premios hacete la crÃtica 2015
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HACETE LA CRÍTICA CONCURSO NACIONAL DE CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA “RONALD «RONNY» MELZER” WWW.ALVERVERAS.COM.UY 2015 HACETE LA CRITICA CIERRE DEL CONCURSO NACIONAL DE CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA “RONALD «RONNY» MELZER” 2015 El jurado integrado por: Rodolfo Santullo (ECU), María José Olivera (Al ver, verás) y Guillermo Zapiola (Cinemateca Uruguaya) en virtud de la propuestas recibidas para su análisis resuelve otorgar los siguientes premios y mención. PRIMER PREMIO Julia Peraza por “De a dos mejor”, crítica de El Casamiento (Aldo Garay) 2.000 $ + un pase por un año de Cinemateca Uruguay SEGUNDO PREMIO Brunella Tedesco por “Sólo esta vez en Salto”, crítica de Tanta Agua (Ana Guevara y Leticia Jorge) 1000 $ + 10 películas editadas y distribuidas en Dvd por BuenCine MENCIÓN El jurado propuso y los organizadores aceptaron dar la una Mención a Nicolás Erramuspe Tejera por “Beagle, o cómo evolucionar en una F-100” crítica de Rincón de Darwin (Diego Fernández). Este concurso buscó reconocer y difundir el pensamiento analítico en torno a la creación cinematográfica. El mismo es convocado por el sitio web: “Al ver, verás” con el apoyo de la ECU, Cinemateca Uruguaya, La isla desierta, BuenCine y el ICAU. - WWW.ALVERVERAS.COM.UY PRIMER PREMIO GANADORA: JULIA PERAZA TÍTULO: “DE A DOS MEJOR” PELÍCULA: EL CASAMIENTO (ALDO GARAY) - - - Ignacio y Julia viven en una casa pequeña y agrietada en la zona rural de Montevideo. Ambos están ya entrados en años y comparten sus ratos de ocio y tranquilidad así como sus momentos difíciles, y de estos han tenido varios. El Casamiento se zambulle en la intimidad de esta pareja trans acercándonos a su día a día en un retrato singularmente emotivo. Los preparativos que los protagonistas realizan minuciosamente para su matrimonio orientan el documental, que se sostiene en base a charlas con la pareja y el registro de pequeñas acciones plenas de significado. El punto de vista escogido por Aldo Garay (El Círculo, Cerca de las nubes, La Espera) consigue transmitirnos la imagen de una pareja que se encuentra aislada de los demás, recluida en su propio universo, lo que conforma un posicionamiento diferente. En este sentido, resulta fundamental el trabajo de montaje que propone la película: se elige de combinar los planos íntimos de la convivencia de Ignacio y Julia con otros muy generales que muestran una ciudad que les es ajena. También abundan a lo largo del metraje muchos registros del exterior de la casa de la pareja, enfatizando la idea de un mundo íntimo creado por ellos, donde su mutua compañía es suficiente. Se podría decir que los protagonistas son marginados, no solo en relación a su pobreza, también teniendo en cuenta la condición transexual de Julia. De esta manera, la elección de retratarlos apartados de los demás constituye una postura. Se trata, a fin de cuentas, de cómo dos personas rechazadas por la sociedad mediante la unión consiguen salir adelante. Así es como el compañerismo entre estos dos ancianos atraviesa toda la película. No solo lo vemos en imágenes, también está en boca de los protagonistas cuando ponen en palabras su vínculo. Como repiten tanto Julia como Ignacio ellos no estarán más solos y hoy tienen con quién pasar la WWW.ALVERVERAS.COM.UY navidad. Ahora bien, no se muestran las circunstancias de la pareja constituida tan solo como un elemento fortuito. El documental se encarga de reflejar la forma en que muchos de los gestos que los protagonistas realizan tienen su “detrás de escena”. Se observa, por ejemplo, cuando Julia va a comprar una torta para el cumpleaños de Ignacio; Garay se podría haber quedado simplemente con el momento del regalo, pero decide acompañarla en la búsqueda del presente adecuado para luego registrar una escena totalmente conmovedora. situaciones en la vida de una persona, el concepto se hace carne. La mirada puesta en juego en el film