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Junio, Volumen 37, Número 1, 2008. PediátricadePanamá Publicación Oficial de la Sociedad Panameña de Pediatría Índice 1. 3. De Otras Revistas Dra. Elizabeth Castaño G. Dra. Dora Estripeaut 6. Artículos Originales Morbimortalidad neonatal de los hijos de madre diabética en la Caja de Seguro Social Dr. Martín A. Lasso B. Dra. Yamilette Rivera Dr. Juan José Araúz 12. Publicación bianual de la Sociedad Panameña de Pediatría. Fundada en 1967 como Boletín de la Sociedad Panameña de Pediatría, Apartado 0816-02695, Panamá, República de Panamá. Editorial: El cambio climático y el pediatra Dra. Elizabeth Castaño G. 21. Aproximación a la correlación entre la evaluación clínico-funcional y la percepción individual y familiar del asma Dra. Virginia Díaz Atencio Dr. Carlos Ríos Batista Casos Clínicos “Pequeñas convulsiones, grandes repercusiones: Síndrome de West” A propósito de un caso con esclerosis tuberosa Dra. Erika Muñoz Dr. Hermes A. Pimentel Cano 29. Un caso de leucocoria bilateral Dra. Anabelle Andrade Dra. María Sabina Ah Chú Dra. Geneva Rodríguez 35. 43. Revisión de dos casos de hemangioma con fenómeno de Kasabach-Merritt en neonatos Dr. Francisco Lagrutta Dra. Nitza Correoso Dra. Militza Torres Dr. José Ezequiel Dutari Actualización Médica ¿Realmente estamos evaluando adecuadamente los niños en busca de cardiopatías congénitas? Dr. Ricardo M. Jaramillo G. V. Cartas al Editor VI. Agradecimiento a revisores VII. Bases del Concurso “Premio Nestlé” X. Bases del Concurso “Premio Wyeth” XII. Derechos de los Niños XIV. Membresía de la Sociedad Panameña de Pediatría XV. Directrices para los Autores XVII. Página Web EDITORA: Dra. Elizabeth Castaño EDITOR ASOCIADO: Dr. Pedro Ernesto Vargas CONSEJO EDITORIAL: Dra. Honorina H. de Espinosa Dr. Xavier Sáez-Llorens Dr. Eduardo Vieto Dra. Dora Estripeaut EDITORA HONORARIA: Dra. Doris E. Chorres CORRESPONSALES DE CAPÍTULOS: Dr. Johny I. Parra Dr. José A. Luque Dr. Adolfo Osorio OFICINA EDITORIAL: Sociedad Panameña de Pediatría. Apdo. 0816-02695, Panamá Rep, Panamá. DIRECCIÓN: Plaza Comercial San Fernando, Local Nº22, Planta Alta. TELÉFONO: (507) 229-7880 FAX: (507) 229-6987 Publicado semestralmente por la Sociedad Panameña de Pediatría. Impreso en los talleres de Editora Sibauste, S.A. en la Ciudad de Panamá. Subscripción anual para Miembros $12.00; no-Miembros $15.00; en el extranjero $20.00; por número $10.00. Subscripción institucional $40.00 al año. Diseño, Diagramación y Armada Digital: Editora Sibauste, S.A. • Tel.: 229-4577 Corrección de Textos y Estilo: Cila Barria Vol. 36, Nº 1, 2007. Pediátrica de Panamá es publicada semestralmente en la ciudad de Panamá, República de Panamá y bajo las leyes de Derecho de Autor. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en ningún sistema de datos, transmitida de ninguna forma o por ningún medio electrónico, mecánico, fotocopiado, grabado u otra forma sin el permiso previo por escrito de la Sociedad Panameña de Pediatría. Las opiniones o afirmaciones aquí vertidas, en artículos como en comunicaciones o en publicidad, son responsabilidad de los autores y no necesariamente del Comité Editorial de la Sociedad Panameña de Pediatría ni de la Impresora. Ni el Comité Editorial, ni la Sociedad de Pediatría, ni la Impresora serán responsables por ninguna acción legal iniciada por razón del material aquí publicado, como tampoco endosan ningún producto o servicio que aquí se pauta, ni garantiza nada de lo que los fabricantes de esos productos o quienes proveen esos servicios promueven o afirman. Junio, Volumen 37, Número 1, 2008. PediátricadePanamá Fundada en 1967 como Boletín de la Sociedad Panameña de Pediatría Contenido 1. Editorial: El cambio climático y el pediatra Dra. Elizabeth Castaño G. 3. De Otras Revistas Dra. Elizabeth Castaño G. Dra. Dora Estripeaut 6. Artículos Originales Morbimortalidad neonatal de los hijos de madre diabética en la Caja de Seguro Social Dr. Martín A. Lasso B. Dra. Yamilette Rivera Dr. Juan José Araúz 12. 21. Aproximación a la correlación entre la evaluación clínicofuncional y la percepción individual y familiar del asma Dra. Virginia Díaz Atencio Dr. Carlos Ríos Batista Casos Clínicos “Pequeñas convulsiones, grandes repercusiones: Síndrome de West” A propósito de un caso con esclerosis tuberosa Dra. Erika Muñoz Dr. Hermes A. Pimentel Cano 29. Un caso de leucocoria bilateral Dra. Anabelle Andrade Dra. María Sabina Ah Chú Dra. Geneva Rodríguez 35. 43. Revisión de dos casos de hemangioma con fenómeno de Kasabach-Merritt en neonatos Dr. Francisco Lagrutta Dra. Nitza Correoso Dra. Militza Torres Dr. José Ezequiel Dutari Actualización Médica ¿Realmente estamos evaluando adecuadamente los niños en busca de cardiopatías congénitas? Dr. Ricardo M. Jaramillo G. VI. Cartas al Editor VII. Agradecimiento a revisores VIII. Bases del Concurso “Premio Nestlé” IX. Bases del Concurso “Premio Wyeth” XIII. Derechos de los Niños XIV. Membresía de la Sociedad Panameña de Pediatría XVI. Directrices para los Autores XVIII. Página Web I Sociedad Panameña de Pediatría Juntas Directivas Fundada el 18 de enero de 1954 2008-2010 Dirección Nacional: Panamá Presidencia: Vicepresidencia: Tesorería: Secretaría de Asuntos Internos: Secretaría de Asuntos Externos: Vocal: Azuero Presidencia: Vicepresidencia: Secretaría: Tesorería: Vocales: Dr. Adolfo Osorio Dr. Pablo Franco Dra. Dora Pérez Dr. Joaquín Chen P. Dra. Marina Alexander Dr. Jano Jaramillo Chiriquí Presidencia: Vicepresidencia: Tesorería: S. de Asuntos Internos: S. de Asuntos Externos: Vocales: Veraguas Presidencia: Secretaría: Tesorería: Vocales: II Dr. Paúl Gallardo Dr. Jorge Rodríguez L. Dr. Iván Wilson Dr. Javier Nieto G. Dr. Pedro Verbel Dra. Mayra Wong Dra. Kattia Montero Dra. Graciela Tejedor Dr. Eric Cedeño Dra. Glarissa Sanjur Dra. Gidalthy Hernández Dr. Edgardo Dellasera Dra. Isabel Abad Dr. José A. Luque Dra. Zeiki Batista Dr. Ceferino González Dr. Stanford Hill Dr. Máximo Tejedor PediátricadePanamá Forma para acompañar trabajos para publicación Incluya fotocopia de esta FORMA cuando envíe su trabajo para publicar. Tipo de trabajo (señale uno solamente): __ Investigación ___ Caso Clínico ___ Revisión Título: Primer Autor: Teléfono: Fax: e-mail: Requisitos cumplidos: señale los necesarios. ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ Tres copias y original incluyendo cuadros, gráficas y fotografías en forma correcta. Cada página está numerada en el margen superior derecho y escrita a doble espacio. El apellido y la primera inicial de los nombres del primer autor aparecen en el margen superior izquierdo de cada página. En CD escrito en Microsoft Word. Todos los autores han revisado y aprobado la versión final. El manuscrito no ha sido publicado antes. Los estudios en humanos o animales han sido aprobados institucionalmente. El título no contiene más de 100 letras. El resumen no excede de 250 palabras, se presenta en los idiomas español e inglés en páginas distintas y respeta el formato exigido. Incluye no más de 5 palabras clave al final de la página del resumen. Casa sección inicia su presentación escrita en una nueva página. Las citas bibliográficas siguen el formato exigido por el Comité Editorial. Citas de trabajos no publicados o enviados para publicación no aparecen en la bibliografía aunque se mencione en el texto. Las unidades se dan en sistema métrico o en unidades SI. Fotografías de pacientes tienen su autorización para publicarse. En nungún lugar del trabajo se identifica con sus nombres a los pacientes. Resumen en Español e Inglés. Sugiera hasta tres revisores de su trabajo: (no pueden ser co-autores recientes) Nombre: Instituto donde labora: Teléfono/Fax: Mencione revisor (es) que prefiera excluir: Fecha: III Sociedad Panameña de Pediatría Fundada el 18 de enero de 1954 Comité Editorial Constitución y Principios Generales El Comité Editorial es un comité permanente que, siguiendo fielmente los principios sobre los cuales se ha fundado la Sociedad Panameña de Pediatría, se constituye en el ente regulador de las publicaciones científicas, académicas y didácticas de la Sociedad, en su órgano informativo y científico oficial, con los fines específicos de educar, informar y promover la investigación médica. La membresía del Comité (su tamaño y composición) debe ser determinada por la Junta Directiva de la Sociedad Panameña de Pediatría, que es su organismo ejecutor, y en consonancia con las consideraciones que hagan quienes presiden los otros comités consultivos de la Sociedad o el mismo Comité Editorial. La duración de la membresía debe ser por término de 5 años con un número ilimitado de reelecciones. El Comité Editorial tiene: (1) un Editor; (2) un máximo de dos Editores Asociados; y (3) un Consejo Editorial, de número variable. Aquellos especialistas que colaboran en la revisión de artículos o trabajos no son miembros del Comité Editorial, pero se les reconoce anualmente como Revisores. Solamente pueden constituir el Comité Editorial los miembros, es decir, aquellos que se activan regularmente en la Sociedad Panameña de Pediatría y que mantienen al día sus obligaciones financieras. DEBERES Y OBLIGACIONES Generales 1. Asegurar la publicación periódica y puntual de Pediátrica de Panamá, órgano informativo y científico oficial de la Sociedad Panameña de Pediatría. 2. Establecer los requisitos mínimos esenciales para la aceptación de trabajos para su publicación en Pediátrica de Panamá. 3. Honrar los objetivos y fines específicos de la SPP. 4. Vigilar atentamente la producción de Pediátrica de Panamá. 5. Colaborar en la consecución de patrocinadores permanentes para Pediátrica de Panamá. Específicos 1. Escoger y determinar el contenido y la autoría de la Nota Editorial que debe aparecer en todos y cada uno de los números de Pediátrica de Panamá, vigilando celosamente que no se lesionen personas ni instituciones, ni la verdad y la objetividad de hechos y presentaciones, y que se IV observen los fines y objetivos de la Sociedad Panameña de Pediatría. 2. Revisar y criticar con metodología científica, ánimo constructivo y miras a su publicación todos y cada uno de los trabajos presentados al Comité con tal efecto. 3. Reunirse con la periodicidad necesaria para la discusión pronta de todos los aspectos que tienen que ver con la exitosa publicación de Pediátrica de Panamá. 4. Consultar con expertos científicos, especialistas médicos o quirúrgicos sobre aspectos que así lo requieran, tanto para la crítica de los trabajos presentados para publicación como para la enunciación de opiniones, revisiones de tópicos u otros aspectos que le den estatura y seriedad científicas a Pediátrica de Panamá. 5. Coordinar funciones y fines con otros Comités de la SPP con el objeto de perfeccionar y facilitar la publicación de la producción científica nacional. 6. Buscar divulgación y reconocimiento internacional de la revista, y una vez logrado, mantener la tónica y están dares mínimos para asegurar que ese reconocimiento no se perderá. Esto incluye asegurar su periodicidad y su puntualidad. 7. Establecer claramente y así consignarlo en la revista que, tanto las versiones científicas allí vertidas, como las enunciadas por las empresas patrocinadoras o publi citadas, son responsabilidad de sus autores y no los endosa la Sociedad Panameña de Pediatría ni el Comité Editorial de la Sociedad. De los Cargos y las Funciones 1. El Editor es el responsable de la recepción y manejo de manuscritos, la disposición y diagramación de los diferentes aspectos de la edición de la revista, su edición y distribución. Además, es quien distribuye el trabajo de revisión y escoge los revisores. 2. El Editor Asociado reemplaza al Editor en su ausencia y ayuda de cerca con el trabajo del Editor, tanto en los trámites administrativos como en los financieros. 3. El Consejo Editorial revisa y juzga manuscritos, opina y da consejos sobre ellos. Además, es agente estimulador para la producción y publicación de trabajos y artículos. Editorial El cambio climático y el pediatra S iendo un tema de actualidad, el pediatra no debe estar ajeno a sus consecuencias en la población infantil. Cada año se estima que mueren más de 3 millones de niños menores de 5 años por causas y afecciones relacionadas al medio ambiente. En el año 2000, la OMS estimó que el cambio climático fue responsable del 2.4% de los casos de diarrea y del 6% de los casos de paludismo en países de ingresos medios. Se conoce que algunas enfermedades infecciosas como el dengue, la malaria, la fiebre amarilla y otras transmitidas por el agua (diarrea, cólera) son influenciadas por las condiciones climáticas de las regiones. El cambio climático se produce por la acumulación de los gases de efecto invernadero como vapor de agua, dióxido de carbono, óxido nitroso, metano y ozono. Las variaciones climáticas han existido y siempre estarán presentes, pero actualmente la temperatura global ha aumentado 0.76º C y hasta 1º C en Europa desde la década de los 90. El incremento de la temperatura produce aumento de los golpes de calor, que representan la incapacidad de nuestro sistema de termorregulación de disipar el calor corporal. Estos eventos son una urgencia médica que afecta a grupos vulnerables, incluyendo niños, ancianos y embarazadas. La exposición prolongada a climas calurosos y secos provoca cambios en la barrera de la piel, incremento en el contacto con alérgenos, aumento de cánceres de piel y alteración de la inmunidad por efectos de los rayos UV. Debemos, por tanto, asegurar que este tema de salud ambiental sea incluido como materia de enseñanza, no sólo en escuelas y universidades, sino también en la formación de los nuevos pediatras. Fe de errata Fue publicado en la portada y en la primera página del volumen 36, Número 2, 2007 el título del Caso Clínico Diabetes Mellitus tipo I y Síndrome Nefrótico una coincidencia poco común, por error se colocó Síndrome Negrótico. Dra. Elizabeth Castaño G. Editora jefe 1 Pediátr Panamá vol 37, nº1, 2008 De otras revistas y comunicaciones en Pediátrica de Panamá Pielonefritis tratamiento corto vs prolongado. El objetivo del estudio fue comparar la incidencia de cicatrices renales entre los 6 a 9 meses posteriores de pacientes que fueron tratados con ceftriaxona intravenosa por 3 vs 8 días, en 383 niños que tuvieron su primer episodio de pielonefritis aguda. Los criterios de inclusión fueron: Niños entre 3 meses y 16 años con su primer cuadro de pielonefritis, que fue definida como fiebre mayor de 38.5, proteína C reactiva > de 20mg/L, y bacteriuria de >10 5/mL, prueba de dipstick positivo de nitritos y leucocitos en orina, urocultivo positivo con crecimiento de un solo germen con más de >100000 unidades formadoras de colonias/mL con los siguientes patógenos Escherichia coli, Proteus mirabilis, o Klebsiella species; y ultrasonido renal sin presencia de hipoplasia o displasia renal. La duración del tratamiento en ambos grupos fue de 8 días, el tratamiento inicial de ambos grupos fue con netilmicina intravenosa por 2 días y ceftriaxona por 3 días, a los pacientes asignados al tratamiento acortado se les continuó con antibióticos orales por 5 días de acuerdo a la sensibilidad del germen aislado y el grupo de tratamiento prolongado recibió 5 días más con ceftriaxona intravenosa. Todos los pacientes recibieron profilaxis con trimetropin sulfametoxazol hasta la realización de la escintigrafía renal. Entre los 15 a 30 días posterior al tratamiento se les realizó a todos los pacientes un cistograma en busca de la presencia de reflujo vesicoureteral. 2 Dra. Elizabeth Castaño G. Dra. Dora Estripeaut A todos los pacientes se les realizó entre los 6 a 9 meses de la inclusión, escintigrafía renal con tecnecio 99- ácido dimercaptosuccínico. Se reclutaron un total de 548 niños, 48 de ellos fueron posteriormente excluidos y otros 117 no participaron por tener los datos incompletos (pérdida de la visita de seguimiento, negativa de los padres para realizar la escintografía). Un total de 383 fueron elegibles, de los cuales 205 recibieron el tratamiento acortado y 178 eran del grupo de tratamiento prolongado. Resultados. La media de edad de inclusión fue de 15 meses, la duración de la fiebre fue de 43 horas y el promedio de la proteína C reactiva de 122 mg/L. Un total de 143 de 383 (37%) presentaron reflujo vesicoureteral. Las características de los pacientes en ambos grupos fueron similares, excepto por la gran proporción de niñas que se incluyeron en el grupo de tratamiento acortado. La frecuencia de cicatrices renales fue similar en ambos grupos (15%) durante la evaluación con la escintografía. El análisis multivariado demostró asociación entre la presencia de reflujo vesicoureteral grado 3 y el tamaño aumentado del riñón con el desarrollo de las cicatrices renales. Published online February 11, 2008 François Bouissou et al PEDIATRICS (doi:10.1542/peds. 2006-3632) Los pacientes evolucionan mejor en hospitales que realizan investigación clínica. Los pacientes con ataques cardíacos que fueron atendidos en hospitales que participan en estudios de investigación reciben mejor atención y presentan menor tasa de mortalidad. En el estudio se a n a li z a ron l os da t os de 174, 000 pacientes con dos tipos de condiciones cardíacas. Majumdar et al. separaron los pacientes en tres grupos, los pacientes que fueron tratados en hospitales que no participaban en estudios de investigación (29,984), en los hospitales con baja participación en estudios de investigación (93,705) y en hospitales con alta participación en los estudios (50,373), de estos un total de 4,590 pacientes fueron enrolados en estudios de investigación. La mortalidad de estos pacientes disminuyó de acuerdo al grado de participación del hospital siendo de un 5.9 % vs 4.4% vs 3.5% , demostrándose la menor mortalidad en los pacientes tratados en los hospitales con mayor participación en los estudios de investigación. Majumdar RS et al. Arch Intern Med.2008; 168(6):657-62. Continúa la investigación en VIH pediátrico. Debido a la menor cantidad de antirretrovirales en la población pediátrica con VIH, se continúa en la búsqueda de nuevos datos que nos permitan ampliar este armamento terapéutico. Este estudio provee datos de eficacia y seguridad del uso prologando de la terapia antirretroviral en pacientes pediátricos que incluye la emtricitabina que a dosis de 6mg/kg/día ha demostrado tener concentraciones comparables como las observadas en el adulto a una dosis de 200mg diarios. Un total de 116 pacientes, de los cuales 71 eran naive al tratamiento y su esquema fue de emtricitabina, estavudina y Pediátr Panamá vol 37, nº1, 2008 de otras revistas Dra. Elizabeth Castaño G. Dra. Dora Estripeaut ritonavir /lopinavir, mientras que 45 pacientes experimentados la lamivudina era reemplazada por la emtricitabina. Se evaluó la tolerancia, seguridad y se vigiló la respuesta inmunológica y virológica. Sáez-Llorens X et al. Pediatrics 2008; 121:4. Nuevo método diagnóstico para el H.capsulatum. El propósito de este estudio fue determinar si el método de identificación MVista Histoplasma antigen EIA tiene la misma sensibilidad en la detección del Histoplasma capsulatum en pacientes con Histoplasmosis d i s e m i n a d a p ro g re s i v a e n pacientes con SIDA en Panamá y en países latinoamericanos, dada la diferencia antigénica de las cepas del Histoplasma capsulatum en Estados Unidos (3,8,9) y en Panamá (3,5,6). Debido a la prevalencia de esta enfermedad en Panamá, un total de 21 pacientes fueron enrolados con este diagnóstico, dando como resultado que en un 95,2% de las muestras el antígeno urinario fue positivo y del 94.7% con el antígeno serológico, datos comparables con los obtenidos en Estados Unidos. Teniendo en cuenta que el aislamiento del Histoplasma en hemocultivos es de un 67%, del 51% en cultivos de médula ósea y de sólo un 24% en biopsias de médula ósea. Gutierrez ME et al. Clin Vaccine Inmunol 2008;15:24(681–683) To x i c i d a d d e f á r m a c o s antirretrovirales en niños infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana. En la actualidad, la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en niños es una enfermedad crónica con u n e x c e l e n t e p ro n ó s t i c o a largo plazo, pero que precisa en Pediátrica de Panamá tratamiento combinado con fármacos antirretrovirales de por vida. Sin embargo, la mejoría en la calidad de vida está limitada por los efectos secundarios de los fármacos; el más importante e s l a p re d i s p o s i c i ó n a u n síndrome de toxicidad metabólica más o menos completo con: hiperlipidemia, lipodistrofia, resistencia a la insulina, ácidosis láctica, osteopenia, hipertensión arterial y toxicidad específica de órganos como riñón, hígado, sistema nervioso central (SNC) y médula ósea. El riesgo de enfermedad cardiovascular en la vida adulta y la previsible alteración en la masa ósea definitiva son el coste metabólico más importante que hay que pagar por la supervivencia a largo plazo. Aunque muchas de estas alteraciones pueden tratarse adecuadamente, las interacciones farmacológicas,las intolerancias y el elevado número de pastillas ponen en riesgo el correcto cumplimiento, esencial para asegurar la eficacia terapéutica. Aunque estos pacientes siguen una evaluación estricta por especialistas en enfermedades infecciosas, los pediatras deben estar preparados para el control de estos pacientes en su consulta ambulatoria. Núñez Cuadros et al. An Pediatr (Barc). 2008; 68(5): 425-31 Mecanismos fetales en la alteración del neurodesarrollo (Fetal Mechanisms in Neurodevelopmental Disorders). El desarrollo normal del sistema nervioso central depende de mecanismos complejos y dinámicos con múltiples componentes espaciales y temporales durante la gestación. Las alteraciones del neurodesarrollo pueden originarse durante la vida fetal por predisposición genética o por factores intra o extrauterinos que afecten el ambiente fetomaterno. El neurodesarrollo fetal depende de la programación y maduración celular, plasticidad neuronal, entre otras, las cuales pueden ser modificadas por factores como estrés, cambios endocrinológicos, exposición a pesticidas y nacimientos prematuros. Este estudio presenta como la alteración del desarrollo fetal, puede afectar a largo plazo las funciones fisiológicas y de comportamiento del sistema nerviosos central. Connors et al. Pediatric Neurology 2008;38 (3): 163-176 Factores psicológicos asociados al asma en la infancia. El asma es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en niños, y en los últimos años se ha observado un incremento en el número de casos. Entre los aspectos contributorios se han considerado efectos ambientales y genéticos. Históricamente, aspectos psicológicos también han sido considerados como factores determinantes, por lo cual el asma ha sido incluida en la lista de enfermedades psicosomáticas. En este estudio se comparan un grupo de niños asmáticos entre 4 y 10 años frente a un grupo similar de niños sin asma, encontrando que los niños asmáticos presentaron mayor número de alteraciones de comportamiento y psicológicas. Macri F et al. Pediatr Pulmonol. 2008; 43:366–370. 3 Pediátr Panamá vol 37, nº1, 2008 de otras revistas Dra. Elizabeth Castaño G. Dra. Dora Estripeaut DEL BOLETÍN DE NOTICIAS Febrero 2008 Vol. 7 nº 2 Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) (Reproducción autorizada) Dra. Isabel García Bermejo Coordinadora de Noticias Online de SEIMC PAPILOMAVIRUS HUMANO Y CRIBADO DE CÁNCER DE CUELLO DE ÚTERO Dra. Mª Luisa Mateos Lindemann. Servicio de Microbiología. Hospital Ramón y Cajal (Madrid) Los papilomavirus humanos (VPH) son la causa de enfermedad de transmisión sexual más frecuente en todo el mundo. En España, la prevalencia en mujeres se aproxima al 10% aunque puede variar según el grupo de edad estudiado (1). En la mayoría de los casos la infección es asintomática y transitoria; en otros, las manifestaciones clínicas son diversas y comprenden desde simples verrugas hasta el desarrollo de neoplasias anogenitales. Una de las consecuencias más importantes de la infección persistente por los VPH es el cáncer de cuello 4 en Pediátrica de Panamá de útero, segundo en frecuencia en los países desarrollados, con una incidencia de 15 por 100.000 mujeres/año (2). Se han identificado más de 100 genotipos de VPH, y se estima que aproximadamente 40 infectan el área genital y anal. Según su grado de asociación con el cáncer de cuello de útero se clasifican en genotipos de ¨alto riesgo¨ (principalmente 16 y 18), ¨probable alto riesgo¨ y ¨bajo riesgo, no oncogénicos¨ (6 y 11 son los más frecuentes) (3). Afortunadamente, el 90% de las infecciones por los VPH son transitorias y desaparecen en menos de dos años, pero en el 10% restante las mujeres con infección persistente tienen mayor riesgo de desarrollar una neoplasia intraepitelial cervical de grados 2 ó 3 (CIN 2, CIN 3, o HSIL) (4). El principal objetivo del cribado del cáncer de cuello de útero es detectar precozmente estas lesiones, consideradas precancerosas, y tratarlas para evitar su progresión a cáncer invasivo. Hasta hace unos años, el cribado se realizaba con la citología cervical o prueba de Papanicolau, único ensayo disponible y base de la prevención: su sensibilidad oscila entre el 30% y el 87%, según la experiencia del citólogo y la idoneidad de la muestra (1). Gracias a ella, se consiguió una importante reducción en la incidencia y mortalidad. La llegada de las nuevas vacunas frente a los VPH: bivalente (tipos 16 y 18) o tetravalente (tipos 6, 11, 16 y 18), constituye una posibilidad muy prometedora para realizar la prevención, pero hay que esperar los resultados obtenidos a largo plazo (2), por lo que, en la actualidad, no se puede prescindir de las pruebas de cribado. En este momento, lo que se considera más útil y eficaz es la detección del ADN de los VPH en muestras endocervicales. La prueba ideal debería tener una sensibilidad y especificidad elevadas para identificar a pacientes con CIN 2 o CIN 3 y, en consecuencia, altos valores predictivos, tanto positivo como negativo. La detección del ADN VPH es más sensible que la citología, pero realmente su importancia radica en que el valor predictivo negativo está próximo al 100% (1) y esto permite alargar el intervalo de cribado. Según algunos estudios, resultados negativos en ambas pruebas, citología y detección de ADN VPH, permiten aumentar a 3 años el periodo entre cribados con la seguridad de no desarrollar CIN 3 o cáncer uterino (1). Actualmente contamos con dos técnicas de microbiología molecular para detectar el ADN del VPH: la captura de híbridos y la PCR, aunque solamente la primera está aceptada por la FDA. Los resultados con cualquiera de ellas son fiables, reproducibles y no están influidos por la subjetividad Pediátr Panamá vol 37, nº1, 2008 de otras revistas Dra. Elizabeth Castaño G. Dra. Dora Estripeaut que puede producirse en la interpretación de otras pruebas. La detección del ADN VPH en muestras endocervicales debe ser una prioridad en los Servicios de Microbiología pues ha demostrado ser un arma valiosísima en el cribado del cáncer de cuello de útero. Además, si se logra encontrar un umbral o valor límite que pueda asociarse a la presencia de CIN 2 o CIN 3 y si es posible automatizar el ensayo y reducir el coste, la detección del ADN VPH puede llegar a ser, en el futuro, la prueba inicial para el cribado de cáncer de cuello de útero (5). en Pediátrica de Panamá Bibliografía 1. Puig-Tintoré LM, Cortés J, Castellsague X, Tomé A, Ordi J, de Sanjosé S, et al. Prevención del cáncer de cuello uterino ante la vacunación frente al virus del papiloma humano. Prog Obstet Ginecol 2006; 49 (supl 2):5-62. 2. Castellsagué X, Bosch X. Vacunas frente al virus del papiloma humano. Enferm Infecc Microbiol Clin.2008; 26 (supl 1):65-77. 3. Muñoz N, Bosch X, Sanjose S, Herrero R, Castellsague X, Keerti V, et al. Epidemiological classification of human papillomavirus types associated with cervical cancer. N Engl J Med. 2003; 348:518-27 4. Genital HPV Infection-CDC Fact Sheet. U.S. Department of Health and Human Services, Centers for Disease Control and Prevention, Atlanta, Ga. Disponible en http://www. cdc.gov/std/HPV/STDFactHPV.htm#cancer. Agosto de 2007 5. Runowicz C. Molecular S c re e n i n g f o r C e r v i c a l Cancer-Time to Give up Pap Tests? NEngl J Med 2007; 357:1650-653 5 Artículo Original Morbimortalidad Neonatal de los hijos Pediátr Panamá 2008,37(1)6-11. Lasso B. et al Morbimortalidad Neonatal de los hijos de madre diabética en la Caja de Seguro Social Dr. Martín A. Lasso B.