227 Feb - Scherzo
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REVISTA DE MÚSICA Año XXIII - Nº 227 - Febrero 2008 - 6,50 € Año XXIII - Nº 227 - Febrero 2008 DOSIER Giacomo Puccini 150 años ENCUENTROS Vladimir Jurowski ACTUALIDAD Lothar Zagrosek Peter Eötvös ANIVERSARIO Victorien Sardou REFERENCIAS Réquiem de Fauré Interior Portada OK film:Maquetación 1 Interior Portada FILM FILM.indd indd 1 24/1/08 09:20 Página 1 23/1/08 21:49:08 21:4 1-15 FILM:207-pliego 1 23/1/08 17:01 Página 1 AÑO XXIII - Nº 227 - Febrero 2008 - 6,50 € OPINIÓN 2 Puccini y España Andrés Ruiz Tarazona CON NOMBRE PROPIO 6 Lothar Zagrosek 8 Peter Eötvös Notas para una prospección vocal Arturo Reverter Guzmán Urrero Peña Fernando Fraga 10 AGENDA 16 ACTUALIDAD NACIONAL Vladimir Jurowski 34 ACTUALIDAD INTERNACIONAL ANIVERSARIO Juan Antonio Llorente Pedro Sarmiento Ana Mateo JAZZ Pablo Sanz LIBROS LA GUÍA CONTRAPUNTO Sumario DOSIER 113 144 EDUCACIÓN Michael Noone SCHERZO DISCOS 140 Victorien Sardou ENTREVISTA 49 132 ENCUENTROS Blas Matamoro Discos del mes 126 Puccini en el salón Francisco Ramos 48 122 Turandot, detrás del espejo Franco Soda 44 114 Giacomo Puccini Norman Lebrecht 146 150 152 154 160 Colaboran en este número: Javier Alfaya, Roberto Andrade, Julio Andrade Malde, Mariano Antolín Rato, Íñigo Arbiza, Paolo Bertoli, Alfredo Brotons Muñoz, Emili Blasco, José Antonio Cantón, Jacobo Cortines, Patrick Dillon, Pierre Élie Mamou, José Luis Fernández, Fernando Fraga, Germán Gan Quesada, José Antonio García y García, Juan García-Rico, Antonio Gascó, José Guerrero Martín, Fernando Herrero, Bernd Hoppe, Antonio Lasierra, Norman Lebrecht, Juan Antonio Llorente, Santiago Martín Bermúdez, Joaquín Martín de Sagarmínaga, Enrique Martínez Miura, Blas Matamoro, Ana Mateo, Erna Metdepenninghen, Marco Antonio Molín Ruiz, Juan Carlos Moreno, Antonio Muñoz Molina, Rafael Ortega Basagoiti, Josep Pascual, Enrique Pérez Adrián, Javier Pérez Senz, Paolo Petazzi, Francisco Ramos, Arturo Reverter, David Rodríguez Cerdán, Barbara Röder, Jaime Rodríguez Pombo, Andrés Ruiz Tarazona, Stefano Russomanno, Pablo Sanz, Pedro Sarmiento, Bruno Serrou, Franco Soda, José Luis Téllez, Guzmán Urrero Peña, José Luis Pérez de Arteaga, Asier Vallejo Ugarte, Claire Vaquero Williams, Pablo J. Vayón, Juan Manuel Viana, Albert Vilardell, Carlos Vílchez Negrín, Reinmar Wagner. Traducciones: Rafael Banús Irusta y Blas Matamoro (alemán) - Enrique Martínez Miura (italiano) - Barbara McShane (inglés) Juan Manuel Viana (francés) Impreso en papel 100% libre de cloro PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN: por un año (11 Números) España (incluido Canarias) 65 €. Europa: 100 €. EE.UU y Canadá 115 €. Méjico, América Central y del Sur 120 €. Esta revista es miembro de ARCE, Asociación de Revistas Culturales de España, y de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos. SCHERZO es una publicación de carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún organismo público ni privado. La dirección respeta la libertad de expresión de sus colaboradores. Los textos firmados son de exclusiva responsabilidad de los firmantes, no siendo por tanto opinión oficial de la revista. Esta revista ha recibido una ayuda de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas para su difusión en bibliotecas, centros culturales y universidades de España. 1 1-15 FILM:207-pliego 1 23/1/08 17:01 Página 2 OPINIÓN OPINIÓN EDITORIAL 2 EL AUDITORIO A finales de diciembre pasado, el compositor José Manuel López López presentaba a la Comisión Artística del Auditorio Nacional su proyecto de gestión encargado por la misma. Su texto correspondía más a una idea de lo que podría ser una actuación general por parte del Ministerio de Cultura en materia de música —incluyendo desde la escuela organística española hasta el flamenco, conciertos, seminarios, conferencias, cursos— que a una programación razonablemente asumible por un espacio en el que ya se ofrecen conciertos casi todos los días y que atiende exclusivamente al público de Madrid. López López dijo preferir pecar por exceso y será el tiempo quien vaya diciendo si se han sabido articular intenciones y resultados. Y en ese mismo tiempo se incluye, naturalmente, ese margen de confianza que debe concederse a todos los que asumen una responsabilidad pública. En la misma reunión, el director general del INAEM, Juan Carlos Marset, tranquilizaba a los promotores privados, y a su público, asegurando su presencia en las próximas temporadas y alejando de ellos el fantasma de las cuotas de programación que flotaba en el ambiente desde que se dio a conocer la noticia de la creación de la Comisión que preside Luis de Pablo. Buena parte de la actividad de las dos salas del Auditorio llega de estos promotores privados que han hecho de Madrid una ciudad con una vida musical continua y de muy alta calidad, en la que pueden escucharse casi todos los días a los grandes nombres del momento. Con muy buen criterio, Marset ha sabido reaccionar a tiempo, desechar la obligación y optar por la sugerencia. Como hemos dicho aquí más de una vez, lo importante no es la imposición —impensable en cualquier parte— sino poner los medios para que el conocimiento de nuestra música por parte de las grandes orquestas y solistas del mundo lleve a unas y otros a su programación por la vía más natural: la de la aceptación de su evidente clase. Y esto de la naturalidad acaba por afectar, en el fondo, a casi todos los públicos. El día de la reinauguración del Auditorio varios racimos de espectadores iban abandonando la sala a lo largo de la interpretación de la Sinfonía de Elliott Carter. Quizá no sean los únicos a los que haya que ir cautivando poco a poco con el lenguaje de la música de nuestro tiempo en lugar de pretender sumarlos a la causa por la vía rápida de la pedagogía más dura. Todo este ruido surgido alrededor del Auditorio y de su difícil vocación de irradiador de toda la música posible ha servido una vez más para poner de manifiesto una evidencia: la necesidad que Madrid tiene de otra sala de conciertos adecuada al servicio de las diversas manifestaciones de la música que, en un sentido amplio, llamamos culta —y que incluye, desde luego, ese flamenco o ese jazz o esa música étnica que se reclaman tan huéspedes posibles del Auditorio como hoy la clásica lo es de oficio. El Monumental, de cuyos cascotes han tenido que huir la Orquesta Sinfónica y el Coro de RTVE con todos sus abonados, es simplemente impresentable. El Auditorio de San Lorenzo de El Escorial no acaba de ser ese centro neurálgico de la actividad musical en torno a Madrid que hacía pensar su solemne puesta en marcha. Y está por ver aún lo que pueda dar de sí el Teatro del Canal. El Ministro de Cultura ha hecho pública su voluntad de que se construya en Madrid — dentro de un programa de desarrollo de la vida musical que debiera abarcar, según su intención, varias legislaturas— un gran complejo que incluya varias salas y un Museo de la Música. Excelente intención —a la vista del panorama descrito— en un país en el que, sin embargo y por desgracia, las obras de largo alcance requieren de una voluntad política siempre dependiente de los resultados electorales. 1-15 FILM:207-pliego 1 23/1/08 21:22 Página 3 OPINIÓN REVISTA DE MÚSICA $xR;;,,,1)HEUHURĄ DOSIER Giacomo Puccini 150 años ENCUENTROS Vladimir Jurowski ACTUALIDAD Lothar Zagrosek Peter Eötvös ANIVERSARIO La música extremada PAÍS DE SORDOS Victorien Sardou Diseño de portada Argonauta Foto portada: Ana Ponce REFERENCIAS Requiem de Fauré Edita: SCHERZO EDITORIAL S.L. C/Cartagena, 10. 1º C 28028 MADRID Teléfono: 913 567 622 FAX: 917 261 864 Internet: www.scherzo.es E mail: Redacción: [email protected] Administración: [email protected] Suttonhoo Presidente: Santiago Martín Bermúdez REVISTA DE MÚSICA Director: Luis Suñén Redactor Jefe: Enrique Martínez Miura Edición: Arantza Quintanilla Maquetación: Iván Pascual Fotografía: Rafa Martín Secciones Discos: Juan Manuel Viana Educación: Pedro Sarmiento Jazz: Pablo Sanz Libros: Enrique Martínez Miura Página Web: Iván Pascual Consejo de Dirección: Javier Alfaya, Manuel García Franco, Santiago Martín Bermúdez, Enrique Pérez Adrián, Pablo Queipo de Llano Ocaña, Arturo Reverter Departamento Económico: José Antonio Andújar Departamento de publicidad Cristina García-Ramos (coordinación) [email protected] Magdalena Manzanares [email protected] DOBLE ESPACIO S.A. 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Se prohíbe la reproducción total o parcial por ningún medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabados, o cualquier otro sistema, de los artículos aparecidos en esta publicación sin la autorización expresa por escrito del titular del Copyright. E l Café Carlyle es uno de esos sitios discretos y distinguidos de Nueva York en los que uno puede tomar una copa o cenar algo en una penumbra de pequeñas lámparas con pantallas de papel escuchando música. La cena y las copas son carísimas, de acuerdo con la categoría del hotel donde se encuentra el café y con el rango social del barrio, que es el Upper East Side de Manhattan. La música suele pertenecer a ese género habitual de los bares de los hoteles de una cierta época, lo que los americanos llaman cabaret, que ocupa un terreno fronterizo entre el pop melódico basado en los musicales de Broadway y el jazz menos agresivo. Probablemente Judy Garland fue la soberana incomparable de ese arte: en los años cuarenta y cincuenta verla de cerca, acompañada sólo de un pianista, en el Café Carlyle o en la Oak Room del hotel Algonquin, debió de ser una experiencia musical suprema. Durante nada menos que treinta y siete años, hasta su muerte en 2005, la presencia más asidua en el Carlyle fue Bobby Short, pianista excelente con una voz limitada pero de una musicalidad infalible, la voz ideal para cantar las canciones de Irving Berlin, Cole Porter, Harold Arlen o Rodgers y Hart en un espacio cálido y recogido. Cada lunes, desde hace algunos años, quien toca en el Café Carlyle es la orquestina de Dixieland de Woody Allen. Esos días el público cambia por completo: el café se llena de turistas europeos, entre los cuales destaca siempre el alto porcentaje de españoles. Como Woody Allen viste camisa a cuadros y pantalón de pana y lleva gafas y no es muy querido en su país, en España la gente se lo imagina como un progre entrañable y algo rancio, que los lunes se reúne a tocar en un antro bara- to de jazz con un grupo de amigos de toda la vida. Woody Allen vive muy cerca del hotel Carlyle, en el barrio más estirado y socialmente exclusivo de Manhattan, y su actuación de los lunes es sin duda la más cara entre las muchas que pueden escucharse cualquier día en bares y clubes de la ciudad. También, con diferencia, una de las menos interesantes: lo que hace Woody Allen con su endeble clarinete y en compañía de unos músicos aceptables pero del todo rutinarios es la arqueología pintoresca y trillada del jazz de Nueva Orleans o del swing más trivial, el rancho que se ofrece al turismo bienintencionado e ignorante que viaja para comprobar la verdad de los lugares comunes. Lo que hace Woody Allen es a la música americana lo que la paella y la sangría a la cocina española, el equivalente de una actuación en una pizzería con tablao flamenco de la Costa del Sol. Nada que objetar. Cada cual tiene sus aficiones y sus hobbies, y gasta su dinero en lo que quiere. Lo alucinante es que Woody Allen viene a España, país donde la sordera musical es equiparable al despilfarro de dinero público, y de reclamo para turistas se convierte en estrella de nuestros grandes auditorios. Supongo que ni él mismo se lo acaba de creer, cuando se vea en uno de esos escenarios colosales que los arquitectos estrellas han ido levantando por todo el país, sin mucha atención a las leyes de la economía ni a las de la acústica, aunque sí a la megalomanía de los sátrapas políticos. Si no es completamente cínico, tal vez Woody Allen se sienta un estafador al recibir el aplauso de varios miles de entusiastas que lo aclaman como a un gran músico. Antonio Muñoz Molina 3 1-15 FILM:207-pliego 1 23/1/08 17:01 Página 4 O AP GIENNI D ÓA N MALOS TIEMPOS PARA LA CRÍTICA Sr. Director: N o soplan buenos aires para el ejercicio de la crítica, al menos en un mundillo ya de suyo tan receloso y pagado de sí, tan atravesado de envidias, malquerencias y egos desmedidos, como el de la música. A quien osa escribir lo que de verdad piensa, olvidándose de advertencias amables y de presiones más o menos solapadas, de ambiciones, favores y aun de la propia cartera, habrán de lloverle los palos y las descalificaciones, si no incluso la censura pura y dura, regresando de este modo a otros tiempos de infausta memoria. Habré de confesar que, después de dieciséis años de ejercicio, todavía no se me alcanza muy bien qué cosa sea la crí- C A R T A S A L D I R E C TO R tica; o mejor dicho: que de ella me forjo una visión nítida tan sólo en negativo, pues únicamente creo saber todo aquello que jamás debiera ser. El crítico no es, desde luego, uno más en la claque ni un palmero al servicio de los poderosos, y su pluma ha de saber resistirse a menudo a toda férula de mordazas, paños calientes y medias palabras. El crítico no tiene varias varas de medir, ni pierde su tiempo en alabar el vestido nuevo del Emperador. No busca dorar la píldora ni comprar favores ni —muchísimo menos aún— hacer sangre con saña y por las buenas. La verdadera crítica no se escribe al dicta- do (o acaso sí: al de la propia conciencia), no moja por sistema su pluma en el rosa ni en el negro. No persigue el interés espurio, sino la plasmación en palabras de una verdad íntima, todo lo subjetiva que se quiera, pero siempre inequívocamente sincera. Si no es así, mejor dejarles el camino expedito a figurines y arribistas, a trepas y pelotilleros. Nos quedará, al menos, el legítimo orgullo de poder decir: yo, en esa recua infame, no entro. Por eso he dejado de hacer crítica en el Diario de Jerez. Por eso puedo decirle con orgullo a su director y a quienes, a través de él, llevaban años persiguiendo mi destitución: habréis conseguido vuestra rastrera meta de apartarme pero no la gloria de domesticarme. Ignacio Sánchez Quirós Jerez Prismas MUERTE DE UN POETA U n periódico de Madrid tituló en primera plana la noticia de su muerte con una frase lapidaria: “Ha muerto Ángel González, el poeta de la libertad”. Francamente hubiera sido mejor dejar de lado ese artículo tan rotundo y proponer un titular menos definitivo. En España ha habido muchos poetas de la libertad, desde los tiempos de Espronceda hasta hoy. Poetas de la libertad fueron los Antonio Machado, Moreno Villa, Alberti, Lorca, Cernuda, Prados y más próximos a nuestro tiempo los Hierro, Celaya, Blas de Otero, Valente, Gil de Biedma, etc. Esa afición a que la literatura se pase la vida compitiendo y teniendo números uno es tan lamentable como la afición de los editores a ofrecernos —previo pago, naturalmente— al “Proust de nuestro tiempo”. O al Kafka, al Joyce, al ValleInclán, al Thomas Mann o al Tolstoi de temporada. Son malas costumbres de una sociedad que se pretende competitiva y que más bien es solamente gregaria y consumista. Ángel González fue un poeta excepcional y también un ciudadano ejemplar, un hombre que vivió a fondo la España opresiva y mediocre del franquismo y la reflejó con acerada eficacia en su poesía. Poeta de las noches sin fin en el Madrid de los años sesenta y setenta, de la rabia obligadamente oculta contra un sistema criminal, de la desesperación y 4 de la angustia existencial, fue con Jaime Gil de Biedma el que mejor reflejó poéticamente ese cambio de espacio vital, ese lento transformarse de la España rural heredada de la Guerra Civil en la España urbana de la dictadura que empezaba a sucederse a sí misma. Sabía música —fue crítico musical en su juventud— y en aquellas largas noches que se pierden en el tiempo había momentos en los que tomaba una guitarra y la tocaba acompañándose en las canciones de su país natal, Asturias, o algún que otro bolero. Si recuerdo ese “entonces” también debo recordar otros rostros que le acompañaron: los de Juan García Hortelano, Jaime Gil de Biedma, Carmina Labra. Pepe Caballero Bonald, Gabriel y Amparichu Celaya o Jorge Semprún cuando se llamaba Federico Sánchez. Otros tiempos, sin duda, tiempos de luchas sordas, de temor y de riesgo, todo junto. En la poesía de Ángel González está esa época hermosamente reflejada, como lo está la música o las mujeres a las que amó. Esa tranquila apostura suya, esa voz tenue y a la vez fuerte, salpicada del acento de su país, esos versos “sin esperanza, con convencimiento” como el título de uno de sus libros primeros, vivirán más allá de quienes le conocimos, le admiramos y le quisimos. Javier Alfaya 1-15 FILM:207-pliego 1 23/1/08 17:01 Página 5 O AP GIENNI D ÓA N Música reservata DRAW ON, SWEET NIGHT... l excelso madrigal de John Wilbye que sirve título a esta nota está construido mediante la alternancia de secciones de una armonía casi estática, inicialmente a tres voces, que se yuxtaponen con otros episodios de mayor densidad contrapuntística a seis partes reales: la originalidad de la idea (que es de uso sistemático en la obra de Wilbye) reside aquí en que esa alternancia de secuencias se corresponde también con una alternancia de texturas y de tonalidad, de modo que las secciones más densamente imitativas corresponden a los episodios en tónica menor y aquéllas otras en que las voces superiores se mueven en terceras paralelas, a los tramos en tónica mayor. Se trata de un ejemplo único en todo el madrigalismo inglés, un ejemplo que casi cabría definir como experimental, si no fuese porque el madrigalismo es, de suyo, el género más intrínsecamente experimental que haya visto la historia de la música: la Sinfonía nº 70 de Haydn viene obviamente a la memoria, y es igualmente obvio que se trata de músicas ajenas la una de la otra tanto en el tiempo como en el espacio: anticipación de Haydn, pero también de Schubert (que, por supuesto, jamás conoció la sinfonía citada ni, mucho menos, el madrigal de Wilbye). La obra aparece en The Second Set of Madrigals To 3, 4, 5 and 6 parts, apt both for Voyals and Voices, colección de 34 piezas que Wilbye publica en 1609, que contiene también otras joyas como la cromática y sombría Oft have I vowed o la muy acerba Ah, cruel Amarillis y que está considerada como la más refinada colección madrigalística del periodo isabelino. Wilbye vivió hasta 1638, pero no publicó más música, dedicándose a la explotación de un terreno que Lady Elizabeth Kytson, su antigua patrona, le había arrendado por un precio simbólico: la condición subalterna del músico desdecía de su nueva dignidad de gentry. Como es frecuente, el autor del poema sobre el que se modela la música nos es desconocido (¿tal vez el propio compositor?). Distribuido en dos cuartetos en versos decasílabos, el texto recrea la llegada de la noche (¿o quizá de la muerte?), consoladora del dolor en la soledad y el recogimiento, dentro de un registro moral, más que descriptivo: “I then shall have best time for my complaining”, dice el verso final, concluyendo con una inesperada tercera de picardía. Una anáfora al inicio de la segunda estrofa recupera, con una distribución de voces diferente, la serena música del comienzo, pero manteniendo la estructura canónica, las voces paralelas y la polifonía. Esos pasajes a tres voces no dejan de sugerir una interpretación, digamos, confesional (en el sentido de referirse al mito de la trinidad): las seis voces solamente aparecen en la sección final de cada estrofa, pero en la secuencia en menor, dado que la red polifónica se hace más tupida, esa confluencia cristaliza con mayor rapidez. La alternancia de modalidades y secciones se organiza según la propia distribución del texto. Empero, ningún E figuralismo, casi ninguna metáfora sonora: todo el poema se depliega en la música atendiendo tan sólo a su estructura, a su estricta distribución fomal; un acorde de séptima de dominante en el compás vigésimo cuarto sobre la primera aparición de la palabra “melancholy” en el final del segundo verso es apenas la única, o casi la única, huella simbólica en los 129 compases de la pieza. Después, una modulación sobre las palabras “my life so ill from want of comfort fares” introduce el fa natural y da comienzo a la sección en modo menor. Aéreas, ingrávidas, las voces agudas inician el discurso sin bajo, como flotando sobre el vacío: la tercera y cuarta por movimiento contrario, paralelas, la segunda, por movimiento directo, la quinta voz no se incorpora hasta el noveno compás y la sexta no lo hace hasta el décimoquinto repitiendo el arranque en la quinta inferior cuando las voces superiores ya han pasado al segundo verso: la sección en menor se inicia con una tercera ascendente (la sección en mayor lo hacía con una descendente), el juego imitativo se estrecha a medio compás de distancia y la nostalgia se adueña del discurso a medida que el tapiz polifónico se hace más denso sobre el verso final del primer cuarteto: “that unto thee I consecrate it wholly”. El episodio es dramático pero, al tiempo, contenido, sin la menor concesión al emocionalismo: Wilbye no es un romántico, sino un clásico tardío. La iconografía se concentra en el paralelismo entre el sentimiento de desolación (que correspondería a la mayor densidad de imitaciones por unidad de tiempo) y su contraste con el retorno de la sección inicial, más laxa y luminosa, de modo que el regreso al modo mayor ofrece una confortadora remembranza que, no obstante, dura poco: solamente el fa sostenido final en la segunda voz aclara la oscura coloración de los últimos versos con un destello súbito en el último compás. Luz efímera, que clausura un texto que jamás condesciende con la iconografía: tan sólo la palabra “darkness”, en el sexto verso, lleva la música momentáneamente a la nota más grave, un fa natural del bajo en la única, brevísima, metáfora de toda la composición. Renunciando a cualquier vislumbre de gestualidad barroca, la obra maestra del madrigal inglés propone un juego polifónico autosuficiente en el que toda posible expresividad se transfigura en forma. “Quizá Wilbye es el único compositor inglés de su época que tuvo la agudeza necesaria para comprender el ejemplo de Luca Marenzio”, ha escrito Joseph Kerman: pero si Wilbye ha asumido la herencia italiana, ha sido para reelaborarla en un dominio enteramente abstracto. Con Wilbye el madrigal deja de ser una anticipación de lo teatral para, gloriosamente, revelarse de nuevo tan sólo como música. José Luis Téllez 5 1-15 FILM:207-pliego 1 23/1/08 17:02 Página 6 CON NOMBRE PROPIO LOTHAR ZAGROSEK PROPIO CON NOMBRE Un director para cinco siglos E 6 l director alemán Lothar Zagrosek asumió en 2006 el cargo de director principal de la Berliner Symphonie Orchester, que ha cambiado su nombre por el de Konzerthausorchester Berlin. “En Berlín había una orquesta que se llamaba RSB (Radio Symphonieorchester Berlin), luego DSO [Deutsche Symphonie Orchester]. La Orquesta de la Konzerthaus se llamaba BSO (Berliner Symphonie Orchester). Hay en la ciudad otra orquesta, la Berliner Symphoniker. Nadie sabe, con todo esto, qué orquesta exactamente toca cada tarde. Y por esto me pareció claro que era 1-15 FILM:207-pliego 1 23/1/08 17:02 Página 7 CON NOMBRE PROPIO necesario renombrar a la orquesta para identificarla con la sala”. Zagrosek regresa ahora a España, después de su última aparición en Tenerife, donde estuvo con la orquesta de la Ópera de Stuttgart, con la Salome de Strauss y un concierto sinfónico. También para la orquesta se trata de un retorno, luego de la última extensa gira española de dos semanas con Eliahu Inbal. El viaje será por Lérida, Madrid, Pamplona, Valladolid y Zaragoza, con dos programas diferentes: en Valladolid, con Tanja Tetzlaff al chelo, Tercera de Schubert, Concierto para violonchelo en do mayor de Haydn y Sexta de Bruckner; en las otras cuatro ciudades, repetirá el segundo programa con Severin von Eckardstein al piano, en el Capricho de Stravinski, las Variaciones sinfónicas de Franck y la Tercera de Schumann. Le pregunto al maestro sobre las razones de contar con estos dos solistas: “Son jóvenes solistas alemanes muy considerados en Alemania, en este momento especialmente von Eckardstein. Una estrella en ascenso, mientras que Tetzlaff es un gran artista, un gran violonchelista. Me parece suficiente, ¿no?”. Zagrosek inició su carrera musical muy joven, de niño perteneció al Coro de la Catedral de Regensburg. “Es el modo más fácil de llegar a ser músico, cuando de pequeño se estudia canto se entra en la música de forma natural”. En su formación se encontró con directores de orquesta míticos, Hans Swarovsky, István Kertész, Bruno Maderna y Herbert von Karajan, con los que estudió entre 1962 y 1967. “Empecé con Swarovsky, con el que estudié un año. Me enseñó la importancia de la partitura. Fue una enseñanza ética: cuánta responsabilidad tiene el director de orquesta de comprender la partitura y trabajar con la orquesta. Swarovsky, que fue profesor de Claudio Abbado, Zubin Mehta, etc., era muy agudo en el análisis de la música, aun de la más complicada, desde la Escuela de Viena al clasicismo. El gran regalo que me hizo Herbert von Karajan fue enseñarme cómo llevar a una gran orquesta rápidamente a una concentración máxima. Es necessario estar muy concentrado y luego transmitir esta misma concetración a la orquesta. Además, él era excepcional en los ensayos, sabía exactamente qué era necesario ensayar y lo demás saldría por sí solo”. La carrera de Zagrosek es rica en éxitos que lo han llevado a dirigir innumerables orquestas. En 1982 se le llama como director principal de la Sinfónica de la Radio Austriaca. De aquí a Director Musical de la Ópera de París (1986-1989) y al mismo tiempo Director Principal Invitado de la Sinfónica de la BBC. Luego, Director Musi- Thomas Mayer LOTHAR ZAGROSEK cal en Leipzig (1990-1992) y de 1997 al 2006, el mismo puesto en Stuttgart. “La diferencia entre los dos teatros era la situación: mientras que Stuttgart es una ciudad muy rica con un teatro muy sofisticado, que tenía un público muy interesado en la ópera. Leipzig fue lo contrario: una ciudad muy pobre —el primer año tras la reunificación— y no había público para la ópera. Antes de la reunificación, siendo Alemania del Este un país cerrado, no iban artistas de buen nivel, aunque la orquesta, la Gewandhaus, era un conjunto de primer nivel. Hubo muchos problemas por el modo diferente de pensar. En concreto, no encontré una manera de trabajar conjuntamente con el sobreintendente. Me marché a Stuttgart, donde fue en verdad un buen periodo para mí, lleno de éxitos. Estupenda la colaboración con todos”. Con Zagrosek, la compañía de Stuttgart fue distinguida cinco veces con el premio “Teatro de Ópera del Año”, y el propio director por dos veces “Director del año”, así como el Doktor Faust de Busoni como “Producción del año”. En 1995, su destino se cruza con la Junge Deutsche Philharmonie. “Creo que era mí un deber transmitir mi experiencia a los jóvenes. Debo ayudarles a encontrar su camino profesional: quizá sólo un veinte por ciento acaben por ser músicos de orquesta. Por eso, tengo una gran responsabilidad, debo hablarles, trabajar juntos, ayudarles a construir su futuro. Para mí es muy estimulante, cuando preparo una partitura con una orquesta de jóvenes, debo tener respuesta a sus preguntas para cada compás. Creo que en mi vida profesional Stuttgart ha sido el período mejor”. En 2006, sucede a Eliahu Inbal al frente de la Konzerhausorchester Berlin, donde tiene un plan preciso: “Deseo desarrollar la orquesta y convertirla en una formación innovadora, donde ‘innovadora’ signifique que sea capaz de interpretar de Monteverdi a Lachemann. En suma, todo el repertorio desde la músi- ca antigua a la de hoy, conociendo muy bien los estilos. Esto es una novedad en Berlín, donde un conjunto toca música contemporánea y otro la antigua, de modo que el repertorio de las grandes orquestas se vuelve cada vez más limitado, sólo música del XIX. Quiero que mi orquesta toque entero el repertorio europeo de los últimos cinco siglos”. Zagrosek tiene intereses eclécticos, de la ópera a la Entartete Musik… “Me interesa dirigir esta música, porque quiero saber cómo era la música en el Tercer Reich. Me ha sorprendido la variedad: Krenek, Schreker, Schoenberg tenían estilos distintos. Para mí, ha sido importante recuperar su voz después de cuarenta años, el proyecto con Decca fue el primer paso para devolver estos compositores a las salas de concierto. Hoy se oye a Schrecker, a Zemlinsky. Creo que es muy importante”. Y la contemporánea: “Vivo en el mundo de hoy. No tiene sentido viajar en avión y luego hacer sólo música vieja. Creo que es muy importante para nuestra vida y sobre todo para un artista mirar al arte contemporáneo, no sólo a la música. Conozco a Lachemann muy bien, me gusta mucho su música, me gusta hablar con él de su música, lo mismo que con Wolfgang Rhim”. Franco Soda Konzerthausorchester Berlin. Director: Lothar Zagrosek. Tanja Tetzlaff, violonchelo. Schubert, Haydn, Bruckner. Valladolid. Auditorio Miguel Delibes. 9-II-2008. Severin von Eckardstein, piano. Stravinski, Franck, Schumann. Zaragoza. Auditorio. 11-II-2008. Pamplona. Baluarte. 12-II-2008. Lérida. Auditorio Enric Granados. 14-II-2008. Madrid. Auditorio National. 16-II-2008. 7 1-15 FILM:207-pliego 1 23/1/08 17:02 Página 8 EN C OANGN OD MAB R E P R O P I O El placer de la música PETER EÖTVÖS 8 Guy Vivien L a noticia que se tenía, entre nosotros, de Peter Eötvös (Hungría, 1944), a principios de los años ochenta, era poco menos que la de un autor de música electrónica entre los estudios de las emisoras de Budapest y Colonia. El salto cualitativo de Eötvös en estos últimos veinticinco años ha sido espectacular. Pasó de ser un oscuro autor de música “experimental”, a figurar entre las vedettes de la música actual. Eötvös, compaginando la labor de compositor con la de director de orquesta, se sitúa en ese mismo escaparate del que se benefician autores como Zender o Benjamin. A diferencia de estos últimos, Eötvös se ha consagrado con mucho más ahínco y fortuna a la tarea de grabar para el disco numerosas obras de compositores de la modernidad en la que es sin duda una de las señas de identidad de este músico polifacético. En esta faceta, el húngaro ha dejado, aparte de primeras grabaciones de obras de Jarrell, Lindberg, Kurtág, Nunes o Lachenmann, algunos registros para la historia, como los de Gruppen y Punkte, de Stockhausen, y la Sinfonía de Luciano Berio, en donde extrae matices hasta ahora inéditos de estos dos faros de la modernidad. Pero, sin duda, el nombre de Peter Eötvös salta al primer plano cuando es llamado para ejercer de director del Ensemble InterContemporain. Esto le abre las puertas de las orquestas sinfónicas, en cuyos programas es cada más frecuente la presencia de la batuta de Eötvös. Todo ello, unido a un decidido interés por la creación de obras orquestales de gran formato, basadas en un lenguaje híbrido y a la feliz acogida de sus efectivas óperas (Las tres hermanas, sobre texto de Chejov, entre ellas), forjan una figura para la cual no parece haber freno. En plena cresta de la ola, Eötvös estrenará en febrero, en el marco del Festival de Canarias, Levitation, y para los próximos meses ya tiene previstos los estrenos de dos óperas más, Lady Sarashina, en Lyon, y Love and other demons en Glyndebourne. Este gusto por la ópera no es casual en la carrera de Eötvös, quien concibe cualquier pieza teniendo en cuenta más los gestos teatrales y la dinámica de la gran masa orquestal que la preocupación por el lenguaje musical mismo. Eötvös asume el estilo como algo fácilmente heredado (de Bartók, de Schoenberg, pero también de Maderna y Boulez, e incluso de ciertas influencias exóticas: Chinese opera). Su labor se centrará, pues, en dar a conocer los fastos que rodean la puesta en escena de cualquier obra musical (propia, ajena) para el disfrute de los sentidos. Francisco Ramos Festival de Música de Canarias. Las Palmas de Gran Canaria. 13-II-2008. Santa Cruz de Tenerife. 14-II-2008. Sabine Meyer, Wolfgang Meyer, clarinetes. Orquesta Sinfónica de la Radio Finlandesa. Director: Sakari Oramo. Eötvös, Levitation. Encargo del festival, estreno mundial. DISCOGRAFÍA SELECCIONADA Intervalles-Intérieures. KLANGFORUM WIEN. BMC 092. Three Sisters. HALL, BOYCE, HENSCHEL. ORQUESTA NACIONAL DE LA ÓPERA DE LYON. Directores: PETER EÖTVÖS, KENT NAGANO. Deutsche Grammophon 459 694-2. Chinese Opera. KLANGFORUM WIEN. Kairos KAI0012082. BERIO: Sinfonía. Ekphrasis. ORQUESTA SINFÓNICA DE GÖTEBORG. Director: PETER EÖTVÖS. Deutsche Grammophon 477 5380. STOCKHAUSEN: Gruppen. Punkte. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA WDR. Director: PETER EÖTVÖS. BMC 117 23/1/08 17:09 Página 9 0€ 5 , 9 1 e er d ad? ch e d 1-15 FILM:207-pliego 1 v v ¿ L o v e b i e n ssccuu PPuue e s ve e e o l rá cuando Son 150 grabaciones de excelente calidad. Firmadas por los intérpretes, voces y directores más prestigiosos del momento. Y durante todo el mes de febrero a sólo 9.95 euros. Verá cuando escuche el primero, vendrá a por el resto. Están en su espacio de música de El Corte Inglés. SU TIENDA DE MÚSICA EN INTERNET 1-15 FILM:207-pliego 1 23/1/08 17:09 Página 10 10 El único de España L’AUDITORI ENTRA EN LA ECHO L ’Auditori de Barcelona se convirtió en diciembre pasado en el primer auditorio español y el segundo al sur de París y Viena que ingresa en la ECHO (European Concert Hall Organization), asociación muy restringida y con una gran exigencia en sus criterios de admisión. Son seleccionadas las salas europeas más relevantes en cuanto a promocionar la música contemporánea y a apoyar a los jóvenes intérpretes que están empezando. Que tengan una alta capacidad de programación y una influencia muy fuerte. Con una voluntad innovadora y con un director que sea el responsable artístico de la mayoría de la actividad en ese centro. Es decir, que no sea un auditorio contenedor sino programador. Nació el grupo por iniciativa de Viena y Ámsterdam. Después se amplió con París y Londres. Y así ha ido creciendo lo que es a la vez una red en la que se intercambian informaciones y se trabajan proyectos conjuntos, algunos de los cuales con financiación europea. El ingreso se hace a solicitud, documentando actividades, programación y demás. Cada paso es eliminatorio. El centro aspirante recibe a un representante de ECHO para que conozca sus actividades. Después es invitado a una de sus reuniones para exponer el proyecto, programas, objetivos, etc. L’Auditori fue admitido primeramente como invitado (para hacer la exposición) y en la siguiente reunión ya fue aceptado como miembro de pleno derecho. Los otros quince socios son de París (2), Londres (2), Colonia, Viena (2), Luxemburgo, Bruselas, Estocolmo, Ámsterdam, Birmingham, Atenas, Baden-Baden y Hamburgo. “Para nosotros es una gran satisfacción y un JOAN OLLER AGENDA AGENDA honor, supone un reconocimiento a la trayectoria de un Auditorio relativamente nuevo (la Sala grande es de 1999, la Sala 2 es de 2006), a nuestra pluralidad de enfoque y de formatos, a nuestro intento de captar mucho público. Y nos permite establecer unas relaciones muy fluidas de comunicación e información con algunos de los auditorios más significativos de Europa”, afirma Joan Oller, director general del Auditori. De este centro se valoró muy positivamente, entre otras cosas, el servicio educativo (L’Auditori Educa), por su gran implantación y proyección, por la cantidad y calidad de los conciertos. Interrelación, intercambio de ideas, posibilidad de coproducciones, proyectos de futuro (que clientes de un auditorio puedan acceder a entradas a cualquiera de los otros centros, conciertos para niños de carácter europeo que giren por todos los auditorios de la red, entre otros). “Nos obliga a ser más europeos al pensarlo todo. Nos exige y a la vez es muy positivo para el Auditori y para la gente que asiste a los conciertos. De alguna manera, estamos ayudando a la construcción de Europa desde el plano musical”, añade Oller. Las reuniones de ECHO son cada seis meses, en una ciudad distinta. La próxima será en Baden-Baden, esta primavera. La siguiente, en Viena, el 8 de diciembre. Y en la primavera de 2009, en Barcelona. Empieza a haber también reuniones sectoriales, además de las de los directores: de los servicios educativos, de los directores de marketing… Hay una preocupación común por el público, que nadie da por garantizado. Y por la implantación de la música contemporánea, sobre la que existe el convencimiento de que es un valor irrenunciable de nuestra época. Y una observación: se va más hacia el abono flexible y menos el estable o cerrado. L’Auditori tiene actualmente 12000 abonados a la OBC, unos 200 a los ciclos de cámara y empieza a haber abonados a las demás iniciativas. En 2007 se llegó casi a las 500.000 entradas vendidas entre todas las actividades. José Guerrero Martín 1-15 FILM:207-pliego 1 23/1/08 17:09 Página 11 AGENDA Jesús Villa Rojo, Vicente Toldos y Alfonso Carraté PREMIOS IGNACIO MORALES NIEVA 2008 E l compositor briocense Jesús Villa Rojo y al saxofonista toledano Vicente Toldos, en reconocimiento a su destacada trayectoria artística y profesional en los ámbitos de la composición y la interpretación, respectivamente, han obtenido los Premios Ignacio Morales Nieva correspondientes al año 2008. El galardón ha recaído igualmente, en lo que toca a la divulgación musical, en Alfonso Carraté, director de la revista Melómano y presidente de la Fundación Orfeo. Bajo la presidencia de honor del compositor Claudio Prieto, el jurado ha estado formado por Isidora Fernández, Ángel Luis Mota, Sebastián Heras, Consuelo Díez, Elisa Belmonte, José Ramón Monreal, Víctor Burell y Kayoko Morimoto. El acto de entrega de galardones tendrá lugar el próximo 13 de julio en Quintanar de la Orden, Toledo, en el XV Festival Internacional de Música de La Mancha, que se celebrará del 4 al 20 de julio. JESÚS VILLA ROJO Música en la Red BRUCKNER, ENTRE BROMAS Y VERAS A partir de este número, SCHERZO ofrecerá regularmente a sus lectores una breve reseña de una página web que destaque por su información o sus servicios a los aficionados a la música. E l sitio www.abruckner.com pone a disposición de todos los apasionados del autor que da nombre una discografía amplia y detallada de las sinfonías —en todas sus versiones imaginables— y del resto de sus principales obras para orquesta además de una serie de interesantísimos MP3. Pulsando la palabra downloads accedemos enseguida a la página para consultar una lista que contiene descripciones sucintas del material disponible. Entre otras cosas podemos descargar, con una suficiente calidad sonora, las Tres piezas para orquesta en la interpretación, nunca aparecida en CD, de Libor Pesek con la Filarmónica Checa; un curioso arreglo de la Quinta Sinfonía a cargo de E. Bauer interpretado por la Dol Dauber Salon Orchestra en Viena en 1928; y la única grabación conocida de la versión de 1862 de la Obertura en sol menor —a cargo de la Real Orquesta Metropolitana de Tokio dirigida por Shunsaki Tsutsumi. Hallaremos también algunas divagaciones humorísticas. Por ejemplo, Reto Parolari y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Pilsen con su simpática versión “bruckneriana” del Happy Birthday. Y, con algo de perfidia, se ofrece un fragmento de la Tercera Sinfonía dirigida por Stanislaw Skrowaczewski a la Orquesta de Cleveland el 6 de agosto de 1976: nada más que añadir, pues sería un pecado desvelar la sorpresa. En la sección dedicada a las novedades discográficas encontramos una noticia sensacional: ha sido finalmente recuperada la fabulosa versión de Toscanini de la Séptima Sinfonía con la Filarmónica de Nueva York, en el Carnegie Hall, el 27 de enero de 1935. En www.pristineclassical.com puede escucharse el tercer movimiento y descargarse la obra completa. Una advertencia es obligada: dadas las precarias condiciones de los acetatos originales que se conservan en la biblioteca del Lincoln Center de Nueva York, la grabación presenta tres pequeñas lagunas. Eso sí, el propio restaurador nos avisa de ello con plena honestidad. Paolo Bertoli © Musica 11 1-15 FILM:207-pliego 1 23/1/08 17:09 Página 12 AGENDA Ciclo de Grandes Intérpretes SOKOLOV: DE MOZART A CHOPIN 12 otros acercamientos diferentes a la obra del salzburgués. Y del segundo —de siempre uno de sus caballos de batalla— ofrecerá, sin duda, una lectura espectacular de los 24 Preludios, op. 28. SOKOLOV Madrid. Auditorio Nacional. 11-II-2008. Grigori Sokolov, piano. Obras de Mozart y Chopin. Rafa Martín P or séptima vez a lo largo de sus trece ediciones, llega al Ciclo de Grandes Intérpretes uno de los pianistas más admirados por nuestro público: Gregori Sokolov. Dueño de una técnica majestuosa y de una expresividad personalísima, cada una de sus actuaciones es esperada como una mezcla de confirmación y de sorpresa. Nadie duda de que volverá a escuchar al gran virtuoso pero, igualmente, cada espectador espera algún destello nuevo de un arte que pareciera que nunca se repite. Si otras veces el ruso ha acudido al CGI con repertorios poco habituales, en esta ocasión llega con dos compositores bien populares: Mozart y Chopin. Del primero ofrecerá dos sonatas —K. 280 y K. 232— que permitirán la confrontación con 1-15 FILM:207-pliego 1 23/1/08 17:09 Página 13 AGENDA ZOLTÁN KOCSIS DIRECTOR Y SOLISTA HUNGARIAN NATIONAL PHILHARMONIC ORCHESTRA Haydn, Sinfonía núm. 102, en si bemol mayor Mozart, Concierto para piano y orq. núm. 27, en si bemol mayor, KV595 Mucho más que un catálogo RICARDO VIÑES: PALABRA E IMAGEN L a exposición itinerante Descobrint Ricard Viñes, el pianista de les avantguardes pudo verse en Barcelona y Lérida entre febrero y mayo de 2007. Se ha dicho muchas veces que lo que queda, al fin, de las exposiciones, son sus catálogos. Y en este caso, independientemente de la impresión que a su visitante le causara la recuperación de una figura tan importante como la de Viñes, está claro que este libro salido de aquella muestra se convertirá en obra de referencia para cualquiera que quiera acercarse no ya a su protagonista sino al momento de la música y la cultura española y europeas en que hubo de desarrollarse su carrera. Textos de Bernadó, Gubisch-Viñes, Jorge de Persia, Juan Manuel Bonet e Yvan Nommick entre otros; Ricard Viñes, el pianiste de les avantguardes. Fundació Caixa Catalunya y Museu d’Art Jaume Morera. Barcelona, 2007. 467 páginas. testimonios de Déodat de Séverac, Jean-Aubry, Adolfo Salazar o Georges Auric a los que igualmente habría que añadir otras firmas; fotografías, grabados, partituras, manuscritos, toda clase de ilustraciones completan este libro magnífico con textos en catalán, castellano y francés que supone un regalo impagable para quien quiera conocer la figura del que fuera uno de los grandes pianistas de su tiempo, amigo de Ravel, Falla, Debussy, Granados o Satie. Mozart, Sinfonía núm. 33, en si bemol mayor, K319 Schubert, Sinfonía núm. 5, en si bemol mayor, D485 GIRA ESPAÑA FEBRERO 2008 Centro Cultural Miguel Delibes 16 febrero 2008 Valladolid Auditori de Girona 17 febrero 2008 Girona Palau de la Música 18 febrero 2008 Barcelona Auditorio y Palacio de Congresos de Castellón 19 febrero 2008 Castellón Teatro Principal 20 febrero 2008 Alicante XXVII Edición JUDITH JÁUREGUI, PREMIO CIUDAD DE ALBACETE J udith Jáuregui ha resultado ganadora del XXVII Concurso Nacional de Jóvenes Pianistas Ciudad de Albacete organizado por Juventudes Musicales de la capital castellanomanchega. El segundo premio fue para Jorge Blasco y el tercero para María del Hoyo Pérez de Rada. El jurado estuvo compuesto por Julia Guigó del Toboso, Agustín Peiró Amo, Enrique Bernardo de Quirós, José M. De Diego, Julio García Casas, Mariana Gurkova y Tomás Marco. Producción y contratación: agencia Gran Vía 636, 2º2ª A E-08007 Barcelona Tel. +34 93 317 91 81 Fax +34 93 302 61 89 agenciacamera.com 13 1-15 FILM:207-pliego 1 23/1/08 17:09 Página 14 AGENDA Febrero Lírico en El Escorial Festival Internacional de Música A BATALLAS DE AMOR... CONSONANCIAS EN ZAMORA C l festival Pórtico de Zamora, que se desarrolla este año del 29 de febrero al 9 de marzo, aglutina su programación bajo el título La Consonancia Armónica. Se suceden los conciertos de gran interés: Modo Antiquo, que dirige Federico Maria Sardelli, ofrece un programa vivaldiano. La Caravaggia, acogiéndose al lema Es lástima lo que padescen, una sesión de polifonía tanto profana como religiosa. La obra insignia de Buxtehude, Membra Jesu Nostri, la interpretan la Capella Angelica y Lautten Compagney, con dirección de Wolfgang Katschner. Diabolus in Musica propone una mirada a la Escuela de Notre-Dame de París. Forma Antiqua se encarga de una producción del festival, La Gacetilla de Alonso Arnedo, capón. Concerto Italiano y Rinaldo Alessandrini harán un programa italiano a base de Vivaldi, Bononcini, Pergolesi y Corelli. Finalmente, Les Symphonistes, con Les Pages & Chantres, dirigidos por Olivier Schneebeli, se centran en la música de Etienne Moulinié. Pórtico, en suma, sigue adelante con su proyecto, que le ha abierto un espacio propio en la geografía de los festivales españoles. on el título de Lírica para combates de amor se presenta la IV edición del Febrero Lírico en el Real Coliseo de Carlos III de El Escorial. Unas batallas que comienzan el día 2 con Amores y desengaños, un programa dedicado a la cantata y la ópera barroca francesa “íntima”, con obras de Clérambault, Buffardin y Rameau a cargo del Lachrimæ Consort de París. El grupo francés será responsable el día 3 de El gigante de un solo ojo mientras, el día 9, L’Assemblée des Honestes Curieux —magnífico nombre para un ciclo en el que la curiosidad forma parte de su esencia, se mire como se mire— traerán a colación cantatas italianas de Haendel. Xavier Sávata y Aarón Zapico dedicarán un programa a Senesino el día 10, y Verónica Cangemi y Nicolau de Figueiredo, con el Una Stella Ensemble, a El amor en Italia. Cierra el festival Emilio Moreno con El Concierto Español y dos programas, uno titulado Afectos amorosos en el XVIII español y el otro —anunciado como “concierto a la carta”— sugestivamente nombrado Vamos a contar mentiras. Qué buena pinta tiene todo. El Escorial. Real Coliseo de Carlos III. Febrero Lírico 2008. 2/24-II-2008. E Zamora. Pórtico. La Consonancia Armónica. 29-II/9-III-2008. Del Liceu al Palau UNA SORPRENDENTE INICIATIVA MUSICAL M ientras las grandes instituciones musicales —léase Liceu, Palau y Auditori— siguen lanzando, año tras año, las mismas propuestas, —es que ya ni se molestan en explorar nuevos caminos para captar nuevos públicos—, un empresario privado, enamorado de la música, Joan Mas, ha puesto en marcha un sorprendente ciclo de conciertos llamado 30 minutos de música en Mas i Mas que ofrece cada día tres miniconciertos de 30 minutos cada uno, organizados por la Fundación Mas i Mas en su sede barcelonesa, convertida en una pequeña sala de cámara con un aforo máximo de 55 localidades. Los conciertos, siempre programados en horario de tarde (18:00, 19:00 y 20:00 horas), corren a cargo de músicos catalanes o residentes en Cataluña, y las 14 entradas se venden al precio único de 5 euros por cada sesión. La intención no es otra que romper los convencionalismos que arrastra el concierto tradicional, empezando por su duración, que habitualmente supera las dos horas si sumamos el descanso. Sin embargo, con media hora basta para descubrir la magia de la música y el talento de un intérprete. El formato es original y novedoso, tanto para el público como para los intérpretes, que deben afrontar un singular reto: tocar nada menos que nueve veces el mismo programa en tres jornadas consecutivas. La música de cámara, eterna cenicienta en la programación de los auditorios barceloneses, reina en el ciclo, que nació con el año, el uno de enero, con el flautista Vicens Prat, de amplia trayectoria interna- cional, como primer intérprete, al que siguieron la pianista Akiko Nomoto, y, como primera propuesta liederística, la mezzosoprano Inés Moraleda con el pianista Josep Surinyac. La oferta musical, muy variada, combina recitales de piano, violonchelo o acordeón, sesiones liederísticas y diversos dúos de cámara en un desfile que, atención, no cesará en todo el año y que se trasladará en agosto a un edificio tan emblemático como La Pedrera, donde el ciclo dio sus primeros pasos el pasado verano. “Es una iniciativa privada que la Fundación Mas i Mas asume con riesgos y mucha ilusión. Los músicos están tan encantados que ajustan al máximo sus honorarios para participar en el proyecto”, asegura Joan Mas, impulsor del proyecto. Innovación, riesgo y desafío cabalgan juntas en una aventura musical que Mas quiere propagar por toda la ciudad. “Hacen falta pequeñas salas en cada barrio de la ciudad que acerquen la música a la gente y permitan foguearse a los jóvenes. Los músicos necesitan tablas y la única forma de adquirirlas es tocando de forma habitual. Además, la gente va estresada y escuchar media hora de música acústica ayuda a relajarse y olvidar las tensiones del día. Por eso el horario de tarde es muy cómodo, ideal para aquellas personas a las que se les hace muy cuesta arriba desplazarse a un gran auditorio para asistir a un concierto mucho más largo y mucho más caro”. El balance del primero no ha podido ser más satisfactorio, con la sala llena en la mayoría de las sesiones. Que siga la racha y que cunda el ejemplo. Javier Pérez Senz 1-15 FILM:207-pliego 1 23/1/08 17:09 Página 15 16-32 FILM:Actualidad 23/1/08 17:19 Página 16 AC T U A L I DA D Font dirige una encantadora Cenerentola RECUPERAR LA FANTASÍA Bofill Gran Teatre del Liceu. 23-XII-2007. Rossini, La cenerentola. Joyce DiDonato, Juan Diego Flórez, Bruno de Simone, David Menéndez, Cristina Obregón, Itxaro Mentxaca y Simón Orfila. Director musical: Patrick Summers. Director de escena: Joan Font. Producción: Liceu y Óperas de Gales, Ginebra y Houston. Joyce DiDonato y Juan Diego Flórez en La Cenerentola de Rossini Joan Font, director de Comediants, firma un montaje de La cenerentola sencillo y lleno de encanto que nace con la mirada puesta en el cuento de Perrault en el que se basa el libreto. Devuelve así la ópera al mundo de la fantasía, es decir, la hace más próxima a la atmósfera de un cuento de hadas y llena la escena de optimismo y buen humor en una propuesta para todos los públicos con una estética visual —el dibujante, escenógrafo y figurinista Joan Guillén, ha pintado la ópera de chillones colores— que remite al mundo del cómic y los dibujos animados. Fiel a su voluntad de acercar la ópera a los más pequeños, se ha sacado de la chistera a unos invitados muy especiales, seis ratas, a las que dan vida bailarines, que rodean y acompañan a la pobre cenicienta. Los roedores, además, contribuyen a las transforma- BARCELONA NAC I O NA L ACTUALIDAD BARCELONA 16 ciones escénicas moviendo los elementos del decorado, recurso, por cierto, que permite ahorrar lo suyo en personal de escena. Puro Comediants, con la fantasía y el encanto artesano como antídoto contra el derroche tecnológico tan en boga. Dos extraordinarios protagonistas aseguraron el éxito de la velada. Hay que aplaudir sin reservas la labor de Joyce DiDonato, Angelina de sensibles y delicados matices, cálida y musical, de voz bella y pulcro virtuosismo: su bellísima interpretación de Nacqui all´affanno, sin alardes, pero con un gusto musical impecable, despertó el entusiasmo del público. Juan Diego Flórez sentó cátedra en la piel de Don Ramiro con un canto irreprochable, seguro y exquisitamente matizado. Es, nadie lo duda, el máximo tenor rossiniano del planeta y, aunque el día del estreno estuvo algo apagado en el primer acto, cantó de forma sublime Sì, ritrovarla io giuro. El eficaz Don Magnifico de Bruno de Simone, el sonoro Dandini de David Menéndez, al que sólo falta refinar el estilo y el estupendo Alidoro de Simón Orfila, con una voz potente de muy bello color, dieron buen juego teatral y musical, al igual que Cristina Obregón e Itxaro Mentxaca, magníficas respectivamente en los papeles de Clorinda y Tisbe. Buena actuación del Coro del Liceo. En el foso, Patrick Summers no acabó de cuajar las sutiles atmósferas ni hizo prender la chispa rossiniana —en el primer acto su irregular lectura puso en apuros a las voces, poco audibles en los concertantes. El nivel de la representación ganó enteros en la segunda parte, lo que permite vaticinar sensibles mejoras en el resto de funciones. Javier Pérez Senz 16-32 FILM:Actualidad 23/1/08 17:30 Página 17 AC T U A L I DA D MADRID BARCELONA Camino de la recuperación EL REGRESO ESPERADO Barcelona. Gran Teatre del Liceu. 13-I-2008. Rolando Villazón, tenor; Bryndon Hassman, piano. Obras de Schumann, Duparc, Fauré, Massenet, Tosti y Obradors. Bofill E xistía una gran expectación en el regreso a la actividad de Rolando Villazón, después de unos meses de parada en su carrera por una serie de problemas, algunos de los cuales ya fueron evidentes en la Manon de la pasada temporada. Creo que el cantante va camino de la recuperación, pero un instrumento tan delicado como es la voz no alcanza la fuerza anterior tan rápidamente, después de meses de silencio y en este recital el instrumento sonó menos brillante, con más seguridad en la primera parte, mientras que en la segunda se le veía más tenso, donde surgieron algunos problemas y aparecieron flemas, que obligaron al cantante a una pequeña pausa en medio de las canciones de Obradors. El tenor ya había cantado unas funciones de Werther en Viena y para este su esperado regreso eligió un programa liederístico, que, a priori, sorprendía por su diferencia con su repertorio habitual, operístico. La primera parte estaba dedica- Rolando Villazón en el Teatro del Liceu de Barcelona da a Schumann y su ciclo Dichterliebe op. 48, del que dio una versión estudiada y personal, con momentos de gran interés, aunque en este tipo de repertorio debe profundizar más. La segunda cubría un amplio repertorio francés, italiano y español, donde el tenor fue solventado casi siempre los problemas, pero no acababa de conseguir el nivel acostumbrado. El carácter extrovertido de Villazón y el cariño que le tiene el público hizo que se mantuviera la comunicación, que se confirmo al interpretar como bis Rosó, conocida canción catalana, que cantó en una buena versión de la lengua original. El acompañamiento de Bryndon Hassman se mantuvo en un nivel correcto. Albert Vilardell Ciclo Palau 100 CONCIERTO NAVIDEÑO Barcelona. Palau de la Música Catalana. 21-XII-2007. Ainhoa Arteta, soprano; Josep Carreras, tenor. Cor Jove de l’Orfeó Català. Orquestra Simfònica del Vallès. Director: David Giménez Carreras. Obras de J. Strauss, Franck, Schubert, Álvarez, Mascagni, Adams, Lehár, Toldrà, Davis, Berlin y canciones tradicionales de Navidad. E l ciclo Palau 100 quiso terminar el año, de acuerdo con el carácter festivo de esas fechas, con un concierto navideño, donde dos artistas líricos interpretaron piezas vinculadas al mundo religioso y popular, que gozó del favor del público, dados los cantantes y las piezas. Josep Carreras tiene sus incondicionales, que admiran su capacidad de entrega y superación ante las dificultades y su for- ma inteligente de adaptarse a un repertorio que le permite mostrar su arte, como es el caso especialmente en Adestes fideles o la bella Plegaria de Álvarez y sobre todo en sus versiones de Romanç de Santa Llucia de Toldrà y El Cant dels ocells, con su melodía de gran sensibilidad. Ainhoa Arteta mantiene su bello timbre y su presencia elegante, con un canto musical destacando en el Ave Maria de Mas- cagni y queriendo ampliar el repertorio, recordando el cercano final de año, incluyó páginas de las operetas La viuda alegre y Giuditta, con un buen fraseo, aunque faltaba algo de picardía. Importante fue la prestación del Cor Jove de l’Orfeó Català tanto por su cohesión, como por el enfoque dado, de una gran sutileza. El soporte orquestal estaba a cargo de la Orquestra Simfònica del Vallès, dirigida por su titular David Giménez Carreras, siendo patente la buena evolución de los músicos, aunque falta atemperar la fuerza y profundizar algo en los matices. El éxito fue cálido y los cantantes dieron seis bises, entre los que destacó Gianni Schicchi, como única ópera de la noche, cantada por Arteta y la bella canción de Grieg, tan habitual en Carreras. Albert Vilardell 17 16-32 FILM:Actualidad 23/1/08 17:30 Página 18 AC T U A L I DA D BARCELONA OBC DESMESURA PARA EMPEZAR Barcelona. L’Auditori. 12-I-2008. Melanie Diener, soprano; Jane Irwin, mezzosoprano; John Mac Master, tenor; Thomas Randle, tenor; David Wilson-Johnson, barítono. Orfeó Català. Cor Lieder Càmera. Cor Madrigal. Coral Polifònica de Puig-Reig. OBC. Director: Eiji Oue. Schoenberg, Gurrelieder. 16-I-2008. Xavier Phillips, violonchelo. JONDE. Director: Edmon Colomer. Obras de Qigang Chen, Dutilleux y Stravinski. Assumpta Burgués C uatrocientos intérpretes en el escenario del Auditori: la orquesta titular reforzada con músicos de otra procedencia, cuatro coros y cinco solistas vocales. Que la OBC ofreciese ahora los Gurrelieder de Schoenberg en primera audición es prueba de la dificultad de programar obra tan difícil, compleja y desmesurada. Cumbre y liquidación del posromanticismo. Ante tamaño reto, Eiji Oue optó por asegurar el conjunto del edificio, reforzando bien las vigas y asentando sin riesgos las paredes maestras. En la primera parte, el trazo grueso y las grandes líneas predominaron sobre lo demás. En la segunda, vislumbramos algún matiz y un juego más emotivo con los contrastes. Y al final, el apabullante volumen sonoro impuso su ley. Destacó la mezzo Jane Irwin y a muy buen nivel estuvo la soprano Melanie Diener. Insuficiente el tenor John Mac Master como Waldemar (inaudible en su ingrato papel). Discreto el barítono Melanie Diener, Jane Irwin y Eiji Oue David Wilson-Johnson y bien sin más el tenor Thomas Randle. Tampoco las condiciones acústicas ayudaron. ¿Dónde quedan el refinamiento, el lirismo y parte de la riqueza que subyace bajo el desbordamiento orquestal? Seguramente no se podía pedir más. Lo exquisito no es moneda corriente hoy. La emoción a través de lo sublime, es una excepción. Así las cosas, el resultado, en general, fue satisfactorio. Y el público demostró su gran contento. A Schoenberg le quedó estrecha la vía tradicional y se comprende que emprendiera la revolución tonal. Otro plato fuerte para este comienzo de año: La consagración de la primavera de Stravinski. Obra feroz, salvaje, pagana y revolucionaria a cargo de una JONDE en buena forma, con Edmon Colomer al frente, un buen conocedor de la filosofía de esta orquesta. Explotando la politonalidad de la partitura y asumiendo el espíritu de su estilo —el sentimiento de lo bello no es patrimonio exclusivo del refinamiento y de la sutileza—, el director se mostró detallista y meticuloso, obteniendo un sonido pleno, metálico, incisivo, incluso agresivo, pero siempre controlado. Buenas versiones del Concierto para violonchelo y orquesta de Dutilleux (notable participación del solista Xavier Phillips) y de Enchantaments oubliés del chino-francés Qigang Chen. José Guerrero Martín Ibercàmera BEETHOVEN CON DOS CARAS Barcelona. Auditori. 17-I-2008. Alexei Volodin, piano. Symphonica Toscanini. Director: Lorin Maazel. Obras de Beethoven. L 18 orin Maazel y la Symphonica Toscanini volvieron a pisar el Auditori de Barcelona para ofrecer un monográfico Beethoven en un concierto del ciclo Ibercàmera fuera de abono. El público respondió masivamente, aplaudió a rabiar y despidió al cotizado director entre gritos de júbilo tras una electrizante obertura Egmont, única propina en una extraña velada que tuvo dos caras. Lo mejor, una Pastoral dirigida con pulcritud, elegancia y encanto sonoro. La otra cara de la moneda fue una decepcionante primera parte donde la modesta formación italiana mostró sus puntos flacos, que no son pocos. Ponen mucho empeño, pero no pasan de ser una orquesta del montón, sin una personalidad definida y de muy irregular rendimiento, como quedó patente en una primera parte cuajada de pifias y desajustes en todas sus secciones: tocaron una obertura Fidelio a beneficio de inven- tario y acompañaron con poco esmero al joven pianista ruso Alexei Volodin en una gris versión del Concierto nº 3. Volodin estuvo bien, pero no acabó de levantar el vuelo. Su toque es preciso, transparente y sobrio, no deja cabos sueltos y resulta técnicamente impecable, pero debería arriesgar un poco más en la búsqueda de matices y despegarse un poco de la letra para dar más fantasía a un Beethoven muy bien tocado, pero frío. Tras una primera parte decepcionante, la respuesta orquestal subió muchos enteros en la Pastoral: un sonido mucho más redondo y cálido en las cuerdas, maderas más delicadas, metales más seguros. Vamos, que parecía otra orquesta. ¿Milagro? No, sencillamente más ensayos, mayor concentración y la experiencia que proporciona haber tocado las sinfonías de Beethoven en varias giras. Javier Pérez Senz 16-32 FILM:Actualidad 23/1/08 17:30 Página 19 AC T U A L I DA D BILBAO López Banzo en la ABAO EL DRAMA DE COSÌ BILBAO Moreno Esquibel Palacio Euskalduna. LVI Temporada de la ABAO. 19-I-2008. Mozart, Così fan tutte. Soile Isokoski, Laura Polverelli, Marta Ubieta, Topi Lehtipuu, Franck Leguerinel, Lorenzo Regazzo. Coro de Ópera de Bilbao. Al Ayre Español. Director musical: Eduardo López Banzo. Director de escena: Michal Znaniecki. Producción de la Ópera de Wroclaw. Hermana menor de Le nozze di Figaro y Don Giovanni, Così fan tutte es un dramma giocoso, una farsa disfrazada de enredo, una comedia amarga, si se quiere, pero un drama al fin y al cabo, en ningún caso una comedieta rosa de humor fácil que trata de buscar antes la risa que la sonrisa. La producción polaca firmada por Michal Znaniecki plantea esta segunda vía, proponiendo unos gags que en su mayoría no tuvieron ninguna gracia y perdiendo la historia en dislates y frivolidades que desde luego no dejan en buen lugar a los autores, nada menos que Mozart y Da Ponte. Otra cosa es que la historia tuviera sobre el tablado toda la vida y el color que necesita para avanzar sin que la música pese demasiado sobre ella, que la tuvo, y que la permanente actualidad del drama haga que la obra sea propicia como pocas para ser traída a nuestros días. Pero el humor inteligente lo es por sí mismo y debe dejarse que Escena de Così fan tutte de Mozart en el Palacio Euskalduna fluya tranquilo como una lenta marea, sin frivolizarlo, sin desvirtuarlo, sin siquiera realzarlo. En el aspecto musical las miradas se dirigían al foso. Aparentemente más atento a sus músicos que a los cantantes, el zaragozano Eduardo López Banzo obtuvo un importante triunfo personal al frente de su Al Ayre Español. Recordar los méritos alcanzados por esta formación en el ámbito de la música barroca estaría de más si no fuera porque su dominio del discurso mozartiano parecía en todo momento el propio de quien lleva ya varios lustros consagrados a la causa. La lectura se benefició de un dinamismo desbordante y la orquesta sonó decidida, afinada y diligente, faltaría más. Las voces debieron de sentirse bien arropadas y dieron en todo momento la sensación de hallarse cómodas. Fiordiligi pide una soprano lírica pura de fraseo elegante, limpia coloratura, sentida expresividad y amplio registro. Si hacía falta una, ahí estaba la finlandesa Soile Isokoski, cuya límpida emisión nos cautivó de inmediato en sus dos temibles arias. Su hermana en la obra, la sienesa Lau- ra Polverelli, hizo una Dorabella de descarada picardía, un tanto golfa de más, vocalmente muy digna en todo caso. Ante la caída del cartel de Maite Beaumont, la bilbaína Marta Ubieta se hizo cargo de Despina y aprovechó la oportunidad, que parecía como venida del cielo, con profesionalidad y entrega. El tenor Topi Lehtipuu, finlandés como la Isokoski, lució como Ferrando una voz atractiva y cantó con decoro y buen gusto, si bien es en escena frío como el paisaje de su tierra nórdica. A Franck Leguerinel, con las botas de Guglielmo, se le fue de las manos su vena bufa, todo lo contrario que a Lorenzo Regazzo, un barítono bajo que sabe estar en el escenario, que se mueve con soltura en el recitativo mozartiano y que además canta muy bien. La voz es un tanto opaca, sobre todo en la zona alta, pero el artista se impone y su Don Alfonso fue desde luego magistral. Asier Vallejo Ugarte 2008/2009 Departamento de Vientos Profesor Hansjörg Schellenberger Profesor Radovan Vlatković Departamento de Cuerdas Profesor Günter Pichler Profesor Alasdair Tait Departamento de Grupos con Piano Profesor Ralf Gothoni Profesora Martá Gulyás Profesor Eldar Nebolsin Artistas invitados Jacques Zoon Eduard Brunner Klaus Thunemann Walter Levin Menahem Pressler Bruno Canino El plazo de presentación de la documentación finalizará el 29 de febrero de 2008 Audiciones: 7 y 8 de abril 2008 Información: Instituto Internacional de Música de Cámara de Madrid / Secretaría Académica / Calle Mártires Oblatos, 25 Pozuelo de Alarcón / 28224 Madrid, España / Teléfono 34 91 351 10 60 / Fax 34 91 351 07 88 Para ampliar información: [email protected] / www.iimcm.com 19 16-32 FILM:Actualidad 23/1/08 17:30 Página 20 AC T U A L I DA D BILBAO / CASTELLÓN Temporada de la BOS SCHUBERT TRANSFIGURADO Bilbao. Palacio Euskalduna. 10-I-2008. Louis Lortie, piano. Orquesta Sinfónica de Bilbao. Director: Juanjo Mena. Obras de Beethoven, Mendelssohn, Schubert y Berio. N o parece una buena idea abrir un concierto con una sinfonía de Beethoven. Como plato fuerte, cualquiera de las nueve es adecuada; como aperitivo, como introducción, ninguna entra bien, ni siquiera la Segunda, acaso la más ligera del corpus, la más feliz y optimista. En el podio de la Orquesta Sinfónica de Bilbao su titular Juanjo Mena ofreció una lectura contrastada y animada, de texturas tal vez demasiado densas para tratar- se precisamente de la primera obra de la noche. Si el Adagio inicial resultó algo pesante, el cierre del movimiento final se benefició de un ímpetu y una vitalidad en verdad asombrosos. En el Primer Concierto para piano de Mendelssohn, una pieza de exhibición algo menor, Louis Lortie afirmó un dominio técnico de primera clase, pero también demostró que su pianismo puede descender de lo brillante al silencio de la calma con una facilidad extraor- ideas, introduce transiciones un tanto sombrías, deja que los sones clásicos se pierdan en la niebla y convierte a Schubert es nuestro contemporáneo, un contemporáneo que vivió otra época. La interpretación alcanzó la temperatura necesaria, con un Mena exultante que demostró su afinidad con la obra que tenía ante sí y con una orquesta atenta, sonora y capaz de sutiles matices. dinaria. Quedaba para el final el Rendering para orquesta de autoría compartida entre Franz Schubert y Luciano Berio, es decir, entre un austriaco de comienzos del XIX y un italiano de la posguerra. Naturalmente, se trata de un trabajo artesanal de Berio, que afronta los manuscritos en los que Schubert esbozaba ideas para la composición de una décima sinfonía. Berio respeta el lenguaje schubertiano, pero imagina al vienés en nuestro siglo, marca sus Asier Vallejo Ugarte Vuelve el Rey Barbudo de Matilde Salvador REFERENTE HISTÓRICO 20 La reposición de la ópera de Matilde Salvador La filla del Rei Barbut en el Teatro Principal de Castellón, que se estrenó en 1943, constituyó todo un acontecimiento cultural de primer orden en la ciudad y a ello contribuyó la excelencia de la versión escénica y musical a cargo de Xarxa Teatre y de las huestes canoras y orquestales comandadas por Josep Vicent. Xarxa no renunció a su carácter a la hora de diseñar la acción escénica. Contó con el hábil pintor y creativo diseñador Amat Bellés para configurar los decorados en los que estableció no pocos referentes simbólicos. Ítem más el juego escénico ambivalente de la marionetización del primer acto era en medio de otras ocurrentes ironías, referencias jocosas de la comicidad propia del argumento que los directores de escena no quisieron perder. Pero esa guasa no hizo que se olvidaran de que estaban en una producción operística. La nobleza acampó por doquier para que los perso- Antonio Pradas CASTELLÓN Teatro Principal. 14-XI-2007. Salvador, La filla del Rei Barbut. Isabel Monar, José Antonio López, Manuel Pujol. Orquesta del Conservatorio Superior de Castellón. Director musical: Josep Vicent. Dirección escénica y producción: Xarxa Teatre. Escena de La filla del Rei Barbut de Matilde Salvador najes no perdieran su prestancia digna y solemne. Todo contribuyó a crear un espectáculo en el que la identidad popular y simbólica de la ciudad de Castellón se veía inteligentemente retratada, con un postulado escénico que desde el minimalismo no descuidaba las referencias figurativas y aun sensoriales. La música de Matilde Salvador aúna con sus característicos cogidos modales referentes populares y folclóricos en un bien entendido nacionalismo como en el tiempo lo establecieron Falla, Toldrá o Chavarri. No ignoraba la compositora a Stravinski, Prokofiev e incluso la tra- dición de la música medieval. Josep Vicent, minucioso hasta extremos microscópicos, descubrió todos los valores de la partitura y los hizo emerger en una lectura sugestionada, elevando la obra a un nivel de exaltación musical máxima. Anduvo sin duda inspirado en su propósito creativo, teniendo a sus órdenes una dúctil y disciplinada orquesta que tuvo valores propios de gran significado musical. Cabe por ultimo hablar de las voces. Isabel Monar estuvo exquisita en su recreación de la Infantona, sutil en la dicción, luciendo el cristal rico en armónicos de su regis- tro medio agudo y plural en su prestación de efusiva enamorada y pícara desdeñadora. Poderoso en la personificación del gigante, José Antonio López es un barítono de un vigoroso centro con ínfulas wagnerianas (la romanza del Voladores no anda muy lejana de estas exigencias) que en todo momento adjudicó nobleza, heroicidad y poder a su Tombatossals. El Rei Barbut que encarnó Manuel Pujol, tuvo una especial dignidad y al tiempo su suficiente encarnadura cómica. La imponente voz de bajo del protagonista servía bien a las claras para dar al tipo carácter y autenticidad. Los restantes papeles del elenco son cómicos, pero no por ello fáciles ni cómodos. La música exige cuadratura y afinación extremas por sus constantes cambios de armadura y métrica y al tiempo una actuación efusiva. Todos los miembros del elenco rayaron a una incomparable altura musical y, sobre todo interpretativa. Antonio Gascó 16-32 FILM:Actualidad 23/1/08 17:30 Página 21 16-32 FILM:Actualidad 23/1/08 17:30 Página 22 AC T U A L I DA D HUELVA Catarsis UN BRÍO PRUDENTE Punta Umbría. Huelva. Teatro del Mar. 10-I-2008. Javier Perianes, piano. Obras de Beethoven y Schubert. Vicente Simón JAVIER PERIANES HUELVA Recién entrado el año Javier Perianes regresa a su provincia natal con el optimismo de quien está diversificando una trayectoria junto a maestros de sabiduría inconmensurable. Mucho tiene que decirnos un pianista elogiado por Daniel Barenboim, ensamblado sin problemas al lenguaje de Lorin Maazel y alguien en cuya agenda figura nada menos que el Cuarteto Borodin. Al reclamo de una de las firmas más internacionales de la provincia de Huelva numerosos melómanos afluyeron al Teatro del Mar, un novísimo auditorio ubicado a escasos metros de la playa. A pedir de boca su versión de los tres Klavierstücke D. 946 de Schubert, un retrato artístico de actualidad si consideramos la grabación en Harmonia mundi que acaba de salir al mercado. La Primera cautivó al oyente desde su turbulento arranque, el mejor estímulo a ese nervio que el onubense sabe orientar con tanto equilibrio apoyándose en acordes diáfanos para construir texturas que hacia el 22 final serían sobrevoladas por una reexposición apabullante. La Segunda era algo trascendido al no estar de relieve la intrínseca complejidad técnica: entre ese cavernoso continuum Perianes dejó la música en suspenso, y entonces parecían brotar misterios del subconsciente, catarsis mantenida en la última pieza, dentro de un estado onírico a la manera de un sueño gigantesco experimentado por toda una generación. Drama interior lo que describiese durante el Adagio molto de la Sonata op. 10, nº 1 de Beethoven: su espíritu contemplativo y sus aterciopelados graves cimentaron esa gratitud humanísima a la vida tan inconfundible del camerismo beethoveniano, menos hecho en el Allegro molto y el Finale, donde faltó carácter y fundamento. Y en lo tocante a la Sonata op. 79, ansiosa en los movimientos rápidos (cuyos tempi resultaban desfavorables) y el Andante, un tanto convencional. Marco Antonio Molín Ruiz 16-32 FILM:Actualidad 23/1/08 17:30 Página 23 AC T U A L I DA D LA CORUÑA Finlandeses en Galicia LOS DOS FINISTERRES TUOMAS OLLILA Palacio de la Ópera. 11-I-2008. Ruslana Prokopenko, violonchelo. Coro de la OSG. Orquesta Sinfónica de Galicia. Director: Tuomas Ollila. Obras de Nielsen, Rosinskij y Holst. 18-I-2008. Orquesta Sinfónica de Galicia. Olli Mustonen, solista y director. Obras de Soutullo, Mozart y Prokofiev. LA CORUÑA Si Finlandia era el último de los países, Finisterre significaba el confín de las tierras conocidas. Uno hacia el norte, el otro hacia el oeste. Pues hasta nuestro remoto Finisterre galaico llegaron dos músicos de la lejana Finlandia: el director Tuomas Ollila y el también director y pianista Olli Mustonen, dos jóvenes y excelentes batutas, salidas de ese extraordinario sistema educativo que tiene su país. Claro que aquí, al borde del Mare Tenebrosum encontraron, en lugar de míticos monstruos, una orquesta sinfónica de primerísimo nivel. (Un monstruo, pero en muy diferente sentido). Uno y otro se mostraron encantados y hasta un poco sorprendidos ¿Todavía hoy? Ollila se manifiesta sobre el pódium con elegancia, serenidad y dominio de su oficio. La versión de Helios —preciosa obra— de Nielsen fue en verdad admirable, al igual que la de Los planetas, de Holst, donde brilló el sector femenino del Coro de la OSG con su breve intervención (Neptuno). En la labor concertadora, Ollila pareció especialmente acertado. Ruslana Prokopenko, violonchelista principal de la orquesta, estuvo espléndida en una obra de auténtica prueba para la solista, y la Orquesta, magnífica. El Con- cierto para violonchelo de Rosinskij, viola de la OSG, interesante, pero difícil y muy extensa; esta clase de música austera, atonal, sin la menor concesión, resulta muy ardua para el público. Y además, “lo bueno, si breve…”. Mustonen, al contrario que su compatriota, tiene una gesticulación riquísima, aunque a veces excesiva y hasta un poco dislocada. Dio la impresión de no estar cómodo en But in vain… de Soutullo (segunda parte de una trilogía), advirtiéndose cierta incoherencia entre gesto y resultado; el compositor, presente en la sala, saludó desde el palco escénico. En cambio, la multiplicidad y variedad de sus movimientos, en este caso del todo coherentes, dieron como resultado una soberbia versión de la Sexta de Prokofiev; la Sinfónica, extraordinaria. También lo estuvo en el Concierto para piano nº 11 de Mozart y con ello demostró su notabilísima versatilidad para adaptarse a mundos sonoros tan diversos; en cambio el discurso de Mustonen que, dirigiendo desde el piano, planteó un Mozart singular, límpido y perfecto, pero con excesivo uso del staccato, no pareció entusiasmar al auditorio. Julio Andrade Malde 23 16-32 FILM:Actualidad 23/1/08 17:30 Página 24 AC T U A L I DA D MADRID Romanticismo a medias NI ABSTRACCIÓN NI INTENSIDAD 24 Waltraud Meier y Robert Dean Smith Jeanne-Michèle Charbonnet y Jon Frederic West MADRID Javier del Real Madrid. Teatro Real. 15 y 17-I-2008. Wagner: Tristan und Isolde. Robert Dean Smith/Jon Frederic West, René Pape, Waltraud Meier/Jeanne-Michèle Charbonnet, Alan Titus/Alejandro Marco-Buhrmester, Mihoko Fujimura/Elena Zhidkova, Lauri Vasar, Ángel Rodríguez, David Rubiera. Director musical: Jesús López Cobos. Director de escena: Lluís Pasqual. Escenografía: Ezio Frigerio. Figurinista: Franca Squarciapino. una obra que es, después de todo, la cima del romanticismo musical. Dinámicas poco sutiles y rubato escasamente expresivo. Ya el preludio nos pareció bien medido pero expuesto con poco vuelo. Faltó urgencia en momentos como el del inicio del segundo acto, reproducido sin la aceleración pedida y expresiva de la ansiedad que viven Isolda y Brangania. La orquesta sonó generalmente bien, pero sin la densidad y refinamiento que se exige en instantes como el gran dúo. La turbulenta sensualidad de la partitura quedó orillada. Todo este contenido musical vino envuelto en una puesta en escena planificada en tres épocas distintas: la de la leyenda original, la de Wagner y la presente, que, de una manera poco sutil nos indica la intemporalidad del drama. El segundo acto es innecesariamente alambicado por el juego de árboles — Waltraud Meier mantiene su metal tímbrico, la penumbrosidad de su centro, nos capta por su fraseo bien cincelado y por sus arrestos temperamentales, que tocan la fibra emocional; pero es excesivo su esfuerzo para alcanzar unos agudos casi siempre calantes. Canta desde hace años en una tesitura equivocada. En todo caso, compone un personaje creíble. Peor lo pasa la canadiense Charbonnet, gutural y con un vibrato de aúpa, bien intencionada pero superada por esa inclemente escritura que obliga a ascender al si natural o al do sobreagudo. De los dos tenores, ambos americanos, ventaja para West, fornido y contundente, de agudo firme, aunque perjudicado por un timbre afeado a causa de una emisión abierta y nasal en el centro y por ciertos excesos en el apoyo. Smith posee un timbre más grato y una mayor igualdad de registros, pero resulta insuficiente para una parte heroica, es demasiado lírico. Dos mezzos claras y cumplidoras, ninguna convincente, cantaron Brangania, Fujimora y Zhidkova, y dos voces muy distintas incorporaron a Kurwenal, el engolado y oscuro Titus y el más timbrado y lírico MarcoBuhrmester, mucho más apropiado. El mejor de largo fue Pape, que ha ido llenando su voz, que es ahora de bajo-cantante: señorial, serio, timbrado, oscuro, homogéneo, compuso un bien matizado y lamentoso Marke. López Cobos planificó, marcó, cuidó y expuso con su habitual claridad la compleja escritura, de contenido tan contrapuntístico, de tan densa trabazón leitmotívica, pero no alcanzó la intensidad, en ocasiones dolorida, la cota emocional que ha de elevarnos en la escucha de aunque esté bien visto el hecho de la unión— y planos y los cambios lumínicos. El primero, el mejor, con esa proa cara a un mar plateado, irisado y omnipresente; una buena referencia que pierde eficacia por su reiteración. El tercero no funciona: situar la agonía y muerte de Tristán en una suerte de sanatorio hace que se diluyan los componentes místicos y míticos. Para que el mensaje dramático-amoroso de la obra llegue a buen término creemos que lo mejor es despojar, desnudar, concentrar, incluso abstraer, en vez de concretar y explicitar; en la línea que señala en sus interesantes notas Andrés Ibáñez. Es preciso un simbolismo de altura y no uno más bien facilón como es el de partir el barco en dos y jugar con ello desde el momento en el que entra en acción el filtro. Arturo Reverter 16-32 FILM:Actualidad 23/1/08 17:33 Página 25 16-32 FILM:Actualidad 23/1/08 17:33 Página 26 AC T U A L I DA D MADRID Temporada de la OCNE ABRIENDO CAMINOS Madrid. Auditorio Nacional. 13-I-2008. Nicholas Daniel, oboe. Orquesta Nacional. Director: Diego Masson. Obras de Carter. 16-I-2008. ONE Actual. Obras de Carter. 20-I-2008. Jane Irwin, mezzo; Klaus Florian Vogt, tenor; Víctor Anchel, oboe. Director: Josep Pons. Obras de Zimmermann y Mahler. Rafa Martín E ste año la serie Carta blanca estaba dedicada al casi centenario compositor norteamericano Elliott Carter, músico original, discípulo de Piston y Boulanger. Densas estratificaciones y estructuras polirrítmicas están en la raíz de su música, que ha surcado los más diversos mares y ha pasado por las más contrapuestas técnicas, serialismo sui generis y atonalismo singular entre ellas. No hubo posibilidad de diversificar y combinar con otros autores complementarios al ser concierto sinfónico único, monocolor y extenso. Por ello la sesión despejó las gradas del Auditorio de un público poco amigo de novedades —algo que deberá tenerse muy en cuenta. En atriles tres importantes obras, Anniversary (1989), el Concierto para oboe (1987) y la imponente Symphonia (1993-1996). Un limpio contrapuntismo caracteriza la primera partitura; un lirismo caluroso la segunda y una construcción severa y abstracta, más allá de motivaciones o vivencias propias, la tercera, en tres tiempos, ári- Josep Pons da, de una increíble fluencia de acontecimientos, que parten, como comenta en sus notas David Schiff, de una muy variada interválica que nace de amplios acordes dodecafónicos. Pese al atematismo, el Adagio tenebroso no está lejos de la estética mahleriana. La interpretación de concierto tan difícil no alcanzó altura. No por el oboe solista, magnífico y caluroso, sino por la alicorta batuta de Masson, que no logró desentrañar casi nunca las complejas estructuras. Se habrían necesitado probablemente más ensayos. En el concierto de cámara del grupo de instrumentistas que se acogen a la denominación de ONE Actual las cosas fueron mejor y pudimos degustar unas partituras amenas y bien cohesionadas, como el divertimento que es el Quinteto para piano y vientos, el apasionado Cuarteto con oboe, de aromas stravinskianos, y el luminoso Triple Dúo, de muy rica tímbrica, este último gobernado por la sugerente batuta de Rubén Gimeno. Un mirada al barroco, realizada con finura y una encomiable concisión, es la que acertamos a ver en el Concierto para oboe de ese gran músico, aquí poco conocido, que fue Bernd Alois Zimmermann (19181970), que tocó bien y aplicadamente Víctor Anchel, solista de la formación. En la Mirada a oriente, motivo conductor del ciclo de este año, degustamos La canción de la tierra de Mahler, en donde reencontramos a la ONE de los buenos días, bien ensamblada y dirigida por Pons, que supo dar con el tono justo, tan alejado del romanticismo como del descarnado expresionismo. Acentos en su sitio, relieves, claridad contrapuntística y una voluntad cantabile, no siempre habitual en el director catalán. Todas las familias y solistas brillaron. Como los dos solistas vocales, sobre todo la mezzo Irwin, de oscuro color y expresión concentrada, algo falta de volumen y de robustez en la zona grave. Valiente el tenor Vogt y de potencia suficiente, aunque su timbre claro quede perjudicado por una evidente carencia de metal. Arturo Reverter Ciclo de la ORCAM UNCIÓN Y GRANDEZA Madrid. Real Colegiata de San Isidro. 18-XII-2007. Lola Casariego, mezzosoprano; Fernando Cobo y Agustín Prunell, tenores; Alfredo García y Enric Martínez Castignani, barítonos; Peter Lika, bajo. Coro de Niños de la Comunidad de Madrid. Coro y Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: José Ramón Encinar. Berlioz, La infancia de Cristo. E 26 n su siempre elogiable actividad programadora, los responsables de esta orquesta madrileña dieron otra prueba de su eficacia, con resultados excelentes y expectación innegable. La gran Colegiata de San Isidro, antigua Catedral de Madrid, se llenó a rebosar de público silencioso, respetuoso, que asistió diría que hasta con fervor a este regalo musical navideño. La interpretación atentamente escuchada tuvo proporción, unción y grandeza. Encinar aprovechó sabiamente los medios a su alcance, y la sonoridad de la Real Colegiata para hacernos llegar esa obra que entre la obra de Berlioz queda un tanto atípica y hasta algo menor, con entidad de verdadera consideración, de obra grande, que lo es. El mensaje llegó a través de las buenas incorporaciones de sus respectivas partes por Cobo y Prunell, la siempre buena y musical labor de Lola Casariego en María, Soberbio Martínez Castignani, bien también Alfredo García y aunque algo falto de volumen en graves, potente y en personaje Peter Lika en sus intervenciones. Sin mácula los coros y la orquesta (estuvo por encima de la excelencia el trabajo cromático del comienzo en la segunda parte de la obra), contribuyeron a las claras órdenes de Encinar a una velada inusual y excelente. José A. García y García 16-32 FILM:Actualidad 23/1/08 17:33 Página 27 AC T U A L I DA D MADRID La ORTVE fuera de casa ALGUNAS FANTASÍAS Madrid. Teatro Monumental. 23-XI-2007. Thierry Mercer, guitarra. Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Española. Director: Adrian Leaper. Obras de Wagner, De Pablo y Prokofiev. Leganés. Auditorio Padre Soler. 14-XII-2007. Gabriele Maria Ronge, soprano; Alberto Nosè, piano; Elisabeth Watts, soprano; Sara Fulgoni, mezzo; Werner Güra, tenor; Florian Boesch; barítono. ORTVE. Directora: Gloria Isabel Ramos. Obras de Ramos, Busoni y Haydn. L a Fantasía para guitarra y orquesta, de Luis de Pablo, trajo un repentino soplo de vida a un concierto que se presentaba mortecino y sin aura, tras una alicaída ejecución del Preludio del acto I de Lohengrin. La pieza tiene cuatro partes, una generosa duración de una media hora y un sustrato español que se torna más evidente en el último fragmento. Por lo demás, se trata de una obra de encaje fino y rica inventiva rítmica, que no prescinde tampoco en determinados momentos del vuelo melódico que parece consustancial a la guitarra. Delicado el solista, Thierry Mercier, y con ánimo bastante más riguroso e indagador que en Wagner, Adrian Leaper. Un sector del público, empujado tal vez por un prejuicio, al terminar la pieza gritó: “¡Fuera!”; otros replicaban con “Bravos”. Las obras de Luis de Pablo son ricas en contrastes incluso después de que haya sonado su última nota. Un accidente ocurrido en el Teatro Monumental desalojó a la ORTVE de su habitual sede y la envió a Alcorcón y a Leganés. Aquí, Gloria Ramos presentó su obra Abrazo del agua, de fluida, inmediata y a veces enconada expresión, cuyo trabajo musical se intuye de chinos y cuya filosofía remite vagamente al tono de los manuales de autoayuda. La Fantasía india de Ferruccio Busoni posee una fascinante vena melódica enmarcada en un contexto a veces grave. Aunque carece de la cualidad visionaria y las dificultades morrocotudas de su Concierto para piano y coro mascu- GLORIA ISABEL RAMOS lino, brinda al solista un pianismo sensible y medular, que un magnífico Alberto Nosè afrontó sin rehuir su en ocasiones tenso filo. El entendimiento entre solista y orquesta fue notable. En la Misa Nelson, obra de plenitud de Haydn, Gloria Ramos mostró entusiasmo —virtud sin la cual las demás nada valen—, pero sobre todo una extraordinaria delicadeza en los momentos tiernos e introspectivos, modelada a partir de una fluida y acompasada respiración con el coro, los solistas y la orquesta. Preciosa voz la soprano Watts, fino el tenor Güra y mejor línea que técnica la del barítono Boesch. J. Martín de Sagarmínaga 27 16-32 FILM:Actualidad 23/1/08 17:33 Página 28 AC T U A L I DA D MÁLAGA Ciclo de la Filarmónica de Málaga PARA LA IMAGINACIÓN Teatro Municipal Miguel de Cervantes. 14, 21-XII-2007. Orquesta Filarmónica de Málaga. Escolanía Sta. María de la Victoria. Marián Lapsansky, piano. Directores: Miguel Ángel Gómez Martínez y Aldo Ceccato. Obras de García Abril, Grieg, Strauss y Chaikovski. MÁLAGA Por distintas razones y motivos que seguidamente se expondrán cabe que este comentario sea titulado de tal modo si se exceptúa Memorándum del turolense Antón García Abril, obra eminentemente de corte sinfónico, compuesta para el centenario de la Orquesta Sinfónica de Madrid, que la estrenó el año 2004 bajo la dirección de Miguel Ángel Gómez Martínez que aquí repetía pódium. El director granadino entiende su discurso y lo transmite con eficacia, conforme ha resuelto en esta ocasión, haciendo que los músicos muestren sus cualidades técnicas en los múltiples pasajes donde el autor pide las mayores posibilidades expresivas de cada instrumento como sucede de manera realmente buscada en el Rondino (Allegro) que cierra la obra. El compositor, presente en el concierto, recibió aplausos de reconocimiento a su creación. Un tempo lentificado posiblemente buscado desde el pódium, hizo que la imaginación del oyente volara en pos de una más adecuada métrica en el popular Concierto en la menor, op. 16 para piano y orquesta de Grieg. Sólo tiene sentido tal hecho desde la necesidad de la dirección de asegurar un discurso que se manifestó precario por parte del pianista checo Marián Lapsansk? que ni siquiera normalizó en su bis con la Marcha de los Trolls del mismo compositor. En la teórica imaginación del auditorio, una muy seria versión del poema sinfónico Así hablaba Zarathustra cerró la velada, dejando la buena impresión de un director que trasciende los puros elementos musicales de la partitura para, desde otros parámetros 28 estéticos, quizás filosóficos, sacar lo mejor del potente instrumento orquestal propuesto por el compositor bávaro. La precisa memoria de Gómez Martínez y su depurada técnica fueron los complementos de una gran exposición del “programa” de esta hermosa y compleja obra. Anunciado como Concierto de Navidad, Aldo Ceccato ha dirigido en su integridad El cascanueces, op. 71 de Chaikovski. En este caso y con mayor razón la imaginación del espectador ha tenido que formar parte de la experiencia de este famoso ballet en los quince pasajes de sus dos actos que, para su comprensión, se ayudaban de unas indicaciones argumentales expuestas en los paneles electrónicos del escenario. La amabilidad de esta música, no exenta de refinada belleza, agradó al público especialmente en aquellos pasajes más conocidos por su colorismo instrumental y facilidad de melodía, como aquellos que forman parte de la reducida suite del mismo nombre y que tiene su colofón en el Vals de las flores. Ceccato ha sabido generar el ambiente de fantasía de este cuento navideño de E. T. A. Hoffmann con una dirección llena de detalles sabiendo dar continuidad a cada unos de los pasajes, en sí mismos formas cerradas al servicio de la coreografía y particular actuación de los bailarines, manteniendo en todo momento el interés del oyente ante los peligros de amaneramiento o imitación en los que puede caer esta obra ante la carencia del efecto plástico del baile en escena, su esencial razón de ser. José Antonio Cantón 16-32 FILM:Actualidad 23/1/08 17:33 Página 29 AC T U A L I DA D MURCIA Una sorpresa ESPLENDOR SONORO Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas. 15-XII2007. Orquesta Philharmonia de Praga. Director: Kaspar Zehnder. Obras de Mozart, Schulhoff y Schubert. MURCIA Partiendo de la plantilla orquestal propia y natural de la primera escuela vienesa, esta formación checa se ha presentado en el Auditorio de Murcia con un programa en el que se ha podido apreciar la gran calidad de su sonido, por un lado fiel a los parámetros del clasicismo, y por otro a la diversidad de timbres y mixturas que llegó a trascender en la creación musical del siglo XX. Así quedó demostrado en la interpretación de la Sinfonía nº 2 op. 81 del compositor checo Erwin Schulhoff, todo un ejemplo en el que la expresión neoclásica se funde con influencias jazzísticas de ingeniosa invención. El temperamento empleado en su afinación, que podía llevar a pensar que había sido elevado en alguna frecuencia, permitió un esplendor sonoro que se manifestó en los instrumentos de viento, de manera acentuada en la madera, especialmente brillante en el tercer movimiento, todo un exquisito homenaje a la música de jazz. Quedaba así evidente, para alcanzar tales efectos, la influencia y la intención de su director titular, el suizo Kaspar Zehnder, flauta a su vez de reconocido prestigio internacional. En el pódium dejó una enérgica impronta en el gesto depuradamente adaptado al instrumento orquestal, que le respondía con la eficacia propia que se deriva de un perfecto entendimiento mutuo. Su lectura de la Sinfonía nº 15 en sol mayor K. 124 de W. A. Mozart fue un ejemplo de su compenetración con sus músicos, resaltando el colorido musical de esta obra y el curioso ritmo de su mecanizado Minueto. En el movimiento final, Zehnder supo acentuar el carácter italiano de esta composición de un genial músico de dieciséis años, dejando constancia del aquilatado sentido mozartiano de esta sorprendentemente grata Orquesta Philharmonia de Praga. El concierto, que fue ganando en interés a lo largo de su transcurso, llegó a su momento más significativo con la Sinfonía nº 4 en do menor, D. 417, “Trágica” de Franz Schubert. Kaspar Zehnder dejó fluir todas sus cualidades de sólida formación musical haciendo una conducción de tenso sobrecogimiento en lo expresivo, como planteó el Adagio con el que se abre el primer movimiento, e intenso anhelo en lo emocional, con un consecuente Allegro vivace espectacular. La orquesta brilló en todas sus secciones instrumentales dejando patente la natural conjunción entre los miembros de esta formación. Cabe destacar en este sentido la ejecución del elegante y melódico Minueto que ocupa el tercer tiempo de la sinfonía. Como culminación a una excelente actuación, hay que destacar el ardiente Allegro final, donde director y orquesta demostraron sus sensaciones y sentimientos compartidos con unos resultados verdaderamente sobresalientes. No es extraño así aceptar juicios que han valorado a la Orquesta Philharmonia de Praga como una de las formaciones más singulares en su clase y dimensión dentro el continente europeo, como lo demuestra el hecho de tener un apreciable catálogo de grabaciones desde su fundación en 1994 entre representativas firmas discográficas. José Antonio Cantón 29 16-32 FILM:Actualidad 23/1/08 17:33 Página 30 AC T U A L I DA D SAN SEBASTIÁN / SANTIAGO Ciclo de la OSE LA BATUTA DIVERTIDA SAN SEBASTIÁN El último concierto ofrecido por la Sinfónica de Euskadi ha sido un claro ejemplo de la importancia que debe tener una batuta cuando sube al podio y decide dirigir a un grupo instrumental. Importancia porque dependiendo de lo que esos gestos determinen las cosas pueden salir o quedarse tan sólo en el intento. Afortunadamente ocurrió lo primero, la OSE no pudo haber comenzado con mejor pie el nuevo año, y es que hacía ya un tiempo que no se notaba semejante pasión a sus músicos a la hora de abordar una sinfonía, como si en ello se les fuera la vida. El joven maestro estonio Kristjan Järvi bajó del taxi delante del Kursaal tan sólo diez minutos antes de salir a escena, cosa que chocó a más de uno, dado que otros suelen preferir andar con más tiempo y estar concentrados en el camerino. Las iniciales dudas no fueron tales tras habernos sorprendido con unas maneras realmente divertidas. Fue todo muy visual, ya que Järvi dirigió no sólo con el gesto de sus brazos o mirada sino con un movimiento envolvente, lleno de ritmo y pasión, de tal manera que en ocasiones suscitó más de una sonrisa en los rostros del respetable puesto que su dirección se asemejó más a un ejercicio aeróbico que a otra cosa, pero con excelentes resultados. El mejor de ellos lo obtuvo con la Sinfonía nº 9 en do mayor de Schubert. Consiguió que la cuerda ofreciera una ejecución de las de recordar, todo muy empastado y homogéneo, con violines y violas estupendos en el Allegro vivace del Scherzo y una cuerda grave también estupenda en KRISTJAN JÄRVI el Allegro vivace final donde todo estuvo marcado y acentuado en pro de un resultado muy óptimo. La Grande de Schubert no sólo sonó divertida y amena, sonó realmente bien, llena de pasión, con una sonoridad estupenda y los músicos metidos literal- Peter Rigaud Auditorio Kursaal. 11-I-2008. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Director: Kristjan Järvi. Obras de Debussy, Messiaen y Schubert. mente en el pentagrama. No anduvo a la zaga el resto de instrumentos en las dos obras anteriores, de tal manera que el Prélude à l’aprés midi d’un faune de Debussy sonó correcto aunque con un inicio demasiado tímido. La cosa estuvo también redonda con la impresionista L’Ascension de Messiaen donde los metales trabajaron de modo empastado en su inicial Majesté du Christ demandant sa glorie á son Père y las cuerdas realmente bellas y llenas de sentimiento en su intervención final de Priére du Christ montant vers son Pére, pasando por la gran eclosión sonora con excelentes trompetas en el Alléluia. Por tanto, buen sabor de boca el dejado en Donostia por el fundador del Absolute Ensemble. Íñigo Arbiza Real Filharmonia de Galicia VIENTOS DEL ESTE Auditorio de Galicia. 10-I-2008. Eldar Nebolsin, piano. Director: Maximino Zumalave. Obras de Buide del Real, Saint-Säens y Chaikovski. 17-I-2008. Natalia Gutman, violonchelo. Director: Antoni Ros-Marbà. Obras de Carnicer, Haydn y Mozart. SANTIAGO Maximino Zumalave tiene entre sus méritos el de dirigir con cierta frecuencia obras de compositores gallegos actuales. En esta ocasión fue el estreno de Tropos, del joven compostelano Fernando Buide del Real, con obra ya rodada aquí y en los Estados Unidos, elaborada composición que fue calurosamente acogida. Cuarta vez que el uzbeco Eldar Nebolsin toca como concertista en Santiago, la primera hace ya diez años. Esta vez escogió el un tanto hueco y pirotécnico Concierto nº 2 de SaintSäens, que parece compuesto por éste para asombrar a 30 su amigo el pianista y compositor Anton Rubinstein, con un piano que toma un desequilibrado protagonismo desde la cadencia inicial. Nebolsin sacó con su técnica un lucido partido de la ocasión y Zumalave hizo disciplinadamente sus deberes con la orquesta. Obras como la Sinfonía “Patética” de Chaikovski, interpretada en la segunda parte, tienen el problema de ser imposible escucharlas con oídos vírgenes y cuando las exigencias de la partitura obligan a reforzar la plantilla de la orquesta, más difícil resulta obtener una versión de calidad. Una lectura más, que puede gustara mucho a los que la oían por primera vez, que los había. Programa coherente el dirigido por Ros-Marbà con obras de Haydn, Mozart y su hispánico admirador Ramón Carnicer, contando además con la gran dama del chelo Natalia Gutman para el Concierto en do mayor del primero. La orquesta fue la de los días buenos, tocando unas obras con las que se siente a gusto y esto se notó ya desde la curiosa obertura de Carnicer para una representación barcelonesa de Il barbiere di Siviglia. Continuó con un atentísimo acompañamiento de Ros Marbà a la violonchelista rusa, un prodigio de técnica al servicio de la delicadeza, capaz de generar un sonido bellísimo, particularmente perceptible en el maravilloso Adagio central y deslumbrante en las exigencias virtuosísticas del movimiento final y una orquesta entregada la secundó al merecido nivel. La versión ofrecida por Ros de la Sinfonía “Praga”, sacando a relucir sus temáticos contenidos teatrales, que ya estaban en la cabeza de Mozart para sus dos grandes óperas inmediatas, culminó excelentemente la sesión. José Luis Fernández 16-32 FILM:Actualidad 23/1/08 17:33 Página 31 AC T U A L I DA D SEVILLA Otra recuperación de García TASSO RESUCITADO SEVILLA Teatro de la Maestranza. 3-I-2008. José Ferrero, Yolanda Auyanet, Josep Miquel Ramón, Marina Pardo, Mikeldi Atxalandabaso, Francisco Santiago, Alberto Feria. Orquesta Joven de Andalucía y Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de La Maestranza. Director: Pedro Halffter. Manuel García, La mort du Tasse (versión de concierto). Desde los primeros compases de la obertura sorprende la capacidad del cosmopolita y poliédrico Manuel García para adaptarse al estilo de la ópera francesa. La mort du Tasse, estrenada en la Académie Royale de Musique, en 1821, no fue su primer título francés, pero sí supuso su consagración como compositor serio en París. Se llegaron a dar veintitrés representaciones. Después vino el olvido, y casi a los dos siglos la lenta recuperación de la vida y obra de este músico singular y de su descendencia. Qué duda cabe que el reciente disco de Cecilia Bartoli en homenaje a la Malibrán contribuirá a la “popularidad” del progenitor, pero mucho más trascendentes han sido los rescates de El poeta calculista, Don Chisciotte, Il califfo di Bagdad y ahora esta Mort du Tasse, considerada por sus estudiosos, entre ellos su editor, Juan Udaeta, como la obra maestra de las hasta ahora conocidas. Un García, en verdad, muy distinto a los anteriores: el españolista y el italiano bufo; un “francés” que muestra estar muy al tanto de la música que se está haciendo en Europa, y muy conocedor de los gustos de un público que exigía cada vez más historias que le conmovieran. Y en los trágicos últimos años de Tasso encontró el compositor el sujeto para desplegar la nueva concepción dramática. Pero no contó con buenos colaboradores. La tragedia lírica en tres actos de Cuvelier y Helitas es un libreto sin acción y sin vuelo poético. El que en su reestreno se haya optado por la versión de concierto, tal vez haya sido un acierto, porque así se aprecia más la música, que como apuntó la crítica de la época era rica frente a la superficialidad de las palabras. En el escenario se ha visto y oído una Orquesta Joven de Andalucía que es una verdadera joya. Ha contado con buenos maestros, el ya citado Udaeta, y en la actualidad Michael Thomas. Esta noche estuvo bajo la dirección de Pedro Halffter, totalmente entregado a la seriedad de la partitura. El Coro mostró una vez más su profesionalidad. Y en cuanto a los solistas, destacó José Ferrero venciendo con buena técnica las dificultades de una escritura difícil y sobria. No estaba en plena forma Yolanda Auyanet, visiblemente afectada por un resfriado, pero salvó la situación con admirable dignidad. Muy en su papel, con voz contundente, Josep Miquel Ramón, y a la altura de un reestreno de tal trascendencia los otros. Entre todos: organizadores, editor, músicos y público, han conseguido resucitar a este Tasso, que bien merecía volver a la vida en la ciudad donde naciera su creador. Jacobo Cortines 31 16-32 FILM:Actualidad 23/1/08 17:33 Página 32 AC T U A L I DA D VALENCIA Minimalismo maquinista MONODIA PARA SECUNDARIOS Palau de les Arts. 3-I-2008. Glass, La Belle et La Bête. Marina Rodríguez-Cusí, Andrea Porta, Roman Vocel, Giovanni Battista Parodi. Director musical: Petr Kofron. Director de escena: Petr Forman. VALENCIA Constituye sin duda un síntoma preocupante que esta coproducción de La Belle et La Bête, de Philip Glass haya sido la primera ópera de autor vivo presentada en el Palau de les Arts. Lo llaman minimalismo, pero es una vuelta a la infancia del arte de los sonidos: monodia sin capacidad para cualquier forma de desarrollo de media docena escasa de motivos melódicos. ¿Música para niños? Para máquinas, más bien, como reconoció el propio Petr Kofron en declaraciones previas a la prensa. Lo de coproducción sólo cabe entenderlo en sentido financiero: aparte la pequeña formación orquestal y una solista vocal, el único nombre no checo entre los participantes es el de Anselmo Alonso, que firma la subtitulación. Y el montaje se estrenó en el Teatro Nacional de Praga… en 2003, cuando el nuevo coliseo valenciano aún no tenía fecha decidida de apertura. Las soluciones escénicas de los Forman (hay que ver Marina Rodríguez-Cusí en La bella y la bestia de Philip Glass en el Palau de les Arts de Valencia lo que cunde un padre oscarizado) son moderadamente llamativas, pero con abuso de la tendencia actual al trompe l’oeil en el equívoco entre mobiliario sólido y proyectado, y muchas más luces que iluminación. El momento visualmente más bello, el ballet de las ciervas, más que verse se adivina entre sombras. En un teatro con una historia tan breve como problemática, la interrupción de la representación con un simulacro de accidente pro- dujo una sensación freudianamente siniestra. De los músicos se requiere sobre todo concentración para no perderse entre tantos signos de repetición. El director los controló con precisión de relojero. A los cantantes les marcó todas las entradas por el expeditivo procedimiento de señalarlos con el índice de la mano izquierda: no siempre a tempo y a veces como si estuviera apretando un botón en un invisible panel de control. El elenco vocal tampoco tiene compromisos de mayor enjundia. Marina Rodríguez-Cusí, anduvo como perdida, sin encontrar la forma de dar vida a La Belle. Cuando consiguió hacerse oír, Andrea Porta (La Bête) vociferó más que cantó. Mala cosa cuando los más cómodos con sus papeles resultan ser L’Avenant, Le Pêre, Adelaïde..., es decir, los secundarios. Alfredo Brotons Muñoz Paganini y Bruckner DOS MUNDOS OPUESTOS Valencia. Palau de la Música. 11-I-2008. Tedi Papavrami, violín. Orquesta de Valencia. Director: Theodor Guschlbauer. Obras de Paganini y Bruckner. T 32 edi Papavrami ejecutó las endiabladas piruetas del Concierto nº 1 de Paganini con más seguridad en el manejo del arco que en una mano izquierda que no consiguió dotar de cuerpo a todos los armónicos. Tampoco convenció del todo allí donde se le exigió cantar, y aunque las efusiones sin fin ni cuento del Adagio aún tendrían cierto peso, los pasajes melódicos del Allegro inicial adolecieron de una blandenguería tampoco mitigada desde el podio en la primera interpretación de la obra por esta orquesta. Cambio radical de panorama en la Segunda Sinfonía de Bruckner, para cuyo estreno absoluto en Valencia se escogió su segunda redacción, algo más breve que la original. Todo en ella es Bruckner en embrión: titilante arranque de los violines en el agudo, obsesivos acompañamientos de las cuerdas graves, largos crescendi de los metales y un movimiento final más difícil de seguir que los otros tres juntos. Todavía no se alcanza la profundidad de sus hermanas menores, sobre todo en un Andante iniciado con una amable melodía de los violonchelos que nunca acaba de tomar el cuerpo esperado. Sólo en los dos poderosos últimos movimientos se hacen más claros los anuncios de lo por venir. Theodor Guschlbauer escogió todos los tempi a favor del hilvanado de unas estructuras con escasas solu- ciones de continuidad. Y si en el intermedio del Adagio no se acabó de ascender al idílico paraíso, todo lo demás, desde los solos de trompa a cargo de Salvador Pla hasta los imponentes aludes sonoros (con otra sobresaliente contribución del timbalero Javier Egullor al final del Scherzo), se ejecutó con una brillantez tanto más extraordinaria por no incurrir jamás en estridencia. Alfredo Brotons Muñoz 33-48 FILM:Actualidad 23/1/08 17:40 Página 33 AC T U A L I DA D VALLADOLID / ZARAGOZA Fin de año musical NOVEDADES Y CONFIRMACIONES Auditorio. 