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SELECCIÓN SEXUAL Y CUIDADO PATERNO EN Abedus breviceps (HEMIPTERA:BELOSTOMATIDAE) TESIS QUE PRESENTA ROBERTO EDMUNDO MUNGUÍA STEYER PARA OBTENER EL GRADO DE DOCTOR EN CIENCIAS EN ECOLOGÍA Y MANEJO DE RECURSOS NATURALES Xalapa, Veracruz, México, 2007. AGRADECIMIENTOS Esta tesis, además de permitirme adquirir herramientas y conocimientos específicos, me sirvió para percatarme de la contribución desinteresada de un sinnúmero de gente, frecuentemente parte vital para su elaboración y conclusión de la misma. A mi director de tesis el Dr. Rogelio Macías, por la generosidad con la que me compartió su pasión y conocimiento sobre la ecología de la conducta en general y de los belostomátidos en particular. Gracias Rogelio, por la libertad académica que me brindaste para el desarrollo de esta tesis, por tu apoyo, confianza y paciencia. Al Dr. Jorge González Astorga, por compartirme generosamente su conocimiento de la teoría evolutiva con sus reflexiones y críticas, así como el aporte que tuvo en esta tesis. Te agradezco también el que me hayas brindado un espacio de trabajo cuando me quedé “homeless académico”. Quisiera agradecer de manera muy especial al Dr. Alex Córdoba por su apoyo permanente, el cual fue fundamental para el avance y término de esta tesis. Alex te agradezco la prontitud y minuciosidad con la que revisaste y realizaste sugerencias a todo documento que te mandé, lo cual sin lugar a dudas incidió positivamente en mi trabajo académico a lo largo de mi doctorado. Al Dr. Mario Favila, por su calidad humana, aporte logístico y apoyo académico en la colaboración que tenemos sobre el estudio de los movimientos de bombeo de los machos parentales. A los miembros de mi jurado de tesis, Dr. Carlos Cordero, Dr. Luis Cervantes, Dr. Juan Rull y Dr. Glauco Machado por su aporte invaluable con comentarios y sugerencias a este trabajo, por la disposición de revisarme este trabajo, les agradezco mucho su amistad, ideas, recomendaciones y críticas. A toda la gente de Tlaxcala que me ayudó en la parte logística de la tesis. A Amando, Ceci y el “George” por habernos mostrado el sitio de estudio donde trabajé. Quiero agradecer de manera especial a la Dra. Margarita Martínez que siempre fue un soporte durante mi estadía en Tlaxcala y a Humberto Pérez que fue mi asistente de campo durante una temporada. Mi reconocimiento a José Luis Martínez y Pérez que me ayudó consiguiendo los datos climatológicos de Ixtacuixtla, así como para conseguir un departamento que rentar en ese pueblo. 4 Quisiera agradecer a todos mis amigos que me ayudaron alguna vez en el trabajo de campo, sobre todo aquellos que de motu proprio fueron a tomar datos cuando tuve mi accidente automovilístico. Finalmente esos datos no se pudieron incorporar, pero les agradezco de sobremanera su esfuerzo. Todos ustedes tienen un corazón grandotote. Un agradecimiento especial a Felipe Becerril (aka Sumiko) por su invaluable ayuda en campo durante la parte final de la tesis, entre muchas otras cosas. A los investigadores, que además de ser profesores en algún curso me brindaron su conocimiento, apoyo y/o amistad: Dr. Francisco Ornelas, Dr. Roger Guevara, Dr. Alex Espinosa de los Monteros, Dr. Efraín de Luna. Gracias Pablo Berea por la provisión de grillos para la alimentación de las chinches en laboratorio. A todos aquellos que me brindaron el favor de su amistad durante estos años: Dr. Peluche, Felipe y Tanichus, Juan Carlos, Mariano, Yareni, Angie, Marce, Mildred, Fede y Martuchis, Clau y Julián, Lalo “El Bosti” y Florecita, Allari, Martín “El Matador”, Tania Chew, Lalo Pineda, Odette, Oscar y Carla, Juan KKs y la jefa, Deneb, Luizoo, Yaya, Carlitos “La Chachis”, Fabiruchis, Vero y Hugo, Arturo Bonet y Marilú, Dulce, Rodolfo “Ramona la Bella”, Pepe Ake, Alex Castro, Francisco Fleischer, Juan Pablo “Sherpa”, Benjas, Araceli, Andrea Cruz, Mariana Cuautle, Ceci, Freddy, Rober Monroy y Enrique “Rotoplas”. A los creadores de Google Desktop, Scholar Google y Google Book: Larry Page and Sergey Brin, por su maravilloso sistema de búsqueda que facilitó enormemente el manejo, búsqueda y obtención de la literatura utilizada en esta tesis. Un agradecimiento muy especial a mi familia que me apoyó y (financió) en todo momento, Roberto Munguía Padilla, Ilse Steyer y Marifer Munguía Steyer. Gracias pesho por toda tu ayuda, eres parte fundamental de mi vida, sin ti no hubiera podido acabar esta tesis. Finalmente, quisiera agradecer a los miembros del Instituto de Ecología, A.C., trabajadores y planta académica, por las experiencias y enseñanzas brindadas durante mi estadía por esta institución. Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología por la beca brindada para mi manutención que hizo posible la realización de este trabajo. 5 DEDICATORIA A mis padres, Ilse y Roberto. 6 ÍNDICE Lista de Cuadros y Figuras ...........................................................................................10 Resumen……………………………………………………………………………....14 Capítulo I. Introducción General……………….......................……..........................15 Definición y formas del cuidado parental……………………………….............…....16 Costos asociados al cuidado parental: inversión parental…………...........………......17 Evolución del cuidado parental…………………………………………….................19 Rareza del cuidado paterno………………………………………........................…...20 Cuidado parental, tasas reproductivas potenciales y dirección de la selección sexual........……….............…………………………….............…………...23 Cuidado paterno y la presunta reversión de roles en la familia Belostomatidae..............................................................................................................24 Literatura citada……………………………………………..............………………..29 Capítulo II. Is it risky to be a father? Survival assessment depending on sex and parental status in the waterbug Abedus breviceps (Hemiptera: Belostomatidae) using multistate modelling…………………………………………………………....37 Abstract………………………………………………………………………….........38 Introduction…………………............…………………………………………….......39 Materials and methods…………………...……………………………………….......42 Field data………………………………………………………………...........42 Mark recapture…………………………………………………………..........43 Results…………………………………………………………………………….......46 Discussion……………………………………………………………………….........47 Acknowledgements……………………………………………………………….......51 References……………………………………………………………………….........52 Capítulo III. Costos y beneficios asociados al cuidado paterno en la chinche acuática gigante Abedus breviceps (Hemiptera:Belostomatidae)……………………..66 7 Resumen…………………………………………………………………………........67 Introducción……………………………………………………………………..........69 Materiales y métodos……………………………………………………………........73 Movimientos de bombeo………………………………………………...........73 Curvas de crecimiento de los huevos……………………………………........74 Efecto del cuidado paterno en la supervivencia de los huevos………….........76 Resultados……………………………………………………………………….........77 Movimientos de bombeo………………………………………………...........77 Curvas de crecimiento de los huevos……........………………………............78 Efecto del cuidado paterno en la supervivencia de los huevos……….............78 Discusión………………………………………………………………………...........79 Literatura citada……………………………………………........…………….............84 Capítulo IV. Morphological and ecological factors of male giant waterbug fitness in the wild……………………………………………………………..............96 Abstract……………………………………………………………………….............97 Introduction…………………………………………………………………...............98 Materials and methods……………………………………………………….............100 Field settings……………………………………………………………........100 Study site.............................................................................................100 Extensive survey…………………………………………………......100 Intensive survey………………………………………………….......101 Statistical methodology……………………............…………………….......102 Sexual dimorphism……………………………………...............…...102 Mating and reproductive success analyses………………..................102 Opportunity and intensity for selection………………………….......103 Male condition………………………………………….....................103 Results………………………………………………………………………….........105 Sexual dimorphism……………………………………………......................105 Extensive survey………………………………………………......................105 Intensive survey……………………………………………….......................106 Male condition………………………………………………….....................106 8 Discussion……………………………………………………………………….......107 Acknowledgements…………………………………………………………….........111 Literature cited…………………………………………………………………........112 Capítulo V. Discusión general………………………………………………….......128 Cuidado paterno y roles sexuales……………………………………………............129 Los belostomátidos: ¿sistemas modelo de reversión de roles sexuales?……........…130 Señales honestas: movimientos de bombeo y despliegues de cortejo………….........133 Costos y beneficios del cuidado paterno……………………………………….........134 Literatura citada………………………………………………………………..........137 Apéndice…………………………………………………………………………....142 9 LISTA DE CUADROS Y FIGURAS Capítulo II. Cuadro 1. Model selection for effects on survival and recapture probabilities of sex and male parental status (brooding and non-brooding) in Abedus breviceps Stål, 1862…......................61 Cuadro 2. Estimation of survival, recapture and transience probabilities over a two day period in Abedus breviceps obtained for the most supported model over a two day period…………………………………………………………………………………............62 Figura 1. Survival probability by sex and parental status of the model that accounts for transience, and different recapture rates by sex and condition (φ(m2 + sex + care) ρ(sex + care) ψ(care)) of the waterbug Abrevis breviceps Stål, 1862. Note that this is not the best supported model but illustrates the similarity of survival estimates (and their 95% confidence interval) among females, brooding and non-brooding males………………………………………………………………………………….............64 Figura 2. Function survival probability (φ) of adult individuals by time elapsed after adult emergence in a population of the waterbug Abrevis breviceps . Vertical lines illustrate hatching time if males obtain an egg pad: (a) One day after adult emergence at 21ºC (dotted line); (b) One day after adult emergence at 16 ºC (discontinuous line); (c) 10 days after adult emergence at 16 ºC (continuous line)………………………………………...........................65 10 Capítulo III. Cuadro 1. Selección de modelos que explican la frecuencia de movimientos de bombeo en la especie Abedus breviceps. L= longitud del huevo, O = oxígeno disuelto en el agua, T = temperatura del agua. El criterio de información de Akaike utilizado (AICc) es el sugerido para muestras pequeñas……………………………………………………….........................89 Cuadro 2. Parámetros de la curva de crecimiento de los huevos que los machos portan en la especie Abedus breviceps, mediante un modelo no lineal mixto ajustado con una curva logística de cuatro parámetros…………………………………………………………...........90 Figura 1. Distribución del oxígeno disuelto, temperatura y longitud de los huevos que los machos de la especie Abedus breviceps portaban en el arroyo Texala, Tlaxcala, durante las cinco visitas realizadas del 1 al 17 de mayo de 2005………………………………...............92 Figura 2. Relación entre la frecuencia de los movimientos de bombeo que los machos parentales de la especie Abedus breviceps realizaban y la longitud de los huevos que portaban. La regresión es representada por la ecuación y = -19.12 + 87.29x, con los siguientes parámetros: r2=0.698, F1,38= 87.78, P<0.001………………………………............................93 Figura 3. Curvas de crecimiento de los huevos que los machos parentales de la especie Abedus breviceps portaban. Las líneas discontinuas representan el ajuste de la curva logística a nivel individual y la línea continua, el poblacional. La ecuación del modelo no lineal mixto es 2.53 + 2.134 / (1+exp((11.651 - x) / 2.967))………………………….................................94 11 Figura 4. Gráfico de cajas contrastando la supervivencia de los huevos con cuidado paterno (CCP) y sin cuidado paterno (SCP) en la interfase aire-agua en la especie Abedus breviceps………………………………………………………………………………...........95 Capítulo IV. Cuadro 1. Analysis of deviance of male mating success of the giant waterbug Abedus breviceps during the extensive survey from March 2002 to March 2003. Full model: AIC = 444.9; Selected model: AIC = 423.6. Type II tests: Null deviance = 452.6; Residual deviance = 409.6……………………………………………………………………............................119 Cuadro 2. Regression of male reproductive success of the giant waterbug Abedus breviceps during the extensive survey from March 2002 to March 2003 (R2 = 0.180, P <0.001). Full model: AIC = 2,238; Selected model: AIC = 2,222.7………………....................................120 Cuadro 3. Analysis of deviance of mating success of the giant waterbug Abedus breviceps during the intensive survey from October to December 2004. Full model: QAIC = 428.37; Selected model: QAIC = 423.81. Type II tests: Null deviance = 747. 30; Residual deviance = 532.54……………………………………………………………………..............................121 Cuadro 4. Regression of male reproductive success of the giant waterbug Abedus breviceps during the intensive survey from October to December 2004 (R2 = 0.246, P <0.001). Full model: AIC = 1896.91; Selected model: AIC = 1893.88……………...................................122 12 Cuadro 5. Analysis of deviance of male mating success of the giant waterbug Abedus breviceps. Type II tests: Null deviance = 101.23; Residual deviance = 90.76………...........123 Figura 1. Fitness contour plot for the extensive survey of males of the species Abedus breviceps in Texala stream population. Graph shows correlational sexual selection in males. The interaction of total length and abdomen width causes variation in mating probability ………………………………………………………………………….................................125 Figura 2. PMCA values changing in time (days) during the intensive survey in Abedus breviceps…………………………………………………………………………….............126 Figura 3. Fitness contour plot for the intensive survey of Abedus breviceps males. Graph shows interaction between time (days) and male length and probability of obtaining matings………………………………………………………………………………............127 Apéndice Cuadro 1. Número de huevos colocado sobre los machos en cada evento de oviposición que ocurre entre las cópulas repetidas. Se registran los tiempos transcurridos en los eventos de cópula y oviposición de la especie A. breviceps. Las parejas que copularon se encontraron en condiciones de laboratorio en peceras de 20 litros con un lado recubierto con unicel, a 21ºC, bajo el mismo fotoperiodo y régimen de alimentación descrito en el capítulo (IV)…………………………………………………………………………..........................142 13 RESUMEN Para contar con una correcta comprensión de los procesos que conducen al origen, evolución y mantenimiento del cuidado paterno, es necesario trabajar en dos escalas: la filogenética, que mediante técnicas de biología comparada, ubica el origen y número de linajes independientes del cuidado paterno en un clado y la ecológica-evolutiva, la cual estudia los factores que inciden en la modulación o mantenimiento de esta conducta. En el presente estudio, ubicado en la escala ecológica-evolutiva, se evaluaron presuntos costos y beneficios asociados al cuidado paterno en la chinche acuática Abedus breviceps Stål, 1862 (Hemiptera: Belostomatidae). En A. breviceps los machos portan la puesta de huevos que las hembras ovipositan sobre su dorso hasta la eclosión de las ninfas. Este trabajo no encontró una mayor tasa de mortalidad asociada al cuidado paterno. Los datos de longevidad sin embargo, permitieron cuestionar la hipótesis de que los machos pertenecientes a la subfamilia Belostomatinae abortan de manera selectiva dependiendo de factores como el tamaño y grado desarrollo de la puesta, aumentando su éxito reproductivo de por vida. Los machos de A. breviceps realizan una serie de movimientos que facilitan la oxigenación de la puesta de huevos que portan. Este trabajo demostró que los machos modulan estos movimientos de acuerdo al grado de desarrollo de estos huevos. Adicionalmente, el presente estudio evaluó los componentes morfológicos y ecológicos que inciden en el éxito de apareamiento y reproductivo de los machos. Un resultado interesante es que los machos grandes son más exitosos cuando hay poco espacio disponible de oviposición en el dorso de los machos , esta situación se revierte cuando el espacio disponible aumenta. Asimismo, se discutió sobre la relación entre cuidado paterno y selección sexual en la familia Belostomatidae. 14 CAPÍTULO I Introducción General 15 Definición y formas del cuidado parental El cuidado parental es toda aquella conducta realizada por uno o ambos progenitores que incrementa la supervivencia de la descendencia (Clutton-Brock 1991). Existe una serie de conductas comprendidas bajo la definición del cuidado parental. Como ejemplos del cuidado parental se pueden mencionar la preparación de nidos en peces y aves (Jones & Reynolds 1999a, Blumer 1979), el cuidado de la puesta de huevos con el fin de evitar o disminuir la depredación en aves (Montgomerie & Weatherhead 1998), la protección de la puesta de huevos con el fin de evitar o disminuir el parasitismo en chinches (Tallamy & Schaefer 1997, Santos & Albuquerque 2001) y la infección por hongos en opiliones (Mora 1990), escarabajos (Favila 1993) y anfibios (Green 1999). Quizás la conducta parental más conspicua y frecuente consiste en la provisión de substancias nutritivas a la progenie (Clutton-Brock 1991). Esta provisión puede ocurrir previa al nacimiento, por ejemplo, en forma de regalos nupciales que brindan a la hembra los nutrimentos necesarios para la producción de ovocitos como ocurre en ortópteros de la familia Tettigoniidae (Gwynne et al. 1984) y mariposas (Karlson 1998). Hay una estrategia que consiste en la fertilización de un número abundante de ovocitos que resulta en la ingesta de otros huevos (ovofagia) y/o embriones (adelfagia) por parte de sus hermanos más desarrollados como ocurre en insectos (Kudo & Nakahira 2004), tiburones (Dulvy & Reynolds 1997) y anuros (Gibson & Buley 2004). La provisión de alimentos después del nacimiento se da hacia los subadultos en una variedad de conductas tales como la provisión de presas a las crías (Strohm & Marliani 2002), la regurgitación que facilita la digestión a la progenie (Eggert et al. 1998, Watanuki 1992), la provisión de secreciones tales como la lactación (Oftedal 1984), a partir de la sangre materna que irriga la placenta (Wourms 1981) e incluso la ingesta del soma de los padres, como ocurre con la alimentación de las crías con el 16 tegumento epidérmico de la madre rico en nutrimentos en algunos anfibios (Kupfer et al. 2006). El cuidado parental no se circunscribe a la modificación o regulación de las variables bióticas, hay conductas parentales que incrementan la viabilidad de la descendencia modificando las condiciones físico-químicas en las que se encuentra la progenie. Por ejemplo, hay especies acuáticas, como peces (Jones & Reynolds 1999b, Pampoulie et al 2004), crustáceos (Dick et al. 1998), e insectos (Smith 1997), en las cuales los progenitores aumentan la tasa de difusión de oxígeno en la puesta de huevos que cuidan mediante conductas locomotrices de oxigenación; esto ocurre en peces, crustáceos e insectos (Smith 1997). Existen insectos subacuáticos en los cuales las hembras ovipositan fuera del agua, por lo cual corren el riesgo de desecarse. En este caso el cuidado parental consiste en humectar de manera periódica la puesta de huevos (Ichikawa 1988, Smith & Larsen 1993). Hay una especie de cangrejo (Metopaulias depressus Rathbun, 1896) que habita en bromelias en la cual las madres además de modificar los niveles de oxígeno, aumentan la concentración de calcio, mientras reducen el nivel de acidez (pH) del agua (Diesel & Schuh 1993). Así, el cuidado parental puede resultar en la modificación del espacio multidimensional compuesto por factores bióticos y abióticos conocido como nicho (Leibold 1995) en beneficio de la progenie. Costos asociados al cuidado parental: inversión parental Las conductas parentales de alimentación, defensa, construcción de nidos o generación de ambientes físicos adecuados para el desarrollo de la progenie pueden traer consigo una serie de costos para los padres (Clutton-Brock 1991) en términos de pérdida de oportunidades de alimentación (Tallamy & Schaeffer 1997), cópulas (Trivers 1972), gastos fisiológicos que pueden modificar la condición de los padres, o un aumento en la probabilidad de mortalidad 17 (Owens & Bennet 1994). Estos costos asociados a componentes de adecuación de los padres deben ser menores a los beneficios medidos como el aumento en la supervivencia de la progenie actual. Las conductas parentales favorecidas por selección natural serán las que maximicen el éxito reproductivo a lo largo de la vida del progenitor (Williams 1966, Gross 2005). El éxito reproductivo de por vida puede ser definido como el número de copias de genes que un individuo transmite a las futuras generaciones durante toda su vida (Gross 2005). De hecho, el cuidado parental puede ser visto como una forma específica de altruismo tal como lo explica la regla de Hamilton la cual establece que la ocurrencia del comportamiento altruista se dará si rB-C>0 siendo B los beneficios (en este caso de la descendencia), C los costos (en este caso que sufren los padres) y r el grado de parentesco (Hamilton 1964, Queller & Strassman. 