223 Oct - Scherzo
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Nº 223 - Octubre 2007 - SCHERZO REVISTA DE MÚSICA Año XXII - Nº 223 - Octubre 2007 - 6,50 € DOSIER Temporadas de ópera ENCUENTROS Mario Gas ACTUALIDAD José Bros REFERENCIA S Variaciones Enigma de Elgar JAZZ John Scofield Lü Jia Director Titular y Artístico Víctor Pablo Pérez Director Honorario Temporada 2007/08 19 Conciertos de abono Noviembre 2007 / Junio 2008 Auditorio de Tenerife Directores Josep Pons • Vasily Petrenko • Long Yu Jesús López Cobos • Andreas Spering Pablo González • Luis Bacalov Solistas Marco Rizzi • Deszó Ranki • Sa Chen Raquel Lojendio • Marjana Lipovsek Stefan Vladar • Alexei Ogrintchouk Josep Colom • Mario Brunello Alban Gerhardt • Jian Wang Eldar Nebolsin • Nelson Freire Diseño: Zubiria Tolosa Mayor información: Patronato Insular de Música • Cabildo de Tenerife Plaza de España, 1, 6ª planta 38003 Santa Cruz de Tenerife • España Tel: 922 239 801 • Fax: 922 239 617 E-mail: [email protected] • www.ost.es OST 2007-08 (Scherzo).indd 1 17/9/07 09:56:08 AÑO XXII - Nº 223 - Octubre 2007 - 6,50 € OPINIÓN 2 SCHERZO DISCOS Sumario CON NOMBRE PROPIO DOSIER José Bros Fernando Fraga Temporadas de ópera 2007-2008 12 AGENDA ENCUENTROS 18 ACTUALIDAD NACIONAL 32 ACTUALIDAD INTERNACIONAL 8 60 65 113 Mario Gas Santiago Martín Bermúdez 146 EDUCACIÓN 150 JAZZ ENTREVISTA Fabián Panisello Pablo Sanz 154 LA GUÍA 156 Javier Arias Bal 64 CONTRAPUNTO Discos del mes Norman Lebrecht 160 Colaboran en este número: Julio Andrade Malde, Javier Alfaya, Íñigo Arbiza, Javier Arias Bal, Juan Carlos Asensio, Emili Blasco, Alfredo Brotons Muñoz, José Antonio Cantón, Rodrigo Carrizo Couto, Pierre Élie Mamou, José Luis Fernández, Fernando Fraga, Germán Gan Quesada, Manuel García Franco, José Antonio García y García, Juan García-Rico, Mario Gerteis, Boris Michael Gruhl, José Guerrero Martín, Fernando Herrero, Bernd Hoppe, Norman Lebrecht, Juan Antonio Llorente, Santiago Martín Bermúdez, Leticia Martín Ruiz, Enrique Martínez Miura, Aurelio Martínez Seco, Blas Matamoro, Marco Antonio Molín Ruiz, Juan Carlos Moreno, Antonio Muñoz Molina, Manuel Navarro Martínez. Rafael Ortega Basagoiti, Josep Pascual, Enrique Pérez Adrián, José Luis Pérez de Arteaga, Javier Pérez Senz, Paolo Petazzi, Francisco Ramos, Elisa Rapado, Arturo Reverter, Jaime Rodríguez Pombo, Justo Romero, Pablo Sanz, Pedro Sarmiento, Bruno Serrou, Carlos Singer, José Luis Téllez, Asier Vallejo Ugarte, Claire Vaquero Williams, Pablo J. Vayón, Albert Vilardell, Carlos Vílchez Negrín. Traducciones: Rafael Banús Irusta, Blas Matamoro y Ruth Zauner (alemán) - Enrique Martínez Miura (italiano) - Barbara McShane (inglés) Juan Manuel Viana (francés) Impreso en papel 100% libre de cloro PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN: por un año (11 Números) España (incluido Canarias) 65 €. Europa: 100 €. EE.UU y Canadá 115 €. Méjico, América Central y del Sur 120 €. Esta revista es miembro de ARCE, Asociación de Revistas Culturales de España, y de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos. SCHERZO es una publicación de carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún organismo público ni privado. La dirección respeta la libertad de expresión de sus colaboradores. Los textos firmados son de exclusiva responsabilidad de los firmantes, no siendo por tanto opinión oficial de la revista. Esta revista ha recibido una ayuda de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas para su difusión en bibliotecas, centros culturales y universidades de España. 1 OPINIÓN OPINIÓN EDITORIAL 2 MITOLOGÍA L os meses recientes han sido duros para la lírica, que ha perdido unas cuantas figuras bien significativas por una u otra razón: Régine Crespin, Teresa Stich-Randall, Nicola Zaccaria, Rose Bampton, Jerry Hadley y —el más mediático de todos— Luciano Pavarotti. Crespin era el epítome de la seriedad y la inteligencia, tan ciertas que hasta podría decirse que el rigor oscureció un tanto su carrera aunque cualquier aficionado no pueda sino agradecérselo, pues también gracias a él la soprano francesa quedará para siempre como una de las grandísimas de nuestro tiempo. Teresa Stich-Randall fue una mezcla de exquisitez y estilo, un poco a la sombra de la Schwarzkopf o la Seefried pero con la suficiente personalidad como para afirmarse con seguridad a lo largo de su trayectoria. Una y otra habrán hecho pensar a más de un aficionado en un tiempo ido que, según sea su carácter, creerá imposible de volver a ver o quizá reeditado por las estrellas ascendentes de ese hoy tan inmediato en el que el triunfo debe empezar enseguida, pues el sistema, sobre todo en su traducción discográfica, necesita de una renovación casi permanente si se pretende seguir con el negocio abierto. Bampton era una reliquia de tiempos muy lejanos y Hadley un ejemplo de mala suerte en nuestros días, mientras Zaccaria fue la solidez y el oficio. Luciano Pavarotti representaba una relación no siempre sana con la popularidad que ha llevado a hablar de su influencia junto a Carreras y Domingo en el crecimiento de la afición por la lírica, cuestión esta bien discutible por más que los 23 millones de discos vendidos de aquel acontecimiento mediático de los tres tenores puedan hacer pensar lo contrario. Nada que ver con la ópera como ese espectáculo total que es y con las exigencias que plantea a quienes a él acuden. A eso habría que añadir el deterioro progresivo de lo que fue una voz milagrosa, sus relaciones comerciales con el pop y otras músicas ligeras a las que nada aportó y de las que tampoco aprendería sino unas cuantas nociones de falso glamour. Lo cual nos lleva a pensar en la inutilidad de estos maridajes de ocasión entre músicas de distintas procedencias y diferentes intenciones, cada una con sus características, sus virtudes, sus defectos y sus públicos. Curiosamente el invento da dinero pero no produce efecto catequizador alguno. Ningún aficionado a la ópera estimará más a Sting por oírle cantar junto a Pavarotti y nadie que se desenvuelva en el pop se verá animado a comprarse una entrada para escuchar Aida tras esa experiencia, como ahora se diría, de transversalidad cultural. Afortunadamente, lo que quedará de Pavarotti será lo que le hizo grande, la hermosura de su voz, la grandeza de su arte y la luminosidad que otorgaba a sus interpretaciones. No diremos aquí si fue peor o mejor que otros —ya sabemos que los operófilos tienen, siempre con razón, sus filias y sus fobias, tantas veces excluyentes— pero sí que fue enorme y no sólo en lo físico. El mundo del marketing cultural deberá buscarle ahora un sucesor que seguramente vaya de la mano de ese otro mundo real que constituye el público de los teatros. Él señaló con el dedo a Juan Diego Flórez, otros hablan de Rolando Villazón, ambos bien establecidos como vendedores de discos y con ese punto de atractivo personal sin el que hoy no se triunfa. A ellos les toca responder a esas expectativas y suceder a Pavarotti como uno de los dos mitos vivientes del mundo de la ópera en su versión masculina. El otro sigue en activo y se llama Plácido Domingo. OPINIÓN Nº 223 - Octubre 2007 - SCHERZO REVISTA DE MÚSICA $xR;;,,12FWXEUHĄ La música extremada DO S I E R Temporadas de ópera ENCUENTROS ADEFESIOS Mario Gas AC T UA L I DA D Diseño de portada Argonauta Foto portada: Juan Lucas José Bros REFERENCIAS Variaciones Enigma de Elgar JAZZ John Scofield Edita: SCHERZO EDITORIAL S.L. C/Cartagena, 10. 1º C 28028 MADRID Teléfono: 913 567 622 FAX: 917 261 864 Internet: www.scherzo.es E mail: Redacción: [email protected] Administración: [email protected] Presidente: Santiago Martín Bermúdez REVISTA DE MÚSICA Director: Luis Suñén Redactor Jefe: Enrique Martínez Miura Edición: Arantza Quintanilla Maquetación: Iván Pascual Fotografía: Rafa Martín Secciones Discos: Juan Manuel Viana Educación: Pedro Sarmiento Jazz: Pablo Sanz Libros: Enrique Martínez Miura Página Web: Iván Pascual Consejo de Dirección: Javier Alfaya, Manuel García Franco, Santiago Martín Bermúdez, Enrique Pérez Adrián, Pablo Queipo de Llano Ocaña, Arturo Reverter Departamento Económico: José Antonio Andújar Departamento de publicidad Cristina García-Ramos (coordinación) [email protected] Magdalena Manzanares [email protected] DOBLE ESPACIO S.A. [email protected] Relaciones externas: Barbara McShane Suscripciones y distribución: Choni Herrera [email protected] Colaboradores: Cristina García-Ramos Impresión SAN GERMÁN Depósito Legal: M-41822-1985 ISSN: 0213-4802 Scherzo Editorial, S. L. , a los efectos previstos en el artículo 32.1, párrafo segundo del vigente TRLPI, se opone expresamente a que cualquiera de las páginas de Scherzo-Revista de música, o partes de ellas , sean utilizadas para la realización de resúmenes de prensa. Cualquier acto de explotación (reproducción, distribución, comunicación pública, puesta a disposición, etc.) de la totalidad o parte de las páginas de ScherzoRevista de música, precisará de la oportuna autorización, que será concedida por CEDRO mediante licencia dentro de los límites establecidos en ella. © Scherzo Editorial S.L. Reservados todos los derechos. Se prohíbe la reproducción total o parcial por ningún medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabados, o cualquier otro sistema, de los artículos aparecidos en esta publicación sin la autorización expresa por escrito del titular del Copyright. E n la querida Radio Clásica, y en un programa que procuro no perderme, La noche cromática, tuve hace poco una de las experiencias más abismales de mi vida, musicalmente hablando: Luciano Pavarotti cantaba no recuerdo qué pieza religiosa de Bizet a dúo con Mónica Naranjo, con un fondo de voces infantiles. Durante la lenta recuperación me dio por pensar en las incursiones, generalmente desdichadas, de los artistas clásicos o serios —por llamarlos de alguna manera— en la música popular. En cuanto se aventuran unos pasos fuera del reino en el que son sublimes se desploman sin remedio en lo barato y lo grotesco, en el kitsch más indigesto. Comparado con Pavarotti Plácido Domingo tiene una solemnidad a lo Furtwängler, pero quien ha tenido la suerte de escucharlo cantar a Wagner o a Verdi o al Mozart de Idomeneo roza el colapso cardíaco cuando lo oye atreverse con una canción del repertorio popular americano. Esas canciones nacieron en la edad del micrófono, y están hechas para ser enunciadas con la inflexiones del habla en la distancia corta de un club: Domingo las vocifera como para atronar un estadio. Como pianista y como director de orquesta Daniel Barenboim suele ser admirable. Pero ese hombre capaz de dirigir impetuosamente y sin partitura Tristán e Isolda hace un disco de homenaje a Duke Ellington y nos parece que escuchamos a un pianista más bien frívolo y bastante mecánico en el bar de un hotel. No ocurre así en sentido inverso. Keith Jarrett ha sido uno de los grandes improvisadores del jazz, pero supo saltar con maestría de la máxima libertad a la disciplina meticulosa de los Preludios y fugas de Shostakovich. Keith Jarrett elige la senda estrecha del rigor absoluto: John Lewis se acerca a Bach con una mezcla deslumbrante de fidelidad y de libre albedrío, que le hace pensar a uno en la música que imaginaría Horowitz cuando después de un recital en el Carnegie Hall tomaba un taxi a Harlem para escuchar a Art Tatum. Bach hierve de swing en los viejos discos de John Lewis y del Modern Jazz Quartet: el swing estalla gloriosamente en Grieg y Chaikovski cuando la orquesta de Duke Ellington toca las suites arregladas por Billy Strayhorn, que sabe jugar calculadamente con el kitsch, complacerse en él y trascenderlo con una ironía nada ajena a la tantos compositores clásicos. Montserrat Caballé es ridícula cantando Hijo de la luna, o aquel engendro de agudos histéricos sobre Barcelona que compartió con Freddy Mercury; pero Ginesa Ortega o Carmen Linares preservan íntegra la nobleza antigua del flamenco en El amor brujo. Incluso acompañados por lánguidas secciones de cuerdas —ellos imaginaban que eso los hacía más distinguidos— mantuvieron Charlie Parker o Billie Holiday la originalidad de su arte. Habrá alguna explicación para esta discordancia, pero yo tengo una sospecha. El pianista de jazz, el cantaor flamenco, se acercan a la música con respeto, incluso con reverencia; el artista clásico es condescendiente en el fondo, no presta demasiada atención. Y en cuanto se aparta un milímetro de la seguridad de lo sabido naufraga en el mal gusto. Aunque ahora me pregunto si ese dúo entre Pavarotti y Mónica Naranjo bañado en voces de niños no lo escuché en un mal sueño… Antonio Muñoz Molina 3 O AP GIENNI D ÓA N Música reservata HORIZONTAL Y VERTICAL M 4 plicación del punto de vista: las palabras del individuo expresadas por seis voces que restituyen un espacio armónico constante anclado en el tiempo de la palabra (los dos primeros versos de un soneto de Petrarca) y no en el tiempo musical, para arribar a la dominante mayor en el tercer verso: conceptualmente, el artificio no difiere del comienzo de Das Rheingold, pero aquí, en ausencia de la palabra, el significado se desvanece y la constancia del acorde devuelve el tiempo en su estado primordial (en bruto, cabría decir), como un flujo indiferenciado cuyo transcurso, paradójicamente, se percibe como coágulo. Pero la oposición estructural entre horizontalidad y verticalidad comienza su disolución con Webern, y a partir de ahí se precisan definiciones nuevas. El s. XX. ha desarrollado formas armónicas no funcionales de Scriabin a Messiaen (o por mejor decir: con una funcionalidad no dinámica en el sentido tradicional), y el concepto mismo de armonía asume significados cambiantes: hoy es posible hablar de una melodía de armonías, el encadenamiento de los acordes puede efectuarse al margen de toda gramática normalizada, y los agregados carecer de una perspectiva jerárquica. La idea de armonía funcional ha sido sustituida por la de dominio armónico, entendiendo por tal un ámbito o un conjunto de alturas que puede proyectarse en cualquier dirección: la serie de obras que Luciano Berio titulase Sequenza parten de la idea de mostrar en continuidad lo que fuera concebido en simultaneidad, trasmutando el sentido del texto clásico. La superposición se desdobla en yuxtaposición, y el contrapunto se realiza en un dominio puramente virtual, teórico: la memoria del intérprete, quizá también la del espectador. Una anticipación se encuentra, de algún modo, en los corales de Bach: la armonía es de una riqueza sorprendente y arriba a soluciones insólitas, cual es el caso de las múltiples versiones de la melodía O Haupt voll Blut und Wunden (entre las que destaca por derecho propio la conclusión en dominante del nº 72 de la Matthäus-Passion), pero cualquiera de ellas puede reclamarse con idéntico derecho como un ejercicio de contrapunto a cuatro voces de belleza melódica verdaderamente insuperable: resulta imposible destacar una dimensión sobre la otra. Paradigma y sintagma: la armonía como metáfora (paradigma), el contrapunto como expresión de la contigüidad metonímica (sintagma). Las dimensiones de la música —que en último extremo son las del lenguaje— condensan la dialéctica del sentido y el sinsentido, del orden y del caos. De ahí la interrogación de la música, su enigma. Darin Marshall itología del cosmos como emanación de la divinidad: la música como destilación discursiva del monolito de la armonía (el Acorde como origen del mundo). Pero también: la armonía como congelación instantánea de la dilatación melódica, la multiplicidad de los sonidos posibles cristalizada en un hipersonido único que los contiene pero que precisa de la expansión de las dimensiones temporales para manifestarse: la divinidad (la Música) como cristalización instantánea (e ideal) de la ubicuidad polifónica. Idealismo: la articulación sonora como extensión de una realidad previa e intemporal (la tonalidad precede al discurso). Materialismo: la armonía, en tanto que abstracción extrapolable del fluir contrapuntístico (sólo el flujo sonoro puede explicar la jerarquía de las resonancias). La armonía propone un absoluto del que nace y al que regresa el discurso (el universo cíclico): el contrapunto solamente precisa la inmanencia de su transcurrir (el universo en expansión continua). El contrapunto reclama la multiplicidad modal, la armonía, la sistemática de la particularidad (Einstein y Newton: pero también Platón y Aristóteles). Armonía: orden de lo simultáneo. Melodía: orden de lo sucesivo. Contrapunto: superposición de sucesiones entre las que se establecen interdependencias merced a simultaneidades sucesivas. El romanticismo tardío generó una música basada, en último término, en un contrapunto (el acorde de Tristan como encuentro de un motivo descendente y otro ascendente: congelación del tiempo, eternidad de una función armónica no discernible), ramificándose hasta extremos desusados (Schoenberg: Pelléas et Mélisande). La tonalidad tiende hacia la indefinición, diluyendo la disonancia y difuminando la lógica de su resolubilidad. La armonía renace así como una dimensión del color: el acorde de Tristan es irreconocible con otra orquestación, y tan sólo la lectura puede rescatarlo, por ejemplo, del compás 18 de Pelléas et Mélisande. La inconcreción del cromatismo es el gesto definitorio de una poética que culminará en la abstracción expresionista: el cubismo, por el contrario, reclama un diatonismo que reivindica la disonancia, no como tensión previa al equilibrio, sino como estallido irresoluble y autosuficiente (Stravinski: Le sacre). La politonalidad equivale a la fragmentación analítica del objeto, representado desde varias perspectivas superpuestas: inversión entre el orden de lo sucesivo y el orden de lo simultáneo que caracteriza los más cualificados lenguajes del s. XX. La inmovilidad armónica como trasunto figuralista de la quietud nocturna (Monteverdi: Hor che’l cel e la terra), una quietud en la que, empero, no hay espacio para el reposo espiritual: empleo simbólico del modo menor (la), quizá uno de los ejemplos más tempranos y representativos, por sistemático. Difracción del sujeto y multi- José Luis Téllez O AP GIENNI D ÓA N Prismas A UN VIEJO MAESTRO R ealmente se han muerto dos de los grandes del cine este verano, Michelangelo Antonioni e Ingmar Bergman, a lo que he de añadir otra muerte, más mía, la de mi viejo y querido amigo Miguel Salabert, un excelente novelista, magnífico traductor y ensayista, que luchó cuatro años y pico contra un cáncer con una admirable entereza. De vez en cuando iba a nuestros conciertos del Ciclo de Grandes Intérpretes y además fue a la primera persona a la que le oí hablar de una estupenda pianista llamada Rosa Torres-Pardo, que además era su sobrina. Era uno de los últimos que quedaban en pie de un pequeño grupo de periodistas que tratamos de servir a la democracia que se nos negaba en unas revistas que se llamaron Triunfo, Realidades, Cuadernos para el diálogo, La Calle y un brevísimo etc., de las que no se acuerda casi nadie. Miguel amaba la música y escribía muy bien. Tiene un libro estupendo sobre Julio Verne que apareció en una editorial cuyo nombre no recuerdo y que después, en edición corregida y aumentada, publicó Alianza. La última vez que le vi fue una tarde de verano hace poco más de un año, cuando Rosa y yo fuimos a visitarlo. Miguel, como yo, detestaba la nostalgia porque sabía muy bien que cualquier tiempo pasado en este país fue peor por mediocre que sea a veces el presente; al menos ahora duermes en paz, sin pensar que el timbre que suena a deshora, de madrugada, no anuncia a la siniestra Brigada Político-Social sino a un despistado que se confunde de piso. A él le gustaba, también como a mí, el cine de Bergman y de Antonioni, como el de Buñuel o el de Fellini. Tenía dos ídolos literarios, Louis-Ferdinad Céline, al que había conocido y tratado, y al Joyce de Ulysses y de Finnegan’s Wake, que soñaba con traducir al español. Nunca lo hizo pero sí tradujo admirablemente a Flaubert y revisó con una escrupulosidad intelectual infinita viejas traducciones de Jean Paul Sartre al cual también había conocido en el París anterior a la “nouvelle vague”, cuando era amigo de Florence Malraux y de Lucien Goldmann y participaba en los Encuentros de Rouyamont. Aquella vez, la última en que lo vi, le pregunté si quería escuchar a Brendel y me respondió que si, por supuesto. No pudo venir porque la muerte estaba ya muy cerca y se perdió el más bello recital que he escuchado en mi vida. Aún hablé otra vez con él, por teléfono, y una vez más nos negamos a hablar de los amigos muertos y de los que reniegan de su pasado. Allá ellos. Empecé a hablar de cine porque quería dedicar unas palabras a Bergmann, pero me ha salido el homenaje a un amigo al que quise mucho y que vivirá conmigo hasta que para mí también se apague la luz. No lo siento. Javier Alfaya 5 TEMPORADA 2007/2008 JOSEP PONS DIRECTOR ARTÍSTICO Y TITULAR /cRWb]`W] <OQW]\OZ RS ;aWQO @S\]dOQW\ RSOP]\]a ORQUESTA Y CORO NACIONALES DE ESPAÑA <cSd]aOP]\OR]a( RSZ$OZ!RS\]dWS[P`S DS\bOZWP`SRSZ]QOZWRORSa RSb]R]a Z]aQ]\QWS`b]aRSZObS[^]`ORO( RSaRSSZ"RSRWQWS[P`S :cUO`SaRSdS\bO( /cRWb]`W]<OQW]\OZRS;aWQOBSOb`]RS :OHO`hcSZOBSOb`]>Od\BSOb`];O`O 5cS``S`]gBSOb`]DOZZS7\QZt\ ;taW\T]`[OQW\( BSZ('!!% ! 3[OWZ(]Q\S.W\OS[[QcSa ESP(Vbb^(]Q\S[QcSa /dO\QSaRS^`]U`O[OQW\ S\SZ/cRWb]`W]<OQW]\OZRS;aWQO. Ï^S`O :S]\]`O BSOb`] @SOZ !G$23=1BC0@3 23 % B3/B@=@3/: =`_cSabOg1]`]<OQW]\OZSaRS3a^OO 7d]`0]Zb]\RW`SQb]` 3[[ODSbbS`a]^`O\]:S]\]`S AbS^VS\5]cZRbS\]`4Z]`SabO\ :Oc`S\b<O]c`WPO`b]\]>WhO``] /ZT`SR@SWbS`POX]@]QQ] <]`[O\@SW\VO`RbbS\]`8O_cW\] 7aOPSZ;]\O`a]^`O\];O`hSZZW\S 2]\4S`\O\R]ORSbS`[W\O` :cReWUdO\0SSbV]dS\ :S]\]`S:S]\]`O dS`aW\RSQ]\QWS`b] 3\Q]^`]RcQQW\Q]\SZBSOb`]@SOZ >`SQW]aRSaRS "Sc`]a4]`[ORSdS\bO(bO_cWZZOa RSZBSOb`]@SOZbSZST\WQO' ""&"&SW\bS`\Sb eeebSOb`]`SOZQ][ BSOb`]@SOZ ;OR`WR8OdWS`RSZ@SOZ /cRWb]`W]" 8]a{:cWa;c\WQW] 7\OcUc`OQW\ RS bS[^]`ORO 12;1 1S\b`]^O`OZO2WTcaW\RSZO;aWQO1]\bS[^]`t\SO 23=1BC0@3 23 %'!6 ;CA3=</17=</:13<B@=23 /@B3 @37</A=4Ë/ /C27B=@7=" 1]\QWS`b] 7\OcUc`OZ =`_cSabO<OQW]\OZRS3a^OO 0SOb4c``S`RW`SQb]` 3RUO`DO`|aS 2{aS`ba 5WOQW\b]AQSZaW /\OVWb 0SOb 4c``S` >VO]a 1O\bW\]bbc`\W 3\Q]^`]RcQQW\Q]\SZ12;1 3\b`OROZWP`SVOabOQ][^ZSbO`OT]`] CON NOMBRE PROPIO CON NOMBRE Puro belcanto Javier del Real PROPIO JOSÉ BROS A 8 comienzos de la década anterior un tenor catalán comenzó, paso a paso, a imponer su presencia. Destacó en temporadas baleares en pertichini aprovechables como L’Incredibile de Andrea Chénier o el Remendado de Carmen. Pronto se comprobó que aquel cantante de afectuoso por no decir bello instrumento lírico-ligero merecía mejores empeños. Era una voz capaz de improvisar sinuosas medias voces y proclive a destacar el canto elegíaco, muy bien apoyada y con una emisión fácil y desprendida, capaz de correr convenientemente por la gama desde el grave al agudo. Su especial cuidado por el canto, distribuido magistralmente entre el forte, el mezzoforte y el piano, saltó a la vista (al oído, mejor dicho) cuando interpretó en Valencia en 1993, sesión de concierto, en medio de una turba CON NOMBRE PROPIO Luciano Romano JOSÉ BROS de gloriosos veteranos (Taddei, Scotto, Cossotto, Vinco) el Fenton verdiano de Falstaff, parte ideal donde las haya para exhibir aquellas imprescindibles, pero no siempre disfrutadas, capacidades canoras. Poco después, en Múnich, con un donizettiano Percy de Anna Bolena volvía a refrendar esa envidiable disposición junto a la diva Gruberova, a la que enseñaba no poco, si ésta se molestara en escuchar, lo que son los secretos del belcanto. Su actuación fue espectacular, desde el sublime Da quel dì che lei perduta al no menos mórbido Fin dall’età più tenera del terceto, en parte en la que no es suficiente tener voz para darle el contenido específico. Fue casi como si el mítico Rubini hubiese revivido. Se habla, por supuesto, del tenor barcelonés José Bros. Bros de inmediato se convirtió en ideal intérprete del belcantismo romántico: los bellinianos Elvino, Orombello, luego Arturo y el oneroso Gualtiero de Il pirata; los donizettianos Leicester, Devereux, Edgardo, Ernesto, Nemorino, Carlo de Linda de Chamounix, Gennaro y los agudísimos Fernando y Tonio (el bergamasco es hasta el momento su compositor más electivo); los verdianos Duque de Mantua y Alfredo; el bizetiano Nadir, el gounodiano Fausto o los massenetianos Des Grieux y Werther; los mozartianos Madrid. Teatro Real. 5-X-2007. José Bros, tenor.Orquesta Sinfónica de Madrid. Director: Friedrich Haider. Recital Lírico. Tamino, Ferrando, Belmonte y Ottavio, con una acertada incursión al verismo edulcorado del Fritz de Mascagni y con un Rossini, Belfiore de Il viaggio a Reims, quizás anuncio de futuras personificaciones. En todos ellos nunca faltó la exquisitez del planteo y la magistral resolución, por medio de un canto cuidadísimo en el detalle, brillante en la exposición, que le pone en camino de convertirse en inevitable referencia canora. Como Alfredo Kraus con el que el catalán comparte mucho repertorio, incluido el zarzuelístico, ya que Bros es asimismo un excelente intérprete de zarzuela, encontrando su mejor testimonio como Javier Moreno de Luisa Fernanda o en Fernando de Doña Francisquita. La voz últimamente ensanchada, sin perder colorido ni facilidad pero obligándole a un mayor control del vibrato en las notas agudas, puede anunciar futura ampliación de repertorio, siempre la elección certera, dada la inteligente carrera que está llevando tan modélico profesional. Fernando Fraga DISCOGRAFÍA SELECCIONADA BELLINI: La sonnambula. E. GRUBEROVA, R. SCANDIUZZI. RADIO DE MÚNICH. M. VIOTTI. Nightingale, 1998. — E. MEI, G. PRESTIA. MAGGIO MUSICALE FIORENTINO, D. OREN. F. TIEZZI. DVD TDK, 2004. DONIZETTI: Anna Bolena. E. GRUBEROVA, D. ZIEGLER, S. PALATCHI. RADIO HÚNGARA, E. BONCOMPAGNI. Nightingale, 1994. — Lucia di Lammermoor. M. DEVIA, R. FRONTALI, C. COLOMBARA. MAGGIO MUSICALE FIORENTINO, Z. MEHTA. Foné, 1996. — Roberto Devereux. N. MIRICIOIU, S. GANASSI, R. FRONTALI. COVENT GARDEN, M. BENINI. Opera Rara, 2002. DUBOIS: Las siete palabras de Cristo. M. GALLEGO, J. PONS. SINFÓNICA DE BALEARES CIUDAD DE PALMA, S. BROTONS. Discmedi, 1998. MASCAGNI: L’amico Fritz. D. THEODOSSIOU, S. PACHECO-QUINTERO, A. PALIAGA. CITTÀ LIRICA LIVORNO, R. TOLOMELLI. S. MARCHINI. Kicco Classics, 2002. MORENO TORROBA: Luisa Fernanda. P. DOMINGO, N. HERRERA, M. CANTARERO, R. PIEROTTI. TEATRO REAL DE MADRID, J. LÓPEZ COBOS. CD D. G.- DVD, 2006. ROSSINI: Il viaggio a Reims. E. DE LA MERCED, M. BAYO, M. CANTARERO, K. TARVER, S. ORFILA Y OTROS. LICEO DE BARCELONA, J. LÓPEZ COBOS- S. BELBEL. DVD TDK, 2003. VERDI: La traviata. N. AMSELLEM, R. BRUSON. TEATRO REAL DE MADRID, J. LÓPEZ COBOS. DVD Opus Arte, 2006. RECITAL DE ZARZUELA. Páginas de El caserío, Doña Francisquita, Luisa Fernanda, El último romántico, El huésped del sevillano. MARÍA GALLEGO, soprano. ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID, D. GIMÉNEZ CARRERAS. Discmedi, 2005. 9 9- #A343% % 7;3 % 7;3 ¬¨l¬¨Ú4¬¨îÚ%ÐbvÓÜÐJ J¨vÚJÐl¨ £¬v¨Ú ¬¬»vÐ ÓÐJvÚ.JУ¬¨bÚ%ÐbvÓÜÐJ HåX¨Ú"vÜJ ¨¨ÓÚ3Jl¬Ú4¬¨îÚ%ÐbvÓÜÐJ 4JJÐÚ%ÐJ£¬ "3 #%A"3 #3Ú4¨¬¨v¬ÐbvÓÜvÐ ÐÓܬ»Ú묨ڬ¨K¨î %ÐÅåvÓÜÐJÚlvÚ JlJÅåwÓ v¨¨JlîÚ3¬òlvÓÜëv¨Óî ¨¨v~4¬»vÚ"åÜÜvÐ J£XvÐÜÚ%ÐÓ %ÐÅåvÓÜÐJÚ4¨®¨bJÚ l¬ÚÓÜJl¬ÚlvÚ4W¬Ú.Jå¬ ¬¨Ú#vÓb¨ #3% ¬¨l¬¨Ú4¬¨îÚ%ÐbvÓÜÐJ 4ÐÚ¬¨Ú¬ÜÚJÐl¨vÐ #vìÚE¬ÐÚ.JУ¬¨b J¨ÚXvÐÜ ëåv¨ÚÓÓ¨ 33% "3 ¬Óܬ¨Ú4¬¨îÚ%ÐbvÓÜÐJ J£vÓÚvë¨v %ÐÅåvÓÜJÚJУ¨bJÚlvÚ%Ó¬ åJÚ.vJÚ4JÐJÓÜv ¬¨l¬¨Ú.JУ¬¨bÚ%ÐbvÓÜÐJ AJl£ÐÚåЬìÓ #3% Bv¨vÐÚ.JУ¬¨vÐ ¬Ð¨Ú"JJòv ½" ¾ 3¬îJÚ ¬¨bvÐÜvX¬åìÚ%ÐbvÓÜÐJ "JÐÓÓÚJ¨Ó¬¨Ó vШvÐÚ.JУ¬¨vÐÚ ½b¬¨bvÐܬÓÚvíÜÐJ¬Ðl¨JЬӾ 4ÐÚ4£¬¨Ú3JÜÜv "ÜÓå¬Ú;blJ J¨vÚJÐv¨X¬£ ¬ÓÚ#ª¬ÓÚ J¨Ü¬ÐvÓÚlvÚAv¨J "3H% 33% Ðv¨ÜJ¨¬Ú2åJÐÜvÜÚÙÚJëvÐÚ.vÐJ¨vÓ .Jlv»JÚ%ÐbvÓÜÐJ ÐÓܬ»ÚÓbv¨XJb v¬¨lJÓÚJëJ¬Ó ½" ¾ bbJlv£JÚ#Jò¬¨JvÚlÚ4J¨ÜJÚ vbJ ¨Ü¬¨¬Ú.J»»J¨¬ ÐÓÜJ¨Ú7vÜòJ vìJ¨lJåÓ¬ÐbvÓÜvÐÚv»ò 3bbJÐl¬Ú Jî J¨ÚJ¨ "3H% .JУ¬¨JÚ%ÐbvÓÜÐJ ÓJ~.vJÚ4J¬¨v¨ "ÜÓå¬Ú;blJ "l¬Ð 3 "¬¨ÜÐvJÚ4¬¨îÚ%ÐbvÓÜÐJ v¨ÜÚ#JJ¨¬ " E % bJlv£îÚ¬Ú4ÜÀÚ"JÐܨڨÚÜvÚvlÓ ½ôÚ¨ëvÐÓJЬ¾ 3 #vìÚB¬ÐlÚ4¬¨îÚ½7.¾ "bJvÚ7Ó¬¨Ú7¬£JÓ åÓÜJëÚ"JvÐÚåv¨l¬ÐbvÓÜvÐ ¨Ü¬¨¬Ú.J»»J¨¬ %ÐÅåvÓÜÐJÚlvÚ JlJÅåwÓ J¨J¨lÐvJÚ#¬ÓvlJ ¨¬JÚÐÜvÜJ " E % ¬¨bvÐܬÓÚÊ.¬l¬ÚÓ»Jª¬Ë ¬¨l¬¨Ú4¬¨îÚ%ÐbvÓÜÐJ ¬ÐJÚ3J£¬ÓiÚ.JX¬Ú¬¨òKvò 3¬ÓJÚ7¬ÐÐvÓÚ.JÐl¬iÚl¬¬ÚåÜwÐÐvò ¬¨l¬¨Ú4¬¨îÚ%ÐbvÓÜÐJ J¨vÚJÐl¨ JvÜÚlvÚ7vJÜЬÚ"JШÓîÚ½7.¾ ;#% JÚ%ÐÅåvÓÜÐJÚlvÚJÚ ¬£å¨ÜJÜÚAJv¨bJ¨J HåX¨Ú"vÜJ 4ÐÚ#vëvÚ"JÐШvÐÚ½{Ú¨ëvÐÓJЬ¾ ;% #vÜvÐJ¨lÓÚ.JУ¬¨bÚ%ÐbvÓÜÐJ EJ¬ëÚÐvòXvÐ 4ÜJJÜÓJ»vvÚvШ J¨vÚJÐv¨X¬£ '»vÐJÚlvÚ7vJÜЬÚ"JШÓîÚ½7.¾ AJvÐîÚvÐvë ;#% .JУ¬¨JÚ%ÐbvÓÜÐJ ÓJ~.vJÚ4J¬¨v¨ ;B8/ ;Zhi^kVa YZ Bh^XV YZ 8VcVg^Vh IE</IZVigdEgZo<VaYh 9^hZd/ BVc^\jV C #A343% ìììÀXvУåÓbJÀvÓ XvУæÓbJ AvKòÅåvòÚ³³iÚ³oÚlbJ ã{ôô³Ú"JlÐl ÜvhÚ½ÃÞ¾Ú©³ÚãØÚôÞ©× JíhÚ½ÃÞ¾Ú©³Ú×Ú©{ô XvУåÓbJVXvУåÓbJÀvÓ AGENDA AGENDA Necrología TIJON NIKOLAIEVICH JRENIKOV H ace ya tiempo, más de diez años, le pregunté a Yuri Temirkanov durante una entrevista si vivía aún Tijon Jrenikov. Me dijo que sí. Bicho malo nunca muere, comenté. ¿Por qué dice usted eso?, me preguntó Temirkanov, extrañado. Le respondí tal vez que Jrenikov era un comisario político de la música, o algo por el estilo, el que dirigió el Sindicato de compositores desde 1948 ¡hasta 1990!, el que condenó a Stravinski por orden del Kremlin, con campañas venenosas, y que en 1962 fue a recibirlo y lo agasajó porque la orden había cambiado; y lo de Shostakovich, y lo de Prokofiev. Lo que todo el mundo sabe. Pero Temirkanov me dijo algo que me dio que pensar, y que no olvidé nunca: Quizá usted no sepa que Jrenikov salvó a mucha gente del mundo de la música. En la URSS, si había que firmar, se firmaba. No era cuestión de decidir si se firmaba o no, había que firmar. Había que seguir la consigna, la orden. Y no se podían componer ciertas cosas. Y Jrenikov actuó durante años como alguien que apaga fuegos, que protege a sus colegas. Firma esto, camarada; no compongas, camarada, etc. Hay que tener en cuenta que nunca se fusiló ni se deportó a un compositor durante los años de Stalin. De la literatura, el teatro y el cine no se puede decir lo mismo. Ha pasado mucho tiempo, quizá le atribuyo a Temirkanov palabras que no dijo, pero no falseo en modo alguno lo que me contó. Aquello fue para mí una lección. Demasiado tenía que saberlo, si conocía la trayectoria vital de algunos compositores importantes de la URSS. Recordemos que Shostakovich mantuvo y sostuvo la línea oficial durante el viaje de intercambio cultural de 1949, el mismo que quiso reventar la CIA cultural y que nos cuenta Frances Stonor Saunders en La CIA y la guerra fría cultural (Debate). Recordemos que todos, incluidos Shostakovich y Prokofiev, compusieron loas a Stalin, al sistema y a lo que hiciera falta. Recordemos que, en Testimonio, el propio Shostakovich arremete contra aquéllos que le piden a un soviético de paso por Occidente declaraciones contra esto o aquello como si al volver a casa no fuera a sufrir su integridad por ello. También se ha dicho que Jrenikov era un compositor mediocre. Felizmente, se reconoce que su obra es sólo sencilla. Auric le envidiaba cierta melodía bella y penetrante. En Estados Unidos no habría destacado como mal compositor allá por los años 30 y 40, y en la Europa de posguerra no habría tenido que soportar de la arrogante vanguardia más desprecio que muchos otros músicos no adscritos a esa profesión de fe, desde Poulenc o Dutilleux hasta Henze o el propio Stravinski. Jrenikov pertenecía a la generación de jóvenes que Stalin aupó al poder y en los que se apoyó. Jóvenes, savia nueva. Ya saben lo que eso significa. Pero en un sistema totalitario como aquél quizá hacía falta un camarada que se vistiera de Judas para evitar lo peor a la mayor parte de los amigos y colegas. Qué papel tan duro, caramba. Santiago Martín Bermúdez Con Rachlin y Colom como solistas GIRA SURAMERICANA DE LA OSG D 12 irigida por su titular, Víctor Pablo Pérez y con el violinista Julian Rachlin y el pianista Josep Colom como solistas, la Orquesta Sinfónica de Galicia emprende su primera gira americana, que le llevará a ofrecer diez conciertos en seis ciudades de Chile, Argentina, Brasil y Uruguay con músicas de Falla, Brahms, Stravinski, Bernstein, Rimski-Korsakov y el coruñés Andrés Gaos. El periplo se iniciará en Santiago de Chile y concluirá, el 13 de octubre, en Punta del Este. 223-Pliego 1 24/9/07 11:34 Página 13 AGENDA Aniversario Iniciativa Artística Rolex DIEZ AÑOS DEL TEATRO REAL ZUKERMAN, MENTOR DE CARPENTER Madrid. Teatro Real. 11-X-2007. Remigio, Tro, Siragusa y Vinco Orfeón Donostiarra. Orquesta Sinfónica de Madrid. Director: Jesús López Cobos. Obras de Verdi y Rossini. En Tres Cantos (Madrid) 27 ESTRENOS E l Festival Internacional de Música Contemporánea de Tres Cantos es uno de esos esfuerzos que, fuera de los circuitos habituales, mantiene la voluntad de hacerse escuchar cada vez con mayor fuerza. Este año, en su séptima edición, presenta nada menos que veintisiete estrenos absolutos de forma que seis de cada diez obras interpretadas serán rigurosamente nuevas. En el concierto inaugural se ofrecieron ya dos de ellas, pertenecientes a Alicia Díaz de la Fuente y Manuel Dimbwadyo. A lo largo del mes de octubre, los cuatro conciertos que completan el festival tendrán protagonistas como el Cuarteto Areteia, el violinista Manuel Guillén, la pianista Ana Vega Toscano y el Grupo Vocal Siglo XXI. Tres Cantos. Madrid. Festival Internacional de Música Contemporánea. 7/28-X-2007. www.festivaltrescantos.com Necrología PEDRO ESPINOSA: PASIÓN POR EL PRESENTE C on la muerte de Pedro Espinosa en Las Palmas — había nacido en la localidad grancanaria de Gáldar, en 1934—, se nos va quien ha sido adalid de la música contemporánea en España durante más de cincuenta años. A pesar de su versatilidad como intérprete, su recuerdo irá siempre ligado a haber sido protagonista — por vocación y por facultades— de estrenos entre los que se cuentan las Sonatas nºs 2 y 3 de Pierre Boulez o Pájaros exóticos de Messiaen, así como obras de Barce, González Acilu, Larrauri, García Abril o Bernaola. Fred Cattroll A unque el tango diga que veinte años no son nada diez pueden ser mucho. La historia del nuevo Teatro Real lo pone de manifiesto desde las dificultades del inicio hasta la consecución, hoy, de una más que estimable velocidad de crucero a partir de una programación original y ambiciosa. El coliseo de la Plaza de Oriente celebra su primer decenio con un concierto en el que se interpretarán el Te Deum y el Stabat Mater de las Cuatro piezas sacras de Verdi y el Stabat Mater de Rossini. El director musical del teatro, Jesús López Cobos, dirigirá a la Sinfónica de Madrid, al Orfeón Donostiarra —que también cumple años, ciento diez nada menos— y a un excelente cuarteto solista. R olex ha anunciado la elección del viola de 21 años David Carpenter como nuevo protegido en música en la Iniciativa Artística Rolex para Mentores y Discípulos, programa que vincula a maestros consagrados con artistas emergentes de todo el mundo una relación de mecenazgo diseñada por los propios participantes. Carpenter fue elegido por Zukerman entre tres finalistas que asistían al Instituto de Música de Verano del Centro Nacional de las Artes dirigido por el maestro en Ottawa, Canadá. Mentor y protegido trabajarán y actuarán juntos durante un año. David Aaron Carpenter comenzó a estudiar violín a los seis años y a tomar clases de viola a los 12. Ha estudiado en la Juilliard de Nueva York, en la Escuela de Música de Manhattan, la Academia Chigiana de Siena y la Academia del Festival de Verbier. Actualmente asiste a la Universidad de Princeton donde cursa ciencias políticas. Ganador en 2006 del prestigioso concurso de viola de Naumburg, Carpenter —que estudia actualmente Ciencias Políticas en la Universidad de Princeton— ha tocado en salas americanas como el Carnegie Hall y el Kennedy Center. Pinchas Zukerman, de 59 años, es director musical de la Orquesta del Centro Artístico de Ottawa, Canadá, y preside el programa de interpretación que lleva su nombre en la Escuela de Música de Manhattan. Fue director músical de la Orquesta de Cámara de Saint Paul, en Minnesota, entre 1980 y 1987, y principal director invitado de la Orquesta Sinfónica de Dallas. Zukerman es asiduo intérprete de música de cámara y da recitales con maestros como Itzhak Perlman y Vladimir Ashkenazi, así como con los Zukerman Chamber Players, su quinteto de cuerdas aclamado internacionalmente e integrado por jóvenes LA PALABRA EN LA MÚSICA, LA MÚSICA EN LA PALABRA E n tres tardes del mes de octubre, una del de noviembre y otra de diciembre, se celebrarán debates abiertos acerca de la relación Música/Literatura en la Librería La Central de Madrid, situada en el anexo al Museo Reina Sofía, en la Ronda de Atocha de esta ciudad. Los organizadores son la Fundación y la Revista SCHERZO. Los ponentes proceden de la composición musical y de la creación y difusión de la literatura. Sus intervenciones se producirán a la misma hora, 7 de la tarde, los días siguien- tes: 2 de octubre, Ramón Barce (compositor y escritor); 16 de octubre Tomás Segovia (poeta y ensayista); 30 de octubre Josep Soler (compositor y escritor); 13 de noviembre Miguel Sáenz (traductor y biógrafo de Thomas Bernhard), 18 de diciembre; Manuel Borrás (editor). El propósito de estos Encuentros es llevar a cabo una reflexión en profundidad, personal y, a ser posible, colectiva, acerca de las relaciones, a veces problemáticas, entre Música y Literatura, y del porvenir social de ambas artes. 