”. De que Barbieri lo consiguió no nos cabe la menor duda. Como obra en una encrucijada de caminos Los diamantes de la corona contiene algunas de las mejores páginas de una época de zarzuela de la que conocemos, por desgracia, muy poco. Las enseñanzas de Universidad de Valencia FRANCISCO ASENJO BARBIERI Programa del 15 de diciembre de 1859 del Teatro Principal, Valencia su maestro Ramón Carnicer asoman en la factura de los dúos o la delicadeza primorosa de la instrumentación, pero Barbieri ya se impone como maestro de futuro (desde Federico Chueca a Julio Gómez) en escenas como la del bolero o los concertantes en los que, como siempre, brilló su astro. Es el momento de disfrutar de una auténtica “joya de la corona zarzuelística”, una preciosa ópera cómica “a la española” que bien se merece una presencia continuada en las temporadas operísticas y una grabación moderna e integral que haga justicia a sus méritos. Enrique Mejías García Madrid. Teatro de la Zarzuela. 29IV-2010. Barbieri, Los diamantes de la corona. Director musical: Cristóbal Soler. Director de escena: José Carlos Plaza. Jorge de León, Fernando Latorre, Lola Casariego, Yolanda Auyanet, Carmen González, Marina Rodríguez-Cusí. 7 251-Pliego 1 18/3/10 21:45 Página 8 CON NOMBRE PROPIO Un poeta del sonido RADU LUPU belleza, no solamente sonora, sino también formal y conceptual; así, este artista es capaz de invitar al oyente aunando misticismo e interiorización, todo ello amasado con una calidez sin paliativos y una elevación espiritual asimismo indiscutible. Los que le conocen confirman la contradicción entre su aspecto frío, adormecido y tal vez mórbido, con su actitud al piano, siempre extraordinariamente templada y necesitada de transmisión esencial. Radu Lupu encarna a una generación de pianistas que descaradamente huyen del aspecto mediático y todo lo que esto conlleva; prefieren centrarse en el fenómeno musical y vivir al margen prodigándose lo que ellos mismos deciden. Aun así, su currículo es impresionante, ya que aparte de sus numerosas colaboraciones con personajes de la talla de Herbert von Karajan, Zubin Mehta, Murray Perahia, sir Colin Davis, Daniel Barenboim o Szymon Goldberg, acumula más de una veintena de discos todos ellos dedicados básicamente a Beethoven, Brahms, Schubert, Schumann y Mozart. Extraordinaria ocasión la que nos brinda la Fundación Scherzo para poder escuchar a uno de los artistas más exquisitos y personales de hoy día. Rafa Martín Emili Blasco R 8 adu Lupu encarna a esa clase de pianistas que trabajan las partituras con inteligencia interpretativa, aquellos que no buscan el alarde virtuoso sino que se identifican con el lirismo y el sosiego que puedan venir de los románticos más intimistas. Su particular sonido persistentemente meditado y circunspecto, sutil y carnoso, surge fruto de un viaje concienzudo hacia la esencia más interior, donde se encuentran la calma y un sinfín de cuidados; es una de sus cualidades más personales y cultivadas, donde se descubre una extraordinaria pulcritud en los contrastes sonoros, además de una gran delicadeza y un toque equilibrado y envolvente. Su fraseo, creativo y sereno, afecta positivamente a la con- cepción musical de las obras, las cuales bajo su óptica adquieren una inusual trascendencia. El empaque sonoro sin duda caracteriza al rumano, quien además de todo lo dicho confiere a sus interpretaciones un nivel difícilmente igualable y un poder emocional de alto calibre. Nacido en Moldavia en 1945 y alumno de profesores de la talla de Galina Eghyazarova, Heinrich Neuhaus y Maria Curcio, profundiza desde sus inicios en el estudio musical que rodea a cada compositor, donde sus preferencias se centran básicamente en el clasicismo y romanticismo y su música de cámara, acotando su radio de acción en determinados autores. El pianismo de Lupu personifica una búsqueda incesante y consciente de la Madrid. Auditorio Nacional. 6-IV2010. Radu Lupu, piano. Obras de Janácek, Beethoven y Schubert. DISCOGRAFÍA SELECCIONADA BEETHOVEN: Concierto para piano nº 5. FILARMÓNICA DE ISRAEL. Director: ZUBIN MEHTA. DECCA. BRAHMS: Klavierstücken opp. 79, 117-119. DECCA. MOZART: Sonatas para violín y piano. SZYMON GOLDBERG, violín. DECCA. — Sonatas K. 157, 748, 959. DECCA. SCHUBERT: Impromptus. D. 899, 935. DECCA. SCHUMANN: Concierto para piano op. 54. SINFÓNICA DE LONDRES. Director: ANDRÉ PREVIN. DECCA. — Kreisleriana op. 16. DECCA. por fin, todo el encanto del vinilo en formato cd, por sólo La prestigiosa serie de HARMONIA MUNDI estrena nueva imagen. Un retorno a los orígenes del vinilo en 10 títulos que cuentan con la elegancia y la calidad habitual de su catálogo. www.elcorteingles.es 251-Pliego 1 18/3/10 21:54 Página 10 AGENDA AGENDA Häsler y Bernaldo de Quirós EL MÚSICO PAUL BOWLES E n este año del centenario del nacimiento de Paul Bowles, hay afortunadamente alguna iniciativa dedicada a reivindicar su figura como compositor, la actividad, por cierto, que más complacía al autor de El cielo protector. Se trata de la gira de recitales que han emprendido la mezzosoprano Ana Häsler y el pianista Enrique Bernaldo de Quirós. Como señala Häsler, Bowles “amaba la tradición oral popular y realizó, de la mano de su maestro, Aaron Copland, sus primeros viajes de estudios a Europa en los años treinta del pasado siglo: España, Berlín, París, donde fue alumno de Nadia Boulanger y, más tarde, el Sáhara y Marruecos, México, Cuba, Ceylán… A España llegó en primer lugar motivado por su interés en conocer a Manuel de Falla. Profunda- mente impresionado también por la obra de Lorca, la mayoría de sus Canciones españolas son sobre textos del poeta granadino y llegó a componer una zarzuela basada en Así que pasen cinco años, además de la ópera Yerma”. Y precisamente con un recital de Häsler y Bernaldo de Quirós se presentará en el Teatro Echegaray de Málaga, el día 6 de abril, y en el contexto de una exposición y un ciclo de conferencias titulado El mundo de los Bowles, su disco grabado para Columna Música con obras del propio Bowles, Falla, García Abril, Ortega, Revueltas y Lecuona. Necrología Dahmane BERNARD COUTAZ, FUNDADOR DE HARMONIA MUNDI B 10 ernard Coutaz, fundador de Harmonia Mundi, ha muerto en Arles el pasado 26 de febrero, a los ochenta y siete años. Desde 1958, su vida ha estado ligada al desarrollo y consolidación de una compañía que, tras ser pionera en el terreno de la música antigua, se ha convertido en un modelo de saber hacer en cualquier aspecto de la música clásica, sin olvidar su vocación por lo que se ha dado en llamar “músicas del mundo”. Coutaz dedicó igualmente una parte de la empresa a la edición de libros y creó, con excelentes resultados, un sistema de venta a través de tiendas propias. A la cabeza de un grupo que, con base en Francia, posee filiales en Alemania, los Países Bajos, España, Estados Unidos y Suiza, le sucederá su viuda, Eva Coutaz, desde hace años directora general de Harmonia Mundi. 251-Pliego 1 18/3/10 21:55 Página 11 AGENDA Concurso de Dirección Gustav Mahler ESTA VEZ SÍ L a sombra de Gustavo Dudamel, ganador en 2004 de la primera edición del Concurso de Dirección Gustav Mahler, hizo difícil tres años más tarde dar con un sucesor para el carismático músico venezolano entre los candidatos de la nueva convocatoria, quedando desierto el primer premio. En la tercera cita, el pasado mes, la decisión no ha sido tan complicada. “Tuvimos claro quién era el ganador inmediatamente”, comentaba uno de los miembros del Jurado, Herbert Blomstedt, Director Honorario Perpetuo de la Sinfónica de Bamberg, al hacerse públicos los nombres distinguidos de entre los casi tres centenares de candidatos procedentes de 40 países. Entre ellos España, de donde llegaron 17 solicitantes, ninguno de los cuales llegó a las pruebas finales. La actitud de Blomstedt coincidía con la del resto del sanedrín, integrado entre otros por Jonathan Nott, titular de la Orquesta de Bamberg, el director John Carewe, Matthias Pintscher, compositor en residencia del certamen o Jonathan Mills, máximo responsable del Festival de Edimburgo. Marina Mahler, nieta del compositor y Miembro Honorario del Jurado, disculpó su ausencia al estar en Londres recibiendo tratamiento médico. El éxito de convocatoria se debe entre otras razones, a la carencia de suelo en la Yordan Kamdzhalov, tercer premio, Aziz Shokhakimov, segundo premio, junto al director Jonathan Nott y Ainars Rubikis, primer premio. edad de los solicitantes (el aspirante más joven esta vez contaba 17 años), dato que posibilitó que en 2007 flotase hasta el último momento en el veredicto final el nombre de Yoel Gamzou, de 19 años: dos menos que ahora tiene el uzbeco Aziz Shokhakimov, premiado en segundo lugar, que se batió el cobre frente al definitivo ganador, el letón Ainars Rubikis, nacido en Riga en 1978. El tercer premio recayó en el búlgaro Yordan Kamdzhalov, de 29 años, vencedor el pasado año en Finlandia del Concur- so de dirección Jorma Panula. Como Dudamel, el concurso de Bamberg ha sido el primero de batutas al que Rubikis se ha presentado, después de haber participado en otros para dirección de coros, otra de las facetas en las que se ha rodado. De ahí la facilidad para trabajar con la soprano Christina Landshamer la parte vocal de la Cuarta Sinfonía mahleriana, plato fuerte de las pruebas eliminatorias y plato único del concierto final. Elegante en sus ademanes, claro en sus ideas, que sabe bien cómo transmitir a los músicos, a los que conquista con su simpatía, Rubikis sólo pareció encontrarse con dificultades con Towards Osiris, la obra de Pinstscher obligatoria para los aspirantes. No para asimilarla y explicársela a la orquesta, que lo supo hacer a la perfección: el verdadero problema consistió en la forma de colocar sobre un atril convencional una partitura tan gigantesca como la obligada del joven compositor alemán. Juan Antonio Llorente Con las Labèque y Josep Pons GIRA ALEMANA DE LA ONE D el 15 al 22 de abril, la Orquesta Nacional de España andará de gira por Alemania, visitando Berlín, Fráncfort, Friedrichshafen, Colonia, Düsseldorf y Wilhelmshaven. El director será el titular, Josep Pons, y las solistas Katia y Marielle Labèque. La ONE propondrás dos programas distintos con obras de Ginastera, Amargós, Piazzolla, Debussy y Ravel. 11 251-Pliego 1 18/3/10 21:47 Página 12 AGENDA Necrología ANTONIO RODRÍGUEZ MORENO (1923-2010) L a muerte de Antonio Rodríguez Moreno, el pasado 3 de marzo, nos deja sin uno de los referentes del periodismo musical español. Su padre, Fernando Rodríguez del Río, fue pianista, escritor, agente de conciertos y fundador y director de las revistas musicales Lira Española y Ritmo, de la que Antonio sería director durante más de treinta años, en una etapa en la que la publicación, de su mano, fue un auténtico vivero de nuevas firmas para el periodismo musical español. La vida y la trayectoria profesional de Antonio Rodríguez Moreno han corrido paralelas al desarrollo de la información sobre música clásica en nuestro país y su presencia era, hasta hace bien poco, habitual en ruedas de prensa, festivales y conciertos, entregado a su vocación y con un espíritu siempre abierto a todo lo nuevo. En SCHERZO recordaremos siempre al colega y al amigo. Sucede a Adrian Leaper Estadística CARLOS KALMAR, NUEVO DIRECTOR DE LA ORQUESTA SINFÓNICA DE RTVE LOS COMPOSITORES CONTEMPORÁNEOS MÁS INTERPRETADOS DEL SIGLO XXI S Bruce Forster egún una encuesta realizada por nuestro colaborador Norman Lebrecht entre algunas de las más importantes editoriales musicales, he aquí la lista de compositores —vivos— y obras más interpretadas de enero del 2000 a diciembre del 2009. Se trata de obras estrenadas en el mismo periodo —entre paréntesis el año del estreno. E 12 l uruguayo Carlos Kalmar (Montevideo, 26 de febrero de 1958), un maestro bien conocido del público español, es el nuevo director titular de la Orquesta Sinfónica de la Radiotelevisión Española tras la etapa en la que ocupara ese puesto el británico Adrian Leaper. Discípulo de Karl Osterreicher en Viena, Kalmar ganó en 1984 el primer premio del concurso Hans Swarowsky para jóvenes directores y ha sido director musical de la Sinfónica de Hamburgo, la Filarmónica de Stuttgart, el Teatro Anhaltisches en Dessau y la Tonkünstlerorchester de Viena. En 2000 comenzó su compromiso con la Grant Park Orchestra y el Music Festival Park en Chicago, aunque el impulso definitivo a su carrera llegará en 2003 con su nombramiento como director musical de la Sinfónica de Oregon, recientemente prorrogado hasta 2013, lo que ayudará a la consolidación de su carrera. 1. Karl Jenkins, Réquiem (2004), 311 veces. 2. Joan Tower, Made in America (2008), 145. 3. Tan Dun, Crouching Tiger Concerto (2000), 139. 4. Joby Talbot, Entity (2008), 110. 5. Nathaniel Stookey, The Composer is Dead (2006), 104. 6. Howard Goodall, Réquiem (2008), 102. 7. Christopher Rouse, Rapture (2000), 97. 8. Colin Matthews, Pluto (2000), 87. 9. Philip Glass, Concerto Fantasy (2000), 87. 10. Detlev Glanert, Jest, Satire, Irony and Deeper Meaning (2000), 83. 11. George Benjamin, Dance Figures for Orchestra (2004), 82. 12. Detlev Glanert, The Three Riddles (2003), 80. 13. Oliver Knussen, Concierto para violín (2002), 79. 14. Jörg Widmann, Hunt Quartet (2003), 74. 15. John Adams: The Dharma at Big Sur (2003), 72. 16. John Corigliano, Red Violin Concerto (2003), 71. 17. Elliott Carter, Dialogues (2003), 70. 18 Magnus Lindberg Gran Duo (2000), 67. 19. Kaija Saariaho, L’amour de loin (2000), 66. 20. Philip Glass, In the Penal Colony (2000), 65. Es decir: mayoría aplastante de la música inglesa y norteamericana. Que un compositor tan fácil como Karl Jenkins esté en primer lugar puede ser inquietante. El resto corresponde en buena parte a músicos que han logrado un equilibrio ciertamente admirable entre sus ideas y la capacidad de comunicarlas. Y no faltan ni George Benjamin ni Elliott Carter —cincuenta años los separan— entre lo más conspicuo de la modernidad. 251-Pliego 1 18/3/10 21:47 Página 13 AGENDA operadhoy ESTRENO DE ALBERTO POSADAS L os días 29 y 30 de abril, operadhoy —la vertiente lírica de musicadhoy— estrena en los Teatros del Canal el encargo hecho a Alberto Posadas (Valladolid, 1967) de Glossopoeia, una pieza escrita en 2009. En dicho encargo colaboran también el IRCAM-Centre Pompidou —que aporta la electrónica y el sistema de captación de movimiento— y KairosMusic, es decir, que el autor verá optimizado su trabajo con la presencia parisina y la grabación se supone que no sólo fonográfica sino video- gráfica, dado que la danza es fundamental en un espectáculo que cuenta con la presencia de la Compañía de Richard Siegal, autor, además de la coreografía. La escenografía corre a cargo de Virginie Mira, el vestuario de Alexandra Bertaud y en la música estará el Ensemble Intercontemporain. Una posibilidad, pues, magnífica para encontrarse con uno de nuestros mejores compositores del presente. Madrid. Teatros del Canal (Sala Verde). 29, 30-IV-2010. Alejandro Posadas, Glossopoeia. www.musicadhoy.com Música en la Red DESCANSEN EN PAZ http://requiemvision.blogspot.com H ay mucha gente aficionada a los réquiem. Es más, hay mucha gente que domina la materia, que colecciona misas de difuntos, oficios, motetes y composiciones varias de cualquier época que evoquen la fugacidad de la vida, cómo la muerte nos iguala y cuán grandes fueron los hechos —unas veces más y otras menos— de los que nos dejaron. Gente que no le tiene miedo al género aunque se lo pueda tener —caramba— a lo que significa. Los réquiem como afición tienen, además, la ventaja de que las reglas son claras y las transgresiones parecen, igualmente, tales. Ocupan la historia de la música desde el gregoriano hasta el siglo XXI y, aunque sea un chiste fácil, como sucede con el negocio de las funerarias su futuro parece asegurado. En la red hay unas cuantas páginas dedicadas a los réquiem y su mundo. La más vistosa, abigarrada, a veces complicada de seguir pero repleta de información y de enlaces, generosa en sus citas, es la que traemos este mes a esta sección, construida en San Sebastián, según se nos dice en el lugar correspondiente, por Íñigo Ortega. Se hace un poco agobiante francamente la navegación por ella pero como ofrece links a todo pasto, desde ahí se llega con facilidad a la madre de todas las páginas dedicadas a los réquiem, que es http://www.requiemsurvey.org. Es éste un portal británico, tan serio como manda su contenido, en el que se fichan 4144 réquiem de 2546 compositores, sin demasiada información a veces sobre cada uno de ellos pero que ahí están, incluidos los raros rarísimos. Si seguimos buscando, aparece también una especie de suplemento de actualización, a cargo del propio Ortega, que responde al nombre de http://requiemsmios.blogspot.com. Y ahí ya nos encontramos con las actualizaciones que el autor va incluyendo. Naturalmente, hay referencias a Wikipedia —ya sabemos que hay que andar un poco con pies de plomo—, enlaces a Youtube con cosas curiosas y hasta un grupo en Facebook para amantes de los réquiem que necesita un poco de vidilla, valga la paradoja. Y para rizar el rizo, entren si quieren en http://www.requiemforyou.com. Allí, como el nombre del sitio indica, le escriben uno de encargo para cuando llegue la ocasión. Y así que pasen muchos años. 13 251-Pliego 1 18/3/10 22:00 Página 14 AGENDA A partir de la temporada 2011-2012 OMER MEIR WELLBER, NUEVO DIRECTOR MUSICAL DE LA ORQUESTA DEL PALAU DE LES ARTS E l israelí Omer Meir Wellber (Beer Sheva, 1981) será a partir de la temporada 2011-2012 y hasta la 2013-2014 el nuevo director musical del Palau de les Arts, sucediendo a Lorin Maazel. Durante la temporada 2010-2011, Wellber asumirá las funciones de principal director invitado dirigiendo doce funciones de ópera y tres conciertos sinfónicos. En la temporada 2011-2012, Gianandrea Noseda se convertirá en el principal director invitado. Wellber ha sido anteriormente director residente de la Ópera de Israel y de la Raanana Symphonette Orchestra. Ha dirigido, además, la Israel Sinfonietta, Orquesta de Cámara de Israel, la Sinfónica de Jerusalén, la Sinfónica de Haifa, la Sinfónica Israelí de Rishon LeZion y la Orquesta Filarmónica de Israel. Entre sus compromisos futuros, destacan Werther y Tosca en la Scala de Milán, Carmen en la Staatsoper de Berlín y conciertos sinfónicos en Tel Aviv con la Filarmónica de Israel y en Florencia con la orquesta del Maggio Musicale Fiorentino. Del Liceu al Palau UN PALAU CON BARRETINA L a cosa se anima por estos lares. Mientras el caso Millet ya es un puro sainete por entregas, vean, a modo de ejemplo, los 30.000 euros de indemnización que se acaba de llevar la hija de Félix Millet por dejar un cargo al que accedió a dedo, es el precio pactado tras ser declarado improcedente su despido, —¿por qué la ley no contempla la contratación improcedente?—, el Orfeó Català emprende la necesaria reforma de sus estatutos para que no se repita semejante baile de sinvergüenzas en su cúpula directiva. De momento, ya tenemos a Miquel Roca Junyent, ejemplo de político honesto donde los haya, dirigiendo la comisión estatutaria encargada de elaborar los nuevos estatutos del Orfeó Català. Así lo decidieron los cerca de 200 socios (en total son 1.700) que el pasado 26 de febrero asistieron a la primera reunión ordinaria desde que estalló el fraude cometido por el anterior presidente de la entidad, Félix Millet y su lugarteniente, Jordi Montull. “Tenemos tres meses para hacer unos estatutos nuevos que sean operativos y con los que la gente se sienta más identificada. Hay que ponerle poesía”, declaró Roca Junyent a los pocos minutos de ser elegido por la mayoría de los socios. Tiene razón. Hace falta poesía. Y también hace falta suficiente coraje político para escoger al futuro equipo directivo espantando primero a las numerosas aves carroñeras que desde hace meses pululan por los despachos del Palau haciéndose notar por si cae una breva, y con ella un cargo tan codiciado como el de director artístico, al que le salen novios por doquier. Da grima verlos, porque al instante ponen cara de patriotas y agitan la barretina para acreditar su pedigrí nacionalista. Los peores son los que llevan meses haciendo la pelota de forma descarada a los cantaires del Orfeó. Algu- 14 nos dicen incluso que no tienen nada que envidiar al Orfeón Donostiarra —deben estar sordos, porque a la mayor calidad de las voces se suma en la formación vasca el acierto en la gestión y promoción internacional; por eso actúan con orquestas como la Filarmónica de Berlín. Si quieren salir de dudas, sólo tienen que pedir opinión a directores como Simon Rattle, Claudio Abbado, Daniel Barenboim o Zubin Mehta —este último, por cierto, tan ligado a las temporadas de Palau 100— y después podemos hablar largo y tendido sobre el asunto. Pero claro, ahora toca regalarles los oídos diciéndoles que, tras el saqueo, ha sonado la hora de la reparación y por fin podrán recuperar el protagonismo que les corresponde en la estructura del Palau. Que así sea, pero sin engaños ni falsas verdades. Quien se postula para dirigir artísticamente el Palau diciendo que las distintas formaciones corales de la casa deben ser el eje y motor de la programación, es un simple oportunista: no existe ningún auditorio de primera fila cuya actividad central sea la música coral, entre otras cosas porque no hay público capaz de sustentar esa hipotética oferta. Otra cosa es reclamar los recursos necesarios para que el Orfeó Català sea una formación de primer nivel europeo, lo que implica un ambicioso plan de renovación, en las voces y en su equipo directivo. Conviene fichar, si se puede, al mejor director coral del momento, y dejarle trabajar. Lo mismo sucede con el Cor de Cambra del Palau de la Música, que debe subir un escalón más en su gestión para poder jugar en primera división. Lo que hace falta para asegurar un buen futuro artístico al Palau y a sus formaciones es contratar profesionales solventes y sanear una plantilla en la que aún sobran unos cuantos ineptos que entraron en la casa por puro enchufe y allí seguirán hasta que nadie lo remedie. Javier Pérez Senz 251-Pliego 1 18/3/10 21:47 Página 15 AGENDA Necrología En la feria CeBIT 2010 PHILIP LANGRIDGE LA ESCUELA SUPERIOR DE MÚSICA REINA SOFÍA PRESENTA CLASSICALPLANET.ES E n el marco de CeBIT 2010, la mayor feria del mundo dedicada a soluciones digitales para tecnologías de la información y la comunicación, la Escuela Superior de Música Reina Sofía y el Consulado General de España en Hannover presentaron el proyecto Classicalplanet.es, un programa desarrollado por la Fundación Albéniz y liderado por la Escuela Superior de Música Reina Sofía que tiene como objetivos la creación de un foro de encuentro para todos los amantes de la música clásica, el apoyo a los jóvenes músicos en el comienzo de sus carreras y la preservación de las enseñanzas de los grandes maestros de nuestro tiempo. Dentro del sitio se encuentran un auditórium virtual, más de tres mil clases magistrales, la posibilidad de que cualquier intérprete pueda subir su música, un servicio de documentación y un foro de discusión. Dotado con 60.000 euros Allison Elphick LEO BROUWER, PREMIO TOMÁS LUIS DE VICTORIA E l 5 de marzo moría en Londres, a causa de un cáncer, el gran tenor inglés Philip Langridge. Nacido el 16 de diciembre de 1939 en Hawkhurst, Langridge —casado con la no menos extraordinaria mezzo Ann Murray— consiguió superar a lo largo de su carrera la carga de ser considerado como el heredero natural de Peter Pears en el repertorio britteniano para hacerse con éste de un modo personal fruto de su musicalidad y de su enorme intensidad interpretativa. Y no sólo en las óperas sino, igualmente, en los ciclos de canciones del autor de Muerte en Venecia. Su versatilidad le llevó a poseer un repertorio enormemente amplio, que le permitía cantar Bach, Monteverdi, Mozart, Janácek, Wagner o Stravinski y estrenar, como hizo, óperas de Birtwistle o Adès. Nadie que le haya escuchado o visto en un escenario olvidará la inteligencia y la sensibilidad de Langridge. Afortunadamente son suficientes los testimonios que nos quedan de su arte. Y para muestra valga recordar su extraordinario Capitán Vere en la producción de Billy Budd dirigida por Tim Albery o — ejemplo de su extraordinaria flexibilidad— su caracterización como la Bruja en Hänsel y Gretel en el Met de Nueva York. En febrero de 2011 estaba prevista su intervención en el estreno, en la Royal Opera House Covent Garden, de la nueva ópera de Mark-Anthony Turnage basada en la vida de la playmate Anna Nicole Smith. E l compositor cubano Leo Brouwer (La Habana, 1939) se ha proclamado vencedor en el X Premio SGAE Tomás Luis de Victoria, dotado con 60.000 euros. Leo Brouwer se alzó con el galardón entre un total de 53 compositores finalistas provenientes de 16 países iberoamericanos. El jurado estuvo compuesto por el catedrático de musicología de la Universidad de Oviedo Ramón Sobrino; el crítico y musicógrafo José Luis Téllez; el director de Centro de Documentación Musical de Andalucía, Reynaldo Fernández; la profesora de musicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, Consuelo Carredano, y la musicóloga cubana Victoria Eli, profesora de la Universidad Complutense de Madrid. El jurado ha querido destacar, según el acta final, “su brillante dominio de múltiples técnicas y géneros que lo definen como músico integral”. Leo Brouwer sucede en el palmarés de este galardón a Luis de Pablo, premiado el pasado año. 15 251-Pliego 2 22/3/10 11:19 Página 16 AC T U A L I DA D NAC I O NA L 16 El mejor Tonio de su generación DOS VECES NUEVE Gran Teatro del Liceo. 7, 9-III-2010. Donizetti, La fille fu régiment. Patricia Ciofi/Nino Machaidze, Juan Diego Flórez/Antonio Gandía, Pietro Spagnoli/Carlos Bergasa, Victoria Livengood, Àlex Sanmartí, Ángel Pavlosky. Director musical: Yves Abel. Director de escena y vestuario: Laurent Pelly. Escenografía: Chantal Thomas. Nueva producción del Liceu basada en la coproducción original del Metropolitan Opera House, la Royal Opera House Covent Garden y la Staatsoper de Viena. Éxito grande en el Liceu. La denominada nueva producción de La fille du régiment firmada por Laurent Pelly es en realidad una reelaboración de la ya famosa coproducción de la Metropolitan Opera House, la Royal Opera House Covent Garden y la Ópera de Viena, filmada y editada en DVD con Juan Diego Flórez y Natalie Dessay como rutilante pareja protagonista. La propuesta funciona como un mecanismo de relojería: decorados sencillos, gags medidos, bien rodados y de probada eficacia, movimiento escénico cuidado también al detalle y muchas dosis de humor, vitalidad y buen ritmo teatral. Juan Diego Flórez es el mejor Tonio de su generación: nadie se le acerca actualmente en calidad y elegancia en el fraseo, control prodigioso de la respiración y agudos espectaculares. Tal es su aplomo que se permite el lujo de bisar la célebre y arriesgada cavatina de los nueve dos sin despeinarse, dejando la cosa ni más ni menos que en 18. También fue de manual su interpretación de Pour me rapprocher de Marie, esculpida con un fraseo y una riqueza expresiva arrolladora. A su lado, Patricia Ciofi bordó el personaje de Marie en lo escénico y en lo vocal, con gracia teatral, empaque vocal y extraordinaria expresividad. La voz no es de arrebatadora belleza, pero su dominio estilístico y su musicalidad son de primerísima línea: su versión de Il faut partir fue de los momentos más emocionantes de la velada. Además, su compenetración con Flórez es total: ambos dan el físico de sus personajes y no dejan cabos sueltos en la A. Bofill BARCELONA ACTUALIDAD BARCELONA Patricia Ciofi y Juan Diego Flórez en La hija del regimiento caracterización de la pareja de enamorados. Como creación teatral hay que descubrirse ante la suculenta marquesa de Berkenfield que firma Victoria Livengodd, con una vis cómica sólo superada por Ángel Pavlovsky, capaz de dar vida a una duquesa de Crakentorp de irresistible presencia escénica, con suculentas novedades en sus diálogos. Estuvo muy bien Pietro Spagnoli como Sulpice, cantado sin excesos y con muy buen estilo. Muy acertado también Àlex Sanmartí en la caracterización de Hortensius. En el segundo reparto quien se metió al público en el bolsillo fue la soprano georgiana Nino Machaidze, debutante en el Liceu y aclamada al final de la representación por sus cualidades vocales y su simpatía. Es una cantante de muy bellos medios, expresiva sin llegar al empalago y brillante en los agudos. Antonio Gandía puso todo su corazón y toda su energía en un Tonio de vibrantes acentos, aunque irregular y duro en la emisión. Cuando no fuerza los medios, la voz suena con más redondez y calidez. Carlos Bergasa completó el terceto protagonista con un Sulpice muy bien resuelto. La partitura de Donizetti no es, ciertamente, un prodigio de refinamiento sonoro, pero hay muchos matices que quedaron fuera en la fluida lectura defendida con mucho oficio por Yves Abel, muy rápida y de trazos gruesos, pero eficaz y bien resuelta por la orquesta. La estupenda labor del coro y el buen hacer de los figurantes en el segundo acto completaron una velada redonda que debe anotarse entre los más rotundos éxitos de las últimas temporadas. Javier Pérez Senz 251-Pliego 2 22/3/10 11:19 Página 17 AC T U A L I DA D ALMERÍA / BARCELONA Duende jondo ESENCIAS DE FALLA ALMERÍA Contar con la actuación de dos de las jóvenes figuras españolas de la interpretación musical significa apostar por un éxito seguro en un concierto organizado por Cajamar para celebrar el día de la Comunidad de Andalucía. Estrella Morente inició el programa con cinco de las Siete canciones populares españolas haciendo gala de su expresividad vocal al cargar de sentido popular estas pequeñas piezas maestras del músico gaditano, de manera significativa en la Nana y en la Seguidilla murciana donde dejó constancia de su dominio de ese duende imprescindible para hacer cante jondo. Se echó de menos la interpretación de Jota y Canción, quedando sólo a la imaginación del oyente lo que hubiera significado la audición, como una obra perfectamente acabada, de la totalidad de estas canciones en la voz de esta magnífica cantaora. La natural identificación rítmica de Javier Perianes con la música de Falla quedó de manifiesto en el evocativo tríptico sinfónico Noches en los jardines de España, una de las creaciones más personales del autor por su inspiración netamente española y delicioso contenido impresionista. Por su parte, Michael Thomas supo sacar de la Orquesta Ciudad de Almería esa particular sonoridad debussyana que requiere esta singular pieza, en la que el compositor obliga al director de turno a la constante búsqueda de las más sofisticadas fórmulas sonoras en la orquesta. El pianista supo integrarse con exquisita delicadeza en la expresión de la obra con la riqueza que ESTRELLA MORENTE Auditorio Maestro Padilla. 28-II-2010. Estrella Morente, cantaora; Javier Perianes, piano. Orquesta Ciudad de Almería. Director: Michael Thomas. Obras de Falla. le propiciaba la polifonía de su instrumento sin llegar nunca a destacar como elemento concertante que, equivocadamente, es la forma fácil de entender esta obra por la gran mayoría de intérpretes y oyentes. Con El amor brujo el concierto llegó a su máximo esplendor. La clara voz de Estrella Morente brilló con la seguridad propia de alguien que lleva en su sangre el misticismo gitano que sin duda encierra esta universalmente conocida composición de Manuel de Falla. Su actuación realzó la interpretación de la orquesta que vivió con convicción y entrega la experiencia de tocar esta partitura que fue muy bien entendida por Thomas, ya que supo expresar el alma de la raza calé de tal modo que su dirección mantuvo la temperamental homogeneidad musical que tanto preocupaba al compositor en la encadenada exposición de los pasajes de esta genial gitanería. El éxito fue total. Un público entregado con su cerrado aplauso obligó a la repetición de algunos números que le llevaron al entusiasmo. José Antonio Cantón Ibercamera LOZANÍA, PUREZA, PRECISIÓN Barcelona. Palau de la Música Catalana. 16-III-2010. Jutta Maria Bönhert, soprano; Rebecca Martin, mezzosoprano; Markus Schäffer, tenor; Thomas Laske, barítono. Coro de Niños de Windsbach. Deutsche Kammer-Virtuosen Berlin. Director: Karl-Friedrich Beringer. Obras de Vivaldi, Bach y Mozart. E n la explosión inicial del Kyrie —en un triunfante do mayor— de la mozartiana Misa de la coronación, en la frescura, la alegría, pero también en la precisión y la pureza con que los niños del Coro de Windsbach la atacaron cabría ver in nuce todas las cualidades que esta coral posee en grado superlativo y que hicieron del concierto una fiesta de la música. Son realmente extraordinarios, da gusto escucharlos. La formación instrumental —Deutsche Kammer-Virtuosen Berlin— se manifestó como un soporte perfectamente adecuado a la juvenil masa coral, por la transparencia de las texturas, la claridad de la articulación y la fidelidad al estilo de la época de las composiciones, conseguida, sin embargo, no por el empleo de instrumentos originales o reconstruidos sino, como es típico de esa formación orquestal, por un uso prudente y virtuosístico de los instrumentos modernos —incluso en el caso del oboe da caccia—, de acuerdo con las maneras estilísticas “antiguas”. Cierto que algunas veces el grupo de las cuerdas, quizá demasiado adelgazado, no se oyó lo suficiente (en contraste con los brillantes vientos), no fue suficiente contrapunto al lozano vigor de las voces infantiles (así en los hermosísimos arpegios que Mozart escribió en contrapunto con el coro en el Et incarnatus est de la Misa). Pero, en general, la adecuación fue perfecta. Quizá lo más redondo de unas interpretaciones todas ellas muy hermosas fue la Cantata BWV 27 “Wer weiss, wie nahe mir mein Ende”, a lo mejor porque el cálido pietismo protestante convenga más a estos cantores educados en la mejor tradición de la música evangélica. Pero no se puede decir que en el Gloria, en re mayor RV 589, que abrió concierto, y en la citada Misa, que constituyó la segunda parte de aquél, no se dieran en abundancia las ya expresadas virtudes de los niños cantantes, del grupo instrumental y, sobre todo, de la cuidadosísima, amorosa dirección de Beringer. Del cuarteto de solistas, el tenor dio la elevada talla del conjunto, el único; el bajo se mostró solvente en su no muy importante papel; ellas “pincharon” o, mejor dicho, se ajustaron a una extraña “ley no escrita” de los solistas de oratorio que viene a utilizar la monserga del equilibrio del conjunto, la adecuación estilística, para enmascarar la escasez de voz, agravada, en el caso de la mezzosoprano por graves problemas de afinación y emisión. José Luis Vidal 17 251-Pliego 2 22/3/10 11:19 Página 18 AC T U A L I DA D BARCELONA Palaucent LÁSTIMA DE VIAJE Barcelona. Palau de la Música Catalana. 15-III-2010. Filarmónica Nacional Rusa. Director: Vladimir Spivakov. Obras de Chaikovski y Shostakovich. V enir desde Moscú con intención, además, de presentarse como representantes y restauradores (tal decía la nota del programa de mano), de la tradición musical rusa para obtener los resultados que se obtuvieron en este concierto, es casi una lástima de viaje. Y no es que la citada orquesta no sea buena, lo es sobre todo materialmente —probablemente sería mucho más interesante “si tuviese buen señor”—, pero Spivakov, extraordinario violinista, apareció en este concierto como un director de posibilidades limitadas, como su gesto —una mano izquierda que se mueve sistemáticamente para duplicar el gesto de la derecha mejor se estaría, como quería Strauss, en el bolsillo del chaleco. Después de la lección de severidad y profundidad de Mravinski, la interpretación de Chaikovski se ha encaminado por derroteros muy beneficiosos, que Spivakov, dando rienda suelta a los metales y las baterías en plan más “Hollywood” que San Petersburgo (allí se creó la Quinta en 1888), tuvo muy poco en cuenta. Salvada la bondad de las cuerdas (cuando se podían oír, y dice mucho de ellas que era a menudo) y algún momento de mayor empatía, como en el delicioso vals, tan chaikovskiano, y en la contrastada y agitada parte central, ambos del tercer movimiento, lo demás fue una versión sin interés, con tan excesivo volumen, tan dura y con atención tan poco conmovedora a los largos momentos cantables, también tan chaikovskianos, que a veces resultó irritante. Curiosamente, la versión de la Quinta de Shostakovich, muchísimo más apreciable, convirtió en cierta manera en virtud los defectos que antes hemos reprochado a la versión de Chai- kovski. Está claro que la “dureza” del director, transmitida a la orquesta (o al revés, quién sabe), benefició a esta segunda Quinta. Los vastos planos sonoros, bruscamente contrapuestos, los tensos e intensos unísonos de las cuerdas, los implacables ostinati (del xilofón, de la percusión, de las cuerdas sacudidas más que frotadas), incluso esa misma banalidad, de raigambre mahleriana, tan conscientemente buscada por Shostakovich, todo eso parece estar más acorde con el temperamento de Spivakov o, en todo caso, parece VLADIMIR SPIVAKOV verterlo con mucha más convicción que el melodismo posromántico sometido a forma lo más clásica posible (si se acepta esto como una aproximación de urgencia al sinfonismo de Chaikovski). José Luis Vidal Temporada de la OBC EL PEAJE DEL ÉXITO Barcelona. Auditori. 28-II-2010. Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Director: Paul Polivnick. Obras de Dutilleux y Chaikovski. 7-III-2010. Antonio Meneses, violonchelo. OBC. Director: Eiji Oue. Obras de Berlioz, Chaikovski, Saint-Saëns, Kodály y Stravinski. M 18 ichel Plasson se vio obligado a cancelar por problemas de salud su actuación con la OBC. Una lástima, porque la novedad del programa, The Shadow of Time, de Henri Dutilleux, figura entre sus logros discográficos. No era fácil encontrar un sustituto de última hora —la refinada partitura de Dutilleux no es de gran repertorio, aunque, para compensar el esfuerzo, en la segunda parte tenía un caramelo, la Cuarta de Chaikovski. Solucionó el compromiso un buen profesional, Paul Polivnick, que llevó a buen puerto una obra plagada de dificultades técnicas. No fue una lectura refinada —faltó precisión y equilibrio— pero los resultados fueron satisfactorios. La atmósfera emocional subió con la intervención de las voces infantiles del Cor Vivaldi-Petits Cantors de Catalunya en la bellísima parte en memoria de Anna Frank y todas las víctimas. Polivnick planteó una Cuarta no poco efectista y algo deslabazada, pero de tremendos contrastes. Se llevó grandes aplausos, aunque nadie recibe más aplausos con la OBC que Eiji Oue, que sigue coleccionando éxitos en cada actuación, aunque la elección de las obras, siempre escorada hacia los clásicos más populares, no deja de ser un peaje para el éxito. En esta ocasión, la simple enumeración de las obras que figuraban en los atriles da grima por la incoherencia y falta de ambición artística del programa: obertura de El corsario de Berlioz, Andante cantabile para violonchelo de Chaikovski y Primer Concierto de Saint-Saëns, Danzas de Galanta de Kodály y suite de El pájaro de fuego de Stravinski. Destaquemos la belleza y cali- dez del sonido de Antonio Meneses, extraordinario solista en las dos piezas concertantes, y la rutilante versión de la página más novedosa del programa, las Danzas de Galanta, resueltas por Oue con extraordinaria brillantez y justeza de acentos, sin cargar las tintas en las esencias gitana de una obra de gran vigor rítmico. Remató la faena con un Stravinski de suculentos colores y tremenda fuerza, y se llevó, como siempre, las más encendidas ovaciones del público. Javier Pérez Senz 251-Pliego 2 22/3/10 11:19 Página 19 251-Pliego 2 22/3/10 11:19 Página 20 AC T U A L I DA D BILBAO Novena edición del festival CATARSIS POÉTICA Varios miles de asistentes tomaron durante el primer fin de semana los diferentes espacios del Palacio Euskalduna bilbaíno en este alocado festival, hermano de La Folle Journée de Nantes, que en su novena edición giró alrededor de algunos de los compositores que formaron parte de la “nueva generación” (son palabras de Schumann) de músicos nacidos a la luz del primer romanticismo. Prueba de la santa demencia de estas jornadas fue el que en una de las salas se hiciera en catorce audiciones nada menos que la obra integral para piano de Chopin en las manos de Abdel Rahman El Bacha, Anne Queffélec, Philippe Giusiano, Momo Kodama e Iddo Bar-Shaï. No obstante, el primer concierto del auditorio alcanzó dimensión sinfónica con la Escocesa de Mendelssohn y oratorial con algunos fragmentos de su Elías, aquí en las voces de la ABDEL RAHMAN EL BACHA M.A. Fernandez BILBAO Palacio Euskalduna. Festival Musika-Música. 5/7-III-2010. Chopin y la generación de 1810. MARTA ZABALETA BRIGITTE ENGERER LUIS FERNANDO PÉREZ Sociedad Coral de Bilbao y en ambos casos con la orquesta sinfónica de la villa bajo la dirección de Günter Neuhold. El austriaco, nadie lo duda, es un músico serio, de batuta firme e ideas claras, pero anduvo en la sinfonía un tanto falto de fibra. A nuestro parecer, se redimió un día después con una Cuarta de Schumann muy estimable, en una sesión en la que Jean-Claude Pennetier apareció ante el Segundo Concierto de Liszt con grandes dosis de virtuosismo y temperamento. Esplendorosa sonó la Italiana de Mendelssohn en la Real Filharmonía de Galicia capitaneada por Antoni Ros-Marbà, con una cuerda prodigiosa que ya había brillado a toda luz en UNA RENANA INOLVIDABLE M 20 usika-Música, Bilbao, Palacio Euskalduna, a las once de la mañana del 6 de marzo de 2010. Un lugar y una fecha que unos cuantos recordaremos siempre. La razón: una versión absolutamente extraordinaria, literalmente arrebatada y arrebatadora de la Renana de Schumann. La orquesta, la Real Filharmonía de Galicia. El director, Antoni Ros-Marbà. Es decir, un maestro cuyo talento parece que lo tuviéramos amortizado desde hace años, que está ahí, cuya clase nadie pone en duda, pero que a veces se nos olvida, de puro natural, a la hora de hacer recuento de lo mejor que tenemos. Y una orquesta, su orquesta, que él ha convertido en un verdadero bombón, en un prodigio de Antoni Ros-Marbà y la Real Filharmonía de Galicia flexibilidad, de intención, de virtuosismo individual y de entrega colectiva —no hay más que verla afinar para comprobar cómo se respeta a sí misma. Ros lleva desde siempre esta música en el corazón y con eso y con inteligencia nos la dio a quienes tuvimos —cómo es la vida— la suerte de estar allí. Gracias, maestro. Luis Suñén la sensacional, limpísima y valiente versión del Concierto para piano de Schumann resuelta por el grancanario Iván Martín. Aún en el auditorio, el proverbial control del sonido y la concentrada intensidad expresiva del onubense Javier Perianes llevaron al público al delirio no ya sólo en su mirífica interpretación del Primer Concierto de Chopin, sino también en el momento mágico que supuso, fuera de programa, el póstumo Nocturno en do sostenido menor. Con la misma orquesta (la Sinfonía Varsovia) y el mismo director (el georgiano George Chichinadze), el franco-libanés Abdel Rahman El Bacha, antes citado, puso en la noche del domingo uno de los posibles finales al festival con un Segundo Concierto de puro y alisado esmalte. Ya en la intimidad de la pequeña sala, y al margen de la curiosidad de los miembros del Ensemble Zespól Polski ahondando en el folclore polaco, fue verdaderamente revelador el recital de la joven guipuzcoana Judith Jáuregui, casi recién llegada de su paso por el Ciclo de Jóvenes Intérpretes de esta casa: la musicalidad cálida y delicada que hacía emanar del piano dilataba la sutil y terciopelada belleza de su sonido hacia una intensidad efusiva y apasionada que, sobre todo en el caso de los Impromptus de Chopin, iba deviniendo en un lirismo cada vez más rico y exuberante. En el mismo espacio, el gran iberista Luis Fernando Pérez desplegó después un canto de claras reminiscencias belcantistas y creó auténticas tempestades en una serie de nocturnos chopinianos, explayó asombrosas sombras de angustia sobre el Vallée d’Obermann lisztiano y dialogó con el romanticismo más vivo a través una poderosa y exaltada Primera Balada del polaco. 251-Pliego 2 22/3/10 11:19 Página 21 AC T U A L I DA D BILBAO Sociedad Filarmónica MAESTRO Sociedad Filarmónica. 10-III-2010. Trevor Pinnock, clave. Obras de Froberger, Bach, Couperin y Rameau. A mpliamente conocido por su determinante papel en la recuperación y renovación de gran parte del repertorio barroco (en muchos casos al frente de The English Concert, grupo que lideró durante más de treinta años desde su fundación en 1972), el británico Trevor Pinnock reapareció ante el público de la Sociedad Filarmónica de Bilbao en una sesión en la que puso de manifiesto su palmario conocimiento del estilo y su portentoso dominio de los registros del clave, dos elementos que resplandecieron con gran claridad en todas las obras que conformaban el programa. Así, la excelencia vino pronto en la Partita nº 4 de Bach, bien moldeada a partir de una diáfana claridad de líneas, de una controlada flexibilidad rítmica, de una sonoridad siempre plena y de una retórica más libre que la sugerida en las páginas de Froberger. No menos notable, bien que planteada desde unos presupuestos estéticos no demasiado disímiles, fue la interpretación de los dos extractos del octavo orden de segundo libro de piezas para clave de Couperin, resaltando con variada dinámica el fuerte contraste entre la trascendencia trágica del Passacaille y la relajada levedad de La Ahora en solitario, Perianes pasó de montar en caballitos de madera, jugar al escondite, escapar del coco y caer en hermosos sueños en las Escenas de niños de Schumann a entrar, con una técnica depuradísima, en lo más profundo de la Tercera Sonata de Chopin. Hermosa, poética y serena fue a su vez la sesión schumanniana ofrecida por el bilbaíno Asier Polo y la legazpiarra Marta Zabaleta, como lo había sido, sólo unas horas antes, el recital TREVOR PINNOCK Morinète. En cambio, la Suite en la menor de las Nouvelles suites de pièces de clavecin de Rameau no terminó de levantar el vuelo por la relativa falta de mesura poética, viéndose su espectro lírico velado por eventuales ráfagas de un virtuosismo certero (más allá de los roces y de algún desliz muy evidente en las doubles de la Gavotte) pero algo seco. En todo caso, nimiedades ante la soberanía y la clase musical de uno de los grandes. Asier Vallejo Ugarte de la siempre exquisita y elegante Brigitte Engerer. Pero no tuvo este festival el tono francés de otras ediciones. Antes al contrario, vino a asegurar una vez más la extraordinaria solidez de toda una generación de músicos de nuestro país que va poco a poco forjando los cimientos para una nueva edad de oro del pianismo español. Asier Vallejo Ugarte 21 251-Pliego 2 22/3/10 11:19 Página 22 AC T U A L I DA D GRANADA / LA CORUÑA Ciclo de la Orquesta Ciudad de Granada FLORES, ESTEPAS Y MILAGROS Palacio de Exposiciones y Congresos. 26-II-2010. Spanish Brass Luur Metalls. Orquesta Ciudad de Granada. Director: Josep Pons. Obras de Mahler-Britten, Vidal y Schumann. 5-III-2010. Guillermo Pastrana, violonchelo. Academia de la Orquesta Ciudad de Granada. Director: Salvador Mas. Obras de Shostakovich. 12-III-2010. Cédric Tiberghien, piano. Orquesta Ciudad de Granada. Director: Christopher Hogwood. Obras de Mendelssohn y Haydn. GRANADA En tres semanas ha habido ocasión de pasear por toda Europa, de las praderas floridas austriacas mahlerianas a las lucrativas visitas a Londres de Haydn, sin olvidar las peligrosas estepas soviéticas (“caos en lugar de música”, le reprochaban al pobre Shostakovich de su Lady Macbeth). Siglo y medio de música a caballo de tres centurias en las manos de tres directores diferentes. El primero de los conciertos mezcló en justas proporciones lo habitual (una estupenda Segunda Sinfonía de Schumann) con un casi estreno, dado que el del Concierto para quinteto de metales y orquesta de Lluís Vidal tuvo lugar el pasado 15 de enero en el Auditorio Nacional de Madrid. La obra, encargada por el Spanish Brass Luur Metalls, que la ha interpretado en ambas oca- siones bajo la batuta de Pons, ofrece numerosas oportunidades de lucimiento a los solistas sin asustar a públicos poco predispuestos. De los tres movimientos, el Allegro intermedio resultó el menos original, pero contiene divertidas reminiscencias de música circense que evocan las obras desenfadadas de Shostakovich. El arreglo para pequeña orquesta por Britten del segundo movimiento de la Tercera Sinfonía de Mahler, de una extremada delicadeza, fue conducido por Pons con su demostrada pericia y afinidad con la música de la Viena fin-desiècle. El maestro Mas dirigió a una meritoria Joven Academia de la Orquesta Ciudad de Granada, taller orquestal de cincuenta alumnos menores de 24 años, concentrados en la percusión y los vientos (sólo veinte en las cuerdas). Lo mejor que se puede decir de ellos es que no desentonaron en absoluto del nivel de la OCG habitual, y eso que las partituras no eran precisamente fáciles. El solista del violonchelo, Guillermo Pastrana, es también un músico local y ofreció una emocionante interpretación del primero de los dos conciertos de Shostakovich para el instrumento. En la otra obra de Shostakovich interpretada, la Quinta Sinfonía, Mas mantuvo el nivel, aunque se produjeron algunas pérdidas de tensión. Por cierto, es casi inevitable que las notas de mano en que aparecen obras de Shostakovich caigan en la trampa SainteBeuve, que diría Proust, de analizar la obra como producto de la biografía, pero peor resulta escribir que entre las obras de Shostakovich hay “numerosas piezas completamente olvidables” por tratarse de “encargos alimenticios” indignos de su categoría. Christopher Hogwood dirigió el tercero de los conciertos reseñados. La prestación del pianista francés Cédric Tiberghien en el inusual Concierto nº 1 para piano y orquesta de Mendelssohn resultó una verdadera delicia, como lo había sido la Obertura Ruy Blas que lo precedió. Pero donde Hogwood destaca, sin menospreciar sus recientes amores con el siglo XX checo, es en los compositores anteriores al siglo XIX. La interpretación de la Sinfonía nº 96 de Haydn fue verdaderamente milagrosa (más que el sobrenombre de la sinfonía, que parece corresponder a la nº 102), llena de simplicidad y elegancia. Joaquín García Ciclo de la OSG DOS CONCIERTOS SINGULARES Palacio de la Ópera. 26-II-2010. Rebecca Evans, soprano; Josep Miquel Ramón, barítono; José Vicente Castelló, trompa. Coro de la OSG. Coral Universitaria Illes Balears. Sinfónica de Galicia. Director: Carlos Kalmar. Obras de Bal y Gay, Strauss y Vaughan Williams. 5-III-2010. José A. Trigueros, percusión. OSG. Director: Max Valdés. Obras de MacMillan y Shostakovich. LA CORUÑA Dos conciertos muy diferentes, pero ambos con una marcada singularidad que los ha hecho atractivos e interesantes. El primero concitó, con la orquesta, a dos corales, un solista de trompa y una soprano; el segundo reunió un sorprendente concierto para percusión y una de las sinfonías “malditas”, de Shostakovich. Carlos Kalmar, el excelente director uruguayo, concertó con acierto los dispares elementos intervinientes en el primero de los actos 22 musicales. Comenzó con una magnífica partitura del compositor gallego, Jesús Bal y Gay, Oda a Don Quijote, cuyo único defecto —¿o virtud?— es su brevedad. En el Concierto nº 2 para trompa, de Strauss, se lució el joven Castelló, trompista principal de la orquesta, que estuvo impecable con el difícil instrumento. La soprano Evans tiene una bellísima voz que además proyecta muy bien; y el barítono Ramón es el cantante sobrio y eficaz habitual: las dos corales (ciento veinticua- tro voces) cantaron muy bien. Y la orquesta estuvo magnífica en la preciosa Sinfonía nº 1, la Sinfonía marina, de Vaughan Williams. Kalmar, elegante y dominador, realizó un excelente trabajo de concertación. El segundo acto musical incluía el Concierto para percusión y orquesta Veni, veni, Emmanuel, obra contradictoria y extraña, que permitió —eso sí— comprobar el extraordinario nivel del percusionsita de la Sinfónica, José A. Trigueros. La Sexta Sinfonía, de Shostakovich, pasa por ser una de sus partituras sinfónicas menos valoradas; no obstante, su primer movimiento, angustioso, opresivo, sobrecogedor, es de una calidad excepcional. Gran versión de la OSG, a la que no es ajeno el director chileno Maximiano Valdés. A pesar de que su técnica rectora reiterativa y de escasa capacidad expresiva no cala en el público, lo cierto es que su versión de la obra fue magnífica. Julio Andrade Malde 251-Pliego 2 22/3/10 11:19 Página 23 AC T U A L I DA D LAS PALMAS XLIII Temporada de Ópera de Las Palmas de Gran Canaria “Alfredo Kraus” PARA GUSTOS, COLORES Teatro Pérez Galdós. 19-II-2010. Wagner, Tristan und Isolde. Jon Fredric West, Jeanne-Michèle Charbonnet, Reinhard Hagen, Petra Lang, Ángel Ódena, Juan Antonio Sanabria. Coro de la Temporada de Ópera. Filarmónica de Gran Canaria. Director musical: Günther Neuhold. Director de escena: Mario Pontiggia. 16-III-2010. Bellini, La sonnambula. Desirée Rancatore, Celso Albelo, Carlo Colombara, Ruth Rosique, Mireia Pintó, Javier Galán. Director musical: Eric Hull. Director de escena: Riccardo Canessa. LAS PALMAS Escena de Tristán e Isolda de Wagner en el Teatro Pérez Galdos Una nueva temporada de Ópera en el Pérez Galdós se inauguró con un título que se presentaba en versión escénica por primera vez en este escenario: Tristán e Isolda de Wagner, ópera de gran complejidad en todos los órdenes y que nos llegó en una producción propia de los Amigos Canarios de la Ópera, firmada por Mario Pontiggia, director artístico del certamen. Reparto vocal compacto y homogéneo, escenografía imaginativa e inteligente y una extraordinaria iluminación, diseñada por Alfonso Malanda, valieron para lograr una calurosísima acogida, especialmente para los wagnerianos, si no muy abundantes por estos pagos, sí muy escogidos. Mérito especial hay que otorgar a la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, con una cuerda realmente ejemplar y con sobresalientes prestaciones de los solistas, especialmente de la madera. La hábil direc- ción de Neuhold condujo a buen puerto la nave, por cierto, muy bien resuelta en lo escénico por Pontiggia. De entre las voces destacaron particularmente las graves: Petra Lang, en una actuación in crescendo a medida que avanzaba la obra; extraordinario en todos los sentidos el Kurwenal de Ángel Ódena (Marinero/Pastor); timbradísimo y noblemente dicho el Rey Marke de Reinhard Hagen. En sus breves pero notadas intervenciones, irreprochable Juan Antonio Sanabria. La pareja protagonista, por el contrario se nos mostró más irregular: Charbonnet acusa el cansancio a medida que transcurre la prolija partitura, y su Liebestod, impactante en lo escénico, no termina de convencer en lo vocal. West, veterano en este repertorio, también acusa los excesos vocales, pero, aunque la voz no destaque por su belleza precisamente, resuelve en general con más que probada técnica. Casi en las antípodas, el siguiente título, La sonnambula, también ha constituido un éxito, especialmente en lo vocal, y con el indiscutido triunfo del joven tenor tinerfeño Celso Albelo. En esta obra, quintaesencia del bel canto, bajo la batuta excelente de Eric Hull, que sabe respirar y cantar con los solistas y que, ha resaltado como pocos los rasgos chopinianos de la partitura, Albelo ha hecho gala no sólo de una voz de esmalte purísimo y de un bello color, sino de un fraseo admirable y de una técnica envidiable que le permite alcanzar sin problemas los más arriesgados sobreagudos. También en estas notas encuentra su mejor filón la siciliana Rancatore, muy limpia en las agilidades y en el extremo sobreagudo de su tesitura, que en poco se corresponde con otros registros de su voz, necesarios, sin embargo en la escritura belliniana y en los que no muestra idéntica calidad. Pese al bello timbre, no parece encontrarse a sus anchas Colombara como el Conde; muy justita Rosique como Lisa, que no termina de resolver su segunda aria, y plenamente solventes Pintó, Galán y Navarro. El coro, pilar fundamental en esta obra, volvió a refrendar sus éxitos de temporadas anteriores, siempre bajo la atenta supervisión de Olga Santana. Discutida, pero a nuestro juicio coherente con la historia y el estilo, la escenografía de Alfredo Troisi y la regia de Canessa, que han recreado una estética entre lo naíf y lo kitsch en una ambientación muy de grabado decimonónico o de postal de vistas de época de una Suiza recalcitrantemente verde. Muy bien la orquesta, a pleno servicio del canto. De momento, la temporada va por muy buen camino, y a gusto de todos. Y es que, para gustos se hicieron los colores. Leopoldo Rojas-O’Donnell 23 251-Pliego 2 22/3/10 11:19 Página 24 AC T U A L I DA D MADRID Martín y Soler se integra en el repertorio MITOLOGÍA Y BUEN HUMOR Teatro Real. 17-III-2010. Martín y Soler, L’arbore di Diana. Liubov Petrova, Dimitri Korchak, Marina Comparato, Pavol Breslik, Simón Orfila, Ainhoa Garmendia, Marisa Martins, Jossie Pérez. Director musical: Ottavio Dantone. Director de escena: Francisco Negrín. Escenografía: Rifail Ajdarparsic. Ariane Unfried. Figurines: Louis Désiré. Iluminación: Bruno Poet. Coreografía: Thomas McManus. 24 Javier del Real MADRID Después de Il burbero di buon cuore e Il tutore burlato (ésta dentro del proyecto pedagógico), el Teatro Real ha programado su coproducción con el Gran Teatro del Liceo —la crítica correspondiente al montaje barcelonés puede verse en SCHERZO nº 246, pág. 20— de L’arbore di Diana, tercera colaboración de Martín y Soler con Da Ponte, pero en absoluto la última, como se afirmaba en la propia información en Internet del coliseo madrileño, puesto que aún seguirían La scuola dei maritati [La capricciosa corretta] y L’isola del piacere, ambas conocidas en Londres en 1795. No contiene, desde luego, L’arbore di Diana el mejor libreto del abate —que parecía mucho más estimulado cuando trabajaba para Mozart—, pero la un tanto manida trama mitológica resulta simpática y la amable música de Martín y Soler se escucha con agrado. El Árbol del compositor valenciano pudo ya verse en Madrid en 1982, en el Teatro de la Zarzuela, con dirección musical de Napoleone Annovazzi y escénica de José Luis Alonso. Fue un acercamiento en gran medida frustrado, al abandonar en última instancia el proyecto su principal promotora, Montserrat Caballé. Las condiciones más bien modestas de entonces se han mejorado ahora muy notablemente, empezando por la edición misma de la música, debida en esta ocasión a Leonardo J. Waisman. Los directores musical y escénico de la presente representación del Árbol parecen haber abrazado con entusiasmo la causa de Martín y Soler, pues son los mismos que acaban de proponer en Valencia Una cosa rara. La puesta en escena del título madrileño discu- Simón Orfila y Marina Comparato en L’arbore di Diana de Vicente Martín y Soler rrió por cauces de ingenuidad y moderado humorismo, una acción aceptablemente ágil y colores un tanto chillones, en especial el hiriente rojo de discoteca. Se contó con un reparto homogéneo y funcional. Liubov Petrova dio una razonable credibilidad —sobre todo, cuando el personaje se humaniza— a Diana, defendiendo bien el aria Sento che dea son io —de formato cercano al de aria de ópera seria—, pese a alguna inexactitud de afinación y cierta tendencia al grito en el registro más agudo. Su mejor prestación se dio probablemente en el original recitativo Cessa, cessa mio core, seguido del rondó Teco porta, o mia speranza. Atractivo timbre el del tenor Dimitri Korchak, como Endimión, que fraseó elegantemente Lieti e amorosi i rai y otorgó cierto dramatismo a su momento de tintes más serios, Ah quante volte, mai. El Amore de Marina Comparato fue el detonante de la acción; pese a su movilidad reducida por un accidente, Comparato compuso un travieso y divertido personaje, cantando con chispa instantes como su dúo con Doristo o la juguetona aria Se dice qua e là. Muy sólido el Silvio de Pavol Breslik y eficaces Ainhoa Garmendia (Britomarte), Marisa Martins (Clizia) y Jossie Pérez (Cloe). Simón Orfila (Doristo), barítono de voz clara, puso en pie con moderada comicidad su personaje y se movió y cantó con soltura. Ottavio Dantone llevó las riendas de la orquesta con pulso y fluidez, obteniendo una plausible sonoridad clásica de la formación. Siempre atento a las voces, el fundador de la Accademia Bizantina mostró una apreciable comprensión de las necesidades de una partitura muy profesional, pero no precisamente abundante en números punteros; éstos, desde luego, los supo aprovechar, como en el caso del final del acto primero. El continuo, a base de clave (Stefano Demicheli) y fortepiano (Simone Gullì), en alternancia o simultáneamente, sonó algo pobre; quizá se hubiera beneficiado del refuerzo de un algún otro instrumento. Enrique Martínez Miura 251-Pliego 2 22/3/10 11:19 Página 25 251-Pliego 2 22/3/10 11:19 Página 26 AC T U A L I DA D MADRID XVI Ciclo de Lied LA BELLA PERSUASIÓN Borggreve Madrid. Teatro de la Zarzuela. 22-II-2010. Bernarda Fink, mezzo; Anthony Spiri, piano. Obras de Schumann, Granados, Gianneo, Dallapiccola y Rodrigo. N os hemos habituado a devaluar el adjetivo retórico porque olvidamos su primaria significación: lo atinente al arte de persuadir, el arte suasorio, la retórica. Así repuesta en su lugar, la palabra sirve perfectamente para definir la tarea de Bernarda Fink. Es una cantante que persuade desde su inteligencia, su manera de elegir certeramente sus medios expresivos, dejando a la libertad del escucha su capacidad de emocionarse. Hay una sensibilidad elegante que no perturba la percepción de la música unida a la poesía —o a la inversa, como se prefiera— y que jamás renuncia a la medida justa, el matiz preciso y mínimo, la BERNARDA FINK musicalidad destilada por medio de una técnica soberana que en ningún momento hace acto de presencia ni gesticula su exhibición. Así volvió a demostrarlo en un programa variado y exigente, donde estuvo Schumann, una querencia recono- cida suya, junto a la novedad de sus intervenciones en castellano. En sede schumanniana destacó el breve ciclo del Op. 135, las Poesías de la reina María Estuardo. Triste y señorial, intuitiva del más allá, melancólica en su adiós a Francia, se nos apareció la reina hecha verso y leyenda. Hasta pudimos creer que tenía la voz esmaltada, cálida y rica de registros de Bernarda Fink. En La maja dolorosa, donde Granados se asoma al expresionismo sombrío del Goya negro, en la espinosa línea atonal de Dallapiccola sobre poemas de Antonio Machado (Quatro liriche), en las coplas de Luis Gianneo sobre versos anónimos y los madrigales de Rodrigo evocando el siglo XV castellano, lució la cantante su doble capacidad de hondura y ligereza. En todos los casos, contó con un pianista cauto, atento y equilibrado. Blas Matamoro Temporada de la OCNE DE LO SUTIL A LO MUSCULADO Madrid. Auditorio Nacional. 29-II-2010. Orquesta Nacional de España. Director: Rafael Frühbeck de Burgos. Obras de Beethoven y Chaikovski. 26-II-2010. Marie-Elisabeth Hecker, violonchelo. ONE. Director: Sylvain Cambreling. Obras de Britten, Saint-Saëns y Schumann. 5-III-2010. OCNE. Director: Josep Pons. Haydn, Las estaciones. 14-III-2010. Akiko Suwanai, violín. ONE. Director: Yakov Kreizberg. Obras de Mendelssohn y Shostakovich. E 26 l espigado director austro-norteamericano de origen ruso Yakov Kreizberg, nuevo en la plaza, posee movimientos sincronizados y medidos, batuta precisa y sutil. No es elegante, pero sí personal. Sabe leer entre líneas y apartarse de lo convencional, lo que benefició a Mendelssohn. Pintó con mucho cuidado, a la acuarela, con toques levemente poéticos, la obertura de Las Hébridas, un punto borrosa. Tuvo detalles originales con la madera en el Concierto para violín, donde Suwanai cantó con naturalidad y tocó con amplio sonido y agilidades mejorables un stradivarius de 1714. Nos gustó la Sinfonía nº 11 de Shostakovich, bien acentuada y ritmada, exacta y magra de fraseo, con excelen- te reproducción de algunos de los pasajes más significativos: fugato del final del segundo movimiento, canto de las violas en el Adagio o el furioso batir de las cuerdas en la Varsoviana del Finale. La expansiva conclusión estuvo rematada por un inesperado golpe de campana, que quedó flotando en el aire. Frühbeck empleó sus mejores: seguridad de trazo, acentuación regular, buena conjunción. Versiones musculadas, poco cuidadas. Algo más de lirismo en la Misa en do de Beethoven no habría venido mal. Menos adustez y más regulación dinámica habrían convenido a la contundente Sinfonía nº 5 de Chaikovski. Nos defraudó Cambreling, que no fue más allá de la corrección. Su batuta es firme y ordenada, pero un tanto árida, aunque obtuvo de la ONE adecuada prestación en los Interludios de Peter Grimes de Britten. La Renana de Schumann nos pareció alicaída, falta de ligereza, de restallante lirismo. La chelista Hecker tiene bella aunque reducida sonoridad. Anduvo algo dubitativa al principio y luego se entonó. El aroma agreste de Las estaciones de Haydn no estuvo siempre presente en la versión de Pons, que se nos antojó escaso de personalidad tímbrica y de total transparencia. Coro aplicado y en ocasiones destemplado en las féminas. De los tres solistas, Prunell-Friend, Ramón y María Espada, brilló sobre todo esta última por estilo y puesta en voz. Arturo Reverter YAKOV KREIZBERG 251-Pliego 2 22/3/10 11:19 Página 27 251-Pliego 2 22/3/10 11:19 Página 28 AC T U A L I DA D MADRID Ciclo de la ORTVE DOS ORIGINALES Madrid. Teatro Monumental. 19-II-2010. Orquesta de Radiotelevisión Española. Director: Günther Herbig. Obras de Beethoven y Shostakovich. 26-II-2010. Ana Mª Sánchez, soprano; Yann Beuron, tenor; Javier Franco, tenor; Philippe Kahn, bajo. Coro y ORTVE. Director: Enrique García Asensio. Berlioz, La infancia de Cristo. G ünther Herbig cumplió con creces su promesa tácita para esta temporada de la ORTVE: recrear con grandeza y espíritu la Décima Sinfonía de Shostakovich. Austeridad general, solidez, noble concepción —no especialmente romántica— y profundo conocimiento del principio tensiónrelajación y sus códigos. De un fondo tortuoso, hizo emerger la riqueza de la obra, su variedad expresiva y semántica. La idea de colectividad casa bien con esta pieza de un autor soviético singular, como su país enfrentado a un cambio de aires —Stalin acaba de morir—, cuyo reflejo atrapan unos pentagramas vehementes y emotivos. Pero esa referencia a lo colectivo el viernes tuvo una lectura más simple: se tocó sin fisuras, y la orquesta tradujo con altura de miras, bellamente, las indicaciones precisas y espartanas de la batuta. Alguna futesa en los metales no entra en la cuenta, frente a los contundentes resultados globales. Como anécdota cabe señalar la presencia en los atriles de Enrique Abargues, gran fagotista de la ONE, préstamo feliz, que bordó sus bellas frases del cuarto tiempo con escalofriante limpieza. Antes de entrar en la sala me importaba saber si en el vigoroso Scherzo DSCH se burló o no de Stalin; pero qué diablos, allí sólo daban música, cargada de vitalidad y expresión, pero sólo música que, aun siendo un arte polisémico, bien poco me dijo sobre cómo era Stalin. Berlioz logró con la trilogía sacra La infancia de Cristo un opus distinto, inclasificable aun dentro de su corpus peculiar. Su característica densidad tímbrica o la preocupación espacial se mantienen, pero dentro de un contexto más tierno y afectuoso, menos espectacular. García Asensio, vapulea- do a veces por cierta crítica, se tomó la obra muy en serio, demostrando que aún es una batuta suelta, ocupada en la medida y el orden, si bien no siempre inspirada. El coro atendió sus requerimientos, añadiendo su propia variedad de colores y entonaciones dramáticas. Sánchez, con mermas de brillo, cantó con adecuado recogimiento, Beuron aportó su timbre grato y Kahn mostró ser un bajo sólido, profesional y algo cavernoso, que cuajó una visión aterradora del Sueño de Herodes. J. Martín de Sagarmínaga Ciclo de la ORCAM ESCALOFRÍOS Madrid. Auditorio Nacional. 22-II-2010. Coro y Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: Jordi Casas Bayer. Obras de Dvorák y Bruckner. 8-III-2010. Alexandre Da Costa, violín. ORCAM. Director: José Serebrier. Obras de Albéniz-Fernández Arbós, Bruch y Glazunov. C 28 on una dotación de orquesta como correspondía —11 músicos en la obra de Dvorák y 15 en la de Bruckner— el reconocidísimo maestro Casas Bayer dio un concierto de alto nivel. Su especialización en la dirección coral arrojó más altos dividendos en la Misa nº 2 de Bruckner, en la que dentro de una ejecución esplendorosa en su conjunto, nos obsequió al frente del Coro de la Comunidad con períodos de belleza difícilmente descriptible. Fue así en el Kyrie, escalofriante, con pianissimi de increíble delicadeza, así como el inmenso Amén en la conclusión del Gloria. El coro exhibió empaste y matiz a raudales, cuajando una interpretación de gran nivel. También lo hubo en la Serenata en re menor op. 44 de Antonin Dvorák aunque se pudieran exprimir más las matizaciones dinámicas a lo largo de la obra o dar más ensoñación al Andante con moto: se logró muy bien el tono folclorizante en la sousedská del Tempo di minueto. Todo discurrió dentro de acertados cánones hasta llegar a ese final de la obra que nos hace pensar en el Dvorák acusadamente sinfónico. Elogios para todos los instrumentistas, que realizaron una espléndida labor. Con amplia dotación orquestal se inició el concierto que dirigió el uruguayo Serebrier el día ocho de marzo. En atriles fragmentos de la albeniciana Iberia en la orquestación de Fernández Arbós, que se plasmaron lucidamente aunque con cierta tosquedad de trazo, ya que el maestro no JOSÉ SEREBRIER compensó las plenitudes sonoras con detalles tímbricos que habrían redondeado más la interpretación. En el Concierto nº 1 en sol menor de Max Bruch, el joven violinista canadiense Alexandre Da Costa lució tan enjundiosa línea como feble sonido, pese al cuidado que en el acompañamiento puso el maestro. Con ello, todo lo que de épico tiene este concierto quedó empalidecido, aunque se cantó muy bien. El éxito fue marcado a pesar de lo dicho, y Da Costa hizo un bis junto al chelista de la orquesta Rafael Domínguez. Como colofón, ya sabíamos de la maestría de Serebrier en Glazunov, y así nos obsequió con una Sinfonía nº 4 del compositor ruso, riente, idiomática, acertada de acentos y ritmos, con prestación excelente de la orquesta, lo que concluyó el concierto en ambiente de gala. José A. García y García 251-Pliego 2 22/3/10 11:19 Página 29 251-Pliego 2 22/3/10 11:20 Página 30 AC T U A L I DA D MADRID Ciclo del CDMC DIVERSIDAD E l Ensemble Intercontemporain, cuya visita es siempre uno de los acontecimientos punteros dentro de la vida musical madrileña, propuso un programa con cuatro autores de estéticas y nacionalidades diferentes. Comenzó la sesión con una composición de Hèctor Parra, uno de los nombres españoles que más suenan entre los autores que no han cumplido todavía cuarenta años. Su Sirrt die Sekunde, página que le fuera encargada por el Klangforum Wien, fue ofrecida con elocuencia en su dimensión de “drama abstracto” —así la define el propio Parra— y el carácter abrupto de los hechos sono- BENNY SLUCHIN ros. Magnífica actuación de Benny Sluchin como trombón solista de From Needle’s Eye de Marco Stroppa. La obra del italiano tiene posiblemente algunos problemas, entre ellos una duración desproporcionada para Warmé-Janville Madrid. Auditorio 400 del MNCARS. 22-II-2010. Benny Sluchin, trombón Ensemble Intercontemporain. Director: Johannes Debus. Obras de Parra, Stroppa, Fujikura y Murail. los materiales puestos en juego y el abuso de los sonidos del solista emitidos con sordina —algunos de efecto caricaturesco—, pero es interesante el espectro tímbrico. Muy logrado, en cambio, el juego espacial de los instrumentistas distribuidos entre el público en Fifth station de Dai Fujikura, que permitió apreciar de cerca el alto nivel de virtuosismo de los integrantes del Intercontemporain. Y, por fin, el poderoso lenguaje de Serendib de Tristan Murail, ofrecida en toda su riqueza sonora, a veces oceánica, por unos músicos entregados. Una gran sesión. Enrique Martínez Miura Ciclo de Ibermúsica CEGADOR I 30 bermúsica programó este concierto extraordinario, en todos los sentidos, como punta de lanza de su conmemoración de cuarenta años de una actividad organizativa privada que es difícil que tenga parangón en España, al menos en cuanto a los grandes nombres se refiere. Y desde luego el de la Filarmónica de Berlín —y Rattle, claro— sigue funcionando como un imán para el gran público. El programa, un tanto a la antigua usanza —salvo por el inciso schoenbergiano— y tal vez menos interesante que el de la actuación de Zaragoza, funcionó a las mil maravillas. Se abrió con una amplia y pujante obertura de Los maestros cantores wagnerianos. A continuación, la contradictoria versión a toda orquesta de la Sinfonía de cámara nº 1 de Schoenberg, una obra al parecer condenada a no ser oída casi nunca en la versión original para quince instrumentos, puesto que es mucho más habitual la elección del arreglo de Webern para cinco músicos. Aunque de notable claridad, la lectura suavizó el nervio tímbrico del original y llevó la música muy cerca de Mahler. Finalmente, una formidable versión de la Segunda de Brahms, brillante, ampliamente cantada —tema lírico del primer tiempo, todo el lento—, irónico (Allegretto grazioso) y arrolladora en el final, especialmente la coda. Prestación soberana de la orquesta, tanto en conjunto como en sus individualidades (trompa, oboe). Una celebración, pues, de gran altura musical. Enrique Martínez Miura SIMON RATTLE Mat Hennek Madrid. Auditorio Nacional. 23-II-2010. Filarmónica de Berlín. Director: Simon Rattle. Obras de Wagner, Schoenberg y Brahms. 251-Pliego 2 22/3/10 11:20 Página 31 AC T U A L I DA D MADRID Siglos de Oro MINISTRILES Y POLIFONISTAS E l presente curso de Siglos de Oro se ha iniciado con dos propuestas muy llamativas por diversos motivos. La primera recuperaba una manifestación típicamente española, la del conjunto instrumental que tañía piezas de procedencia vocal que habían alcanzado gran fama y difusión. La plantilla era igualmente castiza, bajones y bajoncillos, chirimías y corneta, así como órgano. Los magníficos ejecutantes del grupo Ministriles de Marsias dieron una lección de musicalidad y variedad —cambiando sutilmente el color por medio de instrumentos de diferentes tamaños—, añadieron un pequeño toque teatral con las procesiones de entrada y salida y glosaron con gran estilo algunas de las piezas, sobresaliendo en este apartado la Fundación Caja Madrid El Pardo. Capilla del Palacio Real. 20-II-2010. Ministriles de Marsias. Obras de Guerrero, Morales, Lasso e. a. Madrid. Iglesia de Nuestra Señora de Montserrat. 8-III-2010. Alamire. Director: David Skinner. Andrew Lawrence-King, arpa. Obras de Peñalosa, Josquin e. a. MINISTRILES DE MARSIAS realización de la celebérrima Susanne un jour de Orlando di Lasso. La velada tuvo el interés añadido de haber pertenecido el manuscrito del que procedían todas las obras a Manuel de Falla y custodiarse ahora en la biblioteca que lleva el nombre del músico gaditano. El atractivo del segundo concierto se centraba sobre todo en la recuperación en tiempos modernos de la Misa “Adieu mes amours” de Francisco de Peñalosa, un maestro de fines del XV y comienzos del XVI del que apenas hay obra conservada. La audición de esta composición junto con el Stabat Mater, Ave vera caro Christi y las Lamentaciones supone de hecho la toma de contacto con una buena parte de su legado. La misa se interpretó en la edición de Rob Wegman y el propio Skinner, dado que una de las voces no se preservaba. La oportuna programación de un par de páginas de Josquin, entre ellas obviamente la canción que sirvió de base a Peñalosa, Adieu mes amours, evidenció la fuerte influencia del compositor flamenco sobre el español. Alamire mostró una cuidada afinación, unos pianísimos inmateriales y un transparente tejido, pero también una cierta distancia expresiva. Cumplidora la soprano Clare Wilkinson, de castellano no siempre inteligible y voz proyectada con dificultad en el espacio de la iglesia. De todo punto sensacionales las intervenciones al arpa de Andrew Lawrence-King. Enrique Martínez Miura Juventudes Musicales HETERODOXO, ORTODOXO Y o-Yo Ma es uno de los pocos artistas que ha conseguido transcribir plenamente su personalidad en sonidos. Fuera de los caminos trillados, de los fraseos manidos y de los epítetos musicales, el chelista americano ha impuesto su peculiar visión del instrumento alternando un planteamiento heterodoxo con una técnica ortodoxa. Ya el programa es una auténtica declaración de intenciones basándose en la idea de la transcripción la Sonata “Arpeggione” de Schubert fue creada para el instrumento homónimo hoy en día extinto; Bodas de Prata de Gismonti es una arreglo del mismo compositor sobre una banda sonora; la Sonata de César Franck está escrita originalmente para violín y piano. Las propinas fueron más transcripciones: Salut d’amour de Elgar es originalmente para violín, una transcripción orquestal de Falla y, para terminar, tocó el bello Cisne del Carnaval de los animales de Saint-Saëns. El programa se completaba con la Sonata de Shostakovich y el Gran Tango de Piazzolla escritas originalmente para violonchelo y piano. Observando este mosaico, se puede intuir el estilo Yo-Yo Ma: un estilo sin fronteras definidas que alterna lo dramático y lo cómico, lo culto y lo popular. Y en este S. Danelia Madrid. Auditorio Nacional. 2-III-2010. Yo-Yo Ma, violonchelo; Kathryn Stott, piano. Obras de Schubert, Shostakovich, Piazzolla, Gismonti y Franck. YO-YO MA estilo es único. Podemos juzgar sus planteamientos pero no su ejecución. Yo-Yo Ma tiene una técnica y un fraseo de una elegancia sin par, un sonido limpio y una musicalidad clásica. Tal vez su pun- to débil reside en el volumen a veces escaso y con una proyección limitada. Kathryn Stott es uno de los valores más seguros del acompañamiento y, a pesar de que ha realizado una importante carrera como solista —se me viene a la cabeza su espléndida grabación de los Conciertos para piano de Kabalevski— su nombre se ha asociado siempre a los grandes nombres del violín y el violonchelo. Su labor fue bastante meritoria y si, no se elevó mucho en el ámbito creativo, sí estuvo sobresaliente siguiendo y apoyando al músico norteamericano. Federico Hernández 31 251-Pliego 2 22/3/10 11:20 Página 32 AC T U A L I DA D MADRID Recuperación de The magic opal NUEVAS ALBENICIANAS Madrid. Auditorio Nacional. 27-II-2010. Javier Franco, José Ferrero, Estefanía Perdomo, César San Martín, Marina Pardo, Francisco Corujo, Mercedes Arcuri, Pablo López, Anna Tonna, Damián del Castillo. Coro Talía. Sinfónica Chamartín. Directora: Silvia Sanz Torre. Albéniz, The magic opal (versión de concierto). P odemos hablar de heroicidad al referirnos a la labor de Silvia Sanz al frente de sus modestos pero entusiastas conjuntos de Chamartín al levantar este edificio. La sonoridad, algo espesa, la conjunción, no perfecta, y la afinación, relativa, no desmerecen el positivo resultado, aupado por una batuta firme y clara pero escasamente poética y por un extenso equipo vocal. Descollaron en él particularmente el tenor José Ferrero, de muy estimable y bien apoyado centro, y la soprano lírico-ligera Estefanía Perdomo, de timbre claro y aceptables maneras interpretativas, algo forzada en la zona alta. Lo que parece un muy buen trabajo de edición crítica de Borja Mariño nos coloca en la senda del joven Albéniz, capaz de escribir una opereta en la línea de Sullivan, Lecocq, Offenbach o Johann Strauss. Nuestro músico puso de manifiesto en esta espumosa partitura un oficio asombroso y unos resortes expresivos y melódicos excepcionales. No hay SILVIA SANZ TORRE genialidad, pero sí gracilidad y facilidad para edificar los más variados conjuntos trufados de hábiles líneas contrapuntísticas, retazos de temas y de ritmos, que ofrecen un reconocible aroma hispánico. Se suceden los tradicionales couplets, arias, danzas y concertantes muy animados; todos ellos al servicio de una trama de tipo fantasioso, pero simplona, escrita por Arthur Law, en torno a una sortija mágica. Una buena forma de homenajear al compositor en su centenario; como lo fue el acto musical y poético organizado y gobernado en los Teatros del Canal el 21 de febrero por Encinar con su Orquesta de la Comunidad. Hay que destacar la presencia de dos obras: la hace poco rescata- da Poemes d’amour, donde actuó algo monótonamente la actriz francesa Fanny Ardant, y la versión para orquesta de cuerda, debida a Gorka Sierra, de la últimas cuatro canciones, que cantó la expresiva mezzo Elena Gragera. José Luis Gómez recitó poemas del 27 a nivel de excelencia. Arturo Reverter Liceo de Cámara IMPERSONAL Madrid. Auditorio Nacional. 3, 5-III-2010. Cédric Tiberghien, piano; Alina Ibragimova, violín. Obras de Beethoven, Prokofiev y Watkins. E 32 stos dos conciertos completaron el ciclo de las sonatas para piano y violín de Beethoven iniciado en febrero por Bezuidenhout y Seiler con instrumentos originales. Si entonces hubo algunos problemas con el sonido del violín, ahora los escollos han sido en general de otro tipo para los practicantes de instrumental moderno. Tiberghien e Ibragimova dominan ampliamente sus respectivos instrumentos — el ligero despiste del pianista en el último tiempo de la Kreutzer no pasa de ser un percance normal en un concierto—, pero todavía no tienen gran cosa personal que decir de las partituras del autor de Fidelio. En este sentido, fueron especialmente inocuas las lecturas de las sonatas del primer día —Op. 30, nº 1 y Op. 12, nº 3—, que estuvo dominado por aproximaciones mucho más interesantes y logradas a Prokofiev, la Segunda Sonata, en principio pensada para flauta, y las Cinco melodías (procedentes de otras tantas canciones). La segunda velada trajo una Kreutzer de dura sonoridad, tanto en el teclado como sobre todo en el instrumento de arco, en el primer movimiento y un tiempo lento muy poco expresivo. Idéntico mal aquejó a una Décima planteada con una legítima mirada clásica, pero plasmada de manera muy alicorta. La Partita para violín solo del británico Huw Watkins, que la propia Ibragimova estrenase en 2006, fue un complemento más bien dudoso, donde la violinista volvió a incurrir en una sonoridad muy áspera en la última parte. Enrique Martínez Miura 251-Pliego 3 22/3/10 11:32 Página 33 251-Pliego 3 22/3/10 11:32 Página 34 AC T U A L I DA D MÁLAGA / MURCIA Ciclo de la Filarmónica de Málaga ATRACTIVOS PROGRAMAS MÁLAGA Teatro Cervantes. 5-III-2010. Julian Rachlin, violín. Filarmónica de Málaga. Director: Rubén Gimeno. Obras de Shostakovich y Stravinski. 12-III-2010. Andrea Sestakova, violín. Dúo Scarbó, pianos. OFM. Director: Salvador Brotons. Obras de Saint-Saëns, Chaikovski y Vaughan Williams. Dentro de la presente temporada de conciertos de la Orquesta Filarmónica de Málaga, dos programas de indudable interés han estado a la altura de lo esperado por el público. En el primer caso, por la presencia de uno los más reconocidos violinistas de su generación, Julian Rachlin, así como por la interpretación de La consagración de la primavera, una pieza de referencia para apreciar el estado de forma de una orquesta, y en el segundo por ofrecerse una muestra muy atractiva de música descriptiva. En el Concierto para violín y orquesta nº 1 de Shostakovich, el solista lituano manifestó la virtud principal de desgranar todas las dificultades de esta obra con determinante soltura, como quedó de manifiesto en la apabullante Burlesque final, no sin antes hacer gala de un gran sentido lírico en el Nocturno y una gran capacidad de articulación en los movimientos centrales. Rubén Gimeno, por vez primera ante la OFM, dejó una muy positiva impresión en la más trascendental obra que Stravinski creara dando muestras de claridad de gesto y seguridad de mando. La orquesta respondió al reto de esta paradigmá- tica partitura con determinación y enorme eficacia, dejando una gratísima impresión. Salvador Brotons ha demostrado estar en un magnífico estado artístico. Su interpretación de Francesca da Rimini ha supuesto todo un ejemplo de musicalidad y pasión expresiva en el trágico drama sinfónico que propone esta creación de Chaikovski, a cuyos pentagramas respondió la orquesta con controlados delirio, arrebato y vehemencia. Antes, y como contraste, una conmovida interpretación de Andrea Sestakova de El vuelo de la alondra de Vaughan Williams dejó patente el gran arte de esta violinista y su exquisita sensibilidad musical. Brotons supo dejar que la solista marcara el sentido del discurso entregándose a la esencia alada de esta deliciosa pieza. El concierto se abrió con la incidental The Wasps del mismo autor británico, y cerró su primera parte con El carnaval de los animales donde las pianistas Elena Hammel y Laura Sánchez exhibieron un gran trabajo de compenetración en la comprensión y superación de las dificultades de esta gráfica partitura. José Antonio Cantón Crucero de placer ORIGINAL PUESTA EN ESCENA MURCIA Auditorio Víctor Villegas. 20-II-2010. Donizetti, Don Pasquale. Alfonso Antoniozzi, María Rey-Joly, José Antonio López, Juan Francisco Gatell, Emiliano Avilés. Coro de Cámara del Palau de la Música Catalana. Sinfónica de la Región de Murcia. Director musical: Fabrizio Maria Carminati. Director de escena: Curro Carreres. 34 Con esta producción original del Festival de Ópera Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria y la vitola de haber sido ganadora del II Concurso Nacional de Escenografía que se celebra en dicha ciudad, la ópera Don Pasquale ha suscitado, hasta ahora, el mayor interés artístico de los títulos programados en esta primera temporada lírica. El escenógrafo murciano Curro Carreres, a la sazón coordinador artístico del ciclo de óperas del Auditorio Víctor Villegas, ha situado la acción en un crucero de placer durante los años treinta de la pasada centuria, lo que da cierto exotismo a la acción, favoreciendo la plasticidad de movimientos y situaciones de enredo de esta verdadera joya del género cómico. El otro gran atractivo ha estado en el equilibrio y homogeneidad de la voces, espe- cialmente la de los barítonos —debería haberse contado con un bajo buffo para el papel principal—, como quedó reflejado en su dúo del tercer acto; Alfonso Antoniozzi, haciendo de protagonista, y el personaje del doctor Malatesta encarnado por el también murciano José Antonio López que hizo un alarde de hablar cantando y cantar hablando, uno de los grandes secretos expresivos de este papel, siempre al borde de la excentricidad y el descrédito en quien lo asuma si no domina el difícil arte cómico y burlón que posee esta ópera. El maestro Fabrizio Maria Carminati mantuvo musicalmente la tensión de la escena, sabiendo acompañar a los cantantes en una clara intención de favorecer su lucimiento. Dio confianza a Juan Francisco Gatell en su papel de Ernesto, que empe- zó con cierta irregularidad de emisión vocal en el aria Sogno soave e casto del primer acto, demostrando su capacidad de director que da seguridad a los cantantes en los momentos claves, como en el número más conocido de esta ópera, la serenata Com’è gentil del acto tercero, donde el cantante argentino emitió su timbrada voz lírico-ligera de tenore di grazia con gus- to y afinación. En cuanto a la soprano María Rey-Joly, haciendo Norina, hay que decir que predominó en ella la soltura de su arte dramático logrando transmitir la inquietud y el temperamento a la vez que la delicadeza y bondad de su personaje, como pudo apreciarse de manera singular en el dúo Tornami a dir del último acto donde supo lucir su mejor calidad musical. La versatilidad de un coro perfectamente preparado en su breve aparición así como la manifiesta mejoría de la orquesta en su experiencia operística hicieron que, en su transcurso, el espectáculo creciera en agrado para un público que disfrutó con una producción que realzó todo el encanto de una obra llena de humor, ironía y sutil melancolía. José Antonio Cantón 251-Pliego 3 22/3/10 11:32 Página 35 251-Pliego 3 22/3/10 11:32 Página 36 AC T U A L I DA D ORENSE / SAN SEBASTIÁN Festival Pórtico del Paraíso UN FESTIVAL JOVEN El Festival Internacional de Música de Orense, que toma su nombre Pórtico del Paraíso de la entrada occidental de la catedral de la ciudad, llegó este año a su tercera edición, concentrando sus actividades entre los días 5 y 14 del mes de marzo. Se trata pues de un festival joven, que busca crecer y consolidarse, partiendo de una oferta que combina un programa general de conciertos con otro de actividades paralelas: clase magistral, encuentros con los intérpretes y mesas redondas. Los conciertos se reparten entre el nutrido grupo de iglesias de Orense: la Catedral, Santa Eufemia la Real y Santa María Madre; y CALEFAX REED QUINTET el Teatro Principal. En cuanto a la calidad, y en el terreno puramente interpretativo, si la inauguración corría a cargo del grupo Florilegium, con la veterana Emma Kirkby y el contratenor Robin Blaze, la sesión de clausura contó con la presencia del quinteto de viento Calefax Reed. Entre R. Marinissen ORENSE Teatro Principal. 14-III-2010. Calefax Reed Quintet. Obras de Rameau, Sánchez-Verdú, Rzewki y Ravel. ambos, citas entre otras con el grupo Alla Francesca, el Cuarteto Carducci o la clarinetista Sarah Williamson. En la clausura, el conjunto holandés, experimentado en un amplio repertorio, dio fe de su versatilidad al interpretar con brillantez y virtuosismo, en arreglos del saxo del grupo Raaf Hekkema, la Rapsodia española de Ravel, y Le rappel des oiseaux de Rameau. Además, una pieza de Rzewski, Reeds, y el magnífico Libro de glosas, de Sánchez-Verdú, sirvieron para que explorasen las sonoridades de los instrumentos, en unos diálogos llenos de variedad y equilibrio. Daniel Álvarez Vázquez Un referente CUESTIÓN DE SABIDURÍA SAN SEBASTIÁN Auditorio Kursaal. 21-II-2010. Le Concert des Nations. Director: Jordi Savall. Obras de Corelli, Telemann y Rameau. 