1998). Trivers (1972) definió a la inversión parental como el cuidado realizado por el padre y/o madre que incrementa la probabilidad de supervivencia de la progenie a costa de la posibilidad del progenitor en invertir en la descendencia futura (valor reproductivo residual). Las reglas de decisión que cada padre realiza en un momento dado sobre la asignación de la calidad y tiempo de cuidado parental están basadas en maximizar su éxito reproductivo residual, sin considerar cuanto ya ha invertido en la progenie actual (Dawkins & Carlisle 1976). Como ejemplo, el tiempo en el que un progenitor abandona una puesta no depende del número de días que ha pasado cuidándola, sino más bien de la disyuntiva entre los costos asociados a la pérdida de oportunidades de apareamientos y consecuente generación de nueva descendencia, y el incremento de supervivencia en la puesta actual. Sobre estas disyuntivas de costos-beneficios se ha desarrollado una serie de modelos de optimización sobre la evolución del cuidado parental y tiempos de deserción de cada padre (Maynard-Smith 1977, Webb et al. 2005), de la disyuntiva entre el tamaño y cantidad de la progenie por puesta o camada (Parker 18 & Begon 1986) y de los conflictos padre-hijo sobre la asignación de los recursos (Trivers 1972, Parker et al. 2005). Existen varias desventajas con estos modelos matemáticos ya que no toman en cuenta las restricciones ontogénicas, integrativas y filogenéticas, más bien suelen asumir que la selección natural actúa sobre el organismo como si fuera una bola de billar que rueda sin fricción alguna sobre la superficie de adecuación, ignorante y ajena a la historia evolutiva de la especie (Schlichting & Pigliucci 1998, Gould 2002). Una metáfora más ilustrativa es imaginar a la selección como un poliedro que se desplaza en la superficie de adecuación multidimensional sujeta a restricciones de tipo integrativo, embriológico y filogenético (Gould 2002). De hecho, la propia selección contiene en sí misma restricciones en las trayectorias evolutivas hacia la optimización de los caracteres sobre los que actúa, tal como ocurre con la selección correlacional (la que actúa sobre la interacción de dos o más caracteres) ya que acota las trayectorias evolutivas en los caracteres, los cuales a menudo no pueden alcanzar el pico adaptativo en la superficie de adecuación por la ruta más corta (Arnold et al. 2001) generando por ejemplo fenómenos de integración morfológica. Evolución del cuidado parental El cuidado parental ha surgido de manera independiente en muchos taxa, (CluttonBrock 1991), sin embargo no se puede afirmar que exista alguna tendencia evolutiva hacia el cuidado parental, dado que las tendencias evolutivas con trayectorias determinadas e inmutables (ortogénesis) han sido descartadas tanto en el plano conceptual (Gould 1989), como en estudios de biología comparada (McKitrick 1992, Reynolds et al. 2002). Inclusive en algunas ocasiones el cuidado parental se ha perdido en las especies más derivadas (Tallamy & Schaeffer 1997) o bien ha resultado ser un caracter lábil a lo largo de la historia evolutiva de un taxón (Mank et al. 2005). 19 La mayoría de las especies descritas que realizan cuidado parental presentan cuidado materno, esto ocurre en artrópodos (Zeh & Smith 1985), peces, reptiles, mamíferos (Clutton.Brock 1991, Reynolds et al. 2002), mientras que para las aves el cuidado parental más común es el realizado por ambos padres (Reynolds et al. 2002). En todos estos taxa, el cuidado paterno es el más raro de todos (Clutton-Brock 1991). De los cientos de miles de artrópodos descritos, se ha estimado que el cuidado paterno ha surgido de manera independiente 13 veces (Tallamy 2000), aunque trabajos recientes en el orden Opiliones seguro incrementarán este número (Machado et al. 2004). Rareza del cuidado paterno ¿A qué se debe la rareza del cuidado paterno en el reino animal? Se ha especulado que existen factores específicos que influyen en el origen y mantenimiento del cuidado paterno. a) Certidumbre de paternidad: en especies poliándricas (aquellas donde las hembras copulan con más de un macho) con fertilización interna, y por ende, en las cuales las hembras presentan estructuras capaces de almacenar espermatozoides viables de más de un macho, los machos pueden presentar incertidumbre de paternidad sobre la progenie de la hembra con la que copuló (Simmons et al 1993). Se ha demostrado que los machos pueden modular la presencia, duración e intensidad del cuidado parental en función de la certidumbre de paternidad que presenten, dado los costos que representa el cuidado parental (Hunt & Simmons 2002, Ríos-Cárdenas & Webster 2005). Esto es debido a que frecuentemente la inversión en subadultos no emparentados limita la provisión que los machos pueden brindarle a su progenie actual o futura (Trivers 1972). Los machos pertenecientes a la especie de grillos Requena verticalis Walker, 1869 disminuyen la proporción de las sustancias nutricionales del espermatóforo (spermatophilax) y aumentan la cantidad de espermatozoides cuando tienen baja certidumbre de paternidad (Simmons et al. 1993). Es decir, los machos aumentan su 20 inversión en producción de espermatozoides a medida que la competencia espermática se intensifica y por disyuntiva disminuyen la producción de sustancias nutricionales asociadas a regalos nupciales y a inversión parental (Simmons et al. 1993). En el escarabajo Onthophagus taurus Schreber, 1759, los machos dominantes con cuernos disminuyen su gasto parental asignando bolas nido de menor tamaño a medida que otro morfo especialista en cópulas furtivas (“sigiloso”) aumenta su proporción, ya que al haber mayor cantidad de sigilosos, la proporción de crías fertilizadas por el macho dominante disminuye (Hunt & Simmons 2002). En el pez Lepomis macrochirus Rafinesque, 1819 la proclividad a defender el nido donde se encuentra la puesta de huevos de posibles intrusos disminuye a medida que el porcentaje de paternidad del macho disminuye (Neff & Gross 2001). Sin embargo existen excepciones en esta relación y a menudo ocurren cuando el realizar conducta parental conlleva un aumento en el éxito de apareamiento con respecto a los machos que no lo realizan, ya que las hembras utilizan la presencia de progenie previa como indicadores de calidad como padres. En ese caso se espera que la certeza de paternidad sea irrelevante en las decisiones de los machos (Mora 1990, Thomas & Manica 2005). La completa certidumbre por parte de la hembra de ser madre de los ovocitos fertilizados se ha expuesto como una razón por la cual el cuidado materno es más frecuente (Clutton-Brock 1991) y los estudios a escala ecológico-evolutiva sugieren que la intensidad y duración del cuidado paterno es afectado por una certidumbre de paternidad variable. b) Principio de Bateman: en la mayoría de las especies los machos producen una cantidad infinitamente mayor de gametos que las hembras, lo que genera que exista una mayor presión de selección hacia los machos para copular con más hembras, ya que así suelen incrementar el número de descendientes (Andersson 1994). Por lo general, el éxito reproductivo de los machos (medido como número de hijos) está limitada por el número de cópulas con diferentes hembras, mientras que las hembras presentan un techo en la 21 producción de descendientes en su número de gametos femeninos producidos (Arnold 1994), los cuales por lo general resultan grandes y energéticamente costosos (Clutton-Brock 1991). El gradiente de selección sexual en los machos es mucho más elevado que en las hembras, esto explica que en la mayoría de las especies se hayan desarrollado caracteres conductuales de despliegue, combate y cortejo en los machos mientras las hembras han desarrollado una sistema perceptual de evaluación y elección de machos con los cuales copular (Andersson 1994). c) Lazo cruel: Se ha sugerido que el hecho de que en las especies que presentan fertilización interna, los machos pueden desertar antes que las hembras ya que estas permanecen vinculadas a la progenie durante la embriogénesis (Gross 2005). En grupos con fertilización externa como los peces, en los cuales la hembra libera sus gametos de manera previa o simultánea que los machos el cuidado paterno es más frecuente (Reynolds et al. 2002). d) Territorialidad y asociación con la progenie: Se ha sugerido que el cuidado paterno puede originarse cuando los machos defienden un territorio, la fertilización es externa y por lo tanto la ubicación de los cigotos se encuentra dentro del territorio del padre tal como ocurre en algunos peces (Williams 1975). La defensa en el territorio incidentalmente se vuelve defensa de la progenie. además el costo asociado a ya estaba presente en la defensa del territorio (Williams 1975). Un estudio de biología comparada reciente demuestra que en los peces actinopterígeos, la evolución del cuidado paterno es tan probable a partir de un estado ancestral de fertilización externa sin cuidado paterno, como la evolución del cuidado materno posterior a la evolución de la fertilización interna (Mank et al. 2005). Se han propuesto varias hipótesis sobre el origen del cuidado paterno en artrópodos, las cuales no son excluyentes entre sí. La hipótesis de la fecundidad aumentada asume que existen especies en las cuales a las hembras iteróparas (con más de un evento reproductivo 22 durante su vida) les resulta muy costosa la ovogénesis en términos de mortalidad o de alimentación, y existe una disyuntiva entre el cuidado de las crías y la subsecuente reproducción (Tallamy 2001). En estas especies existiría una selección favorable hacia los machos dispuestos a realizar cuidado paterno si es que para ellos el proceso de gametogénesis no les resultara tan costoso en términos energéticos. En este caso se asume que el beneficio de aumentar las probabilidades de supervivencia de la descendencia es mayor que el costo (Tallamy 2000), y les conlleva beneficios en términos de apareamiento. La hipótesis del handicap relaciona lo costoso del cuidado paterno con la calidad del macho, el cuidado sería una señal honesta que las hembras pueden utilizar para realizar la elección de su pareja en machos que han probado su calidad como padres (Zahavi 1997). Cuidado parental, tasas reproductivas potenciales y dirección de la selección sexual Existe un reducido número de especies en las cuales el principio de Bateman no se cumple, al aumentar el número de apareamientos los machos no aumentan de manera correspondiente su descendencia, incluso es menor que la de las hembras bajo la misma condición, es decir los machos presentan una tasa reproductiva potencial (TRP) menor a las hembras (Parker & Simmons 1996, Clutton-Brock & Parker 1992). Las TRPs miden el número potencial de descendencia promedio para cada sexo cuando no existe limitación de parejas disponibles (Clutton-Brock & Vincent 2001). Si las hembras presentan una TRP mayor que los machos, se suele generar una reversión de los roles sexuales, de modo que los machos eligen a las hembras y éstas compiten por ellos (Kvarnemo & Ahnesjö 2002). La limitación de los machos para producir un mayor número de hijos que las hembras en un periodo de tiempo determinado ha sido demostrada en caballitos de mar, peces pipa, góbidos (Kvarnemo & Anhesjö 1996), ranas (Pröhl 2005), y ortópteros de la familia Tettigoniidae (Gwynne 1990). En estas especies se ha demostrado que la reversión de roles no 23 es una condición estática, sino sujeta a cambios debido a fluctuaciones en condiciones ambientales (temperatura) o de alimento (Kvarnemo & Ahnesjö 2002). Estas fluctuaciones generan cambios en la intensidad (gradientes de selección) y dirección de la selección sexual (roles sexuales convencionales o reversión de estos). Una característica común a los sistemas en los cuales se observa reversión de roles, es que la limitante no es el número de gametos producidos, como ocurre con las hembras en roles convencionales, sino un recurso asociado con la reproducción de los machos tal como el espacio disponible para oviposición. Este recurso puede ser el cuerpo del padre mismo (Kraus 1989, Thomas & Manica 2005, Mccoy et al. 2001) o los nidos en donde los cuida (Almada et al. 1995). Otro recurso limitante del número de hijos son los nutrientes asociados a los gametos masculinos que fungen de manera simultánea como regalo nupcial e inversión paterna (Gwynne 1990). Una manera análoga de estimar las TRPs es dividir el tiempo de los individuos en tiempo receptivo (TR) y tiempo no receptivo (TNR). La fase TNR puede ser causada por procesos de embriogénesis, alimentación o debido al cuidado parental mismo. (Kvarnemo & Ahnesjö 2002). Las tasas reproductivas potenciales son equivalentes al inverso del tiempo receptivo en machos y hembras es (1/TNRM y 1/TNRH), la proporción sexual operacional es representada por el cociente TNM/TNH , y definida como el cociente del número de machos sexualmente activos con respecto al número de hembras receptivas (Emlen & Oring 1977). La ventaja de utilizar esta manera de calcular la TRP se da en los sistemas en los cuales el espacio disponible para la oviposición es un recurso, por lo tanto saturable, lo cual conduce a los machos con su nido o cuerpo saturado de huevos a la faseTNRM. Cuidado paterno y la presunta reversión de roles en la familia Belostomatidae La familia Belostomatidae se compone de 136 especies, distribuidas en tres subfamilias y siete géneros. Todas las especies de este clado presentan cuidado paterno, las cuales 24 representan más del 95 % de las especies de insectos descritas con cuidado paterno exclusivo (Smith 1997). Los machos pertenecientes a las especies que componen la subfamilia más basal (Lethocerinae) realizan el cuidado paterno sobre la vegetación emergente, generalmente sobre juncos, bejucos y otras gramíneas acuáticas (Mahner 1993, Smith 1997). Los machos se encargan de humectar periódicamente con su cuerpo la puesta de huevos y a menudo defienden la puesta ante posibles depredadores (Ichikawa 1988, Smith & Larsen 1993, Macías-Ordóñez 2003). Las hembras pertenecientes a la subfamilia Belostomatinae ovipositan los huevos sobre el dorso de los machos, los cuales los cargan consigo desde ese momento hasta su eclosión (Smith 1976a, 1976b). Se desconoce en que sustrato ovipositan las hembras de la subfamilia Horvathininae, una cuestión pendiente de averiguar para poder tener el escenario evolutivo de las transiciones de las formas de cuidado paternal en la familia Belostomatidae. Todas las especies belostomátidas estudiadas presentan cópulas repetidas intercaladas por cortos periodos de oviposición (Smith 1997) Se ha propuesto que este ha sido un mecanismo exitoso por el cual los machos que cuidan puestas presentan un porcentaje de paternidad muy alto sobre los huevos que cuidan, posiblemente saturando de esperma a la hembra y desplazando el de los machos con los que haya copulado previamente (Smith 1979, 1997) Antes de permitir a la hembra ovipositar cualquier huevo, los machos copulan con ellas. En la especie Abedus herberti, se encontró que en condiciones de laboratorio de cada 100 huevos que los machos cuidan, 99 son su progenie (Smith 1979), la tasa más alta de precedencia espermática registrada para los insectos (Simmons & Siva-Jothy 1998). Existe una diferencia entre machos lethocerinos y belostomatinos en el número de huevos ovipositados entre cada cópula. Mientras las hembras de la subfamilia Lethocerinae ovipositan de tres a diez huevos entre cada cópula, las hembras de la subfamilia Belostomatinae les colocan a los machos en el dorso de uno a cuatro huevos por evento 25 (Smith 1997). En Abedus breviceps, la especie estudiada en esta tesis, el número de huevos colocados en el macho por cópula ocurrida es de un huevo por cópula debido a lo cual se espera un alto porcentaje de paternidad (Apéndice). Este proceso de cópulas repetidas intercaladas por oviposiciones es tardado, la hembra oviposita 6-10 huevos por hora, una hembra tardará de cinco a ocho horas en ovipositar una puesta de 50 huevos sobre el macho (Apéndice). Al ser su dorso el sustrato de oviposición, los machos belostomatinos tienen más control sobre el proceso de oviposición. Los machos belostomatinos posiblemente están sujetos a una mayor presión de selección de asegurar su paternidad que los lethocerinos, ya que los primeros presentan un área de oviposición mucho menor, y por lo tanto fácilmente saturable, mientras los segundos pueden llegar a cuidar varias puestas de huevos de manera simultánea (Smith 1997). El cuidado parental en los belostomatinos consiste en oxigenar la puesta mediante conductas locomotrices como el “cepillado de huevos” (brood stroking) y “movimientos de bombeo” (brood pumping) de manera subacuática, o flotando en la interfaz del agua (surface brooding), facilitando una mayor difusión del oxígeno disuelto a través del corion de los huevos. Los movimientos de bombeo consisten en una serie de movimientos originados a partir de la flexión de las patas posteriores en donde el macho realiza una serie de movimientos rítmicos hacia adelante y atrás, generando una corriente de agua a su alrededor (Smith 1976a). El cepillado de huevos consiste en frotar con sus patas posteriores la puesta generando una corriente de agua sobre ellos (Smith 1976a). Asimismo, el cepillado de los huevos les puede permitir evaluar el desarrollo de los huevos y la presencia de infecciones fúngicas. Los movimientos de bombeo se parecen al despliegue de cortejo de los machos y posiblemente son resultado una exaptación de estos últimos (Smith 1997), la diferencia entre estos dos caracteres conductuales es la frecuencia de los llamados de cortejo es más alta. En 26 Abedus breviceps la frecuencia de cortejo estimada es de 20.1 movimientos/minuto (D.E. = 8.4, n= 5, tiempo = 3 min). Se ha demostrado que el cuidado parental de los machos belostomatinos tiene como consecuencia una disminución en la capacidad de forrajeo (Crowl & Alexander 1989), movilidad (Kight et al. 1995) y tiempo de vida (Gilg & Kruse 2003). Es de hacer notar que Gilg & Kruse (2003) fueron incapaces de diferenciar la longevidad de la supervivencia ya que el estudio fue realizado en laboratorio, en ausencia de depredadores. Todos estos costos asociados a los diferentes componentes de la inversión parental (energéticos, fisiológicos y de supervivencia) pueden incidir de manera negativa en la adecuación futura de los padres (Trivers 1972) buscando maximizar su adecuación reproductiva de por vida (Clutton-Brock 1991). La posible reversión de roles sexuales en los belostomatinos ha sido sugerida desde hace más de 40 años (Williams 1966). A medida que aumenta la saturación del espacio disponible de oviposición habría más machos en fase TNRM (no receptiva), lo cual sesgaría la proporción sexual operacional y podría generar una reversión de roles sexuales (Kraus 1989). La saturación del espació disponible de oviposición es susceptible a factores ambientales tales como la disponibilidad de alimento que inciden en la tasa de ovogénesis así como la temperatura que incide de manera proporcional en el tiempo de cuidado paterno. En Abedus breviceps, el tiempo de cuidado paterno a 16 ºC es de 32 días ( X = 31.6, D.E= 1.82, n =5) mientras que a 21 ºC es de 21 días ( X = 20.56, D.E. = 1.75, n =16). Si las hembras presentaran una fecundidad capaz de saturar el espacio de los machos se esperaría que los machos más grandes fueran seleccionados dado que mientras más grande fuera su área de oviposición, mayor número de huevos podrían cuidar por unidad de tiempo. Sin embargo, si no se satura el espacio disponible en el dorso de los machos, no se esperarían cambios en los roles sexuales convencionales. 