Maquetación 1 - Chambliss Giobbi

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Maquetación 1 - Chambliss Giobbi
Urban Myth
Chambliss Giobbi
MiTO Rosselló, 193 08036 Barcelona +34 932 179 012 www.mitobcn.com [email protected]
Leb Wohl, Du Kuhnes, Herrliches Kind!, (Farewell, You Bold, Beautiful Child!), 2008
Collage, Magic-Sculpt on Aluminum Panel. 234 x 91cm
Los collages sonoros de Chambliss Giobbi
Natasha Christia
Al contemplar los fotocollages de Chambliss Giobbi, uno no puede evitar establecer una especie de paralelismo con
el universo decadente, grotesco y emocionalmente turbulento de artistas
como George Grosz, Francis Bacon y
Lucian Freud. Hay algo desolador en
todos esos cuerpos ásperos y fragmentados en mil piezas y ángulos, algo que
lleva en sí toda la locura cotidiana y el
frenesí mediático, como si se tratase de
una recolección al azar de aquellas
imágenes procedentes del ciberespacio
con las que Joan Fontcuberta construye
sus “Googlegramas”. Sin embargo, no
sería ni mucho menos preciso describir
a Chambliss Giobbi como fotógrafo o
pintor en el sentido convencional de la
palabra. Tanto las múltiples capas de
sus composiciones como las cualidades
pictóricas de sus personajes delatan
nuestros ojos. El hibridismo de sus imágenes es lo que nos lleva un paso más
allá de lo que se supone que es lo figurativo, la fotografía y la representación
en sí.
Puede ser que todo haya tenido su raíz
en aquel instante decisivo de 1998 que
produjo la repentina rendición a las
artes visuales de quien fue durante años
un distinguido compositor de música
clásica. Todo sucedió rápidamente: el
encuentro con aquel grueso libro que
yacía olvidado y polvoriento en el
rincón de la librería de Manhattan, la
vuelta al estudio, la necesidad obsesiva
de recortar, pegar y plasmar minuciosamente nuevos personajes a partir de
centenares de rostros en blanco y negro, y, después, la fuga definitiva hacia
la fotografía, hacia exhaustivas y largas
sesiones con el fin de recopilar más rostros y más ángulos. Rompiendo a trozos
y encolando fotografías, dando luz a
mutaciones antropomórficas errantes,
tapando las fisuras de estos nuevos cuerpos con cera, observando cómo esta última se diluye generando masas y ríos
de color… A medio camino entre lo
analógico y lo digital, la obra de Chambliss Giobbi vuelve a los orígenes recuperando el collage en sus propiedades
más físicas y artesanas.
Si bien han sido muchos los impulsos
que han guiado este desfile orgiástico,
uno de ellos es especialmente destacable: en la obra de Chambliss Giobbi no
hay nada en manos de la suerte. Es
más, cada uno de estos retratos está sustentado en un proceso de diálogo e interacción entre el artista y sus modelos.
Algunos de ellos son familiares, amigos,
incluso Giobbi mismo. Otros (Fisher
Stevens, Gina De Palma, Indian Larry,
Enigma) son actores, performers, leyendas urbanas de la escena underground
de Nueva York, encarnaciones de mitos
fabricados por la cultura mediática. Ya
sean una cosa u otra, al posar ante su
cámara, todos estos seres se revelan
como personificaciones de identidad
escenificada, puros espectáculos en
movimiento. El cruce entre la emotividad y la paranoia mediática convierte
el proceso de fotografiar estos personajes -un proceso invisible tal vez para el
espectador, pero absolutamente fundamental para la concepción de la composición final- en un estado de éxtasis
dionisíaco. Desde luego, la extrema
variedad de poses y de ángulos satisface
la obsesión insaciable del fotógrafovoyeur por el cuerpo ajeno, pero también incita al exhibicionismo entre los
retratados. De ahí que no sería incorrecto afirmar que el resultado final, la
pieza acabada, proporciona el marco
para la interpretación performativa de
dicha frustración y tensión. Es el artista
quien finalmente se ve sometido a la
ávida necesidad que tienen estos personajes de exponerse bajo los focos del
estrellato.
