E nt revista a Joseph Olshan

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El escritor y articulista neoyorquino Joseph Olshan, conocido en
nuestro país sobre todo por Nadador nocturno (Egales, 1997), es
un hombre solitario y tímido que divide su tiempo entre Nueva
York y Vermont, donde suele trabajar en una casa aislada en el
campo. Olshan irrumpió en el mundo literario estadounidense
hace 15 años con El corazón de Clara (Planeta, 1986, agotado),
una historia de crisis personales y relaciones humanas que tuvo
un enorme éxito y fue adaptada al cine con Whoopi Goldberg en
el papel protagonista. A partir de su cuarto libro decidió tratar
temas y personajes gays en sus obras. En España acaba de presentar Vanitas (Egales), mientras que en Estados Unidos se ha
publicado ya su último trabajo, In Clara’s Hands, una continuación de El corazón de Clara en la que recupera también al pro-
iguales, aunque unos tengan más suerte que otros. Es una lección de humildad. Mi experiencia vital es cada vez más proletaria, y al aceptar esa situación soy cada vez más feliz.
Es cierto, muchos de ellos están anclados en el pasado, y cuando
por fin consiguen librarse de él alcanzan una mayor felicidad.
Por ejemplo, en Nadador nocturno. Toda la novela se basa en
una duda: el personaje de Chad, que nada de noche en el Pacífico, ¿ha elegido desaparecer o ha muerto? El protagonista, Will,
tiene que vivir con ese dilema: la desaparición voluntaria de
Chad supondría un rechazo, pero su muerte sería una tragedia
muy distinta. Para Will, en cierta forma, lo primero sería mucho
peor, peor que la muerte. Al final del libro tiene que tomar una
decisión y prefiere creer que murió. Eso le sirve para salir adelante, y es en el fondo una decisión mucho más positiva.
Sí, aunque los personajes tengan 30 y tantos años, podría decirse que están atravesando la típica crisis de los 40. De repente un día se levantan y se dan cuenta de que no han hecho
gran cosa en la vida. Están en una especie de tierra de nadie.
tagonista de Nadador nocturno. Olshan ha dado clases de escritura creativa en la Universidad de Nueva York y ha escrito para
diversas publicaciones británicas y estadounidenses, como The
New York Times, The Washington Post o The Independent. También ha trabajado como editor en Delphinium Books. Sus historias son en gran parte reflejo de vivencias personales o de situaciones por las que ha pasado gente de su entorno.
La verdad es que tengo la impresión de que las novelas que
me gustan son las que hablan de personajes que deben superar obstáculos. En mis libros suele haber un final positivo, pero los personajes tienen que vencer muchas dificultades. Incluso las personas que mueren lo hacen habiendo solucionado sus
problemas. No se trata de historias deprimentes, pero lo cierto
es que la vida es una lucha, y a medida que uno se hace mayor
cada vez lo ve más claro. La gente de 20 años suele ser arrogante, pero cuando se llega a los 30 y a los 40 hay que darse
cuenta de que la vida nos ofrece muchas cosas y todos somos
No, no. Lo que sucede es que no me gusta etiquetar las cosas,
y por otro lado quería hablar desde un punto de vista más general. El sida comporta un gran estigma, y tenemos que superar eso, darnos cuenta de que es una enfermedad como cualquier otra, como el cáncer.
Sí, supongo, pero con lo del sida en Vanitas yo quería centrarme en que el personaje de Sam estaba enfermo y en lo que eso
representaba. No es que quisiera evitar la palabra.
Sí, con Whoopi Goldberg de protagonista.
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Bueno, no participé en la adaptación y no quedé descontento, pero, la verdad, no me parece una película de primera calidad. Es lo
que suele decirse, ¿no? Que la novela era mejor que la película.