13 AGENDA Necrología PAVAROTTI, UN TENOR EN TODA REGLA C omo en cualquier renglón de lo humano, hay tenores para todo. Enrico Caruso fue una gloriosa anomalía: un aparato baritonal con agudo tenoril. Los hubo con dotes naturales no especialmente bellas o generosas —Tito Schipa, Alfredo Kraus, Carlo Bergonzi— pero que han quedado como paradigmas de maestría. Y, últimos pero no menos que nadie, los muy favorecidos por la naturaleza que se sometieron y se someten a la ortodoxia de una disciplina sólida y antigua de siglos, de manera que sus instrumentos brillen a la máxima altura: Beniamino Gigli, Jussi Björling, Richard Tucker, Juan Diego Flórez. Luciano Pavarotti, que acaba de cumplir su travesía por este mundo y seguirá haciendo salir el sol cada vez que se escuchen sus grabaciones, pertenece a esta última categoría. Fue, en medida suprema, el tenor de la normalidad tenoril. Pavarotti supo persuadirnos de que cantar es fácil y espontáneo, una suerte de ejercicio deportivo aureolado de generosidad y color. Desde luego, nadie canta como él, por sencillo y veloz que haya sido su estudio con Arrigo Pola y Ettore Campogaliani, sin encuadrarse en una técnica segura, impecable, de suprema eficacia. Un timbre claro y esmaltado, un volumen parejo e impetuoso, una irradiación solar en todos los registros como si fueran el mismo, todo ello se resolvió con un aliento colosal, una dicción minuciosa, una concentración en la riqueza del metal propio, como para acreditar la presencia de El Tenor Italiano. No fue el único ni el primero, pero mantuvo en alto una historia que ahora se convierte en desafío para quienes sumen y sigan. De naturaleza lírica, su voz pudo ir desde el rol de gracia (Nemorino) hasta el netamente lírico (Alfredo, Riccardo en Un ballo in maschera, Edgardo, Rodolfo, Cavaradossi) y avanzar por un repertorio de mayor fuerza (Radamés, Canio, Turiddu, Manrico, Chénier), en el cual triunfó gracias a la suntuosidad de un timbre capaz de hacerse oír en cualquier circunstancia y “correr” por todas las salas del mundo. No desdeñó al Idamante mozartiano, aparentemente fuera de su radio de acción. Prudente, sólo se produjo como Otelo en concierto (Chicago y Nueva York). Llega la hora de exámenes y balances. De fondo, su escogida resonancia los acompañará. Blas Matamoro Necrología ÁNGEL RECASENS: SENCILLO Y GRANDE E 14 l pasado 2 de agosto fallecía Ángel Recasens. Hombre de dilatada experiencia musical, especialmente dedicado a la pedagogía y a la música coral, se marchó tal y como había vivido, con la sencillez y el recogimiento que solamente es privilegio de aquellos verdaderamente entregados a su vocación. Junto a su hijo Albert, musicólogo de sólida formación, proyectaba y llevaba a cabo conciertos y grabaciones en los que sacaba a la luz joyas de nuestro pasado musical inmerecidamente olvidadas. Nacido en Cambrils (Tarragona) en 1938, ingresó en la Escolanía de Montserrat a los 10 años de edad. Allí acuñó sin duda el germen de su futura dedicación a la música coral. Sus maestros Anselm Ferré y David Pujol serían los primeros de una larga serie que, tras su paso por el Conservatorio del Liceo barcelonés, se vería completada con los pianistas Fructuós Piqué y Alexandre Ribó, con el compositor Frederic Musset y con el chelista y director Anto- nio Janigro, quien le encaminó especialmente hacia el mundo de la dirección. Al mismo tiempo trasluce su preocupación por la pedagogía con la fundación de varias escuelas de música y del Conservatorio Profesional de Música de Vila-seca. La natural evolución le condujo en los últimos años a dedicarse casi por completo a su gran pasión: el repertorio musical del tardo-renacimiento y el barroco español. Para ello cuidaba especialmente la elección de las voces en función del repertorio, lo que le valió elogiosos comentarios de la crítica especializada a lo largo de toda su carrera, en especial con La Capilla Príncipe de Viana, el Viana Consort y La Grande Chapelle, sus postreras agrupaciones con las que nos ha dejado una herencia musical de una sencillez ejemplar, de un rigor absoluto y de una religiosa inspiración. Juan Carlos Asensio Invierta en joyas. Es el momento. 100 cds con la obra integral de Beethoven 99€ Toda la obra del genial Ludwig van Beethoven en 85 cds magistrales más 15 cds con grabaciones históricas de referencia. Fürtwangler, Oistrakh, von Karajan, E. Schwarzkopf… Directores, intérpretes, orquestas... 100 cds que son una joya de la música del gran compositor alemán, por sólo 99 euros. Lo encontrará en su espacio de música de El Corte Inglés. AGENDA Del Liceu al Palau E n un mundo cada vez más dominado por Internet, los jóvenes intérpretes lo tienen cada vez más crudo para darse a conocer. Las descargas digitales aún no se han generalizado en el ámbito clásico y, aunque cada vez son más los nuevos valores de la música que apuestan por divulgar sus propias grabaciones a través de la red, la mejor manera de llegar al público es dando conciertos Pero, salvo excepciones, las puertas de los grandes auditorios suelen estar cerradas a las nuevas generaciones, a menos que cuenten con el apoyo mediático de algunas de las multinacionales del disco, que, por cierto, no están tan al borde de la extinción como algunos pretenden. Ante este panorama, cobra especial relieve una feliz iniciativa de la Fundació Orfeó Català-Palau de la Música, mitad concurso, mitad ciclo de conciertos: El Primer Palau. Su objetivo no es otro que hacer cumplir un sueño que acarician los jóvenes valores: debutar en el Palau de la Música Catalana. La competencia es dura y las posibilidades de pisar por primera vez el escenario del auditorio modernista de Lluís Domènech i Montaner se cuentan con los dedos de una mano. Este año, los afortunados son once solistas, de entre 14 y 27 años, con nacionalidad o residencia en España. Nervios, ilusión y muchas ganas de triunfar. Los participantes saben que, además de darse el gustazo de debutar en la emblemática sala, optan al premio El Primer Palau y al premio de la crítica. Los intérpretes, de entre 14 y 27 años, con nacionalidad o residencia en España, actuarán en cuatro conciertos programados hasta el 17 de octubre, con localidades al precio único de diez euros. El ciclo se abrió el pasado 26 de septiembre con la actuación de la solista de viola Isabel Villanueva, el pianista Xoán Elias Castiñeira, la flautista Gemma Corrales y la violinista Carlota Amargós, que tocaron conciertos de Johann Christian Bach, Mozart, Frank Martin y Kabalevski, acompañados por la Orquestra Nacional Clássica d’Andorra bajo la batuta de Marzio Conti. En la segunda cita (3 de octubre), actuarán la soprano María Simone Bardi DEBUTAR EN EL PALAU Escobar, que acompañada al piano por Elisa Rapado cantará Lieder y canciones de Mozart, Mahler, Hahn y Toldrà, y el pianista Antonio Ortiz, que tocará piezas de Chopin, Debussy y Prokofiev. El violonchelista Fernando Arias, la violinista María Florea y el pianista Jorge Blasco actuarán en la tercera sesión (10 de octubre), interpretando, respectivamente, conciertos de Shostakovich, Mendelssohn y Liszt, con la Orquestra Simfònica del Vallès, dirigida por Álvaro Albiach. En el último concierto (17 de octubre) actuarán el pianista Néstor Bayona Pifarré, que tocará obras de Bach, Berg, Granados y Agustí Charles, y la percusionista Carme Garrigó, con obras de Klobokar, De Mey, Xenakis y Rodeiro. La entrega de premios tendrá lugar el 22 de noviembre, coincidiendo con la celebración de la Fiesta de la Música, y correrá a cargo del ganador de la pasada edición, el pianista Francesco Tristano Schlimé, que tocará piezas propias y de Debussy y Haydn, y el Concierto en sol mayor, de Ravel, acompañado por la JONC Filharmonia, dirigida por Manuel Valdivieso. Javier Pérez Senz Música antigua en Olivares DE LA TECLA ALEMANA A LA GUITARRA ESPAÑOLA L 16 lega este año a su XIII edición la ya asentada Muestra de Música Antigua de Olivares (Sevilla), que patrocina el Ayuntamiento de la localidad, contando con las aportaciones de la Diputación de Sevilla, la Junta de Andalucía y Cajasol y que se desplegará los días 25, 26 y 27 del presente mes de octubre. El primer programa, con el título Meyster ob allen Meystern, está a cargo del grupo Tasto Solo, que dirige el organista Guillermo Pérez. Una sesión centrada en el desconocido compositor alemán Conrad Paumann y la escuela de tecla de su país y época, el siglo XV. La segunda sesión cede el testigo al conjunto Folengo, a cuyo frente encontramos al laudista Aníbal Soriano. Será ocasión para el programa Bacas por otro lado, que indagará en el repertorio renacentista español. Finalmente, el dúo Laberintos Ingeniosos, que forman el guitarrista Xavier Díaz- Latorre y el percusionista Pedro Estevan, brinda Sones de Palacio y danzas de rasgueado, a partir de la música de Gaspar Sanz. Olivares. Teatro Municipal. Muestra de Música Antigua. 26/28-X-2007. FE DE ERRATAS En la entrevista con Cecilia Bartoli publicada en el número 222 de SCHERZO se dice que en el mes de noviembre actuará en el Liceu de Barcelona, cuando en realidad lo hará en el Palau de la Música Catalana. Rogamos a nuestros lectores disculpen el error. AC T U A L I DA D Mejor ellas REPOSICIÓN ESTIVAL Bofill Gran Teatre del Liceu. 21 y 25-VII-2007. Bellini, Norma. Rachele Stanisci y Fiorenza Cedolins, Dolora Zajick y Sonia Ganassi, Franco Farina y Vincenzo La Scola, Giacomo Prestia y Andrea Papi. Director musical: Giuliano Carella. Director de escena: Francisco Negrín. Coproducción: G. T. Liceu/Grand Théâtre de Genève. Fiorenza Cedolins y Sonia Ganassi en Norma de Bellini BARCELONA NAC I O NA L ACTUALIDAD BARCELONA 18 Como colofón a sus temporadas el Liceu repone algunas de sus producciones y para esta ocasión se programaron dos repartos, que tenían elementos de gran interés. Como Norma estaba prevista para la primera función Ana María Sánchez, pero fue sustituida por enfermedad por Rachele Stanisci, soprano algo lírica con una expresión cuidada que superó la prueba en los momentos más líricos, faltando una mayor brillantez en el agudo y una mayor rotundidad en los graves, mientras que en el segundo destacó la fuerza de Fiorenza Cedolins, con una voz densa y brillante, que destacó en casi toda la obra, siendo mejorables las agilidades de la cabaletta. Como Adalgisa se alternaban dos artistas de planteamientos distintos, pero de resultados muy válidos: Dolora Zajick demostró que la potencia de su voz no le impide un fraseo cuidado y expresivo, mientras que Sonia Ganassi confirmó su pureza de estilo y un canto de una gran musicalidad. El reparto masculino fue de nivel inferior, ya que Franco Farina fue un tosco Pollione, que fue mejorando algo a medida que transcurría la interpretación, mientras que Vincenzo La Scola, estuvo más seguro, aunque a su prestación le faltó una cierta variedad. En el papel de Oroveso, Giacomo Prestia mostró su gran prestancia vocal y un canto medido y expresivo, altivo y humano a la vez, mientras que Andrea Papi, tiene una voz bella en el registro central, pero falta una mayor resonancia en los graves y una definición más profundizada. La puesta en escena de Francisco Negrín, con pocas modificaciones, mantiene con suficiencia los elemen- tos dramáticos, distinguiendo los mundos de los dos pueblos antagonistas, con una iluminación más conseguida y un movimiento escénico más fluido. También hubo cambio en la dirección de orquesta y el previsto Bruno Campanella fue sustituido por Giuliano Carella con una versión poco matizada, con ritmos muy variables, algunos con una lentitud exasperante, como en Casta diva o los dúos entre las dos sacerdotisas, mientras que en otros era excesivamente rápido y con un volumen que no resaltaba la belleza melódica de Bellini, con una orquesta que mantuvo el nivel del repertorio italiano, con momentos bellos y un coro que superó las dificultades y mantuvo su buen nivel habitual, pero donde quizá afloraba un cierto cansancio. Albert Vilardell AC T U A L I DA D MADRID EL ESCORIAL Festival Lírico Internacional FESTIVAL GERGIEV EL ESCORIAL San Lorenzo de El Escorial. Teatro Auditorio. 28-VII, 5, 7, 8, 11-VIII-2007. Jessye Norman, soprano; Maite Maruri, mezzo. Orquesta, coro y solistas del Teatro Mariinski. Director: Valeri Gergiev. Obras de Mahler, Stravinski, Chaikovski, Puccini y Rossini. Jessye Norman conserva, a sus 62 años, densidad, color oscuro, amplitud, extensión y fraseo. Es verdad que éste es en ocasiones un tanto afectado, sobre todo en los magníficos espirituales, en las canciones de Gershwin (bis Summertime incluido) y en dos fragmentos de Carmen de Bizet. Las Cinco melodías populares griegas de Ravel y seis lieder variados de Strauss fueron matizados y expuestos con convicción, bien que con faltas de temple en la zona alta y dudosa afinación en determinados pasajes. El pianista Mark Markham reveló maneras y blandura. Maite Maruri canta como una mezzo, pero quizá sea una soprano. Tinte claro y buena extensión. Evidenció —en piezas de Pergolesi, Rossini y Guastavino y fragmentos y canción española— finura, buena coloratura, gracia y expresividad, aunque a veces su canto tendiera a la monotonía, pese al variado acompañamiento de Félix Lavilla. Il viaggio a Reims de Rossini en el Teatro de El Escorial Gergiev ofreció una poco estimulante Tercera Sinfonía de Mahler, cogida como con alfileres, bien que con un sexto movimiento excelentemente desarrollado, excepto en un final apresurado que rompió todo el misterio y emoción. Nos gustó, en cambio, su visión de La consagración de la primavera de Stravinski: seca, bien respirada y ritmada, construida con rigor y dibujada con claridad. Puede que algo falta del salvajismo. Colaboró con el estupendo violinista andaluz Jesús Reina, que tocó muy bien Chaikovski. En Tosca se exhibió Maria Guleghina, a veces excesiva en los calderones y bastante más sutil en esta ocasión que en otras. El centro, carnoso, amplio, es el de una spinto, ideal para el personaje de la actriz romana. Cantó con buena letra Vissi d’arte y no pudo evitar algunas esforzadas notas altas. Poca cosa el tenor Akhmed Agadi y solvente, con instrumento lleno y rotundo, el barítono Sergei Murzaev, que de todas formas hizo un Scarpia demasiado grueso de trazo, violento. Hay una elegancia y una sutileza en el personaje, contenidas en texto y música, que casi ninguno sabe resaltar. Gergiev llevó bien las riendas y contrastó adecuadamente tempi y atmósferas. Puesta en escena de Paul Curran —desarrollada en la época fascista— ya muy vista sobre decorados tirando a feos. Gergiev no tiene el genio, la intención, el aire, la chispa del Rossini de Il viaggio a Reims, pero sí posee la seguridad, el mando y la inteligencia para que la buena orquesta toque con refinamiento si al caso llega y para que la música fluya con naturalidad. Una buena base para que la producción de Alain Maratrat, que circula por toda la sala y que está llena de hallazgos, se desarrolle ágil y eficazmente. Equipo vocal de nivel medio sin figuras y alguna deficiencia. Arturo Reverter (a partir del 10 de diciembre de 2007) CONVOCATORIAS DE PRUEBAS DE INGRESO Orquesta Titular del Teatro Real Director: Jesús López Cobos E S P E C I A LI DA D E S 1 primer violín (tutti) 2 violas (1 solista, 1 tutti) 1 trombón (ayuda de solista) Plazo admisión de solicitudes: 9 de noviembre de 2007 Información: Tel. (34) 91 532 15 03 - Web: www.osm.es 19 AC T U A L I DA D LA CORUÑA LV Festival de Amigos de la Ópera ONCE LUSTROS Palacio de la Ópera. 25-VIII-2007. Giuseppe Sabbatini, tenor; Marco Boemi, piano. Obras de Caldara, Giordani, Mozart, Bellini, Donizetti, Verdi, Tosti, Cilea, Puccini y Bernstein. 1 y 3-IX-2007. Puccini, La bohème. Cristina Gallardo-Domâs y María José Moreno, Tito Beltrán, Javier Franco y Borja Quiza, Carlo Colombara. Coro de Cámara de Praga. Agrupación Cantabile. Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Director musical: Vasili Petrenko. Director de escena: Emilio Sagi. Auditorio de la Fundación Caixa Galicia. 7-IX-2007. Gloria Amil, soprano; Domenico Codispoti, piano. Obras de A. Scarlatti, Donizetti, Rossini, Gounod, Puccini, Giménez, Vives, Alonso, Toldrá, Rodrigo y E. Halffter. Teatro Rosalía de Castro. 8 y 9-IX-2007. Stravinski, La historia del soldado. Florian Vlashi, violín. Diego Neira, Luis Martínez, Lino Braxe, actores, Marta Cancela, bailarina. Miembros de la Orquesta Sinfonieta de Vigo. Director musical: Joam Trillo. Director de escena: Xosé M. Rabón. Miguel Ángel Fernández LA CORUÑA Once lustros son muchos lustros. Sobre todo, cuando la veterana asociación coruñesa muestra signos inequívocos de hallarse en plenitud de facultades. Este año, se han planteado tres óperas representadas — con dos funciones en cada caso—, dos recitales y dos galas líricas. Giuseppe Sabbatini presentó un programa en dos partes —canciones diversas; napolitanas y arias de ópera. El público, frío en la primera mitad, terminó aclamándolo en la segunda y consiguiendo cuatro bises. Porque Sabbatini es ante todo un cantante de ópera. El concierto tuvo un carácter estival: alteraciones del programa, piezas para desencadenar el entusiasmo (O sole mio, Marechiare), alguna obra para mostrar las dotes histriónicas del intérprete (La canción del bebé, de Rossini). Y un pianista acompañante que pareció no haberse tomado la molestia de leer un par de veces las partituras. Gloria Amil es una soprano ligera con evidentes dotes para la coloratura. Su recital, también en dos partes —arias de ópera, canciones y romanzas españolas— fue más sobrio, cumplió el pro- Cristina Gallardo-Domâs y Tito Beltrán en La bohème de Puccini grama previsto y tuvo en Codispoti un acompañante ideal. Su voz es idónea para la escena, y así lo demostró en las arias de ópera (Barbero, Lucia) y de zarzuela (Francisquita, El barbero de Sevilla —el de Giménez, claro— y La parranda). Con la excepción de dos magníficas canciones: Ai, qué linda moça, de E. Halffter, y El Vito, de Obradors, que se ofreció fuera de programa. La historia del soldado tuvo carácter familiar. Fue un gran éxito y los niños —y los no tan niños— estuvieron bastante comedidos, tal vez impresionados por la actuación de unos actores excelentes, la puesta en escena, sencilla e inteligente, y la soberbia actuación de la base instrumental, muy bien dirigida por Trillo, en partitura de conocida dificultad; hay que destacar al primer violín, Florian Vlashi, por el protagonismo que asume en la obra. Alto nivel medio en La bohème: elenco equilibrado y juvenil, idóneo para esta ópera. Cristina GallardoDomâs, ya conocida en la ciudad, acaba de triunfar en Madrid con Butterfly. No es sorprendente; su carácter vocal conviene a Cio-CioSan: una lírica con ribetes de dramática. Voz poderosa, amplia, bien proyectada, magnífica en el forte y capaz también de acentos dulces; pero acaso no sea Mimì su personaje ideal. María José Moreno, que sustituía a Isabel Rey, estuvo soberbia y prestó encanto vocal y escénico a su personaje. Sorprendió el tenor Tito Beltrán: voz cálida, expresión apasionada, agudos impecables: un Rodolfo ideal. Lo mismo que el Marcello de Javier Franco. Atención a este cantante coruñés que por calidad tímbrica (hermoso centro baritonal) y buen desempeño escénico puede llegar muy lejos. Colombara, excelente profesional, cantó una magnífica Vecchia zimarra. Y notable actuación del barítono Borja Quiza, un valor en ascenso. Excelente montaje escénico de Sagi, con brillante resolución en diversos planos de los actos primero y cuarto. Formidable la Orquesta de Castilla y León, dirigida por otra figura en ascenso vertiginoso, cuyas primicias hemos tenido la fortuna de escuchar en esta ciudad: Vasili Petrenko. Julio Andrade Malde Escuela de Música y Danza PREPARACIÓN PARA LAS PRUEBAS DE ACCESO A L C ONSERVATORIO SUPERIOR M ÚSICA Y CONCURSOS INTERNACIONALES DE PIANO C URSOS DE D A N Z A PARA NIÑOS Y ADULTOS CENTRO DE EXÁMENES DE: ASSOCIATED BOARD OF THE ROYAL SCHOOL OF MUSIC 20 DE C/ GENERAL VARELA, 28. 28020 MADRID TEL: 91 55 66 777 / 6 59 247 AC T U A L I DA D LUCENA XVII Festival Internacional de Música RECUERDO DE ALMUDENA Jardines del Centro Municipal Los Santos. 4, 5, 16, 30-VIII, 1IX-2007. Alexis Delgado y Blanca Uribe, piano; José Luis Estellés, clarinete; Claudio Martínez Mehner, piano). Cuarteto Daedalus. Orquesta bandArt. Júlia Gàllego, flauta. Concertino/Director Gordan Nikolic. LUCENA Dedicado a la memoria de la pianista Almudena Cano, fallecida el pasado otoño y cofundadora del Festival Internacional de Música de Lucena, éste ha programado esta edición con cinco ciclos que han encuadrado a más de una veintena de conciertos, en los que han participado jóvenes intérpretes, solistas de prestigio y dos orquestas residentes del festival: la Orquesta Presjovem “Ciudad de Lucena”, que reúne en cada edición a músicos que se han formado en la Escuela Internacional de Música de esta ciudad cordobesa, y la bandArt integrada por solistas de las más renombradas orquestas internacionales que imparten cursos y clases en dicha Escuela. En el ámbito del piano, motivo primigenio que animó a este festival, llamó la atención la gran madurez del madrileño Alexis Delgado con una sobria y meditada interpretación de las Variaciones Goldberg de Bach. Su lacónico tempo en ciertas variaciones estuvo siempre al servicio de generar contraste en el desarrollo de esta pieza maestra, manteniendo así el interés de su discurso siempre inagotable en sus posibilidades expresivas. Otra genial obra para teclado fue el objeto de la actuación de la colombiana Blanca Uribe: Iberia de Albéniz. Profunda conocedora de esta colección, su dicción supuso toda una lección magistral, manteniendo en todo momento y en las doce piezas todo el extraño fatum que las encadena dentro de cada uno de sus cuadernos, alcanzado así una memorable interpretación. El dúo Estellés/MartínezMehner tuvo sus mejores resultados en las Cuatro pie- 22 zas op. 5 de Alban Berg y en la Sonata de Francis Poulenc, obras que abrían y cerraban el recital respectivamente. Estellés, que lleva más de una década siendo considerado como uno de los mejores clarinetistas de España y un extraordinario intérprete de música contemporánea con su grupo TAiMAgranada, estuvo a una gran altura interpretativa especialmente cuando el piano se le equiparaba, hecho menos conseguido en la Sonata op. 120, nº 2 de Brahms, desarrollada con desigual acierto. La Primera Rapsodia de Debussy y Cuatro Lieder de Schumann supusieron un bálsamo ante las honduras brahmsianas. Éstas sí fueron sentidas por el estadounidense Cuarteto Daedalus en su cierre de programa con el Cuarteto op. 51, nº 2 del gran compositor hanseático. Previamente un excelente Cuarteto op. 18, nº 2 de Beethoven y el siempre lleno de plasticidad y virtuosismo Tercer Cuarteto de Shostakovich sirvieron para que los jóvenes músicos dieran su talla técnica y artística. El Festival clausuró una vez más con una brillante actuación de la bandArt comandada desde su violín por Gordan Nicolic en plan estrella y alma de esta formación free-lance interpretando una Sinfonía “Heroica” que recordaba la Séptima y Pastoral de anteriores ediciones y, como éstas, llena de fuerza, sentido y espectacularidad en todas las secciones instrumentales. Una preciosa actuación de la flautista Júlia Gàllego en el Concierto K. 313 de Mozart abrió esta última jornada de un festival que está llamado a crecer y a ampliar horizontes. José Antonio Cantón AC T U A L I DA D MADRID / OVIEDO Una zarzuela de Francisco Alonso TESTIMONIO DE UN OLVIDO Teatro Monumental. 8-IX-2007. Alonso, Curro el de Lora. José Julián Frontal, Elisabete Matos, Ruth Rosique, Aurelio Puente, Tomeu Babiloni, Esperanza Fernández, Paco Valladares. Escolanía de Nuestra Señora del Recuerdo. Orquesta y Coro de RTVE. Director musical: Juan de Udaeta. Director artístico: Fernando García de la Vega. MADRID Contribuyó Francisco Alonso —“el maestro Alonso”, como era conocido en su época— con sus buenas dotes para la lírica, al inusitado esplendor zarzuelístico experimentado en los años próximos al primer cuarto del pasado siglo. Algo relegado desde Las corsarias (1919), Alonso tendrá dos éxitos seguidos que le consagraran como uno de los grandes autores de nuestro género: La linda tapada. Sin embargo, Alonso, además de las obras mencionadas, había creado una de las partituras con pretensiones operísticas y a la que tuvo en todo momento en alta estima, , zarzuela en dos actos con libreto de José Tellaeche y Manuel de Góngora, una historia de amores y bandidos que transcurre en su Andalucía natal, que estrenaría con más pena que gloria, en la temporada 1925- 26 (29-X) y que hoy gracias a la perseverancia de la familia del compositor, a la productora que dirige Susana Lozano y a la buena disposición de la Orquesta de la RTVE, se ha logrado recuperar y volver a estrenar, desde entonces, en versión de concierto, esta página que muestra toda la dignidad y mérito que en su momento no supo apreciarse. Sin abandonar las características primordiales de toda zarzuela, es decir, los elementos cómicos, populares y castizos, aunque aquí algo rebajados y transformados, Alonso imprime a la obra, además de talante contenido y cierta seriedad, su buena escuela como compositor de música religiosa (Acto II, nº 11) y una factura de ópera con gran vuelo instrumental, no hay que olvidar que la línea musical del maestro granadino era cuidadosa en la instrumentación, logrando números con ciertas pretensiones que aquí cuida con mucha mayor atención. Llenó el Teatro Monumental de Madrid un público expectante y receptivo, que a la conclusión del acto aplaudió con entusiasmo ésta, para nosotros, desconocida partitura. Portose el elenco vocal siempre expresivo y con el ánimo de recrear sus personajes con verosimilitud. Destacó principalmente el barítono José Julián Frontal (Curro el de Lora), de grave timbre y buena dicción. Sólida la soprano Elisabete Matos como Lola. Revelador y de excelentes matices un cantante en progresión como Tomeu Babiloni (el Ecijano). La pareja cómica corrió a cargo de la soprano andaluza Ruth Rosique (Trini), que hizo una simpática actuación llena de complicidades con su oponente, Aurelio Puente (Richemond). Gustó por su cante flamenco y actitud escénica Esperanza Fernández (Angustias) y se ocupó de la narración argumental Paco Valladares. Desde el podio Juan de Udaeta, responsable de la edición revisada de la obra, puso todo su entusiasmo en la dirección de coros y de la nutrida orquesta que ocupaba el escenario. Sonó con esplendoroso volumen provocando en ocasiones alguna que otra confusión y falta de matizaciones. La dignidad estética de la obra está asegurada tal como la quería su autor y nos regocijamos de su rescate del olvido. Esperamos a no mucho tardar su vuelta a la escena como merecedora que es de ello. Lo que ya se nos anuncia es su aparición en soporte discográfico y audiovisual. Manuel García Franco Gran dirección musical de Pérez Sierra GAVILANES ASTURIANOS OVIEDO Teatro Campoamor. 31-VII-2007. Guerrero, Los gavilanes. Manuel Lanza, Amparo Navarro, Alejandro Roy, Beatriz Díaz, Luis Varela, Paco Lahoz. Joven Orquesta Internacional Ciudad de Oviedo. Coro Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo. Director musical: José Miguel Pérez Sierra. Director de escena: Arturo Castro. 24 Se presentó Los gavilanes con una producción propia y uno de los platos fuertes de la oferta estival del Teatro Campoamor de Oviedo. Podrían haberse puesto más medios, porque las luces y demás elementos materiales supieron a poco, pero las ideas de Arturo Castro al trasladar la acción de la Provenza del s. XIX al Cudillero de mediados del XX lograron hacer fluir a gusto la versión. Debutó Castro en el género sacándose de la manga gran cantidad de texto y traduciendo parte al bable, lo que aportó cercanía y comicidad a la historia, aunque también evidentes limitaciones si la obra se quiere hacer fuera. Pero los protagonistas principales fueron otros, José Miguel Pérez Sierra, jovencísimo y prometedor director de tan sólo 25 años, Luis Varela, carismático actor de excepcional comicidad y Alejandro Roy, que complementó un reparto de un gran nivel lírico. A falta de una edición crítica de la obra, Pérez Sierra pidió para la ocasión una partitura coherente y completa, copia manuscrita de la SGAE de otra autógrafa del propio Jacinto Guerrero. Guerrero orquestaba en la misma partitura para todo tipo de agrupaciones y necesidades, así que el director se encontró con todo el mazacote, y en lugar de dirigirlo tal cual, cosa común a todas las versiones grabadas de la obra, se dedicó a limpiar, según su criterio, lo que era más adecuado para cada ocasión. Por eso eliminó, entre otras cosas, todo el viento madera de partes como la romanza Flor roja, consiguiendo una mayor limpieza de la línea de canto. El caso es que dirigió a la Joven Orquesta Internacional Ciudad de Oviedo mejor que bien, incluso siendo cons- cientes de la naturaleza de la agrupación. Del reparto encandiló Roy, notable tenor lírico cuyo bello canto “a la italiana” logró arrebatar. Pero también gustaron la belleza lírica de Amparo Navarro y el gran carácter dramático de Manuel Lanza. El personaje de Rosaura no hizo justicia a la magnífica Beatriz Díaz. Su talento desborda, incluso en papeles que hablan más que cantan, pero la soprano no está ya para estas cosas. Sí lo está, y de sobra, para afrontar papeles principales. Aurelio M. Seco AC T U A L I DA D PALENCIA Meloritmos CONTEMPORANEIDAD Meloritmos-Música en tiempo presente. 19/22-VII-2007. SANTIAGO LANCHARES PALENCIA De la mano del compositor palentino Santiago Lanchares se ha desarrollado la segunda edición del festival MeloritmosMúsica en tiempo presente. Esta iniciativa, surgida del Ayuntamiento de Palencia, ha madurado en esta edición y ya tiene visos claros de continuidad en la ciudad castellano-leonesa. El claustro gótico de la catedral, la Bella Desconocida, ha sido el entorno perfecto, pese al frío verano que estamos teniendo, para contrastar con la modernidad de las obras e intérpretes programados. La presencia de los compositores españoles programados en el Festival ha dado aún más interés a los contenidos de los conciertos, pasaron por Palencia Sebastián Mariné, David del Puerto, Polo Vallejo, Jacobo Durán Loriga y el propio Santiago Lanchares. El primer día Ananda Sukarlan, pianista indonesio afincado en España, y Jagdish Mistry, violinista de origen indio del Ensemble Modern de Francfort, hicieron un ecléctico concierto en el que fueron de Benjamin a Turina, pasando por una interesante obra de Mariné y sendos estrenos de Lanchares y del Puerto, este último con una compleja obra para violín solo. La segunda jornada estuvo dedicada al piano solo, a través de la maestría del especialista en siglo XX americano Jeffrey Jacob. Su interpretación de Lanchares y Polo fue correcta pero sin lugar a dudas donde verdaderamente deslumbró fue en las obras de Crumb y Stravinski. El clarinete bajo llegó de la mano de uno de sus intérpretes más destacados, el holandés Harry Sparnaay, músico que ha conseguido crear un repertorio contemporáneo para este instrumento, que fascinó al público. Un programa internacional, que iba desde Japón hasta España, pasando por México u Holanda, demostrando los diferentes caracteres que puede tener este instrumento. Como colofón los únicos intérpretes españoles, el Conjunto Instrumental, cuatro percusionistas pertenecientes a la Orquesta de Castilla y León que ofrecieron toda la espectacularidad de la percusión contemporánea, lo más destacable del concierto fue el solo de Ricardo Moreno con la obra Diferencias de Jacobo Durán Loriga. Este joven festival ha encontrado el Palencia una cálida acogida de un público deseoso de conocer nuevos aspectos de la música y que está sabiendo disfrutar de estos intérpretes que podemos encontrar en los principales escenarios de todo el mundo. Leticia Martín Ruiz 25 AC T U A L I DA D LAS PALMAS Estreno de La hija del cielo de Falcón Sanabria INCERTIDUMBRE SUPERADA LAS PALMAS Teatro Pérez Galdós. 10-IX-2007. Falcón Sanabria, La hija del cielo. David Menéndez, María José Montiel, Iride Martínez, Aquiles Machado, Harold Torres, Stefano Palatchi, Elu Arroyo. Coro Infantil de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Coro del Festival de Ópera de Las Palmas. Orquesta Filarmónica de Helsinki. Director musical: Gerd Albrecht. Dirección de escena: La Fura dels Baus (Pep Gatell). Escenografía y diseño de vestuario: Félix Murcia. 26 La incertidumbre casi superaba la expectación ante el estreno absoluto de La hija del cielo, primera incursión operística del compositor canario Juan José Falcón Sanabria. El muy remodelado Teatro Pérez Galdós de Las Palmas y su director Rafael Nebot han apostado fuerte por esta primicia lírica. Cantantes de primera, la Filarmónica de Helsinki, la Fura dels Baus y la reconocida batuta de Gerd Albrecht han sido protagonistas de un estreno cuyo estupendo resultado artístico ha justificado plenamente tanto empeño. Falcón Sanabria (Las Palmas, 1936) se ha apoyado en un libreto de Guillermo García-Alcalde cargado de interés dramatúrgico y de viveza escénica, que cuenta, en verso preciso y sintéticamente hermoso, la génesis de lo que hoy es Canarias. Ambientado en el último tercio del siglo XV, cuando los guanches hubieron de hacer frente a todo lo que se les venía encima desde la “civilizada” península, García Alcalde entronca en este hecho una reflexión universalista y atemporal que indaga en el permanente conflicto sin tiempo de invasiones, dominaciones, suplantaciones culturales y mestizajes. Fue Mesopotamia. Fue Grecia. Fue Numancia. Fue “nuestra” América hispánica. Fue lo que hoy es Canarias. Fue Hitler. Fue Vietnam. Es “Bush-Irak”, como recuerda el director de escena Pep Gatell, de La Fura dels Baus. Y en medio de la ópera, cerca de la conclusión del primer acto, García Alcalde hace resonar en el coro una frase maravillosa, estremecedora; un grito al aire y sin tiempo. Directo, claro y emocionante, como es todo en esta ópera escueta sin Escena de La hija del cielo de Falcón Sanabria, en su estreno en el Teatro Pérez Galdos espacio para la ausencia: “Queremos seguir siendo lo que fuimos”. Toda esta materia literaria es utilizada por Falcón Sanabria en una escritura musical cuya mayor virtud acaso sea la de no pretender ser más de lo que es. Falcón Sanabria nunca ha querido “decorar” su particular universo expresivo con postizas modernidades o enrevesados manierismos. Su música es inmediata y cien por cien Falcón Sanabria, es decir: cien por cien canaria. Probablemente, “el más grande compositor de la historia de Canarias” —así le define Rafael Nebot en el bien editado libro-programa de la ópera—, no se haya planteado nada de todo esto. Al compositor grancanario le basta seguir el sentir de sí mismo, con sus arraigos aquí y allá: en la música canaria, sí, pero también en muchas otras referencias. Como hombre de su tiempo, bebe de su entorno universal. Presente y pasado. El Falla más hondo e introspectivo, el Falla de Homenajes y de Atlàntida, también resuena en el alma de esta nueva ópera, cuyos dos actos se suceden sin solución de continuidad —la ópera dura sobre 95 minutos. El tratamiento sinfónico es importante, con una obertura extensa y una presencia del foso que no se repliega a soporte de una vocalidad de exigencias nunca gratuitas. La veteranía de Gerd Albrecht sacó partido a tantas posibilidades y obtuvo estupendos resultados de la bien dispuesta Filarmónica de Helsinki. Vocalmente, destacaron todos. El barítono asturiano David Menéndez fue un comunicativo y sólido Tenesor Semidan; María José Montiel, desde su crecido registro de auténtica mezzo, puso calidez y entidad a Abenchara, mientras que la costarricense Iride Martínez prestó su voz ligera a la hermosa Guayarmina. Aquiles Machado, con dos do de pecho como dos soles, dio vida a un resplandeciente Bentejuí, “príncipe de Telde”. Harold Torres (Tazarte), Stefano Palatchi (Pedro de Vera) y Elu Arroyo (Aytami) completaron tan redondo elenco. Mención especial merecen los entonadísimos chavales del Coro Infantil de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, sobresalientemente preparados por Marcela Garrón. También punto y aparte para la Fura dels Baus, que, dirigida por Pep Gatell, cuenta la historia con claridad, sencillez de líneas y sugerente plástica. Apenas unos pocos elementos escénicos y unas proyecciones nunca omnipresentes completan el cúmulo de cualidades que han contribuido a convertir el triunfal estreno de La hija del cielo en acontecimiento lírico de la actual temporada. ¡Enhorabuena! Justo Romero AC T U A L I DA D PERALADA Jordi Mestres El Festival en la encrucijada INDEFINICIÓN dirección fabián panisello pluralensemble07 El Festival de Peralada ha celebrado su edición XXI y lo ha hecho con unos resultados inferiores a su propia evolución y además con una cierta indefinición sobre su futuro. Su programación quiere ser diversa, pero ello le hace parecido a otros y en cuanto a la denominada música clásica sus propuestas, en general, no han alcanzado los resultados que se piden a un acontecimiento de esta categoría. Lo más interesante fue la Gala Lírica, en la que intervinieron Sondra Radvanovsky y Sonia Ganassi, la primera con una voz muy importante y un canto efusivo y seguro que destacó de forma muy brillante en Verdi con dos impresionantes versiones de Ernani y Les vêpres siciliennes, esta última regalada como bis, alcanzando buen nivel en el aria de Rusalka, con un timbre homogéneo y bello, mientras que en Norma consiguió mejor nivel en el aria que en la cabaletta, con unas agilidades mejorables y corrección en el fragmento de Così fan tutte y en el dúo de Norma. Sonia Ganassi reciente su gran triunfo en el Liceu volvió a remarcar su gran musicalidad y sentido del estilo, con un instrumento de mezzo-lírica, a la que aporta un fraseo muy depurado, como pudimos comprobar en La favorite, dio fuerza Don Carlo y delicadeza a Sapho. El recital de Ainhoa Arteta era interesante por el programa, formado por canciones latinoamericanas y la soprano mostró su bello timbre, la presencia elegante y un mayor sentido expresivo, contrastando los diferentes solistas internacionales museo thyssen-bornemisza Sonia Ganassi y Sondra Radvanovsky estilos. La jornada inaugural estuvo a cargo de la Orquesta Filarmónica de San Petersburgo, bajo la dirección de Yuri Temirkanov con un programa Chaikovski que estuvo bien tocado, pero quedó algo rutinario sin conseguir fuerza en la Patética y sutileza melódica en El lago de los cisnes. El apartado operístico incluía una versión de Les contes d’Hoffmann que defraudó tanto por la puesta en escena de Lindsay Kemp, que resultó monótona, sin crear ni el aire poético o dramático, con un movimiento escénico aburrido, como por la versión orquestal de la Sin- claves de acceso la música del siglo XX círculo de bellas artes > Martes 24 de abril / 20h Marco Blaauw, trompeta Obras de Barry / Scelsi / Saunders / Blaauw / > Miércoles 14 de marzo / 20h Trío, Maurice Ravel Mundry / Berio Exposición Luis de Pablo > Domingo 6 de mayo / 12h > Miércoles 25 de abril / 20h Ema Alexeeva, violín Música tradicional de África Dimitri Vassilakis, piano Concierto para piano, György Ligeti Obras de De Pablo / Panisello / Berio / Misterios del Macabre, György Ligeti Messiaen / Rueda / Debussy Músicos Wagogo / Solistas Alberto Rosado / Pilar Jurado / Marco Blaauw / Director Fabián > Domingo 10 de junio / 12h Panisello / Exposición Simha Arom / Polo Vallejo Concierto especial Solistas Plural Ensemble Obras de César Camarero* / Jesús Torres / > Miércoles 9 de mayo / 20h L’Isle Joyeuse, Claude Debussy (* incluye estreno absoluto) Sonata para violín y piano, Claude Debussy > Domingo 28 de octubre / 12h Solistas Dimitri Vassilakis / Ema Alexeeva Nicolas Miribel, violín Exposición Luis de Pablo Obras de De Pablo / Tanada / Haddad / Camarero / Donatoni / Lachenmann / Sciarrino > Miércoles 13 de junio / 20h Piezas de Berg / Webern / Schönberg > Domingo 25 de noviembre / 12h Exposición José Luis Téllez Siegfried Steinkogler, guitarra > Miércoles 26 de septiembre / 20h Obras de Henze / Marco / Hueber / Steinkogler / Trío contrastes, Béla Bartók Fürst / Del Puerto / Turina Exposición Álvaro Guibert > Miércoles 24 de octubre / 20h Pierrot Lunaire op.21, Arnold Schönberg Solista Salome Kammer / Director Fabián Panisello / Exposición Tomás Marco fónica de Bilbao, dirigida por Miquel Ortega, que parecía poco trabajada. De entre los cantantes, sólo destacó María José Moreno, impecable Olimpia, mientras Aquiles Machado estuvo irregular, Felipe Bou puso interés pero fue desbordado por los distintos roles, siendo muy discreto el resto del reparto. También incluía Il barbiere di Siviglia, a cargo de la Ópera Helikón de Moscú, con un planteamiento más propio para otros marcos y un nivel de cantantes, especialmente el tenor, difícil de asimilar. Albert Vilardell > Miércoles 7 de noviembre / 20h Concierto para clave y cinco instrumentos, Manuel de Falla ˇ Concertino, Leosˇ Janácek Solista Alberto Rosado / Director invitado Cesareo Costa / Exposición Juan Lucas > Lunes 19 de noviembre / 20h Derive I, Sonatina, Pierre Boulez Solistas Alberto Rosado / Clara Andrada / Director Fabián Panisello / Exposición Tomás Marco otros conciertos institute for contemporary performance, mannes, nueva york > Sábado 16 de junio Doble Retrato. Obras de Camarero y Torres > Domingo 17 de junio Música Presente. Luis de Pablo Obras de Rueda / Panisello / López López / Vallejo / Arias / De Pablo festival internacional de música de alicante > Viernes 21 de septiembre Japón XXI Obras de Hosokawa / Mochizuki / Kishino / Itoh / Takemitsu konzerthaus, berlin > Lunes 26 de noviembre Música actual de España y Latinoamérica Obras de Rivas / Del Puerto / Paredes / Panisello / Zender / Rueda c/ Toledo 95 / 28005 Madrid / T. +34 91 365 99 82 / +34 639 00 71 99 / www. pluralensemble.com / [email protected] PERALADA XXI Festival Castell de Peralada. 