Descargar - Organización Iberoamericana de Juventud

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Efecto de las catástrofes naturales en los
derechos de las personas jóvenes
EDITORIAL: Eugenio Ravinet //// TRIBUNA IBEROAMERICANA: Michelle Bachelet //// ENTREVISTA: Javiera Mena //// PANORAMA: Jóvenes y emergencias en América latina y el Caribe:
retos y oportunidades ante los desastres naturales - UNFPA-LACRO // Centroamérica envuelta en huracanes: CEPREDENAC en acción - CEPREDENAC // Lecciones de una tragedia - Abraham
Santibáñez // El papel que juegan los jóvenes ante catástrofes naturales en El Salvador - Raúl Murillo //// REPORTAJE: ¿Cómo cambió nuestras vidas el terremoto del 27F en Chile?
Efecto de las catástrofes
naturales en los derechos
de las personas jóvenes.
Secretario General
Eugenio Ravinet
Secretaria General Adjunta
Leire Iglesias
Comité Editorial
Eugenio Ravinet
Leire Iglesias
Paul Giovanni Rodríguez
Olga Tofiño
Carolina Espinoza
Diseño y Maquetación
Li Genzken
Distribución y Suscripción
Secretaría General de la Organización Iberoamericana de Juventud
Paseo de Recoletos, 8, 1 planta
28001 – Madrid
Teléfonos: +34 913690350-913690284
E mail: [email protected]
Nota de la redacción
Las opiniones expresadas por los autores y las personalidades entrevistadas en esta revista no responden necesariamente a la posición
oficial de la Organización Iberoamericana de Juventud. La responsabilidad de las mismas compete exclusivamente a sus autores. Queda
autorizada la reproducción total o parcial de los contenidos de esta revista, siempre y cuando quede citada la fuente.
Fotografías Dichato, Chile: Álvaro Hamamé
Fotografías Concepción, Chile: Pablo Martínez
Dep. Legal: M-42540-2009
Sumario
Septiembre 2010
DITORIAL
Muchas culturas juveniles,
muchos actores Eugenio Ravinet, Secretario
General de la OIJ
RIBUNA
BEROAMERICANA
Michelle Bachelet
NTREVISTA
Javiera Mena
ANORAMA
ANORAMA
Jóvenes y emergencias en
América Latina y el Caribe: retos y
oportunidades ante los desastres
naturales
- UNFPA- LACRO
Centroamérica envuelta en huracanes: CEPREDENAC en acción
ANORAMA
Lecciones de una tragedia Abraham Santibáñez
EPORTAJE
ANORAMA
El Papel que juegan los
jóvenes ante catástrofes
naturales en El Salvador Raúl Murillo
¿Cómo cambió nuestras
vidas el terremoto del 27-F
en Chile?
Las catástrofes naturales
aplastan los sueños de
nuestros jóvenes
Eugenio Ravinet
Secretario General OIJ
C
uando habla la naturaleza, hay poco que decir, poco que preparar, poco
que prevenir. Cuando habla la naturaleza a través de terremotos, tsunamis,
huracanes, tornados o inundaciones, hay poco tiempo para reaccionar y en
fracciones de segundo no sólo se pierden vidas o bienes materiales, sino
también ilusiones y proyectos de vida que quedan truncados, en muchos
casos, para siempre. 2010 está siendo un año especialmente dramático
en lo que a catástrofes naturales se refiere y al nefasto terremoto en Haití
de enero, le siguieron el terremoto en Chile, las inundaciones en Brasil y el
fatídico paso del huracán Agatha sobre Centroamérica.
Por esta razón, quisimos que el número 10 de nuestra Revista Iberoamericana
de Juventud estuviera dedicado al efecto de las catástrofes naturales en los
derechos de las personas jóvenes, asumiendo que son los más afectados
por situaciones de catástrofe. De esta manera, la ex presidenta de Chile,
Michelle Bachelet, nos explica cómo su país lucha porque las secuelas del
terremoto no afecten los estándares de desarrollo humano y sostenibilidad
que ha alcanzado Chile en el último tiempo y que a la vez, se han traducido
en una mejora de la calidad de vida de niños y adolescentes. Entrevistamos a
la cantante chilena Javiera Mena, parte de los veinte artistas latinoamericanos
que participaron en la primera edición del festival “Viva la Canción”, con fin
benéfico para los terremotos de Haití y Chile. La oficina regional del UNFPA
hace una reflexión sobre la relación entre los jóvenes y las emergencias
en América Latina y el Caribe y la posibilidad de transformar los desastres
naturales en retos y oportunidades, haciendo especial hincapié en la situación
de Haití.
Centroamérica ocupa un lugar importante en nuestro análisis y es por eso
que lo abarcamos conociendo de cerca el trabajo del Centro de Coordinación
para la prevención de los desastres naturales en América Central,
CEPREDENAC y del Sistema de Protección Civil de El Salvador.
Cerramos con un reportaje que recopila testimonios en primera persona, de
jóvenes afectados por el terremoto en Chile y con una invitación a conocer
más nuestra Iberoamérica y los derechos de los jóvenes a través del juego/
red social “14.000 km sin fronteras”.
Esperamos que disfruten de estas páginas e inviten a más lectores y lectoras a
conocerla en la versión digital, en nuestra web:
www.oij.org
ditorial
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ribuna
beroamericana
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Reconstrucción y oportunidades
Michelle Bachelet
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Michelle Bachelet, ex Presidenta de Chile y Presidenta de la Fundación
Dialoga, en la presentación de estudio Índice de Oportunidad Humana
(IOH) (Casa América de Madrid, mayo de 2010).
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ribuna
beroamericana
T
odavía Chile está viviendo un momento muy difícil. Este invierno ha sido muy duro para
muchas familias que realmente fueron afectadas por el terremoto, y muy duro también porque
después de todos estos meses, nos damos cuenta realmente de lo que pasó. Hay dolor, tristeza y sufrimiento, pero por otro lado, otra cosa que caracteriza siempre a los chilenos es la
capacidad para pararse frente a la adversidad. Capacidad de unirse, de apoyarse unos a otros y
de salir adelante. Creo que esta mezcla de sensaciones sucede a menudo en la humanidad, en
los seres humanos frente a una catástrofe. Es una mezcla de dolor, de sufrimiento, de la “pérdida grande”, pero por otro lado nos sentimos con la fuerza que da el saber que no estamos
solos, que nos unimos como país y que hay una comunidad internacional dispuesta a ayudar. Y
en eso estamos.
Pero no todas son malas noticias para nuestro país. En el estudio Índice de Oportunidad Humana (IOH) 2010, que mide justamente cuánto se ha progresado en la universalización
del acceso a servicios básicos que garanticen la nivelación de oportunidades para sus habitantes y, por ende, sus posibilidades de tener una vida productiva, Chile destaca en la región
latinoamericana, al medir las oportunidades que nuestros niños tienen al nacer.
Que Chile esté en el primer lugar, en varios aspectos del IOH, muestra que en nuestro
país hubo una prioridad clara con respecto a la primera infancia y que eso es clave para entregar oportunidades y para entregar mayor equidad en la esperanza de ese niño latinoamericano.