27 En este trabajo se evaluaron presuntos costos y beneficios asociados al cuidado paterno exclusivo que presenta el hemíptero acuático Abedus breviceps (Hemiptera: Belostomatidae), así como los factores morfológicos y ecológicos que influyen en el éxito reproductivo de los machos y la interacción entre la intensidad y dirección de la selección sexual y el cuidado paterno. Más específicamente, el presente trabajo consistió en: a) Poner a prueba la hipótesis de que los machos de Abedus breviceps tienen una mayor mortalidad en campo cuando están en condiciones de cuidado paterno (con una puesta de huevos en su dorso) que las hembras y que los machos que no lo están. La evaluación de un importante costo en términos de adecuación futura como es la mortalidad en condiciones naturales, es vital para evaluar los costos totales que sufren los machos que realizan cuidado paterno y la contribución relativa de cada puesta en el éxito reproductivo de por vida. b) Describir y analizar los factores que modulan los movimientos de oxigenación en Abedus breviceps, así como el efecto del cuidado paterno en la supervivencia de la puesta. Las hipótesis puestas a prueba son que los machos incrementan la frecuencia de los movimientos de bombeo a mayor temperatura, grado de desarrollo de los huevos que portan y menor oxígeno disuelto en el agua. Asimismo, se estimó el efecto del cuidado paterno en la viabilidad de los huevos, con la hipótesis de que los huevos sin cuidado paterno presentan mayor mortalidad. c) Estudiar el efecto de factores morfológicos (longitud, ancho de abdomen y pronotum) y ecológicos (proporción sexual, densidad, espacio de disponible de oviposición, y fecundidad femenina a nivel poblacional) en la adecuación de los machos en campo, así como la frecuencia de saturación del espacio disponible de oviposición en la población. En condiciones de saturación poblacional se espera que los machos con mayor área ovipositable presenten mayor éxito reproductivo. 28 Literatura citada Almada, V.C., E.J. Gonçalves, R.F. Oliveira and A.J. Santos. 1995. Courting females: ecological constraints affect sex roles in a natural population of the blenniid fish Salaria pavo. Animal Behaviour 49: 1125-1127. Andersson, M.1994. Sexual selection. Princeton University Press, NJ, USA. Arnold, S.J. 1994. 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The global model included the following parameters: sex, male parental status (brooding or not), and transience (individual permanent movement from the site after first capture). Models were selected based onof the information theory paradigm. The best supported model shows no difference in survival between males and females regardless of male parental status. Thus, the frequently assumed cost of parental care in terms of survival is not supported by our data. Furthermore, during the present study, male expected adult lifespan in the wild was lower than the time needed to brood a batch of eggs from oviposition to hatching. We discuss potential consequences of such a short male expected adult lifespan in terms of parental behaviour decision rules related to fitness maximization. 38 Introduction Parental care is any behaviour that increases fitness of a parent’s offspring (Clutton-Brock 1991). Parental care is thought to persist when the benefits in parent’s fitness components are greater than the costs associated with this behaviour (Trivers 1972). For a proper understanding of parental behaviour in any system it is necessary to study the components that constitute the costs (e.g. diminished energetic reserves, survival, mating opportunities) and the benefits (e.g. increasing viability, nutritional status) (Clutton-Brock 1991). Among animals, and specially in arthropods, the rarest form of parental care is postzigotic paternal care (Tallamy 2000). It has been reported. that, from the millions of species that constitute the phylum arthropoda, paternal care has evolved at least thirteen times independently (Tallamy 2001). Furthermore, current research done in order Opiliones is increasing this number (Machado et al. 2004). Assessing the costs and benefits associated to paternal care in these lineages, combined with information obtained from phylogenetic comparative methods, will contribute to the evaluation and formulation of hypotheses on the evolution and persistence of paternal care. Giant waterbugs (Hemiptera: Belostomatidae) show exclusive postzigotic paternal care, males in this family brood eggs from oviposition until hatching (Smith 1976a, 1976b, 1997). Abedus breviceps Stål, 1862 belongs to the Belostomatinae subfamily, in which males brood the eggs females lay on their dorsum. Repeated copulations (usually more than twenty) are intercalated with oviposition bouts in which females lay between one and four eggs (Smith 1997), thus assuring a high paternity level of the eggs for the encumbered male (Smith 1979a, 1979b). In the particular case of A. breviceps, females usually oviposit one egg per oviposition bout (Munguía-Steyer 2007). 39 Encumbered males perform diverse parental care behaviours including a periodic up and down body movement carried out with their hind legs (brood pumping), a series of egg pad brushings also using their hind legs (brood stroking), or remain in the air-water interface (surface brooding) (Smith 1997). In A. breviceps, brood pumping is the most common paternal behaviour in the field as waterbugs usually remain submerged 10-30 cm below water, probably due to the higher mortality risk implicit to exposition and conspicuousness during surface brooding behaviour. It has been suggested that these behaviours increase oxygen diffusion into the eggs males carry (Smith 1976a, 1976b, 1997), and thus maintain oxygen and humidity levels required for egg viability (Smith 1976a, 1976b, 1997; Kraus et al. 1989). Egg pads removed from males and exposed to the air, submerged in water or left on the airwater interface have lower hatching success than egg pads carried by males that reach a high degree of hatching success (usually above 80 %), although effects can vary across species (Cullen 1969; Smith 1976a; Venkatesan 1983; Kraus et al. 1989). Previous studies have demonstrated that paternal care in Belostomatinae involves a cost in terms of foraging efficiency (Crowl and Alexander 1989), mobility (Smith 1976a; Kight et al. 1995), longevity (Gilg and Kruse 2003), and it has also been suggested that brood pumping may be energetically expensive due to the muscular activity involved (Smith 1976a). Such costs associated with different components of parental investment may have a negative effect on the lifetime reproductive success of the fathers (Trivers 1972; Clutton-Brock 1991; Webb et al. 2002). To date, however, the only study addressing survival costs related to reproduction and paternal care in Belostomatinae has been carried out under laboratory conditions (Gilg and Kruse 2003). In that study, longevity differed between virgin and brooding males but not between mated males with egg pads removed and those performing paternal care. Furthermore, females did not differ in longevity according to their mating status (breeders or not breeders). As it was a laboratory study, the effect of predation on survival could not be 40 assessed. However, field studies have shown that individuals performing parental care experience a higher risk to be predated (Magnhagen 1991). There are a few studies that show an increase in parental predation rates due to egg-carrying parental behaviour in other animal groups. To cite two examples obtained from laboratory conditions, egg-carrying parental females of the subsocial spider Scytodes pallida Doleschall, 1859 were more predated than non-parental females (Li and Jackson 2003) and in the pipefish Nerophis ophidion (L., 1758), parental males were more predated due to their reduced mobility (Svensson 1988). Belostomatid males could have lower survival than females regardless of parental-care costs since they perform a behavioural display similar to brood pumping (display pumping) in order to attract females. Display pumping makes males more conspicuous than females during courtship (Smith 1976a, 1997), and could in turn increase their predation risk. Therefore, assessing the average expected adult lifespan of both males and females in the field may provide a proper context to understand the relative contribution of each clutch to male fitness and potential decision rules parents may take in order to maximize lifetime reproductive success (Trivers 1972; Clutton-Brock 1991), such as selective abortion of some clutches. Selective abortion has been suggested to be influenced by egg pad size and development of the eggs males carry (Kight and Kruse 1992; Kight et al. 2000). The present study aims to compare an array of models, each associated to a different hypothesis. The models include factors such as parental status (brooding or not) and sex, suggested to influence mortality rates of adult waterbugs. Model selection is based on parsimony and information theory (Burnham and Anderson 2002; Johnson and Omland 2004), which is a novel approach in the study of costs associated to parental care without any modification of natural conditions such as the introduction or increase in predator abundance, without the need to have focal individuals and without the need to interpolate any differential predation risk of a particular predator to overall mortality of the individuals. Another 41 advantage of employing multistate modelling is that this approach considers survival estimation of parental males only when they are in this parental status (Doligez et al. 2002). When these same males are in non-parental status they contribute to the estimation of survival of non-parental males, thus avoiding biases in the effect of parental care in survival estimations. To our notice, this study is the first one to quantify mortality rates in an arthropod species with paternal care using mutistate modelling, and to assess the effect of sex and parental behaviour in such a component of lifetime reproductive success. Material and methods Field Data A total of 28 mark-recapture adult sampling sessions were performed every two days (except for one four day interval) between 18 October and 13 December 2004, in four ponds of the Texala Creek (19°21'21" N, 98°22'32" W, 2,295 m a.s.l.) located in the state of Tlaxcala, Mexico. In this population waterbugs are present, reproducing, and emerging all year with an abundance and reproductive peak in the summer. During the period of study there was a sex ratio close to 1:1 and a mixture of parental and non-parental males in the population, suitable to perform accurate survival estimations with a reduced degree of uncertainty (i.e. narrow confidence intervals). Pond mean length was 8.87 m (4.62 SD), mean width was 1.43 m (0.38 SD) and mean depth was 0.50 m (0.07 SD). The distance between the first and the last pond was 82.3 m. Temperature measured with subaquatic data loggers (temperature recorded every thirty minutes) in different ponds ranged from 13.35 ºC (0.56 SD) in 28 November to 4 December 2004 period, to 20.28 º C (1.08 SD) from 14 July to 23 July, 2006. 42 The studied ponds are connected by small channels that varied from 10 to 20 cm in depth. Flow in the ponds was slow (<0.001 m/s) and there was no rain during the study period that could abruptly affect this flow. This condition is necessary to obtain unbiased survival parameters since episodic rains may cause non-random temporal emigration, and thus biases in survival parameters (Kendall et al. 1997). Adult waterbugs were captured with an aquatic net, sexed and individually marked gluing bee tags on their pronota. A previous assessment of tag permanence, during a 91 day period, showed a very low rate of tag loss (0.37%, N = 547). Parental status was recorded for every captured male as the presence or absence of an egg pad on their dorsum. Mark-Recapture We used capture-recapture modelling to estimate survival and recapture probabilities. The use of these models makes it feasible to dissociate survival (φ) from recapture (ρ) probabilities using individual encounter histories via maximum likelihood estimation methods (Lebreton et al. 1992; Williams et al. 2002). This is important since individuals may remain alive but not be recaptured, thus encounter rates have been incorrectly confounded with longevity (Lebreton et al. 1992; Cam and Monnat 2000). We used multistate models (Brownie et al. 1993; Doligez et al. 2002; Williams et al. 2002) with the aim of assessing the effects of sex and parental status on survival and recapture probability, as well as transition probabilities between brooding and non-brooding parental status (ψ). Multistate modelling was appropriate given that parental status was a fluctuating condition in time, and a proportion of males presented parental and non-parental status during the study (Williams et al. 2002). Survival, recapture and transition parameters from “parental females” were fixed at 0 as females do not perform parental care. 43 Model selection methodology has the advantage to test a set of multiple competing hypothesis by evaluating the relative support data offers to each model (Johnson and Omland 2004). For example, some competing models included sex and parental status to explain survival and recapture probabilities, whereas other models only included parental status for recapture probabilities; the array of competing models included all possible combinations. Furthermore, the global model considered transience (individual permanent emigration from the population after first capture) since this may bias survival parameters (Pradel et al. 1997; Schmidt et al. 2002). Individuals captured once in our 28 sampling sessions may have died or emigrated (transients). To estimate the proportion of transients present in the population, models use two age classes, one for transients and one for residents. The proportion of transient individuals in the population was estimated as 1-(φ transients/φ residents) in the best supported model. To perform the estimation of survival, recapture and transience parameters of competing models as well the model selection and ranking we used MARK 4.2 software (White and Burnham 1999). The AICc information criterion (appropriate for small samples) was used to select and rank models, and the AICc weights were used to assess support for each model (Burnham and Anderson 2002; Johnson and Omland 2004). Log likelihood ratio tests were used between nested models in order to assess the effects of sex and parental status on survival and recapture probabilities. We are aware that some authors suggest that information theory methods (e.g. AICc) are not compatible with statistical tests based on probability values for hypotheses testing and null models (e.g. log likelihood ratio tests) since they come from different paradigms (Anderson et al. 2001; Burnham and Anderson 2002). This is, however, an ongoing debate (Stephens et al. 2005), but in this study we had a priori hypotheses on the effects of sex and parental status on survival (see Introduction), and therefore we considered the likelihood ratio tests appropiate. 