20-VII/16-VIII-2007. 27 AC T U A L I DA D SAN SEBASTIÁN De María Bayo a Semion Bichkov ALTA CALIDAD PARA TODOS LOS GUSTOS SAN SEBASTIÁN LVIII Quincena Musical. Auditorio Kursaal. 23-VIII-2007. María Bayo, soprano. Orquesta de Cámara de Ginebra. Director: Rubén Gimeno. Obras de Bizet, Berlioz, Giménez, Chapí. 24-VIII-2007. Martha Argerich, piano. Orquesta Nacional de Rusia. Director: Charles Dutoit. Obras de Glinka, Beethoven y Chaikovski. 26 y 27-VIII-2007. Alexander Melnikov, piano. Orquesta Nacional de Rusia. Director: Mikhail Pletnev. Obras de Rachmaninov, Liszt y Shostakovich. 3-IX-2007. Igor Chetuev, piano. Orquesta Sinfónica de la WDR de Colonia. Director: Semion Bichkov. Obras de Strauss y Chaikovski. Con el título La reina del Sur, María Bayo regresó a la Quincena con un programa festivo, que abarcaba desde música francesa de inspiración hispana a autores iberoamericanos. La soprano apareció en plena forma, dominadora tanto de sus recursos vocales y expresivos como del escenario del Kursaal, introduciendo entre temas conocidos la preciosa aria de Hero de Béatrice et Bénédict de Berlioz o la romanza de Magdalena de La Marsellesa de Fernández Caballero. La Orquesta de Cámara de Ginebra ofreció una aseada lectura de la Sinfonía en do de Bizet. Las actuaciones de la Orquesta Nacional de Rusia marcaron, posiblemente, el punto más alto del Festival. Un magnífico conjunto, que posee todas las virtudes de los conjuntos del Este (precisión, empaste, poderío sonoro) y la maleabilidad de una orquesta occidental. Esto pudo apreciarse con Charles Dutoit, en una rutilante obertura de Ruslán y Ludmila de Glinka y una Cuarta de Chaikovski en la que el maestro francés se preocupó de buscar hermosos y originales colores. Martha Argerich fue solista de excepción en el Primer Concierto de Beethoven, con su característico sonido y su fuerte personalidad, siendo particularmente mimada por una orquesta convertida casi en un grupo camerístico arropando a la pianista argentina. La orquesta rusa rayó aún a más altura en los dos conciertos ofrecidos con su titular, Mikhail Pletnev. El primero fue un monográfico Rachmaninov, con Alexander Melnikov como solista en el Primer Concierto para piano y Aleko, primera de las tres óperas del compositor, un trabajo de juventud que ya revela el estupendo sentido teatral de su autor. El Coro de Ópera de Bilbao y un sólido equipo de solistas contribuyeron a la alta calidad de la versión. El segundo presentó tres poemas sinfónicos de Liszt, destacando sobre todo la excelen- te planificación de Orfeo, y una Sinfonía nº 11 de Shostakovich de antología por la tensión creada por la batuta desde los primeros compases, con un dramatismo contenido y estremecedor. El desfile de grandes orquestas lo cerró la Sinfónica de la WDR de Colonia con su titular Semion Bichkov, particularmente cómodo en los pentagramas straussianos, como demostró en sus plásticas recreaciones de Till Eulenspiegel y la Sinfonía alpina. El joven pianista Igor Chetuev hizo un Primero de Chaikovski en el que brindó detalles de auténtico artista. Rafael Banús Irusta LVIII Quincena Musical SÓLIDAS HECHURAS Zurriola Photo Center San Sebastián. Auditorio Kursaal. Teatro Victoria Eugenia. 29, 30, 31-VIII, 1-IX-2007. Orquesta de París. Director: Christoph Eschenbach. Orquesta de Euskadi. Director: Andrei Boreiko. Orquesta Sinfónica y Coro de la Radio de Colonia. Director: Semion Bichkov. Orfeón Donostiarra. Director: José Antonio Sáinz Alfaro. E 28 n la evolución positiva de la Orquesta de París ha tenido que ver sin duda la buena mano de Eschenbach, director competente, de estirpe netamente germana, una mente ordenada. No deslumbra pero favorece la circulación de la música. Fueron algo chatas, pero estuvieron bien delineadas Iberia y La mer de Debussy. Lo más resaltable fue una Consagración de la primavera de Stravinski rítmicamente implacable, dotada de un atractivo salvajismo. La adustez del gesto favoreció la severidad del trazo. En el concierto Brahms, con Nanïe, El canto del destino y la Primera Sinfonía, Eschenbach voló más bajo, sin extraer los apetecidos claroscuros. Cumplió Nuccia Focile, Semion Bichkov y Johan Botha en Otello de Verdi mejor que bien el Orfeón. La batuta de joven ruso Boreiko mostró maneras pero escaso tacto para dotar de relieve tímbrico a Le tombeau de Couperin de Ravel, aunque construyó con eficacia El pájaro de fuego de Stravinski. Lo mejor estuvo en la estimulante interpretación del magnífico y bailable Concerto Capriccio de Montsalvatge, donde fue solista la arpista Frédérique Cambreling. Un Otello de Verdi en versión de concierto es en cierto modo un remedo. Sucede que si en el imaginario foso figura una orquesta de la consistencia de la de la Radio de Colonia la cosa mejora, sobre todo si a su frente se sitúa una batuta apasionada como la de Bichkov, que supo crear clima, dibujar detalles, cantar con eficacia y levantar con aliento los concertati. Un planteamiento puede que en exceso teutón. Johan Botha no es, ni por timbre, ni por dicción, ni por estilo, el ideal para el Moro; pero al menos tiene instrumento —el de un lírico-spinto, no más—, potencia y extensión, con agudos suficientes. Nuccia Focile es una Desdemona en exceso liviana, pero canta con gusto y su vibrato penetra, y Carlo Guelfi, de timbre claro y opaco, declama más que canta aunque dice intencionadamente. Secundarios no muy boyantes, en especial una verdísima Tiziana Tramonti (Emilia). Los coros —Donostiarra y de Colonia— contribuyeron al éxito general. Arturo Reverter AC T U A L I DA D SAN SEBASTIÁN / SANTANDER Recuperaciones VUELTA AL VICTORIA EUGENIA A unque fueron diversos los atractivos presentados por la última edición de la Quincena Musical, uno de ellos fue sin duda alguna la recuperación del teatro de la ciudad tras varios años de cierre a causa de su rehabilitación para ofrecer durante la jornada inaugural el estreno en tiempos modernos de L’Ottavia restituita al trono de D. Scarlatti, según la reconstrucción y revisión de Antonio Florio y Alessandro Ciccolini. Un montaje escénico simple pero lleno de color gracias al buen trabajo de un elenco donde destacó la mezzo de Alaska Vivica Genaux, junto a Maria Gracia Schiavo y Ruth Rosique. El mismo escenario acogió el bonito reencuentro con Joaquín Achúcarro. El pianista bilbaíno ofreció más intención que técnica en una velada donde destacó su ejecución de los 24 Preludios, op. 28 de Chopin. Las potentes voces de la Capella Glinka de San Petersburgo dieron la talla en la Liturgia Demestvennaia de Grechaninov, cerrando el ciclo del teatro la OSE con un concierto dedicado a la memoria de Nicanor Zabaleta en el centenario de su nacimiento. Para ello la arpista F. Cambreling salió airosa del concierto para arpa y orquesta de Montsalvatge, antes de que la Sinfónica de Euskadi se volcase más ante las dificultades del Pájaro de fuego de Stravinski bajo la dirección de Boreiko. Al otro lado del Urumea, en la Sala de Cámara destacaron los conciertos vocales. La soprano Ainhoa Garmendia protagonizó un emotivo concierto donde supo lucir su voz, que ha adquirido más cuerpo, a través de las canciones de Grieg, logrando el bravo gracias a un amplio recorrido a través de cancio- Zurriola Photo Center San Sebastián. Teatro Victoria Eugenia. 6-VIII-2007. Capella della pietà de’Turchini. Director: Antonio Florio. Scarlatti, L’Ottavia restituita. 22-VIII-2007. Capella Glinka de San Petersburgo. Director: Ilia Derbilov. Obras de Stravinski y Grechaninov. 28-VIII-2007. Joaquín Achúcarro, piano. Obras de Grieg, Chopin, Albéniz, Debussy y Falla. 31-VIII-2007. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Director: Andrei Boreiko. Obras de Liadov, Montsalvatge y Stravinski. Sala de Cámara del Kursaal. 7-VIII-2007. Ainhoa Garmendia, soprano; Itziar Barredo, piano; Peio Ramírez, violonchelo. Obras de Grieg y autores vascos. 18-VIII-2007. Ensemble Diálogos. Directora: Katarina Livljanic. Judith. 20-VIII-2007. Mensa Harmónica. Carlos Mena, contratenor. Obras de Scarlatti, Pérez y Durante. Convento de Santa Teresa. 7-VIII-2007. Forma Antiqua. María Espada, soprano. Obras de Scarlatti. 9-VIII-2007. The Tallis Scholars. Director: Peter Phillips. Obras de Buxtehude. Genaux y Schiavo en L’Ottavia... nes populares de autores vascos. Magnífica la reconstrucción del episodio bíblico de la judía Judith, a partir de la labor realizada por Catarina Livljanic, quien basándose en textos atribuidos al poeta croata Marko Marullic narra la historia a través de más de seiscientas agonías acompañada de fídula y flautas. Por su parte, el contratenor gasteiztarra fue el encargado de clausurar el ciclo, y lo hizo como cabía esperar, a lo grande, mostrando excepcionales dotes vocales de principio a fin. Hubo más ocasiones para el disfrute en el marco del ciclo de música antigua en el convento de Santa Teresa, donde destacaron sobre todo los conciertos a cargo de The Tallis Scholars con una memorable interpretación del Miserere de Allegri, así como la excelente salud vocal de la soprano María Espada, acompañada de Forma Antiqua. Íñigo Arbiza Clausura del Festival CONCEPTO Y SERIEDAD SANTANDER Palacio de Festivales. 27 y 28-VIII-2007. Orquesta del Concertgebouw. Director: Bernard Haitink. Obras de Wagner, Debussy y Bruckner. Como cabía esperar, todo funcionó sin fisuras en un binomio ya histórico, constituido a partir de 1964 y mantenido sin interrupción hasta 1987. El alejamiento del maestro para atender otros compromisos no rompió la ligazón, todavía en vigor. Haitink es ahora director honorario. La Octava Sinfonía de Bruckner es página ya muy trabajada por ambos. Haitink sigue siendo ese maestro sol- vente y seguro que controla, que construye con solidez berroqueña, sin énfasis. La obra fue ofrecida con claridad de líneas y de concepto, con sabiduría constructiva, con dominio de los planos y de las dinámicas. Cierto es que al primer movimiento le faltó una clarificación más notoria de voces, que el excepcional Adagio, un auténtico monumento que denota el genio de un creador, no llegó a levantar vuelo pese a la adecuada distribución de volúmenes y a la transparente reproducción de las muchas notas de la gran peroración. Pero no lo es menos que el cierre de este movimiento fue graduado con exquisitez, que el trío del Scherzo fue ofrecido con magníficos efectos tímbricos y que el gigantesco final se nos brindó con mesura, buena letra y sentido de la progresión. Extrañamente, el director empleó la versión Loewe. En el primer concierto escuchamos una bien medida traducción de los Seis Epí- grafes antiguos de Debussy, en la orquestación de Escher. El mar del mismo autor se nos expuso límpidamente, aunque falto de depuración poética. Los Encantos de Viernes Santo de Parsifal y el Preludio y Muerte de Isolda de Wagner fueron tocados con buena letra, sin que llegaran a ser proyectados del todo ni el misticismo de los primeros ni la incandescencia lírica de los segundos. Arturo Reverter 29 AC T U A L I DA D SANTANDER LVI Festival Internacional de Santander PLURALIDAD DE CONTENIDOS Quincena Musical / Zurriola Photo Center Santander. 11, 12, 13, 14, 23, 24, 25 y 26-VIII-2007. Martha Argerich, Tatiana Davidova, Antonio Meneses, Coral Salvé de Laredo, Cuarteto Parisii, City of Birmingham Symphony Orchestra, Orquesta Nacional de Rusia, Klangverwaltung, Orquesta Filarmónica de Baviera, Coro Ernst-Senff de Berlín. C 30 ada verano el Festival Internacional de Santander es un referente indiscutible de los acontecimientos culturales que se celebran en España a lo largo del año. La diversificación de sus amplios contenidos por la geografía cántabra está llena de interés en esa acertada política cultural de llevar su actividad a una treintena de localidades en las que tienen lugar más de cuarenta actos, singularizando siempre, en cada caso, lo más interesante para el público desde el punto de vista artístico, además, lógicamente, del grueso de su programación en el Palacio de Festivales. Hay que apreciar la calidad de los conciertos organizados en los marcos históricos de Cantabria, superior, si cabe, al primer cartel de cualquier otro festival. Es el caso del magnífico recital, por gusto, dicción y musicalidad de la soprano búlgara Tatiana Davidova en la Iglesia de San Cristóbal de Comillas, destacando de modo especial en las canciones de Glinka y Grieg. Acompañada por Rubén Fernández Aguirre, un pianista especializado en el lied a tener muy en cuenta, llamado a detentar un lugar muy significativo en este campo dentro del panorama musical español, estrenó Sonata de cánticos de Eduardo Rincón sobre poemas de Julio Maruri. De excepcional podría calificarse la actuación del violonchelista Antonio Meneses en el Santuario de La Bien Aparecida. Heredero directo del arte de su maestro, el gran Antonio Janigro, sirvió con rara y singular perfección esos dos monumentos de la música de cámara del romanticismo que son las dos Sonatas opp. 38 y 99 de Brahms y, aunque juvenil, la ya poemática Sonata op. 6 de MARTHA ARGERICH Richard Strauss. Acompañando, el sólido piano del suizo Gérard Wyss complementó una velada de hondo contenido artístico. Poder disfrutar de la Coral Salvé de Laredo bajo la dirección de su titular, el escalantino José Luis Ocejo, en la Iglesia de Santa María de la Asunción de esta singular ciudad cántabra, es toda una experiencia sociocultural. La intervención del actor Manuel Galiana recitando poemas, bien orientados para ilustrar distintos grupos de populares obras corales, supuso un plus de sentimiento y emoción en esa noche especial del Festival, que llevó a los espectadores, en una gran mayoría coterráneos, a llenar el precioso templo laredano y entusiasmarse con una de las instituciones de su patrimonio cultural de la que se sienten más orgullosos y que trasciende con creces sus fronteras. La Iglesia de San Juan de Colindres fue el escenario de una esperada velada de cámara ya que, por encargo del Festival, el Cuarteto Parisii estrenaba el hasta ahora único cuarteto del maestro granadino Juan Alfonso García, músico natural que ha desempeñado el cargo de organista de la Santa Iglesia Catedral de Granada durante más de treinta años así como figura primigenia de la que se ha llegado a llamar Escuela Granadina, de la que se han alimentado figuras de la composición tan relevantes y paradójicamente de tan heterogénea creatividad como José García Román, Francisco Guerrero, Manuel Hidalgo o José María Sánchez-Verdú. La belleza de esta obra radica en la profunda musicalidad y en la diáfana claridad de su tratamiento armónico, del que es paradigmático ejemplo el hermoso coral que cierra el primer movimiento, página sublime que demuestra el profundo carácter religioso de la personalidad de este músico genuino. El Parisii elevó su gran actuación con un memorable segundo movimiento del Cuarteto “Americano” de Dvorák, que deja huella en la historia del Festival. Toda una satisfacción ha supuesto asistir en el Palacio de Festivales a parte del excelente ciclo sinfónico que ha cerrado su programación. Una de las mejores orquestas británicas, como es la Sinfónica de la Ciudad de Birmingham, iniciaba este final comandada por su titular, el finés Sakari Oramo, conductor de precisa técnica, que ha sabido mantener el prestigio de esta formación, cogiendo el retador relevo de Sir Simon Rattle cuando éste accedió a la titularidad de la Filarmónica de Berlín. Oramo ha brillado con una versión antológica de las Variaciones “Enigma” del victoriano Edward Elgar, y un muy sensitivo Concierto para violín y orquesta de Jean Sibelius, en el que la joven solista georgiana Lisa Batiashvili, con un perfil sonoro a la húngara, interpretó con fuerza y elegancia esta preciosa página del gran repertorio violinístico concertante. La presencia de Martha Argerich con la Orquesta Nacional Rusa supuso todo un lujo en este ciclo, dejando sobrada constancia de por qué está instalada en el olimpo del piano. Su personalidad irradiaba tensión y autoridad hacia la orquesta interpretando el Concierto Op. 15 para piano y orquesta de Beethoven, sobrepasando la función de Charles Dutoit, insigne director que posteriormente realizó con sobrada maestría una gran versión de la Suite de Romeo y Julieta de Prokofiev. Poder escuchar ese monumento de la creación como es la Missa solemnis de Beethoven es siempre un acontecimiento musical, cultural y emocional. Bajo la dirección de Enoch zu Guttenberg, una destacada actuación del coro contrastaba con la sobriedad de los filarmónicos bávaros, dejando en conjunto una interesante impresión de esta paradigmática obra del genio de Bonn. Su programación por vez primera en el Festival ha significado cumplir con un objetivo necesario. Uno a resaltar para la próxima edición será sin duda la conmemoración del quincuagésimo aniversario de la muerte de Ataúlfo Argenta. José Antonio Cantón AC T U A L I DA D SANTIAGO / VALLADOLID Y EL PRÓXIMO AÑO, MÁS HOMENAJE 17-VII-2007. Vivica Genaux, mezzo. Les Violons du Roy. Director: Bernard Labadie. Obras de Haendel, Hasse, Rameau y Rebel. 18-VII-2007. Marco Beasley, canto; Guido Moroni, clave. Obras de Caccini, Frescobaldi, Monteverdi, Sances, Busatti y Stefani. 19-VII-2007. Sellito, La vedova ingeniosa. Marie Kuijken, soprano; Fulvio Bettini, bajo. La Petite Bande. Director musical: Sigiswald Kuijken. Directora de escena: Béatrice Chamoix. 20-VII-2007. Patrick CohënAkenine, violín. Les Folies Françoises. Obras de Leclair, Barrière y Royer. 21-VII-2007. Johanna Stojkovic, Véronique Gens y Graciela Oddone, sopranos. Marisa Martins, mezzo. La Grande Chapelle. Clave y director: Benjamin Bayl. Rodríguez de Hita, Briseida (versión de concierto). 23VII-2007. Clara Ek, Roberta Invernizzi, Theodora Baka y Marta Vandoni Dorio, sopranos. Ann Hallenberg, mezzo. Il Complesso Barocco. Director: Alan Curtis. D. Scarlatti, Tolomeo e Alessandro (versión de concierto). 26-VII-2007. Anne-Sofie von Otter, mezzo. Les Musiciens du Louvre. Director: Marc Minkowski. Obras de Fauré, Berlioz y Bizet. Auditorio. 27-VII-2007. Anne Sofie von Otter, mezzo. Les Musiciens du Louvre. Director: Marc Minkowski. Obras de Berlioz, Fauré y Bizet. 19-IX-2007. Pedro Zuloaga, piano. Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Director: Alejandro Posada. Obras de Grieg. Beethoven, Sibelius, Musorgski y Dukas. soso. La puesta en escena y los cantantes danzarines dieron excesiva sensación de cómicos de la legua. En el concierto de Les Folies Françoises dedicado a sonatas para violín de Leclair junto con obras de sus contemporáneos Barrière y Royer, de las difíciles sonatas de Leclair hizo Patrick CohënAkenine una memorable interpretación. Ángel Recasens no pudo desplazarse a Santiago a dirigir el estreno de su última recuperación del patrimonio musical español, moriría dos semanas más tarde. La zarzuela heroica Briseida, con personajes homéricos y lógica influencia de ópera italiana, se interpretó con supresión de las partes habladas, estuvo bien cantada por todos, excelentemente por Véronique Gens (Aquiles) y La Grande Chapelle demostró ser una gran orquesta barroca. Otra notable recuperación fue Tolomeo e Alessandro, ópera romana de Domenico Scarlatti, justo el día en que se cumplían los 250 años de su muerte. Il Complesso Barocco y su director Alan Curtis son prolíficos intérpretes de ópera barroca y las seis voces femeninas tienen un acreditado currículo en este género. Hay que agradecer la aportación al conocimiento de una desatendida faceta del compositor, aunque fuera con algunos cortes, en una sesión que fue subiendo de temperatura a medida que transcurría. Tras dos días de pausa casi obligada por la festividad de Santiago, llegó la clausura a cargo de Minkowski y su orquesta, que ya habían dejado el recuerdo de un inolvidable Haydn en la pasada edición del Via Stellæ. En ésta, contaban con el añadido de la refinada Anne-Sofie von Otter para hacer unas Nuits d’été de un exquisito refinamiento. El resto del programa estuvo formado por una curiosa música incidental de Fauré para Shylock y por la también música incidental completa de Bizet para L’arlésienne, con coro incluido, no las habituales suites. En las tres obras, Les Musiciens du Louvre hicieron maravillas. Una orquesta de primera, desde la cuerda a los metales y no digamos las maderas. Tres propinas con los preludios de Carmen acabaron en apoteosis. Hasta el año que viene, Monsieur Minkowski! Cierre de temporada y preludio de la 2007-2008 con un justo homenaje. El cambio en la Consejería de Cultura puede tener consecuencias en la vida musical de la Comunidad. La Orquesta está en magnifica forma como demostró igualmente en su estupenda versión de La bohème en La Coruña, dirigida con personalidad, sensibilidad y rigor, por Vasili Petrenko, ratificando su gran calidad. Minkowski y su programa francés, Von Otter muy bien en las Noches de estío y el director hizo versiones esplendidas de músicas sólo conocidas parcialmente como La arlesiana de Bizet y el Shylock. La Orquesta, excepcional. Como preludio de la temporada, homenaje justísimo a un pianista y profesor. Soria y Valladolid acogieron a Pedro Zuloaga, cincuenta años de vida en la música, formando muchos de ellos un estupendo dúo pianístico con Miguel Frechilla, fallecido, Más allá de la técnica, del exhibicionismo dio al Concierto de Grieg, obra lírica e inspirada, el toque de emoción que consigue aunar música y poesía. Puso en el empeño sus manos, pero también su corazón, su alma, todos esos años de música como intérprete y maestro. Una lección. El resto de obras de repertorio acompañaron con buen nivel al homenaje de quien tanto ha hecho por este gran arte. La temporada comenzaba con una serie de incógnitas pendientes de desvelar. José Luis Fernández Fernando Herrero MINKOWSKI Miguel Ángel Fernández En la segunda mitad de julio, el Via Stellæ continuó ofreciendo el producto de su soberbia programación, en la que destacó la presencia de tres desconocidas óperas barrocas y la zarzuela del mismo período Briseida, de Ramón de la Cruz y Rodríguez de Hita, que en revisión musicológica de Albert Recasens, supuso su estreno en tiempos modernos. La traca final la puso Marc Minkowski con su deslumbrante orquesta. El concierto de Vivica Genaux y Les Violons du Roy era uno de los platos fuertes del festín musical, pero Genaux no pudo estar al nivel esperado, sin duda como consecuencia de una prolongada baja. Hace dos años había dado su primer recital español en el Festival Ciudad de Lugo y la comparación con ella misma no la favoreció. Sí que cautivaron la voz y el estilo de Marco Beasley, un gran especialista en el recitar cantando de los comienzos del barroco y el lleno total del recinto puede considerarse prueba de que el público ha ido tomando progresivamente conciencia de que todo lo ofrecido en el Festival es “para no perdérselo”. La Petite Bande ofreció el intermezzo napolitano La vedova ingegnosa de Giuseppe Sellito, salpicada con danzas de otros dos contemporáneos. Bien los instrumentistas al mando de Sigiswald Kuijken pero su hija Marie, aunque buena actriz, desafinó bastante y Fulvio Bettini resultó VALLADOLID Minkowski, Zuloaga SANTIAGO Via Stellæ 31 AC T U A L I DA D INTERNACIONAL 32 Estreno y reposición ESCARNECED A LOS MAESTROS Richard Wagner Festspiele. 8/14-VIII-2007. Der Meistersinger. Director musical: Sebastian Weigle. Directora de escena: Katharina Wagner. Der Ring des Nibelungen. Director musical: Christian Thielemann. Director de escena: Tankred Dorst. Es Der Meistersinger, cuya nueva producción abrió el Festival, la obra de Wagner más política en primera instancia: la visión aquí ofrecida supone un violento ajuste de cuentas con esa heil’ge deutscher Kunst nombrada en las líneas finales del libreto, sometido a un sarcasmo que no vacila ni aun ante la chocarrería. El símbolo de ese arte alemán glorificado en el texto y fundido en un crisol durante la última escena es un goldener Hirsch, un ciervo dorado, nombre de una prestigiosa cadena de hoteles de “ambiente típico”, pero también de la casa fundacional de una conocida familia de banqueros judíos, los Speyer, activos desde mediados del XVII. La nueva producción traspone la obra al presente y la sitúa en una especie de falansterio pictórico habitado por estudiantes uniformados (se llega al extremo de que Eva y Magdalene parezcan univitelinas), lo que ocasiona modificaciones escénicas ocasionalmente premiosas (el desfile inicial de los aprendices) o de un desenfado que llega a lo obsceno (las representaciones amorosas enfrentadas en la escena final entre Walther y Beckmesser). El propósito de “desnazificar” a Wagner arranca de la reapertura del Festival en 1951, cuya inmediata consecuencia escénica fue una fuerte tendencia a la abstracción, particularmente llamativa en Meistersinger, la más “realista” de sus obras y la que en mayor medida había sufrido la apropiación hitleriana. Un cuarto de siglo más tarde, los demonios parecían conjurados, de atenernos a las palabras de Walter Scheel, presidente de la República Federal, en la inauguración del centenario de Bayreuth (“hemos reconciliado a Wag- BAYREUTH ACTUALIDAD ALEMANIA Katharina Wagner con sus padres ner con la democracia”) pero el caso de la familia Wagner parece distinto y Katharina, biznieta del músico y directora escénica del proyecto, aún juzga necesario dar una nueva vuelta de tuerca al antiguo debate. Como ya sucediera en la famosa segunda versión de Wieland Wagner de esta misma obra (que en 1963 ya causó un escándalo quizá mayor que el actual), la legendaria Núremberg no existe: la obra se desarrolla en el espacio único del internado y el desfile de los gremios en el tercer acto se ha sustituido por un sueño (o una alucinación) de Hans Sachs, poblado por fantasmas de músicos de la tradición germana representados por cabezudos de feria entre los que no falta un Wagner con inequívoco bigotillo: la alocución final se canta entre dos estatuas ciclópeas de Schiller y de Goethe desnudos ante una audiencia situada en un graderío frente al público, puesto simbólicamente en escena. Por medio, una extraordinaria inventiva escénica con múltiples gags cuya dimensión metalingüística es determinante pero que, lejos de la gratuidad, están bien anclados en la dramaturgia: Sachs no es zapatero, sino escritor, su golpear del segundo acto es el tecleo de la máquina de escribir y se presenta en escena descalzo (lo que, a su vez, juega con un refrán alemán que equivale al nuestro en casa del herrero cuchillo de palo [Schuster haben die schlechtesten Sohlen: los zapateros tienen las peores suelas]); Walther calza unas deportivas con su moderno traje y Sachs y Beckmesser (al que arrojan zapatillas como las de Walther durante su canción del segundo acto) acaban intercambiando sus atuendos, con el resultado de que aquél enuncie su arenga final ataviado casi como éste lo estuvo cuando actuó de marcador (y por supuesto, bien calzado). La indumentaria como significante ideológico: puede quizá entreverse una reivindicación de la balbuceante música de Beckmesser frente a la más empalagosa de Walther. La desacralización de la obra es absoluta pero, más que extraer nuevas lecturas de ella, se le superpone una idea brillante y arbitraria. Eso sí: aceptado su punto de partida, se articula con absoluto (e hilarante) rigor. Por lo demás, se buscaba el escándalo y cierto sector del público lo sirvió ampliamente a mayor gloria de la regisseurin y biznietísima. Y del propio Festival, al que nunca se habrá dedicado tanta atención en la prensa no especializada. Musicalmente, el balance es menos feliz. El triunfador indiscutible fue Klaus Florian Vogt (Robert Dean Smith, inicialmente anunciado, había abandonado el proyecto supuestamente por disconformidad). Muy lírico, su Walther es un prototipo juvenil menos heroico y más AC T U A L I DA D ALEMANIA soñador de lo acostumbrado, de agudos muy limpios, memorable por belleza vocal, proyección y musicalidad. No tiene el squillo del heldentenor wagneriano ni posee una dicción perfecta, pero recrea un aspecto diferente y atractivo (exagerando el símil casi cabría decir que belcantista) de su personaje. Del resto del elenco hay que resaltar la seguridad y eficacia de Norbert Ernst en un excelente David, pese a que la voz no sea especialmente bella y algún agudo resulte algo tirante, pero los papeles mayores no estaban a la altura. Franz Hawlata es un Sachs más bien monótono y a su voz, artificialmente ensanchada, el personaje le queda muy grande, sobre todo en los agudos. Michael Volle posee unos medios vocales robustos, pero escasamente matizados: su Beckmesser está dominado por la soberbia y la pedantería, carente de ese desmañamiento que puede hacerlo simpático (cabe pensar que parte del problema procede de una dirección de actores excesivamente atenta a los aspectos negativos de los personajes). Amanda Mace compone una Eva casquivana y frívola: vocalmente, el problema mayor no reside en su escasa entidad sino en su falta de afinación, que colaboró no poco a malograr el quinteto del tercer acto (puesto en escena, por cierto, con una irreverencia que sería irritante si no fuese tan divertidamente malintencionada). De los maestros destacó Markus Eiche en un Kothner paródico y muy bien cantado mientras Artur Korn fue un Pogner de voz cuasi comatosa. Bajo mínimos, la Magdalene de Carola Guber. Sebastian Weigle lleva la obra con discreta dignidad pero con escasos matices, más atinado en los aspectos cómicos que en los poéticos, de lo que se resintió sobre todo el comienzo del segundo acto y el primer cuadro del tercero. La orquesta y el coro, excelentes, como siempre, aunque en ambos casos la dirección pudo sacar mayor partido. La reposición de la Tetralogía estrenada el pasado año ha deparado pocos cambios, el más significativo de los cuales es el Wotan de Albert Dohmen sustituyendo a Falk Struckman: los medios vocales son robustos, la voz más oscura y poderosa pero con un punto de artificiosidad, falta quizá un mayor lirismo y un fraseo más nítido: con todo, acabó Siegfried en bastante mejor situación canora que su predecesor. Edith Haller (que el año anterior sustituyó ventajosamente a Gabrielle Fontana en el tercer ciclo) fue una excelente Gutrune de muy buena presencia física y una Helmwiege de magníficos medios vocales. Ralf Lukas (que ya había encarnado a Donner el pasado año), por el contrario, fue un Gunther de insoportable insuficiencia. Stephen Gould tuvo una actuación mucho menos redonda que la de la edición precedente, sobre todo tras un percance vocal en su dúo con el Wanderer, lo que ocasionó destemplanzas crecientes en los agudos. La dirección de Christian Thielemann sigue siendo la baza más sólida de la producción: analítica y precisa, intensa y nítida, de tempi muy flexibles y dramáticas pausas, es quizá el Wagner más solvente de que hoy se pueda disfrutar. La concepción escénica de Tankred Dorst parte de una idea excelente (no siempre resuelta con idéntica fortuna) aún mejor perfilada en el segundo año. Quizá no sea una Tetralogía para la historia, pero posee admirable unidad y notable belleza visual y contiene algunos de los episodios de mayor poesía que se hayan podido presenciar en las versiones de los últimos años. José Luis Téllez Nueva ópera de Henze DELANTE Y DETRÁS DEL ESPEJO Hans Werner Henze ha denominado a su nueva obra Fedra como “concierto de ópera”. El director Peter Mussbach y el pintor islandés-danés Olafur Eliasson usaron como escenario la sala de la Ópera del Estado, situando a los 23 músicos del Ensemble Modern dirigidos por Michael Boder y, al principio, a los cantantes, detrás del público, en las últimas filas de platea. Un puentecillo llevaba de la misma al proscenio. En éste, una sucesión de espejos que podían abrirse dejando libre el espacio, reflejaban la sala, y recibían y proyectaban las luces de una esfera especular con la figura del desnudo cadáver de Hipólito que Artemisa devuelve a la vida. El vestuario en blanco y negro de Bernd Skodzig fue de un extraordinario y elegante encanto. Mussbach resolvió la acción con frialdad y distancia, imponiendo a los actores unos gestos de arcaica factura y, a veces, de cómico efecto. Hasta el auténtico orgasmo musical compuesto por Henze para la escena entre Fedra e Hipólito movió a risa, en tanto ella y Afrodita aparecían vestidas iguales y Artemisa, de varón. El lenguaje de Henze, como en L’Upupa es agudo y agresivo a la vez. Una orquesta dominada por los vientos y sólo cuatro instrumentos de arco, se matiza con diversos sonidos y ruidos: campanillas, motores, silbatos, gong, glockenspiel y saxofón. El canto alterna lo expresivo y tenso del melodrama con pasajes apenas susurrados, melismas etéreos Ruth Walz BERLÍN Staatsoper. 6-IX-2003. Henze, Phaedra. Maria Riccarda Wesseling, John Mark Ainsley, Marlis Petersen, Axel Köhler. Ensemble Modern. Director musical: Michael Boder. Director de escena. Peter Mussbach. y dolientes disonancias. Maria Riccarda Wesseling sustituyó a la enferma Magdalena Kozená en el rol titular con una voz de neta mezzo, redonda y cálida, capaz de resolver los momentos de ornato con elocuencia y maestría. El tenor John Mark Ainsley fue un Hipólito de bella sonoridad, llevada hasta la hermosura del trance. Marlis Petersen se lució como Afrodita, sobre todo por la facilidad de su agudo. Axel Köhler enfrentó a su Artemisa, a menudo imposible de cantar, con sorprendente resultado, transitando entre el barítono y el contratenor e imponiendo su estupendo arte corporal. El barítono Lauri Vasar aportó al Minotauro su bonito registro vocal. Michael Boder, al frente de su Ensemble, resultó un competente administrador musical del estreno, que brilló en todos sus detalles. El compositor fue recibido con aplausos en su palco, antes de la representación, y compartió el éxito de la novedad con todos los intervinientes. Bernd Hoppe 33 AC T U A L I DA D ALEMANIA Testi por partida doble SENCILLA HUMANIDAD ERFURT Theater. 