No. 87: 25 Años de Democracia en Bolivia_Tomo I - Hanns
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No. 87: 25 Años de Democracia en Bolivia_Tomo I - Hanns
"OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" 25 AÑOS DE DEMOCRACIA EN BOLIVIA TOMO I Primera edición, septiembre 2007 D.L. Nº 4 - 1 - 1947 - 07 ©FUNDEMOS Calle Hermanos Manchego No. 2441 Teléfonos: 2440846 - 2440642 Telefax: 2433539 Casilla: 2302 Correo electrónico: [email protected] Diseño de Tapa: Susana Machicao Impresión: Artes Gráficas Editorial "Garza Azul" Teléfono 2232414 Casilla 12557 La Paz - Bolivia 3 La Paz - Bolivia 4 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" SUFRAGIO UNIVERSAL Y DEMOCRACIA EN BOLIVIA: UNA PERSPECTIVA DE MEDIO SIGLO Salvador Romero Ballivián .......................................................... 121 CONTENIDO Presentación .......................................................................................... 7 DEL AUTORITARISMO A LA DEMOCRACIA: LA TRANSICIÓN BOLIVIANA Ricardo Sanjínes Ávila .....................................................................11 POPULISMO Y GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA: LA ESQUIVA CONSTRUCCIÓN INSTITUCIONAL EN BOLIVIA Henry Oporto Castro ........................................................................ 45 LA GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA: ALCANCES Y LÍMITES DE LOS PACTOS, LA RELACIÓN ENTRE LOS PODERES Carlos Cordero Carraffa .................................................................69 EL SISTEMA DE PARTIDOS: TENDENCIAS Y TRANSFORMACIONES María Teresa Zegada Claure ..........................................................97 5 6 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" la evolución que tuvieron sí puede explicarse a partir del hecho que el país vive con reglas constitucionales representativas. El propósito de los números 87 y 88 de Opiniones y Análisis es asociarse a este festejo con una evaluación de los logros, las dificultades y los retos del régimen democrático en este cuarto de siglo. PRESENTACIÓN En 1982, concluyendo un ciclo predominantemente militar de 18 años, Bolivia retornó a la democracia cuando el Congreso elegido en los comicios de 1980 designó a Hernán Siles Zuazo como presidente constitucional. Hoy, Bolivia festeja 25 años de régimen democrático. Se trata de un acontecimiento importante pues es el período más largo en el cual el país ha vivido bajo un sistema democrático, con elecciones libres y transparentes, alternancia constitucional en el gobierno, convivencia pacífica entre corrientes ideológicas distintas. Este régimen se encontró en varias oportunidades sometido a altas tensiones pero en cada oportunidad los actores apostaron por encontrar soluciones dentro del marco constitucional: es quizá la manifestación más evidente que más allá de sus debilidades, la democracia en Bolivia está enraizada. Para Fundemos y la Fundación Hanns Seidel, la celebración de este aniversario representa la oportunidad para recordar que sus tareas sólo pueden desarrollarse en un contexto democrático pues sus objetivos apuntan a la capacitación democrática de los actores políticos y al impulso a un debate abierto, a una pluralidad de posiciones, en el cual se privilegian la calidad de la argumentación y el respeto a las tesis contrarias. Para estos dos volúmenes, Fundemos contó con la colaboración de destacados investigadores que analizaron y evaluaron la trayectoria de la democracia boliviana en una etapa de cambios, de desafíos y de amenazas. Son artículos que ofrecen al lector de Opiniones y Análisis no sólo un recorrido por la historia contemporánea de Bolivia sino un estudio de sus perspectivas para el futuro próximo. En este cuarto de siglo, hubo significativas transformaciones políticas, institucionales, económicas y sociales que merecen ser analizadas con la distancia que ofrecen 25 años. Si bien algunos de estos cambios no pueden ser atribuidos directamente a la democracia, El número 87 se abre con el artículo del experimentado periodista Ricardo Sanjinés, “Del autoritarismo a la democracia: la transición boliviana” que narra el difícil paso de los gobiernos militares al régimen constitucional, con la alternancia de golpes de Estado y elecciones. A continuación, Henry Oporto, sociólogo especializado en asuntos de desarrollo, explica en “Populismo y gobernabilidad democrática”, los logros de la construcción institucional en Bolivia así como las amenazas que pesan sobre ella. Luego, Carlos Cordero Carraffa, politólogo y catedrático, en su trabajo “La gobernabilidad democrática: alcances y límites de los pactos, la relación entre los poderes” realiza un recorrido 7 8 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" de los últimos veinticinco años de la democracia boliviana, destacando la conformación de los gobiernos, las relaciones entre los poderes públicos, así como las características de las complejas relaciones entre Estado y sociedad. Por su parte, María Teresa Zegada, socióloga y docente de la Universidad de San Simón, en “El sistema de partidos: tendencias y transformaciones” desarrolla y explica el papel que jugaron y juegan los partidos políticos en el sistema democrático representativo y su actuación en la democracia. Salvador Romero Ballivián, presidente de la Corte Nacional Electoral, explica en su ensayo “Sufragio universal y democracia en Bolivia: una perspectiva de medio siglo” las complejas relaciones tejidas entre el voto y la democracia, prestando atención a las transformaciones del organismo electoral, del sistema de partidos y del comportamiento político de la ciudadanía. Políticas, en su trabajo “La generación democrática: entre románticos, pragmáticos, tecnócratas y disconformes” desarrolla aspectos del comportamiento de la generación democrática y su proceso constitutivo, analiza el papel de los jóvenes en los conflictos sociales y hace un recorrido sobre el comportamiento político de la juventud en las diferentes ciudades del país. Por último, Fernando Molina Monasterios, periodista y director del Semanario Pulso, en “Un resultado de la democracia: la radicalización del nacionalismo y el movimiento indianista” efectúa una relación histórica del nacionalismo y desarrolla las características y planteamientos del movimiento indianista en Bolivia. El número 88 se inicia con el texto de Armando Méndez Morales, ex presidente del Banco Central de Bolivia, quien en “Avances, límites y tendencias de la economía boliviana en el período democrático” nos ofrece una visión sintética de la agitada evolución económica del país en el período democrático, mostrando las fases de crisis y de expansión y efectuando un balance de las acciones de los distintos gobiernos democráticos. A continuación, Ricardo Paz Ballivián, experto en temas constitucionales, en su trabajo “Reformas constitucionales y Asamblea Constituyente en la democracia 1982-2007” hace una relación y un análisis pormenorizado de las reformas a la Constitución Política del Estado que se realizaron en nuestro país durante el período democrático. Por otra parte, Isabel Mercado Heredia, destacada periodista y comunicadora, en su ensayo “Los medios de comunicación en democracia: ni tan santos ni tan diablos”, explica la influencia de los medios de comunicación en estos 25 años de democracia y analiza varios temas en torno al ejercicio del periodismo y al comportamiento de los medios de comunicación. Jorge Kafka Zúñiga, doctor en Ciencias 9 Fundemos y la Fundación Hanns Seidel están convencidos que los números 87 y 88 brindan un panorama amplio, matizado y bien fundamentado de las principales evoluciones de Bolivia en el último cuarto de siglo. Al mismo tiempo, los textos aquí reunidos constituyen una valiosa evaluación de la situación actual de la democracia en el país. Ivonne Fernández Weisser DIRECTORA EJECUTIVA NACIONAL DE FUNDEMOS Hartwig Meyer-Norbisrath REPRESENTANTE DE LA FUNDACIÓN HANNS SEIDEL PARA EL MERCOSUR 10 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" DEL AUTORITARISMO A LA DEMOCRACIA: LA TRANSICIÓN BOLIVIANA Batista había perdido toda energía consumido por la corrupción y su dictadura se desmoronó como un castillo de naipes cuando los opositores, desde comunistas hasta demócratas liberales, se unieron contra él y sus comandantes y agentes llegaron a la conclusión de que ya no valía la pena defenderlo. Ricardo Sanjinés Ávila* Hace medio siglo emergió de las sierras latinoamericanas la seductora imagen del joven valiente, carismático y culto, metralleta en mano, haciendo la revolución. La guerra de guerrillas dio de baja al arcaico modelo de la movilización de masas urbanas, del tipo octubre del 17, y demostró que el arrojo de unos pocos con decisión suficiente, bastaba para tumbar gobiernos y establecer el socialismo allí donde reinaba la injusticia. Ho Chi Minh lo había demostrado en Vietnam y lo corroboró Fidel Castro en Cuba. Desde una perspectiva exclusivamente militar, la guerrilla representaba una amenaza modesta y por eso sorprendió que la campaña de Fidel, con 82 combatientes en 1956, hubiera controlado gran parte del territorio cubano en dos años y, más aún, que Che Guevara se lanzara a la conquista del resto y con menos de 300 hombres, tuviera la lucha ganada tomando La Habana el 31 de diciembre de 1958. El secreto de esa victoria radicaba en el estado deleznable del gobierno; Fulgencio * Es escritor y periodista boliviano, cuyas publicaciones sobre temas políticos, históricos y de actualidad datan de los años 70 del siglo pasado. Director de varios medios escritos y productor de programas de televisión y radio, sus entrevistas son consideradas clásicas en el campo de la comunicación. Es autor de varios libros, algunos de los cuales fueron editados por FUNDEMOS. 11 En esa sintonía surgieron movimientos guerrilleros en todo el planeta, Tupamaros en Uruguay, Ejército Republicano Irlandés, Montoneros argentinos, ETA en España, Ejército de Liberación Nacional en Angola, varios movimientos en gestación en América Central, en Perú, un fracasado comandante de sotana; en Colombia y también en Bolivia, a través del Ejército de Liberación Nacional que fundó el mismísimo Che y que entró en acción el 23 de marzo de 1967 en Ñancahuazú con una columna de militares cubanos, un francés, un peruano y algunos bolivianos. El itinerario del Comandante Guevara concluyó el 9 de octubre de 1967 en La Higuera. El Alto Mando de las Fuerzas Armadas, responsable de su captura, determinó su ejecución. En ese momento no hubo un alegato que justifique su presencia en el territorio nacional ni tampoco una figura legal como sustento a esa muerte; fue la reacción hormonal frente al enemigo gratuito, la pulsión primitiva de la venganza contra el que llegó de improviso y disparó contra soldados bolivianos que ni siquiera estaban enterados de que les habían declarado la guerra. No sólo empezó con el pie izquierdo, sino que Guevara se equivocó de país pues Bolivia ya tuvo una revolución nacionalista, de enorme impacto, que distribuyó la tierra entre los campesinos, eliminó la concentración de la riqueza minera en pocas manos, pasó a dominio del Estado el 80% de la actividad económica y se desarrollaba un lento pero seguro proceso de mezcla e inclusión social cuando estalló la 12 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" guerrilla en el sudeste. Además, el país vivía bajo un sistema democrático, con un presidente recién electo y ciertamente popular, el Gral. René Barrientos, quien buscaba el contacto permanente con los campesinos a los que visitaba en sus comarcas en un helicóptero, para jugar fútbol, compartir sus alimentos y pronunciar discursos en quechua y aymara1. conlleva emociones que se hacen más fuertes y esas emociones son el amor, el odio y las pasiones…”2. La guerrilla cubana técnicamente fue una invasión militar que no contó siquiera con el apoyo del Partido Comunista local. Pero la ejecución del Che, su heroica tenacidad y su jesucristiana fotografía póstuma conmovieron sobre todo a quienes entendían la naturaleza de aquel hecho político con carabinas, cuya consecuencia final era matar o morir.“¡Socialismo o muerte!”. Y de aquel sentimiento surgió una ruptura insuperable entre bolivianos por motivos ideológicos. Un odio devastador que fue, en muchas instancias, la causa para que Bolivia viviese largamente al margen de las instituciones democráticas. Un seguidor del Che, el médico beniano Oswaldo Chato Peredo, entrevistado por este cronista aceptó que las guerrillas inspiradas en Cuba fueron producto del odio… y del amor. “Un parto es doloroso -decía el Dr. Peredo- … la madre grita, no puede más… odia al marido por lo que está pasando. En un parto hacia nuevas estructuras sociales también los dolores son muy fuertes. La historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases, de los odios clasistas. Todo cambio 1 40 años más tarde, ese estilo ha sido asimilado inconscientemente por el Presidente Evo Morales, quien empero no habla en lenguas nativas y usa un helicóptero venezolano cedido por el Presidente Hugo Chávez. 13 Pero el parto de nuevas estructuras sociales no tomaba en cuenta a la democracia; buscaba la dictadura del proletariado y quienes se encontraban en la orilla opuesta empeñaron también férrea resolución para evitarlo. La democracia dejó de ser un valor universal y el sentimiento de odio/amor emponzoñó la vida de los bolivianos, cebándose en la política, la universidad, la prensa, la diplomacia, las fuerzas militares, las relaciones familiares y sociales, la literatura, el cine, el folklore... Siendo América Latina un Macondo continental donde el realismo mágico estaba a la vuelta de cualquier esquina, no sorprendió a nadie que los propios militares intentaran hacer la revolución a su manera, como Nasser años antes en Egipto. En 1968 populistas en uniforme derrocaron al mandatario constitucional del Perú, arquitecto Fernando Belaúnde, asumiendo el poder el Gral. Juan Velasco Alvarado para encarar una revolución social con reforma agraria y nacionalizaciones, dejando cesante a la libertad de prensa, con un proyecto alucinante: la Segunda Guerra del Pacífico con la ayuda de la Unión Soviética. Más allá de la fogosa América Latina también se producían acciones revolucionarias de rechazo al stablishment. Fueron los años locos cuando el paradigma era hacer el amor y no la guerra; los jóvenes norteamericanos rechazaron el confort y la guerra apelando a las drogas, 2 Entrevista con Oswaldo Peredo Leigue publicada en la Revista ENFOQUES, noviembre de 1994. Hoy el Dr. Peredo es la máxima expresión del MAS en Santa Cruz. 14 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" el sexo promiscuo y la música de Los Beatles; pero también fue el tiempo de la denuncia contra los horrores tras la Cortina de Hierro relatados por Alexander Solyenitsin, cuando los tanques soviéticos entraron a Checoslovaquia congelando la “primavera de Praga”. El momento del más absurdo terrorismo “revolucionario” como el que masacró atletas judíos en la Villa Olímpica de Munich, cuando un vuelo comercial podía concluir en un viaje inesperado a Cuba. La era de El Chacal y James Bond. Un abanico de amor/odio se desplegó envolviendo al mundo. Era la Guerra Fría en su máxima intensidad. Moscú y sus satélites buscaban internacionalizar la lucha de clases para llegar a la dictadura universal del proletariado, propósito al que se oponían las potencias democráticas y capitalistas. Esa guerra se peleó en todos los frentes y Bolivia, por su ubicación geográfica, fue uno de los campos de batalla favoritos para esos colosales adversarios, Estados Unidos y la Unión Soviética. La apología de las armas y la violencia revolucionaria asumió otras formas cuando los estudiantes universitarios se descubrieron como una veta para la acción directa. El mayo parisino o la masacre de estudiantes en Tlatelolco cambiaron las formas de la vida pública en Francia y México, mientras en Bolivia iluminados catedráticos marxistas desarrollaban una revolución universitaria, apartando a meritorios docentes sospechosos de ideas reaccionarias, instituyendo la cátedra obligatoria de marxismo, en una ruptura con el pasado cuyo propósito inmediato fue la apertura indiscriminada de las aulas, sin importar si los postulantes estuvieran capacitados, en admisión libre cuya finalidad era sustentar una amplia base para el relanzamiento de la lucha revolucionaria. El movimiento guerrillero tenía un trasfondo redentor, pero su dinámica estaba planteada en sentimientos básicos de odio/amor, que dieron de baja a la democracia y llevaron a muchos bolivianos a un enfrentamiento que se prolongó por dos décadas, bordando en el bastidor de una nación inocente los perfiles de una historia exaltada que sólo podía tener un final razonable: el retorno a la democracia. Pero ese final tuvo larga gestación. Un líder, un pueblo, un partido Allí surgieron los nombres legendarios de Ríos Dalenz, Paz Zamora, Zavaleta Mercado, Antonio Araníbar, Pablo Ramos (el primer rector revolucionario de la UMSA), Oscar Eid Franco (secretario ejecutivo de la Confederación Universitaria Boliviana) y otros jóvenes que pretendían calzarse las botas del Che. Ninguno de ellos se adhería al pensamiento democrático, rechazaban al parlamentarismo y su meta era el gobierno de obreros, campesinos y estudiantes, un solo partido en el gobierno, un gobernante hasta su muerte, como en Cuba, la Unión Soviética y sus satélites tras la Cortina de Hierro. En 182 años de vida republicana, Bolivia vivió pocos períodos de vida institucional y democrática. 15 años de gobiernos conservadores después de la Guerra del Pacífico, cuando se alternaron en el poder mandatarios de notable fortuna y cultura. 17 años de gobiernos liberales después de la Guerra Civil de 1899, cuando dirigieron el país librepensadores y masones. 12 años de gobiernos de la Revolución Nacional, en los que ciertamente se instrumentalizó el voto campesino con el pecado de eternizar al MNR en el poder. Y estos últimos 25 años de gobiernos ejemplarmente democráticos. En total 69 años de gobiernos democráticos contra 113 años de regímenes poco o nada institucionalizados. Probablemente la raíz del divorcio boliviano con la democracia se encuentre en dos factores que a veces confluyen dramáticamente: 15 16 "OPINIONES Y ANÁLISIS" • el caudillo mesiánico; • el concepto antagónico sobre lo que es democracia. "OPINIONES Y ANÁLISIS" consignas con mucho entusiasmo. Pero esto es, en buen cristiano, dictadura. Una mayoría acepta que la democracia es un sistema en el que el pueblo ejerce soberanía con derechos y obligaciones plasmados en la Constitución Política del Estado, que otorga libertades a cambio de reconocer límites y respetar las ideas de unos y otros. Para ello es imprescindible la libertad de reunión, la prensa libre, la capacidad de designar gobernantes por tiempo determinado y ejercer control sobre sus actos, en un escenario público donde los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial son independientes. Y claro, todo ello se pone periódicamente a prueba en elecciones libres, secretas, personales, en las que se expresa el individuo de acuerdo a su conciencia y no por la presión de grupos. El primer golpe En oposición, se esgrime el derecho colectivo y no individual, por razones políticas, pertenencia social o étnica. La democracia “popular” consiste en optar una sola vez por determinada idea identificable en un solo partido, que se encarna en un solo líder absoluto y eterno. La hegemonía del “unicato” dispensa al individuo de la incomodidad de pensar y disentir, renunciando al ejercicio de la soberanía personal en nombre de la comunidad, la patria, la raza o la humanidad, delegando sus fueros a la discrecionalidad del césar, duce, fuhrer, caudillo, dictador o presidente vitalicio depositario de la totalidad de los poderes. De vez en cuando el sistema pone en juego “la voluntad popular” en asambleas donde todo está cocinado de antemano; un montaje que tiene la doble finalidad de refrendar las determinaciones del grupo en el poder, ofreciendo de paso al ciudadano la ilusión de que decide, cuando en realidad lo que hace es repetir Una serie de crímenes fueron ordenados desde el Palacio Quemado. Asesinaron a los esposos Alexander, al periodista Otero Calderón, al dirigente campesino barrientista Jorge Solíz, al ex ministro Gustavo Larrea. Simultáneamente insurgió una nueva columna guerrillera comandada por Chato Peredo y en junio de 1970 volvieron a las montañas, esta vez en Teoponte, donde decenas de universitarios acabaron sus días casi sin combatir, derrotados por el hambre y fusilándose entre ellos por una lata de sardinas. 17 18 En 1969 murió el Presidente Barrientos en un accidente aéreo, asumiendo el Vicepresidente, Dr. Luis Adolfo Siles Salinas, un respetado abogado y defensor de los derechos humanos. Tres meses después un golpe civil-militar quebró una vez más la institucionalidad democrática imponiendo, al estilo peruano, un gobierno revolucionario, con el Gral. Alfredo Ovando como Presidente y Marcelo Quiroga Santa Cruz, Ministro de Minas, como la figura ideológica central de ese esquema. Su primera acción fue la nacionalización de la petrolera Gulf Oil Co. Siendo visible que el Gral. Ovando seguía un rumbo errático y contrario al sentimiento de los militares, las Fuerzas Armadas le retiraron su apoyo en octubre de 1970 y tras una sucesión de gobiernos que duraban horas, el Gral. Juan José Torres se hizo fuerte en El Alto, asumiendo la presidencia. Olvidando su anti-guevarismo declaró que "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" la meta de su gobierno era el socialismo, abriendo un paréntesis caótico con asaltos a diarios, asesinatos, bombas terroristas, tomas de haciendas, frentes guerrilleros, secuestros extorsivos, etc. Desapareció la libertad de prensa y la democracia fue objeto de befa al considerársela “burguesa”, a pesar de que un revolucionario socialista, Salvador Allende, había ganado la presidencia de Chile mediante las urnas. La patria socialista encandilaba a mucha gente que se convirtió a la izquierda marxista, inclusive sacerdotes católicos. La democracia cristiana vio con asombro un ala izquierdista en sus filas y Falange Socialista Boliviana, hasta ayer cercana al fascismo, sufrió la escisión de un grupo de izquierda que luego se marchó con Quiroga Santa Cruz para fundar el Partido Socialista3. los métodos de la dictadura militar. Así sucedió también en Argentina, Brasil, Paraguay y Ecuador. La Central Obrera Boliviana se puso a la vanguardia de una Asamblea Popular, cuyo Presidente fue Juan Lechín Oquendo, oficiando como Secretario General Oscar Eid. Los partidos y organizaciones de izquierda se multiplicaron. PCB, PCML, FRI, FLIN, POR, Espartaco, FARO, PS, PRIN, ELN, UCAPO, MNR-I … Pero a pesar de la alta fecundidad de siglas, el respaldo popular les era mezquino. Como la búsqueda del paraíso socialista en América Latina implicaba un levantamiento popular apelando a las armas, la lucha de clases y la anulación de la propiedad privada, quienes no compartían con tales propósitos acudieron a los partidos no marxistas que, a su vez, tocaron las puertas de los cuarteles. Y con el apoyo de La Embajada, fortín de la Guerra Fría, respondieron a la subversión comunista con 3 Varios personajes vinculados a la Falange, dieron sustento al Movimiento al Socialismo, partido del Presidente Evo Morales. 19 Banzer El desmadre nacional era de tal magnitud que en agosto de 1971, los dos partidos políticos más grandes de Bolivia, MNR y su adversario FSB, los empresarios privados, los movimientos campesinos y gremiales, decidieron unirse para cerrar el paso al caos. En La Paz se batieron con armas Juan Lechín, Marcelo Quiroga y Jaime Paz. La rebelión a escala nacional puso en el poder al Cnl. Hugo Banzer y en el combate fue derrotado el Ejército de Liberación Nacional. Un mes después se fundó en la clandestinidad el Movimiento de Izquierda Revolucionaria/MIR para combatir a la dictadura banzerista, y su líder Jaime Paz fue encerrado en la prisión de Chonchocoro. Las últimas células del ELN fueron desarticuladas por los organismos de seguridad y se inició un ciclo de paz social y apoyo internacional para Bolivia, aunque a costa de una veda política y sindical indefinida. La situación económica boliviana evolucionó favorablemente, mientras la tensión en Medio Oriente disparó los precios del petróleo arrastrando hacia arriba las cotizaciones de las materias primas, con gran beneficio para países como Bolivia. Llegaron inversiones, Santa Cruz inició su ascenso económico. La devaluación de 1974 provocó la salida del MNR y FSB luego de intentar sendos golpes de Estado que fracasaron. Banzer gobernó con las Fuerzas Armadas, teniendo como base el Pacto Militar-Campesino, aunque la administración pública siguió en manos de movimientistas y falangistas. La situación económica evolucionó favorablemente y el país creció anualmente por encima del 6%. Empezó también el proceso de endeudamiento externo, 20 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" lo que generó bolsones de resistencia inclusive en la empresa privada. Banzer encaró una agresiva política de retorno al mar y reanudó relaciones con Chile. El Gral. Pinochet, que había derrocado a Salvador Allende, ofreció una salida soberana al mar en un canje territorial, en momentos en que el presidente peruano Gral. Velasco Alvarado empezaba a mover tanques hacia la frontera con Chile, pero el Gral. Morales Bermudez lo derrocó iniciando un gobierno moderado. Zamora (MIR), Guillermo Bedregal (MNR), Benjamín Miguel (PDC), Jorge Kolle (PCB) y otros, se reunió en Caracas. La idea era armar una fórmula conjunta capaz de vencer al banzerismo. Pero fracasó el intento unificador. Siles Zuazo, impedido de volver al país, trató de convencer al Cnl. Julio Sanjinés Goytia, de enorme convocatoria en el Ejército de Bolivia y por entonces Presidente de la CAF, para una acción militar que desplace a Banzer. Pero había llegado la hora del retorno a la democracia y la reacción de un grupo de mujeres mineras, exigiendo el retorno de todos los exiliados, acorraló al régimen militar y volvieron todos. El momento coincidió con la presidencia de Carlos Andrés Pérez en Venezuela, país que empezó a ejercer influencia regional al enriquecerse súbitamente con los altos precios del petróleo y a pesar de la amistad entre Banzer y Pérez, los venezolanos asumieron el rol de evangelistas de la democracia en América Latina. La izquierda boliviana, poblando cárceles o en el exilio, se contrajo batiéndose en retirada para entender, sólo entonces, que la democracia era lo único que podría amalgamar la voluntad popular. El demócrata Jimmy Carter ganó las elecciones en Estados Unidos y anunció una cruzada por los derechos humanos y el fin de los gobiernos de facto. Luego de tres años de negociaciones con Chile, sin avances en el canje territorial al que Perú se oponía, acabaron desgastando las negociaciones. Banzer inesperadamente convocó a elecciones para julio de 1978, decretando una amnistía y el retorno de exiliados, a excepción de líderes de la talla de Hernán Siles Zuazo, Marcelo Quiroga Santa Cruz y Juan Lechín Oquendo. Primer proceso electoral La oposición en pleno, Siles Zuazo (MNR-I), Paz Estenssoro (MNR), Guevara Arze (PRA), Marcelo Quiroga (PS-1), Jaime Paz 21 El oficialismo montó una candidatura con el hasta hacía poco Ministro del Interior, Gral. Juan Pereda Asbún, llevando como Vicepresidente al dirigente del MNR, Alfredo Franco. Al frente, con la Unidad Democrática Popular (MNR de izquierda, MIR, PC) se puso el ex presidente Hernán Siles Zuazo en binomio con el dirigente del MNR Edil Sandoval. Banzer dudó de su apoyo a Pereda y se lo ofreció también a Paz Estenssoro que de inicio se mostró renuente a participar en esas elecciones, aunque luego se puso al frente del MNR, llevando a la vicepresidencia al Dr. Luis Ossio Sanjinés, líder de la democracia cristiana. Quiroga Santa Cruz lanzó su candidatura sin ningún éxito. El proceso fue irregular y concluyó abruptamente en medio de un colosal fraude electoral. El Gral. Pereda retiró su candidatura y el Comandante de la VII División de Ejército, Gral. David Padilla lo empujó a tomar el poder por la fuerza el 21 de julio de 1978. Pereda no alcanzó a gobernar cuatro meses, cuando el ya Comandante de las Fuerzas Armadas, Gral. Padilla lo derribó en un golpe militar institucionalista, anunciando elecciones transparentes para junio de 1979. 