Y el hecho de que un niño tenga ciertos grados de esperanza, es para mí algo muy satisfactorio,
puesto que fue una de mis grandes prioridades de gobierno. Por otro lado, creo que uno nunca
debe ser soberbio en ese sentido, puesto que si estamos bien dentro de los países estudiados,
todavía nos falta un mayor desarrollo y mejorar la calidad de muchos de los procesos, que
permitan que los niños chilenos de verdad tengan muchas más oportunidades.
Entonces, con los resultados del IOH siento una mezcla de orgullo, de satisfacción
por lo logrado, pero por otro lado, conciencia del desafío, de que no se puede “bajar la
guardia” y que no se puede quitar prioridad porque, como decía nuestra Premio Nobel, Gabriela
Mistral, el futuro de los niños es siempre hoy y no se puede esperar para mañana. En el fondo
es una invitación no sólo a los chilenos sino también a todos los gobiernos latinoamericanos, a
que revisemos a nuestros niños, ya que es la mejor inversión que el país puede hacer.
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ntrevista
“El terremoto fue como estar
en una película de acción”
Javiera Mena
Cantante chilena
Del 20 al 23 de mayo se celebró en Madrid el festival “Viva la Canción”, una iniciativa de Casa América y la revista “Zona de obras” que contó con la
colaboración de la Organización Iberoamericana de
Juventud, OIJ. El evento, reunió a la nueva generación de cantautores iberoamericanos que reivindicaron el valor de la canción en el siglo XXI, tales
como Álex Ferreira, Lucrecia Dalt, Nixon, Gepe, Chinoy, Tulsa, María Gadú, entre otros. Conversamos
con una de las exponentes de esta nueva hornada,
la chilena Javiera Mena, quien actualmente se encuentra en pleno trabajo de grabación de su segundo disco junto al reputado productor, Cristián
Heyne. Solista adelantada, auditora desprejuiciada
y compositora inspirada, así se define ella misma,
una autora independiente que también puede ser
una cantante de fans.
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P: Javiera, ¿en qué etapa de tu carrera estás?
r: Estoy a punto de sacar mi segundo disco. Con el primero,
“Esquemas Juveniles”, comenzó mi internacionalización ya que
viajé con este disco por España, Argentina, México, Brasil, Perú y
me fue bastante bien. Ahora estoy cerrando mi nuevo disco que
se llama “Mena”, mi apellido, pero también significa varias cosas
más. De este disco, estoy presentando mi single titulado “Hasta
la verdad”, antes de presentar mi nuevo trabajo en Chile.
P: ¿Cómo viviste el terremoto en Chile? ¿Qué estabas haciendo?
r: Estaba en una fiesta, del sello Pelo Music, con colegas argen-
tinos, que no están acostumbrados a los terremotos y quedaron
súper asustados. Yo estaba en una reunión, terminando el disco,
de hecho mi partner, mi socio, y mi co productor, estaba dentro
del estudio, que es en un subterráneo y vivió todo esto más
intenso. Yo sentí el terremoto y de repente salí corriendo y me
abracé a un árbol y claro, “se acabó la fiesta”. Yo dije, ya, esto
fue un terremoto y me largué a reír de nervios, pero después vi
la cara de la gente, toda descompuesta y pensé que era algo
más grave. Desde chica siempre le he tenido bastante respeto
a los terremotos y a los tsunamis, me enseñaron que si
hay un terremoto y estoy al lado del mar, lo que tengo que hacer es subir al cerro. Nos metimos todos
dentro del auto y nos fuimos a Santiago. Ya me
imaginaba yo, con el auto flotando, y todos
adentro. Fue muy fuerte todo. Como que
mi vida se transformó en una película de
acción. Me cambió la vida el terremoto,
es decir, fue muy decisivo y me marcó
mucho.
P: ¿Cómo crees que afectó a los jóvenes chilenos?
r: Depende de la etapa que estás
viviendo. A mí en lo personal, me hizo
madurar mucho y darme cuenta de que
hay cosas que no importan tanto, mi
instinto de supervivencia que nunca lo
había tenido, afloró en esos momentos
extremos. Creo que a todos nos hizo
darnos cuenta de que hay que vivir
bien la vida, aprovechar lo que tienes y
conformarte y alegrarte con ello. Por
otro lado, creo que todos sentimos una
vibración especial en la gente, en la
calle, con todas las personas y también
sirvió para darnos cuenta de que vivimos
en un lugar súper sísmico y que había
que ser conscientes de eso. También vi
una cohesión de la juventud en torno
al terremoto: organizamos fiestas para
juntar plata, nació una onda solidaria que
no sabíamos que la teníamos, -salvo en
las Teletones- y que afloró de manera
especial con el terremoto.
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P: ¿Y cómo afectó el terremoto en tu trabajo?
r: Bueno, de partida, dos semanas de inactividad porque lo
único que hacía era pensar en el terremoto, era el tema de todo
el mundo. Luego hubo réplicas y a mí me tomó como un mes
volver a tomar el ritmo que tenía antes, era una cosa de dentro,
como que costaba sacarnos de la cabeza todo lo que estaba
pasando. Ver por ejemplo, todo lo que estaba pasando con
la gente en el sur, donde fue el epicentro del terremoto, te
afectaba. Fue una experiencia fuerte, que seguramente la voy a
reflejar en mi proceso de creación, en mis canciones.
P: ¿Participaste en alguna jornada solidaria?
r:Sí, participé en algunas, pero una vez transcurrido un tiempo,
porque el “marketing del terremoto” era una cosa que me chocaba, que no me gustaba. Participé en varias iniciativas, la última
de ellas en una subasta con más artistas y ahora que ha pasado
harto tiempo desde el terremoto, veo que se siguen haciendo
cosas.
P: ¿Y en qué momento de tu
carrera llega el festival “Viva la
canción”?
r: Conocía a algunos de los artistas
chilenos que participaban, pero no
a todos, a muchos los escuché por
My space o por el youtube. Pero
como todavía está presente en
nosotros el contexto del terremoto y del tsunami, es eso lo que nos
une cuando nos encontramos en
un evento así lejos de Chile. Ya te
digo que esto fue una cosa fuerte,
un movimiento del continente que
te deja “plop” por mucho tiempo.
El “Viva la canción”, me encantó
desde el principio, me encantó la
propuesta, la idea de colaborar, el
componente solidario con Chile,
Haití y Brasil.
P: ¿Y te sientes representada
con esta etiqueta de nuevos
cantautores?
r: Sí, sí, porque yo objetivamente soy cantante y autora.
No al estilo de los cantautores
clásicos como Víctor Jara o Joni
Mitchell, pero sí en el sentido
del concepto de cantautor. O
sea, yo canto, toco el teclado,
compongo, pero mi música es
más electrónica, más pop y así
me siento más independiente.
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anorama
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Jóvenes y emergencias en América
Latina y el Caribe:
retos y oportunidades ante los
desastres naturales
UNFPA- LACRO
Oficina regional UNFPA para América Latina y el Caribe
En América Latina y el Caribe hay 105,457 millones (1) de jóvenes (2), el mayor número en nuestra historia. Viven en una región
que, por sus características geográficas, presenta un alto riesgo de sufrir desastres naturales, vulnerable ante erupciones
volcánicas, sismos, fuertes lluvias que derivan en inundaciones y deslizamientos de tierra, tormentas tropicales, huracanes, incendios forestales, y sequías. Este riesgo aumenta ante la presencia de asentamientos urbanos construidos en zonas sísmicas,
en laderas de montañas con alto riesgo de deslizamientos de tierra, o en las márgenes inundables de los ríos.