8-IX-2007. Testi, La brocca rotta, Mariana Pineda. Ilia Papandreu, Helena Zubanovich, Michael Tews, Frank Blees. Director musical: Lorenz Aichner. Director de escena: Peter Hailer. El teatro de Erfurt abre su nueva temporada con dos obras infrecuentes del compositor italiano Fabio Testi, nacido en 1923 y por aquí apenas conocido. La inspiración para sus dos óperas breves, La brocca rotta (El cántaro roto), en estreno alemán y cantada en italiano, y Mariana Pineda, estreno absoluto, cantada en español, celebra al romántico alemán Heinrich von Kleist y al poeta español Federico García Lorca. Son obras muy distintas en tema pero ambas, joyitas de la ópera de cámara, con un trasfondo poético común que el compositor exalta con su música, trabajando dentro de la tradición y evocando la gran época del cine italiano, los años cincuenta. Los espectadores del estreno recibieron dichosos al estupendo conjunto de cantantes, que se entregaron con maestría a la música de Testi. Cabe destacar la impresionante labor de Ilia Popandreou como Mariana. Helena Zubanovic brilló tanto en lo vocal como en la descripción corporal de su personaje. Doña Angustias fue bellamente cantada por Martha Rull. En La brocca rotta Erik Fenton tuvo momentos radiantes como el enamorado Fernando y el grosero Roberto. De buen metal resultó el sufrido personaje del juez de corte Adam en la voz de Frank Blees y destacado el consejero Walter de Frank Twes. Las sopranos del coro de la Ópera completaron la maravillosa e intensa actuación del conjunto de solistas. La puesta de Peter Hailer mostró preparación aunque su dirección de actores, efectiva, adoleció de cierta brusquedad. El vestuario de Uta Meenen no congeniaba con la dramaturgia de las dos obras. La íntima tensión y el dramatismo musical de la Mariana encarnada por Ilia Popandreou no halló contrapartida en una orquesta dirigida por Lorenz Aicher, desconectada de la escena, a la cual nunca proveyó del suficiente suelo sonoro. Contó con desaprovechados y magníficos solistas. Una entrega más intensa habría dotado a las partituras de toda su hondura trágica. Por ejemplo, el solo de viola habría cortado el aliento. El final de la velada se malogró en el desorden. Una lástima. Las dramáticas y poéticas miniaturas operísticas de Fabio Testi son relatos de una crisis humana. Sus caracteres son hombres sencillos que resuenan, que surgen de la simplicidad con que han sido tratados el texto y la orquesta. El teatro de Erfurt, al dar a conocer estos hermosos estrenos de música contemporánea, sostiene una encomiable tradición. El año próximo será el turno de otra ópera de fundamento literario, El juez y su verdugo de Friedrich Dürrenmatt. Esta temporada se organizó en torno al teatro italiano. Con las obras de Testi ha tenido el intendente general Guy Montavon una feliz iniciativa. Es de esperar que estas óperas se representen en otros teatros. Barbara Röder Escaparate de óperas KUBRICK EN BAVIERA MÚNICH Prinzregenten. 21-VII-2007. Rossini, Il turco in Italia. Director musical: Maurizio Barbacini. Director de escena: Christoph Loy. Nationaltheater. 22-VII-2007. Haendel, Orlando. Director musical: Christopher Moulds. Director de escena: David Alden. 23-VII-2007. Mozart, Le nozze di Figaro. Director musical: Lothar Zagrosek. Director de escena: Dieter Dorn. 24VII-2007. Verdi, Rigoletto. Director musical: Richard Haïder. Directora de escena: Döris Dorrie. 26-VII-2007. Wagner, Der Fliegende Holländer. Director musical: Adam Fischer. Director de escena: Peter Konwitschny. 34 Aunque por su concepción hay quien le niega el carácter de festival para incluirlo bajo el epígrafe de pasarela o escaparate, lo cierto es que la cita anual con la lírica que cada verano se convoca desde Múnich no tiene parangón en ningún otro lugar del mundo. Cinco producciones se reseñan aquí,. Dos de ellas, con un interés especial: Le nozze di Figaro y Orlando. La primera, firmada por Dieter Dorn en 1997, con la mezzo navarra Maite Beaumont en un espléndido Cherubino. Destacable igualmente el Orlando que David Alden sitúa en una base de cohetes americana, enamora- dizo espía ayatolizado incluido, transformando la relación entre Zoroastro (Alastair Miles) y el protagonista (David Daniels) en una divertida historia con reminiscencias de La naranja mecánica donde un psicoanalista ayudará a su paciente a olvidar un amor frustrante y regresar a la guerra. Excelente lectura la que Christopher Moulds realiza de la partitura haendeliana, con Rosemary Joshua, Beth Clayton y Olga Pasichnyk completando el cartel. No llegaron a convencer el Rigoletto de Döris Dorrie —sitúa la acción en otro espacio Kubrickiano como el planeta simiesco de 2001—, con una atropellada dirección musical de Richard Haïder y un tosco Piotr Beczala como Duque.. La salvación llegó por dos voces: Carlos Álvarez, que debutaba en plaza en el papel protagonista y que conquistó al público con su primer Rigoletto erguido. Junto a él, como Gilda, Elena Mosuc cautivó también a la audiencia. No ocurrió lo mismo en El Holandés errante, a pesar de los esfuerzos de Matti Salminen y Anja Kampe, debido en gran parte al modo de entender Adam Fischer a Wagner desde el foso. En el capítulo de novedades, una refrescante propuesta, la de Il turco in Italia de Christoph Loy, a caballo entre el inge- nio de los hermanos Marx y la magia del Cirque du Soleil, se ganó a los asistentes al estreno. En buena medida, por el Don Geronio que cuajó el bajo-barítono español Carlos Chausson. Completando el reparto, la sensacional debutante Alexandrina Pendatchanska como Fiorilla, Simone Alaimo como Selim, Roberto de Candia (Prosdocimo) y una incipiente revelación con marchamo de España: David Alegret, cuyo color vocal apunta hacia el mejor Rossini. Destacable por último la labor de Maurizio Barbacini para aligerar el peso de la orquesta. Juan Antonio Llorente AC T U A L I DA D ALEMANIA Magnífico concierto de Nott EL FESTIVAL DE RHEINGAU 36 Este año se ha cumplido el vigésimo aniversario del Rheingau Musik Festival, que se celebra en la ciudad de Wiesbaden y sus alrededores. El concierto inaugural —a cargo de la Sinfónica de Londres dirigida por Valeri Gergiev— este año se celebró a primeros de mayo en la Kurhaus de la ciudad capital del land de Hessen, en la guillermina y espléndida Friedrich von Thiersch Saal, en cuyo vestíbulo se encuentra en un lugar de honor un busto de Carl Schuricht, el gran director de orquesta especialmente ligado a Wiesbaden. Una ciudad, Wiesbaden, creada en torno a un balneario de larga historia y de un Gran Casino —vecino de la sala de conciertos—, de historia más breve pero muy agitada, escenario además de una de las mejores novelas cortas del gran siglo de la novela, el XIX: El jugador de Fiodor Dostoievski. Fue allí donde el genial escritor ruso perdió repetidamente sus dineros hasta quedarse, como se decía antes, sin blanca y fue allí también, como explica Michel Butor en un ensayo famoso, donde exorcizó literariamente al diablo de la ludopatía y se libró de él. En el bellísimo parque que rodea la Kurhaus hay un busto de Dostoievski, como lo hay de Nietzsche, que debía frecuentar el Balneario, igual que lo hacía Johannes Brahms. El Festival se cierra a finales de septiembre, pero tiene su prolongación en el otoño, hasta principios de diciembre. No hay sólo música de cámara o sinfónica; hay ballet, hay música folclórica, hay teatro, conferencias, encuentros con artistas y compositores, conciertos para niños, etc. Por ejemplo, este año ha habido representaciones de una obra teatral derivada de la citada novela de Dostoievski. La lista de Richard Haughton WIESBADEN Rheingau Musik Festival. VII/2007. JONATHAN NOTT intérpretes y de conjuntos que actúan en el Festival es larga y de un nivel muy alto: Kolja Blacher, Waltraud Meier, Kirill Gerstein, Clemens Hagen, Alfredo Perl, López Banzo con Al Ayre Español y obras de A. Scarlatti y J. S. Bach, Paul McCreesh y la Orquesta de Cámara de Basilea, Boris Berezovski con la Filarmónica de Múnich dirigida por Mark Elder, Emanuel Ax, Herbert Blomstedt con la Orquesta Sinfónica Alemana de Berlín con Lars Vogt como solista, Frank Peter Zimmermann, el Nash Ensemble, Nelson Freire con la Orquesta Nacional de Estrasburgo, dirigida por Mac Albrecht, los King’s Singers, Tzimon Barto, Irene Grafenauer con la Orquesta de Cámara Escocesa dirigida por Andrew Manze, Christof Popper con la Orquesta de la Radio del Sarre, el Concerto Köln, Alfred Brendel, Christian Zacharias, Andreas Staier, Christian Gerhager, Repin, Gerhard Oppitz, el English Concert, el Cuarteto Takács, Inbal y la WDR de Colonia, Till Fellner, Martha Argerich, Truls Mørk y el Cuarteto Artemis, Yefim Bronfman con la Orquesta de San Francisco dirigida por Tilson-Thomas, Anne-Sophie Mutter, Helmuth Rilling y un largo etc. Dos semanas en Wiesbaden, en pleno Festival, tal vez no dan para mucho pero sí para asistir a unos cuantos conciertos, alguno de ellos de calidad excepcional. Me refiero sobre todo al del día 20 de julio pasado de la Orquesta Sinfónica de Bamberg, dirigida por el británico Jonathan Nott. El programa incluía la Sinfonía nº 5 de Schubert y la nº 5 de Mahler. A lo largo de los años, la Orquesta de Bamberg, cuyo origen se encuentra en la Orquesta Filarmónica Alemana de Praga, disuelta a partir de la derrota del Tercer Reich en 1945, pasó de ser uno de los conjuntos sinfónicos más conocidas de Alemania, dirigido por maestros como Joseph Keilberth o Eugen Jochum, a una relativa decadencia. Sin embargo, a partir del nuevo siglo la orquesta ha vivido un auténtico renacer bajo la dirección del británico Nott y de Herbert Blomstedt, su principal director invitado. Su interpretación de la Quinta Sinfonía de Mahler fue memorable. La maestría de Nott consiguió de la orquesta una versión impecable, de una transparencia y tensión ejemplares, raras en las versiones de la obra mahleriana. El éxito fue extraordinario. Alguien ha dicho ya que la de Bamberg se ha convertido en una de las grandes orquestas del país, y la verdad es que escuchándola en un concierto como el que comentamos hay que decir que posiblemente es muy cierto. Como apunte, señalaré que orquesta y director han firmado una más que notable grabación fonográfica de la obra de Mahler con el sello Tudor. Menos brillante pero también interesante fue el concierto de dos días más tarde, con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart con Heinz Holliger, el oboísta, compositor y director de orquesta suizo, que presentó dos obras suyas, Cinco lieder para contralto y gran orquesta sobre poemas de Georg Trakl (1992-2006), en la que actuó como solista la magnífica Cornelia Kallisch, y con el SWR Vokalensemble, al que siguió en la segunda parte Canción de la mañana para coro, orquesta y cinta magnetofónica sobre Schumann y Hölderlin (1987), dos composiciones de sólida estructura vocal y orquestal dentro del peculiar eclecticismo de Holliger, que anteriormente había dirigido dos buenas versiones de los Trois nocturnes de Debussy, y la obertura de Manfred de Schumann. El día 29 el violinista Vadim Repin actuó con la Orquesta del Festival de Vilna, que demostró su excelencia en la Sinfonietta per archi de Penderecki y la Serenata para cuerdas de Chaikovski. Repin interpretó y dirigió el Concierto para violín y orquesta en re menor de Mendelssohn y la Fantasía sobre la “Carmen” de Bizet del compositor Franz Waxman. Como era de esperar, el maestro ruso hizo gala de la riqueza colorista de su singular virtuosismo, que como propina ofreció la Fantasía sobre la misma obra firmada por Pablo Sarasate. Javier Alfaya Temporada CDMC Auditorio del Museo Nacional 2007-08 Centro de Arte Reina Sofía 22 de octubre ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA Beat FURRER, director Obras de: Varèse, Scelsi, Furrer 29 de octubre TRÍO MOMPOU “XXV años” 5 de noviembre Steffen SCHLEIERMACHER, piano “Niños” Obras de: Gubaidulina, Bartók, Stravinsky, Lachenmann, Kurtág, Schleiermacher 12 de noviembre LONDON SINFONIETTA Thierry FISCHER, director Roderick WILLIAMS, barítono Obras de: Birtwistle, Lara, Holt 19 de noviembre CUARTETO ARS HISPANICA Paula CORONAS, piano Obras de García Abril 26 de noviembre ORQUESTRA DE CADAQUÉS Vasily PETRENKO, director Obras de: Torres, Padrós, Parra, Schoenberg 3 de diciembre TALLER SONORO Concurso Fundación Autor / CDMC Concierto final. Obras de finalistas 2008 14 de Enero SOLISTAS DE LA ORCAM Carlos CUESTA, director “Monográfico Joan Guinjoan” 21 de enero RESIDENCIAS. TRÍO ARBÓS. NEOPERCUSIÓN (Gregorio JIMÉNEZ, compositor residente) Obras de: Saariaho, Jiménez, Stockhausen 28 de enero CUARTETO Meta4. (Marko MYÖHÄNEN, técnico de electrónica) Obras de: Saariaho, Ligeti, Crumb 4 de febrero ENSEMBLE ACA Andrés GOMIS, director Celia ALCEDO, soprano. Andrés GOMIS, saxofón. “Trópico de Capricornio” Obras de: Scelsi, Sciarrino, Vicensastre, Hosokawa, Guerrero 11 de Febrero SOLISTAS DE LA ORCAM Arturo TAMAYO, director “Monográfico José Luis de Delás” 18 de febrero musikFabrik Mauricio SOTELO, director Marcus WEISS, saxofón; Miquel BERNAT, percusión Obras de: Quintero, Sotelo, Cué 25 de febrero SOLISTAS DE LA ORCAM. CORO Y ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID Jordi CASAS, director “En torno a Béla Bartók” Obras de: Bernaola, Villa Rojo, Bartók 3 de marzo CUARTETO VERTAVO Obras de: Norgard, Stravinsky, Weir, Webern 10 de marzo RESIDENCIAS. TRÍO ARBÓS. NEOPERCUSIÓN. (Ramón HUMET, compositor residente) Obras de: Vivier, Humet, Spahlinger, Ligeti 31 de marzo NETHERLANDS VOCAAL LABORATORIUM Romain BISCHOFF, barítono y director Obras de: Magnus Maier, Scelsi, Ruo, Newski, Vega, Oei, López López, Trojahn, de Alvear 7 de abril ENSEMBLE INTERCONTEMPORAIN François-Xavier ROTH, director Nora GUBISCH, mezzosoprano Obras de: Mantovani, Posadas, Boulez 19 de mayo KRONOS QUARTET Obras de: Zorn, Vrebalov, Tobin, Martynov, Café Tacuba, Mansell 26 de mayo RESIDENCIAS. TRÍO ARBÓS. NEOPERCUSIÓN. (Oliver RAPPOPORT, compositor residente) Obras de: Ferneyhough, Rappoport, López López, Sánchez Verdú, Werner Henze 2 de junio Gautier CAPUÇON, violín; Renaud CAPUÇON, violonchelo; Gérard CAUSSÉ, viola Obras de: Beffa, Kancheli, Dusapin, Schnitke 9 de junio Claudio MARTÍNEZ MEHNER, Eldar NEBOLSIN, pianos. Xavier EGUIORT, Jesús SALVADOR “Chapi”, percusión. Obras de: Ligeti, Dozza, Guinjoan, Crumb 16 de junio SMASH ENSEMBLE Iker SÁNCHEZ SILVA, director Obras de: Estrada, López, Torá, Lazkano 23 de junio JIEM XV. Música electrónica e imagen. 30 de junio Academia de Música Contemporánea (JONDE) 14 de abril GRUP INSTRUMENTAL DE VALÈNCIA Joan CERVERÓ, director Obras de: Adés, Evangelista, Dillon, Lindberg 21 de abril Andras KELLER, violín; Juliane Banse, soprano. Obras de Kurtag 28 de Abril PLURAL ENSEMBLE Fabián PANISELLO, director Obras de: Turina, Camarero 5 de mayo COLLECTIF EQUINOXE (Cécile DAROUX, flauta. Roula SAFAR, mezzosoprano. Dimitri VASSILIAKIS, piano. Daniel CIAMPOLINI, percusión) Obras de: de Pablo, Xenakis, Markéas, Berio, Botella, Graetzer, Jaffrenou, Reich, Agobet, Stockhausen El espacio de la MÚSICA de nuestro tiempo 12 de mayo NIEUW ENSEMBLE AMSTERDAM Ed SPANJAARD, director Romain BISCHOFF, barítono Obras de: Luzuriaga, Wuping, Boulez, Donatoni, Schoenberg ENTRADA LIBRE Horario de conciertos 19:30 h. Auditorio 400. MNCARS Ronda de Atocha, esquina a calle Argumosa Teléfonos: 91 7741072 / 91 7741073 http: //cdmc.mcu.es AC T U A L I DA D ARGENTINA Obras no muy frecuentes del repertorio francés RAVEL POR PARTIDA DOBLE BUENOS AIRES Teatro Avenida. 7-IX-2007. Ravel, El niño y los sortilegios. Cecilia Pastawski, Guadalupe Barrientos, Laura Polverini, Hernán Sánchez Arteaga, Fernando Radó. Ravel, La hora española. Eugenia Fuente, Hernán Sánchez Arteaga, Fernando Grassi, Santiago Bürgi y Mario De Salvo. Orquesta y Coro de Juventus Lyrica. Director musical: Emiliano Greizerstein. Directora escénica y escenografía: Ana D’Anna. Vestuario: María Jaunarena. Juventus Lyrica, una asociación privada de ópera creada en 1999 y que tiene entre sus objetivos dar oportunidades a los valores jóvenes, ofreció este programa integrado por las dos únicas óperas escritas por Maurice Ravel como tercero de los cuatro títulos de su presente temporada, tras meritorias versiones de Rigoletto y Doña Francisquita. Este espectáculo me pareció algo menos atrayente, aunque manteniendo un más que decoroso nivel. Lo que menos me gustó de esta velada fue el empleo (no anunciado previamente) de orquestaciones reducidas, trabajos del ignoto David Puntos en el primer caso y del compositor y director francés Gabriel Grovlez (1879-1944) en el segundo, datos que no figuraban en el programa de mano y que debí procurarme por propia investigación. Se perdió con esto mucha de la sutileza o el especial colorido de estas páginas, pese a la labor acertada de Greizerstein y aceptable de los instrumentistas a sus órdenes. Las puestas en escena fueron ágiles, pertinentes y convincentes. Si a mi juicio resultó más lograda la de L’heure espagnole fue por las estrecheces del escenario, donde el revuelo y la algarabía de algún momento de L’enfant et les sortilèges se volvió un poco confuso o trabado. Pero hubo la adecuada dosis de poesía e ingenio en ésta frente a la Escena de La hora española aguda ironía y sátira de aquélla. Vistoso, atractivo y colorido el vestuario y bien concebida la escenografía. Correcta, sin más, la iluminación. El elenco vocal que encaró El niño y los sortilegios era sumamente juvenil, con varios cantantes rondan- do los 22 añitos. Bien Cecilia Pastawski por voz, figura y desenvolvimiento en el rol protagonista y competente la mayoría del numeroso plantel, dentro del que hay que destacar, por sus más que interesantes cualidades, a Fernando Radó (Sillón y Árbol). La hora española fue interpretada por un quinteto algo más experimentado — dentro de la juventud que es propia de los que actúan para esta entidad— y eso se hizo sentir en los resultados. Eugenia Fuente compuso y cantó con acierto a Concepción mientras Fernando Grassi (Ramiro) y Mario De Salvo (Don Íñigo Gómez) sobresalieron entre los representantes masculinos. Carlos Singer Cierre de la gira por Brasil y Argentina LA SINFÓNICA DE EUSKADI EN BUENOS AIRES Buenos Aires. Teatro Coliseo. 18-IX-2007. Bruno Leonardo Gelber, piano. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Director: Gilbert Varga. Obras de Madina, Rachmaninov y Shostakovich. E 38 xcelente sabor de boca dejó esta nueva visita de la Orquesta Sinfónica de Euskadi a nuestra ciudad, donde había actuado en 2000, en ese caso en el Teatro Colón. Ahora se la pudo escuchar dentro de la temporada de Nuova Harmonia, una institución musical vinculada a la Embajada de Italia en Argentina y a sus entes culturales. El concierto, con el que culminaba una gira que comprendió las ciudades de Santos, San Pablo y Blumenau en Brasil, así como Rosario y Buenos Aires en la Argentina, sirvió para mostrar el alto nivel alcanzado por el conjunto vasco en sus 25 años de existencia. Más que eficiente en todas sus líneas, con una sonoridad franca y poderosa, adecuada disposición para responder a la batuta y remarcable ajuste y precisión. El programa se abrió, en homenaje al centenario de su nacimiento, con una obra de un compositor vasco largamente ligado a la Argentina, el padre Francisco de Madina, que vivió aquí entre 1930 y 1955, desarrollando a la vez tareas sacerdotales y musicales. Orreaga es un tríptico sinfónico de marcado tono nacionalista, que muestra a un creador de hábiles recursos y lenguaje sumamente asequible, que alcanza su mejor momento en la brillante espatadanza conclusiva. Con la presencia como solista del pianista argentino Bruno Leonardo Gelber, se pudo escuchar una versión bien lograda del dilatado Tercer Concierto de Rachmaninov. Gelber optó por un enfoque muy musical y lírico de la partitura, tiempos nunca precipitados, abundante empleo del rubato —en el que contó con la magistral ayuda de Varga, que se amoldó con gran habilidad a los requerimientos del solista— y un toque claro y finamente articulado, con lo que la compleja escritura pianística resultó siempre perfectamente diáfana. La Sinfonía nº 10 de Shostakovich es una partitura vasta y exigente. Se la pudo apreciar en toda su dimensión gracias a la excelente labor de Gilbert Varga, de gesto medido y certero a la vez que expresivo. La orquesta tuvo un desempeño altamente positivo, en especial en el sector cuerdas, de excelente labor —como prueba, esos perfectos unísonos hacia la conclusión del Moderato inicial, un momento muy expuesto. Contundentes y de gran lucimiento los finales tanto del segundo como del cuarto movimiento, perfectamente logrados. El numeroso público celebró la actuación con ruidosos aplausos, que director y orquesta agradecieron con dos propinas: Amorosa, la sexta de las Melodías vascas de Guridi, finamente vertida y la Danza eslava op. 46, nº 8 de Dvorák, vibrante y vigorosa. Carlos Singer AC T U A L I DA D AUSTRIA Inmersión wagneriana DIEZ AÑOS ERL Festival del Tirol. 6/12-VII-2007. Wagner, Tetralogía, Tristán e Isolda, Maestros cantores, Parsifal. Director musical: Gustav Kuhn. Las cifras cantan: 24000 espectadores acudieron a llenar los 20 establecimientos de la Casa de Comedias de la Pasión de Erl en el valle de Inn, ante las montañas del Emperador. Cubrieron con sus billetes un tercio del presupuesto: dos millones y medio de euros solventados por los gobiernos de Austria y Tirol. El programa fue wagneriano: la Tetralogía, dividida esta vez en siete partes, entre las cuales se dieron Tristán y Los maestros cantores, para rematar con Parsifal. El hilo conductor fue la idea de la redención, sea por el amor profano o sagrado. El año próximo volverá a representarse la tradicional Pasión y en el verano de 2009 seguirá la ronda. Gustav Kuhn resolvió el envite con la estética del lugar: trabajo con los actores, paisaje, sobriedad escénica, suntuosidad musical. Durante tres meses de tarea, concitó a 128 músicos de todas partes, 90 coristas, ocho asistentes musicales y 44 técnicos, más administración y prensa. Can- tantes veteranos y jóvenes figuras convirtieron el acto en una academia de interpretación. En 1992 fundó Kuhn la Accademia de Montegral, que funcionó hasta 2000 en el Convento dell’Angelo de los padres pasionistas, en las montañas de la Toscana nórdica, cerca de Lucca. Allí se estudió arte, teología, historia, pedagogía, filosofía. Se formaron solistas en lo técnico, estético y repertorial. A partir de octubre se pondrá en marcha un festival de invierno, en una sala de 600 localidades, para ofrecer Bach, Mozart y bel canto. Del inmenso concurso wagneriano cabe destacar a la mezzo Monika Waeckerle en Brangania, al barítono Michael Kupfer (Kurwenal y Klingsor), señorial de presencia y voz al tenor Michael Baba (Parsifal y Sigmundo), grandioso en su debut su colega Gianluca Zampieri en Tristán y, como sorpresa del Festival, la Brunilda de Sigfrido, la soprano Bettine Kampp. Boris Michael Gruhl Una ópera de Telemann en el festival de música antigua LA PACIENCIA RETRIBUIDA INNSBRUCK Festwochen der Alten Musik. 12-VIII-2007. Telemann, Der Geduldige Sokrates. Marcos Fink, Inga Kalna, Kristina Hansson, Sunhae Im. Director musical: René Jacobs. Directores de escena: Nigel Lowery y Amir Hosseinpour. 40 Se presenta El paciente Sócrates (1721) de Telemann como una inteligente broma. La pieza es absurda pero la música resulta tan variada que se escucha pacientemente durante cuatro horas. También Sócrates soporta con calma a sus dos mujeres, Jantipa y Amita, personificadas por dos excelentes cantantes y comediantas, Inga Kalna y Kristina Hansson, las cuales litigan mientras guisan y trastean en sus casas paralelas. Sólo el sereno dueño de casa no puede gozar a la vez de ambas. Por ejemplo, ha de beber alternativamente de las dos tazas que le sirven. Marcos Fink, con agudeza, lo representa tal como lo quiere la historia, estoico y con su empinado cráneo. A la vez, pelean, bailan y miman las amables y desenfadadas princesas Rodinette y Endronika —Sunhae Im y Brigitte Christensen— por el favor del príncipe Melito, el cual no puede o no quiere decidirse. Pero debe hacerlo, compulsado por su severo padre y señor Nicias. Entre Escena de El paciente Sócrates de Telemann tanto, las tropas de reserva atenienses necesitan y deben conseguir la doble unión. Las cordiales princesitas danzan de modo minimalista mientras otro príncipe, Antipo, de corazón, se quiere quedar al menos con una de ellas, ninguna de las cuales desea dejar su lugar vacío.El padre es Maarten Konigsberger, un colorido playboy. Donát Havár, un estrecho tenor, es Melito. Matthias Rexroth, seguro y mandón contrate- nor, encarna a Antipo. La situación es barroca y operetística. Fue resuelta a lo Offenbach, plena de parodias y disfraces, con astucia, alegría y sólida preparación. Se completó con los discípulos socráticos Platón, Alcibíades y Jenofonte (Michael Kranebitter, Sun-Hwan Ahn, Richard Klein). En Pitho, Daniel Jenz aunó la comedia tirolesa y la commedia dell’arte, efectivo en su atuendo de cuero. El contrin- cante del filósofo fue Aristófanes, un Alexei Kudria en hinchado comediógrafo, ornado de propias y ajenas plumas. El chiste alemán y la afectación italiana de la melodía consiguieron una feliz síntesis. A tan coloridos resultados concurrieron tanto los responsables de la escena, Nigel Lowery y Amir Hosseinpour, como el director de orquesta, René Jacobs. Boris Michael Gruhl Orquesta Sinfónica de Castilla y León CENTRO CULTURAL MIGUEL DELIBES VALLADOLID • TEMPORADA 2007/08 Alejandro Principal Posada Director Director Invitado Titular • Vasily Dmitry • Sitkovetsky Alberto Zedda Sharon Bezaly • Bella • Lars Piotr • Lindberg Praga Orquesta • Gidon • Pamplonés Coro invitada So-Young Christian • • Coro de Yoon • Gilbert Información Centro Cultural Miguel Delibes • Orquesta Sinfónica de Castilla y León Avenida Monasterio Nuestra Señora de Prado, 2 • 47014 Valladolid Tel 983 385 604 • E-mail: [email protected] Zubiria Tolosa www.fundacionsiglo.es • Kremer Jonathan Filarmónico Orquesta • Anderszewski Moser Chang Orfeón Vogt Johannes Volodos Sarah de Solistas Davidovich Arcadi Coros Minkowski • Günther Herbig • Mozdzer Artista Spinosi • Libor en Residencia • Directores Jean Christophe Pesek • Marc Petrenko de Cámara Eslovaco Euskadi Varga Biss Paul Lewis • Leszek Ewa Podles AC T U A L I DA D AUSTRIA Comienza la etapa Flimm ENTRE NOVEDADES Y CANCELACIONES SALZBURGO El Festival de Salzburgo ha iniciado este verano una nueva andadura bajo la dirección de Jürgen Flimm, prestigioso nombre del teatro alemán, ligado al certamen austriaco desde su presentación en 1987, primero como director de escena en diversas producciones teatrales (Der Bauer als Millionär, Das Mald aus der Vorstadt y Der Schwierge) y otras tantas operísticas (Poppea, 1993; King Arthur, 2004 y Lucio Silla, 2006) y posteriormente como máximo responsable de la sección teatral del festival durante el trienio 20022004. En un recorrido inverso al de Gérard Mortier — director en Salzburgo de 1992 a 2001 y de la Ruhr Triennale de 2002 a 2004)—, Flimm ha pasado de este innovador certamen escénico alemán (2005-2007) a responsabilizarse de la dirección del festival musical más reputado del mundo con una propuesta artística novedosa que no ha terminado de cuajar a tenor de los resultados. En su primera entrega operística, Flimm ha programado siete títulos, de los cuales los dos mozartianos eran reposición del año pasado —las interesantes Bodas de Fígaro firmadas por Claus Guth y el delicioso doblete con marionetas formado por Der Schauspieldirektor y Bastien und Bastienne— y los cinco restantes se presentaban como nuevas producciones de títulos nada frecuentados por aquellos pagos: el estreno absoluto del Réquiem for a Metamorphosis, encargado al multifacético artista belga Jan Fabre; Armida (F. J. Haydn), Evgeni Onegin y Benvenuto Cellini, nunca antes programados en el festival, y el popular Der Freischütz, que no se representaba desde 1954 en aquella histórica producción de Wilhelm Furtwängler y Günther Rennert. Monika Rittershaus Festival. 8/15-VIII-2007. 42 Annete Dasch y Michael Schade en Armida de Haydn Las novedades no sólo afectaron al repertorio sino también a la elección de una buena parte de los artistas invitados, sobre todo en lo que se refiere a los directores de escena, ya que todos ellos hacían su debut en Salzburgo. Pero visto lo visto, el resultado fue muy desigual y los experimentos poco afortunados en líneas generales. Lo más interesante y creativo vino de la mano del prestigioso director de escena alemán Christof Loy, que apoyándose en un vestuario actual de Bettina Walter y en una escueta pero eficaz escenografía de Dirk Becker ideada sobre la base de tres elementos tan simples como una empinada rampa, una gigantesca pila de tablones de madera y un impresionante leño de más de diez metros de alto por cinco de ancho, fue capaz de insuflar vida a una ópera tan inerte como la Armida de F. J. Haydn, partitura de indudables bellezas musicales, pero seca dramáticamente. Loy sacó lo mejor de unos intérpretes entregados, que arropó inteligentemente con una veintena de figurantes que correteaban por la escena. Pero también sacó un gran partido de la siempre complicada Felsenreitschule, un espacio escénico tan original como hermoso, que sin duda limita y complica el quehacer teatral por sus enormes dimensiones. Ivor Bolton, por su parte, puso la guinda a un espectáculo redondo en lo musical, servido por una versátil y entonada Orquesta del Mozarteum y por un equilibrado reparto, en el que destacó el ímpetu vocal de la joven soprano Annette Dasch (Armida), el cuidadoso estilo del tenor Michael Schade (Rinaldo), la destacada personalidad de Richard Croft (Ubaldo) y el grato descubrimiento de una jovencísima soprano rusa, la muy interesante debutante Elena Tsallagova, que tuvo que sustituir in extremis a una indispuesta Mojca Erdmann (Zelmira), otro de los jóvenes valores de este verano, que a su vez tuvo que reemplazar a Patricia Petibon, de baja por maternidad. La Grosses Festspielhaus (la gran sala del Palacio de Festivales), acogió las dos nuevas producciones de Evgeni Onegin y Benvenuto Cellini. La primera, firmada por una de las más destacadas directoras del teatro centroeuropeo actual, la alemana Andrea Breth, aunque todavía un tanto inexperta en el terreno operístico —ésta era su cuarta producción lírica—, ofreció detalles de interés en la dirección teatral — magistral la escena del duelo—, aunque en su conjunto pecó de una visión demasiado ampulosa y excesivamente opresiva de una obra tan rica en sutilezas como es la de Chaikovski. La monumen- tal escenografía de Martin Zehetgruber presentaba una serie de habitaciones palaciegas de negras paredes que se sucedían una y otra vez, movidas por un enorme giratorio que, de tanto dar vueltas, nos cansaba más y más según avanzaba la función. Impactante la primera escena con un inmenso trigal esparcido por la inmensa habitación de Larina y espectacular la presentación y el movimiento de masas en el salón de baile del segundo acto. Daniel Barenboim, que se enfrentaba a esta ópera por primera vez, nos dejó una versión musical de Onegin un tanto pesada y carente de chispa. Su acompañamiento de las voces no siempre fue cuidadoso en el manejo de los decibelios de una Filarmónica de Viena menos impactante que en otras ocasiones y un coro realmente bajo mínimos. El triunfo del veterano Ferruccio Furlanetto, en el breve papel de Gremin, explica el flojo reparto vocal, encabezado por unos discretos Peter Mattei (Onegin) y Anna Samuil (Tatiana) en la pareja protagonista y un Joseph Kaiser algo más entonado como Lenski. El infrecuente Benvenuto Cellini de Berlioz aterrizó en Salzburgo —y nunca mejor dicho porque por haber había hasta un helicóptero en escena— en una impactante producción en el mejor estilo de los musicales de Broadway, firmada por el cineasta y creativo publicitario Philipp Stölzl, autor de anuncios para firmas comerciales como Sony o BMW y vídeos musicales de Madonna o Mick Jagger. En su segundo intento operístico —hace dos años estrenó un polémico Der Freischütz en Meiningen—, el joven director alemán caricaturizó esta gran ópera, que Hector Berlioz escribió a partir de la autobiografía del conocido escultor del renacimiento flo- AC T U A L I DA D rentino, con un disparatado montaje multimedia lleno de imágenes, gags y una frenética acción teatral que llegaba a producir un desasosiego parecido al de la película Moulin Rouge de Baz Luhrmann. El público del estreno (10 de agosto) se lo pasó pipa y aplaudió a rabiar el montaje. Un éxito de los que no se recuerdan… En el foso estaba el ubicuo Valeri Gergiev —viaje va, viaje viene, desde El Escorial a Salzburgo y viceversa— que hizo sonar a la primera orquesta vienesa tan fuerte como pudo en una versión musical tan desmadrada como lo que veía en la escena. En el amplio reparto vocal destacó la prometedora soprano rusa Maija Kovalevska como Teresa, ganadora del penúltimo concurso de Operalia, celebrado en Valencia el pasado año. Estupendos tanto Laurent Naouri (Fieramosca) como Mikhail Petrenko (Papa Clemente) y decepcionate por completo el joven tenor alemán Bukhard Fritz (Benvenuto Cellini), que sustituía a Neil Shicoff, otra baja más de una edición un tanto aciaga, de la que también se cayeron del cartel, con gran revuelo C&M Baus AUSTRIA Bukhard Fritz y Maija Kovalevska en Benvenuto Cellini de Berlioz mediático, estrellas fugaces como la pareja de moda formada por Netrebko y Villazón o las conocidas mezzosopranos Elina Ga-ranca y Vesselina Kasarova. En la remozada sala pequeña, ahora bautizada como Haus für Mozart, volvía al festival tras una larga ausencia de 53 años una de las óperas más populares por aquellos lares, Der Freischütz de Weber, y lo hizo con muy poca fortuna por culpa de una producción pretenciosamente moderna, pero de estética realmente fea y de escaso interés teatral, que fue concebida por el joven director alemán Falk Richter, con tan poca experiencia operística como sus colegas anteriores (éste era su cuarto título). Markus Stenz, de nuevo con la Filarmónica de Viena en el foso, puso orden y buen gobierno en una lectura más eficaz que poética. El reparto se movió entre las excelencias vocales de un sólido Peter Seiffert, que borda el papel de Max, el impactante Kaspar de John Relyea y la corrección vocal de las dos féminas: Petra Maria Schnitzer (Agathe) y Alexandra Kurzak (Ännchen). Muy bien las otras dos voces graves de los jóvenes Markus Butter (Ottokar) y Gunther Groissböck (Eremita). Por último, en la reposición de las inteligentes Bodas de Fígaro de Claus Guth salimos perdiendo en lo musical con la llegada de un Harding algo menos plano y más animado que en Aix, unas semanas antes, pero, en todo caso, muy lejos de las excelencias a las que nos acostumbró Harnoncourt el pasado año. El reparto, por el contrario, fue más equilibrado e interesante este verano con una estupenda pareja protagonista encarnada por las atractivas voces de Luca Pisaroni (Figaro) y Diana Damrau (Susanna), el sólido Conde de Gerald Finley y las eficaces prestaciones vocales de Dorothea Röschmann (Condesa) —la única que repetía— y Martina Janková (Cherubino). Al final el gran éxito del festival se lo llevó Plácido Domingo en los dos conciertos de zarzuela que había anunciado con el título de la popular romanza de Maravilla, Amor, vida de mi vida. Manuel Navarro Martínez Apoteosis de Domingo EL GRAN VALEDOR DE LA ZARZUELA Salzburgo. Grossesfestpielhaus. 9-VIII-2007. Plácido Domingo, tenor; Ana María Martínez, soprano. Orquesta del Mozarteum. Director: Jesús López Cobos. Amor, vida de mi vida, recital de zarzuela. S e había anunciado como un duelo entre Plácido Domingo y Rolando Villazón, tenores referenciales de generaciones distintas, paladines ambos de la zarzuela. Así lo habían entendido los amantes del género: los defensores convencidos; los que empiezan a descubrirlo por las píldoras suministradas cada vez con más frecuencia por las primeras voces internacionales y, ya en el círculo del Festival, los que recordaban el éxito que en 1983, con Domingo y Pilar Lorengar, despertó la zarzuela en su puesta de largo salzburguesa. De ahí que las entradas para los dos conciertos de Amor, vida de mi vida en la Grossesfestpielhaus desaparecieran inmediatamente. Pero la oferta se descafeinó. La cascada de cancelaciones que este año ha azotado el festival arrastró también a Villazón, que debió ser sustituido por la soprano portorriqueña Ana María Martínez, acompañante de Domingo días antes en su recital de Madrid, que en la ciudad de Mozart, aun compartiendo tamaño de letra en el cartel con el cantante madrileño, su presencia se redujo a esa misma figura. Y es que Martínez, con excelente voz y gusto extraordi- nario en lo expresivo, carece aún del gancho mediático que respalda al esperado tenor mejicano y parece alejada de la desenvoltura castiza que la zarzuela requiere. De ahí que se la viese más en su mundo frente a la cadencia de María la O de Lecuona, su única propina, aparte del dúo de El gato montés, donde volvió a dar la réplica a ese “torero” que es Domingo. Para él fue la noche. Se percibió desde el fervor levantado tras el aria de Maravilla que titulaba el concierto —siempre con el impagable respaldo de López Cobos al frente de la Orques- ta del Mozarteum— a la puesta en pie al unísono del respetable tras el No puede ser, de La tabernera del puerto, su único bis en solitario. Pudieron ser más, pero protocolo obliga. Y esa noche, coincidiendo con la presencia número 50 del tenor en las tablas de la conocida cita veraniega, a la que llegó hace 32 años, debió sacrificar lo que apuntaba a apoteosis por la foto oficial, flanqueado por la presidenta del Festival y la del Land de Salzburgo, imponiéndole la medalla de la ciudad en fecha tan señalada. Juan Antonio Llorente 43 AC T U A L I DA D AUSTRIA Philipp Himmelmann dirige una espectacular Tosca EL GRAN OJO SOBRE EL LAGO Escenario sobre el lago. 28-VII-2007. Puccini, Tosca. Nadja Michael, Zoran Todorovich, Gidon Saks. Director musical: Ulf Schirmer. Director de escena: Philipp Himmelmann. Theater am Kornmarkt. 27-VII-2007. Britten, Paul Bunyan. Helmut Krauss, Roberto Gionfriddo, Gillian Keith, Juan Carlos Falcón, Meik Schwalm, Bonita Hyman. Director musical: Steuart Bedford. Director de escena: Nicholas Broadhurst. Festspielhaus. 