Como un palimpsesto meticulosamente
compuesto al borde de una fragmentación convulsiva, así son las piezas
de Giobbi. En ellas, una sola cara o
vagina nunca es suficiente. Sin embargo, frente a un cuerpo multiplicado y
clonado, los ojos parecen preservar su
protagonismo como el elemento permanente y estático de la composición los ojos en su papel histórico por excelencia como las puertas del alma-, junto a una carne pletórica y sepultada a
la vez. Si fuera posible captar el flujo de
la sangre en las venas, el pálpito del
corazón y los destinos de los párpados,
todo esto se hallaría en las imágenes de
Giobbi. Tal es su fuerza psicológica. Si
el cubismo aspiraba a atestiguar una realidad polifacética con miles de posibilidades, si el futurismo de Boccioni pretendía enseñar un mundo en movimiento y evolución perpetuos, los fotocollages de Giobbi hacen referencia a un
universo que ya está irreversiblemente
desmembrado y mutilado, a un mundo
incapaz de adquirir significado como
un todo. Las ideologías están muertas y,
con ellas, las partes y el todo. Sólo
quedan reflejos y residuos visuales,
miles de voces incongruentes y una Babel por descubrir: la Babel que llevamos dentro de nosotros.
Aunque son escasos los elementos en
común entre los collages analógicos de
Giobbi y el legado de John Heartfield
–uno de los pioneros del fotocollage–,
un estudio comparativo de los dos
artistas estimula un nuevo punto de reflexión crítica sobre el trabajo de Giobbi. Heartfield, en diálogo con George
Grosz, fue célebre por sus fotocollages
de carácter activista a través de los
cuales denunciaba la degeneración individual y colectiva en la época de
Weimar, anticipando el inicio de la
decadencia y del caos en la Europa de
entreguerras. En un contexto similar, la
obra de Giobbi, lejos de ser explícita-
mente política, no deja de estar aferrada a los tiempos que corren y, con ello,
resulta algo más que un mero
planteamiento de angustia individual.
No sólo introduce la problemática del
cuerpo humano como un campo de
batalla para la identidad y la representación, sino que “somatiza” la frustración, la recesión y la crisis de representación en una ciudad y un mundo
tras el 11-S. Como si fueran productos
de una peculiar mutación biogenética,
los cuerpos de Chambliss Giobbi llevan los síntomas de una enfermedad
difícil de diagnosticar pero presente en
nuestras vidas. Aunque, a su vez, esos
mismos cuerpos dilatados en el espacio
y el tiempo, fundidos dentro de su
propia matriz, dan lugar a un expresionismo psicológico, albergado en la
universalidad de la naturaleza humana.
Así pues, es en la dilatación de un tiempo y un espacio en forma de emociones
viscerales donde se encuentra el eje de
la sinestesia universal de la que Giobbi
viene ocupándose desde sus años de
compositor. Y es en una de sus series
más recientes (Head of Fisher Stevens,
2007) donde el artista parece alcanzar
más claramente su meta. Con la ayuda
del “magic sculpt”, un material de plástico, los miembros de sus figuras emergen de la superficie plana como piezas
plásticas autónomas a la conquista del
espacio. Asimismo, la presencia de una
puesta en escena más elaborada complementa la búsqueda de un principio
estético más orgánico, capaz de transmitir una realidad en la que lo global y
lo natural se funden con lo autorreferencial y lo artificial.
Afán por la simultaneidad y la tridimensionalidad, desafío ante categorizaciones estéticas rígidas y reinvención de la técnica; anulación, transgresión y flujo: la experiencia de la vida.
Si antes lo fueron el ritmo y la melodía,
ahora para Giobbi lo es la fotografía.