36 Excelente trabajo el expuesto por el magnífico Jordi Savall y los componentes de Le Concert des Nations. Excelentes su sonido, su depurada técnica, su gran musicalidad transmitiendo el sonido, ensamblándose unos con otros, y entregándose en cada una de las piezas con auténtica pasión, pero a la vez sin perder el rigor interpretativo de cada una de ellas. Savall no deja de seguir sorprendiendo por su permanente capacidad de entrega, por sentir la música de un modo tan especial como mesuradamente apasionado. En definitiva, por seguir siendo el gran gurú de la viola da gamba, por seguir siendo un referente. En esta ocasión, su trabajo estuvo alejado de los repertorios abordados anteriormente con la Capella Reial de Catalunya o Hespèrion XXI en San Sebastián. JORDI SAVALL Esta vez se hizo rodear de magníficos músicos, pertenecientes a Le Concert des Nations, formación creada por él mismo hace 21 años con objeto de ofrecer un repertorio orquestal y sinfónico desde el barroco hasta el romanticismo. Por tanto, sorprendió verle y escucharle en obras tan atractivas como las expuestas y que bajo el epígrafe de Le Concert Spirituel en los tiempos de Luis XV El Bien Amado Rey de Francia y Navarra (1710-1774), abarcó un compendio musical mostrando un sonido procedente, como es habitual, de instrumentos de entonces como la viola da gamba que Savall hizo sonar de modo exquisito en el caso de Telemann, evocando un pasado que se hizo cercano, siempre incluyendo su trabajo en un rico contexto que quedó patente en el precioso y delicado diálogo entre viola da gamba y flauta en el Concierto en la menor para flauta dulce, viola da gamba y cuerdas TWV 52:a1; así como en la mágica Ouverture en re mayor para viola da gamba y cuerdas TWV 55:d6 del mismo autor. Savall mostró sus habilidades como director también ante el atril, llegando al clímax en las sinfonías de Les Indes Galantes de Rameau, donde el conjunto sonó equilibrado, lleno de matices, dando peso a los ritardandi, sin llegar a exagerarlos. Flautas, violines, violas, violón, fagot, tiorba, guitarra, clave y la siempre atinada percusión de Pedro Estevan estuvieron a la altura del maestro. La clave está en saber gozar con lo que se tiene entre manos. Savall sabe hacerlo, y además sabe transmitirlo. Íñigo Arbiza 251-Pliego 3 22/3/10 11:32 Página 37 AC T U A L I DA D SANTIAGO Ciclos de piano “Ángel Brage” y de la Real Filharmonía PROTAGONISMO DEL PIANO El ciclo de piano “Ángel Brage” de la presente temporada había comenzado con el ya comentado Chopin de Zimerman, continuó con un variado recital de Tzimon Barto y finalizó con otro centrado en compositores rusos a cargo de Alexander Ghindin. Quizás por esta razón selectiva, gustó más Ghindin, que interpretó con la rotundidad y brillantez características de la llamada escuela rusa una serie de obras de breve duración de Scriabin y una selección de otras de Rachmaninov (varios Preludios y dos de los Étudestableaux) que permitieron lucir su virtuosismo. Para la segunda parte dejó los Cuadros de una exposición, una auténtica piedra angular del piano en la que Ghindin se lució más en los pasajes brillantes como Bydlo que en los más íntimos y sugerentes, caso de El viejo castillo. El norteamericano Tzimon Barto comenzó con la Sonata nº 27 de Haydn para pegar un considerable salto temporal a los Tres movimientos del joven compositor portugués Patricio da Silva. Un Haydn muy elegante, pero visto bastante singularmente, quizás demasiado moderno. Las dos obras de más peso del recital eran las Variaciones Paganini de Brahms y las cinco piezas que integran Miroirs de Ravel. Barto es un extraordinario dominador de su instrumento, pero un cierto distanciamiento caracterizó toda su actuación, aunque sus numerosos detalles en la exposición de Miroirs llamaron la atención. La Rapsodia húngara nº 2 de Liszt calentó al final un poco el ambiente, seguramente para IVÁN MARTÍN SANTIAGO Auditorio de Galicia. 21-II-2010. Tzimon Barto, piano. Obras de Haydn, Da Silva, Brahms, Ravel y Liszt. 4-III-2010. Iván Martín, piano. Real Filharmonía de Galicia. Director: Antoni Ros-Marbà. Obras de Schumann-Ravel y Schumann. 12-III-2010. Alexander Ghindin, piano. Obras de Scriabin, Rachmaninov y Musorgski. eso estaba colocada allí. También tuvimos piano protagonista en el concierto monográfico que la Real Filharmonía de Galicia dedicó a Schumann, pues el 2010 es año Chopin, pero también Schumann y otros varios. Comenzó con una curiosa rareza, los cuatro números que Ravel orquestó del Carnaval, una de las grandes obras del compositor alemán, pero que nada añaden a la gloria de Ravel, una mediocridad en comparación con su logro en la orquestación de los Cuadros de Musorgski. El joven pianista canario Iván Martín ofreció una muy matizada interpretación del Concierto para piano, sin perder por ello brillo en compañía de una orquesta también muy matizada y atenta. La verdad es que pudimos escuchar una muy buena versión de una obra que tiene el peligro de haber sido oída muchas veces y a grandes pianistas. Menos afortunados estuvieron Ros y su orquesta en la Sinfonía nº 3, aunque no comenzó mal, pero se fue perdiendo en el transcurso de su desarrollo, como si con el primer movimiento ya hubieran cumplido. En cualquier caso, el cargante rito de besos y abrazos finales tampoco se evitó esta vez. José Luis Fernández 37 251-Pliego 3 22/3/10 11:32 Página 38 AC T U A L I DA D SEVILLA Reivindicación de Manuel García EJERCICIOS PARA VOCES La reivindicación del sevillano Manuel García parece que va en serio. Ya hubo ocasión de oír en temporadas anteriores el Don Chisciotte y La mort du Tasse. Ahora, en coproducción con el Teatro Arriaga, el de la Maestranza ha ofrecido en su “Sala Manuel García” esta ópera de cámara, compuesta muy a final de la vida del músico, como ejercicio de canto para sus selectos alumnos. Es una interesante faceta del compositor, que ya retirado como cantante, se volcó en la enseñanza por la que siempre sintió gran vocación. García se sirvió de un libreto en un solo acto de Metastasio, al que le habían puesto música numerosos compositores, entre otros, Bonno (1753), Haydn (1779), y Pai- 38 siello (1799), y escribió para cuatro cantantes, soprano, mezzo, tenor y barítono, con acompañamiento de piano, una partitura de una cuidadísima riqueza vocal, en la que destacan sus amplias tesituras y sus registros extremos con sólidos graves y brillantes sobreagudos. Todo muy bien pensado para que las voces se ejercitasen en la mejor técnica belcantística. Porque esta Isla deshabitada es fundamentalmente eso: la lección de un indiscutible maestro del canto, lo cual no significa que carezca de hermosos pasajes que pueden llegar a emocionar incluso al público de hoy. Los cuatro cantantes estuvieron muy bien controlados desde el piano por Rubén Fernández, atento siempre al fraseo, al legato, Guillermo Mendo SEVILLA Teatro de la Maestranza (Sala Manuel García). 4-III-2010. García, L’isola disabitata. Carmen Romeo, Marifé Nogales, Jesús Álvarez, César San Martín. Piano y director musical: Rubén Fernández Aguirre. Director de escena: Emilio Sagi. al juego de los diferentes registros, y tanto las voces femeninas como las masculinas, todas jóvenes, tuvieron ocasión de lucir lo mejor de sí mismas. El momento culminante tal vez fuese el aria de Costanza, Ah che in van, en la IX escena, en cuyo patético melodismo podían percibirse ecos bellinianos. Carmen Romeu la bordó. Tenía muy bien aprendida la lección. Como los otros tres, que ya solos, en dúos, o todos juntos en el final, podían sentirse sobresalientes alumnos de García. En cuanto a la puesta en escena, Emilio Sagi supo inyectarle a la historia humor e ironía. Un montaje escenográfico imaginativo a base de sillas, amontonadas unas sobre otras en mesas y armarios, como un bosque vacío. Un marco divertido para hacer más amena la clase magistral. Jacobo Cortines 251-Pliego 3 22/3/10 11:32 Página 39 AC T U A L I DA D VALENCIA Un reparto joven y competente UNA NOVIA HEREDERA DEL “OTRO” 68 Palau de les Arts. 26-II-2010. Smetana, La novia vendida. Sabina Cvilak, Ales Briscein, Vicenç Esteve, Vladimir Matorin, Miguel Ángel Zapater, Pilar Vázquez, Ventseslav Anastasov, Hannah Esther Minutillo, Coro y Orquesta de la Comunidad Valenciana. Director musical: Tomás Netopil. Director de escena: Daniel Slater. VALENCIA Escena de La novia vendida de Smetana en el Palau de les Arts Esta producción de La novia vendida para la Opera North de Leeds traslada el argumento de mediados del siglo XIX a una campa preparada para la llegada del circo ambulante que celebrará el Día Nacional (9 de mayo) en una aldea rural de la Checoslovaquia comunista en 1972. La escenografía y sobre todo el vestuario de Robert Innes Hopkins abundan en referencias políticas. Kecal, casamentero transformado en alcalde, y sus secuaces lucen las insignias del Partido. Todos los figurines, incluidos los de un pueblo convertido en sociedad coral local uniformada con los colores de la enseña patria, y los movimientos y gestos determinados por el detallista Daniel Slater poseen aquella elocuencia que nos transmite de inmediato el carácter y hasta la biografía de cada personaje. Los jóvenes enamorados que se revelan contra la avaricia de sus parientes tanto como contra el sistema visten informalmente: vaqueros y cuero; a primera vista se reconoce en Micha al trepador mafioso, y en Krusina y Ludmila la tópica obtusidad campesina. El abrazo entre Marenka y Jeník en el punto más agrio de su discusión constituye la muestra más conspicua de la inteligencia con que se maneja el lenguaje visual en este montaje. El reparto fue joven y competente. La soprano eslovena Sabina Cvilak se distinguió por su bello timbre y musicalidad, el tenor checo Ales Briscein por su lirismo, el catalán Vicenç Esteve por la calidad técnica con que compuso al hermano tartamudo. Con el centro mejor colocado que el grave pero siempre poderoso, el bajo ruso Vladimir Matorin ajustó su Kecal al planteamiento global de la obra. Y todos los papeles secundarios estuvieron más que suficientemente servidos. El coro de Francisco Perales se implicó a fondo en la historia, y no sólo vocalmente. La orquesta respondió con brillantez a la dirección de Tomás Netopil, tan vigorosa como la de Las bodas de Fígaro de hace dos años y la del Così fan tutte de hace uno, pero esta vez plenamente idiomática. Alfredo Brotons Muñoz 39 251-Pliego 3 22/3/10 11:32 Página 40 AC T U A L I DA D VALENCIA Tres mil conciertos de la Orquesta de Valencia EFUSIÓN Y PLANICIE Valencia. Palau de la Música. 6-III-2010. Guy Braunstein, violín. Coral Catedralicia y Orquesta de Valencia. Director: Yaron Traub. Obras de Elgar y Holst. 12-III-2010. Gwyneth Wentink, arpa. Orquesta de Valencia. Director: Isaac Karabtchevski. Obras de Piazzolla, Ginastera y Chaikovski. E l programa número 3.000 de la Orquestra de València constó de sendas obras de dos músicos ingleses nacidos en el siglo XIX y fallecidos en 1934. En el Concierto para violín de Elgar, el israelí Guy Braunstein revalidó el gran triunfo obtenido en el Palau el año pasado junto a la misma orquesta y el mismo director en el Triple de Beethoven. Con timbre dulce y efusivo sin perjuicio de un considerable volumen con el que la orquesta también se abstuvo de competir, su versión fue de ejemplar elegancia y refinamiento, sin sonar nunca crispado ni violento. El Bach de tan acostumbrado ya manido prolongó varios minutos las fuertes ovaciones. En Los planetas, Marte y GUY BRAUNSTEIN algunos pasajes de otros colegas olímpicos no dejaron de sonar con la brutalidad de salón esperada, y cuando se pasó al otro extremo, lo superfluo se enmascaró tras una calidad de ejecución que tuvo uno de sus máximos en la intervención off stage de las chicas de la Coral Catedralicia dirigidas por su titu- International Classic International meeting of young musicians – Incontro internazionale di giovani musicisti lar Luis Garrido al final. La garra interpretativa que se derrochó en ese concierto fue lo que faltó en el siguiente, dirigido por el brasileño Isaac Karabtchevski. Tras una Muerte del ángel de Piazzolla simplemente biensonante en la sección de cuerdas, completó una primera parte argentina el Concierto para arpa compuesto de Alberto Ginastera, cuyos ritmos populares, picantes disonancias y colorista orquestación encontraron fiel reflejo en el arpa ágil y variada en matices dinámicos y expresivos de la holandesa Gwyneth Wentink que en un acompañamiento tan plano como la versión de la Primera Sinfonía de Chaikovski que siguió. Alfredo Brotons Muñoz El primer oratorio EN CUERPO Y ALMA Valencia. Palau de la Música. 2-III-2010. Elisa Franzetti, soprano; Pilar Esteban, mezzosoprano; José Hernández-Pastor, contratenor; Carlos Mena, contratenor; Juan Sancho, tenor; Luca Dordolo, tenor; Sergio Foresti, barítono. L’Almodí Cor de Cambra. Capella de Ministrers. Director: Carles Magraner. Cavalieri, Rappresentazione di Anima, et di Corpo. artistic director: Gabor Meszaros Masterclasses in Lugano from 18 to 31 July 2010 Canto / Voice Flauto / Flute Felix Renggli, CH Giovanna Canetti, I Oboe Canto / Voice Ingo Goritzki, D & Yeon-Hee Kwak, KOR Luciana Serra, I Pianoforte / Piano Bruno Mezzena, I Clarinetto / Clarinet Johannes Peitz, D La scuola russa per pianoforte The Russian Piano School Fagotto / Bassoon Ada Gradow, D Gabor Meszaros, CH Violino / Violin Corno / Horn Valery Gradow, D Michael Thompson, UK Viola Tromba / Trumpet Rainer Moog, D Bo Nilsson, S Trombone | trombone barocco Trombone |Baroque Trombone Violoncello Johannes Goritzki, D Musica da camera / Chamber Music Ensemble di fiati / Wind Ensemble Ensemble misti / Mixed Ensemble Ensemble di ottoni / Brass Ensemble Armin Bachmann & Lorenzo Ghirlanda, CH Tuba e pedagogia degli ottoni Tuba and Brass Pedagogy Rex Martin, U.S.A. Concerts in Ticino (Switzerland) from 18 to 31 July 2010 Info: TICINO MUSICA, c.p. 722, CH-6903 Lugano (Switzerland) Tel. 0041 91 980 09 72, fax 0041 91 980 09 71 [email protected], 40 www.ticinomusica.com U na de las características de la Capella de Ministrers es la diversidad del repertorio (de la música antigua al barroco, y un poco más allá por ambos extremos) que cubren con una extraordinaria versatilidad. Esta vez le tocó el turno a la obra del romano Emilio de’Cavalieri (1550-1602) de la que, no siéndolo aún ella, toma su nombre, por el lugar en que se estrenó, el género oratorio. Su interpretación no exige un gran virtuosismo si por tal no se entiende el dominio de la ornamentación imaginativa y la ligereza de toque para insuflar vida sutil al, sobre el papel y en comparación con por ejemplo su contemporáneo Monteverdi, plano lenguaje en que Cavalieri hace conversar al cuerpo y el alma, el tiempo, el mundo, el intelecto, etc., sobre el dilema entre el bien y el mal como tema. De ese otro virtuosismo sí dieron muestra estupenda unos músicos adecuadamente entregados, en cuerpo y alma, a una versión enriquecida por un par de, estos sí, geniales y muy difíciles insertos de Tomás Luis de Victoria. Empezando por un elenco de solistas en el que, sin desmerecer de ninguno de sus compañeros, destacó con deslumbrante luz propia el contratenor vasco Carlos Mena; siguiendo por un coro para muchos nuevo pero ya excelente, y terminando por una orquesta tan buena en su conjunto como por sus solistas, ni una sola fisura se pudo apreciar en la respuesta recibida por la muy experta dirección de Carles Magraner. Alfredo Brotons Muñoz 251-Pliego 3 22/3/10 11:32 Página 41 AC T U A L I DA D VALLADOLID / ZARAGOZA Homenaje a Delibes GRAN MÚSICA: PETRENKO Y VOLODOS mos del segundo tiempo a la plenitud, tal vez un poco excesiva, del final. En las Variaciones enigma matizó de forma distinta cada una de ellas (el Nimrod fue excepcional en su progresión) manteniendo desde el tema inicial una asombrosa unidad. De la Sinfonía nº 40 mozartiana hizo una versión diferente, contrastada tanto en los tempi como en el sonido. Se acercó a lo que luego compondría el primer Beethoven pero mantuvo la línea clásica en el Andante o en el Trío del Scherzo, con sutilidad sonora. Antológica la Sinfonía nº 14 de Shostakovich, esa sinfonía de la muerte, premonitoria de la del gran Miguel Delibes la madrugada siguiente. Dos cantantes excepcionales matizando los diversos poemas, una lectura profunda y emotiva con una orquesta reducida que hizo un trabajo Rafa Martín De nuevo Petrenko en sus dos últimos conciertos de esta temporada, con un repertorio variado y nada convencional. Como siempre, musicalidad sin tacha, variedad de recursos técnicos con la sensación de que cada partitura tiene cosas nuevas que ofrecer. Ensayos minuciosos y, al tiempo fáciles. Sabe lo que quiere y se lo comunica a la orquesta con precisión. Su gestualidad es elegante y clara y, por ello, los conciertos que dirige son siempre apasionantes. Incluso una pieza fácil como Capricho italiano ofrece facetas nuevas, tanto en la construcción global como en los detalles, pasando de lo lírico a la espectacular desde transiciones fáciles. Al Concierto de Grieg, magníficamente tocado por el solista, con fuerza y delicadeza a la vez, le acompañó con mimo, desde los inefables pianísi- ARCADI VOLODOS VALLADOLID Auditorio. 3-III-2010. Alessio Bax, piano. Sinfónica de Castilla y León. Director: Vasili Petrenko. Obras de Chaikovski, Grieg y Elgar. 11-III-2010. Olga Sergeeva, soprano; Sergei Aleksashkin, bajo. OSCyL. Director: Vasili Petrenko. Obras de Mozart y Shostakovich. 13-III-2010. Arcadi Volodos, piano. Obras de Mompou, Albéniz, Liszt y Schumann. esplendido. Fue una experiencia extraordinaria. El futuro de Petrenko, desde su labor en Liverpool y Valladolid, está asegurado. Su valía supera la brillantez y el efecto desde una visión personalísima de las obras que dirige. Colofón de estos días fue el gran recital de Volodos, dedicado a Miguel Delibes, en el que demostró que es uno de los grandes. Desde la limpia tersura en las Escenas de niños de Mompou, el idiomatismo de la difícil y casi desconocida Alhambra de Albéniz, el virtuosismo casi demoníaco de Después de una lectura de Dante lisztiana o las complejísimas Humoresca y Carnaval de Viena, Volodos dio una lección de pulsación, de comprensión de las obras, de brillantez y, al mismo tiempo, contención. Éxito clamoroso agradecido con cuatro regalos con el público puesto en pie. La sombra de ese gran hombre y escritor, Miguel Delibes, estaba en la Sala de Cámara del centro cultural que lleva su nombre y la gran música era la mejor oración por su memoria. Fernando Herrero XVI Temporada de Grandes Conciertos de Primavera CUATRO LUNAS Y UN LUNAR cial. Capaz de afiligranadas sutilezas y tonantes estallidos, con casi un gran solista por atril, deparó luego un acompañamiento acústicamente primoroso al trabajo, lleno de interés, de Uchida: máxima concentración en el arranque; pedal mínimo, evocador del piano histórico; articulación diáfana, con un legato admirablemente parco; sobriedad, profundidad y emoción… no se puede pedir más. Pero sir Simon tenía planes propios cuya intención se me escapa. ¿Por qué el escaso énfasis del arranque del Andante con moto? ¿Por qué tanto tempo a MITSUKO UCHIDA ZARAGOZA El Auditorio hizo cumbre con la presencia, en un solo mes, de cuatro centurias de primera (Filarmónica de Nueva York, Sinfónica de Bamberg, Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam y Filarmónica de Berlín) y sus titulares. El éxito llama al éxito y la Filarmónica de Berlín, de vuelta a Zaragoza tras casi setenta años, hechizó a la sociedad —con muchos inhabituales. ¡Si hubieran ido a los tres conciertos anteriores! La Filarmónica de Berlín se produjo, claro, como una máquina orquestal perfecta, sobre todo en el Ligeti ini- Rafa Martín Auditorio. 24-II-2010. Mitsuko Uchida, piano. Filarmónica de Berlín. Director: Simon Rattle. Obras de Ligeti, Beethoven y Sibelius. capricho? ¿Por qué los timbales del Rondó parecían estar en Carmina burana? ¿Por qué un Beethoven tan exter- no cuando Uchida llegaba a su interior? El misterio continuó en la Segunda de Sibelius. Más brillante que idiomático, el maestro de Liverpool subrayó los detalles más exquisitos en perjuicio de un concepto unitario. De la grisura nórdica; del tempo a veces suspenso hasta encoger el alma; del bronce amenazador; de la tensión creciente del Finale, ¿qué se fizo? El postre, a la nº 45 de Haydn: la Filarmónica de Berlín salió rápidamente de escena dejando al respetable con el aplauso puesto. Antonio Lasierra 41 En coproducción con y con la subvención de CINCUENTA Y NUEVE FESTIVAL GRANADA 24 DE JUNIO A 14 DE JULIO DE DOSMIL1O 29 JUNIO | PALACIO DE CARLOS V | 22.30 H 4 JULIO | TEATRO DEL GENERALIFE | 22.30 H 11 JULIO | HOSPITAL REAL (CRUCERO) | 12.00 H Enrique Bátiz director Obras de R. Sierra, A. Piazzolla, H. Villa-Lobos, M. de Falla, C. Chávez, S. Revueltas, B. Galindo, A. Márquez Paulo Pederneiras director artístico Parabelo - Lecuona [R. Pederneiras] Juan Carlos Garvayo piano América-España del XX al XXI Obras de J. Torres, J. C. Paz, R. Sierra, L. Aguirre*, M. Gálvez-Taroncher* F. Egozcue guitarra, P. Martín-Caminero contrabajo, D. Yacaré piano, T. Cartechini bandoneón, L. Tur Bonet violín 30 JUNIO | TEATRO DEL GENERALIFE | 22.30 H JUAN CARLOS GARVAYO 25 JUNIO | PALACIO DE CARLOS V | 22.30 H José Antonio director artístico Escuela bolera [Á. Pericet, Victoria Eugenia, José Antonio] Mosaico andaluz [José Antonio, Antonio] Danza y Tronío [Mariemma] 24 JUNIO AMBULANTES Música en ruta por Granada 24 JUNIO CONCIERTO INAUGURAL FEX | 22.30 H JOSÉ MANUEL ZAPATA TENOR Tango. Homenaje a Gardel SINFÓNICA DE LA JUVENTUD VENEZOLANA SIMÓN BOLÍVAR BALLET NACIONAL DE ESPAÑA Gustavo Dudamel director Obras de I. Carreño, A. Ginastera, I. Stravinski 1 JULIO | PALACIO DE CARLOS V | 22.30 H 26 JUNIO | ABADÍA DEL SACRO MONTE | 20.00 H Coral Andra Mari de Errentería (José Manuel Tife director) Josep Miquel Ramón barítono María José Montiel mezzosoprano Elena de la Merced soprano Pedro Halffter director Obras de R. Wagner, M. de Falla, A. Ginastera ENSEMBLE PLUS ULTRA HIS MAJESTYS SAGBUTTS & CORNETTS Michael Noone director Al Oriente por Occidente I Obras de A. Lobo, C. de Morales, J. de Urrede, L. de Aranda, S. de Aliseda, C. Janequin En coproducción con SOCIEDAD ESTATAL DE CONMEMORACIONES CULTURALES 26 JUNIO | TEATRO DEL GENERALIFE | 22.30 H BOSTON BALLET Mikko Nissinen director artístico Ultimate Balanchine Ballo della Regina - Rubies The Four Temperaments Coreografías de G. Balanchine Patrocinador Principal 27 JUNIO | MONASTERIO DE SAN JERÓNIMO | 12.00 H ENSEMBLE PLUS ULTRA HIS MAJESTYS SAGBUTTS & CORNETTS Michael Noone director Al Oriente por Occidente II Obras de F. de Peñalosa, M. Pipelare, P. de la Rue, J. des Prez, F. Guerrero, J. de Urrede, O. di Lasso En coproducción con SOCIEDAD ESTATAL DE CONMEMORACIONES CULTURALES 27 JUNIO | PALACIO DE CARLOS V | 22.30 H ORQUESTA SINFÓNICA DEL ESTADO DE MÉXICO Koh Gabriel Kameda violín Enrique Bátiz director Obras de R. Halffter, M. M. Ponce, A. Piazzolla, S. Revueltas, J. P. Moncayo Patrocinador Principal 28 JUNIO | TEATRO DEL GENERALIFE | 22.30 H Diseño: Manigua ORQUESTA SINFÓNICA GRUPO CORPO DEL ESTADO DE MÉXICO DE BELO HORIZONTE BOSTON BALLET Mikko Nissinen director artístico Black and White No More Play - Petite Mort - Sarabande Falling Angels - Sechs Tänze Coreografías de J. Kylián 5 JULIO | PATIO DE LOS ARRAYANES | 22.30 H PIANO Una Iberia para Albéniz Piezas compuestas por M. Manchado, D. del Puerto, F. Buide, Z. de la Cruz, G. Erkoreka, J. García Román, M. Sotelo, M. Gálvez-Taroncher, J. Luis Turina, P. Jurado, H. Parra, J. Torres 6 JULIO | PALACIO DE CARLOS V | 22.30 H ORQUESTA CIUDAD ORQUESTA FILARMÓNICA DE GRANADA Salvador Mas director DE GRAN CANARIA Obras de L. van Beethoven, A. Dvořák 2 JULIO | TEATRO DEL GENERALIFE | 22.30 H GRUPO CORPO DE BELO HORIZONTE Paulo Pederneiras director artístico Parabelo - Breu [R. Pederneiras] Patrocinador 7 JULIO | TEATRO DEL GENERALIFE | 22.30 H BALLET ARGENTINO Presentado por la Fundación Julio Bocca Eleonora Cassano primera bailarina fundadora Orquesta China Cruel Karina Levine cantante Tango. De Burdel, Salón y Calle Patrocinador Principal Entidad Protectora 3 JULIO | SANTA IGLESIA CATEDRAL | 12.00 H CONJUNTO DE MÚSICA ANTIGUA ARS LONGA Teresa de Paz directora El Renacimiento Musical en la Nueva España en los ss. XVI y XVII Obras de las Catedrales de Guatemala y Puebla de los Ángeles En coproducción con SOCIEDAD ESTATAL DE CONMEMORACIONES CULTURALES 3 JULIO | PALACIO DE CARLOS V | 22.30 H ORQUESTA SINFÓNICA DE GALICIA Coral Andra Mari de Errentería (José Manuel Tife director) María Bayo soprano, José Manuel Zapata tenor, Emilio Sánchez tenor, Carlos Bergasa barítono, Marina Rodríguez Cusí mezzosoprano, Víctor Pablo Pérez director Cecilia Valdés Música de G. Roig Libreto de A. Rodríguez y J. Sánchez Arcilla La tempranica Música de G. Giménez Libreto de Julián Romea Parra Versión concierto Patrocinador 8 JULIO | PALACIO DE CARLOS V | 22.30 H DIÁLOGOS Miguel Poveda voz Rodolfo Mederos bandoneón Rodolfo Mederos Orquesta Típica Patrocinador 9 JULIO | TEATRO ISABEL LA CATÓLICA | 22.30 H FUENSANTA «LA MONETA» BAILE Extremo Jondo 9 JULIO | PALACIO DE CARLOS V | 22.30 H STAATSKAPELLE BERLIN Daniel Barenboim piano Julien Salemkour director Obras de F. Chopin Con la subvención de ENSEMBLE RESIDENCIAS * Estreno En coproducción con SOCIEDAD ESTATAL DE CONMEMORACIONES CULTURALES 11 JULIO | PALACIO DE CARLOS V | 22.30 H STAATSKAPELLE BERLIN Daniel Barenboim director A. Bruckner Sinfonía núm. 5 Con la subvención de 12 JULIO | PATIO DE LOS ARRAYANES | 22.30 H CURSOS INTERNACIONALES MANUEL DE FALLA Wilbert Halzezet traverso, Corrado Bolsi, Catherine Manson violines, Jaap ter Linden violonchelo y viola de gamba, Josep Borràs fagot, Maggie Cole clavicémbalo Obras de M. Corrette, F. Couperin, A. Vivaldi, Anónimo Con la colaboración de CONSTRUCCIONES OTERO 13 JULIO | PATIO DE LOS ARRAYANES | 22.30 H CURSOS INTERNACIONALES MANUEL DE FALLA Corrado Bolsi, Michael Gurevich violines, Catherine Manson violín y viola, James Boyd viola, Jaap ter Linden violonchelo, Maggie Cole fortepiano Obras de W. A. Mozart, S. von Neukomm 14 JULIO | TEATRO DEL GENERALIFE | 22.30 H JOAN MANUEL SERRAT Hijo de la luz y de la sombra Concierto extraordinario. Homenaje a Miguel Hernández en el centenario de su nacimiento CAFÉ CONCIERTO 29 DE JUNIO A 1 DE JULIO HOTEL ALHAMBRA PALACE | 19.30 H TEATRO DEL EL CHOPIN DE LOS TRÓPICOS Antonio Ortiz piano Obras de E. Lecuona y F. Chopin EL FESTIVAL DE LOS PEQUEÑOS 28 A 30 DE JUNIO | 19.30 H TEATRO ALHAMBRA 10 JULIO | HOSPITAL REAL (CRUCERO) | 12.00 H LA CAJA DE LOS JUGUETES ENSEMBLE RESIDENCIAS América con los brazos abiertos: la generación del exilio Obras de J. Bautista, J. Orbón, S. Revueltas, C. Chávez, A. Ginastera Enrique Lanz dramaturgia y dirección Sobre las músicas de C. Debussy Etcétera producción escénica (con la colaboración de la Junta de Andalucía) Murtra Ensemble interpretación y producción musical En coproducción con 4 JULIO | MONASTERIO DE SAN JERÓNIMO | 12.00 H CONJUNTO DE MÚSICA ANTIGUA ARS LONGA Teresa de Paz directora Mestizaje del Barroco americano Interacción de las tres culturas que poblaron América: aborígenes, peninsulares y africanos SOCIEDAD ESTATAL DE CONMEMORACIONES CULTURALES 10 JULIO | PALACIO DE CARLOS V | 22.30 H FESTIVAL JÓVENES-EN-DANZA TEATRO CAJAGRANADA ISIDORO MÁIQUEZ | 19.30 H STAATSKAPELLE BERLIN 5 Y 6 DE JULIO EL OTRO APÓSTOL Daniel Barenboim director A. Bruckner Sinfonía núm. 6 Con la subvención de En coproducción con SOCIEDAD ESTATAL DE CONMEMORACIONES CULTURALES www.granadafestival.org T 958 221 844 F 958 220 691 El Colegio del Cuerpo Álvaro Restrepo director Obra de Marie France Delieuvin 7 DE JULIO FUERZA DE SANGRE El Colegio del Cuerpo Álvaro Restrepo director Antípodas, Eidon y El sueño de los ancestros 251-Pliego 3 22/3/10 11:33 Página 44 AC T U A L I DA D 44 Confusión y ausencia de magia CAMBIO GENERAL DE ROPA Monika Rittershaus Komische Oper. 26-II-2010. Haendel, Orlando. Mariselle Martínez, Brigitte Geller, Julia Giebel, Elisabeth Starzinger, Wolf Matthias Friedrich. Director musical: Alessandro De Marchi. Director de escena: Elexander Mørk-Eidem. Vestuario: Maria Gyllenhoff. Elisabeth Starzinger y Julia Giebel en Orlando de Haendel en la Komische Oper de Berlín Como si el libreto de Carlo Sigismondo Capece para Orlando de Haendel no fuera suficientemente confuso, la puesta en escena de Elexander MørkEidem y el vestuario de Maria Gyllenhoff terminaron de hacerlo difícil, sobre todo por el embrollo de colores y sexos que propusieron en la Ópera Cómica. No fue posible saber si era un hombre o una mujer quien amaba a una mujer o a un hombre. El príncipe moro Medoro vestía con faldas floreadas y un peinado de señora. La pastora Dorinda, que lo ama sin esperanza, lucía botas de goma, indumento de plástico amarillo y corte de pelo masculino. Medoro pretende a Angélica, que salió con pantalones negros y una cabellera esculpida con gel. Su amor a Medoro compite con el de Orlando, a cargo de la mezzo chilena Mariselle Martínez, la cual, con uniforme de campaña y cinturón de canana, daba una inquietante nota lésbica. El mago Zoroastro — en la función, mágicamente rebautizado como Zarathustra— mostró una hirsuta y BERLÍN INTERNACIONAL ACTUALIDAD ALEMANIA despoblada cabellera y encarnó a una suerte de médico que fuma en pipa y que conduce, vestido con suntuoso ornamento, la embrollada trama hacia un final feliz. En el rol de princesa Isabela, parte muda, apareció el actor Bernd Stempel como un híbrido intersexual que colabora con Zarathustra regándole las plantas y sirviéndole café. En el desairado papel se incluyó un final con escasas palabras de propaganda para el Agua divina, prodigiosa panacea inventada por el brujo que se ofreció al público en botellas de plástico. Con tal utillaje hubo que lidiar frente a una larga velada donde abundó el batiburrillo y faltó la magia. Colaboró el escenario diseñado por Erlend Birkeland, un espacio circular rodeado de madera, desangelado y relleno con un pino, unos cuantos hongos y una tienda de campaña, todo apropiadísimo, por decir algo, a Hansel y Gretel. Hartante, monótono y carente de todo refinamiento, tal encuadre encerró a los cantantes vestidos de aquella turbia manera. Darles vida resultó casi imposible. Comparable desilusión aportó la lectura musical. Al frente de la orquesta del teatro, Alessandro De Marchi la hizo sonar divagante y escasamente articulada. Así consiguió que olvidáramos otras intervenciones suyas, con mordiente y conducción. No hubo entre los cantantes ningún haendeliano auténtico. Martínez, una mezzo oscura con interesante timbre gutural, estuvo escasa de volumen y de fluidez en la coloratura. En las arias de furor, francamente lamentable, aunque proba en los lamentos. La celebrada Brigitte Geller demostró su inadecuación al barroco. Julia Giebel en Dorinda cantó con levedad y buenos picados, aunque le faltaron agudos y precisión en las afinaciones. Elisabeth Starzinger cantó a Medoro como si fuera una mujer (Medoro, no ella, que sí lo es). En Zarathustra, el bajo Wolf Matthias Friedrich tronó con su cantidad vocal, mas el grave se oyó descolorido y la agilidad, inexacta. Bernd Hoppe 251-Pliego 3 22/3/10 11:33 Página 45 AC T U A L I DA D ALEMANIA Escena y partitura MISTERIOS DE LA BASURA INSULAR FRÁNCFORT La reposición francofortesa de Orlando furioso contó con la puesta del recién venido David Bösch y la dirección musical de un especialista e historicista del barroco, Andrea Marcon. El resultado nada tuvo de lo prometido: ni ligero, ni cocido a punto, ni enérgico, ni colorido. En el escenario deambulaban, trotaban, tropezaban y resbalaban las figuras del Bosco metidas a figuras de Orlando. Fue un show escénico pródigo en basura y griterío pero sin hondura ninguna. El director de escena ignoró la partitura y los espectadores sufrimos lo indecible para seguir su propuesta. Tal vez se trató de leer a Vivaldi como un autor de operetas-pop y quien no comparta este credo ha de quedar fuera de juego. En el papel travestido de Orlando, Sonia Prina padeció el vestuario diseñado por Meentje Nielsen, una envoltura elástica que retrató a un paladín regordete, con la piel tatuada, pelo en pecho y un tupé lacado a lo John Travolta. La isla mágica se redujo a tres pedruscos entre los cuales Alcina, la hechicera, intentaba con manotazos y elevaciones de cejas, enderezar los caminos del compañero y amado. No quería envejecer y cometía toda suerte de locuras amorosas. Envolvía a Ruggiero que involucraba a Bradamante, en tanto Orlando perseguía a Angélica, acechada por Medoro. La bruja Alcina era, a su vez, honrada por Astolfo, su primo, barrendero de desperdicios. A pesar de semejante barroco embrollo, nada de amor ni de extravíos amorosos hubo en el espectáculo. Faltó dirección de Monika Rittershaus Oper. 14-II-2010. Vivaldi, Orlando furioso. Sonia Prina, Daniela Pini, Brenda Rae, Florian Plock, Katharina Magiera, Paula Murrihy, William Towers. Director musical. Andrea Marcon. Director de escena: David Bösch. Sonia Prina en Orlando furioso actores y los tipos heroicos se disolvieron. La escenografía de Dirk Becker contribuyó a conducirnos hacia los entretenimientos de la tele en los años setenta. Al fondo unas nubes, una plazuela a la izquierda y un bar a la derecha, sirvieron de marco a una incesante turbamulta de chistes que nos incitaban a esperar los intermedios para apaciguarnos un poco. Por suerte, Sonia Prina cantó con notable musicalidad y amplio alcance, navegando, fuera del basural, en las procelosas aguas vivaldianas. Lo mismo hizo el contratenor William Towers en Ruggiero, auténtico homenaje al legato barroco, servido con un timbre de dulce matiz aflautado, pródigo en auténticas gemas. El resto del elenco, lamentablemente, no estuvo a la altura. Marcon dirigió con animación, fuego y complacencia, salvando lo que se pudo de la obra y, en esta medida, Vivaldi salió ileso del fusilamiento. Barbara Röder Una fábula sin humor PARADA GROTESCA LEIPZIG Oper. 11-II-2010. Prokofiev, El amor de las tres naranjas. Susan MacLean, Thomas Pursio, Roman Astakhov. Director musical: Roland Kluttig. Director de escena: Wolfgang Engel. Con sorpresa y complacencia recibió el público la nueva puesta de El amor de las tres naranjas debida a Wolfgang Engel. En el proscenio, a manera de espejo, se situó la escenografía de Andreas Jander, que reproduce el patio de butacas con espectadores, personajes de la Commedia dell’Arte y actores. En la obra de Gozzi-Prokofiev hay hechicera poesía, humor satírico y fina ironía. En la puesta de Engel, muy poco de todo esto. Ha preferido subrayar lo grotesco de los caracteres con voluntad meramente efectista. Lo consigue, por ejemplo, cuando Fata Morgana, en silla de ruedas, juega en el aire una partida de naipes infernales con el mago Celio, de esmoquin blanco. Susan MacLean cantó su parte con voluminosa voz de mezzo y suntuosos graves al servicio de un aplomado dramatismo, junto al barítono Thomas Pursio, de impresionante vocalidad. El bajo Roman Astakhov dio al rey el misterio de su oscuro instrumento. Luego se travistió de cocinera, tetuda, dominante, abusiva de carmín, con ligueros, tacones, delantal de cuero y gigantescas cucharas de madera. Encantó al príncipe y a Trufaldino, quienes le dieron la mágica cinta rosada. Enseguida los incitó a robar las naranjas. Fue cuando Engel mutó la escena, llevándose los ele- mentos por una vía de pacotilla y situándonos en el angustioso mundo carcelario de Shostakovich o Janácek: un recinto enrejado con una guardia de hombres uniformados y armados cuyas mujeres, de dudosa profesión, duermen bajo mantas. La transformación de las naranjas en princesas resultó banal: al ser cortadas, las frutas se pulverizaron y dejaron aparecer a las graciosas muchachas, que se incorporaron, librándose de sus cobertores. En este mundo concentracionario, con abundancia de papel picado, se celebró la boda del príncipe y Ninetta, en incomprensible contraste. Lo mismo ocurrió con la Orquesta de la Gewandhaus, dirigida por Roland Kluttig, quien incidió menos en el agrio refinamiento de la música que en sus golpazos de estruendo, convertidos en aguda agresión. Preciso actuó el coro de la casa. Michael Baba personificó al protagonista, con potente voz de tenor, de rico registro medio, propio del heroísmo alemán, pero con agudos sin encanto y, en general, ni carisma juvenil ni lirismo. Martin Petzoldt hizo de Trufaldino imitando al célebre payaso ruso Popov. Jean Broekhuizen fue una Clarice de pregnante registro medio y Morgan Smith, un Primer Ministro de bello sonido baritonal. Bernd Hoppe 45 251-Pliego 3 22/3/10 11:33 Página 46 AC T U A L I DA D ALEMANIA Festival Telemann PAYASOS EN EL INFIERNO Opernhaus. 5-III-2010. Telemann, Orpheus. Luanda Siqueira, Caroline Meng, Dana Marbach, Pierrick Boisseau. Coro de la Ópera de Magdeburgo. Opera Fuoco. Director musical: David Stern. Director de escena: Jakob Peters-Messer. MAGDEBURGO En su vigésima temporada, el Festival Telemann de Magdeburgo ha repuesto Orfeo o La maravillosa constancia del amor bajo la dirección escénica de Jakob PetersMesser, el mismo que acompañara a René Jacobs en la exhumación de esta obra, en la Sala Apolo de Berlín y en 1994. Ha contado ahora con los diseños de Markus Meyer, de una elegante estética “fría”. La reina Orasia ama al cantor Orfeo y planea quitar del medio a la esposa de aquél, Eurídice, con la complicidad de Ismena, vestida de blanco y dispuestona como una jefa de secretaría. La soprano argentina Luanda Siqueira brindó a aquel intrigante personaje un atractivo corporal ágil y deslumbrante, tanto que suspendía el aliento. Su voz es sólida, convincente y lamentosa en las arias más líricas, aunque no estrictamente perfecta en los momentos de furia y coloratura. Más carácter y personalidad mostró su colega Caroline Meng en Ismena, con una coloratura enérgica, vibrante y soberana, sumada a un satisfactorio grave. En contraste, la suave y delicada Dana Marbach, bella y digna en una Eurídice de imponente aparición, estricto desempeño y noble expresión. La escénica. También algo inquieta pareció la mezzo Clementine Margaine en el rol de su ayudante Ascalax. En la corte de Tracia hubo una chupandina que acabó con Orfeo horrorizado en la cama poblada de bacantes, una venganza de la reina. David Stern condujo la orquesta Opera Fuoco de París y Martin Wagner, al coro de la casa. Fuertes acentos, tensa narración, variedad de colores instrumentales y hasta fascinantes oscuridades de timbre en la escena del Hades, llevaron al triunfo musical la velada. sensación de la noche la aportó el barítono Pierrick Boisseau en Orfeo, con su voz cálida y prodigiosa, su elevada sensibilidad, su cultura liederística, sonoros apianados y tocantes lamentos ante el sepulcro de Eurídice. Su amigo Eurimedes, fotógrafo de la boda, tuvo en el tenor Peter Diebschlag un perfil joven y una agradable vocalidad. Plutón apareció de frac también rayado, guitarra electrónica y botas de charol, a veces con peluca barroca, otras pelado. Con voz flexible y cálida lo cantó el barítono Bartolo Musil, algo incómodo en su apariencia Bernd Hoppe Estreno de la nueva ópera de Eötvös LAS COSTILLAS DE ADÁN MÚNICH Si los caminos del Señor son inescrutables, no son más previsibles los que sigue el compositor hasta rematar su obra. Lo único cierto en ese peregrinaje es que, para conseguir su fin, cada cual recurre a las armas que le resulten más convenientes. La gran baza del húngaro Peter Eötvös se la asegura con un especial tratamiento de la textura orquestal, materializando sus propósitos tal y como aprendió de Stockhausen en cuanto a segmentación de los efectivos musicales. Así, para su séptima ópera, Die Tragödie des Teufels (La tragedia del diablo), una propuesta en un acto de casi 100 minutos, que acaba de ver la luz en Múnich, Eötvös ha dividido la orquesta en dos secciones: un grupo instrumental dominado por la percusión en el foso; el resto de los elementos tras el escenario, cre- 46 ando un lecho envolvente donde las voces se sienten cómodas. Más, porque la partitura no plantea grandes dificultades canoras para un reparto presidido por voces bajas. Con excepciones como el tenor finlandés Jussi Myllys, Adán, uno de los ejes del libreto inspirado en La tragedia del hombre, obra cumbre del escritor y político húngaro del siglo XIX Imre Madách. Si Arrabal en Faustbal retomaba la idea del Si Fausto fuera Faustina, que Celia Gámez protagonizó en los años 40, Madách invita a contemplar desde otra óptica el pecado original, enfrentando al primer hombre con Lucifer en una lucha secundada por Eva y la aliada del diablo, Lucy, quien, tras una sucesión de enfrentamientos de las dos parejas con las grandes civilizaciones como fondo, se mostrará como la diablesa Lilith, primera mujer Wilfried Hösl Bayerische Staatsoper. 6-III-2010. Eötvös, Die Tragödie des Teufels. Cora Burgraaf, Ursula Hesse von den Steinem, Jussi Myllys, Georg Nigl, Elena Tsallagova, Heike Grötzinger, Annamária Kovács. Directores musicales: Christian Schumann y Christopher Ward. Director de escena: Balázs Kovalik. Georg Nigl en La tragedia del diablo de Adán. Y a él regresa una vez que éste acaba con la vida de Eva y del hijo que espera. Argumento farragoso, que la escenografía, una instalación ucrónica, del artista Ilia Kavakov, no ayuda a digerir. Ni siquiera el buen hacer del par luciferino (Ursula Hesse von den Steinen y el barítono austriaco Georg Nigl) o las sorpresivas Rumata (las mezzos Elena Tsallagova y Heike Grötzinger, y, especialmente la contralto Annamária Kovács). El coro y la orquesta titulares del teatro demostraron su excelente ductilidad. Las deserciones de algunos espectadores fueron compensadas con algún bravo como estímulo final. Nada en comparación con las ovaciones que, dos días después, en el mismo escenario, recibía durante media hora ininterrumpida el elenco de Roberto Devereux, encabezado por Gruberova y José Bros, que cantaba por primera vez en Múnich el papel titular en la obra de Donizetti que debutó en 2001 en Hamburgo junto a la misma soprano. Juan Antonio Llorente 251-Pliego 3 22/3/10 11:33 Página 47 AC T U A L I DA D AUSTRIA Estreno mundial de la nueva ópera de Aribert Reimann EL DOLOR DEL REPUDIADO VIENA Aribert Reimann, uno de los operistas más significativos y también más solicitados del momento, ha escogido a Medea como protagonista de su título más reciente, un encargo de la Staatsoper de Viena, para el que él mismo ha escrito el libreto, inspirándose en la versión de Franz Grillparzer, pero ofreciendo su propia interpretación del mito. Reimann ha concentrado tan magníficamente el texto de Medea que puede seguirse la acción sin que sea necesario ningún subrayado textual. La obra gravita en torno al tema del otro, el marginado, pero sin recurrir en ningún momento al tópico. Los culpables para Reimann son todos: tanto Medea como una sociedad cargada de prejuicios. El velo del que Medea tiene que desprenderse es una metáfora de hoy. Reimann ha sabido crear un sinfín de combinaciones rítmicas y métricas increíblemente complejas. De los hilos, aglomeraciones y superposiciones estructurales surge sin embargo una partitura de un efecto inmediato. Todo un psicodrama orquestal que sabe aprovechar al máximo las posibilidades del caleidoscópico sonido filarmónico (excelentemente dominado por Michael Boder). En ocasiones, la música estalla implacablemente como si fuera un río de lava. En otros momentos predominan las dolientes cuerdas o arcaizantes motivos rítmicos. Pero siempre está centrada en una elegante definición psicológica de los personajes. También los cantantes convencieron plenamente. Axel Zeininger Staatsoper. 3-III-2010. Reimann, Medea. Marlis Petersen, Michaela Selinger, Elisabeth Kulman, Michael Roider, Adrian Eröd, Max Emanuel Cencic. Director musical: Michael Boder. Director de escena, decorados e iluminación: Marco Arturo Marelli. Vestuario: Dagmar Niefind. Marlis Petersen como Medea La soprano Marlis Petersen como Medea (Reimann ha escrito el papel expresamente para su voz) domina espléndidamente su maratón, tanto en las partes dramáticas como en las amorosas y patéticas. Michaela Selinger (Creusa), Elisabeth Kulman (Gora), Michael Roider (Creonte) y el contratenor Max Emanuel Cencic (Heraldo) se destacaron por su precisa dicción y su enorme fuerza de caracterización. Sobresalió especialmente en el conjunto Adrian Eröd como el padre de los hijos de Medea, Jasón, con un timbre baritonal capaz de los más variados matices. El montaje de Marco Arturo Marelli enfrenta el desierto y una civilización estéril. La dirección de actores es ejemplar, si bien el aspecto de bruja de la protagonista tal vez resulte demasiado evidente. Es de gran impacto el efecto en el que el escenario se convierte en una gran caja de resonancia y Medea parece que va a morir apedreada. Christian Springer Kalitzke estrena su ópera basada en la novela de Witold Gombrowicz POSEÍDOS EN EL SUPERMERCADO Viena. Theater an der Wien. 23-II-2010. Kalitzke, Die Besessenen. Noa Frenkel, Leigh Melrose, Hendrickje van Kerckhove, Benjamin Hulett, Jochen Kowalski, Manfred Hemm, Rupert Bergmann. Director musical: Johannes Kalitzke. Director de escena: Kasper Holten. Decorados: Steffen Aarfing, L a novela Die Besessenen (Los poseídos) de Witold Gombrowicz describía en 1939 las costumbres de una sociedad decadente. Mostraba el crecimiento de la ambición humana y las relaciones devoradas por el egoísmo. Sus personajes, que se encuentran en un decadente hotel, están dominados por el afán de tener, da igual que se trate de sexo, dinero o de la posesión de arte, que es contemplado exclusivamente bajo el aspecto material. Sólo una persona permanece ajena a este salvaje frenesí: un anciano príncipe que se ha retirado a la buhardilla de su palacio, y allí ha reunido una colección de cuadros que representa el amenazado patrimonio cultural. Pero el hecho de que su hijo ilegítimo esté desaparecido hace presagiar que este legado no va a ser preservado durante mucho tiempo. Las tensiones entre este mundo tradicional y la falta de orientación de los modernos, pero también la desvalorización de las relaciones humanas por medio de la ambición, pueden haber sido para el compositor y director Johannes Kalitzke la base para utilizar la novela de Gombrowicz para una ópera. El texto elaborado por el libretista Christoph Klimke tiene sus lagunas, sobre todo en el retrato de los persona- jes, que a veces resultan demasiado esquemáticos a pesar del esfuerzo del compositor por individualizarlos musicalmente. El contratenor Jochen Kowalski como el príncipe dejó claro que se trataba de un elemento ajeno. Pero no quedó muy claro por qué la hermosa Maja (Hendrickje van Kerckhove) tenía que cantar unas líneas tan artificiosas y enrevesadas, mientras su amante Leszczuk (Benjamin Hulett) ejecutaba ingratos saltos vocales. Una parte de la música que el Klangforum Wien, bajo la batuta del propio Kalitzke, ejecutó de forma soberana ofreció una cierta variedad: así, encontramos ritmos percutidos junto a etéreos campos sonoros, además de excursiones en la historia de la música —particularmente en el renacimiento— o en dirección al pop. En cualquier caso, este colorista caleidoscopio no consigue integrarse en un todo. Lo mismo le ha ocurrido al director de escena: un supermercado sirve de decorado simbólico, lo cual no sólo reemplaza al hotel y el palacio de Gombrowicz, sino igualmente al bosque, que en la novela separa estas dos esferas y representa la vida interior de los protagonistas. Christian Springer 47 251-Pliego 3 22/3/10 11:33 Página 48 AC T U A L I DA D ESTADOS UNIDOS Estreno de Attila en el Met ENTRE LO SUBLIME Y LO RIDÍCULO 48 La nueva producción de Atila ofreció una yuxtaposición muy desproporcionada que iba desde lo memorablemente sublime hasta lo disparatadamente ridículo. Lo sublime fue gracias al trabajo de dos novedades del Met — la ópera en sí, que nunca se había presentado en el teatro, y el director Riccardo Muti, que saboreó y santificó cada compás de esta a menudo toscamente elaborada pero siempre estimulante partitura. Es el mejor Verdi que se ha oído en el teatro en mucho tiempo —se puede comparar con lo que hizo Daniel Barenboim con Wagner el año pasado. Por muy bueno que sea el respetado director musical del Met, James Levine, no tiene el don de Muti para pesar y aligerar una frase o impulsar un ritmo, sabiendo dónde dilatarse y dónde seguir adelante. Maestro del color, Muti abarcó y proyectó todos los matices del timbre de la voz que Verdi no había desarrollado plenamente aún, sin olvidar que este choque histórico y de ficción de hunos, romanos y aquileianos, por muy toscamente construido que esté, es un drama musical. Hasta permitió —una conmoción para muchos de nosotros acostumbrados al largamente famoso come scritto de Muti— algunos (bastante suaves) adornos en las cabalettas del tenor y el barítono. También tuvo un buen reparto —se ha dicho que él mismo eligió a los cantantes, aunque el barítono llegó en el último momento para sustituir a Carlos Álvarez. Ildar Abdrazakov fue un excelente Atila, con un bello timbre y una presencia apropiadamente salvaje. Violeta Urmana, Odabella, cantó con su acostumbrada musicalidad agradablemente forjada; aunque una parte del papel fue una lucha audible, y tuvo muchos problemas con Oh! nel fuggente nuvolo. Meoni, en el papel de Ezio, tiene una voz de sonido italiano muy agradable, aunque no resultó ser muy opulenta ni muy flexible, pero con todo hizo muy bien su papel. El mejor de todos fue Ramón Vargas en el papel de Foresto, con un sentido tan espléndido del estilo verdiano como su director musical, y un hermoso y suave canto que acarició y coronó sus dos arias. El Atila más famoso de las últimas décadas, Samuel Ramey, estuvo impresionante en su breve papel del contrapeso espiritual del huno, Leone. La producción sí fue muy pobre, un trabajo terriblemente inepto que considero el desastre mayor que se ha Ken Howard NUEVA YORK Metropolitan Opera. 3-III-2010. Verdi, Attila. Violeta Urmana, Ramón Vargas, Giovanni Meoni, Ildar Abdrazakov. Director musical: Riccardo Muti. Director de escena: Pierre Audi. Escenografía: Herzog & De Meuron. Vestuario: Miuccia Prada. V. Urmana e I. Abdrazakov presentado en el Met desde hace años. Producto de cuatro personas que hacían su debut en el Met: el director de escena Pierre Audi, los decoradores de Herzog & de Meuron y Miuccia Prada, la responsable del vestuario, y fue un fracaso total, una versión de concierto hubiera sido más dramática y desde luego más barata. Casi toda la acción —o mejor dicho la inacción— ocurrió en un escenario desnudo que estaba situado debajo de los decorados, un montón de basura en la primera escena y una inescrutable selva tropical de las Amazonas durante el resto de la ópera (muy bonita pero en el contexto fea y sin sentido), con unas cuantas vistas de un telón de fondo de una arrugada cortina de ducha de plástico. El importante coro de la ópera estaba colocado en filas regulares sobre y debajo del suelo del escenario, a menudo sus miembros sumergidos hasta el torso o más. El vestuario de Prada desmiente su condición de una de las modistas más famosas del mundo; Urmana parecía grotesca, y el coro, cuando era visible, parecía que iba vestido chapuceramente para hacer una sesión de ejercicio en el gimnasio local. Y la palabra “amateur” es demasiado amable para el trabajo de Audi, ya que implica cierto cariño por lo que se está haciendo, y nada por el estilo fue evidente en sus movimientos envolventes y de pose, que llegaron una risible reductio ad absurdum en el ballet del segundo acto con los bailarines permaneciendo inmóviles. Cuando Muti apareció para la llamada a escena mereció las fuertes ovaciones que recibió por su espléndida interpretación, pero yo tenía también ganas de abuchearle por su tácita aprobación de esa arrogante farsa presentada en el escenario. Patrick Dillon 251-Pliego 4 22/3/10 11:44 Página 49 AC T U A L I DA D FRANCIA Tercera ópera de Kaija Saariaho MONODRAMA DE LIBRETO PLOMIZO LYON La Ópera de Lyon es uno de los teatros líricos de Francia más abiertos a la novedad. Este año, como apertura de la bienal Musiques en scène, el público lyonés estaba invitado al estreno mundial de la tercera ópera de la finlandesa Kaija Saariaho, el monodrama en nueve cuadros Émilie, sobre libreto de Amin Maalouf inspirado en las últimas cartas de la marquesa de Châtelet y el libro de Elisabeth Badinter. Se trata de un largo monólogo en un acto de noventa minutos lleno de clichés que cuenta los recuerdos, las dudas y la voluntad inquebrantable de una de las eruditas más destacadas de la historia, que se sabe moribunda cuando está a punto de dar a luz a una hija. Aunque la interpretación de Karita Mattila es muy destacada y Kazushi Ono dirige con tacto y animación a la orquesta, la obra se desliza rápidamente hacia la monotonía. J.P. Maurin Opéra. 1-III-2010. Saariaho, Émilie. Karita Mattila. Director musical: Kazushi Ono. Director de escena: François Girard. Decorados e iluminación: François Séguin. Vestuario: Thibault Vancraenenbroeck. Karita Mattila en el estreno de Émilie de Kaija Saariaho El decorado (un planetario gigante en el que Émilie es el sol) y la iluminación sirvieron felizmente a una producción lastrada por la ausencia de dirección de actores. La única protagonista parece perdida en su mesa de despacho y en medio de un sistema solar del que conoce, sin embargo, todos los mecanismos. Con una escritura vocal lineal y una rítmica falta de relieve, la partitura no es lo suficientemente concentrada y su duración se hace intermina- ble. Schoenberg, con una gran orquesta, no sobrepasó la media hora en Erwartung, no más que Poulenc o Menotti, por no citar a otros. Pero el argumento, que se basa esencialmente en reflexiones más o menos filosóficas y científicas, no ayuda mucho pues ¿es posible hablar de matemáticas en música después de… Ravel? Enfrente, la Ópera de Lyon ha propuesto en colaboración con el Théâtre de la Renaissance una obra de problemática inversa con el estreno francés de The Tender Land (1954) de Aaron Copland. Aquí, el libreto es destacable pero la música resulta anecdótica. El libretista Erick Johns se ha inspirado en el libro de Walker Evans y William Agee Elogiemos ahora a hombres famosos que, a semejanza de Las uvas de la ira, evoca la crisis de 1929 entre los campesinos de Alabama. Música de comedia musical larga y plana salvada por el texto. Soberbia dirección de actores de Jean Lacornerie, pero uso abusivo del vídeo live, lo que aniquila el onirismo de las marionetas amplificándolas en exceso. El reparto homogéneo de los alumnos del Estudio de la Ópera de Lyon queda magnificado por la destacada Elena Galitskaia y los solistas de la orquesta titular, todos bajo la dirección sólida y segura del joven Dominique Grier. Bruno Serrou Otro Anillo en marcha AYUNO DE MISTERIO Estreno del prólogo al Anillo de Wagner, El oro del Rin. Sala abarrotada de happy few. El nacimiento del primer acorde ha ofrecido un resumen de la velada, augurando posiblemente el ciclo completo. Debería haber sido apenas palpable, algo que no ha sucedido: demasiado rotundo y sin el misterio de la creación del universo. Y así fue todo hasta el final. Philippe Jordan, aunque es un director muy dotado, no ha sabido mantener la tensión con la debida continuidad, sus tempi resultaron excesivamente distendidos. El reparto, por el contrario, se muestra excelente, sobre todo por lo que hace a Loge (Kim Begley), Alberich (Peter Sidhom), Donner (Samuel Youn), Fasolt (Ian Paterson), Fricka (Sophie Koch) y Erda (Qiu Lin Zhang). La puesta en escena de Günter Krämer alterna lo bueno con lo trivial. Bellas imágenes en las escenas del Nibelheim y del final (ascensión al Walhalla), otras muy pasadas, como las tropas de gigantes ataviados como Elisa Heberer PARÍS Opéra Bastille. 4-III-2010. Wagner, Das Rheingold. Falk Struckmann, Samuel Youn, Marcel Reijans, Kim Begley, Iain Paterson, Günther Groissböck, Peter Sidhom, Wolfgang Ablinger-Sperrhacke, Sophie Koch, Ann Petersen, Qiu Lin Zhang, Caroline Stein, Daniela Sindram, Nicole Piccolomini. Director musical: Philippe Jordan. Director de escena: Günter Krämer. Decorados: Jürgen Bäckmann. Vestuario: Falk Bauer. Iluminación: Diego Leetz. guardias de montaña e invadiendo la sala con banderas rojas y octavillas a juego lanzadas desde el techo sobre el público, reivindicando en cuatro idiomas (alemán, inglés, francés, japonés): “Todo el poder te llega de ellos: Tu poder fue establecido según sus reglas…”. Nada nuevo con respecto a esto puesto que, hace treinta años, un Macbeth de Verdi en el Châtelet ya había explotado esa misma idea. Figurines de cómic firmados por Falk Bauer y decorados interesantes de Jürgen Bäckmann, bien iluminados por Diego Leetz. Bruno Serrou 49 251-Pliego 4 22/3/10 11:44 Página 50 AC T U A L I DA D FRANCIA Discutible puesta en escena TROPIEZOS Y DESGRACIAS B erlioz realizó en su última partitura la síntesis de su arte y de sus exigencias de músico enamorado de Shakespeare, a riesgo de una imposible realización escénica como confirma esta nueva producción. Y esto, pese a una intriga límpida adaptada por Berlioz de la shakespeareana Mucho ruido y pocas nueces, ambientada en Siracusa, que cuenta dos historias de amor paralelas, cuyos protagonistas, tras muchas peripecias, acaban casándose. El éxito no acudió a la cita; la realización del británico Dan Jemmett resulta pedante y confusa. De hecho, se trata de un espectáculo de marionetas que se desplazan saltando como canguros, resuelta en unos decorados lujosos pero horribles de Dick Bird, a semejanza de los figurines de Sylvie Martin-Hyszka y de los maquillajes igualmente feos que recubren los rostros de los cantantes y a los que sólo escapan los coristas, estéticamente seductores. Todo ello acompañado por una orquesta de instrumentos originales, La Chambre Philharmonique, de sonoridades apagadas y una dirección un poco rígida de Emmanuel Krivine. En la sequedad de la acústica de la Salle Favart y con instrumentos conforme a los años 1860, la partitura se vuelve agria y sin relieve. Más discutible aún es la adaptación del libreto original expuesto por un narrador so british, el actor Bob Goody, coautor con Jemmett de dicha adaptación, que añade confusión mediante la Pierre Grosbois París. Opéra Comique. 24-II-2010. Berlioz, Béatrice et Bénédict. Ailish Tynan, Elodie Méchain, Christine Rice, Allan Clayton, Edwin Crossley-Mercer, Jérôme Varnier, Michel Trempont, Giovanni Calo, Bob Goody. Coro Les Éléments. La Chambre Philharmonique. Director musical: Emmanuel Krivine. Director de escena: Dan Jemmett. Escena de Béatrice et Bénédict lectura de extractos de la obra en la lengua de Shakespeare. En esta discutible puesta en escena, el humor y el romanticismo parecen superficiales y afectados. Se encuentran, no obstante, momentos de gracia como el sublime dúo de Úrsula y Hero que concluye el primer acto, maravillosamente interpretado por Ailish Tynan y Elodie Méchain, o el trío del segundo acto donde se juntan con Christine Rice, incandescente Beatriz, por desgracia abominablemente ataviada y maquillada, pero que se impone igualmente en su bella aria Dieu que viensje d’entendre? El reparto es en conjunto meritorio, con Allan Clayton, Benedicto embobado de claro timbre, Edwin Crossley-Mercer, Jérôme Varnier y Michel Trempont, que encarna a un sobrio maestro de música. El coro Les Éléments resulta en todo momento excelente. Bruno Serrou Infidelidades, dudas, frustraciones… ESTRENO FRANCÉS DE SONDHEIM París. Théâtre du Châtelet. 15-II-2010. Sondheim, A Little Night Music. Leslie Caron, David Curry, Rebecca Bottone, Lambert Wilson, Francesca Jackson, Greta Scacchi, Nicholas Garrett, Deanne Meek, Celeste de Veazey. Filarmónica de Radio France. Director musical: Jonathan Stockhammer. Director de escena: Lee Blakeley. Decorados: Rae Smith. Coreografía: Andrew George. Vestuario: Jo van Schuppen. S 50 tephen Sondheim, compositor y libretista americano nacido en 1930 y conocido especialmente como libretista de West Side Story de Leonard Bernstein, se inspiró en 1973 para A Litle Night Music del film de Ingmar Bergman Sonrisas de una noche de verano, una de las raras comedias del gran cineasta sueco. Galanteo entre parejas a la luz del verano boreal, este musical constituye un interrogante sobre la comedia amorosa y sus giros inesperados. Infidelidades, dudas y frustraciones minan un terreno al final del cual todos esperan encontrar la dicha y la serenidad. Todo sucede entre la alta sociedad de comienzos del pasado siglo, donde no hay más que civilidad y cortesía. En este escenario Sondheim ha construido una comedia musical sutil, deudora de la ópera y de la música popular americana, para dar forma a una obra que debe tanto a Shakespeare como a Feydeau. Las sutilezas del amor zumban suavemente, mientras los portazos suenan con la cólera de los maridos cornudos. Para esta comedia, que recuerda a la vez a Chejov y a La regla del juego de Renoir, esta misma derivada de Las bodas de Fígaro de Beaumarchais, Hugh Wheeler ha construido un libreto de una extravagancia feroz y Sondheim unos lyrics muy punzantes y una partitura que revolotea a ritmo de vals. Pero si este último domina, desde la obertura confiada a un quinteto vocal que asumirá enseguida el papel de coro que comenta irónicamente la acción, también se encuentran una polonesa para burlarse del dragón fanfarrón y una polca al final del primer acto, donde se escucha una cita de El caballero de la rosa de Richard Strauss… Ofrecido en presencia del compositor, el estreno de esta nueva producción de A Little Night Music ha sido aclamado por el público del Théâtre du Châtelet. Hay que decir que todas las condiciones se han dado para que esta obra obtuviera el éxito. La puesta en escena, a la vez sobria e inventiva, de Lee Blakeley, que jugaba con los volúmenes, el espacio y el movimiento, subraya la riqueza, la elegancia y la ironía del libreto. El reparto es perfecto, reuniendo a actores-cantantes de ópera que rodeaban a actores de lujo como Lambert Wilson, Leslie Caron y Greta Scacchi. Aun cuando esta última, por desgracia, masacró el número más famoso de la partitura, Send in the Clowns… Bruno Serrou 251-Pliego 4 22/3/10 11:44 Página 51 251-Pliego 4 22/3/10 11:44 Página 52 AC T U A L I DA D HOLANDA Espacios claustrofóbicos SOLEDAD Y DESESPERANZA Het Muziektheater. 14-III-2010. Dallapiccola, Il prigioniero. Bartók, El castillo de Barbazul. Paoletta Maroccu, Elena Zhidkova, Donald Kaasch, Lauri Vasar, Gábor Bretz. Filarmónica de La Haya. Director musical: Adam Fischer. Director de escena: Peter Stein. Escenografía: Ferdinand Wögerbauer y Gianni Dessi. Vestuario: Anne Marie Heinreich. ÁMSTERDAM Basada en una sugerencia de Pierre Boulez, el director de escena Peter Stein decidió combinar El castillo de Barbazul de Bela Bartók con Il prigioniero de Luigi Dallapiccola para un producción en 2008 en La Scala. Una ocurrencia genial, ya que a pesar de sus diferencias musicales, tienen los mismos temas y motivos. Ambos tratan del encarcelamiento, tanto literal como psicológico, y en las dos óperas las puertas representan símbolos de esperanza, pero resultan ser puertas del destino, acabando con toda perspectiva de felicidad. Detrás de las puertas, el prisionero de Il prigioniero encuentra su auto de fe y el amable carcelero en el que tanto confiaba es nada menos que el gran inquisidor. En El castillo de Barbazul, Judith tiene que enfrentarse con el hecho de que nunca comprenderá al hombre que ama. La escenificación, daba nueva vida en el teatro de 52 Ámsterdam, fue un ejemplo de lo que se puede conseguir al combinar la abstracción formal con la fidelidad al libreto. Sólo dos veces Stein se permitió tomar unas libertades. En la ópera de Bartók, las dos primeras puertas se cerraron antes de que se abriera la última puerta para dar la impresión de que la tortura y la sangre ya no formaban parte de la vida de Barbazul. Más significativa es la alteración de las últimas palabras, “¿La libertà?” de Il prigioniero. Dallapiccola quiso que se dijeran “susurrando […] en tono interrogativo, pero Stein aquí hizo una clara declaración, ya que las palabras son pronunciadas con gran fuerza, a voz en grito dirigida al público como una acusación. Para Il prigioniero el escenógrafo Ferdinand Wögerbauer contrastó una celda de dimensiones claustrofóbicas con un enorme espacio oscuro, iluminado por toques de luz y libertad. Al final, el gigantesco árbol Escena de El prisionero fue sustituido por una hoguera electrónica que subrayó el mundo cruel de la inquisición y de cualquier otro sistema autoritario. En El castillo de Barbazul, los enormes decorados de Gianni Dessi mostraron puertas gigantescas que se abrían, salvo la quinta puerta. Aquí de repente el mundo de Barbazul se reflejó en una enorme mano que acongojó a Judith, que casi se cae. La Orquesta Filarmónica de La Haya siempre ha abogado por la música del siglo XX y la participación de Adam Fischer les inspiró a los músicos una nítida interpretación de las dos partituras con unos momentos abrumadores, realzados en El castillo de Barbazul, al colocar la sección de metal en los palcos. El fuerte elenco de Il prigioniero estuvo encabezado por el barítono Lauri Vasar como un prisionero vulnerable que mostró una amplia gama de emociones, lleno de esperanza y desesperación al mismo tiempo. La ópera de Bartók se vio dominada por un fuerte contraste entre el bajo Gábor Bretz como el estático Barbazul que se muestra incapaz de liberar sus emociones y la radiante Judith de la mezzo Elena Zhidkova, que le envuelve a él como una tentadora bailarina a la que le es imposible resistir. Paul Korenhof 251-Pliego 4 22/3/10 11:44 Página 53 AC T U A L I DA D ITALIA Montaje simbólico de Idomeneo AGUA PINTADA Los teatros de Turín y Bolonia han presentado en enero y febrero, en coproducción, un nuevo montaje de Idomeneo, con dirección escénica de Davide Livermore, escenografía de Santi Centineo y vestuario de Giusi Giustino, e intérpretes por completo diversos, dos directores jóvenes (en Turín, Tomás Netopil, en Bolonia Michele Mariotti) y repartos reunidos con criterios distintos. Estuvo mejor conseguido el equilibrio de conjunto del reparto de Turín (M. Polenzani, A. Massis, R. Donose, E. Mei), mientras que en Bolonia un excelente Idomeneo, Francesco Meli, de timbre bellísimo y fraseo impecable, intenso y expresivo, era rodeado por dos jovencísimas cantantes, ambas alumnas de la Escuela de Ópera de Bolonia, correctas pero un poco ligeras para papeles del relieve de Ilia (Barbara Bargnesi, la más persuasiva) e Idamante (Giuseppina Bridelli), mientras que Ángeles Blancas Gulín interpretaba a Elettra con gran temperamento y segura autoridad, pero también con una vocalidad bastante desordenada y discutible. En Bolonia, Michele Mariotti proponía de Idomeneo una interpretación rica de impulso y energía, aunque no siempre atenta a la variedad de esta extraordinaria partitura. De gran interés el espectáculo, que se cargaba de símbolos, arriesgando una cierta complacencia intelectualística, pero de fuerte impacto y gran coherencia. Davide Livermore recondujo todos los conflictos de Idomeneo y su superación a una dimensión interior y sustituyó en los lugares indicados del libreto la evocación del agua como símbolo del inconsciente. Durante la R. Casaluci BOLONIA Bolonia. Teatro Comunale. 21-II-2010. Mozart, Idomeneo. Francesco Meli, Giuseppina Bridelli, Barbara Bargnesi, Ángeles Blancas Gulín. Director musical: Michele Mariotti. Director de escena: Davide Livermore. Francesco Meli en Idomeneo obertura, el mismo Idomeneo lanza a un estanque un frontón de templo, un lecho y un automóvil. Cuando la ópera inicia la acción parece dirigirse al interior de ese mismo estanque (donde el agua está pintada sobre las paredes), donde el lecho, a la derecha, se revelará como el lugar de Ilia, mientras que el lujoso auto (arruinado y sin ruedas), a la izquierda, será el de Elettra, que con un vistoso vestido rojo y un cigarrillo en la mano actúa como una estrella de Hollywood. No hay Neptuno y el monstruo es un ojo gigantesco que se rompe cuando Idamante lo vence, pero en ese momento también uno de los ojos de Idamante aparece herido, como si la victoria del joven héroe lo fuese sobre su padre, o mejor una superación del conflicto con Idomeneo. Cuando se oye la voz del oráculo, una luz se enciende en la boca de Idomeneo, reconduciendo a él, a su interior la liberación del sacrificio y de todo conflicto. ¿Exceso de simbolismo? Quizá, pero la actuación fue muy cuidada y eficaz. Paolo Petazzi 53 251-Pliego 4 22/3/10 11:44 Página 54 AC T U A L I DA D ITALIA / NORUEGA Salonen dirige la última ópera de Janácek SUFRIENTE AGITACIÓN Pocas óperas del siglo XX poseen la dolorosa actualidad de la última obra maestra teatral de Janácek, Desde una casa de muertos (1927-1928, donde los “muertos” son hombres presos en condiciones degradantes), propuesta en la Scala en un espectáculo memorable, uno de los vértices no sólo de esta temporada. Ya en 2007 el sobreintendente Lissner había anunciado que llevaría a la Scala el bellísimo montaje coproducido por los festivales de Viena, Aix y Holanda, con dirección de Patrice Chéreau y escenografía de Richard Peduzzi, entonces magníficamente dirigido por Pierre Boulez y acogido en todas partes con admiración unánime. En Milán, esta obra de Janácek ha sido también la primera oportunidad de colaboración entre los conjuntos escalígeros y Esa-Pekka Salonen, que no ha hecho añorar a Boulez y ha sido asimismo protagonista de un concierto espléndido con música de Castiglioni, Donatoni, Ravel y Stravinski. La dirección de Salonen exaltaba con cortante inmediatez la fuerza expresiva del lenguaje de Janácek, las dolorosas laceraciones, las ascensiones incandescentes, los golpes de violencia, que interrumpen el clima de sombría opresión, de grisura desolada pero siempre cargada de tensión. Hubo una perfecta coherencia entre el aspecto musical y el teatral. La dirección escénica de Chéreau (en colaboración con Thierry Thieu Niang), ambientada en la opresiva escenografía ideada por Marco Brescia MILÁN Teatro alla Scala. 28-II-2010. Janácek, Desde una casa de muertos. Willard White, Eric Stoklossa, Stefan Margita, John Mark Ainsley, Peter Hoare, Peter Mattei. Director musical: Esa-Pekka Salonen. Director de escena: Patrice Chéreau. Escenografía: Richard Peduzzi. John Mark Ainsley Richard Peduzzi, despojada y eficacísima, logró conferir una especie de tensa continuidad a la fragmentadísima, “dispersa” acción, con la eficacia más envolvente, e hizo evidente con violencia física la condición desesperada de los reclusos. Para hacer comprender el estado de opresión sin salida de la “casa de muertos”, Chéreau escoge el camino opuesto a la “estática” del bellísimo espectáculo de Klaus Michael Grüber (en Salzburgo y Madrid): busca el máximo dinamismo, el movimiento continuo, una agitación sufriente y violenta. Dignos de elogio todos los miembros del reparto, musical y teatralmente, por la inseparable intensidad de la actuación, de la presencia escénica y la interpretación vocal. En gran parte, era el mismo elenco de Aix, a excepción del prisionero político (Willard White) y pocos más (entre ellos Siskov). Citemos al menos a los protagonistas de las cuatro narraciones, Peter Mattei, John Mark Ainsley, Stefan Margita, Peter Hoare, y además Eric Stoklossa (Alieja). Paolo Petazzi Diez años del Festival de música sacra de Oslo UNA MIRADA DE SIGLOS OSLO Internasjonale Kirkemusikkfestival. 5/14-III-2010. Oslo strykekvartett. Det norske solistkor. Directora: Grete Pedersen. Kverndokk, Te Deum. Christus, película con música de A. Scarlatti. Barokkanerne. Director: Aaron Carpené. Kringkastingsorkester. Sølvguttene. Director: Peter Szilvay. Obras de Franck, Mendelsshon y Charpentier. London Handel Orchestra & Singers. Director: Laurence Cummings. Haendel, Mesías. 54 El recorrido musical del X Festival de Internacional de Música Sacra de Oslo, celebrado a lo largo de diez días, abarcaba la ciudad entera, al ser las citas en trece iglesias distintas. Una variada propuesta de conciertos que integran la producción musical de todos los siglos. Tres perlas raras: primero, El Mesías —¿qué título más adecuado para celebrar el aniversario entre los oratorios haendelianos, que cada edición ha venido proponiendo?—, dirigido magistralmente por Laurence Cummings a la cabeza de la London Handel Orchestra & Singers. Bellísima la orquestación, sorprendente la elec- ción de los tempi, más bien expeditivos. Perfección orquestal de auténtica grabación, salvo por parte de las trompetas naturales, que de vez en cuando fallaban, claro que es un instrumento muy difícil. Tim Mead fue contratenor de poquísimo volumen. Niál Sparbo, buen bajo que se deja llevar, aun cuando el ritmo acelere. Al mismo nivel, la soprano (Katherine Manley) y el tenor (Nicholas Watts). Y además una pareja inesperada: el trombón (Marius Hesby) y el órgano (Anders Eidsten Dhal), protagonistas de un concierto de raro misticismo, donde se escuchó por vez primera Arabesk, verdadero cameo de Jon Laukvik. Luego, la proyección de la película restaurada Christus de Giulio Antamoro, colossal del cine mudo (1916), rico en efectos especiales, entonces impactantes. Estupenda la idea de Aaron Carpené de acompañarlo, siempre puntual y rico de colores a la cabeza de Barokkanerne, con música de Alessandro Scarlatti, que se corresponde sorprendentemente bien con la historia y a la acción. Las voces solistas (Ingeborg Dalheim, soprano; Marinane Beate Kielland, mezzo; Mathias Gillebo, tenor; y Halvor Festervoll Meline, bajo) sobresalieron por valentía y virtuosismo. El Te Deum —otro filón anual en la exploración de una forma musical a través de los siglos—, encargado por el festival a Gisle Kverndockk con intención celebrativa, resultó ser gris y ecléctico. Hermoso el coral en la parte central de la pieza, como el diálogo entretejido entre las voces y la orquesta. Y por fin la perla negra: el Te Deum de MarcAntoine Charpentier dirigido con violencia y potencia inaudita por Peter Szilvay a la cabeza de la Kringkastingorkestret. Los solistas no brillaron, pero estuvo notable el coro de voces blancas Sølvguttene. Franco Soda 251-Pliego 4 22/3/10 11:44 Página 55 AC T U A L I DA D SUIZA Teatro musical de la máxima sutileza con Beat Furrer y su Wüstenbuch ADORMECERSE CON CHRISTOPH MARTHALER BASILEA Theater. 15-III-2010. Furrer, Wüstenbuch. Hélène Fauchère, Tora Augestad, Sébastien Brohier. Solistes XXI. Klangforum Wien. Director musical: Beat Furrer. Director de escena: Christoph Marthaler. Decorados: Duri Bischoff. Cuando la flauta se adormece, no es por el negligente tratamiento del compositor. Sino que tiene un sentido. También en el escenario, una y otra vez, alguien se arrastra por debajo de una manta o se coloca de manera poco práctica o claramente incómoda a descansar. Esto no es nuevo en Christoph Marthaler, y su teatro del sueño se ha convertido en objeto de culto. Igualmente, nos encontramos los conocidos signos de su lenguaje escénico: lentitud, repetición, tartamudeo, salidas de tono en momentos inadecuados. Junto a ello tenemos, por supuesto, la escenografía de Anna Viebrock —perdón: en esta ocasión es de Duri Bischoff, pero la estética es la misma: un hotel ligeramente desconchado, con huéspedes y un personal ataviado con trajes artísticamente polvorientos de Sarah Schittek, con los que asimismo va vestida la orquesta. Christoph Marthaler ya ha demostrado a menudo que con estas herramientas teatrales puede representar realmente todo, incluso la nueva obra de teatro musical de Beat Furrer. Además, los dos se conocen perfectamente, por haber colaborado juntos en Invocation (Zúrich, 2003) y Fama (Donaueschingen, 2005). El teatro musical del compositor renuncia a toda concreción escénica. surgen figuraciones, motivos, sonidos, que el propio Furrer hace fluir con mucha sensibilidad. Motivos breves, que parece que no van a terminar nunca y sólo de vez en cuando son salpicados por una pequeña acentuación o una breve pausa: música minimalista de la máxima sutileza, interrumpida un par de veces por un salvaje grito, que sirve de revulsivo contra la somnolencia imperante. Al final — con todos los respetos a la absoluta entrega de los artistas— permanece la pregunta algo cansina de por qué esta música pretende ser a toda costa teatro musical. Para Wüstenbuch (El libro del desierto) ha adaptado, junto con el escritor Händl Klaus, textos de Ingeborg Bachmann, Antonio Machado y José Ángel Valente, así como de los clásicos romanos Apuleyo y Lucrecio y de un papiro del antiguo Egipto. Pero hay que leerlos en el programa, porque son ininteligibles. Furrer no hace ópera, ni tampoco teatro ni un ciclo de lieder. En él, el lenguaje se convierte en música por sí mismo: de sus sonidos se van entretejiendo notas y colores con el instrumental de la orquesta, a la que se añaden percusión, acordeón y piano. Del silencio, próximo a una música casi inaudible, Reinmar Wagner David Zinman dirige por primera vez en la Ópera de Zúrich FIEBRE CREATIVA EN UN MUNDO SURREALISTA En realidad, Thomas Langhoff tendría que haber realizado su primer montaje operístico en Zúrich con Les contes d’Hoffmann, pero al poco de empezar los ensayos hubo de renunciar a ello por enfermedad. El director escénico de la casa Grischa Asagaroff asumió la tarea de situar a los personajes en un concepto ya terminado, una idea que contempla de modo muy coherente la ópera de Offenbach, dividida en varios episodios, como una exaltación creativa de la mente de E. T. A. Hoffmann, que, animada por un excesivo consumo de alcohol, le lleva al genial poeta a un mundo de ensueños, alucinaciones y hasta al delirio. La verdadera acción transcurre en un bar junto al teatro, donde el escritor trabaja en sus obras y va intro- duciendo en sus fantasías a los personajes que le rodean. Las paredes del bar se mueven hacia los lados y nos encontramos sumergidos en los increíblemente bellos decorados de Bernhard Kleber. Estos tienen tanta fuerza en sí mismos que las escenas más bien estáticas que Asagaroff ha introducido en ellos resultan muy adecuadas. Allí donde intensifica la dirección de actores es sobre todo en los elementos de comedia, que en el ambiente irreal de estos mundos surrealistas proporcionan una cierta ligereza. Con una absoluta facilidad ofreció asimismo Vittorio Grigolo su poderoso debut en el papel titular, un manojo de energía que parecía ser casi imposible de dominar. Con su desbordante y cautivador estilo, el tenor italiano Suzanne Schwiertz ZÚRICH Opernhaus. 13-III-2010. Offenbach, Les contes d’Hoffmann. Vittorio Grigolo, Laurent Naouri, Michelle Breedt, Elena Mosuc, Sen Guo, Raffaela Angeletti, Riki Guy, Martin Zysset, Giuseppe Scorsin. Director musical: David Zinman. Director de escena: Grischa Asagaroff. Decorados: Bernhard Kleber. Vestuario: Florence von Gerkan. Vittorio Grigolo como Hoffmann se ganó al público desde el primer momento, ya que vocalmente también se mostró en absoluta plenitud. Tuvo un poderoso oponente en Laurent Naouri, quien enriqueció a los cuatro villanos con un auténtico perfil diabólico. Elena Mosuc quería cantar los tres papeles principales de soprano, pero tuvo que cancelar el estreno por indisposición. Sen Guo, Raffaela Angeletti y Riki Guy asumieron los papeles en poco tiempo. La primera, sobre todo, supo aprovechar su oportunidad, ya que las otras dos permanecieron bastante pálidas. David Zinman, quien desde hace 11 años es director titular de la Orquesta Tonhalle, se situó por primera vez en el foso de la Ópera. Posee cierta experiencia lírica, y supo mantener admirablemente, en esta première realmente complicada, las riendas de la representación, con tempi absolutamente fluidos y una paleta tímbrica muy variada. Reinmar Wagner 55 251-Pliego 4 22/3/10 11:44 Página 56 E N T R E V I S TA JAVIER PERIANES, PELDAÑO A PELDAÑO e aquel niño que quería ser periodista deportivo y tocaba el clarinete en la banda de su pueblo, le queda hoy el gusto por compartir con la gente sus pensamientos y emociones. Escuchándole hablar y tocar, resulta llamativa la manera en la que su desparpajo andaluz se transforma en una música que explora la profundidad del color y los límites del silencio. Curioso, locuaz, trabajador y realista, Javier Perianes (Nerva, 1978) —que el mes de mayo dará un recital en Ramala— ha sabido extraer de sus orígenes lecciones de vida que aplica con sabiduría a una carrera pianística que asciende con sensatez y firmeza. 56 Fotos: Marco Borggreve D 251-Pliego 4 22/3/10 11:44 Página 57 E N T R E V I S TA JAVIER PERIANES Por comenzar de alguna manera, me interesaría saber cuáles son sus puntos de anclaje. No tengo dudas. Básicamente, mi mujer y mi familia. Mi esposa, además de compañera emocional en todos los sentidos, es mi gran asesora y consejera. Profesionalmente, desempeña en mi vida un papel fundamental. También es pianista y todo lo que se refiere a la elaboración de programas y a la organización de mi agenda pasa por sus manos. Independientemente de eso, como persona es una mujer muy valiosa en todos los ámbitos. Por otra parte, mis padres han sido mi segundo gran pilar. Siendo dos personas sencillas y trabajadoras, siempre tuvieron claro que lo mejor que podían dar a sus hijos era la oportunidad de que se realizaran profesionalmente en aquello que quisieran. Eso, que se dice pronto, costó en mi casa mucho esfuerzo y cada día que pasa me siento más fascinado por su figura. Puedo asegurarle que fueron los protagonistas absolutos de la primera parte de mi carrera. Intuyo que conocer algo más sobre ellos puede ayudarme a conocerle mejor a usted… Mire, son ese tipo de personas de quienes hay mucho que aprender. Aun a pesar de no tener más que una formación básica, mi madre, por ejemplo, ha sido en mi casa una auténtica estratega: planificaba, administraba y nos estimulaba de una forma increíblemente positiva. De mi padre, ¿qué le voy a contar? Echaba trabajando todas las horas que podía, para llevar un sueldo a casa. Le puedo decir que se levantaba a las cinco de la mañana para ir a trabajar y volvía a casa sobre las tres. Se comía un bocadillo y a las tres y media estaba subiendo al coche otra vez para llevarme al Conservatorio. ¡Eso tres días en semana a Huelva y uno a Sevilla, que están cada una a 80 kms. de mi pueblo! Con mi hermano, tres cuartos de lo mismo: cuando tuvo que irse a estudiar a Sevilla, había que pagar un piso de alquiler, etc. Quiero decirle con ello que son personas a las que les ha costado mucho sacrificio llevar a cabo ese sueño de que sus hijos pudiesen hacer lo que realmente quisieran. Fotos: Marco Borggreve Parece evidente entonces por qué Javier Perianes es un artista que demuestra tener los pies en la tierra… La gran herencia que tengo de mis padres es haber entendido que llegar a ciertas metas supone sacrificio. Lo tengo muy claro. La manera en la que concibo el trabajo proviene de ahí. Esa máxima picassiana de que cuando llegue la inspiración me pille trabajando me la aplico al pie de la letra. Terminando de responder a su primera pregunta, además de ellos y de mi esposa, tengo un pequeño grupo de personas muy cercanas que también juegan un papel fundamental en mi vida. A nivel profesional, he tenido la gran fortuna de verme rodeado de gente que, en vez de regalarme los oídos, han sido capaces de decirme con honestidad aquello que no les parecía bien. En este sentido, algunos de mis maestros y amigos se han convertido en mis mejores críticos y consejeros. ¿Guarda buen recuerdo de sus profesores? Sí, de todos. Llevo con mucho orgullo haber sido alumno de cada uno de ellos. De Julia Hierro, de Lucio Muñoz, de María Ramblado… Intento no perder demasiado el contacto con ellos. Pero con quien mantengo una relación más estrecha es con Ana Guijarro y con Josep Colom, que fueron mis últimos maestros. Continúo visitándoles y todavía recibo sus consejos y orientaciones. Ya no son clases en el sentido estricto, por supuesto, sino más bien intercambios de ideas y una puesta en común de puntos de vista. Me siento muy unido a ellos y les guardo una lealtad inquebrantable. Cuénteme cómo empezó a trazar su carrera profesional. Desde el principio, todo fue surgiendo de una manera nada premeditada. Parecerá curioso pero creo que nunca he llegado a tomar ninguna decisión en ese sentido. Tanto es así que, ¡cuando era chico tenía clarísimo que yo iba para periodista deportivo, y luego, mire! Con ocho años entré a tocar en la banda de mi pueblo. Tuve que empezar por el requinto porque en el clarinete no llegaba a la zona de abajo. Al llegar el momento de plantearse en mi casa la necesidad de tener que comprar un instrumento propio, una tía mía de Sevilla —que tocaba el piano y pensaba que no había más instrumentos en el mundo [risas]— les dijo a mis padres que se olvidasen de clarinetes y que lo que yo tenía que hacer de una vez era aprender a tocar el piano. Tan rotunda fue que no me quedó otra y así empecé, por aquella carambola. A partir de ahí, como le decía, todo ha ido sucediendo de una forma natural. Una cosa te va llevando a la otra sin darte cuenta: un primer recital; después otro de mayor compromiso; algún premio; una sustitución de última hora… Recuerdo, por ejemplo, una sustitución con muy pocos días a Alicia de Larrocha, cuando yo tenía diecisiete o dieciocho años, que me dio la primera oportunidad de tocar con orquesta. Aquello fue muy importante para mí. Si miro hacia atrás, decidir, lo que se dice decidir, aún no he decidido nada ¡y puede que, tal vez, nunca lo haga ya! [risas]. Evidentemente no me dedico ahora al piano por casualidad pero, después de lo que le he contado, me entenderá si le digo que lo hago más por devoción que por decisión. ¿Y hoy, de qué le queda más: de joven o de promesa? De joven. Por suerte, ya con treinta años va desapareciendo esa muletilla que ha sido como mi sombra. Actualmente me encuentro mucho mejor incluso que hace una década. Estoy lleno de energía, de ilusión y muy agradecido a la vida por muchas cosas: por mi familia, por mi esposa, por mis amigos y por todas las oportunidades que me está dando como músico. Evidentemente, hay cosas en las que noto el paso del tiempo. Por ejemplo, cierto nivel de madurez que está llegando a muchas obras que tocaba ya hace años y que ahora toman otro cuerpo, otra dimensión. Me viene a la cabeza la Cuarta Balada de Chopin. Después de muchos años sin tocarla, desde ese pianissimo inicial que me producía pánico, hoy soy capaz de abordarla con la seguridad de saber qué quiero hacer con la obra de principio a fin. Desde la primera nota tengo en la cabeza todo su esquema, su estructura, los puntos de tensión a los que quiero llegar y cómo quiero descifrarla. Creo que, a día de hoy, sigo confiando en la intuición pero todo el bagaje de conocimiento de otros estilos y autores que vas adquiriendo te ayuda a moverte con seguridad en las obras concretas que abordas. Lo de los puntos de tensión suena a Schenker. ¿Aplica sus métodos de análisis? He de reconocer que no soy ningún fanático del análisis. Intento comprender la estructura de una obra y planificarla de forma lógica. Especialmente en obras largas, es fundamental dosificar la gradación de las emociones o el tipo de sonido que corresponde a sus partes, por ejemplo. La estructuración resulta básica en compositores como Beethoven, Mozart o Schubert. En otros, como Chopin, a pesar de serlo también, puedes permitirte ser algo más intuitivo. ¿En su DNI pone músico o pianista? Músico, músico. Para ser exactos pone “ser humano apasionado por la música” que toca el piano como medio para expresarse. Sentarse a hacer música es un privilegio, aunque conlleve un alto grado de duro trabajo. Luego, el piano no es el instrumento perfecto, ¿o sí? Para mí, ahora mismo, sí. Es un instrumento con el que disfruto como con ningún otro, pero sigo pensando en él como herramienta de trabajo, como una excusa para la expresión musical. Una tipo test: ¿usted considera a su piano como: a) un fiel compañero; b) un púgil rival; c) un despiadado enemigo? ¡Vaya! …La a): un fiel compañero. 