D
urante las emergencias humanitarias, los y las jóvenes se
ven superados por situaciones traumáticas y extremas en las que
a menudo han de asumir roles de personas adultas, generando un
enorme estrés al que les resulta muy difícil poder hacer frente.
Algunos de estos factores provocan un aumento en las conductas
de riesgo e incrementan el número de embarazos tempranos y no
deseados, los cuales, en condiciones precarias y con limitado acceso a servicios de salud y de información, ponen en grave peligro
la vida de las niñas adolescentes y de las mujeres jóvenes. Las
personas jóvenes a menudo desplazadas a causa de un desastre
natural, ya sea en albergues o residiendo con amigos o familiares,
ven quebrados sus mecanismos de obtención de ingresos; debilitadas las redes sociales; con frecuencia pierden a sus padres o se ven
en la obligación de separarse de ellos en busca de un lugar seguro
donde protegerse de los efectos del desastre. Todo ello incrementa notablemente su vulnerabilidad, particularmente la de las niñas,
siendo a menudo las víctimas de redes de tráfico y explotación,
con una mayor exposición al sexo inseguro, lo cual pone sus vidas
en grave riesgo, expuestas a embarazos no deseados e infecciones
de transmisión sexual, incluyendo el VIH y el sida.
con la falta de derechos reproductivos de las jóvenes, la exclusión social y la reproducción intergeneracional de la pobreza.
A esto se añade el hecho de que las niñas adolescentes embarazadas enfrentan mayores riesgos de morbilidad
y mortalidad materna debido a las complicaciones durante el
embarazo y el parto, acrecentadas en los momentos de crisis
humanitarias. Se estima que en el mundo cinco millones de niñas
adolescentes entre 15 y 18 años interrumpen su embarazo de
manera insegura cada año, causando aproximadamente 70.000
muertes al año (4).
El papel de la población joven en un contexto de crisis
Salud sexual y reproductiva en contexto de crisis
Las personas jóvenes también demuestran una enorme
fuerza y gran potencial para hacer frente a tan adversas circunstancias. Son personas creativas, energéticas e importantísimos
agentes de construcción positiva del cambio. Sin embargo, a
menudo sus potenciales contribuciones son obviadas y quedan
excluidos de los mecanismos de participación y toma de decisiones en la prevención de riesgos, la respuesta humanitaria y los
procesos de reconstrucción.
La maternidad adolescente, sobre todo la no deseada,
preocupa, desconcierta y nos llama a la acción urgente. En nuestra
región, las tasas de embarazo adolescente son más altas que el
promedio mundial, sólo superado por el África Sub-sahariana. Casi
una cuarta parte de las jóvenes latinoamericanas entre 15 y 24
años, ha sido madre antes de los 20 (3).
Así pues, el embarazo adolescente constituye en América Latina un asunto de salud pública que tiene estrecha relación
Asimismo, resulta fundamental reconocer el trabajo
y los aportes de las personas jóvenes hacia la construcción de
soluciones positivas y duraderas para su comunidad; involucrar a
las personas jóvenes en las acciones humanitarias, dándoles una
voz que les permita expresar sus inquietudes, ideas y propuestas.
Una respuesta humanitaria garante de los derechos
humanos ha de involucrar activamente a las personas jóvenes en
los procesos de toma de decisiones a todos los niveles.
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A nivel mundial, el número total de desastres naturales se ha duplicado en las
últimas dos décadas, la mayor parte de ellos vinculados al clima. Durante el mismo
periodo, el número estimado de personas afectadas pasó de 174 a 250 millones.
Las mujeres, niños y niñas representan más del 75% de las personas refugiadas
y desplazadas a nivel mundial (5).
A nivel mundial, 5 de los 20 países con mayores niveles de población
desplazada debido a desastres naturales se encuentran en América Latina
y el Caribe (Brasil, Chile, Cuba, Haití y Honduras) (7).
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De este 75%, se estima
que el 25% son mujeres
en edad reproductiva,
de las cuales, una de
cada cinco podría estar
embarazada (6).
En situaciones de emergencia, las personas jóvenes enfrentan
problemas específicos que afectan a su salud reproductiva:
Embarazo temprano y no deseado
Complicaciones en el embarazo y el parto
Mortalidad materna
Exposición a la infecciones de transmisión sexual, incluyendo el VIH y el sida
Abortos inseguros
Violencia sexual, acoso, explotación, trata y tráfico
En situaciones de emergencia, las personas jóvenes presentan
necesidades especiales para salvaguardad su salud reproductiva y
el respeto por sus derechos reproductivos:
Acceso a información sobre sexualidad y salud reproductiva, incluyendo VIH y sida
Acceso a servicios de planificación familiar
Acceso a servicios de atención en salud prenatal, parto y postparto
Confidencialidad, privacidad y respeto en la provisión de servicios
Prevención del aborto inseguro
Acceso a servicios de calidad para la prevención de las infecciones de transmisión sexual
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Protección frente a la violencia de género, incluyendo violencia sexual y acceso a los servicios apropiados
El caso de Haití
Con 9.5 millones de habitantes, el 60 por ciento de la
población haitiana tendría menos de 24 años de edad 84) y un 22.7%
entre 15 y 24 años (9). Se estima que del total de personas desplazadas en Haití (10), 272.400 serían jóvenes. Sólo en Champs de
Mars - la plaza principal de la ciudad situada frente a las ruinas del
Palacio Presidencial – habría unas 15.000 personas, cerca de 3.500
menores de 15 años (11).
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La magnitud del terremoto del 12 de enero y sus consecuencias han provocado graves disrupciones en las comunidades y
en la normalización de la vida de los y las jóvenes. El UNFPA, junto
con el Ministerio de la Juventud de Haití, ha iniciado un ambicioso
programa para garantizar la participación activa de las personas
jóvenes en la rehabilitación del país.
Mediante la contratación y formación de los y las
jóvenes afectados por el desastre, UNFPA está proporcionando una
estructura social y comunitaria, al tiempo que les da la oportunidad de aprovechar su energía y su entusiasmo mediante programas
del fomento del empleo. Así, el UNFPA prevé crear 76.000 puestos
de trabajo para jóvenes quienes, además recibirán apoyo psicosocial, espacios de diversión y deporte, así como acceso a centros y
servicios especializados.
Es esencial impulsar programas desde una perspectiva
basada en los derechos humanos y sensibles al género, identificando los múltiples factores que acentúan su vulnerabilidad ante
la marginación y la inequidad. Son por tanto necesarios enfoques
multisectoriales que vinculen la provisión de servicios de salud, de
protección y de apoyo psicosocial, así como programas de empleo
y educación especialmente orientados a las personas jóvenes.
anorama
Notas
(1) Population Division of the Department of Economic and Social Affairs
of the United Nations Secretariat, World Population Prospects: The 2008
Revision, http://esa.un.org/unpp
(2) 15-24 años, definición de jóvenes según programa de acción para la
juventud de las Naciones Unidas
(3) Juventud y cohesión social en Iberoamérica, CEPAL, 2008
(4) Adolescent Sexual and Reproductive Health Toolkit for Humanitarian
Settings, UNFPA y Save the Children, 2009
(5) UNHCR
(6) UNHCR
(7) OCHA
(8) UNFPA: Final Country Programme Document for Haiti, 1 October, 2008,
DP/FPA/CPD/HTI/4, p.2.