* Dra. Yamilette Rivera** Dr. Juan José Araúz* Resumen La diabetes mellitus continúa siendo una morbilidad importante de la madre embarazada y los efectos dele téreos de esta alteración metabólica en el bebé en desarrollo son múltiples, algunos se manifiestan en la vida intrauterina, otros en el periodo neonatal y algunos pueden afectarlo hasta su vida adulta. Esta patología puede afectar hasta un 5% de todos los embarazos. El objetivo de esta investigación es la de documentar las principales morbilidades que afectan al neonato hijo de madre diabética. La metodología empleada fue de tipo retrospectiva y descriptiva. Se analizaron los nacimientos ocurridos en nuestro hospital en un periodo de siete meses (enero a julio del 2006) y se identificaron los nacidos de madre diabética (21 pacientes) y se compararon diversas variables demográficas, morbilidades y evolución comparándolos con las características de la población general (2233 pacientes). El porcentaje de prematuridad fue de 38% en los hijos de madre diabética y 13.3% en la población general. El 61.9% de los hijos de madre diabética era grande para su edad gestacional. La frecuencia de cesáreas en el grupo de estudio fue el doble de la población general. El 90% de los hijos de madre diabética ameritó hospitalización en Cuidados Intensivos. El promedio de días de hospitalización fue el doble al compararlo con la población general. La incidencia de morbilidades como taquipnea transitoria del recién nacido, ductus arterioso persistente, malformaciones congénitas mayores, ictericias, miocardiopatía hipertrófica, traumas del nacimiento e hipoglicemia sintomática fue mayor. Los resultados encontrados en este estudio son comparable con los hallazgos descritos en la literatura sobre la morbilidad del hijo de madre diabética. La diabetes es una enfermedad que requiere de un control prenatal estricto a fin de mantener un balance metabólico materno adecuado y así desde la concepción evitar el desarrollo de malformaciones serias, disminuir la frecuencia de complicaciones neonatales y los efectos a largo plazo con lo que mejora la perspectiva de estas madres y sus futuros embarazos. Palabras claves: Hijo de madre diabética, Morbilidad, Mortalidad neonatal Introducción En 1939, Allen estableció por primera vez la asociación entre la diabetes en mujeres embarazadas y el recién nacido macrosómico. Para el año de 1954, Pedersen propuso el mecanismo fisiopatológico para la macrosomía a través de la hipótesis de hiperglicemia-hiperinsulinemia. Esta hipótesis, aunque con algunas modificaciones hechas a raíz de nuevos descubrimientos, continúa siendo la base para el control y tratamiento de la mujer embarazada con el fin de minimizar las complicaciones que se producen en estos neonatos en la etapa prenatal, al momento del parto, en el periodo neonatal inmediato y a largo plazo.1 En la actualidad, la diabetes mellitus continúa siendo una morbilidad importante en la paciente embarazada y los efectos que estas alteraciones se producen en el bebé son múltiples. Desde el periodo embrionario ocurren efectos deletéreos en el feto que se manifiestan en la vida intrauterina, otros que se expresarán en el periodo neonatal e inclusive algunos que pueden afectar su vida adulta. A pesar de los avances en el tratamiento y control de las diabéticas embarazadas ha sido difícil influir en la morbilidad neonatal principalmente sobre la macrosomía fetal. En la diabetes mellitus hay alteraciones en el metabolismo de los lípidos, las proteínas y en los hidratos de carbono lo que implica que el control metabólico de las pacientes ** Pediatra. Residente de Neonatología. Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid. Caja de Seguro Social. Panamá, República de Panamá. * Pediatras Neonatólogos. Servicio de Neonatología. Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid. Panamá, República de Panamá. 6 Morbimortalidad Neonatal de los hijos Lasso B. et al debe ser minucioso.2 El control prenatal de las embarazadas diabéticas es multidisciplinario y requiere de estrecha vigilancia sobre todo porque coexisten otras morbilidades que tienden a complicar aún más la evolución de la madre y por ende el desarrollo y crecimiento intrauterino del bebé. La diabetes pregestacional se define como aquella enfermedad presente en la madre antes de su embarazo; la diabetes gestacional se define como la intolerancia durante el embarazo a la glucosa descubierta por primera vez en cualquier etapa de la gestación3. La incidencia de los embarazos complicados con diabetes pregestacional oscila entre 0.2 y 0.5 % mientras que la diabetes gestacional tiene una incidencia de 1 a 5 %4. Esto permite inferir que siempre en una población promedio encontraremos un número importante de pacientes con esta patología, por lo que se espera recién nacidos con alteraciones secundarias a los efectos de la hiperglicemia materna e hiperinsulinismo fetal. El propósito de ésta investigación es describir las características de los hijos de madres diabéticas que son hospitalizados en el servicio de Neonatología del Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid y documentar las principales causas de morbilidad neonatal en éste grupo. Materiales y Métodos Un estudio de tipo retrospectivo y descriptivo que se realizó en el Servicio de Neonatología del Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid, cuyo periodo comprendió siete meses, entre el 1 de enero al 31 de julio de 2006. Se analizó toda la información de Pediátr Panamá 2008,37(1)6-11. los embarazos que culminaban en nuestro Hospital. Se excluyeron todos los neonatos trasladados de otros centros hospitalarios. Los datos fueron obtenidos del centro de registros estadísticos del servicio de neonatología, que consiste en un banco de datos computarizado en donde se capturan más de 52 variables relacionadas con cada recién nacido que recibe atención en el servicio. Las variables estudiadas fueron las siguientes: edad materna, paridad de la madre, número de controles, vía de nacimiento del neonato, sexo y peso al nacer del recién nacido, edad gestacional, número de neonatos que ameritaron hospitalización y las patologías mayores que presentaron. También analizamos el promedio de días de hospitalización y la mortalidad. Las morbilidades analizadas fueron: prematuridad, taquipnea transitoria del recién nacido, enfermedad por déficit de surfactante, ductus arterioso persistente, cardiopatías congénitas, miocardiopatías hipertróficas, traumas del nacimiento, hipoglicemia neonatal y malformaciones congénitas mayores. Las siguientes variables no se analizaron: Síndrome d e re g re s i ó n c a u d a l , c o l o n izquierdo hipoplásico y muertes intrauterinas. Los datos obtenidos de los hijos de madre diabética fueron comparados con las mismas variables de la población general. Los valores obtenidos se expresan en números absolutos y porcentajes. Las tasas de incidencia y mortalidad en promedios magnificados por mil de acuerdo a los estándares internacionales. El análisis estadístico de las variables se realizó con el software Microsoft Excel 2000 y la macro XLSTAT versión 4.4. De acuerdo al caso, las pruebas aplicadas fueron: test de chí cuadrado, test de Fisher y ANOVA. Se consideró un valor de p menor de 0.05 para expresar el resultado como significativo. Resultados En el periodo de siete meses, nacieron en el Servicio de neonatología del Complejo Hospitalario, 2254 recién nacidos y de estos, se admitieron al servicio 21 neonatos con el diagnóstico de hijo de madre diabética. (0.93%) y el resto de los pacientes 2233, los hemos clasificado como la población general. En la tabla 1, se presentan las características de la población general comparadas con el grupo de estudio, incluyendo la edad materna, paridad, el sexo del producto, el número de controles prenatales y otras características demográficas. Con respecto a la edad materna, el porcentaje de madres mayores de 35 años fue mayor en el grupo de hijos de madre diabética, no sé observó pacientes adolescentes en el grupo de hijos de madre diabética. Hay un predominio de madres con más de un embarazo (madres multíparas) 73 % vs. 90% en el grupo de estudio. Sin embargo, el porcentaje de prematuridad de los hijos de madre diabética es de 38% superior al de la población general, con un 13.3% de los pacientes atendidos. El 4.7% de los neonatos fue pequeño para la edad gestacional, en el grupo de hijos de madre diabética y 3% en la población general. El 61.9% de los hijos de madre diabética, fue grande para la edad gestacional, siendo estadísticamente significativo al compararlo con la población general. 7 Morbimortalidad Neonatal de los hijos Lasso B. et al Pediátr Panamá 2008,37(1)6-11. TABLA 1. CARACTERÍSTICAS DEMOGRÁFICAS DE LA POBLACIÓN GENERAL DE RECIÉN NACIDOS Y LOS HIJOS DE MADRE DIABÉTICA ATENDIDOS EN EL SERVICIO DE NEONATOLOGÍA DEL COMPLEJO HOSPITALARIO DR. ARNULFO ARIAS MADRID - CSS ENERO – JULIO 2006 (total de pacientes = 2254) Hijos de Población Madre General Diabética Total de pacientes nacidos en el CHAAM % Madre > 35 años % Madre adolescente (<18 años) Multíparas Control Prenatal > 5 % Sexo Masculino % de Prematuridad % RN-PEG % RN-GEG 2233 13.6% 5.4% 73% 70% 51.8% 13.3% 3% 4% 21 33.3% 0 90% 90% 47.6% 38.0% 4.7% 61.9% p 0.008 0.07 0.04 0.7 0.0009 0.6 0.0001 p < 0.05 % = porcentaje CHAAM = Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid RN = recién nacido PEG = pequeño para la edad gestacional GEG = grande para la edad gestacional NS = no significativo Fuente: Registros Estadísticos del Servicio de Neonatología. TABLA 2. CARACTERÍSTICAS DE LOS RECIÉN NACIDOS DE AMBOS GRUPOS. SERVICIO DE NEONATOLOGÍA. COMPLEJO HOSPITALARIO DR. ARNULFO ARIAS MADRID-CSS. ENERO – JULIO 2006. Hijos de Población Madre p General Diabética Total de pacientes nacidos en el CHAAM Número y porcentaje de RN < 2500 gramos Número y porcentaje de los RN > 4000 gramos % de Cesáreas % de Admisiones a UCIN x de días de hospitalización Número de Defunciones Tasa de Mortalidad 2233 21 - 358 (15.9%) 3 (14.2%) NS 112 (5%) 7 (33.3%) 38.5% 66.6% 15.6% 90.0% 4.2 8.3 30 0 13.3 X 1000 0 X 1000 0.0001 0.008 0.0001 p < 0.05 CHAAM = Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid UCIN = Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales RN = Recién Nacido % = porcentaje x = promedio Fuente: Registros Estadísticos del Servicio de Neonatología En la tabla 2, apreciamos que no hay diferencia en la incidencia de bajo peso al nacer (<2500 gramos). El 33.3% de los recién nacidos en el grupo de hijos de madre diabética es de peso mayor a los 4000 gramos, mientras que 8 en la población general fue sólo 5%. El porcentaje de neonatos hijos de madres diabéticas que ameritó hospitalización en cuidados intensivos, fue mayor a la población general. La tasa de letalidad en la población general es de 13.3 por mil nacidos vivos y fue de cero en el grupo de estudio durante el periodo del estudio. En la tabla 3, apreciamos la distribución de acuerdo a la edad gestacional. No observamos diferencias en los embarazos menores de 28 semanas, en los dos grupos. A partir de las 29 - 32 semanas observamos una tendencia a una mayor incidencia en el grupo de neonatos hijo de madre diabética, pero sin valor estadístico (p=0.05). Desde la semana 33 hasta las 36 semanas, apreciamos la mayor incidencia en los casos de embarazos múltiples, con valor estadísticamente significativo. El porcentaje de embarazos que culminan al término es menor en el grupo de hijos de madre diabética. La diabetes gestacional se encontró en un 80.9% y la preeclampsia como comorbilidad en el 28% de las madres diabéticas como se refleja en la tabla 4. Finalmente, en la tabla 5, se aprecian las principales morbilidades de los hijos de madre diabética comparada con la población general, donde se resaltas, la mayor incidencia de taquipnea transitoria del recién nacido, ductus arterioso persistente, y otras patologías en el hijo de madre diabética. Discusión A pesar de los avances científicos y del mejor entendimiento de esta enfermedad aún se reportan complicaciones importantes registradas en la literatura mundial entre las que se destacan la macrosomía (40%), la hiperbilirrubinemia (15-40%), la taquipnea transitoria del recién nacido (22.5%), los trastornos electrolíticos (50%), la restricción Morbimortalidad Neonatal de los hijos Lasso B. et al Pediátr Panamá 2008,37(1)6-11. TABLA 3. DISTRIBUCIÓN POR SEMANAS DE EDAD GESTACIONAL DE LOS RECIÉN NACIDOS EN AMBOS GRUPOS. SERVICIO DE NEONATOLOGÍA. COMPLEJO HOSPITALARIO DR. ARNULFO ARIAS MADRID. CAJA DE SEGURO SOCIAL. ENERO – JULIO 2006. Edad Gestacional (semanas) Número y Porcentaje Población General n = 2233 pacientes (%) Número y Porcentaje Hijos de Madre Diabética n = 21 pacientes (%) < 24 25 - 26 27 - 28 29 - 32 33 - 34 35 - 36 37 - 42 > 42 1 (0.04) 7 (0.3) 11 (0.49) 54 (2.4) 59 (2.6) 144 (6.4) 1957 (87.6) ------- 0 (0) 0 (0) 0 (0) 1 (4.7) 3 (14.2) 4 (19.0) 13 (61.9) ------ % = porcentaje Fuente: Registros Estadísticos del Servicio de Neonatología TABLA 4. DISTRIBUCIÓN DEL TIPO DE DIABETES DE LAS MADRES AFECTADAS Y LAS COMORBILIDADES ASOCIADAS. SERVICIO DE NEONATOLOGÍA. COMPLEJO HOSPITALARIO DR. ARNULFO ARIAS MADRID - CAJA DE SEGURO SOCIAL. ENERO – JULIO 2006. (Total = 21 madres) Tipo de Diabetes en el Embarazo: n Diabetes Gestacional 17/21 Diabetes Mellitus tipo 2 2/21 Diabetes Mellitus tipo 1 2/21 Comorbilidades: Preeclampsia 6/21 Hipertensión arterial crónica 4/21 Síndrome antifosfolípidos 1/21 % 80.9 9.5 9.5 28.5% 19.0% 4.7% Fuente: Registros estadísticos del Servicio de Neonatología TABLA 5. DISTRIBUCIÓN DE LAS MORBILIDADES ASOCIADAS A LA PATOLOGÍA DE FONDO EN AMBOS GRUPOS. SERVICIO DE NEONATOLOGÍA. COMPLEJO HOSPITALARIO DR. ARNULFO ARIAS MADRID. CAJA DE SEGURO SOCIAL. ENERO – JULIO 2006 Morbilidades TTRN2 EDS3 DAP4 Malformaciones Congénitas Mayores Ictericias Miocardiopatías Hipertróficas Trauma natal Hipoglicemia sintomática Población General 2233 pacientes 207 (9.3%) 42 (1.9%) 20 (0.9%) 22 (1%) 352 (15.7%) 1 (0.04%) 24 (1%) 12 (0.5%) p < 0.05 HMD1= Hijo de Madre diabética TTRN2 = Taquipnea transitoria del recién nacido EDS3 = Enfermedad por deficiencia de Surfactante DAP4 = Ductus Arterioso Persistente Fuente: Registros Estadísticos del Servicio de Neonatología HMD1 21 pacientes 17 (80.9%) 0 (0) 2 (9.5%) 1 (4.7%) 10 (47.6%) 4 (19%) 2 (9.5%) 1 (4.7%) P 0.0001 0.05 0.0001 0.08 0.0001 0.0001 0.0003 0.01 de crecimiento intrauterino (20%), mayor incidencia de prematuridad (24-38%), cuadros severos de enfermedad por deficiencia de surfactante (15%), policitemia (8%) y muy característicamente la miocardiopatía hipertrófica (10-20%).2 Cada una de estas alteraciones puede presentarse sola o bien complicar más al paciente por la coexistencia de varios síntomas. Incluso dado el efecto teratogénico que se ha asociado a la hiperglicemia hay tendencia al desarrollo de malformaciones que pueden ser leves o tan severas que comprometen la vida del neonato.4 Según se observa en la tabla 1, encontramos características demográficas comparativamente relevantes ya que el mayor porcentaje de diabéticas se encontró en mayores de 35 años y en multíparas. En este grupo de pacientes aumenta significativamente el riesgo de prematuridad de un 13.3% en la población general a un 38% en diabéticas. Así mismo es evidente en estas pacientes las alteraciones del crecimiento intrauterino siendo la macrosomía 61.9% en contraste con la población general donde apenas si alcanza el 4%. Resulta importante resaltar que aunque el grupo evaluado tenía más de 5 controles prenatales en todas ellas se presentó una o más de las comorbilidades neonatales esperadas lo que nos permite inferir que no es el número absoluto de controles prenatales lo importante sino la calidad de los mismos en donde el más pequeño de los detalles debe ser considerado relevante en el seguimiento de estas madres a fin de lograr niños sanos. 9 Morbimortalidad Neonatal de los hijos Lasso B. et al En la tabla 2, resalta el porcentaje de macrosomía, ya descrito, lo cual se correlaciona con un mayor número de cesáreas que en este grupo asciende al 66.6% en comparación con el 38.5% de la población general. Todos los neonatos hijos de madre diabética fueron hospitalizados, el 90% requirió manejo en cuidados intensivos, con un promedio de 8.3 días lo que representa el doble de tiempo requerido por un hijo de madre no diabética admitido por causas similares. Esto nos permite inferir que los hijos de madres diabéticas no sólo tienen más riesgo de presentar complicaciones neonatales sino que además necesitan más tiempo para recuperarse. En la tabla 3, tal cual se describe en la literatura mundial 1 el mayor porcentaje de diabetes corresponde a la diabetes gestacional que en nuestra revisión representa el 80.9% del total y la comorbilidad materna más común es la preeclampsia con 28.5% seguida por la hipertensión arterial crónica con 19%. Esta coexistencia de patologías repercute negativamente sobre el desarrollo normal del embarazo en las pacientes diabéticas ya metabólicamente comprometidas lo cual se traduce en un aumento de la prematuridad y morbilidad neonatal. En la tabla 4, se establece la distribución según la edad gestacional de los pacientes, es evidente que el porcentaje mayor corresponde al grupo de bebés mayores de 37 semanas de edad gestacional con un 61.9%. Sin embargo, es importante resaltar que los prematuros menores de 37 semanas de edad gestacional corresponden al 37.9%, cifra que se encuentra acorde con lo descrito en la literatura lo que confirma el alto porcentaje de prematuridad al 10 Pediátr Panamá 2008,37(1)6-11. que se asocia la diabetes materna durante el embarazo 5. En la tabla 5, de los neonatos evaluados el 80.9% cursó con taquipnea transitoria la cual estadísticamente sigue siendo la complicación más frecuente en estos pacientes. Continúan en orden de frecuencia la ictericia 47.6% y la miocardiopatía hipertrófica con un 19% lo que la hace una condición muy característica de este grupo. Los resultados encontrados en este estudio son comparable con los hallazgos descritos en la literatura sobre la comorbilidad existente en el hijo de madre diabética 2. La diabetes es una enfermedad que requiere de un control prenatal estricto a fin de mantener un balance metabólico materno adecuado y así desde la concepción evitar el desarrollo de malformaciones serias, disminuir la frecuencia de complicaciones neonatales y los efectos a largo plazo con lo que mejora la perspectiva de estas madres y sus futuros embarazos. Los hijos de madre diabética son bebés que al nacer requieren de cuidados especiales ya que pueden desarrollar alteraciones metabólicas en el periodo neonatal inmediato y mediato; por ello es necesario la vigilancia estricta y por personal calificado en sus primeras 48–72 horas de nacido; necesitan de un aporte adecuado de glucosa y calcio y monitorización de su glicemia. No menos importante realizar un adecuado examen físico a fin de descartar morbilidades asociadas y ofrecer una mejor orientación a los padres para que continúen su seguimiento a mediano y largo plazo. Una de las piedras angulares para lograr minimizar los efectos negativos de la hiperglicemia en el feto y el recién nacido es el control prenatal, el cual debe ser adecuado, no en el número, sino en la calidad desde el momento en que es captado el embarazo. En ese mismo sentido, no menos importante es la asesoría pre concepcional en toda paciente ya conocida diabética la cual debe procurar mantener niveles normales de glicemia desde antes de la concepción y mantenerse durante todo el embarazo y muy especialmente durante la labor, este último concepto es aplicable a la diabética gestacional en la que es imperativo mantener cifras normales de glicemia hasta antes del parto. Cada una de estas medidas están encaminadas a disminuir los efectos deletéreos que tiene la hiperglicemia sobre el feto y el recién nacido. A largo plazo se ha observado en estos pacientes una fuerte asociación entre bajo coeficiente intelectual, déficit neurológico y problemas neurológicos a largo plazo en los hijos de madre diabética con mal control metabólico de la madre durante el embarazo. Se desconoce el efecto directo que tiene la enfermedad materna sobre el desarrollo del sistema nervioso central del feto y sus efectos a largo plazo. En el pasado, había una mayor frecuencia de malos resultados neurológicos como resultado de la macrosomía, partos prolongados y traumáticos, asfixia perinatal, prematuridad y la morbilidad relacionada con la diabetes mellitus.8 Actualmente, se han identificado otros contribuyentes a resultados pobres a nivel neurológico, principalmente re t a rd o m e n t a l , e s t o s s o n : edad de la madre no óptima para la procreación, mal control metabólico con descompensación (cetosis) materna, complicaciones vasculares de la diabetes en Morbimortalidad Neonatal de los hijos Lasso B. et al la madre, bajo peso al nacer, prematuridad y complicaciones neonatales.9, 10 Pediátr Panamá 2008,37(1)6-11. 4. Bibliografía 1. Danglot-Bank, C. Los Hijos de Madre Diabética. Revista Mexicana de Pediatría. Septiembre-octubre 2004; 71(5): 248-256. 2. Ramírez, R. Recién Nacido hijo de Madre Diabética. Hospital Clínico Universidad de Chile. Servicio de Neonatología. Páginas 192-198. Noviembre 2002. 3. 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Los niños y sus padres proporcionaron una puntuación de los cambios globales de los síntomas del asma. Los pacientes llevaron un registro diario del flujo espiratorio máximo, de los síntomas y de los requerimientos de medicamentos de rescate para establecer el control del asma. En cada visita de control, los pacientes realizaron una espirometría y contestaron el cuestionario de calidad de vida para pacientes asmáticos pediátricos. Análisis estadístico. Se calculó el coeficiente de correlación de Pearson entre la puntuación de los cambios globales del asma y cada una de las siguientes determinaciones: el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (VEF 1), el flujo espiratorio máximo (FEM), el puntaje de control del asma y los tres dominios del cuestionario de calidad de vida. Se consideró una asociación fuerte aquella igual o mayor de 0.91; mediana entre 0.60 y 0.90 y débil igual o menor a 0.59. Resultados. La mayoría de los pacientes asmáticos (97.8%) alcanzó el control total o bueno del asma a las 8 semanas de tratamiento. Se encontraron resultados diferentes para los pacientes de 7 a 10 años y sus padres y para los de 11 a 14 años y sus padres. Se encontró una correlación débil entre la puntuación de los cambios globales de los síntomas con la medición de la función pulmonar y con el control del asma (0.15 a 0.35) y mediana con la determinación de la calidad de vida (0.62 a 0.87) para los pacientes asmáticos de 7 a 10 años. Para sus padres la correlación fue débil para la calidad de vida (0.26 a 0.54) y mediana (0.75 a 0.88) para la función pulmonar y el control del asma. Para el grupo de pacientes asmáticos de 11 a 14 años la correlación entre la puntuación de los cambios globales de los síntomas y las pruebas de función pulmonar y el control del asma fue mediana a alta (0.87-0.92) y para la calidad de vida estuvo fue alta (0.91-0.96). Para sus padres, se encontró una correlación débil para la función pulmonar, el control del asma y la calidad de vida (0.12-0.46). Conclusiones. La mayoría de los pacientes asmáticos que son tratados adecuadamente alcanzan el control de su enfermedad. Los padres de los pacientes de 7 a 10 años proporcionan al médico información útil, sin embargo, desconocen cómo el asma afecta la calidad de vida de sus hijos. Los pacientes mayores de 10 años proporcionan información válida sobre su enfermedad y pueden manifestar hasta qué punto su calidad de vida se ve afectada por el asma. Los esfuerzos terapéuticos deben estar encaminados a alcanzar y mantener el control del asma y a mejorar la calidad de vida de los pacientes asmáticos. Palabras claves: control del asma, percepción del asma, calidad de vida. Introducción El asma es una enfermedad crónica que puede limitar o afectar los aspectos físicos, emocionales y sociales de la vida de los pacientes y puede tener un impacto importante *Pediatra-Neumóloga, Hospital del Niño **Pediatra-Salubrista, Hospital del Niño 12 en el desempeño de las actividades cotidianas del paciente asmático y de sus familiares. La importancia de los factores emocionales y las restricciones en la vida social pueden ser mayores cuando los síntomas no están adecuadamente controlados. Muchos de los pacientes asmáticos no están completamente conscientes del impacto de la enfermedad en su vida y aseguran llevar una vida Aproximación a la correlación Díaz Atencio et al normal puesto que la normalidad puede estar basada en ajustes y restricciones que han incorporado en su estilo de vida o porque niegan sus restricciones, queriendo vivir como los demás. Los médicos que tratan a niños asmáticos obtienen información de los padres y de los pacientes. Esta información sirve de guía en el diagnóstico y en el control de la enfermedad. También son de utilidad las mediciones fisiológicas como las determinaciones del flujo espiratorio máximo (FEM), el reporte de síntomas, los requerimientos de los medicamentos de rescate y los cuestionarios de calidad de vida. Es importante evaluar la percepción que tienen los padres de los niños asmáticos de esta enfermedad y la relación entre la percepción del asma que tiene el paciente y las de sus padres. Materiales y Métodos Este estudio prospectivo realizado en la Consulta de Neumología del Hospital del Niño desde el 1 de enero de 2003 al 31 de diciembre de 2005, con una evaluación inicial al momento del reclutamiento y de control a las 4 y 8 semanas. Se reclutaron 138 niños y niñas entre 7 a 14 años de edad y a sus padres o tutores, con asma de diferentes grados de gravedad, según los criterios de las Guías Internacionales para el diagnóstico y manejo del asma 1,2. Se incluyeron a los niños y niñas asmáticos entre 7 a 14 años de edad que no habían recibido corticoides sistémicos ni inhalados 1 mes previo a su reclutamiento y a sus padres o tutores que aceptaron participar en el estudio. Pediátr Panamá 2008,37(1)12-20. Se excluyeron a los niños con otras enfermedades que no fuera asma, cuyas edades no se encontraran entre los 7 y 14 años, aquellos que no fueron capaces de realizar mediciones de la función pulmonar como espirometría y flujo espiratorio máximo (FEM) y cuyos padres y tutores no aceptaron participar en el estudio. Los niños fueron evaluados en la visita de reclutamiento y en la cual se realizó la historia clínica, el examen físico y la prueba de broncodilatación con salbutamol nebulizado para establecer el porcentaje de reversibilidad del VEF1 con respecto al valor teórico. En base a ellos, se estableció el diagnóstico de asma y se determinó la gravedad de la misma según los criterios establecidos en las Guías Internacionales para el diagnóstico y manejo del asma. 1, 2 Los pacientes fueron entrenados para realizar la medición del flujo espiratorio máximo (FEM) utilizando un flujometro marca Wright siguiendo las recomendaciones internacionales.3 De acuerdo al diagnóstico de la gravedad de la enfermedad se inició el tratamiento según las recomendaciones de las normas y consensos con β−2 agonistas (salbutamol 100 microgramos por activación) según necesidad en aquellos con asma leve intermitente. Se indicó el uso de corticoides inhalados (dipropionato de beclometasona 50 microgramos por activación) en dosis de 200 a 400 microgramos al día en forma diaria y salbutamol según los requerimientos, a los pacientes con asma leve, moderada y grave persistente. Los pacientes completaron el cuestionario de calidad de vida en las visitas de control a las 4 y a las 8 semanas. En el cual se evaluaron los síntomas, la actividad física y la función emocional de los pacientes asmáticos. 