Ingenieria y Política - CICCP - Colegio de Ingenieros de Caminos

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Ingenieria y Política - CICCP - Colegio de Ingenieros de Caminos
Ingenieria y Política
Ángel Mario Carreño
DESCRIPTORES
REINADO DE ISABEL II
CONSTITUCIÓN DE 1876
PROCESO DE LOS INGENIEROS DE MOSCÚ
SEGUNDA REPÚBLICA
GUERRA CIVIL
GOBIERNOS DE FRANCO
GOBIERNO DE TRANSICIÓN
JUAN CARLOS I
Cuando acepté el encargo de aportar este trabajo a la revista “IT”, lamenté no poder asistir a unas clases que, el profesor
Alex Hills de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburg dictó en la Universidad Austral de Chile a finales del pasado mes
de noviembre. Y ello porque el señor Hills, master en ingeniería eléctrica, explica a sus alumnos en aquella Universidad estadounidense la asignatura de Ingeniería y Política Pública.
Más próxima geográficamente, si bien más lejana temporalmente, está la Atenas decadente de finales del siglo V y comienzos del IV a.C. en que Platón se plantea en la República
cuál es la mejor forma de gobierno y quiénes los mejores gobernantes. Y manifiesta “(…) desde tiempo atrás en mi juventud, sentía yo lo que sienten tantos jóvenes. Tenía el proyecto
para el día en que pudiera disponer de mí mismo de entrar en
seguida por la política”; y al ver el filósofo a los hombres que
llevaban a Sócrates a los tribunales y los que llevaban la política, continúa: “cuanto más consideraba las leyes y las costumbres y más iba avanzando en edad, más difícil me fue pareciendo administrar bien los asuntos de Estado”; y llega a la
conclusión de que los mejores gobernantes serían los filósofos,
como amantes del saber.
Afortunadamente, al menos para mi trabajo, las Escuelas de
Ingeniería han logrado, desde comienzos del siglo XIX, formar
ingenieros amantes del saber en la acepción de Platón que han
destacado no solo en su especialidad sino también cuando se
dedicaron al servicio público desde la política. Aunque la primera Escuela de Ingeniería creada en España fue la de Minas,
en Almadén, por Carlos III en 1777, según el precedente de la
de Friburgo en Sajonia, sería la de Caminos en 1802, por iniciativa de Agustín de Betancourt siguiendo el modelo de L’École de Ponts et Chaussées francesa, la que tendría los primeros
ingenieros políticos. Ambas fueron por tanto las únicas que formaron ingenieros durante el azaroso reinado de Fernando VII,
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en el que las inquietudes liberales de los alumnos y primeros ingenieros de caminos motivaron el cierre y consiguiente suspensión de los estudios en dos períodos y, por ello, pocos pudieron
ser los ingenieros integrantes de las primeras promociones de
nuestra Escuela y menos aun los que, además de dedicarse al
ejercicio de la profesión, ejercieron actividades políticas.
Pero si los estudiantes de Minas en Almadén, lejos de la
vida y avatares de la Corte, se dispersaban por la geografía
española y la americana para, al concluir sus estudios, ejercer el trabajo en las explotaciones mineras, desde Almadén a
Riotinto, Somorrostro, Asturias, Nueva España, a los de Caminos, próximos a la gestión e intriga política, la severa formación recibida en la Escuela los templaba, no solo para emprender la costosa tarea de dotar de infraestructuras al país,
entonces tan carente, sino que en sus aulas se llevaba a cabo
la forja de caracteres en la más sabia disciplina.
No es, pues, extraño que, desde el origen de la Escuela, un
ingeniero de la promoción de 1807, Juan Subercase, abra la
larga lista de los ingenieros que se dedicaron a tareas políticas, compatibilizándolas o no con el ejercicio de su profesión.
Subercase (Fig.1), diputado en 1820, fue director de la Escuela, al reabrirse ésta, durante once años, y su trabajo contribuyó decisivamente al prestigio alcanzado por el centro. Ya con
el normal desarrollo de las actividades escolares, es nuevamente diputado en 1834 y, tras un largo intervalo, retorna a
la Cámara en 1851 y 1853.