(9) http://lac.unfpa.org/public/lang/es/news/pid/4913
(10) 1.2 millones
(11) http://lac.unfpa.org/public/news/pid/5055
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anorama
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Centroamérica envuelta en huracanes:
CEPREDENAC en acción
CEPREDENAC
Centro de Coordinación para la Prevención de los
Desastres Naturales en América Central
Guatemala, El Salvador y Honduras son los países de Centroamérica más afectados por la tormenta tropical
Agatha que ya ha dejado cientos de muertos y miles de damnificados.
El CEPREDENAC, el Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres Naturales en América Central,
trabaja en la prevención y mitigación de los desastres por fenómenos naturales en la región.
E
l huracán “Agatha” que afectó durante mayo y junio a Centroamérica es la cuarta catástrofe natural en 2010 después del terremoto de Haití, las inundaciones de Madeira y Cusco y el terremoto
de Chile. Pero ¿qué sabemos de los huracanes en la zona? ¿Se
pueden predecir? El Centro de Coordinación para la Prevención de
los Desastres Naturales en América Central, CEPREDENAC participa
de manera activa en la prevención de este tipo de catástrofes. Se
creó a través de leyes nacionales en los países de Centroamérica
con el mandato de promover actividades, proyectos y programas
que conduzcan a la reducción de riesgos a desastres que provoquen
pérdidas humanas y económicas causadas por los factores socionaturales. Es un organismo regional de carácter intergubernamental,
perteneciente al Sistema de Integración Centro Americano -SICAcomo Secretaría Especializada.
El Centro promueve y coordina la cooperación internacional y el intercambio de información, experiencias y asesoría
técnica y científica en materia de prevención, mitigación, atención
y respuesta de desastres. Asimismo, sistematiza y registra la
información relacionada con la prevención, mitigación, respuesta,
impacto y recuperación de desastres, en forma dinámica, interactiva
y accesible, a nivel regional. Los principios que orientan las políticas,
planes, estrategias y proyectos de CEPREDENAC son la promoción
del Enfoque Integral de Reducción de Vulnerabilidad como elemento indispensable de los procesos de desarrollo, lo que implica
el enfoque sistémico en la institucionalidad nacional, la promoción
sectorial, regional y nacional, y la adecuación de normativas; la
ampliación de la participación hacia otros sectores institucionales y
de la sociedad civil; el fortalecimiento de capacidades locales para
la reducción del riesgo y el fortalecimiento a las capacidades de
respuesta en los niveles local, nacional y regional.
CEPREDENAC nació en 1987 como una instancia para la promoción
de la cooperación regional en la prevención de los desastres. Sus
países miembros, El Salvador, Costa Rica, Belice, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Honduras, están representados por dos integrantes
que participan en dos vertientes: la de organismos de respuesta y la
de instituciones técnico-científicas.
En su primera etapa, 1987 - 1990, sólo los organismos de
la vertiente técnico-científica cooperaron a escala regional, cada
uno en su especialidad, con un neto predominio de las ciencias de
la tierra. Se integraron en una red, pero no se fomentó la articulación de sistemas nacionales entre las dos vertientes ni la inclusión
de otras. En la etapa 1990 - 1993, la institución regional se abrió al
interés general, impulsada en ese entonces por los estudios y por
los miembros de la red. Como consecuencia de esta influencia se
preparó la modernización de los aparatos de respuesta en sistemas
integrales de prevención.
La Reunión de Presidentes Centroamericanos en Guatemala en 1993, dio como resultado la ejecución de un Plan Regional
de Reducción para Desastres y en el que se establece el Centro
de Coordinación para la Prevención de los Desastres Naturales en
América Central -CEPREDENAC- como un organismo regional. En el
periodo siguiente 1993-1998, CEPREDENAC se transformó en una
institución intergubernamental, parte del SICA. La reunión de Presidentes Centroamericanos de 1993, acordó la elaboración de un Plan
Regional de Reducción de Desastres (PRRD) y encargó esta tarea al
CEPREDENAC. El Plan Regional establece la base sobre el cual se
desarrollarán los planes nacionales y los sectoriales. La situación
permaneció así, hasta el huracán Mitch (1998) que vino a realzar la
importancia del desarrollo de las capacidades de prevención.
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En la XX Cumbre de los Presidentes de las Repúblicas de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras,
Nicaragua, y el Primer Vicepresidente de Panamá,
acompañados del Vicepresidente de la República
Dominicana y el Primer Ministro de Belice, en Ciudad
de Guatemala, 1999, se aprobó el “Quinquenio Centroamericano para la Reducción de las Vulnerabilidades y el Impacto de los Desastres” para el período
2000-2004. El Plan Regional para la Reducción de
Desastres –PRRD– ha avanzado en el planteamiento
de acciones para la prevención y mitigación de los
desastres por fenómenos naturales, a pesar del
aumento frecuente de eventos que causan los desastres en la región. La evaluación del Quinquenio sirvió
para actualizar las líneas estratégicas y el período
de actuación del PRRD 2006-2015. Actualmente, el
nuevo Convenio Constitutivo para CEPREDENAC del
13 de junio de 2003 en Belice ha sido ratificado por
los Congresos de 5 países de la Región.
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anorama
¿Por qué los huracanes se “ensañan” con Centroamérica?
La región centroamericana es una de las regiones con mayor
probabilidad de ocurrencia de desastres, debido a su posición
geográfica y a los procesos de acumulación de riesgos que
presenta, tanto por sus niveles de vulnerabilidad, como por
el incremento de las amenazas naturales y socio-naturales.
La pregunta más frecuente es si el aumento del número de
eventos catastróficos en la región se debe a un incremento
inusual en la ocurrencia de fenómenos físicos extraordinarios
tales como terremotos, huracanes, lluvias intensas, erupciones volcánicas, deslaves, entre otros. La respuesta para el
CEPREDENAC es “no”. “Más bien podemos afirmar, que este
aumento mantiene vínculos con la dinámica de construcción
en nuestras sociedades, que propician los siguientes factores:
- La concentración en zonas de riesgo de grupos sociales
muy vulnerables con una baja capacidad económica para
absorber el impacto de los desastres y recuperarse de sus
efectos;
- El inapropiado uso de la tierra y los asentamientos humanos en áreas propensas a amenazas como laderas de ríos y
humedales, combinado con condiciones de vida, frágiles e
inseguras, con escasa infraestructura social y de servicios;
- El empobrecimiento de las zonas rurales y el incremento
progresivo de los niveles de amenaza a través de los procesos de degradación ambiental; y
- Una débil capacidad de reducción y gestión del riesgo dentro de los procesos de desarrollo, por parte de instituciones
públicas y privadas, y de los gobiernos nacionales y locales”.
Además, según el CEPREDENAC, se debe contar con un factor adicional que condiciona la ocurrencia de desastres que
es el empobrecimiento rural que caracteriza a importante
franjas de la población centroamericana, cuyas condiciones
de vida se han visto deterioradas y dependen de complejas
estrategias de subsistencia como la emigración estacional.
