rupestre 4 - Cuadernos de Arte Rupestre
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ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:22 Página 13 Cuadernos de Arte Rupestre • Número 4 • Año 2007 • Páginas 13-28 En el recuerdo. F. Jordá, A. Beltrán, E. Ripoll y P. Acosta y los orígenes del arte esquemático Mauro S. Hernández Pérez * RESUMEN Se analizan los trabajos de F. Jordá, A. Beltrán, E. Ripoll y P. Acosta sobre el origen y periodización del Arte Esquemático de la Península Ibérica y sus relaciones con el Arte Levantino, en los que, a partir de una diferente lectura del registro arqueológico, el autoctonismo y el difusionismo se convierten en los argumentos que sustentan sus propuestas. PALABRAS CLAVES Península Ibérica, Arte Levantino, Arte Esquemático, Epipaleolítico, Neolítico, Edad del Cobre, Edad del Bronce. ABSTRACT In this paper we analyse the research of F. Jordá, A. Beltrán, E. Ripoll and P. Acosta on the origins and periodization of the Schematic Art of the Iberian Peninsula and their relations with the Levantine Art. Departing from different reading of the archaeological record, the autoctonism and the difusionism become the arguments that support their proposals. KEYWORDS Iberian Peninsula, levantine art, schematic art, Epipalaeolithic. Neolithic, Copper Age, Bronze Age. * Departamento de Prehistoria. Universidad de Alicante. E-mail: [email protected] ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:22 Página 14 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE En el Ier Symposium sobre el Arte Esquemático de la Península Ibérica, organizado por la Universidad de Salamanca en 1982, se expusieron por vez primera los calcos de los nuevos descubrimientos de arte rupestre que desde 1980 se venían produciendo en la provincia de Alicante, entre los que se encontraban los que más tarde se identificarían como una nueva manifestación artística –Arte Macroesquemático–, aunque en las actas de la reunión se incluyeron dentro del Arte Lineal-geométrico, si bien era consciente de lo inapropiado de dicha denominación, ya que a los motivos geométricos tradicionales de esta manifestación mueble, identificada por F. J. Fortea (1975), se incorporaban ahora las figuras humanas (Hernández y C.E.C, 1983). En aquellos días tuve ocasión de comprobar la sorpresa que a todos les causó las grandes figuras del Plá de Petracos y sus primeras opiniones acerca de su posible cronología a partir de las superposiciones directas e indirectas en los abrigos alicantinos de La Sarga y Barranc de Benialí. Fueron muchas las dudas que suscitaron nuestras propuestas, muy pronto apoyadas por F. Jordá y, con algunas reservas, por otros maestros presentes en la reunión. Todos se interesaron por los hallazgos alicantinos y así lo reflejaron, tanto en su propia exposición como en la publicación de las correspondientes ponencias. Veinticinco años después de la reunión de Salamanca, que significó un hito en el estudio del Arte Esquemático, es el momento de mirar hacia atrás para recordar las contribuciones de quienes nos dejaron en un año aciago para la investigación del arte prehistórico. En efecto, en 2006 fallecieron Antonio Beltrán Martínez (Sariñena, 1916/Zaragoza, 2006), Eduardo Ripoll Perelló (Barcelona, 1923/Barcelona, 2006) y Pilar Acosta Martínez (Tíjola, 1938/Sevilla, 2006). Dos años antes nos había dejado Francisco Jordá Cerdá (Alcoy, 1914/ Madrid, 2004). Sus trabajos sobre el arte rupestre prehistórico de la Península Ibérica significaron en su momento una ruptura con la tradición investigadora anterior, abrieron nuevas perspectivas en su análisis y sentaron las bases de todos los estudios posteriores, siempre deudores de sus opiniones. Centraremos aquí nuestra atención en sus aportaciones al Arte Esquemático de la Península Ibérica, aunque no se deben olvidar sus investigaciones sobre otros muchos aspectos de la arqueología hispana, que han sido recogidas en las numerosas necrológicas, a las que remitimos (Almagro-Gorbea, 2006a y 2006b; Corchón y Rodríguez, 2006; Fatás, 2007; García Sanjuán, 2007; Gracia Alonso, 2007; Hernández Pérez, 2006c y 2006d; Ripoll López, 2006; Utrilla, 2007). También se debe destacar, como modelo a imitar y lamentablemente poco seguido, las continuas revisiones de sus propuestas, la capacidad de integrar las opiniones de los otros y, entre otras 14 4 • 2007 