13-XII-2007. Sinfónica de Castilla y León. Director: Marc Minkowski. Leszek Modzer, piano. Obras de Gershwin y Adams. 28-XII-2007. Joven Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Director: Sergio Fuentes. Obras de Arriaga, Bizet y Beethoven. 28-XII-2007. Sinfónica de Castilla y León. Director: Vasili Petrenko. Isabelle Cals, soprano. Obras de J. Strauss. Ravel, Gershwin y Chaikovski. VALLADOLID En las dos anteriores visitas, Minkowski interpretó música de Haendel (Julio César) y Bizet y Fauré. Ahora, al frente de la Orquesta de Castilla y León eligió Gershwin y Adams, en principio muy poco habituales en su mundo musical. Poco a poco va ampliando el repertorio, Offenbach y Roussel ya forman parte de él. ¿Y Gershwin? ¿Consiguió el swing que requiere este músico? El entusiasmo de Minkowski, su amor por esta música en el filo de la comedia musical y la filiación sinfónica y operística es evidente, pero su elección estética no ha sido acertada. Su versión de la suite de Porgy and Bess fue demasiado enfática, sin contraste suficiente entre los motivos ligeros y los solemnes. Algo parecido ocurrió con Un americano en París que tuvo no obstante momentos muy buenos del conjunto, fundamentalmente en el famoso tema lírico. El sonido por lo demás fue excesivamente fuerte. En VASILI PETRENKO cuanto a la Rhapsody in blue, el pianista, figura del jazz en Polonia, se tomó libertades máximas en su cadencia (nos preguntamos si esta obra admite las improvisaciones desde su propio concepto). Su éxito fue clamoroso, como el de toda la parte Gershwin del concierto. En la segunda parte, una novedad: Fearful Symmetries, obra de Adams de media hora de 1988. De forma repetitiva y con un ritmo pegadizo, una magnífica orquestación, en la que el sintetizador tiene parte fundamental, su escucha resulta muy interesante, sobre todo cuando gozó de una interpretación extraordinaria de Minkowski y la orquesta. En resumen, un concierto especial y en parte polémico, creemos que muy importante para Minkowski y su progresiva, a veces excesivamente rápida, ampliación del territorio. Programa de Fin de Año y la ratificación, si hubiera sido necesaria, de la gran categoría de Vasili Petrenko. Tanto en la obertura de El murciélago como en la Suite de Cascanueces, mostró además de su elegantísima gestualidad, una visión perfecta de las obras a las que dio versiones personales en la forma de preparar las transiciones, en el cuidado exquisito del sonido, pianísimos sutiles, fortes armónicos y la sensación última de que las piezas ejecutadas han sido estudiadas en profundidad, con respeto y con estética propia. Las bellísimas canciones de Ravel y la famosa Summertime fueron interpretadas con musicalidad y sentido de lo poético por Isabelle Cals que dijo y cantó magníficamente. La excepcional orquestación raveliana la expresó Petrenko con atención especial al color y al sonido en los tutti y los solos con una prestación superior del conjunto. La languidez del Summertime tuvo también en el director ruso su perfecto traductor. El concierto Extraordinario de Fin de Año, que atrajo gran cantidad de público lo fue de verdad. Tanto la soprano como el director y la orquesta nos dieron una excelente sesión artística. Petrenko es ya uno de los mejores maestros del momento, a sus 31 años su presente es magnífico y su futuro se anuncia excepcional. Fernando Herrero XIII Temporada de Grandes Conciertos de Otoño CERCANÍA LEJANA Auditorio. 12-I-2008. Xavier Phillips, violonchelo. Joven Orquesta Nacional de España. Director: Edmon Colomer. Obras de Falla, Dutilleux y Stravinski. ZARAGOZA La visita anual de la JONDE en concierto doble exhibe un palmarés difícil de superar, tanto por las interpretaciones, por lo común memorables, como por los programas siempre atractivos y ajenos a la vulgaridad. La sesión comentada, primera del doblete anual, hizo próximos y accesibles dos universos sonoros distantes. Si en la casi centenaria Consagración de la primavera de Stravinski Colomer lo consiguió acentuando los perfiles melódicos en merma de la brutalidad de la obra, propuesta válida que cabe admitir siquiera prefiriendo las mayores furia y violencia posibles, en Todo un mundo lejano, el espléndido concierto para chelo que Dutilleux escribió para Rostropovich a finales de los sesenta, lo logró traduciendo con fiel exactitud la inefable poética baudeleriana inspiradora de la obra y contando con un impecable solista, Xavier Phillips, de voz amplia, limpia articulación y matices generosos. Quién sabe si para compensar la dificultad del concierto, previamente, abriendo la sesión, la trepidante lectura de la segunda suite del Sombrero de tres picos de Falla agradó más a los devotos de las apariencias brillantes y ruidosas que a los de las autenticidades sustantivas. La excusatio final de Colomer, atribuyendo al sistema de trabajo de la JONDE la imposibilidad de ofrecer un bis distinto de la repetición de la Jota final del Sombrero, pareció confirmar que Dutilleux y Stravinski habían exigido todos los esfuerzos de la centuria. Como sea, el respetable premió sonoramente los logros de los jóvenes músicos de la JONDE. Antonio Lasierra 33 33-48 FILM:Actualidad 23/1/08 17:40 Página 34 AC T U A L I DA D Sin historia DON JUAN EN VESPA Ruth Walz Staatsoper. 16-XII-2007. Mozart, Don Giovanni. René Pape, Pavol Brelik, Hanno MüllerBrachmann, Anna Samuil, Annette Dasch. Director musical: Daniel Barenboim. Director de escena: Peter Mussbach. INTERNACIONAL ACTUALIDAD ALEMANIA BERLÍN Hanno Müller-Brachmann, Annette Dasch y René Pape en Don Giovanni de Mozart 34 Leporello duerme y tiene pesadillas. Su amo degüella al Comendador. Por suerte, despierta. Así empieza el Don Giovanni en la puesta de Peter Mussbach, coproducción de La Scala y la Ópera del Estado. Doña Elvira entra conduciendo una Vespa blanca y Don Juan hará un viaje de prueba con su Roller. La escena es estricta y minimalista, apenas iluminada por Alexander Koppelmann, con un muro negro al fondo, partido en dos, que al comienzo ni se ve. No hay historia, ni color, encanto ni atmósfera. No se advierte la conducción de actores, figuras depresivas que se manosean, acarician y refriegan contra la pared mientras los demás lanzan sus recitativos. A un final con niebla y luz roja, sobre un coro caótico y desmotivado, siguió el bufido del público en el estreno. Buena y desigual fue la solución sonora. René Pape encarnó al protagonista con una prestancia viril, agresiva y autoritaria, dotada de una voz bajo-baritonal potente y dominante, seductora en el dúo con Zerlina y monumental en el remate. Pavol Brelik fue un Ottavio de bella y apasionada presencia, vistosa melena rubia y emisión cálida y varonil, suave y de íntimo temblor o dulce y amable, según los casos. Hanno Müller-Brachmann salió como un Leporello algo ronco pero redondeó sus medios en el aria del catálogo. Anna Samuil domina el señorial papel de Doña Anna, al que sirve con un órgano sopranil escaso y de agrio agudo. Annette Dasch hizo una Elvira escasa de sonido y algo lacrimosa en lo lírico; no obstante, consiguió en Mi tradì transmitir la angustia íntima del personaje. Una Zerlina de sonido selecto y expresión amable, aunque corta de agudo, fue Sylvia Schwartz. En Masetto, Artiu Kataja compuso un tipo de valentón vistoso, ajeno a la aldea y agradable de oír. Christof Fischesser no dio a su Comendador ni un aura ni un canto de mágico efecto. Amplia y violenta se oyó la orquesta de la Capilla Estatal dirigida por Daniel Barenboim, quien dio a la partitura toda su tensión dramática, especialmente en el primer final, aunque sus tempi provocaron repetidas molestias en los cantantes. Sin llegar a excepcional, su faena fue reconfortante. Bernd Hoppe 33-48 FILM:Actualidad 23/1/08 17:40 Página 35 AC T U A L I DA D ALEMANIA Ciclo Del alma alemana ENTRE DRAMA Y ÓPERA Berlín. Philharmonie. 16-XII-2007. Christiane Oelze, soprano; Hanna Schwarz, mezzo; Burkhard Ulrich, tenor; Torsten Kerl, tenor. Sinfónica Alemana de Berlín. Coro de la Radio de Berlín. Director: Ingo Metzmacher. Weill, El lago de plata (versión de concierto). guido por la policía. El actor Thomas Thieme recitó puntillosamente su parte y pudo —a pesar de su graznante voz de falsete— cumplir en el dúo con Severin, Qué he de comer por la mañana temprano y hasta convenció cantando. En Fennimore, Sasha Gusov INGO METZMACHER U n gran servicio han prestado Ingo Metzmacher y su Orquesta Sinfónica de Alemania con su ciclo, apenas iniciado, Del alma alemana, que cubre la primera mitad del siglo XX. Tras la cantata de Pfitzner, que da nombre a la serie, siguió antes de Navidad la versión de concierto de El lago de plata de Kurt Weill. En el podio lucía una piña de oro como símbolo de exótica maravilla y objeto de curiosidad para Severin, conductor de los apátridas en el Lago de Plata. Torsten Kerl, tras su triunfo en Tierra baja, también tuvo éxito en la ocasión. Su voz de tenor tiene mordiente y agudeza, montados sobre una pregnante dicción y empuje heroico en la canción Primero encuentras las balas. Esto enfurece al cazador Olim, cuando Severin roba la piña y es perse- Christiane Oelze pareció unilateral en lo central de su registro. Entusiasmó con sus fulgurantes agudos a la sala, especialmente en el final, pero le faltó fuerza melodramática en el resto. Hanna Schwarz como la mujer de Lube fue un placer. Sus gru- ñidos de mezzo, ideales para este género, con sonidos histéricos y cortantes de Clitemnestra o Herodías, se exaltaron aún más con su presencia vital y mundana. Una perfecta síntesis entre canto y habla ofreció Burkhard Ulrich como Agente de Lotería, en tanto el tenor Stephan Rügamer en el Barón Laur permaneció en una cultivada vocalidad. Ideales se combinaron asimismo las voces de Monjca Erdmann y Vanessa Barkowski en las Vendedoras. El Coro de la Radio de Berlín se produjo con precisión dirigido por Sigurd Braun. Con febril rítmica sonó la orquesta bajo su titular, quien dio al cuento de invierno de Weill de 1933 todo el estilo cancioneril y el pulso de motor que son su auténtica marca. Bernd Hoppe Opereta sin gracia LA VIUDA CANSADA Semper Oper. 21-XII-2007. Lehár, La viuda alegre. Günther Emmerlich, Noëmi Nadelmann, Bo Skovhus, Lydia Teuscher. Director musical: Manfred Honeck. Director de escena: Jerôme Savary. DRESDE La Ópera Semper ofreció una Viuda alegre puesta en escena por Jerôme Savary. ¿Quién le habrá encargado esto, con dos actos fatigosamente arrastrados hasta que el ballet de la televisión MDR arrancó en el tercero con un frenético cancán? Al resto le faltó ritmo, encanto y elegancia. Los intérpretes, ajenos a la opereta, no supieron decir sus chistes e ironías ni cantar sus melódicas nostalgias. Pasaron los números, uno tras otros, entre exhaustos diálogos, sin aliento ni frivolidad. Günther Emmerlich (Barón Zeta) ha perdido su admirada voz de bajo. Para colmo, a sus partes habladas les han añadido impertinentes actualidades, como escándalos bancarios y citas de Helmuth Kohl. Con su factótum Njegus (Ahmad Mesgarha) comenta irónicamente que “Esta opereta puede seguirse”. Ezio Toffolutti propuso una escenografía art déco (el cine del embajador de Pontenegro en París) para el primer acto, un quiosco de meriendas para el segundo y un elegante salón de baile modernista para el final. Unos muebles surrealistas de plástico, unos pinitos nevados y una torre Eiffel al fondo completaron el cuadro navideño. El vestuario de Michel Dussarrat usó pli- sados, ligas y lentejuelas para las grisetas; condecoraciones para el enviado y cierto lujo para las damas. Noëmi Nadelmann sustituyó a la titular enferma como Hanna Glawari, yendo y viniendo en viejos coches, de negro luctuoso al principio, hablando con acento norteamericano. De buen aspecto, su voz tiembla y chilla en el agudo. En la canción de Vilja estuvo conmovida y nostálgica, aunque lamentablemente fastidiada por una gitana que pedía limosna, bebé en brazos. También sustituto fue Bo Skovhus, quien constituyó la brillante sensación de la noche con su voz de barítono potente y agudos de tenor. Refinadamente dijo su canción de los dos hijos del rey, mientras Njegus incordiaba con dos marionetas. Sufridor en la altura y exento de encanto fue el Camilo de Oliver Ringelhahn. Tampoco persuadió Lydia Teuscher en Valencienne, de bonita voz, demasiado ancha para el papel. Mala figura hizo el coro de la Ópera del Estado Sajón, dirigido por Ulrich Paetzholdt, lo mismo que la Capilla Estatal de Dresde, conducida por Manfred Honeck, más marcial que fina. Bernd Hoppe 35 33-48 FILM:Actualidad 23/1/08 17:40 Página 36 AC T U A L I DA D ESTADOS UNIDOS Escudero Falla Villa-Rojo Olavide Bernaola LIM CD 1 LIM 019 Miradas XXX Aniversario LIM Escudero Falla Villa-Rojo Olavide Bernaola s Reflejo Benzecry Aponte-Ledée Alandia De Pablo LIM CD 2 LIM 020 Reflejos Benzecry Aponte-Ledée Alandia De Pablo XXX Aniversario LIM Laboratorio de Interpretación Musical DISTRIBUIDO POR: www.ferysa.es [email protected] 91 358 88 14 36 ÁNGELES Y COCINEROS Metropolitan Opera. 11-I-2008. Humperdinck, Hansel y Gretel. Alice Coote, Christine Schäfer, Philip Langridge. Director musical: Vladimir Jurowski. Director de escena: Richard Jones. Escenografía: John Macfarlane. La nueva Hansel y Gretel del Met, en una producción de Richard Jones presentada en muchos sitios y estrenada en Gales, fue vendida como un espectáculo infantil para las fiestas navideñas, pero la verdad es que fue el público adulto y sofisticado el que mejor la apreció. Me refiero a las personas maduras, sobre todo británicas o americanas que suelen ver la televisión publica inglesa que desde hace muchas décadas ha ofrecido lecciones fáciles de digerir sobre varios aspectos de la vida británica, sobre todo los que aspiran al buen tono. Al ver Hansel de Jones, pensaba en la manera tan madura de volver a contar otro cuento de hadas: la reelaboración de Cenicienta como La Cenerentola de Cesare Sterbini, depurada de toda magia salvo la prestidigitación rossiniana para el oyente, es más o menos tan parecida al cuento de Charles Perrault como el Hansel de Jones lo es al dulcificado relato de los Hermanos Grimm hecho por Humperdinck (y del guión de su hermana). Jones empieza a apartarse de la ópera original desde el principio: el telón del Met se levantó sobre otro telón al mágico golpe de batuta de Vladimir Jurowski para exhibir un gigante plato vacío con un cuchillo colocado a un lado y un tenedor a otro. El público se rió —una respuesta totalmente desincronizada con la música tan de mágico cuento de hadas de Humperdinck (maravillosamente interpretada aquí, sonoros y melodiosos instrumentos de metal y cuerdas etéreas, por el hechizante Jurowski). Siempre he pensado en Jones como un director de oído duro, y aunque Hansel es con mucho su mejor producción, tuve la Ken Howard s Mirada NUEVA YORK XXX Aniversario LIM La magia estuvo en el foso sensación de que veía un espectáculo y escuchaba otro. La casita rústica del escobero Pedro se convirtió en una triste y blanquecina cocina de la clase obrera británica; su fatigada mujer, Joanna Lumley que daba vueltas encima de unos enormes tacones y tragaba píldoras que daba gusto, tenía un aspecto bastante menos fabulosa que cuando aparece en la BBC. La segunda escena fue la mejor: un comedor enorme con papel de pared pintado de verde selva, y el servicio estaba representado por ramas en libreas y lacayos con cabezas de pez a lo Tenniel. El “sueño pantomima” de Humperdinck de catorce ángeles que descienden del cielo para proteger a los niños dormidos, fue sustituido por un grupo de trece (al menos es lo que conté) cocineros mofletudos exhibiendo jerárquicamente sus obras maestras a los hambrientos y dormidos niños. A su manera, fue una escena hermosa y cautivadora, gracias sobre todo a la habilidad exquisita del escenógrafo John Macfarlane, que consiguió elevarla muy por encima de los esperpentos anteriores de Jones, como la Captura de Troya que produjo la ENO y la muy criticada Macbeth que hizo el pasado verano en Glyndebourne. Pero si Jones quiso cambiar el escenario de Humperdinck, ¿por qué no lo hizo con una traducción que reflejara ese distinto punto de vista? ¿Y por qué no en un inglés americano en lugar del casi ininteligible británico de David Pountney? El reparto podía haber estado cantando igual en alemán — Christine Schäfer que interpretó una soberbia y bien cantada Gretel hubiera estado más contenta así. Ella y Alice Coote, que interpretó con hermosa voz un gracioso Hansel, estuvieron magníficos, y Rosalind Plowright y Alan Held, que interpretaron sus padres, hicieron interpretaciones muy sólidas, incluso si fue casi imposible reconocer en los gritos de Plowright una de las sopranos más hermosas de Gran Bretaña. En el papel de la Bruja, el hábil Philip Langridge disfrazado de lóbrega cantante de music hall, repitió una estúpida tradición del Met de dar un papel a un hombre, lo que realmente debe ser cantado en un alegre tour de force por una mezzo de gran fuerza — después de todo el papel es una parodia del hochdramatische wagneriano. Pero con todo fue una tarde muy agradable para el oído. Siempre he pensado que Jurowski es uno de los mejores directores de ópera de hoy con obras tan diferentes como Parsifal y Die Fledermaus. Aquí consiguió una fusión de estas dos en Hansel que presentó a Humperdinck como un feliz híbrido de rey de los valses y el Maestro de la Colina Verde. Esa fue la verdadera magia de la tarde. Patrick Dillon 33-48 FILM:Actualidad 23/1/08 17:40 Página 37 AC T U A L I DA D BÉLGICA Sasha Waltz monta un Purcell acuático ENEAS ENTRE TRITONES BRUSELAS La Monnaie. Purcell, Dido y Eneas. Sarah Connolly, Elizabeth Cragg, Jean-Paul Fouchécourt, Reuben Willcox. Director musical: Daniel Reuss. Directora de escena: Sasha Waltz. Invitadas por la Monnaie, la compañía Sasha Waltz & Guests y la Akademie für Alte Musik Berlin presentaron su versión de la ópera Dido y Aneas de Purcell en el auditorio del Théâtre National de Bruselas. Como no se conservó ninguna de las partituras originales de Purcell, lo normal es que sean necesarias algunas reconstrucciones y adaptaciones cuando se interpreta la ópera y esta vez le tocó a Attilio Cremonesi añadir toda la música a las partes que faltan en la partitura de 1750, y que Nahum Tate había indicado en su libreto. Así que se apropió de música de las Canciones de bienvenida y de El rey Arturo y del rico repertorio instrumental de las semióperas de Purcell. Ya que resulta difícil reconstruir el prólogo, que está formado por monólogos y diálogos en recitativo, un dúo, danzas y coros, decidió no tocarlo y dejó que Sasha Waltz lo escenificara y lo coreografiara. Como, al parecer, el prólogo trata de las Nereidas y los Tritones emergiendo de las olas y bailando, Sasha Waltz colocó una especie de acuario en el escenario en el que los bailarines podían zambullirse y nadar. El resultado fue unas cuantas bonitas imágenes, interrumpidas por textos hablados en idiomas no siempre comprensibles y acompañados por música y coros. Sin embargo, los bailarines secándose al salir del agua y el ruido provocado por las ruedas del acuario cuando fue retirado del escenario estropearon el ambiente. Luego, durante el resto de la ópera, el escenario quedó casi vacío (los decorados de Thomas Schenk y Sasha Waltz, iluminación de Thilo Reuther). La puesta en escena combinaba cantantes, miembros del coro y bailarines con varios vestidos distintos de Christine Birkle (que no siempre favorecían) que se movían en grupos de los que salen personajes que son de difícil identificación y en la mayoría de los casos están acompañados de un doble. Hay tres Didos y Hechiceras (un cantante y dos bailarines), dos Eneas y Belindas (un cantante y un bailarín), etc. Lo que ocurre con los personajes y su interacción es a veces difícil de seguir con todo este ajetreo visual. Uno se preguntaba sobre la desesperación de Dido, ya que su relación con Eneas pasó casi inadvertida y cuando cantó su hermosa aria Cuando yazca bajo la tierra tuvo que lidiar con una peluca que le tapaba la cara. Al parecer Sasha Waltz quiso presentar Dido y Eneas como una masque moderna en la que la música, canciones, el baile y la palabra hablada alternan, pero lamentablemente no hubo un buen equilibrio entre los diferentes partícipes y la ópera naufragó debido a varias otras causas. Fue una pena, porque la Akademie für Alte Musik Berlin, dirigida por Daniel Reuss, tocó soberbiamente, cuando el ruido procedente del escenario no ahogaba su sonido. Los cantantes eran excelentes. Sarah Connolly interpretó una elegante, humana y enternecedora Dido, Elizabeth Cragg fue una espléndida Belinda y Jean-Paul Fouchécourt una malvada y despreciativa Hechicera. En cambio, Reuben Willcox en el papel de Eneas estuvo muy pálido, pero tampoco le ayudó para nada la escenificación. Erna Metdepenninghen 37 33-48 FILM:Actualidad 23/1/08 17:40 Página 38 AC T U A L I DA D FRANCIA La Orquesta Barroca de Sevilla se presenta en París TRIUNFAL DEBUT PARÍS Sala Gaveau. 11-I-2008. Cornelia Samuelis, soprano; Carlos Mena, contratenor; Markus Schäfer, tenor; Thomas Bauer, bajo. Coro Arsys Bourgogne. Orquesta Barroca de Sevilla. Director: Pierre Cao. Haendel, El Mesías. La Orquesta Barroca de Sevilla inició en diciembre pasado una colaboración con el Coro Arsys Bourgogne, conjunto fundado en 1999 por Pierre Cao, cuya primera experiencia ha consistido en una gira con El Mesías de Haendel que incluía seis conciertos en España (tres de ellos en el formato de conciertos participativos, con adición de coros de aficionados) y tres en Francia. Celebrados éstos entre el 10 y el 12 de enero, el más destacado de todos fue el segundo, que tuvo como sede la histórica Sala Gaveau de París, llena para la ocasión de un entusiasta y respetuoso público. Ni que decir tiene que para el conjunto español, que actuaba por primera vez en el extranjero, el examen era de máxima exigencia, y si hay que juzgar por la reacción del público, su nota roza la matrícula de honor. Casi 13 minutos de aplausos, palmas rítmicas y aclamaciones continuas antes de la propina (el Aleluya, con los solistas integrados en el coro) recompensaron la que en efecto fue una espléndida interpretación del célebre oratorio haendeliano. Pierre Cao ha trabajado intensamente una partitura que demostró conocer hasta sus últimos detalles. La suya fue una interpretación vitalista, vigorosa, de acentos penetrantes, articulación muy marcada y tempi en general rápidos, bien contrastados los pasajes más brillantes con los intimistas y magníficamente resueltos los números fugados. Arsis respondió de forma admirable por precisión, transparencia, equilibrio y delicadeza, aunque, como demostró al día siguiente en el concierto que cerraba la gira en la localidad de Sens, en los momentos más exultantes se guardó algunos decibelios en el bolsillo. Impecable la actuación de la Barroca de Sevilla, que, con Andoni Mercero de concertino, sonó redonda, cálida, empastada, muy refinada en el fraseo, ágil, intensa, brillante, atenta siempre a las más nimias inflexiones de la batuta. Carlos Mena sobresalió por la perfección técnica, la sugerente forma de orna- mentar los da capo y la acostumbrada potencia expresiva de sus intervenciones. Espléndido también el bajo Thomas Bauer, de pasta vocal oscura y gran flexibilidad, aunque llegó algo justo a su gran aria de la trompeta. Cornelia Samuelis empezó algo dubitativa en las agilidades de Rejoice!, pero creció con la obra, firmando un aria final de delicadísimo fraseo. Muy poderoso el tenor Markus Schäfer, algo estentóreo en sus arias más explosivas. Gran triunfo general, que resultó especialmente emotivo para la Barroca de Sevilla, que vive el momento más importante de su aún corta historia. Pablo J. Vayón 40 años de la Orquesta de París HOMENAJE A PIERRE BOULEZ París. Sala Pleyel. Cité de la Musique. Maison de la Musique. 27-XI/16-XII-2007. Ciclo Boulez. Coro Accentus. Orquesta de París. Ensemble InterContemporain. Directores musicales: Pierre Boulez y Christoph Eschenbach. Obras de Bach, Berg, Boulez, Messiaen, Monteverdi, Stravinski, Webern, etc. C 38 uatro instituciones musicales parisienses, la Orquesta de París, que celebra esta temporada sus 40 años, el Ensemble InterContemporain, que festejó sus 30 en 2006-2007, la Sala Pleyel y la Cité de la Musique, se han asociado para presentar un Ciclo Pierre Boulez, el hombre al que todas ellas, por diversos motivos, deben tanto. En 1967, cuando la creación de la Orquesta de París, Boulez estaba menos preocupado por la aparición de una orquesta nueva que por la reforma de la Ópera. Jean Vilar le invitó a juntarse con él y con Maurice Béjart para reflexionar sobre un proyecto de reforma de este teatro. Pero mayo del 68 puso término brutal a esta colaboración. Es en 1975 cuando, por iniciativa de Daniel Baren- boim, entonces director musical de la orquesta, Boulez la dirige por vez primera, acompañando a Barenboim en el Quinto Concierto de Beethoven y dirigiendo la versión original de El pájaro de fuego de Stravinski. Más tarde, junto al mismo Barenboim, establece con el Ensemble InterContemporain las series de Conciertos con dos orquestas. Boulez y Eschenbach han retomado la idea en el marco de este ciclo. Los conciertos se han repartido, atendiendo al repertorio, entre la Sala Pleyel y la Cité de la Musique, reunidas hoy dentro de una misma entidad. Boulez estableció los programas como siempre lo ha hecho desde los tiempos del Domaine musical, planteando relaciones —no siempre inmediata- mente preceptibles— entre períodos extremadamente alejados en el tiempo. Así, Boulez ha enfrentado los Madrigales de Monteverdi con su Marteau sans maître, a fín de que el público percibiera cómo la poesía traspasa las épocas y cómo la aproximación puede ser múltiple. Ha confiado igualmente a jóvenes colegas la orquestación de El arte de la fuga de Bach, no para comparar el contenido de la obra, sino el continente, la manera en que suena una misma obra, se escriba para gran orquesta o para ensemble. Cada uno de los conciertos ha obtenido un considerable éxito de público, entre el que se encontraban muchos compositores. La asistencia fue especialmente numerosa cuando el propio Boulez diri- gió a sus músicos favoritos: Webern, con una Passacaille asombrosa de timbre, de energía y de poesía; Messiaen, cuya Chronochromie se reveló más deslumbrante que nunca y unas Bodas de Stravinski de rítmica implacable y de una frescura y aspereza asombrosas, mientras que de su propio Soleil des eaux, Boulez ofreció una lectura de exacerbado lirismo. Eschenbach, aparentemente no muy en forma durante su primer concierto (las dos versiones de la Suite lírica de Berg, las dos versiones de la Op. 5 de Webern y Tres improvisaciones sobre Mallarmé extraídas de Pli selon pli de Boulez), otorgó de un seductor programa didáctico una interpretación átona. Bruno Serrou 33-48 FILM:Actualidad 24/1/08 16:10 Página 39 AC T U A L I DA D FRANCIA Primera ópera de Thierry Pécou SOBRE LA INTOLERANCIA París-Nanterre. Maison de la Musique. 11-I-2008. Pécou, Les sacrifiées. Savan Manoukian, Sylvia Vadimova, Jacqueline Mayeur. Ensemble TM+. Director musical: Laurent Cuniot. Director de escena: Christian Gangneron. Decorados: Thierry Leproust. Vestuario: Claude Masson. T hierry Pécou, uno de los compositores franceses más atractivos y originales, ofrece a los 42 años con su primera ópera una magistral lección de humanidad. Tras la experiencia dramática adquirida con su bella cantata Passeurs d’eau estrenada en Grenoble en 2005, donde reinventaba los rituales amazónicos, Pécou propone una ópera que se presenta como un nuevo ritual, fundado esta vez en la tragedia, con su coro antiguo, sus lamentaciones y ritmos orientalizantes inspirados en la tradición árabe, todo ello aclimatado al mundo contemporáneo. Adaptada de la obra homónima Las sacrificadas de Laurent Gaudé (Premio Goncourt 2004 por Le soleil des Scorta), la ópera de Pécou cuenta en dos horas cuarenta años de la historia de Argelia, de 1960 a 2000, por medio de tres figuras emblemáticas de mujeres sacrificadas por la barbarie, la intolerancia y el obscurantismo de los hombres, perseguidas además por la fatalidad proyectada por un ancestro común. Cada una de ellas da su nombre a un acto: Raïssa, joven víctima de las exacciones del ejército francés; Leïla, su hija nacida de una violación perpetrada por soldados que escoge mutilarse para no transmitir a su descendencia la maldición de su abuela; la bella Saïda que, por haberse occidentalizado, es quemada con vitriolo por su hermano fundamentalista, al que mata tras ser adoptada por Leïla. Las tres son forzadas a la huida, durante la cual la mayor muere extenuada. Escrita para nueve instrumentistas (flauta, oboe, clarinete, trompeta, trombón, acordeón, percusión, violín y contrabajo), seis cantantes y THIERRY PÉCOU cuatro actores, esta ópera de cámara desborda en ideas y atmósferas. La partitura encierra una infinidad de perfumes y colores que constituyen el sello de este compositor exigente, sensible y expresivo que sabe hacer suyos los modelos en que se inspira. El particular uso del parlato y el cincelado de las líneas vocales, ceñidas y virtuosas, permite al canto desarrollarse, manteniendo la inteligibilidad del texto. Dirigidos con ímpetu y sin pathos por Laurent Cuniot, los músicos del Ensemble TM+ destacan los relieves de la partitura, sus perfumes orientales y fulgurante lirismo, mientras Christian Gangneron, en una escenografía de Thierry Leproust sobria pero eficaz firma una puesta en escena inteligente y sensible que sirve hábilmente la gestualidad proyectada por el compositor. Los cantantes son el único escollo de esta producción, superados por los desafíos de la obra, tanto desde el punto de vista vocal (con la excepción notable de Sevan Manoukian, Saïda voluptuosa, y de Sylvia Vadimova, Leïla sensible), como del rigor rítmico y la declamación. Bruno Serrou 39 33-48 FILM:Actualidad 23/1/08 17:40 Página 40 AC T U A L I DA D ITALIA Maria Stuarda regresa a la Scala TODO POR LAS VOCES Marco Brescia Teatro alla Scala. 15-I-2008. Donizetti, Maria Stuarda. Mariella Devia, Anna Caterina Antonacci, Francesco Meli, Simone Alberghini, Pietro Terranova. Director musical: Antonino Fogliani. Director de escena, escenografía y vestuario: Pier Luigi Pizzi. MILÁN Anna Caterina Antonacci y Mariella Devia en Maria Stuarda 40 El encuentro entre María Estuardo y la gran Isabel de Inglaterra se ha renovado en la Scala 37 años después de las representaciones de 1971 con Montserrat Caballé y Shirley Verrett, y quizá la nueva producción parecía inevitablemente concebida en función de las dos protagonistas, con un director de orquesta mediocre, pero listo a secundarlas, y con una puesta en escena sobria, elegante, pero carente de ideas. Así, la propuesta de una ópera como Maria Stuarda de Donizetti, de calidad discontinua, pero rica en grandes páginas, sobre todo en el acto conclusivo, se ha resuelto con el triunfo personal de Mariella Devia, que se impuso con una seguridad técnica y musical y con una pureza de emisión siempre admirable, que le permitieron superar cada obstáculo con aparente facilidad y naturalidad y dar noble evidencia a la dulzura resignada y a la fiereza de su personaje. La parte de Isabel, menos gratificante, no es quizá la más apropiada para las cualidades vocales de Anna Caterina Antonacci; que sin embargo ha sabido interpre- tarla con gran eficacia, aparte de que la incisiva presencia escénica y musical hacía olvidar algunas leves faltas vocales. Buen rendimiento ofreció Francesco Meli, acaso un poco frágil en el papel de Roberto. Entre los protagonistas, Simone Alberghini, en el estreno, ocupó sin problemas el puesto de Carlo Cigni, Cecil era Piero Terranova; Anna, Paola Gardina. Estupendo el coro. Correcta, pero magra e incolora la dirección de Antonino Fogliani. Sobrio y despojado el montaje de Pier Luigi Pizzi, que retomaba con las modificaciones necesarias el del verano pasado en Macerata. La escena aparece encerrada entre barras al fondo y a los lados, evocando una cárcel, el espacio escénico está articulado con gradas y practicables siempre dispuestos simétricamente, la dirección parece del todo apática, hasta llegar a la inexistencia, quizá por eso en el estreno una parte del público manifestó su desacuerdo con Pizzi, naturalmente además de con Fogliani. Paolo Petazzi 33-48 FILM:Actualidad 23/1/08 17:40 Página 41 AC T U A L I DA D ITALIA Desacostumbrado comienzo de temporada FAUSTO DISCONTINUO C.M. Falsini Teatro Regio. 13-I-2008. Schumann, Szenen aus Goethes Faust. Markus Werba, Daniela Bruera, Michele Pertusi, Richard Decker, Désirée Rancatore, Sabina von Walther, Nino Surguladze, Stefanie Irányi. Director musical: Donato Renzetti. Director de escena, escenografía y vestuario: Hugo de Ana. DONATO RENZETTI PARMA En Parma, la temporada se ha inaugurado de manera insólita, con una representación de las Escenas de Fausto de Schumann, una obra maestra que no se programa con frecuencia y que en realidad no está destinada al teatro. No pertenece a un género bien definido, pues aunque en el título aparezca la palabra “Escenas”, puede considerarse un oratorio. Decisiva es la renuncia a toda continuidad narrativa. Schumann, de hecho, que trabajó en su Faust en fases diversas entre 1844 y 1853, comenzó por la escena final y continuó poniéndole música a las otras escenas, privilegiando la segunda parte de Fausto y escogiendo algunos fragmentos que le eran congeniales: los encantos de Ariel, la lívida escena de medianoche con las cuatro mujeres grises, la muerte de Fausto; mientras que de la primera parte provienen el dúo de amor y dos momentos del drama de Margarita. La inquieta, esencial fragmentariedad es uno de los grandes motivos de fascinación de la extraordinaria intensidad de esta partitura, acaso la cumbre de la madurez plena de Schumann, aun si por mucho tiempo ha sido infravalorada: intentar su puesta en escena es un desafío excepcionalmente arduo. En Parma se ha confiado a la fantasía visionaria de Hugo de Ana, tal vez un poco sobrecargada para Goethe y Schumann. Usando, como de costumbre, proyecciones, imágenes virtuales, símbolos cabalísticos y alquímicos, inventando soluciones escénicas diversas para cada fragmento, De Ana ha propuesto una rica sucesión de imágenes, un espectáculo sugestivo por momentos; por ejemplo, en las escenas más oscuras, como la de los lemures y la muerte de Fausto, con algunas caídas de gusto (¿por qué Ariel y su séquito son presentados tan kitsch, a lo género fantasy?). Es un espectáculo destinado a dividir las opiniones, como así ha ocurrido. Desde el punto de vista musical, notable en su conjunto el reparto, en el que merece elogio especial el Fausto de Markus Werba, el Mesfistófeles de Michele Pertusi, la Margarita de Daniela Bruera y el Ariel de Richard Decker. Donato Renzetti obtuvo de la válida orquesta una respuesta correcta, con impulso, pero sin superar una cierta generalidad, suscitando la impresión de que este Schumann no le resultaba del todo próximo. Paolo Petazzi 41 33-48 FILM:Actualidad 23/1/08 17:40 Página 42 AC T U A L I DA D SUIZA Franziska Severin se despide con la ópera de Bizet de St. Gallen CARMEN EN EL CINE Theater. 5-I-2008. Bizet, Carmen. Mary Ann McCormick, Angela Fout, Javier Palacios, Angelo Veccia, David Maze, Tijl Faveyts, Evelyn Pollock, Gledreè Povilaityté. Director musical: Stéphane Fromageot. Directora de escena: Franziska Severin. Decorados y vestuario: Stephan Mannteuffel. ST. GALLEN Ya durante la obertura se proyectan fragmentos de la película muda Carmen de Ernst Lubitsch, de 1918, sobre una pantalla que hay encima del escenario. La orquesta acompaña con ligereza la acción, y ya aquí demuestra Stéphane Fromageot, con la etérea agilidad de su ejecución, que comprende la música de Bizet no tanto como una tragedia escénica sino como un chispeante drama en torno a la pasión y el erotismo en el espíritu de la opéra-comique francesa. Franziska Severin, que a partir de la próxima temporada será directora de producciones en Leipzig, se queda en los años 20. Y en el cine: la manufactura de tabacos se convierte en un burdel de lujo, y los contrabandistas fuman cigarrillos envueltos en vestidos de noche y trajes mafiosos bajo el enorme toro de Osborne. Todo ello ante el mar de luces de una gran ciudad y un andamio que recuerda de cerca a las enormes letras del mundialmente famoso lema de Hollywood. El final no es una corrida de así, en cierto modo, a un segundo plano. Carmen, representada y cantada con pasión por Mary Ann McCormick, logró imponerse algo más que el Don José de Javier Palacios, que sólo brilló en las partes puramente cantadas, donde realmente lucieron sus altas cualidades. El Escamillo de Angelo Veccia resultó algo pálido, mientras que Angela Fout como Micaela tenía tantas cosas que hacer que le impidieron mostrar realmente su voz. toros sino la gala de un festival de cine con Escamillo como gran estrella y Carmen como modelo de cristales Swarowsky a su lado. Pero Severin no se centra sólo en los numerosos clichés de postales turísticas españolas, en el frenético ir y venir por el pequeño escenario o en la multitud de acciones paralelas. Sino que también propone una detallada e individualizada dirección de actores, que constituye uno de los mayores aciertos de esta ambiciosa producción. Los protagonistas pasan Reinmar Wagner David Poutney dirige La juive de Halévy NEIL SHICOFF EN SU PAPEL ZÚRICH No hay ninguna duda de que se trata de su obra: Neil Shicoff ha devuelto prácticamente en solitario la primera grand opéra de Jacques Fromental Halévy, La juive, de 1835, nuevamente a los escenarios. La ópera ha podido verse ahora también en Zúrich, después de 80 años de ausencia. Con su conocida y absoluta entrega, el tenor norteamericano se ha identificado por completo con la ambigua figura de Eléazar, un orfebre judío, que, al igual que el Shylock shakespeareano, a pesar de sus cualidades negativas como la avaricia o una implacable sed de venganza, se convierte en el personaje más simpático y en la gran figura trágica de la obra. La historia de Eugène Scribe no se ahorra ningún elemento melodramático, y explota todas las posibilidades de los conflictos religiosos y sentimentales entre los personajes. La música de Suzanne Schwiertz Opernhaus. 4-I-2008. Halévy, La juive. Malin Hartelius, Ángeles Blancas, Neil Shicoff, Alfred Muff, Celso Albelo, Massimo Cavalletti. Director musical: Carlo Rizzi. Director de escena: David Pountney. Decorados: Robert Israel. 42 Ángeles Blancas y Neil Shicoff en La juive de Halévy Halévy no alcanza siempre la misma altura, aunque ofrece amplias oportunidades dramáticas. Carlo Rizzi no logró paliar por completo estas carencias, pero consiguió mostrar el color francés de la partitura y su riqueza tímbrica y, sobre todo, mantener en todo momento el pulso dinámico de la exten- sa pieza. La expansividad de la voz de Shicoff sigue siendo capaz de dar grandeza e importancia al personaje. No obstante, la mayor impresión la causó la soprano española Ángeles Blancas, que brindó un excelente retrato en una imponente Rachel. En el Cardenal Brogni de Alfred Muff encontró el tenor un poderoso contrapunto. Algo ligera, pero vocalmente sólida y virtuosística, fue la princesa Eudoxie de Malin Hartelius. Celso Albelo cantó un Léopold algo limitado en cuanto a fuerza y capacidad de resistencia. El montaje de David Pountney traslada la acción desde el Concilio de Constanza, a comienzos del siglo XV, hasta el París de la época del caso Dreyfus, cuando se desencadenó un violento antisemitismo en torno a la supuesta traición del oficial judío Alfred Dreyfus. Este cambio no aportó gran cosa a la producción, y los pretendidos efectos de shock de la masa contra los judíos resultaron un mero adorno ante los violentos conflictos fundamentales de los protagonistas. Además, la dirección de actores por parte del regista inglés tampoco presentó muchas sorpresas. Reinmar Wagner 33-48 FILM:Actualidad 23/1/08 17:40 Página 43 33-48 FILM:Actualidad 23/1/08 17:41 Página 44 E N T R E V I S TA MICHAEL NOONE Fotos: Ana Ponce “NO QUIERO CAER EN LOS TÓPICOS DEL MISTICISMO ESPAÑOL” D ecir Michael Noone es decir muchas cosas. Es hablar de polifonía, es pasión, erudición. Pero también es hablar de compromiso, de investigación, de dedicación y de trabajo. Noone nos recibe entre sesiones de grabación en el King’s College de Cambridge de su primer disco dedicado a Tomas Luis de Victoria, el gran maestro español de la polifonía. Su conversación surge espontánea y apasionada. El repertorio al que se dedica es su gran amor, su pasión, su vida. Habla con vehemencia, con sentido del humor y con convencimiento, y contagia su optimismo y sus ganas de hacer cosas a quien le escucha. Preocupado por nuestro patrimonio, por su preservación, por su recuperación y por su difusión desde sus años de estudiante en Sydney, este australiano enamorado de España se emociona con cada uno de los proyectos en los que se sumerge. El último: Atalanta fugiens. 44 33-48 FILM:Actualidad 23/1/08 17:41 Página 45 E N T R E V I S TA MICHAEL NOONE Fotos: Ana Ponce ¿Cómo se llega desde Sydney hasta Toledo? Todo comienza hace veintiséis años. La primera vez que pisé tierra española era un joven australiano que no hablaba ni una sola palabra de castellano. Pero llegué hasta aquí porque me fascinaba la música española de los siglos XVII y XVI. En Australia cantaba las obras de Victoria, compositor que precisamente estamos grabando ahora aquí, en Cambridge, por primera vez. Y desde allí me preguntaba cómo podría descubrir más, saber más sobre este periodo, sobre esta música que me interesaba tanto. Así que decidí ir directamente al grano y me decanté por Toledo por ser sede de la Primada y también pensando en la riqueza de sus archivos. Sé que suena a tópico, pero las catedrales, los monasterios, los Palacios Reales en España están llenos de tesoros y hay tanto por hacer, tanto por descubrir. En aquel entonces yo no podía imaginar que existieran toda estas riquezas, pero sí tenía claro que era imprescindible aprender el idioma, algo que hice sobre la marcha mientras comenzaba un proyecto, creo que importante, sobre el archivo de manuscritos de la Catedral de Toledo. Un año después me vine hasta aquí, al King’s College de Cambridge, donde existe una enorme tradición de música coral, para formarme como director y estudiar todo aquello que tiene que ver con la práctica de la música. Durante este tiempo persistió en mí el anhelo de volver a España y desde 1981 he vuelto todos los años para pasar periodos de, a veces, una semana, o incluso hasta seis meses. En el año 2000 decidí trasladarme definitivamente a España y me establecí en Toledo. La verdad es que vivir allí es un poco raro para un extranjero, ¿verdad? Pero con Madrid al lado, y tantos amigos y tanta riqueza es un lugar ideal. Esto me ha permitido trabajar en la investigación casi a diario en la Catedral de Toledo y me ha llevado también a otros lugares, porque siguiendo pistas de obras que he descubierto allí he llegado hasta México o Guatemala, además de visitar en España casi todas las Catedrales y bibliotecas más importantes. Y me doy cuenta de algo esencial: hasta el año 2000 mi trabajo fue más o menos exclusivamente musicológico, pero esto sólo es la mitad del cuento. Hasta que esta música llega al oído del público ninguna de todas estas investigaciones tiene sentido. Al fin y al cabo hablamos de música, de algo que tiene que sonar. Así que busqué varios cantantes e instrumentistas para poder hacer conciertos y grabaciones. La verdad es que ya en 1995 había empezado a grabar. Creo que tengo como doce o quince discos en la calle en este momento. La gran mayoría son primicias mundiales de obras que he descubierto en varios archivos y también de obras que se grababan por primera vez. Estamos hablando también de compositores del Siglo de Oro completamente desconocidos como Sebastián de Vivanco, su primera grabación monográfica la hemos hecho nosotros; o también obras de compositores como Andrés de Torrentes o Bernardino de Rivera, que fue el maestro de Tomás Luis de Victoria y completamente desconocido. Es curioso que pensemos en el Siglo de Oro como en la época de Victoria, Morales y Guerrero. Y, en cierto modo, claro que es así, pero también hubo muchos otros compositores escribiendo obras maestras. Para mí este es un viaje de descubrimiento y es importantísimo poder ligar toda la parte teórica con la práctica de la música, ya sea en conciertos o en grabaciones. Antes ha dicho que está ahora dedicado a la grabación de un disco con música de Tomás Luis de Victoria. ¿Por qué ha esperado hasta este momento? Ahora estamos cerrando el círculo, porque por primera vez estamos aquí, en Cambridge, grabando obras de Tomás Luis de Victoria. Hasta ahora no me había atrevido a grabar nada de este compositor “pata negra”, pero es que estamos acostumbrados a pensar en Victoria como un compositor abulense o romano. Y la verdad es que con catorce o quince años este joven de Ávila se fue directamente a Roma al Collegium Germanicum de los Jesuitas, pero lo cierto es que en 1586 volvió de nuevo a su país, a Madrid, como maestro de capilla de las Descalzas Reales. Allí vivió y compuso hasta su muerte en 1611, es decir, durante veinticinco años y en este sentido estamos hablando de un compositor eminentemente madrileño. Es curioso, también, porque hay muy pocos madrileños que tengan a Victoria como tal. Si se les pregunta por un compositor madrileño, la mayoría pensaría en Barbieri, pero jamás Tomás Luis de Victoria a pesar de ser un compositor conocido. Esto me parece curioso. En ese sentido, en esta grabación nos estamos centrando en las obras escritas tras su vuelta a España. Hablamos por tanto de obras madrileñas y la verdad es que eso me gusta. Y son madrileñas no sólo por haber sido escritas en esa ciudad, sino porque son también obras innovadoras. Hay muchas cosas nuevas que Victoria incorpora en Madrid. Los españoles estamos, están acostumbrados a pensar en la influencia en el Siglo de Oro de la música italiana, pero no estoy de acuerdo. Creo que lo que sucedió es que algunos españoles fueron a Italia y volvieron, y lo que escribieron no era italiano, sino español, hecho por españoles con horizontes internacionales, pero desde España, desde su tierra. Esto hay que reivindicarlo, claro está, sin caer en el tópico del nacionalismo exagerado. Las obras que estamos grabando fueron no sólo escritas, sino también impresas en 1600 en Madrid. Debemos pensar también en cómo era Madrid en esa época: un pueblecito, al que en 1561 Felipe II trasladó la corte; de alguna manera era una ciudad cuarentona, bueno, no una ciudad, sino una villa. Seguramente una villa pequeña, pero con corrientes internacionales y con pretensiones también internacionales y de importancia. Después de haber sufrido tantos expolios, de haber soportado pequeños grandes robos de personas particulares, ¿le resulta fácil poder acceder a los archivos de las catedrales? Hay de todo, pero la verdad es que en los últimos años he podido disfrutar en varias catedrales, y especialmente en la Primada, de un acceso privilegiado que agradezco de forma muy especial al deán, al cabildo y a los archiveros. Pero soy consciente de que estos archivos encierran una riqueza inmensa y hay que 45 33-48 FILM:Actualidad 23/1/08 17:41 Página 46 E N T R E V I S TA MICHAEL NOONE 46 tener mucho cuidado con los investigadores que entran en ellos. Yo soy uno de los investigadores que han protestado un poco a la hora de poder acceder, pero hay que pensar que es complicado. Tenemos estas historias de investigadores que han robado mapas incluso de la Biblioteca Nacional, por ejemplo… Yo ahora estoy haciendo un trabajo de catalogación del archivo de la Catedral de Toledo y puedo disponer de todos los medios que necesito, así que en este sentido no puedo quejarme. Lo que sí creo es que en España estamos faltos todavía de jóvenes musicólogos investigadores con inquietudes. Y no sólo eso, también faltan plazas para esta nueva generación. Es muy importante que en España exista una formación tanto de investigación como de práctica. No quiero decir que no exista este tipo de formación, pero hay que fomentar, preservar y mejorar lo que tenemos. Claro que en un mundo en el que se busca el dinero fácil, una carrera musical es complicada. Se puede ganar mucho dinero, pero exige muchísima dedicación. Al fin y al cabo estamos hablando de la sangre de un país, la cultura es lo que hace a un país, lo que define su forma de ser. Estoy cayendo un poco en el nacionalismo y no quiero, pero es que estamos hablando de Patrimonio de la Humanidad. Vivimos en un mundo muy amplio e internacional, y por eso no quiero caer en que debamos cuidar sólo de nuestra, nuestra y nuestra cultura. También hay que difundirla. Esto es muy interesante en España: su cultura en términos de música es desbordante. Creo que en este momento no hay ningún país que tenga tanta riqueza musical sin recuperar o a la espera de ser recu- perada. En este sentido estamos en un momento muy emocionante. En Francia, en Italia o en Alemania la riqueza musical está fuera de duda, pero estoy seguro de que no queda tanto por descubrir. En España, sí. Sí. Por poner un ejemplo, no existe ninguna edición completa fiable de un gran maestro como Victoria y esto es algo más o menos imprescindible. También a la hora de grabar o de interpretar, no quiero caer en el tópico de que hay una única manera de hacerlo. Hay muchas y hay que interpretar y que reinterpretar. Por eso yo fui directamente a los archivos: manejando los libros de gastos, las actas capitulares, los libros de pagos del XVI y del XVII, buscando precisamente cualquier dato que me pueda informar sobre la manera exacta en que se interpretaban las cosas. Tampoco pretendo conseguir una interpretación que esté duplicando el pasado. Estamos trabajando con músicos de hoy, con oídos de hoy y con un público de hoy. Esto es muy importante, pero no debemos olvidar que trabajamos con un patrimonio y debemos conocer cómo fue en su época. ¿Y cuáles cree que son las diferencias que lo distinguen de otros de sus colegas, como Paul van Nevel, o Paul McCreesh, que abordan también este tipo de repertorio? Esto es interesante, porque un problema que tengo es que siempre estoy pensando en un sonido que me resulta difícil de describir, en una combinación de instrumentos y de voces que es de la época, y la mayoría de los intérpretes no usan instrumentos. Creo que estamos buscando un sonido un poco distinto. Pensando en cómo fue el XVI en España, que no tenía nada que ver con cualquier ciudad europea, encuentro que ese siglo fue más complejo en España. Su banda sonora era más variada, diría yo. Por eso busco siempre el sonido de las chirimías, de los sacabuches, de los cornetos e incluso del órgano. Para esta grabación de Victoria, precisamente, estamos trabajando con un organista español, Andrés Cea, que toca de maravilla. No sé si consigo explicar bien lo que pretendo conseguir con el sonido. Es algo distinto, algo que va al grano. No quiero caer en los tópicos del misticismo español, del místico abulense, pero reconozco a la vez que eso es lo que están escuchando muchas personas. Además del sonido, en sus grabaciones, especialmente en la Misa Super flumina Babilonis, se puede sentir un pulso claro, un pulso que confiere una dirección a la música. ¿Hasta qué punto es importante seguir esta especie de pulsación, de metrónomo interno? Es una pregunta complicada. Yo creo que tenemos que ir al interior de la música para buscar lo que está escrito. No sé si me gusta esta idea de que tengo un pulso que puedo usar en cualquier lugar y en cualquier obra. Para esta misa de Guerrero discutimos bastante Juan Carlos Asensio, director de Schola Antiqua y Jeremy West, director de His Majestys, y yo. Pensábamos especialmente en la letra. Pienso que Guerrero, a la hora de componer, estaba pensando en el salmo y en la letra. Flumina quiere decir río y lleva en sí la idea de algo que fluye. Para esta grabación hemos buscado algo relajado, pero, repito, algo que fluye. Puede que haya un sentido de pulso, sí. 33-48 FILM:Actualidad 23/1/08 17:41 Página 47 E N T R E V I S TA MICHAEL NOONE En Boston trabaja usted como profesor en la Universidad. Sí, se llama Boston College, pero es una universidad de jesuitas que tienen allí, precisamente la comunidad más grande del mundo. La enseñanza me parece bastante importante. ¿Qué intenta transmitir a sus alumnos, qué mensaje quiere que se lleven después de haber pasado por sus manos? Creo que el amor por el arte. Es lo único. Pienso que vivimos en un momento en el que sufrimos una amnesia en lo que respecta a los tesoros de la cultura. Me gustaría ver en ellos amor, pasión por el arte. Y acostumbrado a la bonanza de la vida académica en los Estados Unidos, cuando vuelve a Europa con nuestros problemas de financiación para la cultura, etcétera, ¿le cuesta trabajo adaptarse, asumirlo? Bueno, no es del todo cierto. He trabajado en cuatro continentes y puede que a veces unos disfruten de un mejor momento que otros. No quisiera generalizar. Diría que no importa dónde estemos. Tenemos que aprovechar lo bueno y olvidar lo malo. Porque eso de quejarse de que los otros tienen más, lo he visto ya en varios sitios y me parece inútil. Quejarse es no avanzar. Exacto. Y tampoco soy amigo de criticar sistemas ni nada de eso. Cada uno es quien es y ya está. Es fácil decirlo porque estamos trabajando con jóvenes y en ellos siempre está esa ilusión por el futuro, la esperanza. Esto es algo que me alimenta muchísimo. ¿Y es usted también optimista frente al futuro de esta música, de los discos? La verdad es que sí. Estoy, como todo el mundo, un poco preocupado con lo que va a pasar con las nuevas tecnologías porque estamos todos pendientes de ello. Hay una crisis en el mundo de los sellos discográficos. Las grandes tiendas de discos en Estados Unidos están cerrando, pero no sucede los mismo, por ejemplo, en España. No sabemos lo que va a pasar, pero lo que sí es cierto es que el público de hoy tiene más acceso a un abanico de posibilidades sonoras que era impensable para nuestros padres o, qué decir, para nuestros antepasados. Tenemos tantas formas de acceder a la música o al disco que yo, personalmente, no tengo un fuerte sentimiento de crisis. Las cosas están cambiando, claro. España, por ejemplo, ha cambiado tanto, ha mejorado en muchísimos sentidos. Personalmente me gustaría que se frenase un poco porque me gusta la tranquilidad. Llevo una vida agitada, muy ocupado… Pero bueno, en un sentido siempre fue así, ¿no? Aunque no sé, puede que este sea otro tópico. ¿La tranquilidad? Sí. Esto es lo que veo cuando estamos aquí encerrados interpretando esta música de antaño. Para nosotros, también para el público, es una manera de transportarnos a otra época y a otro sentido de ser. Podemos estar en otro mundo durante una hora y media, y creo que nosotros los músicos tenemos para con el público esta responsabilidad. Mientras estamos ofreciendo un concierto hay un grupo de personas que están atentas disfrutando de una tranquilidad, de un momento de reflexión o de meditación… El repertorio al que ustedes se dedican, al menos para mí personalmente, nos devuelve la paz. Yo creo que sí. Muchas personas me dicen esto mismo después de un concierto, o me envían correos después de escuchar alguno de nuestros discos. Tras todo este trabajo de recuperación de los tesoros musicales en España han hecho también alguna pequeña incursión en la música italiana… Sí, pero no exactamente italiana. Hicimos una transcripción de todas las obras de un español, Fernando de las Infantas, de Córdoba. Un tipo muy interesante, pero los españoles no han investigado. Rafael Mitjana ha escrito sobre él un libro maravilloso pero sin transcribir ni una nota. Infantas estuvo también en Italia y los italianos tampoco le han prestado atención por ser español. Nosotros con estas transcripciones hemos hecho una grabación monográfica y todo este trabajo despertó mi interés por el intercambio de música y de músicos entre España e Italia en el siglo XVI. Morales o Victoria estuvieron en Italia pero volvieron a España. Infantas no lo hizo. Murió en Roma a principios del XVII. Pero a raíz de esto comencé a interesarme en la música de Gioseffo Zarlino, muy conocido como teórico pero del que nadie había escuchado su música. Una amiga descubrió una serie de motetes suyos sobre el Cantar de los cantares. La letra es tan hermosa, habla sobre el amor profano, el sacro, el espiritual. Me preocupa cuando se banaliza diciendo que es una letra erótica. Lo es, sí, pero no en el sentido que le damos hoy día, no es pornográfica ni mucho menos. El caso es que cuando grabamos este disco nos dimos cuenta de que la música respiraba también paz y tranquilidad. También pasión, sí, pero muy diferente a la pasión española. Tiene una luz especial. Me faltan las palabras para poderla describir. ¿Cómo surge el proyecto de hacer Atalanta fugiens? Jacobo Siruela ha fundado su nueva editorial, que se llama precisamente Atalanta, con un facsímil de lujo y con un estudio de un libro de alquimia publicado en 1617 por un tal Michael Maier en la corte del rey Rodolfo II de los Habsburgo, en la corte de Praga. Maier fue científico, compositor, astrónomo, y su libro es una mezcla de ciencia y magia. Contiene cincuenta emblemas, grabados, que son auténticas fantasías, maravillosos: parajes oscuros, alquimia, animales hermafroditas. Cada cuadro de estos cincuenta grabados tiene su epigrama en latín y aunque se haya traducido al castellano su comprensión es muy difícil porque al fin y al cabo estamos hablando de secretos. Hay también cincuenta fugas, que en realidad son cánones para tres voces. Estos cánones los hemos grabado también, y, como dice Jacobo Siruela, es la primera obra multimedia porque contiene texto, grabados y música. Puede que sea un poco exagerado, pero curiosamente me he encontrado en la librería Fuentetaja, en la calle San Bernardo, hace unos días, con el libro ya editado. Hojeándolo me he dado cuenta de que con la música los grabados cobran un sentido diferente. Hablamos de un mundo misterioso y muy extraño para nosotros. Un mundo de ocultismo, de artes oscuras, y para eso hemos elegido sacabuches, arpas, voces, órgano portátil. Curiosamente no sabemos nada de cómo fue interpretada esta música en su época. Se supone que fueron algunos súbditos para un grupo muy restringido de filósofos o de científicos probablemente. Usamos también para esta grabación un instrumento chino parecido a un violín de dos cuerdas y, lo más sorprendente, es que no suena nada a chino en la grabación. Lo que conseguimos con él fue añadir una voz misteriosa, como una voz del pasado. Al escuchar los cánones es inevitable pensar en Gesualdo. Sí. Es un misterio tan raro. Hay referencias a Gesualdo, a Machaut, a Perotin. Pero no es ninguno de ellos. Es bastante difícil hacer un concierto de música así, pero dentro del libro encuentra su contexto. Para nosotros fue un reto grande pero estoy muy contento con el resultado. Queda la posibilidad de poder hacer esta música en concierto en museos y parques arqueológicos de La Mancha. Hace unos días fui al Parque de Carranque. No sé si lo conoce. Es una villa romana del siglo V, a cuarenta minutos de Madrid y completamente desconocida hasta 1983. Estuvimos visitándola con el director del parque y hay un sentido de misterio del pasado, de una villa romana en plena Castilla-La Mancha que nunca fue habitada. Esto me hace insistir de nuevo en la importancia del patrimonio español y en todas sus riquezas por descubrir. Ana Mateo 47 33-48 FILM:Actualidad 23/1/08 17:41 Página 48 D I S C O S EXCEPCIONALES LOS DISCOS XCEPCIONALES DEL MES DE FEBRERO La distinción de DISCOS EXCEPCIONALES se concede a las novedades discográficas que a juicio del crítico y de la dirección de la revista presenten un gran interés artístico o sean de absoluta referencia. ARRIAGA: Cuartetos. CUARTETO MAHLER: Canciones. L’OISEAU-LYRE Los Siglos de Oro 0028947661467 HÄNSSLER CD 98.256 MOSAÏQUES. Un Arriaga de sonido seductor, estilo clásico terminal y extraordinarias planificación y realización. Un disco fundamental. E.M.M. Pg. 69 Surgen preguntas. ¿Otro Mahler? Sí ¿Imprescindible, a pesar del abultado catálogo mahleriano de grabaciones? Sí, también. B.M. Pg. 87 BEETHOVEN: Sonatas para violín y PENDERECKI: Capricho para violín y orquesta. e.a. P. PIEKUTOWSKA, violín; B. BILINSKA, piano. O. S. DE LA RADIO NACIONAL POLACA. Director: KRZYSZTOF PENDERECKI. piano. COREY CEROVSEK, violín; PAAVALI JUMPPANEN, PIANO. 3 CD CLAVES CD 50-2610/12 Un cantabile pulcro en el violín, transparente y jugando todas sus cartas en afinación. Sensacional. J.G.-R. Pg. 73 BEETHOVEN: Cuartetos op. 18. CUARTETO DE TOKIO. 2 CD HARMONIA MUNDI HMU 907436.37 El Tokio elabora un clasicismo moderno, nervioso, apolíneo y enérgico. Gran versión de esta deliciosa colección. E.M.M. Pg. 73 BROWN: Tracer. Folio. Special events. Octet. Four systems. String Quartet. New piece. NE(X)TWORKS ENSEMBLE. Director: CHRISTIAN WOLFF. MODE 179 Una producción que hay que saludar como la más extraordinaria grabación de las consagradas a la música de este autor. F.R. Pg. 78 DVORÁK: Concierto para violonchelo op 104. Variaciones sinfónicas op. 78. PIETER WISPELWEY, violonchelo. ORQUESTA FESTIVAL BUDAPEST. Director: IVÁN FISCHER. CHANNEL CCS SA 25807 Uno de esos milagros que nos obligan a incluir una nueva versión en nuestra discoteca. S.M.B. Pg. 80 HENZE: Boulevard Solitude. AIKIN, LINDSKOG, FOX. ORQUESTA DEL LICEU DE BARCELONA. Director musical: ZOLTÁN PESKÓ. Director de escena: NIKOLAUS LEHNHOFF. EUROARTS 2056358 Con ésta del Liceu tenemos ahora la referencia absoluta, tanto escénica y visual como vocal y orquestal. S.M.B. Pg. 54 HOWELLS: Sir Patrick Spens op. 23. Hymnus paradisi. C. RUTTER, J. GILCHRIST, R. WILLIAMS. THE BACH CHOIR. O. SINFÓNICA DE BOURNEMOUTH. DIRECTOR: DAVID HILL. NAXOS 8.570352 48 CHRISTOPH PRÉGARDIEN, tenor; MICHAEL GEES, piano. La versión de David Hill es admirable de todo punto. Un disco excepcional que, al precio de Naxos, resulta irresistible. C.V.W. Pg. 85 DUX 0582 Penderecki a la batuta está inmejorable, dominándolo todo y extrayendo sonidos mágicos. J.P. Pg. 91 SCHUMANN, BRAHMS: Quinteto con piano. LEIF OVE ANDSNES, piano. CUARTETO ARTEMIS. VIRGIN 395143 El cuarteto joven más importante de nuestra época. Interpretaciones memorables por su pasión, equilibrio y entrega. E.M.M. Pg. 94 SCRIABIN: Estudios, Sonatas, e.a. EVGENI SUDBIN, piano. BIS SACD-1568 Una fuerza expresiva extraordinaria basada en un control físico y mental de las piezas y en una actitud casi mística. Imprescindible. E.B. Pg. 95 JACQUELINE DU PRÉ. Violonchelista. A celebration. ALLEGRO FILMS A 07CN D Materiales inéditos de enorme interés. Un documento absolutamente impresionante. C.V.W. Pg. 109 ROSTROPOVICH, VIDA Y ARTE. Obras de Schumann, Bloch y Strauss. Documental: Rostropovich, la consciencia musical. O. NACIONAL DE FRANCIA. FILARMÓNICA DE BERLÍN. Directores: LEONARD BERNSTEIN Y HERBERT VON KARAJAN. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4381 Uno de los documentos esenciales de este músico irrepetible. E.P.A. Pg. 110 49-68 FILM:Actualidad de Discos 22/1/08 16:00 Página 49 DISCOS SUMARIO ACTUALIDAD: Álvaro Yáñez Ganadores MIDEM Classical Awards 2008 . . 49 EVGENI SUDBIN DANIEL REUSS MICHAEL GIELEN MARTYN BRABBINS Año XXIII – nº 227– Febrero 2008 MIDEM Clasical Awards 2008: Ganadores REFERENCIAS: Fauré: Réquiem. J.C.M. . . . . . . . . . . . . . . . . . 52 ESTUDIOS: Berg y Henze en el Liceu. S.B.M. . . . . . . . . . . 54 De repente, abundan las naranjas. S.B.M. . . . . 55 Piano 21. A.V.U. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56 Karl Böhm en DVD. E.P.A. . . . . . . . . . . . . . . . 57 BREVES: Lyrita. C.V.W. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58 NMC. C.V.W. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59 REEDICIONES: Orfeo d’Or. E.P.A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59 Audite. E.P.A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61 PentaTone. C.V.N.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61 Supraphon: Fin de la Edición Talich. S.B.M. . . 62 Berlin Basic. J.C.M. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62 Membran: Cuarteto vocal. B.M. . . . . . . . . . . . 63 Naxos. R.A.M. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64 DG Collectors: Bernstein. E.P.A. . . . . . . . . . . . 65 Membran: Óperas. B.M. . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 Golden Melodram. A.V. . . . . . . . . . . . . . . . . . 67 DISCOS de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . 68 DVD de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 NEGRO MARFIL. P.E.M.. . . . . . . . . . . . . . . 111 ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS . . . . . 111 COLÓN DESEMBARCA EN CANNES E l miércoles 30 de enero, en el Auditorio Debussy del Palacio de Festivales de Cannes, se llevó a cabo la ceremonia de entrega de los MIDEM Classical Awards, recompensas concedidas a las mejores grabaciones del año pasado, en opinión del nutrido jurado internacional en el que se integra SCHERZO y cuya relación de nominados publicamos en estas mismas páginas del pasado número de enero de nuestra revista. El galardón de Música antigua ha recaído, como ya sucediera hace dos temporadas, en otro lujoso disco-libro de Jordi Savall, el consagrado esta vez a Cristóbal Colón. Venciendo a los diversos Bach de Suzuki y Café Zimmermann, John Butt se ha hecho con el triunfo en Música Barroca con su haendeliano Mesías (versión de Dublín). El mejor registro de repertorio vocal ha ido a parar a las manos del contratenor Philippe Jaroussky y su fantástico recital vivaldiano Heroes mientras que el coral tiene por vencedor al veterano Michael Gielen, último traductor discográfico de los schoenberguianos Gurrelieder. El joven pianista Evgeni Sudbin, con su espléndida antología scriabiniana, se ha alzado con el premio correspondiente a música instrumental y los desconocidos Corey Cerovsek y Paavali Jumppanen con su ciclo de Sonatas para violín de Beethoven hicieron lo propio con el epígrafe de cámara. La ignorada Rey y carbonero de Dvorák —premiada como mejor Ópera—, el Concierto para piano de Penderecki —mejor disco de Música contemporánea—, El Paraíso y la Peri schumanniano a cargo de Giulini —Grabación histórica—, Kossuth y El príncipe de madera dirigidos por Kocsis —Obras orquestales— y el trío de DVDs protagonizados por Daniel Barenboim, Jacqueline du Pré y Mariss Jansons son algunos de los otros galardones de este año, cuya relación detallada pueden leer a continuación y a los que se suman David Zinman como “Artista del año”, Christa Ludwig —“Logro de una vida”—, el Cuarteto Navarra — “Joven artista revelación”— y BIS, elegido mejor sello del año. 49 227-Pliego 4-ActDis:Actualidad de Discos 21/1/08 20:47 Página 50 D D I SI CS O C O S S MIDEM CLASSICAL AWARDS Premios clásicos Midem 2008 GANADORES DE LOS MIDEM CLASSICAL AWARDS MÚSICA ANTIGUA Christophorus Columbus. Paraísos Perdidos HESPÈRION XXI LA CAPELLA REIAL DE CATALUNYA MONTSERRAT FIGUERAS, JORDI SAVALL Alia Vox AVSA 9850 A+B Savall aprovecha la ocasión para su tradicional despliegue de riqueza tímbrica, imaginación improvisatoria, fantasía ornamental, sugerente belleza sonora e intensidad expresiva. Las ejecuciones tanto instrumentales como vocales resultan irreprochables. MÚSICA BARROCA HAENDEL: Mesías (versión de Dublín) HAMILTON, GILL, WILKINSON, MULROY, BROOK. DUNEDIN CONSORT & PLAYERS JOHN BUTT Linn Records CKD 285 Interpretación en general ligera y luminosa, clara y directa, de tempi razonables aunque con tendencia a la lentitud. Las voces funcionan bien como coro de prestancia muy británica y los solistas cumplen. VOCAL Heroes. Arias de ópera de Vivaldi PHILIPPE JAROUSSKY ENSEMBLE MATHEUS JEAN-CHRISTOPHE SPINOSI Virgin 3 63414 2 50 Este magnífico disco supone un excelente retrato del contratenor Philippe Jaroussky, uno de los valores más firmes de las nuevas promociones dentro de su cuerda. Jaroussky posee un timbre aterciopelado, gran facilidad para las agilidades, llega con soltura al registro agudo y frasea con elegancia. Un gran disco vivaldiano. CORAL SCHOENBERG: Gurrelieder DIENER, NAEF, SMITH, SIEGEL, LUKAS, SCHMIDT. COROS DE LA RADIO BÁVARA Y RADIO DE LEIPZIG. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA SWR BADEN-BADEN Y FRIBURGO MICHAEL GIELEN Hänssler SACD 93.198 Excelente versión que musicalmente no desmerece de las grandes interpretaciones conocidas y, técnicamente, podemos considerar como una de las mejores. El rigor analítico prima por encima de la expresividad, aunque corazón y cerebro consigan aunarse en buen equilibrio, un poco en la línea de Boulez. SOLO INSTRUMENTAL SCRIABIN: Étude, Sonata nº 2, 4 Mazurkas, Poème, etc. YEVGENY SUDBIN BIS SACD-1568 Entereza y sobriedad aplastantes; enfoque arquitectónico que destila gravedad y sobriedad; fuerza expresiva extraordinaria basada en un control físico y mental de las piezas y una actitud casi mística. Subdin impacta porque, además de poseer unas condiciones técnicas instrumentales excepcionales, transmite con mucha sensibilidad y sin rodeos alcanza a lo verdaderamente esencial en la música. Imprescindible. MÚSICA DE CÁMARA BEETHOVEN: 10 Sonatas para violín y piano COREY CEROVSEK, PAAVALI JUMPPANEN Claves CD 50-2610/12 Una sorpresa sensacional. Degustamos la ligereza de un cantabile pulcro en el violín, transparente y jugando todas sus cartas en afinación, incluso la expresiva. El piano se articula espléndidamente, calibrando cada ataque, aunque con un pedal ligero en cantidad. ÓPERA DVORÁK: Rey y carbonero JENIS, MIKULÁS, BREEDT, ÁGHOVÁ, LEHOTSKY COROS DE PRAGA Y RADIO DE LA WDR DE COLONIA. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA WDR DE COLONIA GERD ALBRECHT Orfeo C 678062 H Lo que oímos es de un interés indudable, hay canto muy bello, danzas y piezas orquestales como obertura o intermedio de altura innegable. Albrecht nos restituye la tercera versión de Dvorák con los arreglos de Kovarovic y dirige su lectura con un cuidado por el detalle, un mimo hacia cantantes y situaciones y un refinamiento que da gusto. MÚSICA CONTEMPORÁNEA PENDERECKI: Capriccio, De Natura Sonoris II, Concierto para piano PIEKUTOWSKA, BILINSKA ORQUESTA SINFÓNICA NACIONAL POLACA DE KATOWICE KRZYSZTOF PENDERECKI Dux 0582 El Capriccio de 1967 es una obra excepcional. El Concierto “Resurrección” es de mayor compromiso con la tradición. Y entre ambas obras, De natura sonoris II, hermosísima abstracción de música magistral y significativos silencios. Penderecki a la batuta está inmejorable, dominándolo 227-Pliego 4-ActDis:Actualidad de Discos 21/1/08 20:48 Página 51 D D I SI CS O C O S S MIDEM CLASSICAL AWARDS todo y extrayendo sonidos mágicos de una orquesta en estado de gracia. HISTÓRICO SCHUMANN: El Paraíso y la Peri PRICE, MILJAKOVIC, HOWELLS, WRIGHT, HOLLWEG CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA RAI DE ROMA CARLO MARIA GIULINI Arts Music 43076-2 Una verdadera y grata sorpresa. Giulini, como en todo lo que dirigía, se muestra absolutamente convencido de la calidad del oratorio, y lo concibe con sus habituales rigor, concentración y efusividad. Orquesta y coro le siguen magnetizados y los competentes solistas responden con convicción e idioma. CONCIERTOS SIBELIUS, LINDBERG: Conciertos para violín LISA BATIASHVILI ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO FINLANDESA SAKARI ORAMO Sony 886971293623 OBRAS ORQUESTALES BARTÓK: Kossuth, El príncipe de madera ORQUESTA FILARMÓNICA NACIONAL HÚNGARA ZOLTÁN KOCSIS MARTYN BRABBINS Música temprana de Britten. Música para el cine. Siempre se trata de piezas breves; en ocasiones, fugaces. Brabbins lleva adelante con tino esta música que no parece especialmente complicada. Un recital de un Britten menor, muy joven y realmente grato. Todo lo que se ve en el documental, los elogios, las descripciones del carácter de Du Pré, la aceptación de su excepcionalidad musical y humana, confluye en una entrevista sobrecogedora. Y todo lo cubre la presencia de la artista única. Un documento absolutamente impresionante. DVD: ÓPERA/BALLET DESCARGAS CLÁSICAS SHOSTAKOVICH: MOZART: NMC D 112 Lady Macbeth de Mtsensk WESTBROEK, VENTRIS, WILSON, VANEEV, POULSON CORO DE LA ÓPERA HOLANDESA, ORQUESTA ROYAL CONCERTGEBOUW MARISS JANSONS, MARTYN KUSEJ Opus Arte OA 0965 D La filmación es magnífica, atenta al detalle, y el reparto es asombroso, en especial la protagonista. Un e q u i p o impresionante para un resultado impresionante. Westbroek, Jansons y Kusej son los artífices del triunfo aunque el resto del reparto sea esplendoroso, empezando por la orquesta. DVD: CONCIERTOS Barenboim on Beethoven Sonatas completas para piano DANIEL BARENBOIM EMI 3 68993 9 Hungaroton HSACD 32502 El excelente pianista Zoltán Kocsis tomó la batuta hace tiempo. Y si dio una integral pianística magnífica de Bartók, ahora parece embarcado en un proyecto orquestal de mucha ambición. A juzgar por esta entrega, los resultados pueden ser esplendorosos. Un disco bartokiano de mucho interés. PRIMERA GRABACIÓN Britten on Film. Coal Face, Night Mail, Rossini Suite, etc. BEALE, CAREWE CORO SINFÓNICO DE LA CIUDAD DE BIRMINGHAM. BIRMINGHAM CONTEMPORARY MUSIC GROUP Unas interpretaciones sensacionales llenas del irresistible magnetismo que despliega este sensacional artista. Andy Sommer solventa con sobresaliente la nada fácil tarea de la realización visual de los conciertos. Las seis clases magistrales nos muestran a otro Barenboim tan fascinante o más. Un documento excepcional. Conciertos para piano nºs 17 y 18, Sinfonía nº 33 ORQUESTA DE CÁMARA DE EUROPA PIERRE-LAURENT AIMARD DG Concerts D/D/D/4776436/ G/HD PREMIO DEL JURADO MARTIN: Le vin herbé PIAU, DAVISLIM, BÖHNERT CORO DE CÁMARA RIAS SCHAROUN ENSEMBLE DANIEL REUSS Harmonia Mundi HMC 901935.36 Notable traductor de la Misa para doble coro a cappella del mismo autor, Daniel Reuss duplica la plantilla coral respecto a lo consignado por el compositor. Excelente la matizada prestación coral así como la del reducido conjunto instrumental. Una nueva versión que permite acercarse en condiciones sonoras muy satisfactorias a esta interesante y original muestra del talento del músico suizo. JOVEN ARTISTA REVELACIÓN Navarra String Quartet MIEMBROS DEL JURADO Classic Radio (Finlandia) Crescendo (Bélgica) Fono Forum (Alemania) Gramofon (Hungría) Gramophone (China) IAMA (Gran Bretaña) IMZ (Austria) Klassik.com (Alemania) Le Monde de la Musique (Francia) MDR-Figaro (Alemania) Musica (Italia) ORF (Austria) Pizzicato (Luxemburgo) Radio Classique (Francia) Scherzo (España) The Gramophone (Gran Brertaña) MIDEM Classique ARTISTA DEL AÑO David Zinman SELLO DEL AÑO BIS LOGRO DE UNA VIDA Christa Ludwig DVD: DOCUMENTALES Jacqueline du Pré: A Celebration DU PRÉ, ZUKERMAN, PERLMAN, MEHTA, BARENBOIM, ETC. Allegro Films A 07CN D 51 227-Pliego 4-ActDis:Actualidad de Discos 21/1/08 20:48 Página 52 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS Gabriel Fauré RÉQUIEM OP. 48 U 52 n réquiem sin Dies iræ; una misa de difuntos que no expresa el horror de la muerte, sino que se antoja callada y contemplativa. Así es la que Gabriel Fauré acabó en 1893. Lejos, muy lejos, pues, de los grandes réquiems románticos, aquéllos de Berlioz, Verdi y Dvorák, todos ellos un dramático grito de rebeldía contra esa parca ante la cual no hay defensa posible. Aquí, en cambio, se trata de serenidad y aceptación del propio destino. El mismo compositor era consciente de ello cuando escribía en 1902: “De mi Réquiem se ha dicho que no expresa el miedo a la muerte, e incluso hay quien lo ha calificado como una especie de nana fúnebre. Pero es que es así como veo a la muerte: como una feliz liberación, como una aspiración a una felicidad superior, antes que como un tránsito doloroso…”. Y añadía algo sorprendente: “Mi Réquiem ha sido compuesto por nada… Por el solo placer de hacerlo, si osara decirlo así…”. “Por nada… Por placer…”. Se puede escribir una sinfonía o una sonata o incluso una ópera “por nada” o “por placer”, aunque no es habitual hacer lo mismo con una misa de difuntos, de ahí que se hayan aventurado diversas experiencias personales para justificar el nacimiento de esta obra. Como la muerte del padre de Fauré en 1885, poco antes del inicio de la composición de la primera versión, o la de la madre dos años más tarde. Pudiera ser que por simple pudor el compositor hubiera ocultado las verdaderas intenciones que le empujaron a escribir esta música, pero, por qué no, también es posible que fuera sincero y que hubiera querido “hacer otra cosa”, algo diferente, nuevo, original y, sobre todo, escrito con el corazón, después de haber pasado buena parte de su carrera acompañando al órgano los servicios fúnebres de la Madeleine de París, de la que era maestro de capilla. Y lo logró. No obstante, la composición de este Réquiem no fue ni rápida ni sencilla. De él existen tres versiones. La primera fue escrita entre 1887 y 1888, y constaba de cinco movimientos (Introitus et Kyrie, Sanctus, Pie Jesu, Agnus Dei e In paradisum) para soprano, coro, arpa, órgano, violín solista, violas, violonchelos, contrabajos y timbales. El mismo Fauré se encargó de dirigir su estreno el 16 de enero de 1888 en la Madeleine, durante los oficios en memoria del arquitecto Emmanuel Lesoufaché. Tres años más tarde, añadió el Ofertorio y el Libera me, que a la plantilla anteriormente prescrita sumó un barítono, dos trompas, dos trompetas y tres trombones. Es la llamada “versión de 1893”, por el año de su estreno, tam- tro, quien prefería publicar su Réquiem en su forma original, la de 1893. No obstante, al final cedió y se dispuso a modificar la partitura, aunque delegando el trabajo en otros, con probabilidad en su discípulo favorito, Roger Ducasse. Fue entonces cuando se introdujeron los violines primeros y segundos, además de dos trompas suplementarias y dos flautas, clarinetes y fagotes. Fue en este formato, estrenado por Eugène Ysaÿe el 6 de abril de 1906, como el Réquiem se abrió camino hasta convertirse en una de las piezas favoritas del repertorio sinfónico-coral. En 1924, esa misma obra sería la encargada de despedir a Fauré en sus exequias. Los registros de esta partitura son numerosos, aunque tampoco abrumadores. Sobre todo los hay de la partitura sinfónica, básicamente porque era la única disponible hasta 1962). Un clásico de la fonografía y la referencia a la hora de enfrentarse a esta obra. Al frente de la Orquesta del Conservatorio de París, la Coral Elisabeth Brasseur y dos solistas de excepción, como son la soprano Victoria de los Ángeles y el barítono Dietrich Fischer-Dieskau, el maestro belga logró una lectura de una arrebatadora expresividad, servida con un fervor contenido y una musicalidad fuera de duda. Los tiempos son amplios, sin ser pesados; la forma de exponer los temas posee aliento, sin amaneramientos; el trabajo dinámico es ajustado, lleno de matices, y la orquesta suena en todo momento grave, a media voz, deliberadamente oscurecida y con momentos (la forma de cantar el tema del Kyrie por los violonchelos) para el recuerdo. El coro posiblemente no sea magnífico, pero canta, matiza, sabe ir más bién en la Madeleine. De esta enumeración de movimientos, todos ellos en latín y extraídos de la liturgia católica de difuntos, llama la atención la ausencia de la Secuencia, que incluye el Dies iræ, el Rex tremendæ y el Lacrimosa, las partes más dramáticas y aquellas que más alentaban la imaginación de los románticos, y la inclusión por el contrario del In paradisum, que no pertenece a esa liturgia. De este modo, desaparecen las alusiones al Apocalipsis y el contenido gana en luminosidad y esperanza. Parece ser que fue el editor Hamelle quien sugirió a Fauré preparar una versión sinfónica que pudiera ser interpretada en las grandes salas de concierto. La idea no acabó de convencer al maes- que en la década de 1980 se descubrió en la Madeleine el material original que permitió reconstruir la versión de 1893. Además de los aquí comentados, Louis Frémaux, Daniel Barenboim, Michel Plasson y Sergiu Celibidache (EMI); Seiji Ozawa (Sony); Robert Shaw (Telarc); Charles Dutoit y Neville Marriner (Decca); Yan Pascal Tortelier (Chandos), y Myung-Whun Chung (Deutsche Grammophon), o David Hill (Virgin), éste para la primera versión, son algunos de los directores que han abordado esta obra. Obligados a ser selectivos, hemos decidido escoger cuatro versiones sinfónicas y dos camerísticas, cualquiera de las cuales puede tener espacio en la discoteca más exigente. André Cluytens (EMI, allá de las simples notas. En el Ofertorio, Fischer-Dieskau demuestra cómo hay que decir el texto, modular la voz, apianarla hasta el silencio, y en el Sanctus, el juego de preguntas y respuestas entre el coro femenino y el masculino es graduado con magisterio hasta estallar en el Hosanna in excelsis, uno de los pocos momentos de la partitura en que se alcanza el fortissimo, que Cluytens conduce hasta una disolución de cualidades etéreas. De los Ángeles hace honor a su nombre en el Pie Jesu: la forma de cantar es exquisita, al servicio de una música que quiere mover a la piedad y expresar lo inexpresable. En el Libera me, el coro ataca el segundo y más intenso momento de rebelión cuando exclama “Dies illa, dies iræ 227-Pliego 4-ActDis:Actualidad de Discos 21/1/08 20:48 Página 53 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS calamitatis et miseriæ”, llevado con pulso dramático por Cluytens hasta resolver en un “Libera me, Domine, libera” que suena extrañamente exigente. Y de ahí, al milagro del In paradisum, con las voces convertidas en un mensajero celestial sobre un ostinato del órgano que simboliza la eternidad y resuelve en un pianissimo que es casi un suspiro… Una lección, pues, de cómo abordar una música maravillosa, llena de sencilla espiritualidad. Carlo Maria Giulini (Deutsche Grammophon, 1986). Como Cluytens, Giulini fue un director que amaba las cosas sencillas y que se aproximaba a las partituras con un respeto casi religioso. De ahí que cuando en 1986 se acercó por segunda vez a este Réquiem (existe un primer registro de 1962, en el sello BBC Legends) las expectativas fueran altas. El coro y la orquesta eran los de la Philharmonia de Londres y los solistas Kathleen Battle y Andreas Schmidt. Sin embargo, el resultado es discutible: los tiempos amplios de Cluy- coro como por el contraste, de evidente eficacia dramática, de la sección intermedia. No es una referencia, pero el magisterio del director se advierte en pequeños detalles y, sobre todo, en la forma de construir la obra y el intento de transmitir una sensación de serenidad. Andrew Davis (Sony, 1977). La misma orquesta que en el registro de Giulini, con los Ambrosian Singers, firma, bajo la batuta de Andrew Davis, una más que interesante lectura de la página que nos acompaña. Frente al empaste de Cluytens o el preciosismo de Giulini, esta versión busca un sonido sinfónico, contrastando las distintas familias hasta descubrirnos una partitura más moderna de lo que podría parecer. Además, los tiempos vivos y animados, y una forma más seca de exponer los temas, le dan un carácter humano y terreno. Acunado por las cuerdas y el órgano, Siegmund Nimsgern canta con delicadeza y Lucia Popp consigue llevarnos a un mundo ajeno a lo contingente, gracias a en 1988, Philippe Herreweghe había mostrado su admiración por esta partitura, sólo que, como buen intérprete “historicista”, siempre atentos a las raíces, la abordó en su versión original. Trece años más tarde, atacó la sinfónica, basándose en la edición revisada por Jean-Michel Nectoux (1998). La suya es una lectura extraordinaria, sobre todo por la actuación de los coros de la Chapelle Royale y del Collegium Vocale de Gante. Por su contención y recogimiento, su primera intervención en el Introito es ya estremecedora. La Orchestre des Champs Elysées no se queda muy atrás, con un sonido cálido que acaricia las voces. Aunque la versión es la sinfónica, el tratamiento orquestal es ciertamente camerístico, con el órgano en primer plano. Lentos, y en alguna ocasión bordeando lo moroso (como en el Agnus Dei), los tiempos acaban de dar a la versión un aire procesional y ferviente. Pero son esas voces del coro, que podrían calificarse de intemporales, las que hacen que tens son aquí más acusados, lo que resta aliento a la música, pues la lentitud no es ni mucho menos sinónimo o garantía de emoción. Los contrastes dinámicos son también más bruscos, y la orquesta, poco beneficiada por una toma de sonido anémica, suena más refinada, pero también más impersonal, sin esa proximidad que tenía el añejo registro de EMI. El Ofertorio es casi inaudible de tan contenido que quiere ser, y Schmidt no parece encontrarse nunca demasiado cómodo en su solo. En todo caso, su labor es muy superior a la de una Battle artificial y amanerada, más atenta a hacerlo bonito que a decir algo. Lo mejor es el Sanctus, bellísimo, tanto por la transparencia que Giulini logra de la orquesta y el una línea de canto de gran pureza, musical de la primera a la última nota. Es, pues, una versión en la que nada hay de efectismo ni amaneramiento, en la que todo es tratado de forma directa y llevado por un poderoso impulso interno, sin necesidad de buscar la originalidad por la originalidad o un exceso de sentimentalismo o afán místico. Un Sanctus que huye de tentaciones contemplativas para mostrarse como lo que es, una maravilla en la que late algo que está vivo; un Libera me en el que la tensión se puede cortar con un cuchillo, o un In paradisum con una orquesta tratada con detallismo de orfebre, evanescente e inasible, así lo prueban. Philippe Herreweghe (Harmonia Mundi, 2001). Ya este Réquiem sea una maravilla. Como solistas, Stephan Genz y Johannette Zomer, ambos con instrumentos de poco cuerpo, dúctiles y musicales, que refuerzan esa opción de la batuta por la contención y el matiz. Philippe Herreweghe (Harmonia Mundi, 1988). Trece años antes de la versión arriba reseñada, el maestro belga llevó al disco la partitura original del Réquiem, por entonces una auténtica revelación. No era para menos. Escuchándola se entiende por qué Fauré era reacio a reorquestar su obra: así, pequeña, con un grupo instrumental reducido, el del Ensemble Musique Oblique; un coro infantil, Les Petits Chanteurs de Saint-Louis, y el Coro de la Chapelle Royale, la obra adquiere un mayor recogimiento, acentuado por ese tono cálido e intimista que dan las cuerdas graves (¡qué dulzura la de las violas en el Agnus Dei!), el arpa y el órgano, con la puntual, y por momentos terrorífica, participación de los metales y los timbales (en el Libera me, por ejemplo). En el Sanctus, el violín solista sobre el ostinato del arpa da al movimiento una belleza cristalina, mientras que el In paradisum posiblemente sea el más angelical de todos los grabados… Tanto el barítono Peter Kooy como la soprano Agnès Mellon, ésta con un timbre infantil que nos recuerda que la obra tuvo en su estreno a un niño como solista, cumplen satisfactoriamente. Una versión, pues, serena y luminosa, que respira autenticidad por los cuatro costados, y en la que cada línea y cada detalle tímbrico están cargados de emoción, sinceridad y devoción, recordándonos que éste es un Réquiem “optimista” y feliz. John Eliot Gardiner (Philips, 1992). Amparándose en la extraordinaria capacidad del Coro Monteverdi, también Gardiner quiso dejar su impronta en la versión original del Réquiem. Con un coro infantil, el de la catedral de Salisbury, y el apoyo instrumental de la Orchestre Révolutionnaire et Romantique, el resultado fue una lectura de una austeridad luterana, muy cercana al espíritu que anima las grabaciones de las cantatas de Bach protagonizadas por este director. Es una interpretación más abstracta y distanciada que la de Herreweghe: lo que en el belga es luz, aquí es reflexión e interiorización, con cierto halo de fatalidad y tristeza. Como ejemplo, el inicio del Ofertorio, tratado por Gardiner de una forma callada, apenas susurrada. La soprano Catherine Bott y, sobre todo, el barítono Gilles Cachemaille convencen, aunque es el coro el verdadero triunfador de la versión por su flexibilidad, el color y los matices que transmite a cada pasaje de la partitura. Juan Carlos Moreno 53 227-Pliego 4-ActDis:Actualidad de Discos 21/1/08 20:48 Página 54 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS Zoltán Peskó y Sebastian Weigle DOS MONTAJES ARRIESGADOS DEL LICEU BERG: Wozzeck. FRANZ HAWLATA (Wozzeck), ANGELA DENOKE (Marie), REINER GOLDBERG (Tambor Mayor), VIVIAN TIERNEY (Margret), JOHANN TILLI (Doctor), HUBERT DELAMBOYE (Capitán), DAVID KUEBLER (Andres). CORO VIVALDI: PETITS CANTORS DE CANTALUNYA. ORQUESTA DEL LICEU DE BARCELONA. Director musical: SEBASTIAN WEIGLE. Director de escena: CALIXTO BIEITO. Escenografía: ALFONS FLORES. Figurines: MERCÈ PALOMA. Director de video: PIETRO D’AGOSTINO. OPUS ARTE OA 0985 D (Ferysa). 2006. 129’. N PN E s interesante ver en formato DVD lo que hemos visto este mismo año en vivo. Vi Wozzeck en el Real en enero, aunque esta toma es del Liceu (una coproducción). Y vi en marzo este Boulevard Solitude en el coliseo de las Ramblas. Wozzeck tuve ocasión de reseñarlo. Con este Wozzeck hay que tener cuidado: corre uno el peligro de hablar sólo de la puesta de Bieito, cuando hay mucha materia musical importante que a veces queda oscurecida por una visualidad que le es hostil. Con Boulevard Solitude no hay peligro: es un espectáculo redondo de arriba abajo. En cualquier caso, ambos montajes son prueba de lo mucho que arriesgan ahora nuestros teatros de ópera, tanto en Barcelona como en Madrid o en Sevilla. Y no sólo. Las cosas han cambiado mucho en ese sentido. Desmontado a Wozzeck 54 Entre riesgo y riesgo, a veces se cuela el fraude, como bien sabemos y hemos visto. Otras, como en este Wozzeck, se nos ofrece una puesta rica en imágenes que estarían muy bien en otra parte, pero que aquí van no ya contra la obra de Berg, sino contra los intérpretes. Bieito tiene una cabeza teatral privilegiada, y produce imágenes de una riqueza sorprendente. A veces inquieta, como en el caso del regreso de los muertos en la “escena sobre la nota si” que es casi el cierre de la ópera de Berg. A menudo molesta, como en la truculencia del Doctor. A veces asombran esas imágenes, desperdiciadas en este caso, porque podrían cumplir un feliz cometido en otra parte. Es cierto que esa cabeza teatral da últimamente signos de empezar a hacer las cosas de otro modo; no de sentar cabeza, ni de hacerse un buen chico, ni de aburguesarse, no, por favor, nada de eso. Sólo lo que hemos dicho: hacer las cosas de otro modo, como Bieito sabe sin duda hacerlas. Como en Plataforma, por ejemplo (creo que esto ya lo he escrito aquí). Como autor, me encantaría que este Bieito dirigiera una obra mía, pero no aquél, no el de este Wozzeck. Y es que da la impresión a menudo no ya de intentar imponerse con imágenes a cantantes y foso, sino de oponerse a ellos. Leo y escucho las explicaciones de Calixto Bieito, y me convencen. Pero veo el resultado, y no me convence tanto. Pese a su riqueza apabullante, y entre cosas por un exceso de sordidez, que no inquieta, sino que resulta evasiva a estas alturas, demasiado “marca de nuestro tiempo”, y “nuestro tiempo” trata de imponernos “eso” que envejece con rapidez. Hay que reconocer que el resultado en DVD, muy bien filmado por Pietro D’Agostino, es más soportable que en el teatro: el primer plano ayuda mucho en esta ópera y también en este montaje. Tengo “localizados” cinco Wozzeck en vídeo, incluyendo éste del Liceu. El de Libermann sigue siendo bello, lo hemos visto hace poco aquí, pero hoy día resulta difícil atenerse a ese realismo de cine algo chato, aunque hay muchos aficionados a los que les encanta ese tipo de iconos, y lo comprendemos. El de Dresen con Abbado es de ese mismo tipo de realismo, y creo que se aguanta algo mejor. El de Chéreau da la impresión de ser un experimento que se queda corto, pese a la base musical espléndida de Barenboim. El de Mussbach con Cambreling es un experimento que da en el clavo casi siempre. Casi. El de Bieito es un experimento también, pero a veces, a menudo, da la impresión de que por un lado fuera la idea y por otro la imagen; y por otro la música y el canto, desde luego. Tiene su moral, claro: esto es demasiado brutal como para no provocar a estos burguesazos que vienen al Liceu. También lo comprendemos, qué le vamos a hacer. Uno es muy comprensivo. ¡Qué reparto! Denoke, Kuebler y Tilli coinciden en los repartos de Liceu y Real, entre los primeros papeles de esta puesta. Habría que añadir a Kart Gysen, uno de los dos aprendices. Aparte de la escena, no hay más coincidencias, ni siquiera en el foso. Denoke estaba magnífica, aquí, en Barcelona; y lo estuvo después en el mismo cometido de Marie, en Madrid. Qué Marie tan extraordinaria, a pesar de las perrerías que le hace sufrir Bieito. Hawlata es extraordinario, su Wozzeck es real, palpitante, vocalmente irreprochable, en pareja perfecta con Denoke, y su rostro refleja el tormento y la progresiva demencia del personaje con auténtico magisterio. Delamboye es un muy buen Capitán; lo veremos en la ópera de Henze con una construcción de muñeco que acaso hubiera venido mejor aquí. Y Tilli hace un brutal Doctor, cargado de humanidad, de indiferencia, con un vozarrón grave que se corresponde con ese cuerpo grande que carga todo el tiempo cadáveres leves, los que luego “regresarán”. Muy adecuados el Tambor Mayor de Goldberg y el Andres de Kuebler, y es que sus cometidos no dan para demasiado más, pese a tratarse de artistas excelentes. Lo mismo puede decirse de Tierney en el breve pero decisivo papel de Margret. A este gran reparto lo acompaña la batuta precisa, dramática, y más que inspirada de Sebastian Weigle. Esto es, un Wozzeck impecable y hasta superior en lo musical, no necesariamente de referencia pero sí de un nivel envidiable. HENZE: Boulevard Solitude. LAURA AIKIN (Manon), PÄR LINDSKOG (Armand), TOM FOX (Lescaut), HUBERT DELAMBOYE (Lilaque padre), PAULS PUTNINS (Lilaque hijo), MARC CANTURRI (Francis). COR DE CAMBRA DEL PALAU DE LA MÚSICA CATALANA. COR VIVALDI: PETITS CANTORS DE CANTALUNYA. ORQUESTA DEL LICEU DE BARCELONA. Director musical: ZOLTÁN PESKÓ. Director de escena: NIKOLAUS LEHNHOFF. Escenografía y figurines: TOBIAS HOHEISEL. Director de vídeo: XAVI BOVÉ. EUROARTS 2056358 (Ferysa). 2007. 102’. N PN Soledad, serie negra Bulevar Soledad, sí. La soledad de los personajes en el amplio vestíbulo de una estación. Boulevard, como en la película de Billy Wilder; Manon, como en la de Clouzot. A lo lejos, Prevost. Soledad de esos personajes anónimos, que Lehnhoff muestra como tramas paralelas: el enamorado decepcionado con sus flores, el ciego, la mendiga, la dama que llama y llama por teléfono con gesto desolado, los militares que parecen despreocupados, las jóvenes apresuradas, las jóvenes melancólicas o acaso desesperadas… Y, en medio, el drama del amor entre el joven Armand y la amoral Manon, prima hermana de Lulu más que de las Manon de Puccini o Massenet. Mucho habría que decir de este decorado, de esta manera de concebir el drama. Y también de la propia ópera de Henze, su primer título para la escena si no tenemos en cuenta su juvenil Retablo de las maravillas. Obra con elementos seriales (todavía esta- 227-Pliego 4-ActDis:Actualidad de Discos 21/1/08 20:48 Página 55 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS mos en 1952) y elementos tonales (éstos, para la corrupción: en efecto todavía estamos ahí), y otros elementos de distintas procedencias: jazz, ligera, o incluso cosas que “suenan” a Weill, como el canto de Manon en el cuadro quinto. Ópera negra, ópera con sordidez (crimen, robo, rufianismo, prostitución, violencia), una puesta en escena que no aumenta esa sordidez, porque ya está ahí, no hay que enfatizarla; pero que define y da contexto a la situación dramática y al sentido del canto, y lo hace de manera insuperable. No en vano Lehnhoff ha hecho ya muy bien otros Henze, como El príncipe de Homburgo y es un habitual de la ópera contemporánea. La filmación de Xavi Bové hace aún más redondo el resultado. Había por ahí una referencia de Boulevard Solitude en CD (Vassilieva, Pruett, Radio Suisse Romande, dirección de Ivan Anguelov en 1988, Cascavelle), pero con ésta del Liceu tenemos ahora la referencia absoluta, tanto en lo escénico y visual como en lo vocal y lo que sale del foso. La sordidez alcanza su culminación en el cuadro quinto, y ahí culminan dramaturgia y música; a continuación, la caída. Y en la caída cabe incluso una discusión sobre arte plástico moderno: en el cuadro sexto, el “más Lulu” de toda la ópera, y que conste que en aquellos años Lulu no era un título instalado en el repertorio. Envidiables voces Ópera en la que el canto es importante (atención a las arias de corte a menudo belcantista de la pareja protagonista), el reparto de esta pro- ducción es magnífico. Empezando por Laura Aikin, la Lulu de Bechtolf en Zúrich, que también aquí explota su glamour junto con su voz de corte lírico y dramático, según los momentos; una espléndida cantante que además es magnífica actriz. Y siguiendo por el tenor, Pär Lindskog, que da verosimilitud lírica y escénica al cometido del joven Des Grieux. El resto del breve reparto es también de lujo; si entendemos por lujo que tengamos actores y cantantes de una sola vez en diversos registros, en una rica gama de voz e histrionismo: el cínico Lescaut de voz templada de Fox, el ligero tenor de masculinidad dudosa con que Delamboye define a Lilaque, y también Putnins, y también Canturri. Zoltán Peskó le da mucha vida, mucha caña, mucho sentido a su acompañamiento y a esos intermedios, de manera que la multiplicidad de sugerencias que sale del foso casa muy bien con ese vestíbulo, esos figurantes que no paran, esas puertas que no dejan de abrirse y cerrarse, esa música y esos personajes con bellos figurines y espléndida escenografía de Tobias Hoheisel que dan sentido a la historia de la pareja protagonista. En resumen: un Wozzeck para quien conozca bien el original y no le importe pelearse un poco o mucho con la propuesta visual, y disfrutar con la música (acaso no al mismo tiempo); y un Boulevard Solitude soberbio, magnífico, para conservarlo, verlo de vez en cuando, mimarlo; además, por el patio de butacas vemos a Henze, que un mes después cumplía 82 añitos. Santiago Martín Bermúdez Sylvain Cambreling y Tugan Sokhiev DE REPENTE, ABUNDAN LAS NARANJAS PROKOFIEV: El amor de las tres naranjas. CHARLES WORKMAN (El Príncipe), JOSÉ VAN DAM (Celio), PHILIPPE ROUILLON (El Rey), BARRY BANKS (Truffaldino), BÉATRICE URIAMONZON (Fata Morgana), HANNA ESTHER MINUTILLO (Clarissa), GUILLAUME ANTOINE (Leandro). CORO Y ORQUESTA DE LA OPÉRA DE PARÍS. Director musical: SYLVAIN CAMBRELING. Director de escena: GILBERT DEFLO. Decorados y figurines: WILLIAM ORLANDO. Director de vídeo: THOMAS GRIMM. TDK DVWW-OPORANG (JRB). 2005. 116’. N PN PROKOFIEV: El amor de las tres naranjas. ANDREI ILIUSHNIKOV (El Príncipe), ALEXEI TANOVITSKI (El Rey), NADEZHDA SERDJUK (Clarissa), EDUARD TSANGA (Leandro), KIRILL DUSHECHKIN (Truffaldino), PAVEL SCHMULEVICH (Celio), EKATERINA SHIMONOVICH (Fata Morgana). EUROPACHORAKADEMIE. MAHLER CHAMBER ORCHESTRA. Director musical: TUGAN SOKHIEV. Director de escena: PHILIPPE CALVARIO. Escenografía: JEAN-MARC STEHLÉ. Figurines: AURORA POPINEAU. BEL AIR BAC024 (Harmonia Mundi). 2004. 