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anorama
Lecciones de una tragedia
En la madrugada del 27 de febrero, Chile fue sacudido por uno de los
cinco terremotos más violentos que se han registrado científicamente.
Para el periodismo fue un gran desafío, pero el balance es positivo.
Se hace mención, sin embargo, de las críticas, para que sirvan como
lección para el futuro, especialmente para las generaciones jóvenes
de periodistas y comunicadores.
Abraham Santibáñez
Presidente del Colegio de Periodistas de Chile
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anorama
C
on típica vanidad, los chilenos
creemos tener “una cultura sísmica”. En
rigor algo hay, ya que en el último medio
siglo nuestro país soportó media docena de
estremecimientos telúricos de gran magnitud, incluyendo el doble sismo de mayo de
1960, 9,5 grados en la escala Richter, hasta
ahora el de mayor intensidad desde que hay
registros científicos.
Como fuere, con o sin cultura
sísmica, la población resistió en buena
forma el devastador terremoto del 27 de
febrero, que afectó a la región más poblada
de Chile, entre Santiago y Temuco, seguido
de un doble maremoto. La cifra de víctimas
fatales, según el último recuento, es de 521
personas, un número relativamente bajo si
se considera la hora (3:34 de la madrugada).
El balance, dado a conocer en mayo, redujo
de 125 a 56 las personas cuyo destino se
desconoce, probablemente arrastradas por
el mar.
Hasta ahora, el peor problema ha
sido la masiva destrucción de viviendas en
ciudades como Concepción, Talca y Chillán
y otros poblados costeros. Pese a los
acelerados esfuerzos por reponer las casas
destruidas (la mayoría de adobe), las lluvias
empezaron a mediados de mayo, dejando
en crítica situación a miles de familias instaladas en “mediaguas” (elementales construcciones de madera) o incluso en carpas.
El gobierno –que asumió un par de semanas
después del terremoto- ha asegurado que
todas las personas tendrían un techo sólido
antes del comienzo del invierno, el 21 de
junio. Antes se comprometió, y logró cumplir, a que todos los estudiantes estarían en
clases en abril, a fin de que no perdieran el
año escolar.
Está pendiente todavía el balance
de cómo respondió el periodismo en la
emergencia. Ha habido algunas críticas por
un supuesto exceso de sensacionalismo,
pero personalmente –y como presidente
del Colegio de Periodistas de Chile- creo
que hay que matizar los juicios.
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La primera reacción de los periodistas fue plenamente profesional. Pese a la
falta de energía eléctrica y la falta generalizada de las comunicaciones, se esforzaron
por entregar el máximo posible de información. No hay que olvidar que la interrup-
ción de las líneas telefónicas complicó
seriamente a las autoridades. Conviene,
además, tener presentes las circunstancias:
el sismo ocurrió en la madrugada del último
sábado de las vacaciones de verano, cuando
muchos chilenos todavía estaban en sus lugares de descanso o preparando el retorno,
y –en el gobierno saliente- la mayoría de
los funcionarios de confianza ya estaban
desocupando sus oficinas y escritorios.
En medio de este caótico panorama, el periodismo –la radio, en primer lugarcumplió su cometido. Las quejas surgieron
más tarde, como lo subrayaron sendas
declaraciones de los organismos de control
ético de periodistas y empresarios, que
acogieron las protestas por: informaciones
desbalanceadas; exceso de sensacionalismo, reiteración inútil de conceptos y, sobre
todo, de imágenes, y falta de cuidado ante
la sensibilidad de las víctimas y sus familias.
Críticas y recomendaciones
El juicio más crítico, en especial
de la TV lo emitió el Observatorio de
Medios, de Fucatel, un organismo privado de
análisis. Señaló en parte:
“Apenas pudieron normalizar las
transmisiones, los canales de televisión
iniciaron el despliegue de sus equipos en
el territorio afectado, dando paso a una
intensa cobertura que contribuyó a iluminar
la dimensión de la tragedia, pero también
a exacerbar el caos y a magnificar los
desbordes delincuenciales. Se alternaron, en
general durante las primeras transmisiones,
el dato duro y necesario con una sobredosis de testimonios lacrimógenos y una
majadería informativa que tuvo, al menos
una semana, a medio Chile con los nervios
de punta entre réplicas y contra réplicas,
anuncios de falsos maremotos, periodistas
sobreexcitados que pronuncian cada diez
segundos la palabra “dantesco” y los registros de reporteros aficionados que suben,
compulsivamente, a la red sus aventuras
sísmicas personales grabadas desde un
celular”.
Por su parte, el Tribunal Nacional
de Ética y Disciplina del Colegio de Periodistas fue igualmente crítico, pero matizó un
poco más:
“Lamentablemente, y en la medida que se ha ido conociendo la crudeza de las consecuencias del terremoto, se ha advertido en
algunos medios de comunicación un uso indebido de imágenes y testimonios captados en medio del dolor, para la construcción de mensajes informativos que buscan captar receptores por medio del sensacionalismo.”
“En tal situación, es necesario recordar que el Código de Ética señala expresamente que el periodista ‘en especial respetará la
intimidad de las personas en situación de aflicción o dolor, evitando las especulaciones y la intromisión gratuita en sus sentimientos y
circunstancias.”
“Frente a situaciones dramáticas como las que ha enfrentado el país, se requiere con mayor razón la entrega de información
rigurosa, responsable y veraz, que no llame a confusiones, y menos aún a aumentar el dolor y el temor en la ciudadanía”.
27
En parecidos términos expresó su preocupación el Consejo de Ética de la Federación de Medios de Comunicación.
En ambos casos, sin embargo, se destacó positivamente
el papel del periodismo y de los medios, ya que no se escatimaron
esfuerzos y con bastante rapidez, en medio de la inevitable confusión generada por las circunstancias y el cambio de autoridades de
gobierno, los chilenos tuvimos una amplia visión de la tragedia.
Con la mirada puesta en el futuro, el Consejo de la Federación de Medios planteó en su declaración:
“Este Consejo de Ética debe subrayar el papel fundamental que en situaciones de catástrofe desempeñan los medios
de comunicación, lo que les genera como consecuencia una grave
responsabilidad social. Por tal motivo sugiere a las escuelas de
Periodismo y, en general, a las entidades formadoras de comunicadores sociales, que, con la experiencia acumulada con el terremoto y maremoto del 27 de febrero de 2010 y con las discusiones
habidas en ellas sobre la calidad de la cobertura hecha por los
medios, se enseñe a los estudiantes qué es lo que corresponde
registrar en casos de crisis; el sentido que debe tener la edición de
las informaciones; la importancia de romper rutinas establecidas y
adoptar decisiones editoriales congruentes con la situación que se
está viviendo; la manera de transmitir adecuadamente la dimensión
del drama en sus aspectos material y humano y la necesidad de
mantener siempre una actitud crítica frente a las autoridades, a las
víctimas y a todos los involucrados”.
En esta línea de apreciación, el Colegio de Periodistas de
Chile, aparte de respaldar las recomendaciones que se han hecho
y que se reproducen en esta nota, invita a nuestros colegas más
jóvenes, y también aquellos jóvenes que no son periodistas, pero
que vieron en lo ocurrido una oportunidad para informar, a analizar
el papel de la comunicación y el servicio a la comunidad.
Esta ha sido una gran tragedia, pero al hacer el balance,
creemos que el periodismo hizo un valioso aporte a la comunidad.