22 "OPINIONES Y ANÁLISIS" Segundo proceso electoral Los gobiernos de Europa, buena parte de los latinoamericanos y sobre todo Estados Unidos manifestaron repudio absoluto a los regímenes de facto nacidos como efecto de la Guerra Fría. Es que Leonid Brezhnev y la clase privilegiada del Kremlin a la que pertenecían los dirigentes políticos, los burócratas y los militares sucumbió al lujo, los refinamientos y la corrupción, en la fase previa a una decadencia política irreversible. El aparato productivo soviético, dañado por décadas de ineficiencia y absurda competencia militar con Estados Unidos, empezó su hundimiento. El comunismo dejó de ser una amenaza y la izquierda latinoamericana levantó los briosos estandartes de la democracia burguesa que antes había despreciado. "OPINIONES Y ANÁLISIS" El binomio Siles Zuazo-Paz Zamora captó el apoyo popular, obrero y estudiantil, mientras los sectores urbanos, el próspero oriente cruceño y el campesinado se reencontraron con el prestigioso Víctor Paz Estenssoro. Votando el país por primera vez con papeleta multicolor y multisigno, la UDP logró el 31,22% de la votación y el MNR el 31,13%. Sobre un total de 1.696.233 votos emitidos, la diferencia era de sólo 1.512 votos que, sin embargo, fue exhibida en calidad de victoria incontrastable de Siles Zuazo frente a Paz Estenssoro que empero ganó en 7 de 9 departamentos del país, logrando un número mayor de senadores y diputados, pero no los suficientes para lograr la mayoría absoluta de votos congresales. En Colombia se escenificaba el gran boom de la cocaína con organizaciones que tendieron redes de exportación a los Estados Unidos con base en Cali y Medellín controlando la producción, transporte y comercialización de la droga, siendo Perú y Bolivia los proveedores de la materia prima. El boliviano Roberto Suárez instaló en el Beni la primera factoría que logró transformar las hojas del Chapare. Pronto sumaron nuevos productores de pasta que los colombianos rescataban en Leticia. Acción Democrática Nacionalista/ADN, creada por el Gral. Hugo Banzer para disponer de una fuerza política que defendiera su reciente gobierno, obtuvo el 12,9% de votos y 22 congresales que podían ser el fiel de la balanza. Los trabajos del Parlamento determinaron la elección de Walter Guevara Arze como Presidente del Senado y de Lydia Gueiler Tejada como Presidenta de Diputados, ambos de raíz movimientista. El próximo paso era elegir al Presidente de la República. Después de varios incidentes, el Dr. Hernán Siles se declaró en huelga de hambre en el Palacio Legislativo “en defensa de la soberanía popular”. La prensa internacional observaba aquel fenómeno con interés tanto como el segundo intento electoral boliviano que fue traumático. La izquierda y la derecha, luego de años de reemplazar a la dialéctica por las armas, se habían olvidado de competir democráticamente. La intromisión de la Embajada de Venezuela en favor de la UDP fue abierta. La Confederación de Empresarios Privados de Bolivia intentó introducir elementos civilizados para atenuar la violencia verbal de los protagonistas empeñados en descalificarse mutuamente. Víctor Paz Estenssoro y Hernán Siles Zuazo, antiguos compañeros distanciados, buscaban la nominación presidencial, en una lid sin solución posible. ADN podía definir aquel impasse electoral con el peso de sus 22 parlamentarios, pero la UDP había hecho una agresiva campaña contra la dictadura banzerista y estaba moralmente impedida de aproximarse a la odiada ADN. Y Paz Estenssoro, que había cogobernado con Banzer en el tramo inicial de su gobierno, no quería tratos con el ex dictador, aunque si podía aceptar sus votos. El Congreso 23 24 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" estaba integrado por 144 parlamentarios, 117 diputados y 27 senadores. La cifra mágica, definitoria, era 73 votos, la mitad más uno. Seis veces votaron los parlamentarios sin dilucidar la elección. Hasta que el senador Guillermo Tineo, a nombre de ADN, propuso la entrega del mando de la nación al Presidente del Senado, Dr. Guevara. A regañadientes la UDP y el MNR aceptaron la moción, única posible para superar el empantanamiento. Las próximas elecciones serían en mayo de 1980. Walter Guevara era Presidente Constitucional interino. Había empezado la era democrática en Bolivia. el mandatario reciente, Gral. Hugo Banzer Suárez, cuya defensa estableció que se trataba de un juicio contra las Fuerzas Armadas. Se empezó a escuchar “ruido de sables”, en tanto sectores radicalizados pedían la liquidación del Ejército y de la empresa privada y el no pago de la deuda externa. Los políticos también empezaron a conspirar buscando a los militares y estos últimos se dividieron entre quienes querían retornar a la era Banzer y los que preferían cerrar el Parlamento y apoyar a Guevara por cuatro años. Walter Guevara Arze planteó un gobierno con los dos frentes políticos primeros en las elecciones. Pero sus ex compañeros del partido de la Revolución Nacional, divididos por odios irreductibles, rechazaron la propuesta y Guevara tuvo que conformar un gabinete con personas de su confianza aunque sin peso político. Recobradas las libertades democráticas, las organizaciones sociales, los sindicatos obreros, agrarios, vecinales, etc., empezaron a pensar en cómo arrancarle algo al nuevo gobierno. Las primeras reuniones del gabinete democrático establecieron que el panorama era difícil. Las exigencias de aumentos salariales, los anuncios de paros y el súbito estado de euforia de los trabajadores frente al sector patronal pusieron en tensión al flamante gobierno. La situación era complicada por efecto de la deuda externa heredada y el gobierno tomó medidas de ajuste que provocaron intenso debate en el Parlamento, donde empezaron las primeras interpelaciones a los ministros del área económica. Ante la evidencia de que el Parlamento podía convertirse en desestabilizador de su gobierno, Guevara volvió a insistir en la necesidad de incorporar al MNR y al MNRI, sin conseguirlo. En ese ambiente se escenificó un juicio de responsabilidades por el diputado Marcelo Quiroga Santa Cruz, contra 25 El Presidente Guevara dijo que el colapso no podría ser detenido por un gobierno con un escenario temporal estrecho, insinuando que esa tarea urgente requería por lo menos de dos años. El mensaje provocó áspera reacción en el Parlamento, calificándose al Primer Mandatario de “autócrata”, “incapaz” y “chantajista”. Políticos movimientistas históricos e izquierdistas se buscaron para hallar otra salida que excluya a miristas, banzeristas y comunistas y también a Guevara. Esa salida era un golpe. Guevara había conseguido que el ex presidente Gral. David Padilla aceptara el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. Era una garantía contra un golpe. Pero la conspiración había avanzado de la mano de los doctores Guillermo Bedregal y José Fellman Velarde, en nombre del ex presidente Víctor Paz Estenssoro, y los doctores Edil Sandoval y Abel Ayoroa de las filas del ex presidente Hernán Siles Zuazo. Buscaron a un militar de prestigio y buena fe, el Cnl. Alberto Natusch al que ofrecieron la Presidencia y el apoyo del Parlamento sumado al de las Fuerzas Armadas, mediante un golpe que fue detectado por la CIA norteamericana y que Washington condenó. El Presidente Guevara consagró sus energías a la realización de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos 26 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" en La Paz, logrando el apoyo de la comunidad hemisférica al centenario reclamo por una salida de Bolivia al mar. El Secretario de Estado de los Estados Unidos, Cyrus Vance, sensible al momento, invitó a varios políticos a un almuerzo organizado por el jefe de la CIA en Bolivia, David Greenlee4, para advertir que el gobierno de los Estados Unidos no toleraría un golpe de Estado. y los empresarios Marcelo Pérez Monasterios y Carlos Iturralde, quienes llevaban además la representación de Juan Lechín Oquendo, el militar beniano comprendió que sólo su salida detendría la violencia, accediendo a renunciar. Las fuerzas políticas mayoritarias acordaron la designación de la Presidenta de la Cámara de Diputados como Presidenta interina de la República, desplazando al trágico interinato militar y también al Dr. Guevara Arze, en una mezquina negociación política que pasó por alto su valiente defensa del proceso democrático. Pese a esa advertencia, a horas de la clausura de la Asamblea de la OEA, el 1º de noviembre de 1979, tanques del Regimiento Tarapacá se desplazaron hasta el centro de La Paz y comandos militares tomaron el Palacio de Gobierno y controlaron el resto del país. El diputado Guillermo Bedregal aclaró la situación. Se trataba de un movimiento civil con apoyo de las Fuerzas Armadas bajo el liderazgo del Cnl. Alberto Natusch, “en resguardo del sistema democrático, con pleno respaldo de fuerzas políticas mayoritarias en el Parlamento Nacional”, en base a la reunificación del MNR, contando con el apoyo de su jefe nacional, Víctor Paz Estenssoro. La información posterior estableció que cuando el Dr. Paz Estenssoro salía de su domicilio rumbo al Palacio Quemado, una llamada telefónica de la Embajada Americana le hizo volver atrás. Durante 15 días Natusch se vio resistido internacionalmente, excepto por el apoyo que le dio la Unión Soviética. Jaqueado por la huelga general indefinida de la COB y sin ningún apoyo político, mientras en las calles de La Paz el pueblo se enfrentaba a los tanques con centenares de muertos, al final, tras una dramática reunión en el Palacio Quemado entre el Cnl. Natusch, el sacerdote Genaro Pratta 4 David Greenlee retornó a Bolivia en el año 2003 con el rango de Embajador del gobierno de George W. Bush. 27 Tercer proceso electoral El gobierno de la Sra. Gueiler nació limitado a un lapso de ocho meses y su misión consistía en entregar el mando de la nación a un Presidente elegido por los bolivianos en comicios fijados para el primer domingo de julio de 1980. La Presidenta Gueiler creyó oportuno convocar a un gabinete de unidad nacional con todas las fuerzas políticas representadas en el Parlamento, pero la respuesta fue negativa conformando un gabinete con la alianza del MNR. Los demás partidos la acusaron de ser marioneta de Paz Estenssoro. La economía nacional se acercaba a la crisis, había especulación de divisas, el pago de la deuda externa comprometía el valor de las exportaciones nacionales; el país tenía que pagar 500 millones de dólares con vencimiento a la vista. El déficit del sector público se acercaba al 10%. El gasto público se destinaba a financiar el déficit de las empresas públicas. Se gestaba un proceso inflacionario, el FMI condicionaba fondos de ayuda a medidas heroicas e impostergables y la Presidenta tuvo el valor de devaluar el peso boliviano, de 20 a 25 pesos por dólar y aumentar el precio de la gasolina. 28 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" En un mensaje a la nación, la Presidenta dijo: “La crisis se arrastra por varios años. El gobierno democrático que me honro en presidir no es responsable de haber provocado esta crisis, pero sí lo será si no tenemos el coraje de afrontarla con capacidad y decisión”. Pidió el concurso de las fuerzas políticas, pero los partidos, obedeciendo a los cálculos políticos de sus jefes que no deseaban cargar la impopularidad de un programa de ajuste, rehuyeron su responsabilidad. La izquierda representada en la UDP y el PS-1 no sólo se negó a colaborarla en aquella difícil misión, sino que se opuso a los correctivos “en defensa de la economía popular” y la COB declaró la huelga general sindicando a la “derecha golpista y masacradora” como autora de la devaluación, en tanto la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia/CSUTCB, acaudillada por Genaro Flores, decretó un bloqueo de caminos que impidió la llegada de alimentos a las ciudades. El país, después de muchos años de paz social, se hundió en la huelga y la violencia callejera. Buscando un ambiente de paz, Lydia Gueiler había aceptado la condición de no castigar a los militares comprometidos con Natusch y respetar la organización interna de las Fuerzas Armadas, pero un amotinamiento de la guarnición en La Paz exigió la designación del Gral. Luis García Meza como Comandante del Ejército. El mando de las Fuerzas Amadas estaba en manos del Gral. Armando Reyes Villa, pero este era un militar introvertido sin autoridad sobre García Mesa, quien empezó a recibir visitas de civiles que, inquietos por la situación política y los desbordes sociales, insinuaban la posibilidad de un nuevo pronunciamiento militar. A cada ataque contra las Fuerzas Armadas, el Gral. García Meza se creyó en la obligación de salir por sus fueros, de manera que el militar empezó a formular declaraciones en torno a una “democracia inédita” que juzgaba apropiada para el país. Y Juan Lechín empezó a denunciar que había un golpe en marcha, sin ahorrar calificativos contra “los militares golpistas testaferros del imperialismo norteamericano”. Pero el “imperialismo” estaba por la democracia. La CEPB publicó un enérgico mensaje en defensa de la Presidenta Gueiler, señalando que “es irresponsable y demagógico sostener que nuestra grave crisis económica pueda ser resuelta sin medidas que requieren un sacrificio proporcional y compartido por todos los bolivianos… elegir mandatarios y a las pocas horas restarles apoyo, mostrando un triste ejemplo para las generaciones futuras y que en nuestro país prevalece la rencilla personal, la angurria del poder, la mezquindad y la envidia… paralizar el suministro de alimentos y la producción… incitar a bloqueos que exponen la vida de niños, mujeres y ancianos; convocar a enfrentamientos del campo con la ciudad…”. Declaraciones altisonantes contra las Fuerzas Armadas, amenazas contra la propiedad privada y postulados anarquistas atizaron de nuevo el odio. El 21 de marzo la situación tomó otro cariz al ser asesinado el padre Luis Espinal, un religioso e intelectual de notable sensibilidad social, comprometido con la causa de los pobres, crítico de cine, escritor y periodista, quien había convertido al semanario Aquí en difusor del socialismo. El padre Espinal fue secuestrado a la salida de un cine, trasladado a un matadero en la zona industrial de La Paz, donde fue torturado y asesinado con violencia inaudita. Políticos responsabilizaron a los militares por el terrible crimen. Se llegó a insinuar que empresarios financiaban grupos paramilitares, como sucedía en ese momento en El Salvador, donde también en esos días fue asesinado el Arzobispo Arnulfo Romero. Una versión aseguró que el padre Espinal poseía información que vinculaba a jefes militares con el narcotráfico. Era evidente que en los cuarteles se conspiraba y muchos civiles también lo hacían temiendo la eventualidad de un gobierno de la UDP. 29 30 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Se fueron sumando extraños incidentes y atentados. Un avión, propiedad del Cnl. Luis Arce Gómez, en el que viajaban altos dirigentes de la UDP se precipitó a tierra pereciendo todos sus ocupantes, excepto Jaime Paz Zamora que herido de muerte y parcialmente quemado fue llevado a Estados Unidos. Una manifestación de la UDP en el paseo de El Prado de La Paz, fue atacada con granadas de mano y el Dr. Siles Zuazo salvó la vida de milagro. La Presidenta Lidia Gueiler empezó a vivir horas angustiosas a pocos días de la realización de las elecciones. de la Democracia/CONADE en la Plaza Venezuela. Allí estaban, entre otros, Juan Lechín Oquendo quien presidía la sesión en la que se condenaba al levantamiento en Trinidad. Habían llegado Marcelo Quiroga, Cayetano Llobet, Oscar Eid, Simón Reyes, Walter Vásquez, Noel Vásquez, Carlos Flores, Grover Yapura, el padre Tumiri de Derechos Humanos, el pastor Germán Crespo. Pero llegó el día electoral que corroboró la derrota de la derecha. El Dr. Hernán Siles Zuazo (UDP) acumuló un determinante 38,74% de la votación general, quedando segundo y a distancia el Dr. Víctor Paz Estenssoro que apenas había superado el 20%. Nada había ya que impida el retorno de Siles Zuazo a la presidencia. Pero el MNR desarrolló una exasperante estrategia de observación y anulación de mesas electorales tratando de acortar distancias con la UDP, ofreciendo el pretexto para el golpe militar que, paralelamente al conteo de votos, continuó afinándose en el Estado Mayor con la cooperación de la misión militar argentina, cuyo régimen dictatorial estaba empeñado en impedir un “gobierno comunista en el vecindario” evitando la democratización de Bolivia por la que apostaba el gobierno de Estados Unidos. El último golpe La guarnición de Trinidad se insubordinó al amanecer del 17 de julio de 1980. A las 11:30 llegó el Dr. Siles al Palacio para reunirse con la Presidenta Gueiler. Intercambiaron información, el golpe era inminente. Siles partió rumbo a la COB que en ese momento estaba siendo asaltada por una banda de paramilitares; la fugaz visita a Palacio le salvó la vida. El iba a la reunión del Consejo Nacional de Defensa 31 Según la descripción del dirigente del PS-1 Walter Vásquez Michel5, cuando salían todos con las manos en alto, en las gradas de la Federación de Mineros, Marcelo Quiroga recibió un disparo en el pecho y cuando comenzaba a caer, el mismo paramilitar le disparó una ráfaga que le cruzó el pecho alcanzando a impactar la cabeza del dirigente del POR Carlos Flores. También cayó asesinado Gualberto Vega. Juan Lechín Oquendo fue capturado y enviado al Estado Mayor, lo mismo que Simón Reyes. Oscar Eid burló a los paramilitares y se refugió en un edificio contiguo para buscar la clandestinidad horas más tarde. En Santa Cruz desarrollaban acciones similares Los Novios de la Muerte que lideraba el neonazi alemán Joaquim Fielbelkorn. Entre tanto, la Presidenta Gueiler virtualmente presa junto al Canciller Gastón Araoz en la Residencia Presidencial, fue obligada a renunciar. Las radioemisoras privadas fueron tomadas, especialmente dura fue la intervención contra Radio Fides y probablemente la suerte de su Director, el padre Eduardo Pérez hubiera sido trágica de no huir en el último minuto. Se posesionó la Junta de Comandantes del Gobierno de Reconstrucción Nacional, integrada por el Gral. Luis García Meza 5 Testimonio de Walter Vasquez Michel, Dossier de Última Hora (15 de septiembre de 1997) 32 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" (Ejército), Gral. Waldo Bernal (FAB) y Contralmirante Ramiro Terrazas (Naval). García Meza presidía la junta de gobierno cuyo gabinete era casi íntegramente militar. Se estableció un toque de queda que empezaba a las 21 horas, la censura de prensa, una cadena radial. El líder de la COB, convencido de que toda resistencia sería inútil y buscando evitar una masacre, accedió a presentarse en televisión, al lado del Ministro del Interior, Cnl. Luis Arce, pidiendo la suspensión de la huelga general. Post. Advirtió a los bolivianos que debían andar con su testamento bajo el brazo; la imagen de los militares en el poder quedó destruida de inicio. Las cárceles estaban llenas de opositores y salieron al exilio los dirigentes del MIR, entre ellos Oscar Eid, Guillermo Capobianco, Hormando Vaca Diez, Gastón Encinas, Gonzalo Valda, Leopoldo López y muchos otros. Especialmente dramática fue la vida en la clandestinidad y la salida del país del Dr. Siles Zuazo. El Gral. Mario Vargas Salinas, figura central de la lucha contra las guerrillas de Che Guevara, se opuso al golpe y salió al exilio. Por lo demás, el golpe hermanó a todas las tendencias al interior de las Fuerzas Armadas, en parte también por la actitud del embajador americano Marvin Weissman empeñado en imponer la democracia en Bolivia. Los antiguos camaradas de los generales Ovando y Torres, como Sejas Tordoya, Canido, Reque Terán, que habían permanecido bajo un cono de sombra en el largo gobierno del Gral. Banzer, reaparecieron junto a “los reconstructores”. En las elecciones de Estados Unidos se impuso al candidato republicano Ronald Reagan y la derecha desplazó a los liberales en Washington. Pero los republicanos, pese a su anticomunismo, estaban furiosos con la situación boliviana. El Cnl. Arce Gómez de visita oficiosa a Washington, fue entrevistado por el célebre periodista Mike Wallace para su programa 60 Minutes, develando sus conexiones con el narcotráfico. La difusión de ese programa a través de videocasetes que circularon clandestinamente hizo tambalear al régimen y a ello se sumó la violenta intervención al periódico católico Presencia y, sobre todo, la matanza de dirigentes del MIR en la calle Harrington de La Paz. Adicionalmente el Cnl. Arce había enganchado a Klaus Barbie, un nazi buscado por los servicios de inteligencia de Israel, reclamado por Francia como autor de una masacre durante la ocupación alemana en los días de la Segunda Guerra Mundial. Arce fue removido del Ministerio del Interior, encomendado ese despacho al Gral. Celso Torrelio. Lo mismo sucedió con algunos intelectuales nacionalistas de izquierda, mucho más cuando el Gral. García Meza, en un arranque “antiimperialista” declaró que defendería la soberanía aunque los bolivianos tengan que comer chuño y charque. Estados Unidos condenó el golpe y negó reconocimiento al gobierno militar, cuyo único aliado fue Argentina. Los países andinos rompieron con el régimen boliviano. El Ministro del Interior entró en inútil beligerancia con personal de la Embajada Americana y maltrató a una periodista del Washington El Gral. Banzer ordenó el repliegue de los militantes de ADN en CONAL y Eudoro Galindo, en ese momento el segundo en la jerarquía adenista, organizó una rebelión civil-militar contra García Meza que fracasó, sufriendo Galindo las consecuencias con el asalto de su residencia y la destrucción de sus bienes. La estructura militar se remeció, pues el sentimiento de respeto hacia Banzer era casi unánime. Oficiales del Ejército se enfrentaron de palabra con el Gral. García Meza y, como en el caso del Cnl. Emilio Lanza, también en los hechos, intentando levantamientos que fueron neutralizados. El Gral. Alberto Natusch fue detenido y exiliado. Banzer debió abandonar 33 34 "OPINIONES Y ANÁLISIS" Bolivia con destino a la Argentina denunciando un plan para asesinarlo. Los generales Humberto Cayoja y Lucio Añez se insurreccionaron. El golpe militar inicialmente se impuso en todo el territorio nacional, pero fue desbaratado por García Meza en persona, contando con el apoyo de los comandantes de guarniciones en La Paz. A finales de julio, el periódico Meridiano publicó una primicia. La Junta de Comandantes y una empresa denominada Rumy Ltda., por intermedio de Líders Castedo López y Carlos Castle Campodoni, entre los meses de octubre de 1980 y mayo de 1981, explotaron ilegalmente los yacimientos mineralógicos en la zona denominada “La Gaiba” y “Rincón del Tigre”, y comercializaron piedras semipreciosas a la República de Brasil, mediante un joint venture. El país quedó escandalizado. Fue el tiro de gracia para García Meza. En agosto los generales Natusch y Añez, que habían retornado al país clandestinamente, tomaron Santa Cruz junto a la guarnición militar. Estaba con ellos el ex presidente Luis Adolfo Siles Salinas y desde Estados Unidos el Gral. Banzer se solidarizó con el movimiento. El país quedó dividido en dos bloques, occidente con La Paz bajo dominio de García Meza, y el oriente con Santa Cruz, donde la ciudadanía se opuso en bloque a la Junta de Comandantes6. El Gral. Banzer contaba con el apoyo de personas influyentes en el Departamento de Estado y el Pentágono. En el momento en que un avión contratado por el industrial Mario Mercado Vaca Guzmán aguardaba a Banzer para trasladarlo a Bolivia, la crisis militar tomó otro carril. 6 Gerardo Irusta. Memorias de un hombre de Armas. Revelaciones del Gral. Lucio Añez Ribera. 35 "OPINIONES Y ANÁLISIS" Capítulo final García Meza dio un paso al costado y consintió en ser sustituido por un Triunvirato integrado por el Gral. Celso Torrelio (Ejército), el Gral. Waldo Bernal (FAB) y el Almirante Oscar Pammo (Naval). En septiembre el Gral. Torrelio asumió formalmente la Presidencia. Era el comienzo del fin para los militares en el poder. García Meza había anunciado que gobernaría 20 años, Torrelio mencionó sólo tres, pero no alcanzó a cumplir uno. Sin embargo “civilizó” el esquema con el Dr. Gonzalo Romero como Canciller7, una figura respetable que fue en el pasado subjefe de Falange Socialista Boliviana; el Ing. Adolfo Linares Arraya hacía poco presidente de la CAF, militante del MNR; el Dr. Juan Carlos Durán, político cercano a Paz Estenssoro y el periodista Jaime Humerez hasta la víspera director del periódico Meridiano, desde cuyas columnas denunció los excesos de la anterior Junta de Comandantes. El nuevo gobierno levantó el toque de queda después de 14 meses, reconoció que el narcotráfico era el motivo para el descrédito internacional del esquema militar, prometió medidas de control creíbles. Estados Unidos empezó a flexibilizarse, poniéndose en marcha el reconocimiento norteamericano. Pero la crisis económica ya era visible. La moneda nacional entró en deterioro y al mediar noviembre de 1981 el dólar se cotizaba en $b. 33.-Torrelio era consciente de la crisis y de su debilidad como gobernante, revelando su disposición para un retorno a la democracia, siempre y cuando dispusiese de la seguridad de una salida democrática “sin traumas ni facturas odiosas”. 7 Padre de Ana María Romero de Campero, ex Ministra de Informaciones de Guevara Arze. 36 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" La situación era similar en la Argentina, cuyo gobierno estaba presionado internacionalmente para devolver el poder a los civiles. La diferencia era que Estados Unidos apoyaba a los militares argentinos, quienes habían llegado a participar de acciones contra insurgentes en Centro América. Gobernaba el Gral. Leopoldo Galtieri, en el momento de mayor descrédito para los uniformados por sus reiterados atropellos a los derechos humanos y no hallando mejor argumento para prolongarse en el poder, invadieron las Islas Malvinas con argumentos irreprochables, pues siendo parte del patrimonio argentino, las detentaba Gran Bretaña. Galtieri cometió el error de pensar que el gobierno de Ronald Reagan mantendría neutralidad en el conflicto. No fue así. Pero la Guerra de las Malvinas unificó al pueblo argentino, generando la simpatía militante del Perú y Bolivia. Chile asumió una posición distinta y el gobierno del Gral. Pinochet se puso a disposición de Londres, posibilitando la derrota argentina que significó el fin del régimen militar. empresario minero Gonzalo Sánchez de Lozada planteada por la CEPB al gobierno militar que la rechazó en un mar de dudas. Tras ello, la presión para la cúpula militar boliviana fue insoportable. Ya no era posible cumplir el calendario de tres años de gobierno. En una carrera contra el reloj, los militares decretaron en mayo de 1982 una amnistía general para los exiliados y el levantamiento del receso a los partidos políticos y organizaciones sindicales. La presión social iba en aumento y el gobierno empezó a jugar sus últimas cartas. Anunció que en el primer semestre de 1983 el país elegiría una Asamblea Constituyente para definir el futuro de Bolivia8. Pero el anuncio no conmovió a nadie. El régimen quiso convocar a elecciones para abril del año próximo, pero ya era tarde; nadie lo aceptó. El MNRI y el PCB pidieron elecciones en tres meses y el resto de partidos políticos exigieron la convocatoria del Congreso del 80, tesis del 8 La Asamblea Constituyente tardó 25 años. 37 En Lima, acariciando como nunca antes la inminencia de su retorno al Palacio de Gobierno, el Dr. Hernán Siles Zuazo se debatía también en la incertidumbre toda vez que sus relaciones con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria se habían enfriado y el entorno del presidente electo era reticente a compartir el poder con los miristas. Por su parte la cúpula del MIR creía que Siles Zuazo le debía todo. La cercanía al poder dividía a la otrora monolítica UDP. Sin norte, el gobierno vacilaba entre el repliegue o el endurecimiento. Torrelio, quien no era un dictador por vocación sino apenas un mandatario por imposición circunstancial, tomó en julio una decisión personal: dejar el mando a quien quisiera tomarlo. Por las jerarquías creadas en la llamada Junta de Comandantes, el cargo le correspondía al Comandante de la FAB, Gral. Natalio Morales. Pero el hombre que reunía las condiciones políticas, militares y temperamentales era el Cnl. Faustino Rico Toro, quien anunció a la prensa el tipo de gobierno que pensaba iniciar, fijando misiones y tiempos. Se trataba de un retorno a un autoritarismo paternalista con trazos populistas. Rico Toro mantenía buenas relaciones con dirigentes laborales y campesinos. El arranque de este militar provocó una reacción desordenada en guarniciones y regimientos. Al borde de una nueva escisión, la Junta de Comandantes y el Alto Mando Militar realizaron una consulta de emergencia entre todas las unidades del país, decidiendo entregar el poder al Gral. Guido Vildoso Calderón, el 21 de julio de 1982, aquietando así los ánimos de jefes militares rivales.9 9 Entrevista con el Gral. Guido Vildoso reproducida por la revista Criterio. 38 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Hombre razonable y sereno, Vildoso había sido Ministro de Salud del Presidente Banzer. Asumió el poder en el inicio de la crisis por la continua devaluación del peso boliviano y un proceso inflacionario en puertas. La diferencia entre el tipo oficial de cambio y el mercado libre de divisas se ampliaba cada vez más. El documento “¡Democracia Ya!” de la Confederación de Empresarios y una campaña constante de la prensa nacional fueron determinantes. Pero el Presidente Vildoso dudaba tratando de encontrar una fórmula que permitiese ganar un poco más de tiempo y convocó a una reunión de la cúpula militar con el ente gremial empresarial, para delinear las bases de un programa económico de emergencia, apelando a la necesidad de frenar la crisis que se precipitaba sobre el país. Los empresarios se mantuvieron aferrados a su tesis y replantearon el Congreso del 80 como única alternativa. Le pidieron romper su condición de rehén del sector autoritario del Ejército, renuente a una salida política. el Presidente del Perú, Fernando Belaúnde, ofreciéndole su avión para que se traslade a La Paz, toda vez que una agencia de inteligencia le informó de una conspiración en marcha para asesinarlo en pleno vuelo de una línea aérea comercial10. Después de que las insinuaciones de la Iglesia, las legaciones diplomáticas y los medios de comunicación no parecían ser tomadas en cuenta, los partidos políticos creyeron que ya nada más podían hacer. La agitación en las barriadas pobres de las ciudades, en las minas, industrias y sectores rurales era vasta. El rumor de un levantamiento popular inundaba el ambiente nacional. Tres hechos confluyeron: la presión de militares institucionalistas, donde descollaba la presencia del Gral. Simón Sejas; la convocatoria a una manifestación pública organizada por la COB el 17 de septiembre y la visita al Presidente Vildoso, ese mismo día, del Presidente de la CEPB, Ing. Fernando Illanes, en compañía de otros empresarios para decirle que el tiempo se había agotado. Esa noche el Presidente Vildoso, leyó un mensaje a la nación por televisión, convocando al Congreso elegido en 1980. En Lima, el Dr. Siles Zuazo aceptó finalmente la responsabilidad de volver a gobernar el país. El primero en llamar para felicitarle fue 39 En la capital política boliviana comenzaron los preparativos para el traspaso formal del poder de los militares a la civilidad, programado para la tarde del 10 de octubre de 1982. El pueblo paceño se volcó a las calles para aclamar a don Hernán y el país en su totalidad siguió en detalle la transmisión televisiva de la instalación del Parlamento, la elección congresal y el juramento del Presidente Siles Zuazo y del Vicepresidente Paz Zamora11. El hombre más valiente pero también el más humano, volvía finalmente al Palacio Quemado. Pero lo hacía con la Unidad Democrática Popular hecha añicos. Conclusión La UDP gobernó menos de tres años, en medio de un colosal desorden político e institucional y una hiperinflación que derrotó el primer mandatario de la era democrática boliviana. Antes de ver hundirse a Bolivia en una guerra civil, el Presidente Hernán Siles Zuazo, que poco antes había sido secuestrado en un golpe de estado operado por policías y políticos, prefirió renunciar. 10 Testimonio ofrecido al autor por Marcela Siles de Gerke. 11 En el Congreso ADN no dio sus votos al Dr. Siles Zuazo, pero sí a Jaime Paz Zamora. 