215 - Scherzo
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07 REVISTA DE MÚSICA Año XXII - Nº 215 - Enero 2007 Año XXII - Nº 215 - Enero 2007 - 6,50 € DOSIER Edvard Grieg 100 Años ENCUENTROS Diana Damrau ACTUALIDAD Pilar Jurado estrena en Canarias DISCOS Los finalistas de los Midem Classical Awards JAZZ Kenny Garrett AÑO XXII - Nº 215 - Enero 2007 - 6,50 € 2 OPINIÓN CON NOMBRE PROPIO DOSIER Pilar Jurado 6 18 ACTUALIDAD NACIONAL 46 60 Arturo Reverter 118 120 Discografía Claire Vaquero Williams 124 ENCUENTROS Diana Damrau Rafael Banús Irusta ACTUALIDAD INTERNACIONAL EDUCACIÓN Pedro Sarmiento ENTREVISTA JAZZ Janine Jansen Juan Antonio Llorente 64 114 El arte vocal José Luis Pérez de Arteaga AGENDA Josep Pascual Santiago Martín Bermúdez Oleg Caetani 10 113 Ibsen y Grieg Leticia Martín Ruiz 8 Edvard Grieg En el cruce de caminos Discos del mes SCHERZO DISCOS 128 132 Pablo Sanz 136 LIBROS 138 LA GUÍA 140 Sumario 65 CONTRAPUNTO Norman Lebrecht 144 Colaboran en este número: Javier Alfaya, Julio Andrade Malde, Íñigo Arbiza, Rafael Banús Irusta, Emili Blasco, Alfredo Brotons Muñoz, José Antonio Cantón, Jacobo Cortines, Patrick Dillon, Pedro Elías Mamou, José Luis Fernández, Fernando Fraga, José Luis García del Busto, Manuel García Franco, José Antonio García y García, Mario Gerteis, José Guerrero Martín, Christiane Heine, Fernando Herrero, Bernd Hoppe, Paul Korenhof, Antonio Lasierra, Norman Lebrecht, Juan Antonio Llorente, Fiona Maddocks, Miguel Morate, Santiago Martín Bermúdez, Leticia Martín Ruiz, Joaquín Martín de Sagarmínaga, Enrique Martínez Miura, Aurelio Martínez Seco, Blas Matamoro, Juan Carlos Moreno, Antonio Muñoz Molina, Rafael Ortega Basagoiti, Josep Pascual, Enrique Pérez Adrián, José Luis Pérez de Arteaga, Javier Pérez Senz, Paolo Petazzi, Francisco Ramos, Arturo Reverter, Barbara Röder, Ignacio Sánchez Quirós, Pablo Sanz, Pedro Sarmiento, Bruno Serrou, Carlos Singer, Franco Soda, Christian Springer, José Luis Téllez, Asier Vallejo Ugarte, Claire Vaquero Williams, Pablo J. Vayón, Albert Vilardell, Carlos Vílchez Negrín, Federico Villalba. Traducciones: Rafael Banús Irusta (alemán) - Fernando Fraga (italiano) - Barbara McShane (inglés) - Juan Manuel Viana (francés) Impreso en papel 100% libre de cloro PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN: por un año (11 Números) España (incluido Canarias) 65 €. Europa: 100 €. EE.UU y Canadá 115 €. Méjico, América Central y del Sur 120 €. Esta revista es miembro de ARCE, Asociación de Revistas Culturales de España, y de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos. Esta revista ha recibido una ayuda de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas para su difusión en bibliotecas, centros culturales y universidades de España. SCHERZO es una publicación de carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún organismo público ni privado. La dirección respeta la libertad de expresión de sus colaboradores. Los textos firmados son de exclusiva responsabilidad de los firmantes, no siendo por tanto opinión oficial de la revista. 1 OPINIÓN OPINIÓN EDITORIAL 2 TODOS LOS TÓPICOS a inauguración de la temporada del milanés Teatro alla Scala marca cada año el principio de lo que podríamos llamar la programación global de los coliseos operísticos del mundo. Es, igualmente, el síntoma de cómo le va al género, de por dónde han de ir los tiros. Y también, y con una dosis casi letal de morbo, una ocasión esperada por lo que pueda haber en ella no tanto de especial como de inesperado. Este año la sorpresa ha venido de lo insólito de la propuesta: el siempre inquieto Stéphane Lissner —con Muti las cosas eran siempre más previsibles en todo el sentido del término—, representante para muchos aficionados de los peores vicios de la gestión operística y para otros salvador del género en su apoyo a la innovación escénica y musical, se descuelga nada menos que con una Aida puesta en escena por Franco Zeffirelli, es decir, tradicional, lujosa y hasta aparatosa y, por ello, consonante con el público de la première scaligera, formado por lo más granado del mundo de la política, la moda, la comunicación o el deporte. ¿Ha cambiado Lissner? No por cierto. Probablemente se trata de seguir una política realista, que calme a los temerosos en este primer paso y anime a quienes gustan de mayores novedades en los siguientes. De todos modos, estas cosas de los teatros de ópera no dejan de resultar a veces como ajenas del todo a la realidad social. Los manifestantes que se quejaban del boato del estreno —entradas a dos mil euros revendidas a cinco mil— frente a sus problemas de supervivencia cotidiana acababan siendo vistos casi como unos figurantes necesarios en una marcha triunfal encabezada por dos primeros ministros europeos. La ópera como doble representación: la del foyer y la del escenario. Y la ópera como tópico andante: para unos pocos y sin complicaciones. No era eso lo que se esperaba de Lissner, pero, en fin, bastante ha hecho con levantar un teatro al que la huida de sus anteriores responsables dejó en precario en el contexto de una cultura económicamente empobrecida. Al boato se unió lo peor del tópico canoro: la espantada del tenor ofendido, esta vez Roberto Alagna. Algo que para muchos puede ser gracioso, patético para otros y que muestra de nuevo el lado más rancio de la ópera: el único espectáculo, junto con las corridas de toros, en el que el desplante es una muestra de genio y figura y visto, por tanto, como un ejemplo de valentía por algunos o de falta de respeto al público por otros. Antes de las representaciones, Zeffirelli —de vuelta de cualquier cosa— ya había aireado a los cuatro vientos que los críticos le traían sin cuidado. Menos mal que el siempre comedido, serio en sus manifestaciones y competente en su oficio Riccardo Chailly trataba, al menos, de situar la empresa en su justo punto de servicio a la música de Verdi. He ahí, pues, la ópera en toda su locura, marco incomparable para el glamour y campo de batalla para las pasiones —incluso sociales, pues de necesidad cultural ha pasado también a ser un símbolo de poderío económico— que todavía, está claro, es capaz de suscitar. La lección bien puede ser universal. Buena parte de las producciones de muchos teatros de ópera se pagan con los impuestos de unos ciudadanos a los que su inversión no les produce rédito alguno. Cada vez que se saca a colación el tema la palabra demagogia aparece como silenciador de la leve protesta democratizadora. Es cara de producir y, por tanto, ha de ser cara de ver, se nos dice en una respuesta que parece no admitir réplica. Sobre la necesidad de nuevos públicos, al final siempre se acaba pensando que a una generación de ricos le seguirá otra con la naturalidad de la pura estadística. Y es cierto. L 07 OPINIÓN REVISTA DE MÚSICA $xR;;,,1(QHURĄ Año XXII - Nº 215 - Enero 2007 La música extremada DOSIER Edvard Grieg 100 Años ENCUENTROS Diana Damrau UNA DE LAS GRANDES ACTUALIDAD Diseño de portada Argonauta Foto portada: Kasskara Pilar Jurado estrena en Canarias DISCOS Los finalistas de los Midem Classical Awards JAZZ Kenny Garrett Edita: SCHERZO EDITORIAL S.L. C/Cartagena, 10. 1º C 28028 MADRID Teléfono: 913 567 622 FAX: 917 261 864 Internet: www.scherzo.es E mail: Redacción: [email protected] Administración: [email protected] Presidente Santiago Martín Bermúdez REVISTA DE MÚSICA Director Luis Suñén Redactor Jefe Enrique Martínez Miura Edición Arantza Quintanilla Maquetación Iván Pascual Fotografía Rafa Martín Secciones Discos: Juan Manuel Viana Educación: Pedro Sarmiento Jazz: Pablo Sanz Libros: Enrique Martínez Miura Página Web Iván Pascual Consejo de Dirección Javier Alfaya, Manuel García Franco, Santiago Martín Bermúdez, Enrique Pérez Adrián, Pablo Queipo de Llano Ocaña y Arturo Reverter Departamento Económico José Antonio Andújar Departamento de publicidad Cristina García-Ramos (coordinación) [email protected] Magdalena Manzanares [email protected] DOBLE ESPACIO S.A. 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En nuestra imaginación Anita O’Day habita un reino de la música que es intemporal pero también lejano, impreciso en sus límites pero resplandeciente en sus tesoros y en los perfiles de sus heroínas, las grandes cantantes de jazz, la última de las cuales ha sido ella. Empezó siendo una de aquellas vocalistas más bien decorativas que acompañaban a las big bands, pero muy pronto encontró su fiero sentido del ritmo en la orquesta del batería Gene Krupa, donde su voz compitió en un dúo histórico con la trompeta de Roy Eldridge. Ya entonces, a pesar de su cara cándida de ojos grandes y de su magnífica sonrisa, Anita estaba rozando el peligro, porque no era nada habitual para la época que una cantante blanca y un músico negro actuaran juntos. Cuando llegó las revolución del bebop Anita O’Day se dejó arrastrar jovialmente por ella, igual de resuelta en la audacia de sus improvisaciones vocales que Sarah Vaughn o Carmen McRae. Quizás su encuentro temprano con Gene Krupa le dejó para siempre una querencia por los ritmos secos y urgentes de la batería y por los tiempos más veloces: pero cuando can- taba una balada sabía hacerlo con una ternura desolada muy próxima a la de Billie Holiday, o con una melosa claridad como la de Ella Fitzgerald. En sus mejores tiempos, los cincuenta, los primeros sesenta, Anita O’Day tenía en las fotos un aire de ama de casa americana en un anuncio de electrodomésticos a todo color, pero llevaba por dentro la dureza y la furia de vivir y aprender de todos los grandes músicos de jazz, y lo mismo que muchos de ellos sucumbió durante años a la epidemia negra de la heroína. En el festival de Newport de 1958 subió al escenario con tacones muy altos, con un sombrero de plumas, con un vestido negro ceñido como el de Audrey Hepburn en Breakfast at Tiffany’s, y con sólo dos canciones —Sweet Georgia Brown y Tea for two— se alzó a sí misma a la cima del jazz en una época en la que estaban viviendo su plenitud algunos de los mejores maestros, y en la que nadie podía imaginar el declive tan cercano que aguardaba a esa música, que en muy pocos años iba a ser barrida de las emisoras de radio y de la atención del gran público por la llegada del rock. Se resistió al olvido, sobrevivió a las drogas, continuó grabando discos admirables, escribió un espléndido libro de memorias, siguió apareciendo en clubes muy teñida de rubio y sosteniendo el micrófono con sus manos artríticas. Basta escucharla durante los tres minutos de una canción muy rápida para comprender que el espíritu del jazz es el puro deseo de vivir. Antonio Muñoz Molina 3 OPINIÓN Prismas A sus setenta y seis años Ramón Barce acaba de recibir la banda de la Orden de Alfonso X el Sabio, un reconocimiento más a un compositor, a un estudioso, que es una de las figuras más importantes de la cultura en nuestro país. Barce —que ha honrado SCHERZO en numerosas ocasiones con espléndidos artículos— ha disminuido su actividad intelectual pública pero sigue conservando intactos esos dones que hacen de él una fuente permanente de interés: su ironía machadiana —del Antonio Machado de Juan de Mairena, por supuesto— más un toque surrealista, su sensibilidad, su erudición, su espíritu crítico. Ramón Barce viene de lejos, de una tradición que yuguló la dictadura del general Franco, que venía construyéndose desde la emergencia de un sector intelectual radical y crítico nacido durante la Restauración, y que halló su culminación durante la II República. Ramón Barce fue uno de esos intelectuales que supo valorar, con la amargura consiguiente, lo que había perdido España con aquella atroz diáspora que nos dejó a la merced de lo que suele nombrarse como “lo peor de cada casa”, es decir aquella recua innoble de fanáticos, de ignorantes y de oportunistas que se hizo con el mundo de las ideas —por llamarle cualquier cosa— y que cumplió al pie de la letra aquella famosa declaración de los catedráticos de Cervera ante el Rey Felón, Fernando VII: “Lejos de nosotros la funesta manía de pensar”. Ramón Barce fue de los que dijo “No” a todo eso. Se negó a seguir esa abyecta tradición y se puso a pensar por su cuenta. Fue fiel a esa España liberal y democrática de la que nos hablaba hace poco Juan Goytisolo recordando la figura y la obra de don Vicente Lloréns. Ahí esta la obra musical de Barce, sus trabajos fundamentales sobre la historia y la práctica de la música, sus enseñanzas, su bonhomía, su decencia. Cuando vivimos entre tanto fraude, entre tanta mentira repetida que se convierte en verdad para quienes no quieren ver más allá de sus narices, Barce es una de esas luces que nos permiten seguir las pistas de la inteligencia y del verdadero humanismo y que nos ayudan a vivir y, sobre todo, a pensar. Este premio último es un Elena Martín RAMÓN BARCE recuerdo de que el maestro está en pie y su voz sigue contándonos cosas que importan, pero sin dejarnos olvidar que la verdadera sabiduría es fiel compañera de un sutil y casi imperceptible sentido del humor. Javier Alfaya BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN c/ Cartagena 10, 1ºc - 28028 MADRID Tel. 91.356 76 22 - Fax 91.726 18 64 E-mail: [email protected] - www.scherzo.es Deseo suscribirme, hasta nuevo aviso, a la revista SCHERZO por períodos renovables de un año natural (11 números) comenzando a partir del mes de ………………… nº…… El importe lo abonaré de la siguiente forma: Transferencia bancaria a la c/c 2038 1146 95 6000504183 de Caja de Madrid, a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Cheque a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Giro postal. Rellene y envíe este cupón por correo, fax o correo electrónico. O llámenos por teléfono de 10 a 15 h. También está disponible en nuestra página en internet. Nombre…………………………………………… ………………………………………..…………… Domicilio…………..…………………………….. .......................................................................... CP………Población……………………………… Provincia……………………………..…………… Teléfono…………………………………………… Fax…………...……………………….…………… E-mail……………………………………………… VISA. Nº: …………………………………………… Caduca … /… /… Firma………..…………… Con cargo a cuenta corriente ………… ………… …… ………………………………… (No utilice este boletín para la renovación, será avisado oportunamente) 4 El importe de la suscripción será: España: 65 € Europa: 100 € por avión. Estados Unidos y Canadá: 115 € America Central y del Sur: 120 € El precio de los números atrasados es de 6,50 € Tratamiento automatizado de datos personales.- Los datos recabados formán parte de los ficheros de la empresa, y son necesarios para la formalización de las suscripciones, su facturación y seguimiento posterior. Los datos se tratarán y protegerán según la LO. 15 /1999 de 13 de diciembre de Datos de Carácter Personal y el titular de los mismos podrá ejercer los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición ante las oficinas de la Sociedad sita en Madrid, calle Cartagena nº 10 1º C, 28028 Madrid. OPINIÓN Música reservata MAPAS DEL UNIVERSO ea un conjunto de 72 instrumentos de cuerda repartidos según la proporción habitual en una orquesta. Partiendo de un unísono sobre el la del diapasón, imaginemos un glissando muldireccional de modo que, desde esa situación de entropía cero, pasamos por estados de entropía creciente que despliegan el unísono inicial hasta alcanzar una distribución de puntos sonoros que ocupan de manera compacta una extensión de, digamos, seis octavas, de modo que a cada instrumento le corresponda una y sólo una de las notas de la escala temperada de tal ámbito acústico. Llegamos así a una configuración uniforme, una especie de cluster isótropo de entropía estacionaria que no se modifica aunque cada instrumento ejecute “melodías” desplazándose de una nota a otra, siempre y cuando el conjunto de alturas resuene en su integridad y a cada instrumento le corresponda una nota diferente en cada instante: como si, partiendo del episodio inflacionario, se llegase a un estado similar al que originó ese residuo que hoy denominamos fondo de microondas (obsérvese que en tal configuración, las unidades temporales y espaciales son intercambiables: al no modificarse la envolvente sonora el tiempo no transcurre, ya que cualquier instante de la música equivale a cualquier otro, lo que no contradice la existencia de múltiples movimientos internos). Naturalmente, se trata de un ejemplo teórico: en la realidad orquestal, la entropía aumentaría, es decir, que sería necesario introducir energía constantemente —la correspondiente al esfuerzo de los respectivos instrumentistas— para mantener invariable la estructura espacial. Pero imaginemos que tras esa expansión casi instantánea gobernada por una fuerza repulsiva apareciera una fuerza atractiva lo suficientemente débil como para no colapsar el espacio pero lo suficientemente fuerte como para sensibilizar, digamos, todos los sol sostenido, de manera que cada instrumento que en un instante dado ejecute esa nota se desplace hacia el la vecino en el siguiente, con lo que, a partir de ese instante, la nota la correspondería no a siete sino a trece instrumentos, creando puntos de acumulación o regruesamientos locales de la textura y esponjamientos o vacíos en los lugares ocupados por la sensible en el instante anterior. La consecuencia inmediata es que tal modificación acarrearía un incremento en las componentes de la resonancia de esos la, con lo que el mi y, en menor grado, el do sostenido resaltarían sobre el fondo acústico: en la gradación de resonancias, la siguiente nota afectada sería el sol natural, con lo que se crearía un acorde de séptima de dominante por efecto de la atracción gravitatoria, acorde que podemos concebir como ejecutado por 31 instrumen- S A Jesús Martínez Alonso, que sabe de estas cosas tos sobre un fondo de ocho notas ejecutado por los restantes 41, que ocuparían todos los semitonos vacíos. Prolongar el razonamiento llevaría a la conclusión de que ese acorde, dada su inestabilidad relativa, tendería a resolver sobre el de re mayor: pero esta última posición (que ya sólo afectaría a 25 instrumentos frente a 47 para un fondo de nueve notas) implicaría un ámbito local más ordenado que el anterior, ya que está provocado por una resonancia que produce una configuración enteramente estable (por supuesto, esa resonancia es tan teórica como el temperamento igual elegido al comienzo). Así, partiendo de una posición de entropía nula y pasando por una fase estacionaria, la aparición de la gravedad ha desembocado, a través de una cadencia perfecta, en un mínimo entrópico relativo, un ámbito local más ordenado que el de partida: ese proceso de formación del acorde perfecto mayor equivaldría al del nacimiento de una galaxia. Por supuesto, se podría suponer que la resonancia del mi, el armónico más sonoro después de las propias octavas del la, intensificaría la dinámica relativa de su quinta, añadiéndose el si a la séptima inicial, generando sucesivamente una novena, una undécima (etc.), pero las cosas no cambiarían sustancialmente por ello: en el límite, estaríamos describiendo la formación de estrellas dentro de una gran nebulosa primordial, puntos resplandecientes que se llamarían re mayor, mi menor y así sucesivamente. Pero este símil cosmológico tiene un paralelo musical: como si el arranque de Metástasis, pasando por el famoso episodio del canon a 53 partes de Atmósferas, desembocase en ese compás de Die Schöpfung en que, según el mito bíblico, la Palabra crea la luz (y la tonalidad: re mayor, naturalmente) a partir de un magma oscuro y difuso: es werde Licht! —und es war Licht. Y tampoco es casual que esa primera etapa sólo sea descriptible mediante dos obras del siglo XX, del mismo modo que la música de Haydn representa, por así decir, la apoteosis del espacio newtoniano, que nuestro tiempo ha expandido hacia perspectivas insólitas (la relatividad, la mecánica cuántica): la concepción del universo imperante en 1799 jamás hubiera podido producir los textos de Xenakis y Ligeti. Hablemos, pues, de música. Es decir: de cosmología (o de la mecánica de las partículas subatómicas que, según la teoría de cuerdas, son armónicos de otras entidades aún más elementales). El universo es música y las muchas obras que dilatan su historia no son sino sus mapas, sus representaciones fragmentarias. José Luis Téllez 5 CON NOMBRE PROPIO PILAR JURADO Alvaro Villarrubia PROPIO CON NOMBRE Estreno de La eternidad del instante Festival de Música de Canarias. Las Palmas de Gran Canaria, 21-I-2007. Tenerife, 24-I-2007. Filarmónica de Helsinki. Director: Michael Schønwandt. Jurado, La eternidad del instante, más obras de Elgar y Chaikovski. E 6 l próximo 21 de enero se producirá dentro de la programación del Festival de Canarias el estreno absoluto de la sinfonía La eternidad del instante, ejecutada por la Filarmónica de Helsinki bajo la dirección de Michael Schønwandt, primero en Las Palmas y después en Tenerife, como es habitual por la doble sede insular. Esta obra, encargo del Festival, muestra el gran momento compositivo y personal en el que se encuentra Pilar Jurado. La obra está dedicada “a todos los instantes eternos de mi vida”, en ella la compositora hace con esta gran obra recuento y memoria de sus vivencias tanto en el plano musical como en el personal, y marca un antes y un después en su faceta compositiva. Pilar Jurado es una de las figuras más poliédricas y heterodoxas que podemos encontrar en el panorama artístico de nuestros días, formada en el Conservatorio Superior de Madrid en una triple vertiente, como compositora, cantante y directora de orquesta. En ningún momento ha sentido la necesidad de priorizar una de estas tras facetas y ha sabido, de forma asombrosa, combinarlas y complementarlas, esta situa- CON NOMBRE PROPIO PILAR JURADO ción hace que conozca como pocas personas el hecho musical, desde que nace la obra en el pensamiento hasta la puesta en escena frente al público. Una mujer cuyo principal objetivo ha sido siempre hacer lo que le gusta de la forma que cree más conveniente en cada ocasión, que, por su propia libertad, ha tenido que enfrentarse a muchos prejuicios, pero que cada día es capaz de demostrar a los más incrédulos que realmente “el sueño es posible”. Asombrosamente activa y prolífica, en cada uno de sus nuevos proyectos aparece entregada como si fuera la primera vez, de forma que cada nueva ilusión parece cargarla de energía para enfrentarse con la vida y querer hacer más música y con ese equipaje llegar a cuantas más personas mejor. La labor como compositora de Pilar Jurado es quizá la que pasa más inadvertida al gran público, pero ha recibido importantes encargos de diferentes instituciones y festivales entre los que destacan el Ministerio de Cultura, el Festival de música Contemporánea de Alicante, el Festival de Música Española de Cádiz, la Semana de Música Religiosa de Cuenca o la Deutsche Oper de Berlín. También ha sido reconocida con diferentes premios de composición desde el principio de los años 90, el Jacinto Guerrero, el Premio SGAE, el Cristóbal Halffter, el Ojo Crítico de Música Clásica de RNE y más recientemente el Premio Villa de Madrid, conseguido en el año 2000. En sus primeros años como compositora intentó mantener separada su faceta como cantante, aunque cada vez sea menos reticente a interpretar sus propias obras e incluso haya llegado a sentir que la mejor manera de sublimar la música sea a través de un texto. En sus obras, que están presentes en el repertorio de muchos grupos y que se programa en teatros por todo el mundo, sentimos la presencia de las diferentes escuelas del siglo XX europeo, que ella utiliza como herramientas para construir una música en la que la expresión a través de los sonidos es su prioridad, no busca el ser efectista pero tampoco ignora la necesidad de llegar al público con la abstracción de la música. Una obra paradigmática de su catálogo es su Stabat Mater, estrenado en Cuenca, en el que revisita la figura de la mujer como madre para trasladarla a los distintos conflictos contemporáneos, de los que es plenamente consciente, incluso está entre sus planes inmediatos el visitar con la Plataforma de Mujeres Artistas los territorios ocupados de Palestina. Por ser consciente de la importancia de las instituciones para el desarrollo del arte contemporáneo Pilar Jurado es la presidenta de la Asociación Madrileña de Compositores, con la que entre otras actividades, dirige el Festival COMA de Madrid, en el que año a año se va profundizando en el conocimiento de la composición actual española y también en el acercamiento a otras artes, como la danza. Como cantante se ha convertido en una intérprete de referencia de la música contemporánea, en su voz se han estrenado multitud de obras, entre las que podemos recordar las últimas óperas de Luis de Pablo y Jesús Rueda en el ciclo operadhoy, así como sus giras con el Conjunto Ibérico de Elías Arizcuren por Brasil y Estados Unidos, de las que ha recogido brillantes críticas en medios señeros como el Washington Post, que destacó la emoción que imprime a cada uno de sus sonidos. Entre sus grabaciones comprobamos lo ecléctico de sus gustos, que van desde la electrónica hasta la recuperación de repertorios injustamente olvidados, como la seguidilla galante. Sin lugar a dudas uno de sus trabajos discográficos más importantes es la grabación de las obras vocales de Donatoni, dirigida por Arturo Tamayo, referencial para el repertorio contemporáneo y que ha recibido importantes premios de la crítica europea (como la “R” de Répertoire y el Joker). Aunque el contemporáneo es un repertorio que disfruta sobre todo por ser un reto constante técnicamente y por poder contar con la relación directa con el compositor, está ahora embarcada en un proyecto en el que puede mostrar toda su riqueza como soprano de coloratura y que además es totalmente novedoso por su forma y contenido. Se trata de su espectáculo Transopera con el que está cosechando grandes éxitos por todo el mundo y a través del cual ha conseguido unir el canto lírico y la música electrónica, así como los medios audiovisuales, consiguiendo con este ecléctico proyecto acercarse a públicos que se alejan de los habituales de los auditorios. En la actualidad Pilar Jurado se encuentra en pleno proceso de promoción de este espectáculo, que ha llegado a crecer y convertirse en una manera de entender la música de forma que ha nacido una fundación que lleva ese nombre, Transopera, a través de la cual se desarrollarán espectáculos en los que la ópera sea la protagonista pero que se encuentren situados en la absoluta contemporaneidad y en los que la música sea un elemento más de un todo. En los próximos meses vamos a seguir teniendo muchas noticias de Pilar, ya sea por la gira de su espectáculo, sus grabaciones o sus conciertos como compositora o solista. Se encuentra en proceso de producción una grabación de las obras vocales de Marlos Nobre en la que se acompaña al piano de Horacio Lavandera. Ambos intérpretes coincidieron el pasado año en la entrega del Premio Tomás Luis de Victoria al maestro brasileño Marlos Nobre y se han embarcado juntos en la grabación de estas obras, injustamente poco conocidas y en las que ambos han dado lo mejor de sí mismos. También en fase de proyecto está una grabación con el Plural Ensemble dirigido por Fabián Panisello de una de las obras emblemáticas del recientemente desaparecido maestro húngaro Ligeti, El gran Macabro. Podremos conocerla en profundidad en su faceta como compositora en el monográfico que va a dedicarle el CDMC en sus conciertos de los lunes en el MNCARS el próximo 18 de junio, en el que los Berliner Solisten, bajo la dirección de Martín Baeza interpretarán algunas de sus obras de cámara, Los silencios de la Luna, Vértigo, Ámbar en tiza, Kammermusik nº 4 y Tentaciones de cristal. También en el mes de junio, dentro del marco del Festival AméricaEspaña que organiza la ONE, interpretará bajo la dirección de Josep Pons la obra Antigua fe de Luis de Pablo. Sin lugar a dudas tendremos que estar pendientes de cuáles son los próximos caminos que Pilar Jurado decide emprender, buscando como siempre sorprendernos y al mismo tiempo captar y transmitir la belleza de la música. Leticia Martín Ruiz DISCOGRAFÍA SELECCIONADA DONATONI: Arie. Voci. Prom. Doubles. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DE HOLANDA. Director: ARTURO TAMAYO. Stradivarius. NEBRA: Viento es la dicha de amor. ENSEMBLE BAROQUE DE LIMOGES. Director: CHRISTOPHE COIN. Valois. Brazil. Obras de Villa-Lobos y Nobre. CELLO OCTET CONJUNTO IBÉRICO. Director: ELÍAS ARIZCUREN. Channel. PJ Project. REAL ORQUESTA FILHARMONÍA DE GALICIA. Factoría Autor. La seguidilla galante. Canciones líricas 1800-1830. AXIVIL GOYESCO. Director: FELIPE SÁNCHEZ MASCUÑANO. RTVE Música. Vere Dictum. Transópera Records. 7 CON NOMBRE PROPIO El hombre de Melbourne Greg Barrett OLEG CAETANI Oleg Caetani. Sinfónica de Melbourne. Vadim Repin, violín. Obras de Dean, Chaikovski, Nicolai, Sibelius, Rachmaninov y Stravinski. 22-I-2007. Castellón. Auditori. 23-I-2007. Barcelona. Auditori. 24-I-2007. Zaragoza. Auditorio. 25-I-2007. Pamplona. Baluarte. 27-I-2007. Madrid. Auditorio. R 8 esponsable musical de la Sinfónica australiana, de inmediata gira por España, que incluye actuaciones en Castellón, Barcelona, Zaragoza, Pamplona y Madrid, y se inscribe dentro de un recorrido europeo que comprende, además, París, Berlín y Milán, y que se realiza entre el 19 de enero y el 2 de febrero, En sus programas, obras de amplio calado, como La consagración de la primavera de Stravinski, la Segunda Sinfonía de Rachmaninov, la Primera de Mahler, y una página de un autor australiano, Brett Dean, un día viola solista de la Filarmónica de Berlín —al final de la etapa Karajan—, que compuso su espectacular Amphitheatre en el 2000, el año en el que Daniel Harding dio a conocer la pieza con la Orquesta de Queensland. Oleg Caetani, hijo del director de orquesta Igor Markevich —aunque este dato no figura en ninguna de sus biografías oficiales—, llegó a la titularidad de la formación de Melbourne en el año 2005, tras haber debutado con el conjunto —que celebra en este 2007 sus 100 años de existencia— en 2001; sucedió en el puesto a Markus Stenz. Nacido en Lausanne en 1956, Caetani estudió con su ilustre progenitor bastante menos de lo lógicamente esperable: formado con Nadia Boulanger y con Franco Ferrara, el máximo mentor musical de nuestro personaje fue, en los años 70, Kirill Kondrashin, con el que trabajó durante varios años en Moscú. Es, probablemente, ese contacto con Kondrashin y la escuela rusa lo que genera uno de los más hondos amores musicales de Caetani, la música de Shostakovich, al que ha dedicado, entre 2001 y 2006, el esfuerzo de grabar, a partir de tomas realizadas en concierto, todas sus Sinfonías, con la Orquesta Giuseppe Verdi de Milán, edición discográfica patrocinada por el sello Arts. Ese trabajo, poliédrico y debatible en aspectos aislados, más que notable en conjunto, ha conferido a Caetani su mayor crédito, hasta el día de hoy, en el terreno discográfico. Unos comienzos (comprensiblemente) dubitativos han dado paso a una apetecida madurez que hace buena la observación de Lorin Maazel: “A partir de los 50 años, los directores buenos se hacen mejores, y los malos peores”. José Luis Pérez de Arteaga Temporada CDMC 2006-07 Segundo trimestre Auditorio del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía 15 enero. 2007 Ciclo Residencias (I). TRÍO ARBÓS. NEOPERCUSIÓN. Clara ANDRADA, flauta; José Luis ESTELLÉS, clarinete; Pilar PUJOL, mezzosoprano. (Eneko VADILLO, compositor residente) Obras de Maxwell Davies, Davidovsky, Cattaneo, Wenjing, Vadillo 29 enero. 2007 EXAUDI VOCAL ENSEMBLE Obras de Rihm, Ferneyhough, Scelsi, Sciarrino, Dillon, Xenakis 5 febrero. 2007 DÚO SUKARLAN/SARAM Obras de Rueda, Conyngham, Lanchares, Vallejo, King, Tuomela, Takemitsu, Hindson 12 febrero. 2007 SOLISTAS DE LA ORCAM. CORO DE LA COMUNIDAD DE MADRID. Director: Jordi CASAS. “Monográfico Mario Lavista” 19 febrero. 2007 ENSEMBLE INTERCONTEMPORAIN. Director: François-Xavier ROTH Obras de Hurel, Posadas, Boulez 26 febrero. 2007 “Corea en ARCO”. ENSEMBLE TIMF. Director: Rüdiger BONN Obras de Yun, Bae, Chin, Choe, Hong, Kim 5 marzo. 2007 TRÍO ACCANTO. Christian DIERSTEIN, percusión; Yukiko SUGAWARA, piano; Marcus WEISS, saxofón Obras de Hosokawa, Sanz, Lachenmann, Bermejo, Rihm 12 marzo. 2007 ENSEMBLE LABORATORIUM Obras de Saunders, Parra, Lim, Torres Maldonado, Walshe, Staud, Odeh-Tamimi, Hovhanissyan 25 marzo. 2007 COLLEGIUM NOVUM ZURICH. Director: Roland KLUTTIG Obras de Jarrell, Ligeti, Eótvos Todos los conciertos, lunes 19:30 h. AFORO LIMITADO Auditorio MNCARS. Ronda de Atocha, esquina a calle Argumosa Información: 91 7741072 / 91 7741073 http:// cdmc.mcu.es El espacio de la MÚSICA de nuestro tiempo 22 enero. 2007 CUARTETO CAPUÇON. (Renaud CAPUÇON, violín; Aki SAULIÈRE, violín; Béatrice MUTHELET, viola; Gautier CAPUÇON, violonchelo) Obras de Ravel, Rihm, Dutilleux AGENDA AGENDA Ganado por Tomás Garrido PREMIO LUTOSLAWSKI E l Premio Internacional de Composición Witold Lutoslawski correspondiente a 2006 ha recaído en Tomás Garrido, compositor, director de orquesta y extraordinario defensor del patrimonio musical español. El jurado, integrado por Marta Ptaszyƒska, Karmella Tsepkolenko, Sukhi Kang, Magnus Linberg y Zygmunt Krauze, optó por la obra Sonata Et Lux Perpetua de Garrido para galardonarla como primer premio de un palmarés completado con el segundo concedido a Monodrama II de Chong Kee Yong y el tercero compartido de An Outburst of Time de Phillip Neil Martin y Five Heavy Dances de Giorgio Colombo Taccani. Un justo reconocimiento del trabajo creador de Garrido, quien por cierto admira extraordinariamente el arte Lutoslawski, a que considera un gran maestro. XXIV Edición RAMÓN HUMET, PREMIO REINA SOFÍA E 10 l barcelonés de 1968 Ramón Humet ha obtenido, con su obra Escenas de pájaros, el XXIV Premio Reina Sofía de Composición Musical concedido por la Fundación Ferrer Salat, dotado con 18500 euros y el estreno de la obra por parte de la Orquesta Sinfónica de la RTVE. Humet, ingeniero de telecomunicaciones, ha estudiado composición con Guinjoan, Soler y Harvey, y seguido cursos con Ferneyhough, Sciarrino, Lachenmann y Crumb. Es profesor de Acústica y Tecnología Musical en el Conservatorio Superior del Liceo y Profesor de Análisis en el Conservatorio de Vila-Seca. El jurado que le concedió el premio estuvo presidido por Cristóbal Halffter e integrado, además, por José de Eusebio, César Camarero, Eneko Vadillo y Jesús Rueda, que actuó como secretario. AGENDA XII Ciclo de Grandes Intérpretes CITA CON EL MEJOR PIANO Madrid. Ciclo de Grandes Intérpretes 2007. Fundación Scherzo. www.scherzo.es Fotos: Rafa Martín C oncentrado esta temporada en ocho conciertos a causa de las obras que mantendrán cerrado el Auditorio Nacional de julio a diciembre de este año, el Ciclo de Grandes Intérpretes que organiza la Fundación Scherzo con el patrocinio del diario El País se abrirá en su duodécima edición, el miércoles 17, con un recital a cargo de Elisabeth Leonskaia con obras de Liszt, Chaikovski y Chopin. La gran pianista, especialmente querida por el público madrileño, precederá al siempre esperado Grigori Sokolov (12 de febrero), cuyo programa —seguramente ampliado por las numerosas propinas que acostumbra a conceder— todavía no ha sido determinado. Como una novedad en el Ciclo — que amplía el concepto de grandes intérpretes no sólo a los del teclado—, el 21 de febrero se presentarán el violinista Vadim Repin y el pianista Nicolai Luganski para interpretar sonatas de Janácek, Beethoven y Strauss. Uno de los acontecimientos de la serie es la vuelta de Ivo Pogorelich, uno de esos intérpretes que han conseguido una suerte de aura legendaria en una edad en la que otros todavía luchan por abrirse paso. Desconocemos por el momento su programa del 20 de marzo. El 24 de abril llegará Til Fellner, quien fuera en su día una de las apuestas jóvenes del Ciclo y que regresa convertido en uno de los más sólidos representantes de las nuevas generaciones. Se enfrentará a un poderoso programa integrado por obras de Bach, Beethoven, Carter y Schumann. Uno de quienes fueron sus valedores en sus comienzos, el gran Alfred Brendel, le seguirá en la serie. El maestro moravo nos ofrecerá el 22 de mayo una sesión muy de las suyas, con obras de Haydn, Beethoven, Schubert y Mozart. Quince días después, el 5 de junio, debutará por fin en el Ciclo de Grandes Intérpretes el pianista americano Garrick Ohlsson (Bronxville, 1948), perfectamente conocido por los aficionados más inquietos —que lo esperaban desde hace tiempo— y que vive una espléndida madurez interpretativa. Su programa incluirá piezas de Beethoven, Brahms y Chopin. Cerrará temporada, el 26 de junio, una de las grandes revelaciones de los últimos años, el polaco Piotr Anderszewski con un programa a determinar. musicadhoy EN LA BRECHA U n año más la programación del ciclo musicadhoy apuesta por la novedad absoluta, la revisión de algunos de nuestros clásicos contemporáneos y las inmersiones en profundidad en repertorios que es preciso conocer. Se abrirá el día 18 con un monográfico dedicado al compositor canadiense, prematuramente fallecido en 1983, Claude Vivier —Proyecto Guerrero dirigido por su flamante director titular, Beat Furrer— y concluirá el 17 de mayo con Winterreise de Schubert en la “interpretación” del compositor y director de orquesta Hans Zender, quien dirigirá también al Proyecto Guerrero. Entre ambos, sesiones como las que ofrecerán la integral de los Cuartetos de Wolfgang Rihm a cargo del Minguet, el Scardanelli Zyklus de Holliger o los siempre sorprendentes Neue Vocalsolisten de Stuttgart. Habrá muy buena música española —Posadas, SánchezVerdú, Camarero, Bermejo e Hidalgo, éste con un estreno—, y apuestas como el Trío (1980) de Morton Feldman. operadhoy, por su parte, propone tres platos fuertes: Les Cenci, de Giorgio Battistelli sobre texto de Antonin Artaud, Zangezi, de Héctor Parra a partir de la pieza de Velimir Klebnikov, y Drumming playing Drumming de Steve Reich, en realización escénica y coreográfica de Miquel Bernat. Madrid. Auditorio Nacional. Teatro Albéniz. musicadhoy.com 11 AGENDA Del Liceu al Palau REGRESO A BACH J ohann Sebastian Bach se ha convertido en uno de los retos interpretativos que la Orquestra Simfónica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) afronta en su temporada de conciertos. No nos referimos a los suntuosos ropajes sinfónicos firmados por Elgar y Stokowski, también presentes en la programación, sino a las grandes partituras bachianas que paulatinamente vuelven a estar presentes en la vida artística del principal conjunto barcelonés. La apuesta tiene su miga, ya que Bach ha sido el compositor de cabecera de la revolución interpretativa con instrumentos de época iniciada hace más de tres décadas por músicos pioneros del movimiento barroco como Leonhardt, Harnoncourt, Brüggen, Jacobs, Gardiner, Koopman y Jordi Savall, entre otros grandes intérpretes. Con ellos, ciertamente, hemos aprendido a escuchar Bach 12 con otro sonido, una articulación más clara, mayor austeridad y economía de medios, y una singular belleza expresiva fruto de la mayor fidelidad al estilo barroco. Pero como todas las revoluciones, su implantación en el mundo concertístico ha tenido algún que otro nefasto daño colateral. El peor de todos ha sido la práctica erradicacíón de Bach en la programación de las orquestas sinfónicas. Craso error, porque la esencia de la música no puede reducirse a cuestiones filológicas. Tocar Bach con instrumentos modernos no es, por tanto, un atentado estilístico como sostienen los fundamentalistas barrocos. Es, sencillamente, otra opción interpretativa. Por eso merece todos los aplausos la vuelta a Bach emprendida por la OBC, que en el último programa del 2006 interpretó bajo la dirección de Salvador Mas las tres primeras cantatas del Oratorio de Navidad, BWV 248. Además de las cuatro audiciones ofrecidas en el Auditori, la OBC llevó de gira el programa bachiano a Tarragona, Lérida y Gerona. El retorno a Bach fue muy estimulante gracias a la musical y equilibrada dirección de Salvador Mas, un intérprete bachiano como la copa de un pino formado en la mejor tradición germánica. Utilizó unos efectivos ajustados, lejos, evidentemente, del trasnochado monumentalismo romántico (el coro Lieder Càmera, integrado por 48 voces y unos 40 músicos en la plantilla orquestal) y con estos mimbres, las cantatas sonaron con la transparencia y limpieza que Bach demanda. Habrá más propuestas bachianas en la temporada: el 28 de marzo visitarán el Auditori como conjuntos invitados la Orquesta Clásica y el Coro de Bonn para interpretar La pasión según san Juan bajo la dirección de Heribert Beissel. Para los que estamos hartos de que nos obliguen a elegir entre diferentes opciones interpretativas, este lento regreso a Bach es una buena noticia. Seguiremos disfrutando las propuestas historicistas, que son ya un patrimonio irrenunciable, pero también queremos ver a Bach en la programación de las formaciones sinfónicas convencionales. Y una recomendación final: el Palau de la Música recibirá en marzo, en el marco de la temporada Palau 100, a la mítica Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig, que vendrá con la Pasión según san Juan en los atriles. El mismo ciclo, por cierto, ofrecerá también los Conciertos de Brandemburgo a cargo de La Petite Bande y Sigiswald Kuijken. Lo dicho, Bach para todos los gustos. Javier Pérez Senz AGENDA Libretista y Compositor HEREDEROS EN LOS TRIBUNALES HUGO VON HOFMANNSTHAL R ichard Strauss es el terror de muchos teatros por el monto de los derechos que deben pagar para incluir sus obras en sus programaciones. Lo mismo sucede con las emisoras de radio, siempre atentas a que los fragmentos escogidos de sus óperas no sobrepasen la mera cita. Como todo es susceptible de complicarse aún más, ahora son los herederos de Hugo von Hofmannsthal —el libretista de El caballero de la rosa, Ariadna en Naxos, La mujer sin sombra, Helena egipciaca, Arabella, El amor de Danae y Elektra, de El burgués gentilhombre y del ballet La leyenda de José— quienes piden lo que, a su juicio, les corresponde. Según la demanda presentada, los derechohabientes de Richard Strauss les deberían una importante cantidad eonómica, aduciendo que el libretista cedió la totalidad de sus derechos al compositor a cambio de una parte de los royalties generados por la representación y la difusión de las nueve óperas en las que trabajaron juntos. La supuesta relación contractual, sin embargo, es, al parecer, difícil de probar en cuestiones tan importantes como la duración temporal de sus cláusulas. Ninguna pareja es perfecta. 13 AGENDA V Ciclo de Jóvenes Intérpretes EXIGENCIA Y FULGOR C on el lema de El piano del siglo XXI, el Ciclo de Jóvenes Intérpretes que organizan la Fundación Scherzo y el Teatro de la Zarzuela cierra su tríptico de conciertos de esta temporada con un representante español. Se trata de José Enrique Bagaría (Barcelona, 1978), discípulo, entre otros, de Luiz de Moura Castro y Dimitri Bashkirov. Ha sido Premio Chopin en el Concurso Vianna da Motta y logró el premio reservado al mejor intérprete de música española en el Concurso de Jaén. Su programa es variado, exigente y lucido: la Sonata nº 59 de Haydn, Carnaval de Schumann, Serenata andaluza y Fantasía bætica de Falla y Reminiscencias de Don Juan de Liszt. Madrid. Teatro de la Zarzuela. 8-I-2007. José Enrique Bagaría, piano. Obras de Haydn, Schumann, Falla y Liszt. Tras la propuesta de Maazel BARENBOIM DICE NO A NUEVA YORK E n unas inesperadas declaraciones, Lorin Maazel, actual director titular de la Orquesta Filarmónica de Nueva York anunciaba su propuesta de que Daniel Barenboim fuera su sucesor al frente de la formación cuya titularidad concluirá en junio de 2009. La noticia sorprendió no ya a propios y extraños sino al mismísimo Barenboim quien se apresuró a afirmar que en sus planes, una vez que abandone la Sinfónica de Chicago, no se encuentra actuar con regularidad en América sino centrarse en sus compromisos en Berlín y Milán y en su trabajo al frente de la East West Diwan Orchestra. BARENBOIM MAAZEL 14 Con la sucesión de Maazel se han hecho cábalas que quizá el maestro de origen francés haya querido zanjar sin calcular su capacidad de persuasión. Curiosamente, nunca apareció Barenboim en las quinielas hechas por los medios especializados, y sí otros nombres como los de Riccardo Muti —que suena insistentemente para Chicago—, Alan Gilbert o Manfred Honeck. En todo caso, la Filármónica de Nueva York —como la Orquesta de Filadelfia, que dirige Christoph Eschenbach—, se halla en una suerte de crisis reflejada en sus resultados artísticos, que no se corresponden, para una parte importante de la crítica, con lo que cabía esperar de maestros tan cotizados. Por eso el asunto merece algo más que un regate espectacular. AGENDA Por toda su carrera ENNIO MORRICONE, OSCAR HONORÍFICO E l compositor italiano Ennio Morricone (Roma, 1910) ha sido galardonado con el Oscar honorífico a toda una carrera que concede la Academia de Hollywood. “Ya no me lo esperaba”, declaraba el veterano músico que, antes, había sido nominado al Oscar en cinco ocasiones. Morricone es autor de cerca de ochenta bandas sonoras entre las que cabe destacar algunas pertenecientes a películas de muy diversa factura como La muerte tenía un precio, Allonsanfan, Érase una vez en América, La misión, Cinema Paradiso, Átame o Sostiene Pereira. Como sucediera con los grandes autores europeos de bandas sonoras emigrados a América, o con su compatriota Nino Rota, la música de Morricone —dirigida en concierto por su propio autor en innumerables ocasiones— ha traspasado su funcionalidad puesta al servicio de la acción para convertirse en una muestra de talento más allá de su pretexto inicial. Humet y Vadillo, finalistas del Prenio de Composición de la Sinfónica de Montreal GRANDES ESPERANZAS L 16 os compositores españoles Ramón Humet y Eneko Vadillo –curiosamente los dos últimos ganadores del Concurso de Composición Reina Sofía— figuran entre los finalistas del Premio Internacional de Composición de la Orquesta Sinfónica de Montreal, creado por iniciativa de Kent Nagano, director titular de la formación canadiense. El galardón será otorgado el 10 de enero por un jurado compuesto por Gilbert Amy (Francia), Peter Eötvös (Hungría), Unsuk Chin (Corea), Gilles Tremblay (Canadá) y el propio Nagano. Reservado a compositores menores de cuarenta años, se subdivide en tres categorías: Premio Internacional Olivier Messiaen, Premio Espoir y Premio Claude Vivier. La idea de Nagano no es otra que la de animar y difundir la creación musical desarrollando, a la vez, lazos estables entre la Orquesta Sinfónica de Montreal y los compositores de hoy. La final tendrá lugar en el curso de un concierto en el que se interpretarán las obras finalistas. Son estas, Rage in the Heaven City de Raphael Cendo (Francia), Lila de Paul Frehner (Canadá), Proem de Luke Stoneham (Inglaterra) y las de los dos españoles: Escenas de pájaros de Humet y Stella de Vadillo. ACTUALIDAD NAC I O NA L Temporada de la OBC EL EFECTO LÓPEZ COBOS L’Auditori. 17-XI-2006. OBC. Director: Jesús López Cobos. Obras de Beethoven. 24-XI-2006. Nicolaj Znaider, violín. Director: Jesús López Cobos. Obras de Brahms y Rott. 1-XII-2006. Mireia Farrés, trompeta; Laia Masramón, piano. Director: Hans Graf. Obras de Vivancos, Shostakovich y Brahms. Si de lo que se trata es de servir al oyente, al público, las obras con la máxima fidelidad posible y, dentro de esa fidelidad, con personalidad y creatividad, no cabe duda de que las apariciones de Jesús López Cobos en las temporadas de la OBC suelen estar siempre entre las actuaciones de más interés. En esta ocasión ha dirigido un par de programas. Las Sinfonías nºs 1 y 7 de Beethoven sedujeron en la misma proporción que la distancia que hay entre una y otra. Se oyó todo lo que ha de oírse, todo lo que está escrito, cosa que no siempre sucede. Con elegancia, sobriedad y respirando con la orquesta la batuta. De la Séptima escuchamos una gran versión. La orquesta dio lo mejor de sí misma y respondió al director con un hermoso sonido. Discutible BARCELONA ACTUALIDAD BARCELONA los tempi tercero y cuarto, endiabladamente rápido éste último, pero el autor pide Allegro con brio y si el director lo resuelve con la seguridad, el dominio y el resultado de este caso hay que concluir que estamos ante una propuesta tan válida como cualquier otra. Estupenda versión también la del Concierto para violín y orquesta en re mayor, op. 77 de Brahms, con un magnífico Nicolaj Znaider, de técnica apabullante, dominio en los matices y un precioso sonido (en el que sin duda tiene su parte el stradivarius que maneja), y un López Cobos director y concertador, es decir, acompañando al solista y marcando el camino a seguir. Grata sorpresa, en primera audición, la Sinfonía en mi mayor de Hans Rott, un compositor vienés que vivió tan sólo 26 años. La obra es de 1878-1880 pero no fue estrenada hasta 1989. De tímbrica seductora, está llena de ideas interesantes y anuncia ya cosas de Mahler. ¿Por qué se tardó tanto en el estreno y por qué no se programa más? Finalmente, el austriaco Hans Graf ofreció el estreno de Blau —versión sinfónica—, de Bernat Vivancos, un brillante ejercicio de orquestación y densidad tímbrica sugerido por el color azul. En el Concierto para piano, trompeta y orquesta en do menor, op. 35 de Shostakovich lo mejor fue la actuación de la pianista Laia Masramon y de la trompetista Mireia Farrés, solista ésta de la OBC. Correcta la versión de la Sinfonía nº 4 en mi menor, op. 98 de Brahms, demasiado rígida en la evocación del clima romántico. José Guerrero Martín Sesión de la Academia del Liceo UNA VOZ DE LAS DE ANTES Barcelona. Gran Teatre del Liceu. 22-XI-2006. Ewa Podles, contralto. Orquestra de L’ Academia del G. T. del Liceu. Director: Jan Willem de Vriend. Obras de Haendel. E 18 ste concierto estaba previsto con obras de Vivaldi y la participación de otros solistas, pero en este día de Santa Cecilia, patrona de la música, se quedó con un programa monográfico Haendel, en el que destacaba la presencia de la gran contralto Ewa Podles, y como es habitual en ella, no defraudó. La gran intérprete posee una voz brillante en el centro, con un grave espectacular y un agudo seguro. Su estilo, siendo algo extrovertido, es toda una lección. En el programa, repitió las dos arias de Julio César que le habíamos oído hace unos años, donde demuestra su gran versatilidad, contrastando las situaciones, para luego adentrarse en Ariodante, donde demostró la potencia y redondez de su registro bajo, para seguir con Cara sposa, de Rinaldo, en la que mostró una cuidada musicalidad, para finalizar su impactante recital con los arias de Bertarido, de Rodelinda, en las que desarrolló una amplia capacidad de matices. Correspondiendo al éxito obtenido concedió dos bises, una nueva aria de Rinaldo, resuelta con profundidad y el Lamento de Dido, de Dido and Æneas, de Purcell, en el que demostró una gran capacidad sensitiva. Como dijo el poeta, se hace camino al andar, y la Orquesta de la Academia va demostrando poco a poco mejoras en su nivel, como se pudo comprobar en los acompañamientos de las arias y en sus intervenciones en el Concerto groso en fa mayor op. 3, nº 4 y el Concerto groso en sol mayor op. 6, nº 1, va mejorando la cohesión y el contraste, gracias a una dirección correcta de Jan Willem de Vriend. Albert Vilardell ACTUALIDAD BILBAO Gran Tannhäuser ATRAPADO La legendaria montaña de Venus fue en la propuesta de Harry Kupfer un paraíso tentador donde lo sensual y lo erótico sostenían la indecisión de quien quedaba rendido a los encantos de la diosa, pero pronto girarían los muros para abandonar este universo y dibujar el triste paisaje del valle de Wartburg. Las mismas paredes atrapaban al protagonista al final de la ópera, cuando maldito por el papa buscaba de nuevo en Venusberg el hechizo del placer carnal. En nada incomodó ver la leyenda llevada a nuestros días, pues todo quedó resuelto de forma magistral. Claro que sólo una Venus cálida, insinuante y morbosa podría seducir al caballero, y sólo una Elisabeth tierna, delicada y virginal podría enamorarlo. La voz de la alemana Angela Denoke, densa, ancha y penetrante, sirvió con igual fortuna a ambas partes, si bien la voluptuosidad del instrumento se adecuaba mejor a la primera; aun así, la plegaria del tercer acto nos pareció muy emotiva. La crisis de tenores wagnerianos, esos que conocemos como Heldentenoren, se evidencia en el Tannhäuser de Robert Gambill, quien a pesar de haber paseado al trovador por algunos de los principales templos del continente no terminó de sacar adelante con la esperada solvencia el comprometido papel. Sí tiene el norteamericano fuerza, aliento y resistencia, mas a la voz le falta brillo, proyección, robustez y volumen, amén de una mayor solidez en una zona alta ciertamente dañada. A su lado, Ludovic Tézier hizo un Wolfram sensacional, piadoso, fiel y compasivo, dolido por su renuncia al amor ideal en el que cree y sober- Moreno Esquivel BILBAO Palacio Euskalduna. LV Temporada de la ABAO. 24-XI-2006. Wagner, Tannhäuser. Robert Gambill, Angela Denoke, Ludovic Tézier, Carsten Stabell. Coro de Ópera de Bilbao. Orquesta Sinfónica de Szeged. Director musical: Günter Neuhold. Director de escena: Harry Kupfer. Director de escena en Bilbao: Thomas Mittmann. Producción de la Staatsoper de Hamburgo. Robert Gambill y Angela Denoke en Tannhäuser de Wagner en la ABAO bio tanto en lo vocal (¡qué voz tan hermosa y homogénea!) como en lo musical (¡qué noble línea y cuánta dulzura y sensibilidad en el canto del poeta a la estrella de la noche!). Compartimos el criterio del público, juez supremo y soberano de la plaza, que le dedicó la mayor ovación de la velada y tal vez de lo que llevamos de temporada. El magnífico Landgraf de Carsten Stabell impuso su autoridad en el segundo acto, el tenor canario Gustavo Peña cantó a las límpidas aguas del amor puro con elegante lirismo, y el coro, sonoro, atento a matices y arropado por importantes refuerzos, reivindicó una vez más su enorme valía, que no es sino el resultado del persistente y riguroso trabajo del equipo liderado por Boris Dujin. En el foso, Günter Neuhold decidió un Tannhäuser poético en el que relucieron lo celestial de la música y lo sublime de las melodías, y donde se echaron en falta una mayor variedad expresiva y un concepto del drama menos plano. Allí, a su mando, la Orquesta Sinfónica de Szeged hizo lo que pudo; las cuerdas cantaron y frasea- ron, pero el metal es insuficiente para estos cometidos y, en líneas generales y al margen de chovinismos, el resultado no estuvo a la altura de los recientes triunfos de la Orquesta Sinfónica Bilbao en títulos como El ocaso de los dioses, Lohengrin o El holandés errante. Con todo, fue un Tannhäuser excelente para deleite de los más exquisitos paladares wagnerianos, que estos últimos años están encontrando en Bilbao una importante sala para la cita con sus héroes y heroínas. Asier Vallejo Ugarte 19 ACTUALIDAD BILBAO / CÁDIZ XXVI Festival BBK VIAJES Bilbao. Museo Guggenheim. 14-XI-2006. Laboratorio de Interpretación Musical (LIM). Director: Jesús Villa Rojo. Obras de Feldman, Brown, Bernaola, Ravel, Wing Wah y Berio. C omo todos los años, y ya vamos camino de los treinta, el Festival BBK/Músicas actuales miraba en su última edición al siglo que se fue, y también al siglo recién llegado, que son los nuestros, los más cercanos y al tiempo los más desconocidos. Con el mismo ánimo con el que uno va al Museo Guggenheim a encontrar en las artes plásticas un reflejo de nosotros mismos, de nuestra propia realidad, uno podría perderse en la obra de Morton Feldman Durations para ver que la libertad del músico lleva al encuentro de un amplio espectro de sonidos, que son así el fin mismo de una obra de arte. Y si en Folio and Four Systems el norteamericano Earl Brown, fallecido apenas hace un lustro, nos lleva a una música que recorre caminos aleatorios para el oyente, Carmelo Bernaola integraba a finales de los ochenta la voz de la soprano en el conjunto instrumental formado por violín, violonchelo y piano para hablar en sus Poemas de las injusticias que rodean a la gloria. Seis décadas antes otro vasco, Maurice Ravel, había sido seducido por el conteni- do erótico de las Chansons madécasses, en las que enfrentó sensualidad y violencia, y más cerca en el tiempo pero a muy mayor distancia, el chino Chan Wing-Wah buscaba en Continuity inquietar con notas picadas y con escalas cromáticas que dibujan unos espejos que dejan por fin paso a un final pacífico; como pacífico es el ambiente que Luciano Berio crea en O King, donde en homenaje a Martin Luther King la voz de la soprano dice, susurra y roza los fonemas de la palabra y se disuelve en el sonido de los instrumentos que la siguen. Tanta música, tanto viaje y tanto color cupieron en el sexto concierto. Jesús Villa Rojo y su Laboratorio de Interpretación Musical huyeron de cualquier suerte de efectismo para presentar, desde una sencillez que lo era sólo en apariencia, un programa tan variado como el descrito, y lo hicieron desde la veteranía que arropa a unos músicos que conocen esta música como pocos y desde una vena artística que brilló mucho, en la última de las obras citadas, en la voz de la santurtziarra Celia Alcedo. Asier Vallejo Ugarte Recuerdo de Manuel Castillo UN PASO ADELANTE 20 La cuarta edición del festival gaditano, con centro en el Gran Teatro Falla, se dedicó a la figura del sevillano Manuel Castillo, fallecido hace justo un año, tanto a través de un curso sobre su figura como con la programación de alguna de sus obras (Concierto para piano nº 1, con Ana Guijarro y la ROSS dirigida por Pedro Halffter; Cuatro cuadros de Murillo, con la Orquesta Manuel de Falla dirigida por Sánchez Verdú) y homenajes de otros músicos (Epitafio, estreno absoluto de Juan Alfonso García en el mismo concierto de la Manuel de Falla; o el peculiar Castillo de damas, obra colectiva de diez compositoras, que glosaron los números pares de una colección para piano del maestro sevillano, con la Orquesta de Córdoba dirigida por Juan Luis Pérez). Como otros años, la base de la programación se asentó en las orquestas andaluzas: extraordinaria la Ciudad de MANUEL CASTILLO CÁDIZ Cádiz. IV Festival de Música Española. 17/26 -XI-2006. Granada, magistralmente conducida por Antoni Ros Marbà, que bordó especialmente las Vistas al mar de Toldrá y se ensimismó en Ma mère l’oie de Ravel; vibrante la ROSS tanto en el Concierto de Castillo como en las suites de El sombrero de Falla más enérgicas, rápidas y vitalistas que recordemos; y a un nivel inferior la Filarmónica de Málaga, que de la mano de Ceccato se engolfó en un programa virtuosístico (Tres piezas op. 6 de Arbós con un desaforado Malikian; Capricho español de Rimski) y la de Córdoba, con estrenos de dudosa calidad y desajustes varios. La Orquesta Joven de Andalucía mostró en cambio su alto valor dirigida por su titular, Michael Thomas, pese a la arriesgada elección de dos muy jóvenes cantantes. Soberbia un año más la Barroca de Sevilla, acompañada esta vez por el Coro Barroco de Andalucía, prometedora y joven institución en plena progresión, la soprano María Espada y el contratenor David Sagastume. El suizo Diego Fasolis dirigió con algunos toques efectistas pero brillantes, brío y gran sentido unitario un programa de maestros de capilla gaditanos y malague- ños del XVIII, entre los que destacó Juan Francés de Iribarren. También la Orquesta Manuel de Falla logró unas prestaciones más que notables en un programa centrado en la compleja obra de Sánchez Verdú. La música antigua estuvo bien atendida (Ensemble Organum, Ministriles de Marsias, Ministriles Hispalensis con el Coro Barroco de Andalucía, Real Compañía de Ópera de Cámara, Coro Bizantino Griego Lykourgos Angelopoulos), la Orquesta de Cámara Andaluza y el conjunto Taller Sonoro ofrecieron las obras del Curso de Composición de la Cátedra Manuel de Falla que dirigió Jesús Rueda y se dedicó el habitual espacio a actividades didácticas, a los conjuntos locales y a otras músicas. Aceptable respuesta de público en medio de un ambiente más festivalero que en las ediciones precedentes. Pablo J. Vayón ACTUALIDAD CÓRDOBA Una ópera inclasificable EL RETO DE UN MITO CÓRDOBA Gran Teatro de Córdoba. 15-XII-2006. Mozart, Don Giovanni. Marco Vinco, Stefano de Peppo, Yolanda Auyanet, Ana Ibarra, Luis Dámaso, Beatriz Lanza, David Rubiera y Stefano Palatchi. Coro de Ópera Caja Sur. Orquesta de Córdoba. Director musical: Manuel Hernández Silva. Escenografía: Jesús Ruiz. Director de escena: Francisco López. Afrontar desde todos sus aspectos una ópera como Don Giovanni supone siempre un reto importante para cualquier producción que se lo proponga. El Gran Teatro de la ciudad califal ha querido estar presente en el año Mozart con la representación de esta ópera que llego a entender inclasificable en su carácter tanto en cuanto se mueve constantemente en el ámbito de lo paradójico, simultaneando lo divertido con lo serio, lo enigmático con lo racional, lo intrascendente con lo importante de una manera natural en un genial desconcierto de rara perfección, que ni siquiera un dramaturgo de la categoría de Molière llegó a conseguir en este mito literario. El tratamiento escénico de Francisco López se ha movido en el amplio ámbito que va desde el teatro que se ha dado en llamar legítimo o tradicional y las diversas sugerencias un tanto libres tan en boga en los últimos tiempos con las que este director de escena concibió el banquete del segundo acto. Hacer este planteamiento ha significado asumir ciertos riesgos, amortiguados por la acertada escenografía del cordobés Jesús Ruiz y, sobre todo, por la grandeza musical de la partitura siempre exigente con los cantantes que dieron un cierto equilibrio vocal a esta producción al ser acompañados por un foso en el que la conducción musical de Hernández Silva propició que afloraran sus mejores cualidades canoras. Esta pretensión quedó en alguna medida disminuida en el caso del protagonista a cargo del barítono veronés Marco Vinco que, en veinticuatro horas, tuvo que sustituir a Juan Tomás Martínez Ana Ibarra y Marco Vinco en Don Giovanni de Mozart en el Gran Teatro de Córdoba inicialmente previsto, y que no pudo actuar a causa de un accidente ocurrido en los ensayos. Vinco tiene una voz a la que le falta ese punto de intensidad que permita su prevalencia sobre los compañeros en su repulsivo rol de cínico con una rastrera condición moral a la vez que atractivo por su orgulloso valor, y así pudo constatarse en el cuadro quinto del segundo acto ante la facundia vocal de Stefano Palatchi en su breve papel de comendador, que le llevó a ser uno de los triunfadores de la noche junto con al soprano canaria Yolanda Auyanet, conocedora de los secretos de Doña Anna pese al anuncio, antes de la función, de padecer una pequeña afección faríngea. En cuanto a los otros cinco cantantes hay que significar el progresivo afianzamiento de Ana Ibarra haciendo de la burlada y finalmente desengañada Doña Elvira y al tenor Luis Dámaso (Don Ottavio), que manifestó el carácter lírico de su registro haciendo gala de una cuidada afinación. El resto no lle- gó a resentir en ningún momento el difícil y singular equilibrio de voces que exige esta ópera con un Leporello a cargo de Stefano Peppo que realizó con gran soltura dramática. Se puede decir así que en esta homogeneidad de los cantantes estuvo uno de los secretos de esta producción junto con la dirección musical que en algunos momentos supo adelgazar el sonido de la orquesta para crear los ambientes dramáticos pertinentes. José Antonio Cantón 21 ACTUALIDAD JAÉN Clausura del VII Festival de Otoño LA IMPORTANCIA DEL TEMPO 22 Con la presencia de una orquesta de renombre internacional la organización del Festival de Otoño de Jaén ha querido poner el colofón a su séptima edición, haciendo un programa de gran atractivo para el público en general, lo que a priori llevaba a pensar que se iba a producir una gran velada sinfónica digna del acto final del acontecimiento cultural más relevante que a lo largo del año tiene lugar en esta ciudad. Así, desde el aspecto sociocultural, la cita significó todo un éxito, pero que no fue acompañado por un equivalente resultado artístico, fundamentalmente debido al particular concepto del tempo que exhibió el maestro Warren-Green. Ya en el lento inicio de la obertura se pudo percibir un excesivo ritardando que llenaba de desasosiego al oyente, seguramente con referentes más fluidos del discurso de esta primera parte de la obra, a pesar de los sombríos colores que contiene, en el deseo del autor de describir el boscoso escenario donde ha de desarrollarse la acción de El cazador furtivo, ópera esencial del romanticismo alemán. Parecía que esta tranquila tendencia se iba a mantener en la interpretación, hecho que no se produjo a resultas de la celeridad que imprimió en el Allegro, generando tal contraste que rompía con la belleza del particular carácter dramático a la vez que descriptivo de esta singular pieza, que tiene el valor y la solidez de un movimiento sinfónico. De modo similar ocurrió con el primer tiempo de la Sinfonía nº 4, para muchos “menor”, del catálogo de Beethoven. La serenidad del Adagio llevó a pensar que se recompondría el concepto global de la interpretación de CHRISTOPHER WARREN-GREEN JAÉN Clive Barda Aula Magna de la Universidad. 1-XII-2006. Real Orquesta Filarmónica de Londres. Director: Christopher Warren-Green. Obras de Weber, Beethoven y Dvorák. la obra, pero quedó en un mero deseo. Una desenfrenada precipitación se adueñó de los dos últimos movimientos, haciendo que la orquesta dejara constancia de la facili- dad de su mecanismo y técnica, relevantes aspectos de la calidad de este instrumento con un gran prestigio dentro del rico panorama orquestal británico. Sin un cambio sustancial de actitud desde el pódium, la Sinfonía “Del Nuevo Mundo” sirvió para que el oyente se dejara llevar por el conocido contenido de sus temas y melodías creándose en la sala una atmósfera de mayor atención. El discurso que determinó Warren-Green no varió sustancialmente del manifestado en las obras precedentes, dando lugar a un furioso tiempo final que enardeció la respuesta del público ante tanta exaltación rítmica y dinámica. La particular noción del tempo metronómico de este director rompió no sólo la medida sino que no llegó en momento alguno a crear ese otro tempo cosmológico en el que debe contenerse siempre toda idea musical para adquirir uno de sus fundamentales sentidos estéticos. La orquesta siguió al pódium con gran profesionalidad apuntando, en las ocasiones donde la musicalidad se hizo más patente, las calidades que encierra y el equilibrio expresivo de sus distintas secciones instrumentales, y es que no tuvo la mejor dirección para se pudieran admirar plenamente sus excelencias. José Antonio Cantón ACTUALIDAD JEREZ Diez años del Teatro Villamarta CUMPLEAÑOS FELIZ Teatro Villamarta. 16-XI-2006. Verdi, Rigoletto. Carlos Almaguer, Elena de la Merced, Ismael Jordi, Stefano Palatchi, Cristina Faus. Coro del Teatro Villamarta. Orquesta Arsian. Director musical: Enrique Patrón de Rueda. Director de escena: Francisco López. Escenografía y figurines: Jesús Ruiz. Coreografía: Belén Fernández. 21-XI-2006. Gala X Aniversario del Teatro Villamarta. Montserrat Caballé, soprano; Manuel Burgueras, piano. Obras de Haendel, Niedermeyer, Obradors, Turina, Serrano, Giménez y otros. JEREZ Que, con los tiempos que corren, un coliseo público mantenga durante diez años el mismo atinado rumbo, sin caprichosos ni erráticos golpes de timón, sin jamás rendirse a tempestades ni calmachichas, contra viento y marea, es cosa que sorprende, más aún por estos pagos sureños. Pocos, muy pocos teatros, lo han conseguido y el jerezano Teatro Villamarta es uno de ellos: hoy nuestro principal escenario es un centro lírico conocido y reconocido dentro del panorama nacional, y a tal éxito no debe ser ajena la certera e inteligente labor desarrollada por su equipo directivo, comandado por el cordobés Francisco López. Para concelebrar sus primeros dos lustros de singladura se nos proponían un par de citas de atractivo singular. La primera significaba nuestra segunda revisión de una de las más paseadas producciones escénicas villamartinas, aquel Rigoletto que pergeñaran Francisco López y Jesús Ruiz allá por el año 1999. Al comentar su primera reposición este comentarista ponía de relieve cómo ésta había conseguido limar las escasas aristas de la propuesta primera, perfilando de una manera más nítida y rotunda su impactante fuerza teatral de partida. Su mensaje subyacente —Rigoletto en cuanto ácida y demoledora crítica del poder corruptor de la tiranía— redobla en esta nueva revisión su fuerza y eficacia teatrales. El elenco reunido gozaba de una calidad uniforme: de la Merced encarnó una Gilda de eficaz vena teatral y casi impoluta línea de canto; Jordi fue un Duque de Mantua de innegable presencia Carlos Almaguer e Ismael Jordi en Rigoletto de Verdi en el Teatro Villamarta escénica e insultante facilidad técnica, pese a los escollos del agudo; de un personaje tan rico y poliédrico en lo dramático como Rigoletto se podría haber extraído más jugo: la visión de Almaguer del cheposo bufón mantovano, bien que irreprochable, no consiguió alzar el vuelo sino esporádicamente y en contados pasajes; soberbio el Sparafucile de Palatchi; y solvente, en fin, la Maddalena de Faus. A buen nivel el coro titular del teatro, así como la labor direccional de Patrón de Rueda, por su instinto dramático, nervio y talento concertador al frente de Arsian Música, una agrupación de cuyas calidad, ductilidad, equilibrio y pulcritud sonora ya teníamos sobrada prueba. Cinco días después recibíamos una visita de campanillas, la de la soprano catalana Montserrat Caballé. A una leyenda del canto, es sabido, se le aplaude e incluso ovaciona calurosamente no ya sólo por lo que actualmente es y ofrece, sino también, y aun en mayor medida, en recuerdo y homenaje a lo luminoso de su estela, esto es, por lo que su figura pueda haber sido y representado dentro del gran libro de la Historia. Los años, ya se sabe, no perdonan a nadie, los muy perros, e indefectiblemente acaban por ensombrecer, desvirtuar, atenuar, deslustrar e incluso arrancar de cuajo aquellas deslumbrantemente doradas virtudes de otro tiempo y otra hora. De Montserrat Caballé, la legendaria soprano catalana que tan sonoros éxitos cosechara en el repertorio belcantista, los asistentes al recital reseñado pudimos atestiguar que, cual se suele decir con evidente indelicada franqueza, se conserva muy bien para su edad. Obviamente, la voz ya no es aquel chorro de oro líquido que encandilara y hechizara a las audiencias de medio mundo allá por los sesenta y setenta del pasado siglo: los agudos tremolan bastante más de lo que sería deseable, el timbre ha perdido seducción y frescura, existen ciertas fallas en la emisión…; sin embargo, el arte soberano de la intérprete, inmarcesible, sigue ahí, por encima de los años o de importunos enfriamientos: en la dicción, singularísima, primorosamente cincelada; en la capacidad para el matiz dinámico esclarecedor; en la maestría en el uso del fiato; en una musicalidad límpida y sin tacha, siempre supeditada al efecto dramático. Lo que no parece de recibo es la falta de respeto que supone el hecho de cambiar buena parte del programa de repente, por las buenas y sin siquiera avisar de ello. Ignacio Sánchez Quirós 23 ACTUALIDAD LA CORUÑA Ciclo de la OSG LOS TEATROS SE RENUEVAN, LOS ARTISTAS ENVEJECEN LA CARRIERA DI UN LIBERTINO (THE RAKE’S PROGRESS) Gennaio 2007 (9, 10, 11, 13, 14, 16, 17, 19) LA BOHÈME di GIACOMO PUCCINI LA CORUÑA Novembre 2006 SPETTACOLO INAUGURALE (18, 21, 23, 26, 28, 30) MIGUEL SAL & C. STAGIONE D’OPERA 2006 - 2007 TEATRO COMUNALE di IGOR STRAVINSKIJ Direttore DANIELE GATTI Regia CALIXTO BIEITO Direttore JURAJ VALCUHA Regia LORENZO MARIANI NUOVO ALLESTIMENTO IN COLLABORAZIONE CON IL FESTIVAL MOZART DE LA CORUÑA ALLESTIMENTO DEL TEATRO COMUNALE DI BOLOGNA Febbraio 2007 (20, 23, 25, 27) Marzo 2007 (1, 3) Marzo 2007 (18, 20, 22, 24, 25, 27) ARLECCHINO BORIS GODUNOV di MODEST MUSORGSKIJ di FERRUCCIO BUSONI PULCINELLA di IGOR STRAVINSKIJ Direttore DANIELE GATTI Regia TONI SERVILLO Direttore DAVID AGLER Regia LUCIO DALLA ALLESTIMENTO DEL TEATRO NACIONAL DE SÃO CARLOS DI LISBONA NUOVO A. DEL TEATRO COMUNALE DI BOLOGNA IN COPRODUZIONE CON IL TEATRO ROSSINI DI LUGO E WEXFORD OPERA FESTIVAL Aprile 2007 (17, 21, 24, 27, 28, 29) Maggio 2007 (2, 3) L’ITALIANA IN ALGERI Giugno 2007 (13, 17, 20, 24, 26, 28) FALSTAFF di GIUSEPPE VERDI Direttore DONATO RENZETTI MICHELE MARIOTTI (27-28/4; 2-3/5) Regia, scene e costumi DARIO FO Direttore JAMES CONLON Regia, scene e costumi PIER LUIGI PIZZI NUOVO ALLESTIMENTO DEL ROSSINI OPERA FESTIVAL IN COLLABORAZIONE CON IL TEATRO COMUNALE DI BOLOGNA ALLESTIMENTO DEL TEATRO COMUNALE DI BOLOGNA Settembre 2007 (25, 26, 27, 28, 29, 30) MY FAIR LADY Direttore MIKKEL RØNNOW Regia MARC CLEMENTS NUOVO ALLESTIMENTO RAGAZZI ALL’OPERA: Ingresso gratuito per i ragazzi fino ai 18 anni accompagnati da un adulto che avrà diritto ad un ingresso ridotto. ORCHESTRA E CORO DEL TEATRO COMUNALE DI BOLOGNA TECNICI DEL TEATRO COMUNALE DI BOLOGNA Direttore musicale DANIELE GATTI Maestro del coro MARCEL SEMINARA Direttore ospite principale CARLO RIZZI FONDAZIONE TEATRO COMUNALE DI BOLOGNA Largo Respighi, 1 - 40126 Bologna Call center 199.107070 - www.comunalebologna.it Fondatori di diritto Fondatori che partecipano alla gestione 24 Partner principale Il Teatro si riserva di apportare qualsiasi modifica al presente programma di GIOACHINO ROSSINI di FREDERIC LOEWE e ALAN JAY LERNER Orquesta Sinfónica de Galicia. 25-XI-2006. Alexander Toradze, piano; Oleg Bryjak, bajo. Coro Easo y Coro de la OSG. Director: Víctor Pablo Pérez. Obras de Prokofiev y Shostakovich. 1-XII-2006. Elisabeth Leonskaia, piano. Director: Jakub Hrusa. Obras de Charles, Beethoven y Dvorák. 5-XII-2006. Director: Víctor Pablo Pérez. Obras de Gaos y Dvorák. 8-XII-2006. Viktoria Mullova, violín. Director: Víctor Pablo Pérez. Obras de Shostakovich, Bartók y Dvorák. 16-XII2006. John Tomlinson, barítono-bajo. Director: Víctor Pablo Pérez. Obras de Wagner. Una buena noticia: se ha recuperado el Teatro Colón. Una sala confortable y de buena acústica que será muy útil para una ciudad que cuelga el cartel de “entradas agotadas” en los conciertos de la Sinfónica y cuya programación anual (incluido el Festival Mozart y el Festival de Ópera) hace necesario contar a mayores con este coliseo de casi mil localidades. Reinauguración con un concierto de la Sinfónica dirigida por Víctor Pablo Pérez en programa fuera de abono con la magnífica Impresión nocturna, del coruñés Andrés Gaos, y la Sinfonía del Nuevo Mundo, de Dvorák. Dentro de la temporada de abono, hay que mencionar la maravillosa versión del Concierto para piano nº 3 de Prokofiev en las privilegiadas manos de un pianista, Toradze, cuya técnica definen algunos como heterodoxa; pero lo cierto es que hay pocos intérpretes que lleguen a su altura. La ejecución de Stepan Razin es una obra extraordinaria, aunque no parece gozar de buena prensa. Será por motivos extramusicales porque, en cuanto a música, Shostakovich, cercano al Boris de Musorgski y —más sorprendente— a la Turandot de Puccini, nos entrega mucha y buena; excelente versión de los dos coros hermanados —Easo y de la Sinfónica— y magnífica dirección de Víctor Pablo Pérez en un repertorio que le va especialmente bien. El joven y prometedor director Hrusa interpretó una Quinta de Dvorák exultante y concertó la obra para piano y orquesta de Mozart con el refinamiento imprescindible para dar réplica a Elisabeth Leonskaia, gran dama del piano. El premio AEOS 2002, Seven Looks de Charles, un brillante ejercicio de instrumentación sin contenido. Excelente repetición de la Nuevo Mundo en concierto de abono; la Mullova fue intérprete ideal, por su extraordinaria técnica y su precisión absoluta, del Concierto nº 2 de Bartók. Cuatro números de El tábano de Shostakovich completaron un programa muy bien interpretado. El monográfico de Wagner fue extraordinario: la orquesta, que había velado sus armas previamente en Pontevedra y Oviedo, nos entregó una versión impresionante de los fragmentos wagnerianos: los instrumentales y los vocales; éstos contaron con el concurso de un gran maestro —un maestro cantor— el bajo-barítono Tomlinson que nos entregó toda su experiencia de lustros en Bayreuth. Y uno se pregunta por qué tienen que envejecer estos grandes artistas. Julio Andrade Malde ACTUALIDAD MADRID Catedrales del XIX HOFFMANN, EL CHICO DE LA ESTACIÓN Javier del Real Teatro Real. 10-XII-2006. Offenbach, Los cuentos de Hoffmann. Marcus Haddock, Giorgio Surian, Desirée Rancatore, Inva Mula, Nadja Michael, Ekaterina Gubanova. Director musical: Emmanuel Villaume. Director de escena: Nicolas Joël. Escenografía: Ezio Frigerio. Figurines: Franca Squarciapino. MADRID Inva Mula y Giorgio Surian en Los cuentos de Hoffmann de Offenbach en el Teatro Real Decían que las estaciones de tren eran las catedrales del siglo XIX y así quiso Joël, evocando ambos recintos, ambientar estos Cuentos que localiza así en el momento de la composición de tan fascinante ópera. Idea de partida original pero que luego poco dio de juego, pese a que cada escenario — como siempre magnífico el trabajo de Frigerio, con apoyo del nunca decepcionante vestuario a que nos tiene acostumbrados la Squarciapino— era moderadamente detallado a través de algunos artilugios mecánicos que no evitaron la monotonía y sosería general, imperdonable en una ópera con tantas oportunidades en climas y situaciones. Por el lado de la partitura, elección siempre difícil y complicada en el caso de esta obra inacabada, se tomaron algunos elementos de la edición Oeser, dando a la parte de La Musa-Nic- klausse un mayor protagonismo, algo que aprovechó puntualmente Ekaterina Gubanova, creciendo cada vez más a medida que avanzaba la acción. Pero, inesperadamente, en el acto de Giulietta, situado tras el de Olympia y Antonia, el orden asimismo utilizado por Oeser y luego por Michael Kaye, se volvió tajantemente a la edición tradicional de Choudens, con el Scintille diamant que es un empréstito de otra obra offenbachiana y con el espléndido septeto que en realidad es un invento sancionado por Raoul Gunsbourg para el estreno de la obra en Montecarlo, de la que era su director, allá por 1887. El movimiento de actores fue pobre, indeciso, y la definición de los personajes superficial o en el caso de Coppélius bastante errada. Por la parte vocal la velada ganó sobre todo gracias a los elementos femeninos del reparto. Olympia parece un papel hecho a posta para la Rancatore por su prodigioso y segurísimo registro sobreagudo y la capacidad de ornamentaciones. Como actriz su aparición, dentro de la insulsez general, elevó el nivel de la velada. Musical e intensa, frágil y femenina fue la Antonia de Inva Mula, o sea, estupenda. Su acto, que además escénicamente resultó un poco más logrado que el resto, debe bastante de este resurgimiento imprevisto a su extraordinaria prestación. Excelente de presencia, de movimientos y con una voz de notable volumen la Giulietta de la Michael, que merece un retorno en papel de mayores posibilidades de lucimiento. Los cuatro malvados encontraron una discreta pero aseada vocalidad en Surian, no así la pertinente y diferenciada caracterización, probablemente por la escasa indicación del regista, que tampoco se lució demasiado moviendo al protagonista titular, un Haddock de medios agradablemente líri- cos, pero algo escasos para la entidad del personaje, viéndose obligado a forzar a veces el sonido más allá de lo recomendable. En cuanto a los matices, es mejor pasar por alto la valoración. Es, no obstante, un Hoffmann hoy habitual en los mejores escenarios internacionales, si esto puede servir de justificación. Lefevbre defendió con la astucia de su experiencia los cuatro criados pero los tan lucibles cuplés de Franz, muy reducidos de movilidad (obligado a cantarlos encima de una, parecía, poco segura silla) se vieron inmersos en la insulsa globalidad del espectáculo. Digno el Crespel de Christian Tréguier y, en medio de un cuidado equipo de comprimarios, destacó el sólido Spalanzani de Emilio Sánchez. De nivel el coro y bastante convincente, en planteo y consecuencias, la labor directorial de Villaume. Fernando Fraga 25 ACTUALIDAD MADRID Temporada de la ONE LAS FIESTAS DE MARCO T omás Marco ha creado una obra descriptiva, autobiográfica en cierto modo, ya que introduce rasgos de una Navarra que conoció de niño. Jotas, himnos antiguos, ritmos y tonadas populares, algunas muy conocidas, están en la base de la composición, titulada con toda lógica Del tiempo y la memoria, que se divide en tres secciones: Lamento de reyes, Fiesta y Arias y jotas. Todo está bien ensamblado y progresa gracias a una atinada orquestación y a una distribución original: un pequeño consort y, aparte, un trío de violines en eco, situado arriba, combinan con el gran tutti. Sobre el conjunto planea la permanente vocalise de una soprano, que otorga un toque onírico a un todo en el que abundan, qui- zá demasiado, algunos efectos, como el glisando. Hay exceso, pero también instantes muy propios de la sensibilidad del autor, como el mismo final, con esa delicada mezcla de timbales lejanos y voz. Ofelia Sala cantó, a veces a pleno pulmón, con estilo y afinación, una parte bastante ingrata. La voz ha perdido cierta pureza lírica. Lo apreciamos en el último movimiento de la Sinfonía nº 4 de Mahler, en donde estuvo exenta de la ingenuidad que preside esa visión del Paraíso. Pons apoyó con intención y la Nacional tocó son suficiente finura una versión clara, viva de tempi y de colores. Nos agradó el buen uso del rubato dentro de una exposición equilibrada que buscaba un lógico enlace con el clasicis- TOMÁS MARCO Madrid. Auditorio Nacional. Orquesta Nacional de España. 24-XI-2006. Director: Dennis Russell Davies. Obras de Wagner y Bruckner. 1-XII-2006. Ofelia Sala, soprano. Director: Josep Pons. Obras de Marco y Mahler. 15-XII-2006. Janine Jansen, violín. Director: Josep Pons. Obras de Schubert, Mendelssohn y Mozart. TOMÁS MARCO mo vienés. Pons persiguió el mismo espíritu en la Sinfonía Júpiter de Mozart, en la que hubo cosas por rematar. Pero obtener una transparencia contrapuntística en el complejo Finale fue ya un triunfo importante. Agradable la articulación precisa, de aires barroquizantes, y el grácil aunque débil sonido de la violinista Janine Jansen en el Concierto de Mendelssohn. Una interpretación correcta, sin más, del Canto del espíritu sobre las aguas de Schubert para coro masculino. Nos gustó Russell Davies, que consiguió excelente respuesta de la orquesta en la interpretación de la rara versión original de la Octava Sinfonía de Bruckner. Buen ensamblaje de metales y maderas y contundencia sin aspavientos. No hubo misticismo y las dinámicas no fueron en exceso sutiles, pero todo funcionó. Lo que es mucho. Adecuado espectro tímbrico e inquieto dramatismo en la obertura Fausto de Wagner. Arturo Reverter Ginjoan, Nebolsin, Halffter FORMAS DEL APOCALIPSIS L 26 eos Janácek es uno de esos raros compositores que convierte en música esencial todo cuanto que roza su varita. Eso vale incluso para una pieza tan modesta como Celos, en la que orquesta y titular hicieron cuanto estaba en su mano para tocar en buena unión, sin que aquí quepa pedirles más. Mayor espacio reclama la programación de In tribulatione mea invocavi Dominum, de Joan Guinjoan, ya que es grande el talento de este autor para trabajar con maestría y rigor constructivo un amplio dispositivo sinfónico-coral y, en el caso del coro, para servirse con imaginación y sin latiguillos de expedientes en otras manos tan tópicos como son los susurros y el siseo. Adrian Leaper puso fe en la obra; y como él el resto de los efectivos. Hubo equilibrio y entusiasmo, y quizá — incluso— un cierto sentido del suspense. Concierto para piano nº 1 de Liszt. El concepto de Pedro Halffter es vigoroso y vibrante; el de Eldar Nebolsin más intimista, y privilegia por ello los momentos delicados, alguno de los cuales se perdió entre el clamor orquestal. Eso no quiere decir que no hubiera instantes de fecundo entendimiento entre ambas partes, pues Halffter dejó al solista una gran libertad en el uso del rubato, posibilitando que se ELDAR NEBOLSIN Madrid. Teatro Monumental. 17-XI-2006. Luis Esnaola, violín. Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE. Director: Adrian Leaper. Obras de Janácek, Sibelius, Guinjoan y Turina. 1-XII-2006. Eldar Nebolsin, piano. ORTVE. Director: Pedro Halffter. Obras de Homs, Liszt y Shostakovich. explayara en un tema lírico concreto o tradujese la belleza de unas armonías determinadas. El modus operandi del director se reveló aún más eficaz a la hora de recrear la Sinfonía nº 11 de Shostakovich, que tuvo una traducción poderosa y clara, con oído atento para sus desoladas peroraciones. Se percibía el gran placer de Halffter al dirigirla. Dicho placer resultaba obvio, por ejemplo, mientras izaba un crescendo tan frenético como el del segundo movimiento, el cual —como la sinfonía toda— fue secundado al dedillo por los músicos. Variando de forma hábil tensiones e intensidades, Halffter logró que los dos clímax que aún restaban no fueran un mero calco de éste, ni tampoco entre sí. J. Martín de Sagarmínaga ACTUALIDAD MADRID Ciclo de la ORCAM BRUMAS Y NIEBLAS Madrid. Auditorio Nacional. 20-XI-2006. Joaquín Achúcarro, piano. Carlos Hipólito, recitador. Coro de Radio Televisión Española. Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. Director: José Ramón Encinar. Obras de Brahms, Balada y Falla. Basílica Hispanoamericana de Nuestra Señora de la Merced. Concierto de Navidad. 12-XII-2006. Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. Director: José Ramón Encinar. Obras de Bernaola, J. L. Turina, Flecha (versión de García Román), y Yagüe. N utrida contribución, en número y sustancia, para unos resultados que no alcanzaron la redondez, como se preveía dados el programa y sus integrantes. Un programa netamente español, sobre todo por quienes lo iban a realizar. Por encima de todos, Achúcarro, ya en la franja de los inatacables aunque se siga sometiendo a esos exámenes ante el público. Su conocimiento y sus redondo sonido y capacidad de legato se evidenciaron en el Concierto nº 1 para piano y orquesta de Brahms, en el que podría decirse que la sensación dada por Encinar fue la de confundir las brumas del Mar del Norte con el smog londinense. ¿Por excesivo cuidado en moderar la cantidad de sonido orquestal? Pudiera ser eso lo que arrojó cierto desvaimiento en el resultado final en la buena labor desarrollada con el solista. Con Carlos Hipólito en su misión se buscó más, también puede ser, la eficacia del nombre a la de la voz para estas misiones en espa- cio tan abierto. Bien de intención, intervino en Dionisio in memoriam de Balada, con buena participación del coro en esa obra de exaltación soriana y de quien le da nombre, efectista con moderación, pero como es habitual en el autor, desplegada con riqueza y perfecto aprovechamiento de los medios que pone en juego. Culminó la segunda parte con la segunda suite de El sombrero de tres picos, música siempre fresca, en cuya reproducción faltó el último punto de libertad en la línea que haría más impulsiva y más cordial una suite a la que tan bien convienen tales determinantes. Elogio para el solo de corno de Ana Mª Ruiz, simplemente resplandeciente en su cometido. Con motivo del tiempo navideño, los conjuntos de la Comunidad con su director titular al frente tuvieron el buen criterio de organizar un concierto de puertas abiertas en esta céntrica iglesia, de amplio aforo y con el apoyo de proyecciones de ambiente para dar mayor JOAQUÍN ACHÚCARRO colorido a la sesión. La música lo tuvo, y además el denominador común de tratarse de obras originales o arregladas por autores españoles, presentes y ovacionados en el concierto, y encargadas por esta orquesta y coro. Nadie defraudó, sino que hay que resaltar la entrega de los intérpretes, con menciones especiales al primer chelo y a los miembros del coro que intervinieron a solo. En programa, el villancico Ator, Ator en la versión sinfónico-coral de Bernaola, siguiendo otro —Estando cumpliendo María y José— de García Román, y Tres Villancicos de José Luis Turina, el primero muy afirmado en la misión coral con la orquesta envolvente y el tercero con un buen trabajo rítmico y un recogido episodio coral; entre ambos, un precioso tratamiento de El cant dels ocells. Derrocha saber contrapuntístico García Román en el primer título de sus versiones de Dos ensaladas de Mateo Flecha, con suaves disonancias en la segunda sobre la enunciación del coro. El precioso concierto concluyó inmejorable con la obra de Alejandro Yagüe Puer Natus Est, recorriendo en sus ocho secciones motivos mundiales litúrgicos y populares acogidos a la Navidad, desgranados por Yagüe en una obra de ambición y efecto indudables. José A. García y García XIII Ciclo de Lied UNA VIAJERA INVERNAL E 28 ste ciclo schubertiano raramente se oye en voz de mujer. Lo han abordado algunas con tesitura grave —Fassbaender, Stutzmann, por citar al aire de la memoria—, pero no sopranos líricas de un timbre claro y juvenil, con facilidad para la ligereza, como es el caso de Schäfer. En general, tendemos a pensar que el solitario paseante que exhibe sus quejas de amor sobre la nie- ve del campo invernal es un varón. Schäfer ganó espléndidamente el envite. Supo alternar los climas de los diversos números entre la pesadumbre del vagabundo melancólico, sus momentos de elegía amorosa, el velado patetismo de un púdico desespero hasta esa final imagen de la desolación, con el viejo organillero tocando su instrumento para nadie bajo la implacable nevada. Un Oliver Hermann Madrid. Teatro de la Zarzuela. 