Me pasa lo mismo con Las horas, que no me parece que esté al nivel de la novela, aunque supongo que fue difícil de adaptar, porque la obra de Cunningham no tenía estructura narrativa de por
sí. No me convenció y, además, no me hizo ninguna gracia cómo
se presentó a Virginia Woolf, como una mujer loca y desequilibrada, cosa que no era, por mucho que tuviera que enfrentarse a la
depresión, algo que sucede a mucha gente inteligente que puede
llegar incluso a plantearse el suicidio. En
la película, en cambio, el suicidio casi parecía una consecuencia lógica de su locura.
La novela, en cambio, me parece fascinante, mucho mejor que los primeros libros de
Cunningham.
Bueno, yo no lo tengo tan claro. Prefiero creer que Clara es más
protagonista que Will. De hecho, el que no haya un personaje
central evidente podría ser uno de los grandes aciertos o de los
grandes errores de la novela. Quizá Will parezca más importante porque habla en primera persona.
Sí, eso es verdad, pero yo diría que Clara
y Will son igualmente importantes. Se
trata, en realidad, de una continuación
de ambas novelas. Un conocido crítico inglés llegó a hablar incluso de una trilogía.
Pues no. Es un excelente escritor, su prosa es bellísima, pero no es buen narrador,
y eso se nota.
Para mí un gran escritor gay es Geoff
Ryman. Supongo que, puestos a hablar de
literatura gay (suponiendo que eso exista), Was es mi novela gay preferida. Es
una revisión fantástica de algunos personajes y temas de El mago de Oz, tanto la
novela de L. Frank Baum como la película. Habla de la auténtica Dorothy, de Judy
Garland, del sida...
“Michael Cunningham es un
excelente escritor, su prosa es
bellísima, pero no es buen
narrador, y eso se nota”
Bueno, siempre he tenido facilidad para
los idiomas, y cuando era pequeño nos
cuidó una señora jamaicana durante cinco años, y gracias a ella aprendí ese dialecto, que se me quedó tan grabado que,
años después, cuando empecé a escribir
El corazón de Clara, se convirtió casi en
la letra de una canción, y creo que conseguí extraer poesía de él.
Tuve un novio de Luisiana durante varios
años y he pasado mucho tiempo por allí.
Es, supongo, mi otro patois, un dialecto que pude conocer a través de sus ojos. El personaje de Bobby LaCour de Vanitas está
en parte basado en él, aunque cambié cosas. Por ejemplo, no era
pintor como en el libro.
Sí, es el mismo Will, aunque toda la gente que le rodea haya
cambiado. No es que pretenda en absoluto ponerme a la altura
de Philip Roth, pero él tiene un personaje, Nathan Zukerman,
que aparece en diversas novelas. Se trata de un escritor, pero su
papel varía en cada libro, y Will Kaplan es mi Nathan Zukerman. La diferencia es que Will tiene una función más central en
mis novelas que Zukerman en las de Roth. La historia de Will
cambia, pero básicamente es el mismo personaje.
Es muy espabilado, muy despierto, de una forma más inglesa
que americana, y eso en Estados Unidos impresiona mucho a la
gente. Antes le seguía. Escribió sobre el éxtasis y lo que dijo me
pareció muy interesante y me sirvió de inspiración para Nada -
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dor nocturno. Es de esa gente a la que le gusta la polémica. Le
encanta ser gay y muy de derechas. Es seropositivo y también
habla mucho de ello.
que en mi escritura se ve reflejado el hecho de que no llevo una
vida especialmente gay. En mis novelas suele haber personajes
femeninos heterosexuales de gran fuerza y estoy orgulloso de
ello. En Nadador nocturno no los había y los eché en falta. En
Vanitas los recuperé y ahora en In Clara’s Hands he mezclado
personajes de ambos tipos y ha sido un acierto.
Sí, es verdad, y no hace mucho escribió en The New York Times
un artículo bastante idiota sobre la testosterona y sobre cómo
al tomarla se sentía muy machito. Me
pareció increíble que un diario tan prestigioso publicara algo de ese calibre. Es
un tío muy engreído. A partir de ahí dejé
de prestar atención a lo que escribía.