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:22 Página 15 En el recuerdo... muchas, su llamada de atención sobre el peligro que encierra la repetición, sin crítica, de la opinión de los maestros, de los que todos ellos son extraordinarios ejemplos. En este sentido conviene recordar las reflexiones de P. Acosta cuando afirma que «la valoración positiva de todos estos estudios de conjuntos es obvia, pero entrañan el peligro de que, al convertirse en obras clásicas, sus conclusiones cronológicas se apliquen sistemáticamente a posteriores hallazgos, sin tener en cuenta el factor espacio y, mucho menos, el contexto cultural circundante» (Acosta, 1983). Todos, sin excepción, hemos caído en estos errores, por lo que conviene mirar hacia atrás para al hilo de la opinión, continuamente renovada, de estos maestros analizar el origen y periodización del Arte Esquemático peninsular, cuestiones que, sin bien han sido abordadas de manera reiterada en los últimos años, distan mucho de estar resueltas, más allá de una genérica cronología que del Calcolítico ha pasado al Neolítico y del difusionismo oriental a un cierto –y nunca bien precisado– autoctonismo, mientras para el Arte Levantino la cuestión cronológica, descartadas las opiniones que lo hacen remontar al Paleolítico Superior que todavía algunos mantienen, oscila entre los partidarios de un origen epipaleolítico o neolítico, como es mi caso, e incluso de la Edad de los Metales, según la opinión de F. Jordá. En efecto, tras más de cien años de descubrimientos y estudios sobre el denominado Arte Levantino (Sebastián, 1997) y varias decenas más para el Arte Esquemático (Hernández, 2006b), todos aceptan la cronología postpaleolítica de ambos, aunque se discrepe sobre el momento inicial y la evolución de cada uno de ellos, a los que desde mediado el siglo XX dedicaron su atención F. Jordá, A. Beltrán y E. Ripoll. En 1951 F. Jordá publica, con J. Alcàcer, las pinturas de Dos Aguas (Valencia) y, en los siguientes años, E. Ripoll y A. Beltrán dedican breves notas sobre pinturas levantinas y su contexto (Beltrán, 1954; Ripoll, 1952). Sería, no obstante, en la siguiente década cuando se implican plenamente en el estudio de las manifestaciones artísticas postpaleolíticas, siempre con un especial interés por el Arte Levantino, al tiempo que se incorpora P. Acosta, que centra su atención en el Arte Esquemático, cuyos trabajos, en opinión de F. Jordá (1966: 73), destruyeron los prejuicios que se tenían sobre este tipo de arte, lastrado y fosilisado en su interpretación por el peso del monumental corpus de H. Breuil. En 1960 la reunión en el castillo de Wartenstein, organizada por la Wenner-Gren Fundation, refleja el debate que desde la publicación de la Cueva de la Araña cuestiona el origen paleolítico del Arte Levantino, que defendiera en la correspondencia previa a la reunión (Pericot y Ripoll, 1964) y en su propia comunicación H. Breuil, publicada veinticinco años después (Breuil, 1986-1987), P. Bosch M. S. Hernández 15 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:22 Página 16 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE Dr. D. Francisco Jordá Cerdá (1914-2004). Gimpera (1964) y L. Pericot (1964), mientras M. Almagro (1964) y E. Ripoll (1964) se inclinan por el Epipaleolítico/Mesolítico. También se discutió sobre su posible relación con el norte de África y Sáhara, cuestión que apenas interesaría en los años posteriores, aunque A. Beltrán la retomaría en sus publicaciones más recientes. Los argumentos de unos y otros son bien conocidos, lo que exime de volver de nuevo a ellos, por lo que centraré mi atención aquí en el origen del Arte Esquemático y en su relación con el Arte Levantino. Desde la publicación del excepcional friso pintado de Minateda, H. Breuil había incluido (Breuil, 1920) la Serie 13 en el Arte Esquemático, mientras los motivos de la Serie 12 los consideraba semiesquemáticos, al tiempo que señalaba la presencia de motivos mas o menos esquemáticos ya en la primera serie. En Austria, al tiempo que critica duramente a los partidarios de una cronología mesolítica para el Arte Levantino, destaca «un fond schématique primitif en relation avec l’art des populations franco-cantabrique d’un stade gravétien évolué» y la presencia de minúsculas figuras huma16 4 • 2007 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:22 Página 17 En el recuerdo... nas, de