4 Para determinar la puntuación de los cambios globales, en cada una de las visitas de seguimiento, se les preguntó a los pacientes y a sus padres sobre cambios o no en los síntomas relacionados al asma. Los niños y los padres o tutores fueron entrevistados de forma separada. A las respuestas se les asignó un valor en una escala de 15 puntos, siendo -7 (el mayor compromiso o deterioro) a 0 (sin cambio alguno) hasta +7 (representando una gran mejoría). Se realizó una espirometría en cada visita de control para la determinación del volumen espiratorio forzado en el primer segundo (VEF1). A cada paciente se le suministró un diario para que durante las 8 semanas, al levantarse, realizaran tres mediciones del FEM anotando el mejor valor alcanzado. Además, se registró la presencia de síntomas diurnos y nocturnos por el asma (despertares, silbidos en el pecho, tos, falta de aire, opresión o dolor en el pecho), limitación en sus actividades diarias a causa de su asma, uso de β2 agonistas de rescate y exacerbaciones del asma. Estos datos se utilizaron para obtener el puntaje y el nivel de control del asma a las 4 y a las 8 semanas de seguimiento. (Tabla 1). Las exacerbaciones fueron definidas como un deterioro en el asma que requirió tratamiento con corticoides orales o una visita al servicio de urgencia u 13 Aproximación a la correlación Díaz Atencio et al Pediátr Panamá 2008,37(1)12-20. Tabla 1. Niveles de control del asma. Niveles de control del asma Características Controlado (todas las siguientes) Parcialmente controlado (cualquier/semana) Síntomas diurnos No Más de 2 veces/semana (2 o menos/semana) Limitación de actividades No Alguna Síntomas nocturnos que despiertan al paciente No Alguna No (2 o menos/semana) Más de 2 veces/semana Necesidad de medicamentos de rescate Función pulmonar FEM Normal Exacerbaciones hospitalización. Por definición, cualquier exacerbación que se presentó durante una semana hizo que durante esa semana el paciente se clasifique como no controlado. Se calculó el coeficiente de correlación de Pearson entre la puntuación de los cambios No controlado Tres características o más del asma parcialmente controlada presentes en cualquier semana Menor 80% valor predicho o mejor valor personal No No Alguna globales del asma y cada una de las siguientes determinaciones: el VEF1, el nivel de control del asma y los tres dominios del cuestionario de calidad de vida. Se consideró una asociación fuerte aquella igual o mayor de 0.91; mediana entre 0.60 y 0.90 y débil todo valor igual o menor de 0.59 Resultados. Un total de 138 pacientes y sus padres o tutores completaron el estudio. Participaron 127 (92%) madres y 11 (8%) padres con una edad promedio de 36.5 +/-7.4 años. Encontramos en el grupo estudiado 18 pacientes con asma Tabla 2. Nivel de control del asma de los pacientes a las 4 semanas de seguimiento. Asma Asma Asma Asma Gravedad Control n (%) leve intermitente (n = 18) 11 (61) leve persistente (n = 46) 19 (41) moderada persistente (n = 68) 27 (40) grave persistente (n = 6) Control parcial n (%) 7 27 36 3 (39) (59) (53) (50) No control n (%) 5 (7) 3 (50) Fuente. Encuesta de evaluación Tabla 3. Nivel de control del asma de los pacientes a las 8 semanas de seguimiento. Asma Asma Asma Asma Gravedad Control parcial n (%) leve intermitente (n = 18) 18 (100) leve persistente (n = 46) 32 (69) 14 (31) moderada persistente (n = 68) 48 (70) 18 (27) grave persistente (n = 6) 5 (83) Fuente: Encuesta de evaluación 14 Control n (%) No control n (%) 2 (3) 1 (17) Aproximación a la correlación Díaz Atencio et al Pediátr Panamá 2008,37(1)12-20. leve intermitente, 46 con asma leve persistente, 68 pacientes con asma moderada persistente y 6 con asma grave persistente. En el grupo de 7 a 10 años participaron 77 pacientes con una edad promedio de 8.4 +/- 1.7 años. El VEF1 promedio para el grupo en su visita de control en 4 semanas fue de 83.9% +/- 9.4 y el FEM promedio fue 85.4 +/- 4.7. A las 8 semanas el VEF1 promedio fue 89.7% +/- 7.5 y el FEM 91.7 +/- 8.1. En el grupo de 11 a 14 años se incluyeron 61 pacientes con una edad promedio de 12.8 +/1.6 años. En la visita de control en 4 semanas el VEF1 promedio para este grupo fue 84.3% +/7.2 y el FEM 86.7% +/- 9.4. En la evaluación a las 8 semanas el VEF1 fue 89.7% +/- 10.1 y el FEM 93.3% +/- 4.8. En la evaluación de las 4 semanas, 57 pacientes (41.3%) se encontraban controlados; 73 pacientes (52.8%) tenían un control parcial y 8 (5.8%) no estaban controlados. Tabla 2. A las 8 semanas de seguimiento, 98 pacientes (71%) habían alcanzado el control del asma; 37 pacientes (26.8%) un control parcial y 3 pacientes (2.1%) no estaban controlados. Tabla 3. Para los pacientes de 7 a 10 años la puntuación de los cambios globales de los síntomas tenía una correlación débil con las mediciones de la función pulmonar y con el control del asma (0.15 a 0.35) y mantenía una correlación mediana con la determinación de la calidad de vida (0.62 a 0.87) en las evaluaciones a las 4 y 8 semanas. Tablas 4 y 5. Gráficas 1 y 2. Para los padres de los pacientes de 7 a 10 años la correlación de la puntuación de los cambios globales de los síntomas fue mediana con las pruebas de función pulmonar y con el control del asma (0.75 a 0.88) y débil con la calidad de vida 0.26 a 0.54) en las evaluaciones a las 4 y 8 semanas. Tablas 6 y 7. Gráficas 1 y 2. Tabla 4. Relación entre la puntuación de los cambios globales de los pacientes asmáticos según edad y los cambios en las otras mediciones del control del asma y los dominios del cuestionario de calidad de vida en la visita de control a las 4 semanas. Mediciones VEF1 FEM C.A PAQLO S PAQLQ A PAQLQ E 7 años 8 años 9 años 10 años 11 años 12 años 13 años 14 años 0.25 0.23 0.31 0.62 0.79 0.76 0.19 0.21 0.23 0.82 0.68 0.79 0.15 0.21 0.29 0.87 0.85 0.83 0.22 0.16 0.27 0.78 0.82 0.85 0.80 0.82 0.86 0.84 0.85 0.80 0.83 0.86 0.88 0.84 0.81 0.84 0.87 0.90 0.93 0.96 0.94 0.94 0.89 0.90 0.93 0.94 0.92 0.92 VEF 1: volumen espiratorio forzado en el primer segundo FEM: flujo espiratorio forzado C.A: control del asma PAQLQ S: dominio de síntomas en el cuestionario de calidad de vida PAQLQ A: dominio de limitación de la actividad física en el cuestionario de calidad de vida. PAQLQ E: dominio de la función emocional en el cuestionario de calidad de vida. Tabla 5. Relación entre la puntuación de los cambios globales de los pacientes asmáticos según edad y los cambios en las otras mediciones del control del asma y los dominios del cuestionario de calidad de vida en la visita de control a las 8 semanas. Mediciones VEF 1 FEM C.A PAQLQ S PAQLQ A PAQLQ E 7 años 8 años 9 años 10 años 11 años 12 años 13 años 14 años 0.27 0.18 0.233 0.68 0.83 0.85 0.23 0.24 0.33 0.79 0.76 0.81 0.19 0.26 0.24 0.84 0.80 0.87 0.18 0.23 0.35 0.80 0.82 0.87 0.82 0.83 0.87 0.83 0.86 0.85 0.87 0.84 0.82 0.83 0.86 0.83 0.89 0.92 0.93 0.94 0.92 0.91 0.91 0.92 0.92 0.91 0.93 0.91 VEF 1: volumen espiratorio forzado en el primer segundo FEM: flujo espiratorio forzado C.A: control del asma PAQLQ S: dominio de síntomas en el cuestionario de calidad de vida PAQLQ A: dominio de limitación de la actividad física en el cuestionario de calidad de vida. PAQLQ E: dominio de la función emocional en el cuestionario de calidad de vida 15 Aproximación a la correlación Díaz Atencio et al Pediátr Panamá 2008,37(1)12-20. Gráfica 1. Promedio de la correlación entre las respuestas de los pacientes de 7-10 años y sus padres vs. puntaje global de los cambios percibidos por los pacientes y sus familiares a las 4 semanas de seguimiento. Gráfica 2. Promedio de la correlación entre las respuestas de los pacientes de 7-10 años y sus padres vs. puntaje global de los cambios percibidos por los pacientes y sus familiares a las 8 semanas de seguimiento. 0.9 1 0.8 0.9 0.8 0.7 0.7 0.6 0.6 0.5 0.5 0.4 0.4 0.3 0.3 LQ Q PA LQ Q PA LQ Q PA E VEF 1: Volumen espiratorio forzado en el primer segundo. FEM: Flujo espiratorio máximo. C.A: Control del asma. PAQLQ S: Dominio de síntomas del cuestionario de calidad de vida PAQLQ A: Dominio de actividad del cuestionario de calidad de vida. PAQLQ E: Dominio de la función emocional del cuestionario de calidad de vida. Para el grupo de pacientes de 11 y 12 años la correlación entre la puntuación de los cambios globales de los síntomas y las pruebas de función pulmonar, el A A S S PA Q LQ A C. M M PA Q LQ FE 1 1 C. A F FE VE Padres 0 E Padres 0 Pacientes 0.1 F 0.1 0.2 PA Q LQ Pacientes VE 0.2 VEF 1: Volumen espiratorio forzado en el primer segundo. FEM: Flujo espiratorio máximo. C.A: Control del asma. PAQLQ S: Dominio de síntomas del cuestionario de calidad de vida PAQLQ A: Dominio de actividad del cuestionario de calidad de vida. PAQLQ E: Dominio de la función emocional del cuestionario de calidad de vida. control del asma y la calidad de vida fue mediana (valores de 0.80 a 0.88) y para los de 13 y 14 años la correlación con las pruebas de función pulmonar fue mediana y fuerte ( 0.8 7 a 0.92) y la correlación con el control del asma y la calidad de vida fue alta (0.91 a 0.96) en las 2 visitas de seguimiento. Tablas 4 y 5. Gráficas 3 y 4. Tabla 6. Relación entre la puntuación de los cambios globales de los padres de los pacientes asmáticos según la edad de sus hijos y los cambios en las otras mediciones del control del asma y los dominios del cuestionario de calidad de vida en la visita de control a las 4 semanas. Mediciones VEF1 FEM C.A PAQLQ S PAQLQ A PAQLQ E 7 años 8 años 9 años 10 años 11 años 12 años 13 años 14 años 0.78 0.80 0.83 0.39 0.54 0.46 0.82 0.84 0.85 0.41 0.49 0.40 0.81 0.86 0.88 0.36 0.28 0.31 0.81 0.88 0.85 0.33 0.42 0.30 0.36 0.41 0.27 0.30 0.27 0.19 0.40 0.36 0.40 0.37 0.37 0.35 0.31 0.21 0.19 0.22 0.18 0.14 0.23 0.30 0.16 0.18 0.20 0.12 VEF 1: volumen espiratorio forzado en el primer segundo FEM: flujo espiratorio forzado C.A: control del asma PAQLQ S: dominio de síntomas en el cuestionario de calidad de vida PAQLQ A: dominio de limitación de la actividad física en el cuestionario de calidad de vida. PAQLQ E: dominio de la función emocional en el cuestionario de calidad de vida. 16 Aproximación a la correlación Díaz Atencio et al Pediátr Panamá 2008,37(1)12-20. Los resultados de la puntuación de los cambios globales de los síntomas, de los padres de los pacientes de 11 a 14 años muestran correlaciones débiles (0.12 a 0.46) Gráfica 3. Promedio de la correlación entre las respuestas de los pacientes de 11-14 años y sus padres vs. puntaje global de los cambios percibidos por los pacientes y sus familiares a las 4 semanas de seguimiento. 1 0.9 0.8 0.7 0.6 0.5 0.4 0.3 0.2 Pacientes 0.1 Padres 1 0.9 0.8 0.7 0.6 0.5 0.4 0.3 0.2 0.1 0 Pacientes Padres V S PA Q LQ A PA Q LQ E VEF 1: Volumen espiratorio forzado en el primer segundo. FEM: Flujo espiratorio máximo. C.A: Control del asma. PAQLQ S: Dominio de síntomas del cuestionario de calidad de vida PAQLQ A: Dominio de actividad del cuestionario de calidad de vida. PAQLQ E: Dominio de la función emocional del cuestionario de calidad de vida. El objetivo para el manejo del asma es alcanzar y mantener el control de la enfermedad. Gráfica 4. Promedio de la correlación entre las respuestas de los pacientes de 11-14 años y sus padres vs. puntaje global de los cambios percibidos por los pacientes y sus familiares a las 8 semanas de seguimiento. PA Q LQ C. A M FE VE F 1 0 Discusión. con la función pulmonar, el control del asma y la calidad de vida en las dos visitas de seguimiento. Tablas 6 y 7. Gráficas 3 y 4 EF 1 FE M C .A LQ Q PA S E A LQ LQ Q Q PA PA VEF 1: Volumen espiratorio forzado en el primer segundo. FEM: Flujo espiratorio máximo. C.A: Control del asma. PAQLQ S: Dominio de síntomas del cuestionario de calidad de vida PAQLQ A: Dominio de actividad del cuestionario de calidad de vida. PAQLQ E: Dominio de la función emocional del cuestionario de calidad de vida. Tabla 7. Relación entre la puntuación de los cambios globales de los padres de los pacientes asmáticos según la edad de sus hijos y los cambios en las otras mediciones del control del asma y los dominios del cuestionario de calidad de vida en la visita de control a las 8 semanas. Mediciones VEF 1 FEM C.A PAQLQ S PAQLQ A PAQLQ E 7 años 8 años 9 años 10 años 11 años 12 años 13 años 14 años 0.75 0.88 0.86 0.42 0.47 0.50 0.84 0.83 0.86 0.36 0.34 0.32 0.86 0.87 0.84 0.26 0.31 0.30 0.84 0.87 0.87 0.29 0.37 0.35 0.34 0.43 0.30 0.32 0.29 0.21 0.43 0.40 0.46 0.42 0.39 0.39 0.28 0.18 0.25 0.23 0.18 0.12 0.19 0.25 0.16 0.20 0.24 0.15 Fuente. Datos de la Encuesta VEF 1: volumen espiratorio forzado en el primer segundo FEM: flujo espiratorio forzado C.A: control del asma PAQLQ S: dominio de síntomas en el cuestionario de calidad de vida PAQLQ A: dominio de limitación de la actividad física en el cuestionario de calidad de vida. PAQLQ E: dominio de la función emocional en el cuestionario de calidad de vida 17 Aproximación a la correlación Díaz Atencio et al La evaluación de objetivos individuales del asma, aislados, como la función pulmonar, puede sobreestimar el nivel logrado de control del asma. 5 Por otro lado, deben considerarse los objetivos que son importantes para el paciente y sus familiares, cuya calidad de vida depende más del impacto global de la enfermedad que de una medida única. 6 El interés del estudio se enfocó en determinar el cambio en el asma del paciente, es decir, el nivel de control y en determinar si hay una relación entre la percepción que tienen los pacientes de su enfermedad y la de los familiares. Existen diferentes instrumentos, que han sido validados, para ayudar a determinar el nivel de control del asma y nos proporcionan valores numéricos para distinguir diferentes niveles de control. 7-9 No todos incluyen la medición de la función pulmonar y se han diseñado para ser utilizados también en la atención primaria. Estos instrumentos tienen el potencial de determinar el control del asma, al proporcionar una medida objetiva y reproducible que puede ser registrada y evaluada por periodos determinados de tiempo (semanal, mensual) y ayudan a tener una mejor comunicación entre el médico y el paciente y sus familiares. Se utilizaron tres categorías de variables para evaluar el control del asma y la percepción de la enfermedad por parte de los pacientes asmáticos y sus familiares. La medición del VEF1 nos da información sobre el grado de obstrucción de la vía aérea; el registro de los síntomas, del flujo espiratorio máximo (FEM) y del requerimiento de medicamentos de rescate nos 18 Pediátr Panamá 2008,37(1)12-20. proporcionan información sobre la condición clínica de los pacientes y la aplicación del cuestionario de calidad de vida nos da información sobre la experiencia del paciente en relación a su enfermedad. La meta en el manejo del paciente asmático es lograr y mantener un control adecuado de las manifestaciones clínicas de la enfermedad por periodos prolongados. Cuando el paciente asmático está controlado tiene una buena calidad de vida. Ya se ha demostrado que el control del asma puede lograrse en una proporción considerable de pacientes. Se sabe que, generalmente, la mejoría se va a hacer notar al cabo de 1 mes de iniciado el tratamiento adecuado. 10 Nuestros resultados demuestran que la mayoría de los pacientes (97.8%) alcanzó el control total o parcial del asma a las 8 semanas de tratamiento. Se encontró un comportamiento diferente en la percepción de los padres y de los pacientes asmáticos según la edad de los pacientes. Por esto analizamos los resultados agrupando los pacientes de 7 a 10 y los de 11 a 14 años. En el grupo de pacientes de 7 a 10 años la correlación con el control del asma y con la evaluación funcional (VEF1 y FEM) fue débil y moderada con la calidad de vida. Esto nos indica que podemos obtener de este grupo de pacientes información útil para conocer la experiencia personal sobre el asma, pero que esta información no refleja el estado funcional y tampoco el grado de control del asma. El cambio en la evaluación funcional y en el control del asma se relacionó más cercanamente a la percepción que tienen los padres de los cambios globales de los síntomas que la de los pacientes pero es débil en relación a la calidad de vida de sus hijos. Según los resultados de los niños asmáticos de 7 a 10 años de edad, podemos pensar que el médico no puede tener, en base a la información de los padres, una apreciación adecuada en relación a la calidad de vida del paciente. La calidad de vida del paciente asmático, es decir, su apreciación personal sobre la carga que representa la enfermedad, debe estimarse en base a los datos obtenidos del paciente y no de la apreciación de sus padres. La información que nos proporcionen los padres en relación a los cambios en los síntomas del niño está más relacionada a las variables funcionales y al control de los síntomas del asma. Para el grupo de niños de 11-14 años los resultados fueron diferentes. Las correlaciones en los cambios globales de los síntomas con los cambios en las mediciones de la función pulmonar, con el control del asma y con la calidad de vida fueron mayores que las de sus padres. Esto sugiere que el médico podrá obtener una información adecuada al interrogar a los pacientes asmáticos de 11 a 14 años de edad y que los padres brindarán muy poca información adicional. Nuestros resultados son similares a los de Guyatt y colaboradores 11 en pacientes asmáticos de 7 a 17 años de edad y sus familiares. También se documentó un comportamiento diferente en los niños asmáticos de 7 a 10 años y en los de 11 a 17 y sus familiares. Este grupo de investigadores encontró que en Aproximación a la correlación Díaz Atencio et al los niños menores de 11 años el cambio en las determinaciones de la función pulmonar y del control del asma se relacionaban más cercanamente con la calificación global de los cambios de los síntomas obtenida de los padres que la de los niños asmáticos. Por otro lado, la correlación de la calificación global de los cambios de los síntomas en relación a los cambios en la función pulmonar y en el control del asma fue mayor para los pacientes mayores de 11 años que la obtenida de sus padres. Para ambos grupos de edad la correlación obtenida de los pacientes en relación a la calidad de vida fue superior a la de sus padres. A las 4 semanas, los pacientes tuvieron una mejor percepción de mejoría en su calidad de vida que los padres, independientemente de la edad. Sin embargo, al evaluar las pruebas funcionales sólo los pacientes de 11-14 años y los familiares de los niños de 7 a 10 años obtuvieron una fuerte correlación. A las 8 semanas este fenómeno se repite de igual forma. Los datos que obtuvimos en este trabajo nos proporcionan información interesante de las relaciones de los padres con sus hijos. Al parecer, los padres de los niños pequeños obtienen sus impresiones al observar las manifestaciones de la enfermedad como tos, sibilancias, síntomas nocturnos, etc. y del registro de la flujometría y desconocen lo que están sintiendo sus hijos en relación a la calidad de vida. Al contrario, los padres de los niños mayores desconocen o tienen poca idea sobre las manifestaciones de la enfermedad y de la calidad de vida de sus hijos. Conclusión. Pediátr Panamá 2008,37(1)12-20. La mayoría de los niños asmáticos que son tratados adecuadamente alcanzan un control total o bueno de su enfermedad. La información que obtenemos de los pacientes y de sus padres se complementa y nos dan una apreciación más completa del grado de control del asma y de la calidad de vida de los pacientes asmáticos de 7 a 10 años. Los niños mayores de 10 años son capaces de proporcionar una información válida sobre su enfermedad y pueden manifestar hasta que punto su calidad de vida se ve afectada a causa del asma. Los padres de estos niños aportan muy poca información adicional. Abstract. Objective. Evaluate the achievement of total, partial or no control of the asthma and explore the correlation between the perception of asthma by the patients and their parents. Design. Prospective study with follow-up visits at 4 and 8 weeks conducted at the outpatient respiratory clinic of the Hospital del Niño in Panama City from January 1rst, 2003 to December 31, 2005. Participants. One hundred thirty-eight children between 7 - 14 years old, with a wide range of asthma severity, and their parents. Main outcome measures. Children and their parents provided global ratings of change in the children´s asthma symptoms. Patients recorded peak flow rates, symptoms and rescue medication use in a daily diary in order to determine asthma control. Children completed spirometry and the Pediatric Asthma Quality of Life Questionnaire at each clinic visit. Statistical methods. Pearson´s correlation coefficients were calculated between global ratings of change and changes in each of the following measurements: FEV 1, peak flow rates, the asthma control score, and the three domains of asthma quality of life questionnaire. A strong correlation was considered equal to or greater than 0.91; a moderate between 0.60 and 0.90 and a weak correlation equal to or less than 0.59. Results. Almost all patients reached asthma control at the end of the 8 week period. The findings showed important differences between parental and childhood perceptions in the 7 to 10 year old patients and 11 to 14 year old patients. We found a weak correlation between global ratings of change in childhood symptoms and pulmonary function tests and asthma control (0.15 to 0.359 and median correlation with healthrelated quality of life (0.62 to 0.87) for asthmatic children less than 11 years of age. Parents´ correlations were weak for health-related quality of life (0.26 to 0.54) and a moderate one for pulmonary function tests and asthma control (0.75 to 0.88). For patients 11 to 14 years old the correlation of global ratings of change in childhood symptoms among pulmonary function tests and asthma control was moderate to strong 0.87-0.92) and strong for health related quality of life (0.91-0.96). For their parents, a weak was found correlation for pulmonary function tests, asthma control and health-related quality of life (0.12-0.46). Conclusion. Almost all the asthmatic patients reached asthma control at end of the first 8 weeks of follow up. Parents of younger children will provide useful information to the clinic, but it appears that 19 Aproximación a la correlación Díaz Atencio et al they do not have a good idea of what their asthmatic children are experiencing. In general, clinicians will get all the information they need from talking with asthmatic children 11 to 14 years old. They can obtain little if any additional information from talking with their parents. Therapeutic efforts should be directed to obtaining and maintaining asthma control and enhancing health- quality of life. Keywords. Asthma control, asthma perception, health - quality of life. Referencias. 1. National Heart, Lung and Blood Institute. National Asthma Education and Prevention Program. Expert Panel Report: Guidelines for the diagnosis and management of asthma. NIH Publication. Full Report 28 de agosto de 2007. 2. GINA Workshop Report. Global Strategy for Asthma Management and Prevention. 20 Pediátr Panamá 2008,37(1)12-20. 3. 4. 5. 6. 7. NIH Publication 02-3659, Update 2006. How to use your peak flow meter. Guidelines for the diagnosis and management of asthma. National Institute of Health, National Heart, Lung and Blood Institute. Publication 97, 1b-15, mayo 1997. Juniper EF, Guyatt GH, Feeny DH, Ferrie PJ, Griffith LE, Townsend M. Measuring quality of life in children with asthma. Quality of Life Research 1996;5:35-46. Bateman ED, Bousquet J, Braunstein GL. Is overall asthma control being achieved? A hypothrsis-generating study. Eur Respir J 2001;17:589-595. Bateman ED, Frith L, Braunstein GL. Achieving guidelinebased asthma control: does the patient benefit? Eur Respir J 2002;20:588-595. Nathan RA, Sorkness CA, Kosinski M, Schatz M, li Jt, Marcus P et al. Development of the asthma control test: a survey for assessing asthma control. J Allergy Clin Immunol 2004;113:59-65. 8. Boulet LP, Boulet V, Milot J. How should we quantify asthma control? A proposal. Chest 2002;122:17-23. 9. Juniper EF, Briest AS, Cox FM, Ferrie PJ, King DR. Validation of a standarized version of the Asthma Quality of Life Questionnaire. Chest 1999;115:1265-1270. 10. Bateman ED, Boushey HA, Bousquet J, Bousse WW,Clark TJ, Pauwels RA, Pedersen SE et al. Can guideline-defined asthma control be achieved? The Gaining Optimal Asthma Control Study. Am J Respir Crit Care Med 2004,170:836844. 11. Guyatt GH, Juniper EF, Griffith LE, Feeny DH, Ferrie PJ. Children and adult perceptions of childhood asthma. Pediatrics 1997;99:165-168. Caso Clínico Pequeñas convulsiones, grandes repercuciones Pediátr Panamá 2008,37(1)21-28. Muñoz et al “Pequeñas convulsiones, grandes repercusiones: Síndrome de West” A propósito de un caso con Esclerosis Tuberosa Dra. Erika Muñoz* Dr. Hermes A Pimentel Cano** Resumen El Síndrome de West (SW) es una encefalopatía epiléptica, característica del primer año de vida. Desde 1841, estas peculiares convulsiones llamaron la atención del Dr. W.J.West, al ser observadas en su propio hijo. Actualmente se conocen tres tipos de Síndrome de West: SW idiopático, SW criptogénico y SW sintomático. Este último contempla una gran diversidad de etiologías que de forma contundente determinan su evolución y pronóstico. La Esclerosis Tuberosa es una enfermedad neurocutánea, que por su fuerte asociación con el Síndrome de West, debe siempre investigarse en todo lactante con espasmos infantiles epilépticos. Presentamos el caso de una paciente femenina de 6 meses de edad, previamente sana, que inicia con cuadro de una semana de evolución de irritabilidad, crisis convulsivas diarias, tipo espasmos en flexión de corta duración, agrupadas en salvas. A la exploración física se encontraron 5 máculas hipomelánicas en piel, que en el contexto de su cuadro actual, llevan a la sospecha clínica de Esclerosis Tuberosa. Los estudios complementarios evidencian la presencia de múltiples lesiones hipomelánicas a la exploración cutánea con la luz de Wood, nódulos subependimarios en la TAC cerebral y rabdomiomas cardiacos en el ecocardiograma. Los hallazgos encontrados confirman el diagnóstico clínico de Esclerosis Tuberosa, como patología asociada al SW. Fue manejada con vigabatrina a dosis inicial de 50 mg/Kg/día; con buena respuesta y disminución de las crisis de espasmos en flexión. Palabras Claves: Síndrome de West (SW), Esclerosis Tuberosa, espasmos infantiles. Introducción El Síndrome de West (SW) es una encefalopatía epiléptica del primer año de vida, comúnmente desarrollada entre los 3-8 meses de edad, asocia la tríada: espasmos infantiles epilépticos, patrón de hipsarritmia en el electroencefalograma y retraso del desarrollo psicomotor; este último dependiente de la etiología de base (1,2,3). Los espasmos infantiles son convulsiones caracterizadas por contracciones súbitas musculares, en serie, con flexión cefálica, extensión de los brazos y retracción de miembros inferiores. Pueden acompañarse de alteraciones respiratorias, gritos, rubor, movimientos oculares y muecas. En 1841 el Dr. W.J.West llamó la atención hacia estas peculiares crisis observadas en su propio hijo. Desde entonces, la identificación clínica del Síndrome de West ha sido objeto de discusión de múltiples investigadores y actualmente de acuerdo a la clasificación vigente de ILAE (1989) y a la última propuesta de su Task Force on Classification and Terminology (Engel 2001), el SW es considerado un “Síndrome” (1). Es un ejemplo paradigmático de encefalopatía epiléptica, entendiendo como tal a las condiciones en que el fenómeno epiléptico per sé da lugar al deterioro cognitivo y lingüístico independientemente de su etiología. Se estima su ocurrencia en 1.6 a 4.3 de cada 1000 nacidos vivos (1,3,7). En el Hospital José Domingo De Obaldía, se han reportados 19 casos en los últimos cinco años. El SW se clasifica según su etiología en: SW idiopático, SW criptogénico y SW sintomático. Con respecto a este último, se ha descrito la asociación de SW con múltiples etiologías (encefalopatía hipóxico-isquémica, encefalopatías metabólicas, trastornos del desarrollo cerebral, enfermedades neurocutáneas,etc) y en nuestro caso * Neuróloga Pediatra. Hospital José Domingo de Obaldía. ** Médico Residente de Pediatría. Hospital José Domingo de Obaldía. 