Igual que la música fluye en una simultaneidad condensada sin necesidad de
ser concebida como un todo, nuestra
mirada viaja sin obstáculos por las
composiciones del artista neoyorquino.
En nuestro camino, nos encontramos
con una sinfonía de cuerpos y rostros,
proyecciones gráficas de una partitura
universal inscrita en el tiempo y en el
espacio. Así llegamos a descubrir las
piezas de Giobbi en su esencia más absoluta, como estudios psicológicos profundos y turbulentos, como mapas de
emotividad y expresividad contenida.
Son la totalidad y sus partes colapsándose y naciendo a su vez, son reflejos
del mundo que nos rodea, un mundo
en constante transmutación. Son collages sonoros perpetuos que fluctúan
rítmicamente entre el presente y el
pasado, el tú y el yo, la vida y el arte…
Suited Self-Portrait I, 1999
Nude Self-Portrait I, 1999
Collage, Bees Wax on Aluminum Panel. 142 x 236 cm
Collage, Bees Wax on Aluminum Panel. 142 x 236 cm
“In presenting a dizzying
collection of convulsing
representational forms
that defy all aspects of reality, Mr Chiobbi creates a
neo-Cubist tour de force
that is hard to forget”
Dominick Lombardi, The New York Times, 6/17/01
Electra Dances II, 2007
Collage, Magic-Sculpt on Aluminum Panel. 152 x 152 cm
The Sonorous Collages of Chambliss Giobbi
Natasha Christia
When contemplating the photocollages
of Chambliss Giobbi, we cannot help
being drawn back to the decadent,
grotesque and emotionally turbulent
world of artists such as George Grosz,
Francis Bacon and Lucian Freud.
There is something so devastating in all
these mutilated and cut into a thousand
pieces and angles bodies; something
that carries within it all the everyday
madness and mediatic frenzy, as if a
random recollection of visual bits were
taking place in the manner of Joan
Fontcuberta’s “Googlegramas”. Nevertheless, it would be far from accurate to
describe Chambliss Giobbi as a painter
or a photographer in the classical sense
of the term. Both the multiple layers of
his compositions and the pictorial quality of his characters deceive our eyes. It
is rather the hybridism of his images
that takes a step ahead of what is strictly supposed to be figuration, photography and representation in itself.
Perhaps it all started in that decisive
moment back in 1998 when he, who
had for years been a distinguished composer of classical music, suddenly surrendered to the visual arts. It all happened fast: The encounter with that
forgotten and dusty thick book at a corner of a Manhattan bookstore; the return to the studio; the obsessive need to
cut, copy and make new characters out
of hundreds of black and white faces;
and, finally, the definitive fleeing to
photography, to exhaustive photo-sessions recompiling more faces and angles for hours on end. Tearing and gluing prints, giving birth to errant anthropomorphic mutations, applying onto
their fissures bees’ wax and watching
how this dissolves into new masses and
rivers of colour... Half analogue, half
digital, the collages of Chambliss Giobbi take us with their physicality back to
the origins, to collage in its more primitive essence.
If there have been many impulses for
this orgiastic parade, one thing is certain: In the work of Chambliss Giobbi
nothing is left to coincidence. What’s
more, each one of these portraits is
based on a process of interaction and
dialogue established between the artist
and his models. Some of them are family and friends or even Giobbi himself.
Others (Fisher Stevens, Gina De Palma, Indian Larry, Enigma) are actors,
performers, urban legends of the NY
underground scene, incarnations of
myths fabricated by popular culture. Be
that as it may, once in front of his camera, all of Giobbi’s subjects are rendered personifications of staged identities, pure spectacles in movement. The
crossing of emotion and mediatic paranoia turns the process of photographing these people –a process which may
be invisible to the spectator, but so fundamental for the conception of the final composition– into a state of
Dionysian ecstasy. The extreme variety
of poses and angles obtained by hundreds of shots satisfies the insatiable obsession of the photographer-voyeur for
the body of other, but it also incites exhibitionism on behalf of the subject.