57 251-Pliego 4 22/3/10 11:44 Página 58 E N T R E V I S TA JAVIER PERIANES Cierto que, como todos los compañeros, a veces tenemos nuestras riñas pero tengo que acabar reconociendo que la culpa nunca la tiene él. Conozco pianistas que sienten esa otra relación de amor-odio con el instrumento pero no es mi caso. Escuchándole tocar parece en ciertos momentos que usted desearía que el piano no tuviese macillos… Es posible. Salvando las distancias respecto a determinado repertorio, sí es verdad que me puede molestar escuchar un sonido especialmente percusivo. Cuidar el sonido es particularmente importante para mí y sí, suelo buscar ese sonido tradicionalmente llamado francés. Obviamente, algunos compositores y obras no se pueden entender sólo desde ese punto de vista, pongamos por caso el Segundo de Prokofiev. Un inciso: hace unos días se lo escuché en vivo a Yefim Bronfman con la Filarmónica de Nueva York y, es curioso: no creo que se pueda tocar más fuerte un piano y, sin embargo, evitó en todo momento sonar duro. Me pareció admirable. Consiguió un sonido violento sin la menor dureza. Asombroso. Siguiendo con lo que decíamos, es verdad que gran parte de la música que estoy tocando últimamente requiere un sonido más etéreo, pero también he hecho muchísimo repertorio carnoso, de teclado ancho. Hace muy poco he tocado los Cinco Conciertos de Beethoven, que son obras en las que no te puedes esconder por ningún sitio. O los Segundos de Brahms y Rachmaninov… Fíjese si estamos hablando de obras de peso y calado. ¿Busca, tal vez, la quintaesencia de un sonido con el que alguna vez soñó? 58 Vamos a ver: creo que todos buscamos un tipo de sonido. Mejor dicho, buscamos la manera de plasmar sonoramente aquello que queremos expresar. Esa materia sonora previamente ideada, primero hay que encontrarla y, después, hay que ser capaz de reproducirla siempre que uno quiera. Buscar, buscar y buscar: esa es la base de nuestro trabajo. Si todo quedase reducido a resolver los dedos de determinados pasajes, todo acabaría muy pronto, y no es así. El tipo de sonido ideal que buscas no puede ser igual en Schubert que en Beethoven, Debussy o Blasco de Nebra, aunque tengan en común el tratamiento para que surja una materia prima de calidad. Lleva muchísimo tiempo pero es muy reconfortante cuando das con ello y dices: ah, éste era. Una vez encontrado, el segundo paso, como le digo, es ser capaz de que ese sonido surja siempre que uno quiera. Y finalmente, el tercer nivel es ponerse delante de dos mil personas y que todo aquello salga de manera natural. ¿Ante ese público el resultado es mejor que en su estudio? No es mejor ni peor, es distinto. En ese momento has de trabajar para ti y para otros. Eso hace que las cosas cambien respecto a lo que significa ser exclusivamente uno mismo el que escucha. Varias personas de mi entorno más próximo me han dicho que, ante el público, me transformo y parezco disfrutar mucho más. Sí es cierto que, conseguir tocar con total naturalidad y compartirlo con la gente es una sensación maravillosa. Echando una ojeada a su repertorio, la predilección por el romanticismo parece clara… Así es, pero habría que añadir el mundo impresionista. He tocado mucha música francesa y entre mis proyectos también se encuentra ese estilo. No sabría explicar muy bien el motivo de esa predilección. Su disco de Schubert ha tenido mucho éxito. ¿Habrá más Schubert en su futuro discográfico inmediato? No lo sé. Quizá más adelante, pero no creo que de manera inminente. Me gustaría dar a mi repertorio una cierta versatilidad. Acabamos de terminar el disco de Blasco de Nebra, un autor del todo infrecuente incluso aquí. La compañía me ha propuesto entrar más de lleno en el repertorio español. Harmonia Mundi quería tener en su catálogo algo un poco más “de toda la vida”, y vamos a embarcarnos en un proyecto muy bonito en torno a Manuel de Falla. Grabaremos parte de su obra para piano y, además, registraremos las Noches en los jardines de España en un concierto en el Barbican Centre de Londres, con la Sinfónica de la BBC y el maestro Josep Pons. Después de ese disco de Falla, veremos. Ahora mismo estamos discutiendo sobre eso. Su relación con Harmonia Mundi lleva buenas trazas. ¿De no ser por su esposa, habría terminado en boda? [Risas] Harmonia Mundi es una gran compañía y actúa con inteligencia y respeto. Ponemos sobre la mesa las ideas que tenemos cada uno y discutimos sobre proyectos a medio y largo plazo. Tienen muy en cuenta qué repertorio vas a abordar a años vista y, generalmente, se muestran abiertos a apoyarlo sin problemas. Si en 2012, por ejemplo, voy a tocar mucho Mozart, pues se trata de idear un proyecto ilusionante en torno a ese repertorio y grabarlo. Pasó con Schubert, y está pasando ahora con Blasco de Nebra. En ese sentido, el disco se convierte más en un compañero de viaje que en un simple pretexto. Entre sus discos, he de confesarle mi predilección por el de Mompou. ¿Si Don Frederic hubiese tenido pasaporte galo estaríamos hoy hablando de un compositor de referencia a escala mundial? Rotundamente, sí. Estoy totalmente convencido de ello. Curiosamente, en Francia ese disco ha tenido una gran acogida y, a raíz de eso, se me ha pedido tocarlo en muchos conciertos. La obra de Mompou es muy especial. Es una música en la que el pianista tiene la obligación de someter su protagonismo al de la propia obra. En tanto en cuanto intervengas de manera explícita, la música resulta perjudicada. Es un lenguaje tan esencialista que exige una mezcla de objetividad —no de frialdad—, de cariño y atención al detalle, todo ello con un escrupuloso respeto al silencio. El valor del silencio es clave. Ese disco me supuso todo un desafío. Muy poca gente sabe que fue grabado en un solo día; se podría decir que casi en una sola tarde. Lo hicimos tocando sucesivamente todos los cuadernos mediante tomas únicas, sin modificación alguna, en un antiguo teatro de un pueblecito de Gerona. Dediqué mucho tiempo previo a la grabación, a pensarla más que a estudiarla propiamente. Así, cuando llegó el momento, una vez colocados los micrófonos, todo fue muy rápido. El piano estaba fantásticamente preparado y todo, en resumen, fue sobre ruedas. Resultó gracioso cuando llegó la directora de la compañía en España, al final de aquel primer día, para ver cómo iba todo, y nos estábamos yendo a cenar con el trabajo terminado. De tres días previstos, bastó con uno. No se lo podía creer. Los pianos, ¿vuelta y vuelta o muy hechos? [Risas] En las grabaciones, me gusta que el técnico esté presente de principio a fin para poder corregir cualquier alteración que se pueda producir: un unísono que se va, cualquier desajuste, cualquier detalle. Aunque tengo preferencias, sé reconocer la calidad de la mayor parte de grandes marcas. Me viene a la cabeza otra anécdota que surgió con el disco Mompou. Un crítico alemán, tras escucharlo, afirmaba reconocer indudablemente las virtudes del inconfundible sonido Steinway. Mira por dónde, se trataba de un maravilloso Yamaha. Ese piano en concreto tiene un sonido hermosísimo. Sé que Maria João Pires lo ha utilizado en concierto en varias ocasiones. Volviendo a su repertorio, ¿vestir la camiseta roja fuera de España, condiciona de alguna manera lo que se espera oír de usted? No necesariamente. Cuando toco fuera —y en los últimos años he tenido mucha actividad en el extranjero— he hecho tanta música de otros autores como música española. Incluso puedo decir que en Hong Kong, en Japón, en Estados Unidos o en Canadá, creo que apenas he tocado música española. No obstante, tengo que decir que me apasiona el repertorio español. Las grandes 251-Pliego 4 22/3/10 11:44 Página 59 E N T R E V I S TA JAVIER PERIANES obras de nuestro pianismo tienen tanta categoría como las que más. ¿Cómo me voy a negar a tocar lo que los más grandes, como Larrocha u Orozco, llevaron siempre con tanto orgullo? ¿Se siente igualmente tratado por el público y la crítica de cualquier lugar del mundo? Mire, sinceramente, es de las cosas en las que no me paro a pensar. Yo me dedico a estudiar, a prepararme, a hacer mi música y cosas como ésas no me importan. Tengo motivos para estar agradecido sobre cómo se me ha tratado tanto en España como en el resto de lugares que he visitado. Andaluz, y a mucha honra, ¿no? Sí, así es. Orgulloso de ser andaluz y de ser de mi pueblo. Tengo siempre interés por conocer cuál es la situación de mi región y de mi país. Tener presente tus orígenes es importante. Pero además, como decía Orozco, me siento un andaluz ciudadano del mundo. ¿El talento andaluz no anda un poco en una especie de diáspora cultural? No lo sé. La situación de la música en Andalucía ha cambiado radicalmente de diez o quince años para acá. De ser un páramo cultural se ha pasado a ser una Comunidad con cuatro orquestas grandes, y teatros de gran nivel, como el Maestranza. Por otra parte, ese componente andaluz que hay en muchos artistas aparece, aun en el caso de que no procedan directamente de allí. Me vienen a la cabeza la propia Alicia de Larrocha o Esteban Sánchez, que tan bien supieron captar el espíritu de la música directamente relacionada con mi tierra; o el caso del propio Albéniz, catalán, o el mismísimo Falla, que aun siendo gaditano, era bastante francés. ¿Toca Iberia? La mitad. Hago seis de los doce números y nunca —si es lo que me va a preguntar— he tenido la apetencia de grabarla. Pues no. Iba a preguntarle si la hace en crudo o con retoques… Hombre, hay pasajes de Iberia que resultan casi imposibles de tocar tal cual están escritos. Alicia de Larrocha arreglaba cosas; Esteban Sánchez, aun a pesar de la impresionante facilidad técnica que tenía, arreglaba cosas… y sí, cuando toco Iberia, hago los pequeños arreglos necesarios para que aquello sea posible. Lo que intento es que sean por una razón musical, más que por un motivo puramente mecánico. Me acuerdo que una vez toqué para Alicia de Larrocha El polo y El Albaicín y me dijo un par de cosas o tres bastante interesantes y esclarecedoras, no para quitarles dificultad sino para conseguir transmitir mejor el fondo de lo escrito. Por ahí sí considero factibles ese tipo de arreglos. En el otro sentido, arreglar para facilitar las cosas en piezas de tal 59 251-Pliego 4 22/3/10 11:44 Página 60 E N T R E V I S TA JAVIER PERIANES calibre no tendría ningún sentido. ¿Se toca mejor el repertorio español poniendo un torito encima del piano? [Risas] No, en absoluto. Sé por dónde va su pregunta y le diré que, a pesar de que puede haber una idiosincrasia y un cierto nivel de particularidad en nuestra música, no es necesario ser español para dar con sus claves. Por ejemplo, en el caso de la música de Falla, encuentras con frecuencia una estilización de todo el trasfondo flamenco que él admiraba y conocía en profundidad. Por ello, si conoces todo eso, mejor, pero no es algo, digamos, imprescindible. Por la misma razón, tampoco vale quedarse en lo anecdótico y argumentar, como mérito para desentrañar los entresijos de su obra, el haber hecho una visita a la Alhambra. Es necesario conocerlo con mayor profundidad, incluso esa dimensión francesa que tiene su música. Hablemos sobre su última grabación. A juzgar por la coincidencia con otros recientes lanzamientos parejos al suyo, Blasco de Nebra parece estar despertando de un larguísimo sueño. Por lo que a mí respecta, cuando pensé en este disco nunca tuve la más mínima intención de recuperar repertorio olvidado. Llevo tocando Blasco de Nebra desde que tenía diecinueve años. En aquel momento incluso lo llevé como parte de programa a algún concurso. Mis profesores, tanto Ana Guijarro como Josep Colom, me sugirieron incluirlo en lugar de Scarlatti, por aquello de buscar un poco de originalidad. El propio Colom fue el autor de la, si no recuerdo mal, primera grabación que se hace en España de Nebra. Después de ese disco legendario, que fue premiado por el Ministerio de Cultura, Tony Millán hizo al fortepiano otra grabación deliciosa. Llegados al presente, le propongo a Harmonia Mundi un disco sobre Blasco de Nebra y su respuesta fue entusiasta. Nunca olvidaré las palabras textuales de Martin Sauer, un personaje casi mítico, cuando estábamos grabando en Berlín. Él coordinaba toda la dirección artística del proyecto y, al terminar la primera de las sonatas, entró en el estudio y nos dijo: “impresionante, esta música es impresionante”. Cuando la escuchas cuesta trabajo creer que se trate de un compositor español del dieciocho. Uno pensaría que está ante un híbrido de Scarlatti con Carl Philipp Emanuel Bach, o algo por el estilo. Y el olvido que los españoles ejercemos respecto a este patrimonio, ¿es más producto de un complejo de inferioridad, de estúpida desidia o de simple y llana mala uva? 60 Puede ser un poco de todo eso. Al variopinto interés de los intérpretes hay que añadir que las peticiones de los promotores influyen mucho en la con- fección de los programas, y pueden hacerte tirar por otro lado respecto a interpretar este tipo de música. En mi caso particular, a la hora de escoger repertorio, me dejo llevar por obras que, después de probarlas, me gusten y me parezcan de nivel. A Nebra yo soy capaz de tocarlo en el fin del mundo, si es necesario. Lo he dado en Estados Unidos, en Japón, en Canadá o en Londres, y nadie me ha puesto un pero. De hecho, en Japón me ocurrió una cosa la mar de curiosa: después del segundo recital en Tokio, apareció un señor con la edición de Unión Musical Española para que se la firmara. Me dijo que estaba muy interesado en la música de Blasco de Nebra y me preguntó que si tenía previsto grabarla. Para su sorpresa, le dije que ya estaba todo preparado para hacerlo apenas tres semanas después. Cuando vuelva a Japón, en marzo del año que viene, seguro que nos volvemos a ver. ¿Grabar en un Steinway esas sonatas y pastorelas que Nebra escribió “para clave o fuertepiano” es maquillarlas? [Sonriendo] No, para nada. Y le voy a explicar el motivo, porque creo que ésa va a ser una pregunta recurrente a raíz de la publicación del disco. Entiendo que mucha gente —incluso mucha parte de la crítica— no va a entenderlo, posiblemente. Yo soy un intérprete del siglo XXI, que se dirige a un público del siglo XXI y que toca un instrumento del siglo XXI en salas y auditorios del siglo XXI. Si pretendiera, con mi visión, acercarme a la voluntad del propio Blasco de Nebra, sería una digresión total porque yo no soy fortepianista. Si partimos de esta base, cualquier traducción de Bach, de Haydn, de Mozart, de Beethoven o, incluso, de Chopin sería un maquillaje, porque ninguno de ellos tocó un Steinway del siglo XXI. Con Chopin a casi nadie se le ocurre plantearse esa cuestión, pero en cuanto retrocedemos un poco más, entonces sí. Claro que el instrumento era radicalmente distinto, pero yo intento acercarme a Nebra en el espíritu y nada más. Intento traducir la obra de un compositor del dieciocho por los ojos, los poros, el corazón y el cerebro de un intérprete del siglo XXI. ¿Voy a rechazar, hoy, usar el pedal en ese repertorio? ¿Qué sentido tiene? Sonaría totalmente desvirtuado. Sería una aproximación totalmente fallida a un instrumento también fallido. Por más que algunos quieran, un piano nunca podrá sonar igual que un clave o que un fortepiano. Si otro colega se aproxima a esa música desde otra óptica, tiene todos mis respetos, por supuesto, pero mi visión es ésa. Deduzco que no me voy a poder comprar un disco del señor Perianes tocando el fortepiano… Al menos, hoy por hoy, seguro que no. Entre otras cosas porque si alguna vez fuese así, el señor Perianes tendría que aprender antes a tocar el fortepiano. Como decía aquél, ¿no será que lo ha probado poco? Lo he probado, por supuesto. Es totalmente distinto. Cuando tocas un fortepiano, un Graf por ejemplo, notas todas sus diferencias con el piano en pulsación, nivel de resistencia, longitud de la tecla, amplitud de registro, y muchas más cosas. En ese momento, entiendes por qué Beethoven, por ejemplo, escribió muchas de las cosas que escribió. Muchos pasajes que “arregla” porque hubieran pasado a un registro del que él no disponía, como el famoso arpegio del acorde de sol, en su Cuarto Concierto. Yo toco ese pasaje finalizando arriba, mientras que lo escrito invierte el sentido del arpegio en un bucle descendente. ¿Por qué lo hago? Sencillamente porque creo que eso era lo que Beethoven hubiera hecho pero, al no tener más teclado, se veía obligado a corregirlo. En el mismo concierto, por citarle otro ejemplo, en la reexposición del primer movimiento, hay un pasaje que es un calco de otro aparecido durante la exposición. Bien, pues ahí, llega un punto en el que, al no tener registro suficiente, Beethoven lo convierte en semitono. Siendo honestos, aquello suena a lata. La mayoría de pianistas copiamos literalmente el pasaje de la exposición, transponiéndolo al nuevo tono, y seguimos arriba en el registro porque tiene otro sentido. En definitiva, en estos casos tienes dos opciones: hacerlo tal y como está escrito, o pensar e intuir hacia dónde iba la intención. Personalmente, prefiero la segunda, aunque entiendo a quienes hacen lo contrario. En 2005 es usted uno de los pianistas que participan en el proyecto Barenboim on Beethoven. Formar parte de aquello, ¿fue una decisión arriesgada? En absoluto. Considero que fue un regalo que el maestro me hizo. ¿Así, por la buenas? Bueno, mi relación con Daniel Barenboim se remonta a la época en la que él empieza a frecuentar España. Para un joven pianista como yo era en aquel momento, conocer al mito que representa Barenboim era un auténtico sueño. Gracias a la mediación básica y fundamental de Alfonso Aijón —cuya ayuda y consejos han sido y son capitales en el desarrollo de mi carrera— y a varias conversaciones con la que era Directora General de Cultura de la Junta de Andalucía, Elena Angulo, tuve la oportunidad de que el maestro me hiciera una audición. Casualmente, en esa audición, lo primero que toqué para él fue una sonata de Blasco de 251-Pliego 4 22/3/10 11:44 Página 61 E N T R E V I S TA JAVIER PERIANES Nebra. A raíz de aquel primer contacto, durante el verano hice mucha música de cámara con diversos grupos de la Orquesta West-Eastern Divan. Un buen día, el propio Barenboim me dice: “Javier, ¿te gustaría venirte a Viena, o a algún otro sitio, para trabajar repertorio? El Primero de Brahms, por ejemplo, que te vendría bien para desarrollar tu sonido…”. Imagínese mi respuesta: “Maestro, sería un honor”. Así, en abril de 2005, estuve una semana en Viena trabajando Brahms con él. Nos trató, tanto a mi mujer como a mí, de una manera extremadamente cariñosa y atenta. Me dedicó y me regaló un tiempo del que realmente no disponía, y tuvimos varias clases. ¿Dónde daban esas clases? Él estaba alojado en el Hotel Imperial de Viena. Durante aquella semana ofrecía la integral de las Sonatas de Beethoven en la Musikverein y, en un par de ocasiones, me escuchó en una de sus salas, con un piano fantástico. En nuestro último encuentro de aquella semana, tuvimos que apañarnos en un piano vertical, en su propia habitación del hotel. Recuerdo que le pregunté, mirando aquel instrumento de estudio: “Maestro, ¿aquí es donde quiere oírme?”. “Sí, sí. Ahí me he estudiado yo las Treinta y dos sonatas estos días; ¿no vas a poder tocar tú un Concierto de Brahms?”. ¿Cómo trabajaban? Escogíamos grandes secciones y yo las tocaba. Al terminar, él generalmente halagaba lo escuchado para, justo a continuación, decirme: “y ahora nos vamos a poner a trabajar”. Desmenuzaba frase por frase todo lo que yo había tocado, comentándome qué pensaba él sobre aquello. Tenga en cuenta que él iba a tocar ese mismo concierto, días después, con Simon Rattle y la Filarmónica de Berlín en Atenas. Bueno pues, retomando el hilo, durante aquella semana en Viena, mira por dónde le plantean el proyecto Barenboim on Beethoven. Un día, mientras estaba comentando por teléfono las grandes líneas del asunto y considerando aceptar o no ser él mismo quien escogiese a los candidatos a recibir esas masterclasses, detiene la conversación y dice: “mira, sin ir más lejos, aquí tengo a uno de los chicos”. Se gira hacia mí y me pregunta: “Javier, ¿te apetecería hacer esto…?” ¡Imagínese! ¡Yo no salía de mi asombro! Participar en un proyecto como aquél era, para un pianista que ya empezaba a despuntar, un arma de doble filo… Por parte de Barenboim creo que fue un acto de generosidad, y por lo que respecta a mí, considero que aquello fue fruto de la humildad con la que todo artista debe verse a sí mismo y a su profesión. ¿Qué aprendió realmente en aquella famosa clase magistral? Desde entonces han pasado como cosa de cinco años y he tenido la oportunidad de profundizar en todos los campos. Concretamente, con respecto a Beethoven, he interiorizado muchas de las reflexiones de aquellas sesiones de trabajo y, lo que es aún más importante, he tocado muchas más obras: gran parte de las Sonatas y todos sus Conciertos. Barenboim, en aquel momento, lo que hizo fue indicarme un camino y dejar la puerta abierta para que yo empezase a recorrerlo. Fue como decirme: “ahí tienes la carretera para llegar a la autopista; a partir de ahí, cójela y aprende a circular por ella”. Recuerdo una cita muy famosa de Schnabel a Fleisher: “Mire, no vuelva a traerme el Cuarto de Beethoven. Yo ya se lo he escuchado y le he dicho lo que pensaba. Ahora, busque e investigue hasta que encuentre su propio Cuarto de Beethoven”. Bueno, pues algo así es lo que siento que ha ocurrido desde aquel día. Aquello de que a mi sonido le hacían falta consonantes y no 61 251-Pliego 4 22/3/10 11:44 Página 62 E N T R E V I S TA JAVIER PERIANES sólo vocales fue una gran pista de la que he aprendido mucho. ¿No había una cierta tendencia a la clonación en aquellas masterclasses? No lo creo. Barenboim no tiene un mensaje único para soltárselo a cualquiera que toque, haga lo que haga. Él tiene un concepto muy claro de cómo se debe tocar Beethoven, pero su capacidad de adaptación al contexto de cada alumno hace que la clase vaya en un sentido o en otro. En mi caso, el enfoque fue más hacia el tipo de sonido, mientras que en otros abordó terrenos más puramente mecánicos. Daniel Barenboim demostraba así que, además de buen profesor, es un auténtico gran maestro. ¿Cuál es la diferencia entre ambas cosas, entre el buen profesor y el gran maestro? El gran maestro es aquel que sabe extraer lo mejor del alumno sin intervenir en su visión. Es capaz de hacerte sacar lo mejor que llevas dentro, sin proyectar sobre ti su propia interpretación. Sin saber cómo, te hace tocar mejor y sentirte más tú. ¿Bajo qué otros grandes maestros habría usted aceptado también formar parte de aquel selecto grupo de conejillos de indias? Le podría decir docenas de nombres. Para empezar, sin ir más lejos, mis propios profesores, Ana Guijarro y Josep Colom; podríamos seguir con Alicia de Larrocha, Orozco, Esteban Sánchez — como ve tiro mucho por el producto patrio—, Richard Goode, Leon Fleisher, Radu Lupu, Maria João Pires, Mitsuko Uchida… No acabaríamos. De cualquiera de ellos se podría aprender mucho. ¿Hay algo por lo que daría cualquier cosa? No. No soy especialmente soñador en ese sentido. Todo llegará a su tiempo, si es que ha de llegar como consecuencia de procesos naturales. Como se suele decir: “ten cuidado con lo que deseas, a ver si se va a hacer realidad”. ¿Para usted, estudiar es causa o consecuencia? 62 Iría mejor encaminado si dijese que lo segundo. Desde un punto de vista meramente físico, para poder tocar hay que estudiar. Es innegable. Lo que es el aprendizaje va llegando después, fruto de los años de experiencia y de todo el trabajo que has ido acumulando. A veces, curiosamente, la clave de lo que buscas la encuentras cuando no estás en el piano. En un momento en el que estás sentado, haciendo cualquier otra cosa, y… “ya lo tengo. Esa digitación era así…”, por poner un ejemplo. Se te enciende la bombilla porque ya había un trabajo previo. Cuando estudio una obra intento que mi primera aproximación sea totalmente virginal, pese a que, en muchos casos, la conoces por haberla oído anteriormente. Tampoco escucho ninguna de sus versiones discográficas. Abro la partitura y hago una lectura a vista de pájaro, que me da una visión de sus partes fundamentales, de su macro-estructura. Ya en ese momento vas intuyendo los distintos ambientes de la obra —temas más rítmicos, segmentos más líricos, etc.— y, como consecuencia de eso, las diferentes maneras de afrontar el trabajo posterior. Vas, como si dijéramos, abocetándolo todo. La siguiente fase es más de trabajo pasaje por pasaje, dándole a cada uno el tipo de tratamiento que requiera: distintas digitaciones, series repetidas, diferentes tempi, manos separadas incluso, si es necesario. Es un proceso completamente artesanal, a veces pesado pero generalmente muy divertido. Cuando todo funciona, te alejas y miras el conjunto buscando un grado de coherencia. Hasta ahí, ya has hecho el trabajo duro pero queda lo más difícil y, a la vez, apasionante: conseguir que todo eso vuelva a sonar tan natural e intuitivo como en el primer acercamiento. Podría resumirlo diciendo que hay que trabajar mucho para que todo vuelva a parecerse a la primera vez. Leía ayer un titular que afirmaba que el 80% de los jóvenes españoles sólo se divierte saliendo de noche. ¿El futuro de los conservatorios pasa por reconvertir las cabinas de estudio en laboratorios de DJ’s? No creo que las cosas lleguen a ese punto. El dato es bastante patético pero, pese a ello, en los conservatorios hay bofetadas por entrar. Cuando yo empecé, a mí no me hicieron ninguna prueba de acceso y, sin embargo, hoy se ven obligados a hacer pruebas de aptitud en el Grado Elemental porque no hay suficientes plazas para cubrir toda la demanda. Las cosas han cambiado, creo que para bien. Todo es mejorable, por supuesto, pero el trabajo que hacen muchos profesores de conservatorio, teniendo en cuenta las infraestructuras con las que cuentan, es muy, pero que muy meritorio. Permítame una breve incursión en el colorín. Tengo un amigo que me encarga que le pregunte con quién se enfada usted en las portadas de sus discos… [Riendo, mientras coge uno de los discos que hay sobre la mesa] ¿Usted cree que aquí tengo cara de enfado? Bueno, la verdad es que sí que parezco un poco perdonavidas… [risas]. Mire, dígale de mi parte a su amigo que escriba un e-mail a la compañía y que se lo pregunte, porque, lo que es yo, no escojo ninguna portada de los discos. Ni siquiera las fotos del interior. No soy el responsable de ninguna de las decisiones sobre mi imagen en este momento. Me viene al recuerdo que un colega suyo hizo un comentario, en cierta ocasión, acerca de que Perianes se había hecho ya un pianista adulto porque “ya miraba en las portadas de una manera…”. [Risas]. Después de un concierto, ¿cuál es la crítica más valiosa? La mía. Quiero explicarme para que no parezca un razonamiento vanidoso, sino todo lo contrario. Cuando se cierra la puerta del camerino, el inevitable coro de felicitaciones —“oh, maravilloso, fantástico…”— queda en la lejanía, y allí me quedo, a solas con mi mujer la mayoría de las veces, y hablamos tranquilamente de cómo ha ido todo. A veces he grabado algo y lo he escuchado después para analizarlo, pero tampoco soy muy amigo de eso. Creo que el concierto en vivo tiene un algo irreversible y mágico que, vuelto a escuchar, puede perderse. Te puedes conceder algunas libertades que en un momento resultan muy apetecibles pero escuchadas fuera de contexto no tienen tanta gracia. Además, tengo la suerte de contar con algunas personas muy cercanas que saben decirme lo que opinan sin cortarse. Son críticos en el buen sentido. Seguro que si le pregunto por los otros críticos me responde que usted de los árbitros no habla… Respeto su trabajo. Desempeñan una labor igual que yo desempeño la mía, y tienen una opinión por lo menos igual de válida que la mía. Siempre que una persona hable profesionalmente de otra desde el respeto, no tengo nada que añadir. Recuerdo las críticas de Enrique Franco y su elegancia dejando caer incluso algún tironcito de orejas. La función que atribuyo a la crítica es, más que intentar crear opinión, ser un vehículo de transmisión informativa de lo que ocurre en la realidad cultural de una ciudad, poniendo un matiz de valoración personal pero sin entrar en el enjuiciamiento. No me parece que tengan sentido comentarios del tipo “Beethoven no se puede tocar así…” y cosas por el estilo. Oiga, ¿usted se ha sentado a tocar a Beethoven alguna vez? O, ¿se ha preocupado, tal vez, de preguntarme por qué he hecho tal cosa de una manera y no de otra? Hay quien se permite incluso hacer consideraciones acerca del tempo al que se ha tocado un primer movimiento, por ejemplo, cuando ni siquiera es capaz de abrir la partitura. Al crítico, lo mínimo que le puedo pedir, en ese sentido, es que tenga la misma curiosidad que yo. Revisando su agenda para los próximos meses veo muy pocos huecos. En estos tiempos de crisis, Perianes es un valor que parece cotizar al alza… Afortunadamente, no me puedo quejar. Como le decía, hay proyectos apasionantes que me mantienen expectante: mi primer viaje a Australia —único continente en el que no había estado—; mi primera vez también con Zubin Mehta, tocando el Concierto de 251-Pliego 4 22/3/10 11:44 Página 63 E N T R E V I S TA JAVIER PERIANES Schumann; visitar de nuevo a la Orquesta Simón Bolívar para hacer el Segundo de Chopin junto a Diego Matheus, un joven director muy interesante; y, después de verano, la grabación del disco de Falla que, como antes le he comentado, me hace —nos hace, a todos los implicados— muchísima ilusión. Esta temporada entra usted en el Ciclo de Grandes Intérpretes de la Fundación Scherzo, con un programa en compañía del Cuarteto Quiroga. ¿Lo interpreta como una promesa de futuro? No lo sé. Yo no me lo he planteado de esa manera. Cuando la Fundación Scherzo me propuso hacer un programa junto al Quiroga me pareció curioso, porque en los últimos años, ellos y yo hemos tenido varios nexos. Somos compañeros de viaje de una misma generación, y eso nos hace sentirnos cómodos. Programar ese concierto extraordinario —festivo, por tanto— en el ámbito de la música de cámara, con intérpretes jóvenes españoles, me pareció una apuesta muy bonita por parte de la Fundación. Grandes Intérpretes es un ciclo maravilloso y, si Dios quiere, tiempo habrá para plantearnos cuestiones de cara a futuras ediciones. ¿El pianista de cámara nace o le hacen? Para un pianista, la música de cámara es una modalidad en la cual se encuentran muchas de las grandes joyas del repertorio. Cuando he hecho música de cámara, en los últimos años con el Borodin o el Casals en Shostakovich, o con el Brentano en Mozart, he disfrutado muchísimo. ¿Tanto como tocando con orquesta? Sí, aunque la forma de trabajar es distinta. En un concierto de Mozart o de Beethoven pienso que estoy haciendo música de cámara pero a lo grande; con Rachmaninov o con cualquiera de los románticos la óptica es diferente. No deja de ser, en definitiva, un hacer música con otros y eso es maravilloso. Por otra parte, el recital tiene un punto de magia, de intimidad, que me satisface particularmente. Ensayando con orquesta, ¿quién manda más: el director, usted o su mujer? podría estar saliendo a dar un paseo, yendo al cine o, a lo mejor, no podría contestarle la llamada si ando viendo un partido del Real Madrid. Soy muy futbolero, aunque en los últimos años ser madridista no sea motivo para presumir demasiado… [risas]. Me gusta mucho también reunirme con amigos para cenar y charlar. Casi nunca hablamos de música, aunque la mayoría seamos músicos: hablamos de la vida, de los niños que tienen —que a veces también se apuntan— y que son como nuestros sobrinos políticos. Y, por supuesto, un sábado podría pillarme también en Andalucía, visitando a la familia. Para terminar, fírmeme esta frase: “el éxito es…” Si le llamo un sábado por la mañana, ¿qué le pillo haciendo? …algo de lo que no tengo la menor idea. Si nos referimos a lo que socialmente se concibe como tal, en cuanto a un marketing brutal, legiones de seguidores, etc., lo único que puedo decir es que, cuando se cierra la puerta del camerino, ahí no hay éxito que valga. Ahí uno hace su proceso de reflexión y lo único que cuenta es el trabajo del día a día y el esfuerzo propio. Me considero un músico afortunado por tener la oportunidad de vivir de lo que es su vocación. El resto son consideraciones que dejo al juicio de los demás. Si es por la mañana, seguramente estudiando. Si me llama por la tarde Juan García-Rico [Risas] ¡Ojalá ella pudiese venir a todos los conciertos con orquesta! Cuando lea esto, le va a mandar un recadito a la redacción… [Risas]. Ya hablando en serio, como le digo soy una persona muy respetuosa y nunca he tenido problemas con ningún director. Yo le he expuesto mi visión de las cosas y hemos consensuado rápidamente todos los puntos consiguiendo ambos estar cómodos. 63 251-Pliego 4 22/3/10 11:45 Página 64 D I S C O S EXCEPCIONALES LOS DISCOS XCEPCIONALES DEL MES DE ABRIL La distinción de DISCOS EXCEPCIONALES se concede a las novedades discográficas que a juicio del crítico y de la dirección de la revista presenten un gran interés artístico o sean de absoluta referencia. BACH: Variaciones Goldberg BWV 988. ANDREAS STAIER, clave. HARMONIA MUNDI HCM 902058 Una recreación distinta, poderosa, contrastada, provista de claroscuros y de variados colores. Impetuosa y tierna. Staier ha sabido encontrar el camino de lo nuevo e importante. Y nos abre la espita de la emoción. A.R. Pg. 68 NAÏVE V 5200 BLASCO DE NEBRA: Sonatas para piano. JAVIER PERIANES, piano. SHOSTAKOVICH: 24 Preludios y fugas op. 87. JENNY LIN, piano. HARMONIA MUNDI HMC 902046 2 CD HÄNSSLER 98.530 Un nuevo ejemplo de Peria- Una referencia nueva y espléndida. Y todo en una interpretación rica, refinada, tensa, bella: ¿la más bachiana? S.M.B. Pg. 91 MOSSI: Sonatas para violín IVAN MORAVEC. Pianista. nes de gran pianismo en un campo en el que no duda en servirse de los recursos expresivos y dinámicos del piano; nada de hacer que parezca un clave. Un disco delicioso pletórico de musicalidad y buen gusto. J.P. Pg. 76 y bajo op.1, nºs 1, 2, 5, 9, 10 y 12. LEYLA SCHAYEGH, violín; ILZE GRUDULE, violonchelo; JÖRG HALUBEK, clave. PAN PC 10212 Un auténtico descubrimiento que pide a voces una segunda parte que venga a completar la integral de esta incomprensiblemente arrumbada Op. 1 de Mossi. P.J.V. Pg. 86 Estamos ante una música fantástica, pero es que la interpretación de los Diotima no le va a la zaga. Tras la escucha de este disco no faltan ganas de que sigan profundizando en este repertorio. J.C.M. Pg. 87 Live in Brussels. Obras de Beethoven, Brahms y Chopin. SUPRAPHON 4004-2 Moravec ilustra cada obra con ternura y finezas, demostrando personalidad a través de un sonido tan íntimo como exquisito. E.B. Pg. 97 MOZART: Conciertos para piano K. 482 y K. 491. SUEDAMA ENSEMBLE. Piano y director: DAVID GREILSAMMER. DANIEL MÜLLERSCHOTT. Violonchelista. NAIVE V 5184 LA NDR. Director: ESCHENBACH. Su toque delicado, su límpido virtuosismo y su preciso legato ya nos habían cautivado en su anterior grabación, pero es posible que en estas obras brille aún más. A.V.U. Pg. 86 64 ONSLOW: Cuartetos de cuerda nºs 28-30. CUARTETO DIOTIMA. Obras de Schumann, Strauss, Volkmann y Bruch. SINFÓNICA DE CHRISTOPH ORFEO C 781 091 A Un sonido cálido, un fraseo preciso y una capacidad de matiz sobrenatural dan a sus versiones un tono camerístico y poético inconfundible. J.C.M. Pg. 97 251-Pliego 5 18/3/10 20:07 Página 65 DISCOS Año XXV – nº 251 – Abril 2010 KRISTIAN BEZUIDENHOUT Novedades al teclado BERTRAND CHAMAYOU RONDA DE PIANISTAS T. Stipal SUMARIO ACTUALIDAD: Ronda de pianistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 REFERENCIAS: Schumann: Sinfonía nº 4. J.G.-R... . . . . . . . . . 66 ESTUDIOS: Bach: las Goldberg por Staier. A.R. . . . . . . . . 68 Adams: un nuevo Nixon in China. D.R.C. . . . 69 REEDICIONES: Brilliant Opera Collection. B.M.. . . . . . . . . . . 69 Hyperion polifónico. D.A.V. . . . . . . . . . . . . . 70 EMI: Rattle y Rusia. S.M.B. . . . . . . . . . . . . . . . 71 Walhall. A.V. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 Nuova Era. F.F. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 Brilliant: Todo el piano de Schumann. E.B. . . 73 DISCOS de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . 74 DVD de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . . . 106 ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS . . . . . 110 Borggreve Hiroshima STEPHEN HOUGH U na selección de Sonatas de Scarlatti centrará la mirada de Alexandre Tharaud en su próximo lanzamiento para Virgin. Tras sus éxitos con el legado pianístico de Debussy, ALEXANDER MELNIKOV Jean-Efflam Babouzet inicia con su primer volumen, asimismo publicado por Chandos, una integral de la obra para tecla de Haydn. De Mozart, pero esta vez al fortepiano, Harmonia Mundi edita la primera entrega de sus sonatas a cargo de Kristian Bezuidenhout. Caro Mitis, exquisito sello ruso desgraciadamente no distribuido en el mercado español que publicaba hace poco un recital schumanniano (Kreisleriana, Arabeske, Sonata nº 1, Blumenstück) por Yuri Martinov, proseguirá con su cuarto volumen la integral sonatística de Beethoven, siempre en versión de Igor Tchetuev; mientras, Márta Kurtág se enfrenta a las Diabelli en BMC. También a Schumann dedica Alpha un nuevo lanzamiento con la edición del noveno capítulo (2 CD) de la integral de piano y cámara comandada sabiamente por Eric Le Sage. En esta ocasión le acompañan en la travesía de los Tríos con piano y otras piezas Gordan Nikolitch, Paul Meyer y Christophe Coin. Del mismo compositor, pero al fortepiano, Piet Kuijken nos ofrece un doble álbum que incluye, entre otras, las Novelletten, Kinderszenen, Humoreske y Arabeske. Edita Fuga Libera. En Naxos es Heather Schmidt quien brinda una antología (dos Sonatas y media docena de piezas breves) de Fanny Mendelssohn. Y llegamos a Chopin, solicitado por muchas figuras como obliga su aniversario: Yundi Li (desde ahora Yundi) lo abordará para EMI, su nuevo sello. Stephen Hough hará lo propio con sus últimas obras en Hyperion. Nelson Freire (Decca) y Eugéne Mursky (Profil) interpretan sus Nocturnos. Por su parte Bertrand Chamayou publica en Naïve un muy interesante monográfico César Franck que incluye las dos grandes páginas a solo (Preludio, coral y fuga y Preludio, aria y final) más la transcripción para piano y armonio (éste a cargo de Olivier Latry) del Preludio, fuga y variación y el generoso añadido de las Variaciones sinfónicas y el, mucho menos grabado, poema sinfónico Les Djinns, dos obras en las que Chamayou es secundado por la Royal Scottish National Orchestra y Stéphane Denève. En territorio ruso, Stephen Hough edita en Hyperion los Conciertos de Chaikovski (vol. 50 de la benemérita colección consagrada a los conciertos románticos) con Osmo Vänskä y la Orquesta de Minnesota. Alexander Melnikov acomete una nueva versión, tras la de Jenny Lin criticada en estas mismas páginas, de los Preludios y fugas de Shostakovich (Harmonia Mundi) y Sabine Liebner integra la obra completa de Galina Ustvolskaia al cada vez más atráctivo catálogo de Neos. Y cerramos con el repertorio más reciente: Long Piano de Christian Wolff por Thomas Schultz (New World), La musique creuse le ciel y Über-Schrift de Rihm por el dúo GrauSchumacher (Neos), el volumen 3 de las últimas obras pianísticas de Morton Feldman por Steffen Schleiermacher (MDG) y la enésima versión aparecida en los últimos años de The people united will never be defeated de Frederic Rzewski a cargo de Kai Schumacher (Wergo). 65 251-Pliego 5 18/3/10 20:07 Página 66 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS Robert Schumann SINFONÍA Nº 4 EN RE MENOR OP. 120 C on la Cuarta de Schumann se produce una curiosa paradoja. Tratándose de una partitura cuya factura ha sido vilipendiada ad nauseam es, sin embargo, la más tocada y grabada de las cuatro que conforman el catálogo sinfónico de su autor. Desde su estreno en Leipzig en 1841, en un formato que habría de aguardar aún diez años para verse definitivamente revisado y publicado como la en re menor que hoy conocemos, sus interpretaciones no han dejado de sucederse. Aquella Fantasía sinfónica nacida como regalo de cumpleaños a Clara contaba con lo mejor del impulso creativo schumanniano, aunque se encontrase éste en sus primeras aproximaciones al campo sinfónico. A pesar de las críticas, pocos directores se han sustraído a sus encantos. Incluso en aquellos casos —de los que veremos alguno realmente memorable— que se tomaron la libertad de alterar lo escrito por el propio compositor, podríamos considerar esa intrusión en el texto como una especie de implícito reconocimiento a su valor. ¿Cuáles son los problemas reales que plantea esta obra para suscitar ataques tan generalizados? Y, siendo así, ¿por qué entonces ha gozado de tal éxito en las programaciones y en la fonografía? Una marco imperfecto para una fuerza arrolladora nexo cíclico, idea un molde sinfónico en cuatro movimientos sucesivos, interpretados sin pausa y con una fuerte interrelación temática. Los aspectos más espinosos giran, sin embargo, en torno a la instrumentación y la textura. Muchos de los diseños temáticos utilizados aquí por Schumann parecen responder a una concepción fundamentalmente pianística y ello hace que algunos pasajes planteen problemas de continuidad y una particular falta de idiomatismo en el tratamiento de la cuerda. Si a ello añadimos detalles como el escaso hermanamiento entre violines I y II, o la falta de autonomía del viento-madera, obtendremos una paleta orquestal no excesivamente airosa. Sin embargo, esa textura maciza contribuye a reforzar las que posiblemente sean las mayores virtudes de la obra: su impulsividad arrolladora y su vitalidad. Como consecuencia de ese acabado defectuoso — pero, habría que añadir, eficaz— el aquilatar cuidadosamente cantidades y proporciones, en íntima relación con el tratamiento dado al factor agógico, hará decisivo el papel del director a la hora de valorar el resultado final. Propondremos a continuación las lecturas que, entre el más de medio centenar analizado, nos parecen aquellas que mejor han sabido alcanzar a ese difícil equilibrio. Grabaciones históricas 66 No todas las acusaciones formuladas contra la obra carecen de sentido, es cierto. Sin embargo, hemos de aducir que son muy pocas las que han sabido justificar sus razones críticas, surgiendo en su gran mayoría como simples adhesiones al juicio dudosamente objetivo que cierto prócer de la crítica inglesa estableció como dogma a principios del siglo pasado. A nivel estructural, la negativa de Schumann a seguir los modelos sinfónicos establecidos por Beethoven y Schubert, o los esquemas programáticos propuestos por Liszt o Berlioz, le llevará a la búsqueda de la innovación formal. Consciente de su talento para generar estructuras constituidas por elementos hilvanados por el Si rebuscamos entre los más de setenta registros discográficos que el aficionado puede encontrar hoy, hallamos dos del año 1953 que, sin ninguna duda, marcan con claridad el camino por el que después transitaron todas las demás. Ninguna de ambas estableció cotas insuperables, pero sí ostentan el mérito de haber sido las primeras en poner el gran foco de atención sobre la obra. Interpretativamente, puede decirse que ambas son como las dos caras de una misma moneda, puesto que habiendo dado con la candente clave del contenido, vinieron a sacarlo a la superficie de manera completamente distinta. Furtwängler/Filarmónica de Berlín (DG) y Cante- lli/Philharmonia (EMI) representan la dualidad entre la intensidad emocional y el ardor romántico, respectivamente. Cualquiera de los dos directores dejó otros registros que merecen también su escucha. En el caso del alemán, puede disponerse de la grabación en vivo con Lucerna (Tahra), tomada p o c o s meses después de ésta en estudio, con resultados semejantes pero con peor registro sonoro. En el caso del italiano, es muy interesante escuchar comparativamente su también magnífico registro de 1951 con la Filarmónica de Nueva York (Archipel), más reflexivo que la versión escogida aquí. Como decíamos, ambas batutas supieron encontrar el gran fondo de emoción que palpita en la obra pero sus traducciones difieren por completo. Furtwängler despliega tal carga de intensidad anímica que la impresión que produce lo ha encumbrado a la categoría de referencia absoluta. Es capaz de imprimir sobre los berlineses una coacción psicológica que hace que sus arcos se hundan en las cuerdas como cuchillos calientes sobre mantequilla. Absolutamente impactante es, por ejemplo, el gran tramo introductorio, con una sobrenatural gradación dinámica anticipatorio de algo que se intuye sublime. Sin embargo —pese a la controversia que con seguridad suscitará la siguiente opinión— lo que llega a continuación es tan rítmicamente frustrante como meritorio el control técnico que supone. Los tempi de los movimientos rápidos son extremadamente cansinos, llegando incluso a lo plomizo en el Scherzo. Los subjetivos cambios de tempo tan característicos de su batuta logran progresivamente, en el movimiento conclusivo de la sinfonía, alcanzar el Presto final con un ímpetu que consigue hacernos olvidar, al menos en parte, las decepciones anteriores. Preferiremos en conjunto a Guido Cantelli, que representa, simbólica y prácticamente, la antítesis toscaniniana a Furtwängler. Fiel a la letra — excepto en lo referente a repeticiones seccionales—, aquella entonces joven promesa consigue igualar la intensidad propuesta por Furtwängler, pero desde un encendido e inigualable ímpetu. El rendimiento de la orquesta es magnífico, dándonos una lectura de un solo trazo que nos deja pegados al asiento conteniendo la respiración. Miremos por donde miremos, los Lebhaft del primer y cuarto movimientos, el Scherzo, etc., de aquella batuta trágicamente desaparecida muy poco tiempo después, consiguen dar en la diana al encontrar el tempo idóneo para expresar su furor sin adolecer de la más mínima sombra de precipitación. Sin duda, es la versión que merece gozar los laureles históricos de esta sinfonía. No debemos olvidarnos en este apartado de un tercer documento: la filmación íntegra de un ensayo de Karajan/Sinfónica Viena (Euroarts) en 1965. Siendo Karajan uno de los grandes traductores de esta obra, entre sus varios registros éste nos permite descubrir varios de sus secretos para conseguir el difícil equilibrio al que aludíamos arriba. Curiosamente, el ensayo es musicalmente bastante más interesante que la propia ejecución posterior. Reflejos de clasicismo Dentro de las grabaciones modernas, muchas son las que muestran un especial cuidado en la dosificación de las cantidades que la batuta hará verter para que el resultado final 251-Pliego 5 18/3/10 20:07 Página 67 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS adquiera el vuelo necesario, dentro de un ambiente de contención emocional. Entre ellas, hay tres especialmente interesantes. La primera, Krips/Sinfónica de Londres (Decca), cuenta además con el valor añadido de un buen pulso general, pero adolece de una toma sonora plúmbea y artificiosa. La segunda, Marriner/St. Martin (Hänssler), mucho mejor en términos generales sonoros, mantiene guido por esa cuerda es, sin duda, el más hermoso de cuantos pueden escucharse. Sin embargo, y pese a muchos momentos realmente espléndidos —asómbrense, por ejemplo, con la manera de plantear el crescendo de la transición al último tiempo—, algunas inexplicables faltas de compenetración entre atriles y, sobre todo, la exagerada lentitud del maestro rumano, merman el valor de esta versión. Orquesta de Cámara de Europa (Teldec) —con excelente calidad tímbrica pero un tanto aséptico y pálido— y Gardiner/Orquesta Revolucionaria y Romántica (Archiv) —muy equilibrado pero excesivamente prudente— son opciones plausibles. Menor interés supone la versión reorquestada de Mahler, grabada por Chailly y Ceccato. Con quien sí habremos de quitarnos el sombrero y aplau- obra consigue emocionarnos. Mediante un fraseo cálido, generoso con las líneas secundarias e inserto en unos tempi vivaces infrecuentes en el director americano, consigue construir la sinfonía con absoluta lógica y naturalidad. El secreto reside, fundamentalmente, en la flexibilidad con la que cada frase encuentra su lugar sobre la base de su diseño propio. La Romanza y, sobre todo, el segundo tema en todo momento un exquisito refinamiento que no acaba de encontrar la manera de evitar una cierta corrección insípida. Y por último, una de las tradicionales primeras opciones que, no por esperable, resulta menos atractiva: Kubelik/Sinfónica de la Radio de Baviera (Sony). Siendo sus planteamientos prácticamente idénticos a los de su anterior registro (DG), el sonido aquí es notablemente mejor y, por tanto, preferible. Kubelik es consciente de los riesgos e interviene desde el principio para soslayarlos. Escúchese, por ejemplo, cómo diferencia los protagonismos de cuerda y madera en las dos primeras frases de la obra para entender su inteligente manera de optimizar los pocos recursos que permite la orquestación. El pulso excesivamente contenido de varios tramos resta efectividad a un trabajo que, por lo demás, supera el notable alto. Las afirmaciones rotundas contrapuestas a poéticas flexibilizaciones —Scherzo/Trio, por ejemplo— sitúan a esta lectura en un punto medio de serenidad clasicista presentada con la sabiduría suficiente para hacérnosla completamente verosímil. Desde planteamientos completamente distintos, Norrington/London Classical Players (EMI) alzan un vuelo etéreo muy atractivo. El sonido buscado por el director inglés en su anterior reencarnación difiere mucho de la aspereza que parece obsesionarle actualmente, y nos ofrece una Cuarta afirmativa y al mismo tiempo vaporosa, con un metal de bello matiz elgariano. Escucharemos detalles que casi nadie más observa — repetición final, por ejemplo— , pese a que la testarudez en la fidelidad a la letra —articulación cuasi legato de la célula generatriz del último tiempo— pueda llegar a resultar un pelín irritante. Pero si hay una lectura que, además de un entramado transparente, consiga un matiz camerístico único ésa es la de Dausgaard/Orquesta de Cámara Sueca (BIS). El principal mérito de esta versión es hacer desaparecer por completo el problema de la sonoridad pétrea que muestran los segmentos más conflictivos. La llamativa velocidad de sus tempi consigue autojustificarse incluso en la Romanza y en el Trio, gracias a una astuta alteración de relaciones. dir sin parar es con Szell/Orquesta de Cleveland (Sony). Sonido espectacularmente cálido al servicio de una visión rápida, ardorosa y contundente. Los detalles de grandeza artística son tantos que no pararíamos de enumerarlos. Pero la mayor singularidad de esta lectura es la manera en la que el maestro húngaro mete el lápiz a la partitura, con añadidos tan personales como —reconozcámoslo— geniales: dinámicas, agógicas, fraseos, articulaciones e incluso notas fantasmas —primer m o v i m i e n t o : violonchelos/contrabajos 2 compases antes de F (5:07) y 4 cc. antes de I (6:41). Ídem en cuarto movimiento, cuatro primeros cc. del Lebhaft. No cabe mayor subjetivismo, pero disfrutaremos como adolescentes furtivos. Si después nos sentimos demasiado culpables, siempre podremos acallar nuestra conciencia volviendo al purismo de Norrington o Dausgaard. del Lebhaft final ponen a esta lectura un broche que no encontraremos en ninguna otra. Transparencia camerística Una adulteración genial Entre los registros que consiguen una providencial transparencia en el tejido orquestal el primero en llamar nuestra atención ha de ser Celibidache/Filarmónica de Múnich (EMI). El color conse- Hasta este momento no hemos mencionado ninguna de las versiones alternativas a la edición final de 1851. Es oportuno conocer el primer formato de la obra en su edición de 1841. Harnoncourt/ Romanticismo emocionante y flexible El Schumann de Lenny es uno de los mejores. Dos veces llevó al disco esta obra, con resultados parejos. Escogeremos su segundo acercamiento, Bernstein/Filarmónica de Viena (DG), por el matiz sonriente y juvenil conseguido en el cuarto movimiento, no tan logrado con la Filarmónica de Nueva York. La intensidad hondamente romántica que despliega a lo largo de toda la El convencimiento apasionado Sawallisch/Staatskapelle de Dresde (EMI) lo tiene todo. El esplendor de la toma sonora nos transmite el total convencimiento de un director que cree al cien por cien en el valor de esta partitura. El maestro alemán nos lleva irresistiblemente desde el primer momento a través de un looping imparable y vertiginoso, siendo capaz de mantener el control en todo momento. Los reguladores dinámicos irán surgiendo como oleadas sanguíneas que nos catapultarán hasta el final sin darnos cuenta del paso de los minutos. En la Romanza conseguirá una fluidez irrepetible mediante un pequeño truco simple pero efectivo: traducir la frase solista en subdivisión ternaria, permitiendo así un encaje perfecto con los pizzicatos. El convulso y casi apocalíptico Scherzo, con un Trio que disimula la cuerda entre bambalinas evitando la problemática y frecuente sensación de precipitación, nos encara hacia una recta final de una nobleza heroica ante la que sólo podremos rendirnos. Sawallisch consigue como ningún otro ese complicado punto de perfecto equilibrio necesario para dar a esta obra toda su dimensión. Juan García-Rico 67 251-Pliego 5 18/3/10 20:07 Página 68 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS Andreas Steier ESPLENDOR Y COLOR BACH: Variaciones Goldberg BWV 988. ANDREAS STAIER, clave. HARMONIA MUNDI HCM 902058. 2009. 81’. DDD. N PN M 68 ultitud son, y algunas muy buenas o excelentes, las interpretaciones que el disco nos ha legado de esta obra magistral de Bach. Distintos teclados han sido soporte de estos ilustrativos pentagramas; con diversa fortuna; dependiendo en último término de la bondad, de los medios y de la sensibilidad del instrumentista. Estábamos impacientes por conocer el acercamiento, desde el clave, de Staier, que es también, como se sabe, un gran fortepianista. Sus habituales criterios, que intentan una suerte de fusión o síntesis de técnicas y formas de expresión antiguas, digamos “de época”, y modernas, no tan apegadas a lo que se ha dado en llamar filológico —a veces, no siempre, afortunadamente, conectado con lo excesivamente reglado, cuando no con lo apolillado—, dan totalmente en la diana en este caso. Empecemos por señalar que Staier utiliza un clave que es copia, realizada por Anthony Sidey y Frédéric Bal, de un instrumento de 1734 conservado en el Museo de Bruselas y del que fue artífice el extravagante pero genial Hieronÿmus Albrecht Hass (16891752). Este doble teclado fue fabricado en Hamburgo. Con la fidedigna réplica como base, el intérprete alemán ha labrado una sensacional versión de las Goldberg, distinta a cualquier otra que hayamos escuchado, que embellece, engrandece y dimensiona la composición. Hay que decir que, en primer lugar, eso se debe, por supuesto, a la perfección y características del instrumento, al que Hass, en origen, como destaca Staier, dio una amplitud y una variedad comparables a las del órgano. “Ha sido preciso esperar hasta el siglo XX —nos dice el artista— para ver fabricados instrumentos tan grandes y dotados de tantos registros diferentes”. Se dice que el clave de Hass tiene la disposición de uno anónimo perteneciente a una colección berlinesa, varias veces modificado, que se creía había pertenecido al propio Johann Sebastian. En contra de las tesis que buscaban en los claves la simplicidad y el poder de los instrumentos italianos de teclado único o, incluso, la sutileza y la elegancia de los claves franceses, Hass, según conspicuos estudiosos de los años sesenta del pasado siglo, había construido un instrumento grotesco y había alcanzado un bárbaro resultado: “imponer en el clave las concepciones sonoras propias del órgano”. “Hoy — nos dice finalmente Staier— es el momento de ofrecer al mundo —¡en todo caso, a mí!— la copia fiel de un instrumento de Hass. Escuchen ustedes mismos”. El instrumento es magnífico, sin duda, y despliega una sonoridad llena de claroscuros, poderosa y contrastada. Claro que luego hay que manejarlo, mimarlo, tocarlo y extraer de él toda su belleza; y obtener esos afectos propios del XVIII, en ocasiones disimulados o ausentes en interpretaciones demasiado planas y uniformes. La belleza, y también la grandeza, de las Goldberg es la heterogeneidad de esos afectos y la variedad — nunca mejor dicho— de sus formas: sarabande, fughetta, giga, toccata, partes cantabile, obertura a la francesa… La gran baza de Staier es haber conseguido poner todo eso de relieve sin perder pese a ello el norte de la homogeneidad, de la coherencia del conjunto. Que se mantiene en una ambiciosa panoplia en la que se encienden todas las luces, brillan los más diversos timbres extraídos por el intérprete de manera magistral del formidable instrumento. Los valores de la recreación se centran en su aspecto caleidoscópico, en la severidad y rigor de la concepción, que no impide un auténtico derroche de fantasía fraseológica y de sutil, discreta y convincente ornamentación; en la capacidad para colorear y servirse de las posibilidades del teclado en busca de las más diversas sonoridades. Junto a ello, Staier, como es su costumbre, hace gala de una digitación precisa y limpia y de un sentido de la danza que es consustancial a esta música; de tal forma que la escucha es verdaderamente amena y entretenida. Es cierto que el artista nos parece que a veces no controla por completo los planos hasta el punto de que determinados pasajes polifónicos llegan a tener una reproducción un tanto borrosa, confusa. Véase, por ejemplo, la Variación nº 4, que se nos ofrece espesa, con excesivo predominio de las voces graves. Sucede algo parecido en el Canon a la segunda de la nº 6, que encontramos más clara en otros intérpretes menos poderosos como el estupendo Bonizzoni, de sonoridades menos sinfónicas, más dulces y educadas; de visión más estilizada. Pero estos inconvenientes son episódicos. La línea gene- ral es espléndida y el instrumentista pone de manifiesto su competencia técnica; así en el rápido juego de fusas descendentes de la Variación nº 7, con uso de los dos teclados. La Fughetta de la nº 10 está reproducida con gran refinamiento y transparencia; atributos que cabe aplicar asimismo a la nº 13, de una maravillosa delicadeza. Formidable igualmente la nº 14, ejecutada, como mandan los cánones, con máximo respeto a los elocuentes silencios. En el Canone alla quinta (in moto contrario) de la nº 15 Staier obtiene una finísima sonoridad como de instrumento oriental; algo predicable también, con sus efectos tipo laúd, de la nº 25, cantada con gusto exquisito. Magníficos, casi estruendosos, los redobles, las poderosas acentuaciones de la obertura (nº 16). La habilidad para resaltar los valores danzables la apreciamos de forma muy clara en la nº 18, Canone alla sesta; y el refinamiento de la pulsación en las dos siguientes. Saltamos a la nº 23 para destacar la exactitud de los ataques en un discurso complejo cuajado de accidentes. Las semicorcheas de la nº 26 son, en verdad, fulgurantes, como las fusas de la nº 28, tratadas con gran firmeza tanto en una como en otra mano y siempre dejando oír la voz principal. Es imponente la forma en la que el instrumentista se enfrenta a la diabólica nº 29, a uno o a dos teclados, que deja en pañales a otros intérpretes, sea de clave o de piano (Gould, por ejemplo): majestuosos y limpios acordes, dicción elocuente, verbo arrollador. Soberano. Tras el Quodlibet, la repetición, variada elegantemente, del Aria. En resumen, una recreación distinta, poderosa, contrastada, provista de claroscuros y de variados colores. Impetuosa y tierna. Staier ha sabido encontrar el camino de lo nuevo e importante. Y nos abre la espita de la emoción. La publicación se completa con un DVD en el que el artista nos explica, con ejemplos tocados sobre el mismo instrumento, los entresijos de la composición. Un análisis realmente didáctico e inteligente. Arturo Reverter 251-Pliego 5 18/3/10 20:07 Página 69 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS / REEDICIONES Marin Alsop ÉPICA Y SÁTIRA ADAMS: Nixon in China. ROBERT ORTH (Richard Nixon), MARIA KANYOVA (Pat Nixon), THOMAS HAMMONS (Henry Kissinger), MARC HELLER (Mao Tsetung), TRACY DAHL (Chiang Ch’ing), CHEN-YE YUAN (Chou Enlai). CORO DE LA ÓPERA DE COLORADO. SINFÓNICA DE COLORADO. Directora: MARIN ALSOP. NAXOS 8.669022-24 (Ferysa). 2008. 155’. N PE N acido en un estado en el que las matrículas de coche rezan “vive libre o muere” e hijo de una activista liberal que le puso el nombre del nombre del sexto Presidente de los Estados Unidos, forzosamente los grandes temas de John Adams tenían que versar sobre política. A la sazón sería un jovencísimo Peter Sellars quien persuadiría al compositor de que la histórica cumbre entre Richard Nixon y Mao Tse-tung, símbolo del encuentro entre dos mundos conflagrados, daba para una ópera. Aunque en 1983 tal cosa debía sonar casi dadaísta, Nixon in China (1985-1987) ha hecho historia en la lírica contemporánea (casi treinta años después Glass, por ejemplo, ultima una ópera sobre Walt Disney): en primer lugar, por tratarse de un tema contemporáneo que muchos aún recuerdan en catódico diferido y que, como cualquier otro episodio significativo de finales del siglo XX, había de convertirse en fenómeno mediático (razón por la cual algunos ignorantes han bautizado esta corriente como “óperas de la CNN”); en segundo, por tratarse de un episodio propio de la cultura política norteamericana que rechaza valientemente el nomos europeísta (las óperas de Glass previas a 1985 versaban sobre Einstein, Akenatón y Gandhi). Y es que la historia del viaje de Nixon a China, en manos de la libretista Alice Goodman y de John Adams resulta tan épica como cualquier stanza de la Odisea homérica y tan satírica como los mejores números de la revista Mad, ya que su dramaturgia traspasa la carne de los hechos pelados y mondados adentrándonos en el subtexto filosófico sobre el homos politikos y sus degeneraciones y en el lado oscuro del american-way-of-life que aparece atomizado en aquel monólogo del Nixon de Oliver Stone: “cuando ellos te miran [dice Hopkins dirigiéndose a un retrato de Kennedy] ven lo que les gustaría ser, cuando me miran a mí, ven lo que en realidad son”. Para dar cuenta de la importancia estética de la primera ópera de Adams, basta contextualizar ese pasaje sublime del primer interludio orquestal del Primer Acto en el que bajo un pulso de semicorcheas se desflora un motivo del Anillo: no es sólo la vindicación de lo que el “Fab Four” minimalista había denostado (el wagnerismo), sino una incuestionable declaración estética. Pero lo mejor de Nixon in China, su quintaesencia artística, radica en la profundidad de campo del libreto y en la infinita solvencia intertextual del concepto: de un arioso sobre una hamburguesa pasamos a una cavilación sobre la condición humana (acto III, tercera escena) o de la reproducción de una escena factual como lo fue la entrevista de Nixon y Mao (acto II) viramos inadvertidamente hacia su reverso psicológico (de la realidad dialógica a la realidad latente). No obstante, y aun a pesar de su posición simbólica en la historia de la música culta (el kilómetro cero del neominimalismo, la zarza ardiente del “círculo de Brooklyn”), no estamos ante la obra maestra de Adams: su lenguaje, como cabía esperar, ha ganado con el tiempo, resultando por aquel entonces demasiado deudor del segundo minimalismo glassiano, sobre todo por el modo de propalar el material (o sea, por el corte de las repeticiones): al de New Hampshire le faltaba aún abrir la carne armónica, complicar el discurso, ensuciar las repeticiones. En este sentido, Klinghoffer y, sobre todo, Doctor Atomic, son más perfectas, más suyas. Pero ni una ni otra le superan en el encabalgamiento de los pareados de Goodman, en la beldad de las arias o en la magnificencia del plumaje orquestal. ¡Y qué decir de la violencia rítmica, y de esos ostinati ametrallados sobre los que se elevan fabulosas columnatas de arpegios y coros, de sílabas y monosílabos percutidos hasta el delirio con la potencia de un reactor supersónico! Baste decir que en Nixon in China uno no puede esperar al final para aplaudir. Este directo de Denver de hace dos años, defendido por un (magnífico) elenco aspirante a primera división, y perfectamente regido por Marin Alsop a las bridas de una espléndida Sinfónica de Colorado (que gasta ese sonido explosivo, tan de “big band” de las orquestas del Medio Oeste) no es mejor ni peor que el (hasta ahora) referencial registro de Nonesuch de Edo de Waart y la Orquesta de St. Luke, sino distinto. Aunque Robert Orth no es el “baritonísimo” Maddalena, su Nixon resulta mucho más carismático que el de aquél, gracias a un fraseo más suelto. Las dos cantantes principales (Kanyova, Dahl), que se las ven con unas partes muy exigentes, salen más que airadas del lance (sobre todo Dahl en los pasajes de coloratura) y lo mismo puede decirse de los secundarios vocales y del Coro de la Ópera de Colorado, que (cuando toca) vuela hasta la estratosfera. Si no disponen de la versión de Nonesuch, no lo duden. Si ya la tienen, lo mismo les digo. David Rodríguez Cerdán Brilliant Opera Collection AYER Y HOY DE LA ÓPERA E l sello Brilliant Classics, distribuido por Cat Music, continúa su serie de reediciones, a precio reducido y con una exquisita presentación gráfica, que remite a Internet si se quieren leer los libretos de las óperas respectivas. El presente lanzamiento puede considerarse una excelente travesía por la moderna interpretación operística, desde la decisiva década de 1950, por su renovación en la lectu- ra del género y también por ser la fecha en que se popularizaron los vinilos de larga duración y la alta fidelidad. E n 1953 y en Nueva York, con la Orquesta RCA, el experto Renato Cellini dirigió una vibrante y antológica versión de I pagliacci de Leoncavallo (BC 94016), que marca un antes y un después en los acercamientos a esta obra, pues se dejan atrás los añadidos y abusos expresivos de la tópica verista y se plantea un dramatismo tenso e interior, que peralta los méritos musicales de la pieza. El reparto es suntuoso, a contar de Björling con su doliente y fulmíneo comicastro, Victoria (la por antonomasia) en una Nedda primitiva, sensual y trémula, y en su hora radiante vocal, Warren como un rutilante, sensual y repulsivo Tonio, más lujos como Merrill de segundo barítono y Franke y Cehanovsky de comprimarios. Otra renovadora proverbial, 69 251-Pliego 5 18/3/10 20:07 Página 70 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Callas, encabeza El barbero de Sevilla rossiniano conducido sabiamente por Alceo Galliera al frente de la sápida Philharmonia londinense en 1957 (2 CD94018). Mucho se ha andado desde entonces en cuanto a la filología de este repertorio pero la gran María, aunque no parezca por vocalidad la Rosina más apropiada, está sobrada de registros y agilidades y dota a la niña entre visillos de una astucia nativa porque lo dice claramente: Una vipera sarò. Gobbi, actor cantante donde los haya, aunque modesto de timbre y de altura, pone en pie a un barbero a la par. Almaviva es el destilado y elegante Luigi Alva (aclaremos: el peruano Luis Álvarez). Zaccaria resulta un Basilio de imponente sonoridad y cuidado canto, y en Bartolo se recupera a un meritorio Fritz Ollendorf. L a straussiana Elektra servida por la opulenta Filarmónica vienesa en 1995 (2 BC 9153) puede considerarse como firmada por el añorado Giuseppe Sinopoli. La lee desde el poema sinfónico, según exige la densa y crispada orquestación, con una claridad de planos y cantos que, unida a la brillan- tez tímbrica del conjunto, en especial de sus vientos, produce la impresión de lo monumental. Alessandra Marc se mide con la riesgosa protagonista y gana el desafío. Está rica de registros, vibrante e intencionada de temperamento, hasta aprovechando cierta aspereza del agudo para incorporarlo a la tensión del personaje. Deborah Voigt hace de su hermana con precisión fraternal y Hannah Schwartz luce autoridad en Clitemnestra. Son obvias la maestría que Ramey despliega en Orestes y la probidad de Jerusalem en Egisto. Nadie se asombre si la Cuarta Sirvienta brilla con propio esplendor: es la entonces joven Anne Schwanewilms. E s oportuno volver a la Rusalka de Dvorák, o b r a desigual, con momentos de trámite y un clima muy conseguido en cuanto a los personajes feéricos. Alexander Rahbari la condujo en 1997 con la Filarmónica de Zagreb (2 BC 93968) y es lo mejor de la digna versión, por su dominio del estilo, equilibrio entre orquesta y voces y un delicado tratamiento del colorido dvorákiano. Ursula Füri-Bernhard compone una solvente protagonista, de medios agradables si no abundantes, canto sutil y matizada caracterización, entre náyade y mujer terrena. Del extenso reparto destacan la mezzo Nelly Boshkova en la bruja y Marcel Rosca en el brujo. U n a reducida orquesta, la de Musica ad Rhenum, sirve de refinado cañamazo a La clemenza di Tito de Mozart (2 CD 93967), guiada con inteligencia por Jed Wentz en 2002, quien construye un matizado relato gracias a una sonoridad cribada y un canto sostenido en los momentos que lo exigen. Del amplio elenco destaca en el espinoso rol de Vitelia la soprano Claudia Patacca, de bello esmalte y un señorial dominio de esta parte comprometida porque exige extensión generosa, dramatismo, lirismo y agilidades. También puntual en su travestido Sesto, la mezzo Cécile van de Sant está sensual de timbre y exacta de canto. El protagonista es un muy digno André Post. El resto, a la altura exigible. Con estos mimbres, una partitura de conjunto queda ejemplarmente servida. Les mamelles de Tirésias de Poulenc, con libreto de Apollinaire, es una obrita maestra donde el músico parisino l o g r a imponer su personalidad bebiendo de diversas y armonizadas fuentes: el Stravinski neoclásico, la opereta francesa con Offenbach como gallardete, la banda de barracón, el lirismo elegante como especialidad de la casa, siempre teñido de ironía, y hasta momentos de Cotton Club y de Avenida Broadway. La versión es deliciosa y se vale de la orquestación para pequeño conjunto revisada por Bart Visman en 1962, en vida del autor. La condujo en 2002 Ed Spanjaard en Ámsterdam, seguido por Opera Trionfo y el Nieuw Ensemble. Es el maestro del caso por la frescura, la rica timbración, el humor y el marcaje de personajes que aquí lucen (BC 8951). En la protagonista Teresa-Tiresias brilla Renate Arends, que resuelve la gracia exigida y la exigida tesitura que Poulenc adjudicó a su favorita Denise Duval en el estreno de 1950. El reparto es extenso y no se detalla por razones de espacio, pero quede apuntada su pareja eficacia y la vivacidad con que resuelve la farsa. Blas Matamoro Hyperion “The Golden Age of English Polifony” UN SIGLO DE POLIFONÍA F 70 ue en septiembre de 1982 cuando el grupo vocal The Sixteen dirigido por su fundador Harry Cristophers, realizaba su primera grabación: una primicia discográfica también en el contenido, música de Robert Fayrfax (1464-1521) que daría paso en los años sucesivos a diversos registros corales de John Taverner (c. 1490-1545), John Sheppard (c. 1515-1558) y William Mundy (c. 1529-1591). Ahora, el sello Hyperion (distribuidor: Harmonia Mundi) recoge en un sobrio y práctico estuche con 10 CDs la reedición de esas grabaciones, a precio reducido, bajo el título La edad de oro de la polifonía inglesa (CDS44401/10), haciendo referencia a esa centuria (1490-1590) que coincide con el reinado de la dinastía Tudor. Así, el primero de ellos, el de Fayrfax, contiene la Misa Albanus y el motete Æternæ laudis lilium; una carta de presentación que en su día mostró el extraordinario potencial de un grupo que en poco tiempo se iba a situar entre la élite: calidad y belleza en las voces, empaste perfecto de las distintas cuerdas, y un intenso compromiso expresivo eran algunas de las cualidades que se han mantenido siempre y que aquí aparecen ya de modo manifiesto. En cinco discos, tomas realizadas entre 1984 y 1992, se recogen las obras de John Taverner que se han conservado completas; música de una belleza ciertamente única entre la que sobresalen las misas O Michael, Corona spinea, Gloria tibi Trinitas, Mater Christi sanctissima, Western Wynde, Sancti Wilhelmi devotio, el Te Deum, o el Magnificat a 4 -Nesciens mater. Aquí se manifiesta plenamente esa excelencia vocal a la que hacíamos mención, con momentos sublimes, y dentro del magnífico trabajo de todo el grupo todavía pueden destacarse unas voces femeninas de una pureza y ductilidad únicas. La otra gran presencia, en cantidad y calidad, es la de John Sheppard; en tres discos grabados entre 1988 y 1992 se incluyen las misas Cantate y The Western Wynde junto a un número importante de distintas piezas sacras, recreadas una vez más con todas las virtudes descritas; la técnica coral al servicio de una expresividad a la vez profunda y natural. Para completar los diez discos, un registro de 1988 con una muestra de la música de William Mundy; seguimos en las alturas interpretativas de los anteriores: polifonía exquisita en versiones difícilmente superables por su sinceridad y por el profundo conocimiento del lenguaje por parte del grupo. En definitiva, una reedición plenamente recomendable. Daniel Álvarez Vázquez 251-Pliego 5 18/3/10 20:07 Página 71 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES EMI RATTLE Y RUSIA T entadora reedición en ocho discos de obras rusas dirigidas por Rattle (EMI, 6 97597/2), con registros casi nunca añejos: 1977, 19821985, 1992-1994 y 2005-2007. Tentadora por el alto nivel, la calidad artística de estas versiones orquestales o de acompañamiento. Tentadora por el precio medio, que refuerza el criterio de calidad. Tentadora por los nombres asociados a esta empresa: Cécile Ousset, Andrei Gavrilov, Karita Mattila, Thomas Quasthoff, la Filarmónica de Berlín, la Filarmónica de Los Ángeles, la de Orquesta Ciudad de Birmingham, la Philharmonia… Tentadora por lo atractivo del programa: Musorgski, Borodin, Rachmaninov, Shostakovich, Prokofiev y Gubaidulina. Rachmaninov y Shostakovich ganan ampliamente, seguidos de cerca por Prokofiev. De Rachmaninov, una agilísima lectura de las Danzas sinfónicas op. 45, una podero- sa y nada enfática versión de la Segunda Sinfonía, dos hermosos y nada complacientes acompañamientos a Cécile Ousset en el Segundo y en las Variaciones Paganini; más una propina, una bella Vocalise op. 34, nº 14, siete minutos que, puestos en su sitio, serían como el fin de fiesta para la presencia en este amplio y bello álbum de la música de Sergei Vasilievich. De Shostakovich, una esplendorosa Primera Sinfonía y una lectura profunda, misteriosa, inquietante, de esa obra maestra que es la llamada Sinfonía nº 14, y que en rigor no es una sinfonía… ¿O sí? Mattila y Quasthoff garantizan aún más, con Rattle y la Filarmónica de Berlín, una de las versiones de referencia de esta obra maestra. Es reciente la reseña que hacíamos de la doble entrega de esta Primera y esta Catorce. Pero ¿y esa Décima con Philharmonia? Para quitarse el sombrero, qué equilibrio entre desolación, dramatismo contenido y danzas chirriantes. Otra referencia de esta obra. La Cuarta Sinfonía, obra recuperada muy tarde, como es sabido, tiene cabida en esta excelente antología rusa (con la Orquesta de Birmingham) en otra lectura bella y turbadora. Tal vez sería pedir demasiado una integral sinfónica Shostakovich en la batuta de Rattle. Aunque… ¿con qué orquesta? ¿Con todas éstas y alguna más…? Un registro del Primer Concierto de Prokofiev, con Gavrilov, en 1977, se acopla con otras dos obras del compositor grabadas con Birmingham mucho más tarde, en 1992, la Quinta Sinfonía y la Suite escita. Excelente Primero; sólo lamentamos que no sea, por ejemplo, el Tercero, pero vale así, de sobra. Nervio, garra, agilidad y dramatismo: eso y más es el esbozo de ballet en cuatro movimientos llamado Suite escita y que nunca se ha visto en su versión íntegra para el teatro danzado (ballet titulado Ala y Lolli). La Quinta, una de las tres o cuatro obras más conocidas de Prokofiev, tiene también una bella lectura, con contrastes deliberados entre los lentos impares (lentos pero tensos) y los allegros pares (con la agilidad propia del accellerando de este compositor, magistral en la mano de Rattle). Pero el amplio programa se abría con Cuadros de una exposición. Aquí, Rattle consigue con la Filarmónica de Berlín (hace poco, en 2007) que esos cuadros sean de una variedad y un colorido subyugantes, lo mismo cómicos que descriptivos o dramáticos, con un Paseo siempre invitador. Con la Filarmónica de Berlín y en esas mismas fechas se com- pleta este disco con la Segunda Sinfonía de Borodin y las siempre atractivas e inevitables Danzas polovsianas. Rattle potencia el sentido sinfónico de esa obra maestra no siempre valorada que es la Segunda de Borodin. Este álbum limita a ambos compositores la presencia del Grupo de los Cinco. Se trata de lecturas de un nivel tan envidiable que habríamos querido escuchar aquí algo de Rimski, e incluso una nueva lectura del Islamei de Balakirev. Puestos a pedir… En fin, también hay una breve pieza de Gubaidulina, bella e intensa, como suya. Zeitgestalten, registro de 1995 con la Orquesta de Birmingham, claramente para completar a Shostakovich. Sabemos que Rattle ha estrenado obras recientes de Gubaidulina, como Festín en tiempos de peste, a partir de Pushkin, y un concierto violinístico, In tempos praenses. Zeitgestalten sabe a poco por su escasa duración, pero sabe muy bien por creación y por interpretación. En fin, un excelente álbum que no es exactamente una antología, pero que muestra la versatilidad y el buen hacer de Rattle en la música rusa, esto es, en alguno de sus favoritos o inevitables. Muy recomendable. Santiago Martín Bermúdez Walhall PROPUESTAS CON INTERÉS VARIABLE L a nueva propuesta de Walhall (distribuidor: LR Music) tiene un interés variable, en función de que el filón de las versiones no comerciales no se agota, pero cada día es más difícil encontrar grandes acontecimientos, ya que la mayoría de los existentes han sido publicados. Cimarosa fue un prolífico compositor del que pocas obras habían pasado a la posteridad, pero poco a poco se va recuperando su patrimonio musical y ahora se nos ofrece una de sus primeras obras, La baronessa stramba (WLCD 0280), en una versión del 30 de septiembre de 1958, procedente del Teatro di Corte del Palazzo Reale, de Nápoles. Es una ó p e r a que ya muestra las cualidades del compositor y que va generando un interés creciente a medida que avanza la obra. Surge una música transparente, fluida y divertida, a veces con un componente misterioso. Uno de los fragmentos más inspirados es el largo terceto Vieni… mio bene, donde la partitura desarrolla una amplia capacidad melódica, así como el aria de Pulcinella, poco antes de aca- bar la obra. En el reparto destaca la presencia de Elena Rizzieri soprano que sabe identificarse con el personaje, junto a Paolo Montarsolo uno de los mejores bajos bufos de su época, que da un estudiado carácter a Pulcinella, completando el reparto los correctos Gino Sinimberghi y Leonardo Monreale, bajo la profesional dirección de Franco Caracciolo. L a compañía d e l Metropol i t a n h a c í a visitas a otras ciudades y ahora se edita la función de Pagliacci (WLCD 0286) representada en Boston el 13 de abril de 1957, donde destaca la presencia de Robert Merrill, con su voz, bella y timbrada, que brilla en el prólogo y plantea bien el personaje de Tonio, acompañándole Lucine Amara, musical soprano de medios poco expansivos, Kurt Baum, tenor de buena voz pero canto poco expresivo, Frank Guarrera, cuidado Silvio y Charles Anthony, algo limitado como Beppe, con una dirección algo rutinaria de Fausto Cleva. La tercera novedad nos lleva al teatro neoyorquino, en una representación de Don 71 251-Pliego 5 18/3/10 20:07 Página 72 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS Giovanni (WLCD 275), con un reparto estelar c o n George London como protagonista, al que da una visión personal, a partir de su voz muy potente, pero que sabe doblegarse a las exi- gencias del canto mozartiano, contrastando cada una de las situaciones con un planteamiento sutil y elegante. Sus conquistas son Eleanor Steber, como Donna Anna, a la que aporta su gran musicalidad y Lisa Della Casa, una de las grandes Donna Elvira, con un estilo valiente, matizado y delicado, con una visión más introvertida. Otro de los bue- nos estilistas en Cesare Valletti que presenta el Don Ottavio siempre atento con un fraseo de una gran belleza y también es interesante la prestación de Ezio Flagello como Leporello, al que le da el carácter servil, pero siempre con expansión contenida. La dirección de Karl Böhm mantiene una línea de ligereza de texturas, contrastando los momentos de fantasía con los de mayor densidad dramática, como son los finales. Como bonus se incluyen la versión que de Kindertotenlieder, de Mahler hizo George London, en 1955 en Colonia, bajo la dirección de Otto Klemperer, donde queda evidente su amplia capacidad de contrastes. e t a p a “rusa” y por ende casi dos décadas anterior a su obra maestra El matrimonio secreto. Pero ya el veinteañero Cimarosa apunta modales con esta comedieta donde sólo uno de los tres amantes del título, Don Arsenio, es el que la protagonista Violante elige por esposo al considerar que es el único que no busca su posición y riquezas. Música encantadora, muy propia de lo que se componía entonces en Nápoles (la obra se estrenó en el Valle de Roma), donde en medio del clima cómico imperante aparece algún que otro toque de ópera seria. Curiosa la introducción “marina” de la obra y deliciosa la serenata a tres voces que los amantes destinan a la criadita Brunetta creyéndola Violante, por citar dos atractivos momentos de la partitura. La competente lectura de Edwin Loehrer al frente de la Orquesta de la Radiotelevisión de la Suiza Italiana se encuadra dentro de algunos otros títulos raros propuestos por dicha organización a partir de los años sesenta (este registro es de abril de 1968) todos destacables por el cuidado de sus realizaciones. En el equipo vocal (Retchitzka, Gaifa, Malacarne, Malaguti, Ferracini) nadie destaca ni para bien ni para mal, cumpliendo todos con la suficiente calidad para que el producto sea tan disfrutable como bienvenido o recuperado. Como dato adjunto, Bongiovanni tiene en su catálogo otra versión realizada en 1990 y dirigida por Domenico Sanfilippo. Asimismo primeriza en la carrera de Donizetti es Olivo e Pasquale, estrenada también el Teatro Valle de Roma, ahora en 1827, tratándose igualmente de un producto de la factoría Svizzera Italiana esta vez de octubre de 1980 (232889). Viene dirigida por un profesional de la talla de Bruno Rigacci (el mismo 1980 dirigía otra jugosa interpretación de esta obra con la Opera Barga que, de nuevo, Bongiovanni captó para el disco). El equipo reunido saca partido a cada respectiva situación en esta ingenua historia de amor donde dos hermanos logran sus deseados fines sentimentales tras las complicaciones derivadas de cada respectivo caso. Una lectura viva y ágil de la deliciosa partitura donde llama poderosamente la atención que el personaje de Camillo se haya destinado a una mezzosoprano, algo raro en este tipo de obras, papel bien aprovechado por Benedetta Pecchioli. Como números considerables, además de la bonita obertura, de un cuarteto para tenor, barítono y los dos bufos (Senza pompe fra noi questa sera) y un atractivo coro de marineros muy rossiniano por cierto, se encuentra el dúo Povera giovane! entre Isabella y Lebross, respectivamente Eva Czapó y Mario Bolognesi que saben sacarle el partido esperado. Como hace lo mismo, cuando se le presenta la oportunidad, el resto del equipo en especial Gastone Sarti (uno de los dos hermanos del título, Pasquale) y Carlo Gaifa como Columella. En definitiva, en su correcta uniformidad es el título más logrado y por ende más disfrutable de este cuarteto de rarezas nuovaeranianas. Albert Vilardell Nuova Era CUATRO RAREZAS E 72 strenada en Parma en mayo de 1829 con motivo de la inauguración del Teatro Ducal, Zaira fue el más sonoro fracaso de la carrera de Bellini. No extraña entonces que en mayo del año siguiente la mayor parte de la música de esta obra fallida pasara, sin ningún problema de adaptación, a Capuleti e i Montecchi. Este dato justifica la escasa discografía de la obra “original”. En Palermo la cantó Renata Scotto en 1976 (en catálogo Myto) y en Catania Katia Ricciarelli en 1990. Esta interpretación fue captada por Nuova Era (distribuidor: Harmonia Mundi) y ahora la reedita (232890). La soprano de Rovigo da cuenta de su precioso bagaje instrumental, sobre todo en su registro medio, y canta con modales seductores encontrando sus mejores apoyos en los momentos más elegiacos del personaje. Pero lleva la partitura a su terreno y se toma ciertas libertades evitando los escollos cuando se le presentan. Ramón Vargas, Corasmino, ya evidencia su hermosísima voz (y hasta se aventura en algún que otro sobreagudo) al mismo tiempo que demuestra estar un poco aún por hacer. El Orosmane de Simone Alaimo, algo traicionado por una voz de ambiguas características, encuentra sus mayores virtudes en cierta intención en el fraseo, rescatando así de alguna manera su personaje. En el travestido Nerestano Alexandra Papadjakou apenas se hace notar, para bien o para mal. Completan el equipo, con más o menos suerte, Roberto de Candia (más adelante especializado en papeles de corte bufo) y Luigi Roni (Orosmane con la Scotto) como Lusignano ya acusa su declive vocal (y sigue cantando actualmente papeles de apoyo). Paolo Olmi, al frente de las falanges del Bellini de Catania, hace lo que puede para que todo tenga un orden y un sentido. René Clemencic y su Consort, c o m o una década antes hiciera con el Orfeo de Sartorio y contemporáneamente, en el mismo 1990, con Testoride argonauta de Sousa Carvalho, La púrpura de la rosa de Torrejón y Velasco o L’Olimpiada de Vivaldi, añadió a este último terceto —en una especie de reducido Maastrich lírico— Dafne in Lauro del compositor barroco de origen austriaco Johann Joseph Fux (Nuova Era 232470). Las intenciones son buenas, la atención solícita, aunque planea un cierto aire global más profesoral que artístico. Cuenta con el habitual reparto muy homogéneo y esforzado donde todos cumplen con respeto y profesionalidad, desde la ligerita Dafne de Lina Akerlund al Apollo del exquisito contratenor (pese a que aquí a veces parece más bien un tenor ligero) Gérard Lesne. Todas las voces, aunque livianas, resultan bien definidas y equilibradas en sonoridad con los instrumentos del Consort y el conjunto vocal La Capella. Oportunidad, sobre todo, para disfrutar de una obra muy hermosa que demuestra como Fux supo absorber los modelos italianos del momento. I tre amanti de Cimarosa (232288), para situarla, es un intermezzo de 1777, o sea, una obra primeriza del compositor napolitano, bastante previa a su Fernando Fraga 251-Pliego 5 18/3/10 20:07 Página 73 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS Brilliant DISCRETA INTEGRAL DEL PIANO DE SCHUMANN L legó 2010 y con él lo que se supone que será una avalancha de discos dedicados a Robert Schumann, aprovechando el doscientos aniversario de su nacimiento. En este caso el turno es para Brilliant que dedica toda un caja (94008) a sus obras completas para piano, repartidas en trece discos y seis pianistas (Klára Würtz, Peter Frankl, Wolfram Schmitt-Leonardy, Ronald Brautigam, Luba Edlina y Mariana Izman). Para aclarar conceptos desde un buen principio, digamos que en estas reediciones, los aficionados más exigentes no encontrarán aquí sus versiones anheladas. Esto es así porque la calidad de los intérpretes, aunque buena, no se acerca a los Richter, Brendel, Arrau, Gilels y Michelangeli, por citar tan sólo algunos. Los intérpretes actuales por lo general (aun- que no todos afortunadamente), priman sobre todo la rapidez y un sonido brillante, sin mucha profundidad y con más fuegos de artificio que intimidad. Es el caso de los pianistas que aquí se escuchan, donde sí, claro que hay contrastes y definición de dinámicas, pero falta personalidad y tocar más desde dentro de la partitura. Estos músicos se pasean por las obras y ofrecen bonitas postales, con sensibilidad, de eso tampoco hay duda, pero siempre desde una óptica superficialmente visible, donde falta poesía sonora, más implicación y en el fondo sinceridad. Destacamos la participación de Luba Edlina con su disco dedicado al Álbum de la juventud, donde se distingue mucha ternura y un trabajo estilístico que desemboca en un Schumann que emana poesía y fidelidad, calidez e implicación. Sus interpretaciones recrean emociones y romanticismo en el sentido más utópico de la palabra. No tan soñadora ni precisa en su definición schumanniana es Mariana Izman, pero también destaca por encima del grupo gracias al equilibrio sonoro (y de tempi) que exhibe y a su clara voluntad de promover un Schumann determinado por los contrastes y su calidez. Izman, que toca cuidando no solamente los detalles técnicos sino pensando en la retórica y su fluidez, obtiene un fraseo que depende únicamente de la música en sí. Y por último subrayamos la aportación de Peter Frankl con cuatro discos, todos procedentes de 1974, que grabó por aquel entonces las inte- grales de Schumann y Debussy: su Schumann, que no es anodino y condensa personalidad, sugiere carácter y una forma de tocar convencida y capaz de la más sublime evocación, aunque su sonido es más opaco que sugerente, válido pero no excelso. Emili Blasco 73 251-DISCOS 18/3/10 19:53 Página 74 D D I SI CS O C O S S CRÍTICAS de la A a la Z DISCOS ALBÉNIZ-BARTÓK ALBÉNIZ: Chants d’Espagne. La Vega. Souvenirs. Yvonne en visite. Navarra. Azulejos. JORDI CAMELL, piano. COLUMNA MÚSICA 1CM0223 (Diverdi). 2009. 62’. DDD. N PN Nadie discute que la Suite Iberia es la obra emblemática por antonomasia de Isaac Albéniz, pues supone al mismo tiempo una cumbre del pianismo español que desborda límites y fronteras. Pero, como suele decirse, hay vida fuera de ella. Es decir, hay más obras en el pianismo de Albéniz que merecen el debido interés y la correspondiente consideración. Por eso nos parece oportuno y conveniente el presente CD, en el que Jordi Camell, intérprete dúctil y riguroso, se adapta muy bien a las exigencias de recogimiento e intimismo, unas veces, de extroversión y expansiva expresión, otras, siempre vital y atento a los recovecos de cada partitura del compositor que nos ocupa. Obras anteriores y posteriores a Iberia —y así es el reclamo de este compacto, en catalán: Abans i després d’Iberia—, piezas en las que se nota el aliento hispano pero en las que se perciben también ecos del gran pianismo europeo, en particular del impresionismo: Debussy, Fauré, Musorgski, Satie… Chants d’Espagne (Prélude y Córdoba), de 1891-1894; La Vega, de 18961897; Souvenirs (Prélude y Asturias), de 1897; Yvonne en visite (La révérence! Y Joyeuse rencontre, et quelques pénibles événements!), de 1905. Todas ellas anteriores a Iberia. Y Navarra (1908) y Azulejos (1909), posteriores a la monumental suite: la primera con final de Déodat de Séverac y la segunda acabada por Enrique Granados. En total, un delicioso paseo por paisajes queridos y humanos, con ciertos Christian Rieger RIGOR Y POESÍA BACH: El arte de la fuga.. CHRISTIAN RIEGER, clave. AVI 8553185 (Harmonia Mundi). 2008. 78’. DDD. N PN Christian Rieger ofrece una lectura poderosa y vibrante, pero también delicada y poética, de El arte de la fuga. Con un clave copia de un Christian Zell de 1728, Rieger organiza la obra intercalando los cánones entre los contrapuntos (un poco a la manera de lo que Bach hizo con las Goldberg), cerrando con el incompleto, que deja tal cual, con su abrupto final. El rigor de la estricta polifonía contrapuntística queda preservado merced a una interpretación de extrema claridad, conseguida merced a una pulsación de extrema nitidez y al equilibrado e incisivo sonido del instrumento, pero Rieger logra también momentos de absoluto encantamiento sonoro a través de recursos diversos: así el tempo frenético del Canon alla Otava, aires de nostalgia y sentimiento que colman el espíritu. Un recorrido por encantadoras páginas musicales sutilmente transmitidas por el piano de Jordi Camell. José Guerrero Martín BACH: Suites para violonchelo solo. IAGOBA FANLO, violonchelo. 2 CD ARSIS 42228 (Diverdi). 2007. 137’. DDD. N PN Cuidada edición de Arsis del doble homenaje que el violonchelista donostiarra con su sutil accelerando, causa auténtico vértigo; el marcadísimo staccato en el Contrapunctus VI le otorgan un carácter de desvarío fantasioso, entre mecánico y grotesco, de extraordinario efecto; en fin, la elegante delectación con que se aborda la fuga final, con muy expresivas retenciones de tiempo incluidas, parecen enmarcarla en el contexto de una música rapsódica en lugar de en el rígido esquema del arte del contrapunto. Pablo J. Vayón Iagoba Fanlo hace tanto a su paisano Eduardo Chillida como a J. S. Bach, cuya música parece ser fue guía artística en la actividad del primero durante toda su vida creativa. Reproduce la portada del doble disco un grabado de Chillida inspirado en el movimiento de las manos sobre el violonchelo, tal como éste le comentó a Fanlo con ocasión de la inauguración del maravilloso espacio Chillida Leku situado cerca de Hernani, que no debería nadie dejar de visitar. Con esta grabación, pretende Fanlo devolver al espacio sonoro la música que inspiró al artista plástico. Una bonita y emotiva idea, una grabación digamos que personalizada, lo que quizás sea motivo de una interpre- TIPO DE GRABACIÓN DISCOGRÁFICA N H R Novedad absoluta que nunca antes fue editada en disco o cualquier otro soporte de audio o vídeo Es una novedad pero se trata de una grabación histórica, que generalmente ha sido tomada de un concierto en vivo o procede de archivos de radio Se trata de grabaciones que ya han estado disponibles en el mercado internacional en algún tipo desoporte de audio o de vídeo: 78 r. p. m., vinilo, disco compacto, vídeo o disco video digital PRECIO DE VENTA AL PÚBLICO DEL DISCO PN Precio normal: cuando el disco cuesta más de 15 € PM Precio medio: el disco cuesta entre 7,35 y 15 € PE Precio económico: el precio es menor de 7,35 € 74 251-DISCOS 18/3/10 19:53 Página 75 D D I SI CS O C O S S ALBÉNIZ-BARTÓK tación de líneas tan puras. En la anterior grabación para Arsis, dedicada a sonatas para chelo y clave de Boccherini y Porretti, utilizaba Fanlo un violonchelo barroco construido en 1978 por Guy Derat. Un año después, para las suites de Bach usa un instrumento Jean Seyral de 1998, quizás más adecuado para interpretar la nº 6, destinada como es sabido a una misteriosa viola pomposa, que se cree era un chelo de menor tamaño aunque cualquiera sabe cómo sonaría. De todas formas, Iagoba Fanlo parece encontrarse muy a gusto con este otro instrumento de timbre claro y se pasea con soberbia elegancia por las seis obras maestras del viejo Bach, al que seguimos llamando así a pesar de que cuando escribió estas seis suites tenía aproximadamente 35 años. Fanlo parece ser consciente de ello y su interpretación es sabia pero carente de la recargada solemnidad que le dan otros intérpretes, que no parecen saber situarse en el período barroco ni en las circunstancias personales de Bach, independientemente del instrumento que usen. En fin, una gran experiencia, sumamente gratificante escuchar una tras otra las seis suites en esta grabación del excelente violonchelista vasco. Por cierto, no hay ningún peligro de hastío si al acabar la Sexta se vuelve a dar otra pasada al conjunto, doy fe de ello y creo es una de las mejores cosas que se pueden decir de una grabación y particularmente de ésta, sobre la que se podrían tener infundados prejuicios de monotonía. José Luis Fernández BACH: Seis Sonatas en trío BWV 525530. HILLE PERL, viola da gamba; CHRISTINE SCHORNSHEIM, clave; LEE SANTANA, laúd. DEUTSCHE HARMONIA MUNDI 88697526972 (Sony-BMG). 2009. 75’. DDD. N PN Aunque fueran concebidas para órgano, es normal escuchar las Sonatas en trío BWV 525-530 de Bach interpretadas por contingentes instrumentales variados. Hille Perl y Christine Schornsheim las ofrecen aquí en una viola da gamba y un clave, con el refuerzo para el bajo del laúd de Lee Santana en las nºs 1, 3 y 6. Las interpretaciones son nerviosas y vigoro- sas, pero demasiado irregulares, pues a Perl le cuesta hacer que su viola suene con homogeneidad, su afinación es muy insegura, sobre todo en los agudos, y a los pasajes más comprometidos le faltan un punto de limpieza y agilidad. El clave de Schornsheim suena fulgurante y claro, pero, a pesar de que soporta dos voces, queda casi siempre en demasiado segundo plano. Comedidas las intervenciones de Santana. Pablo J. Vayón BARTHOLOMÉE: Réquiem. ENSEMBLE MUSIQUES NOUVELLES. LAUDANTES CONSORT. Director: GUY JANSSENS. CYPRÈS CYP1655 (Diverdi). 2007. 