Cooperación, JICA) y del Perú (a través de la UNI)28. De esta
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Cooperación, JICA) y del Perú (a través de la UNI)28. De esta
316 Estudios de posgrado e investigación Cooperación, JICA) y del Perú (a través de la UNI)28. De esta manera, se sentaron las bases de lo que poco después sería el CISMID, Centro Peruano-Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres, que inauguró sus funciones en 1986, gracias al generoso trabajo y constante empeño del ingeniero Julio Kuroiwa y su equipo, y a la confianza depositada en ellos por el rector López Soria. 8.7. Investigando la economía y el desarrollo Antes de la creación de un área específica dedicada a estudiar la economía, era bien conocido que los ingenieros formados en la Escuela de Ingenieros y luego en la UNI no solo eran competentes profesionales en sus campos de especialidad sino también agudos, y a veces críticos, pensadores del desarrollo económico del Perú. Muchas de sus contribuciones en este aspecto pueden leerse, por ejemplo, en las páginas del Boletín de la Universidad Nacional de Ingeniería y principalmente en Informaciones y Memorias de la Sociedad de Ingenieros29. Para el período que nos ocupa en este tomo, las autoridades y docentes de la Universidad Nacional de Ingeniería impulsaron la formación de institutos y grupos de investigación relacionados con la economía y el desarrollo nacional. La iniciativa en este ámbito la tuvo la Facultad de Ingeniería Industrial, que propició la creación, en 1961, del Instituto de Estudios Económicos (más tarde renombrado como Instituto de Estudios para el Desarrollo Nacional), cuya finalidad era estudiar la realidad nacional para poder formular una doctrina de desarrollo integral del país aplicable en todos los campos de la actividad económica. Para ello, se trazó como objetivos: realizar y fomentar investigaciones científicas de la realidad nacional; estudiar técnicas de planificación, en particular la del sector industrial; elaborar planes y programas de desarrollo a solicitud del Estado o entidades particulares; y cooperar con otras instituciones en la solución de problemas económicos y de productividad. Parte de su labor incluía también la organización de cursos de posgrado para los titulados de la UNI, así como conferencias, foros y seminarios. En 1967 fue absorbido por el Instituto de Investigaciones Industriales30. La Gaceta Nº 30 (Lima, UNI, 26 de mayo de 1981). El terreno se asignó por resolución rectoral Nº 586 (15 de mayo de 1981). 29 Ya desde la época fundacional, los ingenieros de la antigua Escuela, incluido su director, Eduardo de Habich, solían escribir sesudos análisis sobre diversos aspectos de la economía del país y hasta formulaban opiniones y sugerencias sobre la política económica que el Estado debía o debería adoptar. En no pocos casos sus voces eran escuchadas y hasta requeridas por las autoridades gubernamentales. 30 UNI. Boletín informativo Nº 1 (Lima, 1961), p. 8; UNI. Memoria anual del rector, 1962. Lima, [1962], p. 91. En 1967 la Facultad de Ingeniería Industrial decidió reunir a los tres institutos que dependían de ella (Instituto de Estudios para el Desarrollo Nacional, Instituto de Ingeniería de Producción e Instituto Textil) en un único instituto: el Instituto de Investigaciones Industriales. Lamentablemente este nuevo instituto no sobrevivió a los recortes presupuestales a que estuvo sometida la UNI desde 1968. 28 J.I. López Soria, A. M. Ueda Tsuboyama, L. Quiñones Tinoco 317 El Instituto de Estudios para el Desarrollo Nacional contó con la participación de los ingenieros Jorge Súccar, José del Carmen Marín, Mauricio Hermann, Antonio Tarnawiecki, y del economista Virgilio Roel. Su primera tarea, con miras a comprender mejor la evolución económica del país, fue el ajuste de las cifras de toda la producción nacional global desde 1942 a 1959 a precios constantes de 1958; y luego la compilación de estadísticas sobre la población peruana, la mano de obra, los ingresos, la vivienda, las actividades económicas (agricultura, pesca, minería, industrias, servicios, comercio exterior, etc.). Además de dar a la imprenta algunos de sus informes (por ejemplo, Análisis de los principales productos primarios del Perú y sus proyecciones hasta 1965; Informe sobre el sector textil en los