Following this, it would not be wrong to
affirm that the final art piece provides
the aesthetic frame for the performative
interpretation of such a frustration and
tension. It is the artist who becomes
subjected to these characters’ avid need
for self-exposure under the lights of
stardom.
A meticulously composed palimpsest
on the verge of a convulsive fragmentation, this is what Giobbi’s pieces are.
Within them, a single head or vagina is
never enough. Still, opposite a cloned
body, the eyes seem to preserve their
protagonism as the permanent and
static element of the composition; the
eyes in their per excellence role as the
gates to the soul, alongside a plethoric
flesh. If it were possible to capture the
blood flow in the veins, the heartbeat
and the destiny of each blink, all would
be found in Giobbi’s images. Such is
their psychological power. If Cubism
aspired to bearing testimony to the
multifaceted reality of thousands of
possibilities, if Boccioni’s Futurism pretended showing the world in movement
and perpetual evolution, Giobbi’s photocollages make reference to a universe
irreversibly dismembered and mutilated, to a world incapable of assuming
significance as a total. Ideologies are
dead, and with them the part and the
whole. What remains is a handful of visual reflections and residues, thousands
of incongruous voices and a Babel to
discover; the Babel each of us carries
inside.
Although there is little in common between Giobbi’s analogue collages and
the legacy of John Heartfield –one of
the pioneers of photocollage– a comparative study of both artists propels an
interesting, newly formed critical viewpoint for Giobbi’s work. Heartfield, being in a constant intellectual dialogue
with George Grosz, is well known for
his activist photocollages through
which he denounced the individual and
collective degeneration of the Weimar
period, thus anticipating the beginning
of decadence and chaos in the interwar
Europe. In a similar way, Giobbi’s
work, though far from being explicitly
political, is a product of the current
times and as such, it results to something more than a plain expression of
individual anguish. It does not merely
introduce the problematic of the human body as a battlefield for identity
and representation. It actually “somatises” all the frustration, recession and
crisis of representation as experienced
in a city (New York) and a world after
9/11. Subjected into a peculiar biogenetically-like mutation, the bodies of
Chambliss Giobbi seem to carry the
symptoms of a disease hard to diagnose
but present in our lives. At the same
time, these very bodies, dilated into
space and time, fused in their own raw
material, give birth to a profound psychological expressionism, sheltered on
the universality of human nature.
Self Portrait VI, 1999.
Collage, Bees Wax on Aluminum Panel. 45 x 60 cm
It is in the dilatation of a time and a
space in the shape of visceral emotions
where the core of the universal synaesthesia Giobbi has been dealing with
since his time as a composer lies. And it
is in his most recent collages, which escape from the flat aluminium panels,
emerging as autonomous sculptural elements, where the artist seems to be
clearly approaching his goal. Likewise,
the presence of a more elaborate mise-
en-scene in other recent works, such as
Portrait of Fisher Stevens II, 1997,
complement his search for a more organic space; a space capable of transmitting a reality in which the global
and the natural is fused with the selfreferential and the artificial.
Longing for simultaneity and three-dimensionality, challenging rigid aesthetic categorizations, reinventing technique. Transgression and flow: the experience of life. If melody and rhythm
meant everything to Giobbi before,
now it is photography. In the same way
that the music flows without any need
to be conceived as a total in a condensed simultaneity, our gaze travels
through Giobbi’s compositions without
any obstacles. In our way, we encounter
ourselves with a symphony of bodies
and faces, graphic projections of a universal score inscribed on time and
space. We thus reach to discover Giobbi’s artworks on their most absolute
essence: as profound turbulent psychological studies, as maps of condensed
emotiveness and expressiveness. They
are the whole and its parts, collapsing
and rising to birth at the same time.