112’. N PN H ubo un tiempo en que se consideró que vanguardia era lo que hacían los que iban por delante. Sólo que apenas se utilizaba el término vanguardia. Más tarde vino otro tiempo en el que por vanguardia se entendía lo que hacían unos cuantos muchachotes que iban por aquella avenida concreta de allá, en lugar por las avenidas y calles del resto de la ciudad. Fingían que no había más avenida que aquélla de allá. El amor de las tres naranjas es vanguardia de un compositor que se ha marchado de la Unión Soviética recién proclamada, y en llamas. Es vanguardia de un músico que quiere decirle al mundo que ahí está él para descubrir lo hasta ahora oculto. Que va a ser el número uno, y que sabe que para ello ha de “atreverse”, ha de “ir más lejos”. Por delante: en vanguardia. Un músico que no cree necesario transitar por una sola calle. Al mismo tiempo, era un “sobrao”, como se diría hoy. Esa es una las razones de que le fuera mal en la vida, pero eso es otra historia. Hace algo más de un año el Teatro Real nos ofrecía una puesta en escena de esta ópera, de este cuento, de esta parábola. Era muy interesante, algo heteróclita, y provocó desacuerdos, aunque hoy día nada nos apasione ya y no pasemos de eso, de los desacuerdos. Es la misma de Aix, verano de 2004, que nos llega ahora. Podíamos echar mano entonces de unos cuantos registros fonográficos, no muchos, uno de ellos inencontrable (Dalghat, Melodiya). Y de un DVD con la puesta de Louis Erlo en Lyon, de 1989, bastante original y algo irrespetuosa, con batuta de Nagano y un buen reparto. A menudo, una delicia. Otras, uno se preguntaba qué estaba pasando ahí. Y, de repente, nos llegan dos DVDs con puestas en escena muy cercanas en el tiempo, las dos procedentes de Francia y separadas por algo menos de año y medio: Aix, julio de 2004; Bastille, diciembre de 2005. Ópera más para la fantasía de un buen director de escena y para la labor callada de un buen director concertante; más para eso que para lucimiento de voces, El amor de las tres naranjas nos llega en dos propuestas muy interesantes, a veces bellas, y que nos dejan con el sabor amarguillo de que no hemos dado todavía en el clavo. Como en el DVD de Lyon. En ambos casos, hay momentos poco afortunados, como la “resolución” de los Divertimentos del segundo acto: a ver quién es el guapo que logra que sean de veras divertidos como para provocar tanta admiración en la corte, en el coro. Aquí no lo consiguen, desde luego. Iconos como el de la cocinera está más conseguido en la versión Deflo que en la de Calvario. Lo de la rata y la princesa Ninetta lo logra mejor Deflo. El príncipe es, visualmente, más interesante en París. Etc. Las Naranjas de la Bastille son en francés, faltaría más. Hay un derroche de fantasía por parte de Gilbert Deflo, que se basa en una estética muy commedia dell’arte, como él afirma explícitamente en el film que acompaña a esta filmación (y que es prescindible). Pero hay otras cosas, aparte de que el Príncipe sea un Pierrot, aparte de los figurines y actitudes italianas, muy Gozzi acaso, de Pantalone y otros personajes menores, otras cosas muy distintas de esa estética: la barba a lo “ópera china” del Rey; el contraste de diseños para Celio y Fata Morgana, los dos magos enfrentados; el contun- 55 227-Pliego 4-ActDis:Actualidad de Discos 21/1/08 20:48 Página 56 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS dente y sorprendente icono gigantesco para la cocinera; los blancos atuendos de las princesas surgidas de las naranjas… Y más detalles, que enriquecen una puesta que Deflo borda, aunque le falte ese algo que (lo confieso) no acabo de saber qué es, y eso que la filmación de Thomas Grimm es muy adecuada y está en todo. Cambreling concierta la agilidad de la puesta y propuesta de Deflo, y ésta no sería nada sin esa vitalidad en la batuta, que nunca aparece en lo que vemos. Deflo o Cambreling optan por terminar con la muy conocida marcha, en lugar de con el canto de alabanza a los príncipes. Un reparto muy interesante, con un Príncipe que es un excelente actor, Charles Workman, que hace lo que puede por moverse con las pautas commedia que le marca Deflo; con un muy buen Truffaldino, personaje cómico difícil de llevar, porque la letra nos dice que es realmente muy cómico, y a nosotros no nos lo parece tanto, y no sólo en este caso, porque Barry Banks cumple de sobra tanto en lo histriónico como en lo vocal. Excelentes esas dos “malas”, Béatrice Uria-Monzon en Morgana y Hannah Esther Minutillo en Clarice, dos voces muy adecuadas, poderosas y cada dama con su propio glamour, magnificado por Deflo y Orlandi en la pérfida Clarice, con traje de noche verdísimo, una “mala” guapa de cine negro de los años 40, pero en colores. Atención a Van Dam, en el mago “bueno”; el que tuvo, retuvo, aunque el poderío de su rival, Uria-Monzon, sea excesivo para él. Philippe Rouillon le da mesura al ridículo papel del Rey. El jovencísimo Guillaume Antoine, caracterizado de manera que sea verosímil su Leandro, bordea su tesitura media baja con algún acierto; pero no siempre. No importa demasiado, actúa lo bastante bien como para no desentonar de sus compañeros de reparto. En ese reparto deberíamos detenernos más, pero baste con evocar el breve pero muy bien desempeñado cometido de Aleksandra Zamojska en la Princesa Ninette, y el de la vivaz Lucia Cirillo en Smeraldina; son dos voces de soprano bellas y de un agudeza que no tiene nada que ver con la tesitura, y se emplea bien en el contraste y repentina rivalidad de ambas. No nos extendamos más: es una puesta de lo mejorcito posible. Como siempre en esta obra, la fantasía que encierran partitura y libreto están por encima de la propuesta concreta. Es lo que le pasa a la de Aix-en-Provence, como vamos a ver. La puesta en escena de Aix en 2004 es la misma del Real en 2006, como ya hemos dicho; se trataba de una coproducción entre ambos teatros. La versión de Philippe Calvario, con escenografía de Stehlé y figurines de Aurora Popineau, es más o menos equivalente en imaginación a la de Deflo, aunque sea distinta. Menos commedia, más baraja de cartas, pero con semejantes aportaciones a la vivacidad y teatralidad de este título, y semejantes limitaciones; más chocarrera, menos refinada. Diferentes, y aun así equivalentes. Ya hicimos una reseña de esta puesta para el Real hace algo más de un año, no vamos a repetirnos. Además, el reparto es casi el mismo. Con una excepción importante: en Aix, Truffaldino lo canta Kiril Dusheshkin, no Sergei Semishkur, que era una de las bazas vocales más interesantes del Real. Y ya lo era en lo vocal Dusheshkin; lo malo es que la opción visual es algo dudosa: aquí parece de veras un personaje del dibujante Nazario. Salvo algunos cometidos menores, todos los demás papeles importantes son en Aix los mismos que en Madrid dos años después. Incluso el director es el mismo, la joven revelación Tugan Sojiev, y su batuta se muestra más adecuada, más fuerte, más incisiva que la de Cambreling en su lectura para Deflo. El protagonista, Iliushnikov, nos parece aquí mejor que en Madrid, tal vez por la potencia del micro. Ekaterina Shimonovitch ya estaba espléndida en su Fata Morgana de Aix. Pero nos da la impresión de que la mayoría de estas voces están mejor que en lo que vimos en vivo, aunque sean las mismas. Lo dicho: el micro, sin duda. En Aix cantan en ruso, es decir, la auténtica lengua para la que Prokofiev compuso la obra. La filmación de Don Kent también está en todo, y acude a cada detalle con precisión. En resumen: dos versiones apropiadas, pero no del todo satisfactorias, de un título del que ahora tenemos ya, el menos, tres versiones en DVD. La de Aix es más adecuada en lo puramente musical, sobre todo en lo que sale del foso; la de París es más refinada; la de Aix, más chusca y hasta vulgar, lo que no siempre desentona con este Prokofiev. La de Aix está en ruso, y eso es una ventaja que añadir. Cualquiera de ellas dará satisfacciones al aficionado, aunque no le dé la gran satisfacción que esta ópera reclama, sugiere, encierra. Santiago Martín Bermúdez Piano 21 SU SELLO, SU CASA E 56 l catálogo de Piano 21 (distribuidor: Diverdi), la casa discográfica fundada el primero de enero de 2001 por Cyprien Katsaris, no es cuantioso, al menos por ahora, pero da cuenta de la amplitud de miras del músico franco-chipriota, pues abarca un repertorio que parte de Bach y llega hasta el griego Theodorakis, pasando a veces por los de casi siempre y a veces por los de casi nunca. Algunos registros son más o menos recientes, otros acogen reediciones y los terceros recogen testimonios de archivos privados o radiofónicos de conciertos en países varios. El repaso ha de ser necesariamente breve. Katsaris es sin duda un gran pianista; quizá no uno de los más grandes, pero grande al fin y al cabo. Virtuoso antes que poeta, de una técnica precisa, depurada y a veces deslumbrante, su mayor virtud probablemente no sea otra que la curiosidad, esa que nos lleva a territorios por los que otros ni se plantean transitar. En ese sentido, el disco dedicado a compositores mexicanos (P21 002) es uno de los más interesantes. Entre los autores están Miguel Bernal Jiménez, Julio Ituarte, Rubén M. Campos, Alfredo Carrasco y Ernesto Elorduy, todos ellos asomados al pasado de su tierra, al lado de Manuel M. Pon- ce, Ricardo Castro y Felipe Villanueva, de inspiración más romántica, a veces incluso chopiniana. La obra más popular del recital, el vals Sobre las olas de Juventino Rosas, evoca felizmente la Viena de los Strauss. Igualmente provechoso es el homenaje que Katsaris rinde a Chipre (P21 015), en realidad una antología de citas a la isla mediterránea en obras de H a l é v y , Rosenhain, Schubert, J e n s e n , Popy, Fuleihan o el propio Katsaris, que en 1978 compuso una brillante Rapsodia chipriota para un concierto benéfico en favor de las víctimas de acaecida cuatro años atrás. Siguen las rarezas, entre comillas si se quiere, con las piezas del ucraniano Sergei Bortkiewicz recogidas en el siguiente álbum (P21 004), un autor que en sus Estudios y sus Preludios nos trae a menudo a la memoria algunos de los mejores momentos de Scriabin y Rachmaninov. Tres generaciones de los Mozart, Leopold, Wolfgang Amadeus y Franz Xaver, entran en el disco titulado La familia Mozart (P21 019). El genio, evidentemente superior en inspiración al padre y al hijo, aprende del primero y enseña, si bien desde su legado, al tercero. Algunas páginas (como las deliciosas Variaciones sobre el minueto de Don Giovanni del menor de la familia) veían la 227-Pliego 4-ActDis:Actualidad de Discos 21/1/08 20:49 Página 57 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS luz por vez primera en los dedos de Katsaris. Otro grande, Johann Sebastian Bach, también se rodea de los suyos en el registro Bach e hijos (P21 013), en el que caben cinco conciertos para teclado, uno para cada uno de los miembros presentes del clan, a saber, Wilhelm Friedemann, Johann Christian, Johann Christoph Friedrich, Carl Philipp Emanuel y, claro, el padre de todos ellos. Asiste a Katsaris con transparencia y cuidado el coreano Yoon K. Lee al frente de la luxemburguesa Orquesta de Cámara del Festival de Echternach. Por cierto, Katsaris dedica un recital al propio Johann Sebastian (P21 007), en el que da rienda a su variado e imaginativo fraseo, no siempre ortodoxo, pero sí convincente. Volviendo a Mozart, el citado Yoon K. Lee acompaña al pianista en los Conciertos para piano y orquesta de Mozart, ahora desde el podio de la Salzburger Kammerphilharmonie. Son grabaciones en vivo de hace unos diez años, revelan un claro dominio del idioma y un sonido de bello terciopelo, al que puede faltar un punto de limpidez. El primer volumen (P21 009) acoge los conciertos Decimotercero y Vigésimo segundo, el segundo (P21 010) el Vigésimo tercero y el Decimoséptimo, el tercero (P21 021) el Vigésimo cuarto y el Decimoctavo, y el cuarto (P21 025) el Vigésimo primero y el Decimosexto. Todavía en Mozart, queda el disco consagrado a las transcripciones (P21 018): la Obertura y el aria Hier soll ich dich denn sehen de El rapto en el Serrallo, la Sinfonía nº 40 en sol menor, varias escenas de La flauta mágica y la Serenata nº 13 (“Pequeña serenata nocturna”) en sol mayor. Son obras muy conocidas que leídas en el piano descubren nuevos matices, nuevas líneas, incluso armonías que otras veces parecen escondidas. Otra hermosa transcripción es la que Beethoven hizo de Las criaturas de Prometeo (P21 001). Decir que Katsaris nos logra hacer creer que la partitura está originalmente escrita para piano es un acto de justicia; no se trata ya de hacer parecer fácil lo difícil, sino de hacer parecer sencillo lo complejo. Es desde luego una de las cimas de la colección, pero aún más arriba está el rescate del Concierto al estilo húngaro de Liszt, orquestado por Chaikovski (P21 022). La grabación recupera un concierto de 1981, en el que el pianista se enfrentó además a la Fantasía sobre temas folclóricos húngaros y a la Fantasía Wanderer para piano y orques- ta sobre la Fantasía Wanderer D. 760 de Schubert del propio Liszt. Al lado del pianista está la Orquesta de Filadelfia a las órdenes de Eugene Ormandy, nada menos. Programa exigente, por tanto, e interpretación insuperable. Otras noches también traídas de los archivos del artista presentan menos atractivos. En el Tercer Concierto de Rachmaninov con Horst Neumann y en el Primer Concierto de Chaikovski con Maurice Suzan (2 CD, P21 020) fallan los débiles acompañamientos orquestales, en tanto el Tercer Concierto de Beethoven con Rudolf Barshai (P21 014), que comparte programa con las Sonatas opp. 110 y 26, conoce una versión brillante pero acaso algo aséptica. Y eso el peso de la discografía lo castiga. Son magníficas, eso sí, las interpretaciones de la Suite nº1 para piano y orquesta, AST 61, el Concierto para piano y orquesta, AST 108, y la Sinfonía nº 2 para coro de niños, piano y orquesta, AST 248, del griego Mikis Theodorakis, con éste al frente de la Orquesta Sinfónica de RTL (2 CD, P21 027), tanto por la implicación del solista como por el sabio mando del director y por el entendimiento que se intuye entre ambos. La integral de las Danzas de Scriabin (2 CD, P21 023) se beneficia del fuego del que es capaz Katsaris, si bien es cierto que a veces caben mayores sutilezas, igual que en la obra de Chopin, a quien el artista dedicaba un certero homenaje en el Carnegie Hall neoyorquino en el 150 aniversario de su muerte (2 CD, P21 003). Lo mejor del recital, si hay que escoger, nos ha parecido la polonesa, las mazurcas y el final de la Tercera Sonata. Las páginas de Schumann reunidas en el siguiente disco (P21 016) merecen lecturas de parejo nivel, limpias, esforzadas, de suave y bella melancolía en las Escenas de niños. Este autor está también en el DVD que testimonia un concierto de Katsaris en el Festival Internacional de Echternach (P21 011). Compartían cartel con el compositor del ciclo Dichterliebe Schubert, Arcadelt, Liszt y Messiaen. La mala calidad de la imagen y del sonido no impiden reconocer un virtuosismo ostentoso que sabe, cuando debe, hacerse íntimo. En resumen, el álbum dedicado a los autores mexicanos, el homenaje a Chipre, la lectura de Las criaturas de Prometeo y el rescate del Concierto al estilo húngaro de Liszt suponen, creemos, los puntos de mayor interés de la serie. Y no es casualidad que los caminos que nos abren sean los menos transitados. El disco impone sus leyes. Un pianista como Katsaris es en ciertos repertorios un lujo; en otros, es sólo un sano capricho. Asier Vallejo Ugarte Karl Böhm EL BÖHM INDISCUTIBLE J. STRAUSS: El murciélago. GUNDULA JANOWITZ (Rosalinde), RENATE HOLM (Adele), EBERHARD WÄCHTER (Eisenstein), WALDEMAR KMENTT (Alfred), ERICH KUNZ (Frank), WOLFGANG WINDGASSEN (Orlofsky), HEINZ HOLECEK (Dr. Falke). CORO DE LA ÓPERA ESTATAL DE VIENA. ORQUESTA FILARMÓNICA DE VIENA. Director musical: KARL BÖHM. Director de escena y de vídeo: OTTO SCHENK. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4371 (Universal). 1972. 137’. R PN STRAUSS: Ariadna en Naxos. GUNDULA JANOWITZ (Primadonna, Ariadna), RENÉ KOLLO (Tenor, Baco), EDITA GRUBEROVA (Zerbinetta), TRUDELIESE SCHMIDT (Compositor), WALTER BERRY (Maestro de música), HEINZ ZEDNIK (Maestro de danza, Brighella), BARRY MCDANIEL (Arlequín), KURT EQUILUZ (Scaramuccio), MANFRED JUNGWIRTH (Truffaldin). ORQUESTA FILARMÓNICA DE VIENA. Director musical: KARL BÖHM. Director de escena: FILIPPO SANJUST. Director de vídeo: JOHN VERNON. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4370 (Universal). 1978. 127’. R PN M agníficas producciones de la década de los setenta, dos clásicos en su género con fantasía e imaginación a raudales, hasta el punto de que sería difícil encontrar hoy dos películas que les hiciesen sombra a pesar de Carlos Kleiber en el primer caso y James Levine en el segundo, dos modelos también en DVD DG ya comentados en su día desde estas páginas, pero con algunos puntos débiles que aquí tendríamos que hacer verdaderos e inútiles esfuerzos por encontrar. La producción de El murciélago en estudio de Otto Schenk, quien, por cierto, también hace de actor en el tercer acto (Frosch, el borrachín alguacil de la cárcel), es una preciosa puesta en escena en la que la cámara raramente se aleja de los personajes, que son siempre vistos a media distancia o en grupo. El decorado está sutilmente definido, pero no llama la atención por sí mismo sino como algo relacionado con ellos. Böhm y la Filarmónica de Viena están gloriosos, claros, directos sin contundencia, con el encanto y el rubato necesarios que encierra esta música maravillosa (ver, por ejemplo, la filmación de la obertura). Quizá el citado Kleiber era más chispe- ante, más sutil y aristocrático; pero Böhm, con el idioma vienés en la masa de la sangre y contando con una sensacional Filarmónica de Viena, logra 57 49-68 FILM:Actualidad de Discos 22/1/08 16:00 Página 58 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS / BREVES una traducción inolvidable en la que cuenta con un perfecto reparto de cantantes actores que hacen de su versión algo difícilmente superable. Gundula Janowitz, Rosalinde atenta y obsequiosa, esposa tierna y preocupada en el primer acto, se revela como una graciosa princesa húngara disfrazada en el segundo, cantando siempre con su pureza y precisión características. Renate Holm es una Adele notablemente cantada y fenomenalmente interpretada. Eberhard Wächter, en óptimas condiciones vocales (recordemos su comatoso estado vocal en la versión de Kleiber), es el Eisenstein idóneo, un papel que parece creado ex profeso para él. El resto de la producción masculina, auténtica y vienesa en su totalidad, nos reserva una sorpresa con el Príncipe Orlofsky confiado al gran wagneriano Wolfgang Windgassen, actor excepcional que reencarna al aristócrata juerguista amargo y hastiado de todo de forma maestra. Schenk y Böhm, el primero delante y detrás de la cámara, el segundo al frente de un conjunto orquestal y vocal insuperable, rigen la producción dejando expresar en todo momento la efervescencia de la partitura de Johann Strauss. Una experiencia inolvidable (recomendable especialmente para los que dicen que la opereta de Johann Strauss es peor que La verbena de la Paloma. Tonterías las precisas, oiga). La película de Ariadna en Naxos está basada en una producción de Filippo Sanjust para la Ópera de Viena y filmada en los Wien-Film-Studios de Viena entre el 16 de mayo y el 3 de junio de 1978 (la música fue grabada un año antes, concretamente entre el 25 de octubre y 9 de noviembre de 1977 por el equipo de ingenieros de Decca). La producción, aun contando con la servidumbre del play-back, es esplendorosa, una de las mejores versiones de la ópera straussiana, superior incluso a la también magnífica de Levine en el Met, ésta más auténtica por ser una representación en vivo sin trampa ni cartón. Böhm, indiscutible especialista en la música del bávaro, sabe aglutinar perfectamente los elementos serios y burlescos, con una unidad de equipo vocal y estilístico y unas sutilezas tímbricas (maravillosa Filarmónica de Viena) realmente impresionantes. Logra también una unidad increíble para una obra que parece estar hecha de retazos, y el conjunto, por su limpieza, fluidez y equilibrio general, lo podemos considerar como lo más acabado que hoy se puede ver y oír en esta ópera (no nos olvidemos de que el propio Böhm y otros directores como Karajan, Kempe, Solti o el citado Levine por partida doble, tienen excelentes aproximaciones a esta obra). Janowitz, de canto preciso y envolvente, además de su físico adecuado, encarna a la Ariadne perfecta. Gruberova, que entonces comenzaba su carrera internacional, es la Zerbinetta insustituible, “frívola, caprichosa, astuta y encantadora” (decía la prensa vienesa), y además con una perfección vocal espectacular (escúchese su famosa aria Grossmächtige Prinzessin). Kollo, en buenas condiciones vocales, da buena cuenta de su Baco. En el Prólogo, Trudeliese Schmidt hace un magnífico compositor, juvenil, exuberante, sentimental (magnífico dúo con Zerbinetta) y de voz bella y segura, perfectamente emitida. El veterano Walter Berry encarna perfectamente al Maestro de música. Los comprimarios son del competente elenco de la Ópera de Viena. En suma, hay que hacer caso a la prensa vienesa de entonces (Wiener Zeitung) que decía a propósito de esta versión que “en vano se buscarán puntos flacos”. Hoy, pasados treinta años de la grabación podemos afirmar con seguridad que sus valores permanecen y que los podemos considerar como referencia insustituible en la historia de esta ópera. En fin, Karl Böhm en plenitud interpretando dos de las más conseguidas versiones de su muy extensa discografía y filmografía. De las excelencias de ambas producciones, no sabríamos con cuál quedarnos, aunque cada una de ellas tendrá su público, por supuesto. Para el que suscribe, perderse la versión de El murciélago sería un lamentable error. Enrique Pérez Adrián Lyrita DE LA TRADICIÓN... Y 58 a van llegando los fondos de Lyrita, la firma inglesa que distribuye en España LR Music. De la primera entrega extensa llegada a nuestra redacción —de The Midsummer Marriage de Tippett se habla más por extenso en estas mismas páginas— destaca el disco dedicado a piezas breves de Gerald Finzi —entre ellas Severn Rhapsody, Nocturne, The Fall of the Leave, la Égloga, la Gran fantasía y toccata para piano y orquesta y el Introito para violín y pequeña orquesta— en versiones inmejorables a cargo de Sir Adrian Boult y la Filarmónica de Londres con la compañía de Vernon Handley y la New Philharmonia. Peter Katin y R o d n i e Friend son los solistas de piano y violín respectivamente. Todos traducen a la perfección el carácter idílico pero también a veces moderadamente dramático de estas bellas piezas (SRCD.239). Igualmente interesante es el volumen dedicado a divertimentos y sinfoniettas de Tippett, Rawsthorne, Britten, Lennox Berkeley y Arnold, compositores bien distintos entre sí y muy bien tratados en estas obras que, pareciendo menores, los reflejan estupendamente, por Norman del Mar y Nicholas Braithwaite dirigiendo, respectivamente, a la Orquesta de Cámara Inglesa y a la Sinfónica de Londres (SRCD.257). Menos interés tiene el doble álbum con las Sinfonías nºs 4, 5 y 8 de George Lloyd (1913-1988), prácticamente nuevo en esta plaza, un compositor tirando a retórico, personal a su manera, con un lenguaje bastante previsible anclado en la gran tradición romántica y al que ni siquiera acaba de salvar el estupendo trabajo de Sir Edward Downes —que cree sin duda en esta música— con la Philharmonia (SRCD.2258). Muy grata, sin especiales ambiciones que no sean la de expresar libremente un talento indudable pero no demasiado personal, es la música de William Mathias (1934-1922), que llega en forma de antología en la que destacan el Divertimento y la Sinfonietta o las buenas maneras del Preludio, aria y final. Buen trabajo de David Atherton y Arthur Davison dirigiendo cuatro orquestas distintas (SRCD.328). La música de Charles Villiers Stanford tiene el valor de haber despertado la conciencia británica tras años de penuria pero carece de personalidad, quedándose en un cómodo pero pálido territorio epigonal. Lo demuestran su Rapsodia irlandesa nº 4, la Marcha fúnebre y el Concierto nº 2 para piano y orquesta, obras las tres que resisten una primera audición curiosa para no pedir muchas más. Malcolm Binns es el solista y Braithwaite y Boult los directores con Sinfónica y Filarmónica de Londres. Otra cosa es la ópera Miss Julie, del muy interesante William Alwyn, del que Naxos nos está ofreciendo poco a poco buena parte de su obra. La pieza posee libreto del propio compositor sobre la obra homónima de August Strindberg y, desde un lenguaje tradicional, expresa el drama con eficacia certera y resuelve la difícil papeleta con más que notables resultados. El equipo canoro es de muy buena clase —Jill Gomez, Benjamin Luxon, Della Jones y John Mitchinson— y Vilem Tauski lleva todo a buen puerto con una eficacia admirable. Muy recomendable (2 CD SRCD.2218). Claire Vaquero Williams 227-Pliego 4-ActDis:Actualidad de Discos 21/1/08 20:49 Página 59 D D I SI CS O C O S S BREVES / REEDICIONES NMC A LA VANGUARDIA N MC (distribuidor: Diverdi), el sello dedicado a la nueva música británica, ofrece entre sus últimas novedades una especialmente bienv e n i d a : Punch and Judy la ópera de Harrison Birtwistle (1934). La pieza, basada en los dos muñecos de guiñol tradicionales en las Islas, tuvo mucho de fundacional en su estreno en 1968 y para Norman Lebrecht representa en su género el sentimiento de la generación de los “young angry men”. El tiempo no ha pasado por esta “comedia trágica o tragedia cómica”, como la define su autor, fuerte y hasta violenta, removedora de conciencias y repleta de hallazgos que hoy siguen tan vivos como el primer día. Se trata de la misma versión que ya publicara hace años la firma holandesa Etcetera, con un reparto de lujo: Bryn-Julson, DeGaetani, Langridge, Roberts, Wilson-Johnson y Tomlinson con la London Sinfonietta dirigida por David Atherton (2 CD D138). Muy curioso es el Pierrot Lunaire de Roger M a r s h (1949), que pone música al texto completo de Albert Giraud en forma muy diferente, claro está, a como lo hiciera Schoenberg. Un narrador traduce al inglés —los poemas se cantan generalmente en el original francés— sobre la música —una suma de referencias textuales y estilísticas a las que no es ajeno el Hilliard Ensemble, que encargó la obra al compositor y que aquí la interpreta junto a Red Byrd, Juice Trio, Ebor Singers y la mezzo Linda Hirst bajo la dirección de Paul Gameson. La audición es muy interesante pero sin duda la pieza gana en su representación pública, pues tiene mucho de escénico (2CD D127). American Rounds es el título del disco dedicado a composiciones de Martin Butler (1960) y el de la pieza que lo abre, una muy eficaz evocación del folclore americano con inequívocos toques minimalistas. El resto del disco muestra la versatilidad de Butler con obras para piano muy reconcentradas en el tratamiento de células muy simples. Una curiosidad son los arreglos para quinteto con piano de dos sonatas de Domenico Scarlatti, en las que como en Sequenza notturna se advierten las huellas de su maestro Luciano Berio. El Schubert Ensemble con el pianista William Howard son los intérpretes (D120). Sadie Harrison (1970) es una australiana trasladada a Inglaterra que basa sus composiciones de este disco en la música popular del este de Europa, con apelaciones suficientemente tratadas en su recreación a Lituania, Rusia, Armenia o Georgia y cuya buena factura, digámoslo, nada tiene que ver con determinados experimentos pseudoespirituales de no siempre feliz recordación. Los intérpretes son todos lituanos, entre ellos la Orquesta de Cámara San Cristóbal de Vilna, dirigida por Donatas Katkus (D125). Claire Vaquero Williams Orfeo d’Or SZELL EN SALZBURGO C omo vimos hace poco en estas mismas páginas, el sello alemán Orfeo (distribuidor: Diverdi) vuelve a dar en el clavo con varias publicaciones parcialmente inéditas entre las que, a juicio del firmante, destaca el álbum de George Szell dirigiendo varios conciertos sinfónicos en el Festival de Salzburgo, aunque el resto no desmerezca en nada del virtuosismo y brillantez de aquél, como veremos a continuación en las líneas que siguen. Magnífico el álbum (7 CD 704 077) que nos trae algunos de los mejores conciertos de Szell en el Festival de Salzburgo durante la década 19581968 al frente de seis orquestas de primera fila, o quizá mejor, cinco de primera además de un conjunto francés muy estimable, la Orquesta de la Radiotelevisión francesa, que en manos de Szell suena con la distinción y el empaque de una de las grandes. Varios de estos conciertos ya habían sido publicados en su día por Sony, habiendo obras en algunos como la Tercera de Bruckner, la Haffner de Mozart y el Concierto para violín nº 5 del mismo autor, que aquí se han omitido (lo mismo que el espléndido concierto Beethoven [Egmont, Tercer Concierto y Quinta] con Gilels y la Filarmónica de Viena, en su día publicado también por Orfeo, aunque éste queda fuera de esta década, ya que se celebró en 1969). A cambio, hay conciertos inéditos que supondrán verdaderas revelaciones para los buenos melómanos y seguidores de este gran director. Por ejemplo, el dado el 10 de agosto de 1964 en la Gran Sala del Festival con la Filarmónica de Berlín (Alceste, de Gluck; el Concierto nº 27 de Mozart con Curzon, y la Doméstica de Strauss para finalizar); o el del 8 de agosto de 1958 con la Concertgebouw (Balada de von Einem; Partita de Walton y Quinta de Prokofiev); o el del 4 de agosto de 1963 con la Filarmónica Checa enteramente dedicado a Beethoven (Egmont, Tercer Concierto con Firkusny y Heroica), o, en fin, el del 21 de agosto de 1968 con la Filarmónica de Viena (Emperador con Curzon y Séptima de Bruckner). Además, un Cuarto de Beethoven con Curzon y la Staatskapelle de Dresde (2 de agosto de 1965), el Concierto “Jeunehomme” con Firkusny y la Concertgebouw, más dos Sinfonías asimismo de Mozart, nºs 33 y 41 (6 de agosto de 1958) y finalmente una vibrante nº 92 de Haydn con la Orquesta de la RTF (3 de agosto de 1959). Szell no solamente dirigió en el Festival de Salzburgo conciertos sinfónicos y óperas con obras más o menos ancladas en el repertorio, sino que también participó en la creación de teatro musical contemporáneo. Recordemos que Orfeo ha publicado Penélope y Escuela de mujeres, ambas de Rolf Liebermann (estrenadas por Szell en 1954 y 1957); y también Leyenda irlandesa, de Werner Egk (ídem en 1955), las tres comentadas por el que suscribe en las páginas de esta revista. Pero fue la llegada del todopoderoso Herbert von Karajan a la dirección artística del Festival (parece ser que se profesaban admiración y respeto mutuos), la que permitió a George Szell dirigir todos los veranos en la ciudad de Mozart. La década de grabaciones que recoge este álbum entre 1958 y 1968, es una de las joyas indiscutibles del legado europeo del maestro. Los GEORGE SZELL. Salzburger Orchesterkonzerte 1958-1968. Obras de Beethoven, Bruckner, Einem, Gluck, Haydn, Mozart, Prokofiev, Strauss, Walton. O. CONCERTGEBOUW DE AMSTERDAM. O. NACIONAL DE LA RTF. FILARMÓNICA CHECA. FILARMÓNICA DE BERLIN. STAATSKAPELLE DE DRESDE. RUDOLF FIRKUSNY, piano. CLIFFORD CURZON, piano. 7 CD ORFEO C704077 (Diverdi). 490’. H PM criterios interpretativos son los acostumbrados de este director: ritmos fulgurantes, brillo orquestal, precisión casi absoluta (no olvidar que no es la Orquesta de Cleveland la pro- 59 227-Pliego 4-ActDis:Actualidad de Discos 21/1/08 20:49 Página 60 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES tagonista de estas veladas), cierta distancia expresiva muy evidente en algunos fragmentos (Adagio de la Séptima de Bruckner), proverbial claridad de planos y texturas orquestales, tempi ligeros tirando a muy rápidos, sonido incisivo e intenso con la curiosidad de que es prácticamente el mismo en todos los casos a pesar de que son seis los distintos conjuntos orquestales (sin embargo, Mozart suena distinto a Beethoven, Strauss distinto a Prokofiev, y Walton distinto a Bruckner. He ahí un verdadero sentido estilístico de lo que se está interpretando). Curzon y Firkusny bordan sus cometidos, y las grabaciones son excelentes para los años en que fueron hechas, en algunos casos, como en el citado de la Séptima de Bruckner, mejor incluso que la publicada anteriormente por Sony. El álbum contiene un documentado artículo de Gottfried Kraus (alemán e inglés) que nos informa sobre la actividad de Szell en el Festival de Salzburgo. Sándor Végh 60 El siguiente álbum (3 CD 741 073) nos trae diversas Matinées Mozart en el Festival de Salzburgo de los años 19881993 con la Camerata Academica Salzburg dirigida en todos los casos por Sándor Végh, con András Schiff, Gérard Korsten y Daphne Evangelatos (piano, violín y mezzo, respectivamente) como solistas. Ya es conocida la trayectoria de este excelente músico, magnífico primer violín del Cuarteto Végh, colaborador habitual de Casals y Kempff en el Festival de Prades, de Serkin en Marlboro, y además director de orquesta de la Camerata de Salzburgo de forma habitual desde 1978, año en que fue nombrado titular de la misma. Estas matinées y serenatas del Festival quizá puedan parecer espectáculos menores al lado de los grandes acontecimientos operísticos y de los conciertos sinfónicos de orquestas internacionales dirigidas por eminentes maestros que regularmente actuaban y actúan en Salzburgo. Pero el encanto y la familiaridad de Végh y su orquesta con las obras de Mozart que normalmente pasan inadvertidas en los grandes circuitos sinfónicos o camerísticos, son razón más que suficiente para prestar a este álbum toda la atención del mundo. Cuando escuchamos estas páginas mozartianas diez años después de la muerte de Végh en 1997, nos sorprende en todos los casos la espontaneidad, vitalidad y entusiasmo de las que este eminente músico y eficaz comunicador era capaz de transmitir a su orquesta, siempre con una emoción romántica de la mejor ley que, por supuesto, no siempre será del gusto de todos los públicos (atención: dos rombos para los ortodoxos de los instrumentos de época), destacando su infalible sentido de la respiración (como la de ese otro gran mozartiano, Josef Krips), y además su convicción y devoción por todas estas obras infrecuentes del catálogo mozartiano. Ideal la colaboración de András Schiff, el pianista húngaro amigo de Végh, en tres infrecuentes Conciertos del salzburgués (K. 413, K. 246 y K. 415), así como en la parte de piano obligato en el aria para soprano Ch’io mi scordi di te? Non temer amato bene, cantada con medios suficientes y buen sentido del estilo por la mezzo Daphne Evangelatos. En fin, delicias mozartianas interpretadas con seguridad, distinción e idioma por un músico extraordinario, un álbum de Casaciones, Divertimentos, Serenatas y Conciertos muy recomendable para cualquiera que tenga la mínima sensibilidad para estas músicas. Buenas tomas de sonido y artículo habitual de Gottfried Krauss en alemán e inglés. dedo a esta música. Obviamente estamos lejos del vertiginoso y fulgurante Carlos Kleiber (versión de estudio en DG), pero el sólido conocimiento de Böhm como director de foso, su cuidadoso acompañamiento a los cantantes sin menoscabo de la magnífica prestación orquestal, su pulso narrativo y el magnífico equipo vocal, hacen de esta versión una de las que hay que tener en cuenta a la hora de valorar la discografía de esta ópera, y que podemos colocar sin dudar al lado de las más conseguidas, desde Furtwängler a Kubelik pasando por los dos Kleiber y quizá también por Joseph Keilberth. Las voces basculan entre Gundula Janowitz, cuya Agathe es un verdadero regalo para el oído, una opción ideal para este personaje, y el Max de James King, cuya fatiga vocal es evidente en la escucha de su papel, si bien la crítica vienesa (Die Presse) dijese de él: “Se esperaba que fuese excepcional y sin embargo no fue más que muy bueno”. Al lado de ellos, la voz de coloratura inmaculada de Renate Holm (Ännchen), el poderoso e imponente Karl Ridderbusch (Kaspar), el siempre competente Eberhard Waechter (Ottokar) o la bella voz de Franz Crass (Eremita) completan el estupendo reparto, a los que hay que añadir los nombres habituales en los repartos operísticos de la Ópera de Viena (Jungwirth, Zednik). Buena toma de sonido. En fin, muy bella versión de esta ópera que se puede recomendar sin salvedades importantes. El cazador furtivo Recitales El siguiente álbum recoge la grabación de la ORF del estreno de una nueva producción del Freischütz en la Staatsoper vienesa a cargo de Otto Schenk el 22 de mayo de 1972 (2 CD 732 072), o sea, puesta en escena tradicional (afortunadamente, añadiríamos, aunque la obra no se preste a experimentos disparatados) confirmada por las fotos del libreto, y además, sólida versión musical con Karl Böhm a cargo de la dirección de solistas, coro y orquesta. La actuación de éste fue irreprochable, precisa, ligera, intensa, estilizada, expresiva y con un encanto ingenuo y cordial que le va como anillo al Cuatro nombres importantes en diversas disciplinas completan este lanzamiento. Los protagonistas de estas veladas son Géza Anda (742 071), Nathan Milstein (743 071), Cesare Siepi (744 071) y Gundula Janowitz (731 071), tres de ellos en el Festival de Salzburgo y Janowitz en la Ópera de Viena. Del excelente pianista húngaro Géza Anda nos llega su último recital en la ciudad de Mozart el 15 de agosto de 1972, un bello recital con un Bach cristalinamente claro (Partita BWV 826), unos Chopin y Schumann idiomáticos y entusiastas (Segunda Sonata y Carnaval), además de un Ravel (Valses nobles y sentimentales) irónico y elegante, en todos los casos buenas tomas de sonido. El violín de Nathan Milstein está acompañado aquí por Walter Klien al piano en un recital del 31 de julio de 1963. Como siempre, afinación y precisión perfectas, lo mismo que el brillo, vitalidad, impulso y expresiva musicalidad. Lo más destacado del recital, a juicio del firmante, la Sonata BWV 1001 de Bach y la K. 296 de Mozart. Se hace extraño escuchar a Cesare Siepi fuera del escenario de ópera. Aquí tienen una rara oportunidad de oír su recital salzburgués del 27 de julio de 1956, por cierto, año del bicentenario de la muerte de Mozart, cantando con su nobleza y extraordinaria habilidad para adaptarse estilística e intelectualmente tanto a arias de Lully, o Lieder de Schumann y Brahms como a arias de Mozart o canciones de Ravel. Además, páginas habituales de la casa, esto es, arias de Rossini, Verdi y Boito en las que la profunda voz del bajo italiano es acompañada por el piano de Leo Taubmann. Finalmente, el disco de Janowitz no es un recital strictu sensu sino diversos fragmentos operísticos extraídos de óperas completas cantadas en la Staatsoper de Viena entre los años 1962 y 1990. Su voz cálida y expresiva brilla especialmente en Mozart y Strauss, aunque no hay que olvidarse de sus recreaciones de páginas de Beethoven, Smetana, Wagner o Verdi. En todos los casos acompañan los maestros habituales de la Staatsoper (Böhm, Karajan, Krips, Bernstein y muchos otros). En suma, el álbum de Szell es un testimonio imprescindible dedicado a uno de los grandes directores del siglo XX, indicado especialmente para seguidores del maestro o sencillamente para los que deseen disfrutar de la música con mayúsculas. No se lo piensen más, es uno de los pocos documentos verdaderamente interesantes publicados en la actualidad. El de Végh es un delicioso y cordial Mozart recomendable para todo el mundo. El cazador furtivo está al nivel de las mejores versiones, mientras que de los recitales, los más recomendables a juicio del firmante son los de Anda y Milstein, sin olvidarnos de las voces importantes de Janowitz y Siepi que harán las delicias de sus seguidores. Enrique Pérez Adrián 227-Pliego 4-ActDis:Actualidad de Discos 21/1/08 20:49 Página 61 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Audite FRICSAY Y BÖHM (II) C uatro nuevos álbumes Audite (distribuidor: Diverdi) dedicados a Fricsay y Böhm. El director húngaro está representado por Haydn y Bizet. Del primero, las Sinfonías nºs 44 y 98 con la Sinfónica de la Radio de Colonia en grabaciones de 1952 y 1953 (Audite 95.184), obras que grabaría posteriormente con su Sinfónica de la Radio de Berlín para DG y con las que no hay diferencias sustanciales con éstas, tales son la precisión, claridad de texturas, impulso, intensidad y convicción musical que se ponen en juego. Por lo demás, el equilibrio entre romanticismo y clasicismo es notable, el tamaño de la orquesta es quizá demasiado amplio, como se acostumbraba en esos años al tocar sinfonías de Haydn y Mozart, algo que no supone ningún inconveniente dadas la claridad y transparencia conseguidas. Por tanto, dos excelentes versiones, convincentes y un punto serias de más, pero con el rigor y análisis minucioso propio de todas las recreaciones de este gran director. El siguiente álbum es más curioso por lo insólito, unos fragmentos de Carmen grabados en 1951 por la Radio de Berlín (Audite 95.497), cantados en alemán, práctica común en esos años en los que las óperas y oratorios se cantaban en ese idioma en todos los teatros y en las retransmisiones radiofónicas centroeuropeas (ahora nos suena a disparate absoluto. ¿Se imaginan la Habanera de Carmen comenzando así: “Ja, die Liebe hat bunte Flügel” en vez del consabido “L'amour est un oiseau rebelle”?). Fricsay consigue de la orquesta el color, el detalle, la flexibilidad y la narración dramática propias de las mejores batutas. El equipo vocal cuenta con Margarete Klose en el papel protagonista, una voz wagneriana de alto calibre y timbre oscuro y dramático que encarna a una Carmen imponente, quizá más conectada con Fricka que con la cigarrera sevillana. Su oponente es el poderoso Rudolf Schock, con un vozarrón algo rudo pero con claridad absoluta en la pronunciación del texto. Excelente la Micaela de la joven Elfriede Trötschel. Acertadas las comprimarias (los fragmentos no incluyen la intervención de Escamillo). En cuanto a Böhm, son dos Sinfonías de Bruckner las que el director de Graz interpreta al frente de la Sinfónica de la Radiodifusión bávara; una, la Séptima, en vivo en 1977, y la otra, la Octava, en estudio en 1971 (Audite 95.494 y 95.495). Nada nuevo en estas dos aproximaciones que no sepamos ya de otras veces que Böhm interpretó estas obras: ligereza de texturas y de tempi, fraseo, color y lirismo propios de los brucknerianos más afamados, echándose de menos también más refinamiento en la orquesta y más profundidad expresiva, como decíamos, en la línea de las versiones que el propio Böhm tiene de estas obras en otros sellos discográficos (EMI dentro de la serie Grandes Directores del siglo XX, DG y Andante). Estamos, en suma, ante otras recreaciones de las muchas de las posibles que permite esta música, aunque para el que suscribe éstas sean sólo un pálido reflejo de las de otros grandes brucknerianos, con Celibidache a la cabeza y siguiendo por Furtwängler, Horenstein, Schuricht, van Beinum y muchos otros. De todas formas, un Bruckner ligero y convencional, convincente a su modo, bien tocado y concebido, producto evidente de los modos y maneras de un sólido artesano antes que los de un verdadero artista inspirado, versiones que sin duda tendrán su público fervoroso al que no es necesario que nosotros hagamos ninguna recomendación. Enrique Pérez Adrián PentaTone CLÁSICOS CON SONIDO DE LUJO E l sello PentaTone (distribuido por Diverdi) saca al mercado cuatro grabaciones históricas en formato SACD, con lo que las tomas originales han sido sensiblemente mejoradas, ganando en presencia y claridad. La joya de la corona en la grabación que Leopold Stokowski realizó frente a la London Symphony de la Serenata para cuerdas y Francesca da Rimini de Chaikovski en 1974 (5186 122). El anciano maestro, que ya contaba con 92 años de edad, realiza el milagro de una interpretación vibrante y llena de energía. Su visión es la de un director en plena madurez al que no se le escapa detalle ni precisión, la de un analista con un extraordinario sentido de la musicalidad. Las lecturas contienen momentos de un maravilloso lirismo (Elegía de la Serenata) o de una elegancia suprema (Vals de la misma obra). Francesca da Rimini resulta vibrante, exultante en su exposición y lejos, muy lejos de los tópicos chaikovskianos. Janet Baker, otro mito de la interpretación, se rodea de la E n g l i s h Chamber Orchestra y de Raymond Leppard para un recital con piezas de Mozart, Beethoven y Schubert (5186 134). Un repertorio cuidadosamente escogido en el que destaca la equilibrada y matizada voz de la mezzo en pasajes como las dos arias de La clemenza di Tito o las dos de concierto. O en las dos arias de Egmont, en las que exhibe todo su potencial dramático. De Schubert se incluyen piezas de Rosamunde, Lázaro y Alfonso y Estrella, que las interpreta con estilo íntimo y liederístico, bien arropada por el director británico, hoy tan injustamente olvidado. Misha Dichter es un pianista que, como solista ha llevado una carrera discreta de segundo nivel, aunque atesora una calidad difícilmente discutible (fue medalla de plata en el Concurso Chaikovski de 1966). Sin embargo, ha gozado de popularidad al formar dúo con su esposa, Cipa. Este disco se grabó en Leipzig y Ámsterdam en 1976 y 1977 junto a la Gewandhaus de Leipzig y Kurt Masur (5186 125). Las obras: el Segundo Concierto de Brahms y la Sonata “Patética” de Beethoven. El concierto de Brahms posee un discurso excesivamente ligero por parte del solista, mientras que la formación alemana aparece rocosa y sólida. Dichter tiende a realzar lo lírico y a explorar lo virtuosístico, lo cual le lleva a vaciar de contenido la pieza. Su Beethoven, sin embargo, casa mejor con esa perspectiva y realiza un ejercicio interesante, aunque no aporte nada a la discografía. El último disco contiene el Concierto para violín de Beethoven y el Primer Concierto para violín de Bruch con Arthur Grumiaux como solista y Colin Davis (Beethoven) y Heinz Wallberg como directores (5186 120). Son lecturas solventes en las que el solista pasa de puntillas sobre Beethoven y se recrea con gusto en la pirotecnia mecánica de Bruch. Ambos directores cumplen con nota sus cometidos al frente de la Gewandhaus de Leipzig y la New Philharmonia. Carlos Vílchez Negrín 61 227-Pliego 4-ActDis:Actualidad de Discos 21/1/08 20:49 Página 62 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Supraphon FIN DE LA EDICIÓN TALICH P arece que concluye la serie de Václav Talich en Supraphon (distribuidor: Diverdi). El balance es más que positivo, es extraordinario. Pero resulta menor en número si lo comparamos, por ejemplo, con Ancerl. Ancerl vivió otra época, en la que se grababan más cosas, en las que el sonido grabado era más habitual, y su legado es más amplio. Pero que tengamos nada menos que 17 álbumes con direcciones de Talich a una parte importante del repertorio checo y a una pequeña muestra de otros repertorios no es para quejarse, dadas las circunstancias. Ahora nos llegan dos entregas, una de ellas doble, con músicas de sus compatriotas y con un álbum Mozart impresionante. Empecemos por éste, el nº 15: SU 3 8 3 5 - 2 , registros de 1954-1955, dos piezas concertantes, el Cuarto Concierto para violín y (nada menos) el Concierto para clarinete. Para concluir con la Gran Partita, Serenata de viento maravillosa entre las maravillosas. Pues bien, este disco contiene obras en las que la responsabilidad de Talich no es total, porque dos de ellas son piezas concertantes, y la última es una Serenata para unos pocos instrumentos de viento. No es el repertorio más adecuado para que se luzca un director. Y, sin embargo… Un sensacional Concierto para violín, con un solista más que solvente, Jirí Novák; un Concierto para clarinete superior, acaso insuperable, con un acompañamiento denso y tenso a Vladimír Ríha. Para concluir con la Serenata, un regalo para la inteligencia y el sentido, una belleza. ¿Es un Mozart a la antigua? Sin duda, eso se advierte ya por las fechas. Pero lo grácil, lo afirmativo y lo sugerente, todo ello junto, es de siempre. Y esta lectura suena con ese ángel que es tan mozartiano y que no precisa de posteriores hallazgos. Basta con los que ya tiene, sin despreciar a nadie que haya emprendido otros caminos; nunca lo hemos hecho en estos papeles. Añadamos que este CD termina con algo más de un minuto en la voz del propio Talich, que se dirige a unos estudiantes (17 de noviembre de 1954). El álbum nº 16, SU 3836-3, incluye bellas interpretaciones de 1950-1954 de obras que también lo son, pero cuyo alcance es limitado: la poco conocida Sinfonía en si bemol de Jirí Antonín Benda (c. 1760), la conocidísima y entrañable Serenata op. 22 de Dvorák, la también muy bella secuela de ésta, la juvenil Serenata op. 6 del que iba a ser yerno de Dvorák, Josef Suk. Para terminar, dos preciosas transcripciones de Chaikovski. Es un CD que se oye con algo más que agrado, con verdadera alegría. No es imprescindible, como tal vez lo sea el anterior, el mozartiano. Y aun así, qué belleza casi siempre, qué superioridad de esta belleza en determinados momentos (los cinco movimientos del Op. 33 de Dvorák, desde luego, pero no sólo). El último álbum, el nº 17, de dos CDs, SU 3837-2, contiene registros alternativos de piezas importantes ya incluidas en otros álbumes de la Edición Talich. Por ejemplo, tres de los poemas sinfónicos de Mi patria de Smetana en registros ¡de 1929! (Vysehrad, Vltava, Sárka) un registro en vivo de La bruja del mediodía, de Dvorák (junio de 1954), fonogramas magistra- les que no necesitan de más explicación. Comprenderá el lector que lo de 1929 suena de manera “histórica”. En cambio, la Bruja del 54 es extraordinaria en cuanto a matices. Completan el doble CD algunas piezas menores o sólo fragmentarias de Smetana, Blodek (la obertura de El pozo), Kovarovic y Suk, y algunas de estas grabaciones se remontan a 1940. Pero también un fragmento magnífico de Las dos viudas, en la voz de la soprano Ludmila Dvoráková, voz poderosa, wagneriana, de un esmalte y un timbre realmente deliciosos. Y una suite, la del propio Talich, de La zorrita astuta. Se cierra el álbum con dos grabaciones de la voz de Talich, ensayando la Nuevo Mundo y el Concierto de chelo, ambas de Dvorák, en el segundo caso con Zkouska Dvoráková como solista (1952 y 1952); más un agradecimiento a los músicos por la felicitación por su santo de 1954 durante un ensayo (28 de septiembre, cabe suponer), y un minuto final con recuerdos propios. Este álbum, pues, contiene documentos de gran valor testimonial y artístico junto con pistas de menor importancia. orquestas de aquella zona de Europa dirigidas en ocasiones por ilustres invitados y también con solistas de proyección internacional igualmente llegados de Occidente. El nivel, por supuesto, es altísimo ya que en los tiempos en que existió la RDA la música contaba con el apoyo gubernamental y no faltaban talentos como puede comprobarse aquí, algunos justamente célebres. Empezamos con el gran tenor Peter Schreier empuñando la batuta brindándonos una selección de la Misa en si menor de Bach con criterios prudentemente tradicionales, sin excesos subjetivos pero bastante apartado del his- toricismo en boga cuando se grabó (1982). Los solistas son de campanillas: Lucia Popp, Carolyn Watkinson y Theo Adam, y Schreier al frente del Rundfunkchor Leipzig y del Neues Bachisches Collegium Musicum zu Leipzig (0149102 BC). Más Bach tradicional — antediluviano para muchos— con las tres primeras suites orquestales por Helmuth Koch al frente de la Kammerorchester Berlin (0149092 BC) en versiones vibrantes y románticas pero no exentas de interés; acaso envejecidas (datan de 1974) por todo lo que ha llovido en este campo pero nada desdeñables. Lo mismo diríamos de la selección del Libro de Anna Magdalena Bach por la soprano Adele Stolte, el barítono Günther Leib y el clavecinista Herbert Collum (0149082 BC) según tomas de 1969. Después, una estrella, Kurt Sanderling, dirigiendo la Gewandhausorchester Leipzig (0149112 BC) se enfrenta al Emperador de Beethoven secundando al excelente pianista Dieter Zechlin, quien, además, nos obsequia con una hermosa interpretación de la Sonata “Los adioses”. Tomas de la década de 1960, éstas sí, de innegable interés. Más romanticismo; ahora con La Grande de Schubert por Herbert Blomstedt a la batuta de la Staatskapelle Dresden (0185962 BC) y todo un Kapellmeister de los de antes, Franz Konwitschny al frente de la Gewandhausorchester Leipzig en la Segunda y Tercera de Schumann (0185972 BC): versiones dentro de la tradición y del todo convin- Santiago Martín Bermúdez Berlin Basic LO BÁSICO L 62 legan doce referencias de la serie Basic de Berlin Classics (distribuidor: Gaudisc). Es fácil deducir que se trata de una colección eminentemente divulgativa por su contenido; es decir, lo básico, aquellas obras imprescindibles. Desgraciadamente, la presentación también es básica y, precisamente por el empeño divulgativo de estos discos, no debería serlo tanto: no hay texto alguno que acompañe estas grabaciones y, sin duda, el hipotético interesado en ellos, probablemente nuevos aficionados a la música, agradecerían algún comentario. Aparte de esto, y como es norma de la casa, se trata de obras del gran repertorio universal a cargo de intérpretes procedentes mayoritariamente de la antigua RDA o de 227-Pliego 4-ActDis:Actualidad de Discos 21/1/08 20:49 Página 63 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES centes aunque la competencia en ambos casos sea mucha y, a estas alturas y con lo que hay en el mercado, con la corrección no basta para ser consideradas como primeras opciones. Después, de nuevo Schreier —ahora cantando— se marca un Dichterliebe y un Liederkreis, op. 39 de Schumann dignos de atención al lado de Norman Shetler al pia- no (0149142 BC). Sube el nivel con este disco y no baja en absoluto con los dos Conciertos de Liszt y la Totentanz a cargo de Nelson Freire y la Dresdner Philharmonie a las órdenes de Michel Plasson (0185942 BC). Los mismos director y orquesta nos ofrecen cuatro poemas sinfónicos lisztianos asimismo de gran calidad (0186022 BC) pero no precisamente canónicos habida cuenta de la existencia de otras opciones, ya referenciales, de todos conocidas. Sigue el buen hacer característico del sello con la Misa en mi menor y el Te Deum de Bruckner bajo la dirección de Heinz Rögner (0149122 BC) y con Herbert Kegel a la batuta de la Dresdner Philharmonie en una Sinfonía n 1 “Titán” de Mahler (0149132 BC) que, a pesar de ello, no pueden medirse con los poemas sinfónicos de Sibelius por Kurt Sanderling y Paavo Berglund (0149152 BC) verdaderamente de libro. Josep Pascual Membran CUARTETO VOCAL KATHLEEN FERRIER, contralto. ELISABETH SCHWARZKOPF, MARIA CALLAS, Obras de Mahler, Gluck, Schubert, Bach, e.a. Soprano. Obras de Mozart, Strauss, e.a. Soprano. Obras de Bizet, Verdi, Puccini, Cherubini, e.a. MEMBRAN 231660 (Cat Music). H PE MEMBRAN 231644. 1946-55. H PE MEMBRAN 222731-354. 1949-55. H PE L a firma del título (distribuidor: Cat Music), siempre en la línea de una antología de grabaciones históricas en la era del microsurco, ofrece ahora un nuevo y calificado producto: cajas con cuatro CDs cada una, dedicadas a figuras señeras del canto, nutridas con buena documentación y datos técnicos de los registros. Su precio más que reducido, cercano al regalo, no constituye un atractivo menor. Por orden de nacimiento, va por delante la paradigmática contralto inglesa Kathleen Ferrier (1912-1953) a quien la vida le dio tiempo para ser gloriosa y se lo negó para envejecer. Aquí se reproduce su decisiva incursión en la mahleriana Canción de la tierra bajo Bruno Walter (1952), una selección de su inimitable Orfeo gluckiano dirigido por Fritz Stiedry, sus cimeros barrocos (Purcell, Bach, Haendel), canciones de Schubert, Mendelssohn, Brahms y Mahler, y temas populares ingleses (231660). En cambio atravesó etapas vitales y vocales la extensa carrera de Elisabeth Schwarzkopf (1915-2006), acompañada de una discografía caudalosa. En esta criba (231644) los registros datan de su mejor década: 1946-1955 y reúnen su variedad interpretativa en géneros y autores. Muy bien representados, en ópera y canción, están sus dos querencias más válidas: Mozart y Richard Strauss. En la escena hay una pimpante muestra de opereta vienesa (Lehár, desde luego), momentos de un exquisito Hänsel y Gretel con otra gran tocaya, la Grümmer, y ráfagas de Beethoven, Puccini y Weber (un infrecuente Abu Hassan). No faltan Lieder de Schubert y Wolf. Tampoco le fueron necesarios muchos años a Maria Callas para ser un mito, una señal de modernidad operística y una más que suficiente discografía, aquí antologada (222731-354). Asimismo en su caso, las tomas cubren sus más floridos tiempos de vocalidad (1949-1955), salvo dos momentos de Carmen (1974), donde, a pesar de la usura y la madurez, pone en pie a un personaje con peculiares perfiles y bravura. Hay tomas en vivo de teatros, conciertos y radio, así como registros de estudio, con variedad de batutas. Su repertorio iba desde los roles de agilidad (Gilda, Elvira, Lucia, Adina) hasta los dramáticos (Turandot, Tosca, Aida, Lady Macbeth), pasando por riesgosas mezclas de ambas vertientes (Norma), desde los títulos más frecuentes a los rescates como la Armida rossiniana y Medea de Cherubini, desde el belcantismo romántico al verismo. Dominó en sus programas Italia pero también intervino en ópera francesa y, como aquí se testimonia, en alguna velada wagneriana, como Isolda o Kundry vertidas en italiano. Los escuchas más atentos juzgarán si le acomodaba mejor la plataforma o el plató y podrán imaginar a la gran actriz en sus desplaza- DIETRICH FISCHER-DIESKAU, barítono. Obras de Bach, Brahms, Wolf, e.a. MEMBRAN 231663. 1949-55. H PE mientos y personificaciones. Por fin, el galán de la compañía, hoy octogenario, el barítono Dietrich Fischer-Dieskau (1925), cuya producción registrada ha de figurar entre las mayores, si no la mayor, de la historia musical grabada. En la presente entrega (231663) podemos asomarnos a su juventud (1949-1955) y en su estricta calidad de liederista y solista de cantatas (en concreto, Bach). En el primer renglón firman Brahms (el tremebundo ciclo de Cuatro cantos serios), Beethoven, sobre diversas fuentes, Wolf (del Cancionero italiano y distintos poetas) y la mitad del vasto programa dedicada a una de las preferencias de Fischer: Schubert. Encabezando la lista, su primera grabación —personalmente, considero que la más memorable— del Viaje de invierno con Gerald Moore en 1955. Luego, seis piezas sobre Heine y una miscelánea schubertiana bien cumplida. Blas Matamoro 63 227-Pliego 4-ActDis:Actualidad de Discos 21/1/08 20:49 Página 64 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Naxos EL TEMPO JUSTO E 64 s, sin duda, uno de los elementos clave de cualquier interpretación musical que aspire a la excelencia. En los siete CDs Naxos (distribuidor: Ferysa) que se comentan seguidamente hay ejemplos vivos de los muy diferentes resultados que, en esta materia, podían alcanzar grandes directores como Pablo Casals, Toscanini, Bruno Walter o Furtwängler. Es una grata sorpresa escuchar grabaciones del maestro de Vendrell a los 50 años, al frente de su Orquesta de Barcelona en 1929 y de la Sinfónica de Londres en 1927. Con la primera nos ofrece las Sinfonías nºs 1 y 4 de Beethoven, más la Obertura de “Las ruinas de Atenas”: un Beethoven de tempi en general muy vivos e interpretación enérgica, nerviosa y entusiasta, atractiva casi siempre, pero la ejecución poco precisa, que trasluce escasez de ensayos, provoca desajustes que empañan la interesante labor. Las Variaciones Haydn de Brahms al frente de la Sinfónica de Londres se ven desfiguradas por el tempo lentísimo, injustificable, de las números 2, 5 y 8, que rompe el fluir de la obra. El sonido tiene las deficiencias previsibles y el interés se intuye limitado a los seguidores de Casals (8.111262, grabaciones 1927-29). Escuchar seguidamente el Beethoven que Bruno Walter grabó en los años 30 en Europa aporta una maravillosa sensación: no sólo los registros son de calidad muy superior; también lo son las orquestas y la interpretación. En la Sinfonía “Pastoral” el tempo adoptado es de una naturalidad absoluta y todo fluye, canta o danza conforme Beethoven indicó, para gozar de esta obra imperecedera. La tormenta y la subsiguiente acción de gracias, cantada admirablemente por la Filarmónica de Viena, redondean una versión antológica que Walter igualó, sin superarla, en su registro de 1960 en Los Ángeles. Espléndidas las oberturas (Leonora 3, Coriolano, Fidelio) que completan un CD recomendable con entusiasmo (8.111032, grabaciones 1930-38). De Toscanini se nos ofrecen primeros registros de estudio con la Sinfónica de la NBC, las Sinfonías nº 88 de Haydn y nº 40 de Mozart. No BEETHOVEN: WILHELM FURTWÄNGLER, director. WILHELM FURTWÄNGLER, director. Obras de Sinfonía “Pastoral”, e.a. O.F. VIENA. Director: BRUNO WALTER. Obras de Mozart y Beethoven. Brahms, Wagner y Mendelssohn. NAXOS 8.111032. (Ferysa). H PE NAXOS 8.110996. 1947-49. H PE NAXOS 8.110999. 1949. H PE escuchamos en ellas lo mejor del maestro: también aquí el tempo condiciona fuertemente el resultado final, precipitado en Haydn, con frases poco claras —a pesar de la favorable, por seca, acústica del estudio 8 H neoyorkino— y poco fluido en Mozart, con un fraseo demasiado ligado (extraño Minueto) y algún que otro portamento fuera de estilo. Toscanini confesó en más de una ocasión su escasa simpatía por la obra del salzburgués. El CD incluye también la versión para orquesta de cuerda de dos tiempos del Cuarteto op. 135 de Beethoven, que nada añade al original. Lo mejor, la brillante transcripción del Moto perpetuo de Paganini, realizada por el propio maestro, y una electrizante, insuperable Obertura de Guillermo Tell, con Toscanini en su elemento (8.110895, grabaciones 1938-39). El primero de los cuatro CD con registros de estudio de Wilhelm Furtwängler comprende obras de Beethoven, Wagner y el propio director, todas con la Filarmónica de Berlín. La Quinta Sinfonía aquí incluida fue una de las grabaciones más apreciadas internacionalmente entre las que el maestro berlinés realizó antes de la guerra. Segundo de sus tres registros oficiales para esta obra debe, como los otros dos, rendirse ante las versiones de concierto (seis al menos), mucho más intensas y características de su arte. Los dos fragmentos de Parsifal, Preludio del Acto 1 y Encantos del Viernes Santo, son bellos pero demasiado estáticos y no entusiasman. Lo más interesante del CD es el Adagio del Concierto sinfónico del propio Furtwängler, que dirige a su pianista favorito, Edwin Fischer (8.110879, grabaciones 1937-39). En el siguiente CD hallamos de nuevo a la Filarmónica de Berlín en una soberbia versión de la Obertura de Alceste de Gluck, noble, majestuosa y dramática (registro Telefunken de 1942) y dos obras mozartianas, con la Filarmónica de Viena, que uno no asociaría, en principio, a Furtwängler y que, sin embargo, resultan admirables, en especial la Serenata nº 10 K. 361, la “Gran Partita”, maravillosamente tocada por los solistas de la Filarmónica de Viena. Al igual que su versión de la Sinfonía nº 40 que se comenta a continuación, este Mozart se mantiene sin una arruga 60 años después de grabado, por grandes que sean sus diferencias con el estilo actual. La convicción, la sobria elegancia, lo justo de las proporciones tienen un aire intemporal, ajeno a modas; las versiones son, en una palabra, clásicas. Bella también la célebre Pequeña Serenata Nocturna K. 525, pero el grupo de cuerda empleado es demasiado nutrido y falta un punto de levedad. En conjunto, un CD de obligado conocimiento (8. 110994, grabaciones 1942-49). El tercero de esta serie presenta, junto a la recién citada Sinfonía K. 550 de Mozart —una de las más grandes y perfectas versiones de esta obra— la grabación de estudio que Menuhin y Furtwängler reali- zaron en Lucerna del Concierto para violín de Beethoven. Registro trascendental para el director, recién salido del dique seco —durante los dos años (!) que duró su “desnazificación” se le prohibió dirigir— de la mano del gran violinista judío-americano, conserva un extraordinario valor musical por la dirección cálida, amplia de tempi pero animada y noble, de impresionante elocuencia, más inspirada que la del remake seis años posterior en Londres, de nuevo con Menuhin. En Lucerna, la compenetración de dos grandes artistas es máxima, especialmente en un Larghetto celestial. Otro CD obligado en cualquier colección (8.110996, grabaciones 1947-49). El cuarto CD incluye el Concierto de Brahms grabado por los mismos artistas dos años después, también en Lucerna. La dirección de Furtwängler es más contrastada y vigorosa que en Beethoven de una exaltación romántica inigualada antes o después. La contribución de Menuhin es más desigual, como si, por entonces, no tuviese la difícil obra plenamente en dedos —escúchese la cadencia del primer tiempo, escrita por Fritz Kreisler— pero no faltan los grandes momentos. El generoso CD se completa con las Danzas húngaras nºs 1, 3 y 10 (no la segunda, como indica erróneamente la carpeta), una inolvidable Obertura de Las Hébridas de Mendelssohn y un sorprendente Idilio de Sigfrido, palpitante, animado de tempi y riquísimo de contrastes (8.110999, grabaciones de 1949). El reprocesado de todos estos registros es excelente. 49-68 FILM:Actualidad de Discos 21/1/08 20:55 Página 65 D D I SI CS O C O S S REEDICIONEES Una ocasión única de hacerse con tesoros a precio de ganga. Sucinto comentario para los tres grandes pianistas que, en esta ocasión, deben ceder el lugar a las grandes batutas. Sobre el extraordinario arte de Benno Moiseiwitsch ya he escrito varias veces en esta sección. Su recital Chopin, com- puesto por 19 piezas más bien breves, contiene numerosas joyas, especialmente los cuatro Valses, los cuatro Estudios y los dos Impromptus, superiores a las obras de mayor envergadura, Segundo Scherzo y Tercera Balada, algo anárquicas de estructura; pero no olvidemos la época en que fueron registradas (8.11117, grabaciones 1916-27). El CD dedicado al gran Claudio Arrau interesa sobre todo por las dos obras de Weber, la Pieza de Concierto op. 79, con la Sinfónica de Chicago y Defauw, y la Primera S o n a t a , ambas deslumbrantes. La versión del Tercer Concierto de Beethoven con Ormandy es inferior a las posteriores que grabó con Galliera, Haitink o Davis (8.11263, grabaciones 1941-47). El primer volumen dedicado a Louis Kentner (1905-1987), pianista nacido en Silesia, educado en Budapest y cuya carrera tuvo como base Inglaterra, merece atención. El repertorio infrecuente (Walton, Balakirev, algún Liszt) alterna con obras más habituales, como Venezia e Napoli, que toca con brillantez. Esperemos que continúe la colección dedicada a un pianista muy poco conocido (8.111223, grabaciones 1938-51). Roberto Andrade Deutsche Grammophon Collectors LENNY DE AMARILLO (y II) D eutsche Grammophon completa su colección Collectors dedicada a Leonard Bernstein con los tres últimos álbumes publicados con música de Mozart, Beethoven y Chaikovski respectivamente, aunque si mal no recordamos no se comentaron desde estas páginas los volúmenes dedicados a SchubertMendelssohn-Schumann y a Stravinski-Shostakovich. De cualquier forma, los tres que ahora se reseñan son de incuestionable interés y cierran brillantemente la serie de grabaciones que Bernstein hizo para el sello amarillo durante los últimos años de su carrera. Vayamos con ellos. Mozart (6 CD 00289 477 6697). Comprende una serie de Sinfonías (nºs 25, 29, 35, 36 y 38 a 41), Conciertos (K. 450 con Bernstein actuando de pianista y director; K. 622 con Peter Schmidl de solista de clarinete) y varias obras corales (Ave Verum; Exsultate, jubilate; Misa K. 427 y Réquiem K. 626) en grabaciones hechas entre 1966 y 1990, en todos los casos con las orquestas Filarmónica de Viena y Sinfónica de la Radiodifusión de Baviera (esta última para las obras corales), buena parte de ellas publicadas también en DVD y comentadas asimismo en las páginas de SCHERZO. Como ya se ha dicho en otras ocasiones, Bernstein era un intérprete de Mozart tradicional, y hoy en día puede resultar algo anticuado el tamaño de las orquestas que empleaba, la amplitud de sus tempi o ciertas sonoridades algo grandilo- cuentes, evidentes sobre todo en las obras corales. Pero sus interpretaciones, como las que vimos en el volumen dedicado a Haydn, conjugan admirablemente al decir de Jacobson en el libreto “una mezcla indisociable entre lo inesperado y lo inevitable”, dejando al oyente en suspenso y con la atención absolutamente concentrada, por no hablar de la ligereza de toque, de la transparencia de texturas (escúchese, por ejemplo, la Sinfonía nº 29 a pesar del tamaño de la orquesta), del equilibrio de proporciones (los tres movimientos de la Sinfonía “Praga”), de la monumentalidad de la estructura sinfónica (Sinfonía “Júpiter”) y, por supuesto, de la incombustible convicción y de la fe de la batuta en todas estas músicas que consideraba de las más grandes producciones de la historia de la música. Como ya se ha dicho, algunas de estas interpretaciones (las obras corales religiosas) fueron publicadas en DVD y comentadas desde estas páginas. Quizá en un futuro cercano podamos volver a hablar otra vez de las versiones de las Sinfonías y Conciertos (por cierto, excelente Bernstein en su faceta de pianista y director, lo mismo que el clarinete de Peter Schmidl en el K. 622), también filmadas y se supone que susceptibles de publicarse próximamente en DVD. Este álbum, de buen sonido en todos los casos, se completa con un estudio del citado Bernard Jacobson sobre Mozart y Bernstein (las versiones son en vivo menos el Concierto K. 450 y las Sinfonías “Linz” y “Praga”, las tres obras grabadas en estudio). Beethoven (6 CD 00289 477 6690). Este álbum comple- ta el legado Beethoven de Bernstein en Deutsche Grammophon, 6 CDs que comprenden el concierto Beethoven a beneficio de Amnistía Internacional, dado en Múnich el 17 de octubre de 1976 con la Sinfónica de la Radiodifusión de Baviera (Leonora III, Cuarto Concierto con Claudio Arrau y Quinta Sinfonía); la Séptima con la Sinfónica de Boston (su último concierto público dado el 19 de agosto de 1990); seis oberturas con la Filarmónica de Viena (grabadas en estudio durante los años 1978 y 1981); las dos versiones para orquesta de cuerda de los Cuartetos opp. 131 y 135 (grabados uno en vivo en 1977 y otro en estudio en 1989, ambos con la Filarmónica de Viena); la Missa Solemnis, tomada en el Concertgebouw de Ámsterdam en vivo en 1978, y, finalmente, la Novena con la Sinfónica de la Radiodifusión Bávara y miembros de otras orquestas, grabada en diciembre de 1989, un mes después de la caída del Muro de Berlín (con la inclusión de la palabra “Freiheit” —libertad— en vez de la original “Freude” —alegría— en la Oda de Schiller del cuarto movimiento). Todo esto, además del Fidelio, las nueve Sinfonías y los tres últimos Conciertos de piano con Zimerman, forman la interesante colección de obras de Beethoven grabadas por Bernstein en el sello amarillo. Las versiones que ahora comentamos tienen alguna que otra pega (por ejemplo, las versiones para orquesta de cuerda de dos de los últimos Cuartetos, muy bien tocadas pero absolutamente fuera de estilo. La orquestación de la Gran fuga resiste mucho mejor el cambio instrumental. En su día, a finales de los 70, cuando salió al mercado en LP la versión en vivo del Op. 131, nos pareció mucho mejor que ahora; pero, claro, hace treinta años la experiencia vital e intelectual del oyente era otra). Aun así, en general todo es aceptable y muy convincente. El concierto a beneficio de Amnistía Internacional me parece que es la primera vez que aparece en CD, y en él encontramos un gran Beethoven excelentemente tocado y construido, intenso, emotivo y con el memorable piano de Arrau en un soberbio Cuarto Concierto. Las oberturas son magníficas, lo mismo que la excelente Missa Solemnis, una de las más fervorosas, incandescentes, expresivas y visionarias del catálogo, al nivel de las más conseguidas a juicio del que firma (Klemperer, Karajan, Giulini o Kubelik). La Novena de la Libertad, tocada al poco tiempo de la caída del Muro de Berlín, nos revela ya al Bernstein anciano y de salud declinante que modera los tempi y el discurso se hace más cauteloso, aunque la intensidad nunca decae (en el DVD de esta versión, los músicos se miran entre ellos para las entradas “por si acaso”). La Séptima finalmente, con la Sinfónica de Boston, fue su último concierto dado el 19 de agosto de 1990 (completado con los Interludios marinos del Peter Grimes, de Britten), de tempi más amplios y moderados que los de cualquiera de sus versiones anteriores. En suma, gran álbum con versiones impresionantes acompaña- 65 49-68 FILM:Actualidad de Discos 21/1/08 20:55 Página 66 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES das de otras más discutibles, pero siempre con el aliciente de la personalidad de Bernstein, un director que tenía interés hasta en sus logros menos conseguidos. Artículo en los idiomas de siempre firmado por Jed Diestler. Chaikovski (4 CD 00289 477 6704). El álbum comprende las tres últimas Sinfonías y dos poemas sinfónicos del músico ruso con la Filarmónica de Nueva York en grabaciones en vivo en los años 1989 (Cuarta con Francesca da Rimini), 1988 (Quinta con Romeo y Julieta) y 1986 (Sexta), esta última en estudio, además de cuatro obras orquestales de las más populares de Chaikovski con la Filar- mónica de Israel en tomas de estudio del año 1984: Hamlet, Marcha eslava, Capricho italiano y Obertura solemne 1812. En general, versiones muy atractivas, apasionadas, de agudos contrastes, muy intensas y excelentemente tocadas. Llama la atención la versión de la Patética, en los antípodas de la inigualable de Mravinski con Leningrado (DG), pero con un refinamiento orquestal y un colorido muy especiales que seguramente atraerán sin paliativos a cualquiera que se acerque a ella, y eso a pesar de algunos planteamientos totalmente heterodoxos (por ejemplo, la enorme duración del último movimiento, más de 17 minutos [recordemos que al citado Mravinski le duraba 9’45” y en el otro extremo, esto es, a Celibidache, 13’10”], superan- do con ello todo lo conocido hasta ahora y tratando de conectar el movimiento con el otro final de despedida tan caro al propio Bernstein, o sea, el de la Novena de Mahler), a pesar de lo cual ni se hace pesante ni aburrido, al contrario, es tal la intensidad y convicción puestas en juego que después de haberlo oído el oyente piensa que no puede ser concebido ni tocado de otra forma. El resto posee el atractivo de todas las interpretaciones de Bernstein, con el brillo, emoción y vitalidad acostumbrados, presentes también en dos espectaculares Francesca da Rimini y Romeo y Julieta, así como en el popurrí de obras populares del cuarto CD con la Filarmónica de Israel. En fin, muy atractivo álbum, posiblemente el más indiscutible de los tres a pesar de los muy buenos resultados conseguidos en algunas de las páginas de Mozart y Beethoven. Estupendo artículo en los idiomas de rigor firmado por David Gutman. Resumiendo, tres excelentes muestras del último Bernstein cuya reedición en la serie Collectors concluye con el legado de este director en Deutsche Grammophon. Todos tienen ese punto especial de Bernstein que hace que sus versiones sean siempre de un atractivo indudable para cualquier aficionado, aunque quizá el dedicado a Chaikovski posea ese indefinible “más allá” que sólo lo suelen tener los grandes directores y que es la diferencia sustancial entre un buen maestro y todos los demás. sensible de expresividad. Pia Tassinari, pasada a mezzo, sabe lo que hace, lo mismo que Paolo Silveri y demás tropa. En 1952, en la plenitud de sus esplendores, Renata Tebaldi grabó su primera Aida bajo la batuta experta y rutinaria de Alberto Erede (2 CD222940311) y con un elenco de privilegiadas sonoridades, las cuidadosas de Ebe Stignani y Aldo Protti, y la valiente y desbocada de Mario del Monaco, con Fernando Corena en una curiosa prestación como Rey. El mismo año, en vivo y en Bayreuth, Karajan nos dejó uno de sus Tristanes (3 CD 221800348) que se puede tomar como referencia sin mayores titubeos y que reúne a un elenco con la cima del wagnerismo en su época: Marta Mödl, Ramón Vinay, Hans Hotter, Ludwig Weber, Ira Malaniuk y Hermann Uhde. Igual de antológico es el Fidelio imponente y oratorial de Wilhelm Furtwängler con la Filarmónica vienesa (2 CD 222934-303) y una pareja protagónica (Mödl y Windgassen) en la flor de sus medios y varios lujos: la Marcellina de Sena Jurinac, Rudolf Schock en su juvenil manera como Jaquino, el señorial Rocco de Gottlob Frick y los solventes Otto Edelmann y Alfred Poell como Pizarro y Fernando. Supremo en lo suyo, como los dos colegas anteriores, Tullio Serafin dirigió en 1955 una Traviata (2 CD 224105), que valdría sólo por oír el canto de las cuerdas en los dos preludios. Aparte, una de las mejores Violettas de su tiempo, Antonieta Stella, deja feliz testimonio de su faena, junto al Alfredo de di Stefano en su mejor instante y la autoridad histriónica de Tito Gobbi en Germont. Finalmente, una curiosidad documental que no debe faltar en ninguna colección, como son los recitales de Mario Lanza en el Hollywood Bowl entre 1947 y 1951 (2 CD 224060), a veces secundado por batutas egregias como Eugene Ormandy. Producido por el cine como tenor todo terreno, capaz de ir desde Nemorino hasta Radamés, pasando por la canzoneta napolitana y la comedia musical, no era mal cantante aunque sí un intérprete fogoso y de trámite, que supo abrir ese espacio peculiar que va de la pantalla a las tablas. Ahí queda eso. Enrique Pérez Adrián Membran SIGUE VIBRANDO T 66 oda una época, en parte cercana por tratarse de originales en microsurco, continúa reviviendo en las exhumaciones de Membran. Van en orden cronológico. En 1935, en los albores de Glyndebourne, Fritz Busch se atrevió a grabar Così fan tutte, obra maestra poco frecuente, por entonces, en los escenarios (2 CD 221757-303), con la vivacidad, sentido del relato y cambiantes atmósferas que sabía poner en escena uno de los grandes. Un buen equipo de mozartianos lo sigue: Ina Souez, Luise Helletsgruber, Willy Domgraf-Fassbaender, Heddle Nash, Irene Elsinger y John Brownlee. Igual de infrecuente era el monteverdiano Orfeo que Helmuth Koch condujo en 1949 con un conjunto de cámara berlinés reunido ad hoc (2 CD 223991). Es notable la pertinencia de estilo unida a una vocalidad rica y una timbración igualmente pictórica, servidas con un italiano por lo menos aceptable cuando no totalmente aseado: un corposo barroco para ahuyentar a puristas amigos de la lejía y la lipotimia. De fecha incierta es La novia vendida de Smetana, cantada en alemán (2 CD 222936) y dirigida sin mayor enjundia ni imaginación por Hans Lenzer con la Ópera del Estado de Berlín y un elenco probo del cual destacan, en sumarios papeles, Rita Streich y Kurt Böhme. En cambio, antológica por todos los motivos resulta La flauta mágica de Karajan con la Filarmónica de Viena, cumplida en 1950 (2 CD 220835-304). En las huellas de los grandes viejos, el joven maestro echa color y temperamento a esta suerte de comedia musical barroca en clave de lección iluminista. Citar a todo el ilustre personal sería farragoso, pero vayan escogidos Irmgard Seefried y Anton Dermota, la parejita joven que cuenta entre las mejores de la historia, rebatida por los Papagenos de Erich Kunz y Emmy Loose. Ludwig Weber se hunde en la hermosa caverna de Sarastro, Wilma Lipp discurre segura por su Reina y George London es un Orador de lujo. No menos autorizada es La Arlesiana de Cilea, otra rareza de repertorios, conducida por el seguro oficio y la buena señal para voces de Arturo Basile con la RAI turinesa, en 1951 (2 CD 223993). Ferruccio Tagliavini canta su parte como pocos, hermoso de timbre, exquisito de emisión, Blas Matamoro 49-68 FILM:Actualidad de Discos 21/1/08 20:55 Página 67 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Golden Melodram AQUELLAS NOCHES DE ÓPERA L as voces vuelven a ser protagonistas de los nuevos registros que nos ofrece Golden Melodram (distribuidor: Diverdi). Los viejos liceístas aún recordamos aquella noche, muy importante en la historia del teatro, en que se representó Poliuto, de Donizetti, y cómo se vieron sorprendidos por la obra, en aquella época bastante desconocida y el reparto, encabezado por la gran Leyla Gencer, que ahora se reedita (GM 5.0065), correspondiente a la función del 5 de septiembre de 1975. La gran artista, que había asumido el rol en la Scala, cuando Maria Callas cantó las primeras funciones, muestra su gran dominio del estilo belcantista, su facilidad para el canto flotante y una gran capacidad de expresión, para expresar el amor y la entrega de Paolina. Amedeo Zambon era un buen tenor, pero en esta función se creció y dio una de sus mejores noches con un canto seguro, noble y apasionado, al igual que Vicente Sardinero, en lo que seguramente fue una de las mejores, sino la mejor prestación, de su larga carrera en el coliseo de las Ramblas, con un fraseo denso, cuidado expresando los encontrados sentimientos de Severo, dirigidos con oficio por Giuseppe Morelli. Los dos principales protagonistas de este Turandot (GM 5 0066) actuaron en aquellos años también en el Liceu. Lucille Udovic era una soprano que cantó con frecuencia este rol, obra de grandes dificultades, que la cantante sortea hasta el limite con un cierto riesgo de acritud, pero que va superando con corrección. Franco Corelli, en su época más brillante, tenia en Calaf uno de sus personajes clave y solventaba con exuberancia los grandes obstáculos con un estilo valiente y extrovertido. Para los seguidores de Leyla Gencer oírla en Liu, personaje de intervenciones no tan importantes, es una gran experiencia, porque se confirma que no hay roles pequeños sino artistas grandes y la cantante sabe dar el estilo rogatorio al inicio para demostrar su entrega al final con un fraseo muy expresivo, completando el reparto el correcto Joshua Hecht como Timur y la calidad de los tres ministros, Renato Cesari, Mario Carlin y el inefable Piero di Palma, dirigidos con seguridad por Oliviero de Fabritiis, en una versión contrastada y brillante. Cada compositor tiene su estilo y no siempre es fácil de asumir por grandes cantantes más habituados a otro tipo de repertorio y concepción del canto. Este es un poco el caso de esta Aida registrada el 30 de septiembre de 1960 en San Francisco (GM 5.0067) protagonizada por Leonie Rysanek. La gran cantante, que ha hecho una brillante carrera en el repertorio alemán, es una verdadera artista y posee una voz bella y penetrante, dotada de un gran sentido interpretativo, pero no acaba de identifi- carse con la protagonista, a pesar de su buen sentido musical, su seguridad vocal y grandes condiciones, con lo que su versión, siendo bella, queda algo limitada de comunicación. Jon Vickers es un Radames valiente, no estentóreo, que matiza con cuidado y que brilla por su capacidad de hacer creíble los sentimientos del guerrero. Junto a ellos Irene Dalis, bien vocalmente, aunque algo plana de expresión, correcto sin más el veterano Robert Weede, con nobleza Giorgio Tozzi y muy flojo Andrew Foldi, como rey, con Francesco Molinari-Pradelli en el foso, con una versión coherente con los medios. El Metropolitan de Nueva York es un teatro que ha programado con frecuencia las óperas de Wagner, siempre con las más importantes figuras del momento y una nueva prueba de ello es este Siegfried (GM 5.0064) del 13 de enero de 1962, donde destaca la presencia de Birgit Nilsson, la más brillante soprano del genio alemán de su generación, que aunque sólo canta en el último acto se impone por seguridad, potencia y dominio del rol, al que dota de su lado humano y de su prestancia de walkyria. Hans Hopf es un tenor de voz timbrada y segura, con fuerza y densidad en sus intervenciones, que resuelve sin desfallecimiento, aunque para redondear su Siegfried el canto debería haber sido algo refinado. Otro protagonista cuya intervención se hace corta es George London, que se impone por la belleza vocal y por la fuerza del fra- seo. En el resto del reparto encontramos un impecable Mime de Paul Kuen, un profundo Fafner de Gottlob Frick, una musical Erda de Jean Madeira y la particularidad de Martina Arroyo, en la ligera parte de Waldvogel, con una dirección estudiada y profunda de Erich Leinsdorf, conocedor de la obra y capaz de bellos contrastes. Cierra el grupo una Gala de Opera en Múnich, (GM 4.0083) con tres cantantes alemanes de renombre, con la salvedad que todas las arias del repertorio italiano, salvo Macbeth, están cantadas en alemán, lo que resta espíritu idiomático. Inge Borkh canta con seguridad y carácter imperativo, Die Ägyptische Helena, muestra su potencia vocal e intensidad en Macbeth, con agudos colocados, aunque su estilo no acaba de identificarse, al igual que ocurre con el dúo de Aida, con Hans Hopf, interesante en lo vocal, pero menos en lo expresivo. Hopf, tal como se ha dicho al hablar de Siegfried, destaca más por la fuerza que por el matiz, y está más identificado con Rienzi y Die Meistersinger von Nürnberg, que con Pagliacci. Completa el trío Ira Malaniuk mezzosoprano de medios no muy expansivos, pero de cuidada musicalidad, que destaca más en La clemenza di Tito, a pesar del idioma, que en Carmen, donde falta algo de calor envolvente, mejorando algo en Il trovatore. El coro y la Orquesta de la Radio de Múnich, dirigida con profesionalidad por Horst Stein. Albert Vilardell 67 227-DISCOS:207-DISCOS 21/1/08 21:09 Página 68 D D I SI CS O C O S S CRÍTICAS de la A a la Z DISCOS AHO-BACH AHO: Concierto para tuba y orquesta. Concierto para contrafagot y orquesta. OYSTEIN BAADSVIK, TUBA. ORQUESTA SINFÓNICA DE NORRKÖPING. Director: MATS RONDIN. LEWIS LIPNICK, contrafagot. ORQUESTA FILARMÓNICA DE BERGEN. Director: ANDREW LITTON. BIS CD-1574 (Diverdi). 2006. 64’. DDD. N PN P arece que la entrada del nuevo siglo haya supuesto para Kalevi Aho un despertar por el interés hacia los instrumentos más graves. De 2004 data su Concierto para fagot, de 2005 el de contrabajo, el de tuba de 2001 y el de contrafagot de 2005; y estos dos últimos podemos escucharlos en este compacto. La música de Aho, siempre interesante y atractiva, dramática en muchos momentos, cercana al mundo de la ópera, heterogénea en tanto que genuinamente nórdica, puede llegar a ser espectacular incluso en dos obras como éstas que podrían adivinarse de entrada muy distintas a como son en realidad. Pensaríamos en composiciones pesadas, oscuras, acaso de gran exquisitez, probablemente con toques grotescos… Nada de eso; se trata de dos conciertos de altos vuelos, exigentes, brillantes y de entidad sinfónica. Aho ha sabido reflejar en ambas obras la capacidad lírica de dos instrumentos insólitos como protagonistas, con espacio para una prudente experimentación que se inscribe dentro de un contexto netamente artístico. Se explotan las posibilidades de los instrumentos, por supuesto, pero no se trata aquí de experimentación per se, y la capacidad de ambas obras por conectar con el hipotético público es innegable. Los solistas se lucen en sus respectivos papeles y las versiones de ambas obras subrayan la inesperada espectacularidad de dos conciertos sorprendentes. Josep Pascual AIZPURÚA: Resonancias. Clusteriana Didarius. Homenaje musical al silencio. DIEGO FERNÁNDEZ MAGDALENO, piano. TAÑIDOS SRD-353 (Several Records). 2007. 31’. DDD. N PN E l acertado título del CD que nos ocupa es Soledad sonora, pero muy bien podría haberse titulado también El sonido y su necesario silencio, porque en torno a esta vertebral idea gira el contenido del mismo. Sonido y silencio, en efecto, le sirven al guipuzcoano Pedro Aizpurúa, canónigo en la catedral de Valladolid y profesor en el Conservatorio de esta ciudad, para armar un inusualmente breve programa (media hora de duración) en el que plasma su personal hacer dentro del mundo de la música contemporánea, al que le llevó Luis de Pablo. Los títulos de las tres obras son inequívocos y aluden directamente al objetivo pretendido con cada una de ellas: Resonancias es la versión pianística de una obra de órgano inspirada en tres antífonas gregorianas; Clusteriana Didarius, dedicada al intérprete de las tres piezas, incide en la estética imitativa y repetitiva; Homenaje musical al silencio, que incluye unos toques electroacústicos, recrea el contenido de tres conceptos: “La música es la palabra del silencio” (Unamuno), “Quién sabe si el deseo profundo de la música es no ser oída, sino percibida más allá de los sentidos” (Thomas Mann), “Música callada, soledad sonora” (san Juan de la Cruz). En su conjunto, y composición por composición, detectamos una que- rencia por el mundo del pianismo de Satie, por el juego minimalista, por la delectación en lo repetitivo (con ecos manifiestos o nostalgia de los toques de campanas)… Sonidos y silencios que insinúan más que concretan, con los que se atisba más que se percibe un mundo sonoro totalmente abierto en el que el oyente —cada oyente— es necesario para acabarlo de completar, como ocurre con tantas obras contemporáneas pertenecientes al ámbito de lo pictórico o de lo escultórico. La compenetración de autor e intérprete —el vallisoletano Diego Fernández Magdaleno— es total y las versiones que el segundo ofrece de las partituras del primero resultan más que satisfactorias. José Guerrero Martín ALKAN: Concierto para piano solo. Troisième recueil de chants op. 65. MARC-ANDRÉ HAMELIN, piano. HYPERION 67569 (Harmonia Mundi). 2006. 68’. DDD. N PN A lo largo de sus más de cincuenta discos, MarcAndré Hamelin ha sabido interpretar a cada autor con propia personalidad; no importa si se trataba de Albéniz, Medtner, Villa-Lobos, Reger, Brahms, Szymanowski o Schumann, por citar tan sólo algunos. En cada uno de ellos imprime diferentes virtudes y estilos que precisamente son los que caracterizan su tocar generoso y benévolo con las partituras. No es la primera vez que el pianista se enfrenta a CharlesValentin Alkan (véase Hyperion 67218); el músico vuelve a la carga ofreciendo riqueza colorística con esplendidez sonora y un control de la situación que no deja lugar a dudas de que se tratan de versiones modélicas. El TIPO DE GRABACIÓN DISCOGRÁFICA N H R Novedad absoluta que nunca antes fue editada en disco o cualquier otro soporte de audio o vídeo Es una novedad pero se trata de una grabación histórica, que generalmente ha sido tomada de un concierto en vivo o procede de archivos de radio Se trata de grabaciones que ya han estado disponibles en el mercado internacional en algún tipo desoporte de audio o de vídeo: 78 r. p. m., vinilo, disco compacto, vídeo o láser disco PRECIO DE VENTA AL PÚBLICO DEL DISCO PN Precio normal: cuando el disco cuesta más de 15 € PM Precio medio: el disco cuesta entre 7,35 y 15 € PE Precio económico: el precio es menor de 7,35 € 68 227-DISCOS:207-DISCOS 21/1/08 21:09 Página 69 D D I SI CS O C O S S AHO-BACH artista mixtura tradición romántica con técnica, extrayendo de las partituras realmente un virtuosismo preciso y un lirismo muy perfilado. Brilla por sus cuidados hacia las obras y destaca por su trabajo de laboratorio hacia ellas; con una minuciosidad abrumadora enfatiza e interpreta con calidez y arrojo. Toda la originalidad que reúne Alkan (incluidas sus audacias armónicas), es perfectamente captada por el canadiense, quien con amplias gradaciones sonoras las ilustra demostrando su gusto cultivado por la melodía y la declamación pianística. Mientras que el concierto para piano es una demostración de talento por parte del intérprete (éste lo ilustra con alegría desbordante y gran despliegue instrumental), en el Op. 65 disfrutamos de unas versiones quizás más líricas, aunque la gallardía interpretativa está garantizada y la musicalidad sin afectaciones también. Hamelin posee chispa y acierto en sus planteamientos, su indiscutible capacidad para adaptarse a cada situación conlleva unas versiones afinadas según las necesidades del papel, y de esta forma el músico sella unas interpretaciones acertadas y rebosantes de las ya dichas virtudes. Una vez más, sorprendente Hamelin. Emili Blasco ALTNICKOL: Misa y motetes. NORDDEUTSCHER FIGURALCHOR. MUSICA ALTA RIPA. Director: JÖRG STRAUBE. CARUS 83.168 (Diverdi). 2004-2005. 51’. DDD. N PN Johann Christoph Altnickol es una de esas figuras menores que rodearon a Bach, del que fue alumno; unido por lazos familiares —era su yerno—, estuvo también fuertemente influido por su estilo musical, como prueba este disco. La grabación tiene notable interés histórico, pues aclara la situación estilística del compositor y gran novedad, dado que cuatro de las cinco obras del programa se ofrecen en disco por vez primera. La Misa en re menor casi se diría un Bach parafraseado, donde se evidencia un solvente dominio de la escritura contrapuntística, sobre todo en el Kyrie y en el Cum Sancto Spiritu. La versión, desafortunadamente, no pasa de la mera corrección e incluso cae un poco por debajo en las intervenciones del tenor en el Gloria. Los motetes corales parecen también sacados de los desperdicios del taller de Bach, pero no dejan de darse algunas llamémosle curiosidades —de ahí no pasan— como el solo de violonchelo en Weg hast du allerwegen. Obras corales sencillas que los intérpretes hacen con cierta gracia y hasta dejando apuntar algún atisbo de futuro. Disco de planteamiento interesante que sólo a medias lleva a buen puerto la interpretación en la Misa y mucho más en los Motetes. Enrique Martínez Miura ARRIAGA: Cuartetos. NUEVO CUARTETO VLACH. AVENIRA 0172-2 131 (Diverdi). 1992. 77’. DDD. PN Es lógico y está plenamente justificado el hecho de que se busque afanosamente música para ser grabada de un compositor como Juan Crisóstomo de Arriaga y Balzola, por haber fallecido antes de los veinte años y, sobre todo, porque su calidad está plenamente acreditada por las partituras que conocemos. Durante años tuvimos que conformarnos con la repetida y fragmentaria ópera Los esclavos felices, escrita por el precoz autor a los trece años, y poco más. Ahora, Avenira Foundation, de Lucerna, en coproducción con Multisonic, nos ofrece la única obra que Arriaga publicó en vida, los tres Cuartetos de cuerda op. 1 (que coincide con el lanzamiento de los mismos por Editions de L’Oiseau-Lyre, en interpretación del Cuarteto Mosaïques, grabación que recoge el concierto que se ofreció en el Palacio Real de Madrid en septiembre de 2006 con los Stradivarius de la colección palatina). Ya el primer Cuarteto en re menor nos avisa de que estamos ante unas partituras de sólida solvencia, de insólita madurez, importantes tanto por su estrucutra como por su concepción, desarrollo y equilibrio. Con el Cuarteto en la mayor, de un carácter más galante y más cercano a la música de salón, y el Cuarteto en mi bemol mayor, que incorpora pinceladas de un bucolismo contemplativo, conforma un conjunto en el que el autor vierte sus diversos estados de ánimo, a veces dejándose llevar por ramalazos virtuosísticos. Técnica muy sólida y dominio de la forma, junto con elementos de cosecha Cuarteto Mosaïques UN SALTO CUALITATIVO ARRIAGA: Cuartetos. CUARTETO MOSAÏQUES. L’OISEAU-LYRE Los Siglos de Oro 0028947661467 (Universal). 2006. 72’. DDD. N PN Es éste otro de los frutos discográficos que nos dejó el provechoso año Arriaga de 2006. Desde luego que los Cuartetos de Arriaga —su única producción verdaderamente asentada en el repertorio internacional, lo que se ha llamado “primera y última obra maestra”— contaban ya con varias versiones importantes pero ésta es especial por muchas circunstancias. Nacida simultáneamente al concierto de Los Siglos de Oro celebrado en el Palacio Real de Madrid —comentado en su día en SCHERZO—, la grabación recoge la convivencia de varios días de estos músicos con los stradivarius de la colección palatina. Y si los resultados del concierto fueron ya de altísimo nivel, las sesiones de grabación han permitido cuajar un logro que se sitúa sin lugar a duda a la cabeza de la fonografía de las composiciones. Un Arriaga de sonido seductor, estilo clásico terminal y extraordinarias plapropia que le acercan ya al romanticismo, hablan de un gran compositor, pese a su extremada juventud, que ha sido llamado el “Mozart español”. Mención elogiosa merecen los intérpretes, integrantes del Nuevo Cuarteto Vlach, creado en 1982 y sucesor del famoso Cuarteto Vlach. Jana Vlachová (hija de Josef Vlach y primer violín), Ondrej Kukal (compositor y segundo violín), Petr Verner (violista e hijo de un gran oboísta) y Mikael Ericsson (violonchelista y marido de Jana Vlachová) nos ofrecen unas versiones plenas de vitalidad, entusiasmo y pulcritud. Dignos herederos y continuadores de la rica tradición de la música de cámara checa. José Guerrero Martín BACH: A due per flauto e cembalo. DOROTHEE OBERLINGER, flauta dulce; CHRISTIAN RIEGER, clave. MARC AUREL 20035 (Gaudisc). 2005. 75’. DDD. N PN nificación y realización. Versiones repletas de aciertos que dotan, por ejemplo, de una melancolía schubertiana al Allegro de apertura del Primero, donde puede disfrutarse de un musicalísimo fraseo de Coin. Inquieto, penetrante el Minueto de esta misma obra, culminada por un magnífico Finale. Puro Haydn se diría el Allegro con brio del Segundo, cincelado con una admirable claridad de planos. En el Tercero, se ilumina con nueva luz los registros que acaso hubiera podido desarrollar el malogrado Arriaga, la ingenua poesía del Andantino, el sorprendente y sombrío giro del Minueto y la afirmativa y triunfal conclusión del Presto agitato. Un disco fundamental. Enrique Martínez Miura Reflexio. Sonatas para flauta. MARIA TECLA ANDREOTTI, flauta; JANWILLEM JANSEN, clave; CHRISTOPHE COIN, viola da gamba; SERGIO AZZOLINI, bajón. LABORIE LC04 (Diverdi). 2006. 59’. DDD. N PN Tan austera como acertada y elegante es la presentación física del disco que la flautista Dorothee Oberlinger y el clavecinista Christian Rieger nos proponen en dúo sobre la música de J. S. Bach. Tal y como declaran en las notas que acompañan la grabación, la intención original ha sido la de, mediante un muy reducido e intimista conjunto instrumental (austeridad acorde al aspecto físico del que hablábamos) llevar a cabo unas versiones de Bach en las que prime la claridad en las frecuentemente intrincadas líneas melódicas y en las que poder explorar las posibilidades de 69 227-DISCOS:207-DISCOS 21/1/08 21:09 Página 70 D D I SI CS O C O S S BACH-C.P.E.BACH entendimiento y colaboración entre solistas que su música ofrece. Para ello han llevado a cabo arreglos para flauta dulce y clave de obras originalmente escritas para varios instrumentos (violín, flauta y órgano) en las que, en su mayoría, el clave, cosa frecuente en Bach, no se limita a mero acompañamiento sino que establece un verdadero diálogo con el instrumento solista (pudiéndose pues hablar de verdaderas sonatas en trío). Y en realidad que esa intención queda claramente conseguida en el disco por ambos músicos. Frescura y claridad melódica, tímbrica y agógica flexible al servicio del carácter del momento y un entendimiento mutuo envidiable. Se incluyen también dos obras para instrumento solo en las que ambos demuestran, cómo no, una igual maestría en solitario. Y mencionaremos especialmente la interpretación que hace Oberlinger de la Partita en la menor para flauta sola BWV 1013 (que ella toca con su flauta dulce y transportada a la tonalidad de do menor) por su depuradísima técnica y, sobre todo, por su expresividad y extraversión (se oyen tan a menudo interpretaciones fatalmente contenidas y grises de esta obra…). Y por otra parte, el sello discográfico Laborie nos propone una grabación de tres sonatas para traverso y acompañamiento y la Sonata en trío en sol mayor BWV 1039 del mismo maestro alemán, interpretadas por un excelente conjunto de músicos autodenominados Solistes de l’Ensemble Baroque de Limoges. Todas las obras están interpretadas con muy buen gusto, expresividad y riqueza de matices. Se podría destacar en ellas la poco habitual pero feliz utilización del bajón como bajo continuo y la versión que han llevado a cabo de la Sonata en trío, donde han optado por un arreglo consistente en repartir las líneas solistas entre la flauta y la viola da gamba, extrayendo las partes de dos versiones diferentes de la misma sonata. La interpretación de todas las obras es, como decíamos, realmente cuidada y detallista aunque se pudiera objetar a la interpretación del traverso, de precioso color y poderoso registro grave, algo de rigidez agógica. Jaime Rodríguez Pombo BACH: Arias para tenor. CHRISTOPH GENZ, tenor. NEUES BACHISCHES COLLEGIUM MUSICUM LEIPZIG. Director: ALBRECHT WINTER. 70 AVIE 42 6008553 002 1 (Gaudisc). 2004. 64’. DDD. N PN Christian Tetzlaff VERTIGINOSO BACH BACH: Sonatas y Partitas para violín solo BWV 10011006. CHRISTIAN TETZLAFF, violín. 2 CD HÄNSSLER CD 98.250 (Gaudisc). 2005. 130’. DDD. N PN V uelve Christian Tetzlaff (Hamburgo, 1966) sobre las Sonatas y Partitas de Bach tras su impulsivo y brillante acercamiento de 1993 (Virgin), y lo hace sin haber perdido nada del ímpetu juvenil que iluminaba aquellas interpretaciones. Los tiempos rápidos (en especial los marcados Presto) están llevados, como entonces, a una velocidad tan vertiginosa que en algunos momentos el violinista parece aceptar el riesgo de desfigurar el sentido rítmico (como en la Double de la Corrente de BWV 1002 o en la Giga de BWV 1004 y en Bourrée y Giga de BWV 1006). Sin embargo, su técnica es tan soberbia que la velocidad de los tempi no supone nunca un obstáculo para lograr una claridad de texturas extraordinaria, N ada más comenzar la escucha de este disco, la forma en que la orquesta ataca el aria Kann ich nur de la Cantata BWV 105 establece el tono de lo que será gran parte del resto de este recital bachiano, especialmente de su primera mitad: una sensación constante de urgencia ansiosa y precipitación descontrolada que verdaderamente pone a prueba los nervios del oyente más templado. Para cuando se llega a la quinta pista (Bleibt Ihr Engel, de la BWV 19), la tentación dominante es la de apagar el aparato de música y tomarse una tila. Ahora bien, si se supera ese momento de prueba máxima de resistencia también para la música y para Christoph Genz, se llega a Ach, schlage doch bald (de la BWV 95), el planteamiento sí se adecúa perfectamente al contenido. Luego, casi para tan gran sorpresa como la producida al comienzo en sentido contrario, las aguas se remansan con la Sinfonia de la BWV 21 y, ya en la pista 8, Wer hast du dich (de esa misma cantata) vuelven a ser puntos interpretativamente culminantes del programa. Lo malo es que ahora incluso en los más intrincados pasajes de cuerdas múltiples. Se asienta todo ello en una articulación muy marcada, de raíz indudablemente historicista, en un manejo agilísimo del arco, en un riguroso control del ritmo. Sin embargo, lo que podría derivar en una visión algo mecánica, se compensa por los muy generosos contrastes de dinámicas y por un sonido ancho, robusto, poderoso, con mucho cuerpo, acaso algo menos brillante que en su anterior registro (entonces con un Stradivarius; aquí no se da noticia de la filiación de su instrumento, aunque parece sin duda otro), pero con una extraordinaria versatilidad para el color, que maneja con notable sutileza, dando a los pasajes homofónicos una profundidad muy singular (como en la Allemande de BWV 1004). La gran Fuga de BWV 1005 y la celebérrima Ciaccona final de BWV 1004 resultan cristalinas y riquísimas pasa a pecarse por el vicio contrario, y Bäche von gesalznen Zähren (asimismo de la BWV 21) literalmente se cae a trozos de los pentagramas. Las cinco páginas restantes prolongan la línea en dientes de sierra, pero aunque cimas tan agradables como el plácido diálogo de la voz con el oboe obbligato en Die Liebe zieht (de la BWV 36) no se encuentren con valles tan insondables como los precedentes, y reconociendo la hermosa línea que Genz sabe mantener cuando se le lleva a un paso adecuado, los daños para el conjunto de la grabación resultan irreparables. Una lástima. Alfredo Brotons Muñoz BACH: Cantatas Wer mich liebet, der wird mein Wort halten BWV 74, Bisher habt ihr nichts gebeten in meinem Namen, BWV 87, Auf Christi Himmelfahrt allein BWV 128, Es ist ein trotzig und verzagt Ding BWV 176. YUKARI NONOSHITA, soprano; ROBIN BLAZE, contratenor; MAKOTO SAKURADA, tenor; PETER KOOIJ, bajo. BACH COLLEGIUM DE JAPÓN. Director: MASAAKI SUZUKI. BIS SACD-1571 (Diverdi). 2005. 71’. SACD. N PN en matices, inflexiones y detalles de todo tipo. Muy elocuente la Sarabande de BWV 1004, aunque sin el calor expresivo de otras interpretaciones más emotivas, lo que se aprecia igualmente en los tiempos lentos de BWV 1005 o en la Loure de BWV 1006. En cualquier caso, una nueva interpretación de indudable mérito, más cercana a la última referencia de Gidon Kremer (ECM) que a la de la joven, más honda y penetrante, Julia Fischer (Pentatone). Pablo J. Vayón B endito el mes de mayo de 1725, del que datan las cuatro cantatas de que se compone este CD. Bendito el mes de julio de ciento ochenta años después, en que se grabó. La política probablemente sólo en apariencia errática por la que en la integral de Suzuki se guían la combinación y, a veces, sencillamente alternancia de solistas europeos y japoneses obtiene en la 35ª entrega un fruto verdaderamente estimable. En su aria Dein sonst hell de la BWV 176 (pista 8), Nonoshita en especial cumple todos los requisitos que se le demandan con una riqueza en el timbre, una redondez en la emisión y, al mismo tiempo, un candor en la expresión que juntas hasta ahora no habían sido ni mucho menos frecuentes en ella. También en Sakurada se aprecia un nivel de comprensión textual y musical que va más allá de la competente resolución de las dificultades de agilidad que se plantean en Kommt, eilet, de la BWV 74 (pista 23). Claro que para trascendencia de la mera solvencia técnica ahí está, en esa misma cantata dos números después (Nichts kann mich erretten), 227-DISCOS:207-DISCOS 21/1/08 21:09 Página 71 D D I SI CS O C O S S BACH-C.P.E.BACH BACH-BRAHMS Robin Blaze, cuyos sendos duelos con los oboes da caccia en Ermuntert euch (BWV 176, pista 10) y Vergib, o Vater (BWV 87, pista 14) ya habían dejado al oyente maravillado y, por qué no decirlo, el listón demasiado alto para que fuera superado. Completa el reparto Peter Kooij, tan seguro como siempre, más maduro que nunca. Por su parte, el coro, en principio relegado a cometidos de introducción y coda, merece los honores de personaje cabal e imprescindible. Ya el arranque de la BWV 128, que es también el del disco, resulta absolutamente delicioso ora por la fluidez con que las voces se suceden, ora por la claridad con que se superponen, pero a esas virtudes se añaden en la BWV 176 (pista 6) la naturalidad y ajuste de la entrada in medias res, con un efecto de exaltación emocionalmente tumultuosa pero artísticamente controlada que viene a constituir uno más entre los miles ejemplos en que se encapsula microcósmicamente el genio del Cantor. A todos, incluida una orquesta de respuesta pronta y equilibrada según es costumbre en ella, Suzuki aplica una dirección de rítmicas precisas y equilibrios exactos, pero flexible en el seguimiento de las voces. Como debe ser y por lo cual se aporta otro potente argumento a la recomendación de esta colección. Alfredo Brotons Muñoz BACH: afecta por igual al Dixit Dominus haendeliano, menos luminoso y transparente de lo que la música pide a gritos, y causa una general caída de la tensión en todo el CD. Los instrumentistas de Le Concert d’Astrée tocan con la agilidad articulatoria y la prestancia habituales y en los obligados los solistas responden con la seguridad y la potencia expresiva que se espera de ellos, pero poco más pueden hacer. Los solistas parecen contagiados del clima general y tampoco brillan de forma especial. Natalie Dessay está algo fuera de sitio; canta con la incisividad habitual, pero excesiva frialdad. Más cálida y algo más irregular también Karine Deshayes. El dúo entre las dos sopranos del Dixit Dominus resulta en cambio un momento de notable intensidad. También el dúo entre contratenor (Philippe Jaroussky) y tenor (Toby Spence) resulta uno de los pasajes de mayor delicadeza del Magnificat, aunque no alcance la emotividad de versiones más penetrantes. Spence muestra una voz demasiado nasal en Deposuit potentes, mientras Jaroussky ofrece la suntuosa belleza de su timbre en un tanto superficial Esurientes implevit bonis. Buena línea y notable flexibilidad la de Laurent Naouri en el Quia fecit mihi magna, que suena acaso demasiado ligero y poco robusto. Un pinchazo de la notable directora francesa. Pablo J. Vayón Magnificat en re mayor. HAENDEL: Dixit Dominus. NATALIE DESSAY Y KARINE DESHAYES, sopranos; PHILIPPE JAROUSSKY, contratenor; TOBY SPENCE, tenor; LAURENT NAOURI, bajo. LE CONCERT D’ASTRÉE. Directora: EMMANUELLE HAÏM. VIRGIN 395241 2 (EMI). 2006. 56’. DDD. N PN E mmanuelle Haïm graba la versión más habitual del Magnificat bachiano, la compuesta en re mayor, aunque últimamente parecía haberse puesto de moda la original, escrita en la tonalidad de mi bemol mayor y con interpolaciones de laudas navideñas. Su interpretación no pasa de una discreta corrección, algo lastrada por un coro que ni en claridad ni en brillantez puede compararse a los de los más grandes bachianos de los últimos años (Herreweghe, Koopman, Gardiner, Suzuki), lo cual C. P. E. BACH: Sonatas “Württenberg” nº 1 en la menor Wq. 49, 1 (H. 30), nº 2 en la bemol mayor Wq. 49, nº 2 (H. 31), nº 3 en mi menor Wq. 49, nº 3 (H. 33). MIKLÓS SPÁNYI, clavicordio. BIS CD-1423 (Diverdi). 2006. 66’. DDD. N PN E l 16º volumen de la integral de obras de Carl Philipp Emanuel Bach para teclado solo a cargo de Miklós Spányi contiene la primera mitad de la colección de sonatas dedicada a Carl Eugen, duque de Württenberg. A mediados de la década de 1740, éste era un mozalbete que se estaba acabando su educación en Berlín más o menos a expensas del patrón de Bach, Federico II de Prusia, al cual por cierto luego traicionaría vendiendo literalmente su pequeño Masaaki Suzuki LLENA DE VIRTUDES BACH: Misa en si menor BWV 232. CAROLYN SAMPSON, soprano; RACHEL NICHOLLS, soprano; ROBIN BLAZE, contratenor; GERD TÜRK, tenor; PETER KOOIJ, bajo. BACH COLLEGIUM DE JAPÓN. Director: MASAAKI SUZUKI. 2 SACD BIS SACD-1701/02 (Diverdi). 2007. 