En ese período intermedio los incidentes de los alumnos,
entre los que se encontraba Sagasta, que se negaron a firmar
un escrito de apoyo a la reina Isabel II, y el respaldo del gobierno a los alumnos provocaron su dimisión. Rehabilitado
moral y prácticamente, acepta en 1851 la Dirección General
de Obras Públicas y se le reintegra a la Dirección de la Escuela en 1855, falleciendo al año siguiente.
Reinado de Isabel II
El Estatuto, que no Constitución, de 1834 crea la Cámara de
los Próceres de designación real y la de Procuradores elegidos
por votación, y pronto tienen continuidad los ingenieros de caminos en la segunda Cámara: Larramendi, Esteban, Marcoartú y Pedro Miranda, éste estudiante en París en Ponts et Chaussées, aunque no obtuvo el título por su condición de extranjero, y que fue Secretario de la Reina, Alcalde de Madrid y Director de Caminos y Canales. En 1840 será también diputado
Joaquín Núñez de Prado, que continuaría siéndolo hasta 1876
por Almazán en todas las legislaturas. Y en este período tenemos los primeros ingenieros de minas diputados y senadores:
Rafael Cabanillas Malo, nacido en Almadén en 1778, sería diputado en 1834 y en varias legislaturas sucesivas hasta 1846,
en que es senador. Fue también Director General de Minas. El
ingeniero de minas por Friburgo Lorenzo López Pardo es también diputado en 1837, 1839 y 1840. Entre las biografías de
ingenieros distinguidos publicadas con motivo del I Centenario
de la Escuela de Minas se dice de él que, sin dejar de ser hombre de ciencia, pudiera acusársele de ser demasiado político,
y cuando se le cesa en la carrera científico-administrativa se
corta su brillante porvenir, cuando había conquistado el primer
puesto en una corporación distinguida.
Fig. 1. Juan Subercase.
Fig. 2. El primitivo Congreso de Diputados. 1845. Iglesia Espíritu Santo. Fotografía: Oronoz.
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Fig. 3. Práxedes Mateo Sagasta. Fuente: A. Rumeu de Armas, Ciencia y tecnología en la España ilustrada, Madrid, Colegio de Ingenieros de Caminos, 1980.
Fig. 4. Monumento a José Elduayen en el puerto de Vigo.
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Coincide el inicio de la segunda mitad del siglo XIX con la
primera promoción de Ingenieros de Montes de la Escuela
creada en Villaviciosa de Odón en 1846 y las Escuelas de Industriales y de Agrónomos comienzan su andadura, en 1850
y 1856 respectivamente, y aunque todo este período lo ocupa en gran parte políticamente, y hasta abrumadoramente, la
figura de Práxedes Mateo Sagasta, no podemos olvidar otros
ingenieros destacados políticos.
Concluidos sus estudios en 1849, ejerce Sagasta su profesión durante varios años en Zamora, de donde, en 1854,
es por primera vez diputado. Tras perder las elecciones en
1856, lleva a cabo una intensa actividad revolucionaria y periodística, e ingresa en la Masonería durante su exilio. Tras la
caída de Isabel II se incorpora plenamente a la política, siendo diputado hasta 1901, ministro desde 1868 en múltiples
gobiernos y ministerios y Presidente del Congreso de Diputados. Después de la muerte de Alfonso XII, en 1885 firma con
Cánovas el denominado “Acuerdo del Prado”, por el que pactan la alternancia pacífica en el gobierno durante la minoría
de edad de Alfonso XIII.
En 1857 son también diputados por primera vez José Elduayen, Constantino Ardanaz y Jorge Loring Oyarzábal. Éste, Ingeniero Civil por la Universidad de Harvard, formó con
Larios y Heredia un poderoso triángulo financiero y político
en Málaga; fundó el “Correo de Andalucía”, construyó el ferrocarril Málaga-Córdoba, co-fundó el Banco de Málaga, llevó a cabo importantes explotaciones mineras y fue diputado
y senador. Por su matrimonio con Isabel Heredia enlazó con
esta familia, cuyo padre, Manuel, procedía, como Martín Larios y Sagasta, de Cameros; y por su matrimonio con Isabel
Livermoore fue cuñado del Marqués de Salamanca. Por su origen riojano, el de Loring a través de su consorte, y de su afiliación a la masonería, tuvieron gran relación con Sagasta, lo
cual no era óbice para que al matrimonio Loring-Heredia les
visitara con frecuencia Cánovas, al igual que lo hacían Salamanca, Dato y Silvela, en la magnífica finca y palacio La Concepción, famoso por su jardín tropical y su espléndida colección de incunables, subastada en París en 1891, de los cuales diez están hoy en la Biblioteca Nacional.