27-XI-2006. Christine Schäfer, soprano; Eric Schneider, piano. Schubert, Viaje de invierno. decir minucioso y pleno de intención se dio en un marco de intimidad que llegó al oído de cada espectador. A la deliciosa prestación vocal de Schäfer correspondió el señorío del pianista, que acompañó y climatizó a la voz, le dio enérgicas respuestas y enmarcó cada viñeta según la rica imaginación de su compañera. Blas Matamoro CHRISTINE SCHÄFER ACTUALIDAD MADRID CDMC LOS NUEVOS Y LOS CLÁSICOS Madrid. Auditorio del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. 20-XI-2006. Plural Ensemble. Director: Fabián Panisello. Obras de López López. 4-XII-2006. Ensemble Modern. Director: George Benjamin. Obras de Benjamin, Rihm, Knussen y Bedford. 11-XII-2006. Concierto final del Premio Fundación Autor. E n el Auditorio 400 del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, al que regularmente acude público en buen número, los conciertos del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea navegan viento en popa esta temporada. El 20 de noviembre se felicitó a José Manuel López López por sus 50 años con un espléndido concierto monográfico en el que el Plural Ensemble dirigido por Fabián Panisello y David Apellániz (violonchelo), Anne Mercier (violín) y Esteban Algora (acordeón) como admirables solistas, dieron versiones modélicas (felizmente, vamos a tener constancia discográfica de este trabajo) de cuatro composiciones de la madurez del A maestro madrileño: Tempo, La pluma de Hu, Le parfum de la lune y El arte de la siesta, obras escritas entre 1998 y 2005, bien personalizadas y distintas, que sirvieron para constatar la riqueza y solidez de la capacidad creativa de José Manuel López. Las fuertes ovaciones que subrayaron cada interpretación se acompañaron de clamoreo al final, cuando el autor compareció en escena: no hay duda de que se trata de uno de nuestros compositores más unánimemente reconocidos y admirados, fuera y en casa. Después, el esfuerzo conjunto del CDMC y el British Council nos permitió disfrutar otra vez de la extremada calidad del Ensemble Modern, acaso el mejor conjunto instrumental de cuantos se dedican hoy en el mundo a ser vehículos de la música de su tiempo. Venía, además, con el maestro George Benjamin como director. Si su gestualidad no es la de un director-tipo, ni siquiera excesivamente pre- Oliver Rappoport, ganador del Premio Jóvenes Compositores de la SGAE cisa, su condición de excepcional músico es más que suficiente para obtener de estos ejecutantes unos niveles de perfección, calidad sonora y hondura interpretativa fuera de lo común. El programa, denso y bellísimo, se abrió y cerró con sendas obras de Benjamin: la bien conocida At first Light, que suena ya como un auténtico “clásico” y las Three Inventions de 1995, música del más alto nivel, con un Lento final conmovedoramente dramático. En medio, sendas obras de Wolfgang Rihm (Gedrängte Form) y Oliver Knussen (Songs without Voices), más la grata sorpresa de Or voit tout en aventure, de Luke Bedford, reciente, original y excelente partitura para voz y grupo, sobre bellísimos textos medievales, demostrativa de un talento que con gusto trataremos de seguir. Y el 11 de diciembre se celebró el concierto final de la decimoséptima edición del Premio SGAE, que recientemente ha cambiado su denominación por la de Premio Jóvenes Compositores / Fundación Autor – CDMC. El Sonor Ensemble, conjunto instrumental formado básicamente por expertos profesores de la Orquesta Nacional, bajo la dirección solvente de Luis Aguirre interpretaron las partituras de Pedro Larrosa, Rodrigo Lima, Juan Cruz y Oliver Rappoport que había seleccionado un jurado previo entre numerosas obras de jóvenes compositores españoles y de otros países socios de la SGAE. El silencio de la noche, de Pedro Larrosa Guillén (mención honorífica), nos instala en un imaginario sonoro dominado por los pianísimos, jugando inteligentemente con formas de ataque y de producción sonora para trazar un discurso expresivo y de alto interés tímbrico. En fuerte contraste, la pieza Matizes op. 38 del brasileño Rodrigo Lima (tercer premio) ofrece una sonoridad casi orquestal, en curso vibrante en el que adquiere relevancia el papel solista atribuido a una flauta que tuvo excelente intérprete en Susana Recio. Solista exige también Samadhi, original de Juan Cruz Guevara (segundo premio), que es obra de planteamiento abiertamente concertante, para saxofón y amplio grupo que en momentos es amplificado o, mejor dicho, difundido espacialmente mediante altavoces; esta suave dimensión “escénica” de la obra se acentúa con algún movimiento de los intérpretes, especialmente del solista que, en esta sesión, fue el extraordinario saxofonista Andrés Gomis. Y también hay voluntad de espacialidad sonora —buscada ésta sin apoyos en la electroacústica ni en el movimiento escénico— en la composición de Oliver Rappoport (primer premio), músico malagueño de origen y con etapas en Argentina, Chile y París: su obra, La degradación de los rasgos, utiliza un conjunto amplio, pero no tratado como “masa”, sino con papeles instrumentales de notoria individualidad que, en determinados momentos, vuelan a altura de virtuosísticos solos. El público ovacionó cálidamente a compositores e intérpretes al final de cada pieza y cuando el jurado — formado por Luis de Pablo, Mario Lavista, José Luis Turina, Jesús Torres y José María Sánchez Verdú— emitió su fallo. José Luis García del Busto 29 ACTUALIDAD MADRID Conciertos, instalaciones, audiovisuales JOHN CAGE, EXPERIENCIA SONORA Madrid. La Casa Encendida. 11/17-XII-2006. Ciclo Cage. L a semana del 11 al 17 de noviembre ha estado protagonizada por John Cage. A una serie de exposiciones con recuperaciones de archivo e instalaciones presentes en los espacios de La Casa Encendida se han unido una serie de conciertos y conferencias, coordinados por musicadhoy. Prácticamente todas las facetas tocadas por uno de los creadores más versátiles y polémicos del siglo XX han pasado por los distintos espacios del edificio. Han pasado por el escenario los más reputados intérpretes de Cage, algunos de ellos como Irvine Arditti y Joan Labarbara incluso han sido destinatarios de muchos de los trabajos del compositor y otros, como Michael Bach han desarrollado técnicas e instrumentos de forma conjunta con Cage, como es el caso del arco curvo para violonchelo, también presente en la muestra. En su concierto, el Cuarteto Arditti presentó un programa en el que se podía Drumming-Grupo de Percussão en La Casa Encendida reconocer tanto al Cage investigador sonoro como al Cage filósofo, en su interpretación el cuarteto británico demostró su valía para afrontar las necesidades interpretativas que imponen estas obras, movimiento escénico, coordinación, etc. De este concierto quizá solo un pero, la inclusión de la obra 4’33’’ que carece de sentido cuando todo el público conoce su contenido (o la falta de él) y permanece en un sacrosanto silencio. Este programa de cuerdas se completó al día siguiente con la interpretación íntegra de los Freeman Etudes. El concierto de Drumming-Grupo de Percussão bajo la dirección de Miquel Bernat fue un maravilloso despliegue sonoro en el que los percusionistas demostraron que cualquier objeto es susceptible de ser musical, desde el cuerpo del intérprete, como en Living Room Music, hasta las frutas y verduras que son protagonistas en Branches. Las obras presentes en este programa pertenecen prácticamente en su totalidad a los años 40, aquellos en los que la experimentación sonora empezó también a aplicar la tecnología, cuestión en la que Cage también fue pionero. Si todos los conciertos han sido interesantes para reencontrarnos con un repertorio que pocas veces es interpretado, han sido fundamentales también el encuentro con los textos de John Cage, como la lectura de Empty words llevada a cabo por el compositor Tom Johnson, en la que nos acercamos a la deconstrucción del lenguaje y a la teoría de Thoreau. No podemos terminar sin hacer referencia a la gran fiesta que cerró el ciclo, A house full of music en la que 250 músicos, profesionales y amateurs, llenaron la Casa Encendida, siguiendo un esquema de tiempos y movimiento adaptado al edificio por Raúl Arbeloa, allí pudimos comprobar, una vez más, que Cage no es sólo música sino más bien “experiencia sonora”. Leticia Martín Ruiz XIII Ciclo de Cámara de la UAM OTRO CICLO MOZART Madrid. Auditorio Nacional. Sala de Cámara. 10, 11 y 24-XI-2006. Kennedy Moretti, Claudio Martínez Mehner, Patrín García-Barredo, piano. Mozart, Sonatas. C 30 omo colofón a un año de celebraciones por el 250 aniversario de la muerte de Mozart, la Universidad Autónoma ofreció la integral de las sonatas de piano del genio de Salzburgo. Una idea simpática y original, tanto en la forma como en el fondo. En el fondo, porque brindaba la oportunidad de conocer de un plumazo la integral de su obra pianística en este género; en la forma, por el buen elenco de pianistas nacionales (y nacionalizados) que traía. Es una pena, no obstante, que la Sala de Cámara del Auditorio esté casi siempre —salvo en el Liceo de Cámara— medio vacía. ¿Será falta de publicidad? ¿falta de verdaderos aficionados a la música de cámara? El caso es que, a pesar de lo excelso del proyecto, los pianistas se enfrentaron en cada uno de los conciertos a una sala con no más de un centenar de personas. Kennedy Moretti resultó un pianista curioso y original. Es uno de esos pianistas que nunca dejan a nadie indiferente. Sus dinámicas extremas, sus ataques, sus fraseos, incluso su manera de encarar el piano son muy distintas a lo que habitualmente se escucha. Su manera de interpretar a Mozart recordaba, en cierto sentido, por lo extravagante, a Glenn Gould. Claudio Martínez Mehner, tras una extensa carrera internacional, no necesita presentación. Su sonido cálido, su fraseo sencillo y elegante, su riqueza de registros y la sobriedad de su lectura dejaron muy buen sabor de boca en el público y nos regaló una velada amena y deliciosa. Sin embargo, fue Patrín García-Barredo una de las más gratas sorpresas. La sutileza de su trazo, la delicadeza sonora, la concepción musical… todo destilaba suavidad y sentido. Consiguió incluso dotar de un inusitado interés a una obra tan sencilla como las Variaciones “Ah vous dirai-je maman”. Su lectura de la Sonatas K. 330 y 331 fue de lo más interesante y novedoso. Jorge Robaina, Marta Zabaleta y Miriam GómezMorán, completaron este más que interesante ciclo. Federico Villalba ACTUALIDAD MADRID Ciclo Juventudes Musicales COPYNG BEETHOVEN Madrid. Auditorio Nacional. 23-XI-2006. Maria João Pires, piano. Orquesta de Cámara de Europa. Director: Emmanuel Krivine. Obras de Weber, Beethoven y Brahms. N o he visto la película, pues me espanta el último tramo de la carrera de Agnieszka Holland, pero su título viene algo a cuento para ilustrar el papel de Maria João Pires como intérprete del estro beethoveniano y mediadora entre su inspiración y la receptividad del público. Y dan no pocas ganas de continuar narrando una película ofensiva y sin matices, en la que la pianista lisboeta (excelsa como siempre) fuese la heroína y el poco imaginativo Emmanuel Krivine el villano, pero trataremos de que no sea una narración tan maniquea. Pues en el primer tiempo del Concierto para piano nº 4, Krivine demostró ser un director claro y a ratos eficaz, que abordó las intensidad, y durante unos minutos apenas hizo cosas grandes. Pero a partir de la cadencia su ejecución fue magna, sublimando la carga poética del tiempo lento hasta extremos abismales, con un uso muy variado e imaginativo del pedal y sonoridades que parecían levitar. Todo el Rondo vivace fue llevado como en volandas por esta gran intérprete, con respiraciones y fraseos de gran belleza y una gracia acentual irresistible. En la Cuarta Sinfonía de Brahms, buscando la luminosidad y la ligereza, Krivine se topó más bien con su majestad la monotonía. Y, a través de una digna rutina, de ahí al aburrimiento sólo había un paso. EMMANUEL KRIVINE texturas de la obra sin pesadez, aunque sí con una cierta falta de peso. En determinados momentos él y la Orquesta de Cámara de Europa jugaron a un juego peligroso. El de reproducir con una orquesta moderna ciertas praxis de ejecución con instrumentos originales (arcadas muy aligeradas, elongaciones de algunas notas), que, más que proponer ejemplos de fidelidad estilística, sembraban un tímido desconcierto. La progresión de Pires fue un poco al contrario; su enunciación del tema principal no brilló con especial J. Martín de Sagarmínaga Liceo de Cámara HITOS Madrid. Auditorio Nacional. 28, 29-XI-2006. Cuarteto Kopelman. Elisabeth Leonskaia, piano. Obras de Shostakovich y Stravinski. 14, 16-XII-2006. Cuarteto Artemis. Leif Ove Andsnes, piano. Obras de Brahms, Webern, Schoenberg y Schumann. 32 Thomas Rabsch I nteresante confrontación de los tan disímiles artes cuartetísticos de Shostakovich y Stravinski en el primer programa de los dos ofrecidos por el Cuarteto Kopelman. En la obra de aquél, el conjunto se revela como un obvio continuador de las maneras interpretativas del Borodin, no en vano Mikhail Kopelman ocupó el primer atril del venerable conjunto durante muchos años. El estilo es muy semejante al logrado en los grandes días del Borodin y así quedó patente en el primaveral Primero y en los mucho más enjundiosos Tercero y Décimo. En cuanto a Stravinski, las Tres piezas gozaron de un excelente verbo rítmico, en tanto que nos asomamos fugazmente al enigmático Doble CUARTETO ARTEMIS canon in memoriam Raoul Dufy. Sesión totalmente dedicada a Shostakovich la segunda, con excelentes versiones de tres de los Preludios y fugas op. 87 por Elisabeth Leonskaia y del Quinteto de ésta junto al Kopelman, así como una totalmente modélica del Octavo Cuarteto, una de las obras maestras de la serie del compositor. A su vez, el Artemis, que también protagonizó dos actuaciones, demostró que es ya una de las grandes nuevas incorporaciones al escalafón en la especialidad. No cayeron en la tentación de modernizar en exceso el Segundo Cuarteto de Brahms, que expusieron con un punto adecuado de melancolía. Sensacionales los Cinco movimientos de Anton Webern, auténticas gemas talladas de la tarde, así como sostuvieron sin un instante de desfallecimiento el gigantesco y difícil Primer Cuarteto de Schoenberg. Andsnes tocó en solitario las Piezas op. 32 de Schumann y las Seis pequeñas piezas de Schoenberg, magníficos preámbulos para las dos partituras magistrales que centraron el concierto, los Quintetos con piano de Schumann y Brahms, interpretados con un fuego incomparable en lo que fue una de las grandes veladas de un ciclo que ya cuenta con muchas en su haber. Enrique Martínez Miura ACTUALIDAD MADRID Ibermúsica NORDISMOS C on el efecto invernadero y el calentamiento global hay que mirar al norte para buscar un poco de aire fresco. A pesar del invierno, la cosa está que arde en Alemania con los presupuestos de las orquestas congelados y otros problemas estructurales que amenazan con hundir al gigante de los pies de barro. Algo parecido sucede con las orquestas francesas que, como nuestra selección nacional de fútbol, vive de buenas palabras y nunca pasa de cuartos. Italia lleva ya unos años esperando un nuevo Mesías que venga a reemplazar a esa dorada generación de Giulini, Abbado, Muti y Sinopoli. Mientras tanto, sus vecinos del norte, poco a poco y sin hacer ruido, van colocando sus orquestas y directores en los primeros puestos del panorama musical internacional. A la brillante generación de los Järvi, Salo- Rafa Martín Madrid. Auditorio Nacional. 13-XII-2006. Orquesta Sinfónica de Gotemburgo. Director y piano: Christian Zacharias. Obras de Beethoven. CHRISTIAN ZACHARAS nen y Segerstam, se unen ahora jóvenes valores (como es el caso de Oramo o Rasilainen) a unas orquestas eficientes y dinámicas. La Orquesta Sinfónica de Gotemburgo es un conjunto bastante compacto, con una sección de cuerda excepcio- nal y una gran capacidad expresiva. Christian Zacharias, Principal Director Invitado de la orquesta, sorprende en su faceta como director. Es activo, incluso, a veces, algo agresivo en sus gestos, juega mucho con los contrastes y ofrece un Bee- thoven como le hubiera gustado a Berlioz: agudo, arisco y poliédrico. Su versión del Coriolano de Beethoven quedará como uno de los grandes momentos de la temporada de Ibermúsica. Christian Zacharias sorprende en su faceta como pianista. Es sensible, flébil hasta el paroxismo, de una sensibilidad exacerbada y ofrece un Beethoven como le hubiera gustado a Chopin: silencioso y delicado. Es sorprendente cómo un artista puede cambiar tanto bajando del podio a la banqueta. Para terminar, una Sinfonía “Pastoral” agradable y bien llevada. Aunque parece que Zacharias se maneja mejor en las distancias cortas y que le cuestan todavía los entreverados desarrollos de Beethoven, ofreció una interesante versión gracias al buen oficio de una magnífica orquesta. Federico Villalba Eric Larrayadieu Siglos de Oro EL OLVIDO BURLADO El Pardo. Capilla del Palacio Real. 13-XII-2006. Alexiev, González-Toro, Fernandes, Panzarella, Kirkbride, van Wanroij. Les Talens Lyriques. Director: Christophe Rousset. Martín y Soler, Il tutore burlato (versión de concierto). L 34 as celebraciones de Martín y Soler se pueden dar por concluidas con el broche de oro de esta interpretación, en versión de concierto, de su ópera bufa en tres actos Il tutore burlato. El tema del anónimo y no muy sólido libreto no puede ser más tópico, pero sobre esa base edificó Martín una obra musicalmente deliciosa cuyo olvido es totalmente incomprensible. Por fortuna, proyectos como éste o el perteneciente al plan pedagógico del Teatro Real — comentado en el número anterior de SCHERZO—, así como la propia grabación en disco de la interpretación de Rousset, efectuada in situ, constituyen sin duda un impulso más que notable para reintegrar la obra al repertorio. La versión escuchada en El Pardo fue sumamente vivaz, destacando por la atenta y efectiva dirección de Rousset, un magnífico defensor de la música de Martín y Soler, que iluminó los muchos refinamientos de la partitura. El reparto sostuvo la ópera más que correctamente, destacando por canto e intención la Violante de Anna Maria Panzarella y el Anselmo de Evgueniy Alexiev —cuya parte padeció una reducción drástica—; algo exagerado el tutor de João Fernandes y más bien insulso el Caballero de Emiliano González-Toro. Cumplidores y dotados de cierto humor el Pippo de Simon Kirkbride y la Menica de Judith van Wanroij. Magníficas notas al programa de Giuseppe De Matteis, autor también de la revisión crítica de la partitura utilizada en el concierto. Enrique Martínez Miura CHRISTOPHE ROUSSET ACTUALIDAD MÁLAGA Arteta y Burchuladze DIABÓLICOS Pablo Asenjo Málaga. Teatro Municipal Miguel de Cervantes. 3-XII-2006. Gounod, Fausto. Gregory Kunde, Paata Burchuladze, Lluis Sintes, Jean-Luc Chaignaud, Maite Arruabarrena, Ainhoa Arteta y Ainhoa Zubillaga. Coro de Ópera de Málaga. Orquesta Filarmónica de Málaga. Director musical: Enrique Patrón de Rueda. Director de escena: PaulÉmile Fourny. Coreografía: Diego Arias. Ainhoa Arteta y Paata Burchuladze en Fausto de Gounod en el Teatro Cervantes MÁLAGA Una de las óperas francesas más características del siglo XIX ha sido elegida para abrir la decimoctava temporada lírica del Teatro Cervantes, representando una interesante coproducción con la Esplanade Opéra de St. Etienne, la Ópera de Niza y la Ópera de Aviñón y de los Países de Vaucluse, con una dirección escénica que ha mantenido en todo momento el clima mefistofélico mediante un cuidado tratamiento de la luz y la limitada, en este caso, profundidad del escenario. Se creaba así el ambiente adecuado para mostrar la diabólica trama de su argumento, tan inquietante para el compositor que le llevó años llevarlo a los pentagramas, y que es siempre atractivo para el público por la trasgresión moral que supuso este mito germánico en el genial tratamiento literario que de él hizo Goethe. Tres fueron los hechos a resaltar: la reaparición en Málaga de Ainhoa Arteta, la enorme personalidad operística de Paata Burchuladze y la dirección del maestro Patrón de Rueda que polarizó, con su evidente instinto lírico, el desarrollo de la acción desde un ponderado equilibrio sonoro y especial cuido con los cantantes. La orquesta se sintió cómoda, entendiendo sus indicaciones con sentido estético y eficacia técnica convirtiéndose en un elemento dramático más de la acción, como quedó de manifiesto en el ballet del quinto acto amortiguando la intervención del grupo de danza, muy mediatizado por el escaso espacio escénico, que le llevó a protagonizar el momento menos logrado de esta representación, y del que se pudo prescindir como sucede habitualmente en la mayoría de los montajes de esta ópera. Ainhoa Arteta está instalada, desde hace una década, entre nuestras cantantes más y mejor reconocidas internacionalmente. A lo largo de tal periodo de tiempo su voz ha ido adquiriendo solidez, tamaño y fuerza, lo que, junto con sus dotes dramáticas, la convierten en un referente necesario para la ópera seria. Su personalidad artística ha llenado plenamente el personaje de Margarita, enriqueciéndolo con los diversos contrastes emocionales que requiere, realzados siempre por la enorme expresividad de su arte y su sentido de la musicalidad, siempre al servicio de la partitura, que nunca sacrifica por su lucimiento personal. Sin duda se encuentra en un punto culminante de su carrera. El arte de Burchuladze ha llegado a ser comparado con el de los grandes bajos del siglo XX, como Chaliapin, Christoff, Ghiaurov o Siepi, sublimes astros en su dominio del registro vocal profundo. Su paso por el escenario malagueño ha dejado la impronta de un gran conocedor de los secretos de este género escénico-musical sabiendo llevar con plena naturalidad su papel de Mefistófeles al asumir con autoridad la esencia del Sturm und Drang que destila este personaje. Su actuación quedará como un ejemplo para todos los compañeros que han trabajado junto a él en esta equilibrada producción. José Antonio Cantón 35 ACTUALIDAD OVIEDO / SAN SEBASTIÁN Convenció la elegante propuesta de David McVicar UN COSÌ DE GARANTÍA Pasó el Così fan tutte mozartiano con más gloria que pena por la temporada ovetense. Gustó por la escena: un trabajo de David McVicar para la Opéra Nationale du Rhin que insiste en trasladar la acción al siglo XIX, uno más tarde del original. El cambio funciona bien, en un contexto escénico elegantísimo en el que predomina el blanco y el verde más o menos esmeralda de la homónima costa mediterránea. También está lo típico napolitano, en forma de grandes farallones que se hicieron figurar durante buena parte de la representación. La escenografía, de Yannis Thavoris, estuvo bien, pero quizás reiterativa de elementos, que se reutilizaban demasiado, quitando brillantez a la sensación general. McVicar se tomó la obra bufa demasiado en serio, así que el resultado no hizo reír tanto, porque él opta más por lo elegante, que es, quizás, la mejor palabra para definir la estética de la obra. Del reparto cabe hablar bien, con algunos matices. Resultó bastante equilibrado en general, y aun así, sobresalió del conjunto Amanda Roo- Carlos Pictures OVIEDO Teatro Campoamor. 19-XI-2006. Mozart, Così fan tutte. Amanda Roocroft, Silvia Tro Santafé, David Menéndez, Francisco Vas, Daniela Mazzucato, Alfonso Antoniozzi. Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. Coro de la Ópera de Oviedo. Director musical: Eric Hull. Director de escena: David McVicar. Escenografía: Yannis Thavoris. Così fan tutte de Mozart en el Teatro Campoamor croft, especialmente dotada para el papel, por timbre, cualidades dramáticas, potencial técnico e incluso por su físico. Roocroft conoce sobradamente el personaje de Fiordiligi, y aunque ha perdido parte de la frescura de antaño, así como una cierta facilidad para hacer fáciles algunos de los más exigentes problemas técnicos, su participación fue estupenda durante toda la noche. También cantó bien Silvia Tro Santafé —Dorabella—, muy aplaudida al final por el público, que pareció querer premiar más su talento escénico y notable calidad interpretativa que la belleza de su línea de canto, ligeramente propensa al vibrato y a la resolución del fraseo, más efectivo que delicado. El barítono asturiano David Menéndez fue un Guglielmo exultante de recursos vocales. Gran volumen y gusto interpretativo subrayaron un discurso escénico muy expresivo, de los que más. Fue muy aplaudido, no por ser asturiano, sino por su contrastada calidad. Francisco Vas no estuvo demasiado acertado en el papel de Ferrando. Su interpretación estuvo siempre sostenida por pinzas y al límite, lo que parecía denotar, como se hizo saber por megafonía en sucesivas funciones, un mal estado de salud. De cualquier forma el papel le venía grande, eso era evidente. Graciosísima resultó la Despina de Daniela Mazzucato. Es cierto que el personaje se presta a lo cómico, pero es que la italiana lo hizo con especial talento. Además, brilló también en lo lírico, sobresaliendo: estupenda. Alfonso Antoniozzi expresó con muy buen gusto lírico y escénico el rol de un Don Alfonso más truhán y vividor que anciano filósofo. Dirigió musicalmente la velada el canadiense Eric Hull, que si bien no supo sacar todo el partido que la calidad de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias podía ofrecer, sí resultó interesante en su concepción, tendente a la lentitud y a la claridad más que a la expresión y agilidad. Los tempi anclaron algo la función, y los recitativos, magníficamente acompañados por la clavecinista Luzmila Orlova y algo menos por el chelista Giorgio Matteoli, traído por el director con no demasiada fortuna, terminaron de completar una versión musical que gustó. Aurelio M. Seco Temporada de la OSE ANTONINI Y LOS TRES MOZART SAN SEBASTIÁN Auditorio Kursaal. 1-XII-2006. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Director: Giovanni Antonini. Obras de Kraus, Mozart y Arriaga. 36 Giovanni Antonini regresó al Auditorio del Kursaal para ponerse frente a la OSE tras haber triunfado un mes antes con su famoso Il Giardino Armonico en el inolvidable recital que ofreció la mezzosoprano Magdalena Kozená. Si fue Mozart lo que sonó en aque- lla ocasión, en ésta además de los sonidos del genio salzburgués el programa se completó con las sinfonías de los que se conocen como el Mozart sueco y el Mozart vasco, Martin Kraus y Arriaga. Apetecible, como mínimo. Por otra parte, contar con la dirección del prestigioso flautista Antonini y a la vez una de las batutas más reclamadas en la actualidad es siempre garantía de que su visión de las composiciones no pasará sin pena ni gloria, sino todo lo contrario, que ahondará en los pequeños matices en pro de una mayor expresividad y garantizará un juego musical lleno de contrastes. El resultado fue estupendo gracias a lo expuesto y una predisposición de los profesores convocados siempre atentos al gesto muy expresivo, ágil y tremendamente conciso del maestro. La audición de la Sinfonía en do menor, VB142 del Mozart sueco Joseph Martin Kraus, uno de los más importantes compositores de música ins- ACTUALIDAD SAN SEBASTIAN Temporada Fundación Kursaal UNA JOYA SONORA San Sebastián. Auditorio Kursaal. 12-XII-2006. María Espada, soprano; José Hernández Pastor, contratenor; Mikoto Sakurada, tenor; Furio Zanasi, bajo. Capilla Peñaflorida. La Risonanza. Director: Fabio Bonizzoni. Haendel, El Mesías. I nterpretado bajo la batuta del gran Fabio Bonizzoni, El Mesías resultó una auténtica joya sonora, un disfrute para el sentido del oído. Su dirección, en su doble faceta de batuta e intérprete del clave, supuso una audición de lo más agradable. Para ello el aventajado ex alumno de Ton Koopman mostró habilidades impresionantes ante el clave, sin dejar de mantener su atenta mirada y concentración con lo que hacían tanto coro como voces solistas. Bonizzoni se alejó de las tremendas versiones a las que en ocasiones se somete la partitura con inclusión de grandes coros que la interpretan fuera de estilo, y mantuvo un sonido muy equilibrado entre voces e instrumentos de tal manera que las dieciocho voces convocadas por la Capilla Peñaflorida sonaron compactas, bastante empastadas (aunque no siempre), y con juegos en cuanto a fugas y fraseos se refiere más que acertados. Comedido y correcto sonó el popular Hallelujah, ágiles y concisos se bandea- ron en el For unto us a child is born, así como en el final Worthy is the lamb junto al Amen. El reducido conjunto instrumental se mantuvo muy pendiente de la afinación — muy de agradecer— dando la talla del modo que se esperaba. La soprano Roberta Invernizzi cayó del cartel y fue la estupenda María Espada quien le sustituyó en un trabajo impresionantemente bello, siendo su trabajo el que realmente llegó a transmitir gracias a un bello timbre, seguridad en la emisión y magníficas dotes. Espada logró emocionar en cada una de sus participaciones, mientras que el resto de solistas no pasó de la mera corrección destacando, si cabe, la última intervención de Furio Zanasi y la voz bien timbrada del tenor Mikoto Sakurada. Al contratenor José Hernández Pastor se le recuerdan mejores intervenciones aunque no le ayudó un sonoro golpe producido desafortunadamente en medio de una de sus arias. trumental del XVIII en su país, supuso un auténtico placer que no hizo sino dejar entrever las cotas a las que se llegaría posteriormente. Antonini se esmeró especialmente en la Sinfonía nº 35 en re mayor, “Haffner” KV 385 de Mozart obteniendo desiguales resultados a través de sus cuatro movimientos. Los profesores de la OSE sacaron partido del simple y atractivo Minueto dejando patentes algunos desajustes en el Allegro con spirito inicial, aunque lo mejor de la velada llegó sin duda alguna de la mano del Mozart bilbaíno con la excep- cional interpretación de la Sinfonía en re mayor del jovencísimo Juan Crisóstomo de Arriaga donde la orquesta sonó en estado de gracia desde su precioso Adagio inicial hasta el Allegro con moto final, dando la sensación de un todo uniforme en todo momento. Antonini no sólo quiso hacerla sonar sino constatar la juventud de su autor, algo que supo transmitir perfectamente. El programa resultó de lo más acertado y la batuta de Antonini brilló con luz propia. Íñigo Arbiza Íñigo Arbiza 37 ACTUALIDAD SANTANDER Equipo equilibrado DESOLACIÓN Yarmen /Alberto Aja Palacio de Festivales de Cantabria. 18-XI-2006. Chaikovski, Evgeni Onegin. Markus Butter, Elena Prokina, Dragana Jugovic, Serjhei Homov, Konstantin Gorni, bajo. Coro Lírico de Cantabria. Orquesta Sinfónica de Navarra. Director musical: Jorge Rubio. Director de escena: Giacarlo del Monaco. Escenografía: Johannes Leiacker. Vestuario: Birgit Wentsch. Iluminación: Wolfgang von Zoubeck. Escena de Evgeni Onegin de Chaikovski en el Palacio de Festivales SANTANDER Interesante punto de partida: árboles descarnados dominan un escenario donde conviven todos los elementos, los justos. que van a definir cada escena concreta. En la primera parte, larga pues comprende los actos I y II en medio de una agobiante neblina, domina el color blanco; en la segunda, el negro. Parece como una proyección expresionista de esta historia de desencuentros y melancolía. La coherencia del espectáculo, en el que colabora sobremanera la fría o cálida iluminación según las puntuales circunstancias, pierde un poco de su valor, no encaja del todo, en las escenas festivas (cumpleaños de Tatiana, fiesta en casa de Gremin), pues choca la negrura y el estatismo con el que se marca la presencia del coro con la brillantez de la música. De cualquier manera, Del Monaco nos transmite la esencia de la ópera chaikovskiana con claridad y originalidad, con un toque penetrante de intransigente dureza. El equipo vocal muy equilibrado, incluyendo el Triquet de Gonzalo Terán, la Filipevna de Cornelia Berger, y la Larina de Csilla Zentai, encontró en el barítono lírico 38 que es Butter un protagonista titular certero, sobrio, cuya elegante presencia aportó mayor veracidad al papel. Compensó a grácil pero algo opaca Olga de la Jugovic, un Gremin de medios más voluminosos que atractivos, un Gorni que supo sacarle jugo a su, valga la redundancia, jugosa aria. Muy lírico, tirando casi a ligero, Homov cantó espléndidamente el arioso del acto primero y en consecuencia también su popular página solista. Fue, sin embargo, la Prokina quien mejor entró en la esencia de la heroína, en torno a la cual pareció girar la producción escénica. Perfiló un retrato femenino, profundo, matizado, evolutivo, vocalmente impecable y, si estuvo soberana en su famosa y extensa escena de la carta, fue en el dúo final con Onegin donde mayor relieve consiguió. El coro, correcto. Rubio plasmó una lectura intimista y límpida, muy acorde con lo que ocurría en el escenario, extrayendo de la orquesta un buen sonido y, como experimentado profesional del foso operístico que es, sin jamás perjudicar a los solistas vocales. Fernando Fraga ACTUALIDAD SANTIAGO Coherencia y novedad MOZART POR DOQUIER SANTIAGO Auditorio de Galicia. 1-XII-2006. Vsevold Grivnov, tenor; Nikolai Didenko bajo. Real Filharmonía de Galicia. Director: Maximino Zumalave. Obras de Durán, Chaikovski y RimskiKorsakov. 13-XII-2006. Dezsö Ránki, piano. Director: Maximino Zumalave. Obras de Mozart y Schubert. Bonita despedida del año Mozart con participación de rusos, gallegos y un húngaro de por medio. Comenzó con una breve composición del gallego Juan Durán, felizcumpleaños.com., encargo del Festival Mozart 2006. Escrita para conjunto de cuerda, combina una serie de temas bien conocidos de distintas obras del salzburgués y puede tomarse como una broma musical, Ein musikalischer Spass, como el homenajeado tituló a una de las suyas. Continuó con la Suite nº 4 “Mozartiana” de Chaikovski y tuvo como punto fuerte la poco interpretada ópera de Rimski-Korsakov Mozart y Salieri basada, como no puede ser menos en una ópera rusa, en una pieza de Pushkin. El programa, además de poseer una notable y poco frecuente coherencia, ofrecía el atractivo particular de escuchar esta última obra, tan diferente a las más conocidas de su autor, digamos que mucho más “moderna” en su concisión y retrato psicológico de los dos personajes, muy bien interpretados por las adecuadas y estupendas voces del bajo Didenko y el tenor ligero Grivnov. La orquesta estuvo un tanto desganada en Chaikovski, pero muy atenta y cumplidora en la de RimskiKorsakov y el público agradeció a Zumalave la oportunidad de conocer esta interesante obra. También le agradeció el detalle de despedida a Silvia Modia, la hasta ahora directora en funciones del Auditorio de Galicia, que pasa a ocupar la dirección del nuevo Auditorio de El Escorial. Lamentando su marcha, le deseamos lo mejor. MAXIMINO ZUMALAVE La siguiente sesión ofreció más Mozart, esta vez con la colaboración de Dezsö Ránki en el Concierto para piano nº 27. Quizás menos valorado que sus compañeros Schiff y Kocsis, componentes de aquella llamada joven generación de pianistas húngaros, mostró ser un excelente mozartiano, serio y sin divismo alguno, muy atentamente acompañado por Zumalave, que es también pianista y conoce bien el paño. La segunda parte consistió en fragmentos orquestales de la Rosamunda de Schubert, incluida la obertura de Die Zauberharfe. Sin duda es el clasicismo vienés lo que mejor domina la orquesta y en las dos obras interpretadas lo demostró una vez más, con un excelente comportamiento de las maderas y aunque pudo faltar un poco de intensidad en la extracción del maravilloso melodismo schubertiano, en Mozart estuvo a la altura que merecía la estupenda versión que ofreció Ránki, con algún perdonable fallo puntual. José Luis Fernández 39 ACTUALIDAD SEVILLA Un título del pasado ABANDONO DE AMOR Guillermo Mendo Teatro de la Maestranza. 15-XII-2006. Gounod, Roméo et Juliette. Natalie Manfrino, Richard Troxel, Vicent Esteve, José Julián Frontal, Elia Todisco, Tatiana Davidova. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza. Director musical: Michel Plasson. Director de escena: Ivo Guerra. Natalie Manfrino y Richard Troxel en Roméo et Juliette de Gounod en el Teatro de la Maestranza SEVILLA Si no es en un voluntario abandono de amor, difícil es soportar las más de tres horas de esta ópera, refinada y sentimental hasta donde se quiera, pero que tras sus aclamados estrenos en su tiempo ha envejecido como pocas del repertorio presente. Porque las exigencias del actual espectador son mucho más complejas que las de aquel otro decimonónico, edulcorado y evasivo. La tragedia de Shakespeare en manos de los afamados libretistas de aquel entonces, Jules Barbier y Michel Carré, carece de verdadera fuerza dramática y queda reducida a un larguísimo dúo de amor de un sentimentalismo muy domesticado. Con tales precedentes hay que tener mucha imaginación para poner en escena esta ópera hoy, y no ha sido 40 el caso de la producción de la Opéra National de Bordeaux, firmada por Ivo Guerra hace seis años. La dirección escénica resulta plana, gris, sin contrastes, donde sobran elementos decorativos (las sillas metálicas y las pasarelas, por ejemplo), gestos inútiles (con alguna procacidad incluida), y faltan la credibilidad y la tensión, y sobre todo la intimidad que puede ser la mayor virtud del compositor. Por fortuna ese intimismo sí estuvo presente en la excelente dirección musical del maestro Michel Plasson, especialista en este tipo de música. En los pasajes puramente orquestales la Sinfónica alcanzó una de sus más altas cotas. En cuanto a las voces sobresalió la de Natalie Manfrino, sin duda una Julieta que se aproxima al ideal. Ya fue muy aplaudida en el vals del primer acto (Ah! Je veux vivre) y mantuvo su presencia vocal, acompañada por un adecuado físico, a todo lo largo de la representación. No tanto podría decirse del Romeo de Richard Troxel, que el día del estreno (al que este comentarista no pudo asistir) fue abucheado, pero no así en esta tercera noche donde, salvo un momentáneo estrangulamiento, anduvo correcto aunque sin entusiasmar. Tal vez el momento más conseguido de la pareja protagonista fuese la despedida en el segundo acto, de gran ternura musical. Los otros cantantes cumplieron sobradamente, como el coro, que además de cantar afinadamente, supo moverse bien sobre la escena en sus frecuentes y decisivas intervenciones. El público, menos variopinto y ruidoso que el que suele acudir en los estrenos, siguió con abandono amoroso la obra, sin muchas toses ni caídas de objetos al suelo, pero se notaba que faltaba ese entusiasmo que otras óperas han despertado. Un título este de Roméo et Juliette que puede que haya sido el de su estreno en la historia de Sevilla, pero que a pesar de ello aporta bien poco a la historia de este teatro de la Maestranza. Cuando la temporada pasada acabó con Lulú y la presente se abrió con Der ferne Klang, la elección de esta ópera de Gounod no parece ser un acierto en una programación que puede contarse con los dedos de una sola mano. Jacobo Cortines ACTUALIDAD ÚBEDA Y BAEZA X Festival de Música Antigua CRECIENDO CON LA MUSICOLOGÍA Auditorio Hospital de Santiago. Auditorio de las Ruinas de San Francisco. 6, 7, 8 y 9-XII-2006. Los Músicos del Buen Retiro. La Trulla de Bozes. Academia de Música Antigua. Coro de la Universidad de Salamanca. Concerto Branderburg. ÚBEDA Y BAEZA Con un marcado acento de crecimiento se ha organizado la décima edición de este festival destacando, además de sus cinco ciclos de conciertos, la incursión de la musicología dentro de sus actividades académicas en colaboración con la Universidad Internacional de Andalucía, Sede Antonio Machado, con el Congreso Internacional Música y músicos en instituciones eclesiásticas: Andalucía en la Edad Moderna, que ha congregado a prestigiosos especialistas de universidades de tres continentes coordinados por la profesora Tess Knighton de la Universidad de Cambridge, hecho que ha venido a contribuir a la difusión internacional de este cada año más importante acontecimiento cultural. El motivo central de esta edición ha estado dedicado a La Música en las catedrales de Andalucía con seis conciertos de los más de veinte que, con distintos motivos, han constituido la programación general. Dentro de esta intención y con el título Prosigue acorde lira. Italia en Andalucía, Los Músicos del Buen Retiro hicieron en el auditorio baezano una incursión en la cantata española como género que va haciéndose un lugar en las salas de conciertos, con obras de autores en la transición de los siglos XVII y XVIII como Pedro Rabassa, Agustín Contreras o Juan Manuel de la Puente, sin olvidar a Juan Francés de Iribarren que, con una Cantata al Santísimo Sacramento, que daba precisamente nombre al concierto, se cerraba una actuación de gran interés musical por la sorprendente bondad estética de su contenido, destacando la intervención de la soprano Mari Luz Álvarez. La música de Juan Vázquez (1500-1560) fue la pro- UNIVERSIDAD DE ANDALUCÍA, Sede Antonio Machado, Baeza tagonista del concierto ofrecido por el cuarteto vocal La Trulla de Bozes dirigidos por el contratenor Carlos Sandúa con el apoyo instrumental del vihuelista Juan Carlos de Mulder y Raúl del Toro al órgano. Una selección de más de una decena de villancicos del eminente músico pacense dejó cumplida cuenta de su arte basado en la utilización de notas largas e intervalos cortos para propiciar un mejor servicio al entendimiento y comprensión de los textos. La conjunción vocal y la plena identificación estilística con el compositor fueron los puntos a resaltar de la actuación de este grupo. El trabajo que Bernardo García-Bernalt viene desempeñando con la Academia de Música Antigua y el Coro de Cámara de la Universidad de Salamanca es digno de resaltar por la labor paralela que significa poner en sonido las investigaciones musicológicas cada vez más pujantes en nuestro entorno patrio. En esta ocasión su concierto ha estado dedicado a autores que desarrollaron su actividad creadora en las tierras charras, concretamente en las catedrales de Salamanca y Ciudad Rodrigo, Juan Martín (1709-1789) y Juan Mir y Llusá (m. 1779) respectivamente, y Juan Antonio Aragüés (1710-1793) que fue regidor de la capilla y cátedra de música de la universidad salmantina. La melodía se aprecia emergente en el repertorio ofrecido en este concierto que apunta los estilos preclásicos, destacando ¡Al fuego! de Mir, villancico al Santísimo Sacramento a ocho voces y cuerda, y que daba título al programa. Uno de los momentos más relevantes del festival se produjo en el concierto de clausura a cargo del conjunto berlinés de instrumentos históricos Concerto Branderburg con la excelente comprensión e interpretación de la Sinfonía nº 6 del maestro asturiano Ramón Garay (1761-1823) a quien estaba dedicada la velada. Compuesta mientras ejercía como maestro de capilla de la Catedral de Jaén, se ha estrenado en este festival, quedando de manifiesto la belleza de su contenido y sus rasgos hispánicos dentro de los parámetros clásicos en los que se desarrolla. La dirección de Christoph Stöcker fue clara por su precisión y musical por su fraseo, siempre bajo una visión historicista de la interpretación. Las Sinfonías nº 16 de Haydn, G. 510 de Boccherini y la nº 29 de Mozart completaron el programa. José Antonio Cantón 41 ACTUALIDAD VALENCIA Apostando por los nuevos valores UNA BOHÈME JOVEN E INTERNACIONAL VALENCIA Jordi Verdés Palau de les Arts. 21-XI-2006. Puccini, La bohème. Maija Kovalevska, Serena Daoliosoprano, Massimiliano Pisapia, Gabriele Viviani, Fabio Previati, Lorenzo Muzzi, Miguel Solà. Escolanía de la Mare de Déu dels Desemparats. Cor de la Generalitat Valenciana y Orquestra de la Comunitat Valenciana. Directora musical: Xian Zhang. Director de escena: Pierre Audi. Tras inaugurar con un Fidelio a cargo de un reparto de nombres mundialmente consagrados, el Palau de les Arts optó como segundo plato por otro título del gran repertorio, pero encomendándoselo a otro grupo de figuras internacionales, pero esta vez muy jóvenes. La esperanza de que los “ojeadores” del teatro hubieran encontrado oro en polvo venía alimentada por un precedente muy favorable: la formidable impresión causada en el mismo escenario tres semanas antes por Maija Kovalevska con un racconto de Mimì que le valió con toda justicia la palma de Operalia. El hecho de que el día del estreno la soprano letona no estuviera tan convincente en el primer acto pudo ser efecto de la presión añadida por esa expectativa a los nervios normales del estreno, pero la dirección de actores tampoco ayudó en nada ni a ella ni a ninguno de los comprimarios. La búsqueda de la Escena de La bohème de Puccini en el Palau de les Arts llave no tuvo el menor encanto, los respectivos relatos biográficos se hicieron para el público y la pareja de amantes se declaró su súbito amor mutuo a una distancia física que lo hacía todo lo increíble posible. La producción, importada de Holanda, naufragó asimismo en un segundo acto de factores tan espectaculares como confuso el producto. Siete años antes, en el Teatro Principal de Valencia (y en varias otras ciudades españolas) se vio una solución por lo menos igual de multitudinaria pero movida con claridad y gracia bastante superiores. Lo peor es que voces e instrumentos también se solaparon indebidamente sin que de ello quepa responsabilizar ni a los solistas ni al siempre cumplidor coro. Como no es raro aunque sí a menudo inexplicable en música, tras el descanso no sólo cambió el decorado. Massimiliano Pisapia pareció preocuparse por el logro de un fraseo expresivo además de por apoyar sus agudos, y la Kovalevska relajarse para recuperar la plena calidez tímbrica esperada. Por otro lado, Gabriele Viviani (Marcello) se sumó a unos concertantes de cuya emoción se hizo partícipe por fin un foso hasta entonces regido por la china Xian Zhang con una gélida precisión que por desgracia únicamente se había trocado en pesantez con ocasión del vals de una Musetta a la que Serena Daolio hizo demasiado gritona y la dirección de escena en una vulgar prostituta callejera. En el final, la manera en que la heroína atravesó la pared invisible de la buhardilla sugirió una transfiguración muy interesante; pero, en lugar de seguir por esa línea, se volvió a una neutralidad (ideológica, visual, sonora) totalmente desaconsejable en cualquier ópera, pero en esta muy en especial. Alfredo Brotons Muñoz Programa checo DEJADOS DE LA MANO DE TRAUB Valencia. Palau de la Música. 24-XI-2006. Trío Parnassus. Orquesta de Valencia. Director: Libor Pesek. Obras de Martinu y Smetana. Q 42 ue ni el Trío Parnassus, que tan buen recuerdo había dejado en la sala de cámara del Palau de la Música en marzo de este mismo año, ni Libor Pesek lograran insuflar el más mínimo calor al Concierto para trío con piano y orquesta de cuerdas de Martinu aún se pudo achacar a la frialdad de la partitura, pero en Mi patria las cosas tampoco funcionaron más que a ratos breves y aislados. Así tocado, ni siquiera el Moldava habría alcanzado la extraordinaria popularidad de que goza. Es posible que al fiasco contribuyera en buena medida el hechizo que sobre la Orquesta de Valencia parece ejercer su titular Yaron Traub, que haría descender el rendimiento con otras batutas. La más frecuente en esta integral fue la impresión de constreñimiento artificial, desnaturalizador del flujo sonoro. La noble monumentalidad esperada en Vysehrad se diluyó en unos ritmos más trivializadores aún que rápidos los tempi y unas tímbricas de banda de pueblo de las que sólo se salvaron las luminosas contribuciones de las arpistas y la descripción de la ruina del castillo. Del Moldava sólo cabría quedarse con el interesante tono rústico de la escena de las bodas y los bien trazados arcos dinámicos con que el timbal sacó del claro de luna. En Sarka apenas gustaron más que las llamadas de la protagonista en el clarinete y la cálida respuesta de Ctirad a la primera en los violonchelos. Tras el descanso, De los campos y bosques de Bohemia transcurrió con más pena que gloria, Tábor con una rudeza francamente muy antipática, y en Blanik hubo que aguardar al intervalo pastoral de maderas y trompas o a los buenos solos de trompa anunciando el retorno de los husitas para sentir alguna emoción. Alfredo Brotons Muñoz ACTUALIDAD VALENCIA Complejidad del mundo mozartiano MUTILADO Y GLORIOSO Valencia. Palau de la Música. 2-XII-2006. Marie Fajtová, soprano; Radka Sejnoutková, soprano; Jana Stefackova, mezzosoprano; Tomas Korinek, tenor; Roman Janál, barítono; Dali Mor, bajo. Coro de Cámara de Praga. Filarmonía de Praga. Director: Jirí Belohlávek. Mozart, Così fan tutte (versión de concierto). E n esta versión de Così sin escena ni recitativos (doblemente mutilada, pues), la Filarmónica de Praga y el director Jirí Belohlávek sobre todo acertaron a plasmar de una manera clara, convincente y atractiva el complejo mensaje mozartiano. La polisemia de éste, con sus correspondientes escalas graduadas de mostración y ocultamiento, franqueza e ironía, alegría y amargura, era subrayada con oportunidad por Rafael Díaz en el programa de mano. Yo mutatis añadiría que, mutandis, no es de riqueza inferior a la de un Shostakovich, otro músico que el azar ha hecho objeto de conmemoración especial este año. Desde la misma obertura, diseñada con un solo trazo de tensión constante, la contribución de la orquesta estuvo plagada de instantes gloriosos. Entre los que más tempranamente se produjeron y ciñéndonos a los violines, se recordarán aquellos fortepiano con tan pícara Così fan tutte de Mozart en versión de concierto el Palau de la Música intención dejados caer al comienzo del duetto Ah, guarda sorella, o el rumor del mar primorosamente descrito en el terzettino Soave sia il vento. En el quinteto incluido en el primer final, los instrumentos se convirtieron en sede de la consciencia de unos espectado- res que desde esa perspectiva captaban la coherencia de una situación global compuesta por las particulares circunstancias de cada uno de los personajes. Marie Fajtová y Jana Stefackova, las dos veleidosas hermanas, rayaron un punto por encima del resto de solistas vocales. Ahora bien, no destacando ninguno por sus medios, sí todos por su musicalidad, lo verdaderamente instructivo fue comprobar la clase de beneficios que la inversión en la cantera propia reporta. Alfredo Brotons Muñoz Primera parte del ciclo UN GRANDÍSIMO BEETHOVEN Valencia. Palau de la Música. 3, 4 y 5-XII-2006. Cuarteto Emerson. Beethoven, Cuartetos. L a integral de los cuartetos de Beethoven que en dos tongadas (la segunda para primeros de marzo) ofrece el Emerson en el actual curso del Palau de la Música ya se puede calificar de excepcional. Los seis cuartetos del Opus 18 se mantuvieron en el filo de la dialéctica entre el respeto y la superación de los modelos de Haydn y Mozart. El Presto conclusivo del Tercero se movió con agilidad sin vislumbre de motorismo. En el Adagio del Primero, las detenciones al final del des- arrollo debieron en buena medida su extraordinaria emoción al ajuste ideal de las intensidades y los ataques. El violonchelo de David Finckel lideró con imperiosa decisión la transición a la luz que lleva a la recapitulación del Allegro inicial del Segundo, controló el tono pimpante de la primera variación en el Andante del Quinto y estableció un diálogo de sanísimo humor con el violín primero de Eugene Drucker en el arranque del Sexto. Los tres Razumovski nos introdujeron el día 5 en el período en que Beethoven echa abajo todas las fronteras bajo el estímulo de una pasión abrasadora por el descubrimiento de novedades. A partir del episodio fugado en el desarrollo del primer movimiento del Séptimo, se creó una tensión creciente, próxima al paroxismo en una fase final resuelta con la entrada mezzoforte del violonchelo en la recapitulación. En el subsiguiente Allegretto no se ahorró ninguna aspereza, precisamente por la sutil fidelidad con que se respetaron los abruptos contrastes dinámicos y de articulación. Y, cuando ya no parecía posible tocar mejor, llegó con el Noveno la gran explosión de sabiduría, sensibilidad y acoplamiento. De sus cuatro movimientos se podría predicar la perfección y del último además el transporte a un frenesí desbordante pero no menos impresionante que la multivocidad de un Andante a la vez lírico y siniestro, danzable e irónico. Un grandísimo Beethoven. Alfredo Brotons Muñoz 43 ACTUALIDAD VALLADOLID Cuestión de pulso EL TEMPO MOZARTIANO VALLADOLID Teatro Calderón. 27-XI-2006. Mozart, Don Giovanni. Marco Vinco. Marek Wojciechowski, Marcela de Loa, Rainer Trost, Mary Plazas, Petri Lindroos, Felice Tenneriello, Milagros Poblador. Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Director musical: Gregor Bühl. Directora de escena: Mercedes Guillamón. Flamante producción del Teatro Calderón. Buenos mimbres en principio y cierta decepción final. Puesta en escena que sitúa la acción en los años treinta sin demasiada justificación y que parte de la nocturnidad. Espacio desnudo, salvo una gigantesca mano, quizá la del Destino, que gira en determinados momentos, vestuario muy discutible y movimiento de actores desigual. La idea inicial tenia posibilidades, pero su desarrollo la va empobreciendo, sobre todo en la resolución de la cena final, excesivamente pobre. La dificultad de esta ópera, con una estructura musical muy compleja (recitativos con clave, con orquesta, arias y conjuntos) y con estos ocho personajes que es necesario definir reclama el desarrollo de éstos desde las perspectivas que se deseen, siempre que exista la coherencia necesaria. La aproximación a Don Giovanni requiere experiencia y el trabajo de Mercedes Guillamón, que firmaba su primera puesta en escena, muy entregado, no llegó a plasmar el profundo y contradictorio drama de esta obra maestra. El gran problema de la 44 Waltraud Meier y Peter Seiffert en Fidelio de Beethoven representación surgió del foso. No es Mozart el compositor que mejor le va a la Orquesta de Castilla y León, que alcanzó, no obstante, buenos momentos, pero el tempo elegido por el maestro, lentísimo, molestó al buen grupo de cantantes y deslió la partitura en una versión lineal y desflecada. El tempo mozartiano es peligrosísimo, es necesario encontrar el toque justo; el segundo acto fue inferior al primero, denotándose cierto cansancio en los intérpretes. Trost cantó muy bien su primer aria, Vinco y Lindroos cumplieron sin excederse en sus Don Giovanni y Leporello, como Wojciechowski hizo un buen Comendador y el res- to del reparto, que no evitó algunas desigualdades derivadas en parte de la dirección y de una monotonía general en el devenir de esta ópera imposible, que necesita un pulso musical y dramático extraordinario para mostrar todas sus riquezas. Fernando Herrero ACTUALIDAD ZARAGOZA XII Temporada de Grandes Conciertos de Otoño CUADROS SIN UNA EXPOSICIÓN De quien fue colaborador de Rudolf Barshai, quien lo fuera a su vez de Shostakovich, cabía esperar una interpretación auténtica. La transcripción (de Turovski) del Tercer Cuarteto de Shostakovich, distinta de la debida a Barshai aunque lleva como ésta el nombre de Sinfonía de cámara opus 73a, optó empero por traducir con belleza muelle y un tanto desalada un original que mal admite quedarse sólo en lo bonito y prescindir del idioma sarcástico del autor, mejor captado en cambio en el Preludio y scherzo op. 11, octeto también debido a Shostakovich. Algo frustrada se vio la expectación despertada por la transcripción de los Cuadros de una exposición de Musorgski, que las notas al programa (de Tino Gil ZARAGOZA Zaragoza. Auditorio. 1-XII-2006. I Musici de Montréal. Director: Yuli Turovski. Obras de Shostakovich y Musorgski. I MUSICI DE MONTREAL Turovski) anunciaban acompañados de la proyección de unos cuadros animados pintados por Natasha, violinista del conjunto e hija de su factótum (de Turovski). Los tableaux vivants a la postre no se utilizaron, y todo quedó en la mera escucha de la trancripción (de Turovski), hábil y efectiva aunque con detalles de un gusto opinable: tema inicial (Paseo) en pizzicato ¡como si el paseante fuera de puntillas y a pasitos!; abundancia de portamentos sin venir a cuento; mucho trémolo en veces de forte; el tempo apresurado de La gran puerta de Kiev ¡como si el espectador pasara ante ella en autobús…! I Musici de Montréal, con la señora (de Turovski) de concertino, estuvieron, eso sí, impecables, incluso en el encore: un página de Chaikovski cuyo almíbar tuvo esta vez demasiado azúcar. Tengo dudas pero creo que era una transcripción (…). Antonio Lasierra 45 ACTUALIDAD 46 Acciones paralelas EL DUX EN PANTUFLAS Bettina Stöss Deutsche Oper. 26-XI-2005. Verdi, Simon Boccanegra. Roberto Frontali, Roberto Scandiuzzi, Tamar Iveri, Franco Farina, Ralf Lukas. Director musical: Yves Abel. Director de escena: Lorenzo Fioroni. Decorados: Cordelia Matthes. Vestuario: Katharina Gault. Roberto Frontali en Simon Boccanegra de Verdi en la Deutsche Oper de Berlín BERLÍN INTERNACIONAL ACTUALIDAD ALEMANIA La nueva producción de Lorenzo Fioroni del Simon Boccanegra de Verdi en la Deutsche Oper constituye un punto negativo en cuanto a falta de gusto y de coherencia, que al final de la representación dividió claramente al público del estreno. Con todo, las dos primeras escenografías de Cordelia Matthes tienen su encanto, y en ellas podríamos imaginar un montaje de La bohème o Manon Lescaut, o mejor aún, de Boulevard Solitude de Henze, pero para el sombrío melodramma verdiano resultaban totalmente erróneas. El prólogo se desarrolla en una vieja estación, con su célebre atmósfera del sfumato de las pinturas de Monet, donde domina el acelerado ir y venir de los viajeros, mientras vemos en una casita que hay a la derecha a gente que está esperando la llegada de un tren del que desciende Fiesco, acompañado de un sacerdote y recibido por una banda. A veces, el director de escena deja a los actores fijos en sus gestos; con estas imágenes pretende una mayor concentración en las frases importantes, como el enfrentamiento entre Paolo y Simone antes de la elección del nuevo dux, que es celebrada con una ruidosa fiesta en la que unas chicas con minifaldas blancas hacen de animadoras como en los shows americanos. El primer cuadro del acto I, una estación de tren con referencia a los cuadros de Edward Hopper, posee mucha atmósfera de soledad y melancolía resaltada por las hojas otoñales. Amelia, con abrigo rojo y botas negras, espera en el andén a Gabriele, que, con su vestuario informal y su gorra de béisbol, apenas da la impresión de nobleza. Ya en su aria, sensiblemente cantada por Tamar Iveri con voz timbrada y penetrante, de resonancias oscuras, se apreció la molesta tendencia del director a recalcar las principales escenas con acciones paralelas (aquí, una mujer abre ruidosamente su quiosco y después, en la escena del senado, otra pierde el sentido, desplazando la atención del público). Simon dirige su gran arenga en la primera fila del patio de butacas, con la luz de la sala encendida, y es violentamente interrumpido por los silbidos de la ordinaria masa. Pero lo peor es que Fioroni no ha comprendido la grandeza y dignidad de la obra, y nos presenta al dux con pantuflas y tirantes, jugando con un tren de juguete o viendo la televisión. En el papel titular, Roberto Frontali convenció por la fuerza y autoridad de su registro baritonal, al que sólo se le podía exigir un poco más de sutileza en el piano. Roberto Scandiuzzi otorgó a su antagonista Fiesco una noble presencia y una vocalidad de apropiada madurez y majestuosidad. Franco Farina comenzó como Gabriele de modo un tanto enfático, pero atacó valientemente su temida aria y estuvo totalmente entregado, y Ralf Lukas supo dar mucho relieve al ambiguo personaje de Paolo. La orquesta titular, al mando de Yves Abel, defendió la poliédrica partitura verdiana con su acentuado dramatismo, su intensa gravedad y su tornasolado lirismo. Bernd Hoppe ACTUALIDAD ALEMANIA Originalidad y fantasía UN MUNDO FASCINANTE Berlín. Staatsoper. 2-XII-2005. Busoni, Doktor Faust. Roman Trekel, Jürgen Müller, Stephan Rügamer, Carola Höhn, Christof Fischesser, Mirko Janiska. Director musical: Daniel Barenboim. Director de escena: Peter Mussbach. Decorados: Erich Wonder. Vestuario: Andrea Schmidt-Futterer. Ruth Walz D e nuevo una producción extremadamente artística, debida al equipo formado por Peter Mussbach, Erich Wonder y Andrea Schmidt-Futterer, que, después de pasar por Salzburgo y Nueva York, finalmente ha llegado a la Staatsoper de Berlín. Ya conocíamos esta estética por otras producciones en esta casa, pero una vez más nos ha fascinado por su originalidad, su fantasía y su perfección. Para el Prólogo I, Wonder ha diseñado un espacio con pequeñas aberturas verticales y trampillas en un cálido rojo y un rugoso suelo. Después, una luz azulada produce una atmósfera de hielo. Fausto y Mefistófeles aparecen vestidos con abrigos largos, como si el uno fuera el alter ego del otro. También las apariciones de Lucifer y sus criados —una fantasmagórica procesión en el espíritu de E. T. A. Hoffmann—se asemejan a los dos protagonistas. Los duques de Parma llevan máscaras de oro y se mueven como muñecos de porcelana, y su corte es una extraña y escarpada región rocosa. La última escena muestra una imagen de infinita y fría soledad, que en Escena de Doktor Faust de Ferruccio Busoni en la Staatsoper de Berlín sus colores grises recuerda el cuadro de Caspar David Friedrich El monje junto al mar. Por esta calle con ruedas de viento y cables eléctricos avanza Fausto hacia su muerte, como una momia surgida de la tumba, fundiéndose con la niebla. En esta escena se creció Roman Trekel en el papel titular, ya que en el resto de la ópera su naturaleza de barítono lírico quedó algo insuficiente, destacando en los momentos liederísticos. Más problemático resultó Jürgen Müller en la tesitura extremadamente aguda de Mefistófeles, al que le faltó la incisividad del tenor de carácter que requiere la parte. Como los Duques de Parma brillaron Stephan Rügamer y Carola Höhn, al igual que Christof Fischesser en Wagner y Mirko Janiska como soldado. El coro de la Staatsoper, preparado por Eberhard Friedrich, cantó de manera precisa y poderosa. La Staatskapelle Berlin fue conducida hacia una de sus más rutilantes prestaciones por Daniel Barenboim, quien nos cautivó ya con el doliente y expresivo lirismo de la Symphonia y nos hizo disfrutar de los pasajes lujuriosos, las misteriosas atmósferas, la fuerza rítmica y una sutileza de transparencia camerística. Bernd Hoppe Nicholas Brieger pone en escena un original Don Giovanni FINAL EN EL GERIÁTRICO MANNHEIM Nationaltheater. 12-XI-2006. Mozart, Don Giovanni. Markus Eiche, Cornelia Ptassek, Marie-Belle Sandis, Taras Konoschenko, Marina Ivanova, Martin Busen, Carsten Süss, Mihail Mihailov. Director musical: Wolfram Kolosseus. Director de escena: Nicolas Brieger. Decorados: Raimund Bauer. Vestuario: Margit Koppendorfer. La mirada de Nicolas Brieger en el alma de Don Giovanni —teniendo en cuenta que éste tenga una—, refleja simplemente cuanto no coincide con la habitual imagen del personaje. En este montaje no es una figu- ra soñada, sino un personaje de carne y hueso, que se convierte en un libertino cuando entra en el mundo gris de los demás: Donna Anna, Donna Elvira y Don Ottavio. De repente, todos ellos se encuentran arrastrados como por una corriente: sin aliento, enamorados o tambaleantes, impulsados hacia los oscuros abismos de su existencia por Don Giovanni, quien les lleva a un paisaje de pasiones y de anhelos desmesurados que antes no conocían. Zerlina y Masetto están demasiado afe- rrados al suelo, son demasiado robustos para observar a Don Giovanni como un peligro, una amenaza para su existencia, y los demás lo viven como un espejo de aquello que les falta. El director de escena cincela a los personajes con 47 ACTUALIDAD ALEMANIA precisión de orfebre. En el espacio escénico de Raimund Bauer, concienzudamente oscuro, se mueven tres cubos negros, unos cubículos que dejan ver los tres destinos relacionados con Don Giovanni, que se reflejan a modo de espectros en las grandes ventanas laterales. Al fondo brillan las estrellas en una gran pared. El final es aterrador: el seductor termina en un asilo, condenado a ser observado por ancianos impotentes y atiborrados a pastillas. ¿Puede haber un mayor infierno para un espíritu libre? La muerte sería una compañera demasiado suave. Vocal e interpretativamente, destacó la apasionada Donna Anna de Cornelia Ptassek, a la que se unió Marie-Belle Sandis en una Donna Elvira de trágicos acentos. Marina Ivanova encarnó a una vital Zerlina, cuyo Masetto, pasablemente cantado por Martin Busen, resultó demasiado rústico. Sin duda, ella hubiera preferido tener algún asunto con el elegante Don Giovanni de Markus Eiche, muy seductor en el Là ci darem la mano. Taras Konoschenko supo imprimir mucho humor a su Leporello. Don Ottavio fue representado por el propio director de escena, ya que los dos tenores previstos se pusieron enfermos, mientras Carsten Süss cantó adecuadamente el papel desde un lateral. Mihail Mihailov compuso un Commendatore de voz profunda y voluminosa. Wolfram Kolosseus mostró una tendencia hacia una sonoridad historicista, evitando todo sentimentalismo y buscando un carácter más bien camerístico, que permitiera reflejar todas las pasiones humanas. Barbara Röder En los dominios del ridículo EL GANSO DE NAVIDAD LEIPZIG Andreas Birkigt Oper. 18-XI-2006. Wagner, Lohengrin. Stefan Vinke, Hillevi Martinpelto, Lioba Braun, Sergei Leiferkus, James Moellenhoff, Jason Stearns. Director musical: Axel Kober. Director de escena: Steffen Piontek. Decorados: Hartmut Schörghofer. Vestuario: Joachim Herzog. 48 Un telón azul oscuro con un enigmático ojo en el centro nos ambienta para un místico montaje de Lohengrin, pero la ilusión termina pronto, cuando la cortina se hace transparente y vemos un cisne blanco que se eleva flotando sobre el suelo —un feo y desnudo pájaro sin ninguna poesía, que sólo sirve para asar. En la primera aparición de los hombres del rey Enrique, nos quedamos perplejos al ver los trajes de época en colores rojo, verde y violeta. Y realmente dudamos si las pelucas bajo los cascos de latón son realmente serias o una parodia. El decorado, con su desnudo suelo de madera y sus paredes de espejo, cobra vida a través de las proyecciones del fondo, que reflejan los diferentes lugares de la acción —en el I acto y al final, un romántico bosque con su estanque; en el II, a modo de violento contraste, un puerto nocturno con luces que se reflejan en el agua y una escalera de caracol, y en la escena nupcial la gigantesca foto de un kitsch dormitorio con cortinas de nubes y una cama decorada con un cielo que quizá hubiese valido para la opereta Madame Pompadour. A todo esto hay que añadir una penosa dirección de Stefan Vinke en Lohengrin de Wagner en la Ópera de Leipzig actores por parte de Steffen Piontek, que alcanza su momento más ridículo precisamente en la cámara nupcial, donde Lohengrin pone a Elsa el dedo en los labios para interrumpir sus preguntas. El ataque de Telramund a Lohengrin y su posterior muerte están realizados de una manera tan diletante que provocaron la hilaridad del público. Al final no se reúnen los dos hermanos, Elsa y Gottfried, sino que quienes lo hacen son el muchacho y Ortrud, quien de este modo recibe una nueva oportunidad. Lioba Braun fue también la que con este papel logró atraer la mayor atención. Como una excéntrica serpiente de salón, envuelta en su vestido morado y con largos guantes rojos, supo reflejar todas las facetas del personaje, desde el violento odio a la cínica entrega, con una sugerente voz de mezzosoprano capaz de imponerse a la orquesta. A su lado, Hillevi Martinpelto resultó algo pálida como Elsa. Cantó con solidez pero con escaso sentimiento, encontrando sus mejores momentos en el dúo con su rival femenina y en la escena final. Stefan Vinke fue un Lohengrin absolutamente terrenal, con un canto no excesivamente pulido, y Sergei Leiferkus interpretó a Telramund como el clásico malo de película. James Moellenhoff hizo un autoritario rey Enrique, y Jason Stearns un aceptable heraldo. El Coro de la Ópera de Leipzig tuvo una intervención desigual, destacando en la escena ante la catedral. Tampoco la Orquesta de la Gewandhaus, al mando de Axel Kober, alcanzó su nivel acostumbrado, con algunos desajustes en los vientos, que fueron compensados por la transparencia lírica de las cuerdas. Bernd Hoppe ACTUALIDAD ARGENTINA / AUSTRIA El Colón fuera del Colón GRAN IMPACTO VISUAL EN TURANDOT BUENOS AIRES Buenos Aires. Luna Park, 29-XI-2006. Puccini, Turandot. Nina Warren, Warren Mok, Paula Almerares, Norberto Marcos, Gabriel Centeno, Carlos Natale, Carlos Esquivel. Director musical: Carlos Vieu. Director de escena, escenografía e iluminación: Roberto Oswald. Vestuario: Aníbal Lápiz. Resulta paradójico comenzar a escribir sobre las actividades del Colón con un espectáculo que no se realizó en su sede, pero de esta inusual manera finalizó la temporada 2006 de este Teatro, que ha cerrado sus puertas para someterse a mejoras con miras a celebrar por todo lo alto su centenario en mayo de 2008. Lo más logrado de esta Turandot radicó en su tratamiento escénico. Aprovechando el enorme espacio del que disponía, Roberto Oswald, verdadero artífice de esta producción, realizó uno de sus mejores trabajos, creando un marco imponente —flanqueado por gigantescas estatuas semejando los guerreros de Xian y con un anillo central que fue luna, acceso de la protagonista o gong— en el que movió, con su habitual destreza, a los intérpretes y a ingentes grupos humanos. Un vestuario suntuoso, colorido y apropiado sumado a una excelente iluminación completaron una puesta digna del mayor de los elogios. Por el contrario, la parte musical no logró convencer tan plenamente. Muy grata impresión produjo el debutante Carlos Vieu, eficiente y comunicativo, logrando una respuesta atenta y ajustada de la orquesta. Destacable el trabajo del coro, que gracias a la labor de su actual titular, Salvatore Caputo, está recobrando su nivel de antaño. No pude escuchar al primer elenco, en el que descolló el tenor argentino Darío Volonté (que en su última actuación debió bisar el Nessun dorma). En el segundo reparto, Nina Warren, en el rol titular, lució aceptables dotes actorales junto a una voz amplia y bien timbrada pero despareja, con agudos brillantes frente a notas de dudosa afinación. Menos interesante resultó el tenor oriental Warren Mok, con un órgano vocal algo tosco y poco homogéneo en sus registros. Resolvió bien su célebre aria pero se mostró bastante inexpresivo en lo escénico. La gran triunfadora de la noche fue la soprano platense Paula Almerares, notable en su composición de la esclava Liú y dueña de una voz muy bella, que maneja con habilidad. Acertado el trío de máscaras (Marcos, Centeno y Natale) tanto en sus movimientos como en lo canoro, encomiable la actuación de Carlos Esquivel encarnando a Timur, comunicativo Oscar Grassi, cuya voz ya bastante fatigada convenía con propiedad al Emperador Altoum mientras Emilio Estévez mostraba gran seguridad vocal como Mandarín. Carlos Singer Sven-Eric Bechtolf pone en escena Arabella de Strauss DECADENCIA VIENA La música de Arabella estaba ya pasada de moda cuando se estrenó en Dresde en 1933 bajo la dirección de Clemens Krauss. Para evitar el peligro del kitsch, el director de escena Sven-Eric Bechtolf ha trasladado la acción a la época del estreno. El acto I transcurre en el Hotel Metropol, que fue a partir de 1938 la central de la Gestapo en Viena; el salón de baile del acto II, con su bar, sus damas semidesnudas y sus saxofonistas bien podría servir para Jonny spielt auf de Krenek, y el acto III posee el encanto del vestíbulo de un cine de la década de 1960. La cuestión es que la decadencia de la época anterior a la dictadura nazi no es la misma que la del fin de siècle vienés. El equivo vocal estuvo dominado por la extraordinaria Arabella de Adrianne Pieczonka, un retrato perfecto en lo vocal y lo escénico. Genia Kühmeier (Zdenka) apenas le fue a la zaga en lo canoro, mientras que Michael Schade (Matteo) estuvo forzado y Daniela Fally (Fiakermilli) resolvió sus coloraturas con ingenio y seguridad. John Dickie (Elemer), Adrian Eröd (Dominik) —éste, una cari- Axel Zeininger Staatsoper. 12-XII-2006. Strauss, Arabella. Adrianne Pieczonka, Genia Kühmeier, Thomas Hampson, Michael Schade, Daniela Fally, John Dickie, Adrian Eröd, Johannes Wiedecke, Wolfgang Bankl, Daniela Denschlag, Janina Baechle. Director musical: Franz Welser-Möst. Director de escena: Sven-Eric Bechtolf. Decorados: Rolf Glittenberg. catura de Hitler con su bigotito— y Johannes Wiedecke (Lamoral) tuvieron unas prestaciones tan sólidas como Wolfgang Bankl (Waldner), Daniela Denschlag (Adelaide) y Janina Baechle (la echadora de cartas). Sólo desentonó del conjunto el Mandryka de Thomas Hampson, quien se encuentra en una crisis vocal o se vio superado por el personaje. Franz WelserMöst dirigió de manera precisa y muy favorable para los cantantes. La orquesta de la Staatsoper le siguió con atención y bellísimo sonido. Christian Springer A. Pieczonka y T. Hampson 49 ACTUALIDAD FRANCIA Into the Little Hill PREMIÈRE ESCÉNICA PARA GEORGE BENJAMIN PARÍS Opèra National de París Festival d’Automne. Amphithéâtre. Opéra de Paris Bastille. 22-XI-2006. Benjamin, Into the Little Hill. Anu Komsi, Hilary Summers. Ensemble Modern. Director musical: Franck Ollu. Director de escena y escenografía: Daniel Jeanneteau. Vestuario: Olga Karpinsky. Hacía mucho que se esperaba una ópera de George Benjamin. Y ha podido comprobarse que la espera estaba justificada, incluso si se está lejos de una ópera en la acepción habitual. En esta primera tentativa escénica, el compositor británico se impone como un músico de temperamento teatral, si bien de impulsos interiorizados. Compuesta sobre un texto de su compatriota Martin Crimp, Into the Little Hill se inspira en la antigua leyenda del flautista de Hamelín actualizada hoy como cuento lírico, con un extraño político que, para ser reelegido, cumple el deseo de la multitud exterminando las ratas que “muerden, roban, manchan e infectan”. En la pequeña colina del título donde todo se guarda bajo llave, el Ministro cierra un pacto con un insólito músico. La obra requiere dos voces, soprano y contralto, de las que Benjamin ha estudiado sus timbres con el fin de asociarles los instrumentos que parecía convenirles mejor. Escrita para quince instrumentos aptos para Hilary Summers y Anu Komsi en Into the Little Hill de George Benjamin sonoridades ricas en resonancias (flauta baja y píccolo, dos cornos di bassetto, clarinete contrabajo, dos cornetas, trombón, címbalo y siete cuerdas) y de un extensión en torno a los treinta y cinco minutos, la partitura más larga del compositor manifiesta una tensión extrema que progresa in crescendo hasta su conclusión. La escritura es rigurosa, densa pero siempre clara y fluida, privilegiando los registros graves y el despliegue de un canto suntuoso y envolvente. Benjamin confía todos los personajes a dos cantantes que se despla- zan por pasarelas que atraviesan la orquesta. Entre la dirección de escena llena de contención de Daniel Jeanneteau, la abstracción del decorado, la simplicidad del vestuario y la ausencia de sobretítulos, mejor vale leer el programa con antelación si se desea comprender la alegoría. El Ensemble Modern de Fráncfort, la soprano Anu Komsi y la contralto Hilary Summers dirigidos por Frank Ollu, extrompa del conjunto alemán, restituyen con solicitud los acerados relieves y rasgos poéticos de esta ópera de cámara sin acción. A modo de prólogo, y antes de incorporarse a la orquesta, Geneviève Strosser y Garth Knox ofrecieron Viola, Viola para dos violas, compuesta por Benjamin en 1997, que suena aquí como una obertura para la ópera por sus cualidades espaciales, un juego narrativo que otorga protagonismo al virtuosismo y la presencia de los músicos frente a sus instrumentos, mientras las Tres miniaturas para violín (2001), confiadas a Jagdish Mistry, preparan el lado zalamero del cuento. Bruno Serrou Idomeneo con tsunami FIN DEL AÑO MOZART París. Ópéra de París. Palais Garnier. 5-XII-2006. Mozart, Idomeneo. Ramón Vargas, Joyce DiDonato, Camilla Tilling, Mireille Delunsch, Thomas Moser, Xavier Mas. Director musical: Thomas Hengelbrock. Director de escena: Luc Bondy. Decorados: Erich Wonder. Vestuario: Rudy Sabounghi. E 50 l Idomeneo que abrió la pasada temporada la Scala de Milán se ha presentado en París con un reparto diferente. Conforme a la moda, Luc Bondy lo sitúa en la actualidad, mezclando en una Creta contemporánea, a Al Qaeda con el tsunami. Pero la realización es prudente, si se excluyen los cadáveres dispuestos en bolsas de plástico discretamente dispuestos al fondo de la escena, los restos esparcidos por el viento, olvidados por algún turista sorprendido por la tempestad, y diversos efectos sonoros. Por lo demás, el bello decorado firmado por Wonder —unas inmensas telas pintadas que representan la orilla del mar y la tempestad desencadenada por el tsunami simboli- zando el castigo divino— se ha desembarazado de las escorias que provocaron vivas reacciones en Milán, en especial el monstruo marino. Hombres y mujeres aparecen vestidos de negro, los sacerdotes son ahora popes y la naturaleza es ruda y amenazadora. La dirección de actores se reduce al mínimo y el vestuario amalgama todas las épocas. El mar y las nubes al fondo, la playa en primer término, las luces expresivas pero frías de Dominique Bruguière, rodean una escena donde los coros, movidos por Arco Renz, dominan la acción más que los solistas, perdidos en el espacio. La música vuela felizmente al servicio del teatro, lo que hace lamentar aún más los cortes infligidos ACTUALIDAD FRANCIA Una sátira del American Way of Life EL OPTIMISMO ACTUALIZADO M.N. Robert París. Théâtre du Châtelet. 15-XII-2006. Bernstein, Candide. Lambert Wilson, William Burden, Anna Christy, Kim Criswell, John Daszak, Jeni Bern, David Adam Moore, Ferlyn Brass. Ensemble Orchestral de Paris. Coro del Théâtre du Châtelet. Director musical: John Axelrod. Director de escena: Robert Carsen. Coreografía: Rob Ashford. Decorados: Michael Levine. Vestuario: Buki Shiff. E Anna Christy en Candide de Bernstein en el Teatro de Châtelet rac, botella en mano, a Silvio Berlusconi, George Bush, Tony Blair y Vladimir Putin, los cinco en bañador con los colores de sus banderas nacionales. Si los diálogos han sido reescritos, las canciones se han conservado íntegramente en beneficio de la música pintoresca y refinada de Bernstein. La escena es una amplia pantalla de televisión de finales de los 50 con imágenes de los tiempos del maccarthysmo y los Kennedy; cada cuadro sirve de pretexto para los suntuosos cambios de decorado de Michael Levine, mientras las peripecias se realizan sobre un Titanic que no cesa de zozobrar. La conclusión, como poco pesimista, se nutre de terribles imágenes de un planeta contaminado y superpoblado. Esta sátira del sueño americano aplicada a nuestro Opèra National de Paris strenado en Broadway en 1956, Candide hace su aparición en París medio siglo después. Bernstein, que, a través de Candide, quería denunciar las derivas de Estados Unidos en los años 50 y su suceso más pérfido, el maccarthysmo, ha dado lugar a Carsen para burlarse del American Way of Life y los fallos de la política según Washington, tal como Voltaire ironizaba sobre su época. La Westfalia de origen se convierte en el Estado de West Failure, Cunégonde es la hermana gemela de Marilyn Monroe, su padre el presidente, etc. Echando la culpa a la censura y al imperialismo económico y militar, a los integrismos religiosos y al racismo, al rey dólar y al rey petróleo, el director de escena canadiense carga las tintas hasta la saciedad, encadenando todo al ritmo jadeante del music hall. Así, cuando en el libreto original el zar, el rey de Francia, dos emperadores y el gran sultán se encuentran en una embarcación, Carsen instala a Jacques Chi- Joyce DiDonato y Ramón Vargas en Idomeneo de Mozart a la obra, sobre todo sus ballets. Thomas Hengelbrock dirigió con ardor y diligencia, lo que provocó una dinámica algo plana y cierta tendencia a tapar las voces. Pero los coros, de presencia primordial, resultaron incandescentes. Tras suspender en el estreno, Ramón Vargas, presente desde la segunda representación, hizo gala en el papel titular de una voz casi indemne y apta para superar brillantemente las terribles agilidades que le reserva la partitura. De voz radiante y prodigiosa musicalidad, la bella mezzo americana Joyce DiDonato confirma una vez más, como Idamante, un inmenso talento que le permite dar carnalidad su personaje, pese a la ausencia de dirección de Bondy. Abandonada también a sí misma pero más acorde con su papel, Camilla Tilling, de agudos luminosos y sentido escénico, es una Ilia noble y vulnerable. mundo contemporáneo resulta divertida y sorprendente, si bien la segunda parte se alarga un poco. Al frente de un Ensemble Orchestral de Paris muy motivado, el excelente John Axelrod dirige la música con brillantez y swing, sin restarle emoción ni ternura. El reparto es sobresaliente, con el Candide lleno de humanidad de William Burden, la irresistible Kim Criswell en Old Lady y, sobre todo, Lambert Wilson, como Voltaire y Pangloss, que habla francés e inglés con una increíble facilidad, canta, baila y, como resulta evidente, se divierte mucho. Único reproche, la Cunégonde de voz ácida de Anna Christy. El éxito sería total si no fuera por esa maldita amplificación, mal ajustada, quizá indispensable para los artistas de variedades pero terriblemente perjudicial para los cantantes de ópera, las sonoridades de la orquesta y el equilibrio entre foso y escena. Bruno Serrou Menos convincente, Mireille Delunsch no logró imponerse, por culpa de una vocalidad carente de consistencia, en el difícil rol de Electra. Pero eso no fue nada al lado de Thomas Moser que, sombra de sí mismo, sólo tiene de Arbace la autoridad. A destacar la bella prestación de los secundarios Xavier Mas (gran sacerdote), Ilya Bannik (voz), Yun-Jung Choi y Hye-Youn Lee (dos cretenses), Jason Bridges y Bartlomoiej Misiuda (dos troyanos), miembros del Taller lírico de la Ópera de París. Bruno Serrou 51 ACTUALIDAD BÉLGICA Tabaco sin humo MAGNETISMO ANIMAL Catherine Ashmore Royal Opera House Covent Garden. 8-XII-2006. Bizet, Carmen. Anna Caterina Antonacci, Jonas Kaufmann, Ildebrando D’Arcangelo, Norah Amsellem, Matthew Rose. Director musical: Antonio Pappano. Directora de escena: Francesca Zambello. Escenografía y vestuario: Tanya McCallin. LONDRES Anna Caterina Antonacci y Jonas Kaufmann en Carmen de Bizet en el Covent Garden 52 No falta de nada en la nueva Carmen del Covent Garden: hay esclavitud sexual, escotes profundos, animales, acróbatas, niños y un tenor por el que merece la pena morir (y precisamente es lo que hace la heroína gitana). La puesta en escena, a pesar de todos sus elementos tradicionales, es física y erótica. Francesca Zambello sobresale en la dirección de escenas con grandes multitudes y personajes que van con el corazón en la mano. Esta obra maestra de Bizet de 1875 es el medio ideal para todo ello. Se podían poner reparos a unos cuantos detalles insignificantes, al incómodo diálogo en francés o incluso a los cortes del texto pero la representación íntegra era cautivadora. Los decorados de Tanya McCallin, una parte de una plaza de toros de color herrumbroso que se parecía a una escultura de Richard Sierra, eran impresionantes y efectivos. La soprano italiana Anna Caterina Antonacci es una Carmen que se mueve con una sinuosa facilidad y rezuma la seducción de una vampiresa. Y muy importante, tiene el sonoro timbre de mezzo necesario para este papel de la reina de las lagartas. No fue la única con magnetismo animal que había en el escenario. Había un burro, una gallina y un enorme caballo negro sobre el que el torero Escamillo hizo su entrada. Desgraciadamente, el animal eclipsó un tanto a Ildebrando D’Arcangelo, que sonó débil e inseguro, como si fuera la primera vez que salía a las tablas. Pero una vez que hubo desmontado, recuperó su elegancia. Realmente donde acierta esta producción y da vitalidad a la relación central es con el personaje de Don José. Con demasiada frecuencia se presenta al desdeñado amante como un gordito pesado que Carmen no habría ni siquiera mirado. Pero el cautivador alemán Jonas Kaufmann infunde al papel de una sutil inteligencia y dignidad. Su encanto es totalmente creíble. Kaufmann, un dotado cantante de lied está interesado en la fidelidad musical y dramática y no en vistosas heroicidades. Y sus notas agudas fueron casi todas discretas, expresivas y retenidas. Antonio Pappano, que ha firmado un nuevo contrato para otros cincos años como director musical de la Royal Opera House, dio brío a la lectura poética, al optar por unos espaciosos tempi y atrevidos y lánguidos pianissimi. La orquesta y el coro se adaptaron con elegancia al ambiente francés y español. Los grandes clímax demostraron fuertes emociones y muchas agallas. Ya que el cigarro se está convirtiendo en algo tan anacrónico como azuzar a los perros contra un oso, la fábrica desprendía un aire de limpieza desodorizada, con todas las mujeres frotándose mutuamente las espaldas entre grandes cantidades de espuma. Esta Carmen se representó en una zona virtualmente libre de humo pero llena de su propio fuego. Fiona Maddocks ACTUALIDAD ESTADOS UNIDOS Sher monta su primera ópera PURA DIVERSIÓN NUEVA YORK Aunque “revolucionaria” fuera la modesta descripción del Metropolitan de su nueva producción del Barbero de Sevilla, lo cierto es que su magnífica puesta en escena demostró que no lo era en absoluto. La obra resultó ser fresca, divertida, animada, encantadora, sin olvidar que el Barbero es de Rossini y no de Bartlett Sher o de Michael Yeargan. El director, que se estrenó en el Met con esta producción, y el escenógrafo, un veterano del teatro, se han hecho célebres en la historia de la compañía al crear una especie de pasarela que rodea el foso de la orquesta y permite que la acción se extienda más allá de los paneles y puertas del escenario llegando hasta el público —un ingenioso mecanismo que usaron con sobriedad y mucho efecto. Y también lo que hizo destacar este Barbero fue la alegre acción e interacción de los intérpretes, que claramente estaban a gusto los unos con los otros y con Rossini. Hace falta un buen director para que esto ocurra y Sher —que acaba de cosechar un gran éxito en Broadway con la comedia musical Light in the Piazza y un reestreno de Awake and Sing! de Clifford Odets, pero ha dirigido sólo una producción de ópera antes —dio a la comedia de Rossini un toque de distinción. Y el reparto no podía haber sido mejor. No se esperaba otra cosa que el Almaviva de Juan Diego Flórez fuera visual y vocalmente perfecto y así fue. Menos previsible fue el popurrí de placeres ofrecido por Diana Damrau y Peter Mattei. Damrau, una Rosina de soprano aguda y encima alemana equilibró sus deslum- Ken Howard Metropolitan Opera. 