59’. DDD. N PN L a cuarta entrega de la singular Historia del Réquiem emprendida por Cyprès, anteriormente protagonizada por los emparejamientos Ockeghem/Lassus, Campra/M. Haydn y Bruckner/Duruflé, recoge la grabación de una obra encargada ex profeso a un compositor contemporáneo, Pierre Bartholomée, cuyo catálogo no es ajeno al terreno del oratorio desde su lejana Cantate aux alentorus (1966) hasta el más reciente Ludus sapientiæ (2000), y cuyo recién nacido Réquiem nos llega, en muy buena versión en directo, de la mano del ensemble Musiques Nouvelles, grupo en que desempeñó desde sus inicios el propio Bartholomée un papel decisivo. Y aunque la música espiritual de inspiración cristiana, incluso alejada de lo litúrgico, no abunde entre las aportaciones de la vanguardia, tampoco es el réquiem ignorado por varios de sus grandes nombres: Messiaen y Zimmermann, cada uno a su modo, Ligeti, Penderecki, Henze o Halffter han contribuido decisivamente a la vitalidad de un género al que ahora se acerca Bartholomée completando los textos tradicionales, en orden más o menos canónico, con otras fuentes literarias relacionadas con el genocidio ruandés. Son, sin embargo, otros referentes más lejanos los que acuden a la memoria al escuchar la propuesta del compositor belga: la aspereza rítmica y la escritura vocal parecen revivir la música religiosa de Stravinski, e incluso Petrassi, y los retazos armónicos tonales —aunque lejos de toda simplicidad neo— remiten, tal vez, al Poulenc coral; aun así, nada tiene la música de Bartholomée de epigonal, ya que la moderación lingüística se compensa mediante una acertadísima elección del instrumentario de timbres oscuros —con la destacada participación solista de acordeón, marimba/vibráfono y viola—, la diversidad del tratamiento coral y, sobre todo, una sobresaliente capacidad expresiva, ora contenida (Dies iræ), más cercana a la estupefacción que al temor, ora expansiva (Kyrie), inquieta (Agnus Dei) o distante (Sanctus) y con, al menos, dos momentos soberbios, Urupfu y el esperanzado epílogo. Germán Gan Quesada BARTÓK: Dos Danzas rumanas op. 8a. Cuatro Endechas (Dirges) op. 9a. Al aire libre. Improvisaciones op. 20. Sonata para piano. NICOLAS BRINGUIER, piano. AUDITE SACD 92.568 (Diverdi). 2008. 62’. DDD. N PN A l margen de algunas piezas juveniles, toda la obra de Bartók para piano solo es de un extraordinario nivel. La culminación se da en 1926, como sabemos, con cuatro obras de una importancia difícil de exagerar. Dos de ellas están en este disco, la suite Al aire libre y la Sonata para piano. Otras dos son de otra índole: el Primer Concierto para piano y las Nueve piezas breves. Pero secuencias como las Cuatro Endechas y las Danzas rumanas, obras anteriores a la guerra, de 1908-1909, demuestran ya el claro dominio del instrumento y del discurso multiétnico de quien a la larga no reduciría su nacionalismo a las envilecidas tendencias y pasiones del periodo de entreguerras. Las Improvisaciones sobre canciones populares húngaras, ocho miniaturas de 1920, son creaciones en miniatura a partir de material popular. Es decir, estamos ante un disco que en buena medida resume el universo sonoro de Bartók para el instrumento al que se dedicó, en el que destacó como solista internacional, y que le sirvió de base para la conquista de otras áreas, como la orquesta, el cuarteto de cuerda o la voz. El francés de Niza Nicolas Bringuier nos ofrece un Bartók que rehúye todo apasionamiento, que no está excluido por principio en la obra de este compositor; pero no desdeña un bosquejo de emociones en puntos concretos. Es el suyo un Bartók objetivista, elegante a menudo, inspirado, analítico, con fogosos momentos, sólo momentos, como en las dos Danzas rumanas; con una búsqueda de la esencia del canto fúnebre (las cuatro Endechas); con un equilibrio entre objetividad analítica y danza en los cinco movimientos de Al aire libre, que en el caso de Sonidos de la noche rechaza todo subjetivismo y analiza las sugerencias nocturnas sin especial lirismo, con una visión de futuro que va más allá de lo propiamente visionario de Bartók en esta precisa página, mientras que en La caza que cierra la serie el virtuosismo se pone al servicio de un moto perpetuo muy intenso (que, como sabemos, se resuelve bruscamente). Este “humor” o esta manera continúa en las ocho miniaturas llamadas Improvisaciones, y Bringuier consigue un espléndido equilibrio de intensidades, tempi y dinámicas. En fin, la Sonata, que es con Al aire libre la gran pieza de madurez de este recital, es para Bringuier algo parecido a un resumen de la aportación del compositor en las obras anteriores, y en otras que no se encuentran en este recital: acento del carácter de música popular de determinados episodios, virtuosismo y agilidad de lectura, secuencias de claro contraste en forma de objetividad en la exposición. En resumen: un excelente Bartók gracias a un excelente pianista. De la escucha de este recital sale uno con el deseo de que Bringuier grabe más Bartók. Santiago Martín Bermúdez BARTÓK: Concierto para piano nº 3. RAVEL: Concierto en sol. KLÁRA WÜRTZ, piano. FILARMÓNICA JANÁCEK. Director: THEODORE KUCHAR. BRILLIANT 9008 (Cat Music). 2008. 46’. DDD. N PE E l Adagio religioso, el más dilatado de los tres movimientos del Tercer Concierto de Bartók, tiene aquí un tratamiento privilegiado. Acaso como le corresponde, no lo negaremos. Pero hay que señalar esa ten- 75 251-DISCOS 18/3/10 19:53 Página 76 D D I SI CS O C O S S BARTÓK-BRUCH sión que crece de manera se diría que retenida, ese diluirse para dar paso mediante una simple fermata al Allegro vivace final, esa opción algo posromántica… La manera de hacerlo es del intérprete, de Klára Würtz, con la inevitable complicidad de Kuchar y la orquesta Janácek. Un momento de excelente musicalidad, que destaca entre los dos movimientos extremos. La verdad es que Würtz y Kuchar también privilegian en el Adagio central de Concierto en sol de Ravel, pero aquí el contraste es más agudo; no en vano es este concierto una obra de veras luminosa, que se permite en el movimiento lento una languidez no romántica, un lirismo que si no es parnasiano ni dieciochesco es fruto de un talento que supo disfrutar de Watteau y de Verlaine. Espléndido contraste el que logran Würtz y su acompañamiento, que tal vez no parece demasiado ortodoxo. No importa, hay que probar, ensayar. Lo preferimos siempre a la corrección que no inquieta. Dos bellas referencias, un disco de escasa duración, pero precio de regalo. No harán saltar la banca estos dos registros, no cambiarán el Parnaso discográfico, pero lo que proponen es buena música, rigurosas e inspiradas relecturas. Y vale mucho la pena. Santiago Martín Bermúdez Enrique Martínez Miura BERNSTEIN: Misa. JUBILANT SYKES, celebrante; ASHER EDUAR WULFMANN, soprano infantil. MORGAN STATE UNIVERSITY CHOIR. PEABODY CHILDREN’S CHORUS. SINFÓNICA DE BALTIMORE. Directora: MARIN ALSOP. 2 CD NAXOS 8.559622-23 (Ferysa). 2008. DDD. 104’. N PE BERLIOZ: Sinfonía fantástica. El Carnaval romano. ANIMA ETERNA BRUGGE. Director: JOS VAN IMMERSEEL. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT 100101 (Harmonia Mundi). 2008. 65’. DDD. N PN I mmerseel, 76 perceptiblemente las evidentes onomatopeyas de la risa sardónica con la que el Berlioz de ese momento se burlaba de sus ilusiones amorosas de juventud. Algo blanda la tormenta de la escena campestre, pero bien conseguida la sensación de soledad del final de este tiempo. Descarada pero escasamente demoníaca —con un tempo ligeramente pesante— la marcha al suplicio, con timbres un tanto apagados, sobre todo si se comparan con los de la asombrosa versión de Gardiner. Hay ironía en la escena de aquelarre y también se encuentra en ella la decisión más contraria a la tradición —que el director justifica en el cuadernillo—, la sustitución de las campanas, que en efecto Berlioz pudo no haber conseguido en el estreno, por dos pianos Érard; el efecto es igualmente siniestro. Versión, en definitiva, que conviene conocer, pero de resultados desiguales. También contenida la por lo demás brillante y transparente lectura del Carnaval. que ha iluminado con criterio histórico músicas de Mozart a Rimski-Korsakov, se ha acercado a la Fantástica —poco menos que un estandarte del romanticismo musical— con una paradójica moderación que se diría clasicista, un poco en consonancia con un compositor que se negaba a definirse a sí mismo como romántico. Atractiva languidez inicial y efectivo contraste en el cambio, desasosegante, a las Pasiones del primer tiempo. Un poco cursi el Bal, con destacada presencia del arpa, resaltando su originalísima escritura, y finísimos —quizá demasiado— violines. Aunque Immerseel utiliza la revisión de 1845, integra y suaviza tanto al cornetín entonces añadido que traiciona su sentido, el de oírse A medida que escuchamos de nuevo la Misa de Bernstein llegamos al convencimiento de que esta obra amplia, ambiciosa, heteróclita y con vocación sincrética (o de síntesis, aunque no sea lo mismo) es uno de esos logros llamados a una envidiable vida futura. Entre el pop y el clásico, entre la congregación y el festejo neopagano, entre catolicismo de partida (el ordinario de la misa) y protestantismo o judaísmo de recorrido, entre la aldea medieval y la moderna ciudad multicolor, esta pieza teatral para cantantes, instrumentistas y bailarines carece de pretensiones litúrgicas, aunque eche mano de la liturgia, claro está. Porque aunque la misa sea teatro con elementos de no ficción (la renovación del milagro de la transubstanciación), no es teatro al uso, sino repetición en forma teatral de un drama para los fieles. En cambio, el israelita Lenny Bernstein, rin- Javier Perianes MUY PERSONAL BLASCO DE NEBRA: Sonatas para piano. JAVIER PERIANES, piano. HARMONIA MUNDI HMC 902046. 2009. 71’. DDD. N PN E n sus recitales y en alguna grabación anterior, Perianes ya ha mostrado su afecto por la música de Blasco de Nebra, algo que esta selección de obras del gran compositor clásico viene a confirmar. Además, da muestras de su competencia en el universo clásico una vez más, como corresponde a un intérprete versátil, tras convencernos con sus recientes discos consagrados a Schubert y Mompou, de eso mismo, de su versatilidad. Es un pianista brillante, ya lo sabemos, nada comedido pero sí exquisito cuando corresponde y muy cuidadoso con la belleza del sonido que extrae del instrumento, de modo que aquí tenemos un nuevo ejemplo de Perianes de gran pianismo en un campo en el que no duda en servirse de los recursos expresivos y dinámicos del piano; nada de hacer que parezca un clave. Perianes toca el piano desde una concepción netamente pianística de estas obras. Más subjetivo que Pedro Piquero (Columna de tributo a la forma misa, al género misa, a la celebración de la misa convirtiéndola en teatro recitado, cantado y bailado. Da la impresión de que esta partitura de algo más de cien minutos se convierte poco a poco en habitual de la fonografía. A la lejana referencia original del propio Bernstein (CBS) hay que añadir las de Kent Nagano y Kristjan Järvi (Harmonia Mundi y Chandos): para una obra tan reciente, compuesta con patrocinio de Jackie Kennedy (Onassis, en rigor) para inaugurar en agosto de 1971 el (precisamente) Kennedy Center for the performings arts de Washington, ya es bastante. Y tanto los dos mencionados como el que ahora nos ocupa son de los últimos años. Este registro proviene de una auténtica función teatral, o al menos un semimontado, el que tuvo lugar en el Joseph Meyerhoff Symphony Hall de Baltimore en octubre de 2008. Las fotos que vemos nos trasladan a las que conocemos del Música) y Pedro Casals (Naxos) en este mismo repertorio, Perianes no pretende competir con ellos. La voluntad de Piquero y Casals es la fidelidad a los originales — también desde el piano— y mostrar esta encantadora música tal como es, pero sin caer en la asepsia ni en la objetividad. Uno y otro nos convencen del todo de las bondades del legado de Blasco de Nebra al tiempo que somos capaces de admirar su buen hacer interpretativo. Perianes, diríamos que, sin dejar de servir a Blasco de Nebra, se sirve de él —con respeto y sin excesos, por supuesto— para expresarse a sí mismo. No es mala opción si el resultado es el que aquí tenemos: un disco delicioso pletórico de musicalidad y buen gusto. Josep Pascual estreno en Washington del propio Lenny. Magnífico el barítono Jubilant Sykes como el Celebrante, al que vemos en las fotos con túnica blanca, con vestidos talares, como cura u obispo, no importa. Le secunda con fuerza la voz agudísima de Asher Edward Wulfmann, niño soprano de sorprendente musicalidad. Los conjuntos corales y orquestales más los músicos pop son también imprescindibles en esta hermosa pieza que es prima hermana de otras incursiones teatrales de Bernstein, como West Side Story, desde luego, pero también On the town o Trouble in Tahiti (cada una de un género distinto, no faltaría más). Marin Alsop vuelve a mostrar su abarcadora capacidad artística, su sentido de la proporción y la medida musicales, su talento indiscutible. En fin, una nueva referencia de esta obra singular, atractiva y bella, la Misa de Bernstein. Santiago Martín Bermúdez 251-DISCOS 18/3/10 19:53 Página 77 D D I SI CS O C O S S BARTÓK-BRUCH Michael Volle e. a. EL CANCIONERO BRAHMSIANO BRAHMS: Canciones y dúos completos. Diversos intérpretes. 13 CD BRILLIANT 93936 [+ CD Rom] (Cat Music). 2007. 884’. DDD. N PE Como lectura de conjunto de la obra liederística de Brahms se contaba, al menos, con la edición de Deutsche Grammophon (1972/1983) a cargo de Jessye Norman y Dietrich Fischer-Dieskau con Daniel Barenboim al piano. Esta que comento no cuenta con un elenco tan estelar pero es exhaustiva, incluye dúos, diálogos, la narración oral en el ciclo La bella Magelone y propone una distinta distribución. Aquélla iba por series y por sucesión de épocas y opus. Ésta prefiere distribuir en cada compacto las obras más afines con las diversas voces comprometidas, si se quiere, de modo monográfico. De tal forma, sólo se dan como ciclos los indispensables por su misma estructura: Canciones gitanas op. 103, Cinco canciones de Ofelia op. 22, Cuatro cantos serios op. 121, las nueve canciones del Op. 69 y las seis del Op. 7, las cuatro del Op. 28 y las 39 del Op. 33, las pequeñas series de los Opp. 20, 61, 66, BRENTNER: Horæ pomeridianæ seu concertus cammerales sex op. 4. Harmonica duodecatometria ecclesiastica op. 1, nºs 2, 5 y 12. BRIXI: Graduale Pro Dominica Quinquagesimæ proprium en la menor “Tu es Deus”. HANA BLAZÍKOVÁ, soprano. COLLEGIUM MARIANUM. Directora: JANA SEMERÁDOVÁ. SUPRAPHON SU 3970-2 (Diverdi). 2009. 61’. DDD. N PN J an Josef Ignác Brentner (16891742) fue un compositor bohemio nacido y muerto en la región de Pilsen, pero que al menos en los años 1720 residió y trabajó en Praga, donde imprimió sobre todo música para la Iglesia. Una buena parte de ésta la llevaron consigo los jesuitas a sus misiones en Sudamérica, concretamente a los territorios de la actual Bolivia, donde se ha conservado hasta la actualidad. El estilo se sitúa en la estela de la moda vivaldiana que 75 y 84, el melólogo La bella Magelone, 28 canciones populares alemanas del Op. 32, las ocho del Op. 58, Canciones populares para niños y las tres del Op. 46. En total se suman 332 piezas. El adquirente podrá consultar los textos originales con varias traducciones, entre ellas la española, y referencias ilustrativas, todo en el CD-Rom final. El tamaño de la empresa presenta, como es natural, desniveles de calidad, dada la diversa extracción de los cantantes comprometidos. A favor del panorama juega la unidad estilística, la coherente concepción del trabajo, desarrollado a lo largo de medio año, entre enero y julio de 2007. Sin duda, en este aspecto ha sido decisiva la coordinación de los pianistas acompañantes, directores de una homogénea solución estilística. Junto a maestros tan conocidos en grabaciones y en vivo para el público español como Gerold Huber y Helmuth Deutsch, se oyen la competencia y la excelencia sonora de Burkhard Kehring, Karl-Peter Kammerlander, Ferenc Bognar, Andreas Lucewicz, Adrian Baianu, Hans Adolfsen y Tobia Harentonces hacía furor en toda Europa. El contenido de este disco, sin embargo, no se distingue por la máxima exigencia de virtuosismo que cabría esperar, sino que Brentner prima claramente las componentes melódicas, con toques añadidos de folclorismo autóctono, por ejemplo, en la Bourrée del primero de los seis Concertus cammerales. Éstos se presentan en primera grabación mundial, y resultan muy gratos de oír tanto por el impacto directo que ejercen las delicadas líneas en que el compositor por lo general se recrea como por aquellos momentos, más escasos, en los que éste demanda vigor, como sucede en el Capriccio con que se cierra el quinto de los Concertus. En ambas facetas merecen elogio las versiones ofrecidas por la Capella Marianum, donde destacan las contribuciones instrumentales a la flauta travesera no sólo de su directora Jana Semerádová, sino también de Julie Braná. Con estupenda claridad tímbrica y de frase, la soprano Hana Blazíková constituye un aliciente nada menor en las tres arias de la Har- tlieb. En breves intervenciones se aprueba al viola Roland Glassl, al narrador Harmut Volle y al tenor Daniel Sans, éste en un par de baladas a dos voces. Del cuadro vocal destacan dos nombres: el barítono Michael Volle, de voz grandiosa y noble, dicción impecable, hondo sentimiento, impresionante en los Cuatro cantos serios aun cuando se piense en las mejores referencias (en mi caso, Hans Hotter) y la mezzo Ingeborg Danz, medios de contralto juvenil, lozana, hábil en el lirismo más melódico, en lo erótico más brahmsianamente grave y en lo reflexivo, y capaz de encarnar a una Ofelia ingenua y alocada, como piden el poeta y el músico. Christian Elsner es un tenor monica duodecatometria ecclesiastica intercaladas, más el Graduale de Simon Brixi (16931735) que se ofrece como complemento. La mala noticia es que probablemente quede muy poco más que descubrir de estos compositores, pero ello precisamente hace tanto más recomendable la atención a este rescate. Alfredo Brotons Muñoz BRUCH: Concierto para clarinete, viola y orquesta. Romanza para viola y orquesta. Ocho piezas para clarinete, viola y piano. JEAN-LUC VOTANO, clarinete; ARNAUD THORETTE, viola; JOHAN FARJOT, piano. PHILHARMONIQUE DE LIÈGE WALLONIE BRUXELLES. Director: PASCAL ROPHÉ. CYPR S CYP7611 (Diverdi). 2008. 66’. DDD. N PN E l Concierto para clarinete, viola y orquesta de Bruch es una obra sorprendente. Lo pri- lírico, que oscurece oportunamente su color en los temas graves, donde actúa correcta y aplicadamente aunque con un fraseo algo machacón, en tanto en las páginas más líricas aligera la emisión y consigue excelentes resultados. Simone Nold es una soprano soubrette de esmalte aniñado, limpia y fresca de canto, perfecta en la parte que le ha tocado. En dúos y diálogos del mundo Biedermeier, la soprano Letizia Scherrer y la contralto Franziska Gottwald se producen con pareja y aplicada corrección. Lenneke Ruiten, que se anuncia como mezzo pero suena a nítida soprano, y el tenor Robert Morvai, compensan la modestia de sus medios con una atenta recitación y un cuidado juego de matices. Un juego equivalente de plena vocalidad y aseo en el decir tienen los dúos de Antonia Bourvé (soprano) y Rebekka Stöhr (contralto), así como los solos de Michael Nagy, barítono lírico de recortada pronunciación y atentos matices. La mezzo Stefanie Iranyi no pasa de una escolar monotonía. Blas Matamoro mer que de ella llama la atención es la combinación del todo infrecuente de tal pareja de solistas, pero también lo es la escritura para éstos que, aun siendo brillante en muchos momentos, parece rechazar todo atisbo de virtuosismo, y eso sin ser, ni de lejos, una composición sobria. Para Bruch, los dos solistas son eminentemente melódicos y a eso se dedican, a la efusión melódica apoyados en una escritura orquestal que les secunda en su despliegue asimismo melódico con eficacia, llegando en ocasiones a adquirir cierto protagonismo. Se trata de una obra bellísima y genuina de su autor, que halla en los intérpretes convocados una defensa entusiasta. El despliegue melódico y ese virtuosismo no pretendido ni buscado —más bien rechazado pero evidentemente presente en una composición de estas características— están expuestos con eficacia y solvencia. Los solistas extraen un bello sonido de sus respectivos instrumentos y la orquesta suena maravillosamente bien. Más efusión melódica en la hermosa y 77 251-DISCOS 18/3/10 19:53 Página 78 D D I SI CS O C O S S BRUCH-FRESCOBALDI poética Romanza para viola y orquesta en la que Bruch se muestra inspirado como en sus mejores momentos. La versión, espléndida también, no hace sino subrayar la belleza de la obra, que es lo que corresponde hacer. Termina este festival Bruch con el romanticismo intimista de las Ocho piezas para clarinete, viola y piano, auténticas miniaturas en la línea de los primeros románticos pero con un lenguaje ya propio del clasicismo romántico de raíz brahmsiana al que Bruch siempre fue fiel. Aquí, a los dos estupendos solistas se suma un pianista igualmente de gran nivel, y juntos redondean una preciosidad de disco. Josep Pascual BRUCKNER: Sinfonía nº 6 en la mayor. ORQUESTA DE LA SUISSE ROMANDE. Director: MAREK JANOWSKI. PENTATONE PTC 5186354 (Diverdi). 2009. 59’. DDD. N PN J anowski 78 es un maestro de los de antes, sólido y concienzudo. Sus credenciales le convierten, a priori, en un buen candidato para un Bruckner estimable. Hace cosa de dos años nos llegó una Novena que nos dejó buen recuerdo, con lo que ahora la cosa prometía. Escuchada esta Sexta, las cosas siguen aproximadamente igual que entonces, aunque no haya conseguido dejarnos el mismo regustillo que aquella inconclusa. Su lectura no es capaz de sacar a nadie de su sitio en nuestra discoteca pero se hace en ella un sitio sin dificultad. Solidez estructural, gran trazo en las líneas y distanciamiento emocional son sus características generales a las que hay que añadir una perfecta estructuración de los bloques que sustentan la obra. En el Allegro, la fuerza inicial sorprende y arrastra, mas sufrirá un momento de flaqueza en las primeras estribaciones del desarrollo, hasta que el gran organismo vuelva a recobrar fuelle. En el Adagio encontraremos la amplitud necesaria pero a cambio de un retraimiento dinámico que se traducirá en sensación de frialdad. Algo parecido —aunque sea por caracteres opuestos— viene a suceder con la viveza inocentona del Scherzo. En el movimiento postrero, Janowski limará las aristas tímbricas de las sonoridades masivas, redondeándolas, evitando también conceder especial carga de fantasía al segundo de los temas. Como resultado, llegamos al final con un cierto sabor a insulsa eficacia funcionarial. Juan García-Rico CESTI: Le disgrazie d’Amore. CRISTIANA ARCARI (Alegría), MARIA GRAZIA SCHIAVO (Venus), FURIO ZANASI (Vulcano), PAOLO LOPEZ (Amor). AUSER MUSICI. Director: CARLO IPATA. 2 CD HYPERION CDA67771/2 (Harmonia Mundi). 2009. 154’. DDD. N PN De acuerdo con los historiadores, este “drama jocoso-moral” contiene parte de la mejor música de Antonio Cesti. La versión defiende convincentemente la pieza, en la que de manera significativa se respiran ecos de la ópera monteverdiana. En ella es crucial el eje narrativo de los recitativos, que aquí aparecen con un estilo declamatorio más que apropiado, enriquecidos además por el imaginativo tratamiento del bajo continuo, uno de los grandes aciertos de la interpretación. El reparto, con algunas desigualdades, pone en pie el peculiar lirismo de dúos y arias. Y no sin gracia, como en el dúo de Vulcano y Amor Deh non entriamo del acto I. Con todo, hay zonas de la ópera en las que la música apenas despega (Così potesse ancora del acto II), e incluso de sonoridad comprometida, caso de la sinfonía inicial de este mismo acto. Sobresale el rendimiento vocal de Zanasi, pese que su timbre tienda a clarear. En el límite opuesto, el endeble tenor Carlos Natale (Engaño). Cumplidores, los restantes. Una correcta recuperación de una obra muy interesante. Enrique Martínez Miura DAUGHERTY: Fire and Blood. MotorCity Triptych. Raise the Roof. IDA KAVAFIAN, violín. SINFÓNICA DE DETROIT. Director: NEEME JÄRVI. NAXOS 8.559372 (Ferysa). 2001-2003. 70’. DDD. N PE M ichael Daugherty es un compositor de Iowa nacido en 1954 al que la Sinfónica de Detroit rinde homenaje en este CD por haber sido su compositor residente entre 1999 y 2003. No es de esos casos en los que los resultados convenzan demasiado, al menos a quien firma estas líneas, pero hay que advertir que es un músico muy estimado y con gran experiencia en el terreno sinfónico, ha estudiado con Boulez y con Ligeti y ha visitado el jazz con Gil Evans y otros. Fire and Blood (2003) es un concierto para violín con bellezas parciales y páginas decididamente convencionales. A esa conclusión llega uno después de escuchar la proeza de la violinista Ida Kavafian con Järvi padre y la Sinfónica de Detroit. Es una pena decirlo, pero lo que parece Fire and Blood es un Copland menor, a veces más ruidoso. Hay una pose estética que da la impresión de no corresponder a nada real. Pretende ser un homenaje o evocación o retrato de los murales pictóricos mexicanos, en especial de Rivera. Acaso no quedaría mal como música de un film. Hay en el movimiento central (River Rouge) un canto popular, una cancioncilla, pero entreverada de agresiones malsonantes. ¿Ingenuidad? Más ingenuo es el episodio de suspense o de tensión que le sigue. Aquí, Daugherty parece un Bernard Herrmann… menor. Las tres pistas de Fire and Blood, toma en vivo, concluyen en vítores y aplausos encendidos. Conmovedor. Uno se los dedicaría así a Kavafian, eso sí. MotorCity Triptych (2002) responde a la estética de las músicas dinámicas y descriptivas de “lo moderno” desde Honegger, y también a las múltiples street musics de aquel país con un especial entrevero de calles. Como un producto más dentro de esa original vena estadounidense, este tríptico tiene un atractivo algo superior a la anterior obra concertante, pero la tendencia a lo demasiado visto y conocido, a lo convencional, también está presente, lástima. Por ahí va la pieza que cierra este disco, Raise the Roof (2003), para timbales y orquesta. En fin, a juzgar por estas tres obras, no nos parece Daugherty el mejor ejemplo de compositor de Estados Unidos, de los muchos que conocemos a través del sello Naxos y otros sellos. Santiago Martín Bermúdez DEBUSSY: En blanc et noir. Jeux. RAVEL: Entre cloches. Rapsodie espagnole. La valse. VLADIMIR ASHKENAZI, VOVKA ASHKENAZI, pianos. DECCA 478 1090 (Universal). 2008. 66’. DDD. N PN U na bella excursión de Ashkenazi, padre e hijo, por el repertorio para dos pianistas de Debussy y Ravel. Salvo en el caso importante de Jeux, poema danzado, las versiones para dos pianos son de los propios compositores. Jeux, la exquisita e inquietante obra maestra orquestal de Debussy que nunca ha sido especialmente popular, la oímos aquí en un arreglo del grandísimo debussyano de los últimos tiempos, Jean-Efflam Bavouzet. La obra original, en su desenvolvimiento de permanente surgimiento de temas nuevos, de transformaciones interminables de motivos, es de una envergadura tal que, lógicamente, la tenemos en cuenta al oír esto. Pero el resultado de arreglo e interpretación es tan poderoso y al mismo tiempo tan sugerente y hasta delicado que hay que rendirse ante esta reducción que no reduce el original, sino que nos lo presenta en su riqueza desnuda, esencial. Echamos a faltar, lógicamente, la tímbrica, pero el tacto, la secuencia, la progresión son insuperables. También lo es la de las cuatro piezas de la Rapsodia española, de una musicalidad sencillamente superior. Los trinos, los rallentandos, el canto, la danza, todo es diáfano y excelente en esta lectura honda y nada afirmativa, siempre sugerente, sutil. Es evidente que este Ravel le ha salido mucho mejor a Ashkenazi padre que su Gaspard de la nuit. El disco incluye dos piezas breves, muy bien tocadas, la Lindaraja de Debussy y Entre cloches de Ravel. Comienza con quince bellos minutos del Debussy final, las tres piezas de En blanc et noir (1915), que los Ashkenazi bordan como esa quintaesencia que es la secuencia (atención a los bajos en las gamas piano de Lent-Sombre). Y concluye con un apoteosis, La valse, que como hemos dicho se ha convertido en esta reducción para dos pianos en algo ya habitual, en favorita de los virtuosos, mientras que hasta hace poco era más bien rara. La obra permite el lucimiento de los pianistas, es cierto, pero además es una prueba para la manera de manejar el tempo, de emprender la carrera y detenerla, de deleitarse en una frase o abandonarla en busca de nuevos efectos hacia el desenfreno de esta danza que tiene mucho de esperpento, un réquiem tier- 251-DISCOS 18/3/10 19:53 Página 79 D D I SI CS O C O S S BRUCH-FRESCOBALDI no y burlón de la Viena que desapareció. En fin, un disco de interés superior, por mucho que conozcamos estas piezas en otras referencias. Santiago Martín Bermúdez DEFOORT: eclecticismo armónico, tendente al estatismo, y el eficaz uso de un amplio y heterogéneo conjunto instrumental son aciertos musicales que subrayan el interés dramático de esta propuesta, aportación convincente al debate, siempre abierto, de la vigencia de la ópera como género actual. House of the Sleeping Beauties. BARBARA HANNIGAN (soprano), OMAR EBRAHIM (barítono), SUSANNE DUWE, ALICE FOCCROULLE, SUSANNE HAWKINS, ELS MONDELAERS (coro), DIRK ROOFTHOOFT (actor), KATELIJNE VERBEKE (ACTRIZ). ASKO-SCHOENBERG ENSEMBLE. Director: PATRICK DAVIN. El jardín cerrado. La canción de Eva. Canciones. KARINE DESHAYES, mezzo; HÉLÈNE LUCAS, piano. FUGA LIBERA FUG708 (Diverdi). 2009. 88’. DDD. N PN ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT 09092. 2009. 57’. DDD. N PN E s sorprendente la versatilidad del músico belga Kris Defoort (1959): a su formación en los campos de la música antigua y de la composición y a su intensa actividad como pianista en conjuntos de jazz habría que sumar una larga experiencia en el campo del teatro musical y, por tanto, una inclinación cierta hacia los terrenos de la fusión escénica, ya pisados por él en The Woman who walked into doors (2001) y que alcanzan en esta House of the Sleeping Beauties, dada a conocer en el Théâtre de La Monnaie en mayo del pasado año y que se ofrece en una muy convincente versión de las representaciones de este estreno, una delimitación precisa. La exposición y apagamiento del deseo declinante y el quebradizo límite entre amor, muerte y memoria que presiden la novela de Yasunari Kawabata en que se funda esta ópera en “tres noches” hallan una traducción esencial en sus personajes: en tanto las partes narrativas se confían a dos actores (Anciano y Madame) que desgranan diálogos previos y posteriores a cada presencia de aquél en el burdel —aunque la actriz también lea en ocasiones acotaciones escénicas y descripciones de actos— , el núcleo de cada una de las escenas lo constituyen la descripción, por parte de un coro femenino, del cuerpo juvenil e incitante que espera, incauto, al anciano, desdoblado en las voces de un barítono y de una soprano a la hora de expresar sus impresiones, pensamientos, acciones y recuerdos, como en los tres flashbacks que se integran en las dos últimas visitas. El tratamiento vocal terso y seductor, en que se deja ver la huella de Britten, el saludable Germán Gan Quesada FAURÉ: J unto con afortunados y típicos títulos de Fauré como Anochecer, Las rosas de Ispahán, El perfume imperecedero y el dúo Llantos de oro (donde colabora el barítono Stéphane Degout y se recuerda la memorable versión de Victoria de los Ángeles y Fischer-Dieskau), se incluyen en esta entrega los dos ciclos con nombres propios cuyos versos pertenecen al simbolista belga Charles van Lerberghe. Son bienvenidos porque atesoran buena parte del mundo faureano y no se los aborda frecuentemente. Fauré se conoce y se interna en esa atmósfera exquisitamente armonizada donde el piano pone la escenografía envolvente y la voz ensaya suaves melodismos, a veces una manera de recitación poemática que se asoma a la canción. Noches perfumadas, vagas voluptuosidades con algo de equívoca contemplación mística, prudentes cadencias de fuentes ocultas, pájaros cómplices y una voz femenina, solitaria y coqueta, hacen el resto. Las intérpretes demuestran una común inteligencia en este tipo de melodías. El piano está bien timbrado, dice con sutileza y equilibra a la solista. Deshayes es una mezzo lírica, de voz colorida y bien resuelta, que pronuncia con una minuciosidad cabal y recita con el estilo apropiado, es decir matizando los mínimos detalles y consiguiendo los efectos climáticos que las partituras exigen. Es un viaje cadencioso y sensual, con la contenida elegancia que el repertorio francés demanda y que obtiene cumplida faena en este fino dúo de damas. Blas Matamoro Es extraño el FIELD: Conciertos para piano y orquesta. PAOLO RESTANI, piano. FILARMÓNICA DE NIZA. Director: MARCO GUIDARINI. 4 CD BRILLIANT 93783 (Cat Music). 2007-2008. 227’. DDD. N PE E l llamado precursor de Chopin, el compositor irlandés John Field escribió básicamente para el piano; aparte de sus consabidos nocturnos y piezas a cuatro manos, dedicó sus energías compositivas a un buen número de partituras que abarcan los más diversos géneros, entre los que además de sus siete conciertos se encuentran fantasías, romanzas, divertimentos, sonatas y estudios. Su lenguaje personal, ligero y nostálgico, se desarrolla a partir de una libre melodía a la que la mano izquierda acompaña con un dibujo arpegiado o de acordes quebrados. Esta expresión sensible, de la que se beneficiarían en alguna medida Liszt, Schumann y Mendelssohn, la cultiva a partir de pequeños temas siempre elegantes (y ciertamente a menudo amanerados) que desenvuelve con gracia expresiva, gusto y delicadeza. Las versiones de esta caja que protagoniza el pianista Paolo Restani son un buen ejemplo de suavidad y toque amable, en todo momento muestran regularidad y coherencia con el guión de Field, a través de un tocar gentil pero exigente. El pedal tiene importancia clave en la búsqueda de cálidas atmósferas, donde a menudo funde armonías para ofrecer paisajes flotantes y de etéreas sonoridades. La sutilidad y gracilidad también surgen de la batuta de Marco Guidarini y la Orchestre Philharmonique de Nice, quienes ofrecen con rigor un sonido encantador y abundantes elegancias. El director extrae de la formación refinamiento y exquisitez que congenian con el piano activo de Restani. Buenas versiones para unas partituras destinadas a un público muy específico. Emili Blasco FRANCK: Cuarteto de cuerda en re mayor. Quinteto con piano en fa menor. CRISTINA ORTIZ, piano. CUARTETO FINE ARTS. NAXOS 8.572009 (Ferysa). 2008. 79’. DDD. N PE poco interés que la música de cámara ha despertado históricamente en Francia. Siempre ha sido la hermana menor, muy menor, de la ópera y la música sinfónica. Sólo así es posible hallar una explicación a que dos obras de la envergadura y belleza como las que se recogen en este disco sean poco más que rarezas. Y lo más curioso es que no estamos ante el César Franck más cerebral o difícil, sino ante un músico que hace gala de una pasión desbordante. Sobre todo en lo que se refiere al Quinteto con piano en fa menor (1879), tan temperamental, tan efusivo, tan intenso y dramático. La estructura cíclica tan cara a este maestro está aquí presente, pero por encima del análisis es una partitura que invita a dejarse arrebatar por su desbordante riqueza temática. Y no le va a la zaga el Cuarteto de cuerda en re mayor (1890), de escala casi sinfónica y que puede verse como la culminación de todo el arte de Franck. En el plano técnico es una composición admirable y compleja, propia de un maestro para el que la forma, la armonía y el contrapunto no tienen secretos. Pero sobre todo es una obra de una calidez asombrosa, cuya riqueza temática e instrumental buscan emocionar al oyente. Porque si algo tiene claro Franck es que la técnica ha de estar al servicio de la expresión, algo traicionado por muchos de sus discípulos. Así, el programa de este disco es de aquellos que no dejan indiferente. Y menos si la versión, como es el caso, pone de relieve toda esa generosidad melódica franckiana, apostando decididamente por resaltar los aspectos poéticos de una música que a cada nueva escucha descubre un matiz nuevo. Juan Carlos Moreno FRESCOBALDI: Madrigales. MODO ANTIQUO. Directora: BETTINA HOFFMANN. BRILLIANT 93793 (Cat Music). 2008. 42’. DDD. N PE El sexto volumen de la edición dedicada a Frescobaldi por Brilliant se acerca al Primer (y único) libro de madrigales del compositor, publicado en Amberes en 1608, por lo que es 79 251-DISCOS 18/3/10 19:53 Página 80 D D I SI CS O C O S S FRESCOBALDI-JACOB contemporáneo estricto de la edición de sus primeras piezas instrumentales (en Milán: Il primo libro delle fantasie). Se trata de una colección típica de la época: diecinueve madrigales polifónicos a 5 voces, que admiten un bajo continuo y presentan un estilo audaz en el uso de las disonancias y el cromatismo, con una alternancia de pasajes contrapuntísticos y homofónicos cincelados con notable finura. La interpretación del conjunto Modo Antiquo es singular, pues la instrumentación no se reduce al clave, las violas da gamba y las cuerdas pulsadas, que pudieran ser más o menos habituales en la recreación del bajo continuo en la época, sino que se enriquece en momentos ocasionales con un par de flautas dulces, lo que le da un colorido muy variado a las interpretaciones. Los cantantes (con mujeres en las voces agudas) son habituales en los conjuntos italianos dedicados al género madrigalístico. Versiones claras e intensas, bien marcados los efectos retóricos de las piezas, que hacen muy expresivos los madrigales más patéticos (Lasso, io languisco e moro, Se la doglie e’l martire, Se lontana voi sete…), con una tendencia a la horizontalidad que potencia la distinción de los timbres y una brillantez que viene determinada por un perfilado mucho más acentuado por la parte del soprano que por la del bajo. Pablo J. Vayón GAULTIER: Apollon orateur. ANTHONY BAILES, laúd. RAMÉE RAM 0904 (Diverdi). 2008. 66’. DDD. N PN En el núme- 80 ro 242 de la r e v i s t a comentábamos el disco titulado La belle homicide, cuyo título tiene como base un popular tema de la época al que pusieron música tanto Denis Gaultier (1603-1672) como su primo Ennemond Gaultier (1575-1651), conocido como El viejo Gaultier, dos reputados laudistas del siglo XVII francés. Aunque era este último el considerado por sus contemporáneos autoridad suprema del laúd, no llegó a publicar nada, mientras que Denis hizo publicar una colección de Pièces de luth y dejó preparado un Livre de tablature des pièces de luth, en el que incluyó alguna obra de su primo Ennemond, pero que fue editado tras su inesperada muerte. Sin embargo, la más notable publicación de “El joven Gaultier”, como también era conocido Denis, es una suntuosa edición que incluye 34 de sus obras, titulada La rhétorique des dieux y que fue organizada por el consejero de Luis XIV y pagador de la gendarmería Achille de Chambré, cuya hija Anne era discípula de Gaultier. La mayor parte de las piezas que aparecen en el disco es de Denis, pertenece a alguna de estas ediciones parisinas y está agrupada por tonalidades (siete en sol mayor, seis en la menor, cinco en fa mayor y cinco en si menor), constituyendo una especie de suites, de las que tres movimientos graves tienen el carácter de tombeau. Las piezas en si menor son de la citada edición póstuma y una de ellas, Allemande grave, fue titulada en ediciones posteriores como Tombeau de Gaultier par luy mesme. Por último, dos chaconas de Ennemond completan el disco. Un disco excelente que recoge la bella sonoridad extraída por Anthony Bailes a un laúd construido en Augsburgo en 1722, uno de los pocos conservados de la época que permanecen utilizables, a pesar de haber sufrido discutibles restauraciones. José Luis Fernández HAENDEL: Dixit Dominus HWV 232. STEFFANI: Stabat Mater. ELIN MANAHAN THOMAS, GRACE DAVIDSON, sopranos; RUTH MASSEY, contralto; JEREMY BUDD, MARK DOBELL, tenores; ROB MACDONALD, EAMONN DOUGAN, bajos. THE SIXTEEN. Director: HARRY CHRISTOPHERS. CORO COR16076 (Harmonia Mundi). 2009. 60’. DDD. N PN A demás de por sus múltiples óperas estrenadas en teatros alemanes, donde hizo casi toda su carrera, Agostino Steffani (1654-1728) es conocido hoy por un Stabat Mater que compuso en el último año de su vida. La obra, escrita para solistas, coro a seis voces, seis instrumentos de cuerda y órgano, combina su litúrgica austeridad con algunos recursos vocales de naturaleza operística en las arias. Christophers no enfatiza para nada este sentido teatral de las partes solistas, pero su interpretación tampoco resulta insí- pida ni desencarnada, sino que se traduce en un primoroso cuidado de las líneas y en una claridad notabilísima, lo que termina destilando unas muy eficaces naturalidad y sencillez expresivas. Algo más se cargan las tintas dramáticas en el juvenil Dixit Dominus haendeliano, que por momentos resulta ardiente (Dominus a dextris tuis, Et in sæcula saeculorum - Amen), pero en el que, en cualquier caso, los puntos fuertes continúan siendo la transparencia coral y el dominio de la frase sobre el acento, de las curvas sobre las aristas. Solistas salidos del coro que cumplen con nota, especialmente las dos sopranos. Pablo J. Vayón E. HALFFTER: Obra para piano. MARTIN JONES, piano. NIMBUS NI 5849 (LR Music). 2006. 79’. DDD. N PN Martin Jones es un pianista inglés nacido en 1940, conocido sobre todo en su tierra, que ha desplegado durante muchos años una febril actividad en los más diversos frentes: es autor de diversas valiosas integrales: Debussy, Brahms, Szymanowski, Mendelssohn, Grainger… Un artista capaz y competente, que ha cultivado también con éxito la música española. En su haber cuenta con discos dedicados a Granados y Mompou, Albéniz, Falla y Turina. No se le puede negar por tanto autoridad en materia tan afín a nosotros. De ahí que no nos sorprenda en absoluto la probidad, seguridad y solidez de su acercamiento a la música para teclado de Ernesto Halffter, que toca con arte, sensibilidad y su miaja de gracia. El colorido de su piano es claro y gusta de buscar refinadas sonoridades y hábiles contrastes rítmicos, siempre dentro de una animación y un vitalismo que van bien a los pentagramas del compositor, que quedan de este modo luminosamente expuestos. Es cierto que tal propuesta aleja en ocasiones la pátina poética que envuelve a algunas de las partituras. Por ejemplo, Una ermita en el bosque, de Crepúsculos, que nos parece no posee el aroma lírico que le otorgaba, en grabación de hace unos años, el norteamericano Adam Kent; y que llevaba a sus últimas consecuencias Guillermo González. La transparencia, la ligereza, la movilidad nunca apresurada, el fulgor episódico de algunos pasajes son virtudes del acercamiento de Jones, que se muestra especialmente alado en la Danza de la pastora y elocuente y danzable en la Sonata homenaje a Domenico Scarlatti. Los dolorosos arpegios de Llanto por Ricardo Viñes están trazados vigorosamente y la sobriedad de la Sonata de 1926-1932 perfectamente resaltada, con el preciso subrayado de esos ecos de Goyescas de Granados. Los tres Homenajes (Rodolfo, Mompou, Turina) tienen su correspondiente traducción realizada, con total limpieza, desde la sobriedad y el buen gusto. Se incluyen en el disco, del que falta respecto al de Kent (Bridge, 2001), El cuco, tres Piezas infantiles de 1919 a cuatro manos, labor en la que interviene a satisfacción Adrian Farmer. Obritas que no aparecen por tanto en el CD anterior; como no lo hace la danza de Las doncellas (de Sonatina). Arturo Reverter HAYDN: Conciertos para violín en do mayor HobVIIa:1 y en sol mayor HobVIIa:4. MOZART: Sinfonía concertante para violín y viola K 364. RACHEL PODGER, violín; PAVLO BEZNOSIUK, viola. ORCHESTRA OF THE AGE OF ENLIGHTENMENT. CHANNEL CCS SA 29309 (Harmonia Mundi). 2009. 68’. DDD. N PN E l siempre radiante y elegantísimo violín de la británica Rachel Podger sirve de forma espléndida a dos conciertos haydnianos y a la Sinfonía concertante de Mozart, en la que se le une con la viola un Pavlo Beznosiuk que empasta y contrasta de forma admirable timbre y expresión con los suyos para una obra en la que los dos solistas tañen sendos Stradivarius cedidos para la ocasión por la Royal Academy of Music de Londres. Con la veterana Margaret Faultless de concertino, la Orquesta de la Era de las Luces acompaña en formación camerística (15 instrumentos de cuerda) con auténtico mimo. Son versiones que se mueven con distinción entre unos movimientos rápidos ligeros y transparentes, de articulaciones claras y contrastes netos, con un vigor muy acentuado en los finales 251-DISCOS 18/3/10 19:38 Página 81 D D I SI CS O C O S S FRESCOBALDI-JACOB (muy eficaces esos rasgados de las trompas en el Presto de Mozart), y unos lentos de intenso lirismo, en especial el Adagio del Concierto en do mayor de Haydn, que suena etéreo, intemporal, casi espectral, y el Andante mozartiano, de una hondura ensoñadora de entraña puramente romántica. Una opción de primer nivel para estas obras. Pablo J. Vayón HUYBRECHTS: Música de cámara, vol. 1: Sonata para violín y piano, Chant funèbre para violonchelo y piano. Trío de cuerda. P IERRE A MOYAL , violín; M ARIE H ALLYNCK , violonchelo; D AVID L IVELY , piano; YUKO SHIMIZU-AMOYAL, viola. CYPRÈS CYP4630 (Diverdi). 2008. 53’. DDD. N PN Por fin música de Albert Huybrechts, el compositor belga que nació en 1899, el mismo año que Poulenc y Auric, pero que murió en su primera madurez. Este compositor podría haber llegado muy lejos, a juzgar por lo que oímos en este recital, en especial en el grave, inquietante Trío de 1935. Que parece anunciado por el Canto fúnebre de 1926. Huybrechts murió joven, a los 37 años, pero ¿acaso se advierte la juventud en la obra de este espléndido compositor? Sí, se advierte en la Sonata de 1925, en la que parece seguidor del llamado impresionismo, de Debussy y sobre todo de Ravel; este último componía en ese momento algunas de sus obras más importantes, como la Sonata en dúo o la Sonata para violín y piano. La primera pudo influir en Huybrechts para el Canto fúnebre, y tal vez en adelante. Pero el joven Huybrechts está abierto de par en par a las influencias del siglo, desde Stravinski hasta los vieneses, desde Bartók a Roussel. Huybrechts se hizo una amplia cultura, estuvo a punto de conseguir un triunfo grande cuando su Cuarteto de cuerda recibió un premio en California. Nunca consiguió vivir de la música por completo, aunque lo intentó después de ser incluso pianista de burdeles. El pesimismo sombrío de obras como el Canto fúnebre o el Trío de cuerda tendrá una confirmación trágica con su temprana muerte en 1938, pocos días después de haber conseguido por fin un puesto remunerado, Susan Alexander-Max HUMMEL LÚCIDO HUMMEL: Sonatas op. 13, nº 6 y op. 20. La contemplazione op. 107, nº 3. SUSAN ALEXANDERMAX, fortepiano. CHANDOS Chaconne 0765 (Harmonia Mundi). 2008. 67’. DDD. N PN El sello Chandos Chaconne añade un nuevo disco a los que ya tiene en su haber dedicado al compositor Johann Nepomuk Hummel, en este caso dedicado a su música para piano solo. Las versiones que la pianista Susan Alexander-Max impone al fortepiano rebosan aliento al mismo tiempo que claridad y delicadeza; la intérprete se mueve con comodidad entre estas sonatas de cariz beethoveniano, donde irradia arrebato y finura con un instrumento que brilla por su encargado del curso elemental de armonía en el Conservatorio de Bruselas. Si encomiamos el enorme nivel artístico de estas tres obras podemos correr el peligro de parecer exagerados. Sencillamente, invitamos al aficionado a que se zambulla en este hermoso recital. Así lo han hecho, como intérpretes, cuatro virtuosos de postín, Amoyal, Hallynck, Lively y Shimizu. Interpretaciones intensas, hondas, más expresionistas (si lo son) que románticas, con una clara mirada hacia el futuro inmediato que no pudo ver nuestro compositor. Estos cuatro intérpretes le rinden un excelente servicio a la obra de Huybrechts, pero también a la cultura misma, al recuperar tres obras maestras de un compositor que no alcanzó la plenitud. Un disco con música de una belleza inquietante, nada conformista, que en su época provocó no poca estupefacción, cuando no se vio reducida al silencio. En fin, un nuevo acierto del sello Cyprès. Santiago Martín Bermúdez IVES: Decoration Day. The General Slocum. Obertura en sol menor. Fourth of July. YalePrinceton Football Game. Postludio en fa. Thanksgiving and Forefathers’ Day. CORO DE CÁMARA Y SINFÓNICA DE MALMÖ. Director: JAMES SINCLAIR. NAXOS 8.559370 (Ferysa). 2007-2008. 53’. DDD. N PE sonido aterciopelado y conciso. Alexander-Max trata las melodías con imaginación y ponderada ornamentación, al mismo tiempo que aliña la mano izquierda con ricas articulaciones. Su Hummel es dinámico y esencial, respeta el carácter amable y fino de las partituras, donde hace la mejor de las exquisitas lecturas. La pianista no dubita en querer transmitir sutileza y belleza sonora; escuchen el comienzo de La contemplazione, una fantasía donde caben toda clase de detalles y donde la intérprete se luce demostrando su control instrumental y musical. Su minuciosidad rigurosa favorece un tocar pulcro y atento, donde a través de un tempo reposado va des- Este disco es la segunda entrega de lo que ya parece una antología; acaso una integral. Son discos orquestales que Naxos le dedica al enorme compositor estadounidense Charles Ives (1874-1954) a partir de prestaciones de varios artistas; entre los que destaca ya James Sinclair con los conjuntos de Malmö. Y nos llegan en ediciones críticas, por decirlo así. Lo que hay, lo que había, lo que pudo haber, lo que no llegó a orquestarse del todo… Después del CD dedicado a los Orchestral Sets, Sinclair nos propone un tejido de piezas de media o mayor envergadura, procedente de épocas muy distintas de la vida de Ives. Por una parte, tres de los cuatro poemas sinfónicos (los llamaremos así, aunque quién sabe) que componen la Holidays Symphony. Estas tres obras maestras no están colocados en secuencia, sino rodeadas de las otras piezas de distinta procedencia. Las siete se presentan en las ediciones de varios musicólogos, entre ellos el propio Sinclair. David G. Porter propone una Obertura en sol menor, ejercicio del joven Ives en Yale, una obra de aprendizaje sobre lo convencional vigente entonces. K. Singleton trae la orquestación del también juvenil Postludio en fa, que primero fue para órgano, y que es muestra de las preferencias posrománticas del músico adolescente. Hay dos piezas dentro de la granando y descubriendo cada instante. Bienvenido este Hummel valioso que se expresa con comodidad y conocimiento, que alterna la brillantez con la esbeltez, siempre con el común denominador de una seductora vitalidad. Emili Blasco serie de lo que Ives llamaba Cartoons or Take-Offs (algo así como caricaturas o imitaciones): The General Slocum evoca un suceso catastrófico; Yale-Princeton Football Game, que sugiere cierto encuentro de 1897, y que primero fue una pieza pianística de improvisación. De nuevo se trata de un disco excelente. No se quejen quienes crean que la Holidays Symphony queda mutilada: no es así, porque no es una obra en cuatro movimientos, sino cuatro piezas independientes eventualmente reunidas como las fiestas de la patria. La serie orquestal emprendida por Sinclair y Naxos promete, aunque sabemos que Sinclair y la orquesta de Malmö no son los únicos en esta fiesta. En fin, mientras promete, cumple. Como en este caso, con siete piezas de altísimo nivel, muy bien interpretadas, al margen de que dos de ellas se deban a un adolescente. Otro magnífico disco Ives. Santiago Martín Bermúdez JACOB: Dixit Dominus. Missa Dei Filii. Vezirius Turcicus. RATHGEBER: Conciertos op. 6, nº 6; op. 19, nºs 1 y 3). HANA BLAZÍKOVÁ, soprano; PETRA NOSKAIOVÁ, mezzosoprano; SYLVIA CMUGROVÁ, contralto; HASAN EL DUNIA, tenor; TOMÁS KRÁL, JAROMÍR NOSEK, bajos. CAPELLA REGIA PRAHA. Director: ROBERT HUGO. SUPRAPHON SU 3971-2 (Diverdi). 2009. 80’. DDD. N PN 81 251-DISCOS 18/3/10 19:38 Página 82 D D I SI CS O C O S S JACOB-MARKEVICH L a tan olvidada música checa del primer tercio del siglo XVIII está siendo uno de los terrenos en los que el sello Supraphon se viene distinguiendo en los últimos tiempos. De hecho, este es el segundo de sus discos de estas características que se comenta en este número de SCHERZO, estando el otro dedicado a Brentner. La Capella Regia Praha ha tomado como objeto de recuperación las figuras de Václav Gunther Jacob (1685-1734) y Valentin Rathgeber (1682-1750). La principal obra que oímos del primero es la Missa Dei Filii, publicada en 1725 pero con un Credo de Rathgeber y un Ofertorio fechado en 1719. Siempre en un tono de gran brillantez y con un contrapunto sin mayores complicaciones, constituye un compendio bastante instructivo sobre el “estado de la cuestión” en la música europea durante la transición del barroco al clasicismo. La versión se ajusta a la naturaleza de esta música con unas masas sonoras de gran robustez, pero al mismo tiempo muy maleables y donde se insertan intervenciones solistas correctísimas; todo apoyado en una contribución instrumental de sumo refinamiento. Un Dixit Dominus de 1714 y una composición humorística de 1714 acerca de la derrota de los turcos a manos cristianas completan la introducción a un compositor del que de inmediato se siente la urgencia de conocer más cosas. Y lo mismo aproximadamente sucede con Rathberger, de cuyo Opus 6 se ofrecen tres conciertos (el Sexto interpolado como Graduale de la misa de Jacob). Las lecturas se afirma que están hechas sobre los mismos manuscritos originales, y las excelentes grabaciones en el monasterio bohemio en que se conservan los de Rathgeber. Alfredo Brotons Muñoz KNOX: Viola spaces. Viola spaces Variations on Marin Marais. La valse de la Vineuse. Jonah and the Whale. Ockeghem Fantasy. GARTH KNOX, viola, viola d’amore; JOHANNES EVA, JULIEN HEICHELBECH, MARIE PETIT, CYPRIEN BUSOLINI, AURÉLIEN GRAIS, viola. MODE 207 (Diverdi). 2008. 69’. DDD. N PN 82 El aficionado a la Música Antigua no debería asustarse ante el nombre de Garth Knox, el viola del Cuarteto Arditti, y reparar, en cambio, en los títulos de las composiciones de este singular registro que lanza el sello norteamericano Mode. En efecto, aquí se convocan ilustres nombres de la tradición y eso debería ser un acicate para que los habituales de este repertorio prestaran oídos a la experiencia que plantea Knox, la de hacer música actual tomando como base algunas referencias del virtuosismo del pasado para llegar a un resultado totalmente moderno. El escuchante de música moderna, por su parte, conoce a un instrumentista de la clase y las posibilidades de Knox y calcula hasta dónde puede alcanzar esta aventura sonora. La pieza de apertura, Nine fingers, del formidable ciclo Viola spaces, con el uso sistemático de pizzicatos, y que parece tomar el título de algún tema de los Rolling Stones, se acerca, en esencia, al gusto de la música pop por la rápida sucesión de motivos soportados por una pulsación contagiosa. Eso es lo que proclaman Knox y sus magníficos acompañantes, que hacen de la interpretación un auténtico divertimento, con el puro placer de tocar una música que parece atravesar las fronteras con inaudita frescura. Salvo la pieza Viola spaces Variations on Marin Marais, de 2007, para 4 violas, que apenas se desliga de la forma desplegada por el músico francés y sus variaciones sobre las Folies d’Espagne, el grueso del programa es una lúcida lectura de una parte de la historia de la música, aquella que contemplaba con regocijo a reducidos grupos de cámara practicando difíciles ejercicios sin dejar nunca de asombrar con el buen gusto y el conocimiento exacto de la obra musical. Hay aquí lugar también para la sorpresa tímbrica, desde la refinada conjunción de los instrumentos de cuerda con el clarinete, invitado especial en La valse de la Vineuse, hasta el extraordinario efecto que se consigue en una pieza de gran atractivo, Jonah and the Whale, de 1996, en la que la tuba, sobre los pizzicatos y el gran nerviosismo de la viola, traza un tejido de tintes fantasmagóricos. Francisco Ramos KORNGOLD: Cuartetos de cuerda nºs 1-3. Quinteto con piano. HENRI SIGFRIDSSON, piano. CUARTETO ARON. 2 CD CPO 777 436-2 (Diverdi). 20072008. 103’. DDD. N PN F ue un niño prodigio, alguien que despertó la admiración de monstruos como Mahler, Strauss, Puccini o Zemlinsky. Y fue el gran dominador de la escena lírica germana hasta la irrupción del nazismo, tras lo cual, durante su exilio norteamericano, se convirtió en el padre de la música made in Hollywood. Pero, como muchos otros de aquella dorada época de entreguerras, su legado quedó arrinconado hasta que en las dos últimas décadas del pasado siglo se inició una lenta recuperación. Hoy disponemos de felices interpretaciones de sus óperas, de sus páginas orquestales y de sus principales bandas sonoras, pero hay un campo que sigue un tanto descuidado: su música de cámara. Y de forma injusta, como podrá apreciar cualquiera que se acerque a este espléndido estuche, imprescindible para todos los admiradores de este malogrado compositor y los interesados en la tradición romántica vienesa. Porque Korngold, y gracias sobre todo a páginas como éstas, fue el último eslabón de una gloriosa cadena que parte de Haydn y Mozart, sigue en Beethoven, Schubert y Brahms, y que si por algo se caracteriza es por el deseo de crear unas obras en las que el equilibrio en la construcción formal es dogma de fe, pero no su objetivo último, que no es otro que la expresión, personificada en una melodía en este caso amplia, envolvente y apasionada. Y cantable, pues Korngold utiliza frecuentemente como base temas de sus canciones. Por ejemplo, en el Quinteto con piano en mi mayor op. 15 (1921), de tono heroico y una amplitud sinfónica que toma forma tanto en sus sonoridades casi orquestales como en una riqueza de ideas casi insultante. Contemporáneo suyo es el Cuarteto de cuerda nº 1 en la mayor (1923), cuyo carácter dramático e impetuoso da paso también a alguna de las melodías más hermosas surgidas de la pluma del compositor. La influencia de la campiña austríaca se deja sentir en el Cuarteto en mi bemol mayor (1933), cuyo tono vienés alcanza su apogeo en el exultante vals del Finale, mientras que el Cuarteto en re mayor op. 34 (1945) data ya del exilio estadounidense y hace gala de una escritura mucho más depurada y serena, en la que se citan temas de bandas sonoras como The Sea Wolf o Devotion. La labor de los intérpretes sólo merece parabienes, sobre todo porque triunfan a la hora de dar a estas partituras ese inefable sabor vienés que requieren. Su sentido del ritmo, su sonido cálido y un tanto pastoso, su fraseo apasionado y cantable, hacen de ellas todo un logro. Vale la pena. Juan Carlos Moreno LIGETI: Cuartetos de cuerda nºs 1 y 2. Andante y Allegretto. CUARTETO PARKER. NAXOS 8.570781 (Ferysa). 2007. 56’. DDD. N PE D urante estos últimos años, la lectura del Cuarteto Arditti (Sony) ha sido la referencia discográfica en lo que respecta a los dos cuartetos de cuerdas de Ligeti, compuestos en 1954, el Primero y 1968, el Segundo. La empresa que toma el Parker Quartet, en esta grabación de Naxos, ha de tener en cuenta semejante “rival”, mas el empeño merece la pena, pues, como se sabe, la sonoridad de los Arditti, casi siempre abrasiva, y que parece no dejar posibilidades a la competencia, muestra también sus debilidades y es ahí donde la versión del Parker presenta sus credenciales y ya no tanto en el Primer Cuarteto, de una estructura muy clasicista, y que es abordado de modo muy similar por las dos formaciones, como en el Segundo Cuarteto, donde el grupo de procedencia norteamericana resalta matices que los Arditti no habían potenciado. Los Parker inician la obra siguiendo escrupulosamente las indicaciones del autor: una proliferación de trémolos dan origen a un tejido que se desdobla en una línea inferior, estática, y otra más nerviosa, sujeta a muy distintas variaciones. Esa atmósfera de gran estabilidad del primer nivel de escucha apenas se siente en los Arditti, que prefieren una sonoridad más compacta, como si la pieza requiriera de un sonido de masa, en lugar de, como indica Ligeti, alternar las dos dinámicas. Ese tono de atmósfera calma, que es retomado por Ligeti de los grandes frescos orquestales como Lontano, no deja de estar presente a lo largo de esta formidable pieza que es el Cuarteto nº 2, lo que hace que sea, para algunos analistas, una obra bisagra en su carrera, especie de síntesis de determinados hallazgos, aun- 251-DISCOS 18/3/10 19:38 Página 83 D D I SI CS O C O S S JACOB-MARKEVICH que, en apariencia, sea una obra ligada con la tradición. Ese resto de clasicismo es ostensible en la tercera sección, Come un meccanismo di precisione, donde la deuda con Bartók es evidente, pero Ligeti pretende un tono mecánico que, como tantas veces en su carrera, gusta de aderezar con juegos de desincronización entre los timbres, lo que da lugar al típico ilusionismo sonoro del compositor. Los Parker ofrecen un mayor contraste, escuchándose los pizzicatos como auténticos sonidos hirientes, mientras que Arditti tienden a difuminarlos, obstinados en dar una sensación de mayor abstracción. Francisco Ramos MAHLER: Sinfonía nº 2 en do menor “Resurrección”. MIAH PERSSON, soprano; CHRISTIANNE STOTIJN, contralto. CORO Y SINFÓNICA DE CHICAGO. Director: BERNARD HAITINK. 2 SACD CSO Resound 901914 (Harmonia Mundi). 2008. 82’. DSD. N PN Si no nos fallan las cuentas, éste es el sexto acercamiento discográfico de Bernard Haitink a la Resurrección mahleriana. Fonográficamente, no añade nada nuevo a sus anteriores registros, caracterizados por esa línea de homogeneidad, precisión y asepsia emocional que son sus bien conocidas cartas de presentación. El veterano maestro holandés viene a sumarse a la corriente de máxima atención al detalle que podemos apreciar en las últimas generaciones de directores mahlerianos, siguiendo el texto al pie de la letra en la mayoría de sus parámetros. Por lo que respecta a la grabación, hay buena gama dinámica y tempi planteados con solidez y coherencia. Lo que no se llega a plasmar al cien por cien es el juego agógico que habría de traducirse en un mayor grado de flexibilidad. Así, lo que escucharemos es una Segunda fluida y sin concesiones de ningún tipo. Especialmente interesante resulta el minimalismo con el que se traduce el segundo movimiento, con bellísimos momentos como el fraseo de los violonchelos en la segunda variación y algunos otros estupendos hallazgos como la plasmación de acentos del pasaje cc. 74-76 (2:24). Muy buen trabajo el desarrollado por ambas solistas, arropadas por un considerable esfuerzo coral y orquestal, en términos generales, notable. A este último se le podría poner algún pero en aquellos pasajes donde la cuerda aguda no puede evitar la tirantez. Y puestos a poner peros, hay que añadir dos: la toma sonora del lujoso SACD no acierta a equilibrar los elementos de manera óptima, priorizando excesivamente viento y percusión sobre el resto de la plantilla, y la etiqueta “live” es, en realidad, producto de cuatro conciertos consecutivos distintos. Juan García-Rico DE MAN: Magnetic fields. Cordes invisibles. Chromophores. Hear, hear ! Marionette. Volatile voices. JORGE ISAAC, flauta de pico. ENSEMBLE INSOMNIA. DE VOLHARDING. RADIO KAMERORKEST. Directores: PETER EÖTVÖS, JURGEN HEMPEL. ETCETERA KTC 1386 (Diverdi). 2008. 69’. DDD. N PN L a música que se ha v e n i d o haciendo en los últimos 40 años en un país como Holanda se distingue, en general, por la claridad formal y un cierto eclecticismo estilístico. El sonido parece, en manos de autores como De Leeuw o Andriessen, provenir de mundos poco apegados al academicismo. Perteneciente a un ciclo de discos consagrados a compositores del área holandesa, el sello Etcétera saca a la luz un registro dedicado a Roderik De Man, compositor nacido en 1941 en Java y afincado en los Países Bajos en 1946. De Man sigue la estela de músicos como Andriessen, en el sentido de otorgar al tejido sonoro un impulso y una vitalidad que parece reñida con la forma de plantearse la obra musical en el resto de Europa. Esa energía, que en muchos momentos del presente CD, toma el estilo impuesto por Varèse en los años 20 y 30 como fuente generadora, es lo que hace que todas las piezas de De Man puedan ser degustadas sin problemas por toda clase de públicos. La deuda con el Varèse de Amèriques, fundamentalmente, está muy viva en Magnetic fields, con el gusto por el fuerte cambio de dinámicas y el motor que guía incansablemente a la obra. La modernidad de planteamientos deviene no tanto en el propio material (orquesta y cinta magnética) como en la manera de usarlo, pues De Man hace que la parte de cinta pase casi inadvertida, tal es la complejidad de texturas que logra. La alternancia de caracteres es uno de los rasgos del músico y queda claro en Cordes invisibles, para violonchelo, piano y Compact disc, de 2004. El violonchelo emite en un principio sonidos fuertes y largos y el piano sonidos muy percusivos. El discurso se vuelve del revés en su zona central, al atribuirse el violonchelo el papel de instrumento de percusión y el piano de forjador de melodías de gran lirismo. Lo llamativo de la pieza es que, a partir de ahí, un inserto de instrumentos de cuerdas, previamente grabado, aporta una atmósfera de gran densidad. Es una virtud de De Man el manejo del arsenal electrónico sin que el ruido se instale sobre el discurso, que siempre fluye como materia instrumental, incluso en piezas en las que la electrónica es el único medio, como ocurre en la interesante Hear, hear!, de 2008, en la que el músico consigue un espacio sonoro de gran atractivo al confrontar sonidos de bajos ultrarrápidos con un lancinante murmullo paisajístico. Menos afortunada es la pieza de cierre, Volatile voices, especie de homenaje a De Volharding, el grupo con el que debutara de forma clamorosa en los años 70 la modernidad holandesa. A dinámicas tomadas del jazz, De Man agrega grabaciones de gritos y exclamaciones de distintas partes del mundo que sobrepasan el tono simplemente explosivo para caer en lo grotesco. Francisco Ramos MARKEVICH: Obras completas para orquesta, vol. 2: Le nouvel âge, Sinfonietta en fa, Cinémaouverture. FILARMÓNICA DE ARNHEM. Director: CHRISTOPHER LYNDON-GEE. NAXOS 8.572152 (Ferysa). 1995-1996. 55’. DDD. R PE Este segundo volumen de obras orquestales de Igor Borisovich Markevich (respetamos la grafía consolidada, aunque deberíamos transcribir Markiévich) sorprenderá acaso más aún que el primero. Un compositor que abandona la creación antes de cumplir los treinta años, que ha sido una de las voces más originales de parte de los años veinte y durante la década de los treinta, es algo sorprendente. Pero acaso, como se ha dicho, su éxito y sus logros como director de orquesta (uno de los grandes del siglo) lo condujeron fuera de la creación. “Con franqueza, soy lo bastante objetivo como para comprender que hay música que tiene que ser oída antes que la mía, que lo necesita con más urgencia. Por otra parte, si mis obras son lo bastante buenas, pueden esperar; y si no pueden esperar, no tiene sentido tocarlas”. Las obras que escuchamos aquí tienen interés, pero tal vez tuviera razón el maestro, cuyo destino era convertirse en uno de los grandes directores musicales del siglo, no en uno más de los compositores de la amplia pléyade del periodo de entreguerras. En Le nouvel âge (1937) el joven compositor se muestra más vanguardista que nunca. Si Prokofiev quiso seguir los pasos del Stravinski del Sacre sin que se le notara y yendo más allá, Le nouvel âge parece inspirado más en el ejemplo de ambos compatriotas que en la letra, pero la intención es la misma: yo voy más lejos todavía. Ahora bien, ese logro pleno que es el Adagio central no se conseguiría sin la mezcla de plena modernidad en la letra y de intensidad y suspense dramáticos en la intención. Otros ejemplos, como el de Antheil, revolotean por esta partitura compleja y rica. Renunciamos, por imposibilidades de espacio, a dar las vodevilescas circunstancias de la colaboración entre Markevich y su libretista Edward James, que escribió una utopía fantástica y al mismo tiempo le tiraba los tejos a Kira, esposa de Igor e hija de Vaslav Nijinski. La Sinfonietta (1929) es la obra de un chavalín muy bien dotado para la música, que se ha aprendido la lección y que es capaz de crear, no sólo de recitarla de memoria. Podría codearse, no como alumno o seguidor, sino como igual, con Hindemith (17 años mayor que él) o con los chicos del Grupo de los Seis, que por entonces, en vísperas de la gran crisis, todavía no se han decantado. Por cierto, eran de la generación anterior a la de Igor Borisovich. Cinéma-ouverture (1931) ha permanecido inédita hasta que en 1995 la recuperaron la orquesta y el director de este mismo CD; este registro es consecuencia de tal recuperación. El cine empezaba a echar a hablar, cantar y dar música. Al mismo tiempo, había muchos proyectos coreográfico-cinematográficos. Esta breve pieza de algo más de ocho minutos 83 251-DISCOS 18/3/10 19:38 Página 84 D D I SI CS O C O S S MARKEVICH-MONTEVERDI podría haber sido una de ellas. Espléndido trabajo de Lyndon-Gee y la Filarmónica de Arnhem. Sólo las recuperaciones serían ya meritorias. Pero, además, las prestaciones son de un indiscutible nivel artístico. Santiago Martín Bermúdez MARTINU: Obra para piano completa. Vol. 7: Cuento de Zlatovslasca H 28. De los cuentos de Andersen H 42. Balada: últimos acordes de Chopin H 56. Merry Christmas 1941 H 286bis. Pequeña nana H 122 bis. La danse H 177. Le train hanté H 258. Prélude H 178. Foxtrot narozeny na ruzy H 123bis. Primavera H 127. Piezas infantiles H 221. Avec un doigt H 185. GIORGIO KOUKL, piano. NAXOS 8.572025 (Ferysa). 2008. 54’. DDD. N PE S 84 éptimo volumen de música para piano solo de Martinu, ¿no es increíble? Bastante más de la mitad de la duración la acaparan dos series poemáticas, por decirlo así; descriptivas, acaso pedagógicas. Son dos secuencias que nos “cuentan un cuento”, compuestas por el jovencísimo Martinu de 1910-1912; en total, diez piezas llenas de encanto, sin especial dificultad ni excesiva inspiración. No es que sean ejercicio de escuela, pero son muestra de primera habilidad, muestras plenamente diatónicas de un estro todavía por construir y que de momento ignora la disonancia y parece que la propia herencia popular y nacional. La primera serie, Cuento de Zlatovslasca, consta de cuatro movimientos, apenas 14 minutos, y son piezas danzantes, algo evocadoras, poco descriptivas en rigor. La segunda, De los cuentos de Andersen, contiene seis piezas, y sólo una de ellas no tiene el nombre de una danza, el Intermezzo, la segunda, aunque en rigor es un baile tripartito. Arranca la serie con una polonesa poco menos que brillante y se cierra con una Valse mignonne, así, en francés, un Vals guapito (por traducirlo de alguna manera, aunque el original dice Valse mignone, con una sola n). También de 1912 es la Balada sobre los últimos acordes de Chopin, pieza romántica en la que es mejor renunciar a averiguar qué acordes son esos. Hasta ahí llega el encanto, el sabor juvenil, inmaduro, que evoca lo antiguo y le rinde homenaje. El resto de las piezas son miniaturas de otras épocas, y culmina todo en las Infantiles, cuatro piezas en menos de dos minutos. Y ya hay obras de plena madurez, como Le train hanté o Merry Christmas 1941. En fin, el arte del checo Giorgio Koukl, algo italianizado en Lugano, donde habita, es el mismo de los seis volúmenes anteriores de esta serie. Aquí desciende a piezas sencillas con igual fervor, con idéntico rigor, inspiración y asomo de virtuosismo (no es necesario el virtuosismo pleno). Mark Gresham y Cary Lewis nos aclaran en las notas interiores de este CD que, aunque estaba previsto terminar la serie pianística dedicada a Martinu por Koukl y Naxos con cuatro volúmenes, aparecen siempre nuevos manuscritos. Por eso ya llevan siete, bendito sea Dios. El caso es que Harry Halbreich los tiene bien catalogados. ¿Llegará esta integral a estar formada por el doble de discos de los previstos? A estas alturas, no debería sorprendernos. una digna lectura de Agiman que sigue con fidelidad su diverso desarrollo descriptivo. El terceto protagonista está dominado por la arrolladora personalidad de la Mazzola Gavazzeni, cuya cierta experiencia en el repertorio operístico massenetiano (Esclarmonde en Saint-Étienne, Anita la Navarraise en Sassari) lo cual parece facilitarle el emocionante retrato que logra de la protagonista. Fichera hace valer el homogéneo valor de un lírico timbre baritonal y Veneziano un similar colorido tenoril. Orquesta y director se lucen igualmente en uno de los añadidos del aprovechado disco, el delicado Devant la Madone. En el otro, la soprano se deja la piel en una interiorizada lectura, muy considerable, del aria de Jimena Pleurez mes yeux, página que tanto gustaba a Callas en sus últimos años de actividad profesional. Fernando Fraga MILHAUD: Santiago Martín Bermúdez MASSENET: Ève. DENIA MAZZOLA GAVAZZENI (Ève), MASSIMILIANO FICHERA (Adam), GIUSEPPE VENEZIANO (Recitante). SINFÓNICA Y ENSEMBLE CORALE ARS HARMONIE. Director: DANIELE AGIMAN. BONGIOVANNI GB 2442-2 (Diverdi). 2008. 72’. DDD. N PN El interés de Massenet por las figuras femeninas, compartido contemporáneamente por Puccini y Strauss, se extendió también a sus obras de carácter religioso u oratorial, un tríptico formado por Marie Magdeleine, La Vierge y Ève. Siendo esta la menos lograda de las tres partituras cuenta, sin embargo, con momentos suficientes para rescatarla de vez en cuando del olvido, como los dúos Autour de nous y Aimons-nous (este último de un lirismo inequívocamente massenetiano) en la primera y tercera parte o alguna que otra página solista (O nuit, douce nuit, para la protagonista, por ejemplo) así como el impresionante y algo pomposo epílogo. Esta interpretación totalmente italiana, captada en vivo por Bongiovanni en el santuario de Santa Maria del Fonte de Caravaggio (la segunda en disco, tras la dirigida por Jeanpierre Faber en 1997), respeta el carácter de la obra a medio camino entre la iglesia y el escenario, a partir de Alissa op. 9. L’amour chante op. 409. Poèmes juifs op. 34. CAROLE FARLEY, soprano; JOHN CONSTABLE, piano. NAXOS 8.572298 (Ferysa). 1992. 71’. DDD. N PE C arole Farley, soprano estadounidense muy afrancesada (interesantísima su Voz humana visual, con Serebrier, DVD VAI; aunque algunos colegas franceses le pongan pegas algo chauvines) nos trae tres ciclos vocales de Milhaud, el inspirado, el pródigo, el prolífico. La acompaña el pianista y clavecinista británico John Constable, nombre que sin duda obliga a mucho. Aquellos ciclos son de épocas muy distintas. Alissa op. 9 es un novelón en forma de mélodies, a partir de textos de André Gide (no de poemas, sino de una nouvelle, La porte étroite, título que alude a lo estrecha que es la puerta que lleva a la salvación, en contraste con la que se abre a la perdición: Sermón de la Montaña). Los ocho episodios de Alissa, que aquí se reducen a 36 minutos de música (faltan partes de las cartas de Alissa a Jerôme y del diario de ella), son obra de 1913, esto es, de un jovenzuelo de veintiún años; pero el resultado final que oímos aquí es fruto de una revisión de 1931, cuando Milhaud ya es Milhaud y está a punto de cumplir los cuarenta. Se trata, claro está, de un texto en pura prosa, del que Milhaud extrae la musicalidad interna, como se dice a menudo a propósito de las composiciones de vocales de compositores tan distintos como Janácek o uno más prolífico en lo vocal de concierto, Poulenc, amigo de Milhaud. En medio del recital, Carole Farley y Constable nos traen una primicia, L’amour chante, nueve canciones no grabadas previamente, o eso creemos. Es algo parecido a un ciclo, y es de la época final (se estrenó en el Lincoln Center de Aspen, Colorado, en 1965). Son nueve poemas de amor de distintos poetas franceses de muy diferentes épocas (Joachim du Bellay, que repite; Louise Labé y Marie de France, Ronsard y Maurice Scève, Musset, Rimbaud y Verlaine). Sorprende qué fidelidad le guarda el Milhaud de 1965 al de 1913 (o mejor, 1931). No es que sea el mismo, es que hay una identificación inevitable de planteamiento, de líneas, de manera de concebir el acompañamiento. Hay una mayor economía de medios en estos 16 minutos para nueve poemas. Y la exaltación de la pureza y el erotismo del mundo de Alissa se convierten en 1965 en una secuencia de gran luminosidad. Es lo que tienen la madurez y la vejez (no siempre, no hay garantía). Para concluir, ocho Poemas judíos de 1916. Como se nos advierte, son canciones a partir de poemas judíos; no canciones judías. De acuerdo, no se atienen a ninguna de las tradiciones israelitas, y Milhaud no tiene sino que bucear dentro de sí. No en vano él fue el único compositor de origen judío del Grupo de los Seis. Estas dulces melodías son las únicas de las que no se nos proporciona texto, lástima. Pero estos bellos cantos juveniles redondean un recital hermoso, sosegado, con exaltaciones. Carole Farley da nuevo brillo a su innegable y meritoria francofilia. Con el discreto y riguroso acompañamiento de Constable, tenemos un disco bello, delicado, de interés superior. Santiago Martín Bermúdez MONTEVERDI: Vespro della Beata Vergine. Selva morale e spirituale. Madrigales del Libro VIII. TAVERNER CONSORT, CHOIR AND PLAYERS. Director: ANDREW PARROTT. 5 CD VIRGIN 9 66965 2 (EMI). 19821992. 314’. DDD. R PE Virgin reedita el Monteverdi de Andrew Parrott, sacado de cuatro álbumes diferentes. El primero, registrado en 1982, presentaba, 251-DISCOS 18/3/10 19:38 Página 85 D D I SI CS O C O S S MARKEVICH-MONTEVERDI Wolfgang Mitterer DE BRUCKNER A PINK FLOYD MITTERER: Music for checking e-mails. WOLFGANG MITTERER, realización electrónica. 2 CD COL LEGNO WWE 20289 (Diverdi). 2009. 113’. DDD. N PN Lo que llama la atención, en primer lugar, del presente CD de Col Legno, es el material empleado por el compositor austriaco Wolfgang Mitterer (n. 1958): sonidos sampleados, obtenidos entre 1999 y 2009, y “Prepared piano and friends”, donde los “amigos” no son otros que los compositores del pasado a los que aquí se hace referencia. Estamos, con Music for checking e-mails, ante una obra de pleno posmodernismo, un artefacto pleno de apropiacionismo y de impurezas. En el cine actual hay un caso muy explícito, y también muy celebrado, de esta estética de impurezas, el representado por Wong Kar-wai, quien en films como In the mood for love o con el título de Venetian Vesper Music, una selección de la Selva morale e spirituale. El segundo, grabado entre 1983 y 1984, fue un doble que recogía las Vespro della Beata Vergine de 1610, que se ofrecían en una edición curiosa, con un orden diferente al habitual (Sonata y Duo Seraphim van después del Magnificat), además del añadido de una Salve, antífonas y versos gregorianos (esto es bastante habitual) y dos sonatas de Giovanni Paolo Cima. El tercero, registrado en 1988, fue la reconstrucción de una misa de acción de gracias que tuvo lugar en Venecia el 21 de noviembre de 1631 por el final de una epidemia de peste y está también basado fundamentalmente en la Selva, con añadidos de algún otro compositor (un Credo de Rovetta, sonatas y canzonas de Scarani, Usper, Fantini y Marini). Por fin, el cuarto, grabado en 1991, recogía una selección de los Madrigali guerrieri et amorosi. La recopilación empieza por las Vísperas de 1610 en una interpretación que tiene sus puntos de máximo interés en las intervenciones solistas del tenor Nigel Rogers, gran conocedor del estilo monteverdiano, aunque sus trémolos y las irregularidades de su 2046, maneja hábilmente tanto canciones sentimentales del pasado (Aquellos ojos verdes) como gestos tomados del melodrama de Sirk o Lean. El resultado sonoro de esta Music for checking e-mails está muy cerca de esas propuestas por su tono dulzón, cuasi romántico. Lo que hace Mitterer no es otra cosa que invocar a músicos como Bruckner o Chaikovski para que dialoguen entre ellos (los títulos de las secciones son explícitos: “hallo mr bruckner”, “pjotr ilijistsch”); es como si, instalados en el mundo de redes actuales, pudiesen intercambiar archivos de sonidos para completar sus propias obras. Ya en el primer disco que llegara a nosotros (Mixture V), Mitterer oscilaba entre la vehemencia de la escritura para órgano y el uso del sampler y el sonido fijado en piezas que privilegiaban el collage. Los posteriores Coloured noise e Im Sturm eran productos que rozaban la vulgaridad. Ese diálogo que quería entablar Mitterer con el pop y con formas del clasicismo alcanza al fin su mayor logro en esta Music for checking e-mails. El tejido sonoro, en las piezas del primer CD, se forja mediante la interrelación entre los timbres individualizados del piano preparado y la electrónica y los fragmentos orquestales de obras pretéritas que nos llegan como ecos, como restos, lo que da un tono melancólico que está muy cerca del collage de antiguas melodías parisinas con el que el artista sonoro Pierre Yves Macé sorprendiera el pasado año: Passagenweg. De las cuatro secciones iniciales, la más plena y de mayor atractivo es la titulada Bad receiver. En el segundo disco, más simple de concepción, pero no menos sugestivo, se alternan las partes miniaturescas (back klav) con otras (background) algo más elaboradas, en las que es fácil percibir mundos sonoros del momento actual (influencia del trabajo granular de DJ Spooky, por cierto, autor de las notas del libreto, el gusto por la materia en bruto, la repetición y el ritmo electrónico del Dockstader de Aerial) y formas tomadas del jazz (Mitterer es un interesante improvisador) y del rock sofisticado de los primeros años 70: se piensa, en la sección número 17, en la sonoridad del primer Pink Floyd. Francisco Ramos Mozart Piano Quartet AL DÍA MOZART: Cuartetos con los tiempos, que nunca son sinónimos. Tal vez el avance de los medios, puramente técnicos, de grabación, que sabemos que tampoco en todas las ocasiones garantiza el resultado. El asunto es que de cuando en cuando encontramos eso que mejora lo que hemos venido apreciando como inmejorable. Y esta puede ser una de esas ocasiones, ya que al escuchar estas versiones de los Cuartetos con piano en sol menor K. 478 y en mi bemol mayor K. 493, podemos atisbar la emoción a través de la ejecución. Todo está lleno de claridad, fluidez y cohesión entre los ejecutantes, quienes, con un excelso cuidado en las dinámicas se contestan, se subordinan o se interrelacionan sin cesar para adquirir un nivel especial. Al escuchar esta música así restituida se entiende por qué el insigne George Szell nos dejó grabada su interpretación con el Cuarteto de Budapest. No es que hayan cambiado tanto los resultados musicales, pero al comentar el registro presente sólo puede decirse que está en línea suenen un tanto añejas hoy, cuando conocemos tenores monteverdianos de voces limpias, directas e igual de sugerentes en el terreno ornamental. Los salmos adolecen de una cierta blandura en los acentos, en especial los de texturas más densas, que suenan suficientemente claros pero faltos de empuje e intensidad. Atractivo el tono ingenuo con el que Tessa Bonner interpreta el canto llano de la Sonata. En la Misa de acción de gracias el principal problema vuelve a ser el carácter más bien alicaído de las piezas corales, aunque el gran Gloria a 7 del compositor cremonés tiene un más decidido y audaz tratamiento de los contrastes y los acentos. Las piezas instrumentales resultan también atractivas por su intensidad y su equilibrio. El disco de 1982 tiene el encanto de unas voces solistas piano K. 478 y K. 493. MOZART PIANO QUARTET. MDG Gold 943 1579-6. (Diverdi). 2009. SACD. 67’. N PN Será el correr o el avance de la línea de aquél y compensa los pequeños desequilibrios que en él se encuentran (hablamos de medio siglo en el registro del sonido). O sea, una magnífica puesta al día. José Antonio García y García (Kirkby, Covey-Crump, Rogers, Thomas) en general frescas y con características singulares. Los trazos son en cualquier caso leves y las ejecuciones un tanto monocromas, por más que piezas como el Jubilet a voz sola o el Confitebor tibi Domine a 3 resulten seductoras por la belleza de los timbres y la sencillez de las líneas. Finalmente, los madrigales del Libro VIII suenan en versiones equilibradas, de contrastes 85 251-DISCOS 18/3/10 19:39 Página 86 D D I SI CS O C O S S MONTEVERDI-RACHMANINOV moderados y aceptables para conocer las obras, pero sin la teatralidad, el vigor y la variedad en el color que han conseguido hoy los mejores grupos monteverdianos. Emily van Evera es una ninfa más bien estridente y, en general, resultan mejor las piezas más ligeras, como Su pastorelli vezzosi o Vago augelletto. Pablo J. Vayón MUSORGSKI-RAVEL: Cuadros de una exposición. ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW DE ÁMSTERDAM. Director: MARISS JANSONS. RCO Live 09004 (Diverdi). 2008. 34’. DSD. N PM Un SACD de media hora. Y por si eso fuera poco, con treinta segundos finales de aplausos, como con retintín. ¿Es una broma? ¿Una tomadura de pelo? ¿Una nueva y esotérica estrategia de mercado? Cierto que sale a la venta a precio reducido pero, aun así, no parece serio ofrecer al aficionado un disco con tan ridícula duración. ¿Acaso duró eso el concierto en cuestión? En fin, ya es cada cual mayorcito para escoger la manera en la que se gasta los cuartos. Dicho esto, que no es poco, y como lo cortés no quita lo valiente, lo que hay que reconocer es que esos treinta y tres minutos de música están tocados muy requetebién. El trabajo orquestal es espléndido en su conjunto, destacando especialmente la labor de un metal excepcional. La cuerda cálida de la Concertgebouw se desenvuelve como la misma seda y la percusión, en su conjunto, está equilibrada de manera óptima. Jansons acierta en la dosificación de mezclas, consiguiendo un colorido tímbrico típicamente raveliano. Ésa es aquí su faceta más destacable, optando interpretativamente por la moderación. Tanto tempi como carácter apuntan más hacia unos Cuadros más contemplativos que narrativos. Por último, la toma sonora mantiene un encomiable nivel de claridad y espaciosidad. Aunque lo breve y bueno sea dos veces bueno, discos como éste no deberían ser la manera de demostrarlo. Juan García-Rico 86 Leyla Schayegh ALGO MÁS QUE UN EPÍGONO DE CORELLI MOSSI: Sonatas para violín y bajo op.1, nºs 1, 2, 5, 9, 10 y 12. LEYLA SCHAYEGH, violín; ILZE GRUDULE, violonchelo; JÖRG HALUBEK, clave. PAN PC 10212 (Diverdi). 2009. 77’. DDD. N PN En 1700 Corelli publicaba sus Sonatas para violín y bajo op. 5, que habría de ser una de las obras más influyentes de todo el siglo, además de la que más veces sería reeditada. Si prácticamente todos los compositores europeos mostraron su admiración sin límites por el trabajo del músico de Fusignano, qué podría esperarse de un joven violinista romano, formado en la cercanía del maestro, sino la veneración desmedida. Giovanni Mossi (c. 1680-1742) rondaba en efecto los 20 años de edad cuando se publicó la Op. 5 de Corelli y dieciséis años después vio por fin publicada su primera obra, que era una colección de doce sonatas para violín y bajo en la que, como indisimulable homenaje, mantenía incluso la división, arcaica ya, entre sonatas da chiesa (las seis primeras) y da camera, calcando en la forma (y en el título, idéntico: Sonate a violino e violone o cimbalo) la exitosa serie corelliana. Más allá de los aspectos formales, los rasgos estilísticos desvelan también y sin duda alguna la fuente de inspiración del músico. Es posible que este carácter de epígono del gran Corelli haya perjudicado a Mossi, haciendo por ejemplo que esta colección estuviera inédita en el medio discográfico hasta que la violinista suiza Leila Schayegh ha grabado la mitad de la serie para Pan Classics. La novedad es del máximo interés, pues, pese a las indudables referencias corellianas, Mossi muestra una personalidad en pleno desarrollo que se aprecia tanto en el expansivo y a menudo sorprendente tratamiento armónico como en una tendencia al lirismo exacerbado de los tiempos lentos que puede considerarse antecedente del estilo sensible. Las interpretaciones de Schayegh y sus dos compañeros son además excelentes: el sonido de la violinista es ancho, poderoso, aunque sabe plegarse con recogimiento en los momentos de mayor intimidad; el equilibrio entre las partes es en todo momento estupendo, con un bajo que, siempre con exquisitez, dialoga con el solista o se convierte en un sólido soporte para sus digresiones líricas; el discurso está articulado con un buen contraste entre los tiempos rápidos, muy marcados, y los lentos, de fraseo más sinuoso y relajado; la ornamentación es generosa, pero siempre ajustada al sentido musical y expresivo de las obras. Un auténtico descubrimiento que pide a voces una segunda parte que venga a completar la integral de esta incomprensiblemente arrumbada Op. 1 de Mossi. Pablo J. Vayón David Greilsammer CLAROSCUROS MOZART: Conciertos para piano K. 482 y K. 491. SUEDAMA ENSEMBLE. Piano y director: DAVID GREILSAMMER. NAIVE V 5184 (Diverdi). 2009. 60’. DDD. N PN Era de esperar que este disco dedicado a los Conciertos nº 22 en mi bemol mayor y nº 24 en do menor de Mozart consolidase al israelí David Greilsammer como uno de los más importantes valores del pianismo de nuestros días. Su toque delicado, sutilísimo, su límpido virtuosismo y su preciso legato ya nos habían cautivado en su anterior grabación (los también mozartianos K. 175, K. 238, K. 246), pero es posible que en estas obras brille aún más una voz completamente aparte en el panorama actual como la suya; así parecería demostrarlo la exquisita finura con que se expresa en sus cadenzas, muestras elocuentes del alto grado de desarrollo de una poética propia. Greilsammer deja claro que hay dos clases de artistas personales: los que lo son en favor de la música (su caso) o los que lo son en favor de sí mismos. Su distinguido sonido, no muy lejano del de un fortepiano, redondo, sugerente y limpio, nada robusto, parece discurrir de forma espontánea entre las suaves melodías mozartianas, maravillosamente cantadas y siempre a salvo de sonoridades duras, rígidas o agresivas. Así, en el K. 491 los contrastes se suavizan, el drama se serena y el piano habla con un lirismo diáfano y efusivo propio de los grandes artistas, algo también patente en la interpretación del K. 482, cerrado con un Allegro de depurado y luminoso humor. Los matices, los claroscuros, las genialidades, son en uno y otro concierto innumerables. No obstante, y a pesar de algunas intervenciones individuales excelentes —fundamentalmente por parte de las maderas—, el Suedama Ensemble, que emplea instrumentos modernos, no logra un grado de claridad y de transparencia comparable al de otras agrupaciones de primer nivel que han grabado estas mismas obras, muchas de ellas al lado de grandes del teclado de todos los tiempos que, a la vista está, aún no lo habían dicho todo en estas páginas imperecederas. Asier Vallejo Ugarte 251-DISCOS 18/3/10 19:39 Página 87 D D I SI CS O C O S S MONTEVERDI-RACHMANINOV NEUWIRTH: Streichquartett 1976. Sieben Stücke für Streichquartett. L’oubli bouilli. DONATIENNE MICHEL-DANSAC, voz. KLANGFORUM WIEN. Director: ETIENNE SIEBENS. KAIROS 0012972KAI (Diverdi). 2008. 