de Garay presenta similitudes con la ficción, haciendo difusos sus límites con lo documental. En este sentido, El Casamiento se puede inscribir en un grupo de películas con una perspectiva íntima, de historias mínimas y pequeños gestos. Obras que proponen una búsqueda en el lenguaje documental, nuevas formas de concebirlo y abren la brecha para que en Uruguay se haga cine variado y con diferentes acercamientos. Otra forma de mostrar Por Julia Peraza Julia cierra las cortinas y comienza a afeitarse, vemos por primera vez un detalle revelador de su pasada condición masculina. La cámara se concentra en su imagen en el espejo, un elemento que se reitera a lo largo de la película: elle aparece desdoblada, multiplicada en varias Julias a través de los reflejos en que se mira. Se pone aquí en perspectiva un elemento como la imagen propia pero principalmente se dialoga sobre la identidad. Las concepciones sobre lo femenino y lo masculino son temas que se tocan de forma sutil en el transcurso de la película, mediante imágenes, sin la necesidad de palabras o discursos afectados. Y es este último aspecto algo totalmente remarcable del film. La homosexualidad no es aquí el tema central, ni se trata mediante un método típico de denuncia o un planteo ideológico que se impone. Hay una confianza en la imagen por parte del director y en lo que es capaz de transmitir y dejar en el espectador, un ingrediente que se agradece. El retrato busca ingresar de forma visual en el territorio íntimo del vínculo de una pareja, no mediante el habla, centrándose en pequeños detalles, sus manos, sus miradas, todo con una humanidad y una ternura desbordantes. La historia es muy pequeña, dos personas que van a contraer matrimonio, pero a través de este acontecimiento se logra hablar y cuestionar grandes temas universales como la pareja, el compañerismo, lo femenino y masculino, la marginación, la vejez y las nuevas oportunidades en la vida. De esta manera, El casamiento contiene una propuesta atípica, conjugando elementos paradigmáticos del documental como es la entrevista, con registros de los protagonistas en acciones aparentemente poco relevantes, pero que mediante adición van construyendo un panorama del particular universo de la pareja. Hay que agregar también los elementos performáticos que los retratados realizan para la cámara, como cuando Julia hace un recuento de fotografías de su pasado, mientras relata las circunstancias en que fueron tomadas. O cuando Ignacio exhibe las opciones para su traje de bodas. Esta mixtura agujerea de cierta forma la concepción de no-ficción que ha dominado durante décadas en Uruguay, donde se abordan temas complejos y relevantes históricamente a través de entrevistas a los protagonistas y material de archivo. Se presenta aquí una forma diferente de aproximarse al documental, no menos válida, donde se indaga en lo particular para hablar sobre algo general. Las conclusiones a las que puede arribar el espectador se producen a partir de WWW.ALVERVERAS.COM.UY SEGUNDO PREMIO GANADORA: BRUNELLA TEDESCO TÍTULO: “SÓLO ESTA VEZ EN SALTO” PELÍCULA: TANTA AGUA (ANA GUEVARA Y LETICIA JORGE) Cabizbaja, nauseabunda, decepcionada. Lucía (Malú Chouza) se apoya contra una valla afuera del baile de Salto y espera estar sola para llamar a su padre. Él, Alberto (Néstor Guzzini), aparece al poco rato, levanta a la quinceañera embriagada de los brazos y la sienta adentro del auto. "Vos también" le dice a Madelón (Sofía Azambuya), su "amiga", un poco más grande, más suelta, más mujer. ca el contraste con los momentos de disfrute, cuando se siente como la adolescente que quiere ser o cuando se le conceden los caprichos de la pequeña que sigue siendo. Alberto, en tanto, exhibe un logrado despotismo paternal y comunica a través su mirada expectante el esfuerzo y la decepción de edificar una relación que ya no es o que nunca fue. Es ese momento, con sus posteriores vómitos y reproches, el que instala el conflicto en Tanta Agua (2013), ópera prima de Ana Guevara y