116’. SACD. N PN C on altibajos comprensibles en una empresa de tan colosal magnitud, Masaaki Suzuki ha desarrollado una admirable carrera bachiana que incluye la ya muy avanzada grabación integral de las cantatas. Junto a éstas ya ha registrado, además de muchas otras obras instrumentales que lo incluyen a él mismo como clavecinista, la Pasión según San Juan y San Mateo, el Magnificat, el Oratorio de la Ascensión y el de Navidad. El enorme bagaje de experiencia con que llega, pues, a la Misa en si menor es enorme, y es lo primero que se nota en estos discos, junto con la consciencia de la importancia de un adecuado enfoque estilístico para una obra como ésta, de material tan variado en sus orígenes y en conjunto con un marcadísimo carácter de compendio, resumen y testamento. Sin embargo, la tentación o peligro de eclecticismo que acabaría por dejar la interpretación en tierra de nadie se evita con un no menos admirable acierto en la dotación de un norte fijo a toda la versión, de manera que la coherencia global no se resienta lo más mínimo. Tal punto de fuga ideológico podría definirse como la intención de combinar el mantenimiento constante de la claridad de las texturas con la necesidad de lograr una comunicación afectiva y efectiva de sentimientos con modos y medios absolutamente fieles a aquellos para los que se concibió esta música excelsa. Así por ejemplo, nada más empezar el Kyrie va cobrando una emoción creciente a medida que avanzan los versos merced a pequeños arcos en la intensidad de los acentos, y lo mismo podría decirse del In terra pax, el Gratias. Para el equipo solista, Suzuki ha contado en esta ocasión con lo que se podría calificar como su quinteto europeo de cabecera. Todos pronuncian la letra ese de un modo que por lo intencionado que se nota vamos a dejar en “peculiar” o que no encontrará seguramente una acogida unánime entre los oyentes. Eso sin embargo es lo único que de Raquel Nicholls molesta en el Laudamus te, de Carolyn Sampson y Gerd Türk en el Domine Jesus, de Robin Blaze en Qui sedes o de Peter Kooij en un Quoniam que, junto con el pujante Cum sancto spiritu del coro que sigue conforman un final del primer disco. El segundo se inicia con unas dos primeras partes del Credo perfectamente diferenciadas a la vez que enlazadas, gracias a la flexibilidad y equilibrio del coro y a la sabiduría del director en la elección de tempi y la distribución de los acentos. Por su parte, la orquesta se mantiene siempre en aquel punto ideal del espectro sonoro en que todos sus elementos internos se oyen sin que se impida oír ninguno de los externos, y los obbligati son sin excepción impecables. En suma, una Misa en si menor con todas las virtudes y ninguno de los vicios que en ella se pueden cultivar. pero eficaz ejército a los aliados franco-austríacos en la Guerra de los Siete Años. La intención extramusical de Bach era hacerse un nombre como compositor bajo el amparo de un noble, dado que el Emperador sólo parecía interesado en sus dotes como instrumentista. La voluntad de agradar a todos los gustos, conservadores y progresistas, es evidente, pero también el máximo rigor puesto en una escritura que exigía intérpretes muy cualificados. Spányi, que presenta las obras en su orden Alfredo Brotons Muñoz 71 227-DISCOS:207-DISCOS 21/1/08 21:09 Página 72 D D I SI CS O C O S S C.P.E.BACH-BEETHOVEN de composición (la tercera y la cuarta intercambiadas), lo es sin duda. A su consabida competencia técnica une en esta ocasión una ductilidad en el toque y en el fraseo que responde por ejemplo admirablemente a las diversas imitaciones de instrumentos melódicos que en aquella época estaban de moda en el mundo del clave. Y las mismas virtudes se ponen al servicio de la sensación de diálogo entre registros y texturas a que por igual y al mismo tiempo se aspira constantemente. Si este Bach había menester un defensor para salir de la penumbra histórica y desvelarlo como uno de los más importantes eslabones perdidos entre el barroco y el clasicismo, difícil habría sido encontrar otro más capacitado que este húngaro. Tomas, como de costumbre, muy brillantes. Alfredo Brotons Muñoz BANTOCK: Omar Khayyám. CATHERINE WYNROGERS, mezzosoprano; TOBY SPENCE, tenor; RODERICK WILLIAMS, barítono. CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE LA BBC. Director: VERNON HANDLEY. 3 CD CHANDOS CHSA 5051 (3) (Harmonia Mundi). 2007. 172’. DDD. N PN G ranville 72 Bantock fue un producto de la Inglaterra de su tiempo, atraída por la tradición y la novedad, músico y aventurero, viajero por el mundo, atrapado por la cultura clásica —sus obras maestras son, sin duda, Sappho y Sapphic Poem—, la árabe y la persa, visto a veces como un puro producto eduardiano y otras, en sus mejores piezas, como una suerte de, a su manera, simbolista en música. En Omar Kayyám (1906-1910) Bantock se sirve de la traducción inglesa de las rubáiyat del poeta y astrónomo persa a cargo de Edward Fitzgerald, un acontecimiento cuando apareció en pleno victorianismo. Por el lado formal, el autor trata de sacudirse la influencia de los grandes oratorios de Elgar —lo que consigue con creces— y el resultado es una pieza de extraordinaria ambición, con uso del leitmotiv de forma innegablemente dramática, casi escénica a veces, con un punto en otros de lo que podríamos llamar una superproducción musical. Tan amplia partitura posee también numerosos momentos de enorme exalta- ción lírica, en la línea de sus logros mayores y conocidos, y combina con interés nunca decreciente lo épico con lo íntimo, la visión del mundo con su interiorización, a veces con ese componente sensual que su autor dominaba y que es una de sus señas de identidad frente al tópico de su localización cronológica. Para la música inglesa se trata de una recuperación de primera magnitud, pues sin ella no acaba de entenderse una parte fundamental del desarrollo de su vertiente sinfónico coral. Es obra para volver, para escuchar con atención, pues sorprende aquí y allá con detalles de una maestría evidente fruto de una personalidad innegable. El trabajo de los intérpretes de este disco es, simplemente, admirable. Vernon Handley demuestra, una vez más y van infinitas, que sin su esfuerzo sería imposible tener la visión que hoy disfrutamos de tanta creación británica despertada de un sueño —ni que decir tiene que se trata de una primera grabación mundial— que parecía eterno. Interesantísimo. Claire Vaquero Williams BARTÓK: Sonata dos pianos y percusión. El mandarín maravilloso, versión para dos pianos. AKOS HERNÁDI Y KÁROLY MOCSÁRI, pianos; FRANZ LANG Y JOCHEN SCHORER, percusión. unos veinte años, y es también violenta, y hasta ominosa. Hay momentos de la versión bartókiana en que es necesario el concurso de dos pianistas que expongan y expresen esa especie de retrato del caos y lo sórdido, y lo consiguen Hernándi y Mocsári ampliamente, aunque a menudo la propia partitura nos hace añorar el original. Una reducción no es más que eso, lo que el autor propone para los ensayos o para dar a conocer la obra en tiempos en que no existía la música grabada. El resultado es espléndido, con todo, y aun sabiendo que, si bien la Sonata es una obra mayor de unos los mayores compositores del pasado siglo, el Mandarín es una pieza sobresaliente en su versión orquestada más que en esta otra propuesta. Santiago Martín Bermúdez BEETHOVEN: Sonatas para piano nº 11 op. 22, nº 21 op. 53, nº 23 op. 57. GERHARD OPPITZ, piano. HÄNSSLER 98.206 (Gaudisc). 2005. 76’. DDD. N PN Sonatas para piano nº 22 op. 54, nº 24 op. 78, nº 29 op. 106. GERHARD OPPITZ, piano. HÄNSSLER 98.207 (Gaudisc). 20052006. 68’. DDD. N PN HÄNSSLER CD 93.194 (Gaudisc). 20052006. 54’. DDD. N PN L a Sonata para dos pianos y percusión es una de las obras de plena madurez de Bartók que mantienen una dosis de auténtica agresividad en sus tres movimientos. Dosificar esa agresividad es una de las dificultades mayores de la secuencia. Lo consiguen los grandes dúos pianísticos, como los Kontarsky en una versión lejana e insuperable. No son los únicos. Ahora llegan Hernádi y Mocsári, junto con dos excelentes percusionistas, y nos dan una nueva versión ácida, poderosa y al mismo tiempo medida, equilibrada. La transición entre el lento y el agitato del primer movimiento es un logro de motivación sonora, de arte de matizar y hacer progresar el sonido. Casi podríamos decir que empieza a ser habitual que la Sonata se nos ofrezca en acoplamiento con El mandarín maravilloso en reducción para dos pianos. Es obra anterior en Andan ya al alcance del público los volúmenes sexto y séptimo de la integral de las sonatas de Beethoven que está realizando Gerhard Oppitz. Aunque parezca mentira, y después de tanta audición, el pianista tiene la capacidad de sorprender (gratamente, claro) con unas interpretaciones que, fiel a su estilo construyen cada sonata con mimo y mucha atención, trabajando los detalles hasta la saciedad e imprimiendo su sello particular. El músico navega por las piezas con la convicción de la madurez, con la consabida autoridad del que sabe lo que hace, o dicho de otra forma, hace lo que sabe: tocar el piano. Impresiona la fuerza arrolladora que mantiene a lo largo de toda la Hammerklavier, media hora larga de intensidad y virtuosismo que enfoca con energía y un culto hacia el cuidado sonoro extraordinario. Oppitz tiene la capacidad de mantener la tensión (sorprendente el Adagio), donde una gran fuerza interior sostiene todo el discurso con ternura e intuición. El pianista va cambiando conforme su misión se acerca al final: las últimas sonatas beethovenianas se benefician con inspiración y conciencia; una manera de tocar menos ligera, lógicamente más profundizada y con claras aspiraciones de trascendencia. El alemán consigue seducir con el romanticismo tardío y se apunta al carro de las versiones más que notables. Emili Blasco BEETHOVEN: Sonatas para piano. Vol. 1. Sonatas nº 4 op. 7. nº 24 op. 78, nº 28 op. 101. Vol. 2. Sonatas nº 2 op. 2, nº 2, nº 26 op. 81a, nº 32 op. 111. Vol. 3. Sonatas nº 3 op. 2, nº 3, nº 9 op. 14, nº 1, nº 10 op. 14, nº 2, nº 25 op. 79. GARRICK OHLSSON, piano. 3 CD BRIDGE 9198, 9201 y 9207. (Diverdi). 2006. 64’, 71’, 73’. DDD. N PN C omienza otro ciclo beethoveniano proveniente en este caso del piano de Garrick Ohlsson (1948); andadura de altas aspiraciones que no todos los pretendientes resuelven con el mismo resultado. Ohlsson aborda en estos tres volúmenes diferentes sonatas sin seguir aparentemente ningún orden establecido y las impresiones que produce su Beethoven son de mucho control y escasez de espontaneidad: en sus versiones hay demasiada previsión y cálculo. El que fuera el primer norteamericano en ganar el concurso Chopin de Varsovia (1970) brinda por un Beethoven parco, sin sofisticaciones de ningún tipo, y en el que la fantasía no tiene cabida. Mientras que su sonido es sobrio y escueto, económico y de pocos horizontes, su fraseo es educado y respetuoso. Es cierto que el pianista sabe dotar a sus versiones de un halo de serenidad, su corrección es absoluta y la obediencia a las partituras es total. La amabilidad y la cordialidad son elementos primordiales, pero ya de entrada se percibe la falta de voluntad innovadora, traducida ésta en un tocar gentil y ágil, pero de pocas expectativas. En fin, unas interpretaciones que realmente no aportan lo deseable para quien a estas alturas sienta la necesidad de “re-conocer” este monumento de la literatura pianística que son las sonatas de Beethoven. Emili Blasco 227-DISCOS:207-DISCOS 21/1/08 21:09 Página 73 D D I SI CS O C O S S C.P.E.BACH-BEETHOVEN Corey Cerovsek y Paavali Jumppanen UNA SORPRESA BEETHOVEN: Sonatas para violín y piano. COREY CEROVSEK, violín; PAAVALI JUMPPANEN, piano. 3 CD CLAVES CD 50-2610/12 (Gallicant-Gaudisc). 2006. 232’. DDD. N PN P ero, ¿quiénes son los dos músicos que firman esta integral? Les aseguro que el abajo firmante, ni de oídas; pero, en lo sucesivo, no piensa perder la pista a ese violín. Disculpen la confesión, pero la sorpresa lo merece. Por empezar desde lo general, la espaciosidad, la calidad tonal y el equilibrio instrumental de la toma sonora, realizada en la mítica acústica de la sala suiza La Chaux-de-Fonds, es excelente. La presentación, en tres discos —frente a los cuatro habituales—, ofrece breves y curiosos estudios monográficos sobre el repertorio, y la trayectoria histórica del stradivarius utilizado. En lo anecdótico, no se dejen asustar por la primera impresión de catálogo pro-novias: son cosas de la estética. Y, yendo al meollo… ¿qué? Pues, en una palabra: sensacional. Con el todavía mozartiano Op. 12 empezamos a degustar la ligereza de un cantabile pulcro en el violín, transparente y jugando todas sus cartas en afinación — incluso la expresiva. El piano se articula espléndidamente, calibrando cada ataque, aunque con un pedal ligero en cantidad pero demasiado constante para permitir explorar un legato más imaginativo. Inicio sonriente con la nº 1, ágil, fluida y fresca desde su Allegro hasta su Rondó chispeante, pasando por un Tema con variaciones portentoso en su tratamiento del rubato. Las dos restantes del opus, si bien los diseños “Alberti” de la mano izquierda del piano admitirían mayor ligereza articulatoria, resultan formidables y equilibradas, muy especialmente la concepción Sturm und Drang aplicada a la nº 3. La simplicidad formal de la Op. 23, aquí minimizada por una naturalidad impagable, deja paso a una Op. 24 de bellísima y abrumadora perfección, de principio a fin, recalando en un sosegado Adagio nunca ensimismado, y un extraordinario diálogo entre la agilidad del arco y el puntillismo del piano, en el Scherzo. En el segundo bloque, a partir de la Op. 30, nº 2, nos encontraremos con las auténticas joyas de la serie. Esa Séptima Sonata, en do menor, les sirve para marcar el punto de inflexión en la audacia y el personalismo de la escritura beethoveniana. Nos muestran magistralmente el avance en contenido dialéctico paralelo al incremento en la demanda técnica en los golpes de arco, el ensanchamiento de los ámbitos de ambos instrumentos y la ampliación dinámica. El piano de Jumppanen encuentra en esta escritura un campo más propicio a sus virtudes, mientras Cerovsek aumenta la mordacidad de los ataques y la gama sonora que extrae del instrumento irrepetible que ostenta. Tras una Octava soberbia, vitalista, sin rubor en los marcados sf a contratiempo, y suntuosamente elegante en el Minueto, llegan al desafío de la Kreutzer, epicentro del ciclo. Intenso y arrebatador el Adagio/Presto, del que sale fuego, excelente en la construcción de transiciones, cede paso a un Tema con variaciones que es un surtido de colores y, con ellos, de pathos. El Finale presto es una auténtica cabalgada incesante y vertiginosa, sustentada sobre un dominio técnico inmejorable. Después de eso, hay que hacer un esfuerzo para salir del trance y degustar la valía de la última sonata del ciclo. Juan García-Rico BEETHOVEN: Conciertos para piano nºs 1 y 2. TAPIOLA SINFONIETTA. Piano y director: OLLI MUSTONEN. ONDINE ODE 1099-5 (Diverdi). 2006. 62’. SACD. N PN M ustonen inicia su particular periplo por el ciclo beethov e n i a n o aportando a sus lecturas una idiosincrasia que, aun con algunos buenos momentos, no resulta convincente. El uso puntual del pedal, el peso generalmente muy liviano, y una articulación que frecuenta un staccato de escape generado desde la muñeca, consiguen una ligereza en el protagonismo del solista que juega a su favor, dado el carácter aún “mozartiano” de estas obras. También resultan acertados los tempi, moderadamente ágiles, así como el equilibrio orquestal conseguido mediante una plantilla de cuerda no abusiva frente a las maderas a dos. Sin embargo, tal vez en la búsqueda de originalidad, Mustonen cae en una excesiva fragmentación del fraseo en células que abren y cierran la dinámica con tal reitera- Cuarteto de Tokio NUEVA VISITA A UN CLASICISMO FELIZ BEETHOVEN: Cuartetos op. 18. CUARTETO DE TOKIO. 2 CD HARMONIA MUNDI HMU 907436.37. 2006-2007. 146’. DDD. N PN L uego de los magníficos Rasumovski, el Cuarteto de Tokio vuelve la mirada a los orígenes, al Op. 18, cargado todavía de influencias haydnianas pero igualmente preñado de contenidos beethovenianos. Con tales coordenadas, el Tokio elabora un clasicismo moderno, nervioso, apolíneo y enérgico. No hay sino que oír el importantísimo Primero —a efectos de edición, pero segundo por orden de composición—, dotado de un intenso Adagio affettuoso ed appassionato, un motórico Scherzo y un juguetón Finale. El Segundo escapa de toda posible trivialidad en el gesto inicial de la “reverencia” por medio de una consumada ele- gancia. Los diversos planos aparecen aquí especialmente cuidados; la nobleza del canto del Adagio establece incluso relaciones con el tiempo lento de la obra anterior, aunque éste sea indudablemente más profundo. Ni siquiera decae el interés en el Tercero, revitalizado por el juego de relieves y acentos. El amago de amable movimiento perpetuo del Allegro se dispara direccionalmente en el impulsivo Presto final. Es evidente que el Op. 18, nº 4 se abre a otro mundo expresivo, pero que el Tokio resuelve con contención en los secos acordes y los sf del Allegro ma non tanto inicial; en fructífera confrontación con el grupo acórdico, el tema lírico es potenciado. Los efectos tímbricos en piano resultan especialmente originales. El Andante scherzoso quasi Allegretto parecería mirar a Mendelssohn, en tanto que la urgencia domina los dos últimos movimientos. Ingenuidad sin afectación en el Quinto, provisto de un portentoso juego de variaciones en el Andante y un imparable Finale. Atractivos claroscuros en el Adagio ma non troppo del Sexto, cuya Malinconia está impregnada de sentido trágico —sin cargar las tintas—; los cambios de tempo y de color aumentan esta sensación en el Finale. Gran versión de esta deliciosa colección. Enrique Martínez Miura 73 227-DISCOS:207-DISCOS 21/1/08 21:11 Página 74 D D I SI CS O C O S S BEETHOVEN-BRAHMS ción que acaban restando fluidez al discurso melódico. Igualmente, resulta aún más gratuita la excentricidad que demuestra —especialmente en el tercer movimiento de ambos conciertos— al someter la lectura rítmica a una irregularidad caprichosa, no justificada desde ningún parámetro expresivo. No sería justo dejar de citar algún destello ciertamente interesante, como la variedad combinada de articulación y pedal en esos quince compases del desarrollo, en el primer movimiento del Concierto en do, entre 7’14’’ y 7’38’’; o la naturalidad del diálogo solo-tutti conseguida en el segundo movimiento del en si bemol. Pese a ello, lecturas cuyos aciertos acaban siendo distorsionados por la extravagancia de su planteamiento. Juan García-Rico BEETHOVEN: Fidelio. CHRISTINE BREWER (Leonore), JOHN MARC MASTER (Florestan), KRISTINN SIGMUNDSSON (Rocco), SALLY MATTHEWS (Marzelline), JUHA UUSITALO (Don Pizarro), ANDREW KENNEDY (Jaquino), DANIEL BOROWSKI (Don Fernando). CORO Y ORQUESTA SINFÓNICOS DE LONDRES. Director: COLIN DAVIS. 2 SACD LSO Live LSO0593 (Harmonia Mundi). 2006. 121’. SACD. N PN 74 Tras Falstaff, Les troyens y Peter Grimes, el Colin Davis operístico vuelve a LSO Live para traernos una de las obras más apreciadas del repertorio, Fidelio. Podría decirse “un Fidelio más”, pues son legión las grabaciones de esta ópera, y lo cierto es que ésta no viene a desbancar las referencias, y ni siquiera a hacerles sombra. No precisamente por la labor de la batuta, sino por la de unos cantantes que no acaban de estar a la altura. Las suyas son voces apañadas, que cantan con más o menos pasión y entrega, pero que tienen poco recorrido, que no acaban de meterse en los personajes ni en el estilo. Christine Brewer, por ejemplo, es un témpano que canta bien, pero sin llegar a tocar la fibra; su Leonora es siempre demasiado impostada. John Mac Master se esfuerza, pero tampoco se alza por encima del papel pautado. Y Juha Uusitalo roza lo cómico, con un canto muy escaso de medios y demasiado bronco. Lo único que salva la versión es la lectura de Colin Davis (quien en algunos momentos parece que se haya adquirido algunos tics propios de los intérpretes historicistas, en especial en lo que se refiere a los ataques) y la prestación del coro. Son ellos los que firman las mejores páginas, como la obertura, el coro de los prisioneros, la introducción del segundo acto o el exultante final. Muy poco, en todo caso, como para recomendar este registro. Homogeneidad y buen trabajo de conjunto sí, pero Fidelio merece más. Lo dicho, habrá que volver a los registros de siempre, a Bernstein, Klemperer, Böhm, o incluso a la versión que Colin Davis grabó para RCA. Juan Carlos Moreno BELLINI: Norma. FIORENZA CEDOLINS (Norma), CARMELA REMIGIO (Adalgisa), VINCENZO LA SCOLA (Pollione), ANDREA PAPI (Oroveso). CORO LIRICO MARCHIGIANO “VINCENZO BELLINI”. ORQUESTA FILARMÓNICA MARCHIGIANA. Director: FABRIZIO MARIA CARMINATI. 2 CD BONGIOVANNI GB 2551/52 (Diverdi). 2004. 152’. DDD. N PN L a presente grabación de Norma se efectuó en el Teatro delle Muse, de Ancona en diciembre de 2004 y entre sus intérpretes destaca la presencia de Fiorenza Cedolins, soprano dotada de una voz bella, robusta, densa y una buena capacidad expresiva. Su versión está planteada a medio camino entre la soprano dramática de agilidad y el belcantismo, con tendencia al primer estilo, con un fraseo variado y un canto de gran musicalidad, con unos resultados válidos, que mejoraran con el tiempo, y ello lo podremos comprobar en el Liceu, donde la interpreta esta temporada. La otra sacerdotisa es Carmela Remigio, que es una cantante con una línea de canto muy sutil, aunque para Adalgisa le falta una mayor densidad, en especial en los dúos, para contrastar mejor. Vincenzo La Scola es un tenor con un timbre bello y proyectado, con un canto extrovertido, al que falta una cierta variedad, complementado el reparto Andrea Papi, bajo de medios centrales válidos, pero con un agudo poco interesante y un grave algo limitado. La dirección de Fabricio Maria Carminati es irregular, con momentos excesivamente rápidos y otros muy lentos, que perjudican el equilibrio y con una visión con pocos matices, con una orquesta de buen sonido y cohesión, y un coro que tiene expresividad, pero le falta volumen. Albert Vilardell BERG: Cuarteto de cuerda op. 3. Suite Lírica para cuarteto de cuerda. WOLF: Serenata Italiana. CUARTETO DE NUEVA ZELANDA. NAXOS 8.557374 (Ferysa). 2004. 57’. DDD. N PE Hay obras del repertorio para cuarteto de cuerda que sólo pueden abordarse en serio cuando el conjunto alcanza plena madurez. Que puede ser pronto o tarde, eso depende del virtuosismo y la conjunción de sus componentes. El Cuarteto de Nueva Zelanda, que cumple ahora veinte años, graba por fin los dos cuartetos de Alban Berg, obras difíciles, llenas de sugerencias y de demandas expresivas, además de técnicas. No han necesitado llegar a 2004 para tocarlos por ahí, pero los han grabado por fin en lecturas impecables. Es probable que el Op. 3 presente más dificultades al conjunto, como se las presenta al público (según nuestra perspectiva). No es que el vanguardismo de la Suite Lírica sea sencillito, ni mucho menos. Pero esta obra de superior nivel de conciencia sonora posee un despliegue dramático mayor, una especie de argumento no explícito que sirve de apoyo (y que no es el “programa secreto”, no) tanto para tocar como para oír y ver. Estas bellas lecturas se completan con los siete minutos de la Serenata Italiana de Wolf, que fue uno de los modelos del joven Berg. Alban acudió al entierro de Wolf en 1903 embargado por la emoción. De nuevo, una lectura de gran interés. Todo un detalle para redondear el disco. Santiago Martín Bermúdez BERIO: Sonata per pianoforte solo. Six encores. Rounds. Sequenza IV. Cinque variazioni. Touch. Canzonetta. ANDREA LUCCHESINI, piano. AVIE AV2104 (Gaudisc). 2004. 61’. DDD. N PN De las seis obras para piano de Luciano Berio aquí reunidas, es la Sequenza IV, de 1966, la que es más fácilmente datable, la que se basa más en la virtuosidad del instrumento y en la busca de ciertos efectos. Es el Berio más introspectivo de todo el excelente y riguroso programa que el formidable pianista Andrea Lucchesini ofrece en esta novedad del sello Avie. Es sorprendente observar, a este respecto, que en la pieza que sigue a la Sequenza, cronológicamente, Rounds, de 1967, ya se contempla un sentido mucho más simplificado del material musical. La expansión hacia terrenos de pura especulación sólo se reduce en este registro, por tanto, a la Secuencia, mientras que todas las demás piezas exhiben un tono fácilmente asimilable. Da la sensación de que en la Secuencia los sonidos quedan apresados por el afán de Berio por dar valor a las notas; se privilegia la estructura, en tanto que en obras como la deslumbrante Sonata parece que la música brota sola, vuela libre. El gesto instrumental de la Sonata, que es la obra que más llama la atención de todo el CD, está muy ligado al que ya Berio desplegara en su excelente cuarteto de cuerdas, Nocturno: se trata de un momento especialmente feliz en la carrera del italiano. Tanto en la pieza camerística como en la Sonata per pianoforte solo, de 2001, se percibe un dominio absoluto del material. En las dos obras, la forma es la reina de la composición, pero, al tiempo que la complejidad se exacerba en las partes internas de esta pieza para piano, el entramado sonoro es de una gran limpieza. En la recepción, la Sonata se presenta con una simplificación, un despojamiento de toda retórica que es lo que enturbiaba el discurso de la Sequenza. El mantenimiento del pulso en una mano y el arabesco continuo y deslumbrante en la otra, forjan una obra de gran calado, necesaria en los modernos repertorios para piano. De una austeridad desconocida en Berio, son Touch y la breve Canzonetta, y la serie de Six encores es quizás la parte donde este músico hace más guiños a la tradición. Francisco Ramos www.scherzo.es 227-DISCOS:207-DISCOS 21/1/08 21:11 Página 75 D D I SI CS O C O S S BEETHOVEN-BRAHMS Walter Reiter ROSARIO MILAGROSO BIBER: Sonatas del Rosario. WALTER REITER, violín. ENSEMBLE CORDARIA. 2 CD BRILLIANT 93536 (Cat Music). 1999-2000. 79’. DDD. R PE Tan difíciles como bellas, no deja de sorprender la buena fortuna discográfica que han corrido las Sonatas del Rosario. En general, se podrían distinguir dos tipos de versiones: las que sólo emplean instrumentos melódicos o relegan a un muy segundo plano los de cuerda pulsada, y las que tratan precisamente de realzar los contrastes tímbricos y de articulación. De todas contamos con representantes excelentes: entre las primeras, la protagonizada por Gunar Letzbor (véase SCHERZO nº 120, pág. 80) resulta BINGHAM: The Secret Garden. Salt in the Blood. The Darkness is not Darkness. First Light. The Snows Descend. THOMAS TROTTER, órgano. FINE ARTS BRASS. CORO DE LA SINFÓNICA DE LA BBC. Director: STEPHEN JACKSON. NAXOS 8.570346 (Ferysa). 2005. 67’. DDD. N PE L a tradición coral británica sigue dando frutos constantemente y los compositores de hoy siguen introduciendo en ella sus características propias. Es lo que sucede con Judith Bingham (1952), alumna de Alan Bush y Hans Keller, lo que no son malas credenciales. Y lo hace aquí de forma harto original en esa suerte de balada que es Salt in the Blood, con un texto a cargo de la autora utilizando igualmente fragmentos, entre otros, del Drácula de Bram Stoker y evocando algunos shanties. El acompañamiento de los metales da a esta música que quiere ser gótica una expresividad muy especial. En The Darkness is not Darkness recurre al profeta Isaías para una composición de reminiscencias litúrgicas. La muy dramática en su discurrir —descriptivo y meditativo a la vez— First Light usa un texto religioso del poeta Martin Shaw, mientras The Snows Descend — escrita para conjunto de metales— se basa en Shelley como pretexto para una evocación de apenas un poco superior a la de Odile Edouard (véase SCHERZO nº 164, pág. 174) si se prefiere un enfoque más extrovertido que meditativo; en el otro bando, la riqueza de los acompañamientos que Monica Huggett establece con su acompañamiento (véase SCHERZO nº 221, pág. 79) resultan de un interés irresistible. Walter Reiter se inscribe en esta segunda línea, pero consiguiendo una continuidad en los fraseos que en muchas ocasiones hace olvidar qué tipo de instrumento se está oyendo. Las ventajas que este peculiar virtuosismo colectivo (unido al individual, que no tiene nada que envidiar a ninguno de sus competidores) reporta para la asimilación del conteni- do de la partitura son enormes. Botones de muestra se podrían citar tantas por lo menos como pistas contienen los dos discos: 42. Por sólo quedarnos con una, pruébese con la 15 del segundo, las dos arias y giga con que concluye la Sonata nº 14, que describe la asunción de la Virgen. Las transiciones entre los recitativos y los ritmos de danza o los pasajes líricos, y vuelta, se realizan con una naturalidad, consiguiendo transmitir una impresión de espontaneidad, que no pueden tener otra consecuencia que el prendimiento incondicional de la atención. Además, una precisión tan milimétrica en el ajuste de los ataques y resoluciones al servicio de una concepción siempre decantada por la elocuencia en detrimento de la retórica hace que la impresión de estar asistiendo a un prodigio sonoro se repita pasaje tras pasaje. Verdaderamente un Rosario de constantes milagros artísticos, por otro lado estupendamente grabado. Alfredo Brotons Muñoz Cuarteto Takács PLETÓRICO BRAHMS: Por lo general, Brahms no es un compositor que ame los gestos rotundos ni las declaraciones apasionadas. Prefiere la mesura y el orden, un clasicismo formal que no impide la expresión de una poesía en el fondo llena de lirismo. Por eso, el Quinteto con piano op. 34 es una obra excepcional en su catálogo, pues en ella el compositor se nos muestra impulsivo, pletórico, apasionado. Sin ir más lejos, frente a los scherzi de la mayoría de sus obras, de un espíritu más bien galante y refinado, en el de esta obra domina el carácter, la fuerza, la autoafirma- ción poderosa. Y todo ello con esa maestría técnica como constructor de la que pocos como el de Hamburgo pueden presumir. Ese quinteto es, sin duda, el gran reclamo de este disco, por la música, de aquellas que no importan las veces que se escuche, pues siempre tiene algo que descubrirnos, como por la interpretación que de ella hacen los Takács junto al pianista Stephen Hough. Es una versión ortodoxa, próxima a la partitura en su letra y en su espíritu, esto es, fogosa, ardiente, apasionada, servida con un sonido rotundo, que no conoce zonas muertas ni desfallecimientos, y al mismo tiempo con ese sonido suntuoso y cálido propio de los instrumentistas de cuerda centroeuropeos. El Cuarteto op. 51, nº 2 es más clásico y aquí la agrupación húngara realiza una lectura no menos la naturaleza alpina. The Secret Garden —en cierta manera relacionada, por su ambición, con Salt in the Blood— lo hace en los frescos de Massaccio sobre Adán y Eva, con referencias a la ubicación del Paraíso Terrenal en Qurna, un lugar destruido durante la guerra entre Irak e Irán. El texto de la obra —subti- tulada muy expresivamente Fantasía botánica— es de la autora y el órgano puntea con eficacia las intervenciones del coro. Interesante música la de Bingham, formidablemente servida aquí por el Coro de la Sinfónica de la BBC dirigido por Stephen Jackson, el estupendo Fine Arts Brass y un organista Quinteto con piano op. 34. Cuarteto de cuerda op. 51, nº 2. STEPHEN HOUGH, piano. CUARTETO TAKÁCS. HYPERION CDA67551 (Harmonia Mundi). 2007. 73’. DDD. N PN óptima, aunque sí más introspectiva, que nos acerca a esa expresividad callada tan característica del Brahms maduro, esa capacidad de crear apuntes melódicos de donde se diría que no puede surgir nada. Y eso está en esta hermosa versión, que nos reconcilia con una obra a la que un enfoque más clasicista y tímido puede reducir a un competente ejercicio académico. Para no perdérselo. Juan Carlos Moreno que no necesita presentación como es Thomas Trotter. Y, como sucede en estos casos, un descubrimiento para los aficionados a la música inglesa y una interesante oportunidad para ampliar el repertorio de los que se dedican a la música coral. Claire Vaquero Williams 75 227-DISCOS:207-DISCOS 21/1/08 21:11 Página 76 D D I SI CS O C O S S BRAHMS-BUSONI BRAHMS: Sextetos de cuerda nºs 1 y 2. CUARTETO TALICH. JOSEPH KLUSON, viola; MICHAL KANKA, violonchelo. CALLIOPE CAL 9369 (Harmonia Mundi). 2007. 80’. DDD. N PN Con sus dos Sextetos de c u e r d a , Johannes Brahms quiso rendir homenaje al clasicismo vienés del que tan deudor se sentía. Haydn, Beethoven y Schubert resuenan así en estos pentagramas, que si algún calificativo admiten es el de “felices”. Son dos partituras que huyen de dramatismos, de esos tonos oscuros que asociamos tantas veces al romanticismo, y que reivindican en todo momento el placer, el juego, la belleza. Habrá quien las considere un tanto amables y faltas de profundidad, sin mayores ambiciones, pero allá ellos, porque esto es una auténtica maravilla. Y no lo es menos la interpretación que nos brinda el Cuarteto Talich, ampliado con dos de los miembros del Cuarteto Prazák: fluida, equilibrada, poética y, sobre todo, luminosa, llena de vida y optimismo. Los apuntes populares que atraviesan estas notas son realzados con gusto y fantasía por unos intérpretes que se implican, que disfrutan y nos hacen disfrutar también a nosotros. Si en el número 225 de nuestra revista elogiábamos la lectura que de estas mismas obras hacía el Ensemble Nash para el sello Onyx, más suntuosa y “sinfónica”, ahora no podemos hacer menos que recomendar con similar entusiasmo esta otra que nos viene de Centroeuropa. Los Sextetos, pues, están de suerte. Y que siga. Juan Carlos Moreno BRAHMS: Variaciones “Haydn” op. 56a. Sinfonía nº 1 op. 68. ORQUESTA SINFÓNICA DE PITTSBURGH. Director: MAREK JANOWSKI. Cuarteto Auritus LOS ADAGIOS DE NIKOLAUS BRASS BRASS: Erinnen und vergessen-cuarteto de cuerda nº 3. Cuarteto de cuerda nº 2. Ohne titel-música para cuarteto de cuerda. CUARTETO AURITUS. parten de los autores más rutilantes. La historia está llena de casos de compositores de “segunda” fila a cuya inspiración debemos páginas memorables. Es el caso del músico que aquí nos ocupa, un compositor alemán, nacido en 1949 y de nombre Nikolaus Brass. Gran desconocido en el panorama internacional hasta hace muy poco, Brass irrumpe en el catálogo fonográfico con un disco excepcional, el que contiene sus tres primeros cuartetos de cuerda, escritos entre 1996 y 2004. El sello Col Legno alcanza un logro al dar a conocer a este músico “en la sombra” y del que hasta hoy solamente se había publicado un registro con piezas de cámara. Como la dicha aquí sí es completa, se anuncia, en el nuevo sello Neus, la edición del primer volumen de su música para orquesta. Es un caso raro el de Nikolaus Brass. Leyendo su biografía, se tiene la impresión de que estamos ante un artesano de antaño: Brass compagina la creación musical con la medicina (está diplomado por la Universidad de Berlín y es redactor de una revista médica desde 1982). Ajeno a los vaivenes y caprichos del establishment, el paso de Brass por la composición musical parece haberse hecho casi de puntillas y su propia obra, la aquí grabada por un espléndido Cuarteto Auritus, es un fiel reflejo de ese espíritu delicado. Aunque presente en festivales de prestigio en Alemania, ha trascendido tan poca informa- ción sobre este autor que se podría afirmar que estamos ante una absoluta novedad. En el programa, los tres cuartetos aparecen inversamente a su orden cronológico, pero es tal la sustancia musical que anida en ellos que carece de importancia el escucharlos en ese sentido. Ya desde los primeros acordes se tiene la certeza de que hay detrás todo un concienzudo estudio del legado de Morton Feldman. Si bien es Lachenmann el compositor con quien más estrechamente estudiara Brass, no será hasta el conocimiento de la obra del norteamericano cuando este músico tenga una idea clara de la estética que habría de adoptar. Brass está presente en los ya famosos cursos que Feldman diera en Darmstadt entre 1980 y 1986, cuando se dio buena parte de su obra en Europa. De lo decisivo de ese encuentro habla muy bien el conjunto de cuartetos de este disco. El Primero (Música para cuarteto de cuerda) es aforístico, dura poco más de seis minutos y, en su concentración, puede verse la admiración por la forma breve y lapidaria del Feldman de la primera época (se piensa en Durations 5, por ejemplo). A diferencia de Feldman, sin embargo, Brass ni se deleita en las texturas ni opta por el recurso de la alternancia de dinámicas (salvo algunos pizzicati que ejercen de “borrador” del discurso principal en el Cuarteto Segundo), como tampoco hay ningún rastro del “sentimentalismo” feldmaniano de la última época. Las planicies sonoras del alemán, como la dispuesta de forma admirable en el cuarteto segundo, todo él un extenso y profundo Adagio (el Molto adagio del Cuarteto nº 15 de Beethoven tiene otro ilustre sucesor) y en la segunda sección del mucho intensidad ascendente hasta la conclusión de la obra, sabiendo distenderlo en los momentos adecuados. En paralelo a este acertado planteamiento global, la atención al contenido contrapuntístico que alberga la partitura parece ser el segundo objetivo primordial. La realización de la grabación en concierto espolea el virtuosismo de la quinta variación, el empuje y vigor rít- mico de la sexta, o la ligereza de la octava. En contraposición, encontraremos en algunos momentos —en la séptima, por ejemplo— cierta tendencia a no considerar la necesidad de respiración entre frases, con lo que el discurso melódico adolece de falta de naturalidad. En la sinfonía que completa el disco, este aspecto llegará a convertirse en atropellamiento, afectándola de COL LEGNO WWE 20238 (Diverdi). 2006. 71’. DDD. N PN No siempre las mejores obras más extrovertido Tercer Cuarteto, mantienen la atención gracias a un tenso manejo del tiempo. La suspensión del discurso (a veces, llegando a la reducción drástica del material, con una línea casi homofónica) potencia el tiempo presente. Se privilegia el “pianissimo” y el silencio toma carta de naturaleza en esa sensacional curva de estatismo y mirada interior que dibuja el Cuarteto Segundo. Quedan en el Cuarteto Tercero, por su parte, restos del aprendizaje con Lachenmann, sobre todo en una primera sección mucho más recargada de notas y con efectos de deslizamiento y de percusión sobre las cuerdas, típicos del autor de La cerillera. Pero la segunda sección vuelve a ser toda una declaración de intenciones: en pocas ocasiones la modernidad musical europea ha sabido asimilar con tal grado de audacia y belleza formal las enseñanzas de artistas que, como Cage y Feldman, abrieron las puertas hacia otros modos de percepción. Brass asume la obra como un proceso de comunicación. Da la sensación de que la pieza (y el Cuarteto Segundo es un ejemplo clamoroso), como en Palais de Mari, de Feldman, o en Two6, de Cage, se está haciendo en el mismo momento en que el autor nos la transmite: los violines nos cantan al oído. Francisco Ramos PENTATONE PTC 5186307 (Diverdi). 2007. 62’. SACD. N PN Buena lectu- 76 ra de las variaciones sinfónicas que Brahms compuso sobre la melodía del Coral de San Antonio. A partir del tema, fluido y cuidadoso en su exposición, Janowski traza un gran arco de manera fundamental. Refiriéndonos a la lectura del Op. 68, hay que lamentar su importante inestabilidad estructural. En su primer movimiento, esta inestabilidad viene provocada por las pérdidas de control del pulso en el ritmo de superficie y la consecuente caída de tensión, que es tratada de contrarrestar por medio de artificiosos stringendos —por ejemplo, 227-DISCOS:207-DISCOS 21/1/08 21:11 Página 77 D D I SI CS O C O S S BRAHMS-BUSONI la transición a la exposición da capo y al desarrollo. La batuta tampoco se muestra especialmente atenta a la gama dinámica, reduciéndola a una mera alternancia p-f. En los siete primeros compases del Andante sostenuto, y en la falta de vida de las sucesivas intervenciones de las maderas, tenemos otro ejemplo de esa falta de aliento y de relieve dinámico. En el tercer movimiento, el citado apresuramiento, además de alterar el sustento rítmico global por el descontrol de los contrabajos —0’44’’ hasta 0’52’’— merma la grandeza de su sección central. Igualmente, provoca desajustes en los pizzicati que introducen el cuarto, pese a la rigidez agógica con la que se afronta el pasaje. El timbre instrumental, tanto el individual como el orquestal, tampoco añaden especial encanto a esta olvidable versión. Juan García-Rico BRUCKNER: Sinfonía nº 3 en re menor (versión de 1889). DRESDNER PHILHARMONIE. Director: RAFAEL FRÜHBECK DE BURGOS. GENUIN GEN 87086 (Gaudisc). 2006. 58’. DDD. N PN En 2003, con setenta años de edad, Frühbeck de Burgos fue nombrado principal director invitado de la Dresdner Philharmonie y al año siguiente asumió la titularidad de la orquesta y el cargo de director artístico. La relación de Frühbeck de Burgos con orquestas del centro de Europa y con el repertorio germánico viene de lejos pero es en los últimos años cuando está dando, discográficamente hablando, sus mejores frutos y nos remitimos a los compactos aparecidos recientemente con obras de Liszt y Richard Strauss que ya han sido comentados elogiosamente en estas páginas. A ellos viene a sumarse este Bruckner plenamente romántico y claro, clarísimo, en líneas y texturas, más cerca de Beethoven que de Wagner, para entendernos, un punto clásico, algo que nunca sienta del todo mal a este Bruckner que en ocasiones es casi schubertiano a pesar de pretender expresar con esta obra su admiración por Wagner. No tenemos aquí al Bruckner (supuestamente) profundo Benjamin Britten ESTE TESORO ES UNA GANGA BRITTEN: Saint Nicolas. A Ceremony of Carols. A Boy was Born. The Rape of Lucretia. Billy Budd (Frag.). Guía de orquesta para jóvenes. The Little Sweep (Let’s Make an Opera). La vuelta de tuerca. Sinfonía simple. Variaciones sobre un tema de Frank Bridge. Introducción y rondó alla burlesca. Mazurka elegíaca. Siete sonetos de Miguel Angel. Serenata para trompa, tenor y cuerda. Canciones populares inglesas (selec.). Diversos solistas, orquestas y directores. 10 CD MEMBRAN 231134 (Cat Music). 1938—1956. 570’. ADD. R/H PE E sto es una joya y poco más habría que decir si en la ficha cupieran los intérpretes que ponen en pie una fabulosa selección “histórica” que, por unos pocos euros, nos trae buena parte del mejor Britten en las versiones que lo pusieron en circulación discográfica, algunas de ellas bajo su propia dirección. Veamos. La Sinfonía simple y las Variaciones sobre un tema de Frank Bridge están dirigidas ambas por Boyd Neel en 1938 y 1939 respectivamente. La Guía de orquesta para jóvenes se presenta en la versión de Sargent de 1946, mieny trascendental de un Celibidache, sino a un Bruckner más ligero, que no superficial, que va desarrollándose a partir de sí mismo, con la propia música como protagonista y no con las ideas a ella asociadas como núcleo central de la interpretación. Aun así, puede ser poderoso y hasta espectacular, tal como se muestra en el cuarto movimiento, por ejemplo, pero lo mejor está en los momentos líricos, como en el maravilloso Adagio. Josep Pascual BUSONI: Música para piano, vol. 3. Toccata, adagio y fuga BWV 564. Tres piezas op 4, nº 6. Escenas de ballet opp. 6, 20 y 33a. Dos piezas de danza op 235a. Tanzwalzer op 53. Diario indio libro 1 K 267. WOLF HARDEN, piano. NAXOS 8.570249. 2007. 70’. DDD. N PE tras los Interludios marinos y la Passacaglia de Peter Grimes corresponden a la grabación dirigida por Van Beinum en 1947. El protagonista en lo vocal es, naturalmente Peter Pears —el álbum, estupendamente presentado, se titula precisamente Benjamin Britten. Peter Pears. If music be the food of love—, que es solista en los Sonetos (1942) y las Canciones populares inglesas (1944—1950) —con Britten al piano— y la Serenata (1944) —más el trompa Dennis Brain y la Orquesta de Boyd Neel. La grabación de Saint Nicolas — también con Pears— es de 1955, de dos años antes la de A Ceremony of Carols y de un año después la de A Boy was Born, las tres dirigidas por el autor. De La violación de Lucrecia se escoge la grabación dirigida por Goodal en 1946, con Pears y Ferrier. De Billy Budd se incluyen fragmentos del Acto I con Theodor Uppman en el papel titular y Pears como el Capitán Vere, dirigiendo el autor a las huestes del Covent Garden en 1951. También es Britten el director en The Little Sweep y en la versión de Una vuelta de tuerca que encabezaron Pears y Vyvyan en 1954. Igualmente hallamos a Britten como pianista en la Mazurca elegíaca Al final de la variación — con alguna excepción— la música recae sobre sus pies, quiero decir: el compositor vuelve al punto de partida (incluso en las Diabelli) para volver a variar. Si esta definición no es del todo incorrecta, Busoni no compone variaciones sobre la Toccata para órgano de Bach: compondría como un ajedrecista cuando inventa una variante, que es como una variación pero sin retorno posible, una vía nueva por explorar; el punto de partida es equivalente, una apertura o una defensa tan establecidas —en ajedrez— como la escucha o el conocimiento que uno pueda tener de esa u otra obra de Bach. Y sobre esa apertura, sobre esa obra de Bach, Busoni ofrece al oído, a la imaginación del oyente algo infinito; donde Bach escribe esta nota, Busoni mientras en la Introducción y rondó alla burlesca lo es Clifford Curzon. Quiere decirse, pues, que los años han mejorado algunas de estas versiones —otras no— pero que el conjunto es una suerte de recuperación del modo en que su autor entendía estas obras casi en lo que hoy llamaríamos tiempo real o se enfrentó a sus primeras reproducciones fonográficas. La calidad es, en todos los casos, altísima y el sonido excelente. El precio una verdadera ganga y el conjunto que a él se ofrece un tesoro que todo aficionado debe conocer, una antología inmarcesible de uno de los mejores compositores del siglo XX. Claire Vaquero Williams compone o superpone otra, y la música está obligada a ir por otros derroteros, al igual que la defensa francesa cuando el oponente escoge la variante McCutcheon o peor, siempre en esa misma defensa, se decide por el ataque Alekhine o prefiere llevar la lucha a los pantanos de la variante Saemisch de la India de rey, o se lanza al contraataque con el contragambito Blumenfeld. Como un maestro del ajedrez, Busoni nos da la obra y la obra que hubiera podido ser, y la obra que podría o podrá ser, todas a la vez, y eso me parece genial. Cuando compone sin modelo declarado, Busoni vuelve a ser el compositor ambiguo, turbio, a lo D’Annunzio, suntuoso siempre (basta equipararlo con su alumno que hizo la versión pianística de Tanzwalzer incluida en ese CD). Las melodías cheyenne, las canciones de la molienda del Diario indio, por lo menos en ese Libro I, sufren del desarrai- 77 227-DISCOS:207-DISCOS 21/1/08 21:11 Página 78 D D I SI CS O C O S S BUSONI-DALL’ABACO go: su universo no es el del piano bien temperado, ni del temperamento igual; sin embargo, conmueve la timidez del compositor que no se atreve a trabajar esas obras como heñía la masa bachiana. Pierre Élie Mamou BUXTEHUDE: Membra Jesu Nostri. CHRISTINA KAISER, ASTRID WERNER, ANJA ZÜGNER, sopranos; ALEXANDER SCHNEIDER, contratenor; TOBIAS HUNGER, tenor; MATTHIAS LUTZE, MAREK RZEPKA, bajos. DRESDNER KAMMERCHOR. Director: HANS-CHRISTOPH RADEMANN. CARUS 83.234 (Diverdi). 2007. 69’. DDD. N PN Membra Jesu Nostri. LES VOIX BAROQUES. ATMA Baroque ACD2 2563 (Gaudisc). 2007. 54’. DDD. N PN 78 Se piensa hoy día que muy probablemente fue la edición de 1633 publicada en Hamburgo de las Rhytmica Oratio la que Dieterich Buxtehude pudo conocer y en la que, fascinado por su fuerza emotiva y simbólica, se basó para, allá por el año 1680, componer su ciclo de cantatas Membra Jesu Nostri. Obra aquella durante largo tiempo asociada a St. Bernard de Clairvaux pero más recientemente atribuida al abad cisterciense Arnulf von Löwen (s. XIII). Se trata de un escrito espiritual y poético en latín y dividido en siete himnos dedicados a la alabanza de siete simbólicos miembros, en orden ascendente, del sagrado cuerpo de Jesucristo: pies, rodillas, manos, costado, pecho, corazón y cara. Buxtehude seleccionó tres versos de cada uno de los siete himnos como centro de cada una de sus cantatas, precediéndolos de un aforismo bíblico que se repetirá también al final de la cantata excepto en la última de ellas, en la que su final —final de obra— es un exultante Amen de todo el conjunto. Dos nuevas versiones de esta sugerente y muy personal obra del maestro Buxtehude. El sello discográfico Carus nos presenta una buena grabación de ella dirigida por Hans-Christoph Rademann. Una interpretación sobria, equilibrada e interesada en ofrecernos unos Membra cuyo dolor, entendido de forma universal, se nos comunica con majestad mediante tiempos lar- Christian Wolff GRAN MONOGRÁFICO EARLE BROWN BROWN: Tracer. Folio. Special events. Octet. Four systems. String Quartet. New piece. NE(X)TWORKS ENSEMBLE. Director: CHRISTIAN WOLFF. únicas referencias discográficas de auténtico interés del catálogo de Earle Brown (1926-2002) correspondían a las editadas por Hat Art entre 1994 y 1995, con la “clásica” pieza Folio y una interesantísima Tracking Pierrot, sobre el original schoenbergiano, a las que habría que añadir un tercer disco conteniendo Nine rare birds y Times five, del sello New World. Demasiado poco material, en definitiva, como para tener una idea cabal de la obra global de Earle Brown, lo que tampoco puede sorprender si tenemos en cuenta que el gran problema que arrastra la música compuesta desde la última posguerra es que no se ha escuchado suficientemente. El mundo musical ha privilegiado, en este tiempo, la vía del espectáculo en detrimento de la potenciación y difusión de la obra de nueva creación. De resultas de todo ello, un buen puñado de compositores no han tenido otra opción que dar a conocer su obra en un medio en principio imprevisto: los museos y galerías de arte. Es ahí, como se sabe, donde se constituye el círculo de músicos conocidos como Escuela de Nueva York. Brown pertenece a este selecto quinteto de artistas a los que les une la admiración por los pintores de la vanguardia americana. El pianista David Tudor, además de Cage, Feldman, Wolff y, por supuesto, Brown, no tienen una estética musical común que los clasifique como escuela, ciertamente, pero siempre será el lado inconformista ante las reglas lo que devendrá una seña de identidad común. Este CD de Mode, dedicado a la obra para diversos conjuntos instrumentales y para solistas de Brown, es una producción que hay que saludar como la más extraordinaria grabación de las consagradas a la música de este autor, quizás el de menos peso específico del grupo. Una vez más es la falta de audiciones lo que lleva al prejuicio de considerar a Brown el más “europeo” de entre los de este ámbito estético y, posiblemente, el de menos atractivo en la escucha. La edición de Mode, formidable en lo interpretativo —un sorprendente Ensemble Ne(x)tworks— y muy atinado en la confección del programa, propone una serie de obras de gran variedad estilística que devuelven el interés por este músico hasta ahora no suficientemente apreciado. Como tantos otros autores, Brown ha arrastrado el sambenito de haber sido el músico que ha sabido trasladar al pentagrama la idea promulgada desde los móviles de Calder. Al igual que ocurre ante la obra de Cage, el receptor ha de pasar el umbral impuesto comúnmente por la musicología y los historiadores, que abundan en el “cómo” se hace la obra (la técnica y los procedimientos de azar), en lugar de hablar del “qué” (el verdadero sonido de esta música). Por tanto, el oyente de este CD deberá obviar el aparato técnico y sumergirse en una propuesta sonora que le brindará más de una sorpresa: la obra de Earle Brown tiene dentro música y, en algunos casos de los que se hallan en este registro, auténtica Gran Música. Quizás algún día se llegue a hablar con naturalidad del clasicismo que, en realidad, llevan dentro tantas obras de esta época crucial de la vanguardia, la expresada por los compositores de la irrepetible generación nacida entre los años veinte y primeros treinta del siglo XX, es decir, la música gos y dinámicas horizontales. Carácter éste que se consigue también con los refuerzos para las voces soprano y bajo. Esta grabación cuenta además con dos interesantes cantatas (extraídas también de la colección legada por su amigo Gustav Düben, a quien dedicó sus Membra Jesu Nostri) que se ofrecen por vez primera en disco. Por su parte, el sello Atma y el conjunto vocal e instrumental Les Voix Baroques nos propone una diferente y excelente también versión de la obra. Con un número similar de instrumentistas pero un conjunto vocal más MODE 179 (Diverdi). 2005. 74’. DDD. N PN Hasta el momento actual, las que se da a conocer en las décadas de los 50 y 60. Brown, como sus colegas Cage, Feldman, pero también Boulez, Nono o Berio, no hacen sino desarrollar/actualizar el legado de los maestros que más incidencia hacen en sus lenguajes, Webern, fundamentalmente. El vienés está presente en el uso de la forma breve, el aforismo en Brown (Tracer, Special events), siempre con un gusto exquisito en el tratamiento tímbrico. Folio y Four systems no pierden nada de su poder de revuelta (son piezas de 1954), con sus sonoridades puntillistas, pero la influencia europea se tamiza un tanto gracias a un poso poético que los intérpretes consiguen poner en primer plano: logro absoluto. Los momentos fuertes del CD son el String quartet, de 1965, y la New piece, de 1971. El cuarteto parece trazar un puente entre la Nueva Música y el aforismo weberniano y la apuesta por los sonidos tenidos que con gesto visionario expusiera en sus pequeños cuartetos Crawford-Seeger en los años 20 y 30. New piece es la gran obra del disco, un tema insólito que no debería ignorar nadie que se considere melómano. Brown, en poco más de seis minutos, expone la sustancia de que está hecha la música americana de tendencia minimalista: secuencia de altos vuelos con sonidos mantenidos de flauta, clarinete, clarinete bajo, contrabajo, piano y percusión: asombrosa pieza de relojería. Francisco Ramos reducido (el mínimo requerido para cantar esta obra, a cinco voces) se consigue una música más austera y expresiva (expresividad facilitada por el hecho de que solamente una persona es la que canta cada una de las líneas vocales, con la consiguiente libertad en la elección de todo 227-DISCOS:207-DISCOS 21/1/08 21:11 Página 79 D D I SI CS O C O S S BUSONI-DALL’ABACO tipo de recursos expresivos). Un sufrimiento, del que hablábamos, que entendemos aquí de forma más personal, íntima, desgarrada quizá. Esta segunda versión canta el dolor de cada uno de los miembros de Cristo desde la soledad, con una voz muy acorde al fervoroso y suplicante texto del abad Löwen. Lo dicho, ambas versiones, en su disparidad, muy atractivas. Jaime Rodríguez Pombo CHAIKOVSKI: Trío en la menor op. 50. ALIABIEV: Trío en la menor. TANEIEV: Trío en re mayor op. 22. RACHMANINOV: Trío nº 1 en sol menor op. post. y nº 2 en re menor op. 9. Arenski: Trío en re menor op. 32. Shostakovich: Trío nº 2 en mi menor op. 67. TRÍO BORODIN. CHRISTIAAN BOR, violín; NATHANIEL ROSEN, violonchelo; JEROME LOWENTHAL, piano; EDWARD AUER, piano. 4 CD BRILLIANT 93423 (Cat Music). 1983-1991. 229’. DDD. R PE El Trío Borodin (Dubinski, Turovski y Edlina) protagoniza esta interesante colección, con la participación suplementaria de una formación ad hoc con dos pianistas distintos. En cuanto a repertorio, su epicentro se sitúa indudablemente en el Trío de Chaikovski, auténtica guía e influencia, en distintos momentos, para la composición del resto de estas obras. Los Borodin nos ofrecen ese Op. 50 con un equilibrio sobresaliente, apasionado y elegante, transformando su atmósfera sobrecargada en fluidez. Para ello, el piano adecua el peso de su escritura omnipresente a unos arcos que, sin caer en excesos, se entregan en hondura expresiva caracterizados por no pocos portamentos y un vibrato generoso. En pocas palabras, un Chaikovski pasional y romántico a la antigua usanza. Tras él, la página homónima de Aliabiev resulta muy poquita cosa, aunque esté tratada con mimo. Otro cantar será el también infrecuente Op. 22 de Taneiev, donde los tres rusos aciertan al reclamar mayor atención a la belleza melódica de una factura digna de mejor suerte. En Rachmaninov culminan espléndidamente, con trazo amplio en fraseo y tempo, atemperando su poso atormentado para conseguir dotar de naturalidad al ardor de la inspiración. La escritura acaramelada del Op. 32 de Arenski, tiene sus mejores momentos en el saltellato del violín en un Scherzo juguetón, y las interesantes combinaciones tímbricas del tercer movimiento. El último eslabón de esta cadena lo tenemos en Shostakovich. Tras el peliagudo comienzo para el violonchelo, con sordina y en armónicos, en el inquietante primer tiempo, y la brevedad rítmica del Scherzo, se aborda la Passacaglia sin dramatismo excesivo. Un danzante y jocoso final cierra, con precisión en pizzicati e incluso algún que otro atrevimiento que refuerza su espontaneidad. La muy buena calidad de las tomas sonoras —algo peor en Arenski— refuerza el interés de la oferta. Juan García-Rico CHOPIN-GODOWSKI: Estudios. BORIS BEREZOVSKI, piano. WARNER 2564 62258-2. 2005. 55’. DDD. R PE B erezovski recupera para el disco las hoy escasamente transitadas transcripciones que Leopold Godowski realizó de los Estudios de Chopin y los compara con el original. El virtuoso lituano escribió un total de 53 estudios basados en 26 de los de Chopin (omitió de forma voluntaria el Op. 25, nº7), un tributo que refleja el no va más del virtuosismo romántico. Lo que podría parecer un sacrilegio a los puristas, el autor lo único que pretendió fue enaltecer la escritura chopiniana. El resultado posee tintes exhibicionistas a pesar de la tendencia, sensata, que tiene Boris Berezovski a que no se le vaya de las manos. Lo interesante es que haya incluido, junto a cada trascripción, la pieza original del compositor polaco, por lo que se pueden comparar ambas aproximaciones. El pianista ruso se maneja mejor en el terreno del virtuosismo, aunque su personalidad le permita transitar por aguas más reflexivas, como estos estudios preñados de intimidad que provocan un contraste (a veces violento) con su futuro homenaje. Berezovski resuelve su papeleta con elegancia, sin grandes aspavientos. No es el mejor de los Chopin posibles, pero sí el mejor de los Godowski. Carlos Vílchez Negrín Alexander Kniazev y Nikolai Luganski VITALIDAD ROMÁNTICA CHOPIN: Sonata para violonchelo y piano op. 65. RACHMANINOV: Sonata para violonchelo y piano op. 19. Vocalise op. 34, nº 14. ALEXANDER KNIAZEV, violonchelo; NIKOLAI LUGANSKI, piano. WARNER 2564 63946-2. 2006. 74’. DDD. N PN Este es un CD extraordinario, por el repertorio en él reunido y por la calidad importante de las interpretaciones. Las Sonatas de Chopin y de Rachmaninov tienen algo de atípico dentro del catalogo de estos autores. Chopin no se proliferó en el género de la sonata para instrumento y piano, y Rachmaninov tampoco dedicó demasiados esfuerzos aparte de los pianísticos, claro está (aunque estén el Trío elegíaco y los Cuartetos). Se percibe intensidad creadora en las obras, aquello que las convierte en piezas únicas; como únicas son las interpretaciones aquí incluidas. Kniazev y Luganski son dos intérpretes ya conocidos y con una trayectoria impresionante que firman unas versiones con convicción y solidez, con una complicidad y elocuencia impresionantes. Su interpretación es una auténtica lección de refinamiento, de potencia lírica y dominio de contrastes. Aunque físicamente son dos músicos, espiritual y artísticamente son un ente que con mucha sensibilidad abraza las obras; envueltos en una gran y creativa tensión, los artistas conducen con seguriDALL’ABACO: Conciertos op. 5. IL TEMPIO ARMONICO. Director: ALBERTO RASI. STRADIVARIUS 33746 (Diverdi). 2005. 71’. DDD. N PN El sello Stradivarius parece haber fijado su atención en Evaristo Felice Dall’Abaco (1675-1742). Hace un año publicaba un muy interesante disco con una selección de las Sonatas op. I y III, mientras que ahora le toca el turno a la colección de los Conciertos para más instrumentos Opus V, publicada en Ámsterdam en 1719. Si en el caso de las sonatas el modelo era Corelli, en los conciertos la dad y personalidad las versiones, implicados hasta la médula e identificándose con los instrumentos totalmente. Kniazev se une al violonchelo con pasión, con un discurso radicalmente extrovertido, cantando y sufriendo, rodeando al mismo tiempo su papel de una extraña serenidad llena de dominio expresivo. El pianista cumple con una seguridad apabullante, autoridad inapelable que con firmeza y virtuosismo beneficia a las obras. El uno y el otro aspiran a la comunión mutua, la afinidad trabajada que les permite gozar de la música de forma fluida y cómplice, repletos de energía y sensibilidad, nobleza y lirismo. Los tempi se antojan naturales, así como el forcejeo sonoro también (impresionante el Allegro scherzando de la Sonata de Rachmaninov, pleno en contrastes y rico en ternura). Sobra hablar de equilibrios y rigurosidad estilística. Versiones, pues, sobresalientes en el sentido literal de la palabra. Emili Blasco referencia más directa es Vivaldi, perceptible en la energía de los ritornelli y en las progresiones armónicas. Por su parte, Dall’Abaco añade un toque de grandiosidad y pastosidad a las sonoridades orquestales, que enriquece con la aportación tímbrica del oboe, las flautas y el fagot. La plantilla varía en cada concierto; si los Conciertos I y VI están encomendados a las cuerdas solas, el Concierto V tiene al oboe como protagonista destacado. La sombra de Corelli vuelve a asomar en el número de movimientos (cuatro o cinco, en lugar de los tres habituales en Vivaldi), y algunos conciertos tienden a asumir la forma de una suite. Dall’Abaco da muestra de brillantez y fantasía, si bien en las sonatas antes citadas mos- 79 227-DISCOS:207-DISCOS 21/1/08 21:11 Página 80 D D I SI CS O C O S S DALL’ABACO-DYSON traba quizá una mayor profundidad de ideas. Pero el disco se escucha con gran placer, y la interpretación de Il Tempio Armonico es en todo momento digna de elogio. Stefano Russomanno COUPERIN SEGÚN HANTAÏ COUPERIN: Piezas para clave, vol. 1. PIERRE HANTAÏ, clave. MIRARE MIR 027 (Harmonia Mundi). 2007. 66’. DDD. N PN DEBUSSY: La mer. Préludes (orq. Colin Matthews). ORQUESTA HALLÉ. Director: MARK ELDER. HALLÉ CD HLL 7513 (Diverdi). 2006. 67’. DDD. N PN Nunca desapareció la Orquesta Hallé, pero da la impresión de que reaparece de veras ahora, con la titularidad de Mark Elder, que tomó posesión en Manchester en 2000. Una prueba de su buen hacer es este disco Debussy, con un Mar brillante, rutilante; y unos Preludios que suenan muy bien, aunque no sabemos qué sentido tiene esta orquestación, que a veces suena con una tímbrica creemos que ajena al original, acaso contraria. No potencia los Preludios pianísticos, que son insuperables, y en ocasiones los banaliza. El resultado sonoro es excelente en El mar y a veces trivial en los Preludios, pero en ambos casos tenemos un conjunto y un director en plena forma. Santiago Martín Bermúdez DVORÁK: Quinteto con piano op. 81. Quinteto de cuerda op. 77. KATHRYN STOTT, piano; LAURÈNE DURANTEL, contrabajo. CUARTETO SKAMPA. SUPRAPHON SU 3909-2. 2007. 71’. DDD. N PN 80 Pierre Hantaï U no se pregunta si nos cansaremos alguna vez de escuchar el Quinteto op. 81 de Dvorák? Nunca, si se trata de lecturas como ésta y como otras que hemos comentado aquí recientemente. Aunque, quién sabe. Veamos. En este CD el Cuarteto Skampa, que ha irrumpido con virtuosismo y vigor en el panorama camerístico desde hace algo más de una década, se enfrenta a dos bellos Quintetos del compositor checo, el ya indicado, pieza insuperable; y el de cuerda, el Op. 77, también de gran interés. Para el primero R eciente aún la publicación de dos integrales de la música para clave de Couperin (la muy meritoria de Michel Borgstede, a un precio sin competencia, en Brilliant; la reedición de la extraordinaria de Olivier Beaumont para Warner), Pierre Hantaï ofrece una selección de 31 piezas (incluidas en la suma las 12 secciones de Les Folies Françaises, ou Les Dominos) que se anuncia como volumen 1 (que nadie espere una integral, de las que el artista francés huye como de la peste) y que interpreta con su maestría técnica habitual y un profundo sentido poético, también marca de la casa. Puede que las piezas rápidas resulten en ocasiones algo aceleradas (L’Évaporée), incluso frías (Allégresse des vainqueurs), pero hay una voluntad decidida de diferenciar cada obra por su carácter, de forma que el color y la articulación varían sutilmente en función de cada una. Apréciese por ejemplo el paso de La Langueur a La Coquetterie y enseguida a Les Vieux Galantes (dentro de Les Folies Françaises), la ligereza encantadora de La Flore o la ceremoniosa gravedad de Les Vieux Seigneurs. La regularidad rítmica de Le Carillon de Cithère contrasta con la agilísima y quebrada bizarría de L’Anguille. En cambio, L’Amphibie, una passacaille marcada noblement parece de nuevo algo rápida, aunque con el uso del silencio y de las retenciones Hantaï consigue una tensión de alto valor expresivo. El instrumento empleado es un ejemplar anónimo reconstruido por Collesse en 1748, que tiene un sonido poderoso y de extrema brillantez, que en algún momento puede resultar incluso un punto agresivo. Pablo J. Vayón Pieter Wispelwey e Iván Fischer PARECE MENTIRA DVORÁK: Concierto para violonchelo op 104. Variaciones sinfónicas op. 78. PIETER WISPELWEY, violonchelo. ORQUESTA FESTIVAL BUDAPEST. Director: IVÁN FISCHER. atrae e inspira el Op. 104 de Dvorák, el concierto de violonchelo por excelencia. Desde Rostropovich hasta Misha Maiski, y en adelante y también hacia atrás, este concierto ha llamado a los mejores instrumentistas por lo virtuoso de su línea, por la belleza del acompañamiento y de los temas solistas, por el color que consiguen, juntos la orquesta y el chelo; y ella sola, cuando el solista descansa, o acecha. Wispelwey es uno de los grandes chelistas de hoy, que lo mismo se enfrenta a las Suites de Bach, Reger y Britten que a las sonatas de Beehoven y Brahms; y a cualquiera de los conciertos para chelo del repertorio. En esta grabación pública, Wispelwey y la Orquesta del Festival de Budapest, con excelente acompañamiento de Iván Fischer, consiguen uno de esos milagros que nos obligan a incluir una nueva versión del Op. 104 en nuestra discoteca ya bien surtida de diferentes lecturas de esta página. Por el canto, sobre todo por el canto lírico y a veces dramático; mas también por la claridad de ejecución y concepto de un solista de altísimo nivel, que goza de un excelente acompañamiento. Completa el disco el propio Fischer, a solas con la orquesta, pero sin Wispelwey, en una lectura espléndida de las cuentan con la pianista Kathryn Stott, en una lectura que a veces parece optar por el susurro, por el matiz más que por la línea afirmativa, aunque ésta se imponga a menudo por la propia naturaleza de la pieza para regresar de nuevo a la discreción, en un juego muy intere- sante de cambios muy motivados en las gamas dinámicas. Esa preferencia por las gamas inferiores marca hasta tal punto la lectura que a más de un aficionado le chocará tal preferencia, opción o propuesta. Que puede ser discutida, incluso rechazada, pero cuya especial delicadeza CHANNEL CCS SA 25807 (Harmonia Mundi). 2006. 63’. DDD. N PN Parece mentira cuánto talento 27 Variaciones sinfónicas de Dvorák (más el tema y largo finale), una serie de miniaturas en continua secuencia que esta bella edición tiene el detalle de permitirnos ir siguiendo una a una a través de 29 pistas. Como decíamos al principio: parece mentira. Pero de nuevo tenemos un magnífico Concierto para chelo de Dvorák, con una magnífica y poco conocida propina. Santiago Martín Bermúdez merece la pena comparar y penetrar mediante más de una escucha. Para el Quinteto op. 77, el Skampa añade a la joven contrabajista francesa Laurène Durantel en la parte que acentúa en la textura de esta pieza su especial oscuridad. Situado 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:26 Página 81 D D I SI CS O C O S S DALL’ABACO-DYSON al comienzo del CD, la lectura del Op. 77 anuncia ya el tono general: delicadeza y cautela sonoras, insinuación y gamas inferiores, matiz y sugerencia. Al Allegro con fuoco inicial le falta precisamente “fuoco”, pero se plantea con una musicalidad tan refinada y honda que al final no nos importa. En resumen: planteamientos muy distintos a los habituales para dos obras, sobre todo una de ellas, que casi siempre hemos oído “de otra manera”. Raras veces unas piezas de cámara suenan tan íntimas. Santiago Martín Bermúdez DVORÁK: Danzas eslavas opp. 46 y 72 para piano a cuatro manos. CLAIRE DÉSERT Y EMMANUEL STROSSER, piano. MIRARE MIR 042 (Harmonia Mundi). 2007. 70’. DDD. N PN N ueva referencia para estas dos series de danzas de D v o r á k , obras características, obras bellas, obras menores. No desdeñemos este repertorio sobre el que se edificó la fama perdurable de Dvorák, el que hizo grandes cosas en géneros como el cuarteto o la sinfonía, y en otros muchos. Aquí está su punto de partida, y es justo decir que no siempre escuchamos lecturas tan delicadas, tan matizadas como las de Désert y Strosser. Y no sólo en episodios tan propios para esa delicadeza como la Dumka del Op. 72 (segunda pieza), sino en páginas más dadas al desmelenamiento folclórico, como el Furiant de arranque del Op. 46, sin ir más lejos. Ese equilibrio convierte este recital en un gozo camerístico en el que el piano suele vencer al forte y la sugerencia a la rotundidad. Bravo por Désert y Strosser y este registro en vivo durante la última Folle Journée de Nantes (enero y febrero pasados). Santiago Martín Bermúdez DYSON: Nebuchadnezzar. Woodland Suite. O Praise God in His Holiness. Three Songs of Praise. Confortare. MARK PADMORE, tenor; NEAL DAVIES, bajo. CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE LA BBC. Director: RICHARD HICKOX. CHANDOS CHAN 10439 (Harmonia Mundi). 2006. 69’. DDD. N PN Gerd Albrecht ALBRECHT: UNA VOCACIÓN CHECA DVORÁK: El rey y el bonero es la segunda ópera de Dvorák, tras Alfred. Pero no es así. Dvorák prescindió de prácticamente toda la música de la primera versión de esta ópera (1873) y estrenó otra con música distinta (1874). Más adelante, cambió un montón de cosas de esta segunda versión y contrató a otro libretista para que cambiara el libreto, que era muy flojo (y lo siguió siendo, y lo es). Volvió a cambiar músicas, y a finales de los 80 dio sus últimos toques a este proyecto juvenil. Tras la muerte de Dvorák, vino el entrometido y a veces inspirado Karel Kovarovic, el mismo que le hizo arreglos y perrerías a las óperas de Janácek, y metió sus propios arreglos. Da la impresión de que no hay manera de librarse de ellos, así que no deben de ser tan inadecuados. Después de todo, a Dvorák sí lo entendía Kovarovic; a Janácek, no. Aunque se supone que es una obra bastante wagneriana, y así lo afirma el propio compositor, esto suena (si acaso) al Wagner juvenil, el que proviene del belcantismo italiano que todavía se advierte en El holandés errante. Esto es, armonías y color pueden considerarse de raíz wagneriana, aunque nos inclinamos también por el ejemplo que en el compositor tuvo el Singspiel alemán (Nicolai, Lörtzing), si bien Dvorák decidió no incluir partes habladas, lo que da lugar a un continuo musical que, aunque separable en números, da una sensación de secuencia que apoya la teatralidad de una pieza que en lo teatral no es gran cosa; pero la línea vocal es italianizante, con todas las reservas que queramos. A todo ello hay que añadir el elemento popular checo, que era algo imprescindible y obligatorio en las óperas compuestas a partir de los primeros títulos de Smetana. También a Smetana le debe bastante el joven compositor, aunque sólo sea porque fue Smetana el creador de la ópera nacional, y El rey y el carbonero mezcla los temas muy queridos por Smetana, los que crearon escuela: la leyenda, la historia y la comedia popular lugareña. El viola de foso que fue Dvorák le debe también mucho al repertorio general italiano, acaso especialmente a Verdi. Es considerable el interés como intérprete de Gerd Albrecht, alemán se diría que de vocación checa, al restituir esta partitura, pese a que se trate de una pieza relativamente menor. Lo que oímos es de un interés indudable, hay canto muy bello, danzas y piezas orquestales como obertura o intermedio de altura innegable. Albrecht nos restituye la tercera versión de Dvorák con los arreglos de Kovarovic (no sabemos si todos). Dura casi 45 minutos más que la versión para Supraphon del Teatro Nacional de Praga, la que se grabó en 1989, año crucial para el país. Aquella versión la dirigía Joseph Chaloupka, y tenía su interés, pero suprimía demasiadas cosas (no lo ocultaba), entre ellas uno de los números más o menos obligados para este tipo de óperas, el coro de cazadores que da comienzo a la acción. Albrecht dirige su lectura con un cuidado por el detalle, un mimo hacia cantantes y situaciones, esto es, hacia la orquesta, con un refinamiento y un miramiento que podría parecernos G eorge Dyson fue un discípulo de Stanford y su obra atraviesa la primera mitad del siglo XX británico desde posiciones tradicionales, sin una perso- nalidad muy definida, con una corrección siempre un tanto pasada de moda. Este disco reúne obras que van de 1919 a 1953 y tiene en su cantata Nebuchadnezzar su pieza de fuerza. Para que nos hagamos una idea es como un Walton que no se hubiera enterado de eso que carbonero. DALIBOR JENIS (El rey Matthias), PETER MIKULÁS (Matej, (El carbonero), MICHELLE BREEDT (Anna), LÍVIA ÁGHOVÁ (Liduska), MICHAL LEHOTSKSY (Jeník), MARKUS SCHÄFER (Jindrich). CORO DE CÁMARA DE PRAGA. WDR RUNDFUNKCHOR KÖLN. WDR SINFONIEORCHESTER KÖLN. Director: GERD ALBRECHT. 2 CD ORFEO C678 062 H (Diverdi). 2005. 114’. DDD. N PN Teóricamente, El rey y el car- que interpreta el Tristán. Da la impresión de que El rey y El carbonero fuera una obra superior. Da gusto. El empeño de Albrecht tiene resultados excelentes gracias también, claro está, a un espléndido reparto. La protagonista, la eslovaca Lívia Ághová, es habitual en los repartos operísticos de Albrecht, y compone una Liduska deliciosa, al tiempo que todo un carácter: bella línea, excelente fraseo, hermosísimo centro y muy bello agudo. Atención a su canto del segundo acto, en la escena con el rey. Le responde como pareja un tenor de bello timbre y gran lirismo con tendencias heroicas, Lechotsky, cuya voz suena mucho a la vieja escuela de tenores checos; ya estaba con Albrecht en El jacobino. Los dos protagonistas titulares, barítono y bajo, tienen gran nivel vocal. Jenis es un barítono claro, de espléndido centro y bello y poderoso agudo, un cantante de gran lirismo, un rey de gran altura vocal que se traduce en estatura del personaje. No podía faltar Mikulas, uno de los favoritos de Albrecht para el repertorio checo, un bajo también diáfano, con un timbre de bello esmalte, un carbonero digno cuyo cometido no le obliga a excesivos descensos. Ojo a su canto popular de final del primer acto. En resumen: una excelente realización para una obra que no es imprescindible pero que contiene muchas bellezas. Santiago Martín Bermúdez entonces se llamaba modernismo y hubiera seguido apegado a unas formas que vienen de atrás, de sus años de formación, de influencias que le sirvieron para hacerse un estilo sin complicaciones. El resto de las obras corales del disco son de muy grata escucha y van de lo triunfal de 81 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:26 Página 82 D D I SI CS O C O S S DYSON-HAENDEL las antífonas para distintas coronaciones —O Praise God in His Holiness (Jorge VI) y Confortare (Isabel II) a la variedad expresiva de las Three Songs of Praise. Woodland Suite es música descriptiva, muy de la naturaleza, muy británica. No hay aquí nada del otro jueves pero sí música que se escucha con suficiente interés como para que los coleccionistas de la música de las Islas no lo dejen pasar, y más teniendo en cuenta que tres de estas obras reciben su bautismo discográfico. Las versiones llevan, como siempre en Richard Hickox, la marca de la excelencia. Claire Vaquero Williams FALLA: Música para piano. Vol. 1. Nocturno. Serenata. Serenata andaluza. Allegro de concierto. Homenaje a Claude Debussy. Sobre la tumba de Paul Dukas. Cuatro piezas españolas. Suite de “El amor brujo”. DANIEL LIGORIO, piano. NAXOS 8.555065 (Ferysa). 2005. 57’. DDD. N PE Música para piano. Vol. 2. Canción. Cortejo de los gnomos. Vals-capricho. Canción de los remeros del Volga. Mazurca. Fantasía bætica. Dos danzas de “La vida breve”. Suite de “El sombrero de tres picos”. DANIEL LIGORIO, piano. NAXOS 8.555066 (Ferysa). 2005. 56’. DDD. N PE Por fin llega, en dos volúmenes, 82 una verdadera integral de la música para piano de Falla. Se incluyen, claro está, varias primicias discográficas y la totalidad de las transcripciones que hizo Falla de sus propias composiciones orquestales y también de la guitarrística Homenaje a Claude Debussy. Del Nocturno con que empieza el programa del primer volumen a la Danza final de El sombrero de tres picos con que termina el del segundo, media toda una trayectoria musical que va desde los iniciales afectos románticos a la plena consolidación de un lenguaje personal e inconfundible. Y en medio encontramos momentos de una tensión casi expresionista y cercana a la atonalidad en Sobre la tumba de Paul Dukas y piezas casi de salón, como la Canción, de 1900, no exentas de encanto y con ese vuelo melódico carac- terístico en Falla. Las versiones de Ligorio nada tienen que envidiar a lo ya conocido e incluso va más allá, pues ha “retocado” las transcripciones a fin de “obtener la máxima aproximación al color y al sonido orquestal basándose en los apuntes del maestro”. Tenemos, pues, una integral imprescindible, con obras geniales, con alguna que otra curiosidad — como una versión pianística de la célebre Canción de los remeros del Volga de mucho mayor interés y enjundia de lo que podría creerse— y con dos programas bien concebidos en cada uno de los discos de modo que en ambos casos vamos del Falla juvenil al Falla de la magistral madurez. Punto álgido es la virtuosística y justamente célebre Fantasía bætica en versión, como todo lo que este par de compactos nos ofrece, digna de aplauso. Josep Pascual FESCA: Sinfonía nº 1 en mi bemol mayor op. 6. Obertura en re mayor op. 41. Obertura en do mayor op. 43. Obertura de la ópera “Omar y Leila”. NDR RADIOPHILHARMONIE. Director: FRANK BEERMANN. CPO 999 889-2 (Diverdi). 2002. 56’. DDD. N PN S ituémonos en el tiempo. 1791: fallecimiento de Mozart. 1800: Primera Sinfonía de Beethoven. 1812: Primera Sinfonía de Friedrich Ernst Fesca, compositor alemán que había nacido en 1789 y que fallecería en 1826. Treinta y siete años de vida, por lo tanto, sólo dos más que el genio de Salzburgo. Fesca había sido un niño prodigio, fue violinista y formó parte de la Orquesta del Gewandhaus. Escribió sobre todo música de cámara, pero también tres sinfonías y dos óperas. El presente CD recoge la primera de sus Sinfonías, en cuatro tiempos, en la que percibimos algún eco beethoveniano pero sobre todo claras resonancias mozartianas, en particular de la Sinfonía nº 39 K. 543, escrita en la misma tonalidad de mi bemol mayor. De la ópera romántica Omar y Leila, compuesta en el otoño de 1922, escuchamos aquí la obertura, que presenta tempranos caracteres de exotismo. Y entre una y otra, dos Oberturas escritas en 1825, destinadas a rellenar entreactos en obras de teatro y basadas en la forma sonata con un desarrollo relativamente breve. En conjunto, bienvenida sea la recuperación de estas obras de uno de los numerosísimos autores de la época de MozartBeethoven, música digna, de buena factura, ofrecida en versiones de calidad a cargo de la Orquesta Filarmónica de la Radio NDR de Hanover. Pero el filtro del tiempo ha decretado su inexorable veredicto. Y no hay, en este como en tantos otros casos, sorpresa ni injusticia alguna. Mozart y Beethoven son palabras más que mayores. José Guerrero Martín en su género, pasa inadvertida y ni encandila ni sugiere lo inefable. Inexplicablemente Pascal Rogé y el Cuarteto Ysaÿe no transmiten esa pasión incontenida que sería deseable, ese ardor incontrolable que sugiere la partitura. Ellos prefieren ofertar lo que es una versión en la que sí, no hay nada que decir técnicamente, pero en la que se echa en falta el carácter musculoso de la música, aquello que va íntimamente relacionado con la trascendencia; se prefiere el detalle al conjunto. El Cuarteto no anuncia mejores resultados, quedándose a las puertas de lo grande. En suma, versiones que no se acercan a lo notable. Emili Blasco FRANCK: Cuarteto de cuerda. Quinteto para piano y cuerda. Sonata para piano y violín. PASCAL ROGÉ, piano. CUARTETO YSAŸE. 2 CD YSAŸE YR03 (Harmonia Mundi). 2003-2006. 112’. DDD. N PN D esgraciadamente las expectativas que sugieren estos dos discos no se corresponden con la realidad de la audición. Las posibilidades esperadas de tales intérpretes y tan buena presentación sugerían versiones más sinceras y equilibradas. La música de cámara de César Franck recibe por parte de estos músicos un enfoque que busca la diferencia con la tradición, pero cuyo resultado puede tildarse de timorato y en algunos momentos hasta pusilánime. Sus intenciones son demasiado rebuscadas, llegando al preciosismo sonoro, cristalizando en un estilo que dista del audaz y resuelto, que sería el más deseable. La calidad de los participantes es incuestionable mas su espíritu como decimos sugiere mojigatería y poca intrepidez. Parece que la lógica interpretativa no acaba de imponerse cuando los intérpretes buscan renovar las bases de la tradición interpretativa. En la Sonata el piano permanece entre boiras (demasiado uso del pedal) mientras que el violín parece no despertarse del todo. Sin duda todo está muy cuidado, el sonido del solista es apacible, pero también pacífico e inofensivo; el piano cumple con su función de “acompañar”, sin ninguna otra ambición más. Son estas unas versiones sin huella. Asimismo el Quinteto, obra de espíritu dramático como pocas GESUALDO: Libro IV de Madrigales. THE KASSIOPEIA QUINTET. GLOBE 5224 (Diverdi). 2006. 45’. DDD. N PN Nueva entrega del conjunto vocal The Kassiopeia Quintet, el Cuarto de los seis libros de Madrigales del brillante compositor Carlo Gesualdo, pasional y controvertido príncipe de Venosa. El quinteto (con la ayuda en esta ocasión de la mezzosoprano Luísa Tavares y el tenor Marco van de Klundert) vuelve a ofrecernos una ágil, expresiva y equilibrada colección de estos veintiún madrigales que son, opinión compartida por muchos especialistas en su obra, importante punto de inflexión estilística para el autor. Ya en el anterior Libro tercero (SCHERZO nº 219) se evidencian algunos momentos de riesgo armónico y búsqueda de nuevos medios expresivos en un contexto general todavía altamente ortodoxo. Este cuarto libro supone unos cuantos pasos más allá en esa nueva dirección y es por ello que es frecuentemente entendido como el final de un periodo compositivo, más académico, y el inicio de su etapa más creativa, personal y transgresora (que se consolidará con el Libro quinto y se llevará todavía más lejos con el Sexto). El conjunto vocal, como decíamos, cuida en sus grabaciones hasta el detalle la afinación, el empaste, la expresividad, la dicción… y, sin caer en la exageración, consigue con ello unas enérgicas versiones de las obras en las que texto y recursos musicales se hallan en gran entendimiento y equilibrio. Un buen disco, pues, que supone un 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:26 Página 83 D D I SI CS O C O S S DYSON-HAENDEL firme cuarto paso del Kassiopeia Quintet en la interpretación íntegra del repertorio madrigalesco de Gesualdo y que, inevitablemente, nos provoca el estar pensando ya con cierta ansiedad en su futura presentación de los desafiantes Quinto y Sexto libros. Jaime Rodríguez Pombo GOEHR: Simmetry Dissorders Reach op. 73. HUW WATKINS, piano. WERGO WER6692 2 (Diverdi). 2005. 50’. DDD. N PN D e casta le viene al galgo, pues Alexander Goehr (1932) es hijo de Sir Walter Goehr, discípulo de Schoenberg y figura crucial de la música inglesa de los años cincuenta y sesenta. Ha sido, además, maestro nada menos que de George Benjamin y Robin Holloway pero, sobre todo, es un gran compositor y un enredador nato —en el mejor sentido de la palabra, en lo que ello tiene que ver con poner a veces las cosas patas arriba— eclipsado generalmente por sus compañeros de generación —y de la llamada Escuela de Manchester— Birtwistle y Maxwell Davies. Este disco lo muestra en la plenitud de sus armas creadoras —no tiene tampoco nada que demostrar a estas alturas— con una obra en la que revela sus fabulosas dotes para la escritura pianística, un libro —valga la expresión, pues, además, el título está tomado de W. H. Auden— compuesto por quince pequeñas piezas y dividido en dos partes, pletórico de invención y de hondura, compuesto entre 1996 y 2002. El autor define su logro como “los devaneos de la imaginación tal y como ellos mismos se presentan pero ordenados y extendidos en la esperanza de buscarles una simetría”. El empeño parte de los presupuestos schoenbergianos y consigue que estos actúen con una admirable eficacia formal y expresiva, embridado su discurso con las armas del anhelo por decir. El distinto origen de cada pieza no anula sino que, curiosamente, refuerza su unidad hasta hacer de la obra un todo en el que cada elemento aparece imprescindible en el conjunto. La interpretación del pianista británico Huw Watkins hace plena justicia a esta música apasionante de todo punto. Claire Vaquero Williams GOMBERT: Motetes a 4 y 5 voces. THE BRABANT ENSEMBLE. Director: STEPHEN RICE. HYPERION CDA67614 (Harmonia Mundi). 2006. 66’. DDD. N PN D espués de los dedicados a Crécquillon y Manchicourt (SCHERZO nº 222), The Brabant Ensemble ofrece un CD con música de Nicolas Gombert (c. 1495-c. 1560), que fue maestro de los niños del coro de Carlos V hasta que lo condenaron a galeras por la violación de uno de sus alumnos, pese a lo cual siguió componiendo en alta mar y obtuvo el perdón del Emperador, que siempre había tenido su música en alta estima. En el estilo a la vez hondo y dulce de los motetes de Gombert se ha querido ver una purga expiatoria por aquel escabroso suceso, aunque en realidad su primer libro fue editado en 1539, un año antes de su condena, y antes incluso de esa fecha había publicado otros muchos motetes en diferentes colecciones. En este disco se incluyen algunos motetes de carácter penitencial (Tribulatio et angustia; Ne reminiscaris, Domine; Aspice Domine), otros marianos (Hortus conclusus; Inviolata, integra, et casta es, Maria; Ave sanctissima Maria; Ave Maria), curiosa y significativamente más disonantes que los anteriores, además de un Pater noster (al parecer compuesto como díptico con el Ave Maria), un Virgo sancta Katherina y un motete de temática profana, Ergone vitæ. Interpretación típicamente inglesa, de escrupulosa mezcla de voces, sonoridad homogénea y redonda y especial relieve concedido a las voces más agudas, aunque pueden detectarse crescendi y una acentuación más punzante en momentos concretos para potenciar una expresividad algo más descarnada. Pablo J. Vayón HAENDEL: Semele HWV 58. ROSEMARY JOSHUA (Semele), HILARY SUMMERS (Ino y Juno), BRINDLEY SHERRATT (Cadmus y Somnus), STEPHEN WALLACE (Athamus), RICHARD CROFT (Jupiter y Apollo), GAIL PEARSON (Iris). EARLY OPERA COMPANY. Director: CHRISTIAN CURNYN. 3 CD CHANDOS Chaconne CHAN 0745(3) (Harmonia Mundi). 2007. 170’. DDD. N PN A mitad de camino entre la ópera y el oratorio, Semele es una de las obras que mayor reconocimiento está teniendo últimamente entre las no propiamente operísticas de Haendel. Esta que presenta Chandos es, si mis datos no son erróneos, la primera grabación completa de la obra con instrumental de época, pues tanto la de Gardiner (Erato) como la de David Stern (Pierre Verany) se ofrecieron con cortes (existe otro registro en el sello australiano ABC Classics que no conozco). Christian Curnyn ofrece una visión de notable homogeneidad y apacible desarrollo dramático, sin sorpresas ni contrastes agógicos y dinámicos exagerados, moderada en tempi y con algunas caídas de tensión. Una producción suficiente para disfrutar de la belleza de la música haendeliana. El conjunto instrumental responde de forma impecable y el coro funciona de forma especialmente brillante en los números más exultantes. En el elenco vocal no hay grandes figuras del actual canto haendeliano, pero los participantes defienden la obra con convicción. La protagonista principal es Rosemary Joshua, voz no muy grande, pero manejada con exquisito gusto en el fraseo y dominio sobrado de la ornamentación y los pasajes de agilidad. Su aria del sueño, el Endless pleasure, endless love y la delicada Myself I shall adore son momentos significados de su actuación. La contralto Hilary Summers aporta su color oscuro y la fuerza de su expresión tanto a Ino como a Juno (espléndida en Hence, Iris, hence away). El tenor Richard Croft canta con una línea solvente, más recia que delicada, pero pasa algún apuro con sus agudos. En su voz, la famosa Where’er you walk resulta lineal (la media voz suena demasiado artificial y sin apoyo), acaso también afectada por un tempo muy lento. Brindley Sherratt está mejor como padre de la protagonista que como Somnus (falta algo de refinamiento a su aria), el contratenor Stephen Wallace resulta demasiado forzado y la soprano Gail Pearson aporta encanto a su bonita aria del acto II. Pablo J. Vayón HAENDEL: Solomon. SARAH CONNOLLY, contralto; SUSAN GRITTON Y CAROLYN SAMPSON, sopranos; MARK PADMORE, tenor; DAVID WILSON-JOHNSON, bajo. CORO DE CÁMARA RIAS. AKADEMIE FÜR ALTE MUSIK BERLÍN. Director: DANIEL REUSS. 2 CD HARMONIA MUNDI HMC 901949.50. 2006. 155’. DDD. N PN E ste nuevo Solomon viene a coincidir con el también reciente de McGegan (Carus), grabado en vivo en Dresde y que no ha llegado, al menos en el momento de escribir estas líneas, a nuestras manos. En cuanto a la partitura, Daniel Reuss sigue pautas parecidas a Gardiner (y en último término, de Winton Dean) en cuanto a sustituir el último coro por el grandioso Praise the Lord, e introducir una serie de cortes que, como al fundador del Coro Monteverdi, le permiten ofrecer su interpretación en sólo dos discos, frente a los tres que ocupan la excelente versión de McCreesh (Archiv) y la apuntada de McGegan, ambas completas. Reuss ofrece una dirección correcta antes que especialmente atractiva en cuanto a contrastes, pulso dramático o magnetismo en su discurso. Parece la suya una versión algo plana, con más atención al coro que a la orquesta o las voces, y sin la intensidad a la que nos han acostumbrado con anterioridad los mencionados Gardiner o McCreesh, a la que sólo se acerca, y no demasiado, en momentos puntuales (coro inicial del segundo acto, primer aria de Carolyn Sampson en el segundo acto, donde por cierto la Sampson le deja a uno boquiabierto). Podría haber tenido algo más de sabor en las partes más pastorales (Beneath the wine, en el acto II, estupendamente cantada por Gritton), y desde luego bastante más enjundia en alguna introducción orquestal (obertura, entrada de la Reina de Saba). Cuenta con los magníficos mimbres del siempre flexible y ágil Coro RIAS y la estupenda Akademie für Alte Musik de Berlín, además de un también sobresaliente elenco de solistas. No es el bajo Wilson-Johnson el mejor de ellos, porque aunque su voz tiene cuerpo, buen registro gra- 83 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:26 Página 84 D D I SI CS O C O S S HAENDEL-KAIPAINEN ve y considerable presencia, su vibrato resulta, para quien esto firma, excesivo. En cambio, Sarah Connolly compone un Salomón extremadamente convincente tanto en lo vocal como en lo dramático, y aunque personalmente no dejaría escapar la formidable prestación de Scholl en este papel (para McCreesh), su interpretación es uno de los puntos fuertes de este álbum, sin olvidar que Haendel asignó el papel protagonista a una contralto, como hace Reuss en esta ocasión. Sampson está sencillamente soberbia en su retrato de la Reina de Saba, y su última aria es emocionante. Padmore se erige en otra de las grandes bazas del álbum. Tenor haendeliano excepcional, ya desde su primer aria (Sacred raptures) demuestra hasta qué punto las complicadas demandas del músico de Halle parecen no tener secretos para él. Espléndida también Susan Gritton, que canta con tanta elegancia como facilidad, belleza de timbre y de línea de expresión. Su dúo con Connolly (Welcome as the dawn) es una muestra de la excelente prestación de ambas. La toma sonora es, en mi opinión, buena pero no excepcional, sin la claridad ni la presencia que uno espera de grabaciones actuales. Como la interpretación de Reuss, parece un poco fría. El balance general es el de una interpretación correcta sin más, aunque tiene algunos cantantes excepcionales (la mayoría, de hecho). Pese a ello, yo continuaría prefiriendo a McCreesh y, si se opta por la versión “recortada”, Gardiner. Rafael Ortega Basagoiti HALLE: bién una serie de breves rondeaux a tres voces, utilizando las técnicas del característico conductus (tenor, duplum, triplum) de la parisina Escuela de Notre Dame y siendo, por tanto, el primero o uno de los primeros introductores en la música profana de la naciente polifonía, hasta entonces utilizada solamente en la música de carácter religioso. El disco grabado por el conjunto Les Jardins de Courtoisie, incluye cinco de estos rondeaux y doce chansons. En todas, salvo una que es meramente instrumental, participa la deliciosa voz de la soprano Anne Delafosse-Quentin, a la que se suman el contratenor Paulin Bündgen y el tenor Lisandro Nesis en las obras a tres voces. Laúd, flautas, viola de arco y percusión componen un acompañamiento instrumental sabiamente utilizado. D’amoureurs cuer voel chanter es el título de una de las canciones y también el genérico del disco, esta vez oportunamente escogido, puesto que refleja muy bien su contenido global, manifestaciones de amor cortés conforme a las reglas que lo caracterizaban. La excepción es la canción Glorieuse Vierge Marie, pero puede que no tan excepción, pues en el amor cortés de la dama a la Virgen se pasaba con facilidad, al encarnar ésta todas las ideales virtudes femeninas. Un excelente sonido y unos textos de las canciones en el la langue d’Oil original, en francés moderno y en inglés, completan la gran calidad de esta edición discográfica dedicada a la obra del que llamaron jorobado de Arrás sin que sepamos la razón, dado que no lo era. Puede fuera la envidia, pues el que mucho destaca ya sabe lo que le espera, tanto en este siglo como en el XIII y en todos los demás. D’amoureurs cuer voel chanter. LES JARDINS DE COURTOISIE. ANNE DELAFOSSE-QUENTIN, voz. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT0704401 (Harmonia Mundi). 2006. 73’. DDD. N PN A dam 84 de la Halle es el más célebre de los troveros gracias a Le jeu de Robin et Marion, primer ejemplo de teatro lírico medieval que compuso en Nápoles cuando estuvo al servicio de Carlos de Anjou. Pero no fue esta su única innovación, dado que además de las muchas canciones monódicas compuestas utilizando la langue d’Oil como el resto de los troveros del norte de Francia, escribió tam- José Luis Fernández HAYDN: Concierto para violonchelo y orquesta nº 1 en do mayor Hob. VIIb:1. Sinfonía nº 60 “Il distratto”. Concierto para violonchelo y orquesta nº 2 en re mayor Hob. VIIb:2. QUIRINE VIERSEN, violonchelo. COMBATTIMENTO CONSORT AMSTERDAM. Director: JAN WILLEM DE VRIEND. ETCETERA KTC 5251 (Diverdi). 2006. 76’. SACD. N PN Este es un registro muy acertado de los Conciertos para violonchelo, que abrazan en la grabación a la estimulante interpretación que se da de la Sinfonía nº 60, en seis tiempos y con la anotación autógrafa de que se compuso “Per la Commedia intitolata Il distratto”, consecuencia del deseo del príncipe Esterházy de que se adornaran musicalmente comedias que se representaban en su corte. Es un trabajo riente y sólido, nada incidental que acredita el brotar de la inspiración de Haydn ante estímulos de no gran consideración, que formaban parte sin más de su situación contractual. La inventiva del compositor nos hace recorrer trazos musicales marciales, desafiantes, irónicos o meramente discursivos, con ese desenfado y esa alegría vital que “papá” Haydn derrochaba a raudales. Ni que decir tiene que la Sinfonía se mantiene e interesa por sí misma al margen de la peripecia teatral. De Vriend hace un trabajo ejemplar al frente del conjunto holandés, de gran precisión y finura en el ámbito de los conjuntos historicistas. Y como el discurso de Quirino Viersen es bien timbrado, luminoso y plenamente ágil, se configura un disco entretenidísimo que se escucha con verdadero placer. período, Tanzstücke e In einer Nacht, junto a otra de los años treinta, la Tercera Sonata, en que empieza ya a apreciarse ese giro hacia posiciones más conservadoras. Las dos primeras recrean diferentes ritmos de moda en la Alemania de entonces, como el fox-trot, junto a parodias, más o menos crueles, de la música romántica, sobre todo en la segunda, en la que llegan a citarse temas de las óperas Rigoletto y Hansel y Gretel… Es, en suma, un Hindemith canalla y sardónico, que se complace en ritmos agresivos y combinaciones armónicas cacofónicas. El de la Tercera Sonata es ya otra historia: es un compositor con un dominio técnico indiscutible, pero que ha perdido la frescura anterior para ceñirse a unos modelos formales más estrictos y, en su caso, empobrecedores. Christian Seibert brilla sobre todo en la primera parte del programa, merced a una lectura incisiva, con un punto brutal y metálico que le va como anillo al dedo. Las notas, como siempre en CPO, son excelentes. Juan Carlos Moreno HOMILIUS: Tanzstücke op. 19. In einer Nacht op. 15. Sonata para piano nº 3. CHRISTIAN SEIBERT, piano. La Pasión según san Juan. JANA REINER, KATJA FISCHER, sopranos; FRANZ VITZTHUM, contratenor; JAN KOBOW, tenor; TOBIAS BERNDT, CLEMENS HEIDRICH, bajos; STEPHAN KEUCHER, CHRISTIAN LUTZ; tenores. DRESDNER KREUZCHOR. ORQUESTA BARROCA DE DRESDE. Director: RODERICH KREILE. CPO 777 171-2 (Diverdi). 2005. 55’. DDD. N PN 2 CD CARUS 83 261 (Diverdi). 2006. 119’. DDD. N PN José Antonio García y García HINDEMITH: De estar considerado, junto a Bartók, Schoenberg y Stravinski, como el gran pope de la música del siglo XX, Paul Hindemith pasó a ser prácticamente un apestado, un músico que, en razón de su conversión a un tradicionalismo sin ambages, perdió todo el favor de la historia. Al menos, durante el período de tiempo en que ésta fue escrita por las vanguardias… Hoy su música vuelve a gozar de una más que merecida relevancia, después de décadas ni mucho menos de olvido, pero sí de un tanto de marginalidad. Eso sí, algo queda claro en esta “recuperación”: el Hindemith radical, iconoclasta, rebelde y provocador de la década de 1920, es muchísimo más interesante que el neobarroco posterior. Y para comprobarlo, este disco, en el que se recogen dos obras de ese primer G ottfried August Homilius nació en Rosenthal un 2 de febrero de 1714. Hijo de un pastor, estudia en la AnnenSchule de Dresde; se marcha a Leipzig, donde sustituirá como organista a Johann Schneider en la iglesia de San Nicolás. Homilius fue alumno de Bach, en cuyas obras vocales intervino. En 1742 se le inviste organista en la Frauenkirche de Dresde, y trece años más tarde sucede a Theodor Christlieb Reinhold como cantor en la iglesia de la Santa Cruz. La música de Homilius era bien conocida y tuvo una amplia difusión en su época. Compuso once oratorios y tres pasiones: según Marcos, Mateo y Juan. Ésta fue interpretada por Carl Philipp Emanuel en Hamburgo hacia 1776. Aunque el influjo de Johann Sebastian es grande en esta obra, la cúspide expresiva 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:26 Página 85 D D I SI CS O C O S S HAENDEL-KAIPAINEN del último Barroco se diluye en un espíritu amable y refinado, propio de la época galante, rasgo bien apreciado en las arias, todavía en un periodo de asentamiento estilístico (Ich bin der Allmächtige pone voz a la Divinidad y Wir weinen dir es un dueto para sopranos). Curiosamente, un coral inicia la Pasión, concluida con un coro que modula en atmósfera de júbilo. Roderich Kreile ofrece una versión (primicia discográfica) muy cuidada en línea academicista que permite el lucimiento de un Dresdner Kreuzchor impecable, cuya precisión de relojería le mantiene frío incluso cuando hace falta un mínimo de dramatismo, por ejemplo: el “¡Que lo crucifiquen!”, cantado con absoluta impasibilidad. Para el evangelista, Jan Kobow, un tenor de austeridad sobresaliente, cuya versátil enunciación comprende frecuencias a media voz, atinadas inflexiones y unos silencios muy útiles para lograr una agógica intachable; suma de cualidades que se aglutina en Juan: 19, 2830 y el Darnach bat Pilatum (pistas 10ª y 16ª del 2º disco). Discretos Tobias Berndet y Christian Lutz en los respectivos papeles de Jesús y Pedro. Aceptable el resto del elenco. La Orquesta Barroca de Dresde es de sonoridad consistente muy grata; en ocasiones articula con tempo invariable o asilvestra a las trompas, lo cual pone al Gloria sei dir gesungen en ámbitos populares. Monocromía en el bajo continuo: sus fijos intensidad, color y propósito no dejan dudas de que se limita a sonar. Marco Antonio Molín Ruiz JANÁCEK: Nueve coros para voces masculinas. Ríkadla. BÉLA SYKOVÁ, soprano; JAN JOKL, tenor; LEOPOLD FIRLEY, barítono. CORO DE MAESTROS MORAVOS. Director: ANTONÍN TUCAPSKY. CORO Y ORQUESTA FILARMÓNICA CHECA. Director: JAN KÜHN. ALFRED HOLECEK, piano. SOMM SOMMCD 201 (Gaudisc). 1957, 1969. 60’. ADD. H PM La veteranía del Coro de maestros moravos es algo más que eso; es tradición histórica. El repertorio de las grandes obras corales a cappella de Janácek estuvo siempre entre sus especialidades, y así se conserva en este registro de verdadera antología, con nueve coros principalísimos de la composición de Janácek, David Hill MEMORIA Y EMOCIÓN HOWELLS: Sir Patrick Spens op. 23. Hymnus paradisi. CLAIRE RUTTER, soprano; JAMES GILCHRIST, tenor; RODERICK WILLIAMS, barítono. THE BACH CHOIR. ORQUESTA SINFÓNICA DE BOURNEMOUTH. Director: DAVID HILL. NAXOS 8.570352 (Ferysa). 2006. 65’. DDD. N PE C ompuesta a la memoria de su hijo Michael, muerto en 1935 de poliomielitis a los 9 años, Hymnus Paradisi (1950) es con la fabulosa Misa Sabrinensis la obra maestra de Herbert Howells. Una pieza en la que los textos litúrgicos se entreveran con los salmos y que destila por momentos una emoción difícil de describir. Finzi, Vaughan Williams y Adrian Boult le animaron a estrenar una música que guarobras que van desde 1885 hasta 1922, aunque cinco de ellas surgen en la primera década del siglo XX, la de Jenufa. La Legión checa es un coro patriótico que canta esa fuerza militar que sirvió para que los nacionalistas checos, al final de la primera guerra, fingieran con éxito que fueron una de las potencias vencedoras, o así se lo hicieron creer al bueno del presidente Wilson y a los Aliados que odiaban al Imperio. Felizmente, no todo es propaganda en estas obras espléndidas; gana la poesía. Y ese Coro de maestros es refinado, ajustado, con excelente afinación, un coro de resonancias populares profundas, intensas. En un registro más antiguo aparecen las deliciosas Infantiles, la Ríkadla, 19 canciones al modo de Nursery rhymes, rimas fáciles y juguetonas de esas que gustan a los niños (y a nosotros) pero ahora con el coro de la Filarmónica (formación de cámara) y diez instrumentistas de esta orquesta, allá por 1957. Además, por ahí está Holecek, al piano. Qué más se puede pedir. Excelentes directores de este repertorio, Tucapsky y Kühn brillan cada uno en su década y en su ámbito. Bendito sea el sonido grabado, decimos una vez más; ese repertorio básico y hoy menos conocido de Janácek se salva con registros como éste. No es que no los haya, pero no abundan. Y este es una maravilla. Como diría un castizo: qué auténtico es esto. Santiago Martín Bermúdez daba para sí y finalmente se hizo la luz para una de las partituras más hondas de la música británica del siglo XX, intemporal desde lo tradicional de sus maneras, inolvidable para quien la escucha por vez primera. La versión de David Hill —no en vano un formidable director de coros— es admirable de todo punto, agarra al oyente y no lo suelta hasta el final, con la impagable ayuda de un extraordinario Bach Choir, una orquesta en forma y unos solistas adecuadísimos, con un sobresaliente para el tenor James Gilchrist. Las versiones de Hickox (Chandos) y Handley (Hyperion) eran ya estupendas pero esta renueva aquellos logros e incluso los supera. Complemento magnífico es Sir Patrick Spens, una obra JENKINS: Consorts a cinco partes. PHANTASM. Director: LAURENCE DREYFUS. AVIE AV2120 (Gaudisc). 2006. 