40 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" En nuevas elecciones llevadas a cabo en 1985, se impuso el Gral. Hugo Banzer, pero nadie podía ofrecerle apoyo en el Congreso que sí logró Paz Estenssoro, asumiendo la presidencia, para entregarse a devolver la estabilidad económica e institucional al país a través del DS 21060, precisamente con la ayuda de ADN, su rival en la derecha. pensiones, epilogando su gobierno con el regreso de la osamenta de Che Guevara a Cuba, lo que pareció confirmar la imagen de “neoliberal de extrema izquierda” que tanto complacía a Goni. El terrorismo volvió a las andadas y el cheguevarista Movimiento Revolucionario Tupac Amaru/MRTA del Perú secuestró en Bolivia al empresario Samuel Doria Medina, cobrando por su rescate 1,6 millones de dólares. El pacto MNR-ADN fue desconocido por Gonzalo Sánchez de Lozada, quien ganó las elecciones de 1989. Pero su victoria logró el milagro de unir a los dos adversarios históricos, Hugo Banzer y Jaime Paz Zamora. El jefe mirista a pesar de haber resultado tercero en las urnas, recibió el apoyo de ADN. El Acuerdo Patriótico respaldó la presidencia de Paz Zamora, quien hizo un gobierno razonable, sin traumas, ni represión, aunque hechos de corrupción de algunos de sus compañeros de lucha en el pasado dañaron la imagen del mandatario socialdemócrata. Pero el país volvió a la sensatez y el equilibrio, a pesar de que renacieron brotes guerrilleros, por una parte un autodenominado Ejército Guerrillero Tupac Katari/EGTK, donde personajes como Felipe Quispe y Álvaro García Linera “aprendieron a matar”, fueron encausados y encarcelados por asaltar remesas y realizar atentados terroristas12. El Comando Néstor Paz Zamora/CNPZ, adscrito a la línea del ELN cheguevarista, secuestró al empresario Jorge Lonsdale, quien murió en un enfrentamiento con los terroristas de la policía. En 1993, Sánchez de Lozada arrasó en las urnas y con la ayuda del MBL de Antonio Aranibar dio paso al proceso de Participación Popular, la capitalización de las empresas del Estado y la reforma de 12 Saliendo de la cárcel, Quispe creó un partido, fue diputado y candidato a la Presidencia. García es el actual Vicepresidente de Bolivia. 41 El Gral. Banzer tuvo la oportunidad de volver al Palacio Quemado de forma constitucional en 1997, cuando el 72% de las fuerzas políticas en el Congreso lo respaldó. Pero 12 años de libre mercado y prescindencia del Estado en la economía, no habían dado frutos concretos que se reflejaran en el bolsillo de los bolivianos. Su decisión de eliminar la coca para sacar a Bolivia del narcotráfico complicó la situación pues intensificó la pobreza. Un alzamiento popular en Cochabamba, denominado “guerra del agua” y un terrible bloqueo de caminos en el altiplano, fueron el anuncio de que el sistema estaba llegando a su fin. La crisis internacional generada en el Asia hizo el resto y el cáncer acabó apartando a Banzer, completando su gestión el Vicepresidente Jorge Tuto Quiroga. En su posesión, el joven mandatario advirtió que el hastío por la gobernabilidad en base a pactos, sin reparos ideológicos, podía conducir al país a un callejón sin salida. La advertencia se cumplió irremediablemente en el segundo gobierno de Sánchez de Lozada, quien convenció al MIR de apoyarle integrando el gobierno, ante el disgusto de la población. Atado a los estrechos límites de un Estado reducido a mínima dimensión, sin capacidad de generar grandes ideas para salir de la crisis, Goni buscó la forma de encarar la exportación de gas a mercados de Norteamérica a través de un puerto en Chile y ello dio pretexto para un alzamiento popular iniciado en El Alto y que en siete semanas y 62 muertos logró derrumbar al gobierno de Sánchez de Lozada, quien salvó la vida en un vuelo desesperado de helicóptero el 17 de octubre de 2003. 42 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Se repuso así el método de la movilización de las masas que había sido sustituido 35 años atrás por la guerrilla foquista de Fidel y el Che. Pero en el caso de Cuba o de Irán a la caída del Sha, todo estaba maduro para que otro grupo político preparado, de signo contrario, tomara el poder. En Bolivia esa posibilidad era inexistente. Por eso se mantuvo la línea constitucional, asumiendo un gobierno debilitado con el Presidente Carlos Mesa al que otra conmoción popular mejor organizada barrió también del escenario. la nación. Pasaron a la eternidad el valiente Hernán Siles Zuazo, el Maestro Juan Lechín Oquendo y el talentoso Walter Guevara. También se marcharon Carlos Palenque y Max Fernández que supieron pulsar el alma popular, sin discriminar a nadie. Jaime Paz Zamora se ha retirado con gran dignidad, la señora Lydia Gueiler transcurre sus días rodeada de respeto y cariño. Gonzalo Sánchez de Lozada vive el drama del exiliado cuya nostalgia por la tierra no la aplaca ningún bien material. Carlos Mesa se ha recogido a la soledad de sus libros y escritos. Los jóvenes carismáticos y barbudos que emergieron de la sierra o han muerto o son ancianos. El país ha superado la lucha armada, el golpe militar, la hiperinflación y el narcotráfico como elemento político. El socialismo real ha periclitado sin remedio ante la democracia y no parece que se remontará con la versión chavista para el siglo XXI. La transición boliviana del despotismo a la libertad se ha consumado. Luego de la breve transición del juez Eduardo Rodríguez Veltzé, el Movimiento al Socialismo se impuso en las elecciones de diciembre de 2005 con una abrumadora mayoría llevando a la presidencia a Evo Morales. Pero el carácter vindicatorio de su gobierno, su proyecto de una nación bajo hegemonía aymara, su tendencia a generar enfrentamientos entre regiones, etnias y clases sociales y sobre todo su cercanía al régimen venezolano, cada vez menos pluralista y de corte dictatorial, hacen temer que la democracia esté otra vez en riesgo. Tras 25 años de vida democrática, Bolivia dejó atrás la violencia revolucionaria y la dictadura militar. Abrazó la democracia y la libertad. En términos generales la vida nacional ha mejorado pero no lo suficiente. Los pobres, que están también en la clase media, eterna víctima de todas las revoluciones y de todas las dictaduras, vive apenas con lo necesario, pero no se rinde y sigue de pie con la esperanza puesta en Bolivia, el único bien patrimonial que posee. Quedó entre brumas el recuerdo flamígero del Gral. Barrientos enfrentado al Che Guevara y también el de sus perseguidores, Ovando y Torres convertidos luego en sus panegiristas. Ya no está más la sabiduría del Dr. Víctor Paz Estenssoro, ni el valor personal del Gral. Hugo Banzer si acaso las sombras del infortunio se proyectaran sobre 43 44 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" POPULISMO Y GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA: LA ESQUIVA CONSTRUCCIÓN INSTITUCIONAL EN BOLIVIA fue un proceso marcado por el imperativo de recuperar la estabilidad económica y política, y a partir de ello, construir la institucionalización del Estado, junto a un modelo de gobernabilidad en democracia que hiciera posible encarar los retos del crecimiento económico, la integración social y la lucha contra la pobreza. Henry Oporto Castro* En Bolivia, la historia del desarrollo institucional y la búsqueda de gobernabilidad como condición de un orden político estable, es una historia de éxitos y fracasos, de avances y retrocesos, de empeños voluntaristas por levantar instituciones en medio de una gobernabilidad frágil o de tentativas no menos vanas y estériles de destruir la institucionalidad sin poder evitar que el país se hunda en la ingobernabilidad, que es lo que está sucediendo justamente en estos días, a pesar de los 25 años de esfuerzos por tratar de romper el círculo vicioso de inestabilidad, falta de desarrollo, pobreza y más inestabilidad. Los imperativos de la transición democrática La transición del autoritarismo militar al régimen democrático que se vivió a fines de los años setenta y comienzos de los ochenta, * Licenciado en Sociología en la Universidad Mayor de San Andrés. Asesor, Investigador y Consultor. Autor de varios artículos en prensa. Entre sus publicaciones: “La Revolución Democrática: Una nueva manera de pensar Bolivia”; “Más Democracia y Mejor Gobierno”; “Reinventando el Gobierno: reforma del Estado y gobernabilidad en Bolivia”; “El Régimen municipal y de descentralización en la Constitución Política del Estado: ideas para una posible reforma constitucional”. 45 La necesidad de ordenar y estabilizar la vida nacional, después de varios de años de caos económico y político, fue la condición de sobrevivencia y viabilidad del sistema democrático. Ello hizo indispensable establecer una forma de interacción política mediante acuerdos y pactos de gobernabilidad entre los partidos políticos, a fin de crear el escenario propicio para llevar a cabo un proceso de reformas institucionales. El propio sistema político pudo evolucionar desde la fragmentación polarizada hacia un pluralismo moderado y con capacidad concertadora, consolidándose como el eje la vida democrática del país. Sin duda, la gobernabilidad es el mayor logro forjado en el contexto de la democratización del régimen político. A la gobernabilidad democrática le debemos uno de los períodos de estabilidad institucional más amplios y prolongados de la historia republicana, en cuyo marco han tenido lugar los cambios estructurales en la economía y la sociedad que han signado la dinámica nacional del último cuarto de siglo. En dos décadas de desarrollo democrático, no hay duda que Bolivia ha hecho importantes progresos institucionales en distintas esferas. Sobre todo en la edificación del Estado de derecho -prácticamente inexistente en el pasado- y la institucionalización del sistema de decisiones, lo que es particularmente notable para un país que ha vivido casi siempre en medio de la anarquía, la confrontación 46 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" permanente, y a menudo sometido al despotismo de sus gobernantes. Así, tras diez y ocho años de regímenes autocráticos, represivos y de facto, el hecho de que se pudiera restaurar la vigencia de la Constitución y de un orden de legalidad, con separación e independencia de poderes como forma de gobierno, con elecciones libres, pluralismo político y garantías de alternabilidad, avanzando en un proceso de descentralización hacia los municipios y departamentos, ciertamente que ha significado un cambio profundo y de trascendencia en las costumbres políticas y en el modo de organizar la vida nacional. un largo período de estabilidad y orden, con avances sociales y cambios políticos y económicos que en su momento fueron motivo de orgullo nacional y de amplio reconocimiento internacional, no solamente que no hubiese podido afirmarse sino que se haya visto de pronto socavado en su legitimidad y sometido al fuego cruzado de la crítica radical y de la presión disgregadora de tendencias antisistémicas y antiinstitucionales. También es pertinente reflexionar acerca de cómo aún en estas circunstancias extremas, el sistema institucional ha podido mantener sus propios baluartes y trincheras para contener los nuevos embates autoritarios contra la democracia y la libertad. Tanto así que ni siquiera éstos últimos han podido apartarse completamente de la legalidad democrática, sin exponerse a una pérdida grave y quizás suicida de legitimidad política. Tan cierto es esto que incluso los intentos recientes por desmontar las instituciones construidas y echar abajo la estructura democrática del Estado, encuentran escollos inesperados en la propia institucionalidad del sistema democrático que, a pesar de sus debilidades e insuficiencias, está demostrando que ha echado raíces en la cultura ciudadana y que tiene fuerzas para resistir y defenderse. ¿De qué otra manera se explica que el Tribunal Constitucional y la Corte Suprema de Justicia hayan sobrevivido a los sucesivos intentos de destrucción y linchamiento político, instrumentados desde el Poder Ejecutivo. O también los prefectos elegidos democráticamente, y como ellos otros poderes públicos. Y, asimismo, la Constitución y el orden jurídico que en los últimos cuatro años han sido objeto de toda clase de atentados, atropellos y violaciones? Plantearse estas preguntas resulta fundamental en el contexto general de crisis que vive Bolivia, desde principios de esta década, donde un rasgo característico es el desconcierto intelectual, el trastrocamiento de valores y la dilución de referentes ideológicos que conducen al descreimiento y la desmoralización. Y ello porque la crisis viene acompañada de la descomposición de las estructuras políticas, sociales, económicas y culturales, un fenómeno que ni los actores políticos ni los ciudadanos comunes alcanzan a comprender cabalmente, lo cual les priva también de la capacidad de controlar, regular y prevenir sus consecuencias destructivas. Así y todo, no resulta evidente si finalmente el Estado de derecho tendrá capacidad de sobrevivir a la dinámica de desinstitucionalización en que está sumido el país. De la acción de masas y la presión corporativa al orden institucional Ahora bien, para intentar un balance de la evolución institucional durante el período democrático, vale la pena preguntarse por qué un esfuerzo de construcción institucional y democrática que condujo a Según Joan Prats, la gobernabilidad es un atributo de las sociedades que se han estructurado social y políticamente de modo tal que sus actores estratégicos se interrelacionan para tomar decisiones 47 48 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" que los afectan y puedan resolver sus conflictos de acuerdo a un sistema de reglas y procedimientos formales e informales, sistema dentro del cual plantean sus expectativas y definen sus estrategias. Tales reglas y procedimientos -que constituyen el verdadero régimen políticopueden registrar diversos grados de institucionalización1. Así entendida, la institucionalización, sería lo que Rousseau llamaba el salto civilizatorio o paso de un gobierno de las personas al gobierno de las leyes. extremos, uno marcado por la incertidumbre y cercano al caos y el otro más ordenado y estable, puede encontrarse una variedad de situaciones, incluyendo las que combinan la acción directa basada en el poder relativo de los grupos de presión y los procesos institucionalizados regulados. Por otro lado, también el rol del Estado puede estar definido por dos extremos: el de un aparato que interviene activamente en la vida económica y social, incluso con inversiones directas en el campo productivo, y el de un conjunto de normas y reglas que concentran la acción estatal en la definición de políticas y la supervisión de su cumplimiento. Y también en este caso pueden darse situaciones intermedias con combinaciones de ambos tipos de roles. Lo esencial de esta definición es que las reglas y procedimientos con diversos grados de institucionalización son fundamentales para la gobernabilidad porque determinan cual es el proceso de decisiones que rige la vida nacional. Y ellas serán más duraderas y eficaces cuanto mayor grado de conflicto sean capaces de contener y procesar pacíficamente. Roberto Laserna ha concebido un modelo descriptivo de las relaciones Estado y Sociedad –en esencia un modelo de gobernabilidadbasado en una combinación de opciones referidas tanto al sistema decisional como al papel del Estado2. Utilizando el método de tipos ideales, Laserna encuentra que el sistema decisional podría ubicarse entre dos extremos: la acción directa de grupos de presión, sean éstos de carácter oligárquico o popular, elitistas o de masas, y la acción canalizada a través de instituciones formales que es regulada por normas generales y es por tanto transparente. Desde luego, entre ambos 1 Instituto Internacional de Gobernabilidad-PNUD-Generalitat de Catalunya: El desarrollo posible, las instituciones necesarias. Plural Editores-IIG, La Paz, 2003, p. 28-29. 2 Roberto Laserna: La democracia en el ch´enko. Fundación Milenio, La Paz, 2004, p. 59-67. 49 Aplicando esas posibles combinaciones a las relaciones que se establecen entre Estado y Sociedad, es posible identificar cuatro posibles escenarios. Dos de ellos con tendencia a generar situaciones de equilibrio y estabilidad, pero a partir de condiciones institucionales diferentes: un primer escenario (1) marcado por un fuerte dinamismo social, con un sistema político estatalizado, actores institucionalmente débiles, predominio de partidos populistas y una acción social corporativista, que determinan que la intervención estatal obedezca esencialmente a un juego de presiones. El segundo escenario (2) se caracterizaría por la vigencia de un sistema normativo transparente e institucionalizado, capaz de procesar conflictos, y un Estado fortalecido y con capacidad reguladora. Los otros dos escenarios (3) y (4) corresponden más bien a situaciones muy inestables, de alta conflictualidad y proclives a la irrupción de crisis políticas, en un caso porque los grupos sociales demandan la intervención estatal al margen o más allá de las normas y de sus posibilidades económicas; y en el otro porque el Estado mismo incumple las normas y tiende a violentar el sistema institucional, 50 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" ejecutando directamente proyectos económicos pero sin contar con los recursos necesarios o actuando discrecionalmente y al margen de los canales establecidos de toma de decisiones. desplazamiento de la relación Estado-Sociedad a través de las cuatro situaciones anteriormente descritas. De hecho, la revolución del 52 colocó esa relación en el escenario 1, cuando la disponibilidad de recursos, fruto de la nacionalización de la minería, permitía una extendida intervención estatal en la economía y en políticas redistributivas, lo que nutrió el clientelismo corporativo de los sectores populares y el populismo prebendal de las élites. Este modelo entró en crisis en los años 80 cuando una drástica reducción del excedente minero imposibilitó que el Estado pudiera seguir distribuyendo recursos, determinando que el corporativismo perdiera fuerza como mecanismo de acceso a las decisiones políticas. Tales cambios coincidieron con la transición democrática entre 1978 y 1985 y fueron parte del contexto de acentuada inestabilidad política, económica y social que marcó a ese período de la vida nacional. Desplazamientos históricos en las relaciones Estado-Sociedad Pues bien, tomando como referencia este modelo de análisis, es posible entrever el proceso histórico boliviano como un proceso de Con la nueva política económica de 1985, primero, y luego más decididamente con la política de reformas estructurales de los años 90, se produjo un cambio substancial en la relación Estado-Sociedad -y consiguientemente en el sistema de decisiones- desde el modelo tradicional corporativo hacia un modelo institucional regulado, a partir del reconocimiento de la imposibilidad para el Estado, en las nuevas condiciones tanto internas como externas, de perseverar en el pacto del 52, y por tanto de la necesidad de redefinir el modelo de gobernabilidad, desplegando un proceso de progresiva institucionalización de las decisiones y de los conflictos -posible también por la derrota y el debilitamiento de los actores centrales del viejo orden político (militares y sindicatos)- y donde el protagonismo central debía recaer en los partidos políticos desempeñando lo que se ha venido en llamar la “democracia pactada”, entendida como una forma de gobierno basada en acuerdos y alianzas entre los partidos centrales de un sistema político pluralista moderado. El resultado ha 51 52 Roberto Laserna: “La persistencia populista” en La democracia en el ch´enko, pág. 62. "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" sido no sólo el inicio de un período de estabilidad macroeconómica sino también el restablecimiento de la gobernabilidad y la autoridad del Estado, marco en el cual ha tenido lugar el proceso de reformas conocidas como de primera y segunda generación. De este modo, la gobernabilidad enmarcada en la “democracia pactada” pudo operar con relativo éxito durante casi dos décadas, haciendo posible la sucesión democrática y pacífica de cinco gestiones de gobierno. Hasta que el sistema entró en crisis al iniciarse el siglo XXI. La gobernabilidad democrática pudo sostenerse mientras hubo crecimiento económico y las condiciones sociales se percibían más o menos aceptables. Pero al estallar la recesión económica en 1999, se desmoronó también el equilibrio político, los conflictos desbordaron al sistema institucional y se fue abriendo una brecha cada vez mayor entre sistema político y sociedad civil, lo que a su vez restringió severamente la capacidad gubernamental para revertir la crisis económica. En palabras de Joan Prats, este ha sido un proceso “que ha sentando las bases para un desarrollo económico más acorde con los tiempos y para una inclusión política de los sectores tradicionalmente excluidos del ejercicio de la ciudadanía”. Según él, en el ámbito político se ha conseguido un sistema electoral confiable que ha garantizado no sólo la aceptación de los resultados sino también la entrada en el juego electoral de nuevos actores y partidos, de manera que las movilizaciones sociales pudieron apuntar a la inclusión de sus reivindicaciones en el sistema institucional. Gracias a un diseño constitucional favorable -el presidencialismo parlamentario- fue posible asegurar el respaldo legislativo necesario para la gestión de gobierno, evitándose las crisis de gobernabilidad que otros países de la región vivían en la misma época. El sistema regulatorio creado como parte de las reformas de mercado, tendió a fortalecer la capacidad del Estado para normar y regular los procesos económicos y sociales, aunque de manera insuficiente. Con la Participación Popular y la Descentralización Administrativa se fueron dando progresos importantes en la distribución territorial del poder y la construcción de ciudadanía política. “Una democracia inevitablemente imperfecta iba desplegando los mecanismos institucionales necesarios no sólo para evitar el conflicto entre los grandes partidos sino también para permitir que sectores tradicionalmente excluidos del proceso político pudieran organizarse y participar en él para defender sus propios intereses”3. 3 ¿Pero cuál ha sido el impacto de ese impulso reformista de los años 80 y 90 sobre las condiciones de pobreza en Bolivia? ¿Hubo una mejoría de los indicadores sociales en el período democrático o más bien es cierto que la pobreza y el deterioro social aumentaron, a tal punto que esta sería la causa fundamental para la deslegitimación de la institucionalidad democrática y su progresiva pérdida de apoyo social? Para responder a estas preguntas vale la pena remitirnos a un informe oficial de 2003 sobre el Progreso de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, co-elaborado por INE, UDAPE y Naciones Unidas 4. La evaluación de este informe es que a mediados de los años noventa, se modificó la orientación de la política pública priorizando la inversión social; posteriormente, se aplicaron un conjunto de reformas sociales 4 Idem., p. 25. 53 Progreso de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, Bolivia 2002, Segundo Informe; PNUD, La Paz, 2003. 54 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" como la Participación Popular, la Reforma Educativa, un Nuevo Modelo Sanitario que impulsó la reforma del sector salud, y la misma Estrategia Boliviana de Reducción de la Pobreza (EBRP) con su enfoque multidimensional para superar la pobreza. Estas políticas ampliaron la cobertura de los servicios sociales a partir de la descentralización de los procesos de decisiones y de una asignación diferente de los recursos fiscales. que viven en las ciudades y asisten a la escuela y a la universidad”5. Laserna defiende la idea de que la política de reformas al facilitar la modernización democrática y la apertura económica, hizo que Bolivia alcanzara logros efectivos en dos décadas, como se refleja en los progresos registrados en el Índice de Desarrollo Humano, un indicador que combina un conjunto de variables referidas a educación, salud y capacidad adquisitiva. Sin embargo, y a pesar de esos avances, el mismo informe de INE-UDAPE-Naciones Unidas, anota que “considerando la crisis económica de los años anteriores que puso freno al crecimiento de la economía, afectando principalmente los ingresos de la población pobre, son pocas las posibilidades de que se cumplan los objetivos de reducción de pobreza, sobre todo si se considera el actual patrón de crecimiento y que la pobreza medida por ingresos tendió a crecer relativamente en los últimos años”. Tomemos ahora la opinión de un observador externo, Iñigo Macías, analista del equipo del Instituto Internacional de Gobernabilidad, dirigido por Joan Prats. Examinando el estado de desarrollo social en Bolivia, Macías advierte la dificultad de sacar conclusiones definitivas en un escenario caracterizado por una importante dualidad. “Por un lado, la información estadística disponible muestra cómo la población boliviana ha experimentado importantes avances en materia social durante la última década. Estos avances son muy importantes si se enmarcan dentro de la reciente historia de este país, pero resultan insuficientes cuando los niveles alcanzados se comparan con los del resto de países de la región andina, así como los alcanzados como promedio en toda América Latina. Desde otra perspectiva de análisis, Roberto Laserna apunta que si bien un argumento muy socorrido de los críticos de las reformas es que con ellas ha aumentado la pobreza, las estadísticas no respaldan ese argumento sino que, por el contrario, muestran progresos nada desdeñables. Así por ejemplo, si la pobreza medida según la metodología de Necesidades Básicas Insatisfechas, llegaba en 1992 al 71%, para el 2001 ese porcentaje se había reducido al 58%. “En las dos últimas décadas -sostiene Laserna- la mortalidad infantil se redujo a la mitad, la matrícula escolar aumentó en todos los ciclos, se expandieron los servicios de saneamiento, electricidad y telefonía. Y se multiplicaron los canales de participación política y los mecanismos de protección a los ciudadanos. También las desigualdades étnicas tendieron a atenuarse, aunque, paradójicamente, su historia y sus resabios se hubieran hecho más visibles para las nuevas generaciones de indígenas 55 5 Laserna, en La democracia en el ch´enko, p. 81, cita estos datos: “en 1975 el IDH era 0,511, en 1985 alcanzaba a 0,573, en tanto que para el 2001, es de 0,672, a pesar de que en este último período se vivieron dos crisis económicas muy fuertes”. El libro de Laserna: contiene además un interesante Anexo de series estadísticas sobre el desempeño económico y social desde 1980 y 1981, que, al decir del autor, “demuestran las difíciles condiciones del entorno internacional que enfrentamos en estos años y, pese a ello, creció la economía, logramos estimular las inversiones y todo ello repercutió en una mayor cobertura de los servicios básicos y de la seguridad social. Prueban, en definitiva, que el país avanzó y que ese avance repercutió favorablemente en las condiciones de vida de la población” (p. 116). 56 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Desgraciadamente, este avance en los indicadores sociales se ve eclipsado por la impotencia que ha presentado el país para disminuir los niveles de pobreza. Aunque la información disponible es dispar y en ciertas ocasiones contradictoria, una cosa parece clara: los actuales niveles de pobreza son insostenibles”6. proceso de urbanización, que determina que el 62% de la población viva ahora en centros urbanos; ii) la mejoría significativa de los indicadores en educación, salud y saneamiento básico: la población con necesidades básicas insatisfechas se ha reducido del 70.9% en 1976 al 58.6% en el 2001, debido tanto al proceso de urbanización como al aumento de la inversión social del 10% al 43% de la inversión pública total entre 1987 y 2002; iii) el estancamiento de los indicadores de ingreso, empleo y productividad, lo cual se atribuye a que el ritmo de crecimiento económico con una tasa promedio de 3.1% entre 1986 y 2002, equivalente a un crecimiento per cápita anual de 0.78% (por debajo de la tasa de crecimiento demográfico) resultó siendo insuficiente para reducir la pobreza en términos absolutos y relativos. El informe estima que para alcanzar las metas de reducción de pobreza extrema, Bolivia tiene que crecer a una tasa de 6% anual o, alternativamente, una disminución del Índice de Gini equivalente a un punto porcentual por año hasta el 2015, lo cual sólo sería posible “desarrollando una estrategia agresiva de generación de riqueza y redistribución económica y social para lograr un impacto significativo de ingresos, empleo y productividad en los próximos años”. El mismo investigador agrega: “...podemos afirmar que las estructuras institucionales, sociales, económicas y políticas existentes en el país son incapaces de traducir el incremento de las capacidades básicas en oportunidades económicas que permitan a los bolivianos incrementar sus ingresos. Tanto las deformaciones del sistema económico, como en el mercado de trabajo, se antojan como los principales desencadenantes de esta falta de resultados en materia económica. La intervención en estos dos campos capacitaría a la población para obtener mayores ingresos para satisfacer sus necesidades... El crecimiento económico es una condición necesaria pero no suficiente. Dos son los principales obstáculos que afronta el país en su lucha contra la pobreza: la joven y creciente estructura poblacional, por un lado; la desigualdad en la distribución del ingreso, por el otro”. Otro documento que registra la evolución de los indicadores económicos y sociales del período de reformas estructurales, es el informe preparado por UDAPE con motivo de la Revisión de la Estrategia Boliviana de Reducción de la Pobreza 2004-20077. Este informe destaca tres cambios estructurales importantes: i) el acelerado 6 El desarrollo posible, las instituciones necesarias, p. 535. 7 Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas (UDAPE): Revisión de la EBRP 2004-2007: Bolivia Una Alianza hacia las Metas del Milenio, La Paz, 2003. 