44 The goodness of fit test was applied to the global model via the median ĉ method implemented in MARK 4.2 software (White and Burnham 1999). The median ĉ method applies a logistic regression on simulated and replicated data with an increasing degree of overdispersion (c values between one and three) and several intermediate values. The median ĉ method assumes that the best estimator of c results when deviance ĉ (deviance of the model divided by the degrees of freedom of the model) corresponds to the median of all possible generated c values. The regression is logistic since it quantifies the proportion of the replicates above and below the observed c value. We carried out simulations with 10 points between 1 and 3 and 100 replicates for each point. We obtained a value of ĉ = 0.997 (SE = 0.001), which indicates a very good fit of the model, far from an overdispersion value that could indicate structural causes of lack of fit and inappropriate modelling assumptions (c ≥ 3) (Lebreton et al. 1992). Finally, we assessed the average expected adult lifespan by Cook et al. (1967) method for the best supported model estimated as expected adult lifespan = -1/loge (average daily survival rate) [1] From survival estimates obtained in the most supported model we could then estimate survival probabilities at different times (Krebs 1999). Survival probabilities of the most parsimonious model were estimated from one day up to 2 months as φi = φ(i/time interval) [2] being φ= survival estimate obtained from the best supported model, i = 1 to 60 days and time interval = 2 days, the lapse between each capture-recapture sampling session in the study 45 (Krebs 1999). Survival estimation at different times and a survival function graphic were made using R 2.31 software (Ihaka and Gentleman 1996). Results During the study 249 females and 219 males were captured for a total of 468 adult individuals. Of the males captured in the study, 62.10 % were recorded only in non-parental status, 23.74 % were recorded only in parental status, and 14.15 % were recorded in both states. Survival of females, parental, and non-parental males were very similar (Fig. 1). The best supported model on survival (Table 1) included transience, but not sex (χ2 = 0.017, df = 2, p = 0.992) or parental status (χ2 = 0.013, df = 2, p = 0.994). Thus neither sex nor parental care were relevant in explaining adult survival in this population. Survival estimation (φ = 0.915) in the best supported model is the same for all adult individuals. Survival estimates the probability of each adult individual surviving during the interval between each capturerecapture session (every two days). We estimated survival probabilities from 1 to 60 days and graphed the function (Fig. 2). Daily survival was 0.957, equivalent to 0.915 the estimate obtained from a two day period. The average expected adult lifespan in the model was 22.5 days. For the probability of recapture, the best supported model did not include parental status (χ2 = 0.185, df = 1, p = 0.6671) but it did include sex (χ2 = 17.443, df = 2, p <.0001), since females were more likely to be recaptured than males (Tables 1 and 2). The estimated proportion of transients was 15.33 %. During the study period males were loosing egg pads (finishing parental care after egg hatching) at a rate up to 2.23 higher than they were acquiring 46 new batches, this rate was estimated from the ratio of transition probabilities from brooding to non-brooding parental status ψ b-nb/ψnb-b (Table 2). Discussion This study evaluated mortality in Abedus breviceps and its relationship with a presumed component of the costs associated to paternal care in waterbugs and other species in which males carry eggs (Magnhagen 1991). Males of A. breviceps did not show a cost in terms of survival related to their parental status. Brooding males did not show lower survival despite motility limitations associated to egg brooding (Smith 1976a; Kight et al. 1995). This result is in accordance with that obtained in laboratory for Belostoma flumineum Say, 1832 (Gilg and Kruse 2003). However, adult lifespan values were much lower in our study, probably due to the fact that it was performed in the field and individuals were exposed to predation and other natural sources of mortality. Birds are known predators of belostomatids (Digiani 2002), and garter snakes (genus Thamnophis) were observed to prey on them in our study site. We are not certain why mortality rates between females and males with parental and non-parental status are similar. It has been demonstrated that parental males carrying eggs usually are more predated due to increased conspicuousness or decreased mobility in different animal species (Magnhagen 1991). Perhaps, the reduced mobility of parental males does not differ enough to escape from predators compared to females and non-parental males. Another reason could be that all individuals are subject to the same predation risk during similar time windows such as the moment waterbugs go to the surface to take air with their airstraps, when they could be more prone to predation by birds. However, the effects of parental care on predation risk may differ between populations and species. A study detected differences in predation rates between encumbered and non-encumbered males in a wild population of A. herberti Hidalgo, 47 1935 (R.L. Smith and S.K. Sakaluk unpublished data). Differential mortality by predation attributed to egg-carrying behaviour has also been found in a series of seminatural experiments performed in the terrestrial bug Phyllomorpha laciniata (Villers, 1789) using ants and chickens as predators (Reguera and Gomendio 1999; Kaitala et al. 2000, 2003). However, if Phyllomorpha laciniata egg-carrying behaviour is really parental care remains controversial (Kaitala et al. 2001; Gomendio and Reguera 2001; García-González et al. 2005). In Rhynochoris tristis (Stål, 1985) a species with parental egg-caring behaviour, mortality estimates based on return rates (not dissociating survival from recapture rates) were similar between individuals independent of sex or parental status (Thomas 1994; Manica and Johnstone 2004). Thus, effects of predation on survival of egg-caring parents may depend on the strength and diversity of the predator-prey interactions occurring on specific populations. Regardless of parental status, male and female survival were not different, which means that neither egg brooding nor courtship seem to have a significant cost in terms of male survival. Obtaining field survival rates of other belostomatine waterbug populations and species will allow an adequate interpretation of the frequency and prevalence of selective abortions reported for males in captivity (e.g. Kraus et al. 1989; Kight and Kruse 1992; Kight et al. 2000). Knowing average adult lifespan of males in the field and time of paternal care (time from oviposition until egg hatching) will tell us the probability of having a second and subsequent egg batches and thus the relative importance of the first one. Expected lifespan values found in this study are similar or higher than those reported or extracted from survival estimates in the few studies on insects where capture-recapture methods have also been used, such as damselflies of the families Libellulidae (19.46 days, n = 1 species, Kéry and Juillerat 2004), Calopterigidae (15.25 days, SD= 15.5, n = 6 species, Córdoba-Aguilar 1994) and Coenagronidae (4.97 days, SD= 2.34, n =2 species, Anholt et al. 2001). One remarkable fact of our study is that, unlike these previous insect studies, the 48 average expected adult lifespan is less than the time necessary to brood eggs from oviposition to hatching. Preliminary data showed that egg development in the A. breviceps lasts 31 days at 16 °C, the average temperature in the field site during the study (Munguía-Steyer 2007). If during the studied period males copulated and acquired eggs in the first day as adults, only a fraction (approximately 25%, see Fig. 2) of encumbered males would survive through the full development and hatching of the eggs they are brooding. Therefore, a selective pressure to quickly accept an egg batch should be expected given the population average adult lifespan. If a male starts brooding his eggs after 10 days of becoming adult, the probability of surviving until egg hatching is only about 17% (Fig. 2). Optimistically, one male would have a 3% of chance of fully brooding two egg pads consecutively, so he is very likely to accept a second egg batch if he is already partially covered and performing parental care. Under this scenario it appears very unlikely that males abort egg pads as a way of maximizing their reproductive success, as has been previously suggested for other species reared under laboratory conditions (Kight and Kruse 1992, Kight et al. 2000). Selective pressure can vary seasonally, being stronger in the winter and weaker in the summer since both egg production and development rates increase with water temperature (Kraus et al. 1989; Ichikawa 1989; Gillooly and Dobson 2000; Charnov and Gillooly 2003) and may cause the area that males have available for eggs to be deposited to become a limiting resource (Kraus 1989; Kruse 1990). In A. indentatus (Haldeman, 1854), high temperatures may reduce egg development from 54 days at 15 ºC to 13 days at 30 ºC (Kraus et al. 1989). In another belostomatid, Limnogeton fieberi Mayr, 1853, the brooding period is reduced from 43 days at 18.5 ºC to 8 days at 33ºC (Voelker 1968). The range of water temperature in our site (13.35 ºC to 20.28 ºC) is narrower than in these studies, so there should be less variation of egg development rates. Male brooding in A. breviceps was only observed in ponds where temperature was above 15 ºC. Laboratory data showed that egg 49 development lasts 21 days at a temperature of 21 °C (Munguía-Steyer 2007). This temperature, similar to the maximum recorded field temperature, would cause males that acquired eggs the same day they became adults to have a survival probability of 39.36 % until hatching the eggs they are brooding (Figure 2). Nevertheless, assuming equal survival along the year, it is likely that males that copulate in the summer would have higher reproductive success, since eggs would develop faster. Our model here also assumes no density dependence effects on competition for food, which would decrease survival, or density dependence effects on predation (i.e., lower predation risks), which would increase survival (Krebs and Davies 1993). Differential recapture probabilities in males and females may be due to a greater random temporal migration of males outside our study site. Random temporal emigration may affect recapture but not survival parameters (Kendall 1997). We assume that migration is random given the good fit of the most general model (c = 0.997). Non-brooding males may move more than females given their higher selection pressure to look for mates as soon as they reach adulthood, and brooding males could adjust their behaviour to remain in more seclusive places, counterbalancing the conspicuousness of egg pads. Thus, parental or pregnant individuals may change their usual antipredator tactics, for example, pregnant grater snakes switch antipredator tactics to crypsis (Brodie 1989) and female scorpions carrying their progeny switch from fleeing to fighting (Shaffer and Formanowicz 1996). In conclusion, survival analyses indicate that under natural conditions there are no differences in survival between A. breviceps females and males. Results did not support the frequently assumed cost of parental care. Nevertheless, males are under strong selection to find a mate and copulate quickly to maximize their probability of survival until the eggs hatch. Results of this study could be very different from those in other species or populations given the strong relationship between survival and biotic and non-biotic elements such as 50 predation and water temperature. Thus, survival should be estimated in other populations and in previously studied species in order to assess its effect on male decision rules that maximize reproductive success. Here, we provide strong evidence that survival should be part of the context in which hypothesis on decision rules related to paternal behaviour should be explained. Acknowledgements The authors wish to thank A. Córdoba-Aguilar, D. Pérez-Staples and G. Machado for helpful suggestions to the manuscript. The authors also thank J. Martínez and F. Becerril for logistic help in the field site. This study was partially funded by a PhD dissertation grant provided to RMS by the Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT fellowship No 144803). 51 References Anderson, D.R., Link, W.A., Johnson, D.H., and Burnham, K.P. 2001. Suggestions for presenting the results of data analyses. J. Wildl. Manag. 65(3): 373-378. Anholt, B.R., Voburger, C., and Knaus, P. 2001. 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Model description Survival Recapture Transition probability probability probabilty Φ(m2) ρ(sex) ψ(care) Φ(m2) AICc AICc Parameters Deviance weight 4649.78 0.5598 6 3189.441 ρ(sex + care) ψ(care) 4651.62 0.2235 7 3189.256 Φ(m2 + care) ρ(sex) ψ(care) 4653.81 0.0747 8 3189.424 Φ(m2 + sex) ρ(sex) ψ(care) 4653.81 0.0745 8 3189.428 Φ(m2 + care) ρ(sex + care) ψ(care) 4655.60 0.0305 9 3189.185 Φ(m2 + sex) ρ(sex + care) ψ(care) 4655.66 0.0296 9 3189.245 Φ(m2+ sex +care) ρ(sex + care) ψ(care) 4659.66 0.0040 11 3189.182 Φ(m2) ρ(care) ψ(care) 4660.69 0.0024 6 3200.351 Φ(m2 + sex) ρ(care) ψ(care) 4664.22 0.0004 8 3199.833 Φ(m2 + care) ρ(care) ψ(care) 4664.46 0.0004 8 3200.076 Φ(m2) ρ(.) ψ(care) 4665.21 0.0002 5 3206.884 Φ(sex + care) ρ(sex + care) ψ(care) 4681.60 <0.0001 8 3217.211 Note: Models including m2 classes account for transients in the population. 61 2. Estimation of survival, recapture and transience probabilities over a two day period in Abedus breviceps obtained for the most supported model over a two day period. Description Parameter Estimate Standard error 95% Confidence interval Lower Upper Survival φ 0.9150 0.0065 0.9013 0.9269 Transient Survival φ 0.7447 0.0290 0.6837 0.7974 Female recapture ρf 0.3588 0.0140 0.3318 0.3868 Male recapture ρm 0.2730 0.0150 0.2445 0.3035 ψ nb to b 0.0381 0.0094 0.0234 0.0615 ψ b to 0.0850 0.0186 0.0549 0.1293 Transition from non-brooding to brooding status Transition from brooding to non-brooding status nb Note: Transient survival estimate was used to obtain an unbiased survival estimate of resident individuals in the population. 62 Figure captions Fig. 1. Munguía-Steyer and Macías-Ordóñez. Survival probability by sex and parental status of the model that accounts for transience, and different recapture rates by sex and condition (φ(m2 + sex + care) ρ(sex + care) ψ(care)) of the waterbug Abrevis breviceps Stål, 1862. Note that this is not the best supported model but illustrates the similarity of survival estimates (and their 95% confidence interval) among females, brooding and non-brooding males. Fig. 2. Munguía-Steyer and Macías Ordóñez. Function survival probability (φ) of adult individuals by time elapsed after adult emergence in a population of the waterbug Abrevis breviceps . Vertical lines illustrate hatching time if males obtain an egg pad: (a) One day after adult emergence at 21ºC (dotted line); (b) One day after adult emergence at 16ºC (discontinuous line); (c) 10 days after adult emergence at 16 ºC (continuous line). 63 64 65 CAPÍTULO III Costos y beneficios asociados al cuidado paterno en la chinche acuática gigante Abedus breviceps (Hemiptera: Belostomatidae). 66 Resumen Los machos de las especies de hemípteros acuáticos pertenecientes a la subfamilia Belostomatinae cuidan de los huevos desde la oviposición hasta la eclosión cargando la puesta de huevos sobre su dorso. La puesta debe mantenerse humectada y oxigenada para desarrollarse adecuadamente y maximizar el porcentaje de eclosión. Cuando los machos se encuentran debajo del agua, suelen realizar movimientos que promueven la oxigenación de los huevos. Una de las formas que presentan los machos belostomatinos para mantener oxigenada la puesta en condiciones subacuáticas, consiste en ventilar los huevos impulsándose hacia adelante y atrás con las patas traseras, mientras permanecen sostenidos con las patas delanteras, conducta conocida como “movimientos de bombeo de la puesta”. En este trabajo evaluamos algunos factores que pueden incidir en la frecuencia de los movimientos de bombeo como la temperatura y oxígeno disuelto en el agua, así como el grado de desarrollo de los huevos que portan los machos. En condiciones naturales, encontramos que existe una relación proporcional entre la frecuencia de los movimientos de bombeo que los machos realizan y el tamaño de los huevos que portan. Al analizar las curvas de crecimiento de los huevos en condiciones de laboratorio mediante un modelo mixto de tipo logístico estimamos que los machos que no realizaron movimientos de bombeo portaban puestas de huevos que se encontraban en su primer tercio de desarrollo. En la evaluación de los beneficios del cuidado paterno encontramos que las puestas portadas por un macho presentan una supervivencia mayor a las de aquellas sin cuidado paterno aún en las mejores condiciones ambientales. Asimismo, discutimos el mantenimiento en tiempo evolutivo del cuidado paterno con base a los componentes asociados a los costos y beneficios en el cuidado paterno en la subfamilia Belostomatinae. 67 Palabras clave: Belostomatidae, Cuidado paterno, Movimientos de bombeo Optimización, Supervivencia de la progenie, Abedus breviceps. 68 Introducción: El cuidado parental es toda aquella conducta realizada por uno o ambos progenitores que incrementa la supervivencia de la progenie (Clutton-Brock 1991). Si este incremento en la adecuación presente genera una disminución en el éxito reproductivo residual de los padres, se le conoce como inversión parental (Trivers 1972). Esta disminución en el éxito reproductivo residual generada por una conducta parental puede ser debida por factores tales como: pérdidas de oportunidades de apareamiento (Clutton-Brock 1991, Magrath & Komdeur 2003) o alimentación (Tallamy & Schaeffer 1997), un aumento en el riesgo de depredación (Magnhagen 1991) y /o un aumento en el gasto energético (Clutton-Brock 1991). Dado que existe presión de selección por aumentar el éxito reproductivo de por vida (Clutton-Brock 1991, Gross 2005), en algunas ocasiones los machos parentales generarán conductas perjudiciales sobre la progenie presente tales como la deserción de las crías, el aborto selectivo y el canibalismo filial (Clutton-Brock 1991, Okuda et al. 1997, Gross 2005) o bien modularán la intensidad del cuidado paterno en base a una serie de factores ecológicos o ambientales (Clutton-Brock 1991, Neff & Gross 2001). Estas conductas suelen ocurrir en situaciones en las cuales los costos implicados en el cuidado paterno son mayores a los beneficios, lo que ocasionará una disminución en el éxito reproductivo de por vida (Webb et al. 2002). El estudiar los presuntos costos del cuidado parental, así como los beneficios implicados en el mismo es de vital importancia para entender el mantenimiento de este rasgo (Gross & Sargent 1985, Clutton-Brock 1991). El cuidado parental en las especies de hemípteros acuáticos pertenecientes a la familia Belostomatidae es realizado exclusivamente por los machos (Smith 1997). Los machos parentales se encargan de mantener a los huevos en condiciones de humectación y oxigenación que les permitan seguir viables hasta la eclosión de las ninfas (Smith 1976a, 1976b, 1997, Ichikawa 1988). En el caso de la subfamilia Belostomatinae los machos son 69 ovipositados en su dorso hasta con más de una centena de huevos. Los huevos quedan adheridos mediante una sustancia mucilaginosa que las hembras secretan y que sirve como pegamento mientras la puesta de huevos se mantenga húmeda (Smith 1997). Los machos belostomatinos presentan diferentes patrones conductuales que mantienen la puesta de huevos viable (Smith 1976a, 1997). Los machos parentales pueden permanecer en la interfaz aireagua, condición que los deja más expuestos a depredadores (Smith 1997), o bien realizar una serie de conductas locomotrices debajo de la superficie que facilitan la difusión del oxígeno en el agua, pero que representan un gasto energético debido a la actividad muscular (Smith 1997). Se ha propuesto que estas conductas locomotrices han evolucionado debido a que el oxígeno disuelto en el agua en condiciones de saturación es mucho menor (10-12 ppm O2) que el presente en el aire (200 000 ppm O2) (Eriksen et al. 1996). El tamaño inusualmente grande de los huevos de los belostomátidos con respecto a otros insectos acuáticos (Gillooly & Dodson 2002), dificulta la difusión del oxígeno por medios pasivos, ya que mientras mayor sea el tamaño de los huevos, menor la relación superficie/volumen (Smith 1997). Se ha descrito