zoomorfos y motivos geométricos, calificados de semiesquemáticos y esquemáticos, en el arte rupestre de Salamanca, Badajoz, Almería y Albacete, que sitúa en el Mesolítico, al tiempo que señala «une autre source d’art schématic, autrement déconde, vient se meler et se superposer à l’élément indigène: l’élément néolithique, arrivant de l’Orient méditerranéen, ayant peut-etre une origine bien plus lointaine encore, l’Asie orientale et sibérienne» (Breuil, 1986-1987: 29). Se trata, sin duda, del tradicionalmente considerado Arte Esquemático, incluido en su monumental corpus, que consideraba Eneolítico (Breuil, 1935: 144-150). También M. Almagro admite un origen oriental en el área del Egeo-Palestina para el Arte Esquemático que sitúa cronológicamente en el, en aquellos momentos denominado, Bronce I Hispano (Almagro, 1964). En la misma reunión E. Ripoll analiza los antropomorfos de tipología esquemática de las cuevas del Castillo y La Pileta, que considera paleolíticas (Ripoll Perelló, 1964a: 96-97), al tiempo que se ocupa de la cronología relativa del Arte Levantino, para el que establece cuatro fases (Ripoll Perelló, 1964b). La primera –fase naturalista– entronca en lugar y forma desconocidos con el arte perigordiense, la segunda –fase estilizada estática– y tercera –fase estilizada dinámica– “habrían visto la llegada de los primeros neolíticos”, mientras en la cuarta –fase de transición a la pintura esquemática– “habría visto la plena neolitización”, preguntándose si las pinturas esquemáticas en la zona septentrional de la Península Ibérica responden a una oleada de gentes llegadas del Sudeste y de Andalucía o es el resultado de la pervivencia evolucionada de los levantinos. Sobre estas cuestiones volvería E. Ripoll con ocasión del Simposio de Arte rupestre, celebrado en Barcelona en 1966, insistiendo en la fase final del Arte Levantino y su transformación y parentesco con el Arte Esquemático, «propio de la Edad del Bronce, que llega a cubrir una gran parte de la Península Ibérica, perdurando en algunos lugares hasta tiempos protohistóricos» (Ripoll Perelló, 1968: 165). En relación con el Arte Levantino se ocupa de algunos temas y escenas, al tiempo que señala la presencia de algunos elementos orientales y plantea su relación con la cerámica cardial, aduciendo la proximidad espacial en hallazgos del Bajo Aragón, entre los que cita «el fragmento cardial de Apotecaría dels Moros de Mazaleón, relacionable con los abrigos pintados de Caídas del Sablime y de Els Secans» (Ripoll, 1968: 181). Para el Arte Esquemático realiza un detenido análisis de algunos conjuntos –Minateda, Tajo de las Figuras, Canforos de Peñarrubia, abrigos de Villar del Humo, …–, de su distribución geográfica, que relaciona con la cultura megalítica, y de sus paralelos muebles en «materiales del Eneolítico y de la Edad del Bronce, consistentes en decoraciones cerámicas, ídolos de la diosa –madre, ídolos cilíndricos, ídolos sobre M. S. Hernández 17 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:22 Página 18 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE Dr. D. Antonio Beltrán Martínez (1916-2006). falanges, plaquetas ídolos rectangulares portuguesas y extremeñas, báculos, objetos pectorales en forma de media luna, ancoriformes, etc.» (Ripoll, 1968: 182). También en 1966 F. Jordá aborda la distribución espacial y temporal de los artes Levantino y Esquemático y de algunos motivos esquemáticos en áreas levantinas –ídolos oculados de Nerpio 18 4 • 2007 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:22 Página 19 En el recuerdo... (Albacete)– para concluir, en una posición claramente heterodoxa y provocadora que él mismo reconocía, que «ambos tipos de arte, el Levantino y el Esquemático, tienen un mismo origen y se introducen en la Península, poco más o menos, al mismo tiempo. Son obra de unos colonizadores agrícola-ganaderos, dentro de lo que llamamos Neolítico peninsular» (Jordá, 1966: 72), asociando el Levantino con grupos procedentes de Anatomía y Siria y el Esquemático con Egipto y Palestina. Para F. Jordá ambos tienen una larga perduración, alcanzan su pleno desarrollo en nuestro Eneolítico, se extienden por el interior peninsular «con tendencias más que esquemáticas abstractas… y a mediados de la edad del Hierro tienden a desaparecer los restos de estas manifestaciones artísticas» (Jordá, 1966: 76). En 1968 se