57 La vuelta al populismo y el gobierno de las masas Más allá de la valoración que se pueda hacer en materia de crecimiento económico y desarrollo social, durante el proceso democrático del último cuarto de siglo, es indudable el salto que Bolivia ha dado en la construcción de un sistema institucional y de gobernabilidad democrática. Este salto se sintetiza, como tal vez diría Rousseau, en el paso de un poder atrabiliario y personalizado a un régimen político enmarcado en la ley y el Estado de derecho. Un paso que dejando atrás la inestabilidad crónica, hizo que la vida nacional 58 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" transcurriera por una senda de paz social y de relativa certidumbre y previsibilidad en el futuro inmediato. el modelo de institucionalización y modernización del régimen político, que se intentó construir en el proceso democrático, hacia el modelo tradicional de decisiones de carácter corporativo y de acción directa de los grupos de presión sobre un Estado institucionalmente frágil y depauperado pero que intenta retomar su viejo rol intervensionista y empresarial, en medio de intensas demandas sociales que los mismos grupos de poder alientan y luego no pueden controlar. Pero la debacle del sistema político ha significado también que se ponga en cuestión la continuidad de esta forma de gobernabilidad en democracia. No hay duda que el escenario político que se reconfigura a partir de la crisis de octubre de 2003, e incluso mucho antes, ha alterado profundamente las condiciones políticas nacionales para la permanencia del sistema institucional de la democracia pactada. La situación política y social que desde entonces impera en Bolivia, marcada por el ascenso de masas y una nueva correlación de fuerzas a favor de las corrientes populistas y de izquierda radical, sin duda que ha retrotraído al país a escenarios altamente conflictivos, de intensa inestabilidad, fragmentación social, polarización ideológica, crisis políticas recurrentes y un Estado debilitado por el asedio de grupos corporativos y antisistémicos, la presión de la calle y el empoderamiento de las masas populares. Lo que implica que el sistema político ha perdido capacidad reguladora sobre el desenvolvimiento de la sociedad y que las decisiones ya no responden a normas y procedimientos generales, transparentes y previsibles porque ellas se toman al margen de los mecanismos institucionales y son cada vez más fruto del juego de presiones y acciones de fuerza de los sectores y grupos movilizados. Este es el retroceso que se ha producido en el esfuerzo de institucionalizar un sistema de decisiones y de resolución de conflictos, mediante reglas definidas y estables como de alguna manera tendió a darse con el funcionamiento de la democracia pactada y que es lo que más se ha aproximado a la noción de gobernabilidad democrática. Recurriendo otra vez al modelo de gobernabilidad de Laserna, diríamos que en la coyuntura actual asistimos a un nuevo desplazamiento de la relación Estado-Sociedad; pero esta vez en sentido inverso: desde 59 Así pues, hoy en día las decisiones se toman menos en los espacios estatales e institucionales y más en las calles y los lugares de la protesta o la presión social. La autonomía relativa de la superestructura política frente a los grupos de intereses, se ha desvanecido. Se impone quién tiene más fuerza y capacidad de presionar, no importa si los intereses que defiende son minoritarios y sus demandas ilegítimas. Rehenes de los conflictos y las presiones, los poderes públicos tienen pocas posibilidades de agregar intereses desde la lógica del interés general, que es lo propio del Estado, y lo que hacen es negociar con los sectores sociales y económicos. De ahí por qué sus decisiones son menos transparentes, y más imprevisibles y arbitrarias. La tensión que se ha instalado en la sociedad boliviana consiste precisamente en que formalmente el régimen político sigue siendo constitucional y representativo pero en la práctica las instituciones han perdido peso frente a la movilización social y la acción directa de masas. La política está en las calles. El tiempo actual es del resurgimiento del populismo como forma de ejercicio del poder político, de relación del Estado con la sociedad y de comportamiento de los actores políticos y sociales, determinando una dinámica de funcionamiento de la sociedad que en muchos aspectos entra en contradicción con el andamiaje institucional que había ido construyendo el sistema democrático en los años precedentes. 60 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" El problema, en términos de gobernabilidad, radica en que dadas las actuales condiciones nacionales, un régimen político que promueve y se sustenta en la acción directa de grupos de presión y donde la forma de organización de intereses y de participación en las decisiones es esencialmente corporativa -como lo fue la situación derivada de la revolución del 52-, tiene muy pocas posibilidades de éxito, principalmente por dos razones. La primera, que el Estado, a pesar del auge actual de precios internacionales de las materias primas, no dispone de excedentes suficientes que pueda utilizar en políticas redistributivas a la medida de las múltiples demandas sociales, y con ello poder controlar a una sociedad civil altamente movilizada8. La segunda, que sin un Estado medianamente fuerte en su legitimidad, con autoridad y capacidad para marcar la dirección de la economía, la política y la sociedad, como lo fue el Estado del 52 por su origen revolucionario, ningún esquema corporativo es sostenible. Y lo que ocurre actualmente en Bolivia es precisamente lo contrario. El Estado no puede estar más deteriorado en su poder, en su capacidad de dictar políticas, hacer uso legítimo de la fuerza, y articular intereses sociales y regionales en una perspectiva común. Si la debilidad estatal es un rasgo estructural boliviano, en la coyuntura actual la sensación es simplemente de ausencia de Estado. En otras palabras, la flaqueza política y económica en que se halla el Estado y la ausencia de un partido populista hegemónico -que es el sueño que persigue el MAS-, hace inviable cualquier tentativa de volver con éxito a un sistema decisional estatalizado y con predominio de formas corporativas y clientelares de participación social. Lo que no quiere decir que no se trate de hacerlo, pero con el riesgo de que el país se sumerja en el caos y la inestabilidad. En esto consiste la esencia de la crisis de gobernabilidad que vive Bolivia: la democracia pactada ha dejado de ser eficaz como forma de gobierno y participación institucional en las decisiones, pero tampoco es posible anclar la gobernabilidad en un régimen de populismo corporativizado. 8 Pocos países pueden actualmente darse el lujo de políticas populistas; tal vez Venezuela por su riqueza petrolera. Por lo general, la brecha entre expectativas y recursos disponibles es peligrosa. Mario Matus, otro miembro del equipo del IIG, escribe al respecto: “Como descubrieron otros países de América Latina -que a mediados del siglo XX abrieron de par en par las compuertas a la participación- cuando no se contó con un proceso autosustentado de crecimiento expresado en bienestar perceptible, la brecha entre expectativas y limitados recursos, dio pie a la gama más diversa de desórdenes, experimentos extremos y frustración generalizada, y todo ello fue coronado por la pérdida de lo único genuinamente exitoso: la misma democracia”. Véase, El desarrollo posible, las instituciones necesarias, p. 140. 61 La Asamblea Constituyente y el fin de una ilusión Considerando todo lo anterior no deja de ser notable el entusiasmo que en su momento despertó la Asamblea Constituyente como el espacio de “un nuevo contrato social” y partero de una nueva realidad político-institucional. La caída de Sánchez de Lozada, y con él del sistema político, se interpretó como el fin de una etapa histórica y el inicio de la transición a un futuro luminoso. Allí se alimentó la ilusión de que había llegado el momento de replantear la arquitectura institucional, el papel del Estado y el modelo de organización política y económica para reconstruir el país desde cimientos completamente nuevos. La idea de “Refundar Bolivia” fue la consigna que unió a muchas voces, aunque nunca estuvo claro qué realmente se quería decir con ello. En el paroxismo colectivo no se reparó en la verdadera esencia de la Asamblea Constituyente como objetivo político, es decir como instrumento para la implantación de un proyecto de hegemonía y 62 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" captura del poder total, por lo mismo forzosamente autoritario y antidemocrático. Pero ello, en un país que se ha democratizado y que sabe del valor de la libertad y el pluralismo, cuyas instituciones bien que mal han generado sus propias defensas, donde la población y las regiones, formados en diversos modos de vida, no van a renunciar así nomás a sus derechos conquistados y a sus aspiraciones de autonomía territorial para someterse al poder absolutista de un Estado totalitario y centralista, no hay forma en la que tal proyecto pueda salir adelante y resulte exitoso. Irremisiblemente ese proyecto está condenado al fracaso, y esta y no otra es la razón principal del diseño fallido de la propia Constituyente y del callejón sin salida en que ahora se encuentra9. la destrucción del Estado de derecho sólo puede sobrevenir el caos o la dictadura, sea de izquierda o derecha. Tal es la encrucijada en que está Bolivia. Ahora bien, sea cual fuere el destino de la Constituyente, una cosa está probada: la democracia no es gobernable al margen de una institucionalidad medianamente robusta y eficaz. Los intentos por socavar la estructura institucional del Estado democrático, y en particular el régimen de democracia representativa, sólo pueden tener un desenlace: la destrucción de la propia democracia. En este sentido, no existe posibilidad de un proyecto alternativo de gobernabilidad en democracia que pueda prescindir de las bases institucionales establecidas en más de dos décadas de construcción democrática. A 9 El desencanto con la Asamblea Constituyente no puede ser más contundente. Según la encuesta de Equipos Mori, realizada entre el 26 y el 31 de agosto de 2007 en las nueve capitales del país, además de las ciudades de El Alto, Villamontes, San Julián y Yapacaní, el 70% de la población se muestra insatisfecha con el proceso constituyente, que en 14 meses de funcionamiento no ha conseguido aprobar un solo artículo de la nueva Constitución, entrampada como está en discordias profundas, a tal punto que ella misma se ha transformado en un foco principal de graves conflictos entre regiones, sectores sociales, partidos políticos y poderes estatales. 63 ¿Es posible salvar la institucionalidad democrática? En esa encrucijada, la opción democrática pasa claramente por revitalizar el sistema institucional y, con el, el modelo de gobernabilidad democrática. Pero, ¿puede pensarse en un esquema remozado de gobernabilidad, con un sistema político igualmente renovado y afincado en otros actores estratégicos, operando bajo nuevas lógicas políticas, alejadas de las prácticas desacreditadas del pasado, como todo el mundo parece reclamar? i) Que la fórmula de coaliciones gubernamentales de partidos políticos no sea ya eficaz como condición de gobernabilidad, no significa que la democracia boliviana puede prescindir de pactos y compromisos entre las formaciones políticas para formar mayorías políticas y parlamentarias. En realidad casi ninguna democracia puede hacerlo, menos la nuestra dada la fuerte fragmentación social, la diversidad regional y la representación política que caracteriza al país; por cierto un fenómeno que tiene raíces históricas y que, en última instancia, es reflejo de la desintegración territorial, social y cultural no superada. Aún cuando los partidos políticos resientan la pérdida de centralidad política y que el sistema político pudiera reconstituirse con nuevos actores y protagonistas, lo cual hasta ahora no ha ocurrido, todo indica que la fragmentación no va a desaparecer y que incluso podría acentuarse. Esto importa un serio desafío de gobernabilidad y, por lo tanto, la necesidad 64 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" de las nuevas fuerzas políticas aún no han consolidado su compromiso democrático y se mueven paralelamente dentro del sistema y fuera del sistema; son parlamentarios y a la vez líderes de revueltas anti-sistémicas que desafían a los poderes legalmente constituidos de los que sin embargo hacen parte. Para algunos la democracia es sólo objeto instrumental para desarrollar sus estrategias de poder que no tienen precisamente un horizonte democrático. de alianzas y acuerdos gubernamentales, a pesar de todo el desprestigio que carga la política de coaliciones de gobierno. ii) iii) Una verdadera renovación del sistema político no pasa únicamente por la aparición de nuevos actores sino, sobre todo, por el cambio de valores, ideas y comportamientos políticos. La gobernabilidad democrática requiere de partidos políticos modernos, democráticos e institucionalizados. Por eso debemos ser prudentes y vigilantes frente a la recomposición del sistema político. De hecho, los nuevos partidos y las llamadas agrupaciones ciudadanas -que tanto entusiasmo provocaron en cierto momento como señal de renovación política-, hasta ahora no ha hecho sino reproducir muchos de los males que se señalan en los partidos tradicionales: caudillismo, verticalismo, clientelismo, prebendalismo, peguismo, etc. Estos problemas pueden ser aún más graves tratándose de entidades sin tradición ni institucionalidad y formadas alrededor de un liderazgo unipersonal, del cual dependen completamente. Salvo el MAS, las nuevas formaciones políticas no son producto de procesos sociales, generacionales e ideológicos profundos, por lo que sus éxitos podrían ser también efímeros, como ya se ha visto en las experiencias de UCS, CONDEPA, NFR y tantos otros grupos políticos. Un elemento distintivo de una nueva gobernabilidad revitalizada debe ser la capacidad de incluir a nuevos actores, superando los resabios excluyentes del pasado. Sin embargo, para ello no basta la voluntad de reconocer y admitir a nuevos actores. También es fundamental que éstos deseen integrarse a la institucionalidad democrática y se dispongan a actuar dentro de las reglas de juego, y sin cálculos circunstanciales. Algunas 65 iv) La gobernabilidad es atributo de una sociedad debidamente regulada que tiene en el sistema legal la garantía de un orden interno y de la posibilidad de resolver sus diferencias en forma pacífica, sin perturbaciones traumáticas. Por ello, tanto como se requiere de un Estado que gobierne, también es preciso que los ciudadanos, el pueblo, quieran ser gobernados. Y esto hoy día es muy complicado en Bolivia. La sociedad está hace rato en un estado de beligerancia, insubordinación e insurgencia latente, que simplemente no permite gobernar, y muchas veces son los propios gobernantes que con su demagogia, complacencia o pasividad, alientan ese comportamiento. Por otra parte, ya se sabe que una de las mayores debilidades del proceso democrático es que no fortaleció la noción de responsabilidad ciudadana; la gente clama por participación y por derechos, pero no asume o elude sus obligaciones y deberes ciudadanos. v) Para que la gobernabilidad sea sólida y duradera el país tiene que lograr un modelo de crecimiento económico sostenido y socialmente incluyente. Y esta es una asignatura pendiente. Pretender resolver las carencias sociales sin asegurar la generación de riqueza es voluntarismo o demagogia. De hecho, 66 "OPINIONES Y ANÁLISIS" la estabilidad política en Bolivia ha estado asociada a los ciclos de crecimiento económico: la minera de la plata a fines del siglo XIX, la economía del estaño en la era liberal de principios del siglo XX, la diversificación económica principiada en los sesenta, el auge de las materias primas en los setenta, la estabilización macroeconómica en la segunda parte de los ochenta y el aumento de la inversión extranjera en los noventa. Cada uno de estos ciclos, unos más que otros, reconstituyó el Estado y el sistema político a sus necesidades. Actualmente, la principal oportunidad de generar un nuevo ciclo de crecimiento duradero es sin duda la economía del gas, pero en un contexto de mayor diversificación productiva y económica y con una inserción activa en la economía global y los procesos de integración comercial. Sin embargo, hasta aquí no estamos haciendo otra cosa que desaprovechar esta oportunidad de manera increíble y absurda, por políticas equivocadas que privilegian razones ideológicas y políticas por sobre los intereses estratégicos del país y el bienestar económico y social de los bolivianos. vi) "OPINIONES Y ANÁLISIS" la posibilidad de una gestión descentralizada más eficiente, por la descongestión de presiones y demandas sobre el gobierno central, y desde luego, por los beneficios de una mayor participación ciudadana en el sistema de decisiones. Sin embargo, es también cierto que el régimen autonómico traerá consigo nuevos problemas y desafíos de gobernabilidad que harán más patente la necesidad de un liderazgo integrador en el gobierno nacional así como de la representatividad de un parlamento respetado en sus decisiones legislativas y del contrapeso necesario de los partidos nacionales a las tendencias Pero el desafío crucial del sistema institucional es sin duda la reforma del Estado. Una reforma que está asociada fundamentalmente a la redistribución territorial del poder y la implantación del régimen de autonomías departamentales. Nadie puede ya dudar que la construcción del Estado autonómico es una necesidad histórica, y no únicamente para profundizar la democracia sino también para construir un nuevo modelo de desarrollo sustentado en el protagonismo y la competitividad de las regiones del país. Tener autonomías puede ciertamente favorecer la gobernabilidad, por el reforzamiento de la legitimidad de las instituciones políticas departamentales, por 67 68 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" LA GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA: ALCANCES Y LÍMITES DE LOS PACTOS, LA RELACIÓN ENTRE LOS PODERES gobierno, elecciones, partidos políticos o grupos sociales, así como los intereses que representan y las acciones orientadas a lograr respuestas, son los elementos que nos permiten hablar en un determinado momento y espacio (por ejemplo Bolivia entre 1980 a 2007), de buena, mala, óptima o difícil gobernabilidad. En este sentido, la delimitación del contexto histórico-social y también la delimitación del término ‘gobernabilidad’ es necesaria, ya que esta última se halla rodeada de múltiples significados, ello en razón de las reiteradas crisis producidas entre demandas sociales y la capacidad de respuesta gubernamental. Carlos H. Cordero Carraffa* “…la política es una actividad humana específica de las sociedades libres. No existe política en las sociedades dictatoriales o autoritarias. Lo que hay es lucha por el poder y confundimos la política con esa lucha. Lucha por el poder ha existido siempre y desde que existe la humanidad, pero la política es un fenómeno histórico reciente…” Desbloquear la política. Joan Prats Catalá. Norberto Bobbio y Matteucci (1998), en el Diccionario de Política define a la gobernabilidad como la relación compleja entre gobernantes y gobernados, por lo tanto, las características del Estado, * Es autor de “CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO. Comentarios Artículo por Artículo.”, edición de la Fundación Konrad Adenauer KAS y FUNDAPPAC, 2007; “HISTORIA ELECTORAL DE BOLIVIA. 1952-2007”, edición de la Corte Nacional Electoral, 2007; “CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO. VERSIÓN PEDAGÓGICA 2006”, edición Apostamos por Bolivia, Asociación para la ciudadanía, ACLO, Centro Gregoria Apaza, CIPCA, FUNDACIÓN TIERRA, 2006; “LA REPRESENTACIÓN EN LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE. Estudio del sistema electoral”, edición y publicación de la Corte Nacional Electoral CNE, Bolivia, 2005; “CONSIDERACIONES TEÓRICO POLÍTICAS PARA EL DISEÑO DEL SISTEMA ELECTORAL DE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE”; en ediciones de la Fundación Boliviana para la Democracia Multipartidaria fBDM, Serie Temas de Reflexión y Debate Nº 7, 2005. 69 El pensamiento político ha desarrollado diversas reflexiones con rango teórico para explicar las relaciones entre Estado y sociedad. Una de ellas ligada a la ética, la cual tiene como guía la noción de justicia y destaca la conexión necesaria entre la legitimidad de la autoridad (Estado) y el ejercicio del poder (gobierno), concentrando su atención en la calidad de la acción gubernamental; la segunda, ligada a la eficacia, donde el ejercicio del poder y la autoridad (Estado) debe tener la capacidad para alcanzar objetivos al menor costo posible, por lo tanto, en este caso, la gobernabilidad es una habilidad propia del sistema político. Junto a estas dos concepciones, surge una tercera que se guía por intentar resolver el antiguo problema del orden político (la obediencia ciudadana frente a la decisión gubernamental), a través de la búsqueda de estabilidad o equilibrio entre gobierno y ciudadanos. Es así, que un sistema político será más gobernable mientras tenga más capacidad de adaptación y mayor flexibilidad institucional respecto de los cambios de su entorno nacional e internacional, económico, social y político. En el presente trabajo, se hace un recorrido por la historia de los últimos 25 años de la democracia contemporánea, destacando la conformación de nuestros gobiernos, las relaciones entre los poderes 70 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" públicos, así como las características de las complejas relaciones entre Estado y sociedad, a partir de la siguiente definición de gobernabilidad: como el “estado o grado de equilibrio dinámico entre demandas sociales y capacidad de respuesta gubernamental”1. Esta definición articula los tres criterios antes señalados: eficacia, legitimidad y estabilidad. De este modo permite ubicar a la gobernabilidad en el plano de relación entre sistema político y sociedad. En este sentido “la eficacia gubernamental y legitimidad social se combinan en un círculo virtuoso de gobernabilidad, garantizando la estabilidad de los sistemas políticos”. Mientras que la ineficacia gubernamental para el tratamiento de los problemas sociales y la erosión en la legitimidad política “generan un círculo vicioso que desembocará en situaciones inestables o de ingobernabilidad”2. Para precisar mejor el concepto de gobernabilidad se deben considerar los siguientes niveles o grados de respuesta gubernamental y demandas sociales. Los aspectos que en el marco del presente trabajo histórico y politológico reciben mayor análisis son el (iii) déficit de gobernabilidad y la (iv) crisis de gobernabilidad. Si bien estos cuatro parámetros se hallan interrelacionados, dependerá de circunstancias específicas el que un déficit de gobernabilidad en uno o varios ámbitos se convierta en el detonante de una crisis de gobernabilidad. Gobernabilidad ideal: equilibrio entre respuestas y demandas, es decir, una sociedad sin conflicto; ii) Gobernabilidad normal: equilibrio dinámico entre las demandas y respuestas, donde las diferencias son aceptadas e integradas en la relación Gobierno y Sociedad; iii) Déficit de gobernabilidad: desequilibrio que proviene de la sociedad y amenaza la estabilidad del Gobierno y puede presentarse en diversos ámbitos como la política, economía, cultura, etc.; iv) Crisis de gobernabilidad: convergencia de desequilibrios intolerables, para el Estado y Sociedad; v) Ingobernabilidad: disolución de la relación de Gobierno y Sociedad, éste es un caso límite o extremo. 1 Antonio Camou; “Gobernabilidad y Estabilidad”, en Gobernabilidad y Democracia, Ed. IFE, México, 1995. 2 Ibíd., p. 23. 71 La transición hacia la democracia La transición desde los regímenes autoritarios hacia la democracia, es un complejo proceso cuyo intervalo de tiempo se inicia en diciembre de 1977 para concluir el 10 de octubre de 1982. La transición involucra a 10 gobiernos: Hugo Banzer, militar, (19771978); Juan Pereda, militar, (1978); David Padilla, militar, (19781979); Wálter Guevara, civil, (1979); Alberto Natusch, militar, (1979); Lydia Gueiler, civil, (1980); Luis García Meza, militar, (1980); BernalTorrelio-Pammo, triunvirato militar (1981); Celso Torrelio, militar, (1981-1982); Guido Vildozo, militar. La transición suele ser definida como el intervalo que se extiende entre un régimen político y otro, en éste caso, entre gobiernos no electivos y gobiernos que surgen del voto popular. Se caracteriza porque en el tiempo que dura la transición, las reglas del juego político no están totalmente definidas ni aceptadas. Lo que implica que cuando se definen y aceptan las reglas, y finalmente, se estabilizan los gobiernos, el proceso de transición ha concluido. Esta definición de transición está referida básicamente a la competencia político-electoral como medio legítimo para alcanzar el poder (Estado-gobierno) y a la organización de los poderes públicos (Ejecutivo-Legislativo), ambos de acuerdo a un ordenamiento jurídico constitucional, aceptado socialmente. 72 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Entre 1977 y 1982, existe alternabilidad de gobiernos, civilmilitares, autoritarios y precariamente democráticos. En ningún momento, entre los límites de las fechas señaladas, se consolida la democracia. En consecuencia éste tiempo es el caso límite o extremo de ingobernabilidad democrática, pues reiteradamente se produce disolución de la relación entre Gobierno y Sociedad. Recién se completa la transición política el 10 de octubre de 1982. Por tanto, es posible afirmar que el primer acuerdo de gobernabilidad democrática, que favorece al gobierno civil y electivo de Hernán Siles Zuazo, es un pacto implícito y no formal, que se concibe con el propósito de producir la transición y migrar hacia un régimen político democrático. son conocidos como pactos para la conformación del gobierno (viabilidad para la designación del presidente) y otro tipo de acuerdos son los pactos de gobernabilidad. La transición es mucho más que elecciones, normativa electoral y constitucional, sin embargo estos parámetros, sumados a otros referidos al funcionamiento de las instituciones políticas, como los partidos políticos, movimientos sociales, Parlamento y Poder Ejecutivo, así como los mecanismos mediante los cuales llegan a acuerdos sobre cuestiones clave (gobernabilidad), permitirán entender los rasgos propios de la transición boliviana, así como la forma en que se estructurará la democracia. En varios momentos, luego de elecciones sin definición de ganador (elecciones 1985, 1989, 1993, 1997 y 2002), se aplica el Artículo 90º de la Constitución Política para resolver en los ámbitos de decisión congresal, los efectos de la fragmentación electoral que no permite establecer un ganador de las elecciones con mayoría absoluta de votos (50 % más 1 de los votos válidos). La solución del empate político (sin ganador) se traslada entonces al Congreso para que vía el pacto político inter partidario y no mediante una segunda vuelta electoral (ballotage) con participación ciudadana, se resuelva la designación del Presidente de la República. Estos acuerdos congresales 73 Los eventos históricos de la transición El Gral. Banzer, mediante Decreto Ley de 1ro. de diciembre de 1977, convoca a las primeras elecciones de apertura desde el régimen autoritario que conducía, hacia la restauración de las instituciones de la democracia, cuyo recuerdo institucional se remonta al periodo 19661969. Banzer, si bien propicia elecciones de apertura lo hace con el propósito de ‘controlar la transición’ e instalar un Congreso ‘tutelado’ desde el Ejecutivo, y a través de éste órgano, reformar la Constitución de 1967. Esto era posible a través de la conformación de una mayoría parlamentaria oficialista, que se producía por la aplicación de un peculiar sistema denominado formador de mayorías. La ley electoral de 1966 permitía que el 80 % de los miembros de la Cámara de Diputados quedara en manos de la primera mayoría y el 20 % se distribuyera entre aquellos partidos que obtuvieran el segundo lugar de votación. Banzer buscó construir esta mayoría política en el Congreso, pero el torpe fraude efectuado por los seguidores del candidato del oficialismo, Gral. Pereda Asbún, echaron por la borda ‘la transición controlada’. De este modo se frustró el primer intento de democratizar el país con las elecciones de 1978. Luego del fraude, sobrevino el Golpe de Estado del Gral. Juan Pereda, ocurrido el 24 de julio de 1978. El proceso de transición da un giro radical cuando se produce la designación del General David Padilla en sustitución de Pereda, y el primero cambia radicalmente la matriz electoral para las elecciones de 1979. El sistema de elección 74 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" ya no es de mayorías y minorías sino de índole proporcional. El parlamento electo en el 79, por esta decisión será el reflejo de la pluralidad y la fragmentación. La inexistencia de una mayoría política clara y articulada, en razón de la dispersión del voto ‘empantana’ la elección del primer Presidente democrático de la transición. El 9 de agosto de 1979, tres días después de la fecha señalada constitucionalmente para la transmisión de mando, Walter Guevara (Presidente elativo del Congreso) asume interinamente la Presidencia de la República, como consecuencia de un acuerdo político para superar el empantanamiento, en sustitución de los candidatos presidenciales. El efímero Parlamento de la época y la designación de Guevara, serán el signo y característica de la democracia en ciernes: i) la exaltación de la participación ciudadana urbana y rural; ii) la visibilidad de la diversidad y heterogeneidad socio política; iii) la política de pactos inter partidarios; iv) y la difícil gobernabilidad. que permitió las elecciones de apertura, el inicio de la transición y la culminación de este proceso. El proceso de transición que se inició con la convocatoria a elecciones en diciembre de 1977, por fin culmina el 10 de octubre de 1982, cuando el Dr. Hernán Siles Zuazo y Jaime Paz Zamora, juraron a la Presidencia y Vicepresidencia de la República. Se cerraba así un convulso ciclo de tres elecciones consecutivas y frustradas en 1978, 1979 y 1980. Por tanto, las instituciones democrático-representativas arrancan formalmente recién el 10 de octubre de 1982, después de gobiernos militares que se convirtieron en el último escollo del retorno a la democracia. Previo al ritual de la transmisión gubernamental, se produce el segundo pacto político entre fuerzas civiles y militares para democratizar el país sobre la base de reconocer los resultados electorales de 1980 y la vigencia de la Constitución Política de 1967. Este segundo acuerdo, también podría considerarse como la ratificación del primero, 75 Dos décadas de democracia La etapa de la democracia representativa comprende los gobiernos civiles, surgidos de elecciones populares de: Hernán Siles Zuazo (1982-1985); Víctor Paz Estenssoro (1985-1989); Jaime Paz Zamora (1989-1993); Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997); Hugo Banzer Suárez (1997-2001); Jorge Quiroga Ramírez (2001-2002); Gonzalo Sánchez de Lozada (2002-2003); Carlos D. Mesa Gisbert (2003-2005); Eduardo Rodríguez Veltzé (2005-2006); Evo Morales Ayma (2006-2011). A partir de 1982 sobreviene el proceso de institucionalización del sistema político de partidos y la consolidación de la democracia representativa, mediante una sucesión de reformas orientadas a ‘perfeccionar’ la ingeniería político constitucional; tiempo en el cual es posible señalar etapas o momentos de menor o mayor estabilidad, gobernabilidad democrática, mejor o peor desempeño político y mayor o menor fortaleza estatal. El Congreso de 1980 y el Presidente Siles Zuazo, debían gobernar hasta 1986, sin embargo, una profunda crisis económica llevó al país y al Estado a una situación insostenible e ingobernable. Mediante un nuevo acuerdo político inter partidario y social, se pactó el acortamiento del mandato gubernamental en un año y elecciones anticipadas para 1985. Este pacto fue de gobernabilidad, para salvar a la incipiente democracia del colapso. 