73’. DDD. N PN Entre las más de ochocientas composiciones instrumentales que se le atribuyen a John Jenkins (1592-1678), se cuenta un centenar de consorts para tres, cuatro, cinco o seis violas. La atención por la figura de John Jenkins (1592-1678) en general y por este auténtico corazón de su producción en concreto se ha incrementado en los últimos tiempos con discos muy valiosos, como son entre otros los que le han dedicado Les Voix Humaines (véase SCHERZO, nº 193, pág. 91) y los hermanos Hantaï (véase SCHERZO, nº 198, pág. 92). Phantasm da un paso más allá del popurrí al centrarse en las diecisiete fantasías para cinco voces, a las que se añaden tres pavanas a modo de interludios y colofón. Sin éstas el programa resultaba lo bastante movido y variado como para no echar nada de menos, pero tampoco sobran. Lo que a estas alturas se confirma es, en efecto, que nos hallamos ante un eximio representante del cultivo del contrapunto en las Islas Británicas en el período inmediatamente anterior a la aparición del que muestra los valores de un Howells veinteañero y que se basa en una balada escocesa. Es más que una interesante curiosidad, pues su construcción dinámica y su espíritu narrativo muestran una mano compositora de muchos quilates. Un disco excepcional que, al precio de Naxos, resulta irresistible. Claire Vaquero Williams genial Purcell. Jenkins no es tal, pero sí asegurará un intenso placer a quien guste de estos timbres y desee evadirse por un rato al menos de las suspensiones de ánimo procuradas por compositores continentales tan trascendentales como, por ejemplo, Marais. Lo que aquí se nos ofrece es algo muy distinto, ligado más bien a la libertad y la espontaneidad con que las voces se interpelan y contestan, se acompañan y se separan, con todo el rigor técnico posible en una época en que se está desarrollando el diatonismo, pero también con el tono ligero y alegre que resulta consustancialmente inherente a la propia palabra “fantasía”. Como precisamente esas son las emociones que se transmiten en las versiones que, con la incorporación de Mikko Perkola a la viola tenor, firma el cuarteto formado por las violas tiples de Laurence Dreyfus y Wendy Gillespie, la viola tenor de Jonathan Manson y la viola baja de Markku Luolajan-Mikkola, y además las tomas son excelentes, la recomendación no puede ser sino muy calurosa. Alfredo Brotons Muñoz KAIPAINEN: Sinfonía nº 3. Concierto para fagot y orquesta. OTTO VIRTANEN, fagot. ORQUESTA FILARMÓNICA DE TAMPERE. Director: HANNU LINTU. ONDINE ODE 1089-2 (Diverdi). 20052006. 74’. DDD. N PN 85 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:26 Página 86 D D I SI CS O C O S S KAIPAINEN-MAHLER Discípulo de Paavo Heininen y Aulis Sallinen, Kaipainen (n. 1956) acusa la influencia de ambos en su música, acaso más acentuada la de este último por su definitorio pluralismo estético. El afecto de Kaipainen por la cultura francesa también se expresa en su música, plena de colorido y con un notable poder de evocación, mágica en muchos momentos, y todo ello sustentado en un buen oficio y en una vinculación clara con la gran tradición clásico-romántica entendida en un sentido amplio. Podemos percibir de un modo rotundo el estilo propio de Kaipainen y las características esenciales de su música a partir de la audición de su magnífica Sinfonía nº 3, terminada en 2004. Armonías básicamente tonales pero, como en Sallinen, enriquecidas hasta los límites de la tonalidad, solidez estructural y a la vez gran libertad, y potente efecto orquestal al lado de intervenciones individuales de interés que aportan colorido y que en ocasiones relajan el discurso, como queda de manifiesto en el extenso segundo movimiento de aspecto casi concertante en muchos momentos. Y ya plenamente concertante es el Concierto para fagot y orquesta, de 2005, más introspectivo y lírico que la sinfonía precedente, más “francés” —e incluso stravinskiano y hasta raveliano— que tiene en el fagot a su claro protagonista, instrumento que, según su autor, es mucho más que el clown de la orquesta pues para él es “una combinación inseparable de lo cómico y lo trágico a la manera de Don Quijote, Chaplin o Pierrot y el resto de personajes de la comedia dell’arte”. Versiones excelentes como es habitual en este sello. Josep Pascual KANCHELI: Styx. TAVENER: The MyrrhBearer. MAXIM RISANOV, viola; RIHARDS ZALUPE, percusión. CORO KAMMER… CORO DEL ESTADO LETÓN. SINFÓNICA DE LIEPAJA. Director: MARIS SIRMAIS. ONYX 4023 (Harmonia Mundi) 2006. 78’. DDD. N PN 86 M agnífica idea la de Onyx al reunir dos obras tan emparentadas espiritualmente, pese a la lejanía geográfica que separa Georgia e Inglaterra, como estos dos “conciertos” para viola, coro y orquesta: Styx (1999), de Giya Kancheli (1935), y The Myrrh-Bearer (1993), de Sir John Tavener (1944), con el aliciente añadido de proponer la primera grabación mundial de la obra del británico. Styx no contradice en modo alguno el consabido gusto de Kancheli por poderosas sonoridades orquestales, plenas de contrastes dinámicos —como en la sección conclusiva, de aromas folclóricos— y expresivos, con episodios de dramatismo exasperado yuxtapuestos a momentos meditativos, ni su constante religación con la milenaria cultura georgiana y con compositores “hermanos”, como Alfred Schnittke y Avet Terterian, mencionados expresamente en el texto coral. Por su parte, Tavener vuelve de nuevo los ojos al mundo bizantino, como en otras obras suyas, tanto desde el punto de vista melódico —largas cantilenas de la viola, resonantes y profundas intervenciones corales—, como en la elección de textos, tomando fragmentos del tropario de Casiana (s. IX) como hilo conductor implícito de la parte instrumental solista; pese a su notable duración, nos encontramos con una obra bien trabada y que no defraudará incluso a los no demasiado adeptos a su personal opción estética. Maxim Risanov toma con extrema suficiencia y variedad tímbrica el relevo del gran intérprete Yuri Bashmet —responsable de la gestación y primer estreno de estas obras de Kancheli y Tavener—, si bien la labor de la orquesta y director en este registro se hallen un punto por debajo de la energía desplegada por Gergiev y su orquesta del Mariinski en la versión de Styx por el propio Bashmet para DG 20/21 (2002); sólo alabanzas merece, a su vez, la magnífica labor del coro, de dinámicas minuciosas, y la presencia sonora de la grabación, magníficamente resuelta en el balance de planos sonoros. Germán Gan Quesada KORTEKANGAS: Messenius y Lucia. HANNU NIEMELÄ (Messenius), PÄLVI ÍNSULA (Lucia), ESSI LUTTINEN (Karla), RIKU PELO (Novicia). CORO DE CÁMARA OULU. CORO DE NIÑOS YNNIN POJAT. ORQUESTA SINFÓNICA DE OULU. Director: ARVO VOLMER. ONDINE ODE 1073-2D (Diverdi). 2006. 102’. DDD. N PN Fruto del encargo de la Sinfónica de Oulu, el compositor finés Olli Kortekangas escribió este fresco basado en la vida de Johannes Messenius, célebre historiador sueco que fue acusado de ser miembro secreto de los jesuitas y espía del Papa, por lo que fue condenado a muerte, aunque le fue conmutada la pena por cadena perpetua y, tras varios años, indultado. A través de sus 13 escenas, Kortekangas nos relata su vida a través de momentos trascendentales (conversión al protestantismo, boda, juicio, condena…). La obra se inicia en nuestros días cuando Karla (una historiadora del arte) se encuentra frente al cuadro de Messenius pintado por Cornelius Arendtz en 1611 (que ilustra la portada del disco). Al hablarle al cuadro, éste le responde y Messenius sale del cuadro para iniciar el relato de su propia vida. Kortekangas (1955) estudió teoría de la música y composición en la Academia Sibelius bajo la supervisión de Einojuhani Rautavaara y Eero Hämeenniemi. Del primero ha heredado el sentido dramático que le ha llevado a convertirse en el autor operístico más prolífico de su generación. Su producción alcanza el centenar de obras de todos los géneros, aunque el vocal se lleva la palma en cuanto a cantidad y calidad. En Messenius y Lucia hace gala de su gran sentido dramático para escribir una partitura poderosamente expresiva. Experimenta, dentro de un lenguaje que se aleja muy poco de lo tonal, todas las posibilidades vocales con una orquesta que supone su perfecto contrapunto. Tanto el reparto, como los coros y la orquesta, mantienen un nivel altísimo de calidad bajo la imaginativa y perfeccionista dirección de Arvo Volmer. Carlos Vílchez Negrín KÜHR: Revue instrumentale et électronique. IEM GRAZ. KLANGFORUM WIEN. Director: EMILIO POMÁRICO. KAIROS 0012622KAI (Diverdi). 2005. 32’. DDD. N PN P or la fecha de nacimiento, 1952, y el breve currículo que del austríaco Gerd Kühr nos suministra Kairos, es difícil pensar que la obra que ocupa la totalidad del presente CD, estrenada en 2005, vaya a tener un talante tan apegado a las formas de la improvisación. En efecto, Kühr, por sus estudios de composición con Henze y de dirección de orquesta con Celibidache, y sus obras escénicas estrenadas en Austria a lo largo de las dos últimas décadas, más pareciera implicado en un lenguaje próximo a la tradición que a los signos modernistas. Con todo, no habría que hablar, ante una obra como Revue instrumentale et électronique, de un planteamiento abiertamente moderno, toda vez que el entramado aquí dispuesto no parte sino de rasgos muy afines al expresionismo para derivar luego hacia terrenos de repetición y variación que se sitúan relativamente cerca de los planteamientos de un Bernhard Lang. Pero si Lang, en su serie Differenz/Wiederholungen, ofrece un lenguaje totalmente actual y asume el ensemble instrumental casi como una banda de jazz, Kühr no abandona nunca el esquema clásico y todo está aquí más medido de lo que sin duda hubiera querido el autor. Y es ahí, en esa indefinición, donde la obra deja ver su falta de riqueza. Los esquemas de repetición y momentos álgidos del material, sus fugaces torbellinos, no poseen en absoluto la fuerza necesaria como para convencer. Todo funciona como un puzzle en donde los distintos fragmentos parecen estar situados un poco a capricho. La ausencia de coherencia de la propuesta es lo que acaba por dejar sin interés la obra de Kühr, en la que el esfuerzo por insertar electrónica en vivo y dirección “espacial”, no alcanza para crear un tono suficientemente moderno y riguroso. Francisco Ramos LANG: Missa beati pauperes spiritu. PATER GERWIG ROMIRER, cantor; ROLAND DAHINDEN, trombón; GÜNTER MEINHART, percusión. TRÍO RGB. THOMAS MUSIL, electrónica. COL LEGNO WWE 20271 (Diverdi). 2005. 61’. DDD. N PN L os convencionalismos del mundo de la música fuerzan a que una misma estética pueda parecer de tinte conservador o de rasgos modernos según el entorno geográfico en la que se produce. La aptitud de un autor 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:26 Página 87 D D I SI CS O C O S S KAIPAINEN-MAHLER como Luther Adams, este paisajista sonoro que canta a las inmensidades de la tierra ártica (In the white silence), pasará por ser un neoclásico al recurrir a un esquema armónico tradicional y pertenecer al ámbito norteamericano, mientras que un compositor como el austriaco Klaus Lang (n. 1971), al grabar en el sello Col Legno y al estar vinculada su obra a los festivales de nueva música europeos (Darmstadt, Witten, Stuttgart), pareciera que esté adscrito a la modernidad más radical. Ocurre que ambos autores se deciden por un discurso de carácter contemplativo, al menos por lo mostrado en esta Missa por Klaus Lang. La diferencia entre ambos reside en que para Adams, en realidad mucho más conectado con la vanguardia, el material sonoro toma siempre un tono hedonista, en donde se privilegia la brillantez y sensualidad de los timbres. Es la suya una postura de exaltación de la naturaleza. Coincide Adams con Lang en el planteamiento de un discurso estático, pero si en el americano el movimiento interno es continuo y el goce con los timbres es subyugante, en Lang se tiende a la reducción del material y a la potenciación de las tonalidades graves. El efecto de monotonía acaba por apoderarse de toda la obra. Lang, como Luther Adams, dispone la pieza en diversas secuencias que parecen no tener fin, a modo de bucle. El problema en Lang es que el instrumental (trombón, percusión, viola, live electronic) no tiene brillo y está siempre supeditado al recitado, que sigue, a su vez, literalmente, el ordinario de la misa. La voz del cantor se hace omnipresente y otorga ese lado de trascendencia al que todo compositor centroeuropeo parece abocado desde el comienzo de los tiempos. Y es por ahí por donde la obra se resquebraja. Cuando en un Adams aplaudimos el dejarse llevar por las simples sonoridades, en alguien como Lang se observa el afán por aportar un rasgo de solemnidad que, a la postre, se torna rancio. Por fortuna, el autor da descanso a la voz en la sección 6ª y parte de la 7ª. Entonces toma protagonismo el arsenal instrumental y la obra cobra vida. Es sólo un espejismo… Francisco Ramos LASSO: Marienvesper. WESER-RENAISSANCE. Director: MANFRED CORDES. CPO 777 182-2 (Diverdi). 2005. 64’. DDD. N PN En la presente grabación se pretende reconstruir la ejecución de un solemne Oficio de Vísperas en Múnich en la época del Duque Wilhem V Wittelsbach, que había contratado a un joven Orlando de Lasso para la dirección de su capilla. No se trata, por tanto, de una recopilación de obras de Lasso, sino de una reconstrucción de Vísperas que incluye obras suyas y de otros compositores anteriores. Para atender musicalmente los servicios religiosos de la corte muniquesa Ludwig Senfl, antecesor de Lasso, había hecho una exhaustiva recopilación de músicas religiosas que iban desde el canto llano a adaptaciones polifónicas de música monódica y los maestros de la corte utilizaban esta recopilación en ocasiones solemnes, pudiendo añadir algunas obras escritas de su propia mano. Múnich era una de las capitales europeas de la Contrarreforma y en las ceremonias religiosas se mostraba una especial devoción a la Virgen. Basados en ello, Manfred Cordes y su Ensemble Weser-Renaissance han imaginado una celebración de Vísperas de María, tomando como base los cinco salmos que se utilizan para la celebración de las cinco principales fiestas marianas (Dixit Dominus, Laudate Pueri, Laetatus sum, Nisi Dominus, Lauda Ierusalem) y cerrándola con un expléndido Magnificat a ocho voces. Cada salmo está precedido y seguido por la correspondiente antífona, que en el caso del Magnificat es la Salve Regina. Las Vísperas de ocasiones solemnes se celebraban en la Frauenkirche, mientras que las Vísperas ordinarias tenian lugar en la pequeña capilla de la corte. Se supone que en el gran recinto de la Iglesia, a la que podía asistir todo el mundo, las voces tendrían su correspondiente acompañamiento instrumental, mientras que en el reducido recinto de la corte se celebrarían a cappella. En la grabación el conjunto vocal está acompañado eventualmente por dos instrumentos de viento de zinc, tres trombones y una dulzaina, que se utilizan en su totalidad en el Magnificat o alternativamente en función del caracter de la música. Un disco que pretende reflejar la actividad musical religiosa en la corte de Múnich bajo la dirección de Orlando de Lasso, más que recoger parte de su obra musical. Un interesante enfoque Christoph Prégardien y Michael Gees FRESCO Y MISTERIOSO MAHLER: De “El cuerno de la abundancia”. Canciones sobre textos de Rückert. Canciones del compañero de viaje. CHRISTOPH PRÉGARDIEN, tenor; MICHAEL GEES, piano. HÄNSSLER CD 98.256 (Gaudisc). 2006. 66’. DDD. N PN Surgen preguntas. ¿Otro Mahler? Sí ¿Imprescindible, a pesar del abultado catálogo mahleriano de grabaciones? Sí, también. Ante todo porque una voz de tenor lírico no es la tópica en la canción de cámara. Luego porque el arte conjunto de solista y pianista entregan una faena de óptima calidad. La voz de Prégardien, de limitada expansión y timbre impersonal tiene, por ello mismo, el formato ideal para este compromiso, incluida la hondura de sus graves. En efecto, a menudo estas páginas parecen escritas para un mezzotenore, suerte de edición masculina de la mezzosoprano. El cantante alemán señorea sobre sus medios gracias a un control de aliento y volumen que va desde la vibración más decidida a las más acariciantes expresiones de voz mixta e hilado del sonido. A estas cualidades musicales añade y funde con ellas su recitado de una inteligencia y temporal que se está utilizando bastante actualmente tras la primera iniciativa que creo fue de Paul McCreesh y una interpretación acorde al prestigio del que goza el conjunto. José Luis Fernández MAHLER: Canciones del compañero errante. Canciones de los niños muertos. Selección de La trompa mágica del niño. THOMAS QUASTHOFF Y HAKAN HAGEGARD, barítonos. SINFÓNICA DE LA RADIO DE COLONIA. Director: GARY BERTINI. CAPRICCIO 71124 (Gaudisc). 19921993. 65’. SACD. N PN Bertini evidencia concebir estos ciclos de canciones como portadores de un proto- una intensidad de intenciones que exigen del escucha una suerte de suspense atencional. Es capaz de otorgar a las piezas populares recogidas por Arnim y Brentano toda la fresca soltura del caso, mientras que en A medianoche y Luz primordial todo se tiñe con una especie de meditación misteriosa y lúcida a la vez, en tanto un personaje se pone en escena mientras le canta a su anónimo compañero de viaje, acaso cada uno de nosotros. Gees no le va en zaga a su compañero de viaje —ya que estamos, insistamos— no sólo por la compenetración con él que exhibe sino porque debe evocar —nada menos— la orquesta mahleriana en la última serie mencionada y lo consigue, haciendo sonar, además, una imaginaria trompetería militar en Donde suenan las bellas trompetas y Revelge. Blas Matamoro material que el compositor bohemio desarrollaría en maravillosa profundidad en su corpus sinfónico. Con la visión panorámica de saber a qué dieron lugar después las células que ahora contempla, las traduce con una atención exhaustiva a cada detalle. La estupenda respuesta orquestal es producto de un férreo control que, en contrapartida, reduce algo una flexibilidad rítmica que habría dado mayor vuelo y sensación de espontaneidad al fraseo. En los cuatro lieder que constituyen el Eines Fahrenden Gesellen, Quasthoff dice y afina con pulcritud, caracterizando el ciclo con más ímpetu que nostalgia, y una homogeneidad a la que se podría pedir mayor nivel de exploración en la variedad anímica del ciclo. Su instrumento muestra un sensacional registro medio y grave, natural y fluido en el vibrato, no llegando aquí a tal nivel en la zona aguda, que se resiente de un color 87 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:26 Página 88 D D I SI CS O C O S S MAHLER-MONTEVERDI nasal menos atractivo. En los Kindertotenlieder se manifiesta, más incluso, la maestría de la batuta en la alquimia relativa a la mezcla de las proporciones instrumentales. Las páginas que, por tesitura, obligan al cantante alemán a un apoyo mayor —por ejemplo, Nun seh’ich wohl— adolecen de menor diferenciación dinámica, perdiendo riqueza en el segmento p/pp, y con ello, capacidad de profundización intimista. Al contrario, en aquellas de ámbito más grave, la redondez de la emisión le permite alcanzar un fraseo exquisito: Wenn dein Mütterlein, o In diesem Wetter, por citar dos ejemplos. En la selección de La trompa mágica, tanto Hagegard como Bertini resultan excesivamente sesudos y academicistas en su planteamiento interpretativo, bien por lo retraído del tempo —Revelge—, o por la falta de sorna con la que afrontan el humor tácito de las páginas — Des Fischpredigt. Globalmente, por el nivel de las dos colecciones completas, un disco muy notable. Juan García-Rico MAHLER: Sinfonía nº 2 en do menor “Resurrección”. EVA-MARIA WESTBROEK, soprano; CLAUDIA MAHNKE, contralto. CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA ESTATAL DE STUTTGART. Director: LOTHAR ZAGROSEK. 2 CD ALTUS 116/7 (Diverdi). 2004. 86’. DDD. N PN U na 88 toma sonora distante y mate, recoge con poca adecuación espacial y tímbrica la que tampoco es una versión precisamente afortunada de la Resurrección. En esta obra, el resultado depende mucho — como en casi todo Mahler, por otra parte— de la comprensión subjetiva del texto, y de la dosificación que del material sonoro se haga desde el podio; en este sentido, Zagrosek se muestra tosco y poco atento al detallismo meticuloso de la partitura. Comenzamos a constatarlo con toda una serie de imprecisiones, ya desde el Allegro inicial: entradas tardías —bombo, c. 41; trompa 1, c. 119—, falta de exactitud —primer pasaje de cuerda en trémolo—, o desajustes flagrantes en solos compartidos —flauta 1/arpa 1, pasaje 13 de ensayo. Pese a la vivacidad de todo este primer movimiento, el pulso no logra mantenerse, llegando en su irregularidad al descontrol, como en la precipitación de la cuerda en ese auténtico “sálvese quien pueda” del pasaje 15 de ensayo (11’37’’). La dificilísima, incluso contradictoria, dinámica del Andante, exige una flexibilidad que aquí parece tan inalcanzable como la escasa adecuación del tempo al matiz moderato que pide la página. Igualmente, la ramplonería de la literalidad métrica se conjuga con la inexpresividad de los numerosos glissandi, dando al traste con la sensualidad juvenil que late en el fondo del movimiento. Volviendo a la ausencia de transparencia sonora, ésta nos escamotea numerosos detalles de la exuberancia orquestal del tiempo central: ¿dónde están las corcheas a contratiempo de la caja cc. 31-32 o 64-67? ¿Y el triángulo c. 221? Estructuralmente, Zagrosek alcanza el fff del punto climático sin crecimiento tensional, eludiendo también el carácter “mit humor” que da sentido al aroma judío de la escritura melódica. La prestación vocal eleva ligeramente el resultado global, con la corrección de Mahnke en Urlicht, pese a un fiato algo fragmentado, o la buena respuesta coral al muy exigente ámbito vocal que plantea el Scherzo final. Juan García-Rico MALIPIERO: Conciertos para piano. SANDRO IVO BARTOLI, piano. RUNDFUNKSINFONIEORCHESTER SAARBRÜCKEN. Director: MICHELE CARULLI. 2 CD CPO 777 287-2 (Diverdi). 2007. 100’. DDD. N PN A unque a cuentagotas, la discografía de Gian Francesco Malipiero va ganando peso y relevancia, lo que facilita el acceso a un autor situado hasta hace poco en una injusta posición marginal dentro del panorama musical del siglo XX. La integral de sus poco conocidos conciertos para piano es, por ejemplo, una iniciativa que no defraudará al oyente. Estas piezas, igual que los cuartetos de cuerda, jalonan la trayectoria del compositor italiano ofreciendo de alguna manera también un retrato de su evolución. El Primer Concierto (1934) se mueve en las coordenadas de un neoclasicismo deudor de Ravel y Stravinski, aplicado con frescura y encanto melódico. Este mismo modelo —primero y Daniel Reuss EL TRISTÁN SUIZO MARTIN: Le vin herbé. SANDRINE PIAU (Iseut), STEVE DAVISLIM (Tristan), JUTTA BÖHNERT (Branghien), JONATHAN E. DE LA PAZ ZAENS (Le Roi Marc), ROLAND HARTMANN (Le Duc Hoël). CORO DE CÁMARA RIAS. SCHAROUN ENSEMBLE. Director: DANIEL REUSS. 2 CD HARMONIA MUNDI HMC 901935.36. 2007. 112’. DDD. N PN Quizá por un afán de evasión hacia un pasado remoto en los duros tiempos del inicio de un nuevo conflicto bélico, acaso también por huir de las inevitables comparaciones con el inalcanzable modelo de Wagner, apropiado entonces por el nazismo, el suizo Frank Martin acude para la composición de su tristanesco oratorio profano Le vin herbé (1938-41) a ilustrar tres capítulos del Roman de Tristan e Iseut del medievalista francés Joseph Bédier (1900) renunciando, en lo musical, a cualquier semejanza con el inmortal modelo. Ajena a todo énfasis, la intimista obra de Martin requiere una plantilla casi camerística reducida a varios solistas, coro mixto de doce voces y un pequeño conjunto instrumental (siete cuerdas y piano). Este regreso a las fuentes del mito, basado en los textos del siglo XII de Béroul y Eilhart d’Oberg, se traduce en una escritura arcaizante, en la línea inequívoca del Pelléas debussysta, si bien aún más radical en cuanto al despojamiento de medios y lo interiorizado y austero de la expresión. El fantasma de la monotonía acecha en algunas secciones de su dilatado recorrido, dominado por extensos coros homofónicos y monólogos interiores que sustituyen a los habituales diálogos, aunque la sutileza de las texturas instrumentales que acolchan las voces a modo de suave tapiz sonoro —escúchense los bellos solos de violonchelo y violín en los cuadros 3 y 6 de la primera parte, El filtro y en el 3 de la tercera, La muerte, anunciador de las extáticas atmósferas de un Mes- siaen— y el refinamiento de la escritura vocal compensen en parte la ausencia de cumbres dramáticas, dosificadas casi con avaricia. Notable traductor de la Misa para doble coro a cappella del mismo autor, publicada también en Harmonia Mundi, Daniel Reuss duplica la plantilla coral respecto a lo consignado por el compositor. Aun así, la relativa ausencia de contrastes deriva su lectura hacia el oratorio religioso, privándole de esa dosis de sensualidad — tornada aquí en frialdad— indispensable para exponer con toda propiedad la trágica historia de los amantes condenados. Sandrine Piau, Iseo de timbre luminoso aunque apurada en alguno de sus agudos, domina un entonado reparto vocal que se resiente de cierta falta de familiaridad con la prosodia francesa, en especial por parte del tenor australiano Steve Davislim, algo corto de expresividad y con una fea pronunciación “a la inglesa” de las es cerradas (épée, aimée, déserte…). Excelente, por el contrario, la matizada prestación coral así como la del reducido conjunto instrumental. En ausencia de la clásica —y prácticamente inencontrable— versión de Victor Desarzens (Jecklin, 1961), con el propio Martin al piano y el gran Eric Tappy como ardiente Tristán, ésta nueva permite acercarse en condiciones sonoras muy satisfactorias a esta interesante y original muestra del talento del músico suizo. tercer movimiento de carácter rítmico, y segundo de naturaleza melódica— se encuentra en todas las obras siguientes, empezando por el Segundo Concierto, de 1939. Escrito nueve años después, el Concierto para piano nº 3 es uno de los mejores de la serie. Tal vez comparable con su homólogo bartokiano, posee un espléndido y meditativo Largo. No menos logrado es el Cuarto Concierto (1950), de escritura más despojada y len- Juan Manuel Viana 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:27 Página 89 D D I SI CS O C O S S MAHLER-MONTEVERDI guaje armónico cada vez más imbuido por el cromatismo, basado en esas sólidas tramas contrapuntísticas tan propias del autor. El Concierto nº 5 (1958) recupera en los movimientos rápidos un corte más virtuosístico, si bien para conseguir efectos más dramáticos que brillantes. El Sexto (1964) es una nueva muestra de sabiduría por parte de un músico que, con 82 años, se había forjado un lenguaje personal, ajeno a modas y corrientes, pero capaz de enfrentarse a las problemáticas del presente. Tras su modélico registro de la ópera I capricci di Callot en 2002, el sello CPO revalida su interés por el catálogo de Malipiero. Sandro Ivo Bartoli, quien firma también las excelentes notas del disco, se desenvuelve con habilidad y sensibilidad en unas páginas ingratas, cuya escritura solista poco llamativa es más problemática de lo que aparenta. Muy bueno el rendimiento de la orquesta al mando de un atento Michele Carulli. La integral se completa con otra pieza concertante para piano, las juveniles Variaciones sin tema (1923), que constituyen una especie de ensayo preparatorio del autor en el terreno del concierto. Stefano Russomanno Christophe Rousset PATRIMONIO IMPRESCINDIBLE MARTÍN Y SOLER: Il tutore burlato. EVGENI ALEXIEV (Anselmo), EMILIANO GONZÁLEZTORO (Don Lelio), JOÃO FERNANDES (Don Fabrizio), ANNA MARIA PANZARELLA (Violante). LES TALENS LYRIQUES. Director: CHRISTOPHE ROUSSET. 2 CD L’OISEAU-LYRE Los Siglos de Oro 0028947662631 (Universal). 2006. 92’. DDD. N PN Grabada el mismo día que el concierto de Siglos de Oro — puede verse el comentario en el número de enero de 2007 de SCHERZO—, la versión devuelve a la vida esta magnífica ópera cómica de Martín y Soler. Rousset es en la actualidad el director que más obras de Martín y Soler ha interpretado, ya sea en directo o para el disco, y pretaciones mendelssohnianas de compactas, donde la coherencia y el peso específico de cada uno de los instrumentistas hacen adolecer, si acaso, de cierta falta de ligereza a las versiones. No se puede discutir la competencia de los artistas en una labor de gran solidez y dentro del espíritu romántico más apetecible. Un buen disco. MENDELSSOHN: Trío para piano, violín y violonchelo nº 1 en re menor op. 49. Trío para piano, violín y violonchelo nº 2 en do menor op. 66. GÉRARD POULET, violín; CHRISTOPHE HENKEL, violonchelo; PIERRE RÉACH, piano. SAPHIR LVC 001051 (LR Music). 2006. 54’. DDD. N PN Como exponente pleno del romanticismo y adicto a la música de cámara, no podía Felix Mendelsshon escabullirse de unir la voz del piano a la de los instrumentos de cuerda en formación camerística. En 1839 vio la luz el Trío nº 1 op. 49, aunque se estrenara a principios de 1940, después de que a instancias de su amigo Ferdinand Hiller, el autor reescribiera la parte del piano. El Trío nº 2 en do menor op. 66 es de 1845, y fue dedicado a Louis Spohr. En él se unen magistralmente el mundo feérico y el luterano, tan destacados ambos en la obra del compositor. Pueden tildarse estas inter- José Antonio García y García MEYERBEER: Semiramide. CLARA POLITO (Semiramide), EUFEMIA TUFANO (Scitalce), ALDO CAPUTO (Ircano), FEDERICO SACCHI (MIRTEO), STEFANIA GRASSO (Tamiri), ROBERTO DE BIASIO (Sibari). ORQUESTA INTERNACIONAL DE ITALIA. CORO ESLOVACO DE BRATISLAVA. Director: RANI CALDERON. 2 CD DYNAMIC 5331/2 (Diverdi). 2006. 144’. DDD. N PN H ay obras que permanecen en el olvido y de pronto surgen dos grabaciones. Este es el caso de Semiramide, de Meyerbeer, de la que salió primero la editada por Naxos y ahora la procedente del Festival de Martina Franca, acontecimiento que se ha distinguido siempre por su interés por las partituras y autores hoy olvidados, decisión que merece los máximos elogios. Meyerbeer es casi un desconocido para las nuevas generaciones y sus obras desde luego demuestra conocer con creces el amable lugar que le corresponde dentro del clasicismo. Mozart está siempre al fondo, ya sea directamente, ya como una alusión, pero es que obviamente ambos compartían un mismo estilo de época. Rousset lo reproduce con fluidez, la narración suena ágil y posee cierto gracejo, aunque no se puede afirmar que el anónimo libreto —que desarrolla uno de los mayores tópicos del XVIII— sea el colmo del humor. Pero lo que cuenta es la estupenda música de Martín. No falta algún oportuno toque castizo, como en la seguidilla —esperada por los públicos de toda Europa— Inocentita y niña de Violante, donde por cierto están soberbias las dos apenas se representan. La que comentamos, sin ser lo mejor del compositor, tiene una interesante obertura y unos concertantes bien elaborados, con el estilo algo pomposo habitual del autor. En la interpretación, Clara Polito es una soprano de voz bella, fraseo elegante y supera las dificultades de la página, mientras que Aldo Caputo es un tenor musical aunque demasiado lírico para la obra, que requiere en ocasiones mayor densidad, mientras que Eufemia Tufano, Federico Sacchi y Stefania Grasso cumplen con corrección, mientras Roberto De Biasio muestra un fraseo más incisivo. La dirección orquestal está a cargo de Rani Calderon, que se integra en la obra, consiguiendo una versión coherente, reflejando con sutileza los momentos más melódicos y remarcando el estilo más denso en los finales de acto. Albert Vilardell MONTEVERDI: Quinto libro de madrigales. LA VENEXIANA. Director: CLAUDIO CAVINA. GLOSSA GCD 920925 (Diverdi). 2006. 66’. DDD. N PN El Quinto libro de madrigales de Monteverdi tiene como tema central el conflicto emocional entre los amantes, flautas de los Talens. Los cantantes cumplen correctamente con su cometido, destacando probablemente la Violante de Panzarella y el Anselmo Evgeni Alexiev. La grabación es formidable. Imprescindible para todos los interesados en el patrimonio histórico español. Enrique Martínez Miura que aquí se explora en una secuencia de piezas con una atmósfera común. La mayor parte de los textos proceden de la epopeya pastoral Il pastor fido, de Battista Guarini. Este poeta, ya era una figura bien conocida en la corte de los Gonzaga en Mantua, donde Monteverdi estaba empleado en 1605, pero la edición definitiva de la obra más importante de su catálogo data de tres años. La “modernidad” de esta elección literaria se corresponde con el tratamiento musical aplicado, cuya osadía armónica hace que el vocabulario madrigalesco de un Luca Marenzio pero también del Monteverdi anterior conquiste nuevas fronteras. Como es habitual en este compositor, la preocupación fundamental es la correspondencia entre palabras y notas de un modo que supera (hegelianamente) los tradicionales procedimientos de ilustración onomatopéyica. Tal prioridad estética es resaltada en esta versión de La Venexiana con la combinación de dramatismo y sutileza que caracteriza al grupo (véase, por ejemplo, el Segundo Libro: SCHERZO, nº 194, pág. 89). En todo momento se hace un legítimo aprovechamiento de las famosas disonancias que tanto disgustaron a ciertos contemporáneos (léase Artusi), y por otro lado la componente rítmica se mantiene discreta pero constante por debajo de una escansión de precisión y claridad absolutas. Verdaderamente una delicia. Alfredo Brotons Muñoz 89 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:27 Página 90 D D I SI CS O C O S S MOZART-REIMANN MOZART: Rondó en la menor K. 511. Sonata en re mayor K. 284. Variaciones en do mayor sobre “Ah, vous dirai-je, Maman” K. 265. PROKOFIEV: Toccata op. 11. Sonata nº 3 en re menor op. 28. Seis piezas de Romeo y Julieta op. 75. LISE DE LA SALLE, piano. 2 CD + DVD NAÏVE V5080 (Diverdi). 2006. 118’. DDD. N PN Un 90 recital contrastante, sustentado en dos autores, dos estéticas y, sobre todo, dos enfoques técnicos opuestos. Inteligentemente presentado de esta forma, se ven potenciadas por contraposición las virtudes interpretativas de esta jovencísima pianista francesa, al demostrar una versatilidad no carente de interés. Sin embargo, reconocido esto, su análisis nos deja ver, junto a una técnica competente, un estilo, por lo general, demasiado modosito, necesitado de mayor experiencia vital que lo amolde. La Sonata Dürmitz, expuesta con todas sus repeticiones, en tempi bien escogidos, es fraseada con atención escrupulosa al urtext, recurriendo sin embargo con demasiada frecuencia al pedal como elemento de trabazón del legato. El tratamiento del peso es enfocado en busca de una ligereza cristalina interesante, sí, pero casi exclusiva, obviando toda una gama de colores tímbricos fruto de admitir un cierto grado de mordacidad y garra. Su corto abanico dinámico resulta expresivamente timorato, al eludir ahondar en los diseños marcados f —pese a todas las comillas que pongamos a esa efe. Estilísticamente, la tendencia a un rubato edulcorante y la permanentemente amortiguación de arpegios llega a resultar de un empalago difícil de digerir. Con todo, obtenemos un Mozart tópicamente dulce y suavecito, sin más nervio que el de un niño bueno. En el Rondó encontramos una lectura pre-romántica, factible por la escritura, pero amanerada por el, de nuevo, abuso del rubato y las apoyaturas de desfase simultáneo. Los resultados mejoran en el K. 265, al mostrarse más espontánea, menos relamida. Cambiando de terreno, la omisión de gran parte de la agresividad que exigen muchas de sus páginas, nos ofrece un Prokofiev con la cortesía de un salón de té. En la Op. 11, tempo justo, buena articulación en el difícil repetitivo staccato de muñeca, lúcido en el terreno p y pp, pero falto de peso y carácter en la martilleante gama f y ff. Igualmente, en la tercera sonata, los aciertos en las secciones cantabile, no logran compensar las carencias de una dinámica tímida que exige mayor peso en el calado para lograr los omnipresentes ff feroce, sff, marcatissimo, fff con elevazione, que pide la partitura. Las seis escenas del ballet — ojo, error: permutados los cortes 4, 5 y 6— albergan aciertos brillantes en sus páginas más vivarachas —Julieta—, y líricas — Despedida de los amantes. El DVD complementario, un “de niña a mujer” pianístico, puede ser de interés, quizá, para su club de fans. Juan García-Rico MOZART: Cuartetos K. 464 y 465. CUARTETO KLENKE. HÄNSSLER Profil PH04029 (Gaudisc). 2005. 59’. DDD. N PN El Cuarteto Klenke se une a la nómina de jóvenes agrupaciones con gran talento que están tomando el relevo generacional de conjuntos de solera, con la particularidad de estar compuesto exclusivamente por mujeres. Una circunstancia colateral, pero que indica un cambio en un género dominado casi exclusivamente por hombres. Al margen de esta circunstancia, el Klenke posee un sonido refinado y gran sentido de la musicalidad. Sus componentes conforman un conjunto cohesionado y entusiasta en el que la instrumentación resulta equilibrada. El Mozart que contiene este disco resulta vitalista, de clara vocación clásica. Ligero en sus planos sonoros y, quizás, demasiado impulsivo. Pecan, sobre todo en los movimientos más rumbosos (el Allegro Molto del Cuarteto “de las disonancias”, por ejemplo. O el Allegro non troppo del K. 464), de un exceso de entusiasmo que se traduce en cierta tendencia a la precipitación. En los movimientos más tranquilos, sin embargo, afloran la reflexión y el diálogo fluido. Circunstancia ésta algo desconcertante que no evita una agradable escucha. Carlos Vílchez Negrín MOZART: Gran Misa en do menor K. 427. SANDRINE PIAU, soprano; ANNE-LISE SOLLIED, soprano; PAUL AGNEW, tenor; FRÉDÉRIC CATON, bajo. ACCENTUS. LA CHAMBRE PHILHARMONIQUE. Director: EMMANUEL KRIVINE. NAÏVE V 5043 (Diverdi). 2005. 51’. DDD. N PN E mmanuel Krivine, habituado a los grandes formatos sinfónicos se vuelca en un nuevo proyecto de su creación, La Chambre Philharmonique, una formación de cámara con formación variable (con músicos provenientes de otras orquestas) que se reúne para proyectos concretos. Esta Misa de Mozart es su primera grabación discográfica. La interpretación, realizada con instrumentos modernos aunque utilizando rasgos estéticos historicistas, resulta moderna y exquisitamente ejecutada. Su preciosismo sonoro, no obstante, no siempre juega a su favor. Nos encontramos con pasajes de escasa intensidad dramática (Qui tollis, Credo…) provocada por una perfeccionista búsqueda del sonido. Se distrae del verdadero objetivo y permite que el discurso se pierda en determinados pasajes. Las texturas son ligeras, transparentes, y el empaste es perfecto. Lo mismo le ocurre al coro, de 32 miembros, muy sutil en sus intervenciones y con gran expresividad. El cuarteto vocal, por su parte, está encabezado por una inspirada Sandrine Piau, dotada de una voz muy adecuada para el lenguaje mozartiano, y tres compañeros solventes entre los que destaca Frédéric Caton, de gran dominio de la zona baja y flexibilidad instrumental. se han conservado de él misas ni música paralitúrgica, pero sí salmos de vísperas, himnos y dos colecciones completas de magnificats. Partiendo de ellos, David Guindano Igarreta ha reconstruido lo que pudieron ser unas Vísperas por el día de San Fermín, con el Invitatorio de entrada, los cinco salmos de rigor, el himno (aquí, Deus tuorum militum) y el Magnificat, todo con sus correspondientes antífonas. Un segundo y breve disco recoge una Salve Regina y otros dos motetes marianos (Surge Propera, Tota pulchra es), con tiento y glosa organísticos de complemento. La música es plenamente polifónica, con preferencia por las texturas homorrítmicas y el uso característico del alternatim, que Guindano, al disponer de un conjunto de ministriles (corneta, sacabuches, bajón), va variando con buen criterio, adjudicando los versos en canto llano bien a las voces bien a los instrumentos (ministriles u órgano). Estos participan en cualquier caso de la polifonía, doblando a los cantores, un conjunto de trece voces. Los resultados son interesantes. El Nova Lux Ensemble suena aquí con más propiedad que en su presentación discográfica, con madrigales de Mateo Flecha el joven (ver SCHERZO nº 216). Hay contrastes marcados con más intensidad expresiva (especialmente interesantes los motetes marianos), un ritmo algo más sostenido (aunque el gregoriano se cae demasiadas veces por un exceso de premiosidad y de algo forzada solemnidad) y una mezcla de voces de empaste y claridad más que solventes, incluso con la entrada de unos ministriles que son tañidos con absoluta excelencia. Carlos Vílchez Negrín Pablo J. Vayón NAVARRO: Primeras Vísperas para San Fermín. NOVA LUX ENSEMBLE. Director: DAVID GUINDANO IGARRETA. 2 CD ARSIS 4209 (Diverdi). 2007. 88’. DDD. N PN Bien poco se conoce de Miguel Navarro (c. 1563-1627), quien fuera maestro de capilla de la Catedral de Calahorra entre 1591 y 1600, prior de los ermitaños de Navarra (él mismo vivió al menos ocho años en retiro) y, finalmente, maestro de capilla de la Catedral de Pamplona entre 1616 y la fecha de su muerte. No PORPORA: Notturni per i defunti. FIORENZA: Sinfonía para dos violines y bajo en fa menor. Sinfonía para violonchelo con violines y bajo en fa mayor. MONICA PICCININI, soprano; ROMINA BASSO, contralto. LA STAGIONE ARMONICA. DOLCE & TEMPESTA. Director: STEFANO DEMICHELI. FUGA LIBERA FUG 526(Diverdi). 2006. 69’. DDD. N PN La musicología da en este disco sus frutos, convirtiéndose en música interpretable en esta 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:27 Página 91 D D I SI CS O C O S S MOZART-REIMANN reconstrucción de los Nocturnos — lecciones de tinieblas— de Porpora, que para su hipotética mejor correspondencia litúrgica Demicheli distribuye en las tres partes que contiene separadas por obras instrumentales de Fiorenza. La realización discográfica es plenamente convincente, con lo que se dibuja una música porporiana de mesurado dramatismo y evidentes conexiones con el mundo de la ópera. La linealidad melódica aparece aquí y allá enriquecida por efectos como los trémolos en las cuerdas que contribuyen a crear un ambiente algo más tenso. La obra no es de primerísima categoría pero su escucha es muy agradable gracias a la solvente interpretación. Algo aniñada la soprano Piccinini y con mucho más mordiente expresivo la contralto Basso. Muy curiosas las obras instrumentales de Fiorenza, que en la Sinfonía para violonchelo pareciera un antecedente de los malabarismos instrumentales de Boccherini. Enrique Martínez Miura RAVEL: Pequeña sinfonía de cuerda. SHOSTAKOVICH: Sinfonía de cámara op. 118a. SCOTTISH ENSEMBLE. Directora y violín: CLIO GOULD. LINN CKD 215 (LR Music). 2002. 53’. DDD. N PN S e trata de dos arreglos de Rudolf Barshai. El del Op. 118 de Shostakovich es bastante conocido, casi tanto como el del propio Barshai del Octavo Cuarteto. Mucho menos conocido, el arreglo del Cuarteto juvenil de Ravel (1903) demuestra que Barshai es ducho en este tipo de transposiciones; las estéticas son distintas, acaso opuestas. Desde luego, son necesarias lecturas tan ágiles, al tiempo que delicadas y rigurosas, como éstas. Dos estros tan distintos, dos lecturas tan bellas, dos aciertos que son un lujo, sí, porque siempre preferiremos los originales. Aun así, invitaríamos al aficionado a que escuche esa Petite symphonie en que Barshai ha convertido el Cuarteto de Ravel para comprobar cómo ha penetrado en el espíritu del músico francés, que ahora se Piekutowska, Bilinska, Penderecki LA ESENCIA DE PENDERECKI PENDERECKI: Capricho para violín y orquesta. De natura sonoris nº 2. Concierto para piano y orquesta “Resurrección”. PATRYCJA PIEKUTOWSKA, violín; BEATA BILINSKA, piano. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO NACIONAL POLACA DE KATOWICE. Director: KRZYSZTOF PENDERECKI. DUX 0582 (Diverdi). 2006. 53’. DDD. N PN El Capricho para violín y orquesta de 1967 es una obra excepcional. Se trata de una suerte de parodia grotesca y voluntariamente humorística de un concierto tradicional, aunque la cosa va muy en serio y su autor recrea el espíritu concertante desde una perspectiva sumamente original. El solista, por supuesto, tiene un papel tan destacado como comprometido y la violinista Patrycja Piekutowska debe enfrentarse a la orquesta, pues de una auténtica lucha se trata; debe hacerse oír, debe destacar de entre la muchedumbre, debe erigirse en triunfadora ante un maras- nos aparece más “Mère l’oye” que nunca. Y, de repente, las dos parejas de contrastes agudos y dramáticos de Shostakovich. Hay que insistir en que esto necesita un conjunto como éste, el Scottish, una docena de músicos muy bien dirigidos por una virtuosa del violín, Clio Gould, que demuestra tener mucho sentido del repertorio que propone. Santiago Martín Bermúdez REIMANN: Primera Sonata. Spektren. Variaciones. Auf dem Weg. MATTHEW RUBENSTEIN, piano. CPO 777 236-2 (Diverdi). 2005. 69’. DDD. N PN H ace unos años, el Festival de Peralada estrenaba en España una ópera de Aribert Reimann (1936) basada en La casa de Bernarda Alba, de nuestro García Lorca. El dramatismo de la obra quedó expuesto con toda su crudeza, pero lo que llamó mo de timbres fascinante que corre el peligro de atraer más el oyente que la parte solista. Y consigue imponerse a pesar del aristado y a la vez hermoso sonido que Penderecki extrae de la orquesta en su doble condición de creador e intérprete. Es una versión excepcional, radicalmente bella, de una obra que todavía hoy atrapa como el primer día. La otra composición concertante, el Concierto “Resurrección”, terminada en 2002, se sitúa obviamente en otra dimensión por el lenguaje utilizado, básicamente tonal y, en general, de mayor compromiso con la tradición. Ahora bien, parece entenderse el enfrentamiento solista-orquesta de un modo similar aunque por momentos ambos llegan a fundirse. La extensión de la obra, más de media hora de un plumazo, da para desarrollar las distintas opciones en el tratamiento concertante y no falta, claro está, cierta vinculación con el romanticismo, pero la tensión es mucho mayor que en otras composiciones recientes de su autor y más la atención no fue tanto eso (nadie dudaba del instinto teatral de este compositor), como el hecho de que la orquesta quedara reducida a un conjunto de pianos. Pianos de los que se extraían todas las sonoridades posibles, tanto desde el teclado como a partir de la manipulación directa de sus cuerdas. Es sólo un ejemplo de la importancia que el instrumento tiene para este creador, él mismo competente pianista y diestro acompañante de voces, entre ellas la de Dietrich Fischer-Dieskau. Ahora, CPO nos permite adentrarnos en la música para piano solo de Reimann, que, curiosamente, es bastante reducida: hasta la fecha, sólo cuatro obras escritas entre 1958 y 1993. El Reimann que aquí se nos presenta es un músico decididamente entroncado con la Segunda Escuela de Viena. No lo esconde: su lenguaje es atonal y libremente dodecafónico, aunque sus formas, en especial la sonata, aludan a la tonalidad. Alban Berg no está espiritualmente lejos de estos pentagramas, ni por el carácter de los mismos ni tampoco por esa cualidad dramática, esa tensión, esa quizá por ello resulta más interesante, si bien no faltan momentos líricos que por supuesto merecen atención. La versión es digna de todos los elogios, dramática y atenta al detalle, pero en modo alguno complaciente sino de una encendida intensidad expresiva digna del mejor Penderecki. Y entre ambas obras, De natura sonoris nº 2, de 1971, hermosísima abstracción que plantea la dualidad silenciosonido en algo más de siete minutos de música magistral y significativos silencios. Penderecki a la batuta está inmejorable, dominándolo todo y extrayendo sonidos mágicos de una orquesta en estado de gracia. Josep Pascual angustia, que los atraviesa. Es un referente, aunque Reimann sabe cuidarse de ser un epígono. De las cuatro piezas, quizás la más fascinante sea la Sonata, obra de un músico de tan sólo 22 años que explora los límites del dodecafonismo al mismo tiempo que lucha por crear una partitura viva, expresiva, lírica. Esa voluntad comunicativa no abandona nunca a Reimann, enriqueciéndose con el tiempo con un mayor espectro rítmico, una mayor originalidad formal y una mayor fragmentación del discurso. No es fácil interpretar esta música, y Matthew Rubenstein lo cierto es que la aborda como si fuera lo más natural del mundo. Sus lecturas están llenas de colores, de matices, de contrastes, perfectamente integrados. La espléndida toma de sonido hace resaltar aún más la calidad de su trabajo. Por todo ello, un disco a recomendar. Aunque, puestos a grabar a Reimann, ¿cuándo sus óperas? Algunas aún esperan su bautizo discográfico, entre ellas esa Casa de Bernarda Alba… Juan Carlos Moreno 91 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:27 Página 92 D D I SI CS O C O S S REZNICEK-SCHUMANN REZNICEK: Una obertura de comedia. Tema y variaciones sobre “Historia trágica” de Adalbert von Chamisso. Variaciones sinfónicas sobre el Kol Nidrey. ALEXANDER VASSILIEV, bajo. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA WDR DE COLONIA. Director: MICHAIL JUROWSKI. CPO 777 047-2 (Diverdi). 2004. 66’. DDD. N PN 92 El sello CPO prosigue su cruzada a favor de Emil Nikolaus von Reznicek, y que dure, podríamos añadir, pues tras la cierta decepción de sus Sinfonías Segunda y Quinta, el nivel vuelve a ponerse ahora muy alto, en las inmediaciones de aquellos poemas sinfónicos, Der Sieger y Schlemihl, con los que la discográfica alemana asombró a la comunidad melómana y le sacudió al compositor el polvo de los archivos. Tres obras se recogen aquí, dos de ellas dedicadas a ese arte nada fácil que es el de las variaciones sobre un tema dado. Las dos son magníficas, sobre todo las Variaciones sobre “Historia trágica” de Adalbert von Chamisso (1921), una composición que, a despecho de su título, presenta un sano espíritu lúdico que la convierte en prima hermana del Till Eulenspiegel de Richard Strauss (¿por qué será que el nombre del bávaro siempre aparece de un modo u otro cuando se habla de Reznicek?). La partitura seduce por su inagotable inventiva, que toma forma en una vertiginosa sucesión de tiempos de marcha y fúnebres, danzas campesinas, minuetos, nocturnos, ecos de cacería… En fin, todo tipo de escenas de género, tratadas con la necesaria ironía y una maestría orquestal fuera de toda duda. Más graves se presentan las Variaciones sinfónicas sobre el Kol Nidrey (1923), donde hay que reconocer que el resultado es un tanto heterodoxo, con secciones cercanas al espíritu del peplum, acordes que parecen sacados del Zaratustra straussiano, danzas de un exotismo de postal y una fuga de un estricto academicismo. Y, cómo no, con valses… Una mezcla, pues, que puede ser indigesta, pero en la que radica precisamente el encanto y modernidad de esta partitura, capaz de pasar de lo sublime a lo absurdo sin sonrojarse… Y para abrir boca, Una obertura de comedia (1895), pieza tan chispeante como menor, que el compositor dedicó a su cuñado Felix von Weingarten. Michail Jurowski garantiza unas versiones exultantes y extrovertidas, que proponen un auténtico festín sonoro. Es una gozada escuchar unas interpretaciones tan entregadas y rutilantes, bien servidas por una toma de sonido magnífica, como no lo es menos tener la ocasión de apreciar cómo se las daba Reznicek dirigiendo su propia música en los bonus que aquí se ofrecen. Los registros son de 1922 y el sonido es el que se espera de tal año, pero son un documento impagable. Eso sí, nos quedamos con Jurowski. Las notas, como siempre en CPO, son excelentes. Juan Carlos Moreno RIMSKI-KORSAKOV: Obertura de Pskovitanka. Leyenda op. 29. Canción napolitana op. 63. Obertura de “La novia del zar”. Sinfonietta sobre temas rusos op. 31. Capricho español op 34. FILARMÓNICA DE LA BBC. Director: VASILI SINAISKI. CHANDOS CHAN 10424 (Harmonia Mundi). 2006. 75’. DDD. N PN Disco generoso en minutaje, con un repertorio orquestal a veces atractivo, casi siempre menor. Ninguna de estas obras es Scheherazade. La Sinfonietta incluye algunos motivos que los lectores quizá recuerden de otros contextos, como el tema que repetirá Stravinski en su todavía no poco rimskiano ballet El pájaro de fuego. El Capricho y su saltarina Alborada es demasiado conocido como para necesitar evocarlo. Los Opp. 29 y 63 incluyen bellezas líricas que alivian los habituales estallidos. Sinaiski rinde con la BBC un buen tributo a su compatriota, al maestro de tantos y tantos, desde Glazunov hasta Stravinski. Disco y recital simpáticos. No mucho más. Santiago Martín Bermúdez RÖNTGEN: Conciertos para violonchelo y orquesta nºs 1-3. ARTURO MURUZÁBAL, violonchelo. ORQUESTA DE CÁMARA DE LA RADIO HOLANDESA. Director: PAUL WATKINS. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO HOLANDESA. Director: HENRIK SCHAEFER (Nº 3). ETCÉTERA KTC 1329 (Diverdi). 2004 y 2006. 76’. DDD. N PN U n holandés de origen alemán, educado en la gran tradición romántica y amigo de Edvard Grieg y Johannes Brahms; un director volcado en dar a conocer a los creadores de su tiempo, y, en fin, un carácter modesto, sereno, que vivía por y para la música, ajeno a modas coyunturales. Todo eso era Julius Röntgen (1855-1932), un creador que parece que vuelve a salir a la luz pública. Ya hace un tiempo, en estas mismas páginas, comentábamos una de sus sinfonías, publicada en CPO, la Tercera, y mostrábamos nuestro entusiasmo ante un compositor de primera, que sí, que puede calificarse de conservador, pero en el sentido más positivo de la palabra. Esto es, del que absorbe lo mejor del pasado, y considera la tradición como algo vivo y no como algo que hay que conservar en formol. Como algo que no es una mera fórmula académica, sino que aún puede dar mucho de sí. Porque la música de Röntgen no será original, pero respira, y eso es algo que no tantísimos compositores pueden decir de la suya… Ahora nos llegan estos tres Conciertos para violonchelo y orquesta, y lo dicho antes se amplifica. Es una música soberbia, que nace de forma espontánea y libre, al mismo tiempo que su expresión es luminosa y transparente. Por otro lado, sus melodías son amplias, generosas y cálidas, perfectas para ser cantadas por un instrumento tan humano como el violonchelo. El primero de los conciertos (1894) es también el más convencional en cuanto a forma, dividido como está en los tres movimientos tradicionales. Aun así, ya desde los primeros compases asistimos a un conflicto, a una lucha, que cede paso a espacios de hermosa poesía sonora. Nuestro Pau Casals fue el dedicatario del Segundo (1909), trufado de sutiles aires celtas que le dan un aire peculiar e irresistible. El Tercero (1928), por último, hace gala de una rica instrumentación, usada en todo momento con sentido dramático. En suma, tres conciertos muy diferentes entre sí, pero fascinantes. Como lo es también la versión que de ellos nos procura el español Arturo Muruzábal, apasionada, encendida y entregada. A tener muy en cuenta. Juan Carlos Moreno ROUSSEL: Bacchus et Ariane. Sinfonía nº 3. REAL ORQUESTA NACIONAL ESCOCESA. Director: STÉPHANE DENÈVE. NAXOS 8.570245 (Ferysa). 2006. 63’. DDD. N PE D os obras contiguas (1929-1930) de ese talento discreto y riguroso que fue Albert Roussel, un seguidor de la Schola Cantorum (esto es, de la herencia y tradición de César Franck a través del liderazgo de Vincent d’Indy) que comprendió y admitió la trascendencia de aportaciones como las de Debussy y Ravel. El sentido dramático de la tradición posromántica, con su aceptación de las aportaciones del lado alemán del Rin, se une en la sinfonía, obras de plena madurez, a su contraria, la corriente llamada “impresionismo”. El tiempo nos permite comprender que la matización deshumanizada del paisaje sonoro como trasunto de una naturaleza de belleza indiferente es más trágica que la conversión de los sonidos en pathos. De ahí puede surgir una partitura como la Sinfonía en sol menor, que propone una línea cálida franckiana desmentida por el tratamiento “impresionista”. ¿Podemos hablar de clasicismo como síntesis? Sí, siempre que además aceptemos que se trata de un compromiso. Junto a la Sinfonía, brilla aquí la secuencia de pequeñas danzas, a menudo muy inspiradas, y siempre alejadas del pathos, del ballet Bacchus et Ariane, con una dramática más de pequeñas situaciones y episodios limitados. Una soberbia definición sonora por parte de Stéphane Denève permite disfrutar estas dos partituras tan cercanas y tan distintas con riqueza de detalles, calidad de matices y mucho lujo sonoro. Detallismo y sentido de la totalidad, color y al mismo tiempo transparencia. En fin, un disco muy asequible con muy bellas lecturas de “todo Baco y Ariadna” y de la sinfonía más aclamada del compositor. Santiago Martín Bermúdez SAINT-SAËNS: Conciertos para piano nº 2 en sol menor op. 22 y nº 5 en fa mayor op. 103. FRANCK: Variaciones sinfónicas para piano y orquesta. JEAN-YVES THIBAUDET, piano. ORQUESTA DE LA SUISSE ROMANDE. Director: CHARLES DUTOIT. DECCA 4758764 (Universal). 2007. 66’. DDD. N PN 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:27 Página 93 D D I SI CS O C O S S REZNICEK-SCHUMANN H a hablado muchas veces Thibaudet de la influencia que sobre él ejerció Ciccolini, y quizá pocas veces sea dicha influencia tan evidente como en este estupendo disco, en el que el francés despliega toda su maestría de timbre y color, que es mucha, al servicio de la elegante y brillante, también a menudo grandilocuente, música de SaintSaëns. El mal llamado Concierto Egipcio, que de egipcio tiene bastante poco (fue compuesto en El Cairo, pero la música nada tiene que ver con eso), es en sus manos una maravilla de elegante, felina agilidad, y también de belleza en la sonoridad y el color, aspectos que Thibaudet comparte con el mencionado Ciccolini (en su famoso integral de este ciclo junto a Serge Baudo, EMI). La joie de vivre que se respira en el Molto allegro del mencionado Concierto, interpretado por Thibaudet con tanta brillantez como intensidad, es sin duda de irresistible magnetismo. El Segundo Concierto, justamente favorito de tantos pianistas, entre ellos Rubinstein, también admirado por Thibaudet, es una página presidida por un evidente aliento romántico, ciertamente grandilocuente (aunque en esta ocasión de forma más convincente que en otras obras del ciclo). El francés se siente en ella también como pez en el agua, dibujando y articulando con nitidez, desgranando toda la brillantez de la partitura con elegante y asombrosa facilidad, pero a la vez con un genuino calor expresivo, que su admirado Rubinstein hubiera, con toda seguridad, aplaudido. Excelente también la lectura de las Variaciones sinfónicas de Franck, muy bien captadas su brillantez y grandeza. Excelente toma de sonido y buenas aunque no extensas notas de Jeremy Siepmann. Un estupendo disco, muy recomendable. Rafael Ortega Basagoiti SCHUMANN: Obras para piano, vol. 2. Papillons op. 2. Davidsbündlertänze op. 6. Tema con variaciones WoO 24. Álbum para la juventud op. 68. CÉDRIC PESCIA, piano. 2 CD CLAVES 50-2603/04. (GallicantGaudisc). 2006. 136’. DDD. N PN D entro de la integral de la música para piano que está realizando Claves con diferentes Michael Gielen CORAZÓN Y CEREBRO SCHOENBERG: Gurrelieder. MELANIE DIENER (Tove), YVONNE NAEF (Voz de la paloma torcaz), ROBERT DEAN SMITH (Waldemar), GERHARD SIEGEL (Klaus el loco), RALF LUKAS (Campesino), ANDREAS SCHMIDT (Narrador). COROS DE LA RADIO BÁVARA Y DE LA RADIO DE LEIPZIG. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DEL SUROESTE, BADEN-BADEN Y FRIBURGO. Director: MICHAEL GIELEN. 2 SACD HÄNSSLER 93.198 (Gaudisc). 2006. 122’. SACD. N PN E xcelente versión que musicalmente no desmerece de ninguna de las grandes interpretaciones conocidas, y técnicamente, en lo que respecta a la estricta calidad de grabación, podemos considerar como una de las mejores de todas las que hoy pueden encontrar y comprar a través de internet (ya que en los comercios especializados se acabaron los tiempos en los que se acumulaban stocks a los que después no se les podía dar salida). Gielen está en su línea habitual, riguroso, analíti- co y un punto distanciado, sobre todo en los primeros Lieder que nos cuentan los inflamados amores entre Tove y Waldemar. De todas formas, su organización de todo este maremágnum es irreprochable, tanto en el aspecto coral como orquestal, y el acompañamiento a las voces solistas es cuidadoso en líneas generales, aunque en algunos casos los excesivos contingentes ahoguen y tapen a más de un solista en algún momento determinado (por ejemplo Robert Dean Smith se las ve y se las desea en alguno de los primeros Lieder de la obra). Las voces cumplen sin problemas, destacando Diener, Naef, el citado Dean Smith y el Sprecher de Andreas Schmidt, esforzados y convincentes. En general, una de las grabaciones indiscutibles de Gielen (de las muchas que tiene), en la que el rigor analítico prima por encima de la expresividad, aunque corazón y cerebro consigan aunarse en un buen equilibrio, un poco en la línea de la versión de Boulez para Sony. Orquesta y coros cumplen sin problemas y a muy alto nivel, y gracias a la batuta se consigue una unidad estilística muy acertada a pesar de las distintas épocas en las que Schoenberg compuso esta cantata y a las diversas influencias que sufrió. Aun contando con la nutrida competencia, en algunos casos de muchos quilates (el citado Boulez, y también Ozawa, Sinopoli, Abbado y Kubelik), Gielen resiste la comparación, y esta versión hecha para celebrar el octogésimo aniversario del director se erige en una de las más interesantes de la discografía. Enrique Pérez Adrián Richard Egarr y Andrew Manze ILUMINANDO AL SCHUBERT JUVENIL SCHUBERT: Sonatas para fortepiano y violín en re mayor D. 384, en la menor D. 385, en sol menor D. 408 y la mayor D. 574. RICHARD EGARR, fortepiano; ANDREW MANZE, violín. HARMONIA MUNDI HMU 907445. 2007. 79’. DDD. N PN Realmente, estas obras tienen una gran suerte discográfica en los últimos tiempos; luego de la magnífica versión de Immerseel y Seiler se une esta no menos sensacional grabación. Egarr y Manze plantean las obras desde la lección mozartiana, algo en verdad inherente a las propias partituras. Son músicas sencillas, pero en absoluto simplistas y, por ejemplo, la natural ingenuidad conferida al Allegro molto con que se abre la D. 384 es todo un ejemplo de musicalidad. Pero incluso el Schubert posterior parece estar aquí en embrión, caso de la melancolía del Andante —de seductor colorido en el arco y en el teclado—de esta misma sonata y el ligero desasosiego del primer Allegro de la siguiente; aquí los filados en pp de Manze parecen a punto de romperse, pero nunca se llega a ello. Intenso, cargado de intención el tratamiento de la dinámica en el Andante de esta D. 385, que se alza acaso como la más redonda de la serie, con un Minueto poco menos que trágico y un último Allegro admirablemente equilibrado entre la urgencia y la cantabilidad. Oposición de energía y lirismo en el Allegro giusto de la D. 408, dotada de un Andante de asombrosa fragilidad y un Allegro moderato de cierre que rezuma buen humor mozartia- no. La versatilidad del fortepiano (un Lagrassa de hacia 1815) de Egarr se manifiesta en la diversa coloración que lo tiñe en el Allegro moderato de la D. 574, pieza que se eleva en esta versión a una nueva entidad; no hay sino que escuchar el impulsivo Scherzo, la naturalidad del Andantino o el asertivo Allegro vivace final. Enrique Martínez Miura www.scherzo.es 93 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:27 Página 94 D I S C O S SCHUMANN-STRAUSS jóvenes artistas, le toca ahora el turno a Cédric Pescia (a quien por cierto le conocíamos una versión de las Variaciones Goldberg muy dignas, en lo que supuso su debut en CD también para la misma discográfica), que se enfrenta a las partituras con modestia y entusiasmo, respeto e ilusión. El pianista ofrece una serie de obras, principalmente piezas de juventud, además del conocido Álbum de la juventud. Versiones que se distinguen por la humildad con que son enfocadas, y por un espíritu romántico bien entendido, sobrio y para nada artificioso. Pescia no es teatral ni rebuscado, sus interpretaciones quedan clarificadas desde el comienzo con transparencia y elocuencia. A pesar de su juventud, el músico entiende un Schumann poético y lírico, quizás demasiado llano en algún momento, pero que en general comunica verdad y sinceridad. El artista defiende las obras con seguridad y con ciertos destellos de personalidad que suman interés a su tocar. El problema viene cuando aspiramos a un Schumann más exaltado e inquieto, cuando necesitamos escuchar unos Davidsbündlertänze de más relieve, con un encanto superior al de la simple corrección. Ahí es cuando Pescia saca a la luz su carencias más sutiles: falta de efusión e ímpetu traducidas en demasiada “buena educación”; un estilo correcto más insípido, más académico que artístico. Son unas versiones cuidadas, correctas, pero que no nos alzan del asiento para hacernos soñar, precisamente por su falta de intensidad. Emili Blasco SCHUMANN: Cuartetos de cuerda op. 41. CUARTETO YSAŸE. AEON AECD 0418 (Harmonia Mundi). 2003. 79’. DDD. N PN El 94 Cuarteto Ysaÿe aborda estas obras de Schumann como grandes obras, como los cuartetos más serios del repertorio, por no decir los más importantes. La banalidad está alejada de estos pentagramas, y el Ysaÿe desarrolla una labor de sólidos y densos sonidos, con voces muy bien contrastadas, aunque aquí y allá Leif Ove Andsnes y Cuarteto Artemis REINVENCIÓN DE DOS PILARES DE LA MÚSICA DE CÁMARA SCHUMANN: Quinteto con piano en mi bemol mayor op. 44. BRAHMS: Quinteto con piano en fa menor op. 34. LEIF OVE ANDSNES, piano. CUARTETO ARTEMIS. VIRGIN 395143 (EMI). 2006. 69’. DDD. N PN A hora que el Artemis ha experimentado cambios de plantilla que afectan al cincuenta por ciento del grupo y sin conocer aún las consecuencias artísticas de este hecho, el disco testimonia el grado de intensidad a que había llegado el que era el cuarteto joven más importante de nuestra época. Las sesiones de grabación empezaron sólo dos días más tarde del concierto del Liceo de Cámara en deja trozos de gran delicadeza sonora. No son obras fáciles. Tienen una intrincada escritura y su ejecución dando plena vida al potencial que contienen, está sólo reservada a los grandes, y en gran forma los traduce el cuarteto francés. En la trayectoria de Schumann, estas obras son como el resultado de un arranque, de un impulso a consecuencia, como motivación más próxima, de los Cuartetos op. 44 de Mendelssohn, también tres, y llevado a cabo en junio y julio de 1842. Se ha hablado de desigualdad en la elaboración, de que los tiempos extremos están escritos, o así parece, con mayor apresuramiento, de manera menos madura que los lentos, así como se ha dicho elogiosamente que los Scherzos están transidos de libertad. Su importancia y el modo de abordarlos del Cuarteto Ysaÿe hacen muy interesante la escucha del disco. José Antonio García y García SCHUMANN: Sinfonías nºs 2 y 4. Oberturas de Escenas del Fausto de Goethe y Julio César. ORQUESTA DE CÁMARA SUECA. Director: THOMAS DAUSGAARD. BIS SACD-1519 (Diverdi). 2005-2006. 76’. SACD. N PN Sí, una versión más de dos de las sinfonías de Robert Schumann. que estos mismos músicos ofrecieron los Quintetos de Schumann y Brahms. El registro conserva interpretaciones tan memorables por su pasión, equilibrio y entrega como las de la velada madrileña. El maravillo Quinteto de Schumann, sin duda una de sus obras más logradas, si no la que más, aparece reinventado: piano —éste algo concertante— y cuerdas frasean de modo admirable el Allegro brillante, dotado de un impulso casi heroico pero no falto tampoco de frescura primaveral. Muy intenso, trágico, pero nada sobrecargado, el lento a la manera de una marcha fúnebre. Nervioso, infatigable el Scherzo y de grandeza poco menos que sinfónica el Allegro non troppo final. ¿Hacía falta? Pues, con sinceridad, la primera respuesta que viene a los labios, antes siquiera de escuchar este disco, es que no. Craso error. Porque aunque no alcance la categoría de referencia absoluta, hay que reconocer que estamos ante un trabajo de lo más valioso. De esos que, precisamente, nos recuerdan que, por muy trillado que sea el repertorio, no hay que desechar nunca nuevas interpretaciones, pues éstas siempre pueden escapar a la rutina y permitirnos disfrutar de lo lindo. La principal baza de este registro es optar por una orquesta de reducidas dimensiones, lo que permite apreciar mejor las siempre discutidas dotes como orquestador de Schumann. Lo que en orquestas sinfónicas tradicionales suena compacto y confuso, aquí se aprecia de un modo transparente y equilibrado, lo que resalta la sutileza de la escritura del maestro alemán, con unos diálogos entre los vientos difíciles de saborear en otras versiones, al igual que el delicado trazo contrapuntístico. Y ello sin que Dausgaard se sienta partícipe de los principios del movimiento “históricamente informado”, fuera de unos tiempos por lo general ligeros, una articulación flexible y algunos instrumentos, como las trompetas y los timbales, que deliberadamente se han “enveje- Entre soñador y enérgico el Allegro non troppo del Quinteto de Brahms, obra que también merece una versión reveladora. La delicadeza del tiempo lento, los estallidos del Scherzo —donde hay también pasajes inmateriales— y el vibrante Finale redondean esta gran lectura. Enrique Martínez Miura cido”. El resultado es una gozada, que se completa al poder escuchar un par de obras no demasiado frecuentes, como son la obertura de las Escenas del Fausto de Goethe y de Julio César. Dos piezas que acaban de redondear un registro que, lo dicho, en primera instancia parecería prescindible, uno más, pero que en el fondo resulta clarividente y revelador. Un Schumann de lo más interesante, al que habrá que seguir la pista. Juan Carlos Moreno STOCKHAUSEN: Stimmung. THEATRE OF VOICES. Director: PAUL HILLIER. HARMONIA MUNDI HMU 807408. 2006. 78’. DDD. N PN Aparte de las dos versiones grabadas por Stockhausen, y que se hallan, naturalmente, en su Stockhausen Verlag, Stimmung ha sido llevada al disco en dos ocasiones ya por Paul Hillier, una en 1983 (disco descatalogado) y la otra, ahora, a cargo de Harmonia Mundi. El grupo Theatre of Voices ofrece una versión, hay que decirlo ya abiertamente, de muy poco interés con respecto al original de Stockhausen. Stimmung lo compone el artista alemán en 1968, poco después de un larga estancia en Califor- 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:27 Página 95 D V D SCHUMANN-STRAUSS nia. Es muy posible que, dado el carácter hipnótico de la pieza, Stockhausen se viera influido en aquel momento por los aires de improvisación con que se daban a conocer los músicos procedentes del Este asiático, inmigrantes en California. Es la misma influencia que se percibe en la pieza fundacional del minimalismo, In C, de Riley, de 1964. Para su obra de mayor carácter universalista compuesta hasta la fecha, Stockhausen monta una “meditación basada en un solo e inmutable acorde”. El músico alemán olvida, por un momento, el tejido puntillista de sus obras instrumentales y da libre curso a un ejercicio vocal que debe más a técnicas tomadas de la música popular que a los signos inherentes a la vanguardia. La base repetitiva de la pieza es lo que toma Hillier para desproveer a Stimmung de todo su poso de gravedad, la que le otorga, en la versión del mismo Stockhausen, por ejemplo, la aplicación de cantos claramente derivados del budismo tibetano. Hillier simplifica el mensaje multilingual de Stockhausen y, con el recurso fácil de la técnica electrónica (la aquí llamada “sound difussión”), ofrece una plana, imposible interpretación de uno de los “iconos” del legado del autor alemán. Los dos únicos puntos de distorsión que lleva a cabo Hilllier se reducen a una peculiar espacialización de las voces, en un efecto de falso repetitivismo, muy del gusto actual, y el protagonismo dado a algunos solistas que, en las secciones más “dramatizadas”, surgen sorprendentemente, y sin pudor alguno, recitando casi literalmente el texto en un tono que tiene más que ver con los cantos de procedencia del Norte de Europa (a los que Hillier ha dedicado más de un disco: Cantos bálticos) que al espíritu del original. Será, pues, lógico que el receptor ignore esta producción y siga disfrutando de la obra en las dos versiones que dejó el autor en su propio catálogo discográfico. Collegium Vocale de Colonia: sonido recio, voces que asumen su papel de transmisoras de algún mensaje de alcance místico, frente a la insulsa, antimusical lectura de Hillier. Francisco Ramos STRAUSS: Fragmentos de Salomé y Capriccio, y Cuatro últimas canciones. NINA STEMME, soprano. ORQUESTA DEL COVENT GARDEN. Director: ANTONIO PAPPANO. EMI 3 78797 2. 2007. 56’. DDD. N PN Evgeni Sudbin TRANSPARENCIA Y SOLIDEZ SCRIABIN: Estudio op. 8, nº 12. Sonata nº 2 op. 19. Estudio de Tres Piezas op. 2. Cuatro Mazurkas op. 3. Sonata nº 5 op. 53. Nuances de Cuatro Piezas op. 56. Poème de Dos Piezas op. 59. Sonata nº 9 “Misa negra” op. 68. Vals op. 38. EVGENI SUDBIN, piano. BIS SACD-1568 (Diverdi). 2006. 57’. SACD. N PN Si hay algo que precisamente caracteriza las interpretaciones que el jovencísimo pianista Evgeni Sudbin (San Petersburgo, 1980) ofrece en este SACD dedicado enteramente a Scriabin es una entereza y una sobriedad aplastantes. Y no nos referimos únicamente a su sonido, que también, sino que estos calificativos van dirigidos inapelablemente también a su forma de construir las obras, su enfoque arquitectónico que destila gravedad y sobriedad; una fuerza expresiva extraordinaria basada en un control físico y mental de las piezas y en una actitud casi mística. Porque escuchando a Sudbin no nos cabe duda de que su robustez interpretativa viene como consecuencia de una visión seria, contenida, elaborada con una cordura fuera de lo habitual. Sudbin impacta porque, además de poseer unas condiciones técnicas instrumentales excepcionales (lo que hoy día ya no sorprende), transmite con mucha sensibilidad y sin rodeos alcanza certeramente (y con escasez de recursos) a lo verdaderamente esencial en la música. Su sentido musical es efectivo, vigoroso desde la sensatez, maduro desde la reflexión. Las interpretaciones se amoldan perfectamente a lo que está tocando en cada momento; así, no tienen nada que ver la gracilidad de sus mazurcas con la pulcritud de sus sonatas, o la ponderación de los estudios con el lirismo de los poemas. Sudbin, que obtiene sus frutos desde una percepción circunspecta de las armonías del autor ruso, transmite severidad y vida interior. Vida interior desde las obras que llega al oyente compaginando sensibilidad y refinamiento, imaginación e inspiracióón. El pianista concilia talento y disciplina, y la convicción de que hay mensaje a comunicar, algo unido íntimamente a la poesía sonora de Scriabin que el ruso irradia de forma natural y aparentemente sencilla. Imprescindible. Emili Blasco Sergei Khachatrian y Kurt Masur MOLTO CANTABILE SHOSTAKOVICH: Conciertos para violín y orquesta nº 1 y nº 2. SERGEI KHACHATRIAN, violín. ORQUESTA NACIONAL DE FRANCIA. Director: KURT MASUR. NAÏVE V 5025 (Diverdi). 2006. 70’. DDD. N PN Un Shostakovich curioso el que nos propone este disco que no pasará inadvertido. La música del maestro ruso puede ser dura, es dramática, abunda en ella la tensión pero siempre hay momentos de expansión poética y lírica. El intérprete que se enfrenta en ella puede adoptar dos posturas: o limar asperezas o subrayarlas, nunca distanciarse. Aquí el resultado es, repetimos, curioso por ser quien es el director. Sabemos que Masur no se caracteriza por su exquisitez, A creditada como soprano dramática, en especial wagneriana, Stemme está haciendo una más bien al contrario, pero aquí se deja influir por un veinteañero de gran personalidad musical que impone su visión de Shostakovich, sin duda más fluida y cantable que la de Masur. Y así las cosas, y sin que de ello resulte un Shostakovich amable, tenemos al veterano Masur plegándose al concepto interpretativo de Khachatrian. Pero este se beneficia de la amplia experiencia del director y aprovecha además el protagonismo que le concede. Sin duda, una vez puestas las cosas en claro, una vez Masur y Khachatrian se pusieron de acuerdo, se enfrentan a este par de obras maestras son unos resultados de gran interés y consiguieron realmente una interpretación apta para todos los públicos. Masur extrae un bello sonido de la orquesta merecida carrera estelar. Su voz es extensa y está bien resuelta en todos los registros. Si bien no es personal ni de especial calidad tímbrica, la decidida limpidez de su emisión y un uso inteligente y efectivo de la vibración francesa y Khachatrian hace gala de su musicalidad y de su extraordinario talento y marcada personalidad en unas versiones dignas de situarse entre las más recomendables. Gustará más o menos a los shostakovichianos de pro, pero no dejará indiferente a nadie porque es, por encima de todo, un gran disco. Josep Pascual la elevan a un nivel brillante por presencia y autoridad. Los resultados son desiguales aunque nunca indignos. En el final de Salomé camina por la espinosa línea straussiana con desenvoltura juvenil y probada 95 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:27 Página 96 D I S C O S STRAUSS-RECITALES intención, dando al personaje esa limpidez virginal al tiempo que alocada, exigida por el texto de Wilde. Su mejor resultado es el melancólico y sutilmente patético monólogo conclusivo de la Condesa en Capriccio, precedido por el bello soliloquio de la trompa. En las canciones postreras de Strauss aplica un juego extrovertido y operístico que no conviene a la obra, quizás incitada por la densidad teatral que propone Pappano, quien conduce con maestría los otros fragmentos, más acordes a su reconocido oficio de concertador escénico. Blas Matamoro TELEMANN: Oberturas TWV 55: D22, e7, h4, e3, c4, d3, F4, B11, Es1, C6, f1, B8, g9. COLLEGIUM INSTRUMENTALE BRUGENSE. Director: PATRICK PEIRE. 3 CD BRILLIANT 93416 (Cat Music). 2006. 199’. DDD. N PE S igue adelante el camino emprendido hace tres años por el belga Patrick Peire en la interpretación de las oberturas, o suites orquestales, de Telemann. Las trece que integran este segundo volumen se reparten en tres discos y, desde luego, en ningún caso la audición de todas ellas cae en la monotonía, tanto por el variado carácter de las danzas o los movimientos como por las atractivas combinaciones instrumentales que desarrolla el autor en las obras, reveladoras de un portentoso conocimiento de sus posibilidades, como prueba la magnífica Obertura TWV 55: e3 en re menor, escrita para dos flautas, dos oboes, fagot, dos violines, cuerda y continuo. Las lecturas son, en línea con lo marcado en la primera entrega, ágiles, fluidas, decorosas, de moderada expresividad, fidelísimas al espíritu de las páginas. La mano delicada, sensible y experta de Peire tiene en la respuesta de las huestes brujenses virtuosismo (así por ejemplo en la Remède de la TWV 55: D22, con una notable aportación de las trompetas) y una cuidada paleta tímbrica. Los solistas, no podía ser menos, rinden en las alturas, y sería injusto destacar a alguno, pues todos son en verdad excelentes. Como las versiones y, por descontado, como la misma música del gran compositor alemán. 96 Asier Vallejo Ugarte Colin Davis AL FIN TIPPETT: The Midsummer Marriage. ALBERTO REMEDIOS (Mark), JOAN CARLYLE (Jenifer), RAIMUND HERINCX (King Fisher), ELIZABETH HARWOOD (Bella), STUART BURROWS (Jack), HELEN WATTS (Sosostris), STATFORD DEAN (Sacerdote), ELIZABETH BAINBRIDGE (Sacerdotisa). CORO Y ORQUESTA DE LA ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN. Director: COLIN DAVIS. 2 CD LYRITA SRCD 2217 (LR Music). 1971. 153’. ADD. R PN M ás de veinticinco años ha tardado en llegar en forma de CD —su anterior aparición fue en LP publicado por Philips— esta obra maestra de Tippett y de la ópera del siglo XX. Una pieza de extraño libreto escrito por el propio autor, muy marca de la casa en su mezcla de simbologías y mundos —el sobrenatural y el más bajo— que explica en sus admirables notas al programa David Cairns y concreta el propio Tippett en un texto igualmente impagable que nos pone en la pista de sus anhelos y sus referencias, y que fue criticada en el estreno junto TÜÜR: Sinfonía nº 4 “Magma”. Inquiétude du fini. Igavik. The Path and the Traces. EVELYN GLENNIE, percusión. CORO DE CÁMARA DE LA FILARMÓNICA DE ESTONIA. CORO MASCULINO NACIONAL ESTONIO. SINFÓNICA NACIONAL DE ESTONIA. Director: PAAVO JÄRVI. VIRGIN 0946 3 85785 2 9 (EMI) 2006. 67’. DDD. N PN Y a el pasado mes de diciembre llamábamos la atención en estas mismas páginas del notable interés de la propuesta musical que del creador estonio Erkki-Sven Tüür (1959) ofrecía en aquella ocasión ECM; y no podemos menos de corroborar esta opinión al escuchar el nuevo registro que, bajo el título genérico de Magma, presenta ahora Virgin Classics. La habilidad comunicativa y dominio de la escritura orquestal que nos descubría su concierto para marimba y orquesta Ardor se ve aún magnificada en la obra que protagoniza el disco, su Sinfonía nº 4 “Magma” (2002), un fresco orquestal de más de media hora de duración —con el con- a alguna protesta por lo que la crítica suponía longitud excesiva. Pero es la escucha —y no sólo la atenta sino la primera que será para muchos descubrimiento— la que arrambla con tales reservas que se dirían propias de cierta pereza mental. En cuanto a la música, es Tippett igualmente puro, con sus audacias y sus miradas atrás, su lenguaje aquí clarísimo y una eficacia emocional que va más allá de la espléndida factura de sus conocidas Danzas rituales, que extrajo después como pieza autónoma para la sala de conciertos. La grabación que aparece ahora en el mercado español —ocho años después de hacerlo en el Reino Unido— supera a la única de que disponíamos en compacto y que recogía el estreno en 1955 con la misma orquesta dirigida por John Pritchard, unos excelentes Joan Sutherland y Richard Lewis en los papeles principales de Jenifer y Mark y un sonido claramente inferior (Gala). Como protagonistas parecen difícilcurso de una percusión solista obligato… ¡y qué percusión, en manos de Evelyn Glennie!— que impacta por la capacidad de creación de climas expresivos muy determinados, como el etéreo inicial, tan cercano a cierto Rautavaara, dominado por las sonoridades agudas, y de integración de recursos estilísticos de muy diversa procedencia, desde el rock a lo atonal y minimalista. Eficaz en el plano expresivo, Inquiétude du fini (1992), para coro y conjunto instrumental, revela sin embargo su carácter temprano en el catálogo del compositor al mostrárnoslo aún alejado de la posesión de un lenguaje personal, ni en el planteamiento general ni el tratamiento coral; por el contrario, la muy breve Igavik (2006) y, sobre todo, la orquesta de cuerda de The Path and the Traces (2005), obra dedicada a Arvo Pärt, intensifican de nuevo el interés de la escucha y reafirman la madurez alcanzada por el “dionisíaco” Tüür —por utilizar el adjetivo propuesto por Michael Anderson en sus acertadas notas— en su producción más reciente, una madurez bien puesta de manifiesto en la excelente línea interpretativa marcada por Paavo Järvi a las conjun- mente superables Joan Carlyle y Alberto Remedios, a los que hay que añadir una lista de formidables cantantes —el reparto es toda una lista de lo algunos de los mejores de las Islas Británicas en el momento de la grabación— imbuidos de sus roles con un convencimiento que traspasa la grabación y con cita obligada para la Sosostris de Helen Watts. Sir Colin Davis los lleva a todos con mano maestra en uno de esos trabajos que justifican plenamente su reputación. Imprescindible para todo amante de la ópera en cualquier tiempo y lugar. Claire Vaquero Williams tos filarmónicos estonios: no hay nada como hablar la propia “lengua materna” musical… Germán Gan Quesada VERDI: Luisa Miller. GILDA CRUZ-ROMO (Luisa), LUCIANO PAVAROTTI (Rodolfo), MATTEO MANUGUERRA (Miller), RAFFAELE ARIÉ (Walter), FERRUCCIO MAZZOLI (Wurm). CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RAI DE TURÍN. Director: PETER MAAG. 2 CD ARTS Archives 43088-2 (Diverdi). 1974. 137’. ADD. R PM Es Luisa Miller una de esas obras de Verdi que no han alcanzado mucha popularidad, a pesar de su indudable calidad y de contar con páginas de una gran inspiración. Este registro de la RAI de Turín, ya había sido editado por Myto, pero dada su calidad es interesante su recuperación. El protagonista es el tenor Luciano Pavarotti, recientemente fallecido, en una ópera que ha cantado con gusto porque se adaptaba a su estilo. El cantante de Módena muestra 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:36 Página 97 D D I SI CS O C O S S STRAUSS-RECITALES Antoni Ros Marbà MELANCOLÍA TOLDRÀ: El giravolt de maig. NÚRIA RIAL (Rosaura), MARISA MARTINS (Jovita), DAVID ALEGRET (Golferic), JOAN CABERO (Marcó), JOAN MARTÍN-ROYO (Corvetó), STEFANO PALATCHI (Perot). ORQUESTRA SIMFÒNICA DE BARCELONA I NACIONAL DE CATALUNYA. Director: ANTONI ROS MARBÀ. 2 CD HARMONIA MUNDI HMI 987077.78. 2006. 80’. DDD. N PN El repertorio operístico en catalán tiene un punto en común con el español: es inexistente. Sólo hay hallazgos aislados. Y, partiendo de ese hecho, ambos comparten también que sus obras más representativas sean de pequeño formato. Porque así es El retablo de maese Pedro de Falla y así es también este delicioso El giravolt de maig de Eduard Toldrà que ahora edita Harmonia Mundi. De pequeño formato no la impresionante belleza vocal de su voz y ese timbre penetrante y cálido, donde puede dar su color lírico y ese estilo a veces apasionado. Gilda Cruz Romo fue una soprano que hizo una interesante carrera en un repertorio nada fácil y por eso aporta a su Luisa la brillantez de su voz, una correcta técnica que le permite superar las agilidades y un sólido registro agudo, salvo en algún momento en que le queda algún sonido fijo y en una versión que realza los momentos dramáticos. Matteo Manuguerra fue un barítono de instrumento redondo e intenso, que sabe expresar el sufrimiento de un padre con un fraseo cuidado. Correcto el resto del reparto y muy conseguida la dirección orquestal de Peter Maag, en una visión muy contrastada. Albert Vilardell VIVALDI: Conciertos para violín RV 232, 264, 325, 353, 243 y 368. ANTON STECK, violín. MODO ANTIQUO. Director: FEDERICO MARIA SARDELLI. NAÏVE OP 30427 (Diverdi). 2006. 55’. DDD. N PN E l segundo volumen que la Edición Vivaldi de Naïve dedica específicamente a los conciertos para violín del músico veneciano viene marcado por la inclusión en programa de seis obras significa que sea de menor valor. Al contrario. El giravolt de maig (La vuelta de mayo), estrenada en el Palau de la Música Catalana en 1928, es una joya de orfebrería, una miniatura que cuenta con un libreto tan encantador como antiteatral de Josep Carner y una música en la que se escuchan influencias italianas en su estructura de números cerrados y en el tipo de escritura vocal, junto a ritmos populares catalanes y ecos de la música dieciochesca, acordes con la época en la que se sitúa la (escasa) acción. Es una comedia, sí, pero el conjunto en realidad desprende una inefable melancolía. Hacía falta un nuevo registro de esta ópera, tan poco representada y grabada. Y si hay un director adecuado para realizarlo, ése es sin duda Antoni Ros Marbà, discípulo de notablemente infrecuentes y que requieren de un virtuosismo extremo, de ahí el título general del CD, Concerti per il violino di sfida. Al desafío hace frente Anton Steck con una agilidad, una exuberancia ornamental y un control sobre las dificultades extraordinarios. Sardelli apuesta por un Vivaldi anguloso, de articulaciones muy marcadas, ataques contundentes y generosos contrastes, tanto en cuestiones dinámicas como agógicas (no sólo entre tiempos rápidos y lentos, sino dentro de los movimientos, con algunas brusquedades en los accelerandi). El solista se ajusta al concepto general con virtuosismo extremo (increíbles, por ejemplo, las dobles cuerdas del primer movimiento de RV 353), pero sonido algo duro y seco, que en los agudos roza lo estridente. Los tiempos lentos están tratados con más dulzura y líneas más sinuosas y sensuales, aunque en general en esta concepción de Vivaldi se imponen los colores netos, el vigor rítmico y las líneas rectas y cortantes como cuchillos. Hay en ella sin duda el deslumbramiento que puede provocar un ilusionista, pero falta la magia con la que emocionan los poetas. Pablo J. Vayón Toldrà y responsable de otra grabación de este mismo título, realizada en 1969 y hoy inencontrable. Para la ocasión, se ha rodeado de un competente grupo de jóvenes voces del país, entre las que destacan la soprano Núria Rial, cuya musicalidad podemos disfrutar en un papel alejado del repertorio barroco y clásico que la ha consagrado, y la mezzosoprano Marisa Martins, una intérprete inteligente, que sabe dar un carácter teatral a cada una de sus intervenciones. Stefano Palatchi pone la veteranía, Joan Martín-Royo, a pesar de un fraseo algo áspero, da enjundia a su personaje, y David Alegret y Joan Cabero cumplen sin grandes alardes. Perfecto conocedor de la partitura, Ros Marbà extrae petróleo de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya, heredera de aquella Orquestra Ciutat de Barcelona que fundara el propio Toldrà. Buena toma de sonido, libreto en catalán y castellano, y notas que nos dejan con las ganas de saber más, tal es el poco espacio que se les deja. La edición, en todo caso, ilustrada con los figurines que Xavier Nogués preparó para el estreno, es de las que entran por los ojos. Juan Carlos Moreno RECITALES JOSEP COLOM. Pianista. Obras de Chopin, Ravel y Debussy. RTVE Música 65283. 1993, 1997, 2000. 74’. DDD. N PN Buena labor está haciendo RTVE editando esta serie de Grandes pianistas españoles, de la que el disco que se comenta es el volumen nº 8. Las protagonistas son las músicas y sus autores, que nos llegan en las manos y la madurez adquirida ya y acreditada más en sus interpretaciones que por su edad por Josep Colom, que sin prisa fue ascendiendo y está colocado en plena y la que puede esperarse como larga actividad, en la órbita de los mejores pianistas españoles de siempre. Colom es medido y refinado en sus interpretaciones, con un sentido del color que le es propio y con una técnica que le permite no evidenciar la menor tirantez. Y así es este recital: disfrutable de principio a fin, con buen sonido, y a la luz todas las cualidades del pianista catalán que está en el repertorio francés como pez en el agua. Nos ofrece un Gaspard de la nuit pleno de equilibrio, soltura y sin gangas. También de Ravel sus Jeux d’eau. Las Estampas debussyanas y L’île joyeuse se deslizan bajo los dedos de Colom plenas sin provocación, como un efluvio henchido de música. Completan el disco, tomado todo de recitales en directo, dos piezas de Chopin: la Barcarola en fa sostenido mayor op. 60, y la Balada nº 4 en fa menor op. 52. José Antonio García y García NATALIE DESSAY. Soprano. The Miracle of the Voice. Obras de Delibes, Offenbach, Massenet, Gounod y otros. Varias orquestas y directores. 2 CD VIRGIN 36332 (EMI). 1995-2005. 148’. DDD. R PN Recién publicado su último recital dedicado al repertorio italiano asociado a su vocalidad de lírico-ligera, he aquí esta compilación capaz de resumir una bien aprovechada década de grabaciones discográficas. La soprano francesa da cuenta, por supuesto, de la mayoría de su repertorio teatral, de la Reina de la Noche (que aquí hace compatible con Pamina) a Zerbinetta, pasando por las heroínas france- 97 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:36 Página 98 D I S C O S RECITALES-VARIOS sas más representativas (Lakmé, Juliette, Olympia, Manon), además de algunas originalidades: la Lucia francesa de Donizetti o la Minka de Chabrier. Con unos medios de una homogeneidad ejemplar, musicalidad y afinación sin tacha, sobreagudo brillante (el más generoso lo derrocha como Dinorah), todo está puesto al servicio de una artista que va algo más allá de la exhibición instrumental para calar en la psicología de cada personaje, tal como se puede captar especialmente en el momento del acto II de La fille donizettiana, donde el canto elegíaco de una indudable intensidad se combina con alguna exhibición acrobática. A este repertorio teatral de base, en el que no faltan dos divertidos momentos offenbachianos, la Dessay añade alguna página tradicionalmente grabada por las intérpretes de sus características (El ruiseñor de Alabiev), así como una preciosa muestra de su disposición barroca, el haendeliano Per te lascia la luce del precioso disco realizado en compañía de Emmanuelle Haïm, Il delirio amoroso, otra inatacable muestra de su disposición para el canto patético. Particularmente brillante, por el contrario, su soberana lectura del mozartiano Popolo di Tessaglia que casi nos hace olvidar, con su tan rutilante registro agudo, el ya mítico registro de una juvenil y más prepotente Gruberova. Fernando Fraga LUIS GALVE. Pianista. Obras de Beethoven, Debussy y Falla. ORQUESTA SINFÓNICA DE RTVE. Director: ENRIQUE GARCÍA ASENSIO. RTVE Música 65282. 1974, 1976. 73’. ADD/Mono. N PN He 98 aquí el volumen nº 7 que RTVE edita bajo el epígrafe Grandes pianistas españoles. En él, Luis Galve, aquel aragonés que empezó de niño prodigio y fue un pianista maduro y exquisito a quien los más veteranos pudimos admirar en nuestros años mozos. La buena visión de los intérpretes en el Concierto nº 4 de Beethoven queda empañada por una toma de sonido disminuida, que las manipulaciones modernas no han conseguido sacar de la endeblez. De todas maneras, quedan patentes las buenas maneras de los intérpretes y su limpio entendimiento de la obra. Muy otra es la toma de sonido del resto del disco, donde se Gerhard Taschner UN DESCUBRIMIENTO GERHARD TASCHNER. Violinista. Obras de Bruch, Pfitzner y Fortner. SINFONIEORCHESTER DES SÜDDEUTSCHEN RUNDFUNKS STUTTGART. Director: HANS MÜLLERKRAY. RIAS-SINFONIEORCHESTER BERLIN. Director: RUDOLF KEMPE. SÜDWESTFUNK-ORCHESTER BADENBADEN. Director: HANS ROSBAUD. MDG 642 1443-2 (Diverdi). 19501955. 75’. ADD. R PN El violinista checo Gerhard Taschner (Krnov, 1922-Berlín, 1976) fue discípulo de Hubay, de Adolf Back y de Huberman. Llegó a ser concertino de la Filarmónica de Berlín, músico de cámara con Gieseking y Hoelscher, y un reconocido solista además de un prestigioso maestro de violinistas. Actualmente su legado e incluso su nombre están anclados en el olvido y cuando se escuchan escucha con placer al pianista aragonés en obras aproximadas por época y hasta por estética. Las traducciones de Galve son poderosas, sin falsos brillos a los que nunca fue aficionado el maño, sino poniendo siempre sus magníficos medios al servicio de las obras y haciendo de la música que trataba eso tan difícil y que sólo puede asentarse en un dominio madurado del instrumento y de sus recursos: la aparente simplicidad. Se altera el orden en El amor brujo para terminar en la Danza del fuego. José Antonio García y García JAMES GILCHRIST. Tenor. Obras de Vaughan Williams, Warlock, Bliss y Gurney. ANNA TILBROCK, piano; MICHAEL COX, flauta; GARETH HULSE, corno inglés. CUARTETO FITZWILLIAM. LINN CKD 296 (LR Music). 2006. 69’. DDD. N PN El tenor James Gilchrist se ha labrado en los últimos años una magnífica reputación, sobre todo en el terreno del barroco. Nos llega ahora en un magnífico disco de música británica del pasado siglo con algunas muestras de lo mejor del repertorio camerístico escrito para su grabaciones como ésta uno no puede más que juzgar tal situación como incomprensible. Se trata de un músico extraordinario de técnica más que segura que extrae de su instrumento un hermoso sonido; un auténtico virtuoso que además era un intérprete versátil por lo que aquí podemos apreciar. Pero a pesar de adaptarse a los requerimientos estilísticos de aquello que interpretaba, Taschner se mostraba siempre como un gran intérprete romántico, tradicional, a la vez que riguroso. Sabía mantener su personalidad pero a la vez amoldarla a la obra interpretada. Del Concierto para violín de Fortner, a veces árido, era capaz de extraer la belleza de su sobriedad y convertir determinados pasajes en momentos realmente líricos sin traicionar su esencia casi hindemithiana. Por supuesto, daba lo mejor de sí en el gran repertorio cuerda, comenzando con el ciclo On Wenlock Edge, de Vaughan Williams, sobre poemas de Housman —un escritor a quien le interesaba poco la música y, por ende, que se utilizaran sus poemas en ella—, que incluye una versión antológica de su fragmento más conocido: Is my team ploughing. The Curley es la obra maestra de Peter Warlock —ese compositor muerto demasiado joven y cuyo retrato aparece en Mujeres enamoradas de D. H. Lawrence— con su melancolía casi desolada. En Elegiac Sonnet se unen los versos de Cecil Day Lewis —Poeta Laureado— con la música de Arthur Bliss —Maestro de Música de la Reina—, en un doble anacronismo no exento de cierto encanto. En Ludlow and Teme, Ivor Gurney recibe la influencia de On Wenlock Edge y usa, igualmente, versos de Housman, demostrando su autor esa buena mano para la escritura vocal que le caracterizaba. Es difícil pensar en una mejor prestación que la de Gilchrist y sus colaboradores para estas músicas evocadoras y hermosas, fuera de los circuitos y, por eso, especialmente atractivas. Claire Vaquero Williams (aquí el Primer Concierto de Bruch) y en el más encendido posromanticismo (aquí el Concierto para violín y gran orquesta de cámara, op. 34 de Pfitzner), pero su aproximación a una cierta vanguardia, por lo que aquí puede constatarse, merecería interés. Batutas de máximo nivel le secundan en estas versiones admirables de tres obras bien distintas. Todo un descubrimiento. Josep Pascual SANDRINE PIAU. Soprano. Canciones de Chausson, Strauss, Debussy, Zemlinsky, Koechlin y Schoenberg. SUSAN MANOFF, piano. NAÏVE V 5063 (Diverdi). 2007. 66’. DDD. N PN U na soprano lírica juvenil no es frecuente en el repertorio de cámara. Para acreditar su tarea, Piau ha escogido un repertorio igualmente inhabitual. Se pasea con variable autoridad entre la morbidez francesa de Chausson, Debussy y Koechlin (un ingenuista y encantador ciclo: Siete canciones para Gladys), Zemlinsky y su ilustre cuñado Schoenberg en clave romantizante tardía y unos delicados entremeses de Strauss. Cuidadosa en la emisión y en la recitación (especialmente en Debussy, siempre fuertemente literario), ofrece una frescura seductora y un gusto por el detalle miniado que convencen, a la vez que nos aproximan a unas piezas que apenas rozan los programas consabidos. Con pareja eficacia y entendimiento 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:36 Página 99 D D I SI CS O C O S S RECITALES-VARIOS respecto a la voz, la pianista acompañante. Blas Matamoro LEONIE RYSANEK. Soprano. Arias y fragmentos de Onegin, Aida, Tosca, Dalibor, Medea, Lohengrin, Parsifal, Cavalleria rusticana, Jenufa, Elektra, Mujer sin sombra, Ariadna en Naxos, Caballero de la rosa y Salome. ORQUESTA DE LA ÓPERA ESTATAL DE VIENA. Varios Directores. 2 CD ORFEO C 696 072 I (Diverdi). 19551991. 159’. ADD. H PM E ste álbum de dos CDs recoge selecciones de interpretaciones en vivo de Leonie Rysanek (1926-1998) en la Ópera de Viena grabadas por la Radiodifusión austriaca entre 1955 y 1991. A los buenos aficionados no hace falta presentarles a la soprano vienesa (no hemos olvidado su magistral interpretación de la Sacristana de Jenufa en el Teatro de la Zarzuela, eran los años ochenta y su recuerdo todavía sobrecoge y emociona), soprano spinto dotada de timbre cálido, suntuoso legato, agudo esplendoroso, radiante sensualidad y un carisma escénico que arrastraba literalmente a cualquier público que presenciase su actuación, y no solamente eso, ya que como dice Peter Dusek en el libreto de este álbum, “ningún director del mundo podía contradecirla” por la admiración que le profesaban y por la profesionalidad de que hacía gala. El atractivo muestrario de los fragmentos que ahora nos trae Orfeo tiene interés sobre todo por los Strauss (con Böhm, Krips y Karajan, todos ellos publicados completos en éste y otros sellos y comentados asimismo en estas páginas), con increíbles intensidad y expresión dramática, por no hablar de su esplendor y poderío vocal. También llaman la atención la Sacristana de Jenufa (con Neumann, aunque con el inconveniente de estar cantada en alemán), la Mlada, de Dalibor de Smetana (con Krips, también en alemán), sin olvidarnos de dos excelentes fragmentos wagnerianos de Lohengrin (Ortrud) y Parsifal (Kundry). El resto (Aida, Tosca, Cavalleria, Medea, la Tatiana de Onegin), si bien con ser recreaciones sobresalientes, no llegan a producir el entusiasmo del repertorio anterior citado aun contando con su irreprochable actuación vocal y dramática. En definitiva, un excelente muestrario de una de las grandes voces del siglo XX con mención especial a las heroínas straussianas. Tomas sonoras aceptables y libreto con buenos artículos informativos de Gottfried Kraus y del citado Peter Dusek. Enrique Pérez Adrián EVA URBANOVÁ. Soprano. Arias de Verdi, Puccini, Cilea, Mascagni, Janácek y Smetana. SINFÓNICA DE PRAGA. FILARMÓNICA JANÁCEK DE EUROPA. ORQUESTA DEL TEATRO NACIONAL DE PRAGA. Directores: JIRÍ BELOHLÁVEK, FRANTISEK PREISLER, JR, ONDREJ LENARD Y OLIVER DOHNÁNYI. SUPRAPHON SU 3935-2 (Diverdi). 19931995, 2001-2003. 65’. DDD. N PN Eva Urbanová es una de las mejores cantantes de la antigua Checoslovaquia, que ha triunfado representando las obras de su país, de la que es una de las mejores intérpretes. Posee una voz bella y potente, una técnica muy cuidada y una buena musicalidad. En este nuevo disco alterna el repertorio italiano, con obras checas y es en estas últimas donde queda más evidente su gran capacidad de intérprete. En la gran escena de Jenufa del segundo acto muestra su dominio del estilo, creando una Kostelnicka llena de dolor y desesperación, con un canto desgarrado, pero de cierta contención, mientras que en Libuse de Smetana, contrasta el dramatismo con la línea, con un final muy intenso. En el repertorio italiano los resultados son más alternativos, con una Turandot segura, pero no espectacular, intuyendo también una cierta debilidad. Las cuatro arias de Verdi correspondientes a Aida, Don Carlos, La forza del destino y Un ballo in maschera están cantadas con profesionalidad, pero no acaba de identificarse con el estilo, al igual que en Tosca, consiguiendo un mejor nivel en Adriana Lecouvreur y Cavalleria rusticana. El acompañamiento de las orquestas checas mantiene el buen nivel acostumbrado. Albert Vilardell VARIOS EL ARTE DE LA FLAUTA DULCE. MICHALA PETRI, flauta. ACADEMY OF ST. MARTIN IN THE FIELDS. DIRECTORES: IONA BROWN Y KENNETH SILLITO. GEORGE MALCOLM, clave. 4 CD DECCA 475 8464 (Universal). 1979, 1982 y 1984. 189’. ADD/DDD. R PM Michala Petri es, sin lugar a dudas, uno de los grandes nombres de la historia contemporánea de la flauta dulce. Su prodigiosa habilidad técnica y la refinada expresividad y detallismo de sus fraseos, que viene demostrando desde su debut profesional a los ocho años, la han situado muy merecidamente en tan alta consideración internacional. La discográfica Decca nos propone ahora una recopilación, en sobrio estuche de cuatro discos, de algunas de sus más logradas interpretaciones. Diecisiete obras barrocas —conciertos con orquesta y sonatas con clave— y una única obra más reciente, del siglo pasado (1957), la Suite para flauta y cuerda de Gordon Jacob, de técnica compositiva libre y ecléctica pero cuya estructura formal remite a la suite francesa del periodo barroco también. En los tres primeros discos encontramos las piezas orquestales, en las que Petri se muestra en pleno equilibrio con el conjunto instrumental. Son, excepción ya mencionada, una preciosa colección de algunos de los conciertos más bellos y emblemáticos del barroco europeo (Vivaldi, Sammartini, Telemann, Haendel, Chédeville…), escritos todos para flauta o flautín menos dos de ellos, arreglos a partir del original para arpa (Haendel) y para oboe (Alessandro Marcello —su conmovedor y conocido Concierto en re menor). En el cuarto disco podemos escuchar a una Petri más intimista y expuesta, acompañada por el flexible y muy atento clave de George Malcolm. De esta selección de sonatas y un divertimento se ha de destacar la interpretación que lleva a cabo la flautista danesa de la Sonata en sol menor para flauta y continuo RV 58 de Nicolas Chédeville (extraída de su colección Il pastor fido, antiguamente atribuida a Vivaldi), de enérgica, expresiva y muy personal factura. Recomendamos, pues, sin reserva alguna, esta muy sugestiva compilación de música barroca para flauta, interpretada por, lo queremos repetir, una de las más sugestivas flautas de los últimos tiempos. Jaime Rodríguez Pombo BRINK. Obras de Sanford, Sharp y Didkovsky. MERIDIAN ARTS ENSEMBLE. CHANNEL CCS SA 23206 (Diverdi) 2006. 54’. SACD. N PN El grupo primero: cinco metales y un percusionista, que lo tocan todo desde la música renacentista (excelente CD para Channel: Visiones del Renacimiento) hasta Hindemith y de Frank Zappa o Jimi Hendricks hasta Elliott Carter. Y tocan estos repertorios en salas de concierto y en clubes de rock, pero no respectivamente, y ahí reside su apuesta: la música por encima de las camarillas o cámaras estilísticas. Apuesta arriesgada en Europa; llegó a funcionar con el Kronos, pero se trataba de un cuarteto de cuerdas que se abría a otros repertorios; en cambio, el Meridian Arts es un avatar de las bandas de Sousa, una banda reducida a su más sencilla expresión, un instrumento por cuerda, es decir por metal. Una vez más, la apuesta arriesgada es ganadora (la excelencia de los intérpretes tiene algo que ver en ello) y resulta edificante comprobar en qué países el Meridian Arts tiene éxito multitudinario: Estados Unidos, Japón y la Europa no latina. La latina será demasiado fina. La forma y sonoridad de Corpus yace en el universo barroco donde David Sanford bucea y emerge trayendo trofeos: el órgano algo enmohecido ya no es sino un acordeón, incluso una armónica, las formas de la suite, los movimientos de la misa (Antífona, Introito, De profundis…) han dejado en el fondo del mar algo de su bajo continuo, su estructura se ha retorcido… El compositor nos muestra orgulloso su tesoro: he aquí lo que podría ser, haber sido, esa música si no fuera compuesta de esta manera, si no hubiera sufrido esa transformación; el mar, el tiempo y el olvido lo han querido así. Beyond the curve, de Elliott Sharp, la segunda obra, sigue en esa estela, pero ya no hay referencias; se sitúa en una estética hard-zen en la que el hipotético oyente podría descubrir unos sonidos extraños que borrarían todo recuerdo de 99 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:36 Página 100 D I S C O S VARIOS una música anterior. Programador e instrumentista, Didkovsky ha compuesto las 16 miniaturas de Slim in Beaten Dreamers en un lenguaje de ordenador (Java Music Specification, www.algomusic.com) de su cosecha, aunque la obra no se toque por ordenador sino por intérpretes de carne y hueso: un vaivén entre la mecánica y el cuerpo, entre la vida real y la vida posible; una música ideal para Second Life o, según los gustos, el último Houellebecq, La posibilidad de una isla. Pierre Élie Mamou DOMENICO SCARLATTI & CÍA. Obras de Lidón, Scarlatti, Nebra y Ojinaga. ANDRÉS CEA, órgano Bosch de la capilla del Palacio Real de Madrid. LINDORO MPC Los Siglos de Oro 0717. (Diverdi) 2007. 