un par de conductas locomotrices asociadas al cuidado paterno en los machos belostomatinos: a) cepillado de la puesta de huevos: los machos cepillan los huevos con sus patas traseras de manera alternada generando una corriente de agua sobre la puesta (Smith 1976a, 1976b 1997). b) movimientos de bombeo de la puesta: consiste en una serie de movimientos impulsados por sus patas traseras con las que mueven todo su cuerpo hacia delante y hacia atrás de manera periódica ventilando la puesta de huevos que portan (Smith 1976a, 1997, Venkatesan 1983). La ventilación se define como el flujo de algún fluido (en este caso agua) generado por medios pasivos o activos (Eriksen et al. 1996). El flujo de agua facilita la difusión del oxígeno disuelto en el agua a través de las membranas de los huevos, por tal motivo existen muchas especies en las cuales los progenitores realizan movimientos de ventilación tales como peces (Neff & Gross 2001, Ríos-Cárdenas & Webster 2005), 70 crustáceos (Dick et al. 1988, Baeza & Fernández 2002) e hirudineos (Kutschera & Wirtz 2001) incrementando la viabilidad de la puesta de huevos. En las especies estudiadas hasta la fecha, se ha encontrado que los machos belostomatinos parentales que cargan una puesta de huevos sufren de una menor movilidad (Smith 1976a, Kight et al. 1995), una menor capacidad de forrajeo (Crowl & Alexander 1989), aunque no sufren mayor mortalidad que los demás adultos (Munguía-Steyer & MacíasOrdóñez 2007). Al ser una actividad muscular, los movimientos de bombeo ocasionan un gasto energético (Smith 1976b), por lo tanto es de esperarse que estos sean un carácter conductual plástico (Schlichting & Pigliucci 1998). La frecuencia de los movimientos de bombeo puede encontrarse sujeta a optimización a partir de la relación costo (gasto energético)/beneficio (supervivencia de la progenie) (Parker & Maynard-Smith 1990). Algunos de los factores candidatos a incidir en la modulación de intensidad del cuidado paterno, en este caso los movimientos de bombeo son: (a) la concentración del oxígeno disuelto en el agua, a medida que el oxígeno disuelto en el agua es mayor, los movimientos de bombeo podrían resultar menos relevantes para la viabilidad de la progenie como ocurre en peces (Jones & Reynolds 1999a, Green & McCormick 2004); (b) la temperatura del agua, pues como la temperatura incrementa el metabolismo en los insectos, puede existir un aumento en la demanda de oxígeno de los embriones. Existen estudios que demuestran un incremento en los movimientos de ventilación al aumentar la temperatura del agua en peces (Green & McCormick 2004) y crustáceos (Dick et al. 1998); (c) el grado de desarrollo de los huevos, dado que los huevos crecen a medida que se desarrollan, la relación superficie de difusión/volumen disminuye y la tasa metabólica se incrementa (Smith 1997). Al aumentar la demanda de oxígeno por unidad de volumen se espera una mayor frecuencia de los movimientos de ventilación, tal como se ha encontrado en crustáceos (Baeza & Fernández 2002) y peces (Greeen & McCormick 2004). Un cuarta variable, la certidumbre de paternidad 71 del macho sobre los huevos que porta, también debe ser considerada. De hecho, en escarabajos (Hunt & Simmons 2002) y peces (Neff & Gross 2001) los machos dominantes disminuyen la intensidad del cuidado paterno cuando el número de machos furtivos robadores de cópulas se incrementa. El único estudio de paternidad realizado en la subfamilia Belostomatinae, realizado en condiciones de laboratorio, encontró que los machos de la especie Abedus herberti Hidalgo, 1935 presentan altos porcentajes de paternidad (99%) sobre la puesta de huevos que portan (Smith 1979). En todas las especies belostomatinas estudiadas, los machos evitan ser ovipositados antes de copular con la hembra y presentan un sistema de cópulas repetidas intercalada por eventos de oviposición de uno a cuatro huevos, mecanismo que ha sido propuesto como una manera efectiva de asegurar paternidad (Smith 1979, 1997). Hasta la fecha, no se han realizado estudios de paternidad en condiciones naturales, en las cuales podrían ocurrir fenómenos como el agotamiento espermático o un aumento en la competencia espermática, que modificaran el alto porcentaje de paternidad presente en condiciones de laboratorio. De ser nimios estos procesos, se espera que los machos presenten altos niveles de paternidad en campo y por lo tanto no incidan en la modulación de los movimientos de bombeo. En todas las especies belostomatinas estudiadas los machos parentales portan las puesta de huevos sobre su dorso (Smith 1997). Los machos pueden deshacerse de la puesta que portan (Smith 1976b, 1980, Kight & Kruse 1992, Kigth et. al 2000, RMS observación personal) ya sea por medios activos (con sus patas) o pasivos (permaneciendo fuera del agua hasta que la sustancia mucilaginosa con la que se encuentran pegados se seque). En la actualidad se desconoce la frecuencia con la que los machos pierden puestas de huevos en condiciones naturales. Se ha argumentado que los machos abortan puestas con el fin de incrementar su éxito reproductivo de por vida cuando estas son chicas o poco desarrolladas (Kight & Kruse 1992, Kight et al. 2000). Lamentablemente estos estudios han sido realizados 72 en situaciones de laboratorio y se sabe que condiciones de hacinamiento y estrés son causa para que los machos se retiren las puestas (Smith 1976b, 1980, RMS observación personal). En un trabajo previo en la especie Abedus breviceps, Munguía-Steyer & Macías-Ordóñez (2007) estimaron que al perder una puesta de huevos, la esperanza de conseguir otra en el futuro se topa con la escasa expectativa de vida de los machos parentales en condiciones naturales, aunque esta situación puede ser dependiente de las interacciones ecológicas a las que se halle involucrada determinada población o especie. En este contexto, dado que los machos presentan costos asociados al cuidado paterno y que tienen la capacidad de perder las puestas que portan, es pertinente estudiar los beneficios en términos de supervivencia que el cuidado paterno les genera a los huevos que portan. En este trabajo empleamos a la especie Abedus breviceps para estimar cuales de las variables morfológicas (grado de desarrollo de los huevos) y ambientales (temperatura y oxígeno disuelto) están asociadas a la frecuencia de los movimientos de bombeo en los machos parentales en condiciones naturales, así como el efecto del cuidado paterno en la viabilidad de la progenie. Materiales y métodos: Movimientos de bombeo La estimación de la frecuencia de los movimientos de bombeo se llevó a cabo en condiciones naturales, en el arroyo Texala ubicado en el fondo de un cañón en el estado de Tlaxcala, México (N 19°21'21", W 98°22'32", 2295 m.s.m.), en seis sesiones realizadas durante el 1 al 17 de mayo del 2005 de las 10:00 a las 15:00 horas. Se hicieron observaciones focales de machos que presentaban puesta de huevos sobre su dorso y se registró el número de movimientos de bombeo realizados por cada macho durante un periodo de tres minutos. Si un individuo interrumpía los movimientos de bombeo antes de cumplir los tres minutos por periodos de inactividad continua mayores a un minuto, se desechaba ese registro y se repetía 73 el procedimiento. Se registró el oxígeno disuelto en el agua y la temperatura del agua en cada evento de observación mediante un oxímetro YSI 55 (Yellow Spring instruments, Inc.) con medición de temperatura integrada. Una vez contabilizada la frecuencia de movimientos de bombeo, se capturó el macho parental y se le midió el tamaño a dos huevos de la puesta, retirados con un par de agujas de disección del borde de la puesta y se obtuvo el promedio de ambas medidas. La medición fue realizada con un vernier digital con una exactitud de ±0.02 mm (DSE, Inc). La puesta que cada macho portaba se consideró parcial o total dependiendo si cubría o no toda su área ovipositable. Se consideró que los machos no habían realizado movimientos de aireación (frecuencia 0) si no la realizaron durante un periodo de 50 minutos de observación. Se estimaron los rangos y coeficientes de variación para el oxígeno, la temperatura y la longitud de los huevos. Se realizó una regresión múltiple considerando como variable de respuesta la frecuencia de los movimientos de bombeo (número de movimientos de bombeo / minuto) y como variables independientes tanto las variables ambientales (oxígeno disuelto y temperatura) como la morfológica (longitud de los huevos) y sus interacciones. Se redujo este modelo al mínimo adecuado utilizando el criterio de información de Akaike con corrección para muestras pequeñas (AICc) (Burnham & Anderson 2002) y se estimó el peso relativo que tuvo cada modelo. El AIC establece un compromiso entre el grado de ajuste del modelo y el número de parámetros presentes en el mismo, al comparar modelos, el que tiene mayor soporte es aquel que presenta menor valor de AIC (Burnham & Anderson 2002, Johnson & Omland 2004). Curvas de crecimiento de los huevos Con el fin de estimar la relación entre el grado de desarrollo de los huevos y el tamaño que presentan desde la oviposición hasta la eclosión, se modelaron cinco curvas de crecimiento obtenidas a partir del mismo número de machos parentales. El crecimiento se definió como el incremento en longitud en una serie de muestras secuenciales de huevos 74 pertenecientes a una misma puesta en el transcurso del tiempo. Las hembras ovipositaron a los machos en condiciones de laboratorio y por lo tanto se pudo estimar el tiempo transcurrido desde la fecha de oviposición hasta la eclosión. La temperatura durante el periodo de estudio se fijó a 21 ºC en un cuarto de ambiente controlado, y fue corroborada con un dispositivo de registro automático subacuático Stowaway Tidbit TB132 (Onset Computers. Corp.) (21.2 ºC, SD = 0.7). El fotoperiodo fue de 10 horas luz/14 horas de oscuridad. Cada macho fue colocado en una pecera individual a la que se le cambiaba el agua dos veces por semana y se oxigenaba diariamente durante 10 minutos. Los machos fueron alimentados dos veces por semana con grillos vivos, criados en laboratorio. A cada macho se le retiró un huevo de la puesta que portaba mediante una aguja de disección cada dos días hasta que los huevos de la puesta empezaron a eclosionar. Se midió la longitud total de cada huevo a partir de cada imagen obtenida con una cámara digital Coolpix E4500 (Nikon Corp.) montada sobre un microscopio estereoscopio SM2800 (Nikon Corp.) mediante el programa ImageJ v1.36 (Abramoff et al. 2004). Dado que el tamaño inicial, las condiciones ambientales y el crecimiento de los huevos pertenecientes a la puesta de un macho no son independientes entre sí, para la modelación de las curvas de crecimiento se construyeron modelos no lineales mixtos (Pinheiro & Bates 2000). Otra ventaja de emplear estos modelos no lineales mixtos es que se puede evaluar la importancia de las variaciones en las curvas de crecimiento entre individuos y obtener parámetros poblacionales. El modelo no lineal utilizó una curva de crecimiento logístico con cuatro parámetros para el ajuste de los datos, ajustando asimismo de manera explícita la heterocedasticidad presente en las curvas (Pinheiro & Bates 2000). La ecuación de esta curva logística es: A+(B-A)/(1+exp((xmid-x)/scal)). Los dos primeros parámetros representan las asíntotas de los valores asociadas a la longitud de los huevos durante la oviposición (A) y próxima a la eclosión (B); el tercer parámetro (xmid) representa el día en el cual se presenta el punto de inflexión de la curva, y el cuarto (scal) es un 75 parámetro de escalamiento. El empleo del modelo no lineal mixto con una curva logística con cuatro parámetros presentó mucho mejor soporte (AIC= -51.752) que el utilizar un modelo lineal (AIC= 2.132) o cuadrático (AIC=-12.118), el modelo empleando la curva logística con tres parámetros no alcanzó convergencia. Efecto del cuidado paterno en la supervivencia de los huevos Con el fin de determinar el efecto del cuidado paterno en la viabilidad (supervivencia) de los huevos hasta su eclosión, asignamos de manera aleatoria los machos a dos tratamientos, con cuidado paterno (CCP, n = 15) y sin cuidado paterno (SCP, n = 15). En el tratamiento sin cuidado paterno removimos cuidadosamente la puesta de huevos del dorso de los machos, colocándola sobre la interfaz aire-agua. Cada puesta fue colocada en un vaso de unicel (con una base de 12 cm de diámetro y 24.5 cm de altura) que contenía dos centímetros de profundidad de agua purificada mediante osmósis inversa y una proyección de unicel pegada a la base con el con el mismo grosor, sobre la cual se colocaba la puesta de tal manera que la base de la puesta siempre estuviera humectada y la punta de los huevos expuesta al aire, de manera similar a la que tendría si el macho que la portaba se mantuviera con el dorso hacia arriba, como frecuentemente hacen los machos parentales (Smith 1997). El nivel del agua se revisaba diariamente y, en caso de ser necesario, se agregaba el agua faltante con una pipeta. Estudios preliminares demostraron que una puesta de huevos en los mismos recipientes, pero expuesta al aire sin humectación ocasiona la inviabilidad de todos los huevos (n=5). Colocarlos sumergidos a 20 cm de profundidad también resultó en la inviabilidad de todos los huevos (n=5). Los machos con la puesta de huevos fueron colocados en los mismos recipientes, con 12 cm de agua de profundidad. Se cambió el agua en todos los recipientes de ambos tratamientos cada dos días, las condiciones ambientales y de alimentación fueron las mismas que en el experimento anterior. La supervivencia de los huevos se analizó mediante el empleo de un 76 modelo lineal generalizado de distribución binomial, dado que cada huevo se encontraba agregado en una puesta. Para determinar el efecto del tratamiento se ha realizado una prueba del cociente logarítmico de verosimilitud entre el modelo que sí incluyó este factor y otro que no lo hizo. Con el fin de controlar el efecto del tamaño de las puestas en la supervivencia se comparó el número de huevos que contenían las puestas de los dos tratamientos mediante una prueba de rangos de Wilcoxon. Las pruebas estadísticas y gráficos fueron realizadas con el programa R 2.3 (R Development Core Team, 2006). Resultados Movimientos de bombeo La frecuencia de los movimientos de bombeo en los machos parentales sujetos a observación focal, presentó un rango de 0 a 24 movimientos / minuto, con una mediana de 11.3 movimientos por minuto. Los rangos de las variables ambientales y morfológicas fueron: temperatura = 17.2-22.6 ºC, oxígeno disuelto = 4.4-6.0 mg O/l y longitud del los huevos = 2.15-4.45 mm; las distribuciones de estas variables se presentan en la figura 1. Los coeficientes de variación fueron: temperatura = 0.086, oxígeno disuelto = 0.093 y longitud de los huevos = 0.198. De los cuarenta machos observados, nueve no mostraron movimientos de bombeo, cuatro de los cuales presentaban puestas parciales, el 44.4 %. La proporción de puestas parciales entre los machos que presentaron movimientos de bombeo fue de 29.0 %. El modelo con mejor soporte sólo conserva el tamaño de los huevos como variable explicativa de la frecuencia de los movimientos de ventilación (Cuadro 1). Los machos que no realizaron movimientos de bombeo portaban huevos con una longitud de 2.15 a 2.85 mm. La regresión es representada por la ecuación y = -19.12 + 87.29x (Figura 2), con los siguientes valores: r2= 0.698, F1,38= 87.78, p<0.001. 77 Curvas de crecimiento de los huevos La curva de crecimiento obtenida a partir del modelo no lineal mixto utilizando una curva logística de cuatro parámetros indica que la mayor variación interindividual se encuentra en el punto de inflexión de la curva, es decir, el tiempo desde la oviposición cuando la tasa de crecimiento de los huevos se eleva a su máximo (Cuadro 2). Fuera de ese parámetro no existió gran variación interindividual en el crecimiento de puestas portadas por diferentes padres, tal como muestran los efectos aleatorios del Cuadro 2. La ecuación del modelo logístico es 2.53 + 2.134 / (1+exp((11.651 - x) / 2.967)) (Figura 3). La curva logística del modelo mixto sirvió para estimar que los huevos tendrán una longitud mayor o igual a la de los huevos que portaban los machos que no hicieron movimientos de bombeo al séptimo día, de los 21 días que dura el cuidado paterno (Figura 2). Esta estimación nos permite sugerir que los machos que no presentaron esta conducta portaban huevos que se encontraban en el primer tercio de su etapa de desarrollo. Efecto del cuidado paterno en la supervivencia de los huevos En el estudio de supervivencia, los huevos ubicados en la interfaz aire-agua sin cuidado paterno presentaron mayor inviabilidad que los que se encontraban sobre el dorso de los machos parentales (Figura 4). Las puestas de huevos pertenecientes a los machos que realizaban cuidado paterno presentaron un rango de supervivencia de 64.7-100 % con una mediana del 93.4 %, mientras las puestas de huevos sin cuidado paterno presentaron un rango de supervivencia del 0-81.3% con una mediana del 46.5 %. La prueba del cociente logarítmico de similitud entre el modelo lineal generalizado mixto que incorporó el efecto del cuidado paterno y el modelo nulo fue de χ2= 82.22, gl=1, p<0.001, lo que soporta la hipótesis de que el cuidado paterno incrementa la viabilidad de los huevos. La variación asociada a los efectos aleatorios (puestas diferentes) fue de 1.59 (Desv. Est.). No existió diferencia en el tamaño de la puesta entre los dos tratamientos, W=107, p = 0.947. 