56’. DDD. N PN G östa Neuwirth (n. 1937), contemporáneo de Lachenmann, es tío de Olga Neuwirth, la autora austriaca, mucho más conocida internacionalmente. Algo del ambiente opresivo que Olga Neuwirth aporta a cada una de sus obras está ya presente en la música de Gösta, si bien en el compositor se observan ciertos rasgos pertenecientes al expresionismo vienés que en la autora de Lost Highway han desaparecido. En Neuwirth se aprecia no ya tanto una deuda con la estética del primer Schoenberg como con el estilo mórbido de Franz Schreker, no en vano Neuwirth ha dedicado parte de su carrera como musicólogo a analizar el legado del autor de Der ferne Klang. Si en los dos cuartetos presentes en la grabación de Kairos, el ruido sustituye a la nota, en un parentesco con la técnica de un Lachenmann, aunque sin la potencia ni el alcance de éste, en la pieza que cierra el disco, la extensa y muy elaborada L’oubli bouilli, de 2008, el resto de tradición (la melodía de lejano sabor al expresionismo de Schreker) queda difuminado por un gesto técnico que hace de la obra una interesante forma de encarar en los tiempos actuales el formato de ensemble con voz solista. La obra merece la pena por las expectativas que crea, aunque necesita de varias escuchas para atraparla en su integridad. No es música para oídos complacientes. La duración, 30 minutos, se convierte en elemento de primer orden, pues el discurso se divide en tres partes muy diferenciadas, cada una de diez minutos, siendo la primera, con su estatismo y reiteración de un material mínimo, la más intrigante. El conjunto instrumental, de 22 músicos, dibuja un flujo sonoro en donde el timbre del acordeón traza una superficie plana de tono opresivo. La segunda parte, con un uso de la electrónica que guarda similitud con el tejido ultra minimalista de un Bernhard Günter, es de gran extrañeza, potenciada por el empleo de la microinterválica. La presencia de momentos fuertes puntuales deja un poso de Cuarteto Diotima ¿EL BEETHOVEN FRANCÉS? ONSLOW: Cuartetos de cuerda nºs 28-30. CUARTETO DIOTIMA. NAÏVE V 5200 (Diverdi). 2009. 77’. DDD. N PN Sus contemporáneos y compatriotas le llamaban el “Beethoven francés”, pero tan ilustre referencia no ha impedido que George Onslow (1784-1853) sea hoy una rara avis, un compositor prácticamente desconocido del que, fuera de ese sobrenombre, poco más se menciona. Y, sin embargo, su vastísimo catálogo bien merece una revisión. Prueba de su estatura para nada anecdótica es este magnífico disco, en el que el Cuarteto Diotima nos ofrece tres de los 36 cuartetos que Onslow llegó a escribir a lo largo de su vida. Escucharlos justifica el porqué de la filiación beethoveniana, pues por un lado el lenguaje de estas partituras remite a la Primera Escuela de Viena y por otro la dedicación a la música de cámara, tan inusual en la Francia de la primera mitad del fuerte dramatismo, a lo que contribuye, en el tramo final, el uso de una voz que, en lugar de mezclarse con la masa instrumental, se eleva hacia cierto tono espiritual. Francisco Ramos PORPORA: Arias. KARINA GAUVIN, soprano. IL COMPLESSO BAROCCO. Director: ALAN CURTIS. ATMA ACD2 2590 (Gaudisc). 2008. 79’. DDD. N PN Nicola Antonio Porpora (1686-1768) parece definitivamente subido al carro de la recuperación de la ópera dieciochesca, que se encuentra en plena ebullición. Falta sólo que teatros y discográficas empiecen a apostar por sus títulos completos, pero arias de algunas de sus obras aparecen ya con frecuencia en recopilaciones varias y ahora también en monográficos, como éste que le dedica la soprano canadiense Karina Gauvin, que, acompañada por Il Compleso Barocco de Alan Curtis, canta fragmentos de sus ópe- siglo XIX, era considerado algo netamente “alemán” y muy poco “francés”. Por lo demás, se trata de partituras que denotan una personalidad que trasciende sus modelos. Su estructura formal, por ejemplo, respeta la organización clásica en cuatro movimientos, pero la dota de una gran fantasía, como en el segundo tiempo del Cuarteto en mi bemol mayor nº 28 op. 54, titulado “Preghiera”, cuyo tema, construido con base en el contraste dinámico, es sometido a cinco imaginativas variaciones. Pero no se queda todo ahí: la escritura instrumental, de carácter concertante y virtuosístico, alcanza un milagroso refinamiento en los aéreos scherzi, mientras que la armonía hace gala de un cromatismo rico y con voluntad expresiva, y la rítmica es incisiva y llevada por un espíritu hedonista. Estamos, pues, ante una música fantástica, pero es que la interpretación de los Diotima no le va a la zaga. Hasta ahora estábamos acostumbrados a escuchar a ras Adelaide (1723), Ezio (1728), Arianna in Naxo (1734) y Polifemo (1735) y de las serenatas Angelica (1720) e Imeneo (1726), todas ellas encuadrables en el virtuoso estilo de la opera seria napolitana de la época. Voz ligera, flexible, de timbre no especialmente bello, pero plena, con una tesitura de suficiente amplitud y una extraordinaria facilidad para la coloratura, Gauvin, que en algunos momentos abusa del vibrato, brilla tanto en los pasajes de agilidad, que están presentes en casi todas las arias del CD (peliagudo resulta, por ejemplo, ese juego de imitaciones con el oboe en Misera sventurata de la Arianna), como en los más expresivos; así, en el Si caro ti consola de la misma ópera combina recitado, declamación y lirismo con apreciable éxito y en Mentre rendo a te la vita de Angelica, se mueve entre sentimientos opuestos con una versatilidad expresiva más que notable. Alan Curtis acompaña con sobrada corrección con un Compleso Barocco que parece más pendiente de resaltar el lirismo que el drama de la música. Pablo J. Vayón esta formación en repertorios rigurosamente contemporáneos, por lo que es una grata sorpresa ver la soltura con la que se desenvuelven en el universo clásicorromántico de estas páginas. Sus versiones son teatrales en el mejor sentido de la palabra, irreprochables en la arquitectura y con ese color sensual propio de la mejor tradición gala. Difícilmente se embarcarán en una integral de los cuartetos de Onslow, pero tras la escucha de este disco no faltan ganas de que sigan profundizando en este repertorio. Juan Carlos Moreno RACHMANINOV: 6 Études-tableaux. MUSORGSKI: Una noche en el monte Pelado. Cuadros de una exposición. SA CHEN, piano. PENTATONE PTC 5186 355 (Diverdi). 2009. 67’. SACD. N PN El éxito internacional de dos fenómenos como Lang Lang y Yundi Li parece que ha provocado una virulenta fiebre por el piano en toda China. Un mercado monstruoso por su enormidad, con una cantera potencial de intérpretes que da vértigo y que las compañías discográficas no han tardado en explotar. Sa Chen es uno de los frutos de esa apuesta por el gigante asiático, aunque hay que reconocer que fenómenos como los arriba mencionados no se dan todos los días… Nuestra pianista puede vanagloriarse de una carrera sólida, cimentada en premios como el del Concurso Internacional de China o el Concurso Van Cliburn, y que la ha llevado a tocar bajo la dirección de batutas como Simon Rattle, Leonard Slatkin o James Conlon. Pero, al menos por lo escuchado aquí, es una artista con más 87 251-DISCOS 18/3/10 19:39 Página 88 D D I SI CS O C O S S RACHMANINOV-SCHUBERT dedos que sensibilidad. Es una acusación ya tópica en muchos intérpretes orientales, en los que la capacidad técnica es tan incuestionable como la frialdad mecánica de su aproximación a las partituras. Algo de eso pasa aquí. Chen sortea con nota las trampas de estos pentagramas, todos aquellos pasajes que requieren una mayor agilidad digital, pero a costa de que su discurso sea discontinuo y sin alma. Y cuando hablamos de música rusa, tan racial y pasional en el plano emotivo, o tan pictórica en su escritura, esas carencias pesan como una losa… Así, lo 6 Études-tableaux de Rachmaninov suenan saturados y confusos en la planificación, y extrañamente distantes en la expresión. En el caso de Musorgski, Una noche en el monte Pelado (página que se ofrece en una transcripción pianística de Konstantin Chernov) adolece de falta de discurso narrativo, tan esencial en una obra que evoca toda una sucesión de escenas. Y lo mismo pasa en Cuadros de una exposición, una lectura plana, neutra, que apenas logra transmitir la fantasía de estos pentagramas. Dedos sí, pero la música se ha quedado por algún lado… Juan Carlos Moreno RAMEAU: Obras completas para clave. PIETER-JAN BELDER, clave. MUSICA AMPHION. 3 CD BRILLIANT 93903 (Cat Music). 2008. 192’. DDD. N PE 88 P ieter-Jan B e l d e r empieza su integral de Rameau por las Piezas de clave en concierto que toca con dos miembros de su conjunto, Musica Amphion, el violinista Rémy Baudet y el violagambista Rainer Zipperling. Versiones de tempi rápidos y firme rítmica, lo que no obsta para que el fraseo se estire y se haga elegante y sinuoso en las piezas lentas (La Livri, La Cupis), aunque a algunas de las rápidas tal vez le sentara bien un punto de reposo (La Rameau). En el aspecto tímbrico, más de uno echará de menos la tradicional flauta. El violín de Baudet es en general agreste, pero expresivo, aunque en el Tambourin roza lo estridente. El resto de la integral lo forman las tres colecciones de 1705-1706, 1724 y 1726-1727, más La Dauphine, obra editada en solitario en 1747 con motivo del segundo matrimonio del Delfín, y Les petits marteaux, piececita de dudosa atribución, que es difícil escuchar en una integral dedicada al compositor. Belder emplea un instrumento copia de Blanchet de extraordinarias brillantez y potencia sonora, que suena agresivo en las piezas de más incisividad rítmica (y piezas como La Joyeuse, La Triomphante o La Dauphine o el acorde que cierra L’Égyptienne son buena muestra), pero que el clavecinista holandés sabe atenuar y modular de forma exquisita en las piezas más lentas y expresivas: Preludio y Allemande de las Piezas de 1705-1706 suenan con extraordinaria delicadeza, Les tendres plaintes es algo más rápida de lo necesario para provocar el embeleso de otras interpretaciones (legendario Leonhardt), pero el legato (o su sombra) sigue ahí, como en Les soupirs o en una Allemande de 1726-1727 de extraordinaria intensidad y afectuosa capacidad ensoñadora. Pablo J. Vayón RAUTAVAARA: Música coral. SCHOLA CANTORUM DE OXFORD. Director: JAMES BURTON. HYPERION CDA 67787 (Harmonia Mundi). 2010. 72’. DDD. N PN L a música para coro a cappella nunca ha sido el fuerte del octogenario Rautavaara; él mismo lo reconoce, aduciendo que la mayor parte de su catálogo coral surge a partir de comisiones alimenticias y que se trata por lo general de música derivada (A la sombra del sauce, por ejemplo, proviene de la ópera Aleksis Kivi). No obstante, sobre el papel nada tiene de desdeñable esta música para coro mixto tan limpiamente plantada e inventada sobre ambos bloques de tesituras. Una música que suena típicamente rautavaariana, al tiempo seráfica y atrabiliaria, romántica y torcida y que cristaliza con líneas muy marcadas las maneras cambiantes de su lenguaje (por la propia textura sonora del organum y la predilección del finlandés por las industrias corales simétricas y desbastadas). El disco facturado por Hyperion trae a colación unas obras que los rautavaarianos de pro han catado ya en las grabaciones domésticas del sello Ondine más un inédito de interés relativo (el navideño y tudo- José Luis Temes UN GRAN SINFONISTA REMACHA: Obra sinfónica completa. Alba. Sinfonía en tres tiempos. Homenaje a Góngora. Cartel de fiestas. Baile de la era. FILARMÓNICA DE MÁLAGA. Director: JOSÉ LUIS TEMES. VERSO VRS 2082 (Diverdi). 2009. 69’. DDD. N PN Una vez más, el sello Verso, y Temes al frente de la Filarmónica de Málaga, vienen a llamarnos la atención y a recordarnos que también en España ha habido (y hay) compositores sinfónicos dignos de interés. El caso que hoy nos ocupa es relevante y, al hilo de lo que este compacto nos ofrece, su recuperación era urgente y necesaria. No estamos ante una recuperación testimonial ya que la calidad de la interpretación es, como es habitual, inmejorable por rigor y musicalidad, y además Remacha no fue un compositor sinfónico ocasional, pues en él advertimos a un auténtico maestro a pesar de haber escrito tan poco en este campo y de haberlo hecho en momentos puntuales —década de 1920 y entre 1946 y 1951. Cabe recordar en este sentido que no se han incluido en este disco las obras concertantes ni, obviamente, el Preludio en homenaje a Arbós, datado en 1934 y perdido. El ascendente raveliano se manifiesta claramente en la todavía juvenil Alba mientras que cierta influencia del neoclasicismo de Stravinski resulta evidente en la Sinfonía en tres tiempos, a pesar de ser una y otra obras muy personales. En riano Our joyful’s feast, 2008). A través de este ojo de buey podemos apreciar cómo el “sonido Rautavaara” (ese neorromanticismo transtonal, ascético y crispado) se adensa y depura en el tiempo y cómo responden sus temas habituales (la biografía histórica, la pasión lorquiana, la mitopoética de los ángeles) en un entorno puramente canoro. La demarcación (estilística) entre unas obras y otras, salvando la diferencia estética que procuran las vueltas de su lenguaje, nos la brinda el contraste entre lo sacro (Canticum Mariæ virginis, Magnificat, Our joyful’s feast) y lo profano (Suite de Lorca, Canción de nuestro tiempo, A la sombra del sauce, Die erste Ele- ambos casos se trata de creaciones de entidad y dignas de un músico realmente poético y, por lo tanto, muy atractivo. En la línea de la Sinfonía en tres tiempos está el luminoso Homenaje a Góngora, acaso más abiertamente dieciochesco y de gran colorido. Ya posteriores a la guerra civil y cercanas a un cierto nacionalismo musical y de claro carácter festivo y evocador, están las dos composiciones que cierran el disco. No se trata de piezas menores aunque pueda parecerlo si se comparan con las anteriores. En ellas apreciamos a un compositor tan inquieto y personal como lo era años antes y en otras circunstancias —recordemos que, como muchos otros, Remacha vivió la época franquista en un práctico exilio interior— y, si se le escucha con la atención que merece, puede ser tan “moderno” y original como en las obras precedentes. Una vez más, una iniciativa de Verso merece el más entusiasta de los aplausos, unos aplausos extensibles, por supuesto, a Temes y a la extraordinaria orquesta. Bravo. Josep Pascual gie), ámbitos en los que unos y otros atributos de la lengua rautavaariana concurren de forma excluyente: si las arquitecturas modernistas del repertorio profano resultan flexivas y promiscuas (armonías pentatónicas, efectos dinámicos de contraste, invenciones onomatopéyicas, temas dodecafónicos…), como atestigua a lo largo la apocalíptica Canción de nuestro tiempo (1993) o la sinóptica Suite de Lorca (1972), el sacro retoma la tradición de oficios y campanas con unos humores armónicos más retraídos y estáticos y unos intercambios polifónicos veladamente consonantes donde la gravedad del discurso se impone a los medios de fonación. 251-DISCOS 18/3/10 19:39 Página 89 D D I SI CS O C O S S RACHMANINOV-SCHUBERT Escuchamos, por ejemplo, cómo en el Magnificat (1979) la alternancia de los pasajes cavernarios en pedal para bajos y las alturas ígneas de las sopranos diluyen el interés del registro medio mientras que en el lóbrego A la sombra del sauce (1999) o en Die erste Elegie (1993) la actividad acórdica induce al retorcimiento armónico. La Schola Cantorum de James Burton canta que da gusto. Mientras que los coros finlandeses tienden, por lo general, al engrosamiento y a la tupidez en el empaste, los oxonienses cuidan el perfilado de cada sílaba (si bien en las páginas lorquianas su español deja que desear, sonando a una especie de spanglish arcaísta) aunque la toma de Andrew Mellor, que prestigia un sonido nivelado y pastoso, con poco reborde, rebaje la potencia de su fraseo. David Rodríguez Cerdán ROREM: On an Echoing Road. THE PRINCE CONSORT. Piano y director: ALISDAIR HOGARTH. LINN CKD 342 (LR Music). 2009. 57’. DDD. N PN E sta sección de discos le ha dedicado atención a unas cuantas obras importantes del estadounidense de Richmond (Indiana) Ned Rorem (1933) a medida que llegaban registros suyos. Hemos hablado de su trío Spring Music, de tres sinfonías, de tres obras concertantes, y desde luego de sus canciones. Rorem domina lo vocal, y la línea de estas veintinueve piezas son de un cantabile lírico deliberadamente bello, pero también cómodamente bello; es natural en Rorem escribir así, le sale sin especial esfuerzo, porque Rorem no quiere ser sino Rorem. Que estrenó hace dos o tres años su ópera On the town, a partir de la conocida pieza teatral de Thornton Wilder. Estas veintinueve canciones provienen de épocas muy distintas de su vida, y el Prince Consort les da una continuidad que suena a natural (por decirlo así), que tiene una lógica perfecta de recital lírico. Es un ciclo que proviene de varios ciclos de canciones, y que progresa no en el tiempo, sino en el enriquecimiento de efectivos (solo, dúo, trío, cuarteto vocal…). Es un resumen, un balance, con título de una canción a dúo de Rorem (On an Echoing Road), y esta nueva síntesis aparece como una obra nueva; no inaudita, no inédita, porque se reconocen los materiales; sino algo de nivel superior a partir de lo ya existente. El canto es aquí de sala de conciertos, pero con un sonido popular, a veces cercano a lo ligero, a menudo evocador de viejas baladas y tonos folclóricos. El equipo vocal es excelente, con Anne Leese y Jennifer Johnston, exquisitas soprano y mezzo; con la voz ambigua y espléndida del contratenor Tim Mead, con los excelentes Andrew Staples y Jacques Imbrailo, tenor y barítono. Son el magnífico grupo británico The Prince Consort, animado por el pianista Alisdair Hogarth (¡Hogarth!). Rorem suena, con ellos, como los viejos cantos de John Dowland. Acaso no sea que la música de Rorem pertenece al pasado, sino que esta selección y lectura evocan una dimensión importante, la intemporal, de su aportación sonora. Es su camino de sonidos, su Echoing Road. Santiago Martín Bermúdez ROSSI: Las canciones de Salomón y música instrumental. PROFETI DELLA QUINTA. ENSEMBLE MUSCADIN. Clave, órgano y directora: ALENA HÖNIGOVA. PAN PC 10214 (Diverdi). 2008. 59’. DDD. N PN S alomone Rossi (c. 1570-c. 1630) fue un compositor nacido en Mantua, donde vivió y trabajó toda su vida. Era también violinista y como tal estuvo al servicio de los Gonzaga, en cuya corte ducal hubo de conocer forzosamente a Monteverdi. Como se comenta en el librillo, quizás la coincidencia en la misma ciudad con el gran Claudio, Ludovico da Viadana, Giaches de Wert y Govanni Gastoldi haya sido causa de que su abundante e interesante obra siga siendo bastante desconocida, aunque la argumentación no parece tener mucho peso. Además de seis libros de madrigales y uno de canzonette, Rossi compuso también otros varios de música instrumental de cámara (sonate, sinfonie, galliarde, etc.) cuatro de los cuales publicó en Venecia en 1607, 1608, 1613 y 1622. Pero lo más distintivo de Rossi procede de su condición de judío, habitante del gueto de Mantua, que compatibilizó la escritura de música gentil con la destinada a la sinagoga, música ésta exclusivamente vocal y en un estilo antiguo si se le compara con el de su música de cámara. En este campo, su aportación básica es la recopilación en lengua hebrea titulada Hashirim Asher Lish’lomo (Canciones de Salomón), que hizo publicar en Venecia en 1623. Conviene aclarar que su título no hace referencia al rey bíblico, sino a su propio nombre, a sus propias obras. En la presente grabación se intercalan cantos pertenecientes a esta recopilación con obras instrumentales contenidas en los libros de sonatas o sinfonías. Rossi fue uno de los primeros en escribir sonatas en trío para dos instrumentos y un bajo continuo, la mayoría para dos violines y chitarrone. El Ensemble Muscadin se toma la libertad, justificada en prácticas de la época, de reemplazar el segundo violín por otros instrumentos como la flauta dulce o la corneta y utilizar un continuo bastante más variado a base de viola da gamba, violone, tiorba o guitarra barroca y clave u órgano, lo que enriquece bastante la interpretación. En cuanto a la parte vocal, es el conjunto israelita Profeti della Quinta, formado por cinco voces masculinas el que nos ofrece los cantos de Salomón seleccionados, en una interpretación que suena de forma muy convincente. En conclusión, un disco muy notable. José Luis Fernández ROSSINI: Album pour les enfants adolescents. ALESSANDRO MARANGONI, piano. NAXOS 8.572315 (Ferysa). 2008. 65’. DDD. N PE O tro nuevo capítulo dedicado por Naxos a la obra pianística rossiniana, enmarcada en los llamados Pecados de vejez, de la que ésta forma parte dentro del volumen V. Tarea en la que Marangoni se va haciendo imprescindible. El pianista italiano sabe extraer el jugo, a veces más oculto que evidente, regulando astutamente el sonido, destacando los contrastes, exponiendo claramente sus líneas, descubriendo las ideas y los climas, de estas páginas que a medida que se va repitiendo su escucha parecen más inteligentes sus planteos, más moderna su concepción, más rico su contenido. El Rossini más juguetón surge en el nº 3, Saltarello a la italiana; el más innovador en el nº 8, Prélude convulsif; el más exquisito en el nº 10, Ouf! Les petits pois; el más irónico en Impromptu anodin, el nº 6; el más pintoresco en el 4, Prélude moresque o el más burlón nº 9, el dedicado a la laguna veneciana al finalizar 1861, obviamente, una especie de primero desganada y luego cristalina barcarola. Mientras, el nº 5, Valse lugubre, parece un guiño cariñoso a Chopin. Ni que decir tiene que estas joyitas, con una media la mayoría en torno a los cinco minutos de duración, adquieren su auténtico valor y sentido en el teclado de Marangoni. Este es el mejor y más justo elogio que se le puede hacer. Fernando Fraga SCHUBERT: Impromptus D. 899 y D. 935. ALEXEI LUBIMOV, fortepiano. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT100102 (Harmonia Mundi). 2009. 66’. DDD. N PN Alexei Lubimov tiene una biografía tan variada como apasionante, que empieza donde otros colegas y compatriotas ilustres: en la clase de Heinrich Neuhaus, pero que culmina en encuentros con los Kuijken y la pasión por los instrumentos de época, pasando por los correspondientes “castigos” de la KGB por interpretar y favorecer la música de vanguardia. Lubimov ha registrado anteriormente música de fortepiano para la extinta Erato, y ha estado desde 2004 buscando unos instrumentos que cumplieran sus expectativas para registrar los Impromptus schubertianos. Los encontró finalmente en la colección de Edwin Beunk en Enschede (Holanda): un Matthias Müller de 1810, completamente reconstruido y restaurado por Beunk, y un Schantz de 1830, para la segunda serie de Impromptus. Poco que oponer a los instrumentos, ambos de bello y dulce timbre, aunque se podía y debía haber ajustado mejor la afinación, especialmente en algunas de las notas más agudas. Lubimov posee la excelente técnica que uno espera de los discípulos de tan magnífica escuela, e interpreta a Schubert con elegancia, buen sentido cantable y notable aliento romántico en las páginas más 89 251-DISCOS 18/3/10 19:39 Página 90 D D I SI CS O C O S S SCHUBERT-STORAGE fronterizas (así el D. 935, nº 3). Sin embargo, uno echa de menos cierta emotividad, esa nostalgia tan schubertiana, especialmente en las páginas más maduras. Lubimov da la sensación por momentos de quedarse un tanto en la superficie del asunto. Instantes como el inefable D. 899, nº 3 o la sección central del D. 935 podrían haber sido cantados con bastante más emotividad. Por poner un ejemplo de contraste, sin salirse del ámbito históricamente informado, Badura-Skoda sabe captar muy bien esa atmósfera, sea en instrumentos de época (su grabación de los Impromptus para Astrée) o en pianos modernos. Tanto Lubimov como él se sitúan por encima del más virtuoso pero decididamente menos interesante Melvyn Tan (EMI). Sin embargo, entre Lubimov y Badura-Skoda es el vienés quien más acierta con el clima y carácter de esta hermosa música. Rafael Ortega Basagoiti SCHUMANN: Sonatas para violín y piano nºs 1 y 2. In der Fremde. Aus den hebräischen Gesängen. Widmung. Abendlied. LINUS ROTH, violín; JOSÉ GALLARDO, piano. CHALLENGE CC72341 (Diverdi). 2007. 62’. DDD. N PN 90 E n la entrevista que se publica en el cuadernillo de este disco, el violinista Linus Roth afirma que sólo empezó a entender a Schumann y a sentir la necesidad de implicarse más con su música después de leer sus cartas y diarios. El pianista José Gallardo, en cambio, asegura que lo que siempre le ha fascinado del compositor ha sido la pasión que destilan sus obras. Se trata, pues, de dos intérpretes a los que no hay que convencer de la calidad de estas sonatas, y por eso puede sorprender la timidez y contención con la que se embarcan en este proyecto, tanto más curiosa porque por lo general los violinistas evitan estas páginas por demasiado excéntricas y por no darles ocasión de lucirse. O se empatiza con ellas o quedan como algo totalmente extraño. Por eso sorprende esa distancia un tanto aséptica de las versiones. Son correctas, pero en lugar de apostar por el componente expresivo se quedan en la superficie, buscando el detalle, el equilibrio y la belleza del sonido, pero sin arriesgar. Como complemento, tres arreglos de canciones realizados por esta pareja de intérpretes, más otro, Abendlied, firmado por Joseph Joachim, en los que los planteamientos de Roth y Gallardo adquieren un relieve más convincente. Pero no dejan de ser propinas. Juan Carlos Moreno SCIARRINO: 12 Madrigali. NEUE VOCALSOLISTEN STUTTGART. COL LEGNO WWE 20287 (Diverdi). 2008. 39’. DDD. N PN Tras la decepcionante Sui poemi concentrici, llega rápidamente al mercado una nueva grabación de Salvatore Sciarrino, en este caso, una obra no menos ambiciosa que aquella, pero de resultados mucho más convincentes. Los Dodici Madrigali, de 2007, rezuman el refinamiento típico de este autor, pero, además, dejan la impresión de ser una de las obras mejor acabadas formalmente del compositor de Palermo. Dicho esto, es pertinente preguntarse si el manierismo en el que se encuentra Sciarrino (un virtuosismo exacerbado, necesidad de diálogo con materiales del pasado) no es, en realidad, un camino sin salida. Parece haber abandonado Sciarrino la sonoridad casi nihilista de piezas dramáticas de la primera época, como Un immagine d’Arpocrate, o las de resonancia feldmaniana, las que, justamente, compusiera para conjuntos instrumentales en los años 80 y 90 (Lo spazio inverso, Introduzione all’oscuro). Los silencios y timbres tenues, inquietantes, de aquellas obras han dado paso, en estos 12 Madrigali, a un recurso a las formas del manierismo típico de la Italia de alrededor de 1600, que hace pensar que estamos ante un autor al que importa ahora, sobre todo, la perfección formal en lugar de la expresión que delataba Lo spazio inverso, que proponía un tipo de escucha activo, especie de revulsivo a la manera del mejor Nono o el existencialismo de Feldman. Irreprochables objetos sonoros, en su inmaculada organización, los 12 Madrigali proceden de una grabación en vivo en Salzburgo, con lo que se justifica la discreta toma de sonido (saturación puntual de las voces), a cargo de un grupo especialista en estos repertorios, los Neue Vocal- Stile Antico APOTEOSIS CORAL INGLESA SHEPPARD: Media vita y otras obras litúrgicas. STILE ANTICO. HARMONIA MUNDI HMU 807509. 2009. 70’. DDD. N PN Uno de los grupos corales de moda, el que forman los jóvenes de Stile Antico, se acerca a la figura de John Sheppard (c. 1515-1558) a través de su obra más conocida, la monumental antífona cuaresmal Media vita in morte sumus, que ofrece junto a otra obra de dimensiones colosales, el responsorio Gaude, gaude, gaude Maria, un Te Deum y diversos himnos ingleses, de los cuales Haste thee, o God ha sido atribuido también a otros compositores. Las obras latinas están escritas a seis voces (el Te Deum en un característico estilo alternatim), con riquísimo tratamiento contrapuntístico a partir del canto llano, mientras que en las piezas inglesas domina un estilo más homofónico y un tratamiento silábico, aunque The Lord’s Prayer se apoya también en una formidable arquitectura a cinco voces. Stile Antico representa a la perfección la apoteosis del sonido británico, brillantísimo, empastado, afinado, poderoso, de una belleza y una redondez indudables, pero en solisten, quienes defienden de modo admirable una obra compuesta en espejo a partir de haikus del japonés del siglo XVII Matsumo Basho. Los poemas se presentan en dos versiones diferentes que comparten un mismo material, de manera que la primera parte se refleja en la segunda, con lo que el receptor posee, así, dos perspectivas distintas. El tejido vocal es típico de Sciarrino, con abundancia de líneas estáticas, sólo salpicadas por estallidos y chasquidos que vienen a perturbar la calma reinante. Un Sciarrino clásico, a la espera de que, en lo sucesivo, pueda sorprender de nuevo. Francisco Ramos SHOSTAKOVICH: Tríos opp. 8 y 67. Siete romanzas con poemas de Alexander Blok op. 127. TRÍO DE PARMA. JULIA KORPACHEVA, soprano. STRADIVARIUS STR 33706 (Diverdi). 2005. 63’. DDD. N PN sus maneras hay también un cuidadoso tratamiento de los matices dinámicos (que alcanza una extraordinaria variedad en la obra central del CD), una atención indudable a la claridad de las texturas, en general muy notable, y ello pese al típico desequilibrio hacia las sopranos, y un entendimiento audaz de los detalles retóricos, que quedan marcados visiblemente en la apreciable diferencia de carácter entre la potente luminosidad de Gaude, gaude, gaude Maria y el tono más introspectivo y oscuro de Media vita, que suena en una interpretación cargada de emoción y hondura. La transparencia resulta especialmente destacada en las piezas inglesas, en las que la claridad del texto pasa a un primerísimo plano. Pablo J. Vayón Al cada vez más conocido Trío op. 8 de Shostakovich este disco le añade el conocidísimo y celebrado Trío op. 67, obras de 1923 y 1944. Felizmente, hay algo que añadir, una obra de la última época, la secuencia de Siete romanzas de poemas de Blok, de 1967. El añadido se debe a que el acompañamiento de la voz de la soprano corre a cargo de un trío con piano, con lo que el Trío de Parma consigue un programa de calidades de partida muy distintas, que van desde la maestría precoz del Op. 8 (el compositor cumplió 17 años en 1923) hasta la pasmosa serie de cantos de 1967; pasando, claro, por una obra de plena madurez como el Op. 67. A ese gran nivel de partida hay que añadirle las interpretaciones del Trío de Parma, que llegan a lo asombroso en determinados momentos, ya desde los más ágiles del Trío op. 8. 251-DISCOS 18/3/10 19:39 Página 91 D D I SI CS O C O S S SCHUBERT-STORAGE Jenny Lin SHOSTAKOVICH, EL BACHIANO SHOSTAKOVICH: 24 Preludios y fugas op. 87. JENNY LIN, piano. 2 CD HÄNSSLER 98.530 (Gaudisc). 2008. 142’. DDD. N PN Aquí tenemos de nuevo una integral del Shostakovich más clásico. Ese Shostakovich que le rinde tributo a Johann Sebastian en un monumento formado por miniaturas. Ese Shostakovich que nada parece tener que ver con los dramatismos de la Quinta, la Séptima, la Octava, la Décima… y con tantas piezas orquestales, vocales o camerísticas de este inmenso compositor que crece y crece con los años. Parecía hace no demasiado tiempo que el Op. 87 de Shostakovich era algo para escaso público y para pocos, muy El acompañamiento a Korpacheva es de una intensidad realmente teatral. La voz de Julia Korpacheva tiene un matiz infantil, y se manifiesta lo mismo en un perfecto filato que más que virguería belcantista es traducción del misterio (Canción de Ofelia) que en un canto exaltado (Tempestad). Es ésta una de las más bellas y conmovedoras interpretaciones posibles de esta hermosa secuencia vocal. El disco se cierra con el Op. 67, que el Trío de Parma traduce con agilidad, sin respiro; sobre todo en el segundo movimiento, Allegro con brio; y con la excepción, claro está, de esa página de encendido lirismo que es el Largo. Para llegar a algo parecido a la apoteosis en el Allegretto final, el movimiento más completo, más elaborado y de mayor duración, el que, como a menudo en este compositor, contiene una alegría aparente que no disimula demasiado una crispación terrorífica; aquí, una especie de danza macabra. En fin, otra referencia espléndida de estos dos Tríos de Shostakovich y de sus Romanzas de Blok. Santiago Martín Bermúdez SHOSTAKOVICH: Sinfonías nºs 1 y 15. ORQUESTA DEL TEATRO MARIINSKI. Director: VALERI GERGIEV. MARIINSKY SACD MAR0502 (Harmonia Mundi). 2008. 76’. DDD. N PN D ecididamente, el sello Mariinsky sigue adelante. Y ahora Gergiev nos obsequia con el pocos intérpretes. Esos intérpretes se multiplican ahora, se dan el relevo generacional, y llegan en fin pianistas como Jenny Lin, taiwanesa de origen, nacida en 1973 (aunque hay que advertir que, por alguna razón, las notas de este CD nada nos dicen de todo esto); en 1973, a nuestro compositor le quedaban sólo dos años de vida. Lin elabora su Shostakovich como la obra de un clásico que ya no está, un compositor cercano en el tiempo pero cuya trayectoria ha concluido, mientras que el relevo de generaciones llega en pianistas como ella. La elegancia, la gracia y cierto sentido de danza-marcha caracterizan la secuencia de Jenny Lin, cuyos Preludios y fugas de Shostakovich se pueprincipio y el final de la pasmosa biografía sinfónica de Shostakovich. ¿Es un proyecto de integral o al menos de una antología? Podemos comparar ambas obras y deducir lo que ya saben muy bien los aficionados: que el estilo de Shostakovich es el mismo de principio a fin, con la Primera Sinfonía: ese Lento (tercer movimiento), y ese Lento-Adagio en medio del movimiento de cierre, líricos y desolados; mas también con los allegros chirriantes. Pero ese estilo cobra con el tiempo una densidad que la Primera Sinfonía del demasiado joven Dimitri desconoce aún. Gergiev propone a continuación esa intensa sinfonía final, que no es precisamente la más dramática, ni la más lírica, ni la más terrorífica, pero que entrevera citas y guiños dentro de un discurso de gran intensidad. Hay mucho dicho, interpretado, grabado en este repertorio. ¿Se justifica esta nueva incursión? Creemos que sí, que se trata de dos lecturas de las que prometen. De las que dan lo que plantean, esto es, un par de sinfonías entre quince, y las dan con rigor, con emoción, con contrastes inquietantes, con belleza. Pero es difícil abstraerse, es difícil no pensar en la posible continuidad que Gergiev y su orquesta teatral tienen todo el derecho a plantearse. Sólo que eso sería una empresa a largo plazo. Por el momento, cum- den colocar sin menoscabo junto a las referencias ya existentes (cada día son más, quién iba a sospecharlo), como las de Nikolaieva, Petrushanski o Jalbert. Lin retrata a un clásico mirándose en el espejo de otro clásico, lejano éste mas entrañable. Lin retrata el estudio, la distinción, lo apolíneo de Shostakovich, el otro y el mismo; y plen con creces con estas dos entregas. Pocas veces oirán ustedes la Primera así. Así de poderosa, intensa y rica. Santiago Martín Bermúdez SOROZÁBAL: Juan José. MANUEL LANZA (Juan José), ANA MARÍA SÁNCHEZ (Rosa), JOSÉ LUIS SOLA (Paco), MAITE ARRUABARRENA (Isidra). SINFÓNICA DE MUSIKENE. Director: JOSÉ LUIS ESTELLÉS. MUSIKENE 7 (Diverdi). 2009. 109’. DDD. N PN E sta grabación —como los conciertos de estreno de la obra a los que sigue— cumple con una obligación de servicio cultural ineludible: la del conocimiento y valoración de nuestro patrimonio histórico. Por desgracia, la mantenida lucha de los años finales de Sorozábal por ver escenificada esta ópera era una causa destinada al fracaso, porque Juan José contiene una música, si no muerta, agonizante al nacer. Su pretensión operística, impregnada de verismo, no traspasa la mayor parte de las veces el nivel de una zarzuela grande trascendida. Los parlamentos son ramplones y desde luego funcionan mucho mejor las expansiones líricas —la de ¡Adentro! de Paco, o Del presidio se sale, dúo de Juan José y Paco—, o la pintura urbana de Escena, Habanera y Mazurca del segundo acto. hasta ciertos detalles de estatuaria, de hieratismo. Si comparamos duraciones y tempi, resulta que Lin le saca mucha ventaja a Nikolaieva y a Petrushanski, porque no se extasía ante cada pieza ni la trata con mimo o con subjetividad, sino que acelera el tempo, sin echar nunca a correr, en una actitud claramente antirromántica. En fin, una referencia nueva y espléndida de las veinticuatro piezas dobles para piano solo en que Shostakovich parecía ser otro; cuando, en realidad, era el que le daba sustento, base, suelo firme al “Shostakovich de siempre”. Y todo en una interpretación rica, refinada, tensa, bella: ¿la más bachiana? Santiago Martín Bermúdez La aparición de la guitarra en la Escena de la carta no deja de presentar ecos de la participación del cantaor de La vida breve. Pero es que el libreto del propio Sorozábal a partir del drama de Dicenta —de inoportunidad suprema hoy día, un asesinato por celos— es sumamente problemático, pues en su deseo de realismo social abundan las lindezas de “¿Crees que me chupo el dedo?” (En primer lugar, dúo de Isidra y Rosa), que además plantean ocasionalmente una casi imposible adecuación de música y prosodia. La ascensión del drama no llega a cuajar musicalmente y sólo la larga escena final del acto segundo cobra algo de fuerza en este aspecto. En el número de cierre de la ópera puede comprobarse que, pese a algún tópico, Sorozábal conocía bien las necesidades de la orquesta. La versión defiende muy bien la partitura, con excelentes prestaciones de Lanza, Sánchez, Sola y Arruabarrena en los papeles principales y más que aceptable trabajo general de los restantes. Estellés tiene pulso y nervio y saca adelante la difícil empresa. Ojalá nos equivoquemos, pero esta primera salida a la luz de Juan José es muy probable que sea la última. Enrique Martínez Miura STORACE: Obras para clave y órgano. JÖRG HALUBEK, clave y órgano. CPO 777 444-2 (Diverdi). 2006. 73’. DDD. N PN 91 251-DISCOS 18/3/10 19:39 Página 92 D D I SI CS O C O S S STORAGE-TELEMANN L a información que suministra el encabezamiento de esta publicación conteniendo capricci, toccate, canzoni, etc., como corresponde a su título, es todo lo que sabemos de Bernardo Storace: “Selva di varie compositioni d’intavolatura per cimbalo ed organo …di Bernardo Storace Vice Maestro di Cappella dell Illmo. Senato della Nobile ed Esemplare Città di Messina. Venezia 1664”. ¿Era siciliano, era veneciano o de cualquier otra región de Italia? Fabio Bonizzoni, que es profesor en el Conservatorio de Trapani (Sicilia), grabó para Glossa una selección de las composiciones de Storace que se encuentran en dicha publicación veneciana, pero eso mismo hace ahora el alemán Jörg Halubek en CPO, así que no se pueden tener en cuenta pistas falsas. Sin duda, ambos lo hacen motivados exclusivamente por el interés que presenta la obra de Storace, independientemente de su lugar de nacimiento. Cuarteto Kocian DE LO MEJORCITO SMETANA: Cuarteto nº 1 “De mi vida”. SIBELIUS: Cuarteto de cuerda op 56 “Voces intimæ”. Andante festivo para cuarteto de cuerda JS 34a. CUARTETO KOCIAN. PRAGA PRD/DSD 250257 (Harmonia Mundi). 2009. 61’. DDD. N PN Desde los primeros ataques de apertura del Cuarteto de Smetana comprendemos que esto es una cosa muy seria. Algo que va a emocionarnos, a inquietarnos, a sorprendernos. Algo así, o no muy lejos en este Appassionato. Pero ¿es posible una polka más doliente que la de este segundo movimiento? ¿Y un Largo sostenuto más intenso, más penetrante? Nunca me pareció que esto fuera de veras un Largo, y ahora me parece un Andante que se permitiera ser Adagio a veces, y con moto en ocasiones. El Vivace de cierre es agilísimo, lo sabemos, pero en este caso esa agili- dad es un vuelo, una danza perpetua que se desliza por la pista imaginaria de un anhelo que se emociona, aunque se diría que para no saciarse nunca; y, como nos indican esos “respiros” lentos que llevan al cierre, para saberlo, también para saberlo. Magistral este Smetana. El Kocian ha elegido el Primero, claro está. El Segundo, como sabemos, es el “desequilibrado”, por decirlo de algún modo por cómo ha quedado como pieza en rigor no concluida. Una lectura como ésta del Primero nos permite no echar de menos el Segundo. Después de esto, el Cuarteto de Sibelius puede saber a poco porque no es tan teatral, tan dramático. Es de otra índole, y no es que sea ni mucho menos una pura abstracción en cinco movimientos. Hay que cambiar de código. De “chip” se dice ahora. Paren después del Vivace final de Smetana. Y sigan al cabo de un rato con el Andante-Allegro que comienza el Op. 56, “Voces íntimas”, del incomparable Sibelius. Reconoceremos a esta espléndida formación, el Kocian, por su virtuosismo, por su capacidad de darle intensidad, de ser penetrantes, incisivos, emotivos. Aunque estemos en otros mundo, menos evidente, más sugerido. Como propina, los casi cinco minutos del Andante festivo de Sibelius. Un disco de lo mejorcito. Santiago Martín Bermúdez Walter Weller, Fabio Luisi HORAS STRAUSSIANAS STRAUSS: Burleske para piano y orquesta en re menor. Ein Heldenleben op. 40. PLAMENA MANGOVA, piano. ORQUESTA NACIONAL DE BÉLGICA. Director: WALTER WELLER. FUGA LIBERA FUG546 (Diverdi). 2008. 68’. DDD. N PN Don Juan op. 20. Desde Italia op. 16. Don Quijote op. 35. JAN VOGLER, violonchelo. STAATSKAPELLE DE DRESDE. Director: FABIO LUISI. 2 CD SONY 88697435542 (SonyBMG). 2003-2008. 104’. DDD. N PN Estupendas las casi tres horas de música straussiana que nos deparan estos dos álbumes. Walter Weller es capaz de compensar con maestría personal el escaso brillo de la orquesta belga. En Ein Heldenleben la vivacidad rítmica y la amplitud de su lectura consiguen ser reflejo suficiente de la densidad cromática vertida en la partitura. Podría exigírsele mayor transparencia en los masivos tutti —por ejemplo, las secciones 32 o 37, en las que no se logra escuchar con suficiente claridad todas esas líneas de tejido— pero cierto es también que la toma sonora no está por completo de su 92 parte. El trabajo de Weller, tan atento al aliento general del fraseo como al encaje milimétrico, luce muy especialmente en dos puntos que resultan magníficos: el cuidado con el que trata el gran pasaje con violín solista y la resolución del conflicto de la fabulosa batalla. Ahí, su Festes Zeitmass resulta de una acidez mordiente que recuerda irremediablemente a ese gran Prokofiev que el músico alemán sabe también cocinar. Pero, sin duda, la gran sorpresa de este disco la hemos encontrado en la Burleske para piano y orquesta. Esta página de naturaleza rapsódica obtiene una traducción excelente, empezando por el trabajo solista de Plamena Mangova y terminando por la labor de captación de unos técnicos que, a diferencia de lo hecho en la obra anterior, aquí sí firman un resultado sobresaliente. La pulcritud, la fantasía y la ardorosa entrega de Mangova sobre el teclado, así como la respuesta colorista y sanguínea que encuentra en la batuta, son captadas con todo lujo de detalle, dejándonos uno de los mejores registros disponibles de una obra que no ha gozado de especial consideración discográfica. A continuación, en el álbum Sony, nos encontraremos con un monográfico de muchísimos quilates. Uno no sabría decir qué es mejor, si el soberbio trabajo de la Staatskapelle de Dresde o el rigor y la plenitud que demuestra Fabio Luisi. El programa abarca tres de los pilares orquestales del compositor ale- mán, en los que orquesta y director firman un resultado que nada tiene que envidiar a las grandes referencias de este repertorio. Luisi mantiene cada uno de los parámetros bajo control, permitiéndose ese algo tan difícil de hacer en Strauss que consiste en hacernos creer que nada de lo escrito resulta superfluo en partituras tan abrumadoramente pobladas. Los de Dresde, por su parte, resisten bien los muchos envites de la pluma straussiana, y son capaces de brillar con poderío. Magnífico trabajo también, que no debemos olvidar, el del violonchelista Jan Vogler en el Don Quijote que monopoliza el segundo de los discos. Y he aquí el aspecto que le roba al álbum la máxima calificación, pues igual que decimos una cosa, decimos también la otra: una ridícula duración de poco más de cien minutos es birlarle al aficionado más de un treinta por ciento de lo que se le puede ofrecer por lo que cuesta este álbum. Señores responsables de Sony: con todo respeto, ni los tiempos ni los bolsillos están para andarse con tonterías. Juan García-Rico 251-DISCOS 18/3/10 19:39 Página 93 D D I SI CS O C O S S STORAGE-TELEMANN Utiliza Halubek dos instrumentos italianos, un clave y un órgano conservados respectivamente en Württemberg y Stuttgart, entre los que reparte por igual las catorce piezas que aparecen en el disco. Dos son los tipos de obras que ha seleccionado entre las que Storace incluyó en su Selva: por un lado, las del tipo toccata o recercar, vinculadas más directamente con el estilo marcado por Frescobaldi y, por otro, las basadas en diversas variaciones sobre un basso de melodías o danzas por aquel entonces muy difundidas, como la romanesca, la folia o la spagnoletta. Un interesante disco que permite disfrutar de la bella música del un tanto enigmático compositor y comprobar una vez más cómo las formas van evolucionando a partir de la aportación de los grandes creadores, en este caso Frescobaldi, que parece pudo ser el primer inspirador de Bernardo Storace. José Luis Fernández TELEMANN: Conciertos y música de cámara. MUSICA ALTA RIPA. 5 CD MDG 309 1582-2 (Diverdi). 20032006. 313’. DDD. N PN Como era de esperar pero más deprisa que muchos otros intérpretes, Musica Alta Ripa ha metido en una caja los cinco volúmenes de su colección de conciertos y música de cámara de Telemann, un autor en el que hablar de integrales nunca será sólo arriesgado sino directamente imposible. Al menos de las entregas impares ya se ha dado noticia en estas páginas (véase SCHERZO, nº 185, pág. 94; nº 205, pág. 95). En la carpetilla del álbum recopilatorio se yuxtaponen tal cual los textos explicativos de cada uno de sus discos componentes. Por lo general, este grupo de Hanover (Alta Ripa en latín) fundado en 1984 consigue un encomiable equilibrio entre fidelidad estilística y vitalidad expresiva. Entre otros muchos ejemplos que se podrían citar, la sensible pero contenida fuerza rítmica con que el conjunto resuelve el Presto conclusivo del Concierto TWV 43:d2 (II/4) puede resultar cabalmente representativo a este respecto. El rendimiento de todos los solistas es de primer nivel, sólo ocasionalmente perjudicado por Claus-Peter Flor EL EQUILIBRIO ES MATIZ SUK: Asrael op. 27. FILARMÓNICA DE MALASIA. Director: CLAUS-PETER FLOR. BIS SACD-1776 (Diverdi). 2008. 60’. DSD. N PN Este disco contiene una nueva grabación de una obra cada vez más tocada, al menos en formato audio, la Sinfonía Asrael del checo Josef Suk. Y eso es importante, sin duda, sobre todo si se trata (como es el caso) de una interpretación de alto nivel. Pero también tiene considerable importancia el que nos llegue este registro desde Kuala Lumpur, con la todavía joven Orquesta Filarmónica de Malasia, que dio su primer concierto en 1998. Desde el comienzo de la temporada 2008-2009 su titular es el alemán de Leipzig Claus-Peter Flor, discípulo, entre otros, de Kubelík y de Kurt Sanderling. Maestro de foso y sinfónico, ClausPeter Flor enriquece el repertorio de las orquestas en que tra- baja. En este caso, con un conjunto formado por profesores de veinticinco países diferentes, incluye la amplia, ambiciosa Sinfonía Asrael, de letra y espíritu tardorrománticos, de inspiración sin duda mahleriana, la obra que comenzó Suk en 1904 al conocer la noticia de la muerte de su suegro, Antonín Dvorák, mientras él estaba de gira (la funesta noticia le sorprendió precisamente en España); la obra que seguiría y ampliaría cuando, un año después, murió su esposa, Otilka Dvoráková, hija del gran compositor checo. Esta obra ha sido frecuentada sobre todo por directores checos, compatriotas del compositor: Talich, Neumann, Kubelik, Belohlávek, Válek, aunque también Kiril Petrenko, Ashkenazi y Schneider. El resultado que consiguen Flor y esta orquesta, nada más estrenarse el maestro como titular (el registro es de septiembre de 2008) posee, como decía- mos, altura artística innegable. Flor plantea esta obra de una hora de duración, cinco movimientos y dos partes diferenciadas con un equilibrio entre el piano y el forte, lo dramático y lo lírico, lo luminoso y lo sugerido, que la convierten en una nueva referencia. El equilibrio es también matiz, y la secuencia es de un dramatismo medido, que sólo a veces cede a lo impetuoso, que siempre matiza y siempre sugiere. La verdad: una feliz sorpresa. Santiago Martín Bermúdez Arabella Steinbacher, Marek Janowski VIRTUOSISMO MADURO SZYMANOWSKI: Concierto para violín nº 1 op. 35. DVORÁK: Romanza para violín op. 11. Concierto para violín op. 53. ARABELLA STEINBACHER, violín. SINFÓNICA DE LA RADIO DE BERLÍN. Director: MAREK JANOWSKI. PENTATONE PTC 5186 353 (Diverdi). 2009. 72’. DDD. N PN La violinista Arabella Steinbacher ataca de nuevo, y continúa por el mundo eslavo. Ya hemos reseñado aquí sus modélicos Conciertos para violín de Shostakovich (Sinfónica de la Radio de Baviera, Andris Nelsons, Orfeo) y alguna que otra referencia de ese mismo envidiable nivel. Esta sensacional virtuosa alemana (de madre japonesa) va a cumplir veintinueve años en 2010, y sorprende no ya su habilidad, su virtuosismo, sino la madurez de sus propuestas. Debe de ser un síntoma de nuestro tiempo (un buen síntoma) que surjan por todas partes jóvenes violinistas femeninas de altura sorprendente. La sensualidad del Concierto de Szymanowski, que comienza como si fuera una pieza del grupo de los Seis y que alcanza una intensidad poderosa y penetrante, es buena prueba de aquella madurez. Pero también lo son las cimas que alcanza en el Concierto de Dvorák, del que hay mucha competencia (y no es que el Primero de Szymanowski esté huérfano de referencias, pero son muchas menos), en especial en ese momento lírico que Arabella transforma en mágico, el Adagio, movimiento central. La temprana Romanza op. 11, en el centro del disco, es una página amena que Arabella trasciende hacia una belleza no inaudita, pero no habitual en esta pieza de apenas doce minutos. Puede decirse que gracias a Arabella Steinbacher y al riguroso y ágil acompañamiento de Janowski y la Orquesta de la Radio de Berlín tenemos una nueva referencia para el Concierto de Szymanowski, esa página “desequilibrada”, y una de las mejores tomas posibles del de Dvorák. Santiago Martín Bermúdez 93 251-DISCOS 18/3/10 19:39 Página 94 D D I SI CS O C O S S TELEMANN-ZEMLINSKY algunas relegaciones a segundo plano en principio sólo achacables a los técnicos de sonido. La víctima más evidente de éstos es, en la Sonata TWV 42:d10 (V/5-8), la flauta dulce de Danya Segal, cuyo resarcimiento no tarda en producirse, concretamente en la Partia 5 TWV 41:e1 (V/2329). Las violinistas Anne Röhrig y Ursula Bundies están prácticamente impecables passim. En cometidos cuantitativamente menores, destaca el fagotista Michael McGraw, que en el Concierto TWV 52:F1 (II/5-8) demuestra no tener nada que envidiar a Segal en cuanto a agilidad; también el violonchelista Juris Teichmanis, de fraseo particularmente rico en matices en la Sonata TWV 41:D6 (II/13-16), y, por sus embelesadores timbres, el oboísta Hans-Peter Westermann, especialmente en la Obertura TWV 55:E2 (IV/5-12). Un bajo continuo siempre ajustado en sus ataques y con el punto justo de intensidad aporta una base constantemente firme a la que seguramente constituye la alternativa en la actualidad más recomendable como introducción a la música de cámara de Telemann. Alfredo Brotons Muñoz TELEMANN: Deus judicium tuum. HAENDEL: Dixit Dominus. YEREE SUH, INGRID PERRUCHE, sopranos; BRITTA SCHWARZ, contralto; MARKUS SCHÄFER, tenor; ARNAUD RICHARD, ALAIN BUET, bajos. ARSYS BOURGOGNE. HARMONIE UNIVERSELLE. Director: PIERRE CAO. ELOQUENTIA EL 0916 (Harmonia Mundi). 2008. 51’. DDD. N PN U na 94 excelente idea la de agrupar en un disco el salmo Dixit Dominus, compuesto por Haendel en 1707 durante su estancia en Roma, con el salmo Deus judicium tuum que Telemann escribió con motivo de su visita a París para ser interpretado en la sesión de Le Concert Spirituel del 25 de marzo de 1738. Dos compositores alemanes que muestran su capacidad para adaptarse a los estilos propios de los respectivos países y por ser el caso de Haendel mucho más conocido, tiene especial interés la muestra ofrecida de la habilidad de Telemann para acercarse a los modos del grand motet, tan característicamente francés. Se conservan 32 obras de Telemann en las que el prolífico compositor de Magdeburgo puso en música varios de los salmos de David, en muy diversos estilos. El compuesto para Le Concert Spirituel tiene como base el salmo LXXI, cuyo texto es de un carácter bastante más beatífico que el correspondiente al Dixit Dominus. La música de Telemann, escrita para solistas, coro y una parte instrumental integrada por dos flautas, dos oboes, violín, violonchelo y continuo, se adapta a las características del texto y posee una gran belleza formal; es una obra de madurez sin los impulsos dramáticos y la ampulosidad de la escrita por el joven Haendel en Roma por encargo del cardenal Carlo Colonna, bastante más exigente para los solistas vocales que lo demandado por la de su amigo Telemann. En fin, se trata de una obra de la que ya está todo dicho y de la que existen numerosas versiones discográficas. El conjunto instrumental Harmonie Universelle y el coro Arsys Bourgone, dirigidos por el solvente Pierre Cao prestan una notable interpretación de ambas pero en la que, como es bastante previsible, encontramos una cierta irregularidad en la contribución de los solistas, con notable para la contralto Britta Schwartz y el tenor Markus Schäfer. José Luis Fernández VERDI: Macbeth. SHERRILL MILNES (Macbeth), KARL RIDDERBUSCH (Banco), CHRISTA LUDWIG (Lady Macbeth), CARLO COSSUTTA (Macduff). CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA DE VIENA. Director: KARL BÖHM. 2 CD ORFEO C 7660821 (Diverdi). 1970. 132’. ADD. R PN A unque los grandes artistas pueden adaptarse a cualquier tipo de repertorio, siempre sus antecedentes marcan un enfoque de obras pensadas con otra mentalidad y sensibilidad. Este es el caso de este Macbeth, de 1970 en Viena, dirigido por Karl Böhm, que consigue un sonido impactante de los músicos vieneses, pero plantea una versión con unos tempi excesivamente contrastados, con momentos de una lentitud excesiva y otros de una rapidez cercana a la precipi- tación. Christa Ludwig es una gran cantante que ha triunfado en su especialidad, pero su voz es de mezzosoprano lírica, con lo que la densidad dramática que exige Lady Macbeth, le queda limitada, mientras que desde el punto de vista interpretativo se identifica suficientemente con el personaje malvado y ambicioso. El personaje de Macbeth es de una gran dificultad sicológica porque su ambición siempre está condicionada por su miedo. Sherrill Milnes es uno de los barítonos de la escuela norteamericana, pero no ha alcanzado la profundización interpretativa de sus maestros. Su visión está estudiada, plantea bien las escenas, pero le falta esa capacidad de diferenciación de cada una de las frases y situaciones. Del resto del reparto Carlo Cosutta hace un extrovertido Malcolm y Karl Ridderbusch un demasiado expansivo Banco. Albert Vilardell VIVALDI: Concerti da camera adaptados de La Stravaganza op. 4. LA PASTORELLA. Flauta dulce y director: FRÉDÉRIC DE ROOS. RICERCAR RIC 288 (Diverdi). 2006. 56’. DDD. N PN Un disco que se escucha con mucho agrado, pero que no deja de ser discutible. Su realización estriba en el deseo de los intérpretes de incrementar el escaso número de obras que Vivaldi escribió para la combinación de flauta dulce, violín, oboe y fagot acompañados por un bajo continuo, aproximadamente unas diez o al menos este número es el que ha sobrevivido. El propio Vivaldi recurrió en numerosas ocasiones a la adaptación para diferente distribución instrumental de conciertos concebidos inicialmente para violín y, como es bien sabido, esta práctica era cosa frecuente en la época, hasta alcanzar el tour de force que supone la versión para cuatro claves que Bach hizo del Concierto para cuatro violines op. 3, nº 10 de Vivaldi. Justificándose en esta antigua práctica, el flautista Frédéric de Roos y su conjunto La Pastorella han trascrito siete de los doce conciertos que integran su recopilación La stravaganza op. 4 para su grupo de instrumentos formado por flauta de pico, violín, oboe y fagot, alternando entre ellos el papel de solista, aunque la flauta dulce es la que se lleva más protagonismo. ¿Es necesario este proceder? Evidentemente, no, aunque tampoco sea reprochable, pues las adaptaciones siguen sonando totalmente vivaldianas y si no se estuviera advertido, a cualquier no especialista en la obra del cura pelirrojo le parecerían auténticas. Pero una cosa es lo que hace algún especialista como Pablo Queipo de Llano completando conciertos que han llegado incompletos a nuestros días o la notable reconstrucción de la totalidad de la ópera Argippo realizada por el checo Ondrej Macek tras encontrar la mitad de las arias que la constituían y otra son las adaptaciones que figuran en este disco, que no añaden nada al conocimiento de Vivaldi. En resumen, un pecado venial con el que se disfruta bastante, aunque no sabemos si hubiera obtenido la absolución del cura veneciano, aunque suponemos que sí, pues era bastante dado a ellos y a perdonarse otros más graves, aunque de otra índole. José Luis Fernández VIVALDI: Las cuatro estaciones. REBEL: Los elementos. MIDORI SEILER, violín. AKADEMIE FÜR ALTE MUSIK DE BERLÍN. HARMONIA MUNDI HMC 902061. 2009. 65’. DDD. N PN Misma asociación de obras y mismos intérpretes que Harmonia Mundi presentara ya en DVD con la filmación de un concierto coreográfico celebrado en Berlín en 2008 (ver SCHERZO nº 246), pero toma sonora diferente, realizada en estudio en septiembre de 2009. La visión de las obras no varía demasiado ni en carácter ni estilo, pero la ejecución resulta aquí mucho más ajustada y precisa. En cualquier caso, El caos de Los elementos suena ahora más agresivo, con más énfasis en su carácter disonante, y el sentido danzable de algunos otros números de la obra de Rebel resulta también más subrayado. En cuanto a Vivaldi, la interpretación, con un conjunto de 20 miembros, tamaño que se va haciendo cada vez más inusual, es aún más efectista que la del DVD. Los tempi son, una vez más, rápidos, la acentuación, contundente, las articulaciones, muy marcadas, aunque hay destellos de extraordinaria finura, 251-DISCOS 18/3/10 19:39 Página 95 D D I SI CS O C O S S TELEMANN-ZEMLINSKY Frank Beermann UN OLVIDADO MAGO DE LA ORQUESTA WETZLER: Visionen. Assisi. ROBERT-SCHUMANN-PHILHARMONIE. Director: FRANK BEERMANN. CPO 777 412-2 (Diverdi). 2008. 55’. DDD. N PN A la impresionante nómina de nombres desconocidos, pero dignos del más vivo interés, que conforma el catálogo de CPO viene ahora a añadirse uno nuevo: el de Hermann Hans Wetzler. Nacido en Fráncfort en 1870 en el seno de una familia acomodada que luego emigraría a Estados Unidos, estudió en Cincinnati y en su ciudad natal para más tarde regresar al Nuevo Mundo y allí, en Nueva York, trabajar como viola y organista en una orquesta, fundar la suya propia e incluso intentar construir un avión… Un puesto en el Teatro Municipal de Hamburgo motivó su vuelta a Europa, donde emprendió una carrera como director de orquesta frustrada por las deplorables relaciones sobre todo en los pasajes en los que la solista toca acompañada sólo por un continuo elegante y en continua transformación tímbrica (que resulta muy sugerente en el tiempo lento del Otoño). En cualquier caso, destaca más el énfasis sobre el carácter descriptivo de las obras, con detalles que rozan la exageración pero causan un efecto extraordinario, como la imitación de los instrumentos rústicos en el arranque del tercer movimiento de la Primavera, el lejano tronar del tutti en el Adagio del Verano, las perturbaciones provocadas por el vino al equilibrio de los campesinos en el primer tiempo del Otoño o el castañeteo de los dientes en el inicio del Invierno. Generosa ornamentación de Seiler en los tiempos centrales, en especial en el del Invierno, donde curiosamente, el pizzicato del acompañamiento suena mucho más leve y lejano, como si lloviera menos que en la reciente, y también estupenda, interpretación de Amandine Beyer para el sello Zig Zag. Pablo J. Vayón con sus subordinados. Como compositor, algunos éxitos locales le hicieron relativamente conocido, pero sin llegar a convertirle nunca en una celebridad. La ascensión del nazismo al poder supuso la puntilla, pues, dado el origen judío de Wetzler, su música fue prohibida sin que de nada sirviera su conversión al catolicismo en 1920… Refugiado en Nueva York, allí murió en 1943. Desde entonces, y hasta 2006, un silencio total rodeó su figura. Ese año, su legado fue cedido a la Biblioteca Central de Zúrich y empezó a despertar cierto interés. A tenor de lo escuchado en este disco, está totalmente justificado. Estas dos obras son soberbias, muy enraizadas en ese posromanticismo de sonoridades masivas, pero con un sentido del timbre y una variedad de acentos que les dan un gran atractivo. Sobre todo a Visiones op. 12 (1923), cuyo título ya evoca una colec- ZEMLINSKY: Sinfonietta op. 23. Die Seejungfrau. SINFÓNICA DE NUEVA ZELANDA. Director: JAMES JUDD. NAXOS 8.570240 (Ferysa). 2006. 63’. DDD. N PE A nte los 22 minutos de la Sinfonieta op. 23 de Zemlinsky, obra de 1934, cabe preguntar: ¿y si esto es una sinfonietta, cómo son para usted las sinfonías? Tres movimientos con amplio desarrollo, con desenvolvimiento dramático, con canto, con sugerencias poemáticas permanentes… Hay algo de Mahler aquí, como lo había en la Sinfonía lírica de 1923. Pero también hay otros elementos de modernidad, cuando Zemlinsky le quita bruma al relato y lo viste con las ropas objetivas de un relativo clasicismo. Al lado de esta obra, la hermosa y plenamente posromántica Sirenita de 1903 parece de otro compositor; o mejor, de otro siglo: y casi lo es. Del ción de cuadros sonoros de inspiración heterogénea que retratan diferentes estados del alma. Cabe de todo aquí, desde un Scherzo demoniaco con un trío en el que parece resonar Gustav Holst, a un adagio basado en el soneto LV de Miguel Ángel, pasando por un Fugato risoluto con todo el aire de una mascarada o un adagio final titulado Risonanza estrema, cuya larga cantilena sugiere una mirada a lo divino. Aunque nunca sobrepase los límites de la tonalidad, la armonía contiene pasajes de un cromatismo joven ya algo desengañado en amores al hombre maduro alarmado por lo que sucede en lo que los alemanes se empeñaban en llamar Mittleuropa. Como hemos dicho a menudo, esta Seejungfrau es un permanente, inagotable chorro de música en tres movimientos (más de cuarenta minutos), y tiene relación directa con obras del buen amigo Schreker o del joven prodigio Korngold, y de tantos otros que demuestran por entonces con su obra que el romanticismo tardío sigue vivo a condición de permitírsele vivir entre innovadores y neoclásicos, en el saludable politeísmo que no duró. La comparación de estos dos registros, de estas dos obras, vistas por un mismo y sabio director será muy instructiva para el aficionado. La pasión que es casi ballet operístico en Die Seejungfrau; la estilización (otra, distinta) de la Sinfonietta: Judd traduce en sonidos muy divergentes lo que después de todo es poco más que un comienzo y casi un final. Parece mentira que suene extremo, a lo que se une un dominio de las masas orquestales de un virtuosismo exultante. Si a ello aún sumamos una desbordada fantasía que por momentos recuerda a los mejores Berlioz y Strauss, ya está dicho todo. El aliento de la leyenda Assisi op. 13 (1925), fruto de una visita que Wetzler llevó a cabo a Asís y de su devoción por san Francisco, es más homogéneo y sosegado. Su cuarta sección, El sermón a los pájaros, da cuenta del delicado trazo del compositor en su refinamiento puramente francés bajo el cual, en el violonchelo, resuena la voz del santo. Estamos, pues, ante todo un descubrimiento que Frank Beermann nos sirve en una interpretación lujosa, recia y deslumbrante en color e intensidad. Esperemos que CPO no tarde mucho en traernos nuevas páginas de este creador. Juan Carlos Moreno así una orquesta remota como la de Nueva Zelanda. Y al decir remota no queremos decir sólo que esté lejos de nosotros. Aleluya: hace ahora treinta años que apareció el primer disco con música de Zemlinsky después del largo periodo de purgatorio (Sinfonía lírica, dirección de Gabriele Ferro, sello Italia). Era la resurrección y era la vida, felizmente. Ahora bien: probablemente no pensábamos que la resurrección iba a ser tan plena. Ahora, Zemlinsky es uno más en el grupo de la Escuela de Viena, junto con su amigo y cuñado Schoenberg. La normalización de nuestro compositor se debe en buena medida al disco, y en especial a discos bien hechos, bien interpretados y tan asequibles como éste. Judd se muestra digno de esa tradición reciente que han asumido los Albrecht, los Conlon, los Chailly. Si no conocen estas obras o no están contentos con la referencia que tienen a mano, no lo duden: éste es su disco. Santiago Martín Bermúdez www.scherzo.es 95 251-DISCOS 18/3/10 19:39 Página 96 D D I SI CS O C O S S RECITALES RECITALES SOL GABETTA. Violonchelista. Obras de Hofmann, Haydn y Mozart. ORQUESTA DE CÁMARA DE BASILEA. Director: SERGIO CIOMEI. RCA 88697547812 (Sony-BMG). 2009. 69’. DDD. N PN L a argentina Sol Gabetta se ha venido consolidando en los últimos tiempos como una de las violonchelistas más relevantes del presente. Lo ha demostrado en sus frecuentes presentaciones en nuestro país y lo vuelve a demostrar en este nuevo disco, que tiene su mayor punto de interés en una fulgurante interpretación del conocido Concierto en do mayor de Haydn, con contrastes muy afilados y ataques un tanto agresivos en los movimientos extremos, y con un Adagio central bien articulado y delicadamente cantado y matizado sobre la base de un sonido de indudable belleza que, no obstante, tiende a perder cuerpo en la zona alta. Más de lo mismo encontramos en el Concierto en re mayor de Leopold Hofmann, escrito probablemente a la vez que el anterior. En cambio, Mozart es otro mundo, y ese fraseo poco perfilado y esas sonoridades a veces demasiado vacías pueden no convenir del todo al arreglo para violonchelo, firmado por George Szell (primer y tercer movimiento) y el propio Sergio Ciomei (segundo), del Concierto para flauta K. 314. Aun así, la impecable técnica, el depurado legato, el fino sentido del cantabile, el rigor, la espontaneidad, el temperamento y la pasión de esta joven cordobesa cautivan por completo, tal como hiciera en su momento toda una Jacqueline du Pré, una chelista con la que parece tener mucho en común. Siempre atento y con una formidable contundencia, Ciomei y los músicos de Basilea son un estímulo continuo para la solista, sometiéndose a la disciplina rítmica de estos autores del dieciocho con precisión suiza pero, al mismo tiempo, con un vigor que parece desarrollado bajo el sol mediterráneo. A partir de ahí, la espaciosa, amplia y clara toma sonora sólo tiene que redondear la excelencia alcanzada por tan brillantes artistas. 96 Asier Vallejo Ugarte Marcelo Álvarez METAS VERDIANAS MARCELO ÁLVAREZ. Tenor. The Verdi Tenor. Páginas de Aida, Un ballo in maschera, Luisa Miller, La forza del destino, Il trovatore, I lombardi, Ernani, Don Carlo, Macbeth y Otello. ANNALISA RASPAGLIOSI, soprano; ARTURO CHACÓN-CRUZ, tenor. CORO Y SINFÓNICA DE MILÁN GIUSEPPE VERDI. Director: DANIEL OREN. DECCA 478 1442 (Universal). 2009. 64’. DDD. N PN Á lvarez entra de lleno en materia como Radamès, diferenciando la heroicidad del recitativo con la intimidad del aria, que inicia a media voz y continúa en un conseguido crescendo aunque decepcione un poco al final al no detallar el morendo (que hacen Vickers, Alagna, Botha, hasta el discutido Bocelli) ni acudiendo a la otra alternativa verdiana (Tucker con Toscanini, Domingo en alguna ocasión). De nuevo a su favor, no cae en el facilón recurso de arrastrar esas notas incómodas do-fa con otra intermedia (en las palabras “Aida”, “divina”, “serto”...) una escapatoria ya instalada en los usos y costumbres tenoriles. Esta modélica interpretación inicial es ejemplo y norma para las restantes: respeto a partitura, musicalidad, juego de claroscuros, atención a la psicología del WILLIAM MATTEUZZI. Tenor. Il mito dell’ opera. Páginas de Ricciardo e Zoraide, Le Comte Ory, Otello, Tancredi, La gazza ladra, Zelmira, La Cenerentola, Il barbiere di Siviglia, L’ italiana in Algeri, Così fan tutte, Il matrimonio segreto, La vedova allegra, Gianni Schicchi e I puritani. BONGIOVANNI GB 1210-2 (Diverdi). 1980-1999. 79’. ADD. N PN W illiam Matteuzzi es un tenor italiano nacido en Bolonia y ha destacado s i e m p r e como especialista en la música de Rossini, en cuyo Festival de Pésaro ha tenido importante personaje, en amplio abanico que va del tenor verdiano de los orígenes (Oronte, Ernani, incluso Macduff) y llegando al Otello más lírico del Niun mi tema, combinando en tan esforzado recorrido personajes asumidos en escena (Manrico, Riccardo, Rodolfo) junto a otros que aún está por encarnar (Don Carlo, Don Alvaro, el citado Radamès que lo será de inmediato en Londres) y dejando de lado otros bien repetidos o esporádicos (Fenton, el de Mantua, Alfredo). Dentro de, en general, todas unas soberbias lecturas es fácil ver mejor afinidad entre cantante y personaje en aquellas obras ya cantadas en escena como Riccardo del Ballo o el Manrico del Trovatore. En la primera obra es capaz de emitir las fastidiosas notas graves de la barcarola a menudo obviadas, incluso por los intérpretes verdianos más reconocidos; en la segunda, amparado por la comodidad del estudio se atreve a sostener, para placer de cierta parte de oyentes, generoso aunque equilibrado con el resto de la propuesta, el agudo final de la Pira que en vivo no le queda tan determinante. Como intérprete, es apasionado, imaginativo e inteligente, capaz de solventar las páginas de menor afinidad con sus posibilidades. participación durante muchos años, pero su repertorio ha sido amplio incluyendo desde Monteverdi o Vivaldi, pasando por los grandes autores belcantistas, con incursiones al Così fan tutte mozartiano. Es un tenor “contraltino” con una voz algo blanca en la zona sobreaguda, pero que sin embargo tiene impacto, como demuestra en el disco que comentamos con su espectacular versión de Credeasi misera, de I puritani, donde demuestra sus posibilidades, con una gran seguridad. Sin que su expresión sea espectacular, sí que domina el estilo de Rossini y da, a los distintos personajes de sus óperas, una importante variedad estilística, destacando más en las páginas de bravura que en las de sutileza, apareciendo algunas cadencias de gusto discutible. Como ocurre en la página solista de Don Alvaro, cuyo detallado fraseo ofrece un positivo alarde de claridad y certeza, encontrando un instante de pura magia vocal y expresiva en la originalidad de la frase “O tu che in seno agl’angeli” en perfecta sincronización luego con el “Leonora mia, soccorrimi”, donde el mejor Bergonzi parece codearse con la seductora calidez de un Giuseppe Di Stefano. Álvarez tiene, ya se sabe, una voz bellísima, probablemente la más hermosa desde Pavarotti. Y, claro está, con tales posibles, sumado a un artista de talento, no ha de extrañar que el resultado del disco sea excelente. Colaboran eficaz y fugazmente Raspagliosi como Leonora y Chacón-Cruz como Ruiz. Y Oren aporta su minucioso cuidado a la música y, lo que todos deseamos, a la labor del solista. Fernando Fraga En la ópera mozartiana, muestra un buen fraseo, aunque su timbre queda poco redondo, al igual que le ocurre con Gianni Schicchi de sonido poco denso. Son interesantes sus prestaciones en Il matrimonio segreto y La vedova allegra, quizá poco vienesa. Son grabaciones del periodo 1980-1999, sin que consten fechas, teatros, orquestas, ni directores. Albert Vilardell 251-DISCOS 18/3/10 19:32 Página 97 D D I SI CS O C O S S RECITALES Ivan Moravec EXCELENCIA Y TALENTO IVAN MORAVEC. Pianista. Live in Brussels. Obras de Beethoven, Brahms y Chopin. SUPRAPHON 4004-2 (Diverdi). 1983. 72’. AAD. N PN E l nombre Ivan Moravec va unido indiscutiblemente al de los mayores pianistas del sigo XX, su acercamiento a las partituras siempre ha sido desde un profundo trabajo con una maduración musical indiscutible. Lejos de cualquier presión o condicionante, el pianista siempre ofrece lo que siente como más íntimo y lo que ha pasado por el largo cedazo de la gestación consciente. En este caso, estamos de suerte porque Supraphon ha reunido en este disco (con muy buen trabajo de audio) lo que conformaban parte del programa de dos conciertos realizados en Bruselas en 1983. Los compositores son obviamente los escogidos por el intérprete y como tales, de su directa preferencia tanto estética como expresiva. Se trata de una recopilación excelente que ahonda a través de Beethoven, Brahms y Chopin en una forma de tocar el piano insigne y clara, de grandes luminiscencias y gran fuerza transmisora. La Sonata “Pastoral” de Beethoven deja clara las intenciones del intérprete, quien ofrece con toda claridad contrastadas texturas, sencillamente pero con fuerza y determinación. Moravec proyecta grandiosidad de concepto a través de un fraseo ligero lleno de transparencias y minuciosidades, equilibrio rítmico y más calidez que robustez. Es un Beethoven brioso que extracta elegancia y buen hacer. El Brahms de los Intermezzi y la Segunda Rapsodia no es menos en sus manos, de don- de se traducen toda clase de suavidades y generosas sonoridades. La sensibilidad se convierte en belleza refinada y las versiones atrapan por su franqueza y su esplendor. Este Brahms (por cierto, atención al error de la carátula del disco, donde sitúa la primera pieza del autor en su Op. 118, nº 1 cuando en realidad pertenece a su Op. 116, nº 2) indica profundidad a través de un romanticismo intenso y sólido. Moravec ilustra cada obra con PETRA-MARIA SCHNITZER. Soprano. PETER SEIFFERT. Tenor. Daniel Müller-Schott PÁGINAS DE WAGNER. ORQUESTA DE LA RADIO DE MÚNICH. Director: ULF SCHIRMER. INCONFUNDIBLE ORFEO C 760 091 A (Diverdi). 2008. 81’. DDD. N PN Este matrimonio más bien wagneriano es bien conocido y apreciado del público español. Seiffert es un tenor de fuerza, de timbre noble y límpida emisión, al cual a veces se le nota cierta fatiga en el ancho vibrato de sus agudos, pero que sabe administrar muy sabiamente sus medios y es un intérprete intenso, seguro de su expresión y dominante del mundo Wagner. Schnitzer es lírica y de notoria solidez, de modo que puede asumir los roles del gran Ricardón con soltura, musicalidad y sentido del matiz. De más está decir que han hecho muchas cosas juntos y ensamblan sus voces y sus discursos a la perfección. Lo mejor de esta antología son las parejas Lohengrin-Elsa — especialmente en un bordado dúo de la cámara nupcial— y Elisabeth-Tannhäuser, donde Seiffert traza un relato de Roma realmente magistral. En el primer acto de La walkyria, no contando con voces realmente DANIEL MÜLLERSCHOTT. Violonchelista. Obras de Schumann, Strauss, Volkmann y Bruch. SINFÓNICA DE LA NDR. Director: CHRISTOPH ESCHENBACH. ORFEO C 781 091 A (Diverdi). 2007. 67’. DDD. N PN S in demasiado ruido, Daniel Müller-Schott se está haciendo un sitio como uno de los violonchelistas imprescindibles del momento. Discos como el que incluye los dos conciertos para violonchelo de Dimitri Shostakovich, también publicado por Orfeo, dan cuenta de un intérprete que detesta las extravagancias y posee una personalidad bien definida. Un sonido cálido, un fraseo preciso y una capacidad de matiz sobrenatural dan a sus versiones un tono camerístico y poético inconfundible. En ellas no hay exceso alguno, ni necesidad de deformar o traicionar los pentagramas para hacerlos más emotivos o más brillantes, lo que se agradece en un repertorio como éste tan inequívocamente romántico. Tampoco hace falta. Basta escuchar el Concierto de Schumann para advertir cómo el comedimiento no está reñido con la expresión. La entrada del violonchelo es sencillamente memorable, con un MüllerSchott que hace cantar a su instrumento con naturalidad y sentimiento, apoyado en una articulación rica. La música respira y lo mismo puede decirse del resto del programa. El infrecuente Concierto de Robert Volkmann (1815-1883) sigue el patrón schumanniano de manera casi literal, sólo que acentuando su virtuosismo. No es una obra maestra, pero tocada así llega a seducir, y lo mismo puede decirse de la juvenil Romanza de Richard Strauss. Como colofón, el Kol Nidrei de Max Bruch, una página que nuestro violonchelista tiene en profunda estima y de la que nos regala una versión concen- ternura y finezas, demostrando personalidad a través de un sonido tan íntimo como exquisito. Su Chopin también sabe de excelencias y templada expresión; el intérprete conduce las cantilenas románticas con devoción pero sin sentimentalismos excesivos, con un discurso que se acerca con discreción al fraseo chopiniano, fruto de una identificación musical sincera. El Scherzo nº 1 es arrollador, sin descuidar el necesario espíritu íntimo, y en las otras obras —Nocturnos, Mazurcas— siempre exhibe un sonido tan generoso como apasionado. Moravec cultiva y perfecciona a sus autores predilectos con talento y humildad, desde la sapiencia y con un abanico de recursos musicales que lo sitúan entre los grandes sin la menor duda. Emili Blasco trada, intimista y llena de esperanza. Müller-Schott es el gran protagonista de este compacto, pero sería injusto no valorar en su justa medida la participación de Christoph Eschenbach, un director con fama de frío y analítico, que aquí realiza un trabajo lúcido, de texturas bien delineadas y expresadas en compenetración total con el violonchelista. La excelente toma de sonido acaba de redondear un disco de esos que se disfrutan de principio a fin. Juan Carlos Moreno 97 251-DISCOS 18/3/10 19:32 Página 98 D D I SI CS O C O S S RECITALES dramáticas, llevan con astucia a Sigmundo y Siglinda a una levedad primaveral y juvenil, de modo que el entusiasmo y el enternecimiento de los personajes cobra realidad convincente. La orquesta suena rica y equilibrada, en manos de un concertador que sabe frasear, cantar y esperar a las voces, como cuadra a su menester. Blas Matamoro RENATA TEBALDI. Soprano. Voce d’angelo. Páginas de Gianni Schicchi, Tosca, La wally, La Gioconda, Adriana Lecouvreur, Andrea Chénier, Mefistofele, Suor Angelica, Il tabarro, La fanciulla del West, Turandot, La bohème, Aida, Il trovatore, La traviata, La forza del destino, Otello, Don Carlo, Un ballo in maschera, Manon Lescaut, Madama Butterfly, La viuda alegre y La regata veneziana. Varias orquestas y directores. 2 CD DECCA 478 2200 (Universal). ADD. 148’. 1949-1969. R PN A 98 los cinco años de su fallecimiento este recordatorio, por si hacía falta, nos devuelve el arte de la gran soprano italiana, a través de veinte años de actividad para su sello exclusivo. Aparecen, claro está, personajes que Tebaldi hizo completamente suyos: Aida, Leonora de La forza, Maddalena di Coigny, la Lecouvreur o Desdemona junto a otros menos o sólo relativamente significativos, entresacados de sus grabaciones completas, por lo que hay oportunidad de escucharla junto a “su” tenor Mario del Monaco. La riqueza tímbrica, la dicción inmaculada, su lirismo típica y exclusivamente italiano, la seducción del fraseo por encima de cualquier otra consideración, su manera de apropiarse y desgranar las melodías, siguen asombrando hoy quizás con mayor profusión, ya que su figura se agranda con el paso de los años. Algunos de los varios puntos fuertes de la colección se encuentran en el Poveri fiori, construido preferentemente a partir de la belleza del desarrollo melódico y en la exhibición vocal, el Me pellegrina ed orfana de la Leonora sevillana, el dúo amoroso de Otello, contrapunto inaudito a la sombría presencia de Del Monaco, así como en las impresionantes frases iniciales del Tacea la notte placida de la Leonora aragonesa, papel nunca cantado en escena. Menos intere- Anna Netrebko, Daniel Barenboim ESTADOS DE ÁNIMO ANNA NETREBKO. Soprano. En el silencio de la noche. Canciones de RimskiKorsakov y Chaikovski. DANIEL BARENBOIM, piano. DEUTSCHE GRAMMOPHON 289 477 8589 (Universal). 2009. 69’. DDD. N PN No es fácil, para una cantante de ópera, pasar a la plataforma del concierto camerístico. La actitud es distinta, la sonoridad es otra y, sin embargo, la música es siempre el mismo fenómeno estético y la técnica vocal sustenta a las dos variedades del canto. Netrebko ha sabido con inteligencia cantar este repertorio con la expresividad adecuada. Ello, sobre todo, por la calidad lírica de su tesitura sopranil, que da a su canto una flexibilidad suficiente como para acomodarse al recato discursivo de la canción. No faltan algunos momentos de exigencia en el agudo, en los cuales Netrebko luce la generosidad de sus registros y los santes, pero nunca desechables, sus retratos de la wally, algo madura entonces en 1968 (lástima que no la hubiera grabado cuando la recuperara para la Scala quince años atrás), Minnie de La fanciulla (en la época, eran duras competencias Olivero o Frazzoni, a quien le “robó”, se cuenta, la grabación discográfica) o una Cio-Cio-San demasiado matronil y hasta, por momentos, cursi. Tampoco merecería incluirse el Senza mamma de Angelica, muy trasparente y emocionante, pero que va perdiendo fuelle hasta un desafinado pianissimo final. Curiosa su latinísima visión de la Hanna Glawari lehariana, que para colmo está cantada en italiano. La presentación es para destacar: fotos y discografía completa reproduciendo algunas carátulas originales. Fernando Fraga BRYN TERFEL. Bajo-barítono. Malos chicos. Obras de Boito, Puccini, Donizetti, Verdi, Weber, Gershwin, Weill, Sullivan, Sondheim, Claude Schönberg, Ponchielli, Rossini, Beethoven, Gounod y Mozart. CORO Y ORQUESTA DE LA RADIO SUECA. Director: PAUL DANIEL. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 8091 (Universal). 2009. 58’. DDD. N PN pone al servicio de la recitación poética. También es notable la matización que consigue diferenciando a los dos compositores, tan cercanos, por otra parte, en tiempo y en tierra natal. Rimski —a veces utilizando al gran poeta nacional romántico, Pushkin— se inclina por lo poemático: descripciones, estados de ánimo, celebraciones de la naturaleza, a veces, como en la Canción de Zuleika, con versos de Ivan Kolzov, impregnados de una matización orientalista, tan cara al autor de Scheherazade. Chaikovski, en cambio, opta por la escena y hasta por la mínima historia que dramatiza la página. Así hasta en números aparentemente tan descriptivos como la Canción de cuna (sobre Maikov) y la Serenata (sobre Romanov). En todas ellas, Netrebko se hace cargo de un fugaz personaje y es capaz de transmitirnos la viñeta que ocupa. C on su aire de muchacho macizo, carnoso, cervecero y su encanto gamberrete y macarrilla, era obligado que Terfel abordase esta población de malvados humanos, demonios y sinvergüenzas, espigados en un anchísimo y variado repertorio de estilos, idiomas y caracteres. La voz del bajo barítono está aquí empleada con maestría, pues transita desde el bajo profundo de Boito (una lectura ilegítima, bufa y arrolladora del Mefisto italiano), al bajo cantante de Gounod y Beethoven, el barítono spinto de Ponchielli, Puccini y Verdi, el bajo cómico de Rossini y Donizetti, el actorcantante de las comedias musicales americanas y la canallería cabaretera de Weill, el bajo de carácter de Weber y Sullivan, para culminar en un show personal con el prefinal del mozartiano burlador, donde personifica, él solito, a Don Juan, Leporello y el Comendador, siendo capaz de distinguirlos por matizaciones de composición histriónica y líneas de canto divergentes. Se aclara de timbre para redondear agudos como barítono y agrava el color en el resto, alternando la recitación con el canto cuan- Es de imaginar que buena parte del excelente resultado obtenido se deba a Barenboim, cuya experiencia en sedes tan variadas de la música y en repertorios tan variopintos, sirvió de referencia a la soprano. Su piano, prudente, sabio, atento, es más que una compañía: es la voz de las romanzas sin palabras. De propinas, dos obras habituales en este tipo de conciertos: Canciones que me enseñó mi madre de Dvorák y Cecilia de Richard Strauss. Blas Matamoro do llega a Broadway. Aparte de este despliegue vocal, Terfel luce su consabida vena de histrión, con lo que impregna de repugnante maldad a los malos, de diabólica soberbia a los diablos, de encantadora charlatanería a Basilio y a Dulcamara. Lo imaginamos cambiando de maquillaje, de peluca y de vestuario con sólo atender a su intencionado decir, su desparpajo expresivo, su capacidad para inventar voces con su voz. La orquesta luce una pareja eficacia en cuanto a sonoridades distintas, estilos y épocas para dar y tomar. Blas Matamoro ELISABETH-MARIA WACHUTCA. Soprano. Obras de Strauss, Beethoven y Wagner. PHILHARMONIE DE WÜRTEMBERG. Director: ROBERTO PATERNOSTRO. SOLOVOCE 8553169 (Harmonia Mundi). 2009. 70’. DDD. N PN E xperta en repertorio de soprano dramática, esta cantante alemana tiene una voz de timbre lírico y un espesor que le 251-DISCOS 18/3/10 19:32 Página 99 D D I SI CS O C O S S RECITALES permite abordar papeles de fuerza. Recuerda la tradición germánica de intérpretes como María Jeritza, Christel Golz y Leonie Rysanek que, sin ser estrictamente dramáticas, por la potencia tímbrica y la anchura de sus medios transitaron por similares repertorios. Wachutca tiene una sólida preparación, un registro homogéneo y seguridad en todas las alturas. Tiende a cantar con cuidado y lo consigue, con más corrección que imaginación. A su Electra le falta vibración trágica y locura, a su Isolda y a su Brunilda una dosis de delirio místico, a su Ariadna aureola de leyenda. Su mejor prestación es la Leonora beethoveniana, donde despliega la riqueza de su tesitura y traza un convincente retrato de mujer desesperada y una heroína del amor humano y la libertad. El acompañamiento es frugal de sonido y distraído de discurso, llegando a lo machacón en el preludio de Tristán e Isolda. Blas Matamoro VARIOS EL ARTE DEL VIOLÍN SOLO EN LA ALEMANIA BARROCA. Obras de Bach, Biber, Pisendel y Westhoff. MIRA GLODEANU, violín. AMBRONAY AMY 019 (Harmonia Mundi). 2008. 65’. DDD. N PN L a violinista Mira Glodeanu, colaboradora en muchas de las más notables agrupaciones especializadas en música barroca y fundadora con el clavecinista Frédérick Haas del Ensemble Ausonia, se lanza en este disco a la nada fácil tarea de ofrecer una serie de obras para violín solo de compositores alemanes del barroco. El amor de los compositores alemanes por el contrapunto y las relaciones armónicas llevó a muchos de ellos a escribir obras para violín solo, lo que no deja de ser un interesante ejercicio teórico que comporta extremas dificultades de interpretación al exigir el uso de dobles y triples cuerdas y tener presentes las resonancias. Esta peculiar utilización germánica de un instrumento nacido en Italia y pleno de cantabilità tuvo numerosos seguidores, de los que Biber fue uno de los pri- meros ejemplos, hasta culminar en las tres sonatas y las tres partitas de Bach. A Mira Glodeanu no parecen arredrarle demasiado las dificultades, pues comienza su selección de obras grabadas nada menos que con la chacona de la Partita nº 2 de Bach, como si una vez salvado este escollo, todo lo demás fuera ya un mar plácido. Salvarlo lo salva, pero sin que el resultado sonoro produzca una especial emoción. Quizás es el problema que tiene la audición de obras tantas veces anteriormente oídas, pero no ocurre eso con la Sonata nº 1, que toca en su integridad. Más interesante resulta escuchar la Suite nº 4 de Johann Paul von Westhoff y particularmente la Sonata en la menor de Johann Pisendel, una obra maestra que parece reunir las virtudes de su maestro Vivaldi y su amigo Bach. Finaliza el disco, en inversión cronológica, con la célebre Passacaglia para violín solo que cierra las Sonatas del Rosario de Biber. Un buen ejercicio didáctico y forzosamente virtuosístico el ofrecido por la excelente violinista rumana, llevado a cabo con un singular instrumento de un peculiar timbre sombrío, construido por Groblicz en Cracovia en 1604. José Luis Fernández BARROCO BOLIVIANO. Vol. 3. Música de las misiones y La Plata. JAMES JOHNSTONE, órgano. CORO ARAKAENDAR DE BOLIVIA. FLORILEGIUM. Director: ASHLEY SOLOMON. CHANNEL CCS SA 28009 (Harmonia Mundi). 2008. 60’. DDD. N PN Sigue la serie de redescubrimiento de unas músicas sepultadas por el olvido, gracias a las transcripciones musicológicas de Piotr Nawrost y el entusiasmo interpretativo de Solomon y sus músicos. Piezas que son una apasionante muestra de los entrecruzamientos culturales producidos en el Nuevo Mundo, desde la evidente conexión popular de ¡Fuera, fuera! de Roque Jacinto de Chavarría a la ciencia compositiva de Zipoli en su Toccata en re menor, muy bien defendida por Johnstone. Claro que la autenticidad y naturalidad del Arakaendar pagan un peaje en forma de desafinación en la, por lo demás interesantísi- ma, Misa de octavo tono de Torrejón y Velasco, ejemplo, reproducido con encantadora inocencia, de policoralidad transplantada a las colonias, o el rendimiento más bien bajo del canto en Oh qué bien se suspenden los Cielos de Araujo. Pero un balance únicamente en estos términos no sería tal vez justo, puesto que estos discos evidencian un proyecto, musical y social, de alcance, la reactivación del pasado histórico de un país que necesita reencontrarse con sus raíces. También hay versiones irreprochables en lo técnico, caso de la prestación —vivaz, etérea— de Solomon a la flauta en la anónima Sonata chiquitana nº 4, o el Sempre piano de la Sonata nº 14, a cargo nuevamente del flautista-director. Secuencias como ésta, o la Canzona en sol menor de Zipoli por el solvente Johnstone, le otorgan solidez musical al registro. El divertido canto tradicional Naranjitay pone un oportuno contrapunto final a un registro importante por tantos conceptos. Enrique Martínez Miura A COMPANY OF VOICES. Obras de Simon, Lennox, Orbison y otros. CONSPIRARE. Director: CRAIG HELLA JOHNSON. HARMONIA MUNDI HMU 907534. 2008. 69’. DDD. N PN Este compacto recoge la grabación en directo de un concierto en A u s t i n , Texas, celebrado el 12 de octubre de 2008. El protagonismo recae en un coro excepcional y versátil, capaz de enfrentarse a todo con buenos resultados, gracias no sólo al nivel de sus componentes sino también a la labor de su director, Craig Hella Johnson, músico de amplios intereses que lo mismo dirige, como aquí puede comprobarse, el Agnus Dei de Barber que se pone a cantar y a tocar el piano una de sus canciones mientras el coro le acompaña. Las canciones de Johnson recuerdan a la música pop, a veces suena a John Denver, y la cosa no sólo no está mal sino que el resultado es algo realmente hermoso y sincero. Johnson, además, es autor de diversos arreglos de los que conforman el programa y su buen hacer en este campo es tan evidente como su excelente oficio como director. Hay solistas que, como él, proceden del coro, y no sólo vocales sino también instrumentales, ya sea cuando se trata de tocar la flauta, el oboe, el contrabajo o conformar un acompañamiento de una sección de percusión amplia, pero también, en el concierto que escuchamos, hay invitados, un violonchelista —Bion Tsang— y un percusionista — Thomas Burritt. Canciones amables del propio Johnson se dan la mano con el célebre What a Wonderful World —que siempre nos recordará a Louis Armstrong— en espléndida versión, una auténtica delicia, con otras de Carly Simon, de Annie Lennox, Roy Orbison y otros, mientras que encontramos repertorio clásico-contemporáneo asimismo amable representado por las obras de Lauridsen, Tarik O’Regan y también, como hemos dicho, del propio Johnson. Mención aparte merece la interpretación de un fragmento de la banda sonora de La misión, de Morricone, realmente preciosa, pero es difícil decidirse por algo que sea mejor que el resto ya que, aunque muy variado, el conjunto es una verdadera maravilla. No será un disco para recomendar a todo el mundo y podría considerarse crossover, o incluso música de consumo, pero, sin prejuicios, si quieren y tienen la oportunidad, disfrútenlo. Vale la pena. Josep Pascual EN UN GARDIN. Las cuatro estaciones del Ars Nova. CAPILLA FLAMENCA. Director: DIRK SNELLINGS. MUSIQUE EN WALLONIE MEW 0852 (Diverdi). 