27-XI-2006. Rossini, Il barbiere di Siviglia. Diana Damrau, Juan Diego Flórez, Petter Mattei, John Del Carlo, Samuel Ramey. Director musical: Maurizio Benini. Director de escena: Bartlett Sher. Decorados: Michael Yeargan. Vestuario: Catherine Zuber. I D. Damrau y J. D. Flórez brantes vuelos de altura con algunas excursiones terrenales de pecho; no hubo ningún gesto, ni vocal o físico, que pareciera repetitivo. También fue un maestro del escenario Mattei —conocido en el Met por sus papeles más oscuros como Almaviva y Don Giovanni de Mozart— , que mostró ser un despreocupado y astuto Fígaro que cantó con una calurosa y relajada gracia. John del Carlo en el papel de Bartolo no fue capaz de igualar a este trío en sus intrigas ni cantando. Pero tuvo una maravillosa presencia y como ellos, parecía vivir su papel. En los polos más opuestos del registro dinámico Samuel Ramey estuvo sonoro y vacilante en el papel de Basilio y Robert Besserer, un soberbio mudo y ágil Ambrosio el soñoliento sirviente; ambos ofrecieron algunas buenas interpretaciones. Musicalmente este Barbero fue compacto, ligero y de gracioso belcanto, con mucho delicioso adorno y un resonante sentido del humor; no es extraño que Maurizio Benini estuviera en el foso. Patrick Dillon 53 ACTUALIDAD HOLANDA Las óperas de Mozart-Da Ponte como un todo UNA TRILOGÍA DECEPCIONANTE ÁMSTERDAM A.T. Schaefer Het Muziektheater. 26-XI-2006. Mozart, Don Giovanni. Myrtò Papatanasiu, Charlotte Margiono, Cora Burggraaf, Pietro Spagnoli, Marcel Reijans, José Fardilha, Mario Luperi, Roberto Accurso. 3-XII-2006. Mozart, Le nozze di Figaro. Cellia Costea, Danielle de Niese, Maite Beaumont, Charlotte Margiono, Garry Magee, Luca Pisaroni, Marcel Reijans, Mario Luperi, Norman Shankle. 10-XII-2006. Mozart, Così fan tutte. Sally Mathews, Maite Beaumont, Danielle de Niese, Normal Shankle, Luca Pisaroni, Garry Magee. Orquesta de Cámara de los Países Bajos. Director musical: Ingo Metzmacher. Director de escena: Jossi Wieler. Decorados: Barbara Ehnes. Vestuario: Anja Rabes. 54 Después de cinco meses de ensayos y una enorme promoción publicitaria, la Ópera de los Países Bajos culminó el aniversario de Mozart con la programación “de las tres óperas Da Ponte presentadas como una trilogía del amor”. Così fan tutte describe la alegría y la desesperación de unos adolescentes enamorados, Le nozze di Figaro refleja varias consecuencias amorosas resultantes de las esperanzas y las desavenencias de la vida conyugal y Don Giovanni la decepción en torno a un mundo donde el amor no es más que desencanto y sexo superficial. Este “ciclo del amor” fue pensado no sólo para rematar las festividades del año Mozart sino también como la presentación de Ingo Metzmacher como director musical. Sin embargo, se convirtió en una producción muy polémica, en la que destacó la mediocridad musical. Desde el principio, quedó claro que Mozart y Metzmacher pertenecían a mundos totalmente diferentes. Escasearon por completo en las tres representaciones la claridad, el empaque musical y la pasión humana y hubo una asombrosa carencia de precisión y coherencia. En cuanto a la entonación y la entrada a tiempo de las voces instrumentales de la Orquesta de Cámara de los Países Bajos, cada uno parecía ir por un camino diferente, acarreadas por Metzmacher que dirigió con las manos y los dedos totalmente estirados. Inevitablemente, la coordinación con los solistas provocó incluso más problemas y cuando en los momentos en que el Coro de la Ópera tuvo que empe- De arriba a abajo: Don Giovanni, Così fan tutte y Las bodas de Fígaro zar a cantar, los resultados fueron desastrosos. El porqué se decidió usar todos los números escritos por Mozart (salvo las arias alternativas) es una cosa tan inexplicable como el hecho de haber eliminado varios recitativos de Don Giovanni, sobre todo los del primer acto, convirtiendo así el argumento en casi incomprensible para alguien que no lo conociera. A lo mejor, se podían haber tolerado todos estos deslices si las representaciones hubieran sido muy emocionantes, pero la carencia de empaque musical sofocó el genio de Mozart. Era para sentir lástima de los cantantes, y el publicó la demostró visiblemente durante Per pietà de Fiordiligi —Così— cuando entraron desafinando patéticamente las trompas naturales que Metzmacher decidió emplear. Tuvo que ser muy angustioso para Sally Matthews, que hizo todo lo que pudo para infundir vida a una sufrida y desesperada chica. El sintetizador para los recitativos secos en Le nozze di Figaro y en algunas partes de Don Giovanni fue más bien un truco efectista, pero la guitarra en Don Giovanni funcionó sorprendentemente bien. Formaba parte de la puesta en escena un barato hostal juvenil durante la década de los sesenta, cuando Elvis Presley, los hippies y el flower power dieron al mundo un color especial. La combinación de las palabras de Da Ponte con la escenificación de Wieler a veces no quedaba muy clara pero el resultado fue divertido, y se puede decir lo mismo de casi todo Le nozze di Figaro, escenificada en la sala de muestras de la Compañía de Coches Almaviva. Obviamente el público estuvo menos satisfecho por los decorados de la sofocante tienda de muebles llena de feas camas de las que se beneficiaba Don Giovanni. Los solistas pasaron toda esta última ópera encerrados ahí, durmiendo o explorando sus propias perturbaciones psíquicas pero con tan pocas explicaciones que el público difícilmente podía entender la historia sin algún tipo de introducción. Lo mejor de todo el ciclo fue el reparto, aunque los cantantes no tuvieran la posibilidad de mostrar sus aptitudes como hubieran querido. Pero la fulgurante energía de Danielle De Niese en los papeles de Despina y Susana, la viril y juvenil voz de Luca Pisaroni como Fígaro y Guglielmo y la irresistible intensidad de Sally Mathews como Fiordiligi, más varios otros cantantes y actores, todos excelentes, ofrecieron muchos momentos de emoción operística. Algunos ejemplos de ello fueron las joyas musicales de Charlotte Margiono, que combinó su conocida Doña Elvira con la exuberante Marcellina, y Marcel Reijans fue un muy disciplinado Don Ottavio y luego un divertido Don Basilio. No todos los cantantes estuvieron al mismo nivel pero uno se podía preguntar hasta qué punto tenían la culpa de eso los directores musical y de escena. Paul Korenhof ACTUALIDAD ITALIA Primera interpretación moderna de Ademira MARAVILLAS OLVIDADAS BIBBIENA Teatro Dovizi. 1-XII-2006. Luchesi, Ademira. Maria Laura Martorana, Alexandra Zabala, Devis Longo, Sara Allegretta, Stella Peruzzi. I Virtuosi delle Muse. Director musical: Stefano Molardi. Director de escena, escenografía y vestuario: Massimo Gasparon. Uno se pregunta quién conoce al compositor Andrea Luchesi. Y sin embargo tuvo éxito: fue kapellmeister en Bonn, maestro de Beethoven y de Reicha. ¿Dónde escuchar hoy una de sus obras, prácticamente desconocidas? Pues en Bibbiena, claro, en el Teatro Dovizi, donde desde hace nueve años se proponen obras olvidadas del siglo XVIII. Ademira es una ópera seria, compuesta en 1784 para el Teatro San Benetto de Venecia —entonces el más importante de la ciudad— con motivo de la llegada del rey Gustavo III de Suecia. Fue un éxito fulminante, escuchándose en Lisboa, Florencia, Estocol- mo… De hecho, la versión, en primera interpretación moderna, era la de la ciudad lusitana donde se programaban sólo obras de éxito. Es ópera llena de inventiva, virtuosística, con magníficas progresiones, que parece anticipar la teoría de las disonancias. Orquesta con partes reales, espumosa y llena de verbo: violín, violonchelo, contrabajo y clave, dos violas, dos trompas y oboes. Desde la obertura una auténtica explosión de color. De inmediato maravilla la música de este “desconocido”, una música espléndida aun en los recitativos, siempre plena de ideas nuevas. La orquestación de Molardi subrayaba la piro- tecnia continua de sonidos; dirigió con vehemencia desde el clave, exaltando los contrastes dinámicos y los imprevistos cambios de tempo. La ejecución no fue perfecta, pero la música era tan maravillosa que se tiende a ser indulgente, sobre todo si se tiene en cuenta que el espectáculo fue puesto en pie en cuatro días. Reparto vocal homogéneo. Protagonista de la velada: Alexandra Zabala, de bello timbre, que afrontó con soltura el canto de agilidad, rico en saltos de octava, y la tortura de los filados larguísimos de contratenor. Davis Longo tiene un bello registo central y graves cálidos; estuvo sensacional en la indispensable aria de furor. Maria Laura Martorana ofreció un fraseo anguloso, pero debió encarar una espantosa teoría de agudos y sobreagudos, un poco forzada, aunque el fa sobreagudo en la cadencia lo tomó con seguridad y elegancia. Sara Allegretta dio una interpretación correcta, sin pathos. Magnífica Stella Peruzzi, salvo por la dicción, tal vez por ceder a las inflexiones dialectales. Las escenas fijas palladianas se prestaban bien a la ambientación y a resaltar el rico vestuario. Fue tan sólo un primer ensayo, la partitura, revisada por Bernardo Ticci, merecería una orquesta más numerosa. Franco Soda Presentación de Bieito en Italia EL JUEGO DE LOS LOCOS BOLONIA Teatro Comunale. 18-XI-2006. Stravinski, The Rake’s Progress. Marin Miller, Richard Paul Fink, Ellie Dehn, Sara Fulgoni, Massimiliano Tonsin, Darren Jeffen. Director musical: Daniele Gatti. Director de escena: Calixto Bieito. Escenografía y vestuario: Rifail Ajdarpasic y Ariane Isabell Unfried. Éxito sin sombras para el Rake’s progress que ha inaugurado la temporada de Bolonia y que proponía el primer trabajo de Calixto Bieito en Italia. En el caso de las obras maestras del siglo XX, Bieito no siente la necesidad de reescribir la dramaturgia: como en el caso del Wozzeck de Barcelona, ha respetado sustancialmente la trama del libreto de Auden (con algunas alteraciones en el tercer acto), pero lo ha ambientado en un mundo lejano del de Hogarth, colocando la acción en una escena única, una coloreadísima estructura hinchable que evoca un parque de atracciones adaptado al vacuo e indefenso infantilismo de Tom (frágil marioneta que, como todos los protagonis- tas del teatro de Stravinski, no es dueño de su propio destino), y que contiene estilizados órganos sexuales, un gran seno, árboles falsos y otras muchas cosas. Sobre el fondo, en lo alto, se lee “London”. Fueron muchos los hallazgos fascinantes: por ejemplo, la máquina para hacer pan soñada por Tom tiene el aspecto de una cajita para la “happy meal” de Macdonald. La primera escena, en el campo, en casa de Anne Trulove y su padre, se desarrolla a telón bajado; luego la carrera de Tom está toda ambientada en una estructura única, que evoca un mundo de vacuidad y falsedad totales y que en el tercer acto, después de la venta de los bienes de Tom en la subasta, se desinfla, cayendo fofamente al suelo. Cuando Tom, para salvarse, debe adivinar tres cartas, están todavía presentes el subastador Sellem y Baba la Turca, que son muertos por tiros de Nick cuando Tom adivina las dos primeras cartas (algo tal vez superfluo). Luego, en la escena del manicomio, la estructura aparece completamente desinflada, con las pelucas del coro por el suelo como piltrafas, ahora todos los personajes aparecen envueltos en el mundo de la locura, incluso Anne Trulove y su padre, incluso Baba, mientras que Nick Shadow viste la chaquetilla blanca del médico y calza zapatos normales y no las babuchas de conejo que ha llevado hasta ese momento. Las características pop de escenografía y vestuario contras- tan estridente y eficazmente con el sofisticado manierismo, la elegante y melancólica pátina arcádica de la música de Stravinski, creando un pertinente y amarguísimo contrapunto con el juego de múltiples referencias estilísticas de la partitura, cuyo brillo es una ilusoria máscara sobre el rostro de un pesimismo fatalista. La bella interpretación de Daniele Gatti ha subrayado sobre todo los aspectos melancólicos, casi de Arcadia disecada, redondeando levemente los aspectos más aristados de la escritura stravinskiana, con resultados de gran elegancia. No había grandes voces en el reparto, pero todos eran excelentes cantantes actores. Paolo Petazzi 55 ACTUALIDAD ITALIA Alagna abandona Aida en plena función RADAMÉS EN VAQUEROS Asistí a la segunda función de Aida que ha inaugurado la temporada scalígera, la del 10 de diciembre en la que Roberto Alagna se marchó repentinamente después del Celeste Aida por un modesto abucheo del anfiteatro. Con valiente impetuosidad, Antonello Palombi se precipitó en escena respondiendo, ya desde dentro de los bastidores a Amneris y evitando que el espectáculo se interrumpiese, con vaqueros y camiseta oscura, y ofrecía así un toque involuntario de ironía surrealista en la profusión de oros y el suntuoso kitsch del Egipto pictórico de Franco Zeffirelli. Sólo para la escena del triunfo tuvo tiempo de cambiarse en la vestimenta en Radamés. En todo caso, esa imprevista aparición en vaqueros no podía ennoblecer un espectáculo que des- de el punto de vista escénico y de dirección teatral es uno de los peor presentados por la Scala en los últimos decenios. Un hombre inteligente como Lissner, que ha trabajado con directores como Chéreau, Bondy, Brook, Vick y tantos otros de primera línea no puede haber realizado con convicción la pésima elección de un peresonaje como Zeffirelli, mas ignoro lo que le haya podido inducir a ello. El resultado además ha sido peor de lo esperado y ha suscitado en la crítica italiana juicios negativos de rara unanimidad: la dirección de escena era del todo inexistente y la primera preocupación de Zeffirelli parecía la de no dejar ni un centímetro de escena libre al final del II acto. La pesadez de la producción no beneficiaba a los valores de la interpretación musical. La dirección de Ric- Marco Brescia MILÁN Teatro alla Scala. 10-XII-2006. Verdi, Aida. Roberto Alagna/Antonello Palombi, Violeta Urmana, Ildiko Komlosi, Carlo Guelfi. Director musical: Riccardo Chailly. Director de escena: Franco Zeffirelli. V. Urmana y R. Alagna en Aida cardo Chailly profundizaba e iluminaba con refinamiento las novedades de escritura de los actos III y IV, pero parecía también inclinarse a tomar en serio los episodios más vulgares y de gusto pompier de la partitura, casi subrayando la discontinuidad. El rendimiento de los intérpretes vocales confirmó la dificultad de reunir hoy un reparto apto para Aida. Sobresalió Violeta Urmana, cuya transformación en soprano continúa planteando algunos interrogantes, que fue una Aida un poco monocorde, pero de alto nivel y capaz de pianísimos de extraordinaria finura. Sostuvo con suficiente autoridad la parte de Amneris la húngara Ildiko Komlosi. Carlo Guelfi fue a su vez un Amonasro descompuesto, y Roberto Alagna (al que escuché en el ensayo y por la radio) resolvió con decoro la parte de Radamés, que todavía parece demasiado pesada para su voz y de la que tendía a exaltar los aspectos líricos. El salvador de la segunda velada, Antonello Palombi, dispone de medios sobresalientes que usa de modo un poco tosco. No más que dignos el Ramfis de Giorgio Giuseppini y el rey de Marco Spotti. Memorables los trabajos de coro y orquesta. Paolo Petazzi Gelmetti y Wagner AMOR EN LA NIEVE ROMA Teatro dell’Opera. 21-XI-2006. Wagner, Tristán e Isolda. Louis Gentile, Janice Baird, Michele Kalmandy, Marianne Cornetti, Rafal Siwek, Mario Bellanova, Cesare Ruta, Gian Luca Floris, Angelo Nardinocchi. Director musical: Gianluigi Gelmetti. Director de escena, escenografía, vídeo y vestuario: Pier’Alli. Iluminación: Alessandro Santini. 56 Ha regresado al Teatro de la Ópera la obra maestra wagneriana, Tristán e Isolda, del que ha estado ausente desde 1981. Tras el Oro del Rin del año pasado, la costumbre hubiera impuesto continuar con la Tetralogía. Gianluigi Gelmetti, que se ha preparado largo tiempo como intérprete de Wagner —¡después de años negándose a hacerlo!—, de pronto ha decidido de otra manera. Una larga espera de sus frutos y he aquí Tristán, ópera fronteriza en la historia del teatro musical; después, nada ha sido como antes. Gelmetti la interpreta con refinada finu- ra, brinda todos los colores, todos los timbres, todas las voces con claridad cristalina, atento al equilibrio entre las voces y la orquesta. Objetivo conseguido: “dejarse embrujar por este impetuoso y mágico flujo de notas y perder así la percepción del tiempo”, como afirmaba el maestro. Es necesario dejarse seducir por este Wagner que transporta a otra dimensión, la del amor total. Los alemanes cuando experimentan un sentimiento, lo hacen visceralmente: Gelmetti se complace, se divierte, ello se nota. Sobre todo, hizo sonar a la orquesta como ningún otro: dinámicas calibradas al milímetro, timbre ideal, pureza de todas las voces… el celebérrimo preludio se abrió con un pianísimo tan lábil que apenas se oía, creciendo luego lentamente, por grados: piano, mezzoforte… progresiones de raro refinamiento, belleza e intensidad. Se cerraría un ojo ante el fallo de los metales en el tercer acto. Pier’Alli firmó una dirección de escena ligera, con una equilibrada mezcla de proyecciones y escenas pintadas de gran sugestión. Una pena el ruido del proyector. Admirable el dúo de amor, inmerso entre copos de nieve que alejan de todo a los amantes. La Isolda de Janice Baird, dotada de agudos seguros y luminosos, tuvo gran intensidad dramática; el Tristán de Louis Gentile (una sustitución) no tuvo la estatura de su pareja. Marianne Cornetti (Brangäne) se presentó en su primer papel wagneriano con una bella voz. Estupenda dicción la de los tres, lo que no se puede decir de Rafal Siwek y Michele Kalmandy, Kurwenal muy intenso. El coro, un poco débil, tal vez porque al estar fuera de escena no se implicó. Gran éxito de público, con la sala llena, sobre todo de extranjeros. Franco Soda ACTUALIDAD PORTUGAL / RUSIA Un difícil equilibrio Un espacio recuperado MOZART PARA RECORDAR CAPRICCIO RUSO LISBOA Alfredo Rocha Teatro Nacional de San Carlos. 30-XI-2006. Mozart, Così fan tutte. Irina Lungu, Laura Polverelli, Silvia Colombini, Saimir Pirgu, Simone Alberghini, Bruno Praticò. Director musical: Donato Renzetti. Director de escena: Sergio Tramonti. Nunca es fácil hacer bien un Così. Cuando falta la fluidez, sobran detalles escénicos y cuando sobra el teatro, falta la voz. Curiosamente, nada de esto se verificó en el Così fan tutte inicial de la temporada 2006/2007. Si una palabra pudiera definirlo, sería sin duda aquella que una de las metas más difíciles de alcanzar en ópera y, especialmente, en Mozart: equilibrio. La fluidez se dejó escuchar desde el principio, acompañada por una puesta en escena de delicada urdimbre teatral, a cargo de Mario Martone (director de cine y de teatro que se estrenó en la ópera con este mismo Così, en 1999). La escenografía de Sergio Tramonti utilizó con sabia economía los espacios, de forma que las escenas se sucediesen sin ningún tipo de interrupción —sin que nos diéramos cuenta. Además, con soluciones simples, integró la simbología de la ópera y deshizo la supuesta simetría del libreto: por ejemplo, las camas de Dorabella y Fiordiligi estaban hechas de materiales diferentes, hierro y metal. En realidad, Lorenzo Da Ponte, se comportó como un hábil jugador, manipulando e invirtiendo las verdades y las mentiras que se dicen, se callan y se padecen a lo largo del texto. Por esta razón —porque ningún personaje obedece a un patrón de personalidad, porque todos se presentan volubles y humanos— es tan difícil hacer bien un Così. En Lisboa, puede decirse que se cantó bien, se actuó mejor y se tocó peor. El director musical, Donato Renzetti, tiene ese lirismo suave que tan bien se adapta a la música de Mozart, pero le falta pulso a la hora de res- ponder a uno de sus mayores desafíos, el tempo. Cantantes y orquesta (la Sinfónica Portuguesa) no siempre estuvieron de acuerdo, fallando el paso en algunos compases importantes. Sin embargo, la agilidad de ambos se sobrepuso a los inconvenientes. El elenco supo afirmar sus virtudes y disfrazar sus debilidades: Irina Lungu fue una Fiordiligi sentida y sentimental; Laura Polverelli mostró que sabe cantar pero que necesita una mayor soltura gestual; Silvia Colombini desempeñó una Despina graciosa aunque a veces demasiado artificial; Saimir Pirgu fue un Ferrando correcto y convincente; Simone Alberghini hizo un Guglielmo muy temperamental; y por fin Bruno Praticò le prestó su voz y sus excelentes dotes teatrales a un Don Alfonso jugador (como Da Ponte, como Mozart) y artificioso. Hubo un segundo elenco que subió al escenario en dos oportunidades y del cual formaban parte tres cantantes portugueses que vale la pena registrar, por su indiscutible calidad: Luís Rodrigues, Mário João Alves y Dora Rodrigues (una Despina que reveló ser mucho más amena). Luciana Leiderfarb SAN PETERSBURGO Sala de conciertos del Mariinski. 29-XI-2006. Lang Lang, Vadim Repin, Maxim Vengerov, Vladimir Galuzin, Nikolai Putilin Orquesta de la Ópera Kirov. Director: Valeri Gergiev. Obras de Rimski-Korsakov, Chaikovski y otros. En el verano de 2003, era un edificio histórico de los que prestan sabor de época a San Petersburgo. Una potente edificación neogótica de ladrillo, característica de las construcciones de finales del siglo XIX en la capital de los zares, que los turistas fotografiaban sin saber que su interior albergaba escenografías y vestuarios de las producciones operísticas y los ballets del cercano Teatro Mariinski. Con esa finalidad se le encargó a finales del siglo XIX al arquitecto local Victor Shreter, especialista en el diseño de coliseos líricos como los de Kiev, Tblisi o Nizhni Novgorod. Sólo fue capaz de acabar con la solidez de su estructura el fuego que el 5 de septiembre de ese mismo año empezó por devorar las viejas vigas de madera de su interior antes de engullir trajes, armazones y demás mobiliario escénico, y al que únicamente sobrevivieron tres de los muros externos. Mantenerlos fue la única condición impuesta en el concurso internacional para erigir el nuevo espacio que el 29 de noviembre se inauguraba: la sala de conciertos del complejo cultural del Mariinski, que Valeri Gergiev, su director musical y artístico, responsable de la iniciativa, aspira completar con otro dedicado al ballet. Concluido en un tiempo récord —las obras comenzaron en agosto de 2005—, el nuevo auditorio, con capacidad para 1100 personas, complementará la misión de la vieja sala, asumiendo la programación sinfónica, así como actividades operísticas en concierto, que servirán para sacar a la luz y potenciar nuevos valores. De la parte visible se ha responsa- bilizado el arquitecto de la Provenza francesa Xavier Fabre, especializado en salas teatrales, que ha ganado espacio en altura, conformando el interior como una cesta de gruesas láminas de madera entrelazadas. Aunque el mayor interés de Gergiev —que ha hecho posible el milagro potenciando para tal fin un fondo de aportación pública en el que se recogieron los 20 millones de dólares necesarios— ha sido cuidar lo que no se ve: la acústica, ya que para él, “un auditorio no es edificio; es un instrumento”, comentaba en rueda de prensa en Madrid días antes del bautismo de la sala. La delicada misión le fue encomendada al ingeniero de sonido japonés Nagato Toyota, avalado por su trabajo en medio centenar de proyectos similares, desde el Suntory Hall de Tokio a la sala de conciertos Walt Disney en Los Ángeles, encargado ahora de la renovación del Auditorio de la Ópera de Sydney. Los resultados deslumbraron a los asistentes el día de la inauguración con un concierto que, tras arrancar con el Capriccio espagnol de Rimski-Korsakov para dejar constancia de la brillantez sonora de la sala, sirvió para medir la capacidad de convocatoria de Gergiev, a cuya llamada acudieron para calentar el lugar solistas con la fama internacional del pianista Lang Lang o los violinistas Vadim Repin y Maxim Vengerov. Para el apartado vocal, el coro masculino del Mariinski y un reparto de solistas encabezado por Vladimir Galuzin y Nikolai Putilin interpretaron una escena de la ópera La dama de picas, de Chaikovski. Juan Antonio Llorente 57 ACTUALIDAD SUIZA Calixto Bieito dirige por primera vez en Suiza UNA ALUCINACIÓN ESPAÑOLA Calixto Bieito —muy discutido en Europa Central por sus atrocidades escénicas— esbozó su concepto para la ópera de Giuseppe Verdi Don Carlos (en la versión en cinco actos, cantada en francés) originalmente para Mannheim. Pero la compañía de aquel teatro se negó a ejecutar las labores escénicas y los ensayos fueron interrumpidos. Ahora, Basilea ha ofrecido a Calixto Bieito la oportunidad de recuperar el trabajo perdido. Aquí no ha habido, aparentemente, ninguna protesta por parte de los cantantes. A cambio, hemos tenido que contar con un reparto de desigual brillo verdiano. En cualquier caso, el joven maestro húngaro Balazs Kocsar, que debutaba en la ciudad suiza con esta obra, logró introducir una buena porción de brío, aunque la atención estuvo casi exclusivamente dirigida hacia la provocativa plasmación visual de Calixto Bieito. Hans Jörg Michel BASILEA Theater. 26-XI-2006. Verdi, Don Carlos. Keith Ikaia-Purdy, Stefan Kocan, Marian Pop, Mardi Byers, Leandra Overmann. Director musical: Balazs Kocsar. Director de escena: Calixto Bieito. Decorados: Ariane Isabell Unfried, Rifail Ajdarpasic. Don Carlos de Verdi en la Ópera de Basilea El regista ha calificado la ópera de Verdi como un “poema dramático surrealista”, con lo que nos encontramos con visiones irritantes y abstrusas que giran en torno a un tema muy concreto: el poder y su capacidad de destrucción. Según Bieito —ya que la base original de Friedrich Schiller está bastante transformada—, es “una obra sobre las víctimas, que refleja la historia de España”. El lugar de la acción se reconoce fácilmente: la estación de Atocha en Madrid, un lugar de muerte y de terror. Todo es un sueño, o mejor, una pesadilla. Nos vienen a la memoria las películas de Luis Buñuel, con sus implacables plasmaciones de las perversidades humanas y religiosas. Calixto Bieito va apretando paulatinamente la tuerca del horror. Si la Canción del velo es presentada aún como el número de un musical, la acción se va haciendo cada vez más cruel, hasta llegar a la escena del auto de fe. Los herejes no son quemados, sino humillados hasta dejar- los desnudos. Después, cuando Felipe II canta su soledad, son aplastados por un ángel negro y permanecen como cadáveres en escena. Por supuesto, Bieito renuncia a cualquier atisbo de final feliz, pues todos los personajes están determinados por el poder fanático. Carlos V, que se anuncia como salvador, es un ridículo hermafrodita. Y Don Carlos, con la ayuda de Isabel, se ha colocado un cinturón de explosivos que hace saltar al final. Él mismo se convierte en un terrorista, porque no ve otra salida. Entre el público, como siempre ocurre con este director, hubo mucha agitación, con una tormenta de abucheos frente a apasionados bravos. Pero al final su visión venció, ya que el público de Basilea está acostumbrado al consenso, y hubo una cerrada ovación para Calixto Bieito. Mario Gerteis Recuperación de una deliciosa ópera cómica francesa UN DIVERTIDO ABSURDO ZÚRICH Opernhaus. 26-XI-2006. Chabrier, L’étoile. Jean-Luc Viala, Jean-Philippe Lafont, Marie-Claude Chappuis, Anne-Catherine Gillet, Gabriel Bermúdez. Director musical: John Eliot Gardiner. Director de escena: David Pountney. Decorados: Johan Engels. 58 La Ópera de Zúrich ofrece unas quince nuevas producciones en una misma temporada, lo que es todo un récord en Europa. Y es lógico que, entre ellas, haya algunas rarezas. A la idea de haber puesto en escena la ópera bufa de Emmanuel Chabrier L’étoile ha contribuido decisivamente John Eliot Gardiner. El director inglés ya recuperó esta obra durante su etapa en Lyon, llevándola incluso al disco en 1984. Es un ferviente defensor de una partitura en la que Chabrier —que era, realmente, un auténtico wagneriano— se muestra en la línea del gran bufón Offenbach (no en vano la ópera se estrenó en las Bouffes-Parisiens en 1877). A pesar de todo, la diversión se mantiene dentro de unos límites. A la música de Chabrier le falta la satírica mordacidad de su predecesor, y resulta un tanto inofensiva. Lo que no es, realmente, una ventaja para una obra llena de humor negro, que gira en torno al chocheante rey Ouf I, que para divertir a su pueblo decide ejecutar a un cantor callejero. Sin embargo, no puede hacerlo porque su astrólogo le dice que éste es su gemelo astral y, si lo mata, también él habría de morir. Hay mucho texto hablado, y la música sólo pone algunos acentos líricos o mordaces, aunque encontramos algunos hallazgos, en especial en las animadas escenas de masas. Éstas son aprovechadas por David Pountney para crear una serie de brillantes y excesivas danzas. Por lo demás, se limita a montar una absurda opereta con mucho movimiento, numerosos gags y chicas sexys. La acción se desarrolla en un paraíso de lujo oriental a lo Dubai, con ocasionales chistes baratos sobre los árabes. En el escenario encontramos una excelente compañía de canto francesa, encabezada por los cómicos Jean-Luc Viala (Ouf) y JeanPhilippe Lafont (Astrólogó), a los que se unieron los soleados tonos de la joven mezzosoprano suiza MarieClaude Chappuis en el papel travestido del cantor callejero Lazuli, quien tuvo a su cargo la ensoñadora romanza de la estrella. Mario Gerteis ENTREVISTA Janine Jansen “CADA UNO LLEVA DENTRO SU PROPIO SONIDO” 60 Fotos: Kasskara A lgo tendrá el vino cuando lo bendicen, decía un viejo y castizo refrán. Y algo, aparte de sus encantos personales, tendrá también la joven violinista holandesa Janine Jansen (Utrecht, 1978) para conseguir que en los tres conciertos que ofreció hace unos días en Madrid como invitada de la ONE se agotasen inmediatamente las entradas. Había curiosidad por ver en la capital con orquesta grande a esta singular intérprete a la que hasta entonces sólo se la conocía en dimensiones camerísticas. A esta joven de ojos claros que jamás se separa de su Barrere, un violín fabricado en Cremona en 1727 por Antonio Stradivari, y que, al hablar, irradia optimismo en cada frase. Tal vez porque, de la noche a la mañana ha sabido conjurar el fatum que atenaza desde hace algún tiempo a la industria discográfica, con su personal lectura de las Cuatro estaciones vivaldianas, con que recientemente conseguía ser “platino” en las listas de su país, donde las ventas de esa grabación se acercan al medio millón de copias. Por no hablar de las ventas a través de Internet, que le han valido en una publicación especializada el calificativo de “Reina de las descargas”. ENTREVISTA JANINE JANSEN Alguien de la nueva generación como usted, que ha acuñado un título semejante. ¿Ve en el ordenador el futuro de la música? No sé con certeza por qué se ha escrito eso de mí en algún periódico. Lo que ha llegado a mis oídos, es algo así como que en América la mayor parte de las ventas de Las cuatro estaciones —dicen que un 75 por ciento del total— se han realizado por la vía de itunes. Pero hablar de eso me resulta muy difícil, porque no conozco a fondo esos procedimientos. Nunca he hecho una descarga yo misma. Lo que sí es cierto es que esa historia me ha llevado a pensar si de aquí a unos cuantos años, tal y como se precipitan las cosas, el CD como tal habrá desaparecido. Espero que eso no llegue a suceder, porque a mí me gusta entrar a las tiendas y revolver, incluso regresar de vez en cuando a los LPs. Hasta la enseñanza podría ser a través de esa vía, ¿reconoce usted en su formación más profesores reales o virtuales, de esos de los que se aprende a través de viejos testimonios grabados con o sin imágenes? Siempre menciono a Coosje Wijzenbeek como mi primera maestra, porque es con quien me inicié en el violín. Con ella estuve hasta los 16 años, lo que es tanto como decir que me enseñó lo que sé de este instumento. Después comencé a asistir a las clases de Philipp Hirshhorn, que murió hace ahora diez años, siguiendo sus enseñanzas de un modo un tanto irregular, durante aproximadamente dos años. A partir de ese momento, desde que cumplí los 18, se puede decir que no he tenido un profesor al que acudiese cada semana sistemáticamente para seguir sus lecciones. Lo de Belkin, por ejemplo, debemos limitarlo a decir que asistí a algunas de sus clases magistrales en las que aprendí mucho, como también en otras de distintos violinistas por las que he pasado. Así que, en mi caso podría decir que el verdadero aprendizaje lo he ido adquiriendo por el contacto directo, tocando en grupos de cámara o con orquestas a las órdenes de distintos directores, sin olvidar lo que he asimilado asistiendo a conciertos como espectadora, viendo y escuchando a otros artistas, algo que continúo haciendo cada vez que puedo como un proceso en marcha en el que quiero seguir. ¿No siente el peso de los grandes nombres consagrados? Por supuesto que admiro a todos los grandes violinistas. Desde Thomas Zehetmair a Gidon Kremer por hablar de artistas de hoy o, mirando hacia atrás, Ida Haendel, Nathan Milstein o Arthur Grumiaux, todos ellos con una musicalidad increíble. Pero con todo sigo pensando que especialmente de Coosje, y de Philip Hirshhorn es de quien más he aprendido después de un prolongado contacto con ellos. Desde que tenía 6 o 7 años hasta que cumplí los 18. Hasta esa edad considero muy importante esa relación próxima, porque la necesitas. Pensemos que con mi primera profesora tenía dos clases por semana, y hacíamos mucha música de cámara, un aspecto al que le dedicamos mucho tiempo trabajando en conjuntos, algo que con el tiempo ha tenido un peso increíblemente importante para mí. ¿Tanta importancia tiene la música de cámara en su actividad como para crear en Utrecht el festival que dirige para música de ese formato? Es al menos tan importante para mí como hacer música sinfónica. Además de mi festival, acudo a otros similares que organizan mis colegas, y de vez en cuando a lo largo del año hago música de cámara en conciertos convencionales. Pero claro que, a la hora de hacer balance final, el número de conciertos con orquestas es superior. También puedo decir que, a la hora de hacer música, no me resulta muy distinto si es de cámara o sinfónica. Cuando tocas con una gran orquesta al final estás haciendo lo mismo: estableciendo una comunicación con el resto de los compañeros con los que compartes el escenario. Desde ese punto de vista, lo único que cambia es el número de músicos y que, en el caso de la cámara, al tratarse de un grupo más reducido, los resultados son más directos, y el intérprete a su vez se siente mucho más libre. Pero la actitud del músico en cuato a su modo de acercarse a la creación musical, siento que igual en ambos casos. Al menos en lo que a mí respecta, intento encontrar el mismo sentimiento, el mismo espíritu. Porque en ese momento estamos unidos como un todo único. Si los otros no estuvieran allí, no sería posible sacar a la luz esa música que yo debo interpretar. Le ha funcionado el experimento de reducir el instrumentario de Las cuatro estaciones de Vivaldi a un formato reducidísimo. Hasta el punto de haber conseguido ya el disco de platino en Holanda. En este caso concreto me lo pasé muy bien haciendo eso. Porque las sensaciones que la obra me produce van por ese camino. No era necesario tocarla así, pero pensé que necesitaba más libertad en la ejecución para conseguir mayor transparencia en el resultado sonoro en esta obra tan flexible y llena de libertad, y eso se consigue mejor con un número reducido de compañeros. Al decidir grabarla, sabía que estaba asumiendo un desafío, habida cuenta de la cantidad de experimentos que se han hecho con esa obra, consiguiendo buenos resultados con múltiples modos de acometerla. Por supuesto que es una obra muy conocida. De esas que se llaman populares, y hay razones para ello. En primer lugar, porque es excepcional y te permite acercarte a ella por muchas vías. Por eso surgen tantas alternativas a la hora de interpretarla. Yo no me quebré la cabeza demasiado planteándome si había demasiadas grabaciones, que era algo que por supuesto sabía. Ni me paré a pensar en la reacción del público ante una enésima versión. Si empiezas por plantearte esas cosas, no llegas a ningún sitio. Lo mismo que ahora, cuando me puse a grabar el disco con los conciertos de Mendelssohn y Bruch, que también a todos les resultan familiares a base de verlos juntos. Esas cosas no las contemplo al poner manos a la obra. En el caso de Mendelssohn fue lo primero que tuve claro y dije, adelante, cuando me propusieron grabar un nuevo álbum en concierto, porque es una obra genial que me gusta mucho interpretar. Sin pararme a pensar en cuánta gente la había grabado antes que yo. ¿Es amante de los retos? Claro que me gustan, pero lo primero que hay que plantearse es qué es un desafío. Para mí hacer música es lo mejor del mundo, y por eso me gusta dar todo lo que puedo. Entregarle lo mejor de mí a lo que estoy haciendo, ya es un desafío. Aunque lo de desafío suena a algo demasiado material, y la música para mí no lo es. Se define la música de cámara como sinónimo de música en familia, algo que usted lleva a extremos involucrando en esas Cuatro estaciones a tres miembros de la suya. La idea inicial era esa. Para ello tenía que empezar contando con mi padre, que es organista, con quien he hecho música toda la vida, y enseguida dijo que estaba de acuerdo en unirse al proyecto. Lo mismo que mi hermano, que toca el chelo, con quien he trabajado mucho, y ya por último, mi novio Julian (Rachlin), que también dijo que adelante. En total éramos siete: cinco instrumentistas de cuerda, entre ellos mi hermano y mi novio. Aparte, mi padre, que se encargó del órgano y del continuo, y una tiorba. Los tres restantes son amigos, con los que he tocado mucho. Como digo, la música de cámara te da mucha libertad, y en ese momento me permití elegir los compañeros con los que quería tocar. Al final salió un disco de familia, aunque algunos no sean parientes directos. Pero es gente con la que he establecido unos lazos tan poderosos como si lo fueran. Esa es una de las razones por las que decidí crear mi propio festival, para estar todos cerca y compartir ese modo 61 ENTREVISTA JANINE JANSEN de hacer música juntos durante unos días. Creo que es la combinación perfecta: compartir amistad y música. ¿Nunca ha formado parte de una orquesta? No, si prescindimos de mi paso por el conservatorio. Después de ese periodo, nunca. ¿Desde ese momento se catapultó como solista? Así es. Aunque en los primeros tiempos me tuve que centrar en la música de cámara, para de vez en cuando hacer un concierto con orquesta. Más o menos en la proporción contraria a lo que sucede en este momento, cuando la mayor parte de mi actividad se va en el trabajo con orquestas. Para una defensora de lo camerístico, ¿qué le supuso abrir los Proms de Londres en 2005, o actuar al aire libre en el Waldbühne berlinés el pasado verano? Ambos momentos los recuerdo como fantásticos por muchas y distintas razones, claro está. En el segundo de ellos lo más maravilloso fue verme tocando junto a la Filarmónica de Berlín en aquel concierto confeccionado a base de piezas muy conocidas, en el que se respiraba una atmósfera especial, teniendo en cuenta que allí se habían reunido para escuchar música agradable 20000 personas, que preparaban sus picnics en la hierba. También esa atmósfera es muy especial. Por supuesto que para mí lo más importante es tocar con orquestas buenas, con las que, en cada concierto encuentro algo que destacar. En Madrid con la ONE, por ejemplo, me lo pasé estupendamente haciendo el Mendelssohn por toda la energía positiva que transmitían los músicos. De todos, en algún momento ha destacado la importancia de trabajar con Gergiev, ¿se olvida de su debut internacional con Ashkenazi y la Orquesta de Cleveland? ¿O sus experiencias con Chailly y la Concertgebouw de Ámsterdam? He vivido momentos tan intensos como con Gergiev en otros momentos de mi vida, pero recuerdo el trabajo con él como algo muy especial. Ahora hace unos tres años que no toco con él. Ojalá volvamos a reunirnos pronto en un escenario. Trabajar con él me resultó muy gratificante, y logró sacar de mí una gran inspiración. Pero claro está que circunstancias similares las he experimentado con Ashkenazi, con quien sí he actuado mucho en los últimos años. Siempre ha sido un director muy importante para mí por su infinita capacidad para ayudarme, invitándome a tocar con él en Cleveland o en San Francisco. Fue él quien me brindó el despegue en grandes auditorios como esos. 62 Entre los recuerdos especiales estará el encuentro con su stradivarius. ¿Reconoce un cambio en su sonido desde que toca con él? Creo que sí. Cada persona lleva dentro su propio sonido. En su cabeza o en su corazón, lo importante es cómo hacer salir a la superficie esa idea. Y por supuesto que para ello es muy importante dar con el instrumento adecuado para conseguirlo. Tengo el stradivarius desde hace algo más de seis años. Después de buscar un instrumento durante mucho tiempo, en el momento en que probé éste noté inmediatamente que mi idea encajaba con su sonido. Todavía hoy, pasado ese tiempo, sigo encontrando cosas que me ayuda a resolver: diferentes colores y distintas maneras de conseguirlos. Me ha servido para abrir nuevas ideas en mi mente, porque siento que me inspira. Creo que existe ese antes y ese después en mi modo de tocar. Espero que mi sonido de ahora sea mejor… ¿Sabe por qué manos ha pasado su actual stradivarius? El anterior poseedor de este Barrere, que debe el nombre al apellido de su primer propietario, en aquel momento embajador de Francia en Italia, fue Steven Staryk, que trabajó como primer violín en la Orquesta Sinfónica de Chicago después de haber ocupado el mismo puesto durante un par de años en la del Concertgebouw de Ámsterdam. Es el único dato que tengo, aparte de que antes fue de un tal Mister Copland, que tocó en una de las grandes orquestas americanas y me han dicho que hizo mucha música de películas. Se sentiría a sus anchas cuando le hizo tocar la música de La lista de Schindler. Seguro que le gustó esa partitura escrita por John Williams, que está incluida en el CD que fue mi debut discográfico. ¿Qué amplitud tiene su repertorio? ¿entre Bach y Pärt? Curiosamente, acabo de tocar hace unos días Fratres, la obra de Pärt, por primera vez. Digamos que desde el barroco a los contemporáneos. Entre los últimos, ¿alguno ha escrito pensando en usted? Unos cuantos lo han hecho ya. En América, en Inglaterra, y claro está que en mi país. Y Penderecki, que es muy amigo de mi novio, le ha prometido que va a escribir para nosotros un doble concierto: para violín, que me corresponderá a mí, y viola, que tendrá que interpretarla Julian. Podía haberlo hecho usted, después de atreverse a tocar la viola en la obra de Bruch que incluye en el nuevo disco. Me dio por ahí de repente, estando en mi festival de Utrecht. En un momento dado, Julian me dijo que por qué no tocaba yo la parte de la viola en una obra en la que él estaba habi- tuado a tocar la parte del violín. Así empezó todo. Fue la primera vez hasta ahora, cuando, rematando los conciertos de Mendelssohn y Bruch para violín, pensé que me gustaría añadir algo que no fuese tan familiar para el oyente como las dos obras grandes; algo desconocido hasta donde pudiera ser. Me acordé de Romance, esa pieza que conocí a través de Julian, y que había tocado en muchas ocasiones. Me pareció que quedaría bonita entre los dos conciertos. Como una especie de desengrasante, que sirviera para hacer el paso del sonido de un compositor al otro, convertida en isla de sosiego entre ambas obras. En cuanto se lo dije al maestro Chailly, que la conocía, me dijo que la idea le parecía estupenda, y lo hicimos. Lo único que para ello antes me tocó aprender a manejar bien la viola. Hemos hablado de las tres grabaciones que ha realizado hasta la fecha, ¿por qué caminos van a discurrir sus próximos trabajos discográficos?; ¿se adaptará a lo que el mercado pida, o seguirá el camino que le marque su intuición? Por supuesto que tengo mis propias ideas al respecto. pero también sé que estoy empezando en esto, y admito cualquier tipo de consejo o de sugerencia que los demás me puedan hacer. En lo que respecta a esas ideas tan claras que tengo en la cabeza respecto a futuras grabaciones, el próximo CD será ligeramente distinto a lo que he hecho hasta ahora: sólo con obras de Bach, incluyendo las Partitas a solo y otros trabajos a dos voces, como la transcripción de las Invenciones para violín y viola y otras composiciones para trío de cuerda, incluyendo las Sinfonías. Lo de las transcripciones es una idea que se me acaba de ocurrir a la vista de ver lo bien que han funcionado cuando las he hecho en concierto, porque las voces surgen con una gran claridad, y te hacen sentirte muy flexible en las dinámicas. Ese será el primero de los planes, pero pienso abordar en cuanto pueda el Concierto para violín de Britten, y el Concerto funèbre de Karl Amadeus Hartmann. Y por supuesto que quiero hacer música camerística, empezando por la Verklärte Nacht de Arnold Schoenberg, que es mi obra de cámara favorita. Lo que no quita que también grabe el Concierto de Chaikovski… todo consiste en dar con el momento adecuado para cada cosa. ¿Nunca ha pensado en Sarasate? Claro que me acuerdo de Sarasate. Acabo de tocar Navarra con Julian, y para la próxima temporada tengo pensado incluir en cartera sus Aires gitanos. En España había tocado hasta ahora con la Orquesta de las Palmas… ENTREVISTA JANINE JANSEN … y también con la de Oviedo en un par de ocasiones haciendo Britten, precisamente, y Chaikovski. Siempre que he trabajado aquí, he disfrutado mucho. Como ahora con el maestro Pons, que me encanta, porque es muy flexible. Los ensayos han sido una gozada, porque cuando tienes que tocar la obra de Mendelssohn, ya se sabe… enseguida dicen que qué bien, porque todo el mundo se la sabe y todo se resuelve en un momento y a la carrera, lo que no deja de ser una pena. En este caso no. En el primer ensayo con la ONE le dedicamos al Concierto dos horas y media trabajando ciertos pasajes con la orquesta por separado… En esos detalles es donde se perciben las diferencias entre los maestros: ahí se acaba la cantilena de que es muy fácil y todo el mundo sabe cómo hacerlo. Con obras como ésta, que se sabe al dedillo, ¿impone su opinión, o acepta las que le brindan? Ambas cosas. Si hay algo importante cuando estás haciendo música con otros es estar abierto a las diferentes ideas y a los distintos impulsos. Por supuesto que a veces encuentras que no estás de acuerdo con algo, porque puede suceder. Pero lo normal es que ambas partes seamos receptivas cada una a las ideas de la otra. Intentando cosas nuevas. Ese es para mí el modo de hacer música. ¿Qué ha aprendido de Josep Pons para su Mendelssohn? Lo que ocurre en los conciertos es que cada uno es distinto a los demás. Yo sigo al director, él me sigue a mí, y los detalles van surgiendo cada vez distintos y sin saber cómo. En este caso concreto lo que alabaría es el modo en que ha trabajado a fondo con la orquesta hasta conseguir el acompañamiento para el violín solista la claridad y la transparencia que tanto me gustan. Desde que grabó el disco hasta ahora, está repitiendo la obra una y otra vez. ¿Ha cambiado su modo de interpretarla desde entonces? De ser así, ¿lamenta no haber invertido el proceso y haberlo grabado ahora? Creo que ahora es distinto el resultado, probablemente. Y eso que sólo hace un par de meses que lo grabé. Pero todo va cambiando. También es verdad que si lo piensas así nunca grabarías nada. Si comparo Las cuatro estaciones desde que las grabé hasta ahora, noto también diferencias en mi modo de tocar. Las distintas influencias que vas recibiendo de cada uno de los directores con los que trabajas se acaban notando, y también tu punto de vista. Pero eso no significa que vayas a dejar de grabar. Se habla de interpretaciones con instrumentos originales. En el caso de su Men- delssohn, hasta lo ha grabado en la Gewandhaus de Leipzig, para donde se escribió. Por supuesto que esa sensación fue muy especial, por estar allí, donde tuvo lugar el estreno absoluto, después de haber visitado la casa en la que vivió Mendelssohn. En alguna medida, todo eso te enriquece, te aproxima a la obra, que se te convierte en algo más real, más tangible. Pero al fin y al cabo, no deja de ser una idea en tu cabeza. Si lo analizas a conciencia, puede que el espíritu de la música cambie ligeramente por lo que tiene de especial estar allí y acercarte a todo lo que tuvo que ver con él personalmente. Pero también es verdad que mi modo de interpretar la obra ha cambiado desde que la hice en aquella ocasión con Chailly, porque como decía el resultado cambia con cada director y con cada orquesta. Digamos que el disco es un recuerdo de ese momento concretamente. ¿Fue el resultado de un concierto en directo? En realidad, de los tres conciertos que hicimos. Luego, claro está que tuvimos una sesión de acoplamientos, pero básicamente se puede hablar en líneas generales de un directo. ¿Es lo que prefiere? Pensé que era lo que quería, porque era la primera vez que grababa algo en directo. Claro que en conciertos con esa espontaneidad, con la atmósfera tan especial que te confiere la audiencia, con esa energía… pueden conseguirse momentos muy especiales. Por eso me puse muy contenta cuando me ofrecieron esa posibilidad. Pero debo decir que no es fácil hacerlo, porque en el fondo estás pensando que eso se va a convertir en un CD, y parece que ese pensamiento te coarta en cierta medida tu sentido de libertad absoluta, que es parte de tu emoción… Eso es lo que sentí y lo que más trabajo me costó superar en el primero de los conciertos. En los siguientes, cuando iba a tocar, todavía quedaban ecos de esas vocecillas en el fondo de mi cabeza. Hasta que llegado el momento me dije: adelante, voy a vencer todos los miedos y a disfrutar como siempre, con esa espontaneidad con que me gusta expresarme en mis conciertos. ¿Es fácil ser espontáneo teniendo una partitura detrás? Creo que sí. Aunque esté esa partitura, con todo lo que el compositor quiso decir, para mí la música tiene mucho más que ver con los sentimientos. Con las emociones a las que me refería cuando hablaba de espontaneidad. Juan Antonio Llorente 63 D I S C O S EXCEPCIONALES LOS DISCOS XCEPCIONALES DEL MES DE ENERO DE 2007 La distinción de DISCOS EXCEPCIONALES se concede a las novedades discográficas que a juicio del crítico y de la dirección de la revista presenten un gran interés artístico o sean de absoluta referencia. BACHELER: MONTEVERDI: The Bachelar’s Delight. PAUL O’DETTE, laúd. Il sesto libro de madrigali. CONCERTO ITALIANO. Director: RINALDO ALESSANDRINI. HARMONIA MUNDI HMU 907389. O’Dette es un auténtico mago del laud renacentista. Obtiene un sonido de una riqueza de matices, una calidez y una exquisitez soberbias. P.J.V. Pg. 76 Pocos grupos hacen hoy tanta justicia a la retórica monteverdiana y con tan alta calidad vocal. E.M.M. Pg. 87 CHOPIN: Sonata para MUSORGSKI: violonchelo y piano op. 65. RACHMANINOV: Sonata para violonchelo y piano op. 19. NATALIA GUTMAN, violonchelo; ELISSO VIRSALADZE, piano. Cuadros de una exposición. LIVE LCL 206. NAÏVE V 5068. Un disco extraordinario que ningún buen amante de esta música debería perderse. R.O.B. Pg. 81 Un disco excepcional de una batuta nueva y sorprendente. S.M.B. Pg. 89 DVORÁK: Cuarteto nº 13. JANÁCEK: Cuarteto nº 2 VENTURINI: Concerti da “Cartas íntimas”. CUARTETO ARTEMIS. VIRGIN 0946 353399 2 5. Con este recital checo el Cuarteto Artemis alcanza una especial culminación artística. Una maravilla. S.M.B. Pg. 81 CHAIKOVSKI: Sinfonía nº 4 op. 36. ORQUESTA NACIONAL DEL CAPITOLIO DE TOULOUSE. Director: TUGAN SOJIEV. camera op. 1. LA CETRA. Violín y director: DAVID PLANTIER. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT 0600502. La música de Venturini se merece lecturas tan sensacionales como las contenidas en este disco fabuloso. E.M.M. Pg. 96 DVORÁK: Cuarteto de LEAVING HOME. Música cuerda op. 96 “Americano”. Quinteto con piano op. 81. STEFAN VLADAR, piano. CUARTETO DE JERUSALÉN. orquestal del siglo XX. Vol. 6. After the Wake. Comentarios y dirección de orquesta de Sir Simon Rattle. ANTHONY ROLFE JOHNSON, AMANDA ROOCROFT. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA CIUDAD DE BIRMINGHAM. HARMONIA MUNDI HMC 901899. Lo que parecía imposible, está ahí: de nuevo, dos lecturas de referencia de dos páginas grabadas una y otra vez. S.M.B. Pg. 82 ELGAR: El sueño de Geroncio op. 38. PHILIP LANGRIDGE, CATHERINE WYN ROGERS, ALASTAIR MILES. CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE LA BBC. Director: SIR ANDREW DAVIS. NVC ARTS 3984-22351-2. Una versión que recoge los logros de Britten y Sargent pero que da una vuelta de tuerca al contenido emocional de la pieza. C.V.W. Pg. 105 64 NAÏVE OP 30423. ARTHAUS 102 043. Para que la música del siglo XX deje de ser un misterio o un ámbito artístico prohibitivo para tantos y tantos aficionados. S.M.B. Pg. 110 DISCOS Año XXII – nº 215 – Enero 2007 VÉRONIQUE GENS SOILE ISOKOSKI ANDRÁS SCHIFF J.C. SPINOSI JULIANE BANSE CLAUDIO ABBADO ELISABETH LEONSKAJA Isabelle Levy Kasskara ROBERTA INVERNIZZI Nominaciones a los discos del año 2007 SUMARIO MIDEM CLASSICAL AWARDS ACTUALIDAD: tro año más, en este caso del 21 al 25 de enero, el Palacio de Festivales de Cannes será sede de una nueva edición del MIDEM, el mayor mercado internacional de la música y lugar de encuentro de más de diez mil profesionales (discográficas, distribuidores, editores, promotores, productores, etc.) provenientes de un centenar de países de todo el mundo. Durante esa semana tendrá lugar el acto de entrega de los Premios Clásicos MIDEM (los MIDEM Classical Awards), distinciones concedidas a las mejores grabaciones del año a juicio del jurado internacional que integran algunas de las más prestigiosas publicaciones consagradas a la música clásica y en el que SCHERZO participa como miembro. Jurado que este año cuenta con dos nuevos integrantes: Classic Radio (Finlandia) e International Arts Manager (Gran Bretaña). En las dos páginas que siguen el lector puede encontrar debidamente detalladas todas las diversas categorías —en este caso quince, una más que el pasado año, la que corresponde al epígrafe de “primera grabación”— y, en cada una de ellas, el trío de grabaciones nominadas a premio. La relación de galardones, como ya es costumbre, se dará a conocer en el próximo número de SCHERZO correspondiente al mes de febrero. Suerte a todos hasta entonces. MIDEM Classical Awards 2007 . . . . . . . . . . . 65 ESTUDIOS: Más y más Shostakovich. S.M.B. . . . . . . . . . . 68 BREVES: NMC. C.V.W.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 Naxos. C.V.W. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 REEDICIONES: Óperas checas en Supraphon. S.M.B.. . . . . . . 71 Myto. A.V. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 Orfeo. R.O.B.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 DISCOS de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . 74 DVD de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . . . 102 ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS . . . . . 111 NEGRO MARFIL. P.E.M. . . . . . . . . . . . . . . . . 112 O 65 D I S C O S MIDEM CLASSICAL AWARDS Premios Clásicos Midem 2007 FINALISTAS DE LOS MIDEM CLASSICAL AWARDS MÚSICA MÚSICAANTIGUA ANTIGUA CORAL CORAL CACCINI: Arias y Madrigales KURTÁG: Obras corales completas Roberta Invernizzi Academia Strumentale Italiana Alberto Rasi Divox CDX 70202-6 SWR Vokalensemble Stuttgart Ensemble Modern Marcus Creed Hänssler CD 93.174 MONTEVERDI: Il sesto libro de MOZART: Misa en do menor K 427 Dessay, Gens Le Concert d’Astrée Louis Langrée Virgin 359305 2 madrigali Concerto Italiano Rinaldo Alessandrini Naïve OP 30423 Rafa Martín SAVALL STANFORD: Songs of the Sea, Oriente-Occidente 1200-1700 Hespèrion XXI Jordi Savall Alia Vox AV9848 MÚSICA MÚSICABARROCA BARROCA MARAIS: Pièces à trois violes Wieland Kuijken Les Voix humaines Atma ACD2 2374 VIVALDI: In furore, Laudate pueri e SOLO SOLO INSTRUMENTAL INSTRUMENTAL BACH: Suites para violonchelo Truls Mork Virgin 5 45650 2 BEETHOVEN: Sonatas para piano, Volumen II András Schiff ECM New Series 1942 - 476 3100 BRAHMS: Klavierstücke Op. 116-119 Elisabeth Leonskaja MDG 343 1349-2 Concerti sacri Sandrine Piau Accademia Bizantina Ottavio Dantone Naïve OP 30416 MÚSICA MÚSICADE DECÁMARA CÁMARA Tragédiennes. Arias de Lully, HONNEGER, MARTINU, BACH, PINTSCHER, RAVEL: Obras para Campra, Rameau, u. a. Véronique Gens Les Talens Lyriques Christophe Rousset Virgin 346762 2 VOCAL VOCAL HAENDEL: Delirio Natalie Dessay Le Concert d’Astrée Emmanuelle Haïm Virgin 343842 2 BRAHMS: Tríos con piano completos Trío Wanderer Harmonia Mundi HMC 901915.16 violín y violonchelo Frank Peter Zimmermann, Heinrich Schiff ECM New Series 1912 - 476 3150 SCHOENBERG, STRAUS, BERG: Noche transfigurada, Sexteto, Sonata Cuarteto Artemis, Thomas Kakuska, Valentin Erben Virgin 335130 2 ÓPERA ÓPERA SIBELIUS: Canciones orquestales HAYDN: Orlando Paladino WOLF: Lieder MOZART: La clemenza di Tito Soile Isokoski Orquesta Filarmónica de Helsinki Leif Segerstam Ondine ODE 1080-5 Ian Bostridge, Antonio Pappano EMI 3 42256 2 66 Songs of the Fleet, The Revenge Gerald Finley BBC National Chorus and Orchestra of Wales Richard Hickox Chandos CHSA 5043 Petibon, Gerhaher, Schade Concentus Musicus Wien Nikolaus Harnoncourt Deutsche Harmonia Mundi 82876 73370 2 Padmore, Pendatchanska, Fink Orquesta Barroca de Friburgo D I S C O S MIDEM CLASSICAL AWARDS René Jacobs Harmonia Mundi HMC 901923.24 OBRAS OBRASSINFÓNICAS ORQUESTALES VIVALDI: Griselda cuerdas Orquesta Filarmónica de Bergen Ole Kristian Ruud BIS SACD-1491 Lemieux, Cangemi, Kermes Ensemble Matheus Jean-Christophe Spinosi Naïve OP 30419 completas Orquestas diversas Mariss Jansons EMI 3 65300 2 GREIF: Sonate de Requiem, Trío con piano Emmanuel Bertrand, Pascal Amoyel, Antje Weithaas Harmonia Mundi HMC 901900 ZEMLINSKY: Sinfonía lírica Goerne, Schäfer Orquesta de París Christoph Eschenbach Capriccio 71 081 KURTÁG: Kafka Fragmente Juliane Banse, András Keller ECM New Series 1965 - 476 3099 PRIMERA PRIMERAGRABACIÓN GRABACIÓN MacMILLAN: A Scotch Bestiary, FOULDS: Dynamic Triptych, The Song of Ram Dass Peter Donohoe Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham Sakari Oramo Warner 2564 62999-2 Concierto para piano nº 2 Wayne Marshall BBC Philharmonic James MacMillan Chandos CHAN 10377 Clive Barda HISTÓRICO HISTÓRICO Orquesta Estatal de Baviera Carlos Kleiber Orfeo d’Or C 700 051 B Archivos históricos rusos CONCIERTOS CONCIERTOS BEETHOVEN: Concierto para violín, Romanzas Christian Tetzlaff Tonhalle Zürich David Zinman Arte Nova 82876 76994 2 MOZART: Conciertos para violín nºs 1, 2 y 5 Julia Fischer Netherlands Chamber Orchestra Yakov Kreizberg Pentatone 5186 094 SHOSTAKOVICH: Concierto para violonchelo nº 1. Sonata para violonchelo Han-Na Chang Orquesta Sinfónica de Londres Antonio Pappano EMI 3 32422 2 Lauterwasser EMIL GILELS Emil Gilels Brilliant 92615 SAKARI ORAMO BEETHOVEN: Sinfonía nº 7 Alfred Cortot Sony S3K 89698 Classic Radio (Finlandia) Crescendo (Bélgica) Fono Forum (Alemania) Gramofon (Hungría) Gramophone (G.B., U.S.A. y China) IAMA (Gran Bretaña) IMZ (Austria) Klassic.com (Alemania) Le Monde de la Musique (Francia) MDR-Figaro (Alemania) Musica (Italia) Musicchannel (Austria) Music Manual (Austria) Musik & Theater (Suiza) Muso (Gran Bretaña) Muzyka21 (Polonia) Pizzicato (Luxemburgo) Radio Classique (Francia) Scherzo (España) SHOSTAKOVICH: Sinfonías MÚSICA MÚSICACONTEMPORÁNEA CONTEMPORÁNEA The Master Classes MIEMBROS DEL JURADO GRIEG: Suite Holberg, Música para J. M. HAYDN: Réquiem en si mayor Kammerchor Saarbrücken Kammerphilharmonie Mannheim Georg Grün Carus 83.353 HENZE: Orpheus behind the wire. Aristaeus Martin Wuttke Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín Marek Janowski Wergo WER 6680 2 DVD: DVD:ÓPERA/BALLET ÓPERA / BALLET BRITTEN: A Midsummer Night’s Dream Daniels, Sala, Gietz, Meek Orquesta del Liceo Harry Bicket Virgin 339202 9 MIDEM Classique DVD: DVD:CONCIERTOS CONCIERTOS BACH: Pasión según San Mateo Dürmüller, Abele, Samuelis Amsterdam Baroque Orchestra & Choir Ton Koopman Challenge CCDVD72233 BRUCKNER, BEETHOVEN: Sinfonía nº 7, Concierto para piano nº 3 Alfred Brendel Orquesta del Festival de Lucerna Claudio Abbado EuroArts 2054649 The Ramallah Concert. Knowledge is the Beginning West-Eastern Divan Orchestra Daniel Barenboim Warner 2564 62792-2 DVD: DVD:DOCUMENTALES DOCUMENTALES Glenn Gould. Hereafter Una película de Bruno Monsaingeon Ideale Audience DVD9DM20 Leaving Home. Orchestral Music in Lehtipuu, d’Oustrac, Naouri, Piau Les Arts Florissants William Christie Opus Arte OA 0938 D the 20th Century Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham Simon Rattle Arthaus 102033/102035/102037/102039/ 102041/102043/102045 SCHREKER: Die Gezeichneten A Trail on the Water RAMEAU: Les Paladins Brubaker, Schwanewilms, Volle, Hale Orquesta Sinfónica Alemana de Berlín Kent Nagano EuroArts 2055298 Luigi Nono, Maurizo Pollini, Claudio Abbado Una película de Bettina Ehrhardt TDK DVWW-DOCNONO 1052029 67 D I S C O S ESTUDIO Temirkanov, Masur, Berglund... SHOSTAKOVICH: MÁS Y MÁS NOVEDADES SHOSTAKOVICH: Sinfonías nºs 5 y 6. FILARMÓNICA DE SAN PETERSBURGO. Director: YURI TEMIRKANOV. WARNER 2564 62354-2. DDD. 77’30’’. Grabación: San Petersburgo, XI/2005; I/2006 (en vivo). N PN NAXOS 8.570092. DDD. 58’26’’. Grabación: Suffolk, XI/2005. Distribuidor: Ferysa. N PE Sinfonía nº 7. ORQUESTA NACIONAL DE FRANCIA. Director: KURT MASUR. Sonatas para violín y piano op. 134 y para viola y piano op. 147. JAN TALICH, violín; VLADIMIR BUKAC, viola; YAKOV PASMAN, piano. NAÏVE V 5071. DDD. 74’36’’. Grabación: París, 18-V-2006 (en vivo). Distribuidor: Diverdi. N PN CALLIOPE CAL 9355. DDD. 62’02’’. Grabación: Praga, XI/2005. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN Sinfonía nº 8. ORQUESTA NACIONAL DE RUSIA. Director: PAAVO BERGLUND. Sonata para violín y piano op. 134. Sonata para violonchelo y piano op. 40. Romance y Nocturno para violonchelo y orquesta de El tábano (transcr. de D. Iablonski). DIMITRI IABLONSKI, violonchelo y director; MAXIM FEDOTOV, violín; GALINA PETROVA Y EKATERINA SARANCEVA, piano. PENTATONE 5186 084. DDD. 66’30’’. Grabación: Moscú, VI/2005. Distribuidor: Diverdi. N PN Sinfonía nº 9. Dos coros de A. Davidenko op. 124. Concierto para piano nº 1 op. 35. Las aventuras de Kirzinkina op. 59, suite del film. TATIANA POLIANSKAIA, PIANO; VLADIMIR GONCHAROV, TROMPETA; ELENA ADAMOVICH, PIANO. ORQUESTA SINFÓNICA. CAPELLA SINFÓNICA DEL ESTADO RUSO. Director: VALERI POLIANSKI. CHANDOS CHAN 10378. DDD. 66’30’’. Grabación: Moscú, VI/2003. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN La edad de oro. REAL ORQUESTA NACIONAL ESCOCESA. Director: JOSÉ SEREBRIER. 2 CD NAXOS 8.5702.17.18. DDD. 143’42’’. Grabación: Glasgow, V/2006. Distribuidor: Ferysa. N PE Concierto para piano nº 1 op. 35. Preludio para piano en do mayor op. 87. Cuarteto nº 8 op. 110, versión para orquesta de cuerda de R. Baumgartner. Preludio para piano en do mayor op. 87, versión para orquesta de cuerda (Baumgartner). Preludio para piano en do mayor, versión para orquesta de cuerda (Baumgartner). BERND GLEMSER, piano; REINHOLD FRIEDRICH, trompeta. FESTIVAL STRINGS LUCERNA. Director: ACHIM FIEDLER. OEHMS OC 561. DDD. 47’17’’. Grabación: Stalden, X/2005. Distribuidor: Galileo MC. N PM Conciertos para violonchelo nºs 1 y 2. Obras para violonchelo: Sonata op. 40, Sonata op. 147, arreglo de Shafran, Moderato, Adagio de la Suite de ballet nº 2. RAPHAEL WALLFISCH, VIOLONCHELO; JOHN CORK, piano. SINFÓNICA DE LA BBC. Director: MARTIN BRABBINS. 2 CD NIMBUS NI 5764/5. DDD. 128’. Grabación: Londres, IX/2005, XII 2005, VI/2000. Distribuidor: LR Music. N PN Música completa para piano, vol. 2: Sonatas nºs 1 y 2. 3 Piezas. Libro para niños op. 69. Murzilka. Tres Variaciones sobre un tema de Glinka. BORIS PETRUSHANSKI, piano. STRADIVARIUS STR 33748. DDD. 62’25’’. Grabación: Moscú, IV/2006. Distribuidor: Diverdi. N PN 68 cristalina op. 39. KONSTANTIN SCHERBAKOV, piano. Sonata para piano nº 2 op. 61. 3 Piezas. Cuadernos de ejercicios para niños op. 69. Murzilka. 5 Preludios. Corriente takovich, ha merecido en la discografía de nuestro dosier un puesto relevante. Todo el discurso es ahora ácido, acre, aristado, incluidos el Adagio y el Largo (éste evoca de veras un paisaje devastado con métodos líricos). Curiosamente, no se supera el nivel de acritud en el Allegro, ese Allegro que siempre nos pone los pelos de punta. Aquí, menos. ¿Empeora eso el resultado? Depende de opciones, más que de gustos. Creo más en la opción Mravinski de 1982, que es insuperable, aunque Berglund aquí consigue un equilibrio espléndido entre las partes, esos cinco movimientos que redondean una propuesta de neta agresividad. Pese a todo. NAXOS 8.557722. DDD. 67’03’’. Grabación: Moscú, XI/2004. Distribuidor: Ferysa. N PE O nce álbumes, trece discos. Sinfonías, piano y cámara. Tanto Shostakovich, y tan bien hecho, sorprende y abruma. Nos lo tomaremos con calma. Veremos estas once entregas, cuyas fichas relacionamos, de una sola vez. Poco a poco. Temirkanov. Da la impresión de que Temirkanov hiciera uso de tempi más lentos para su Quinta de Shostakovich, pero las duraciones lo desmienten. Esa lentitud es tensión profunda, motivación de eclosiones; planificación de ideas, en una palabra. El Finale es aquí más grandioso que ácido: ¿cuestión de preferencias o revisionismo? Al lado, la Sexta, una de las “malqueridas”, pieza magistral de aparente desequilibrio que hoy ya no necesita justificación; una Sexta en cuyo Largo inicial Temirkanov supera si cabe las tensiones expuestas en la Quinta. Insuperable Largo, desolador Largo. Con una ligereza acerada (ahora, sí) en los dos movimientos finales, más breves, supuestamente leves. Excelente Temirkanov en estas dos tomas, en vivo; sobre todo, en la Sexta, acaso “por culpa” del Finale de la Quinta. Masur. La Leningrado en vivo de Masur supone una nueva incursión de este directorazo alemán con la Nacional de Francia y la emisora de radio correspondiente. Con tantas referencias de esta obra, no sorprenderá que creamos que no es ésta la mayor, ni de lejos. Muy bien tocada por una orquesta media que no es lo que fue, dirigida con dramático pulso por Masur, hay puntos culminantes que conmueven. Raras veces chirría el Allegretto inicial, más “marchoso” que siniestro; el Adagio, por su parte, combina tensiones mas también debilidades, caídas. Así, el anterior movimiento y el Finale. Sorprende que Masur sólo consiga un resultado medio, y no superior, en una sinfonía tan afirmada entre las grandes orquestas y las mejores batutas. Está bien, sí. Pero… Berglund. La Octava de Berglund, director muy entregado siempre a Shos- Los Polianski. Atención al ciclo Shostakovich de Polianski con Chandos. No conocemos aún sus Sinfonías Décima y Decimotercera, pero sí un excelente recital con los dos Conciertos para violonchelo, con Frans Helmerson. Ahora nos llega otra de las “malqueridas”, la Novena, con otras músicas que la arropan o acaso se cobijan a su lado. Polianski entiende bien este disfraz de alegría que es la Novena, con sus desmentidos concretos en esta frase, en aquella idea, con sus ambigüedades y disimulos. Con una estremecedora culminación en el breve Presto central. Pero ¿y esos dos movimientos lentos, densos, cargados de recelo o quién sabe de qué emociones ocultas…? El Concierto op. 35 es menos humorístico que de costumbre, y a cambio acaso resulte algo más ácido; no más acre, sólo ácido, la acidez del joven compositor, no la del posterior. El Lento es muy cantabile, a veces enfático como un Rachmaninov, siempre muy bello. Los otros dos movimientos responden al planteamiento de los anteriores, con una brillantez final que no nos pilla de sorpresa, oído lo ya oído. Polianskaia y Goncharov consiguen con el padre (¿o esposo?) un Op. 35 diferente, compatible con otros en cualquier discoteca, y sin embargo legítimo. Otras dos secuencias, una coral y otra cinematográfica, completan con lujo artístico un disco de muchos quilates. Serebrier. Acostumbrados a la suite del ballet La edad de oro, algunos aficio- D I S C O S ESTUDIO nados pueden encontrar excesiva esta versión íntegra de casi dos horas y media, pero merece la pena probar suerte porque la orquesta y Serebrier están en muy buena forma, y el precio es muy asequible. Es obra de época todavía de libertades en la URSS (la de la NEP), obra de humor, de vanguardia, entre lo ligero y lo culto. Un breve pero útil libreto nos permite seguir la acción a lo largo de 37 pistas, en dos CDs: un ballet urbano, muy relacionado con las vanguardias plásticas de la época, en muchos sentidos un equivalente del desenfado y el antirromanticismo francés del momento e incluso de la Nueva Objetividad. Lástima: los tiempos sombríos están a punto de llegar. Quedan recuperaciones como esta maravilla, que nos pueden permitir imaginar los tiempos en que todo era posible. Aquí no ha aparecido todavía el Shostakovich sombrío y chirriante, pero aquí está presente el compositor de La nariz, de la que este ballet es hermana inmediata. De gran interés. Fiedler. Aunque breve, la propuesta de Achim Fiedler es de considerable nivel. Dominan el Concierto para piano con trompeta y una versión orquestal del Octavo Cuarteto op. 110 que no es de Barshai, como es habitual, sino de Baumgartner. Lo demás, acompaña de manera ancilar pero no sin interés ambas piezas indiscutibles, y en algún caso (Op. 87) podemos comparar de manera inmediata el original y la transcripción. Glemser es un gran pianista, ágil, dúctil, virtuoso, y le da mucha alegría al Op. 35. Fiedler le acompaña en ese deleitarse con obra tan lozana, pero cambia de registro totalmente en su lectura del Op. 110; aunque, la verdad, ya nos había sugerido algo en el muy bello Lento del Concierto, cuando también se luce el trompetista Friedrich. Tampoco este CD es indispensable. Tiene sus bellezas, es un buen recital Shostakovich por unos excelentes artistas. No es poco. Wallfisch. El doble CD del chelista Raphael Wallfisch se presenta como Obras completas para violonchelo. Como es habitual, se cuelan transcripciones; así, junto al Op. 40 nos añaden la Sonata para viola op. 147 en el arreglo de Danil Shafran y alguna otra pieza menor. Aun así, interesa todo el recital, y no sólo los dos Conciertos y la Sonata op. 40, por la altura del solista y el sentido profundo y virtuoso de un recital en el que la esplendorosa Sonata para viola, la última obra del compositor, se transfigura para un instrumento (digamos) muy cercano. Martyn Brabbins acompaña con la BBC, y lo hace con un contraste notorio entre los movimientos: compare el aficionado el clima vivacísimo del Allegretto del Op. 107 al lirismo tenso del Moderato, que aquí es todo un Adagio. O el Largo del Op. 126 con los dos movimientos posteriores. Las dos Sonatas — la “auténtica” y la transcrita— son propuestas de primer orden; también por los contrastes, sin duda, pero sobre todo por la secuencia camerística implacable, por una expresividad a veces turbadora y por la altura de unos intérpretes impresionantes como Wallfisch y York. Otra maravilla más para el mundo sonoro de Shostakovich. Petrushanski. Nueva entrega de Boris Petrushanski a lo que será integral pianística de Shostakovich. La cambiante, impetuosa Primera Sonata requiere del virtuosismo y la agitación de un pianista dúctil y todo terreno como éste. La Segunda, más compleja, admite todo tipo de pianistas. El virtuosismo de Petrushanski prepara con sutileza el dramatismo oculto, de diseño aparentemente tenue, del Moderato final, que dura casi tanto como los dos movimientos anteriores, que el solista plantea como compromisos sonoros para lograr la síntesis final que es el Moderato. Interesantes también las otras piezas que completan el CD, en especial las Infantiles. Scherbakov. Liszt, Godowski, Rachmaninov, Chaikovski. Entre otros. Y, en especial, Shostakovich. Estas y otras son las credenciales de Konstantin Scherbakov. Que está dispuesto a ofrecernos con Naxos una integral pianística de nuestro compositor. Llega ahora la decisiva Segunda Sonata, y diríamos que, al contrario que en el caso de Petrushanski, aquí todo gira alrededor del Largo central, sin que por eso, claro, deje de brillar de manera especial el dominador Moderato de cierre, aquí como seguidor del lento anterior, que sugiere y motiva sentidos. De nuevo las Tres Piezas y las Infantiles, entre otras, completan un recital impecable, que roza la perfección. Bueno… ¿sólo la roza? Este ciclo promete, de veras. Sonatas finales. Atención a estas sonatas cuyos movimientos lentos extremos encierran un Allegretto interior breve y estridente. Ojo a las densidades de esa Pastoral con que nos inquieta el violín de Jan Talich, comienzo prometedor de los tres movimientos del Op. 134. Es una preparación para Tema y variaciones, el Largo final que no es tan “largo” en todo momento, porque las variaciones imponen tempi y dinámicas cambiantes. Hay momentos de polifonía que son prueba de virtuosismo para los solistas. Talich y Kasman salen victoriosos de este tour de force con un discurso sonoro profundo y punzante; que sus instrumentos convierten en una sesión de gran altura artística. ¿Hemos agotado el repertorio de elogios antes de abordar a Vladimir Bukac en el Op. 147? No: Bukac es dinamita pura, y esta Sonata final suena en sus dedos y en el acompañamiento de Kasman con todo ese impulso, mas también con esa introspección que son marca de fábrica y que en este caso nunca pudo escuchar el compositor. Bukac brinda un discurso de bellezas semejantes, paralelas, al de Talich. Con el mismo asombroso pianista. Iablonsi y otros. Dimitri Iablonski, no sólo director sino también chelista, protagoniza una interesante aunque no insuperable lectura del Op. 40 que tiene sus mejores momentos en los extremos de tempo y dinámica: puntos culminantes de los Allegros, más episodios concretos del Largo. Damos un salto en el tiempo y llegamos a la Sonata op. 143; la de Fedotov es una lectura de interés, pero no supera ni mucho menos a la de Talich, que hemos evocado ahora mismo. El disco se completa con dos transcripciones de El tábano, a modo de encores. Santiago Martín Bermúdez 69 D I S C O S BREVES NMC ASPECTOS DE LO NUEVO L a firma NMC (distribuidor: Diverdi) ataca con otra amplia muestra de compositores británicos que es también un repaso a las caras de la modernidad en la música de las Islas. Robert Simpson representa el seguimiento de una de las grandes corrientes de influencia sinfónica en su país, la representada por Nielsen y Sibelius, en su Tercera Sinfonía, escrita en dos movimientos y de la que se recupera la grabación que lanzara en su día Unicorn con Horenstein dirigiendo la Sinfónica de Londres. Le acompaña el abrupto, duro a veces, bebedor de las fuentes del último Beethoven, Quinteto con clarinete, en la impecable versión de Bernard Walton con el Cuarteto Aeolian (D109). Nicholas Maw y Richard Rodney Bennett estudiaron juntos en Londres y París. Sus caminos son ahora distintos como muestran las obras que les reúnen en el mismo disco: Life Studies y Spells. La primera juega con planteamientos aparentemente clásicos y la segunda se mueve en el terreno de una búsqueda expresiva de lo dramático. Ambas se benefician de espléndidas interpretaciones: la Academy of Saint Martin in the Fields, con Marriner para la obra de Maw y la soprano Jane Manning, el Coro Bach y la Orquesta Philharmonia, dirigidos por David Willcocks, para la de Rodney Bennett (D085). Christian Tetzlaff es el formidable solista en el Concierto para violín de Stuart MacRae, una vuelta de tuerca a la tradición partiendo de ella con homenaje a Xenakis incluido. Le acompaña la Sinfónica de la BBC Escocesa dirigida por Ilan Volkov, como en Stirling Choruses, una magnífica adaptación de la música al lugar para el que está escrita. Las Dos escenas de la muerte del Conde Ugolino se basan en el Infierno de Dante y muestran una sabiduría descriptiva basada en un excelente uso de la orquesta. Es voz solista aquí la mezzosoprano Loré Lixenberg, mientras Susanna Mälkki dirige en la inquietante Motus al Birmingham Contemporary Music Group (D115). Simon Bainbridge es uno de los grandes nombres de la música británica de hoy. El disco a él dedicado lo demuestra con creces en la Fantasía para doble orquesta —dirigiendo él mismo a la Sinfónica de la BBC—, el Concierto para viola —con su dedicatario, Walter Trampler, como solista y la London Sinfonietta con Tilson Thomas— y Concertante in motto perpetuo, un ejercicio de enorme brillantez que el mismo autor dirige al Composers Ensemble. Un disco muy interesante (D126). Stephen Montague —un americano en Londres— basa su Southern Lament en los espirituales negros mientras algunas de las obras para piano que se recogen en el disco se ven influenciadas por Ligeti o Cage, dos sombras que sabe evocar — como la de Ives— pero que no le aplastan. Otras veces utiliza como apoyo la cinta magnética pero siempre con un lenguaje de una claridad admirable. El pianista Philip Mead es el protagonista de este disco ciertamente revelador de una voz poco conocida entre nosotros (D118). Mucho más duro de pelar es Richard Barrett, que en su disco Transmission se entrega a los lenguajes más extremos, muy cercanos a lo que se entendía por vanguardia. La pieza que da título al disco, para guitarra eléctrica y percusión, es lo mejor de una propuesta que incluye obras para trombón, violín, percusión, clarinete y voz. Radical (D117). Edwin Roxburgh ha sido siem- pre una figura en la sombra y por eso es interesante acercarse a su obra como compositor, representada aquí por su Concierto para clarinete —escrito para Gervase de Peyer aunque aquí el solista es Linda Merrick acompañada por el autor con la Orquesta de la RNMC— y Saturn, para orquesta y electrónica en vivo, un homenaje a Holst pero con acento propio que Peter Stark dirige a la Orquesta Juvenil del Condado de Hertfordshire (D119). Con el título de Opera, descubrimos a un gran violinista, Darragh Morgan, comprometido con la música de su tiempo y que, acompañado en algunas obras por la pianista Mary Dulliea, da un repaso a piezas escritas por Joe Cutler, Richard Causton, Joseph Phibbs, Bryn Harrison, Jonathan Powell y Morgan Hayes. Un panorama que es también un muestrario de lo que hacen voces todavía jóvenes, un poco uniformes en su expresión, y a las que será interesante seguir (D108). Claire Vaquero Williams Naxos ELGAR PEQUEÑO Y GRANDE C 70 uatro novedades dedica a Elgar la casa Naxos (distribuidor: Ferysa). Tres de ellas se refieren a pequeñas piezas distribuidas entre el piano, el dúo de este con el violín y la gran orquesta. En el apartado pianístico el joven y brillante Ashley Wass ofrece la interesante versión para teclado que el propio autor realizara de las Variaciones Enigma, un apasionante ejercicio que es bastante más que una curiosidad. Le acompañan la Sonatina, Un idilio, Carissima, May Song, Duce pensée, Eco’s Dance y las Tres piezas características. Nada esencial, salvo las citadas Variaciones, en un disco que revela cosas desconocidas (8.570166). La también muy joven, y muy premiada, violinista Simone Lamsma, acompañada al piano por Yurie Miura, muestra su valía en una estupenda versión de la Sonata op. 82 con el complemento de obras muy breves entre las que destacan las muy conocidas Chanson de nuit, Chanson de Matin y Salut d’amour (8. 557984). En el terreno orquestal, el muy solvente James Judd con la Orquesta Sinfónica de Nueva Zelanda aporta lecturas muy brillantes de las dos Chansons, Un idilio, Carissima, May Song, la Romanza para fagot —Preman Tilson es el solista—, las Tres piezas características, Tres danzas bávaras y la muy aparente Froissart. Excelente disco (8.557577). Más enjundia tiene el programa que reúne las Sea Pictures y The Music Makers. Destaca en él el buen gusto de la mezzo Sarah Connolly aunque el apoyo orquestal —Simon Wright dirige al Coro y Orquesta Sinfónica de Bournemouth— quede algo en segundo plano en relación con las grandes versiones de ambas obras que siguen siendo las de Baker y Barbirolli (EMI) y Fin- ney y Thompson (Chandos), respectivamente (8. 557710). Claire Vaquero Williams D I S C O S REEDICIONES Supraphon ÓPERAS CHECAS SMETANA: El beso. CERVINKOVÁ, BLACHUT, KRÁSOVÁ. ORQUESTA DEL TEATRO NACIONAL DE PRAGA. DIRECTOR: ZDENEK CHALABALA. 2 CD SUPRAPHON SU 38782. ADD. Mono. 130’27’’. Grabación: Praga, 1952. Distribuidor: Diverdi. H PE S on reediciones operísticas de Supraphon (distribuidor: Diverdi) de muy distinto carácter en cuanto a aportación para el aficionado. Primero, El beso, de Smetana, en una lectura lejana, de 1955, de Zdenek Chalabala, nada menos (SU 3878-2). Una auténtica novedad años y años después de publicarse en LP (en Gran Bretaña, Heritage Collection, 1977), pero ahora remasterizada a partir del sonido monoaural de entonces. Segundo, la Jenufa de Frantisek Jílek, de 1977, reeditada por Supraphon en 1992, también remasterizada, pero ya era un registro de mejor calidad sonora (SU 3869-2). Tercero, la filmación de La novia vendida del Teatro Nacional de Praga de 1980-1981, con dirección musical de Zdenek Kosler y puesta en escena de Frantisek Filíp (SU 7011-9). Tenemos tres óperas de ambiente rural, de aldea, aunque Janácek enfoque las cosas de una manera muy distinta a la amable visión de los títulos de Smetana. El beso. El sonido de El beso era flojo, no ya histórico. Ahora queda algo mejor, aunque estemos acostumbrados hoy a otra cosa. Pero la propuesta sonora de Chalabala y su equipo es sencilla- mente magistral. Este registro histórico merece la E de excelente como el que más. Chalabala diseña un ambiente bello, amable, seductor. Y las voces son sencillamente impresionantes, en especial la pareja protagonista, Lúdmila Cervinková, soprano lírica de timbre y tono casi infantil, con un vibrato bellísimo, en Vendulka; y, en Lukas, el tenor Beno Blachut, legendario maestro de cantantes, con un timbre tan especial, tan belcantista, con un fraseo tan elegante y hermoso que no ha sido superado por ninguno de sus compatriotas. También la espléndida contralto Marta Krásová, en la tía de la protagonista; o Premysl Kocí, poderoso y elegante barítono, en Tomes. Es obra de mucho coro y pocas voces solistas. Sensacional el Coro del Teatro Nacional, y también la orquesta. Uno de los registros legendarios del grandísimo Chalabala. La novia vendida. Una bella puesta en escena de F. Filíp, muy bien filmada por él mismo en decorados que evocan una aldea checa del XIX, forma la propuesta visual de la excelente base sonora de Z. Kosler a partir de una ópera con muchas resonancias y sortilegios mozartianos. El encanto algo ingenuo de la puesta se combina con una muy adecuada actuación de voces indiscutibles, como la muy lírica y de timbre bello, juvenil, delicado, de Gabriel Benacková en Marenka; como la del galán Peter Dvorsky, de la escuela de Blachut, aunque no llegue a tanto, en Jeník; como las de Jindrich Jindrák, Jaroslav Horácek, Marie Mrázová, Richard Novák (magnífico comediante también) y Miroslav Kopp, un reparto que acaso hoy sería difícil de repetir. Lo popular y lo culto se unen de manera natural en esta película hecha para difundir uno de los grandes títulos de la ópera checa, y se unen tanto en lo sonoro como en lo puramente visual, en un formato de entonces (4:3), que hará las delicias de los aficionados, entre otras cosas por el bello colorido, a veces pastelón, de las secuencias, bailes, situaciones. La toma sonora se corresponde exactamente con la muy conocida en CD; se trata, pues, de una toma en play back. Los subtítulos son en francés, inglés y alemán, no en español. No se puede tener todo. Jenufa. Hacia mediados de los 70 sólo disponíamos de una Jenufa, algo floja, la de Bohumil Gregor, y con el tiempo supimos que no era la más adecuada para introducirse en el mundo sonoro de esta ópera. De repente, llegó la de Frantisek Jílek, que resultaría una de las referencias imprescindibles. Desconocíamos entonces la pionera de Jaroslav Vogel. Jílek cuenta con una de las protagonistas ideales en Gabriela Benacková, tanto en la construcción del dulcísimo personaje, en el crecimiento espiritual de la joven Jenufa, como en la perfecta línea vocal con un canto sutil, fuerte y nunca excesivo. Junto a ella, Kniplová en Kostelnicka, extraordinaria en la evolución dramática del acto segundo y en la culminación del tercero (la aceptación de la culpa). Impresionantes ambas mujeres, y no andan muy lejos los dos tenores, sobre todo Krejcík en Steva. Pribyl, que ya estaba con Gregor, mantiene una poderosa línea, con algún que otro problema arriba, y una cierta incapacidad para el pleno lirismo del personaje. Y, al lado, por encima, por todas partes, la contenida, retenida, nada abultada dirección orquestal de Jílek, que huye de la herencia romántica y construye un tipo de realismo en el que, a pesar de la brutalidad de la trama, nunca exagera. Santiago Martín Bermúdez IX CONCURSO INTERNACIONAL DE VIOLIN “VILLA DE LLANES” 2007 22, 23 y 24 de agosto de 2007 XX CURSO INTERNACIONAL DE MUSICA Llanes - Asturias Del 17 al 31 de agosto de 2007 Violín: José Ramón Hevia, Sergei Fatkouline, Anna Baget, Aitor Hevia*, Cibrán Sierra* Viola: Thuan Do Minh, Lander Etxebarría* Cello: Matt Haimovitz, Adolfo Gutiérrez, Helena Poggio* Orquesta: José Ramón Hevia *Cuarteto Quiroga Asociación de Músicos de Asturias C/ Monte Gamonal, 21-6º D, 33012 Oviedo, España. Información: 985 08 46 90 / 985 25 62 87 Web: www.llanesmusica.com e-mail: [email protected] EXCMO. AYUNTAMIENTO DE LLANES 71 D I S C O S REEDICIONES Myto UN VIAJE DE ÓPERA U na nueva propuesta de Myto (distribuidor: Diverdi) nos lleva a viajar por distintos teatros de ópera, empezando por La bohème, de Puccini (2 MCD 064.332) que se dio en el Metropolitan neoyorquino el 15 de febrero de 1958 y que cuenta con la presencia del inconmensurable Carlo Bergonzi, que una obra muy lírica para sus condiciones, da una verdadera lección de expresión, con un canto de una gran belleza, un fraseo lleno de detalles, que sabe evolucionar claramente desde el impulso juvenil al dolor, matizando cada frase con estilo aristocrático. Le acompaña Licia Albanese, que ya había grabado la obra con Beniamino Gigli, y que en esta versión mantiene su musicalidad y entrega, aunque a veces le falta una cierta delicadeza, ya que sus reacciones no siempre parecen espontáneas, completando el reparto el siempre interesante Mario Sereni y un conjunto de cantantes habituales del teatro, con su nivel correcto, siendo dirigidos de forma muy inspirada por Thomas Schippers, que sabe reflejar tanto el encanto poético como los momentos de mayor tensión dramática, remarcando con delicadeza el discurso orquestal. Como bonus se incluyen unos fragmentos de Tosca, donde nuevamente triunfa Carlo Bergonzi, acompañada por la delicada Eleonor Steber. 