Esta es, sin duda, la mejor lección de una situación bien resuelta,
pero que se pudo encarar de mejor forma.
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Abraham Santibáñez. Periodista titulado en la Universidad de Chile. Fue director de la revista Hoy y del
diario La Nación. Profesor de Periodismo Interpretativo
y de Ética profesional en la Universidad Diego Portales y otras universidades chilenas. Autor de textos de
periodismo y libros de reportajes. Miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua. Actualmente
es presidente del Colegio de Periodistas de Chile.
29
anorama
En El Salvador las amenazas de tipo hidrometeorológicas son generadas por fenómenos naturales como los
huracanes, tormentas tropicales y bajas presiones que se forman en el Atlántico y el mar Caribe en cierta
época del año, principalmente, del mes de mayo a octubre y, en algunas ocasiones, logran extenderse hasta el
mes de noviembre. La evolución de estos fenómenos propicia destrucciones, en especial, en lugares altamente
vulnerables con poblaciones muy pobres que son afectadas de una forma impactante dañándoles en la parte
social, ambiental, económica e institucional. Esto sucede en la parte baja de las cuencas de los ríos, donde los
mayores problemas son las pérdidas de vidas humanas y los daños materiales, así como la no recuperación de sus
bienes y la correspondiente pérdida económica de forma directa.
E
n este sentido, es importante el encontrar mecanismos
de respuesta y mejora de las condiciones de vida que ayuden a
establecer un proceso de desarrollo sostenible para lograr reducir
en su totalidad el factor de destrucción, al menos, en los bienes
materiales. Cabe mencionar que existen mecanismos de atención
en caso de catástrofes, a través de brigadas de rescate y de ayuda
humanitaria formadas por jóvenes que se preparan especialmente
para ello en centros escolares.
Vulnerabilidad de la población cercana a zonas inundables
Existe sobre las zonas inundables una gran cantidad
de población que se ubica en la parte de mayor peligrosidad,
que obviamente la vuelve vulnerable ante fenómenos naturales.
Esa condición requiere realizar acciones que ayuden a dar mejor
atención a estas zonas para que puedan sobrevivir ante hechos
relevantes como pueden ser los huracanes, tormentas tropicales,
bajas presiones y vaguadas entre otros.
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La vulnerabilidad conduce a la fragilidad que presenta una
sociedad al ser impactada por un fenómeno natural, destruida en
sus bienes y dañada en su economía y entorno medio ambiental.
En ese sentido, se busca ver de la mejor forma como una población
está preparada o cómo se debe apoyar a sus habitantes, para tener
capacidades que permitan mejorar su respuesta y saber qué hacer
ante hechos relevantes que en algunos momentos pueden ser
imprevistos.
Las poblaciones pobres como los campesinos, muchos
de ellos, jóvenes, no son usuarios regulares de servicios ambientales en la parte baja y media de las cuencas. La mayoría de sus
habitantes están desinformados respecto de cómo enfrentar una
catástrofe y no tienen acceso a servicios de salud, atención médica
preventiva y educación. A este sector se le considera “población
en riesgo” por las inundaciones o con déficit de agua, aumentando
de esa manera la vulnerabilidad existente. Así mismo, la población
ubicada en zonas urbanas (marginales, ingresos bajos, básicos, agua
potable, asentamientos espontáneos) están en riesgo de ser afectadas dentro de las cuencas hidrográficas señaladas.
Los riesgos
Los riesgos se convierten en desastres una vez que se
intensifican estos fenómenos naturales generando problemas serios
en los lugares de mayor vulnerabilidad. En ese sentido, el equipo
encargado de esta área, analiza las diferentes amenazas y relaciona el riesgo con la vulnerabilidad así como con la capacidad que
pueda presentar una determinada población para responder ante
El papel que juegan los jóvenes ante
catástrofes naturales en El Salvador
Raúl Murillo
Subdirector del Sistema de Protección Civil en El Salvador
31
Cortesía de La
Prensa Gráfica de
El Salvador
ANTES DEL DESASTRE
En esta etapa los jóvenes reciben la formación
y capacitación no solo de desastres sino de
otras disciplinas que reciben como voluntariado,
en especial los universitarios que también dan
parte de su profesión. En los centros escolares
cada nivel del edificio debe de tener y preparar
un grupo de jóvenes por aula que permita la
facilidad de evacuar en cualquier momento en
caso de seismo y conformar las brigadas para
estar mejor preparado ante un desastre.
DURANTE EL DESASTRE
En esta etapa el joven entra en contacto con
otros jóvenes del centro escolar para ayudarlo a la vez que los universitarios se preparan
para ayudar donde se les designe, ya sea en un
centro de acopio de ayuda humanitaria o en
lugares impactados. El mecanismo es instalar un
CENTRO DE OPERACIONES DE EMERGENCIA
desde el que las autoridades del voluntariado y
las de Protección Civil definen donde se necesita
actuar para prestar asistencia.
DESPUÉS DEL DESASTRE
32
El mecanismo es atender
las necesidades de ayuda
humanitaria.
anorama
33
hechos relevantes. De esa manera los riesgos se vuelven manejables
una vez se contemplen las condiciones de respuesta en las diferentes fases de un desastre como son las fases de un antes, durante y
después.
Esta parte que corresponde a medir la amenaza y la
vulnerabilidad da una idea de cómo se puede evaluar una situación
que permita considerar muchos aspectos como organización, preparación, capacidad, respuesta, recuperación, alertas tempranas, entre
otras cosas. Es importante manifestar que este punto algunas veces
se vuelve un indicador de capacidad y de un proceso de desarrollo
que condiciona los compromisos futuros y a largo plazo.
Conscientes de la situación anterior existen instituciones
de Gestión de Riesgo que impulsan estrategias encaminadas, a la
prevención, mitigación y al manejo adecuado de los recursos con
el fin de preservar la vida y los bienes de la población salvadoreña,
especialmente, aquellos que viven en situaciones de alto riesgo.
Brigadas especiales de rescate, evacuación, ayuda humanitaria y
albergues temporales
Existen equipos de jóvenes que buscan entre su voluntariado ayudar en catástrofes que se producen por fenómenos naturales. Estas brigadas son comisiones operativas que se forman en los
centros escolares para evacuar, dar primeros auxilios y administrar
albergues temporales. Además de estas existen otras brigadas
formadas por grupos universitarios conocidas como “ángeles del
voluntariado” (grupo formado por varias universidades que logran
ser parte de la respuesta ante un desastre). Esta última busca que la
respuesta sea con ayuda humanitaria en la parte que corresponde a
selección de víveres y ropa para repartir en los lugares más necesitados.
Como se puede ver, el papel de los jóvenes en estos
casos consiste en ser operativos donde más se necesita. En su
desempeño logran ser parte del quehacer social y de esa manera
logran crecer en su desarrollo personal. Estas brigadas se forman
a través de capacitaciones por parte de Protección Civil y ONG
(preparadas para formar brigadas) y actúan en centros escolares
identificados por DIPECHO, organismo de la Comunidad Europea en
ayuda humanitaria y preparación para desastres que mantiene un
programa enfocado a comunidades y centros escolares; así mismo
Japón y UNICEF ayudan a preparar brigadas en las comunidades
más afectadas.