21 Pequeñas convulsiones, grandes repercuciones Muñoz et al puntual la Esclerosis Tuberosa (ET) con la presencia de calcificaciones intracerebrales, detectables por tomografía, lo que constituye un factor de riesgo superior al 25% (Riikonen R. 1982). La Esclerosis Tuberosa es una enfermedad neurocutánea de origen genético con carácter autosómico dominante que afecta múltiples sistemas. Se han identificado dos genes que han sufrido mutación o delección en los pacientes afectados: Gen CET1 (cromosoma 9q34) y el Gen CET2 (cromosoma 16q13.3) (4,5,6). La Esclerosis tuberosa tiene una incidencia estimada de 1 en 6000 nacidos vivos y afecta el sistema nervioso central, ojos, corazón, pulmones y piel. Se han establecido criterios para Pediátr Panamá 2008,37(1)21-28. el diagnóstico clínico de este trastorno (6). Nuestra paciente tenía dos c r i t e r i o s m a y o re s ( n ó d u l o s subependimarios y rabdomiomas cardíacos) y un criterio menor (lesiones cutáneas hipocrómicas); por lo cual se establece el diagnóstico definitivo de Complejo de Esclerosis Tuberosa (Tabla 1). El compromiso neurológico de estos pacientes condiciona la aparición de epilepsia, retraso mental variable e incluso autismo. El diagnóstico se basa en un examen físico cuidadoso de la piel y sus anexos, la evaluación oftalmológica y los estudios complementarios de los órganos mayormente involucrados (4,5,6,9). Constituye un ejemplo en el cual la exploración minuciosa de la Tabla 1. Criterios Diagnósticos del Complejo de Esclerosis Tuberosa. Criterios mayores: 1. Angiofibromas faciales o placa frontal 2. Fibromas ungüeales o periungüeales no traumáticos 3. Manchas hipomelanóticas (tres o más) 4. Placas Chagrin 5. Hamartomas retinianos nodulares múltiples 6. Tubéres corticales* 7. Nódulos subependimarios 8. Astrocitoma subependimario de células gigantes 9. Rabdomioma cardíaco, único o múltiple 10. Linfangiomiomatosis pulmonar+ 11. Angiomiolipoma renal+ Criterios Menores: 1. Pits múltiples en esmalte dentario. 2. Pólipos rectales hamartomatosos (confirmación histológica) 3. Quistes óseos (confirmación radiográfica) 4. Tractos migratorios en la sustancia blanca cerebral* 5. Fibromas gingivales 6. Hamartoma no renal (confirmación histológico) 7. Placa acrómica en retina 8. Lesiones cutáneas en confeti 9. Quistes renales múltiples (confirmación histológica) • + Cuando estos dos criterios están presentes se requiere la presencia de otros factores de complejo de esclerosis tuberosa (CET) para hacer un diagnóstico definitivo • * Cuando existe displasia cortical cerebral y tractos migratorios cerebrales en sustancia blanca de forma conjunta deberán contabilizarse como un solo criterio más que como dos criterios separados de CET • Diagnóstico definitivo de CET: dos criterios mayores o un criterio mayor y dos menores • Diagnóstico probable: un criterio mayor y uno menor • Diagnóstico posible: un criterio mayor o dos o más criterios menores 22 piel puede llevar a un diagnóstico p re c o z e n u n p a c i e n t e c o n semiología neurológica. Caso clínico Paciente femenina de 6 meses de edad, procedente de David, provincia de Chiriquí quien llegar al cuarto de urgencias del Hospital José Domingo de Obaldía; con historia de 1 semana de evolución con irritabilidad, mala conducta visual con pobre contacto visual, fijación y seguimiento de objetos; y episodios paroxísticos en salvas de flexión cefálica, elevación de los brazos y retracción de miembros inferiores. Antecedentes Los antecedentes perinatales, heredofamiliares y personales fueron irrelevantes en relación al padecimiento actual. El esquema de inmunización estaba completo para su edad. El neurodesarrollo adecuado a su edad (hasta el momento de la instauración de las convulsiones). Examen Físico: Peso: 7.7 kg (P50), Talla: 65 cm (P50), Perímetro cefálico: 43 cm (P50/-2DS) Signos vitales: Fc: 122/min, Fr: 23/min. A la inspección cutánea se observaron 5 manchas hipomelánicas a nivel de extremidades y tronco, el resto de la exploración física sin otras alteraciones. En el contexto del cuadro clínico que motivó la consulta de la paciente y la presencia de máculas hipomelánicas en piel orientaron a la posibilidad de una probable Esclerosis Tuberosa; por lo que se solicitaron estudios Pequeñas convulsiones, grandes repercuciones Muñoz et al Pediátr Panamá 2008,37(1)21-28. complementarios y evaluaciones especializadas que sustentaran dicho diagnóstico. Laboratorios a su ingreso (14/05/07): Biometría Hemática: h e m o g l o b i n a d e 11 . 4 g / d l , hematocrito de 32.4%, glóbulos blancos de 14,100 con un diferencial de 22% de neutrófilos, 61.9% de linfocitos, 8.6% de monocitos, 3.7 % de eosinófilos; plaquetas en 579,000. Química sanguínea: glicemia en 87mg/dl, creatinina de 0.3mg/ dl, BUN 3.0mg/dl, sodio 140mEq/ L, potasio 4.5 mEq/L y calcio 11.3 mg/dl. Exámenes complementarios: Radiografía de tórax: muestra un índice cardiotorácico > 0.55 y trama pulmonar normal. (Figura 1). Electrocardiograma: normal. Tomografía axial computarizada cerebral (simple y contrastada): se encuentran nódulos subependimarios, uno de mayor tamaño y calcificado a nivel del cuerno frontal del ventrículo lateral derecho, en la proximidad del Agujero de M o n ro y z o n a s h i p o d e n s a s corticales que al correlacionar con la clínica pueden corresponder a tuberosidades corticales. Sin cambios ni reforzamiento en la fase contrastada. (Figura 2). Electroencefalograma de sueño inducido con 20 minutos de duración que muestra un registro de sueño fase REM, sincronía de actividad sigma interhemisférica. Complejos en salvas de puntas y punta-onda lenta en áreas temporo-occipitales bilaterales y generalización secundaria, de uno a Fig. 1 Radiografía de tórax con índice cardiotorácico > 0.55. Fig. 2 Tomografía axial cerebral simple y contrastada dos segundos de duración seguidos de atenuación difusa de voltaje y que desorganizan la actividad de base, constituyendo patrón hipsarrítmico. Fotoestimulación sin cambios (Figura 3). El ultrasonido renal fue reportado como normal. Evaluaciones especializadas: Dermatología pediátrica: Evaluación con lámpara de Wood, revela la presencia de las máculas: hipomelánicas, mácula café y un nevo azul. En la regiones del tronco en su cara posterior: Región escapular izquierda 1 cm, región sacra 0.7 cm, glúteo derecho 1.25 x 1.25 cm, glúteo izquierdo cuadrante inferior izquierdo 0.4 cm y mancha azul marrón 1 cm; pierna izquierda parte posterior 0.3 cm, pierna izquierda borde lateral externo 0.3 cm. (Figuras 4, 5, 6, 7). Oftalmología pediátrica: Examen visual y fondo de ojo fueron normales. 23 Pequeñas convulsiones, grandes repercuciones Muñoz et al Pediátr Panamá 2008,37(1)21-28. Fig. 3 Electroencefalograma de sueño inducido. Fig. 4 Máculas hipomelánicas glúteo derecho 1.25x1.25 cms. Fig. 7 Nevus Azul Cardiología pediátrica: Ecocardiograma con dos tumoraciones en el septo interventricular en el ventrículo derecho; posibles rabdomiomas (figura 8). Por los hallazgos tomográficos la paciente continuará con control ambulatorio en neurocirugía pediátrica. Los hallazgos clínicos encontrados confirmaron el diagnóstico de Esclerosis Tuberosa, como patología asociada al Síndrome de West. En base a lo anteriormente expuesto, nuestra paciente cumplía los criterios electroclínicos de Síndrome de West caracterizado por crisis convulsivas de espasmos en flexión de aparición entre los 4-7 meses de vida y patrón electroencefalográfico de hipsarritmia. Tratamiento Fig. 5 Mácula hipomelánicas región escapular izquierda 1 cms Se inició con vigabatrina a dosis inicial de 50 mg/Kg/día e incremento gradual cada tercer día; con buena respuesta y disminución de las crisis clínicas. Fig. 6 Mácula café Seguimiento ambulatorio La paciente continúa en control neuropediátrico con protocolo de tratamiento de Síndrome de West (Vigabatrina por 6 meses y rotación posterior a Ácido Valproico o Topiramato); seguimiento en la consulta externa de pediatría y estimulación temprana de nuestro hospital. Además fue referida a las 24 Fig. 8 Ecocardiograma con tumoraciones en septo interventricular Pequeñas convulsiones, grandes repercuciones Muñoz et al consultas de nefrología, cardiología, oftalmología, neumología y neurocirugía como parte del manejo multidisciplinario. Se coordinó la evaluación especializada de núcleo familiar y posterior evaluación genética en otro centro hospitalario. Discusión El Síndrome de West es una encefalopatía epiléptica edad dependiente, caracterizada por la tríada electroclínica de espasmos epilépticos, patrón de hipsarritmia en el electroencefalograma y retardo psicomotor (1,2,3,8). Hoy en día el retardo del desarrollo psicomotor no se considera un criterio indispensable de inclusión para el diagnóstico del Síndrome de West, ya que éste es dependiente de la etiología asociada a esta encefalopatía epiléptica. Recientemente el grupo de trabajo para la Clasificación y Te r m i n o l o g í a d e l a L i g a Internacional contra la Epilepsia lo ha aceptado como un Síndrome Epiléptico (1,8). Los denominados espasmos infantiles consisten en contracciones musculares que provocan la típica flexión cefálica, extensión de miembros superiores y retracción de miembros inferiores. En muchas ocasiones pueden confundirse con otros eventos paroxísticos no epilépticos como son los cólicos abdominales, las mioclonías benignas del sueño y el Síndrome de Sandifer (1,2,3). El patrón electroencefalográfico típico de este síndrome, conocido como hipsarritmia, fue descrito por primera vez por Gibbs y Gibbs en 1952 y se caracteriza por: “puntas y ondas lentas de gran amplitud, desorganizadas, que varían de un momento a otro tanto en duración Pediátr Panamá 2008,37(1)21-28. como en localización, dándole su carácter caótico al trazado” (7,8). La incidencia del Síndrome de West es de 1.6 a 4.3 de cada 1000 nacidos vivos (1,2,3) Desde el punto de vista etiológico, el SW se clasifica en idiopático, criptogénico y sintomático. El término sintomático se refiere aquel en el cual las crisis son el resultado de una o más lesiones estructurales cerebrales identificables, mientras que criptogénico se refiere aquel en el que se presume que sea secundario a una patología primaria, pero la causa no ha sido detectada por las técnicas diagnósticas disponibles. Por otro lado, el idiopático incluye aquellos casos en los cuales no existe una lesión estructural subyacente ni anomalías neurológicas; sin embargo hay una predisposición genética y son por lo general dependientes de la edad. Existe una amplia gama de patologías asociada al SW, y dentro de ellas, las enfermedades neurocutáneas deben ser consideradas. El hecho de que el SW tenga mayor incidencia entre los 3-8 meses de edad obliga a tener siempre presente a esta entidad como diagnóstico diferencial. En el caso de nuestra paciente los espasmos fueron inicialmente confundidos con cólicos del lactante lo que retardó su diagnóstico. La paciente presentaba además otros signos clínicos que ya han sido descritos en la literatura por los expertos, en esta encefalopatía epiléptica, como lo son la irritabilidad y la mala conducta visual. La ausencia de antecedentes perinatológicos patológicos de la paciente, descarta una gran variedad de patologías asociadas al SW (encefalopatía hipóxicoisquémica, leucomalacia p e r i v e n t r i c u l a r, i n f ecciones perinatales, malformaciones cerebrales, etc.). En este caso una exploración física minuciosa, orientada a la búsqueda de otras patologías que se asocien a este tipo de epilepsia debe ser el objetivo del clínico. Considerando las enfermedades neurocutáneas, como diagnóstico diferencial. Considerando un aporte valioso, la información que pueda aportarnos la inspección de la piel y sus anexos; en conjunto con la realización de un fondo de ojo. La Esclerosis Tuberosa (ET) descrita por Bourneville en 1880 es la más representativa de las enfermedades neurocutáneas, que evolucionan con manchas acrómicas. Consiste en un trastorno de la diferenciación y proliferación celular, que puede afectar cerebro, piel, corazón, ojo, riñón y otros órganos. Es la segunda en frecuencia de las facomatosis, superada únicamente por la neurofibromatosis y se calcula una prevalencia entre 10 y 14 en 100 000 personas. Constituye un trastorno heredado en forma autosómica dominante con alta penetrancia y muy variable expresividad fenotípica. (4,5,6,9) Análisis recientes de ligamiento genético indican un origen muy heterogéneo. Algunos estudios indican que alrededor de la mitad de los casos de las familias con ET tienen afectación en el locus génico 9q34 y otros en el 16p13. Se han implicado también los locus 11q21 y en menos, al cromosoma 14. Fenotípicamente todos los individuos son indistinguibles. El diagnóstico se basa en la definición de criterios ya establecidos y 25 Pequeñas convulsiones, grandes repercuciones Muñoz et al que se puntualizan en la Tabla 1(6,9). Nuestra paciente presentaba máculas hipomelánicas, nódulos subependimarios a nivel cerebral y rabdomiomas cardíacos, los cuales constituyen un criterio menor y dos criterios mayores, respectivamente, que la catalogan como un Complejo de Esclerosis Tuberosa definitivo. La afectación sistémica de mayor frecuencia clínica está dada por: 1. Manifestaciones dermatológicas. Las lesiones cutáneas típicas de la ET son: máculas hipocrómicas, angiofibromas faciales, fibromas periungüeales, parches lijosos y placa fibrosa. Las máculas hipocrómicas o manchas hipomelánicas son habitualmente visibles en el nacimiento y se pueden identificar en el 90 % de los casos; aunque en ocasiones se precisa de iluminación con luz ultravioleta, lo que las muestra con mayor facilidad. La forma y el tamaño de estas manchas son variables; clásicamente está descrita la forma de hoja de fresno, pero realmente son múltiples, en ocasiones adoptando un patrón de confeti. El número varía desde escasas hasta docenas. La presencia de este tipo de lesión cuando es única o son escasas se puede ver en niños sanos, por lo que no es patognomónica de la enfermedad(6,9). Otro elemento importante para sospechar la ET, es la asociación de las máculas hipocrómicas con espasmos infantiles o con cardiomegalia (presentes en la paciente). La presencia de una mancha blanca en el pelo puede tener la misma significación que las máculas en la piel. 26 Pediátr Panamá 2008,37(1)21-28. Los angiofibromas faciales, antiguamente mal llamados adenomas sebáceos, están constituidos por elementos de tejido vascular y conectivo. Estas lesiones comienzan como una lesión papular eritematosa entre los 4 y 10 años de edad (excepcionalmente antes) y después crecen gradualmente. Se distribuyen sobre la nariz, los pliegues nasolabiales y el mentón. Los angiofibromas faciales múltiples son patognomónicos de la ET; sin embargo, su utilidad para el diagnóstico precoz es escasa, pues aparecen en la infancia tardía y sólo entre el 70 al 83 % de los casos. Los fibromas ungüeales, descritos por Koehen, son lesiones carnosas que se originan alrededor o debajo de las uñas, mucho más frecuentes en los dedos de los pies y afectan generalmente a las mujeres. Estas lesiones pueden observarse en sólo el 15 al 20 % de los casos y es raro que se aprecien antes de la adolescencia. Este tipo de lesión aislada se puede deber a trauma continuado sobre la región; sin embargo, múltiples fibromas ungüeales son patognomónicos de la ET (4,5,6). El parche lijoso es una lesión ligeramente elevada, de bordes irregulares y una superficie que asemeja el papel de lijar, que se localiza habitualmente en la espalda o los flancos. Se observa en el 20 al 35 % de los pacientes después que alcanzan la pubertad y no es patognomónica de la ET. L a s p l a c a s f i b ro s a s s o n formaciones de color rosado y prominente, localizadas en la frente o en las mejillas, que están presentes desde el nacimiento y son típicas de esta enfermedad. 2. Manifestaciones neurológicas. Hace pocos años la tríada clínica de Vogt, constituida por epilepsia, retraso mental y angiofibromas definían la enfermedad; sin embargo, se calcula que esta asociación se encuentre sólo en un tercio de los casos y que en el 6 % de los casos no existe ninguna de estas manifestaciones. Las crisis epilépticas están presentes en el 80 al 90 % de los enfermos. Son particularmente frecuentes los espasmos infantiles en menores de 1 año y ya nos re f e r i m o s a l a i m p o r t a n c i a diagnóstica de su asociación con manchas hipocrómicas. En niños mayores y adultos se desarrollan habitualmente crisis parciales simples y/o complejas y con menos frecuencia crisis tónicoclónicas generalizadas, atónicas, tónicas, mioclónicas o ausencias atípicas. Es común la combinación de 2 o más tipos de crisis. El retraso mental (RM) está presente en aproximadamente el 60 % de los casos y la severidad de éste varía desde fronterizo a profundo. Se ha establecido como regla que los pacientes que presentan RM desarrollan epilepsia; por el contrario, muchos pacientes epilépticos son intelectualmente normales. Parece que la evolución favorable, tanto de las funciones neuropsíquicas como de las crisis epilépticas está relacionada con el menor número de tuberosidades que en los individuos más retrasados y con crisis de difícil control. Muchas veces los trastornos de conducta y el autismo están presentes en los pacientes con ET, habitualmente asociados con la epilepsia y el RM. Las estadísticas de varias series reportan que entre Pequeñas convulsiones, grandes repercuciones Muñoz et al el 6 al 14 % de los pacientes con ET desarrollan astrocitomas de células gigantes, neoplasia derivada de astrocitos, patognomónica de la enfermedad(6,7,8). Esto ocurre con mayor frecuencia en las primeras décadas de la vida. El aumento de la presión intracraneal, la aparición de nuevos signos neurológicos deficitarios focales, cambios en el comportamiento o la pérdida del control de las crisis nos deben alertar sobre un posible crecimiento tumoral. La oclusión súbita del sistema ventricular (con frecuencia a nivel del agujero de Monro), así como el sangramiento tumoral, constituyen la causa de un deterioro neurológico agudo en estos pacientes. Esta eventualidad de modo directo o indirecto es responsable del 25 % de los fallecimientos de estos pacientes. Se resume entonces, que la afectación neurológica de la ET está ocasionada por: crisis epilépticas, retraso mental, trastornos de conducta, astrocitomas cerebrales. 3. Manifestaciones oftalmológicas. Las anormalidades de la retina constituyen las manifestaciones más frecuentes desde el punto de vista oftalmológico, y se reporta que hasta el 80 % de los casos desarrollan este tipo de alteraciones. Las más comunes son: astrocitomas, hamartomas y áreas acrómicas en la retina. Ocasionalmente en pacientes sanos se pueden observar las 2 últimas; pero cuando se presentan 2 o más astrocitomas retinianos, esto es específico de la ET (5,6). Estas lesio n e s e x c e p c i o nalmente provocan afectación visual y cuando esta se muestra, se Pediátr Panamá 2008,37(1)21-28. debe a desprendimiento de retina y hemorragia vítrea. En algunos pacientes se pueden apreciar defectos de pigmentación del iris, que tienen la misma significación diagnóstica que las manchas hipomelánicas en la piel. 4. Afectación renal. Los angiomiolipomas (AML) renales son tumores benignos constituidos por músculo liso, tejido adiposo y elementos vasculares. Están presentes, según algunas series, entre el 50 al 80 % de los casos. Existen varios elementos que pueden ayudar a distinguir los AML debido a una ET: - Se presentan en edades más jóvenes. - Tienen mayor incidencia de afectación bilateral. - Son más sintomáticos. - Son más grandes y con mayor tendencia a crecer. - Requieren frecuentemente de cirugía. - El síntoma más frecuente es el dolor abdominal o en el flanco. Las complicaciones más frecuentes son la insuficiencia renal crónica de causa obstructiva, hematuria, hipertensión arterial y la hemorragia retroperitoneal. En pocos casos se puede desarrollar un síndrome nefrótico o tumores renales malignos. El diagnóstico se debe realizar con estudios imagenológicos: ultrasonido, urograma descendente, tomografía axial computadorizada (TAC) y resonancia magnética nuclear (RMN) (4,5). 5. Afectación cardíaca. Más de 2 tercios de los pacientes con ET presentan rabdomioma cardíaco, tumor dependiente de las fibras musculares miocárdicas. Estos tienden a ser múltiples y su número y tamaño disminuyen con la edad. Se plantea además, que al menos la mitad de los pacientes con este tumor miocárdico muestran ET. Aunque la mayoría evoluciona de forma asintomática, algunos pacientes desarrollan una insuficiencia cardíaca rápidamente después del nacimiento, por obstrucción, por tumor intraluminal o porque éste desplaza al miocardio normal. El diagnóstico se realiza mediante ecocardiograma o RMN. Con estos estudios, se puede identificar el rabdomioma intraútero, lo que sin dudas constituiría un elemento importante en el diagnóstico prenatal de la enfermedad. 6. Afectación pulmonar. Se presenta solamente en el 1 % de los pacientes y es 5 veces más frecuente en mujeres que en varones. El tipo de alteración que se observa es una linfoangioleiomiomatosis que se aprecia como un infiltrado intersticial difuso de tejido linfoide, vascular y músculo liso, lo cual produce obstrucción del flujo de aire y disminución de la capacidad respiratoria. El inicio de los síntomas respiratorios se produce entre los 20 y 50 años, con un promedio de 33 años y las manifestaciones clínicas que se pueden observar son: disnea, hemoptisis, insuficiencia respiratoria, neumotórax espontáneos repetidos. En la mayoría la evolución clínica es declinante, con pronóstico malo. El tratamiento con hormonoterapia según algunos autores, no tiene una eficacia demostrada; sin embargo, un ensayo de la Clínica Mayo, ha demostrado la utilidad del tratamiento con progesterona para los pacientes sintomáticos o con función pulmonar declinante.(4,5,6) 27 Pequeñas convulsiones, grandes repercuciones Muñoz et al Estos pacientes deben ser estudiados con radiografía de tórax, TAC de tórax y pruebas funcionales respiratorias; estas últimas de gran utilidad para valorar el grado de afectación pulmonar de manera evolutiva y la respuesta al tratamiento. En todo paciente con linfoangioleiomiomatosis se deberá sospechar ET (5,6). La búsqueda bibliográfica realizada nos concientiza a un compromiso estrecho con nuestra paciente, en el control multidisciplinario (genética, neurorehabilitación, neurocirugía, cardiología, nefrología, neumología, neurología y oftalmología) ante el riesgo de complicaciones asociadas a su enfermedad de base. Más que una revisión extensa de lo que podemos encontrar en los libros, queremos compartir un caso que ejemplifica la importancia de la evaluación clínica de los eventos paroxísticos en el primer año de vida, en donde el SW constituye una entidad cuyo diagnóstico precoz condiciona una intervención inmediata. Teniendo en cuenta el deterioro neurológico implicado per sé como encefalopatía epiléptica. Por otro lado el conocimiento de las enfermedades con compromiso neurológico, nos proporcionará las claves necesarias en la búsqueda de signos clínicos confirmatarios de nuestra sospecha, como lo 28 Pediátr Panamá 2008,37(1)21-28. son las máculas congénitas en las enfermedades neurocutáneas. Recordando a la ET como una f a c o m a t o s i s f re c u e n t e , c o n espasmos infantiles asociado a máculas hipocrómicas. Agradecimientos: Agradecemos la colaboración de nuestros colegas por el aporte clínico brindado y apoyo en el manejo multidisciplinario: Dra. Keyla de Arias (Dermatología. HJDDO), Dra. Zonia Gordón (Oftalmología. HJDDO), Dr. Florencio Mc Carthy (Nefrología. H D N ) , D r. M a r i o C a l v i t (Neurocirugía. HDN), Dr. Luis Morales (Cardiología. HDN) Referencias 1. Fejerman N. Síndrome de West: certezas, incógnitas y sorpresas. Temas de Neuropediatría. Primera Edición. Editorial Médica Panamericana, Buenos Aires, 2005. pág. 5-41. 2. Pozo A. A., Pozo L. D., et al. “Síndrome de West: etiología, fisiopatología, aspectos clínicos y pronóstico”. Hospital Pediátrico Universitario “William Soler”. Http:/www. espaciologopedico.com 3. Fundación ONCE. Fondo europeo de desarrollo Regional. “Síndrome de West”. http://salud.discapnet.es. 4. Fernández C. O., Gómez G. A., et al. “Esclerosis Tuberosa. Revisión”. Revista cubana de Pediatría. Vol. 71 N°3. Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía. Ciudad de La Habana. Jul-Sept 1999. 5. R o a c h , E S , G ó m e z , M R , Northup H. “Criterios diagnósticos de Esclerosis Tuberosa”. J. Child Neurol 1998; 13: 624 6. Tena Rosser, MD, Ashok Panigraphy, MD, and William McClintocK, MD. The Diverse Clinical Manifestations of Tuberous sclerosis Complex: A Review. Seminars in Pediatric Neurology 2006; 13: 27-36. 7. M e n k e s J , S a r n a t H . Paroxysmal Disorders. Child Neurology. Sixth Edition. Lippincott Williams E Wilkins, Philadelphia, 2000.pag. 941945. 8. Roger J, Bureau M, Dravet Ch, Genton P, et al. Infantile spasms and West Syndrome. Epileptic syndromes in Infancy, Childhood and Adolescence. 3 rd. Edition. John Hibbay and Co ltd, United Kingdon, 2002;pp. 49-63 9. Barkovich AJ. Facomatosis. Neuroimagenología Pediátrica. 