Leticia Jorge, que ya en su hora y poco anterior había establecido una tensión ubicua entre padre, hija y Federico (Joaquín Castiglioni), el tercero de un clan escindido por el divorcio. Una tensión que, aunque tiñe sus vacaciones lluviosas, nunca llega al punto de ebullición, nunca se hace insoportable ni paralizante, sino que se percibe como la mera incomodidad de desconocerse entre sí. Ese lugar que él necesita en la vida de sus hijos, claro móvil de las vacaciones en Salto, le es denegado por la figura de la madre, la cual, ausente físicamente excepto por una efímera aparición al inicio del film, se hace presente en elipsis elocuentes y precisas como las viandas de Lucía y las costumbres alimenticias de Federico. Así, el agua, trascendiendo su rol como elemento de utilería, se salpica hacia toda la película, no sólo en la acción de sus personajes, sino también en su paleta de colores lavados, en su ambientación de un interior del país estancado en el tiempo, y en su fotografía de planos sostenidos, suaves, que no buscan deslumbrar por su belleza sino por su sencillez, concentrándose en captar la sutileza de una mirada, el significado tras un gesto. Esa disolución, no obstante, le impide a Tanta Agua adquirir un ritmo atrapante y lo restringe a una sobreabundancia de escenas que no hacen avanzar la acción, sino que reafirman un ánimo ya establecido, pecando de redundantes en procura de hacer evidente la dinámica disfuncional de la familia y el aburrimiento que padecen sus miembros. Aunque deseado y logrado, el uso del tedio que genera tedio se convierte en el mayor desacierto de las directoras, quienes sustentan el nexo entre protagonistas y espectadores en una sensación volátil, distraída, en vez de apelar a un repertorio de emociones más poderosas con las cuales podrían maniobrar. De la misma forma, el agua sigue estando aún después de desaparecer la lluvia, humedeciendo el suelo y manteniendo esa óptica melancólica y lánguida en la que tanto Lucía como Alberto buscan sus pequeñas victorias. Sin embargo, con su foco en la primera, la película intenta retratar un punto de quiebre sutil en la vida de casi toda adolescente, aquel en el que la autonomía, los derechos (y no las responsabilidades) de los adultos y la sexualidad se convierten en el objetivo, amén de un camino escabroso. Tanta Agua no es, sin embargo, un coming of age. Esa borrachera adolescente, ese romance fallido y esa amistad traicionera no la conducirán de la mano a la madurez, sino que sólo serán el inicio, un recuerdo que, dentro de diez años, le obligará a bajar la cabeza en vergüenza o sonreír para sí misma en complicidad. Por el momento, Alberto le continuará cubriendo los pies al dormir, porque aunque Lucía se sumergió, no se ahogó. Por Brunella Tedesco En otra línea, el guión, honesto y sin pretensiones, se vale de esa parsimonia para trasladar el protagonismo de Alberto a Lucía, acompañando así su paulatina transformación de niña a no tanto. Sin embargo, más allá de la progresión de la historia, ambos mantienen a lo largo del largometraje cualidades distintivas que los dotan de un carácter natural, empero distintivo. La voz grave y nasal de Lucía, aunque sus diálogos a veces suenen forzados, hace aún mayor su tedio y, a la vez, amplifi- WWW.ALVERVERAS.COM.UY MENCIÓN GANADORA: NICOLÁS ERRAMUSPE TÍTULO: “BEAGLE, O CÓMO EVOLUCIONAR EN UNA F-100” PELÍCULA: RINCÓN DE DARWIN (DIEGO FERNÁNDEZ) Cualquiera que haya visto la película “Brazil” (1985, Terry Gilliam) recordará que uno de los tópicos que más analiza y disfruta en el devenir de la obra es la burocracia. Una mosca y un simple error de tipeo, convierten a Harry Tuttle en Harry Buttle, y terminan ajusticiando al equivocado. La burocracia también fue un tópico recurrente (pero sin intención) de la promoción de la película “Rincón de Darwin” (2013, Diego Fernández Pujol). Por una serie de eventos desafortunados, la Ford F-100 (personaje principal de la obra en cuestión) fue remolcada por la Intendencia de Montevideo y