They are the mirrors of the world that
surrounds us, a world in a constant
transmutation. They are perpetual
sonorous collages fluctuating between
the past and the present, individual and
collective self, life and art…
biografía
“Moments of high and low drama, dreams of genetic mutation and metamorphosis travel through Chambliss Giobbi’s
work… futuristic fairy tales, and like any good fairy tale,
there is no moral – just mystery, and an attempt at understanding through facing the macabre”
Revista Bomb 2002, Mimi Thompson
CHAMBLISS GIOBBI. Nacido en Nueva York, donde actualmente vive y trabaja
EXPOSICIONES PERSONALES
2008
URBAN MYTH, MiTO Gallery, Barcelona, Spain (Essay by Natasha Christia)
TIME AND AGAIN, Hallwalls, Buffalo, NY (John Massier, Curator)
2004
Guggenheim Fellowship, 1996 Arts
International/Travel Grants Pilot
New York Foundation for the Arts Fellowship, 1991
CHAMBLISS GIOBBI: PORTRAITS, Jack the Pelican Presents, Brooklyn, NY
EXPOSICIONES COLECTIVAS
2008
PREMIOS
183rd ANNUAL: AN INVITATIONAL EXHIBITION OF CONTEMPORARY
AMERICAN ART, National Academy Museum, NYC
YOUR DOCUMENTS PLEASE, Touring Exhibition: Museum of Arts & Crafts,
Itami, Japan; ZAIM, Yokohama, Japan; 2B Gallery, Budapest, Hungary;
Galeria Z, Bratislava, Slovakia (Daniel Georges & Rumiko Tsuda, Curators)
LOCUS, Two Trees, Brooklyn, NY (Essay by Michelle Falkenstein)
STRETCHING THE TRUTH, Kohler Art Center, Sheboygan, WI
(Jennifer Jankauskas, Curator)
BIBLIOGRAFÍA
2008
“Piecing It Together”, Lucy Yau, ARTVOICE, 5/08
2007
“Friday Art Pick: Chambliss Giobbi”,
Interview with Kate Iverson, L’etoile Magazine,
11/09
“Un Giovane Artista”, Amalia Piccininni,
FLASHART Online, (Interview), 11/07
ARTMADRID FAIR, Madrid, Galeria MiTO
2006
STARE, Brick Lane Gallery, London (Danielle Horn, Curator)
2005
GUERILLA POSTING, HostGallery, NYC
FLASH ART FAIR, Milan, Jack the Pelican Presents
2004
PHOTO-SYNTHESIS, Artists Space, NYC (KK Kozik, Curator)
2003
BACKROOM, Jack the Pelican Presents, Brooklyn, NY
2002
COPY CAT, Islip Art Museum, East Islip, NY (Simon Taylor, Curator)
2001
BREAKING THE RULES, Katonah Museum of Art, Katonah, NY
(Eugenie Tsai, Curator)
INTERNATIONAL, New Jersey Center for the Visual Arts, Summit, NJ
(Donald Kuspit, Curator)
2005
“Chambliss Giobbi/Body Extensions”, Feature
Article, SLEEK Magazine, (Berlin),12/05
ZOOZOOM.com, The Art of Denim, (Fashion
Editorial), 11/05
2004
Charles Giuliano, Maverick Arts Magazine, 3/04
2002
“Chambliss Giobbi”,Mimi Thompson,
Bomb Magazine, 3/02
2000
PROPOSAL, Artists Space, NYC (Tara MacDowell, Letha Wilson, Curators)
2001
1999
ENCAUSTIC WORKS!, Watermark Gallery, R&F Gallery, Kingston, NY
(Judy Pfaff, Curator)
William Zimmer, The New York Times, 3/24/01
Dominick Lombardi, The New York Times, 6/17/01
“Giobbi’s portraits tap the complexity of body and personality
and the connection between them… In Giobbi’s Works the
body urges to expand and grow beyond its boundaries led by
the spirit of the person within”