2008. 58’. DDD. N PN Las sucesivas generaciones de compositores de la denominada escuela franco-flamenca, que encabezadas por Guillaume Dufay, ocupan una posición preponderante durante todo el siglo XV y parte del siguiente en la música europea, no surgen repentinamente. A principios del siglo XIV, el matemático Jean de Murs y el compositor Philippe de Vitry establecieron las bases para la formulación de una nueva polifonía mensurada a la que se denominó ars nova. A su vez, el músico va tomando conciencia de su importancia como creador y comienzan a citarse en sus propias obras o a mencionar en ellas a los congéneres más destacados. El presente disco se abre con el motete Apollinis eclipsatur / Zodiacum signis de Bernard de 99 251-DISCOS 18/3/10 19:32 Página 100 D D I SI CS O C O S S RECITALES Cluny, en el que se cita a una docena de músicos como los más insignes de la época y entre ellos Johannes de Muris y Philippus de Vitriaco, una obra singular que fue en su tiempo muy difundida. Pero no es esto lo único notable de la grabación, pues Dirk Snellings y los miembros de Capilla Flamenca juntamente con un par de motetes de Philippe de Vitry y otro de Guillaume de Machaut, que se puede decir abren y cierran el período creativo del arte musical del siglo XIV, han recurrido a obras contenidas en manuscritos de Stavelot, Mons, Utrecht y Leiden, la mayor parte de autores anónimos, para dar una panorámica de la música en Flandes durante el siglo del ars nova. Seguramente no hay un conjunto musical hoy en día que domine con tal grado de conocimiento esta temática como este grupo belga, que brinda una espléndida interpretación tanto por parte de sus cuatro voces como de los tres instrumentistas que colaboran en esta ocasión. Disco absolutamente recomendable tanto por esta última razón como por dar muestra de la actividad musical que en Flandes fue precursora del esplendor que los músicos de esa región llegaron a alcanzar durante el siglo siguiente. José Luis Fernández José Luis Fernández ESTEL DE MAR. Llibre Vermell de Montserrat. Cantos de peregrinos en honor de María. ENSEMBLE KANTIKA. Directora: KRISTIN HOEFENER. CHRISTOPHORUS CHR 77312 (Diverdi). 2009. 75’. DDD. N PN N ueva 100 La interpretación ofrecida por el Ensemble Kantika, dirigido artísticamente por la mezzosoprano Kristin Hoefener, que también se encarga en ocasiones de tocar la flauta dulce y de algún instrumento de percusión, es exquisita y refinada. Demasiado, pues no parecen haber captado adecuadamente lo que de popular y colectivo hay en el manuscrito montserratino. Oyendo su versión, ni se capta la citada variedad de formas ni se puede imaginar nada rotundo en Stella splendens y, en resumen, no vemos peregrinos por muy devotos que fuesen, lo que encontramos es demasiado misticismo en la interpretación que ofrece este conjunto. Ad mortem festinamus, posiblemente la más célebre de las diez piezas musicales del códice, resulta francamente sosa. El disco se completa con tres de las Cantigas de Santa María, quizás para obtener una duración razonable del disco, lo que es un detalle. Una de ellas en una bella versión exclusivamente instrumental y quizás ésta, la antífona O virgo splendens con la que se abre la recopilación y el maravilloso virelai Polorum regina sean lo más logrado de esta nueva grabación del Llibre Vermell, que no hace sombra alguna a la de Carles Magraner y su Capella de Ministrers, la más notable de todas, al menos para el que esto suscribe. versión de las diez obras musicales que contiene el célebre Llibre Vermell conservado en la Biblioteca de la Abadía de Montserrat. Dichas obras pertenecen a períodos anteriores al año 1399 en que fueron acabadas de copiar y el propio copista deja bien claro que su objeto es suministrar a los peregrinos textos piadosos para cantar y danzar al acabar el día. La mitad de las composiciones son virelais, otras tres tienen forma de canon a dos o tres voces, otra es una balada y otra un motete. Bastante variedad de formas, a lo que hay que añadir la indicación de ejecución “a ball redon” que llevan Los set goyts y Polorum regina y “ad trepudium rotundum” para Stella splendens. UNA GUÍA DE INSTRUMENTOS DE ÉPOCA. Varios autores e intérpretes. Incluye libro de 200 páginas en color con texto en francés, inglés y alemán. 8 CD RICERCAR RIC100 (Diverdi). 2009. 628’. DDD. N PE Es fácil que esta guía editada por Ricercar sea la brújula que m u c h o s amantes de la música antigua llevaban tiempo esperando para orientarse dentro de un universo cada vez más amplio e inabarcable. Vaya por delante la cuidada, esmerada y lujosa presentación del estuche, clara muestra de que las cosas se han hecho con mimo y no para salir del paso. El texto de Jérôme Lejeune recogido en el libro (en el original francés, en inglés y en alemán; la traducción al castellano puede encontrarse en la página web de Diverdi) hace primero un breve recorrido histórico desde la antigüedad hasta el clasicismo para entrar después en descripciones claras, sintéticas, didácticas e informadas de una gran cantidad de instrumentos agrupados en seis familias fundamentales: cuerdas frotadas, cuerdas pulsadas, instrumentos de viento madera, instrumentos de boquilla y cobres, instrumentos de teclado, y percusiones, cada una de ellas obviamente con sus distintas categorías. Por poner un ejemplo: los instrumentos de teclado aparecen clasificados según sean instrumentos de cuerdas punzadas (clave, espineta, virginal, virginal “moeder met het kind”), instrumentos de cuerdas percutidas (clavicordio, piano, Tangentenflügel) o instrumentos de teclado viento (órgano, organetto, grandes órganos, órgano positivo, realejo, claviorganum), reservando un sitio para la armónica de cristal como invento del Nuevo Mundo. Todas las explicaciones se acompañan de ilustraciones en color y de muestras musicales (más de doscientas) recogidas en los ocho discos que acompañan al libro, ordenadas según una clasificación de épocas y estilos (desde las Cantigas de Santa María de Alfonso X hasta la obertura rossiniana de La italiana en Argel) y no según el orden de aparición de los instrumentos en la guía. La mayoría provienen de los propios fondos del sello, aunque varias de ellas se han grabado especialmente para la ocasión y otras muchas se han tomado prestadas de otras casas: Harmonia Mundi, Accent, EMI, Glossa, Capriccio, Alpha y Fuga Libera, entre otras. Naturalmente, los discos pueden escucharse por el mero placer de hacerlo (hay intérpretes buenos, muy buenos y excelentes, caso de Minkowski, Leonhardt, Suzuki, Tubéry o los Kuijken, sin ir más lejos), pero es tal la variedad de timbres, de sonoridades y de colores que una y otra vez se acabará volviendo a la guía, que es en el fondo una puerta abierta al mundo de la organología antigua, para saber qué instrumento se está escuchando, para ver su imagen y para leer sobre su posible origen, su construcción, su evolución y su sitio dentro de la historia de la música. Asier Vallejo Ugarte LA GUITARRA MODERNISTA. Obras de Pujol, Malats, Manén, Gerhard y Turina. GIUSEPPE CARRER, guitarra. TRITÓ TD0070 (Diverdi). 2006. 56’. DDD. N PN Variado programa de título discutible pero que, por encima de otras consideraciones, es de lo más interesante y además está magníficamente interpretado por un guitarrista italiano completamente imbuido del estilo adecuado que debe imprimirse a estas obras y al que le sobran medios técnicos para afrontarlas. Si algo cohesiona este programa es una clara voluntad de evocar —en mayor o menor medida según el caso— el sonido y recursos de la guitarra flamenca —o verter a la guitarra llamémosle clásica— ciertos giros propios del flamenco —y Carrer lo sabe, y no duda en destacarlo sin perder el buen gusto ni la elegancia un punto salonnier que caracteriza a más de una de estas obras. Entre lo más interesante tenemos la única composición original de Robert Gerhard para guitarra sola, tan poco interpretada y tan poco grabada, y, por supuesto, esa piedra angular del repertorio guitarrístico que es la genial Sonata de Turina. Pero no podemos negar que el encanto de las piezas de Pujol, Malats y Manén nos cautivan de inmediato y que su audición, en manos de Carrer, es un auténtico placer. Josep Pascual HOMENAJE A ANDRÉS SEGOVIA. Obras de Tansman, Roussel, Milhaud, Castelnuovo-Tedesco y Segovia. ELIOT FISK, guitarra. NIMBUS NI 2551 (LR Music). 1996. 76’. DDD. R PN No es la primera vez que comentamos en estas páginas un compacto como éste: un homenaje a Andrés Segovia con un programa compuesto por obras del propio Segovia —tanto originales como transcripciones— y piezas que le fueron dedicadas. La grabación data de 1996 y entonces eran primera grabación cuatro obras de Segovia: La Macarena, el Preludio nº 14, el Estudio en mi mayor y la totalidad de las llamadas Canciones populares de distintos países. Esta última, unos veinte minutos de aires populares de diversos puntos de Europa armonizados sin más pero sin menos; es decir, como si se tratara de piezas genuinamente guitarrísticas, con las melodías originales excelente- 251-DISCOS 18/3/10 19:32 Página 101 D D I SI CS O C O S S RECITALES mente armonizadas, con buen oficio y con algún que otro destello de originalidad. Interesantes, por supuesto, lo mismo que interesan el marcado acento andaluz de La Macarena, la nostalgia y ternura del Preludio nº 14, y la brillantez y mesurado y exquisito virtuosismo del Estudio en mi mayor, pero quizá lo más relevante del programa sea, en lo que a novedades se refiere, la inclusión de Segovia de Tansman, una pieza de clara inspiración flamenca y realmente relevante a pesar de su brevedad. Del mismo título es la ya conocida de Roussel, que asimismo denota cierta influencia del folclore, lo mismo que la Tonadilla sur le nom de Andrés Segovia de CastelnuovoTedesco, esta última más lírica y mucho más extensa que las dos anteriores. Mención aparte merece la Segoviana de Milhaud, tan decididamente flamenca como la de Tansman; bien… una y otra, por supuesto, flamencas a su manera, pero del máximo interés ambas. Como apuntábamos, no faltan algunas de las famosas transcripciones, de Narváez a Scriabin, que siempre son tan agradecidas de escuchar. Así pues, espléndido y muy variado homenaje a un gran músico que nos llega de uno de los más destacados guitarristas de los últimos decenios, fiel seguidor e incondicional admirador de Segovia tal como se puede comprobar sin dificultad al escucharle. tura autóctona para laúd, aunque como intérprete parece haber cultivado sobre todo la improvisación. De hecho, obras de las que conste fehacientemente su autoría quedan muy pocas, por más que quepan pocas dudas sobre la enorme influencia que ejerció sobre el Libro de órgano de Bux y el Libro de canciones de Loch (en muchos casos redundantes). Precisamente de estas dos fuentes procede la veintena de composiciones con que en este disco se nos introduce en tan infrecuente repertorio. Junto a Guillermo Pérez como director y al organetto, en el grupo español Tasto Solo forman David Catalunya al clavisimbalum, Andrés Alberto Gómez al órgano gótico y Reinhild Waldek al arpa gótica. Su trabajo atrae en un primer momento por lo novedoso de las sonoridades que producen, pero no hace falta esperar a la segunda escucha para percatarse de que nos hallamos no sólo ante un grupo de meros pioneros, sino ante consumados virtuosos de sus respectivos instrumentos. El acompañamiento de muy claros y exhaustivos comentarios en la carpetilla (eso sí, inaccesibles para quien no lea inglés, francés, alemán u holandés) aumenta la fuerza de una recomendación que por otro lado se hace extensiva no sólo a los habitualmente interesados por la música antigua. Josep Pascual Alfredo Brotons Muñoz MEYSTER OB ALLEN MEYSTERN. Conrad Paumann y la escuela de tecla alemana del siglo XV. Tablaturas anónimas de los manuscritos de Bux y de Loch. TASTO SOLO. Director: GUILLERMO PÉREZ. PASSACAILLE 950 (Gaudisc). 2008. 57’. DDD. N PN S obre la música para teclado anterior al siglo XIV el conocimiento no será seguramente nunca posible más que de una manera aproximativa, tan pocos son los documentos que de ese repertorio nos han llegado. En Alemania en concreto, hay que esperar al siglo XV para encontrar una figura como la de Conrad Paumann (1410-1473) sobre la que poder partir en la construcción de una panorámica fidedigna. Ciego de nacimiento como nuestro Cabezón, a él se atribuye la invención de la tabla- EL MISTERIO DE LOS TEMPLARIOS. Obras de los siglos X a XII. ENSEMBLE ORGANUM. Director: MARCEL PÉRÈS. DISCANTUS. DIRECTORA: BRIGITTE LESNE. ENSEMBLE GILLES BINCHOIS. Director: DOMINIQUE VELLARD. ALLA FRANCESCA. NAÏVE AM 195 (Diverdi). 2009. 74’. DDD. R PM E xcelente recopilación de varios CDs Naïve, algunos comentados en esta revista: El canto de los templarios, Pérotin & la Escuela de Notre Dame, Hortus deliciarium, Cantigas de Santa María, Campus Stellæ, Les Miracles de Nostre Dame, Richard Coeur de Lion… Los artistas, Organum de Marcel Pérès, Discantus de Brigitte Lesne, el Ensemble Gilles Binchois de Vellard y Alla Francesca son, ya se sabe, unas instituciones vivas de la interpretación. 101 251-DISCOS 18/3/10 19:32 Página 102 D D I SI CS O C O S S RECITALES En cambio, no sé si todas las músicas aquí recopiladas (Cantigas de Alfonso X, himnos de Hildegard von Bingen, obras de Leoninus, Perotinus y Gauthier de Coincy…) pertenecen realmente al “misterio de los templarios”; en todo caso, crean un feliz contraste con los Responsorium, Antiphona, Kyrie, austeros, descarnados del Manuscrito del Santo Sepulcro (Organum, Marcel Pérès), de acuerdo con las imágenes terribles (imaginaciones de Eisenstein) de aquellos monjes soldados de la orden de los caballeros del Templo. Puede que estas tres obras representen al núcleo duro de la Orden, y que las demás músicas sean el reflejo amable del éxito fulgurante de la política de los templarios tras el Concilio de Troyes. El autor del libreto defiende valientemente el planteamiento de este disco y habla de los místicos, de los príncipes poetas, de los trovadores, de las corrientes marianas, de los imponentes edificios (Notre Dame), de la polifonía que reemplaza progresivamente al canto llano, de la reforma de Císter en pos de un retorno a la pureza monódica… Son dos siglos de cristiandad volcada en las cruzadas, son dos siglos de Anne Gastinel, Pablo Márquez PARA NO PERDÉRSELO IBÉRICA. Obras de Falla, Cassadó y Granados. ANNE GASTINEL, violonchelo; PABLO MÁRQUEZ, guitarra. NAÏVE V5182 (Diverdi). 2009. 78’. DDD. N PN Excepto las transcripciones de la Danza española de La vida breve de Falla, que es obra de Maurice Gendron, y la de las Siete canciones españolas también de Falla, que se deben a Maurice Maréchal y a Miguel Llobet, el resto de las obras no originales para violonchelo y/o guitarra, tienen como autores a este dúo excepcional formado por una versátil y reconocida violonchelista francesa —ya sobradamente conocida gracias a sus discos— y un guitarrista argentino. Ambos tocan historia de la música, cuya variedad no se refleja en este CD. Pero, en el caso de obviar el título y aceptar algo que se parece más o menos a las antiguas selecciones del Reader’s esta música con un idiomatismo incuestionable, y además la belleza en todos los sentidos —belleza en el sonido, en el fraseo, en las dinámicas, en la interpretación en suma— que imprimen a sus versiones atrapa al oyente desde el primer momento. Además, tenemos una curiosidad, tres piezas inéditas para guitarra sola de Cassadó que se graban aquí por primera vez según dicen los créditos. La segunda de ellas, Catalanesca, es una sardana con todas las de la ley que Pablo Márquez borda, lo mismo que Gastinel cuando se enfrenta a la otra sardana del programa, el segundo movimiento de la Suite para violonchelo solo, obra ésta muy exigente de principio a fin que halla en ella una intérDigest, no hay nada que objetar, pues las músicas son excelentes y sus intérpretes, difícilmente superables. Pierre Élie Mamou prete poco menos que ideal. Y qué decir de las bellísimas versiones fallianas que aquí escuchamos, o del encanto y lirismo que imprimen este par de músicos a Granados, como esa poética interpretación de El mirar de la maja… En fin, un disco que no conviene perderse. Josep Pascual EL PASO DEL MAR ROJO. Cantatas de De la Guerre, Bousset y Brossard. LUANDA SIQUIERA, soprano. LE TENDRE AMOUR. K 617 K617218 (Harmonia Mundi). 2009. 52’. DDD. N PN BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN c/ Cartagena 10, 1ºc - 28028 MADRID Tel. 91.356 76 22 - Fax 91.726 18 64 E-mail: [email protected] - www.scherzo.es Deseo suscribirme, hasta nuevo aviso, a la revista SCHERZO por períodos renovables de un año natural (11 números) comenzando a partir del mes de ………………… nº…… El importe lo abonaré de la siguiente forma: Transferencia bancaria a la c/c 0182 0945 37 0201555882 del BBVA, a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Cheque a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Giro postal. Rellene y envíe este cupón por correo, fax o correo electrónico. O llámenos por teléfono de 10 a 15 h. También está disponible en nuestra página en internet. Nombre………………………………………….......... .................................................NIF……………….... Domicilio…………..……………………………......... ................................................................................ CP………Población………………………………...... Provincia……………………………..……………...... 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Luis XIV, cuyo reinado se encontraba en un declive económico próximo a la bancarrota, se desinteresa por la tragédie lyrique y surge en la aristocracia un nuevo interés por la cantata, especie de reducción en versión de concierto de aquélla. Tres ejemplos de este tipo de cantatas, cuyo texto está basado en pasajes del Antiguo Testamento están recogidos en este disco. Elisabeth Jacquet de la Guerre (1665-1729), notable compositora que pudo ejercer su oficio sin que se le pusieran demasiadas trabas, escribió dos libros de estas cantatas espirituales que comportan un total de doce, para una voz solista con acompañamiento de un pequeño conjunto instrumental. Le passage de la Mer Rouge es la que aparece en el disco y le da título. Se completa la grabación con una cantata del mismo tipo debida a Sébastien de Brossard (1655-1730) sobre las debilidades de Salomón sacada del Libro de los Reyes y una tercera de René Drouard de Bousset (1703-1760) sobre la tan musical y pictóricamente utilizada historia de Judith. La originalidad del disco radica no solamente en las obras grabadas, pues la cantata espiritual del barroco francés es género poco transitado, también se encuentra en los intérpretes. El conjunto instrumental Le Tendre Amour, cuyo nombre es manifestación de su interés por la música barroca francesa, reside en Barcelona y ésta es su primera grabación. Acompaña a la soprano brasileña Luanda Siquiera, que tiene un importante currículo en lides barrocas e interpreta también y muy bien una sonata en trío de Jacquet de la Guerre y otra, mucho más breve, de Brossard. José Luis Fernández PICASSO Y LA MÚSICA. Obras de Poulenc, Granados, Délage, Albéniz, Honegger, Debussy, Satie, Falla, Stravinski y Nin. ELENA GRAGERA, mezzosoprano; ANTÓN CARDÓ, piano. COLUMNA MÚSICA 1CM0192 (Diverdi). 2008. 62’. DDD. N PN L a extremeña Elena Gragera, mezzosoprano, y el catalán Antón Cardó, pianista, matrimonio en la vida real y pareja artística desde años, llevan tiempo honrando y engrandeciendo el género de la canción española. Su compenetración es máxima y su entendimiento en la preparación y elaboración de cada uno de los programas, total. La trayectoria de la cantante es, desde hace años, de una progresión ascendente sin baches ni retrocesos. A su bella voz ha ido añadiendo una línea expresiva cada vez más depurada, lo que a la par ha ido ocurriendo también con su estilo, personal sin duda pero adaptado a cada autor o a cada pieza que aborda. Su habitual acompañante al piano es quien mejor puede comprenderla tanto en lo musical como en lo vital. En el presente CD, Picasso es el reclamo, pero la cosa va más allá. En realidad, se trata de expresar con música un mundo en el que la pintura y la poesía lo llenan todo. Porque Elena Gragera y Antón Cardó son interdisciplinares y polifacéticos en sus inquietudes y su acervo cultural. Este dúo, lejos de caer en la rutina, en la inercia y, por ende, en el aburrimiento, buscan en cada ocasión motivaciones serias y profundas en cuanto a la elaboración de cada programa. Así, en esta ocasión se las ven con textos de Paul Éluard, Granados, René Chalupt, Musset, Bécquer, Max Jacob, Apollinaire, Verlaine, Cocteau, Alarcón, Pierre Louÿs, Ronsard, Aragon, García Lorca y populares españoles, a los que han puesto música Poulenc, Granados, Délage, Albéniz, Honegger, Debussy, Falla, Stravinski y Joaquín Nin, con el añadido de una pieza para piano solo: Rag-Time Parade, de Erik Satie. La mezzosoprano lo canta todo con exquisita delicadeza y marcada intención según los casos. Y, además, hace gala de un gran fraseo. Tanto en francés como en castellano, se le entiende perfectamente todo, lo que también es de agradecer, pues no es virtud que abunde. José Guerrero Martín 103 251-DISCOS 18/3/10 19:32 Página 104 D D I SI CS O C O S S AHO-BACH PREMIO INTERNACIONAL DE PIANO VAN CLIBURN. MEDALLAS DE ORO Y PLATA. HAOCHEN ZHANG (oro). Pianista. Obras de Stravinski, Chopin, Bates y Liszt. HARMONIA MUNDI HMU 907506. 2009. 72’. DDD. N PN YEOL EUM SON (plata). Pianista. Obras de Haydn, Barber, Debussy y StraussGodowski. HARMONIA MUNDI HMU 907507 2009. 60’. DDD. N PN najea espectacularmente a Johann Strauss. Tras empezar con un Haydn aseado pero poco convincente aunque presentable, viene un Barber que le permite, sobre todo en el segundo movimiento, un lucimiento similar al que encuentra en Godowski al final, pero no carga las tintas y la cosa está la mar de bien. Apañaditos los Preludios de Debussy, que a veces suenan mecánicos y otras un tanto preciosistas, faltos de una visión convincente de esta música. Con todo, mucho más interesante la plata que el oro, pero uno y otro deben madurar bastante. Josep Pascual SERENADE. Una año más se ha celebrado el prestigioso premio internacional Van Cliburn y llegan al mercado las grabaciones en directo de los conciertos de los galardonados con las medallas de oro y plata. El joven chino Haochen Zhang de sólo diecinueve años de edad se hizo con el oro y la surcoreana Yeol Eum Son, de veintitrés, con la plata. Zhang es espectacular desde la primera nota de los Tres movimientos de Petrouchka de Stravinski hasta el final del recital con otra pieza de fuegos artificiales, la Rapsodia española de Liszt. Llegados al final de la audición, podemos sentirnos abrumados ante tanto virtuosismo. En medio, hemos dejado un Chopin olvidable — nada menos que los veinticuatro Preludios— un tanto excesivo y bastante superficial en lo que a interpretación musical —dedos aparte— se refiere. No discutiremos el veredicto del jurado pero una cosa son malabares y otra música. Y Chopin, como el algodón, no engaña. Por supuesto que Zhang puede emprender una carrera brillante pero de momento está muy verde en lo estrictamente musical aunque suscite el aplauso visceral, pero puede continuar adelante, ya que va sobrado de medios. Más interesante es el recital de la medallista de plata, con fuegos artificiales al final, con ese encantador festival pianístico en el que Godowski home- 104 Obras de Martinu, Nielsen, Koechlin y Berio. RADEK BABORÁK, trompa; WENZEL FUCHS, clarinete. BABORÁK ENSEMBLE. SUPRAPHON SU3998-2 (Diverdi). 2008. 60’. DDD. N PN Un disco que es una auténtica delicia, todo él constituido por miniaturas que nos revelan caras nuevas de compositores bien conocidos. No hay nada aquí que no sea una maravilla, pero si hubiera que destacar algo eso es Les confidences d’un jouer de clarinette, banda sonora que Charles Koechlin compuso en 1934 para una película de la que él mismo escribió el guión, pero que nunca llegó a realizarse. La misma partitura quedó en el olvido hasta que en 1981 la rescató Pierre Renaudin y preparó una suite de 18 movimientos de la que aquí se ofrecen 14. Destinada a una pequeña orquesta, abundan los fragmentos para uno o dos instrumentos, sobre todo clarinete o trompa, en los que el compositor acertó a plasmar un carácter popular, de resonancias alpinas y deliberadamente ingenuo. Una obra, pues, sorprendente, rebosante de atractivos a la que su misma falta de pretensiones presta un valor impresionante y que no hace sino agigantar la figura de un compositor al que, decididamente, no se le presta la atención que merece. La de Koechlin es la gran sorpresa de este disco, pero el resto de composiciones no le van a la zaga, empezando por las dos pequeñas joyitas de Martinu, la Serenata nº 1 (1932) que marca su aproximación al neoclasicismo, y el excéntrico Cuarteto para clarinete, trompa, violonchelo y bombo (1924), escrito por el checo a su llegada a un París de efervescencia modernista. Martinu lo consideraba algo sin valor, pero situado en su contexto es una página original y con un punto irreverente que le da un gran atractivo. También Nielsen consideraba la Serenata in vano (1914) una nadería, y lo será en comparación a sus grandes partituras sinfónicas, pero su tono popular y arcaizante la convierte en una pequeña joya. Arreglado para trompa, violín, dos violas, violonchelo y contrabajo por Milos Bok, el Canto serioso (1913) del danés es una obra que sobre todo permite al trompista lucir su arte en un solo que explota las cualidades más expresivas del instrumento. Y como propina, la Musica leggera que Berio regaló en 1974 a Goffredo Petrassi. El Baborák Ensemble disfruta con todas estas piezas, y eso lo consigue transmitir de una forma natural y fresca, de ahí unas lecturas próximas y llenas de encanto que demuestran cuán grande puede ser lo pequeño. Juan Carlos Moreno TRÈS GENTIL CUER. Música cortesana de la baja Edad Media. Obras de Landini, Solage, Jacopo da Bologna, Machaut y anónimas. ÅSA JUNESJÖ, soprano. FORTUNA CANTA. ARS 38 489 (Gaudisc). 2003. 52’. DDD. N PN L a soprano Åsa Junesjö y tres instrumentistas de fidel, flauta dulce y laúd, integrantes del conjunto Fortuna Canta, ofrecen en este disco un muestrario de obras pertenecientes en su mayoría a la segunda mitad del siglo XIV. Tres ballate de Francesco Landini y composiciones de diverso carácter extraídas del Códice de Chantilly y del Códice de Faenza, ambos de bien conocida representatividad por todos los interesados en música medieval, constituyen la parte sustancial de la grabación, sin olvidar un virelai de Guillaume de Machaut, compositor que no puede faltar en una selección de obras de su siglo. Siglo en cuya segunda mitad, a pesar de haber sido especialmente catastrófica a causa de una ininterrumpida serie de guerras, peste y hambrunas, se generó el musicalmente refinadísimo ars subtilior, del que recoge numerosas muestras el Códice de Chantilly. Una docena de éstas están atribuidas a un misterioso autor denominado Solage, seguramente un seudónimo, y en el disco aparece uno de sus virelais, el denominado Très gentil cuer que da título genérico al mismo. No sabemos la razón por la que ha tardado tanto tiempo esta grabación, realizada en 2003, en llegar hasta nosotros, pues tiene un nada despreciable interés. La voz de la soprano es muy adecuada al estilo y los otros tres componentes de Fortuna Canta la acompañan con acierto. José Luis Fernández WEDDING CAKE. Obras de Saint-Saëns, Fauré, Ravel, Debussy, Dukas, Chihara y Poulenc. PASCAL Y AMI ROGÉ, pianos. ONYX 4047 (Harmonia Mundi). 2009. 77’. DDD. N PN P ascal y Ami, pianistas francés y japonesa, se casan en Japón, marzo del año pasado —¿no es hermoso?— y sacan este disco que, entre músicas francesas bastante conocidas o conocidísimas, entrevera una muy bella suite, Ami, dedicada a ella por el compositor Paul Chihara, mitad japonés y mitad estadounidense. Esto es un pastel de bodas, como el título indica, y como se pone de manifiesto al dar comienzo al recital con la pieza de Saint-Saëns, pero no deja de ser un disco de bastante interés musical, protagonizado por dos intérpretes que tocan juntos desde hace 251-DISCOS 18/3/10 19:32 Página 105 D D I SI CS O C O S S AHO-BACH Santiago Martín Bermúdez WILHELM BACKHAUS EN EL CARNEGIE HALL. Obras de Beethoven, Schubert, Schumann, Liszt y Brahms. FILARMÓNICA DE NUEVA YORK. Director: GUIDO CANTELLI. 2 CD PROFIL PH10006 (Gaudisc). 1954, 1956. 146’. ADD. H PM No está del todo olvidado este gran pianista alemán (18841969), del que hemos hablado a menudo desde nuestras páginas de discos —el firmante recuerda haber comentado su ciclo de Sonatas de Beethoven para Decca, reeditadas en la colección Original Masters—, y del que periódicamente nos llegan grabaciones en vivo y películas tomadas en los sitios más diversos. Provenía de una época y una cultura muy diferentes a las nuestras, ya que cuando nació, Brahms, Bruckner, Mahler o Debussy estaban vivos y en plena actividad. Fue el primer pianista que grabó un concierto, concretamente el de Grieg en 1907, cuando la industria del disco todavía estaba en mantillas. Sin embargo, y aun con estos precedentes, su forma de tocar no nos resulta extraña a los oyentes de hoy, es más, sus interpretaciones parecen contemporáneas a pesar de algunas características de estilo secundarias. Sobrio, meticuloso, cerebral, impecable desde el punto de vista técnico pero totalmente ajeno a las demostraciones virtuosísticas, podía tocar la mayor parte de la literatura pianística existente, y en sus años de madurez la traducía con increíble facilidad, siempre con una memoria prodigiosa. Su contraste entre el todo y los elementos de una obra estaba en el corazón de las interpretaciones de Backhaus, y aunque su forma de abordar las obras contradecía implícitamente la afirmación de Stravinski (“en música, pecar contra la letra es pecar contra el espíritu”), se da la coincidencia de que algunas de sus interpretaciones más sublimes van en paralelo con las más desvergonzadas negligencias textuales, mientras que otras de sus traducciones menos convincentes son más escrupulosas con la partitura. Como muchos de los grandes intérpretes, era desigual e imprevisible, y no sólo de una obra a otra o de un movimiento a otro, sino incluso de una frase a la siguiente. El álbum que comentamos recoge los dos recitales Beethoven que Backhaus dio en solitario en el Carnegie Hall en 1954 y 1956, tocando ese último año el Cuarto Concierto del mismo autor con la Filarmónica de Nueva York y Guido Cantelli, interpretación que también recoge este documento (en 1955 tocó en la misma sala las Variaciones Diabelli, pero lamentablemente no han sido incluidas aquí). El público neoyorquino quería especialmente al pianista alemán, y su vuelta triunfal 28 años después viene recogida en estos recitales, donde su implacable seguridad, espíritu meditativo, flexibilidad, profunda madurez y calma imperturbable quedan reflejados aquí para enseñanza de las generaciones venideras. También se incluyen cuatro propinas de Schubert (Impromptu D. 935, nº 2), Schumann (Warum?, op. 12, nº 3), Liszt (Valses caprices nº 6) y Brahms (Intermezzo op. 119, nº 3). El sonido monofónico es aceptable para esos años y Profil ha remasterizado las cintas originales con buenos resultados. En suma, dos recitales Beethoven, más el Cuarto Concierto, protagonizados por uno de los pianistas más célebres en este autor. Quizá no sea un álbum imprescindible (si tienen las Sonatas que Backhaus grabó en Decca, les basta y les sobra), pero es un impagable testimonio en vivo de uno de los grandes artistas del pasado. Enrique Pérez Adrián Pasiones según San Juan y San Mateo, Cantatas, Oratorios HERREWEGHE © Eric Larrayadieu tiempo. Oirán ustedes una Valse raveliana diáfana e impoluta, y eso puede gustarles o no, porque hay quien la prefiere sumida en oscuridades, y tiene su por qué. Esa claridad le va mucho más tal vez a Dolly, de Fauré, incluso al Debussy de la Petite Suite y al dinamismo cambiante del Aprendiz de Dukas. Hay guiños muy graciosos, o quién sabe si algo más que eso: el recital concluye con el Embarque que Poulenc le tomó prestado a Watteau para hacer un vals que en nada evoca el cuadro en cuestión. Sí, ahora estamos en el mismo barco, en este barco. Ya lo estaban, pero ahora más, ¿no es así? Además, es divertido, como esta valse-musette. El corazón del recital es ese bello regalo de Chihara, cinco movimientos que retratan a Ami, y también a Rogé, con citas, con motivos nuevos, con alegría, con gravedad, nunca con tristeza. La edición 2010 Celebra el 40 aniversario del Collegium Vocale de Gante 2010 marca el cuarenta aniversario del Collegium Vocale. Fundado por Philippe Herreweghe cuando la interpretación del Barroco con criterios historicistas era aún un asunto especializado, el Collegium Vocale es una pieza fundamental en el redescubrimiento de la música religiosa de Bach. Profusamente ilustrados y elegantemente presentados, estos nueve disco-libros abarcan todas las grabaciones bachianas firmadas por Herreweghe. 3 disco-libros con los textos completos, fotos y traducciones Todos los títulos de la colección en harmoniamundi.com NUEVA PÁGINA WEB 105 251-DISCOS 18/3/10 19:32 Página 106 D V I SD C O S D FRANZ: CRÍTICAS de la A a la Z D V D FRANZ-YARED La princesa Cabellos de Oro. ALEXANDER KATSAPOV (Jirik), ADELA POLLERTOVÁ (Cabellos de Oro), JIRI VRÁTIL (Rey Malo), OLEKSANDER KISIL (Rey de las Flores). SOLISTAS Y CUERPO DE BAILE DEL TEATRO NACIONAL DE PRAGA. ORQUESTA BERG. Director musical: PETER VRABEL. Libro y coreografía: JAN KODET. Diseño: MARTIN CZERNY. Directores de vídeo: PETER VRABEL, VLADIMIR FRANZ. SUPRAPHON SU 7018/9 (Diverdi). 2009. 148’. N PN A una aldea centroeuropea llegan unos saltimbanquis con una caja mágica de la que salen vestidos de fábula. La representación involucra a los aldeanos. Es una cuento tradicional con su pescador ingenuo y triunfador, la princesa que lo enamora, el rey malvado que lo manda ejecutar, animales que hablan y lo resucitan, final feliz con el cruel monarca liquidado, boda y regocijo general. Sobre este cañamazo, Franz ha hecho una música sumaria y escolar, Kodet una suerte de comedia musical hablada, cantada y bailada, sumaria y escolar, y todos bailan, cantan y recitan de modo sumario y escolar. Se vuelve a la ingenuidad popular con el resultado previsto. La excelencia de los artistas está al nivel requerido. Quien lo vea, lo verá. Blas Matamoro HAYDN: La Creación. ANNETTE DASCH, soprano; CHRISTOPH STREHL, tenor; THOMAS QUASTHOFF, barítono. CORO DE CÁMARA DE VIENA. FILARMÓNICA AUSTRO-HÚNGARA. Director: ADAM FISCHER. Director de vídeo: HENNING KASTEN. MEDICI ARTS 2057468 (Ferysa). 2009. 108’. N PN 106 E l historial fonográfico de Adam Fischer le avala como gran batuta haydniana. Este disco confirma esa premisa y nos ofrece una Creación bien planteada. La conmemoración del bicentenario Haydn en 2009 sitúa en la pintoresca sala de conciertos del Palacio Esterházy a la Filarmónica AustroHúngara, con la que ya firmara su sensacional ciclo sinfónico. El trabajo estilístico de Fischer se basa aquí en una concepción natural y fluida, donde todo surge por sí mismo sin necesidad de forzar nada. Animado en los tempi, fresco en el carácter y suficientemente preciso en los acabados, la mejor virtud de esta lectura es el equilibrio de todos sus elementos constitutivos. La plantilla responde con gusto y color, variada su cuerda —con una interesante dosificación del vibrato—, ágil el viento y óptimos sus timbales. La prestación coral es igualmente acertada. Pero, sin duda, lo que resulta destacadamente mejor en todo el conjunto es la actuación del elenco vocal. Los tres cantantes encajan con homogeneidad y calidez, desde la brillantez de Annette Dasch al hermoso color de Christoph Strehl pasando por la sensacional carnosidad de Thomas Quasthoff. Visualmente, la sobriedad de la planificación ayuda a neutralizar con acierto la estética rococó del entorno. Haber completado la duración del disco con un buen documental acerca del compositor y la obra, así como añadir subtitulación en otros idiomas además del alemán, inglés y francés, aumentarían significativamente el valor final del producto. Juan García-Rico PROKOFIEV: Romeo y Julieta. TAMARA ROJO (Julieta), CARLOS ACOSTA (Romeo), JOSÉ MARTÍN (Mercucio), THYAGO SOARES (Tibaldo), DAVID PICKERING (Paris). ROYAL BALLET. SINFONIA DEL ROYAL BALLET. Director: BORIS GRUZIN. Coreografía: KENNETH MACMILLAN. Escenografía: NICHOLAS GEORGIADIS. Director de vídeo: ROSS MAC GIBBON. DECCA 074 3337 DH (Universal) 2007. 138’. N PN La obra es conocida y reconocible en la consabida reposición londinense, captada en vivo en noviembre de 2007. Hay que señalar que el cuerpo de baile y los solistas son de primerísima, disciplinados, dueños de estilo, bellos de ver y de una masiva elegancia, resulta machacón pero necesario. Lo mismo en cuanto a la destreza del director Gruzin al frente de la Sinfonia de la casa. Exquisitos, suntuosos y funcionales, la decoración y el vestuario. La novedad es la notable presencia latina en el elenco, empezando por los solistas Martín (con su antológica secuencia de la muerte) y Soares: brillantes, desenfadados, encantadores de humor y de rincones expresivos. El resto de los papeles secundarios, muy extenso, no desmerece a sus colegas, en especial el plástico señorío del rubio Paris, perfecta y simétrica oposición al moreno Romeo del caso. Este ballet ha concitado parejas memorables y ésta se incorpora a la lista. Tienen lo que se les pida y en abundancia: físico del rol, técnica, virtuosismo, lirismo, matización dramática y psicológica, todo unido a una suerte de empatía que transmiten en sus dúos como si también se pudiera ver su entendimiento aurático. Rojo es una Julieta de inverosímil flexibilidad, capaz de un fraseo pegado a la música que le permite dar a Julieta su virginal seducción, sus desplantes de rebeldía, su enamoramiento confiado y pasional, su estatuaria convicción en los momentos de patetismo, agonía y desesperación. Acosta sintetiza el vigor de su presencia con una agilidad propia del bailarín noble, velocidades de vértigo, saltos, caídas y rebotes de principesca certeza. Ambos son tan buenos actores que sostienen a sus personajes aun cuando no se mueven. Tal es la interioridad de sus composiciones. Y aquí no hay trucos porque la función es en vivo, con el añadido de una filmación ejemplar que alterna planos de conjunto, cenitales y primeros que permiten hurgar en los incontables detalles de la noche. Blas Matamoro PURCELL: Dido y Eneas. MALENA ERNMAN (Dido), CHRISTOPHER MALTMAN (Eneas), JUDITH VAN WANROIJ (Belinda), HILARY SUMMERS (Hechicera), LINA MARKEBY (Segunda dama), CÉLINE RICCI (Bruja 1ª), ANA QUINTANA (Bruja 2ª), MARC MAUILLON (Duende), DAMIAN WHITELEY (Marinero), FIONA SHAW (actriz en el Prólogo). LES ARTS FLORISSANTS. Director musical: WILLIAM CHRISTIE. Directora de escena: DEBORAH WARNER. FRA MUSICA (Harmonia Mundi). 2008. 64’. DDD. N PN Producción de Deborah Warner para el Festival de Viena de 2006, que luego pasó a la Opéra Comique de París, de donde 251-DISCOS 18/3/10 19:32 Página 107 D V D FRANZ-YARED sale esta grabación de diciembre de 2008. Al margen del añadido de un breve Prólogo en el que una actriz recita, sin demasiado sentido, un texto sobre el mito de Eco y Narciso, Warner plantea la obra como una especie de reencuentro con el supuesto estreno de la pieza en 1689 en el famoso pensionado femenino de Chelsea (tesis que hoy se tambalea ante la posibilidad de que la ópera fuera cuatro o cinco años anterior y hubiera sido escrita en realidad para la corte): de ahí, las niñas con uniformes escolares que se dedican a jugar y a bailar en escena, como supuestamente tuvo que haber ocurrido en origen. La idea se abona también con la reducción de la acción al centro de la escena, con unos pocos elementos de atrezzo y un vestuario de época, mientras que el coro la rodea vestido de manera convencional, en actitud más de espectadores que de participantes en el drama. Éste se sostiene en buena parte por el excelente trabajo de Malena Ernman, que dibuja una Dido de extremo dramatismo, trazando con maestría el recorrido de la duda al amor, la ira, la desesperación y el abandono mortal. Musicalmente, su actuación resulta también irreprochable, tanto por el color y la densidad de su voz como por su gran trabajo en materia de ornamentación y expresión, que no renuncia nunca a la nobleza. Judith van Wanroij es una Belinda de voz delicada y más grande de lo que suele utilizarse para el personaje, aunque quizá no tenga la personalidad de la protagonista. Estupenda resulta en cambio la Hechicera de la contralto Hilary Summers, voz cavernosa, excepcional en la pronunciación y el matiz. Suficiente Christopher Maltman en el soso papel de Eneas y muy correcto el resto de participantes, entre los que cabría destacar el uso de una voz de tenor para el personaje del Duende, al que Marc Mauillon reviste con desusada delicadeza. En su tercera grabación de la obra (tras los discos para Harmonia Mundi y Erato), William Christie vuelve a marcar las relaciones de esta ópera con la música francesa con un acompañamiento de notabilísima exquisitez, aunque lo mejor viene de su tratamiento de las partes corales, que resultan de una intensidad, una pasión y un equilibrio soberbios, que terminan por hacer del número final un pasaje por completo conmovedor. Pablo J. Vayón PURCELL: Dido y Eneas. SARAH CONNOLLY (Dido), LUCAS MEACHEN (Eneas), LUCY CROWE (Belinda), SARA FULGONI (Hechicera). BAILARINES DEL ROYAL BALLET. ORCHESTRA OF THE AGE OF ENLIGHTENMENT. Director musical: CHRISTOPHER HOGWOOD. Director de escena y coreografía: WAYNE MCGREGOR. Director de vídeo: JONATHAN HASWELL. OPUS ARTE OA 1018 D (Ferysa). 2009. 72’. DDD. N PN E sta versión propone una lectura danzada de la magistral ópera purcelliana en el marco de una escenificación minimalista de austeros colores, con predominancia de los marrones, y vestuario presuntamente atemporal, pero de hecho moderno. La danza en absoluto reproduce los movimientos barrocos, tal como se han estudiado, sino que es totalmente original y contemporánea, tendente a lo gestual y con toques bien hieráticos, bien decididamente gimnásticos. En general, la idea funciona razonablemente dentro de esos presupuestos. Los momentos más logrados escénicamente tal vez sean el de la abstracta alusión al barco de Eneas y el de la muerte de Dido, reforzado por los negros y azules oscuros. Muy gracioso el detalle de las brujas siamesas. En lo vocal, sobresalen la punzante Dido de Connolly y la excelente Belinda de Crowe frente al algo descolorido Eneas de Meachen. Hogwood y la Orquesta del Siglo de las Luces proveen un flexible fondo sonoro y un seguro eje estilístico. Enrique Martínez Miura A. SCARLATTI: El pastor de Corinto. BRUNA TREDICINE (Clori), ANNA CARBONERA (Fille), CRISTINA CAPELLINI (Niso), CATERINA NOVAK (Silvio), CARLO PUTELLO (Melisso), ROBERTA DE NICOLA (Serpilla), MASSIMO DI STEFANO (Serpollo). ROMABAROCCA ENSEMBLE. Director: LORENZO TOZZI. Director de escena y vídeo: TITO SCHIPA JR. BONGIOVANNI AB 20013 (Diverdi). 2007. 141’. N PN La ópera Il pastor di Corinto es una pastoral en tres actos con libreto de Francesco Maria Paglia, estrenada por Alessandro Scarlatti en la villa del virrey de Nápoles, en Posillipo, en agosto de 1701. Tres pastores y dos ninfas se regodean en sus males de amores (que terminan bien) en medio del típico ambiente arcádico y con el añadido de una pareja bufa que descarga de vez en cuando la tensión de tanto lamento, tanto desespero y tantos desdeños. Bongiovanni presenta la primera grabación de la obra, extraída de una función semiescénica (más de concierto que otra cosa) filmada en el Auditorio de San Francisco de Bolsena, en el marco del Festival Barroco de Viterbo en agosto de 2007. El auditorio es en realidad una antigua iglesia de muy pequeñas dimensiones, por lo que el reducido conjunto instrumental se sitúa en un minúsculo foso, pero los instrumentos del bajo continuo comparten escena con los cantantes. La propuesta semiescénica es de Tito Schipa jr., aunque su principal aportación corresponde al montaje videográfico, que incluye una serie de estampas, como de cómic, que van siguiendo el argumento de la obra y que llegan a resultar un tanto irritantes, pues sus textos se repiten en los subtítulos (sólo en italiano e inglés). Modestos medios musicales, con un conjunto instrumental de sonido irregular y poco lucido y un grupo de esforzados cantantes entre los que cabe destacar, sin alardes, a la soprano que hace el papel de Clori. Pablo J. Vayón YARED: Clavigo. Coreografía de Roland Petit sobre la pieza teatral de Goethe. NICOLAS LE RICHE (Clavigo), CLAIREMARIE OSTA (Marie), MARIE-AGNÈS GILLOT (La Extranjera), YANN BRIDARD (Carlos), YANN SAÏZ (Beaumarchais). CUERPO DE BAILE Y ORQUESTA DE LA ÓPERA DE PARÍS. Director musical: RICHARD BERNAS. Escenografía: JEAN-MICHEL WILMOTTE. Vestuario: LUISA SPINATELLI. Director de vídeo: FRANÇOIS ROUSSILLON. románticos útiles a un ballet de acción: un héroe sensible y atormentado, su doble siniestro, a la vez oponente y seductor, una muchacha incauta con arrebatos eróticos, una mujer fatal, bailes de salón, duelos a tortazos y a florete, amor necrofílico, orgía en una timba, agonía y muerte igualmente hermosas del protagonista. Gabriel Yared ha hecho una partitura pastiche en el mejor y peor sentido de la palabra. Como evocación de mundos manidos funciona eficazmente porque sirve al relato. Como estética es un cajón de sastre manipulado por un cuidadoso remendón. Algo similar ha hecho Petit, poniendo toda su experiencia al servicio de un brillante ejercicio a cargo de su tropa. En general apela a un neoclasicismo de fórmula Balanchine, con toques expresionistas, de teatro danzado y hasta gimnasias en plan Broadway. Salvando algunas flaquezas, domina el buen gusto que solemos atribuir a los franceses. Colaboran al dedillo los diseños, generalmente en blanco y gris, con intervenciones rojas para la mujer fatal y una iluminación pastel. La Riche, sin saltar demasiado alto, es un ejemplo de bailarín blanco: flexible, veloz, elegante de apostura y gestos, limpio en los despliegues, de bella presencia, armónica y garbosa. Compone a su héroe con toda la sensibilidad y la anhelosa voluptuosidad que le han sido requeridas. Cada quien en lo suyo aportan una disciplinada excelencia: el doble es siniestro y rijoso, Marie es etérea y visionaria, La Extranjera es una mujer fatal llena de hierática femineidad convenientemente fatal. Antes que una invención de coreógrafo se nos propone un trabajo de maestro de baile, cumplido cabalmente. Blas Matamoro ARTHAUS 107092 (Ferysa). 1999. 87’. N PN De Goethe ha extraído Petit una historia con los ingredientes 107 251-DISCOS 18/3/10 19:32 Página 108 D V I SD C O S D VARIOS VARIOS CONCIERTO DE EUROPA EN PALERMO. Gustavo Dudamel Obras de Beethoven, Brahms, Dvorák y Verdi. GIL SHAHAM, violín. FILARMÓNICA DE BERLÍN. Director: CLAUDIO ABBADO. Director de vídeo: BOB COLES. APERTURA DE ETAPA CONCIERTO INAUGURAL. Obras de Adams y Mahler. FILARMÓNICA DE LOS ANGELES. Director: GUSTAVO DUDAMEL. Director de vídeo: BRIAN LARGE. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4531 (Universal). 2009. 114’. N PN E n un clima de entusiasmo colectivo que uno no asociaría nunca con la toma de posesión oficial de un director titular, Dudamel entró interpretativamente en contacto con su nueva orquesta —que Salonen le ha legado en inmejorables condiciones— el 8 de octubre de 2009. Un entusiasmo que también vive el joven músico venezolano y que sabe transmitir en su forma de hacer las cosas a los miembros de la centuria. En programa, una de sus especialidades, Mahler, e inteligentemente un estreno de un compositor norteamericano de primera fila, John Adams. De éste se oyó City Noir, una pieza próxima al jazz, que evoca la ciudad de Los Angeles en los años cuarenta y provee de solos de saxo, trombón o trompeta, formidablemente ejecutados por los miembros de la Filarmónica. Una partitura entre misteriosa —The City and its Double— y salvaje, Boulevard Night, a la que Dudamel impregnó en el estreno de incansable movilidad, riqueza rítmica y atractivo tímbrico. Todo un éxito de público, como testimonia la filmación. Y magnífica lectura de la Primera mahleriana, desde la atmósfera de la naturaleza al clímax del primer tiempo. Extrañamente parsimonioso el Kräftig bewegt, luego acelerado, pero el pasaje funciona y cuenta además con unas soberbias prestaciones de las trompas. Excelente el clima callejero del siguiente tiempo. Magnífico el equilibrio entre los episodios líricos y los tor- MEDICI ARTS 2051958 (Ferysa). 2002. 132’. R PN mentos del Finale, de ascensión conclusiva muy bien medida. Como documenta el extra titulado Bienvenido Gustavo, Los Angeles y su Filarmónica se han entregado completamente a Dudamel. Una gran esperanza se abre a partir de este buen concierto preservado por el DVD. Enrique Martínez Miura E ste disco fue editado en su día por TDK, y como otros del mismo catálogo, se recupera ahora por parte de Medici Arts. Los Europa Concerts son actos un tanto populares, pero el lujo de contar nada menos que con la Filarmónica de Berlín, en esta ocasión con Claudio Abbado al frente, convierte a este en algo muy especial. Lo es la beethoveniana Egmont, con el ímpetu que caracteriza al Beethoven de Abbado en esta época, bien diferente del mucho más aséptico que pudimos escucharle en décadas anteriores. Beethoven temperamental, inquieto, arrollador, y servido por los berlineses Claudio Abbado MISTERIO Y COLOR A RUSSIAN NIGHT. Obras de Chaikovski, Rachmaninov y Stravinski. HÉLÈNE GRIMAUD, piano. ORQUESTA DEL FESTIVAL DE LUCERNA. Director: CLAUDIO ABBADO. Director de vídeo: MICHAEL BEYER. DEUTSCHE GRAMMOPHON 440 073 4530 (Universal). 2008. 85’. N PN E spléndido concierto de Abbado al frente de su orquesta del Festival de Lucerna, conjunto en el que todo el mundo, desde su director-fundador hasta el último de los violines, se encuentra como pez en el agua. Y se nota, vaya que si se nota. La versión de la no frecuentada fantasía de Chaikovski La tempestad es de una belleza difícil de resistir, porque tiene tanta pasión, tanto aliento romántico, como riqueza de colorido, contrastes y sublimes matices, 108 aparte de estar, como cabría esperar de tan soberbia orquesta, formidablemente ejecutada. Con muchas resonancias que evocan Romeo y Julieta, esta Tempestad tiene en manos de Abbado y sus músicos todo el misterio, la épica y la intensidad que puede uno esperar. Una joya de interpretación para una obra hermosa pero poco escuchada del archiconocido compositor ruso. La guapísima pianista francesa Hélène Grimaud se une después para protagonizar la parte solista del Segundo Concierto de Rachmaninov. Abbado vuelve a producirse con tanto cuidado por la parte solista como pasión y efusión romántica. Da la sensación de contagiar a Grimaud, que tras un comienzo algo más tímido y distanciado, como demasiado preocupada por aspectos formales, termina por conseguir una interpretación muy convincente, como siempre impecable en cuanto a la realización. Quizá no alcanza la magia de los Richter, Janis y compañía, históricos recreadores de esta bellísima partitura, ni tampoco, por situarnos en colegas más modernos, la que consiguen Kissin (con Gergiev) o Zimerman (con Rattle). Pero dibuja un segundo tiempo sobresaliente, dicho con elegancia y sensibilidad, y un final brillante y apasionado. El concierto se cierra con un “clásico” en manos de Abbado, la Suite de 1919 de El pájaro de fuego. El italiano siempre ha dibujado interpretaciones magistrales de esta página, y esta no es la excepción. Llena de colorido, magia (qué preciosa transición de la Berceuse al Finale), contagioso ritmo y anchísima dinámica, siempre sabiamente graduada, la orquesta le responde con una prestación sensacional, envidiable. Una breve entrevista con Grimaud, debidamente subtitulada, completa este DVD sobresaliente, que cuenta con una excelente toma de sonido y cuidada y muy bonita dirección televisiva de Beyer. Rafael Ortega Basagoiti 251-DISCOS 18/3/10 19:32 Página 109 D V D VARIOS de manera sensacional. El virtuoso norteamericano Shaham protagoniza la parte solista del Concierto para violín de Brahms. Shaham ha profundizado y enriquecido su interpretación de esta página después de esta interpretación del año 2002. Recientemente pudimos escucharle una lectura en Madrid menos perfecta en cuanto a ejecución pero más honda en lo expresivo. Aquí Shaham evidencia un dominio mecánico y técnico verdaderamente insultante en una partitura erizada de dificultades, pero alcanza sólo ocasionalmente la exaltada pasión que demuestran los grandes traductores de la obra, empezando por el inolvidable Oistrakh, algo que resulta especialmente cierto en el segundo movimiento. El Shaham de hoy es bien diferente, más preocupado por el color, el matiz, la riqueza de inflexiones en su discurso que por la perfección ejecutora. Versión en todo caso notable, en la que destaca un sonido precioso —antes que especialmente poderoso en cuanto a cantidad— por parte de Shaham. El concierto se cierra oficialmente con una soberbia interpretación de la architocada Sinfonía del Nuevo Mundo. Efusiva, brillante, apasionada, con un Largo inolvidable en cuanto a evocación y nostalgia. Abbado y su asombrosa orquesta nos captan de principio a fin. El éxito, arrollador, impulsa una propina final tan apropiada (el concierto se celebró en Palermo) como memorablemente realizada: la obertura de Las vísperas sicilianas de Verdi, un prodigio que hubiera aplaudido el mismísimo Toscanini y con el que Abbado termina de rendir el público siciliano a sus pies. Un concierto precioso que ofrece una oportunidad de corregir un posible error: si en su primer lanzamiento lo dejaron pasar, no lo hagan ahora. Rafael Ortega Basagoiti LA DECISIÓN DE BRUCKNER. Una película de JAN SCHMIDT-GARRE. JOACHIM BAUER (Bruckner), SOPHIE VON KESSEL (Sophia), MICHAEL PONTI (pianista), PETER VON FONTANO (Voz de Bruckner), PETER FRICKE (Voz de Otto), MARKUS ERTELTHALNER (Bruckner niño), JULIA REGEHR (Josefine, empleada del Balneario), TRÍO WALLER (Orquestina de músicos populares), JOACHIM KAISER (Richard Wagner). ARTHAUS 101369 (Ferysa). 1995. 80’. N PN J an SchmidtGarre es un realizador cinematográfico alemán ya conocido entre nosotros por sus películas sobre Celibidache, Furtwängler y otros músicos, todas editadas en DVD y comentadas en su momento desde estas mismas páginas. En este caso, nos llega otra película suya que dramatiza un hecho concreto en la vida de Bruckner, la severa crisis personal y profesional en la vida del compositor que le llevó a tomar una importante decisión: abandonar su vid de maestro de escuela y organista en Linz y trasladarse a Viena para dedicarse por completo a la composición. Ese es en resumen la acción de este film en el que vemos a un atormentado Bruckner sufriendo en un balneario para enfermos mentales que son tratados con terapias de agua fría para su curación, todo ello aderezado con su fracaso sentimental, su obsesiva religiosidad y su neurótica afición a contar todo lo contable, desde las tejas de una casa a las perlas de un collar. Garre logra recrear muy bien el ambiente de la época, sabiendo elegir adecuadamente al actor que encarna el papel principal (Joachim Bauer), de sorprendente parecido con el compositor. La película está narrada (alemán o francés, siempre con subtítulos en español) en un tempo amplio, filmada en blanco y negro (en nuestra opinión, un acierto evidente) y con cuidadas y profesionales intervenciones de buenos actores, un documento de evidente interés para cualquier interesado en la vida del compositor de Ansfelden. A pesar de ser ficción, el guión se desvía muy poco de los hechos reales, como comprobará cualquiera que esté medianamente versado en Bruckner y su época. Un excelente documento que se recomienda sin ninguna reserva. Enrique Pérez Adrián 109 251-DISCOS 18/3/10 19:32 Página 110 ÍNDICE ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS 110 Adams: Nixon en China. Orth Kanyova/Alsop. Naxos. . . . . 69 Albéniz: Navarra. Camell. Columna Música. . . . . . . . . . . . . . . 74 Álvarez, Marcelo. Tenor. Obras de Verdi. Decca. . . . . . . . . . 96 Arte del violín solo en la Alemania Barroca. Obras de Bach, Biber y otros. Glodeanu. Ambronay. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99 Bach: Arte de la fuga. Rieger. AVI. . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 — Sonatas en trío. Perl/Schornsheim/Santana. Deutsche H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 — Suites para chelo. Fanlo. Arsis.74 — Variaciones Goldberg. Staier. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . 68 Backhaus, Wilhelm. Pianista. Obras de Beethoven, Schubert y otros. Profil. . . . . . . . . . . . . 105 Barroco boliviano. Vol. 3. Música de las misiones y La Plata. Solomon. Channel. . . . . . . . . . . . 99 Bartholomée: Réquiem. Janssens. Cyprès.. . . . . . . . . . . . . . . . . 75 Bartók: Concierto para piano 3. Würtz/Kuchar. Brilliant. . . . . 75 — Danzas rumanas. Endechas. Bringuier. Audite. . . . . . . . . . 75 Bellini: Zaira. Vargas, Alaimo/Olmi. Nuova Era. . . . 72 Berlioz: Sinfonía fantástica. Immerseel. Zig Zag. . . . . . . . 76 Bernstein: Misa. Alsop. Naxos. 76 Blasco de Nebra: Sonatas. Perianes, piano. H. Mundi. . . . . . 76 Brahms: Canciones. Varios Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77 Brentner: Concertus. Semerádová. Supraphon.. . . . . . . . . . . . . . 77 Bruch: Concierto. Romanza. Votano, Thorette/Rophé. Cyprès. . 77 Bruckner: Sinfonía 6. Janowski. Pentatone. . . . . . . . . . . . . . . 78 Cesti: Disgrazie d’Amore. Arcari, Schiavo, Zanasi/Ipata. Hyperion.78 Cimarosa: Baronesa stramba. Rizzieri, Montarsolo/Caracciolo. Walhall. . . . . . . . . . . . . . . . . 71 — Tre amanti. Gaifa, Malacarne/Loehrer. Nuova Era.72 Company of Voices. Obras de Simon, Lennox y otros. Johnson. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . 99 Concierto de Europa en Palermo. Obras de Beethoven, Brahms y otros. Shaham/Abbado. Medici Arts. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108 Concierto inaugural. Obras de Adams y Mahler. Dudamel. DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . 108 Daugherty: Fire and Blood. Kavafian/Järvi. Naxos. . . . . . 78 Debussy: Jeux. Ashkenazi. Decca. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78 Decisión de Bruckner. SchmidtGarre. Arthaus.. . . . . . . . . . 109 Defoort: House of the Sleeping Beauties. Hannigan, Ebrahim, Duwe/Davin. Fuga Libera. . . 79 Donizetti: Olivo e Pasquale. Pecchioli, Czapó/Rigacci. Nuova Era.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 Dvorák: Rusalka. Boshkova, Ros- ca/Rahbari. Brilliant.. . . . . . . 69 Edad de oro de la polifonía inglesa. Obras de Fayrfax, Taverner y otros. Christophers, Hyperion. 70 En un Gardin. Snellings. Musique en Wallonie. . . . . . . . . . . . . 99 Estel de mar. Cantos de peregrinos. Hoefener. Christophorus. . . . 100 Fauré: Canciones. Deshayes/Lucas. Zig Zag. . . . 79 Field: Conciertos para piano. Restani/Guidarini. Brilliant. . . . . 79 Franck: Cuarteto. Quinteto. Ortiz/Fine Arts. Naxos. . . . . . 79 Franz: Princesa Cabellos de Oro. Katsapo, Pollertová/Vrabel. Supraphon.. . . . . . . . . . . . . 106 Frescobaldi: Madrigales. Hoffmann. Brilliant. . . . . . . . . . . 79 Fux: Dafne in Lauro. Akerlund, Lesne/Clemencic. Nuova Era.72 Gabetta, Sol. Violonchelista. Obras de Hofmann, Haydn y Mozart. RCA. . . . . . . . . . . . . 96 Gaultier: Apollon orateur. Bailes. Ramée.. . . . . . . . . . . . . . . . . 80 Guía de instrumentos de época. Varios. Ricercar. . . . . . . . . . 100 Guitarra modernista. Obras de Pujol, Malats y otros. Tritó.. 100 Haendel: Dixit Dominus. Thomas, Davidson/Christophers. Coro.80 Halffter, E.: Obra para piano. Jones. Nimbus. . . . . . . . . . . . 80 Haydn: Conciertos para violín. Podger. Channel. . . . . . . . . . 80 — Creación. Dasch, Quasthoff/Fischer. Medici Arts. . . . . . . . . 106 Homenaje a Andrés Segovia. Obras de Tansman, Roussel y otros. Fisk. Nimbus. . . . . . . 100 Hummel: Sonatas. AlexanderMax. Chandos. . . . . . . . . . . . 81 Huybrechts: Música de cámara. Amoyal e. a. Cyprès. . . . . . . 81 Ibérica. Obras de Falla, Cassadó y Granados. Gastinel/Márquez. Naïve. . . . . . . . . . . . . . . . . 102 Ives: Decoration Day. Sinclair. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . 81 Jacob: Dixit Dominus. Blazíková, soprano; Petra Noskaiová/Hugo. Supraphon.. . . . . . . . . . . . . . 81 Knox: Viola spaces. Knox. Mode.. . . . . . . . . . . . . . . . 82 Korngold: Cuartetos. Quinteto. Sigfridsson/Aron. CPO.. . . . . 82 Leoncavallo: Pagliacci. De los Ángeles, Warren/Cellini. Brilliant.. . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 — Pagliacci. Merrill, Amara/Cleva. Walhall. . . . . . . . . . . . . . . . . 71 Ligeti: Cuartetos. Parker. Naxos.82 Mahler: Sinfonía 2. Persson, Stotijn/Haitink. CSO.. . . . . . . . . 83 Man: Magnetic fields. Hempel. Etcetera. . . . . . . . . . . . . . . . . 83 Markevich: Obras para orquesta, vol. 2. Lyndon-Gee. Naxos. . 83 Martinu: Obra para piano completa, vol. 7. Koukl. Naxos. . 84 Massenet: Ève. Gavazzeni, Fichera/Agiman. Bongiovanni.84 Matteuzzi, William. Tenor. Obras de Rossini, Mozart y otros. Bon- giovanni. . . . . . . . . . . . . . . . 96 Meyster ob allen meystern. Obras de Paumann y otros. Pérez. Passacaille. . . . . . . . . . . . . . . . 101 Milhaud: Alissa. Farley/Constable. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . 84 Misterio de los templarios. Varios. Naïve. . . . . . . . . . . . . . . . . 101 Mitterer: Music for checking emails. Mitterer. Col Legno. . . 85 Monteverdi: Vespro. Parrott. Virgin.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84 Moravec, Ivan. Pianista. Obras de Beethoven, Brahms y Chopin. Supraphon.. . . . . . . . . . . . . . 97 Mossi: Sonatas para violín. Schayegh/Halubek. Pan. . . . . . . . 86 Mozart: Clemencia de Tito. Patacca, Post/Wentz. Brilliant. . . . 69 — Conciertos para piano K. 482, 491. Greilsammer. Naïve. . . 85 — Cuartetos con piano. Mozart Piano. MDG. . . . . . . . . . . . . 85 — Don Giovanni. London, Della Casa/Klemperer. Walhall. . . . 71 Müller-Schott, Daniel. Violonchelista. Obras de Schumann, Strauss y otros. Orfeo. . . . . . 97 Musorgski: Cuadros de una exposición. Jansons. RCO. . . . . . . 86 Netrebko, Anna. Canciones de Rimski-Korsakov y Chaikovski. DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98 Neuwirth: Streichquartett. Siebens. Kairos.. . . . . . . . . . . . . 87 Onslow: Cuartetos 28-30. Diotima. Naïve. . . . . . . . . . . . . . . 87 Paso del Mar Rojo. Obras de De la Guerre, Bousset y Brossard. Siquiera/Tendre Amour. K 617. . . . . . . . . . . . . . . . . 102 Picasso y la música. Obras de Poulenc, Granados, Gragera/Cardó. Columna Música. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103 Porpora: Arias. Gauvin/Curtis. Atma. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87 Poulenc: Mamelles de Tirésias. Arends/Spanjaard. Brilliant. . 69 Premio internacional de piano Van Cliburn. H. Mundi. . . . 104 Prokofiev: Romeo y Julieta. Rojo, Acosta/Gruzin. Decca. . . . . 106 Purcell: Dido y Eneas. Connolly, Meachen/Hogwood. Opus Arte.. . . . . . . . . . . . . . . . . 107 — Dido y Eneas. Ernman, Maltman/Christie. Fra Musica.. . 106 Rachmaninov: Études-tableaux. Chen. Pentatone. . . . . . . . . . 87 Rameau: Obras para clave. Belder. Brilliant. . . . . . . . . . . . . 88 Rattle, Simon. Director. Obras de Rachmaninov, Prokofiev y otros. EMI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 Rautavaara: Música coral. Burton. Hyperion.. . . . . . . . . . . . . . . 88 Remacha: Obra sinfónica. Temes. Verso.. . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 Rorem: On an Echoing Road. Hogarth. Linn. . . . . . . . . . . . 89 Rossi: Canciones. Hönigova. Pan. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89 Rossini: Álbum. Marangoni. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . 89 — Barbero de Sevilla. Callas, Gobbi/Galliera. Brilliant. . . . 69 Russian Night. Obras de Chaikovski, Rachmaninov y Stravinski. Grimaud/Abbado. DG. . 108 Scarlatti: Pastor de Corinto. Tredicine, Carbonera/Tozzi. Bongiovanni.. . . . . . . . . . . . . . . . . 107 Schnitzer, Petra-Maria. Soprano. Obras de Wagner. Orfeo. . . . 97 Schubert: Impromptus. Lubimov. Zig Zag. . . . . . . . . . . . . . . . . 89 Schumann: Obras completas para piano. Varios. Brilliant.. . . . . 73 — Sinfonía 4. Varios. . . . . . . . 66 — Sonatas para violín y piano. Roth/Gallardo. Challenge. . . 90 Sciarrino: Madrigali. Neue Vocalsolisten Stuttgart. Col Legno. 90 Serenade. Obras de Martinu, Nielsen y otros. Baborák. Supraphon. . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 Sheppard: Media vita. Stile Antico. H. Mundi. . . . . . . . . 90 Shostakovich: Preludios y fugas. Lin. Hänssler. . . . . . . . . . . . . 91 — Sinfonías nº 1, 15. Gergiev. Mariinsky. . . . . . . . . . . . . . . 91 — Tríos. Parma. Stradivarius. . 90 Smetana: Cuarteto 1. Kocian. Praga.. . . . . . . . . . . . . . . . . . 92 Sorozábal: Juan José. Lanza Sánchez/Estellés. Musikene. . 91 Storace: Obras para tecla. Halubek. CPO. . . . . . . . . . . . . . . 91 Strauss: Don Quijote. Vogler/Luisi. Sony. . . . . . . . . . . . . . . . . 92 — Elektra. Marc, Voigt/Sinopoli. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . 69 — Vida de héroe. Weller. Fuga libera.. . . . . . . . . . . . . . . . . . 92 Suk: Asrael. Flor. BIS. . . . . . . . 93 Szymanowski: Concierto para violín 1. Steinbacher/Janowski. Pentatone. . . . . . . . . . . . . . . . . . 93 Tebaldi, Renata. Soprano. Obras de Puccini, Verdi y otros. Decca. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98 Telemann: Conciertos Y música de cámara. Alta Ripa. MDG. . . . 93 — Deus judicium tuum. Cao. Eloquentia. . . . . . . . . . . . . . . . . 94 Terfel, Bryn. Bajo-barítono. Obras de Boito, Puccini y otros. DG.98 Très gentil cuer. Música cortesana de la baja Edad Media. Fortuna Canta. Ars. . . . . . . . . . . . . . 104 Verdi: Macbeth. Milnes, Ludwig/Böhm. Orfeo.. . . . . . 94 Vivaldi: Concerti da camera. De Roos. Ricercar. . . . . . . . . . . . 94 — Cuatro estaciones. Seiler. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . . 94 Wachutca, Elisabeth-Maria. Soprano. Obras de Strauss, Beethoven y Wagner. Solovoce.. 98 Wedding Cake. Obras de SaintSaëns, Fauré y otros. Rogé. Onyx.. . . . . . . . . . . . . . . . . 104 Wetzler: Visionen. Beermann. CPO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 Yared: Clavigo. Le Riche, Osta/Bernas. Arthaus. . . . . . 107 Zemlinsky: Sinfonietta. Judd. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 251-dosier 18/3/10 18:16 Página 111 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN 1810-2010 111 251-dosier 18/3/10 18:16 Página 112 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN FIGURA Y FONDO N 112 o ha sido Chopin un compositor favorecido por la bibliografía analítica en la misma medida que otros autores de música relevante para tecla como Bach, Haydn, Mozart, Beethoven, Brahms o Debussy, cuya obra ha sido profusa y repetidamente analizada desde el siglo XIX a partir de variados puntos de vista que reflejan además la evolución de la teoría analítica. En efecto, los preludios y fugas y las series de partitas y suites de Bach, las sonatas de los tres clásicos vieneses, las piezas de Brahms y la variada obra de Debussy no sólo han sido abordadas como tales por su interés armónico, melódico, contrapuntístico o formal, sino que en muchos casos han pasado a los manuales como modelo formal (especialmente en el caso de las fugas y las sonatas). También es cierto que una parte sustancial de la bibliografía analítica sobre Chopin está en polaco, lo que hace bastante inaccesible su lectura para la mayoría de los españoles, que nos manejamos mejor en inglés, francés, italiano o alemán, como mucho. En todo caso, hay material de sobra (especialmente en inglés y francés) para lograr una visión profunda de su estilo, de los elementos característicos de su música y de los aspectos específicos concernientes a los diversos tipos de géneros y formas que nos dejó como legado pianístico. No es mi intención, naturalmente, hacer un recorrido integral por la creación del compositor, algo imposible en un ensayo de estas características, sino más bien ofrecer algunas pinceladas relativas a ciertas obras, grupos de obras o aspectos específicos que me gustaría poner en evidencia para un mejor conocimiento de su obra. Para empezar, hay que recordar que no es Chopin un autor que nos haya dejado por escrito sus propias opiniones estéticas o sus ideas sobre la expresión, la forma o el contenido, salvo en contadas ocasiones, como nos explica Cortot comentando la edición que realizó Henryk Opienski de las cartas del autor polaco en 19331. Las cartas escritas todavía en Polonia o las enviadas desde Viena proporcionan únicamente someras indicaciones acerca de cuestiones de interpretación de alguna que otra obra, y sólo en el último caso (una carta dirigida a Matusynski) hay una referencia más bien externa al carácter de su música, en relación con los días de la insurrección de Varsovia: “Las lágrimas que debían caer sobre el teclado han regado tu carta. Si pudiese, recurriría a todos los sonidos que me inspira este sentimiento furioso, ciego, desencadenado, para adivinar los cantos cuyos ecos dispersos erran aún por las orillas del Danubio —y que cantaba el ejército del rey Juan”, aludiendo a las luchas sostenidas en 1683 por las tropas de Sobieski contra los turcos2. En septiembre de 1831, en un cuaderno de notas escrito en Stuttgart, Chopin deja salir toda su rabia por la toma de Varsovia y nos lo muestra “penetrado de dolor y gritando su desesperación al piano”3. No mucha más información ofrecen las cartas escritas en París, Nohant o Londres, más allá de algunos detalles sobre modificaciones que desea hacer de algunas de sus obras antes de enviarlas a sus dedicatarios o al editor, de algunos juicios negativos o positivos sobre sus recientes creaciones (“He escrito un preludio en do sostenido menor… Está bien modulado y puedo enviarlo sin temor”4) o de su enérgica protesta por los “títulos estúpidos” que su editor londinense —Wessel— le pone a sus composiciones para aumentar las ventas. Sobre su estancia en Mallorca (invierno de 18381839) hay más documentación gracias a los escritos de George Sand fotografiada por Felix Nadar George Sand, y aunque son bien conocidas las lamentables condiciones de trabajo que soportó allí Chopin, no hay duda de que se trata de uno de los períodos más fecundos de su carrera de compositor. En efecto, allí termina los Preludios op. 28 y culmina también los Nocturnos op. 37, la Balada nº 2 op. 38, el Scherzo nº 3 op. 39 y las 2 Polonesas op. 40. ********** Son sin duda los Preludios op. 28 una de las colecciones más singulares de Chopin, y en ellos es fácil ver una clara alusión a los preludios del Clave bien temperado de Bach, obra bien conocida por el músico polaco, al tiempo que se vislumbra una propuesta radicalmente nueva en la que el preludio pierde su asociación con cualquier género (como la fuga) para adquirir una independencia como breve pieza aforística con su propia sustancia y significado. Ya el planteamiento tonal de la colección chopiniana difiere mucho del de su predecesor alemán: Bach ordenó sus preludios y fugas por orden cromático ascendente desde do hasta si, alternando además cada tónica en modo mayor y menor, mientras que Chopin sigue el círculo de quintas desde do mayor, pasando después a su relativo la menor; a continuación añade un sostenido y se sitúa en sol mayor y en su relativo mi menor, y así sucesivamente hasta recorrer el círculo completo en el sentido de las agujas del reloj, por lo que los dos últimos preludios están en fa mayor y re menor5. Se trata de la primera colección de preludios que se presenta como un ciclo de piezas con contenido autónomo, donde cada una de ellas puede subsistir aislada (superando los prejuicios sobre el reducido valor artístico de las piezas cortas y contribuyendo —junto con Schumann, Mendelssohn, Liszt o Brahms— a la consolidación de un género fundamental en los siglos XIX y XX, el de la pieza corta), al 251-dosier 18/3/10 18:17 Página 113 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN tiempo que todas “contribuyen a la totalidad de un ciclo enriquecido por los caracteres complementarios de sus componentes e integrado por la lógica tonal de su ordenación”6. Aunque quizá el plan de realizar una colección de preludios al estilo de Bach es anterior, parece claro que la composición de los mismos no empezó hasta finales de 1835 o comienzos de 1836. No es posible saber cuáles de estos preludios habían sido ya compuestos en noviembre de 1838, cuando llegó a Mallorca, y sólo está claro que en la isla nacieron preludios como el nº 2 y el nº 4 por los autógrafos datados allí, además de otros como el nº 10 y nº 21. La terrible descripción que hace George Sand de una tormenta y de su plasmación sonora en uno de los preludios ha recaído tradicionalmente en el nº 15 (“Gota de lluvia o gota de agua”), pero la composición que ella describe puede ser cualquiera de las que presentan sonidos repetidos o una figura repetitiva en el acompañamiento, como sucede también en los Preludios nºs 2, 4 o 6. Una de los rasgos más destacados de la colección es, sin duda, la gran variedad de “afec- Carta de Chopin a J. Fontana. “Palma 28 Dec. 1838 o más bien Valldemosa...” tos” que ofrecen los distintos preludios, y aunque una primera generalización podría llevar a simplifisonatas del período preclásico (Scarlatti, C. P. E. Bach, J. C. car la oposición de afectos en una dialéctica entre los preluBach, Seixas, Soler, etc.), muchas de las sonatas iniciales y dios impares en modo mayor (luminosos, brillantes, cantamedias de Haydn, así como las sonatas centrales y maduras biles, etc.) y los pares en modo menor (dramáticos, melande Beethoven se salen y se alejan —a veces bastante— por cólicos, tormentosos, etc.), lo cierto es que la realidad es uno u otro motivo del citado modelo. Si Beethoven hubiera mucho más compleja. Entre los preludios impares hay consempleado siempre el modelo “ortodoxo” de sonata no trucciones con gran regularidad fraseológica y armonía diahabría contribuido a dinamitar el género desde dentro y a tónica pero una textura de complejidad inusitada (nº 1), o su apertura a nuevas posibilidades, muchas de las cuales se bien organizados en torno a tres frases simétricas de carácrealizarían años después en las aportaciones de Chopin, ter heroico ancladas sin embargo en un complejo ciclo Schumann, Liszt o Brahms. Invocar un presunto modelo tan armónico de 3ª (nº 9: mi mayor—do mayor—la bemol restrictivo para juzgar la producción de un autor supone un mayor), o presentando contrastes internos a modo de resuempobrecimiento del análisis, que debería en lugar de ello men de los dos grandes tipos (nº 15), o incluso organizados observar en qué medida la obra aporta nuevas soluciones a en pequeñas formas de rondó y con lejanas armonías de los principios generales de la sonata, y es eso lo que harecontraste (nº 17: ABA’B’A’’). En los preludios pares, por su mos al abordar las tres obras chopinianas. parte, se pueden encontrar evocaciones del lamento barroLa Sonata nº 1 op. 4 fue publicada por Haslinger en Vieco pero con cromatismos mucho más complejos (nºs 4, 20), na, y en una carta de 1845 Chopin manifestó sus reticencias rápidas figuraciones cercanas al estudio pero con mayores por esta tardía publicación de una obra de juventud, escrita rupturas formales (nºs 10, 12, 14, 16, 22), lúgubres melodíen Varsovia y en la que Cortot ve una clara influencia as sobre fondos repetitivos (nºs 2, 6), o tormentosas explo“hummeliana”, además de considerarla un mero ejercicio de siones sonoras (nºs 18, 24) incluidas en algún caso en texescuela. ¡Si él considera normal que un alumno de sólo 18 turas y armonías de una complejidad sorprendente (nº 8). años componga una obra de esta categoría, eso implica que En todo caso, no hay duda de que el planteamiento tonal y todos los alumnos de composición deberían ser futuros afectivo de los preludios produce fuertes contrastes entre genios! Me permito, como parece evidente, discrepar del los preludios impares y los pares a lo largo de todo el ciclo, juicio de Cortot y de otros muchos pianistas y críticos, y y es difícil encontrar una “pareja” de preludios en mayor y creo que se debe considerar esta obra como una contribumenor en el que esto no sea evidente7. ción perfectamente digna al género, en la que si bien todavía no se alcanzan las cotas artísticas de la dos siguientes, son ya audibles muchos de los rasgos estilísticos del Chopin ********** maduro, además de proponer —en su primer movimiento— un novedoso esquema temático-armónico para la forQuizá el grupo de obras chopinianas de más compleja valoma de sonata en el que se mezclan premisas del modelo ración es aquél en el que se enfrenta a los modelos formapreclásico (es monotemático) con novedades armónicas y les de mayor peso, y no hay duda de que son la sonata y el formales típicamente románticas (la exposición se mantiene concierto los más significativos en este terreno. Si se consien do menor, pero la recapitulación empieza en si bemol dera el caso de las tres sonatas, quizá las obras más polémimenor, pasando por sol menor antes de regresar a la tónica cas de Chopin, habría que empezar por recordar que lo que principal, lo que desplaza el interés armónico al final del se considera el modelo de sonata clásica8 es una especie de movimiento9). La Sonata nº 2 op. 35, compuesta a partir de término medio entre las sonatas tardías de Haydn, bastantes sonatas mozartianas y algunas beethovenianas, porque las la Marcha fúnebre de 1837 y terminada en el primer verano 113 251-dosier 18/3/10 18:17 Página 114 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN 114 de Nohant, en 1839, ha sido sin duda objeto de las mayores polémicas. Lo más suave que se ha dicho del primer movimiento es que su recapitulación no es ortodoxa (de nuevo de acuerdo con un modelo teórico de manual), cuando no se ha escrito abiertamente sobre la incompetencia de Chopin para componer sonatas. ¿Tan cortos de miras son algunos críticos para no caer en la cuenta de que nuestro compositor está volviendo a la “solución preclásica”, que consiste en recapitular en la tónica principal sólo aquel material que se ha expuesto fuera de la tónica (el segundo grupo temático) con el fin de resolver la disonancia estructural (en palabras de Rosen10), ya que no considera necesario volver a decir en la tónica principal lo que ya se ha dicho en ella (el primer grupo temático)? ¿Estaban equivocados todos los compositores preclásicos anteriormente mencionados por no considerar necesario dicho retorno simultáneo 11? ¿Tampoco han observado que es en el desarrollo cuando se escuchan los dos temas del primer grupo (el lento que abre la exposición y el rápido que sigue después) en un ambiente de variación progresiva y con tal intensidad expresiva que haría superflua cualquier vuelta posterior de los mismos temas? Hay otro curioso asunto en relación con esta sonata que concierne al análisis y a las ediciones de la obra de Chopin, ampliamente documentado por Rosen en un artículo dedicado a los errores “aceptados” históricamente en las sucesivas ediciones al uso entre los pianistas12. Brevemente, se trata de la repetición de la exposición, práctica habitual todavía entonces y que Chopin señaló en el manuscrito. El problema es que una doble barra en el c. 5 (que sólo indicaba un cambio de tempo al doble de rápido) hizo pensar a muchos editores que se debía repetir desde allí. Sin embargo, como claramente demuestra Rosen (y antes había detectado Brahms en su edición de la sonata), ya que lo lógico musicalmente es resolver adecuadamente la dominante (la bemol mayor) en su tónica re bemol, y, por tanto, repetir desde el comienzo, es decir, desde el tema lento13. Desgraciadamente, la mayoría de las ediciones actuales ha perpetuado el error, y lo peor es que muchos intérpretes (incluso de gran renombre) han interpretado y grabado la sonata aceptando este despropósito musical14, hasta el punto de que cuando algún pianista lo ha subsanado y ha hecho la repetición correcta desde el primer compás (Mitsuko Uchida, por ejemplo) ha sido ferozmente atacada por algún crítico que tenía en la cabeza la versión errónea como la ortodoxa (sin haberse molestado en consultar las fuentes, las ediciones y sus errores). También el segundo movimiento presenta alguna novedad, ya que se trata de un scherzo en el que la sección inicial no se repite idéntica (como es habitual) sino que los dos bloques están escritos en su integridad, ya que el final de ambos es diferente. Por otra parte, lo que normalmente es en otras sonatas un trío de carácter ligero se transforma aquí en un lento y etéreo vals que proporciona un extenso remanso de paz en medio de las turbulencias rítmicas y armónicas del scherzo. Tras la célebre marcha fúnebre llega la última sorpresa de la sonata, un fugaz Finale (Presto) que desafía cualquier concepción previa de la forma de sonata por el equilibrio inusual y novedoso de las proporciones entre movimientos que supone, y que aún hoy desafía a cualquier analista. La Sonata nº 3 op. 58 (1844), por su parte, “se acerca más (según Michalowski y Samson) a la tradición alemana de la sonata, alcanzando en su primer movimiento un proceso de desarrollo continuo y transformación temática, así como una densidad contrapuntística dignas de Brahms”. Es también destacable el movimiento lento (Largo), que, tras un arranque inusual en fortissimo, presenta un tema lírico con ritmo de marcha lenta en su sección inicial, para dar paso, en la sección central, a otro de esos pasajes característicos de Chopin en los que el autor parece detener el tiempo para ofrecernos una música estática, serena, supraterrenal y alejada de conflictos armónicos. Un apasionado Finale (Agitato) cierra contundentemente la sonata, no sin ofrecernos un novedoso plan armónico para una forma convencional como el rondó. ********** El grupo de las baladas tiene especial importancia, en primer lugar por la novedad del género en sí mismo, y sobre todo por las cotas artísticas que en él alcanza. Hay autores que las consideran inspiradas por la tradición de la balada literaria: “Las baladas asumen el carácter de una historia invocando y después modificando los esquemas convencionales, enfocando los hechos a través de una caracterización de los temas, que son los personajes del drama” (Michalowski y Samson). Otra línea de análisis —nacida en las páginas del musicólogo Hugo Leichtentritt15— las relaciona sin embargo con la forma de sonata, y las posturas mantenidas desde entonces parecen buscar una conciliación o simplemente la integración de ambas ópticas16. Es imposible abordar aquí estas obras con la profundidad que se merecen, por lo que me limitaré a destacar algunos aspectos reseñables, entre ellos uno de los rasgos que ya hemos visto antes, y es el hecho de que las baladas poseen una forma orientada a su final, es decir, que mantienen o retrasan la resolución de los conflictos tonales hasta el mismo final de la pieza, y esta es una estrategia muy adecuada para la exposición del argumento hipotético o real de estas obras. La Balada nº 1 op. 23 se abre con una memorable frase ascendente situada sobre la armonía conocida como “sexta napolitana”, es decir, fuera de la tónica principal, que es sol menor, práctica por otra parte frecuente en Chopin. El tema A se basa en un arabesco en torno a la nota sol, que se repite a modo de rima varias veces durante su exposición. El tema B se presenta bajo apariencia muy divergentes17, la primera de ellas en un entorno cantabile, en mi bemol mayor, seguido de un pasaje contemplativo que pronto se encamina, sin embargo, hacia una vuelta dramática del tema A con carácter de gran anacrusa para dar paso a la versión “heroica” del tema B, esta vez en la mayor. Un interludio virtuosístico separa estas dos exposiciones de la siguiente, donde el tema B vuelve a estar en mi bemol mayor, antes de la última exposición del tema A, que anticipa el pasaje de bravura en sol menor que cierra la balada a modo de coda, aunque algunos prefieren verlo como desenlace de la narración. De esta forma, a pesar de que Schenker ignora en su análisis esa zona central en la mayor, creo mucho más acorde con la experiencia auditiva ubicar la obra en cinco grandes regiones tonales, enmarcadas por el sol menor inicial y final, y con otras dos zonas en mi bemol mayor rodeando el pasaje central en la mayor, una forma simétrica que además utiliza como tonalidades de contraste dos regiones armónicas derivadas de la subdominante. La Balada nº 2 op. 38 sorprende con un comienzo en fa mayor y un final en la menor, un plan tonal insólito, pero no único en la obra de Chopin, como se ve en la Mazurka op. 30, nº 2 (si menor—fa sostenido menor), en el Preludio op. 28, nº 2 (mi menor—la menor), o en el Scherzo nº 2 op. 31, (si bemol menor—re bemol mayor), todo lo cual sugiere ya un esquema en dos tonalidades, no un mero comienzo fuera de la tónica, algo todavía mucho más habitual en su música. La Balada nº 3 op. 47 es quizá la más cercana a ese espíritu narrativo y a la nobleza épica que alienta en el ciclo completo, sin llegar a las cotas de dramatismo de la primera o a la sofisticación de la Balada nº 4 op. 52, unánimemente alabada como una de las obras maestras de Cho- 251-dosier 18/3/10 18:17 Página 115 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN pin y de todo el repertorio pianístico, en la que se dan cita “unos temas fuertemente caracterizados, una sucesión formal convencional de tipo sonata y un poderoso drama de relaciones tonales a gran escala” (Michalowski y Samson). ********** Mucho más se podría decir sobre la figura y el fondo de Chopin, sobre la forma y el contenido: Gerald Abraham ha destacado su lenguaje armónico como el aspecto más importante, más individual y más fascinante de su música18; Badura-Skoda ha puesto en evidencia la influencia de Chopin en compositores de todos los tiempos (Liszt, Brahms, Dvorák, Debussy, Ravel, Scriabin, etc.) y en aspectos musicales de todo tipo (novedades armónicas que rozan la ruptura con la tonalidad, neomodalismo por el uso del modo lidio, frigio y eólico en las mazurkas, pasajes melódico-armónicos que anticipan a Wagner o Schoenberg, etc.); Jim Samson ha ubicado la aportación de Chopin en su tiempo y en la posteridad a través de la crítica, las ediciones, las teorías analíticas y el formalismo, etc. Pero no cabe duda de que la mejor aproximación a un compositor sigue siendo el contacto directo con su música, y ahí está la incomparable y personalísima producción de Chopin, esperando para revelarnos los secretos de una música que nunca dejará de sorprendernos. Enrique Igoa BIBLIOGRAFÍA SELECTA Paul Badura-Skoda, “La influencia de Chopin”, Quodlibet, 1999, nº 14. Karol Berger, “La Balada op. 23 de Chopin y la revolución de los intelectuales”, Quodlibet, 2004, nº 29. Alfred Cortot, Aspectos de Chopin. Madrid, Alianza, 1986. Simon Finlow, “Los veintisiete estudios de Chopin y sus antecedentes”, Quodlibet, 2000, nº 16. Thomas Higgins, (ed.), Chopin: Preludes op. 28. Authoritative Score. Historical Background. Analysis. Views and Comments. Nueva York, Norton, 1973. Jeffrey Kallberg, “In Defence of the Prelude”, en Jim Samson (ed.), The Cambridge Companion to Chopin. Cambridge University Press, 1992. Leonard B. Meyer, Emotion and Meaning in Music. University of Chicago Press, 1956. Traducción castellana: Emoción y significado en la música. Madrid, Alianza, 2001. Kornel Michalowski & Jim Samson, “Chopin, Fryderyk Franciszek”, The New Grove Dictionary of Music and Musicians (NG). Stanley Sadie (ed.), Londres, MacMillan, 2001. Nigel Nettheim, “La derivación de la cuarta Balada de Chopin a partir de Bach y Beethoven”, Quodlibet, 2004, nº 29. James Parakilas, “La forma balada en Chopin”, Quodlibet, 2004, nº 29. Charles Rosen, El estilo clásico: Haydn, Mozart, Beethoven. Madrid, Alianza, 1986. — Formas de sonata. Barcelona, Idea Books, 1987. — “La fronteras del sinsentido”, Quodlibet, 2002, nº 24. Jim Samson, “La recepción de Chopin: teoría, historia, Análisis”. Quodlibet, 1999, nº 14. Carl Schachter, “El Impromptu en fa sostenido mayor op. 36: Análisis e interpretación”. Quodlibet, 1999, nº 14. Alan Walker, “Chopin y la estructura musical: Una aproximación analítica”, Quodlibet, 1999, nº 14. James Webster, “Sonata form”, The New Grove Dictionary of Music and Musicians. Londres, MacMillan, 2001. 1 2 3 Alfred Cortot, Aspectos de Chopin. Op. cit. Op. cit. Las injerencias del zar Nicolás I en la constitución polaca desencadenaron la insurrección de Varsovia de 1830, tras la cual el príncipe Czartoryski formó un gobierno nacional y destituyó a la dinastía rusa. A pesar de que la causa polaca levantó grandes simpatías en Europa, ningún gobierno llegó a prestarle ayuda efectiva, por lo que tras dos derrotas polacas, Paskievich conquistó Varsovia en 1831 y, tras castigar duramente a los insurrectos, inició una despiadada rusificación del país. 4 Op. cit. Se refiere al Preludio en do sostenido menor op. 45. 5 La misma ordenación tonal seguirán en el siglo XX los ciclos de Preludios op. 34 y de Preludios y fugas op. 87 de Dimitri Shostakovich. 6 Jeffrey Kallberg, “In Defence of the Prelude”. 7 Entre los innumerables comentarios de todo tipo que se han vertido sobre los Preludios (Higgins recoge los de Schumann, Liszt, George Sand, Marcel Proust, André Gide, T. S. Eliot o Kazimierz Wierzynski) hay uno especialmente interesante como fusión de análisis tradicional y psicológico: se trata del análisis que realiza L. B. Meyer en su libro Emoción y significado en la música del Preludio nº 2 en términos de establecimiento de un proceso, su continuación y su perturbación, partiendo naturalmente de la teoría de la Gestalt y de sus leyes (pp. 109-112), demasiado técnico para ser abordado en este estudio. 8 Establecido en gran medida en los escritos de Anton Reicha (18241826) y Adolph Bernhard Marx (1837-1847), en este último caso negando cualquier valor a las “convenciones formales” a favor de un número ilimitado de formas y de una base epistemológica para la concepción de la misma. 9 Uno de los rasgos estilísticos del Romanticismo musical es el progresivo desplazamiento del clímax dramático de una obra a la sección final de la misma o al último movimiento en el caso de sonatas sinfonías, etc., algo evidente por ejemplo en la Sonata en si menor de Liszt, la Sinfonía nº 4 de Brahms, muchas sinfonías de Bruckner, casi todas las de Mahler, etc. 10 Véase especialmente el libro Formas de sonata. 11 El retorno simultáneo del tema inicial en la tónica principal marcando el comienzo de la recapitulación fue un proceso que se abrió paso poco a poco en las sonatas de la segunda mitad del siglo XVIII, en las que hasta entonces sólo se recapitulaba el material de la exposición presentado en la tónica de contraste (la transición o parte de ella y el segundo grupo temático). 