29-VII-2007. Britten, Death in Venice. Alan Oke, Peter Sidhom, Will Towers. Director musical: Paul Daniel. Director de escena: Yoshi Oïda. BREGENZ Parecía imposible encontrar una imagen tan impactante como la del inmenso esqueleto que se recortaba sobre el lago Constanza en la producción de Un ballo in maschera. Lo logra plenamente el gran ojo diseñado por Johannes Leiacker para la nueva producción de Tosca. Al principio son los ojos verdes de la Marquesa Attavanti, que provocan los celos de Floria Tosca, pero también la mirada que todo lo ve en un estado policial. En el acto II, Tosca entona su cantata reflejada en el iris del ojo, y allí vemos también expuesto en todo su horror el sangriento suplicio de Cavaradossi. En el acto III, Tosca se subirá a él para anunciar la libertad de su amado y al final, después de que éste haya caído a las aguas del lago, en un momento de un tremendo efectismo, se precipitará en su interior. El director de escena ale- mán Philipp Himmelmann ha creado una historia policiaca ambientada en el siglo XX, que funciona a la perfección gracias a una trepidante dirección de actores y un minucioso trabajo teatral, perceptible incluso en la distancia. Ulf Schirmer, al frente de una magnífica Sinfónica de Viena, aprovechó las excelencias de un cada vez más sofisticado sistema de sonido. Tosca fue la guapísima Nadja Michael, con una voz rotunda y poderosa, dotada de un incisivo vibrato, y un enorme convencimiento en escena. Zoran Todorovich aprovechó sus medios típicamente tenoriles en un Mario Cavaradossi como manda la tradición, y Gidon Saks hizo un casi salvaje Barón Scarpia. En Muerte en Venecia, de Benjamin Britten, el director de escena Yoshi Oïda ha establecido una acertada relación entre el teatro japonés y la ciudad veneciana, con una sencillí- sima escenografía de Tom Schenk a base de pasarelas de madera y agua, y una coreografía de Daniela Kurz que se adecuaba a la perfección con el espíritu de esta extraña y fascinantemente turbadora última ópera del compositor inglés. El tenor Alan Oke hizo un Gustav von Aschenbach de sobria entereza, y Peter Sidhom dio vida a la multitud de papeles menores. Will Towers aportó su timbre de contratenor a las intervenciones de Apolo. Los papeles menores estuvieron bien defendidos por el Britten Festival Chorus, y el Tanztheater Nürnberg se ocupó de las importantes partes danzadas. Paul Daniel creó el clima de inquietante fascinación aprovechando las magníficas sonoridades de la Orquesta Sinfónica de Viena, con el uso del gamelán en las apariciones del joven Tadzio y sus compañeros. Una auténtica rareza es la opereta Paul Bunyan, una curiosa aportación del maestro inglés a la comedia musical. Nicholas Broadhurst propuso una simpática producción con un árbol como principal elemento escenográfico, y al frente del entusiasta reparto y el participativo Coro del Theater am Kornmarkst estuvo el propio colaborador del compositor, Steuart Bedford, quien supo encontrar el adecuado estilo por encima de las limitaciones de una orquesta regional (la Sinfónica de Vorarlberg). Rafael Banús Irusta Schubertiada CORDIALIDAD Y RISAS SCHWARZENBERG Sala Angelika Kauffmann. 1/7-IX-2007. Bostridge, Damrau, Kirchschlager, Cuarteto Artemis. 44 La última semana de conciertos de esta Schubertiada, se abría con Ian Bostridge, que ofreció su meditada lectura, un tanto retórica, del Dichterliebe schumanniano. Sin embargo, dos días más tarde, tanto Bostridge como Drake habrían de alcanzar grandes cotas expresivas en la Bella molinera, al retratar a su protagonista en la amargura y desesperación ya desde los primeros lieder. Al día siguiente, Angelika Kirchschlager y Hel- muth Deutsch ofrecieron una compilación poco habitual pero de gran calidad de lieder serios de Listz y Dvorák. Contrastó con ello el espíritu popular de los Zigeunerlieder de Brahms, con su rica paleta de colores y caracteres, que permitió al público disfrutar de la versatilidad de ambos intérpretes. El único concierto no vocal corrió a cargo del impecable Cuarteto Artemis, en su nueva formación, que habría de interpretar muy brillantemente los Cuartetos op. 18, nº 5 y Rasu- movski de Beethoven así como el bellísimo fragmento schubertiano D. 703. Dos pequeños accidentes protagonizaron las intervenciones de Diana Damrau en la Schubertiade. Tras un excelente recital de canción italiana y lied, la Damrau se echó a reír cuando vio que había olvidado preparar las hojas de la propina, una comprometida pieza contemporánea. De nuevo hubo risas tras una entrada falsa al comienzo del concierto de cuarteto vocal que reunía a los tres cantan- tes comentados con el barítono Christopher Maltman; en una risueña velada de cuartetos y duetos de Schubert. El sábado 8 tuvieron lugar el recital de los alumnos del curso de interpretación de Lied dirigido por Thomas Quasthoff y Justus Zeyen, y el esperado Winterreise de Maltman, cantando desde un conocimiento profundo del texto y del estilo, denotando la impronta del experimentado Graham Johnson. Elisa Rapado AC T U A L I DA D FRANCIA Un pueblo de Normandía BACH, ALFA Y OMEGA ARQUES Arques-la-Bataille. Académie Bach. Iglesia de Notre-Dame de l’Assomption, Iglesia de Colmesnil. 30/31-VIII-2007. Marco Beasley, Bertrand Cuiller, Hans Jörg Mammel, Arnaud Marzorati, Jean-François Novelli, Jean Tubéry. Ensembles La Fenice, Accordone, Les Lunaisiens. Obras de Bruhns, Buxtehude, Duval, Eyck, Liguori, Mascitti, Matteis, Morini, Ragazzi, A y D. Scarlatti, Soler. Hace diez años un organista, Jean-Paul Combet, y un informático, Philippe Gautrot, elegían Arques-la-Bataille, pueblo de 2500 habitantes en los alrededores de Dieppe (Haute-Normandie) para asociarse, fundar la Academia Bach y la discográfica Alpha. El objeto de la Academia Bach es instaurar un diálogo entre pasado, presente y futuro en torno al núcleo de la música antigua. Entre la veintena de citas de esta edición, resaltemos la que el clavecinista Bertrand Cuiller consagró a Domenico Scarlatti en la pequeña iglesia de Colmesnil. El joven músico francés mostró una concentración aleatoria, levantándose inesperadamente entre dos piezas para desaparecer en la sacristía antes de lanzarse a otra, invirtiendo el orden anunciado y no dudando en cambiar bastantes obras. Bajo la dirección de su fundador, Jean Tubéry, La Fenice ofreció dos cantatas de Buxtehude, rodeadas de páginas de puro estilo settecento, concluyó un brillante programa constituido por cantatas de Giuseppe Sortile y Alessandro Scarlatti, una pastoral de Alfonso M. dei Liguori, Sonate y Ayres de Nicola Matteis y Angelo Ragazzi, más un conmovedor madrigal de Monteverdi. Un gran momento de dicha, desgraciadamente anulada por el concierto que le siguió inmediatamente, ofrecido por Les Lunaisiens. Jan Jacob van Eyck y Nicolaus Bruhns. Se impuso el tenor alemán Hans Jörg Mammel, que posee todos los ingredientes para ser un gran Evangelista de las Pasiones de Bach. Otro momento feliz fue el que el ensemble Accordone del tenor di gracia Marco Beasley consagró al siglo XVII napolitano, en arreglos del clavecinista, compositor y miembro del grupo Guido Morini. Una de las piezas de éste, el lamento L’Anammurato Arfeo, escrito en el más Bruno Serrou Chorégies d’Orange PRIMERA BUTTERFLY DE ORANGE ORANGE Grand Angle Chorégies. Théâtre antique. 7-VII-2007. Puccini, Madama Butterfly. Verónica Villarroel, Marco Berti, Julia Gertseva, Anthony Michaels-Moore, Caroline Mutel, Gilles Ragon. Coros de la Ópera de Montecarlo, Ópera de Avignon y Chorégies d’Orange. Orquesta de la Suisse Romande. Director musical: Yutaka Sado. Directora de escena: Mireille Larroche. Escenografía: Guy-Claude François. Vestuario: Danièle Barraud. 46 La XXXV edición de este festival, por lo demás poco avaro en opéras de Puccini, se ha abierto con un estreno: Madama Butterfly. Parece asombroso que Cio-Cio San haya tenido que esperar tanto tiempo antes de hacer su primera aparición en este templo francés del arte lírico ya que la japonesita de Nagasaki posee todos las bazas para atraer en masa a los aficionados. Sin embargo, estos respondieron sin demasiado entusiasmo y las gradas estuvieron lejos de llenarse. Para poner en escena este jardín japonés se elegió a la animadora de la más exigua escena lírica francesa, Mireille Larroche, fundadora de la Péniche Opéra, a la que Raymond Duffaut, director de las Chorégies, ya había confiado esta misma obra en la Ópera de Aviñón. Mientras los espectadores alcanzaban con dificultad sus asientos, el muro de Augusto Escena de Madama Butterfly de Puccini en Orange proyectaba un texto simplista sobre la condición femenina, remedado por una doble de la heroína que enseguida fue relevada por los primeros acordes, literalmente catapultados por el director japonés Yutaka Sado, que haría sonar con magnificencia, a todo lo largo de la velada, a una Orquesta de la Suisse Romande curtida en el repertorio lírico desde el foso de la Ópera de Ginebra. Sin embargo, el primer acto se hizo largo: los cantantes no se mostraron en forma, algo fatal para el Pinkerton de Marco Berti, que no pudo desplegar su voz; la escenografía se redujo al cliché, difícilmente servida por una iluminación cuya eficacia quedó anulada por la luz natural; la dirección de Sado fue fría, suscitando apenas la emoción. Pero, tras un largo entreacto, todo cambió; el espectáculo alcanzó cumbres de intensidad, las imágenes creadas por Larroche y su equipo se sucedieron cada vez más poderosas. La puesta en escena conmueve por su precisión, en especial el interludio del coro a boca cerrada en el curso del cual Cio-Cio San sueña despierta mientras las mujeres iluminan las minúsculas casas que cubren el suelo; el suntuoso amanecer que Sado eleva a la incandescencia; la emocionante despedida de Butterfly a su hijo; la muerte discreta y decidida de ésta. Se olvidan entonces los adornos de Verónica Villarroel, lejos de la joven japonesa a la que debe encarnar pero que canta bien, y se saborea la veracidad de la interpretación de Anthony Michaels-Moore como Sharpless y la atractiva Suzuki de Julia Gertseva. Bruno Serrou AC T U A L I DA D MADRID FRANCIA Una ópera de Vladimir Cosma GLORIA MASSILIA MARSELLA Opéra. 4-IX-2007. Cosma, Marius et Fanny. Roberto Alagna, Angela Gheorghiu, Jean-Philippe Lafont, Marc Barrard, Eric Huchet, Isabelle Vernet, Bruno Comparetti, Antoine Garcin. Director musical: Jacques Lacombe. Director de escena: JeanLouis Grinda. Decorados: Dominique Pichou. Marsella ha reservado una acogida triunfal a la primera ópera compuesta en su honor. Basada en la famosa trilogía de Marcel Pagnol, Marius et Fanny de Vladimir Cosma (n. 1940) se emparenta en forma y contenido, a un siglo de distancia, con la Louise de Gustave Charpen-tier, himno al París de los humildes. La Ópera de la capital provenzal no ha escatimado medios, contando para esta ocasión con un conjunto de cantantes de primer orden. “¡Me partes el corazón!”. La expresión es tan conocida que simboliza por sí misma en el mundo a la sociedad marsellesa. En Marius et Fanny, Cosma toma esta frase al pie de la letra, apelando a la lágrima del espectador mediante un regreso al verismo italiano de los Mascagni, Leoncavallo y Giordano y al naturalismo francés, cuyo arquetipo es Louise. Conocido por sus músicas cinematográficas, Cosma acredita una fibra lírica muy conservadora. Hábil orquestador, posee un punzante instinto melódico. Para su primera ópera, Cosma adapta su oficio a la escena, con fundidos encadenados, obstinados ritornellos y un sostenido flujo orquestal. Basándose en las dos primeras partes de la trilogía de Pagnol, se ha concentrado con sus cinco colibretistas en los amores de los hijos del cafetero César y de la pescadera Honorine, así como de sus allegados, a los que se añade la abigarrada población de Marsella. No hay que buscar aquí ninguna idea insólita; Cosma se contenta con tomar préstamos de un siglo cumplido de ópera, de Meyerbeer a Poulenc, pasando por Auber, Milhaud y Puccini, aligerado este último de su complejidad armónica. Nada asombroso, por tanto, que cantantes cuyos nombres no se asocian a la música contemporánea acepten participar en el estreno mundial de Marius et Fanny. Sorprende por el contrario que, conociendo el prestigioso reparto, el compositor se haya concentrado en el registro grave de sus intérpretes. Y si es difícil para un director de escena imponer una verdadera dirección de actores a semejante plantel de divos, Jean-Louis Grinda lo logra honrosamente, sobre la base de los decorados realistas de Dominique Pichou. Bajo la dirección decidida de Jacques Lacombe, la pareja Alagna/Gheorghiu expresa con creces su felicidad de cantar juntos, Jean-Philippe Lafont consigue desprenderse de la prestación de Raimu como César, Isabelle Vernet plantea una Honorine afable y Marc Barrard un Panisse generoso, al lado de unos comprimarios que otorgan fuerza y consistencia al menor papel. Bruno Serrou 47 AC T U A L I DA D FRANCIA Decepción BARBAZUL Y SUS SECRETARIAS PARÍS Opéra National de Paris. Bastille. 13-IX-2007. Dukas, Ariane et Barbe-Bleue. Willard White, Deborah Polaski, Julia Juon, Diana Axentii, Iwona Sobotka, Hélène Guilmette, Jaël Azzaretti. Director musical: Sylvain Cambreling. Directora de escena, decorados y vestuario: Anna Viebrock. Desde hace décadas, Ariane et Barbe-Bleue, única ópera de Paul Dukas, no tiene suerte, al menos en la escena lírica francesa. Obra maestra del repertorio galo, escasamente representada en su país de origen desde el estreno de 1907 en la Ópera Cómica de París, seguramente es delicada de poner en escena, pero ignorarla sistemáticamente constituye un crimen en toda regla. Por esto, tras las del Châtelet en 1991 y la Ópera de Lyon siete años después, la nueva producción presentada por la Ópera de París, que no representaba la obra desde 1975, era esperada con impaciencia. El sueño ha durado poco pues, desde los primeros compases del preludio, la orquestación copiosa y fluida de Dukas se hace, bajo la dirección de Sylvain Cambreling, espesa y atronadora; los metales no sólo son abusivos sino, sobre todo, vulgares y chillones, oprimiendo el brillo carnal de las maderas por encima del apagado tejido de las cuerdas. Esta grisalla se confirma con el siniestro decorado de despachos de fábrica prefabricados en lugar del misterioso castillo imaginado por Maeterlinck. Vestidas de pardos y grises, las seis cantantes yerran como almas en pena, matando el tiempo escogiendo ves- tidos, poniéndose y quitándose sombreros y chismorreando como secretarias en ausencia del patrón mientras la heroína, a modo de secretaria-jefe, se obstina en localizar en un plano de evacuación la salida de emergencia para escapar, al tiempo que el menor de sus movimientos es observado por una red de cámaras de vigilancia. Desespera todavía más que todo esto se deba a una directora de escena, Anna Viebrock, colaboradora cercana de Christoph Marthaler, que firma igualmente la esce- nografía, cuando apenas hay óperas que canten con tanta fuerza y poesía a la mujer, a su valor y feroz voluntad de libertad. Pese a su coraje y aliento, Deborah Polaski queda por debajo del agotador rol de Ariane. Su voz no resiste el alejamiento a que le somete la puesta en escena, aplastada por la excesiva sonoridad de la orquesta; el vibrato se ensancha y la articulación pierde nervio. Julia Juon es una nodriza de voz poderosa y carnal, y Diana Axentii una Sélysette juvenil de timbre tornasolado. La brevedad de los papeles masculinos, incluido el Barbazul de Willard White, no modifica en nada la decepción que provoca el conjunto de la producción. Bruno Serrou Maratón de tecla PIANOS BAJO LA CAMPANA Festival internacional de piano. Parc du château de Florans, Cloître de l’abbaye de Silvacane, Temple de Lourmarin. 21/23-VII-2007. Boris Berezovski, Nikolai Luganski, Grigori Sokolov, Kenneth Weiss. Ensemble Orquestal de Paris. Director musical: John Nelson. Obras de Bizet, Chopin, Mozart, Ravel, Scarlatti, Schubert, Scriabin. LA ROQUE D’ANTHÉRON Los fieles venidos en masa a la XXVII edición del Festival international de piano de la Roque d’Anthéron han descubierto un nuevo escenario. En el Parque del castillo de Florans les esperaba una escena cubierta de una nueva concha en forma de semicampana de catorce metros de altura que mejora singularmente la acústica, que continúa siendo todavía un poco seca. El festival, presidido ahora por Jean-Pierre Onoratini, hijo del fundador Paul Onoratini, cuya presencia sigue latente, se ha procurado por 600000 euros una estructura enteramente cerrada mediante una lámina de 48 PVC negro sostenida por un armazón metálico desmontable, adornado con reflectores en nido de abeja más finos que los anteriores. A uno de los pilares del festival provenzal, el ruso Boris Berezovski, se confió el concierto inaugural en este escenario inédito. Invitó a dialogar para esta ocasión al Ensemble Orchestral de París y su director musical John Nelson en los dos Conciertos para piano de Chopin, precedido cada uno de una página orquestal de Ravel. Así los espectadores pudieron disfrutar, por primera vez en este lugar, de una presencia sonora más firme de la orquesta. Los conciertos chopinianos de Berezovski son nobles y alti- vos, el teclado canta con exquisita poesía, sencilla, contrastada, tocados con dedos de acero en guantes de terciopelo. Un Chopin como nos gustaría escuchar más a menudo, sin florituras ni excesos. El mismo Ensemble Orquestal se encontró en su elemento con Mozart. Tras una pimpante Sinfonía n° 31 y antes de una Sinfonía de Bizet más laboriosa, la orquesta fue compañera atenta al piano feérico de Nikolai Luganski en el Concierto n° 21. Los dedos finos y veloces del elegante pianista ruso suscitaron un fuego de artificio de matices; el intérprete se mostró poeta y mago del sonido, apropiándose la obra de Mozart al extremo de tocar sus propias cadencias y mostrándose respetuoso con la partitura, al igual que en las propinas de Rachmaninov. El clavecinista neoyorquino Kenneth Weiss propuso en el claustro de la abadía de Sénanque una selección de sonatas de Scarlatti en una interpretación aérea y jovial, mientras en un templo de Lourmarin, como siempre tórrido pese a lo tardío de la hora, Grigori Sokolov, refractario al aire libre y con dedos de hierro, desarrollaba una Sonata en do menor de Schubert de titánico aliento beethoveniano y una guirnalda de piezas de Scriabin de una fuerza y precisión pasmosos. Bruno Serrou AC T U A L I DA D FRANCIA Festival Pablo Casals CASALS SIEMPRE PRESENTE PRADES Abadía de Saint-Michel-de-Cuxa, Iglesias de Saint-Pierre y de Catlar, Casino de Vernet-les-Bains. 1/4-VIII-2007. Andras Adorjan, Christian Altenburger, Véronique Bogaerts, Yvan Chiffoleau, Cuarteto Chilingirian, Paul Coletti, Ensemble vocal Héliade, JeanClaude van den Eynden, Cuarteto Fine Arts. Peter Frankl, Boris Garlitski, David Grimal, Marie Hallynck, Michel Lethiec, Jeremy Menuhin, Arto Noras, François Salque, Amaury Wallez, David Weber. Obras de Beethoven, Brahms, Caplet, Shostakovich, Dvorák, Haydn, Kodály, Mendelssohn, Poulenc, Schubert y Schumann. El porvenir de esta manifestación casi sexagenaria parece asegurado, al menos hasta 2010, gracias a una colaboración establecida entre el festival y sus patrocinadores: el Estado, la Región Lan-guedocRoussillon, el departamento de los Pirineos Orientales y la ciudad de Prades. “Nuestro presupuesto —recuerda el clarinetista Michel Lethiec, director del festival— nos permite organizar más de treinta conciertos en dos semanas, así como los programas del Théâtre des Champs-Elysées, giras por el extranjero, y el concurso bienal de composición, concedido este año a la surcoreana Hee Yun Kim”. Este verano el armazón del 56º festival estuvo constituido por obras que Casals había programado para la edición de 1957, pero que entonces no pudieron tocarse por una anulación debida a problemas de salud del maestro, y piezas escogidas por el público entre todas las programadas desde 1950. Si el festival se prodiga cada vez más en las localidades cercanas, las citas más importantes tienen siempre como marco la Abadía de Saint-Michel-deCuxa. Las obras se han agrupado según temáticas más o menos patentes, entre las cuales el humor no estaba ausente. Así, el concierto que reunía compositores cuyos nombres “sonaban” a otros de actualidad política; Strauss, Kahn, Lang, Holan, Royal y Sarkozy, en particular el primero, con una reducción lograda de Till Eulenspiegel para violín, contrabajo, clarinete, fagot y trompa, junto a otras obras más anecdóticas, todas ellas tocadas sobre el verde tapiz del Casino de Vernet-les-Bains. Los conciertos de la Abadía han reunido a los profesores de la Academia en programas que han cimentado desde siempre la reputación del festival. El Cuarteto Chilingirian ofreció una interpretación sobresaliente del Cuarteto n° 11 de Shostakovich junto a un Cuarteto n° 1 de Brahms más confuso y mate, mientras el Fine Arts impuso su técnica y homogeneidad infalibles en el Cuarteto op. 18, n° 5 de Beethoven; pero su precisión condujo a la frialdad, como en el Cuarteto “Rosamunda”, impecable pero demasiado distante. En el Trío “Dumky” de Dvorák, la violonchelista Marie Hallynck olvidó lo que distingue al solista del músico de cámara, tocando demasiado fuerte y de forma amanerada en detrimento de sus compañeros, Christian Alten-burger y Peter Frankl, cuya probidad contagió, no obstante, a su compañera en una brillante interpretación del célebre Trío n° 2 de Schubert. Bruno Serrou 49 AC T U A L I DA D ITALIA El juego del poder PIZZI TODOTERRENO MACERATA Sferisterio. 2-VIII-2007. Verdi, Macbeth. 3-VIII-2007. Donizetti, Maria Stuarda. 4-VIII-2007. Bellini, Norma. Curtido en todos los formatos posibles, el milanés Pier Luigi Pizzi ha querido poner a prueba sus capacidades como gestor al hacerse cargo desde el pasado año del Festival de Macerata, donde ya había triunfado como escenógrafo, figurinista y director de escena. Le faltaba para mostrarse como “hombre orquesta” asumir la responsabilidad de enmarcar los contenidos. Lo ha hecho por la vía del concepto. Si el próximo verano la programación se estructurará en torno a la Seducción —encajando en la escena del Sferisterio, tan impactante para el público como difícil para los creadores, los montajes de Salomé, Carmen (¿regresará sobre la que hizo ad maiorem gloria Teresa Berganza para Bercy?) y Cavalleria rusticana, curiosamente adosada a El amor brujo—, en esta ocasión el espectro a vestir era El juego del poder, centrándose en tres títulos: Macbeth, de Verdi, para evidenciar la desmedida ambición de los protagonistas; Escena de Maria Stuarda de Donizetti en el Sferisterio de Macerata Maria Stuarda, de Donizetti, para poner de relieve el imposible diálogo poderrazón y Norma, de Bellini, centrada en la renuncia al dominio por amor. Las dos primeras, firmadas con gran acierto en el triple cometido escénico por Pizzi, tuvieron desiguales resultados en lo musical. Mientras la Orquesta Regionale delle Marche y los coros sonaron muy bien en ambos casos a las órdenes de Daniele Callegari (Macbeth) y Riccardo Frizza (Maria Stuarda) —igual que, un día más tarde, lo harían en Norma con Paolo Arrivabeni—, el capítulo vocal se movió en distintos niveles entre una y otra: el de las dos excelentes sopranos — Laura Polverelli, en una magistral Elisabeth y Maria Pia Piscitelli, una portentosa novedad, como Maria—, respaldadas por la mezzo Giovanna Lanza y las voces masculinas de Roberto de Biasio y Simone Alberghini, redondearon la noche. No así en la ópera verdiana, donde no dieron la talla ni el barítono Giuseppe Altomare en el papel titular, cuya trayectoria fue de arriba abajo, ni la soprano Olha Zhuravel, aceptable únicamente en el aria final. Punto y aparte para la Norma, que Pizzi encomendó a su ayudante y alumno Massimo Gasparon quien, animado por la fantasía del maestro, dejó volar la suya para crear un pastiche no recomendable para estómagos delicados, al trasladar la acción a los confines del Tíbet, sin prescindir por ello del peplum y las corazas de los soldados romanos, enfrentadas a los coloridos atuendos de un lamasterio. El desastre lo esquivaron tres de las voces protagonistas: la soprano griega Dimitra Theodosiou, movida como Callas y con los recursos vocales apuntando a Caballé; la mezzo Daniella Barcellona, en una Adalgisa de alta precisión y el bajo menorquín Simón Orfila, que ha convertido a Oroveso, padre de Norma, el mismo con el que debutó hace casi una década, en caballo de batalla de su carrera. Juan Antonio Llorente Settembre Musica UN HUESO BIEN ROÍDO TURÍN Jardines de La Venaria Reale. Auditorio de la RAI. Milán. Sala Verdi del Conservatorio. 7, 8 y 9-IX-2007. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: José Ramón Encinar. Obras de Falla, Berio, Turina y Yun. 50 El 9 de septiembre cerraba la Orquesta comunitaria su pequeña gira al festival Settembre Musica. Y lo hacía con la repetición del monográfico dedicado al coreano Isang Yun (19171995). Una buena prueba, un hueso, un encargo de la muestra. Música difícil, compleja, cuajada de superposiciones rítmicas, que exige enorme concentración. La hubo en estas sesiones, en las que el trabajo realizado fue importante y revelador de arduas sesiones de ensa- yos. Se tocaron tres piezas muy distintas: la atmosférica Fluktuationen (1964), en la conocida línea de un Ligeti, de planteamientos abstractos, tuvo una traducción aceptable, puede que a falta de una mayor depuración tímbrica. La dramática Exemplum in memoriam Kwangju (1981), un demoledor homenaje a la libertad, un grito ante la injusticia y la masacre, tuvo el virtuosismo demandado a las distintas familias, que han de entregarse a tope en una música motórica y militante, al estilo, aún más furibundo, de base tonal, pero fuertemente disonante, de ciertas piezas de Prokofiev o Shostakovich. En la refinada Sinfonía nº 3 (1985) se acertó a dibujar con general limpieza los magníficos efectos al unísono y a evocar sus poéticas meditaciones líricas. El programa español, tocado al aire libre, con mala amplificación, ofreció una excelente recreación, de medidas dinámicas, de la versión de Berio de La riti- rata notturna de Madrid de Boccherini. El amor brujo de Falla y las Danzas fantásticas de Turina se tocaron con suficiente calidad, lo mismo que el Concierto de Aranjuez, en donde José María Gallardo, guitarrista fantasioso, de redonda sonoridad no pudo evitar — hacía un frío pelón— algunas contadas imperfecciones. Como bis tocó una lucida pieza propia de carácter jazzístico. Arturo Reverter AC T U A L I DA D ITALIA Festival del Valle d’Itria OLVIDOS JUSTIFICADOS MARTINA FRANCA Palazzo Ducale. 21-VII-2007. Sarro, Achille in Sciro. Gabriella Martellacci, Maria Laura Martorana, Massimiliano Arizzi, Eufemia Tufano, Dolores Carlucci. Orquesta Internacional de Italia. Coro Eslovaco de Bratislava. Director musical: Federico Maria Sardelli. Director de escena: Davide Livermore. Decorados: Santi Centineo. Palazzo Ducale. 22-VII-2007 Strauss, Salomé (en francés). Sofia Soloviy, Costantino Finucci, Leonardo Gramegna, Francesca Scaini, Vincenzo Maria Sarinelli. Orquesta Internacional de Italia. Director musical: Massimiliano Caldi. Director de escena: Alexander Edtbauer. Decorados y vestuario: Karen Hilde Fries. También la XXXIII edición del Festival de Valle d’Itria en Martina Franca ha presentado propuestas raras con medios limitados y artistas jóvenes. Después de la memorable Proserpina de Paisiello de 2003, el año pasado supuso una gran revelación Los juegos de Agrigento, igualmente de Paisiello e incluso los otros títulos eran de particular interés (la reelaboración del Idomeneo de Mozart realizada por Strauss y la Semiramide de Meyerbeer). Este año no he escuchado Amica de Mascagni y Marcella de Giordano. La rareza dieciochesca ha sido Achille in Sciro de Domenico Sarro, la ópera que inauguró en 1737 el Teatro San Carlos de Nápoles, con libreto de Metastasio que Caldara había musicalizado por primera vez en Viena en 1736. Por desgracia, no todas las obras olvidadas o históricamente interesantes son obras maestras por redescubrir, y Achille in Sciro raramente se eleva por encima de un alto pero más bien genérico artesanado y un documento del gusto rococó (por entonces nuevo), con una escritura vocal excepcionalmente rica de virtuosística coloratura, que ha comprometido a todos los cantantes. El mejor rendimiento provino de Maria Laura Martorana (Deidamia) y Gabriella Martellacci (Achille). Sensible, inteligente y estilísticamente pertinente la dirección de Federico Maria Sardelli. En la dirección de escena de Liver- more las ideas inteligentes alternaron con soluciones forzadas y algunos excesos en el intento de dar movimiento a las interpretaciones de varias de las numerosísimas arias con da capo. Salome no es un título raro, pero no se escucha nunca en la versión francesa sobre el texto original de Wilde que el mismo Strauss preparó rápidamente tras haber acabado la partitura, valiéndose de consejos de Romain Rolland. El resultado es curioso, porque al francés artificial de Wilde se une la artificiosidad del noble esfuerzo de Strauss. Aun con los retoques del compositor, que en algunos puntos reescribió la línea vocal, es inevitable sentir que la música fue pensada en alemán (incluso en la versión francesa el nombre de la protagonista se acentúa siempre Sálome, nunca Salomé). Es de todas formas interesante hacer la experiencia. Un efecto singular producía luego la elección, inevitable en el patio del Palacio Ducal, donde el espacio para la orquesta es limitado, de tocar la versión reducida. Así se ha escuchado una Salome cantada por voces mucho más ligeras que de costumbre, como la elegante Sofia Soloviy (Salome), junto a la cual citaremos a Leonardo Gramegna, Herodes de incisiva dicción, y Francesca Scaini, Herodías. La dirección de Massimiliano Caldi tuvo particular cuidado del equilibrio entre las voces y la reducida orquesta. Paolo Petazzi XIII muestra música antigua Olivares 25, 26 Y 27 octubre 2007 Jueves 25 TASTO SOLO Guillermo Pérez. Dirección Meyster ob allen Meystern Viernes 26 FOLENGO Aníbal Soriano. Dirección Bacas por otro lado Sábado 27 LABERINTOS INGENIOSOS Xavi Díaz-Latorre y Pedro Estevan Sones de Palacio y danzas de rasgueado TEATRO MUNICIPAL DE OLIVARES CONCIERTOS A LAS 21.00H VENTA EN TAQUILLAS TEATRO INFORMACIÓN Y RESERVAS 955.71.86.80 Y 954.41.80.33 organiza colaboran programa zanfoñamovil Ayuntamiento Olivares 51 AC T U A L I DA D ITALIA Festival Rossini TRÍO DE TENORES PÉSARO Volvió Benedetti Michelangeli al Festival para ofrecer una excelentemente organizada Messe que se benefició de una orquesta (de Bolonia), el omnipresente y experimentado Coro de Praga, así como el intenso dramatismo de Tamar, la brillantez de Barcellona, el juvenil lirismo de Pirgu y la infalible autoridad de Pertusi. Gregory Kunde ofreció un buen recital en el que, con el suficiente acompañamiento de la Garver, cantó repertorio de cámara alemán, francés, inglés e italiano, dejando el mejor recuerdo en una rica lectura de Adelaide de Beethoven y una estilista realización del Mi lagnerò tacendo rossiniano y dando cuenta de un buen estado vocal y artístico. La gazza ladra fue concebida por Michieletto a partir del sueño de una niña (áurea oportunidad para una gran actriz-gimnasta, Sandra Nagaraja), cuyo juego antes de conciliar el reluctante sueño va a ser la constante decorativa de la obra. La idea puede que fuera buena, pero en la práctica resultó confusa, monótona y poco acorde al argumento. Se encargó de llenar el vacío la firme y dúctil dirección del chino Lia y los cantantes, entre los que destacaron rápidamente las dos voces graves: Esposito, de medios ricos, canto intencionado y actuación memorable para un perfectamente perfilado Fernando, y Pertusi, que volvió a repetir el triunfo del pasado año con un personaje similar. Cantarero brilló en Ninetta como ella sabe muy bien hacerlo con su voz rica, entrega e indudable poderío escénico. Debería mejorar un estilo que escuchando un poco a Studio Amati Bacciardi 18-VIII-2007. Petite Messe Solennelle. Iano Tamar, Daniela Barcellona, Saimir Pirgu, Michele Pertusi. Director musical: Umberto Benedetti Michelangeli. 19-VIII-2007. Gregory Kunde, tenor; Beryl Garver, piano. Obras de Beethoven, Duparc, Cheney Beach, Lalo y Rossini. La gazza ladra. Mariola Cantarero, Dimitri Korchak, Alex Esposito, Michele Pertusi, Manuela Custer, Paolo Bordogna, Kleopatra Papatheologou. Director musical: Lü Jia. Director de escena: Damiano Michieletto. 20-VIII-2007. Otello. Gregory Kunde, Olga Peretiatko, Juan Diego Flórez, José Manuel Zapata, Maria Gorsevskaia, Mirco Palazzi. Director musical: Renato Palumbo. Director de escena: Giancarlo del Monaco. 21-VIII-2007. Il turco in Italia. Alessandra Marianelli, Filippo Adami, Bruno Taddia, Marco Vinco, Andrea Concetti, Elena Belfiore, Daniele Zanfardino. Director musical: Antonello Allemandi. Director de escena: Guido de Monticelli. 52 Mariola Cantarero en La gazza ladra sus compañeros hubiera logrado, incluyendo el excelente Pippo de la Custer, el Fabrizio de Bordogna y sobre todo el sensible Giannetto de Korchak. Papatheologou merece y sin duda logrará mejores empeños por parte del Festival. Del Monaco ideó Otello de manera simbolista: un escenario único, dominado por los colores del mar y el cielo, profundamente azules, que una sabia iluminación permitía variar en función de las situaciones dramáticas. Varias puertas, usadas con soberana astucia teatral, y un multiplicado Yago, siempre presente y amenazador, le permitió mover la acción con enorme intensidad expresiva, en torno al personaje central de Desdemona, como ocurre en realidad con la partitura rossiniana. Ésta, la bellísima Olga Peretiatko dio Olga Peretiatko y Juan Diego Flórez en Otello ideales contornos físicos al personaje; cantó bien, pero para las partes dramáticas resultó, por lo menos, inapropiada. Palazzi dio el necesario relieve a Elmiro, igual que Gorsevskaia a Emilia. El gran deslumbramiento de la velada fueron los tres tenores. Ninguna sorpresa en el Rodrigo de Flórez, perfectamente cantado, hábilmente deletreado, dadivosamente emitido. Kunde, sin la menor reserva, por la robustez de los medios, anchos y potentes como nunca, y con la misma facilidad y autoridad en el agudo, fue un protagonista extraordinario, en toda la extensión de la palabra. Zapata, amparado por los dos colegas, lució la belleza de su timbre y estuvo a la altura de sus dos compañeros. Palumbo con las huestes boloñesas colaboró al triunfo de la velada. Retornó El turco en el agradable montaje de Monticelli, que trascurre fácilmente narrado con dos o tres momentos destacables, como la escena en casa de Fiorilla o el quinteto del acto II. Allemandi dio desde el foso la necesaria vitalidad a un equipo vocal parejo, donde nadie destacó ni para bien ni para demasiado mal. La protagonista, Alessandra Marianella, fue creciendo con el discurrir de la obra para en su aria seria del final lograr un sostenido aplauso de público. Vinco fue un digno Selim, Concetti un Geronio aceptable, Taddia un Prosdocimo cercano a lo deseable y Belfiore una vistosa Zaida. Adami pasó sin sobresaltos por la parte de Narciso hasta el aria donde le faltó seguridad y recursos. Fernando Fraga AC T U A L I DA D ITALIA Festival Pergolesi-Spontini OTRA OBRA MAESTRA JESI Binci Teatro Pergolesi. Pergolesi, Adriano in Siria. Marina Comparato, Lucia Cirillo, Olga Pasichnyk, Nicole Heaston, Carlo Allemano, Francesca Lombardi. Accademia Bizantina. Director musical: Ottavio Dantone. Director de escena: Ignacio García. Decorados: Zulima Memba Del Olmo. En Jesi, el Festival Pergolesi-Spontini ha vuelto a proponer una ópera rara de Pergolesi, confiándola a la dirección de Ottavio Dantone con la Accademia Bizantina, el grupo que dirige desde 1996. Adriano in Siria (1734) es la tercera y penúltima ópera seria de Pergolesi, no tuvo el éxito de la última, L’Olimpiade, pero es una obra maestra de extraordinaria vitalidad. El texto de Metastasio había sido escrito sólo dos años antes (para Caldara en Viena en 1732) y Pergolesi lo usa con diversos cambios, reduciendo el número de las arias y cambiando el texto de diez, que con frecuencia son las investidas de la máxima intensidad expresiva. La trama está cargada de tensiones y violencia: Osroa, el rey de los partos, derrotado por Adriano, alimenta por los romanos un odio inextinguible, y los Escena de Adriano in Siria de Pergolesi combate sin tregua. Adriano se enamora de la hija de Osroa, Emirena, pero la muchacha está profundamente ligada a Farnaspe, un general de su padre, mientras que la situación se complica por las argucias de Aquilio, que querría conquistar a Sabina, la prometida de Adriano. El emperador se domina a sí mismo, renuncia a Emirena, se casa con Sabina y perdona a todos. Antes de llegar a este final feliz, sin embargo, asistimos a conflictos que afloran en la tragedia, subrayados por la música de muchas arias, que se impone por la riqueza inventiva y la gran fuerza expresiva. La dirección de Dantone exaltaba la vitalidad y la intensidad de esta música con una variedad y movilidad de fraseo y una conciencia estilística admirable. El reparto, en gran parte juve- nil, demostró un gran equilibrio de conjunto, desde la seguridad de estilo de Marina Comparato (Adriano), a las dotes vocales y de temperamento notables, bien que un poco áspera en el estilo, de la ucraniana Olga Pasichik, al buen rendimiento de Lucia Cirillo (Emirena), Nicole Heaston (Sabina), la joven Francesca Lombardi (Aquilio) y de Carlo Allemano (Osroa). La dirección de Ignacio García sacaba el máximo partido de las posibles implicaciones trágicas de la historia, con una ambientación muy oscura, que tenía una válida razón de ser, aun si la casi macabra conclusión, en la que todos tienen en la mano una calavera, era excesiva: Metastasio va en serio, aun en el final feliz, que tiene un significado preciso. Paolo Petazzi La nueva ópera de Mancuso violentada por el director de escena EL ESTRENO FALLIDO Teatro Caio Melisso. 