34
Los jóvenes que desean permanecer en las brigadas
deben de formarse para la capacitación y ser autorizados por autoridades escolares y universitarias.
35
eportaje
36
¿Cómo cambió nuestras vidas
el terremoto del 27-F en Chile?
El terremoto que afectó a la zona centro sur de Chile, el pasado 27 de febrero no solo inclinó el eje del planeta (acortando
1,26 microsegundos la longitud de cada día en la Tierra, según la NASA). El terremoto fundamentalmente cambió la vida a
todos los chilenos, recordando lo frágil que es el ser humano. Conversamos con algunos jóvenes chilenos que vieron interrumpidas sus vidas por la catástrofe.
Juan, 17 años, alumno de 3ª medio
“Las mediaguas no son una solución”
El terremoto afectó a mi vida y a mi salud porque lo perdimos todo
yo y mi familia. Me dejó choqueado el haber perdido mi casa y
llegué a pensar que tendría que dejar de estudiar. Todavía sigo con
miedo por todo. Tenía planes de salir a distraerme con mi familia
pero después de la tragedia tuvimos que modificar todo. Lo único
que me consuela es que mi familia está bien y el consuelo de que
Dios arma y desarma las cosas, pero después te da el doble si te
quita algo. Pienso que ni la ciudad ni el país estaban preparados
para esta tragedia. El gobierno no tenía idea de lo que pasaba en las
zonas costeras y la ayuda fue poca y tardó en llegar. Las mediaguas
no son la solución porque esa no es la solución para la vida.
Jocelin, 17 años, alumna de 4º medio
“La gente espera soluciones entre la humedad y
la mugre”
Carolina, 16 años, alumna de 2º medio
“Creo que nadie estaba preparado para lo
que pasó”
El terremoto afectó mi vida y la de mi familia ya
que perdí todo, la casa y las cosas. Menos mal que
mi familia está bien. Con respecto a los estudios
creo que lo estoy manejando bien, saldré adelante.
Todo se modificó, no tenía nada para ir al liceo, felizmente me han ayudado y ahora estoy más convencida de estudiar y tener una profesión. Creo que
nadie estaba preparado para lo que pasó, estuvimos
mucho tiempo solos, sin ayuda. Ahora creo que
están tratando de que todo vuelva a la normalidad,
pero los que sufrimos lo vemos lejano.
Me afectó demasiado, pues perdimos absolutamente todo,
quedamos en la calle, afortunadamente solo la muerte no
tiene solución y mi familia está bien. En mi vida estudiantil
solo perdí mis útiles y quizás mis ganas de estudiar pero
poco a poco las voy recuperando. Mis planes siguen siendo
los mismos, terminar 4to medio y seguir estudiando. Sé
que tengo el apoyo de mis padres y es lo único que necesito para ser alguien en la vida. Definitivamente este país
no está preparado para enfrentar este tipo de catástrofes,
ha pasado un tiempo ya y todavía queda mucho por hacer,
estoy segura que si ocurriera nuevamente un Tsunami
se echarían nuevamente la culpa unos a otros, mientras
la gente espera soluciones sigue en la humedad y en la
mugre.
37
eportaje
Andrea, 18 años, alumna de 4º medio
“Me da miedo separarme de mi familia y que les pase algo”
Me afectó pues me es muy difícil separarme de mis seres queridos.
Ahora me da miedo que pase algo y no estar con ellos. En los estudios
estoy tratando de salir adelante con mucho esfuerzo y dedicación
porque quiero ayudar a mis padres lo más pronto posible. Mis planes
después de salir de 4ºmedio eran seguir estudiando pero ahora creo que
deberé trabajar para ayudar a mi familia, no me echaré a morir, seguiré
luchando. Creo que ahora todo el mundo está de una u otra forma
preparado, pues el golpe ha sido tan fuerte que nadie lo podrá olvidar,
solo me duele la lentitud del gobierno frente a la emergencia, la cual,
siempre afecta más a los que menos tienen.
Víctor, 17 años, 3º medio
“Mis planes quedaron en nada, lo perdí todo”
En el plano estudiantil tuve que comprar todo de nuevo, tuve
que olvidarme del preuniversitario y quizás no pueda entrar a la
universidad y tenga que trabajar en vez de hacer lo que se suponía
haría. Mis planes quedaron en nada, perdí todo, la plata que hay
hace falta para arreglar la casa, es por eso que el preuniversitario,
la universidad y todos mis sueños ya no pueden ser, incluso, ni el
más mínimo gasto se puede. No estamos preparados, nunca se hizo
ninguna operación anti Tsunami o anti terremoto, el país es pobre
porque no tenemos la capacidad de reaccionar ante estas tragedias,
solo creo que si esto hubiera ocurrido en Santiago, todo habría sido
más rápido y más efectivo.
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Cristian Chandía, periodista
“Mis primeros 5 minutos del 27/F”
Me encontraba en la terraza de un sexto piso de un edificio en la ciudad de Concepción, cuando a las 03:34 am, un movimiento de forma de látigo remeció todo
dejando un silencio en mi mente y entendiendo que algo grande venía. Luego, se cortó la luz y comenzó el sonido de los vidrios que se quebraban, mezclados con los
gritos de mis amigos que estaban conmigo. Salí rápidamente de la terraza y me fui al
living, donde apoyé mi espalda a la muralla para estabilizarme. Con mi celular llamé
a mi hermano para que evacuara a mis papás que viven a una cuadra de la playa en
Penco… él me respondió que estaba en Talcahuano con su novia, pero lo que me dejó
tranquilo fue que no andaba en el auto de la casa y con ese movimiento tenía claro
que mis papás arrancarían al cerro por el peligro de tsunami. Posteriormente, me
pude comunicar con mi mujer, Valentina, quien se encontraba con mi hija Magdalena
y mi suegra, quien me dijo que se encontraba bien y que no fuera para allá mientras
no pasara el peligro… luego, la señal de los celulares colapsó y no supe de nadie
más…
El movimiento comenzó a aumentar y era como un abanico. Por momentos pensaba
que el edificio caería y que ojalá los rescatistas nos encontraran entre los escombros… al reaccionar les dije a todos que teníamos que evacuar, por lo que salí con
dos de mis mejores amigos por las escaleras de emergencia, claro que ellos tomaron
una salida y yo, sin respuesta todavía, salí por otra. Bajé corriendo y veía como los
detalles de las murallas de cemento caían (se había activado la luz de emergencia),
hasta llegar a un descanso en donde Dios de seguro me encaminó a abrir una puerta
que era en dirección a la conserjería, en donde con la persona encargada abrimos la
puerta principal y la reja, para que los habitantes escaparan.
Al salir a la calle el movimiento seguía y el polvo superaba los 3 metros… desde el
piso -2 del estacionamiento salen mis dos amigos con la camioneta y nos teníamos
que dirigir a un sector cerca del aeropuerto para rescatar a la familia de uno de ellos.
Tomamos a gran velocidad la ruta de la costanera del río Bío Bío y nos encontramos
con el camino hundido, puentes destruidos, un edificio en el suelo, por lo menos
4 llamas de la refinería que superaban los 5 metros de altura y generaban un color
rojizo en el cielo, con una luna llena que para otro lado mostraba una ciudad suspendida en polvo, con el edificio de la Intendencia en el plano principal… varias veces
intenté despertar de la pesadilla, pero no pude.