Elduayen, de la promoción de 1844, fundador con otros
compañeros de la “Revista de Obras Públicas” en 1853, se
dedica desde su primera elección como diputado exclusivamente a la política. Con el general Serrano es ministro de Hacienda en 1872 y traba gran amistad con Cánovas, en cuya
Unión Liberal se integra, y recibe de él la encomienda de llevar a Alfonso XII el manifiesto que ha de pronunciar, acompañándole en su entrada a Barcelona. Recibe del monarca el
título de marqués del Pazo de la Merced y es ministro en varios gobiernos, así como presidente del Senado en 1896.
En 1851 coinciden en la Escuela Gabriel Rodríguez Benedicto y Eduardo Saavedra, en su último curso, con Echegaray,
que concluiría dos años más tarde, constituyendo los tres una
importante aportación al profesorado de la Escuela y a la res
política. El primero fue diputado, senador y, su cargo más importante en el gobierno, subsecretario de Hacienda, y rechazó ofrecimientos para otros cargos: de su amigo Echegaray
Fig. 5. Sepulcro de Sagasta. Panteón de Hombres Ilustres.
Basílica de Nuestra Señora de Atocha.
entonces ministro de Fomento, de Castelar la Intendencia de
Cuba, y de Cristino Martos el de Comisario del Almirantazgo.
Su compañero de promoción Saavedra es, con Echegaray, en
1869, Director General de Obras Públicas; posteriormente se
separa de la política y se dedica a sus importantes trabajos como arabista e historiador, aceptando en 1895 el cargo de Senador en representación de la Real Academia de la Historia.
También Echegaray, colaborador de Subercase en la Escuela, siente pronto la inquietud política, y tras la revolución
de 1868 es diputado por Ávila y Director General de Obras
Públicas, y en un gobierno presidido por Prim coinciden nada menos que tres ingenieros de caminos: Ardanaz, Sagasta
y Echegaray. Es de nuevo ministro de Fomento en 1872 y al
año siguiente de Hacienda, en el primer gobierno de la República; en 1880 crea con Salmerón y Martos el Partido Republicano Progresista, y aunque se retira de la política activa
tras reconocer Martos la monarquía de Alfonso XII, se mantiene como senador vitalicio, e incluso vuelve a ser ministro de
Hacienda en 1905.
El ingeniero industrial Cipriano Segundo Montesinos, duque de la Victoria, que había sido Director General de Obras
Públicas en 1855 y 1856, autor de la Ley de Ferrocarriles y
de la primera Memoria de la situación de las obras públicas
en España, es el primero de la especialidad elegido senador,
mientras que en la Cámara baja lo son Vicuña y José Canalejas Casas, éste ingeniero industrial por Lieja.
La Constitución de 1876
Por primera y única vez se cita en esta Constitución española a
los ingenieros. En ella el Rey preside el ejecutivo, puede disolver las Cortes y está facultado para la elección de algunos senadores, y entre ellos Inspectores Generales de los Cuerpos de
Ingenieros de Caminos, Minas y Montes, con la condición de
que disfruten de 7.000 pesetas anuales de renta o de sueldo.
Este reconocimiento “de Clase” tuvo como consecuencia
una mayor atracción de los ingenieros hacia la actividad política, y así hay once ingenieros diputados en 1881, quince
en 1886 y 1891 y dieciséis en 1897, entre éstos el industrial
Boixader, los agrónomos Botija, Alonso Martínez y Allendesalazar, de montes Torres Vega y Benigno Quiroga, y de caminos Alberto Bosch, sin olvidarnos de mencionar algunos
Fig. 6. Manuel Allendesalazar. Presidente del Senado, 1919.
que obtuvieron su título en universidades extranjeras al igual
que el ya citado Loring. Tal es el caso de Agustín Díaz Gutiérrez, conde de Malladas, licenciado en Gante, diputado en
varias legislaturas y senador vitalicio, y de José Díaz Agero,
ingeniero por Lovaina, también diputado y senador.