76 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" El escenario de fragmentación del voto ocurrido en años anteriores, se volvió a repetir en las elecciones de 1985. Por tanto, la decisión para elegir Presidente nuevamente se trasladó desde el voto popular al ámbito del Congreso, en razón de que ninguna candidatura logró alcanzar la mayoría absoluta de votos. En ésta ocasión como en otras que se presentarán en el futuro, se aplica lo que dispone el Artículo 90º y recurriendo a los pactos políticos parlamentarios para hacer efectiva la designación presidencial. Producto de ello será la elección del Dr. Víctor Paz Estenssoro (1985-1989), quien había ocupado el segundo lugar en la votación popular en las elecciones de 1985. firmado y publicitado, inauguró lo que vino en denominarse la ‘política pactada’, que significó el fin de las rencillas irreconciliables y el atrincheramiento político de carácter excluyente. La política de pactos de gobernabilidad o pactos de coalición fue la norma en las siguientes gestiones gubernamentales, en las que se buscaron afanosamente los acuerdos que hicieran posible la gobernabilidad. El periodo presidencial y legislativo 1985-1989, se cumple con sobresaltos y dificultades. La democracia, en más de una oportunidad estuvo en riesgo de colapsar, sobre todo por las intensas movilizaciones contra el gobierno quien llevaba adelante un severo e inflexible plan económico orientado a quitar responsabilidades al Estado y liberalizar la economía. La reciente experiencia gubernativa de la UDP y del gobierno de Siles-Paz Zamora, puso en evidencia la dificultad de gobernar sin mayorías parlamentarias. En palabras de Carlos Mesa, “Esto condujo a Paz Estenssoro a buscar una coalición congresal. La disposición democrática de Hugo Banzer permitió que en octubre de 1985, se firmara el ‘Pacto por la Democracia’, a través del cual ADN se comprometía a apoyar todas las iniciativas del ejecutivo en las cámaras, sin demandar participación de cuotas de poder, salvo en algunas corporaciones de desarrollo... El Pacto se respetó escrupulosamente hasta febrero de 1989; en esa fecha el MNR rompió unilateralmente el acuerdo para hacer más viable la candidatura presidencial de Gonzalo Sánchez de Lozada”3. Este acuerdo político, 3 Historia de Bolivia, Carlos D. Mesa, 2007, p. 562. 77 Como alivio a las fuertes tensiones políticas, se convoca a elecciones para la renovación del Poder Ejecutivo y Legislativo para julio de 1989. El escenario de fragmentación política, cuyas primeras expresiones se conocen de las elecciones pasadas, se repite fatalmente y casi por inercia, la designación del Presidente de la República se traslada al ámbito congresal. En esta ocasión, el partido y el candidato que ocupaba el tercer lugar en los resultados electorales, Jaime Paz Zamora, líder del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria MIR, es designado por la vía del acuerdo inter partidario como nuevo mandatario por el período 1989-1993. Esta designación contó con el apoyo del partido del General Banzer, ADN. Los antiguos adversarios políticos a quienes separaba un ‘río de sangre’ según las palabras de Jaime Paz, se unía bajo el pacto denominado ‘Acuerdo Patriótico’. A juicio del historiador, Mesa Gisbert, el acuerdo “rompió muros y permitió un diálogo fluido entre las fuerzas políticas más importantes del país… a la vez que abrió una etapa de pragmatismo casi cínico que justificaba cualquier cosa a título de ‘gobernabilidad’"4. Una de las decisiones de este período de gobierno que tendrá un impacto notable en el funcionamiento de las instituciones democráticas y la gobernabilidad de la época, fue la aprobación de 4 Historia de Bolivia, Carlos D. Mesa, 2007, p. 569. 78 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" la Ley de Necesidad de Reforma de la Constitución Política del Estado. El sistema de partidos, lograba un acuerdo en el Parlamento para reformar el texto constitucional, el cual mantuvo su vigencia sin modificaciones por casi 30 años, desde 1967. Ni siquiera durante la transición se cuestionó ni se propuso la reforma constitucional como paso previo al retorno a la institucionalidad democrática. La aprobación de la Ley de reforma daba pie a que la próxima legislatura, que surgiría de una nueva consulta electoral en 1993, tendría la responsabilidad de aprobar cambios que afectarían el diseño y funcionamiento del Parlamento y municipios. Durante el gobierno de Paz Zamora, otro hecho importante, es la aprobación, de la Ley 1178 de Administración y Control de los Recursos del Estado, conocida como Ley SAFCO5. Sobre todo por las acusaciones de corrupción que recaerán sobre el sistema de partidos y la democracia, que la ley en cuestión intentaba impedir. la administración del Estado (pactos de gobernabilidad), se buscaban los acuerdos sobre las reglas políticas (pactos de reforma), que afectarían el comportamiento futuro de los electores, la estructura de las instituciones democráticas y representativas. En las elecciones de 1993, por segunda vez, desde la recuperación de la democracia, el MNR lograba una importante victoria electoral. Los acuerdos que organizó el MNR sobre la base de un histórico 35,55 % de los votos, no le garantizaron gobernabilidad, tampoco borraban la fragmentación social ni electoral, pero condujeron a que el partido de Sánchez de Lozada ocupara la Presidencia de la República por el período 1993-1997. El hecho político más destacado de ésta época sería la ratificación de la Ley para Reformar la Constitución Política del Estado. Ello significaba consolidar los pactos políticos partidarios del pasado reciente y ampliar su propio horizonte. De los acuerdos políticos de coyuntura para designar al Presidente (pactos de gobierno) y compartir 5 Ley Nº 1178 de 20 de julio de 1990. 79 El 12 de agosto de 1994 se aprobó la Ley Nº 1585 por la cual se sancionaban las primeras Reformas constitucionales, siguiendo los procedimientos estipulados en la misma Constitución. Los cambios afectaban la forma de elección de la mitad de los miembros de la Cámara de Diputados, se creaban circunscripciones uninominales y se incorporaba el procedimiento de la mayoría simple en un sistema electoral de tradición proporcional y de circunscripciones plurinominales. Luego, los cambios constitucionales permitirían a su vez reformas y promulgación de nuevas normas dando lugar a la modernización de los gobiernos municipales y prefecturas mediante la promulgación de la Ley de Municipalidades, Ley de Descentralización Administrativa, Ley de Participación Popular, sanción de Decretos y Reglamentos complementarios. El primero de junio de 1997 se realizaron elecciones generales para la renovación total del Poder Ejecutivo y Legislativo, en esta contienda electoral por vez primera desde la fundación republicana se utilizaban simultáneamente circunscripciones uninominales y plurinominales para elegir 130 miembros de la Cámara de Diputados. Fue un cambio notable en el origen, legitimidad y funcionamiento del Poder Legislativo, cambios que incidirían indefectiblemente en las relaciones de la ciudadanía con el Poder Ejecutivo. En las elecciones triunfó electoralmente la alianza política ADN-NFR-PDC con un 22,26 % de los votos. A la cabeza de ésta alianza se encontraban el General Banzer y Jorge Quiroga. La lógica de pactos parlamentarios para la conformación del gobierno volvió a funcionar por las causas conocidas, 80 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" la fragmentación del voto y la cultura política de los acuerdos inter partidarios. continuidad del sistema democrático, admitido como el mecanismo aceptado para la selección de autoridades. El sufragio universal y la participación ciudadana en los diversos actos electorales, fue el mecanismo central y privilegiado de incidencia política para obtener atención por parte del Estado. La ciudadanía, mediante la intermediación de los partidos políticos, accedía a los pocos o muchos beneficios que podía proveer el Estado. El 30 de junio de 2002 se llevó a cabo el quinto proceso electoral desde la recuperación de la democracia. En dicha ocasión, la alianza política MNR-MBL con un 22,46% de los votos lograba una nueva y frágil victoria electoral. A partir de ello y en aplicación de los conocidos pactos y mecanismos parlamentarios se posibilitó la elección de Gonzalo Sánchez de Lozada, quien accedería a la presidencia de la República por segunda vez en menos de 10 años, por el período 2002-2007 gobierno que quedó truncado por los sucesos y movilizaciones populares de 2003. Balance de la política de pactos A partir de 1985 hasta 2002, durante 20 años, se llevaron a cabo elecciones de manera regular, produciéndose en toda ocasión importantes grados de renovación política en el Ejecutivo y el Congreso. En dos ocasiones, al principio del ciclo democrático (1985) y luego 20 años más tarde (2005), se produjeron coincidente o curiosamente, crisis políticas de tal magnitud que condujeron al acortamiento del mandato presidencial y a la realización de elecciones anticipadas. Los hechos políticos más importantes de este tiempo fueron el ejercicio de la competencia político-electoral, la alternabilidad en el ejercicio del poder y la conformación de pactos de gobierno, gobernabilidad y reformas, que tuvieron tanto elementos virtuosos como elementos negativos. Los pactos entre partidos políticos permitieron ampliar y consolidar otros elementos de la democracia como las libertades de expresión e información, de organización, movilización y crítica; el ejercicio de derechos y garantías constitucionales que durante décadas habían sido vulnerados o secuestrados. Los parlamentarios tuvieron que aceleradamente aprender formas de gestión de la política en el marco de una democracia en construcción. Los medios de comunicación recuperaron el ejercicio de su profesión de informar sin censura ni temores a la represión política y paulatinamente adquirieron roles protagónicos e influencia en la democracia. En el plano social hubo un dinámico despertar político de la sociedad civil que con el transcurso de los años culminó con la organización de redes de movilización de carácter étnico, regional, sindical. La dinámica de participación ciudadana penetró todo tipo de ámbitos, en particular promovió la organización de partidos de ideología de izquierda y sindicatos articulados a estas ideologías, hasta llegar a configurar movimientos sociales con una influencia política, en ocasiones, superior a las instituciones del Estado. Los pactos políticos permitieron la consolidación de un modelo de organización y gestión estatal, racional y moderna, así como la La competencia electoral entre partidos, la alternabilidad en el poder y las coaliciones gubernamentales fueron suficientes para hacer funcionar la democracia política pero no para ampliar su propio 81 82 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" horizonte hacia la economía o la inclusión de la base social étnica y lograr con ello mayores adhesiones sociales, mejor estabilidad y mayor eficacia gubernativa. La sociedad civil, en el ejercicio de libertades políticas antes limitadas, desarrolló organizaciones al margen de los partidos, así como nuevos canales de comunicación, redes de movilización cada vez más eficientes para incidir en la política, ante el desencanto que producía la administración insensible, patrimonial y prebendal del Estado, por parte de los partidos políticos tradicionales. Entre los elementos negativos que surgieron a partir de la política de pactos partidarios están aquellos referidos a la utilización instrumental de los recursos del Estado para beneficiar a grupos minoritarios o individuos, en desmedro de grupos sociales vulnerables o de la totalidad de la sociedad boliviana. Los partidos políticos desarrollaron conductas perversas y los mecanismos de control social no fueron eficientes para detener la utilización corrupta del Estado o la apropiación indebida de sus recursos. Este comportamiento corrosivo de la democracia no fue acompañado por un proceso de fortalecimiento estatal, sino por el contrario, con acciones orientadas a la reducción de capacidades. La rígida economía liberal de mercado se implantó también de modo temprano en el país (1985) y acompañó con sus efectos perversos a la democracia y la gobernabilidad política. Los ingresos estatales por la explotación y comercialización de recursos naturales o impuestos no significaron balances económicos positivos para el Estado o crecimiento económico sostenido. Se sumó a ello un largo y controversial proceso de venta del patrimonio estatal a manos y capitales privados. Se fortaleció la democracia electoral y los acuerdos políticos permitieron alternabilidad en el poder, pero también la utilización instrumental del Estado para fines contrarios al bien común. Los partidos no perfeccionaron su democracia interna y las decisiones de implantar un modelo de libre mercado con un Estado descuartizado y cada vez con menor autoridad, no contribuyó a vigorizar la democracia sino a empujarla a reiteradas crisis y déficit de gobernabilidad. 83 A pesar del sombrío panorama descrito, las distintas legislaturas (como expresión del sistema político), realizaron ajustes y reformas profundas en la ingeniería constitucional y electoral del país, con el ánimo de ponerse en sintonía con las expectativas crecientes de los ciudadanos en proceso de movilización creciente para ampliar los horizontes de la democracia. Se acuñaron algunos conceptos que con el tiempo se volvieron banderas políticas y consignas de los grupos movilizados, que se convirtieron en el signo de una época: como “transitar de una democracia representativa a una democracia participativa”; “se vota pero no se elige”; “Convocatoria a la Asamblea Constituyente”; “Referéndum y Autonomías”. Los partidos políticos en dos décadas de funcionamiento de la democracia representativa propiciaron dos reformas en la Constitución Política del Estado, que al final resultaron insuficientes (1994 y 2004), promulgaron diversas leyes que reconfiguraban las instituciones políticas, lenta y gradualmente. Se crearon diputaciones uninominales, se promulgó la primera Ley de partidos políticos desde la fundación republicana, Ley de agrupaciones ciudadanas, elecciones generales y municipales, así como elección de Prefectos. 84 "OPINIONES Y ANÁLISIS" El último lustro: 2003-2007 En los tres años que corren del 2003 al 2005 se produce una condensación de conflictos que llevan a temer por el destino de la democracia. Los movimientos sociales multiplicaron su acción en las calles y por tanto su influencia política llevando al Estado y a los gobiernos que circunstancialmente se encontraban en el mando del mismo, a una situación de parálisis e indefensión. Se instaló en el país, un evidente clima de anomia social y bloqueo de poderes. De la crisis de gobernabilidad vivida en años anteriores se migraba rápida y peligrosamente hacía una crisis de Estado, la cual podía resolverse pacífica o violentamente. Se estaba produciendo la transformación del viejo Estado Republicano de corte centralista por un nuevo modelo gubernamental, de límites y características todavía difusos: el Estado Republicano con autonomías departamentales. Este proceso de rápidas transformaciones estatales ocurría en buena medida por la exacerbada participación política ciudadana, no de manera ordenada a través de procesos de consulta electoral sino por la movilización y la presión (política en las calles). La característica central de estos años fue el fuerte desencuentro entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. Como nunca antes, se produjo la ‘horizontalización’ de la relación entre ambos poderes y se instituyó la lógica del enfrentamiento antes que la coordinación de poderes. La horizontalización entendida como enfrentamiento con recursos similares, entre iguales y en el mismo nivel de influencia política. La separación del poder público en los tres clásicos poderes, es una institución estatal casi bicentenaria en la normativa jurídica de Bolivia, en exacta correspondencia con la teoría de balances, pesos 85 "OPINIONES Y ANÁLISIS" y contrapesos entre los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Esta separación y coordinación de poderes, en los últimos 20 años (19822002), funcionó en el país de manera básicamente vertical y subordinada del Poder Legislativo al Poder Ejecutivo. Esto fue así gracias a la política de acuerdos partidarios que dieron origen al concepto de democracia pactada. De acuerdo con estos pactos, el Ejecutivo tenía una preeminencia clara sobre el Legislativo. Así funcionaban las cosas, el poder residía en el palacio de gobierno. Esta lógica de funcionamiento, vertical y subordinada, súbitamente se rompió durante la presidencia de Carlos Mesa Gisbert. Suyas son las frases de que durante su gobierno se producía ‘el fin de la democracia pactada’, de la ‘democracia de partidos’ y que con su gobierno se inauguraba una nueva época de ejercicio gubernamental sin cuotas de poder. Por tanto, los partidos políticos en el Parlamento fueron literalmente estigmatizados y expulsados de las cuotas de poder e influencia en el Ejecutivo. Pero al mismo tiempo que se producía esta denuncia, los partidos reconquistaban su independencia política respecto del Ejecutivo. Las declaraciones presidenciales y conductas en sentido de prescindir de los partidos políticos tradicionales en el ejercicio del poder incrementaron notablemente los índices de popularidad del Presidente Mesa, como también el rencor de los partidos tradicionales6. 6 “Se rodeó de un gabinete de independientes, con poca o ninguna experiencia política… gobernó sin parlamentarios y muy pronto con el Legislativo en contra. A principios de 2005 se intentó estructurar una bancada oficialista en diputados y senado, llamada de ‘transversales’, que no logró fortalecerse por la indecisión del Presidente (Mesa) que no quiso formar una organización política propia”. Historia de Bolivia, Carlos D. Mesa, 2007, p. 605. 86 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Las nuevas relaciones horizontales se manifestaron en fuertes controversias por distintos temas en el ámbito de las políticas públicas. Diferencias que llegaron al nivel de conflicto entre poderes. Ello se hacía patente en la aprobación inconsulta de leyes por parte del Legislativo o en el rechazo a las propuestas de ley que eran remitidas por el Ejecutivo. Clara muestra de ello es la promulgación y sanción de la Ley de Hidrocarburos por el Presidente del Congreso, Hormando Vaca Diez, ante la negativa del Presidente de la República, Carlos Mesa de sancionar dicha Ley. y sociedad, puede conducir al quiebre del sistema político y al desmoronamiento del Estado. “Este sería el instante en que la crisis de gobernabilidad toma la dimensión de una crisis de Estado, como creo que es el caso actual de Bolivia”. Remata, Oporto.8 Al conflicto permanente entre poderes, se agregaban intensas movilizaciones populares que conducían casi inevitablemente al bloqueo del gobierno y a la parálisis del Estado. Henry Oporto, escribía en junio de 2005: “No caben dudas que una crisis de gobernabilidad agobia a nuestro país, y que este es ahora el problema central y prioritario de la sociedad boliviana. En efecto, en los últimos años Bolivia se ha ido hundiendo en un clima de ingobernabilidad que se vive como caos social, incertidumbre política, vacío de poder y una sensación creciente de que Bolivia es o se ha hecho un país ingobernable”7. Esta situación llevó a diversos analistas políticos a sostener el concepto de crisis de Estado en sustitución de la crisis de gobernabilidad. Oporto, caracteriza esta evolución perversa del siguiente modo: “La crisis de gobernabilidad… es el producto concentrado de un prolongado decaimiento económico, de una aguda inestabilidad social, que no cesa, y de una crisis política actuante o siempre latente. Esta crisis se ha desarrollado como un proceso...”. Cuando este proceso adquiere rasgos que afectan al conjunto del Estado 7 “Bolivia en la encrucijada: ¿cómo hallar una solución democrática a la crisis de gobernabilidad?", Ediciones fBDM, Serie Temas de reflexión y debate Nº 9, p. 61. 87 La novedad en este caso, de asedio y bloqueo del gobierno por las fuerzas populares, es la calidad de la respuesta política y estatal. A diferencia de anteriores gobiernos, el gobierno de Mesa Gisbert, se niega a recurrir a los organismos estatales de represión para la restitución del orden social o para mantener la paz política. Este anuncio de inusual política gubernamental, exacerbó los ánimos populares, pues se entendía a aquella actitud como debilidad y no como una sincera expresión democrática. Por otra parte, confirmaba la existencia de múltiples conflictos; incrementaba las posibilidades de enfrentamientos violentos entre grupos sociales o regiones que sentían desaparecer la autoridad del Estado. Estos factores llevaron a la percepción de crisis de gobernabilidad. 8 Ibídem, p. 62. Otras sugerentes reflexiones de Oporto –para la época, 2005plantean la existencia de un conflicto de poder no resuelto, lo cual bloqueaba de tal modo el funcionamiento del Estado, generando una sensación creciente de vacío de poder. En este sentido desarrolla el concepto de ‘empate estratégico y potencialmente catastrófico’, popularizado por el actual Vicepresidente Álvaro García Linera. “Las fuerzas que chocan –escribe Oporto- tienen capacidad de oponerse y neutralizarse entre sí, pero no de imponerse una sobre la otra, al menos no de manera definitiva. Se trata, por ello, de un empate sin resolución estratégica, que permite a lo sumo victorias tácticas; avances parciales de unos, retrocesos temporales de los otros. La coyuntura nacional está marcada por este equilibrio político inestable, precario y dinámico, que determina que la política boliviana sea nuevamente pendular, que transcurra entre el predominio circunstancial de unos y otros, como en el pasado cuando oscilaba entre ciclos de apertura democrática y de dictadura”. Ibídem, p. 67. 88 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" A pesar del bloqueo político, el gobierno de Carlos Mesa produjo importantes cambios en el orden constitucional y estatal. Hizo efectiva la segunda reforma a la Constitución Política del Estado, en democracia, en menos de diez años. Estos cambios incorporados perfeccionaron de manera directa los mecanismos y características de las instituciones democrático representativas; también amplió algunos conceptos y rasgos del Estado Republicano. El perfeccionamiento vino de la mano de instituciones de la democracia directa como la Asamblea Constituyente, la Iniciativa Legislativa Ciudadana y el Referéndum. Mediante el reconocimiento estatal, en la nueva Constitución, de que los actos de deliberación y gobierno no constituyen actividades exclusivamente reservadas al ejercicio de los representantes políticos, sino que ahora, la deliberación y los actos decisorios forman parte de la soberanía popular, se incorporó uno de los elementos de legitimación de la política en las calles. Con este simple cambio, se trastocó significativamente el comportamiento político de la sociedad boliviana, se dio patente de corzo a las movilizaciones social-territoriales. Se fortalecieron las demandas regionales contra el Estado centralista y excluyente. También sirvió de motivación para el fortalecimiento o reivindicación de las particularidades culturales por encima de la homogeneización que intentó imponer durante muchas décadas el Estado central y la Revolución Nacional. Fue el Presidente Mesa quien reconoció, desde el Estado, que el tema autonómico era una realidad inobjetable en la agenda política del país. Pero fue la movilización popular, en el oriente boliviano, quien acuñó la demanda de ¡autonomías ya! La Agenda de Enero 2005 La demanda autonómica y la demanda de referéndum, provocaron en el occidente del país y alrededor de grupos políticos de base social étnica y sindical, una reacción de oposición a los pedidos Las movilizaciones sociales, demandando atención especial del Estado a diversos temas, se fueron intensificando en el primer mes de 2005. Los grupos cívicos de Santa Cruz de la Sierra lograron posicionar el tema de realización de un Referéndum por las autonomías departamentales y por la elección de los Prefectos departamentales. 89 Ante la presión colectiva que había tomado instalaciones estatales provocando un serio cuestionamiento a la autoridad estatal, habiendo renunciado además el Prefecto de Santa Cruz (C.H. Molina), Carlos Mesa ofreció al pueblo cruceño la designación del Prefecto sobre la base de ternas elaboradas por la dirigencia cívica departamental. El movimiento cívico cruceño salió enormemente fortalecido con la oferta presidencial. Sin embargo, el oriente boliviano demandaba mucho más. Exigía autonomía política. La oferta de Mesa, también podría interpretarse como una desesperada búsqueda de solución para evitar la ingobernabilidad, ante la amenaza esgrimida por sectores radicalizados que proponían la fractura territorial y la fractura estatal, para proceder a la construcción de un gobierno propio e independiente en la región oriental del país. La movilización regional no se contuvo ante la publicación del Decreto de convocatoria de elección de Prefectos para el 12 de agosto de 20059. La demanda de Santa Cruz se concentraba principalmente en el logro de reconocimiento de un gobierno autonómico, para ello insistía en la realización de un Referéndum popular. 9 Decreto Supremo Nº 28077, convocando a Elecciones para la selección de un Prefecto (a) por Departamento. 