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40
eportaje
Juan Carlos Aguayo Contreras, Profesor de Historia y Geografía
“Aprendimos que la naturaleza no respeta nuestras reglas”
Desperté en medio de un tremendo ruido y mi cama se remecía violentamente, de
inmediato me levante para dirigirme a la habitación de mi hijo de diez años que está
a solo unos metros de donde me encontraba, pero era imposible avanzar, no podía
mantenerme de pie y caía al suelo, la casa literalmente se batía en todas direcciones.
Gritaba para saber de mi esposa y de mi hijo pero en medio de ese ruido estremecedor como si una locomotora atravesara mi casa se anulaban mis gritos, la desesperación, el miedo y principalmente la angustia se apoderó de mí. Sobre mi cabeza sentía
volar cajones de mi closet, escuchaba los vidrios que se quebraban, todo parecía
derrumbarse y yo no lograba avanzar, finalmente gateando llegue al cuarto de
Benjamín pero al tocar su cama solo encontraba todo tipo de cosas que habían caído
sobre ella, el impacto de creer que mi hijo estaba aplastado, me causó el momento
más angustiante de mi vida. Pero afortunadamente cuando el movimiento comenzó
a calmar logré escuchar los gritos de un sobrino en el primer piso y por fin pude
llegar al pasillo que da con la escalera y supe que mi mujer y mi hijo habían bajado.
Corrí rápidamente a encontrarme con ellos y abrazarlos, pero mi esposa había caído
escalera abajo y no podía moverse porque se había fracturado. La adrenalina en esos
momentos da fuerzas increíbles y sin mayor dificultad la tome en brazos y la saque
al jardín por una ventana, lo mismo a mi hijo y mi suegra, luego salte también, corte
el gas y la corriente eléctrica y al encontrarme fuera de la casa pude dimensionar el
desastre que había ocurrido.
La antigua chimenea de piedra que se elevaba al frente de mi casa había caído pero
antes de caer removió toda la casa, derrumbo todo el frente y descuadro la estructura. Si bien el dato oficial dice que el terremoto fue grado 8,8 en mi casa debe
haber sido grado diez. A partir de ese momento todo el grupo familiar buscamos refugio en el lugar que nos pareció más seguro en medio del jardín. Una brillante luna
llena iluminaba la noche más terrible que estábamos viviendo, fuertes replicas nos
recordaban cada cinco minutos que éramos protagonistas de uno de los terremotos
más fuertes en la historia de Chile. El silencio acompañado del miedo, el frio de
estar con lo puesto y la angustia hizo la noche eterna. Prácticamente no hablábamos
solo esperábamos como entregados a nuestro destino. En la radio del auto logré
sintonizar una emisora local y las informaciones que entregaban eran ambiguas y
dramáticas. Por un lado se informaba de un maremoto en las ciudades costeras de
la región y por otro las autoridades políticas negaban su existencia. Al día siguiente
supimos la tremenda tragedia que dejó el negado maremoto.
A partir de esa madrugada del 27 de febrero todo cambió, nuestra casa inhabitable, la perdida de tantos años de esfuerzo en tres minutos, incomunicados, sin los
servicios básicos, replicas constantes, miedo, incertidumbre e inseguridad, se convirtieron en parte de nuestra realidad. Sólo la unidad familiar, los amigos cercanos y la
solidaridad con los vecinos, hicieron esta situación más llevadera y sobre todo más
aceptable, no era sólo yo, todos estábamos viviendo lo mismo.
Sin duda, recorrer las calles de Concepción aunque ya ha pasado muchos días del
terremoto, es un recordatorio constante de la pesadilla que hemos vivido. Ahora no
queda más que salir adelante, volver a empezar, buscar los recursos o la solidaridad
y reconstruir lo que se perdió y aceptar que vivimos en el país más sísmico de la
Tierra y que esa realidad nos acompañará de por vida. El terremoto marca un antes
y un después, aprendimos que la naturaleza no respeta nuestras reglas y que lo
importante no está en aquellas cosas que nos quitan el sueño sino en aquellas cosas
simples que tenemos a nuestro lado, pero que por ser tan simples no vemos que
están allí.
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Catalina Acuña, 25 años, estudiante de Psicología
“Me siento orgullosa de ser parte del gran grupo de jóvenes que están haciendo algo por su país y
que se han tomado muy en serio la reconstrucción”
El terremoto para mí llego en un momento en que estaba realizando los últimos procedimientos para titularme, mi examen
de grado. Mi universidad se fundó en Concepción, donde fue el epicentro del terremoto, y por lo tanto, muchos de mis
profesores trabajan o tienen familia allí, incluso algunos viven allí y viajan todas las semanas a Santiago, ya que trabajan en
las dos sedes a la par. Es por esto que mi examen de grado se aplazó, lo cual me puso mucho más nerviosa porque tendría
que seguir estudiando y nadie sabía que iba a pasar con el examen, ni hasta cuando iba a tener que postergarse. A la espera
de dar mi examen de grado me fui a construir mediaguas al sur de mi país, con la organización “Un techo para Chile” y luego
tuve que volver a Santiago a estudiar, cosa que para nadie es grata en un momento en que todo el país estaba conmocionado
y uno quería estar en todo momento viendo las noticias o pendiente de sus amigos o familiares que habían sufrido con esta
tragedia. La verdad es que no tuve mayores problemas, pero algunos amigos que vivían en los lugares más dañados perdieron
todo, incluso familiares y a raíz de eso uno se siente tocado y cuesta creer que a ellos se les derrumbó todo y uno sigue en
pie, mirándolo desde la televisión pero sintiéndose un poco ajeno también.
Como se postergó el examen de grado, se postergó también mi práctica profesional que viene luego de este examen y como
las practicas deben empezar a comienzos de semestre, pude empezar mi práctica sin el requisito de aprobar o no el examen,
lo que de alguna manera me favoreció, lo mismo le pasó a muchos compañeros cuyas universidades tuvieron que flexibilizarse
en algunos aspectos para poder acomodarse a lo que estaba pasando en el país.
A raíz del terremoto me inscribí para formar parte del equipo de “Un techo para Chile”, agrupación de jóvenes y profesionales voluntarios que construyen mediaguas para quienes no tienen vivienda y que en este momento están trabajando más
que nunca para todas aquellas personas que se quedaron sin nada luego del terremoto/tsunami, para poder darles una ayuda
y comenzar de nuevo y poner en pie sus vidas. He ido a dos ciudades del sur de Chile y ha sido muy conmovedor ver cómo
está el país, uno siente que hay que levantar el país y por lo mismo seguiré yendo mientras pueda. Uno se siente orgulloso
de ser parte del gran grupo de jóvenes que hoy están haciendo algo por su país y que se han tomado muy enserio la labor
de reconstrucción.
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ORGANIZACION IBEROAMERICANA DE JUVENTUD
La Organización Iberoamericana de Juventud , OIJ, es un organismo internacional de carácter multigubernamental dedicado a la
promoción y fomento de la cooperación en materia de políticas públicas de juventud entre los gobiernos iberoamericanos. Por
tal motivo, ha coordinado importantes tareas en el ámbito regional, entre las que destacan la Convención Iberoamericana de
Derechos de los Jóvenes y el Plan Iberoamericano de Cooperación e Integración de la Juventud.
www.oij.org