72 Gioacchino Rossini está representado por dos obras que confirman su calidad tanto en el género serio como en el cómico. La función del 5 de octubre de Guglielmo Tell (3 MCD 080.329), su testamento operístico, procede de Hamburgo y cuenta con Giuseppe Taddei que hizo del personaje protagonista un ejemplo, por variedad de fraseo, intención, capaz de los momentos más sensibles, como el amor a su hijo, y también de los de mayor fuerza dramática, con una variedad de matices que impresiona, con la única salvedad de cierta limitación en la zona aguda, que supera con inteligencia. Franco Bonisolli ha sido siempre un tenor extraño, con actuaciones muy brillantes y días menos comunicativos, pero posee una voz bella, un registro agudo importante, que quizá no resalta tanto como Nicolai Gedda, pero supera todas las grandes dificultades de su rol, con tranquilidad y por momentos, como en el dúo con Matilde, muestra su gran capacidad expresiva, mientras que Teresa Zylis Gara evidencia su alta calidad en un repertorio que no es el suyo. Harald Stamm hace un rotundo Gualtiero y en el papel de Edwige encontramos a Alicia Nafé, que demuestra su gran profesionalidad, estando dirigidos con oficio por Jacques Delacôte, aunque le falta un cierto refinamiento. Los grandes repartos de la Scala de aquella época surgen en L’italiana in Algeri, del 18 de abril de 1975 (2 MCD 064.331), que además contó con una dirección musical impecable de Claudio Abbado, con una versión clara, fluida, transparente con los tempi ajustados, remarcando con elegancia y refinamiento el sentido del humor de la obra, sin caer en la bufonada. Entre los intérpretes destaca en primer lugar Marilyn Horne, con una técnica rossiniana muy segura, con dominio del estilo, con la gran belleza e intensidad de su registro di petto y con su gran sentido interpreta- tivo, mientras que Luigi Alva es el especialista que destaca por su impecable fraseo y musicalidad, siendo también muy notables las actuaciones de Paolo Montarsolo, con su peculiar y efectivo estilo y su integración en el personaje, y Enzo Dara que sabe dar el punto justo a Tadeo, redondeando el conjunto la siempre efectiva Margherita Guglielmi. Una nueva Aida, en este caso procedente de Verona, en una función del 18 de julio de 1972, (2 MCD 064.333) con las características propias del lugar, las positivas, como el entusiasmo, y las negativas, con el ruido del público, a veces evidente y además da la sensación que la toma está realizada demasiado cerca de la percusión. En el reparto destaca la presencia de Franco Corelli, después de una larga carrera, donde el tenor mantiene el canto extrovertido y valiente, su voz penetrante, aunque la prestación es algo menos brillante y estentórea que de costumbre. Le acompañan Luisa Maragliano correcta Aida, Luisa Bordin Nave, que resalta de forma intensa el personaje de Amneris, Gian Piero Mastromei, efectivo Amonasro, todos dirigidos con oficio por Oliviero de Fabritiis con su gran oficio, pero con unos resultados inferiores a los que nos tiene acostumbrados. Cierra la propuesta Parsifal, de Wagner (3 MCD 063.328), en un registro en vivo en Roma el año 1970, que según mis datos es la primera grabación conocida de esta obra dirigida por Wolfgang Sawallisch y el gran maestro da prueba una vez más de su dominio de la música del genio alemán, con una versión equilibrada, donde alterna el misticismo con la delicadeza, dándole el simbolismo necesario, sin olvidar el aspecto humano de los personajes, consiguiendo de los músicos italianos una versión bella, homogénea, transparente y cuidada, que respeta la liturgia del misterio. Las voces wagnerianas después del gran esplendor de los años cincuenta y principios de los sesenta había entrado en un impase, con un periodo transitorio en que aparecían algunas voces, pero no acaban de alcanzar el nivel anterior y ello es evidente en estas funciones italianas. Ursula Schröder-Feinen, que cantó en Bayreuth, es una interesante soprano, segura, con un canto profundo, pero a su Kundry le falta algo de la fuerza que emana el personaje, mientras que Timo Callio es un tenor finlandés, de voz bella y timbrada, con posibilidades que no acaban de desarrollarse, quedando su visión del joven algo plana y falta de cierta brillantez. El resto del reparto alcanza un buen nivel, con Theo Adam como Amfortas, que expresa el dolor y la desesperación; Franz Crass, con un canto noble y profundo como Gurnemanz; Kurt Moll que remarca las características de Titurel y Gerd Nienstedt, efectivo Klingsor. Albert Vilardell D I S C O S REEDICIONES Orfeo ORO DE FESTIVALES O rfeo (distribuidor: Diverdi) nos trae tres interesantísimas reediciones procedentes de archivos radiofónicos, todas ellas con el común denominador de los grandes festivales como marco del acto musical registrado. Del templo wagneriano de Bayreuth procede una estupenda versión de Lohengrin de 1959, que anteriormente nos llegó de la mano de Golden Melodram, pero que ahora lo hace, con mejor calidad, desde las tomas originales de la Radio de Baviera. La escenografía de Wieland, a juzgar por las fotografías, debió resultar impresionante (igualito que esas cosas con las que tan a menudo nos obsequian ahora) y obtuvo un éxito sonado, y la prestación musical, a juzgar por lo que aquí puede escucharse, mantuvo un excelente nivel. Lovro von Matacic está al frente, con un elenco de los que paran la circulación, y en el que junto a la sensacional Grümmer (Elsa) encontramos un espléndido Konya en el papel protagonista (¡qué belleza la voz de este hombre!), además de una pareja “de malos” verdaderamente tenebrosa (Gorr y Blanc como Ortrud y Telramund). La dirección de Matacic, atenta, cuidada y con un discurso dramático de irreprochable impulso romántico, con notable riqueza de contrastes, aunque quizá sin la medida última de sutileza, redondea una notabilísima versión (aunque más de uno echará de menos, no sin razón, al previsto y más sutil Cluytens, que dio la espantada ese año), que a precio medio no debe ofrecer dudas: un sabroso testimonio del mejor Bayreuth (C 691 063D, Mono). Del Festival de Salzburgo nos llegan dos discos con el gran Hans Knappertsbusch como principal protagonista. El primero contiene la Séptima Sinfonía de Bruckner al frente de la Filarmónica de Viena (C 655 061 B Mono), en grabación del 30.8.1949 procedente de la ORF. El sonido es más que aceptable para la época, y la lectura tiene las características que uno espera del bueno de Kna: serena y genuina grandeza romántica, absoluta sabiduría constructora, inefable capacidad de generar tensión (qué asombroso manejo de la dinámica) con unos tempi habitualmente generosos, y extraordinaria espontaneidad. En suma, una lectura de esas que hay que escuchar, pese a las limitaciones técnicas, con la debida delectación ante el saber hacer de un grandísimo maestro bruckneriano, independientemente de que la discografía posea lecturas globalmente preferibles. Lástima que del concierto original se haya “caído” el Idilio de Sigfrido wagneriano, que si no en éste, hubiera cabido en el álbum Brahms (100 minutos en dos discos). La caída de la obra es tanto más inexplicable por cuanto el precio es el mismo (algo más de 14 euros) que el del doble álbum brahmsiano. En cualquier caso, documento de gran valor. Finalmente, el monográfico Brahms constituye un testimonio de variable nivel, con un programa consistente en el concierto contiene la Sinfonía nº 3, Obertura trágica y el Concierto nº 2 para piano y orquesta, con Clifford Curzon como solista (C 329 062 B Mono), grabado en julio de 1955 (el último año de Kna en Salzburgo; en 1956 Karajan se haría con los mandos y Kna no volvería a aparecer por allí). La Obertura tiene una intensidad extraordinaria, se masca la tensión en cada compás, y aunque la precisión no sea la que acostumbramos hoy en día (y maldito lo que ello importaba al bueno de Kna), la versión es de las de borde de la silla. El Concierto marca probablemente el punto más bajo del álbum, porque aunque el Andante es sublime por parte de los dos (tanto Kna como Curzon), el entendimiento en los dos primeros tiempos brilla un tanto por su ausencia, con lo que los desajustes (y los roces técnicos de Curzon) abundan y uno termina esos dos movimientos con la sensación de que cada uno ha hecho la guerra por su cuenta. Por fortuna, tras el magnífico Andante ambos artistas ofrecen un exultante y luminoso final. Lo mejor del álbum, sin embargo es una Tercera de una efusión memorable (el Poco allegretto cantado de forma maravillosa, pero ni mucho menos es lo único) y un impulso especialísimo (pese a la serenidad general de los tempi). Naturalmente, la precisión brilla a menudo por su ausencia, y la poca afición de Kna por los ensayos, unido a la extrema flexibilidad de sus tempi, pilla a la orquesta en fuera de juego en más de una ocasión. Poco importa cuando el discurso despliega una intensidad y emoción como ésta. Una interpretación de las de guardar en el recuerdo, por muy poco convencional que sea (que lo es). En suma, tres reediciones muy enjundiosas. Las de Kna son para no dejarlas escapar, especialmente por las Sinfonías, y la de Wagner tiene un reparto vocal que quita el hipo. Rafael Ortega Basagoiti 73 D I S C O S CRÍTICAS de la A a la Z DISCOS AGRICOLA-BACH AGRICOLA: Canciones. MICHAEL CHANCE, contratenor. FRETWORK. HARMONIA MUNDI HMU 907421. DDD. 75’12’’. Grabación: St. George’s Bristol, VI/2005. Productor e ingeniero: Nicholas Parker. N PN Quinientos años hace de la muerte de Alexander Agricola en Valladolid (agosto de 2006). El conjunto británico de violas Fretwork le dedica ahora este disco con distintas versiones que han sobrevivido de algunas de sus más célebres canciones (Comme femme desconfortée, De tous bien playne, Dung aultre amer, Fortuna desperata…). Las versiones son intensas y bien contrastadas, más expresivas y agudas que las que el conjunto suele brindar en sus conciertos. El contratenor Michael Chance colabora cantando cuatro canciones con suficiencia, pero sin especial profundidad. Se incluyen dos temas escritos para consort de violas por el compositor francés Fabrice Fitch (1967) sobre temas de Agricola. Pablo J. Vayón dente entrega. Tras caer en sus manos la partitura de la Sonata para violín solo (1989) queda asombrado por la fuerza y perfección de la música y decide poner en marcha un proyecto para interpretar y registrar la, hasta ahora, sonata para violín solo más larga de la historia. Con una duración de dos horas y cuarenta y cinco minutos esta sonata muestra el interés espiritual y religioso manifestado por el compositor a lo largo de su vida. En sus tres movimientos observamos un continuum sonoro de gran intensidad y poder de introspección que requieren del oyente una atentísima escucha. Contiene, además, fuertes inclinaciones orientadas hacia el número como símbolo, que reflejan la devoción de Allgén por la numerología. Las dificultades técnicas internas de la obra ponen al intérprete al límite de sus capacidades. Una buena analogía para hacerse idea del contenido de los tres discos es el tríptico que conforma el Jardín de las delicias del Bosco, que con buen criterio se presenta cerrado, en el frontal de la caja, para dejar que el oyente averigüe su contenido. ALLGÉN: Miguel Morate Sonata para violín solo. ULF WALLIN, violín. 3 CD BIS 1381/1382. DDD 161’12’’. Grabación: Suecia, 2002-2005. Productor: Robert von Bahr. Ingeniero: Martin Nagorni. Distribuidor: Diverdi. N PN K las-Thure es el nombre de pila del enigmático compositor sueco de origen indio Claude Loyola Allgén (1920-1990), de quien el sello BIS presenta en exclusiva y por vez primera una obra. Nacido en Calcuta, su vida transcurre desde muy temprana edad en Suecia en donde estudia violín, viola y composición desde los doce años. A los veinte se manifiesta en él un fuerte interés religioso que le conduce a estudiar teología y a convertirse al catolicismo en 1950, motivo por el cual cambia de nombre. Asimismo, comienza a estudiar sacerdocio pero abandona el seminario sin ser ordenado. Su vida transcurre en la más absoluta pobreza y es considerado un demente y un loco. Muere a causa de un incendio en su propia casa originado por unas velas. El violinista sueco Ulf Tallin, además de intérprete de la obra y redactor de las amplias notas que contiene el registro, es el co-protagonista de esta sorpren- ANTHEIL: Conciertos para piano nºs 1 y 2. A Jazz Symphony. Jazz Sonata. Can-Can. Sonatina. Death of machines. Little Shimmy. MARKUS BECKER, piano. ORQUESTA FILARMÓNICA DE LA NDR. Director: EIJI OUE. CPO 777 109-2. DDD. 65’38’’. Grabación: Hannover, I y III/2004. Productores: Burkhard Schmilgun, Hansjoachim Reiser, Matthias Ilkenhans. Ingeniero: Martin Lohmann. Distribuidor: Diverdi. N PN En los primeros años de la década de 1920, cuando luchaba por hacerse un puesto en la Europa musical, George Antheil (1900-1959) gustaba presentarse ante las audiencias como “compositor ultramoderno”, como alguien predestinado a marcar un antes y un después en la historia de la música. ¿Arrogancia, una ambición desmedida o, simplemente, una hábil operación de marketing, como diríamos hoy, destinada por un lado a esquilmar a su mecenas, Mary Louise Curtis Bok, y por otro a llamar la atención del público? Quizás hubo de todo un poco, aunque lo cierto es que Ant- TIPO DE GRABACIÓN DISCOGRÁFICA N H R Novedad absoluta que nunca antes fue editada en disco o cualquier otro soporte de audio o vídeo Es una novedad pero se trata de una grabación histórica, que generalmente ha sido tomada de un concierto en vivo o procede de archivos de radio Se trata de grabaciones que ya han estado disponibles en el mercado internacional en algún tipo de soporte de audio o de vídeo: 78 r. p. m., vinilo, disco compacto, vídeo o láser disco PRECIO DE VENTA AL PÚBLICO DEL DISCO PN Precio normal: cuando el disco cuesta más de 15 € PM Precio medio: el disco cuesta entre 7,35 y 15 € PE Precio económico: el precio es menor de 7,35 € 74 D I S C O S AGRICOLA-BACH heil, quien durante toda su juventud no hizo sino buscar desesperadamente el aplauso a través de la fácil provocación, en su madurez pasó a cultivar un estilo en los bordes de lo reaccionario… Algo que lo diferencia radicalmente de modernistas de raza tan insobornables como sus compatriotas Charles Ives o Henry Cowell… Las obras que nos trae CPO pertenecen básicamente a esa primera etapa creativa de Antheil, sin duda la más interesante y original, toda ella definida por esa tendencia modernista, o hacia algo que en aquella época podía ser considerado como tal… Que en su caso no significa otra cosa que la acumulación de disonancias, pero sin que éstas cumplan una función estructural; la superposición de ritmos en continua transformación, que alcanzan paroxismos casi orgiásticos, o la utilización del piano como un instrumento de percusión… Y, sobre todo, tomar el jazz como fuente de inspiración. Eso es precisamente lo que presta su interés a estas composiciones, la asunción de un lenguaje jazzístico, entonces toda una novedad para las audiencias europeas, dentro de unas formas clásicas. Donde mejor se observan esas características es en A Jazz Symphony (1926), ocho minutos de pura lujuria rítmica, apoyada en una orquestación brillante y extrovertida, que amortigua la efectiva vulgaridad del tema principal. Contemporánea de la obra más famosa de Antheil, el Ballet mecánico, su autor la consideraba “un pedazo de superjazz, algo que relegará a Gershwin a las sombras”… No ha sido así, pero A Jazz Symphony es una fiesta sonora exuberante, incluso en la versión que aquí se ofrece, la revisada en 1955 para piano y orquesta, y no para piano y conjunto de jazz. Elementos jazzísticos se hallan presentes también en el Concierto para piano nº 1 (1922), como también reconocibles referencias a los ballets rusos de Stravinski, mas todo ello de una forma mucho más contenida que en A Jazz Symphony, empezando por la orquesta, de efectivos bastante reducidos. Un único movimiento que supera en poco los veinte minutos de duración nos muestra a un Antheil moderno, que explora formas nuevas y combinaciones armónicas y rítmicas extrañas, y lo hace sin necesidad de recurrir a grandes gestos que busquen el asombro o la irritación del público, pues todo vale para conseguir el éxito, y ya se sabe que a veces el fracaso, y cuanto más sonado mejor, es la vía más rápida para alcanzar el triunfo… Pero no es el caso, pues aquí el compositor huye de ese modernismo de postal para concentrarse en una música perfectamente construida, de fondo irónico, pero que deja también espacio para la libertad jazzística y, de forma contrastada, para una efusión lírica próxima a los maestros del romanticismo. En comparación, el Concierto para piano nº 2 (1926) es mucho más convencional, obra de un Antheil que mira ya hacia el neoclasicismo, incluso en el aspecto formal, pues recupera aquí la estructura tradicional en tres movimientos. El programa del disco se completa con cinco breves composiciones para piano solo, de aquellas que formaban parte del repertorio del compositor como intérprete. El jazz está aquí presente, como también la atracción por los ritmos mecanicistas y repetitivos, que aproximan a Antheil al movimiento de los futuristas italianos, y cierto, y extraño, gusto por el sentimentalismo, no exento de humor. Markus Becker es un pianista que se desenvuelve con particular facilidad en estos pentagramas. Su libertad rítmica, su contundencia sonora y su variedad tímbrica encuentran en él un modélico traductor. En las obras orquestales le secunda el nuevo director de la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña, el japonés Eiji Oue, quien en A Jazz Symphony demuestra que los años pasados al lado de Leonard Bernstein fueron especialmente fructíferos, tal es la frescura que desprende su interpretación. La buena toma de sonido y unas notas que, como siempre en esta discográfica, son extensas e iluminadoras, acaban de conforman un producto altamente recomendable. Juan Carlos Moreno BACH: Concierto italiano BWV 971. Fantasía cromática y fuga BWV 903. Obertura a la francesa BWV 831. Sonata en la menor BWV 965. KENNETH WEISS, clave. SATIRINO SR 061. DDD. 67’51’’. Grabación: París, XII/2005. Ingeniero: Jiri Heger. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN El norteamericano Kenneth Weiss ofrece un recital con cuatro de las más populares obras bachianas para clave: el Concierto italiano y la Obertura a la francesa formaban el Clavier Übung II, publicado en 1735, la Fantasía cromática y fuga fue escrita seguramente en 1720, mientras que la Sonata en la menor es adaptación juvenil de la Sonata nº 1 del Hortus musicus de Johann Adam Reincken. Con un instrumento en estilo francés salido del taller de Jean-Henri Hemsch en 1761, Kenneth Weiss ofrece interpretaciones ágiles y virtuosas (impresionante la claridad que consigue en los endemoniados acordes arpegiados de la Fantasía o en el fulgurante Presto del Concierto), muy bien contrastadas (algo planas en cualquier caso las dinámicas del Echo final de la Obertura, con pianos poco marcados, acaso por la incapacidad del propio instrumento) y con una tendencia muy acusada a los tempi rápidos y a la estilización de los ritmos de danza. Pablo J. Vayón BACH: El clave bien temperado I y II. DANIEL BARENBOIM, piano. 5 CD WARNER 2564 63165 2. DDD. 291’58’’. Grabación: Berlín, XII/2003 y XII/2004. Productores: Martin Sauer, Philip Knop. Ingenieros: Tobias Lehmann, Julian Schwenkner. R PE E n su momento comenté desde estas mismas líneas los dos recitales en los que el argentino Daniel Barenboim ofreció en Madrid esta misma obra, editada en su momento por separado y ahora reunida en una muy cómoda y conveniente (por aquello del espacio) cajita con los discos en sobrecitos individuales, respetando lo fundamental del folleto original pero con el atractivo añadido del precio medio. El comentario de este álbum bien podría ser un calco del que escribí con ocasión de los conciertos, puesto que lo que encontramos en aquellos lo recuperamos y recordamos con gran fidelidad en la grabación. Se trata de una interpretación que de forma contundente se aleja de cualquier asomo de historicismo para beber en las resonancias orquestales, incluso organísticas, de una música que, gustos y correcciones históricas y estilísticas aparte, se eleva como pocas por encima del tiempo y de las circunstancias. Barenboim no se parece al austero Schiff, a la puntillista Tureck o al extravagante Gould. Se parece más al orate Fischer, y se toma muchas libertades, de tempo, de fraseo, de pedal, para construir su particular itinerario bachiano. Como señalé con ocasión de los recitales madrileños, se puede o no estar de acuerdo con tan libérrima aproximación. Pero como también resalté entonces, cuando esta música se sirve con esa seriedad, convicción e intensidad emotiva, es difícil no dejarse arrastrar. Este es un Bach recreado desde el interior, con grandeza y morosa delectación, que a mí me ganó en su día, tanto en vivo como en disco, y ahora ha vuelto a hacerlo. Yo que ustedes no me lo perdería, salvo que militen en el historicismo excluyente. Es una maravilla. Rafael Ortega Basagoiti BACH: Suites para violonchelo solo nºs 1, 2 y 3. Corales “Nun komm” BWV 659, “Herr Jesu Christ” BWV 655 y “An Wasserflüssen” BWV 653. JEAN-MARC APAP, viola. CUARTETO TERPSYCHORDES. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT051103. DDD. 64’19’’. Grabaciones: Indre et Loire, VI/2003; Frasne-le-Château, V/2005. Productor e ingeniero: Frank Jaffrès. Distribuidor: Diverdi. N PN A bsolutamente imprescindibles pero desde la zona más oscura de la orquesta, como solistas los violistas tienen un problema de repertorio por lo menos igual de complicado que los contrabajistas. El recurso a las transcripciones tiene dos sentidos posibles, hacia arriba (el violín) o hacia abajo (el violonchelo). En el segundo, y concretamente refiriéndose a las Suites de Bach, el problema primero y uno de los fundamentales que se plantean es el de la sonoridad. Bach es maestro en muchas cosas, por ejemplo en crear ilusiones, en este caso una línea de bajo que no está escrita sino en realidad sólo insinuada. Pero esa es precisamente la principal carencia que ni el genio del Cantor puede salvar cuando el instrumento carece de las notas precisas 75 D I S C O S BACH-BEETHOVEN para producir el efecto deseado: así la viola. A comienzos de la presente década (véase SCHERZO, nº 141, pág. 91), ya lo intentó la japonesa Nobuko Imai con resultados sólo personalmente meritorios. Algo muy parecido le vuelve a suceder al francés Jean-Marc Apap, con el agravante de que su tímbrica es menos rica y más áspera, por más que la vitalidad de los fraseos resulte igualmente indiscutible. Confirmación de lo dicho es la sensación de descanso que producen las transcripciones de corales a viola con acompañamiento de cuarteto de cuerdas que sirven de complementos. Alfredo Brotons Muñoz BACH: Suites para orquesta. I BAROCCHISTI. Director: DIEGO FASOLIS. SACD ARTS 47649-8. DSD. 70’24’’. Grabación: Lugano, V/2001. Productores: Carlo Piccardi y Gian Andrea Lodovici. Ingeniero: Ulrich Ruscher. Distribuidor: Diverdi. N PM Si grosso modo dividimos las versiones de las Suites para orquesta de Bach en dos grandes grupos, las solemnes y las vivaces, las de los Barocchisti han de ocupar inmediatamente uno de los puestos más destacados entre las que figuren en el segundo. Más concretamente, nos encontramos ante un genuino representante de la tendencia ya típica en las formaciones historicistas italianas y que tan brillantemente inició hace más o menos una década Il Giardino Armonico, según la cual a la música barroca había que insuflarle nueva vida fundamentalmente a base de aligerar los tempi y dar fluidez a los fraseos. Aquí nos encontramos con bastante más de lo primero que de lo segundo, de manera que, como por otra parte suele ser también habitual en estos casos, el sistema nervioso del oyente debe prepararse para las impresiones fuertes. Lo es ya de entrada el arranque de la Tercera, al que sigue un Aria que apenas establece el mínimo contraste esperable. Las danzas rápidas se hacen progresivamente tumultuosas y en el paso sin solución de continuidad de las Bourrées a la Giga por un momento se llega a temer un descarrilamiento general. En la Segunda al menos el flautista consigue mantener el tipo, es decir, no perder la respiración y dar todas las notas sin retardo. La Primera es la que, por más convencional en los planteamientos, más inadvertida pasa, antes de que, finalmente, en la Cuarta se vuelve a la carga. En definitiva, un compacto recomendable porque técnicamente sólo cabe reprocharle alguna estridencia en las trompetas, pero con exclusión de quienes entiendan estas músicas como relajantes. Alfredo Brotons Muñoz 76 Paul O’Dette EL MÚSICO PERFECTO BACHELER: The Bachelar’s Delight. PAUL O’DETTE, laúd. HARMONIA MUNDI HMU 907389. DDD. 78’50’’. Grabación: Québec, X/2004. Productor: David Douglass. Ingeniero: Brad Michel. N PN Uno de los grandes desafíos de quienes se dedican a la interpretación con instrumentos antiguos de cuerda pulsada es que hay que optar por limitarse: son tantos y tan diversos los instrumentos a disposición del especialista que abarcarlos todos puede suponer no profundizar en ninguno. Por eso, hay quien escoge centrarse en sólo un grupo de ellos. Es lo que hace O’Dette, que, aunque destaque también en la música barroca, es en la más antigua, en la del siglo XVI y la del primer tercio del XVII en la que ofrece siempre lo mejor de sí mismo. Porque Paul O’Dette es un auténtico mago del laúd renacentista. Lo vuelve a demostrar en este CD dedicado a la figura de Daniel Bacheler (1572-1619), a quien Robert Dowland calificó de “músico perfecto”. De la cincuentena de piezas que de Bacheler se conservan escritas para el laúd, O’Dette ofrece 26, entre danzas, preludios, fantasías y variaciones sobre canciones célebres (La jeune fillette, En me revenant). Lo hace con dos laúdes, de ocho y diez órdenes, de los que obtiene un sonido de una riqueza de BACH: Cantatas. Vol. 7. Cantatas BWV 17, 19, 25, 50, 78, 130 y 149. MALIN HARTELIUS, soprano; ROBIN TYSON, RICHARD WYN ROBERTS, contratenores; JAMES GILCHRIST, tenor; PETER HARVEY, bajo. MONTEVERDI CHOIR. THE ENGLISH BAROQUE SOLOISTS. Director: JOHN ELIOT GARDINER. 2 CD SOLI DEO GLORIA SDG 124. DDD. 57’27’’ y 57’44’’. Grabación: Ambronay y Bremen, IX/2000 (en vivo). Productora: Isabella de Sabata. Ingeniero: Everett Porter. N PN Cantatas. Vol. 15. Cantatas BWV 57, 64, 133 y 151. KATHARINE FUGE, GILLIAN KEITH, JOANNE LUNN, sopranos; ROBIN TYSON, WILLIAM TOWERS, contratenores; JAMES GILCHRIST, tenor; PETER HARVEY, bajo. MONTEVERDI CHOIR. THE ENGLISH BAROQUE SOLOISTS. Director: JOHN ELIOT GARDINER. SOLI DEO GLORIA SDG 127. DDD. 76’15’’. Grabación: Nueva York, XII/2000 (en vivo). Productora: Isabella de Sabata. Ingeniero: Everett Porter. Distribuidor: Diverdi. N PN El accidentado —en lo discográfico— y extenso peregrinaje bachiano llega a otros dos nuevos puertos, navideño el matices, una calidez y una exquisitez soberbias. O’Dette es cuidadoso con el contraste de los tiempos de danza, pero logra además individualizarlas de forma extraordinaria, de manera que no hay dos pavanas o dos gallardas iguales: de cada una obtiene su carácter peculiar, más melancólicas o más joviales, despreocupadas o reflexivas, ligeras o profundas, así nos llegan. Todo ello se presenta además envuelto en una capacidad para los detalles con el tratamiento del color y una claridad de texturas que son fiel reflejo de la superlativa destreza manual y de la sensibilidad y la musicalidad excepcionales del intérprete. Grandísimo disco. Pablo J. Vayón segundo, buscando obviamente la oportunidad de mercado de las pasadas fiestas. Con algún que otro altibajo, explicable por los condicionantes del directo, el ciclo mantiene su elevado rendimiento artístico. El coro de doliente intensidad con que empieza la cantata BWV 25 es buena prueba de lo mejor del Monteverdi Choir —sensacional siempre en los corales—, bien que, en el lado opuesto, Harvey y Hartelius muestren un timbre un tanto apagado. Pero en la BWV 78 soprano y contratenor están magníficos en su dúo. La respuesta de Hartelius vuelve a bajar, sobre todo por lo que respecta a la inseguridad de entonación, en el aria Herr, deine Güte reicht de la BWV 17. Gardiner expone con sabiduría la escritura contrapuntística de partes como el número inicial de la cantata BWV 50, pero su elección de tempo, algo morosa, en el aria Lass, o Fürst der Cherubinen le hace perder ímpetu y exaltación frente a Equiluz con Harnoncourt. Admirable, en cambio, todo el disco de tema navideño, por transparencia de texturas, variedad de tratamiento de los corales, la labor de los cantantes y el auténtico torbellino instrumental del aria Ja, ja Ich kann die Feinde schlagen de la BWV 57. Enrique Martínez Miura D I S C O S BACH-BEETHOVEN BEETHOVEN: Sonatas para piano y violín en la menor op. 23 y do menor op. 30, nº 2. Variaciones para violín y piano WoO 40. ANDREAS STAIER, fortepiano; DANIEL SEPEC, violín. HARMONIA MUNDI HMC 901919. DDD. 55’02’’. Grabación: Bonn, X/2005. Productor: Martin Sauer. Ingeniero: Tobias Lehmann. N PN E ntre los no pocos atractivos de este disco se cuenta el de carácter histórico de haber sido grabado usando un violín que perteneció a Beethoven. Pero ese dato no sería más que una anécdota si la grabación no contuviera interpretaciones interesantes. Sin embargo, éstas lo son y mucho. La relación entre los instrumentos responde plenamente al orden de “piano y violín”, aunque la presencia sonora del fortepiano, sobre todo en los contundentes graves, más parezca deberse a la ingeniería que a la relación natural entre ambos instrumentos, hasta el punto que el teclado amenaza con comerse al violín. Ello aparte, encontramos auténtica rabia beethoveniana en el comienzo de la obra más importante del programa, la Sonata en do menor. Spec frasea con elegancia en el Adagio cantabile, en tanto que Staier amenaza con destruir el fortepiano en el Scherzo, tal es la energía desplegada por sus acordes. El Finale se ve regido por el fatum. La versión coloca esta Sonata a una altura semejante a la Kreutzer. La graciosas Variaciones sobre Se vuol ballare del Fígaro mozartiano llevan quizá demasiado hacia un terreno heroico esta música que no es sino un amable entretenimiento y un homenaje al autor del Don Giovanni. También creen ambos intérpretes en la madurez de la Sonata en la menor, como prueba la urgencia alocada del Finale, bien que el Andante sea dicho de manera deliciosa y sin exageraciones. Enrique Martínez Miura BEETHOVEN: Quintetos para cuerdas opp. 4, 29 y 104. Fuga op. 137. Dueto para viola y violonchelo WoO 32. Seis Danzas campesinas para dos violines, violonchelo y contrabajo WoO 15.. QUINTETO DE CUERDA DE ZÚRICH. 2 CD BRILLIANT 92857. DDD. 53’48’’ y 65’49’’. Grabación: Suiza, XI/2004. Productor: Rimantas Pupeikis. Ingeniero: Rimantas Motejunas. Distribuidor: Cat Music. N PE En esta ocasión Brilliant nos ofrece los Quintetos de Beethoven para cuerdas en dos CDs, además de alguna que otra obra de curiosa formación instrumental. A pesar de que los Quintetos (que no tienen mucho que ver con los cuartetos si a inspiración artística nos referimos), no sean obras del calibre de estos, convendría puntualizar que la quinta voz es tratada por Beethoven creativamente, es decir, dotándola de personalidad e independencia, con ideas y contrastes en relación con las otras voces. En estas obras de cámara, el compositor se ejercita ciertamente con la amabilidad más propia del clasicismo; todas ellas pertenecen al Beethoven más intrascendente aunque no innecesario. También conviene resaltar que el Quinteto op. 104 es una ajustada trascripción del Trío op. 1, nº 3, que cuenta con una curiosa historia: corría el año 1817 cuando supuestamente un aficionado habría realizado el trabajo, que rápidamente Beethoven retomó, quien no dudó en añadir el siguiente texto ilustrativo en la edición de Breitkopf y Härtel: “Trío arreglado para quinteto a tres voces por el Sr. Buena Voluntad y conducido a la luz diurna de la apariencia de cinco verdaderas voces, y de este modo elevado desde una gran pobreza hasta un aspecto presentable por el Sr. Voluntad Correcta, el 14 de agosto de 1817. Nota: la partitura original ha sido ofrecida en holocausto solemne a los dioses del infierno”. En cuanto a las interpretaciones, hay que decir que el Quinteto de Zúrich ofrece unas versiones inocentes, sin demasiada garra, aunque eso sí, trabajadas con tesón. Esta es una formación compacta que cuida la música, sobre todo el fraseo, el equilibrio entre los instrumentos, con un buen primer violín que lidera al grupo, Boris Livschitz, aunque los resultados sean un poco desiguales. Si bien no se trata de virtuosos, los Quintetos se escuchan para disfrutar, comprendiéndose perfectamente la música y su sentido en la audición, mas algunos de los duetos, especialmente los de viola y violonchelo son de desagradable escucha: los instrumentos desafinan y en especial la viola, provocando molestia y desazón, además de algunos desajustes. En fin, correctas versiones, aunque no sobrecogedoras ni reveladoras de estas obras del Beethoven más liviano. Emili Blasco BEETHOVEN: 12 Contradanzas WoO 14. 12 Danzas alemanas WoO 8. 6 Minuetos WoO 9. 11 Danzas de Mödling WoO 17 (atrib. a Beethoven). L’ORFEO BAROCKORCHESTER. Directora: MICHI GAIGG. CPO 777 117-2. DDD. 66’30’’. Grabación: Linz, XI/2004. Productor: Burkhard Schmilgun. Ingeniero: Stephan Reh. Distribuidor: Diverdi. N PN Este disco nos propone la vena más frívola de Beethoven. Tiene cierto interés —sobre todo para coleccionistas acérrimos—, porque las WoO 17 son únicamente una atribución y dentro de la serie de las WoO 14 se encuentran dos números, precisamente las dos danzas finales, que parecen pertenecer a Kaspar van Beethoven, el hermano menor del autor de Fidelio. L’Orfeo toca con gracia, levedad y alegría de vivir estas músicas funcionales. Las interpretaciones poseen el imprescindible sentido del humor como para restituirnos con validez en la actualidad estas sencillas diversiones de la burguesía en alza. Entretenimiento que alcanza el delirio concretamente en la última de Kaspar. La séptima de la primera colección no deja de formar parte de la prehistoria beethoveniana, pues ahí aparece bajo su cara más amable el tema del Finale de la Heroica. Aquí y allá, de danza en danza, pequeños acentos y algunos acordes quieren anunciar al Beethoven futuro, pero con buen criterio Gaigg no exagera esos amagos. Un Beethoven muy menor, pero no menos delicioso. Enrique Martínez Miura BEETHOVEN: Sinfonía nº 3 en mi bemol mayor op. 55 “Heroica”. Sinfonía nº 8 en fa mayor op. 93. ORQUESTA DE MINNESOTA. Director: OSMO VÄNSKÄ. BIS SACD-1516. DSD. 76’16’’. Grabación: Minneapolis, VI/2005; I/2006. Productor: Robert Suff. Ingeniero: Ingo Petry. Distribuidor: Diverdi. N PN S igue adelante el ciclo Beethoven de Vänskä, abriéndose camino entre el bosque de versiones existentes de este repertorio. No lo tiene obviamente fácil, pero una cosa es la vida comercial de un disco y muy otra su contenido artístico. Y el Beethoven del director finlandés tiene interés y calidad. Muy personal su Heroica, algo blanda de acentos —pese a su ocasional sequedad— en el primer tiempo, pero con maderas de aterciopelada sonoridad, atractivo fraseo de la cuerda y pianísimos admirables. La Marcha fúnebre progresa del susurro al clímax de manera convincente. Vital, expeditivo el Scherzo y muy cantado el famoso y presuntamente trivial tema del Finale, donde de nuevo se alcanza un instante de gran profundidad antes de la fulgurante coda. Pero si la Tercera disfruta una versión interesante, la Octava estimula en Vänskä una lectura de todo punto sensacional. Estalla la alegría vital en el Allegro vivace e con brio, donde el tratamiento de los sforzandi se diría procedente de Norrington. Delicioso el burlón pero no menos fino Allegretto scherzando, soberbio el Tempo di Menuetto y de medido equilibrio entre la gracia y el vigor —con los sf en total simetría con los del movimiento de apertura— el desbordante Allegro vivace. Un buen disco beethoveniano. Enrique Martínez Miura BEETHOVEN: Sinfonía nº 9 en re menor “Coral” op. 125. ANGELA DENOKE, soprano; WALTRAUD MEIER, mezzo; BURKHARD FRITZ, tenor; RENÉ PAPE, barítono. CORO DE LA ÓPERA ALEMANA DE BERLÍN. ORQUESTA WEST-EASTERN DIVAN. Director: DANIEL BARENBOIM. WARNER 2564 63927-2. DDD. 72’14’’. Grabación: Berlín, VIII/2006 (en vivo). Productor: Paul Smaczny. Ingeniero: Toine Mertens. N PN E sta orquesta que podría llamarse de convivencia árabe-israelí responde a los requerimientos directoriales de Barenboim sin pestañear. Conocida ampliamente la concepción ciclópea que el judeo-argentino-español tiene de la 77 D I S C O S BEETHOVEN-BRAHMS obra, en la línea de sus recreadores máximos, el registro no podía ser fallido, reuniendo un coro avezado con un cuarteto vocal de renombre considerados sus componentes uno a uno. Pero el registro se resiente en la toma de sonido de un diríamos empañamiento, cierta ampulosa veladura, que no impide apreciar debidamente los resultados, pero no define del todo adecuadamente los timbres ni los planos orquestales. Si se compara esta con su grabación de hace catorce años con los conjuntos de la Ópera Alemana, los minutajes tiempo a tiempo son muy similares (la diferencia más marcada, en el Adagio, es de minuto y medio menos en la que nos ocupa). Puede apreciarse un mayor realce de las maderas en el segundo tiempo especialmente, pero globalmente me parece preferible esta toma pretérita a la actual. José Antonio García y García BERIO: Sequenzas I-XIV. NORA SHULMAN, ERICA EMMANUEL BETRAND, violonchelo; PASCAL AMOYEL, piano; ANTJE WEITHAAS, violín; BORIS BERMAN, piano; ALAIN TRUDEL, trombón; STEVEN DANN, viola; MATEJ SARC, oboe; JASPER WOOD, violín; JOAQUÍN VALDEPEÑAS, clarinete; GUY FEW, trompeta; PABLO SANZ VILLEGAS, guitarra; KEN MUNDAY, fagot; JOSEPH PETRIC, acordeón; DARRETT ADKINS, violonchelo; WALLACE HALLADAY, saxo. 3 CD NAXOS 8.557661-63. DDD. 181’59’’. Grabación: Newmarkt, Ontario, 1999-2004. Productor: Bonnie Silver. Ingeniero: Norbert Kraft. Distribuidor: Ferysa. N PE Coincidiendo con el anuncio de la edición en Mode de un cuádruple CD conteniendo las Secuencias de Luciano Berio, este imponente ciclo de obras escritas para solistas aparece en el sello Naxos en la que es la segunda integral discográfica, una alternativa a la versión hasta ahora de referencia, la del Ensemble InterContemporain en DG. La versión de Naxos procede de varias tomas en la St. John Chrysostom Church de Newmarkt, en Ontario. Se trata, pues, de una producción canadiense. De allí son algunos de los intérpretes (Steven Dann, Alain Trudel, Guy Few, Jasper Word) y otros, como Joseph Petric o Nora Shulman, han tenido siempre una estrecha relación con el mundo musical de Canadá. A diferencia de la edición de DG, esta de Naxos incluye dos Secuencias más, la número XIV, para violonchelo, de 2002, y la VIIb, para saxofón soprano. Aun estando perfectamente vigente la excelencia de la lectura de los miembros del EIC sobre este ciclo imprescindible en el tratamiento de los instrumentos en la modernidad musical, hay suficientes aportes en esta nueva edición como para recomendar absolutamente su escucha. Si los músicos del InterContemporain asumen su papel de intérpretes impregnados del sonido de la vanguardia y transmiten las secuencias como si cada sonido hubiera sido filtrado en un muy particular laboratorio, los músicos convocados en la grabación de Naxos proceden de forma distinta. En ellos no hay esa sensación de forjar una sonoridad que pareciera tamizada por algún procesamiento electrónico, sino que viene directamente dictada por un impulso humano y la inspiración del instante. Este matiz es fácilmente perceptible en dos ejemplos clamorosos, en dos de las secuencias más memorables, la V (para trombón) y la IX (clarinete). El tempo libre, casi deudor de un Messiaen, en lo que hay de evocación de la naturaleza, que impone el clarinetista Joaquín Valdepeñas en la pieza IX, con un uso inteligente de los silencios, conmueve más que el aliento casi cibernético desplegado por Alain Damiens en el disco DG. Francisco Ramos BORODIN: Cuarteto de cuerda nº 1 en la mayor. Quinteto de cuerda en fa menor. CUARTETO KOCIAN. MICHAL KANKA, violonchelo. PRAGA PRD/DSD 250 222. DDD. 65’25’’. Grabación: Praga, XII/2005; I y II/2006. Productor: Jaroslav R?bar. Ingenieros: Karel Soukeník y Václav Roubal. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN De nuevo un registro magistral del Cuarteto Kocian, que nos está acostumbrando muy mal. Ahora, el compositor elegido es Alexander Borodin, el malogrado, o uno de ellos, del Grupo de los Cinco. Por una parte, el delicado, exquisito, y muy inmediatamente bello Primer Cuarteto, con un Moderato y un Andante emotivos, conmovedores. Por otra, el menos conocido Quinteto de cuerda, obra juvenil de envergadura algo menor, pero de encanto muy parejo. A las sencillas propuestas del joven Borodin responde el Kocian, junto con Michal Kanka, con unas densidades que enriquecen el discurso; atención, en este sentido, al contraste entre la tensa lentitud del Andante y la furia del Finale. Los cuatro checos (o cinco) consiguen un excelente recital Borodin de un nivel y una hondura incomparables. Un magnífico disco, muy bien tocado, muy bien soñado, muy bien sugerido. Santiago Martín Bermúdez Cuarteto Prazák BELLEZA SONORA BRAHMS: Cuarteto de cuerda nº 2 op. 51, nº 2. Quinteto de cuerda nº 2 op. 111. CUARTETO PRAZÁK. VLADIMÍR BUKAC, viola. SACD PRAGA PRD/DSD 250 236. DSD. 61’26’’. Grabación: Praga, III y VI/2006. Productor: Jirí Gemrot. Ingeniero: Karel Soukeník y Václav Roubal. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN Le costó a Brahms, pero cuando finalmente se acercó al cuarteto de cuerda en las dos obras que conforman su Op. 51, dejó el listón muy alto. Toda la inventiva formal de un Haydn y la expresión poética de un Beethoven se concentran en este díptico, el segundo de cuyos paneles es el que nos sirve aquí el Cuarteto Prazák, en lo que supone su culminación de la integral de los cuartetos de cuerda del hamburgués. Como complemento, una partitura otoñal, el Quinteto de cuerda, op. 111 (1890), también el segundo de los 78 suyos, de escritura más severa, pero también todo un dechado de generosidad melódica e incluso de libertad tonal dentro de una forma indiscutiblemente clásica. Pocas cosas pueden decirse del Cuarteto Prazák, acompañado aquí, en la segunda partitura, por el viola Vladimír Bukac. Se puede caer fácilmente en la apología, pues la belleza del sonido de este conjunto es sencillamente inigualable. Habrá otros que otorguen a sus interpretaciones mayor dramatismo o profundidad intelectual, pero estos magníficos solistas checos no tienen rival a la hora de descubrir la emoción y la poesía de las obras que abordan. Y ello sin necesidad de caer en sentimentalismos, de ralentizar el tempo o amanerar el fraseo. No, su mérito es que todo fluye naturalmente, y con la necesaria fuerza e intensidad cuando es necesario… Por todo ello, estamos ante un grupo de primera, y así son sus interpretaciones de esta música, impagables. El óptimo sonido acaba de hacer absolutamente recomendable este registro y, con él, toda la integral. Juan Carlos Moreno D I S C O S BEETHOVEN-BRAHMS BRAHMS: Sonata para dos pianos en fa menor op. 34b. Cinco Valses op. 39. Danzas húngaras nºs 5 y 17. SAINT-SAËNS: Variaciones sobre un tema de Beethoven. GÜHER PEKINEL Y SÜHER PEKINEL, pianos. WARNER 2564 61959-2. DDD. 66’55’’. Grabación: Snape, V/2003. Productor: Tony Harrison. Ingeniero: Mike Hatch. N PN Las gemelas Güher y Süher Pekinel han llevado, desde que fueron descubiertas por Karajan en 1984, una intensa carrera concertística, que no discográfica (su discografía se limita a una decena de discos en varios sellos, entre los que figuran Warner, Chandos, DG o CBS). Basan su reputación en la perfecta sincronía y una complicidad interpretativa fuera de lo común. Su pianismo es temperamental, ajeno a las modas y, en cierta medida, tendente a lo expansivo. No extraen de sus instrumentos un sonido que se pueda calificar de hermoso, pero sí son capaces de recrearse en los detalles de las partituras, a las que tratan con mimo y pasión. Eso es más que evidente en la Sonata para dos pianos de Brahms, en la que la línea discursiva está perfectamente delineada. La complicidad de ambas hermanas se traduce, asimismo, en sentido del humor. Esto les permite jugar e imprimir un carácter eminentemente festivo a piezas como las dos Danzas húngaras (a pesar de los exagerados tempi) o los Valses. Las Variaciones de Saint-Saëns son una exhibición de pericia en la que priman las cualidades antes reseñadas: precisión, complicidad y técnica. Y ahí juegan en su terreno. Carlos Vílchez Negrín BRAHMS: Concierto para piano nº 1 op. 15. Concierto para piano nº 2 op. 83. IVAN MORAVEC, piano. ORQUESTA FILARMÓNICA CHECA. Director: JIRÍ BELOHLAVEK. 2 CD SUPRAPHON 3865-2. DDD. 98’33’’. Grabaciones: Praga, X/1989 y IX/1988. Productor: Jaroslav Rybár. Ingeniero: Václav Roubal. Distribuidor: Diverdi. R PM Dos artistas checos se dan la mano en este doble compacto para proponer un Brahms singular y sin duda interesante. Son grabaciones de finales de los ochenta realizadas en la Sala Dvorák del Rudolfinum praguense. Sorprende ya en el Maestoso del Primer Concierto la escasa dimensión sinfónica impuesta por el director Jirí Belohlavek, pero no cuesta acostumbrarse a la idea, pues el pianismo de Ivan Moravec, hecho de poesía, deja aquí frases rebosantes de arrebatado lirismo. La amplia gana de matices desplegada en el Adagio lleva a un Rondó impetuoso y lleno de pasión. Sensibilidad, reguladores, personalidad, contrastes e ideas vuelven en el Segundo Concierto. Hay en los dos primeros movimientos algo de heroísmo, como si el pianista checo mirase en ellos al romanticismo de Franz Liszt, al tiempo Bruno Walter SIEMPRE VIVAS BRAHMS: Sinfonías. Variaciones sobre un tema de Haydn. Obertura para un festival académico. Obertura trágica. Danzas húngaras nºs 1, 3, 10, y 17.. FILARMÓNICA DE NUEVA YORK. Director: BRUNO WALTER. 3 CD UNITED ARCHIVES UAR004.3. ADD. 79’11’’, 72’39’’, 48’26’’. Grabaciones: Nueva York, 1951-1953. Productor de la reedición: Eric Guillemaud. Distribuidor; Diverdi. R PM Es no sólo conveniente sino necesario volver de tanto en tanto a los clásicos de la discografía, sea para ratificarlos o para cuestionarlos. Esta señera interpretación de Brahms por Walter es la primera vez que se edita en CD con un procedimiento de alta definición. El sonido resultante es más que aceptable, aunque en algunas ocasiones juegue malas pasadas. Las versiones de Walter, románticas y apasionadas, elegantes y cantables, se mantienen frescas como el primer día. En la Primera, es admirable la tensión y el misterio de la introducción, el puro fuego de la exposición, la línea de canto en el Andante sostenuto —donde, por desgracia, el solo de oboe suena bastante gallináceo—, el fluir, la tersura del tercer movimiento y la cálida, aristocrática manera de decir —rubato incluido— el maravilloso tema del Finale. Lógica y temperatura expresiva se mezclan en el Allegro non troppo de la Segunda, obra que cuida el fraseo y trata de no eludir una tensión emocional no tan explícita en otras lecturas. Ya en el Andante la música fluye naturalmente y Moravec siente y acaricia cada nota con una ternura casi infinita; a su vez, la intervención del o de la violonchelista es de las más bellas que recordamos. Un alado, divertido y matizado Allegretto grazioso relaja y pone fin a este notable registro. El hermoso color de la Orquesta Filarmónica Checa permite a Belohlavek aclimatar, dialogar y asistir con mimo y vitalidad, si bien el director se descubre un punto más contenido que el pianista. No es necesario citar los nombres de los grandes del teclado que han dejado su impronta en la interpretación de estas colosales partituras, ya que son varios y bien conocidos, pero sí diremos que Ivan Moravec se da el lujo de tutearse con cualquiera de ellos. Asier Vallejo Ugarte BRAHMS: Sinfonías. Serenatas. Oberturas. ORQUESTA FILARMÓNICA CHECA. Director: JIRÍ BELOHLAVEK. 4 CD SUPRAPHON 3868-2. DDD. 280’03’’. Grabaciones: Praga, 1987-1994. Productor: Jaroslav Rybár. Ingeniero: Václav Roubal. Distribuidor: Diverdi. R PM que disfruta del máximo virtuosismo orquestal de los filarmónicos neoyorquinos. Sensacional la Tercera, dotada de un increíble impulso en el Allegro con brio y una triste, bien que contenida expresividad en el Poco allegretto. La pasión se desata sin paliativos en el Allegro de cierre. La Cuarta goza una lectura redonda, lírica y heroica (Allegro non troppo), melancólica (Andante moderato) y sabia (Finale). Las portentosas Variaciones Haydn, las jubilosas Danzas y Obertura académica y aun la ponderada Trágica —la partitura más endeble de su autor— completan este álbum imprescindible de la historia de la fonografía brahmsiana. Enrique Martínez Miura La serie de Sinfonías de Brahms llevada al disco por Jirí Belohlávek a finales de los ochenta viene a demostrar que la música del compositor alemán requiere mucho más que un preciso trabajo orquestal y cierta entrega en el planteamiento. Sólo se pueden ver hallazgos apartados del tópico en la Tercera Sinfonía, que en la propuesta del director checo parece mirar al sinfonismo de su coterráneo Antonín Dvorák. Por supuesto, las obras están bien construidas, las texturas tienen el punto justo de espesor, los tempi nos parecen adecuados, el espectro de matices es diverso y la presencia del registro grave es notable. Con todo, es difícil entender una Primera Sinfonía tan liviana, donde el exceso de sobriedad llega a ocultar cualquier intención de sentir el drama. La Segunda Sinfonía no pide un planteamiento tan intenso, y resulta más convincente en la medida en que suena muy bien. En la Tercera Sinfonía, decíamos antes, sí encuentra Belohlávek un lirismo personal e identificable con la tradición musical de su país, con una frescura en las melodías y una espontaneidad en el discurso de verdadero sabor bohemio. La Cuarta Sinfonía, como la primera, necesita tal vez aires de mayor magnificencia, sobre todo en los movimientos extremos; eso sí, el Andante moderato está muy bien cantado. En la Obertu- 79 D I S C O S BRAHMS-DEBUSSY ra trágica hay también cierta oquedad, pero ya en las Variaciones sobre un tema de Haydn y en la Obertura para un festival académico los modales un tanto ligeros de Belohlávek encuentran mejor acomodo, como lo hacen en las dos serenatas, leídas ambas con honda alegría. La respuesta de los filarmónicos checos es siempre espléndida, sirviendo una sonoridad suave, cálida y variada, no demasiado brillante, con una madera que tiene muy buenos momentos, por ejemplo, en el cuarto movimiento de la Segunda Serenata. Asier Vallejo Ugarte BUXTEHUDE: Membra Jesu Nostri. MUSICA LINGUA. L’ARPA FESTANTE. Director: STEPHAN SCHRECKENBERGER. GENUIN GEN 04048. DDD. 56’17’’. Grabación: Lahn, X/2004. Productor e ingeniero: Alfredo Lasheras Hakobian. Distribuidor: Gaudisc. N PN S tephan Schreckenberger es el bajo habitual de Cantus Cölln, conjunto con el que recientemente ha grabado este mismo ciclo de siete cantatas de Buxtehude (ver SCHERZO nº 209), sin duda su obra más difundida discográficamente. Pero aquí Schreckenbeger no canta, sino que dirige a un quinteto vocal desconocido por nuestros pagos y un conjunto instrumental del que sí había algunas noticias. Individualmente tomados, los mimbres son de más que aceptable calidad (pese a un contratenor demasiado artificioso y apurado siempre), pero Schreckenberger los conduce con un ritmo alicaído, sin dramatismo ni fuerza expresiva. La interpretación termina quedándose en terreno de nadie, sin profundizar ni en la luminosidad italiana ni en la austeridad germánica que alientan en esta música. Pablo J. Vayón BUXTEHUDE: Membra Jesu Nostri. THE NETHERLANDS BACH SOCIETY. Director: JOS VAN VELDHOVEN. SACD CHANNEL CCS SA 24006. DSD. 72’25’’. Grabación: Ámsterdam, XI/2005. Productor: Walter van Hauwe. Ingeniero: C. Jared Sacks. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN B uxtehude 80 no fue solamente el más grande organista de su generación, también impuso su magisterio en la composición de cantatas, de las que se conservan más de un centenar. La obra Membra Jesu Nostri consta de siete breves cantatas que van glosando los sentimientos del creyente al contemplar las heridas de Cristo en la cruz mientras va elevando la vista, comenzando en Ad pedes y finalizando en Ad faciem. La estructura de todas ellas es casi idéntica: introducción instrumental, coro con texto bíblico, tres arias cuyos textos están tomados del poema Rythmica oratio atribuido a San Bernardo y repetición final del coro. De Membra Jesu Nostri existen del orden de una decena de grabaciones en el mercado y es de esperar que en 2007, año en que se cumplen los 300 de la muerte de este gran compositor, se aproveche tal ocasión para llevar al disco más ejemplos de su abundante música religiosa vocal puesto que, hasta el momento, las grabaciones se han centrado casi exclusivamente en este ciclo de cantatas, puede que por su calidad, puede que por su plasticidad, ya que la idea plasmada por Buxtehude es como una especie de síntesis de la Pasión. Esta nueva versión de la obra que nos ofrece el conjunto The Netherlands Bach Society es una aportación más a la mencionada discografía, que ya incluye las versiones de Gardiner, Jacobs, The Sixteen, Suzuki o Junghänel, entre otros. Ello no quiere decir que ésta no sea también digna de tener en cuenta, pues tanto los cantantes como el conjunto instrumental tienen una notable experiencia en la interpretación de música sacra del todo el período barroco y no hay nada que reprocharles, salvo algo no atribuible a ellos, como es una toma sonora en exceso reverberante. Completa el disco la cantata fúnebre Fried-und Freudenreiche Hinfahrth, que ocupa el lugar inmediato siguiente en el catálogo de obras de Buxtehude y que fue compuesta por éste para conmemorar la muerte de su padre, Johannes, que también había sido su primer maestro de música. Extrañamente, el cuadernillo que acompaña al disco no dice una sola palabra sobre ella, como si quisieran darnos la razón al lamentar la despreocupación por el resto de la obra. José Luis Fernández CHAIKOVSKI: Las estaciones. STRAVINSKI: Tres movimientos de Petrushka. DENIS MATSUEV, piano. RCA Red Seal 82876788612. DDD. 56’30’’. Productora: Maria Benzina. Ingeniero: Alexander Volkov. Distribuidor: Sony-BMG. N PN El pianista ruso Denis Matsuev nacía en Irkusk, en Siberia, cien años justos después de que Chaikovski comenzara su bello ciclo de doce piezas Las estaciones (1875-1876). Este joven de treinta años no sólo ha sido un niño prodigio, sino que se ha convertido en un magnífico intérprete, que ofrece en este recital una muestra brillante y sorprendente de lo que puede hacer. El recital comienza con los quince o dieciséis minutos de Stravinski, un dechado de sentido rítmico, de impulso y energía, de virtuosismo rico en musicalidad. Y sigue con los doce meses del año de Las estaciones, bella música de salón todavía no muy compleja del entonces joven compositor, metodismo y sugerencia en unas formas pequeñas que no son miniaturas. Matsuev ofrece estas piezas delicadas con un sentido del contraste nada es sencillo en un ciclo marcado por el refinamiento, que apenas se permite algún forte, que susurra de manera lírica en todos los meses del año; aunque en algunos más que en otros, y es ahí donde parece brillar más aún el talento de Matsuev: por ejemplo, en la Barcarola de Junio, o en el Canto de otoño de Octubre. Como si el agresivo pianista de Petrushka se hubiera convertido en un maestro del lirismo, incluso de la ensoñación. En fin, un recital contrastado y hasta opuesto en cuanto a obras, con un parentesco espiritual innegable pese a las distintas estéticas: el amor de Stravinski hacia Chaikovski. Santiago Martín Bermúdez CHAIKOVSKI: Suite nº 3. STRAVINSKI: Divertimento El beso del hada. ORQUESTA NACIONAL DE RUSIA. Director: VLADIMIR JUROWSKI. PENTATONE PTC 5186 061. DDD. 64’02’’. Grabación: Moscú, X/2004. Productores: Rick Walters y Sergei Markov. Ingeniero: Job Maarse. Distribuidor: Diverdi. N PN N uevo acierto del joven Vladimir Jurowski. Se trata de un acoplamiento muy plausible entre un Chaikovski muy danzante (siempre lo fue) y un Stravinski chaikovskiano en la letra, mas no en el espíritu. El Divertimento es una especie de suite del ballet El beso del hada, formado en su integridad a partir de temas de Chaikovski. Las Suites orquestales de este compositor siguen sin ser obras tan integradas en el repertorio sinfónico como otras piezas permanentes de este insuperable compositor. La Suite nº 3 pasa en un momento dado por un vals, cuando sabemos que Chaikovski fue el rey del vals, porque nadie compuso ninguno superior al Vals de las flores. Mas culmina y concluye la Suite con una brillantísima Polonesa, equivalente en todos los sentidos a la de Onegin. A este Chaikovski bailarín le corresponde un Stravinski que bailó siempre, malgré lui, en una de sus piezas para el teatro menos conocidas, este ballet chaikovskiano. Jurowski trata a Chaikovski con la desenvoltura de quien pasa por encima del pathos, aunque sin desdeñarlo, pero que se detiene en las danzas con deleite. A cambio, trata a Stravinski con el grado de control que requiere esta propuesta tan alejada de lo romántico, por mucho que sea un homenaje al viejo maestro que el jovencito Igor Fiodorovich vio un día en un rincón del Mariinski. Un equilibrio que adivinamos perfecto, aunque no podamos asegurarlo así, de pronto, tras un par de escuchas. Dicen por ahí que nadie (ni nada, supongo) es perfecto. ¿Tampoco este CD? Santiago Martín Bermúdez CHARPENTIER: El juicio de Salomón H. 422. Motete para una ofrenda larga H. 434. PAUL AGNEW, LEIF ARUHN-SOLÉN, NEAL DAVIES, JOÃO FERNANDES, CARL GHAZAROSSIAN, MAUD GNDZAZ, MARC MAUILLON, MARC MOLOMOT, ANA QUINTANS. LES ARTS FLORISSANTS. Director: WILLIAM CHRISTIE. VIRGIN 3 59294 2. DDD. 63’. Grabación: Poissy, IX/2005. Productor: Alain Lanceron. Ingeniero: Jiri Heger. Distribuidor: EMI. N PN D I S C O S BRAHMS-DEBUSSY No hay duda de que William Christie es el mayor intérprete de Charpentier, hasta el punto que casi podríamos decir que se trata de su “inventor”. En este disco, defiende con elocuencia y obvio idiomatismo la extraordinaria muestra de adaptación al estilo barroco francés que del tan italiano oratorio supone el Judicium Salomonis. Versión elegante, de clara adscripción teatral. Con todo, la búsqueda del refinamiento parece haber traicionado esta vez un tanto a Christie, porque la tensión dramática no siempre se mantiene e incluso la proverbial transparencia que suele rendir su grupo se torna en un leve confusionismo que afecta sobre todo al coro. En el Motete, estos pequeños reparos desaparecen, pues ahí director, solistas y conjunto brillan al nivel acostumbrado. Enrique Martínez Miura DEBUSSY: Preludios I y II. Orquestación de Luc Braewaeys. REAL ORQUESTA FILARMÓNICA DE FLANDES. Director: DANIELE CALLEGARI. 2 CD TALENT DOM 3810 O4/05 DDD. 81’05’’. Productora: Gerda Bats. Ingeniero: Harry Dewinde. Distribuidor: Gaudisc. N PN En dos discos que duran poco más que uno, Callegari y la Orquesta de Flandes nos ofrecen las versiones orquestales de los Preludios de Debussy en orquestación de Luc Braewaeys. ¿Por qué? ¿Para qué? El resultado no justifica el traslado, la transposición. El resultado es blando, bonito pero no bello, algo cursi, un poco irritante. Puede usted hacer lo que quiera con el material previo, clásico o romántico, moderno o barroco, pero, caramba, no puede usted hacer esto. Porque esto no es horrible, sólo es muestra de esa fealdad propia de lo insuficiente. Y no Natalia Gutman y Elisso Virsaladze ROMÁNTICAS CHOPIN: Sonata para violonchelo y piano en sol menor op. 65. RACHMANINOV: Sonata para violonchelo y piano en sol menor op. 19. NATALIA GUTMAN, violonchelo; ELISSO VIRSALADZE, piano. LIVE LCL 206. DDD. 64’11’’. Grabación: Ascona, 12-X-2004 (Chopin); Kreuth, 5-VII-2003 (en vivo). Ingenieros: Michael Rast, Maria E. Michel-Beyerle. Distribuidor: Gaudisc. N PN Apenas existen en el catálogo un par de discos que reúnen estas dos sonatas: Gregor-Smith y Wrigley (ASV, descatalogado), Walton y Owen (Somm), ninguna de ellas es especialmente atrayente. Naturalmente, existen versiones aisladas que sí lo son: Ma y Ax (Sony) hacen un espléndido Rachmaninov, y el Chopin de Rostropovich y Argerich (DG) es inolvidable. El sello Live Classics nos ha dado ya unas cuantas joyas, con estupendas grabaciones en vivo a cargo de intérpretes sensacionales como Kagan, Richter o las dos que protagonizan el disco que ahora se comenta. Y la expectativa, en este caso, se ve bien cumplida. Las dos amigas consiguen una interpretación tan hermosa como apasionada de la Sonata de Chopin, que tiene bien poco que envidiar a la del dúo Rostropovich/Argerich, aunque quizá estos últimos ponen aún más fuego y poderío sonoro. Pero hay bellísimo sonido por parte de Gutman y Virsaladze, muy bien equilibrado (en obras que son más que problemáticas en este sentido) y romanticismo del mejor (qué precioso canto el del Scherzo, y qué maravilla de expresión en el Largo), rico en tensiones y variedad de matiz, color y emotividad. Y si la Sonata de Chopin obtiene una interpretación sobresaliente, la de Rachmaninov es puro fuego, desde el grandioso primer tiempo hasta el arrebatador final, pasando por el fenomenal canto del Andante, con las dos intérpretes perfectamente compenetradas en una visión unitaria, convencida y de contagioso magnetismo. La toma sonora hace justicia a dos interpretaciones formidables en un disco extraordinario que ningún buen amante de esta música debería perderse. Excepcional. Rafael Ortega Basagoiti w w w. s c h e r z o . e s Stefan Vladar y Cuarteto de Jerusalén LA GARRA Y LA GRACIA DVORÁK: Cuarteto de cuerda op. 96 “Americano”. Quinteto con piano op. 81. STEFAN VLADAR, piano. CUARTETO DE JERUSALÉN. HARMONIA MUNDI HMC 901899. DDD. 65’31’’. Grabación: Berlín, VI/2005. Productor: Martin Sauer. Ingeniero: Tobias Lehmann. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN H ace tiempo nos preguntábamos en estas mismas páginas si esta espléndida formación, el Cuarteto de Jerusalén, estaba integrada por gente tan joven como parecía en la foto. Y, de ser así, cómo era posible que demostraran tal madurez como intérpretes. Se trataba de unos cuartetos de Shostakovich. Ahora nos llegan por ellos mismos las dos obras más conocidas del repertorio camerístico de Dvorák; acaso faltaría el Trío Dumky para completar el Dvorák de cámara más popular. Las lecturas de los Opp. 81 y 96 son tan tensas, poseen tanta musicali- dad, tanto lirismo y tanta fuerza que si hay por ahí algún aficionado que aún no tenga estas obras, no dudaríamos en recomendarle que se llevara a casa este extraordinario CD. Lo que parecía imposible, está ahí: de nuevo, dos lecturas de referencia de dos páginas grabadas una y otra vez. Le hemos dado vueltas a la discografía de Dvorák con motivo del centenario en 2004, y no vamos a insistir ni siquiera en parte de la generosa oferta del Americano y del Op. 81. Insistiremos en este recital insuperable que ahora llega, y para ello recomendaremos que el aficionado, como prueba, escuche siquiera unos dos minutos del Lento del Cuarteto op. 96 y del Finale del Quinteto. Como podríamos señalarle otros momentos, porque aquí todo es extraordinario, tanto por la belleza inmediata de las obras como por la garra y la gracia del Jerusalén, que cuenta con el refuerzo del excelente pianista Stefan Vladar en el Op. 81. Hay mucha calidad donde elegir en la discografía dvorákiana. Este CD viene a añadirse a los mejores discos consagrados al compositor checo. Santiago Martín Bermúdez 81 D I S C O S DEBUSSY-HARRISON sólo comparado con el original, sino en sí mismo. Qué ocurrencia. Santiago Martín Bermúdez DOWLAND: Canciones para la reina y cortesanos de Isabel I. EMMA KIRKBY, soprano; ANTHONY ROOLEY, laúd. PARECE MENTIRA DVORÁK: Cuarteto nº 13. JANÁCEK: Cuarteto nº 2 “Cartas íntimas”. CUARTETO ARTEMIS. BIS SACD-1475. DSD. 65’22’’. Grabación: Länna (Suecia), IV/2004. Productora e ingeniera: Marion Schwebel. Distribuidor: Diverdi. N PN VIRGIN 0946 353399 2 5. DDD. 64’36’’. Grabación: Colonia, II/2003; VI/2004. Productor: Bernard Wallerius. Ingeniero: Günther Wollersheim. Distribuidor: EMI. N PN A P arece estas alturas de sus carreras, con ambos rozando la sesentena, lo que un melómano medio puede esperar de un monográfico Dowland a cargo de Kirkby y Rooley es tan predecible como agradable. Entre los muchos logros de la soprano no es el menor el de habernos convencido de que su timbre y su manera de decir colman los ideales del inventor de la “cadencia de suspiro”. El primero sigue embelesando por su suave color y uniformidad, la segunda por la naturalidad con que las notas se colocan desde el mismo ataque y las frases trazan sistemáticamente el característico arco dinámico que con sus inflexiones insufla alma a las palabras cantadas. Autoridad no menor en la materia ostenta el laudista, que de nuevo admira por la sensibilidad de un acompañamiento basado en la combinación de precisión técnica e imaginación para manejar la paleta cromática y las intensidades. El contenido, diecinueve canciones divididas en cuatro grupos encabezados por los respectivos nombres de sus dedicatarios (un pretexto como otro cualquiera), tampoco sorprenderá a nadie y en cambio complacerá a todos a pesar de no incluir muchas de las páginas más celebradas del compositor y sí algunas ya antes grabadas por estos intérpretes, juntos o por separado. Quizá como único detalle negativo no quepa mencionar más que el hecho de que los textos sólo se ofrezcan en su versión original en inglés. Alfredo Brotons Muñoz DVORÁK: Coros y duetos completos. STANISLAV MISTR, tenor; MARIE BARTOSOVÁ, soprano; MARTINA KRITZNEROVÁ, soprano; DANIELA DEMUTHOVÁ, contralto; MARTINA SPIRITOVÁ, contralto; JAROSLAV SAROUN, MARCEL JAVORCEK Y SONA BÖHMOVÁ, piano. CANTORES DE PRAGA. Director: STANISLAV MISTR. 3 CD BRILLIANT 92883. DDD. 171’40’’. Grabación: Praga, III, VI/2005. Productor: Pavel Nikl. Ingeniero: Jan Lzícar. Distribuidor: Cat Music. N PE 82 Cuarteto Artemis Estos tres discos de considerable belleza y precio increíble por lo económico, como siempre en Brilliant, atraerán tanto al buen aficionado, el exigente, como al que esté en sus inicios y todavía ande a tientas por los repertorios. Son obras en general poco conocidas de Dvorák, pero sencillas y agradables, lindas si se quiere, si con esto no mostramos menosprecio. Es música popular ciento por ciento, limadas aristas, embellecidas las líneas, y mentira. Con la cantidad de registros que hay de estas dos piezas magistrales checas para cuarteto de cuerda, y ahora viene el Cuarteto Artemis y nos trae otra referencia ineludible. Y deseable, y bella hasta no poder más. Qué intensidad de tramas, qué gamas dinámicas tan dramática, tan expresivamente graduadas. Qué fuerza tan medida, qué altura artística tan asombrosa. Siento debilidad por los movimientos lentos de ambos cuartetos (Adagios en ambos casos), y el aficionado sentirá lo mismo desde la primera escucha. Porque éste es un recital para oírlo y oírlo, como cuando de jóvenes nos encaprichábamos de un disco y lo poníamos continuamente. Ya hemos a ello contribuyen las armonizaciones; aunque en otras ocasiones, son piezas de nueva creación, con sabor y gusto populares. Dvorák era de la primera generación nacionalista, y no podía ir más allá en su nivel de conciencia. La segunda, con Bartók a la cabeza, sacaría otras conclusiones de lo popular. Aquí tenemos canciones sobre todo checas, con alguna incursión irlandesa, rusa o lituana. Algunas las oiremos en formatos distintos a los habituales (cuando son habituales, como los Duetos moravos, aquí para formación coral). Atención al encanto simple y bello de los Duetos op. 20. Con esta preciosa muestra comienza el recital. Que termina —y, atención también— con una curiosidad, realmente una rareza, la adaptación por soprano y coro del bellísimo Largo de la Novena Sinfonía, “Nuevo Mundo”. En medio, atención a muchos otros cantos y ciclos, pero ya que no todos, señalemos uno, las 16 Canciones rusas para diversos solistas, en las que estos desarrollan sus capacidades con deliciosas prestaciones, acompañados por Sona Böhmová al piano. No se trata, como en otros muchos álbumes de Brilliant, de registros ya aparecidos en otros sellos, sino de grabaciones praguenses del año pasado, con solistas especializados, de gran altura, sin necesidad de que se trate de divos; o con los Cantores de Praga, muy bien dirigidos por Stanislav Mistr, que además es tenor en algunas de estas numerosas, abundantes piezas. En resumen: bellas lecturas de un repertorio grato y de una belleza natural, sencilla, mas también incuestionable. Santiago Martín Bermúdez reseñado en esta revista algunos otros registros del Cuarteto Artemis, que nació en Lübeck, patria de Thomas Mann, hace unos 16 años, y fue discípulo del Cuarteto Alban Berg: Beethoven, Escuela de Viena, Ligeti, Mozart, Brahms. Con este recital checo alcanzan una especial culminación artística. Una maravilla. Santiago Martín Bermúdez ELGAR: El sueño de Geroncio op. 38. DAVID RENDALL, tenor; ANNE SOFIE VON OTTER, mezzosoprano; ALASTAIR MILES, bajo. CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE LONDRES. Director: SIR COLIN DAVIS. 2 CD LSO 0083. 92’29’’. Grabación: Londres, 1113-XII-2005 (en vivo). Productor: James Mallinson. Ingenieros: Jonathan Stokes y Neil Hutchinson. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PM P ara hacer bien El sueño de Geroncio hay que empezar por sentir muy de cerca el texto del Cardenal Newman que narra el viaje de un alma al más allá. La partitura es extraordinariamente emotiva y pone al creyente que la escucha en una tesitura extrema. Quien no lo sea se encontrará, en todo caso, con una de las obras maestras de Elgar. Colin Davis aporta a su lectura el grado necesario de compromiso apoyándose en una suntuosa Orquesta Sinfónica de Londres y un Coro homónimo que echa el resto a cada paso. El momento decisivo —Praise to the Holiest— está dicho con una fuerza sobrecogedora y una entrega al momento que seguramente tiene mucho que ver con la inmediatez del concierto. David Rendall sabe como Geroncio utilizar sus limitaciones —la voz se resiente del paso del tiempo— para otorgar al protagonista toda su aura doliente. Anne Sofie von Otter es un formidable Ángel y Alastair Miles cumple muy bien como Sacerdote. Hacía falta una versión moderna de la obra tras las dos referencias históricas —Britten (London), de una emoción casi insostenible, y Sargent (Testament), con unos coros imperfectos pero transidos de devoción en el mejor trabajo para el disco de tan irregular D I S C O S DEBUSSY-HARRISON director. Davis consigue, con su inteligente lectura, poner de relieve todas las virtudes de una obra hermosísima. Claire Vaquero Williams Jurjen Hempel BENJAMIN Y SU ÁNGEL FERNEYHOUGH: Shadowtime. FRANCK: Quinteto en fa menor. Sonata para violín y piano. THE SCHUBERT ENSEMBLE. SIMON BLENDIS, violín; WILLIAM HOWARD, piano. ASV Gold GLD 4019. DDD. 65’19’’. Grabación: Champ Hills, Pulborough, Sussex, X/2001; XI/2003. Productores: Andrew Keener y Chris Craker. Ingenieros: Phil Rowlands y Chris Craker. Distribuidor: Diverdi. N PN Del Schubert Ensemble que borda esta lectura del Quinteto de César Franck surgen los dos solistas que logran una nueva lectura importante y destacable de la Sonata, obra tocada y grabada una y otra vez en los últimos 116 años. A ambos excelentes solistas les acompañan en el Quinteto el violinista Jan Peter Schmolk, el viola Douglas Paterson y la chelista Jane Salmon. El Franck de las grandes frases es recreado por intérpretes que dan la impresión de tener el sentido de eso, de la frase amplia y redonda y llena de significados o de sugerencias. No es Schubert, precisamente, sino acaso todo lo contrario: es el repertorio encendido y sin embargo medido del Franck camerístico, en dos lecturas que parecen dar la primacía al Quinteto, que es aquí la estrella, tal vez porque la Sonata lo ha sido siempre y en todas partes, y ya está bien. Pero hay un equilibrio, y a una muy bella y poderosa Sonata le precede un Quinteto comparable a las grandes referencias de esta obra menos grabada, pero aun así muy grabada; comparable en lo cualitativo, no en la opción, que es más fresca, incluso más fría, menos densa. Atención a la sencilla lectura del movimiento lento central, que parece o se finge leve, que está muy lejos de las brumas pesantes a que puede dar lugar esta página. El Schubert Ensemble sale airoso de la competencia de Quintetos, y con muy buena posición en la de las Sonatas. No es cuestión de discutir el puesto. Sencillamente, es destacado. Santiago Martín Bermúdez HARRISON: Chamber and Gamelan Music. DANIEL KOBIALKA, SUSAN BATES, violines. GAMELAN SEKAR KEMBAR, CUARTETO KRONOS, MANHATTAN PERCUSSION ENSEMBLE. NEW WORLD 80643-2. DDD. 66’14’’. Grabaciones: San Francisco, XII/1979; Nueva York, I/1965. Producción: Virgil Thomson Foundation. Ingeniero: Charles Harbutt. Distribuidor: Diverdi. R PN Al absorber el legendario sello CRI, New World cuenta con un fondo de catálogo de una extraordinaria riqueza. Uno de los ejemplares más preciados de aquellos archivos lo constituyen las grabaciones de obras de Lou Harrison, que con el NICOLAS HODGES, piano y narrador; MATS SCHEIDEGGER, guitarra. NEUE VOCALSOLISTEN STUTTGART. NIEW ENSEMBLE. Director: JURJEN HEMPEL. 2 CD NMC D123. DDD. 126’44’’. Grabación: Londres, VII/2005. Productores: Andrew Kurowski y David Lefeber. Ingeniero: Simon Hancok. Distribuidor: Diverdi. N PN Brian Ferneyhough (1943) es, sin duda, el más apegado a lo que llamamos vanguardias de todos sus contemporáneos ingleses. Su trayectoria ha sido siempre la de un buscador arriesgado, a través de una música no fácil pero que ofrece a quien se atreve con ella un universo lleno de posibilidades, menos cerrado en sí mismo de lo que a primera vista pueda parecer. Su ópera Shadowtime, con libreto del poeta Charles Bernstein, está basada en las últimas horas de Walter Benjamin en la frontera francoespañola en septiembre de 1940. Ese es el episodio que ocupa el prólogo, lo que podríamos llamar, curiosamente, la parte más decididamente dramática, escénica o narrativa incluso de la ópera. El resto —seis escenas más— se dedica a una suerte de peregrinaje de la sombra del autor de Angelus Novus y su encuentro con figuras abstractas, como el Ángel de la Historia —a través de sus representaciones por Paul Klee— u otras más concretas, como un guardia fronterizo, Groucho Marx, Carlos Marx, Hitler, Einstein, Pío XII, Juana de Arco o el pianista Liberace —todo acaba en las Vegas—, incluido su descenso al submundo. Ferneyhough define su obra como una ópera de ideas y algunos de sus fragmentos parecieran ser perfectatiempo se han convertido en santo y seña de una manera de componer muy cara a los autores norteamericanos y no es otra que un eclecticismo que permite la práctica de un lenguaje tan ligero en lo formal como atractivo en la escucha, al emplear los esquemas de la tradición como un juego. Las obras de Harrison contenidas en este CD son una buena prueba de todo ello y algunas se encuentran entre lo más granado de su autor. Es un conjunto de piezas en donde se dan la mano de la manera más desprejuiciada el gamelán balinés y la tradición del concierto occidental. El atractivo del CD está, pues, asegurado. Las grabaciones, aunque muy pertinentemente remasterizadas, conservan el tono del sonido añejo. Si bien la obra estrella es Concerto in slendro, el resto del programa no desmerece en absoluto y vale la pena descubrir el enorme lirismo, el encantamiento de piezas breves como las poco conocidas Main Bersama-Sama y Threnody for Carlos Chávez, profundamente inspiradas en el gamelán. Esta Threnody sorprende por mente autónomos. Hay referencias, igualmente, a Gershom Scholem, Hölderlin o Heine. Toda esta enorme carga de evocaciones y citas, de presencias y de sombras llega de la mano de una música hecha de multitud de pequeñas células que vienen y van, que configuran un fascinante tapiz sonoro que mantiene al oyente en permanente estado de atención hacia lo que ha de ocurrir con la mente puesta en lo ya sucedido. Es una música que crece en intensidad desde sí misma pero que también remite, en su intención alegórica, a toda una tradición. De alguna manera se trata de una suerte de concentrado de todo Ferneyhough. Sus intérpretes —todos expertos en lo más granado de la música de hoy— la sirven con plena solvencia y firman una grabación que ilumina sin duda a una de las personalidades más ricas de nuestra modernidad. Claire Vaquero Williams su lirismo cautivador: al lado del Gamelan Sekar Kembar, se escucha a una inspiradísima Susan Bates al violín en un registro profundamente elegíaco. Del mismo año es la grabación de la colorista Serenade for Betty Freeman, en la que el mismo Harrison interpreta el suling, una flauta de origen indonesio. Es curioso que Harrison, tan afín a esta influencia musical, sólo accediera al estudio del gamelán una vez cumplidos los 60 años, a partir de 1970. En sólo dos años, 1976 y 1977, compone hasta 8 piezas para gamelán, entre ellas la muy difundida Concerto in slendro, donde el arsenal instrumental cuenta con un timbre muy especial: celesta, dos pianos preparados y dos instrumentos de percusión. En la segunda sección, sigue brillando la simple y contemplativa melodía del violín y la posterior serie de muy sutiles comentarios a cargo de cada uno de los miembros del grupo instrumental. La sencilla musicalidad de Harrison, la alegría que transmite, viene representada también aquí por dos piezas mayores de su reper- 83 D I S C O S HARRISON-MAHLER torio, el String quartet set, remembranza de danzas renacentistas, y la Suite for percussion, en la que emplea con ingenio un número considerable de instrumentos de fabricación propia dentro de un esquema de modulación métrica. Francisco Ramos HENZE: Conciertos para violín nºs 1 y 3. Fünf Nachtstücke. PETER SHEPPARD SKAERVERD, violín; AARON SHORR, piano. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DE SAARBRÜCKEN. Director: CHRISTOPHER LYNDON-GEE. NAXOS 8557738. DDD. 69’30’’. Grabación: Saarbrücken, IX/2004. Productores: Markus Brändle, Michael Ponder. Ingenieros: Ralf Schnellbach, Michael Ponder. Distribuidor: Ferysa. N PE Naxos abre su enorme catálogo discográfico a la obra de Hans Werner Henze (1926). A los dos discos monográficos que forman ya parte de las listas del sello, se añade este nuevo volumen dedicado al repertorio de violín con orquesta y con piano del compositor alemán. Peter Sheppard Skaeverd y Aaron Shorr son los protagonistas de un registro que lleva la garantía de ser interpretado, en parte, por sus destinatarios. A pesar de que Fünf Nachstücke (1990) es la única obra escrita especialmente para estos músicos, podemos llegar a concluir que, al menos Sheppard, es un especialista en la obra de Henze para violín. La primera colaboración entre compositor e intérprete tuvo lugar cuando éste contaba con tan sólo 18 años y desde entonces ha interpretado toda la obra del autor alemán para violín y viola. Shorr, por su parte, ha estrenado aparte de estas piezas otras tantas suyas, así como de muchos otros celebrados compositores contemporáneos. Entre el primer y el tercer concierto para violín transcurre la larga distancia de 50 años, periodo en que el compositor consolida las bases de su lenguaje. En su primer concierto, escrito a la edad de 21 años, emplea un particular sistema dodecafónico para organizar las alturas musicales. Es la primera obra de gran envergadura que acomete y en ella se apunta ya un instinto personal para la búsqueda de colores orquestales. Su refinado lirismo contrasta con el lenguaje disonante del tercer concierto en donde el compositor se apoya en la novela de Thomas Mann Doktor Faustus para construir un hermoso universo sonoro lleno de referencias musicales y literarias. Miguel Morate KALLIWODA: Sinfonía nº 5 en si menor op. 106. Sinfonía nº 7 en sol menor WoO/01. Obertura nº 16 en la menor op. 238. DAS NEUE ORCHESTER. Director: CHRISTOPH SPERING. 84 CPO 777 139-2. DDD. 68’29’’. Grabación: Colonia, XI/2004. Productores: Burkhard Schmilgun, Joachim Kretschmar. Ingeniero: Stefan Hackspiel. Distribuidor: Diverdi. N PN La música de Johann Wenzel Kalliwoda gozó de una popularidad extraordinaria de 1815 a 1850, cuando su obra orquestal estaba continuamente presente en la vida concertística. Hoy sus creaciones nos parecen las de un epígono, pues, por ejemplo, está clarísima la influencia del fatum beethoveniano en el comienzo de su Quinta Sinfonía, página que por lo demás no deja de poseer cierta fuerza propia de lenguaje. Spering expone con nitidez esos orígenes, pero también aparecen en sus versiones ecos de Mendelssohn o hasta del Schubert de La grande. En la Séptima, la sombra de Beethoven es nuevamente obvia, pero no carece de interés que la interpretación proponga igualmente algunos presagios wagnerianos. Spering se decide tanto por esta baza como por la lírica. Y, sobre todo, elude la premiosidad en los desarrollos de que se acusaba al compositor, injustamente a tenor de este interesante disco que ilumina una parte nada desdeñable de la historia del sinfonismo romántico. lo popular a lo serial, todo ello concentrado en once brevísimos movimientos. En el otro extremo, la Suite para clarinete y cuerdas (1955), de encantadora estética clasicista, incluso próxima al pastiche. Y, entre medias, el Monólogo (1956), construido a partir de cinco aforismos de punzante calidad expresiva, o la Pequeña suite para clarinete y piano (1924), que, según el modelo barroco, une aires y danzas del pasado, culminando todo en un desopilante último movimiento titulado Moderner Tanz, que recuerda al Hindemith de la época. El programa es heterogéneo en todos los sentidos, pero es que así era la figura de Krenek, un músico incapaz de encerrarse en un solo ámbito. Aunque no toda esta música es memorable, nos descubre nuevos detalles de un creador que habría que tener más en cuenta. Las versiones, a cargo de un nutrido grupo de excelentes músicos húngaros, liderados por el clarinetista Csaba Klenyán, son impecables. Juan Carlos Moreno Enrique Martínez Miura KRENEK: Alpbach-Quintet. Monólogo para clarinete solo. Sonatina para flauta y clarinete. Pequeña suite para clarinete y piano. Invención para flauta y clarinete. Trío para violín, clarinete y piano. Suite para clarinete y cuerdas. CSABA KLENYÁN, clarinete; ZOLTÁN GYÖNGYÖSSY, flauta; BÉLA HORVÁTH, oboe; ATTILA JANKÓ, fagot; GÁBOR BIZJÁK, trompa; LÁSZLÓ TÖMÖSKÖZI, percusión; PÉTER SOMOGYI, violín; ILDIKÓ CS. NAGY, piano. ORQUESTA DE CUERDAS. HUNGAROTON HCD 32363. DDD. 60’56’’. Grabación: Budapest, I/2005. Productor: András Wilheim. Ingeniero: János Györi. Distribuidor: Gaudisc. N PN Noventa y un años vivió Ernst Krenek (1900-1991), de los cuales prácticamente todos estuvieron dedicados a la música, pues sus primeras composiciones datan de fecha tan temprana como 1906. Fue, sin embargo, a partir de la década de 1920 cuando empezó su carrera propiamente dicha, carrera que alcanzó su punto culminante en 1927 con el estreno de la ópera Jonny spielt auf, en la que se reveló un músico seducido por el jazz y los ritmos modernos. Desde entonces, Krenek fue escribiendo obras y obras con absoluta prodigalidad y en todos los géneros imaginables. Eso sí, también con una extraordinaria promiscuidad estilística, pues Krenek, incluso cuando hizo suyo el sistema dodecafónico, cambiaba su estilo con una facilidad asombrosa de una composición a otra… Algo de eso se observa en este disco, en el que se recogen siete partituras concebidas para distintas plantillas instrumentales, con la presencia del clarinete como único elemento común. La más ambiciosa y abstracta es el Quinteto Alpbach (1962), para quinteto de viento y percusión, obra de ricas sonoridades y estructuras complejas, en las que se superponen rasgos estilísticos muy diferentes, de LASSUS: Oracula. DAEDALUS. Director: ROBERTO FESTA. ALPHA 095. DDD. 57’12’’. Grabación: Baixàs, Rosellón. III/2005. Ingeniero: Jean-Marc Laisné. Distribuidor: Diverdi. N PN Con el título de Oracula incluye este CD de Alpha dos obras con similar temática que se encuentran, no parece que casualmente, en el mismo manuscrito conservado en la Biblioteca Nacional de Viena. Los extraños seres que en una especie de hierático trance lanzaban al viento predicciones sobre acontecimientos futuros en un lenguaje críptico se encuentran en las culturas griega, romana y judía. Como tantas otras tradiciones, fueron posteriormente cristianizadas y sus oráculos interpretados como predicciones de la venida de Cristo, lo que las emparentaba con los profetas del Antiguo Testamento. La representación pictórica más conocida y notable de esta cristianización se encuentra en los frescos de la Capilla Sixtina, donde las sibilas y los profetas se alternan y distribuyen en lugares claves, lo que Lassus pudo tener ocasión de contemplar durante su estancia en Roma. Sus Prophetiæ sibyllarum comprenden un prólogo y doce piezas dedicadas a cada una de las doce sibilas de la antigüedad clásica y las Lecciones sacræ novem, ex libris Hiob excerptæ son nueve motetes con textos proféticos sobre Jesús sacados del libro de Job. Ambos grupos están emparentados no solamente por el citado paralelismo de contenido textual, ya que en ambos Lassus utiliza una técnica musical de fuerte cromatismo derivado de la adaptación de la acentuación tónica de los versos a la declamación musical que da una clara inteligibilidad a lo cantado. En fin, una genialidad del compositor flamenco que demostraba tener una independencia creativa mayor que la de otros grandes representantes de la música católica D I S C O S HARRISON-MAHLER seguidora de las austeras normas impuesta por el concilio de Trento aunque sin llegar, puesto que no se lo podía permitir, a las audacias un tanto extravagantes de Don Carlo Gesualdo di Venosa, que tenía el privilegio de ser príncipe. El conjunto vocal Daedalus, integrado por ocho voces sin acompañamiento o refuerzo instrumental alguno, da una buena muestra de cómo debe ser la interpretación de los grandes polifonistas del s. XVI, austera sin pérdida de emotividad, a la vez que técnicamente impecable. José Luis Fernández LECLAIR: Sonatas para violín y clave op. 9, nºs 1, 3, 5 y 8. COUPERIN: La Superbe ou La Forqueray para clave. FORQUERAY: La Leclair para clave. DUPHLY: La Forqueray para clave. SIMON STANDAGE, violín; NICHOLAS PARLE, clave. CHANDOS CHAN 0726. DDD. 79’36”. Grabación: Cambridge, I/2005. Productor: Nicholas Anderson. Ingeniero: Jonathan Cooper. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN De entre las tinieblas del olvido surge la figura de Jean-Marie Leclair (1607-1764), el violinista más famoso de los que se ganaron la vida en la corte del Rey Sol. Y lo hace de la mano de un especialista en esta clase de descubrimientos como es Simon Standage, que ofrece una selección de sonatas para violín y bajo continuo mínima en cantidad pero lo bastante representativa para acreditar las excelencias de Leclair como compositor. Las cuatro piezas escogidas proceden del último de los cuatro libros de sonatas de Leclair, publicado en 1743 como Op. 9. Son obras que en su tiempo parecieron sumamente novedosas por recursos como el elocuente empleo que en ellas se hace de las dobles cuerdas y que aún hoy en día requieren un elevado grado de virtuosismo. Por supuesto, esto no es ningún problema para Standage, que con su sonido de característica belleza negocia con refinamiento exquisito los sutiles matices de fraseo que acaban de redondear el sentido de las frases más arduas, pero sobre todo proyecta con especial delectación una articulación que hace justicia al gusto de moda en aquellos tiempo y lugar por los goûts réunis. Quizá en el continuo se echa de menos el refuerzo de un instrumento grave de cuerdas, pero Parle se resarce con creces en unos complementos que con bello efecto sirven como de paisaje al fondo de la figura homenajeada. Alfredo Brotons Muñoz MAHLER: Des Knaben Wunderhorn. SARAH CONNOLLY, mezzo; DIETRICH HENSCHEL, barítono. ORQUESTA DE LOS CAMPOS ELÍSEOS. Director: PHILIPPE HERREWEGHE. HARMONIA MUNDI HMC 901920. DDD. 63’19’’. Grabación: Dijon, X/2005. Productor: Andreas Neubronner. Ingeniero: Markus Heiland. N PN Jordi Savall TREINTA AÑOS DE MARAIS MARAIS: Suite d’un goût Etranger (Libro IV). JORDI SAVALL, viola da gamba; PIERRE HANTAÏ, clave; PHILIPPE PIERLOT, viola da gamba; XAVIER DÍAZ-LATORRE Y ROLF LISLEVAND, tiorbas y guitarras; ANDREW LAWRENCE-KING, arpa; PEDRO ESTEVAN, percusión. 2 SACD ALIA VOX AVSA 9851 A + B. 47’59’’, 56’39’’. Grabación: Saint-Michel en Thiérache, VIII y IX/2006. Ingeniero: Manuel Mohino. Distribuidor: Diverdi. N PN Jordi Savall fue, en la práctica, el gran rescatador de la figura de Marin Marais, con su serie de discos de los años 70 para el sello Astrée de la antigua compañía Auvidis (hoy, Naïve). El gambista catalán impuso en aquellos trabajos su sonido elegante y profundo, no especialmente poderoso pero matizado siempre con un gusto exquisito y apoyado en un equipo de acompañantes de primer nivel y parecida sensibilidad a la suya. El tiempo ha pasado y aunque Savall no ha abandonado nunca a Marais y continúa tocando su música con verdadera maestría, las cosas ya no son iguales. En los últimos años, nuevos intérpretes han irrumpido en esta música, ofreciéndola desde puntos de vista diferentes, haciendo más hincapié en el virtuosismo, en los contrastes dinámicos, en el color, lo cual ha cambiado por completo nuestra forma de mirarla. El arco de Savall ya no es el más rápido del condado, y eso se nota. En este acercamiento a una de las partes esenciales del Libro IV, las 33 piezas de la Suite d’un goût étranger, las maneras sensibles y elegantes del músico de Igualada sobresalen en cuanto la música le proporciona la mínima ocasión para ello. Los detalles más minúsculos de articulación, la extraordinaria gama de matices y de recursos ornamentales en las piezas más lentas pueden llegar a ser subyugantes: esa sensual elegancia del Rondeau Le Bijou, la levedad casi despreocupada de la introducción del Caprice o la misteriosa melancolía de La Reveuse son puro Savall, convirtiéndose en ejemplos bien representativos de lo mejor de su arte, que en esencia no ha variado demasiado en los últimos treinta años. Es en los acompañamientos donde Mahler es un territorio peligroso para una orquesta como la de los Campos Elíseos, por mucho que ésta se encuentre ya desbrozando la senda bruckneriana. Pero como se sabe no hay artes más disímiles que los de estos dos herederos de Wagner. La versión aparece moderadamente marcada por la influencia de FischerDieskau por lo que se refiere al trabajo de Henschel, algo notorio en Revelge, que Herreweghe plantea como una marcha hacia el abismo y el barítono consigue al fin derivar por caminos propios especial- sus interpretaciones parecen haber evolucionado más. Ahora el espectro tímbrico del bajo continuo es más amplio, más variado, adquiere formas y perfiles en continua transformación, y eso supone variedad en el color, que puede llegar a ser de extraordinaria sugerencia, como en las ocasiones en que Rolf Lislevand y Xavier Díaz unen tiorba y guitarra o cuando Andrew LawrenceKing deja oír su arpa. Todo suena equilibrado y ajustado al estilo del solista. Sin embargo, Savall pasa algunos apuros en los pasajes más exigentes. Su línea ya no es tan clara como antaño (¿falta de estudio?) y eso provoca ciertos emborronamientos, como en Le Tourbillon, La Feste Champêtre, la Gigue La Fleselle o en los momentos más comprometidos de Le Labyrinthe. La opción de Savall por un sonido más bien pequeño pero muy expresivo y profundo en los graves sigue funcionando, aunque ya no es la única opción disponible, ni siquiera la principal, como sabemos bien después de escuchar a uno de los principales seguidores de su línea interpretativa, como Paolo Pandolfo, pura precisión y claridad de orfebre, o a alguien que está en las antípodas de su estilo, como Vittorio Ghielmi, todo pasión, virtuosismo y desmesura. Algo de esa transparencia de líneas y de ese exceso de adrenalina es lo que echamos en falta en estas, por otro lado muy notables, interpretaciones maraisianas del último Savall. Pablo J. Vayón mente siniestros. Algunos efectos del acompañamiento orquestal son verdaderamente muy originales. En Des Antonius von Padua Fischpredigt, Henschel se muestra muy sardónico. Puede que no alcance el lirismo y la concentración de Dieskau en Wo die schönen Trompeten blasen y hasta le claree un tanto el registro agudo, pero su exposición es sensacional por línea e intención. Desolado, fatalista Der Tamboursg’sell, donde la orquesta cobra un señalado protagonismo. Connolly se muestra muy expresiva y 85 D I S C O S MAHLER-MOZART doliente en Das irdische Leben, así como tiernamente ingenua en el Finale de la Cuarta Sinfonía y solemne, impresionante en el Urlicht de la Segunda, movimientos sinfónicos que obviamente pertenecen al mundo Wunderhorn, pero cuya presencia en este disco no parece un acierto. Una interesante aportación, con todo, a la fonografía mahleriana. Enrique Martínez Miura MASSIÀ: Notes d’estiu. Tres Preludis. Impromptu en sol. El pla de les papallones. Intrada i Giga. Allegro. Sonatina. Apunts 1 y 2. JORDI MASÓ, piano. ANACRUSI AC 054. DDD. 62’09’’. Grabación: Jafre de Ter, XI-XII/2004. Productor e ingeniero: Miquel Roger. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN Dentro de la labor de recuperación de la música de compositores catalanes, con su correspondiente fijación en CD para su conocimiento y perpetuación, el sello Anacrusi nos ofrece ahora la obra completa para piano del barcelonés Joan Massià (1890-1969). Se trata de un autor todavía por descubrir. Pedagogo notable, cultivador de la música de cámara a partir de los dúos que formó con la pianista francesa Blanche Selva y después con su esposa la también pianista Maria Carbonell, y entusiasta dinamizador de la vida musical catalana, Massià fue un importante violinista. En su obra pianística se perciben rasgos inconfundiblemente catalanes, muchas veces derivados del folclore de su tierra, pero se observan también otras influencias e inclinaciones hacia mundos o atmósferas de creadores tan diversos como Chopin, Schumann, Mendelssohn, Ravel, Debussy, Mompou… Aproximaciones al neoclasicismo, al impresionismo. Querencias por las sonatas para teclado de Scarlatti o del padre Soler. Otras piezas, también, concebidas con finalidad didáctica. En conjunto, se trata de una música que, aunque en algunos momentos no rehúye los toques de virtuosismo, en general es sencilla, directa, espontánea, sincera. Acorde, en consecuencia, con el pensamiento del autor, quien al parecer nunca pensó en publicar sus obras, surgidas de una necesidad íntima e hijas de un sentido anhelo espiritual. Jordi Masó es intérprete idóneo. Ya hemos señalado en alguna otra ocasión su marchamo de figura ascendente a la que cabe seguir con atención. En un par de piezas para cuatro manos del primer Quadern de Apunts colabora con él su discípula María Ruiz. José Guerrero Martín MENDELSSOHN: Obras corales sacras. CORO DEL TRINITY COLLEGE DE CAMBRIDGE. Director: RICHARD MARLOW. 86 CHANDOS CHAN 10363. DDD. 74’03’’. Grabación: Cambridge, I/2000. Productor: Morten Winding. Ingeniero: Simon Eadon. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN La música coral sacra de Mendelssohn ha disfrutado de particular favor en los países anglosajones, mientras que en España apenas se conocen los dos grandes oratorios Elijah y Paulus. Este disco, sin embargo, trasciende con mucho el interés puramente informativo, pues ofrece versiones sumamente encomiables. Eso sí, siempre y cuando se esté de acuerdo con el punto de vista que pone en primer plano al Mendelssohn más introvertido. Queda dicho que quienes incluso aquí prefieran interpretaciones con más drama o más músculo resultarán algo decepcionados, pero la coherencia del planteamiento y la constancia en su mantenimiento es innegable, así como la perfección técnica tanto de las ejecuciones como de su registro. Las frecuentes intervenciones solistas se reparten con variedad, pero en ningún caso desmerecen de un colectivo perfectamente equilibrado a la vez que nítido en la discriminación de las distintas cuerdas, incluida la del órgano tañido por Mark Williams allí donde se requiere su participación. A los cazadores de esta clase de anécdotas no les pasará por alto el parentesco entre el comienzo del hermosísimo Ave Maria y el himno orquestal que corona la coda del último movimiento de la Sinfonía “Escocesa”, pero los amantes de la música coral encontrarán muchos más y más sustanciosos alicientes. Alfredo Brotons Muñoz MENDELSSOHN: Heimkehr aus der Fremde op. 89. JULIANE BANSE, soprano; IRIS VERMILLION, contralto; CARSTEN SÜß, tenor; CHRISTIAN GERHAHER, barítono; STEFAN MÜLLER-RUPPERT, bajo. GÄCHINGER KANTOREI. SINFÓNICA DE LA RADIO DE STUTTGART. Director: HELMUTH RILLING. HÄNSSLER CD 98.487. DDD. 69’01’’. Grabación: Stuttgart, X/2003 (en vivo). Ingeniero: Thomas Angelkorte. Distribuidor: Gaudisc. N PN coro y digna de encomio la entrega y sinceridad de todos, que logran hacer música disfrutable de una pieza muy menor. Enrique Martínez Miura MOMPOU: Aureana do Sil. Becquerianas. Cinc melodies. Dos melodías. Le nuage. El niño mudo. Mira quina resplendor. Primeros pasos. Ave María. ISABEL MONAR, soprano; MAC MCCLURE, piano. COLUMNA MÚSICA ICM0145. DDD. 54’42’’. Grabación: Llerona, V/2005. Ingeniero: Albert Moraleda. Distribuidor: Diverdi. N PN La introspección, el intimismo, la comunicación de tú a tú, la delicadeza, la miniatura como valores que caracterizaron la música de Frederic Mompou están presentes también, como no podía ser de otra manera, en este CD que recoge una selección de la obra vocal del compositor barcelonés. Canciones basadas en textos de poetas como Ramón Cabanillas, Gustavo Adolfo Bécquer, Paul Valéry, Juan Ramón Jiménez, Mathilde Pomés, Federico García Lorca y Clara Janés. Con uno añadido del propio compositor. Textos, por consiguiente, en gallego, castellano, francés y catalán. La voz de la soprano valenciana Isabel Monar, producto de esa factoría de buenas cantantes que es la maestra Ana Chova, y el piano de Mac McClure, artista nacido en Florida pero residenciado en Barcelona desde hace lustros, son los encargados de transmitir el contenido de este programa adaptándose en cada caso a la idiosincrasia de las partituras en función de las exigencias de las letras de cada autor. Un programa que demanda del oyente la máxima atención para percibir debidamente los matices, sutiles diferencias y peculiaridades que distinguen a unas piezas de otras de acuerdo con las características apuntadas al principio. Esta ópera en un acto, que podría conocerse en castellano por algo así como Hijo y extraño, no forma parte ciertamente del Mendelssohn más conocido. Fiel a su proyecto de dar a conocer las obras más ignotas del autor de la Sinfonía de la Reforma —como en el caso de la divertida El tío de Boston—, Rilling ofreció la composición dentro del ciclo de conciertos de la orquesta, con el procedimiento de añadir textos hablados que suplen las carencias de la escena y los cortes. No hay que esperar revelaciones, pero se trata de una música amable, leve, moderadamente graciosa y con visos mozartianos. Estamos más bien ante un precedente de la opereta y no es razonable ver la partitura como parte de los caminos que llevaron de Weber hasta Wagner, por mucho que cronológicamente deba situarse en esa franja temporal. Aquí y allá la música se pone algo más seria, adentrándose en una elegante sentimentalidad. Lo mejor de la velada se encuentra en las aportaciones de los solistas vocales, con un tenor de atractivo timbre y un espléndido Gerhaher, bien que aquí siga sin pudor a Dieskau. Magnífico el José Guerrero Martín MORALES: Motetes. CONSORTIUM CARISSIMI. Director: VITTORIO ZANON. GAUDEAMUS CD GAU 343. DDD. 71’30’’. Grabación: Verona, VIII/2003. Productor: Garrick Comeaux. Ingeniero: Alberto Ambrosini. Distribuidor: Diverdi. N PN Un singular programa dedicado a motetes de Cristóbal de Morales, que parece colocar al maestro sevillano en la órbita de un prebarroco que en realidad le quedaba aún un poco lejos. No es la primera vez que se utilizan instrumentos para acompañar, glosar o sustituir a las voces en la polifonía del Renacimiento, pero aquí su empleo, bastante peculiar, parece privilegiar siempre la individualización de las voces, el canto solista, que apunta, sin disimulo en ocasiones, a la monodia acompañada. El empaste resulta en general algo precario y, aunque los trombones, el bajón, el serpentón y el órgano pueden estar justificados, choca demasiado la presencia casi permanente D I S C O S MAHLER-MOZART Rinaldo Alessandrini ACARICIANTE O GUERRERO MONTEVERDI: Il sesto libro de madrigali. CONCERTO ITALIANO. Director: RINALDO ALESSANDRINI. NAÏVE OP 30423. DDD. 63’50’’. Grabación: Roma, XII/2005. Productor: Laurence Heym. Ingeniero: Aurélie Messonnier. Distribuidor: Diverdi. N PN Un disco dedicado a Monteverdi firmado por Alessandrini es siempre un acontecimiento, pauta que se repite con la presente grabación. Pocos grupos hacen hoy tanta justicia a la retórica monteverdiana y con tan alta calidad vocal. El Lamento d’Arianna propone obviamente la forma polifónica del célebre pasaje de la perdida y añorada ópera. La versión es de todo punto extraordinaria, de lacerante expresividad, que recorre con asombrosa flexibilidad anímica los mil estados de la magistral pieza, de la súplica al rugido, del temblor al recogimiento. La intensidad retórica y musical se renueva en cada una de las páginas del programa, bien que sea necesario resaltar nuevamente la Sestina, por gozar de una versión de gran elocuencia. Alessandrini está atento a incidir en las metáforas musicales alusivas al significado del texto, sea éste acariciante o guerrero. Y no otra cosa supone el arte de Monteverdi en una de sus cimas más altas. Magnífico disco. Enrique Martínez Miura de un laúd. Cierto que los vihuelistas adaptaron obras de Morales y que hay manuscritos de la época con obras polifónicas españolas arregladas para voz y laúd, pero se trataba justamente de arreglos. Para las interpretaciones de conjunto, un arpa habría resultado mucho más adecuada. Consortium Carissimi ofrece en cualquier caso interpretaciones de gran claridad de texturas y de una limpidez notable, aunque falta más intensidad emocional y de contrastes. Algunas obras se interpretan en versiones puramente instrumentales, de muy reducido interés, y en la recopilación se incluye un motete apócrifo, Job, tonso capite, cuyo verdadero autor es Jacobus Clemens non Papa. incapaz de brindar. Hogwood —junto a Adlam en el Andante y variaciones K. 501, para dos instrumentos, y la Sonata K. 381, a cuatro manos— se muestra muy musical, íntimo y delicado, frasea con finura y elegancia y extrae todo el partido posible de los instrumentos. Explota muy especialmente el aspecto dinámico, aunque no deja ser evidente que a veces sus ideas musicales deben entrar en abierto conflicto con el mecanismo de los clavicordios. En el variado programa de piezas algo dispersas o menores, sobresale la Fantasía en re menor K. 397, de la que Hogwood propone una lectura de dolorida convicción. Interesante registro, que es mucho más que simple arqueología. Pablo J. Vayón Enrique Martínez Miura MOZART: MOZART: Obras para clavicordio. CHRISTOPHER HOGWOOD, clavicordio. CON DEREK ADLAM. Divertimento para trío de cuerda en mi bemol mayor KV 563. Suite de “Las bodas de Fígaro”. BENJAMIN SCHMID, violín; COLIN JACOBSEN, violín; MIRA WANG, violín; ANTOINE TAMESTIT, viola; TATIANA MASURENKO, viola; JAN VOGLER, violonchelo. DEUTSCHE HARMONIA MUNDI 82876 83288 2. DDD. 73’46’’. Grabación: 2006. Productor: Chris Sayers. Ingeniero: Jonathan Stokes. Distribuidor: Sony-BMG. N PN Bajo el título El Mozart secreto, Hogwood nos ofrece una mirada muy particular sobre la música para teclado del salzburgués. Utiliza tres clavicordios de época, uno de ellos propiedad del propio Mozart, lo que sin duda añade interés al disco. El planteamiento trata de sacar todas las gamas posibles de color y dinámica —ésta ciertamente muy reducida y reproducida con fidelidad plausible por la grabación— a un instrumento que fue muy apreciado por músicos como C. P. E. Bach en tanto que poseedor de matices que el naciente piano todavía era SONY 82876762802. DDD. 64’18’’. Grabación: Reichenberg, VIII/2005. Ingeniero: Julian Schwenker. Distribuidor: Sony-BMG. N PN El año Mozart va deparando gratas sorpresas. Mientras algunas discográficas aprovechan para reeditar (en algunos casos con harto escasa imaginación) lo de siempre, otras prefieren descubrir ámbitos nuevos. O ya conocidos, pero desde una óptica novedosa, que es lo que aquí nos ocupa: el género de las transcripciones, muy en boga en un tiempo en el que la música debía, valga la perogrullada, ser interpretada para ser escuchada, de ahí la aparición de ingentes cantidades de arreglos de todas aquellas obras que tuvieran algo de éxito, especialmente óperas. Transcripciones para conjunto de viento, para cuarteto de cuerda, para violín y piano, para piano solo… Arreglos que a su vez podían dar lugar a otros, además de a composiciones nuevas construidas a partir de variaciones de las melodías más célebres… Adaptaciones, en fin, que podían surgir de la mano de los propios compositores, de editores de confianza o, simplemente, de maestros anónimos más o menos afortunados… De este modo, obras que en su formato original sólo podían ser disfrutadas por una minoría, pasaban a formar parte del acervo popular. Parece ser que Mozart llegó a hacer alguna de estas transcripciones (al menos eso es lo que asegura Bastiaan Blomhert en las interesantes notas que acompañan su grabación del arreglo para vientos de El rapto en el serrallo, publicado por Pentatone), pero no es éste el caso. La adaptación de esta selección de números de Las bodas de Fígaro para cuarteto de cuerda fue realizada por un contemporáneo del genio, y a su vez ha sido arreglada por el violonchelista Jan Vogler. Son ocho fragmentos de la inmortal comedia, entre otros la obertura, la introducción, el aria de Fígaro Non più andrai, farfallone amoroso, la de Cherubino Voi che sapete, la de la Condesa Dove sono o el Finale, páginas que en ningún momento pretenden ser absolutamente fidedignas al texto mozartiano, pues cortan, condensan y adaptan los pentagramas originales allá donde hace falta, pero que conservan todo el espíritu de la ópera, su carácter bufo y a la vez melancólico. La grabación incluye también el Divertimento para trío de cuerda en mi bemol mayor KV 563, escrito por Mozart en 1788. En seis movimientos, su naturaleza va mucho más allá de lo que sugiere el título, para acercarse al espíritu de sus últimos grandes cuartetos de cuerda, tal es la maestría formal y contrapuntística, y la calidad de la invención melódica e instrumental de la partitura. Bajo el sello del festival de Moritzburg, la grabación ha sido realizada por seis estupendos músicos, de esos que redescubren todo el placer de hacer música de cámara. La conjunción de talentos funciona, y de ello resulta un disco en el que las notas fluyen con absoluta naturalidad, llenas de vida, sin artificios ni amaneramientos. No, simplemente música. Que no es poco. Incluso se echa en falta que no haya más fragmentos de la ópera… Una sola pega: las notas aparecen sólo en alemán, incluidos los títulos de los números de Las bodas de Fígaro, lo que dificulta ostensiblemente conocer en mayor profundidad cómo se ha desarrollado este trabajo. Aunque cuando la parte musical funciona, como es el caso, no hace tanta falta leer, sino simplemente escuchar… Juan Carlos Moreno 87 D I S C O S MOZART-NAUMANN Jesús López Cobos CUÁNTO TIEMPO SIN VERTE MORENO TORROBA: Luisa Fernanda. PLÁCIDO DOMINGO, tenor; NANCY HERRERA, mezzosoprano; MARIOLA CANTARERO, soprano; JOSÉ BROS, tenor; RAQUEL PIEROTTI, mezzosoprano; JAVIER FERRER, tenor; SABINA PUÉRTOLAS, soprano; FEDERICO GALLAR, barítono; ÁNGEL RODRÍGUEZ, tenor; JUAN A. SANABRIA, tenor. CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO REAL. Director: JESÚS LÓPEZ COBOS. DEUTSCHE GRAMMOPHON 0028947658252. DDD. 75’29’’. Grabación: Madrid, Teatro Real, VII/2006 (en vivo). Distribuidor: Universal. N PN Ya está dicho, una de las zarzuelas más representadas y también grabadas, ha sido Luisa Fernanda. Nacida en los primeros momentos de la II República, es una de las últimas zarzuelas grandes que pertenecen a esa etapa en que la zarzuela, como género, a pesar de sus limitaciones, prometía una mejora convincente y parecía reverdecer, al menos en apariencia. Esta evocadoras partitura de un Madrid próximo a destronar a Isabel II en un momento en que otro Borbón se dirigía al exilio tenía un atractivo especial. En 1931 se asentaron las bases de una nueva organización musical, en la que Moreno Torroba volvió a encontrar un lugar privilegiado, y su Teatro Calderón se convirtió en la sede del teatro lírico nacional concebido por los estrategas del nuevo régimen. En dicho teatro se estrenaron numerosas obras, entre ellas, en 1932, Luisa Fernanda, obra con la que su autor se perpetuaría como uno de los mejores autores de zarzuela del siglo XX, a pesar de que siempre afirmó no ser su obra favorita. Al éxito del compositor se unieron los nombres de los libretistas, Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw. Moreno Torroba logró ilusionar al público con una partitura agraciada y de calidad orquestal; tenía en su acervo cultural toda la tradición de nuestro género lírico al mismo tiempo que recoge el secreto de la zarzuela madrileño-romántica y rural que heredara de Vives. En cuanto a los libretistas hacen un gran guiño histórico, lleno a su vez de pequeños guiños, MOZART: Conciertos para violín y orquesta. Rondó en si bemol mayor K. 269. Adagio en mi mayor K. 261. Rondó en do mayor K. 373. GIULIANO CARMIGNOLA, violín. IL QUARTETTONE. Director: CARLO DE MARTINI. 2 CD BRILLIANT 92884. DDD. 131’25”. Grabación: Pieve di San Martino, 1997. Productor: Alberto Guerrero. Ingeniero: Carlo Assalini. Distribuidor: Cat Music. N PE Sin ser insuperables, las interpretaciones 88 de los cinco conciertos para violín y orquesta de Mozart que se ofrecen en este disco han de contarse sin duda entre las más importantes de las recientemente en el que la tendenciosidad política queda disuelta en el más profundo sentimentalismo. Otro mérito del libreto son sus personajes, más espontáneos que afectados. Escritos como naturalezas vivas, con bagaje de sentimientos propios, se mueven y exponen con dominio de sí mismos y sin desertar del destino que les incumbe. Su proximidad y popularidad han hecho que, al igual que otras zarzuelas del repertorio, Luisa Fernanda haya alcanzado un número considerable de grabaciones. Así, a las ocho versiones existentes, se añade una más, la editada por el sello Deutsche Grammophon, grabación ésta efectuada en diversas tomas, en vivo, a lo largo de las doce representaciones con que el Teatro Real de Madrid cerró su temporada pasada. La revisión del material zarzuelístico, tan necesario e imprescindible para la justa dimensión y difusión de nuestro género lírico, así como la exposición del mismo con la calidad de sonido que las nuevas técnicas audiovisuales permiten, hicieron posible hace once años la grabación de la partitura completa de Luisa Fernanda, llevada a cabo por Antoni Ros Marbà para Auvidis Valois (ver SCHERZO nº 101, enero-febrero de 1996), que frente a las antiguas grabaciones cuyo tiempo no excedía de los cincuenta y siete minutos, ésta contiene ochenta y un minutos. En la versión que nos ocupa, escenificada, se creyó conveniente suprimir prácticamente el cuadro 2º del acto II, por lo que se ha visto reducida en seis minutos aproximadamente, que no afectan al trascurso de la obra, respecto a la ya mencionada de 1995. La presente grabación goza, por fortuna, de un excelente elenco que sirve a la obra adecuadamente. El cuarteto vocal formado por Domingo, Nancy Herrera, Cantarero y Bros da a sus respectivos personajes la veracidad que la obra exige, desenvolviéndose cómodamente tanto en sus papeles solistas como en los cinco dúos asignados en la partitura. Plácido Domingo da vida a un deseo alimentado y ya mani- aparecidas, que son unas cuantas por cierto. Sobre la base de un timbre atractivo, el solista aplica un fraseo que combina en dosis muy equilibradas un virtuosismo que nunca se recrea en superfluos fuegos de artificio y una capacidad para o bien sostener las melodías en aquel punto medio entre lo reciamente aseverativo y el embeleso expresivo, o bien alternar estos enfoques con agradable efecto de variedad. La orquesta mantiene constante una distancia acústica muy adecuada, y sólo en algún momento concreto como el movimiento inicial del Quinto su contribución parece menos inmediata y espontánea de lo que cabría desear y esperar. festado hace años y que quizás, ahora, le ha llegado el momento: protagonizar el atractivo personaje del nostálgico y romántico Vidal Hernando, escrito para la tesitura de barítono, pero que el tenor madrileño acomete con la entrega y generosidad que siempre dispensa a lo que asume. Nancy Herrera, mezzo canaria, muestra una cálida voz y buen gusto en su interpretación de Luisa Fernanda, manteniendo bien el pulso con sus dos oponentes, al igual que lo hace la soprano granadina Mariola Cantarero, en el papel de la intrigante duquesa Carolina, de gran limpieza de canto y facilidad para el agudo y el adorno. José Bros protagoniza al galante coronel de húsares, Javier. Su exquisita línea melódica y hermoso color vocal le hacen ser un tenor de alto nivel, desenvolviéndose con holgura en la tesitura alta que el papel le demanda. Orquesta y coro responden a las directrices que impone el director, Jesús López Cobos, siempre cuidadoso, aunque se echa de menos, no obstante, algo más de intensidad y matices que la partitura bien puede solicitar. Importante grabación en escena, bien musicada, que junto a la ya mencionada de Auvidis Valois, regida por Ros Marbà, hecha en estudio, son las dos a tener en cuenta en la discografía más reciente de esta atractiva página. Manuel García Franco En las partes “jenízaras” del final de ese concierto, sin embargo, la sensación de impulso mutuo entre Carmignola y sus acompañantes resulta sumamente estimulante; y también en el Rondó final del Tercero se consiguen pasajes de una rusticidad muy convincente. Como por un lado los discos no son para oírse una sola vez y por otro el conocimiento aumenta cualquier disfrute, la selección de complementos y su distribución de tal manera que se puedan conformar alternativas manejando los botones de programación no hacen sino reforzar la recomendación. Alfredo Brotons Muñoz D I S C O S MOZART-NAUMANN MOZART: Misa en do menor K. 427. Música fúnebre masónica K. 477. NATALIE DESSAY, VÉRONIQUE GENS, sopranos; TOPI LEHTIPUU, tenor; LUCA PISARONI, bajo. LE CONCERT D’ASTRÉE. Director: LOUIS LANGRÉE. VIRGIN 00946 359305 2 8. DDD. 53’56’’. [+ DVD: 56’] Grabación: París, I-II/2006. Productor: Daniel Zalay. Ingeniero: Michel Pierre. Distribuidor: EMI. N PN El disco nos presenta un nuevo acercamiento a la inacabada obra maestra que es la Misa en do menor, con la particularidad de que se trata de una edición del propio Langrée. Una propuesta más que añadir a las muchas existentes que se vuelve más hipotética en función del grado de acabado del original mozartiano de cada sección de la misa. En cuanto a lo puramente interpretativo, la versión es de gran altura, salvo inconvenientes pequeños y esporádicos. Langrée se lanza a una visión dramática del comienzo, contando con solventes y musicales solistas y un coro muy entregado. Éste rinde de manera soberbia en el Gloria in excelsis y la cuerda de la orquesta aporta una notable levedad de sonido en el Laudamus. El Qui tollis es de una tensión especial y todo el pasaje se resuelve con la estupenda fuga del Cum Sancto Spiritus. El Credo aparece llamativamente jubiloso, nada recargado, con una ternura decididamente humana en el Et incarnatus. Sin embargo, en el Hosanna in excelsis el coro se queda algo magro en relación a los instrumentos, con un desequilibrio de volumen que perjudica a la parte. Una lectura moderadamente doliente de la pieza masónica completa este interesante disco. Un DVD del tipo “cómo se hizo” se añade a las bondades de la edición. Enrique Martínez Miura MOZART: Idomeneo, re di Creta. ALDO BERTOCCI (Idomeneo), GEORG JELDEN (Idamante), AGNES GIEBEL (Ilia), IRMGARD STADLER (Elettra), CESARE PONCE DE LEON (Arbace), DAVID WARD (Gran Sacerdote di Nettuno). Director: PETER MAAG. 2 CD ARTS Archives 43063-2. ADD. 125’48’’. Grabación: Roma, X/1965. Productor: Gian Andrea Lodovici. Distribuidor: Diverdi. R PM Se suele considerar Idomeneo, re di Creta como la primera obra maestra de Mozart dentro del género teatral, en la que el autor, aun respetando los esquemas tradicionales de la ópera seria, aligeró la carga de los recitativos, reservó para el coro un peso importante y, sobre todo, dio perfiles reales a los personajes a través de la música. Todo ello está explicado en la propuesta de Peter Maag, notable intérprete mozartiano, en este registro de 1965 para la radio italiana. En efecto, la dirección del suizo es tan variada como lo es el carácter de las distintas arias, extrae lo mejor de las fuerzas de la RAI romana, acompaña muy bien a los cantantes e inspira una vitalidad tan actual hace cuatro décadas como hoy en día; no deja de ser curioso que a su lado el más reciente Idomeneo legado por Karl Böhm (DG, 1977) Tugan Sojiev MUCHO OJO CON TUGAN SOJIEV MUSORGSKI: Cuadros de una exposición. CHAIKOVSKI: Sinfonía nº 4 op. 36. ORQUESTA NACIONAL DEL CAPITOLIO DE TOULOUSE. Director: TUGAN SOJIEV. NAÏVE V 5068. DDD. 76’20’’. Grabación: Toulouse, VII/2006. Productores: Jean-Pierre Loisil y Laure Casenave-Peré. Distribuidor: Diverdi. N PN E l joven director de Osetia del norte Tugan Sojiev (Sokhiev en la trascripción para franceses), paisano de Valeri Gergiev, asombró al respetable del Teatro Real el pasado mes de octubre con su eléctrica dirección de El amor de las tres naranjas. Ahora nos llega lo que parece ser su primer disco, después de una carrera inicial en la que acumula admiraciones y logros en el Mariinski, en Aix, en Ámsterdam (¡con la orquesta del Concertgebouw!), en Londres (con Philharmonia). Y según parece, Sojiev tiene una historia de amor con la Orquesta del Capitole de Toulouse, que es la que protagoniza este CD con él. Desde muy pronto, la escucha nos sugiere que estamos ante unos Cuadros diferentes. Los tempi, sí, desde luego; la frase, claro. Mas, sobre todo, una profunda delicadeza en el trato de las imágenes, de las ideas, de las referencias en que consiste esta bella partitura de Musorgski orquestada (y algo alterada) por Ravel. Una delicadeza que no impide episodios potentes de veras, entre ellos el consabido crescendo de Bydlo, aquí más motivado, más planificado que de costumbre; o los dos números finales, la Cabaña con patas de gallina (un auténtico scherzo) y La Gran Puerta de Kiev, solemne y brillante, de manera que da la impresión de que todo el discurso anterior se hubiera moderado para preparar este estallido de colores y de gamas dináminos parezca casi arqueológico. El problema de esta versión es el reparto, profesional pero no a la altura en la que se mueve la batuta. Agnes Giebel pone sus adecuados medios al servicio de una expresiva Ilia, mientras Irmgard Stadler hace una Elettra más lírica de lo habitual, sin demasiada furia, con buenos momentos en la aria Idol mio, se ritroso. Georg Jelden (Idamante, aquí confiado a un tenor) y Aldo Bertocci (Idomeneo) son dos cantantes correctos que no brillan demasiado, aunque el segundo tiene una voz interesante y pone bastante empeño en sus distintas intervenciones, así en su aria del segundo acto. David Ward, en algún momento de su carrera Titurel con Hans Knapperbusch y Hunding con Erich Leinsdorf, es un sólido Sacerdote. En suma, la versión, con varios y discutibles cortes, se sostiene gracias al estupendo trabajo de Peter Maag, un artista que no está de más reivindicar con cas. Hay una poética en estos Cuadros de Sojiev y Toulouse que escapa a la tradición, pero que parte de ella y se presenta como enriquecimiento del discurso (prodigioso el episodio de Goldenberg y Schmuil). Además, todo ello sin concesiones. Las vehemencias las reserva Sojiev para la Cuarta de Chaikovski, que las contiene en abundancia. Pero no es un discurso sólo vehemente. La delicadeza de antes surge en la batuta de este director asombroso allí donde Chaikovski permite un respiro, un pasaje lírico aunque tenso (las partes moderato del Andante inicial, todo el Andantino-canzona, el trío del Scherzo). Y se diluye, aunque no del todo, en el efusivo Finale, página que Chaikovski quiso así, precisamente así de exaltada, aunque no sin respiros ni pausas para retomar impulso. Desde luego, eso que hemos llamado delicadeza no desaparece en los habituales crecimientos que, de nuevo, Sojiev motiva y desarrolla con auténtica maestría. Un disco excepcional de una batuta nueva y sorprendente. Santiago Martín Bermúdez firmeza ahora que corren tiempos de conmemoraciones mozartianas. Asier Vallejo Ugarte NAUMANN: Betulia liberata. NELE GRAMß, soprano; SALOMÉ HALLER, soprano; MARKUS SCHÄFER, tenor; JANS JÖRG MAMMEL, tenor; HARRY VAN DER KAMP, bajo. CANTORES DEL RIN. EL PEQUEÑO CONCIERTO. Director: HERMANN MAX. 2 CD CPO 777 063-2. DDD. 95’31’’. Grabación: Colonia, IV/2004. Productores: Barbara Schwendovius y Burkhard Schmilgun. Ingeniero: Werner Sträßer. Distribuidor: Diverdi. N PN ¿Cuál es la diferencia, en arte, entre una obra tardía y una intempestiva? ¿Y puede, debe, hasta qué punto y en qué sentido influir esta diferencia en el juicio crítico? Estas y otras preguntas del mismo tenor se plantean inevitablemente con la escu- 89 D I S C O S NAUMANN-REICHA cha de este oratorio compuesto en 1796 pero estrenado en 1805, cuatro años después de la muerte de su autor, Johann Gottlieb Naumann (1741-1801). El hecho de que en la corte de Dresde la duración del siglo XVIII musical se extendiera bastante más allá del año 1800 (en 1821, se recuerda en la carpetilla, Carl Maria von Weber, que vivía en esa ciudad, tuvo que llevarse a Berlín el estreno de El cazador furtivo) explica por qué allí fue donde más se tardó en vencerse la adicción a los libretos del gran Metastasio. Al oyente actual, sin embargo, le será muy difícil, por ejemplo, oír como versión original una Betulia liberata (la enésima más una) de estilo situado en un limbo ilocalizable entre el barroco y el clasicismo, pero con un fortepiano al fondo del tutti orquestal y acompañando unos recitativos separados poco menos que con hacha de las arias da capo. Ahora bien, si se consiguiera una melomanía sin un ápice de musicología, lo que se encontraría es un edificio sonoro sólidamente construido aunque sin un solo rasgo de genialidad, pero hasta emocionante en varios pasajes, presentado además en una interpretación pulida y de la que no se sabría decidir cuáles son las contribuciones más estimables, si las individuales o las colectivas, las vocales o las instrumentales, todas guiadas con mano experta y convincentemente plasmadas por los técnicos de sonido. Alfredo Brotons Muñoz OFFENBACH: Obertura de “Orfeo en los infiernos”. Gran Concierto para violonchelo y orquesta “Militar”. Las hadas del Rin. Ballet de los copos de nieve de “El viaje a la luna”. JÉRÔME PERNOO, violonchelo. LES MUSICIENS DU LOUVRE-GRENOBLE. Director: MARC MINKOWSKI. ARCHIV 477 6403. DDD. 78’22’’. Grabación: Grenoble, Auditorium, I/2006 (en vivo). Productor: Arend Prohmann. Ingeniero: Jürgen Bulgrin. Distribuidor: Universal. N PN 90 Que el Offenbach de Minkowski nada tiene que ver con el del resto de sus intérpretes —y no sólo por los instrumentos de época— queda bien patente desde la alocada, divertidísima obertura de Orfeo en los infiernos. La pieza más importante del programa es obviamente el Concierto “Militar”, que se ofrece íntegro por vez primera en disco en una versión que se supone íntegra y lo más fiel posible a las intenciones expresadas por su autor. Offenbach fue él mismo un consumado violonchelista, como prueba la endemoniada escritura del Concierto, que el compositor tocó en público, al menos parcialmente. Pernoo es un solista a la altura de las circunstancias, que domina aun las partes más “paganinianas” de la obra, con sus imposibles escaladas al agudo. En el Andante, puede dar rienda suelta a su vena más cantable y sonoridad más carnosa. También sale con bien de la monstruosa cadencia del Finale, movimiento muy marcial, es cierto, pero que sorprendentemente también incluye un fugaz pero pesimista episodio semejante a una marcha fúnebre que parece indicarnos a qué resultados conduce el oficio de las armas. Ese momento se eclipsa y Minkowski y Pernoo prosiguen con su burlona e hipervirtuosa aproximación a una música todo lo intrascendente que se quiera, pero que constituye una agradable diversión. Las hadas del Rin y el Ballet merecen lecturas igualmente jubilosas. Un disco refrescante. Despojamiento instrumental (voz por parte) e intensidad dramática vocal. Esas podrían ser a grandes rasgos las características de estas interpretaciones de las obras religiosas más difundidas de Pergolesi. Röschmann resulta especialmente vibrante y apasionada en sus partes a solo del Stabat Mater, que contrastan notablemente con el estilo más contenido de Daniels, quien sin embargo parece seguir a su compañera en el Fac ut ardeat cor meum más electrizante que podamos recordar. Biondi se adorna con algunos trémolos que buscan reafirmar el tono premeditadamente teatral, mórbido y sinuoso de esta magnífica versión. Pese a ello, y no es barrer para casa, sigo prefiriendo la naturalidad del canto de Carlos Mena y Núria Rial en su reciente registro con Philippe Pierlot para Mirare, de una expresividad tal vez no tan arrolladora, pero más interiorizada, palpitante y humana. Röschmann se muestra igual de exuberante en la expresión en el Salve Regina en la menor, que suena algo lejano al en fa menor, que interpreta un refinadísimo y mucho más comedido Daniels. con Gershwin, por poner un ejemplo conocido y con amplia presencia discográfica. Así pues, bienvenida sea una grabación con originales, aunque ello no sea verdad del todo, pues la famosa Histoire du tango, que aquí escuchamos interpretada por violín y guitarra, es original para flauta y guitarra —en este caso, no consta que sea una transcripción, si bien tal trabajo ha tenido que haberse realizado pues la parte de flauta se ha retocado. En todo caso, se trata de una grabación excelente que viene a sumarse a las muchísimas que ya existen de estas mismas obras a cargo de auténticas estrellas. La presencia del bandoneonista noruego Per Arne Glorvigen es especialmente llamativa, pues de él ya conocemos grabaciones para DG, Teldec, EMI, Auvidis y algún otro sello, como las colaboraciones con Kremer para Nonesuch, pero no sería justo otorgarle sólo a él —por su relativa popularidad— el protagonismo de un disco que, no lo olvidemos, se centra en las obras para guitarra de Piazzolla. A este respecto, quien se lleva la parte del león es el joven guitarrista Matteo Mela, buenísimo, como quien le secunda en la Tango suite para dos guitarras, Lorenzo Micheli, que ya tiene tras de sí una importante carrera discográfica —recordemos la integral de la música para guitarra de Llobet en Naxos. Magnífico también el violinista Iván Rabaglia, que se toma las libertades que quiere en la Histoire du tango, aunque el resultado convence, habida cuenta de que Mela se las toma también y el conjunto resulta muy fresco y tanguero. Y, ¿qué vamos a decir del genial Hommage à Liège, ese curioso concierto para guitarra, bandoneón y cuerdas que es de lo mejor de su autor? Pues que conoce aquí una versión que puede rivalizar sin problemas con las existentes, y hay unas cuantas y de las cuales, entre las que conoce el que suscribe al menos, no cabría destacar una sobre el resto, y ésta viene a sumarse a ellas, tal es su nivel de excelencia y eso que llamamos idiomatismo. Para los piazzollianos, es un disco obligatorio, y para los demás, que lo escuchen y se harán piazzollianos. Pablo J. Vayón Josep Pascual Enrique Martínez Miura PERGOLESI: Stabat Mater. Salve Regina en fa menor. Salve Regina en la menor. DOROTHEA RÖSCHMANN, soprano; DAVID DANIELS, contratenor. EUROPA GALANTE. Director: FABIO BIONDI. VIRGIN 3 63340 2. DDD. 57’13’’. Grabación: Bruselas, VIII/2005. Productor: Nicolas Bartholomée. Ingeniera: Alessandra Galleron. Distribuidor: EMI. N PN PIAZZOLLA: RACHMANINOV: Obra completa para guitarra. Tango suite. Histoire du tango. Cinco piezas. Doble concierto “Hommage à Liège”. MATTEO MELA, guitarra; PER ARNE GLORVIGEN, bandoneón; LORENZO MICHELI, guitarra; IVÁN RABAGLIA, violín. I SOLISTI DI PARMA. Danzas Sinfónicas op. 45. Suite nº 2 op. 17. Fantasía (Suite nº 1) op. 5. BEGOÑA URIARTE Y KARL-HERMANN MRONGOVIUS, piano. STRADIVARIUS STR 33715. DDD. 74’05’’. Grabaciones: Italia, 2003-2004. Productor e ingeniero: Roberto Chinellato. Distribuidor: Diverdi. N PN Es habitual que la mayor parte de música de Piazzolla llegue a nosotros en forma de transcripciones, si se trata de intérpretes “clásicos” o de “arreglos” o “versiones”, si se trata de músicos de tango o jazz, aunque hay cruces entre ambos mundos como no puede ser de otra manera. Es algo así como lo que sucede PROFIL PH05027. ADD/DDD. 79’10’’. Grabaciones: 1981, 1998 y 2004. Ingenieros: Hans Schmid, Wolfgang Kareth y Meter Urban. Distribuidor: Gaudisc. N PN El dúo pianístico formado por la española Begoña Uriarte y el alemán Karl-Hermann Mrongovius ha mantenido una unión profesional y personal que dura varias décadas. Más valorados en centroeuropa que en nuestro país, su carrera ha discurrido de una forma más estable en aquellos países. Este disco contiene grabaciones realizadas a lo largo de más de veinte años. La evolución en ellas es palpable, máxime con tal diferencia tempo- D I S C O S NAUMANN-REICHA ral. La grabación de la juvenil Fantasía rebosa frescura a pesar de tratarse de una lectura poco profundizada. Más maduras resultan las otras dos interpretaciones. A lo largo del tiempo, su estilo se fue atemperando hasta lograr un mayor equilibrio. Pero, al contrario que en su Ravel, carece aquí de elegancia y redondez. Es un Rachmaninov construido a rachas, con momentos de gran lucidez junto a otro carentes de interés, como el Romance de la Suite nº 2 o el Andante con Moto central del Op. 45. La obra del ruso requiere una mayor implicación tanto intelectual como emocional y poco rastro de esto hay. Carlos Vílchez Negrín REGER: Trío de cuerda op. 77. Quinteto con clarinete op. 146. HINDEMITH: Kleine Kammermusik op. 24, nº 2. Quinteto con clarinete op. 30. Trío para piano, viola y heckelphon op. 47. Sonata para trompeta y piano. VALERIUS ENSEMBLE. 2 CD BRILLIANT 8161. DDD. 60’07’’ y 66’46’’. Grabación: Enschede, IX/1997 y VIII y XII/2004. Ingeniero: Lex van Diepen jr. Distribuidor: Cat Music. N PE ¿Qué tienen en común Max Reger y Paul Hindemith? Pues más bien poco, a no ser haberse distinguido en sus respectivos momentos como epítomes de cierto conservadurismo. El primero, como epígono del romanticismo más clásico encarnado por Brahms; el segundo, y tras una juventud iconoclasta, como garante de la tonalidad en unos tiempos en que ésta era cuestionada con saña. Por lo demás, uno miraba con añoranza a la época clásica y romántica, y otro a la barroca. Este álbum de Brilliant Classics nos permite confrontar la estética de estos dos compositores separados apenas por una generación, con la única excusa de que ambos escribieron un quinteto con clarinete. El de Reger data de 1914, y es prácticamente su última composición acabada. Es una obra otoñal, cortada según los patrones clásicos, en la que es imposible no reconocer la huella del quinteto para la misma formación firmado por Brahms. Llena de melancolía y nostalgia en cada una de sus notas, transida en todo momento de lirismo, explota toda la calidez casi humana del timbre del clarinete, sin extremos, sin explosiones dramáticas, siempre con mesura y contención. En suma, estamos ante una partitura bellísima, que merecería un mayor reconocimiento. La segunda obra de Reger recogida aquí no le va a la zaga en cuanto a belleza: el Trío de cuerda, op. 77b (1904) sigue esos mismos patrones clasicistas, y nada tiene que envidiar al quinteto en lo que se refiere a oficio en la construcción y calidad y calidez de la inspiración melódica. Las obras que se recogen en el compacto dedicado a Hindemith son más contrastadas, no en balde el compositor, antes de convertirse en un campeón de la reacción, gustaba escandalizar a sus coe- Jos van Immerseel ¿RAVEL, “ANTIGUO”? RAVEL: Boléro. La valse. Pavane pour une infante défunte. Concert pour la main gauche. Rapsodie espagnole. CLAIRE CHEVALLIER, piano. ANIMA ETERNA. Director: JOS VAN IMMERSEEL. ZIG ZAG TERRITOIRES 060901 DDD. 72’05’’. Grabación: Brujas, X/2005. Productor: Stephan Schellmann. Ingeniero: Markus Heiland. Distribuidor: Diverdi. N PN E xperimento, retorno a las fuentes (¿auténticas?), Ravel con instrumentos de su época. Todo esto y más constituye el sentido declarado por sus intérpretes en este CD. Tanto el conjunto orquestal, Anima Eterna, como su director, Jos van Immerseel, y la pianista Claire Chevallier para el Concierto para la mano izquierda, se plantean este disco con el prurito, el pundonor de regresar a los sonidos que pudieron ser los que Ravel previó, los que sonaron entonces (no siempre), aquellos para los que estas partituras fueron compuestas. El resultado ha sido muy discutido, pero tiene un considerable interés. No será éste el Ravel hispano (Boléro, Rapsodia, Pavane) que ustedes considerarán ideal, pero los numerosos ravelianos que andan por el mundo no dejarán de apreciar y valorar el intento. La tímbrica del piano Érard de Claire Chevallier, copia aproximada de un Érard de 1905; la de los instrumentos de viento, incluso la de los de cuerda, con tripa, nos evocan una época en que los sonidos eran distintos. Los tempi tradicionales con que se ha tocado el Boléro es otra cuestión planteada por Immer- táneos con unas obras más provocadoras por sus argumentos (en el caso de las óperas) que por sus innovaciones puramente musicales. A esa primera época, aunque apuntando ya de lleno a su conversión a la fe tradicional, pertenece la Kleine Kammermusik, op. 24, nº 2 (1922), en realidad un quinteto de viento sencillo, amable, que recupera el aliento de las serenatas barrocas y clásicas, salpimentado por alguna que otra disonancia. Una pequeña delicia a la que sigue el Quinteto para clarinete, op. 30 (1923), más cercano al expresionismo en boga en esos tiempos en Alemania, aunque con un humor típicamente hindemithiano (ese Scherzo compuesto a partir de parodias de valses) y una exploración del contrapunto que irá acentuándose en posteriores trabajos. Como en el Trío para piano, viola y heckelphon, op. 47 (1928), cuyo extenso segundo movimiento es todo un alarde de ciencia contrapuntística en el más puro espíritu bachiano. Por último, una Sonata para trompeta y piano (1939), ejemplo señero del Hindemith de madurez, que persigue un ideal artesanal y antirromántico, al modo de los maestros barrocos y clásicos. seel. Y no sólo del Boléro: atención a los números de la Rapsodia, en especial el cuarto y último, Feria. ¿Es acaso Ravel “música antigua”? Esta es la pregunta a la que pretende responder este disco que no nos deja indiferentes: no se trata del snobismo épatant de otros experimentos, sino de un intento atrevido que puede gustarnos más o menos, pero que es honesto y serio en sus propios códigos, en sus propios resultados. Tanto Claire Chevallier como Immerseel defienden en el libreto esas opciones, que nos parecen más rigurosas, por mucho que se discutan, que ciertas propuestas escénicas operísticas gratuitas que no suelen discutirse tanto. Un disco a discutir, sí, mas también a degustar, a comparar. Un disco que merece más de una escucha, como todos los que de veras tienen algo que decir. Santiago Martín Bermúdez El polivalente conjunto holandés Valerius Ensemble es el encargado de traernos estos pentagramas, tan diferentes en plantillas y caracteres. Sus versiones son técnicamente impecables, a lo que suman una nada despreciable calidad comunicativa, que hace absolutamente recomendable este álbum. Más aún si se tiene en cuenta su bajo precio… Buen sonido y, como siempre en Brilliant, notas reducidas a su mínima expresión. Que, además, en el caso de Reger, se complacen en destacar sus conocidos problemas con el alcohol… Juan Carlos Moreno REICHA: Misa pro defunctis para voces solistas, coro, órgano y orquesta. VENCESLAVA HRUBÁ-FREIBERGER, soprano; ANNA BAROVÁ, contralto; VLADIMIR DOLEZAL, tenor; LUDEK VELE, bajo; JAROSLAV TVRZSKY, órgano. CORO FILARMÓNICO DE PRAGA. ORQUESTA DVORÁK DE CÁMARA. Director: LUBOMIR MÁTL. SUPRAPHON SU 3859-2. DDD. 55’09’’. Grabación: Praga, I/1988. Ingeniero: Erich Kunze. Distribuidor: Diverdi. R PM 91 D I S C O S REICHA-SCRIABIN El checo Anton Reicha, o Antonín Rejcha (1770-1836), es un caso más de compositor contemporáneo de una primerísima figura que, sin embargo, no alcanzó cimas comparables a ella. En este caso la referencia es Beethoven, del que Rejcha fue compañero de estudios y amigo. Pese a lo cual, y aun reconociendo en Reicha la ausencia de chispa de genialidad que caracterizó al músico de Bonn, la calidad en el Réquiem incluido en este CD queda de manifiesto. Por fortuna, a partir de la segunda mitad del siglo XX, el descubrimiento de manuscritos en la Biblioteca Nacional de París nos ha permitido juzgar al compositor de Praga por grandes obras vocales con instrumentos, ampliando así el conocimiento que de él existía a través de música de cámara y sinfonías. Su nombre siempre estuvo relacionado con la pedagogía. Fue un reputado profesor de contrapunto y de fuga en París, y autor de tratados en los que se inspiraron autores como Smetana o Chopin. Entre sus numerosos alumnos cabe mencionar a Berlioz, Liszt, Adam. Franck y Gounod. En su Réquiem hay aspectos novedosos, al fin y al cabo fue un renovador en el campo de la armonía y prestó gran atención al arte semiolvidado del contrapunto. Y hay seguimiento de caminos que ya abrieron otros con anterioridad, aunque también en este caso lo hace con calidad y toque personal. En su conjunto, Rejcha aporta a este atractivo Réquiem un acertado cromatismo, una instrumentación de gran colorido, inventiva y equilibrio. En el capítulo de intérpretes, todos cumplen a satisfacción, destacando en cuanto a voces la soprano Venceslava Hrubá-Freiberger. La grabación, pese a ser de hace casi veinte años, no merma en nada la bondad de la audición. José Guerrero Martín ROREM: Pilgrims. Concierto para flauta. Concierto para violín. PHILIPPE QUINT, violín; JEFFREY KHANER, flauta. REAL ORQUESTA DE LIVERPOOL. Director: JOSÉ SEREBRIER. NAXOS 8.559278. DDD. 62’42’’. Grabación: Liverpool, VI/2005. Productor: Tim Handley. Ingeniero: Phil Rowlands. Distribuidor: Ferysa. N PE 92 Ned Rorem es un compositor de Indiana (de Richmond) que por nacimiento pertenece a la generación europea de la vanguardia, incluso a esos músicos que en su país se convirtieron a toda velocidad a la buena nueva moderna y un buen día descreyeron de las lecciones de Nadia Boulanger. Pero no es el caso de Rorem. Aunque aquí escuchamos tres bellas obras de momentos muy distintos de su vida, de manera que pueden parecernos piezas escritas por compositores distintos, hay en Rorem una fidelidad al pasado y una modernidad que no se atiene a las gramáticas que se impusieron hace cincuenta años. En primer lugar, tenemos Peregrinos (1958), un breve poema sinfónico de siete minutos, evocador, muy cinematográfico, como si el cine hubiera impuesto una insoslayable manera de oír y hacer oír a muchos músicos de Estados Unidos; y no sólo de allá. Tanto el Concierto para violín (1985) como el Concierto para flauta (2002) son obras en las que lo concertante está al servicio de evocaciones concretas; son piezas que se salen de la tradición del concierto con solista para adaptar ésta a una especie de suite con elementos descriptivos. Rorem es de esos compositores que se mueven entre el conservadurismo de patrocinios y públicos y la exigencia estética ajena a la vanguardia. El resultado se da en obras como éstas, de bellezas comprensibles al menos en su capacidad de sugerencia y en el derroche de color, a menudo con notas amplias en disposición arpegiada, lo que produce una secuencia de paisajes sonoros en las que se mueve una acción, un argumento; o un protagonista, como el violín o la flauta, que aquí son a menudo muy humanos, sin que por ello haya ni resto de sonoridades tardorrománticas. Dos espléndidos solistas, el violinista Philippe Quint y el flautista Jeffrey Khaner, acompañados por José Serebrier y la Royal Liverpool garantizan un disco bello y a menudo magistral. Santiago Martín Bermúdez RUEDA: Obras de cámara. PROYECTO GERHARD. COL LEGNO WWE 20208. DDD. 70’25’’. Grabación: Madrid, XII/1999. Productor: Wulf Weinmann. Ingenieros: Miguel Ángel Barcos, Lucho Alonso. Distribuidor: Diverdi. N PN Hay en la pieza Mas la noche, que ocupa la parte central de este monográfico dedicado a la música de cámara y para conjunto instrumental de Jesús Rueda, una escritura que, aun bebiendo en el puntillismo derivado del estilo tardío de Boulez, destaca por el empleo de la velocidad. En efecto, una de las cualidades más originales del lenguaje de Rueda queda aquí sobradamente expuesta. La rapidez con que desfilan ante nosotros las múltiples figuraciones de que consta la obra, con el torbellino que se provoca en el tratamiento plenamente virtuosístico del material instrumental, dan como resultado una pieza deslumbrante, sin duda un paso firme, ya en ese año de 1991, para el acceso a la madurez que para Rueda suponen los cuartetos de cuerda, editados en disco recientemente por la Fundación Autor. Quizás Mas la noche sea el momento culminante de este interesantísimo registro que por fortuna ha lanzado Col Legno a cargo de un muy inspirado Proyecto Gerhard (ahora Proyecto Guerrero). Ese empleo de rápidas y ágiles figuraciones en Mas la noche o en la inicial Cadenza, de 1993, es un signo inequívoco de este primer Rueda y también un basamento para la concepción de una armonía transparente, no exenta del recurso puntual a la consonancia, que será el sustento para las obras orquestales posteriores. Ahí radica el enorme interés del disco, contemplar el nacimiento de un estilo que, como apun- ta Halbreich en el libreto, no entra dentro de la tendencia posmoderna que se quiere neotonal, pues, tras esta deslumbrante paleta de colores brillantes y luminosos, con presencia del registro agudo, potente, no hay ningún sentimiento de regresión. Antes al contrario, Rueda tiende a que su música surja como un objeto renovado a partir del estudio profundo de la historia y la tradición. En este último ámbito se hallan Itaca y el Concierto de cámara II, donde aquella influencia del puntillismo de Mas la noche se transforma en un riquísimo abanico de sonoridades tan subyugantes como la mostrada en la primera sección del Concierto, que lejanamente remite a la lujuriante manera de un Magnus Lindberg. Francisco Ramos SANTORO: Sinfonías nºs 4 y 9. Ponteio. Frevo. CORO Y SINFÓNICA DE SÃO PAULO. Director: JOHN NESCHLING. BIS CD-1370. DDD. 60’12’’. Grabación: São Paulo, II/2002. Productor: Robert Staff. Ingenieros: Ingo Petry, Thore Brinkmann. Distribuidor: Diverdi. N PN La Orquesta Sinfónica de São Paulo, tal vez la de mayor proyección internacional en el entorno latino-americano, interpreta en el presente disco del sello Bis una selección de piezas sinfónicas del compositor brasileño Claudio Santoro (1919-1989). Con una amplísima producción, que comprende no menos que 14 sinfonías, y con una variedad estilística que va desde el atonalismo al realismo soviético, pasando por la electroacústica, la aleatoriedad, las sonoridades con microtonalismos y ruido, Claudio Santoro es probablemente, junto a Villa-lobos y Guarnieri, uno de los compositores brasileños más destacados del siglo XX. En su Sinfonía nº 4 (1953/4), que lleva el sobrenombre de “Sinfonia da Paz” por el coro que incluye en el último movimiento con el Poêma da Paz de Antonieta Dias de Morais, encontramos un lenguaje muy al estilo de Prokofiev o Shostakovich. Esta escritura adquiere, sin embargo, un sabor particular gracias a la inclusión de ritmos sincopados y armonías con séptimas y novenas al modo de la música de su tierra natal. En Ponteio (1953), y Frevo (1953-82), este carácter nacionalista y folclórico se hace más evidente. En la primera, por medio de una orquesta de cuerdas que dibuja el punteo de una guitarra y en Frevo por la danza característica brasileña que da forma a la pieza, por otra parte, magistralmente orquestada. Por último, la Sinfonía nº 9 evidencia un estilo más depurado, también al modo de los soviéticos, en donde la fuerte presencia del contrapunto aparece de la mano de una rica e intensa elaboración temática. La interpretación que hace la orquesta es muy notable bajo una toma de sonido de iguales características. Miguel Morate D I S C O S REICHA-SCRIABIN SCHUMANN: Papillons op. 2. Carnaval op. 9. Carnaval de Viena op. 26. STEFAN VLADAR, piano. HARMONIA MUNDI HMC 901890. DDD. 63’51’’. Grabación: Berlín, V/2005. Productor: Martin Sauer. Ingeniero: Tobias Lehmann. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN Este serio y maduro pianista de cuarenta y un años ha bebido su enseñanza en las fuentes vienesas y practica la docencia en la Universidad Vienesa desde 1999, al tiempo que ha ido reuniendo un impresionante palmarés de actuaciones con orquestas sinfónicas (en Madrid pudimos escucharle con la Filarmónica de su ciudad al mando de Seiji Ozawa). No se deja arrullar Vladar por el canto de sirenas de un virtuosismo del que es perfectamente capaz (y se escucha en los discos en inmaculados y rapidísimos episodios que llegan a ser arrebatadores), sino que su concepción de las obras es medular; va al núcleo, a la idea rectora, y así puede ofrecer estas tres obras con el mismo espíritu y unos medios fuera de lo común. Ese hálito que tantas veces roza el campo onírico en las páginas schumannianas es captado y traducido a la perfección por el intérprete, que pone sus capacidades y su sabiduría al servicio de las obras. Sabiendo, además, lo que de común, que es mucho, hay entre ellas, afirma un disco limpio, sólido, consistente y que refleja a las mil maravillas las líneas maestras del autor de Zwickau. Las diversas y variadas piezas, los ritmos cambiantes, cincelados a base de una técnica inmaculada, van surgiendo de los dedos del austríaco y son interrelacionados en la exposición por una comunión con la música que se nos antoja reflejo del espíritu del creador. Cuidado el sonido, sin desproporciones dinámicas, este cuidado contribuye a la realización global y está bien reflejado en la acertada grabación. Se entiende perfectamente en este disco la pervivencia de Schumann a lo largo de su vida en un mundo tan propio, que tal vez eso le llevase a alejarse del que etiquetamos de auténtico hasta el final de su vida. José Antonio García y García SCRIABIN: Preludio op. 11, nº 4. Cinco preludios op. 74. Sonata-Fantasía op. 19. Dos poemas op. 32. Fantasía op. 28. Dos piezas op. 57. Ironías op. 56, nº 2. Sonata nº 9 “Misa negra”. Mazurca op. 24, nº 3. ALEXANDER MELNIKOV, piano. HARMONIA MUNDI 911914. DDD. 68’10’’. Grabación: Berlín, X/2005. Productor: Martin Sauer. Ingeniero: Philipp Knop. N PN Ya hemos alabado desde estas líneas al excepcional músico que es Alexander Melnikov; el cual desde su piano siempre ofrece interpretaciones frescas y personales; garantía de la fidelidad y libertad creativa que lo caracterizan. El joven y sobrio pianista imprime con plasticidad y elocuencia una manera de ver la música que no tiene nada que ver con lo estereotipado ni lo predecible, más bien al contrario. Melnikov trabaja concienzudamente al detalle, y esto no implica que sus interpretaciones sean frías y distantes; sorprendentemente su música tiene dotes de espontaneidad y una grácil fantasía poética fruto de un touché que va a la par con las necesidades colorísticas de la partitura. En este nuevo disco, ahonda en el repertorio de Scriabin, tocando un repertorio variado, es decir, no solamente sonatas o preludios (o lo que pudiera ser) sino que escarba un poquito para encontrar los bellos Poemas op. 32, alguna mazurca y preludio, algunas sonatas tan representativas como la nº 2 o la llamada “Misa negra” nº 9, pasando por la Fantasía op. 28 y alguna hoja de álbum. En todo caso, lo verdaderamente interesante es ver cómo el pianista conecta con el mundo romántico tan heterogéneo del compositor ruso; cómo se desarrolla gracias al diferente lenguaje musical en unas obras tan distintas entre sí, a pesar del común denominador llamado Scriabin. Melnikov no solamente se adapta a las partituras sino que las hace suyas, realizando un exhaustivo y satisfactorio trabajo interpretativo que enlaza con una manera de hacer música que como hemos apuntado dista de lo común. El artista destaca y potencia las articulacio- nes, todas las voces comprendidas, y construye con eficacia y convencimiento, encontrando las curvas de la música, viendo todo su recorrido. Su timbre brillante es cálido, no ofende si no que enriquece. Y de esta manera promete unas interpretaciones dinámicas y elaboradas, sensoriales y con fantasía. En fin, Melnikov ilumina con grata fosforescencia las obras del eterno evanescente, las partituras del autor que supo encontrar equivalencias entre el sonido, el color y el sentimiento. Emili Blasco SCRIABIN: Preludios en si bemol menor op. 17, nº 4, en fa sostenido mayor op. 33, nº 2, en fa sostenido mayor op. 39, nº 1, en do mayor, op. 35, nº 3, en si bemol mayor, op. 35, nº 2, en fa sostenido mayor op. 48, nº 1, op. 74, nº 2. Poémes en fa sostenido mayor, op. 32, nº 1, op. 71, nº 1. Nances, op. 56, nº 3. Enigme op. 52, nº 2. Etrangeté-poème op. 63, nº 2. GÁBOR CSALOG, piano. BMC 099. DDD. 70’42’’. Grabación: Budapest, X/2004. Productor e ingeniero: Péter Aczél. Ingeniero: János Bohus. Distribuidor: Diverdi. N PN En esta ocasión, el polifacético pianista Gábor Csalog nos brinda todo un recital en torno a Alexander Scriabin; integrado Alexeeva, Apellániz, Sukarlan EL ESPÍRITU DEL LUGAR SCULTHORPE: …Spirits of Place. From Irkanda III. Mountains. From Saibai. Night Pieces. Djilile. Little Passacaglia. Sometimes when I’m Dreaming. Irkanda I. Four Little Pieces. Night Song. EMA ALEXEEVA, violín; DAVID APELLÁNIZ, violonchelo; ANANDA SUKARLAN, piano. VERSO VRS 2036. DDD. 64’47’’. Grabación: Getafe, IV/2005. Productores e ingenieros: Pilar de la Vega y José Miguel Martínez. Distribuidor: Diverdi. N PN Qué cosas. Este es un disco con música de un compositor australiano pero hecho en España. Maravillosamente, por cierto. La música de Peter Sculthorpe (1929) ha estado siempre atravesada por su conciencia de pertenencia a un lugar —de ahí el título de la grabación— en el que lo mítico y lo lejano, la fuerza de la tierra y la inmensidad del paisaje se funden en una expresión que a veces pareciera sorprenderse ante esa realidad de difícil solución. Es la suya una expresión a la vez abierta y ensimismada, que revela una personalidad inconfundible en una de esas creaciones en las que el autor lo vuelca todo de una forma raramente estimulante. Y es también una música difícil de traducir en su aparente relación directa entre origen y forma, que requiere una comunión muy especial con ese universo descubridor por naturaleza. Los intérpretes de este disco lo consiguen plenamente, entre otras cosas porque son muy buenos. Lo han demostrado con creces en conciertos de alto riesgo y este disco los revela en plenitud. Alexeeva, Apellániz y Sukarlan se muestran dignos de su empeño y ofrecen un ejemplo señero de lo bien que se está haciendo música en España. Y de que, por fin, nada nos es ajeno. A destacar también, muy especialmente, las magníficas notas al programa de Graeme Skinner. Claire Vaquero Williams 93 D I S C O S SCRIABIN-STRAVINSKI básicamente por preludios aunque también encontramos alguna que otra miniatura (pequeñas en cuanto a dimensiones). Las obras, de gran contenido espiritual, muy líricas algunas, otras más misteriosas, encuentran en Csalog a un indicado intérprete, que las cuida y ensalza al detalle, elevándose con ellas, plasmando momentos de gran preciosidad colorística-sonora. Es cierto que las partituras interpretadas en este disco son de una perfección insospechada, pero también es de justicia decir que la interpretación del pianista aparece como modélica, transparente, a veces felizmente algo etérea. Csalog se ha empapado de esta música, se sumerge en ella plenamente, y se expresa con un sosiego y una serenidad fruto del trabajo que supone una inmersión de este tipo. El romanticismo nostálgico y fervoroso de Scriabin es forjado y recreado de forma cristalina por este completo pianista, que sin duda ha realizado un largo y minucioso estudio en torno a este compositor. La extrema brevedad y el gran lirismo expresivo que profesan estos Preludios, algunos claramente herederos del Chopin más romántico (especialmente el Op. 11), ven la luz de una manera liviana. Csalog construye las piezas con visión de conjunto, armonizando muy bien melodía y armonía, o lo que es lo mismo, cultiva un fraseo depurado y exactamente articulado que siente el respaldo armónico. Su cuidado con los colores tímbricos que se deducen de las partituras es asimismo exquisito y refinado. En fin, un disco “preciosista”, generoso (en todos los sentidos, también en el minutaje: más de 70 minutos), que refleja a un músico fiel a sí mismo, pleno en sensibilidad y del expresionismo que caracterizó al autor de Poema del éxtasis. Emili Blasco SHOSTAKOVICH: Sinfonía nº 4. STAATSKAPELLE DRESDEN. Director: KIRIL KONDRASHIN. PROFIL PH06023 ADD. 59’20’’. Grabación: Dresde, 23-II-1963 (en vivo). Producción de la Radio de la RDA. Productores e ingenieros: Eckhart Schönberg y Siefgried Haupt. Distribuidor: Gaudisc. N PN No es cualquier Cuarta de Shostakovich, es una Cuarta de Kondrashin, en Dresde. El director soviético la había estrenado en Moscú el 30 de diciembre de 1961, un cuarto de siglo después de su composición (en su momento, el propio Shostakovich consideró que era mejor dejarla sin estrenar, era el momento de la condena de su segunda ópera). En una de las visitas a uno de los países “hermanos”, la RDA, Kondrashin daba esta resplandeciente lectura de la Cuarta poco más de un año después. Poco a poco se daba a conocer esta obra singular, de valía seme- Thomas Sanderling DIMITRI RÍE SHOSTAKOVICH: Cuento del pope y su criado Balda op. 36. Suite sinfónica de la ópera “Lady Macbeth de Msensk” op 29 a. DIMITRI BELOSELSKI, FIADOR BAKANOV, SERGEI BALAHOV, DIMITRI ULIANOV. CORO DE CÁMARA DE MOSCÚ. ORQUESTA FILARMÓNICA DE RUSIA. Director: THOMAS SANDERLING. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00289 477 61129 DDD. 61’34’’. Grabación: Moscú, V-VI/2005. Productora: Liubov Doronina. Ingenieros: Alexander Karasev y Gennadi Trabantov. N PN SHOSTAKOVICH: Canciones y valses: 4 versos del Capitán Lebiadkin op 146, Sátiras op 109, 5 romanas de la revista Krokodil op 121, Prefacio a mi obras op. 123, 8 valses de música de películas (suite para orquesta de valses de El regreso de Maxim, Montañas de oro, Michurin, Pirogov, El tábano, El primer escalón, Unidad, Comedia humana). SERGEI LEIFERKUS, bajo-barítono. ORQUESTA FILARMÓNICA DE RUSIA. DIRECTOR: THOMAS SANDERLING. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00289 477 6111. DDD. 70’38’’. Grabación: Moscú, V/2005. Productora: Liubov Doronina. Ingenieros: Alexander Karasev y Gennadi Trabantov. Distribuidor: Universal. N PN En estos dos discos se hermanan dos aspectos de Shostakovich que no están lejanos, pero que pueden parecer opuestos. Por una parte, el Shostakovich de sencillez aparente de las obras “populares”; o, por mejor decir, ligeras, como su música para películas. Por otra, el compositor de obras satíricas, mordaces y grotescas que llega a la agresividad. Es una vena del compositor que desde muy pronto cultivó, le tentó y le hizo correr bastantes riesgos. La suite de la ópera Lady Macbeth de Msensk no es tal, sino una breve secuencia de tres números de 94 ese tipo, menos de siete minutos, sacados de esa ópera y claramente transformados. El Op. 36 lo forman 29 números ligeros destinados a una película de animación que a veces sugieren esa mordacidad y otras es música de verbena, de kermesse, de circo; pero magistral, incisiva y tocada por la gracia. Debe de ser la primera vez que se graba toda el material para esta película de Mijail Tsejanovski basado en un cuento muy conocido de Pushkin; la escuchamos gracias a que lo dispuso todo el compositor Vadim Bibergam, discípulo de Shostakovich. Tsejanovski había dirigido un corto de animación en 1931 a partir de la música de Pacific 231, de Honegger. Y en 1933 le pidió a Shostakovich una música para este cuento; eso sí, la música tenía que estar compuesta antes de rodar, la imagen se adaptaría a la música. El resultado musical es divertido, ágil, vivaz, optimista, un hermano menor de la ópera La nariz. En la música vocal para voz sola, en la canción de concierto, romanza o Lied a la rusa, Shostakovich tiene de todo: piezas líricas, dramáticas, trágicas, burlescas. Aquí le ha tocado el turno a tres ciclos satíricos, mordaces, chirriantes, que en rigor no se graban por primera vez, aunque así lo digan aquí; se le añade la canción llamada Prefacio a la edición de mis obras completas y una breve reflexión op. 123. El título ya dice algo sobre el tono, y no nos defrauda. El ciclo del dostoievskiano Capitan Lebiadkin, el de las Sátiras y el los textos de la revista El cocodrilo bordean lo grotesco, y también el sarcasmo y la comicidad más estridente, con acompañamientos desternillantes y citas que transforman el recuerdo de lo evocado. Leiferkus, el grandísimo barítono que domina el repertorio de la romanza rusa y el mundo de la ópera de esta escuela nacional, está incisivo, cáustico, además de magistral en la redondez y brillo de una voz poderosa, expresiva, un chorro inagotable de hermoso timbre y gran fuerza expresiva. Como fin de fiesta, ocho valses de ocho películas, según detalle. Entre ellos, el famoso de la Segunda Suite para orquesta de variedades, el elegido por Kubrick para su última película, y que en rigor proviene de un proyecto cinematográfico. Es el punto final a una conmemoración con Shostakovich para que sepamos reírnos, aunque en algunos momentos concretos pueda congelársele a uno la sonrisa. Acompaña y a menudo domina el cotarro un director al que de casta le viene la buena batuta para Shostakovich; es Thomas Sanderling, zambullido con todas las de la ley en unas partituras cuya agilidad y habitual doble sentido obliga a la sutileza de trazo fino allí donde parece que pinta con brocha; nunca es así, siempre estamos ante un producto refinado que sin embargo es en todo momento música para públicos amplios. ¿Milagro? No, no es un milagro. Es lo suyo. Santiago Martín Bermúdez D I S C O S SCRIABIN-STRAVINSKI jante o superior a las obras sinfónicas contiguas en el tiempo. Así, pues, estamos ante un documento que, además, rescata una obra de arte sonora con una de las mejores orquestas europeas de aquel momento. El sonido de origen es monoaural, radiofónico, y ahora nos llega en una meritoria restauración. Recibimos la sensación de un perfecto equilibrio en el planteamiento de Kondrashin, el mismo que será su marca en la futura primera integral sinfónica del compositor. Pero dentro de ese equilibrio resulta especialmente emotivo el grandioso movimiento final, Largo-Allegretto, rico en sugerencias, en cambios de ambiente sonoro que finalmente se diseñan siempre sobre un paisaje inquietante. La revalorización de la Cuarta de Shostakovich como una de las más importantes del ciclo no sólo viene de nuevas lecturas con orquestas y batutas de hoy, con medios técnicos modernos, sino también con recuperaciones como esta maravilla que descansaba en los archivos. Santiago Martín Bermúdez SMETANA: Obras para piano: Macbeth y las brujas, Der Neugierige, Visión del baile, Polka de Bettina, Estudio de concierto en do mayor, Recuerdos de Bohemia en forma de polkas opp. 12-13, En la orilla del mar, Fantasía concertante sobre canciones populares checas. JITKA CECHOVÁ, piano. SUPRAPHON SU 3841-2. DDD. 57’58’’. Grabación: Praga, VII/2005. Productor: Milan Pucklick. Ingeniero: Jira Hesoun. Distribuidor: Diverdi. N PN Obras para piano: Rêves, Hojas de álbum, Andante en mi bemol mayor, Polkas, Escenas de boda. JITKA CECHOVÁ, piano. SUPRAPHON SU 3842-2. DDD. 69’35’’. Grabación: Praga, IX-XII/2005. Productor: Milan Pucklick. Ingeniero: Jira Hesoun. Distribuidor: Diverdi. N PN La obra para piano solo de Bedrich Smetana, fundador de la escuela nacional checa, es muy amplia y bastante desigual. En su primera madurez, compuso algunas piezas lisztianas ambiciosas y de amplio aliento, como Macbeth y las brujas, una especie de poema sinfónico para el teclado, y algunas piezas incluidas en el primero de estos CD de la pianista checa Jitka Cechová. Ciclos finales como el de las seis piezas de Rêves (Sueños) son incursiones también ambiciosas en la música de salón. Estas obras requieren pianistas consumados, por la complejidad y dificultad de planteamiento y ejecución. La obra juvenil de Smetana tiene un interés menor. Un nacionalismo todavía muy primario le lleva a componer polka tras polka, una danza popular tras otra, en una monotonía que hoy nos resulta pobre. En la antología de Cechová, pianista que forma parte del Trío Smetana, hay de todo, como si la excelente virtuosa hubiera pretendido dar un retrato completo del compositor mediante esta amplia antología en Daniel Reuss CEREMONIAS STRAVINSKI: Las bodas. Misa. Cantata. CAROLYN SAMPSON, SUSAN PARRY, VSEVOLOD GRIVNOV, JAN KOBOW, MAXIM MIJAILOV. RIAS KAMMERCHOR. MUSIKFABRIK. Director: DANIEL REUSS. HARMONIA MUNDI HMC 801913 DDD. 66’27’’. Grabación: Berlín, VIII-IX/2005. Productor: Florian B. Schmidt. Ingenieros: Thomas Monnerjahn y Susanne Beyer. N PN El Stravinski de etapas muy avanzadas: 1948 para la Misa, 1952 para la Cantata. El Stravinski de cuando todavía vive Diaghilev, el de Las bodas, de 1922. Pero, sobre todo, un Stravinski plenamente vocal, con acompañamientos de importante dimensión tímbrica y métrica. Estamos ante unos acoplamientos no sólo monográficos por el compositor, sino por el espíritu de las obras. Además, son tres de las más bellas nunca compuestas por el abuelo Igor. Es todo un choque de contrastes y enfrentamiento de propuestas el pasar del dinamismo de estas Bodas que forman un todo continuo, imparable, a esa otra ceremonia que es la Misa al estilo Ars Nova y acaso por ello plenamente moderna, con los empastes de instrumentos y voces tan bien definidos, que acaso le habrían encantado a Stravinski, que nunca pudo oír una Misa con este tipo de sonido, que es el que de veras le corresponde; como tampoco oyó la Sinfonía de los salmos como se hizo años después de morir él. En cuanto a la Cantata, sabemos que es una de las obras más hondamente bellas del compositor, pero no lo hemos sabido siempre, sino porque el dos volúmenes. Cuando las polkas y otras danzas se hacen complejas, o cuando Smetana abandona el nacionalismo, el virtuosismo de Cechová alcanza un empuje y una musicalidad envolventes, brillantes, difíciles de superar. Es ahí cuando estos dos discos se convierten en sensacionales propuestas sonoras. De decidirse el aficionado por uno solo de estos dos discos sueltos, recomendaríamos el primero, que contiene Macbeth y las brujas y otras obras de gran interés, como Der Neugierige, los Recuerdos de Bohemia o el Estudio de concierto. Santiago Martín Bermúdez STRAVINSKI: La consagración de la primavera. Mavra. MARIA FONTOSH, LÚDMILA SCHEMTSCHUK, LILLI PAASIKIVI, VALERI SERKIN. ORQUESTA SINFÓNICA DE GOTEMBURGO. ORQUESTA NACIONAL DE SUECIA. JUNGE DEUTSCHE PHILHARMONIE. Director: PÉTER EÖTVÖS. BMC CD 118. DDD. 59’58’’. Grabación: Leipzig, IX/2004; Gotemburgo, X/2003. Productores: Thomas Wandt y Martin Hansson. Ingenieros: Péter Dorozmai y Michael Bergek. Distribuidor: Diverdi. N PN tiempo se ha encargado de que algunos artistas insistan en esta obra, y se consigan registros tan hermosos como el de Colin Davis y como éste que recibimos ahora. Qué equilibrio entre delicadeza y brío ofrece este registro, qué evocación del pasado mediante sutiles erotismos, cuánto recuerda a veces a la cercana The rake’s progress y cuántas, por el contrario, a Perséfone. Solistas, Coro de la RIAS y el espléndido y virtuoso conjunto MusikFabrik se ponen a danzar, a rezar o a cantar al amor bajo la batuta abarcadora y dotadora de sentidos del veterano Daniel Reuss, que es el gran maestro de ceremonias de esta secuencia que sugiere el hieratismo sin jamás acercársele demasiado. Un equipo soberbio para unas obras que figuran entre lo más elevado, intenso y luminoso de la música del siglo XX. Santiago Martín Bermúdez El compositor y director húngaro Péter Eötvös, espléndido en ambas artes, se enfrenta a La consagración de la primavera poco menos que como si fuera una obra inédita en disco; no compite en ser más violento que otros, más chocante, más “fuerte”. Se enfrenta a la dramaticidad danzante de la pieza, desmenuza los sentidos, analiza y, como todo director analítico y objetivista, es todo lo contrario de la frialdad, mas también del efectismo. Bastantes efectos tiene ya la obra. Estamos, pues, ante una Consagración muy personal, muy distinta, la versión ciento y pico en disco, que sorprenderá a muchos que conozcan siquiera parte de este legado, porque es una propuesta que no llama al entusiasmo, sino al conocimiento. Esto se demuestra, por ejemplo, en la forma de motivar tal o cual episodio, como el surgimiento de lo que va a ser la Danza de la tierra, final de la primera parte, un repentino crecer desde la nada que se abre y se abre como por encanto. Junto a la Consagración, una de las cuatro óperas de Stravinski; no muy lejana en el tiempo, dada la feliz longevidad de Igor Fiodorovich, pero de una estéti- 95 D I S C O S STRAVINSKI-WELCHER ca contraria, ajena, opuesta, enfrentada; y muy poco conocida, al contrario que el ballet de 1913. Pequeña orquesta con protagonismo absoluto del viento, brevedad, chascarrillo más que acción dramática, una obra maestra que hace todo lo posible por no parecerlo. El tema es popular, pero viene de Pushkin, no de Afanasiev. El tratamiento es elegante y bufo a la vez, medio ruso y medio belcantista. Eötvös, excelente intérprete, cambia de registro y se pone al servicio de este sainete con idéntico rigor; y si Stravinski parece aquí otro compositor, Eötvös parece aquí otro director de orquesta. La soprano Maria Fontosh canta con arte, timbre, vibrato y gracia su canción inicial; el tenor Valeri Serkin está muy convincente en su dúo con Fontosh; Schemtchuk y Paasikivi, las dos mezzos, consiguen darle verdad, humor y agilidad al lío que se arma en esta obrita. Obra poco grabada, es éste el séptimo registro de Mavra, pero en rigor es una cuarta oportunidad, porque tres grabaciones andan inadvertidas. De hace diez años es la que creemos última lectura, la de Thierry Fischer para Chandos. Que Eötvös nos traiga ahora otra Mavra y el resultado sea éste es de agradecer, es un acierto y una aportación para la causa de una obra que sufre una permanente soledad por su propio carácter y exiguas dimensiones. En resumen, un excelente disco stravinskiano, muy equilibrado en estilos, interpretaciones y desigual difusión de las obras. Santiago Martín Bermúdez SZYMANOWSKI: Harnasie, ballet pantomima op 55. Canciones de una princesa de cuento de hadas op. 31. Canciones de amor de Hafiz op. 26. IWONA SOBOTKA, soprano; CATARINA KARNÉUS, mezzo; TIMOTHY ROBINSON, tenor. CORO Y SINFÓNICA DE LA CIUDAD DE BIRMINGHAM. Director: SIR SIMON RATTLE. EMI 3 64435 2. DDD. 65’13’’. Grabación: Birmingham, X/2002, VI/2004, III/2006. Productor: Stephen Johns. Ingeniero: Mile Clements. N PN E sta pequeña antología Szymanowski 96 insiste en la sensualidad de timbres y de líneas, de colores y de voces del gran compositor polaco. Rattle ha sacado adelante este disco poco a poco, en cuatro años; y cuenta con su orquesta de Birmingham para un despliegue de verticalidades que roza lo embriagador; además, dispone de dos voces femeninas generosas, Iwona Sobotka y Catarina Karnéus, para dos ciclos de canciones bellas hasta lo doloroso. Otra voz, la del tenor Timothy Robinson, apoya con poderosa emisión, los tres números vocales del ballet Harnasie. Nada de vanguardia, desde luego, pero mucho de expresividad. Rattle es, desde hace David Plantier DIABLURAS VENTURINI: Concerti da camera op. 1. LA CETRA. Violín y director: DAVID PLANTIER. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT 0600502. DDD. 67’43’’. Grabación: Basilea, XII/2005. Productor e ingeniero: Franck Jaffrès. Distribuidor: Diverdi. N PN Magnífico disco que reivindica el arte injustamente olvidado —aun por la musicología italiana— de Francesco Venturini, miembro de una familia de músicos. Los Concerti se dirían situados a mitad de camino de los lenguajes de Corelli y Haendel, que, en cualquier caso, revelan una prodigiosa escritura instrumental. Melodismo y diabluras virtuosistas se dan la mano en las obras, siendo elocuentemente respondidos por estas interpretaciones fascinantes. Solos, intercambios instrumentales y tutti cobran una vida admirable en las recreaciones de Plantier y La Cetra; si la cuerda es de una flexibilidad y timbre seductores, oboes y fagotes se sitúan igualmente en primer plano. La variedad de tratamiento de unos elementos materiales muy reducidos parece digna mucho tiempo, el director que prometía hace años, cuando le veíamos en el Real, que todavía era sala de conciertos. Un disco de grandísimo nivel, tanto para quienes no conozcan bien la obra de Szymanowski (este disco puede ser una excelente manera de empezar) como para los que estén dispuestos a probar nuevos matices. Santiago Martín Bermúdez VALLS: Cançons sefardites. Vals cantats. Variaciones sobre un tema de Bartók. Suite canalla i sentimental. Estatua. Invocaré tu nombre. Alborada. Cançó del marxant. Homenatge a Falla. Sonata per a piano. ROSA MATEU, soprano; ANTON SERRA, flauta; VÍCTOR VALLS, guitarra; MONTSERRAT SANTACANA, piano; MAC MCCLURE, piano. COLUMNA MÚSICA ICM0122. DDD. 68’26’’. Grabación: Llerona, V/2004. Ingeniero: Albert Moraleda. Distribuidor: Diverdi. N PN De acuerdo con parte de sus objetivos, el sello barcelonés Columna Música rescata del olvido o semiolvido la música del compositor Manuel Valls (Badalona, 1920Barcelona, 1984), más de veinte años después de su fallecimiento, con una selección de sus obras que, por orden de aparición en el CD, nos ofrece en primer lugar Cançons sefardites (para soprano, flauta y guitarra), de 1965, tal vez la más popular composición del autor y de la que ya había una versión discográfica de Victoria de los Ángeles. Le sigue Vals cantats (para soprano y piano), sobre textos de un Vivaldi. Dentro de la vorágine de combinaciones tímbricas, la contribución de Plantier en sus partes solistas es memorable por musicalidad y dominio técnico. Las versiones disfrutan de un impulso rítmico contagioso, rasgo este último que se suma a todos los demás para convencernos de que la música de Venturini se merece lecturas tan sensacionales como las contenidas en este disco fabuloso. Enrique Martínez Miura de los poetas Carner y Sagarra, además de dos textos propios. Variaciones sobre un tema de Bartók, de 1946, son una serie de comentarios o epigramas sobre un tema solemne, en palabra del propio compositor. Suite canalla i sentimental (para piano a cuatro manos), de 1983, es una sucesión de habanera, vals marinero, fox-trot, vals francés, tango y polca. Las cuatro piezas siguientes, sobre textos de Joan Perucho (dos), Rafael Alberti y William Shakespeare, de 1943 (las dos primeras), 1951 y 1964, respectivamente, responden a los gustos estéticos del autor en cada momento. Homenatge a Falla (para piano), de 1947, es lógica consecuencia de la creación en Barcelona del Cercle Manuel de Falla, con el que se pretendía revitalizar el panorama cultural y musical de la postguerra. Cierra Sonata per a piano, también de 1947, en tres movimientos. Valls aunaba el cosmopolitismo, la erudición, la curiosidad permanente y el ansia de vivir con la percepción de la vida cotidiana y una constante puesta al día en su saber y en su forma de hacer. Compaginaba lo dandy y aristócrata con lo popular y callejero. Se perciben en este CD la evocación del París mundano y bon vivant, la influencia del Grupo de los Seis y el magnetismo de la capital francesa. Música ligera en su mayor parte, grata, directa, digerible, con constantes referencias y homenajes, con numerosos momentos en los que uno tiene la sensación de lo ya oído. Rosa Mateu y Mac McClure, “artistas de la casa”, cumplen con su habitual buen nivel, y los tres restantes intérpretes responden en concordancia. José Guerrero Martín D I S C O S STRAVINSKI-WELCHER Joseph Keilberth TODO FLUYE WAGNER: La Walkyria. RAMÓN VINAY (Siegmund), GRÉ BROUWENSTIJN (Sieglinde), HANS HOTTER (Wotan), JOSEF GREINDL (Hunding), ASTRID VARNAY (Brünnhilde), GEORGINE VON MILINKOVIC (Fricka). ORQUESTA DEL FESTIVAL DE BAYREUTH. Director: JOSEPH KEILBERTH. 