90 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" autonómicos. Los grupos de occidente concentraron sus demandas en la realización inmediata de la Asamblea Constituyente. A pesar de que el mecanismo de la Asamblea se había incorporado recientemente en la reforma constitucional de 2004, la convocatoria a este Foro, había sufrido dos postergaciones debido a las dificultades para acordar y aprobar la Ley Especial de Convocatoria. Estas postergaciones aumentaron las susceptibilidades del occidente respecto de la sinceridad del gobierno de Mesa, por el posible avasallamiento político de los grupos cívicos del oriente boliviano. En realidad, Carlos Mesa, se hallaba entre dos fuegos, indefenso por voluntad propia y sin luces para reaccionar y reorientar la ‘política de las calles’ al interior de las instituciones de la democracia. Como acicate, el Estado había reconocido y legitimado la capacidad de deliberar y decidir del pueblo movilizado, al margen de los partidos y de los representantes nacionales. El ejercicio de la política en las calles es un fenómeno distinto de la ‘política en las regiones’. En las regiones, las calles también eran tomadas y utilizadas como recursos para presionar al Estado. De alguna manera, la ‘política en las regiones’, es política extra parlamentaria, pero al mismo tiempo es una reacción centrífuga de la política, que provocó el agotamiento de la autoridad estatal. autoritario. La dificultosa sucesión presidencial, fue la confirmación del primer camino. El nuevo gobierno trajo un significativo cambio en las condiciones de gobernabilidad, de la ingobernabilidad se transitó a la crisis y de ésta se pasó al déficit. La horizontalidad entre poderes no desapareció, es decir, no se suscribieron pactos políticos para subordinar el Poder Legislativo a los mandatos del Poder Ejecutivo, más bien se produjo una alta coordinación entre los poderes y un pacto implícito entre todos los actores políticos y sociales del país por preservar las instituciones democráticas, alejando circunstancialmente la posibilidad de confrontación, fractura territorial y estatal. Los conflictos de mayo y junio de 2005 Lo más novedoso en este tiempo político es el reconocimiento de que el gobierno del presidente Rodríguez Veltzé es de transición, lo que buscaba resolver el bloqueo estatal y el empate catastrófico, esto es, el enfrentamiento político polarizado, de iguales magnitudes y fuerzas. En primer término se pactó el acortamiento del mandato político tanto del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo, así como la realización anticipada de elecciones generales (elección de Presidente/Vicepresidente; Senadores y Diputados). La novedad fue la decisión de convocar a la elección-selección de Prefectos por Departamento. En este escenario, el sufragio y la competencia electoral recuperan su capacidad de dilucidar el conflicto social, por la vía pacífica. En junio de 2005 se produce la segunda sucesión presidencial en menos de dos años, en esta oportunidad de Eduardo Rodríguez Veltzé por Carlos Mesa Gisbert. La renuncia de Mesa generó una crisis que colocó nuevamente a las instituciones democráticas al borde del colapso, al borde de la ingobernabilidad. El punto era si la democracia era lo suficientemente vigorosa como para resolver por sus propios medios y recursos la crisis o por el contrario la salida seguiría el camino La elección popular y directa de Prefectos, constituye la transformación más importante en el sistema político boliviano desde la fundación republicana, acaecida en el lejano año de 1825. Constituye un hito en la secuencia de hechos políticos que propiciaron transformaciones profundas en el Estado republicano y en el Estado Nacional, unitario y de tradición centralista. Las prefecturas son instituciones que están viviendo un acelerado proceso de construcción, 91 92 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" que tiene que lidiar todavía con rechazos, sospechas e incomprensiones. No es una institución social y políticamente aceptada, a pesar de que se encuentra reconocida en el marco jurídico actual. Las prefecturas se hallan dando sus primeros pasos de institucionalización en un escenario político también muy confuso y polémico. No obstante, el hecho de que la máxima autoridad de la prefectura sea designada mediante la participación popular y a través del sufragio, es un avance notable en el marco del funcionamiento de instituciones democráticas. Ahora bien, este nuevo espacio democrático trajo aparejado nuevos problemas de gobernabilidad. y resabios del MNR). En las pasadas elecciones de 2005, se constató, por vez primera en 25 años de democracia que un partido asistémico (el MAS) podía desplazar a los partidos políticos que habían gobernado y dominado el escenario político de este tiempo: MNR, ADN y MIR, pero además generar nuevas formas de gobernabilidad. Con las elecciones para conformar la Asamblea Constituyente en julio de 2006, el desplazamiento y los nuevos enfoques encontraron una contundente ratificación. Las elecciones efectuadas en diciembre de 2005, confirmaron que los acuerdos políticos suscritos para mantener vigentes las instituciones de la democracia se cumplían. Además, dichas elecciones realizadas en fechas inusuales y en momentos de crisis institucional, tuvieron un efecto directo en la recomposición del sistema de partidos y del escenario político global. Así como en el pasado se transitó desde los autoritarismos hacia la democracia representativa, pasando de manera previa por una larga y compleja transición, con las elecciones de diciembre se daba inicio a otro proceso de transición. Esta vez, la democracia parecía iniciar el camino hacia su propio perfeccionamiento. Afirmación que sólo el tiempo podrá corroborar o desmentir. . Lo cierto es que la ciudadanía boliviana se expresó masivamente a favor de la candidatura del Movimiento Al Socialismo, encarnada en Evo Morales Ayma y Álvaro García Linera. Los resultados de la votación del 18 de diciembre, nos dicen que el sistema multipartidista fragmentado, que era la característica de nuestro sistema de partidos, se convirtió por efecto de los resultados electorales, en un bipartidismo concentrado en dos partidos hegemónicos (MAS y PODEMOS) y dos pequeños partidos, sin mayor influencia, por ahora (Unidad Nacional 93 El Movimiento Al Socialismo MAS, es el portavoz y el protagonista de dicho desplazamiento y de la emergencia étnica, con el aditamento de no reconocerse a sí mismo como un partido de corte tradicional sino como una confederación de sindicatos agrarios y movimientos sociales tanto rurales como urbanos, articulado por una serie de consignas socialistas. Encarna algo así como el renacimiento de la izquierda y de la emergencia de la base social indígena, excluida secularmente. La izquierda tradicional no democrática, que había tenido notables fracasos en el pasado retornaba al poder, junto a un movimiento indigenista que no había pesado significativamente en la política ni en la democracia, sino con circunstanciales y periódicos electores. El Movimiento Al Socialismo aprovechó la brecha introducida en la Constitución mediante la cual se legalizaban nuevas formas de organización política para avanzar en la renovación profunda del Estado. Las reglas de la democracia habían permitido que un líder de raíz indígena llegara democráticamente al poder y ahora, las mismas reglas permitían la transformación del sistema democrático. Para ello, a los pocos meses de gobierno, el MAS logró aprobar la Ley Especial de Convocatoria a la Asamblea Constituyente. Con este último hecho, se abre una nueva época para la democracia y de construcción de nuevas formas gobernabilidad, de relación entre gobernantes y gobernados, 94 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" que tendrá que ser cuidadosamente estudiado, en el marco de las nuevas reglas políticas que se espera provea la Asamblea Constituyente. 95 96 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" EL SISTEMA DE PARTIDOS: TENDENCIAS Y TRANSFORMACIONES y fundamentalmente políticas; en éste ámbito, se ha producido un trastocamiento del mapa político anterior, dejando un vacío que ha sido ocupado por la sociedad y los movimientos sociales. María Teresa Zegada Claure* Introducción A veinticinco años de recuperación de la democracia, y de la consolidación de un proceso que tuvo como eje central de la política el ejercicio de la democracia representativa y como actores protagónicos a los partidos políticos, nos encontramos en un momento de inflexión en que no sólo se han cuestionado a los actores centrales del sistema sino también las bases del funcionamiento de la propia democracia y más aún, la relación entre el Estado y la sociedad. El país se encuentra atravesando por una profunda crisis estatal que ha marcado el fin de una etapa y el inicio de otra que aún no se encuentra definida, es decir, ha abierto un proceso de transición histórica que ha tocado las estructuras económicas, socio-culturales, territoriales * Licenciada en Sociología, Magíster en Ciencias Políticas. Actualmente, docente e investigadora de la Universidad Mayor de San Simón. Autora de varios artículos y libros, entre los que se destacan: “El proceso de transición democrática en Bolivia: 1982-1985”; “Democratización Interna de los Partidos Políticos en Bolivia”; “Política, cultura y etnicidad en Bolivia” (coautoría); “Ejemonías: Democracia representativa y liderazgos locales” (coautoría); “La representación territorial de los partidos políticos en Bolivia”; “Estructura organizativa y relaciones de poder en los partidos políticos”. 97 La crisis hegemónica ha disuelto las fronteras entre lo social y lo político, al extremo de que el partido más importante del sistema actual es una expresión política de los movimientos sociales en el Estado, mientras la fuerza de la oposición se ha centrado, más que en los propios partidos políticos, en otras expresiones sociales como los movimientos cívico/regionales y empresariales, desplazando a los viejos actores de la disputa política a un papel sino marginal, al menos secundario. El sistema de partidos se encuentra ideológicamente polarizado y básicamente concentrado en una opción política dominante que ha ocupado los escenarios de representación y, una oposición dispersa, minoritaria y recluida a espacios institucionales como el Parlamento, algunas prefecturas y gobiernos locales desde los cuales ejerce resistencia a la presión del partido dominante. La tendencia hacia la aparente consolidación del sistema partidario, cuyos actores centrales concentraban alrededor del sesenta por ciento del electorado y alternaron en el poder durante más de quince años, pierde centralidad en el escenario de decisiones, mientras la población orienta sus preferencias hacia distintas y renovadas opciones políticas, portadoras directas de las identidades, intereses y representaciones de la sociedad. Pero, ¿Qué sucedió en este proceso? ¿Cuáles son las razones fundamentales de la crisis y transformación del sistema de partidos en el país? ¿Se encuentra en tela de juicio el sistema de partidos o 98 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" el sistema de representación política? ¿Nos encontramos ante el fin del sistema partidario? En el decurso del sistema de partidos entre 1982 y 2007, se pueden establecer algunos hitos que marcan distintos momentos o períodos históricos. El primer período se ubica entre 1982 y 1985, caracterizado por la explosión de siglas partidarias y participacionismo democrático que marca el derrotero del gobierno de don Hernán Siles Zuazo y culmina con la concentración de la votación básicamente en dos alternativas políticas. El segundo, se inicia en 1985 y culmina a principios de la actual década, en él se consolida un sistema multipartidista moderado mediante el cual los partidos alternan en el poder bajo el formato de la denominada democracia pactada. Y por último, el tercer período entre el año 2000 y el año 2007 está marcado por el desplazamiento de los partidos antes hegemónicos y la emergencia de nuevos actores políticos como formas alternativas de representación. Estas son algunas de las interrogantes que guiarán la reflexión en el presente ensayo. Más que una reconstrucción lineal de la evolución del sistema de partidos, pretende explicar su desempeño en relación con el rol que juegan los partidos en el sistema democrático representativo y con el contexto en que se desarrollan. Sistema de partidos y proceso democrático Una encuesta realizada el año 20041 durante el gobierno de Carlos Mesa, señalaba que la población se sentía representada en un 74% por organizaciones sociales, un 13.3% no se sentía representada por ningún tipo de organización, y sólo un 6,7% se sentía representada por los partidos políticos. Este dato, que fue extraído al azar de una de las tantas encuestas de opinión realizadas durante los últimos años, demostraba inequívocamente la profunda crisis del sistema partidario en Bolivia y, aunque los partidos nunca gozaron de gran credibilidad y confianza ciudadana, esta decayó notoriamente a partir de 2000. Por otra parte, a partir de las elecciones nacionales de 2002 se percibe un decrecimiento en la votación por los partidos políticos que habían hegemonizado el escenario político nacional entre 1985 y el 2000, nos referimos a ADN, MNR, MIR y también por sus aliados menores UCS y CONDEPA; así como el surgimiento de otras representaciones políticas alternativas. Estas tendencias se consolidan en las elecciones de 2005, reconfigurando definitivamente el mapa político nacional. 1 Corte Nacional Electoral. Cultura política y democracia en Bolivia. Segundo estudio nacional, 2004. 99 Cuadro 1 Resultados electorales de los principales partidos a nivel nacional, 1985-2005 (en porcentaje) Partido o frente MNR ADN MIR CONDEPA UCS MAS NFR MIP UN No. frentes 1985 1989 1993 1997 2002 26,4 28,6 8,9 18 23,1 22,6 19,6 11,0 10 33,8 20(AP) 20(AP) 13,6 13,1 13 18,2 22,3 16,8 17,2 16,1 10 22,56 3,40 16,32 0,37 5,51 20,94 20,91 6,09 11 2005 6,5 28,6(PODEMOS) 53,7 0,7 2,1 7,8 8 Elaboración propia con base en datos de la Corte Nacional Electoral. 100 "OPINIONES Y ANÁLISIS" De la fragmentación a la concentración del poder (1982-1985) En elecciones previas a la posesión del gobierno democrático de la UDP en 1982, se pudo verificar una explosión participacionista en el ámbito político y la proliferación de una diversidad de siglas políticas; unas creadas al calor de la recuperación de la democracia, otras producto del fraccionamiento de partidos tradicionales existentes como el MNR o el POR. Así para las elecciones nacionales de 1978 se inscribieron 52 partidos, para los comicios de 1979 se incrementaron a 57 y, finalmente, para las elecciones de 1980 fueron 71 los partidos inscritos agrupados en frentes y coaliciones. Evidentemente, en esa coyuntura, la Ley que regía los procesos electorales era extremadamente amplia respecto al reconocimiento y habilitación de los partidos. Un recuento de organizaciones políticas realizado en los primeros años de la década de los ochenta, establece la existencia de 323 organizaciones políticas activas a nivel nacional entre partidos agrupaciones y otros2, denotando una gran fragmentación pero al mismo tiempo una importante motivación colectiva por participar en el campo político abierto por la democracia. "OPINIONES Y ANÁLISIS" central durante este primer gobierno fue la defensa intransigente del proceso democrático ante la posibilidad del retorno a la dictadura, pero al mismo tiempo se desencadenó un proceso de crisis económica y social que estranguló al gobierno y determinó su culminación con el adelanto de elecciones generales. Esta primera y compleja experiencia democrática permitió a los partidos con mayor peso parlamentario como ADN y el MNR, capitalizar las debilidades del gobierno y presentarse como las alternativas para ordenar el país y encarar la crisis económica y política en los marcos de la ley. De esta manera, si bien en las elecciones de 1985 se habían presentado dieciocho frentes, la votación se concentró principalmente en dos: ADN que logra el 28% de los votos y el MNR que lo sigue de muy cerca con el 26,4%, ambos logran más del 50% de apoyo del electorado, consolidando de ahí en más, su presencia en el campo político electoral (ver cuadro 1). El MIR obtiene el 8,9% de los votos ubicándose en un tercer lugar y muy por debajo, con porcentajes que no alcanzan el 5%, las otras quince opciones políticas. La consolidación del sistema multipartidista “pactado” (1985-2000) En las elecciones de 1980, que fue la antesala de la consolidación democrática, la UDP logró el 34,1% de los votos, seguido con bastante distancia por ADN y MNR que obtuvieron el 17% y 14,8% respectivamente, el cuarto lugar ocupó el PS-1 con el 7,7%3. Dos años más tarde, y después de sucesivos golpes de Estado, se logra instalar el primer gobierno democrático. El eje discursivo 2 Rivadeneira, Raúl. El laberinto político en Bolivia. Ed. CINCO, 1985, La Paz. 3 Datos obtenidos de la Corte Nacional Electoral. 101 Antes de entrar en el análisis de esta fase, cabe introducir una de las premisas centrales de este trabajo que permite explicar el derrotero del sistema de partidos en Bolivia. Si bien durante el proceso democrático se ha logrado constituir un sistema de partidos más o menos estable, éste no ha logrado plasmarse en un sistema de representación política que articule de manera eficaz al sistema político y la gestión estatal con las necesidades y expectativas de la sociedad civil, es decir, que no se puede hablar con propiedad, de sistema de partidos y sistema de representación política como sinónimos, porque 102 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" precisamente en su diferenciación conceptual reside el problema principal de la democracia boliviana (Zegada 2006:12)4. La distancia que se ha establecido entre el sistema de partidos y el sistema de representación tiene relación, entre otras cosas, con el incumplimiento por parte de los partidos, de las exigencias funcionales mínimas del sistema democrático representativo. ellos, por la tendencia a la formación de coaliciones y por una competencia predominantemente centrípeta (Mayorga R., 2004)5. Estas características le otorgaron regularidad y gobernabilidad a la gestión democrática, empero se convirtieron al mismo tiempo, y por la manera en que fueron administrados, en los nudos de vulnerabilidad del sistema y a la larga de su crisis y declinamiento. Entre 1985 y 2000 la votación obtenida por los principales partidos ha sido constante (ver cuadro 1). La votación por ADN ha oscilado entre el 28% y el 22%, el MNR ha mantenido una votación más o menos similar con un repunte del 33,8% en 1993, y el MIR que comenzó con un 8% luego alcanzó al 19% para estabilizarse en un 16%. Entre las tres fuerzas políticas han mantenido cautivo alrededor del 60% del electorado, lo cual les ha permitido, mediante el mecanismo de pactos políticos, alternar en el poder. La distribución del voto entre los principales partidos, incrementaba por una parte la competencia electoral y por otra forzaba la consecución de acuerdos para acceder al poder. Los partidos tendieron entonces a convertirse en maquinarias electorales, abandonaron sus identidades ideológicas convirtiéndose en “partidos atrapalotodo”. Por otra parte, con el fin de permanecer en el poder y viabilizar sus programas de gobierno tendieron a la conformación de coaliciones políticas y acuerdos parlamentarios para gobernar. No obstante, el problema fue que éstos pactos y acuerdos, lejos de basarse en afinidades o principios programáticos, operaban de manera instrumental con fines pragmáticos -que llegaron inclusive a cruzar “ríos de sangre”desvirtuando el destino del voto ciudadano6. Esta habitual práctica política, denominada democracia pactada, también desvirtuó aspectos primordiales del funcionamiento del régimen democrático como por ejemplo, la separación e independencia de poderes o la capacidad de Los aliados funcionales a estos partidos fueron dos nuevas fuerzas políticas, CONDEPA y UCS quienes, durante la década de los noventa mantuvieron una votación de alrededor del 30% de los votos y pasaron a formar parte de las coaliciones de los gobiernos de turno. Si bien los procesos nacionales y municipales responden a distintos parámetros políticos, la tendencia de la votación y las características del sistema de partidos son muy parecidas. El sistema de partidos fue caracterizado, utilizando los clásicos criterios de Sartori, como “multipartidista moderado”, tanto por el número reducido de partidos, por la leve distancia ideológica entre 4 Zegada, María T. “Partidos en el poder: la ausencia de un sistema de representación política en Bolivia” en: La representación política en Bolivia: tendencias y desafíos, IDEA, PNUD, FBDM, 2006, La Paz. 103 5 Mayorga, René A. “La crisis del sistema de partidos políticos: causas y consecuencias. Caso Bolivia” en: Partidos políticos en la Región Andina: entre la crisis y el cambio, Ágora democrática, IDEA, Perú. 6 La composición de los pactos políticos permite sostener estas afirmaciones. En 1985 el pacto fue suscrito entre el MNR y ADN, en 1989 entre ADN, el MIR y CONDEPA, en 1993 entre el MNR, MRTKL, UCS y MBL, en 1997 entre el MIR, ADN, NFR, UCS, CONDEPA, PDC y KND, finalmente el 2002 participaron MNR, UCS, NFR y MIR entre sus principales componentes. 104 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" fiscalización del Congreso y la confrontación de posiciones propias del ejercicio parlamentario. no se ha caracterizado precisamente por la eficiencia y la eficacia en la gestión; sino más bien, se podría afirmar que los problemas de falta de competencia y transparencia, así como el uso arbitrario del ámbito público, han contribuido al descalabro de dicho modelo y a la crisis de los partidos. Este patrón de interacción afectó seriamente la concepción de gobernabilidad, pues priorizó su definición como un modelo basado en pactos políticos y acuerdos parlamentarios para viabilizar las políticas públicas, en detrimento de su verdadero sentido cual es la capacidad del Estado de responder a las necesidades, demandas y expectativas sociales. De esta manera, se ha propendido a la conformación de gobiernos que no representaban ni gestionaban como una prioridad, los intereses de la sociedad sino, intereses particulares. El sistema democrático demanda a los sujetos de la representación -los partidos políticos- el cumplimiento de determinadas funciones mediante las cuales el sistema se relaciona con la sociedad, la economía y la cultura. Del conjunto de funciones mínimas asignadas, en Bolivia los partidos han cumplido de manera parcial y muy cuestionada, las siguientes: la conformación de gobiernos mediante procesos electorales, lo cual involucra la selección de candidaturas, elaboración de programas, reclutamiento de militantes, la competencia electoral, la preservación de las instituciones democráticas, el respeto a la Ley y la profundización y adecuación de las reglas de juego, y la gestión pública es decir, la gestión y administración del Estado y sus instituciones, pero no han atendido al resto de funciones claves para el funcionamiento óptimo de la democracia. La gestión pública ha sido uno de los puntos vulnerables para los partidos políticos, porque la aplicación acrítica del modelo neoliberal, no ha logrado ni en el corto ni mediano plazo, los resultados anunciados en términos de inversión, equidad, empleo y resolución de las necesidades sociales. Por otro lado, la administración del Estado 105 En relación con los conflictos sociales, tampoco los partidos tuvieron un buen desempeño, pues si bien optaron por estrategias de diálogo y negociación, los resultados no siempre se tradujeron en políticas públicas o en el cumplimiento de promesas; se limitaban a buscar soluciones paliativas o a postergar los problemas, provocando una acumulación de demandas, que luego derivó en un profundo cuestionamiento tanto a los gobiernos de turno como al Estado y sus instituciones. En relación con la gestión parlamentaria, además de los problemas con el poder Ejecutivo mencionados, una de las principales debilidades que opacó el ejercicio de los representantes fue el distanciamiento respecto de los representados, tema que se trató de resolver con la incorporación de las diputaciones uninominales en la reforma constitucional de 1994. Al respecto cabe destacar, que evaluaciones posteriores realizadas sobre el comportamiento de las diputaciones uninominales, demostraron que si bien con su incorporación se mejoró en algo la representación, disminuyó la calidad de una gestión carente de instrumentos técnicos y políticos7. En el mediano plazo se pudo percibir que la población encuentra una diferencia cualitativa entre uninominales y plurinominales, pues 7 Ardaya Gloria. Diputados uninominales. Otra forma de representación. Debate político No. 11, ILDIS-PLURAL, 2003, La Paz. 106 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" mientras el 43,6% se siente representado por los primeros, apenas el 10,3% por los segundos8. Pero además, existen elementos relacionados con el comportamiento interno de las organizaciones partidistas y su vínculo con sus entornos inmediatos que también afectan en su deterioro. Entre ellos, el excesivo centralismo de las decisiones en los líderes/caudillos de los partidos y sus círculos de poder, la ausencia de democracia interna y el incumplimiento de sus normas y reglamentos, la arbitrariedad en el manejo de las organizaciones, la ausencia de renovación de cuadros políticos y de procesos de formación y capacitación a la militancia para formar nuevas generaciones políticas. Otra característica de los partidos en relación con la militancia o futura militancia, es la preeminencia de relaciones clientelares y prebendales mediante incentivos materiales, es decir cargos políticos, influencias o beneficios económicos, dejando en un segundo plano los fines ideológicos y programáticos como factores de atracción y cohesión organizativa. Las otras exigencias funcionales de la democracia a los partidos políticos como la mediación y representación de intereses, es decir, el procesamiento de demandas y necesidades, la inclusión de la diversidad, un sistema de decisiones equilibrado y abierto a resolver conflictos, así como la agregación y articulación de la sociedad y la construcción de una ciudadanía democrática activa prácticamente no han sido incorporadas como parte de la función política de los partidos, lo cual ha derivado inevitablemente en la generación de una gran desconfianza y descrédito de la ciudadanía en los partidos, la sensación de que la participación se limitaba a la emisión del voto -por tanto a una percepción utilitarista del ciudadano-, la persistencia de lógicas de movilización y presión abierta y confrontación con el Estado para la atención a las demandas sociales, así como la búsqueda de estructuras organizativas alternativas, de naturaleza social, que representen mejor los intereses de la sociedad civil. Por tanto, durante el período tipificado como de consolidación democrática, ante la ausencia de gobiernos que representen y gestionen los intereses de la sociedad, los movimientos sociales han expresado sus intereses, demandas y necesidades de manera directa, en confrontación abierta con el Estado, a través de medidas de presión y movilización en las calles y prescindiendo de mediaciones institucionales. 8 Verdesoto-Zuazo. Opinión de los departamentos sobre política y territorio. FES-ILDIS, 2005, basado en los informes Auditoría para la democracia. Informe Bolivia 2004 y el proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP). 107 En consecuencia, en estos 25 años de democracia, los partidos no han logrado constituirse en estructuras institucionalizadas. Recién en 1999 se logró aprobar una Ley de Partidos que estuvo por más de diez años en discusión, y que luego ha sido escasamente cumplida por dichos actores. Por último, en esta etapa también se produce un viraje hacia la territorialización de la política como efecto de la aplicación de la Ley de Participación Popular (1995) y la incorporación de las circunscripciones uninominales en las reformas constitucionales (1994), que cambian el escenario de las relaciones políticas y se convierten en un nuevo desafío para los partidos porque exigen la construcción de liderazgos territoriales y estrategias de copamiento geográfico complementarias9. El impacto ha sido importante en dos 9 Zegada, María Teresa. La representación territorial de los partidos en Bolivia. ILDIS, La Paz, 1998. 108 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" sentidos, por un lado ha permitido el acercamiento de las autoridades a la ciudadanía mejorando la capacidad de gestión y representación de los partidos en el ámbito local, y por otro, la descentralización o al menos la desconcentración de los partidos, la búsqueda de candidatos locales, la generación de liderazgos intermedios, la elaboración de programas y propuestas de gobierno puntuales y el desplazamiento de los aparatos partidarios a ámbitos que antes se encontraban fuera de su alcance e interés. De la crisis a la incertidumbre: La emergencia de la sociedad en la política (2000-2007) En términos de resultados, estos procesos de territorialización política y de extensión del sistema de partidos al ámbito local han implicado la incorporación de sectores antes relegados como campesinos e indígenas a la gestión pública municipal. Aproximadamente un tercio del total de representantes ante los concejos municipales del país, accedieron al poder en la primera experiencia electoral después de la aplicación de la Ley de Participación Popular; la mayoría de ellos ex dirigentes de organizaciones sindicales campesinas, barriales o culturales. La emergencia de los movimientos sociales no sólo cuestionaba a los gobernantes de turno y sus políticas, sino que dio cuenta de un vacío hegemónico dejado por los partidos que habían alternado en el país durante quince años e impugnó un sistema político que se había consolidado al margen, o por decir lo menos, indiferente a las necesidades y a la realidad social boliviana. Sin desmerecer estos avances, se podría concluir que el sistema democrático representativo exige ciertas funciones mínimas a los partidos para ocupar el escenario de la representación, empero en esta fase de consolidación del sistema, el cumplimiento parcial y deficitario de dichas funciones generó un sistema partidario distante de la sociedad y centrado en sus propios intereses orientados básicamente a acceder y administrar el poder, mientras la sociedad perdía confianza en la política y los políticos, y mantenía estructuras paralelas de representación y acción desestimando los canales formales instaurados para ese fin. 109 Los conflictos sociales suscitados el año 2000 inauguran un ciclo de protestas y marcan cambios fundamentales en la sociedad y la política, poniendo de manifiesto precisamente la ausencia de un sistema de representación política eficiente que procese el conjunto de factores críticos en los marcos de la democracia representativa. Los procesos electorales que se realizaron a nivel nacional en los años sucesivos (el 2002 y el 2005) pusieron al descubierto una nueva realidad política caracterizada por una profunda polarización social y política, el desplazamiento de los partidos tradicionales del escenario político, y la necesidad de una transformación de la forma de hacer política y las reglas de juego democráticas. Así, en las elecciones de 2002 se verifica una tendencia decreciente del apoyo del electorado a los partidos antes hegemónicos que apenas rebasan el 40% de los votos, del mismo modo, los dos partidos aliados a estas fuerzas principales, como fueron UCS y CONDEPA, en las elecciones de 2002 no llegaron a sumar ni el 6% de los votos y tienden a desaparecer. A este cuadro habría que añadir la presencia de NFR en la contienda de 2002, un partido que surgió como una nueva opción a fines de los 90 y se ubicó entre los tres 110 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" primeros lugares en las elecciones de 2002, sin embargo, el 2003 al formar parte de la coalición gobernante junto al MNR y el MIR, terminó absorbido por la lógica del anterior modelo, provocando su prematura decadencia y su confinamiento al ámbito regional. de los factores críticos centrales, derivar en un sistema de partido hegemónico o unipartidismo pluralista10, producto de las elecciones de 2005 y elecciones de constituyentes el 2006, recluyendo a los otros partidos del campo político a una reducida presencia institucional que resiste la presencia del partido dominante apelando a sistemas de mayorías y minorías en los procedimientos internos de votación. Por otra parte, los resultados de las elecciones nacionales de 2002 expresaron un viraje en la configuración del mapa político mediante la incorporación al Parlamento de sectores sociales con fuerza política propia y propuestas políticas alternativas polarizando el escenario electoral, nos referimos a la presencia del MAS y del MIP que sumaron alrededor del 27% de los votos (el MAS alcanzó el 20,9% de los votos y el MIP el 6,5%), interpelando a la sociedad con un discurso anti sistémico y contrario al de los partidos tradicionales. Las elecciones nacionales de 2005 ratifican este escenario de cambios cuando el MAS logra una votación inédita del 53,7%, que le otorga, por primera vez en la historia de la democracia, mayoría absoluta para gobernar. En las mismas elecciones la votación por los partidos antiguos se agrupa en torno a PODEMOS (que recoge el liderazgo y las principales fracciones de ADN) que logra el 28,6% y el MNR logra el 6,5%. El MIR ni siquiera se presenta al proceso electoral nacional, mientras aparece un nuevo partido político que logra el 7,8% de los votos, Unidad Nacional fundado el año 2003, que adquiere relevancia en la medida en que surge como partido en un contexto en que se prioriza la organización y postulación de agrupaciones ciudadanas y candidaturas independientes, de las cuales nos ocuparemos más adelante. En síntesis, el sistema de partidos boliviano ha transitado en los últimos años de un sistema multipartidista moderado a otro ideológicamente polarizado, para finalmente, y ante la permanencia 111 Los principales partidos, unidades organizativas del sistema, se encuentran en proceso de descomposición, aunque algunos de ellos están buscando sus espacios de sobrevivencia a nivel nacional o subnacional. También se puede percibir que, con excepción del MAS el resto ha necesitado de pactos políticos para acceder y permanecer en el poder, pues su apoyo electoral y sus propias victorias electorales han resultado insuficientes. Finalmente, el proceso de renovación interna de liderazgos ha sido mínimo y forzado por situaciones extremas como el fallecimiento de sus jefes. 