Manuel Allendesalazar y Muñoz de Salazar es hasta ahora, junto a Sagasta, el más importante ingeniero político, como acredita su rica biografía. Ingresa en el Cuerpo de Agrónomos en 1879; en 1894 es diputado, senador en 1898 y alcalde de Madrid en 1900. Gran amigo de Silvela, es con él
ministro de Hacienda y de Instrucción Pública, siéndolo posteriormente con Maura de Agricultura y de Obras Públicas y
más tarde de Gobernación y de Estado. Senador desde 1898,
tres años después es elegido Presidente del Senado, cesando
para presidir el Consejo de Ministros y, nuevamente, en 1921,
tras la muerte de Dato, volver a dicha presidencia.
Los ingenieros de montes Quiroga López y Navarro Reverter fueron también diputados y ministros, el primero de
Gobernación en 1906 y el segundo de Hacienda en tres ocasiones. Finalmente, con el ingeniero de caminos Alberto Bosch
cerramos la relación de los ministros de finales del XIX e inicios del XX. Este es otro de los diversos ingenieros de caminos
que alcanzaron la Dirección General de Establecimientos Penales, siendo alcalde de Madrid en dos ocasiones y en 1895
ministro de Fomento.
Durante el reinado de Alfonso XIII, además de los ya citados, forman parte del gobierno en alguna ocasión Salvador
Amós, Francisco de Federico y Emilio Ortuño, y durante el
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primer cuarto del siglo XX se reduce considerablemente la participación de ingenieros en la vida política. Tras la primera
guerra mundial se celebran congresos de ingeniería en Alemania, Francia y Gran Bretaña para impulsar la reparación
de los daños de aquélla, y pronto España, carente entonces
de muchos productos básicos para su industria y desarrollo,
con una intensa situación conflictiva debida, entre otras razones, al crecimiento de los movimientos separatistas en el País
Vasco y Cataluña, que hace pedir en un editorial de El Liberal: “Por la paz del país. Serenidad en todos”, inauguraba el
Congreso Nacional de Ingeniería, convocado por el Instituto
de Ingenieros Civiles, para decir al país en dónde está su verdadero florecimiento y progreso.
En estos tiempos revueltos es elegido diputado por Durango en 1918 el ingeniero de caminos Ignacio Rotaeche, que
tendría un destacado papel en el PNV, alcanzando en 1929 la
presidencia del Euskadi Buru Batzar. Posteriormente la unión
del PNV a los republicanos y comunistas provocó su salida de
España al exilio argentino, siendo quizás esa disidencia la
causa de que en la galería de retratos de presidentes del EBB
que existe en el Archivo del Nacionalismo en Artea-Arratia no
figure el de Rotaeche, o al menos así era en mi visita al citado
archivo el 6 de febrero de 2002.
Las circunstancias políticas y sociales no mejoran, y en
1923 se produce el golpe militar de Primo de Rivera, quien,
dos años más tarde, convierte el gobierno en Directorio Civil.
Se suprimen Congreso y Senado, dándose la circunstancia de
que en 1923 el ingeniero de caminos Fernando Gallego de
Chaves, marqués de Quintana y conde de Santibáñez del Río,
solicita su nombramiento de senador, deseo naturalmente fallido, y queda así en la historia del Senado como “candidato”.
En el gobierno civil de Primo de Rivera entra como ministro de Fomento Benjumea Burín, desde 1921 conde de Guadalhorce por sus trabajos en la presa del Chorro sobre aquel
río, y durante los cinco años que ejerció el cargo se crearon
las Confederaciones Hidrográficas, Junta Central de Puertos,
Consejo de la Energía y el Plan Preferente de Urgente Construcción de Ferrocarriles, cuyos avatares y dificultades económicas continuarían hasta la creación de Renfe en 1941 e incluso bastantes años más. Exiliado a Argentina en 1931 es,
a pesar de ello, elegido diputado en 1933, aunque no regresa a España hasta 1947.
Él y sus colaboradores Faquineto, primer Director General
de Ferrocarriles, y Gelabert, de Obras Públicas, son designados
miembros de la Asamblea Nacional, que en 1927 sustituye, sin
capacidad legislativa ni oposición, al Parlamento, al igual que
Machimbarrena, Sánchez Cuervo, Víctor Pradera, Lorenzo Pardo, Usabiaga Lasquibar, Morenés y Elorrieta, entre otros.