4 CD TESTAMENT SBT4 1391. ADD. 217’44’’. Grabación: Bayreuth, 25-VII-1955 (en vivo). Productor: Peter Andry. Ingenieros: Kenneth Wilkinson, Gordon Parry y Roy Wallace. Distribuidor: Diverdi. H PN C ontinuación del Anillo inédito de 1955 grabado en estéreo por Decca y publicado ahora por Testament en cuatro partes aisladas (comentado hace poco el Sigfrido desde estas páginas). La versión de La walkyria que motiva estas líneas, magníficamente llevada por Keilberth, siempre competente, sólido profesional y admirable músico, posee una estupenda grabación, amplia, espaciosa, clara y contrastada, si bien el sonido estéreo falla en algunas ocasiones en el acto tercero y a veces se oye en mono —con cascos se aprecia mejor esta peculiaridad—, además de cierta confusión de planos en el acto segundo. Sin embargo, a Hotter en ese mismo acto, que como es sabido canta su monólogo a veces en un susurro, se le oye con pasmosa claridad. De todas formas, pequeños inconvenientes totalmente excusables, ya que esta excelente grabación cuenta con un reparto vocal de otra galaxia, otra dimensión si hacemos el inútil ejercicio de compararWEIGL: Sinfonía nº 6. Old Vienna. RUNDFUNFSINFONIEORCHESTER BERLIN. Directores: THOMAS SANDERLING (sinfonía) y ALUN FRANCIS. BIS CD-1167. DDD. 59’42’’. Grabaciones: Berlín, 2004. Productor: Robert Stuff. Ingeniero: Hans Kipfer. Distribuidor: Diverdi. N PN Discípulo de Zemlinsky, maestro de Eisler y Korngold, admirado por Schoenberg y con una producción excelentemente considerada en el mundillo musical de su tiempo y defendida por nombres tan ilustres como Walter, Horzowski y Furtwängler, Weigl sufrió las consecuencias del Anchluss y en 1938 tuvo que dejar Viena y Europa. Al marchar a Estados Unidos, donde murió en 1949, dejó tras de sí no sólo su ciudad y su entorno cultural sino todo un mundo, la caída del cual está expresada en su música. Como otros grandes epígonos de su tiempo, Weigl reflejó en su obra la melancolía de un modo que vivir que termina y la concepción del mundo de todo un ciclo histórico y cultural que acaba. Weigl es uno de los diversos compositores que sirven de nexo entre la gran tradición germánica y la Segunda Escuela de Viena, pero resulta que él es uno de los más relevantes y lo con cualquiera de los de ahora. El elenco que caracterizó al Nuevo Bayreuth ya estaba lo suficientemente rodado y es el mejor en términos absolutos desde que se empezase a interpretar el Anillo en el Festival a partir de 1951: tanto por actuación dramática como por estricta competencia vocal, posiblemente no haya nada mejor actualmente, hablando en términos fonográficos, y aunque en las tres Tetralogías de 1956, 57 y 58 (con Knappertsbusch) se lograrían niveles artísticos inalcanzables, con Keilberth es quizá donde las voces están más cómodas, relajadas y precisas; los roces y fallos son mínimos, todo fluye y se desarrolla con naturalidad, y aunque la batuta siempre permanece con los pies en el suelo (Clemens Krauss en 1953 o Knappertsbusch en los años citados, sobrepasaron la línea que separa lo muy bueno de lo excepcional), el conjunto global es magnífico y no desilusionará a ningún conocedor que se haga con esta versión. Por hacer hincapié en algunas intervenciones concretas, recordemos a la pareja Brouwenstijn-Vinay en el acto primero, intensos y apasionados, acompañados por Keilberth en una vibrante recreación, aunque quizá la soprano holandesa no dé el último punto de entrega, y el tenor chileno no sea ciertamente un modelo de dicción alemana; a Hotter en los dos últimos actos, siempre fundamento trascendente en cualquier representación, y más aquí, en un estado vocal óptimo; o, en fin, a la siempre que, a excepción de su Sinfonía nº 5 “Apocalíptica”, de su Intermezzo fantástico —ambas obras en BIS CD-1077 y ya comentadas aquí a su debido tiempo— y de algunas composiciones camerísticas en diversos —no muchos— sellos, su legado permanece discográficamente ignorado tanto como ausente de las salas de concierto. Es increíble pero es así, y eso a pesar de que Weigl representara para Schoenberg, poco dado a los elogios, “lo mejor de nuestra tradición”. La Sinfonía nº 6, de 1947, es fiel expresión de la añoranza a que nos referíamos antes y se inscribe entre las grandes sinfonías postrománticas, ya muy tardías, de un extenso período que empezó al terminar el siglo de los románticos y fue concluyendo poco a poco a mediados del XX, si bien sus ecos se dejan oír todavía aunque ya fuera de contexto. Esta sinfonía es una obra de gran entidad, en la línea de la mejor tradición, pero nunca llegó a interpretarse hasta que empezaron las sesiones de grabación de este disco. Increíble. En un contexto estético también melancólico y casi como de cronista subjetivo de un pasado idealizado que se quiere todavía presente, se inscribe la algo anterior Old Vienna, de 1939, compuesta también en entregada, versátil, segura y grandiosa Brunilda de la Varnay. Excelentes los demás, tanto el rocoso Greindl como la sensacional Von Milinkovic en una Fricka con mando en plaza, es decir, de armas tomar, por no hablar del efectivo grupo de walkyrias. Óptima presentación, con abundante material gráfico y los estudios y comentarios de siempre en los idiomas de rigor. En suma, aunque al decir de algún sector de la crítica el Sigfrido de 1955 ya citado logró una recreación global más conseguida por parte de Keilberth, aquí estamos ante una versión imprescindible para la parroquia wagneriana y muy recomendable para el resto, especialmente para conocedores operísticos, expertos vocales o amantes de las grabaciones históricas. Enrique Pérez Adrián Estados Unidos pero innegablemente germánica y estrenada en fecha tan escandalosamente tardía como 1978. Old Vienna es todo un homenaje a la Viena de los valses de Strauss, que es la de Weigl, sin el distanciamiento irónico y sin el aroma algo decadente del Ravel de La valse, pues se trata de un ejercicio de nostalgia, una expresión de afecto hacia un mundo que iba extinguiéndose. Las versiones son magníficas y ayudan lo suyo a que el oyente se dé cuenta de que se encuentra ante una justísima reparación histórica. Ahora que ya conocemos a Weigl en tales condiciones de excelencia interpretativa, se impone abundar en su legado. Josep Pascual WELCHER: Haleaka: How Maui snared the Sun. Prairie Light: Three Texas watercolors of Georgia O’Keefe. Concierto para clarinete y orquesta. BIL JACKSON, clarinete. SINFÓNICA DE HONOLULU. Director: DONALD JOHANOS. NAXOS 8.559287. DDD. 57’06’’. Grabación: Honolulu, I/1992. Productora: Judith Sherman. Ingeniero: Larry Rock. Distribuidor: Ferysa. R PE 97 D I S C O S WELCHER-RECITALES El neoyorquino Dan Welcher, nacido en 1948, pertenece a una generación que creció en la vanguardia que los compositores de su país adoptaron con entusiasmo repentino después de la segunda guerra. Muchos componentes de esa generación, a uno y otro lado del Atlántico, creyeron primero en esa vanguardia, para más tarde apartarse de ella. Welcher utiliza la tonalidad como referencia, igual que tantos músicos de hoy día, y pretende una belleza inmediata que a menudo se plasma en obras evocadoras o descriptivas. Es el caso, sobre todo, de los tres movimientos de Prairie Light: Three Texas Watercolors of Georgia O’Keeffe, de 1985; obra de inspiración podríamos decir que cinematográfica, el margen de las acuarelas de la pintora de Wisconsin casi centenaria (18871986) invocadas por el título, con componentes bastante sencillos para el público; una belleza algo convencional que explota erotismos paisajísticos. Y es que Welcher explota un color que a veces resulta lujurioso. Con otro motivo de inspiración (temas populares de Hawai) y con un texto de Ann McCutchan recitado por Richard Chamberlain, el procedimiento es semejante en Haleakala: cómo Maui engañó al sol, obra de 1991. En cambio, el Concierto para cla- rinete, de 1989, se acerca mucho a la manera de Leonard Bernstein, y hay momentos concretos en que parece citarlo, homenajearlo, deleitarse en él y sus danzas. Benny Goodman está ahí en espíritu, pero también en las notas. Excelente lectura del clarinetista Bil Jackson. Johanos se deleita literalmente con su orquesta en estas tres piezas sugerentes y sensuales. Marco Polo, otro de los sellos de Naxos, ya había dado a conocer este mismo programa en un CD de hace unos diez años. Santiago Martín Bermúdez YSAŸE: Sonata para violín solo nº 1 en sol menor op. 27. Sonata para violín solo nº 3 en re menor op. 27. Sonata para violín solo nº 4 en mi menor op. 27. Au Rouet para violín y piano. Dans le lointain para violín y piano. DENIS GOLDFELD, violín; VADIM GOLDFELD, piano. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT050602. DDD. Grabación: París, VII/2004 y II/2005. Productores e ingenieros: Alban Moraud y Franck Jaffrès. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN La virtud de las obras para violín de Ysaÿe reside en el continuo reto técni- co que supone su ejecución. Conduce hasta la extenuación todo el potencial del instrumento, su intensidad y su variada paleta de colores. Y el intérprete que las afronte debería, cuanto menos, poder controlar tal exhibición de medios, aunque esta música en particular requiere también sentido de la musicalidad y exquisito sentido del sonido. El joven ruso Denis Goldfeld posee estas cualidades, aunque sin llegar a los niveles de exquisitez de la reciente grabación de Thomas Zehetmair (ECM). El violinista opta por unas lecturas que apabullan en una primera escucha, y se asientan después en la memoria con un regusto agridulce. Se debe, quizás, al exceso de virulencia en los ataques, o a la falta de limpieza expresiva de algunos de ellos. Se debe, quizás también, a la necesidad de abarcarlo todo sin detenerse en el detalle, en la belleza de una frase o en la sutileza de un acorde. El acompañamiento de su hermano Vadim en las dos pequeñas piezas restantes resulta cercano e íntimo. Ambos se entienden con claridad y trasmiten camaradería y buen hacer. Carlos Vílchez Negrín RECITALES ROBERTO ALAGNA. Tenor. CUARTETO ARDITTI. México canta a Luis Mariano. Obras de Francis López, Raymond Vincy, Pepper Buddy, Rafael Hernández Marín, E. Ramírez Burgos, Vincent Scotto, Colette Mansard, Marino Marini y Noel Roux. ANGELA GHEORGHIU, soprano; JEAN RENO, voz. Arreglos y orquesta dirigida por YVAN CASSAR. Waller: De jaque, sal, gala y luna. Vázquez: Cuarteto nº 1. Romero: Ramas. Naranjo: Uno. Sosa: Espasmo fulgor. Paredes: Uy n’tan. DEUTSCHE GRAMMOPHON 0028944285116. DDD. 56’44’’. Grabación: París, XI/2004-VI/2006. Productor: Yann Ollivier. Ingeniero: Benjamin Caillaud. Distribuidor: Universal. R PN Visto el éxito obtenido por este revival de Luis Mariano, sale esta segunda edición, que prueba, por si fuera necesario, la versatilidad interpretativa, la cálida imaginación y el encanto vocal de Roberto Alagna. Con una técnica personal y depurada y una musicalidad que parece natural, afronta el repertorio de la opereta francesa hecha sobre evocaciones hispánicas (Le chanteur de Mexico, Violettes impériales, Andalousie, La belle de Cadix), así como canciones sueltas de la misma cuerda. Se expide en francés, inglés y español con parigual soltura, añadiendo a las viejas versiones de siempre, un esplendor vocal de lujo. Los arreglos subrayan el brillo de la entrega que, cuentan, cuando se cuadra hacerlo, con otras guindas de postre: la Gheorghiu y Jean Reno. Blas Matamoro 98 MODE 165. DDD. 79’16’’. Grabación: Méjico, IV/2002. Productor: José Wolffer. Ingenieros: Alejandro Giacomán, Valeria Palomino. Distribuidor: Diverdi. N PN Además de haber estrenado cientos de cuartetos de cuerda, entre ellos muchos de creadores tales como Xenakis, Ligeti, Stockhausen, Scelsi, Rihm, etc., una de las tareas más importantes llevadas a cabo por el Cuarteto Arditti es la de incentivar y apoyar a nuevos compositores. En este caso lo hace con seis artistas mejicanos a través de un taller de composición para el cual se escogen diferentes obras que luego serán interpretadas por el conjunto. La selección, incluida en el disco, recoge tres obras para violín solo ejecutadas por el primer violín y fundador del grupo, Irvine Arditti, y tres para cuarteto de cuerda. De las seis piezas que contiene el registro, tres se plantean como un proceso deconstrutivo. Este término, empleado por los autores, se refiere a un material previamente presentado que es progresivamente deformado, mutilado o distorsionado, llegando unas veces a una suerte de ruido blan- co, como ocurre en el Cuarteto nº 1 de Herbert Vázquez (1963). Al mismo tiempo, esta deconstrucción puede partir de un material popular manipulado, que encontramos en la obra de Juan Felipe Waller (1971), De jaque, sal, gala y luna (1999), o de un tratamiento que ahonda en la naturaleza misma del sonido, como observamos en Ramas (2002) de Germán Romero (1966). En Espasmo fulgor (2002) de Rogelio Sosa (1977), el violín solo de Arditti interactúa con la electrónica. El material de ésta procede del violín aunque sometido a múltiples transformaciones que hacen irreconocible la fuente original de sonido. Por último, Iván Naranjo (1977) e Hilda Paredes (1957), ofrecen antitéticos planteamientos en sus obras para cuarteto, que oscilan entre el estatismo del primero y la confrontación de materiales contrastantes, del segundo. Miguel Morate CLAUDIO ARRAU. Pianista. El nacimiento de una leyenda. Grabaciones para Columbia 1946-1950. Obras de Beethoven, Schubert, Chopin, Schumann, Debussy, Ravel y Albéniz. 4 CD UNITED ARCHIVES UAR008.4. 45’44’’, 76’45’’, 55’15’’ y 49’23’’. Grabación: 1946-1950. Distribuidor: Diverdi H PE w w w. s c h e r z o . e s D I S C O S WELCHER-RECITALES Este álbum, a un precio que apenas llega a los 5 euros por disco, es una inmejorable ocasión de hacerse con algunas de las primeras grabaciones del Arrau de la postguerra. Tomas muy bien reprocesadas, que han estado disponibles con anterioridad en el circuito extraoficial (algunas de estas tomas aparecieron en Arlecchino) y que en esta ocasión suenan muy bien teniendo en cuenta que tienen la friolera de 60 años. Y del chileno, qué les voy a contar que no sepan. Su elegancia cantable, su genuina efusion romántica, su sonido lleno y redondo, bellísimo y poderoso a la vez, su rigor interpretativo, hicieron de él uno de los grandes. Cierto, puede echarse de menos algo de vibración en una Waldstein dicha con exquisita nitidez antes que con gran tensión, pero qué maravilla de expresión en Los adioses, qué delicia de Allegretto schubertiano, qué lectura magistral de los Preludios de Chopin, de una enorme riqueza de contrastes, mostrando la sabiduría cantable habitual en este artista pero con un impulso y frescura especialísimos. No menos impresionante el Schumann, un caleidoscopio de color y expresión que constituye auténtica marca de la casa. Sugerente, tímbricamente refinadísimo (aunque esto se apreciaría mejor en grabaciones de épocas posteriores), su Debussy, con una lectura irresistible de las Images (aunque en realidad lo mismo podría decirse del resto del disco). Refinado, antes que intencionadamente brillante, su Gaspard raveliano (falta Scarbo), y absolutamente irresistible su Albéniz, de una elegancia, delicadeza expresiva (¡qué pianísimos de escalofrío en Evocación!), que sólo sirve para lamentar que no llegara a registrar íntegra Iberia. En cualquier caso, como se dijo al principio, testimonios valiosísimos de un fabuloso artista, que a este precio no se deben dejar pasar. Muy recomendable. Rafael Ortega Basagoiti RENÉE FLEMING. Soprano. Homenaje. La era de la diva. Obras de Cilea, Smetana, Chaikovski, Puccini, Korngold, Gounod, R. Strauss, RimskiKorsakov, Verdi, Massenet y Janácek. ORQUESTA DEL TEATRO MARIINSKI. Director: VALERI GERGIEV. DECCA 475 8069 DH. DDD. 62’22’’. Grabación: San Petersburgo, VI-VII/2006. Productor: Christopher Pope. Ingeniero: Mike Hatch. Distribuidor: Universal. N PN Para probar, una vez más, que es la diva sopranil de nuestros días, Fleming desafía un programa donde aparecen todas las tesituras, registros, lenguas, épocas y estilos imaginables. En cualquier caso, ella, siempre luce (a veces con exageraciones asombrosas en cuanto a notas tenidas con un aliento inacabable, trinos ídem, reguladores minuciosos de volumen) la riqueza natural de una voz rica y extensa, un mecanismo de canto depurado, un dominio idiomático amplio y, lo que es más importante, una ductilidad interpretativa variada y convincente. Está soberbia en la Heliane de Korngold —página de extenuante exigencia—, en la Jenufa de Janácek, en la Danae de Strauss y en páginas rusas infrecuentes como la Servilia de Rimski y Oprichnik de Chaikovski. Es ligera en las vocalizaciones de la Mireille gounodiana y casi una mezzo en la Cleopatra de Massenet. Lo más flojo del menú son sus intervenciones italianas: Tosca y la Leonora de Il trovatore. Ni la vocalidad ni el temperamento musical son los adecuados, sin perderse nunca las calidades instrumentales y técnicas de la soprano. Gergiev está enérgico, despierto, elocuente y adecuado a las sonoridades de cada partitura, como siempre. Blas Matamoro ANDRÉS SEGOVIA. Guitarrista. Dedication. Ponce: Sonata romántica. Sonata clásica. Sonata Mexicana. Sonata nº 3. Mazurka. Canción nº 3 de las “Tres canciones populares mexicanas”. Villa-Lobos: Preludio nº 1. Tansman: Cavatina (Suite). Castelnuovo-Tedesco: Cinco piezas de “Platero y yo”. Manén: FantasíaSonata. Harris: Variaciones y fuga sobre un tema de Haendel. Duarte: Suite inglesa. 2 CD DEUTSCHE GRAMMOPHON 00289 477 6050. DDD. 71’57’’ y 76’08’’. Grabaciones: 19541968. Ingeniero: Andrew Wedman. Distribuidor: Universal. R/N PN Los que amamos la guitarra en general y a Segovia en particular estamos de enhorabuena. Cada vez tenemos más y mejores grabaciones del eximio maestro andaluz y, de vez en cuando, nos llega alguna sorpresa en forma de primicia. En este doble compacto tenemos registros que aparecen por primera vez en este formato o, al menos, y tal como se publicita aquí, “available for the first time internationally on CD”. Todo procede de los fondos de DG y las tomas fueron realizadas en Nueva York y en Madrid, entre 1954 y 1968. de estos dos compactos, todo el primero está consagrado a Manuel Ponce y el segundo comprende obras de autores que, como Ponce, escribieron para guitarra gracias a Segovia, ampliando así el repertorio del instrumento. Ponce fue un grandísimo compositor, eso ya lo sabemos, y escribía maravillosamente para guitarra, de modo que ese primer compacto es una delicia de principio a fin, con esos peculiares homenajes en los que el autor adopta el semblante de Schubert o Sor para ofrecer a Segovia verdaderas perlas que vienen a ser algo así como las grandes obras románticas que el auténtico romanticismo escatimó —aunque haya excepciones, empezando por el propio Sor— a la guitarra. El segundo compacto empieza con el sensacional y popularísimo Preludio nº 1 de Villa-Lobos y sigue con un programa diverso y fascinante en el que no falta alguna que otra aportación que merece tenerse en cuenta por poco habitual, como la Fantasía-Sonata de Joan Manén, la única obra para guitarra de este compositor catalán —naturalmente dedicada a Segovia— aunque, obviamente, el solo hecho de que sea Segovia quien dé vida a estas obras tan distintas en muchos sentidos —también en lo que a su intrínseca calidad e interés se refiere si bien mantienen un buen nivel como conjunto— ya otorga al disco un interés más que suficiente. De hecho, es muy interesante, a pesar de que, como ya hemos apuntado, todo no sea Villa-Lobos o Ponece, pero se disfruta, y mucho, como todo lo que nos llega de Segovia. Josep Pascual NASH ENSEMBLE. Beethoven: Trío con clarinete op. 11. Mendelssohn: Octeto op. 20. WIGMORE HALL LIVE WHLive0001. DDD. 55’. Grabación: Wigmore Hall, Londres, III/2005 (en vivo). Productor: Andrew Keener. Ingeniero: Simon Eadon. Distribuidor: Diverdi. N PN Con este compacto empieza su andadura un nuevo sello, Wigmore Hall Live. Como puede fácilmente suponerse se trata de grabaciones en directo realizadas en el Wigmore Hall londinense, considerada por el periódico The Guardian como “la sala de conciertos de Europa más importante de las consagradas a los lieder, a los recitales y a la música de cámara”. Más de cuatrocientos conciertos anuales podrían dar la razón a la observación del rotativo londinense en lo que a cantidad se refiere, pero el hecho de que muchos de esos conciertos estén protagonizados por primerísimas figuras avalan su calidad. Además, los conciertos familiares, las conferencias y otras iniciativas que acercan el recinto y la música a un público amplio ciertamente sitúan esta sala entre las más importantes y activas del mundo. Un grupo habitual en el Wigmore Hall, el prestigioso Nash Ensemble, protagoniza el contenido de este compacto que proviene de un concierto celebrado el 19 de marzo de 2005. En el programa dos obras juveniles de dos grandes compositores, dos composiciones que se sitúan en la fascinante época de tránsito del clasicismo al romanticismo. La primera de ellas, un Trío para clarinete (o violín), violonchelo y piano del Beethoven de 1798, que termina con unas variaciones sobre una ópera del olvidado Joseph Weigel estrenada un año antes. El mundo del camerismo clásico de raíz haydniana está bien presenta en esta encantadora y amable composición en la que el piano, instrumento que Beethoven amaba especialmente, parece luchar, con cierta prudencia, por imponerse a sus dos compañeros, aunque el clarinete le plante cara en algún momento e incluso el violonchelo, desde el principio del segundo movimiento, llega a alzar su voz con claridad. Pero impera en todo momento el equilibrio y una elegancia genuinamente clásica —aunque un cierto tono poético ya de un incipiente romanticismo asome de vez en cuan- 99 D I S C O S RECITALES-VARIOS do— en esta composición servida con exquisitez por tres miembros del Nash Ensemble, el pianista Ian Brown, el clarinetista Richard Hosford y el violonchelista Paul Watkings. La plantilla del grupo es bien distinta cuando se aborda el Octeto de Mendelssohn, genialidad salida de la pluma de un jovencísimo compositor de tan sólo dieciséis años de edad. La ambición sinfónica de esta composición camerística es evidente y ya el propio autor lo señaló a su debido tiempo: “Este octeto debe ejecutarse por todos los instrumentos como si se tratara de una orquesta sinfónica”. Mendelssohn ya era entonces un genio y tenía las ideas claras. Evidentemente, ya había aprendido el oficio de sus maestros y seguía formándose aprendiendo de los grandes de verdad, estudiando a Mozart, a Beethoven, a Bach, pues los que estaban más cerca ya le debían ir quedando pequeños. Esta obra maravillosa y realmente prodigiosa tiene en la interpretación del Nash Ensemble que aquí escuchamos una defensa de lo más entusiasta y de un idiomatismo estilístico impecable, con ese aliento sinfónico que demanda pero también con su definitorio camerismo. Un disco sensacional. Josep Pascual NASH ENSEMBLE. Schumann: Märchenerzählungen op. 132. Moscheles: Fantasía, variaciones y finale op. 46. Brahms: Quinteto con clarinete op. 115. WIGMORE HALL LIVE WHLive0007. DDD. 70’30’’. Grabación: Wigmore Hall, Londres, X/2005 (en vivo). Productor: Andrew Keener. Ingeniero: Simon Eadon. Distribuidor: Diverdi. N PN U na espléndida grabación del Nash Ensemble con obras de Beethoven y Mendelssohn inauguró la serie de volúmenes del nuevo sello Wigmore Hall Live. Tras volúmenes protagonizados por el Cuarteto Arditti, por la Academy of Ancient Music y por liederistas de élite como Margaret Price, Thomas Allen, Felicit Lott y Peter Schreier — con, respectivamente, Geoffrey Parsons, Malcolm Martineau, Graham Johnson y András Schiff al piano— nos llega este compacto que, de nuevo, nos trae magníficas versiones de obras camerísticas románticas a cargo del Nash Ensemble. Este grupo formado en 1964 es tan heterogéneo en su constitución —del dúo a las combinaciones más diversas y de mayor número— como en su repertorio e intereses. Su abundante discografía da cuenta de ello y, lo más importante, da fe del gran nivel de sus componentes. El Nash Ensemble se ha destacado, como decíamos, por su dedicación a repertorios poco frecuentados, si bien nunca abandona lo más granado del camerismo de todos los tiempos. Este compacto refleja todo esto, pues su programa destaca tanto por la presencia de una obra maestra indiscutible como es el Op. 115 de Brahms como por una obra de Schumann no tan divulgada como merecería —especialmente por su poético y lírico tercer movimiento, que es bellísimo— y por una composición del olvidado Moscheles —bien, su nombre le “suena” a todo el mundo, pero su música ya es otra cosa y pocos la conocen. Entre la genialidad de Schumann y Brahms — representados aquí por dos grandes obras— la composición de Moscheles queda en un honroso pero discreto segundo plano a pesar de su interés y de su excelente factura. Moscheles fue un buen músico, un brillante músico incluso, pero Schumann y Brahms pertenecen a otra galaxia. El repertorio, pues, es de un innegable atractivo y las versiones son sensacionales. Mucha atención al clarinetista, Richard Hosford, auténtico protagonista de este espléndido recital. Si seguimos así, este sello va a convertirse en uno de los favoritos de los aficionados de verdad. Josep Pascual ANNE SOFIE VON OTTER. Mezzo. Noël. Obras de Nordqvist, Widéen, Backer Grondahl, Lyapunov, Sibelius, Grieg, Bach, Quilter, Head, Chaminade, Gounod, Nin, Reger, Cornelius y anónimos. BENGT FORSBERG, piano. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 5725. DDD. 66’50’’. Grabación: Múnich, VIII/2005. Productor: Marion Thiem. Ingeniero: Andrew Wedman. Distribuidor: Universal. N PN Como rondamos las navidades, aparecen los consabidos discos y demás artefactos de la familia con canciones propias de las fechas. Von Otter ha hecho una generosa barrida en varios idiomas que domina con limpieza: lenguas escandinavas, alemán, inglés, castellano, euskera. Ha elegido obras de músicos menores y obras menores de grandes músicos, si exceptuamos los corales de Bach en arreglos para piano que el acompañante ejecuta con solvencia a modo de interludios. Von Otter es fina, inteligente, aplicada, musical, proba, dotada de una voz cálida e íntima que graba admirablemente. Hasta puede sostener un programa de relativísimo interés como el presente y salir incólume con un bien ganado prestigio. El pianista suena rico de timbre, atento a la solista y con una buena variedad de caracteres y estilos. Blas Matamoro VARIOS ARCHIVOS HISTÓRICOS DE RUSIA. VICTOR TRETIAKOV. Violinista. Obras de B. Chaikovski, Shostakovich, Brahms, Schubert, Gluck, Prokofiev, Peiko, Shostakovich-Tziganov, Wagner y otros. ORQUESTAS SINFÓNICA DEL ESTADO DE LA URSS, GRAN ORQUESTA SINFÓNICA, ESTATAL DE CÁMARA, SINFÓNICA DE LA ACADEMIA ESTATAL DE LA URSS, RADIOTELEVISIÓN DEL ESTADO DE LA URSS, FILARMÓNICA DE MOSCÚ, SINFÓNICA DEL ESTADO DE ESTONIA. Directores: ARNOLD KATZ, VLADIMIR FEDOSEIEV, YURI TEMIRKANOV, DIMITRI KITAENKO, NEEME JÄRVI, DIMITRI TULIN Y MARISS JANSONS. MICHAEL EROKHIN, NIKOLAI PEIKO, piano. BORIS AFANASIEV, trompa; OLEG KAGAN, violín. 10 CD BRILLIANT 93005. 72’14’’, 73’24’’ 71’33’’, 72’01’’, 67’24’’, 62’13’’, 72’14’’, 75’18’’, 69’43’’, 73’34’’. Grabaciones: 1965-1990. Distribuidor: Cat Music. R PE 100 Víctor Tretiakov (Krasnoiarsk, 1946) es un violinista ruso de la generación de Kagan y Kremer, a caballo entre los clásicos Oistrakh o Kogan y los más jóvenes Repin, Vengerov y demás. Artista de gran disciplina técnica made en la URSS, sus grabaciones no han tenido excesiva difusión, pese a haber ganado el Concurso Chaikovski en 1966. En su serie Archivos Históricos de Rusia, Brilliant ofrece un álbum con grabaciones variadas de este artista, que abarcan conciertos y música de cámara. Tretiakov es un violinista brillante en lo técnico, quizá con un arco algo duro y tendencia a un sonido algo áspero, pero con una afinación generalmente excelente, que puede apreciarse perfectamente en estas grabaciones, procedentes de conciertos en vivo. Es también, por las razones apuntadas, un artista bastante menos sutil, cálido en la expresión y contrastado que algunos de los ilustres nombres arriba mencionados, y así su Prokofiev o su Shostakovich carecen de la intensidad y crudeza, de la riqueza de colorido que consigue el gran David Oistrakh, y los conciertos del gran repertorio (Mendelssohn, Brahms, Chaikovski) conocen, por esa misma razón, versiones abiertamente preferibles en la discografía, de más rica expresividad y refinamiento, algunas de ellas de sus propios compatriotas (entre los que destaca de nuevo el mencionado Oistrakh). En el lado positivo, los amantes del repertorio violinístico menos habitual pueden sin embargo encontrar aquí alguna obra poco frecuentada, como el Concierto de Boris Chaikovski o el Preludio y Toccata de Peiko, así como obras de lucimiento como el Zapateado de Sarasate y arreglos diversos de obras no originalmente violinísticas (Brahms, Chopin). En lo referido a los aspectos puramente técnicos de esta edición, digamos que el sonido de las grabaciones (entre 1965 y 1990) es como mínimo muy decente, aunque nunca especialmente atractivo (los técnicos rusos nunca se distinguieron en este aspecto). El principal desliz, que debe ser general, puesto que he leído que a alguno le ha pasado exactamente lo mismo, es que el disco 4, que dice contener la Primera Sonata y el Concierto para dos violines de Bach, así como un par de Conciertos de Vivaldi y D I S C O S RECITALES-VARIOS un arreglo de Kreisler del Trino del diablo de Tartini, es en realidad una repetición del disco 6 (Primero de Prokofiev, Segundo de Shostakovich y Tema y variaciones de Messiaen). Con todo, estamos ante un álbum de buen, aunque en absoluto excepcional, nivel interpretativo general, a cargo de un violinista técnicamente excelente, que contiene algunas obras infrecuentes del repertorio y que, como es característico en este sello, se ofrece a precio de orillo: estos diez discos salen a 22 euros, o sea poco más de 2 euros el disco. Evidentemente hablamos de otro nivel respecto a anteriores entregas de esta serie (Richter, Gilels, Kissin, Rostropovich, Oistrakh), pero la verdad es que a este precio de ganga no puede uno tener joyas todos los días. Esta no lo es, pero sería excesivo decir que carece de interés, y a buen seguro los aficionados al violín no lo querrán dejar pasar. Rafael Ortega Basagoiti GAUDÍ’UM. Obras de Sanz-Burguete, Cano, Colomer, Turina, Climent y Fernández. SPANISH BRASS LUUR METALLS. ANACRUSI AC.057. DDD. 69’16’’. Grabación: Jafre, Gerona, XI/2005. Productores: Spanish Brass Luur Metalls. Ingeniero: Miquel Roger. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN Gaudí es el nombre de un genial arquitecto. Y “gaudir” es el infinito de un verbo —que se pronuncia igual que el nombre del arquitecto referido— que en catalán significa disfrutar. El título del presente compacto, tomado de la primera obra que escuchamos, se referiría a lo uno y a lo otro: la espacialidad y potencia que desde los tiempos de los Gabrieli venecianos asociamos a los metales y que tanta relación guarda con la arquitectura —alguien dijo que la arquitectura no es sino música petrificada— por un lado, y por el otro la felicidad de hacer música que caracteriza al que muchos reconocen como uno de los mejores quintetos de metal del mundo, Spanish Brass Luur Metalls. El virtuosismo, la bella y claridad del sonido, el perfecto empaste y ese algo humorístico que caracteriza a agrupaciones de este tipo —como los célebres Canadian Brass— está magníficamente expuesto en este interesante, variado y actualísimo programa centrado en obras de nuestro tiempo dedicadas al grupo. Si usted quiere saber qué da de sí un quinteto de metales, aquí tiene una muestra. Pero no vaya a pensar que todo se reduce a pura experimentación ni especulación, una pura sucesión de sonoridades sorprendentes, una simple demostración de virtuosismo individual y grupal… Nada de eso. Ya hemos dicho que el recital es variado, heterogéneo incluso, con momentos irónicos y otros graves, con tonalidad y procedimientos propios de la vanguardia, firmas poderosas e inspiraciones casi fugaces expresadas libremente. Y color, mucho color, y fantasía, mucha fantasía, como en las obras de Gaudí. Josep Pascual GLORYLAND. Música folclórica de los Estados Unidos de América. ANONYMOUS 4. DAROL ANGER, violines y mandolinas; MIKE MARSHALL, guitarra y mandolinas. HARMONIA MUNDI HMU 907400. DDD. 64’46’’. Grabación: Marin County (California), X/2005. Productora: Robina G. Young. Ingeniero: Brad Michel. Distribuidor: N PN Como tarde o temprano tenía que suceder, el cuarteto de voces femeninas estadounidense Anonymous 4 ha rendido el correspondiente tributo al folclore de su país. Sin embargo, prudentes como siempre han demostrado ser, estas “chicas de oro” no se han lanzado a la aventura sin red de protección. Se la han proporcionado dos instrumentistas expertos y, por lo visto, muy cotizados en el terreno de la recuperación de tonadas tradicionales. El disco tiene la “gracia” del perfecto acabado, esto es, la frescura tímbrica, la entonación impecable y la insuperable limpieza de los ataques que constituyen las marcas características de la casa. Pero no menos distintiva es la sensación general de producto prefabricado, en el que se ha olvidado un rasgo que estos repertorios resulta particularmente decisivo para provocar emoción: la espontaneidad, o al menos su apariencia. Desde luego, así se canta, y hasta así se toca; mas esa misma excelencia termina por antojarse contraproducente ante un material tan poco exigente precisamente desde el punto de vista técnico. De la misma manera que uno no se imagina a los viejos vaqueros (vaqueras, mejor dicho) danzando al son de voces e instrumentos tan bien afinados, tampoco parece probable que los actuales se sientan especialmente motivados a mover el esqueleto cuando en el country fronterizo con el pop y el rock pueden encontrar tanto más incitantes estímulos para hacerlo. Ni todas las ciencias son exactas ni todos los temas susceptibles de ser abordados desde ellas. Alfredo Brotons Muñoz ROMANCES SEFARDITAS EN EL IMPERIO DE LA SUBLIME PUERTA. ACCENTUS AUSTRIA. Director: THOMAS WIMMER. ARCANA A 341. DDD. 66’30’’. Grabación: Viena, X/2005. Productor: Michel Bernstein. Ingeniera: Elisabeth Reithofer. Distribuidor: Diverdi. N PN T homas Wimmer pretende recoger la tradición de canto sefardita de aquellos judíos españoles que tras la expulsión de 1492 se asentaron en el Imperio Otomano, y lo hace con dieciocho ejemplos de romances y coplas (hay varios temas instrumentales, en uno de los cuales se usa incluso una danza del Llivre Vermell) que cantan María Luz Álvarez y César Carazo con voces frescas y naturales, clarísima pronunciación en un idealizado idioma judeoespañol y apreciable refinamiento expresivo. Wimmer coloca esta música en el marco del medievo europeo, empleando un conjunto ins- trumental a base de fídulas, laúd, flautas, salterio y arpa, instrumentos a los que se añaden percusiones que sí ofrecen un color orientalista que podemos relacionar con el medio turco. La base rítmica marca sin duda el desarrollo del CD, que, de cualquier modo, roza en algunos momentos el sentimentalismo más descarnado (Kwando tu madre te paryó), aunque el lirismo también puede ser sutil y elegantísimo (Nani, nani o Yo m’enamorí d’un aire) o de leve sensualidad (Avre tu puerta cerrada, Morenica). En los romances domina desde luego el tono narrativo: así en Nacimiento y vocación de Abraham (que según Pedro Elías, gran conocedor de estos repertorios, se ofrece en la versión arraigada en Marruecos); El sueño de la hija del rey o Hermana reina y cautiva, tema del que han quedado multitud de versiones diferentes, grabadas ya en multitud de ocasiones. Reseñables también las ornamentadas vocalizaciones melismáticas en clave orientalista de Carazo en l yivne haggalil. Pablo J. Vayón LA SPAGNA. Música en la época de Felipe I el Hermoso. CAMERATA IBERIA. Director: JUAN CARLOS DE MÚLDER. OPENMUSIC BS 059 CD. DDD. 53’11’’. Grabación: Madrid, VII/2005. Productor: Ernesto Schmied. Ingenieros: José Miguel Martínez y Pedro Alberto Rubio. Distribuidor: LR Music. N PN Este CD propone un recorrido por músicas del siglo XV y principios del XVI, que incluye piezas convertidas ya en auténticos clásicos como La Spagna de Isaac, el Dit le bourguignon y el Rompeltier publicados en el Odhecaton de Petrucci o el De tous bien playne (aquí en la versión de Capirola y no en la más habitual de Ghizegem). A ellas se unen obras de los cancioneros de Palacio y la Colombina, también populares hoy, alguna que otra danza de Joan Ambrosio Dalza, glosas instrumentales y tres números (Kyrie, Gloria y Sanctus) de una misa de Josquin. Un competente cuarteto vocal (David Sagastume, contratenor; Lambert Climent y Miguel Mediano, tenores y Bart Vandewege, bajo) se ocupan de ofrecer versiones muy equilibradas, elegantes y de cierta austeridad de las piezas de Josquin y se reparten el resto de obras vocales del disco, cuya parte instrumental está sustentada en un equipo que incluye flautas (Ernesto Schmied), corneta (Francisco Rubio), bajón (Fernando Sánchez), órgano positivo (Alberto Martínez-Molina), vihuela (Juan Carlos de Múlder) e instrumentos de percusión (David Mayoral). Un conjunto de auténticos especialistas, con una amplísima trayectoria por los grandes grupos españoles dedicados a la música del Renacimiento, lo que garantiza unos resultados de primer nivel tanto en ejecución como en estilo, si bien el repertorio incluido está ya demasiado trillado. Pablo J. Vayón 101 D I DS VC D O S BELLINI: CRÍTICAS de la A a la Z D V D BACH-BEETHOVEN BELLINI-BRITTEN I Capuleti e I Montecchi. PATRIZIA CIOFI (Giulietta), CLARA POLITO (Romeo), DANILO FORMAGGIA (Tebaldi), FEDERICO SACCHI (Capellio), NICOLA AMODIO (Lorenzo). CORO DE CÁMARA DE BRATISLAVA. ORQUESTA INTERNACIONAL DE ITALIA. Director musical: LUCIANO ACOCELLA. Director de escena, escenografía, vestuario e iluminación: DENIS KRIEF. Director de vídeo: NICOLA AMODIO. DYNAMIC 33504. 136’. Grabación: Martina Franca, Italia, VIII/2005. Ingeniero: Rino Trasi. Formato imagen: 16:9. Subtítulos en italiano, inglés, alemán, francés y español. Distribuidor: Diverdi. N PN El Festival del Valle d'Itria miró en su edición de 2005 a la versión del estreno escalígero de I Capuletti e i Montecchi; la página web del festival nos dice que la particularidad es que las dos partes protagonistas están confiadas a la misma cuerda, en este caso a la soprano, y la de Lorenzo a un bajo, para así acercar la obra el estilo rossiniano tan estimado por el público milanés. Daremos crédito a la fuente, aunque las epístolas de Bellini no siempre aprueben esa verdad. En todo caso, la puesta en escena de Denis Krief nos lleva a la Italia de la mafia, incómoda y oscura, de donde se entiende que los dos amantes ansíen huir. Pero nada detiene al drama, que avanza de forma inexorable hacia su triste desenlace en la narración del director Luciano Acocella, algo limitado de ideas pero eficaz en su labor al frente de la discreta Orquesta Internacional de Italia. En el reparto tenemos al Tebaldo lírico y bien cantado del tenor Danilo Formaggia, al frío y demasiado juvenil Capellio de Federico Sacchi y al suficiente Lorenzo de Nicola Amodio. La soprano Clara Polito hace un Romeo valiente y apasionado, de voz hermosa y depurada línea de canto, aunque no logra una despedida verdaderamente emotiva en la última escena. El punto y aparte lo dicta Patrizia Ciofi. Ya en su primera intervención (Oh! Quante volte, oh, quante) imparte una soberana lección de canto que aúna matices, expresividad, inmaculada dicción, amplio fraseo y un natural sentido de la melodía, y en adelante no hace sino cautivarnos aún más y convencernos de que nunca nadie hizo una música tan bella como la de Bellini y de que no hay hoy en el panorama lírico una soprano capaz de cantar tan bien como ella. Es la impresión que nos queda al ver bajar el telón. Asier Vallejo Ugarte BELLINI: Norma. HASMIK PAPIAN, soprano (Norma); HUGH SMITH, tenor (Pollione); IRINI TSIRAKIDIS, soprano (Adalgisa); GIORGIO GIUSEPPINI, bajo (Oroveso). CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA HOLANDESA. Director musical: JULIAN REYNOLDS. Director de escena: GUY JOOSTEN. Director de vídeo: MISJEL VERMEIREN. 102 2 DVD OPUS ARTE OA 0959 D. 188’. Grabación: Ámsterdam, 2005. Productor: Frank von Paag. Subtítulos en inglés, francés, alemán, español, italiano y holandés. Distribuidor: Ferysa. N PN Joosten plantea una original idea: los tres cantantes principales viven en la realidad idéntica situación sentimental que en la ficción operística. Poco a poco van entrando en situación, pasando de la época más o menos actual a la auténticamente definida en la ópera y es entonces cuando uno parece por fin estar asistiendo a Norma. Tal ocurre en la escena segunda del acto II, de una notable belleza plástica además. El espectáculo es coherente, sí, pero a veces roza el mamarracho (los fans de Norma aplaudiendo en plan druidas que una vez convertidos en ello recuerdan el comic de Astérix), otros resultan de impertinente molestia, como toda la actuación del tenor durante la obertura, pese a que con ello se define el criterio de partida del montaje y las situaciones por venir. El final está resuelto, dado todo lo visto hasta el momento, de forma ambigua. Dirigida con pulso enérgico por Reynolds que tiene muy en cuenta las necesidades (o debilidades) de los cantantes la versión, musicalmente hablando, es en general digna. Smith, de enorme vozarrón, que tarda en poder controlarlo, ofrece un Pollione monocorde pero vocalmente sólido, con exagerada tendencia a mantener las notas más allá de lo razonable, en un alarde que estropea a veces el fraseo. Giuseppini, el único italiano del equipo, en un aceptable Oroveso de colorido por secciones casi baritonal, con autoritarios acentos. La Tsirakidis es una soprano y da a Adalgisa el colorido juvenil y virginal (aunque para la dirección escénica no lo sea tanto) que le corresponde; algo apuradilla en el extremo agudo, se acopla muy bien a Norma en los dos inmensos dúos. La Papian lleva ya un tiempo enfrentándose al terrible papel de la sacerdotisa belliniana, incluso ha sido protagonista de un filme (Boris Airapetian, 2005) sobre tan magnífica obra y afirmar que sale airosa ante todas al exigencias vocales y expresivas del papel es ya constatar que su interpretación es notable. Mejor en las partes líricas, sale adelante en las dramáticas en base al conocimiento y dominio de sus posibilidades instrumentales y a una astuta utilización de sus recursos dramáticos. La realización televisiva es excelente, incluyendo un sorprendente travelling en uno de los momentos más espectaculares de la ópera. Fernando Fraga BERLIOZ: Sinfonía fantástica. Harold en Italia. TABEA ZIMMERMANN, viola. ORQUESTA DE PARÍS. Director: CHRISTOPH ESCHENBACH. Director de vídeo: ANDY SOMMER. BEL AIR BAC016. 103’. Grabación: Sala Pleyel, París, 14-15-II-2001. Productor: François Duplat. Formato imagen: 16/9. Formato sonido: PCM Stereo, Dolby Digital DTS 5.1. Código región: todas PAL. Menús en francés, inglés, alemán y español. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN Sin extras, solamente —que es mucho— dos obras maestras de Berlioz grabadas en directo en la Sala Pleyel con Eschen- D V D BELLINI-BRITTEN Sylvain Cambreling EN LA MENTE ENFERMA BERG: Wozzeck. DALE DUESING (Wozzeck), KRISTINE CIESINSKI (Marie), BARRY BANKS (Andrés), DIETER BUNDSCHUH (Capitán), FRODE OLSEN (Doctor), RONALD HAMILTON (Tambor Mayor), LINDA ORMISTON (Margaret), WILLIAM SAETRE (El loco). CORO Y CORO INFANTIL DE LA ÓPERA DE FRANCFORT. FRANKFURTER MUSEUMSORCHESTER. Director musical: SYLVAIN CAMBRELING. Director de escena y vídeo: PETER MUSSBACH. ARTHAUS 102 031. 142’. Grabación: Ópera de Francfort, 1996. PCM Stereo. 16:9. minutos. Región: 0. Subtítulos: español, alemán, francés, inglés. Distribuidor: Ferysa. N PN La puesta en escena y la filmación de Peter Mussbach dominan este espléndido espectáculo audiovisual grabado a partir de la puesta en escena de Francfort (1996). El desentrañamiento de Wozzeck alcanza su momento culminante en la escena del baile del acto segundo, con orquesta en el escenario, con muñecos articulados, con sugerencias de muerte. Antes y después, todo un derroche de inspiración, de imaginación; que en algún caso puede chocar, como cuando el protagonista afeita y al mismo tiempo amenaza con la navaja al capitán. Pero lo que Mussbach propone es en buena medida —no siempre— lo que se cruza por la mente enferma y doliente de Wozbach al frente de la sensacional Orchestre de Paris. Antes de empezar a escuchar cada uno de los cinco movimientos de la Sinfonía fantástica vemos en la pantalla el “programa” en el original francés subtitulado en inglés. En el caso de Harold en Italia, vemos los extensos títulos de cada movimiento solamente en francés, sin traducción. Pero lo que interesa es la música de Berlioz y a eso vamos. Estamos ante un Berlioz, el de Eschenbach, romántico de primera hora, más beethoveniano que lisztiano —para entendernos— e incluso a veces hasta nos parece clásico, no wagneriano o protowagneriano como se le ha presentado en ocasiones ni como un muy audaz y original compositor que casi casi preludia la música contemporánea, tal como nos lo presentó Boulez hace unos años en una magnífica y reveladora versión. Y tampoco es un Berlioz historicista, nada de instrumentos “originales” ni dinámicas ni articulaciones “bien informadas históricamente”. Se trata de un Berlioz situado justamente en su época y en la tradición sin excesos subjetivos, un Berlioz que aspira a la autenticidad y que Eschenbach nos convence de lo acertado de tal voluntad. De hecho, con dejar hablar a la propia música bastaría con darse cuenta de ello, de los vínculos con Besthoven, por ejemplo, con el teatro, con la música “revolucionaria” francesa, con la grand’opéra… Pero también aportando claridad y zeck; no hay que seguir criterios realistas, que aquí estarían fuera de lugar. La escena, desnuda, utiliza elementos de atrezzo escasos pero coloristas, llenos de sentido, con un vestuario sobrio, pero también pleno en colores, y pocos elementos escenográficos que cumplen un papel escénico de gran teatralidad. El reparto cumple con buenísimo nivel, en especial Duesing y Ciesinski, una pareja protagonista de altura, con dramatismo, con voces que lo mismo son líricas que desgarradas. Excelentes también los secundarios, si es que podemos considerar secundarios a esos cuatro personajes que se mueven alrededor del tormento del protagonista, cuando no lo provocan: el circense Capitán de Bundschuh; el siniestro doctor de Olsen; el caricaturesco machorro de Hamilton en el Tambor Mayor; el asombrado, ausente, ajeno Andrés de Banks. El niño, con careta, nos prepara para la escena final, con todos los niños enmascarados, en unos minutos sobrecogedores. La filmación prescinde del foso y se fija en un marco que no engloba toda la escena hasta el cuadro final; una ominosa roca rugosa, aplastante, ilustra las transiciones instrumentales entre escenas. Cambreling, invisible, dirige con mesura, que sientan muy bien a esta música a veces tan “subjetivizada” y que tan brumosa y desordenada nos parece a veces según quien empuñe la batuta. No es una música ligera, desde luego, pero tampoco es tan densa como se nos presenta en ocasiones. Eschenbach se toma licencias sorprendentes, como en el fraseo del vals del segundo movimiento, con algún que otro rubato que le añade encanto a ese momento álgido de la obra en el aspecto melódico y cantable. Pero también subraya la innegable entidad dramática, debe hacerse, aunque siempre prevalece el equilibrio y una claridad textural y de líneas que se agradecen. Sobre todo a partir del tercer movimiento llega un mayor dramatismo pero Eschenbach sigue con la cuidada sonoridad de los dos primeros y el resultado es realmente hermoso. Incluso cuando hay cierta violencia o agresividad por imperativos dramáticos, en los que el director consigue que todo suene espectacular aunque no efectista, se impone el control. Final impresionante, sobre todo desde el toque de campanas al que sigue la aparición del Dies Iræ, que corona una interpretación magnífica. En esa misma línea cabe situar la versión de Harold en Italia, que cuenta con la participación de la violista Tabea Zimmermann. Ella está sensacional, como siempre, pues toque lo que toque siempre nos convence. Lírica y brillante, extrayendo una hermosa sonoridad a su acierto, con dramatismo, con patetismo, esta nueva y original propuesta escénica de una de las obras maestras mayores del siglo XX. Aquí, Mussbach se muestra más eficaz, más imaginativo, más lúcido que en, por ejemplo, su Rake’s progress de Salzburgo. Y sin embargo, estamos en el mismo año, 1996. Santiago Martín Bermúdez instrumento, comparte con Eschenbach el concepto mesurado y moderadamente objetivo-moderadamente subjetivo de Berlioz. Así pues, todo lo dicho al hablar de la Sinfonía fantástica se hace extensivo a esta estupenda versión, pues no en vano se trata de dos composiciones muy próximas y más similares de lo que parece. Josep Pascual BRITTEN: La vuelta de tuerca. EILENE HANNAN (La Gobernanta), MARGARET HAGGART (Mrs. Grose), ANSON AUSTIN (Peter Quint), WENDY DIXON (Miss Jessel), LANNEKE JONES (Flora), PATRICK LITTLEMORE (Miles), ROBERT GARD (Prólogo). ORQUESTA SINFÓNICA DEL OESTE DE AUSTRALIA. Director musical: DAVID STANHOPE. Director de escena: NEIL ARMFIELD. Director de vídeo: GREG SHEARS. OPUS ARTE FAVEO OA F4014 D. 113’. Grabación: Perth, 1992. Productor: Christopher Lawrence. Sin subtítulos en español. Distribuidor: Ferysa. N PN Excelente producción ésta de la Opera Australia de Una vuelta de tuerca, una de las obras maestras de Britten, que aquí recibe una lectura irreprochable en todos los aspectos. Los muy sugerentes decorados de Elijah Moshinsky, una iluminación que juega la carta de lo inquietante y el clima de novela gótica que se respira en la escena se añaden a una estupenda 103 D V D BRITTEN-GIORDANO dirección de actores por parte de Neil Armfeld —más en la línea de Ronconi que de Bondy—, quien consigue dar a la pieza todo su misterio, la angustia que destila su acción, conduciendo al espectador muy inteligentemente hasta su desenlace. Los cantantes, desconocidos por estos lares, resuelven estupendamente su trabajo, lo mismo que el director musical, David Stanhope. Es una pena que este producto tan notable se presente tan mal: sin subtítulos, sin una nota mínima en su libreto, sin sinopsis. Por lo demás, plenamente recomendable. Claire Vaquero Williams DONIZETTI: Lucia di Lammermoor. JOAN SUTHERLAND, soprano (Lucia); ALFREDO KRAUS, tenor (Edgardo); PABLO ELVIRA, barítono (Enrico); PAUL PLISHKA, bajo (Raimondo). CORO Y ORQUESTA DEL METROPOLITAN DE NUEVA YORK. Director musical: RICHARD BONYNGE. Director de escena: BRUCE DONNELL. Director de vídeo: KIRK BROWNING. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4109. 137’. Grabación: Nueva York, XI/1982. Productores: Michael Bronson, Clemente D’Alessio. Subtítulos en Inglés, alemán, francés, español y chino. Distribuidor: Universal. N PN 104 Montaje típico del Met, lo que equivale a decir que todo está en su sitio. Decorados que evocan forestas tenebrosas y llenas de misterios, salones medievales con todos sus habituales aditivos, cementerios de novelas góticas, etc., incluido un vestuario lujoso muy bien adaptado a cada personaje. En definitiva, una Lucia con todas las de la ley, escénica se entiende. Responsable: el excelente profesional que es Attilio Colonnello. Bonynge dirige con un brío y una sapiencia realmente notables (atiéndase, para concretar, cómo maneja las escenas corales) a un equipo vocal que levanta literalmente en pie al respetable. Sutherland no es la Lucia de varios años atrás vocalmente hablando, pero su experiencia en el rol es capaz de permitirle, además de una exhibición impecable de estilo y conocimiento de la parte, el brillo y la persuasión que de sobra se conoce, por encima de algunas señales (leves) de cansancio o ciertos limites que su técnica y astucia le permiten sobrellevar. Como actriz, las cosas no van ya tan bien, aunque en esta ocasión, más controlada, resulte más soportable que en otras oportunidades. El Edgardo de Kraus sigue siendo de manual, pese a que en esa noche recorre por parte de su actuación como un algo de rutina (de superlujo, desde luego) o frialdad, con notas a menudo demasiado nasales, incapaz de impedirnos el seguir cómodamente admirando una composición como es la suya, tal como se ha dicho, modélica, y que encuentra su punto más elevado, como era de esperar, en la parte final de la obra. Plishka ofrece un relieve inusitado a un personaje que a menudo puede pasársenos inadvertido. Su aria del último acto es un modelo de cómo se puede cantar y expresar una página donizettiana. El puertorriqueño Pablo Elvira, ya Paul Daniel EL PODER, EL AMOR, EL TIEMPO BRITTEN: Gloriana. DAME JOSEPHINE BARSTOW (Isabel I), TOM RANDLE (Essex), EMER MCGILLOWAY (Frances), DAVID ELLIS (Blount), SUSANNAH GLANVILLE (Penelope), ERIC ROBERTS (Cecil), CLIVE BAYLEY (Raleigh). CORO DE LA OPERA NORTH. ENGLISH NORTHERN PHILHARMONIA. Director musical: PAUL DANIEL. Directora de escena y de vídeo: PHYLLIDA LLOYD. OPUS ARTE OA 0955 D. 138’. Grabación: Leeds, IV/2000. Productor: James Withbourn. Subtítulos en español. Distribuidor: Ferysa. N PN Hay quien pone pegas, y muchas veces con razón, a las producciones de ópera en DVD que no se centran en exclusiva en lo que sucede en la escena. Esta Gloriana hace saltar en pedazos esa reserva gracias a la inteligencia de Phyllida Lloyd, responsable de su producción en Leeds el año 2000 y de este DVD que enriquece la perspectiva dramática de la pieza al seguir a sus protagonistas más allá de las tablas, no ya sin que se resienta la trama sino enriqueciéndola en lo que sus ideas tienen de subrayado de las reflexiones más íntimas de aquellos. Y eso en una obra como Gloriana —no el mejor Britten pero sí un Britten ligado de manera clara a su admirado Verdi—, en la que las contradicciones entre el amor y el deber, los sentimientos y las obligaciones de una reina juegan un papel tan decisivo. Ya la puesta en escena es espléndida pero lo que ocurre en el pensamiento y la acción de Isabel I y Essex —dicho por Britten justo tras la coronación de Isabel II y expuesto por Lloyd en aquel famoso “annus horribilis”—, alcanza fuera de ella un sentido pleno, con ese inicio y ese final que nos presenta a Josephine Barstow ante el espejo empefallecido, hace lo que puede por destacar ante estos dotados compañeros y lo logra gracias a una entrega generosísima, que incluye calderones y agudos, aunque algunos de cierta dureza no por ello menos espectaculares. Conveniente el resto del equipo. La partitura, desgraciadamente, no se canta muy completa, sustrayéndonos la escena en la tumba de los Ravenswood entre barítono y tenor. Fernando Fraga DONIZETTI: Lucia di Lammermoor. KATIA RICCIARELLI, soprano; JOSÉ CARRERAS, tenor; LEO NUCCI, barítono; JOHN PAUL BOGART, bajo. CORO DE LA VOLKSOPER. SINFÓNICA DE VIENA. Director musical: LAMBERTO GARDELLI. Director de escena: BEPPE DE TOMASI. BEL CANTO SOCIETY BCSD0 451. 133’. Grabación: Bregenz, 1982. Formato imagen: NTSC/Color/Full screen. Formato sonido: PCM Mono. Código región: 0. Sin subtítulos. Distribuidor: LR Music. N PN zando a ser y dejando de ser Isabel I. Con una voz que no desmiente su edad, la cantante inglesa es una perfecta protagonista, la dueña de una situación de la que es víctima y juez. En ella actúan implacables los dos artífices de su propia historia: el poder y el paso del tiempo. Qué fabulosa actriz. Del resto del reparto, excelente en líneas generales, hay que destacar al tenor Tom Randle como Essex. Magnífica igualmente la dirección musical de Paul Daniel. Lloyd ha prescindido de dos escenas —la mascarada de Norwich y el complot en el jardín de la casa de Essex—, lo que es de lamentar, pero su trabajo teatral, visual, dramático, es de una fuerza y de una inteligencia verdaderamente admirables. La ópera se completa con unas cuantas entrevistas, muy interesantes, a los responsables de la producción. Claire Vaquero Williams La firma Bel Canto Society pone a disposición del aficionado DVDs de grandes cantantes y en esta ocasión nos proponen una versión de Lucia di Lammermoor, donde destaca especialmente José Carreras, en un momento de plenitud vocal, cuando a su timbre cálido y bello se unía un fraseo apasionado y esa capacidad comunicativa tan propia del tenor catalán, como demuestra en el dúo y en la escena final. El caso de Katia Ricciarelli como Lucia es distinto, ya que la gran soprano no tiene el componente ligero que estamos acostumbrados y canta su parte, sin las variaciones y agudos que genera la tradición, remarcando más el componente lírico, con un canto muy bello y musical, a veces algo lento, que tiene calidad pero se aparta de lo que uno espera del rol. Otros elementos del reparto son Leo Nucci, que muestra su potente instrumento, su canto denso y extrovertido y un estilo claro para expresar la maldad de Enrico y John Paul Bogart que cantó un noble y cuidado Raimondo. D V D BRITTEN-GIORDANO Albert Vilardell GIORDANO: Andrea Chénier. ANTONIETTA STELLA, soprano (Maddalena di Coigny); MARIO DEL MONACO, tenor (Chénier); GIUSEPPE TADDEI, barítono (Carlo Gérard). CORO Y ORQUESTA DE LA RAI DE MILÁN. Director musical: ANGELO QUESTA. Director de vídeo: MARIO LANDI. BEL CANTO SOCIETY BCS-D0003. 115’. Grabación: Milán, X/1955. B. y N. Sin subtítulos. Distribuidor: LR Music. R PN S e trata de un documento de enorme valor testimonial, realizado con conocimiento de lo que es una ópera y de lo que es una narración televisiva, por muy incipiente que estuviese hace medio siglo el medio. Mario Landi, a la sazón jefe de producciones de la RAI, mueve la cámara logrando una espacialidad más allá de la facilitada por un escenario teatral, con unos encuadres por momentos de destacada ambición expresiva, dirigiendo muy bien a los solistas y moviendo con astucia a las masas en unos decorados que definen sin la menor duda el lugar y la época en que ocurre la acción. Algunos cantantes (Taddei, Del Monaco y otros) aguantan un poco incómodos los primeros planos y a veces no está muy sincronizado el play-back. pero la realización se disfruta enormemente, teniendo en cuenta la versión musical que es, aparte de muy representativa de la época, bien notable. Del Monaco hace un Chénier, como se sabe, muy exterior, pero lleno de vida y arrojo, contagiándonos entusiasmo y haciéndose perdonar la escasez de lirismo en los momentos puntuales para exhibirlo. Stella está francamente brillante: hermosa y desenvuelta, capta la esencia del papel (uno de los más representativos de su carrera que compartió con Tebaldi, superándola en muchos aspectos) y resuelve con holgura todas sus exigencias. El interiorizadísimo Gérard de Taddei es de los más matizados que escucharse puedan, sin dejar el magnífico-cantante actor pasar por alto ni un momento donde sacarle jugo al personaje (atención a la frase “Com’era irradiato di gloria il mio cammino” del aria Nemico della patria: la marca de un genio), apenas apurado por algún que otro agudo. En el nutrido equipo de secundarios, recuperamos a viejos conocidos por archiescuchadas grabaciones discográficas, pudiendo en muchos casos ponerles por fin cara: Franco Calabrese, Maria Amadini, Leonardo Monreale, Luisa Mandelli… Todo llevado al esperado resultado por el sólido Angelo Questa Andrew Davis GERONCIO EN EL PARAÍSO ELGAR: El sueño de Geroncio op. 38. PHILIP LANGRIDGE, tenor; CATHERINE WYN ROGERS, mezzosoprano; ALASTAIR MILES, bajo. CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE LA BBC. Director: SIR ANDREW DAVIS. Director de vídeo: BOB COLES. NVC ARTS 3984-22351-2. 110’. Grabación: Catedral de San Pablo, Londres, 26-XI-1997. Subtítulos en español. Distribuidor: Warner. N PN C oincidiendo en el mercado con la excelente versión de Sir Colin Davis comentada en este mismo número de SCHERZO, aparece este DVD que, casi diez años después de su grabación, nos ofrece una versión de absoluta referencia de la obra de Elgar, una versión que recoge los logros de Britten y Sargent pero que da una vuelta de tuerca al contenido emocional de la pieza. Y no porque el registro —complementado con un breve pero bien concentrado documental sobre Edward Elgar— tenga lugar en un concierto público dado en la Catedral de San Pablo de Londres con ocasión de su tricentenario. El marco es muy propio y la magnífica realización de la BBC —envidiable que esto haya podido verse por una televisión pública— lo resalta sin agobios pero tanto daría si se tratara de un documento solamente sonoro. Afortunadamente no lo es, y la unción de los coros — sensacionales en el episodio de los demonios, arrebatadores en el Praise to the Holiest—, la entrega absoluta de la orquesta y la adecuación de unos cantantes conscientes de su papel se refleque demuestra, como es habitual en él, mucho oficio y no menor beneficio. Fernando Fraga GIORDANO La dirección musical de Lamberto Gardelli muestra su dominio de la partitura, con criterio tradicional, apoya a los cantantes, aunque a veces ello le lleve a variar el tempo, y consigue un buen rendimiento de orquesta y coro, dando sutileza y dramatismo. La puesta en escena es estática, no sólo en la concepción, sino en la forma de mover a los actuantes, lo que resta capacidad teatral a la acción. GIORDANO: jan en una realización extraordinariamente cuidada, en la que el espectador se sumerge en lo que ocurre a la vez, se diría, que sus intérpretes. Philip Langridge, magnífico de estilo, como siempre, es un Geroncio asombrado pero consciente, Catherine Wyn Rogers un Ángel irreprochable y Alastair Miles — ocho años más joven que con Colin Davis— un Sacerdote y un Ángel de la Agonía poderoso pero dúctil. Sir Andrew Davis —a quien las imágenes muestran viviendo esta música con plena intensidad— parece viajar con Geroncio al otro mundo para decirnos a su vuelta que nos vemos todos en algún paraíso. Sensacional. Claire Vaquero Williams Comentábamos recientemente en estas mismas páginas la publicación en DVD de una Fedora registrada en el Metropolitan de Nueva York en 1997. Ahora nos llega una nueva filmación de la ópera, recogida cuatro años antes en La Scala de Milán, con la misma pareja protagonista, Mirella Freni y Plácido Domingo, que asumen con igual convicción sus respectivos papeles. Los principales alicientes de la publicación se encuentran en la dirección escénica y musical. La producción de Lamberto Puggelli (responsable asimismo de la realización en Fedora. MIRELLA FRENI (Fedora Romazoff), PLÁCIDO DOMINGO (Loris Ipanoff), ADELINA SCARABELLI (Olga Sukarew), ALESSANDRO CORBELLI (De Siriex), ARNOLD BOSMAN (Boleslao Lazinski), ERNESTO PANARIELLO (Loreck), ERNESTO GAVAZZI (Desiré), SILVESTRO SAMMARITANO (Boroff), LUIGI RONI (Cirillo), ALFREDO GIACOMOTTI (Gretch), MONICA MINARELLI (Un pequeño saboyano). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO ALLA SCALA. Director musical: GIANANDREA GAVAZZENI. Director de escena y vídeo: LAMBERTO PUGGELLI. TDK DWWW-OPFED. 113’. Grabación: Milán, V/1993. Subtítulos en español. Distribuidor: JRB. N PN 105 D V D GIORDANO-PONCHIELLI vídeo) es de una extraordinaria elegancia, tratando la obra como si fuera un reportaje de época, como fotografías difuminadas. Todos los detalles están cuidados al máximo, y el vestuario de Luisa Spinatelli resulta de una gran riqueza, convirtiendo a la soprano de Módena en una verdadera aristócrata. Si el montaje del Met parecía un poco de nuevo rico, aquí encontramos todo el refinado encanto de la vieja Europa, con una mirada nostálgica. Gianandrea Gavazzeni, por su parte, hace sonar la partitura de Giordano mucho mejor de lo que realmente es, resaltando los detalles instrumentales y haciendo pasar a un segundo plano los momentos más débiles. Todos los personajes están perfectamente delineados, desde la petulante Olga de Adelina Scarabelli al noble De Siriex de Alessandro Corbelli. Un recuerdo especial merece Arnold Bosman, un excelente músico prematuramente desaparecido, que interpreta el papel del pianista polaco Boleslao Lazinski. Rafael Banús Irusta HAENDEL: La Resurrezione. NANCY ARGENTA, MARÍA CRISTINA KIEHR, sopranos; MARIJANA MIJANOVIC, mezzo; MARCEL REIJANS, tenor; KLAUS MERTENS, barítono. COMBATTIMENTO CONSORT AMSTERDAM. Director: JAN WILLEM DE VRIEND. Director de vídeo: JOOST HONSELAAR. CHALLENGE CCDVD 72159. 116’ (+ documental: 46’). + 2 CD con el formato sólo Audio. Grabación: Enschede, 26-IV-2001. Ingeniero: Onno Scholtze. Sin subtítulos en español. Distribuidor: Diverdi. N PN El Combattimento Consort consigue buenos resultados en vivo, como testimonia la película de este concierto, abundante en primeros planos. Constituyendo un grupo de reducidas dimensiones, ofrecen una punzante y vivaz obertura, evidenciando en todo momento los instrumentistas su total entrega y admirable compenetración con su concertino y director. Consiguen una actuación de leve sonoridad y siempre bien equilibrada entre las partes. Los solistas vocales, que actúan también como coro de ínfimas proporciones, cumplen en general con la ardua tarea de sacar adelante la endiablada escritura vocal de Haendel. Argenta, con la pequeñez de volumen, timbre aniñado y ocasionales problemas con la entonación se sitúa por debajo del rendimiento de los otros solistas. Sensacional, en cambio, la siempre personalísima Mijanovic, bien que el directo le cause también a ella algún pequeño problema. Mertens, aunque ya no responde como hace unos años, está aquí más sólido que en sus trabajos discográficos más recientes. Endeble, como mucho correcto, el tenor. No muy interesante el documental programado como un extra, Passionate for Handel. Además del DVD, se incluye la edición sólo en audio del concierto. 106 Enrique Martínez Miura HAENDEL: Agrippina. ANNEMARIE KREMER (Agrippina), RENATE ARENDS (Poppea), MICHAEL HART-DAVIS (Nerone), QUIRIJN DE LANG (Ottone), PIOTR MICINSKI (Claudius), CLINT VAN DER LINDE (Narcissus), ROBBERT MUUSE (Pallante), JAN ALOFS (Lesbo). COMBATTIMENTO CONSORT AMSTERDAM. Director musical: JAN WILLEM DE VRIEND. Directora de escena: EVA BUCHMANN. Director de vídeo: ROB VAN DER BERG. CHALLENGE CCDVD 72143. 173’ Grabación: 2004. Productor: Ruud Dirkse. Sin subtítulos en español. Distribuidor: Diverdi. N PN Este montaje conceptual de la magistral Agrippina haendeliana estuvo de gira por diversas ciudades holandesas y de Europa central en 2004. La obra aparece bien preparada en lo musical, con un Combattimento en buena forma, que sostiene un porcentaje elevadísimo de la interpretación. La puesta en escena opta por un feísmo deliberado, con mucho andamio y personajes en paños menores. El simbolismo político del arco del triunfo como una cacharrería a punto de caerse y los personajes medio desnudos es por demás evidente. El erotismo es más bien grosero y difícilmente se corresponde con la refinada sensualidad de la partitura de Haendel. A todo ello debe añadirse que el reparto vocal es bastante endeble; sólo destaca la Agrippina de Kremer, porque Muuse es un barítono muy claro y Alofs no sale bien librado de su enfrentamiento con las agilidades. La pronunciación italiana de todos ellos es muy dura. Sin mucho interés. Enrique Martínez Miura cima de este DVD la cifra la soberana — marca de la casa— interpretación de la Op. 111 beethoveniana, una versión grandiosa, con un segundo movimiento que tiene en sus manos toda la interrogadora grandeza y carácter visionario que uno espera de esta obra magistral. En cualquier caso, interpretación que tampoco sobrepasa otros testimonios discográficos de este artista en la misma obra, mejor grabados y con realización material más limpia. La breve entrevista ofrecida entre una y otra obra se mueve en términos bastante convencionales y no aporta gran cosa. En definitiva, documento de discreto interés, no tanto por el nivel interpretativo sino porque la relación calidad-precio, teniendo en cuenta las limitaciones técnicas de lo que se ofrece y el hecho de que estas mismas obras conocen mejores grabaciones en disco por el mismo artista, es más bien desfavorable. Rafael Ortega Basagoiti MOZART: Sinfonías nºs 1, 25, 28, 29, 31, 33, 34, 35, 36, 38, 39, 40 y 41. FILARMÓNICA DE VIENA. SINFÓNICA DE VIENA. Director: KARL BÖHM. Directores de vídeo: HUGO KÄCH Y ARNE ARNBOM. 3 DVD DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4130. 315’ + 104’ (Bonus). Grabaciones: Viena, 1970-1978. Productor: Roland Ott. Formato imagen: 4/3. Formato sonido: PCM Stereo/ DTS 5.1. Código región: 0 (Worldwide). Subtítulos en alemán, inglés, francés, español y chino. Menú en inglés. Distribuidor: Universal. N PN MOZART: Sonata en la menor K. 310. BEETHOVEN: Sonata nº 32 en do menor op. 111. CLAUDIO ARRAU, piano. Entrevista con Claudio Arrau. VAI 4388. 58’. Grabación: Radiotelevisión de Canadá, 1964. Formato imagen: 4:3 NTSC. Blanco y negro. Formato audio: Mono. Subtítulos en inglés y francés. Distribuidor: LR Music. N PN Filmación realizada en 1964 (la televisión apenas llevaba ocho años existiendo en España, aunque fuera de ella había aparecido algo antes) por la RTC. Ya se pueden imaginar que la calidad es, pues eso, de tente y no te muevas. La cámara apenas se mueve, la luz parece excesiva y la puesta en escena se antoja un tanto rancia. Tacaña, que no rancia, es la presentación que ofrece VAI, que cualquiera diría que es de los sellos más caros del mercado de DVD (si no el más caro). Por no haber no hay ni folleto. Apenas una “hoja” que no dice nada. Arrau ofrece un Mozart bastante más vivo que el que grabara años después para Philips (hasta el punto que los dedos se le van más de una vez en el primer tiempo de la Sonata K. 310), pero creo que en buena medida también menos interesante, porque todo aparece disfrazado bajo un amplísimo legato que deja una impresión un tanto lineal. Mejor, muchísimo mejor el Andante cantabile, y también el Presto final. En cualquier caso, la verdadera La música de Mozart fue una de las pasiones de Karl Böhm. A ella se entregó toda su vida desde un profundo conocimiento y un nunca disimulado amor —“Mi interpretación expresa un infinito amor por Mozart”, dijo en cierta ocasión—, que se tradujo siempre en una intensa búsqueda de la autenticidad. Böhm buscó un Mozart auténtico desde la perspectiva que da el tiempo y la tradición interpretativa y nos legó una visión del genio salzburgués que trasciende modas y supera con éxito la criba que impone el tiempo. Tras unos años en los que estaba casi mal visto mostrar afecto por el Mozart de Böhm —ellos se pierden una versión del Réquiem inigualable, por ejemplo— parece que estamos asistiendo a una cierta recuperación de su figura, quizá porque ya nos estamos liberando de prejuicios. Es posible. En todo caso, ojalá sea así. Estos tres DVDs recuperan grabaciones sinfónicas mozartianas que aparecen por primera vez en este formato y que las vemos y escuchamos como nunca antes, con una calidad probablemente insuperable. Quienes tengan un concep- D V D GIORDANO-PONCHIELLI to preconcebido de Böhm deberían escucharlas para encontrarse con un Mozart que no les dejará indiferentes. El propio maestro decía que “me parece un craso error tocarlo (a Mozart) de forma romántica, y más aún sentimental”. De modo que aquellos que tachan, quizá de oídas —pero no musicales, sino de lo que han oído decir a otros— a Böhm de romántico, aquí tienen un Mozart clásico, severo a veces, potente y ligero según el momento, pero siempre noble. Incluso en la Sinfonía nº 1, compuesta por Mozart a los ochos años de edad, Böhm se toma la interpretación muy en serio. Para él, Mozart raramente reflejaba alegría en su música en contra de la opinión generalizada. Böhm veía en la música de Mozart una tristeza subyacente, que aparecía con mayor o menor claridad, e incluso en el Andante de esa primera composición sinfónica Böhm ya veía un anticipo de la profundidad y de la gravedad del Réquiem, que, obviamente, se traduce en su interpretación. Como bonus tenemos el Minueto K. 409, la Serenata notturna y Eine kleine Nachtmusik en versiones magníficas, dignas compañeras de las trece sinfonías que aquí podemos escuchar. También se nos ofrece un interesante documental sobre la vida y la actividad musical de Böhm dirigido por Horant H. Hohfeld en 1994. En este documental esencialmente biográfico el propio Böhm habla de su vida, de música, de sus estudios de derecho, de la guerra, etcétera, según entrevistas grabadas en 1967, 1968, 1975 y 1979. Se incluyen, a modo de ilustraciones, fragmentos de ensayos, fragmentos de grabaciones de ópera ya conocidas en vídeo —como la famosa Le nozze di Figaro de 1976 dirigida por Ponnelle— fragmentos de conciertos y mucho más, entre lo que cabe destacar, por curioso, las imágenes y el sonido de un Rosenkavalier dirigido por Strauss en 1948 y al propio Strauss tocando en el piano un brevísimo fragmento de su Daphne. También habla gente vinculada a Böhm, como Christa Ludwig, Walter Berry, músicos y miembros de la junta directiva de la Wiener Philharmoniker y hasta Karajan. Se evoca la relación de Böhm con Alban Berg y otros, entre los cuales, claro está, se halla Richard Strauss. Muy interesante. Y Mozart aparece muy a menudo como no podía ser menos —lo mismo que Strauss, otra gran pasión del maestro. De él se dice que era duro en los ensayos pero que siempre aspiraba a ser fiel a las intenciones del compositor, cualidad que Böhm reconoce haber valorado gracias a su contacto con Bruno Walter, quien tuvo mucho que ver en el despertar de su amor por Mozart. Por supuesto que el conjunto de los tres DVDs tiene un gran interés documental pero también supone una oportunidad de disfrutar de una música genial en versiones que, al contrario de lo que muchos piensan o creen, ganan con el tiempo dada su calidad y su validez intemporal, al fin y al cabo, como los auténticos clásicos. Josep Pascual MOZART: Las bodas de Fígaro. PETER MATTEI, barítono (Conde); CHRISTIANE OELZE, soprano (Condesa); HEIDI GRANT MURPHY, soprano (Susanna); LORENZO REGAZZO, bajo (Fígaro); CHRISTINE SCHÄFER, soprano (Cherubino). CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA NACIONAL DE PARÍS. Director musical: SYLVAIN CAMBRELING. Director de escena: CHRISTOPH MARTHALER. Director de vídeo: THOMAS GRIMM. 2 DVD OPUS ARTE OA 0960 D. 260’. Grabación: París, 2006. Productor: Yves Rolland. Subtítulos en inglés, francés, alemán, español e italiano. Distribuidor: Ferysa. N PN M arthaler, fiel a sí mismo, no podía hacer otra cosa que darle la vuelta a la ópera mozartiana. En un decorado único que evoca una oficina administrativa, el hall de un hotel o la trastienda de una modista de trajes de boda, con multitud de objetos heterogéneos, que serán oportunamente utilizados, vemos entrar y salir a los protagonistas descritos a menudo de forma grotesca, incluso con crueldad. Anacronismos, todos, pero con un trabajo extraordinario de actores y de movimiento escénico que si se entra en la propuesta, puede disfrutarse del espectáculo. Discutible la sustitución del acompañamiento de los recitativos —lentísimos, en pro de un discurso excesivamente realista— por un “recitatista” (Jürg Kienberger) que utiliza diversos instrumentos nada convencionales incluyendo alguna que otra participación vocal. Abundan otras extravagancias como sustituir el fandango por una especie de clase de aerobic y así sucesivamente. Musicalmente, la lectura es irreprochable, desde el equilibrado concepto de Cambreling, hasta la participación del último de los secundarios, incluyendo el veterano Bartolo de Roland Bracht y las destacadas presencias de Burkhard Ulrich y Helene Schneiderman, Basilio y Marzellina que, oh milagro, cantan a la perfección sus respectivas arias llamémoslas con licencia “di sorbetto”. La Oelze es una Condesa refinada y sensible, aunque puede que un poco fría, canoramente impecable. La Grant Murphy una Susanna en la línea de mejores soubrettes escuchadas en el papel. Regazzo un Fígaro simpático, ágil y generoso, en perfecto contaste con el Conde enérgico y de noble presencia de Peter Mattei. Cherubino no es aquí una mezzosoprano sino la encantadora Schäfer, cuyo físico andrógino ayuda a la composición del personaje, además, de cantar y actuar divinamente. Como es habitual en Opus Arte vienen algunos bonus en torno a la obra y a sus intérpretes. Fernando Fraga PONCHIELLI: La Gioconda. DEBORAH VOIGT (Gioconda), RICHARD MARGISON (Enzo Grimaldo), CARLO GUELFI (Barnaba), ELISABETTA FIORILLO (Laura Adorno), CARLO COLOMBARA (Alvise Badoero), EWA PODLES (La Cieca), ÁNGEL CORELLA Y LETIZIA GIULIANI (bailarines principales). CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DEL GRAN TEATRE DEL LICEU. PETITS CANTORS DE CATALUNYA. Director musical: DANIELE CALLEGARI. Director de escena: PIER LUIGI PIZZI. Director de vídeo: PIETRO D’AGOSTINO. 2 DVD TDK DVWW-OPGIOC. 174’. Grabación: Barcelona, 2005. Subtítulos en español y catalán. Distribuidor: JRB. N PN El cada vez mayor aluvión de óperas en DVD está haciendo que contemos ya con varias versiones de una misma producción. Es el caso de La Gioconda de Pier Luigi Pizzi, coproducida entre la Arena de Verona, el Liceu y el Teatro Real. Si en el tercero de estos teatros no se ha ofrecido aún, las otras dos series de representaciones han sido registradas por Dynamic y TDK, respectivamente, con clara ventaja para las funciones veronesas en cuanto al reparto, ya que no hay claras diferencias entre las batutas de Donato Renzetti y Daniele Callegari. Si los personajes de Alvise Badoero (en ambos casos, Carlo Colombara) y Barnaba (allí Alberto Mastromarino y aquí Carlo Guelfi) están apropiadamente defendidos, Deborah Voigt, excelente artista en otros repertorios, se muestra totalmente ajena a un personaje como el de Gioconda, con su constante exigencia en los graves, sus restallantes agudos y una línea vocal que tiene aún bastante de belcantista (Andrea Gruber, a pesar de sus carencias, se defiende mucho mejor). A pesar de todo, hay momentos en los que la cantante norteamericana da pruebas de su indiscutible clase y su musicalidad. Algo parecido puede decirse del Gabriele Adorno de Richard Margison, que puede resultar un plausible Baco (como recientemente ha demostrado en Madrid), pero aquí está asimismo fuera de lugar por vocalidad y temperamento (en este sentido, también Marco Berti se defiende mejor, por timbre y efusión mediterráneos). Elisabetta Fiorillo aparece en ambas funciones, y hay que decir que es más creíble como Ciega que como Laura Adorno, donde resulta un tanto matronil. Este papel está defendido aquí por Ewa Podles con sus rotundos medios y sus autoritarios acentos, aunque su emisión nunca resultó muy convincente en el repertorio italiano. En cuanto a la producción de Pizzi, elegante y algo fría en su visión de una www.scherzo.es 107 D V D PONCHIELLI-RECITALES Venecia en rojo y gris, resulta menos desangelada en el Liceu, donde además tiene el aliciente de la participación de Ángel Corella en la Danza de las horas. Rafael Banús Irusta PONCHIELLI: La Gioconda. ANDREA GRUBER, soprano; ILDIKO KOMLOSI, mezzosoprano; ELISABETTA FIORILLO, contralto; MARCO BETTI, tenor; ALBERTO MASTROMARINO, barítono; CARLO COLOMBARA, bajo. CUERPO DE BALLET. CORO Y ORQUESTA DE LA ARENA DE VERONA. Director musical: DONATO RENZETTI. Director de escena, decorados y vestuario: PIER LUIGI PIZZI. Coreógrafo: GHEORGHE IANCU. Director de vídeo: TIZIANO MANCINI. 2 DVD DYNAMIC 33500. 162’. Grabación: Arena de Verona, VI/2005. Ingeniero: Rino Trasi. Formato: 16:9 - Color - Estéreo. Código regional: Todas las regiones. Con subtítulos en español. Distribuidor: Diverdi. N PN E n el apartado visual, lo primero que 108 llama muy positivamente la atención en esta Gioconda es el sabio dominio del inmenso espacio que ofrece la Arena de Verona por parte de Pier Luigi Pizzi. La suya es una Venecia geométricamente estilizada y gris, pero animada y sensiblemente coloreada por un vestuario al que su propio diseño ha evitado la estridencia sin que el contraste resulte débil. La maquinaria escénica para figurar los viajes en góndola y, en el segundo acto, el incendio del barco también resulta muy eficaz. Y la precisión y elocuencia distinguen también los movimientos y gestos de todos los personajes. La parte visual se completa con una realización videográfica muy bien estudiada por Tiziano Mancini en su planificación, con un manejo particularmente inteligente de la gran grúa a fin de que el espectador nunca se vea desconcertado en su perspectiva. Acaso los ballets queden un tanto fríos pese a la indiscutible competencia del coreógrafo Gheorghe Iancu y de un cuerpo de bailarines encabezado por la pareja que forman Letizia Giuliani y Roberto Bolle. Por lo que a la parte musical se refiere, son igualmente los aspectos técnicos los que primero llaman la atención por su perfección. Si al aire libre consigue resultados tan formidables, ¿qué no podrá Rino Trasi hacer en estudio? Naturalmente, gran parte de la gracia del registro en vivo radica en la fidelidad, una virtud que lo es precisamente por no admitir el disimulo. Así, en el papel del título Andrea Gruber da todas las notas del amplio registro que se le exige, pero no puede ocultar ni el engolamiento del registro grave, ni la metalización del medio, ni el vibrato que la acompaña en el agudo. Tampoco el tenor Marco Betti es un Enzo ideal, sobre todo porque su timbre sólo esporádicamente se aproxima a la belleza del de Carreras y porque su fraseo, que también de vez en cuando hace pensar en Pavarotti, carece por lo general de profundidad. En Cielo e mar comienza fuera de tono y sólo poco a poco va acumulando méritos para justificar mínimamente el aplauso que acaba tributándosele por ese número. Pecando Alberto Mastromarino (Barnaba) de nasalidad y no pasando de la simple corrección la Laura de Ildiko Komlosi, se deduce que los mejor librados de los protagonistas son aquellos con papeles más cortos, o sea, la Ciega de Elisabetta Fiorillo y el Alvise de Carlo Colombara: mal asunto para el “director de casting”. Al menos a juzgar por lo que sale por los altavoces, el coro y la orquesta mantienen unos niveles de equilibrio interno y externo muy adecuados bajo la dirección exacta y matizada de Donato Renzetti. Alfredo Brotons Muñoz RAMEAU: In convertendo. SOPHIE DANEMAN, soprano; OLGA PITARCH, mezzo; JEFFREY THOPMSON, tenor; NICOLAS RIVENQ, bajo. LES ARTS FLORISSANTS. Director: WILLIAM CHRISTIE. Piezas de clave en concierto: La Poplinière, La Timide, La Rameau. BÉATRICE MARTIN, clave; PATRICK COHËNAKENINE, violín; NIMA BEN DAVID, viola da gamba; SERGE SAITTA, flauta. Director de vídeo: THOMAS GRIMM. El auténtico Rameau, documental dirigido por REINER F. MORITZ. OPUS ARTE OA 0956 D. 38’23’’ (música), 57’36’’ (documental). Grabación: París, 2004. Formato imagen: 16/9 anamórfico. Formato sonido: LPCM Stereo / DTS. Subtítulos en inglés, francés, alemán, español e italiano. Productor: Ferenc van Damme. Distribuidor: Ferysa. N PN Interesantísima producción en torno a la figura de Jean-Philippe Rameau, que incluye la interpretación de uno de sus mejores motetes, tres de las célebres Piezas de clave en concierto y un documental sobre su vida y su obra de casi una hora de duración. La música llega servida en muy buenas condiciones: la grabación de In convertendo, realizada en la iglesia de Los Inválidos de París, sin público, va de menos a más. A Christie se le cae el ritmo al principio, con una versión muy lenta, que trata de penetrar hasta el último detalle, un puntillismo que funciona mejor en un final vigoroso, tenso y transparente al tiempo, con un Coro de Les Arts Florissants verdaderamente formidable, por su capacidad de matización y por el juego de claroscuros. Solistas sobrados, con especial mención para Daneman, y magnífico equipo instrumental. Las Piezas de clave están grabadas en un decorado desnudo y oscuro y la interpretación es extraordinaria, intensa, muy articulada, sin asomo alguno de languidez y con una fantasía ornamental que pone en valor el peso de la tímbrica en esta música. Muy sencillo pero atractivo el documental de Moritz, basado en realidad en dos largas entrevistas, con William Christie y la musicóloga Sylvie Bouissou, que se completan con pequeñas aportaciones de terceros (entre ellos, Robert Carsen, Barbara Bonney o Paul Agnew), imágenes de representaciones de diversas óperas del compositor y una inteligente dramatización que dos actores hacen de algunos diálogos extraídos de El sobrino de Rameau de Diderot. Pablo J. Vayón VERDI: Aida. NORMA FANTINI, soprano (Aida); MARCO BERTI, tenor (Radames); ILDIKO KOMLOSI, mezzosoprano (Amneris); MARK DOSS, barítono (Amonasro); ORLIN ANASTASSOV, bajo (Ramfis); GUIDO JENTJENS, bajo (rey de Egipto). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO DE LA MONEDA DE BRUSELAS. Director musical: KASUZHI ONO. Director de escena: ROBERT WILSON. Director de vídeo: BENOÎT VLIETINCK. 2 DVD OPUS ARTE OA 0954 D. 159’. Grabación: Bruselas, X/2004. Productor: Benoît Jacques de Dixmunde. Subtítulos en inglés, francés, alemán, español, italiano y holandés. Distribuidor: Ferysa. N PN La estética teatral de Wilson, sorpresivamente, se ha ido abriendo camino en el mundo de la ópera y, si en principio puede convenir a cierto tipo de obras de temas o significado más abstractos, para ésta que se comenta se evidencia completamente inadecuada. Espacios desnudos, iluminados casi al azar sin ninguna connotación dramática, paneles que van de alguna (más bien poca) manera definiendo espacios y situaciones, resultan escasamente adecuados para ofrecer un relato conveniente de una ópera tan definida en intenciones, posibilidades y consecuencias como Aida. Pero es aún peor el marcaje de actores, siempre movidos como autómatas, ocasionando no pocos esfuerzos a cantantes italianos como algunos de los aquí contratados que utilizan a menudo su cuerpo como un vehículo expresivo más. De ahí, por ejemplo, que mientras la mezzo parece sentirse más cómoda con tal movilidad (es un eufemismo), el pobre tenor parece caricaturizar lo que le ha ordenado el director escénico. Moraleja: una puesta en escena en contra de la obra y de sus intérpretes. Musicalmente, ello conlleva sus consecuencias, negativas por supuesto. La Fantini ha cantado Aida, uno de sus caballos de batalla, mucho mejor que en esta ocasión, con la voz dando síntomas de inexplicable cansancio o inexpresividad. Berti brilla, la voz es de calidad, cuando Radames ha de sacar a la luz su lado heroico, en las partes líricas es de una monotonía casi opresiva. Komlosi tiene temperamento y una voz mezzosopranil de impacto, en otra producción destacaría sin duda mucho más, pese a faltarle como algo de charme italiano. Doss es un Amonasro del montón, aunque demuestra que ha tenido ya sus abundantes contactos con el personaje. Los dos bajos cumplen dentro de la más inoperante rutina. Y Ono dirige con cuidado más por el lado sinfónico que por el teatral. Para colmo viene en dos DVD. Fernando Fraga D V D PONCHIELLI-RECITALES Jesús López Cobos CRUEL COMO LA VIDA MISMA VERDI: Rigoletto. CARLOS ÁLVAREZ (Rigoletto), MARCELO ÁLVAREZ (Duque de Mantua), INVA MULA (Gilda), JULIAN KONSTANTINOV (Sparafucile), NINO SURGULADZE (Maddalena), MERCÈ OBIOL (Giovanna), STANISLAV SHVETS (Monterone), FELIPE BOU (Masetto). CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DEL GRAN TEATRE DEL LICEU. Director musical: JESÚS LÓPEZ COBOS. Director de escena: GRAHAM VICK. Director de vídeo: PIETRO D’AGOSTINO. TDK DVWW-OPRIGL. 130’. Grabación: Barcelona, XII/2004. Subtítulos en español y catalán. Distribuidor: JRB. N PN El Rigoletto de Graham Vick, coproducido entre el Teatro Real, el Liceu barcelonés, el Maggio Musicale Fiorentino y el Teatro Massimo de Palermo, produjo una auténtica conmoción cuando abrió la temporada 2001-2002 del coliseo madrileño por su brutalidad, al convertir la corte de Mantua en un lugar donde la violencia está a la orden del día, donde la risa y el escarnio son un elemento más de crueldad y las relaciones entre los personajes son de una absoluta sordidez. Una visión terrible, sin la menor concesión, que da a la partitura verdiana un carácter igualmente desolador. El Rigoletto de Carlos Álvarez, escondido bajo un prodigioso trabajo de caracterización digno de la película El hombre elefante, está plenamente integrado en este concepto como un ser atormentado y agresivo que no llega a provocar la simpatía del espectador sino, en todo caso, su compasión (uno de los momentos más estremecedores del montaje es cuando llega a casa y su hija le cura las llagas de la espalda). Marcelo Álvarez ya no se encontraba tan cómodo en el rol del Duque de Mantua como cuando lo cantó en el Covent Garden, en la producción de David McVicar (también grabada en DVD). Su voz ha adquirido mayor cuerpo, como pudimos apreciar en la Luisa Miller madrileña, lo que le causa algún pequeño problema en los momentos que requieren una emisión más ligera. Sin embargo, el cantante argentino sabe compensar las dificultades con un indiscutible talento como intérprete, componiendo un libertino realmente desagradable. Extraordinaria la Gilda de la albanesa Inva Mula, una de las sopranos más exquisitas de hoy, que resuelve con delicadeza extrema las notas picadas del Caro nome y sabe dar a cada frase el acento apropiado. Su personaje no cae en ningún momento en la ñoñería, adquiriendo a cambio una consistente fuerza dramática. Muy adecuada, tanto en lo canoro como en lo teatral, la pareja de Sparafucile y Maddalena (formada por Julian Konstantinov y Nino Surguladze, esta última de una rotunda sensualidad), y perfectamente integrado en el espectáculo el resto de la compañía, con mención especial para el Marullo de Joan Martín-Royo, el Matteo Borsa de Jon Plazaola y el Ceprano de David Rubiera, así como el coro titular del teatro, muy participativo en este turbador Rigoletto, que Jesús López Cobos guía desde el foso con la misma implacabilidad. Rafael Banús Irusta RECITALES GLENN GOULD. Pianista. Hereafter. Una película de BRUNO MONSAINGEON. GOULD IDEALE AUDIENCE DVD9DM20. 