78 Discusión Existen varias especies en las cuales los padres modulan la intensidad de su cuidado parental modificando la frecuencia de ventilaciones que realizan hacia su progenie (Jones & Reinolds 1999a, Neff & Gross 2001). En el crustáceo Crangonyx pseudogracilis Bousfield, 1958 las hembras parentales incrementan los movimientos de ventilación a medida que la temperatura aumenta o el oxígeno disuelto en el agua disminuye. Las hembras parentales también ajustan la intensidad de su cuidado al grado de desarrollo de su progenie de manera no lineal (Dick et al. 1998). El incremento proporcional en los movimientos de ventilación asociados al grado de desarrollo de los embriones se ha registrado en el pez pomacéntrido Amphiprion melanopus Bleeker, 1852 (Green & McCormick 2004) y el cangrejo Cancer setosus (Molina, 1782) (Baeza & Fernández 2002). En el caso del pez góbido Pomatoschistus microps (Krøyer, 1838) los machos ventilaron por más tiempo y a mayor frecuencia en concentraciones bajas de oxígeno, perdiendo más peso que los machos que se encontraban a mayor concentración (Jones & Reynolds 1999a). En el caso de la especie Abedus breviceps, los machos no respondieron a las variaciones de oxígeno y temperatura en términos de la conducta observada, pero sí se observó una relación con el grado de desarrollo de la puesta que portaban. Esta situación puede deberse a que, a diferencia de las especies citadas los belostomátidos no respiran el oxígeno disuelto a través de agallas, sino mediante una burbuja formada por unos apéndices retráctiles a partir de aire que almacenan al subir a la superficie (Eriksen et al. 1996, Smith 1997). Se ha propuesto que las agallas traqueales en los insectos adultos perdieron su función respiratoria al dar origen a las alas (Averof & Cohen 1997), salvo en el caso de unos cuantos casos de “fósiles vivientes” que todavía las conservan (Marden & Thomas 2003). El hecho de que los belostomátidos carezcan de agallas traqueales pudiera ocasionar que los machos parentales no contaran con la sensibilidad perceptual 79 necesaria para detectar cambios de concentración de oxígeno disuelto de 1.5 mg O/l y así modular su esfuerzo parental. La variación en los parámetros de temperatura y oxígeno fue baja, a diferencia de la ocurrida en el grado de desarrollo de los huevos, lo cual podría ser más fácilmente estimado por los machos parentales. Los machos tienen la capacidad de sentir la puesta de huevos con sus patas o al salir del agua, detectar el cambio en el peso de la puesta sobre su dorso a partir de que van aumentando en tamaño. El aumento de peso asociado al crecimiento en los belostomátidos se debe a la absorción de agua en los huevos a través del hidropilo (Madhavan 1974, Venkatesan & Rao 1980). Es interesante hacer notar que los machos a los cuales no se les registró eventos de bombeo, cargaban puestas con menor grado de desarrollo (menores al 33%) según las predicciones del modelo logístico mixto. Cuando los huevos presentan un menor grado de desarrollo son más chicos y esféricos, por lo cual la difusión de oxígeno podría ser suficiente para su viabilidad a través de los medios pasivos ya que tienen más superficie de difusión por unidad de volumen (Hinton 1969), evitando los machos el tener que ventilar, conducta que representa un gasto energético de los movimientos de bombeo. Además de incrementar la supervivencia de la puesta de huevos, existe un motivo adicional por el cual los machos pudieran ventilar a la progenie mediante los movimientos de ventilación, que es el de atraer hembras (Jones & Reynolds 1999b, Pampoulie et al. 2004). Los movimientos de bombeo en los machos belostomátidos podrían ser una señal honesta hacia las hembras al reflejar su calidad como padres (Tallamy 2000). El hecho de que no se presenten movimientos de bombeo durante los primeros estadíos de desarrollo de puesta de huevos parciales (con capacidad de recibir más huevos) no apoya la hipótesis de que los machos parentales generen los movimientos de aireación para atraer hembras. El modelo logístico demuestra que la curva de crecimiento es semejante a la estimada en Abedus indentatus (Haldeman, 1854) (Kraus et al. 1989), sin embargo al haber implementado 80 un modelo mixto permite además saber cuáles son los parámetros de mayor variación entre los individuos, en este caso el día durante el cual la tasa de crecimiento se acelera en los individuos. Este análisis es importante ya que la variación en este parámetro (xmid) incide en la modulación de la frecuencia de movimientos de bombeo, y los machos cuyas puestas presentan esta aceleración del crecimiento en etapas más tardías podrían estar invirtiendo menos energía en movimientos de bombeo. La menor inversión en los movimientos de bombeo por parte algunos machos parentales podría ser relevante en condiciones de escasez de alimento y tiempos cortos de cuidado paterno (e.g. a temperaturas elevadas) dado que ésta podría ser la diferencia entre tener la energía para cuidar una segunda puesta de huevos o no. En condiciones de altas tasas de mortalidad, la probabilidad de obtener una segunda puesta es baja posiblemente debido a la depredación (Munguía-Steyer & Macías-Ordóñez 2007). La baja probabilidad de vivir lo suficiente para que una segunda puesta de huevos no impediría la evolución de conductas de optimización energética (e.g. menor inversión en los movimientos de bombeo) si no resultan en perjuicio de la progenie actual (menor viabilidad). La supervivencia de los huevos portados por sus padres fue mayor que la de aquellos sin cuidado paterno, aún colocados en una combinación de variables ambientales altamente favorable: humedad y exposición al oxígeno del aire pero no al sol directo. Esto sugiere que la viabilidad de los huevos sin cuidado paterno debe ser mucho más baja en condiciones naturales. Los huevos no viables del tratamiento sin cuidado paterno presentaron infecciones fúngicas, posiblemente debido a la continua exposición de agua en su base. Esto nos lleva a pensar la relevancia de los cambios de microhábitat a los que pueden estar sujetas las puestas gracias a la movilidad de los machos parentales, ya que estos salen ocasionalmente a la superficie (RMS, observación personal). A pesar de tener la capacidad de quitarse la puesta, los machos belostomatinos tienen poco margen de maniobra, ya que si dejan la puesta de huevos fuera del agua sobre un sustrato seco, ésta se deseca en un lapso de tiempo muy corto. 81 Por otro lado, las puestas de huevos sumergidas presentan alta incidencia de infecciones fúngicas (Kraus et al. 1989, Smith 1997). Un trabajo previo en el belostomatino Diplonychus sp demostró que los machos pueden perder hasta el 50 % de su peso en 24 horas debido a la deshidratación (Venkatesan & Rao 1980). La marcada diferencia de la supervivencia entre la puesta de huevos colocadas sobre los machos y la colocada en la interfase aire-agua, coincide con lo encontrado para otras especies de machos belostomatinos tales como Diplonychus indicus Venkatesan. & Rao, 1980 (Venkatesan 1983) Abedus herberti (Smith 1976a), Belostoma flumineum Say, 1832 (Smith 1976b) y Belostoma malkini Lauck, 1962 (Cullen 1969). Sin embargo, en la especie Abedus indentatus, Kraus y colaboradores (1989) encontraron altos valores de supervivencia en puestas sin cuidado paterno ubicadas en la superficie. Será de gran utilidad seguir recopilando información de otras especies belostomatinas para poder realizar análisis de tipo filogenético comparativo vinculando el éxito de eclosión con las condiciones de oxigenación naturales a las que se hayan sometidas las especies, y explorar así si las especies con mayores índices de supervivencia sin cuidado paterno presentan abortos selectivos en condiciones naturales. En conclusión, de momento podemos proponer dos cosas. Los movimientos de representan un carácter conductual plástico que optimiza los costos energéticos asociados (Parker & Maynard-Smith 1990, Webb et al. 2002). Asimismo, nuestros resultados permiten plantear la pertinencia de estudiar estimadores de gasto energético tales como la disminución de reservas lipídicas en los machos parentales asociadas a la frecuencia de los movimientos de bombeo. Asimismo, al encontrar un menor porcentaje de viabilidad en las puestas de huevos carentes de cuidado paterno, podemos afirmar que existe presión de selección que promueve el mantenimiento de la puesta de huevos sobre el dorso de los machos, aún cuando estos presenten la capacidad de removerla. El que este rasgo se haya mantenido presente a lo largo de la filogenia no es sólo producto de estasis filogenética (Burt 2001), sino producto de la 82 interacción de presiones selectivas presentes por que conservan los patrones conductuales asociados a cuidado paterno y restricciones morfológicas (tamaño del huevo) que limitan la evolución de estrategias alternas (Smith 1997, Merilä & Björklund 2004). 83 Literatura Citada Abramoff, M.D., P.J. Magelhaes and S.J. 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Modelos AICc ∆AICc Peso L 226.22 0.00 0.64 L+O 228.23 2.01 0.23 L+O+T 230.14 3.92 0.09 L + O + T + L:O 232.80 6.58 0.02 L + O + T + L:O + L:T 234.58 8.36 0.01 L + O+ T+ L:O + L:T + O:T 236.93 10.71 <0.01 L + O + T + L:O + L:T + O:T + L:O:T 240.07 13.85 <0.01 Nulo 271.75 45.54 <0.01 89 Cuadro 2. Parámetros de la curva de crecimiento de los huevos que los machos portan en la especie Abedus breviceps, mediante un modelo no lineal mixto ajustado con una curva logística de cuatro parámetros. Efectos aleatorios Parámetros Desv. Est. Efectos fijos Valores Error. Est. t p A 0.052 2.530 0.039 65.018 <0.001 B 0.098 4.664 0.099 47.136 <0.001 xmid 1.141 11.651 0.620 18.795 <0.001 scal 0.178 2.967 0.273 10.872 <0.001 Residual 0.009 90 Texto de las Figuras: Figura 1. Distribución del oxígeno disuelto, temperatura y longitud de los huevos que los machos de la especie Abedus breviceps portaban en el arroyo Texala, Tlaxcala, durante las cinco visitas realizadas del 1 al 17 de mayo de 2005. Figura 2. Relación entre la frecuencia de los movimientos de bombeo que los machos parentales de la especie Abedus breviceps realizaban y la longitud de los huevos que portaban. La regresión es representada por la ecuación y = -19.12 + 87.29x, con los siguientes parámetros: r2= 0.698, F1,38= 87.78, p<0.001. Figura 3. Curvas de crecimiento de los huevos que los machos parentales de la especie Abedus breviceps portaban. Las líneas discontinuas representan el ajuste de la curva logística a nivel individual y la línea continua, el poblacional. La ecuación del modelo no lineal mixto es 2.53 + 2.134 / (1+exp((11.651 - x) / 2.967)). Figura 4. Gráfico de cajas contrastando la supervivencia de los huevos con cuidado paterno (CCP) y sin cuidado paterno (SCP) en la interfase aire-agua en la especie Abedus breviceps. 91 92 25 Movimientos de bombeo / min 20 15 10 5 0 0.25 0.30 0.35 Longitud del huevo (mm) 93 0.40 0.45 5.5 Longitud del huevo (mm) 5.0 4.5 4.0 3.5 3.0 2.5 2.0 0 5 10 15 D ias desde la oviposición 94 20 P orcentaje de Supervivencia 100 80 60 40 20 0 CCP SC P 95 CAPÍTULO IV Morphological and ecological factors of male giant waterbug fitness in the wild. Enviado a Evolution. 96 Morphological and ecological factors of male giant waterbug fitness in the wild. ABSTRACT We studied factors associated with mating and reproductive success in male giant waterbugs, Abedus breviceps (Hemiptera: Belostomatidae) in the wild. Male waterbugs brood eggs females oviposit on their dorsum and thus the space available for oviposition on male backspace could become a limiting factor. It has been proposed that under these circumstances, females may compete for males and males may become choosy. We surveyed male reproductive (number of eggs) and mating success (presence of egg batches) at two temporal scales, an extensive (two to four times per month along a whole year) and an intensive one the following year (every two days over a two month period). Saturation of male backspace occurred during brief periods suggesting conventional sex roles during most of the year. Phenotypic characters did not explain male reproductive success per se. Male fitness was affected by ecological factors such as sex ratio, population backspace covered area, and some interactions between ecological and phenotypic characters. During the intensive survey, a decrease in population backspace covered area was followed by an increase of small males’ mating success while bigger males presented the opposite pattern, resulting in a fluctuating fitness surface. This system shows a consistent distinction between mating and reproductive success influenced by the interaction of morphological and ecological characters. Keywords: Reproductive success, Belostomatidae, Sexual selection, Fitness surface, Abedus breviceps. 97 Giant waterbugs (Hemiptera: Belostomatidae) are predacious insects with exclusive male parental care. Species belonging to the subfamily Belostomatinae present an unusual behavior in nature. Males are oviposited on their back by the females in a series of ovipositions of one to four eggs by bout, intercalated with several repeated copulations (up to thirty) (Smith 1976a, 1976b, 1997). It has been proposed that the origin of repeated copulation is adaptive as a mechanism assuring paternity (Smith 1979), given the physiological and foraging costs (Crowl and Alexander 1989, Kight et al. 1995) of bearing an egg pad. At least in Abedus herberti, spermatic precedence (P2) is 99%, and males do not allow females to oviposit without the occurrence of a previous copulation (Smith 1979). Abedus breviceps, the species addressed herein, has the same pattern of oviposition intercalated with repeated copulations and males also avoid ovipositions without previous copulation (R. Munguía-Steyer, personal observation); thus, a high degree of paternity of the eggs males carry is expected. Since belostomatinae males carry eggs on their backs as a result of previous copulations and there is a mechanism that assures a great degree of parentage, the group offers an unique opportunity to directly assess the effect of ecological and morphological characters on both mating (presence of egg batches) and reproductive success (number of eggs on the male’s back). This is relevant since the components of fitness may differ in the intensity and direction of selection pressures (Arnold and Wade 1984; Conner 1988; Moore 1990). Size often has different effects on male and female reproductive success (Grether 1996; Fairbairn and Reeve 2001; Bertin and Cézilly, 2003). Therefore, selection pressures often promote sexual dimorphism, defined as morphological differentiation of sexually mature males and females (Fairbairn 1997). In arthropods, females are usually larger than males presumably due to selection for fecundity (Fairbairn and Preziosi 1994; Higgins 2002). In back brooding waterbugs, however, we may expect a different pattern. Male morphological 98 characters such as body length, pronotum and abdomen width, may explain variation in reproductive success since these characters influence the size of available area for oviposition on male backspace. In an environment where oocytes were unlimited, larger males with more available area would have higher reproductive success. The interaction between morphological traits of males’ dorsum determines its shape, which could be subject to other selection pressures if such shape can affect male competitiveness and/or can be an indicator of male quality accessed by ovipositing females. Population male back space (PMCA), i.e., the ovipositable area available on the males present in the population, has been found to be saturated in specific ecological conditions, such as when temperature decreases causing longer time intervals to hatching and female fecundity is high (Kraus 1989; Ichikawa 1989; Kruse 1990). This saturation has been suggested to cause reversal of conventional sex roles (Williams 1966; Vincent et al. 1992; Owens and Thomson 1994; Parker and Simmons 1996) as well as fluctuation in the intensity of competition and choosiness of sexual partners. Also, operational sex ratio (OSR), defined as the number of sexually active males divided by the number of receptive females (Emlen and Oring 1977), is known to be a potential factor determining male reproductive success (Arnqvist 1992; Shuster and Wade 2003). A female biased OSR would increase the number of available eggs for males to fertilize and bear. Thus male waterbug reproductive success could potentially be limited by the number of eggs they can carry and brood. Thus, in this conditions bigger males would have greater reproductive success. Another ecological factor that may influence male reproductive success is population density (Manica and Johnstone 2004). At a high population density, OSR remaining equal, there may be a decrease of searching time for an available and suitable mate, and competition may increase altering the intensity of sexual selection (Shuster and Wade 2003). In predatory insects, such as the giant 99 waterbugs, a high population density could result in higher pressure on preys, lower female foraging rates, and consequently lower fecundity (Crisostomo and O'Neil 1994). In this study, we assessed a set of morphological and ecological factors potentially related to mating and reproductive success in a wild population of the giant waterbug A. breviceps. As far as we know, the present work is the first one to assess ecological and morphological factors of male reproductive success for any belostomatid in the wild, a system that is ideal for testing the magnitude and direction of sexual selection and its theoretical assumptions (Williams 1966). MATERIALS AND METHODS Field settings Study site.- The study was carried out in the Texala stream, located at the bottom of a large ravine in the state of Tlaxcala, Mexico (N19°21'21", W98°22'32", 2295 m a.s.l.). The ravine is surrounded by xeric vegetation which is dominated by Joshua trees (Yucca filifera Chabaub, 1876). The stream consists of a system of interconnected ponds of 4-12 m of length, 1-3 m wide and 0.4-1.5 m deep, with water flow under 0.01 m/s (except during episodic rains). There are shallow natural channels (10-30 cm of depth) connecting the ponds and water is clear except for a 7-10 h period after heavy rains. An extensive and an intensive survey in the study site were performed, which are described below. Extensive survey.- Between March 2002 and March 2003 44 censuses were carried out. Sixteen ponds were censored over a two day period. (n = 3). Adult waterbugs were captured, measured, individually sexed and marked with bee tags in the 16 ponds. All captured individuals were measured with a caliper to the nearest 0.1 mm. Total length, abdomen and pronotum width were measured for both sexes; abdomen thickness was 100 measured for females and was used as an estimator of fecundity, after correcting for size. Abdomen thickness is frequently associated in hemipterans with the number of mature oocytes females contains (Yang and Wang 2004). In addition, egg presence and egg number, as well as area covered by the egg pad were recorded for every male. Estimation of covered area was made visually, placing each individual into one of five categories: 0 % (a male without eggs) = 0, 1-25 % = 1, 26-50 % = 2, 51-75 % = 3, 75-99 % = 4, 100 % (a male completely covered) = 5. Adult sex ratio (number of males divided by number of females), abundance (total number of individuals), population mean fecundity (PMF), and population male covered area (PMCA) were recorded on each sampling occasion. PMF was analyzed as the mean of female abdomen thickness corrected by female length and PMCA was estimated as the mean of covered area categories obtained from all surveyed males. This extensive survey allowed us to correlate morphological and ecological variables with fitness throughout the year using the data obtained on each male’s first capture. Intensive survey.-Between October and December 2004, we carried out 28 censuses, every two days (four days in between in one occasion), in four adjacent ponds and the stream channels between them. Total length, abdomen width, and number of eggs carried by every male were recorded, as well as changes in egg pad size, which allowed us to assess additional mating events of each male. Males bearing egg pads were photographed on every capture. Number of eggs and developmental stage could be estimated from the photograph since eggs change in shape and colour during embriogenesis. Covered area for each male and PMCA were also estimated. The short and intensive survey permitted us to register population trends in PMCA. A correlation test was carried out between time and PMCA, and a clear decrease in the PMCA was observed along the survey (see Results section). This allowed us to correlate male morphological traits and time with mating and reproductive success for males that were 101 recaptured during subsequent days and obtain a more accurate estimation of their mating and reproductive success. Statistical methodology Sexual dimorphism.