El proceso de los ingenieros de Moscú
Representa este caso la actuación político-ingenieril de la
oposición a un régimen y gobierno. Durante cinco años, desde finales de 1925, en que se constituye el Centro de Ingenieros en Moscú, hasta que en diciembre de 1930 son juzgados como responsables de espionaje y sabotaje ocho ingenieros rusos, una parte de los titulados, que en el inicio eran
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cincuenta y en 1928 ya ocho mil, intentaron la caída del gobierno de la URSS con, según declararon en el juicio, la ocultación de yacimientos mineros valiosos, encarecimiento de su
explotación, boicot en el funcionamiento de los ferrocarriles
fronterizos y en la industria metalúrgica… y todo ello en conexión con el Comité de Industria y Comercio, compuesto por
industriales rusos del zarismo en París. La actuación de aquéllos encontró la simpatía en Francia y en Gran Bretaña, pero
el retraso en la ejecución del plan y su descubrimiento en
agosto de 1930 dieron lugar a la detención de su máximo dirigente, Leonidas Ramsin, profesor de la Politécnica de Moscú, y de otros siete compañeros. Aun cuando cinco de ellos
fueron condenados a muerte no deja de sorprendernos que
pocos días después de la sentencia ésta fuera sustituida por
10 años de prisión para aquellos cinco.
La Segunda República
Tras las elecciones municipales de 1931, se forma el gobierno provisional de la República, que convoca elecciones legislativas para junio, y el resultado de éstas convierte el Congreso de Diputados en una auténtica torre de Babel de partidos, de lo que es fiel reflejo el que los ocho ingenieros de caminos que obtienen acta pertenecen nada menos que a ocho
formaciones políticas: Gómez Jiménez, conservador republicano; Becerra Fernández, radical centro; Lozano, socialista;
Martín Martín, agrario; Oreja, tradicionalista; Salmerón, republicano radical socialista; Velao, acción republicana de izquierdas; y Santa Cruz, republicano autónomo. Pocos años
después su suerte fue tremendamente dispar, pues Becerra es
ministro de Agricultura y de Justicia y Trabajo en los gobiernos de Portela Valladares; Lozano fusilado en 1936; Oreja
asesinado tras la revolución de octubre del 34; Salmerón, último Director de Obras Públicas con Albornoz, fallece al regreso de una misión en Francia, a donde había sido enviado
con Dolores Ibarruri para conseguir ayuda económica y de
toda índole para el gobierno republicano; Velao es ministro
de Obras Públicas en 1936 y posteriormente también en el
gobierno de la República en el exilio.
En este período destaca en Cataluña el ingeniero agrónomo Carles Pi y Sunyer, ministro de Trabajo y de Cultura en el
gobierno de la Generalitat; en 1934 y 1936 es alcalde de
Barcelona, y posteriormente, exiliado a la conclusión de la
guerra, preside el Consell Nacional de Cataluña.
Miembro significado de las fuerzas políticas republicanas
es el ingeniero industrial e insigne historiador Salvador de
Madariaga, delegado español ante la Sociedad de Naciones
en Ginebra, embajador de España en Estados Unidos y ministro en 1934. Excepcional colaborador de Indalecio Prieto,
enemigo declarado de gran parte del Cuerpo de Caminos,
fue Lorenzo Pardo, autor del Plan Nacional de Obras Hidráulicas, nunca aprobado por el Congreso, que dimite en
1933 como Director de Obras Hidráulicas al ser elegido diputado por Las Palmas. Fue uno de los ingenieros que durante la guerra se acogió al asilo de una embajada, la de
Chile. Los gobiernos y sucesos políticos se suceden vertiginosamente y el golpe de Sanjurjo y la revolución de octubre del
34 tuvieron consecuencias, con expulsiones de los escalafones, destierros y exilios de los que participaron, o se consideró que lo habían hecho, en aquellos acontecimientos. Y
poco antes del inicio de la guerra civil es ministro de Agricultura, Industria y Comercio el ingeniero industrial vasco
Usabiaga Lasquibar.
La Guerra Civil
La tremenda lucha fratricida que se desarrolló en España entre 1936 y 1939 tuvo gravísimas consecuencias directas en
personas y bienes, y duraderas secuelas. Bástenos señalar que
entre el 18 de julio de 1936 y el 1 de abril de 1939 murieron
sesenta y dos ingenieros de caminos, la mayoría en acción
violenta y los menos en acción de guerra, lo cual suponía el
5 % del total del Cuerpo. En cuanto a los cuantiosos daños en
infraestructura, dieron pie a la aprobación de un denominado
“plan para la zona liberada”, aprobado por ley el 11 de abril
de 1939, que tuvo un segundo plan para el resto en 1941.