1 ed. Lippincott Williams and Wikins, Buenos Aires, 2001;pp. 417-429. Caso Clínico Un caso de Leucocoria Bilateral Pediátr Panamá 2008,37(1)29-34. Andrade et al Un caso de Leucocoria Bilateral Dra. Anabelle Andrade* Dra. María Sabina Ah Chú** Dra. Geneva Rodríguez*** Resumen Este artículo es una revisión sobre el retinoblastoma, tumor propio de la edad pediátrica, que tiene un cuadro clínico de presentación que en la mayoría de los casos incluye una “pupila blanca” o leucocoria. Se revisarán las características de este tumor, su clasificación, su abordaje terapéutico, a propósito de un caso atendido en nuestro hospital. Introducción La diferenciación de las células retinianas se completa en la vida postnatal, hacia los tres años de vida del niño. Durante este período estas células presentan un alto riesgo de eventos oncogénicos que pueden llevar al desarrollo de una neoplasia. El retinoblastoma es un tumor maligno derivado de las células de la retina. Es la neoplasia ocular más frecuente en la niñez, y la tercera neoplasia intraocular maligna más común en todos los grupos de edades. Se manifiesta como una “leucocoria” o “pupila blanca”, la cual es un reflejo blanco característico, que se observa a simple vista algunas veces, otras al iluminar los ojos de los niños. Su diagnóstico es predominantemente clínico, y para llegar al mismo debe hacerse un ejercicio de diagnóstico diferencial con otras patologías que también se presentan como leucocoria. con historia de retraso psicomotor, notando a los 5 meses que no tomaba en sus manos los objetos que le eran ofrecidos. A los 7 meses de vida, se le observan “manchas blancas” en ambos ojos Fig. 1. En su Centro de Salud, le realizan pruebas serológicas, donde resulta una IgM por Toxoplasma positiva 1:614 (madre con IgG positiva 1:64), y es referida al Hospital del Niño para estudios por toxoplasmosis congénita. Antecedentes perinatales: Sexto producto de madre de 36 años, G6P6, con 3 controles prenatales. Parto fortuito en casa. Antecedentes personales patológicos: Retraso psicomotor evidenciado en sus citas de control de crecimiento y desarrollo. Antecedentes heredofamiliares: Niegan antecedentes de esta y otras patologías en otros miembros de la familia. Evolución Clínica La paciente es hospitalizada, repitiéndose las pruebas serológicas para toxoplasmosis, que no resultan concluyentes para toxoplasmosis congénita, (IgM madre 1:64 / Paciente 1:128). Es evaluada por el servicio de oftalmología, se observa una leucocoria bilateral, sospechosa de retinoblastoma, por lo que se indican estudios de gabinete. CASO CLÍNICO Se trata de lactante femenina de 1 año, procedente de La Chorrera, A B Fig. 1 Leucocoria bilateral. A. Ojo Derecho B. Ojo Izquierdo * Médico Residente de Pediatría. Hospital del Niño ** Pediatra Oncóloga. Hospital del Niño *** Patóloga. Hospital del Niño 29 Un caso de Leucocoria Bilateral •Radiografía AP y lateral de cráneo: Revelan calcificaciones intraoculares •Serie ósea: Sin lesiones óseas •Ultrasonido ocular: Presenta masas calcificadas gruesas en ambos ojos (OI 1.8 x 1.2 / OD 1.8 x 1.1), con discreto incremento de la vascularidad. Con amplia infiltración de la pared posterior de forma bilateral. •To m o g r a f í a d e ó r b i t a simple y con contraste y Resonancia magnética: Mostró tumoraciones calcificadas intraoculares bilaterales, con ensanchamiento de ambos nervios ópticos, a descartar infiltración tumoral Fig. 2 y Fig. 3 •Tomografía cerebral: Sin imágenes patológicas. Glándula pineal normal. •Médula ósea y líquido cefalorraquídeo: Sin infiltración tumoral. Los estudios de imagen resultan compatibles con el diagnóstico de retinoblastoma bilateral, con compromiso de más del 50 % de la retina, por lo que se inicia un primer ciclo de quimioterapia. Posterior al mismo, se realiza examen bajo anestesia, con diagnóstico postoperatorio de retinoblastoma en ambos ojos Fig. 4. Se presenta el caso ante el G ru p o C e n t ro a m e r i c a n o d e Retinoblastoma, realizando la clasificación de la enfermedad de la niña: •Ojo Derecho: Reese Ellesworth 4. Estadio D. Poca posibilidad de visión •Ojo Izquierdo: Reese Ellesworth 5. Estadio D. Poca posibilidad de visión Con el mayor compromiso del ojo izquierdo, y por la cercanía al 30 Pediátr Panamá 2008,37(1)29-34. Andrade et al Fig. 2 Tomografía de órbitas con contraste. Presencia de calcificaciones A B Fig. 4 Fondo de ojo A. Ojo Izquierdo B. Ojo Derecho Fig. 3 Resonancia magnética de órbitas Fig. 5 Pieza macróscopica de Retinoblastoma sistema nervioso central, se decide la enucleación del mismo. Fig. 5 retinoblastoma, sin invasión al nervio óptico, con las coroides libre de enfermedad y la esclera intacta. Presencia de siembras vítreas. Fig. 6 Estudio Histopatológico: Biopsia compatible con Un caso de Leucocoria Bilateral Pediátr Panamá 2008,37(1)29-34. Andrade et al El retinoblastoma es un tumor maligno de las células de la retina, con mayor incidencia en la infancia temprana, representando de un 3 a 4 % de las neoplasias pediátricas. Tiene una incidencia global de 2 a 3 casos por cada millón de nacidos vivos. Se manifiesta inicialmente con diferentes grados de discapacidad visual1, que pueden ser captados por los familiares de un lactante menor, en forma de falta de seguimiento de objetos con la mirada, o dificultad para tomar un juguete que le sea ofrecido. Sin embargo, en no pocas ocasiones, la disminución visual es captada por sus familiares más cercanos, sólo cuando el lactante desvía la mirada por un estrabismo compensatorio, o cuando alguien le nota un “brillo blanco” en sus ojos, llevando entonces al niño por primera vez a un médico. sirviendo de base para la investigación del origen de otros tumores2. Es una neoplasia con un patrón hereditario autonómico dominante, con penetrancia casi completa (85 a 95%). Knudson en 1971 propuso las dos formas de desarrollo para este tumor, que son vigentes en la actualidad. La primera es la de herencia multifocal, que se manifiesta bilateralmente, casi siempre antes del año de edad y corresponde al 40 % de los casos de retinoblastoma. Se caracteriza por mutaciones en la línea germinal del gen RB1, pudiendo ser heredado de un progenitor afectado (25 %), o adquirido por una nueva mutación del gen (75 %). Este gen está localizado en el cromosoma 13q14, y actúa en la inhibición de la actividad de diversas proteínas estimuladoras del crecimiento. Cuando el tumor es bilateral (afectando ambos ojos), hay aproximadamente un 80% de posibilidades de que se trate de una forma hereditaria. La transmisión de estos casos es autosómica dominante (es decir, todos los hijos del paciente con retinoblastoma pueden portar el gen, aunque puede no manifestarse en ellos el cáncer)6, aunque su manifestación es recesiva, ya que se necesita una alteración de los dos alelos para que se manifieste la enfermedad. La segunda forma de desarrollo es la no hereditaria, que se manifiesta unilateralmente, y corresponde al restante 60 % de los casos. El riesgo de este grupo de transmitir la enfermedad a sus hijos es de 2.5 %. Casi siempre es detectable en el segundo año de vida. Formas clínicas El retinoblastoma es uno de los tumores mejor estudiados, Fisiopatología El retinoblastoma tiene su origen en las células fotoreceptoras Fig. 6 Histopatología del retinoblastoma La paciente después de la enucleación de su ojo más comprometido, continuó quimioterapia y está pendiente la evaluación para la decisión que se tomará sobre su otro ojo. A esta paciente se le realizaron pruebas de Micro arreglos en sangre, en busca de una deleción de 13 q, siendo los mismos negativos. Revisión de la capa interna de la retina, para extenderse luego dentro del humor vítreo como una masa nodular carnosa, conocida como retinoblastoma endofítico. En raras ocasiones, la masa tumoral crece hacia a fuera (retinoblastoma exofítico), sin afectar el vítreo, causando desprendimiento de la retina. El tejido que compone el tumor es suave y friable, facilitando su diseminación, causando múltiples siembras dentro de la retina y del humor vítreo. Además, presenta una alta demanda de sangre, lo que resulta en necrosis y calcificación de la tumoración, al no contar con un flujo sanguíneo suficiente para cubrir sus necesidades. El retinoblastoma se puede diseminar al sistema nervioso por la invasión de las capas de la retina hacia el nervio óptico, o bien, atravesando las capas que le dan su estructura al ojo como el humor vítreo, la coroides y la esclera. Por esta razón durante el examen histológico de cada pieza se examina cuidadosamente cada parte del ojo, en busca de una descripción sobre la presencia o ausencia de células. Hallazgos patológicos El retinoblastoma puede crecer de manera endofítica, exofítica o ambas. El retinoblastoma endofítico crece predominantemente hacia el vítreo. El retinoblastoma exofítico crece hacia el espacio subretinal. Las células tumorales tienden a crecer alrededor de los vasos sanguíneos y frecuentemente presenta calcificaciones. En los cortes histológicos se pueden observar estructuras diferenciadas (rosetas) e indiferenciadas. Las rosetas más características son las de Flexner31 Un caso de Leucocoria Bilateral Wintersteiner y de Homer-Wright. Además una estructura adicional diferente llamada fleurete (diferenciación fotoreceptora). Las áreas indiferenciadas están formadas por células pequeñas y redondas grandes con núcleo hipercromático y escaso citoplasma. Manifestaciones clínicas Al examen físico, el niño presenta leucocoria, estrabismo y dificultad para la convergencia de la mirada u otros síntomas agregados como se señala en la tabla 1. La leucocoria puede ser notada inicialmente por el llamado reflejo de “ojos de gato”, como una mancha ocular luego de la toma de una fotografía, o al ser iluminado con luz directa. En estos pacientes, es necesaria la realización de un diagnóstico diferencial de leucocoria3. Diagnóstico Decíamos que un signo muy característico de retinoblastoma es la “leucocoria” o pupila blanca, dado por el reflejo que produce este tumor al ser iluminada la p u p i l a . H a y, s i n e m b a rg o , múltiples enfermedades oculares que también producen leucocoria por lo que es importante que un oftalmólogo realice el examen para poder establecer un diagnóstico diferencial Tabla 2. Hay casos en los cuales, cuando se detecta la leucocoria, la enfermedad está muy extendida y no es posible salvar la visión del paciente. Hoy en día, la esperanza de los nuevos protocolos de tratamiento es intentar salvar no solamente la vida, sino también la visión de pacientes a quienes se les logra descubrir el retinoblastoma tempranamente4. Por ello, se debe establecer a nivel de todo el sistema de 32 Pediátr Panamá 2008,37(1)29-34. Andrade et al salud, una campaña que eduque al personal de atención primaria, en la importancia del examen ocular en los niños y la referencia de los casos de forma temprana5. El diagnóstico de retinoblastoma intraocular es confirmado mediante un examen bajo anestesia de la retina, sin necesidad de un estudio patológico. En la evaluación, se observa una masa que se proyecta dentro del humor vítreo, aunque en casos de hemorragia en el vítreo y en el desprendimiento de retina, su visualización puede ser difícil. Los estudios de imagen son de ayuda diagnóstica para la evaluación de la extensión del tumor y en la diferenciación de otros diagnósticos. En los casos de enfermedad metastásica (10 a 15 %) y previo a la enucleación, se instaura un tratamiento con quimioterapia o radioterapia, y es necesaria la realización de procedimientos diagnósticos adicionales, como el aspirado y biopsia de médula ósea, y la punción lumbar, para descartar afectación de estos tejidos. Clasificación El estándar de clasificación para los tumores intraoculares es el sistema de Reese-Ellsworth, donde se divide al ojo en cinco grupos en base al tamaño, localización, y el número de lesiones tumorales. Dicha clasificación se ideó originalmente Tabla 1. Manifestaciones clínicas del retinoblastoma Signo o síntoma Porcentaje (%) Reflejo de ojo de gato Estrabismo Ojo rojo y doloroso con glaucoma Pobre visión Celulitis orbitaria Midriasis unilateral Heterocromía del iris Hifema Apariencia dismórfica Nistagmo Manchas blancas en iris Anorexia, falla de medro 56 20 7 5 3 2 1 0.5 0.5 0.5 0.5 0,5 Fuente: Retinoblastoma. Abeloff: Clinical Oncology. Churchill Livingstone. 3ra ed. 2004. Tabla 2. Diagnóstico diferencial de leucocoria Enfermedad Toxocariasis Toxoplasmosis Humor vítreo persistente Catarata congénita asociada a infección intrauterina Fibroplasia retrolental Enfermedad de Coats Coloboma coriorretinal Displasia retiniana Pliegue retinal congénito Meduloepitelioma Fuente: Ah Chú: Tumores infantiles para el médico de atención primaria 3 edición. Universal Books. 2008 Un caso de Leucocoria Bilateral Pediátr Panamá 2008,37(1)29-34. Andrade et al Tabla 3. Clasificación de Reese-Ellsworth para tumores intraoculares Grupo / Conservación de la visión A Grupo 1 Tumor solitario ≤ 4 diámetros discales, (Muy favorable) localizado en o detrás del ecuador Grupo 2 (Favorable) Tumor solitario, de 4-10 diámetros discales en tamaño, localizado en o detrás del ecuador Grupo 3 Cualquier lesión anterior al ecuador (Dudosa) B Tumores múltiples, ≤ 4 diámetros discales, localizados en o detrás del ecuador Tumores múltiples, de 4-10 diámetros discales en tamaño detrás del ecuador Tumor solitario mayor de 10 diámetros discales detrás del ecuador Grupo 4 (Desfavorable) Tumores múltiples, algunos > de 10 diámetros discales Cualquier lesión que se extiende anteriormente a la ora serrata Grupo 5 (Muy desfavorable) Tumores masivos que afectan ≥ 50 % de la retina Siembra vítrea Fuente: Pizzo P, Poplack d, eds: Principles and Practice of Pediatric Oncology. 3 edition. Philadelphia, Lippincott-Raven Publishers1997 para tomar decisiones en cuanto a posibilidad de conservación de la visión, y se detalla la misma en la Tabla 3. A diferencia de la Clasificación Reese-Ellsworth, la Clasificación Global de St. Jude se refiere al estadio o extensión del retinoblastoma tanto a nivel local como sistémico, como se detalla en la Tabla 4. Tratamiento El manejo del retinoblastoma está dirigido hacia la preservación de la vida y de la función visual. Todos los retinoblastomas deberían ser sujetos de tratamiento según protocolos de tratamiento ya estandarizados7. Tratamientos focales La fotocoagulación con láser es útil en el manejo de lesiones situadas detrás del ecuador, y en el manejo de la neovascularización causada por la radioterapia. La crioterapia se utiliza en lesiones pequeñas localizadas en la retina anterior. Estos dos métodos son utilizados para tumores pequeños, menores de 3 a 6 mm, en conjunto con la reducción tumoral mediante quimioterapia (quimioreducción), con la cual parecen tener un efecto de sinergismo, con tasas de control locales de hasta 80 %. Radioterapia El retinoblastoma es un tumor altamente radiosensible. Sin embargo, dadas las complicaciones de su uso, se reserva para los casos de falla del tratamiento conservador focal, usualmente por progreso de la enfermedad Tabla 4. Estadio Global del Retinoblastoma (St. Jude) Estadio I Tumor (unifocal o multifocal) confinado a la retina a) Tumor retinal, único o múltiple b) Extensión a la cabeza del nervio óptico c) Extensión a la úvea Estadio II Enfermedad Orbital a) Tumor orbital 1. Células epiesclerales diseminadas 2. Masa tumoral b) Nervio óptico 1. Tumor en o más allá de la lámina cribosa, pero no al margen quirúrgico 2. Tumor al margen quirúrgico o en las meninges Estadio III Metástasis Intracraneales a) Solamente líquido cefalorraquídeo positivo b) Masa en el SNC Estadio IV Metástasis Hematógenas a) Solamente médula ósea positiva b) Lesiones óseas focales con o sin médula ósea positiva c) Otros órganos están involucrados Fuente: Luna Finneman S, et al: Protocolo de Tratamiento para Retinoblastoma 33 Un caso de Leucocoria Bilateral dentro del vítreo y/o en la retina, y diseminación hacia el nervio óptico. Quimioterapia Está indicada en pacientes con enfermedad extraocular, y aquellos con retinoblastoma bilateral, en conjunto con terapia focal agresiva. Se emplea en casos en los cuales se va a intentar salvar el ojo del paciente, para disminuir el tamaño del tumor y luego combinar tratamientos como crioterapia y/o fotocoagulación. También se emplea antes de la enucleación de un ojo con buftalmia (protrusión ocular debida al glaucoma que se produce debido a la invasión tumoral y la neovascularización). Se utilizan con éxito compuestos de platino, etopósido, ciclofosfamida y vincristina. Cirugía Con el advenimiento de nuevas técnicas de tratamiento, el manejo quirúrgico del retinoblastoma, ha disminuido en las últimas décadas, hasta tener un porcentaje de enucleaciones entre 65 y 75 % en casos de retinoblastoma unilateral en la actualidad. La enucleación está indicada en casos de tumores grandes, con pobre pronóstico visual, y cuando existe preocupación por la invasión tumoral al nervio óptico, coroide o a la órbita. En pacientes con glaucoma neovascular secundario, siembras en la pars plana o en la cámara anterior, también se recomienda la enucleación. Posterior al procedimiento, se pueden utilizar implantes de hidroxiapatita de tamaño adecuado para estimular el crecimiento de la órbita. 34 Pediátr Panamá 2008,37(1)29-34. Andrade et al Un paciente enucleado recibe como parte de su manejo una prótesis ocular, la cual se va cambiando según crece su cara. Antes de una enucleación es necesario un buen abordaje de los aspectos psicológicos y emocionales de la familia e incluso del paciente cuando se trata de un niño mayor, que comprende que va a perder un ojo8. Conclusión El retinoblastoma constituye en sí mismo un reto médico: por la minuciosidad que debe tenerse al momento de examinar un paciente, para detectarlo. Una entidad desapercibida: por ser poco sospechada, a menos que el examinador la busque activamente, o se eduque a la población para llevar a los niños tempranamente al oftalmólogo. Una neoplasia modelo de la correlación fisiopatológica molecular y clínica: por todos los aportes que su estudio ha hecho a la comprensión de los mecanismos del desarrollo de los tumores. Una invitación a la esperanza: para pediatras, oftalmólogos, médicos de atención primaria general y familiar, radiólogos, radioterapeutas, patólogos, trabajadores sociales, psicólogos y todos los especialistas que de una u otra forma participan en su manejo multidisciplinarios, ya que cada día aumentan las posibilidades no sólo de mejorar su sobrevida sino también su calidad de vida. Abstract This article is a review of current facts about retinoblastoma, a tumor of early childhood. Leucocoria (white pupil) is included on its clinical presentation. We will review some characteristic of this interesting tumor, as well as the therapeutic options, referring to a recent case in our hospital. Referencias 1. S h i e l d s C L , S h i e l d s J A . Diagnosis and management of retinoblastoma. Cancer Control 11(5):317-327, 2004. 2. Retinoblastoma. En: Abeloff: Clinical Oncology. Churchill Livingstone. 3ra ed. 2004. 3. Abramson DH, Frank CM, Susman M, et al. Presenting signs of retinoblastoma. J Pediatr. Mar 1998; 132 (3 Pt 1):505-8. 4. Sanders J, Glader B, Cairo M, et al.: Guidelines for the pediatric cancer center and role of such centers in diagnosis and treatment. American Academy of Pediatrics Section Statement Section on Hematology/ Oncology. Pediatrics 99(1): 139-141, 1997. 5. Ah Chu: Tumores infantiles para el médico de atención primaria. 3 edición. Universal Books. 2008.pp55-58 6. Cowell JK. Genetic counseling in retinoblastoma. Br J Ophthalmol. 1991 July; 75(7): 447. 7. Luna Finneman S, et al: Protocolo de Tratamiento para Retinoblastoma por el Grupo de Hemato-Oncólogos Centroamericanos (AHOPCA). Noviembre 2007 8. Pizzo P, Poplack d, eds: Principles and Practice of Pediatric Oncology. 3 edition. Philadelphia, LippincottRaven Publishers1997.pp.633698. Casos Clínico Hemangioma con Fenómeno de Kasabach Pediátr Panamá 2008,37(1)35-41. Lagrutta et al Revisión de dos casos de hemangioma con Fenómeno de Kasabach-Merritt en neonatos Dr. Francisco Lagrutta* Dra. Nitza Correoso** Dra. Militza Torres** Dr. José Ezequiel Dutari*** Resumen Se presentan dos casos de neonatos con historia de tumoración violácea desde el nacimiento en diferentes localizaciones con posterior aumento de volumen de la misma. Los estudios de imágenes evidencian la presencia de hemangioma cervicofacial y mandibular en uno de los pacientes y de pared abdominal en el otro paciente. Ambos pacientes cursaron con anemia y trombocitopenia secundarios a la coagulopatía de consumo (fenómeno de Kasabach-Merritt) y uno de ellos presentó compromiso de la vía aérea por he mangioma cervicofacial y mandibular requiriendo apoyo ventilatorio. Recibieron diversos esquemas de tratamiento por la gravedad clínica de los pacientes; uno con terapia exclusiva con corticoesteroides por 4 semanas hasta la fecha y otro con terapia más agresiva incluyendo corticoesteroides, quimioterapia y embolización con involución significativa del hemangioma en ambos casos. Palabras claves: hemangioma, fenómeno de Kasabach-Merritt. Introducción Caso Clínico 1 Los hemangiomas son los tumores más comunes de la infancia. Están presentes al nacer en hasta 2.5% de los neonatos y ocurren en aproximadamente 10% de la población caucásica en su primer año de vida. S o n l e s i o n e s v a s c u l a re s benignas que usualmente muestran una tendencia de crecimiento rápido (proliferación) durante los primeros 8 a 12 meses de vida, seguido de una fase de involución que puede tomar varios años. La mayoría de los hemangiomas no requieren tratamiento específico debido a la alta tasa de regresión espontánea; sin embargo, un pequeño número de los mismos requerirá terapia médica o quirúrgica al comprometer funciones vitales o complicarse con el fenómeno de KasabachMerritt. Paciente recién nacido a término adecuado para la edad gestacional, masculino, peso al nacer de 3.74 kilogramos, talla de 49 cm y perímetro cefálico de 34 cm. Tercer producto de una madre de 24 años, con 4 controles prenatales, tipaje Rh O positivo, VDRL no reactor y HIV negativo. Nació mediante parto vaginal eutósico, con APGAR 9/9. Al nacimiento con tumoración violácea retroauricular izquierda de aproximadamente 4cm de diámetro. Egresó junto a su madre con referencia a cirugía plástica, presentando aproximadamente a partir de los 15 días de vida aumento progresivo de volumen de dicha lesión. Ingresó al Hospital del Niño el día 31 de agosto del año 2006, a los 25 días de vida, procedente de Tocumen, con cuadro clínico caracterizado por aumento de volumen progresivo de la tumoración violácea, con extensión desde la mitad izquierda de la frente a toda la región témporo-parietal, occipital y cervical ipsilateral (Figura 1); sin otras alteraciones al examen físico. Dentro de los exámenes de ingreso, la biometría hemática Fig. 1. Tumoración violácea con extensión frontal, temporo-parieto-occipital y cervical izquierda. *Pediatra, Magíster en Nutrición. Hospital del Niño. Universidad de Panamá. **Pediatra, Neonatóloga. Hospital del Niño. ***Residente de Pediatría. Hospital del Niño 35 Hemangioma con Fenómeno de Kasabach Lagrutta et al mostró trombocitopenia de 10000/ mm3. Se le realizó ultrasonograma con flujo doppler que reportó un gran hemangioma sangrante. Ultrasonograma cerebral y hepático normales. Ecocardiograma sin alteraciones estructurales. Fondo de ojo normal. Serie ósea normal. La tomografía axial computarizada con cortes de 3 y 10 mm con y sin medio de contraste, mostró masa vascular con componente mandibular, temporal y cervical posterior del lado izquierdo (Figura 2), además de desviación Fig. 2. Masa vascular con componente mandibular, temporal y cervical posterior izquierdo. de la vía aérea sin obstrucción de la misma, que sugirió como primera posibilidad diagnóstica un hemangioma gigante, por lo que se decidió intubación endotraqueal selectiva y posterior traqueotomía para el manejo de la vía aérea. El paciente cursó con trombocitopenia y anemia secundaria al desarrollo de coagulopatía de consumo, catalogándose como fenómeno de Kasabach-Merritt; a consecuencia d e e l l o , p re s e n t ó s a n g r a d o activo por el tubo endotraqueal ameritando múltiples transfusiones de glóbulos rojos y plaquetas seriadas. Se inició tratamiento con prednisona a 2mg/kg/día. Se 36 Pediátr Panamá 2008,37(1)35-42. recomendó además la posibilidad de usar interferón; sin embargo, no se cuenta con dicha terapéutica dentro de la institución. Al sexto día de hospitalización, en vista del aumento rápido y agresivo de la lesión, la creciente inestabilidad hemodinámica, y la persistencia de la plaquetopenia a pesar del tratamiento instaurado, teniendo el paciente 31 días de vida, se decidió en sesión conjunta con el servicio de Oncología brindar quimioterapia con vincristina (0.05mg/kg), ciclofosfamida (60mg/kg), doxorrubicina (2 mg/ kg) y uromitexán (60mg/kg/día) y se aumentó la dosis de prednisona a 5 mg/kg/día. A las 24 horas luego de iniciado el tratamiento se observó estabilización y mejoría del estado general. Se realizó 48 horas después una arteriografía y tomografía axial computarizada cervical control con embolización de una de las ramas de la arteria carótida externa que irrigaba el hemangioma. Se agregó al tratamiento factor estimulante de colonias granulocíticas (Filgrastin 5mg/kg/dosis) por cursar con mielosupresión secundaria a la quimioterapia. El paciente evolucionó satisfactoriamente egresando el día 14 de septiembre, a los 14 días intrahospitalarios. Se le retiró la traqueotomía el día 04 de octubre sin complicaciones. En la actualidad el paciente continua citas de forma ambulatoria con los servicios de neonatología, cirugía plástica y oncología; se encuentra con una involución del 95% del hemangioma y con un desarrollo psicomotor normal. Caso Clínico 2 Paciente recién nacida a término adecuada para la edad gestacional, femenina, peso al nacer de 3.74 kilogramos, talla de 49 cm y perímetro cefálico de 33 cm. Primer producto de una madre de 19 años, con 3 controles prenatales. Nació mediante parto vaginal eutósico, con APGAR 9/9. Al nacimiento con tumoración ro j o - v i o l á c e a e n c u a d r a n t e abdominal superior derecho de 3cm de diámetro. Egresó junto a su madre sin aparentes complicaciones. Ingresó al Hospital del Niño el 23 de abril del 2007, a los 26 días de vida, procedente de Juan Díaz, por sospecha de absceso de pared abdominal, con cuadro de 1 día de evolución caracterizado por aumento de volumen de tumoración violácea en cuadrante abdominal superior derecho, con extensión progresiva a toda la pared abdominal respetando sólo la fosa ilíaca izquierda, no asociado a traumas ni a ninguna otra sintomatología (fiebre, hipoactividad, hiporexia, sangrado). Al examen físico de ingreso, sin compromiso de su estado general, afebril, con tumoración violácea indurada en el cuadrante superior derecho abdominal y hematoma en casi toda la pared abdominal, excepto la fosa ilíaca izquierda; sin visceromegalias. (Figura 3). Hemograma de ingreso con plaquetopenia de 24800/mm3. Ante la sospecha de un hemangioma de la pared abdominal se solicitó USG abdominal con flujo doppler que reportó hemangioma de pared abdominal con compromiso del plano muscular y graso subcutáneo; negativo por absceso o lesión de órganos intraabdominales. Hemangioma con Fenómeno de Kasabach Lagrutta et al Pediátr Panamá 2008,37(1)35-42. Fig. 3. Tumoración violácea en cuadrante abdominal superior derecho. Se inició manejo con esteroides orales 1mg/kg/d y se realizó CT cerebral y radiografía de tórax para descartar hemangiomas en otras localizaciones, los cuales fueron normales. Presentó vómitos de leche postprandiales no biliosos y no sanguinolentos, sin pérdida de peso desde su ingreso por lo que se sospechó hipertrofia del píloro vs reflujo gastroesofágico, con USG abdominal negativo por oliva pilórica y SEGD reportando reflujo grado 3; indicándose por gastroenterología manejo conservador con medidas generales y fórmula antirreflujo al estar ausente la madre para la lactancia materna. Se decidió cambiar a esteroides IV por 8 días ante la irregular tolerancia oral con vómitos frecuentes, lo cual no produjo mejoría significativa. Cursó con datos de coagulopatía de consumo con descenso de hemoglobina a 5.9g/ dl y del recuento plaquetario a 7000/mm3 (Fenómeno de Kasabach-Merritt) requiriendo múltiples transfusiones seriadas de plaquetas y glóbulos rojos empacados. Se le realizó CT abdominal simple y contrastado que reveló masa de tejidos blandos de origen vascular que ocupaba la Fig. 4. Masa de origen vascular que compromete la pared abdominal derecha; sin compromiso intraabdominal. pared abdominal lateral derecha con afección primordial de los músculos intercostales inferiores correspondientes, sin compromiso intraabdominal. (Figura 4). Se recomendó complementar estudio con angioresonancia la cual no pudo realizarse debido a la corta edad del paciente. Se plantearon diversas posibilidades terapéuticas, incluyendo la embolización, uso de láser o necrosis con alcohol previa angiorresonancia, sin embargo no se pudo realizar debido a la carencia de este recurso imageneológico. Evaluado por cirugía plástica quien dadas las limitantes para la angiorresonancia recomendó cirugía resectiva del hemangioma, la cual se dilató ante las potenciales complicaciones significativas asociadas al procedimiento. Se decidió en conjunto con oncología, iniciar un nuevo esquema de tratamiento con esteroides orales 3mg/kg/d por 6-8 semanas y se inició trámite de compra de interferón a-2B 100000 U/kg c/48h SC para su uso en caso de no ocurrir mejoría con tratamiento con corticoides. Evolucionó favorablemente con disminución del tamaño del Fig. 5. Disminución clínica del tamaño del hemangioma. 