70’. DDD. N PN El disco propone una original aportación a los pasados fastos scarlattianos, un programa de doce sonatas tañidas al órgano, rodeadas de cinco piezas de autores españoles. La interpretación sobre el órgano de las obras de tecla del músico napolitano ya se ha abordado otras veces, pero pocas, si alguna, de manera tan convincente como lo lleva a cabo el estupendo organista que es Cea. Éste se muestra variado en los registros, de elegante fraseo, dueño de dinámicas muy amplias y dominador del estilo. Agrupa las sonatas en pequeñas series de tres, planificándolas por medio de efectos de contraste. Su atractivo planteamiento tímbrico queda de manifiesto en la Fuga sexta sobre “Sacris solemnis” de Lidón, excelentemente realizada y con una dinámica muy cuidada. En el Intento en sol menor de Nebra y la Sonata en sol mayor K. 572 del homenajeado demuestra su capacidad para colorear con imaginación los volúmenes. Todo lo contrario, un instante de poética intimidad, se consigue en la Sonata en re menor K. 213 de Scarlatti. Las piezas hispánicas son mucho más que un curioso complemento, cosa que se aprecia en obras del interés del Intento en re mayor de Ojinaga, de fugado admirablemente construido, o el brillante final de programa de la Fuga segunda sobre “Quem terra” de Lidón. Magnífico disco. 100 Enrique Martínez Miura George Prêtre EL MÁS VIENÉS DE LOS FRANCESES CONCIERTO DE AÑO NUEVO 2008. ORQUESTA FILARMÓNICA DE VIENA. Director: GEORGES PRÊTRE. Obras de Johann Strauss I y II, Josef Strauss y Lanner. 2 CD DECCA 478 003467 (Universal). 2008. 110’. DDD. P PN Y a lo cantaba Rubén Blades en su Pedro Navaja: “La vida te da sorpresas, / sorpresas te da la vida”. Y la sorpresa en el inefable Concierto de Año Nuevo 2008 ha consistido en que un francés octogenario amigo de Poulenc haya tenido que ir a la Musikverein a recuperar algunas de las esencias nacionales del Vals vienés. Oír para creer. Una de las acusaciones previas que se hacían al maestro francés Georges Prêtre era su falta de “solera”, tanto con la Filarmónica de Viena como con la música de los Strauss. Lo primero era disparate solemne, que se desmintió pronto: ciñéndonos sólo a directores del Neujahrskonzert, sólo los ocasionales titulares de la ópera de Viena (Karajan y Maazel) y el mítico concertino de la agrupación (Boskovsky), igualarían a Prêtre en asiduidad laboral con la formación austríaca, un conjunto al que, sobre todo en la Staatsoper, ha dirigido desde el inicio de los años sesenta sin fallar en casi ninguna temporada operística. La misma titularidad del galo en la Sinfónica de Viena, entre 1986 y 1991, revalidaba su vinculación artística con la urbe del Danubio. El segundo entredicho, la “fraternidad” musical con el mundo de los Strauss y adláteres, sólo se podía despejar en las sesiones nocturnal del 31 de diciembre y matinal del 1 de enero. Y en ellas Prêtre dio un curso aplicado de “Straussología” cuya prueba sonora son estos CDs. Desde el primer vals de la velada, las Golondrinas campestres de Austria de Josef Strauss, resultó, resulta ahora, obvio que Prêtre domina lo que se ha dado en llamar el “estilo vienés” —acentuación, fraseo, y sobre todo flexibilidad del rubato—, propiedad casi exclusiva de algunos de los maestros “amados” de la Filarmónica, pronúnciese Knappertsbuch y Boskovsky anteayer, o Karajan y Carlos Kleiber ayer. Los tres grandes valses de Johann hijo (Disfruta de la vida, Emperador y Danubio azul) recibieron interpretaciones extraordinarias, en las que la forma de Prêtre de controlar/liberar la pulsación emanaba con perfecta naturalidad, fruto aparente de años, si no décadas, de práctica consuetudinaria de esta música. Como se ha señalado, además, en diversos medios, la habilidad teatral de quien ha sido, es, veterano director de ópera, le permitió recrear dramáticamente, “representaciones” en miniatura, páginas como la prodigiosamente tocada Marcha rusa, la Orpheus-Quadrille —sobre temas del Orfeo en los infiernos de Offenbach, en donde Prêtre dio una clase magistral sobre el can-can a la vienesa, y en donde el público, cordialmente educado hasta ese momento, comenzó a entusiasmarse con el quehacer del maestro invitado— o el delirante Galop chino, páginas todas de Johann, más la singular Polka deportiva de Josef. Prêtre tuvo colaboradores maravillosos en los dos prime- ros atriles de violines, Werner Hink como concertino y Rainer Honeck —el hermano de Manfred, el director de orquesta— como ayuda, Franz Bartholomey en el violonchelo, y Schmidl y Ottensamer en los clarinetes… aunque ninguno de ellos es citado en el libreto de esta grabación, pero que bien merecerían mención nominal. Y es que, como ya es, desafortunadamente, natural, la premura de la edición discográfica en el mínimo tiempo posible, verdadera carrera de fórmula 1 en términos de “Merchandising” (ya en esta tesitura, perdónese el anglicismo), priva al libreto —ya confeccionado de antemano, semanas antes del concierto mismo— de elementos sustanciales, como los tiempos parciales de cada pieza o la minutación global, aunque esta le queda anotada al lector en esta reseña de SCHERZO. Los “Timings” (sigamos con la palabrería al uso), sáquenlos, por favor, con el contador de su lector de CD o aparato reproductor similar. Cosas de la industria… ¿y del progreso? En fin, menos mal que ahí está Prêtre para explicarnos que el tiempo pasa cuándo y cómo uno quiere. José Luis Pérez de Arteaga www.scherzo.es ESPAÑA DEL CID. Música de los siglos XI al XIII. PNEUMA. Director: EDUARDO PANIAGUA. PNEUMA PN-900 (Karonte). 64’. DDD. R PM L a copia que se conserva del Cantar del Mío Cid finaliza con un excipit diciendo que fue realizada por Pere Abatt en el año 1207. Se cumple en el presente año el ochocientos aniversario del Cantar y esta ocasión ha sido aprovechada por Eduardo Paniagua para publicar en su editorial Pneuma un disco conteniendo diversas obras de la España medieval, recogidas en discos anteriores. En el año 2012, muy probablemente Eduardo Paniagua volverá a editar otro disco parecido con ocasión de los ochocientos años de la batalla de las Navas de Tolosa. Las obras contenidas en éste del 2007 están más o menos relacionadas con la epopeya de Rodrigo Díaz de Vívar, dándole validez el hecho de que la vida del Cid, con sus idas y venidas, puede considerarse reflejo de 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:36 Página 101 D D I SI CS O C O S S VARIOS las coexistentes culturas cristiana y musulmana de entonces. La mayor parte de los quince cortes que contiene el disco son Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio, a las que se ha añadido un número del Cantar de la Conquista de Almería y un par de ellos de música andalusí. Para los que ya posean los discos de la integral de las Cantigas de Santa María que desde hace algunos años viene grabando Eduardo Paniagua, el presente disco no ofrece interés, aunque sí pueden encontrarlo aquellos compradores que quieran tener un pequeño muestrario de música medieval de la Península Ibérica, en cuya difusión trabaja Paniagua incansablemente. Como con motivo de la aparición de los discos anteriores ya se ha comentado en más de una ocasión la calidad de los mismos, no parece necesario insistir sobre ello, pues sin duda constituyen la más importante edición discográfica conteniendo la música de los códices de las Cantigas y otro tanto puede decirse de su colección dedicada a la música andalusí. José Luis Fernández palimpsesto tiempo después. El Codex Faenza ha sido objeto de numerosas interpretaciones y discusiones entre los musicólogos y aquí hace Memelsdorff una determinada propuesta interpretativa que justifica ampliamente en el cuadernillo acompañante y cuyos resultados son, para el oyente, sumamente atractivos. El segundo Kyrie de la misa Cunctipotens genitor Deus, los contrafacta con texto sagrado sobre canciones profanas conservadas en otros códices, que en el de Faenza se señalan cantasi come, las partes de unas Vísperas de María entre las que destaca un extraordinario Magnificat, pueden constituir todo un hallazgo musicológico pero, con ser mucho, no es solamente eso. Es un placer, una sorpresa, una vivencia, lo más opuesto a pura arqueología musical. José Luis Fernández José Luis Fernández LES GRANDES EAUX MUSICALES DU CHÂTEAU DE VERSAILLES. LE CONCERT SPIRITUEL. Director: HERVÉ NIQUET. GLOSSA GCD921613 (Diverdi). 20002006. 61’. DDD. N PM FAVENTINA. La música litúrgica del Codex Faenza 117. MALA PUNICA. Director: PEDRO MEMELSDORFF. AMBROISIE AM105 (Diverdi). 2005. 64’. DDD. N PN La Biblioteca Comunale de Faenza guarda uno de los más importantes códices de música medieval, el clasificado como 117 y conocido, dada su singularidad, simplemente como Codex Faenza. Su importancia deriva de contener la más antigua colección conservada de música para teclado, consistente en una serie de obras resultantes de las reducciones o disminuciones para instrumentos de tecla de obras vocales compuestas a finales del siglo XIV. Parte del Codex Faenza había sido objeto de una excelente grabación efectuada por Marcel Pérès en 1990 en la que se recogían obras profanas, que son mayoría en el códice. Pedro Memelsdorff y su conjunto Mala Punica han grabado ahora la totalidad del repertorio litúrgico contenido en el mismo, incluida la restauración efectuada del primitivo Kyrie “Orbis factor” que había sido reescrito, dado que una parte del códice fue utilizado como touches y Boismortier pertenecen a anteriores grabaciones de Le Concert Spirituel para Glossa, con la excepción de la Proserpine de Lully, que aún no ha aparecido, aunque curiosamente ya se pudo adquirir en los quioscos formando parte de la colección Grandes óperas de un diario. El librillo que acompaña al CD contiene un interesante artículo sobre la historia del château, ilustrado con reproducciones de pinturas y grabados de sus jardines y fuentes. Como inciso, la traducción de château por castillo, aunque literal, no parece correcta y mejor es dejar el término original, como se hace en la traducción inglesa. Pero como ocurre en este tipo de discos su interés musical es bajo, aunque se justifican por publicitar las grabaciones completas, todas ellas de gran valor, de las que se han tomado los extractos. El Centro de M ú s i c a Barroca de Versalles y Le Concert Spirituel de Hervé Niquet se crearon hace veinte años, durante los que ha existido una estrecha colaboración entre ambos en la difusión de la música del barroco francés y particularmente de la creada para la corte de Versalles durante los reinados de Luis XIV y Luis XV. Durante el espectáculo de las Grandes Eaux que se celebra anualmente en los espléndidos jardines del château se difunden extractos de las obras que se interpretan durante la temporada en sus diferentes recintos. El programa elegido para las Grandes Eaux de 2007 muestra algunos ejemplos representativos de la actividad musical en Versalles en aquel glorioso pasado y su difusión en disco ha sido encargada a la editora española Glossa, con la que Niquet y su conjunto han mantenido también una fructífera colaboración. El colofón al muestrario de música francesa lo pone una pequeña selección de la Water Music de Haendel, sin duda por tratarse de un festival acuático. Tanto este extracto como los de obras de Charpentier, Desmarest, Des- HECHIZOS. Música latinoamericana del siglo XX. Obras de Cordero, Brouwer, Arenas y Lauro. CARLOS PÉREZ, guitarra PRODIMUS S/N (Diverdi). 2004. 60’. DDD. N PN Recital de música latinoamericana que parece hecho a medida de Carlos Pérez, un guitarrista cuyo prestigio va afianzándose merecidamente. Su dominio del instrumento es total y hace gala de una musicalidad más que notable, que alcanza aquí cotas elevadas por su evidente cercanía con lo interpretado. Los muchos efectos de obras como, sin ir más lejos, la que abre el programa, resultan así mucho más que eso y se funden y confunden con la sonoridad más genuina de la guitarra. Más colorido y quizá también mayor ambición artística encontramos poco después en la magnífica Sonata de Brouwer, de conmovedora belleza que en manos de Pérez alcanza una exquisitez inusual. Pero no se trata de comentar aquí todas y cada una de las obras pues ni el espacio ni la propia naturaleza de éstas —a menudo plenas de contrastes y todo menos homogéneas— lo permiten, unidas todas ellas por una inspiración folclórica evidente pero con una vinculación contemporánea que va más allá del mero colorido. Músicas de gran poder de evocación, demandan a un intérprete competente, entusiasta y que transmita la riqueza y el virtuosismo de su escritura, y Pérez consigue salir más que airoso del desafío. Pero más allá de la técnica y de lo deslumbrante, cabe destacar el saber hacer cantar a las cuerdas, que alcanza acaso su punto álgido en la Canción de la Suite venezolana de Lauro, verdaderamente espléndida. Josep Pascual UNA HISTORIA DEL RÉQUIEM. Obras de Ockeghem y Lasso. LAUDANTES CONSORT. Director: GUY JANSSENS. CYPRÈS CYP1648 (Diverdi). 2006. 64’. DDD. N PN E l presente disco es el primero de una proyectada serie de cuatro titulada, quizás un tanto pretenciosamente, Una historia del réquiem y que comprenderá siete obras con esta temática, la más utilizada por los compositores desde el gregoriano hasta nuestros días, según comenta en una pequeña introducción su director Guy Janssens. El proyecto no pretende incluir las obras más conocidas sino, más bien al contrario, siete notables ejemplos poco divulgados perteneciente a diferentes épocas, finalizando con la del compositor Pierre Bartolomé, nacido en 1937 y escrita expresamente para este fin. El primer volumen que aquí comentamos, comienza con el de Johannes Ockeghem, primer ejemplo de Réquiem polifónico conservado, pues el que se sabe compuso Guillaume Dufay parece haberse perdido. El de Ockeghem está escrito siguiendo el rito Sarum, nombre latino de Salisbury, uno de los varios usos rituales de carácter local que fueron anulados tras el Concilio de Trento, e incluye el gradual Si ambulem y el tractus Sicut cervus, propios de este particular rito. Otra de sus particularidades es la variación del número de voces en consonancia con las necesidades expresivas del texto, lo que da a la composición una variedad inusual para la época. La otra obra, el Réquiem de Roland de Lassus, es de datación incierta aunque posterior al año de finalización del Concilio (1563) y está escrito a cinco voces. Ambos son, cómo no, dos importantes jalones en la historia de la música para la misa de difuntos, particularmen- 101 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:36 Página 102 D I S C O S VARIOS te el de Ockeghem por las razones comentadas.El Laudantes Consort está integrado por doce miembros, tres en cada uno de los registros superius, altus, tenor y bassus y la interpretación que ofrecen de ambas misas es notable por la transparencia y diferenciación de las voces, captando ya el interés del oyente nada más comenzar el introito del Réquiem de Ockeghem, obra que es imprescindible conocer por su perfección y singularidad, aunque ya cuenta en su discografía con al menos otras dos excelentes versiones más. Lo mismo puede decirse del Réquiem de Lassus, aunque no posea la singularidad del de Ockeghem. José Luis Fernández Jacques Ibert. Lástima que el autor no haya explotado a conciencia las posibilidades dinámicas de ambas ondas; su Smear se queda, por lo tanto, en un estimable juego dialéctico de atmósferas estancas. La última obra grabada, el Fifth Station de Dai Fujikura es una obra situacional que estipula, teatralmente, la interrelación de los músicos con el espacio. En compacto, como es natural, esas articulaciones se pierden, pero tal cosa no es óbice a la hora de apreciar sus hechuras estrictamente musicales. Se trata de una extremosa contienda entre los cabezas de sección, liderados por el chelo, donde la tosca beligerancia tímbrica se antoja el fin, y no el medio de la expresión. El resultado es una obra huera y epatante. LONDON SINFONIETTA. The Jerwood Series 2. Obras de Hayes, Greenwood y Fujikura. LONDON SINFONIETTA SINF CD22006 (Diverdi). 2006. 38’. DDD. N PN El 102 segundo volumen de la serie Jerwood, subcolección del sello de la London Sinfonietta consagrada a la obra de jóvenes compositores británicos, incluye tres obras concertantes estrenadas en Londres hace apenas un lustro: Dark Room, para clarinete; Smear, para dos ondas Martenot; y Fifth Station, para chelo. El de Morgan Hayes es un sintético concertino para clarinete y pequeña orquesta inflamado por la estética transespectral de Gubaidulina o Lindberg. De hecho, su doble programa (la composición como sala de revelado y la decrepitud de ciertas mansiones tangerinas) parece hacer abstracción de ese gusto por la descomposición de la materia musical y sus ulteriores procesos de coalescencia. Nada nuevo bajo el sol, aunque los estimables poderes de Hayes le permitan, en ese arco de doce minutos, integrar una semblanza de Marruecos (los oboes al estilo rhaita), homenajear a Monk e introducir un mórbido passacaglia en el ínterin. Pese a todo, Hayes todavía ha de madurar su discurso. En lo interpretativo, magníficos los picados de Mark van der Wiel. Las querencias texturales del Penderecki iniciático inspiran el primer hemisferio del Smear de Jonny Greenwood, aunque enseguida los clusters y los timbres himenópteros rompan en un electrónico paisaje de semitonos que habría complacido a David Rodríguez Cerdán LA MÚSICA DE ALANDALUS. Las puertas de Oriente. OMAR SARMINI, voz. ENSEMBLE AL-RUZAFA. Director: HAMES BITAR. ALMAVIVA DS-0145 (Diverdi). 2007. 60’. DDD. N PN A sí empieza el poema que es la letra de la segunda obra que recoge esta grabación: “Tú, que eres de amarga injusticia, de hermosa cara/de dulce movimiento, sírveme la copa/no te apartes de mí por coqueteo y seducción/el amor es mi arte y es tan alto como las estrellas”. Y en él se podrían reconocer, hechos concepto, varios elementos distintivos de esta preciosa tradición musical, desafortunadamente tan cercana geográficamente como poco conocida para la mayoría de nosotros (nos referimos a ejemplos serios como es el caso de este disco, claro está). Una música de una sensualidad melódica irresistible, de un detallismo en la ornamentación y en la dicción realmente exquisito y, todo este hedonista y sufriente juego amoroso, desde una elegancia y dignidad tan alta como las estrellas. El cantante recita, sentidamente, desde su anhelo personal, desde su soledad y el coro, al repetirlo, lo transforma en dolor universal, del que participa toda la humanidad, en conjunto. La Junta de Andalucía (Consejería de Cultura) nos ofrece esta colección de doce piezas, algunas de ellas anónimas y otras de autor conocido, interpretadas por el Ensemble Al- Ruzafa, Omar Sarmini al canto y Hames Bitar al laúd y dirección, autor también este último de las notas que acompañan a la grabación. Un disco, se nos explica en esas notas, que nace a partir del deseo de dar un ejemplo de la privilegiada conservación del legado musical árabe que en la ciudad de Aleppo (Siria, Oriente Medio), lugar de cruce mercantil y cultural, todavía hoy tiene lugar. La mitad de estas obras son, concretamente, muaxahat, género coral particularmente famoso en la tradición musical del Al-Andalus. Cuatro piezas instrumentales también, en las que se echaría en falta la calidez y sensualidad de la voz de Omar Sarmini si no fuera porque laúd, violín, nay y demás instrumentos saben interpretar con igual preciosidad. Un muy buen disco, tanto para los que ya conozcan estas músicas como para aquellos que quieran iniciarse de una manera fundamentada. Jaime Rodríguez Pombo OPERA GALA. Páginas de Lakmé, L’elisir d’amore, Les pêcheurs de perles, Norma, Don Carlo, Samson et Dalila, Rigoletto, Luisa Miller, La bohème, Las hijas del Zebedeo, Carmen y La traviata. ANNA NETREBKO, soprano; ELINA GARANCA, mezzosoprano; RAMÓN VARGAS, tenor, LAURENT TÉZIER, barítono. SWR ORQUESTA SINFÓNICA DE BADEN-BADEN Y FREIBURG. Director: MARCO ARMILIATO. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 7177 (Universal). 2007. 71’. DDD. N PN Se trata de la mayor parte del recital — en DVD se ofrece al completo, permitiendo disfrutar a una esplendorosa Netrebko cantando, y bailando, el principal fragmento de la Giuditta de Lehár— ofrecido en el Festpielhaus de la ciudad balneario de Baden-Baden. Un programa muy para el gran público, pero interpretado con esmero y seriedad por un atractivo cuarteto solista, que sostiene una orquesta de nivel y un director de experiencia y conocimientos. Netrebko se atreve con el Casta diva belliniano (incluyendo el Ah bello a me ritorna) y lo saca adelante con holgura de registro y de intención, sin que sirva de precedente por supuesto para una inmediata asunción del terrible personaje — en la velada cantó también el Mira, oh Norma con la Garanca. Luego la sampeterburguesa une su voz a la del mexicano tenor como una Mimì delicada y sensual y a la mezzo letona en el socorrido dúo femenino de Lakmé. A los tres se suma el barítono francés, tras un excelente cuarteto de Rigoletto, para finalizar el concierto con el Brindis de Traviata, un remate para este tipo de acontecimientos inventado posiblemente por Domingo en 1991 inaugurando en Sevilla La Maestranza. Garanca se sale también un poco de su repertorio con una de las arias de Dalila, impecablemente resuelta con su pastosa y suculenta vocalidad, y luego deslumbra con las carceleras de Chapí, como ya había hecho en un previo recital de estudio. Vargas pasa sin problemas de medios o concepto del Nemorino de una digna lectura de la Furtiva a un más comprometido Rodolfo verdiano de la Miller, un papel más cercano a su repertorio actual. El intérprete de voz menos, digamos, impactante, Laurent Tézier, con bonitas y homogéneas posibilidades instrumentales, dentro de la indudable categoría de barítono livianamente lírico, tras servir de complemento a Vargas en el popular dúo bizetiano de Nadir y Zurga, saca con dignidad la escena de la muerte de Posa y, más cómodo, seguro y concienciado, el brindis de Escamillo. Fernando Fraga REINA DE LA NOCHE. Canciones de Argentina y Brasil. LILIANA RODRÍGUEZ, voz; RAPHAËLLA SMITS Y JORGE CARDOSO, guitarras. ACCENT ACC 24178 (Diverdi). 2005. 63’. DDD. N PN Un encuentro curioso de artistas reúne este compacto para recorrer diversas manifestaciones del folclore culterano argentino y brasileño, deudor de la estética de avanzada en las décadas de 1950 y 1960. La cantante es argentina lo mismo que el guitarrista Cardoso, en tanto la otra instrumentista es belga. Las partituras se deben a Cardoso, a un argentino (Ariel Ramírez) y un brasileño (Sergio Assad). Alternan obras de gran difusión como Alfonsina y el mar y La tristecita junto a otras que, oportunamente, alcanzan el mercado español. Un fino trabajo instrumental, sobre todo armónico, sustenta las interpretaciones, en las que destaca Rodríguez por un trabajo vocal que timbra la emisión sin llevarla al énfasis lírico y le permite decir con atención 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:36 Página 103 D D I SI CS O C O S S VARIOS los textos. En números puramente guitarrísticos, Cardoso y Smits, por separado o juntos, alcanzan un sutil sentimentalismo, melodioso y contenido, que asegura el agrado del momento. Blas Matamoro RÊVERIE. Obras de Falla, Barsanti, Water, Fauré, Villa-Lobos, Fa, Schumann y otros. JIAN WANG, violonchelo; GÖRAN SÖLLSCHER, guitarra. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 6401 (Universal). 2006. 64’. DDD. N PN En 1993 apareció en el mercado Paganini for two, un disco con música del compositor italiano para violín y guitarra. Sus intérpretes fueron Gil Shaham y Göran Söllscher. Tres años después, al guitarrista se le unió el flautista Patrick Gallois en Piazzolla for two, y en 2000, en uno de los dos discos de Söllscher dedicados a The Beatles —buenísimos ambos— encontramos un nuevo dúo, éste con el bandoneonista Per Arne Glorvigen. Shaham y Söllscher volvieron a unirse en Schubert for two en 2002 y ahora nos llega otro nuevo encuentro “for two”, en esta ocasión con el violonchelista Jian Wang. Este último dúo discográfico de Söllscher se diferencia claramente de los anteriores por la gran variedad en el repertorio. No es un monográfico ni mucho menos y el programa se nutre en buena medida de transcripciones. Si algo tienen en común las piezas que aquí se nos ofrecen es su carácter esencialmente melódico y lírico, en ocasiones cercano a la ligereza y amabilidad de la música de salón y en muchos momentos al cross-over. Desde luego es un compacto muy bonito, de esos que podrían complacer a todo el mundo, fácil de escuchar, de esos que no demandan ningún esfuerzo. Por supuesto las interpretaciones son magníficas, con Söllscher sensacional como siempre y con un Wang que nos hace olvidar su tropiezo discográfico de años atrás (1999, su primera grabación para DG) con unas versiones discretas de los conciertos de Haydn. Wang exhibe un buen sonido y hace gala de un buen gusto y una musicalidad que le convierten en un compañero poco menos que ideal de Söllscher en este repertorio amable en el que no faltan momentos de gran música. Josep Pascual SONGS FROM SPAIN AND ARGENTINA. Obras de Falla, Granados, Guastavino, Ginastera, Montsalvatge y López Buchardo. KIM KASHKASHIAN, viola; ROBERT LEVIN, piano. ECM 1975 476 6149 (Nuevos Medios). 2006. 72’. DDD. N PN P ropuesta de gran interés y a la vez proceso de experimentación no exento de riesgo lo que nos proponen la violista Kim Kashkashian y el pianista Robert Levin, dos excelentes intérpretes que forman un dúo perfectamente compenetrado y que elevan a altas cotas de calidad el repertorio que abordan. En este caso se trata de arreglos y transcripciones hechos por ellos mismos de obras consagradas y populares de autores españoles y argentinos, de ahí el título del CD, en los que la voz de las partituras originales ha sido sustituida por una viola que se hace humana y nos llega a lo más hondo de nuestro entender musical. Más allá de lo discutible y/o acertado que pueda resultar alguna o algunas de las versiones —hay alteraciones, expansiones, cambios de registro y algunas cosas más—, estamos ante un trabajo que respeta la esencia de cada obra, concienzudo, interiorizado hasta el máximo, fruto de unos cuantos años de pruebas y ensayos, perfectamente sincronizado y apasionadamente encaminado a que el sonido llegue a lo más escondido del espíritu del escucha con la intención de que le emocione y le conmueva. La canción, con o sin palabras, es el más poderoso remedio para cualquier mal del alma, nos dice la armenia Kashkashian. Y obra en consecuencia, en compañía de Robert Levin. Música en toda la extensión y en el más completo sentido de la palabra. Característica de todas las piezas, un profundo y expresivo sentimiento cantabile, poco común a nuestro juicio y que se acentúa en piezas como Oye mi llanto, entre otras, por citar sólo al autor tal vez menos conocido entre nosotros de entre los reunidos en este CD. Sumérganse en la aventura de las Canciones de las majas de Granados, de las Canciones negras de Montsalvatge, de las Siete canciones populares españolas de Falla y de los cantos de Ginastera, Guastavino y López Buchardo, y déjense llevar de sorpresa en sorpresa de la manos de estos dos magníficos Adrian Chandler EL ALBA DEL VIRTUOSISMO THE RISE OF THE NORTH ITALIAN VIOLIN CONCERTO. 1690-1740. MHAIRI LAWSON, soprano. LA SERENISSIMA. Violín y director: ADRIAN CHANDLER. AVIÈ AV 2106 (Gaudisc). 2006. 78’. DDD. N PN El nuevo disco de Adrian Chandler y su conjunto La Serenissima vuelve a acercarse a Vivaldi, aunque en esta ocasión no en exclusiva. Dos de sus conciertos de L’estro armonico (entre ellos, el famoso para cuatro violines que Bach recompondría para cuatro claves) son los aquí incluidos, aunque también se ofrece un Laudate pueri que le fue en principio adjudicado al veneciano (está catalogado como RV Anh. 30), pero que se mostró luego como apócrifo, sin que su autor haya podido ser aún identificado, sólo la fecha de creación (en torno a 1695). Conciertos de Albinoni (Op. 2, nº 8) y Valentini (Op. 7, nº 11), balletti y correnti de Legrenzi y un par de sinfonías/sonatas a 5 del casi desconocido Francesco Navara completan un CD muy interesante. El interés deriva no sólo del repertorio, que presenta conciertos en las diversas formas en que se cultivaban en la Italia del Norte a finales del siglo XVII y principios del XVIII, sino también de unas interpretaciones estupendas. Mhairi Lawintérpretes que continúan y enriquecen la ya larga tradición de la transcripción. José Guerrero Martín THROUGH GOLD AND SILVER CLOUDS. Obras de Elgar, Delius, Holst, Warlock y Hughes. CAMERATA WALES. Director: OWAIN ARWEL HUGHES. BIS CD-1589 (Diverdi). 2005. 67’. DDD. N PN G ratísimo recital de miniaturas británicas el que nos ofrece esta nueva orquesta galesa fundada hace dos años por su director en esta grabación. Lo más curioso que nos ofrece es la Fantasía en la son canta con una combinación casi perfecta de intensidad, claridad, belleza tímbrica, elegancia ornamental y fuerza expresiva, y el acompañamiento resulta vitalista e impetuoso, pero sin atosigar a la cantante, que impone al salmo su forma de respirar y de frasear. Las piezas puramente instrumentales están marcadas por el mismo sentido vigoroso y vehemente. Chandler, agilísimo y elegante como solista, huye de las versiones minimalistas; su conjunto suena compacto, robusto, poderoso, con acentuaciones muy marcadas (hoy quizá no tan en boga como hace una década), acaso con un continuo menos grácil y más oscurecido de lo deseable. Estupendo disco en cualquier caso. El concierto para cuatro violines obligados de Giuseppe Valentini resulta especialmente atractivo por su audacia y la formidable potencia expresiva con que es interpretado. Pablo J. Vayón menor del padre de aquél, pues el resto es material conocido por los amantes de la música británica: la Serenata para cuerdas y la Elegía de Elgar, Capriol Suite de Warlock, Escuchando el primer cuco en primavera y Noche de verano en el río de Delius y la Saint Paul’s Suite de Holst. Lo mejor del registro está en la selección y en la novedad de la obra de Hughes, enormemente agradable de escuchar. El inconveniente es que de todas estas obras —excepto de la última citada, naturalmente— hay versiones mejores: las de Beecham (Naxos) o Barbirolli (EMI) en Delius, Andrew Davis (Teldec) o Barbirolli (EMI) en Elgar, Marriner (Decca) en Warlock y Handley (Intersound) en Holst. La orquesta no es excepcional aunque su entrega le lleva a obtener un resultado aceptable. Claire Vaquero Williams 103 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:36 Página 104 D VDDV D 104 CARNICER: CRÍTICAS de la A a la Z D V D CARNICER-PROKOFIEV Il dissoluto punito ossia Don Giovanni Tenorio. DIMITRI KORCHAK (Don Giovanni), WOJTEK GIERLACH (Commendatore), ANNAMARIA DELL’OSTE (Donna Anna), JUAN LUQUE CARMONA (Don Ottavio), ENFRICA FABBRI (Donna Elvira), JOSÉ JULIÁN FRONTAL (Leporello). CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE GALICIA. Director musical: ALBERTO ZEDDA. Director de escena e iluminación: DAMIANO MICHIELETTO. Director de vídeo: ANTONIO CID. tante parecido de Juan Luque Carmona con Julián Muñoz, el de Marbella. Sabe Michieletto dar continuidad a la acción, sin tiempos muertos ni baches, introduciendo de vez en cuando algún gag, pero a costa de, a menudo, desnaturalizar o de forzar la obra carniceriana. Si uno se abstrae de la música que escucha, seguro que disfruta de este montaje juvenil, ágil y muchas veces divertido. Fernando Fraga AUTOR ICCMU SAO1349. 2006. 150’. N PN P r e c e d i d a CHOPIN: por su publicación en CD esta producción del Festival Mozart de La Coruña es un acierto, en especial por la posibilidad de dar a conocer algo más la obra de un músico que tuvo su importancia dentro de la cultura musical patria, heredero al alimón del arte mozartiano y rossiniano. Poco más que añadir al comentario ya realizado anteriormente en esta revista en torno al CD, donde en líneas generales se alabó la interpretación de la ópera, desde la concienzuda dirección musical de Zedda a la importante Donna Anna que consigue la dell’Oste, pasando por el considerable Leporello de Frontal. En cuanto a la dirección escénica, que es lo que aquí merece mayor detalle, encomendada al joven Michieletto, habría que destacar en principio la originalidad del planteo. Sin que se sepa muy bien el porqué, la acción transcurre preferentemente en la cocina de la casa de Don Juan, que parece continuar en otras dependencias de la mansión no tan claramente definidas. A partir de ahí, es indudable que el director escénico ha querido sacar partido a las situaciones, a los personajes y a la figuración, en un intento de superar la supuesta falta de teatralidad de la obra, según el punto de vista de un director de escena actual. Una meta que se proponen todos los profesionales de hoy, ignorando que la ópera se mueve por otros derroteros o precisa otros conceptos que los que dan base al teatro en prosa. El joven regista, lleno de ideas y entusiasmo, logra mover y dar un contenido a los personajes. Se impone ahora destacar la labor de Dimitri Korchak, cuyo físico y actuación responde perfectamente al marcaje impuesto por el director y, por diferente motivo: el inquie- Sonata nº 2 op. 35. Balada nº 3 op. 47. Vals op. 42 y op. 64 nº 2. Mazurca op. 17, nº 4. Nocturno op. 48, nº 1. Andante spianato y Gran Polonesa op. 22. ADAM NEIMAN, piano. Director de vídeo: TONY ADZINIKOLOV. VAI 4366 (LR Music). 2005. 91’. N PN E ste es un agraciado documento sobre el pianista Adam Neiman, músico de refinada sensibilidad tal y como se puede apreciar en el visionado de este DVD dedicado enteramente a Chopin. Es un pianista depurado que con gran intuición y delicadeza plasma en sus interpretaciones una especial esencia de nobleza y generosidad en torno a la música. Sus elecciones son sinceras y procura la poesía íntimamente ligada a una paleta sonora en la que de forma natural abundan las sutilezas expresivas. Neiman es un virtuoso, eso está claro; pero a diferencia de tantos escoge serenamente (y curiosamente) sus tempi valorando que los beneficiarios sean las partituras y en definitiva la música. Así, todos los pasajes sin excepción quedan bien dibujados y comprendidos, bien expuestos y definidos. Porque éste es un músico afable, enérgico, conciso; muy cuidadoso con el legato y las articulaciones chopinianas de la mano izquierda. En sus versiones hay esmero y consecuencia, nada de afectaciones ni exaltaciones. Las exquisiteces le son nativas, asimismo como el tratamiento de la sonoridad, que se proyecta de manera equilibrada y depurada. Adam Neiman prodiga una cultivada pasión que influye en unas interpretaciones que destacan por su esplendidez y una humanidad no habitual. Esta humanidad se traduce en una proximidad que comunica cálidamente con el oyente y le transfiere sensaciones y profundidad, belleza y perfección. Un recital que por tantos valores (algunos de ellos no habituales) se convierte en muy recomendable y hasta en excelente. Las imágenes acompañan con una tomas en general interesantes, aunque como ya estemos acostumbrados pequen éstas de demasiada inmovilidad. Emili Blasco DONIZETTI: La fille du régiment. JOAN SUTHERLAND (Marie), ASTON AUSTIN (Tonio), HEATHER BEGG (La Marquesa), GREGORY YURISICH (Sulpice). THE AUSTRALIAN OPERA CHORUS. THE ELIZABETH SYDNEY ORCHESTRA. Director musical: RICHARD BONYNGE. Director de escena: SANDRO SEQUI. Director de vídeo: PETER BUTLER. FAVEO OPUS ARTE OA F 4025 D (Ferysa). 119’. 1986. R PN E sta entrega pertenece a la serie de representaciones que la Stupenda ofreció ya en la recta final de su carrera, pero aún con muchos posibles sumados a la envidiable experiencia, en la cosmopolita ciudad australiana de Sydney como si quisiera repasar, antes de la retirada, sus mayores éxitos delante de sus coterráneos. Marie de La fille supuso un enorme éxito cuando rescató tan original partitura del olvido, ofreciendo una nueva imagen de la cantante y, de rebote, logrando el despegue definitivo de Pavarotti. Con 60 años, Sutherland, indemne su innegable sentido del humor, es capaz aún de superar las pruebas vocales que Donizetti exige y, a su manera, las escénicas, siempre limitada por las características de su imponente físico que poco o nada tiene que ver con esta desparpajada vivandera. Del resto del equipo, de la cantera, es preciso resaltar la buena voluntad de Austin (compañero de la soprano en otras aventuras líricas locales como Maurizio de Sajonia o Raoul de Nangis, nada menos), de presencia agradable y muy acorde con el personaje y actuación equivalente, con base en una voz de un cierto y dulce lirismo, puesto en evidencia sobre todo en un dignísimo Pour me rapprocher de Marie, y que logra superar, si no con el permitido brillo, sí con tranquilidad, los nueve y temi- 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:37 Página 105 D V D CARNICER-PROKOFIEV bles do agudos de Pour mon âme. A Yurisich se le soporta mejor como actor que como cantante, con una dicción francesa además algo vaga. Begg da relieve a su personaje, medio cantado y medio recitado (aquí se acusan también problemas de idioma), así como el resto de los convocados (Marie Claire es la excéntrica Condesa), que se mueven con comodidad por un montaje de Sequi (el mismo cantado por Suthertland y Kraus en el Met, 1983) realmente encantador, fiel al texto y a la música. Bonynge concierta con su habitual sentido del teatro y del canto donizettiano. Fernando Fraga DVORÁK: Sinfonía nº 9 “Del Nuevo Mundo”. FILARMÓNICA DE BERLÍN. Director: CLAUDIO ABBADO. Director de vídeo: BOB COLES. Documental de Angelika Stiehler. EUROARTS 2056048 (Ferysa). 2002. 77’. N PN Es la filmación en el Teatro Massimo de Palermo de una Novena de Dvorák por la Filarmónica de Berlín dirigida por Abbado. Esto debería bastar: una sinfonía muy bella, asequible y de pleno repertorio; un instrumento insuperable en lo virtuoso y lo artístico, y una de las batutas realmente artísticas de nuestros días. ¿Habrá que encomiar ese delicado y tenso Adagio introductorio, ese Allegro que crece y que nunca se excede, que es matiz y es progresión sin ser nunca exuberancia; o el bellísimo Largo, que tantas veces hemos oído con este nivel, pero acaso nunca mejor; y el vivaz Scherzo, auténtico alivio en este planteamiento sinfónico y dramático; para concluir con el conocido y sabido y siempre bello Allegro con fuoco final, que Abbado y la Filarmónica de Berlín bordan en esa Sicilia que los acogía hace cinco años. Puede haber muchas lecturas de esta sinfonía semejantes en altura artística a la que aquí vemos y oímos; pero si se trata de ver, estamos ante una referencia indiscutible. La filmación, la captura del detalle por Bob Coles satisfará al aficionado más exigente. Este DVD, como otros del mismo sello, tiene además intenciones pedagógicas, y eso se advierte en ciertos detalles del libreto y en el interesante documental, que es auténtica divulgación, con una descripción de cada uno de los movimientos, las ideas, los temas, los ritmos, escrita y dirigida por Angelika Stiehler. Un DVD de doble interés, por el excelente concierto y por las explicaciones a cargo de Stiehler y Michael Beckermann, con numerosos ejemplos sacados de la propia sesión en el Massimo. Santiago Martín Bermúdez MASCAGNI: Cavalleria rusticana. VIOLETA URMANA (Santuzza), VINCENZO LA SCOLA (Turiddu), MARCO DI FELICE (Alfio). LEONCAVALLO: Pagliacci. MARÍA BAYO (Nedda), VLADIMIR GALOUZINE (Canio), CARLO GUELFI (Tonio), ÁNGEL ÓDENA (Silvio), ANTONIO GANDÍA (Beppe). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO REAL. Director musical: JESÚS LÓPEZ COBOS. Director de escena: GIANCARLO DEL MONACO. Director de vídeo: ÁNGEL LUIS RAMÍREZ. 2 DVD OPUS ARTE OA 0983 D (Ferysa). 201’. 2007. N PN En la de Mascagni el regista se toma unas libertades de concepto que no se acoplan tan bien con las tomadas con la partitura leoncavalliana. En la primera, con base en su tan dramático contenido, la lleva a la tragedia griega, en todos los sentidos incluida la localización. Pese a lo discutible de esta apreciación, las imágenes obtenidas son de una indudable belleza dramática, aunque sea un dramatismo que puede resultar algo ajeno a la obra en sí. En Payasos, en el homenaje nada velado a Fellini las cosas resultan mejor, con una dirección de actores realmente ejemplar. Tonio, como prólogo a las dos óperas, es un acierto más que se complementa con el cuerpo de Turiddu muerto dando punto de partida a la acción de la segunda de las obras, creando una unidad entre ellas que es la que vienen manteniendo casi desde sus estrenos. La lectura de López Cobos es fiel a su actual manera de enfrentarse con la ópera: clara de planteo, rica de sonoridad y algo fría de exposición. Urmana, voz excepcional desde cualquier ángulo juzgable, peca un poco de sobriedad en una Santuzza que estamos acostumbrados a escuchar, porque el personaje lo permite, más desgarrada y patética. La Scola se empeña en meterse en personajes que le quedan algo grandes, lo que no le impide dar cuenta por secciones de una voz lírica dotada y atrayente. Di Felice es un modélico Alfio en plan barítono lírico, mientras que Viorica Cortez ofrece empaque y experiencia a Mamma Lucia y Dragana Jugovic sensualidad, que es lo que merece, a Lola. En Payasos, destaca la poderosa vocalidad, de resonancias baritonales, oscura y potentísima de Galouzine, muy en la línea tradicional de interpretación verista. La Bayo, en este salto cualitativo y cuantitativo de repertorio, sale airosa vocal y escénicamente, lo cual resulta una agradable e inesperada sorpresa, haciéndose perdonar por ello algún que otro desliz en la entonación. Ante la digna corrección del Silvio de Ódena, redondeado por su conveniente presencia como actor, no queda más que constatar el simpático y bien cantado Beppe de Gandía y el brusco, voceado, inoperante, monolítico Tonio de Guelfi. Como es costumbre del sello y para justificar los dos DVDs, la entrega se completa con entrevistas a los principales responsables de ambos montajes. Fernando Fraga MONTEVERDI: La coronación de Popea. PATRICIA SCHUMANN (Popea), RICHARD CROFT (Nerón), JEFFREY GALL (Otón), KATHLEEN KUHLMANN (Octavia), HARRY PEETERS (Séneca), CURTIS RYAM (Arnalta). CONCERTO KÖLN. Director musical: RENÉ JACOBS. Director de escena: MICHAEL HAMPE. Director de vídeo: JOSÉ MONTES-BAQUER. ARTHAUS 100 109 (Ferysa). 1993. 150’. N PN E n muchos aspectos, La coronación de Popea es la ópera de Monteverdi más difícil de abordar escénica y musicalmente, dada la mezcla de elementos cómicos y dramáticos en la trama y la amalgama de piezas de compositores diversos reunidas bajo la firma conjunta del autor de L’Orfeo. Dicha complejidad sólo a medias resulta bien resuelta por Hampe y mucho más satisfactoriamente por Jacobs. La acción se desarrolla en un espacio atemporal, porque las vestimentas pueden ser tanto medievales, como pantalones modernos y los soldados romanos más parecen antidisturbios. Por lo demás, los actores están bien movidos y las escenas eróticas de Nerón y Popea son verdaderamente tórridas. La alusión al homoerotismo entre el emperador y Lucano era poco menos que inevitable. La escena, dominada por rojos y negros, gana posiblemente en efectividad dramática cuanto más desnuda está, caso de la última aparición de la derrotada Octavia. Las mejores bazas del reparto están en la intensa Popea de Patricia Schumann — estupenda como actriz— y el noble Séneca de Harry Peeters. El Nerón de Richard Croft, aunque consigue emocionados dúos con Popea, queda algo corto en lo vocal —y excesivamente rabioso como actor— en su duelo dialéctico con Séneca. De muy poca entidad el Otón de Jeffrey Gall y descolorida la Arnalta de Curtis Ryam. Magnífica la prestación de Concerto Köln, que responde con flexibilidad a la imaginación instrumental y fraseadora de Jacobs. Enrique Martínez Miura PROKOFIEV: La flor de piedra op. 118. EKATERINA MAXIMOVA (Katerina), VLADIMIR VASILIEV (Danila), SVETLANA ADIRJAIEVA (La dama de la Montaña de Cobre), VLADIMIR LIEVASHOV (Severian). BALLET Y ORQUESTA DEL BOLSHOI. Director musical: ALEXANDER KOPILOV. Coreografía: IURI GRIGOROVICH. Director de vídeo: VALERI GORBATSIEVICH. VAI 4411 (LR Music). 1979. 111’. R PM Los legendarios Maximova y Vasiliev, matrimonio en la vida real y bailarines del gran repertorio clásico (desde Giselle a Bella durmiente, etc.), forman una pareja poco menos que ideal en esta versión del último ballet compuesto por Prokofiev a partir de un libreto escrito por Mira, su segunda esposa. El compositor no lo vio nunca en escena, y se estrenó en el Bolshoi en 1954, sin ningún éxito. Grigorovich, el autor de la coreografía que nos llega ahora, lo montó inmediatamente después para el Kírov de Leningrado, nada menos que con Maia Plisetskaia. Ahí la cosa funcionó mejor, de manera que el propio Grigorovich lo llevó al Bolshoi, y lo que ahora vemos es 105 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:37 Página 106 D VDDV D PROKOFIEV-VERDI una revisión de 1979 de aquella coreografía. Es el Bolshoi en un buen momento, con Maximova excelente, grácil, exquisita, se diría que capaz de detenerse con elegancia en medio del vuelo; y Vasiliev poco menos; con un cuerpo de baile de muy buen nivel, aunque no siempre excelente. Nos dicen que estamos en 1979, y lo creemos, desde luego; pero viendo a Maximova y a Vasiliev en tan buena forma y presencia juvenil nos preguntamos si no habrá una confusión, ya que ambos tendrían que estar en ese momento al borde de los cuarenta años, edad que en el gremio de la danza se suele notar. Junto a ambos rutilantes protagonistas, una Señora de la Montaña espléndida, Svetlana Adirjaieva; y un “rival” o “malo” que aguanta las comparaciones, Vladimir Lievashov. Se trata de una coreografía muy bella, aunque en un soporte visual cuya calidad deja que desear; es sin duda una toma para televisión, y las apariciones y comienzo de escena a veces se le escapan al director del vídeo. Los aplausos irrumpen en medio de la música para recibir a la estrella o para premiar su danza. Por suerte, la Orquesta del Bolshoi es en esos años todavía de muy buen nivel, y Kopilov la dirige con magisterio. Desde luego, es una versión cortada; estos ballets, desde El lago de los cisnes hasta Romeo y Julieta, y más, no suelen hacerse nunca íntegros. A los 111 minutos del ballet hay que añadir una propina que es bella sobre todo porque está Maximova. Es un pas de deux, en rigor un dúo de amor, del ballet Anyuta, una música muy cursi de Valeri Gavrilin y una coreografía de Vasiliev; Marat Daukaiev apoya a Maximova, y desaparece a menudo ante el tenue, sutil, elegantísimo vuelo de ella. Un interesante y a menudo bello DVD, en el que el lector no encontrará ninguna información sobre la obra, los bailarines, el compositor, el teatro. Pero se trata de un disco a precio medio, así que merece la pena. Santiago Martín Bermúdez REICH: City Life. ENSEMBLE MODERN. Directora: SIAN EDWARDS. Director de vídeo: MANFRED WAFFENDER. WARNER 2564 69907-5. 60’. N PN 106 La película, primero: admirable. Nueva York verde, amarilla, bermellón, negra, su capa de grasa de gasolina creando infinitas gamas de moaré: es la ciudad soñada, conocida, resoñada, reconocida, a cada viaje, incluso el primero, en cada película desde Preminger a Allen, poco importa si es en blanco y negro o en color, con filtros o no… Las intenciones del compositor son no menos admirables: grabar los sonidos de NuevaYork (y el realizador —o el técnico de sonido, cuyo nombre no he encontrado— nos hace oír esos sonidos ora estridentes, ora mates, acompasados o derivando…) y trabajarlos con la ayuda del sampler. El compositor nos explica cómo se utiliza: “usted graba un sonido, lo pasa a ese instrumento admirable que lo declina sobre todas las notas del teclado […] y luego pueden ser armonizados tocando varias notas a la vez”; Steve Reich tiene incluso dos samplers y puede tocar el claxon de un Porsche a varias alturas (lo hace). El compositor analiza su obra: movimientos extremos alegres (Allegro), pero el último más optimista, y en el centro unas voces enfadadas durante una reunión política (tempo lento) y nos explica que se trata de una estructura del tipo ABA. Los sonidos y las voces grabadas en Nueva York se funden con la orquesta de cámara formada por la cuerda, viento, percusión (magnífica vibrafonista) y teclados. El compositor está presente en los ensayos, da consejos (“los bemoles son importantes”), anima a los músicos (“es exactamente lo que imaginaba cuando escribí esta obra”), se queda embelesado por la belleza de su música. Imágenes de la partitura aparecen en algunos momentos claves, por ejemplo la indicación “door slam” cuando el teclado-sampler toca una puerta (de taxi) que se cierra. La película culmina con un concierto de la obra en la Ópera de Francfort: la música suena a música de Steve Reich (temas cortos pero generosamente repetidos según estructuras provenientes de África o de Asia) y es un triunfo: el público aplaude, el compositor aplaude a los músicos que aplauden al compositor que aplaude al público. Los admiradores del compositor podrán adquirir City Life sin temor a ser decepcionados; los demás pensaran acaso que la vida sonora de esta ciudad se encuentra, como diría Debussy, entre y alrededor de las notas (de Steve Reich). Pierre Élie Mamou ROSSINI: L’italiana in Algeri. MARIANNA PIZZOLATO (Isabella), MARCO VINCO (Mustafà), MAXIM MIRONOV (Lindoro), BRUNO DE SIMONE (Taddeo). CORO DE CÁMARA DE PRAGA. ORQUESTA DEL TEATRO COMUNALE DE BOLONIA. Director musical: DONATO RENZETTI. Director de escena: DARIO FO. Director de vídeo: TIZIANO MANCINI. 2 DVD DYNAMIC 33526 (Diverdi). 2006. 150’. N PN Cuando hice la crítica del disco de esta representación (nº 222) ya me extrañaron ciertas dificultades que parecían tener los cantantes, hecho que ha quedado aclarado en la versión escénica. La razón es el planteamiento de Dario Fo, que en su línea habitual, llevando la dramaturgia al absurdo, llena el escenario de continuos movimientos, haciendo que los cantantes tengan que actuar en las más difíciles situaciones y donde a pesar de lo que se diga, lo que importa es el teatro y lo de menos es el canto. Pero si ese teatro ayudara a entender y modernizar la obra sería interesante, pero si lo que se pretende es que sea un juego continúo de gags, con ritmos alocados, al final acaba cansando. Y es una pena porque Fo sabe mucho de teatro, de cómo preparar e iluminar la acción, pero todo esto está al servicio de una idea, que no sé si Rossini, que era tan bromista, aprobaría. La dirección de Donato Renzetti mantiene el ritmo de la partitura, aunque seguramente su rendimiento no es ajeno a lo que ocurre en el escenario. Marianna Pizzolato es una esperanzadora y ya buena mezzosoprano, aunque debe mejorar la expresión vocal y escénica. Marco Vinco hace un brillante Mustafà, dándole un carácter ridículo y manteniendo el tipo ante las dificultades, al igual que el tenor Maxim Mironov, con grandes posibilidades de futuro, junto al siempre efectivo Bruno del Signore. ROSSINI: Albert Vilardell La pietra del paragone. SONIA PRINA (Clarice), JENNIFER HOLLOWAY (Aspasia), LAURA GIORDANO (Fulvia), FRANÇOIS LIS (Asdrubale), JOSÉ MANUEL ZAPATA (Giocondo), JOAN MARTIN-ROYO (Macrobio), CHRISTIAN SENN (Pacuvio), FILIPPO POLINELLI (Fabrizio). CORO DEL TEATRO REGIO DE PARMA. ENSEMBLE MATHEUS. Director musical: JEAN-CHRISTOPHE SPINOSI. Directores de escena: GIORGIO BRABERIO CORSETTI Y PIERRICK SORIN. Director de vídeo: PHILIPPE BÉZIAT. 2 DVD NAÏVE V 5089 (Diverdi). 2007. 211’. N PN La pietra del paragone. MARIEANGE TODOROVICH (Clarice), LAURA BRIOLI (Aspasia), PATRIZIA BICCIRÉ (Fulvia), MARCO VINCO (Asdrubale), RAÚL GIMÉNEZ (Giocondo), PIETRO SPAGNOLI (Macrobio), PAOLO BORDOGNA (Pacuvio), TOMEU BIBILONI (Fabrizio). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO REAL DE MADRID. Director musical: ALBERTO ZEDDA. Director de escena, decorados y vestuario: PIER LUIGI PIZZI. Director de vídeo: ÁNGEL LUIS RAMÍREZ. 2 DVD OPUS ARTE AO 0987 D (Ferysa). 2007. 189’. N PN S eparadas por apenas tres meses estas representaciones parisiense y madrileña ponen de inmediato al día la genial partitura rossiniana tanto tiempo orillada. Difícil inclinarse por una u otra versión, pues muchas son las excelencias de ambas, tanto escénicas como musicales y canoras. La más original es la de París, donde un trabajo esencialmente basado en elementos visuales o cinematográficos abre unas perspectivas insólitas a la puesta en escena. Maquetas filmadas y proyectadas sirven de decorado a los actores, permitiendo imágenes insólitas y situaciones inéditas, 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:37 Página 107 D V D PROKOFIEV-VERDI que se complementan con una minuciosa e inteligente, además de divertida, dirección de actores. La madrileña, con la que estéticamente la francesa tiene bastantes puntos en común, es más tradicional, pero también muy lograda, por el bonito decorado que reproduce una elegante villa, diáfano espacio que como es costumbre en Pizzi utiliza al completo y en el que mueve a sus bien definidos personajes con provecho. Los “barrocos” parisinos, los Matheus y Spinosi, dan una lectura enérgica y algo seca en el sonido, sin que por ello falte transparencia, matices, contrastes. La de Zedda, cálida y rica de sonido, plena de ritmo y color, se mueve más dentro del Rossini a que estamos acostumbrados a escuchar últimamente. Los dos repartos son de nivel y el de París, actoralmente, responde sin fallos a la minuciosa y a veces complicada concepción escénica. Vocalmente hablando, el madrileño suena más conjuntado y estilísticamente más genuino, con una comicidad de clima más italiano. Al que contribuye, especialmente, el terceto formado por Vinco, Bordogna y Spagnoli, cada uno de ellos adecuados por tesitura y personalidad al respectivo papel y con la experiencia que les facilita sus habituales presencias en el Festival de Pésaro. Sin que sean de despreciar en el otro escenario el juvenil y atractivo Asdrubale de Lis (algo apurado en su gran página final, todo hay que decirlo) o las bien trabajadas participaciones de Martin-Royo y Senn. También sería difícil elegir entre las actuaciones de Holloway y Giordano frente a las más opulentas, carnosas y burlescas a cargo de las tan italianas Brioli y Biccirè. La Prina y la Todorovich, cada una a su manera, más extravertida y con medios más graves la primera, más sutil y fina la segunda, sacan bastante jugo a la astuta e inteligente Clarice, soportando sin aparente dificultad las diferentes exigencias de la parte. Si para el bueno de Giocondo Zapata ofrece un canto de nivel y una voz más joven, sana y bonita que la de Giménez, éste se resarce totalmente con su impecable, sugestiva interpretación de Quell’alme pupille, uno de los momentos canoros más fascinantes de la velada madrileña. El cordial Fabrizio parisino (el jovencísimo Polinelli) se corresponde con el criado madrileño concebido de forma distinta (Bibiloni), dos cantantes con suficientes medios y presencia para respon- der a las demandas de sus menos exigentes encargos. Los dos DVDs añaden un bonus con entrevistas u otros interesantes complementos. La del Châtelet sólo ofrece subtítulos en inglés y francés. Fernando Fraga ROSSINI: Torvaldo e Dorliska. DARINA TAKOVA (Dorliska), MICHELE PERTUSI (Ordow), FRANCESCO MELI, (Torvaldo), BRUNO PRATICÒ (Giorgio), JEANNETTE FISCHER (Carlotta), SIMONE ALBERGHINI (Ormondo). CORO DE CÁMARA DE PRAGA. ORQUESTA HAYDN DE BOZANO Y TRENTO. Director musical: VÍCTOR PABLO PÉREZ. Director de escena: MARIO MARTONE. Director de vídeo: TIZIANO MANCINI. 2 DVD DYNAMIC 33528 (Diverdi). 2006. 157’. N PN El Festival de Pésaro del 2006 alcanzó uno de sus mejores momentos con la representación de Torvaldo e Dorliska, obra de Rossini que a pesar de sus importantes valores no tuvo el éxito esperado, quizá porque su cualidad de drama semiserio no era el que el público esperaba. La puesta en escena está a cargo de Mario Martone, resaltando la gran belleza del espacio escénico, con una escenografía de Sergio Tramonti, que se amplía con la pasarela que rodea la orquesta, a la que se une un importante labor en el movimiento de las masas, especialmente en las luchas y duelos, en un espectáculo cuidadosamente iluminado por Cesare Accetta, al que cabe añadir el cuidado vestuario de Ursula Patzak. Esta versión ya había salido en disco y fue comentada en el número 271, donde destacaba el dominio de la partitura del director Víctor Pablo Pérez y el estimulo que daba a las masas estables y también al grupo de cantantes, sobresaliendo Michele Pertusi, con un fraseo muy variado y una técnica que le permite superar las dificultades de su rol, Darina Takova, que encuentra sus mejores momentos en las escenas de sutileza, mientras que en la zona alta a veces le queda algo áspera, Francesco Meli, tenor muy musical, que está algo al límite en el repertorio rossianiano y Bruno Praticò, excelente profesional. Albert Vilardell TURNAGE: Greek. HELEN CHARNOCK (Mum), FIONA KIMM (Wife), QUENTIN HAYES (Eddy), RICHARD STUART (Dad). THE ALMEIDA ENSEMBLE. Director musical: RICHARD BERNAS. Directores de vídeo: PATAER MANIURA Y JONATHAN MOORE. ARTHAUS 102 105. (Ferysa). 1990. 81’. N PN Estrenada en 1988, Greek fue la primera ópera de Mark-Anthony Turnage (1960) y una de las razones de su inmediata consideración como músico de importancia. Hoy es, sin duda, uno de los más interesantes compositores de nuestro tiempo y también el más sólido exponente de esa forma de hacer más amplia la avenida por la que discurre la música contemporánea “clásica” —por así decir— que consiste en la incorporación de elementos traídos del jazz más progresivo o del rock and roll. Discípulo de Hans Werner Henze, Turnage demostraba en esta ópera haber aprendido de su maestro dos cosas: la elección de un buen tema —una suerte de Edipo en el East End londinense de la época thatcheriana basado en la pieza de Steven Berkoff y adaptado por Jonathan Moore y el propio compositor— y la necesidad de que el logro musical no le ande a la zaga al escénico ni viceversa. Este DVD recoge la versión para la televisión que adapta la escenografía del estreno en Múnich y Edimburgo. Eso hace que todo se acerque al espectador, que la doble faz —Shakespeare y lo cockney, como lo señala el propio compositor— del lenguaje y los gestos sea aún más cercano —y no sólo en los diálogos sino en situaciones como la de las dos esfinges, en realidad las mujeres reivindicando el sentido común que ha perdido un mundo dominado por los hombres. La peripecia se narra con eficacia y de forma siempre directa —o curiosamente indirecta, como la muerte con palabras del propietario del pub— y en el desenlace aparece con el dramatismo que requiere la renovación del mito trágico. La música es, como siempre en Turnage, excelente, y sirve a la acción con un criterio dramático que permite —no siempre ocurre en la época contemporánea, al menos en la que no es demasiado buena— el equilibrio con el texto y con la acción. El com- positor inglés ha aprendido de su maestro tanto como de Stravinski, Puccini o el musical de Broadway, todos rastreables aquí en mayor o menor medida pero todos sumidos en una personalidad que ya hace casi veinte años estaba bastante clara. Los cantantes son igualmente buenos actores —todos excepto el protagonista, Quentin Hayes, encarnan más de un personaje— y la prestación del Almeida Ensemble, dirigido por Richard Bernas, es impecable. Una interesantísima incursión en los nuevos caminos de la ópera pero también una pieza que merece verse por sí misma. Únicos inconvenientes, no decisivos, desde luego: una cierta falta de definición en la imagen y que la traducción de los subtítulos al español deje que desear. Claire Vaquero Williams VERDI: La forza del destino. SUSANA BRANCHINI (Leonora), TIZIANA CARRARO (Preziosilla), RENZO ZULIAN (Don Alvaro), MARCO DI FELICE (Don Carlo), PAOLO BATTAGLIA (Padre Guardiano). ORQUESTA FILARMÓNICA VÉNETA. CORO DEL TEATRO SOCIAL DE ROVIGO. Director musical: LUKAS KARYTINOS. Director de escena: PIER FRANCESCO MAESTRINI. Director de vídeo: TIZIANO MANCINI. DYNAMIC 33512 (Diverdi). 2006. 181’. DDD. N PN A parece en el mercado de DVD un nuevo registro de La forza del destino, grabado en enero del 2006, en el Teatro Comunale de Módena, que plantea la necesidad de nuevas versiones si los resultados son limitados. Los teatros de ciudades pequeñas hacen una gran labor, sobre todo en Italia en estos momentos de poca ayuda para la ópera, pero una cosa es la representación local y otra distinta su difusión comercial. El reparto está encabezado por la soprano Susana Branchini, con una voz importante, pero que no domina, por lo que el registro agudo es a veces acerado. A Renzo Zulian le ocurre algo parecido, los medios son generosos, pero su control es limitado y su fraseo superficial. El más interesante es Marco Di Felice, que sin tener un timbre de gran proyección, posee un buen estilo y un fraseo de cierta intención. Completan el reparto un correcto Paolo Bat- 107 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:37 Página 108 D VDDV D VERDI-RECITALES taglia, con expansión limitada y Tiziana Carraro, como Preziosilla, con un nivel discreto, todos bajo la dirección de Lukas Karytinos, en una versión trabajada, pero a la que se echa en falta contrastes y densidad. La producción de Pier Francesco Maestrini, que se mueve en un marco semiconvencional, hace explícitos algunos hechos del texto, que frenan el propio desarrollo dramático. Albert Vilardell VERDI: Oberto. ILDAR ABDRAZAKOV (Oberto), EVELYN HERLITZIUS (Leonora), CARLO VENTRE (Riccardo), MARIANNE CORNETTI (Cuniza). CORO DE ÓPERA DE BILBAO. ORQUESTA SINFÓNICA DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS. Director musical: YVES ABEL. Director de escena: IGNACIO GARCÍA. Director de vídeo: ÁNGEL LUIS RAMÍREZ. OPUS ARTE AO 0982 D (Ferysa). 2007. 152’. DDD. N PN 108 Primer título del catálogo verdiano, la partitura contiene ya muchos adelantos que serán constantes en la obra del compositor parmesano: la fuerza de la melodía, la energía de los acentos, la capacidad expresiva de las voces. García sabe captar la esencia de la obra y mostrarla tal cual, sin alteraciones ni caprichosas manipulaciones que lo único que hacen es despistar o complicar al espectador. Todo de manera sencilla, sobria y clara, con un uso inteligente de la luz (Vinicio Cheli) y el color, moviendo a solistas, coro y comparsas con efectividad y provecho dramático. Algo que desde el foso entendió y completó la batuta de Abel, de amplio concepto y sonido robusto, pasando rápido por debilidades o convenciones para potenciar el discurso verdiano más decisivo, en perfecta conexión con el escenario, como se ha adelantado, y solistas. Abdrazakov parece poseer la tesitura ambigua de su personaje, que traduce con hermosísimos y sonoros medios. La Cornetti saca a relucir su voz de mezzo aguda, en un papel que le queda pequeño por todos los ángulos, tratándose de un instrumento que pide mayores empeños dentro de la galería mezzosopranil verdiana: Amneris, Eboli, Azucena. Ventre es el elemento menos interesante del equipo, únicamente preocupado por demostrar que tiene voz (importante) y empuje (considerable). Herlitzius sorprende inesperadamente. Asociada más a repertorio tedesco, sin contar con unos medios meridionales ni ser obviamente una intérprete intrínsecamente verdiana, es capaz de solventar todos los recovecos de una tesitura definible como de soprano drammatica d’agilità, añadiendo una presencia escénica y un dominio teatral del personaje absolutamente impactante. Colaboración impecable de Nuria Lorenzo como Imelda. Hay entrevistas a varios responsables de la puesta en pie de la ópera, sin que en esta ocasión el sello acuda para editarla, lo que es de agradecer, al doble DVD. Fernando Fraga VERDI: Otello. GABRIELLA TUCCI (Desdemona), MARIO DEL MONACO (Otello), TITO GOBBI (Yago). COROS DE LA RADIO DE TOKIO, NHK ITALIANO, FUJIWARA OPERA Y DE NIÑOS DE TOKIO. SINFÓNICA NHK. Director musical: ALBERTO EREDE. Director de escena: BRUNO NOFRI. VAI 4425 (LR Music). 1959. 131’. R PN En blanco y negro y con imagen propia de la época de su realización, en general aceptable pero con a l g u n o s borrones —no se conserva el Ora è per sempre addio, sustituido por fotos fijas con fondo de otra grabación audio de del Monaco—, he aquí otro documento de la serie “lírica italiana” que mejor podría denominarse “italianos en Japón”, suponiendo como todos los varios conservados un valioso testimonio. Oportunidad para volver a disfrutar del Moro del tenor florentino, dos años antes de registrarlo por segunda vez en disco con Karajan y cinco meses después de haberlo grabado con Franco Enriquez para la RAI milanesa. Los mismos gestos grandilocuentes, un fraseo entre descuidado, tosco o, repentinamente, lleno de aciertos, en una actuación a menudo más destinada al loggione que interiorizada. Es, sin duda, una caracterización poderosa y entregada aunque en esta ocasión resulte visiblemente más moderada o reser- vada, de la que en conjunto es difícil sustraerse, tal es el influjo de una personalidad semejante al servicio de un Otello de concepto sumamente directo, claro de intenciones además de tan efectista como muchas veces efectivo. Contrasta un tanto con el Yago de Gobbi, sutilmente trazado en psicología y fraseo, donde no deja al azar ninguna oportunidad de demostrar la profundidad del planteo, sin caer en caricaturas o recursos guiñolescos, a partir ya se sabe de esa voz discutible por definición tímbrica y alcances. Observarle detenidamente, por ejemplo, en cómo va insuflando su cizaña en el dúo Cio m’accora, informa con suficiencia de la categoría que tuvo este excepcional cantante intérprete. Tucci, siempre un poco a la sombra de las sopranos de una generación rica en nombres y personalidades, hace una Desdemona ejemplar, un poco tendente a la ñoñería pero impecablemente descrita y, por supuesto, cantada. A la altura de sus cometidos la Emilia de Anna Di Stasio y el Lodovico de Plinio Clabassi, al lado de otros nombres bien conocidos entre los comprimarios de la época (Mariano Caruso, de Julis, Onesti) con un único cantante del lugar, Takao Okamura, correcto Montano. Los coros cumplen con desigualdad, tras un inicio más bien lamentable, y la orquesta suena con suficiente presencia en manos del casi siempre rutinario Erede. Dirige escénicamente Bruno Nofri, un profesional que sabe contar lo que pasa en la obra, al servicio de la cual se pone como debe ser. Fernando Fraga WAGNER: El anillo del nibelungo. JOHN TOMLINSON (Wotan, Der Wanderer), GRAHAM CLARK (Loge, Mime), GÜNTER VON KANNEN (Alberich), HELMUT PAMPUCH (Mime Oro), MATTHIAS HÖLLE (Fasolt, Hunding), PHILIP KANG (Fafner, Hagen), BRIGITTA SVENDÉN (Erda), POUL ELMING (Siegmund), NADINE SECUNDE (Sieglinde), ANNE EVANS (Brünnhilde), LINDA FINNIE (Fricka), SIEGFRIED JERUSALEM (Siegfried), BODO BRINCKMANN (Günther), EVA-MARIA BUNDSCHUH (Gutrune), WALTRAUD MEIER (Waltraute). CORO Y ORQUESTA DEL FESTIVAL DE BAYREUTH. Director musical: DANIEL BARENBOIM. Director de escena: HARRY KUPFER. Director de vídeo: HORANT H. HOHLFELD. 7 DVD WARNER 2564 62317-2. 19911992. 917’. R PN C reo recordar que ésta es la cuarta ocasión que se publica este Anillo y también la cuarta vez que se comenta en estas páginas (anteriormente reseñado en CD, en VHS, en DVD por separado y ahora finalmente en una caja de 7 DVDs con las cuatro obras incluidas). Los espectadores ya saben a lo que se van a enfrentar al ver estas puestas en escena funambulescas y totalmente perjudiciales para el canto, esa “tiranía de la verosimilitud materialista”, que decía el difunto Mayo (aunque aquí, al estar grabada la música por un lado y la filmación por otro, no hay peligro de que los cantantes pierdan el hilo conductor y se distraigan tratando de cantar y actuar, y a la vez poner el pie en el sitio adecuado para no sufrir un aparatoso accidente). La dirección musical, convincente y apasionada, aunque en ocasiones con notable tosquedad y con cierta falta de organización y unidad, es aceptable y acorde con los modos de Barenboim, si bien todavía es posible que con una escena más adecuada el músico argentino pueda darnos cosas mejores y más interesantes en un futuro más o menos cercano (recordemos otra vez que ciertos sectores de la crítica británica le comparan en estas músicas con el mismísimo Furtwängler, llamándole “The Lord of the Ring”). El equipo vocal está compuesto de cantantes-actores de evidente prestigio y con buenos medios técnicos y expresivos, por ejemplo, el notable Wotan de Tomlinson, el adecuado Siegfried de Jerusalem, la magnífica Waltraud de Meier, el interesante Mime (y Loge) de Clark, el apasionado Siegmund de Elming o el siniestro Alberich de Von Kannen. Hay otros casos, por ejemplo la insuficiente Brünnhilde de Evans, que desequilibran negativamente el reparto, aunque en conjunto es una buena muestra de voces wagnerianas de la década de los noventa que cumplen todos con inteligencia y sensibilidad evidente para esta música. En general, a pesar de sus aciertos, es un Anillo sin el poder narrativo de un Levine y sin el fino trabajo orquestal de un Boulez, ambos en DG (aunque el comatoso estado vocal de algunos de los intervinientes en este último 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:37 Página 109 D V D VERDI-RECITALES caso, nos impidan recomendarlo abiertamente), por citar dos ejemplos característicos en DVD, a pesar de lo cual hará las delicias de los seguidores de Barenboim (cfr. comentario de la crítica británica) que, por ahora, se tendrán que conformar con esta disparatada puesta en escena. Quizá el futuro les depare sorpresas más agradables. Enrique Pérez Adrián ción musical de Horst Stein conduce todo con buen tino y solvencia técnica probada, y además acompaña bien a los cantantes. Le falta la profundidad expresiva, idioma y refinamiento de las legendarias producciones de Knappertsbusch, pero para la puesta en escena y el equipo vocal que aquí tenemos, es más que suficiente. Excelentes coros y buena orquesta, como siempre por otra parte. Filmación de Brian Large impecable. En definitiva, buen documento audiovisual filmado en estudio en la Sala del Festspielhaus entre el 24 de junio y el 15 de julio de 1981, como rodaje previo a las interpretaciones posteriores que tendrían lugar en el verano de ese mismo año. Se puede recomendar sin problemas, aunque la versión de Levine en el Met, también en DVD DG e igualmente comentada en estas páginas, es preferible a la que ahora se reseña (no conocemos la reciente de Kent Nagano en Opus Arte). Enrique Pérez Adrián RECITALES WAGNER: Parsifal. BERND WEIKL (AMFORTAS), MATTI SALMINEN (TITUREL), HANS SOTIN (GURNEMANZ), SIEGFRIED JERUSALEM (PARSIFAL), LEIF ROAR (KLINGSOR), EVA RANDOVÁ (KUNDRY). CORO Y ORQUESTA DEL FESTIVAL DE BAYREUTH. DIRECTOR MUSICAL: HORST STEIN. DIRECTOR DE ESCENA: WOLFGANG WAGNER. DIRECTOR DE VÍDEO: BRIAN LARGE. 2 DVD DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4328 (Universal). 1981. 233’. N PN S e trata del primer Parsifal de Wolfgang Wagner en Bayreuth, ya emitido en alguna oportunidad por televisión, aunque con las limitaciones de visión y sonido evidentes que caracterizaban aquellas retransmisiones de Semana Santa de los años ochenta. Como habrán imaginado, estamos lejos de la revolución e innovación de Wieland en su legendaria puesta en escena de 1951, aquí es todo más artesanal y previsible, el ritual de una sociedad masculina esotérica y decrépita en sus convenciones tradicionales. El reparto vocal es aceptable, pero sin pedir peras al olmo, es decir, nada de comparaciones con los Windgassen, Weber, Neidlinger, Hotter, Mödl, London y compañía. Jerusalem, en buena forma vocal y dramática, encarna a un plausible protagonista. A la Kundry de Eva Randová le falta más mordiente y entrega, aunque sus condiciones canoras sean buenas. Sotin peca de su sempiterna monotonía, si bien vocalmente puede con todo. Al Klingsor de Roar, bien cantado, le faltan más conexiones demoníacas. Weikl y Salminen igual de competentes que siempre. Del buen equipo de comprimarios destaca la siempre profesional Hanna Schwarz en tres papeles distintos (Escudero, Muchacha flor y la Voz de lo alto). La direc- Jacqueline du Pré LA ELEGIDA DE LOS DIOSES JACQUELINE DU PRÉ. Violonchelista. A celebration. Director de vídeo: CHRISTOPHER NUPEN. ALLEGRO FILMS A 07CN D (Ferysa). 2007. 195’. N/R PN H ace unos años el gran Christopher Nupen nos había dado ya un par de impagables documentales sobre Jacqueline du Pré —Remembering Jacqueline du Pré (EMI) y Jacqueline du Pré in Portrait (Opus Arte)— que recogían momentos de su vida y testimonios de su personalidad componiendo un formidable retrato de la artista. Mantener su memoria es, como confiesa en la introducción, una obsesión para el realizador, quien, en esta suerte de tercera entrega —que coincide con los veinte años de la muerte de quien hoy tendría sólo 62— aporta —complementados por otros ya aparecidos en Remembering Jacqueline du Pré— materiales inéditos de enorme interés, comenzando por una entrevista que él mismo le hizo a la violonchelista —para la televisión— el 13 de diciembre de 1980, es decir, cuando hacía ya siete años que se le había diagnosticado una esclerosis múltiple. Por esos quince minutos de una intensidad terrible ya val- dría la pena este DVD, pues se trata de un documento absolutamente impresionante. De un realismo acongojante porque nos hace comparar a una joven Jacqueline —Smiley la llamaban sus amigos— desbordante de felicidad con esta otra que trata de sostener su ánimo mientras los ojos bellísimos parecen mirar no se sabe a qué oscuro espacio interior. Nupen es sincero, duro, se diría —si no fuera porque entre ellos era imposible— que hasta cruel en sus preguntas, que ella responde breve, intensamente, para desembocar siempre en un silencio que es el de lo inerme, pues cualquier atisbo de alegría pasajera lo convierte en sombras. Todo lo que se ve en el documental antes y después, los elogios, las descripciones del carácter de Du Pré, la aceptación de su excepcionalidad musical y humana —con algún apasionante matiz como el aportado por Toby Perlman— confluye en esta entrevista sobrecogedora. Pero eso no quiere decir que el resto no sea fascinante. Lo es cada vez que aparece su rostro en la pantalla, que se escucha su sonido único en las ilustraciones musicales, que Daniel Barenboim la recuerda —y cómo le miraba ella—, o que su maestro —el más importante, y lo dice, a pesar de haber trabajado con Casals, Tortelier o Rostropovich—, William Pleeth, la evoca. Por aquí desfilan también Fou Ts’ong, Dietrich FischerDieskau, Elisabeth Wilson, Vladimir Ashkenazi, Hugh Maguire, Charles Beare, Itzakh Perlman, Zubin Mehta, Pinchas Zukerman… Y todo lo cubre la presencia —la ausencia— de la artista única, del ser humano que tuvo que pagar un precio —también se nos dice— por creer que todo el mundo era tan abierto y tan honesto como ella, de esa criatura que, elegida de los dioses, fue reclamada por ellos demasiado pronto. Claire Vaquero Williams 109 67-112 FILM:207-DISCOS 21/1/08 21:37 Página 110 D VDDV D VARIOS VARIOS NADIA BOULANGER MADEMOISELLE. Filme de BRUNO MONSAINGEON. IDEALE AUDIENCE DVD5DM41 (Ferysa). 1977. 54’. R PN C on 110 motivo de los 90 años de Nadia Boulanger, se montó este filme que, a pesar de ofrecerse en una sola versión (en francés con o sin subtítulos en inglés) será de altísimo interés para quien se pregunte acerca de este singular personaje, por cuya persona y cuya casa pasó toda la música del siglo XX. Ello es así al punto de que se acuñó el término boulangerie (juego de palabras con boulanger: panadero) para designar a los que acudieron a su magisterio, léase Leonard Bernstein, Igor Markevich (ambos participantes en la película), Roger Sessions, Aaron Copland, Dinu Lipatti, Astor Piazzolla. Alternaron con ella Ravel —compañerito de conservatorio bajo la dirección de Fauré—, Stravinski, Hindemith, Boulez, Stockhausen. Fue rechazado, por falta de preparación, Gershwin porque así es la vida. El centro de la narración, admirablemente sostenida por el trabajo de la moviola, es la propia Nadia, a sus 90 abriles, dando clase con varios pianistas alrededor y una platea de alumnos que escuchan, solfean y cantan, responden a sus platónicas preguntas y promueven su interés y su humor. Hay desde un niño prodigio hasta veinteañeros, cuyos primeros planos testimonian estar embebidos y lozanos como un hermoso festival de promesas. Boulanger no sólo supo de técnica, estética, instrumentos, canto y cuanto se le ocurra a usted escarbar en el espacio de la música de Monteverdi a Lutoslavski, sino que discurría con una claridad mental, una energía y una rapidez de reflejos dignas de un personaje fáustico. Hija de un compositor de operetas francés y de una princesa rusa, pareció encarnar el ingenio galo conciliado con el rigor de una aristócrata eslava, todo hecho música y reflexión sobre la música. Como bonus vemos a Markevich dirigiendo la Sinfonía nº 38 de Mozart, con la orquesta Mstislav Rostropovich VERSIONES LEGENDARIAS ROSTROPOVICH, VIDA Y ARTE. Obras de Schumann, Bloch y Strauss. Documental: Rostropovich, la consciencia musical. ORQUESTAS NACIONAL DE FRANCIA. FILARMÓNICA DE BERLÍN. Directores: LEONARD BERNSTEIN Y HERBERT VON KARAJAN. Directores de vídeo: HUMPHREY BURTON, YVESANDRÉ HUBERT Y HERBERT VON KARAJAN. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4381 (Universal). 1975-1976. 131’. N PN A tractivo DVD de Rostropovich con tres de sus interpretaciones legendarias en vivo fechadas en los primeros años de su exilio. La versión del Concierto de Schumann con Bernstein y la rapsodia Schelomo de Bloch con el mismo director, son dos espléndidas recreaciones del chelista de Bakú, de sonoridad y declamación excepcionales, tocadas como si le fuese la vida en el empeño (estas mismas versiones, lo mismo que la del Don Quijote, están disponibles en CDs audio del sello EMI). Rostropovich quedó tan satisfecho de estas dos lecturas con Bernstein que juró no volver a de la ORTF (París, 1967), 25 minutos de homenaje de dos grandes a una grande. Blas Matamoro EL NEDERLANDS DANS THEATER CELEBRA A JIRÍ KYLIÁN. Coreografías de Kylián sobre diversas músicas: Bella figura, Birth-Day, Sleepless. SOLISTAS DEL NDT I, II Y III. Con tres entrevistas al autor y escenógrafo. Vestuario: JOKE VISSER. Director de vídeo: HANS HULSCHER. ARTHAUS 102099 (Ferysa). 1998, 20042005. 130’. N PN C on largas tres décadas en la dirección de su emblemática compañía, el artista checo ha formado a tres promociones de bailarines. Reunidos en otros cuantos momentos de esa historia, atestiguan tanto de la variedad como de la unidad de una obra. Si bien, con el tiempo, el grabarlas nunca más con otro director, y efectivamente, así sucedió. En cuanto a la página de Strauss con Karajan es otra de las versiones legendarias de la obra, con maravillosas intervenciones de los solistas de la Filarmónica de Berlín (Koch, Schwalbé) y con una transparencia orquestal que casi hace de este poema sinfónico una obra de cámara. La inmensa personalidad de Rostropovich no sufre menoscabo a pesar de la filmación supervisada por el propio Karajan, que sale una y otra vez en todos los enfoques posibles y con su a veces insufrible gestualidad agobiando al espectador más de lo deseable. Los magníficos resultados musicales, no obstante, hacen que pasemos por alto el egocentrismo del director y podamos disfrutar de esta versión sin excesivos problemas. En el documental que completa el DVD podemos ver la fuerza vital irresistible de este músico excepcional en diversos cometidos, entre los que destaca un ensayo con la Orquesta del Conservatorio de Moscú de la Octava de Shostakovich, en donde vemos a un anciano Rostropovich, más lenguaje de Kylián se ha ido simplificando, su campo de investigación se ha reducido y concentrado y su estilo se sigue afirmando, sin excluir repeticiones y manierismos, todos exhiben altísima calidad e infalible efecto. Su estética parte de una inspección de lo interior del danzarín incorporado al organismo, revelando una incesante cantidad de recursos expresivos. Sus coreografías se originan en una suerte de preparación o calentamiento que es una búsqueda de la forma, la cual se halla cuando se estructura una pareja, a menudo complementada y problematizada por un tercero, en un juego de confrontación que busca la armonía a través del drama. A Kylián le importan por avejentado de lo deseable y suponemos que ya tocado por el cáncer que le llevaría a su desaparición el 27 de abril de 2007. En suma, uno de los documentos esenciales de este músico irrepetible, tres cimas de su amplia discografía que suponen un buen homenaje a Rostropovich y cuyo conocimiento es obligado para cualquier buen melómano. La calidad de las filmaciones de 1976 (Schumann y Bloch) acusan el paso del tiempo más de lo deseable. Enrique Pérez Adrián igual el cuerpo como su entorno, la plasticidad del vestuario, la iluminación, la escueta provisión escénica. Ellos contribuyen a bailar y, de alguna manera, bailan ensanchando espacios con luces, sumiéndolos en la vacuidad de la penumbra, alterando el color de los cuerpos y su musculatura, a la vez que todos hacen algo y el todo también hace algo. Si no exhaustiva, la muestra prueba la bifurcación de los caminos kilyanos, desde la ceremonia de construcción de identidades en Bella figura hasta el voluptuoso drama de encuentros y desencuentros de Sleepless, pasando por un divertido homenaje erudito y lujoso de movimientos al cine mudo, Birth-Day, con un hábil juego de escenario y pantalla de proyecciones al fondo, y una desopilante irrupción de la cámara veloz. Blas Matamoro 67-112 FILM:207-DISCOS 22/1/08 16:26 Página 111 NEGRO MARFIL- ÍNDICE LOS SUEÑOS ALREDEDOR DE LA VIDA La vida [escribe Charlotte Brontë, pero los músicos leen: La música] cuando es buena está hecha de tal manera que lo que llega no se parece nunca a lo que uno esperaba. A nhelando la vida la más intensa, unos compositores, modernos Dane Rudhyar sabe abolir los días; su música —la de los años o no, más o menos olvidados, a veces redescubiertos, atraídos 1920 y, tras un largo silencio, la de los 70— es siempre la misma, se por el progreso y sus máquinas o rechazándolo todo, sueñan desliza por el tiempo, y ese tiempo no existe (en esa época, las gencon una música, o una vida, absoluta. Unos inventan el Rythmicon, el tes iban a trabajar, conducían sus coches, a lo largo de las avenidas, piano Audion, las Ondas Martenot, el Etherphone o Theremin, el hacia el centro de la ciudad y Dane Rudhyar iba en la dirección Elektrophon, el Spherophon, el Dynaphone, el Teclado con lámparas opuesta, hacia las colinas, las rocas, los desiertos). O: su música Givelet… están fascinados por el progreso y sus máquinas; otros por recorre el tiempo al revés, no quiere que nadie pueda seguirla el desierto, los desiertos como el contrario de la ciudad, los desiertos (Dane Rudhyar también se daba prisa, sin hacer ruido sobre sus suecomo lugares de silencio y luz. Lugares naturales, acaso también ciu- las de goma; salía de la ciudad, se dirigía hacia los escondites, tomadades primordiales o verdaderas ciudades vivientes, lugares cuyo ba las carreteras abandonadas…) y la música se vuelve dura, imperesplendor y pureza casi original, los meable, el sol quema demasiado. O: desiertos ya habían maravillado a los la música es inmóvil; en el cielo, las primeros exploradores (ellos y ellas) nubes pasan muy lentamente y místicos, filósofos o teósofos, que entre las nubes, el cielo tiene un parecían descubrir en ello el univercolor de granito. so en el momento de su nacimiento. Unos y otros otean el espacio que, Todo es ruido para el que tiene de cada lado, se extiende sin fin, el miedo. uno hacia los sueños, el otro hacia el Sófocles día. Dane Rudhyar asiste a los 18 Alejado de las reconstrucciones años al estreno de La consagración in situ (Bill Fontana) tanto como de de la primavera; acaba de escribir las músicas “basadas en ritmos de su primer libro, Debussy y su obra. DANE RUDHYAR: Granites. Three Paeans. Tetragrams trenes” (Honegger, Ibert, Dvorák, Dos años más tarde parte hacia el Villa-Lobos…), László Sáry pasó su 1st Serie. Third Pentagram. STEFFEN SCHLEIERMACHER, piano. Nuevo Mundo; vive, como Varèse, niñez cerca de los raíles, su padre HAT ART 140 (Harmonia Mundi). 2004. 66’. DDD. N PN Partch o Nancarrow, en los desierera jefe de una pequeña estación de tos mejicanos, en las mesetas, o ceruna lejana provincia, a orillas de un LÁSZLÓ SÁRY: Locomotive Symphony. Studies on ca del mar, mirando hacia Asia. bosque. De noche, el niño László Steam Engines. Source material. Obras compuestas con Huyendo de Occidente, de sus ciuoía soplar, gemir, rugir o quejarse a sonidos reales. dades, Rudhyar sueña, como Harry los dragones de las montañas (GranBMC CD 010 (Diverdi). 1998/2007. 70’. DDD. N PN Dixon Cowell, Ives o Ruggles, con des Bestias Buenas, le decía su la edad de la Gran Paz, con la música de la Fraternidad Universal. padre), incluso podía ver cómo escupían fuego, a veces encontraba Escribe en los años veinte Armonía disonante, Renacimiento de la por la mañana restos de brasas alrededor de la casa. El niño oía tammúsica de la India, El nuevo sentido del sonido, libros de culto para bién el ligero martilleo de los elfos, como un alfabeto morse acomla generación de Crawford, Seeger, Harrison y más tarde Tenney, pasado por alegres silbatos. El compositor Sáry grabó esos sonidos: Garland, Gane… los ofrece en dos versiones, tal cual y recompuestos en un música Dane Rudhyar encuentra la vida la más intensa del lado de la violenta y dulce y vuelve a imaginar la locomotora como un gran vida tímida, lenta, una vida espectacularmente invisible e incluso, animal indolente, refugiado en una ensenada escondida, ocupado contradictoriamente, silenciosa. Como todos los compositores de los en mover la cabeza y azotar el aire con su cola. László Sáry es un primeros años del siglo XX, Rudhyar identifica la disonancia con la compositor que trabaja con ruidos y odia el ruido, pertenece a la espiritualidad. Su música tiene a la vez algo de perfección y de ina- familla de los hacedores de silencio. László Sáry se mueve lentamencabado; su música no tiene pasado, sus sonidos no se apagan, te para no asustar a las nubes y mira cómo se mezclan con el vapor vibran sin interrupción sobre el desierto, las llanuras sombrías, enci- de sus locomotoras, como esos monstruos de vapor, al desaparecer, ma de los campos de maíz; en la noche sin ruido, brillan e iluminan dejan sobre las playas secretas de la infancia su huella ancha, su la tierra con una extraña luz pálida y lejana. O: los sonidos tienen música vibrante de suavidad. Componer, ensamblar sonidos, es, pasado, vuelven a los pozos de donde surgieron, hacia el último para László Sáry, una manera de apaciguar la fiebre de la primera refugio del agua; el compositor mira el mar y el cielo y el velero y mañana del mundo. La inteligencia musical acaso no consiste en todo es tan bello, como si el conservatorio no hubiese existido nun- montarse un tenderete original sino en escuchar la vida e incluso ser ca. Y vuelve a mirar el mar y su música golpea las rocas, lanza con- su confidente. tra-olas, se hincha, se retira y rebota, se desgarra, se rejunta para hacer explotar el aire. Pierre Élie Mamou ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS Aho: Conciertos. Litton. BIS. . . . 68 Aizpurúa: Resonancias. Magdaleno. Tañidos. . . . . . . . 68 Alkan: Concierto. Hamelin. Hyperion. . . . . . . . . 68 Altnickol: Misa. Straube. Carus. 69 Alwyn: Miss Julie. Tauski. Lyrita. 58 American Rounds. Howards. NMC. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59 Anda, Géza. Pianista. Orfeo.. . . 60 Arrau, Claudio. Pianista. Naxos. 65 Arriaga: Cuartetos. Mosaïques. Oiseau-Lyre. . . . . 69 — Cuartetos. Nuevo Vlach. Avenire. . . . . . . 69 Arte de la flauta dulce. Petri. Decca. . . . . . . . . . . . . . 99 Bach, J. S.: Arias. Genz. Avie. . . 70 — Cantatas. Suzuki. BIS.. . . . . . 70 — Libro de Anna Magdalena. Collum. Berlin.. . . . . . . . . . . . 62 — Magnificat. Haïm. Virgin. . . . 71 — Misa. Suzuki. BIS.. . . . . . . . . 71 — Misa. Schreier. Berlin. . . . . . 62 — Obras para flauta. Oberlinger. Marc Aurel. . . . . . 69 — Obras para flauta. Andreotti. Laborie. . . . . . . . . . 69 — Sonatas y Partitas para violín. Tetzlaff. Hänssler.. . . . . . . . . . 70 — Suites. Koch. Berlin.. . . . . . . 62 Bach, C. P. E.: Sonatas. Spányi. BIS. . . . . . . . . . . . . . . 71 Baker, Janet. Mezzo. PentaTone. 61 Bantock: Omar Khayyám. Handley. Chandos.. . . . . . . . . 72 Bartók: Mandarín maravilloso. Hernádi. Hänssler. . . . . . . . . . 72 Beethoven: Concierto para violín. Grumiaux. PentaTone. . . . . . . 61 111 67-112 FILM:207-DISCOS 22/1/08 16:26 Página 112 ÍNDICE 112 — Conciertos para piano 1, 2. Mustonen. Ondine. . . . . . . . . 73 — Concierto para piano 5. Zechlin. Berlin. . . . . . . . . . . . 62 — Cuartetos op. 18. Tokio. H. Mundi. . . . . . . . . . . 73 — Fidelio. Davis. LSO. . . . . . . . 74 — Fidelio. Membran. . . . . . . . . 66 — Sinfonía 6. Walter. Naxos. . . 64 — Sinfonías 1, 4. Casals. Naxos. 64 — Sonatas para piano. Oppitz. Hänssler. . . . . . . . . . . 72 — Sonatas para piano. Ohlsson. Bridge.. . . . . . . . . . . 72 — Sonatas para violín. Cerovsek. Claves. . . . . . . . . . . 73 Bellini: Norma. Carminati. Bongiovanni.. . . . . 74 Berg: Suite lírica. Nueva Zelanda. Naxos. . . . . . 74 — Wozzeck. Weigle. Opus Arte. 54 Berio: Sonata. Lucchesini. Avie. 74 Bernstein, Leonard. Director. DG.65 Biber: Sonatas del Rosario. Reiter. Brilliant. . . . . . . . . . . . 75 Bingham: Secret Garden. Jackson. Naxos. . . . . . . . . . . . 75 Birtwistle: Punch and Judy. Atherton. NMC. . . . . . . . . . . . 59 Böhm, Karl. Director. DG. . . . . 57 — Audite. . . . . . . . . . . . . . . . . . 61 Brahms: Quinteto con piano. Takács. Hyperion. . . . . . . . . . 75 — Sextetos. Talich. Calliope. . . 76 — Sinfonía 1. Janowski. Pentatone. 76 Brass: Cuartetos. Auritus. Col Legno.. . . . . . . . . 76 Brink. Meridian. Channel.. . . . . 99 Britten: Antología. Britten. Membran. . . . . . . . . . 77 Brown: Tracer. Wolf. Mode. . . . 78 Bruckner: Sinfonía 3. Frühbeck. Genuin. . . . . . . . . . 77 — Te Deum. Rögner. Berlin.. . . 63 Busoni: Obras para piano. Harden. Naxos. . . . . . . . . . . . 77 Buxtehude: Membra Jesu Nostri. Rademann. Carus. . . . . . . . . . 78 — Membra Jesu Nostri. Voix Baroques. Atma.. . . . . . . 78 Callas, Maria. Soprano. Membran. 63 Carnicer: Dissoluto punito. Zedda. Autor.. . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 Chaikovski: Francesca da Rimini. Stokowski. PentaTone. . . . . . . 61 — Trío. Borodin. Brilliant. . . . . 79 Chopin: Estudios. Berezovski. Warner. . . . . . . . . 79 — Sonata 2. Neiman. VAI. . . . 104 — Sonata para chelo. Kniazev. Warner. . . . . . . . . . . 79 Cilea: Arlesiana. Basile. Membran. 66 Colom, Josep. Pianista. RTVE.. . 97 Concierto de Año Nuevo 2008. Prêtre. Decca. . . . . . . . . . . . 100 Couperin: Piezas. Hantaï. Mirare. 80 Dall’Abaco: Conciertos. Rasi. Stradivarius. . . . . . . . . . . 79 Debussy: Mar. Elder. Hallé. . . . 80 Dessay, Natalie. Soprano. Virgin. 97 Dichter, Mischa. Pianista. PentaTone. . . . . . . . . . . . . . . . 61 Domenico Scarlatti & Cía. Cea. Lindoro. . . . . . . . . . . . . 100 Donizetti: Fille du régiment. Bonynge. Faveo.. . . . . . . . . . 104 — Poliuto. Morelli. G. Melodram 67 Du Pré, Jacqueline. Violonchelista. Allegro. . . . . . . . . . . . . . . . . 109 Dvorák: Concierto para chelo. Wispelwey. Channel. . . . . . . . 80 — Danzas. Désert. Mirare. . . . . 81 — Quintetos. Skampa. Supraphon. 80 — Rey y carbonero. Albrecht. Orfeo. . . . . . . . . . . . 81 — Sinfonía 9. Abbado. Euroarts. 105 Dyson: Confortare. Hickox. Chandos.. . . . . . . . . . 81 España del Cid. Paniagua. Pneuma.. . . . . . . . . . . . . . . . 100 Falla: Obras para piano. Ligorio. Naxos.. . . . . . . . . . . . 82 Fauré: Réquiem. Varios. . . . . . . 52 Faventina. Memelsdorff. Ambroisie. . . . . . . . . . . . . . . 101 Ferrier, Kathleen. Contralto. Membran. . . . . . . . . . . . . . . . 63 Fesca: Sinfonía 1. Beermann. CPO.82 Finzi: Nocturne. Lyrita. . . . . . . . 58 Fischer-Dieskau, Dietrich. Barítono. Membran. . . . . . . . . 63 Franck: Cuarteto. Ysaÿe. Ysaÿe. 82 Fricsay, Ferenc. Director. Audite. 61 Furtwängler, Wilhelm. Director. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64 Gala de ópera en Múnich. G. Melodram . . . . . . . . . . . . . 67 Galve, Luis. Pianista. RTVE. . . . 98 Gesualdo: Madrigales. Kassiopeia. Globe. . . . . . . . . . 82 Gilchrist, James. Tenor. Linn. . . 98 Goehr: Dissorders. Watkins. Wergo. 83 Gombert: Motetes. Rice. Hyperion. . . . . . . . . . . . 83 Grandes eaux de Versailles. Niquet. Glossa. . . . . . . . . . . 101 Haendel: Semele. Curnyn. Chandos. . . . . . . . . . 83 — Solomon. Reuss. H. Mundi. . 83 Halle: Amoreurs. Quentin. Zig Zag. 84 Harrison: Light. Katkus. NMC. . 59 Haydn: Conciertos para chelo. Viersen. Etcetera. . . . . . . . . . . 84 — Sinfonía 88. Toscanini. Naxos. 64 Hechizos. Pérez. Prodimus. . . 101 Henze: Boulevard solitude. Peskó. Euroarts. . . . . . . . . . . . 54 Hindemith: Sonata 3. Seibert. CPO. . . . . . . . . . . . . . 84 Historia del réquiem. Janssens. Cyprès. . . . . . . . . . 101 Homilius: Pasión según s. Juan. Kreile. Carus. . . . . . . . . . . . . . 84 Howells: Hymnus. Hill. Naxos.. 85 Janácek: Coros. Kühn. Somm.. . 85 Jenkins: Consorts. Dreyfus. Avie.85 Janowitz, Gundula. Soprano. Orfeo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 Kaipainen: Sinfonía 3. Lintu. Ondine. . . . . . . . . . . . . 85 Kancheli: Styx. Sirmais. Onyx. . 86 Katsaris, Cyprien. Pianista. Piano 21. . . . . . . . . . . . . . . . . 56 Kentner, Louis. Pianista. Naxos. 65 Kortekangas: Messenius y Lucia. Volmer. Ondine. . . . . . . . . . . 86 Kühr: Revue. Pomárico. Kairos. 86 Lang: Misa. Musil. Col Legno. . . 86 Lanza, Mario. Tenor. Membran. 66 Lasso: Vísperas. Cordes. CPO.. . 87 Liszt: Conciertos. Freire. Berlin. 63 Lloyd: Sinfonías. Downes. Lyrita.58 London Sinfonietta. LS.. . . . . . 102 Mahler: Lieder. Prégardien. Hänssler. . . . . . . . 87 — Lieder. Quasthoff. Capriccio. 87 — Sinfonía 1. Kegel. Berlin. . . . 63 — Sinfonía 2. Zagrosek. Altus. . 88 Malipiero: Conciertos para piano. Carulli. CPO. . . . . . . . . . . . . . 88 Marsh: Pierrot Lunaire. Gameson. NMC. . . . . . . . . . . 59 Martin: Vin herbé. Reuss. H. Mundi. . . . . . . . . . . 88 Martín y Soler: Tutore burlato. Rousset. Oiseau-Lyre.. . . . . . . 89 Mascagni: Cavalleria rusticana. López Cobos. Opus Arte. . . . 105 Mathias: Divertimento. Atherton. Lyrita. . . . . . . . . . . . 58 Mendelssohn: Tríos. Poulet. Saphir. 89 Meyerbeer: Semiramide. Calderon. Dynamic. . . . . . . . . 89 Milstein, Nathan. Violinista. Orfeo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 Moisewitsch, Benno. Pianista. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 Monteverdi: Coronación de Popea. Jacobs. Arthaus. . . . . 105 — Madrigales. Cavina. Glossa. . 89 — Orfeo. Koch. Membran. . . . . 66 Mozart: Così fan tutte. Busch. Membran. . . . . . . . . . . 66 — Cuartetos K. 464, 465. Klenke. Hänssler. . . . . . . . . . . 90 — Flauta mágica. Karajan. Membran.. . . . . . . . . 66 — Misa en do menor. Krivine. Naïve. . . . . . . . . . . . . 90 — Obras para piano. La Salle. Naïve. . . . . . . . . . . . 90 Música de Al-Andalus. Bitar. Almaviva. . . . . . . . . . . 102 Nadia Boulanger. Ideale. . . . . 110 Navarro: Vísperas. Igarreta. Arsis. 90 Nederlands Dans. Kylián. Arthaus.110 Opera Gala. Netrebko. DG. . . 102 Penderecki: Capricho. Penderecki. Dux. . . . . . . . . . . 91 Piau, Sandrine. Soprano. Naïve. 98 Porpora: Notturni. Demicheli. Fuga Libera. . . . . . 90 Prokofiev: Amor de las tres naranjas. Cambreling. TDK. . . . . . . 55 — Amor de las tres naranjas. Shokiev. Bel Air.. . . . . . . . . . . 55 — Flor de piedra. Kopilov. VAI. 105 Puccini: Turandot. De Fabritiis. G. Melodram . . . 67 Ravel: Pequeña sinfonía. Gould. Linn.. . . . . . . . . . . . . . 91 Reich: City Life. Edwards. Warner.106 Reimann: Obras para piano. Rubenstein. CPO.. . . . . . . . . . 91 Reina de la noche. Rodríguez. Accent.. . . . . . . . . . . . . . . . . 102 Rêverie. Söllscher. DG.. . . . . . 103 Reznicek: Variaciones. Jurowski. CPO.. . . . . . . . . . . . 92 Rimski-Korsakov: Sinfonietta. Sinaiski. Chandos. . . . . . . . . . 92 Rise of the Italian Violin Concerto. Chandler. Avie. . . . . . . . . . . 103 Röntgen: Conciertos para chelo. Muruzábal. Etcetera. . . . . . . . 92 Rossini: Italiana en Argel. Renzetti. Dynamic.. . . . . . . . 106 — Pietra del paragone. Spinosi. Naïve. . . . . . . . . . . . 106 — Pietra del paragone. Zedda. Opus Arte. . . . . . . . . 106 — Torvaldo e Dorliska. Pérez. Dynamic.. . . . . . . . . . 107 Rostropovich, vida y arte. DG. 110 Roussel: Bacchus et Ariane. Denève. Naxos. . . . . . . . . . . . 92 Rysanek, Leonie. Soprano. Orfeo. 99 Saint-Saëns: Conciertos para piano 2, 5. Thibaudet. Decca. . . . . . 92 Schoenberg: Gurrelieder. Gielen. Hänssler. . . . . . . . . . . 93 Schubert: Sinfonía 9. Blomstedt. Berlin.. . . . . . . . . . 62 — Sonatas para violín. Manze. H. Mundi. . . . . . . . . . 93 Schumann: Amor de poeta. Schreier. Berlin. . . . . . . . . . . . 63 — Cuartetos. Ysaÿe. Aeon.. . . . 94 — Obras para piano. Pescia. . . 93 — Quinteto con piano. Artemis. Virgin. . . . . . . . . . . . 94 — Sinfonías 2, 3. Berlin. . . . . . . 62 — Sinfonías 2, 4. Dausgaard. BIS. 94 Schwarzkopf, Elisabeth. Soprano. Membran. . . . . . . . . . . . . . . . 63 Scriabin: Obras para piano. Sudbin. BIS. . . . . . . . . . . . . . . 95 Shostakovich: Conciertos para violín. Khachatrian. Naïve. . . . . . 95 Sibelius: Poemas. Sanderling. Berlin. . . . . . . . . . 63 Siepi, Cesare. Barítono. Orfeo. . 60 Sinfonietas. Del Mar. Lyrita. . . . 58 Smetana: Novia vendida. Lenzer. Membran. . . . . . . . . . 66 Songs from Spain. Kashkashian. ECM.. . . . . . . . 103 Stanford: Rapsodia. Boult. Lyrita. 58 Stockhausen: Stimmung. Hillier. H. Mundi.. . . . . . . . . . 94 Strauss: Últimos Lieder. Stemme. EMI. . . . . . . . . . . . . . 95 Szell, George. Director. Orfeo. . 59 Talich, Václav. Director. Supraphon.. . . . . . . . . . . . . . . 62 Taschner, Gerhard. Violinista. MDG.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98 Telemann: Oberturas. Peire. Brilliant. . . . . . . . . . . . . 96 Through Gold. Hugues. BIS. . . 103 Tippett: Midsummer Marriage. Davis. Lyrita. . . . . . . . . . . . . . 96 Toldrà: Giravolt de maig. Ros Marbà. H. Mundi. . . . . . . 97 Tüür: Magma. Järvi. Virgin.. . . . 96 Turnage: Greek. Bernas. Arthaus. 107 Urbanová, Eva. Soprano. Supraphon.. . . . . . . . . . . . . . . 99 Végh, Sándor. Director. Orfeo. . 60 Verdi: Aida. Erede. Membran.. . 66 — Aida. Molinari-Pradelli. G. Melodram . . . . . . . . . . . . . 67 — Forza del destino. Karytinos. Dynamic.. . . . . . . 107 — Luisa Miller. Maag. Arts. . . . 96 — Oberto. Abel. Opus Arte. . . 108 — Otello. Erede. VAI. . . . . . . . 108 — Traviata. Serafin. Membran. . 66 Vivaldi: Conciertos para violín. Steck. Naïve. . . . . . . . . . . . . . 97 Wagner: Anillo del nibelungo. Barenboim. Warner.. . . . . . . 108 — Parsifal. Stein. DG. . . . . . . . 109 — Siegfried. Leinsdorf. G. Melodram . . . . . 67 — Tristán e Isolda. Karajan. Membran.. . . . . . . . . 