-Total length, pronotum and abdomen width were compared between sexes in order to assess sexual dimorphism. Nonparametrical Mann-Whitney tests were carried out since data did not meet assumptions of normality. Sequential Bonferroni corrections using Dunn-Sidak method (Sokal and Rohlf 1995) were applied to probability values because of non-independence in the morphological tests. Mating and reproductive success analyses.- We estimated mating and reproductive success in both the extensive and intensive surveys. In order to estimate correlates of male mating success we fitted two generalized linear models. Data from the extensive survey were analyzed using a binary response variable since mating success was defined as presence or absence of an egg pad when the male was first captured. The model used a logit link function and a binomial distribution. In the case of the intensive survey, the model assumed a Poisson response since mating success was assessed as number of matings, measured as number of egg pads or increases in egg pad size on males. The model used a log link function and quasiPoisson family to correct for a small amount of overdispersion (2.56) present in the Poisson model (Fox 2002). To assess reproductive success of males (i.e. number of eggs on male’s back) we performed case resampling bootstraps (n = 9999) on multiple regression since data did not meet assumption of normality (Efron and Tibshirani 1993). Morphological and ecological traits were used as explanatory variables in mating and reproductive success models. For analysis of data from the extensive survey morphological traits included body length, pronotum and abdomen width. Ecological factors comprised PMCA, adult sex ratio, PMF, and adult abundance. The effect of the two components of OSR, adult sex ratio (estimated as the ratio of individuals captured of each sex) and availability of 102 male cover, were assessed independently. Maximal models included second order terms (quadratic and interactions). For analysis of data from the intensive survey we considered total length, abdomen width, time centered at the mean and defined as number of days since the start of the intensive survey, and second order terms as independent variables. Mating and reproductive success models in the intensive survey were weighted by the number of times each male was captured along the visits of the survey. As output, we present minimal adequate models, that is, the models with the fewest variables included that explain the most variation (Crawley 2002). We used Akaike Information Criteria (AIC) to perform model selection in the binomial and regression models, and a modification of AIC suitable for overdispersed data (QAIC) in the quasi-Poisson model (Burnham and Anderson 2002). Opportunity and intensity for selection.-We estimated opportunity for selection I, i.e., the variance of relative fitness (Crow 1958), on reproductive success for both surveys. Linear, quadratic, and correlational phenotypic selection gradients were estimated in order to assess the intensity of selection on reproductive success. Independent variables were standardized (mean = 0, SD = 1) and gradients obtained from multiple regression coefficients using relative fitness were used as response variables (Lande and Arnold 1983). To determine if selection gradients were significant we performed 9,999 case re-sampling bootstraps on this regression since data were not normally distributed (Mitchell-Olds and Shaw 1987). Male condition.-In order to determine if male condition was important in reproductive success we included weight, total length, and abdomen width as independent variables in a multiple regression so that we could assess if the partial regression coefficient for weight influenced reproductive success maintaining all remaining variables fixed (Freckleton 2002). We weighed 42 covered (successful) and 32 non-covered (non-successful) males. We removed egg pads from the covered males in four sessions, two previous and two after the 103 intensive period in order to weigh males without egg pads. We used an analytical balance to weigh males with an accuracy of 0.0001 g. We performed all statistical analyses using R 2.10 software (Ihaka and Gentleman 1996), except for bootstrap regressions tests that were carried out in ARC software (Cook and Weisberg 1999). In all generalized linear models type II tests were carried out on the analysis of deviance (Fox 2002). 104 RESULTS Sexual dimorphism Males were longer than females (U = 187384.5, nf = 591, nm = 547, P < 0.001), had a wider pronotum (U = 62236, nf = 342, nm = 328, P = 0.013), and a wider abdomen (U = 88944.5, nf= 591, nm = 547, P < 0.001). All p values obtained were below the Bonferroni correction threshold of significance. Extensive survey Population male backspace was not saturated for most of the year; full saturation was reached only in February 2003. Males carried on average 25.1 eggs (± 31.9 SD), while completely covered males carried on average 87.3 eggs (± 10.1 SD). Opportunity for selection I was 1.62. Phenotypic characters did not explain reproductive success by themselves. Neither variation in male total length, pronotum or abdomen width, nor the interactions between them had an effect on reproductive success. Male reproductive success gradients for directional selection were β = -0.135 for total length (SE = 0.087, P = 0.114), β = 0.120 for abdomen width (SE = 0.081, P = 0.106), and β = 0.042 for pronotum width (SE = 0.072, P = 0.597). Non linear quadratic gradients were γ = 0.018 for total length (SE = 0.068, P = 0.772), γ = 0.018 for abdomen width (SE = 0.060, P = 0.175), and γ = 0.004 for pronotum width (SE = 0.009, P = 0.607). Values for correlational selection were γ = 0.129 for total length vs. abdomen width (SE = 0.084, P = 0.061), γ = 0.057 for abdomen width vs. pronotum width (SE = 0.102, P =0.508), and γ = -0.043 for total length vs. pronotum width (SE = 0.076, P = 0.548). Models obtained by means of model selection included PMCA and PMF in the case of mating success, as well as sex ratio in the case of reproductive success. PMCA influenced both mating and reproductive success (Tables 1 and 2), and the interaction of total length: 105 abdomen width affected mating (Fig. 1), but not reproductive success. There was a marginally significant relationship between male abdomen width and both mating and reproductive success when PMF was high. Males with wider pronotum were more successful in terms of reproductive success, but not in terms of mating success. Sex ratio influenced reproductive success but not mating success, smaller males were more successful under a high male to female ratio. Intensive survey There was a decreasing PMCA along the intensive survey (Fig. 2). Males carried 32.1 eggs on average (± 47.2 SD), while completely covered males carried on average 93.8 eggs (± 7.6 SD). PMCA and time were negatively correlated (r = -0.666, P < 0.001). The opportunity for selection I was 2.17. Male reproductive success gradients for directional selection were β = 0.016 for total length (SE = 0.119, P = 0.921) and β = 0.037 for abdomen width (SE = 0.120, P = 0.746). The value for correlational selection between these variables was = -0.030 (SE = 0.094, P = 0.740). Mating success diminished as time passed (Table 3). Time and the interaction between time and male length were statistically significant for mating success (Fig. 3) and marginally significant for reproductive success (Table 4). Longer males were more successful in mating and had higher reproductive success at the beginning of the intensive survey when PMCA was high, whereas shorter males were more successful when PMCA was low. Male condition There was no difference in body weight between males that carried egg pads (mean = 0.649 g, SD = 0.056) and non-bearing males (mean = 0.652 g, SD = 0.062), Egg pads weighted 0.602 g on average (SD = 0.277). Male weight did not influence mating success or any interaction between weight and morphological traits (Table 5). 106 DISCUSSION Sexual dimorphism in arthropods is usually attributed to a stronger selection for large size in females than in males, since size is a factor that correlates with fecundity (Fairbairn and Preziosi 1994; Head 1995). Oogenesis is directly correlated with food availability in insects (Ringo 1996), including species such as predacious hemipterans with feeding habits similar to waterbugs (Crisostomo and O’Neil 1994; Legaspi and O’Neil 1994). However, in the giant waterbug Abedus breviceps males are longer and wider than females. Sexual dimorphism in this species could be the result of selective pressures in evolutionary time since males brood eggs on their backs, so the larger the area the more eggs males can brood simultaneously with a direct effect on their fitness.This scenario, however, could be fluctuating in ecological time due to ecological factors such as food abundance, population density, and sex ratio. Males with a wider pronotum obtained more eggs, probably due to their higher capacity for carrying eggs. Females oviposit from the posterior to the anterior end of the male, thus the last eggs laid in a fully covered male are placed on the pronotum area. In our study population, males with wider abdomens seemed to be more successful in terms of reproductive success when mean female fecundity was high (Table 2, marginally significant trend) probably as a result of female preference. The interaction between total length and abdomen width affected mating, but not reproductive success, both in the extensive and intensive surveys (Tables 1 and 2). This means that males with a length:abdomen ratio of around 1.6 achieved more mating than those in which this ratio was higher or lower (Fig. 1). Thus, mating success is not only influenced by the area which determines the maximum number of eggs that males bear but also by male shape. Shape is a factor rarely addressed in studies of reproductive success (but see Arnqvist and Rowe 1998; Monti et al 2001). We are not certain why male shape could be object of 107 selective pressures. It might be an honest signal such as a genetic indicator of quality and subject to female preference. Nymphs of first instar that are abnormally elongated die soon after hatching (Smith 1976a, RMS unpublished data). This hypothesis could be tested with an experimental design under a geometric morphometric approach. When PMCA is high, larger males are more successful than when PMCA diminishes, contrary that occurs with smaller males (Fig. 3). Perhaps, there is a trade-off between the costs of being large, which is thought to increase the time to develop (Forrest 1987) and implies a longer life expectancy in this species that have an average adult lifespan of 22 days (Munguía-Steyer and Macías-Ordóñez 2007), an increase in prey intake in a fluctuating environment, and the benefits resulting in the ability of carrying more eggs. As females do not produce enough eggs to cover the population male back space during most of the year, probably due to food restriction, smaller males are more successful than large males most of the time, except for the short periods when saturation does occur. During the extensive survey, full saturation occurred only in February when adult abundance and possibly competition for prey was low. Temperature was also low, increasing the interval of time between oviposition and egg hatching (Kraus et al. 1989; Kruse 1990), which would further increase male saturation. Short periods of saturation have been reported in other belostomatinae waterbugs (Kraus 1989; Kruse 1990). Reproductive success of males is strongly influenced by a high synchrony of oviposition periods, diminishing the opportunity for selection (Shuster and Wade 2003). A short period of abundant prey would increase synchronization of oviposition events among females, so smaller males could be subject of stronger selection pressures in periods of low PMCA than bigger males when saturation occurs. Sex ratio influenced male reproductive success, but in an unexpected way. When the sex ratio was male biased, males carried more eggs although they did not obtain more mating. 108 A possible explanation may be differential nutritional requirements between the sexes, females may need more food than males due to oogenesis. Producing 30 to 40 large oocytes (mean = 0.252 cm of largest diameter, SD = 0.009, n = 12) is energetically costly. When the sex ratio is male biased, females may have less competition per capita to acquire food and produce oocytes than when females are more abundant than males. In this study we estimated male mating and reproductive success. It would be interesting to study if the female preference function covaries with male phenotype (Shuster and Wade 2003). Female preference function on male size could change between females of different sizes. For example, a small female would be less discriminating between a medium and a large male than a larger and potentially more fecund female, since the former would not gain as much by preferring the large male when a medium sized one could carry all her eggs. However, if female fecundity is constrained by food availability, the preference function of females of different size should not differ. The intensity of discrimination, i.e., the steepness of the female preference function on male size, should increase as PMF, and consequently PMCA increase, but only if the costs associated with being a large male were negligible. If these costs are not negligible, the discrimination function should be stabilizing. Males with a larger dorsal area could accept more eggs and leave more offspring. Larger males would also generate sons with a greater reproductive success in saturated conditions, especially if there is a genetic correlation between the phenotypic characters among the sexes. Costs of being large may not be trivial if size is correlated with development rates necessary to reach sexual maturity as it is the case in many insects (Forrest 1987; Nylin and Gotthard 1998). Mortality rates of male waterbugs in the field are high and only a fraction of egg caring males survives until hatching (MunguíaSteyer and Macías-Ordóñez 2007). This may flatten the female preference function on male 109 size, and males should be willing to mate and carry the eggs regardless of their nutritional condition. The absence of effect of male condition on fitness support this possibility. The distribution of male and female sizes will generate a continuous fluctuating fitness surface that depends on ecological and morphological conditions. Selection gradients, not controlling ecological factors as covariates, failed to detect effects of morphological characters on mating success, except for a marginally significant effect of total length to abdomen width ratio in the extensive survey and reproductive success. This situation may be uncommon but sensitive to a dynamic system such as that of belostomatine waterbugs since the contribution of phenotypic characters on fitness may be regulated by ecological process. Thus, selection and the distribution of male sizes in the next generation will depend on the proportion of time in which PMCA is high. A year with a lengthier season of high PMCA should overcompensate bigger males in relative fitness, while in a year with continuously low PMCA smaller males should be more successful and thus more represented in the next generation. There are factors not considered in our work, such as cryptic female choice (Eberhard 1996), sperm allocation strategies, and sperm depletion (Wedell et al. 2002), that could affect the estimation of male reproductive success and account for a large part of the unexplained variance as they could affect the assumption of high male paternity of the eggs they bear. Also, we did not account for spatial distribution of males and females, which can affect sexual selection (Shuster and Wade 2003) and relax the level of panmixis assumed in this study. Continuous fluctuating fitness generated by the amount of male space available in the population to carry the progeny and perform paternal care could also be found in other species where males care for broods on a limiting body area. These include such diverse taxa as the harvestman Leytpodoctis oviger Martens, 1983, the coreid bug Scolopocerus uhleri Distant, 1881 (Tallamy 2001), the assassin bug Rhynochoris tristis (Thomas and Manica 2005), the 110 pipefishes Sygnathus scovelli (Evermann & Kendall, 1896), S. floridae (Jordan & Gilbert, 1882), S. typhle (Linnaeus, 1758), and Nerophis ophidion, and the seahorse Hippocampus angustus Günter, 1870 (Mccoy et al. 2001). In all these taxa it is feasible to correlate a measure of size, such as available caring area, and the number of progeny cared for. Nevertheless, a special set of conditions would have to exist for such species to show a fluctuating fitness function. These conditions could be ecological (such as food availability increasing fecundity) and/or environmental (such as high temperature) causing a saturating PMCA and a high level of paternity of the progeny cared for. Our results demonstrate the fluctuation of male reproductive success due to the interaction of morphological and ecological characters in a species typically thought of as sex role reversed. As a consequence, we highlight the need to study preference functions and their impact on male and female fitness, and more generally the importance of considering ecological factors when assessing fitness. ACKNOWLEDGEMENTS We thank S.J. Arnold, A. Córdoba-Aguilar, L. Mendoza-Cuenca, J. Núñez-Farfán and O. Ríos-Cárdenas for helpful comments to this manuscript. We also thank Jorge GonzálezAstorga for methodological suggestions and Margarita Martínez-Gómez for the logistic help provided in this study. We want to express our gratitude to friends that helped us in the field, especially to H. Pérez and D. Pérez−Staples. This study was part of a PhD. Dissertation by RMS supported by the Mexican Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT fellowship No 144803). 111 LITERATURE CITED Arnold, S. J., and M. J. Wade. 1984. On the measurement of natural and sexual selection: Applications. Evolution 38: 720-734. Arnqvist, G. 1992. The effects of operational sex ratio on the relative mating success of extreme male phenotypes in the water strider Gerris odontogaster (Zett.) (Heteroptera; Gerridae). Anim. Behav. 43: 681-683. Arnqvist G., and L. Rowe. 1998. Correlated evolution of male and female morphologies in water striders. Evolution 56: 936-947. Bertin, A., and F. Cézilly. 2003. Sexual selection, antennae length and the mating advantage of large males in Asellus aquaticus. J. Evol. Biol. 16: 491-500. Burnham, K. P., and D. R. Anderson. 2002. Model selection and multimodel inference. 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Variables Coefficient SE P Intercept 1898.0 1803.6 0.243 Total length -697.2 707.6 0.275 Abdomen width -1807.3 1236.0 0.106 Pronotum width 96.6 44.2 0.033 Population male backspace covered area (PMCA) 172.0 77.5 0.042 Population mean fecundity (PMF) -4323.6 2708.3 0.079 Sex ratio 1200.7 527.1 0.031 Total length:Abdomen width 656.3 486.5 0.133 Total length:Sex ratio -496.5 218.8 0.032 Abdomen width:PMCA -106.7 53.4 0.064 Abdomen width:PMF 3096.6 1892.5 0.071 120 Table 3. Analysis of deviance of mating success of the giant waterbug Abedus breviceps during the intensive survey from October to December 2004. Full model: QAIC = 428.37; Selected model: QAIC = 423.81. Type II tests: Null deviance = 747. 