37 Hemangioma con Fenómeno de Kasabach Lagrutta et al hemangioma en pared abdominal, aumento progresivo del recuento plaquetario (último control con 245000 plaquetas/mm3) y niveles de hemoglobina adecuados (11.1g/ dl). (Figura 5). Se realizó USG abdominal con flujo doppler control el 13 de junio que reveló persistencia de la masa hemangiomatosa de la pared abdominal con marcada reducción de su volumen (3.5cm a 1.5cm) y menor grado del flujo vascular atípico. Al presentar una involución de aproximadamente 60% del hemangioma se indicó egreso el día 19 de junio, a los 57 días intrahospitalarios con seguimiento ambulatorio por los servicios de pediatría, cirugía plástica y oncología y manejo con reducción gradual de las dosis de esteroides. Discusión Los hemangiomas son los tumores más comunes de la infancia. Ocurren en hasta 10% de los infantes caucásicos y son generalmente detectados durante los primeros días a semanas de vida. Aunque la mayoría de los hemangiomas ocurren esporádicamente, ha sido reportada la transmisión familiar tipo autosómica dominante (1). Su presentación es 2 a 3 veces más común en mujeres que en hombres. Los hemangiomas complicados ocurren más probablemente en infantes femeninas por razones desconocidas (2). Son más frecuentes en infantes blancos que en aquellos de piel oscura. La incidencia de los hemangiomas está aumentada en los neonatos pretérminos y gestaciones múltiples, siendo el bajo peso al nacer el factor de riesgo más importante. Existe una posible 38 Pediátr Panamá 2008,37(1)35-42. relación entre los hemangiomas y la hipertensión gestacional. Los hemangiomas múltiples ocurren más comúnmente con gestaciones múltiples. En cuanto a la patogénesis, los hemangiomas están caracterizados por una fase de proliferación y otra de involución. Los mecanismos exactos que rigen estos procesos no son completamente entendidos, pero están comenzando a esclarecerse. El transportador de glucosa isoforma 1 (GLUT1) y los antígenos vasculares asociados a la placenta (Fc-gamma-receptor II, merosin y antígeno Y de Lewis) son altamente expresados en las células endoteliales de los hemangiomas infantiles durante las fases de proliferación e involución (3,4). Estos marcadores no son expresados en los capilares dérmicos o subcutáneos, ni en otros tipos de tumores vasculares. La relación entre los hemangiomas infantiles y las vellosidades coriónicas aún no ha sido explicada; sin embargo, una hipótesis es que los hemangiomas son derivados de los angioblastos o células endoteliales de origen placentario que embolizan a los tejidos fetales receptores durante la gestación o el nacimiento (5). Aunque la biopsia de los hemangiomas no es rutinariamente necesaria ya que el diagnóstico del mismo puede ser realizado clínicamente, la examinación histológica durante la fase de p ro l i f e r a c i ó n d e m u e s t r a l a presencia de células endoteliales angioblásticas proliferantes con poco lumen capilar. El análisis inmunohistoquímico demuestra la sobreexpresión de los marcadores celulares de angiogénesis, incluyendo el factor de crecimiento de fibroblastos (BFGF, FGF2), factor de crecimiento vascular endotelial (VEGF), antígeno nuclear celular proliferante y colagenasas tipo IV durante la fase proliferativa del hemangioma (6). Además, las cantidades aumentadas de BFGF son excretadas en la orina de pacientes con hemangiomas proliferantes. Estos hallazgos sugieren que la proliferación del hemangioma se debe a un desequilibrio entre los factores angiogénicos positivos y negativos expresados por el hemangioma y el tejido normal adyacente (7). Los hemangiomas en fase de involución muestran fibrosis histológica del lumen capilar. El análisis inmunohistoquímico demuestra un aumento de los mastocitos y elevación de los niveles de metaloproteinasa tisular, un inhibidor de la formación de nuevos vasos sanguíneos (6). Cantidades disminuidas de BFGF son detectadas en la orina de pacientes con hemangiomas en fase de involución. Estos hallazgos sugieren que la apoptosis aumentada durante el segundo año de vida parece contrarrestar la proliferación y puede estar involucrada en el inicio de la involución (8). La mayoría de los hemangiomas no son clínicamente evidentes al nacer, pero aparecen durante los primeros días a meses de vida(9). Algunos neonatos tienen una marca cutánea premonitoria, como una mácula roja pequeña, telangiectasia o mácula azul en el sitio del hemangioma. Nuestros pacientes presentaron desde el nacimiento una tumoración violácea en la región retroauricular izquierda en el primer caso y en la pared abdominal en el segundo. Menos comúnmente, un hemangioma puede aparecer inicialmente como un parche rojo Hemangioma con Fenómeno de Kasabach Lagrutta et al brillante parecido a una mancha vino porto. La mayoría de las lesiones son solitarias, pero las lesiones múltiples ocurren en hasta 20% de los niños, y son especialmente comunes entre los nacimientos múltiples (10). Los hemangiomas tienen una predilección por la cabeza y cuello, aunque ellos pueden aparecer en cualquier parte de la piel, membranas mucosas u órganos internos. El tamaño de los hemangiomas varía de unos pocos milímetros a muchos centímetros d e d i á m e t ro . E l l o s p u e d e n ser superficiales, profundos o combinados. La presentación superficial es la más común (11) y consiste de una pápula, nódulo o placa roja brillante levantada sobre una piel clínicamente normal. Estos hemangiomas han sido llamados hemangiomas “fresa” o “capilares”, pero el término hemangioma superficial es el preferido ya que no todos los hemangiomas superficiales tienen la apariencia de fresa y no todas las lesiones con apariencia de fresa son hemangiomas. El hemangioma profundo o subcutáneo es típicamente un nódulo color carne, que a menudo tiene un matiz azulado con o sin un parche telangiectásico central. Los hemangiomas puramente profundos son menos comunes. Ellos han sido llamados hemangiomas “cavernosos”, un término que también es usado erróneamente para describir las malformaciones venosas y, por lo tanto, es mejor evitarlo. Los hemangiomas combinados son bastante comunes y contienen tanto componentes superficiales como profundos. Los hemangiomas característicamente presentan una fase de crecimiento (proliferativa) Pediátr Panamá 2008,37(1)35-42. que es generalmente rápida durante los primeros meses. La proliferación lenta puede continuar por los primeros 6 a 12 meses y luego es poco común después del año (12). La fase proliferativa es seguida por una fase de involución espontánea que típicamente comienza después de un año y dura un número variable de años. El primer signo clínico de involución de un hemangioma superficial es un cambio de color de rojo brillante a rojo oscuro o gris, que a menudo inicia centralmente a medida que el tumor se ablanda y aplana (10). Las lesiones profundas se tornan azules y tibias. La velocidad y extensión de la involución del hemangioma varía entre los niños afectados y puede ser proporcional al tamaño, con lesiones grandes exhibiendo mayores periodos de crecimiento e involución y lesiones pequeñas periodos más cortos de crecimiento e involución (13). La involución completa ocurre en un 10% por año, por lo que aproximadamente 50% de los hemangiomas han involucionado a los 5 años, 70% a los 7 años y 90% a los 9 años. En muchos casos, sin embargo, la involución no resulta en una piel de apariencia normal. Hasta la mitad de los niños con hemangiomas experimentan cambios residuales tales como cicatrices, atrofia, piel redundante, descoloración y telangiectasias. Ante esto, los médicos que evalúan niños con hemangiomas deben ser realistas con los padres sobre los potenciales resultados. La mayoría de los hemangiomas cutáneos no son complicados ni requieren intervención. Sin embargo, algunas lesiones pueden ulcerarse causando dolor, sangrado, cicatriz y/o infección(14). Los hemangiomas de la vía aérea pueden desarrollarse en niños que no tienen hemangiomas cutáneos. Sin embargo, el riesgo de hemangioma de la vía aérea es mayor con hemangiomas segmentarios localizados en la región cervicofacial o mandibular, como ocurrió con nuestro primer paciente. Estos hemangiomas pueden incluir todos o algunos de los siguientes: región preauricular, mandíbula, labio inferior, mentón o cuello anterior. La posibilidad de un hemangioma de la vía aérea debe ser considerada en cualquier niño que tiene un hemangioma cutáneo en una distribución cervicofacial o mandibular y desarrolla ronquera o estridor progresivo. Los niños afectados experimentan los síntomas más probablemente entre las 6 a 12 semanas, cuando la proliferación del hemangioma es más rápida. Los síntomas pueden progresar de ronquera o estridor inicial a falla respiratoria. La tos y cianosis son otras manifestaciones comunes. El compromiso de la vía aérea puede ser confirmado usando visualización endoscópica(15). La trombocitopenia severa y/o coagulopatía que resulta del secuestro plaquetario dentro de un tumor vascular se denomina fenómeno de Kasabach-Merritt. Fue descrito inicialmente en 1940 como un síndrome de coagulopatía de consumo, actualmente llamado coagulación intravascular diseminada, con hemangiomas capilares. Anteriormente se pensaba que los niños con hemangimas grandes comunes estaban en riesgo para esta complicación. Este fenómeno pareciera estar asociado con otros dos tipos de tumores vasculares, el hemangioendotelioma kaposiforme, una forma agresiva 39 Hemangioma con Fenómeno de Kasabach Lagrutta et al de hemangioma gigante, y el angioma en “penacho”, y no está asociado con los hemangiomas infantiles verdaderos. En el fenómeno de KasabachMerritt las lesiones son notadas al nacer en aproximadamente 50% de los pacientes, con una relación masculino-femenino de 1:1. La detección de lesiones viscerales requiere estudios imageneológicos. Las localizaciones comunes en orden de frecuencia incluyen tronco (incluyendo retroperitoneo), brazos y hombros, extremidades inferiores y región cervicofacial. Todos los pacientes tienen trombocitopenia severa, hipofibrinogenemia, el evación de l o s p ro d u c t o s de degradación de fibrina y fragmentación de los glóbulos rojos (esquistocitos, células en “casco”). El manejo consiste en resolución del hemangioma y mantenimiento de la hemostasis mediante la transfusión de hemoderivados. Existen varios aspectos controvertidos en el manejo de los hemangiomas. Algunos autores apoyan la actitud expectante, mientras otros autores favorecen la actitud terapéutica médica o quirúrgica (10). Lister y Camb publicaron en Lancet en 1938 un artículo sobre la evolución natural de los hemangiomas y defendieron el principio de espera vigilada (1). Los detractores de esta actitud sostienen que, después de llegar a su máxima involución, alrededor de un 25% de los hemangiomas p re s e n t a n u n a d e f o r m i d a d significativa. Esta tendencia podría aplicarse en hemangiomas pequeños, localizados lejos de zonas con posible daño funcional y con una velocidad de crecimiento lento. En cuanto a la actitud terapéutica, algunos autores 40 Pediátr Panamá 2008,37(1)35-42. dividen los tratamientos en antiangiogénicos (corticoides, interferón), antiproliferativos (quimioterapia, radioterapia) e inespecíficos (cirugía, crioterapia, láser) (12). Deben ser sometidos a tratamiento aquellos hemangiomas que obstruyan el eje visual, la vía aérea, el canal auditivo y la región anogenital (alteración de la función visual, respiratoria, deglutoria, intestinal o urinaria); aquellos con crecimiento rápido que produzcan una destrucción tisular o desfiguración importante; lesiones cutáneas muy diseminadas o con afectación visceral que puedan desembocar en insuficiencia cardiaca congestiva, hemorragia grave o trastornos de la coagulación; fenómeno de Kasabach-Merritt. Los corticoesteroides son para muchos autores el tratamiento de elección en hemangiomas potencialmente problemáticos y constituyen el tratamiento en monoterapia más efectivo en hemangiomas comunes (11) . El mecanismo de acción no es bien conocido, aunque se piensa que ocurre una inhibición de la angiogénesis, un incremento de mastocitos y citoquinas, un aumento de la vasoconstricción y una interferencia hormonal. Cabe resaltar que el tipo de corticoesteroide, su dosis y la frecuencia de administración consideradas óptimas son empíricas y carecen de una contrastada base científica (16). Se recomienda una dosis inicial de 2 a 3 mg/kg/día de prednisona o prednisolona, administrada una vez al día, por la mañana durante 6-8 semanas. La dosis más efectiva parece ser de 3 mg/kg/día, como la utilizada en el segundo caso, aunque se indican dosis aún más elevadas en casos graves, por ejemplo aquellos con compromiso de la vía aérea. Algunos estudios aconsejan 5 mg/kg/día, aunque es posible que la mejor respuesta se deba al tamaño y a la fase de inicio del tratamiento más que a la dosis. No hay evidencias claras de que la vía endovenosa resulte más efectiva que la oral, aunque puede indicarse ante el inicio de síntomas de falla cardiaca, obstrucción de vías aéreas superiores o fenómeno de Kasabach-Merritt. La dosis debe ser reducida progresivamente para evitar la aparición de insuficiencia suprarrenal, y se recomienda suspender el tratamiento antes del año de vida (17). Una reciente revisión sistemática de las series de más de 5 pacientes publicadas hasta la fecha, establece que la respuesta al tratamiento, entendida como disminución o cese en el crecimiento, ocurren en torno al 84% de los casos y la tasa de rebote es del 36% (18). Según algunas series, el 30% de los pacientes responden de forma drástica, un 40% muestra algún grado de respuesta y un 30% no responden en absoluto (10). En el tratamiento de los hemangiomas se han usado con éxito los interferones alfa 2 y posteriormente el beta 2, apreciando que detiene el crecimiento y favorecen la disminución de tamaño, incluso con mayor potencia que los corticoesteroides. También se ha demostrado su eficacia en hemangiomatosis difusas y angiomas en penacho complicados con el fenómeno de KasabachMerritt, en combinación con otros tratamientos (19, 20). Inicialmente era un tratamiento indicado en hemangiomas de gran tamaño, compromiso funcional o riesgo vital (como obstrucción de la vía aérea o coagulopatía de consumo), pero la Hemangioma con Fenómeno de Kasabach Lagrutta et al gravedad de los efectos adversos neurológicos limitan su indicación a lesiones con riesgo vital o funcional severo que no respondan a corticoesteroides. Greinwald y colaboradores recomiendan administrar en niños una dosis de 100 000 U/kg /día durante 2 a 6 meses, con una eficacia descrita que varía entre un 30 y un 70% (21). El tratamiento también parece ser más efectivo al ser iniciado a una edad temprana, probablemente porque se consigue mayor efecto en la fase proliferativa, de forma similar a lo que ocurre con los corticoesteroides. Se consideró el uso de interferón alfa en ambos pacientes, sin embargo no pudo iniciarse ante la indisponibilidad del mismo en nuestra institución. El cese del tratamiento no debe ser brusco para evitar un fenómeno de rebote. La ausencia de respuesta puede deberse al desarrollo de anticuerpos neutralizantes como ocurre en otras patología en las que se administra este tratamiento. Aunque los citotóxicos (bleomicina, vincristina, ciclofosfamida) tradicionalmente son usados en enfermedades malignas, en ocasiones se administran en enfermedades biológicamente benignas con complicaciones potencialmente graves, como algunos hemangiomas. Otros tratamientos en caso de hemangiomas alarmantes incluyen la radioterapia, crioterapia, embolización, escleroterapia y cirugía(11). La embolización arterial se utiliza como último recurso en el caso de hemangiomas viscerales, especialmente hepáticos, después de falla de la terapia médica (22). Presentamos estos casos con la finalidad de resaltar que aunque los hemangiomas sean considerados los tumores benignos Pediátr Panamá 2008,37(1)35-42. más frecuentes de la infancia, en algunas ocasiones se asocian a complicaciones de compromiso funcional y vital, tales como la afección de la vía aérea y el fenómeno de Kasabach-Merritt de nuestros pacientes, por lo que debemos conocer las mismas y las opciones terapéuticas existentes para su manejo. Agradecimientos A la Dra. María Sabina Ah Chú por su colaboración en la terapéutica de ambos pacientes presentados. Abstract We present two case of newborn child with history of violaceous mass since birth in different places with a progressive increase of size. Imaging studies reveals cervical, facial and mandibular hemangioma in one of the patients and in the other in the abdominal wall. Both of the patients have anemia and thrombocytopenia secondary to the consumptive coagulopathy (Kasabach-Merritt phenomenon) and the other needed a ventilatory support for airway compromise because of the cervical, facial and mandibular hemangioma. Both received different treatment depending on the severity of the clinic presentation; the first patient received exclusive therapy with systemic corticosteroids for four weeks until now and the second a more aggressive treatment including corticosteroid, chemotherapy, embolization with significant involution for both case. Key words: hemangioma, Kasabach-Merritt phenome Bibliografía 1. Blei F, Walter J, Orlow SJ, Marchuk DA. Familial segregation of hemangiomas and vascular malformations as an autosomal dominant trait. Arch Dermatol 1998; 134:718. 2. Enjolras O, Gelbert F. 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R a z o n M J , K r a l i n g B M , M u l l i k e n J B , B i s c h o ff J . Increased apoptosis coincides with onset of involution in infantile hemangioma. Microcirculation 1998; 5:189. 9. Metry DW, Hebert AA. Benign cutaneous vascular tumors of infancy: when to worry, what 41 Hemangioma con Fenómeno de Kasabach Lagrutta et al to do. Arch Dermatol 2000; 136:905. 10. Drolet BA, Esterly NB, Frieden IJ. Hemangiomas in children. N Engl J Med 1999; 341:173. 11. Frieden IJ, Eichenfield LF, Esterly NB, et al. Guidelines of care for hemangiomas of infancy. American Academy of Dermatology Guidelines/ Outcomes Committee. J Am Acad Dermatol 1997; 37:631. 12. Bruckner AL, Frieden IJ. Hemangiomas of infancy. J Am Acad Dermatol 2003; 48:477. 13. Metry DW, Hebert AA. Benign cutaneous vascular tumors of infancy: when to worry, what to do. Arch Dermatol 2000; 136:905. 14. Haggstrom A, Drolet B, Baselga E, et al. Prospective study of infantile hemangiomas: Pediátr Panamá 2008,37(1)35-42. Clinical characteristics predicting complications and treatment. Pediatrics 2006;118;882-87. 15. Orlow SJ, Isakoff MS, Blei F. Increased risk of symptomatic hemangiomas of the airway in association with cutaneous hemangiomas in a “beard” distribution. J Pediatr 1997; 131:643. 16. Morelli JG. Use of laser in p e d i a t r i c d e r m a t o l o g y. Dermatol Clin 1998;16;489-95 17. Morelli JG, Tan OT, Yohn JJ. Treatment of ulcerated hemangiomas in infancy. Arch Pediatr Adolesc Med 1994; 148;1104-5 18. P o d w e l l J . U p d a t e o n hemangiomas and vascular malformations. Curr Opin Pediatr 1999;11;457-63 19. Hall GW. Kasabach-Merritt syndrome: pathogenesis and management. Br J Haematol 2001; 112:851. 20. Blei F, Karp N, Rofsky N, et al. Successful multimodal therapy for kaposiform hemangioendothelioma complicated by KasabachMerritt phenomenon: case report and review of the literature. Pediatr Hematol Oncol 1998; 15:295. 21. Sarihan H, Mocan H, Yildiz K, et al. A new treatment with bleomycin for complicated cutaneous hemangima in children. Eur J Pediatr Surg;1997;7;158-62. 22. Enjolras O, Mulliken JB. The current management of vascular birthmarks. Pediatr Dermatol 1993 Dec;10(4):3113. Actualización Médica ¿Realmente estamos evaluando los niños… Pediátr Panamá 2008,37(1)43-47. Jaramillo G. ¿Realmente estamos evaluando adecuadamente los niños en busca de Cardiopatías Congénitas? Dr. Ricardo M. Jaramillo G.* Introducción Las cardiopatías son las malformaciones congénitas más frecuentes, afectan entre 7 y 10 de cada 1000 nacidos vivos (1,2,9), igualmente son la principal causa de muerte infantil en niños a término. Entre 3 y 10% de todas las muertes en niños menores de un año y el 46% de las muertes por malformaciones congénitas en el mismo periodo de vida se deben a cardiopatías congénitas (1, 2), la mayoría de estas muertes ocurren dentro de las dos primeras semanas de vida (1). Aproximadamente el 18 al 25% de los pacientes afectados mueren durante el primer año y el 4% de los que sobreviven la infancia fallecen antes de los 16 años (2). En Panamá, según datos de la Dirección de Estadística y Censo, para el 2006 las muertes por malformaciones congénitas del corazón y sistema circulatorio representaron el 9.6% de las muertes en niños menores de un año (3). Puesto que un porcentaje significativo de las cardiopatías congénitas, son entidades muy agresivas, siempre que se sospeche una cardiopatía congénita no se debe estar tranquilo hasta haber aclarado el diagnóstico y valorado la repercusión hemodinámica pues sin tratamiento, 25% de los pacientes fallecen en el periodo neonatal, 60% en la infancia y solamente 15% sobreviven hasta la adolescencia (4). Las cardiopatías más graves, suelen manifestarse clínicamente más precozmente, mientras que las detectadas a mayor edad, en general han tenido tiempo de adaptación y son mejor toleradas. (4) Por mucho tiempo las guías de manejo en neonatos han recomendado una evaluación clínica de rutina a todos los neonatos al nacimiento, a su egreso hospitalario y a las 6 semanas de vida, con el objetivo de detectar cardiopatías congénitas además de probables problemas no cardiológicos. Sin embargo la evidencia mundial sugiere que la efectividad de esta medida en detectar cardiopatías es pobre, ya que una muy importante cantidad de ellas no se diagnostican en estas evaluaciones. (1,2,5,6) Con los avances en la cirugía cardiovascular, los procedimientos intervencionistas y el cuidado crítico de los pacientes, aproximadamente el 80% de los niños que nacen con cardiopatías congénitas, pueden sobrevivir hasta la edad adulta. (5) Sin embargo, gran parte del éxito de la cirugía depende del diagnóstico precoz y la referencia oportuna del niño al especialista, disminuyendo el riesgo de deterioro hemodinámico que afecta directamente el pronóstico quirúrgico y la recuperación del paciente. Con el objetivo de poner mayor énfasis en el diagnóstico precoz, los países desarrollados han incorporado en sus guías de manejo además de la evaluación clínica neonatal, un ultrasonido fetal a las 28 semanas de gestación, otros como el Reino Unido, además de esta medida, incluyen una prueba de oximetría de pulso y un ecocardiograma al nacimiento en todos los neonatos. (1,2,9). Por otro lado, España incluye además la prueba de hiperoxia. (9) Antes de profundizar en los procedimientos a seguir para el tamizaje neonatal es importante mencionar algunas características de las cardiopatías más frecuentes, los factores de riesgo y algunas complicaciones por el diagnóstico tardío de las cardiopatías. Clasificación de las Cardiopatías Congénitas Muchos sistemas de clasificación han sido desarrollados para agrupar las cardiopatías congénitas. Unas clasificaciones son morfológicas, otras fisiopatológicas, otras quirúrgicas, muchas de ellas son complejas. Para los propósitos del artículo se escogió la clasificación en base a la presentación clínica, la cual clasifica las cardiopatías en tres grandes grupos: 1. Corto intervalo presintomático. Son cardiopatías que amenazan la vida. Los síntomas se presentan rápidamente después del nacimiento (12-24 horas) las llamadas cardiopatías ductus *Cirujano Cardiovascular y Torácico. Hospital Santo Tomás. Panamá 43 ¿Realmente estamos evaluando los niños… Jaramillo dependientes (ventrículo izquierdo hipoplásico, tetralogía de Fallot extrema, atresia pulmonar con septum íntegro, transposición de grandes arterias con septum íntegro, estenosis aórtica y estenosis pulmonar crítica del recién nacido, coartación aórtica severa, interrupción del arco aórtico, atresia tricuspidea) en general son las menos frecuentes. (1,2,11) 2. Moderado intervalo presintomático. Cardiopatías clínicamente significativas. Los síntomas se presentan después del egreso hospitalario o después de la primera semana de vida y dentro del primer año. Entre las más comunes tenemos: canal auriculoventricular, comunicación interauricular, comunicación interventricular, tetralogía de Fallot, ductus arterioso persistente. (2,11) 3. Clínicamente no significativas. Generalmente asintomáticos durante la niñez. Comunicación interauricular, comunicación interventricular y ductus arterioso persistente pequeños, con poca repercusión hemodinámica. (2,11) En la tabla 1 se listan las cardiopatías más frecuentemente encontradas observándose un predominio por la comunicación interventricular. Etiología y factores de riesgo Las cardiopatías congénitas se producen como resultado de alteraciones en el desarrollo embrionario del corazón principalmente entre la tercera y décima semanas de gestación. En la mayoría de los casos su etiología es desconocida, sin embargo se 44 Pediátr Panamá 2008,37(1)43-47. TABLA 1 CARDIOPATÍAS CONGÉNITAS MÁS FRECUENTES CARDIOPATIA % Comunicación interventricular Comunicación interauricular Ductus arterioso permeable Defectos del septo atrioventricular Coartación de aorta Estenosis pulmonar Tetralogía de Fallot Estenosis aórtica Transposición de grandes arterias Ventrículo único Síndrome del corazón izquierdo hipoplásico 50 23 12 10 8 7 6 5 5 4 3 Fuente: 1 Epidemiología de las Cardiopatías Congénitas 2. Congenital Heart Diseases in the Newborn asocia en un 10% a anomalías cromosómicas mayores, aunque si se incluyen las delesiones esta proporción aumenta hasta casi un 25% (Tabla 2). Alrededor de 2-3 % de las cardiopatías congénitas, pueden ser causadas por factores ambientales ya sean enfermedades maternas como diabetes, lupus eritematoso sistémico o fenilcetonuria, agentes físicos como las radiaciones y la hipoxia o agentes químicos como el litio, disolventes, colorantes, o lacas para el cabello, fármacos o drogas como el ácido retinoico, Tabla 2 CROMOSOMOPATÍAS MÁS COMUNES CON AFECTACIÓN CARDIACA CROMOSOMOPATIA ASOCIACIÓN % Trisomía 21 (S. de Down) 50 Trisomía 13 (S. de Pattau) 90 Trisomía 18 (S. de Edwards) 90 Trisomia 9 80 Trisomia 8 mosaicismo 25 47 XXY (S. Klienefelter) 50 45 X0 (S. de Turner) 25 4p- ((S. de Wolff) 40 13q- 50 18q- 50 11q- (S. Jacobsen) 50 10p- 50 8p- 75 5p- (Cri du chat) 25 22q11 (CATCH-22) (DIGEORGE) 75 12q22 (Noonan) 50 7q11.23 (Williams-Beuren) 75 12q (Holt-Oram) 75 20p12(Alagille) 85 CARDIOPATIAS CIV, CIA, CAV, TF, TGA CIV, CIA, SVIH, DAP, Valvulopatías CIV, CIA, DAP, TF, DTVD, TGA, CoAo, Valvulopatías DAP, CIV, TF, DTVD CIV, DAP, CoAo, EP,Truncus PVM, DAP, CIA CoAo, EP, EA, SVIH CIV, CIA, DAP, TF, AT CIV CIV, CIA SVIH, EA, CIV, CoAo CIA, CIV, DAP, EP, CoAo CAV, EP, CIV, TF CIA, CIV, DAP IAA, Truncus arterioso, TF, CIV Miocard. Hipertrófica EA Supra., EP Perif. Trastornos conducción EP, TF CIA: Comunicación interauricular. CIV: Comunicación interventricular. CAV: Comunicación Auriculo Ventricular (Canal), TGA Transposición de grandes arterias, DAP: Ductus arterioso permeable, EA: Estenosis aórtica. EP: Estenosis pulmonar. TF: Tetralogía de Fallot FUENTE: GENETIC BASIS FOR CONGENITAL HEART DEFECTS ¿Realmente estamos evaluando los niños… Jaramillo las hidantoínas, trimetadiona, hormonas sexuales, anfetaminas o alcohol (Tabla 3), y agentes infecciosos como la rubéola entre otros. (6,7) Cuando hay antecedentes familiares, el riesgo de recurrencia de cardiopatía se estima en 2-4% para los hermanos de un hijo afectado, valor que se triplica cuando los afectados son 2 hijos. El riesgo es mayor cuando los afectados son los progenitores que cuando hay un hermano afectado, admitiéndose por la mayoría de los autores que el riesgo de transmisión es superior cuando la afectada es la madre. El riesgo de recurrencia varía según la cardiopatía. (6,7) (Tabla 4). Pediátr Panamá 2008,37(1)43-47. Complicaciones relacionadas con el diagnóstico tardío de las Cardiopatías Congénitas. Existe una gran cantidad de complicaciones al dejar las cardiopatías congénitas a su evolución natural, entre ellas se incluyen(2,4,5). Secuelas cardiacas: Muerte súbita, arritmias cardiacas, falla cardiaca congestiva, endocarditis infecciosa, síndrome de Eisenmenger, bronconeumonías a repetición. Secuelas neurológicas severas: Parálisis cerebral, epilepsia, déficit global de aprendizaje. TABLA 3 FÁRMACOS Y DROGAS CAUSANTES DE CARDIOPATÍAS CONGÉNITAS FÁRMACOS/DROGAS CARDIOPATÍA Alcohol CIA, CIV Litio Anomalía de Ebstein Ácido Retinoico Defectos conotruncales Ácido Valproico CIA, CIV, EA, CoA, Atresia pulmonar sin CIV Fuente: Diaz et al. Cardiología Pediátrica TABLA 4 RIESGO DE RECURRENCIA CON FAMILIARES AFECTADOS ANOMALÍA RIESGO CON UN HERMANO AFECTADO % RIESGO CON UN PROGENITOR % Comunicación Intereventricular 6 4 Comunicación interauricular 3 4 Defecto del septo atrioventricular 2 5-10 2.5 3 Estenosis aórtica valvular 3 5-10 Estenosis pulnmonar valvular 2 6 Coartación de Aorta 2 3 Transposición de grandes arterias 2 5 Tetralogía de Fallot 2 4 1-2 5 Ductus arterioso permeable S. del Corazón izquierdo hipoplásico Fuente: Epidemiologia de las cardiopatías congénitas Secuelas neurológicas moderadas: Trastornos motores, desórdenes del habla y problemas visuales, estos ocurren hasta en el 20% de los pacientes. En los casos menos severos puede haber sutiles déficits cognitivos que sólo se ponen de manifiesto en actividades académicas. Tamizaje en Cardiopatías Congénitas La mayoría de los estudios disponibles en la literatura coinciden en que las evaluaciones al nacer, antes del egreso y a las 6 semanas de vida no son efectivas en detectar niños con cardiopatías congénitas (2). Un estudio realizado en el Reino Unido y publicado en 1999 demostró que más del 50% de los niños con cardiopatías congénitas no eran diagnosticados en los exámenes de rutina al nacimiento y antes del egreso hospitalario. De los pacientes a quienes se encontró alguna anormalidad en el examen neonatal, sólo el 16% tenían hallazgos clínicos que llevaron al diagnóstico antes del egreso. De los niños a quienes se les dio egreso sin diagnóstico, el 65% no fue diagnosticado a las 6 semanas de vida y el 40% no había sido diagnosticado a los 3 meses de vida. (8) Muchos pueden ser los factores que determinan estas fallas en el diagnóstico, entre ellas se pueden citar que muchos neonatos con severas cardiopatías pueden lucir al nacimiento como cualquier niño sano, y esto se explica por la transición entre la circulación fetal y la circulación adulta, es por esto que evaluaciones al segundo o tercer día de vida tienen mayor probabilidad de detectar cardiopatías que las realizadas al nacimiento o durante las primeras 24 horas de vida. (1,2,4) 45 ¿Realmente estamos evaluando los niños… Jaramillo Pediátr Panamá 2008,37(1)43-47. Otro factor en que los autores coinciden es que el examen neonatal usualmente lo realiza el médico que menor experiencia tiene, generalmente el médico interno o el residente de primer año de pediatría o ginecología aumentando así las posibilidades de falla diagnóstica (1,2). Independientemente de quien realice el examen lo realmente importante es el adecuado entrenamiento del personal para asegurar que sepan lo que tienen que buscar y lo que deben hacer cuando lo encuentren (1). Otro aspecto importante es la comunicación a fin de referir al paciente lo más pronto posible y quizá lo más importante es saber y comunicar a los padres que un examen neonatal negativo no es garantía de que el niño no sea portador de una cardiopatía y por consiguiente la necesidad de reevaluación periódica. (1,2,4,8) Una frecuencia cardíaca sobre 150 lat/min de manera persistente, o aislada por encima de 200 lat/min indican cardiopatía, y una frecuencia de 80-90 lat/ min o inferior requiere estudio y vigilancia. (9) Los soplos si están presentes al nacimiento son muy sugestivos de cardiopatía, pero ellos generalmente están ausentes o no se reconocen adecuadamente, la presencia de frémito precordial indica cardiopatía con seguridad.