publican dos monografías (Acosta, 1968; Beltrán, 1968) que marcarían la investigación posterior que todavía hoy, cuarenta años después, son obligada referencia en todos los estudios sobre el arte postpaleolítico peninsular. Para A. Beltrán el Arte Levantino, que considera mesolítico, «es producto de una evolución en un espacio cerrado, desarrollado por un pueblo de cazadores de serranía, apoyado en viejas ideas paleolíticas, pero con un aire original y autóctono completamente nuevo» (Beltrán, 1968: 76), al tiempo que considera que «el esquematismo simbólico e ideomorfo de la Edad del Bronce responde a la introducción de nuevas ideas religiosas y funerarias y a una concepción distinta de la vida, nacida de la revolución metalúrgica» (Beltrán, 1968: 72). En el prólogo a la publicación de la tesis doctoral de P. Acosta sobre la pintura esquemática en España, sobre la que ya había adelantado algunas conclusiones (Acosta, 1965, 1967a y 1967b), insistía F. Jordá en la escasa atención que los investigadores españoles habían prestado al Arte Esquemático peninsular «que durante mucho tiempo ha sido tratado como un elemento cultural secundario, sin que, por tanto, mereciera los honores de una gran investigación, como la que ahora ha llevado a cabo Pilar Acosta», al tiempo que, recogiendo opiniones anteriores, lo relacionaba con una gran oleada cultural que arribó a la Península a finales del VI milenio y alcanzó su apogeo durante la Edad del Bronce, reivindicando la identidad de origen y desarrollo temporal entre los artes Levantino y Esquemático, en una postura claramente rupturista con las teorías del momento. Del trabajo de P. Acosta cabría destacar su propuesta de motivos–tipo que, con una terminología heredera en parte de H. Breuil, se mantendrá vigente –y sin apenas modificación– hasta la actualidad, la incorporación de una novedosa cartografía con su distribución espacial de cada tipo y su propuesta cronológica, para lo que M. S. Hernández 19 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:22 Página 20 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE recurre a los paralelos muebles, tanto peninsulares como del Próximo Oriente y Mediterráneo, donde, en su opinión, se encuentran los ascendentes directos de cada motivo tipo. De extraordinario interés, aunque a menudo se ha ignorado, es la diferencia que establece entre el “Esquematismo” y el “Fenómeno esquemático”. En el primero engloba «la estilización y esquematización de formas, alcanzada por degeneración progresiva de motivos ya existentes en la pintura rupestre autóctona que precede directamente a la esquemática. Mayor complejidad supone el concepto de fenómeno esquemático; con él sólo entendemos el producto y consecuencia de la fusión de los elementos autóctonos y los importados» (Acosta, 1968). Se posiciona de este modo P. Acosta en un origen foráneo, del Mediterráneo oriental siguiendo las teorías difusionistas dominantes en aquellos momentos, sin descartar una evolución hacia el esquematismo en el Arte Levantino, lo que explicaría la especial distribución de algunos motivos, las características regionales del Arte Esquemático y sus vías de penetración, tanto a nivel costero como en el interior peninsular. Para la mayoría de los motivos propone una relación con el Bronce I, aunque otros muchos corresponden a momentos posteriores. Como F. Jordá, también P. Acosta exploró nuevos caminos en la búsqueda del significado de las pinturas esquemáticas, hasta ese momento reducida a una lectura religiosa o a un intento de escritura, que no descarta y mantiene, señalando que su motivación no fue otra «que el dejar constancia de unos hechos de su vida, tanto los puramente materiales como los que reflejan una preocupación de tipo espiritual». En la década siguiente A. Beltrán retoma las consideraciones de P. Acosta para concluir que el Arte Esquemático no es una continuación del Levantino, aunque admita una tendencia esquematizante en su última fase, al tiempo que lo relaciona con la llegada de prospectores de metal procedentes del Próximo Oriente al Sur y Sudeste peninsular, dentro de un movimiento artístico común a toda Europa y norte de África, que en Galicia y Canarias adopta especiales características (Beltrán, 1975/1979). Considera que las pinturas esquemáticas más antiguas son las del Sur y Sudeste peninsular y no puede ser anterior al IV milenio