10 Clasificación que corresponde a las clásicas tipologías de los sistemas de partidos políticos construidas por Sartori, Laparombara y Weiner. 112 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Cuadro 2 Trayectoria de los principales partidos del sistema (1982-2007) Con todo, no se debe olvidar que la actual crisis estructural irresuelta y los nuevos parámetros que asuma el proceso de reforma estatal en marcha, definen las condiciones de posibilidad de los futuros proyectos hegemónicos o con pretensiones hegemónicas, la configuración de un nuevo mapa político, así como las características de sus nuevos actores constitutivos. Partido ADN MNR MIR UCS CONDEPA NFR MAS MIP UN Año de fundación 1979 1942 1971 1989 1988 1995 1999* 2000 2003 Victorias electorales Nacionales (1982-2007) 2 3 0 0 0 0 1 0 0 Gestiones en el poder** (1982-2007) 13 9 13 3 2 1 0 0 0 Cambios de liderazgo si si no si si no no no no * Aunque antes había participado como IU en los procesos electorales previos. El MAS era una sigla que pertenecía a un viejo partido unzaguista fundado en 1987. ** En alianzas con excepción del MAS. Las elecciones de 2005, por otro lado han significado un paso más en la extensión de la territorialización de la política, esta vez al ámbito departamental, aunque de manera poco clara y parcial11, permitiendo el acceso a las primeras prefecturas electas por voto popular de tres prefectos de la línea del partido gobernante y 6 de oposición. 11 Una Ley interpretativa a la Constitución permitió dicha elección que se limitó a la selección de autoridades prefecturales y no así a la conformación de gobiernos departamentales, generando serios problemas de coordinación y gestión. 113 La ruptura del monopolio partidista, una medida sin impacto en el sistema de partidos Como se pudo constatar, los cambios producidos en el sistema de partidos respondieron a factores estructurales y de largo aliento, en medio de los cuales, la decisión formal de ampliar el escenario de representación a candidaturas o movimientos independientes tuvo un impacto muy relativo. En medio del proceso de crisis e inestabilidad política que derivó en el derrocamiento a Sánchez de Lozada a poco más de un año de su posesión y la sucesión en manos de su vicepresidente Carlos Mesa, que duró en el mandato un año y medio más, se dio curso el año 2004 en el Congreso, a un conjunto de reformas a la Constitución que se habían iniciado en la anterior gestión de gobierno. Entre ellas, en relación con el tema político, se incluyeron nuevas formas de ejercicio ciudadano como el Referéndum, la Iniciativa Legislativa Ciudadana y la Asamblea Constituyente (Art. 4), pero, en relación con nuestro tema, fundamentalmente se abrió el espacio de participación político/electoral a nuevos actores como las Agrupaciones Ciudadanas y los Pueblos Indígenas (Arts. 222, 223 y 224), rompiendo el monopolio partidista como única expresión de la representación política. Posteriormente, el 6 de julio de 2004 se aprobó una Ley 114 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" específica, (la Ley 2771) que reglamentó la creación y funcionamiento de las nuevas entidades. política, sobre todo a nivel municipal, desplazando a partidos que eran visitantes externos en muchas de las comunidades y no gozaban de legitimidad, empero no ha significado una ruptura con los partidos políticos, ni ha inaugurado una tendencia a su sustitución. Las agrupaciones ciudadanas en estas primeras experiencias electorales han demostrado en general, inconsistencia programática, volatilidad y escaso y puntual apoyo ciudadano. La primera experiencia electoral para las Agrupaciones Ciudadanas y Pueblos Indígenas fueron los comicios municipales de 2004. En dichas elecciones se produjo una explosión participacionista similar a la de fines de los años 70, en la que presentaron su intención de participar -según datos de la prensa nacional- 911 organizaciones, consolidando la tendencia a la autorepresentación social que existe en el país y denotando al mismo tiempo, la crisis de representatividad de los partidos políticos. De las 911 organizaciones, sólo 830 iniciaron sus trámites de reconocimiento legal y finalmente 274 fueron habilitadas12. La mayoría de las Agrupaciones Ciudadanas representaban a sectores corporativos gremiales, vecinales, campesinos, o cívicos, otras fueron un reciclaje de los viejos partidos del sistema divididos en facciones o que habían cambiado su imagen ante la ciudadanía, presentándose ahora como candidaturas independientes. En general se podría afirmar que, tanto en los procesos de campaña electoral como en la gestión de los gobiernos locales, las agrupaciones ciudadanas han reproducido las viejas y cuestionadas prácticas de los partidos políticos. La incorporación de candidaturas independientes ha permitido una participación más directa de los intereses sociales en la gestión 12 Zegada, Ma. Teresa. “Agrupaciones Ciudadanas y Pueblos Indígenas en el escenario electoral” en : ABCP Agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas. Una reflexión sobre su impacto en el Sistema de partidos, la cultura política y la democracia. USAID-IRI, 2004, La Paz. 115 Diversas experiencias previas en contextos políticos latinoamericanos han exhibido los resultados de la participación de representaciones independientes en la gestión política, llamando la atención sobre la excesiva personalización de la política, la proliferación de intereses particularistas y corporativos, así como actuaciones poco previsibles de los representantes en los parlamentos o concejos. La ampliación de la representación, ha provocado resultados relativos sino contradictorios, en relación con la gobernabilidad y el fortalecimiento del sistema de representación13. El voto por las candidaturas “independientes” en las elecciones municipales de 2004 alcanzó al 30,6%, en tanto que los partidos lograron casi el 70% de los votos. Por otra parte, en las elecciones nacionales de 2005, el escenario estuvo hegemonizado por partidos políticos, salvo la presencia de la Agrupación Ciudadana Siglo XXI que agrupó bajo la sigla de PODEMOS a otras agrupaciones ciudadanas, y logró un segundo lugar en la votación, pero conocemos que en realidad tanto su líder principal, como sus cuadros más importantes y el aparato partidario provienen básicamente de ADN, incluyendo a otros 13 Pachano, Simón. “Partidos y representación en la región andina” en: Partidos políticos en la región andina: entre la crisis y el cambio. Ágora democrática -IDEA, 2004. 116 "OPINIONES Y ANÁLISIS" personajes de partidos afines como el MIR o el MNR. Otros liderazgos del antiguo sistema optaron por la representación regional, mediante la conformación de “nuevas” agrupaciones, así Jaime Paz Zamora se presentó como candidato a Prefecto en Tarija, Manfred Reyes Villa se desmarcó de NFR para presentarse como candidato a Prefecto en Cochabamba a la cabeza de una nueva alianza AUN14 y otros líderes regionales optaron por conformar sus propias opciones políticas a nivel regional. Con todo, la relación de las dos elecciones realizadas en el marco de la ruptura del monopolio partidista, demuestra que los partidos políticos continúan articulando el escenario de la representación y que la presencia de las agrupaciones ciudadanas si bien tiene un impacto local o regional muy importante porque ha permitido representaciones más fidedignas de los intereses sociales, no tiene una mayor influencia a nivel nacional ni en la nueva conformación del sistema de partidos en Bolivia. En síntesis, los cambios en el sistema de partidos no tienen que ver con una renovación formal de las formas de representación política como la incorporación de Agrupaciones Ciudadanas y Pueblos Indígenas en la competencia electoral, sino que responden a otro tipo de factores estructurales y procesuales, relacionados con la crisis estatal, las deficiencias en el cumplimiento de las funciones básicas de los partidos y los gobiernos en el sistema democrático, y la dinámica de la sociedad y la política que transcurría al margen de la gestión partidaria, que finalmente desestructuraron el sistema de partidos, cuestionando sus bases fundamentales. 14 Romero, Salvador. El tablero reordenado. Análisis de la elección presidencial 2005. CNE, 2007, La Paz. 117 "OPINIONES Y ANÁLISIS" Más que un epitafio A pesar de los importantes cambios que se avecinan en el sistema político boliviano, como la incorporación de mecanismos de democracia directa, participativa o comunitaria, las modificaciones en la actual estructura del Estado o bien, nuevas formas de representación política, con seguridad no sustituirán las bases del funcionamiento de la democracia representativa vigente en el país, sino que irán a complementarla. Por ello, los partidos políticos, aunque se encuentren atravesando por su peor momento, mantendrán su protagonismo en los procesos de elección de autoridades y gestión estatal. No nos referimos a los viejos partidos del sistema y sus antiguos liderazgos, que con seguridad han sido arrasados por la propia realidad y sus desaciertos, sino aquellas formas partidarias o representativas que emerjan renovadas de la sociedad, para convertirse en los nuevos depositarios de la confianza ciudadana para el ejercicio del poder. En el imaginario colectivo persiste una asociación directa entre el partido político y la corrupción, la ineficiencia, y otras categorías que deslegitiman su presencia, por ello conviene retomar brevemente su definición mínima: Un partido político es una asociación voluntaria, perdurable en el tiempo, dotada de una propuesta programática de gobierno de carácter general, que canaliza determinados intereses y pretende ejercer el poder político o influir en él mediante su participación en sucesivos procesos electorales 15 y juega un rol primordial en la relación entre el Estado y la sociedad civil en contextos democráticos. 15 Cotarelo, Ramón. Los partidos políticos, Ed. Sistema, Madrid, 1985. 118 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" La diferencia sustancial entre un partido político y cualquier otra organización o forma asociativa de la sociedad civil -así éstas irrumpan en el campo político con capacidad de poder-, reside en su visión integral, que trasciende los intereses particulares, sectoriales, corporativos en los que media el mandato imperativo. En un contexto de multiplicidad, fragmentación y sobreposición de conflictos, los partidos deben tener la capacidad de representar esta heterogeneidad desde una perspectiva concreta, ofreciendo soluciones integrales al país. propia, permita reabrir el debate, la confrontación de ideas y desafíe la creatividad de proponer nuevas y distintas soluciones a los crónicos problemas estructurales del país. De ahí que, en el caso boliviano, no hace falta mejorar, sino construir un sistema de representación -quizás un nuevo sistema de partidos- acorde con la dinámica social y política actual, que exprese el pluralismo, la diversidad y logre puntos de encuentro entre las instituciones y valores éticos y políticos comunes de la democracia, y la multiplicidad de identidades y particularidades presentes y confrontadas en un escenario o comunidad política común. Por otra parte, en este escenario trastocado por los cambios sociales y políticos, y en medio de una expectativa de transformaciones estatales, las regiones y los espacios territoriales se han convertido en un nuevo y futuro espacio para la gestión política y pública. Las autonomías, que de una u otra manera, serán asumidas en el ordenamiento territorial del nuevo Estado, abrirán un ámbito de ejercicio político más cercano al ciudadano y a la diversidad cultural y social. A 25 años de recuperación de la democracia y de crisis de sus componentes fundamentales, se requiere una transformación profunda que siente las bases de una democracia más inclusiva y sostenible y formas de representación renovada -llámense o no partidos políticosque sean los nuevos protagonistas de la disputa por el poder. La versión renovada de los partidos debe emerger de la propia sociedad, sus demandas, necesidades, intereses y expectativas, ser capaz de reanudar lazos entre el Estado y la sociedad partiendo esta vez “desde abajo”. La mera ampliación de la participación ciudadana en la política o los ajustes institucionales y normativos al funcionamiento de los partidos, ya han sido procesos utilizados y han demostrado sus limitaciones e insuficiencias, aportando soluciones paliativas y cosméticas y escondiendo los vacíos de un sistema de partidos que no podía considerarse con propiedad, un sistema de representación. Otro aspecto absolutamente relevante, es recuperar la calidad ideológica y programática de los partidos, que les otorgue identidad 119 120 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" SUFRAGIO UNIVERSAL Y DEMOCRACIA EN BOLIVIA: UNA PERSPECTIVA DE MEDIO SIGLO a las mujeres, que habían accedido al voto en los comicios municipales en los años previos, y quebró las barreras socioeconómicas que dejaban al margen a los campesinos, a menudo analfabetos, sin propiedades y que constituían el grupo mayoritario de la población en un país predominantemente rural. A partir de ese momento, el voto universal y la democracia, dos conceptos que suelen ir asociados en el mundo contemporáneo, iniciaron una relación fundamental aunque compleja. Salvador Romero Ballivián* Introducción El triunfo de la revolución de 1952 produjo los cambios más significativos en la historia de Bolivia en el siglo XX. Entre sus primeras medidas, el gobierno de Víctor Paz Estenssoro decretó el sufragio universal, incluso antes que la nacionalización de las minas o la reforma agraria, señalando así que la ampliación del juego político figuraba entre sus prioridades. El sufragio universal incluyó legalmente * Salvador Romero Ballivián obtuvo la licenciatura, la maestría y el doctorado en sociología política en el Instituto de Estudios Políticos de París. Vocal de la Corte Departamental Electoral de La Paz (1995 – 1998), fue nombrado Vocal de la Corte Nacional Electoral en 2004. Desempeñó la vicepresidencia de esa institución antes de ser elegido presidente (2006). Ha publicado los siguientes libros: Atlas electoral latinoamericano (2007, compilador), El tablero reordenado: análisis de la elección presidencial de 2005 (2007); En la bifurcación del camino: análisis de los resultados de la municipal 2004 (2005), Geografía electoral de Bolivia (2003, dos ediciones previas), Razón y sentimiento: la socialización política y las trayectorias electorales de la élite boliviana (2003), Participación y abstención electoral en Bolivia (2003, coautor), Reformas, conflictos y consensos (1999), Electores en época de transición (1995). Artículos suyos sobre asuntos políticos han sido publicados en periódicos, revistas y libros de América Latina y de Europa. 121 En efecto, resulta innegable que el otorgamiento del voto universal le ofreció al país una de las bases indispensables de la democracia contemporánea. Cualquiera sea la definición que se adopte de democracia, ninguna prescinde hoy en día del voto de todos los adultos, hombres y mujeres. Incorporó a la ciudadanía a los sectores mayoritarios de la población, como probó el crecimiento del cuerpo electoral por diez entre la presidencial de 1951 y la de 1956. Al mismo tiempo, paradoja significativa, la primera elección con voto universal no se ajustó a los parámetros de una elección libre. El hecho que se fundase para la ocasión la Corte Nacional Electoral (CNE), encargada de esa labor en lugar del Ministerio de Gobierno, no logró que el voto se emitiese en condiciones de respeto a la voluntad de cada elector. El gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) no se apartó de una tradición política nacional, comprobada comicios tras comicios, dejando de lado una que otra excepción: intervino abiertamente a favor del candidato oficialista, Hernán Siles Zuazo. Aunque cerró los campos de detención en los cuales recluyó a los adversarios más decididos de la revolución, restringió las actividades de las organizaciones opositoras y de los medios de comunicación, y tampoco brindó las garantías para el respeto del voto. El propósito del texto es estudiar la relación entre el sufragio universal y la democracia en Bolivia en el medio siglo que va desde 122 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" la presidencial de 1956 hasta la elección de la Asamblea Constituyente en 2006, prestando una especial atención a la situación del sufragio, lo que obliga a detenerse en la situación del organismo electoral, en las grandes líneas de comportamiento electoral y en las transformaciones del sistema de partidos. Para mediados del siglo XX, la discusión sobre el voto censatario o universal había quedado ya resuelto. Desde el punto de vista teórico, ninguna corriente relevante, ni siquiera la más conservadora, sostenía que el voto debía quedar reservado a unos pocos, favorecidos por los ingresos o la educación, si bien podían presentarse discusiones sobre el sufragio de los analfabetos (en Bolivia, la medida de 1952 los incluyó sin distinciones; en otros países latinoamericanos hubo que aguardar las transiciones a la democracia, a fines de los años 1970, para que accedan a este derecho)1. Desde esas épocas, el voto universal ya constituía una “especie de sacramento de la igualdad de los ciudadanos, la elección, el momento en el cual la comunidad de ciudadanos toma una forma concreta”2. Tras la I y la II Guerra Mundial, las democracias europeas demolieron las barreras y las restricciones al sufragio: en muchos países, fue tras la Primera que todos los hombres pudieron votar y después de la Segunda que las últimas limitaciones a las mujeres desaparecieron. Bolivia no se sustrajo a esa influencia internacional y ya la Constitución de 1945 aceptó a las mujeres como electoras y elegibles en competencias municipales y en 1950 la Cámara de Senadores había ampliado ese derecho a la conformación de todos los poderes públicos aunque el proyecto no fue votado en la Cámara de Diputados3. Por lo menos en lo que respecta al sufragio universal, es Tres grandes etapas pueden discernirse en esa relación. La primera comprende desde la instauración del voto universal hasta el inicio de la transición democrática. En este período, el voto fue un elemento político importante pero no estuvo en la base del sistema democrático y desde el punto de vista partidario estuvo concentrado detrás del MNR. En la segunda etapa, que va desde el retorno a la democracia hasta los comicios de 2002, la dinámica apuntó a crear las condiciones de respeto del voto ciudadano, a convertirlo en la piedra angular del régimen democrático en tanto que la votación tendió a fragmentarse entre distintas organizaciones, por más que el MNR siguiese siendo el partido más relevante. Finalmente, la presidencial de 2005 abre una tercera etapa, marcada por un voto nuevamente concentrado y polarizado, mientras que se replanteó el lugar que le corresponde al sufragio en un sistema democrático. I. El sufragio universal, la democratización del sistema político y el voto por el MNR (1952 – 1978) 1 Fue el caso de Ecuador, Perú y de Brasil. Agustín Grijalva, Elecciones y representación política. Quito: Universidad Andina Simón Bolívar, 1998, p. 170. El MNR decretó en julio de 1952 el sufragio universal. La decisión puede entenderse en base a consideraciones teóricas, históricas y de coyuntura política, que pueden citarse de forma breve antes de analizar con mayor detalle las consecuencias e implicaciones de la decisión de Víctor Paz. 2 Dominique Schnapper (con la colaboración de Christian Bachelier), Qu’est ce que la citoyenneté ? Paris: Folio, 2000, p. 142. 3 Ciro Félix Trigo, Derecho constitucional boliviano. La Paz: Cruz del sur, 1952, p. 233. Contrariamente a una opinión corriente, pero como sucedió en otros lugares, la reserva frente al voto femenino no vino de los sectores conservadores. Comentando porqué no se aprobó la medida, Trigo señala que determinados sectores “temen que la mujer sea un elemento reaccionario, que favorezca a las fuerzas de derecha o actúe bajo la influencia del clero”. 123 124 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" probable que se aplique la observación de H. C. F. Mansilla en sentido que los efectos modernizadores de la revolución de 1952 “hubieran tenido lugar, más tarde o más temprano, bajo un régimen dominado por las élites tradicionales”4. reservado a unos pocos. Ello no le resta mérito a la decisión de Paz Estenssoro -adoptada un 21 de julio, en conmemoración a la muerte del ex presidente Gualberto Villarroel-, tomada en un momento en que cualquier proceso electoral se encontraba lejano. Además de esa sensibilidad dominante, en Bolivia hubo razones adicionales, que podían recordar las experiencias históricas de otros países y pesaron para la adopción del sufragio universal. La Guerra del Chaco, en cuyas trincheras se forjaron las tendencias políticas que accederían al poder justamente en 1952, movilizó a los hombres de todas las condiciones sociales: la igualdad ante el esfuerzo bélico creó un ambiente más favorable al sufragio universal, tal como ocurrió en las naciones europeas tras la I y la II Guerras Mundiales. Si bien las condiciones eran más propicias, el movimiento no fue automático, el voto permaneció limitado en las pocas elecciones que se dieron entre el final de la contienda y la revolución de 1952 y pocas organizaciones lo plantearon como un elemento central de sus plataformas políticas, a diferencia de otras medidas como la nacionalización de las minas o incluso la reforma agraria (lo que quizá se deba al predominio de la sensibilidad marxista en los análisis de los opositores al orden establecido, por lo tanto más preocupada por los asuntos socioeconómicos, por las relaciones de producción, que por los asuntos políticos). Por otro lado, el triunfo de la revolución de 1952 fue logrado con la lucha de obreros, mineros, carabineros y de las clases urbanas populares. Derrotado el ejército, con milicias armadas controlando las calles, con las primeras ocupaciones de tierra y con la euforia del triunfo revolucionario, sin duda resultaba improbable mantener el juego político El sufragio universal tuvo un impacto diferente según las regiones y las categorías sociales. El impacto de la extensión del sufragio fue menor en las ciudades, en los grupos favorecidos y en las regiones orientales del país5. En esos tres sectores, el sufragio, incluso restrictivo, abarcaba segmentos significativos. Ello quedó ilustrado con la comparación de los datos de las elecciones censatarias y de sufragio universal que mostró un incremento menor del cuerpo electoral en estas categorías. El dato casi resulta obvio en el caso de las clases acomodadas; incluso en el de las ciudades, que para mediados del siglo XX concentraba la parte menor y más favorecida de la sociedad, lo es un poco menos en el caso del oriente. Esa región de Bolivia, por más que aportase poco a la economía nacional, se encontrase al margen de los principales ejes camineros del país y concentrase una parte pequeña de la población, tenía ventajas en comparación con las áreas occidentales. Dos tienen relevancia para este análisis. Por un lado, las zonas orientales poseían un tejido de pequeñas ciudades en las cuales las relaciones sociales no tenían las grandes distancias que se presentaban en el occidente, y por lo tanto la exclusión del juego político era menos notoria. Por otro lado, sus indicadores educativos eran mejores que el promedio nacional. 4 H. C. F. Mansilla, La crisis de la identidad nacional y la cultura política. La Paz: Universidad Mayor de San Andrés, Colegio Nacional de Historiadores, CIMA, 2006, p. 276 – 277. 125 Por el contrario, el sufragio universal tuvo un impacto decisivo en las zonas rurales, en las categorías populares y en las áreas 5 Salvador Romero Ballivián, Geografía electoral de Bolivia. La Paz: FUNDEMOS, 2003, p. 434 – 435. 126 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" occidentales, habitadas mayoritariamente por campesinos de lengua aymara y quechua, cuya participación electoral era mínima o nula antes de la revolución de 1952. Como anotó James Malloy6, la importancia del sufragio universal se reforzó al ir acompañado de la reforma agraria: en el contexto precedente, el nuevo derecho pudo tener un sentido diferente, servir a un grupo pequeño de terratenientes que, además de controlar la tierra, podrían dominar fácilmente el voto de sectores que se encontraban bajo su dependencia socioeconómica (en algunas zonas rurales poco desarrolladas de varios países latinoamericanos, paradójicamente, la extensión del sufragio ayudó a consolidar el poder de élites locales tradicionales7). En cambio, en Bolivia al sufragio universal accedieron hombres y mujeres que no se encontraban más en relación de servidumbre8. la reforma agraria y la nacionalización de las minas. Lo importante para el MNR y para la visión que legó sobre el período, fue que accedieron al voto los grupos antes excluidos, no que lo hiciesen en condiciones que ya en la época se consideraban básicas desde el punto de vista teórico (que cada sufragio fuese efectivamente respetado en una competencia abierta e imparcial, que el voto expresase la voluntad individual). Sin embargo, desde sus inicios el sufragio universal entabló una relación compleja con la democracia. Por lo mencionado hasta aquí, es indiscutible que amplió la ciudadanía, estableció un requisito ineludible de cualquier régimen democrático, incorporó a los sectores mayoritarios de la población al juego político. El mismo MNR subrayó en numerosas oportunidades el avance y el logro que suponía esta medida, parte de la trilogía de conquistas revolucionarias junto con 6 James Malloy, La revolución inconclusa. Cochabamba: CERES, 1989. 7 Se puede anotar que desde 1985, cuando se organizaron las primeras elecciones libres en Guatemala, se suprimió la votación en las zonas rurales más alejadas pues era en ellas donde se cometían los fraudes por la coerción sobre los campesinos: la votación se centralizó en las cabeceras municipales, donde el organismo electoral y los partidos podían ejercer un mejor control sobre el proceso. 8 James Malloy, La revolución inconclusa. 127 Al mismo tiempo, si se democratizó el juego político y las relaciones sociales, si la sociedad se volvió más democrática en el sentido descrito por Alexis de Tocqueville9, es decir se avanzó en la percepción más igualitaria de las relaciones entre los miembros de la sociedad, más allá de las posiciones que ocupan, el régimen no era auténticamente pluralista o liberal. Sus adversarios se encontraron con serias restricciones, perseguidos, encarcelados o confinados en campos de detención, sometidos a duras penas. Las elecciones no se celebraron en condiciones de respeto a todos los actores. Así, para la elección de 1956, en la cual se estrenó el sufragio universal, el MNR decidió fundar la Corte Nacional Electoral, en teoría independiente del partido gobernante o del Poder Ejecutivo, rompiendo con el modelo precedente que reservaba la organización de los comicios al Ministerio de Gobierno y sumándose al modelo predominante en Latinoamérica de organismos electorales especializados y autónomos (la idea se desarrolló en Uruguay a mediados de la década de 1920). Empero, ese avance resultó más formal que real: el MNR prolongó las prácticas del período previo, interviniendo de forma abierta a favor 9 Alexis de Tocqueville, La democracia en América. México: Fondo de cultura económica, 1957. 128 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" de su candidato, penalizando las tareas de los opositores y sobre todo manipulando el voto, preocupándose poco por respetar la voluntad de los electores. El hecho que cada partido tuviese que imprimir y distribuir sus propias papeletas constituía sólo uno de los problemas, agravado para la oposición que podía moverse con cierta libertad sólo en algunas áreas, teniendo dificultades para desarrollar su proselitismo en el campo, donde el MNR tendió a concentrar la estructura estatal, sindical y partidaria bajo su mando. Con efectos aún más delicados fue la abierta manipulación de las urnas. Hay un doble consenso entre los historiadores y analistas del período: el MNR alteró los datos de los comicios aunque no lo necesitaba pues contaba con un apoyo mayoritario, proveniente de forma preponderante de los ciudadanos que habían recibido el derecho al voto10. vía legal se encontraba cerrada, entonces la intentona golpista se justificaba. El uso instrumental del sufragio universal no ayudó a modificar la cultura política de las organizaciones de la primera generación de partidos del siglo XX, nacida luego de la guerra del Chaco, para las cuales la democracia representativa no era el único modelo concebible ni las urnas el camino exclusivo para ocupar la plaza Murillo11. Para los ciudadanos, la extensión del sufragio no aportó la pureza de los comicios ni eliminó los fraudes, aún más, sus primeras experiencias fueron la de un voto tratado de forma burda, con pocos escrúpulos. El MNR se proclamó democrático y su obra, como se indicó, aportó mucho en esa dirección, pero no concibió que el voto libre fuese un requisito indispensable. Para la formación revolucionaria, el carácter democrático del régimen reposaba en sus medidas sociales, en la recuperación de las propiedades para el Estado, en la movilización popular, no en el pluralismo, las garantías ciudadanas, las elecciones transparentes, el equilibrio de poderes. Esta herencia de un régimen más democrático que liberal marcó de manera importante la historia del país. Para la oposición, constituyó un argumento suplementario para tratar de desalojar al MNR del gobierno por medios violentos: si la 10 José de Mesa, Teresa Gisbert, Carlos Mesa, Historia de Bolivia. La Paz: Gisbert, 1997, p. 615 – 616. 