últimos cinco años y su evolución; y Análisis de la evolución del comercio exterior durante el año de 1963), el instituto también asesoraba tesis de investigación, principalmente de los estudiantes de la Facultad de Ingeniería Industrial. Fue en el seno de este Instituto de Estudios para el Desarrollo Nacional donde se concibió la idea de establecer en la UNI alguna instancia que se encargara de dar formación integral a profesionales especializados en ingeniería económica, capaces de proyectar, organizar, coordinar y controlar las actividades de grandes unidades económicas. Así surgió la Escuela de Economía, origen de la actual Facultad de Ingeniería Económica y Ciencias Sociales. La Escuela de Economía, como ya se ha mencionado en otra parte, fue creada en 1963 y pronto alzó vuelo, bajo la dirección del ingeniero Luis Felipe de las Casas Grieve, independizándose de la tutela del instituto que la concibiera. Además de formar profesionales, la Escuela también auspició diversas investigaciones sobre la economía peruana. Uno de los proyectos de investigación más importantes, por su amplitud, alcances y significación, fue el que la Escuela realizó en coordinación con la CEPAL (Comisión Económica para América Latina - ONU) y el ILPES (Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social). Se trataba de un gran proyecto regional (“Desarrollo con integración en América Latina”) que trataba de identificar los sectores estratégicos de cada país latinoamericano en cuanto a la exportación y a la sustitución de importaciones. El economista del ILPES encargado de este proyecto, Norberto Gonzáles, invitó a la Escuela de Economía de la UNI a formar parte de esta investigación regional, y a trabajar junto al Instituto Torcuato di Tella (Argentina), al Centro de Estudios de Estadísticas y Matemáticas (Universidad de Chile), al Colegio de México y al Centro de Estudios del Desarrollo (Universidad Central de Venezuela). Para poder realizar adecuadamente su parte en este proyecto, la Escuela de Economía contó con la asesoría y experiencia del economista holandés Ben Evers, enviado por el ILPES. En 1968, la Escuela presentó, ante el ILPES y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), los resultados sobre el caso peruano: un trabajo analítico sobre las tendencias y brechas económicas del desarrollo peruano durante el período 1950-1968. Después de la reforma académica y administrativa de 1969, esta investigación regional fue continuada por un grupo de profesores y estudiantes de economía y de 318 Estudios de posgrado e investigación ingeniería industrial del Departamento Académico de Economía, Sociología y Planificación, en virtud de un convenio suscrito entre la UNI y la universidad holandesa de Tilburgo (Katholieke Hogeschool Tilburg - KHT) en 1971. La formulación de una metodología y la investigación misma contarían con la asesoría permanente de dos economistas holandeses. Esta comunión de esfuerzos contó, además, con la participación del Instituto Nacional de Planificación (INP) y del ILPES. El equipo de investigación recibió el nombre de GIECO, siglas de Grupo de Investigaciones Económicas, y estuvo integrado en diversos momentos por: Luis Felipe de las Casas (supervisor), Augusto Mellado y Wim Pelupessy (coordinadores, peruano y holandés, respectivamente), Ben Evers (coordinador hasta inicios de 1973), Alberto Arizola, Sussy García, Frits Harmsze, Bertha Hurtado, Jaime Inurritegui, Julio Ismodes, Enrique Juscamaita, Iris Lanao, Mary Maúrtua, José Salinas, Kees Bartels, José Calongos, Javier Calle, Jan Maas, Pedro Márquez, Juan Aste, Zonnia Leyva, Carmen López, Cecilia Ortiz, Alberto Torres, Piet van der Viught, Óscar Zaldívar, Percy Rivera y Esteban Vitón. Hasta 1973 el GIECO había producido más de una veintena de informes preliminares y documentos de trabajo, entre los que podemos mencionar: Análisis de la evaluación de las importaciones peruanas, 1950-1970 (1971); Análisis de la evolución histórica de las exportaciones peruanas (período 1950-1970) (1971); La política económica industrial en el Perú (con énfasis en el período 1959-1968) (1971); La sustitución de las importaciones en el Perú a nivel sectorial (1971); Análisis de la situación de la industria peruana de siderúrgica, metalúrgica y metal mecánica (2 tomos, 1972); y MODDES. Un instrumento