(1,2,9,10) Deben explorarse los pulsos periféricos en las cuatro extremidades y en el cuello. (9) Estrategias para mejorar la detección de las cardiopatías. Ultrasonido Fetal: Introducido como método de tamizaje prenatal desde inicio de los años ochenta en Europa. En el Reino Unido se realiza a todas las embarazadas a las 28 semanas de gestación y en las madres con factores de riesgo se realiza además a las 16 semanas. (2, 8, 10) Los resultados positivos han influenciado las decisiones al momento del consejo genético en países donde el aborto es legal. Aunque en los centros de mayor experiencia se reportan resultados diagnósticos en el 63% de los niños con cardiopatías, la mayoría de los centros reportan tasas de éxito de 23%. (2) Evaluación Clínica La anamnesis es de primordial importancia y es necesario conocer los antecedentes del embarazo y del parto así como los factores de riesgo. Los síntomas y signos de falla cardiaca que orientarían al diagnóstico son muy poco comunes en el recién nacido, estos incluyen cianosis, soplos y déficit de pulsos. La cianosis puede ser difícil de reconocer excepto si es profunda, en este sentido es importante valorar la frecuencia y el ritmo respiratorio, la frecuencia respiratoria mayor de 50-60 respiraciones por minuto indica presión venosa pulmonar elevada, mientras no se demuestre lo contrario. (1,2,4,9) 46 Radiografía de Tórax: Es indispensable para descartar enfermedad pulmonar y sirve para definir el situs y valorar el tamaño cardíaco, posición del arco aórtico y el patrón de vascularización pulmonar. (9) Oximetría De Pulso: Consiste en colocar un transductor de oxígeno de pulso en el primer dedo de un pie del niño y esperar 2 minutos. Si el resultado es inferior al 95% de saturación al aire ambiente durante dos veces consecutivas se considera positivo.(2) Los resultados reportan un 68% de éxito en detectar cardiopatías si se usa junto con la evaluación clínica. Generalmente se acepta que la prueba tiene 1,3% de falsos positivos y un valor predictivo positivo de 75%. (2) La oximetría de pulso también puede detectar cianosis de origen pulmonar, en estos casos generalmente se trata de patologías severas. (1, 2) Prueba de Hiperoxia. En muchos casos, tiene utilidad clínica para diferenciar cianosis de causa cardíaca y pulmonar la realización de test de hiperoxia, administrando oxígeno al 100% durante 10 minutos y comprobando la respuesta de la presión arterial de oxígeno, si esta alcanza valores superiores a 150 mmHg hace poco probable la presencia de patología cardiaca. (2, 9) Ecocardiograma Transtorácico. El ecocardiograma transtorácico es el estudio de tamizaje que idealmente debería ser realizado en todos los neonatos, sin embargo su costo hace difícil su utilización de rutina. (2, 8) Se utiliza en todos los pacientes de alto riego, es necesario ante la mínima sospecha de cardiopatía, y debería ser realizado por un cardiólogo pediatra ecocardiografista. (2) Las mayores probabilidades de error diagnóstico residen en la patología con anatomía intracardiaca relativa o absolutamente normal, como ductus, ventana, aortopulmonar, síndrome de coartación, interrupción de arco aórtico. ¿Realmente estamos evaluando los niños… Jaramillo Se estima que el éxito en diagnosticar cardiopatías congénitas al sumarlo a la evaluación clínica es del 69% con un 5.4% de falsos positivos. (2) Conclusiones. Las cardiopatías congénitas, con clínica neonatal y dejadas a su evolución, tienen una mortalidad elevada ya sea por tratarse de cardiopatías complejas o por presentarse de forma muy severa las cardiopatías simples. Es fundamental un alto índice de sospecha al evaluar un neonato a fin de realizar un diagnóstico que permita iniciar de inmediato el tratamiento médico que en la mayoría de los casos será un puente hacia la cirugía. El diagnóstico a tiempo y tratamiento quirúrgico oportuno de las cardiopatías congénitas tienen un impacto directo en la evolución clínica del paciente y en su calidad de vida. Más de la mitad de los niños que presentan alguna cardiopatía congénita en la infancia no han sido diagnosticados en el examen neonatal y más de un tercio no se diagnostican en la evaluación a las 6 semanas de vida. Por lo que un examen neonatal normal no es garantía que el niño sea normal y no excluye malformaciones cardiovasculares que pongan en peligro la vida. El seguimiento clínico de niños con soplos sin un control ecocardiográfico es de muy poco valor y puede ser muy riesgoso para el paciente. Niños con soplos o con sospecha de cardiopatía al nacimiento y/o a las 6 semanas de vida deben ser referidos a un cardiólogo pediatra ecocardiografista para un ecocardiograma diagnóstico. Lo cual descartará o confirmará una Pediátr Panamá 2008,37(1)43-47. cardiopatía congénita que requiera ser tratada. Niños con síndrome de Down tienen una alta prevalencia de cardiopatías congénitas y deben ser referidos para un ecocardiograma diagnóstico. La oximetría de pulso es una alternativa costo efectiva que debería ser implementada para apoyar la evaluación clínica en el tamizaje de cardiopatías congénitas. Bibliografia. 1. Onuzo C. How effectively can clinical examination pick up congenital heart disease at birth? Arch. Dis Child Fetal Neonatal Ed 2006; 91:F236– F237. 2. K n o w l e s R . G r i e b s c h I . Dezateux C. Brown J. Bull C. Wren C. Newborn screening for congenital heart defects: a systematic review and costeffectiveness analysis. Health Technol Assess 2005; 9(44). 3. Defunciones de menores de un año en la república, por edad específica, según causa y sexo: Año 2006. Defunciones Año 2006, Estadísticas Vitales volumen III Contraloría General de la República. 4. Díaz, G et al. Cardiología Pediátrica; Sociedad colombiana de Cardiología, Editorial McGraw-Hill, Pág. 195-203. 5. S o m m e r , R J e t a l . Pathophysiology of Congenital Heart Disease in the Adult Part I: Shunt Lesions. Circulation. 2008; 117:1090-1099. 6. Moreno, F. Epidemiología de Las Cardiopatías Congénitas. Protocolos Diagnósticos y Terapéuticos en Cardiología Pediátrica. Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas. 7. Pierpont, et al. Genetic Basis for Congenital Heart Defects Circulation 2007; 115; 30153038. 8. Wren, Richmond, Donaldson. Presentation of congenital heart disease in infancy: implications for routine examination. Arch. Dis. Child. Fetal Neonatal Ed. 1999; 80; 49-53. 9. Maroto Monedero C. et al. Guías de práctica clínica de la Sociedad Española de Cardiología en las cardiopatías congénitas del recién nacido. Rev. Esp. Cardiol 2001; 54: 4966. 10. Patton C. et al. How effectively can clinical examination pick up congenital heart disease at birth? Arch Dis Child Fetal Neonatal Ed 2006; 91:F263– F267. 11. Regina M. et al. Pediatric Cardiology for the Primary Care Pediatrician. Indian Journal of Pediatrics, Volume 72—June, 2005. 12. Romero I. et al. Congenital Heart Diseases in the Newborn: from the Pediatrician’s Request to the Cardiologist’s Evaluation. Arq Bras Cardiol 2007; 89(1) : 6-10. 13. Chowdhury D. Pathophysiology of Congenital Heart Disease. Annals of Cardiac Anaesthesia 2007; 10: 19-26. 14. Marelli A. et al. Congenital Heart Disease in the General Population Changing Prevalence and Age Distribution. Circulation. 2007;115:163-172. 15. W o r k i n g G r o u p o n Management of Congenital Heart Disease in India. Consensus on Timing of Intervention for Common Congenital Heart Diseases. Indian Pediatrics 118 Volume 45 February 17, 2008. 47 Pediátr Panamá 2008,37(1)V-VI. Cartas al Editor Comentarios sobre el trabajo “Aproximación a la correlación entre la evaluación clínico-funcional y la percepción individual y familiar del Asma”. De los autores Díaz V, Ríos C. An al i z an do e l t r a b a jo n o parecen adecuados los parámetros empleados como control clínico del asma, en vez de la FEV1 promedio debería emplearse la FEV1 al final del estudio y la reversibilidad después de Beta 2 agonistas. El empleo del PEF medio no parece el adecuado, creemos más correcto la variabilidad del PEF: variabilidad semanal u otro modo estandarizado de cálculo de la variabilidad del PEF. Cómo se justifica el empleo de la correlación de Pearson. ¿Era la distribución normal? Además no indica concordancia de las pruebas sólo tendencia. El índice de Kappa y el Crombach alfa parecen más indicados. Dr. Alfonso Delgado Rubio ——————————— Comentarios sobre el trabajo: “Sobrevida del menor de 1,500 gramos en la Caja de Seguro Social: nuestra realidad”, de los autores Dr. Martín Lasso B y Dr. Juan José Araúz Este estudio que se propone reconocer la sobrevivencia de recién nacidos menores de 1,500 gramos de peso al nacer, durante un período de 6 años, que se inicia en enero de 2006, a pesar de sus limitaciones, ofrece la oportunidad de determinar varios aspectos, entre ellos, en qué porcentaje ha ido cambiando el V comportamiento de la mortalidad, en este grupo ponderal pero estratificado por peso y gestación, tanto para admisiones como mortalidad, como pieza informativa importante para elaborar mejores conclusiones. Hubiera sido de utilidad conocer otra información sobre la mortalidad postneonatal, después de los 28 días, y relacionarla no sólo con el total de nacidos en cada grupo ponderal sino con el total de sobrevivientes al final de los primeros 28 días de vida. La cifra de 22.8% de mortalidad puede favorecer una comparación con cálculos menos sofisticados y cifras de períodos anteriores pero se queda corta en información y, aún más, si con ella se quiere sugerir un mejor cuidado neonatal. Desafortunadamente la variable de mortalidad es muy grosera para “hilar fino” y no supera la utilidad de variables de morbilidad. A pesar del limitante título del trabajo, el objetivo es “evaluar la morbimortalidad del neonato de muy bajo peso y los progresos logrados…”. Los autores recurren entonces a conocer la incidencia de algunas variables que no son causa de mortalidad y que sólo pueden considerarse asociadas a morbilidad, por ejemplo, la forma del nacimiento, la calificación de Apgar al minuto y 5 minutos de vida, la relación del peso con la gestación. Y, entre aquella morbilidad, seria o no, no nos precisan el criterio usado para contabilizar alguna complicación, por ejemplo, la permeabilidad del ducto arterioso es normal es un prematuro y sólo debiera considerarse patológico en aquel donde produce o se asocia con falla cardíaca, insuficiencia respiratoria, hemorragia intraventricular o enterocolitis necrosante. Por razones no detalladas se dejan de analizar significativas resultantes del manejo pre y postnatal, como son la asfixia perinatal, la encefalopatía hipóxico isquémica y la leucomalasia. Precisamente, la dificultad que este tipo de análisis presenta es lo que conlleva a que las conclusiones de los autores, no puedan tomarse al pie de la letra. Una de ellas, de porqué se mantienen las cifras de mortalidad de épocas anteriores con una mayor población en las unidades de cuidados intensivos, entonces estamos ante un mejor cuidado neonatal. Probablemente sí, probablemente no. Cuarenta de 47 defunciones (85.1%) en el primer día de vida ocurrieron entre recién nacidos de 1000 gramos o menos de peso. Un mejor registro estadístico, una variación en la incidencia y prevalencia de enfermedades controlables, el grado de enfermedad aguda del paciente admitido, intuido, por ejemplo, por el uso de vasopresores y la necesidad de corregir acidosis metabólica en las primeras 24 horas de vida, como un mejor cuidado obstétrico prenatal no pueden soslayarse al considerar las razones de una mejoría del resultado postnatal. Entre otras cosas, las dos variables modificables más importantes para mejorar los pronósticos no se mencionan en Pediátr Panamá 2008,37(1)V-VI. este estudio, y que son: el volumen de pacientes que se manejan en la unidad de cuidados intensivos y el número de neonatólogos de planta (neonatólogos disponibles en la unidad las 24 horas del día) con respecto al número de médicos en formación. ¿Ha cambiado, para mejorar, esta situación en la institución analizada? Además, la no exclusión de condiciones genéticas y síndromes de malformación contamina la información sobre progreso en el manejo neonatal. Pero los números que arroja el estudio sugieren, incluso, mayor mortalidad en los últimos 3 años del estudio que en los primeros 3 años del mismo, cuando progresivamente se obtuvo una disminución de ella. ¿Qué significa esto? ¿Se encontró significancia en las diferencias de peso al nacer y la edad gestacional de cada año? Es eso suficiente para hacer conclusiones o sería mejor estudiar la contribución de cada uno de los rangos de peso y/o gestación a la mortalidad? Sería interesante conocer el comportamiento anual en la admisión a los cuidados intensivos de cada uno de los grupos de peso. Por razones de su diseño, los niños nacidos fuera de la institución analizada (en hospitales privados o en hospitales del sistema público de salud) tuvieron mejor sobrevida que los nacidos en la misma institución. Lejos de significar nada sobre la continuidad del manejo del paciente crítico durante el transporte, o el tiempo de vida a su arribo a la institución en estudio –no hay ninguna información sobre estolo que sugiere es que la unidad de cuidados intensivos de esta institución recibe niños menos enfermos de otros hospitales, donde no se hace cuidado intensivo neonatal o el cuidado resulta muy oneroso, desde el punto de vista económico. Esta información, sin embargo, puede utilizarse para evaluar, en el futuro, la utilización de las unidades de cuidado intensivo y su costo como la utilización de otros niveles de atención en el país, que disminuya los riesgos de morbilidad, si es que realmente no se disminuyen los riesgos de mortalidad. Se justifica un estudio que señale las razones de una subutilización o de una utilización no estandarizada de betametasona antenatal para acelerar la maduración pulmonar ante el inminente nacimiento de fetos antes de las 34 semanas de gestación. Finalmente, me hubiera gustado que estos resultados hubieran provocado un análisis y una discusión sobre el límite de viabilidad, que incluyera aspectos éticos del manejo neonatal. El rango de peso de 400-750 gramos escogido por los autores implica que este estudio ha incluido fetos en el límite de la no viabilidad, para otros autores, y esto también contamina las conclusiones. Dr. Pedro Ernesto Vargas Agradecimiento El siguiente listado incluye a los profesionales que realizaron la revisión de los trabajos recibidos durante el periodo 2007-2008, en la Revista Pediátrica de Panamá. El consejo editorial les agradece a todos, la muy importante tarea realizada y les expresa un especial reconocimiento a su dedicación y responsabilidad. Revisores revista diciembre 2007 y junio 2008 Dr. Johny Parra Dr. José Tomás Ramos Amador (Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica) Dra. Jenniffer Wittgreen Dra. Isabel García Bermejo (Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica) Dr. Miguel De La Rosa Prof. Alfonso Delgado Rubio (Presidente de la Sociedad Española de Pediatría) Dra. Anayansi Lasso-Pirot Dra. María Sabina Ah Chú Dr. Iván Abadía Dr. Carlos Velarde Dr. Francisco Lagrutta Dr. Jaime Boyd Dr. Javier Nieto VI Pediátr Panamá 2008,37(1)VII-IX. Premio Nestlé Instituido en 1970 El Concurso Anual de Investiga ción, Premio Nestlé, es instituido con 2 fines primordiales: (1) estimular la investigación clínica y básica en pediatría; y, (2) reconocer y acuerpar los objetivos y fines pedagógicos de la Sociedad Panameña de Pediatría, a través de incentivos a su membresía. Al concurso se participa por gestión escrita del(los) interesado(s), con trabajo(s) presentado(s) dentro de la actividad científica del Congreso Anual de la Sociedad Panameña de Pediatría. Las siguientes son las bases para tal concurso: 1. Autor Responsable El primer autor que firma el trabajo o autor principal es el autor responsable. A los otros autores -si los hay- se les llama coautores. El autor responsable tiene que ser miembro actual y, por tanto, estar a paz y salvo con la Sociedad Panameña de Pedia tría en todas y cada una de sus obligaciones. 2. Carácter Inédito Solamente pueden someterse al escrutinio del Concurso tra bajo(s) inédito(s), es decir, que VII Bases para el Concurso Anual al Mejor Trabajo Científico presentado en el Congreso Anual de la Sociedad Panameña de Pediatría no se haya(n) presentado ni total ni parcialmente en ningún otro concurso, acto científico o para consideración de publicación; como que no hayan sido publica dos en ningún otro lugar o idioma. Este carácter inédito tiene que consignarse por escrito. 3. Tipo y Presentación de Trabajo(s) Sólo se aceptarán trabajos de investigación clínica cuya metodología y población no riñan con los principios éticos que preservan y aseguran la integridad física, mental y emocional de los individuos; experimentos de laboratorio cuyos resultados podrán aplicar se a los humanos para su bene ficio; y trabajos epidemiológicos y estadísticos que arrojen infor mación nueva y cuya aplicación redundará en ventajas para la salud. Los investigadores deben ceñirse a las recomendaciones para llevar a cabo la investiga ción clínica, delineadas en la Declaración de Helsinki, y publi cada en el Órgano Científico Oficial de la Sociedad Panameña de Pediatría. Revisiones bibliográficas, Presentación de Casos Clínicos, Documentos Históricos y/o Ensayos no se aceptarán para concursar. La estructura de la presenta ción del trabajo debe cumplir con las recomendaciones y requisitos enunciados en las Direcciones Para Autores que se publica en el Órgano Científico Oficial de la Sociedad Panameña de Pediatría. Todo trabajo debe entregarse con 3 copias y a doble espacio. Entregar en CD y debe estar identificarlo: Apellido del autor principal, nombre del trabajo, tipo de programa usado (DOS, Windows, Macintosh) y elementos o secciones incluidos. Es recomendable que envíe su manuscrito en el programa Microsoft Word. 4. Solicitud para Concursar La solicitud para concursar debe ser dirigida y entregada al Comité Científico de la Sociedad Panameña de Pediatría a más tardar 8 días antes del primer día del Congreso Anual, donde se presentará el trabajo formalmente. Trabajos con sus solicitudes entregados después de esa fecha se podrán presentar en el evento científico anual pero no podrán participar del Premio Nestlé. Pediátr Panamá 2008,37(1)VII-IX. Todo investigador o grupo de investigadores, debe adjuntar a su(s) trabajo(s) una carta en donde, (1) señale claramente su deseo de participar para el premio Nestlé: (2) reafirme que el autor principal o responsable del trabajo es el enunciado como primer autor en el original del trabajo escrito; (3) certifique que ha seguido con fidelidad todas las reglamentaciones para el diseño y consecución de su in vestigación e incluya cualquier documento que sea necesario para probarlo; (4) ceda al Comité Editorial de la Sociedad los derechos para su publicación en el Órgano Científico Oficial. La carta de solicitud para concursar por el Premio Nestlé debe estar firmada por todos y cada uno de los autores del trabajo respectivo. certificar por escrito al Comité Científico, que no tienen ni han tenido participación alguna en el diseño y consecución de los trabajos presentados, una vez se haya cerrado el período de inscripciones al concurso. El no cumplimiento de estos requisitos invalida o anula al jurado comprometido y al (los) trabajo(s) presentado(s) a concurso. Los jurados deben haberse confirmado por lo menos 15 días antes del primer día del Congre so Anual donde se presentarán los trabajos que concursan. 5. Integración del Jurado El jurado del Concurso para el Premio Nestlé es sugerido anualmente por el Comité Científico y nombrado por la Junta Directiva. Estará integrado por tres (3) pediatras con experiencia en este tipo de certámenes, que pertenezca cada uno a diferentes instituciones médicas o univer sitarias y que no tengan vínculos familiares o de consanguinidad en primer grado con ninguno de los participantes, sean estos o no autores responsables. Los jurados no pueden participar en el concurso y tienen que •Cumple con la estructura sugerida 5 6. Calificación de los Trabajos Los trabajos en concurso son calificados así: Aspecto puntaje máximo •Presentación •Nitidez, claridad y aseo 5 Resumen, Introducción, Material y Métodos, Resultados, Discu sión y Referencias y presenta el significado de terminología no usual, abreviaturas y símbolos. •Contenido 10 •Expresado en forma concisa y precisa en un Resumen no mayor de 250 palabras y que (5) permita identificar la esencia del estudio tanto en su diseño como en sus resultados. •La Introducción permite al lector entrar a los (5) detalles del estudio con una idea clara de por qué o en base a qué información conocida se invo lucra(n) el(los) investigador(es) en este trabajo. •Diseño 30 •Apropiada colección de datos en estudios retrospectivos y planeamiento para los prospectivos con descripción de todos los sujetos estudiados, identificación de la metodolo gía usada y aparatos o procedi mientos específicos, utilización adecuada de las estadísticas. •Resultados 15 •Se presentan tal como se dan, sin comentarios sobre su rela ción con estudios ajenos; no los repite en tablas o figuras y presenta éstas por separado y apropiadamente identificadas. •Discusión o Conclusiones 30 •Es fiel a los resultados y se reduce sólo a ellos sin adoptar las conclusiones de otros. Explica, con suficientes ele mentos, sus resultados y señala áreas de conflicto cuando las hay. Relaciona los resultados con las premisas del estudio enunciadas en los objetivos aunque éstas no se cumplan como se esperaba (resultados negativos) y lo señala con claridad. •Referencias 5 •Se presentan como lo sugiere la Reglamentación para las VIII Pediátr Panamá 2008,37(1)VII-IX. publicaciones establecida por el Comité Editorial y en la secuencia como se citan. Las citas son recientes (últimos 8 años) o esenciales (trabajos clásicos o determinantes) y no se abusa de ellas. 7. El Fallo del Jurado. Los trabajos serán calificados en base a un cuestionario prees tablecido y serán ganadores de los premios los tres trabajos que obtengan el puntaje más alto. El fallo del jurado será dado a conocer en un plazo no mayor de 30 días, a partir del último día del Congreso donde los trabajos fueron presentados. Este fallo será definitivo e inapelable. Ningún organismo de la Sociedad Panameña de Pediatría o del pa trocinador - la Compañía Nestlépodrá alterar el fallo, ni parcial ni totalmente. El fallo del jurado se considera acatado por la Sociedad Panameña de Pediatría y la Nestlé en el mismo momento en que la notificación -por escri to- a la Junta Directiva de la Sociedad Panameña de Pediatría es recibida por el presidente de este organismo administrativo, quien lo notificará -también por escrito- a las autoridades de la Compañía Nestlé. Los trabajos serán publicados por el Órgano Científico Oficial de la Sociedad Panameña de Pediatría con todos los derechos de propiedad y no podrán ser reproducidos sin previa autoriIX zación del Comité Editorial. Aquellos que han sido premiados se publicarán con el distintivo “Premio Nestlé”. 8. Clasificación y Monto de los Premios El puntaje que clasificará el orden de premiación del Concurso se basa en un patrón que se describe en el numeral 9. Para los 3 primeros y únicos premios se requiere acumular entre 71 y 100 puntos. El Premio Nestlé consiste de 3 premios, cuya compensación monetaria se indica a continua ción: •PRIMERO: con un puntaje mínimo de 91 puntos US$1,750.00 •SEGUNDO: con un puntaje mínimo de 81 puntos US$750.00 •TERCERO: con un puntaje mínimo de 71 puntos US$450.00 El monto de los premios es y será una decisión de la compañía patrocinadora del Concurso. Los premios se darán de mayores puntajes a menores puntajes, siempre y cuando estén por encima de los 70 puntos, pero para las diferentes 3 categorías deben reunir un puntaje mínimo –como se señala arriba- de otra forma se declarará desierto ese premio. Si ningún trabajo alcanza los 91 puntos, el premio PRI MERO se declarará desierto. Si ninguno llegara a acumular 81 puntos, entonces se declararán desiertos los premios PRIMERO Y SEGUNDO. Si la máxima calificación de los trabajos presentados no alcanzara los 71 puntos, el concurso se declarará desierto. Cuando exista empate en la puntuación que merece premios, el jurado optará un mecanismo para concederlo(s) en forma unitaria. Todo trabajo que logre más de 90 puntos y no sea premiado tendrá una Mención Honorífica. 9. Fecha de entrega de los premios Los premios se entregarán en una ceremonia solemne organi zada y dirigida por el patroci nador del concurso, la Compañía de Alimentos Nestlé. La fecha de tal evento es determinada por la Nestlé y deberá ser dentro de los primeros 6 meses de realizada la escogencia de los premiados. El premio monetario se girará en un cheque a nombre del autor responsable. Tanto el autor responsable como los coautores recibirán una certificación o diploma acreditando su autoría y reconociendo sus méritos. (Revisado y aprobado en reunión de Junta Directiva el 11 de marzo de 1997). Pediátr Panamá 2008,37(1)X-XI. Premio Wyeth-Ayerst Instituido en 1994 El Premio Wyeth-Ayerst, otorgado al mejor caso clínico presentado durante el Congreso Anual de la Sociedad Panameña de Pediatría es instituido con 2 fines primor diales: (1) estimular la observación clínica en pediatría; y, (2) reconocer y acuerpar los objetivos y fines pedagógicos de la Sociedad Panameña de Pediatría, a través de incentivos a su membresía. Al concurso se participa por gestión escrita del (los) interesado(s), con trabajo(s) presentado(s) dentro de la actividad científica del Congreso Anual. Las siguientes son las bases para tal concurso: 1. Autor Responsable El primer autor que firma el trabajo o autor principal es el autor responsable. A los otros autores-si los hay- se les llama coautores. El autor responsable tiene que ser miembro actual y, por tanto, estar a paz y salvo con la Sociedad Panameña de Pediatría en todas y cada una de sus obligaciones. 