66 Weber: Freischütz. Böhm. Orfeo.60 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:01 Página 113 D O S I E R GIACOMO PUCCINI (1858-2008) l 28 de diciembre de 1858 nacía en Lucca Giacomo Puccini. Perteneciente a una familia de músicos, estaba llamado a ocupar la dificilísima plaza de la sucesión de Verdi. Autor de una producción reducida en número, Puccini ha pasado a ser uno de los autores más representados en los teatros de ópera del mundo entero. Su prodigiosa escritura vocal, con la que sus personajes adquieren un relieve psicológico único, va unida a un tratamiento orquestal sin precedentes en la música italiana. Es mucho lo que se ha publicado sobre Puccini, pero las páginas que siguen tratan de dar una visión algo distinta de su figura y de su arte. E 113 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:01 Página 114 D O S I E R GIACOMO PUCCINI PUCCINI Y ESPAÑA G 114 iacomo Puccini (Lucca, 1858-Bruselas, 1924) es uno de los compositores más valorados en la actualidad de toda la historia de la música. En la del teatro lírico comparte junto a Mozart, Rossini, Verdi, Richard Strauss y Wagner uno de los lugares de honor. Y sin embargo sólo compuso una docena de óperas. El resto de su producción apenas se escucha. Me refiero a unas cuantas piezas juveniles de su etapa de formación en el Conservatorio Paccini de Lucca y en el Giuseppe Verdi de Milán. Diversas canciones, obras corales para órgano, sinfónicas y de cámara. Tan solo Crisantemi, pieza más tardía para cuarteto de cuerdas, escrita en memoria del duque Aosta, Amadeo de Saboya (1845-1890) hermano del rey Humberto y que fue rey de España, ha tenido bastante difusión. También el excelente Preludio sinfónico, compuesto durante el verano de 1882, ha conseguido cierto aprecio desde su recuperación por el investigador Pietro Spada. La triste y delicada música de la Elegía a la muerte de Amadeo de Saboya en 1890, ya destronado rey de España donde reinó entre 1870 y 1873, sería utilizada de nuevo en dos pasajes de los actos tercero y cuarto de Manon Lescaut. En ocasiones se escucha la Messa de Gloria de 1880 para la catedral de San Martino de Lucca, o su Réquiem para tres voces con acompañamiento de órgano o armónium, un poco posterior a Madama Butterfly. La Missa en la bemol mayor, por ejemplo, la grabó Claudio Scimone hacia 1970 con la Orquesta Philharmonia, los Ambrosian Singers, y dos solistas de relieve, el tenor José Carreras y el barítono Hermann Prey. Pero todo lo que no sea ópera en Puccini es cosa menor, pese a ciertos atisbos de genialidad en partituras como la del Preludio sinfónico o el Capricho sinfónico, magnífico ejercicio de fin de estudios, en donde nos capta ya el alegre tema ambiental de La bohème. Es la época en que su maestro en el Conservatorio de Milán, Amilcare Ponchielli (1834-1886), gran amigo y un poco discípulo de nuestro Emilio Arrieta (1824-1894), le propuso como prueba de examen para obtener la licenciatura en el Conservatorio de Milán escribir un extenso recitativo y aria sobre cierto texto del libretista Felice Romani (1788-1865), al cual había puesto música, entre otros, Saverio Mercadante en 1840. Imponía respeto componer sobre el dramaturgo genovés, uno de los grandes de la etapa más gloriosa del bel canto, autor de libretos como Il turco in Italia, Norma, La sonnambula, Lucrecia Borgia, L’elisir d’amore, etc. Ahora se trataba del de La solitaria delle Asturie, ossia la Spagna ricuperata. Puccini se enfrenta por vez primera y única, con un tema de historia española, nada menos que el inicio de la Reconquista. Y obtiene su diploma con el recitativo y aria para tenor y piano cantado por Guzmán, Mentia l’avviso… E la notte che mi reca, del acto IV, escena II. El libreto original de Romani vio la luz con música de Carlo Coccia (1782-1873) el año 1838 en el Teatro alla Scala de Milán. Luigi Ricci, el popular autor de Crispino e la comare que pudieron ver los madrileños en el Teatro Real en 1878 y también a comienzos de 1884, compuso otra ópera sobre La solitarie delle Asturie, dada a conocer en 1845. Se da la circunstancia de que otro Luigi Ricci, probablemente hijo de este maestro napolitano, dirigía en el coliseo madrileño en 1883 junto a Juan Goula, aunque Crispino e la Comare no le correspondió a él, sino al maestro Manuel Pérez, de quien, por cierto, se ha estrenado no hace mucho en Madrid un excelente cuarteto de cuerdas. Es curioso saber Puccini en su juventud que el único estreno de aquella temporada 1883-84 en el Teatro Real fue el de La Gioconda de Ponchielli. El autógrafo del recitativo y aria de Puccini para La solitaria delle Asturie se halla en el archivo del Conservatorio di Musica Giusseppe Verdi de Milán. Ahí estaba el buen camino del joven compositor, pues en este aria de Gusmano se muestra ya personal y atrevido en la parte pianística con el uso de cromatismos de signo wagneriano. No publicó nunca esta bella página, que más tarde llevaría a la orquesta, cantada por el caballero Des Grieux en el primer acto de Manon Lescaut: Donna non vidi mai, cuya melodía vuelve a aparecer más veces a lo largo de la ópera. Le villi Un año después, Puccini se presenta a un concurso convocado por el editor Sonzogno para premiar una ópera en un acto. Basándose en un libreto de Ferdinando Fontana (1850-1919), adscrito, como el propio Puccini, al movimiento artístico milanés llamado de la “Scapigliatura” (los disolutos) presenta la leyenda dramática Le willis, basada en un relato de Alphonse Karr. Los ganadores del premio, “exaequo”, fueron Luigi Mapelli, con la ópera Anna e Gualberto, y Guglielmo Zuelli, con La fata del Nord. Sus nombres han pasado al más absoluto olvido. Todavía la ópera de este último, que llegaría a ser director del Conservatorio de Palermo, no estaba mal, pero ambas quedaban lejos de la música de Puccini para Le willis. Algo debió interferir en el fallo del jurado, que integraron, entre otros, su profesor Amilcare Ponchielli, y el maestro Franco Faccio, el cual había dirigido el Capriccio sinfonico, con sincera convicción, así como el crítico de la Perseveranza Filippo Filippi. En cualquier caso, el 4 de mayo se ofreció en el Teatro Manzini de Milán la representación de las dos óperas ganadoras sin el menor éxito. Días más tarde, y gracias al apoyo 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:01 Página 115 D O S I E R GIACOMO PUCCINI Puccini al piano de Arrigo Boito, del violinista Marco Sala, y del propio Fontana (que años después colaboraría con Zuelli como libretista de la ópera Il profeta del Corasan (1886), Le willis se pudo presentar en el Teatro Dal Verme. El éxito fue extraordinario y supuso el desquite de Puccini tras la fuerte decepción ante el resultado del concurso. Fue además el comienzo de su vinculación a la célebre editorial Ricordi y de la amistad, por encima de la profesional, con Giulio Ricordi, hijo de quien fuera una figura clave en el despegue de la ópera italiana romántica, Tito Ricordi. El error de Puccini había sido colaborar con Fontana, libretista mediocre; pero la gran acogida de la crítica y del público, a quienes entusiasmaron momentos tan bellos como el dúo entre Anna y Roberto Tu dell infanzia mia, le animó. La importancia entre Le willis de la parte sinfónica es notable, con la potente “tregenda” (aquelarre). Hasta interesó a Gustav Mahler, quien no tuvo inconveniente en presentar la ópera del joven y desconocido compositor italiano, el año 1892 en Hamburgo. Claro que, por entonces, ya estaba disponible una segunda versión con el título de Le Villi. Se la definió ahora como “ópera-ballo”, añadiéndole además la bella escena y romanza de Anna Sei come voi piccina, donde ya se prefigura un personaje tan importante como Cio-Cio San. Edgar Pero Puccini cometió el error de mantener a Fontana como libretista de la segunda ópera, Edgar, en cuatro actos, o sea, un trabajo mucho más extenso y ambicioso que el de Le villi en su versión ampliada a dos actos. Edgar se basa en un poema dramático de Alfredo de Musset (1810-1857) La copa y los labios. Se publicó en 1833 junto a otra, En qué piensan los muchachos, bajo el título común de Un espectáculo en un sillón. Mientras en À quoi revent les jeunes, Musset se adentra en la psicología de los personajes, en Le coupe et les lèvres destaca ante todo un personaje femenino, encarnación de lo malo y lo salvaje del ser humano, de su ególatra ingratitud. Fontana tardó en concluir el libreto, bastante inverosímil y violento, ubicado en Flandes en vez del Tirol de Musset y cambió además el nombre de algunos personajes. En el dramma lírico de Puccini, encontramos a una dulce y bondadosa muchacha, Fidelia, enamorada de Edgar. Éste, sin embargo, se siente atraído por Tigrana, bella y despectiva gitanilla del pueblo (hija, al parecer de un noble) que fue abandonada allí siendo niña. Allí la criaron con mimo y cariño sus habitantes. Frank, hermano de Fidelia, está también enamorado de Tigrana, pero la imprevisible y salvaje muchacha le rechaza y prefiere a Edgar. Éste huye con ella, mas muy pronto sentirá hastío de un vivir entregado a los sentidos, esclavo de los caprichos y malvada conducta de su amante. Añora la pureza, la ingenuidad amorosa de Fidelia. Al fin escapa solo y lucha por la libertad de Flandes enrolado en el ejército. Esta vez no es contra los españoles, pues la acción de desarrolla en plena Edad Media, año 1302. El último acto se inicia en el templo con el funeral de Edgar, caído en heroico combate. Su amigo y un tiempo contrincante en la pasión por Tigrana, pronuncia la oración fúnebre. Un misterioso fraile recuerda los pecados de Edgar, el incendio de la casa paterna, el haber herido a Frank en una pelea por Tigrana, su terrible huida con esta mujer entregada a los placeres de la carne. El drama se desata. Fidelia se acerca al féretro y defiende a su amado sin reservas. Llega Tigrana sollozando por la muerte de Edgar, pero el sacerdote, prometiéndole una recompensa en joyas, le pide que acuse a Edgar de haber traicionado a su patria. Al escuchar la acusación, los soldados se dirigen al catafalco para extraer el cuerpo del traidor, mas al descubrirlo, sólo encuentran una armadura vacía. El fraile se despoja de su hábito y aparece Edgar, vivo. Entonces maldice a Tigrana y abraza a Fidelia que en aquel momento salía de la iglesia. Pero Tigrana corre hacia ellos y sacando un puñal asesina a Fidelia. Los soldados le alcanzan en su huida mientras Edgar, desesperado, llora sobre el cuerpo sin vida de Fidelia y Frank sostiene a su padre, Gualtero, a punto de perder el conocimiento por el dolor, ante la muerte de su hija. La ópera Edgar se estrenó en el Teatro alla Scala el 21 de abril de 1889 con un éxito relativo. Puccini había trabajado con mucha ilusión en un tema que presentaba para él aspectos autobiográficos. Por un lado asistió entonces a una representación de Carmen, que le fascinó, pero se veía incapaz de lograr una semejanza en música entre la heroína de Bizet-Melhac-Halévy-Mérimée, y su trasunto Tigrana, la proterva muchacha creada por Fontana-Musset. Le atraía el naturalismo de los literatos como Zola, Gorki o Giovanni Verga y en esta obra encontraba elementos de una veracidad precursora. Por otra parte, la seducción de Tigrana sobre Edgar y Frank tenía que recordar al músico su pasión, en principio prohibida, por Elvira Bonturi (1860-1930), bella mujer luquesa, casada con un comerciante de ultramarinos, Narciso Geminiani. Tenía dos hijos, Fosca y Renato, pero su matrimonio fue pronto a la deriva cuando Puccini se enamoró de Elvira en 1885 y fue pronto correspondido. Un amor difícil en una pequeña y amurallada ciudad como Lucca, que les obligó a huir cuando Elvira anunció su próxima maternidad para el verano del año siguiente. Tuvo que separarse y repartir a los hijos. Ella se quedó con Fosca, y su marido con Renato. El hijo de Elvira y Giacomo nació en Monza, donde la pareja de amantes se había refugiado, el 23 de diciembre de 1886. En 1891, dos años después del estreno de Edgar, Puccini y Elvira alquilaron una casa en Torre del Lago, cerca de Viareggio, la concurrida playa toscana en la que Puccini pasaba largas temporadas y donde llegó a ser nombrado ciudadano honorario. La primera versión de Edgar era excesiva. Puccini había trabajado con esfuerzo enorme, sorteando las dificultades de un libreto impracticable, recurriendo a material preexistente 115 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:02 Página 116 C D O S I E R GIACOMO PUCCINI M l % % - Zubiria Tolosa 116 Diego Castellanos estaba conforme con el trabajo literario de Ferdinando Fontana. Pese a todo, y renegando de Edgar, sintió por esta ópera un cariño especial y buena prueba de ello es la revisión para Buenos Aires y, si no recuerdo mal, haber puesto sobre algunos lugares de la partitura “¡esto es bueno!”. Puccini supervisó los ensayos en el Teatro Real junto a Luigi Mancinelli. Había viajado con Elvira, considerada por todos como su esposa (hasta el año 1904 no lo sería) y disfrutó de aquel Madrid cordial y Madrid Placa del número siete en la calle zarzuelero, en donde Chapí, Chueca, BreFerraz de Madrid tón, Caballero, Giménez y otros triunfaban. Se puede decir que era un ensayo para Se instaló en un piso de la calle Ferraz presentar la ópera nada menos que en el 7 (hoy una placa recuerda sus estancia). Por él pasaron Teatro Real de Madrid. Su amigo Luigi Mancinelli (1848numerosos artistas y personalidades de la vida madrileña: el 1921), director en el coliseo matritense desde 1886 y que novelista Vicente Blasco Ibáñez, el joven compositor y luehabía realizado una labor imponente al dirigir allí funciones go director de orquesta Arturo Saco del Valle (1869-1932), de La Gioconda, Aida, Mignon, Mefistófeles, La reina de el crítico, farmacéutico y wagneriano de pro Félix Borrell, o Saba, El duque de Alba, Lohengrin, Carmen, Lakmé, La forSaint-Saëns, que aplaudió más de una zarzuela en el Teatro za del destino, Fausto, Los pescadores de perlas, La juive, Apolo. También acudían los cantantes que iban a protagoOrfeo y Euridice, Doña Juana la Loca, Tannhäuser, Otello, nizar el estreno de Edgar, Eva Tetrazzini, hermana mayor de Hamlet, casi todo Meyerbeer, Rachel, Cavalleria rusticana, la célebre Luisa que encarnó a Fidelia; Eva estaba casada etc., sin citar óperas italianas de éxito seguro, desde El barcon el director de orquesta Cleofonte Campanini; Giuseppibero de Sevilla a Guillermo Tell, y obras muy célebres de na Pasqua, mezzo que cantó el papel de Tigrana; Francesco Bellini, Donizetti y Verdi. Es decir, un repertorio prácticaTamagno el de Edgar; e Ignacio Tabuyo, alumno de Bretón, mente contemporáneo. Mancinelli haría en 1897 el estreno que hizo Frank. Tabuyo ya había cantado en el Real Lohenmundial de su propia ópera Ero y Leandro. Wagneriano de grin junto a Gayarre, y encarnado a Yago en Otello; el de pro, ya tenía noticias de la categoría artística del joven Puccini. Éste, por otro lado, deseaba fervientemente que el Rentería fue además un excelente pianista y Albéniz le papel protagonista de Edgar fuese asumido por el tenor dedicó su zortzico Arbola pian. Entre sus discípulos de canFrancesco Tamagno, nada menos que el primer Otello de to se encuentran Fidela Campiña, Marcos Redondo, José Verdi en la Scala. En Italia no había podido ser, pero ahora Romeu, Lola Rodríguez de Aragón y Juan Eraso, además del el gran tenor piamontés se hallaba en Madrid, donde el 20 aun activo pianista y compositor Emilio López de Saa. de febrero de 1892 había cantado Guglielmo Tell de Rossini Finalmente citemos al bajo Martín Verdaguer, habitual a las órdenes de Mancinelli. En esa ocasión, el maestro de por aquella época en el coliseo madrileño, al que corresOrvieto contó también con Eva Tetrazzini, Giuseppina Paspondió el rol de Gualterio, padre de Fidelia. cua, Ignacio Tabuyo y Martín Verdaguer; es decir, el mismo reparto con algunos cantantes más (el magnífico Uetam Ruperto Chapí especialmente). Todos hicieron el estreno en España de la versión de Ferrara, con un preludio especial para Madrid Pero quizá la personalidad que más interesó a Puccini en que anticipa algo de Las golondrinas de Usandizaga. Fue el Madrid fue la de Ruperto Chapí. El músico de Villena se 19 de marzo de aquel 1892, pero lo que indica el prestigio hallaba en el apogeo de su fama e hizo buenas migas con el del Teatro Real de aquel momento es que el maestro de de Lucca, con el que almorzó más de una vez en Lhardy. Lucca se trasladó a Madrid. Se puede pensar, además, que Una obra como La bruja, estrenada en 1887, tiene cierta deseaba escuchar la versión de su admirado Tamagno. relación con Le villi y años más tarde su Margarita la torneDesde Italia, le había escrito dos meses antes a Madrid ra conecta en muchos aspectos con Edgar. diciéndole: “En la vida de cada hombre llega un momento Chapí ya había compuesto La tempestad y quizá Puccini decisivo, y eso es para mí el éxito de Edgar. Me aferro a asistió a representaciones en el Teatro de la Zarzuela, o en quien pueda salvarme tal como se aferra el náufrago a la el Apolo, de alguna de sus producciones líricas, siempre última tabla. ¡Y esa tabla eres tú!”. con números magistrales. En Madrid Edgar tuvo una excelente acogida y la crítica Unos cuantos años más tarde, por culpa de Puccini, Chaacertó al elogiar la calidad de la música, gracias a la cual pí fue acusado de plagio después del estreno de Curro VarPuccini salvaba las muchas deficiencias del libreto de Fontagas el 10 de diciembre de 1898, se dijo que en esta zarzuela na, ciertamente pedestre si se compara con el poema draChapí había tomado de Puccini el tema principal de la obra, mático de Musset. Tenía sus razones el poeta francés al empleado como expresión del amor del protagonista por indicar que era para ser leído en un sillón y no para ser Soledad. La melodía se escucha en el preludio en diferentes puesto en escena. El conspicuo Peña y Goñi aseguró: “Pucmomentos de la obra, incluso con el coro, pero de modo cini ha entrado con muy buen pie en el regio coliseo”. especial en la bellísima romanza de Curro ¡Que siempre me Autores como José Subirá, Federico Oliván o Emilio ha querido!, es decir, al final del primer cuadro del acto terLópez de Saa se han ocupado de la estancia de Puccini en cero. Alguien le acusó de haber copiado un tema de La Madrid. Ernest Krause piensa que tanto Le villi como Edgar bohème, estrenada en Madrid unos meses antes en el Teatro son obras que los buenos amantes de Puccini no deben Príncipe Alfonso (en el Real no se vio hasta el 17 de febrero pasar por alto, pues conociéndolas se puede tener una idea de 1900). Se aludía a un motivo que aparece en el tercer del camino recorrido hacia su creatividad posterior. Algo cuadro de La bohème. Se desarrolla en La barriere d’Enfer, parecido pensaba Toscanini. Sin embargo, aunque todavía un lugar entonces del extrarradio de París, donde se hallaba Puccini insistió en revisar Edgar para su montaje en Buenos el fielato, cerca de la puerta de Orleans. Quien desee verlo Aires el año 1905, la segunda de sus óperas dejó de reprehoy debe tomar hasta la estación de Denfert-Rocherau. En la sentarse y él mismo la repudió, entre otras cosas porque no plaza se toman los autobuses a pueblos como Villejuif, donde obras suyas, la Messa di Gloria, el Preludio en la mayor, el Capriccio sinfonico, un adagio para cuarteto de cuerda… Después del estreno, decidió reducir la obra a tres actos, pese a la buena acogida que tuvo la versión original en el teatro Giglio de Lucca. Ya había modificado algunas cosas para la Scala, pero no llegaron a tener efecto, y la revisión definitiva se presentó en Ferrara el 28 de febrero de 1892. $QXQFLR 0XŮ 113-139 FILM:207-dosier C e n t r o 22/1/08 17:02 Página 117 C u l t u r a l M i g u e l D F M J C F T t V a l l a d o l i d Músicas para la Pasión y la Pascua %ĠĞĚğĘĠȂĕĖĞĒģīĠĕĖǻǹǹȁtǺȂę Kremerata Baltica Gidon Kremer, violín y director '+)ĒĪĕğ Las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz, ęĠēĩĩǺ (ĚĪĒ,ĒğĔęĖĝĚ El pequeño predicador %ĞĚĥģĚ4ęĠĤĥĒĜĠħĚĔę Sinfonía de cámara en Do menor, op b %ĠĞĚğĘĠǺǿĞĒģīĠǻǹǹȁtǺȂę J. Gilchrist, tenort%)FOTDIFM, barítono Otros solistas vocalest.POUFWFSEJ$IPJS English Baroque Soloists Sir John Eliot Gardiner, director +4#ĒĔęPasión según San Juan, bwv .ĚţģĔĠĝĖĤǺȂĕĖĞĒģīĠĕĖǻǹǹȁtǻǹę .&#PJY, sopranot++-PQFSB, tenor +"-ØQF[, barítono $PSPEFMB6OJWFSTJEBEEF7BMMBEPMJE 0SRVFTUB4JOGØOJDBEF$BTUJMMBZ-FØO "MFKBOESP1PTBEB, director 8".ĠīĒģĥ 3FRVJFNkv Información y venta de entradas $FOUSP$VMUVSBM.JHVFM%FMJCFT "W.POBTUFSJP/USB4SBEF1SBEP ǽȀǹǺǽ Valladolidt5FMȂȁǼǼȁǾǿǹǽ XXXFOUSBEBTDPNt5FM XXXGVOEBDJPOTJHMPFT Zubiria Tolosa -ĦğĖĤǺȀĞĒģīĠǻǹǹȁtǻǹę .PPOXJOETt+PBO&OSJD-MVOB, director $PSEF$BNCSBEFM1BMBVEFMB.ÞTJDB $BUBMBOBt+PSEJ$BTBT, director "%ħĠɆśĜ Serenata para instrumentos EFWJFOUPFO3FNFOPSop / b "#ģĦĔĜğĖģ .JTBOFO.JNFOPS QBSBEPCMFDPSPFJOTUSVNFOUPTEFWJFOUP .ĒģĥĖĤǺȁĕĖĞĒģīĠĕĖǻǹǹȁtǻǹę Solistas vocalest-"SQFHHJBUB $SJTUJOB1MVIBS, tiorba y dirección &%Ė$ĒħĒĝĚĖģĚ 3BQQSFTFOUBUJPOF EJ"OJNBFEJ$PSQP $QXQFLR 0XŮVLFDV 3DVLRŮQ \ 3DVFX 3DVFXD XD 6FKHU]R LQGG 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:02 Página 118 D O S I E R GIACOMO PUCCINI Vaucaire, libretista francés autor de de hay un importante centro oncolóuna Manon Lescaut en colaboración gico. Rodolfo canta ese motivo en con Sardou, con el fin que luego Una terribil tosse, repetido por la Luigi Illica elaborase una traducción orquesta poco después. Vuelve a oírdel libreto francés al italiano. Pero se cuando Rodolfo entona Che? Mimì! este último, en octubre de 1906, Tu qui! M’hai sentito? escribe una misiva a Puccini, renuePero la coincidencia no es total, va sus temores a competir de alguna ni mucho menos, porque en Puccini forma con la genial “criatura” de el tema es más breve e incidental, Bizet. “Pienso en Carmen —escribe concebido dentro de un discurso sinel autor (junto a Giuseppe Giacosa) fónico que, en ese momento, es indede La bohème, Tosca y Madama pendiente de lo cantado, con una Butterfly (es decir la trilogía del sencillez armónica que no tiene mejor Puccini)— donde la carne parangón con el carácter que le palpita siempre ¡y con tanta evidenimprime Chapí, la sincopación melócia! Y te confieso que este pensadica y longitud de la melodía, empamiento me detiene. Y entonces rentada en el alicantino con la jota y digo, ¿vale la pena reconstruir otra ajustada al texto que ha de cantarse. Por otro lado, el español había usado Cleofonte Campanini, director del estreno de Tosca vez España para no llegar más lejos?”. ya de ese motivo en su ambiciosa en el Teatro Real, el 15 de diciembre de 1900. Pero Puccini, aunque dubitativo, zarzuela El milagro de la Virgen insiste, pues le parece que el pro(1884). A pesar de todo, Chapí dijo yecto posee lo que a él le gusta, la palpitación de la vida. Y en un escrito publicado en la revista Alma Española, que el siempre a la busca de la autenticidad piensa en volver a tema ya existía y, por tanto, él y Puccini lo habrían copiado España; “hasta marzo no pararé, ni en abril, porque a la de un zortzico del compositor vasco de Urandúrraga. Así vuelta de Nueva York debo ir a España, a Sevilla, Córdoba, quedó zanjada una cuestión que nunca se debería haber etc., para estudiar sobre el terreno las costumbres y las cansuscitado. ciones para mi nueva ópera”. Volviendo a Edgar, en cuya partitura la crítica madrileña Al final, Illica se salió con la suya. No hubo La donna e supo adivinar el espléndido futuro de su autor, hay que il burattino, aunque más tarde Carlo Zingarini adaptó el resaltar la intensidad de los coros, el protagonismo de la libreto de Vaucaire, y Riccardo Zandonai (1883-1944) comorquesta en muchos momentos, el magnífico dúo entre puso sobre él la ópera Conchita (1911) con la que logró un Edgar y Tigrana al comienzo del acto segundo, Orgia, las gran éxito y provocó cierto escándalo. Ya más avanzado el arias de Fidelia Addio, addio, mio dolce amor y D’ogni dolor, siglo, ocurrió lo mismo con la película de Brigitte Bardot muy lírica, acompañada con delicadeza en la cuerda grave y dirigida por Julien Duvivier sobre el mismo asunto. Josef sumamente pucciniana en su final Or là attender io vó, tras von Sternberg y Luis Buñuel también filmaron sobre él. la breve interrupción del coro y de Frank Bella signora. 118 Proyectos fallidos Anima allegra Pese a todo, Puccini no volvió a colaborar con Fontana, aunque Edgar recibiese cálidos aplausos de los aficionados madrileños. La representación contó con la presencia en el palco real de la reina junto a otros miembros de la realeza. Ni siquiera cuando Fontana le propuso la adaptación de una obra del entonces celebérrimo Oscar Wilde, convertida por Zemlinsky en ópera el año 1917 con el título de Eine Florentinische Tragödie (Una tragedia florentina) programada, por cierto, esta temporada en La Maestranza de Sevilla. Puccini buscó a lo largo de su vida en obras literarias la base para nuevas óperas. El semifracaso de Edgar, al aceptar de Fontana un libreto que no le gustaba, estuvo a punto de conducirle a la emigración a la Argentina, donde se encontraba ya su hermano Michele. Pero Giulio Ricordi siempre tuvo fe en su enorme talento y confiaba en él como único autor capaz de relevar al grande, pero ya anciano Giusseppe Verdi. Hombre de pocas palabras, Puccini se emocionaba con el buen teatro y leía mucho. Algunos temas relacionados con España o su literatura le atrajeron en determinados momentos. En los años finales del siglo, por ejemplo, se interesó por las novelas de Pierre Louÿs (1870-1925), especialmente por La femme et le pantin (La mujer y el pelele, 1898), hasta 1906 por lo menos, cuando confió a Camillo Bondi en una carta: “Es una cosa vibrante y muy original”. La obra se desarrolla en España y cuenta cómo Mateo Díaz se convierte en un juguete de los caprichos de una seductora muchacha, Conchita Pérez, que le ha enamorado locamente, pero nunca se entrega a él, aunque no cesa de provocar su deseo. Puccini llega a entrevistarse con Maurice Años después, el deseo de volver a España retorna a Puccini cuando asiste en Milán, en el Teatro Manzoni (otoño, 1909). Se trataba de una representación de Anima allegra, con los actores Tina de Lorenzo y Armando Falconi. Se trataba de una traducción de Luigi Motta de la comedia de los hermanos Álvarez Quintero (Serafín, 1871-1938), y Joaquín (1873-1944) titulada El genio alegre. Situada hacia 1830, El genio alegre nos cuenta la transformación que experimenta el viejo y oscuro palacio de una marquesa, Sacramento, en un pueblo andaluz, donde su hijo Pedro, aburrido de una vida monótona y gris, está a punto de escapar a Granada. De pronto llega una joven sobrina de la marquesa llamada Consuelo y su señorita de compañía Coralito. Ambas, con su carácter animoso y divertido, revolucionan el palacio y hasta el pueblo. La marquesa está horrorizada del barullo que a todas horas hay en su casa, desde la llegada de su sobrina plagado de risas y fiesta, pero lo admite al ver que su hijo Pedro ya no quiere marcharse. Pedro se ha enamorado de Consuelo, que tiene conquistado a todo el mundo, incluido el severo administrador don Eligio. Todavía en 1912, poco después de La fanciulla del West, cuyo libreto extraen Guelfo Civinini y Carlo Zangarini de The girl of the Golden West (La muchacha del dorado Oeste) del escritor David Belasco, de ascendencia portuguesa, Puccini vuelve a insistir a Ricordi sobre su idea de llevar a la escena la pieza de los Quintero. En una carta del mes de febrero a Giulio le comenta: “he pensado mucho en Anima allegra y me parece haber encontrado los tres actos orgánicos, si bien hay que 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:02 Página 119 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:02 Página 120 D O S I E R GIACOMO PUCCINI 120 ampliar, rehacer y recargar ya los caracteres, ya los acontecimientos. Yo desearía tener a Adami [se refiere al libretista de sus futuras óperas La rondine, Il tabarro y Turandot]… El director de todo seré yo, y convertiré a los dos libretistas en vasallos del dogo. Llevo dos días rumiando este asunto y creo firmemente que resultará una cosa buena y bella”. Puccini traza después un plan y finaliza en un tercer acto en un “cortile o grande patio” [en español en el original], con final de floritura y conversión de todos los hoscos. “¡La vieja —dice— deberá transformarse en la más loca de todos!”. Sin embargo, transcurren los días y el castillo de naipes se derrumba. Ahora escribe, esta vez a Tito Ricordi, nieto de Tito e hijo de Giulio: “Es doloroso tener que pasar el tiempo mirándose el ombligo y más para mí, que me agobio por la prisa de los años y por la sed de trabajo. A mí, que he hecho ya algo ‘vivo’, ¡tener que infligir una cosa tan tenue como Anima allegra… y sin embargo, si no surge otra… deberé intentar esta cosita diluida de los Quintero, la cual es (de todo cuanto he buscado y encontrado) la cosita mejor, pero Giulio Gatti-Casazza, David Belasco, Arturo Toscanini y Giacomo Puccini así como está no funciona y Adami me escribe que va a pulir y a rehacer el segundo acto. Dile que se ponIgnacio Tabuyo, primer Frank en Le villi del Teatro Real de ga rápido manos a la obra y veremos”. Madrid, hasta Miguel Fleta, primer príncipe ignoto, Calaf, en Al percibir el desencanto de Puccini ante la comedia de la primera representación de Turandot en el Teatro alla los Quintero, Tito Ricordi se la ofreció a Manuel de Falla, Scala de Milán. Por cierto, el gran tenor de Albalate de Cinpues el editor consideraba que La vida breve era más una ca (Huesca), sucesor del grandísimo Julián Gayarre, tiene obra para ser escuchada en concierto que representada. Don en su honor haber sido elegido por el mismísimo Arturo Manuel rechazó también esa opción por diferentes razones. Toscanini. De él dijo el muy culto maestro Gianandrea La principal era su rechazo, ya en torno a 1920, a reincidir Gavazzeni: “Con los debidos respetos a otros Calaf en la en un andalucismo que, en su obra, creía ya más que supehistoria de Turandot, nunca oí cantar ese Non piangere Liù rado. Ricordi pasó finalmente el libreto de Adami al compocomo lo hizo Fleta”. Y Gaetano Cesari escribió en el Corriesitor Franco Vittadini. El maestro de Pavía consiguió un éxito re della Sera: “La elección del tenor Fleta se corresponde extraordinario con su Anima allegra en tres actos, estrenada con lo que requiere el Príncipe Calaf: notas robustas y resoen el Teatro Constanzi de Roma el 15 de abril de 1921. Un nantes, sentido escénico y estilización tenoril. Fleta hace de triunfo que se mantuvo durante una década y generó, como estas cualidades un apropiado uso. Se recreó en la declamaLa femme…, una película de Roberto L. Roberti. ción, haciéndola vibrar cálidamente y fraseó puccinianaEntre los múltiples proyectos fallidos de Puccini de crear mente arias y ariosos, sobresaliendo en el último acto en el nuevas óperas, entre Madama Butterfly y La fanciulla del momento de la prueba Ma il mio mistero è chiuso in me”. West, se encuentra uno a partir de Quevedo, exactamente Las grandes figuras del canto españolas durante el pasasobre la novela picaresca La vida del buscón llamado Don do siglo XX, han paseado a Puccini por todo el mundo. Pablos (Zaragoza, 1626) leída en 1905. Acaso pensara, con Entre los antiguos recordemos a Ramón Blanchart, barítono alguno de sus episodios, hacer algo que cantó en la presentación italiana similar al Falstaff de Verdi, pero más de La fanciulla del West; al vasco Flofuerte. ¿La leyó en español? Tras su rencio Constantino; a Antonio Cortis, estancia en Madrid en 1892, llegó la príncipe Calaf en el Covent Garden; a de Buenos Aires, donde siguió pracAndrés de Segurola que cantó en los ticando. En el Teatro Colón presentó estrenos de La fanciulla y de Gianni la definitiva versión de Edgar. DiriSchicchi en Nueva York; a la mezzo gió la orquesta Leopoldo Mugnone, cordobesa Matilde Blanc-Sadún, lo maestro favorito de Puccini tras el mismo, pero en los de Il tabarro y estreno romano de Tosca. Este Suor Angelica; al bajo José Mardones, maestro napolitano había dirigido en descubierto en Madrid por monseñor el Teatro Real Manon Lescaut en Lorenzo Perosi, y que cantó en Roma 1894 y La bohème en 1902, esta últiLa fanciulla del West; la soprano ma, por cierto, la ópera de Puccini valenciana Lucrecia Bori, de la familia más veces representada en el coliseo Borja, que además de ser una aplaudimadrileño. da Madama Butterfly en el San Carlos de Nápoles, protagonizó Manon Lescaut, junto al gran Caruso en el Voces españolas Metropolitan neoyorquino de GattiCasazza, Nueva York fue escenario, Es justo terminar refiriéndome a los bien en la Academia de Brooklyn, cantantes españoles que han interbien en el viejo Metropolitan Opera pretado a Puccini. En los estrenos House, de su muchos triunfos, sobre de sus obras ya los hubo, desde Leopoldo Mugnone 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:02 Página 121 D O S I E R GIACOMO PUCCINI todo con la Mimì de La bohème; el tenor cordobés Francisco Granados, que sorprendió al Teatro Real de Madrid en su debut con La bohème. Más cerca ya de nosotros, el bajo Aníbal Vela, la soprano Ángeles Ottein y su hermana Ofelia Nieto, el tenor santanderino Antonio Vela, el catalán Hipólito Lázaro, el navarro Esteban Leoz, Emilio Sagi Barba, Luisa Vela, Mercedes Capsir, Fidela Campiña, el barítono Manuel Ausensi, los bajos Antonio Campó y Manuel Gas; las sopranos Lola Rodríguez de Aragón, Ana María Olaria y Consuelo Rubio; Isabel Penagos, que hizo la Musetta junto a una Mimì encarnada por Mirella Freni en la Scala de Milán; el tenor Francisco Ortiz, la soprano María Orán, los tenores Evelio Esteve y Pedro Lavirgen, el aragonés Bernabé Martí, Dolores Pérez, el extraordinario Jaime Aragall, Ángeles Gulín, Ana María Iriarte, Vicente Sardinero, que grabó el Frank de Edgar junto a Renata Scotto, Eve Queler y Carlo Bergonzi; y tantos a los que pido perdón por si han sido omitidos. Eludo a los nuevos valores, pero sí me gustaría relacionar las voces, no demasiado lejanas del panorama español, que dejaron grabadas versiones fidedignas de los principales roles puccinianos en sellos internacionales. Es imposible olvidar a Victoria de los Ángeles o a Alfredo Kraus en sendas Bohème, con Jussi Björling y Renata Scotto respectivamente. Tampoco a la aún activa Montserrat Caballé, excepcional Manon Lescaut y que ha grabado dos veces la Liù de Turandot con Lombardi y con Mehta a la batuta, además de La bohème, dirigida por Solti, y dos lecturas de Butterfly con Rivoli y Gatto. Victoria también ha dejado una delicada Butterfly y una Suor Angelica celestial dirigida por Tullio Serafin. José Carreras ha grabado, con el súbitamente popular Georges Prêtre, La bohème, y con Tilson-Thomas Tosca. Por cierto en esta ópera cumbre del verismo, en la escena V del acto II, cuando el malvado Scarpia se acerca a la mesa donde se ha dejado la cena a medias, mira hacia Floria sereno y sonriente, y le dice: “E intanto un sorso. E vin di Spagna”. De Turandot ha hecho dos grabaciones con Lombardi y con Maazel. Aragall, voz de oro, ha sido Pinkerton dirigido por Raichev; Pilar Lorengar Gianni Schicchi con Albrecht, Teresa Berganza nos lega una magistral Suzuki de Butterfly con el malogrado Sinopoli. Joan Pons en Scarpia de primer orden con Wilson-Thomas, y con Bartoletti el Michele de Il tabarro. Vicente Sardinero tiene un registro como Lescaut dirigido por el argentino Michelangelo Veltri. Pero quien se lleva la palma pucciniana en el inmenso Plácido Domingo. El gran tenor y ya casi barítono madrileño tiene grabaciones de casi todo Puccini; a veces, como en el caso de Tosca, hasta cuatro versiones registradas con Mehta, Sinopoli, Levine y Molinari-Pradelli. Ha grabado Le villi, Edgar, Manon Lescaut (dos veces); La bohème con Solti; La fanciulla del West, que cantó en Madrid en el Teatro de la Zarzuela; tres veces —Leinsdorf, Maazel, Rudel— Il tabarro y Turandot a las órdenes de Herbert von Karajan. Un asombro, ser Roberto, Des Grieux, Rodolfo, Ramírez, Luigi y Calaf. No he hablado de Barcelona, que sí ha estrenado La rondine en el año 1954 con un total de seis representaciones y hasta realizó el Liceo un Festival Puccini, pero ir al detalle de la repercusión en España de la boca del maestro de Lucca extendería en exceso este artículo. La escritura vocal de Puccini hace honor a la tradición italiana, pero su fondo innovador, lleno de matices, sólo está al alcance de los grandes cantantes. En los múltiples registros vocales de estos artistas españoles encontraremos todas las cualidades del arte del ilustre autor de Madama Butterfly. Y la principal de ellas es, sin duda, su sentido dramático, el acierto genial para expresar sentimientos sean tristes o alegres, de agitación o de dolor. Y siempre transidos de poéticas emociones gracias a una percepción muy humana y personal del canto y a una orquesta rica en recursos y atrevimientos apenas utilizados por el teatro de su tiempo. Andrés Ruiz Tarazona BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN c/ Cartagena 10, 1ºc - 28028 MADRID Tel. 91.356 76 22 - Fax 91.726 18 64 E-mail: [email protected] - www.scherzo.es Deseo suscribirme, hasta nuevo aviso, a la revista SCHERZO por períodos renovables de un año natural (11 números) comenzando a partir del mes de …………………nº…… El importe lo abonaré de la siguiente forma: Transferencia bancaria a la c/c 2038 1146 95 6000504183 de Caja de Madrid, a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Cheque a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Giro postal. VISA. 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Como ellos, el de Lucca esboza y en muchos casos acaba de dar cuerpo y vida a personajes sufrientes, de una proyección poética singular. En este sentido, Manon, Mimì, Butterfly y Fotografía de Franchetti, Mascagni y Puccini a su modo Minnie, Tosca e incluso Turandot, son primas hermanas. Por no hablar de la gentil y sacrificada Liù. Todas ellas componen un muestrario muy rico de caracteres variados, sinceros, entregados y apasionados; pintados con una música perfectamente acoplada a sus sentires y situaciones. Puccini era en ese sentido un maestro y sabía moldear con notas, milimétricamente ordenadas, con toda clase de anotaciones, el desarrollo mental y, en particular, emocional de esas criaturas, que se nos ofrecían desnudas y siempre, en algún momento desamparadas. ¿Qué tipos vocales empleaba el compositor para dar forma a esos estados de ánimo, a esos caracteres? Fundamentalmente, el lírico pleno o ancho, con viajes a lo líricospinto o lírico-dramático y, solamente una vez, a lo puramente dramático. Veamos. En este trabajo no vamos a disponer de espacio para tratar todos los cometidos vocales, tanto en el orden femenino como en el masculino. Así que nos limitaremos a estudiar las líneas clave y las adjudicadas a los personajes más importantes. Gentiles y sufridas 122 La fémina de mayor lirismo es sin duda Mimì, la tierna y delicada vecina del poeta Rodolfo de La bohème. Es esa voz que los franceses llaman de medio carácter y que, en este caso también y en mayor medida, posee un timbre cálido y efusivo, equilibrado de registros y de armónicos, de volumen muy apreciable, que ha de trabajar con asiduidad el registro central, el médium, que asciende con prudencia a la zona aguda —aunque se prevé un do5 al final del primer acto— y que ha de enfrentarse a una orquesta bastante amplia, como las que manejaba el autor, en una época —finales del XIX, principios del XX— en el que ya los fosos aparecían habitados por una crecida cantidad de instrumentistas, que habían de hacerse escuchar por audiencias de varios cientos de espectadores, pobladores de recintos cada vez más amplios, de muchos metros cúbicos. Arias que están en la memoria de todos, como Si, mi chiamano Mimì o Donde lieta uscì, las palabras del melodioso dúo del segundo acto —integrado realmente en un cuarteto— o las frases entrecortadas del último acto necesitan de esa voz cálida y emocionada. Cesira Ferrani (18631943), la creadora, que había sido ya Manon, se adaptaba a la parte por la dulzura de su timbre y la justeza de su impostación más que por el volumen. Entre las más grandes Mimì del siglo XX no nos resistimos a citar a Mirella Freni. Podríamos situar a Manon, Tosca y Butterfly, incluso Minnie de La fanciulla del West, en el terreno de las lírico dramáticas. Y sumaríamos a Suor Angelica y a Giorgetta de Il tabarro; y la Anna de Le Villi. Estudiemos las características de las cuatro primeras. Manon circula en una franja de dos octavas justas, de do3 a do5, y ha de reunir, como ninguna, la fragilidad de la mujer mundana y sensual y la energía que ha de mover el impulso que la aferra a esa vida que se le escapa en el último acto. Gracia casi belcantista para In quelle trine morbide, en donde ha de dar un curso de manejo del color. Y ancha zona grave y matiz dramático para Il mio fato si chiama y, por supuesto, para el desolador final de la obra, en el que ha de ir de la nota más alta a la más baja de su tesitura y en el que ha de unir el murmullo al grito, el lirismo más intenso al tono trágico más desesperado. Ya decíamos que la primera en cantar esta parte fue Cesira Ferrani, que luego estrenaría Mimì, una soprano más bien lírica, pero de gran expresividad, que la acercaba a lo spinto y que crearía otros papeles de autores más decididamente veristas. Franchetti, Mascagni, Mancinelli… Aunque Puccini hubiera preferido a la Bellincioni —primera Santuzza— y, sin duda, habría aplaudido a Magda Olivero, realmente se mostró siempre encantado con Ferrani. Tosca, célebre actriz y cantante, es mujer apasionada, celosa, generosa, capaz de cualquier cosa por su amor. Es una fémina que se aparta en cierto modo de la anterior, evidentemente de Mimì e incluso de Butterfly. Es una figura desmedida, recubierta de una forzada y antinatural capa de exageración. Un auténtico papelón, como se dice en el argot teatral, en el mejor de los sentidos, que requiere una voz más spinto que dramática, que sepa, sí, plantar cara violentamente, con frases cercanas a lo declamatorio, a Scarpia y al tiempo deshacerse en las cantilenas con las que muestra su amor a Mario. Hay abundantes ejemplos de ambas cosas. La rumana Hariclea Darclée (1868-1939) fue la primera Tosca. Había estrenado La Wally de Catalani e Iris de Mascagni. Su voz era muy bella pero andaba algo falta de caudal y de fuelle y no acababa de dar con la almendra dramática del segundo acto. Puccini diría posteriormente que Tosca necesitaba una voz ultradramática; pero se refería, más que al tinte vocal, al arte como actriz y como fraseadora, tan sutil como contrastado. Tiene una extensión tonal de dos octavas, de do3 a do5. Por su parte, Butterfly está escrito para una soprano de similares características, llámese lírico-spinto o spinto a 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:02 Página 123 D O S I E R GIACOMO PUCCINI secas. Una voz flexible, extensa, que tiene en su primer número un re bemol sobreagudo optativo, un do al final del dúo, varios si naturales y bemoles y bastantes la naturales y que en la zona inferior ha de descender incluso al la grave y cantar a menudo (o hacer gala de la técnica del parlato) en tesitura más bien pesante, por debajo de la zona de pasaje. Una voz hábil para el claroscuro, tanto para la expresión de un encanto cuasi infantil (es una niña de 15 años al comienzo: ¡vaya papeleta para cantantes en exceso maduras o gruesas!), como para la afirmación de su condición de hembra rápidamente desarrollada, capaz de asumir acontecimientos y de adoptar decisiones trágicas. Difícil es encontrar una soprano de tales características que además sea buena actriz y no se pase en ninguno de los sentidos. Es un papel agotador, ya que está en escena toda la ópera a excepción de unos 15 minutos aproximadamente. Rosina Storchio (1876-1945) y Salomea Krusceniski (1872-1952) fueron las primeras creadoras de la parte (como se sabe, la obra tuvo dos estrenos), voces firmes y matizadoras. Cabourg considera que Minnie es una rara mezcla de Mimì, Tosca y Turandot. Un papel sin duda complejísimo, envuelto en permanentes tensiones, indefinido entre la joven angelical y en espera del amor y la gobernanta autoritaria de una comunidad masculina. La inocente y la que muestra de un modo casi físico su deseo de un hombre, que expresa en un violento salto de más de dos octavas, de si bemol2 a do sostenido5. En sus dúos con Johnson y Rance ha de desarrollar tanto su médium, que ha de ser ancho y poderoso, como su zona aguda, que ha de tener la adecuada penetración. Y ha de saber frasear y declamar con elocuencia en la célebre partida de cartas del acto segundo y de imponerse con fiereza en el tercero para evitar el linchamiento del hombre que ama. Nos recuerda el citado crítico que Puccini no estaba muy convencido de la idoneidad de la checa Emmy Destinn (1878-1930), creadora de la parte en el estreno neoyorkino de 1910. Le parecía falta de energía para un cometido que tiene mucho de la lujuria vocal straussiana. De ahí que prefiriera a la también checa Maria Jeritza (1887-1982), una voz menos detonante pero más expresiva. Sería, sin poseer tampoco todas las condiciones inherentes a la parte, la primera Turandot norteamericana, lo que nos da un indicio. “La música de Puccini no hace nada para racionalizar la leyenda o iluminar los caracteres: tiene consecuentemente por todo ello la banalidad de una música de café”. Estas palabras, nada entusiastas, de Josef Kerman hacia Turandot, evidentemente discutibles, no pueden desvirtuar en todo caso los fuertes trazos con los que están delineados los dos caracteres femeninos principales, Liù y Turandot. Aquélla es heredera directa de una Mimì y posee rasgos de una Suor Angelica y, de pasada, de una Butterfly. Es una fémina sacrificada, de un lirismo luminoso y de una especial calidez, que tiene dos arias maravillosas en las que el arte de canto más refinado ha de brillar. Por tanto, nada de voces estentóreas, sino frescas y bien timbradas, capaces de hacer pianos y de regular con finura. Se mueve entre do3 y un discreto si bemol4. Maria Zamboni (1895-1976) la cantó la primera vez en el estreno milanés de 1926. Muy diferente es, por supuesto, el personaje protagonista, la llamada Princesa de hielo, que el compositor no llegó a rematar por completo. Era un carácter que no terminó de comprender; se alejaba demasiado de los parámetros por los que se movían habitualmente sus damas. La rigidez, el autoritarismo, el rencor, el odio eran sentimientos difícilmente encajables en ellas. Por otra parte, el brusco cambio que se produce en la manera de actuar y de reaccionar la hija del emperador tiene lugar muy apresuradamente, casi sin transición explicativa. La dificultad en dar remate adecuado al personaje es la razón, según algunos, de que el compositor no concluyera la partitura. Desde luego las pruebas a que se somete a la soprano titular, una dramática con toda la barba, son de aúpa. Y varias de ellas se centran en la terrorífica aria In questa reggia, en donde Puccini, bien que con una escritura muy didáctica, exige progresivas subidas al la, si natural y do sobreagudo. Potencia y metal agresivo, contundencia en los ataques, vibración y rotundidad, han de ser básicas condiciones para enfrentarse a la parte. Las tenía la robusta polaca Rosa Raisa (1893-1963), una discípula de Marchisio. La opulencia de sus medios la hizo triunfar. Porque, además, contaba con esa descomunal interválica de do sostenido3 a re bemol5. En busca de un tenor nuevo Pasemos a los tenores, no tan bien servidos, pero con partes de extraordinario lucimiento en todo caso. Tenores de ancho aliento, líricos o lírico-spintos y, en un solo caso, di forza. Tenores que, pasados por el cedazo verista —del verismo curiosamente poético de Puccini—, heredan la prestancia de algunos personajes verdianos, aunque, evidentemente, no poseen el sabor neobelcantista y romántico, a veces caballeresco, de aquéllos. Les falta la dicción más flexible del tenor de Verdi, su aptitud para la vocalización y los matices y residuos provenientes del bel canto. El tenor pucciniano precisa de una nueva sensualidad en la voz, que se abría a cantantes recién llegados, como los españoles Valero o Viñas, a los que cita Mancini. Ahí se situarían Caruso, Gigli o Pertile, tenores con buen centro, no especialmente fáciles en el agudo; lo que no quiere decir que no los tuvieran. Tenores con singular habilidad para la administración de colores. Hablemos de los papeles esenciales. Es decir, Rodolfo de Bohème, Cavaradossi de Tosca, Johnson de Fanciulla del West y Calaf de Turandot. Rodolfo es un lírico pleno, tocado aún de una perceptible aura romántica, que ha de moverse con facilidad por la zona media aguda y aguda, con un centro considerable y una radiante luz en el timbre. Ese ascenso al do4 —optativo— en el racconto, bien que hoy la pieza se baje medio tono —es decir, a si natural3— sigue siendo uno de los caballos de batalla y que da mayores quebraderos de cabeza a los tenores o tenorinos. Pero esa página tiene otras exigencias no siempre atendidas, como son la regulación de intensidades, la efusión poética y la fluidez de legato. En el tercer acto, el cantante posee abundantes ocasiones para el lucimiento, a través de unas punzantes frases de tipo conversacional primero —con Marcello—, envueltas en una fluencia melódica imparable. Luego ha de acoplarse, en el cuarteto de cierre de este acto, al lirismo más excelso, que ha de exponer, junto a Mimì, en un hilo de voz. Personaje libre, poético, sincero, sin pliegues. Evan Gorga (1865-1957) fue el primer Rodolfo. Un tenor de voz no muy sólida, que nunca convenció al compositor. En nuestros días ha habido una voz ideal, luminosa y maleable, timbrada y rotunda, que habría sido del gusto de Puccini: la de Luciano Pavarotti. Dramáticamente, Cavaradossi, a pesar de tener a su cargo dos de las arias más famosas de la historia de la ópera, verdaderos bombones (contra una sola de su amante y ninguna propiamente dicha de su rival), va un poco a remolque de los motivos escritos para la mujer que lo ama. Es, en todo caso, un hombre honesto, cálido, al que mueven sentimientos nobles que, más que por ideales políticos o patrióticos, se siente atraído por el intenso amor que lo ata a Tosca, cuyas delicias evoca, antes de su ejecución, en el Adiós a la vida, donde Puccini cambió las referencias a la libertad y a la justicia, de las que tanto gustaba el viejo Verdi, por las palabras que expresan ante todo el recuerdo del gran amor. En aquel 14 de enero de 1900, en el Teatro Costanzi de Roma el creador de esta parte fue Emilio de Marchi 123 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:02 Página 124 D O S I E R Colección Robert Tuggle GIACOMO PUCCINI Enrico Caruso como Rodolfo en La bohème 124 Escena de Tosca con Maria Jeritza (1856-1917), un tenor romántico que actuó bastante en España y que se enfrento rápidamente a los papeles emanados del nuevo estilo operístico. Había cantado ya Le Villi y Manon Lescaut del propio Puccini y también Cavalleria, Pagliacci y la Edmea de Catalani. Puccini escribió ex profeso para Caruso la parte del bandido Dick Johnson de La fanciulla del West. Con ello asentaba definitivamente la nueva técnica, la que, en paralelo con la corriente verista, buscaba distintos modos de expresión y establecía la figura del tenor pucciniano por excelencia. Se bautizaba una nueva “ética vocal”, en palabras de Cabourg, una dimensión dramática que superaba por completo los rescoldos belcantistas y creaba una expresividad abiertamente teatral. Nacía el canto moderno. El personaje sólo cuenta con un aria propiamente dicha, la muy lírica y lamentosa Ch’ella mi creda, en donde ha de desarrollar un dolcissimo expresivo con ascenso al si bemol agudo. Lo más importante es cómo se practica la fusión entre diversos modos y efectos vocales: parlando, recitado, declamado, aria. Un momento culminante, que resume bien todo ello, son esas frases “Una parola sola… Or son sei mesi” del segundo acto. Do sostenido3 y do son los extremos de la tesitura. La última nota se alcanza, junto con la soprano, en la parte final de ese segundo acto, en la frase “Eternamente in estasi santa d’amor”. Papel negro, como bandido sin escrúpulos, y amoroso, capaz de las mayores ternuras. Singular. Di forza, decíamos, o dramática; heroica incluso, si se quiere, debe ser la voz de Calaf, el Príncipe Ignoto de Turandot, aquel que, gallardamente, arrebatadamente, en un gesto que podemos asimilar, qué duda cabe, al romanticismo más exultante, está dispuesto a arriesgar la vida por conseguir, a través de difíciles acertijos, el amor de la esfíngea princesa, a la que ama a distancia. El fuego del personaje, que saldrá indemne, acabará por derretir a la joven. Recordemos que el creador de la parte fue el español Miguel Fleta (1893-1938), una voz sin igual, robusta, vibrante, extensa, de maravillosos armónicos y de un arte de canto de un extraño refinamiento. Ese centro baritonal, hercúleo, esos graves rotundos y oscuros y esa franja aguda, dotada de un metal y de una intensidad raros, servían a la perfección las espinosas dificultades de la parte, que exige del tenor la recreación de un aria de carácter poético y consolador, Non piangere, Liù, y otra evocadora, nocturnal, Beniamino Gigli como Cavaradossi en Tosca Nessun dorma, que mira hacia el futuro con optimismo y aparece coronada por un esplendente si natural agudo, prueba de fuego para muchos tenores; como lo es el desarrollo de las famosas tres adivinanzas, tras las cuales ha de encaramarse, con la soprano que interpreta a Turandot, al do sobreagudo, si bien éste es facultativo. Es su nota más alta. La más baja es re2. Casi dos octavas. Al lado de estos tres papeles áureos, hemos de situar otros dos, si se quiere de menor calado; de menor extensión y relevancia; también de menores (relativos) compromisos. El primero es el de Des Grieux, en Manon Lescaut, que exige una amplia robustez en el centro y graves. No llega a ser un personaje comparsa, porque se implica a fondo en la suerte de Manon y se equipara a ella. Debe cantar piano con frecuencia y decir a flor de labio, aunque también debe lanzar exclamaciones emocionadas, en las que la voz ha de campanear: como en ese estentóreo momento del final del tercer acto. Mi bemol2 y si bemol3 establecen su radio de acción interválica, aunque dispone de un optativo do4 en el dúo final. Giuseppe Cremonini (1866-1903) dio vida al personaje en su estreno turinés de 1893. Voz bella y cálida que se encontraba más cómoda en repertorio romántico. Puccini lo apreciaba, pero prefería, por ejemplo, para la parte al citado Fernando Valero. El otro papel de los grandes, que creemos de menor relieve, es el de Pinkerton de Madama Butterfly, que debe ser un lírico ancho, aunque un lírico-spinto o spinto a secas podría valer. Como lo era su creador Giovanni Zenatello (1876-1949), recio y robusto, de metal reluciente en la zona superior y amplio médium. Re 2 y si bemol 3, con un do 4 optativo en el gran dúo del segundo acto, es la extensión del papel, que desaparece en el segundo acto y canta en el tercero un aria breve y bella cual es Addio, fiorito asil. Tres grandes figuras Puccini otorga menos importancia a los barítonos, incluso proporcionándoles cometidos más bien secundarios, como Lescaut, Marcello —por muy simpático que nos caiga— o Sharpless, el discreto embajador de Butterfly. Distinto es Michele, el celoso marido de Giorgetta en Il tabarro, que requiere en efecto una voz muy sólida, como la del creador Luigi Montesanto (1887-1954), maestro de Giuseppe Di Stefano. En tres óperas, sin embargo, el compositor decidió crear 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:02 Página 125 D O S I E R Giancarlo Costa GIACOMO PUCCINI Emmy Destinn en Madama Butterfly Tito Gobbi en La fanciulla del West auténticos personajes; dos de ellos podríamos decir que dramáticos o de carácter y uno bufo con ciertas reservas. El barítono en el músico de Lucca es una consecuencia lógica de la evolución del verdiano. Las aptitudes para el parlato, la conversación, la búsqueda de una dicción relevante desembocan en la creación de figuras como Scarpia, Rance o Schicchi. El personaje más acabado y más taimado, de mayor relieve tanto musical como dramático es Scarpia. Los hilos de la trama están en manos de este siniestro guardián del orden, cuya actitud desencadena la mayoría de los acontecimientos. Como dueño absoluto de la policía romana, se entrega a una despiadada búsqueda, caza y captura de liberales, republicanos, en tiempos del papado de Pío VII. A este represor, Sardou primero, Illica después y Puccini por último, le confirieron, un tanto maniqueamente, rasgos extremadamente desagradables, que rozarían la guardarropía si no estuvieran diseñados con tanto detallismo y tanta sapiencia musical. Es por ello un personaje antipático, sádico, cruel, ambicioso, autoritario y lúbrico. Su indisimulado deseo hacia Tosca y la necesidad perentoria de satisfacerlo serán su perdición. Puccini se acordó, efectivamente, del torvo alférez que lleva a Otello a la perdición en la ópera de Verdi. Scarpia tiene también, como aquél, su Credo. La esquinada personalidad del barón ya es esbozada —y permanentemente recordada— a través de los monumentales acordes que abren la obra. A tal personaje corresponde una voz ancha, de amplio centro, flexible, capaz de matizar hasta el límite unas frases que van del grito al susurro y que han de ser dichas a flor de labio, a veces con extrema delicadeza. Un barítono decidor, un fraseggiatore, como Eugenio Giraldoni (1871-1924), creador de la parte. El autor escribía tras una ejecución en La Scala el 17 de marzo de 1900: “La interpretación ha sido óptima por parte de Toscanini y de algún otro, especialmente Giraldoni, que progresa cada vez más”. El barítono había sido criticado en el estreno por Primo Levi, que hablaba de su frialdad en un personaje sanguíneo. Pero la mayoría de los críticos alabaron siempre del cantante su cautivadora manera de decir el recitativo y de profundizar en el texto, pese a las limitaciones de la voz. El napolitano Pasquale Amato (1878-1942), otro barítono inteligente, fue el primer Jack Rance, el sheriff de La fanciulla del West. Sin poseer los atractivos malsanos de Scarpia, juega, sin embargo, el papel de malo sobre ese fondo de asfixiante erotismo y brutalidad que describe tan acerta- Cesira Ferrani en la Manon Lescaut damente Cabourg. Un malo que tiene también su momento de pasión sincera en el arioso Minnie, dalla mia casa, un andante sostenuto bien coloreado que pone de manifiesto el anhelo amoroso del personaje, que más adelante, en su manejo de la declamación y en sus disonancias pondrá en evidencia su perfil más desagradable. Entonces, como en la partida de póquer, la figura alcanzará una estatura satánica y proyectará un rotunda sensualidad. Sol bemol3 es su tope por arriba y sol bemol1 por abajo; lo que no está nada mal. Su trabajo está sobre todo en la zona central y en los graves, que han de estar por tanto bien surtidos. Galleffi, Tibbett, Viglione-Borghese, tres grandes voces, fueron, aparte de Amato, muy buenos en este cometido. Nos queda el tercer personaje, bien distinto, un barítono bufo, pero con mucha recámara: Gianni Schicchi. Heredero de Falstaff, aunque sin el humor socarrón y, en realidad, bonachón del barrigudo borrachín e ingenuo. El personaje que Puccini y su libretista Forzano extrajeron de La divina comedia de Dante y que tenía un trasfondo real, es más ácido, satírico y peor intencionado. Un frescales, que diría un castizo, un vivales de mucho ingenio y gramática parda, que tiene la gran intuición de sustituir a un muerto y hacerse el moribundo ante el notario y desheredar así a una cuadrilla de familiares, auténticas hienas que se ven trasquiladas. Es una comedia acelerada en la que pasan cosas continuamente, realizada de mano maestra gracias a un texto vertiginoso y bien construido y a una música muy funcional no exenta de melodía y, sobre todo, perfectamente ensamblada y organizada. La cohesión entre los distintos elementos es tal que ni siquiera la figura de Schicchi sobresale demasiado: se integra en la rueda imparable de la comedia. No hay, por tanto, una prospección sicológica como la que hacía Verdi con Falstaff, sino una serie de pinceladas urgentes, desarrolladas con febril agilidad. Se necesita un barítono flexible, elástico, gran decidor, lírico, al estilo del precedente. No es raro por todo ello que el creador en Nueva York aquel 14 de diciembre de 1918 fuera un cantante como Giuseppe de Luca (1876-1950), una voz de no mucho volumen, clara, pero de intachable musicalidad, de una expresividad extraordinaria. Después de De Luca, que cantó la parte en el Met hasta 1934, Tibbett, Baccaloni, Stabile, Tajo, Taddei, Cappecchi o Gobbi han sido magníficos servidores del papel. Arturo Reverter 125 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:02 Página 126 D O S I E R GIACOMO PUCCINI TURANDOT, DETRÁS DEL ESPEJO Al mirar hacia atrás en el largo proceso literario que Turandot protagoniza, uno puede preguntarse: ¿cuándo sonaron por vez primera sus acertijos? ¿En qué momento esta amazona insolente se incorporó a la memoria popular? No parece claro, pero los folcloristas y los historiadores de la literatura no terminarán nunca de contarlo. En todo caso, hay muchos motivos escondidos que pueden reconocerse en la ópera de Puccini. Tampoco sería exagerado decir que su libreto es la entrada por la cual llega a nuestros días la acuñación definitiva de un viejo mito. Gracias a la música, el círculo simbólico se agranda, y mientras el sueño persiste, garantiza una provisional continuidad a un panteón edificado con la fuerza germinal de los mejores cuentos de hadas. T 126 nes negativas. Así lo anuncia un mandarín: “¡Pueblo de ras un telón de posibilidades, parece como si PucciPekín! Esta es la ley: Turandot, la pura, será esposa de ni aún pudiera completar el tercer acto de su ópera. aquel de sangre real que resuelva los tres enigmas que ella ¿Melancolía? Algo hay de ello, pero la carta está misma propondrá. Mas quien afronte la prueba y sea vencijugada con doble intención. En esta fábula, el punto do… ¡ofrecerá al hacha su soberbia cabeza!”. decisivo siempre radica en el pasado. Por eso buscaremos ¿Quién está destinado a codiciar el favor de a Turandot contrariando la superstición de las la princesa? El joven Calaf, hijo de Timur, el rey fechas, acudiendo a los desagües de un trondestronado de los tártaros que vaga por la co remoto y común. En este pasaje, más Ciudad Prohibida junto a la esclava Liù. El que en ningún otro, el dato histórico reencuentro de estos tres personajes deja entrever un fondo misterioso, y coincide con el ajusticiamiento del nos fuerza a tantear un material de príncipe de Persia. Al pueblo parece por sí resbaladizo, sobre el que casi fascinarle la crueldad que demuestra todo está por demostrar. Turandot con el último de sus preConocemos, por lo pronto, el tendientes (“¡Queremos al verdugo! desenlace… Nuestra princesa chi¡Rápido, rápido! ¡Que muera!”). na llega a la vida de Puccini graPese a que los tres ministros, Ping, cias a Renato Simoni, crítico teaPang y Pong, intentan disuadir a tral de Il Corriere della Sera y ediCalaf (“¡Aquí se estrangula! ¡Se tor de la revista literaria Lettura. traspasa! ¡Se degüella! ¡Se desueSimoni pone ante los ojos del lla!”), éste cae bajo el hechizo de maestro una comedia de Carlo la dama y decide someterse a su Gozzi, Turandotte (1762). Discuprueba. El anciano emperador ten el material en torno a 1920, y Altoum confía en que el postulante sale a relucir la traducción italiana se eche atrás (“Un atroz juramento que elaboró Andrea Maffei de —le dice— me obliga a ser fiel a un Turandot, Prinzessin von China amargo pacto. El sagrado cetro que (1802), la adaptación alemana de empuño chorrea sangre”). En obedienSchiller. Por esas fechas, el libreto ya cia a las reglas que ella misma ha impuescircula por dos vías paralelas: la imaginato, Turandot aparece como la sacerdotisa ción de Puccini y el trabajo de escritura de de un culto matrilineal. Sólo esto puede expliSimoni y Giuseppe Adami. Para el curioso car por qué defiende su inaccesible intimidad hay un par de referencias operísticas previas bajo la excusa de una venganza tan específica. (Carl Maria von Weber, 1809; Ferruccio Busoni, Carlo Gozzi Las eras se encabalgan: odia al desconocido 1917), si bien menos relevantes. como si procediera del sótano de Barba Azul, pero utiliza El mundo de Gozzi demanda una lectura moderna. Pucsus facultades para desagraviar la deshonra de su antepasacini, no lo olvidemos, conoce la escala poética que recorre da Lou-Ling. Es más, cuando ese desconocido —ese probaStrauss. Cuando escribe a su editor el 25 de junio de 1922, el ble depredador— la domine en el campo de la intuición, la compositor anuncia que el libreto está completado. O casi. princesa amazona seguirá mirándole el envés de las pezuLo cierto es que el realismo también se impone con un ñas (“¡Hijo del cielo! ¡Padre augusto! ¡No, no arrojes a tu hija fogonazo en la psicología de esta Turandot, que salta del en brazos del extranjero!”). En esta parte del cuento, Calaf rebuscamiento hermético a una interpretación humanísima decide apelar, una vez más, a la naturaleza instintiva de y carnal de su destino. La princesa del cuento se desvanece Turandot: si ella averigua su nombre antes del amanecer, él en el tercer acto, y en su lugar, hallamos una mujer que eliquedará a su merced. ge la fe del amor y el compromiso. No es imprescindible Aflora entonces a la superficie lo peor que la princesa describir la tarea de Franco Alfano, porque, en lo que se lleva dentro. Por eso es tan significativo que torture a Liù refiere al contenido narrativo, la leyenda disponía de un para resolver este acertijo espiritual. Como portadora de la claro final. luz, Liù resiste, sin miedo al dolor (“¿Quién puso tanta fuer¿Cómo encontrar sus claves? Bien fácil. Explorando las za en tu corazón?”, le pregunta Turandot. “Princesa, el fuentes de las que se valen Puccini y sus colaboradores. Por amor”. “¿El amor?”. “Un amor secreto e inconfesado, tan lo cual, es preferible echar antes un rápido vistazo al cuengrande que estos tormentos son una dulzura para mí”). to tal y como lo dispuso el operista. Según las convenciones del cuento maravilloso, el suicidio de la esclava adquiere un significado pleno. “Sin la Los enigmas son tres, la muerte una muerte —escribe Clarissa Pinkola Estés— no hay lecciones, sin la muerte no hay oscuridad sobre la cual pueda destacar La China inmemorial se carga en el libreto de connotacio- 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:02 Página 127 D O S I E R GIACOMO PUCCINI el fulgor del diamante”. El propio Puccini deja clara esta idea en su correspondencia con Adami. Como ustedes ya saben, viene luego el proceso de humanización de Turandot. Calaf implora ese cambio (“¡Princesa de muerte! ¡Princesa de hielo! ¡De tu trágico cielo desciende ya a la tierra!”), y ella, aunque conoce el nombre del príncipe desconocido, resuelve el enigma por medio de un sortilegio (“Su nombre es amor”) que la libera de su atávico resentimiento. La hija de Turan En las estepas del Asia Central, concretamente en la depresión del Turan, cabe buscar el origen de la princesa cruel. De hecho, el lector puede llevar su audacia al extremo de suponer que una auténtica Turandokht, hija de Turan, revelase en verdad sus misterios a quien fuese digno de ellos. De otro modo, no se explica que su historia fuese transmitida con tanta insistencia y sin ultrajar su memoria, de padres a hijos, en torno a las hogueras de Turkmenistán y Kazajistán. Un mitólogo más atrevido podría explicar a qué simbolismo responde esta fábula primitiva. Pero sospecho que sus tesis podrían sonarnos, como mínimo, especulativas o improvisadas. Es la pluma del persa Nizami (1141-1209) lo que realza esa figura femenina y recoge, negro sobre blanco, su primer avatar literario. A este poeta ilustre, cuyo nombre completo era Nezami-ye Ganjavi, por fuerza tenía que caerle en gracia la dama de los tres enigmas. Adaptado al gusto y las necesidades del estilo Masnavi, el relato de Turandot pasó a incorporarse a la obra maestra de Nizami, el Khamse, compuesto por cinco libros. El quinto de ellos, datado en 1196, luce un título ensoñador, Haft Peykar. Esto es, Las siete bellezas. A los curiosos les gustará saber que esas siete bellezas eran el privilegio del rey sasánida Bahram V, primogénito de Yazdegerd. Siete princesas que consultaban a distintos oráculos y procedían de diversos países. De entre ellas, la que nos importa es Turandokht, una muchacha eslava que se ocultaba en una residencia fortificada. Como habrán imaginado, para conocer las íntimas propiedades de Turandokht, sus pretendientes debían ser maestros en el arte de la adivinanza. Tradiciones de distinto cuño señalan la existencia de variantes del mismo relato. Sabemos ya de cuentos parecidos, que en época pretérita e imprecisa surgieron y se divulgaron desde diversos rincones de Asia. Uno de los más celebrados es de procedencia tibetana, pero conoció la fama en Japón. Allá se conoce como La historia del cortador de bambú (Taketori monogatari) o La historia de la princesa Kaguya (Kaguya-hime no Monogatari). Dicen los folcloristas que adquirió la forma que hoy conocemos en el siglo X. ¿Su argumento? Una niña es descubierta por un campesino en el interior de un tronco de bambú. Cuando crece, ella indica que su tierra natal es la Capital de la Luna (Tsuki-no Miyako). El padre adoptivo descubre oro en los brotes de bambú, y además se siente colmado de alegría cuando la chiqui- lla, de nombre Kaguya, se transforma en una bonita princesa. Nada menos que cinco príncipes aspiran a obtener su mano. Pero el recuerdo de su mágica ascendencia permanece muy vivo en ella. No se trata de un capricho, sino de una fatalidad: Kaguya rechaza a los hombres, y por eso los enfrenta a pruebas imposibles empleando su futuro amor como señuelo. Uno de los aspirantes perece en el empeño. Cuando es el emperador quien la desea, la princesa anuncia que debe retornar a su país celestial. No es que me disguste buscar semejanzas, todo lo contrario. Pero ser prolijo en esta búsqueda me obligaría a desbrozar un ciclo casi inabordable de relatos populares. Quedémonos, pues, con dos versiones del mismo cuento. La primera es bien fácil de localizar: figura en la traducción que hizo Richard Burton de las Mil y una noches (The Arabian Nights, 1885), y lleva por título The Linguist-Dame, the Duenna and the King’s Son. La segunda introduce una eficaz variante. Se trata de La adivinanza (Das Rätsel), uno de los relatos recopilados por los hermanos Grimm en sus Cuentos de niños y del hogar. Copio un fragmento a partir de la traducción de María Antonia Seijo Castroviejo. Tras vivir un par de peligrosas aventuras, el hijo de un rey y su escudero llegaron a una ciudad donde vivía una princesa, “hermosa pero engreída, que había dado a conocer que aquel que le planteara una adivinanza que ella no pudiera resolver, se convertiría en su esposo; pero si la acertaba, tendría que dejarse cortar la cabeza. Se le daban tres días para reflexionar, pero ella era tan inteligente, que siempre acertaba, antes del tiempo dado, las adivinanzas planteadas. Así habían muerto ya nueve cuando llegó el hijo del rey, que cegado por su gran belleza, quiso poner su vida en juego”. Los mil y un días De Las siete bellezas, de Nizami, conocemos una versión francesa, incluida por François Pétis de la Croix en Les mille et un jours. Contes persans, turcs et chinois (cinco volúmenes, 1710-1712). ¿Quién de nosotros no percibe de inmediato un eco exótico tras ese título? Busco semejanzas y correspondencias con el libreto de Turandot, y para ello emplearé la edición ilustrada que editó el sello Pourrat Frères (1844). Los pasajes que nos interesan se extienden bajo el epígrafe Suite de l’histoire du Prince Calaf, entre las jornadas XXXIV y LV. Los relatos ordenados en el libro fueron presentados como la traducción de una serie de cuentos persas e indios, Hazâr Yêk Roûz, que el derviche Moclès, maestro de los sufíes de Ispahan, ordenó a mediados del siglo XVII. Evocador, ¿no es cierto…? Pues nada más falso. Fue Pétis de la Croix, maestro del embeleco, quien emprendió la difícil aventura de conducir al error a toda una generación de orientalistas. Con todo, aunque casi resulte pueril ir a buscar las fuentes de Les mille et un jours, es cierto que Nizami se cruzó en el camino del escritor francés. Sospecho que en ese encuentro tuvo mucho que ver Antoine Galland, quien ya había publicado en 1704 el primer volumen de su traduc- 127 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:03 Página 128 D O S I E R GIACOMO PUCCINI Giuseppe Adami y Renato Simoni, los libretistas de Turandot 128 ción de las Mil y una noches. El asombroso éxito de Galland favoreció una moda literaria, en la que se destacaron Mille et un quarts d’heure. Contes tartares (1715) y Mille et une heures. Contes péruviens (1733), de Thomas Simon Gueullette, Mille et une folies. Contes français (1771), de Pierre Jean-Baptiste Nougaret, y Les mille et une fadaises (1742), de Jacques Cazotte. El bueno de Pétis, en sus Mille et un jours, sigue el patrón de Galland, y no oculta ciertos aires de familia, cifrados en el orientalisme y la turquerie. Es más, a la hora de justificar sus fuentes, aparecen el etéreo derviche Moclès y una antología turca, Al-Farage bada al-schiddal. El autor se permite citar más de una correspondencia temática con la entrega de Galland. Pero fíjense que este último, en sus diarios, habla de una discutida decisión de su editor, Claude Barbin: la inclusión de dos cuentos turcos de Pétis en el octavo volumen de Las mil y una noches. Lo cierto es que los relatos persas de los Mille et un jours fueron muy beneficiados en su estilo y en algo más por un ilustre colaborador de Pétis, el bretón Alain-René Lesage, aquel hispanófilo que ensayó la novela picaresca en Historia de Gil Blas de Santillana, y que revivió a Turandot en el vaudeville La Princesse de la Chine (1729), firmado con Jacques-Philippe d’Orneval. Dispuesto a sacar beneficio del desconcierto, el librero Dauvin publicó en 1828 el volumen Les mille et un jours. Contes orientaux, traduits du turc, du persan et de l’arabe, par Pétis de la Croix, Galland, Cardonne, Chawis et Cazotte, con una introducción de Jacques Collin de Plancy. La miscelánea se explica, creo, a la luz del extraño género literario al que pertenece: la superchería. Vuelvo a la edición de Pourrat. He mencionado la decorativa presencia de Nizami, que se concreta en la historia del príncipe Calaf, hijo de Timurtasch, rey de los tártaros nogaïs. En la prosa de Pétis, Calaf y sus padres deben elegir el destierro tras la conquista de su reino por parte del sultán de Carizme. Mientras el khan de Berlas ampara a la pareja real, Calaf viaja hasta China, donde se enamora sin remedio de la princesa Tourandocte, famosa por someter a sus pretendientes a un juego atroz: si no adivinan sus acertijos, los aguarda el verdugo. Ilustres cadáveres, como el del príncipe de Samarcanda, son transportados por los mandarines en literas de marfil y ébano. El emperador Althoun Khan, compasivo y noble, atiende a Calaf desde su trono de acero de Catay. Con tono funesto, ella le propone a Calaf sus enigmas (“¿Cuál es el árbol que tiene hojas blancas de un lado y negras de otro?”. “Ese árbol —responde Calaf—, representa el año, que se compone de días y noches”). Cuando el príncipe sale victorioso del reto, Tourandocte se niega a desposarse con él, y eso provoca la cólera de Althoun Khan (“¡Ah, cruel! ¡Sólo alientas la sangre! ¡Y la muerte de tus amantes es un dulce espectáculo para ti!”). Calaf propone al monarca un nuevo trato. Renunciará a la mano de su hija si ésta acierta otro acertijo: el secreto de su nombre. Tourandocte, orgullosa y astuta, envía a su criada Adelmule, también de noble origen, para que espíe al príncipe mientras duerme. La esclava, seductora y luego enamorada, dice a Calaf que Tourandocte alberga oscuros propósitos (“La bárbara Tourandocte planea que seas asesinado”). Él, viendo que maneja un amor imposible, revela su nombre. De forma ingeniosa, Pétis propone un feliz desenlace al enredo. Aunque ya conoce el secreto, Tourandocte acepta a Calaf por esposo. Más ingrato es el porvenir de la esclava que heló el corazón al príncipe. Cuando ésta se quita la vida con un puñal, su dueña le demuestra que ha aprendido a ser compasiva. Al final de la historia, es Calaf, al frente de un poderoso ejército, quien vence al sultán de Carizme y recupera su reino. La farsa de la mandrágora El hábil parlamento de Truffaldino habría dejado pálido a maese Pétis. Comenta el muy pícaro que Calaf duerme con una mandrágora bajo el cojín. En su broma, lo acompañan Pantalone, un caballero distinguido, y Tartaglia, el tartamudo. Ambos son secretarios del emperador. Otro criado, Brighella, comparte con Truffaldino el mando sobre los eunucos. Sus artificios son los propios de la commedia dell’arte, y eso puntualiza que forman parte de la Turandotte de Carlo Gozzi (1762), sugerida a su vez por la de Lesage. Las gracias de Truffaldino, por peregrinas que parezcan, no contradicen la esencia del viejo cuento (ya saben que Puccini se atrevió a vindicar las máscaras de Gozzi por medio del trío de Ping, Pong y Pang). Personalmente, y al margen de lo peculiar de esta fiaba tragicomica, no encuentro grandes diferencias con el relato de Pétis de la Croix. Al fin y al cabo, el clima intelectual de la ilustración también estimula el deseo de independencia de la Turandotte gozziana, que es mujer soberbia, y tan atroz como la de Pétis. En la comedia, Calaf acepta el ceremonial de Turandotte, detrás del que entrevé una posesión (habla del “monstruo que la domina”). Frente a dicho prejuicio, la princesa huye del compromiso y subraya, por medios crueles, su indomable autonomía. Con idéntica sucesión de golpes de escena que su precedente francés (los tres acertijos, el envío de la esclava Adelma —Adelmule en Pétis— para que sonsaque a Calaf…), Gozzi carga de intensidad su relato. No obstante, hay diferencias entre esta y las otras versiones. Por ejemplo, la aventura de Calaf no se plantea aquí como un tortuoso viaje iniciático. Es más, el príncipe gozziano queda muy a merced de su amada, quien llega a sentir compasión por él. ¿Cómo no admirarla cuando incluso se da el gusto de liberar a Adelma? Para no cansarles con más comparaciones, terminaré con una noticia que puede que algunos hallen obvia y quién sabe si reiterativa, aunque no es ésta mi intención. Schiller elabora en 1802 su adaptación del texto de Gozzi para el teatro de la Corte de Weimar. En nuestro catálogo, el cuento tragicómico del alemán figura como la versión más influyen- 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:09 Página 129 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:09 Página 130 D O S I E R GIACOMO PUCCINI te entre los operistas, y la razón es clara: Schiller describe de forma plausible el cambio sentimental de la princesa. Quedan otras interpretaciones. La terquedad del personaje se prolonga en obras como Turandot o El congreso de los blanqueadores, de Brecht. No obstante, bulle en este cuento fantástico algo que se nos escapa. Como ahora veremos, pesa en él otra herencia: la del orientalismo. De ahí que la estampa encuadre ahora nuevas lecturas, tan enjundiosas como la Description geographique, historique, chronologique, politique et physique de l’empire de la Chine et de la Tartarie chinoise (1735), del padre du Halde, y Les aventures merveilleuses du mandarin Fum-Hoam, contes chinois (1723), del citado Gueullette. Turandot y la chinoiserie 130 Puede afirmarse, con un escaso margen de error, que Turandot es hija del siglo XVIII. La buena conexión del personaje Turandot, boceto escenográfico de Ludwig Sievert para la puesta en escena de Lothar con los cuentos de hadas persas es un Wallerstein. Ópera de Francfort, 1927 problema que ya hemos resuelto. Para no dulzura infinita de Butterfly: mínima muestra del Oriente demorarnos en la genealogía, conviene ahora recordar que pucciniano. Sombra huidiza que retorna por lugares comuTurandot y su corte agradaron, y mucho, a los propagandisnes… Traslademos el razonamiento de Raymond Dawson al tas tardíos del sinofilismo. La singularidad de esta doctrina medio operístico —una manera de ver la convención y de es evidente en Voltaire, y fue fomentada con tesón por los darle vida— y nos encontraremos con que el exotismo está coleccionistas de chinoiseries. Desde Francia, dicha moda definido con esmero. De ahí que la perspectiva de Dawson llegó a España, donde el fabulista Iriarte tradujo en 1768 sea pesimista en relación con la competencia del auditorio. L’orphelin de la Chine, un drama en cinco actos que fue El espectador o el lector medios sólo conservarán una representado en 1755 en París. Lo había escrito Voltaire, impresión muy vaga de China. “No hay que olvidar —añainspirándose en una pieza china del siglo XIII, El huérfano de— que durante la moda de la chinoiserie la mayor parte de la familia Chao. Otro sinófilo convencido, el extremeño de sus partidarios no eran capaces de distinguir entre los Juan Pablo Forner, dio a conocer por la misma época su productos de la India, de China y del Japón. Esta vaguedad obra cumbre, Los gramáticos. Historia chinesca (1783). ha perdurado hasta los tiempos modernos”. Para ratificar No sé si la Turandot que recibimos en el libreto operístiesa afirmación, Dawson cita esta frase de Harold Acton: co es de tercera mano o de octava. Desde luego, lo anterior “Iba a descubrir —escribe Sir Harold en su autobiografía— no es necesariamente un reproche. Como hemos ido vienque para muchos europeos Chu Chin Chow, Madame Butdo, hay muchos relatos consanguíneos en los que aparece terfly, el Mikado y la Geisha representaban tanto a China la princesa, y quedan bastantes afinidades por estudiar. En como al Japón, y que no podían distinguir entre los ciudatodo caso, quiero ubicarla en el siglo XVIII porque son Pétis danos de los dos países”. y Gozzi los autores que dan vida al personaje, y quienes lo ¿Responde Turandot al mismo reflejo? En buena mediasimilan al signo de su época. da, así es. Pero su esencia legendaria no debe hacernos Ni que decir tiene que a Puccini le fascina la geografía olvidar que sus ansiedades son una pizca más propias del sentimental de los orientalistas. Al igual que sucede con sentimentalismo romántico que de los cuentos maravillosos Madama Butterfly, es posible rastrear en Turandot la semique ilustraba Edmund Dulac. Por lo demás, no hay modo lla de otros motivos que el orientalismo depositó en nuestra de discriminar las fuentes de Puccini si no es cediendo a imaginación. Los modelos a seguir son claros, y siguen múltiples sobrentendidos. vigentes. Al tiempo que repasa los estudios musicales del belga J. Intercalados con los hechos reales, cada orientalista A. van Aalst, el maestro hace su entrada en el marco de un entrevera otros nuevos, que se diferencian de aquéllos por su doble tópico. Tiene, entre sus primeras tareas, la de inmorlinaje fantástico. En este plano, el ensueño se mantiene en talizar la burocracia celeste sobre cuya base prosperó el difícil equilibrio, y demanda el favor de nuestra ignorancia. imperio. Por otro lado, admite los tajantes enunciados del Raymond Dawson, autor de ese ensayo formidable que peligro amarillo (La impresión causada por los rebeldes es El camaleón chino, sentó un precedente en el estudio de bóxer basta para que Sax Rohmer escriba sus folletines. dicha confusión al abordar el impacto de la novela La buena Ingenuamente, el público masivo también se abandona a la tierra (1930), de Pearl S. Buck, entre los lectores norteamericreencia de que China es indefinible sin un sesgo de cruelcanos. A su juicio, la popularidad de la pieza en cuestión dad). Una vez dicho esto, no faltará quien me recuerde dos revela “que el éxito de una novela acerca de China tiene ingredientes primordiales, el orientalismo de corte moderpoco que ver con la exactitud de la semblanza que ofrezca nista y la herencia del setecientos (Gozzi y sus máscaras). del ambiente chino y que está más vinculado con el hecho En todo caso, como dice Umberto Eco, ya ven que un texto de que el tema resulte familiar para los lectores occidentales. no es más que la estrategia que constituye el universo de Y por muy precisamente que el ambiente fuera representasus interpretaciones. Si no legítimas, legitimables. do, no debemos dar excesiva importancia al efecto que esto puede tener sobre la imaginación de los lectores”. La crueldad de Turandot, el esplendor de su corte, la Guzmán Urrero Peña 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:09 Página 131 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:09 Página 132 D O S I E R GIACOMO PUCCINI PUCCINI EN EL SALÓN Una posible disco-videografía pucciniana Pese a tratarse de una obviedad no está de más recordarlo: Puccini es uno de los compositores más atendidos por las grabaciones disco y videográficas, en perfecta sintonía con la popularidad de la mayoría de sus óperas. Una atención aunque en menor interés extendida a su obra menos relevante, la cancioneril, la camerística (Crisantemi), la de música sacra (Messa di Gloria) e instrumental (Capriccio sinfonico, Preludio sinfonico). Una obra la pucciniana que fue naciendo curiosamente al mismo tiempo o paralelamente al desarrollo técnico del sistema de grabación audio. Se estrenan Manon Lescaut y La bohème en una década que ya se están esbozando los pilares del revolucionario sistema, que se concretarán en el siguiente decenio con los primeros registros acústicos y que van coincidiendo con los estrenos de Tosca, Madama Butterfly y La fanciulla del West. El revolucionario sistema de grabación eléctrica apareció en 1926, año en que se estrena su ópera póstuma Turandot. Las primeras grabaciones de páginas puccinianas son de los primeros años del siglo veinte: Amadeo Bassi, por ejemplo, registraba en 1904 Recondita armonia y Emma Carelli hacía lo propio con Vissi d’arte en 1905, por referirnos directamente a Tosca que, entre versiones oficiales o piratas, es la obra que suma más grabaciones completas de toda la historia del disco, por encima de La traviata o Aida, las que la siguen inmediatamente a cierta distancia. Si La bohème fue la primera grabación completa de una ópera pucciniana en 1918, Tosca llegaba a los estudios de grabación pocos meses después, metidos ya en 1919. A continuación, en estas líneas, se intentarán sugerencias, una manera de guiar al interesado en medio de tanto material, destacando la realización juzgada mejor de los registros completos que globalmente merecen tal consideración, sin olvidar individualmente algún que otro protagonismo digno de ser destacado. Todo ello sin tener en cuenta la disponibilidad real o actual de las grabaciones destacadas, en un mercado como el actual tan volátil y errático, en el que se va imponiendo con fuerza el DVD. Obras juveniles 132 Las dos primeras óperas de Puccini, rápidamente orilladas por el éxito de la tercera, tuvieron que soportar una larga espera para plasmarse en disco. Le Villi se graba por primera vez en 1979 por la CBS de entonces, luego Sony, y esta versión, dirigida por Lorin Maazel al frente de un terceto importante (Renata Scotto, Plácido Domingo y Leo Nucci, con el lujoso hecho de contar como narrador con Tito Gobbi) queda por encima de las siguientes incluida una pionera interpretación de la RAI de Turín de 1954, bien dirigida por Arturo Basile, instalada en el mercado posteriormente. También fue CBS en 1977 la encargada de hacernos conocer Edgar, donde de nuevo Renata Scotto con un Carlo Bergonzi de inmaculado concepto se emplearon a fondo para trasmitirnos su contenido, más o menos bien secundados por Gwendoline Killebrew y Vicente Sardinero bajo la femenina batuta de Eve Queler. Existe una modesta grabación de Edgar en DVD, toma del Festival Euromediterráneo, Tívoli, 2004, dirigida escénicamente por Enrico Castiglione (Kultur). Manon Lescaut Tras haber sido grabada en 1930 con un Des Grieux de atractivos múltiples (Francesco Merli), oficialmente, Manon Lescaut conoció en los cincuenta del pasado siglo dos versiones rivales, oportunamente protagonizadas por las dos míticas parejas discográficas por excelencia (Tebaldi-Del Monaco, Callas-Di Stefano), a las que se sumó otra de indudables recursos (Albanese-Bjoerling). Ni la hercúlea lectura de la primera de ellas en Decca, ni la sensible, interiorizada y sutil de la segunda para EMI (la mítica pareja en un estado vocal no muy saneado), lograron convencer al completo, dejando para la última, la de RCA, los resultados más completos en conjunto. Pero, a continuación, la discografía tampoco obtuvo un producto globalmente idóneo ni siquiera en el catálogo live, para ser susceptible de sobresalir, pese a los aislados logros de Magda Olivero o Raina Kabaivanska (una lectura de estudio y varias en vivo), los Des Grieux generosísimos de Richard Tucker y Plácido Domingo y los indudables encantos aportados por Mirella Freni, impecable vocalmente pero incapaz de traducir la complejidad psicológica del personaje (en dos grabaciones de estudio, para DG y Decca) y Luciano Pavarotti, en un Des Grieux que no logró hacer del todo suyo. Una asignatura pendiente la de hallar una Manon Lescaut a la altura de las expectativas que puede momentáneamente subsanarse con aquel registro DG de 1983 donde a la citada Freni se le suman Domingo y Renato Bruson, bajo la singular batuta de Giuseppe Sinopoli. Visualmente, se conservan producciones firmadas por grandes nombres como Götz Friedrich (Londres, 1983, NVC Arts), Robert Carsen (Vlaamse Opera, Amberes, 1991, Arthaus), Graham Vick (Glyndebourne, 1997, NVC Arts), Liliana Cavani (Scala, 1998, TDK), superadas todas ellas por el extraordinario montaje para el Met neoyorkino de Giancarlo Menotti, filmado en 1980 (DG), donde Scotto y Domingo con Renato Capecchi en impagable Geronte y sostenidos por la vigorosa dirección de James Levine, hacen creer ineluctablemente lo que sucede en la obra. Cesira Ferrani, la soprano turinesa que estrenara Manon Lescaut dejó registrada en 1903 In quelle trine morbide y L’ora, o Tirsi. La bohème Asimismo fue Ferrani la primera Mimì también en 1903 acudió a un estudio de grabación para dar cuenta de cómo 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:09 Página 133 D O S I E R GIACOMO PUCCINI interpretaba las dos arias de la protagonista. Desde 1918 a la actualidad, La bohème cuenta con innumerables lecturas, siendo como es la segunda ópera pucciniana que mayor atención despierta. Existen dos versiones discográficas capaces de merecer la máxima atención: la dirigida por Herbert von Karajan en 1972 para Decca, con la pareja ideal que formaron Mirella Freni y Luciano Pavarotti, y la más reciente de 1995 con Leontina Vaduva y Roberto Alagna que firmó Antonio Pappano para EMI. En imágenes, pasan de la docena las oportunidades de disfrutarla, involucrando para diversos sellos a reconocidos profesionales de la escena internacional como son Francesca Zambello, John Copley, los directores de cine Baz Luhmann y Giuseppe Patroni Griffi (la del centenario del estreno en Turín), el mismo Menotti, Fabrizio Melano, Richard Jones y Anthony MacDonald, Giancarlo del Monaco, Philippe Sireuil y, por supuesto, Franco Zeffirelli que cuenta con un filme ya clásico de 1965. Esta película, dirigida por Karajan, y protagonizada por Freni y Gianni Raimondi (DG) continúa siendo una preciosa muestra de lo que puede ser una buena filmación operística, seguida bien de cerca por otra producción del mismo Zeffirelli en el Teatro alla Scala de 2003, protagonistas Cristina Gallardo-Domâs y Marcelo Álvarez con la siempre estupenda dirección de Bruno Bartoletti (TDK). Una cita más para la llamativa producción de Giancarlo del Monaco en el Teatro Real madrileño, con la pareja Inva Mula-Aquiles Machado, dirección de Jesús López Cobos (Opus Arte), la cual como espectáculo es sobresaliente. Arturo Toscanini dirigió el estreno turinés de La bohème y de 1946 dejó testimonio de una grabación completa de la ópera (RCA). Tosca Tosca cuenta, entre interpretaciones en estudio y en vivo, audio o vídeo, cantada en italiano desde luego pero también en alemán, inglés, francés o ruso, con más de 125 versiones completas. Ante tamaño inventario parece difícil encontrar una versión preferente, pero no lo es. Hay unanimidad en reconocer la lectura de 1953 dirigida por Victor de Sabata y con un terceto memorable (Maria Callas, Giuseppe Di Stefano, Tito Gobbi) como un hito de la interpretación discográfica. Sus intérpretes profundizan como pocas veces hasta entonces y no tantas después en el específico recitato pucciniano, en una completa ósmosis entre expresividad y canto, a partir de la cual la dirección de orquesta no hizo otra cosa más que rubricar el mensaje creando una atmósfera de una intensidad dramática, rara vez escu- chada en un estudio de grabación. Originalmente en el catálogo de La Voz de su Amo, actualmente aparece en otros sellos, en cabeza el histórico de Naxos. En imágenes, por supuesto que Tosca también está bien servida, con montajes para todos los gustos (o disgustos), veteranos como los de Bruno Noti (VAI), Mario Lanfranchi (Hardy Classic) o Silverio Blasi (Bel Canto Society), felizmente los tres dentro de la mejor tradición escénica, o los más cercanos de Franco Zeffirelli (DG), Sylvano Bussotti (NVC Arts), Jean-Claude Auvray (Better), John Copley (Castle Vision), Frank Corsaro (Quantum), Luca Ronconi (TDK), Enrico Castiglioni (VL Classic), Nikolaus Lehnhoff (Decca) o Hugo de Ana (TDK), incluyendo los “nacionales” de Núria Espert (Opus Arte) y José Luis Moreno (Universal). Sin olvidar, tres filmes, uno de 1956 del gran Carmine Gallone (Hardy Classic), otro de 1976 de Gianfranco de Bosio (Decca, con un magnífica Raina Kabaivanska) y un tercero de 2000, muy “francés”, demasiado sofisticado, de Benoît Jacquot (BBC). En este capítulo, por sus especiales características, se impone recomendar la filmación hecha por Giuseppe Patroni Griffi en 1992, rodada en los mismos lugares y a las mismas horas en que transcurre la obra, reuniendo a Catherine Malfitano, Plácido Domingo y Ruggero Raimondi, dirigidos por Zubin Mehta (Teldec). Son imprescindibles los dos actos segundos de Tosca que se conservan en EMI de la interpretación de Maria Callas (París, 1958; Londres, 1964). Su actuación, flanqueda por el soberbio Scarpia de Tito Gobbi, no ha sido (y puede que nunca lo sea) superada. De los tres intérpretes que estrenaron esta ópera pucciniana, Hariclea Darclée, Emilio de Marchi y Eugenio Giraldoni, sólo el segundo, el tenor, dejó legado en un fragmento del acto II (Vittoria!) en compañía de Emma Eames y Antonio Scotti (1903), aunque se asegura que la soprano rumana grabó en 1904-05 dos momentos solistas ilocalizables. Madama Butterfly Madama Butterfly ha contado con muy buenas intérpretes vocales dentro de cada generación junto a las que, aparte del canto, han sabido captar mejor la evolución psicológica que refleja la protagonista desde que entra en escena hasta el suicidio: Callas, Scotto, Kabaivanska. Muchas de ellas han legado su retrato a la posteridad, desde Margaret Sheridan y Rosetta Pampanini, cantante que fuera favorita de Puccini, en 1929 (Grammophono 2000Bongiovanni-Arkadia) al momento actual. A lado de la Cio-Cio-San de la Pampanini, curiosamente, Kate Pinkerton es ¡Cesira Ferrani! En los 133 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:09 Página 134 D O S I E R GIACOMO PUCCINI cincuenta, Victoria de los Ángeles, con Di Stefano (EMI) o Bjoerling (Testament); Maria Callas con Nicolai Gedda y Karajan (EMI-Naxos). En los sesenta, Renata Scotto y Carlo Bergonzi, con Sir John Barbirolli; en los setenta, además de la extraordinaria concepción de Raina Kabaivanska —plasmada por suerte en disco y en imágenes en Verona en montaje de Giulio Chazalettes, 1983, NVC Arts— la de Mirella Freni y Luciano Pavarotti, con la lujosa Suzuki de Christa Ludwig y el sólido Sharpless de Robert Kerns, apoyados en la suntuosa dirección de Karajan. Esta última sería, en conjunto y dada su excelente grabación técnica, la que merecería capitalizar en conjunto todos los elogios, compartiendo laureles con la anteriormente citada de Scotto y Bergonzi, a los que se añadió el entrañable Sharpless de Rolando Panerai, dirigida por Sir John Barbirolli, respectivamente en los sellos Decca (1974) y EMI (1966). En imágenes, no puede dejarse de lado la soberbia realización de Jean-Pierre Ponnelle de 1974, cuya narración y dirección de actores son soberbias, protagonistas Freni, Domingo (sustituyendo por ser más “filmable” a Pavarotti) y Karajan (Decca) o el también filme de Frédéric Mitterrand de 1995 (Sony), con un equipo vocal correcto bajo la batuta de James Conlon. Para los que prefieran la ópera captada en un teatro y no en un set cinematográfico, es interesante sin disparar demasiado el entusiasmo, el montaje escalígero de Keita Asari con Yasuko Hayashi, Peter Dvorsky y Juan Pons, dirigidos por Maazel en 1986 (Arthaus), y la reciente producción de la Arena veronesa de 2004 debida al eterno Zeffirelli, con Daniel Oren y la pareja Fiorenza Cedolins y Marcello Giordani (TDK). Giovanni Zenatello, el primer Pinkerton de la historia grabó el dúo de amor del primer acto acústicamente en dos ocasiones, con Linna Cannetti y Esther Mazzoleni hacia 1911. La fanciulla del West 134 No tan considerada como las obras anteriores pese a su indudable calidad musical y escénica, La fanciulla del West hubo de esperar a 1958 para llegar a un estudio discográfico, con Renata Tebaldi y Birgit Nilsson, en sustitución de Callas que rechazó, desgraciadamente, la grabación. Una representación anterior, del Maggio Fiorentino de 1954, presente en diversos sellos de los llamados “piratas” (Hunt-Myto-Walhall), dirigida magistralmente por Dimitri Mitropoulos, propone un reparto importante (Eleanor Steber, Mario del Monaco, Giangiacomo Guelfi) quienes, con la ayuda de la penetrante dirección musical, consiguen la auténtica atmósfera. Un sonido no del todo aceptable alejará a numerosos oyentes, pero en esencia es una de las mejores lecturas que pueden disfrutarse de la obra, en cuya ejecución se incluyen los breves pero peligrosísimos compases que se cantan en el dúo entre Minnie y Johnson del acto II, normalmente ignorados. Existe una Minnie, de una fuerza expresiva que resulta casi agobiante, la de Magda Olivero, en un espectáculo dramático-vocal que no puede rehuirse, por medio de cualquiera de sus dos legados: Trieste, 1965 (Nuova Era) o Venecia, 1967 (Myto). En imágenes, resultan del todo convincentes y muy convenientes, desde el punto de vista vocal y musical, la producción del Covent Garden londinense de 1983, original de Piero Faggioni con Carol Neblett, Plácido Domingo y Silvano Carrolli (NVC Arts) o la del Metropolitan neoyorkino de 1992, protagonizada por Barbara Daniels, de nuevo Domingo (que hizo de Johnson uno de sus mejores personajes) y Sherrill Milnes, en un fiel y colorido montaje de Giancarlo del Monaco en el que se integra con comodidad Leonard Slatkin. La rondine De La rondine, la obra de madurez menos frecuentada de Puccini pese a contar con un aria sopranil popularísima, existe una toma visual napolitana ideada por Enrico Colosimo que, pese a su vetustez (es de 1958, o sea en blanco y negro) resulta agradabilísima de ver y escuchar, en especial por la grata presencia de la soprano Rosanna Carteri (Hardy Classic). En disco, destaca de inmediato el registro de estudio dirigido por Antonio Pappano con la seductora pareja, Angela Gheorghiu y Roberto Alagna (EMI, 1996). Tito Schipa estrenó esta obra en Montecarlo en 1917 y en ¡1954! dejó constancia en un recital neoyorkino de cómo pudo ser su Ruggero. Il trittico Il trittico en su conjunto ha tentado a diversos sellos discográficos (EMI y Decca en dos ocasiones, Cetra, Discover, CBS, Eurodisc). Pese a los apreciables logros y los fulgores vocales de algunos de sus intérpretes presentes en la segunda propuesta de Decca (Bruno Bartoletti, 1991) y de EMI (Antonio Pappano, 1997), sin duda, Il trittico al completo de CBS-Sony dirigida en 1977 por Lorin Maazel es el más atrayente, por reunir en especial a Renata Scotto (Giorgetta, Angelica), Domingo (Luigi, Rinuccio), Ileana Cotrubas (Sor Genoveva, Lauretta), Tito Gobbi (Schicchi), Marilyn Horne (Tía Princesa). Aisladamente, Il tabarro de RCA de 1970, bajo la incisiva batuta de Erich Leinsdorf y con Domingo y Milnes bien metidos en papel, son capaces de hacernos pasar por alto la pésima Giorgetta de Leontyne Price. La Suor Angelica de EMI 1957, con la sabia concertación de Tullio Serafin encuentra en el emocionante protagonismo de Victoria de los Ángeles el oportuno complemento, agresivo e intolerante que ofrece la Tía de Fedora Barbieri, al frente de un equipo de monjitas de indudable sabor italiano. RCA propuso en 1973 una versión muy digna de tenerse en cuenta de esta operita (Katia Ricciarelli, Fiorenza Cossotto, Bruno Bartoletti). El primer Gianni Schicchi grabado por Tito Gobbi (EMI, 1958), tres años después de un imponente Michele de Il tabarro para el mismo sello, con la correcta batuta de Gabriele Santini, encuentra una deliciosa y pícara Lauretta en la voz y el encanto de Victoria de los Ángeles muy por encima del modesto Rinuccio de Carlo del Monte. Excelente el equipo de comprimarios, todos italianos. No existen demasiadas posibilidades de momento para disfrutar visualmente de estas tres importantes operitas puccinianas al completo, tal como se estrenaron y unidas con un criterio común que sería lo deseable. Una posible opción recaería en el espectáculo del Teatro alla Scala de Milán de 1983 firmado por Sylvano Bussotti y dirigido por Gianandrea Gavazzeni, con varios puntos fuertes a favor a la intensa Giorgetta de Sylvia 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:09 Página 135 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:10 Página 136 D O S I E R GIACOMO PUCCINI 136 grabación de estrellas, con muy buena prensa a favor, protagonizada por Joan Sutherland, Luciano Pavarotti y Montserrat Caballé, al frente de otros nombres sobresalientes como Nicolai Ghiaurov, Tom Krause o Peter Pears, todos amparados por la suntuosa dirección de Zubin Mehta (Decca, 1973). Por todo ello aquí se convoca tal lectura, atractiva sin duda, pero sobre la cual se imponen numerosas reservas en cuanto a la adecuación de cada cantante a su respectivo papel. En imágenes, se destaca una Turandot entre otras más, por el sugestivo ámbito donde se ofrece (la ciudad prohibida de Pekín) y por la atmósfera que consigue el director de cine Zhang Yimou, con Zubin Mehta de nuevo en el foso manejando un equipo aceptable formado por Giovanna Casolla, Sergei Larin, Barbara Frittoli y Carlo Colombara, del año 1998 (RCA-BMG, publicada también en CD). A considerar igualmente la Carteles de la época para Il tabarro y Suor Angelica, primera y segunda parte de Il trittico producción de 1988 en el Met neoyorkino, algo recargada decorativamente como muchos de los trabajos de Zeffirelli pero llena de luz Sass, al sonoro Michele de Pietro Cappuccilli, el compacto y color, protagonizada por Eva Marton, Domingo, Leona Luigi de Nicola Martinucci, la desigual pero efectiva AngeliMitchell y el infalible Paul Plishka, con dirección de James ca de Rosalind Plowright, la autoritaria princesa de Sonja Levine (DG). Normalmente esta ópera póstuma pucciniana Vejzovic, el voluntarioso Schicchi de Juan Pons y la sustanse ha grabado tal como se estrenó, es decir, con el final cial Lauretta de Cecilia Gasdia (NVC Arts). Aisladamente, Il escrito por Franco Alfano, pero pulido por la mano férrea tabarro del Met de 1994, diligente concepción tradicional de Arturo Toscanini. En 1998, Josephine Barstow y Lando de Fabrizio Melano, con Teresa Stratas (mal de voz pero Bartolini grabaron el final completo (Decca) tal como lo extraordinaria actriz), Domingo y Pons puede satisfacer concibiera el autor de Cyrano de Bergerac, de mayor duraescénicamente al espectador exigente (DG). El Gianni ción y que difiere bastante en algunos compases, como el Schicchi de Glyndebourne 2004, representado junto a El tan decisivo que sostiene la revelación de Calaf: “Io son caballero avaro de Rachmaninov, sobresale por la inteligenCalaf, figlio di Timur”. Recientemente el compositor Luciate puesta escénica de Annabel Arden (Opus Arte). Florence no Berio musicó otro final, inútil y poco o nada acorde Easton, la primera Lauretta, grabó O mio babbino caro en con el resto de la obra, que se representó en Viena 2002, 1919. producción de David Pountney (TDK) y lo grabó un año después Riccardo Chailly con el Coro y la Sinfónica de Turandot Milán Giuseppe Verdi (Decca). Al año de su estreno la primera Liù, Maria Zamboni (elegida expresamente por Toscanini), grabada las dos arias que Música no teatral canta en la obra —la Zamboni, asimismo, en 1930 fue protagonista de una grabación completa de Manon Lescaut— Volviendo al inicio, en torno al repertorio no escénico de y en 1938, ya conocía Turandot una versión radiada que Puccini, se puede añadir que Antonio Pappano con la Sinpronto se convertiría en un referente inevitable, protagonifónica de Londres es protagonista de una excelente versión zada por Gina Cigna, Magda Olivero y Francesco Merli en de la Messa di Gloria (EMI, 2000) cantada por Roberto AlagTurín, con la competente dirección de Franco Ghione na y Thomas Hampson y que los Cuartetos Raphael (Etcete(Arkadia-Opera Magic’s). A partir de los cincuenta, con la ra), Hagen (DG) o Giovanne Italiano (Claves) firman muy aparición del microsurco, cada generación se empeñó en servibles lecturas de Crisantemi. Del Capriccio sinfonico encontrar para el extraño, imponente, poco pucciniano merece destacarse la ejecución de la Radio de Baviera con papel por sus características psicológicas y vocales de la Riccardo Chailly al frente, en cuyo mismo disco (Decca, protagonista la intérprete ideal, que en muchas ocasiones 1982) también se incluye una soberana lectura del Preludio se buscó en territorio germano, en las walquíricas soprasinfonico. El propio Chailly, para el mismo sello y en 2003, nos wagnerianas. Se encontró, sin duda, en una de ellas, grabó una serie de páginas inéditas, profanas (Inno a en la sueca Birgit Nilsson. Nilsson encontró un compañero Roma) y sobre todo religiosas (Motetto per San Paolino, ideal, por colorido, volumen sonoro y empuje, en el ancoRequiem, Salve Regina) del compositor luqués. En cuanto a nés Franco Corelli. Entre diciembre de 1958 y junio de las canciones puccinianas, varios intérpretes de diferentes 1970, soprano y tenor pasearon por medio mundo sus orígenes y repertorios se han medido con ellas. Aisladaaparatosas actuaciones, con tomas conservadas en vivo en mente, entre otros más, Tito Schipa, Renata Tebaldi, Marilyn distintas ocasiones. En 1965 la registraron en estudio para Horne, Renata Scotto, José Carreras, Jaime Aragall, Kiri Te EMI, opulentamente dirigida por Francesco Molinari-PraKanawa, Nuccia Focile o Ainhoa Arteta. Con mayor incidendelli al frente de la Ópera de Roma, con la excelente Liù cia lo hicieron en un mismo disco la soprano Roberta Alede Renata Scotto y el majestuoso Timur de Bonaldo xander con el teclado de Tan Crone (Etcetera, 1984) y el Giaiotti. Esta lectura, sin dar del todo cuenta de lo que era incansable Plácido Domingo con Julius Rudel (Sony, 1989). escuchar a la pareja en vivo, es la más atractiva del mercado y no han podido con ella otras posteriores, incluida esa Fernando Fraga M XIX m 11 de m 12 de ALasBd Obr ep Conc a 29 de a 30 de TAriLen Ex o sd Obra oc M M. Un proyecto d Fotografía: LUI 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:10 Página 137 8 HAMBRA 0 A L RO A ÁNE R O P M T TRAL / TEA / N E a C d ana TRO r A G E T e ea d la // l n i á v r e o de S emp t a e n o n á por sica C m ú e t M Con s de a a c i d s a orn e Mú d o l XIX J Cic ( *) K a I nad BR A o gra F r e r K b I fe illa USFalla 19 de M o sev , r e r O b fe TEicLión Manuel de illa O 20 de S o sev r e s r O o b I fe RIáCtedra de Coamrtpín Quintero 27 de nada U A il gra Mas de la C , Cué y M r LEHalffter b a B de M 8 r o l E b e t O S Grisey y C. o N E s de S a r R b I O lo, G. e Pab ríguez ZAasH d . L de Rod A C I S MÚ E T N CO Obr n García ua Dir. J ada gran o z r ma la 11 de sevil piaz no o z , r a O m D Lópe SA 12 de ROJ. M. López O T R LBE essiaen y TO A as de O. M J. Obr to visual p e Conc nica nada ectró l a e r a g o / Músic marz O illa E v 25 de e s D o AVI marz 26 de DOR RO M. B NIemCos/98 O S on Z PAolaN ión c borac En c ada gran l i r b a 22 de villa ril se b a e 23 d ada gran l i r b a n la isació 15 de sevil prov l i r m i b a ck 16 de H / Ro lín y vio ción c e r i d mas, hael chael Tho c i M i /M s de Obra orter, voz P s Chri ORQ FREBD rava Cosa SO LLER TAriente sonus arero, M. Ishii, dair I. No Ex o e C. Cam sd Obra hizuki oc M M. Un proyecto de: Fotografía: LUIS CASTILLA // Diseño: Buenos días, Gloria Rodríguez a, RA MA E CÁ A mDas. T S E U Tho FRIT nada il gra r b a illa 29 de il sev r b a O 30 de NOR A ALUZ D N A da rana g o y ma villa 13 de yo se a m 14 de IE LAUanRd N SO R E D N A l Home En tu reserva/venta telefónica deberás indicar si tienes algún tipo de bonificación. Para que estos descuentos sean efectivos debes presentar la tarjeta acreditativa correspondiente al recoger tu entrada. OS: IERT CONC ciones: 8 S NO crip 80 € 00 ABO ción y sus A 028 0 ma BR ada // 958 alucia.es M A Infor LH 09 Gran adeand t RO A 0 evilla TEAT os, 56 • 18 bra@jun 092 S m n li o ) • 41 M eatro.alha AL a j u t r info.t O CENTRla de la Ca R Is ia.es TEAT álvez, 6 ( l da uc José G37 200 untadean 955 0al.info@j centr * 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:10 Página 138 113-139 FILM:207-dosier 22/1/08 17:10 Página 139 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:53 Página 140 ENCUENTROS VLADIMIR JUROWSKI Fotos: Roman Goncharov “NOS FALTA HACER JUSTICIA A LA MÚSICA CONTEMPORÁNEA” L 140 a seriedad con que Vladimir Jurowski (Moscú, 1972) encara su trabajo le ha llevado a cuestionarse a algún crítico si este director, hijo a su vez de director y nieto de compositor, ha tenido alguna vez una sola mala crítica. Una respuesta aproximada la podríamos intuir echando una ojeada a una agenda tan repleta de compromisos, que convierte en toda una hazaña la posibilidad de encontrar un momento de calma para mantener una entrevista con él. Basta con pensar que en el primer mes de este año dedicó el hueco que le quedaba entre sus comparecencias en el foso del Metropolitan de Nueva York —donde dirigía una aplaudida producción de Hansel y Gretel—, para dar un salto a Moscú y calentar con los músicos de la Orquesta Nacional de Rusia, de la que es principal maestro invitado, la gira de dos semanas por Estados Unidos que arranca el domingo 10: dos días después de su último concierto en España con la Filarmónica de Londres (LPO), de la que, desde esta misma temporada, es titular. Otro dato a añadir está en la que, después de dos conciertos en su sede londinense y otros tantos en territorio francés, se convierte en su primera gira española, que no es más que el aperitivo de su primera ambiciosa escapada internacional, que rematará a partir de marzo entre el Musikverein vienés y los principales auditorios del Lejano Oriente. Para no alargar la relación, a la vuelta de los países asiáticos, Jurowski comenzará con la LPO los preparativos del Festival de Glyndebourne, del que es máximo responsable artístico desde el año 2000, robándole unas fechas a los prolegómenos para acudir, entre otras, a su cita romana con la Orquesta de la Academia de Santa Cecilia. ¿Alguien da más? Como curiosa efemérides, Jurowski desembarca en España diez años después de su debut en nuestra tierra. Fue en la primera temporada del Teatro Real cuando, como director musical en la Turandot coproducida entre el coliseo madrileño y el del Covent Garden londinense, inscribió su nombre como el de la batuta más joven que se ha enfrentado a una ópera en el “regio” foso desde su reapertura. Desde entonces sólo se le ha visto una vez más, también con la LPO: en la edición 2004 de la Quincena Donostiarra. Entonces, cuando aún lideraba a los prestigiosos filarmónicos londinenses Kurt Masur, a quien Jurowski ha sustituido en el pódium, el planteamiento del programa fue similar al que ahora repite en las tres salas. Si en aquella ocasión abría Szymanowski y cerraba Chaikovski, dejando por medio el Concierto de violín de Sibelius a mayor gloria de Zehetmair, ahora el lucimiento central le corresponde a Christian Tetzlaff con el de Brahms, flanqueado por las Evening songs de Turnage y la Sexta Sinfonía chaikovskiana. 