30; Residual deviance = 532.54. Variables F Degrees of P (F) freedom Total length 0.044 1 0.832 Abdomen width 0.283 1 0.595 Time 72.029 1 <0.001 Total length:Abdomen width 5.955 1 0.015 Total length:Time 5.135 1 0.024 121 Table 4. Regression of male reproductive success of the giant waterbug Abedus breviceps during the intensive survey from October to December 2004 (R2 = 0.246, model: AIC = 1896.91; Selected model: AIC = 1893.88. Variable Coefficients Intercept -159.27 SE P 182.39 0.249 Total length 79.28 72.66 0.149 Time 14.69 8.67 0.076 Total length:Time -6.46 3.47 0.051 122 P <0.001). Full Table 5. Analysis of deviance of male mating success of the giant waterbug Abedus breviceps. Type II tests: Null deviance = 101.23; Residual deviance = 90.76. Characters LR Degrees of P Chi-square freedom (Chi-square) Total length 0.444 1 0.502 Abdomen width 0.623 1 0.430 Total weight 0.340 1 0.560 Total length:Abdomen width 6.146 1 0.013 Total length:Total weight 0.740 1 0.389 Abdomen width:Total weight 0.799 1 0.371 123 Figure Legends Fig. 1. Fitness contour plot for the extensive survey of males of the species Abedus breviceps in Texala stream population. Graph shows correlational sexual selection in males. The interaction of total length and abdomen width causes variation in mating probability. Fig. 2. PMCA values changing in time (days) during the intensive survey in Abedus breviceps. Fig 3. Fitness contour plot for the intensive survey of Abedus breviceps males. Graph shows interaction between time (days) and male length and predicted number of matings. 124 Figure 1 125 Figure 2 126 Figure 3 127 CAPÍTULO V Discusión General 128 Cuidado paterno y roles sexuales Robert Trivers (1972) propuso que en cada especie, los individuos pertenecientes al sexo que invirtiera más en la progenie elegirían a sus parejas, mientras que los pertenecientes al otro sexo competirían por el acceso a ellas. Por lo general, las hembras invierten más que los machos debido a los costos diferenciales en la producción de los gametos entre los sexos (Trivers 1972, Andersson 1994). Esta relación puede cambiar cuando existe una inversión paterna adicional de los machos, lo que aumenta la probabilidad de generar una “reversión de los roles sexuales” (Trivers 1972, Gwynne 1991, Kvarnemo & Anesjö 2002). La inversión paterna puede ser del tipo precigótico (e.g. regalos nupciales) o postcigótico (e.g. cuidado parental) (Gwynne 1991). El marco teórico generado por Trivers vinculando el cuidado parental y la dirección de la selección sexual generó un fructífero programa de investigación. La relación cuidado parental-selección sexual conforma el núcleo duro de este programa de investigación, que aglutina una serie de múltiples hipótesis auxiliares las cuales han sido puestas a prueba y modificadas de manera continua (Mangel & Clark 1997). Entre las hipótesis asociadas a la relación selección sexual-cuidado parental se pueden citar como ejemplos: el efecto de la certidumbre de la paternidad (Hunt & Simmons 2002), el conflicto sexual de cuál de los padres cuidará y por cuánto tiempo (Clutton-Brock 1991, Arnqvist & Rowe 2005, Houston et al. 2005), el efecto de la proporción sexual operacional (Emlen & Oring 1977) y las tasas reproductivas potenciales en la relación selección sexual-cuidado parental (Clutton-Brock & Parker 1992, Parker & Simmons 1996). Recientemente se ha cuestionado la premisa clásica propuesta por Trivers de cómo la inversión diferencial entre los sexos incide en que los procesos de selección sexual y cuidado parental establezcan el rol sexual que adoptarán los individuos de cada sexo (Kokko et al. 2006). La crítica se basa en gran medida en que los modelos de optimización pioneros (e.g. Maynard Smith 1977) no consideraban que las oportunidades de apareamiento adicionales de los machos que desertan 129 su cuidado parental no son ilimitadas (Wade & Shuster 2002), que cada hijo cuenta con un padre y madre (consistencia de Fisher) y por lo tanto, en promedio las tasas reproductivas de los individuos de cada sexo son las mismas (Kokko et al. 2006). A pesar de que al comparar el éxito reproductivo de los individuos de cada sexo el promedio sea el mismo, la varianza en el éxito reproductivo y por ende, la oportunidad de la selección sexual (I) suele diferir (Andersson 1994, Shuster & Wade 2003). La teoría de las tasas reproductivas potenciales (Clutton-Brock & Parker 1992, Parker & Simmons 1996) modela de manera consistente cómo las variaciones en las inversiones diferenciales de los sexos establecen los roles sexuales de competencia y elección de pareja de manera convencional o no (Houston & McNamara 2005) En la actualidad se sabe que los roles sexuales pueden ser plásticos en función de condiciones ecológicas y ambientales (Gwynne 1991, Kvarnemo & Ahnesjö 2002). Incluso, los roles sexuales convencionales se pueden revertir durante una misma temporada como ocurre en la especie Gobiusculus flavescens (Fabricius, 1779) en la cual las hembras presentan un mayor número de interacciones agonísticas cuando hay pocos machos sexualmente activos disponibles, los cuales son más selectivos en esta circunstancia (Forsgren et al. 2004). Los belostomátidos: ¿sistemas modelo de reversión de roles sexuales? Los hemípteros belostomátidos fueron propuestos como modelos propicios para estudiar la reversión de roles sexuales por el prominente biólogo evolutivo George Williams hace ya más de cuatro décadas (Williams 1966) y han sido utilizados como ejemplos de libro de texto de cuidado paterno (Alcock 2005) y de reversión de roles (Thornhill & Alcock 1983). La supuesta reversión de roles en los belostomátidos contrasta con lo registrado en los casos estudiados. En todos los casos los machos realizan despliegues de cortejo, semejantes a los movimientos de bombeo asociados a la ventilación de la puesta (Smith 1997), y existen motivos para sugerir que las hembras elijan a los machos dependiendo de condiciones 130 fenotípicas y ecológicas (Capítulo IV). De todas las especies belostomatinas en las que se ha estudiado su sistema de apareamiento, que comprende el conjunto de estrategias reproductivas en una población en la obtención de cópulas (Emlen & Oring 1977), hasta la fecha sólo existe un caso publicado de interacciones agonísticas entre hembras por acceso a machos en la especie Diplonychus major Esaki, 1934 (Ichikawa 1989). El trabajo fue realizado en condiciones de laboratorio por lo cual las hembras no se encontraban limitadas de alimento, lo que facilita la ocurrencia de la saturación del dorso de los machos. La reversión de roles sería más proclive a ocurrir en los machos belostomatinos dado que el sustrato de oviposición de las hembras, el dorso de los machos, es un recurso saturable (Kraus 1989), a diferencia de lo que con las especies lethocerinas en las cuales las hembras ovipositan sobre vegetación emergente (Ichikawa 1988, Smith & Larsen 1993, MacíasOrdóñez 2003). Los estudios realizados en varias especies de campo indican que la saturación del espacio de oviposición es rara, efímera y dependiente de la disponibilidad de alimento y cambios de temperatura (Kraus 1989, Ichikawa 1989, Capítulo IV). Tanto belostomatinos como lethocerinos reciben puestas adicionales (Smith 1997, capítulo IV), aunque los últimos no presentan restricciones en el número de puestas simultáneas asociadas al área de oviposición. A mayor número de puestas cuidadas de manera simultánea (mayor inversión colateral, Parker & Simmons 1996) se incrementará la tasa reproductiva potencial del macho (TRP), es decir el número de hijos por unidad de tiempo que un macho es capaz de procrear (Clutton-Brock & Parker 1992, Parker & Simmons 1996). Si la TRP del macho es mayor que la de la hembra, se espera que los roles convencionales se mantengan (Clutton-Brock & Parker 1992, Parker & Simmons 1996). El supuesto implícito en este trabajo es que en Abedus breviceps la TRP de la hembra es más susceptible a la falta de alimento que la del macho, mientras que la del macho es más susceptible a cambios de temperatura. A 21 ºC el periodo de desarrollo de los huevos (y por tanto de cuidado paterno) 131 es de 21 días, y de 32 días a 16 ºC (Capítulo I). En muchas especies belostomatinas se presentan cortos periodos de saturación del área disponible de oviposición, lo cual indica que las hembras presentan en ese momento una TRP mayor que la de los machos ya que consiguen saturar a éstos de huevos. Sería conveniente realizar un análisis de las TRPs masculinas y femeninas a lo largo de un gradiente de temperatura y de disponibilidad de alimento, y establecer así cuáles son las diferentes condiciones en las cuales la TRP de las hembras es mayor que la de los machos (Kvarnemo & Anesjö 2002), acoplado a un registro conductual de los roles asumidos por cada sexo, con la consecuente evaluación acerca de lo realista que sería esperar estas condiciones en campo. Los machos de la especie Abedus breviceps generan despliegues de cortejo simultáneamente y a poca distancia uno del otro, de una forma muy similar a los movimientos de bombeo, la diferencia es que lo hacen a frecuencias más elevadas (Capítulos I y III). Los machos de mayor tamaño obtienen mayor número de cópulas que los pequeños en condiciones de saturación, mientras que lo contrario ocurre en condiciones de baja saturación del área disponible de oviposición (Capítulo IV). Esto sugiere una preferencia plástica de las hembras por caracteres fenotípicos dependiente de las condiciones ambientales. Asimismo, no se han visto interacciones agonísticas entre machos realizando despliegues de cortejo durante más de tres años de trabajo de campo ni en condiciones de laboratorio mientras se obtenían puestas para los experimentos (Capítulo III). La falta de evidencia de reversión de roles sexuales coincide con lo hallado en otra especie con cuidado paterno exclusivo Rhinochoris tristis (Hemiptera: Reduviidae) en la cual los machos realizan resguardo de pareja (asegurando así altos niveles de paternidad), permaneciendo montado después de la cópula (Thomas & Manica 2005). 132 Señales honestas: movimientos de bombeo y despliegues de cortejo Además de incrementar la supervivencia de la progenie, podría ser que los movimientos de bombeo asociados a la crianza en Abedus breviceps, fungieran como una señal honesta de los machos para atraer hembras. Para que una señal se considere honesta debe ser costosa en algún componente de adecuación y reflejar la calidad (genética y/o condición) del emisor (Kokko 1998), en este caso el macho parental. Se ha demostrado en los anfibios dendrobátidos con cuidado paterno que la señal de llamado es honesta (Forsman & Hagman 2006) ya que los machos con un llamado más elaborado y de mayor duración procrean hijos que tienen mayores probabilidad de supervivencia que la de los hijos de machos con llamadas más cortas y menos elaboradas. La llamada es costosa en términos energéticos y de una mayor mortalidad debido a depredación (Forsman & Hagman 2006). Como se mencionó previamente, los despliegues de cortejo en los belostomátidos son muy parecidos a los movimientos de bombeo (ventilación), la diferencia estriba en que son más rápidos (Smith 1997, Capítulo I). Estos despliegues se realizan a través de la generación de ondas a una frecuencia muy baja, en la especie Abedus indentatus la frecuencia es de 3Hz, uno de los valores más bajos encontrados en insectos (Kraus 1989, Wilcox 1995). El hecho que los machos que cortejan realicen sus movimientos a una frecuencia mayor que la necesaria para ventilar la puesta de huevos (movimientos de bombeo) podría mostrar una señal de su vigor y calidad genética a las hembras (Kokko 1998). El incremento de la frecuencia de llamado tendría un tope en el cual la distancia a la que llegara la señal conllevara pérdidas y no ganancias de oportunidades de apareamiento. En tal caso, y a diferencia de muchos otros sistemas, para los machos belostomatinos que portan huevos no existiría una disyuntiva entre el esfuerzo parental (acciones para aumentar la adecuación de la progenie) y el esfuerzo de apareamiento (acciones para aumentar el número de hembras apareadas), sino una concurrencia (hasta cierto nivel de 133 frecuencia) (Magrath & Komdeur 2003). El hecho de que en los machos con huevos de menor grado de desarrollo no realizaran movimientos de bombeo aún cuando presentan puestas parciales (Capítulo III) no apoya la idea de que los movimientos de bombeo pudieran ser una señal honesta para atraer hembras. Estos resultados son parciales y producto colateral de otra pregunta (plasticidad en los movimientos de bombeo). Sería muy conveniente realizar un estudio específico para dilucidar si los movimientos de bombeo son señales honestas empleadas en el contexto de la selección sexual, aumentando el tamaño de muestra de los machos con puestas parciales y reciente oviposición. Costos y beneficios del cuidado paterno Durante esta tesis se cuantificaron los movimientos de ventilación (bombeo) y se pusieron a prueba varias hipótesis de manera simultánea sobre los factores que podrían estar incidiendo en la frecuencia de esta conducta (Capítulo III). Se encontró que en condiciones naturales, la frecuencia de los movimientos de bombeo que realizan los machos parentales se incrementa de manera proporcional al grado de desarrollo de la puesta que portan. Esta conducta es por lo tanto un carácter plástico y potencialmente sujeto a optimización dado los costos energéticos asociados (Capítulo III). El siguiente paso sería cuantificar la heredabilidad en los movimientos de ventilación, ya que la evolución de un carácter fenotípico y su posible optimización depende de la intensidad de selección y la heredabilidad del mismo (Arnold 1994). Asimismo, sería conveniente cuantificar el gasto energético (e.g. reservas lipídicas) que los movimientos de bombeo provocan y si este gasto genera lapsos de no receptividad (TNRM) en los machos (Clutton-Brock & Parker 1992) en condiciones de escasez de alimento, potencialmente disminuyendo su valor reproductivo residual. El costo de una mortalidad mayor en los machos parentales ha sido frecuentemente asumido en los belostomátidos (Smith 1997, Gilg & Kruse 2003). Durante este trabajo se 134 demostró que los machos con cuidado parental no presentan mayor mortalidad que el resto de los individuos adultos en condiciones naturales (Capítulo II). Hasta donde se tiene noticia, este trabajo es de hecho el primero en evaluar el costo del cuidado paterno en términos de supervivencia de los padres en condiciones naturales entre los artrópodos (Capítulo II). Esto no significa que se afirme que el cuidado paterno no presente costos en todas las poblaciones o especies belostomátidas, pero si establece una clara diferencia entre la longevidad de los belostomátidos estimada en condiciones de laboratorio (Gilg & Kruse 2003) y el tiempo esperado de vida en condiciones naturales. Asimismo, el tiempo esperado de vida para los adultos encontrados en este trabajo condiciona la generalidad de la hipótesis de abortos selectivos de puestas (Kight & Kruse 1992) por parte de los machos bajo criterios de optimización (Parker & Maynard Smith 1990) a subsecuentes estudios de mortalidad en campo de las poblaciones y especies en las cuales se asuma esta condición. Desafortunadamente, solo contamos con información fragmentada a lo largo de todo el clado belostomátido con respecto a la presunción de diferentes costos tales como los de movilidad (Kight et al. 1995), alimentación (Crowl & Alexander 1989) y supervivencia (Capítulo II), así como una pobre resolución en la topología filogenética al interior de la familia para poder plantear escenarios evolutivos que pudieran indicar fenómenos tales como los procesos de integración evolutiva (Merilä & Bjorklund 2004) de los diferentes caracteres conductuales que conforman el cuidado paterno en los belostomatinos (tales como movimientos de bombeo, cepillado de la puesta de huevos, mantenimiento en la interfaz aireagua). En contraste, se ha encontrado que el cuidado paterno genera beneficios en supervivencia en la mayoría de las especies estudiadas al compararlas con las puestas sin cuidado paterno aún en las condiciones más favorables (Kraus et al. 1989, Capítulo IV). Aunque ciertamente no aclara su origen, esta relación positiva entre la viabilidad de los huevos y cuidado paterno nos indica que existe una presión de selección por conservar este 135 carácter en la actualidad y que el mantenimiento de esta conducta en las especies belostomátidas estudiadas no es producto de simple estásis filogenética (Brooks & McLennan 2002). Finalmente, es posible que en las diferentes especies de los belostomátidos exista variación en los costos y beneficios asociados al cuidado paterno, presentando variaciones en el tiempo de cuidado paterno o en la deserción o aborto de la puesta en función del riesgo de depredación asociado al cuidado paterno y la esperanza de vida (Clutton-Brock 1991). Inclusive, al seguir estudiando diferentes especies de esta familia, no descartemos la posibilidad de encontrar que en algunos nodos terminales las conductas asociadas a cuidado paterno presenten un menor cociente beneficio/costo y/o se hayan convertido en mera ritualización, como podría ocurrir en especies que habitan en condiciones ambientales atípicas y extremas tales como corrientes de agua muy oxígenadas para los belostomatinos, o ambientes con alta humedad relativa atmosférica en el caso de los lethocerinos. Estos rituales (o exaptaciones si se prefiere) se podrían conservar por selección sexual al ser un mecanismo por medio del cual se consiguen cópulas (Tallamy 2000), tal como ocurre en sistemas afines como los Opiliones (G. Machado, com. pers.) y chinches asesinas (Thomas & Manica 2005). Sin embargo, los datos de las especies belostomátidas recopilados hasta el momento nos permiten asegurar que estos taxa sean la excepción y no la regla dada las restricciones filogenéticas (Burt 2001) asociadas al gran tamaño de los huevos belostomátidos que dificultan la evolución de estrategias alternas para mantenerlos humectados y suficientemente oxígenados sin cuidado paterno (Smith 1997). 136 Literatura citada Alcock, J. 2005. Animal behavior: an evolutionary approach. Eighth edition. Sinauer Press, MA, USA. Andersson, M. 1994. Sexual selection. Princeton University Press, NJ, USA. Arnold, S.J. 1994. Multivariate inheritance and evolution: a review of concepts. Pages 17-48 in C.R.B. Boake, editor. Quantitative genetic studies of behavioral evolution. University of Chicago Press, IL, USA. Arnqvist, G. and L. Rowe. 2005. Sexual conflict. Princeton University Press, NJ, USA. Burt, D.B. 2001. Evolutionary stasis, constraint and other terminology describing evolutionary patterns. 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Macho 1 2 3 Macho 1 2 3 Macho 1 2 3 Huevos por evento intercópulas Promedio Des. Est. n 1.09 0.54 12 0.88 0.65 8 1 0.71 5 Tiempo de oviposición Promedio Des. Est. n 3 m 16 s 1 m 10 s 12 4 m 11 s 1 m 11 s 8 3 m 50 s 1 m 15 s 5 Tiempo de cópula Promedio Des. Est. n 3 m 32 s 28 s 12 2 m 54 s 1 m 15 s 8 3 m 59 s 1 m 29 s 5 142 Total 12 7 5 Total 35 m 57 s 33 m 30 s 19 m 08 s Total 38 m 52 s 23 m 08 s 19 m 56 s