6-IX-2007. Mancuso, Obra maestra. Stefania Grasso, Tania Bussi, Federica Carnevale, Gabriele Ribbis. Ensemble del Teatro Lirico Sperimentale di Spoleto. Director musical: Mario Angius. Director de escena: Pippo Delbono. SPOLETO Una de las mejores iniciativas del Teatro Lírico Experimental de Spoleto es el Concurso Orpheus de nuevas óperas de jóvenes autores. Fue presidente del Jurado Luciano Berio y a su muerte Louis Andriessen en la última edición, ganada por un veneciano, Giovanni Mancuso (1970) con Obra maestra, en un acto único de cerca de una hora de duración sobre texto español de Pilar García. Es un homenaje ideal a Frank Zappa, y el libreto no cuenta una auténtica historia, el protagonista, Z., es objeto de censuras por parte de tres Biempensantes durante los 54 ensayos de una obra suya irrealizable, de la que sin embargo, gracias a la intervención de un juez, se inicia la representación en la parte final, que queda suspendida. En la música nunca se cita a Zappa, el homenaje es sólo ideal y alusivo. El protagonista Z. podría ser también Mancuso, que con esta partitura realiza una síntesis de los caracteres esenciales de su poética, entre otros el de su búsqueda en el sonido, llevada a término aun con instrumentos muy distintos de los tradicionales, por ejemplo juguetes). En conjunto, la ópera se presenta como un torbellino que absorbe y transforma materiales y vocabularios diversos, en un frío delirio: merecería escucharse en condiciones ideales; pero la intervención violentísima del director de escena ha producido una verdadera violación, que se hubiera debido impedir. Pippo Delbono es muy estimado en el mundo del teatro, sobre todo en Francia; pero sus montajes de espectáculos sobre textos propios, están ligados a su vida, a la fuerza animal de su presencia escénica. Sobre el papel podría ser interesante la idea de implicarlo, pero una vez comprobada su total ajenidad e incapacidad de poner en escena la ópera de Mancuso, hubiera sido mejor darla en concierto, con la necesaria dirección musical del autor (al que se impidió asistir a los ensayos), con las relaciones fónicas justas, y sin las intervenciones de Delbono, que interrumpían o cubrían totalmente la música. Lo que se pudo escuchar se debió tan sólo a la valentía de los admirables intérpretes, al insólito conjunto instrumental y los cantantes, y sobre todo a la excelente dirección de Mario Angius. Esperamos volver a oír esta partitura y a estos intérpretes en un contexto más adecuado. Paolo Petazzi SEPTIEMBRE 07 JUEVES 27 CONCIERTO DE PRESENTACIÓN DE TEMPORADA REAL FILHARMONÍA DE GALICIA FEBRERO 08 VIERNES 22 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Pablo González, director / Sebastian Knauer, piano JUEVES 28 JUEVES 4 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Jonathan Webb, director / Saleem Abboud Askar, piano Antoni Ros Marbà, director / Matthias Goerne, barítono VIERNES 19 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA MARZO 08 Josep Caballé, director / Ilya Gringolts, violín NOVIEMBRE 07 ORQUESTA DE CÁMARA DE NORUEGA (orquesta invitada) Terje Tonnesen, director / Leif Ove Andsnes, piano Paul Daniel, director / Adriana Winkler, Anca Smeu, Yulia Petrushevskaya, Victoria Jurov, violines Catedral de Santiago OCTUBRE 07 JUEVES 14 VIERNES 7 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Antoni Ros Marbà, director / Ildikó Oltai, violín JUEVES 13 JUEVES 8 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Antoni Ros Marbà, director / Maite Alberola, soprano Thomas E. Bauer, barítono / Choeur Accentus, coro Antoni Ros Marbà, director / Han Na Chang, violoncello JUEVES 15 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA JUEVES 27 Antoni Ros Marbà, director / Marta Zabaleta, piano REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Hansjörg Schellenberger, director y óboe JUEVES 22 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Paul Daniel, director / Monica Bacelli, mezzosoprano ABRIL 08 JUEVES 3 Maximino Zumalave, director / Stephanie Houtzeel, soprano Andreas Scheibner, barítono / Collegium Compostellanum, coro DICIEMBRE 07 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Christopher Wilkins, director / Joaquín Achúcarro, piano JUEVES 29 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA JUEVES 10 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Frans Brüggen, director / Nico van der Meel, tenor André Morsch, barítono / Martina Rüping, soprano Patrick van Goethem, alto / Donat Havar, tenor Joan Martín Royo, barítono Cor de Cambra del Palau de la Música JUEVES 13 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Paul Daniel, director / Chloë Hanslip, violín VIERNES 21 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA JUEVES 17 Antoni Ros Marbà, director / Raquel Lojendio, soprano Agustín Prunell-Friend, tenor / David Wilson Johnson, barítono Coro Nacional de España (Mireia Barrera, direc.) ORQUESTRA SINFÓNICA DE GALICIA (orquesta invitada) Víctor Pablo Pérez, director / Ewa Podles, contralto JUEVES 24 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Antoni Wit, director / Marat Bisengaliew, violín ENERO 08 SÁBADO 5 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Antoni Ros Marbà, director / Ernesto Bitetti, guitarra MAYO 08 JUEVES 8 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Paul Daniel, director / James Dahlgren, violín Tilmann Kircher, viola JUEVES 10 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Maximino Zumalave, director / Eldar Nebolsin, piano JUEVES 22 JUEVES 17 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Antoni Ros Marbà, director Antoni Ros Marbà, director / Natalia Gutman, violoncello JUEVES 29 JUEVES 24 ORQUESTRA SINFÓNICA DE GALICIA (orquesta invitada) REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Antoni Ros Marbà, director / Núria Rial, soprano Lola Casariego, mezzosoprano / Orfeón Terra a Nosa, coro Víctor Pablo Pérez, director / Steven Isserlis, violoncello JUEVES 31 WIENER AKADEMIE (orquesta invitada) JUNIO 08 M. Haselbock, director / Christian Gurtner, flauta Thomas Fheodoroff, violín JUEVES 5 REAL FILHARMONÍA DE GALICIA András Ligeti, director / Vadim Repin, violín AUDITORIO DE GALICIA Avda. do Burgo das Nacións, s/n 15705 Santiago de Compostela DESPACHO DE BILLETES: Tel.: 34 981 571 026 / 573 979 OFICINA: Tel.: 34 981 574 153 / 552 290 Fax: 34 981 574 250 www.auditoriodegalicia.org www.rfgalicia.org www.compostelacultura.org Todos los conciertos a las 21:00 h excepto el 27 de septiembre, a las 21:30 h y el 5 de enero, a las 22:00 h Baixo o mecenado de: CONSELLERÍA DE CULTURA E DEPORTE FINSA / TELEVES / RUAFER DEPUTACIÓN DA CORUÑA AC T U A L I DA D NORUEGA / RUMANIA En el centenario del compositor DE FIESTA CON GRIEG BERGEN Auditorio de Troldhaugen. 4-IX-2007. Det Norske Solistkor. Obras de Ligeti, Takemitsu y Rautavaara. Grieghallen. 5-IX-2007. Leif Ove Andsnes, piano. Filarmónica de Bergen. Director: Ole Kristian Ruud. Obras de Grieg. Bergen recibe cada año una media de un millón de visitantes, la mayoría de ellos por el enclave de esta ciudad de Noruega como punto de partida de los barcos que zigzaguean por los famosos fiordos. El número ha crecido notablemente en 2007 al sumarse al cómputo los amantes de la música, dispuestos a rendir homenaje en el centenario de su muerte al hijo predilecto del lugar, Edvard Grieg, que vino al mundo aquí en 1843, y aquí se despidió de él en 1907. Si los melómanos que han peregrinado hasta Bergen en estos meses han encontrado algún acto musical al que adherirse con la obra de Grieg como protagonista, los más afortunados han sido los que recalaron en el bello puerto hanseático a lo largo de septiembre. Especialmente, los que lo hicieron en los primeros días, teniendo como punto clave el 4. En la fecha exacta del óbito con un concierto coral en el auditorio construido a los pies de la casa que Grieg se hizo construir en Troldhaugen, en las afueras de Bergen. En el programa del Norske Solistkor, que arrancó con el Lux æterna de Ligeti y en el que se incluían Wind horse de Takemitsu —impactante en la interpretación del conjunto— y la Primera ele- gía de Rautavaara, no faltó una representación de la obra que Grieg escribió siendo director de coro. Con anterioridad al concierto se produjo el momento más emotivo de la jornada, al escucharse en el comedor del que fuera último domicilio de Grieg, y en su propio piano, la Balada en sol menor, op. 24, que el compositor se negó siempre a interpretar y que en esta ocasión lo hizo su compatriota y colega del piano Leif Ove Andsnes. El mismo que, como la estrella popular que es, cerraba un día más tarde con la pieza más aclamada de Grieg —el Concierto para piano op. 16—, la gala oficial programada en la sala de conciertos que lleva el nombre del compositor. Un acto que había comenzado con su pentagrama más popular, Peer Gynt —música incidental para la obra homónima de Ibsen que superó en celebridad al propio texto— y que contó en su eje con música funeral de Grieg: la marcha escrita en honor de su amigo Rikard Nordraak, autor del himno noruego. La interpretación corrió a cargo de la Filarmónica de Bergen a las órdenes de Ole Kristian Ruud, quienes emprenderán una gira por Estados Unidos durante el mes de noviembre. Juan Antonio Llorente Frühbeck, Savall POCO DINERO, MUCHA MÚSICA BUCAREST Festival George Enescu. 13/15-IX-2007. 56 Dice mucho de su amor a la música que, a la hora de diseñar sus billetes de curso legal, Rumanía haya dedicado el de 5 Lei, el de más circulación junto con el unitario, al violinista y compositor George Enescu (1881-1955), a quien cupo, entre otras satisfacciones, haber sido profesor de Yehudi Menuhin. Una gloria nacional cuyo retrato ha inundado estos días las calles de Bucarest con motivo del Festival que, con el nombre del músico, se programa cada dos años y que, en su edición número 18, ha deslumbrado a los amantes de este tipo de convocatorias. Ante todo, por haber podido concentrar en tres semanas del mes de septiembre a buena parte de las principales figuras de la música internacional. Además, por haberlo conseguido con un reducido presupuesto apoyado en una sobresa- liente gestión para captar patrocinadores. La razón habría que atribuírsela en gran medida al responsable artístico, Ioan Hollander, director saliente de la Ópera de Viena, capaz de convocar, dejando aparte los grandes conjuntos, hasta 300 reputados solistas. Voces como la de José Cura, encabezando el cartel de una Carmen que, junto a Traviata, Tosca — con Francisco Casanova como Cavaradosi— y La tragedia de Carmen retomada por Peter Brook, cumplimentaron el apartado de óperas y paraoperístico. En el de orquestas, basta señalar la de París, con Eschenbach, la Filarmónica de Rotterdam con Gergiev, la Sinfónica de Londres con Colin Davis… Otro tanto ocurriría con la relación de solistas, empezando por Kissin para seguir por Viktoria Mullova, Emmanuel Krivine, Steven Isserlis, Martha Argerich, o Nelson FIGUERAS Freire, juntos los dos últimos en un milagroso concierto en el Ateneo. La presencia española comenzaba con La vida breve de Falla, con la Filarmónica de Dresde y el Coro Nacional de España a las órdenes de Frühbeck de Burgos, que un día antes, con la Octava de Mahler habían deslumbrado a la audiencia del inmenso Mare a Palatului, una sala de excelente acústica, diseñada por Ceausescu para reuniones del Par- tido, capaz de albergar más de 4000 personas. Las mismas que vibraron con la música de Falla, gritaron bravos a la bailaora Nuria Pomares en sus dos intervenciones, y ovacionaron al maestro y a Mireia Barrera, directora del Coro, además del cuadro de solistas, encabezado por María Rodríguez y Vicente Ombuena, que, como los demás, guitarrista y cantaor incluidos, destaparon el tarro de las esencias. Lleno también en el Ateneo, con tanta avidez ante el debut de Jordi Savall y Hespèrion XXI con el programa Folías y romanescas. Montserrat Figueras fue recibida y agasajada por la enfervorecida audiencia como la esperada diva. Savall, tan gran músico como excelente pedagogo, sentando cátedra una vez más de su arte como violagambista único. Juan Antonio Llorente AC T U A L I DA D SUIZA 120 conciertos en cinco semanas EXCELENCIA Y NUEVOS CAMINOS LUCERNA Priska Ketterer Festival. 10-VIII/16-IX-2007. 58 Pierre Boulez, Peter Eötvös y Akiko Suwanai Georg Anderhub Con el desfile de una docena de orquestas de primer rango del Viejo y el Nuevo Mundo (además de una enorme cantidad de otro tipo de actividades), el Festival de Lucerna se precia de ser el mayor festival de conciertos del mundo. Pero esto no es suficiente para el intendente Michael Haefliger, que ha querido ofrecer algunas cosas exclusivas —o al menos que tienen aquí su estreno, además de abrir el camino a la música actual. Todo esto lo ha conseguido hasta ahora de una manera asombrosa, pues el público local suele ser bastante conservador y él ha logrado que las salas tengan muy buena entrada en cada uno de los selectos conciertos dedicados a la creación contemporánea. Naturalmente, siempre puede ayudar a conseguirlo la presencia de un compositor residente, que en esta edición ha sido el húngaro Peter Eötvös, lo cual ha contribuido a una fuerte presencia de la música magiar en toda la programación. Y también de dos artistas estrella, como el pianista Pierre-Laurent Aimard y el director Jonathan Nott, dos músicos que no tienen ningún reparo en incluir partituras de nuestros días en sus programas. El segundo, en concreto, ha logrado situar en las últimas décadas a la Orquesta Sinfónica de Bamberg entre los conjuntos más dinámicos de hoy, lo que le permitió introducir entre las obras de Stravinski y Ligeti (Lux Æterna, Réquiem) la pieza a 40 voces Spem in alium del renacentista inglés Thomas Tallis, en una fantástica versión del grupo London Voices. Se han estrenado en Lucerna dos ambiciosos conciertos para violín. Sofia Gubaidulina ha diseñado su Segundo Concierto expresamente para el violín de Anne-Sophie Mutter. La solis- Sofia Gubaidulina, Anne Sophie Mutter y Simon Rattle ta flota en las alturas, mientras la orquesta (la Filarmónica de Berlín con Simon Rattle) propone sombríos colores en los graves. Las dos voces siguen su propio camino, pero el violín logra afirmarse en esta obra de honda espiritualidad. A su lado, la composición de Peter Eötvös Seven suena más bien como una música fúnebre —en memoria de los siete astronautas que perdieron la vida en 2003 dentro de la nave Columbia. La solista de violín (Akiko Suwanai) los recuerda en una serie de cadencias acompañadas por la orquesta, antes de que en la segunda parte todas las voces se conviertan en un gran lamento. El acompañamiento estuvo a cargo de Pierre Boulez y la Orquesta de la Lucerne Festival Academy. Esta escuela, creada hace tres años por el gran compositor francés, se dedica a la formación de jóvenes instrumentistas en el campo de la nueva música, que este año tuvie- ron que enfrentarse a una obra tan emblemática de la vanguardia como Gruppen de Stockhausen. Otra formación recientemente creada festejaba ya su quinto cumpleaños: la Lucerne Festival Orchestra, creada a partir del tronco de la Gustav Mahler Chamber Orchestra, mientras los primeros atriles los ocupan eminentes solistas (los violinistas Kolja Blacher e Ilya Gringolts, la clarinetista Sabine Meyer, la chelista Natalia Gutman) o miembros de conjuntos de cámara como el Cuarteto Hagen. Esta orquesta vive de y por su director exclusivo Claudio Abbado. Aquí no se trata de demostrar el poder de un maestro, sino de respirar y hacer música juntos. En esta ocasión en torno a dos obras tan exigentes como la Novena Sinfonía de Beethoven y la Tercera de Mahler. ¿Qué podemos resaltar de la enorme cantidad de recuerdos intensos? A Daniel Barenboim, que se presentó en una triple faceta. Trajo a Lucerna a la West-Eastern Divan Orchestra después de actuar en Salzburgo (Schoenberg, Chaikovski), tocó (no siempre de modo totalmente impecable) el Primer Concierto para piano de Béla Bartók, dejando el puesto de director al mando de la Filarmónica de Viena a su joven protegido de Venezuela, Gustavo Dudamel (que ofreció una Primera de Mahler algo superficial, pero muy excitante), y dirigió los otros tres conciertos de los vieneses (Bartók, Schubert, Bruckner). Habría que destacar otros dos acontecimientos: en la triple intervención de la Boston Symphony Orchestra con James Levine, donde no se escatimó el efectismo de la mejor ley, nos impresionó la representación plástica de La condenación de Fausto de Berlioz. Y hubo un testimonio de absoluta belleza musical y unción espiritual: la emotiva interpretación de la Octava Sinfonía de Anton Bruckner, en la que Bernard Haitink, a sus 78 años, volvió a demostrar su perfecta vinculación a la Orquesta del Concertgebouw, a la que estuvo unido durante un cuarto de siglo. Pero el Festival de Lucerna no mira hacia el pasado ni se duerme en los laureles. Por el contrario, Michael Haefliger se está esforzando por cerrar una considerable laguna —el teatro musical. Existe el proyecto de una Salle Modulable, que se remonta a los planes nunca realizados de Pierre Boulez para la Ópera Bastilla de París. Un espacio variable y apto para diferentes usos, que podrá dedicarse tanto a la experimentación teatral como musical. Los patrocinadores han prometido ya una suma de 100 millones de francos (60 millones de euros). Si todo va bien, la sala se inaugurará en 2011. Mario Gerteis AC T U A L I DA D SUIZA El festival suizo ofrece gratis casi todos los conciertos en la red EL FUTURO PASA POR LA RED VERBIER Mark Shapiro Festival. 29-VII-2007. Martha Argerich, piano. Orquesta UBS del Festival de Verbier. Director: Mikhail Pletnev. 31-VII-2007. Anoushka Shankar, sitar. Ragas. La gran novedad de la pasada edición del pequeño y prestigioso Festival de Verbier no ha pasado tanto por la excelente presentación de tal o cual pianista, o la precisión de este o aquel director de fama mundial. La verdadera estrella ha sido Internet, herramienta que ha permitido a los organizadores del acto alpino marcarse un punto de aquellos que hacen época. Este es nada más y nada menos que el de ser el primer festival que propone la retransmisión en directo, gratis y en alta definición de la inmensa mayoría de los conciertos que a lo largo de dos semanas inundaron Verbier de música. La noticia mereció (hecho raro donde los haya en el exclusivo mundo de la música clásica) el honor de las portadas de los principales periódicos de Suiza y numerosos artículos elogiando la “interesante iniciativa” en otros países europeos. De hecho, pocos han sido los músicos que no han querido “jugar el juego” de Internet, lo que demuestra que el mensaje de modernidad ha calado hondo. Entre los que no prestaron su imagen cabe destacar a la diva alemana del violín Anne-Sophie Mutter. El proyecto es una excelente forma para que los aficionados (seguramente numerosos) a quienes les resulte imposible llegar hasta los Alpes puedan disfrutar del ambiente. Esta “proeza” es posible gracias a la plataforma Medicis TV asociada al canal cultural franco-alemán Arte y la poderosa cadena NHK del Japón quienes presentan, en directo o en diferido, casi todos los conciertos que tienen lugar en la selecta estación de esquí. Técnicamente, la realización de la idea no ha sido simple y requirió el concurso de un nutrido equipo de téc- Martha Argerich en el Festival de Verbier nicos, expertos en informática y la ayuda de cámaras robóticas dirigidas por control remoto que filmaban los conciertos de manera muy discreta, evitando las habituales molestias a los músicos en el caso de conciertos retransmitidos por televisión. Igualmente la descarga en Internet y el poderoso ancho de banda necesario para una correcta visión de los conciertos no ha sido un escollo menor, aunque a fe de este cronista los resultados pueden ser calificados de “espectaculares”. De hecho, un crítico suizo comentaba que había conectado su ordenador a un buen equipo de audio y el resultado era “una experiencia casi cercana a la de la sala de conciertos”. Para los interesados, basta con ir a www.mediciarts.tv, aunque la mala noticia es que la gratuidad habrá acabado cuando el lector lea estas líneas, ya que los organizadores pensaban detener el “experimento” a fines de septiembre. Pero, a pesar de ello, la idea ya parece haber creado escuela atrayendo la atención de festivales como los de Aspen, Sapporo o Gstaad. Entre Prokofiev y ragas nocturnas Es una práctica normal y asumida que tras un concierto exitoso los admiradores de un músico se reúnan en los camerinos para felicitar al intérprete o pedir autógrafos. Lo que ya no es tan normal es que los que se agolpen en bambalinas se llamen Evgeni Kissin, Mischa Maiski o Lang Lang. Estos “monstruos sagrados” competían entre sí en halagos, besos y abrazos dedicados a la legendaria pianista argentina Martha Argerich, quien momentos antes acababa de interpretar bajo la dirección del ruso Mikhail Pletnev una estupenda lectura de uno de sus ya tradicionales “caballitos de batalla”: el Tercer Concierto de Prokofiev. “No pude tocar el final como quería”, explicó Argerich a un atónito Kissin, quien respondió con un suspiro incrédulo: “puede ser, pero te aseguro que ni yo me di cuenta”. Tras las risas, la pianista porteña explicó a sus amigos que una uña rajada le impidió dar todo lo que hubiera querido y tocar bises, pero poco pareció importar el detalle a las docenas de admiradores entregados, periodistas y equipos de la televisión suiza, alemana y francesa que se agolpaban en el área reservada de la Sala Médran, epicentro del festival. “A mí me gusta tocar, pero no dar conciertos”, explicó una risueña Argerich al cronista antes de fundirse en un abrazo con la mítica bailarina rusa Maya Plisetskaia, llegada a Verbier acompañando a su marido, el compositor Rodion Schedrin, quien igualmente presentó una de sus composiciones. Pero no sólo de Mozart y Beethoven vive el hombre. En la noche del lunes Anoushka, la bellísima hija del “pandit” Ravi Shankar, hizo su debut en el festival suizo acompañada de su sitar y de las tradicionales tablas, bansuri y tampuras propias de la música clásica de norte de la India. En un concierto extraordinario, que provocó el delirio de un público entregado, la joven hija del maestro del sitar repasó ragas tradicionales y composiciones propias, así como de su padre. La presentación en una pequeña capilla alpina, para apenas unas doscientas personas entre las que se contaban celebridades como el director Zubin Mehta, Thomas Quasthoff o el violinista americano Joshua Bell, marcó la que posiblemente sea una de las cumbres de un festival no exento de momentos memorables. Rodrigo Carrizo Couto 59 E N T R E V I S TA FABIÁN PANISELLO Juan Lucas EL MÚSICO PLURAL A cualquiera le serviría sólo una de las dedicaciones de Fabián Panisello para armar una profesión sólida. Él es Director Académico de la Escuela Reina Sofía, dirige su propio grupo de intérpretes, el Plural Ensemble, y compone mucha música. Todas estas actividades las realiza con éxito y sobre todo con una solvencia sorprendente. La Escuela Reina Sofía, única en España con sus planteamientos, estrena nueva sede el próximo año en la Plaza de Oriente en Madrid. Su grupo está realizando un ciclo de abono en el Círculo de Bellas Artes de Madrid con llenos consecutivos y su música la dirige Pierre Boulez o Peter Eötvös. Toda su actividad se mueve en fase y cada cuerda se realimenta simpáticamente de las vibraciones de las demás. Pero, sobre todo, el martillo pulsante que golpea la cuerda original es la composición. Creo que muchos tienen o han tenido una visión parcelada de Fabián Panisello y espero que esta entrevista sirva para mostrar la argamasa coherente que unifica toda esta diversidad de actividades en una aleación homogénea y brillante. Está claro que tiene una forma de ser que le permite simultanear varias cosas al mismo tiempo. Supongo que cortará radicalmente con las demás cosas cuando se pone a componer. 60 Pues no, Javier, lo que hago es intentar organizar el tiempo cualitativamente. Me levanto muy temprano y tra- bajo, la composición es lo primero. Pero la composición me inspira muchas otras cosas. Yo tengo siempre acá, sobre la mesa, notas que tomo diariamente, cuadernos enteros. Estos apuntes son puramente musicales y estos otros son apuntes y desarrollos de ideas generales. Mis notas, que suman has- ta diez o más folios por día, recogen numerosos impulsos de otras cosas que quiero hacer. Se trata de proyectos de todo tipo, que pueden tener que ver, además de con la obra en curso o proyectos de obra, con la Escuela, con el Ensemble, programas que debo diseñar o definir u otros. E N T R E V I S TA FABIÁN PANISELLO Quizás lo que ocurre es que su multifacetismo hace que la percepción de usted sea más turbulenta que en el caso de compositores que se dedican únicamente a ello. Peter Eötvös me escribía hace poco que él sabe la alegría y la carga que representa la “diversificación”. Yo siento que en mi caso las cosas se van poniendo en su sitio, es decir, la creación es el centro de gravedad y las demás actividades cobran sentido directa o indirectamente por esta causa. En los últimos años, mi obra se ha comenzado a programar progresivamente más. Para mí componer es lo más importante, lo central. La composición ha sido la esencia de mi vida, es el fuego del que se alimenta todo lo que hago. He fundado el Plural Ensemble para conocer la música más de cerca, desde la dirección, para componer mejor, para estar cerca de las fuentes de sonido y los intérpretes. Me he implicado a fondo en un proyecto de excelencia, como es la Escuela Superior de Música Reina Sofía, para conocer desde adentro lo que implica la excelencia y además para ser libre y no depender de encargos y ni de nada que me aleje de mi mesa de composición. Si va analizando mi vida verá que mis movimientos tienen que ver directamente con eso. Quizás no he compuesto a la velocidad de otros pero compongo varias obras por año. Y sobre todo ahora estoy volcado en ello e ilusionadísimo: las próximas temporadas estrenarán mi música Pierre Boulez, Peter Eötvös, el Cuarteto de Leipzig… y estoy invitado a varios festivales en muchos países del mundo en los próximos años. Vayamos con ello entonces. ¿Cómo se plantea una composición? Se plantea una pieza como un capítulo dentro de su obra o se la plantea como un ser con autonomía propia. Es decir, hay compositores que se plantean su creación como un continuo vital, evolutivo, con unas referencias constantes que dominan toda su producción y hay otros que plantean casi cada obra como un mundo autorreferenciado y desvinculable completamente del resto. Un poco ambas cosas. Creo que una obra tiene que ser un ser autónomo en el sentido de que viva, respire, empiece y termine según criterios de la buena forma. La ficción de comienzo y la de final son difíciles porque en última instancia ni se comienza ni se termina. Sin embargo, la música, como gran sistema de analogías que es, puede crear esa ilusión. Por otra parte si lo lleva al campo más biográfico, como hace en su pregunta, una obra está dentro de un mosaico de varias, a veces son períodos de 10 o 12 años donde uno va trabajando con determinados elementos y los va conociendo e investigando. Estos procesos se van ampliando de una forma incontrolable en cada obra nueva porque una obra es nueva en la medida en que a pesar de usar ideas anteriores te conducen a otras nuevas de manera inevitable. Hasta que no aparecen otros procesos tú no lo valoras como algo nuevo, es curioso también eso, uno desecha como compositor todo lo que es repetición en ese sentido. Yo creo que esa fricción, de una forma muy fuerte la vivimos todos los que componemos. Para mí, por lo tanto, la obra sería un mosaico en el cual cada parte tiene que ser autónoma, tiene que poseer un sentido completo. Pero, ¿reconoce en la música que ha hecho hasta ahora algunos aromas o gestos propios, algo que rebosa como un sello propio…? ¡Eso habría que preguntárselo a otros! La gente que te viene siguiendo varias obras o una trayectoria a veces hace ese tipo de comentarios, uno mismo no, porque las cosas se diferencian en lo que se parecen, uno está en otro nivel de observación de su propia producción, es como verse a sí mismo, es muy difícil o imposible. Sí, lo entiendo. Se lo planteo porque para mí es algo que en vez de resultarme irritante, por su inevitabilidad, me resulta atractivo de la creación. Le pregunto otra cuestión, de dónde le parece que surge su interés por crear una nueva obra, dónde está la fuente de la que parte. ¿Es un cultivo diario? ¿Responde a estímulos concretos, momentáneos o de ideas que recupera en un momento dado? ¿Existe un proyecto previo sobre el que trabaja o va surgiendo de forma consecutiva? Hay una mezcla de todas las cosas. Tengo la fuerte sensación, hace años ya, de que la música es una forma analógica de plasmar la realidad. Creo que eso es así de tal manera, que uno en su obra está creando una especie de mundo paralelo, análogo al nuestro donde las cosas ocurren según inflexiones que son equivalentes a los verbos, los predicados o los conflictos y los propósitos en el discurso humano. En la composición se reflejan todas las matizaciones que se puedan hacer de la realidad, que son muchísimas más que las que acabo de enumerar. También hay en la música un aspecto que es netamente mecánico: la máquina de la música. Existe en Beethoven, en Bach, en el raga hindú, en la música africana y en la música de uno. Yo veo en mi música un elemento que es motriz y que funciona de un modo casi autónomo, como el engranaje, esa parte de la música es muy palpable y tiene que ver con las periodicidades de la pulsación, de la micropulsación, del ritmo, del pattern, de la suma de elementos que utilizo en mi propio lenguaje de movimiento. Como contrapartida de la componente “mecánica” o el “motor” de la música veo otros ele- mentos que imprimen una subjetividad de tipo “humana”: las unidades sintácticas que por poseer menos componentes son análogas a las sílabas y a las palabras y que además tienen una flexibilidad emparentada con el ámbito del ritmo, y por lo tanto, con la voluntad o incluso con la lógica de las emociones, si se me permite hablar así… Quizás pueda parecer que estoy planteando una representación algo antropomórfica de la música, pero el sistema de analogías se puede también trasladar a una realidad no humana como podría ser un paisaje terrestre o lunar, por ejemplo. Estoy fascinado, desde siempre, con el tema del espacio. Me interesa mucho observar el cielo nocturno (un gran amigo mío es astrónomo y me ha llevado muchas veces a observarlo) como también leer sobre las cosas que suceden más allá de la atmósfera terrestre. Me resulta impresionante ver que las galaxias se organizan en cúmulos, los cúmulos en hipercúmulos, y estos en grupos mayores… Por su lado son también conocidas las atracciones, reacciones y rechazos de los astros, el mar, la luna: nuestro entorno es el Universo, es decir el misterio. Yo creo que la música establece también analogías con el enigma del mundo en el cual estamos inmersos. El fluir de la música muchas veces es inasible porque nos sugiere algo que se parece un poco al discurrir del planeta Tierra en medio de las galaxias. Permíteme que le plantee un tema típico de la composición y que considero bastante importante: ¿cómo ve la repetición? Habla mucho de patrones que utiliza, ¿en qué medida se puede hablar de ciclos de redundancia en su música, en suma, de repetición? Sí, claro, cuando recientemente hablaba del elemento mecánico me refería entre otras cosas a los ciclos de repeticiones variadas. Creo que la repetición es una componente instintiva, equivalente al respirar o al latir del corazón. Estos elementos se dan también al pensar. Nuestro sistema nervioso y cerebral funciona con impulsos que se repiten y varían. Ambas cosas funcionan cada día en nosotros. La necesidad de que algo se repita en la música es como una pulsión natural y pasa en toda la música de una manera o de otra, cuando no ocurre es muy desconcertante. Bueno, mucha vanguardia ha luchado de manera denodada y ardiente contra la repetición. Sí, ha debido ser un problema muy serio para nuestros abuelos. Nosotros por suerte no tenemos este problema. Los problemas que había en la España de sus abuelos o en la Argentina de los míos (que por cierto eran españoles) eran otros diferentes, por suerte, a los 61 E N T R E V I S TA FABIÁN PANISELLO de ahora. Los problemas de cada generación no los heredan necesariamente las siguientes. ¿Y a qué le llama pattern? Uso esa palabra porque es la que se usa generalmente para referirse a los patrones de la música africana. Yo hice mi tesis sobre música africana antes de conocer la música de Ligeti, dicho sea de paso, lo que quiere decir que es un tema que me interesa desde hace mucho tiempo. Los patterns son muy interesantes porque están dentro de un sistema más amplio que abarca desde la “pulsación”, pasando por la “métrica” hasta llegar a estas “estructuras micrométricas” variadas. El pattern se contrapone al “ritmo” que representa la voluntad, la arbitrariedad o incluso la imprevisibilidad en la música. El Pattern es una secuencia de metros, es una forma de repetición en la que se van variando o alternando los componentes (uno o más) repetidos, cosa que el pulso no permite, pero me parece muy importante porque es como la matriz del tiempo, la temporalización en el campo estriado. Cuéntenos qué tiene ahora entre manos. Acabo de terminar un Concierto de trompeta de dos pabellones. Lo va a estrenar el dedicatario, Marco Blaauw, que es el trompetista de Stockhausen y del Ensemble MusikFabrik en Israel en noviembre. La obra que hice justo después de esta es el primer libro de los Estudios de piano, que es un encargo de la Fundación Albéniz y está dedicada a Paloma O’Shea en su setenta aniversario. Esta obra me ha servido para plantearme a modo de estudio una serie de problemas armónicos que trabajo de otra manera en las siguientes obras, que son: una obra para la SWF-Sinfonieorchester Baden-Baden, encargo del Festival Donaueschingen que se estrenará el año que viene dirigido por Pierre Boulez. Ahora estoy trabajando en ella. Tengo también una encargo de un Concierto para piano para Alberto Rosado, encargo de la Orquesta de la Comunidad de Madrid. Y también tengo encargos para la Orquesta Nacional de España, para el Ensemble Wien-Berlin… [Toda esta información está en su página: www.fabianpanisello.com]. Volviendo a lo que le comentaba del mosaico, estos proyectos los entrelazo, ahora mismo estoy vislumbrando si quiere como nueve o diez momentos cortos, como estudios, simultáneamente. Algunos de esos materiales acaban perteneciendo a unas obras y otros a otras. ¿Cómo utiliza la orquesta? ¿La concibe de modo camerístico, masivo…? 