a.C. En esa misma década A. Beltrán dedica su atención al arte rupestre del archipiélago canario que en su bibliografía a menudo se incluye en el apartado del Arte Esquemático, aunque nada tenga que ver con éste. Sus monografías sobre las pinturas de la Cueva Pintada de Gáldar y los grabados del Barranco de Balos de Agüimes, en Gran Canaria, y sus artículos y comunicaciones a congresos nacionales e internaciones sobre los grabados rupestres de las otras islas se convierten en un preciso referente de unas manifestaciones artísticas 20 4 • 2007 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:22 Página 21 En el recuerdo... Dr. D. Eduardo Ripoll Perelló (1923-2006). para las que siguiendo la tradición relaciona con el Mediterráneo, la vecina África y el Atlántico europeo (Hernández Pérez, 2006e). La reunión de Salamanca significó una ruptura con el paradigma difusionista, que en la ponencia de F. Jordá es objeto de una dura crítica. Al revalorizar los procesos autóctonos, encuentra el origen de algunos de los temas en el arte mueble epipaleolítico de las plaquetas de la Cueva de la Cocina (Dos Aguas, Valencia), identificadas como protoídolos, e incluso en el arte paleolítico del Pindal, Castillo y Parpalló a propósito de los representimientos arboriformes y abetiformes, aunque también señala posibles relaciones con el antiguo mundo egeo-egipcio-mesopotámico. También se replantea el significado del Arte Esquemático, que considera «una de las grandes creaciones culturales y religiosas de los pueblos pastores y cazadores de nuestra península» (Jordá, 1983: 9), insistiendo en religiosidad chamánica. Por su parte E. Ripoll considera que en el Arte Esquemático es «la suma de una tendencia estilística del arte levantino final al acentuar M. S. Hernández 21 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:22 Página 22 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE su estilización y adoptar un cierto convencionalismo y por la llegada de unas influencias exteriores, seguramente religiosas, … que no dudamos en relacionar con la cultura megalítica mediterránea y con sus portadores, los prospectores de metales. La duración del Arte Esquemático iría desde el establecimiento de los eneolíticos en el Sudeste hasta las últimas perduraciones de la Edad del Bronce y comienzos de la Edad del Hierro ya en tiempos protohistóricos» (Ripoll, 1983: 32). En su opinión se originó en el Sudeste para extenderse hacia la región del Estrecho y luego Sierra Morena y el Levante peninsular y, mas tarde, en el resto de la Península, sin descartar una posible regresión mediterránea. Se trataría, pues, de una manifestación ajena a la tradición artística peninsular, ya que descarta su relación, como ya había hecho en 1968, con los esquemas antropomórficos del Paleolítico, y que sólo en un momento avanzado entraría en contacto con el Arte Levantino. A partir de la tipología de P. Acosta, que considera «la única aportación de conjunto digna de ser tenida en cuenta después de los importantes trabajos de H. Breuil» (Ripoll, 1983: 34), plantea una hipotética secuencia de las representaciones antropomórficas, aduciendo varios ejemplos que demuestran la extrema complejidad del Arte Esquemático peninsular. A. Beltrán reitera las diferencias entre los artes Esquemático y Levantino que, sin olvidar la tendencia al idealismo, estilización y esquematismo de este último, considera resultado de una distinta mentalidad e ideas, insistiendo en que no sólo se trataría de una separación en el tiempo, sino también de una motivación filosófica, religiosa o social absolutamente diferente. Mantiene su origen foráneo, del Mediterráneo oriental y central, y una cronología del IV milenio, al tiempo que señala una aportación y evolución local a lo largo de sus casi dos milenios de vigencia, e incluye dentro de esta manifestación artística los grabados rupestres canarios de La Palma y El Hierro, cuyos remotos orígenes pueden alcanzar a la Mesopotamia del III milenio, y los gallegos con sus muchas variantes locales. Para A. Beltrán el Arte Levantino es narrativo y corresponde a una mentalidad de cazadores con conocimiento de la agricultura y el pastoreo, mientras el Arte Esquemático es conceptual y se relaciona con metalúrgicos poseedores de una cultura urbana (Beltrán, 1983). P. Acosta no se ocupó en Salamanca del origen y cronología del Arte Esquemático (Acosta, 1993), que abordaría en el homenaje a F. Jordá con ocasión de su jubilación académica (Acosta, 1994). Ahora, tras analizar los motivos de tipología esquemática en las decoraciones cerámicas, sitúa su origen en el Neolítico, en el que se desarrollan algunos temas –esteliformes, antropomorfos, zoomorfos y quizás ramiformes–, que se ampliaron y diversificaron en el 22 4 • 2007 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:23 Página 23 En el recuerdo... Drª. Dª. Pilar Acosta Martínez (1938-2006). Calcolítico como consecuencia de aportaciones foráneas de origen mediterráneo que se incorporan a las tradicionales locales, transformando su anterior significado. En este sentido cita el uso de soliformes para la representación de los ojos en los ídolos calcolíticos, muebles y rupestres, que considera una aportación indígena de raíz neolítica, como también en otros motivos sobre los que preparaba M. S. Hernández 23 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:23 Página 24 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE una ponencia para el Congreso sobre el Arte Esquemático de Los Vélez en 2004 que su enfermedad no le permitió concluir. En posteriores trabajos mantendrían sus propuestas (Beltrán, 1989 y 1998; Jordá, 1995; Ripoll Perelló, 1990), al tiempo que destacaban con algunos matices la posición prelevantina del Arte Macroesquemático en los yacimientos alicantinos, al margen de su propia valoración, ya sea como un horizonte artístico independiente o como una facies regional del Arte Esquemático, en todo caso siempre en momentos antiguos, por lo tanto de una primera fase salvo que se haga remontar el origen de este último al Epipaleolítico, lo que en estos momentos resulta difícil de admitir. Para A. Beltrán y E. Ripoll el Arte Esquemático es anterior al Arte Levantino, mientras para F. Jordá ambos «iniciaron su desarrollo durante los primeros tiempos del Calcolítico, siguiendo procesos distintos en relación con condiciones religiosos diferentes» (Jordá, 1985: 130). La coexistencia en un mismo territorio de los artes Levantino y Esquemático y en el territorio esquemático de motivos de tendencia naturalista, que de localizarse en el territorio levantino se incluirían en el Arte Esquemático, serían cuestiones que de una manera más o menos explícita condicionaban todas sus propuestas, como lo siguen siendo en la actualidad, y que difícilmente encuentran solución sin abordar, como ellos mismos insistían en todas sus publicaciones, estudios exhaustivos de carácter regional, poniendo como modelo los realizados en Alicante, tanto a nivel de arte rupestre (Hernández, Ferrer y Catalá, 1988 y 2000) como mueble (Martí y Hernández, 1988), y se plantean en profundidad los propios conceptos de estilo levantino y estilo esquemático, desterrando confusas y poco precisas denominaciones. Si la reunión de Salamanca significó la revalorización del Arte Esquemático peninsular, de la mano de estos cuatro excepcionales maestros, las de Los Vélez (Almería) y Alicante, en 2004, se convierten en fiel reflejo del camino recorrido y de las tendencias actuales en su estudio, en las que sus opiniones continúan presentes como reflejan las notas a pie de página y la bibliografía que acompañan a ponencias y comunicaciones recogidas en sus actas (Hernández y Soler, 2006; Martínez y Hernández, 2006). No es éste el lugar ni el momento para abordar el estado actual de la investigación, ni tampoco para plantear las futuras líneas de investigación, ni siquiera para presentar mi visión de los temas aquí abordados, de los que me he ocupado en los últimos años (Hernández Pérez, 2005, 2006a y 2006; Hernández y Martí, 2000–2001 con una visión que es crítica, incluso con mis propias propuestas, aunque siempre honesta y de profunda admiración al trabajo de unos extraordinarios maestros con quienes tuve ocasión de tratar el estudio del arte postpaleolítico español, que respondían, y en ocasio24 4 • 2007 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:23 Página 25 En el recuerdo... nes discrepaban, de mis opiniones y que, por encima de todo, me animaban a seguir trabajando, a plantearme nuevos problemas y a arriesgarme en las propuestas y soluciones al tiempo que me indicaban la ruta a seguir y los escollos que me encontraría en el recorrido. 2. Bibliografía ACOSTA, P. 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