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:53 Página 141 ENCUENTROS VLADIMIR JUROWSKI No cabe duda de que el tiempo es su tesoro más preciado. Es verdad, pero no sólo en estos días. Pero esa afirmación sería válida también para muchos de mis compañeros, porque tenemos que quemar etapas con una gran rapidez. A raíz de aquella experiencia operística en Madrid, ¿le han vuelto a invitar desde otros teatros u otras orquestas? He tenido ofertas para dirigir en Barcelona y en Valencia, y también para algunas orquestas de Madrid, pero ya sabe… Hay que encontrar el momento… Y la falta de tiempo es la mayor dificultad a la hora de decidir. Pero lo cierto es que España me gusta mucho. De verdad. Fotos: Roman Goncharov Los nombres de su padre y su abuelo — director y compositor, respectivamente— tienen un peso importante en la música. Esa doble circunstancia, ¿le ha allanado terrenos o le han creado dificultades para ser consecuente con el apellido Jurowski? Claro está que proceder de una familia de tradición musical es definitivamente un gran privilegio y al tiempo una gran responsabilidad. Aunque debo decir que, en mi caso, esos antecedentes han funcionado en términos generales de un modo muy positivo. Ante todo, porque me han servido para respirar cultura y tradición musical desde antes incluso de nacer. Cosas de ese tipo son de las que ayudan mucho. Como el hecho de que mi propio padre me enseñase las primeras nociones como director cuando empecé a interesarme en ese terreno. También eso supuso una ayuda impagable. Pero claro que, por la misma razón, pueden surgir también dificultades. Como el hecho de sentirte bajo la presión constante de ser comparado con tus antepasados, una vez que su nombre ha sido lo suficientemente conocido en Rusia. Esa perspectiva no me hacía muy feliz de cara a trabajar en mi país. Pero se dio la circunstancia de que, al trasladarnos a la Europa Occidental, a Alemania, pude comenzar mi carrera allí. E incluso en otros países, como Inglaterra o Italia, donde nadie se planteaba quién era mi padre, puesto que en muchos casos ni siquiera sabían de quién se trataba. De ese modo, se me pusieron las cosas más fáciles. Porque desde ese momento se te permite ser tú mismo, y entonces las presiones desaparecen. cierta medida su continuidad. La pregunta estaba referida a alguno del padre al hijo que va a emprender su misma carrera. No, nunca hablamos de esas cosas, porque jamás he pensado en la carrera como tal. Mi interés siempre ha estado centrado en la idea de trabajar como director, simplemente por el placer de hacer música. No por forjarme una carrera. La carrera es algo que surge y que se va haciendo prácticamente sin proponértelo. Incluso diría que en mi caso se ha ido haciendo en contra de mis esfuerzos, teniendo en cuenta que en mis comienzos llegaba a oponerme, porque no me hacía feliz en absoluto, a aceptar invitaciones de todos aquellos lugares importantes desde los que me llegaban, siendo tan joven aún. Mi idea respecto a la, digamos, carrera, me la planteaba como algo que se debería ir haciendo de un modo más gradual. Como ocurría antiguamente, cuando se empezaba a trabajar en los teatros y, a partir de ahí, se iba subiendo lentamente. Pero las cosas suceden como suceden. Por eso nunca hablamos mi padre y yo de ello. Hacia donde sí se dirigían nuestras conversaciones a veces era en torno a la actividad del director como tal: de su interacción con la orquesta o del modo en que se deben acometer determinados estilos o diversas músicas. Pero la palabra carrera nunca gozó de gran popularidad en mi casa. Yo diría mejor a este respecto las palabras del poema que escribió Evgeni Evtushenko y que se incluyen en la última parte de Babi Yar, la Sinfonía nº 13 de Shostakovich. Un movimiento que se llama precisamente “la carrera”, y que concluye diciendo “estoy labrando mi propia carrera intentando no hacer ningún tipo de carrera”. Esas palabras podrían tomarse como el lema de mi padre y podrían igualmente servir en mi caso. ¿Recuerda cuándo lo vio dirigir por primera vez? No sé cuántos años tendría yo entonces. Tal vez cuatro, o menos incluso, porque mi madre me llevó desde muy niño al teatro. Mis primeras experiencias musicales fueron en la ópera, pero allí no lo veía, puesto que el director está en el foso. La primera vez que lo recuerdo como tal es algo posterior, dirigiendo un concierto sinfónico. Junto a las lecciones de dirección, ¿su padre incluyó algún consejo que otro? ¿Se planteó en ese momento la posibilidad de emularle? Claro que me los dio, como también lo hizo mi profesor Rolf Reuter, con quien mantuve contacto hasta su muerte el pasado mes de septiembre. Ambos lo hicieron. Pero es absolutamente normal que los maestros aconsejen a sus alumnos en quienes ven en Esa idea no llegó hasta que tuve aproximadamente 16 o 17 años. A esa edad más o menos es cuando decidí que algún día podría ser director. ¿La relación con su padre no tuvo nada que ver en lo tormentoso con la de Carlos Kleiber y el suyo? Eso espero. ¿Llegó a conocer a su abuelo? No. Nací tres meses después de su muerte. ¿Era un buen compositor? ¿Alguna vez se ha planteado reivindicar su música? Solamente en una ocasión, en Italia, dirigí música suya. Pero cuando surja la oportunidad de interpretar alguna obra más de las que dejó escritas volveré a hacerlo. Porque creo que era un compositor muy bueno. Había estudiado con Nikolai Miaskovski, y su manera de componer era la académica de la joven escuela rusa. Pensemos que nació en 1915, y que era nueve años más joven que Shostakovich, aunque desde muchos puntos de vista, la música de mi abuelo resulta más conservadora que la suya. Más cercana al romanticismo tardío. Pertenece a una gran generación de compositores soviéticos literalmente desconocida al día de hoy, que legaron música realmente buena. Lo que ocurre es que no estaba en la línea de la que se hacía en Occidente, porque ellos —hablo de aproximadamente de las décadas de los 40 y los 50— desconocían lo que se creaba fuera de sus fronteras. Pero si tuviera que comparar la obra de mi abuelo con la de algún creador que sea más conocido por las audiencias occidentales, probablemente diría que está más o menos cerca de la de Erich Wolfgang Korngold. Me refiero a ese lenguaje tardorromántico que acabaría siendo reconocido como el lenguaje de la música para películas. De ahí que mi abuelo, como muchos otros compositores soviéticos de aquel momento, escribiese también música para films. ¿Es esa la razón por la que a usted le interesa la música de Korngold, como recientemente demostró en Londres con la Filarmónica en un homenaje a este músico a través de su obra sinfónica o de la versión de concierto de Das Wunder der Heliane? ¿O tiene más que ver con la tendencia generalizada actual a rescatar a esos compositores casi olvidados del grupo de los “degenerados”, Hitler dixit? Digamos que durante todo el tiempo que me centré en estudiar la obra de Korngold para dirigirla en esos días es cuando descubrí la familiaridad que existe ente su música y la de mi abuelo. Y también para constatar que, en mi opinión, la música de Korngold no pertenece a la de ese grupo que se conoce como degenerados. De estos yo destacaría su adscripción a una tendencia que se podría llamar de compositores de izquierdas, como Paul Hindemith o Erwin Schulhoff. En el caso de Korngold, el único problema con el que se tropezó fue el de ser judío. Pero su música no encuentro 141 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:53 Página 142 ENCUENTROS VLADIMIR JUROWSKI que tenga mucha relación con la de la órbita de estos otros creadores que he mencionado. Estoy muy interesado en lo que se creó en ese momento. En cuanto a la música de Korngold diría que es interesante, pero, a fin de cuentas, el interés que en mí despierta es menor que la obra de otros compositores como Schoenberg o Berg, por ejemplo. Después de un tiempo de descubrimientos en los archivos olvidados de esa música, con la dimensión popular amplificada desde el Festival de Salzburgo, ¿cabe esperar más sorpresas? Ese movimiento en realidad surgió digamos que hace dos décadas, lo que ocurre es que en unos países la tendencia ha ido llegando más tarde que en otros. De tal modo que esa música ya resulta familiar en los principales escenarios, entre las grandes orquestas y para los principales sellos discográficos, que están interesados en ella. Pero no creo que sea significativamente mejor o más importante que la obra de otros compositores como pueden ser Stravinski, Schoenberg, Prokofiev, Shostakovich o Bartók, a los que conocíamos antes. Con todo y eso, es música que merece ser interpretada. Por eso es por lo que estoy interesado en hacer obras de Zemlinsky, Schulhoff o Krása, por ejemplo. Pero al margen de esto debo confesar que la única división que entiendo a la hora de elegir las obras sobre las que voy a trabajar es la de música que me gusta y música que no me gusta. Sin pararme a discernir si este compositor o aquel pertenecían o no a un grupo en particular. En el caso de los incluidos en el bloque de los músicos degenerados no podemos hablar de un grupo como tal, sino de un conjunto de compositores que vivieron una situación política muy poco favorable. Pero que a su vez eran muy diferentes entre ellos como para unirlos en un mismo conjunto de compositores como tales. Incluso yo diría que la música de algunos de ellos no tiene nada que ver con la de otros. Si comparamos la de Schulhoff con la de Korngold, nos damos cuenta de que estamos hablando de dos mundos aparte. Al margen de que Korngold tuvo más éxito, porque cuando decidió marcharse de Austria aterrizó en Hollywood, donde su música, en la pantalla o en forma sinfónica, pudo ser conocida por mucha gente. A fin de cuentas, pudo ser escuchada, algo que no sucedió con la de Schulhoff, que acabó sus días en un campo de concentración. 142 Dice que divide la música entre la que le gusta y la que no, ¿en qué lugar deja el “paquete” contemporáneo, o entra todo en el mismo saco? Tampoco establezco diferencias en lo que se refiere a periodos o estilos, porque en cada uno de estos apartados están los compositores que son buenos y los que son malos. Y luego están esos que, aun siendo reconocidos por la generalidad como buenos, puede que a mí no me gusten, porque también hay que contar con el lado personal de quien enjuicia las obras. En lo que respecta a la música contemporánea, lo único que se me ocurre decir es que no estamos programando la suficiente; nos falta hacer justicia a la música contemporánea. En el programa que pasea por España tenemos un Brahms, posiblemente el pago a su formación en Alemania; Chaikovski, por sus raíces, y Turnage, un compositor muy unido a la Filarmónica de Londres, ¿la inclusión de la obra de este último entraría en el capítulo de compromisos con la nueva música? Para mí no es ningún compromiso. Lo hago como un acto de amor. En todo caso, lo podríamos denominar un compromiso por amor. Hablar de amor a la música contemporánea y de amor a la obra de Turnage es hablar de lo mismo. Ni más ni menos. ¿Cómo se siente en su primer año como principal director de la Filarmónica de Londres? Espléndidamente, porque aunque hasta esta temporada no me he incorporado a ella como director principal, nos conocemos muy bien. Y es que, en calidad de director del Festival de Glyndebourne, he estado dirigiendo la orquesta con regularidad desde 2001, aunque haya sido como batuta invitada. Le quedan cuatro años más del primer contrato, que podría prorrogarse. ¿Es hombre de relaciones largas, o prefiere la vida del independiente? Definitivamente, lo de ir de independiente no es algo que me apetezca. Mi único interés con una orquesta es establecer una relación de desarrollo continuado, y eso sólo se produce en las relaciones duraderas. Creo firmemente que el que un director pueda hacer algo importante con una orquesta es algo que lleva mucho tiempo. Para ambos, como modo de llegar a entenderse por ambas partes. Los resultados cualitativos se empiezan a sentir después de un largo proceso. Lo mismo que ocurre con el buen vino, que lleva mucho tiempo producirlo. Habla de entenderse entre sí. ¿Cuando llega a una orquesta, lo hace con la idea de aprender o de enseñar? Ambas cosas, creo. Es un caso similar a la relación que se establece entre dos seres humanos, que también llevan su tiempo. ¿Con qué criterio diseña los programas? ¿De acuerdo con la música en la que habi- tualmente se ha movido la orquesta con la que va a trabajar, o con aquélla en la que usted está más familiarizado? Creo que lo interesante es poder alcanzar un compromiso común. Si te estás planteando trabajar con una orquesta nueva para ti, no tiene sentido que te propongas sacar adelante con ella algo que no conoce bien, incluso que estadísticamente ignora. Pero visto desde el otro lado, tampoco tiene sentido hacer con ellos algo que se conozcan al dedillo, porque en ese caso tal vez no sean lo suficientemente flexibles con el director. Ese es el tipo de compromiso al que me refiero que hay que alcanzar. Pero cuando trabajo con orquestas que conozco bien, hago con ellas cualquier tipo de música. En este momento, suma su dedicación mayor con la LPO, la del Festival de Glyndebourne, la de principal director invitado de la Orquesta Nacional de Rusia, además de trabajar regularmente con la del Siglo de las Luces. ¿Estas cuatro perspectivas conforman un marco preciso del tipo de músico que es usted? Creo que sí. A cada una de ellas le debe a su vez una parte de su formación. ¿A alguna más especialmente? No puedo contestar a esa pregunta, porque me siento deudor de todas ellas, y las necesito a todas para continuar desarrollándome. Acaba de dirigir a la Orquesta Nacional de Rusia, con la que regresa tras su paso por España a los Estados Unidos. A la vista de su experiencia con ella, ¿qué momento vive la música en su país natal? Es un momento difícil, puesto que el país está atravesando un periodo bastante complejo. Esto hace que el interés por todo lo que tenga que ver con el arte dista mucho de ser lo que fue en otros tiempos. En primer lugar, por lo que tiene que ver con las posibilidades referidas a las finanzas, que no existen salvo en el caso de las aportaciones procedentes de iniciativas privadas. El Estado no le está prestando suficiente atención a este terreno. Con todo y eso, las cosas están mejor que en la década de los noventa. Pero todavía subsisten las dificultades, y en esas circunstancias no es posible hacer buena música. Y es una pena, porque el país está lleno de músicos maravillosos. La tradición que fue arraigando a lo largo de siglos continúa viva allí, a pesar de todo, aunque no sea con la fuerza que tuvo, porque mucha gente se fue marchando al presentir un hundimiento del sistema. Pero ya digo que, a pesar de todo, Rusia continúa manteniendo el gran potencial en la música que siempre ha tenido. En estos días, se ha estado alternando en 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:53 Página 143 ENCUENTROS VLADIMIR JUROWSKI el foso del Metropolitan de Nueva York con Gergiev. ¿Cómo son sus relaciones con él y con otros directores paisanos suyos, como Pletnev? Si nos referimos al aspecto musical, no tengo ninguna relación con Gergiev. En el personal, diré que nos conocemos, y que cuando coincido en alguna ciudad con él, asisto a sus conciertos cuando puedo. El día de la première de Guerra y paz, allí estaba yo. Entre otras razones, porque siempre tengo curiosidad por ver cómo los demás interpretan obras que yo he hecho. Una de ellas, esta ópera de Prokofiev. De ese modo puedo ver en qué coincidimos y en qué no, etc. Y algunas veces, cuando nos encontramos en la misma ciudad tenemos alguna charla. Pero eso no es lo que se puede llamar relaciones que, por otra parte, son difíciles de mantener entre directores, que en todos los casos somos criaturas solitarias. Como lobos, que prefieren mantenerse aislados. Lo mismo podría decir si me refiriese a mi trato con Pletnev, aunque en este caso los matices son ligeramente distintos al ocupar yo una posición en su orquesta. Mi sueño sería poder dirigirla algún día contando con él como solista, pero desgraciadamente ha decidido dejar de tocar el piano. ¿Gergiev nunca le invitó a dirigir el Mariinski? No. Pero aunque lo hubiese hecho, no creo que pudiese aceptar, porque estoy en estos momentos trabajando más de lo que puedo y, porque dentro de este año voy a dirigir en su sede a la Orquesta Filarmónica de San Petersburgo, por invitación de Temirkanov, y una cosa excluiría a la otra, porque no se puede estar trabajando en dos auditorios de la misma ciudad a la vez. Trabajando a ese ritmo, no le queda tiempo para más orquestas, además. Tampoco es exactamente así. Tendría tiempo para dirigir más, pero no quiero gastarlo todo sólo en eso. Necesito tiempo para mí. Para estar con mi familia, para leer, para andar… no quiero estar continuamente batuta en mano. No es para eso para lo que quise ser director. Hansel y Gretel no ha sido su primera ópera en el Met. No. Desde 1999 he regresado casi todos los años al Metropolitan, salvo un paréntesis en las últimas temporadas. Pero he dirigido muchos títulos en ese teatro. En el Covent Garden se le vio por primera vez con 24 años, pero ya no se le ve en ese foso, ¿cómo marchan las cosas entre ustedes? Tengo una muy buena relación con Toni Pappano, que es uno de los pocos directores con los que puedo decir decididamente que mantengo una verdadera amistad, porque es una de las mejores personas que he conocido. Me ha invitado en varias ocasiones a dirigir en su teatro, pero para mí es difícil estando en Glyndeboune. ¿Para los discos saca tiempo? Poco también. Estoy haciendo algunas cosas para Pentatone con la Orquesta Nacional de Rusia, y también algunas grabaciones en directo de la LPO de algunos de nuestros conciertos, que irán apareciendo en la serie LPO Live. ¿Le gusta ese tipo de grabaciones? Mucho. En estos momentos puedo decir que las prefiero, con mucho, a las grabaciones en estudio. Sobre todo, porque tienen más fuerza, puesto que están llenas de alma y de verdad, al no haber en ellas manipulación ninguna. Otro director familiar en Londres es Colin Davis, con quien usted estudió. Lo conocí en mis primeros momentos como músico. No fue exactamente profesor mío, pero cuando venía regularmente a dirigir la Staatskapelle a Dresde, donde yo estudiaba, participé en dos clases magistrales de las que impartió. Eso es todo. ¿Tiene maestros-modelo, incluyendo a su padre? No tengo ningún modelo. Otra cosa es que haya directores a los que admire. Me encanta Carlos Kleiber, y he sido devoto de Leonard Bernstein y, en su parcela, soy incondicional de Boulez. Recurro a un panorama muy ecléctico. A partir de ahí, asimilando elementos de cada uno de ellos, estoy intentando crear mi propio modelo. Juan Antonio Llorente 143 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:53 Página 144 ANIVERSARIO Cien años del autor del melodrama Tosca E. Courret CANTE, POR FAVOR, SEÑOR SARDOU Victorien Sardou (1831-1908) H 144 ace cien años murió Victorien Sardou, que había nacido en 1843. Fue uno de los autores más aplaudidos de su tiempo, aunque la mayor parte de sus obras permanece ausente de los actuales repertorios. Como suele ocurrir con la literatura teatral, perdura con mayor facilidad lo que se hace con levedad de comedia que con gravedad de drama. Mostrando una prudente insistencia vuelve a las carteleras francesas Madame Sans-Gêne, obra que Colette consideraba de bronce y con un personaje de oro para la primera actriz. La estrenó Gabrielle Réju, conocida como Réjane, en 1893, y ha impreso sus huellas en el cine que prueban su consistencia de buena factura. La propia Réjane dejó un par de escenas en el mudo, entre ellas la regocijante en la cual una antigua planchadora, convertida en mariscala del Imperio, presenta a Napoleón, ya Emperador, una cuenta impagada de los años en que Bonaparte era un pobre oficialito sin memoria de sus deudas. Luego la hemos visto encarnada en la pantalla sonora por Arletty en Francia, por Niní Marshall en Argentina y por Sofia Loren en coproducción italoespañola (1962, con partitura del maestro Lavignano). Volveré sobre el tema de Sardou y la música para la escena, pero ya dejo apuntada la fortuna de esta pieza en el teatro lírico. Su más conocida versión se debe a Umberto Giordano (Nueva York, 1915, con Toscanini en el podio y Geraldine Farrar, Giovanni Martinelli y Pasquale Amato en el elenco). A pesar de este brillante comienzo, su permanencia es intermitente y vuelve gracias a ciertas sopranos seducidas por la protagonista: Magda Laszlo, Oralia Santunione (en la serie RAI dedicada a la ópera contemporánea italiana) y, desde 1997, Mirella Freni, a la cual la planchadora-mariscala acreedora de Napoleón le viene como cortada a medida. Dos operetas se valieron del tema: La duquesa de Dantzig en inglés (Caryll, 1903) y La mariscala SansGêne en francés (Petit, 1947). Permanece inédita otra ópera, firmada por Dluski y vagamente fechada en 1920. ¿Por qué esta aclamación seguida de silencio? El teatro es un arte que exige una respuesta inmediata del público y el gusto del dulce tirano varía con rapidez. Nuestros abuelos se entusiasmaban con Echegaray y Linares Rivas. Nuestros bisabuelos, con García Gutiérrez y el Duque de Rivas. Si no fuera por la ópera, estos dos últimos, por ejemplo, apenas volverían tras el telón. El mismo Benavente se sostiene con dos o tres de sus docenas de títulos producidos. Socialmente, el teatro fue, hasta la aparición del cine y del fútbol, el espectáculo de multitud por excelencia. Descarto el toreo, más restringido por la geografía. Ir al teatro era más que una diversión: un reconocimiento social. Las salas estaban divididas por clases y los carruajes en la puerta y los vestidos y joyas en el interior, señalaban las diferencias. Las obras podían durar horas, cubriendo varios actos. En los intervalos, se salía a cenar —quienes podían pagarse el condumio— o a tomarse un cafelito o pelar una naranja en la acera, a veces alternando con un puñado de castañas asadas. En los pasillos y pasos perdidos se urdían negocios, lazos de familia, alianzas políticas. Los anarquistas solían aprovechar estas aglomeraciones para sus atentados. En el saloncillo, los cómicos alternaban con sus amigos, gente de la clase alta, intelectuales, brujuleadores. Los camarines de las estrellas eran departamentos de lujo. Sus retratos, modas y cotilleos eróticos eran seguidos por los mentideros de las ciudades. El repertorio hablado vivió, en especial durante el siglo XIX, muy cerca del arte sonoro. Los espacios eran enormes y acogían, en ocasiones, a un par de miles de asistentes. Se declamaba en anfiteatros, auditorios, locales deportivos. El actor y la actriz debían poseer voces potentes, timbradas, proyectadas hasta la altura del “gallinero”, y su dicción, prolija y eficaz, a menudo se ponía al servicio de textos en verso, con su propia musicalidad. Escasos y rudimentarios testimonios grabados nos muestran que se recitaba más que interpretar, o lo que actualmente es entendido por tal como interpretación. De hecho, en italiano se sigue hablando de la recita, la recitación. Sarah Bernhardt manejaba su legendaria voz de oro con una extensión de una octava, modulaba con una cantante, especulaba con un trémolo cercano al trino. Detrás, la ópera barroca, en especial la francesa, había abundado en recitativos que seguían sirviendo como un modelo, sin irnos muy lejos, al canto gregoriano, que es una manera de rezar. Primitivos filmes nos muestran que el desempeño actoral obedecía al esquema del ballet clásico. El cómico evolucionaba hasta quedar en una pose estatuaria, de cara al público. El cine mudo, al prohibir la palabra, obligaba a la pantomima, un buen recurso para los artistas de entonces. Hoy nos producen algo de hilaridad, pero nuestros ancestros se conmovían hasta las lágrimas o el espanto. Su cultura visual estaba impregnada por las artes estáticas, la pintura y la escultura. Los histriones, fajados por complejas y pesadas vestiduras, podían evolucionar como estatuas vivientes o retratos de género. La amplitud de las plateas imponía maquillajes pictóricos. En este mundo, Sardou propuso sus interminables y enrevesados melodramas. El vocablo quería decir, estrictamente, recitación sobre fondo musical, porque en el foso solía haber una orquesta y en el palco, a veces, un coro. Además, con frecuencia, se adivina en sus artificios la presencia de la grand opéra francesa: colorido historicista, situaciones desgarradas, puñales y venenos, desafíos, cadalsos, motines, incendios, ilustrados follones. Por eso, lo que perdura de todo su birlibirloque es la comedia: Divorciémonos, Las primeras armas de Fígaro, Patas de mosca, La familia Benoîton. No es casual que colaborase, en ocasiones, con músicos. Desde luego, con el genio del vodevil, Offenbach, en El rey Zanahoria (1872). Pero tam- 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:56 Página 145 ANIVERSARIO bién, más en serio, con Saint-Saëns, en un tostón de alcances wagnerianos, Los bárbaros (1901) y con Massenet en Teodora (1884), partitura lamentablemente perdida y que hizo a la gloria de la divina Sarah y de la sublime Eleonora Duse. Una noche de aquel invierno, en el teatro de la Porte Saint Martin, un joven neurólogo austrohúngaro llamado Sigmund Freud quedó fascinado por una obra que le parecía detestable pero que le permitió admirar el frenesí de la Bernhardt. Arropada de emperatriz bizantina, capaz de alternar con una pantera enjaulada a la que, de tanto en vez, daba algún bocado (de carne ajena, claro está) y sobre un decorado áureo donde los mosaicos estaban sustituidos por papelitos dorados, era capaz de articular cada parte de su cuerpo mientras su voz igualmente áurea —de buena ley— desgranaba la vulgar prosa de don Victorien. Se lo cuenta Freud a su novia en una carta famosa. Tengo para mí que el joven Sigmund fue picado por la sospecha: ¿era Sarah una histérica como las que mostraba en sus clases el maestro Charcot o eran las histéricas unas actrices como la Divina? Ya rumiaba sus estudios sobre la histeria, que redactaría en colaboración con Breuer. Aquella noche, gracias a la egregia mezcolanza Bernhardt-SardouMassenet, se inventó el psicoanálisis en la Porte Saint Martin. Como buen argentino, muchos años después, viendo una revista de Jerôme Savary —otra paisano mío— en esa misma sala, Good bye mister Freud, me sentí tocado imaginando qué butaca había ocupado Freud en la empresa. El encuentro con Sarah fue decisivo para Sardou. A los dos los atraía la nota pintoresca: el Bizancio de las emperatrices nacidas en el arrabal, la Rusia de los zares y los nihilistas, la brujería, la invocación a los muertos en las mesas giratorias, los millonarios del Paraguay mezclados con los conspiradores carlistas en Dora la espía, daban para sucesivos éxitos: Fedora, La Tosca, Gismonda, La bruja y algún fiasco: Cleopatra, Espiritismo. Sardou, autor de farragosos y costosos melodramas, ha quedado por sus vodeviles y gracias a la fortuna operística. En primer lugar, Tosca de Puccini, a cuyo centenario en 2000 esta revista dedicó un dosier, y que es el feliz resultado quirúrgico hecho por los libretistas Illica y Giacosa y el genio teatral de don Giacomo. Y, por menester del músico Giordano y el libretista Arturo Colautti, una suerte de elegante verismo de salón, Fedora (1898) pensada para la gran actriz cantante Gemma Bellincioni. Sarah Bernhardt (1844-1923) La unión de teatro y canto sirvió a Sardou para más obras que no han alcanzado igual predicamento. En ópera: Piccolino de Madame Frandval (1869), otra de Guiraud (1876) y opereta de Johann Strauss (Carnaval en Roma, 1873); Los prados de San Gervasio (Lecocq, 1864); La batalla de amor (Vaucorbeil, 1863); El capitán Henriot (Gevaert, 1864); Patria (Luigi Rossi, 1874 como La condesa de Monza y Paladhile, 1886); Grisélidis (Bizet, inconclusa, 1870/1871); Las maravillosas (H. Félix, 1914); Las bodas de Fernanda (Deflès, 1878 y, en forma de opereta, El estudiante mendigo de Millöcker); El odio (con música incidental de Offenbach en su estreno, 1874, y ópera en ruso, Kordeliya de Soloviov, 1885); Gismonda (Février, 1919); La hija de Tabarin (Gabriel Pierné, 1901); Fiorella (opereta de Webber, 1905); Teodora (Leroux, 1907); La bruja (Erlanger, 1912). Otros textos sarduanos llevaron músicas incidentales, aparte de las obras antes citadas: Don Quijote (Renaud, 1895); El cocodrilo (Massenet, 1886); Cleopatra (Leroux, 1890); La bruja (Leroux, 1903). Como puede advertirse, la variedad es notable: músicas incidentales que fueron dobladas por óperas y operetas, compositores de primera fila y nombres modestos, fechas muy acotadas: el interés por Sardou se borra de golpe hacia la Primera Guerra Mundial, cuando parece que el tiempo archiva bruscamente el gusto de los públicos y los profesionales. Examinando los programas de la época, es evidente que las grandes figuras nutrían sus temporadas con clá- sicos revisados al paladar del momento (un solo ejemplo: Sarah Bernhardt hizo de Hamlet —y no fue su único personaje travestido— en adaptación de Marcel Schwob y Eugène Morand en 1899, que al joven André Gide lo alejó por años del teatro), a los cuales se sumaban autores hoy olvidados, como el propio Sardou. Los dramaturgos de aquellos años que hoy siguen en cartel, en general, no contaron con sus favores. Pensemos en Shaw, Pirandello, Chejov, Jarry, Strindberg. Una adelantada, en cierta medida, a su momento, como Eleonora Duse, se valió de similares recursos, aunque detestaba el repertorio habitual y se ocupó de Ibsen, Sudermann, Giacosa y Gorki, por ejemplo. Los renovadores del teatro contemporáneo —Gordon Craig, Stanislavski, Antoine, Piscator, Reinhardt, Dullin— trabajaron en otros espacios, apartados del divismo que enardecía a las plateas y los paraísos. Ciertamente, divos y divas hicieron leyenda pero quedaron en el pasado junto con los Dumas, Copée, Bracco y nuestro exhumado Sardou. No obstante, latió en ellos un histrionismo que la ópera supo elevar, en ocasiones, a obras maestras. Victor Hugo, Scribe y Dumas en Verdi, a la altura de Shakespeare, sin ir más lejos. El mismo D’Annunzio subsiste más por Pizzetti que por él mismo. No todo en Sardou es naftalina, aparte de su perduración en el teatro cantado. Era un director de escena muy cuidadoso que se trataba de frente con las estrellas a las que sirvió sus artefactos. Buscaba en museos y archivos documentos para sus decorados y vestuarios, que solía esbozar de propia mano. Ensayaba línea por línea las escenas de sus dramas, haciendo repetir a los cómicos sus palabras, más allá de un acento meridional lleno de erres gruñidas y multiplicadas. Corregía posturas, entradas y salidas. No fue un mero redactor de dramones y un hábil carpintero de intrigas y soluciones efectistas. Quizás, en las interlíneas de sus apolilladas gravedades, intuyó que, más allá de los golpes de efecto, latía el canto. Verdi pensó en alguna de sus obras para posibles producciones, aunque acabó dejándolas de lado, argumentando que los años le pesaban. En fin: no le pesaron para vérselas, una vez más, con Shakespeare y urdir obras maestras como Otelo y Falstaff. Pero Sardou no era Shakespeare. Y, lo que es más importante, no lo es. Puccini y Giordano le han dado un empujón decisivo, una suerte de orden o ruego: “Por favor, cante, señor Sardou”. Blas Matamoro 145 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:56 Página 146 EDUCACIÓN EL OÍDO INFINITO Del sentido musical por excelencia, su perfil inabarcable y su importancia en la formación de un músico L as cosas más bellas que se han dicho sobre la música son a menudo las más bellas cosas que se han dicho sobre el oído humano. A través del oído conocemos el mundo, pero sobre todo nos conocemos a nosotros mismos. Con razón resulta difícil entonces delimitar las funciones, las características principales del oído, la forma en que funciona o la forma en que se educa. El oído es sujeto, cada vez más, de estudios sobre la percepción, porque hay pruebas auditivas que permiten hacer mediciones fiables de dimensiones y categorías reconocibles: memoria, intensidad, dirección, espacio, altura, timbre, tiempo, etc. Sin embargo, todos nuestros esfuerzos por explicar de verdad qué sucede cuando escuchamos música, o cuando la recordamos o imaginamos, nos hacen pensar en la lucha del pintor por reproducir el resplandor de las brasas en la hoguera: pensamos en secreto no ya que sea imposible, sino que, cuando lo consiga, arderá el lienzo. En la terminología pedagógica al uso, el desarrollo del oído musical en la formación musical temprana es una disciplina transversal. Transversal quiere decir que no está en ninguna parte y a la vez está en todas. Eso puede significar dos cosas: que se le concede una gran importancia y que debe estar por ello presente y repartido entre todas las materias o asignaturas, o, por el contrario, que se descuida y que se presupone que el alumno, por su cuenta, irá desarrollando su oído musical como mejor le parezca. Lo último sucede con frecuencia. Festín de armónicos 146 Hace unos meses, trabajando con un pequeño grupo de pianistas, comprobé con sorpresa que nunca se habían fijado en los armónicos del piano. Estábamos alrededor de un piano de cola, con la tapa abierta, y yo tocaba una nota grave. A esa distancia, el piano es un festín de armónicos. Suena la nota que se toca, y dentro de ella, simultáneamente, viene un riquísimo ramillete de sonidos que nos están diciendo cosas como: soy un sonido grave/agudo, soy un sonido de piano de cola/acordeón/campana, soy cuerda/madera/metal/papel, soy una nota afinada/desafinada, estoy en una habitación pequeña/grande, estoy cerca/lejos, etc. Los armónicos no son un añadido al sonido, sino que son el sonido. Los pianistas sabían que existía una teoría de los armónicos, conocían detalles de esta teoría, pero no los escuchaban. Repetidas veces lo intenté y la respuesta fue: sabemos que deberíamos escucharlos, pero no están ahí, no los distinguimos. Tuvimos oportunidad de encontrarnos en varias ocasiones y tuve entonces el inmenso honor y la satisfacción de acompañarles en la apertura de esta puerta hacia lo infinito. También sentí tristeza, porque era la constatación de una forma para mí injusta de entender la especialización en la educación musical: en su formación no se había dado la suficiente importancia a aquello con lo que estaban trabajando todos los días, el sonido. Deseemos, por lo tanto, la transversalidad bien entendida. Los armónicos no son más que un ejemplo de lo poco que se utiliza el oído. Otro, frecuente, es el de los niños (y léase también jóvenes, adultos, ancianos) que no pueden tocar un instrumento fuera de casa porque no tienen partitura, ¡después de meses/años de recibir clases! O aquellos a los que les gustaría tocar la melodía x con su acompañamiento y piensan que sacarla de oído es algo inaccesible, reservado a unos pocos privilegiados. ¿Quién les ha engañado? Los profesores responsables de esto deberían pagar más impuestos, daños y perjuicios, o cualquier otra forma de indemnizar a la sociedad por semejante retraso. El oído es, además, mucho más que eso. Abarca, por ejemplo, el insondable campo de la memoria, y con ella el del gusto musical. La memoria nos proporciona el placer de volver a escuchar una música que, siendo la misma, nos dice cosas nuevas, o por el contrario, el cansancio de volver a escuchar una música que cumplió su función en su momento y estorba al repetirse. La memoria da forma a nuestro acervo musical personalizado, pero también es la que en el momento de escuchar nos permite percibir desarrollos, narrativas, sorpresas, incongruencias e infinitas cualidades de la música. El oído es una manifestación de la inteligencia, no sólo nos dice qué está pasando en aquello que escuchamos, sino lo que podría pasar. El oído es el punto de partida de la creación musical. Es el oído el que le dice al intérprete. “espera un poco… ahora” cuando va a entrar con una frase musical, y el que le dice al compositor: “esto no, esto sí”. El oído es el gran consejero del músico. Es quien le dice: “necesitas trabajar más en esto”, o “prueba así”. Es probablemente esta inconmensurabilidad (con perdón) del oído la que asusta y hace que tantas veces se centre la atención en otras cosas, más tangibles: la página veinte, el labio superior, repetir, relajar el hombro, etc. Todas son más que necesarias, pero qué poco significan si no están al servicio de la música, el sonido, la memoria… Pedro Sarmiento [email protected] 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:56 Página 147 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:56 Página 148 EDUCACIÓN LO QUE HAY QUE APRENDER (1) ¿Quién se atreve a poner por escrito y de forma concisa todo lo que debe aprender una persona para llegar a ser un buen músico? E l modelo de educación basado en la autoridad ha tenido siempre en la enseñanza de la música una buena aliada. El perfil del alumno que sigue con devoción los consejos del profesor, que se desplaza cientos de kilómetros para recibir una clase, que condiciona largos periodos de su vida a la posibilidad de seguir estudiando con A o con B no es exclusivo de la enseñanza musical, pero no abundan los campos del saber en los que se produzca con tanta frecuencia. En música, el profesor, el maestro, el mentor, es muy importante. Muchas escuelas con un gran prestigio adquirido a lo largo de décadas y a veces siglos lo saben: la autoridad, bien entendida, es sinónimo de calidad. Sin embargo, el resplandor de esta autoridad no siempre evita algunos problemas que pueden surgir a su sombra. Uno de esos posibles problemas es la mutación: se da cuando la autoridad personal de uno o varios profesores muta en autoridad institucional, en autoritarismo. La institución se contagia, sin permiso, de la autoridad de algunos profesores y se intenta convertir, sin autorización, en un ente autoritario. A diferencia de la autoridad personal, la autoridad institucional no gusta mucho, y en esto el mundo de la música sí que se parece probablemente a muchos otros mundos. Varitas mágicas Cuesta admitir que un profesor tenga una varita mágica para formar un gran músico, pero algo en nuestro interior nos dice que podría darse, que tal vez pueda existir el profesor-mago, que con sus apreciaciones y consejos obra la maravilla de transformar en oro lo que toca. Lo que pocos creen que pueda darse es un centro educativo con varita mágica. La institución que juega a la magia acaba siendo, más bien, un poco bruja. Pensemos en la facilidad con que a veces se presupone que el alumno va a someterse a reglas, procedimientos u objetivos improvisados y arbitrarios con tal de salir adelante en sus estudios. Una de las formas de combatir la arbitrariedad y jugar limpio viene de la mano de lo que se llaman competencias o resultados del aprendizaje (competencia: pericia, aptitud, idoneidad). Se está imponiendo en estos días un modelo educativo en el que la relación entre el alumno, la institución y la sociedad en general es más transparente y alejada de posturas de distancia o falsa superioridad. En pocos años veremos cambios importantes. Es un modelo que llegará en breve a las enseñanzas artísticas. Contrato con el alumno Las competencias, o resultados del aprendizaje, son una suerte de contrato público que firma el centro educativo con el alumno y con la sociedad. En este contrato se dice, simple y llanamente, qué es lo que van a saber hacer los alumnos que cursen estudios en ese centro al final de los mismos. El centro informa abiertamente acerca de lo que cree que puede y debe enseñar, mientras que el alumno acepta un plan que conoce de antemano y que debe superar para acabar con éxito sus estudios. Si creamos una lista de todas las cosas que debe aprender un músico para llegar a defenderse en la vida como creador, como intérprete, como estudioso o como transmisor de conocimientos, estas surgen o docenas: un músico debe saber afinar, enviar correos electrónicos, entender de contratos, organizarse el estudio, hacer contactos profesionales, preparar una clase, controlar los nervios en público, buscar bibliografía, hablar idiomas, leer partituras, manejar software musical, tener buen sentido del ritmo, ser disciplinado en el trabajo, cuidar el cuerpo, etc. El problema de esta lista es que, una vez completada, sería un caos y no valdría de mucho. Para evitar ese caos, y también por sentido común, podemos organizar las competencias o resultados del aprendizaje en forma de árbol. Este árbol tiene un tronco común para todas las personas y de este tronco común crecen diferentes ramas. En el tronco se encuentran por lo tanto las competencias que esperamos encontrar en toda persona que ha recibido una buena formación, como por ejemplo saber trabajar en equipo, llevar una vida sana, guiarse por una concepción ética de la vida, saber adaptarse a cambios y aprender de las situaciones, etc. Ni son competencias exclusivas de los músicos, ni se aprenden únicamente en centros educativos, pero sí que pueden fomentarse o descuidarse desde el punto de vista institucional y están en la base de la educación. Estas competencias se suelen llamar generales o transversales, términos que aluden a su difícil —imposible— inclusión en una asignatura y un curso concretos. Al comprometerse a cultivar estas capacidades entre sus alumnos, un centro educativo vertebra su trabajo, abandona la arbitrariedad y asume su parte de responsabilidad en la formación de personas. Pedro Sarmiento [email protected] X CONCURSO INTERNACIONAL DE VIOLA - CELLO “VILLA DE LLANES” 2008 22, 23 y 24 de agosto de 2008 XXI CURSO INTERNACIONAL DE MUSICA Llanes - Asturias Del 17 al 31 de Agosto de 2008 148 Violín: José Ramón Hevia Sergei Fatkouline Anna Baget Aitor Hevia* Cibrán Sierra* Viola: Thuan Do Minh Dénes Ludmány* Cello: Aldo Mata Adolfo Gutiérrez Helena Poggio* Orquesta: José Ramón Hevia *Cuarteto Quiroga Asociación de Músicos de Asturias C/ Monte Gamonal, 21-6º D. 33012 Oviedo España Información: 985 08 46 90 / 985 25 62 87 Web: www.llanesmusica.com E-mail: [email protected] EXCMO. AYUNTAMIENTO DE LLANES 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:56 Página 149 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:56 Página 150 JAZZ BUGGE WESSLTOFT ENCHUFADOS AL JAZZ EUROPEO NILS PETTER MOLVAE E 150 l jazz electrónico saludó al nuevo siglo amparado por un nutrido grupo de artistas en el que no eran todos los que estaban. Al final, muchos de ellos se quitaron toda suerte de complejos y acabaron haciendo lo que en realidad querían, y que no era otra cosa que hacer pop más o menos inteligente y sofisticado. Sin embargo, y antes de esta última decantación estilística, estos creadores banales con aureola intelectual ya habían “manchado” el nombre del jazz con su participación en la mayoría de nuestros festivales. El daño se tradujo en una confusión musical en la que cayeron todos los públicos, desorientados ante tanta dispersión cableada, aunque el paso del tiempo ha traído igualmente consigo una mayor perspectiva para el análisis y escrutinio de estas audiencias. De esta forma, los géneros híbridos denominados “nu jazz”, “abstract jazz”, “e-jazz” o, simplemente, jazz electrónico, ahora nos sobreviven sin la esclavitud que acarrean todas las modas, reconociéndose de manera natural en el sortilegio creativo de aquellos artísticas que sí estaban y sí eran. En la primera línea de fuego de este tipo de jazzistas se sitúan los procedentes de los Países Escandinavos, con el trompetista Nils Petter Molvaer y el pianista-teclista Bugge Wesseltoft. Educado en la tradición jazzística nórdica pero influenciado por el house de Chicago, Wesseltoft se ha convertido en un referente ineludible del jazz electrónico europeo, bien como artista, bien como patrón del reputado sello discográfico Jazzland. Su pasado musical cuenta con elogiosas experiencias protagonizadas junto a improvisadores nobles como Jan Garbarek o Terje Rypdal, que en su decir, le permitieron abrirse camino en el mundo profesional del jazz. No obstante, al poco tiempo este aventurero sonoro se entregó a su verdadera pasión electrónica, rentabilizando su discurso bajo la consigna de “New Conception of Jazz”. Desde entonces su ideología jazzística ha venido argumentándose sobre una búsqueda incesante de nuevas expresiones sonoras, incluso la que acaba de firmar en su último disco, IM (Universal), grabado en acústico y en solitario. Así lo manifestó cuando, hace unas semanas, nos visitó para explicárnoslo: “En este disco también hay conceptos electrónicos, aunque trabajados de manera distinta. Utilizo el piano como fuente creadora de unos sonidos que yo luego manipulo, por lo que sí hay una concepción electrónica, a pesar de que la apariencia de los temas se entregue en acústico. Es verdad que no hay una presencia de los sintetizadores o cajas de ritmos, pero es que ahora ando volcado en este proyecto en solitario, que no sé dónde me va a llevar”. La influencia de Wesseltoft en esta nueva ventana creativa abierta a la tecnología obtiene justo refrendo a través de las producciones impulsadas desde Jazzland, donde graban, entre otros, Wibutee, Eivin Aaset o el propio Molvaer, otro de los máximos gurús de este latido moderno del jazz europeo. A este trompetista noruego, que actualmente sigue los pasos de un John Hassel, se le saludó con los brazos abiertos gracias a discos musculosos como los publicados bajo el catálogo ECM (léanse Khmer o Solid Ether), y que igualmente le abrieron las puertas de la multinacional Universal, donde hace dos años editaba su MOLVAE 140-160 FILM:207-Pliego final 23/1/08 15:27 Página 151 JAZZ JAZZ EUROPEO último álbum ER (al margen de su An American Compilation del año pasado). A pesar de que el trabajo parecía más interesado en el continente que en el contenido, con un repertorio cargado de efectos y sonidos electrónicos que poco tienen que ver con el arrebato creativo y sí con el onanismo estético, el artista no dejaba de apuntar algunas de las claves musicales por las que transita el jazz continental moderno. Próxima parada discográfica: 21 de abril, fecha en la que se comercializará su esperado álbum Re-Vision. Del norte también proceden las propuestas de grupos como los suecos Koop o la también noruega Silje Nergaard, una cantante comprometida con las alternativas artísticas que ofrece nuestro tiempo. A ellas también se “enchufan” bandas como los británicos US3, Ian Simmonds, James Hardway y su Cinematic Orchestra y Red Snapper, o los músicos franceses Julien Lourau, Marc Moulin y, sobre todo, Erik Trufazz, otro trompetista catalizador de jazz electrónico europeo (por cuestiones evidentes, de esta lista gala se queda fuera el impostor Ludovic Navarre, más conocido como St. Germain). Del mismo modo, y aunque con resultados desiguales, el género descubre otros remites lustrosos en las bandas alemanas De Phazz o Jazznova, los vieneses Kruder & Dorfmeister, el belga Buscemi o el italiano Nicola Conte, en cuyo pálpito creador pesan tanto las improvisaciones jazzísticas como el drum and bass, el hip hop, el ambient, el funk, el neodub o, simplemente, el pop. En nuestro país quien más y mejor atiende a esta concepción electrónica es, sin ningún género de dudas, el catalán Llibert Fortuny, quien ha conectado su saxo alto a unos pedales con los que juega “como si de una playstation se tratara”; el éxito de su fórmula se retrata en su último disco, Double Step, con el que también ha fichado por Emarcy/Universal. Mismo posicionamiento, aunque con soluciones artísticas más entroncadas con los universos del pop o el rock, suscriben los pamploneses Wagon Cookin’, además de una amplia nómina de pinchadiscos como DJ Floro, quienes suman sus a recreaciones suculentos repertorios procedentes de las llamadas “músicas del mundo” o de raíz. A pesar del gran predicamento con que el jazz electrónico cuenta hoy, conviene recordar que sus orígenes están asociados a nombres cardinales de su historia como Miles Davis — quien a buen seguro hoy estaría alimentando sus prolíficas ensoñaciones en torno al lenguaje artificial de las computadoras— o grupos pioneros como Weather Report o The Headhunters de Herbie Hancock. Todos ellos lucieron y fijaron un prestigio jazzístico al que conviene mirar una y otra vez, máxime cuando tratamos las prolongaciones electrónicas de la modernidad del género. En este sentido, y como ya se apuntaba al inicio de estas líneas, no siempre son los que están, porque la trampa es más fácil de ocultar o disimular detrás de una máquina. De ahí que muchos de los supuestos salvaguardas de este decir jazzístico no ejerciten el directo, una modalidad, ya se sabe, donde la verdad y la mentira siempre quedan al descubierto sobre la tarima. Pablo Sanz DIÁLOGO DESDE EL RECUERDO D uke Ellington confesaba de esta manera su particular obsesión artística: “No me interesa si la música que hago es para la posteridad, lo único que quiero es que suene bien ahora, en este instante”, sin saber, quizás, que estaba definiendo la esencia verdadera del jazz. La explicación de la universalidad de este género mayor del siglo XX, y al margen de otras singularidades inherentes a su propia personalidad, reside precisamente en la consideración de la improvisación como auténtico pulmón creativo. Desde este punto de vista, parece evidente, el jazz no tiene noción del tiempo ni del espacio, ya que nace y muere en el mismo instante en el que se toca. “Un disco de jazz es una cápsula de tiempo, un resplandor de presente y presencia, porque capta, aunque se grabe en un estudio, lo que ha sucedido una sola vez”. Antonio Muñoz Molina suscribía tal reflexión hace ahora un mes en el suplemento Babelia del diario El País, acerca del que está siendo uno de los lanzamientos discográficos del momento: Tete Montoliu & Javier Colina. 1995 (Contrabaix/Karonte). La grabación, realizada con motivo de los conciertos que la pareja protagonizó en el madrileño Café Central mediada la década pasada, nos devuelve hoy la alegría musical de estos dos jazzistas colosales: el pianista asomado al crepúsculo de una vida intensa y el contrabajista contemplando un horizonte sin todos sus perfiles. El diálogo entre ambos jamás podrá repetirse, es evidente, pero la magia de aquellas sesiones ahora recuperadas sigue viva. Incluso cuando a una escucha le sucede otra… y otra, y otra más… Es lo que tiene el jazz, que incluso en su liberación discográfica nada suena igual y a cada fraseo se descu- bren nuevos detalles, anteriormente inadvertidos En este sentido, el jazz, además de género universal, es único, debido a ese compromiso creativo entre músico y obra, y cuyo grado de intensidad quedó justamente definido en aquellas palabras de Charlie Parker noveladas por Julio Cortázar en El perseguidor: “¡No, no, no! ¡Esta música la estoy tocando mañana!”. La supuesta quietud emocional que confiere el empaquetado discográfico no es tal en el caso del jazz, por lo que no sorprende que el gozo de esta conversación jazzística entre Montoliu y Colina siga renovándose cada vez que se coloca en el lector del CD. Como de la misma manera se nos renueva el alma tras cada deleite de clásicos montoliunianos como T’estimo tant o Acuarela, dos piezas armadas sobre la poesía de la vida y, por tanto, imperecederas. Lo que esta “cápsula de tiempo” sí logra detener es la fotografía sonora de aquel momento, la imagen musical de un maestro a vueltas de todo y un talento en ciernes tras todas las vueltas. El fallecimiento de Tete dos años después de este disco hoy nos impide ampliar su retrato, no así en el caso de Colina, cuyo contrabajo no ha encontrado descanso en este tiempo, ya fuera en empresas de gran éxito comercial, como las vividas junto al cantor Diego “El Cigala” o el pianista Bebo Valdés, o en aventuras más personales, como la que protagonizó el año pasado en su primer gran disco como líder, Si te contara (Pool Music/Galileo); entonces, las fotografías entre aquel joven Colina y el de hoy descubren mil diferencias, las que marcan su actual madurez musical. Pablo Sanz 151 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:56 Página 152 LIBROS Para neófitos y para aficionados UNA GUÍA CON HUMOR E xisten infinidad de libros que pretenden, con mayor o menor acierto en su planteamiento, servir de guías a los nuevos aficionados a la música. Es un tipo de libro este que tiene cierto éxito y en el mercado hay, de un modo más o menos constante, nuevas referencias, algunas de interés y otras no tanto. Guías hay de muchos tipos, pero hay un tipo de guía que aspira a abarcar el hecho musical en su conjunto, de un modo globalizador o total; empezando generalmente por plantear al hipotético lector una reflexión estética y social acerca de la música, pasando después por introducir a ese lector en el lenguaje musical, desde lo más básico del solfeo, a la forma musical, pasando por la armonía, el contrapunto y demás. Luego viene una introducción a la historia de la música, habitualmente con muy poca atención a la música anterior al barroco y menos todavía a la posterior a Mahler —dando casi siempre la impresión que gente como Webern son unos muchachos traviesos cuyo tiempo está todavía por llegar—, algunas indicaciones sobre la discografía —que siempre queda anticuada al poco de publicarse el libro o incluso antes— y cuatro cosillas más a gusto del autor y para divertimento del lector. Obviamente, este tipo de obras que pretenden abarcar toda la música de todos los tiempos desde todos los puntos de vista, y que aspiran a que el lector termine sabiendo realmente algo están condenadas al fracaso por muy atractivas que sean —y hay que lo son. Y es que, tras la lectura de este tipo de libros, aquél que no sabía leer una partitura seguirá igual: no sabrá leer una partitura; y si la lectura del libro le ha servido de algo será, como mucho, que nombres ilustres de la historia de la música le sonarán a partir de entonces —o no—, y quizá —y este es el gran aspecto positivo de obras así— despertarán en el lector una renovada curiosidad por el hecho musical. Así pues, estos libros ni son divulgativos ni formativos —como quizá, de un modo algo ingenuo, pretenden algu- Monumental recorrido filosófico-musical LO QUE ULISES OYÓ P 152 ara ciertos eruditos escépticos, el canto de las sirenas fue una invención de Ulises. Y según otros relatos no contados por sus héroes pero igual de míticos, Orfeo, el cantor por antonomasia, consiguió con su música que las sirenas terminaran convertidas en piedra. Precisamente con el creador de la “Favola in musica” L’Orfeo, Monteverdi, inicia Eugenio Trías lo que él mismo llama “novela de la música occidental”, o narración razonada que se sitúa en el intersticio fronterizo entre música y filosofía. Esto es, su monumental y apabullante ensayo sobre algunos genios occidentales que propusieron “la asociación entre parámetros de la organización del sonido y los afectos y emociones” —también palabras suyas—, que ha titulado: El canto de las sirenas. En su brillante análisis de la obra de Monteverdi, lo mismo que los cre- adores de las sesenta óperas basadas en Orfeo y su viaje a los infiernos, Trías pasa por alto una radical interpretación de la segunda muerte de Eurídice. Precisamente la que proponía José Luis Téllez en estas mismas páginas, afirmando que tuvo lugar para que Orfeo no guardase memoria de su paso por el transmundo. Conservarla supondría el conocimiento del Más Allá. La aventura filosófica al límite de Trías ya pertenece al ámbito del pensamiento más arriesgado y, sin embargo, sólido —no sólo español— desde que se iniciara hace decenios. En ella, siempre ha ocupado un espacio importante la música —yo le agradezco el descubrimiento de Haydn en un libro de la década de 1970—, llegando a servir de plataforma de lanzamiento a músicos actuales tan potentes como Jesús Rueda. Pero en su último libro, “el arte cuya materia no es sino el propio tiempo” pasa a un primerísimo plano. Pues a partir de Monteverdi —y lamento tener que abreviar de un modo poco elegante que no se merece el libro—, aborda los desafíos planteados por cualquier pretensión de comprender la inmensa obra de Bach. Y la de Haydn, el creador de la principal estirpe instrumental —el cuarteto y la sinfonía— que dijo: “Aislado como estaba del mundo, condenado a cortar, pegar, añadir y efectuar experimentos, no tuve más remedio que ser original”. Viene luego Mozart, con una vida de leyenda que amenaza imponerse a una obra musical donde se hacen palpables abismos de dolor y muerte; y de la sensualidad más voluptuosa. Y Beethoven, de quien se puede decir: “La música soy yo”. Seguido de Schubert y su creatividad “cuántica”. El capítulo dedicado a Felix Mendels- 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:58 Página 153 LIBROS nos— aunque sí son algo así como propagandistas de la causa musical en un sentido amplio; introducen a un cierto número de personas en la música, despiertan su curiosidad hacia ella. Y esto es bueno. Pues bien, el libro que hoy nos ocupa pretende simplemente introducir al lector en una serie de reflexiones acerca de la música, cuestiones aparentemente sencillas, aportando información con gran amenidad y rigor, y todo ello con un notable esfuerzo para que todo se entienda. Hay referencias —que ya parecen inevitables— al lenguaje musical y a la forma musical, pero, al igual que sucede en los libros que comentábamos antes, quien no sepa leer una partitura seguirá sin saberlo. Pero esto no es más que un detalle —poquísimas páginas— entre lo mucho y muy interesante que nos propone este libro que, según reconoce el autor, está destinado “a aquellos que no leen música pero que poseen todas las capacidades para comprenderla por- que también ha sido creada para ellos”. Hay un recorrido histórico por la música, no sólo por los autores sino también por las obras y por la forma de éstas, todo ello relacionado con el momento estético e histórico en un sentido amplio, y siempre expuesto con amenidad, capaz de interesar también a los más puestos en esto de la música. Incluso hay referencias a la interpretación y a los intérpretes, que es de lo mejor del libro, con reflexiones, no exentas de polémica pero expuestas con gracia. Y es que hay pasajes realmente divertidos, como el capítulo titulado “Pequeño manual de urbanidad musical”, que no tiene desperdicio. También se tratan, por supuesto, cuestiones de más enjundia que no asustarán a ningún lector poco avezado —al contrario, le resultarán muy estimulantes—, tales como la relación entre música y palabras, entre música descriptiva y absoluta, la razón de existir de la música y mucho más. Pero todo ello va apareciendo a lo lar- sohn, árbitro del gusto musical, maestro del scherzo y objeto de críticas feroces —como la rastrera de Wagner—, a pesar de su brevedad resulta de lo más luminoso. La idea filosófica y musical de Schumann, con metamorfosis tras el descenso al infierno, desafía en la visión de Trías la objeción habitual de que sus sinfonías están mal orquestadas. En las reflexiones sobre Wagner —quizá la cumbre del libro junto la extensa coda final sobre Platón, la música y la filosofía— he creído advertir que la escritura reproduce los esquemas compositivos característicos de este genio, sus Leitmotiven. Algo que también me ocurre en las que hace sobre Bruckner, con su respiración organística, y sobre los arabescos mentales que reproducen el ornamento no delictivo de Debussy. Brahms, Mahler, Schoenberg, Bar- tók, Stravinski, Anton Webern, Berg, Richard Strauss son considerados con la misma autoridad y conocimientos. Y lo mismo ocurre con los “modernos”, en especial en el perfecto capítulo dedicado a John Cage y su Tractatus logico-musicalis, aunque decaiga en el de Stockhausen —el más previsible del libro—, reemprendiendo el vuelo hacia formulaciones intensamente personales con Xenakis. Aparte de todo eso, y como placer añadido, al lector de este magnífico ensayo se le empuja a escuchar las músicas que motivan sus acertados análisis. go de toda la obra. Es decir, aunque la mayoría de estos aspectos se traten en capítulo o apartados concretos, todo va relacionándose a lo largo del libro, de modo que el lector sí va realmente introduciéndose en el hecho musical de un modo global sin marearse por ello ni sintiéndose perdido, pues Claudio Casini es aquí un guía excelente. Un libro de lectura apasionante y que despierta en el lector muchas preguntas sugestivas si éste, de algún modo, ya vive dentro del mundo musical; pero también lo es para el curioso y para el nuevo aficionado, que hallará aquí una obra a la que acudir en más de una ocasión. Josep Pascual CLAUDIO CASINI: El arte de escuchar la música. Traducción de Manel Martí i Viudes. Revisión técnica y actualización de la discografía de Ángel Carrascosa. Editorial Paidós. Barcelona, 2006. 211 págs. Mariano Antolín Rato EUGENIO TRÍAS: El canto de las sirenas. Argumentos musicales. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2007 1020 págs. 153 140-160 FILM:207-Pliego final 23/1/08 15:30 Página 154 GUÍA LA GUÍA DE SCHERZO NACIONAL ALICANTE SOCIEDAD DE CONCIERTOS 7-II: Orquesta de Valencia. Yaron Traub. Eliso Virsaladze, piano. 20: Orquesta Nacional Húngara. Zoltán Kocsis. BARCELONA 1,2,3-II: Coro y Orquesta Nacionales de España. Josep Pons. Sybilla Rubens, soprano; Roman Trekel, barítono. Brahms, Réquiem alemán. (Auditori [www.auditori.com]). 7: Coro del Teatro del Liceo. José Luis Basso. Brahms, Stravinski. (Teatro del Liceo). 9,10: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña [www.obc.es]. Rubén Gimeno. Takemitsu, Parra, Debussy. (Auditori). 12: Maria João Pires, piano. Ginastera, Scarlatti, Schubert, Beethoven. (Ibercámera [www.ibercamera.es]. Auditori). — Cuarteto de Jersusalén. Haydn, Ravel, Brahms, Borodin. (Petit Palau). 16,17: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Coro de Cámara del Palau. Jesús López Cobos. Uta Weyand, piano. Espada, Degout, Brotons, Montsalvatge, Fauré. (Auditori). 18: Filarmónica Nacional de Hungría. Zoltán Kocsis. Haydn, Mozart, Schubert. (Ibercámera. Palau [www.palaumusica.org]). 19: Grigori Sokolov, piano. Programa por determinar. (Palau 100). 22,23,24: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Jesús López Cobos. Beethoven. (Auditori). 22,26: Coro y Orquesta del Teatro del Liceo. Stefan Anton Reck. Gruberova, Podles, Bros, D’Arcangelo. Donizetti, Lucrezia Borgia (versión de concierto). (T. L.). 23: Cuarteto Arditti. Carter, Charles, Ligeti. (Auditori). 23,28: Coro y Orquesta de Cámara del Teatro del Liceo. Bertrand Labadie. Saffer, Daniels. Haendel. (T. L.). 24: Octeto Mithras. Mozart, Schubert, Beethoven. (Auditori). — Orquesta Philharmonia. Riccardo Muti. Programa por determinar. (Palau 100). 25: Cuarteto Pavel Haas. Alexander Bouzlov, violonchelo. Bach, Dvorák, Schubert. (Palau). 27: Trío Kandinsky. Dusapin, Casablancas, Ravel. (Auditori). 28: BCN 216. Hans Zender. Hans Peter Blochwitz, tenor. Schubert-Zender, Winterreise. (Auditori). — Cuarteto Mozarteum. Adolf Pla, piano. Mozart, Fauré. (Petit Palau). 29: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Pinchas Zukerman. Bruch, Mozart, Prokofiev. (Auditori). 154 GRAN TEATRO DEL LICEO CÓRDOBA WWW.LICEUBARCELONA.COM ORQUESTA DE CÓRDOBA ELEKTRA (Strauss). Weigle. Joosten. Polaski, Pieczonka, Marton, Dohmen. 9,13,17,21,25,29-II. BILBAO SINFÓNICA DE BILBAO WWW.BILBAORKESTRA.COM 7,8-II: Günter Neuhold. Mark Kaplan, violín. Barber, Berlioz. 14,15: Jesús Amigo. Félix Ayo, violín. Wolf, Fauré, Bruch. ABAO WWW.ABAO.ORG POLIUTO (Donizetti). Carminati. García. Casanova, Cedolins, Stoyanov, Parodi. 16,19,22,25-II. CÁCERES ORQUESTA DE EXTREMADURA WWW.ORQUESTADEEXTREMADURA.COM 8-II: Orquesta de RTVE. Gunther Herbig. Mozart, Schubert. CANARIAS FESTIVAL DE CANARIAS WWW.FESTIVALDECANARIAS.COM 1,2,3-II: Sinfónica de la Radio Sueca. Daniel Harding. Lars Vogt, piano. Mozart, Strauss, Brahms. / Daniel Hope, violín. Börtz, Mendelssohn, Bruckner. / Malena Ernmann, mezzo. Rameau, Berelioz, Beethoven. 1,3,4,5,6: Orquesta de Cámara de Berlín. Katrin Scholz, violín. Janácek, Haydn, Shostakovich. 2: Orquesta de Cámara de Basilea. Julia Schröder. Cecilia Bartoli, mezzo. María Malibrán. 7,8,9,11,12,13: Swingle Singers. Albinoni, Bach, Ravel. 12,13,14,15: Sinfónica de la Radio Finlandesa. Lindberg, Sibelius, Beethoven. / S. y W. Meyer. Sibelius, Eötvös, Bruckner. 15,17: Cuarteto Borodin. Shebalin, Schubert, Shostakovich. 16,17: Sinfónica de Tenerife. Pablo Zinger. Paquito d’Rivera, saxo. Gershwin, Piazzolla, Lecuona. 16,17,19,23,24: José Luis Castillo, piano. Morales, Vega, Albéniz, Mompou. 25,26,27,28: Orquesta Philharmonia. Riccardo Muti. Schubert, Hindemith, Scriabin. / Orfeón Donostiarra. Serjan, Gubanova, Sabbatini, Lindroos. Verdi, Réquiem. 27,28,29: Orquesta de Cadaqués. Coro de la Filarmónica de Gran Canaria. Neville Marriner. Arteta, Lojendio, Dauder. Arriaga, Mendelssohn. / Sor, Mozart. www.orquestadecordoba.org Telf. 957 491 767 Día 7 de febrero – 2008 Concierto de Abono Gran Teatro de Córdoba – 20:30 h. Marco Moncloa, Hermann, Peter Schlémil Pablo García, Nathanaël I Divertimento para cuerdas (1939 B. BARTOK estreno absoluto: Concierto para clarinete y Orquesta - I. ALDERETE ACOSTA Joaquín Haro Zamora, clarinete II Suite para Orquesta nº 3 - P. I. TCHAIKOVSKY ORQUESTA DE CÓRDOBA Director: CHARLES OLIVIERI MUNROE CORO DE OPERA CAJASUR (Director: Diego González Ávila) Días 22 y 24 de febrero – 2008 TEMPORADA DE OPERA DEL GRAN TEATRO Gran Teatro de Córdoba Día 22 - 21:00 h. Día 24 - 19:00 h. Los cuentos de Hoffmann Libreto: Jules Barbier y Michel Carré Música: J. OFFENBACH Aquiles Machado, Hoffmann Mª José Moreno, Olimpia Annamaria Dell’Oeste, Antonia Giusseppina Piunti, Giulietta Sara Castle, Nicklause, la Musa, Voz, Felipe Bou, Lindorf, Coppelius, Dr. Miracle, Dapertutto Françoise Testory, Cochenille, Franz ORQUESTA DE CÓRDOBA Director de escena: LINDSAY KEMP Director musical: MANUEL HERNÁNDEZ SILVA Coproducción: Palacio de Festivales de Cantabria, Festival Castell de Peralada Quincena Musical de San Sebastián Producción Musical: Gran Teatro de Córdoba Día 28 y 29 de febrero – 2008 Conciertos de Abono Gran Teatro de Córdoba – 20:30 h. CONCIERTO DEL DÍA DE ANDALUCÍA I Concierto para violín y orquesta J. BRAHMS Jesús Reina, violín II Sinfonía nº 4 J. BRAHMS ORQUESTA DE CÓRDOBA Director: KARL ANTON RICKENBACHER GRANADA ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA enero 2008 AUDITORIO MANUEL DE FALLA www.orquestaciudadgranada.es viernes 8 y sábado 9, 21 y 20 h CONCIERTO SINFÓNICO VI Paul HINDEMITH Kammermusik núm. 1 Richard STRAUSS Concierto para trompa núm. 2 Richard STRAUSS Metamorfosis Oscar Sala trompa JOSEP PONS director viernes 15, 21 h FESTIVAL OCG (II) MÚSICA PARA LA ESCENA Ludwig van BEETHOVEN Egmont, op. 84 Johannes BRAHMS Doble concierto para violín y violoncello en La menor, op. 102 José Cantero narrador Laura Alonso soprano Friedemann Breuninger violín Arnaud Dupont violoncello JEAN-JACQUES KANTOROW director domingo 24, 12 h CONCIERTO FAMILIAR III Una verbena y una rubia Preludios, danzas, dúos y romanzas de zarzuela Carmen Huete guión y presentación MIGUEL Á. BUTLER dirección escénica DANIEL MESTRE dirección musical 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:58 Página 155 GGUUÍ A ÍA JEREZ TEATRO VILLAMARTA WWW.VILLAMARTA.COM 9-II: Andrei Gavrilov, piano. 13: Ara Malikian Ensemble. Carnaval de los animales. 15: Cheryl Studer, soprano. LA CORUÑA SINFÓNICA DE GALICIA WWW.SINFONICADEGALICIA.COM 1,2,3-II: Víctor Pablo Pérez. Natalie Stutzman, contralto. Beethoven, Mahler. 8: James Judd. Alexei Volodin, piano. Granados, Chopin, Elgar. 15: Josep Pons. Sarah Chang, violín. Groba, Shostakovich, Sibelius. 22: Libor Pések. Sol Gabetta, violonchelo. Buide, Chaikovski, Martinu. MADRID 1-II: Coro y Orquesta de RTVE. [www.rtve.es]. Günther Herbig. Bruckner. (Local por determinar). 1,2,3-II: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Eiji Oue. Mahler, Novena. (Auditorio Nacional [www.auditorionacional.mcu.es]). 6: Cuarteto Artemis. Beethoven, Kapustin, Chaikovski. (Liceo de TEATRO REAL ORCAM Información: 91/ 516 06 60. Venta Telefónica: 902 24 48 48. Venta en Internet: teatro-real.com. Visitas guiadas: 91/ 516 06 96. TRISTAN UND ISOLDE de Richard Wagner. Febrero: 4. 19.00 h.; domingo, 18.00 h. Director musical: Jesús López Cobos. Director de escena: Lluís Pasqual. Escenógrafo: Ezio Frigerio. Director del coro: Jordi Casas Bayer. Solistas: Robert Dean Smith, René Pape, Waltraud Meier, Alan Titus, Alexander Marco-Buhrmester, Mihoko Fujimura, Ángel Rodríguez, David Rubiera. Coro y Orquesta Titular del Teatro Real. Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid. LA GIOCONDA de Amilcare Ponchielli. Febrero: 16, 19, 23, 26, 29. Marzo: 3. 20.00 h.; domingo, 18.00 h. Director musical: Evelino Pidò, Director de escena, escenógrafo y figurinista: Pier Luigi Pizzi. Coreógrafo: Gheorghe Iancu. Director del coro: Jordi Casas Bayer. Solistas: Violeta Urmana, Luciana D’Intino, Orlin Anastassov, Elena Zaremba, Fabio Armiliato (Feb. 16, 23, 26. Mar. 3)/ Carl Tanner (Feb. 19, 29), Lado Ataneli, Josep Miquel Ribot, Jon Plazaola, Deyan Vatchkov. Bailarines-estrellas: Ángel Corella y Letizia Giuliani. Coro y Orquesta Titular del Teatro Real. Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid. BÉJART BALLET LAUSANNE. Zarathoustra, el canto de la danza. Febrero: 20, 21, 22, 24, 25. 20.00 h.; domingo, 18.00 h. Música: Richard Wagner, Ludwig van Beethoven, Manos Hadjidakis, Jacques Offenbach, Johann Sebastian Bach y Antonio Vivaldi, entre otros autores. Coreografía: Maurice Béjart. Vestuario: Henri Davila. Iluminación: Clément Cayrol. RECITAL DE PATRICIA BARTON, piano. Febrero: 2. 20.00 h. Obras de Richard Wagner y Franz Liszt. RECITAL DE CARLOS MENA, contratenor. Farran James, violín. Carlos García-Bernalt, continuo. Febrero: 8. 20.00 h. “Andrea Pacini, il Lucchesino, e suoi cari rivali”. Arias haendelianas escritas para Andrea Pacini Martes 5 de febrero de 2008. 20, 00 horas. Auditorio Nacional de Música, Sala Sinfónica Orquesta de la Comunidad de Madrid Peter Donahoe, piano Antoni Ros Marbá, director Facecia, de R. Lamotte de Grignon Concierto nº 2 para piano y orquesta, de B. Bartók Sinfonía nº 4, de R. Schumann Martes 19 de febrero de 2008. 22, 30 horas. Auditorio Nacional de Música, Sala Sinfónica Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid Raquel Lojendio, soprano Marina Rodríguez Cusí, mezzosoprano Gustavo Peña, tenor Miquel Ramón, bajo Jordi Casas Bayer, director del coro José Ramón Encinar, director Fanfare de El Martirio de San Sebastián, de C. Debussy Los Novísimos, de L. de Pablo Requiem, de W. A. Mozart CDMC TEATRO DE LA ZARZUELA Jovellanos, 4. Metro Banco de España. Tlf.: (91) 5.24.54.00. Internet: http://teatrodelazarzuela.mcu.es. Director: Luis Olmos. Venta localidades: A través de Internet (servicaixa.com), Taquillas Teatros Nacionales y cajeros o teléfono de ServiCaixa: 902 33 22 11. Horario de Taquillas: de 12 a 18 horas. Días de representación, de 12 horas, hasta comienzo de la misma. Venta anticipada de 12 a 17 horas, exclusivamente. La Generala de Amadeo Vives. Del 15 de febrero al 16 de marzo de 2008, a las 20:00 horas (excepto lunes y martes). Miércoles (día del espectador) y domingos, a las 18:00 horas. Dirección Musical: José Fabra/Cristóbal Soler. Dirección de Escena: Emilio Sagi. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de La Zarzuela. Entradas a la venta. XIV Ciclo de Lied. Lunes 11 de febrero, a las 20 horas. Susan Graham, mezzosoprano. Malcolm Martineau, piano. Programa: G. Bizet, C. Franck, G. Fauré, C. Gounod, E. Lalo, C. Saint-Saëns, E. Chabrier, E. Paladilhe, C. Debussy, A. Bachelet, H. Duparc, M. Ravel, A. Caplet, A. Roussel, O. Messiaen, R. Hahn, E. Satie, A. Honegger, H. Sauguet, M. Rosenthal y F. Poulenc. Coproducen: Fundación Caja Madrid y Teatro de La Zarzuela. AUDITORIO 400. MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA Ronda de Atocha (esquina c/ Argumosa). Teléfonos: 91 774 10 72 / 73 Web: http://cdmc.mcu.es Todos los conciertos son con acceso libre hasta completar el aforo. Lunes,4 de febrero. 19:30h. Ensemble ACA Andrés Gomis, director Celia Alcedo, soprano Andrés Gomis, saxofón “Trópico de Capricornio” Lunes,18 de febrero. 19:30h. musikFabrik Mauricio Sotelo, director Marcus Weiss, saxofón; Miquel Bernat, percusión PROGRAMA PROGRAMA Giacinto Scelsi: Canti del Capricornio XV Salvatore Sciarrino: Introduzione all’ oscuro Miquel Vicensastre: Sense titol nº 6 * Giacinto Scelsi: Canti del Capricornio VII Toshio Hosokawa: Im Frühlingsgarten Francisco Guerrero: Delta Cephei Giacinto Scelsi: Canti del Capricornio XI Francisco Martín Quintero: Transparencias * Mauricio Sotelo: Wall of light black - for Sean Scully ** Juan Cué: The black lake * Mauricio Sotelo: Night ** Lunes,11 de febrero. 19:30h. Solistas de la ORCAM Arturo Tamayo, director “Monográfico José Luis de Delás” PROGRAMA Carmelo Bernaola: Omenaldia (Homenaje a Béla Bartók) Jesús Villa Rojo: Tiempos (Premio Béla Bartók) Béla Bartók: Tres canciones campesinas. Cuatro canciones populares eslovacas. Cinco canciones tradicionales húngaras PROGRAMA Imago Denkbild-Kurze Schatten Annotationes Quadrant e Cell Dos lugares * Lunes, 25 de febrero. 19:30h. Solistas de la ORCAM Coro y Orquesta de la Comunidad de Madrid Jordi Casas, director “En torno a Béla Bartók” * Estreno mundial ** Estreno en España ORQUESTA SINFÓNICA DE MADRID Ciclos Musicales de la Comunidad de Madrid con la Orquesta Sinfónica de Madrid. Temporada 2007-2008 Auditorio Nacional de Música Jueves 28 de febrero 2008 19h30 A. Bruckner. Octava sinfonía Jesús López Cobos - Director Cámara. Fundación Caja Madrid [www.fundacioncajamadrid.es]. (A.N.). 7,8: Orquesta de Extremadura. Jesús Amigo. Alexandre da Costa. C. Halffter, Daugherty, Bruch. (Local por determinar). 8,9,10: Orquesta Nacional de España [ocne.mcu.es]. Gilbert Varga. Weber, Takemitsu, Sierra, Bartók. (A.N.). 9: Ensemble Contrechamps. Neue Vocalsolisten. Beat Furrer. Furrer, Fama. (musicadhoy [www. musicadhoy.com]. A.N.). 10: Haydn Philharmonie. Orfeó Català. Adam Fischer. Quasthoff, Cangemi, Sacca. Haydn, La Creación. (Ibermúsica [www.ibermusica.es]. A.N.). 11: Grigori Sokolov, piano. Mozart, 155 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:58 Página 156 GGUUÍ A ÍA Chopin. (Grandes Intérpretes. Fundación Scherzo [www.scherzo.es]. A.N.). 13,14: Filarmónica de San Petersburgo. Yuri Temirkanov. Denis Matsuev, piano. Rachmaninov, Chaikovski. / Coro de Cámara de San Petersburgo. Chaikovski, Iolanta (versión de concierto). (Ibermúsica. A.N.). 14: Julian Rachlin, violín; Itamar Golan, piano. Shostakovich. (Liceo de Cámara. A.N.). — Orquesta Bruckner de Linz. Dennis Russell Davies. Haydn, Bruckner. (Ciclo Complutense. [www.fundacionucm.es]. (A.N.). 14,15: Orquesta de RTVE. Yoav Talmi. Antonio Meneses, violonchelo. Talmi, Chaikovski, Berlioz. (Local por determinar). 15: Les Jeunes Solistes. Rachid Safir. Dufay, Ockeghem, Des Pres, Huber. (musicadhoy. A.N.). 15,16,17: Orquesta Nacional de España. Mark Albrecht. Arabella Steinbacher, violín. Shostakovich, Strauss. (A.N.). 19: Academy of St. Martin in the Fields. Kenneth Sillito. Michael Collins, clarinete. Schnittke, Mozart, Stravinski, Haydn. (Ciclo Complutense. A.N.). 21,22: Orquesta de RTVE. Adrian Leaper. Garrick Ohlsson, piano. Brahms, Chaikovski. (Local por determinar). 22,23,24: Orquesta Nacional de España. Víctor Pablo Pérez. Khachaturian, Shostakovich. (A.N.). 23: Sinfónica de la Radio de Berlín. Marek Janowski. Petra Lang, mezzo. Wagner. (Ciclo Complutense. A.N.). 26,27: Cuarteto Mosaïques. Raphaël Pidoux, violonchelo; Christophe Coin, baryton. Haydn. (Liceo de Cámara. A.N.). 28,29: Coro y Orquesta de RTVE. Michel Plasson. Glaser, Rittelmann. Chausson, Fauré. (Local por determinar). 29: Orquesta Nacional de España. Josep Pons. Steven Isserlis, violonchelo; Véronique Gens, soprano. Schumann, Ravel, Debussy. (A.N.). MÁLAGA FILARMÓNICA DE MÁLAGA WWW.ORQUESTAFILARMONICADEMALAGA.COM 15,16-II: Manuel Valdivieso. Alina Pogostkina, violín. Weber, Bruch, Franck. PAMPLONA BALUARTE WWW.BALUARTE.COM 156 6-II: Sinfónica de Euskadi. Hans Graf. James Ehnes, violín. Barber, Korngold, Dvorák. 12: Sinfónica de Berlín. Lothar Zagrosek. Haydn, Stravinski, Franck, Schumann. 14,15: Concerto Köln. Stefano Montanari. Ann Murray, mezzo. Kraus, Mozart, Myslivecek. 19: Sinfónica de Euskadi. Pedro Halffter. Eldar Nebolsin, piano. Wagner, Liszt, Brahms. SANTIAGO DE COMPOSTELA TENERIFE REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Auditorio de Galicia www.realfilharmoniagalicia.org www.auditoriodegalicia.org Lunes 11 11.00 h Auditorio de Galicia Ciclo Conciertos didácticos Historia de un soldado Martes 12 11.00 h Auditorio de Galicia Ciclo Conciertos didácticos Jueves 22 21.00 h Auditorio de Galicia Concierto de abono Real Filharmonía de Galicia Pablo González, director Sebastian Knauer, piano [Sor, Beethoven, Mozart] Miércoles 13 11.00 h Auditorio de Galicia Ciclo Conciertos didácticos Jueves 28 21.00 h Auditorio de Galicia Concierto de abono Real Filharmonía de Galicia Jonathan Web, director Saleen Abboud Askar, piano Historia de un soldado [Schubert, Mendelssohn, Schubert] Jueves 14 21.00 h Auditorio de Galicia Concierto de abono Orquesta de Cámara de Noruega Terje Tonnesen, director Leif Ove Andsnes, piano EXPOSICIONES Auditorio de Galicia V Premio Auditorio de Galicia para Novos artistas 2007 20 diciembre 2007 – 24 de febrero de 2008 [Lully, Mozart, Strauss] Zona “C” R / San Domingos de Bonaval, núm. 1 Albergues transitorios de Santi Jiménez Del 16 de enero al 24 de febrero de 2008 Historia de un soldado Viernes 17 21.00 h Auditorio de Galicia Ciclo Sons da diversidade Ute Lemper ORQUESTA SINFÓNICA DE TENERIFE www.ost.es Información: 922 239 801 Venta telefónica de entradas: 902 317 327 Lugar: Auditorio de Tenerife Festival de Música de Canarias 16-II: P. Zinger/Paquito D’Rivera, R. García-Fons, A. Brown, M. Miralta. Obras de D’Rivera, Mozart, Piazzolla y Lecuona. Lugar: Auditorio Alfredo Kraus de Gran Canaria Festival de Música de Canarias. 17-II: P. Zinger/Paquito D’Rivera, R. García-Fons, A. Brown, M. Miralta. Obras de D’Rivera, Mozart, Piazzolla y Lecuona. Lugar: Auditorio de Tenerife Temporada de Abono de la OST. 22-II: Long Yu/Z. Cao, B. Maisuradze. Obras de He Zhanhao y Mahler. Lugar: Auditorio Teobaldo Power La Orotava. Concierto en Familia. 1-III: J.M. Alonso/M. Evora de la Rosa. Escuela de Actores de Tenerife. La historia de Babar. 22: Sinfónica de la Radio de Berlín. Marek Janowski. Brahms, Wagner. SAN SEBASTIÁN ORQUESTA SINFÓNICA DE EUSKADI WWW.EUSKADIKOORKESTRA.ES SEVILLA TEATRO DE LA MAESTRANZA www.teatromaestranza.com Teléfono: 954 223 344 Día 1 de febrero 2007 (Sala Manuel MARIOLA CANTARERO. Soprano García) Obras de Rossini, Bellini, Donizetti, Rodrigo y romanzas de Zarzuela MESA REDONDA sobre la ópera Recitales líricos El Holandés errante En colaboración con la Asociación Día 6 de febrero 2008 Sevillana de Amigos de la Ópera Actividades CECILIA BARTOLI. Mezzosoprano Orquesta de Cámara de Basilea Días 2, 5, 8 y 10 febrero 2008 María García Malibrán, 200 años Recitales líricos DER FLIEGENDE HOLLÄNDER (El Holandés errante) de Richard Día 9 de febrero 2008 (Sala de Wagner Manuel García) Dirección musical, Pedro Halffter Dirección de escena, Escenografía y JORNADA DE PUERTAS ABIERTAS Vestuario, Yannis Kokkos Actividades Principales intérpretes, Trond Halstein Moe, Elisabete Matos, Día 17 de febrero 2008 Walter Fink, Peter Seiffert, Barbara Borneman, Vicente Ombuena GRIGORY SOKOLOV Real Orquesta Sinfónica de Sevilla Obras de Mozart y Chopin Coro de la A.A. del Teatro de la Piano Maestranza Coro Intermezzo Día 25 de febrero 2008 Producción del Teatro Comunale de Bolonia (2000) EN TORNO A… GOETHE Ópera Bajo, Fernando Latorre Piano, Iñigo Sampil Día 4 de febrero 2008 Conferenciante, Pablo Vayón Charlas-Concierto 7,8-II: Hans Graf. James Ehnes, violín. Barber, Korngold, Dvorák. 18,22: Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Pedro Halffter. Eldar Nebolsin, piano. Liszt, Brahms. 29: Gilbert Varga. SoYoung Yoon, violín. Sibelius, Sarasate, Berlioz. TARRASA CENTRE CULTURAL CAIXATERRASSA WWW.FUNDACIOCT.ES 28-II: Coro del Gran Teatro del Liceo. José Luis Basso. Brahms, Stravinski. VALENCIA PALAU DE LA MÚSICA WWW.PALAUDEVALENCIA.COM 1-II: Orquesta de Valencia. Yaron Traub. Weber, Strauss. 8: Orquesta de Valencia. Yaron Traub. Eliso Virsaladze, piano. Chopin, Chaikovski. 14: Orquesta de Cámara de Basilea. Julia Schröder. Cecilia Bartoli, mezzo. María Malibrán. 15: Orquesta de Valencia. Günther Herbig. Mozart, Schubert. 17: Orquesta Bruckner de Linz. Dennis Russell Davies. Haydn, Bruckner. 19: Jean-Yves Thibaudet, piano. Debussy, Brahms. 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:58 Página 157 GGUUÍ A ÍA WWW.BERLINER-PHILHARMONIKER.DE 2,3-II: Simon Rattle. Smith, Moss, Kobler. Goebbels, Surrogate Cities. 7,8,9: Simon Rattle. Beethoven, Webern. 14,15,16: Simon Rattle. Anna Prohaska, soprano. Beethoven, Webern. VALLADOLID AUDITORIO WWW.AUDITORIODEVALLADOLID.ES ZAGROSEK 9-II: Orquesta de la Konzerthaus de Berlín. Lothar Zagrosek. Tanja Tetzlaff, chelo. Schubert, Haydn, Bruckner. 16: Filarmónica Nacional de Hungría. Zoltán Kocsis. Haydn, Mozart, Schubert. 19: Orquesta de Cámara de Noruega. Leif Ove Andsnes. Lully, Mozart, Strauss. 21,22: Sinfónica de Castilla y León [www.oscyl.es]. Marc Minkowski. Bruckner, Wagner. 25: Sinfónica de la Radio de Berlín. Marek Janowski. Petra Lang, mezzo. Wagner. 28,29: Sinfónica de Castilla y León. Alejandro Posada. Christian Lindberg, trombón. Larsson, David, Honegger. ZARAGOZA AUDITORIO WWW.AUDITORIOZARAGOZA.COM 26-II: Grupo Enigma. Juan José Olives. Schubert-Denisov, Schnittke, Mozart. INTERNACIONAL ÁMSTERDAM ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW WWW.CONCERTGEBOUWORKEST.NL 20,21,22,24-II: Bernard Haitink. Westobroek, Forbis, Tomlinson. Schubert, Wagner. 28,29: David Robertson. Measha Brueggergosman, soprano. De Leeuw, Messiaen, Boulez. DE NEDERLANDSE OPERA WWW.DNO.NL DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM SERAIL (Mozart). Carydis. Simons. 19,20,21,22: Simon Rattle. Mahler, Beethoven. 28,29: Christoph von Dohnányi. Birtwistle, Strauss. DEUTSCHE OPER WWW.DEUTSCHEOPERBERLIN.DE TURANDOT (Puccini). Märkl. Homoki. DeVol, Martinsen, Lobert, Zhang. 2,5-II. LA BOHÈME (Puccini). Delacôte. Brandt. Kang, Rasmussen, Pohl, Kim. 8-II. PENTHESILEA (Schoeck). Albrecht. Krämer. Vermillion, Butaeva, Atanasov, Nieminen. 10,12,18,21,23-II. ARIADNE AUF NAXOS (Strauss). Prick. Marelli. Schwanewilms, Junge, Ketelsen, Vondung. 11,15,17-II. CARMEN (Bizet). Delacôte. Lauterbach. Todorovich, Vondung, Marquardt, Selbig. 20,24-II. FLORENCIA DEL MAGGIO MUSICALE FIO- RENTINO DIE MEISTERSINGER VON NÜRNBERG (Wagner). Schneider. Friedrich. Holl, Kotchinian, Andersen, Kaune. 2,10,16-II. MADAMA BUTTERFLY (Puccini). Lombard. Samaritani. Omura, Helzel, Aronica, Ulrich. 3-II. ELEKTRA (Strauss). Hager. Harms. Porta, Anthony, Henschel, Charbonnet. 8-II. NABUCCO (Verdi). Rizzo. Neuenfels. Golesorkhi, Rojas, Colombara, Valayre. 9,21,24-II. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Tomasello. Krämer. Kotchinian, Bieber, Carlson, Myers. 15-II. SIMON BOCCANEGRA (Verdi). Palumbo. Fiorini. Gazale, Raspagliosi, Aceto, Ventre. 17,20,23-II. LA TRAVIATA (Verdi). Tomasello. Friedrich. Rost, Rojas, Brück, Helzel. 22,26-II. STAATSOPER WWW.STAATSOPER-BERLIN.ORG DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Ettinger. Everding. Bauer, Breslik, Trekel, Queiroz. 1,8-II. UN BALLO IN MASCHERA (Verdi). Jordan. Wieler. Beczala, Jenis, Naglestad, Diadkova. 2,5,9-II. NORMA (Bellini). Arrivabeni. Ritzel. Richards, Randes, Dussmann, Oprisanu. 6,10,15,20,24,29-II. L’ELISIR D’AMORE (Donizetti). Renne. Adlon. Samuil, Giordano, Daza, Carolis. 7-II. LA BOHÈME (Puccini). Dudamel. Hume. Voulgaridou, Samuil, Kaufmann, Daza. 16,19,22,27-II. LAUSANA OPÉRA WWW.OPERA-LAUSANNE.CH SEMPEROPER WWW.SEMPEROPER.DE TEATRO Font. Mironov, Capitanucci, De Simone, Milanesi. 13,15,17,19,21,23,25II. WWW.MAGGIOFIORENTINO.COM ELEKTRA (Strauss). Ozawa. Carsen. Baltsa, Bullock, Goerke, Goerne. 24,26,29-II. FRANCFORT OPER FRANKFURT WWW.OPER-FRANKFURT.DE IL TRITTICO (Puccini). Luisotti. Guth. Lucic, Ventre, Krause, Juon. 1,3,9,14,22-II. PIKOVAIA DAMA (Chaikovski). Edwards. Linti. Kampe, Aken, Myllys, Marsh. 2-II. ARIANE ET BARBE-BLEUE (Dukas). Carignani. Leupold. Karnéus, Ardam, Volle, Grigorian. 10,16,18,21-II. TSARSKAIA NEVESTA (Rimski-Korsakov). Kell. Winge. Schlomianski, Stallmeister, Kränzle, Cassian. 15,17,24,28-II. LA BOHÈME (Puccini). Montanaro. Kirchner. Auty, Webster, Plock, Yi. 23,25-II. TOSCA (Puccini). Brabbins. Kirchner. Makerov, Markov, Porta, Plock. 29-II. GINEBRA GRAND THÉÂTRE BRUSELAS WWW.GENEVEOPERA.CH LA MONNAIE WWW.LAMONNAIE.BE DA GELO A GELO (Sciarrino). Ceccherini. Brown. Radziejewska, Uehlein, Mayer, Hofmeister. 1,3,5,7-II. LA CENERENTOLA (Rossini). Carella. LA BOHÈME (Puccini). Thiébaut. Stratz. Kovalova, Secco, Gheorghiu, Barrad, Mazuir. 22,24,27-II. LISBOA TEATRO SÃO CARLOS WWW.SAOCARLOS.PT LA CLEMENZA DI TITO (Mozart). Stert. Benite. Lippert, Damato, Schill, Belfiore. 20,22,24,26,28-II. LONDRES BARBICAN CENTRE WWW.BARBICAN.ORG.UK 6-II: Sinfónica de Londres. John Eliot Gardiner. Maria João Pires, piano. Beethoven. 10: Coro y Sinfónica de Londres. Michael Tilson Thomas. Dvorák, Janácek. 12: Murray Perahia, piano. Bach, Beethoven, Haendel, Brahms. 13: Sinfónica de Londres. Vasili Petrenko. Ayako Uehara, piano. Rachmaninov, Shostakovich. 15: Sinfónica de la BBC. Lionel Bringuier. Ravel, Kancheli, Musorgski. 19: Accademia Bizantina. Ottavio Dantone. Lepore, Gauvin, Hallenberg, Invernizzi. Vivaldi, Tito Manlio (versión de concierto). 21: Sinfónica de Londres. Leif Segerstam. Sarah Chang, violín. Shostakovich, Brahms. SEGERSTAM OBRUCHENIYE V MONASTIRE (Prokofiev). Jurowski. Slater. Jenis, Petrova, Grivnov, Mantorin. 2,5,8,10-II. ORLANDO (Haendel). López Banzo. Negrín. Mehta, Petrova, Tilling. 16,21,23,26,29-II. FILARMÓNICA DE BERLÍN DRESDE OZAWA PALAU DE LES ARTS WWW.LESARTS.COM BERLÍN GIULIO CESARE IN EGITTO (Haendel). Jacobs. Herrmann. Zazzo, Mijanovic, Piau, Niese. 1,3,5,6,7,16,17,19,20,22,23-II. WOZZECK (Berg). Wigglesworth. Freeman. Henschel, Serafin, Rootering, Reijans. 26,28,29-II. Aikin, Montvidas, Rydl, Erdmann. 5,7,10,13,19,21,24,26-II. GIULIO CESARE (Haendel). Jacobs. Herrmann. Zazzo, Lhote, Hellekant, Bacelli. 16,17,19,20,22.23-II. RATTLE 20: Orquesta de Valencia. Günther Herbig. Jean-Yves Thibaudet, piano. Liszt, Sibelius. 24: Sinfónica de la Radio de Berlín. Marek Janowski. Brahms, Wagner. 29: Orquesta de Valencia. Juan José Mena. Elisabeth Leonskaia, piano. Beethoven, Schoenberg. 22,23: Filarmónica de Viena. Valeri Gergiev. Berlioz, Wagner, Debussy. / Yefim Bronfman, piano. Verdi, Prokofiev, Chaikovski. 24: Sinfónica de Londres. Hombres del Coro de la Sinfónica. Yuri Temirkanov. Sergei Leiferkus, bajo; Sayaka Shoji, violín. Prokofiev, Shostakovich. 27: Sinfónica de la BBC. Jirí Belohlávek. Penderecki, Brahms. SOUTH BANK CENTRE WWW.SOUTHBANKCENTRE.CO.UK 2-II: Ensemble InterContemporain. Susanna Malkki. Pierre-Laurent Aimard, piano. Messiaen, Des canyons aux étoiles. — Filarmónica de Londres. Vladimir Jurowski. Christian Tetzlaff, violín. Turnage, Henze, Brahms, Chaikovski. 3: Nash Ensemble. Messiaen. 3,4,6,9,11,15,17: Daniel Barenboim, piano. Beethoven, Sonatas. 157 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:58 Página 158 GUÍA DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Böer. McVicar. Strehl, Breslik, Royal, Kaappola. 2,5,7,8,13,22,23,26,27-II. A MIDSUMMER NIGHT’S DREAM (Britten). Macdonald. Fuchs. Towers, Keith, Beesley, Rose. 7,9,11-II. SALOME (Srtrauss). Jordan. McVicar. Michael, Schuster, Sindram, Moser. 21,25,29-II. MILÁN TEATRO ALLA SCALA WWW.TEATROALLASCALA.ORG CYRANO DE BERGERAC (Alfano). Fournillier. Zambello. Domingo, Radvanovsky, Spagnoli, Alberghini. 1,5,9,12,15-II. MARIA STUARDA (Donizetti). Fogliani. Pizzi. Antonacci, Devia, Lungu, Meli. 3,7-II. WOZZECK (Berg). Gatti. Flimm. Nigl, Wottrich, Miller, Herlitzius, Marquardt. 19,22,24,26,28-II. MÚNICH FILARMÓNICA DE MÚNICH WWW.MPHIL.DE 158 1-II: Markus Stenz. Adès, Haydn. 14,15,17: Christian NORMA (Bellini). Haider. Rose. Todorovich, Scandiuzzi, Gruberova, Ganassi. 1,7-II. ELEKTRA (Strauss). Debus. Wernicke. Baltsa, Schnaut, Diener, Goldberg. 2-II. NABUCCO (Verdi). Carignani. Kokkos. Gavanelli, Antonenko, Prestia, Guleghina. 3,6,9-II. DIE FLEDERMAUS (J. Strauss). Haider. Haussmann. Brendel, Raimondi, Kuhn, Schnaut. 5-II. WERTHER (Massenet). Marin. Rose. Giordano, Bork, Conners, Schwartz. 8,13,16,19-II. KHOVANSCHINA (Musorgski). Koenigs. Cherniakov. Burchuladze, Vogt, Daszak, Alexeiev. 21,24,28-II. EVGENI ONEGIN (Chaikovski). Marin. Warlikowski. Gurgiakova, Maximova, Jenis, Brencia. 23,26,29II. NUEVA YORK OPÉRA BASTILLE METROPOLITAN OPERA WWW.METOPERA.ORG WWW.OPERA-DE-PARIS.FR MANON LESCAUT (Puccini). Levien. Mattila, Giordani, Croft, Travis. 1,5.9,12,16,20,23-II. DIE WALKÜRE (Wagner). Maazel. Gasteen, Pieczonka, Blythe, Morris. 2,6,9-II. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Chaslin. Garanca, Schade, Vassallo, Praticò. 2,7,14,21,25,29-II. CARDILLAC (Hindemith). Ono. Engel. Grundheber, Denoke, Ventris, Minutillo. 2,5,12,16-II. DIE FRAU OHNE SCHATTEN (Strauss). Kuhn. Wilson. Villars, Westbroek, Henschel, Hawlata. 3,7,10-II. LUISA MILLER (Verdi). Zanetti. Deflo. Abdrazakov, Vargas, Youn, Dobber. 14,17,20,23,26,29-II. CARMEN (Bizet). Villaume. Kovalevska, Borodina, Álvarez, Gallo. 4,8,13,16,19,23,27-II. OTELLO (Verdi). Bichkov. Fleming, Botha, Guelfi. 11,15,18,22,26-II. PETER GRIMES (Britten). Runnicles. Racette, Griffey, Michaels-Moore. 28II. PARÍS 1-II: Sinfónica SWR de Baden-Baden y Friburgo. Sylvain Cambreling. Messiaen, Sinfonía Turangalila. (Sala Pleyel [www.sallepleyel.fr]). 2,3: Sinfónica de Londres. John Eliot Gardiner. Beethoven. (S. P.). 5: Filarmónica de la Radio de Holanda. Jaap van Zweden. Vogt, Schwanewilms, Schulte. Wagner, Lohengrin (versión de concierto). (S. P.). 6,7: Orquesta de París. Neeme Järvi. Vadim Repin, violín. Nielsen, Sibelius, Tubin. (S. P.). 8: Filarmónica de Radio Francia. Eliahu Inbal, Frank-Peter Zimmermann, violín. Berg, Strauss. (S. P.). 9: Coro y Orquesta Nacionales de PALAIS GARNIER WWW.OPERA-DE-PARIS.FR ORPHÉE ET EURYDICE (Gluck). Hengelbrock. Bausch. Kulman, Doneva, Guilmette. 5,6,7,8,10,11,12,13,14,16,17,18,1 9-II. THÉÂTRE DES CHAMPS ÉLYSÉES WWW.THEATRECHAMPSELYSEES.FR THÉSÉE (Lully). Haïm. Martinoty. Agnew, Von Otter, Lafont, Berg. 22,25,27,29-II. VENECIA TEATRO LA FENICE WWW.TEATROLAFENICE.IT LA RONDINE (Puccini). Rizzi. Vick. Cedolins, Giordano. 3,5-II. ELEKTRA (Strauss). Inbal. Grüber. Ejsing, Schnaut, Pinter, Nielsen. 28-II. VIENA MUSIKVEREIN WWW.MUSIKVEREIN.AT 14-II: Filarmónica de Viena. Valeri Gergiev. Yefim Bronfman, piano. Debussy, Prokofiev, Chaikovski. 17: Lang Lang, piano. Schubert, Debussy, Bartók. 18: Clemencic Consort. René Clemencic. Musica danubiana. 20,21: Sinfónica de Viena. Georges Prêtre. Bruckner, Octava. 24,25: Filarmónica de Múnich. Christian Thielemann. Bruckner, Cuarta. / Strauss. 27,28: Orquesta Nacional de Francia. Kurt Masur. David Fray, piano. Beethoven, Bruckner. / Till Fellner, piano. Beethoven, Bruckner. WIENER STAATSOPER WWW.WIENER-STAATSOPER.DE L’ELISIR D’AMORE (Donizetti). Eschwé. Gheorghiu, Korchak, Daniel. 2-II. MANON (Massenet). Armiliato. Amsellem, Villazón, Dimitrescu, Eiche. 3,18-II. TOSCA (Puccini). Morandi. Guleghina, Berti, Ko. 4,7-II. COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Muti. Frittoli, Kirchschlager, Tatulescu, D’Arcangelo, Meli. 6,8,11,14-II. DER FLIEGENDE HOLLÄNDER (Wagner). Schirmer. Stemme, Vogt, Titus. 9,12,15-II. AIDA (Verdi). Mehta. Cornetti, He, Farina, Vratogna. 10,13,16,19-II. CAVALLERIA RUSTICANA (Mascagni) / I PAGLIACCI (Leoncavallo). Armiliato. Seiffert, Mastromarino, Iveri, Cura, Nucci. 17,20,23,27-II. MADAMA BUTTERFLY (Puccini). Abel. Mescheriakova, Webb, Daniel. 22,24,28-II. MESCHERIAKOVA NETREBKO LA TRAVIATA (Verdi). Benini. Eyre. Netrebko, Kaufmann, Hvorostovski, Wade. 1,4,6,9,12.14-II. STAATSOPER WWW.STAATSOPER.DE Francia. Kurt Masur. Strauss, Franck. (S. P.). 10: Le Concert Spirituel. Hervé Niquet. Bach, Misa en si menor. (S. P.). 13: Orquesta de París. Christoph Eschenbach. Stravinski, Hindemith. (S. P.). 15: Filarmónica de Radio Francia. Kazushi Ono. Prokofiev, Britten, Janácek. (S. P.). 16: Orquesta Nacional de Francia. Kurt Masur. Anne-Sophie Mutter, violín. Gubaidulina, Bruckner. (S. P.). 17: Orquesta de los Campos Elíseos. Philippe Herreweghe. Mahler, Bruckner. (S. P.). 20,21: Orquesta de París. Christoph Eschenbach. Susan Graham, mezzo. Berlioz, Ravel. (S. P.). 21: Filarmónica de Viena. Valeri Gergiev. Verdi, Liszt, Chaikovski. (Teatro de los Campos Elíseos). 22: Filarmónica de Radio Francia. Paavo Järvi. Bruckner, Novena. (S. P.). 23: Les Musiciens du Louvre. Marc Minkowski. Anna Caterina Antonacci, soprano. Gluck, Arias. (T. C. E.). 24: Cuarteto Mosaïques. Haydn, Beethoven. (Teatro Châtelet [www.chatelet-theatre-com]). HAÏM ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN WWW.ROYALOPERAHOUSE.ORG Thielemann. Piotr Beczala, tenor. Strauss, Pfitzner. 20,21,22: Christian Thielemann. Bruckner, Cuarta. HARDING 7: Orquesta Philharmonia. Esa-Pekka Salonen. Messiaen, Sinfonía Turangalila. 9: The Sixteen. Harry Christophers. Lejeune, Debussy, Messiaen. 10: Orquesta Philharmonia. Esa-Pekka Salonen. Messiaen, Stravinski, Jolivet. 13: Pierre-Laurent Aimard, piano. Messiaen, Veinte miradas sobre el Niño Jesús. — Filarmónica de Londres. Marin Alsop. Michael Collins, clarinete. Beethoven, Turnage, Elgar. 14: Cuarteto Alban Berg. Haydn, Berg, Schubert. 17: London Sinfonietta. Peter Eötvös. Boulez, Messiaen. 19: Orchestra Age of Enlightenment. Kati Debretzenl. Rebert Levin, fortepiano. Mozart, Beethoven. 20: Filarmónica de Londres. JukkaPekka Saraste. Sergei Khachatrian, violín. Debussy, Chaikovski, Lutoslawski. 21: Coro y Orquesta Philharmonia. Charles Mackerras. Beethoven. 24: Orchestra Age of Enlightenment. Padmore, Harvey, Chance, Sampson, Brook. Bach, Pasión según san Juan. 27: Richard Goode, piano. Bach, Chopin, Debussy. NABUCCO (Verdi). Morandi. Guleghina, Gazale, Prestia, Talaba. 26,29-II. ZÚRICH OPERNHAUS WWW.OPERNHAUS.CH LE CID (Massenet). Plasson. Joël. Kabatu, Rey, Cura, Hört. 1,3,7-II. LA FINTA GIARDINIERA (Mozart). Hamar. Moretti. Mei, Kohl, Nikiteanu, Janková. 2,10,13-II. IM SCHATTEN DES MAULBEERBAUMS (Rushton). Weikert. Nicolet. Friedli, Guo, Murga, Mayr. 6,10,15-II. GENOVEVA (Schumann). Harnoncourt. Kusej. Banse, Kallisch, Drole, Widmer. 17,19,21,23,26,28-II. L’ITALIANA IN ALGERI (Rossini). Carignani. Lievi. Tro, Kohl, Lepore, De Candia. 20,22,24-II. RIGOLETTO (Verdi). Santi. Deflo. Mosuc, Nikiteanu, Vargas, Nucci. 29-II. 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:58 Página 159 MUSICALIA SCHERZO Novedad: GUSTAV MAHLER José Luis Pérez de Arteaga Gustav Mahler fue uno de los mayores creadores musicales del siglo XX, a pesar de que murió unos años después del inicio de ese siglo, pero la audacia de su lenguaje, su riqueza expresiva, sus estallidos de fatalismo, de angustia agónica y también de alegría desatada, le sitúan como testigo de excepción del pasado siglo. Acompañándola de una extensísima discografía, Pérez de Arteaga ha escrito una rigurosa y erudita biografía del compositor más interpretado (y discutido) de nuestro tiempo. Títulos anteriormente publicados en esta colección: BACH. LA CANTATA DEL CAFÉ La seducción de o prohibido. Domingo del Campo Bach vivió a fondo el espíritu de su tiempo y lo reflejó, cuando su inspiración por ahí le conducía, hacia lo humorístico y lo burlesco. Domingo del Campo, experto en el mundo bachiano, nos transmite en este libro una imagen rica y plural de la obra de quien ha sido considerado por muchos como el genio más indiscutible de la historia de la música. EL VELO DEL ORDEN Conversaciones con Martin Meyer. Alfred Brendel EL FUROR DEL PRETE ROSSO La música instrumenta de Antonio Viva di. Pablo Queipo de Llano Un libro revelador para los que les interese entrar en los aspectos técnicos y emocionales de la interpretación musical. Un estudio de la obra instrumental de Vivaldi, la parcela más revolucionaria y emblemática de su producción. J. S. BACH Una estructura de do or. CANCIONES DE VIAJE CON QUIN TAS BOHEMIA S Noticias biográficas. Josep Soler Hans Werner Henze Una reflexión sobre el sentido último de la obra del genial compositor alemán. Un acercamiento musical, existencial y metafísico. Un apasionado y fascinante recorrido en el tiempo, con episodios de su vida y claves de gran parte de su producción artística. 140-160 FILM:207-Pliego final 22/1/08 17:58 Página 160 CONTRAPUNTO EL ÚLTIMO AMOR DE UNA LEYENDA DEL PIANO C 160 uando Artur Rubinstein murió hace 25 años (el 20 de diciembre de 1982) —a los 95— un mundo lascivo se enteró de que el pianista de los ojos risueños había dejado a su mujer y su familia para irse con una inglesa tan joven que podía haber sido su nieta. Annabelle Whitestone se despertó una mañana durante las fiestas navideñas de aquel 1982 para descubrir a la prensa acampada en la puerta de su casa y a varios abogados acercándose a ella con la esperanza de librar una guerra por la herencia. “Hay un terrible vacío en mi vida”, me contó entonces, cuando estaba de luto. “Artur fue un ser excepcional. Sacaba lo mejor de todo el mundo”. Ese vacío nunca ha desaparecido. “Echo de menos todo lo que tenía que ver con él”, me decía hace unas semanas en el piso del Chelsea Embankment donde vive con el editor Lord Weidenfeld, a quien conoció y con quien se casó diez años después de la muerte de Rubinstein. “Es curioso, pero aunque estoy muy felizmente casada y George es el mejor marido del mundo, una cosa no quita la otra. Artur siempre está conmigo, dentro de mí. Ni siquiera me falta ahora, porque sigue ahí”. Para conmemorar el 25 aniversario, Lady Weidenfeld estaba esos días convocando a algunos de los amigos más íntimos para una serie de conferencias y conciertos en la Royal Academy of Music de Londres con el propósito de reavivar el nombre del pianista que antaño vendía tantos discos como las estrellas del rock y que estaba tan a gusto en la Casa Blanca como con sus amigos Picasso, Stravinski y Charles Chaplin. Ella nunca habló en publico sobre su relación con Rubinstein, atesorando sus intimidades, pero desea llevar su arte a nuevos oyentes. Rubinstein, nació en Lodz en 1887 y su técnica fue tan natural que nunca pudo explicar el sonido que producía. Era un bon viveur que sentía una gran atracción por las mujeres guapas, inclinación que se frustró, según sus propias declaraciones, al casarse en 1932, a los 45, con Nela, la hija del compositor polaco Emil Mlynarski, que tenía la mitad de sus años. Tuvieron cuatro hijos y casas en Beverly Hills y en París. Annabelle Whitestone es hija de un comandante de la Marina Real que vivía con sus padres en Wimpole Street, la misma calle en la que se encontraba la agencia de música clásica en la que trabajaba y en la que conoció a Rubinstein. Se encontró con él una segunda vez cuando trabajaba para una agencia española, Quesada, en Madrid. “En el momento en que le conocí me enamoré”, contaba. “Tenía un enorme carisma y un colosal encanto. Y ese talento especial para hacerte sentir la mujer más hermosa del mundo, la más inteligente, la más interesante; que sólo tú existes”. Artur tenía 83 años y Annabelle 23, y fue, según ella, su primer amor. “Cuando empezamos nuestra aventura le vi como el hombre más atractivo que había conocido. No fue una cosa geriátrica, estrafalaria; él siempre fue joven y con más encanto, vitalidad y magnetismo que cualquiera. Había muchas chicas persiguiéndole en aquel momento y yo me había enterado de las relaciones que había tenido con varias hasta entonces. Hablamos toda una noche y me contó lo solo que se sentía. Había una incompatibilidad básica con su mujer. Cada uno sacaba al otro de quicio. Se disgustaban innecesariamente”. Rubinstein le dijo que tenían que ser discretos, “que él estaba demasiado en el ojo publico, que era un buen padre y abuelo y que la última cosa que quería era un escándalo”, pero le prometió que se verían a menudo. “Cuando me di cuenta que me había enamorado de él”, me contaba, “me sentía desesperaba. No veía ninguna solución. Cuando él se marchó de España, yo estaba inconsolable. Me llamaba desde todos los lugares del mundo pero nunca estaba totalmente segura de si volvería a verle”. Ella viajaba a París o Ginebra para verle si no le acompañaba Nela y él hacía giras —Zaragoza, San Sebastián y Pamplona— para que Annabelle pudiera acompañarle. Las únicas personas que sabían de sus relaciones eran sus jefes en Madrid y su familia inmediata. “¿Dónde estudió?”, fue la pregunta que le hizo su abuela victoriana, que era más joven que su amante. El Comandante Whitestone, su padre, “adoraba a Artur, le aceptó totalmente”. Al principio, al ayudar a Artur a escribir sus memorias, Annabelle se llevó bien con Nela. Pero una vez que la mujer empezara a tener sospechas, Artur decidió abandonar su casa. “Entre Nela y yo había animosidad pero ninguna confrontación”, me contó Annabelle. Fueron a vivir a Ginebra. Cada año para el cumpleaños de Annabelle, Artur le llevaba a Israel donde Golda Meir, Menachem Begin y el alcalde de Jerusalén, Teddy Kollek, eran sus amigos. “Cuando me dijo que la primera ministra iba a venir a la hora del té, yo salí disparada para comprar una deliciosa tarta de queso. Golda la devoró entera y luego comentó que para ella sólo había dos pianistas en todo el mundo: Artur y su nieto Menachem”. Después de su concierto de despedida en el Wigmore Hall en 1976, Annabelle le cuidó cuando empezaba a quedarse ciego. “Sólo estuvo enfermo durante sus últimos dos años y totalmente lúcido hasta el final, una compañía maravillosa. No fue nada difícil cuidar de él. Fue una alegría y un privilegio. Era el mejor compañero del mundo, divertido, brillante, siempre considerado y cariñoso”. Cree que el espíritu de Artur le llevó a conocer a su marido. “Nunca hubiera ido a Jerusalén para la celebración del 80 cumpleaños de Teddy Kollek si no hubiera sido un amigo tan íntimo de Artur. Es ahí donde conocí a George. Tengo la sensación que Artur está organizando el resto de mi vida”. Aparte de los recuerdos, el antiguo agente de conciertos que hay en Annabelle cree que Rubinstein —en sus grabaciones y a través de los artistas en los que influyó— puede proporcionar una pizca de ese color y esa audacia que necesitan en sus interpretaciones esos artistas que hoy no se atreven arriesgarse. Quienes vimos a Rubinstein en concierto recordamos su joie de vivre, incluso presente en el sombrío Brahms. Había una luminosidad en su sonido que era más que claridad; parecía expresar un optimismo que fue a la vez irreprimible e irresistible. Se salía de un concierto de Rubinstein con la sonrisa en los labios y el paso ligero. “Vivió la vida plenamente”, dice Annabelle. “Leía todos los libros que encontraba, corría a todas las exposiciones. Sólo se sentía feliz cuando podía hacer felices a los demás. Creo que eso es lo que había en su manera de tocar, en su sonido: una generosidad enorme”. Norman Lebrecht Sin título-2 1 23/1/08 21:47:52 donde se consagran las leyendas Hay lugares que transmiten algo mágico incluso a los intérpretes más famosos. Durante más de 200 años, los grandes de la ópera, de la danza y de la música han honrado con su presencia el escenario de la Scala de Milán. Solamente un teatro tan elegante, tan grandioso y tan cargado de historia, podría haber inspirado actuaciones tan legendarias. ROLEX.COM ROLEX ES EL RELOJ OFICIAL DEL TEATRO “LA SCALA” DE MILÁN. OYSTER PERPETUAL DATEJUST OYSTER PERPETUAL LADY-DATEJUST contraportada FILM.indd 1 TEL. 900 41 43 45 23/1/08 18:09:32
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