12 Charles Rosen, “Las fronteras del sinsentido”. 13 Como acertadamente explica Rosen, estos cuatro compases no son, estrictamente, una introducción, sino uno de los dos temas del primer grupo. 14 Otros pianistas, al advertir lo mal que suena la versión con la repetición errónea (desde el c. 5), han optado por suprimirla (Idil Biret, Naxos), lo que ha quitado peso y duración a un movimiento que Chopin concibió con repetición de la exposición. 15 Hugo Leichtentritt, Analyse der Chopin’schen Klavierwerke. Berlín, Hesse, 1921-1922. 16 Hay un excelente estudio sobre este asunto, con especial incidencia en la Balada nº 1, en el artículo de James Parakilas titulado “La forma balada en Chopin”. En él considera que “el modelo narrativo de la balada presenta mayor afinidad natural con el modelo retórico de la sonata que con la mayor parte de los otros modelos de forma musical […] aunque los temas narrativos de Chopin están modelados sobre temas de canciones antes que sobre los temas de carácter retórico de la sonata […] Los mayores problemas de aplicar el modelo de la forma de sonata a la Balada nº 1 (y a las otras tres) se han planteado en relación con el asunto de las recapìtulaciones temáticas, por cuanto en este punto la terminología de la sonata encaja especialmente mal con el modelo narrativo de la balada”. 17 En esta balada, como en el resto de las grandes formas empleadas por Chopin (scherzo, fantasía, etc.), es evidente el uso de la técnica de la transformación temática, la utilización de un reducido material temático bajo apariencias muy diversas, práctica frecuente también en la obra de Berlioz y especialmente de Liszt, entre otros, que luego derivaría en la variación progresiva en Brahms, Bruckner o Mahler. 18 Citado en Thomas Higgins, Chopin: Preludes op. 28 115 251-dosier 18/3/10 18:17 Página 116 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN LAS CANCIONES P 116 arece inevitable que, al abordar el estudio de las de calidad. También es posible que algunas de las más obras vocales escritas por el compositor polaco más básicas o rudimentarias hayan sido escritas en fechas más conocido e interpretado internacionalmente, lo primetempranas de lo que se piensa, pero se carece de datos ro que llame la atención sea la escasez de fuentes que para afirmarlo. las aborden o refieran su existencia. Quizá hubo un momento en el que esta ausencia de comentarios fue ineviImprovisación y escritura table, puesto que el repertorio no conoció la suerte de la publicación hasta algunos años después de la muerte de No conviene descartar por completo la hipótesis de que las Chopin, cuando la imagen del “poeta del piano”, consagraanotaciones que hemos conservado sean, al menos en cierdo a cantar a este único instrumento, ya había quedado tos casos, un esbozo inicial destinado a servir de base para establecida a través de la célebre semblanza escrita por Liszt una lectura muy distinta de la pieza ante el núcleo familiar y el filtro del recuerdo de sus numerosos amigos. Sin o los amigos. Algunas de las partituras parecen estar espeembargo, la reparación de este singular agujero bibliográfirando el momento de inspiración definitivo que acabase co parece pertinente, y no solamente porque se por consolidar su escritura vocal y pianística, de trate de obras atractivas e interesantes en la acuerdo con el conocido método chopiniamayoría de los casos, sino también porno: improvisar, reescribir y seguir improque arrojan luz sobre algunos aspectos, visando sucesivas veces, hasta desarrosobre todo del Chopin más joven, llar la ornamentación definitiva del que pueden ayudarnos a construir tema en cada una de sus variantes. una imagen más completa del Biógrafos y contemporáneos han músico y su estilo compositivo. señalado que esto sucedía con Es posible que la falta de bastante frecuencia en otras interés por las piezas tenga que obras de estructura estrófica ver con que lo conservado es del compositor, sobre todo las un corpus modesto (diecinuemazurcas y los nocturnos: la ve canciones), seguramente versión que finalmente se incompleto y que, además, no imprimía no era sino una de fue rematado por el propio las elaboraciones posibles. autor antes de que se difundiePrácticamente la mitad de ra. La reacción de Liszt a este las Pisnié son melodías de respecto no pudo haber sido juventud, que datan de los años más elocuente ni más representa1829 y 1830, es decir, de antes de tiva de su carácter: cuando el piala revolución polaca. Su objeto es nista Julian Fontana reunió los primeretener en la memoria el recuerdo de ros dieciséis manuscritos en 1857 y se ocasiones especiales, fiestas y momenlos llevó al editor Schlesinger para que los tos de camaradería con amigos o con las publicara —como Opus póstumo nº 74—, personas dedicatarias de las piezas. Esta Liszt quiso rendir un homenaje a su amigo, apariencia de instantánea sonora les da un quizá pensando en poder aportar de su pro- Medalla en bronce de Julian Fontana carácter fresco y espontáneo del que carepor W. Oleszczynski, 1837 pia mano el acabado final que no podía cen las escritas al partir Chopin de su ciuencontrar en las piezas originales. El resultado fueron los dad natal para residir en el extranjero, que son de ambiente Seis Cantos polacos, de 1860, cuya elaboración para piano más idealizado y reflexivo. Aun así, algunos rasgos muy solo suena tan rotunda y brillante como eminentemente representativos de su autor permanecen invariables a lo larlisztiana. go del tiempo, como la singular atmósfera, neblinosa y flucA falta de testimonios escritos, no podemos saber si el tuante, que surge de la indefinición tonal por el empleo de compositor quiso publicar sus canciones a lo largo de su notas modales del folclore polaco. El mayor foco de interés vida, aunque no cabe duda de que, de haberlo hecho, las suele encontrarse en las introducciones pianísticas —que habría revisado de una forma muy diferente a la de Liszt. El suelen servir también como interludios entre las diferentes hecho de que, en los casi veinte años que residió en Franestrofas— gracias al empleo de enarmonías muy sugerentes cia, Chopin no escribiera ni una sola pieza en francés, sino y cromatismos peculiares y distintivos. Con frecuencia, el solamente en su lengua materna, sólo puede interpretarse a piano tiende a cantar más que la propia voz, apropiándose través de una concepción muy personal de la canción lírica de sus efectos expresivos: sus imaginativas, libres y florecomo perteneciente a la esfera íntima o familiar, y no como cientes líneas no tienen un verdadero correlato en la parte obra de concierto. Esto contrasta con la importancia que vocal, escrita de forma silábica, en un registro central genetenía el Lied para muchos de sus contemporáneos, como ralmente austero, que conserva el perfume de la música Schumann o Mendelssohn, aunque hay que señalar que se popular con la que se emparenta. trata casi siempre de colegas alemanes, procedentes de un Aunque esta sobriedad podría parecer extraña en un espacio donde el género estaba mucho más establecido compositor que conoce tan bien las líneas de inspiración como música artística que en Polonia. vocal —como se puede observar en los Nocturnos—, no Lo cierto es que, adoptando el punto de vista de este debemos olvidar, por una parte, el origen modesto de las origen poco pretencioso, se entenderían tanto la escasez piezas y el hecho de que no estaban destinadas a profesiode ejemplos como su aspecto inacabado o las diferencias nales del canto. Por otra parte, si entendiéramos las más 251-dosier 18/3/10 18:17 Página 117 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN esquemáticas como un borrador, sería posible que Chopin hubiese confiado en la capacidad del cantante para enriquecer la base melódica establecida con sus propias aportaciones y ornamentos, de la misma forma que él podía adornar la parte pianística. No parece muy operativo rastrear en las canciones fuentes concretas de inspiración popular —como temas citados y reconocibles—, como tampoco es apropiado intentarlo en el caso de las mazurcas y otras danzas de raigambre popular. Siempre se ha comentado que, en el caso de Chopin, la asimilación del lenguaje musical de su tierra forma parte de su propio aprendizaje, de un modo tanto o más intenso incluso que su adiestramiento académico. El filtro de la estilización es su propia personalidad, lo que explica por qué los esquemas populares se transustancian tan hábilmente en piezas de estética decimonónica y apropiadas al gusto de aristócratas o entendidos. Aunque suponemos que Fontana y Schlesinger exploraron lo más cuidadosamente posible los manuscritos con el fin de datarlos correctamente, el reto era considerable, ya que las Pisnié (por utilizar el término polaco) fueron escritas de forma aislada entre 1829 y 1847, es decir, a lo largo de toda la vida adulta del compositor. Pese a la existencia de investigaciones más modernas, que han permitido atribuir a cada pieza el año o periodo en que fue escrita con bastante fiabilidad, el orden ilógico que ambos acordaron ha sido repetido en numerosas reediciones posteriores. Adoptar un criterio cronológico para el comentario — necesariamente breve— de cada una de las canciones tiene la ventaja de coincidir sustancialmente con los períodos en los que Chopin se interesó por la obra poética de los seis contemporáneos suyos a los que puso en música. En su elección no faltan los dos escritores polacos de mayor relevancia en su tiempo (Mickiewicz y Krasinski) y otros buenos poetas de menor fama, como Pol o Witwicki. La mayoría de ellos se encontraban exiliados en París o en otras ciudades, por lo que el compositor podía sentir como algo propio su canto a una romántica Polonia, anhelada y lejana1. Witwicki y Mickiewicz fueron, además, dos sólidos amigos del músico desde su juventud y tuvieron cierta influencia en su trayectoria artística y vital. No obstante, no lograron materializar su sueño de ver a Chopin convertido en el fundador de la ópera nacional polaca, algo que ambicionaban ambos. El Conservatorio de Varsovia procuró al cantor del piano un buen conocimiento del idioma y los modos compositivos italianos, pero su única contribución a la lírica vocal habrían de ser, finalmente, estas canciones. Más polacas que italianas en cuanto a su estructura (generalmente de mazurca) y su espectro armónico, a continuación podremos ver cómo se articulan en torno a la norma, sin excluir interesantes excepciones. Es posible que la pieza Czary (Los sortilegios), sobre un poema de Stefan Witwicki, considerada apócrifa durante un largo tiempo, fuese anotada por Chopin algún tiempo después de componerla. El bosquejo de estas siete estrofas iguales, precedidas por una breve introducción, parece muy simple incluso para el año 1829. Zyczenie (El anhelo) fue escrita en 1829, al parecer como inspiración del amor juvenil del músico por Constantia Gladskowa, como relata el autor en una carta a su amigo Titus Woyciechowski. La evolución quebrada, revoloteante, de esta línea se basa en un ritmo de mazurca ligero y reserva para las primeras partes del compás el alegre trino asociado al canto de los pájaros. Esto va en consonancia con las diferentes estrofas de la pieza, en las que una risueña muchacha sueña con convertirse en una avecilla silvestre para volar a cantar junto a su amado. Como en muchas otras canciones de Chopin, la rica figuración de corcheas del vivo preludiointerludio, no se corresponde ni con la línea vocal (que redu- Litografía de Stefan Witwicki ce la velocidad a la mitad y elimina los ornamentos) ni en el tipo de acordes, también sobrios y verticales, que se reservan al piano en el momento de acompañar a la voz. Dentro del grupo de diez canciones sobre poemas de Witwicki, Gdzie lubi (Donde está el amor), también de 1829, tiene un carácter distinto a sus compañeras: la organización no es estrófica, el diseño del acompañamiento permanece estable y el lenguaje armónico elude el tono popular, adoptando perfumes propios de una arietta italiana o una composizione da camera, en la estela de las Bellini o Donizetti. ¿Debemos interpretarlo como una reflexión de Chopin sobre la posibilidad de convertirse en un compositor de ópera? Aunque todo son suposiciones, lo cierto es que las cartas a los amigos2 conservan las huellas de sus propias dudas. Hulanka (Canción para beber), la cuarta pieza de Witwicki a la que Chopin pone música en los mismos años, tiene como rasgo distintivo una introducción rítmica casi bartókiana, reforzada por una acentuación muy característica en las partes débiles del compás. La energía irresistible que genera esta mazurca entusiasta se transforma a través de la voz en una rotunda invocación a la bebida y al disfrute de la juventud. En el año 1830, Chopin vuelve a dejarse inspirar por el tema de los pájaros. Posel, canto de la golondrina en primavera, parece sugerir en el bajo de la introducción algún instrumento popular con nota pedal, como la zanfona. A la manera del Die Post en el Winterreise de Müller, el abandonado por su amada no puede resistir el querer saber de ella y sobre todo comprobar si sufre porque él se ha marchado. El vuelo sincopado y circular del pajarillo parece sugerido 117 251-dosier 18/3/10 18:18 Página 118 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN Litografía de Wincenty Pol en la curiosa rítmica de los primeros compases, que sitúan las notas más breves al comienzo: la sensación de falta de estabilidad es así amable y grácil. Wojak (El soldado), se basa —al igual que Posel— en un poema de Witwicki. Escrita en el mismo año, es una página vivaz, de introducción soleada y elocuente, que recuerda a los dos valses en mi bemol mayor. Las sombras que podrían cernirse sobre el camino de este soldado entusiasta están relacionadas con sus propias meditaciones interiores y el recuerdo de su apenada familia. No obstante y pese a las inquietudes, expresadas con valerosos ascensos vocales que contrastan en la parte del piano con acordes napolitanos o disminuidos muy inestables, el guerrero continúa adelante, buscando su heroico destino en la batalla. Smutna rzeka (El río triste) data de 1831. La tonalidad de fa sostenido menor aporta una luminosidad dolorida al relato de la madre que ha perdido a sus siete hijas. Una línea introductoria del piano fina y ondulante no parece tanto plasmar el río, curso de los pensamientos de la madre, como una sugerente mazurca, que contrasta con la gravedad de la línea vocal. La última de las composiciones sobre Witwicki anterior a la invasión de Polonia, Narzeczony (La prometida) comienza con una agitada introducción cromática, parecida a la del Estudio para piano op 25, nº 10. Cuando la voz irrumpe en las dramáticas oleadas, el ritmo del piano se calma, se acompasa inesperadamente, acompañando nota a nota la recitación desesperada de este joven que ha perdido a su prometida. Adiós a Varsovia 118 La razón por la que comentamos a continuación el melodramático Leci liscie z drzewa (Las hojas muertas) sobre un poema de Wincenty Pol, es que fue escrito en el momento de la caída de Varsovia y la emigración definitiva de Chopin. En la emocionada puesta en música no hay lugar para tópicos o repeticiones: cada estrofa sugiere al compositor un sentimiento personal ya desde la introducción, que recuerda una recitación trovadoresca acompañada de laúd. Entonando el motivo de las hojas muertas, la voz canta a cappella, en alternancia con el piano, hasta que ambos se unen para entonar el trágico verso “nunca volverá Polonia a ser dueña de su destino” y comienzan el relato de los hechos. A los jóvenes héroes que lucharon en la batalla se les reserva una heroica, luminosa entonación en mi bemol mayor, seguida de las dos estrofas que refieren la derrota y el vacío subsiguiente, en las que la voz recita durante largo tiempo sobre una única, angustiosa nota. Un estrecho círculo cromático oprime el verso sobre los muertos, encarcelados y exiliados. Es inevitable pensar que, por mucho que se analicen las referencias a la pesadumbre de Fryderyc Chopin por la caída de su país en las obras para piano, abstractas por naturaleza, esta pieza constituye de algún modo la única representación musical o al menos la más transparente de su dolorida experiencia de refugiado. Con el recuerdo de las hojas muertas se retoma el tema del comienzo, y el único ejemplo de chopiniano de canción de composición desarrollada —Lied durchkomponiert—, concluye con el amargo canto del rapsoda. Retomando el esquema temporal, parece oportuno incluir ahora Precz z moich oczu (Lejos de mi vista), de 1830, basado en un poema de Mickiewicz sobre la lejanía y el desamor. Quizá no sea exagerado oír ecos de la Primera Balada en la introducción de esta pieza, en el comienzo al unísono de las líneas del piano y el dramatismo de su giro melódico. Después de todo las piezas fueron compuestas casi al mismo tiempo y el propio compositor era consciente de la influencia que las baladas de Mickievicz habían ejercido en su música. Moja pieszczotka (Mi bien amada), de 1837, acompaña en forma de vals otro poema de Mickievicz. La obra evoluciona desde un comienzo tranquilo e italianizante hasta una declamación exaltada que coincide con el deseo del protagonista de escuchar el canto de la amada. Esto se asociará en la segunda estrofa con un deseo más ardiente: el de un beso de amor. Por estos años, Chopin retoma la poesía de Witwicki y su amistad con el poeta, establecido como él en París. Es curioso observar cómo la melodía vocal de Pierscien (El anillo) nos recuerda con su composición circular el tema del texto, el anillo de compromiso, si bien se trata de un compromiso roto, como comprenderemos más adelante. La viveza de la mazurca planteada por el piano en un brillante modo mayor no se ve alterada por el descubrimiento de la infidelidad. Wiosna (Primavera) data de 1838. Basada en el mismo autor poético, voz y piano pintan juntos, en unísono acompañado, un agridulce paisaje primaveral que alterna frases en los modos mayor y menor. La sensación de profunda nostalgia que surge de una modulación tan sencilla nos remite a Schubert, pero la adición a la armonía de notas coloristas es plenamente chopiniana. La línea surge sin cortes, en pequeñas frases cuadradas, y transcurre de forma continua desde un comienzo muy central hasta la conclusión en un sorprendente ascenso hacia un lejano sol agudo, que recuerda la inspiración popular de la pieza. En 1836, un atractivo poema dialogado de Ludwick Osinski, Piosenka litewska (Canción lituana), llama la atención al compositor, que le dedica una canción estrófica variada en forma Lied (ABA’). En la primera A, una madre y su hija conversan amigablemente, con una línea de canto italiana que surge sorprendentemente de una introducción más bien popular. Sospechando de sus amoríos, la madre pregunta a la muchacha con vehemencia de dónde viene. 251-dosier 18/3/10 18:18 Página 119 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN Retrato de Zygmunt Krasinski Surge así el conflicto en la parte B, que lleva la indicación “animato”. Retomando el carácter tranquilo del comienzo, la joven reconoce con naturalidad que las sospechas son ciertas y que se ha reunido con su amado. A partir de 1841, Chopin se interesará por la producción poética de Bohdan Zaleski; fundador de la escuela poética polaca y buen amigo de Mickievicz. Sliczny Chlopiec (El bello joven) consta de tres estrofas, formadas en torno al recurrente “cabello oscuro, doradas mejillas”. La joven enamorada recuerda los momentos más felices que vive con su amado —muchacho de idealizada belleza— y baila consigo misma una evocación en forma de vals, a través de un diseño melódico elegante y risueño en la mano derecha del piano. El giro, un irresistible descenso encadenado tras un salto de novena, recuerda casi inevitablemente al del Vals opus 64, nº 2 y al ya comentado de Moja pieszczotka. El autor de Dwojaki koniec (Doble destino), de 1845, es un Chopin cada vez más enfermo; que ya sólo escribirá sobre textos oscuros y trágicos. Esta Dumka (balada épica de carácter melancólico) narra la historia de dos amantes separados por un destino trágico. El discurso musical es similar al de Wiosna: carece de introducción o instantes confiados al piano solo, y su línea superior tiende a duplicar la de la voz, aunque con mayor riqueza polifónica. Se conserva también otra pieza, titulada sencillamente Dumka (Lamento) y también de Zaleski, que expresa los sentimientos de un joven traicionado a través de los mismos parámetros musicales que la anterior. Otro poema elegíaco de Zaleski motivará la composición de Nie ma czego trzeba (A falta de lo necesario), del mismo año. Tras unos primeros versos enunciativos, cada una de las cuatro estrofas se ilumina a través de una nota culminante adornada con un expresivo descenso melismático. El melisma, siempre situado sobre palabras cálidas referentes a la nostalgia y la angustia existencial, no tiene correspondencia en el piano, al que se reserva tan sólo una introducción muy breve. En la Melodia (Melodía), última canción del compositor y basada en un texto de Zygmunt Krasinski, la melancolía Litografía de Bohdan Józef Zaleski de la intrascendencia de los humanos, condenados a la muerte y el olvido, se expresa en una opresiva evolución armónica íntimamente relacionada con el devenir del poema. Al plantearse el dilema existencial —“A sami do tych nie wejda przestrzeni!” (ve el hombre los lugares que nunca pisará)—, la estructura se rompe y una voz sola; apoyada sólo por algunos escasos, dramáticos acordes, declama sus dudas, cadenciando en un definitivo mi menor. Como conclusión, podemos decir que, si bien Chopin nunca llegaría a edificar sobre sus hombros una ópera nacional, su profunda comprensión innata de la riqueza musical de su país sí habría de ser la esperada piedra angular sobre la que elevar la tradición musical polaca. Con su particular lenguaje armónico, las canciones jugaron el papel humilde, pero nada desdeñable, de acompañar la vida más íntima de un compositor que siempre se sintió fuertemente enraizado a un hogar lejano y querido, al que nunca dejó de cantar. Elisa Rapado Jambrina La información más detallada sobre éstas y otras cuestiones puede encontrarse en el articulo de Maurice Brown, “The posthumous publication of Chopin’s Songs”, The Musical Quarterly, Oxford University Press, XLII, 1956, pp. 51-65. 2 Henryk Opienski (ed.), Chopin’s Letters. Nueva York, Knopf, 1988. 1 119 251-dosier 18/3/10 18:18 Página 120 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN ESPAÑOLES CON CHOPIN Se ha escrito tanto sobre Fryderyk Chopin (1810-1849) y sobre su estancia en Mallorca que, en principio, parece extraño, por desconocido, contar algo sobre su relación con España que no sea insistir sobre aquellos breves y atribulados meses de su vida. Sin embargo, hay materia para un libro sobre este asunto, al margen del hecho de que Fryderyk Franciszek Chopin fuese uno de los pocos grandes músicos europeos de la primera mitad del siglo XIX que viajó a nuestro país. Llegó además antes que otros contemporáneos suyos, como Glinka, Liszt, Thalberg, Verdi, Anton Rubinstein, etc., y poco después de Romberg, Rossini, Mercadante y otros. 120 Museo de la Sociedad Chopin E l abuelo paterno del compositor, François Chopin (n. 1738), fabricante de ruedas de carro y viticultor, pertenecía a una familia campesina de Marainville. Allí nació su hijo Nicolás (1771-1844), que entró en relación con Jan Adam Weydlich, administrador de las tierras que el conde polaco Michal Pac poseía en esta localidad de los Vosgos, no lejos de Nancy. Cuando Weydlich regresó a Polonia propuso llevarse una temporada al joven Nicolás, entonces de 16 años de edad. La crisis de las manufacturas textiles y la producción vinícola en Lorena puso en difícil situación al campesinado durante la década de los ochenta y alcanzó la máxima gravedad por las desastrosas cosechas de cereales en los últimos años. Además ciertos residuos del feudalismo y la precariedad de los fondos estatales franceses a causa del coste de la guerra con Gran Bretaña, obligaron a recortes en el gasto. Todo condujo hacia un reforzamiento de la oposición de los ilustrados a la ideología absolutista y a los sectores que defendían la legitimidad de la nobleza y sus privilegios de clase. Cuando Nicolás Chopin llegó a Polonia en 1788, la revolución amenazaba y una carta enviada a sus padres en septiembre de 1790, ya parece indicar su deseo de quedarse allí para no ser llamado a filas en el ejército revolucionario, cada vez más crecido tras la Constitución Civil del Clero (12 de junio de 1790). No volvería Nicolás a relacionarse, ni por carta, con su familia francesa. Hombre inteligente, desempeñó diversos cargos, entre ellos el de profesor de francés y tutor de familias de la aristocracia polaca, integrándose del todo en su nuevo país. En 1802, Nicolás Chopin fue llamado por el conde Fryderyk Florian Skarbek (1792-1866) para ser preceptor de sus hijos en las tierras que poseía en Zelazowa Wola (Mazovia), lugar en la carretera que unía Varsovia con Poznan, a unos 45 kms de Varsovia. Mientras ejercía allí como tal, conoció a la joven Tekla-Justyna Krzyzanowska (1782-1861) y se casó con ella el día 2 de junio de 1806. Fueron naciendo sus hijos, Ludwika en 1807 y Fryderyk el 1 de marzo de 1810. A poco de nacer el futuro compositor, Nicolás se trasladó a Varsovia tras su nombramiento como profesor de lengua y literatura francesas en la nueva escuela superior o Liceo, que dirigía el filólogo y bibliotecario Samuel Bogumil Linde. Ya gozaba Nicolás de prestigio social, pues había sido años antes preceptor de María Laczynska, conocida después en todo el mundo como Maria Walewska tras su matrimonio con el conde Anastaszy Walewski. Maria fue amante de Napoleón y tuvo con él un hijo, Alexandre, conde Walewski, que le acompañó en la visita que le hizo el año 1814, cuando el emperador se hallaba en la isla de Elba. En Varsovia vinieron al mundo otras dos hermanas de Fryderyk o Frycek: Isabella en 1811 y Emilia, que murió de tisis a los 14 años. Emilia y la mayor, Ludwika, se casaron y esta última tuvo tres hijos y una hija. Vivían en el ala derecha del palacio de Sajonia, donde se había instalado el Retrato de Józef Antoni Franciszek Elsner Liceo. Más tarde éste se trasladó al palacio Kasimir y la familia Chopin ocupaba un apartamento del segundo piso, junto al Liceo. Al morir Emilia en junio de 1827, cambiaron de alojamiento, trasladándose esta vez frente a la Universidad, en el segundo piso del palacio Krasinski, en la calle Krakowskie Przedmiescie. En ella se alza, ya cerca de Nowy Swiat, la iglesia de la Santa Cruz, que hoy guarda el corazón de Chopin. En el piso del palacio Krasinski, Chopin compone y ejecuta por vez primera sus dos conciertos para piano y orquesta, en fa menor y mi menor, la Polonesa para piano y violonchelo, op. 3; el Trío en sol menor para piano, violín y violonchelo, op. 8, iniciado en Reinerz (Silesia), en el castillo del príncipe Antoni Henryk Radziwill, músico y amigo a quien dedicó el Trío (Beethoven le dedicaría también la obertura Namensfeier). Aquellos conciertos familiares donde se escucharon sus primeras composiciones tuvieron como invitados a sus profesores de música Wojciech Zywny y Józef Elsner, además de Karl Kurpinski, director de la Ópera de Varsovia, o de 251-dosier 18/3/10 18:18 Página 121 D O S I E R Museum of Fine Arts. Boston FRYDERYK CHOPIN Retrato de Manuel del Pópolo Vicente García por Francisco de Goya , 1802 Moritz Ernemann, profesor de piano del Conservatorio. Ernemann (que se ha escrito también Hernemann) compuso, como Chopin, unas Variaciones sobre el tema “Là ci darem la mano” del Don Giovanni de Mozart. En 1828 Fryderyk realizó un viaje a Berlín, donde no se presentó a nadie pero vio en un concierto de la Singakademie a Spontini, a Zelter y a Mendelssohn. Pudo además hablar con dos músicos muy admirados por él, Hummel y Field. Desde 1826 hasta 1829 Chopin había permanecido en el Conservatorio. El 20 de julio de 1829, Józef Elsner, músico muy preparado y perspicaz, escribió sobre el boletín de los exámenes: “Chopin, Fryderyk, estudiante de tercer año, capacidad asombrosa, genio musical”. En ese mes de julio, el joven polaco se dirige a Viena, donde apoyado por el editor Haslinger y algunos aristócratas (siempre estuvo cerca de ellos) pudo tocar en el teatro Kärntnertor, entonces dirigido por el conde de Gallenberg. Colabora en la promoción de sus conciertos el crítico Blahetka, cuya hija Maria, pianista y compositora, discípula de Moscheles y Kalkbrenner, quedará prendada de él y le dedicará una obra. En marzo de 1830 Chopin está de nuevo en Varsovia y enamorado de la cantante Konstancja Gladkowska. Ella es la musa del Larghetto del Concierto en fa menor, op. 21, aunque años después Chopin lo dedicó a su discípula en París, la condesa Delfina Potocka, otro de sus amores secretos. Konstancja actuará en el último concierto que Chopin ofrece en Varsovia el 11 de octubre de 1830; ese día inter- preta el Concierto en mi menor, op. 11 y la Gran fantasía en la mayor sobre aires polacos, op. 13. Presiente con inquietud que ésta va a ser su despedida de una ciudad donde, además de sus padres y hermanas, deja a amigos queridísimos, por ejemplo, los cuatro hermanos Wodzinski, Jas Matuszynski, el pianista Julian Fontana, y sobre todo, su íntimo confidente Tytus Woyciechowski. Algunos son condiscípulos en el Liceo y otros en el Conservatorio. Su madre, tan culta y sensible, su hermana Ludwika (Ludka para él, en diminutivo) y Tytus, serán las personas que más añore en los largos y tantas veces tristes años de ausencia. Ludwika se casará con Kalasanty Jedrzejewicz en 1832 y tendrá cuatro hijos: Henryk, Ludka, Fryderyk (ahijado de su homónimo tío) y Antonina. Sólo a la muerte de su padre podrá Ludwika reencontrarse en París con su hermano y cinco años después volverá para atenderlo en los dolorosos meses finales. Chopin viaja con Tytus a Viena a primeros de noviembre de 1830. La víspera de San Andrés, el día 29, estalla la revolución en Varsovia contra la dominación rusa. Tytus regresa para enrolarse en el ejército polaco, al igual que lo hace Jas Matuszynski y Fontana como teniente de artillería. Otros queridos amigos, los Wodzinski, se ven obligados a emigrar a Ginebra. Chopin duda en incorporarse al ejército como ellos, pero terminará rechazándolo. La guerra no es lo suyo. Su vida es la música y cada día está más obsesionado con ella. Aun así, escribe a Matuszynski: “Si no fuese porque ahora quizá sería un peso para mi padre, volvería inmediatamente a Varsovia; maldigo el momento en que me fui”. Y dirá a Elsner en otra carta: “Desde el día en que he tenido noticia de los hechos del 29 de noviembre, tengo una inquietud y una nostalgia cada vez mayores”. Una española en Viena En Viena va a tener, al menos que sepamos, el primer contacto con alguien de España. Se trata de la cantante española Loreto García de Vestris, que el 4 de abril de 1831 organizó un concierto en la Redoutensaal durante el cual intervinieron diez intérpretes conocidos. El cartel le anunciaba únicamente como “Herr Chopin, pianista” y él era uno más. Aunque tocó el bellísimo Concierto en mi menor, no tuvo el éxito que esperaba y decidió abandonar una ciudad donde se hablaba una lengua no querida por los polacos. Loreto García estaba emparentada, al parecer, con el célebre cantante y compositor sevillano Manuel García (1775-1832), gran amigo e intérprete de Rossini. Es muy posible que Loreto fuera una sobrina de Manuel, ya que éste tuvo once hermanos. Recordemos que el verdadero nombre de Manuel García era Manuel Vicente del Pópulo Rodríguez Aguilar y fueron sus padres Gerónimo Rodríguez-Torrentera y Mariana Aguilar. En el siglo XVIII era frecuente alterar el actual orden de los apellidos y sus padres, o él mismo, decidieron utilizar el segundo de su abuelo, Diego Rodríguez García. Alguno de sus hermanos, José María de Santa Rita, por ejemplo, pudo ser el padre de Loreto. De hecho, antes de marchar hacia París en el año 1807, Manuel montó varios espectáculos en Madrid, entre ellos su célebre tonadilla El poeta calculista. Cuando una indisposición le obliga a suspender las funciones el 7 de marzo, al día siguiente “para que el público no carezca de diver- 121 251-dosier 18/3/10 18:18 Página 122 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN sión”, el teatro del Príncipe anuncia una nueva función “que se inicia con el baile de los molineros, luego una sinfonía, y la niña de 6 años, María Loreto García, dirá un unipersonal…”, etc. En Madrid, Loreto interpretará en 1821 el drama de Melchor Gomis Prudencia y sensibilidad. Es muy probable que esta niña madrileña siguiese a Manuel García a tierras italianas y fuese allí, donde años después de aquella actuación en Madrid, cuando se enamorase de ella un miembro de la famosa familia florentina Vestris, célebres bailarines, tanto Gaetano el padre como su hijo Augusto, llamado “il giovane”; o los hermanos de Gaetano, Angiolo y Teresa, o el hijo de Augusto, Armando. Desde Viena, un tanto decepcionado y con la zozobra del riesgo de su familia y amigos en Varsovia, Fryderyk siguió camino, con paradas en Múnich y Stuttgart, hacia París. A la capital francesa llega a finales de septiembre de 1831. París inicia por entonces una etapa de relativa estabilidad con el reinado de Louis Philippe, duque de Orleans, llamado Luis Felipe Igualdad y “rey ciudadano” por su talante democrático. Es el gran momento en que la ciudad del Sena se abre a las nuevas corrientes románticas y el liberalismo político. La represión rusa en Polonia ha llenado París de innumerables polacos, pero la de Fernando VII, tras el trienio constitucional (1821-1823) no le fue a la zaga; produjo una desbandada general de liberales doceañistas. Chopin se va a encontrar, recién llegado a París, con muchos de ellos, casi siempre vinculados a la música. 122 pudo tener. Testigos de su defunción fueron Manuel Malo, seguramente sevillano, oficial español, y Rafael Ruiz, violinista casado con su hija Josefa, nacida de su primer matrimonio con Manuela Morales. Josefa Ruiz-García, no mala cantante, era alumna de su padre, como lo serían —y excepcionales— las dos hijas que tuvo con Joaquina Briones, es decir, María Felicia y Paulina. Chopin tuvo muy pronto como alumna a esta última, y a través de su admirado Nourrit, entró en contacto, aunque por poco tiempo, con el propio Manuel padre y con Manuel hijo, ilustre profesor, cuyo nombre completo era Manuel Patricio. Nacido en Madrid en 1805, vivió 101 años, y además de ser un buen cantante, era considerado en su tiempo el mejor maestro de canto y tratadista de esta materia, en la que destacó como científico e inventor del laringoscopio. Paulina Viardot Recién llegado a París, Chopin tuvo como alumna a Micaela Fernanda Paulina, la hermana pequeña de Manuel Patricio, a quien su padre deseaba formar musicalmente. La madre, Joaquina Briones, destacada soprano (llegó a encarnar a doña Elvira en Don Giovanni de Mozart en Nueva York) se encargó de darle la mejor educación. Pudo estudiar composición con Anton Reicha y cantó con su hermano. Siendo casi una niña, recibió clases de piano de Liszt, y se presentó como pianista en Bélgica junto a su hermana Mariquita y la pareja de ésta, el violinista y compoPaulina Viardot-García sitor Charles de Bériot. Si Paulina no Manuel García llegó al divismo alcanzado por su hermana, sí obtuvo un altísimo aprecio como artista de Manuel García, establecido en la capital francesa desde superior inteligencia y formación. La crítica parisién hablo 1807, va a ser un hombre clave en el contacto de Chopin de su voz de contralto “llena de carácter, alzándose sin con los exiliados españoles. Gozaba de excelente reputaesfuerzo hasta las notas más agudas de la extensión femenición como profesor de canto, compositor y cantante, predina. En la etapa de Chopin-George Sand (1838-1847), la Garlecto de Rossini. Entre sus alumnos figuraban sus cuatro cía tuvo con ambos un continuo trato. Heredera de la espahijos y el exquisito tenor parisiense Adolphe Nourrit, que ñolidad de su padre, Paulina contrajo matrimonio en 1840 había protagonizado en 1821 el clamoroso y feliz estreno de con Louis Viardot, ilustre hispanista que se interesó por lo La mort du Tasse, ópera de García. Nourrit acababa de español mientras formaba parte del ejército francés conociencarnar el papel del título en Robert le Diable de Meyerbedo como “los cien mil hijos de San Luis”. Al mando del er al poco de llegar Chopin a París. Todavía pudo Chopin duque de Angulema y al servicio de las potencias reaccioescuchar a María Felicia García, Mariquita como la llamaba narias de la Santa Alianza, los “cien mil” restablecieron la su padre. Aunque casada con el banquero neoyorquino represiva monarquía absoluta de Fernando VII. Convertido Eugène Malibran, Mariquita se enamoró del violinista belga en un hispanista irreductible y traductor de Cervantes, al Charles de Bériot y pronto esperó un hijo de él. Manuel volver a París, Viardot ayudó (paradoja sólo aparente, pues García, cuya vida sentimental poco tenía que envidiar a la estaba en contra de la invasión del ejército al que pertenede su paisano don Juan, se enfureció por ello negándose a ció) a muchos liberales españoles radicados en París y en verla, aunque todo París sabía que María estaba, desde años Londres. ha, separada de su marido. Sin embargo, al morir repentinamente Manuel García el 10 de junio de 1832, Mariquita, desde Nápoles, escribió una carta a Louis Viardot, empresario Políticos liberales del Teatro Italiano de París donde, además de expresar su enorme dolor por la muerte de su padre, daba a entender Viardot se relacionó con algunos políticos liberales, por que tal vez Manuel había muerto en las manifestaciones de ejemplo los ministros Salustiano Olózaga, condenado a los días 5 y 6 de junio de aquel año, o en el levantamiento muerte en 1823, aunque pudo escapar a Francia; y José desencadenado durante la honras fúnebres del general María Queipo de Llano, conde de Toreno, uno de los Lamarque, protagonista de la Revolución de Julio que despadres de la Constitución de 1812; el diputado Joaquín tronó a Carlos X en 1830. María Ferrer, que llegaría años más tarde a ser alcalde de García seguía sintiéndose español y confiaba en volver Madrid; y Juan Álvarez Mendizábal, gaditano amigo de Riea Sevilla cuando desapareciera Fernando VII, alegría que no go y, al igual que Olózaga, condenado a la última pena; 251-dosier 18/3/10 18:18 Página 123 D O S I E R Conservatorio de Valencia FRYDERYK CHOPIN José Melchor Gómis y Colomer, óleo de Gonzalo Salvá escapó por Gibraltar a Londres en 1823 y, cinco años más tarde, a París. Mendizábal llevó siempre una vida muy agitada como hombre de Estado y de negocios, pasando de la opulencia y la gloria política (fue ministro de Hacienda en 1835) a verse fugitivo más de una vez, y dejó huella en la historia por sus decretos desamortizadores de los bienes eclesiásticos, base fallida de una revolución social. A través de George Sand, que solía invitarle a su chateau de Nohant, Chopin llegó a ser buen amigo de aquel andaluz (su verdadero apellido era Álvarez Méndez) de gran sentido del humor, y capacidad histriónica para remedar burlonamente a su semejantes. Eso le equiparaba al genial músico polaco, que hacía reír a sus amigos imitando los efectismos de Thalberg y otros ante el piano. Por París anduvo también aquellos primeros años de la década de los treinta Juan van Halen, demócrata gaditano partidario del rey José I, lo que le valió el exilio a América en 1823. Le encontramos ocho años después en Bruselas, organizando con Mendizábal un batallón belga para defender la libertad de Portugal. Pues bien, no sólo hubo políticos en torno a Viardot y, por lo tanto, a Chopin. También artistas y, especialmente, músicos. Uno de ellos es Melchor Gomis, natural de Onteniente. Era director de la Guardia Real cuando se produjo la sublevación de Riego en Cabezas de San Juan y la de Quiroga en Alcalá de los Gazules en enero de 1820. Su toma de posición junto a los sublevados y su militancia filarmónica durante el Trienio Constitucional, le condujeron a París en el nefasto año de 1823. Manuel García y Melchor Gomis Manuel García le ayudó inmediatamente y también Rossini, deudor de García en sus continuados éxitos y casado además con la soprano madrileña Isabel Colbrand. Al morir el general Maximilien Sébastian Foy en 1825, diputado que defendía la libertad de prensa, el marqués de Azeglio, Massimo Taparelli, proporcionó a Gomis un texto con el encargo de que compusiera en su honor un Himno fúnebre para coro, arpa y piano. Se escuchó en el funeral de Foy, llamando la atención de notables personalidades de París. En 1825 Gomis publicó allí un Método de solfeo y canto, prologado por Rossini y por Boieldieu. Sus canciones españolas emulaban las de García. En 1826 quiso probar suerte en 123 251-dosier 18/3/10 18:18 Página 124 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN Cuando llegó a Londres pensó Masarnau en asociarse a Field para organizar conciertos en la localidad de Bath, pero Field, católico convencido, únicamente pensaba en la práctica religiosa, llegando incluso a plantearse el ingreso en un monasterio. Biblioteca Nacional Santiago Masarnau en Londres Santiago de Masarnau 124 Londres, donde residía entonces su excelente amigo el pianista y compositor madrileño Santiago Masarnau (18051882). Estudiaba este con Cramer, entonces considerado uno de los mayores pianistas de Europa. Además estaban Moscheles, Kalkbrenner, Hiller, Stamati, Miró, Osborne, Pixis, Clara Wieck y, sobre todo, Liszt. Gomis presentó con éxito en Londres sus cantatas El invierno y La primavera, pero pronto regresó a París. En 1830, poco antes de la llegada de Chopin y con ayuda de Louis Viardot estrenó en la Porte de Saint Martín Aben Humeya, basado en el drama de Martínez de la Rosa sobre el caudillo morisco. Al año siguiente dio a conocer en la Ópera Cómica Le Diable à Séville, un canto a Rafael de Riego, cuyo célebre himno le fue atribuido a Gomis por una cuarteta del texto francés que dice “Contre un joug infâme / la haine m’enflâme; / jurons sur notre âme / de vaincre ou mourir”. El gran Berlioz estimó siempre su obra y su persona. Chopin asistió al estreno de Le Revenant, celebrado el 31 de diciembre de 1833, cuyo libreto fue extraído de la novela de Walter Scott Redgauntlet. El éxito fue muy grande y Berlioz subrayó la manera grave, reservada, pero suelta, del español. En Gomis confluyen muchas cosas que convergen hacia Chopin. Por ejemplo, su intimidad con la siempre acogedora familia García, pero también su relación con Louis Viardot y con Rossini. Como hemos dicho, era Gomis íntimo amigo del madrileño Masarnau, pero también lo era de Meyerbeer, Beriot, Cramer, Henselt, Mendelssohn, Bellini… Sabemos que Masarnau, durante su segunda estancia en Londres, a donde llegó el 13 de junio de 1837, volvió a reunirse con su ilustre colega el compositor John Field, muy admirado por Chopin por sus nocturnos para piano; los tomaría como modelo para los suyos, mas superando al irlandés con creces. Masarnau había llegado a Londres el 13 de junio de 1837 con la ilusión de ver a sus amigos de adolescencia y juventud. Sin embargo, en carta a su hermano Vicente se lamenta de que Gomis y Trueba hayan muerto y de que su adorada Gracia se haya casado. Está refiriéndose al novelista Telesforo de Trueba y a la escritora Gracia Aguilar, hermana del compositor inglés, de origen español, Emanuel Aguilar. Un mes después de la entrada en Londres de Masarnau llegó Chopin allí, a las pocas semanas de la coronación de la reina Victoria. No era ni mucho menos, tan famoso en la capital inglesa como en París. Hizo una breve excursión a Windsor en compañía de Pleyel. También visitaron Blackwall, famosa por sus ricos pescados, y Richmond. El maestro polaco sólo aceptó tocar en casa del fabricante de pianos James Broadwood, hijo de John. Éste había enviado a Beethoven uno de regalo veinte años antes. Es muy probable que Masarnau, bien conocido como pianista en los medios musicales londinenses, fuera uno de los invitados por Broadwood. Por entonces, Chopin visitó en Londres a sus editores ingleses Wessel and Company, pues necesitaba dinero para mantener dignamente su recién comenzada relación con la escritora George Sand, tras la decepción y ruptura de su breve noviazgo con su antigua compañera del Liceo de Varsovia, Marya Wodzinska. El idilio había tenido lugar en el año 1835. Chopin viajó a Carlsbad (hay Karlovy-Vary) para encontrar a sus padres y pasó después por Dresde para visitar a sus amigos los Wodzinski, establecidos en Ginebra desde la revolución de Varsovia. En 1836 Chopin rehusó acudir a Nohant en verano, pese a la invitación de George Sand. Quiso viajar hasta Marienbad (hoy Marianske Lazné) y estar junto a Marya. Sin embargo, el padre de ella (el político Wincenty Wodzinski) se opuso terminantemente a esa relación, al advertir la grave enfermedad que empezaba a amenazar al músico. Masarnau y Tintorer en París Dos años más tarde, a través de su amigo Alkan, Chopin vuelve a relacionase con Masarnau, otra vez en París, e instalado cómodamente en la rue Saint Lazare, 25. Cierto día que el pianista madrileño tocaba uno de sus valses ante Alkan y Chopin, éste se mostró conforme con la primera parte, pero se le ocurría otro modo de desarrollarla. Pidiole Chopin que se lo regalase y el español no sólo no presentó inconveniente alguno, sino que, sabiendo quién se lo pedía, se sintió orgulloso de ello. Así nació el Vals brillante en la menor, op. 34, nº 2, que Chopin dedicó a la baronesa de Ivry, una de sus aristocráticas alumnas. Alkan era discípulo de Pierre Zimmermann (1785-1853), el cual gozaba de la confianza y amistad de Chopin. En 1848 llegaron a tocar juntos en un concierto de cámara en la sala Erard. Un alumno de Zimmermann a quien pudo conocer Chopin fue Pedro Tintorer (1814-1891), que se inició con Pedro Albéniz en Madrid. Tintorer era natural de Palma de Mallorca y desmiente, como otros músicos mallorquines (Cuyás, Massot, Capllonch, Torrandell, etc.), aquella ridícula historia del miedo que produjo a los “nativos” la llegada del piano Pleyel a Palma, creyéndolo un monstruo, contada por George Sand. Tintorer amplió estudios con Liszt en Lyon, e instalado en Barcelona como profesor de piano en el Conservato- 251-dosier 18/3/10 18:18 Página 125 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN José Miró y Anoria rio del Liceo, tuvo como alumno a Joan Baptista Pujol, artífice de la gran escuela catalana de piano. Miró y Espadero Casi con seguridad puede afirmarse que Chopin conoció al pianista gaditano José Miró y Anoria (1815-1878), el cual se hizo un hueco en París como ayudante de Manuel García y pianista de Malibrán hasta que regresó a España en 1842. Luego saltó a América y le vemos en Cuba junto a Julian Fontana, antiguo condiscípulo de Chopin en el Conservatorio de Varsovia. Fontana fue amigo fraternal y legatario parcial de la obra de Chopin, publicándola pese a la oposición de Camille Pleyel y de Jane Sterling, la adinerada admiradora escocesa de Fryderyk. Miró tuvo un discípulo excepcional en Cuba, hijo de una pianista paisana suya. Se llamaba Nicolás Ruiz Espadero (1832-1890) y, además de buen pianista, puede ser considerado el forjador de la moderna escuela cubana de piano, sobresaliendo dentro de ella su refinado discípulo Ignacio Cervantes. Espadero fue muy buen amigo del pianista y compositor estadounidense Louis Moreau Gottschalk (1829-1869), cubano de vocación que había estudiado en París entre 1842 y 1844, año este último en que hizo su debut, siendo muy alabado por Chopin. José Miró tuvo por esos años fama europea como concertista de piano y entró en contacto con Bertini, Herz, Moscheles, Henselt, Chopin, Liszt, Thalberg y Kalkbrenner. De los dos últimos recibió clases que hicieron del él un auténtico virtuoso. Recordemos que Ruiz Espadero fue dedicatario de diversas mazurcas del pianista y compositor madrileño Adolfo Quesada (1830-1888), quien residió en La Habana desde 1841 y tuvo mucha relación con Julian Fontana, que es como decir el universo chopiniano. Juan María Guelbenzu Fernández Guelbenzu y Adalid Entre los músicos españoles que conocieron en París a Chopin figura también el compositor navarro Juan María Guelbenzu (1819-1886), destacado discípulo de Alkan y de Prudent. Guelbenzu acompañó en varias ocasiones a Liszt durante la estancia del maestro húngaro en Madrid, al igual que Thalberg. Y hemos de referirnos aquí a Marcial de Adalid (1826-1881), pianista y compositor gallego formado principalmente en Londres con Ignaz Moscheles, compositor muy admirado por Chopin, al igual que Hummel. Tal vez imbuido por Moscheles, acudió a París dispuesto a recibir lecciones del mazoviano. El compositor polaco vivía ahora de sus clases, la mayor parte de ellas a damas de la aristocracia francesa y polaca. Sobre todo la última década, cuando su salud le fallaba porque la tisis que padecía iba minándole paulatinamente. Cada uno de los pocos recitales que dio fueron para él un suplicio. Eso explica que tal vez se negase a impartir sus saberes al joven Adalid. Pero eso no significa que no tuviera algún trato con él, ya que a su muerte, el joven coruñés compuso la muy bella Improvisación fantástica, op. 17, en su memoria, acaso la más certera aproximación de la música española al excelso arte del polaco. La estela de Chopin Esas aproximaciones nos llevan a exponer brevemente la estela dejada por Chopin en nuestro país, que puede apreciarse en las Baladas de Masarnau, en los 24 Preludios del donostiarra José Antonio Santesteban “maisu zarra”, los Nocturnos de Manuel Mendizábal, de Pedrell, de Zabalza, de Costa Nogueras; las Mazurcas de Quesada, Guelbenzu, 125 251-dosier 18/3/10 18:18 Página 126 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN Guervós, Martínez Rücker; el Bolero de Ocón; la Sonata de Power; los Estudios de Compta y Tragó. La presencia de Chopin en la música española del siglo XX ha continuado. Pensemos en ciertas piezas juveniles de Manuel de Falla, como el Vals capricho y la Mazurca, esta última totalmente chopiniana, o su ópera cómica Fuego fatuo (1919), que no logró llegase a interesar a nadie y quedó incompleta en su orquestación. La autora del libreto, que se desarrolla en Nápoles durante el siglo XVIII, fue María Lejárraga de Martínez Sierra, la cual se refiere a Falla como gran admirador de Chopin. Falla recurrió a la música de Chopin en Fuego fatuo recreando total o parcialmente o mezclando fragmentos de obras del músico polaco: valses, scherzi, mazurcas, boleros, canciones polacas, estudios, baladas, tarantella, berceuse, barcarola…; en tiempos recientes, Antoni Ros-Marbà orquestó números de los actos primero y tercero que Falla dejó ya orquestados. Recordemos que Falla estudió seriamente el piano con José Tragó, destacado discípulo de George Mathias, uno de los pocos alumnos masculinos de Chopin. También Federico Mompou se valió de la música de Chopin en sus espléndidas Variaciones sobre un tema de Chopin. No todas tienen como base el Preludio nº 7 en la mayor, op. 28; Mompou también utiliza el Vals nº 9 en la bemol mayor, op. 69, nº 1; la Mazurca nº 5 en si bemol mayor, op. 7, nº 1; el tema central de la Fantasía impromptu en do sostenido menor, op. 66 y el Preludio nº 8 en fa sostenido menor, op. 28. Enrique Granados compuso una mazurca en París el año 1888 titulada Chopin!, la cual incluyó en su Álbum de melodías. Es una pieza breve y elegante donde el gran compositor ilerdense imita el estilo del maestro polaco con acierto. Por su parte, el compositor y pedagogo mallorquín Jaume Mas Porcel, amigo y discípulo de Falla, nos ha legado un Hommage a F. Chopin (1938), conciso y solemne, que él subtituló Sur le tombeau de Chopin, esa tumba romántica sobre la que se alza el monumento del escultor Clésinger, casado con Solange Dudevant, hija de George Sand, a la que Chopin quiso como a una hija o tal vez más allá. Merece sin duda ser citada la Sonata española, op. 53, del compositor alicantino Óscar Esplá, escrita en 1949 al cumplirse el primer centenario de la muerte del músico de Zelazowa Wola. Esplá dedicó esta obra, realmente moderna y personal “A Frédéric Chopin in memoriam”. El movimiento central sobre un tema popular es una estilizada mazurca. Chopin-Sand y más españoles 126 En 1838 Chopin inicia una intensa relación con la escritora Aurore Dupin, baronesa Dudevant (1804-1876), lectora incesante, tanto en su lengua francesa como en latín. Profundamente religiosa en su infancia y adolescencia, contrae matrimonio muy joven con el barón Casimir Dudevant. En 1823 nace su hijo Maurice y cinco años más tarde su hija Solange. Pronto inicia relación con el escritor Jules Sandeau, de quien toma el pseudónimo masculino George Sand. Publica sus primeras novelas Indiana y Valentine muy joven. Conoce al poeta Alfred de Musset y se convierte en su amante. Juntos van a Venecia, él enferma y Aurore pasa a ser la amante del médico que le atiende, el Dr. Pagello. Pocos años más tarde, mientras inicia su ansiada relación con Chopin, a quien es presentada por la célebre pareja que formaban Liszt y la condesa Marie d’Agoult, vive una nueva liaison con Félicien Mallefille, joven actor dramático, preceptor de sus hijos. Poco después lo dejará por el elegante, callado y distinguido músico polaco, un punto fuerte entre la alta sociedad parisiense. Cuando George Sand quiso viajar al sur buscando la curación de su hijo Maurice, enfermo de una pequeña afec- ción reumática, sus grandes amigos los Marliani, le recomendaron España. Chopin, que padecía lo que, desde tiempo atrás, creía ser una bronquitis crónica, se apuntó enseguida al viaje. Además, como George, sentía afecto hacía el conde Marliani. Por si fuera poco, otro amigo español, el cantante y compositor Francisco Frontera Laserra (1807-1891), conocido por el nombre de Valldemosa, su pueblo natal en Mallorca, le había recomendado la hermosa isla balear. Valldemosa llegaría a ser maestro de capilla de la reina Isabel II y profesor de canto en el Conservatorio de Madrid. Es autor de un Manual de Armonía e intentó imponer un nuevo sistema de claves. En cuanto a Manuel Marliani, había compartido con su esposa Carlota, íntima de George Sand (la correspondencia entre ambas ocuparía un volumen grueso) vacaciones estivales en Nohant, donde Chopin fue huésped asiduo desde 1839 hasta 1846. Era Marliani senador por Mallorca y fue cónsul de España en París. Para evitar habladurías, la escritora salió primero con sus hijos Maurice y Solange, y con la mademoiselle Amèlie. Chopin viajó un día después acompañado por Juan Álvarez Mendizábal. El viaje a Mallorca Tras cuatro días de incómodo viaje, la Sand y su grupo llegaron a Perpiñán. Allí se les unió Chopin, que se despidió de Mendizábal, el cual regresaba a España como diputado que era por Madrid. Y desde el cercano Port-Vendres se embarcaron en el Phénicien para llegar a Barcelona, donde pasaron ocho días e hicieron excursiones a los alrededores. La posible excursión a Arenys de Mar, rechazada por algunos investigadores al comprobar que era apócrifo el Diario de Joaquín María Pujol de Pastor i Capllonch, supuesto amigo de George Sand, pudo sin embargo realizarse. Han aparecido dos dibujos de aquel viaje de Maurice Dudevant en su famoso Álbum, los cuales representan la torre dels Encantats y la capilla del Mont Calvari de Arenys. Pero esa excursión no se hizo en febrero de 1839, con un Chopin gravemente enfermo, sino recién llegados a Barcelona en noviembre de 1838. Queda así muy verdadero el capítulo XVI, “El va tocar Chopin”, de la hermosa novela de Salvador Espriu Laia. Escribe Espriu: “Les mans del músic premien amb suavitat les tecles i lluitaven per arrencar l’obra en gestació a l’audició interna. Chopin patia. I quan intentava traduir la inspiració en harmonia sensible, fracassava tot sovint i recomençava aleshores fins a esgotar-se. Més tard, a la nit, els tertulians veren creure, davant la facilitat de l’execusió, que improvisava, peró Teresa havía vist i sabia tot el seu esforç”. El viaje desde Barcelona a Palma lo hicieron a bordo de El Mallorquín, un vapor también conocido por “El payés” porque adornaba su proa la figura de un campesino del país. Llegaron a Palma el 8 de noviembre de 1838. Se alojaron primero en una fonda próxima a la Almudaina, pero pronto se fueron a Establiments, a una finca llamada Son Vent (casa del viento), que aun existe en esta localidad próxima a Palma. Al llegar el invierno llegaron las lluvias y una humedad malsana invadió Son Vent. Chopin tosía cada vez más y los lugareños sospecharon que aquel pálido extranjero padecía tisis. Tuvieron que refugiarse en la casa del cónsul francés en Palma. A los pocos días se instalaron en el monasterio cartujo de Valldemosa, abandonado poco antes por los monjes al aplicarse el decreto de la desamortización de los bienes de la iglesia Así pudo decir Chopin poco antes en carta a Julio Fontana, que gestionaba sus asuntos en París: “Me alojaré en un antiguo monasterio, enorme y abandonado, del que Mendizábal parece haber arrojado a los frailes en beneficio mío. El monasterio está cerca de Palma y no hay nada más bello”. En fin, lo demás puede resumirse (ya se ha escrito mucho) en un invierno crudo como el que hemos sufrido 251-dosier 18/3/10 18:18 Página 127 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN este 2009-2010. La lluvia y el frío agravaron la enfermedad del músico. Encerrado muchas horas en aquella celda con “la forma de un gran ataúd” —las obras de Bach sobre el atril del piano—, compuso mucho en aquel silencio y soledad mientras Aurore y los chicos hacían excursiones a pie por los alrededores. Sus toses acababan a veces con la paciencia de ella y la llevaron a acudir a médicos mallorquines, los cuales le advirtieron de la gravedad de su dolencia. En dos ocasiones estuvieron en Palma, donde un erudito, M. Tastu, había descubierto que Napoleón venía de una familia mallorquina, Bonapart, que pasó a Córcega en el siglo XV y les mostró los documentos probatorios. A mediados de abril de 1839 se hallan en Marsella, hospedados en la casa de José Marliani, hermano de Manuel. Allí se enteran del suicidio en Nápoles de Adolphe Nourrit, el incomparable liederista parisiense que había sufrido una fuerte crisis de melancolía cuando la ópera de París contrató a Gilbert Duprez en vez de a él. Marchó a Italia desencantado y aunque fue recibido en Nápoles con entusiasmo, no pudo sobreponerse al desánimo y se tiró por la ventana del hotel donde se alojaba. Chopin tocó en el funeral celebrado en Marsella. La solemne e inspirada marcha fúnebre, tocada por él al órgano con la emoción que le producía la muerte de aquel gran amigo, conmovió a todos los asistentes, y lanzó a la fama este fragmento de su Sonata en si bemol menor, op. 35. Nourrit había dado a conocer numerosos lieder de Schubert a los franceses. Los años finales La vuelta a París no cambió apenas la vida que Chopin hacía antes del viaje a Mallorca. Su necesidad de dinero era cada vez más perentoria, pero la salud le fallaba. Aún así compuso obras de la envergadura y belleza de la Fantasía en fa menor, op. 49, la Sonata nº 3 en si menor, op. 58, o la Polonesa-fantasía, op. 61. Inquieto a causa de su enfermedad, comenzó a cambiar de domicilio. De la rue Tronchet nº 5, pasó a la rue Pigalle, nº 16, en 1841. Rechazaba dar conciertos, aunque eso no era por temor a la tos sino porque el público le intimidaba. Se le pidió una actuación para el 26 de abril de 1841 en la sala Pleyel y aceptó por la insistencia de sus amigos. Siempre quería que interviniese junto a él su querida amiga Paulina Viardot, pero cuando se enteró de que no podía (estaba en Viena para cantar en El barbero de Sevilla) quiso suspender el concierto. Camille Pleyel se negó, pues antes de anunciarlo ya estaban vendidas casi todas las entradas. En febrero de 1842 volvió a tocar Chopin en la sala Pleyel, donde presentó la Balada en la bemol mayor, op. 47. Y otra vez lo hizo acompañado de Paulina Viardot-García. Actuó también su amigo el violinista Auguste Franchomme, que le ayudó mucho tras la marcha de Fontana a América. Poco después, Paulina salía de París para realizar una gira por esa España que amaba a través de su padre y cuyo arte había ella mostrado a Chopin en canciones tan española como L’absence o Havanaise. En Madrid, la Viardot intercaló canciones españolas que entusiasmaban a Chopin, como Celos y El riqui-riqui de su padre. La crítica dijo de ella: “Su pronunciación española es muy pura y clara en extremo y la gracia y naturalidad con que la dijo le valieron entusiastas aplausos de los concurrentes”. Desde España, Paulina escribió a George Sand, que, por cierto, se inspiró en ella para la novela Consuelo: “Es el público que más amo y me hace superarme. Es este público al que Nourrit —que era tan maravilloso— amó también y para el cual se alegraba de cantar gratis en el cumpleaños del rey. Un público ignorante, pero inteligente, atractivo, en una palabra ¡el público!”. Este año se conmemora el centenario de la muerte de esta gran mujer, admirada o amada por Ary Scheffer, Rossini, Meyerbeer, Berlioz, Verdi, Wagner, Saint-Saëns, 127 251-dosier 18/3/10 18:18 Página 128 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN Czartoryski Colletion Massenet, Turgueniev, Brahms… y Chopin, que llegó a preparar un acompañamiento pianístico de Casta diva y otra aria de Norma para tocar junto a ella en veladas entre amigos, o quizá para escucharla él solo en privado. Con Paulina se reunía a menudo en casa. Leían obras de Bach, de Scarlatti, de Mozart. Su compenetración en lo musical era grande. Todos los García tuvieron gran habilidad para jugar con el tempo y el ritmo sin perder el discurso lógico de la música, es decir, dominaron el rubato, algo que resultó decisivo para un intérprete y compositor como Chopin, aunque algunos dicen que abusó de él. Hemos apuntado cuánto disfrutaba el músico polaco con las canciones españolas que cantaba Paulina, suyas y de su padre. Durante algún verano en Nohant ella le cantaba arreglos para voz y piano de sus propias obras, como el de la Mazurca en re mayor, op. 56, nº 2, o el de la Berceuse, op. 57. En la época de su llegada a París cuando aun vivían García y Gomis, compuso bajo su influencia el Bolero, op. 19, con sus acordes iniciales, un pasaje rápido y el tema de baile a ritmo de bolero (y un poco de polonesa), con esa ornamentación suya Muerte de Chopin, óleo de F.-J. Barrias, 1885 tan inconfundible. Se desarrolla bastante, nas de ser ejecutadas cuando era amante de Tallien, diputacon atrevidas modulaciones y arpegios que recuerdan a la do de la Convención, y esposa del marqués de Fontenay. Gran polonesa brillante, op. 22. ¡Quién sabe si nació el BoleEn 1844 comenzaron a acentuarse las adversidades de ro después de oír cantar y bailar a la pequeña Paulina GarChopin con la muerte de su padre y los apuros económicos cía! Su editor inglés Wessel quería hacer algo que le horroride su madre. Las crisis de su salud eran cada vez más frezaba a Chopin, poner subtítulos a las obras. Quiso llamar al cuentes. La tos le ahogaba. Su relación con George Sand se Bolero Souvenir d’Andalousie, claro que no es de extrañar si iba deteriorando por cuestiones relacionadas con su hijos y, tenemos en cuenta que el Scherzo nº 1 intentó llamarlo Le al fin, llegó la ruptura definitiva durante el verano de 1847. banquet infernal y a los Nocturnos, op. 9, Les murmures de En 1848 la revolución de febrero le obliga a dejar París y la Seine. buscar refugio en Gran Bretaña, donde cuenta con una En septiembre de 1842 la pareja Chopin-Sand se trasladó alumna enamorada, Jane Sterling. Llega a Folkestone el 20 a Square Orleans, en un barrio elegante. Habían alquilado de abril y pronto se instala en Londres, 48 Dover Street, jundos apartamentos para vivir con independencia, en los to a Piccadilly. Su estancia, debido al pésimo estado de números 9 y 5 de la plaza. En el 7 viven los Marliani y pronsalud, resulta un verdadero calvario, sobre todo en los viato alquilan otro piso en la plaza los Viardot. Es una etapa jes que le llevan a Manchester, Edimburgo y Glasgow. En feliz y divertida de falansterio, como llamó Sand a esta reuLondres toca en público y en mansiones particulares. Tamnión de amigos. Con el buen tiempo iban todos a Nohant y bién allí está Paulina para cantar durante una de sus actuase hacía música o teatro. Chopin provocaba la risa con sus ciones, la celebrada en los salones de Lord Falmouth, en imitaciones. En París acudían a las veladas del falansterio el Saint James Square, 2. Todavía sacó fuerzas de flaqueza escultor Dantan, autor del busto de Chopin que hoy se halla para dar un último concierto en la Guildhall a beneficio de en Nohant; la pianista Marie de Rozières, discípula suya; los polacos emigrados. El 23 de noviembre llegó a París en Matteo Mario, conde di Candia, conocido tenor italiano, muy mal estado. Ya casi no podía tocar y menos dar clases. casado con la excelente cantante Giulia Grisi, hermana de la Su situación económica se agravó y Miss Sterling tuvo que no menos aplaudida bailarina Giuditta; Heinrich Heine; ayudarle y lo hizo generosamente. Su hermana Ludwika lleAdam Mickiewicz, poeta inspirador de las Baladas; el polítigó desde Polonia para cuidarle. No podría hacer nada. En co socialista Leroux; Honoré de Balzac; la actriz María Dormayo de 1849 se trasladó a Chaillot, más aireado, pero en val; la princesa Marcelina Czartoryska, alumna de Chopin; la septiembre, el príncipe Czartoryski, representante en París condesa Delfina Potocka, otra discípula, íntima de Chopin y de los polacos en el exilio, le consiguió un piso en la place acaso su único amor realmente consumado; y el pintor Vendôme, nº 12. Allí falleció el 17 de octubre rodeado de Eugène Delacroix, con el que Chopin tuvo una gran afinidad personas fieles y queridas, entre ellas su hermana Ludwika. (entre la que no era la menor la tisis que el pintor padecía). Delfina Potocka cantó para él poco antes de morir. El día 30 En el año 1842, poco fértil por tanta reunión, Chopin se celebraron los funerales en la Madeleine ante unas 3000 compuso el Scherzo nº 4 en mi mayor, op. 54, obra bellísipersonas. Se cantó el Réquiem de Mozart e intervinieron el ma que dedica a una de sus alumnas, Clotilde de Caraman, tenor napolitano Luigi Lablache y, ¡cómo no!, su querida hija de la madrileña Teresa Cabarrús y François-Joseph PhiPaulina Viardot. Se le enterró en el cementerio de Pérelippe, conde de Caraman y príncipe de Chimay. Teresa, Lachaise, no lejos del financiero español Aguado. Al año conocida como Notre Dame de Thermidor, organizó el siguiente se colocó junto a la tumba el monumento realizaderrocamiento por la Convención de Robespierre, lo cual do por Clésinger, el marido de Solange. supuso el fin del terror el 27 de julio de 1794, es decir, el 9 de Thermidor, según el calendario revolucionario. Ella sería una de las “maravillosas” de París y salvó a muchas persoAndrés Ruiz Tarazona 128 17CDs LA MEJOR EDICIÓN COMPLETA DE CHOPIN A UN PRECIO INSUPERABLE. LAS GRABACIONES DE LOS MEJORES PIANISTAS DE DG Y DECCA. * Incluye las legendarias interpretaciones de pianistas como Pollini, Pires, Arrau, Ashkenazy y Argerich, así como nuevas grabaciones de Zimerman, Blechacz, Yundi Li, etc. * Incluye libreto de 72 pg. NUEVOS LANZAMIENTOS NELSON FREIRE CHOPIN. 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Además, Chopin es un personaje que se presta bien a excitar el imaginario colectivo: es el héroe romántico por excelencia. Vida desordenada y breve: muere a los treinta y ocho años. Cabellos largos. Mirada lánguida. Aspecto ebúrneo, que da tanta presencia blasé. Afectado por el mal sutil del cual sufre desde muy joven. Amistades importantes en el tourbillon del París de los años 30-40 del XIX, atravesado por fermentos artísticos: Liszt y Berlioz, Bellini y Delacroix. Relaciones controvertidas. Primero con la escritora George Sand, mujer en contra del conformismo burgués de la sociedad de entonces; luego con la muchacha escocesa, su alumna Jane Sterling que le asiste hasta su lecho de muerte… En suma, están todos los ingredientes, también en el elemento biográfico, para que se convierta en una figura mítica. E infaliblemente así ha sucedido. Si luego se añade que inclusive ha elevado el grito nacionalista en defensa de la patria ocupada, ¡el cuadro se completa! Ninguna mente de novelista, ni siquiera la más calenturienta, hubiera podido galopar más veloz ni imaginar un retrato tan perfecto. A lo grande en Polonia 130 Por lo tanto, gran aniversario para el pueblo polaco susceptible de conmemorar y celebrar. Y Polonia lo va a hacer a lo grande. Se ha preparado con tiempo: en mayo de 2008, el Parlamento Polaco declaró oficialmente 2010 como el Año Chopin, creando un Comité para las Celebraciones Chopin 2010, presidido por el exministro de la Cultura Waldemar Dabrowski. El resultado es un portentoso programa de celebraciones que, entre otras cosas, traerá a Polonia el gotha de los pianistas más célebres: Maurizio Pollini, Rafal Blechacz, Ivo Pogorelich, Piotr Anderszewski, Murray Perahia, Kevin Kenner, Janusz Olejniczak, Evgeni Kissin, Daniel Barenboim, Yundi Li, Dang Thai Son, Nelson Freire, Maria João Pires, Nelson Goerner… El catálogo de nombres, puestos unos detrás de otros, es impresionante: ¡la enciclopedia completa del pianismo contemporáneo! Remanguémonos e intentemos poner orden en tan denso bosque de iniciativas que recorrerán todo el país hasta confinar con Nantes y Dubai, con París y Viena… El corpus central de las celebraciones tendrá lugar en el mes de su nacimiento, il va sans dire… Y, como en una ficción que se respete, esta fecha es nebulosa, incierta: ¿el 22 de febrero o el 1 de marzo de 1810? “Los conciertos de la década del cumpleaños” que la máxima institución musical del país, la Orquesta Nacional Polaca (http://www.filharmonia.pl/), dedica a su músico más ilustre, tendrán lugar del 21 de febrero al 1 de marzo con decisión salomónica del comité de celebración. “¡Un genio tiene derecho a nacer a lo largo de una semana!”, así lo ha dicho Waldemar Dabrowski con inesperada pragmática ironía… La muestra será inaugurada por Rafal Blechacz. Seguirán conciertos a cargo de pianistas de fama internacional: Martha Argerich, Ivo Pogorelich, Piotr Anderszewski, Murray Perahia, Kevin Kenner, Janusz Olejniczak y Daniel Barenboim, para concluir el 1 de marzo con la gala de la Orquesta de la Filarmónica Nacional dirigida por Antoni Wit y de la Orquesta del Siglo XVIII dirigida por Frans Brüggen y con los pianistas Evgeni Kissin, Yundi Li y Dang Thai Son. Ya el incipit da la medida del empeño y del nivel de las manifestaciones a celebrar. Contemporáneamente, en el Instituto Nacional Fryderyk Chopin de Varsovia tiene lugar el III Congreso Internacional Chopin 1810-2010: ideas, interpretaciones e influencias —después de aquellos celebrados en 1960 y 1999— que se articulará en torno a tres temáticas dominantes (La personalidad, la herencia, el ambiente de Chopin, Interpretaciones de la música de Chopin, Inspiraciones de la música de Chopin) para profundizar en las ideas fuentes de inspiración del compositor, la respuesta interpretativa y la influencia que sus composiciones han tenido sobre la obra de otros compositores, así como sobre otras formas artísticas y actividades humanas. En suma, una profundización bien redonda. Asimismo el 28 de febrero en Cracovia, el cardenal Stanislaw Dziwisz celebró una misa solemne en el castillo de Wewel mientras en el Collegium Maius de la Universidad Jagellónica se ha montado la exposición Chopin en Cracovia: momentos personales, que reúne partituras originales del músico polaco. Se inaugura con un recital pianístico de Kevin Kenner, interpretado con un instrumento de época que fue usado por el propio Chopin. Luego, ¡el plato fuerte! Se ha previsto que para el 1 de marzo se haya inaugurado el nuevo museo Fryderyk Chopin en el interior del castillo Ostrogski según el proyecto de los arquitectos italianos Migliore & Servetto que exhibirá la más grande colección chopiniana del mundo: ¡más de 5.000 piezas relativas a la obra del compositor y a su vida! El museo tiene su sede en el palacio edificado en 1600 pero reconstruido en 1950 tras las destrucciones bélicas. Ya desde 1858 alberga el Instituto Musical que luego se convirtió en el Conservatorio (1919) y desde 2005 también en el Museo Chopin. La reestructuración, gracias al saneamiento de los sótanos y el traslado de la biblioteca del Centro Chopin, ha encontrado nuevos espacios para una exposición orgánica según los más modernos criterios museológicos, incluso de utilidad, para un centro de información, una sala de conciertos y otra de conferencias. La instalación, tipo “museo abierto”, permite al visitante explorar libremente el recorrido creativo de Chopin, compositor y pianista, siendo guiado al mismo tiempo a través de los más importantes lugares y hechos que han caracterizado su vida. También dialogando con los elementos arquitectónicos y las estructuras del palacio, el proyecto ha favorecido el desarrollo creativo de los contenidos a través de la integración entre música, objetos de las colecciones y estructuras interactivas, definiendo un mensaje multilayer y multimodal dirigido a diversos públicos y permitiendo a cada visitante libertad de disfrute. Está prevista la construcción de un túnel subterráneo que unirá el museo con el vecino de enfrente Centro Fryderyk Chopin: moderno centro de información que res- 251-dosier 18/3/10 18:45 Página 131 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN MUSEO FRYDERYK CHOPIN ponde tanto a las necesidades de los profesionales de la música como a los melómanos o al simple turista. Este moderno edificio, sede del Instituto Nacional Fryderyk Chopin y otras instituciones ligadas al músico, comprenderá un punto de información, librería, biblioteca, fonoteca y fototeca del Instituto. También el castillo de Zelanowa Wola, pequeña localidad a 50 kilómetros de Varsovia, donde el padre Nicolas, de origen francés, hacía de tutor ante el conde Skarbek y donde nació Chopin, convertido en museo, es objeto de ampliación de los espacios museales, así como el acondicionamiento de nuevos espacios de acogida (librería, restaurante) para hacer frente a la invasión, fácil de prever, de los turistas que correrán a Polonia al reclamo “Chopin”. Tendrá también una sala de conciertos multifuncional. De mayo a septiembre, se desarrollan aquí cada domingo conciertos dedicados al compositor, con la participación de jóvenes y famosos músicos. Conciertos que también tendrán lugar en la casa natal. Todo esto, para comenzar. Otro gran momento de las celebraciones, en verano en Varsovia (1- 31 agosto) tendrá lugar el VI Festival Chopin y su Europa (http://en.chopin.snifc.pl/festival/), organizado por el Instituto Nacional Fryderyk Chopin, dirigido por Stanislaw Lesczynski. La manifestación, extraordinariamente rica, prevé 50 actos musicales y la participación de más de mil músicos: conciertos sinfónicos, de cámara y recital, pero también happenings y conciertos de jazz. Por citar sólo algunos nombres: Marc Minkowski y Les Musiciens du Louvre, Misha Maiski, Nelson Freire, Maria João Pires, Maurizio Pollini, Nelson Goerner, Philippe Herreweghe, la Orquesta de los Champs-Élysées, Il Giardino Armonico y la Orquesta de Cámara de Europa. Europa Galante, con Fabio Biondi, dirigirá en Polonia por primera vez con instrumentos de época Norma de Bellini, la ópera amada por Chopin. Siguiendo, la acostumbrada edición anual del importante Festival Pianístico Internacional Fryderyk Chopin (http://en.chopin.nifc.pl/festival/) del 2 al 16 de octubre. Este año asume un significado especial: se convertirá en uno de los momentos clou de las celebraciones, en cuyo interior está el XVI Concurso Internacional Fryderyk Chopin (2-23 octubre) – http://konkurs.chopin.pl. El mayor concurso pianístico internacional dedicado al músico polaco que, por tradición, se desarrolla cada cinco años partir de 1927. El jurado, tradicionalmente compuesto por reputados músicos, elegirá en la fase preliminar, entre el 11 y el 25 de febrero, los 160 candidatos. Las calificaciones para las sucesivas etapas del concurso se concluirán con los conciertos de los ganadores (21, 22, 23 octubre de 2010). A destacar el recital de Mitsuko Uchida (1 de octubre), el concierto de Martha Argerich y Nelson Freire (2 de octubre) y, con ocasión del 161 aniversario de la muerte de Chopin, el Réquiem en re menor de Wolfgang Amadeus Mozart, interpretado por la Orquesta de los Champs-Élysées dirigida por Philippe Herreweghe. ¡Tampoco los pequeños pueblos y los lugares más recónditos del país han sido descuidados! El proyecto Chopin ha llegado prevé, además, la promoción de la música chopiniana en cualquier lugar: una larga serie de conciertos bien al aire libre en plazas o mercados, allá donde no existan otras estructuras, bien en las casas de la cultura. Dos de entre los mejores jóvenes pianistas polacos, Piotr Banasik y Beata Bílinska, se alternarán al teclado en este… tour de force muy polaco. El proyecto ha sido posible gracias a la sinergia de las administraciones locales y de la radio polaca Radio Program I y TVP-Info. Otro lugar chopiniano es Dusziniki Zdrój, localidad donde se da el Festival Chopin (http://www.chopin.festival.pl/), en su 60 edición (6-14 de agosto). Las manifestaciones que se pusieron en marcha en agosto de 1945, en ocasión del 120 aniversario de los conciertos que el pianista dio en aquella localidad, es un festival de importancia: el más longevo de Polonia y entre los más antiguos de Europa, en el que siempre se han exhibido los grandes nombres del pianismo internacional, incluidos sobre todo la mayor parte de los vencedores del Concurso Chopin de Varsovia. Desde hace veinte años, anticipan el festival, unas masterclasses alojadas en las termas sobre el río Bystrzyca Dusznicka y frecuentadas por pianistas jóvenes que llegan desde cualquier lugar. En la misma onda de esta política, la creación del Centro Internacional Chopin en Duszinaki Zdrój, será un lugar de encuentro no sólo para jóvenes músicos, maestros y virtuosos sino para cualquier persona relacionada con la música. La folle tournée Pero las celebraciones chopinianas emigran también a otros lugares, a Francia en particular, un país que siempre ha cultivado una liaison particular con Polonia abriendo las puertas a los exilados polacos en los momentos menos afortunados de su historia. En primer lugar, en Nantes. La celebérrima manifestación concebida por René Martin, La folle journée de Nantes, en 2010 será La folle tournée… Chopin (www.follejournee.fr). De hecho, en cinco días, se va a escuchar la obra integral de Chopin. A saber, todas las piezas para piano solo, siguiendo el orden cronológico de composición: 14 conciertos, durante los cuales se alternan en el teclado seis pianistas de tres diferentes generaciones (Anne Queffélec, Abdel Rahman El Bacha, Philippe Giusiano, Momo Kodama, Iddo Barshaï y Jean-Frédéric Neuburger); luego, todos los grandes ciclos para piano 131 251-dosier 18/3/10 18:45 Página 132 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN BROCHÓW OGRÓD SASKI SANNIKI 132 solo (Préludes, Etudes…) confiados a solistas pertenecientes a cada generación; después, la integral de las composiciones para piano y orquesta (los dos conciertos para piano y orquesta, el gran rondó del concierto Krakowiak, las variaciones sobre el tema La ci darem la mano de Mozart, la Fantaisie sur des airs polonais). En fin, la integral de las obras para música de cámara (el trío con piano, la sonata para chelo y piano): repertorio chopiniano bien poco frecuentado que se podría decir casi desconocido. Pero el completo programa de las manifestaciones se funde con las grandes temáticas del universo de Chopin. Y entonces, he ahí en programa, compositores de aquel mundo parisino contemporáneo al de nuestro músico, pero el de los compositores menos conocidos (Christian Kalkbrenner, Ignaz Moscheles, Sigismond Thalberg y Charles Valentin Alkan), además del de los grandes (Felix Mendelssohn, Hector Berlioz y Niccolò Paganini). Asimismo, fragmentos de las óperas amadas por Chopin, de Vincenzo Bellini, Gaetano Donizetti y Gioachino Rossini, que hacían furor en París cuando allí vivió el compositor polaco. Y aún más, músicas de los compositores que estuvieron entre los más amados por Chopin: Johann Sebastian Bach, auténtico compositor de culto para el polaco del cual tocaba preludios y fugas cada mañana; Georg Friedrich Haendel, que daba definición a su ideal musical, y Mozart a quien consideraba modelo de perfección, hasta el punto de que había dejado dispuesto que se interpretara su Réquiem en sus funerales. De hecho, en uno de los conciertos se propondrá el programa exacto que se interpretó en aquel infausto acto. En fin, la música tradicional polaca, una de sus fuentes de inspiración privilegiada para lo cual se han invitado el Motion Trio, el Ensemble Sväng y la Renegades Steel Band de Trinidad, que presentarán sorprendentes transcripciones de piezas chopinianas. Aún más, el Ensemble Zespól Polski interpretará música folclórica tradicional polaca ¡con instrumentos de época! Para acabar, un programa hilvanado con extractos de conciertos que tuvieron lugar en París, Varsovia y Viena con programa típicos, aquellos que se ofrecían en las soirées en los salons. Es decir, una alternancia entre piezas para piano solo y de música de cámara intercalados por arias de ópera, tanto con obras de Chopin como de otros compositores. Aun más todavía, habrá una serie de conciertos en lugares como Bilbao, Tokio, Río de Janeiro… La folle tournée es opulenta en sus propósitos: ¡serán 1.500 conciertos! En suma, si no es el auténtico y verdadero festival Chopin, poco nos falta… Un Chopin que, probablemente, en Nantes jamás estuvo. ¡Y la ciudad lo celebra como si fuera un ciudadano suyo! Después, La folle tournée se trasladará a Varsovia del 10 al 13 de junio, donde tomará ahora el nombre de Chopin Open. Los conciertos tendrán lugar tanto en el Teatro de la Ópera de Varsovia como al aire libre, en la plaza que está en frente del templo de la lírica (Plac Teatralny). No faltan iniciativas no musicales, pero que veneran la memoria en los lugares chopinianos. En la basílica de San Juan Bautista en Brochów, a pocos kilómetros del pueblo natal de Chopin, tuvo lugar la celebración del matrimonio de sus padres (1806) y el compositor allí fue bautizado (23 de abril de 1818): ocasión para recuperar el antiguo esplendor interior del edificio religioso con la elevación de un nuevo altar. En julio y agosto se ofrecerán conciertos chopinianos. El parque histórico que circunda el castillo de Brochów será igualmente objeto de nuevas estructuras turísticas. También el castillo será motivo de recuperación a cargo del estudio Dawidczyk & Partners. Se ganarán espacios expositivos y de acogida. En Sanniki, donde Chopin se alojó en las posesiones del gran duque Costantin Pavlovich de Rusia, gobernador de Polonia, en 1828, en el palacio neoclásico Dziwwulski, se ha levantado un Centro en Memoria del Músico (Osrodek Pamieci F. Chopina), que posee una rica biblioteca y organiza regularmente conciertos. Asimismo los numerosos lugares chopinianos que han sobrevivido en la capital todos han sido objeto de revalorización para que estén preparados para el año de las celebraciones. La visita a la Varsovia de Chopin adquiere un particular carácter: se recorren los itinerarios originales en el interior de la actual ciudad, sacados a la luz tras la destrucción de la Segunda Guerra Mundial (1944). En el palacio Saski tuvo Chopin su primera habitación en Varsovia (1810-1817). Edificado por el rey Augusto II el Fuerte a principios del siglo XVIII, actualmente sólo está en pie un fragmento de la arcada en torno a la Tumba del Soldado Desconocido. El jardín (Ogród Saski), el parque más antiguo de la ciudad (1727) fue el lugar en el 251-dosier 18/3/10 18:45 Página 133 D O S I E R FRYDERYK CHOPIN KAZIMIERZOWSKI que a Chopin le gustaba jugar de niño. El palacio Kazimierzowski, segundo alojamiento de Chopin (1817-1827), residencia real (1634) es hoy la sede de la Universidad de Varsovia. El palacio Czapski-Krasinski, el último alojamiento de Chopin (1827-1830), aristocrático domicilio clasicista, fue el más veces reconstruido. En el ala izquierda, donde habitaron los Chopin, se encuentra un pequeño museo que comprende una reconstrucción original de los interiores y pianos de la época. También están los salones aristocráticos y burgueses, escenario de sus primeras apariciones en público. En el palacio de los Radziwill, a la edad de ocho años (24 de julio de 1818), dio su primer concierto. Tocó la Ouverture de Voitech Jirovec (1763-1850). Edificado en el siglo XVII, reconstruido en estilo clasicista es hoy residencia del Presidente de la República. En el palacio Belvedere y en el palacio Lazienki Królewskie, sede del gran duque Costantin y de su esposa Joanna Grodzinska, Chopin tocó muchas veces. Participaba en las diversiones y en la vida cortesana. Lazienki Królewskie, residencia de verano del último rey de Polonia, es un popular parque ciudadano que comprende el Palacio sobre el Agua y la famosa estatua de Chopin, cerca de la cual, entre mayo y septiembre, se ofrecen conciertos dedicados al compositor. En el Palacio Morsztynów Chopin ofreció un concierto para la Asociación Mercantil el 29 de diciembre de 1829, una sucesión de improvisaciones que lo hicieron célebre. El Palacio del siglo XVII cambió de propietarios y de estilo arquitectónico. Hoy es sede de la Casa Editora Científica. En el Palacio Blekitny, entre los más prestigiosos salones de la Varsovia de Chopin, fue donde más veces se exhibió con ocasión de los “viernes literarios” y de los conciertos de beneficencia. Es del siglo XVII, reconstruido en estilo rococó, sucesivamente en tardo clasicismo (con proyecto de F. A. Lessle). Alberga el Ayuntamiento de Varsovia. En el Teatro Nacional, Chopin escuchó a Konstancja Gladkowska, el amor no correspondido de su juventud (le dedicó el Adagio del Concierto en fa menor), y también conciertos de los mejores músicos de su época: J. N. Hummel, St. Heller, N. Paganini y K. Lipinski. Allí se exhibió en 1830. Hoy ya no existe el edificio del teatro. A través de las cartas y de los diarios de Chopin es posi- ble trazar un mapa del recorrido de sus paseos diarios. Muchos de estos lugares se pueden aún visitar en la Varsovia contemporánea, bien que radicalmente transformados, pero con un poco de imaginación se podría lograr ver Varsovia a través de la mirada del músico. Su recorrido predilecto, por el que solía pasear en compañía de algún amigo, era el trecho que va de la vía Nowy Swiat a la Columna de Segismundo, en la Plaza del Castillo (Plac Zamkowy). A veces, en grupo con otros estudiantes, se acercaba por Zoliborz y Bielany, entonces zonas periféricas, hoy barrios residenciales. Internacionalmente, las manifestaciones se agolpan. Por descontado la celebración parisina, donde Chopin vivió a lo largo de 1831 hasta la muerte en 1849: conciertos en la biblioteca polaca, en el Museo d’Orsée, en el Théâtre des Champs-Élysées, en la Salle Pleyel… Pero la ola del tsumani Chopin llega hasta… ¡los emiratos árabes! La VII Edición del Abu Dhabi Music and Art Festival (20 marzo-7 abril) conmemora a Chopin. La Orquesta Sinfónica de la Radio Nacional Polaca, dirigida por el compositor Krzysztof Penderecki, abre el Festival con un concierto de gala que celebra el bicentenario chopiniano. Es muy interesante, el 3 de abril, el estreno de las transcripciones comisionadas por el festival a la libanesa Hiba Al Kawas para instrumentos y piano del Concierto n.º 1 de Chopin, interpretadas por la Orquesta Sinfónica de El Cairo y algunos miembros de la Orquesta Nacional del Líbano, dirigidos por Walid Gholmieh. ¡Viva el año Chopin! Franco Soda Traducción: Fernando Fraga 133 251-Pliego final 18/3/10 18:54 Página 134 ENCUENTROS SEMION BICHKOV, FIEL A SÍ MISMO 134 Fotos: Sheila Rock E ncuentro a Semion Bichkov en su hermosa casa a tiro de piedra del Beaubourg. Un palacete barroco conservado íntegramente, que da idea de lo que debió de ser el corazón palpitante del París del siglo XVII, antes de lo que enseguida padecería la arquitectura de la ciudad. El maestro nos concede su tiempo antes de la última representación en la Ópera Bastilla de un Tristán e Isolda que ha hecho historia: el del vídeo de Bill Viola. De hecho, tras esta función el vídeo saldrá para Estados Unidos para entrar en un museo. El maestro me habla en inglés con la indefinible fascinación del acento ruso, pero es un ciudadano del mundo, que salió de Rusia en tiempos de la URSS. Ha recorrido el mapa de las orquestas: Director de la Orquesta de París, de la WDR de Colonia, principal invitado de la Staatskapelle de Dresde, de la del Mayo Musical Florentino… y en todas partes ha dejado su señal y no sólo musical. 