debido a diversos traspapeleos, se llegó a un punto en el que formalmente la camioneta “ no existía”. Finalmente luego de varios meses, la camioneta apareció. Pero lo que es inusual es que Fernandez Pujol rastreó el trámite y para la sopresa de todos pasó por 25 oficinas, en 112 días. ¡25oficinas!. No es errado afirmar que el propio trámite vivió su propia “Road Movie” y eso es algo por demás interesante. (*) “Rincon de Darwin” es claramente una película que puede ser llamada una “Road Movie”, compartiendo lugar con la prolija, sencilla e impecable obra “El viaje hacia el Mar” (2003, Guillermo Casanova). La película se compone (como toda Road Movie) de dos viajes bien marcados, uno hacia el exterior de los personajes y otro hacia el interior. La sencillez narrativa a simple vista, pero implacable hacia los sentimientos de los personajes, recuerdan a David Lynch en “The Straight Story”(1999) o muchas de las charlas y las contraposiciones de comentarios conviven en un escenario comparti- do con Abbas Kiarostami, principalmente por “El Sabor de las Cerezas” (1997) . Los créditos iniciales nos presentan a Jorge Esmoris como Beto, un fletero con un pasado que prefiere olvidar, Jorge Temponi como Gastón, un informatico tan apegado a la tecnología como a su ex novia y Américo, un escribano que comienza a darse verdaderamente cuenta de su propia mortalidad. Pero la Ford F-100 no solo tiene lugar para ellos tres. Nos acompañan en espíritu dos hitos del cine clásico norteamericano: Howard Hawks y John Ford. La esencia del film es digna de una obra de Ford, aunque narrativamente se le podría considerar una película eternamente Hawksiana. Como solía retratar Hawks,situaciones que recuerdan al estructuralismo y a las composiciones binarias de las que suele hablar Claude Levi Strauss (19082009), los personajes son opuestos que conviven en un mismo medio, en este caso, la camioneta. Lo interesante va más allá del viaje en sí, y la importancia recae en las conversaciones entre personas diferentes, que a su vez representan tres edades generacionales distintas. Como toda película con tinte Hawksiano, ademas de la disparidad de personajes principales, la “mujer recurrente” es en este caso, una en especial para cada personaje. La ex novia para el informático, la hija para el notario y la mujer que dejó atras en España para el fletero. Como también esta presente la necesidad del trabajo en equipo para un fin en común, que recuerda a “Río Bravo” (Howard Hawks, 1959) con un Jorge Temponi que, con la ayuda del vino, puede encarnar a un personaje como el caracterizado por Dean Martin y convertir a la Road Movie en un “Buddy Film”. Formalmente es una película bien compuesta, con planos simples como otros interesantes, donde destacan ciertas tomas subjetivas de la camioneta, o de ciertos puntos del vehículo con reminiscencias a “Grand Prix” de John Frankenheimer, y a una forma de filmar vehículos en movimiento que apuesta al realismo. Finalmente, es importante apreciar el buen uso de uno de los leitmotivs de muchos films de este tipo, y es la existencia de una o varias moralejas. Existe un término alemán para un tipo de género literario que engloba este sentimiento y es el llamado Bildungsroman, literalmente “novela de formación” o “de educación”, término que nace de la mano del filólogo alemán Johann Karl Simon Morgenstern (1770-1852). Y como el recordado “Cándido” de Voltaire aprende que debe “cultivar su huerta”, nuestros tres personajes se instruyen de las circunstancias que se les presentan en el camino y verifican lo dicho por otro personaje inherente al destino y título de la obra, Charles Darwin, quien en 1833 visitó el Uruguay y señaló que las especies que sobreviven no son las más fuertes, sino aquellas que saben adaptarse a los cambios. Cambios que no son veloces. Cambios que muchas veces son necesarios. Cambios a los que el cine nacional de a poco apuesta y que estaremos con las manos abiertas a recibirlos. Por Nicolás Erramuspe Tejera WWW.ALVERVERAS.COM.UY