Gobiernos de Franco
Del primer gobierno forman parte los ingenieros de caminos
Peña Boeuf y González Bueno, así como el ingeniero naval de
la primera promoción de la Escuela, creada en 1922, Juan
Antonio Suances, fundador y primer presidente del INI. La participación de ingenieros en los quince gobiernos de Franco lo
ha sido en todos salvo entre 1956 y 1957: Rein Segura, Cavestany y Cánovas en Agricultura; López Bravo en Industria y
Asuntos Exteriores; López de Letona también en Industria;
Mortes en Vivienda, García Ramal en Relaciones Sindicales y
Valdés en Obras Públicas.
Durante este período las Cortes están formadas por procuradores natos en virtud de sus cargos en la Administración,
designados por el Jefe del Estado y elegidos por el Municipio,
el Sindicato vertical y la familia, siendo este tercio el único por
sufragio directo restringido, y como consecuencia de ello son
numerosos los ingenieros incorporados a ellas.
En las dos legislaturas de gobiernos de Aznar han desempeñado carteras ministeriales Álvarez Cascos, vicepresidente
y ministro de Presidencia y de Fomento, Mayor Oreja, Pimentel y Jesús Posada, que, anteriormente, había presidido la Autonomía de Castilla y León.
Al recuperar el PSOE el gobierno en el año 2004 forma
parte de él, en este caso una, ingeniero industrial, Elena Salgado, primero ministra de Sanidad y Consumo y después de
Administraciones Públicas.
Consideraciones finales
Al concluir el siglo XX tenemos dos significativos ejemplos de
ingenieros políticos extranjeros; uno de ellos con final desafortunado, el agrónomo Alberto Fujimori, presidente de Perú durante diez años, hasta el año 2000; otro, Abdul Kalam, aeronáutico y eminente científico que, desde el 25 de julio de
2002, dirige como presidente la India hacia el objetivo 2020
de nación desarrollada a través de la Visión Tecnológica.
¿Y qué ocurre en España? En la actual legislatura tan solo cinco ingenieros ocupan escaño en el Congreso, escaso
número algo compensado por los once senadores también
ingenieros. Es sorprendente que a mayor número de escuelas y de ingenieros, éstos, que están desempeñando muy diversos e importantes cargos en banca, compañías de seguros, informática etc., aparentemente alejadas de su profesión, no se sientan atraídos por la política, donde su capacidad de dirección y aptitud para la gestión debieran encontrar un campo de actuación.
Cuando Leopoldo Calvo Sotelo se preguntaba, en su discurso de ingreso en la Real Academia de Ingeniería, ¿qué somos?, ¿qué debemos ser? ¿qué podemos ser los ingenieros en
el siglo XXI?, mi respuesta es que algunos deben ser políticos
en pleno ejercicio.
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Ángel Mario Carreño
Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos
Ex Diputado
Gobierno de transición y Juan Carlos I
Bajo la presidencia de Arias Navarro se constituye el primer
gobierno de la transición, que es el de mayor participación
de ingenieros de caminos en particular y de ingenieros en general, ya que están en él Villar Mir como vicepresidente y ministro de Hacienda, Calvo Sotelo, Virgilio Oñate, Antonio
Valdés, Francisco Lozano y el industrial Martín Villa.
Desde entonces ha habido ingenieros en todos los gobiernos, incluido el actual, y así en la etapa de UCD Leopoldo
Calvo Sotelo es ministro en varios ministerios, vicepresidente
y presidente del gobierno; Martín Villa y Fernando Abril también vicepresidentes y ministros y, finalmente, Sánchez Terán
y Lamo de Espinosa.
Durante los 14 años de gobierno de Felipe González han
sido sucesivamente ministros los industriales Julián Campo, de
Obras Públicas, y Majó, Croissier y Aranzadi, de Industria. Por
primera vez en 1991 es un ingeniero aeronáutico ministro, José Borrell, de Obras Públicas y Urbanismo, y se cierra esta etapa con el industrial Gómez-Navarro en Comercio y Turismo.
Bibliografía
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