251-Pliego final 18/3/10 18:54 Página 135 ENCUENTROS SEMION BICHKOV ¿Maestro, cuándo empezó a estudiar música? ¿Procede de una familia de músicos? Empecé con el piano a los cinco años, en Leningrado. Mi abuelo era médico y compositor aficionado y su padre había sido el director musical del teatro de la Ópera de Odessa hace un siglo. Mi madre estudió piano cuando era pequeña. Luego llegó la guerra y tuvo que dejarlo. Me imagino que hay una especie de predisposición genética para la música… y es así como empecé. Ganó una importante competición en Rusia cuando era muy joven. ¿Cómo se sentía al recibir una invitación para dirigir la Orquesta Filarmónica de Leningrado? ¿Y luego enterarse de que no habría concierto debido a sus ideas políticas? ¿Cómo me sentía? Al principio emocionado, y honrado, ya que fui el más joven que había sido invitado a dirigir la orquesta. Cuando gané el concurso sólo tenía 20 años. ¿Era muy joven? Pues sí. Y enseguida recibí una invitación para debutar con la Filarmónica al año siguiente, porque entonces no se proyectaban las cosas con cinco años de antelación. Y mi profesor Ilia Musin me aconsejó que no aceptara debido a los problemas que existían entre la Filarmónica y el Conservatorio. Sabía que estaría mal visto por el director del Conservatorio que yo hiciera mi debut con la Filarmónica de Leningrado. Cosas de política local. Musin me dijo “Espera un año, entonces estarás en el último curso en el Conservatorio y puedes estrenarte con la orquesta. Te dará igual toda esa política”. Habló con el director artístico del Filarmónica, que muy amablemente aceptó la propuesta de hacer mi debut no aquel mismo año sino al siguiente. Todo estaba acordado, incluso el programa. Luego, el concierto fue anulado una semana antes de la fecha programada. Y eso significaba que no me iban a dejar dirigir más. Eso precipitó mi decisión de emigrar enseguida. Así que seis meses antes de terminar mis estudios en el conservatorio me marché de la Unión Soviética. ¿Fue difícil dejar la Unión Soviética? Muy difícil. ¿Cómo lo consiguió? Sin embargo, había una cosa que yo no podía saber… si mi petición de un visado para salir del país sería aceptada o no, porque no se lo daban a todo el mundo. Existía la posibilidad, porque era músico y el gobierno no tenía ningún interés especial en mí. Pero peligro hubo, porque mi padre era científico y por esta razón podían haber rechazado mi petición. Ya se sabe, me lo dieron a mí pero no a mi padre. Y durante doce años más permaneció en la Unión Soviética sin poder salir hasta que por fin en 1987, cuando Gorbachov inició la perestroika y la Unión Soviética empezó a salir del aislacionismo y hubo aires de cambio, recibió por fin el permiso para emigrar. ¿Cuántos años tenía cuando se marcho? Tenía 22. ¿Y cómo se sentía al dejar su patria? Me marché muy irritado. Irritado por muchas razones: por encima de todo porque las puertas profesionales se me habían cerrado y la anulación de mi concierto con la Filarmónica de Leningrado era una síntoma de eso. No creía en los dogmas impuestos desde arriba porque sabía que todo era mentira. No quería vivir esa mentira, quería ser libre y estaba dispuesto a pagar el precio de la inmigración para conseguir mi libertad incluso sin saber lo me esperaba fuera. ¿Y sin ningún contacto fuera? Ninguno. ¿Adónde fue al principio? A Roma ¿Por qué Roma? Porque era la ruta normalmente usada por los refugiados. Cogí un vuelo para Viena. Permanecí diez días en Viena y… la Agencia Judía lo organizó todo. Luego la Agencia me mandó a Roma, a Lido di Ostia donde pasé seis meses esperando mis papeles para entrar en los Estados Unidos. Cuando llegó mi visado tomé un vuelo para Nueva York. ¿Conoció a alguien en Nueva York? Alguien me dio el número de teléfono de Alexander Siloti, un primo de Rachmaninov. ¿Fue un contacto importante para usted? Muy importante, pero no es lo que se imagina…. En aquellos tiempos, Rachmaninov era uno de mis grandes héroes: su música… y fue divertido, ya que de todas las personas posibles que me tocó conocer resulta que el primero de la lista fue un primo de Rachmaninov. Me hizo mucha gracia. Quiero enseñarle algo… [se levanta para buscar algo]. ¿La maleta? ¿De Rachmaninov? Sí, por eso la presentación fue tan providencial. Ha estudiado con Ilia Musin, que fue muy longevo y prácticamente el maestro de toda la nueva generación de músicos rusos. La nueva generación y sobrevivió a muchos de sus discípulos. ¿Sabe que participé en la celebración de su 95 aniversario? En la que también dirigió él… Entonces es que estaba todavía en buena forma. Bueno, estaba casi ciego, veía muy poco, pero seguía haciendo música. Todo fue extraordinario, sobre todo su manera de dar forma a la música y el fraseo del Capricho italiano de Chaikovski. ¿Puede decirme qué herencia le ha dejado en su manera de hacer música? Sí. He heredado de él su deseo de hacer que hable la música: que la música sea comunicativa. Algo que esté continuamente en movimiento, en evolución, sin ser monótona y de alguna forma que se conecte con el canto… Era muy interesante su modo de ver la música porque a su manera era muy operística, aunque era la sinfónica que dominaba cuando daba clase. Pero veía la música como si fuera un relato que tenía que contar, aunque fuera uno abstracto. Incluso en una sinfonía de Mozart, la veía en términos de una ópera de Mozart. Representaba este personaje o el otro… nunca era un discurso monótono, pero siempre comprometida, muy poética si quiere, una manera muy espontánea de hacer música. Una parte inestimable de su personalidad. Y la otra parte, también inapreciable, era que fue realmente el primer pedagogo de la dirección de orquesta que comprendió y desarrolló una idea de la dirección como arte visual, en lugar de unos movimientos físicos que permiten que los músicos tocar coordinadamente. ¡Incluso era mucho más que eso! Cuando vemos unos bailarines, ¿qué representan para nosotros? El baile nos cuenta una historia a través de unos silenciosos movimientos corporales. Un director de orquesta hace lo mismo. La diferencia estriba en que el director tiene que evocar sonidos de los que tocan o cantan. Los bailarines representan con sus cuerpos una historia con la ayuda de la música, el director tiene que hacer lo mismo. Musin entendió esta regla y también que todo el mundo tiene una constitución física diferente y algo que puede ser natural para una persona no lo es para otra. También comprendió que la dirección, como en todas las facetas de la música, no tiene reglas sino principios básicos que son técnicos. Pongamos que si uno toca el violín, el brazo tiene que moverse hacia arriba y hacia abajo. Si toca el piano, también tendrá que hacer un movimiento hacia arriba y otro hacia abajo al igual que en la dirección; así que hay ciertos principios esenciales que valen para todo el mundo. Pero luego está la forma en la que se indican esos movimientos y como se buscan ciertos gestos que transmitan el espíritu de la música, tal y como uno la entiende, con elegancia y claridad. Hay muchas maneras de hacerlo. Y esto se llama bagaje técnico. Y eso era algo que Musin podía explicar, demostrar y luego ayudar al estudiante 135 251-Pliego final 18/3/10 18:54 Página 136 ENCUENTROS SEMION BICHKOV tintiva de que algo tiene sentido, que hay alguien al que le gustaría imitar y eso no significa imitar un tempo concreto o el fraseo de una sinfonía de Beethoven. Significa imitar una actitud hacia una forma de arte. Es la actitud lo que es decisivo. Todo el mundo tiene que encontrar su propio camino en la interpretación. Pero el modo de acercarse a la búsqueda del camino sólo se encuentra con un verdadero pedagogo. Y eso es lo que él hizo. Por esta razón lo llamo mi “modo de ser genético”. Usted hizo sus estudios musicales en Rusia. ¿De qué forma se puede considerar su manera de hacer la música rusa? Si es que hay algo especial. Bueno no estoy seguro de si soy la persona indicada para responder esta pregunta, porque podría simplificar excesivamente la contestación y caer en un cliché. Existe un cliché: los músicos rusos, al igual que el pueblo ruso, tienen grandes corazones y enormes emociones. Seguramente usted conoce la expresión: llevar el corazón en la mano. Pues seguramente esta imagen estereotipada nació de un prototipo que encaja con la imagen. ¡No soy yo ese prototipo! ¿Quiere decir que no demuestra sus emociones al interpretar la música? 136 para que aprendiera a trabajar solo, en eso el maestro era único. Porque hay muchos riesgos para un director joven… no tiene a su disposición ni una orquesta ni un coro. Así, ¿cómo se trabaja, cómo se va desarrollando una técnica? Una pregunta muy difícil. Y Musin pudo resolverla, al hacernos una demostración. En su clase trabajamos con dos pianistas. Dos personas que habían tocado juntos antes, que habían tenido que responder a los gestos que hacía él y tenían que transmitir carácter a la música, al tempo y al fraseo… todas esas cosas. Luego, con una orquesta todo eso se multiplicaba muchas veces. Pero inicialmente se empieza con música de cámara. Así que estuve muy afortunada en recibir esas clases que nunca olvidaré y estarán conmigo durante el resto de mi vida, aunque ahora tengo que valer por mí mismo. Por supuesto mi propia experiencia y mi propia posición en cuanto a la música y mis reflexiones sobre la música me han llevado por otros derroteros. Eso es lo que llamo un “modo de ser genético”. ¿Por qué? Porque lo que me dio fue tan convincente y tan… ¿cómo lo diría? Se sabe desde el principio lo que convence y lo que no, aunque a lo mejor no se sabe exactamente por qué. Cuando uno es joven, tiene la sensación ins- Sí, pero en este punto las cosas se complican, porque el desafío mayor de un músico es encontrar la armonía entre el espíritu y el corazón. Si uno domina al otro entonces algo falla. ¿Sabe? Es algo muy similar al reto que tenemos cuando interpretamos música de Brahms. Estamos de acuerdo, hablamos de ello. ¿Por qué Brahms es tan difícil? Su música representa la expresión más clásica pero con el espíritu más romántico. Y si no se respeta la parte clásica entonces no se puede conseguir el aspecto romántico, una parte muy importante de la personalidad de la música de Brahms. Bueno, lo que acabo de decir pienso que vale para toda la música. Nuestra forma de interpretarla. Así que ser una persona que demuestra sus emocio- nes es muy importante pero si estas emociones no se controlan, no se entienden, no se guían por unos verdaderos estudios e investigaciones en cuanto a los origines de la música: ¿quién la escribió? ¿Cómo era esa persona? ¿Dónde nació? ¿Fue producto de qué clase de entorno? ¿Cuándo vivió? ¿En qué época hubiera deseado vivir? Porque mucha gente hubiera deseado vivir en una época que no es la suya… todas esas preguntas necesitan una contestación. El corazón es sólo una parte, también cuenta el espíritu. Y así es… ¿sabe que la verdad es que no puedo contestar su pregunta sobre las características de los músicos rusos?, ya que no veo lo que los hace mejores o peores o diferentes… bueno, sí, las personas que nacen en diferentes culturas pueden ser diferentes. Quiero decir que la cultura italiana es diferente de la rusa, debido al idioma y las tradiciones pero, ¿qué es lo que hace el mundo hermoso? ¡La diversidad! Sin embargo, para el intérprete hay un peligro: si no quiere salir de su propia cultura y se limita a ella, entonces pierde mucha música. Y ese es el punto esencial del reto al que se enfrenta el intérprete musical de hoy. Porque todo está tan relacionado y cada vez más integrado y el reto es intentar buscar la autenticidad en el espíritu de la interpretación. Eso es completamente diferente de lo que se llama la interpretación ideal, no tiene nada que ver. Sólo tiene que ver con el espíritu de la música. Pongamos por caso que está hablando con un italiano, sabría que es un italiano por la forma en que habla su idioma pero también éste reconocería a otro que es italiano por el hecho de conocer las mismas calles. Y también podría darse el caso de que uno vive en Roma y el otro en Milán y de una forma u otra se expresan de forma diferente. ¡Por supuesto! Pues lo mismo pasa en la música. Si he nacido en la cultura rusa con las tradiciones rusas y quiero interpretar la música de Beethoven o 251-Pliego final 18/3/10 18:59 Página 137 ENCUENTROS SEMION BICHKOV Brahms, cualquiera de los dos, no lo puedo hacer sin encontrar el espíritu auténtico de estos compositores y para hacerlo tengo que sumergirme en su cultura. Eso significa en su idioma, sus logros, sus tradiciones históricas y su manera de expresarse, porque cada uno es un poco diferente. Sabemos que todos nos sentimos iguales, pero que todos nos expresamos de modo un poco diferente y eso también pasa con la música. Así que lo quiero decir es que no me considero típico en ningún sentido de la palabra. Quiero ser auténtico en todo lo que toco en la música. Eso es lo que me interesa y no sólo la música rusa. En otras palabras, se cree afortunado por haber vivido en los Estados Unidos y Rusia y ahora en Francia. Además ha pasado una parte de su vida profesional en Alemania. Sí. Y por esta razón no cambiaría por nada la suerte que he tenido en mi vida, ya que estas vivencias me han ayudado a encontrar mi camino en la música… nunca he querido ser un turista. Así que paradójicamente está agradecido a la Unión Soviética. ¡Por supuesto que sí! ¡Absolutamente! ¿Por qué quería tanto a Rachmaninov cuando era joven? Un misterio de la música. ¿Cómo puedo explicarlo? Es algo físico, algo que sentía, pero no podía entender por qué. Es una música tan hermosa, con bellas melodías. Y la orquestación es tan interesante, tan rica en armonía. Es tantas cosas. Sin embargo, todas estas explicaciones son tan banales porque no explican realmente por qué conectamos con una música concreta, con un compositor particular. No puedo decir más que me gustó mucho su música cuando era muy joven. La tocaba mucho entonces y luego empecé a dirigirla. Lo recuerdo bien, en el Conservatorio yo era el director más joven y mis compañeros de más edad me miraban y sonrían como si quisieran decirme “Con el tiempo la dejarás”. Y no entendía por qué debía dejar- la. Es que en Rusia, en cuanto a la música, Rachmaninov está visto — no por el público en general sino por los círculos intelectuales— como un compositor de música fácil. Cada uno puede pensar lo que quiera, pero me preguntaba “¿Realmente voy a dejarla?”. Debo decir que durante algunos años abandoné su música, no porque no me gustara sino porque quería familiarizarme con otras clases de música. Eso fue a finales de los años 80 y luego durante la década de los 90, pero luego decidí volver a ella. Estaba muy nervioso, porque la Segunda Sinfonía de Rachmaninov había sido la Biblia de mi juventud y fue la sinfonía que elegí para mi debut con la Filarmónica de Leningrado. Me puse muy nervioso cuando volví a esa música años más tarde, porque sabía que me había convertido en una persona diferente. ¿Podía sentirme como me sentía antes? Pero empecé a estudiarla y de repente no tenía miedo y comprendí que yo no tenía que ser la misma persona que antes pero podía conectar con las mismas emociones de antes. La única cosa que había cambiado era mi relación con esta música y comencé a ver cosas que no había visto antes, y pensaba en Wagner y Strauss, y en todas las experiencias que yo había tenido a lo largo de aquellos años, que jugaron un papel en mi nuevo acercamiento a Rachmaninov, cosa que no podía haber ocurrido antes. Después de Roma se marchó a los Estados Unidos. ¿De qué forma vivió la experiencia musical y el modo de vida norteamericanos un joven ruso? ¿Fue un choque cultural? Fue un choque, pero uno maravilloso. Es que no se puede separar la música de la vida, son las mismas cosa para mi. Llegué al Aeropuerto Kennedy el 6 de agosto de 1975. Hacía un calor terrible en Nueva York, mucha humedad y suciedad… y recuerdo la escalera mecánica del aeropuerto, la gente bajaba por él y les miraba. El 137 251-Pliego final 18/3/10 18:59 Página 138 ENCUENTROS SEMION BICHKOV aire acondicionado no funcionaba bien, ¡un calor infernal, olía, el aire apestaba! Y recuerdo que me dije “Huele como tiene que oler!”. Aquel día entendía que había nacido por segunda vez. Y empecé a descubrir como el niño recién nacido la vida, sólo que yo no era un bebe… así que la descubrí más rápidamente… y fui más consciente de ella. Y lo mismo con la música. Fui a escuchar Tannhäuser en el Met. ¡Fue un milagro! Era la primera vez que escuché en vivo y escenificada una ópera de Wagner, porque en mis tiempos en Leningrado no se interpretaba a Wagner. No formaba parte del repertorio. Por supuesto, la había oído en disco y estudiado la partitura pero no es lo mismo. Fui a un concierto de la Filarmónica de Nueva York, ¿y quién dirigía? ¡Kubelik! ¿Quién tocaba el piano? Arrau. Había escuchado discos de Arrau pero sólo conocía el nombre de Kubelik, nada más. Miraba por todos los sitios y me decía, “Dios mío. Es como volver a los tiempos pasados: su manera de hacer música, su espontaneidad, su forma de comunicarse”. Aquella música que estaba desapareciendo… siempre tan fluida y flexible. Este fue un aspecto y el otro era la música de nuestro tiempo del que había poco cuando dejé Rusia. Claro que Shostakovich aún vivía cuando deje la Unión Soviética. Murió en 1975, en agosto, el mes que llegue a las Estados Unidos. Así que para mí su música era contemporánea. En los Estados Unidos dirigió el concierto de clausura del Festival Charleston-Spoleto. ¿Fue un paso importante para darse a conocer? 138 Sí. El director musical de Spoleto USA era Christopher Keen, que murió hace unos pocos años. Tenía unos 10 o 15 años más que yo, un director de edad mediana. También era el director de la Orquesta Sinfónica de Syracuse y lo que era mucho más importante para mí, fue director de música del Festival Art Park de Niagara Falls, cerca de Buffalo, Nueva York. Todos los veranos se celebraba este festival con tres producciones de ópera. Y la Filarmónica de Buffalo es una de las orquestas norteamericanas más importantes y con una noble tradición. Joseph Krips, William Steinberg, Michael Tilson Thomas dirigían las óperas. Después de mi concierto en Charleston volví a Nueva York donde vivía y unos días más tarde me llamó Christopher Keen y me dijo: “Un colega ha cancelado Il trovatore y los ensayos empiezan dentro de 12 días. ¿Puedes sustituirle?”. ¡Nunca había dirigido Il trovatore, ni siquiera conocía la ópera! Pero dije “¡Sí!”. Doce días más tarde estaba ensayando la ópera con la Filarmónica de Buffalo y resultó que las cosas salieron tan bien que la orquesta pidió al gerente que me contratara. Así empezó mi relación con la Filarmónica de Buffalo, que se convirtió más tarde en mi orquesta. Fue buena suerte. Una pregunta más sobre sus primeras impresiones de Occidente. Un joven que sale de la Unión Soviética: primero en Roma y luego en Nueva York, el enemigo de clase, el capitalismo… ¿cómo vivió ese choque de culturas? Es que Occidente y Norteamérica no fueron nunca un enemigo de clase pare mí. No viví en la Unión Soviética por razones económicas. No me marché al oeste porque quisiera hacerme rico. Me fui porque quería ser libre. ¡Esa es la diferencia! Nunca me hice falsas ilusiones de que la sociedad occidental fuera un lugar perfecto. Esperaba encontrar una sociedad humana hermosa y a la vez llena de las imperfecciones de la naturaleza humana pero libre. Libre para que pudiera hacer descubrimientos y libre para que yo pudiera con suerte aprovecharme de las oportunidades que se me presentaran. Y con esta actitud no podía sentirme desilusionado. Después de Buffalo, volvió a Europa. Francia es un país muy importante para usted… Sí. Fue su primer regreso a Europa. ¡Correcto! Su primer contacto con la música francesa y luego encontró una familia. ¿Qué significa esta mezcla para un músico como usted? Es otro ejemplo perfecto de por qué estoy agradecido a la fortuna. Por temperamento y por mi educación musical nunca me había sentido atraído por la música francesa, no formaba parte de mi vida. Por supuesto que había dirigido Dafnis y Cloe, por ejemplo, y otras músicas por el estilo, pero no sentía ninguna atracción hacia esa música. Por sorprendente que parezca, siempre me encantó Carmen, desde mi niñez, pero nada más. Y no hablaba el idioma, así que tuve que averiguar lo que significaba el “retenu” de Dafnis, por ejemplo. Luego, gracias a mi suerte, me encontré viviendo en Francia, no como turista sino como residente. Y gradualmente forjé un lazo con la música francesa, y una profunda relación con Henry Dutilleux, cuya música es francesa y de hoy, cosas de las que yo carecía desde que dejé la Unión Soviética. Y después vino Colonia, que sigue siendo su orquesta. ¿Puede decirme qué ha dado a la orquesta y qué ha aprendido de ellos? ¿Ha habido esa clase de intercambio? Siempre hay un intercambio. Lo que aprendí fue algo muy decisivo para mí y comprenderá si le dijera que durante mis años en París con la Orquesta de París había perdido la capacidad de tener una larga línea musical porque la orquesta no la buscaba y yo no era lo suficientemente fuerte como para imponerla. Hubo otras muchas razones también: en la música francesa hace falta la línea pero también los diferentes colores y otros aspectos, es como en un mosaico. Por ejemplo, Berlioz, que no tiene más de tres compases con un tempo, algo como un disparate. Por ejemplo, los alemanes tienen problemas para tanto cambio de tempo. Es un proceso más gradual si quiere. Así que lo que volví a descubrir en Colonia, porque es muy importante para los músicos alemanes, es un sentido de la línea, el sentido de la arquitectura. Y así que hasta cierto punto he vuelto a descubrir mis raíces porque desde el principio me he sentido atraído hacia la música sinfónica alemana y hacia la ópera italiana. Y por eso estoy muy agradecido y también por haber encontrado la oportunidad de hacer grabaciones en Colonia, porque todo lo que dirijo se graba o se filma. Se convirtió en un laboratorio, es allí donde descubrí lo que hace que una grabación funcione o no. Algo que antes no comprendía. Cuando estaba en Colonia, también dirigía en Dresde en la Semperoper. Eso significaba que compartía su tiempo entre la música sinfónica y la ópera. ¿Qué tal se sentía siendo el director principal en el templo de la música clásica de Dresde y luego en Colonia donde, al contrario, la música contemporánea desempeña un papel importante? Me hizo mucha gracia, era como viajar en el tiempo. El siglo XIX en un lugar y el siglo XXI en el otro. Ese chiste mío tuvo mucho éxito en Colonia pero Dresde no lo encontró gracioso. Porque no quiere que la gente les mire como si fueran unos dinosaurios pero la verdad es que tienen una tradición de Wagner y Strauss. ¿Cómo fue para usted Dresde, un lugar importante para los alemanes debido a sus tradiciones? Por esta razón fui allí. Siempre he elegido una especie de exilio artístico: ¿Por qué cree que fui a Grand Rapids Michigan, donde tuve mi primer trabajo de director principal? Y fue contra la opinión de mi agente, que se enfadó mucho porque acepté el trabajo. Yo necesitaba crecer y desarrollarme y experiencia con el repertorio y también aprender lo que quería decir ser administrador de una orquesta. ¿Por qué cree que acepté ir con la Orquesta de París? Tomé la decisión muy poco antes de que mi vida perso- 251-Pliego final 18/3/10 18:59 Página 139 ENCUENTROS SEMION BICHKOV nal cambiara. No tuvo nada que ver una cosa con la otra. ¿Por qué acepté Dresde? Allí nacieron diez óperas de Richard Strauss. En Dresde, Richard Wagner fue Generalmusikdirektor antes de la revolución, razón por la que tuvo que abandonar Alemania. Necesitaba ir a las raíces del lugar donde nació toda esa música, fue muy importante para mí. Tenía que saber las opiniones de Dresde sobre esa música, y cómo la fraseaba, y los compositores oían la música y como quisieron oír la música o no quisieron oírla. Cuando hice la nueva producción de Rosenkavalier en Dresde, pues es el lugar donde nació y son tan propietarios de esa ópera como la Filarmónica de Viena. Restituí los cortes que duran unos 16 minutos y por poco hubo una revolución. Les dije: “¿por qué no leen las cartas dirigidas a Strauss de Schuch que dirigió el estreno? Strauss se queja amargamente de los cortes y las tijeras. ¿Por qué no leen eso?”. Así que aprendes cosas que el compositor no quiso oír que se habían hecho hasta ahora. ¡Una parte de tu experiencia de aprendizaje! Y hablando de Strauss, ha dirigido casi todos las óperas de Strauss. He dirigido Ariadne, Rosenkavalier, Elektra, Dafne, y pronto en La Scala Die Frau ohne Schatten. Son cinco óperas, menos de la mitad de las óperas de Strauss. ¿Suficientes, no? [Se ríe]. rán y luego decidirán. La única forma que tengo de hablar sobre la música es hacer música. ¿Cuál es hoy su relación con las orquestas italianas? ¡Maravillosa! Absolutamente maravillosa, ¿qué más puedo decir? Ya sabe que desde hace años soy principal director invitado del Mayo Musical Florentino. Por supuesto, por esa misma razón se lo he preguntado. ¿Cómo será Die Frau ohne Schatten? ¿Tiene algo pensado o aún es demasiado pronto? Pues no llevaría tanto tiempo asociado con una institución si no estuviera muy contento con ella. Estoy pensando en ella todos los días. Probablemente se encontra cómodo… ¿Por qué? No busco la comodidad, sino una relación de respeto mutuo, un ambiente en el que pueda realizar mis sueños. ¿Y dónde puedo encontrar el espíritu de La bohème interpretado con tanta autenticidad como en Florencia? ¿Dónde? Fue una experiencia tan importante para mí, esta relación con la ópera italiana, como lo fue hacer la Tercera Sinfonía de Mahler con la Filarmónica de Viena, ya que la orquesta tocaba en el Porque es una música colosal y como todo lo que hace Strauss un reto, no se puede preparar como si fuera una taza de café instantáneo. No se debe preparar ninguna música como si se estuviera haciendo un café instantáneo. Pero las ideas que tengo referente a la ópera ahora mismo no pienso compartirlas, porque primero tengo que dirigirla y después las personas escucha- dialecto de esta música. Los florentinos tocan el dialecto en La bohème. Y lo mismo pasa con otras cosas que hicimos. Así que fue un período muy feliz de mi vida en todos los aspecto y pasé mucho tiempo en Florencia e hice mucha música ahí. Con La Scala han sido muchos años de amistad y habrá otros muchos años en el futuro: dirijo todos los años a la Filarmónica de La Scala. He dirigido muchos conciertos a la Orquesta de Santa Cecilia y además tengo una relación muy hermosa, mejor llamarlo amistad que relación, que se renueva, con el Teatro Regio de Turín. Hice en ese teatro mi primer Rheingold y la Misa en si menor de Bach. Era la primera vez que volvía a esta pieza después de veinte años sin hacerla. Y también hice mi primer Don Carlo… ¿Así que es un teatro muy importante para usted? Muy importante. ¿Le tiene mucho cariño también? Sí, porque creen en lo que intento hacer. Buscan los recursos para los proyec- 139 251-Pliego final 18/3/10 18:59 Página 140 ENCUENTROS SEMION BICHKOV tos que propongo. Me gustan los músicos italianos por la misma razón que en general me gusta el pueblo italiano: tiene la música en las entrañas. Tiene imaginación. Los italianos son muy teatrales. Gente de gran visión. Me encanta el temperamento de los italianos. Me encantan sus tradiciones y estilo de vida, que encuentro muy hermosa. No hablo como si fuera un turista, no lo olvide. Conozco el país desde adentro. ¿Sabía que la madre de Marielle y Katia era italiana? De Torre del Lago. Así que es algo que… …Genio de famiglia! Voilà! Dirigir es un trabajo en equipo con la orquesta… ¿pero quién detenta realmente el poder, la orquesta o el director o es algo que se comparte? 140 A menudo no se entiende bien el poder… el poder viene junto con una posición política en la jerarquía. Esa es una clase de poder. Para mí significa tomar la decisión correcta para una institución. Muy bien. Pero cuando los músicos hacen música, hay sólo un poder que está realmente presente en aquel momento en la sala y ese es el poder de las convicciones musicales: ¿qué idea entre muchas va a ser la más convincente? Así que todo el mundo adelanta su propia propuesta. Digamos que estamos haciendo propuestas para la manera de interpretar una sinfonía de Brahms. Todo el mundo conoce esa sinfonía, todo el mundo la quiere y todo el mundo piensa que la conoce perfectamente. Y todo el mundo tiene una idea propia de cómo tocar esa sinfonía… ¿y qué idea entre todas va a ser la que gane? Ese es el único poder que los músicos reconocen cuando van a hacer música. No tiene nada que ver con el poder político, porque no importa quién gane si una idea parece que convence a los músicos, que así es como quieren tocar aquel día y no de otra forma. Y mañana será una idea un poco diferente y todo el mundo estará tan convencido que dirán “Así es como queremos tocar hoy”. Ahora, en general la idea tiene que proceder del director —eso es normal— pero los demás que hacen música con él tienen que haber participado en esta idea y estar de acuerdo. Así que al final la idea es una especie de mezcla de todas las propuestas e infinitamente más interesante y rica que la idea de una persona. Pero para que esto ocurra, tiene que haber una idea que proceda de la visión de la pieza que surge de la persona que da la señal inicial, porque sin esa señal no habrá música. Así que la señal es como —ya lo sabe— un proyecto que se presenta y se despliega encima de una mesa, un proyecto que todo el mundo mira. “Oh, qué proyecto más interesante. ¿Y si lo hacemos de esta forma o de la otra? Y finalmente todo el mundo se pone de acuerdo. “Así construimos la casa”. De este modo ocurre. Pero si el proyecto que está sobre la mesa no es convincente, nada ocurre. Se puede cambiar un poco, pero a lo mejor sigue sin convencer. Y si no se ponen de acuerdo en cuanto al proyecto sobre la mesa alguien más tendrá que hacerlo. ¿Quién será? El director tiene que tener la idea inicial. Pero no es suficiente, porque los músicos tienen que poner en práctica la idea, son ellos los que producen el sonido. Así que es necesario inspirarlos para que produzcan el sonido que el director quiere, pero también convencerles que no malgastan el tiempo ni sus vidas y están viviendo por una idea que es al fin y al cabo la razón por la que se hicieron músicos. Está en París para dirigir a Wagner. He leído en algún sitio que cree que las óperas de Wagner son budistas. Porque no tienen ni principio ni fin. ¿Por qué lo dice? Porque así es la vida; está en un estado de permanente evolución. Mire, si abro una puerta para pasar a otra habitación, ¿estoy entrando o estoy saliendo? Depende desde qué punto de vista. Et voilà! ¿Únicamente Wagner o existen otros compositores budistas? ¡Bach! ¿Hay algún proyecto atrayente que todavía no ha podido llevar a cabo? Sólo he podido hacer la mitad del Anillo porque en Dresde llegaron las inundaciones. No pude terminar el ciclo. ¿Le gustaría terminarlo en Dresde? En Dresde no puede ser. Lo han terminado allí pero sin mí, ya que no estaba libre y había terminado mi contrato. Como fue aplazado no lo terminé. ¿Hay alguna ópera que no le daría ninguna satisfacción dirigir o una que le produciría pesar? Odiarla tanto que no me daría ninguna satisfacción… He estado en demasiadas situaciones en las que he cambiado de opinión en cuanto a un compositor o una pieza. He aprendido que es inútil. ¿Qué haría? No dirigiría una música con la que no tengo ninguna relación en un momento dado, sea una ópera o una sinfonía, tanto da. Sólo dirijo la música que me convence. Y si es música contemporánea, escrita para uno, por supuesto no puede saberse como será, pero eso es diferente porque se acepta la idea. Es una experiencia nueva y uno se involucra en ella. O vivirá o morirá y se esfuerza para que viva. En cuanto al repertorio que ya está, no he dirigido a Sibelius durante todos estos años, y de repente he cambiado, ¡cosa que nunca pensé que podía pasar! ¿Cuál es su lema en la vida? ¿Lema? Un poema muy hermoso escrito por un ruso, que se llama Cornilov, de hecho un poeta soviético. Por supuesto no puedo proporcionarle su sentido poético, pero si traducirlo para que lo entienda. Dice: No llega fácilmente con el dolor que es más punzante que embotado esta encumbrada clase de heroísmo de ser uno mismo y siempre fiel a si mismo Franco Soda 251-Pliego final 18/3/10 18:59 Página 141 251-Pliego final 18/3/10 18:59 Página 142 EDUCACIÓN APRENDA ARMONÍA EN DOS PÁGINAS E 142 ncontrar acordes mayores en un teclado está al alcance de cualquiera. He aquí algunos métodos para encontrarlos: Método 1: si toca usted cualquier nota del teclado y la considera la primera nota de esa melodía que suena como aviso en los teatros, en las estaciones de tren o en el metro de Madrid, ya sólo le queda encontrar dos notas para formar un acorde mayor, también llamado tríada mayor, en referencia a las tres notas que hacen falta para completarlo. A la dirección en la que han ido apareciendo las dos nuevas notas la llamamos subir, que en el teclado significa ir hacia la derecha y en la voz cantar más agudo. Al hacer esto, estaremos sacando de oído un acorde mayor. Aunque parezca raro, es probable que más del 50% de las personas que estudian música en un conservatorio español no hayan realizado jamás esta sencilla búsqueda. Si se siente solidario/solidaria, puede acercarse a la puerta de un conservatorio y contárselo a algún joven alumno de piano. Se lo agradecerán de por vida. Puede decirle a su alumno sobrevenido que, una vez encontradas las tres notas, si las toca en otras partes del teclado, el sonido resultante seguirá siendo siempre el mismo acorde mayor. Método 2: podemos, por ejemplo, contar la distancia entre las notas y llegar al mismo resultado: después de tocar el do buscamos una nota que está una tercera mayor (paciencia, explico esto de las terceras más adelante) por encima y llegamos así al mi. Si buscamos una tercera nota que esté una tercera menor por encima del mi, encontraremos el sol. Esas tres notas, do, mi y sol forman la tríada de do mayor. A la primera la llamamos la fundamental. A la segunda la llamamos la tercera (cuidado, sin ánimo de confundir) y a la tercera la llamamos la quinta. ¿Por qué? Porque se piensa que las notas de un acorde, en este caso do, mi y sol podrían ser notas elegidas de entre las notas de una escala o serie de más notas. Si aceptamos que la serie podría ser do, re, mi, fa, sol, entonces entendemos que mi es la tercera, y no la segunda. Si en vez de empezar en do lo hacemos en cualquiera de las demás notas, alcanzamos el mismo resultado. Si le parece que calcular terceras mayores y menores es difícil, no lo es en absoluto: basta con contar teclas en el piano (o trastes en la guitarra). Si toco cinco teclas contiguas en el piano (es decir, sin dejar ninguna tecla en medio sin tocar) y me quedo con las dos notas de los extremos, eso es una distancia de tercera mayor (do-mi). Si en vez de cinco toco cuatro, eso es una tercera menor (por ejemplo, mi-sol). Método 3: ya que hemos hablado de escalas, usémoslas. Otra forma de encontrar acordes mayores guiándonos por el oído es encontrar las primeras cinco notas de la escala mayor (el típico soniquete que todos tenemos en la cabeza de do-re-mi-fa-sol) y quedarnos con la primera, la tercera y la quinta notas. Eso se puede hacer a partir de do o de cualquiera de las demás notas. Método 4: hay más formas de encontrar acordes mayores. La más natural, por así decirlo, sería tocar una única nota y escuchar sus armónicos. Si Pitágoras no se equivoca, una nota no suena en realidad como una sola nota, sino como una suma de varias notas presididas por una nota que llamamos fundamental. Al igual que al lanzar una piedra al agua provocamos ondas concéntricas, los sonidos fundamentales provocan sonidos armónicos, que son múltiplos del sonido inicial. Hay instrumentos como los platillos de la orquesta que producen tantos armónicos, que es difícil distinguirlos todos por separado. Otros, en cambio, dan una serie de armónicos fácil de encontrar. En una guitarra española, por ejemplo, se pueden destacar los armónicos que produce una cuerda al aire poniendo el dedo suavemente sobre la cuerda, sin apretarla contra el mástil, y tocando la cuerda. A medida que desplazamos el dedo mástil arriba, iremos escuchando los armónicos de esa cuerda. En el piano se puede hacer igual, pero si el piano es vertical no nos quedará más remedio que abrir la tapa inferior (la que está bajo el teclado), tirarnos al suelo y hacer algunas contorsiones para tocar con una mano y a la vez poner el dedo sobre las cuerdas. Las personas que tocan el piano y no han hecho esto nunca me recuerdan a esos personajes que a veces salen en las películas diciéndole a un amigo: “he tenido siete hijos con ella, pero nunca le he visto nada por encima del tobillo”. Listos para componer La primera posición a la que hemos llegado, la de do-mi-sol, nos vale para empezar a componer. Si toca usted tres o cuatro veces el acorde de do mayor en esa primera posición, luego otras tres o cuatro veces desplazando la nota central (que era mi en este caso) una tecla arriba o abajo y luego vuelve a repetir las tres o cuatro veces en su posición inicial, ya tiene un pequeño acompañamiento para algo. La velocidad a la que se pueden tocar esas “cuatro veces” es variable. Por ejemplo, puede ser tan rápido como suenan las sílabas de la palabra “cachalote”, pero puede ser mucho más lento, como las campanadas de una iglesia. A distintas velocidades encontraremos sensaciones musicales bien diferentes. Nunca desaproveche un recurso tan asequible. Es cierto que las opciones para cambiar son pocas (las de cambiar el mi a una nota por encima o por debajo), pero se trata de tener un principio para luego ir añadiendo variantes. Cuando cambia el mi por el mi bemol, que en el grupo de dos teclas negras es la de la derecha, el acorde resultante es el de do menor. Cuando cambia el mi por el fa, que es la tecla blanca que hay en el teclado a la izquierda de cualquiera de los grupos de tres teclas negras, entonces pasa algo interesante: ha encontrado usted nada menos que un acorde de do con la cuarta suspendida. Este último nombre le puede hacer quedar muy bien ante su círculo 251-Pliego final 18/3/10 18:59 Página 143 MAX EDUCACIÓN de amigos/amigas, porque decir “toco acordes mayores” no suena tan importante como decir “ahora estoy con los acordes de cuarta suspendida”. Dado que el lenguaje es inmensamente flexible, se le permite a partir de este momento decir que “domina” los acordes de cuarta suspendida. Ya habrá tiempo para encontrar otros verbos que describan el manejo más avanzado de los acordes. 2.- ¿qué tres acordes mayores contienen la nota la bemol? Preguntas capciosas Fácil/difícil Esas distancias que llamamos terceras, cuartas, etc., se llaman intervalos. El equivalente al “pienso de que” es decir “intérvalos”. Si usted “piensa de que se dice intérvalos”, anda un poco descaminado. Los intervalos y los acordes dan mucho juego. Una forma entretenida de aprender a manejarlos es poner en verdaderos aprietos a alguien que ha estudiado música durante un mínimo de quince años con preguntas que no está acostumbrado en absoluto a contestar. Si se trata de familia política, no haga esto en casa. He aquí dos de esas preguntas, que por cierto sólo se pueden hacer después de haber comprobado la respuesta correcta. A todas ellas puede anteponerse la apostilla “tú que sabes tanto, dime”: El dominio de la armonía conlleva siempre una práctica prolongada en el tiempo, pero lo mismo le pasa a ser un experto en navegación, en dar yeso o en dar masajes. ¡Estaría bueno! Lo que nadie puede negar es la verdadera sencillez de algunos principios básicos de la armonía. Es un fastidio que no se aproveche esta sencillez. Con tres o cuatro acordes se pueden armonizar cientos de melodías de todos los estilos. ¡Tres o cuatro! Siempre recordaré a Sebastián Mariné explicando en el edificio que era conservatorio y ahora es el Teatro Real, que la armonía no era más que dos acordes. Acostumbrados a ver libros y más libros de todos los niveles, no parecía serio que lo simplificase tanto, y sin embargo, Sebastián, nada sospechoso de ignorancia musical, tenía más razón que un santo. 1.- ¿qué acorde menor tiene la nota re bemol como quinta? Buena parte de la tradición pedagógica española ha situado la armonía entre las disciplinas más complejas e incomprensibles de los estudios musicales. Si se le pregunta a los alumnos de los conservatorios por la asignatura más difícil, es probable que la respuesta siga siendo la armonía. Todas las melodías Los tres acordes a los que nos referimos son los que se pueden encontrar a partir de tres notas de la escala mayor. Si volvemos al soniquete do-re-mi-fasol del que hablábamos antes, hay tres de esas cinco notas que nos sirven de base para los tres acordes más utilizados en la historia de la música occidental. La primera es el do. Si subo de do a sol, tengo una quinta (cinco notas. dore-mi-fa-sol); y si bajo cinco notas a partir de do, llego al fa: do-si-la-sol-fa. Si construyo un acorde mayor sobre cada una de esas notas, tendré los acordes mayores de do, de fa y de sol. Tocados en este orden son los acordes de La bamba, pero también podrían ser los de cientos de temas de sonatas de Mozart, Haydn o Beethoven, cientos de canciones populares y cientos de cientos de melodías de todo tipo, desde el reggae hasta el vals vienés. Lo mismo sucede si cambiamos el orden. Lo difícil, ya que hablamos de dificultad, es encontrar una secuencia formada con estos acordes que no tenga equivalente en la música que nos rodea. No es difícil, sino imposible. Tal vez en el futuro haya tiempo para otras dos páginas que hablen de esto. Pedro Sarmiento [email protected] 143 251-Pliego final 18/3/10 18:59 Página 144 JAZZ Christophe Alary LOUIS SCLAVIS: UNA BRISA REVOLUCIONARIA U 144 no de los más reputados críticos internacionales de jazz, el francés Alain Gerber nos confesó que la música de Eric Dolphy representaba la exaltación y la angustia de un viajero del jazz; Louis Sclavis (Lyon, 1953) es nuestro Dolphy europeo, porque, al igual que aquel, desarma todos los pensamientos del jazz para poseerlos definitivamente y alcanzar así una expresión vanguardis- ta, libre y singular. El saxofonista y clarinetista galo vive de espaldas a los idearios oficiales, pero la profundidad y certeza de sus hallazgos musicales le acaban convirtiendo, sin quererlo, en un maestro con cátedra de obligada matrícula. El jazz verdadero siempre ha habitado en el conflicto y el naufragio, porque su esencia misma le obliga a enfrentarse a lo desconocido. Y Louis Sclavis tiene en su pasaporte la valentía suficiente para entregarse a mil caminos todavía por explorar. La creación verdadera es un pretexto para arrinconar la vida sin que te tilden de loco; lo menos que puede sucederle a un revolucionario de la cultura es la incomprensión e indiferencia de una sociedad acomodada, y lo más, que le tomen por un genio. La música de Louis Sclavis no es respiración demente, desde luego no pasa inadvertida y sí se asemeja bastante a ese arte que, con tan sólo rozarlo, te remueve las entrañas y amplía la mirada. Esta leyenda del jazz europeo se presenta estos días en nuestro país para susurrarnos al oído las nuevas piezas registradas de disco Lost on the way (Universal), que es un magnífico refrendo de todos los premios obtenidos recientemente, entre ellos los prestigiosos British Jazz Award, el Django d’Or o el de mejor creador europeo en la Bienal de Barcelona. El suyo es un ejercicio de inventiva anárquica, pero en donde extrañamente, al final, todas las claves descubren su propio orden; este argumento, quizás, justifique la concesión de estos dos importantes galardones europeos, aunque luego uno recuerda su particular sentido del humor y ya las cuentas no cuadren desde la lógica emocional. El estreno madrileño de este fabuloso breviario discográfico tendrá lugar en uno de los espacios que mejor pueden adaptarse a su música, el Museo Reina Sofía, que acoge este mes de abril el último tramo del Festival Eurojazz 2010 (ver número de SCHERZO del pasado mes de febrero). La presentación se resolverá en el atractivo formato de quinteto, que a buen seguro amplificará y enriquecerá la voz jazzística de Sclavis; en este sentido, el grupo lo integran el también saxofonista Matthieu Metzger, el guitarrista Maxime Delpierre, el bajista Olivier Lété y el baterista François Merville. La visita del quinteto de Sclavis coincide, además, con la salida al mercado del que hasta la fecha es su registro más reciente, Yokohama (Intakt Records). Aquí el francés da un giro de 180º y ataca un lote de composiciones junto a la pianista Aki takase (Osaka, 1948), una artista con la misma amplitud de miras que el clarinetista y saxofonista, capaz de “hacerse” discos tan dispares como los reali- 251-Pliego final 18/3/10 18:59 Página 145 JAZZ LOUIS SCLAVIS zados a partir de repertorios de Ornette Coleman y Fats Waller. La feliz pareja se baña en las aguas comunes de la improvisación y es ahí, en mar abierto, donde descubren todas sus conexiones musicales. A pesar de ello, su asociación no impide disfrutar del pianismo intenso de la japonesa, así como del lirismo melódico y folclórico del venerable vecino francés. En total, trece temas donde los trazos son dibujos completos, que firman democráticamente entre uno y otra. La vida jazzística de Louis Sclavis empezó a tomar forma a partir de los idearios musicales de artistas y grupos admirados como Archie Shepp o el Art Ensemble of Chicago, en quienes encontró justo espejo. Luego, en los setenta, tuvo tiempo de hacer sus sueños realidad a raíz de sus colaboraciones con otros maestros de la escena francesa, caso del pianista. Esta fecunda actividad tuvo como consecuencia la creación del grupo Le Tour de France, además de colaboraciones junto a otros popes de la vanguardia europea como los saxofonistas Peter Brötzman y Evan Parker o el baterista Tony Oxley. Su soplo resuena señorial en todos los tratados de la música libre, así como se hace un hueco entre la comunidad de intérpretes y solistas de la música clásica contemporánea. La variedad de formatos y aventuras musicales descubre un punto de cohesión en la apuesta por el lenguaje improvisado, que es la carta que le hace ganar todas las partidas al francés. Así, no sorprende que a mediados de los años ochenta agitara los cimientos del jazz avanzado con la publicación de un disco imprescindible, Clarinettes (Label Bleu-Karonte, 1985), grabado sólo y exclusivamente con este instrumento; la osadía del planteamiento no hacía presagiar el enorme éxito que el registro obtuvo entre periodistas y aficionados. Y lo mejor de todo, o lo más revelador, es que cuando salió este su primer disco en solitario Sclavis tan sólo tenía 31 añitos… Ya desde entonces el hombre lo tenía claro, como nos comentó hace cuatro años a su paso por el donostiarra Jazzaldia. “Cuando improvisas asumes muchas responsabilidades, ya que en tan sólo unos minutos pasas de ser compositor, a acompañante y a solista. Y todo a una velocidad de vértigo, así que la improvisación requiere un ‘plus’ de creatividad y concentración, de ahí que también sea un lenguaje que admiren grandes instrumentistas de la música clásica. Y es que la improvisa- ción te ayuda a conocer en profundidad, no sólo tu instrumento, sino la música en sí misma”. Al hablar de improvisación el gesto y el verbo toman todos lo colores, ya que es probablemente el único concepto musical que pueda aprobar: “No creo en un jazz europeo, como no creo en un jazz americano. Lo que sí existen son creadores a uno y otro lado del Atlántico, buenas músicas, independientemente de cómo se llamen o las queramos llamar”. Actualmente el saxofonista y clarinetista mantiene proyectos de muy alto perfil musical, el Napoli’s Walls y la Big Napoli, además de intensas conversaciones con algunos de sus más veteranos aliados, los mencionados Henri Texier y Michel Portal, el contrabajista Bruno Chevillon y los bateristas Aldo Romano y Daniel Humair, principalmente. El músico se enorgullece también de mantener fructíferos contactos creativos con las nuevas generaciones de jazzistas franceses, así como su amplio catálogo de bandas sonoras, la mayoría encargadas para películas de realizadores franceses (la última, Calder, sculpteur de l’air, del director François Lévy-Kuentz). Pablo Sanz EL FESTIVAL DE JAZZ DE VITORIA-GASTEIZ HACE SUS CUENTAS E l Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz ha anunciado ya parte de la programación de su 34ª edición. Se desconoce si son los efectos de la crisis económica o no, pero el caso es que su oferta vuelve a apostar por caballos ganadores, ya que buena parte de su cartel está respaldado por los artistas con más relumbrón comercial. Ello, se deduce, tendrá una repercusión positiva en los ingresos finales obtenidos por la venta de entradas, que antaño era una circunstancia secundaria y hoy es uno de los pilares del capítulo presupuestario. Se aseguran, de este modo, excepcionales asistencias de público en los conciertos que firmarán Chick Corea, Larry Carlton, Roy Haynes y Buddy Guy, así como el llenazo que protagonizará el guitarrista flamenco Paco de Lucía. Esta solución, la de asegurarse las cuentas, hoy es de obligado cumplimiento, aunque bien pudiera crear una inercia perniciosa que no seamos capaz de corregir en un futuro —esperemos— no muy lejano. La seguridad que conceden las grandes estrellas a la hora de hacer caja mengua el margen de oportunidades para el jazz más creativo y “anónimo”. Se insiste: en este momento poco se puede reprochar a la gestión alavesa, porque está en su obligación e cuidar de sus arcas, pero cuidado con la tendencia que puede fijarse una vez que pase la tormenta. Atendiendo al resto de las propuestas anunciadas, hay una que destaca con toda justicia: la visita del pianista Marcus Roberts. Nacido en 1963 en Florida e invidente desde niño, Roberts se dio a conocer al mundo gracias a un padrino de oro, Wynton Marsalis, aunque nunca entendió el jazz como el trompetista; uno y otro manifiestan un respeto escrupuloso hacia la cultura tradicional del género, aunque en el caso del pianista su respeto está conectado a una extraña vitalidad e incluso se podría afirmar que modernidad. Roberts es de esos artistas que hacen nuevos los temas de Coltrane o Monk, de Scott Joplin o Ellington. También cuando echa mano del blues rural el eco de su instrumento nos llega con sonoridades y emociones singulares, porque pocos jazzistas como él son hoy capaces de reinventar la historia sin mentir. La formación clásica con la que acudirá a Vitoria, la de trío, incluirá igualmente a dos poderosos instrumentistas, el contrabajista Roland Guerin y el baterista Jason Marsalis. Por último, otro de los titulares que arroja el festival vasco es el que se hubiera podido deducir de las últimas entregas de esta sección: la conmemoración del centenario de Django Reinhardt. La responsabilidad de la celebración recaerá en uno de los grandes herederos del músico gitano, el guitarrista Biréli Lagrène, sin duda, la mejor opción para resolver esta papeleta. La incorporación a esta fiesta del violinista Didier Lockwood — haciendo las veces de Stéphane Grappelli— igualmente dice mucho y bien de la inteligencia con la que el Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz afrontará una jornada tan previsible como justa. Pablo Sanz 145 251-Pliego final 18/3/10 18:59 Página 146 LIBROS Un libro que llena un vacío incomprensible ERA NECESARIO S obre el director norteamericano Thomas Schippers, fallecido en 1977 con sólo 47 años, apenas existe información biográfica, a pesar de su indiscutible y enorme talento, la gran calidad de su trabajo, su amplia discografía y su relevancia histórica —no sólo en la vida musical de los EEUU. Esta precariedad ha sido paliada por este libro de reciente aparición — posiblemente el primer estudio literario sobre el director. Que haya sido publicado en Italia está motivado por la habitual presencia del maestro en aquel país —como co-fundador del Festival dei Due Mondi en Spoleto, así como regular director invitado en Milán, Roma, Florencia, Trieste, Palermo, Nápoles, Venecia, etc. Maurizio Modugno —un experimentado crítico musical y escritor— ha estructurado el libro en una parte biográfica y otra crítica. En el apéndice encontramos una cronología de las actuaciones del director, su repertorio completo de ópera y concierto (ambos en colaboración con Carlo Marinelli Roscioni), una detallada discografía y un registro onomástico. En la parte biográfica, el lector experimenta cómo Schippers se convirtió en director, sus contactos con Arturo Toscanini o Gian Carlo Menotti, cómo se llegó a la creación del Festival dei Due Mondi en Spoleto y al final de la colaboración con Menotti, así como el desarrollo de su trabajo con Luchino Visconti. Entre los recuerdos de los cantantes que trabajaron con Schippers —desde Martina Arroyo y Carlo Bergonzi, Eileen Farrell y Nicolai Gedda hasta Shirley Verrett— destacan los de la soprano Mietta Sighele por sus inteligentes opiniones y su conocimiento estilístico. Algunos textos de intendentes, críticos, actores y literatos redondean el retrato del director. Como curiosidad marginal, podemos señalar que Schippers, debido a su buena presencia, llegó a recibir una oferta de Hollywood para realizar algunas pruebas como posible sucesor de las estrellas del western Gary Cooper y John Wayne, que ya estaban declinando… En la parte crítica, Modugno se dedica a analizar y comentar detalladamente producciones de ópera desde Barber hasta Wagner. Más brevemente habla de sus interpretaciones de música sinfónica y de cámara. Ambas partes son igualmente interesantes, y plantean la justificada pregunta de por qué Schippers, a pesar de sus numerosas y vibrantes grabaciones, no ocupa en la conciencia de los melómanos el lugar que le corresponde. Sólo algunas pequeñeces de escasa entidad empañan la positiva impresión del libro: el autor no utiliza la primera persona, sino que se vale de la primera persona del plural, y confraterniza con los protagonistas, a los que llama sin distanciarse de ellos Tommy [Schippers], Lenny [Bernstein], MAURIZIO MODUGNO: Thomas Schippers. Apollo e Dionisio. Eros e Thanatos. Varese, Zecchini Editore, 2009, 344 págs. Gian Carlo [Menotti], Shirley [Verrett] o Beverly [Sills]. Más de tres fotografías en el libro (incluida la de portada) hubieran sido útiles, como también una más exacta estructuración del texto. Asimismo, algunas erratas molestan, al igual que hay capítulos enteros sin ningún punto y aparte, lo que fatiga al lector. En conjunto se trata, sin embargo, de una novedad editorial desde hace mucho tiempo esperada, y totalmente necesaria. Christian Springer Una casuística sin fin ACERCA DE LO INTANGIBLE N 146 o aborda este libro un tema fácil de llevar a cabo. Lo intangible del objeto de estudio —la inspiración— plantea la necesidad de entrar en el difuso campo de la subjetividad para encontrar pistas acerca de los mecanismos que la desencadenan y la manera en la que se desarrolla. Con esta problemática situación de partida, Jonathan Harvey intenta encontrar puntos que clarifiquen el proceso. Para ello echa mano de docenas de testimonios, unos en primera y otros en tercera persona, sobre las distintas maneras en las que los compositores han identificado esa chispa cuasi milagrosa que propiciara en última instancia sus creaciones. Desde ese punto de vista, como colección de datos y vivencias de lo más variado, el trabajo del escritor y compositor inglés cuenta con un cierto grado de interés. Mas, llegado el momento de su valoración final, hay que lamentar que la falta de definición de lo perseguido sigue, prácticamente, dejando al lector en el mismo lugar de partida. Habrá conocido muchas de las maneras, ya metódicas, sistemáticas o anecdóticas, en las que un creador puede haber sentido ese “soplo divino” que supusiera el germen de tal o cual obra. Sin embargo, todo ello seguirá constituyendo, en definitiva, una casuística variada hasta el infinito y, por tanto, difícil de llevar más allá de la simple disertación. Juan García-Rico JONATHAN HARVEY: Música e inspiración. Barcelona, Global Rhythm Press, 2008. 243 págs. 251-Pliego final 18/3/10 18:59 Página 147 LIBROS Datos para un debate CRISIS, INQUIETUDES E INSTRUCCIONES C omo el deseo, la pasión y el entusiasmo pueden nacer de la pasión o del entusiasmo del otro, o de otros. Quiero decir que la pasión, y la sabiduría, que fundamentan cada texto, ponencia, artículo, y su diálogo dentro de este libro, provocan el interés que el hipotético lector, o el comentarista, podrían tener por el tema tratado. Profesores y sacerdotes de La Universidad católica de Portugal, de la Universidad de Navarra, de la Universidad de Valladolid, de la Autónoma de Barcelona, de la Complutense de Madrid, de la Universidad de California (Berkeley), de la Universidad de Calabria, compositores, escritores, partiendo de una visión inmersa en las coordenadas de una Europa cristiana, se encuentran aquí para tratar de la relación entre el arte y el hecho religioso. En el primer texto, J. P. Antunes explora el horizonte de comprensión de la música litúrgica, situándola en el espacio de intersección entre “la expresión musical en general, la liturgia y el hombre que celebra”. En el segundo texto, Victoria Cavia, especialista en la música de los siglos XIX y XX, trata de las controversias actuales en relación con el fenómeno musical religioso, mientras la filósofa Yolanda Espiña, aborda el tema “Arte sacro y libertad de creación” desde la pintura. El docente de musicología Gregori i SUSANA MORENO FERNÁNDEZ (ed.): Arte, música y sacralidad. Colección Música y Pensamiento. Universidad de Valladolid. Glares, 2008. 323 págs. Cifré reflexiona sobre el concepto de inspiración analizando textos del Antiguo Testamento, de la filosofía griega, de Brahms o de Tàpies. Plazaola Artola se pregunta “¿Qué es la Liturgia sino un happening?”, mientras Del Prado anuncia que va a lanzarse “al agua peligrosa de las difíciles relaciones que mantienen la música y el texto, no sólo en el terreno litúrgico…”. Susana Calvo, organista e investigadora, se centra en el estudio de las características y función de su instrumento. Soledad Flórez trata sobre la práctica musical en la Iglesia Evangélica de Filadelfia y la religiosidad gitana. Grazia Tuzi propone una intensa reflexión sobre la danza como oración, a partir de un trabajo de campo efectuado entre y con los nahua de la sierra de México. El compositor y profesor Carlos Galán declara: “…no sabría —ni creo que exista quien pueda hacerlo— definir qué recursos técnicos poseen las músicas que sirven de reflejo a lo sagrado, pero no dudo que creo que deben encerrar belleza, intensidad y trascendencia —inicialmente, estética. De lo que no albergo ninguna duda es de que las músicas que he descrito las contienen”. La temática de cada texto, el tono vivo, erudito (con una amplia y variada bibliografía, desde Oscar Wilde a Juan Pablo II, de Wittgenstein a Ratzinger) y a la vez apasionado de los autores son muestras fidedignas del contenido del libro. Sin embargo, exceptuando algunas páginas más “técnicas” (Villar-Taboada analizando la cantata religiosa Mandatum de Groba) o el raro trabajo de la etnomusicóloga Tuzi impregnado por las fructuosas ambigüedades de un pueblo que funde y confunde, por ejemplo, “danzar” con “merecer”, el admirable intercambio de ideas que constituye este libro se erige sobre muchas y contundentes afirmaciones (entiendo que la fe, evidentemente, no puede no intervenir): podrían provocar una posible reticencia en el lector que no las comparte. Por ejemplo: “Es obvio que en la actualidad el arte cristiano, que tantas páginas de inigualable valor ha escrito en la historia de occidente, está atravesando una etapa crítica. Se podría objetar que no es algo particular de este ámbito del arte, sino que el arte en general está sumido en una profunda crisis”. O: “Ciertamente las tendencias filosóficas predominantes en el siglo XX y, en general la postmodernidad, no han dado frutos artísticos que satisfagan, en términos generales, ni a los propios artistas, ni a los críticos ni, mucho menos, al gran público”. La refutación o la puesta en duda de estas aserciones o ideas podrían constituir otro libro acaso tan interesante como este. Pierre Élie Mamou 147 251-Pliego final 18/3/10 18:59 Página 148 GUÍA LA GUÍA DE SCHERZO NACIONAL WWW.BILBAORKESTRA.COM ALICANTE 15,16-IV: Muhai Tang. Ju Hee Suh, piano. Bao, Chen, Lin, Bartók. 22,23: Michal Nesterowicz. Michail Ovrutsky, violín. Rodrigo, Bruch, Dvorák. SOCIEDAD DE CONCIERTOS WWW.SOCIEDADDECONCIERTOS.ES 8-IV: Radu Lupu, piano. 12: Cuarteto de Tokio. 28: English Chamber Orchestra. Kaspar Zehnder. Viviane Hagner, violín. BARCELONA 6-IV: Joven Orquesta Nacional de Cataluña. Manuel Valdivieso. José Menor, piano. Dutilleux, Franck, Messiaen. (Auditori [www.auditori.com]). 9,10,11: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña [www.obc.es]. Salvador Brotons. Shostakovich. (Auditori). 12: Filarmónica de Dresde. Rafael Frühbeck. Albéniz, Falla, Brahms. (Ibercamera [www.ibercamera.es]. Auditori). 14: Morgenstern Trio. Beethoven, Rihm, Brahms. (Auditori). 16: bcn216. Robyn Schulkowsky. Kim Kashkashian, viola. Olivero, Kurtág, Mansurian. (Auditori). 17,18: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Stephane Déneve. Leif Ove Andsnes, piano. Stravinski, Rachmaninov, Prokofiev. (Auditori). 19: Cuarteto Pavel Haas. Schubert, Beethoven, Shostakovich. (Ibercamera. Palau [www.palaumusica.org]). 21: Katia Michel, piano. Albéniz, Schumann. (Auditori). — Martin Stadtfeld, piano. Bach, El clave bien temperado I. (Euroconcert [www.euroconcert.org]. Palau). 22: Cuarteto Quiroga. Haydn, Webern, Berg, Mozart. (Auditori). 25: L’Arpeggiata. Christina Pluhar. Monteverdi, Vespro. (Auditori). 27: Orquesta de Cadaqués. Gianandrea Noseda. Ainhoa Arteta, soprano. Albéniz, Granados, Schumann. (Auditori). — English Chamber Orchestra. Kaspar Zehnder. Viviane Hagner, violín. Mozart, Beethoven. (Ibercamera. Palau). 28: Stile Antico. Victoria, Byrd. (Auditori). 30: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Ilan Volkov. Juho Pohjonen, piano Martinu, Beethoven, Schubert. (Auditori). TEATRO DEL LICEO WWW.LICEUBARCELONA.COM DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM SERAIL (Mozart). Bolton. Loy. Damrau, Peretiako, Strehl, Ernst. 12,13,15,16,18,19,21,22,23-IV. BILBAO 148 SINFÓNICA DE BILBAO SOCIEDAD FILARMÓNICA WWW.FILARMONICA.ORG 14-IV: Arcadi Volodos, piano. Albéniz, Liszt, Schumann. 21: Cuarteto Fine Arts. Arriaga, Rachmaninov, Grieg. 27: Nelson Freire, piano. Schumann, Chopin. ABAO WWW.ABAO.ORG LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). López Banzo. Sagi. Solís, Plazzola, Pomakov, Intxausti. 24,26,28,30-III. CÁCERES ORQUESTA DE EXTREMADURA WWW.ORQUESTADEEXTREMADURA.COM 23-IV: Jesús Amigo. Schumann, Brahms, Dvorák. CUENCA XLIX SEMANA DE MÚSICA RELIGIOSA WWW.SMRCUENCA.ES 1-IV: Andreas Martin, laúd. Bach. 1,2: Forma Antiqua. Aarón Zapico. Psallentes. Anna Chierichetti, soprano; João Fernandes, bajo. Fiocco, Leçons de ténèbres. 1: The King’s Consort. Robert King. Gilchrist, Davies, Cooper, Moore. Bach, Pasión según san Mateo. 2: Sond’ar-te Elecric Enemble. Miguel Azguime. Azguime, Macías, Paúl. — Les Éléments. Ensemble Jacques Moderne. Bach, Motetes. 3: Alexander Melnikov, piano. Shostakovich, Preludios y fugas. — Ave Fénix. Marta Almajano, soprano. Literes, Cantadas. — Schola Antiqua. La Venexiana. Claudio Cavina. Ferrarese, Música para el Sábado Santo. GRANADA ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA www.orquestaciudadgranada.es Palacio de Exposiciones y Congresos viernes 9 abril, 20 h FESTIVAL OCG: EL MAR (II) Felix Mendelssohn Bartholdy Mar en calma y viaje feliz, obertura, op. 27 Edwar Elgar Ilustraciones marítimas, para voz sola y orquesta, op. 37 Ernest Chausson Poema del amor y del mar, para voz sola y orquesta, op. 19 Philippe Gaubert Los cantos del mar, tres imágenes sinfónicas Jane Irwin soprano Marc Soustrot director ——————————————— sábado 17 abril, 21 h CONCIERTO SINFÓNICO XII Carl Maria von Weber El cazador furtivo, obertura Franz Schubert Sinfonía núm. 9 D 944, Grande Pianista y Concierto para piano a determinar (52 Concurso Internacional de Piano de Jaén) Guillermo García Calvo director ——————————————— domingo 25 abril, 12 h CONCIERTO FAMILIAR III El grito de la Tierra Carles Cases El grito de la Tierra, cantata (texto y adaptación de Emili Teixidor) Coros infantiles y juveniles de Granada Carmen Huete narración y coordinación Daniel Mestre director GERONA AUDITORI WWW.AUDITORIGIRONA.COM 11-IV: Cuarteto Quiroga. José Enrique Bagaria, piano. Haydn, Mozart, Schumann. 23: English Chamber Orchestra. Kaspar Zehnder. Viviane Hagner, violín. Beethoven. JEREZ TEATRO VILLAMARTA WWW.VILLAMARTA.COM 8-IV: Camerata de Lausana. Pierre Amoyal, violín. Rota, Mendelssohn, Chaikovski. 29: Nelson Freire, piano. Schumann, Chopin. LA CORUÑA SINFÓNICA DE GALICIA WWW.SINFONICADEGALICIA.COM 9-IV: Víctor Pablo Pérez. Bayo, Rodríguez Cusí, Montserrat, Bergasa, López. Coral Andra Mari. Giménez, Falla. 16: Rumon Gamba. Pierre-Laurent Aimard, piano. Durán, Schoenberg, Elgar. 23,24: Víctor Pablo Pérez. Arcadi Volodos, piano. Brahms, Marco. MADRID 6-IV: Radu Lupu, piano. Janácek, Beethoven, Schubert. (Grandes Intérpretes. Scherzo [www.scherzo.es]. Auditorio Nacional [www.auditorionacional.mcu.es]). 7: López, Sin título 0410 (música concreta). (musicadhoy [www.musicadhoy.com]. A.N.). — Sophia Hase, piano. Ulmann, Schulhoff, Klein. (Fundación Juan March [www.march.es]). 8,9: ORTVE [www.rtve.es]. Adrian Leaper. Miguel Borrrego, violín. Faus, Dvorák, Brahms. (Teatro Monumental). 9,10,11: Orquesta Nacional de España [ocne.mcu.es]. Josep Pons. Katia y Marielle Labèque, pianos. Ginastera, Amargós, Piazzolla, Debussy. (A.N.). 10: Carlos García-Bernalt, órgano. Cabezón, Soto, Palero. (F.J.M.). 13,15: Cuarteto de Tokio. Takemitsu, Barber, Iglesias. / Webern, Berg, Schoenberg. (Liceo de Cámara [www.fundacioncajamadrid.es]. A.N.). UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música XXXVII Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música Auditorio Nacional de Música de Madrid Sala Sinfónica 17 de abril de 2010 a las 22,30 horas. PEQUEÑOS CANTORES SE CATA LUÑA: “CORO VIVALDI” Director: Oscar Boada Arnau Farré, órgano Iñaki Fresán, barítono PROGRAMA Messe des Pecheurs de Villerville G. Fauré (1845-1924) y A. Messager (1853-1929) Missa A. Caplet (1878-1925) Letanías a la Virgen Negra F. Poulenc (1899-1963) Réquiem G. Fauré Venta de localidades: Auditorio Nacional de Música. Tfno 913370100. Venta telefónica Servicaixa 902332211. Centro Superior de Música (UAM) tfno 91-497497 251-Pliego final 18/3/10 18:59 Página 149 GGUUÍ A ÍA CDMC TEATRO REAL (Centro para la Difusión de la Música Contemporánea) Información: 91 516 06 60. Venta Telefónica: 902 24 48 48. Venta en Internet: www.teatro-real.com AUDITORIO 400. MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA Ronda de Atocha esquina c/Argumosa Web: http://cdmc.mcu.es Entrada libre hasta completar aforo Lunes, 12 de abril. 19:30h. Ensemble Residencias III (Trío Arbós+Neopercusión) Isabel Urrutia, compositora residente PROGRAMA Bernhard Gander: Schlechtecharakterstücke Isabel Urrutia: Sei *+ Pierre Jodlowsky: 24 Loops Mauricio Kagel: Westen Lunes, 19 de abril. 19:30h. Ensemble Madrid “Encuentro Palermo-Madrid” PROGRAMA Giovanni Sollima: Siciliana con variazione ** Salvatore Sciarrino: Omaggio a Burri ** Salvatore Sciarrino: Esplorazione del bianco II ** Arild Suárez: Solo nº 2 * José Luis Turina: La commedia dell’arte Carlos Cruz de Castro: Boceto de Palermo * Lunes, 26 de abril. 19:30h. Camerata de Madrid José Luis Temes, director Manuel Guillén, violín PROGRAMA Juan de Dios García Aguilera: Océanos Eduardo Pérez Maseda: Frondosas (Formas naturales II) ** Zulema de la Cruz: Concerto grosso Juan Medina: Concierto para cuerdas * Estreno absoluto ** Estreno en España *+ Estreno absoluto. Encargo del CDMC 14: Ane Matxain, violín; Amaia Zipitria, piano. Poulenc, Honegger, Strauss. (F.J.M.). 15,16: OCRTVE. Adrian Leaper. Lambert, Bryars, Bernstein, Barber. (T.M.). 16: Europa Galante. Fabio Biondi. Vivaldi, Corelli, Telemann. (Ciclo Sinfónico de Caja Madrid. A.N.). 17: Europa Galante. Fabio Biondi. Boccherini, Brunetti. (Siglos de Oro. Real Academia de Bellas Artes). Salome. Richard Strauss Abril: 11, 13, 14, 16, 17, 19, 20, 22, 23, 25, 26, 28. 20.00 horas, domingos, 18.00 horas. Director musical: Jesús López Cobos. Director de escena: Robert Carsen. Reparto: Nina Stemme (11, 14, 17, 20, 23, 26) / Annalena Persson (13, 16, 19, 22, 25, 28), Gerhard Siegel (11, 14, 17, 20, 23, 26) / Peter Bronder (13, 16, 19, 22, 25, 28), Doris Soffel (11, 14, 17, 20, 23, 26) / Irina Mishura (13, 16, 19, 22, 25, 28), Wolfgang Koch (11, 14, 17, 20, 23, 26)/ Mark S. Doss (13, 16, 19, 22, 25, 28). Niklas Bjorling Rygert, Jon Plazaola, Ángel Rodríguez, Eduardo Santamaría, Josep Ribot, James Creswell, Károly Szemerédy, Kurt Gysen. Orquesta Titular del Teatro Real (Orquesta Sinfónica de Madrid). Il viaggio a Reims. Gioachino Rossini. Abril: 18. 18.00 horas. Abril: 21: 20.00 horas (Teatro Real). Abril: 25. 18.00 horas (Auditorio Universidad Carlos III. Leganés). Directora musical: Eun Sun Kim. Director de escena y elementos escénicos: Emilio Sagi. Figurinista: Pepa Ojanguren. Maestro de canto: Raúl Giménez. Orquesta-Escuela de la Sinfónica de Madrid. I puritani. Vincenzo Bellini. Abril: 29. 20.00 horas. Mayo: 2. 18.00 horas. Dirección musical: Kerel Mark Chichon Dirección del coro: Peter Burian. Reparto: Roberto Tagliavini, Nicola Ulivieri, Juan Diego Flórez, Fabio Maria Capitanucci, Mikeldi Atxalandabaso, Gabriella Colecchia, Eglise Gutiérrez. Coro Titular del Teatro Real. Orquesta Titular del Teatro Real (Orquesta Sinfónica de Madrid). En torno a Simon Boccanegra . Abril: 5. 20.00 horas. Obras de G. Verdi, G. Puccini y G. Manzoni. Solistas de la Orquesta Sinfónica de Madrid. Sala Gayarre. Bernarda Fink, mezzosoprano. Nicolau de Figueiredo, clave. Abril: 15. 20.00 horas. Obras de W. A. Mozart y F. J. Haydn. Sala Gayarre. Domingos de cámara. Concierto V. Abril: 25. Solistas de la Orquesta Sinfónica de Madrid. — Silvia Márquez, órgano. Cabezón, Carreira, Valente. (F.J.M.). 20: La Capella Reial de Catalunya. Le Concert des Nations. Jordi Savall. Bach, Misa en si. (Juventudes Musicales [www.juvmusicalesmadrid.com]. A.N.). 21: Cuarteto Debussy. Webern, TEATRO DE LA ZARZUELA ORCAM www.orcam.org Jovellanos, 4. Metro Banco de España. Tlf.: (91) 5.24.54.00. Internet: http: //teatrodelazarzuela.mcu.es. Director: Luis Olmos. Venta localidades: A través de Internet (servicaixa.com), Taquillas Teatros Nacionales y cajeros o teléfono de ServiCaixa: 902 33 22 11. Horario de Taquillas: de 12 a 18 horas. Días de representación, de 12 horas, hasta comienzo de la misma. Venta anticipada de 12 a 18 horas, exclusivamente. Los Diamantes de la Corona, de Francisco Asenjo Barbieri. Del 29 de abril, al 29 de mayo de 2010, a las 20:00 horas (excepto lunes y martes). Miércoles (día del espectador) y domingos, a las 18:00 horas. Dirección Musical: Cristóbal Soler. Dirección de Escena: José Carlos Plaza. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de La Zarzuela. Entradas a la venta. ORQUESTA SINFÓNICA DE MADRID www.osm.es Teléfono: 91 532 15 03 Concierto nº 5 Auditorio Nacional de Música. Sala sinfónica Jueves, 15 de abril de 2010, a las 19,30 horas Julio Gómez (1886-1973) Maese Pérez, el organista (1940) (Poema sinfónico) Luis de los Cobos (1927) Concierto nº 2 para violín y orquesta (2006) (Estreno absoluto) Ara Malikian, violín Lunes 12 de abril de 2010 19,30 h. Sala Sinfónica. Auditorio Nacional ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID Luis Fernando Pérez, piano José Ramón Encinar, director J. J. Colomer Homenaje a Giovanni Gabrieli * Estreno absoluto J. J. Eslava Senderos de la risa** I. Albéniz Concierto fantástico, op. 78 R. Strauss Till Eulenspiegel *Estreno absoluto. Obra encargo de la Fundación Autor y la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas. **Estreno absoluto. Obra encargo de la Consejería de Cultura y Turism 26: Deutsche Kammerphilharmonie Bremen. Florian Donderer. Julian Rachlin, violín. Skalkottas, Mendelssohn, Piazzolla. (Juventudes Musicales. A.N.). 27,29: Cuateto Meta4. Anu Komsi, soprano; Henri Sigfridsson, piano. Szymanowski. (Liceo de Cámara. A.N.). 28: Nederlands Kamerorkest. Yakov Kreizberg. Julia Fischer, violín; Antoine Tamestit, viola. Schubert, Mozart. (Juventudes Musicales. A.N.). 28: Ana Maria Häsler, mezzo; Enrique Bernaldo de Quirós. Orff, Pfitzner, Strauss. (F.J.M.). 29: Orquesta de Cadaqués. Gianandrea Noseda. Ainhoa Arteta, soprano. Puccini. Schumann. (Ibermúsica. A.N.). 29,30: OCRTVE. Helmuth Rilling. Odinius, Zeppenfeld. Mendelssohn, Paulus. (T.M.). MÁLAGA II Parte FILARMÓNICA DE MÁLAGA WWW . ORQUESTAFILARMONICADEMA LAGA.COM Manuel Manrique de Lara (18631929) La Orestiada (1940) (Trilogía sinfónica) 9,10-IV: Arturo Tamayo. Copland, García Román, Ives. José Luis Temes, director Klein, Hartmann. (F.J.M.). 22: Iñaki Alberdi, acordeón; Ekkehard Windrich, violín; Raphaël Chretien, chelo. Gubaidulina. (musicadhoy. A.N.). 22,23: ORTVE. Pinchas Steinberg. Kuba Jakowicz, violín. Chaikovski, Shostakovich. (T.M.). 24: Andrés Cea, órgano. Cabezón, Correa, Bruna. (F.J.M.). 25: Joven Orquesta Gustav Mahler. Antonio Pappano. Han-Na Chang, violonchelo. Strauss, Shostakovich, Strauss (Ibermúsica [www.ibermusica.es]. A.N.). OVIEDO AUDITORIO WWW.PALACIOCONGRESOSOVIEDO.COM 9-IV: Sinfónica del Principado de Asturias. Maximiano Valdés. Alexander Vasiliev, violín. Mozart, Bruckner. 12: Cecilia Bartoli, mezzo. La Scintilla. 16: Sinfónica del Principado de Asturias. Maximiano Valdés. Donald Litaker, tenor. Marco, Mahler. 23: Sinfónica del Principado de Asturias. Carlos Miguel Prieto. Chávez, Berlioz. 149 251-Pliego final 18/3/10 18:59 Página 150 GUÍA 29: Oviedo Filarmonía. Coro El león de Oro. Friedrich Haider. Gallego, Bros, Martín-Royo. 8-IV: Cecilia Bartoli, mezzo. La Scintilla. Caldara, Haendel, Porpora. PAMPLONA WWW.EUSKADIKOORKESTRA.ES BALUARTE WWW.BALUARTE.COM 22,26-IV: Andrei Boreiko. Ewa Kupiec, piano. Gerhard, Szymanowski, Zemlinsky. 8,9-IV: Sinfónica de Navarra. Christoph Campestrini. Benedetto, Lupo, piano. Beethoven, Mozart. 19: Cecilia Bartoli, mezzo. La Scintilla. Caldara, Haendel, Porpora. 26: English Chamber Orchestra. Kaspar Zehnder. Viviane Hagner, violín. Mozart, Beethoven. 28: Sinfónica de Euskadi. Andrei Boreiko. Gerhard, Zemlinsky. 29,30: Sinfónica de Navarra. Ernest Martínez Izquierdo. Stravinski, Tan. SANTIAGO DE COMPOSTELA REAL FILHARMONÍA DE GALICIA www.realfilharmoniagalicia.org Auditorio de Galicia www.auditoriodegalicia.org Jueves 8 - 21.00 h Auditorio de Galicia Real Filharmonía de Galicia Paul Daniel, director Elena Zhidkova, mezzosoprano Robert Dean Smith, tenor [Debussy, Mahler] Jueves 15 - 21.00 h Auditorio de Galicia Real Filharmonía de Galicia Frans Brüggen, director Eric Hoeprich, clarinete [Mozart] Viernes 16 - 11.00 h Auditorio de Galicia Coro da Rá [concierto didáctico] Jueves 22 - 21.00 h Auditorio de Galicia Real Filharmonía de Galicia Antoni Ros Marbà, director María Espada, soprano Lenneke Ruiten, soprano Agustín Prunell-Friend, tenor Florian Boesch, barítono Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana [Honegger, Mozart] Sábado 24 - 21.00 h Auditorio de Galicia Femi Kuti [Sons da Diversidade] Jueves 29 - 21.00 h Auditorio de Galicia Real Filharmonía de Galicia Antoni Ros Marbà, director Colleen Lee, piano [Honegger, Mozart, García Abril] SAN SEBASTIÁN FUNDACIÓN KURSAAL WWW.FUNDACIONKURSAAL.COM 150 SINFÓNICA DE EUSKADI SEVILLA TEATRO DE LA MAESTRANZA www.teatromaestranza.com Teléfono 954 223 344 Días 7, 8, 9, 10 y 11 de abril ENGLISH NATIONAL BALLET Director artístico, Wayne Eagling Orquesta de Extremadura La Cenicienta Coreografía, Michael Corder Música, Serge Prokofiev Dirección musical, Gavin Sutherland Danza Día 12 de abril (Sala Manuel García) DÚO ALBERTO GONZÁLEZ CALDERÓN-ARNOLD W. COLLADO Sinfonías para piano a cuatro manos: Alberto González Calderón/Arnold W-Collado Ciclo de Sinfonías a Piano Día 14 de abril CONCIERTO EXTRAORDINARIO Orquesta Joven de Andalucía Director musical, Pedro Halffter Programa, Sinfonía nº 7 de Bruckner Conciertos Días 17 y 18 de abril JOAN MANUEL SERRAT Hijo de la luz y de la sombra Grandes Intérpretes Día 26 de abril (Sala Manuel García) DÚO HERMANOS DEL VALLE Sinfonías para dos pianos Víctor del Valle / Luis del Valle Ciclo de Sinfonías a Piano SINFÓNICA DE SEVILLA WWW.ROSSEVILLA.COM 15,16-IV: Paul Goodwin. Nathalie Stutzmann, contralto. Mendelssohn, Berlioz, Mendelssohn, Stravinski. 29,30: Pedro Halffter. Akiko Suwanai, violín. Bach-Stokowski, Bruch, Sibelius. VALENCIA PALAU DE LA MÚSICA WWW.PALAUDEVALENCIA.COM 7-IV: Barroco Concertante. García, Pergolesi. 9: Orquesta de Valencia. Pinchas Steinberg. Brahms, Fuchs. 13: Arcadi Volodos, piano. Albéniz, Liszt, Schumann. 14: Cuarteto de Tokio. Webern, Berg, Schoenberg. 15: Philharmonie de Dresde. Rafael Frühbeck. Asier Polo, chelo. Strauss, Brahms. 16: Orquesta de Valencia. Lü Jia. Asier Polo, chelo. Ravel, Dutilleux, Rachmaninov. 20: Cuarteto Fine Arts. Arriaga, Rachmaninov, Grieg. 22,23: Orquesta de Valencia. Spanish Brass Luur Metalls. Yaron Traub. Strauss, Colomer. 26: Cuarteto Saravasti. Haydn, Schubert. 28: Orquesta de Cadaqués. Gianandrea Noseda. Ainhoa Arteta, soprano. Albéniz, Granados, Schumann. PALAU DE LES ARTS WWW.LESARTS.COM LA VIDA BREVE (Falla) / CAVALLERIA RUSTICANA (Mascagni). Maazel. Del Monaco. Gallardo-Domâs, Villar, Smirnova, Antonenko. 3,11,17,22,25-IV. LA TRAVIATA (Verdi). Maazel. Brockhaus. Rebeka, Grigolo, Demuro, Viviani. 10,13,16,18,21,24,27,30-IV. VALLADOLID AUDITORIO WWW.AUDITORIODEVALLADOLID.ES 11-IV: Orchestra of the Age of Enlightenment. Coro Philharmonia. Charles Mackerras. Evans, Montague, Robinson, Purves. Beethoven, Novena. 17: Cecilia Bartoli, mezzo. La Scintilla. Caldara, Haendel, Porpora. ZARAGOZA LES TROYENS (Berlioz). Nelson. Audi. Haddock, Lapointe, Testé, Miles. 4,8,12,16,21,25,29-IV. BERLÍN FILARMÓNICA DE BERLÍN WWW.BERLINER-PHILHARMONIKER.DE 9,10,11-IV: Coro de la Radio de Berlín. Simon Rattle. Tilling, Kozená, Lehtipuu, Padmore, Quasthoff, Gerhaher. Bach, Pasión según san Mateo. 16,17,18: András Schiff. Bach, Haydn, Mozart. 22,23,24: Jirí Belohlávek. PierreLaurent Aimard, piano. Janácek, Schoenberg, Brahms. DEUTSCHE OPER WWW.DEUTSCHEOPERBERLIN.DE DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Foremny. Krämer. Hagen, Kang, Carlson, Pauly, Fleischer. 2-IV. CARMEN (Bizet). Abel. Schuhmacher. Kasarova, Uyar, Helzel, Alagna. 3,6,10-IV. RIENZI (Wagner). Jurowski. Stölzl. Kerl, Nylund, Jerkunica, Aldrich. 5,11-IV. EVGENI ONEGIN (Chaikovski). Lacombe. Friedrich. McCarthy, Kaune, Benzinger, Skovhus. 8-IV. DAS RHEINGOLD (Wagner). Runnicles. Friedrich. Delavan, Brück, Blondelle, Ulrich. 17,28-IV. DIE WALKÜRE (Wagner). Runnicles. Friedrich. Forbis, Hagen, Delavan, Urmana. 18,29-IV. SIEGFRIED (Wagner). Runnicles. Friedrich. Vinke, Ulrich, Silins, Wolank. 21,30-IV. GÖTTERDÄMMERUNG (Wagner). Runnicles. Friedrich. Eberz, Brück, Salminen, Kaune. 25-IV. STAATSOPER AUDITORIO WWW.AUDITORIOZARAGOZA.COM WWW.STAATSOPER-BERLIN.ORG 10-IV: Joven Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. 12: Homenaje a Montserrat Caballé. 13: Philharmonie de Dresde. Rafael Frühbeck. Josep Colom, piano. Strauss, Falla, Beethoven. 20: Grupo Enigma. Juan José Olives. Erkoreka, Berio, De Pablo. 30: Orquesta de Cadaqués. Gianandrea Noseda. Ainhoa Arteta, soprano. Albéniz, Granados, Schumann. EVGENI ONEGIN (Chaikovski). Barenboim. Freyer. Kammerloher, Samuil, Nekrassova, Pape. 2-IV. TRISTAN UND ISOLDE (Wagner). Barenboim. Kupfer. Seiffert, Pape, Meier, Trekel. 5-IV. TOSCA (Puccini). Steffens. Riha. Naglestad, Fritz, Gallo, Dobber. 9,11,16,18,25-IV. SALOME (Strauss). Jordan. Kupfer. Goldberg, Behle, Herlitzius, Doss. 10,17,23-IV. INTERNACIONAL ÁMSTERDAM ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW WWW.CONCERTGEBOUWORKEST.NL 9-IV: Markus Stenz. Bruckner, Mahler, Janácek. 15,16,18: Nikolaus Harnoncourt. Smetana, Mi patria. 28,29: Kurt Masur. David Fray, piano. Beethoven, Schubert. BRUSELAS LA MONNAIE WWW.LAMONNAIE.BE IDOMENEO (Mozart). Rhorer. Van Hove. Kunde, Ernman, Bohlin, Pendatchanska. 1,3-IV. MEDEA (Dusapin). Creed. Waltz. Stein. 11,13-IV. DRESDE DE NEDERLANDSE OPERA SEMPEROPER WWW.DNO.NL WWW.SEMPEROPER.DE 251-Pliego final 18/3/10 18:59 Página 151 GUÍA LA BOHÈME (Puccini). Delacôte. Mielitz. Kang, Pittas, Pohl, Henneberg. 1,4,9,11-IV. PARSIFAL (Wagner). Fisch. Adam. Ketelsen, Lucic, Rootering, Schukoff. 2,5-IV. NOTRE DAME (Schmidt). Krämer. Butter, Rootering, Gambill, Ringelhan. 18,21,24,28,30-IV. FIDELIO (Beethoven). Daniel. Mielitz. Butter, Vogt, Foster, Rasilainen. 20,23,25-IV. FRÁNCFORT OPER FRANKFURT WWW.OPER-FRANKFURT.DE DAPHNE (Strauss). Weigle. Guth. Best, Baumgartner, Bengtsson, Behle. 1,4,10,18,23,25-IV. PARSIFAL (Wagner). Weigle. Nel. Schmeckenbecher, Baldvinsson, Reiter, Aken. 2,5-IV. L’ORACOLO (Leoni) / LE VILLI (Puccini). Kell. Leupold. Everink. Holland, Ventre, Magiera. 3,8,17-IV. SIMON BOCCANEGRA (Verdi). Layer. Loy. Lucic, Grümbel, Rauner, Kim. 9,11,16,22,24-IV. GINEBRA GRAND THÉÂTRE WWW.GENEVEOPERA.CH PARSIFAL (Wagner). Fiore. Aeschlimann. Roth, Von Halem, Dohmen, Greenan. 2-IV. LA CALISTO (Cavalli). Stoehr. Himmelmann. Luttinen, Taddia, Kasyan, Mehta. 13,15,17,18,22,24,26,28-IV. LONDRES BARBICAN CENTRE WWW.BARBICAN.ORG.UK 10-IV: Sinfónica de la BBC. Andrew Davis. Elgar, Mendelssohn, McQueen. 17: Sinfónica de la BBC. Jirí Belohlávek. Barry Douglas, piano. Stravinski, Prokofiev, Martinu. 19: Shield of Harmony. Andreas Scholl, contratenor. Wolkenstein. 23: Sinfónica de la BBC. Lawrence Renes. Stephen Hough, piano. Widmann, Rachmaninov, Shostakovich. 25: Sinfónica de Londres. André Previn. Barbara Bonney, soprano. Copland, Previn, Strauss. 29: Sinfónica de Londres. Antonio Pappano. Leif Ove Andsnes, piano. Liadov, Rachmaninov, Copland. SOUTH BANK CENTRE WWW.SOUTHBANKCENTRE.CO.UK 3,4,5-IV: The Sixteen. Harry Christophers. Léonin, Pérotin. Música de la era Tudor. Renacimiento italiano. 8: Orquesta Philharmonia. Stephane Denève. Lars Vogt, piano. Dukas, Mozart, Rimski-Korsakov. 9: Orchestra of the Age of Enlightenment. Charles Mackerras. Beethoven. 10: Filarmónica de Londres. Yannick Nézet-Séguin. Lisa Batiashvilli, violín. Haendel, Prokofiev, Stravinski. 13: Real Orquesta Filarmónica. Andrew Litton. Fredy Kempf, piano. Glinka, Chaikovski, Rachmaninov. 14: Filarmónica de Londres. Iván Fischer. Gianandrea Noseda. Enrico Dindo, chelo. Verdi, Dvorák, Strauss. 15: Orquesta Philharmonia. Tugan Sokhiev. Evgeni Sudbin, piano. Rimski-Korsakov, Shostakovich, Stravinski. 16: London Sinfonietta. Varèse. 17: Filarmónica de Londres. Marin Alsop. Turnage, Glass. Górecki. 21: Filarmónica de Londres. Marin Alsop. Ives, Bernstein, Shostakovich. 27: Choir & Orchestra of the Age of Enlightenment. Robert Howarth. Monteverdi, Vespro. 29: Pascal Rogé, piano. Chopin, Debussy, Fauré. burg. Volle, Wottrich, Conners, Schmidt. 16,21,24-IV. NUEVA YORK METROPOLITAN OPERA IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Campanella. Serreau. Siragusa, Rinaldi, Deshayes, Petean. 3,5,8,10,14,18,21,23-IV. BILLY BUDD (Britten). Tate. Zambello. Begley, Meachen, Rydl, Gay. 24,27,29-IV. WWW.METOPERA.ORG VIENA PRÍHODY LISKY BYSTROUSKY (Janácek). Bryden. Dudley. Matthews, Bell, Maltman, Rose. 11-IV. IL TURCO IN ITALIA (Rossini). Benini. Caurier, Leiser. D’Arcangelo. Kurzak, Corbelli, Allen. 3,5,8,10,13,16,19-IV. AIDA (Verdi). Luisotti. McVicar. Carosi, Álvarez, D’Intino, Lloyd. 27-IV. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Labadie. Taymor. Maltman, Polenzani, Kühmeier, Zeppenfeld. 1,6,8,10,15IV. HAMLET (Thomas). Langrée. Caurier. Morris, Larmore, Keenlyside, Shanahan. 2,5,9-IV. AIDA (Verdi). Gatti. Frisell. Urmana, Zajick, Botha, Guelfi. 3-IV. LA TRAVIATA (Verdi). Slatkin. Zeffirelli. Gheorghiu, Valenti, Hampson, Hanslowe. 3,7,10,13,17,21,24-IV. ARMIDA (Rossini). Frizza. Zimmerman. Fleming, Miller, Banks, Zapata. 12,16,19,22,27-IV. TOSCA (Puccini). Levine. Bondy. Álvarez, Uusitalo, Mattila, Pittsinger. 14,17,20,24,29-IV. DER FLIEGENDE HOLLÄNDER (Wagner). Ono. Everding. Voigt, Gould, Uusitalo, Konig. 23,26,30IV. CARMEN (Bizet). Nézet-Séguin. Eyre. Garanca, Jovanovich, Kwiecien, Caballero. 28-IV. MILÁN PARÍS WWW.WIENER-STAATSOPER.AT TEATRO ALLA SCALA WWW.TEATROALLASCALA.ORG 1-IV: Orquesta Nacional de Francia. Andris Nelsons. Arvid Sporcl, violín. Brahms, Dvorák. (Teatro de los Campos Elíseos [www.theatrechampselysees.fr]). 2: Akedemie für Alte Musik Berlin. Coro de Cámara RIAS. Hans-Christoph Rademann. J. L. Bach, Trauermusik. (T.C.E.). 3: Les Musiciens du Louvre. Marc Minkowski. Bach, Pasión según san Juan. (Sala Pleyel [www.sallepleyel.fr]). 7: Alexandre Tharaud, piano. Schubert, Chopin. (T.C.E.). — Nelson Freire, piano. Chopin. (S. P.). 8: Orquesta Nacional de Francia. Coro de Radio Francia. Gianandrea Noseda. Boris Berezovski, piano. Rachmaninov. (T.C.E.). 10: András Schiff, piano. Bach, Partitas. (T.C.E.). 12: Fou Ts’ong, piano. Haydn, Chopin. (T.C.E.). 14: Jean-Guihen Queyras, violonchelo. Bach, Suites. (T.C.E.). — Orquesta de París. Osmo Vänskä. Truls Mørk, chelo. Sibelius, Elgar, Nielsen. (S. P.). 15: Orquesta Nacional de Francia. Kurt Masur. Smetana, Dvorák. (T.C.E.). 17: Joven Orquesta Gustav Mahler. Antonio Pappano. Han-Na Chang, violonchelo. Strauss, Shostakovich. (T.C.E.). 18: Rolando Villazón, tenor; Hélène Grimaud, piano. Falla, Duparc, Massenet. (T.C.E.). 21: Orquesta de París. Yutaka Sado. Satie, Stravinski. (S. P.). PARSIFAL (Wagner). Schneider. Lang, Struckmann, Tomlinson, Ventris. 1,4,7-IV. LA BOHÈME (Puccini). Carydis. Netrebko, Marin, Beczala, Daniel. 5,8,11-IV. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Soltesz. Fally, Camarena, Sramek, Yang. 9-IV. RIGOLETTO (Verdi). Armiliato. Ciofi, Gipali, Hvorostovski. 10,13,16,21IV. L’ELISIR D’AMORE (Donizetti). Callegari. Tonca, Németi, Yang. 12-IV. LA SONNAMBULA (Bellini). Armiliato. Dessay, Pertusi, Flórez. 14,17,20IV. I PURITANI (Bellini). Latham-Koenig. Netrebko, Fischesser, Bros, Kwiecien. 19,22,25-IV. DER ROSENKAVALIER (Strauss). Fisch. Merbeth, Kirchschlager, Tonca, Bankl. 23,26-IV. WERTHER (Massenet). De Billy. Kasarova, Vargas, Eröd. 24,27,30IV. ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN WWW.ROH.ORG.UK TANNHÄUSER (Wagner). Mehta. Padrissa. Zeppenfeld, Smith, Trekel, Homrich. 2-IV. LULU (Berg). Gatti. Stein. Petrinsky, Sadnik, West, Mazura. 6,10,15,20,23,30-IV. SIMON BOCCANEGRA (Verdi). Barenboim. Tiezzi. Álvarez, Furlanetto, Harteros, Sartori. 16,18,21,24,28,29-IV. MÚNICH FILARMÓNICA DE MÚNICH WWW.MPHIL.DE 8,9,11,12-IV: Christian Zacharias. Ravel, Berlioz, Bizet. 23,24,25: Christoph Eschenbach. Berg, Berlioz. 30: Johannes Kalitzke. Nono, Pesson, Schoenberg, Thomalla. BAYERISCHE STAATSOPER WWW.BAYERISCHE.STAATSOPER.DE DIALOGUES DES CARMÉLITES (Poulenc). Nagano. Cherniakov. Vernhes, Gritton, Richter, Brunet. 1,8,10,14,17,23-IV. DON GIOVANNI (Mozart). Nagano. Kimmig. Schrott, Ens, Wall, Filianotti. 3,7-IV. PALESTRINA (Pfitzner). Fisch. Stückl. Halem, Volle, Daszak, Mayer. 4,11,15,18-IV. LA CENERENTOLA (Rossini). Ward. Schilling. Huh, Boyce, Hong, Nicorescu. 6,9,20-IV. WOZZECK (Berg). Koenigs. Kriege- OPÉRA BASTILLE WWW.OPERA-DE-PARIS.FR MUSIKVEREIN WWW.MUSIKVEREIN.AT 12-IV: Filarmónica de Viena. Christian Thielemann. Beethoven, Quinta, Sexta. 14,15: Sinfónica de Viena. Yakov Kreizberg. Julia Fischer, violín. Dvorák, Chaikovski, Shostakovich. 22: Clemencic Consort, René Clemencic. Torelli. 24,25: Sinfónica de Viena. Vladimir Jurowski. Musorgski, Britten, Chaikovski. 25: Filarmónica de Viena. Singverein. Christian Thielemann. Dasch, Fujimura, Beczala, Zeppenfeld. Beethoven, Novena. 26: Cuarteto de Tokio. Schubert, Bartók, Brahms. 29: Krystian Zimerman, piano. Chopin. STAATSOPER ZÚRICH OPERNHAUS WWW.OPERNHAUS.CH LES CONTES D’HOFFMANN (Offenbach). Zinman. Langhoff. Mosuc, Breedt, Liebau, Friedli. 3-IV. DIE MEISTERSINGER VON NÜRNBERG (Wagner). Jordan. Lehnhoff. Haller, Muff, Seiffert, Salminen. 10,17-IV. DIE ZAUBERFLÖTE (Wagner). Rieder. Kusej. Guo, Liebau, Tittnig, Polgár. 11,14-IV. LUISA MILLER (Verdi). Zanetti. Michieletto. Frittoli, Nikiteanu, Polgár, Armiliato. 23,25,28-IV. 151 251-Pliego final 18/3/10 19:00 Página 152 CONTRAPUNTO SE VENDE ABBEY ROAD Q 152 uizá sea el final de un largo y tortuoso camino. La noticia de que los directores de Terra Firma, la empresa de capital de riesgo propietaria de EMI, van a vender los estudios de Abbey Road no es ninguna sorpresa. Al vivir casi al lado, he podido presenciar el cada vez más menguante grupo de músicos dirigiéndose trabajosamente los lunes por la mañana a su labor y la ausencia de los enormes camiones de las orquestas que antes atestaban el patio. Y no se debe únicamente a la decadencia de la industria de la grabación. Muchas de las posibilidades que ofrece Abbey Road pueden ser copiadas por un músico en su portátil y en cualquier sitio. La ceremonia de acudir a un estudio ya no es una necesidad de la vida musical. Sin embargo, los muros exteriores atraen a cientos de turistas todos los días, todo el año, y muchos dejan pintadas declarando su amor por los Beatles, que consagraron el estudio como una leyenda después de que apareciera en la cubierta de un inolvidable álbum. ¿Cuánto vale hoy Abbey Road nº 3 en el mercado inmobiliario? Tal como están ahora los precios, supongo que entre treinta y cuarenta millones de libras —cantidad bastante menor que los 120 millones de libras que Terra Firma necesita para pagar los intereses de su deuda con Citibank en junio. Para los dueños Abbey Road no es más que otro bien. Para los que lo usan tiene un valor sentimental y sir Paul McCartney ha estado intentando encontrar “una solución”. Sin embargo, eso no va a asegurar que continúe siendo un lugar para hacer grabaciones. Los Beatles habían dejado Abbey Road antes de que se separaran, buscando sitios más soleados, los paraísos fiscales, donde podían hacer sus propias grabaciones. Así pues, ¿qué pasará con Abbey Road? La solución ideal sería que se convirtiera en algo de lo que Londres carece —un museo de la música en todos sus aspectos, un lugar para acomodar los archivos visuales de Decca y EMI, para ofrecer un concierto en vivo de vez en cuando y una exhibición de todo lo que fue estrafalario y maravilloso en los anales comunes del siglo de la grabación. Al cobrar una modesta entrada, el museo probablemente podría pagar sus gastos. Sea cual sea su destino, los recuerdos permanecerán —y los míos son ricos y variados. Nunca me olvidaré de la gruesa soprano que rompió un inodoro durante una sesión en Abbey Road y culpó a su llorosa ayudante. O del famoso director de música antigua que entraba cada dos por tres en la sala de control para comprobar que el productor y los ingenieros estaban utilizando la misma “auténtica” partitura que él —“no oye la diferencia”, decía riendo el equipo de grabación. O a Yehudi Menuhin, que visitaba el estudio a menudo para sus asuntos y casualmente coincidí con él varias veces. Estuvo por primera vez en 1931, recién inaugurado, con Edward Elgar, grabando su Concierto para violín, y con su maestro Georges Enescu haciendo el Doble Concierto de Bach. Y estaba ahí en 1981, en el cincuenta aniversario del estudio, para grabar de nuevo el Doble Concierto de Bach con un becario chino de su escuela, un muchacho llamado Jin Li. El disco salió y desapareció y no ha sido reeditado en CD. Jin Li tuvo después una afortunada carrera como primer violín en Singapur y como solista con muchas orquesta asiáticas. Hace algún tiempo le pedí que me contara lo que recordaba de aquel aniversario. Aquí está lo que escribió: “Era muy joven entonces y no era consciente de la importancia de la ocasión. Tampoco sabía que el señor Menuhin y su profesor Enescu habían grabado el mismo concierto cincuenta años antes en el mismo estudio. Sólo después de haber terminado la grabación empecé a comprender el significado de todo esto. Recuerdo que había mucha gente en la sesión (todos los profesores de la Sinfónica de Londres), lo que sirvió para animarme y para comprometerme enseguida con la música. A mi tierna edad no me sentía nervioso ni presionado. Al final del segundo movimiento el señor Menuhin se me acercó y me dijo “fue muy hermoso”, y me puse tan contento cuando me dijo eso, haber tenido el elogio y la aprobación del señor Menuhin, que para mí fue un honor incomparable. Desde muy joven, no he sido una persona muy locuaz, y sólo sabía ensayar con mi violín y expresar mis sentimientos a través de la música, no pensaba en cosas fuera de la música. Recuerdo que el señor Menuhin cambió algunas indicaciones en cuanto a los movimientos del arco en el tercer movimiento para conseguir mejor claridad de la música. La grabación se hizo en una sola sesión y forma un todo coherente. Ahora que soy mayor y he leído algunos de los libros del sr. Menuhin, he descubierto que la grabación que hizo conmigo fue un acontecimiento de un profundo y duradero sentido, que siguió una línea cultural continua y que se sitúa en el mismo origen. Espero que a los cincuenta años de aquella fecha pueda yo tocar la misma pieza con mi alumno”. Cito extensamente de la carta de Jin Li porque significa lo que hace falta conservar. No las instalaciones para grabar, que ya son obsoletas, sino el Studio One, ese espacio para hacer música, y la posibilidad de poder seguir transmitiendo todo eso de una generación a otra. Ese fue el gran logro de Abbey Road. Norman Lebrecht 15 Organizado por la FUNDACIÓN SCHERZO, con el patrocinio del diario EL PAÍS y la colaboración del Ministerio de Cultura (INAEM) y la Fundación Hazen-Hosseschrueders CICLO DE GRANDES R INTÉRPRETES S C H E R Z O 15 AÑOS 25 AÑOS 1996 - 2010 1985 - 2010 ORGANIZA: Radu Lupu piano E V I S T A www.scherzo.es MADRID, 2010 PATROCINA: 5 6 CONCIERTO Martes, 6 de abril 19:30 horas ELISABETH LEONSKAJA L. JANÁCEK En la niebla L.V. BEETHOVEN Sonata nº 23 en fa menor, op. 57, “Appassionata” F. SCHUBERT Sonata en si bemol mayor, D 960 PIOTR ANDERSZEWSKI piano piano 7 Martes, 25 de mayo 19:30 horas F. SCHUBERT Sonata en do menor, D 958 Sonata en la menor, D 959 Sonata en si bemol mayor, D 960 CONCIERTO Martes, 15 de junio 19:30 horas R. SCHUMANN 6 Estudios en forma canónica, op. 56 (arreglo de Piotr Anderszewski) J.S. BACH Suite inglesa nº 5 K. SZYMANOWSKI Metopes, op. 29 L.V. BEETHOVEN Sonata nº 31 en la bemol, op. 110 sala sinfónica CONCIERTO CONTRAPORTADA.indd 1 23/03/10 8:13