2. Carácter Inédito Solamente pueden someterse al escrutinio del concurso trabajos inéditos, es decir, que no se hayan presentado ni total ni parcialmente en ningún otro concurso, acto científico o para consideración de publicación; como que no hayan sido publicados en ningún otro lugar o idioma. Este carácter inédito tiene que consignarse por escrito. Bases para el Concurso Anual al Mejor Caso Clínico presentado en el Congreso Anual de la Sociedad Panameña de Pediatría 3. Tipo y Presentación de Trabajos Sólo se aceptarán presenta ciones de casos clínicos únicos que describan situaciones o con diciones particulares cuyo cono cimiento y divulgación permita su reconocimiento futuro y moda lidad(es) de manejo(s). La presentación del caso clínico puede aprovecharse para hacer una reciente revisión biblio gráfica. La estructura de la presen tación del trabajo debe cumplir con las recomendaciones y requi sitos enunciados en la Directrices Para Autores que se publica en el Órgano Científico Oficial de la Sociedad Panameña de Pediatría. Todo trabajo debe entregarse con 3 copias y a doble espacio. Entregar en CD y debe estar identificado con la siguiente información: Apellido del autor principal. nombre del trabajo, tipo de programa usado (DOS, Windows, Macintosh) y elementos o secciones incluidos. Es recomendable que envíe su manuscrito en el programa Microsoft Word. 4. Solicitud Para Concursar La solicitud para concursar debe ser dirigida y entregada al Comité Científico de la Sociedad Panameña de Pediatría a más tardar 8 días antes del primer día del Congreso Anual, donde se presentará el trabajo formalmen te. Trabajos con sus solicitudes entregados después de esa fecha se podrán presentar en el evento científico anual pero no podrán participar del Premio Wyeth-Ayerst. Todo grupo de investigadores o investigador debe adjuntar a su(s) trabajo(s) una carta en donde, (1) señale claramente su deseo de participar para el premio WyethAyerst; (2) reafirme que el autor principal o responsable del trabajo es el enunciado como primer autor en el original del trabajo escrito; (3) certifique que ha obtenido la autorización necesaria para la presentación de su Caso Clínico e incluye cualquier documento que sea necesario para probarlo; (4) ceda al Comité Editorial de la Sociedad los derechos para su publicación en el Órgano Cien tífico Oficial. La carta de solicitud para concursar por el Premio WyethAyerst debe estar firmada por todos y cada uno de los autores del trabajo respectivo. 5. Integración del Jurado El jurado del Concurso para el Premio Wyeth es sugerido anual mente por el Comité Científico y nombrado por la Junta Directiva . Estará integrado por tres (3) pediatras con experiencia en este tipo de certamen, que pertenezca, cada uno, a diferentes instituciones médicas o universitarias y que no tenga vínculos familiares o de consanguinidad en primer grado X Pediátr Panamá 2008,37(1)X-XI. con ninguno de los participantes, sean estos o no autores responsables. Los jurados no pueden parti cipar en el Concurso y tienen que certificar por escrito al Comité Científico, que no tienen ni han tenido participación alguna en el diseño y consecución de los traba jos presentados una vez se haya cerrado el período de inscripciones al Concurso. El no cumplimiento de estos requisitos invalida o anula al jura do comprometido y a(los) traba jo(s) presentado(s) a concurso. Los integrantes del jurado deben haberse confirmado por lo menos 15 días antes del primer día del Congreso Anual donde se presentarán los trabajos que concursan. 6. Calificación de los trabajos Los trabajos en concurso son calificados así: Aspecto Puntaje máximo •Presentación 10 •Nitidez, claridad y aseo (5) •Cumple con la estructura suge rida (5) y presenta el signifi cado de terminología no usual, abreviaturas y símbolos. •Introducción 15 •La Introducción permite al lector entrar al caso clínico con una idea clara de aspectos relevantes en la literatura que revelan por qué o en base a qué información conocida se inte resa(n) el(los) investigador(es) e n e s t a p r e s e n t a c i ó n . XI •Presentación 30 •Apropiada colección y presen tación de los datos más perti nentes con descripción concisa y precisa de los aspectos pro minentes. •Discusión o Conclusiones 40 •Es fiel a los resultados y se redu ce sólo a ellos sin adoptar las conclusiones de otros. Explica con suficientes elementos sus resultados y señala áreas de conflicto cuando las hay. Rela ciona los resultados con las premisas del estudio enunciadas en los objetivos aunque éstas no se cumplan como se esperaba (resultados negativos) y lo señala con claridad. •Referencias 5 •Se presentan como lo sugiere la Reglamentación para las publi caciones establecidas por el Comité Editorial y en la secuen cia como se citan. Las citas son recientes (últimos 8 años) o esenciales (trabajos clásicos o determinantes) y no se abusa de ellas. 7. El Fallo del Jurado El fallo del jurado será dado a conocer en un plazo no mayor de 30 días, a partir del último día del Congreso donde los trabajos fueron presentados. Este fallo será definitivo e inapelable. Ningún organismo de la Sociedad Panameña de Pediatría o del patrocinador -la compañía WyethAyerst- podrá alterar el fallo, ni parcial ni totalmente. El fallo del jurado se considera acatado por la Sociedad Panameña de Pediatría y la Wyeth-Ayerst en el mismo momento en que la notificación por escrito- a la Junta Directiva de la Sociedad Panameña de Pediatría es recibida por el presidente de este organismo administrativo, quien lo notificará -también por escrito- a las autoridades de la compañía Wyeth-Ayerst. El trabajo será publicado por el Órgano Científico Oficial de la Sociedad Panameña de Pediatría con todos los derechos de propie dad y no podrá ser reproducido sin previa autorización del Comité Editorial. Se publicará con el distintivo “Premio Wyeth-Ayerst”. 8. Clasificación y Monto de los Premios El Premio Wyeth-Ayerst consiste de un (1) premio único. El monto del premio es y será una decisión de la compañía patro cinadora del Concurso. 9. F e c h a d e e n t r e g a d e l premio El premio se entregará en una ceremonia solemne organizada y dirigida por el patrocinador del Concurso, la Compañía WyethAyerst. La fecha de tal evento es determinada por la Compañía Wyeth-Ayerst y deberá ser dentro de los primeros 6 meses de reali zada la escogencia del premiado. (Revisado y aprobado en reunión de Junta Directiva el 11 de marzo de 1997). Pediátr Panamá 2008,37(1)XII. Derechos de los Niños Proclamada por la Asamblea General en su resolución 1386 (XIV), de 20 de noviembre de 1959 Principio 1 El niño disfrutará de todos los derechos enunciados en esta Declaración. Estos derechos serán reconocidos a todos los niños sin excepción alguna ni distinción o discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición, ya sea del propio niño o de su familia. El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad. Al promulgar leyes con este fin, la consideración fundamental a que se atenderá será el interés superior del niño. Principio 3 El niño tiene derecho desde su nacimiento a un nombre y a una nacionalidad. El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social. Tendrá derecho a crecer y desarrollarse en buena salud; con este fin deberán proporcionarse, tanto a él como a su madre, cuidados especiales, incluso atención prenatal y postnatal. El niño tendrá derecho a disfrutar de alimentación, vivienda, recreo y servicios médicos adecuados. El niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, necesita amor y comprensión. Siempre que sea posible, deberá crecer al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres y, en todo caso, en un ambiente de afecto y de seguridad moral y material; salvo circunstancias excepcionales, no deberá separarse al niño de corta edad de su madre. La sociedad y las autoridades públicas tendrán la obligación de cuidar especialmente a los niños sin familia o que carezcan de medios adecuados de subsistencia. Para el mantenimiento de los hijos de familias numerosas conviene conceder subsidios estatales o de otra índole. Principio 8 El niño tiene derecho a recibir educación, que será gratuita y obligatoria por lo menos en las etapas elementales. Se le dará una educación que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de igualdad de oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de responsabilidad moral y social, y llegar a ser un miembro útil de la sociedad. El interés superior del niño debe ser el principio rector de quienes tienen la responsabilidad de su El niño debe, en todas las circunstancias, figurar entre los primeros que reciban protección y socorro. Principio 9 Principio 7 Principio 4 El niño física o mentalmente impedido o que sufra algún impedimento social debe recibir el tratamiento, la educación y el cuidado especiales que requiere su caso particular. Principio 6 Principio 2 educación y orientación; dicha responsabilidad incumbe, en primer término, a sus padres. El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los cuales deben estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación; la sociedad y las autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de este derecho. Principio 5 El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación. No será objeto de ningún tipo de trata. No deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad mínima adecuada; en ningún caso se le dedicará ni se le permitirá que se dedique a ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar su salud o su educación o impedir su desarrollo físico, mental o moral. Principio 10 El niño debe ser protegido contra las prácticas que puedan fomentar la discriminación racial, religiosa o de cualquier otra índole. Debe ser educado en un espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre los pueblos, paz y fraternidad universal, y con plena conciencia de que debe consagrar sus energías y aptitudes al servicio de sus semejantes XII Pediátr Panamá 2008,37(1)XIII-XIV. Membresía Sociedad Panameña de Pediatría Miembros Fundadores Dr. Burgos, Edgardo + Dr. Crespo, Ricaurte Dr. Esquivel, José Renán Dr. Moscoso, Pedro Dr. Núñez, Pedro Vasco Dr. Sousa Lennox, Carlos + Dr. Vallarino, Joaquín + Dra. Varela, Hermelinda Cambra Miembros Eméritos Dr. Abadi, Elías Dra. Chorres, Doris E. Dr. De Obaldía, Gustavo Dr. De León, Siviardo Dr. Dillman, Ludwig Dr. García A., Ramiro Dr. Goytía, Abdiel Dr. Luzcando, Manuel Dr. Naar, Humberto Dra. Olivares, Leonor Dra. Owens, Criseida Dr. Poveda, Rodolfo Dr. Ros-Zanet, José G. Dr. Ruiz Riso, Félix Emilio Dr. Salamín, Gustavo Dr. Stanziola, Egberto Dr. Urrutia, Rolando Dr. Vásquez M., Manuel Octavio Dr. Villalaz, René Dra. Wilson, Dorothy Capítulo de Panamá MIEMBROS ACTIVOS Dr. Abadi, Elias Dr. Abarca, Alvaro Dr. Abood, Manuel Dra. Ah Chú, María S. Dra. Aleman, Arinda Dr. Almario, José Dra. Almillategui, Diva Dr. Altuna, Marcos Dra. Anderson P., Dalia de Dr. Anguizola, Edgar Dra. Aparicio, Lidia Dr. Araúz, Isaac Dra. Arcia, Alina Dr. Ardines, Julian Dr. Bambú, Miguel Dra. Barrera, Marsella Dr. Bejarano, Roderick Dra. Bermúdez, Briseida Dr. Bernett, Luis Felipe Dra. Bethancourt, Lourdes Dra. Biendicho, Cecilia Dr. Bissot, Alberto XIII Dr. Boyd, Jaime Dr. Bradshaw, René Dr. Bravo, Francisco Dra. Brawerman, Cristina de Dr. Broce, Didio Dr. Caballero, Glaver Dra. Caballero, Natividad Dra. Caicedo, Mirna Dra. Cajiao, Marvis C. de Dra. Canton, Celia Dra. Cardenas, Betzabé Dra. Cardoze, Dennis Dra. Carr, Sandra Dr. Casal, Luis Dra. Castaño G., Elizabeth Dra. Castrejón, María M. Dra. Ceballos, Ileana Dra. Cedeño, Diana Dr. Cedeño, Ruben Dra. Centella, Yila Dr. Cerrud, Leonel Dr. Cespedes, Moisés Dr. Chanis, Luis Dra. Chen, Elsa Dr. Chen, Luis Dr. Cheng, Erick Dr. Chepote, Alberto Dr. Ching, Omar Dra. Chung, Adriana Dra. Concepcion, Erika Dr. Cordoba, Gilberto Dr. Coronado, Luis Dr. Corrales, Valentín Dra. Correoso, Nitzia Dra. Corro, Mary Dra. Cossio, Gladys Dra. Cuevas, Noris Dr. De Gracia, Manuel Dr. De León, Humberto Dr. Delgado, Justino Dra. Díaz, Analinda de Dr. Díaz, Eric Dra. Díaz, Lesbia Dra. Díaz, Virginia Dra. Díaz, Zarina Dr. Donato Marco Dra. Ducruet, Stella Dr. Ellis, David Dr. Escala, Manuel Dra. Escala, Melida Dra. Espino, Rosinda Dra. Espinosa, Honorina Dr. Espinosa, Manuel Dr. Esquivel, Raúl Dra. Estripeaut, Dora Dra. Ferguson, Kathia Dr. Fernández, Luis Dra. Feuillebois, Judith Dra. Figueroa, Gissel Dra. Forero, Ilenia Dr. Franco, Elia Dr. Gallardo, Paul Dra. Gaona, Dilia Dr. García A., Ramiro Dr. García B., Ramiro Dr. García, Ricaurte Dra. González, Aida Dra. González, Delia Dr. González, Juan Carlos Dra. Gordon, Elieth Dra. Guerra, Fulvia Dr. Hawkins, Jorge Dr. Henriquez, Alfredo Dr. Hidalgo, Freddy Dra. Hill, Mara Dra. Iovane, María Teresa Dr. Iturralde, Rodolfo Dra. Johnson, María Dr. Joly, Rafael Dr. Jones, Antonio Dr. Kant, Rudick Dr. Lagrutta, Francisco Dra. Lasso, Fulvia Dr. Lasso, Martín Dra. Leandro, Ana Dr. Leandro, Icaro Dr. León, Abdiel Dra. Lew, Sheyla Dra. Lombardo, Marisol Dra. Lombardo, Vera Dra. López, Ana Cecilia Dr. López, Aníbal Dra. López , Claude V. de Dra. López, Mariana Dr. Lozano, Daniel Dr. Lum, Henry Dr. Luzcando, Manuel Dra. Maestre, Yirabel Dra. Manzanares, Ariadne de Dra. Marañon, Elizabeth Dr. Martínez, Sebastián Dr. Mccalla, Ricardo Dr. Mccarthy, Florencio Dra. Mcclean, Marlene Dr. Medina, Francisco Dr. Medina, Frank Dra. Medina, Lucia Dr. Medrano, Jorge Dr. Mendez, David Dr. Mizrachi, Alberto Dr. Morales, Edilberto Dra. Morales, Iris A. de Dr. Morant, César Dr. Moreno, Alfonso Dra. Moreno, María T. Dra. Moreno, Mireya Dr. Muñoz, Orestes Dr. Naar, Humberto Pediátr Panamá 2008,37(1)XIII-XIV. Dr. Navarro, Genaro Dra. Neil, Liliana Dr. Nelsón, Eduardo Dr. Nieto, Javier Dra. Norte, Geraldine Dra. Nuñez, Lilibeth Dr. Ochoa, Jorge Dr. Ochoa, Luis Dra. Olaya, Haina Dr. Ortega, Eduardo Dra. Ortega, Jessica Dra. Owens, Criseida de Dr. Palacios, Eduardo Dra. Palma, Matilde Dra. Patiño, Maryury Dra. Peñaloza, Giania Dra. Pérez, Zoraida Dra. Pinilla, Nilsa Dr. Policart, Ramón Dr. Poveda, Rodolfo Dr. Quetglas, Pedro Dr. Quintero, Bernardo Dr. Ramírez, Max Dra. Regalado, Ivonne de Dr. Ríos, Carlos Dra. Riquelme, Edilma Dr. Rivera, Gerardo Dr. Rodríguez, Carlos Dr. Rodríguez L., Jorge Dra. Rodríguez, Hilze Dr. Rodríguez, José L. Dra. Rodríguez, Mariana Dr. Rodríguez, Mario Dr. Ruidiaz, Enrique Dr. Ruíz, Felix Dr. Ruiz, Néstor Dr. Saaverdra, José Dr. Saéz-Llorens, Xavier Dr. Sagel, Edgar Dr. Salamin, Gustavo Dr. Salas, Albino Dr. Salazar, Marco Dr. Samaniego, Manuel Dra. Samudio, Anette Dr. Sánchez, José Ramón Dra. Sánchez, Nora Dra. Sanjur, Ana Raquel Dra. Sentmat, Mara Dra. Shakalli, Miriam Dr. Sierra, Iván Dr. Smith, Alan Dra. Solano, Hortensia Dr. Soto, Oldemar Dr. Sousa L., Francisco Dr. Stanziola, Egberto Dr. Stephen, Fernando Dr. Tapia, Alex Dr. Tejeira, Orlando Dr. Thomas, Anthony Dr. Thorne, Juan Dra. Toala, Esther Dra. Toala, Nora Dra. Toala, Yuri Dra. Torres, Militza Dra. Troitiño, Marisol Dra. Ureña, Lilibeth Dr. Urutia, Rolando Dra. Varela, Hermelinda Dr. Vargas, Pedro Dra. Vargas, Sonia Dr. Vasquez, Carlos Dr. Vasquez, Manuel Dr. Velarde, Carlos Dr. Verbel, Pedro Dr. Vieto, Eduardo Dr. Villafañe, Gentil Dr. Villaláz, René Dr. Villaláz, Rubén Dr. Williams, Kenneth Dra. Wilson, Dorothy Dr. Wilson, Iván Dra. Wittgreen, Jenniffer Dra. Wong, Mayra Del C. CapÍtulo de ChiriquÍ Dra. Abad, Isabel Dr. Álvarez , Moisés Dr. Arenas, Ariel Dr. Batista, Alcibiades Dra. Batista, Rosario Dra. Beitía, Dayanara Dr. Benavides, Leónidas Dr. Brandford, Vicente Dra. Candanedo, Hilda A. de Dra. Castrellón, Josefina de Dr. Cedeño, Eric Dr. Coronado, Gregorio Dra. Cubilla, Giselle Dr. Chan Pino, Luis Dra. Chan, Marta Dr. Della Sera, Edgardo Dra. De León, Ruby Dra. De León, Tirza Dr. Dixon, Otilio Dr. Ducasa, Plutarco Dra. Fergusón, Erika Dr. Gallegos, José Dr. Guerra, Geovaldo Dra. Guerra, Rosario Dra. Hernández, Gidalthy Dr. Jones, Antonio Dr. Kelso, William Dra. Montero, Kattia Dra. Montes, Karina Dra. Muñoz, Erika Dr. Novoa, Olmedo Dr. Parra, Johny Dr. Sánchez Massa, Enrique Dra. Sanjur, Glarissa Dra. Silvera, Luz Dra. Tejedor, Graciela Dr. Zárate, Raúl In Memoriam Dr. Abdulnabi, Arturo Dr. Araujo, Herónides Dr. Barrera, Edgardo Dr. Batista, Carlos Dr. Benedetti, Leopoldo Dr. Burgos, Edgardo Dr. Castillo Mejía, César Dr. Carrizo, Humberto Dr. Cellis, Blas Dr. Garnes, Clemente Dr. Martíz, Hernando Dr. Paredes, José A. Dr. Paz Medina, Oscar Dr. Ramos; Gregorio Dra. Sánchez, Ligia Dr. Schaw, Antonio Dr. Sosa García, Gonzalo Dr. Sousa Lennox, Carlos Dra. Siu, Rosa Dr. Thompson, Enmanuel Dr. Vallarino, Joaquín Dr. Vega, Luis Miembros Honorarios Dr. Aballi, Arturo Dr. Albornoz, Carlos Dr. Almendarez, Salvador Rev. Bárcenas, Francisco Javier Dr. Bissot De Gracia, Alberto + Lic. Boyd de Pérez Balladares, Dora Club Activo 20- 30 Dr. Cofiño Ubico, Ernesto Sra. Cortés, Margarita Dr. Cravioto, Joaquín Dr. Dorantes, Samuel Monseñor Emiliani, Rómulo Dr. Folger, Gordon M. Sr. Ford, Thomas Dra. Garofalo, Ofelia + Dr. Giguens, Washington T. + Dr. Hughes, James Dr. Jurado García, Eduardo Dr. Lorenzo Y. De Ibarreta, Julio + Dr. Lugo, Gustavo A. Dr. Menenghello, Julio Dra. Morgan, Mary Dr. Mosca, Lidio G. Dr. Mugía; Ramos Dr. Nelson, Waldo + Sr. Peiroten, Fortunato Dr. Potts, Willis Dr. Santos, David Sr. Schuman; Jerome L. Dr. Shirjey, Harris C. Dr. Soto, Rafael Dra. Temesio, Nelly Miembros Asociados Dra. Arias, María I. De Dr. Figueroa, Alfredo Dr. González B., Guillermo + Dr. González Revilla, Antonio + Dr. León, Abdiel Dr. Martínez, Alejandro Dra. Roy, Elba Margarita Dr. Stanziola, Félix Dr. Tapia, Arturo Dr. Velásquez, Osvaldo Miembros Correspondientes Dr. Aguilar, Oscar + Dr. Rubyl, Victor Dr. Zapateiro, Jorge XIV Pediátr Panamá 2008,37(1)XV-XVI. Directrices para los Autores 1. Todo manuscrito o disco suave de computadora debe ser enviado al EDITOR de Pediátrica de Panamá, a la dirección postal: Apartado 7093, Panamá 5, Panamá con una carta firmada por todos los autores y en estos términos: “Remitimos al Comité Editorial de la Sociedad Panameña de Pediatría el trabajo titulado: (incluir el título aquí) para su revisión y publicación. De ser aceptado para publicarse consentimos traspasar los derechos de propiedad y reproducción a la Sociedad Panameña de Pediatría. Igualmente, los abajo firmantes, autores legítimos, juramos que este trabajo es original, no ha sido publicado previamente ni se ha enviado a ninguna otra parte para considerar su publicación y se ajusta a las normas éticas de toda investigación realizada con sujetos humanos o animales”. Los nombres, número de cédulas y firmas de todos los autores tienen que acompañar la carta. Se recomienda que los autores sean solamente las personas que ciertamente han participado en la concepción, el diseño, la ejecución y la redacción del trabajo. El primer autor enunciado es el autor responsable. Todo trabajo será revisado por lo menos por 2 miembros del Comité Editorial o Revisores escogidos por el Editor. sin pasar de 100 letras. Los nombres de los autores comenzando por el del autor responsable y con su título profesional, el cargo que ocupan y el lugar de trabajo. Seguido al nombre del autor responsable debe incluirse su dirección postal, su teléfono o FAX o su e-mail. 2. Los manuscritos ya sean escritos a máquina, en procesadoras de palabras o en computadoras- deben presentarse a doble espacio, en páginas de 8 1/2 x 11 pulgadas (21.8 x 28.3 cm), con márgenes de 1 pulgada (2.5 cm) a cada lado y un máximo de 25 líneas por página. Todas y cada una de las páginas deben estar numeradas en el margen inferior derecho y en el margen superior izquierdo deben llevar el apellido y la primera letra del nombre del autor responsable. Deben enviarse el original y tres (3) copias del manuscrito. • El texto se inicia en la 4° página y se organiza en secciones. Cada sección se inicia en una página nueva y en el siguiente orden: 3. Si el trabajo es hecho en computadora se recomienda usar el programa Microsoft Word y un disco suave de 3.5” siguiendo las mismas indicaciones que para el manuscrito hecho a máquina o en procesadora de palabras. El texto del manuscrito (página inicial o del título, resumen en español y en inglés, el texto mismo, leyendas o títulos de las figuras, gráficas y tablas) deben ir en un archivo. En otro archivo incluya nuevamente la página inicial o del título y el resumen en español. El disco debe estar etiquetado con la siguiente información: apellido y primera letra del nombre del autor responsable, título del trabajo y nombre del programa usado. 4. Cada sección del manuscrito debe comenzar en una página nueva siguiendo el orden que sugerimos a continuación: • Página incial o del título, identificada como: i. Lleva el título del trabajo en la parte superior y en letras mayúsculas XV • Página segunda, identificada como: ii. Resumen en español. Este debe ser claro, preciso y constar de no más de 250 palabras. Debe presentarse en la modalidad “estructurado” o “estratificado”, que consiste en llevar los siguientes subtítulos: Objetivo, Material y Métodos, Resultados y Conclusiones. Estos subtítulos van en molde itálico. No se requiere Resumen para presentación de Casos Clínicos o Informes Breves de trabajos en evolución. Al final del Resumen se anotan no más de 5 Palabras Claves. • Página tercera, identificada como: iii. Para el Abstract (resumen en inglés) y siguiendo las mismas instrucciones que para el resumen en español: modalidad “estructurada” con subtítulos en itálica : Objetive, Material and Methods, Results y Conclusions. Al final del Abstract se anotan no más de 5 Key Words. Introducción Material y Métodos Resultados Discusión y Conclusiones Reconocimiento(s) Referencias Leyendas de las Gráficas, Figuras o Dibujos y Fotografías Tablas Evite el uso de abreviaciones y, cuando lo haga, asegúrese de que antes de su uso lo ha señalado en el texto, por ejemplo: Síndrome de Aspiración de Meconio (SAM). Los resultados se presentarán en el texto o en las gráficas, figuras o dibujos. No repita o reitere resultados ya tabulados en el texto ni abuse de las ilustraciones. • Todas las referencias deben citarse en la secuencia que aparecen en el texto y deben ir en una página diferente bajo el título de Referencias. En el texto se identificarán con números arábigos consecutivos en la parte superior de la línea y separadas por comas cuando hay más de una cita para la misma referencia. Estos números corresponden a los enunciados en la sección Referencias. Cada referencia debe mantener la numeración de cuando fue citada por primera vez. Se usará el estilo de Vancouver para la presentación de Pediátr Panamá 2008,37(1)XV-XVI. las citas en la página de Referencias. A continuación ejemplos de las más frecuentes situaciones: Artículos de Revista Autor(es): apellido, inicial(es) del(os) nombre(s) sin puntos y separados de los otros por comas. Dos puntos con la inicial del último nombre. Título del artículo. Nombre de la revista (en itálica ) seguido inmediatamente por el año; volumen: páginas inicial y final. Ejemplo: Wong JC, Quintero O, Andrade POR: El manejo de las heridas traumáticas del colon. Rev Med Panamá 1989:14:26-32. Cuando son más de 6 autores solamente se enuncian los primeros 3 autores y se agrega la abreviatura et al. Libros Autor(es): apellido, inicial(es) del(os) nombre(s). Título del libro. Edición. Ciudad donde se publicó. Empresa editora, año y páginas de referencias. Ejemplo: Stevenson R: The fetus and newly born infant, 2nd. ed. St. Louis, The C. V. Mosby Co. 1977:199-209. Capítulo de un Libro Autor(es): apellido, inicial(es) del(os) nombre(s). Título del capítulo. En (en itálica ): autor o editor y título del libro. Edición. Ciudad donde se publicó. Empresa editora, año y páginas de referencias. Ejemplo: Hanshaw JB: Cytomegalovirus. En: Remington & Klein (Eds). Infectious diseases of the fetus and newborn infant. 2° ed. Philadelphia, W. B. Saunders Ed. 1983:104-42. Para el uso correcto de las abreviaturas de las revistas médicas o para conocer la forma correcta de referencias de publicaciones personales, monografías, disertaciones o tesis o para más detalles, consulte: Annals of Internal Medicine 19881108:258-65 o el formato de la US National Library of Medicine en el Index Medicus, o al Boletín de la Sociedad Panameña de Pediatría 1991:20:31-55. Citaciones del Web (electrónicas) Título del artículo. Punto. Sitio del web. Punto. Disponible en: http://www.(forma usual de deletrearlo). Fecha en que se consultó. Punto Ejemplo: Transmisible Spongiform Encephalopathies Advisory Committee. US Food and Drug Administration Web site Disponible en: http://www.fda.gov/ohrms/dockets/ac/97/ trams[t3345t2/pdf/Consultado el 1 de junio de 2000. Tablas Las tablas deben presentarse a doble espacio y en páginas separadas con el título y la leyenda en la parte superior izquierda. Deben numerarse en orden de aparición y usando números arábigos. Para los pies de nota se utilizarán letras del alfabeto consecutivas, italizadas, en minúscula y sobre-escritas (en la parte superior de la línea), por ejemplo: a,a . Cada tabla inicia sus pies de nota con la primera letra del alfabeto. Las abreviaciones de las tablas se identifican como un pie de nota, por ejemplo: PAM: presión arterial media. Las tablas se deben mencionar en el texto en forma secuencial o consecutiva. • Cuando está usando un procesador de palabras no cree las tablas usando las funciones para crear tablas. Separe las columnas usando el tabulador. Las Tablas se mecanografían a un espacio en páginas distintas. Cada tabla debe identificarse con un número arábigo y llevar un título descriptivo. No use textos con solamente letras mayúsculas en las tablas. Tampoco utilice los comandos del procesador de palabras para centrar, tabular decimalmente o justificar. No use espacios para separar las columnas. Cuando use el signo de ± no use el espaciador antes y después del signo sino que use el tabulador una vez a cada lado. No subraye dentro de las tablas. Las tablas no deben repetir lo que ya se ha escrito en el texto. Figuras Las fotografías, dibujos o gráficas se denominan FIGURAS. No deben enviarse los originales de las figuras sino su reproducción fotográfica en blanco y negro, en papel brillante. La publicación de figuras a colores dependerá de que el(los) autor(es) cubran los gastos. Cada figura debe ser identificada mediante la adhesión de una etiqueta en su parte posterior con la siguiente información: número de la figura (número arábigo), nombre del autor responsable o primer autor, título del artículo y la indicación de la parte superior de la misma mediante el dibujo de una flecha. Las figuras no se deben engrapar ni fijar con sujetadores metálicos. Tampoco se deben montar. Deben enviarse en sobres separados y protegidas para que no se doblen o dañen. Las leyendas de las figuras se presentan en páginas aparte a doble espacio e identificándolas por el número correspondiente, número que aparece en la etiqueta adherida a la cara posterior de la figura. 5. No se publicará Reconocimiento por trabajo secretarial o colaboración editorial. 6. Los autores serán responsables por todas las aseveraciones escritas en sus artículos. Ni la Sociedad Panameña de Pediatría, ni Pediátrica de Panamá, ni el Comité Editorial de la Sociedad Panameña de Pediatría endosan criterios o conclusiones de los autores. Esto se aplica igualmente a todas las correcciones o cambios que los correctores hayan hecho a los trabajos para su edición. Por ello es importante que los autores lean cuidadosamente todas las correcciones hechas a sus trabajos cuando se les devuelvan para hacerlo. 7. Los trabajos enviados para su revisión y publicación no serán devueltos. XVI