62 Mire, yo soy bastante pragmático. Es decir, cuando necesité escribir música para conjunto empecé a dirigir conjunto, y esto me enseñó muchos secretos de lo que es la velocidad de reacción de las cosas, la relación entre escritura y praxis y la diferencia entre realidad y fantasía. Estudié desde esta perspectiva durante años y escribí muchas obras para conjunto y conciertos para pequeño efectivo, de violín, de cámara, el de trompeta nuevo… También me interesó mucho el tema del virtuosismo, creo que como a todos los compositores contemporáneos, que ahora estoy plasmando en las obras para piano y lo hice antes en obras de pequeño formato. Ahora han empezado a proponerme encargos de orquesta. La orquesta la planteo de manera diferente a las formaciones más pequeñas pero al igual que en ellas busco un resultado práctico. Como paleta de colores es variadísima pero también es evidente que los miembros de la orquesta no son los miembros de un ensemble, con su característica implicación personal, ni tampoco son solistas que están elaborando su carrera individual. Por lo tanto, mi interés prioritario es el lenguaje. En este momento llevo años trabajando en la armonía como centro gravitatorio. No es que haya pasado a un segundo plano el problema del tiempo que antes ocupaba el primer plano, sino que lo tengo muy incorporado. En el desarrollo de “mi” armonía estoy volcado desde hace unos diez años y creo que de una forma mucho más articulada en mis últimas obras, sabiendo lo que estoy buscando un modo muy claro. En una obra de orquesta se puede plasmar el elemento armónico de una forma muy completa e integrada con los otros parámetros de la composición. Hábleme de la cuestión armónica que, como dice, ha sido un elemento en el que se ha volcado en su desarrollo en los últimos años. Le interesa el color armónico, su capacidad constructiva y contrastante, he observado en sus últimas obras que consigue diferenciar zonas claramente por medio de la armonía, lo que le da una gran capacidad constructiva… Creo que como todo en la vida uno aprende a partir de la experiencia y a menudo “errores” propios y ajenos. Creo que la música así llamada contemporánea pecó de una cosa que ha hecho pensar mucho a nuestra generación respecto a la armonía: jerarquizó de una forma exacerbada la combinatoria como principio de organización. Esto elimina las jerarquías o las hace artificiales, porque no se puede obviar que el oído se organiza por jerarquías. El trabajo mecánico con una serie de componentes llevados al plano teórico, abstracto o matemático es muy interesante pero lo que funciona a nivel auditivo es otro tipo de constantes, tanto en la estructura discreta de un acorde como en la audición secuencial de la armonía. También en esto, el dirigir me ha dado muchas pautas. Al dirigir yo me planteaba muy a menudo qué es lo que escucho y qué lo que no escucho y me planteaba si era un problema mío o de la música (sobre todo pensaba lo primero al principio cuando no sabía bien cómo escuchar). Pero luego me he dado cuenta de que en muchos casos es un problema de la música, de cómo está concebida. Descubrí que había una serie de falacias basadas en la intelectualización y justificación teórica de sistemas basados en última instancia en la combinatoria arbitraria. Hace ya más de diez empecé a trabajar con espectros armónicos que me interesaron de una forma especial, vi en ellos un modelo natural en el que me podía apoyar. Es interesante observar y sacar consecuencias de sus distintas zonas: la cromática, la diatónica, la pentatónica de las que están compuestos. Vayamos con el Plural Ensemble (www.pluralensemble.com). A mí siempre me ha admirado el carácter que le imprimió al Plural desde sus comienzos concibiéndolo, creo yo, como una empresa, lo que es digno de admiración. Primero porque no creo que, en principio, se le agolparan los inversores ante su puerta y por otra parte porque no hay duda de que este es el único planteamiento posible a la hora de intentar poner en pie algo con visos de durar. Es un grupo muy autónomo que se busca sus recursos. ¿Qué futuro ve para el Plural? Sí, quizás lo más sorprendente no es su fundación sino su continuidad. En otros países hay una ayuda del Estado para el mantenimiento de estos grupos. En cuanto al presente Plural ha pasado de una economía “cero” a una economía aceptable. En 12 años de existencia no ha hecho más que crecer. En ese sentido veo buenas perspectivas porque la red de colaboraciones se ha ido ampliando, tanto con la Comunidad de Madrid, como con la Dirección General de Cooperación Cultural del Ministerio de Cultura, el INAEM, el Museo Thyssen, el CDMC, el Círculo de BBAA o con el Instituto Cervantes. Con este último nos hemos trazado un plan de coproducir nuestras actuaciones con Festivales de las ciudades extranjeras a las que vamos, de manera que la aportación del Cervantes tiene un sentido bien aprovechado, así ha sido el caso de Nueva York en junio pasado con el Festival de Mannes y será el caso de Berlín en noviembre con el ciclo del Konzerthaus. El año próximo vamos al Festival de Varsovia, a la WDR de Colonia, a Barcelona, Valencia, etc. Nuestro plan es incentivar las líneas de trabajo fundamentales: la primera es la música española en una presentación más temática. La segunda línea de trabajo es la música de repertorio del XX. Y la tercera son las giras y los proyectos discográficos. E N T R E V I S TA FABIÁN PANISELLO De momento hemos colaborado con los sellos Verso y Col Legno y recientemente hemos cerrado un acuerdo con la discográfica Neos de Múnich. Neos tiene colecciones como la de Música Viva o el Festival de Salzburgo y nos ha hecho la propuesta de sacar una colección Plural Ensemble de Neos. Nuestros próximos discos salen con ellos. El año pasado han hecho un ciclo en el Círculo de Bellas Artes en los que había un componente pedagógico y por tanto un intento de modificar la fórmula de concierto heredada que es a veces un tanto encorsetado para la época de hoy en día. ¿Cómo se planteó la experiencia? Es un ciclo que se llama Claves de acceso, la programación del 2007 continúa hasta diciembre y la del 2008 se presentará en breve. Surgió en diálogo con el Director del Círculo de Bellas Artes, Juan Barja. Él está impulsando proyectos con entusiasmo, inteligencia, con ganas y dando margen de acción. En este caso, a mí me pidió mi opinión sobre el tipo de ciclo que quería realizar. Y más que hacer el típico ciclo secco de música contemporánea me atraían otros dos tipos de propuestas relacionales: uno era este que estamos realizando con un componente pedagógico muy atractivo, que consiste en presentar las obras a través de conferenciantes de gran nivel con ejemplos en vivo, y el otro consistía en una presentación conjunta de la música contemporánea con músicas del mundo, confrontando por ejemplo la música africana con la música contemporánea explicando los nexos. Esto lo hicimos en uno de los proyectos de hecho… Claves de acceso es un ciclo de divulgación y comunicación, cuya fórmula consiste en presentar conciertos temáticos en los que haya una o dos obras que pueden ser de un único compositor, un estilo o un movimiento musical importante del siglo XX. Invitamos a presentadores de gran categoría como Luis de Pablo, Simha Aron, Polo Vallejo, Juan Lucas, Tomás Marco, Álvaro Guibert, que, utilizando ejemplos en vivo, explican las obras con apoyo de imágenes proyectadas con un powerpoint con ejemplos visuales de todo aquello y incluso con fotos del autor, textos o registros de circunstancias de su vida, cosas que de alguna manera lleven al imaginario del público más elementos vinculantes. La sinestesia está en la base de este proyecto: lo que yo pretendo es que la gente se lleve una información más amplia y placentera en lo que se refiere al conocimiento de eso nuevo que está escuchando. Está teniendo mucho éxito, todos los conciertos están llenos. Este es un ciclo de abono donde también se hizo participar a los conservatorios y a la Universidad ofreciéndoles créditos para los estudiantes que se apuntaran. Es usted el Director Académico de la Escuela Reina Sofía: ¿cuál es el modelo de la Escuela Reina Sofía y cómo lo compararía con otros modelos que se contrapondrían a éste? Cuando Paloma O’Shea creó la Escuela, pensó de inmediato en el modelo de la educación clásica, consistente en una relación directa entre el maestro y el alumno. Esto que, en principio, es tan sencillo no es tan común encontrarlo en otras instituciones educativas porque la propia institución, a menudo, se interpone entre el que va a aprender y el que está enseñando. Por simplificar las cosas un poco porque tampoco es tan lineal la cuestión de aprender y enseñar, en la Escuela el alumno y maestro, comparten un espacio, trabajan intensamente juntos. El tipo de profesor que se elige en la Escuela tiene una capacidad especial para percibir el potencial de los alumnos, es alguien que sabe, por un lado, interpretar, percibir signos que no son evidentes a primera vista, y en segundo lugar que es capaz de sacarlos a la luz y desarrollarlos. Una parte del modelo es esto, otra es el impulso y objetivo de excelencia. Se busca que los profesores estén entre los mejores que hay en el mundo y los alumnos también, es decir, juntar al mejor alumno con el mejor profesor sería el ideal pero no debe ser entendido en términos elitistas negativos sino como positivos ya que la ardua disciplina de la música así lo requiere. Cuando antes le pedía que lo comparara con otros modelos me refería precisamente a esta cuestión, ¿no le parece que últimamente hay mayor interés por las experiencias de tipo cuantitativo más que cualitativo? Y me estoy refiriendo por ejemplo a La Fundación del Estado para el Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (FESNOJIV) de José Antonio Abreu, supongo que habrá oído hablar de él… Sí lo conozco bien …es admirable. … se basan más en la cantidad que en la calidad, enseñando a muchos. Además también consiguen ese nivel de excelencia, caso por ejemplo del director Gustavo Dudamel… Mire, yo creo que este modelo, en realidad es un modelo más bien aplicable a los países en desarrollo. Ahí hay problemas sociales que se pueden atajar desde distintas perspectivas y la educación musical es una de ellas, no la única, el deporte sería otra, porque también es un trabajo colectivo, un trabajo que agrupa a la gente con fines positivos. La educación musical todavía lo es más porque incluye la sensibilidad. Por otra parte, en esos países los presupuestos de cultura son exiguos y sin embargo los de temas sociales son más amplios. Lo que este proyecto ha logrado con gran inteligencia y éxito es reconducir presupuestos de tipo social, captando incluso recursos internacionales, hacia la educación musical. Eso es un aspecto que no hay que perder de vista, pero no creo que ponga en competencia el modelo digamos que yo le comentaba con un modelo masivo: se trata de proyectos y objetivos distintos. Yo intentaba abrir mis preguntas a estas dos cuestiones, una en lo que le compete de manera más cercana acerca de si la Escuela Reina Sofía va a hacer algún cambio a causa del cambio en su planteamiento con la apertura de su nueva sede en Madrid —el edificio, realizado por Miquel de Oriol, entre la Plaza de Ramales y la de Oriente está muy avanzado—, sobre todo en cuanto a la política de puertas abiertas a su actividad y si tiene intención de convertirse en un centro de atracción de gente a conciertos u otro tipo de propuestas. Yo pienso que sí, por lo pronto con la Sala de Conciertos. En realidad la mayoría de los conciertos que organiza la Escuela están siempre abiertos al público. Sí pero no están en el centro de la ciudad… Sí, sí que están en el centro, por ejemplo en el Auditorio de la Fundación Caja Madrid se están haciendo ciclos de conciertos desde hace cuatro o cinco años o los ciclos del Auditorio Nacional… ¿Sabe? Yo creo mucho en los edificios, es decir, yo creo que los edificios tienen vida propia. Y que no es lo mismo ir a un concierto de la Escuela en la Escuela que si se realiza en otro lugar. No sé si le parece que la nueva sede puede ser un centro de referencia musical para la gente que está en la zona. Si uno puede tener la idea de que cualquier día puede ir allí a escuchar un concierto porque hay una temporada permanente, una actividad fija. Yo creo que sí, a nivel de conciertos va a haber una oferta rica y es algo que va a resultar palpable para todos. Siempre se han hecho conciertos de entrada libre, por supuesto hasta completar el aforo. Así son la gran mayoría de los conciertos que realizamos aunque hay algunos que son exclusivos para los patrocinadores que ayudan a que la Escuela exista. Además se va a continuar con la implantación de Magister Musicae, ya accesible en internet (www.magistermusicae.com). Ahora mismo se está implantando en América Latina, en China y en numerosos países del mundo, luego de haberla implantado en grandes conservatorios españoles siempre con la premisa de que sea accesible a todos los estudiantes de música que la necesiten. Javier Arias Bal 63 D I S C O S EXCEPCIONALES LOS DISCOS XCEPCIONALES DEL MES DE OCTUBRE La distinción de DISCOS EXCEPCIONALES se concede a las novedades discográficas que a juicio del crítico y de la dirección de la revista presenten un gran interés artístico o sean de absoluta referencia. BEETHOVEN: HINDEMITH: Cardillac. Sonatas para piano nº 4-7. RONALD BRAUTIGAM, fortepiano. ALAN HELD, ANGELA DENOKE, CHRISTOPHER VENTRIS. ORQUESTA Y CORO DE LA OPERA NACIONAL DE PARÍS. Director musical: KENT NAGANO. Director de escena: ANDRÉ ENGEL. BIS SACD-1472 Versiones descollantes entre las grabadas utilizando un fortepiano. J.A.G.G. Pg. 78 BEL-AIR BAC023. Un Cardillac insuperable y muy bello éste que nos llega de la Ópera de París. S.M.B. Pg. 71 BEETHOVEN: Sonatas para piano op. 31, nº 1-3. GERHARD OPPITZ, piano. ORQUESTA DEL FESTIVAL DE LUCERNA. Director: CLAUDIO ABBADO. HÄNSSLER 98.205 EUROARTS 2055649 Una de las pocas integrales de nuestros días de absoluta referencia. E.B. Pg. 79 La recreación de la Sexta de Mahler más viva, vehemente, refinada y mejor tocada de todas las vistas y oídas por el que suscribe. E.P.A. Pg. 108 BRAHMS: Concierto para violín. SHOSTAKOVICH: Doble Concierto. JULIA FISCHER, violín; DANIEL MÜLLER-SCHOTT, violonchelo. ORQUESTA FILARMÓNICA HOLANDESA DE ÁMSTERDAM. Director: YAKOV KREIZBERG. Cuartetos de cuerda nºs 6, 8 y 11 opp. 101, 110 y 122. CUARTETO DE JERUSALÉN. PENTATONE PTC 5186066 Pocas veces se encuentra un acoplamiento de tantos quilates. Versión sensacional, honda y apasionada. J.G.-R. Pg. 81 HARMONIA MUNDI HMC 901953. Una nueva entrega de lo que promete ser una integral perfecta y diferente. S.M.B. Pg. 97 BRUCKNER: Sinfonía nº 5. SHOSTAKOVICH: El perno. ORQUESTA FILARMÓNICA DE MÚNICH. Director: SERGIU CELIBIDACHE. BALLET Y ORQUESTA DEL TEATRO BOLSHOI DE MOSCÚ. Director musical: PAVEL SOROKIN. Coreografía: ALEXEI RATMANSKI. Escenografía: SEMION PASTUJ. 2 CD ALTUS ALT 138/9 Bruckner de otra dimensión, como los mejores conciertos que hemos tenido la fortuna de escuchar a este inmenso director. E.P.A. Pg. 107 BEL-AIR BAC020 Es muy importante un DVD como éste, cuyos resultados nos hacen recomendarlo ampliamente, sin reservas. S.M.B. Pg. 69 HAENDEL: Arias de Alcina, Her- MARIA. cules, Agrippina, e.a. MAGDALENA KOZENÁ, mezzo. ORQUESTA BARROCA DE VENECIA. Director: ANDREA MARCON. CECILIA BARTOLI, mezzosoprano. SOLISTAS VOCALES E INSTRUMENTALES. ORCHESTRA LA SCINTILLA. INTERNATIONAL CHAMBER SOLOISTS. Director: ADAM FISCHER. ARCHIV 477 6547 Uno de los recitales barrocos más excitantes y sugerentes de los últimos años. P.J.V. Pg. 84 HINDEMITH: Cardillac. DONALD MCINTYRE, MARIA DE FRANCESCACAVAZZA. O. Y C. DEL ESTADO DE BAVIERA. Director musical: W. SAWALLISCH. Director de escena: JEAN-PIERRE PONNELLE. DEUTSCHE GRAMMOPHON 073 4324. 64 MAHLER: Sinfonía nº 6. Sawallisch puede con Cardillac y con lo que le echen. Una espléndida realización por la que parece que no ha pasado el tiempo. S.M.B. Pg. 71 DECCA 475 9077 Un acierto más a sumar a los discos de Salieri, Gluck, Vivaldi y Opera proibita. Un disco, sin paliativos, extraordinario. F.F. Pg. 105 DISCOS BLOMSTEDT R. Martín VON OTTER VÄNSKÄ BRENDEL Año XXII – nº 223 – Octubre 2007 S. JJ. Riskka Beethoven y Sibelius EDICIONES CONMEMORATIVAS T SUMARIO ACTUALIDAD: Ediciones conmemorativas. . . . . . . . . . . . . . . 65 REFERENCIAS: Elgar: Variaciones “Enigma”. C.V.W. . . . . . . . 66 ENTREVISTA: Sol Gabetta. R.C.C. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68 ESTUDIOS: El perno. S.M.B. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 El Don Giovanni de Jacobs. R.O.B. . . . . . . . . 70 Dos veces Cardillac: Sawallisch y Nagano. S.M.B. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 REEDICIONES: Tahra Piano Archives. R.O.B.. . . . . . . . . . . . . 72 Supraphon: Edición Talich. S.M.B. . . . . . . . . . 72 Etcetera, Euroarts: Dos Tetralogías. B.M. . . . . 73 Doremi. R.O.B. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 Óperas en EMI. B.M. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 Testament. E.P.A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 DISCOS de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . 76 DVD de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . . . 106 NEGRO MARFIL. P.E.M.. . . . . . . . . . . . . . . 111 ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS . . . . . 112 ras el notable éxito —tanto de crítica como de público— de las extensas colecciones consagradas a Bach y Mozart, el atractivo “cofre” dedicado a Chopin y la reciente antología en conmemoración del aniversario de Grieg, Brilliant incorpora a su cada vez más cuantioso catálogo a otro de los grandes: la magna obra de Ludwig van Beethoven ocupa los 100 CDs que integran el voluminoso álbum que la firma de precio económico distribuye estos días en el mercado internacional. De este centenar de discos, 85 están dedicados a ilustrar el catálogo casi al completo (faltarían sólo algunas páginas marginales sin número de opus). Entre estos volúmenes, algunos ya reeditados por Brilliant anteriormente y licenciados de sellos como Philips, Decca o Chandos sobresalen las Sinfonías por Masur y la Gewandhaus, los Conciertos para piano de Gulda, también espléndido artífice de las Sonatas para tecla, el Fidelio de Dohnányi, la poco conocida Leonore de Blomstedt, las Misas por Colin Davis, los Cuartetos a cargo del Guarneri, las Sonatas para violín y piano por el dúo Grumiaux/Haskil, los Tríos por el Borodin, las Sonatas para violonchelo en versión de Schiff/Felner, las Variaciones por Brendel, los Lieder por Schreier… a los que se suman algunas grabaciones recientes hasta completar así el inmenso corpus beethoveniano. Y como bienvenido complemento, 15 CDs con versiones históricas, algunas casi legendarias. Entre ellas, destacan las batutas de Furtwängler (Novena, “Emperador” con Edwin Fischer y Fidelio), Klemperer y Karajan; Oistrakh en el Concierto para violín, el “Archiduque” por Cortot/Thibaud/Casals y una antología de Sonatas para piano a cargo de Nat, Schnabel, Gieseking y Solomon. Un verdadero lujo, en definitiva, a precio de ganga. Más minoritaria pero igualmente de muy alto interés, BIS hace entrega, coincidiendo con el Festival Sibelius de Lahti, de los dos primeros volúmenes que inauguran la monumental Edición Sibelius al cumplirse los cincuenta años de su fallecimiento en Järvenpää. Un proyecto muy ambicioso —con abundantes primicias, versiones previas y alternativas que harán las delicias de especialistas y curiosos— en el que el sello sueco anda embarcado desde hace dos décadas y que a su conclusión, prevista para marzo de 2010 y con un ritmo de publicación aproximado de volumen por trimestre, habrá incorporado al soporte discográfico hasta la más recóndita nota salida de la pluma del —más prolífico de lo que pudiera creerse— músico finés. Los casi 70 discos de que consta la colección se distribuyen por géneros en 13 volúmenes, de los que el consagrado a los poemas sinfónicos y el primero de los dos que acogerán la casi ignorada obra de cámara ya están disponibles para el melómano. Entre sus intérpretes, Vänskä y Neeme Järvi, Monica Groop y Anne Sofie von Otter, Leonidas Kavakos y Bengt Forsberg y el Cuarteto Tempera. 65 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS Edward Elgar VARIACIONES “ENIGMA” eguramente la mejor manera de celebrar los aniversarios de los músicos es escuchando sus obras. Este año es el del sesquicentenario del nacimiento de Edward Elgar (1857-1934), un compositor del que sabemos aquí por sus discos, demasiado a menudo considerado como la quintaesencia del victorianismo y sus consecuencias pero también mucho más que eso, pues su obra evolucionó lo suficiente como para vivir independiente de cualquier calificación limitadora. Con Elgar la música inglesa se renueva tras años —siglo y medio en realidad— de penuria y aunque su vía sea, en cierto sentido, solamente transitada por él mismo, su papel revitalizador es evidente. La creación de Elgar toca todos los campos, el sinfónico, el camerístico y el coral, con la única excepción de la ópera, de la que sólo nos quedan algunos fragmentos —tres cuartos de hora de música— de la inconclusa The Spanish Lady, que no ha tenido la suerte de la reconstrucción que han disfrutado su Tercera Sinfonía o el Concierto para piano y orquesta. En el terreno orquestal, la única obra de Elgar —junto a sus conciertos para violín y violonchelo— que permanece en los repertorios fuera del Reino Unido son las Variaciones sobre un tema original, op. 36 “Enigma”, estrenadas en Londres, bajo la dirección de Hans Richter, el 19 de junio de 1899. Su nombre procede del tema sobre el que se basan, secreto que su autor se llevó a la tumba y que aún nadie ha sido capaz de descubrir. Ese tema —Andante, legato e sostenuto— está seguido por catorce variaciones dedicadas “a mis amigos retratados dentro de ellas” y que son las siguientes: S 66 I (C. A. E.). L’istesso tempo. Alice Elgar, la mujer del autor. II (H. D. S. P.). Allegro. H. D. Stuart-Powell, aficionado al piano. III (R. B. T.). Allegretto. Richard Baxter Townshend, actor y cantante aficionado. IV (W. M. B.). Allegro di molto. William M. Baker, un terrateniente de Worcestershire de vehemente personalidad. V (R. P. A.). Moderato. Richard P. Arnold, perspicaz y ensoñador. VI (Ysobel). Andantino. Ysobel Fitton, intérprete aficionada de viola. V (Troyte). Presto. Arthur Troyte Griffith, un amigo discutidor. VI (W. N.). Allegretto. Winifred Norbury, un patricio bienhumorado. IX (Nimrod). Adagio. August Jaeger, “en memoria de una larga charla una tarde de verano, en la que mi amigo lució —como sólo él lo hacía— una noble elocuencia acerca de Beethoven y, tura de Mendelssohn Mar en calma y viaje feliz. XIV (E. D. U.) Edu era el nombre que su mujer daba a Elgar en la intimidad. Representa el triunfo del creador. sobre todo, de sus movimientos lentos”. X (Dorabella). Dorabella era el nombre —tomado del personaje del Così fan tutte mozartiano— que Elgar otorgó a su amiga Dora Penny, “de conversación generalmente indecisa”. XI (G. R. S.) George Robinson Sinclair, organista de la catedral de Hereford. Pero, en realidad, el retrato es el de su perro, Dan, “que un día se cayó al río, nadó contra corriente y ladró alegremente al alcanzar la orilla”. XII (B. G. N.) Basil Nevinson, violonchelista al que Elgar acompañaba en la música de cámara. XIII (***). Se creía que la música se refería a Lady Mary Lygon y luego que a Julia H. Worthington, probablemente amada por el autor. En cualquier caso, parece referirse a un viaje por mar, ya que cita la ober- der, las lecturas de referencia y, más adelante, un excelente pelotón de alternativas a considerar por una u otra razón. En la discografía de las Variaciones Enigma predominan, sobre todo, los intérpretes ingleses, aunque no se trate de una de esas obras que podríamos calificar de intrínsecamente nacionales, que necesiten, por tanto, un idiomatismo muy certero. En la media docena de versiones seleccionadas como las mejores aparecen dos maestros no británicos y uno de ellos —Eugen Jochum— resulta especialmente curioso ligado a este repertorio. Veamos a continuación cuáles serían, a nuestro enten- Edward Elgar. Royal Albert Hall Orchestra. EMI y Naxos (1926). Cronológicamente es el propio compositor el primero en abrir brecha. Después de haber grabado la obra — disponible en el sello Pearl— por procedimientos acústicos, lo hará en 1926, al frente de la Royal Albert Hall Orchestra, por el sistema eléctrico. La versión posee, claro está, un interés histórico indudable y su sonido es, teniendo en cuenta su edad, excelente. Es el compositor quien se interpreta a sí mismo, lo que puede ser una garantía de fidelidad pero, como ocurre otras veces, se trata de una suposición engañosa, pues determinados rubati —siempre impor- tantes en determinados momentos— no están escritos y el inevitablemente portamento habitual en la época lastra la naturalidad del fraseo. Hay, desde luego, un deseo muy acusado de caracterización de los personajes en los detalles instrumentales que pudieran ayudar a su descripción. No puede recomendarse como primera opción pero, una vez familiarizados con la obra, su escucha es aleccionadora en grado máximo. John Barbirolli. Philharmonia Orchestra. EMI (1967). Un grande que aplicó su conocimiento de la mejor música universal a sus lecturas de la británica, así fuera Vaughan Williams, Delius y, por supuesto, Elgar, sus sinfonías, sus oberturas o ese disco histórico que incluye el Concierto para violonchelo con Jacqueline Du Pré y las Sea Pictures con Dame Janet Baker. Sir John Barbirolli, como Jochum, parte de la consideración de la música de Elgar en su contexto estético —lo mismo le sucede en el resto de su obra sinfónica— pero a partir de los rasgos de una personalidad que aquí no puede volcarse hacia lo local como sucedía, por ejemplo, en su igualmente extraordinaria lectura de Cockaigne —por poner un ejemplo. El gran mahleriano y straussiano ilustre sabe lo que hace en este punto pero no olvida los rasgos del Elgar familiar — variaciones X y XI—, se apasiona controladamente y hereda el rubato “canónico” del autor. El comportamiento orquestal es de primera clase, pues no en vano se trata D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS de la Philharmonia, una orquesta con la que el maestro londinense trabajó muy a gusto. A no dejar pasar sus otros dos acercamientos a la obra, de 1947 y 1956, con la Orquesta Hallé (Dutton). Adrian Boult. Orquesta Sinfónica de Londres. EMI (1971). La tercera grabación que hiciera de las Enigma ese gran desconocido que en otros repertorios es Sir Adrian Boult se beneficia de un magnífico sonido y una maravillosa prestación de la Sinfónica de Londres. El director de Chester se entusiasma literalmente con la partitura —por ejemplo la impulsiva variación IV— y le da a la obra una sorprendente continuidad expresiva, como si cada fragmento, único por sí mismo, no tuviera sentido sino en la totalidad. Como en ninguna otra versión de la obra, la intimidad del compositor aparece como una verdadera suma de retratos psicológicos cuyo resultado no fuera sino el suyo propio, que acaba por ser, en la variación final, una especie de “vida de héroe” concentrada. Hay una suerte de liberación constante de energía que los sinfónicos londinenses —comodísimos bajo su batuta— asumen con admirable entrega mientras muestran un virtuosismo individual de altísima clase. Eugen Jochum. Orquesta Sinfónica de Londres. DG (1975). Si en su momento ya fue una sorpresa este acercamiento de Jochum a la música inglesa, hoy sus resultados siguen pareciendo admirables de todo punto y hacen pensar en lo que podría haber sido el estreno a cargo de otro maestro alemán como Richter, quien admiraba profundamente al compositor. Jochum se acer- ca a las Enigma como a la gran música que son, las sitúa decididamente en la mejor tradición postromántica —su Nimrod es casi bruckneriano— y juega la carta de su significado inmediato como podría hacer con Richard Strauss pero sin dejar de traslucir la personalidad del autor. Se beneficia de una Sinfónica de Londres extraordinariamente flexible, que no se mueve con la misma soltura con que lo haría cuatro años antes con Sir Adrian Boult quizá por esa restricción contextual que aquí el director impone a la partitura. No deja de ser significativo que la primera aparición del disco, en LP, se completara con las Variaciones sobre un tema de Haydn de Brahms. Andrew Davis. Orquesta Sinfónica de la BBC. Teldec (1991). Paso a paso, Sir Andrew Davis se ha construido una carrera en la que la modestia ha acabado por rendir sus frutos. Tres veces ha grabado las Enigma pero ninguna como la tercera, al frente de la que fue su orquesta durante muchos años. Si las escuchamos por su orden —las dos anteriores fueron publicadas por Lyrita y Sony— advertiremos el crecimiento de un director que ha desentrañado la obra con un cuidado exquisito hasta extraerle dos características que aquí aparecen con luz propia: la claridad —ahí está, por ejemplo, la transparencia de las variaciones III, V y VI— y la estructura. O al revés, si se prefiere, pues de ésta nace aquélla en un ejercicio de enorme coherencia constructiva en una versión que hace que la música crezca como si no fueran necesarios los silencios entre cada variación. Paavo Järvi. Orquesta Sinfónica de Cincinnati. Telarc (2006). Cuando parecía que todo estaba dicho, aparece por sorpresa el estonio Paavo Järvi con una orquesta americana que entre su antecesor Jesús López Cobos y él mismo han situado casi a la altura de las Cinco Grandes –como ha sucedido con Pittsburgh o San Francisco. La versión de Järvi es la más virtuosística de todas, la que mejor atiende al detalle, al guiño mínimo sin perder eso que hoy llamaríamos transversalidad estilística. Como en Boult —con una menor brillantez a veces, lo que no supone falta de profundidad— se parte del conjunto y su pertinencia para indagar en sus partes con la batuta convertida en escalpelo. El fabuloso sonido —cómo se escucha el final de Nimrod— , ayuda a que esta grabación, de un equilibrio insólito, se sitúe entre las más grandes. Aprovecho aquí para corregir un error de mi crítica a este disco aparecida en el número 219 de SCHERZO: en las referencias se cayó Boult. Hay, naturalmente, otras versiones muy destacables pero cuyo análisis nos alejaría de la costumbre de esta sección por destacar, en lo posible, no más de media docena. Empecemos por las dos más sorprendentes. Primero, la de Barenboim (Sony) con la Filarmónica de Londres, detallista, descriptiva y quizá un punto extrema en sus contrastes expresivos pero complemento perfecto de las seis de cabeza. La de Bernstein con la Sinfónica de la BBC (Deutsche Grammophon) es tan personal que uno diría que el oyente la toma o la deja con idéntica pasión. Como curiosidad, señalar que Nimrod le dura el doble que a cualquiera. Yehudi Menuhin siempre demostró ser un excelente traductor del compositor inglés y lo refrenda con la Real Orquesta Filarmónica (Regis). Lo mismo que Solti con la Sinfónica de Chicago (Decca) en un registro diferente al del gran violinista, sacando más partido a la grandeza que a la intimidad —y que bien podría contrastar con la austeridad de Monteux y la Sinfónica de Londres (London)— pero con un control admirable de sus fuerzas. Mehta grabó la obra cuando era todavía un maestro a la búsqueda de la madurez y su lectura al frente de la Filarmónica de los Angeles (Decca) es, quizá, la que liga más decididamente a Elgar con ese contexto estético que acabó perjudicándole pero lo hace, por así decir, con unas intenciones perfectamente logradas, sin caer nunca en el tópico. David Zinman se beneficia con la Sinfónica de Baltimore (Telarc) de un sonido espléndido aunque le salga una lectura demasiado refinada de pura intención virtuosística. El equilibrio, la probidez, el oficio y la sensatez extrema en el mejor sentido de la palabra —junto al sentido del rubato del que hemos hablado más arriba— aparecen en la versión que Norman del Mar ofrece con la Filarmónica de Londres (Deutsche Grammophon). Una Sinfónica de Pittsburgh en maravilloso estado de forma es la mejor baza de William Steinberg (Disky). Debiera reaparecer en algún sello la que grabara para el desaparecido Conifer ese elgariano de pro que es Sir Edward Downes —firmante de una formidable Segunda Sinfonía en Naxos— y ser más fácil de encontrar la del mexicano Eduardo Mata con la Sinfónica de Londres (Vox), así como la de André Previn con la Real Orquesta Filarmónica (RPO). Recomendables, asimismo, la de Rattle con la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birminghan (EMI) — oscurecida por la gran lectura de Falstaff que la completa— y la de Gardiner con una suntuosa Filarmónica de Viena (Deutsche Grammophon). Entre los históricos son de destacar, necesariamente, Toscanini (RCA, EMI) y Sargent (Dutton). Claire Vaquero Williams 67 D D I SI CS O C O S S ENTREVISTA Sol Gabetta IMPULSO JUVENIL A menudo se suele decir que el violonchelo es un instrumento carente de un gran repertorio suficiente. ¿Cual es su opinión al respecto? Estoy y no estoy de acuerdo. Sin ir más lejos, Vivaldi ha compuesto cien conciertos para chelo, de los que sólo conocemos 27. El problema en realidad es que no se explora en profundidad el repertorio y se tocan las obras más conocidas. En cuanto a los románticos, es verdad que hay poca obra, salvando los ejemplos bien conocidos de Schumann, Dvorák o SaintSaëns. Pero en el Siglo XX afortunadamente son numerosos los compositores que se han decidido a crear obra para este instrumento. ¿Cual es su relación con la música contemporánea? Una obra que me apasiona es el Segundo de Shostakovich, posiblemente porque mis raíces me la hacen cercana. Cuando toco música rusa o argentina me siento en mi casa. En cuanto a obras de hoy, voy a grabar una pieza llamada Kai de Marc Anthony Turnage, un compositor británico que me encanta. Otra obra que me fascina y suelo tocar como bis es una pieza extraída de Das Buch, del compositor letón Peteris Vasks. A usted la llaman “el hada del violonchelo” en los medios centroeuropeos. 68 Sí, pero no termina de gustarme. Incluso para la portada de mi primer disco quisieron hacerme fotos en un bosque, como si fuera un duende o un elfo, o rodeada de margaritas en el campo. Y yo no estaba de acuerdo. El otro extremo son las violinistas o sopranos a las que sólo les falta posar en bikini en las portadas de los CD [risas]. ¿Qué prefiere Sol Gabetta, grabaciones o conciertos? Me encanta grabar porque es como verse en un espejo muy limpio que nos impide mentirnos a nosotros mismos. El problema es que la técnica actual nos permite hacer cosas extraordinarias aunque lo cierto es que, al menos una vez, uno tiene que haber llegado a tocar la obra, si no la tecnología es una mentira. La emoción del directo es distinta pues es un espejo menos limpio pero que tiene emoción e imagen. Si me obligan a elegir, opto por el concierto al cien por cien, sin duda alguna. Usted ha sido ganadora de un importante premio suizo que le permitió tocar con la Filarmónica de Viena y Valeri Gergiev. ¿Cómo ha sido esa experiencia? El premio fue el Credit Suisse Award que, aparte de una importante suma de dinero, te ofrece la posibilidad de presentarte en concierto en Lucerna y Viena. Eso es algo único y no creo que haya ningún otro concurso similar en Europa. La experiencia con Gergiev fue extraordinaria, pues tocamos en el célebre Musikverein de Viena y antes que yo ensayaba Yefim Bronfman, que tocaba el Tercero de Rachmaninov. Fue impresionante verlo tocar; algo casi inhumano. Y luego llego yo con el Segundo Concierto de Shostakovich… ¿Y que pasó? Es una obra difícil. Profunda… no es una bomba ni una pieza que vuelva locos a los auditorios. Una pieza difícil que no puede comprender del todo alguien que no haya vivido una revolución y una guerra mundial. La música de Shostakovich es algo más que música. Se acerca a la expe- riencia literaria, pues fue un cronista de su tiempo. El contraste entre los tiempos lentos de esa obra y el Tercero de Rachmaninov fue fuerte. Pero Gergiev supo adaptarse y crear el espacio necesario para ambas obras porque acababa de vivir un drama personal en Rusia y estaba sensibilizado para una música tan particular. Hoy es fácil y barato grabar un disco. Eso por un lado da independencia pero sin distribuidora, ¿de qué sirve? ¿Es un “regalo envenenado” esa facilidad? Grabar es muy peligroso. Sobre todo cuando uno es joven y está dispuesto a grabar con cualquiera. Aunque hay empresas pequeñas que tienen buena distribución y grandes cabezas en la dirección que dejan libertad al intérprete. Yo hubiera podido empezar a grabar a los diecisiete años pero, por suerte, no lo hice. El problema es que Sony no hubiera tenido el mismo interés en lanzar a un artista que ya hubiera grabado en otros sellos. Para ellos es siempre más interesante una novedad absoluta que alguien que ya ha estado en el mercado, al nivel que sea. Es como vender algo usado [risas]. ¿Cual es su relación con la “cumbre” de la música para violonchelo, las Suites de Bach? ¿Espera grabarlas algún día? Por el momento, no. Rostropovich no las grabó “en serio” hasta los 75 años, aunque tengo colegas de 30 que ya lo han hecho. Tengo mucho respeto por Bach y, de momento, no me veo entrando al estudio a grabarlas. ¿Tiene alguna versión “canónica” de las Suites? De las seis no; ninguna. De algunas me gusta más la Tercera y de otras la Quinta. Aunque hay una versión muy R. Carrizo Couto Largo es el camino que llevó a la joven violonchelista Sol Gabetta de su provincia natal de Córdoba, en Argentina, a la ciudad suiza de Basilea pasando por Madrid. Esta intérprete superdotada, de apenas veinticinco años, es considerada por numerosos críticos como una de las grandes promesas de su generación. Sol Gabetta ha realizado su debut discográfico en Sony-BMG midiéndose con dos clásicos del repertorio de su instrumento: las Variaciones rococó de Chaikovski y el Concierto n° 1 de Saint-Saëns. Gabetta fue formada en la Escuela Superior Reina Sofía, en Basilea y en la Academia Hanns Eisler de Berlín antes de realizar un espectacular debut en el Festival de Lucerna acompañada de la Filarmónica de Viena dirigida por Valeri Gergiev. Alejada de los tópicos que asocian rigidez con música clásica y con una simpatía desbordante, Gabetta habló con SCHERZO a orillas del Rin mientras prepara su nuevo disco, publicado hace dos semanas, dedicado a transcripciones y conciertos para violonchelo de Vivaldi. El 21 de octubre recibirá en Múnich el Premio Echos a “la mejor instrumentista europea” en compañía tan prestigiosa como la de Maurizio Pollini o Gustavo Dudamel. interesante de Boris Pergamenshikov que las grabó con ornamentaciones muy curiosas y únicas. Obviamente, dentro del estilo antiguo, me sigue pareciendo una referencia la lectura de Pau Casals. Muy a menudo, la gente se pregunta “¿por qué necesitamos otra versión de la Quinta de Beethoven”, o de las Variaciones rococó en su caso. ¿Por qué una versión más? Supongo que hay dos razones. Una es la mía como intérprete al medirme con las grandes obras. La otra es de márketing y tiene que ver con que la gente busca las obras conocidas. Pero yo grabé Chaikovski por la simple razón que fue la propuesta de Sony. Ahora bien, ese fue el “porcentaje” de la discográfica, pero yo también quería “mi” porcentaje. Y por eso pude grabar la Pampeana de Alberto Ginastera, que fue una primicia mundial que no había grabado nadie antes. ¿Puede explicarnos el origen de esa pieza? La original fue escrita para piano y violonchelo por Ginastera. La primera versión fue grabada por Aurora Nátola Ginastera, su mujer, aunque no hay ninguna versión en CD disponible para el público. Pero pude conocer a esta señora en Ginebra quien me hizo escuchar su versión y ver las partituras originales. Gidon Kremer nos propuso que cada uno tocara una pieza de su país y es así como surgió este arreglo. La primera idea fue algo de Piazzolla, pero yo he preferido Ginastera pues pienso que es un autor que no tiene toda la atención que merece, aunque su música para piano es muy interpretada. Rodrigo Carrizo Couto D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS Pavel Sorokin ¡SABOTAJE! O cho de abril de 1931. El compositor Shostakovich, el libretista Victor Smirnov y el coreógrafo Fiodor Lopujov estrenan en Leningrado un nuevo ballet, El perno (Bolt). Es un ballet que se desarrolla en una fábrica (pero es muy distinto a El paso de acero, de Prokofiev, y no por ello realista): obreros entusiastas, obreros gimnastas, obreros saboteadores y enemigos del pueblo, miembros aguerridos del Komsomol (juventudes comunistas, carne de cañón joven para la construcción del socialismo, animadores de una mayor productividad, vanguardia de vigilantes frente al enemigo de clase, practicantes del espionaje y todo tipo de trabajos sucios al servicio del poder). Sobre el papel, El perno fustigaba varios vicios: el sabotaje del enemigo siempre acechante, verdadero culpable de que la producción no fuera mejor (no lo era el sistema, ni los políticos soviéticos, no), mas también el alcoholismo inveterado de una parte importante de la población rusa. Pero la música y la disposición de la historia y de la coreografía indicaban que aquello era una broma monumental, una sátira, un cachondeo. Y además, vanguardia. Y nada más lejos de la realidad que unos jóvenes bailando de puntillas en una fábrica, donde nadie se mueve con tanto miramiento y tanta elegancia: los obreros estaban indignados, habráse visto. Qué ajeno al espíritu socialista era todo aquello (atención: aún no se hablaba de “realismo socialista”). Y como eran tiempos en que todavía no había comenzado el Gran Terror, los sindicatos y los colegas se encargaban de ofrecer en bandeja argumentos y víctimas al poder, en apoyo a la Cheka, que sí existía ya. Entre unas cosas y otras, el joven Shostakovich y sus colegas ven que se prohíbe El perno justo cuando se estrena. Es el segundo ballet del compositor, tras La edad de oro. Es la primera prohibición grave, menos de cinco años antes de la prohibición de Lady Macbeth de Mstensk. De El perno sacará Shostakovich mucho material para otro ballet, La corriente cristalina (1935), título que aludía al koljoz en que se desarrollaba la acción; y sacará música para una suite, que al menos ha cumplido la función de preservar la mezcla de vanguardia, estilización y música ligera de este mundo sonoro novísimo, que pese a diversos números líricos, se basa sobre todo en danzas urbanas de aquellos años tan abiertos a lo nuevo. Justamente, el espíritu vanguardista de Smirnov, Lopujov y Shostakovich se iba a dar de bruces contra la tendencia soviética posterior a resolverse la lucha por el poder en el sistema: la victoria de Stalin y sus jóvenes leones supone una regresión, una involución estética en todos los órdenes de la que desde luego no se libra la música. La prohibición para El perno es más duradera que para Lady Macbeth, o que la autoprohibición de la Cuarta Sinfonía. Dura hasta que el año pasado, el Bolshoi, recién terminadas las obras de reacondicionamiento, festeja el centenario de Shostakovich de una de las mejores maneras posibles: mediante la recuperación de un título desaparecido, y sólo entrevisto en los números de la suite sinfónica. Ahora bien: qué haces hoy día con un ballet como ese. La burla, de acuerdo. Pero la burla de qué: ¿de algo del pasado, algo enterrado y olvidado? ¿Con qué estética? El libreto de Smirnov ha sido cambiado en parte, pero se conserva lo esencial: un antihéroe borrachín y saboteador (que aquí resulta simpático); una joven komsomol que era su novia pero que prefiere a un trabajador positivo, que es el tercero en discordia; y, en fin, el muchachillo picaresco que ayuda al antihéroe. Más otros personajes como el burócrata (con su polka popularizada por la suite), el parroquiano borrachín o las chicas del bareto de la escena segunda. Tres responsables principales de este rescate, recuperación y reconstrucción nos declaran sus intenciones en un documental, complementado éste por un breve film de Edgardo Cozarinski, Vanguardia y kitsch, título que lo dice todo: tiempos de vanguardia, de atrevimientos, a la vez que tiempos de mal gusto y de exaltación de grandes causas, ocultadora de cosas peores y producto de unos tiempos que dieron nazis, fascistas, falan- gistas, cruces de fuego, pioneros stalinianos, mucha gente con pantalones cortos y designios siniestros. El primero de esos tres responsables es el escenógrafo Semion Pastuj, que opta por una estética emparentada con el constructivismo, mas también con ese tipo de exaltación un poco a lo Sáenz de Tejada soviético, un poco a lo Valle de los Caídos rusos y a un estepario SHOSTAKOVICH: El perno. Perdona a tu ANASTASSIA YATSENKO, ANDREI MERKURIEV, pueblo señor; DENIS SAVIN, MORIJIRO IWATA. esto es, la BALLET Y ORQUESTA DEL TEATRO BOLSHOI DE MOSCÚ. estética staliDirector musical: PAVEL SOROKIN. Coreografía: ALEXEI nista (si no RATMANSKI. Escenografía: SEMION PASTUJ. hay contradicBEL-AIR BAC020 (Harmonia Mundi). 