Además, evidentemente, apoyó la guerra
contra Irak y, la verdad, aunque en mi
país había bastante gente que opinaba
como él, sus argumentaciones fueron un
auténtico desastre, y muy arrogantes. Sé
que es un tema muy complejo, pero yo,
personalmente, no conozco a ningún estadounidense que estuviera a favor de la
guerra.
Sí. En el libro en el que estoy trabajando ahora busco crear una
estructura narrativa que lleve todo el peso, y quiero hacerlo
conjugando personajes heteros y gays. Me
gustaría escribir algo como Locura, de
Patrick McGrath, donde el peso de la
obra recae en una trama que es el motor
de todo. Estoy buscando una historia que
me permita expresar mi concepción del
mundo. Claro que primero tengo que acabar el libro que estoy escribiendo como
“negro” para otro autor. No es la primera
vez que lo hago: hay que ganarse la vida.
Efectivamente. Nunca me he llevado demasiado bien con mi familia. Mis padres
se divorciaron y ella vivía en la Costa
Oeste y él en la Este. Mi madre llegó a
Creo que el establishment gay no me ha
decirme en una ocasión: “Tienes que enaceptado. Vanitas, por ejemplo, ha sido
contrar tu propia familia en otra parte”.
ninguneada por la prensa gay de mi país
La mujer que nos cuidaba a mí y a mis
por el hecho de que el protagonista sea bisexual y anhele formar una familia con “En mi escritura se ve reflejado
hermanas nos acogió como una madre
una mujer a la que ha estado unido senti- el hecho de que no llevo una vida tras el divorcio, siendo yo aún niño. En
respuesta a su pregunta, sí: escribo sobre
mentalmente. Me decían que era un re- especialmente gay. En mis
familias que no son convencionales. Gratroceso, que cómo podía decir esas cosas. novelas suele haber personajes
En parte no me aceptan porque mis tres femeninos heterosexuales de
ce, la hermana del ex de Will en In Cla gran fuerza”
primeras novelas eran, digamos, heterora’s Hands, está basada en alguien real,
la hermana de un ex novio mío. Su muersexuales, pero yo soy de la opinión de que
te me afectó como la de un familiar cercano, mucho más que si
si un gay quiere escribir sobre gente heterosexual debería permitírsele. A mí me han dicho escritores gays de prestigio que no,
hubiera sido parte de mi familia carnal. La escena central de la
que si eres gay tienes que hablar de eso, y no me parece que sea
novela es para mí el momento en que Clara le impone las manos
en el hospital. Y Grace, a pesar del cáncer, es el personaje más
necesariamente cierto. En mi caso en concreto, al llegar a mi
feliz de la novela. Eso es lo que busco: historias de amor nada
cuarto libro me pareció que había una zona neblinosa en mi vida que tenía que abordar, y una vez empecé a hacerlo creo que
convencional, el amor de una enfermera o de alguien que acabami obra mejoró. Es cuestión de que la temática gay entre a formos de conocer. Eso es lo que me da esperanza.
En mis libros se viven muchas tragedias, pero precisamente
mar parte del todo, pero no que sea un objetivo por sí misma.
esas nuevas familias son lo que mantiene viva la esperanza de
Además influye mi vida personal. Soy bastante solitario y
tengo amigos muy diversos. No vivo en un entorno gay, sino que
que podemos alcanzar la plenitud. Le agradezco que haya sacatengo una casa en Vermont, que no es un destino especialmente
do todo esto a la luz. Lo que le he contado es precisamente lo
que pretendo como escritor, y creo que hasta hoy jamás lo había
gay, aunque sea el único Estado de mi país en el que son legales
las uniones civiles entre personas del mismo sexo. En fin, creo
dicho con palabras.
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