106’. Formato video: 16:9 NTSC. Formato audio: Dolby Digital Stereo y 5.0. Subtítulos en español. Libreto en español en el DVD-ROM. Distribuidor: Ferysa. N PN Con su habitual maestría e imaginación, Bruno Monsaingeon nos ofrece un documental tan interesante como atípico sobre la figura del controvertido pianista canadiense. Se sirve para ello de fragmentos de filmaciones antiguas, de elementos biográficos, y de cinco personas de diverso origen y condición que le manifestaron en su día cómo escuchar a Gould había impactado sus vidas. El documental alterna fragmentos, visuales y de audio, de un amplio repertorio que va desde Gibbons hasta el propio Gould, y que incluye, naturalmente, a Bach, pero también a Beethoven, Mozart, Brahms, Chopin, Wagner, Schoenberg, Hindemith, Sibelius o Weber. Algunos de esos fragmentos pertenecen a tomas “domésticas” del propio Gould y nunca han sido editadas. La película está concebida, confeccionada y realizada con el magnetismo y cuidado que Monsaingeon tiene por costumbre. Y el resultado es un documental que te engancha de inmediato. Claro está que al poco de empezar ya está claro —por si no lo estaba antes— que el amigo Gould estaba como las genuinas maracas de Machín. Escuchen si no la demencial argumentación que ofrece para la perversa —no se me ocurre mejor calificativo— elección de tempo en el primer movimiento de la Sonata K. 331 de Mozart, o la también perversa — yo creo que en el fondo disfrutaba haciendo rabiar al personal con eso— discusión sobre los conciertos públicos con Menuhin que, naturalmente, se niega a darle la razón y le espeta “¡Pero, ¿cómo puedes decir eso?!”. La película tiene más interés como retrato de la persona, de lo que ha significado y de lo que significa, de las pasiones —de admiración o de abominación— que genera, y naturalmente sirve para mostrar que el individuo tenía un grandioso talento, tan grande como grande era su capacidad de resultar por completo antisocial. Teniendo en cuenta lo que ya se ha filmado y escrito sobre Gould, este Gould visto desde el más acá resulta muy interesante, aunque nos ofrezca de forma predominante su lado más extravagante (por ser suave). Recomendable a quienes quieran conocer más de cerca la personalidad de este polémico artista. Rafael Ortega Basagoiti VALERI SOKOLOV. Violinista. Beethoven: Sonata para violín op 30, nº 2. Prokofiev: Sonata para violín nº 2 op. 94bis. Ysaÿe: Balada. Saint-Saëns: Introducción y Rondó capriccioso: Bartók/Szigeti: Canciones húngaras. Skorikh: Danza española. DvorákPersinger: Canción que me enseñó mi madre. SVETLANA KOSENKO, piano. Director de vídeo: BRUNO MONSAINGEON. VIRGIN 00946 359284 9. 93’. Grabación: Toulouse, IX/2004. Formato audio: LPCM Stereo. Formato imagen: 16:9. NTSC. Subtítulos en inglés y francés. Libreto en versión electrónica, accesible como DVD-ROM. Productora: Hélène Le Coeur. Ingeniero: Jean Marc Dussardier. Distribuidor: EMI. N PN 109 D V D RECITALES-VARIOS B runo Monsaingeon declara haberse sentido cautivado por el joven violinista ucraniano Valeri Sokolov (Karkov, 1986), hasta el punto de haber filmado este recital —con una breve introducción— cuando aún es un nombre por consagrar (que va a ser uno de los más grandes de su generación es algo que Monsaingeon no parece dudar). Película que es un 95% concierto y un 5% documental, en este sentido diferente de muchas otras de Monsaingeon, en las que el contenido informativo y de entrevistas era tan importante o más que el puramente musical. Nacido el año de la catástrofe de Chernobyl (el adolescente Sokolov bromea al respecto de no padecer ninguna “malformación” al respecto; la broma me pareció de pésimo gusto, dicho sea de paso), sabemos por la breve introducción y el libreto “electrónico” (nota: me parecen muy bien los libretos electrónicos si además se incluyen en papel, lo contrario, como en este caso, es de lo más incómodo), que obtuvo en 1999, con 13 años, una beca en el Concurso Sarasate para ampliación de estudios en la Escuela Menuhin en Inglaterra. En la actualidad cursa estudios en el Royal College of Music de Londres y ha ganado el Concurso Enescu en 2005. Tenía 18 cuando se grabó este documentalconcierto y en él parece una persona jovial, con grandes dosis del glamour que ahora tanto se lleva. Niega haber sido un prodigio, algo que los fragmentos de conciertos de Wieniawski y Khachaturian, grabados cuando era apenas un muchacho de 12-14 años, parecen desmentir con rotundidad. Afirma no haber sentido una fascinación especial cuando le pusieron por vez primera un violín en las manos y tampoco cuenta historias más o menos fantásticas al uso sobre su carrera. A su edad parece ejercer un gran dominio técnico del instrumento, con una afinación segurísima, una gran claridad de articulación y una fuerte, nada inhibida personalidad, algo evidente desde su lectura de la Sonata beethoveniana. Algunos ataques son un tanto ásperos (algo que deberá probablemente modelar en el futuro), pero por lo demás la altura, tanto de ejecución como de interpretación, es muy considerable, y sin duda el suyo es un talento a seguir. Especialmente atractiva la Sonata nº 2 de Prokofiev, con esa mezcla de amargura y acidez tan cara al músico ruso. También admirablemente dibujada, de una madurez casi impropia, la complicada página de Ysaÿe, y un punto afectada la versión del Rondó de Saint-Saëns, que tendría que sonar más natural, lo que no es óbice para que el dominio técnico que posee el chaval vuelva a dejarnos boquiabiertos. Correcto, impecable en la ejecución, aunque un poco tosco, el acompañamiento de Svetlana Kosenko. Impecable realización de Monsaingeon. Un DVD, en resumen, muy bien realizado, que se ve con agrado. 110 Rafael Ortega Basagoiti VARIOS Simon Rattle PREGUNTAS Y RESPUESTAS LEAVING HOME. Música orquestal del siglo XX. Vol. 6. After the Wake. Comentarios y dirección de orquesta de Sir Simon Rattle. Fragmentos de obras de Strauss, Schoenberg, Webern, Boulez, Stockhausen, Britten y Stravinski. ANTHONY ROLFE JOHNSON, tenor; AMANDA ROOCROFT, soprano; FRANZ MAZURA, narrador. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA CIUDAD DE BIRMINGHAM. Directores invitados: JOHN CARECE Y DANIEL HARDING. Más Gruppen, de Stockhausen, concierto filmado. Director de vídeo: BARRIE GAVIN. ARTHAUS 102 043. PCM Stereo. 50’ (documental), 23’ (Gruppen). Grabación: 1996. Música orquestal del siglo XX. Vol. 7. Threads. Comentarios y dirección de Sir Simon Rattle. Fragmentos de obras de Berio, Henze, Kurtág, Gubaidulina, Birtwistle, Turnage y Knussen. LONDON VOICES. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA CIUDAD DE BIRMINGHAM. Más Drowned Out, de Turnage, concierto en audio. Directores de vídeo: PETER WEST Y BARRIE GAVIN. ARTHAUS 102 045. PCM Stereo. 50’ (documental), 21’ (Drowned Out). Grabación: 1996. En inglés y alemán, con subtítulos en francés, español, italiano y japonés. Distribuidor: Ferysa. N PN Con estos volúmenes, sexto y séptimo, concluye la serie Leaving Home, Música orquestal del siglo XX, presentada y explicada de manera fervorosa y más que convincente por Sir Simon Rattle. Ya hemos explicado las características de la serie al comentar los cinco volúmenes anteriores. Ahora nos llegan consecuencias relativamente tardías del itinerario inquieto, provocativo, exigente de la creación musical posterior a la segunda guerra. Por una parte, After the Wake, título ambiguo que quiere decir varias cosas, algunas evidentes como Tras despertar, y otras menos claras, como Tras el velatorio. Partimos de ese réquiem por Dresde y por toda Alemania que es Metamorfosis, por esa espera de la muerte que son los Cuatro últimos Lieder, en ambos casos de Richard Strauss; mas también de ese testimonio espantoso que es Un superviviente de Varsovia, de Schoenberg. Como planteaba Adorno: ¿se puede escribir, componer, hacer arte después de Auschwitz? Así, la vanguardia de posguerra: qué hacer después de lo que cuenta el superviviente del gueto de Varsovia. Las respuestas son vanguardistas en el caso de esos dos niños terribles llamados Pierre Boulez y K. Stockhausen; las respuestas se aferran al pasado inmediato en el caso de la inquietante Serenata para tenor de Britten y el ballet serial Agon, de un tardío y cada vez más juvenil Stravinski. Pero, atención, todo eso venía de alguna parte, y uno de los primeros recuerdos de esta secuencia de 50 minutos es el Op. 10 de Webern. Este DVD es especialmente generoso, y nos ofrece una obra ya evocada en la explicación de Rattle, Gruppen, pieza que podemos oír, pero no basta, en este caso especialmente, porque se trata de tres grupos orquestales, y aquí los vemos filmados, diferenciados por colores, y con un maestro concertador al frente de cada uno (ver ficha). Threads (Hilos) insiste en la vanguardia y en las consecuencias, secuelas y caminos paralelos a la misma. Kurtág y Berio son de ese grupo generacional; más joven es la tártara Sofia Gubaidulina, cuyos sonidos considera Rattle imprescindibles en el final del siglo, y sin duda lo son. Henze, en cambio, es del grupo, pero siempre estuvo aparte y nunca secundó sus supuestas semejanzas, su religiosidad o militancia o mística o misión; y ahí estuvo siempre su grandeza. Rattle reserva tres británicos de hoy para este cierre espléndido: Birtwistle, Turnage y Knussen. Si era necesario desmentir a la vanguardia, ahí está ese grupo de compositores de rabiosa modernidad que han necesitado no seguir los caminos que supuestamente abrían los rebeldes nacidos antes y después de 1925 y 1926, años de nacimiento de Boulez y Henze. Como complemento, pero en este caso sólo audio, una obra completa de Turnage, Drowned Out. Resumamos: esta magnífica serie no enseña, pero es pedagógica en el sentido de que señala por dónde podemos empezar a investigar. Es tan sugerente y tan sugestiva, que después de la visión y escucha de cada DVD diría yo que se siente la inquietud de completar aquello que se nos ha empezado a mostrar. Esto es iniciación, esto es, misterio. Vea usted estos 7 DVDs, o al menos uno o dos, atrévase. Santiago Martín Bermúdez IÍ N D I C E ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS Agricola: Canciones. Chance. H. Mundi. . . . . . . . . 74 Alagna, Roberto. Tenor. Obras de López, Vincy y otros. DG. . . 98 Allgén: Sonata. Wallin. BIS. . . . 74 Antheil: Conciertos. Oue. CPO. 74 Archivos históricos de Rusia. Victor Tretiakov. Violinista. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . 100 Arditti, Cuarteto. Obras de Waller, Vázquez y otros. Mode. . . . . 98 Arrau, Claudio. Pianista. Obras de Beethoven, Schubert y otros. United Archives. . . . . . 98 — Obras de Mozart y Beethoven. VAI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106 Bach: Cantatas vols. 7, 15. Gardiner. SDG.. . . . . . . . . . . 76 — Clave bien temperado. Barenboim. Warner. . . . . . . . 75 — Obras para clave. Weiss. Satirino.. . . . . . . . . . . 75 — Suites para chelo. Apap. Zig Zag. . . . . . . . . . . . 75 — Suites para orquesta. Fasolis. Arts. . . . . . . . . . . . . . 76 Bacheler: Obras para laúd. O’Dette. H. Mundi. . . . . . . . 76 Bainbridge: Fantasía. Bainbridge. NMC.. . . . . . . . . 70 Beethoven: Danzas. Gaigg. CPO.77 — Quintetos. Zúrich. Brilliant. . 77 — Sinfonía 9. Barenboim. Warner. . . . . . . . 77 — Sinfonías 3, 8. Vänskä. BIS. . 77 — Sonatas para piano y violín. Staier/Sepec. H. Mundi. . . . . 77 Bellini: Capuletos y montescos. Ciofi, Polito/Acocella. Dynamic. . . . . . . . . . . . . . . 102 — Norma. Papian, Smith/Reynolds. Opus Arte. 102 Berg: Wozzeck. Duesing, Ciesinski/ Cambreling. Arthaus. . . . . . . 103 Berio: Secuencias. Shulman e. a. Naxos. . . . . . . 78 Berlioz: Sinfonía fantástica. Eschenbach. Bel Air.. . . . . . 102 Borodin: Cuarteto 1. Quinteto. Kocian/Kanka. Praga. . . . . . . 78 Brahms: Concierto para piano 2. Curzon/Knappertsbusch. Orfeo.73 — Conciertos para piano. Moravec/ Behlolávek. Supraphon. . . . . 79 — Cuarteto 2. Quinteto 2. Prazák. Bukac. Praga. . . . . . . 78 — Obras para dos pianos. Pekinel. Warner.. . . . . . . . . . 79 — Sinfonías. Behlolávek. Supraphon. . . . . 79 — Sinfonías. Walter. Supraphon. 79 Britten: Gloriana. Barstow, Randle/Daniel. Opus Arte. . 104 — Vuelta de tuerca. Hannan, Austin/Stanhope. Opus Arte.103 Bruckner: Sinfonía 7. Knappertsbusch. Orfeo. . . . . 73 Buxtehude: Membra Jesu Nostri. Schreckenberger. Genuin. . . 80 — Membra Jesu Nostri. Veldhovem. Channel. . . . . . . 80 Chaikovski: Estaciones. Matsuev. RCA. . . . . . . . . . . . 80 — Suite 3. Jurowski. Pentatone. 80 Charpentier: Juicio de Salomón. Christie. Virgin.. . . . . . . . . . . 80 Chopin: Sonata para chelo. Gutman/Virsaladze. Live. . . . 81 Debussy: Preludios. Callegari. Talent. . . . . . . . . . 81 Donizetti: Lucia di Lammermoor. Sutherland, Kraus/Browning. DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 — Lucia di Lammermoor. Ricciarelli, Carreras/Gardelli. Bel Canto. 104 Dowland: Canciones. Kirkby/Rooley. BIS. . . . . . . . . 82 Dvorák: Coros. Mistr. Brilliant. . 82 — Cuarteto op. 96. Quinteto op. 81. Vladar/Jerusalén. H. Mundi.81 — Cuarteto 13. Artemis. Virgin. 82 Elgar: Chansons. Idilio. Judd. Naxos. . . . . . . . . . . . . . 70 — Pinturas marinas. Wright. Naxos. . . . . . . . . . . . 70 — Sonata. Miura. Naxos. . . . . . 70 — Sueño de Geroncio. Davis. LSO. . . . . . . . . . . . . . 82 — Sueño de Geroncio. Davis. NVC ARTS . . . . . . . . 105 — Variaciones Enigma. Wass. Naxos. . . . . . . . . . . . . 70 Ferneyhough: Shadowtime. Hempel. NMC. . . . . . . . . . . . 83 Fleming, Renée. Soprano. Obras de Cilea, Smetana y otros. Decca. . . . . . . . . . . . . 99 Franck: Quinteto. Schubert. ASV.83 Gaudí’um. Obras de Cano, Colomer y otros. Spanish Brass. Anacrusi. . . . . . . . . . . . . . . 101 Giordano: Andrea Chénier. Stella, Del Monaco/Questa. Bel Canto. . . 105 — Fedora. Freni, Domingo/Gavazzeni. TDK.. 105 Gloryland. Música folclórica de EEUU. Anonymous 4. H. Mundi. . . . . . 101 Gould, Glenn. Pianista. Ideale. 109 Haendel: Agripina. Kremer, Arends/ De Vriend. Challenge. . . . . . 106 — Resurrezione. Argenta, Mijanovic/De Vriend. Challenge. . . . . . . . . . . . . . 106 Harrison: Música de cámara. Kronos. New World.. . . . . . . 83 Henze: Conciertos para violín. Sheppard/Lyndon. Naxos.. . . 84 Janácek: Jenufa. Benacková, Kniplová/Gregor. Supraphon. 71 Kalliwoda: Sinfonías 5, 7. Spering. CPO.. . . . . . . . . . . . 84 Krenek: Monólogo y otras. Nagy e. a. Hungaroton. . . . . 84 Lassus: Oracula. Festa. Alpha.. . 84 Leaving Home. Música orquestal del siglo XX. Rattle. Arthaus.110 Leclair: Sonatas. Standage. Chandos. . . . . . . . 85 MacRae: Concierto para violín. Tetzlaff/Volkov. NMC. . . . . . 70 Mahler: Knaben Wunderhorn. Connolly/Henschel/Herreweghe. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . 85 Marais: Suite. Savall. Alia Vox. . 85 Massià: Preludis. Masó. Anacrusi.86 Maw: Life Studies. Marriner. NMC. . . . . . . . . . . 70 Mendelssohn: Heimkehr. Rilling. Hänssler. . . . . . . . . . 86 — Obras corales. Marlow. Chandos. . . . . . . . . 86 Mompou:Canciones. Monar/McClure. Columna.. . . 86 Montague: Southern Lament. Mead. NMC.. . . . . . . . . . . . . 70 Monteverdi: Madrigales. Alessandrini. Naïve. . . . . . . . 87 Morales: Motetes. Zanon. Gaudeamus. . . . . . . . 86 Moreno Torroba: Luisa Fernanda. Domingo, Herrera/López Cobos. DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 Morgan, Darragh. Violinista. Obras de Cutler, Causton y otros. NMC. . . . . . . . . . . . . . 70 Mozart: Bodas de Fígaro. Mattei, Oelze/Cambreling. Opus Arte.107 — Conciertos para violín. Carmignola/Martini. Brilliant. 88 — Divertimento. Schmid e. a. Sony. . . . . . . . . 87 — Idomeneo. Bertocci, Giebel/Maag. Arts. . 89 — Misa en do menor. Langrée. Virgin. . . . . . . . . . . 89 — Obras para clavicordio. Hogwood. Deutsche H. Mundi.87 — Sinfonías. Böhm. DG.. . . . . 106 Musorgski: Cuadros. Sojiev. Naïve. . . . . . . . . . . . . 89 Nash Ensemble. Obras de Beethoven y Mendelssohn. Wigmore. . . . . . . . . . . . . . . . 99 — Obras de Schumann, Moscheles y Brahms. Wigmore. . . . . . . 100 Naumann: Betulia liberata. Max. CPO. . . . . . . . . . . . . . . 89 Offenbach: Concierto para chelo. Pernoo/Minkowski. Archiv.. . 90 Otter, Anne Sofie von. Mezzo. Obras de Grieg, Bach y otros. DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 Pergolesi: Stabat Mater. Röschmann, Daniels/Biondi. Virgin. . . . . . . 90 Piazzolla: Obra para guitarra. Mela. Stradivarius. . . . . . . . . 90 Ponchielli: Gioconda. Voigt, Margison/Callegari. TDK. . . 107 — Gioconda. Gruber, Komlosi/Renzetti. Dynamic. 108 Puccini: Bohème. Bergonzi, Albanese/Schippers. Myto. . . 72 Rachmaninov: Danzas fantásticas. Uriarte/Mrongovius. Profil. . . 90 Rameau: In convertendo. Christie. Opus Arte. . . . . . . 108 Ravel: Bolero, Valse. Immerseel. Zig Zag. . . . . . . . 91 Reger: Trío. Quinteto. Valerius. Brilliant. . . . . . . . . . 91 Reicha: Misa de difuntos. Mátl. Supraphon. . . . . . . . . . 91 Romances sefarditas. Wimmer. Arcana.. . . . . . . . . . . . . . . . 101 Rorem: Conciertos. Serebrier. Naxos. . . . . . . . . . 92 Rossini: Guillermo Tell. Bonisolli, Gedda/Delacôte. Myto. . . . . 72 — Italiana en Argel. Horne, Alva/Abbado. Myto. . . . . . . . 72 Roxburgh: Concierto para clarinete. Merrick/Stark. NMC. . . . . . . . 70 Rueda: Obras de cámara. Gerhard. Col Legno. . . . . . . . 92 Santoro: Sinfonías 4, 9. Neschling. BIS. . . . . . . . . . . . 92 Schumann: Carnavales. Vladar. H. Mundi.. . . . . . . . . 93 Scriabin: Obras para piano. Melnikov. H. Mundi. . . . . . . 93 — Preludios. Csalog. BMC. . . . . 93 Sculthorpe: Spirits. Alexeeva. Verso.. . . . . . . . . . 93 Segovia, Andrés. Guitarra. Obras de Ponce, Villa-Lobos y otros. DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99 Shostakovich: Canciones y otras. Sanderling. DG. . . . . . . . . . . 94 — Concierto para piano 1. Polianskaia/Polianski. Chandos.68 — Concierto para piano 1. Glemser/Fiedler. Oehms. . . . 69 — Conciertos para violonchelo. Wallfisch/Brabbins. Nimbus. 69 — Edad de oro. Serebrier. Naxos. . . . . . . . . . 69 — Obras para piano. Vol. 2. Petrushanski. Stradivarius. . . 69 — Sinfonía 4. Kondrashin. Profil. . 94 — Sinfonía 7. Masur. Naïve. . . . 68 — Sinfonía 8. Berglund. Naïve.. 68 — Sinfonías 5, 6. Temirkanov. Warner. . . . . . . 68 — Sonata para piano 2. Scherbakov. Naxos. . . . . . . . 69 — Sonatas para violín y para chelo. Iablonski/Saranceva. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 — Sonatas para violín y para viola. Bukac/Pasman. Calliope. . . . 69 Simpson: Sinfonía 3. Horenstein. NMC. . . . . . . . . 70 Smetana: Beso. Cervinkoyá, Blachut/Chalabala. Supraphon.71 — Novia vendida. Benacková, Dvorsky/Kosler. Supraphon. . 71 — Obras para piano. Cechová. Supraphon. . . . . . . 95 Sokolov, Valeri. Violinista. Obras de Beethoven, Prokofiev y otros. Virgin. . . . . . . . . . . 109 Spagna, La. Música en tiempos de Felipe el Hermoso. De Mülder. Openmusic. . . . . . . . . . . . . 101 Stravinski: Bodas. Reuss. H. Mundi.95 — Consagración primavera. Eötvös. BMC. . . . . . . . . . . . . 95 Szymanowski: Harnasie. Rattle. EMI. . . . . . . . . . . . . . . 97 Valls: Canciones. Mateu/MacClure. Columna. . . . . . . . . . . . . . . . 96 Venturini: Concerti. Plantier. Zig Zag. . . . . . . . . . 96 Verdi: Aida. Fantini, Berti/Ono. Opus Arte. . . . . . . . . . . . . . 108 — Aida. Corelli, Maragliato/De Fabritiis. Myto. . . . . . . . . . . . 72 — Rigoletto. Álvarez, Mula/López Cobos. TDK. . . . . . . . . . . . . 109 Wagner: Lohengrin. Grümmer, Konya/Matacic. Orfeo. . . . . . 73 — Parsifal. Callio, Adam/Sawallisch. Myto. . . . . 72 — Walkyria. Hotter, Varnay/Keilberth. Testament. 97 Weigl: Sinfonía 6. Francis. BIS. . 97 Welcher: Haleaka. Johanos. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 Ysaÿe: Sonatas. Goldfeld. Zig Zag. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98 111 NEGRO MARFIL … unos paréntesis alrededor de unos sonidos alrededor de unas imágenes. Alrededor, porque Godard inventó el cine sonoro, quiero decir, el desfase entre sonido e imagen (pongamos el sonido de una botella descorchada cuando las imágenes de la fiesta han desaparecido) y el sonido rodea la imagen siguiente con la memoria de la anterior, y la imagen anhela (anhelaba, lo sabemos después) el sonido que la completaba. Godard no pedía (siempre) a un compositor una orquestación de sus imágenes, sino, alla Schoenberg, todo junto, en este caso, sonido e imagen construidos o pensados como unos comentarios recíprocos. Cuando Millet pinta dos campesinos rezando (o cuando Beethoven llama a su sinfonía “Pastoral”) y llama a su cuadro “Ángelus”, la leyenda se corresponde con lo que imaginamos. Cuando Picabia dibuja una tuerca y llama a su cuadro “Muchacha norteamericana en estado de desnudez”, la leyenda difiere un poco. “Me da igual” diría Picabia, igual que el publicista que llamó a un modelo de Citroën “Picasso”. Chardin decía: “el arte, no sé lo que es. O, si no, una isla cuyas orillas adivino en la lejanía”. Y Warhol: “El arte es un mercado para comprar y vender”. Y es cuando empieza el verdadero combate, el del dinero y de la sangre. O imágenes y sonido tienen una vida personal, basta con crear la buena conexión (alla Bach, esta vez: “basta con dar la nota justa en el momento justo”), y entonces, esa(s) Historia(s) del cine se confunden con nuestra(s) historia(s), la(s) suya(s), la(s) vuestra(s) y la(s) mía(s), con la(s) historia(s) de las artes, y se confunden con las imágenes del Origen del siglo XXI, y de Te saludo Sarajevo, y desmienten ese mundo hiperfestivo que nos intentan vender la(s) Fiesta(s) de la Música (aquí ni siquiera una ese en el título original) y la(s) Noche(s) Blanca(s) de Madrid u otra ciudad, la fiesta (¡acaso no teníamos bastante con la Nacional!) que se ha vuelto razón de ser y de hacer, causa y fin del género humano: “si no vienes a la fiesta, la fiesta vendrá a ti…”. Las músicas del deuvedé y de esos cédés se agrupan a lo Walter Benjamin: “la obra de arte, es la aparición única de una lejanía, por muy cercano que fuera”, al igual que el origen, algo que se descubre como absolutamente nuevo y algo que hubiera existido en todo tiempo. Esas músicas que no parecen 112 JEAN-LUC GODARD UNOS PARÉNTESIS ALREDEDOR DE UNAS IMÁGENES ALREDEDOR DE UNOS SONIDOS O... JEAN-LUC GODARD: De l’origine du XXIe siècle. The Old Place. Liberté et patrie. Je vous salue, Sarajevo. Música de Otte, Jarrett, Mompou, Kurtág, Scelsi, etc. Cuatro cortos, un libro en tres idiomas: francés, inglés, alemán (118 páginas). ECM CINEMA 5001. Grabación: 2006. 85’. NTSC Worldwide. V. O. en francés. Subtítulos en inglés y alemán. Distribuidor: Nuevos Medios. N PN JEAN-LUC GODARD: Historia(s) del cine. Música de Beethoven, Bartók, Hindemith, Bach, Saluzzi, Gesualdo, Mahler, Coltrane, Paco Ibáñez, Kancheli, Darling, Bjornstad, Pärt y un largo etc. 5 CD ECM New Series 1706-10 465 151-2. 300’. 4 libros en tres idiomas, francés, inglés, alemán (390 páginas). Productor: Manfred Eicher. Distribuidor: Nuevos Medios. N PN destinadas a un mismo público, esas músicas, fragmentadas, funcionan por su conexión (por ejemplo, Meredith Monk/Gesualdo), su recuerdo, por ese diálogo sin fin entre la imaginación y el trabajo de la imaginación para la representación siempre más aguda de lo que llamamos realidad. Son músicas de cabecera de cada agonía: son músicas que no suelen ir juntas, sino excepcionalmente, pues hay la regla y hay la excepción; y hay la cultura, que es la regla, y hay la excepción, que puede ser algo más vivo, acaso el arte. Y todo dice la regla, todo, es decir la modernidad, la rebeldía-y-cállate, la comidagurmé, las vacaciones, el trabajo… y no hay nadie para decir la excepción, pues no se dice, quizá se compone: Anita O’Day, Dimitri Shostakovich, Leonard Cohen… quizá se filma: aquí, Godard… O se vive, y es el arte de vivir: Sarajevo, Srebrenica y los mil y un Mostar. La regla: la muerte de la excepción. La regla de la Europa de la Cultura: organizar la muerte del arte de vivir que todavía florece. Esas imágenes, esos sonidos, son las historias de explosiones y crímenes de todo género, cohortes de refugiados, montañas de cadáveres o soledades de cadáveres, reflejados sobre bellas caras, una belleza sofocante, insoportable, obscena (Lanzmann no enseña nada en Shoah. Aquí Godard se defiende por enseñar tanto, citando la sentencia del Tribunal de La Haya obligando al desenterramiento de más de mil cadáveres —mil testigos— de una fosa para poder decretar “crimen contra la humanidad”), algunos seres salen de esa carnicería, los oímos, de Kurtág a Celan, de Ronald Ariel Chammah a Serge Gainsbourg o a Mahler, de Ricccardo Cocciante a Bella ciao a bella ciao, ciao, ciao y al final, es decir al origen, pues Godard filma desde hoy hasta ayer, hasta Schubert, hasta esos niños jugando en la orilla de una playa que ya no existe(n: ni orilla ni niños), no es o no es sólo una nostalgia por ese tiempo perdido (desde Marcel Proust a Porco Rosso) sino lo —acaso una dulzura que todavía sobrevivía— que ha sido destruido por la ruindad, la nuestra, al final, al origen, hay una suerte de susurro, y creo oír una pregunta que se parece a (con perdón): ¿Cómo la hemos podido cagar hasta este punto? Pedro Elías Mamou D O S I E R EDVARD GRIEG 1907-2007 l 4 de septiembre de 1907 moría en Bergen Edvard Grieg, el compositor al que sin duda alguna se debe la fundación de la escuela musical noruega. Su estilo se basó inicialmente en un lenguaje claramente influido por la música alemana, para después dar un giro característico hacia los materiales folclóricos noruegos. El Dosier que sigue trata de situar su figura en el contexto histórico y cultural que posibilitó su aparición, se detiene en la relación crucial con el gran dramaturgo Ibsen, analiza su importantísima producción vocal y repasa la discografía. E 113 D O S I E R EN EL CRUCE DE CAMINOS Situar a Grieg en su contexto es hablar de Escandinavia en general y de Noruega en particular. Pero situar a Grieg en su contexto también es hablar del romanticismo que, a partir de su propio desarrollo, va dando paso a nuevas formas de expresión. Grieg bebió de la tradición romántica de raíz mendelssohniana que dominaba Leipzig, escenario importante, fundamental, en su proceso de aprendizaje musical. Pero el contacto con la tradición popular nórdica le llevó a hartarse de esa tradición cuando, tiempo después, hallándose en Copenhague completando su formación con Gade, se rebeló contra la “afeminada mixtura de escandinavismo Gade-Mendelssohn”. Más que dar color al romanticismo cosmopolita, más que dar acentos nórdicos a la lingua franca, se trataba de otra cosa: otorgar a la música noruega una personalidad propia a partir de sí misma. Prácticamente sin tradición musical culta, la fuente de esa renovación tenía que ser la música popular. El joven Edvard, probablemente durante su etapa de estudiante en el Conservatorio de Leipzig. G 114 rieg halla su lugar en la historia como romántico nórdico y músico universal, pero también como creador original e individual sin por ello quedar fuera de una estética compartida con sus contemporáneos y que mira en diversos aspectos hacia el futuro. Tampoco faltan guiños al pasado, pues en su legado hay alguna que otra aproximación a un cierto neoclasicismo; eso sí, siempre desde una perspectiva romántica —hablamos, por ejemplo, de la Suite Holberg, por supuesto. Un romántico como Grieg piensa que “lo mismo que un hombre es a la vez un ser individual y social, igualmente un artista es a un tiempo nacional y cosmopolita”. Más sobre el Grieg romántico según sus palabras: “En primer lugar hay que ser humano. Todo el arte verdadero surge de lo humano”. Y lo mismo la fascinación por la belleza como meta de toda obra de arte y por la música popular de su país. Dejemos de nuevo hablar al propio Grieg: “El reino de las armonías representa mi mundo soñado desde siempre, y la relación entre mis sentimientos armónicos y las melodías populares noruegas siempre han sido un misterio para mí. He encontrado que la oscura profundidad de nuestras melodías se debe justamente a sus insospechadas posibilidades armónicas”. Partiendo sólo de estas citas de Grieg podemos hacernos una idea del credo estético del compositor: romántico y proclive a adentrarse en nuevos caminos partiendo de dos tradiciones —la universal, clásico-romántica, y la tradicional, genuinamente noruega—, humano, subjetivo… Grieg nació y vivió en un país, Noruega, sin apenas tradición musical culta —valga el adjetivo para distinguir tal tradición de otra, realmente importante, que convendremos en llamar popular— y cuyo centro artístico y de formación entonces era Copenhague, la capital danesa. Y es que durante la mayor parte del siglo XIX, Noruega estuvo bajo el dominio político de Suecia, aunque culturalmente dependía, por gusto o por la fuerza, de la entonces potente Dinamarca. Es significativo en este sentido el hecho que Grieg, una vez hubo pasado, siguiendo así el consejo de Oleg Bull, la casi preceptiva temporada de formación en Leipzig —con Richter, Reinecke y Moscheles entre sus maestros de 1858 a 1862— dirigiera sus pasos de ampliación de esa formación no a su patria sino a Copenhague. Allí llegó en 1863 para estudiar con Niels W. Gade. Un Grieg joven imbuido del clasicismo romántico de Leipzig y de sus mendelssohnianos maestros, llegó a Copenhague para estudiar con otro mendelssohniano. Más de lo mismo. Pero en Copenhague, Grieg coincidió con otros jóvenes músicos noruegos como él. Uno de ellos fue el compositor Rikard Nodraak, quien reveló a Grieg lo que él mismo reconoció como “mi propia naturaleza”. Nordraak estaba empeñado en crear una tradición culta noruega basada en la música popular de su país —tal como estaba sucediendo en otras zonas llamémosles periféricas de Europa— y Grieg congenió con él y con sus ideas. Desgraciadamente, Nordraak falleció prematuramente de tuberculosis en 1866, a los veinticuatro años de edad, en Berlín. De Nordraak nos han llegado muy pocas obras, siendo, con mucha diferencia, la más célebre Javi elsker dette landet (Sí, amamos este país), el actual himno nacional D O S I E R EDVARD GRIEG noruego. Por cierto, sería muy interesante conocer a Nordraak más allá de por su papel decisivo en la personalidad y en la música de Grieg y podernos acercar a él en tanto que compositor. Al menos a este lado de Europa, Nordraak es un completo desconocido y sin duda sería muy interesante conocer algo de su música para piano, de las obras que creó sobre textos de su primo el poeta Bjorson —entre ellas la música incidental para la obra de teatro Marie Stuart. Menos de un año duró la relación entre Nordraak y Grieg pero ésta fue trascendental para el futuro de la música noruega en general y para el compositor de Bergen en particular. Cuando Grieg y Nordraak se conocieron en 1865 fundaron un grupo llamado Euterpe. Los otros integrantes de este efímero grupo de compositores eran los olvidados Horneman y Matthison. El grupo se oponía a la estética mendelssohniana que representaba Gade, pero como elemento positivo tenían su empeño por impulsar una nueva tradición nórdica de alcance universal que terminaría por ser responsabilidad casi exclusiva de Grieg. Raíces populares Otro elemento importante en el desarrollo de la personalidad musical y nacional del joven Grieg fue su contacto con la música popular. Primero, gracias a Oleg Bull y a Rikard Nordraak, que hicieron que Grieg se interesara por ella — el primero, recordémoslo de nuevo, también fue quien le animó a estudiar en Leipzig—, y después gracias a las recopilaciones de material folclórico de Ludvig Mathias Lindeman (1812-1887), auténtica fuente de inspiración para el compositor —recordemos las Melodías y danzas populares noruegas, op. 17, de 1869 entre una ingente cantidad de obras propias basadas en estos materiales genuinamente populares. También cabe aludir entre estas influencias “noruegas” en el estilo de Grieg la de otro compositor olvidado, el muy longevo Otto Winter-Hjelm (1837-1931). Grieg conoció a Winter-Hjelm cuando se estableció en Cristianía —la actual Oslo— en 1866 tras pasar tres años de Copenhague. Se ha reconocido la influencia de WinterHjelm en el primer Grieg “nacionalista” por ser este creador que, como Nordraak, aspiraba a impulsar una nueva tradición musical noruega a partir de los elementos distintivos de la música popular del país. La música noruega marcó profundamente el estilo, por otra parte personal, de Grieg. El tratamiento innovador de esta tradición en sus mejores obras apunta ya a las maneras de un Bartók y de un Falla, lo mismo que resulta de una gran modernidad un refinamiento armónico que presagia claramente el mundo de Debussy y Ravel. Por cierto, Ravel declaró en una ocasión que no había ni una sola de sus propias obras que no estuviera influenciada por Grieg. La ambigüedad mayor-menor, tan característica de la música popular —no sólo de la noruega aunque, por supuesto, también— es un signo distintivo del estilo de Grieg —y a menudo no queda muy claro si determinados pasajes están escritos en modo mayor o en modo menor pues es frecuente en Grieg que uno no llegue a prevalecer sobre el otro—, lo mismo que el gusto por los modos o por escalas distintas a las tradicionales en la música clásico-romántica, como el séptimo grado de la escala menor rebajado en tanto que subtónica y no sensible tan característica de determinadas escalas modales, o el cuarto grado de la escala que produce un tritono con la tónica, o esas quintas abiertas tan rústicas de raíz inequívocamente popular, o los ritmos, disonancias… Cuando Grieg entró en contacto con Nordraak estaba completamente impregnado de germanismo, de tradición, de todo lo que en la estética musical de la época suponía la mendelssohniana Leipzig, y un nuevo universo se abrió ante él —sería un topicazo hablar aquí de una bocanda de aire fresco, pero algo así debió de ser para un creador como era el joven Grieg que estaba ya saturado de academicismo. Como Nordraak, Grieg estaba convencido que el camino para una nueva música noruega era ir a las raíces y se identificó plenamente con esas raíces, con sus raíces. Así pues, es evidente que la música de Grieg está completamente imbuida de elementos populares noruegos pero no sería justo tratarla solamente como música noruega. En este sentido, la influencia de otros románticos es clara en Grieg. Quizá muy a su pesar, la de Mendelssohn resulta bastante evidente, como también la de Schumann —escúchese, además de sus numerosas miniaturas pianísticas con las Piezas líricas como destacadísimo ejemplo, por ejemplo, su genial Concierto para piano y orquesta, en la misma tonalidad y en el mismo espíritu que el de Schumann—, la de Liszt — un cierto virtuosismo aparece en sus obras a menudo como elemento distintivo y un gusto armónico que trasciende convenciones clásico-románticas— y, por supuesto, su propia personalidad como creador. Así pues, Grieg se explica por sí mismo, pero también a partir de su formación clásico-romántica de tradición centroeuropea y por su vinculación personal y afectiva como individuo y como creador con su país. Quizá el Grieg más auténtico y personal se halle en las obras de pequeño formato —algo genuinamente romántico—, a menudo inspiraciones fugaces, poéticas y líricas, de gran poder expresivo y, sobre todo, de unas indiscutibles sinceridad y espontaneidad pasadas por el tratamiento de un músico sólidamente formado que es capaz de —y desea, y necesita— ser original. Troldhaugen fue su vivienda a partir de 1885 Su vida como compositor en Noruega no fue precisamente fácil. Su público todavía intentaba adentrarse en el mundo clásico y romántico, estaba introduciéndose en Mozart, en Beethoven y en Mendelssohn, y las audacias de Grieg les causaban cierta perplejidad por más que les hablara, por decirlo de algún modo, en su propia lengua. Pero llegó un momento que el esfuerzo de Grieg tuvo su recompensa. Algo tuvo que ver, por supuesto, el hecho de que su música fuera excelentemente considerada fuera de Noruega —no faltan juicios muy favorables y hasta entusiastas de compositores tan destacados como Granados, Chaikovski, Falla y otros—, y quizá también el que en su propio país despertara con fuerza el sentimiento nacionalista al tiempo que la cultura noruega viviera un momento especialmente dulce con grandes creadores literarios de alcance universal que enorgullecían a los noruegos. Y así, en 1874, a los treinta y cuatro años de edad, el parlamento noruego le 115 D O S I E R EDVARD GRIEG Detalle del cuarto de estar de Troldhaugen villa. asignó una renta anual repetable —1600 coronas— que le permitían vivir con dignidad para poder dedicarse a la composición sin tener que preocuparse por el dinero. Años después, en 1885, Grieg estableció su residencia en Troldhaugen, a las afueras de Bergen y se había impuesto un calendario consistente en componer durante los meses de verano y realizar giras como intérprete —pianista y director de orquesta— en invierno. Estas giras le permitieron entrar en contacto con las grandes figuras del romanticismo europeo, como Wagner, Brahms —acerca del cual Grieg escribió: “Un paisaje cubierto de brumas y nubes en el que puedo ver ruinas de viejas iglesias, así como templos griegos, eso es Brahms”— y Chaikovski, y su nacionalismo como creador recuperó parcialmente el cosmopolitismo de las obras de sus años juveniles, aunque seguía siendo una música inequívocamente noruega. En este sentido, cabe recordar que Grieg, gracias a su madre, su primera profesora de piano, creció amando la música de Mozart, de Weber y de Chopin. Acerca de su afecto por Mozart hay una obra muy curiosa en el catálogo de Grieg, como es la composición en 1877 de una parte para un segundo piano de algunas sonatas del genio salzburgués. Una facilidad supuesta 116 El gran compositor andaluz Joaquín Turina decía que “Grieg es, indudablemente, un caso excepcional en la música, pues tiene todas las cualidades negativas posibles. Su base tonal y su arquitectura son tan disparatadas que no resisten el análisis, y los diferentes fragmentos de un tiempo son casi siempre extraños unos a otros, a pesar de hallarse juntos. Sin embargo, su música tiene un gran atractivo, que podríamos llamar morboso, el cual proviene quizá de la melodía, monótona en su tonalidad de cierto color especial, personal y propio de Grieg. La armonía es interesantísima siempre, más que por su novedad o atrevimiento, por la colocación de los acordes, tratados verticalmente y enlazados con gran elegancia de escritura”. Es curioso el “análisis” de Turina, que no hace falta comentar por ser lo bastante explícito además de muy interesante. También es curioso el hecho de que la música de Grieg cayera en cierto descrédito por otros “análisis” de signo bien distinto; esto es, atacándola por su supuesta facilidad, por considerarla convencional e incluso como prototipo de música ligera —de hecho, la influencia de Grieg en determinada música ligera es bastante evidente y hasta no hace mucho era considerada casi como música de salón. Ciertamente hay un Grieg melodioso y susceptible de ser considerado —siempre desde una perspectiva algo superficial— como ligero, pero hay otro Grieg, audaz y no precisamente fácil, que abre nuevos caminos. Y uno y otro son el mismo, y sin uno no se entiende al otro. El legado de Grieg es todo menos uniforme y ello refleja sus vivencias y los cambios estéticos propios de la época que le tocó vivir. El propio Grieg dijo sobre sus tres sonatas para violín y piano, escritas respectivamente en 1865, 1867 y 1886, que estas composiciones “caracterizan periodos de mi evolución: la primera, ingenua y prolija de ideas; la segunda, nacionalista; y la tercera se abre a más vastos horizontes”. Tal comentario podría hacerse extensible al conjunto de su producción que podría dividirse en tres etapas, aunque, como en todo gran creador —y Grieg lo fue— elementos de una pasan a otra y viceversa, en un todo multiforme y poliédrico que constituye una de las aportaciones más originales y personales de todo el romanticismo. Su compromiso con la creación de una música genuinamente noruega y de alcance universal guió su actividad pero no siempre estuvo convencido de sus propias posibilidades al respecto. Incluso en fecha ya tan avanzada como 1886, escribió en una carta: “Muchas veces voy a mirar las nubes, como si en ellas pudiera encontrar el drama noruego en la música noruega que he soñado, que siempre he creído que podría crear algún día, aunque ahora empiezo a pensar que el destino depara esa suerte a otro”. Años después, en 1903, un Grieg ya anciano, ilustró en un discurso que su música era noruega con estas palabras: “Estoy seguro que mi música tiene un cierto sabor a bacalao”. Desde luego el lenguaje del propio Grieg en esta cita no deja de ser tópico, y este es un aspecto común entre algunos de sus detractores. Y no sólo el tópico de lo nórdico, sino también de la (supuesta) dulzura del melodismo de su autor. Valgan como ejemplo dos opiniones debidas a otras tantas personalidades, ambas bien distintas. La primera, data de 1892 y se debe a George Bernard Shaw: “La música de Grieg en Peer Gynt se compone de dos otres frases pegadizas servidas con abundante azúcar orquestado”. Y la otra, de 1903, es de Claude Debussy: “Tiene uno en la boca el gusto bizarro y encantador de un dulce rosa relleno de nieve”. Sin duda, en su propia evolución como creador y en su empeño por dotar a su estilo de elementos genuinamente nórdicos debió hacer caso a los ánimos que le daba todo un Franz Liszt, uno de sus primeros admiradores: “Persevere. Le repito que usted tiene talento y no debe dejarse intimidar”. Para terminar este breve acercamiento a Grieg y el contexto musical y estético que le tocó vivir, daremos un dato curioso acerca de sus orígenes. Nos lo cuenta uno de sus más ilustres familiares, el gran Glenn Gould: “Edvarg Grieg era primo de mi bisabuelo materno. Mi madre, Florence Greig, mantuvo, como hizo toda la rama escocesa del clan, la configuración ei, mientras que el bisabuelo de los Grieg, un tal John Greig, cruzó el mar del Norte en la década de 1740, es estableció en Bergen e invirtió las vocales para dar al apellido una resonancia más adecuadamente nórdica”. Josep Pascual D O S I E R EDVARD GRIEG IBSEN ENCUENTRA Y DESENCUENTRA A GRIEG Ibsen escribió Peer Gynt en Italia, en 1867, a una velocidad endiablada para la magnitud y grandeza del texto. Una de las constantes en los comentaristas (cuando no uno de los lugares comunes) es que la obra del noruego adquiere al menos ciertas luminosidades del Mediterráneo, de la luz, del calor, de la amenidad de los paisajes en que fue escrita. Podemos dudarlo, porque el paisaje de las obras de un escritor es siempre su infancia y la manera en que ésta amuebla su alma y su capacidad creativa. Como la de cada cual, podría decirse. I bsen no es del todo Ibsen por entonces. Ya es un dramaturgo reputado, sin duda el primero de su país, Noruega. Ha nacido en 1828, ha ejercido varios oficios y se ha dedicado desde muy pronto a diversos menesteres teatrales. El éxito no le ha sido fácil, y no lo es todavía. Tiene casi 40 años cuando escribe Peer Gynt, y llevaba tres años fuera de Noruega. Desde 1864, inmediatamente después de la guerra de Alemania contra Dinamarca por los Ducados de Schleswig y Holstein, una de las tres guerras planeadas por Bismarck para unir en un objetivo común a la joven unidad alemana (las otras dos serán contra Austria y contra Francia). Ibsen no aprueba la actitud de sus compatriotas, y emprende un viaje que supondrá un exilio de 27 años, hasta su regreso en 1891. Eso no le impide estrenar en su país, en los mejores teatros; eso no le impide percibir una pensión del gobierno, ya benéfico por entonces. Recordemos que Noruega está unida a Suecia por entonces, desde 1814, y que no alcanzará la independencia hasta 1905, un año antes de la muerte de Ibsen. El ideal panescandinavo parecía roto (el siglo XX demostrará en varias ocasiones que no es así, pese a los tres estados independientes), al tiempo que crecen en el continente otros ideales semejantes, como el paneslavista, abrazado con ingenuidad y entusiasmo por algún conocido nuestro, como el checo Leos Janácek. El encuentro Durante ese exilio, Ibsen conoce a Grieg en Roma. Grieg ha nacido en 1843, es un joven músico muy prometedor. Pero, atención, hay toda una generación entre ambos y nunca mantendrán una auténtica amistad entre ellos. Ibsen creyó con el tiempo que aquel joven era el músico adecuado para componer la música escénica de Peer Gynt. En efecto, esta obra, escrita para ser leída, iba a ser adaptada a la escena. El resultado será en muchos sentidos feliz, pero en otros, como veremos, chirría por todas partes. Ibsen anima mucho a Grieg, y le aconseja que no limite sus aspiraciones a ser director de orquesta de un teatro. Y escribió para él un poema en que le animaba en este sentido. Traducimos como podemos (del inglés) una parte del poema: Orfeo con su lira de oro Tranquilizó a las fieras, hizo arder las piedras. Piedras que no le faltan a nuestra patria Fieras que también tiene de sobra Haz sonar las piedras con flujo brillante Haz sonar el repique de las praderas 118 Ibsen deseaba ardientemente que la música de su obra la compusiera aquel joven que ya se acercaba a los 30 años. Y le ofreció un sustancioso reparto de derechos del que sin duda se arrepintió el dramaturgo con el tiempo. Más tarde, Ibsen y Grieg planean hacer una ópera juntos, pero ninguno de los proyectos se lleva a término. Grieg compone seis romanzas a partir de poemas de Ibsen (1876, el año del estreno de Peer Gynt); éste las escuchó durante una sesión privada, en Roma, en 1884, a su esposa, y quedó emocionado. Para entonces ya hay entre ambos una mutua admiración y una mutua desconfianza, que se alimenta de dos caracteres muy distintos, de dos estéticos opuestas, y sin duda también de los mutuos celos por causa de la grandeza de Peer Gynt drama y de Peer Gynt partitura. En 1896, el director teatral August Lindberg le propone a Ibsen que Grieg componga la música de Brand, puesto que ha compuesto la de Peer Gynt. Ibsen sencillamente responde: “Ah, ¿pero a usted le parece que es buena?” Para componer la música escénica de Peer Gynt, Grieg abandonó su trabajo en la ópera Olav Trygvason, de Bjørnstjerne Björson, amigo de Ibsen, y nunca volvió a ella más que para orquestar las partes vocales ya compuestas, en 1887-1889. Björson tardó mucho en perdonarle a Grieg aquello. Pero Björson fue uno de los poetas preferidos por Grieg a la hora de componer romanzas y canciones. Ahora bien, el proyecto de crear la gran ópera inicial noruega se vio frustrado por el abandono de Grieg. El Peer Gynt de Grieg es, en efecto, de música incidental, pero está trufada de elementos de Singspiel. Con el tiempo, Grieg orquestará para conjunto sinfónico los nueve números que conocemos como Suites 1 y 2, acaso su obra más conocida del gran público. Sorprende el desdén de los teóricos, estudiosos y tratadistas teatrales hacia la música de Grieg. Cuando no su omisión pura y simple. Entre otras muchas, citemos la opinión de Jacques De Decaer: “Grieg no era un admirador incondicional de la obra, pero necesitaba dinero […] Grieg, de un temperamento opuesto al de Ibsen, edulcoró muchísimo la obra, pero la hizo todavía más popular y le permitió alcanzar la notoriedad internacional. Él mismo encontró ahí su propio trampolín hacia la gloria”1. Y, sin embargo, ¿hay algo más bello que la Canción de Solveig? Una belleza sencilla, pero penetrante, una melodía triste que se asoma a las profundidades de la auténtica emoción. Escuchemos ese canto en la voz de soprano, como fue concebido originalmente; mejor que en la versión para orquesta sinfónica. Ahí se encierra el sentido de la partitura de Grieg. Peer Gynt en la obra de Ibsen Como hemos dicho, Ibsen escribe la obra para ser leída; es de una magnitud y de una abundancia de tramas y detalles que incluso para la época resulta excesiva en los escenarios. Es una novela en forma teatral. De una gran teatralidad, sin duda, pero imposible para una sola sesión. Peer Gynt, de Ibsen, es su último gran drama en verso. Aunque lo escribe y publica en 1867, la oportunidad escénica no llega hasta 1874. Y el estreno se pospone hasta 1876. Para entonces ya ha escrito La coalición de los jóvenes, primer drama realista de asunto contemporáneo. Después, las dos piezas sobre Juliano el Apóstata que, con Catilina, su primera obra teatral, constituye su acercamiento al mundo histórico D O S I E R EDVARD GRIEG Aschehoug, Oslo cias de la época, sólo que la pride la antigua Roma. Lo demás mera la inventó precisamente han sido dramas históricos nacioIbsen. Por mucho que lo forcenales, pero pronto viene el gran mos, hay una disonancia entre cambio. Llega el gran Ibsen. Viepartitura y drama. nen a continuación las grandes obras realistas, a lo largo de dos décadas, entre 1877 y 1896: Las Cada uno por su lado columnas de la sociedad, Casa de muñecas, Espectros, Un enemigo Tal vez por eso el Peer Gynt de del pueblo, El pato salvaje, RosIbsen y Grieg no es aceptado por la posteridad para la escemersholm, La dama del mar, na. No le gusta a la posteridad Hedda Gabler, El pequeño Eyolf y Borkman. Para concluir con uno ese maridaje. Además, ha camde los dramas más sugerentes y biado mucho el gusto por la acaso herméticos, Cuando desmúsica escénica en el teatro de verso, y Peer Gynt no es ni ópepertamos los muertos, del último año del siglo. Se ha producido la ra ni Singspiel. Aunque los congran renovación del teatro eurotemporáneos de Ibsen considepeo, que proyecta su luz y su raban que Peer Gynt era una sombra durante todo el siglo pieza antimusical, Werner Egk siguiente, de manera que seguir a estrenó una ópera a partir de Peer Gynt; fue, dicho sea de Ibsen o combatirlo se convierte paso, en el Berlín nazi de 1938. en una pauta insoslayable. Acaso la obra estaba llamando a El héroe, Peer, es un antihégritos a un compositor que la roe. Es lo contrario que Brand, convirtiera en una de sus posiel protagonista del drama antebilidades, y esa posibilidad era rior de Ibsen. Se supone que una ópera. Pero en teatro no ambos son típicamente noruelírico, la cosa es distinta. Juan gos, sólo que Brand tiene como Guerrero Zamora utilizó parte personaje una grandeza de la de la música de Grieg para una que Peer carece. A cambio, Peer Gynt es una obra excepcional, propuesta televisiva a finales de no redonda ni perfecta, sino que los 60 o comienzos de los 70. Henrik Ibsen va más allá de todo eso, una Pero en general se prefiere otra propuesta superior a la de Brand. música. En 1950 se hizo una adaptación muy discutida de Peer es de una vitalidad desbordante, pero es un pícaro Peer Gynt en el Teatro Nacional de Oslo, con nueva partiy un tipo sin escrúpulos. Es posible que puedan rastrearse tura, totalmente opuesta al romanticismo de Grieg, del en su itinerario vital, en esta especie de “novela de formacompositor de Bergen Harald Saeverud. ción”, elementos de Don Quijote y de Fausto, pero se parePara abundar en este sentido, y concluir en un tono ce más a Till Eulenspiegel, y tiene mucho que ver con los menos serio, reproducimos a continuación parte de una héroes de la picaresca, con sus mañas y trucos. Ibsen consicrónica de EFE, publicada por La Vanguardia el pasado 13 de septiembre, con el título El Teatro Nacional de Oslo se guió con esta obra un tipo que no pierde vigencia, que ha rinde a Joel Joan y Calixto Bieito con la obra Peer Gynt: pasado por siglo y medio de historia y no ha hecho más “Bieito dividió en tres partes los cinco actos que comque crecer. Tiene de Don Quijote algo de locura, pero careponen Peer Gynt y entrelazó canciones de los Rolling Stoce de sus ideales. Tiene de Fausto la falta de escrúpulos ante lo que significa Gretchen, aquí Solveig, un mundo que nes y George Michael con el I Dovregubbens Hall (En la Fausto tiene que sacrificar, porque es el mundo medieval; antesala del rey trol Dovregubben) del compositor noruego pero lo de Solveig es otra cuestión. Peer se las apaña, es un Edvard Grieg. Las partes primera y última transcurren en el buscavidas. La grandeza proviene del retrato y de la reelaescenario principal, donde Bieito emplea tres urinarios, boración de pequeñas leyendas no muy concretas, que varios barriles de cerveza, un puesto turístico y una torre de Ibsen reelaboró con entera libertad; en menos de un año, hierro como hilo conductor mientras los personajes se muede un tirón, pese a la magnitud de la hazaña. Tiene esta ven constantemente y los músicos frenan la narración con obra también la grandeza de no ser pensada para un escecanciones rock y pop. La segunda, una especie de entreacnario, con sus limitaciones de duración o de elenco. Es una to, se desarrolló en el restaurante del Teatro Nacional donobra para lectores, aunque se lleve a la escena una y otra de los actores se enzarzaron en un debate sobre el capitavez mediante revisiones, cortes, adaptaciones y otros “acerlismo, provocaron al público diciendo que la música de camientos”. Grieg consideró, con Björson, que se trataba de Grieg es “mierda de vaca militar” y acabaron entonando el un tema contrario a la música. Contrario a la música que himno del Barça. No faltaron escenas de sexo, sangre y podía componer él, entendemos nosotros. Por eso hizo una sadomasoquismo, aunque con cierta moderación. El públipartitura de corte romántico. Pues mientras Grieg creció co, estaba lleno de especialistas noruegos, que conoce muy como un nacionalista, Ibsen se apartaba poco a poco de bien la obra y ha aplaudido en medio de la representación. ese tipo de creencias o supersticiones. Al tiempo que conNo se puede pedir más. ‘Me ha emocionado’, dijo Bieito cluía Peer Gynt, Ibsen tenía ya en la cabeza otro tipo de tras la función”. ¿Ibsen inmortal, gracias a un director de escena, desde teatro, que será el que lleve adelante muy pronto, como luego; y Grieg periclitado? hemos visto. Grieg, en cambio, es autor de una abundante música para piano solo y para voz que tiene sus raíces en algo parecido al folclore noruego. Ahí está tal vez el origen Santiago Martín Bermúdez del desencuentro entre Ibsen y Grieg. Tanto el realismo 1 naturalista como el nacionalismo en música son dos vigenJacques De Decker, Ibsen. París, Gallimard, Folio, 2006. p. 97. 119 D O S I E R EDVARD GRIEG EL ARTE VOCAL El mundo vocal de nuestro compositor se centra en la canción, en la romanza, de la misma entraña popular y poética que afecta a las numerosas páginas para piano conocidas como Piezas líricas, que, a su modo, son semejantes a las famosas Canciones sin palabras de Mendelssohn. La ópera no le tentó —si acaso un intento frustrado, Olav Trygvason, convertida en cantata— y tampoco estuvo especialmente interesado en la parcela coral, en la que dejó escasas muestras. Sus más estilizadas creaciones fuera del lied las encontramos en ciertos números de su más célebre música instrumental, la que ilustra la obra de Ibsen Peer Gynt op. 23. Tres páginas vocales de esta partitura, Serenata, Canción de Solveig y Berceuse de Solveig, fueron editadas por separado en marzo de 1876, unas semanas después del estreno de la obra completa, el 24 de febrero anterior. Son tres piezas de un tacto y delicadeza extremas, en las que la voz de la soprano, sobre todo en la segunda, ha de cantar en pianísimos muy controlados. Grieg recomendaba a Johann Hennum, director del estreno, que esta Canción, que revelaba la personalidad de la joven, y que no era especialmente difícil, debía ser interpretada tranquilamente, con pausada y concentrada expresión. N 120 ada menos que 150 canciones escribió Grieg a lo largo de unos 40 años. Hay falta de acuerdo en cuanto a su auténtica valía. Se ha destacado muchas veces, por los ingleses en particular, la vena melódica, la frescura de inspiración, la sensibilidad y la inventiva del autor para idear nuevas formas de acompañamiento pianístico. Federico Sopeña hablaba, un tanto crudamente, recordando a Debussy, de la “grata pequeñez” del compositor noruego y criticaba su exasperante conformismo alimentado en el Conservatorio de Leipzig, su pretenciosidad (La “falsa alucinación”) e, incluso, ciertas influencias veristas. Porque, en definitiva, no se llegaba a crear en estas piezas, como trascendente hecho de cultura, una “constelación de angustias” (una muy característica expresión del musicólogo español). Duras —y literarias— apreciaciones, con las que no están en desacuerdo otros estudiosos, como Rebatet, para un músico que, en todo caso, pudo llegar a evidenciar un claro lirismo, frecuentemente impregnado de esencias populares, y propició el alumbramiento de un estilo suelto, a veces aéreo, despegado de muchos de los rígidos formalismos adquiridos durante su estancia en la citada ciudad alemana, donde había estudiado precisamente Halfdan Kjerulf (1815-1868), el más claro antecesor de Grieg, aunque de producción más trivial. La influencia de Kjerulf no puede discutirse, bien que el autor de Peer Gynt se inspirara en mayor medida en el folclorista Richard Nordraak y en la música popular noruega, de la que empleó, de manera muy personal, determinados giros melódicos, consiguiendo siempre, a despecho de algunos amaneramientos, una vitalidad y encanto fuera de duda, apoyados en ocasiones en sorprendentes modulaciones a tonos lejanos, en una línea sin duda schubertiana. La efervescencia cultural que vivía Bergen, ciudad natal del autor, favoreció evidentemente la creación. Pascale SaintAndré destaca varios elementos y factores que contribuyeron a esa floración lírica: la herencia poética danesa, magnificada por Hans Christian Andersen, y la coincidencia con la edad de oro de la poesía noruega, sobre todo a partir de la colaboración con Bjornson e Ibsen en torno a los años setenta. Grieg asimiló muy rápidamente una forma lírica escandinava preexistente como la llamada romanza, cuyos orígenes son distintos a los del lied alemán: frente a éste, aquélla muestra una expresión melódica discreta y estilizada y un acompañamiento mantenido sobre una estructura generalmente estrófica. A veces la música, sin embargo, puede seguir un plan menos estricto y, en particular, el plan tonal, algo que el compositor tomó sin duda de la tradición germánica. No es raro que sus primeros logros en este campo estén marcados por esa influencia, aunque enseguida la mirada se dirigirá hacia el romanticismo más cercano, el escandinavo, dominado por Dinamarca. La herencia noruega pesa relativamente, como lo demuestra el hecho de que en sus canciones no alemanas se empleen alternativamente las lenguas danesa y noruega. Era difícil que el país de los fiordos llegara a conquistar auténtica identidad, a despecho de la independencia. Copenhague seguía manteniendo el cetro intelectual y artístico; que se iría diluyendo en beneficio de fuentes más cercanas. Dato significativo, que resalta asimismo Saint-André, es el relativo alejamiento de la declamación wagneriana, que aparece episódicamente en las últimas melodías. Grieg cuida mucho de dar siempre relieve a la voz a fin de evitar que sea en exceso cubierta por el teclado, que canta frecuentemente en un modélico subrayado de la línea solista. Hay otros rasgos que otorgan personalidad a la escritura vocal y pianística de nuestro músico. Sumariamente podríamos resumirlos así: modalidad y disonancia hábil y discretamente utilizadas, sutiles alteraciones armónicas, aplicación del efecto bordón —nota pedal grave—, lo que da un aire agreste y rústico a numerosas piezas, intervalos melódicos de segunda y de séptima, frecuente uso de cuartas y quintas justas o aumentadas, pulcras ornamentaciones… Hay que admirar la excelente aplicación expresiva de cromatismos y de movimientos progresivos. Edvard y su esposa Nina juntos con su familia en el verano de 1869. D O S I E R EDVARD GRIEG Influencia benéfica Sea como sea, si Grieg llegó a ser un más que estimable autor de canciones, si persistió durante gran parte de su vida en el empeño de crearse un catálogo dentro de la especialidad, se debió fundamentalmente a la influencia que ejerció sobre él su mujer, Nina Hagerup, una relevante soprano, alumna del danés Carl Helstedt, a la que conoció en los primeros años sesenta y a la que dedicó ya sus Seks Digte (Seis poemas) op. 4 de 1863-64, que seguían en cierto modo las pautas acuñadas en su época de Leipzig, sobre apuntes en los que trataba particularmente el aspecto armónico y que se reconocen en sus Cuatro lieder alemanes de 1862 con poemas de Chamisso y Heine. Nina era una cantante exquisita y la mejor intérprete de las canciones de su marido, quien ya en la pieza nº 3 del op. 5, Hjertets Melodier (Melodías de corazón), Jeg elsker dig (Te amo), le hacía una declaración de amor en toda regla. El propio compositor era consciente de la importancia que para su música tenía Nina; de las limitaciones de su pluma y de su innata modestia. Recoge al respecto Rune J. Andersen estas manifestaciones provenientes de un carta que el compositor envió a su biógrafo Henry T. Finck en 1900: “No creo poseer para la composición de canciones un mayor talento que para cualquier otro género musical. ¿Qué hace entonces que la romanza ocupe en mi producción un papel tan predominante? Quizás todo parte simplemente de que haya sido, como otros mortales, genial una sola vez en mi vida, como diría Goethe. La genialidad era el amor. He amado a una joven de voz prodigiosa y un talento interpretativo realmente extraordinario. Esa joven llegó a ser mi mujer y compañera hasta el día de hoy. Ha sido —y estoy en perfectas condiciones para decirlo— la única verdadera intérprete de mis romanzas”. ¿Y que método empleaba Grieg a la hora de buscar la inspiración y de establecer el mejor camino para estructurar la canción? Él mismo lo resumía así: “Cuando escribo romanzas, deseo expresar con la mayor justeza las intenciones más secretas del poeta sin tener en cuenta la música. Mi trabajo reside en presentar el poema de forma potencial, dejarlo hablar. Si tengo éxito en esta fase, la música será buena. De otra manera, la canción no quedará bien rematada, aunque la música sea celestial”. Por eso en el autor noruego siempre se da una perfecta relación entre la calidad de los pentagramas y la del texto. De ahí que uno de sus mayores logros sea justamente el ciclo Haugtussa op. 67, escrito en 1895 sobre unos poemas de Arne Garborg que lo entusiasmaron. “Estos últimos días me he zambullido en una poesía particularmente remarcable: el nuevo libro en dialecto noruego de Garborg, Haugtussa, un libro absolutamente genial en el que la música está ya prácticamente compuesta. No hay más que transcribirla”. A mediados de aquel año el compositor había terminado ya doce de los poemas y abocetaría otros en los meses posteriores. Probablemente pensaba dar una gran amplitud al trabajo que, finalmente, quedó reducido a ocho canciones realmente concluidas y pulidas, que fueron publicadas en 1898 y que estimaba —seguramente con razón— que eran las mejores que nunca había escrito. No hay duda de que quedó muy impresionado por el misticismo de la naturaleza, que le produjo, como dice Jacobson, una especie de embriaguez creadora. Las ocho piezas albergan innumerables bellezas, que se inician ya en Det sing (Se canta), una suerte de tonada popular que comenta los tristes versos de la joven y visionaria Veslemoy. Blabaer-Li (Monte de arándanos) mantiene, de manera más exultante, un tono legendario a lo largo del desarrollo de una simple línea temática. Más mansa y fluida, entusiasta y efusiva es Mote (Encuentro), mientras que Elsk (Amor) resulta en cambio algo trivial con sus repetidos acordes. Agreste y popular, cercana a lo declamatorio resulta Killindangs (Baile de cabritos) y, en sentido contrario, Vond Dag (Un mal día), de melodía íntima y tranquila. El ciclo se cierra con Ved Gjaetle-Bebken (Junto al arroyo), grave y triste, no exenta de dramatismo. Las fuentes literarias Ya hemos hablado de la importancia que para Grieg tuvieron los poemas de Garborg, que incluso dieron para un nuevo grupo de canciones fuera de catálogo. No menor significación, y en parte ya lo hemos indicado, entrañaron los de Andersen, que cimentaron el Op. 5, representado por la apasionada Te amo, nº 3, y compuesto además por To brune ojne (Dos ojos negros), romanza ligera y de ambigua tonalidad, Du fatter ei bolgernes evige gang (No detendrás el curso eterno de las olas) y Min tanke er et maegtigt Fjeld (Mi pensamiento es una alta montaña), estas dos bastante agitadas y tumultuosas. Luego Grieg fue sirviendo los versos del danés a salto de mata: Soldaten y Taaren, sin número de opus, ambas de 1865, la primera especialmente trágica —sobre un poema ya puesto en música por Schumann—, con elementos de marcha fúnebre; nºs 1 y 3 de la Op. 15; seis integradas en los dos volúmenes de la Op. 18, éstas de 1869, algunas de estas últimas muy notables, como Vandring i skoven (Paseo en el bosque), con el típico bordón a la quinta, pági- 121 D O S I E R EDVARD GRIEG na eminentemente folclórica, Poesien (Poesía), de tintes schumannianos, Hytten (El chalet), ornada y lírica, popular, o Rosenknoppen (Botón de rosa), de aire más bien exótico. Las cartas de Grieg al biógrafo Finck nos siguen revelando datos importantes para fijar el trabajo liederístico del músico, sus inquietudes expresivas y sus demandas poéticas. En una de ellas manifestaba su devoción por el mundo fantástico de su Noruega natal, fundamento de algunas de sus mejores páginas, como las citadas sobre textos de Garborg, y de otras ilustrativas de los de otros literatos de su tierra: “Las sagas son la base sobre la cual Bjornson e Ibsen han construido su mundo… Lo que los poetas han realizado en este terreno es exactamente lo que yo quería alcanzar con mi música, particularmente en mis versiones de poemas profundamente sentidos de autores de mi país, como Vinje y Garborg”. Hay que retener en primer lugar el nombre de Bjornson, fuente de inspiración para compositores anteriores como Nordraak o Kjerulf y poeta de la juventud nacionalista ne un aire infantil y popular al tiempo, mientras que Jeggiver mit digt til varen (Brindo mi poema a la primavera) es un homenaje lírico a una estación muy amada del músico y Takk for dit rad (Gracias por tu consejo) es un impetuoso Allegro con fuoco en el que se siente el azote del viento. La veta germana Lo curioso es que Grieg daría, y lo estamos ya comprobando, diversos bandazos a lo largo de su trayectoria como autor de canciones. Ahí tenemos, por ejemplo, el salto que pega desde ese rotundo apego a sus fuentes nacionalistas a la tradición germánica, de la que había bebido directamente durante su estancia en Leipzig y que le sirve para confeccionar sus Seis melodías op. 48 de 1888, en las que por primera vez desde 1864 el compositor vuelve la mirada hacia la poesía de autores alemanes, que son en este caso Heine, Geibel, Uhland, von der Vogelweide, Goethe y von Bodenstedt. Benestad y Schjelderup-Ebbe, citados por Rune J. Andersen, destacan esta sorprendente inmersión en el mundo del lied y la capacidad del autor para manejar con soltura melodía y armonía. Lauft der Welt (El curso del mundo) y Die verschwiegene Nachtigall (El ruiseñor discreto) poseen notable riqueza melódica y muestran, en su simplicidad, la habilidad de la mano creadora para emplear un folclore ajeno a él. En Dereinst, Gedanke mein (Piensa en mí) encontramos la inserción de modos medievales; en Gruss (Saludo) apreciamos poca originalidad y en las dos últimas, Zur Rosenzeit (El tiempo de las rosas) y Ein Traum (Un sueño), se denotan unos contornos más precisos y un aliento lírico-amoroso muy atractivos. H.Aschehoug & Co. Cosecha nórdica Bjornstjerne Bjornson 122 noruega. Es junto a él que Grieg se siente un verdadero creador ligado a su tierra, a la que enaltece con el canto. La canción Prinsessen (La princesa) es uno de los primeros frutos de la colaboración, publicado en 1871 sin número de opus, una especie de romanza medieval en tres estrofas. En esta página y en las cuatro constitutivas del ciclo de cuatro sobre La hija del pescador del mismo poeta, escritas algo más tarde, aunque publicadas previamente, es donde el compositor consigue quizá por primera vez la unión entre elementos nacionalistas y musicales puros, de acuerdo con las indicaciones de Ole Bull, violinista y fundador de un teatro nacional y que le animaba a ser original y auténtico: “debes desarrollar un fuerte sentimiento melódico noruego. Puedes llegar a ser célebre si lo haces, pero si sigues las huellas de Gade, acabarás por hundirte en el lodo”. Ejemplo de esta tendencia son esas cuatro piezas con palabras de Bjornson, “un amigo verdadero”. La primera canción, Det forste mode (Primer encuentro), es comparable a la famosa y citada Jeg elsker Dig, sobre poema de Andersen, una pieza delicadísima. God morgen (Buenos días) tie- Esta travesura germana se inserta en medio de una amplia serie de ciclos nórdicos sobre textos de autores muy relevantes, como Vinje o Drachmann, reunidos en tres opus. El 33 viene ocupado por Doce melodías sobre textos del primer autor, redactadas en 1881 y divididas en dos cuadernos. Grieg se sumerge en la naturaleza que lo rodea, en concreto la del paisaje de Hardanger. E inicia la colección con una pieza, Guten (El muchacho), que es ya una declaración de principios en cuanto a modo de hacer: stanze cortas y concisas, expresivo declamado, “firme como un incisivo cuchillo sobre la piedra”, en metáfora del biógrafo David Monrad-Johansen. La melodía se encarama a las alturas en un canto patético y doloroso. En la siguiente, Vaaren (Primavera), tanto compositor como poeta alcanzan un nivel de interioridad raras veces tocado, incluso por el propio Grieg; una canción de difícil ejecución por la intimidad y el transido lirismo que desprende. El resto de las canciones, algunas transcritas posteriormente para orquesta, se mueven en ese mundo contemplativo no alejado del entusiasmo, que encuentra un excelente ejemplo en Den Sarede (Corazón herido), cuajada de disonancias, modulaciones agitadas y cadencias resueltas mediante enarmonías. Destaquemos en todo caso el sabor agreste y pictórico de Langs ei aa (A lo largo de la orilla), el aire valsístico de Eit Syn (Visión), el modalismo anunciador de la fatalidad de Det forste (El primero), los melancólicos cromatismos de Ved Rundarne (Retorno a Rundarne), el carácter hímnico de Trudom (Fidelidad) y el humorismo extrañamente marcial de Fyremal (La meta). Los Opp. 44 y 49 vuelven la mirada a la literatura danesa, ya fomentada veinte años atrás con los versos de Andersen, y se centran en los poemas de Holgar Drachmann. El primero se titula Recuerdos del viaje por las montañas y los fiordos y reúne cuatro retratos musicales de otras tantas jóvenes de D O S I E R Biblioteca Det Kongelige EDVARD GRIEG Nina y Edvard en 1880 Coda Como se ha dicho, Grieg escribió casi todos sus lieder o romanzas para su mujer Nina, una soprano lírica de efusivo canto, de una notable exquisitez en virtud de la dulzura de su timbre y de una capacidad reguladora y matizadora excepcional. Confiaba en ella y muchas de sus soluciones armónicas y melódicas, de sus ambigüedades tonales están realizadas pensando en su voz y estilo. No son piezas difíciles en sentido estricto, no plantean exigencias importantes y circulan habitualmente por tesituras más o menos cómodas. Una soprano o una mezzosoprano lírica son los instrumentos más adecuados para desarrollar todo su encanto. La eximia Kirsten Flagstad, paisana del compositor, era una excelsa intérprete de estas músicas, a las que accedía desde las alturas olímpicas de su cincelado canto y de su marmóreo timbre de soprano dramática de rico e iridiscente metal, del que emanaban unas maravillosa aguas, unas ondas sonoras capaces de impulsar líricamente los pentagramas. Recientemente la BBC ha editado un disco en el que, junto a los Wesendonklieder de Wagner, la cantante recrea con consumado arte once de las mejores romanzas —de las orquestadas, por supuesto— de Grieg en compañía de la Orquesta de la emisora y la batuta de sir Malcolm Sargent. Escuchar en esa real despedida de 1957 a Flagstad desgranar de manera tan emocionada Jeg elsker dig es una gran experiencia, que nos acerca de nuevo al brillo maduro de una voz, a la autoridad y competencia de una intérprete. Y a la belleza evocadora de unos pentagramas. Arturo Reverter Biblioteca Universdad de Oslo Jotunheimen, a modo de hojas de álbum, que aparecen enmarcadas entre un prólogo y un epílogo. Los elementos noruegos, subrayan Benestad y Schjelderup-Ebbe, como el carácter de danza popular de Ingebjorg, no traspasan más que la mera superficie. Modalismos y sorpresas armónicas no dejan de estar presentes. El cuaderno se publicó en Dinamarca en 1886. No fue hasta 1889 que Peters editó el Op. 49, Seks Digte (Seis poemas), que ofrece en opinión de Saint-André una música voluble y decorativa llena de encanto. Cabe reseñar le relativa complejidad de las dos últimas canciones, Julesne (Nieve navideña), de alambicada estructura, originalidades armónicas y ritmo cambiante, y Forarsregn (Lluvia de primavera), quizá la mejor de todas por su sabor feérico, por sus arpegios de color impresionista y por el lirismo exaltado de la línea vocal, que nos trae una declamación sostenida y evocaciones tenebrosas. A reseñar asimismo los Cinco poemas de Vilhelm Krag op. 60, de 1894, en los que Grieg, al ilustrar una poesía de notable calidad, logra uno de sus más acabados ciclos y mantiene el contacto con su directa tradición noruega. Contrasta el evidente folclorismo de la primera pieza, Liden Kirsten (Pequeña Kirsten) con la melancolía casi recitada de Moderen synger (La madre canta). Elegancia y gracia se dan la mano en la nº 3, Mens jeg venter (Mientras espero) y un clima nocturno y sugerente en la siguiente, Der skreg en Fugl (El grito de un pájaro), que emplea en el preludio y en el posludio, como reconocía el propio autor, “el grito de una gaviota oído en Hardanger”. Rude Andersen comenta que Grieg sirve de forma magistral pero muy simplemente la atmósfera sombría del poema. Como contraste, la página final, Og jeg vil ha mig en Hjertenskjaer (Me gustaría tener novio), da rienda suelta a una hermosa vena melódica, impulsada con un entusiasmo y ardor realmente convincentes, con lo que se cierra de este modo uno de los opus de romanzas más conseguidos del músico. Nuevo salto con la llegada del siglo XX: Grieg, tras su hermoso cuaderno de Haugtussa op. 67, retorna a la poesía danesa y elige para sus Opp. 69 y 70 unos textos más bien grandilocuentes de Otto Benzon, que ocasionan, sin embargo, algunas canciones de interés, como Snegl, snegl (Caracol, caracol), de muy rica y descriptiva imaginación, y Dromme (Sueño), llena de sutilezas armónicas, en el cuaderno mencionado en primer lugar. En el segundo hallamos una canción poco lograda, como Eros, con trémolos altisonantes bastante extraños al compositor, al lado de otras como Jeg lever mit liv i laengsel (Vivo una vida lánguida), de un pianismo audaz, Lys nat (Noche clara), de bellos claroscuros en su alusión al sol de medianoche, con abundantes y amplios intervalos, y Digtervise (El canto del poeta), que cierra la colección, que, apunta Saint-André, busca el estilo teatral con su línea declamatoria y la exuberancia de un piano orquestal. 123 D O S I E R EDVARD GRIEG DISCOGRAFÍA: NÓRDICOS Y NO TANTO En un artículo publicado en The Star el 16 de marzo de 1889, decía Georges Bernard Shaw: “La música de Grieg no me recuerda a Noruega. Quizá porque nunca estuve allí”. La frase es brillante, ocurrente, pero no se trata de una boutade sino de una excelente forma de definir sin hacerlo los límites y las carencias de lo que llamaríamos nacionalismo musical, y ya se sabe que Grieg, como Falla o como Enescu, por no citar sino a dos entre dos docenas, ha sido contumazmente reducido a ese territorio. Sin embargo, ha tenido suerte, pues de Falla hay quien predica — incluso alguno de sus intérpretes en épocas de autobombo— que hay que ser español para entenderlo y de Enescu cosas como que no basta con haber nacido en el oriente europeo para calarlo en profundidad sino ser rumano de verdad —como Lawrence Foster, que nació en Los Angeles, dicho sea de paso. Shaw va poco a poco, en varios artículos de la época, al hilo de la visita de Grieg a Londres, haciéndose más amigo de una música que no acababa de convencerle precisamente porque le obligaba, en teoría, a poner en práctica una relación entre patria y música que no acababa de entender. Y, sin embargo, algo debe dar la tierra o la sangre o la cercanía geográfica, pues poco a poco la lectura de los más cercanos se va imponiendo como la más moderna, la más propia de estos tiempos prepostdiscográficos. S 124 i miramos el imponente monto de los discos dedicados al compositor noruego, veremos que la amplitud de su mensaje lo hace expanderse pero acaba por remansarse en los fiordos de su hermoso país o en sus cercanías. Pero eso no limita su mensaje sino que habla muy bien de sus compatriotas músicos. Ellos saben ser fieles a la música de su más o menos paisano pero sin encerrarla en frontera alguna, más bien aprendiendo la lección de quienes lo vieron antes desde fuera y lo universalizaron. Pero vayamos por partes. Empecemos por la música de escena y por los extranjeros que son, cronológicamente, los que se imponen antes, también porque la industria fonográfica les pertenecía. Antes que ninguno esa malísima persona que se llamó Sir Thomas Beecham. Sus fragmentos de Peer Gynt —que él se tomaba como algo más que esos lollipops que también contribuyeron a su fama— siguen estando a disposición —en EMI— de quien quiera saber cómo hay que hacer esa música cuando se descontextualiza, más o menos como le sucedía a Herbert von Karajan (DG). Los dos magos de la orquesta no tenían más que echar una dosis mínima de polvos maravillosos para sacarse un conejo de la chistera. Con eso vivimos —y con Bernstein (CBS) y Marriner (EMI)— hasta que llegaron los nórdicos. Y sobre todo uno: el noruego Peer Dreier, que es el primero que graba toda — o casi toda, porque aquí siempre hay pejiguerías— la música escénica para la pieza de Ibsen (Unicorn-Kanchana). Y descubre, claro, que hay más cosas además de guaridas del Rey de la Montaña o danzas de Anitra. No es que le saque el sabor local, no. Es que explica lo buena que es esa música. Luego viene el malquerido Neeme Järvi con la Sinfónica de Göteborg (DG), y da también en el clavo —y de paso nos ofrece la mejor versión en disco de Sigurd Jorsalfar. Ya no es el revelador, como Dreier, pero sí el que, de la mano de una multinacional, insiste en la grandeza de una música tenida desde siempre por algo menor. Tras él un americano de origen sueco, Herbert Blomstedt (Decca), que ofrece menos música pero lo hace con excelencia de la mano de una orquesta americana, la Sinfónica de San Francisco. Con la Filarmónica de Oslo se luce Salonen (Sony). Los últimos en llegar lo han hecho de maravilla. El también noruego Ole Khristian Ruud está grabando todo el Grieg orquestal para BIS con la Filarmónica de Bergen y los resultados son formidables. El otro es un estonio, Paavo Järvi, hijo de Neeme, que ha firmado una de las referencias del Peer Gynt, en una versión aristada, violenta en ocasiones, teatral a más no poder con la Orquesta Sinfónica Nacional de Estonia (BIS). A partir de él me da la sensación de que no cabe otra opción menos literalmente dramática. ¿Y las Suites? Naturalmente. Aquí hay sorpresas, pues los segundones se apuntan al carro de los vencedores. Vernon Handley con la Orquesta del Ulster (Chandos), por ejemplo, y Ari Rasilainen con la de la Radio de Noruega (Finlandia). En la música orquestal que no son las suites de Peer Gynt, habría que quedarse con el disco antológico de Ruud, las Melodías elegíacas de la Orpheus Chamber Orchestra (DG) —¿se acuerdan de ellos?