129 Por lo tanto, el resultado más directo del sufragio universal en el campo político fue asegurar una cómoda y holgada ventaja para el MNR. En la presidencial de 1956 ganó con más del 80% y dominó el Parlamento. Impulsado por la reforma agraria, la nacionalización de las minas, la aprobación de medidas de seguridad social, el apoyo a la sindicalización, el MNR no tenía mayores problemas para encarar la elección. Su triunfo se construyó con el apoyo de mineros, de las clases urbano – populares, de sectores sindicalizados y sobre todo de los campesinos, los principales beneficiados con la medida. Además, la importancia de este sector se encontraba amplificada por el carácter rural de Bolivia. Sus únicas dificultades se concentraron en las ciudades, lugares donde la extensión del voto tuvo una repercusión menor y donde las posibilidades de manipulación electoral eran también más reducidas: esos centros apoyaron a la conservadora FSB. Con su victoria, el MNR también amplió el horizonte de la representación: se preocupó que sus listas congresales incluyesen a miembros de las categorías populares que se integraban a la política nacional, resultando elegidos los primeros campesinos, líderes sindicales ligados al oficialismo, y las primeras mujeres. El Parlamento de 1956 fue el más representativo que se había elegido hasta ese momento en la historia republicana. 11 Salvador Romero Ballivián, “Las tres generaciones de partidos en el siglo XX” en Opiniones y Análisis (21), FUNDEMOS, 1995, p. 177. 130 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Entonces, el sufragio universal inició una etapa de concentración del voto detrás del MNR, capaz de convencer a la inmensa mayoría de los sectores populares y de las clases medias. El voto se encontraba también polarizado pero no en términos equilibrados: una fracción de los grupos medios y las élites que se quedaron en el país expresaron su oposición vigorosa respaldando la candidatura de Únzaga de la Vega, jefe de FSB. Su peso electoral no podía ni asemejarse al del MNR. Ese voto concentrado tenía su desembocadura más lógica en la conformación de gobiernos monocolores: el MNR no necesitaba ni deseaba compartir el poder con ninguna otra fuerza política aunque el modelo nacional popular supuso una imbricada relación entre el Estado, el partido dominante y las organizaciones sociales12 que se tradujo, por ejemplo, en el cogobierno entre el MNR y la Central Obrera Boliviana. de creciente descontento. En esas condiciones, la manipulación del voto se hizo cada vez más obvia. La fragmentación del aparato del MNR precedió la fragmentación del voto ciudadano. II. El modelo instaurado en la presidencial de 1956 se mantuvo en los comicios siguientes de este primer período, vale decir en 1960, 1964 y 1966 (esta última elección celebrada después del derrocamiento del MNR y que permitió al general René Barrientos ejercer la presidencia de forma constitucional, también sin necesidad de conformar alianzas parlamentarias). Sin embargo, los rasgos autoritarios se acentuaron a medida que el MNR se debilitaba y se fragmentaba: en 1960, la competencia ya no provino sólo de FSB sino del ala disidente encabezada por Wálter Guevara, en 1964, el conjunto de la oposición, en la cual ya figuraba la mayoría de los líderes movimientistas como Juan Lechín o Hernán Siles, decidió abstenerse para privar de legitimidad la reelección de Paz. La concentración del voto se mantuvo de forma cada vez más artificial y en un contexto Cuando Banzer convocó a las elecciones de 1978, el país ciertamente había cambiado con respecto a 1952, en medida importante gracias a la revolución del MNR: se había urbanizado, alfabetizado, castellanizado e integrado mejor. Esas transformaciones hacían ya muy difícil repetir los esquemas de abierta manipulación del voto pero el gobierno militar lo intentó, tratando de forzar la victoria con mayoría absoluta del general Juan Pereda. La enérgica reacción ciudadana, las denuncias de los medios de comunicación, la desaprobación de la comunidad internacional y la activa movilización de la izquierda, que se proclamó vencedora de los escrutinios, impidió que prospere la maniobra. Fue la última vez que un gobierno alteró de manera directa los resultados: una etapa en la historia del país se había cerrado. 12 Sin embargo, ello no significó que la voluntad ciudadana fuese respetada. La manipulación se trasladó del descarado reemplazo de Alain Touraine, La parole et le sang. París: Jacob, 1988. 131 El período militar que comenzó en 1964 tendió a congelar las evoluciones partidistas. En efecto, con contadas excepciones, en la fase que se extendió hasta finales de 1977, las actividades de los partidos se encontraron suspendidas, prohibidas o se desarrollaron en condiciones muy adversas, lo que ayudó a preservar el respaldo ciudadano al MNR el único partido que, en el retorno a la democracia, tenía una sigla, un color y unos candidatos conocidos por todos. El lento camino hacia el sufragio respetado y la fragmentación del voto 132 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" urnas, del llenado con papeletas oficialistas a las oficinas de la Corte Nacional Electoral, donde ya el gobierno no llevaba la voz cantante, como sucedió en las décadas de 1950 y 1960, sino los partidos. La presidencial de 1979 probó como funcionó el nuevo sistema: la campaña transcurrió sin inconvenientes mayores, la elección se desarrolló sin complicaciones el día mismo de la votación pero en el organismo electoral comenzó, en los días siguientes, una anulación selectiva de mesas, principalmente del altiplano paceño. Aprovechando fallas menores en el llenado de las actas, la Corte usó su amplia facultad para anular mesas, en esa oportunidad, con el objetivo de aminorar el triunfo de la Unión Democrática y Popular (UDP), perjudicando de manera secundaria al katarismo. Siles consiguió una apretada victoria nacional sobre el MNR en tanto que los votos nulos y anulados ascendieron a 9,9% en todo el país –un récord-, con un pico en el departamento de La Paz, bastión de la coalición de izquierda. El logro del voto respetado tardaría más de una década en imponerse. En la presidencial de 1979, el MNR triunfó en 7 de los 9 departamentos, en tres de ellos con mayoría absoluta (situación esta última que sólo se repetiría en 2005). Pese a ello, resulta imposible conocer el nivel exacto del apoyo al movimientismo a fines de los años 1970 pues sus dos principales líderes encabezaron organizaciones rivales: si Paz reunió casi exclusivamente a ramas del MNR, Siles estableció alianzas con formaciones de izquierda y creó una dinámica que al mismo tiempo recuperaba el espíritu del nacionalismo revolucionario y lo superaba, lo que le permitió alzarse con el triunfo tanto en 1979 como en 1980. Con todo, entre ambos ex presidentes bordearon 70% de los votos válidos, dejando muy atrás a sus otros rivales. Mientras tanto, el voto concentrado detrás del MNR comenzó su lento proceso de desagregación que marcaría los años 1980 y más especialmente 1990. Sin duda, en el retorno a la democracia, este partido aún era dominante, tanto porque sus ideas eran las más legítimas del escenario político como por la influencia de sus líderes, respaldada por el hecho que el MNR era el único que podía reivindicar una presencia nacional, hasta en los cantones más alejados. En efecto, cuando Bolivia inició su camino hacia la democracia, la organización de Paz Estenssoro pudo reactivar comandos y secciones en todas las provincias mientras que las formaciones más recientes, de izquierda como el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y el Partido Socialista – 1 (PS-1) o los partidos kataristas carecían de estructura en muchas regiones. 133 Sin embargo, a pesar de ese neto dominio, ya estaban puestas algunas de las bases de la fragmentación del voto, que en el caso de Bolivia, implicaba el resquebrajamiento del voto del MNR. Conviene pasarlas en revista. La primera fue el reemplazo generacional. La red de lealtades que construyó el MNR con la revolución de 1952 se agotó a medida que las generaciones que se beneficiaron del cambio comenzaron a salir del escenario electoral y fueron reemplazadas por nuevas, que no tenían los mismos vínculos afectivos con el MNR. En las elecciones de la transición votaron por primera vez campesinos que nacieron después de la reforma agraria y mineros que lo hicieron luego de la nacionalización de las minas. La segunda razón es el desarrollo de corrientes partidarias que sólo pudieron nacer gracias al sufragio universal. Bolivia no escapó a una tendencia visible en muchos países cuando se extiende el derecho al voto: la aparición de partidos que desean representar fielmente los intereses de los sectores beneficiados con el sufragio y el debilitamiento de las organizaciones anteriores. Ese es un proceso que toma tiempo 134 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" pues inicialmente la ventaja la llevan los promotores del sufragio ampliado y la organización autónoma de los grupos beneficiados con el sufragio no es inmediata. Se necesita un tiempo de maduración y el sentimiento que el nuevo emprendimiento tiene sentido, que hay una cierta distancia entre el partido que amplió el voto y los intereses del sector. Este proceso ocurrió en muchos países europeos con el progresivo desplazamiento de los liberales por parte de los socialistas, gracias al voto obrero, entre finales del siglo XIX e inicios del XX13. Con la instauración de los gobiernos democráticos desde 1982 y sobre todo la aplicación de las políticas económicas liberales, la fragmentación del voto se acentuó. En 1985, Paz asumió por última vez la presidencia e impulsó un ajuste para frenar la inflación. Esas medidas tuvieron un costo social que alejaron a ciertas franjas populares del MNR, pérdida que en 1989 el MNR compensó con la llegada de nuevos electores, de clases medias y altas, identificados con el proyecto de Gonzalo Sánchez de Lozada, percibido como renovador y modernizador. Esta dinámica se reprodujo con los gobiernos siguientes. Cada vez que un partido ejerció el gobierno no consiguió satisfacer todas las expectativas de mejoría social y sufrió el alejamiento de electores de escasos recursos, al punto que nunca logró reencontrar el nivel con el cual había accedido al poder. Aquello le ocurrió al MIR tras la gestión de Jaime Paz Zamora (1989 – 1993), al MNR luego de las de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993 – 1997 y 2002 - 2003) y a ADN después de los gobiernos de Banzer – Quiroga (1997 – 2002). Ello produjo tres efectos: primero, la progresiva desaparición del voto concentrado detrás del MNR que había caracterizado, de una u otra manera, incluso las elecciones de la transición; después, las organizaciones que dirigieron los gobiernos perdieron su capacidad para reunir a la mayoría del electorado, de casi 2/3 en 1985 a menos de 40% en 2002; finalmente, se produjo el nacimiento de partidos que como Conciencia de Patria (CONDEPA) o Unión Cívica Solidaridad (UCS) pretendieron canalizar el descontento de los sectores que se consideraron perjudicados por el viraje liberal. En los comicios de la década de 1990, la dispersión del voto fue evidente, tanto en escrutinios nacionales como locales. Con apenas algo más de un 20% se ganaron las presidenciales de 1989, 1997, 2002 así como las municipales de 1995. En el país, estas dos primeras razones convergieron en los jóvenes campesinos del altiplano, aquellos que no conocieron el régimen precedente a la reforma agraria de forma directa. Mejor formados, más dinámicos, más autónomos, desplazaron a los viejos caciques ligados al MNR, rompieron con este partido, lo atacaron, acusándolo entre otras cosas, de utilizar al campesinado únicamente como masa votante para permanecer en el poder. Este movimiento, vivero de los partidos kataristas, se desarrolló en el altiplano de La Paz desde fines de la década de 196014. Si bien ese movimiento no recolectó los frutos de su política y la votación para sus candidaturas permaneció baja en las elecciones de la transición, marcó la primera ruptura entre un significativo sector popular y el MNR. Un proceso similar ocurrió en las minas del norte potosino y en algunos centros industriales urbanos, donde la candidatura de Paz se vio minada por el activismo de la izquierda, en particular de las nuevas organizaciones, como el MIR que había trabajado clandestinamente durante la dictadura de Banzer. 13 Maurice Duverger, Les partis politiques. París: Seuil. 14 Javier Hurtado, El katarismo. La Paz: Hisbol, 1986. 135 Los partidos que pretendieron recuperar el voto insatisfecho también se dirigieron a categorías que habían sido poco consideradas 136 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" en sus especificidades por las organizaciones ya existentes. Así, CONDEPA estableció una relación singular con los inmigrantes rurales asentados recientemente en La Paz o El Alto así como con grupos dedicados al comercio informal. UCS se apoyó en las redes de vendedores y distribuidores de cerveza de la CBN. Todos ellos eran grupos relativamente recientes, poco o nada presentes en la década de 1950, cuando la estructura socioeconómica del país era poco compleja, o en los años 1970, cuando surgieron organizaciones de izquierda que quisieron ser portavoces de grupos populares relativamente bien estructurados, como el proletariado sindicalizado. La fragmentación del voto también fue una consecuencia de la diversificación social y económica del país. Si bien el proceso se dio sobre todo en las ciudades, también hubo ejemplos en el área rural, como la extensión de un sólido grupo de campesinos cocaleros en el trópico cochabambino, centro a partir del cual se extendió el Movimiento Al Socialismo (MAS). los conservadores, los liberales, también el MNR o Barrientos. Siles fue el último en ceñirse a ese esquema pero los tropiezos de su administración se debieron, en parte, a su posición minoritaria en el Parlamento. Desde mediados de los años 1980, este modelo pertenecía al recuerdo, resultaba claro que salvo alguna situación excepcional ningún partido tendría mayoría absoluta; no obstante, el país quizá no se encontraba culturalmente preparado para ese cambio: casi sin excepción, las alianzas fueron juzgadas con severidad por la ciudadanía que no veía en ellas sino la ambición desmedida de los políticos por ocupar espacios de poder y los otros actores políticos acusaban a los que pactaban de hacerlo en desmedro de sus principios o ideologías. Sin embargo, esas coaliciones resultaban inevitables dado que los ganadores eran débiles, a menudo con menos de 25% de los votos: la “democracia pactada” que tuvo sus principales ejemplos en el “Pacto por la democracia” (MNR – ADN, 1985 – 1989), el Acuerdo Patriótico (MIR – ADN, 1989 – 1993), la coalición MNR–– UCS–– MBL conformada por Sánchez de Lozada (1993 – 1997), la denominada “megacoalición” entre ADN – MIR–– UCS–– CONDEPA para apoyar a Banzer (1997 – 2001) y la alianza MNR – MIR–– UCS para el gobierno de Sánchez de Lozada (2002–– 2003), y que fue imitada en centenares de alcaldías, constituyó la respuesta de los partidos a la fragmentación del voto boliviano. El sistema de representación proporcional no era por completo ajeno a estos resultados. Como se sabe, este método es tolerante con la creación de nuevos partidos, que pueden crecer a partir de bases modestas, o con la división de los ya existentes. Una breve mención merece el papel de las elecciones municipales, celebradas desde 1987, que ayudaron a que los electores experimentasen nuevas alternativas y se animasen a apoyar individualidades antes que organizaciones, facilitando la ruptura con los partidos dominantes. La dispersión del sufragio llevó a Bolivia a un escenario novedoso en su historia: la necesidad de establecer coaliciones y pactos para lograr gobiernos dotados de mayorías parlamentarias que los vencedores en los comicios no podían conseguir por sí solos. El voto concentrado, a veces conseguido a la fuerza, y la conformación de gobiernos unicolores, habían sido la norma en el país. Así gobernaron Estos procesos políticos fueron de la mano de un cambio fundamental en la concepción y el lugar del voto en la democracia boliviana. Igual que sucedió en 1979, la elección de 1989 fue empañada por la alteración de datos en las Cortes Electorales. En esos comicios, el organismo electoral se encontraba compuesto por vocales con militancia partidaria, en una distribución proporcional a la votación obtenida por cada fuerza (así, la conformación de la CNE con 3 vocales del MNR, 3 de ADN y 1 del MIR recordaba los porcentajes de la 137 138 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" presidencial de 1985, cuando el MNR y ADN superaron el 25% de los sufragios y el MIR quedó tercero con menos de 10%). Las mesas se volvieron a anular selectivamente, ahora para modificar la composición congresal, en beneficio de ADN y del MIR. medida, del ideario liberal que no cree que el régimen deba arbitrar entre valores igualmente legítimos, como la libertad, la igualdad, la justicia social, etc. Por lo tanto, la democracia se entendía sobre todo en términos electorales: existía en la medida que hubiesen elecciones regulares, limpias, competitivas, que reflejasen la existencia de las otras condiciones mínimas de un régimen representativo, como la libertad de asociación, de expresión, de inclusión de todos los adultos15. Bolivia adoptó como una línea de consenso la democracia representativa. Sin embargo, la reacción de la ciudadanía fue distinta: ese hecho no se consideró aceptable y se inició una campaña para conseguir reformas que asegurasen en el futuro el respeto de la expresión ciudadana. Con la participación activa de los medios, de los intelectuales, de la Iglesia y de los mismos partidos, en 1991 se firmaron acuerdos que incluyeron entre otros puntos, la conformación de un organismo electoral auténticamente independiente e imparcial, compuesto por personalidades no vinculadas con ningún partido y la reforma a la legislación electoral. La mención más importante corresponde al principio de preclusión que aseguró que, salvo situaciones excepcionales, el resultado de la mesa no puede ser anulado por los organismos electorales, y si una mesa es anulada hay obligación de volver a organizar una elección. Con esos cambios, el país conoció un avance significativo pues a partir de esa fecha las elecciones pudieron tener errores –como sucedió en 1993 cuando problemas informáticos perjudicaron seriamente la elección en Santa Cruz- pero no se puso en tela de juicio la idoneidad del comportamiento de las Cortes Electorales. El respeto del voto se convirtió en la piedra angular del régimen democrático. En efecto, el cambio no se limitó únicamente a establecer Cortes electorales sin intereses partidarios; fue más profundo, modificó el lugar del voto. En los años 1990, la democracia fue concebida principalmente como un conjunto de reglas y procedimientos para la alternancia pacífica y regulada en el gobierno antes que como un régimen que tuviese que perseguir ciertos ideales. Se trataba, en buena 139 Por lo tanto, el voto tenía que ser legítimo, respetado de forma escrupulosa. El modelo de democracia que promovió el MNR en los años revolucionarios quedaba relegado. La nueva concepción fue impulsada por el Estado, por los partidos, convertidos en los actores mayores de la democracia, por las organizaciones no gubernamentales y por la cooperación internacional: hubo apuestas compartidas para difundir un modelo que se consideraba que tendría efectos de modernización de las instituciones, de la cultura y de las prácticas políticas. Es en este contexto, que por supuesto no concernió exclusivamente al país sino que se dio en la mayoría de los países de América Latina, que también pueden entenderse las otras reformas legislativas que reforzaron las competencias, atribuciones y tareas de la Corte Nacional Electoral, mediante modificaciones sucesivas del Código Electoral para asegurar la mayor transparencia de los procesos electorales (incluyendo la transferencia del Registro Civil, base de los documentos de identidad). En la misma dirección apuntó la voluntad 15 Cf. Robert Dahl, La democracia (una guía para los ciudadanos). Madrid: Taurus, 1998. 140 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" de construir un sistema de partidos institucionalizado, a través de la promulgación de la Ley de partidos políticos que fijó condiciones más severas para obtener y conservar la personalidad jurídica, obligaciones como la de llevar adelante procesos de democratización interna y proteger los derechos de los militantes, además resguardados por el “recurso de queja”; en contrapartida, el Estado otorgó una subvención para las campañas y tareas de promoción de los principios de la organización. En ese impulso reformador, se buscó asimismo que los partidos se vinculen mejor con la ciudadanía, gracias a la introducción del sistema de los diputados uninominales, elegidos en circunscripciones por simple mayoría, obligados por lo tanto a mantener un contacto fluido y permanente con sus votantes. sociales y el descontento con el sistema de partidos, a veces percibido como excluyente y golpeado por los escándalos de corrupción. Por primera vez en tres lustros, el año 2000, el Estado se encontró a la defensiva ante la convergencia de conflictos y movilizaciones sociales. La mayoría de esos cambios legales se dieron a finales del siglo XX, coronando una década de esfuerzos compartidos por líderes de varios partidos, pero el impulso reformista vio su aliento cortado cuando las condiciones socioeconómicas y políticas del país se modificaron, dando paso a una nueva etapa. Ese cambio de escenario tuvo su traducción electoral en la paulatina pérdida de convocatoria del MNR, del MIR y de ADN, ya evocada en la sección precedente. La segunda consecuencia fue la recomposición de las sensibilidades del electorado en dos grandes bloques cuyos pesos se equilibraban progresivamente. Por un lado, los partidarios de las políticas liberales, próximos al MNR, al MIR y ADN, cuyo peso electoral disminuyó poco a poco. Por otro lado, los críticos e insatisfechos, que se fueron reforzando. Primero apoyaron a CONDEPA y UCS, luego de la muerte de Palenque y de Max Fernández, buscaron otras opciones: en la elección de 2002, el voto todavía se dispersó entre el MAS, NFR y otras agrupaciones pequeñas como el Movimiento Indígena Pachacuti (MIP) de Felipe Quispe. En los comicios de 2005, ese voto se concentró detrás de un solo líder, Evo Morales. Debajo del escenario aparentemente sereno en el cual se sucedieron elecciones transparentes, conformación de gobiernos de coalición, competencias partidarias centrípetas y esfuerzos por establecer marcos de acción formal para los partidos, se producían importantes transformaciones. En efecto, a finales del siglo XX aumentaba la insatisfacción con los rendimientos de la economía liberal, mermados por la crisis asiática y de varios países latinoamericanos, la impaciencia con la lentitud de los progresos La elección municipal de 2004 constituyó la última en la cual se mantuvo el voto disperso, es más llegó a niveles desconocidos por la presencia de las agrupaciones ciudadanas (en 1999 compitieron menos de 20 organizaciones, en 2004 participaron más de 450). Como consecuencia, el segundo partido a nivel nacional no cruzó la barrera del 10%. Sin embargo, detrás de unas cifras que en apariencia prolongaban las tendencias previas, se escondía un cambio profundo: duramente afectados por la renuncia de Sánchez de Lozada, los partidos que ejercieron el gobierno en los años precedentes se derrumbaron. El MNR, el MIR, ADN, UCS, NFR no llegaron a 10% de los votos, a veces ni siquiera a 5%, y vieron a muchos de sus importantes 141 142 III. Concentración y polarización del voto, el lugar polémico del voto en la democracia: el escenario posterior a 2005 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" dirigentes separarse (entre otros, José Luís Paredes fundó el Plan Progreso, Samuel Doria Medina Unidad Nacional, Jorge Quiroga tomó distancias con ADN, además de decenas de líderes locales que decidieron fundar sus propias agrupaciones ciudadanas). Al mismo tiempo, a pesar de ganar con sólo un quinto de los sufragios, el MAS demostró su fortaleza pues resistió el nacimiento de las agrupaciones ciudadanas y consiguió el voto más independiente de las especificidades y coyunturas de cada municipio. Al mismo tiempo, esa votación señaló la polarización del país entre dos visiones antagónicas. Por un lado, y eso constituyó la ventaja del MAS, el voto de insatisfacción y de protesta con las políticas económicas y el sistema político, que había ido expandiéndose desde la década de 1990, se concentró detrás de una sola organización que aprovechó el descrédito de todas las organizaciones que habían pretendido combatir el modelo liberal (CONDEPA desapareció, UCS y NFR pagaron caro su alianza con Sánchez de Lozada, etc.). Reunió algo más de la mitad de los sufragios válidos. Por otro lado, el voto de quienes creían en la pertinencia de seguir con las líneas ejecutadas desde 1985 respaldaron principalmente a PODEMOS aunque esta alianza no consiguió reunir al conjunto de los votantes “satisfechos”, que también apoyaron a UN y al MNR. La presidencial de 2005 ratificó varias de estas tendencias y cerró ciclos del primer cuarto de siglo de la democracia boliviana. Primero, confirmó el golpe severo a las organizaciones que ejercieron el poder, conduciéndolas casi a su desaparición: varias de ellas prefirieron no presentarse ante el electorado, otras, en la práctica, se aliaron para intentar salvar posiciones y sobrevivir en el nuevo escenario. Su derrota condujo, en una segunda etapa, al final del período de orientaciones liberales que predominaron durante veinte años en las políticas públicas económicas. Por último, la presidencial condujo a una concentración y polarización del voto. Estas tendencias fueron también visibles en la elección de la Asamblea Constituyente de 2006 y alcanzaron una notoriedad casi ideal – típica en el referéndum sobre las autonomías departamentales que se celebró de forma conjunta (en efecto, la correlación entre la votación por el MAS y el “no” a las autonomías departamentales alcanzó a 0,92 en el plano municipal, por su parte, la geografía de la oposición y del “si” tendieron a superponerse). Se trató de una polarización que excedió el campo político: se añadió a una división regional marcada, entre el occidente y el centro que respaldaron al MAS, contra el norte, el este y el sur, que apoyaron a PODEMOS. La votación también tradujo un conflicto social, con los grupos populares, rurales o urbanos, como los bastiones de Morales, los sectores medios y altos favoreciendo a Quiroga. La concentración del voto fue manifiesta: en la presidencial entre el MAS de Evo Morales y PODEMOS de Jorge Quiroga acapararon más de 80% de los sufragios válidos: para reencontrar un porcentaje parecido habría que remontar al inicio de la transición a la democracia. La presidencial de 2005 concentró y polarizó un voto que estuvo disperso durante casi dos décadas pero lo hizo de manera distinta a lo que sucedió en los años 1950. En los años de la Revolución nacional, el voto estaba polarizado entre el MNR y FSB pero en unos niveles de tal desequilibrio que el oficialismo nunca se vio en la necesidad de tomar en cuenta las exigencias, reivindicaciones o inquietudes de la oposición conservadora. En cambio, el dominio del MAS en el escenario partidario (casi duplica la votación del segundo en la presidencial y la triplica en la Asamblea Constituyente) oculta un tenso equilibrio entre dos visiones antagónicas sobre la sociedad, la economía, 143 144 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" la cultura y la política del país, cada una reuniendo cerca de la mitad del electorado. Por otro lado, hoy como nunca antes en los últimos quince años, el voto ocupa un lugar frágil ante el empuje de corrientes que minimizan su importancia frente a formas alternativas de “democracia”. De ser el único instrumento para acceder al gobierno, la piedra fundamental sobre la cual se construye la democracia, ahora debe competir con otras modalidades, que por ejemplo señalan que las autoridades pueden ser designadas por “usos y costumbres” ajenos al voto. Asimismo, los actores desconfían de los mecanismos representativos y dudan sobre los partidos, lo que explica el entusiasmo que provocó el ingreso de las agrupaciones ciudadanas, el referéndum, el desinterés por establecer un balance de la Ley de partidos o la voluntad de eliminar la subvención pública, ya recortada y entregada en su administración a la Corte Nacional Electoral. Por último, como sucedió en los años revolucionarios del MNR, amplios sectores ligados al MAS consideran que la democracia es bastante más que un sistema de normas y reglas para definir la alternancia en el gobierno a través de elecciones o de pesos y contrapesos institucionales y que su definición pasa por el tipo de políticas públicas que se ejecutan o por los ideales de justicia social que debiera promover el gobierno. La distinción entre ambos niveles es fundamental: en el campo partidario, se nota el dominio del MAS ante una oposición dispersa, en el campo electoral, se enfrentan dos bloques de tamaño equivalente. Este punto es fundamental para comprender la evolución de la política boliviana en el período que se abre en 2005: ella explica porqué el gobierno elegido con el mayor porcentaje de la historia democrática del país confrontó tantas dificultades para plasmar sus prioridades en políticas públicas y tuvo quizá más complicaciones que una gestión como la primera de Sánchez de Lozada, cuya votación estuvo casi 20 puntos por debajo de la de Morales, pero que logró ejecutar los principales puntos de su programa (capitalización de las empresas públicas, reforma educativa, descentralización municipal, etc.). Para concluir, es importante analizar el lugar que ocupa hoy el sufragio en la democracia boliviana. Por un lado, ha conquistado una innegable legitimidad. La ciudadanía confía en los procesos electorales, lo que se traduce en altos niveles de aprobación al organismo electoral16. Los votantes eligen autoridades que hasta hace unos años eran designados, como los prefectos, el referéndum se ha convertido en una herramienta de uso frecuente, tanto en la práctica como en la retórica política. Prueba de su innegable asentamiento, en la Asamblea Constituyente se debatieron muchas propuestas para extenderlo para elegir desde concejales hasta autoridades judiciales o miembros de los organismos electorales, sin olvidar la revocatoria del mandato. Se trata al mismo tiempo del reflejo de una tendencia que exalta visiones de participación directa de la democracia. 16 Cf . Encuesta de Mori, mayo de 2006. 145 La presente edición se terminó de imprimir en el mes de septiembre de 2007, en los Talleres de Artes Gráficas Editorial "Garza Azul" Teléfono 2232414 - Casilla 12557 La Paz - Bolivia 146