matemáticocomputacional para explicitar políticas de integración para el Perú (1972) La mayor parte de estos trabajos fueron producidos haciendo uso de las más avanzadas computadoras que la UNI tenía a su disposición y sirvieron de base para el libro Modelo desagregado. MODDES. Perú: simulación de políticas de integración andina, que el GIECO publicara en 1973. Este trabajo no solo fue el fruto de los informes mencionados anteriormente, sino que sirvió para que el GIECO presentara al gran público y, sobre todo, a los especialistas en economía y planificación, el “modelo matemático computacional de tipo experimentación numérica” que había elaborado para aplicarlo a la planificación socioeconómica nacional31. Esto no debe extrañar pues a la par que avanzaba el análisis de las relaciones entre el proceso de industrialización del país y el proceso de integración subregional, los miembros del GIECO tuvieron que desarrollar distintos modelos matemáticos que les permitieran “vislumbrar las consecuencias de decisiones alternativas de políticas en el futuro desarrollo del país”32. La aplicación de estos modelos, algunos algo GIECO. Modelo desagregado. MODDES. Perú: simulación de políticas de integración andina. Lima: UNI, 1973. GIECO. Un primer avance de la infraestructura computacional para la experimentación numérica. Lima: UNI, 1974. p. 1. Además del MODDES, el GIECO desarrolló el MODRED, el MODPOL y el MODPAL. 31 32 J.I. López Soria, A. M. Ueda Tsuboyama, L. Quiñones Tinoco 319 complejos, requerían del uso intensivo de las computadoras, que por aquel entonces muy pocas entidades públicas y privadas poseían o usaban en gran escala. Aquella publicación del GIECO y la propuesta que ella contenía no pasaron desapercibidas. El Instituto Nacional de Planificación, por ejemplo, que había apoyado desde el inicio sus investigaciones, se mostró tan interesado que suscribió un convenio con la UNI en 1973 para que el GIECO le realizara una serie de análisis económicos con el modelo computacional propuesto. También el Ministerio de Pesquería manifestó su interés por la aplicación de los modelos matemáticos computacionales del GIECO, al punto que en 1974 le solicitó, previa suscripción de un convenio con la UNI, la elaboración del estudio titulado Formulación de modelos alternativos del desarrollo y utilización de mano de obra en el sector pesquero orientado a la formulación de políticas de ocupación. El documento, bastante voluminoso, estuvo listo en 1975 y debía, como su título lo indicaba, permitir la formulación de una política integral de los recursos humanos en ese sector en un período de dos años. El convenio suscrito entre la UNI y la Universidad de Tilburgo, que sustentaba el funcionamiento del GIECO, culminó en 1975. Sin embargo, para no perder la iniciativa ni la continuidad en estas investigaciones, se permitió que este grupo siguiera funcionando, pero con otra organización y un nuevo nombre: CIECO, siglas de Centro de Investigaciones Económicas. En 1978, por ejemplo, el CIECO realizó un estudio sobre el sector turismo del Ministerio de Industria, Comercio, Turismo e Integración. Esa dedicación a la investigación económica ha sido recogida desde 1985 por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IECOS), que depende de la actual Facultad de Ingeniería Económica y Ciencias Sociales. 8.8. El compromiso con la industrialización A fines de 1956, el Consejo de la Facultad de Ingeniería Química se había pronunciado a favor de la creación de un instituto de textiles. El Consejo Universitario, tras estudiar la propuesta, acordó “la creación del Instituto Textil Autónomo de la Universidad Nacional de Ingeniería, el cual funcionará bajo la supervisión de la Facultad de Ingeniería Química e Industrial, con la cooperación de la Facultad de Mecánica y Electricidad” (sesión de 13 de noviembre de 1956). La organización del Instituto Textil tomó varios meses de discusiones, tiempo durante el cual se le suprimió la denominación de “Autónomo”. En noviembre de 1957, finalmente, se aprobaron sus estatutos. Según estos, el Instituto Textil debería fomentar las investigaciones, difundir las técnicas y vulgarizar los conocimientos referidos a los textiles y su industria; así como organizar cursos, seminarios y talleres de especialización textil dirigidos a los estudiantes y graduados