—; la Suite Holberg de Karajan (DG), la primera de las dos que grabó, pues la segunda le queda un puntito opulenta; la vieja Suite lírica de Barbirolli (Dutton), a quien también pertenecerían las Danzas noruegas —en la misma casa— pero compartiéndolas con Vernon Handley; y las Danzas sinfónicas de Rozhdestvenski y la Filarmónica de Estocolmo (Chandos), una muestra magnífica del arte intransferible del gran maestro ruso. La pobre Sinfonía, no muy allá, descubierta demasiado tarde, tiene dueño por derecho: Okko Kamu y la Sinfónica de Göteborg (BIS). Concierto y cámara Pocas obras tan sobadas en la historia de la música como el Concierto para piano y orquesta de Grieg, siempre, o casi, acoplado en los discos con el de Schumann, al que se parece en su arranque pero del que dista también. Las referencias antiguas siguen valiendo. Quiere decirse Lipatti con Galliera y Solomon con Menges (en EMI los dos). De las más recientes, pues qué decir, hay tantas… Quizá el entonces Bishop-Kovacevich —antes sólo Bishop y hoy sólo Kovacevich— con Colin Davis (Philips), Arrau con Von Dohnányi (Philips), Lupu con Previn (Decca)… Y hay una versión semisecreta que les recomiendo vivamente, la de Jens Harald Bratlie con Mariss Jansons. Apareció en una serie de discos patrocinada por el Norvegian Cultural Council en 1980. Es la más feliz de todas, la más natural, la más tranquilamente nórdica, con perdón. Y otra de esas que pasan inadvertidas pero que es buenísima: la de Ronan O’Hora dirigida por James Judd (Tring). De la redacción original del Concierto —hay muchas diferencias con la definitiva— hallaremos una grabación magnífica, la de Lowe Derwinger acompañado por Junichi Hirokami (BIS). En el campo del piano hallamos dos referencias —y no sólo cuantitativas, pues las lecturas son de primera clase en ambos casos— a no desdeñar: las grabaciones íntegras de Eva Knardhal (BIS) y Einar Steen-Nokleberg (Naxos). Los dos noruegos. Pero el que había hecho más por el Grieg D O S I E R EDVARD GRIEG pianístico era un americano excéntrico y genial que respondía al nombre de Glenn Gould. Y no sólo por su grabación inmarcesible de la Sonata —acoplada con obras de Bizet y Sibelius, como para fastidiar— sino por lo que dejó escrito al respecto (CBS). Y un poco después que él un ruso, Emil Gilels (DG), que hizo con las Piezas líricas lo que Gould con la Sonata: colocarlas en su sitio como había hecho con un puñado de ellas Artur Rubinstein veinte años antes (RCA). También Gieseking, en 1956, lo intentaba con maravillosos resultados (EMI). ¿Pero quién se lleva la palma de la lectura moderna del piano de Grieg? En efecto, lo han adivinado: Leif Ove Andsnes, un noruego que se ha convertido, digámoslo lisa y llanamente, en uno de los mejores pianistas del mundo, quién sabe si hasta en el más interesante de su generación. Después de lo suyo —y eso que se trataba nada más que de una selección en EMI y de una antología pianística en Virgin, no de la serie completa de las Piezas líricas, que esperamos— parecía que sólo quedaba el diluvio pero he aquí que hace bien poco un veterano difícil de asimilar con esta música, el francés nacido en Nápoles Aldo Ciccolini —cuando no esté nos acordaremos de lo bueno que era— firmaba casi octogenario unas Piezas líricas llenas de encanto y de poesía. Sorpresas que todavía son capaces de darnos los discos. En la música de cámara las cosas, sin embargo, han cambiado poco desde los años del cuplé. No es que la discografía sea muy abundante pero ahí siguen las antiguallas poniéndonos los pelos de punta. En las sonatas para violín y piano —aunque incompletas en todos los casos—, por ejemplo, Kreisler y Rachmaninov en una grabación de 1928 (RCA). O Toscha Seidel y Arthur Loesser sólo un año después (Biddulph). O Heifetz y Bay en 1936 (Biddulph). Tuvieron que llegar Dumay y Pires —con la colaboración especial de un sello como Deutsche Grammophon que promocionó muy bien a la entonces pareja más que artística— y los maravillosamente naturales Helge Kjeksus y Henning Kraggerud (Naxos) para decirnos que también hoy esa música se sabe hacer como Dios manda. En 1993 llegaba un veteranísimo Oscar Shumski —con Seymour Lipkin— a dictar lección casi a contratiempo (Biddulph). Rostropovich y Richter (Music and Arts) firmaban también una gran versión de la Sonata para violonchelo y piano después de que otra pareja rusa, Shafran y Ginzbourg (Melodiya) hubieran sentado cátedra. Pero, no se preocupen, hay una moderna estupenda: Isserlis y Hough (Virgin). Los cuartetos —en esencia uno sólo, el Op. 27, pues el otro quedaría inacabado— hay que irse también muy atrás, hasta la época del legendario Cuarteto de Budapest —Roisman, Alexander Schneider, Kroyt y Mischa Schneider a la sazón— que lo grababan en 1937 (RCA). Nos queda la música vocal y el espacio apremia. Ahí las cosas están bastante claras. Naturalmente, habría que hablar de la gran Kirsten Flagstad, no faltaba más, y de las muestras que ha ido dejando aquí y allá —las más amplias para Decca y Nimbus—, pero la modernidad nos ha traído cosas estupendas. En primer lugar hay que hablar de la integral a cargo de Monica Groop (BIS), excelente en términos generales. Pero también de un disco maravilloso de canciones — por supuesto con la inevitable Haugtussa entre ellas— a cargo de Anne-Sofie von Otter y Bengt Forsberg (DG), que no está en el magno álbum dirigido por Neeme Järvi (DG) que sí reúne canciones con acompañamiento orquestal en las voces de Barbara Bonney y Hakan Hagegard, feliz matrimonio por aquel entonces. Y no se olviden de gente menos famosa pero que aquí lo da todo y rubrican referencias de no menor interés que las citadas: Per Vollestad (Simax) y Marianne Hirsti (Victoria). Claire Vaquero Williams 125 ENCUENTROS Diana Damrau EN LA MEJOR TRADICIÓN ALEMANA E Fotos: Tanja Niemann n tan sólo unos años, Diana Damrau se ha convertido en una de las sopranos líricas más solicitadas de la actualidad. Su presencia es habitual en teatros como la Staatsoper de Viena, La Scala de Milán, el Metropolitan de Nueva York, el Covent Garden de Londres o el Festival de Salzburgo, y tiene una apretadísima agenda para las próximas temporadas. A pesar de ello, es una mujer muy abierta y sin el menor atisbo de divismo, de la que emana una enorme simpatía, como pudimos apreciar en la conversación que mantuvimos durante su estancia en Madrid para ofrecer una irresistible Zerbinetta en la Ariadne auf Naxos que ha inaugurado el ciclo 2006-2007 del Teatro Real. Ariadne auf Naxos ha constituido su presentación en Madrid, si bien ya había actuado en nuestro país. 128 Anteriormente, había ofrecido en Mallorca un recital con el barítono Ivan Paley, con el que trabajo muy a menudo, y también participé en León en un concierto para cuarteto vocal y dos pianos, con obras de Schumann y Brahms. Pero éste ha sido mi debut operístico, y tengo que decir que ha resultado estupendo. Ya conocía la producción, porque la había cantado en Londres hace dos años, y me he encontrado realmente como en casa. Estoy entusiasmada del espíritu que reina en el Teatro Real. Todo aquí es muy humano y abierto, y ha habido un auténtico espíritu de equipo. Es sorprendente cómo ha recibido el público Ariadne auf Naxos, que no es precisamente una ópera fácil. En los países de habla alemana, una obra así no se representa doce veces seguidas sin que las salas estén medio vacías. ¿Tiene más proyectos en España? Estamos hablando de algunos recitales de lied, aunque en Madrid, por desgracia, habrá que esperar un poco, ya que mi calendario, afortunadamente, está bastante lleno. Pero en 2010 cantaré El rapto en el serrallo en el Liceu y en 2011 Lucia di Lammermoor en Bilbao, una ciudad que me encanta. Una de mis mejores amigas nació allí, y yo canté en su boda, acompañándome al órgano. Por la noche nos fuimos por las calles, con ella vestida de novia. Fue muy divertido. ¿Cómo fueron sus comienzos? Nací en Günzburg junto al Danubio, una pequeña localidad situada entre Ulm y Augsburgo, con 20.000 habitantes y siete fábricas de cerveza. Algo típicamente bávaro… Empecé mis estudios relativamente pronto, y a los 24 años actué por primera vez en un escenario. Fue como Barbarina en Würzburg, en cuyo teatro estuve fija durante dos años, cantando de todo, hasta operetas y comedias musicales. En una misma temporada alterné La flauta mágica y My Fair Lady. Después entré en el Teatro Nacional de Mannheim, un prestigioso teatro de tradición, donde pude preparar los grandes papeles. Fue una excelente escuela. Después de otros dos años pasé a la Ópera de Francfort, donde canté ya sólo ópera, casi siempre en montajes muy modernos. Hice mi primera Sophie en el Caballero de la rosa de Ruth Berghaus, y durante mucho tiempo tuve esta ópera asociada al color negro —por suerte, en junio pasado pude cantar la maravillosa producción muniquesa de Otto Schenk. A partir de entonces, empecé mi actividad como cantante independiente. Usted ha tenido una sólida escuela alemana. Bueno, realmente mi primera profesora era rumana, Carmen Hanganu, ENCUENTROS DIANA DAMRAU con la que empecé a trabajar a los 15 años en el Conservatorio de Würzburg. Me enseñó de una manera muy abierta, animándome a que probara cosas diferentes, aun cuando la voz no estuviera totalmente preparada, a asistir a clases magistrales y, sobre todo, a que oyera muchísimo. En uno de estos cursos trabajé el lied con Edith Mathis, y en otro sobre interpretación operística conocí a Hanna Ludwig, con la que he seguido trabajando en privado, incluso cuando ya cantaba mis primeros papeles. En los teatros alemanes existen aún las compañías estables, y un joven cantante tiene la oportunidad de madurar. Corres el peligro de que te hagan cantarlo todo, y tienes que tener cuidado. Necesitas consejeros que te guíen por el buen camino. Pero, a pesar de todo, creo que es un buen comienzo, porque tienes la posibilidad de actuar y de probar cosas ante un público que te conoce, y la presión es mucho menor que cuando debutas un papel en un gran teatro. ¿Tuvo algunos modelos cuando estudiaba? Por supuesto, me encanta escucharlo todo, desde Lily Pons hasta las cantantes actuales. Pero creo que no tengo un modelo concreto. Depende de cada obra y de cada estilo. Hay muchísimos cantantes a los que se puede y se debe admirar. De usted se ha dicho que es una clara representante de la tradición germana, especialmente en relación con el lied. Por supuesto, creo que es una obligación seguir luchando por este género, que está perdiendo cada vez más fuerza en los programas de conciertos en Alemania. Todos los países tienen sus canciones. Por ejemplo, en España, autores como Fernando Obradors transcribieron las melodías populares con un acompañamiento de piano bastante virtuosístico. Creo que es importante no perder nuestras raíces. Debemos cultivar el estilo, cuidar el lenguaje y la dicción. Como cantante alemana, he de hacer mi propia aportación, y si canto lieder sobre versos de Goethe o Schiller, tengo que cuidar estos textos, hacer que se conserve esta tradición. A través de la atmósfera de estas canciones, del lenguaje y de la música, podemos intentar conocer mejor aquella época. Pero no tiene que convertirse en algo académico. Hay que dejarse llevar por el corazón, y no tanto por la cabeza. Una de sus primeras grandes actuaciones fue La flauta mágica en el Covent Garden con Sir Colin Davis. ¿Qué supuso aquella producción? Todavía hoy me siento enormemente feliz de haber podido estar allí. He cantado unas quince producciones diferentes de La flauta mágica, y ésta se encuentra para mí en la cima en lo que respecta al papel de la Reina de la Noche, tal y como yo la veo, una madrastra terrible y mala. El trabajo con David McVicar y Sir Colin Davis fue maravilloso, y además me ha dio la oportunidad de que muchísima gente me conociera a través del DVD. Recientemente he cantado la obra con Riccardo Muti en el Festival de Salzburgo, y ha sido otro momento incomparable. ¿Cuánto tiempo va a seguir cantando el papel? En diciembre lo haré por última vez. Soy una soprano lírica con coloratura, y es un papel demasiado dramático para mí. No quiero seguir forzando mi cuerpo. Creo que necesita un color más oscuro, como el de Edda Moser, que a mi juicio es la Reina de la Noche ideal. A cambio, voy a cantar mi primera Pamina en el Met. Ha interpretado con frecuencia el papel de Konstanze. Lo cantaré, también por última vez, en Barcelona en 2010. Es asimismo un papel muy extremo, que sólo se puede abordar durante un tiempo. Lo veo de un gran dramatismo, justamente en una producción como la de Christof Loy en Stuttgart, en la que se hacía un especial hincapié en la relación entre Konstanze y Selim, que está reflejada de una manera muy trepidante. Soy una gran admiradora de Loy. Me encanta su Roberto Devereux de Múnich. Es como un thriller. Cuando interpreta a Zerbinetta, trata de dar humanidad al personaje. Todo depende de la producción. He hecho dos montajes con Marco Arturo Marelli, en Mannheim y en Dresde, en los que el Compositor continúa en escena durante la segunda parte de la ópera y es entonces cuando escribe el aria, que es prácticamente una improvisación. Es una idea muy bonita, que te permite jugar con el Compositor, quien está totalmente entusiasmado con Zerbinetta. Consiguen hacer arte juntos, algo que ya en el prólogo se había intuido de algún modo. Zerbinetta es un papel en el que puedes introducir miles de colores. Incluso al final, tienes infinitas posibilidades de escenificar las coloraturas, introduciendo al público en tu actuación. No puedes interpretarlo de manera superficial, como unos fuegos artificiales. Porque Zerbinetta no es una muchacha simple. A partir de su encuentro con el Compositor, ella muestra su verdadero yo, habla de sí misma, de sus anhelos y sus deseos. Y esto es también un indicador de cómo tiene que abordarse vocalmente, ya que necesita una calidez para su gran escena en el prólogo. Usted canta mucho repertorio italiano, además de alemán. Ha interpretado Rigo- letto en la Ópera de Múnich con Zubin Mehta. Sí, y lo acabo de hacer en Viena con Leo Nucci y Rolando Villazón, y fue maravilloso, un verdadero sueño. Creo que mi voz es apropiada para el repertorio italiano más ligero, y pienso que, dentro de unos años, podré afrontar La traviata, que es uno de mis mayores deseos. Pero antes me gustaría hacer Lucia, Sonnambula, Puritani o Elisir d’amore, que cantaré de nuevo en Londres. También he representado Don Pasquale, que, por desgracia, no está próximamente en mis planes, ya que es una ópera que adoro. Y voy a debutar El barbero de Sevilla en una nueva producción en Nueva York. ¿Cómo piensa abordar el personaje de Rosina? Creo que Rossini no es sólo bravura y virtuosismo. El Barbero es una obra maestra, y los personajes están muy bien delineados. Rosina tiene fuego e ingenio, es una chica rápida, pero también una mujer enamorada, con sus momentos de reflexión y de lirismo. Por ello, y aunque, por supuesto, la voy a cantar en la tesitura de soprano, creo que no haré la clásica versión de soubrette. En Una voce poco fa, por ejemplo, introduciré algunos adornos, pero quiero que la melodía permanezca reconocible. Todo depende del buen gusto del cantante. ¿Cómo ve el personaje de Gilda? No es un papel fácil. Es la hermana pequeña de la Traviata, que, por supuesto, necesita una voz más madura. Gilda tiene que conservar una determinada frescura juvenil, la facilidad y la coloratura para el Caro nome, pero después requiere fuerza para imponerse en la escena de la tormenta y en el gran momento de su muerte. Maria Callas sabía muy bien qué color tenía que dar a cada parte. Usted intervino en la reinaguración de la Scala con la Europa riconosciuta de Salieri. Fue otro de los momentos más importantes de mi carrera. Riccardo Muti se encontraba entre el público en el estreno de Der Riese von Steinfeld de Friedrich Cerha en la Staatsoper de Viena, y me contrató inmediatamente para la obra de Salieri, que constituía un acontecimiento histórico. Nadie conocía la ópera, no existe grabación alguna, ya que era prácticamente un estreno mundial. Hasta el momento, no he conocido a ningún otro director que se tome tanto tiempo para trabajar con los cantantes. Es un perfeccionista del lenguaje, con un tremendo sentido del teatro, y aquello fue para mí una enorme escuela. Tenía que haber cantado con él Susanna en Las bodas de Fígaro en la Scala, pero a cambio lo hicimos en Viena, y es un auténtico 129 ENCUENTROS DIANA DAMRAU hington. No se ha adentrado especialmente en el repertorio francés. También voy a hacer Marie en La fille du régiment. Pero es un repertorio que en Alemania no se programa mucho. Naturalmente, he interpretado la Olympia, y en 2011 haré en Francfort los cuatro papeles femeninos de Los cuentos de Hoffmann. He cantado en concierto Leïla de Los pescadores de perlas en Mannheim y Elisabeth de Valois en Los hugonotes en la Alte Oper de Francfort, con un reparto excelente (Annalisa Raspagliosi, Marcello Giordani). Me gustaría mucho hacer la Manon de Massenet. ¿Qué es más importante: la voz, el estilo, la interpretación…? privilegio poder trabajar con él los papeles italianos, porque siempre parte de la situación dramática. Ha cantado poca ópera barroca. Me lo han pedido muchas veces, pero siempre demasiado tarde. Me encantaría cantar una Almirena de Rinaldo o una Cleopatra de Giulio Cesare, que son papeles maravillosos. Como también las óperas de Haydn, como Il mondo della luna. Lo que sí ha cantado es la Zaide de Mozart con Nikolaus Harnoncourt. Fue nuestra primera colaboración. Es muy diferente a Muti, pero también genial. Puede explicártelo todo, hasta el detalle más pequeño, y su orquesta y él forman un único organismo. Son auténticos músicos. Para usted es muy importante el teatro. Da la impresión de que se encuentra en el escenario como en su casa. 130 Sí, pero el recital y el concierto son para mí tan necesarios como la ópera. No podría vivir sin cualquiera de ellos. Me encanta cantar ópera en concierto, donde puedes concentrarte únicamente en la música, sin tener que soportar experiencias escénicas que a veces resultan poco gratificantes. Aunque hay otras ocasiones, como el Rapto en el serrallo que acabo de hacer con Karin Bayer en el Burgtheater de Viena, una excelente simbiosis de modernidad y tradición, con un magnífico trabajo teatral y un estupendo Bassa. No era un cuento de Las mil y una noches, sino algo mucho más profundo. Ocurre lo mismo con Las bodas de Fígaro. Cuando se observa desde un punto de vista psicológico, se ve que es una obra muy seria. Ha hablado de Der Riese von Steinfeld. ¿Le gusta la ópera moderna? Creo que los cantantes de hoy tenemos que conocer y apoyar a los compositores actuales, si tenemos la posibilidad de acceder a ellos. Hay muchísimas tendencias en la música contemporánea. He cantado, por ejemplo, los Fragmentos de Herodías de Matthias Pintscher, y he intervenido en el estreno mundial de la ópera de Lorin Maazel 1984 en el Covent Garden, que fue otra experiencia extraordinaria. Muchas veces me han preguntado si no cantaría la Lulu, pero creo que necesita una voz más dramática y, en el caso de hacerlo, preferiría interpretar la obra de teatro de Wedekind que la ópera de Berg, porque es una música que realmente no siento. En el campo del lied, voy a estrenar unas canciones que un compositor inglés muy joven, Iain Bell, ha escrito para mí, y que se llaman Daughters of Britannia. Se trata de mujeres de la mitología y la historia de Inglaterra. Muy interesante. Va a cantar Ophelie de Hamlet en Was- El estilo está por encima de todo. Creo que, ante todo, hay que tener buen gusto para saber cómo puedes jugar con el tempo, hacer rubati, dónde puedes introducir un portamento, etc. También es importante contar una historia. Los cantantes debemos transmitir los deseos del compositor, al que tenemos el privilegio de interpretar. Para ello tenemos que emplear todos nuestros medios: el timbre, los gestos, el cuerpo, los colores, la flexibilidad de la voz. Cantar no es un fin en sí mismo, aunque es algo maravilloso y te hace mucho bien, siempre que te encuentres en condiciones óptimas. Como en los deportistas de élite, siempre estás obligado a dar lo mejor de ti mismo. Cuando te encuentras en el escenario, tienes que hacer tan creíble tu personaje que lleguen a olvidarse de ti. Ha cantado con Zubin Mehta, Adam Fischer, Christoph von Dohnányi… Todos son maravillosos. Y también he trabajado con Pierre Boulez, con quien hice una Segunda de Mahler en Viena. ¿En qué teatros se ha sentido especialmente bien? Por supuesto, en la Staatsoper de Viena, La Scala, el Met, el Covent Garden, Múnich, Dresde, Salzburgo… El año próximo volveré al festival como Susanna en la reposición de Las bodas de Fígaro. A Viena le tengo mucho cariño, no en vano es mi centro de actividades. Realmente, en todos los teatros he encontrado una atmósfera muy especial. No puedo decir que me haya sentido mal en ningún sitio. Y, sin pecar de aduladora, quiero decir que el Teatro Real está increíblemente organizado. Yo lo pondría al nivel del Met o el Covent Garden. ¿Tiene algún proyecto discográfico? Estoy preparando un recital de arias del que aún no puedo contar nada, pero que será sin duda una bomba. Rafael Banús Irusta EDUCACIÓN OCHO MILLONES DE POBRES ¿Para qué sirve el arte? Hace tres meses el Instituto Nacional de Estadística hacía públicos unos datos que nos decían que en España hay ocho millones de pobres. En España es oficialmente pobre aquella persona que tiene menos del salario mínimo para vivir, algo menos de seiscientos euros al mes. El dato de los ocho millones no sólo abruma por su dimensión, sino porque parece que, una vez dicho, todo sigue igual. Si hay ocho millones de pobres en España, la cifra en Argentina, China o Sudáfrica, por decir al azar tres países, debe ser desproporcionadamente mayor de lo que querríamos imaginar, por no hablar no sólo de pobres, sino de todos los colectivos que sufren condiciones injustas de toda índole. En este contexto, me pregunto qué relación hay entre preocuparse por una mejor educación artística y preocuparse por un mundo más justo. Dicho de otra forma, ¿de qué le sirve el arte a los que sufren? Arte social en Utrecht 132 Buena parte de las respuestas las encontré en el Festival-Congreso (www.community-art.nl) organizado en Holanda por el Community Art Lab del Tratado de Utrecht, una iniciativa de cuatro artistas-profesoresinvestigadores (Rien Sprenger, Eugene van Erven, Maria P. van Bakelen, Jet Vos) que han conseguido reunir ejemplos y personas de distintos puntos del mundo para impulsar un movimiento de arte social que es pro- bable que exista desde el principio de los tiempos, pero que hoy podría adquirir una dimensión mayor gracias al diálogo internacional que ellos han propiciado. Este arte social, que recibe en inglés el nombre de community art, alcanza todas las caras de la desgracia: etnias exterminadas, campos de refugiados, ciudades en guerra, emigrantes de todos los orígenes, grupos racialmente discriminados y un largo y triste etcétera en el que por supuesto están incluidos los pobres. Las formas de expresión artística que permiten a todos estos grupos hacer su arte trágico, serio, burlón, cínico o festivo son todas las formas de arte imaginable. Aunque el festival estaba centrado en la expresión teatral, lo cierto es que la música, la danza, el cine y otras han estado presentes con fuerza. La fuerza del proceso El arte social es multiforme y llega a colectivos imposibles de enumerar: alcohólicos, presos, personas con discapacidad, enfermos… Se puede decir que en él tiene cabida toda forma de arte en la que un colectivo deprimido se expresa. Enlaza con las ideas pedagógicas que atribuyen más importancia a la experiencia y al proceso que al resultado, sin que ello quiera decir que el resultado no interese. De hecho, algunos de los espectáculos que se han podido ver en Utrecht han tenido una calidad artística y un impacto estético y emocional que ya quisieran para sí muchas iniciativas profesionales. Pienso que incluso formas de arte profesional con un carácter de denuncia social palidecen y pierden credibilidad frente a lo que puede decir sobre un escenario un grupo de jóvenes refugiados políticos. Es difícil competir en intensidad con la fuerza de la canción que se canta en un cayuco a un recién nacido, cantada en escena por su madre. El arte social enlaza con el derecho a expresar y a hacer sin que sean otros quienes decidan qué debemos hacer. François Matarasso dijo en el congreso que uno de los retos de los programas de arte social era precisamente el de poner en manos de estos colectivos la capacidad de gestión y decisión de sus proyectos artísticos, en lugar de mantener la posición paternalista de decidir por ellos. Las iniciativas que existen en España catalogables como arte social son innumerables, pero es probable que muchas de las personas que las han generado ignoren que podrían estar formando parte de un movimiento internacional de grandes dimensiones. A veces ni siquiera existe conexión entre los propios creadores de proyectos en España. Las diferencias entre actividades (enfermos, inmigrantes, barrios deprimidos, jóvenes o niños en situación de exclusión social, mujeres maltratadas, etc) podría propiciar un distanciamiento que sería deseable comenzar a invertir. Invito a las personas interesadas en formar parte de un diálogo nacional e internacional a utilizar la dirección de correo electrónico que aparece al final de este texto como un punto de encuentro. El objetivo sería dotar de una mayor identidad colectiva a este tipo de proyectos, reforzar su situación y dar los pasos hacia una representación del trabajo que en España se está haciendo en este campo en el próximo congreso internacional que se celebrará dentro de dos años. Mi función en este sentido sería la de un intermediario, pero una posibilidad más directa es la de contactar con los organizadores del festival en [email protected]. Hace falta dar a conocer los proyectos y conocer lo que se está haciendo en el ámbito internacional. La expresión artística no sólo tiene sentido y utilidad entre los pobres y entre los más oprimidos, sino que la legitimación del arte como forma insustituible de expresión podría venir precisamente de su capacidad para filtrar, amplificar, desnudar y transformar el mundo que nos rodea. La situación de nuestros ocho millones de pobres nos debe hacer pensar hasta qué punto el modelo de éxito democrático que estamos creando se olvida de que el arte no es un lujo, sino una necesidad. Así lo indica la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Fue una experiencia inolvidable asistir a este congreso que con tanto acierto patrocinaba la organización del Tratado de Utrecht. Espero que en el futuro congreso la representación española pueda asistir y constatar un visible crecimiento de las actividades artísticas en general y del arte social en particular. Pedro Sarmiento [email protected] EDUCACIÓN EL FUTURO DE LA MÚSICA ESPAÑOLA Los planes europeos para la enseñanza superior han puesto en marcha un movimiento sin precedentes de las escuelas superiores de música de todo el mundo L a última reunión de la AEC (Asociación Europea de Conservatorios, www.aecinfo.org) parecía una fiesta. Salzburgo y su nuevo Mozarteum recibían con hospitalidad y un tiempo excelente a más de trescientos representantes de la enseñanza superior de la música en Europa, Oriente Medio, las Américas, Asia y Oceanía. Cuarenta y cinco países y cerca de doscientos cincuenta centros superiores de enseñanza de la música reunidos en torno a un proyecto común nunca antes imaginado, que consiste en crear un marco académico internacional fácil de entender y comparar, competitivo y eficaz. Dentro de este gran proyecto, consecuencia del Tratado de Bolonia de 1999, hay un cúmulo de actividades, estudios, publicaciones y trabajo, mucho trabajo. La Unión Europea ha impulsado esta tarea ingente apoyando la creación de una oficina profesional que coordina todos estos proyectos y que se ocupa de que los conservatorios europeos sean los principales artífices de la política educativa europea, como no podía ser de otra manera. También hay que decir que todo este esfuerzo es posible porque hay políticos y profesionales de la música que han tenido la visión y la capacidad de tomar una iniciativa compleja y extendida en el tiempo. La palabra conservatorio, por cierto, se utiliza en este ambiente internacional para referirse de forma general a los centros de enseñanza superior de la música, aunque el nombre que reciben en cada lugar sea distinto (conservatorio superior, musikhochschule, facultad, universidad, etc.). Quedan tres años A partir de 2010, fecha señalada para la puesta en marcha real del nuevo sistema, será mucho más fácil entender y comparar los planes de estudios y las titulaciones de cualquier país europeo. Se acabará el famoso lío de las convalidaciones, las homologaciones, los títulos de validez dudosa y los jóvenes músicos del mundo tendrán ante sí una información transparente sobre cosas tan importantes como el coste de la matrícula, la duración y nivel académico de las distintas titulaciones, la oferta internacional de titulaciones en las que especializarse, las posibilidades de completar una carrera musical en más de un centro, las salidas profesionales que los títulos permiten en cada país, las características detalladas de las pruebas de acceso y un largo etcétera. Del mismo modo, los profesores ampliarán sus perspectivas de trabajo en otros países y podrán comparar sus cualificaciones profesionales sin pasar el via crucis de las hasta ahora infranqueables burocracias de cada país. En 1999, la AEC respondía con unos reflejos envidiables al Tratado de Bolonia en un documento que manifestaba la predisposición de los conservatorios europeos a trabajar bajo las siglas de la AEC en la creación de un espacio superior de educación musical europeo. En este tiempo no sólo no ha perdido reflejos, sino que es evidente que está avanzando a pasos de gigante en lo que para muchos habría sido una mera entelequia hace poco tiempo. La AEC ha entendido que la formación musical es un proceso que comienza antes de la educación superior y que continúa durante toda la vida una vez superados los más altos niveles académicos. Por ello, está trabajando en diversas áreas relacionadas entre sí: 1. Estudia y compara la formación que los jóvenes músicos reciben en cada país antes de acceder a los estudios superiores, así como los criterios de selección de alumnos de los conservatorios de todo el mundo. 2. Informa y asesora sobre los pasos ya dados por múltiples países para adaptarse a los cambios propuestos en Bolonia en la acreditación de titulaciones, la relación entre titulaciones y realidad laboral, o la aplicación del modelo de tres ciclos (licenciaturamaster-doctorado). 3. Analiza la formación exigible a los futuros profesores de música de todos los niveles como herramienta indispensable de un sistema competitivo de enseñanza. 4. Estudia las categorías generales de aprendizaje que van a configurar el nuevo sistema, es decir, qué es lo que deben saber hacer los alumnos al final de cada etapa educativa. www.aecinfo.org 5. Coordina y potencia la movilidad internacional de alumnos y profesores, así como la creación de planes de estudio conjuntos entre distintos países. 6. Recopila información sobre todos estos temas para crear un portal de Internet en el que se podrá encontrar toda la información y establecer comparaciones entre las posibilidades educativas de todos los países del mundo. Las consecuencias para España de todos estos cambios sólo pueden ser beneficiosas, al igual que para cualquier país, siempre que España entienda que la competitividad consiste en estar a la altura de las circunstancias. Sería lógico esperar, aunque de momento no sea algo evidente, que España no se limitase a seguir con retraso o pasividad estos cambios, sino que trabajase seriamente para influir en su concepción y desarrollo. Los acuerdos de Bolonia afectan de lleno a la enseñanza superior de la música, pero en Salzburgo parecía que España los hubiese firmado una semana antes, no siete años antes. Nuestra imagen internacional atraviesa malos momentos. Alguien con capacidad para ello debería dar los pasos pertinentes para acabar con esta incompetencia. De ello depende el futuro de la música española. Pedro Sarmiento 133 JAZZ A lgo raro pasa con Kenny Garrett. El último de los jazzistas tocados por el dedo divino de Miles “Dios” Davis es un artista que, ojo, gana más en el formato discográfico que en el directo. Y eso escama. Así ha sucedido mayoritariamente a lo largo de su carrera y ahora se ha vuelto a poner de manifiesto al coincidir en el tiempo su última gira española y su última producción, Beyond the wall (Nonesuch Records/Warner). Entre ambas aventuras hay una distancia abismal, no tanto por las ideologías musicales empleadas, que suelen ser el único denominador común, sino por sus respectivas respiraciones. ¿Cómo se explica tal paradoja? Para aquellos que han podido disfrutar de estas dos realidades artísticas de Kenny Garrett la respuesta 134 es bien sencilla: encima de un escenario el alto saxofonista se revela como un atleta, mientras que en el estudio hace lo propio como el verdadero creador que es. El mal no le pertenece en exclusividad y muchos son los jazzistas que hoy hacen de su poderío y virtuosismos técnicos toda una declaración de intenciones acrobáticas, olvidándose de la verdadera intención de cualquier autor que se precie: contar algo. Nos lo acaba de recordar el contrabajista francés Henri Texier a su paso por el Festival de Jazz de Sigüenza: “Si no tienes nada que decir, mejor callar”. No obstante, sería injusto acotar la autoridad jazzística de Kenny Garrett a su lenguaje del vivo, una vez que hoy forma parte sustancial de la modernidad del género. Nacido en Detroit en 1960, el soplo de Kenny Garrett es deudor del bebop musculoso y lacerante de Charlie Parker, algo que se antoja evidente si atendemos a que ambos saxofonistas se decantaron por la opción instrumental del alto. En el caso del primero, además, hay que sumarle otro importante legado, el heredado de otro gran saxofonista, el tenorista John Coltrane, aunque esta vez más por su pálpito compositor. Las conclusiones se descubren al público en cada uno de sus fraseos y en buena parte de sus planteamientos, aunque para acallar cualquier voz dubitativa o descreída Garrett firmó a mediados de los noventa, Pursuance (Warner, 1996), con el explícito subtítulo de The music of John Coltrane, así como fue miembro activo del proyecto colectivo que capitaneara hace poco más de un lustro el baterista Roy Haynes, Birds of a Feather (Dreyfus, 2001), igualmente entregado con otro revelador subrayado, A tribute to Charlie Parker. Esta última aventura tuvo también una prolongación en el directo, contando con el concurso de estrellas tan fulgurantes como el trompetista David Kikoski, el trompetista Roy Hargrove o el contrabajista Dave Holland. Ahora Beyond the wall, lo nuevo del saxofonista, reafirma todas esas bondades musicales que lo alejan de esa acusación más que justificada cuando comparece sobre los escenarios: la de hacer mucho sensacionalismo jazzístico. El trabajo incluye nueve vibrantes composiciones propias con una rítmica de lujo, la compuesta por el pianista Mulgrew Miller, el contrabajista Robert Hurts y el baterista Brian Blade. A ellos se suman dos invitados de honor, el vibrafonista Bobby Hutcherson y el saxofonista y multiinstrumentista Pharoah Sanders. Con quienes rubrica excelentes retratos enclavados en la tradición post-bop, el jazz modal y el jazz contemporáneo. La madurez de su lenguaje y la robustez de su sonido, insistimos, no son ninguna sorpresa, sino justo y feliz contraste con la mencionada actitud de músico sensacionalista que se asoma al proscenio, buscando enardecer a las primeras filas. El chico, claro está, viene haciendo méritos desde sus primeros comienzos profesionales, cuando, por ejemplo, con dieciocho años de edad se sentaba tras los atriles de la Mercer Ellington Orchestra, y, tras un intenso periodo de giras por todo el mundo, aún hubo de pasar por otras dos orquestas, las de Frank Foster y Mel Andrew Eccles KENNY GARRETT, UNA VERDAD EN PERMANENTE CONTRADICCIÓN JAZZ KENNY GARRETT Lewis. Luego le llegó su primera oportunidad discográfica de la mano de la fonográfica Criss Cross, Introducing Kenny Garrett (1984), en la que tuvo a su lado nada menos que al trompetista Woody Shaw y el anteriormente citado Mulgrew Miller. El reconocimiento le llegó en la siguiente entrega formando en el seno del sexteto Out of the Blue. Con este grupo, y doblando para Freddie Hubbard, Garrett consiguió la ansiada categoría de confirmación, para después apuntalarla con sólidas colaboraciones junto a, primero, Art Blakey y, segundo, Miles Davis. Fiel a la tradición de los modelos de Jackie McLean y Cannonball Adderley, seguridad y velocidad vertiginosa en la construcción del fraseo, Garrett consiguió con Miles varios de los momentos más sublimes en las últimas bandas eléctricas de este último. De todo ello hay constancia en el disco Live around the world (Warner, 1988) que recoge algunos de los conciertos que Miles Davis ofreció durante su gira por el mundo, en 1988. Al margen de los títulos mencionados, su discografía se enriquece durante la pasada década con otros meritorios álbumes, caso de African Exchange Student (Atlantic, 1990), Black Hope (Warner, 1992), Trilogy (Warner, 1995), Songbook (Warner, 1997) y Simply Said (Warner, 1991). En todos ellos Kenny Garrrett representa fidedignamente a un modelo de vitalidad instrumental que se reconoce en la emancipación del jazz de todo tipo de esquematismos, llevándolo a terrenos que, unas veces, quedan horadados por las músicas de escucha fácil y, otras, por la fusión, pero, también, o sobre todo, por la chispeante carga energética del pop. Solos de una muy poco previsible progresión y una fogosidad que, “desgañitando” su instrumento, hacen temer por su salud, son responsables de que Garrett cuente con una de las legiones de incondicionales más abultadas del mundo del jazz. Eso sí, a veces a un precio demasiado, no ya alto, sino gratuito. La conclusión, una vez más, volvió a corroborarse en su última visita española a su paso por el madrileño Festival de Jazz de Ciudad Lineal, donde, acompañado por el pianista venezolano Benito González, el contrabajista Kris Funn y el baterista Jamire Williams, se despidió de un público entregado y puesto en pie, a pesar de haber resuelto una actuación con más oficio que corazón. Y con más trampa que cartón. Pablo Sanz CAJAS Y COFRES DE BUEN JAZZ U niversal acaba de poner en el mercado un fabuloso cofre de 6 discos con 48 de los 125 cortes discográficos que John Coltrane registró para el sello Prestige a lo largo de 27 intensas sesiones. Poco importa que el material ya sea conocido (el lote íntegro puede disfrutarse en otro paquete de 16 CDs titulado The Prestige Recordings), ya que ahora se ofrece con el sonido digitalmente mejorado y con un suculento libreto explicativo de 64 páginas, con comentarios a cargo de musicólogos tan reputados como Richard S. Ginell y Lewis Porter. Las grabaciones nos acercan la esencia de álbumes tan necesarios como The Believer, Bahia, Soultrane, The Last Trane, Traneing in o Lush Life, y nos sitúan ante el umbral de su fichaje por Atlantic. El saxofonista tenor ya estaba en aquella época situado en la delantera del jazz, aunque fuera como gregario de lujo, con lo que la llamada del productor Bob Weinstock para publicar como líder no hizo sino anticipar una realidad anunciada. La obra de otro gigante del jazz por derecho, el trompetista Dizzy Gillespie, también acaba de recibir justa atención por parte de la distribuidora Mosaic, que ha publicado una caja de siete discos con algunas de las grabaciones que este patriarca del bebop registró para los sellos Verve y Philips: The Verve/Philips Dizzy Gillespie Small Group Sessions. Los créditos nos remontan a finales de los cincuenta-principios de los sesenta y nos sitúan ante un artista entregado a los pequeños formatos. Entre aquellas sesiones producidas por dos hombres de oro, Norman Grantz y Quincy Jones, Gillespie lució palmito junto a otros avezados jazzistas del momento, caso de los saxofonistas Benny Golson y Hank Mobley o los pianistas Bud Powell, Kenny Barron y Hank Jones, entre otros. Otra leyenda vocal, Billie Holiday, ha recibido tratamiento especial gracias a la caja de 3 CDs remitida por el sello francés Saga, que comercializa en nuestro país la compañía Karonte. La artista es retratada fielmente a través de este material fechado entre 1935 y 1952 y manufacturado por las locomotoras orquestales de Teddy Wilson, Paul Whiteman, Artie Shaw, Count Basie, Bob Haggart o Eddie Heywood, entre otros arropamientos musicales. El producto se entrega con un libreto de 99 páginas absolutamente maravilloso y a un precio realmente asequible. Por último, otro de los monarcas del jazz de la mitad del siglo pasado, Miles Davis, obtiene merecida atención gracias a la caja de 10 CDs The complete live recordings editada por United Archives, y cuyo máximo interés reside en que se trata de una compilación con buena parte de los directos que el trompetista registró en clubes, radios y festivales durante 1948 y 1955. Jazz ardiente y en estado puro, con el bebop como única bandera y con notas sobresalientes en las sesiones registradas en el Birdland neoyorquino y en el Festival de Jazz de Newport de 1955. 135 LIBROS Generación del 27 UN PASO NECESARIO E 136 l libro Julián Bautista (19011961) de Jorge de Persia completa los estudios musicológicos sobre la “tríada” de alumnos de Conrado del Campo en el madrileño Real Conservatorio de la Música — emprendidos con sendas tesis doctorales sobre Salvador Bacarisse y Fernando Remacha, publicadas en 1993 por Christiane Heine1 y en 1998 por Marco Andrés Vierge2, respectivamente—, que, junto con los hermanos Rodolfo y Ernesto Halffter, Gustavo Pittaluga, Juan José Mantecón y Rosita García Ascot, formaron el “Grupo de los Ocho de Madrid”. Atribuido a la denominada Generación del 27, este grupo de compositores, unidos por los lazos de la amistad más que por criterios estéticos y estilísticos comunes, se esforzó, especialmente durante los años veinte y treinta, por “renovar” la música española a continuación de Manuel de Falla dando importantes impulsos a la vida musical de la capital. La monografía sobre Bautista supone el broche final de las actividades conmemorativas emprendidas con motivo del centenario de su nacimiento, tras el homenaje celebrado a finales de 2001 en Buenos Aires 3 con la colaboración del musicólogo Jorge de Persia, experto de la música española del temprano siglo XX y autor de numerosas publicaciones al respecto. Julián Bautista inició, tras su formación en el conservatorio madrileño, adonde había ingresado a la edad de once años, una prometedora trayectoria como compositor que llegó a su culmen cuando contaba sólo veintidós años al obtener en 1923 el Premio Nacional de Música por su Primer Cuarteto de cuerda (1922-23), repitiéndose esta experiencia en 1926 con respecto al Segundo Cuarteto (1926)4; a estas condecoraciones estatales se juntó en 1932 el Primer Premio de Unión Radio, otorgado por la Obertura para una ópera grotesca (1932). En los años treinta, Bautista estaba plenamente integrado en la vida músico-cultural de Madrid, a raíz, además, de su colaboración con Unión Radio y su trabajo pedagógico como profesor de armonía en el Conservatorio. Su carrera artística se truncó bruscamente con motivo de la Guerra Civil ya que su compromiso republicano, compartido con la mayoría de sus compañeros del Grupo de los Ocho, le obligó, al igual JORGE DE PERSIA: Julián Bautista (1901-1961). Archivo personal. Inventario. Colecciones Singulares de la Biblioteca Nacional 5. Directora: Nieves Iglesias. Madrid, Biblioteca Nacional, 2004. 172 págs. que a éstos, a abandonar España en 1939 por temor a represalias de parte del nuevo régimen. Tras una breve estancia en Bruselas, Bautista optó por emigrar con su familia a un país latinoamericano —como Rodolfo Halffter, Rosita García Ascot y Jesús Bal y Gay, que se instalaron en México— embarcándose en 1940 con su familia rumbo a la Argentina donde se había establecido Manuel de Falla el año anterior. Salvo algunas estancias ocasionales en Puerto Rico al final de su vida, Bautista residiría en Buenos Aires hasta su muerte, en 1961, sin que volviera jamás a España, lo mismo que su amigo y condiscípulo Bacarisse, fallecido en el exilio francés sólo dos años después. En el país latinoamericano, Bautista encontró unas condiciones laborales muy precarias, siendo su adaptación muy lenta, a pesar de contar con el apoyo incondicional de otros intelectuales tanto argentinos como españoles que le introdujeron en los círculos artísticos bonaerenses. Su principal fuente de ingresos resultó de la composición de música para el cine; algunas de estas películas merecieron sendos premios, como en 1950 La barca sin pescador. Actuó, además, en numerosas ocasiones como director de orquesta invitado, dedicándose más tarde también a la enseñanza musical como profesor de composición en el Conservatorio Nacional de Buenos Aires y, solicitado por Juan José Castro, en el nuevo Conservatorio de Música de Puerto Rico. A pesar de lo esporádico de su producción en el campo de la música culta, Bautista — estimado por compositores argentinos de la talla de Castro, Alberto Ginastera y Roberto García Morillo— llegó a gozar, al final de esta segunda etapa de su vida, del reconocimiento oficial también en el Nuevo Mundo mediante dos importantes galardones recibidos en 1958: el Primer Premio de la casa editorial Ricordi Americana para su Segunda Sinfonía “Ricordiana” (1957), y, en el marco del Festival Interamericano, el Premio de la Asociación de Conciertos de Cámara para su Tercer Cuarteto de cuerda (1958). En comparación con otros músicos exiliados de la Generación del 27 que durante décadas fueron olvidados en su país natal tras su partida de España, en el caso de Bautista contribuyó un triple factor a la omisión de su memoria: la prematura muerte del compositor a los sesenta años, la pérdida de la mayor parte de su obra temprana a causa del bombardeo que durante la contienda destruyó el domicilio familiar de Madrid, y, por fin, la dedicación casi exclusiva, en el exilio, a un género considerado menor, como la música de cine. Un primer paso para la recuperación de su legado musical supuso, sin duda, la exposición La Música en la Generación del 27 - Homenaje a Lorca 1915/1939, organizada en Granada, en LIBROS 1986, bajo la tutela de Emilio Casares, y que reunía todo tipo de documentación en torno a los miembros del Grupo de los Ocho de Madrid y otros músicos vinculados a la Generación del 27. En cuanto al estado de la cuestión existente, es significativo que, veinte años después de la muerte de Bautista, el catálogo de dicha exposición5 reeditó, en la sección biográfica (pp. 89-93), un artículo publicado casi medio siglo atrás, en 1938, en el número uno de la revista Música (pp. 9-23) y firmado por Rodolfo Halffter, el cual, naturalmente, abordó sólo la primera etapa de la trayectoria del compositor madrileño; como único testimonio del periodo argentino figuran en el apéndice de dicho catálogo (pp. 191 ss.) las transcripciones de dos cartas que Bautista había enviado a su viejo amigo Remacha en 1957 y 1959, respectivamente. Tardaría otra década más hasta que se pusiera al conocimiento público —tras su cautelosa catalogación, microfilmación y digitalización—, una relación de las composiciones de Bautista conservadas en la Biblioteca Nacional de Madrid6, que en parte fueron localizadas en la Argentina merced a la labor de recopilación emprendida ya en los años ochenta por Jorge de Persia. Al empeño de este investigador se debe la adquisición de los fondos, propiedad hasta entonces de los herederos del compositor, por parte del Departamento de Patrimonio Bibliográfico en 1992 y su vuelta definitiva a España. La respectiva relación de obras musicales, publicada por vez primera en 1997, ha sido incorporada —de manera revisada y actualizada— en el reciente trabajo monográfico sobre el compositor, Julián Bautista (19011961), realizado por De Persia con la colaboración de Isabel Lozano, donde forma parte del segundo apartado denominado “Inventario” (pp. 107 ss.). Comprendiendo siete capítulos, este inventario abarca, por un lado, el catálogo de obras ya conocido que se encuentra subdividido, según la respectiva función en “música para cine y teatro” (cap. I: pp. 113-128) y “música de concierto” (cap. II: pp. 129-140), y, por otro lado, listados detallados de los materiales hemerográficos, corresponsales, literarios y documentales reunidos hasta la fecha, los cuales constituyen aportaciones nuevas, siendo de gran utilidad para futuros trabajos historiográficos y musicológicos sobre Bautista; en particular, se trata de “recortes de prensa” (cap. III: pp. 141-145), “cartas y fotografías” (cap. IV: pp. 146-155), “escritos varios, conferencias y entrevistas” (cap. V: pp. 156-158), “certificaciones, contratos y diplomas” (cap. VI: pp. 159-160) y “documentación varia y registros sonoros” (cap. VII: pp. 161-162), que a la vez pueden ser consultados en la Biblioteca Nacional de Madrid. Asimismo novedoso resulta el anexo gráfico (sin indicación de páginas) al publicarse por primera vez siete dibujos en color que corresponden a los “Figurines de Fontanals para el ballet Juerga”. Frente a este inventario, el primer apartado de esta monografía, titulado “Julián Bautista. Tiempos y espacios” (pp. 9-105), está destinado al examen sintético de vida y obra del compositor, abordándose consecutivamente “los primeros años” (pp. 11-16), “estudios y primeras obras” (pp. 16-29), “una experiencia generacional” (pp. 29-37), “los años treinta” (pp. 37-42), “el cine” (pp. 42-44), “la República” (pp. 44-50), “la guerra civil” (pp. 5160), “llegada a Buenos Aires” (pp. 6165), “Falla” (pp. 65-70), de nuevo “el cine” (pp. 70-81), “España a la distancia. Pupila al viento” (pp. 81-88) y “la última década” (pp. 88-103), y concluye con una “cronología general de la obra de Julián Bautista” (pp. 104-105). Los primeros capítulos, que tratan la biografía y creación artística del compositor en el contexto de la cultura española antes de la guerra civil, recurren, en gran parte, a los conocimientos facilitados por Halffter en 1938, si bien completados por aspectos adicionales, como los relacionados con los trabajos teóricos de Bautista en el campo de la armonía (p. 49). En cambio, De Persia consigue aportar datos nuevos con respecto a las actividades del compositor madrileño durante el exilio argentino —averiguados por el investigador in situ (aunque proporcionados parcialmente ya por Emilio Casares en 19997)—, resultando particularmente interesantes sus indagaciones en torno al cine argentino y la colaboración de Bautista y Rafael Alberti (pp. 85 ss.). El libro cierra con un “Índice de obras de Julián Bautista”, en sustitución de un índice onomástico, cuya ausencia dificulta la búsqueda pormenorizada de personas y lugares concretos mencionados a lo largo de esta monografía. Supuestamente, la nueva publicación sobre Bautista —muy necesaria por cerrar una importante laguna en torno a un miembro musical de la Generación del 27—, no pretende ser definitiva, ya que carece de cierta profundidad, actitud crítica y rigor científico, por limitarse el autor a meras descripciones de obras musicales sin siquiera corroborar sus resultados (adoptados, en parte, del artículo de Halffter) con ejemplos musicales, por renunciar a identificar las fuentes de las citas utilizadas, por prescindir de una relación bibliográfica, y por no evitar incoherencias, como en el caso de la plantilla de la Suite all’antica distinta en los dos apartados del libro (véanse pp. 47 y 140). No obstante estos defectos, la monografía Julián Bautista (19011961) supone un paso importante en la recuperación del patrimonio de un músico desterrado a consecuencia de la Guerra Civil española, al poner a disposición de la comunidad científica —pero también a cualquier interesado en el personaje de este compositor madrileño— valiosa información sobre su vida y obra. En resumen, se trata de un libro recopilatorio e introductorio que, al reunificar todas las fuentes, tanto primarias como secundarias, pertenecientes al legado de Bautista, pueda servir de referencia para futuros estudios musicológicos que, partiendo de los logros que presenta esta publicación, se ocupen a fondo de la música de Julián Bautista y continúen la labor emprendida por Jorge de Persia. Christiane Heine 1 Heine, Christiane. Salvador Bacarisse (1898-1963). Die Kriterien seines Stils während der Schaffenszeit in Spanien (bis 1939). Europäische Hochschulschriften. Publications Universitaires Europénnes. European University Studies. Reihe XXXVI, Musikwissenschaft, vol. 108, Frankfurt a. M., Peter Lang, 1993. 2 Andrés Vierge, Marco. Fernando Remacha. El compositor y su obra. Madrid, ICCMU, 1998. 3 El acto conmemorativo tuvo lugar en la Oficina Cultural de la Embajada de España en la República Argentina el cinco de diciembre de 2001 y fue organizado por Ignacio Pérez Caldentey, Consejero Cultural de dicha embajada, y Jorge de Persia. 4 Las partituras de ambos Cuartetos de cuerda (nº 1 y nº 2) se perdieron durante la Guerra Civil. 5 Casares Rodicio, Emilio (editor). La Música en la Generación del 27 - Homenaje a Lorca 1915/1939. Catálogo de la exposición en Granada 1986. Madrid: Ministerio de Cultura, 1986. 6 Iglesias Martínez, Nieves. “Fondo Julián Bautista de la Biblioteca Nacional de Madrid (Sección de Música. Biblioteca Nacional de Madrid).” El Patrimonio musical: los archivos familiares (18981936). Cuaderno de trabajo nº 4, coord. Jorge de Persia. Madrid, Ediciones de la Coria/Fundación Xavier de Salas, diciembre de 1997, pp. 123-147. 7 Casares Rodicio, Emilio. “Bautista Cachaza, Julián”, en: Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, editado por E. Casares, vol. 2. Madrid, ICCMU, 1999, pp. 301-308. 137 LIBROS Relaciones entre música y arquitectura HUÉSPED Y ANFITRIÓN JOAQUÍN ARNAU: Espacios para la música. Prólogo de José Luis García del Busto. Editorial Nausicaa. Murcia, 2005. 334 págs. L a relación entre música y arquitectura ha sido, es y será objeto de estudio. Es evidente que entre una y otra existen muchos puntos de contacto y sobre ello se ha escrito mucho. No falta quien haya considerado que ciertas arquitecturas son algo así como músicas solidificadas, o que determinadas músicas son arquitecturas poderosas, aunque lo sonoro es por naturaleza efímero (se contempla a través del tiempo pues de tiempo se construye la música) y lo arquitectónico tiende a durar y a “contener” a quien lo contempla. Como dice Arnau, “la música es el huésped y la arquitectura el anfitrión”.Desde la relación más que evidente entre la música de Gabrieli y el edificio para la que fue concebida, la basílica veneciana de San Marcos, hasta un muy estimulante y poético capítulo, el último, dedicado a un tiempo a John Cage y a Gehry, con importantes presencias como el cine y Messiaen y hasta música pop y folk, Arnau propone un recorrido por espacios reales y casi virtuales con una música o varias músicas que le son propias. Y ello, no necesariamente desde la perspectiva de continente (edificio) y contenido (música) en cuanto a relación directa entre ambos (aunque también y no faltan ejemplos de ello como el caso del primer capítulo ya citado). Arnau, afortunadamente, va mucho más allá y relaciona arquitecturas que sugieren músicas o que son ideales para determinadas músicas (incluso si sus artífices no llegaron a convivir y de ello hay algún ejemplo en este libro). También otros espacios no necesariamente tan sólidos como un edificio, tal es el caso de algún que otro decorado, algún cuadro e incluso un elemento sugerido en música y en arte plástico que sugiere una determinada arquitectura como es la catedral sumergida que no resulta una arquitectura determinante para relacionarse con la música sugerida (obviamente, Debussy) sino que el protagonismo pasa al agua misma. Hay mucho en este libro, muchísimo interés. Y ese interés, además de por el tema tratado, proviene también del modo en cómo el autor lo enfoca, realmente fascinante y enjundioso. Arnau escribe de un modo sólido y poético a un tiempo, como la arquitectura y como la música, y muestra con naturalidad su bagaje cultural y su sensibilidad. En este sentido, da mucho que pensar y hasta resulta chispeante en mucho momentos, con características referencias entre palabras, entre una palabra y su origen, y otros aspectos relacionados con el léxico que emplea. Abundan las citas literarias, a veces sin referencia dado que, probablemente, el autor supone que el lector ya conoce. Quien suscribe ha leído el libro con la atención que merece. Lástima que la edición no sea ejemplar, pues se deslizan algunas erratas y las ilustraciones, en blanco y negro, ganarían mucho si estuvieran en color. Por lo demás, un libro magnífico. Josep Pascual Aportación al gran siglo francés UN RENOVADOR EN EL VERSALLES DEL REY SOL CATHERINE MASSIP: MichelRichard Delalande ou le Lully latin. Éditions Papillon Mélophiles nº 17. Ginebra, 2005. 160 págs. A 138 pesar del interés que el grand siècle ha despertado siempre entre los musicólogos franceses, no existía ninguna monografía dedicada a Michel-Richard Delalande (1657-1726), compositor que se hizo popular entre los aficionados por las Sinfonías para las cenas del rey, un aspecto fragmentario, pero indudablemente colorista de su producción. Sin embargo, la importancia de Delalande (o Lalande) deriva fundamentalmente de su labor desarrollada en Versalles, sobre todo como autor de unos ochenta grandes motetes para la Capilla Real, lo que llevó a su alumno Collin de Blamont a llamarlo el Lully latino, de donde el título usado por Catherine Massip para este breve pero significativo trabajo, que se apoya tanto en el catálogo del compositor preparado por Lionel Sawkins en los años 80 y 90 del siglo pasado como en las fuentes antiguas. Delalande tuvo una relación mucho más larga con la corte versallesca del Rey Sol que Lully, pues fue nombrado sucesivamente Surintendente (1689), Compositor (1690) y Maestro (1709) de la música de cámara. Además, desde 1683 fue sous-maître de la Chapelle, cargo que se dividía en cuatro mandatos anuales (por trimestres) en una estructura rigurosamente articulada que se reorganizó justo aquel mismo año, pasando de dos maestros (cada uno mandaba durante dos quartiers o trimestres) a cuatro, siendo los primeros del nuevo sistema Goupillet, Minoret, Delalande y Colasse. Fue precisamente como maestro de la Chapelle como Delalande escribiría lo más significativo de su producción: sus 77 grandes motetes, así como algunos pequeños motetes y unas Lecciones de tinieblas. Catherine Massip divide su trabajo en cinco capítulos, los tres primeros destinados a recorrer tanto la vida pública como privada del compositor. En el cuarto, Massip presenta las fuentes que preservaron los grandes motetes (la colección Toulouse-Philidor, la edición póstuma de 1729, la colección Cauvin) y su estilo, que es analizado elemento a elemento (solistas, coro, orquesta), antes de profundizar someramente en dos de ellos: Super flumina Babylonis S. 13 (S. 16 se señala por error) y Miserere S. 27, que colocan a Delalande como un audaz renovador del género. El quinto y último está dedicado a la música profana, peor conservada que la religiosa, pero que además de las célebres Sinfonías, abarca diversas obras para la escena (ballets, pastorales), en las que no faltan innovaciones de interés. Pequeños apéndices, que incluyen una lista de los grandes motetes, una bibliografía, una cronología y algunas referencias discográficas, completan una obra que, a la espera de un estudio en profundidad del músico, ayuda a contextualizar adecuadamente su producción dentro de una de las épocas más ricas y brillantes de la historia de la música francesa. Pablo J. Vayón I’ve got the music in me, come to the source at MIDEM Classique & Jazz CLASSICAL JAZZ CONTEMPORARY TRADITIONAL Classical & Jazz music is currently at a major turning point. If you want to be in tune with the genre's latest evolutions, MIDEM Classique & Jazz is the place to be. Only MIDEM Classique & Jazz brings together so many key international players under one roof. Don’t forget: the earlier you register, the less you pay! 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Mozart, Berg, (Auditori Brahms [www.auditori.org]). 12,13,14: Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña [www.obc.es]. José Collado. Montserrat Caballé, soprano. Chausson, Gounod, Massenet. (Auditori). 15: Philharmonia de Praga. Kaspar Zehnder. Mozart, Beethoven. (Ibercámera. Palau). 17: Ofelia Sala, soprano; Helmut Deutsch, piano. Schubert, Brahms, Mendelssohn. (Petit Palau). 20,21: OBC. Ernest Martínez Izquierdo. Ewa Podles, contralto. Saariaho, Scriabin, Sibelius. (Auditori). 23: Sinfónica de Melbourne. Oleg Caetani. Vadim Repin, violín. Sibelius, Rachmaninov. (Ibercámera. Auditori). 26,27,28: OBC. Robert King. Coro Madrigal. Sampson, Summers, Daniels, Fresán. Durán, Mendelssohn, Haydn. (Auditori). 29: Simon Keenlyside, barítono; Julius Drake, piano. Glazunov, Rachmaninov, Brahms. (Teatro del Liceo). 31: Cuarteto Orion. Beethoven, Corea, Mendelssohn. (Ibercámera. Palau). — Daniela Barcellona, mezzo; Alessandro Vitiello, piano. Rossini, Tosti. (Teatro del Liceo). ORQUESTA DE EXTREMADURA WWW.ORQUESTADEEXTREMADURA.COM GRAN TEATRO DEL LICEO WWW.LICEUBARCELONA.COM MANON LESCAUT (Puccini). Palumbo. Cavani. Dessì, Armiliato, Tézier, Chausson. 2,3,5,7,8-I. DON CARLO (Verdi). Benini. Konwitschny. Pretia, Álvarez, Pieczonka, Ganassi. 27,30-I. BILBAO SINFÓNICA DE BILBAO WWW.BILBAORKESTRA.COM 11,12-I: Pedro Halffter. Stravinski, Beethoven, Strauss. 18,19: Juanjo Mena. Isabelle Faust, violín. Dvorák, Martinu, Bartók. SOCIEDAD FILARMÓNICA 140 9-I: Arcadi Volodos, piano. Clementi, Brahms, Schumann, Liszt. 12: Cuarteto Fauré. Mendelssohn, Fauré, Brahms. 18: Natalia Gutman, violonchelo; Eliso Virsaladze, piano. Beethoven, Brahms. 23: Orquesta de Cámara de Heilbronn. Ruben Gazarian. Ewa Kupiec, piano. Mendelssohn, Chopin, Chaikovski. 31: David Russell, guitarra. Broca, DE AMIGOS GERONA DE 19-I: Jesús Amigo. Javier Perianes, piano. Beethoven, Bruckner. AUDITORI WWW.AUDITORIGIRONA.ORG 7,9-I: Coro de la Sinfónica de la BBC. Sinfónica de Tenerife. Víctor Pablo Pérez. Roocroft, Goerne, Bostridge. Britten, War Requiem. 9,10,12,13: Filarmónica de Múnich. Christian Thielemann. Bruckner, Quinta, Octava. 10,12: Filarmónica de Gran Canaria. Daniel Oren. Cristina GallardoDomâs, soprano. Gounod, Catalani, Verdi. 13,14: Jonas Kauffmann, tenor; Helmut Deutsch, piano. Schubert, Britten, Strauss. 15,16: Odhecaton. Paolo Da Col. Tavares, Yoldi, Redondo. 16,17: Antonio Nosè, piano. Beethoven, Chopin, Ravel. 19,20: The Sixteen. Symphony of Harmony and Invention. Harry Christophers. Haendel, Israel en Egipto. 20,21: Filarmónica de Gran Canaria. Pedro Halffter. Sabine Meyer, clarinete. Mozart, Prokofiev. 21,22,24,25: Filarmónica de Helsinki. Michael Schoenwandt. Johannes Moser, chelo. Jurado, Elgar, Chaikovski. / Iván Martín, piano. Milhaud, Grieg, Nielsen. 29,31: Han-Na Chang, chelo; Benjamin Hochmann, piano. Debussy, Shostakovich, Chopin. 30,31: Sinfónica de Holanda. Gerd Albrecht. Dvorák, Britten, Ruiz. / Strauss. CÓRDOBA ORQUESTA DE CÓRDOBA WWW.ORQUESTADECORDOBA.ORG 25-I: Vladimir Valek. Jan Simon, piano; Martin Valek, piano. Mozart, Mendelssohn, Dvorák. EUSKADI ORQUESTA DE EUSKADI WWW.ORQUESTADEEUSKADI.ES 11,12-I: Jesús López Cobos. Orfeón Donostiarra. Díaz, Davislim, Titus. Liszt, Mendelssohn. (San Sebastián). 22: Gilbert Varga. Xavier de Maistre, arpa. Schubert, Madina, Reinecke. (222,26: San Sebastián. 23: Vitoria. 24: Pamplona. 25: Bilbao). JEREZ 6-I: Joven Orquesta Nacional de Cataluña. Edmon Colomer. Compositores catalanes. 12: Orquesta de Gerona. Pablo Heras. Vivaldi, Mendelssohn, Tippett. TEATRO VILLAMARTA WWW.VILLAMARTA.COM GRANADA MADRID EL HUÉSPED DEL SEVILLANO (Guerrero). 19,20-I. ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA WWW.ORQUESTACIUDADGRANADA.ES CDMC CANARIAS XXIII FESTIVAL DE MÚSICA WWW.FESTIVALDECANARIAS.COM 19-I: Jean-Jacques Kantorow. Beethoven. ORQUESTA DE CÓRDOBA Auditorio Museo Nacional Centro De Arte Reina Sofíaa Temporada de Conciertos 2006/07 www.orquestadecordoba.org Telf. 957 491 767 Ronda de Atocha (esquina c/ Argumosa). Teléfonos: 91 774 10 00 / 72 / 73 Día 1 de enero de 2007 5º Concierto Temporada de Abono Gran Teatro de Córdoba 20, 30 h. Concierto de Año Nuevo Obras de F. Schubert, C. Gounod, J. Strauss, G. Verdi, F. Lehár y E. Kalman 15 enero 2007. 19.30h. Ciclo Residencias (I) Nataliya Kovalova, soprano Orquesta de Córdoba Director: Georg Mark Días 16, 17 y 18 de enero - 2007 Ciclo de Conciertos Didácticos Gran Teatro de Córdoba Sesiones 10:00 h. y 12:00 h. Pedro y el lobo Cuento musical de S. Prokofiev Introducción didáctica de Fernando Palacios Narración: Fernando Palacios Orquesta de Córdoba Director: Vsevolod Polonsky (Ganador del 1er Concurso de Jóvenes Directores) Trío Arbós. Neopercusión. Eneko Vadillo, compositor residente Clara Andrada, flauta; José Luis Estellés, clarinete; Pilar Pujol, mezzosoprano. PROGRAMA Peter Maxwell Davies: Antechrist Mario Davidovsky: Flashbacks Aureliano Cattaneo: Trío II Guo Wenjing: Drama op. 23 Eneko Vadillo: Alma (estreno absoluto, encargo CDMC) 22 enero 2007. 19.30h. Cuarteto Capuçon (Renaud Capuçon, violín; Gautier Capuçon, violonchelo; Aki Saulière, violín; Béatrice Muthelet, viola) REANAUD CAPUÇON Día 25 de enero de 2007 6º Concierto Temporada de Abono Gran Teatro de Córdoba 20:30 h. I Las bodas de Fígaro, obertura W. A. Mozart Concierto para violín, piano y orquesta F. Mendelssohn Jan Simon, piano Martin Valek, violín II Sinfonía nº 6 A. Dvorák Orquesta de Córdoba Director: Vladimir Valek VALEK PROGRAMA Ravel: Cuarteto para cuerdas en Fa mayor Wolfgang Rihm: Duomonolog para violín y violonchelo Henry Dutilleux: Ainsi la nuit 29 enero 2007. 19.30h. Exaudi Vocal Ensemble PROGRAMA Salvatore Sciarrino: Tutti i miraggi dell’ acque Giacinto Scelsi : Tre Canti Sacri Brian Ferneyhough: Kyrie (Missa Brevis) Iannis Xenakis: Nuits Wolfgang Rihm: Mit geschlossenem Mund. Quo me rapis James Dillon: Hyades GGUUÍ A ÍA XXXIV Ciclo Grandes Autores e Intérpretes de la Música Auditorio Nacional de Música de Madrid Sala Sinfónica Viernes, 26 de enero de 2007, 22, 30 horas Methamorfosis Director: Dimitri Psonis Músicas de la ruta de la seda Venta de localidades Taquillas del Auditorio Nacional de Música Teléfono: 91-3370100 Venta telefónica: Servicaixa: 902332211 ORCAM ORQUESTA Y CORO DE LA COMUNIDAD DE MADRID www.orcam.org Auditorio Nacional. Sala Sinfónica Martes, 16 de enero de 2007. 19, 30 horas Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid TEATRO DE LA ZARZUELA Información: 91/ 516 06 60. Venta Telefónica: 902 24 48 48. Venta en Internet: www.teatro-real.com. Visitas guiadas: 91 / 516 06 96. Jovellanos, 4. Metro Banco de España. Tlf.: (91) 5.24.54.00. Internet: http://teatrodelazarzuela.mcu.es. Director: Luis Olmos. Venta localidades: A través de Internet (servicaixa.com), Taquillas Teatros Nacionales y cajeros o teléfono de ServiCaixa: 902 33 22 11. Horario de Taquillas: Venta anticipada de 12 a 17 horas. Días de representación, de 12 horas, hasta comienzo de la misma. ÓPERA WOZZECK de Alban Berg. Enero: 12, 14, 16, 18, 20, 22, 24, 26, 28. 20:00 h. Domingos a las 18:00 h. Director musical: Josep Pons. Director de escena: Calixto Bieito. Escenógrafo: Alfons Flores. Figurinista: Mercè Paloma. Solistas: Jochen Schmeckenbecher, Jon Villars, David Kuebler, Gerhard Siegel, Johann Tilli, Angela Denoke (12, 14, 16, 18, 20, 22, 24)/ Susan Anthony (26, 28), Itxaro Mentxaka, Kurt Gysen, David Rubiera, Francisco Vas. Coro y Orquesta Titular del Teatro Real (Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid) ÓPERA WOZZECK de Manfred Gurlitt. Ópera en concierto. Enero: 21. 18:00 h. Enero: 23. 20:00 h. Director musical: Jesús López Cobos. Director del coro: Jordi Casas Bayer. Solistas: Johann Reuter, Anna-Katharina Behnke, Darren Jeffery, Graham Clark, David Kuebler, Konrad Jarnot, Cecilia Díaz, Francisco Vas. Coro y Orquesta Titular del Teatro Real (Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid). RECITAL DE MATTHIAS GOERNE, barítono. Wolfram Rieger, piano. Enero: 13. 20:00 h. Obras de G. Mahler, A. Berg y R. Wagner. CONTEXTOS BERLIN COMEDIAN HARMONISTS. Verónica, der Lenz ist da (Verónica, la primavera está aquí).. Enero: 17. 20:00 h. V. Martín y Soler Una cosa rara (obertura) A. García Abril Concierto de la Malvarrosa B. Britten La balada de los héroes op.14 F.J. Haydn Sinfonía Nº 49 en fa menor, “La Passione” UTE LEMPER, VOZ . Enero: 27. 20:00 h. Canciones de cabaret berlinés. Orquesta de la Comunidad de Madrid Manuel Escalante, piano José Ramón Encinar, director A. Ginastera Pampeana Nº 3 J. J. Falcón Concierto para piano y orquesta F. J. Haydn Sinfonía Nº 52 en do menor XIII Ciclo de Lied. Lunes 22 de enero, a las 20 horas. Simon Keenlyside, Barítono. Julius Drake, Piano. Programa: J. Brahms, N. Rimski-Korsakov, S. Rachmaninov, R. Strauss, F. Poulenc, C. Debussy, y M. Ravel. Coproducen: Fundación Caja Madrid y Teatro de La Zarzuela. CONTEXTOS Gustavo Peña, tenor Mª Antonia Rodríguez, flauta Aurora López, piano Jordi Casas Bayer, director del Coro Víctor Pablo Pérez, director Auditorio Nacional. Sala Sinfónica Jueves, 25 de enero de 2007, 19, 30 horas Los Sobrinos del Capitán Grant. Hasta el 14 de enero de 2007 a las 20:00 horas (excepto lunes, martes), domingos y miércoles a las 18:00 horas. Dirección Musical: Miguel Roa y Luis Remartínez. Dirección de Escena: Paco Mir. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de La Zarzuela. CONTEXTOS CONTEXTOS CONCIERTO DE CÁMARA II. Cuarteto Casals. Enero: 29. 20:00 h. Obras de A. Berg, J. Brahms y A. Schönberg ACTIVIDADES PARALELAS ÓPERA EN CINE. LA BOHÈME de Giacomo Puccini. Enero: 14. 11:00 h. ACTIVIDADES PARALELAS DOMINGOS DE CÁMARA. Concierto nº 3. Solistas de la Orquesta Titular del Teatro Real (Orquesta Sinfónica de Madrid). Enero: 28. 12:00 h. Obras de E. Bozza, H. Villa-Lobos y J. Brahms. V Ciclo de Jóvenes Intérpretes de Piano. Lunes 8 de enero, a las 20:00 horas Recital III: José Enrique Bagaría Villazán (España). Programa: F. J. Haydn, R. Schumann, M. de Falla y F. Liszt. Coproducen Fundación Scherzo y Teatro de La Zarzuela. ORQUESTA SINFÓNICA DE MADRID www.osm.es 91 532 15 03 Auditorio Nacional de Música 31 de enero de 2007, 19, 30 horas John Nelson. director NELSON Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música TEATRO REAL KEENLYSIDE UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID Programa: I Parte Sinfonía nº 86 en re mayor de F. J. Haydn Concierto para fagot y orquesta en si bemol mayor, K 191 de W. A. Mozart Solista: Francisco Alonso, fagot II Parte Sinfonía nº 2 en do mayor, op. 61 de R. Schumann cajamadrid.es]. A.N.). 25,26: Orquesta de RTVE. Adrian Leaper. Webern, Abe, Chaikovski. (T.M.). 26,27,28: ONE. Eliahu Inbal. Renaud Capuçon, violín; Gautier Capuçon, violonchelo. Brahms. (A.N.). 27: Sinfónica de Melbourne. Oleg Caetani. Vadim Repin, violín. Sibelius Stravinski. (Ciclo Complutense [www.ucm.es]. A.N.). 30: Les Talens Lyriques. Christophe Rousset. Los Bach. (Ciclo Complutense. A.N.). 31: Cuarteto Hagen. Mozart, Haydn, Beethoven. (Liceo de Cámara. A.N.). MURCIA 10-I: Camerata Académica del Mozarteum de Salzburgo. Gil y Adele Shaham, violines. Bach. (Juventudes Musicales [www.juvmusicalesmadrid.com]. Auditorio Nacional [www.auditorionacional.mcu.es]). 11,12: Orquesta de RTVE. [www.rtve.es]. Walter Weller. Karin Adam, violín. Wagner, Prokofiev, Martinu. (Teatro Monumental). 12,13,14: Orquesta Nacional de España [ocne.mcu.es]. Juanjo Mena. Chaikovski, Liszt. A.N.). 17: Elisabeth Leonskaia, piano. Liszt, Chaikovski, Chopin. (Grandes Intérpretes. Fundación Scherzo. [www.scherzo.es]. A.N.). 18,19: Coro y Orquesta de RTVE. Christian Badea. Asier Polo, chelo. Soler, Elgar, Beethoven. (T.M.). 19,20,21: OCNE. Pinchas Steinberg. Larmore. Berlioz, Condenación de Fausto. (A.N.). 23,24: Filarmónica de Londres. Kurt Masur. Strauss, Beethoven, Musorgski. / Brahms, Hindemith, Ravel. (Ibermúsica [www.ibermusica.es]. (A.N.). 23,24,25: Rachel Podger, violín: Anssi Karttunen, violonchelo. Bach (Liceo de Cámara [www.fundacion AUDITORIO WW.AUDITORIOMURCIA.ORG 7-I: Real Orquesta Filarmónica. Leonard Slatkin. Alexandre da Costa. Beethoven, Dvorák. 19: Sinfónica de la Región de Murcia. Vladimir Valek. Boris Giltburg, violín. Dvorák, Rachmaninov. OVIEDO TEATRO CAMPOAMOR WWW.OPERAOVIEDO.COM LA TRAVIATA (Verdi). Rovaris. Miller. Takova, Jordi, Pons, Suárez. 27,29,31-I. PAMPLONA BALUARTE WWW.BALUARTE.COM 11,12-I: Wiener Akademie. Martin Häselbock. Haendel. 25: Sinfónica de Melbourne. Oleg Caetani. Vadim Repin, violín. Sibelius, Stravinski. 27: Niños Cantores de Viena. 141 GGUUÍ A ÍA SAN SEBASTIÁN FUNDACIÓN KURSAAL WWW.FUNDACIONKURSAAL.COM 18-I: Kremerata Baltica. Gidon Kremer. Beethoven, Gubaidulina, Shostakovich. SANTIAGO DE COMPOSTELA ORQUESTA SINFÓNICA DE TENERIFE www.ost.es file://www.ost.es Información: 922 239 801 Festival de Música de Canarias DON GIOVANNI (Mozart). Metzmacher. Wieler. Spagnoli, Luperi, Margiono, Fardilha. 3,7-I. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Metzmacher. Wieler. Magee, Costea, Pisaroni, Margiono. 4,8-I. BERLÍN FILARMÓNICA DE BERLÍN WWW.BERLINER-PHILHARMONIKER.DE Auditorio de Tenerife REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Auditorio de Galicia Real Filharmonía de Galicia www.realfilharmoniagalicia.org www.auditoriodegalicia.org Teléfono: 981 55 22 90 5-I: Real Filharmonía de Galicia. M. Thiébaut. D. Ligorio, piano. Rimsky-Korsakov, Britten, Gershwin, Bernstein. 11: Real Filharmonía de Galicia. P. Daniel. Stravinsky, Mozart. 18: Real Filharmonía de Galicia. H. Schellenberger. J. Simo, trompeta. Bal y Gay, Hummel, Mozart. 25: Real Filharmonía de Galicia. J. Mena. P. Wispelwey, violoncello. Beethoven, Saint-Saëns, Haydn 7-I: V. P. Pérez/A. Roocroft/I. Bostridge/M. Goerne/BBC S. Corus/Coro Infantil de la OFGC. Britten. 9-I: Víctor Pablo Pérez/A. Roocroft/I. Bostridge/M. Goerne/BBC S. Corus/Coro Infantial de la OFGC. Britten. 11,12,13-I: Christoph Eschenbach. Ludwig Quandt, chelo. Dutilleux, Chaikovski. 17,18,19: Peter Eötvös. Coro de la Radio de Berlín. Hannigan, Bacelli, Fritz, Müller-Brachmann. Liszt, Bartók, Ligeti. 24,25,26: Bernard Haitink. Weber, Hindemith, Brahms. VICTOR PABLO PEREZ DEUTSCHE OPER WWW.DEUTSCHEOPERBERLIN.DE VALENCIA WISPELWEY PALAU DE LES ARTS WWW.LES ARTS.COM LA BRUJA (Chapí). García Asensio. Sagi. Sánchez, Vázquez, Iglesias, León. 23,25,28,31-I. PALAU DE LA MÚSICA WWW.PALAUVALENCIA.COM SEVILLA TEATRO DE LA MAESTRANZA www.teatromaestranza.com Telf. 954 223 344 PROGRAMACIÓN ENERO 2007 PROKOFIEV Días 11, 12, 13 y 14 de enero, a las 20.30 horas BALLET NACIONAL DE HUNGRÍA REAL ORQUESTA SINFÓNICA DE SEVILLA Romeo y Julieta” “R Música Sergej Prokofiev Coreografía Lázsló Seregi Directora musical Valeria Csányi Danza Días 20 y 21 enero, a las 20.30 horas DIDO AND AENEAS de Henry Purcell Ópera en concierto Precedida de The Drunken Poet (de The Fairy Queen) 142 Directora Monica Huggett Orquesta Barroca de Sevilla Coro Barroco de Andalucía Ópera 12-I: Natalia Gutman, violonchelo; Eliso Virsaladze, piano. Beethoven, Brahms. 13: Coro de la Generalidad. Orquesta de Valencia. Yaron Traub. Oelze, Stutzmann, Wottrich. Schumann, Escenas del Fausto. 14: Wiener Akademie. Martin Haselböck. Monar, Ramos, Boesch, Perillo. Haendel, Radamisto. 26: Orquesta de Valencia. Enrique García Asensio. Viviane Hagner, violín. Remiro, Bruch, Dvorák. ZARAGOZA AUDITORIO WWW.AUDITORIOZARAGOZA.COM 13-I: JONDE. Vasili Petrenko. Shostakovich. 18: Al Ayre Español. Collegium Vocale Gent. Eduardo López Banzo. Monar, Rial, Mena, Bennett. Haendel, Nebra. 23: Grupo Enigma. José María Sánchez Verdú. Sánchez Verdú. 24: Sinfónica de Melbourne. Oleg Caetani. Vadim Repin, violín. Nicolai, Sibelius, Rachmaninov. INTERNACIONAL ÁMSTERDAM DE NEDERLANDSE OPERA WWW.DNO.NL COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Metzmacher. Wieler. Matthews, Beaumont, Pisaroni. 2,6-I. LUISA MILLER (Verdi). Chaslin. Friedrich. Hagen, Shicoff, Piccolomini, Kotchinian. 3,7-I. GERMANIA (Franchetti). Palumbo. Harms. Lindstrom, van der Kamp, Meyer, Damovsky. 5,21-I. LA BOHÈME (Puccini). Nelson. Friedrich. Giordani, Antoine, Brück, Lee. 6,10,14-I. CAVALLERIA RUSTICANA (Mascagni) / I PAGLIACCI (Leoncavallo). Rizzo. Pountney. Michael, Antonenko, Cura, Talgi. 11,18,23-I. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Foremny. Krämer. König, Bieber, Carlson, Golovneva. 12,25-I. PRÍHODY LISKY BYSTROUSKY (Janácek). Windfuhr. Thalbach. Carlson, Walther, Antoine, Peacock. 20-I. TOSCA (Puccini). Chaslin. Barlog. Crider, Shicoff, Grundheber, Wilson. 27-I. Dorn, Atanasov. 3,10,27,29-I. GADZO (Wulff-Woesten). WulffWoesten. Moses. Pohl, Teuscher, Lorentzen, Tavel. 4,6,13-I. LA BOHÈME (Puccini). Zimmer. Brandt. Kang, Selbig, Valenti, Butter. 7,26-I. DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM SERAIL (Mozart). Zimmer. Marelli. Kaappola, Rasmussen, Klink, Oliver. 11,13-I. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Seibel. Freyer. Kim, Butter, Büsching, Kang. 12,14-I. ARIADNE AUF NAXOS (Strauss). Haider. Marelli. Dalayman, Junge, Jepson, Franz. 15,21-I. DER ROSENKAVALIER (Strauss). Rennert. Laufenberg. Fontane, Dorn, Jepson, Schmidt. 25,28-I. FRANCFORT OPER FRANKFURT WWW.OPER-FRANKFURT.DE DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Carydis. Kirchner. Szabó, Schulte, Stricker, Nagy, Lazar. 1,21,27-I. MACBETH (Bloch). Brabbins. Warner. Sumegi, Kränzle, Lazar, Lavalle. 4,6,13-I. TOSCA (Puccini). Solyom. Kirchner. Sümegi, Gallo, Hong, Kang. 5,12,20,26-I. TIEFLAND (D’Albert). Weigle. Weber. Schuster, Treleaven, Gallo, Lascarro. 7,11-I. GIASONE (Cavalli). Marcon. Nicklisch. Marchesini, Grigorian, Kang, Lascarro. 21,24,26,28,31-I. TANNHÄUSER (Wagner). Carignani. Nemirova. Baldvinsson, Gerhaher, Storey, Marsh. 28-I. GINEBRA STAATSOPER WWW.STAATSOPER-BERLIN.ORG GRAND THÉÂTRE WWW.GENEVEOPERA.CH DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Salemkour. Everding. Vinogradov, Rügamer, Queiroz, Kaappola. 1,6,22,31-I. DIE LUSTIGE WITWE (Lehár). Renne. Mussbach. Zettisch, Schwartz, Jerusalem, Daza. 4-I. LA TRAVIATA (Verdi). Ettinger. Mussbach. Samuil, Kammerloher, Schröder, Daza, Zettisch. 7,11-I. L’ELISIR D’AMORE (Donizetti). Ettinger. Adlon. Samuil, Breslik, Daza, Carolis. 24-I. L’ORFEO (Monteverdi). Jacobs. Kosky. Im, Degout, Chappuis, Lee. 30-I. J’ÉTAIS DANS MA MAISON ET J’ATTENDAIS QUE LA PLUIE VIENNE (Lenot). Kawka. Person. MacCarthy, Millot, Curtis, Denize. 29,31-I. BRUSELAS LISBOA LA MONNAIE WWW.LAMONNAIE.BE TEATRO SÃO CARLOS WWW.SAOCARLOS.PT OGNENNI ANGEL (Prokofiev). Ono. Jones. Tarasov, Sozdateleva, Morawska, Jerkunica. 23,25,26,28,30-I. WOZZECK (Berg). Inbal. Braunschweig. Henschel, Prein, Pinter, Margita. 17,19,21-I. DRESDE LONDRES SEMPEROPER WWW.SEMPEROPER.DE THE BARBICAN CENTRE WWW.BARBICAN.ORG.UK NABUCCO (Verdi). Letonja. Konwitschny. Gavanelli, Kim, Zeppenfeld, Papian. 1,4-I. TRISTAN UND ISOLDE (Wagner). Schneider. Marelli. Eberz, Meier, Zeppenfeld, Rasilainen. 2,5-I. DIE FLEDERMAUS (J. Strauss). Zimmer. Krämer. Ketelsen, Nylund, 6,7-I: Sinfónica de Londres. Colin Davis. Emanuel Ax, piano. Mozart, Elgar. 10: Staatskapelle Dresden. Daniel Harding. Mahler, Novena. 12: Sinfónica de la BBC. Kremerata Baltica. Martyn Brabbins. Gidon Kremer, violín. Gubaidulina. LAUSANA OPÉRA WWW.OPERA-LAUSANNE.CH MONSIEUR DE POURCEAUGNAC (Martin). Ossonce. Sinivia. Peeters, Frémeau, Graf, Fischer. 21,24,26,28,31-I. GGUUÍ A ÍA 10,12-I: Filarmónica de Londres. Steven Sloane. Akeda, McCabe, Bernstein. 23: Elisabeth Leonskaia, piano. Chaikovski, Chopin. 25: Orchestra of the Age of Enlightenment. Vladimir Jurowski. Schumann. 28: Orquesta Philharmonia. Christoph von Dohnányi. Mendelssohn, Strauss, Brahms. ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN WWW.ROYALOPERAHOUSE.ORG CARMEN (Bizet). Pappano. Zambello. Antonacci, Kaufmann, D’Arcangelo, Amsellem. 2,6,8,22,24,26,29,31-I. LA FILLE DU RÉGIMENT (Donizetti). Campanella. Pelly. Dessay, Flórez, Palmer, Corbelli. 11,14,18,20,23,25,27,29-I. IL TROVATORE (Verdi). Luisotti. Moshinsky. Michaels-Moore, Naglested. Blythe, M. Álvarez. 30-I. LYON OPÉRA NATIONAL WWW.OPERA-LYON.COM EVGENI ONEGIN (Chaikovski). Petrenko. Stein. Drabowicz, Mikitenko, Montvidas, Maximova. 25,27,29,31-I. MILÁN TEATRO ALLA SCALA WWW.TEATROALLASCALA.ORG LOHENGRIN (Wagner). Gatti. Lehnhoff. König, Smith, Schwanewilms, Kringelborn. 17,20,23,25,28,30,31-I. MÚNICH FILARMÓNICA DE WWW.MPHIL.DE MÚNICH 5,6,7-I: Christian Thielemann. Bruckner, Octava. 31: Vladimir Spivakov. Berg, Webern, Rachmaninov. BAYERISCHE STAATSOPER WWW.STAATSOPER.DE LA FORZA DEL DESTINO (Verdi). Carignani. Alden. Humes, Urmana, Lucic, Farina. 1,6-I. WERTHER (Massenet). Bolton. Rose. M. Álvarez, Maltman, Koch. 2-I. DIE FLEDERMAUS (J. Strauss). Haider. Haußmann. Mohr, Kaune, Kuhn, Schnaut. 3-I. HÄNSEL UND GRETEL (Humperdinck). Daniel. List. Rieger, Mayer, Vilsmaier, Sindram. 5-I. ORLANDO (Haendel). Bicket. Alden. Daniels, Joshua, Clayton, Miles. 12,16,20,29-I. NÁPOLES TEATRO SAN CARLO WWW.TEATROSANCARLO.IT CANDIDE (Bernstein). Tate. Mariani. Dazeley, Kale, Aikin. Opie, 20,23,25,28,30-I. NUEVA YORK METROPOLITAN OPERA WWW.METOPERA.ORG DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Levine. Milne, Miklósa, Strehl, Lloyd. 1,4,6,8,12-I. THE FIRST EMPEROR (Dun). Dun. Futral, Groves, Domingo, Tian. 2,5,9,13,22,25-I. I PURITANI (Bellini). Summers. Netrebko, Cutler, Vassallo, Relyea. 3,6,11-I. LA TRAVIATA (Verdi). Rizzi. Hong, Kim, Taylor. 10,13,23,27-I. LA BOHÈME (Puccini). Domingo. Glanville, Villazón, Nicholson, Relyea. 24,27,31-I. CAVALLERIA RUSTICANA (Mascagni). / I PAGLIACCI (Leoncavallo). Armiliato. Zajick, Porretta, Stoyanova, Licitra. 26,30-I. JENUFA (Janácek). Belohlávek. Mattila, Silja, Begley, Silvasti. 29-I. PARÍS 7-I: Orquesta Barroca de Ámsterdam. Ton Koopman. Bach. (Châtelet). 9: Sinfónica de Londres. Colin Davis. Emanuel Ax, piano. Mozart, Elgar. (Sala Pleyel [www.sallepleyel.fr]). 10: Orquesta de París. Yakov Kreizberg. Julia Fischer, violín. Mozart, Shostakovich. (S.P). 11: Orquesta Nacional de Francia. Ingo Metzmacher. Alexei Volodin, piano. Berg, Beethoven, Strauss. (Teatro de los Campos Elíseos [www.theatrechampselysees.fr]). 12: Filarmónica de Radio Francia. Anne Sofie von Otter, mezzo. Roussel, Dukas, Ravel. (S.P). 12,13: Orquesta de Cámara de Lausana. Christian Zacharias, piano y dirección. Beethoven, Conciertos. (T.C.E.). 13: Orquesta Nacional del Capitolio de Toulouse. Tugan Sojiev. Debussy, Chausson, Ravel. (S.P). 14: Cuarteto Artemis. Schubert, Brahms. (Châtelet). 16: Staatskapelle de Dresde. Mahler, Novena. (T.C.E.). — Le Concert des Nations. Jordi Savall. Zanasi, Fernández, Banditelli. Vivaldi, Farnace (versión de concierto). (S.P). 17: Orquesta de París. Marek Janowski. Mozart, Dutilleux, Bruckner. (S.P). 18: Orquesta Nacional de Francia. Zoltán Kocsis. Liszt, Kodály. (S.P). 19: Nicholas Angelich, piano. Schumann, Brahms. (T.C.E.). — Filarmónica de Radio Francia. Vladimir Fedoseiev. Oleg Maisenberg, piano. Gubaidulina, Rachmaninov, Chaikovski. (S.P). 20: Coro y Orquesta Nacional de Francia. Jaap van Zweden. Mozart, Mahler. (T.C.E.). — Orquesta de los Campos Elíseos. Philippe Herreweghe. Andreas Staier, HERREWEGHE THE SOUTH BANK CENTRE WWW.SBC.ORG.UK NORMA (Bellini). Reck. Rose. Todorovich, Orfila, Gruberova, Oprisanu. 13,18,23,28-I. CARMEN (Bizet). Fiore. Wertmüller. Humes, Borchev, Haddock, Rhodes. 19,22,25-I. LA CENERENTOLA (Rossini). Frizza. Ponnelle. Tarver, Borchev, Pratico, Koch. 21,24-I. DAS GEHEHE (Rihm). / SALOME (Strauss). Nagano. Friedkin. Schmidt, Schnaut, Vermillion, Denoke. 30-I. DOMINGO 13: Sinfónica de Londres. Valeri Gergiev. Leonidas Kavakos, violín. Gubaidulina, Bach. 13,14: The Royal String Quartet. Gubaidulina, Haydn. 23: Sinfónica de Londres. Valeri Gergiev. Alexander Toradze, piano. Stravinski, Rachmaninov. 28: Sinfónica de Londres. John Adams. Leila Josefowicz, violín. Adams. VIENA MUSIKVEREIN WWW.MUSIKVEREIN.AT 8-I: Ensemble Kontrapunkte. Peter Keuschnig. Keil, Wagner, Kern. 9,10: Sinfónica de Viena. Fabio Luisi. Schmidt, Chaikovski. 11: Filarmónica de Viena. Mariss Jansons. Stravinski, Dvorák. 13,14: Concentus Musicus Wien. Coro Arnold Schoenberg. Nikolaus Harnoncourt. Schäfer, Fink, Güra, Gerhaher. Bach. 28: Rudolf Buchbinder, piano, Beethoven. 29: Cappella Andrea Barca. András Schiff. Mozart. 31: Sinfónica de Viena. Yakov Kreizberg. Julia Fischer, volín. Bruch, Schubert. STAATSOPER WWW.WIENER-STAATSOPER.AT piano. Beethoven. (S.P). 21: Le Concert Spirituel. Hervé Niquet. Dandrieu, Haendel. (T.C.E.). — Trío Beaux Arts. Shostakovich, Dvorák. (Châtelet). 23: Ian Bostridge, tenor; Julius Drake, piano. Schubert, Lieder. (Châtelet). 24,25: Orquesta de París. Marek Janowski. Thomas Zehetmair. Schumann. (S.P). 29,31: Nikolai Luganski, piano. Beethoven, Ravel, Rachmaninov. / Bartók, Brahms, Debussy. (T.C.E.). 30: Sinfónica de Melbourne. Oleg Caetani. Sarah Chang, violín. Dean, Shostakovich, Stravinski. (T.C.E.). — Nelson Freire, piano. Chopin, Brahms. — Concentus Musicus Wien. Coro Arnold Schoenberg. Nikolaus Harnoncourt. Taylor, Mijanovic, Orgonosova, Liebau. (S.P). 31: Orquesta de París. Christoph Eschenbach. Mahler, Sexta. (S.P). DIE FLEDERMAUS (J. Strauss). De Billy. Raimondi, Damrau, Skovhus, Eröd. 1,4,6-I. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Luisi. Garanca, Siragusa, Sramek, Eröd. 2-I. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Jordan. Röschmann, Archibald, Garanca, Keenlyside. 5,7,9,12-I. TRISTAN UND ISOLDE (Wagner). Segerstam. Polaski, Baechle, Seiffert, Rydl. 10,14,19-I. COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Jones. Merbeth, Garanca, Ivan, Siragusa. 13,15,17,21-I. DON GIOVANNI (Mozart). Schneider. Merbeth, Röschmann, Terfel, Pirgu. 22,24,27,29-I. FALSTAFF (Verdi). Luisi. Raimondi, Tatulescu, Denschlag, Maestri. 25,28,31-I. MANON LESCAUT (Puccini). Gómez Martínez. Dessì, Eröd, Armiliato, Bankl. 30-I. OPÉRA BASTILLE WWW.OPERA-DE-PARIS.FR ZÚRICH DON GIOVANNI (Mozart). Güttler. Haneke. Mattei, Petrenko, Schäfer, Mathey. 17,20,24,27,29,31-I. LES CONTES D’HOFFMANN (Offenbach). Piollet. Carsen. Villazón, Gubanova, Ferrari, Homberger. 25,28,30-I. PALAIS GARNIER WWW.OPERA-DE-PARIS.FR ZÁPINÍSK ZMIZELÉHO (Janácek). / A KÉKSZAKÁLLÚ HERCEG VÄRA (Bartók). Kuhn. Ollé. König, Minutillo, White, Uría-Monzón. 26,28,30-I. THÉÂTRE CHÂTELET WWW.CHATELET-THEATRE.COM LA PIETRA DEL PARAGONE (Rossini). Spinosi. Corsetti. Prina, Holloway, Giordano, Senn. 16,20,22,24,26,28-I. TURÍN TEATRO REGIO WWW.TEATROREGIO.TORINO.IT RUSALKA (Dvorák). Noseda. Carsen. Vasileva, Dvorsky, Diadkova, Hawlata. 24,25,26,27,28,30,31-I. OPERNHAUS WWW.OPERNHAUS.CH PRÍHODY LISKY BYSTROUSKY (Janácek). Fischer. Thalbach. Janková, Schmid, Labin, Ono. 2-I. TIEFLAND (D’Albert). Boder. Hartmann. Schnitzer, Kohl, Chuchrova, Pessatti. 2-I. ARIADNE AUF NAXOS (Strauss). Dohnányi. Schmidt. Magee, Mosuc, Liebau, Saccà. 3,6-I. RIGOLETTO (Verdi). Santi. Deflo. Mosuc, Peetz, Pessatti, Kerrison. 4,11-I. LA TRAVIATA (Verdi). Welser-Möst. Flimm. Mei, Peetz, Pessatti, Sabbatini. 7-I. TOSCA (Puccini). Santi. Deflo. Fantini, Álvarez, Raimondi, Mayr. 7,10,13I. SEMELE (Haendel). Christie. Carsen. Bartoli, Nikiteanu, Remmert, Rey. 14,17,19,21,24,26,28-I. IL TRIONFO DEL TEMPO E DEL DISINGANNO (Haendel). Minkowski, Flimm. Hartelius, Bonitatibus, Mijanovic. 16,18,20,22,31-I. FIDELIO (Beethoven). Minkowski. Flimm. Nylund, Janková, Kaufmann, Salminen. 21,25-I. LUCIA DI LAMMERMOOR (Donizetti). Weikert. Carsen. Mosuc, Pessatti, Beczala, Davidson. 27,30-I. 143 CONTRAPUNTO LA ÓPERA DESCUBRE UN NUEVO MUNDO PETER SELLARS E 144 n la culminación del interminable Año Mozart, la ciudad de Viena ha apagado la pequeña música nocturna y desembolsado diez millones de euros en un nuevo festival cuyos encargos se verán en casi todo el mundo. Se llama La nueva esperanza coronada, y su nombre procede de la logia masónica que hizo a Mozart sus últimos encargos. El propósito es reflejar el espíritu de tres obras de despedida —La flauta mágica, La clemenza de Tito y su Réquiem inacabado. Pero ya que el proyecto es creación del díscolo director de escena Peter Sellars y el presupuesto es enorme —la tercera parte de los gastos del Año Mozart en Austria—, aquél tiene espacio para desviarse del programa oficial y evitar todo lo que escribió Mozart. En su lugar, el festival ofrece seis películas de directores de Irán, Chad, Taiwan, Indonesia, Tailandia y Paraguay. Hay una sala con instalaciones sonoras a cargo de un etíope, una exposición arquitectónica dedicada a cuestiones referentes a los refugiados, un proyecto socio-económico sobre la mujer y sobre las personas sin techo, un concierto dado por músicos que solicitan asilo y una presentación por un cocinero orgánico de “la cultura y la agricultura”. Viena, por si no se hubieran dado cuenta, está en manos (al igual que Londres) de la izquierda doctrinaria, y cada entrada en este léxico de cuestiones políticas ha sido adecuadamente señalizada en nombre de arte contemporáneo. Del festival vamos a oír mucho. Una gran parte llegará al Barbican londinense el próximo verano y luego se desplazará a Lincoln Center en Nueva York. La nueva esperanza coronada puede ser el mayor y más abracadabrante circo itinerante dedicado al arte desde que Phineas T. Barnum llevó de gira a la diva de la ópera Jenny Lind en su espectáculo transcontinental de aberraciones. Esa, al menos, es la primera impresión recibida de un programa, ecológicamente ruinoso, de 330 páginas del mejor papel y de los chillones carteles callejeros. Sin embargo, el arte es normalmente más grande que las fuerzas que lo apoyan. Tres de las películas recibieron grandes premios en Cannes, Venecia y San Sebastián antes de la inauguración del Festival y dos de las óperas estarán con nosotros durante el resto de nuestras vidas. Sellars, que se ha empeñado con vehemencia en su visión y la ha llevado con su toque personal durante los últimos cuatro años, se vistió para el estreno con una camisa de flores, un collar de ámbar y los cabellos electrizados verticalmente. “Lo que yo pedí a todos estos artistas — explica— fue que hicieran una reflexión sobre tres aspectos de los últimos años de la vida de Mozart: la magia y la transformación que aparecen en La flauta mágica, la verdad y la reconciliación, al estilo de Mandela, en La clemenza di Tito, y las ceremonias por los muertos en el Réquiem”. Pare el carro, repliqué. ¿Mandela en Mozart? “Son los últimos veinte minutos de La clemenza —sonrió Sellars— un líder que dice que ha llevado las cosas hasta aquí y ya le toca a la siguiente generación asumir su responsabilidad. Mandela es uno de los pocos que ha demostrado la sabiduría de hacerlo”. ¿Y los directores de cine del tercer mundo? “Mozart era un hombre de la ilustración, interesado en todos los descubrimientos. Hablé de estos temas con los artistas que proce- den de una zona del mundo donde —al igual que sucedió para la generación de Mozart con la Revolución Francesa— se juegan mucho. Están luchando todos los días en Kinshasa, donde Faustin Linyekula ensaya su danza para La nueva esperanza coronada. Mahamat Saleh-Harous está filmando en Chad, donde se ha proclamado el estado de excepción. Son partes del mundo donde el debate cultural es apremiante, y sólo en la cultura hay espacio para expresar las cosas. Nada puede transformarse en una realidad política sin que haya sido previamente imaginada. Sellars, de 49 años, ha ido ensanchando los límites culturales desde que, recién terminados sus estudios universitarios, tomó el control del American National Theater en Washington D. C. Dio la vuelta a las cosas en Glyndebourne durante la década de los 90 con un Mozart lleno de sexo urbano y dejó atónito a Salzburgo con óperas de Messiaen, Ligeti, Kaija Saariaho y John Adams, con quien ha trabajado desde los tiempos de Nixon en China. Es profesor en el curso Arte como acción moral en la UCLA, y cree apasionadamente que, salvo Mozart, las mejores óperas vendrán en el futuro. Esa fe se está poniendo a prueba en La nueva esperanza coronada ofreciendo como atracciones principales las óperas La Passion de Simone de Saariaho y A Flowering Tree de Adams, basada en una fábula del sur de India sobre una muchacha de la que brotan hojas y ramas que consigue la mano de un príncipe, luego la traiciona una muchedumbre y finalmente es redimida por el amor. Una historia sencilla, pero Adams, que está en plenísima forma, probablemente podría escribir una obra convincente aunque se basara en la guía telefónica. A Flowering Tree, que también dirige musicalmente, contiene dos de sus pasajes más líricos —el primer coro y la música amorosa del segundo acto— y una sutileza emocional que se hace más profunda a medida que progresa la obra. El oído nunca se cansa y la mirada se fija en un derroche de color y danzas rituales con las que Sellars impulsa un argumento esencialmente estático. Una orquesta venezolana sazona las paramelodías postminimalistas y Sellars desliza con sinuosidad el coro dentro, fuera y alrededor de la acción, como si fuera la serpiente del Paraíso. Los tres norteamericanos que cantan los papeles protagonistas — Jessica Rivera, Eric Owens y Russell Thomas— son seguidos por los bailarines indonesios Rusini Sidi, Astri Kusuma Wardani y Eko Supriyanto. El efecto es más Singspiel que ópera, un salto atrás, a las formas originales de la juventud de Mozart, pero decididamente postmoderno en sus fusiones y su confusión genéricas. Puede que eso sea la ópera del futuro y realmente funciona. Salí de A Flowering Tree con ganas de volver a verla enseguida. La Filarmónica de Berlín la hará con Simon Rattle y luego irá a San Francisco, la ciudad natal de John Adams, antes de llegar al Barbican en versión de concierto. La English National Opera la pondrá en escena por primera vez en el Reino Unido en 2009. Clichés políticos aparte, Viena ha conseguido una maravilla de ópera. ¿Cuántas veces ha ocurrido eso desde la muerte de Mozart? Norman Lebrecht MADRID, 2007 5 Organizado por la FUNDACIÓN SCHERZO, con el patrocinio del diario EL PAÍS y la colaboración del Ministerio de Cultura (INAEM) y la Fundación Hazen-Hosseschrueders Organizado por la FUNDACIÓN SCHERZO y el TEATRO DE LA ZARZUELA, con la colaboración del diario EL PAÍS, el INAEM del Ministerio de Cultura y la Fundación Hazen Hosseschrueders ORGANIZA: PATROCINA: Lunes, 8 de Enero de 2007. 20 H. TEATRO DE LA ZARZUELA 3 VENTA DE ABONOS - Teléfono: 91.725.20.98 Correo electrónico: [email protected] - www.scherzo.es ELISABETH LEONSKAJA Miércoles, 17 de enero. 19:30 h. piano GRIGORI SOKOLOV Lunes, 12 de febrero. 19:30 h. piano VADIM REPIN violín NICOLAI LUGANSKY piano Miércoles, 21 de febrero. 19:30 h. IVO POGORELICH Martes, 20 de marzo. 19:30 h. piano TILL FELLNER Martes, 24 de abril. 19:30 h. piano ALFRED BRENDEL DISEÑO: ARGONAUTA - COORDINACIÓN: VÍCTOR PAGÁN Martes, 22 de mayo. 19:30 h. piano GARRICK OHLSSON Martes, 5 de junio. 19:30 h. piano PIOTR ANDERSZEWSKI Martes, 26 de junio. 19:30 h. 1 2 3 RECITAL JOSÉ ENRIQUE BAGARÍA, PIANO ESPAÑA 4 5 6 7 8 piano Obras de HAYDN, SCHUMANN, FALLA y LISZT Localidades VENTA TELEFÓNICA 902 332 211 ZONA A B C D PRECIO 11 € 9€ 7€ 5€ AU D I T O R I O NACIONAL D E M Ú S I C A (sala sinfónica) ORGANIZAN: COLABORAN: 07 REVISTA DE MÚSICA Año XXII - Nº 215 - Enero 2007 $xR ;;,, 1 (QHUR Ą DOSIER Edvard Grieg 100 Años ENCUENTROS Diana Damrau ACTUALIDAD Pilar Jurado estrena en Canarias DISCOS Los finalistas de los Midem Classical Awards JAZZ Kenny Garrett