Sleek Magazine Invierno 2005/6
obra
Small Head of Joe Barnes I, 2003
Small Head of Joe Barnes II, 2003
Collage on Aluminum Panel. 30x 30 cm
Collage on Aluminum Panel. 30x 30 cm
Head of Joe Barnes I, 2003
Collage on Aluminum Panel. 152 x 152 cm
Head of Laine Valentino VI, 2000
Collage, Bees Wax on Aluminum Panel. 45 x 60 cm
Head of Laine Valentino VII, 2000
Collage, Bees Wax on Aluminum Panel. 45 x 60 cm
Portrait of Laine Valentino VI, 2002
Collage, Bees Wax on Aluminum Panel. 142 x 236 cm
Self-Portrait II, 1999
Collage, Bees Wax on Aluminum Panel. 45 x 60 cm
Self-Portrait IV, 1999
Collage, Bees Wax on Aluminum Panel. 45 x 60 cm
Leb Wohl, Du Kuhnes, Herrliches Kind! I (Farewell You Bold Wonderful Child), 2008
Collage, Bees Wax on Aluminum Panel. 152 x 152 cm
Leb Wohl, Du Kuhnes, Herrliches Kind! II (Farewell You Bold, Beautiful Child), 2008
Collage, Bees Wax on Aluminum Panel. 152 x 152 cm
Portrait of Gina DePalma III, 2004
Collage on Aluminum Panel. 152 x 152 cm
Portrait of Indian Larry I, 2004
Collage, Acrylic on Aluminum Panel. 152 x 152 cm
Portrait of Fisher Stevens II, 2007
Collage, Magic-Sculpt on Aluminum Panel. 152 x 152 cm
Portrait of Marc Tauss II, 1999
Collage, Bees Wax on Aluminum Panel. 142 x 236 cm
Head of Fisher Stevens I, 2007
Collage, Magic-Sculpt on Aluminum Panel. 45 x 60 cm
Head of Fisher Stevens V, 2007
Collage, Magic-Sculpt on Aluminum Panel. 45 x 60 cm
Small Head of Gina DePalma I, 2004
Collage, on Aluminum Panel. 30 x 30 cm
Small Head of Gina DePalma V, 2004
Collage, on Aluminum Panel. 30 x 30 cm
Portrait of Enigma II, 2006
Collage, Magic-Sculpt on Aluminum Panel. 91 x 91 cm
Small Portrait of Enigma II, 2006
Small Portrait of Enigma IV, 2006
Collage, Magic-Sculpt on Aluminum Panel. 30 x 46 cm
Collage, Magic-Sculpt on Aluminum Panel. 30 x 46 cm
Wotan IV, 2008
Wotan V, 2008
Collage, Bees Wax on Aluminum Panel. 30 x 30 cm
Collage, Bees Wax on Aluminum Panel. 30 x 30 cm
“Psychology, persona and the idea that time can be compressed into one
cathartic moment.”
Sleek Magazine Invierno 2005/6
Wotan II, 2008
Collage, Bees Wax on Aluminum Panel. 30 x 30 cm
“They are an explosion of lost vanishing
points. The viewer is always seeking the
place where the images converge. Giobbi
has created a world wherein space and
time are synthesized into a single, memorable moment.”
Lucy Yau, Art Voice 2008
Tiny Self-Portrait III, 2008
Tiny Self-Portrait IV, 2008
Tiny Self-Portrait VI, 2008
Collage, Bees Wax on Aluminum Panel. 13 x 18 cm
Self-Portrait II, 1999
Self-Portrait II, 1999
“Comincio a pensare a qualcuno
che per via di fonti diverse mi
intriga, a volte per le loro storie o
per la loro fisicita’, e continuo a
pensare a loro facendo anche
delle ricerche”
En conversación con Amalia Piccinin
para Flash Artonline.it
Self-Portrait II, 1999
Collage, Bees Wax on Aluminum Panel. 45 x 60 cm
MiTO
Este catálogo ha sido editado con motivo de la exposición
Urban Myth en MiTO Galería d’Art Contemporani
el 20 de noviembre de 2008.