2006. 225’.N PN ción en los términos). Atención a esos robots, que tienen su pequeña algún tiempo el teatro no sólo danza, son todo un detalle de han sido para mejorar y poner por dónde va la cosa. Al pare- al día las instalaciones. Este cer, la coreografía viene des- espectáculo restituye la partipués, y el joven Alexei Rat- tura de El perno y hace lo que manski consigue una estiliza- puede con una estética a tración a partir de unos ocho o vés de burla, nostalgia y alivio diez bailarines y un cuerpo de en la distancia: felizmente, baile impresionantes. Mencio- aquello queda muy lejos, nados aparecen los cuatro parece deducirse. Pero ver reseñados en la ficha adjunta, danzar al Ejército rojo en el pero también merecen nuestra Moscú de 2006 tiene tela mariatención jóvenes bailarines de nera. A esta recuperación añaaltura como Genadi Yanin (el diríamos, a su manera, la de la burócrata), Ekaterina Krisano- partitura completa de La edad va, Ana Rebetskaia, Viktoria de oro, ya comentada aquí Osipova, Natalia Viskubenko (Serebrier, Naxos). Shostakoo Alexander Voitiuk. vich ha podido con todo, con En fin, el también joven todos. En El perno es el ShosPavel Sorokin entiende muy takovich de vanguardia de los bien esta partitura y se enfren- tiempos de La nariz: vanguarta a ella desde un foso lleno dia, música comercial y ligera, de fervor y propicio a la unión y síntesis para una estéexpresividad que proponen tica original, inédita, nunca Ratmanski y Pastuj. Por cierto, vista. Y cuya suerte ya conoa las de estos tres artistas se cemos. Después de esos años, añade el interesantísimo testi- se acabó: ni ópera, ni ballet, monio de la viuda y el hijo de ni nada escénico. Por eso es Smirnov. El espectáculo es de muy importante un DVD un enorme interés: el Bolshoi como éste, cuyos resultados, y parece querer quitarse de no sólo su intención, nos encima su mala fama de “apo- hacen recomendarlo amplialillamiento de calidad”. Lo que mente, sin reservas. querría decir que las obras que mantuvieron cerrado Santiago Martín Bermúdez 69 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS René Jacobs JUVENTUD Y REBELDÍA MOZART: Don Giovanni. JOHANNES WEISSER (Don Giovanni), LORENZO REGAZZO (Leporello), ALEXANDRINA PENDATCHANSKA (Donna Elvira), OLGA PASICHNYK (Donna Anna), KENNETH TARVER (Don Ottavio), SUNHAE IM (Zerlina), NIKOLAI BORCHEV (Masetto), ALESSANDRO GUERZONI (Comendador). CORO DE CÁMARA RIAS. ORQUESTA BARROCA DE FRIBURGO. Director: RENÉ JACOBS. 3 CD HARMONIA MUNDI HMC 901664.66. 2006. DDD. 170’. N PN T 70 ras sus excelentes y premiadas grabaciones de las otras dos óperas Da Ponte (Così fan tutte y Las bodas de Fígaro) le llega por fin el turno a Jacobs para afrontar la que, para el firmante, es una de las cumbres de toda la historia operística, Don Giovanni. Siendo una de las obras más complejas, hermosas y perfectas del género, tiene una discografía amplísima, incluyendo varias grabaciones historicistas (Gardiner, la antigua de Östman, Kuijken), por no hablar de las que han sido hitos de la discografía, como las de Krips (Decca), Furtwängler (EMI), Giulini (EMI) o Mitropoulos (Sony). La apuesta de Jacobs es atrevida. Para él, la ópera pide juventud y rebeldía. Usando sus palabras, el protagonista debe ser una especie de James Dean rococó, un “joven extremadamente licencioso”, como pide el texto. El director belga no lo duda y se decide por un reparto de cantantes jóvenes, algunos ya presentes en sus grabaciones anteriores (Regazzo, Pendatchanska, Im). Así, el noruego Weisser apenas cuenta 27 años, la misma edad que el búlgaro Borchev. Que esto sea garantía de “frescura” o no es otro cantar. Para quien esto firma, el secreto del principal acierto de Jacobs no es tanto la juventud del reparto como la sobresaliente realización de los recitativos y la fluidez y riqueza de su discurso teatral. El belga lleva su concepción, decididamente más tragicómica que dramática, a buen puerto basándola en una extremadamente colorista realización de los recitativos, que se erigen en una de las mejores virtudes de esta interpretación. En ella tiene mucho que ver el continuo, con una contribución, llena de gracia (aunque a alguno le pueda resultar algo hipertrofiada), del fortepiano de Giorgio Paronuzzi, que merece mención especial. Para Jacobs, como en anteriores ocasiones, lo teatral justifica ciertas libertades (afirmación que puede discutirse o no, pero que indudablemente él defiende con convicción), y aquí las encontramos también. Tres ejemplos: el agresivo acento no marcado en la cuerda en el primer aria de Masetto, donde también frena y acelera algunos pasajes, la larguísima pausa (no marcada) en la obertura justo antes del pasaje que enlaza con el aria de Leporello, aria que empieza muy lenta para ser un Molto Allegro (4/4) pero que se acelera bruscamente desde el “Voglio fare”, hasta situarse en el tempo animado que corres- ponde a la indicación. Por lo demás, el discurso, con tempi vivos pero no desquiciados (aunque la obertura anticipe una velocidad excesiva) está dibujado en torno a la idea apuntada, con un trepidante final del acto I y un acto II quizá menos “oscuro” de lo que muchos, más partidarios de una visión más dramática de la obra, querrían. Como es habitual en él —al fin y al cabo un excantante, no se olvide—, Jacobs cuida el acompañamiento de los cantantes de forma exquisita. La realización del accompagnato de Doña Elvira In quali eccessi es absolutamente extraordinaria, y crea una tensión de gran atractivo. La penúltima escena, en cambio, es trepidante pero no tiene la carga dramática que otros directores (los antes citados o el propio Harnoncourt) han aportado. La Orquesta Barroca de Friburgo y el Coro RIAS responden perfectamente a las demandas del músico belga, y en líneas generales lo hace también un reparto más homogéneo que brillante. Weisser, de medios vocales más baritonales, quizá un punto “ligeros”, dibuja un protagonista convincente aun- acompaña a tus niños a descubrir la Ópera en www.cuentameunaopera.com Óperas como cuentos con su música, juegos, concursos, entrevistas... y la colección de DISCO-CUENTOS ¡COMPARTE LA ÓPERA CON LOS MÁS JÓVENES! que, siguiendo la línea del director, más inocente o —si así se quiere— menos perverso y ácido que lo que otras veces escuchamos. Con todo, matiza con elegancia y adorna con gusto los da capo. Regazzo compone un Leporello de buena gracia y humor, aunque su voz, en cuanto a volumen y cuerpo, queda algo corta. La voz de Pendatchanska tiene una virtud para Doña Elvira, y es que se maneja muy bien en las agilidades (el cuarteto con Doña Ana, Don Giovanni y Don Ottavio es un buen ejemplo), pero sus graves parecen un tanto ásperos (Ah fuggi il traditor), y parece un tanto corta de volumen y dinámica (terceto del acto II). La ucraniana Pasichnik parece una Doña Ana un tanto ligera, pero su voz es atractiva y hábil en las agilidades, y sus resultados (Or sai chi l’onore, Non mi dir) son notables. Flojo el Comendador de Guerzoni, que carece de presencia vocal para este papel y parece un tanto blando. Más que correcto en lo vocal, el norteamericano Tarver, que tiene una voz bonita, sin mucho cuerpo pero con matices excelentes. Y muy bien la coreana Im y el joven bielorruso Borchev en la pareja Zerlina-Masetto. Ninguna de las voces hace olvidar los grandes elencos de las grabaciones citadas, e incluso el de alguna de las historicistas (Gardiner). Por lo demás, este álbum, excelentemente grabado y presentado, ha cuidado también un aspecto: el de basarse en la versión de Viena pero incluir como apéndices los dos recitativos y arias de la versión de Praga. Hay que apuntar, además, que Harmonia Mundi anuncia para la primavera de 2008 la comercialización de un DVD en el que Jacobs dirige esta obra con un reparto parecido pero no idéntico, en grabación realizada en Baden-Baden de una producción del Festival de Innsbruck con escenografía de Vincent Boussard. En resumen, un buen Don Giovanni, en algunos aspectos excelente, por parte de Jacobs, que se nos presenta de forma modélica, en una grabación magnífica. Muy recomendable, especialmente entre las historicistas. Rafael Ortega Basagoiti D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS Wolfgang Sawallisch, Kent Nagano DOS VECES CARDILLAC HINDEMITH: Cardillac. DONALD MCINTYRE, MARIA DE FRANCESCA-CAVAZZA, ROBERT SCHUNK, DORIS SOFFEL. CORO DE LA OPERA DEL ESTADO DE BAVIERA. ORQUESTA DEL ESTADO DE BAVIERA. Director musical: WOLFGANG SAWALLISCH. Director de escena y escenografía: JEAN-PIERRE PONNELLE. Director de vídeo: BRIAN LARGE. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4324. 1985. 88’. R PM HINDEMITH: Cardillac. ALAN HELD, ANGELA DENOKE, CHRISTOPHER VENTRIS, HANNAH ESTHER MINUTILLO. ORQUESTA Y CORO DE LA OPERA NACIONAL DE PARÍS. Director musical: KENT NAGANO. Director de escena: ANDRÉ ENGEL. Director de vídeo: CHLOÉ PERLEMUTER. BEL-AIR BAC023. 2005. 146’. N PN V einte años separan estas dos puestas en escena muniquesa y parisiense de Cardillac. Advirtamos que se trata del Cardillac de 1926, ya que la versión revisadísima y alargada de 1952 fue un fiasco, por mucho que se empe- ñara Hindemith hasta su muerte, once años después. Estos veinte años suponen una visión muy diferente de la obra, aunque los atrevimientos de una y otra puesta no llega en ningún caso a la confusión, adulteración y estafa que empiezan a ser habituales en los coliseos operísticos. Tanto Ponnelle como Engel se enfrentan a las obsesiones del artista con coherencia, de acuerdo con un código y sin tapar la obra de Hindemith; sólo para potenciarla. El tema del artesano o artista o científico ante la sociedad le gustaba mucho a Hindemith y a sus contemporáneos. Por ejemplo, a Schreker. Por ejemplo, a Weill. Por ejemplo, a alguien muy distinto a todos ellos y ajeno a la modernidad, Pfitzner, como demuestra su Palestrina. El propio Hindemith iría mucho más lejos, con un auténtico artista, no un joyero de lujo como Cardillac, con Mathis Grünewald en Mathis el pintor. Y con un científico, Kepler, en La armonía del mundo. La musicalidad de Hindemith, cuando no se encuentra en el mundo de la Zeitoper, de las óperas humorísticas o corrosivas de los años veinte (Cardillac es de esos años, pero muy distinta), parte de un recitativo que se torna cantabile cuando de manera deliberada accede el compositor a la tradición operística, aunque sea para llevarle la contraria, desmentirla, completarla (como en el dúo de seducción venal, más que de amor, entre la Dama y el Caballero). Atención a los conjuntos de Cardillac, que son maravillosos: el coro de ciudadanos alarmados al principio, el dúo de Cardillac y su hija en el acto II (dos líneas ajenas, separadas, que se ignoran cuando no se oponen), el espléndido cuarteto del acto III, y, en fin, el coro inmediatamente anterior al linchamiento del protagonista. Pero también auténticas arias, como el de la Dama en el cuadro II del primer acto. O el dúo de amor del acto siguiente. Los procedimientos son a menudo francamente originales: el dúo de flautas para la pantomima de la escena erótica de final del acto primero, que concluye con el asesinato del Caballero en el lecho de la Dama sin que ninguno de ellos llegue a cantar; o el arioso encendido, a solas, de Cardillac, ante el rey y los cortesanos, que no cantan ni una nota. Musicalmente, ambas puestas son de garantía: el veteranísimo Sawallisch puede con Cardillac y con lo que le echen. Es una ópera breve que el maestro recorre con rigor, y como si aquello no le costara esfuerzo. A Nagano le vemos sudar, hace un gran esfuerzo para dar la obra de una vez, y el resultado es de gran altura lírica y dramática. Los repartos son muy distintos, pero de envergadura. El McIntyre de 1985 es acaso más sufriente que el Held de 2005, pero en ambos casos se trata de voces con el suficiente equilibrio entre claridad de centro y oscuridad hacia abajo como para dar un personaje poderoso, al tiempo que vulnerable; dominador, mas también frágil. Denoke borda siempre el papel que se la encomiende. Aquí no estropea su Hija ningún director de escena, y puede ella potenciar ese papel hasta sus consecuencias profundas. Junto a la oscuridad de Cardillac y la claridad de la Hija, se hace necesaria la luminosidad de una voz de tenor con fuerza, un equilibrio de lirismos y heroísmos. Tanto Schunk como Ventris dan la talla y consiguen por momentos ese equilibrio. La escenografía y los figurines modernos le permiten a Minutillo ser más seductora que Soffel, cuyo erotismo es demasiado manifiesto; en ambos casos, las líneas vocales son excelentes, quién sabe si más corpórea, más vigorosa la de Soffel. Ponnelle se planteó en 1985 un Cardillac emparentado con Caligari y sus allegados, esto es, el expresionismo cinematográfico alemán. Nada más lógico, nada más insoslayable en este título, se lleve o no al icono. Su París no es el del siglo XVII que reclama la acción, sino el inmediatamente anterior al estallido revolucionario de finales del XVIII. Lo de Ponnelle es un acierto, pero además es una espléndida realización por la que parece que no ha pasado el tiempo. Ahora bien, si vemos a continuación la propuesta de Engel para París en 2005 podemos quedar conquistados por ésta. Ahora, el escenario no es la noche y la calle pari- sienses, sino un hotel de lujo: hall, habitaciones, tejado. Su París es el del art déco, el diseño moderno, el lujo extremo, el año 1930. Cardillac no recibe al rey, sino que sueña la escena. Ambas puestas difieren, pero sobre todo en el final: Ponnelle acepta la redención de Cardillac, como si el artista tuviera derecho incluso al crimen o al menos se lo perdonáramos debido a su grandeza; Engel no lo acepta: la cosa queda en una queja de familia (la Hija, el que habría de ser el yerno), pero deja al coro entre bastidores, fuera, al margen de ese perdón, de esa redención. El DVD de 1985 (4:3) presenta la ópera sola, escueta. El de 2007 (16:9) añade una película de la autora de la filmación, Chloé Perlemuter, en la que hablan Engel y Portier a instancias de un periodista musical, Christian Leblé. Pero hablan sobre todo de dramaturgia, del libreto, de la obsesión del protagonista, cosas así. Muy poco de música, poquísimo. Algo añade esta película, pero es muy poco para que dure una hora; creo que más del 80 por ciento del minutaje del film es repetición de escenas de la ópera. Si has visto la ópera, es poco menos que inútil; si no, sin duda desearás verla. Pero ni siquiera hablan los cantantes. Por otra parte, tampoco es una maravilla el subtitulado español de esta puesta parisiense. Y, sin embargo, se trata de un Cardillac insuperable y muy bello éste que nos llega de la Ópera de París. Tendríamos muy difícil la elección si se nos pidiera que recomendáramos uno solo de estos dos Cardillac al aficionado. Ambos son excelentes en lo vocal y en lo escénico. Santiago Martín Bermúdez 71 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Tahra Piano Archives PARA PIANÓFILOS B ajo el título Piano Archives nos llegan 5 ejemplares de Tahra (distribuidor: Diverdi) dedicados a este instrumento. El Mozart de Clara Haskil ha pasado a la historia por su especial lucidez, elegancia y refinamiento, y las lecturas que aquí se ofrecen de los Conciertos nºs 19 y 20, con la Orquesta de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio dirigida por Jerzy Katlewicz y la Orquesta Philharmonia dirigida por Karajan (TAH 628, 1956) no son excepción. Bellísimas interpretaciones de la rumana, con plausible sonido, algo más opaco en el Concierto nº 20. También Mozart es el centro del disco (TAH 629) de Monique Haas: Conciertos nº 21 con la Sinfónica de BadenBaden, Rosbaud, y nº 23, con la NDR, Schmidt-Isserstedt, ambos registros de 1956, hasta ahora inéditos, que en esta ocasión se complementan con dos grabaciones de Decca de 1946: Concierto italiano de Bach y Les cyclopes de Rameau. La francesa evidencia su sobria elegancia y refinado sonido en interpretaciones que, si no tienen el inefable encanto de Haskil, sí captan por su sencillez y espontaneidad expresiva. Las dos grabaciones de Decca muestran similares virtudes de elegante austeridad, pero el sonido es bastante peor. De la enigmática Youra Guller nos llega un disco dedicado a Chopin, con registros realizados entre 1958 y 1975 (Concierto nº 2 con la Orquesta de la Suisse Romande dirigida por Edmond Appia, Barcarola op. 60, Mazurkas op. 30, nº 3, op. 41, nº 3 y op. 24, nº 4, Nocturnos op. 27, nº 1 y op. 15, nº 1, más una entrevista por Franz Walter de 1958, TAH 630). Artista, según las referencias, de tanto talento como anarquía en el devenir de su carrera, la Guller no muestra su mejor cara en la mayor parte de un Segundo Concierto chopiniano donde el tempo oscila demasiado y las inseguridades son evidentes. Pero hay momentos de esta artista —segundo movimiento— que bastan para calificarla de grande y lamentar que su trayectoria no hubiera sido menos caótica, porque evidencia una técnica excelente y una capacidad artística extraordinaria. No está al alcance de cualquiera cantar este movimiento como lo hace Guller, algo que también aparece en la Barcarola para redimirnos de un final del Concierto un tanto dubitativo. El lado más extravagante de Guller aparece en las Mazurkas, donde uno recuerda la definición que de ella hizo Magaloff (“lo mejor y lo peor de Horowitz”), porque el rubato es a todas luces excesivo, y se convierte en verdaderos “tirones” y “frenazos” de tempo decididamente, al menos para quien firma, exagerados. Una pena, porque la artista de origen ruso luce un refinamiento tímbrico excesivo (Op. 24 nº 4). Documento curioso, en cualquier caso. El penúltimo disco (TAH 610) está dedicado a Alfred Cortot (grabación inédita del Concierto nº 1 de Beethoven con la Orquesta de Cámara de Lausana dirigida por Victor Desarzens, 1947) y Vlado Perlemuter (grabación inédita del Trío de Ravel, con Jeanne Gautier y André Lévy, 1954, y 2 Leyendas de Liszt, 1939). El sonido de la grabación de Cortot es penoso, pero los admiradores del francés disfrutarán de su arte, a costa de disculpar los múltiples fallos de ejecución. Tampoco la temblona grabación raveliana —de 1954— hace justicia al refina- miento tímbrico y el excelente entendimiento raveliano de Perlemuter, aquí con un sonido muy congestionado. En proporción, tiene más calidad el sonido de las grabaciones lisztianas de 1939, también sugerentes y elegantísimas, de un lirismo y poesía extraordinarios. La serie se cierra con un disco dedicado al joven Benedetti-Michelangeli (Concierto de Schumann con la Orquesta de la Suiza Italiana y Scherchen, grabado en vivo en 1956; Concierto nº 1 de Liszt, Orquesta del Mayo Musical Florentino y Mitropoulos, grabado en vivo en 1953; Concierto nº 4 de Rachmaninov, Orquesta de la RAI de Roma, Caracciolo, grabación inédita de 1956, y Vals op. post. nº 4 de Chopin, TAH 631). El sonido es en todos los casos mediocre, lo que no es óbice para disfrutar de interpretaciones soberanas del extraordinario pianista y singular personaje que era Michelangeli, desde el efusivo Schumann al brillante virtuosismo del los Conciertos de Liszt y Rachmaninov, éste verdaderamente espectacular. En conjunto, serie de interés para pianófilos impenitentes más que para el melómano habitual. Rafael Ortega Basagoiti Supraphon SIGUE LA EDICIÓN TALICH S 72 igue la Edición Talich de Supraphon (distribuidor: Diverdi), y ya sólo faltarían otros tres discos. Nos llegan los volúmenes 12, 13 y 14 (SU 3832-2, 3833 y 3834), dos de ellos con las cuatro últimas sinfonías de Dvorák y el último con un repertorio sorprendente: Concierto para oboe de Haendel HWV 287, Concierto BWV 1052 y Suite BWV 1068 de J. S. Bach. Desde luego, tanto la escucha como las fechas (1950-1955) indican que estamos ante una concepción antigua de estos maestros barrocos, una visión de orquesta sinfónica con resabios tardorrománticos, pero de considerable altura si aceptamos esos supuestos provisionalmente; aunque a veces, como en la Suite, se haga un poco cuesta arriba. Además, por ahí estaba Richter, en el Concierto de Bach (1954), y este compositor ha sido siempre gran especialidad del intérprete soviético. No podemos dejar de mencionar la sensacional prestación del oboísta checo Frantisek Hanták. Por lo que se refiere a las cuatro sinfonías de Dvorák, pueden ustedes imaginarse algo que tiene su lógica: en al menos dos casos, para ser referencias absolutas apenas les faltaría más que una superior calidad de sonido. Es cierto que hay entregas insuperables (Kubelik con la Orquesta de la Radio de Baviera en los archivos de Orfeo, por ejemplo), pero estas cuatro, que han sido reeditadas una y otra vez y que ahora regresan limpitas aunque con sonido lógicamente histórico, constituyen auténticos manifiestos de quién es Dvorák, cómo se hace a Dvorák, en qué consiste Dvorák, qué contiene y qué nos aporta. Entre paréntesis: se trata de registros de muy distinta procedencia y fecha. Por una parte, la Sexta y la Séptima son registros de conciertos de Talich y su orquesta en Londres, en noviembre de 1938, y aquí Dvorák suena “muy Beethoven”. Estos registros los había incluido Lys en un cuádruple álbum de 1995 que contenía estos dos Dvorák y algunos más, pero ahora se diría que suenan mejor, incluso en lo que recibimos como pura versión, como lectura. La Octava y la Novena son praguenses, de 1951 y 1954. Todo hay que decirlo: si lo de Londres nos parece correcto y adecuado, de gran altura, lo de Praga nos parece superior. Atención a los dos movimientos lentos de las sinfonías finales, la Octava y la Novena (“Nuevo Mundo”): ahí están la delicadeza, la capacidad de sugerir, sí, pero también la técnica del descenso del sonido y la planificación de los matices, su graduación, la técnica de motivar los pianissimos, todo lo que lleva a la desaceleración que sigue tensa y cargada de sentido. Por algo se ha dicho y repetido que Talich fue uno de los grandes del viejo repertorio, la vieja escuela, la antigua manera de enfrentarse a las grandes partituras. Estas tres nuevas entregas vuelven a demostrar esa grandeza, aunque el disco realmente indiscutible sea el de las Sinfonías nºs 8 y 9 de Dvorák (vol. 13, SU 3833-2). Santiago Martín Bermúdez D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Etcétera, Euroarts DOS TETRALOGÍAS l sello Etcétera, que distribuye Diverdi, edita la Tetralogía wagneriana en trece compactos distribuidos en las cuatro carpetas correlativas a las cuatro partes de la obra. Se trata de una toma en vivo, con nítida direccionalidad, que también existe en DVD y que corresponde a dos series de representaciones celebradas en los años 2004 y 2005 en la Ópera Holandesa de Ámsterdam (KTC 5500, 5501, 5502 y 5503). Se utiliza la más reciente edición crítica del conjunto. E nes, siempre alerta a lo que las voces van diciendo. En cuanto a Dohmen, una voz de barítono lírico con excelentes graves, cabe situarlo en la línea de los grandes colegas: Schörr, Hotter, Morris, por citar al injusto azar. La gama de matices y las gradaciones de volumen que da a su personaje, la evolución que lo conduce de la imperial decisión al errabundo desplome, pasa por una recitación del texto de ejemplar claridad y por una alternancia de humores que otorga veracidad von Kannen y el Mime de Graham Clark. Chris Merritt es un Loge suntuoso y Kurt Rydl, aunque notoriamente veterano, conserva toda la imponencia y la bella oscuridad de su caverna en Hunding y Hagen. Buena la sonoridad de los dos gigantes, uno convertido en dragón, los bajos Frode Olsen y Mario Luperi. Flojos en lo vocal, aunque no indignos de empeño y estudio, los dos tenores principales, Stig Andersen como Sigfrido y John Keyes en Sigmundo. Las masas y el elenco comprima- A pesar de las múltiples referencias que tiene la epopeya, y habiendo en cuenta las dificultades de nivel que ofrece tan largo reparto, esta grabación no resulta ociosa. Ante todo, por dos intérpretes de primerísima calidad y de memoria obligada cuando se hable del Anillo: el director Hartmut Haenchen y el barítono Albert Dohmen, que encarna a los tres Wotan. Del primero vaya dicho que tiene una sólida concepción de la estructura, que puede oírse como un largo y fragmentario poema sinfónico dentro del cual, espaciadamente, las voces despliegan sus escenas. Haenchen explora la magna partitura en los mínimos detalles, explota toda la numerosísima gama de colores y de atmósferas, desde la marcialidad (entrada de los dioses en el Walhalla, coro de los guibichungos, marcha fúnebre) hasta el lirismo silvestre (preludio inicial, murmullos de la selva, cabalgata de las walkyrias, viaje de Sigfrido), pasando por las repetidas intervenciones infernales del fuego (hoguera mágica, fundición del Nibelheim, apoteosis y final catástrofe) y los momentos de sublime tensión emotiva (despedida de Wotan, pesadilla de Siglinda, anuncio de la muerte, dúo de amor, muerte de Sigfrido). En sus manos, la prolongada historieta en plan heroico-divino se torna una cristalina selva de timbracio- tanto al justiciero dios del prólogo como al tensionado padre del segundo, iracundo y tierno en la decisión de separarse y proteger a su hija, hasta la irónica y solitaria resignación del Viajero, sólo estremecida en el encuentro con Erda, madre y amante, profetisa y juez, todo por junto. De las damas destaco a Doris Soffel en la imperiosa Fricka y a Anne Gjevang en la pensativa y telúrica Erda. Interesante de composición y decidida de canto se oye a Charlotte Margiono en Siglinda. Solventes, Michaela Kaune (Freia), Michaela Schuster (Waltrauta) e Irmgard Vilsmaier (Gutruna). Linda Watson carga con las tres Brunildas en desigual faena. Tiene una voz generosa, de registro, pasta y carnosidad suficientes como para encarar a su variable heroína. A menudo, la emisión abierta vuelve incierta o calante la afinación, en especial en el agudo. No obstante, su fuerte y eficaz temperamento torna memorable su tercer acto de La walkyria y algunos momentos del Ocaso (juramento de Brunilda y rachas finales de la inmolación). Entre los caballeros, dos son composiciones de antología: el Alberico de Günther rio, de excelente rendimiento. La Ópera de Stuttgart montó, por su parte, una Tetralogía durante la temporada 2002/2003, cuya versión sonora, bajo la excelente dirección de Lothar Zagrosek, ya fue comentada en esta revista. Ahora Euroarts (Ferysa) distribuye su filmación en DVD, ordenada en cuatro carpetas (2052068/78/88/98). La dirección escénica fue confiada a cuatro registas. Por orden de aparición: Joachim Schlömer, Christoph Nel, Jossi Wieler y Peter Konwitschny. A pesar de las diversas firmas, el resultado muestra una afinidad estética y conceptual: traer la acción a la vida cotidiana urbana contemporánea, en términos de realismo cinematográfico o televisivo. Se nota que la dirección de actores se ha hecho con cuidado para encajar con la propuesta. Ello, de acuerdo con los cánones realistas, impone que el aspecto de los artistas no sea disimulado a favor del correspondiente a los personajes. Por ejemplo: si el tenor que encar- na —nunca mejor dicho— a Sigfrido es cuarentón y rollizo, así ha de mostrárselo. Técnicamente, la faena es cumplida. Teatralmente, un disparate. Wagner, ampuloso, solemne, enfático, siempre encaminado a lo legendario y heroico, resiste mal semejante traducción a comedieta burguesa de costumbres. Para colmo, numerosas peculiaridades del libreto se han pasado a la torera y a cada momento lo que vemos nada tiene que ver con lo que oímos, en letras y música. El Rin donde yace el oro es una fuentecita con un chorrito de agüita en plan Álvarez del Manzano, en la casa de Siglinda no hay fresno ni espada clavada, Sigmundo va al duelo con gabardina Gucci y arma medieval, Wotan se despide de Brunilda por televisión en circuito cerrado, Mime se masturba mientras Sigfrido mata al dragón que es un chino con aire de matoncito dipsómano y arrabalero. Que nadie espere la inmolación de Brunilda cuando el fin del mundo, pues la señora, vestida de rojo como Lupe Vélez cantando Lady in red, se despide del respetable con un palo donde ha clavado una cabeza de caballo en cartón (el ico-ico de toda la vida, vamos). Luego cae un telón negro donde se proyecta el texto de Wagner que describe la catástrofe final, irrepresentable, según los contratados de Stuttgart. Moraleja: quien crea que la ópera es un género ridículo y que hay que tomarlo en cachondeo, que se aleje de Wagner. Una parodia astracanesca no soporta catorce horas de música a lo divino y lo más probable es que al espectador lo moleste porque la incongruencia entre visión y sonido fastidie su atención y lo obligue al aburrimiento que nace de una concentración imposible. Blas Matamoro 73 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Doremi MÁS DE LO MEJOR DE LOS RUSOS N ueva entrega rusa procedente de Doremi (Distribuidor: Gaudisc), con algunos tesoros a pesar de las limitaciones técnicas. De la Colección David Oistrakh (se han comentado anteriormente los vols. 1, 3, 4, 6, 9 y 10) llegan ahora tres volúmenes más, los números 2, 7 y 11. Este último (integral de las Sonatas de Beethoven grabadas junto a Lev Oborin en París, en vivo, en 1962, 3 CDs DHR 7807-09) es el más atractivo, pese a la pobre calidad de la grabación. Un Beethoven de exquisita belleza sonora, que nos hace admirar una y otra vez el pasmoso control del sonido y el increíble arco del legendario violinista ruso. Menos impulsivo que el ofrecido por Kogan y Gilels (ver más adelante), pero en todo caso excepcional. Los otros dos volúmenes se centran en el papel de Oistrakh como músico de cámara. El volumen 7 (Cuartetos op. 74 de Beethoven y op. 51, nº 1 de Brahms con los clásicos: Bondarenko, Terian y Knushevitski, DHR 7750, 1951-52), también con relativamente oscura calidad de sonido, ofrece excelentes interpretaciones. De nuevo hay que rendirse ante la belleza de sonido que conseguía este hombre, y a la consistencia de los músicos que le acompañaban. Un disco delicioso. Algo menos atractivo es el volumen 2 (Quintetos para clarinete de Mozart y Brahms con Sorokin, DHR 7702, 1950): el sonido es peor y el verdadero protagonista es el clarinetista, que no es especialmente estelar. De Emil Gilels nos llega un disco (Sonatas nºs 3, 5 y 9 de Beethoven junto a Leonid Kogan, el único recital que dieron juntos, grabado en 1964, DHR 7845). Un recital beethoveniano de plausible calidad sonora (buena presencia, aunque con mucha resonancia y timbre algo chillón), pero sobre todo de vibrante energía e impulso por parte de Kogan y Gilels. Un Beethoven sin concesiones, muy bien contrastado y decididamente vital. Espléndido recital de estos dos grandísimos artistas, que debió hacer las delicias de los asistentes en aquella velada de Leningrado. Tercera entrega de Richter, para terminar de apabullarnos. En anteriores ocasiones hemos comentado los volúmenes 1-5, 7, 9 y 10. En ésta nos llegan los volúmenes 11 y 12. El 11 (Conciertos BWV 1056 de Bach, nº 1 de Beethoven y nº 5 de Prokofiev, grabados en vivo en París junto a la Orquesta Nacional de Francia con Maazel en el podio, DHR 7872, 1964-67). El Bach es, evidentemente, de vieja escuela, pero siempre expresivo, luminoso y perfectamente traducido. Del Primero de Beethoven hay varias versiones en la discografía de Richter. Ésta de 1964 es de las más espontáneas y luminosas, junto a la de Munch, aparte de estar impecablemente ejecutada. La grabación está un tanto congestionada pero tiene presencia y claridad. En todo caso, y pese a la mediocre prestación orquestal, versión claramente preferible a la oscura y pesante de 1988 con Eschenbach. La joya del disco, no obstante, es el magistral Quinto de Prokofiev, unos años antes de su grabación oficial de esta misma obra para EMI. Un Prokofiev brillante, ácido, melancólico (qué maravilla de Larghetto), inolvidable. El volumen 12 es un monográfico Brahms: Quinteto op. 34 (con el Cuarteto Tatrai), Variaciones sobre un tema de Paganini y 4 Piezas de la op. 116 (DHR 7882, 1958-1992). El plato fuerte es el Quinteto, aunque la grabación de 1958 es pobre y la contribución del Tatrai no pasa de discreta. En todo caso, estupenda interpretación de Richter, que sin duda interesará a sus admiradores. Las piezas de la Op. 116 están grabadas “desde el público” por medios evidentemente caseros, de forma que la calidad es igualmente pobre, pese a lo reciente de la interpretación. Una pena, porque la versión es de bandera. Lo mismo puede decirse de las Variaciones, éstas en cambio muy bien grabadas (en Takasaki, en 1986), que transmiten con fide- lidad la riqueza de colores y matices y la apabullante interpretación del legendario pianista, ya anciano pero aún en posesión de unos medios formidables y un poderío extraordinario. Nos llegan por último dos volúmenes dedicados al chelista Daniel Shafran. El volumen 1 (DHR7741, 194651) contiene como elementos de mayor interés obras de Chaikovski (Canto de otoño, Vals sentimental, Melodía), y Shostakovich (Sonata op. 40 con el compositor al piano; una excelente versión de esta obra, con sonido muy aceptable), junto a páginas de Davidoff, Harkov, Smetana y Chopin (un arreglo del Estudio op. 25, nº 7 por Glazunov), todas estas de sonido francamente malo y bastante menos interés. El segundo es un doble CD con las 6 Suites de Bach (DHR 7833/4, 1969-74). Aceptables tomas de sonido para unas interpretaciones singulares, de muy generoso vibrato (en muchas ocasiones casi temblón), entonación no siempre segura y peculiar concepto de los pasajes arpegiados. Un Bach que por lo demás se mueve muy en la tradición romántica, sin conexión historicista alguna, con buena línea expresiva, pero que no serán del gusto general. En esta tendencia, creo más interesantes las contribuciones de Fournier o Rostropovich. Rafael Ortega Basagoiti EMI LAS JOYAS DE LA FAMILIA E 74 MI sigue hurgando en el baúl de los recuerdos y añade alguna cosa más reciente, de modo que podemos reconstruir la historia del teatro cantado en el último medio siglo, mejorando los documentos con la omnipotente digitalización. Empecemos por dos obras asociadas en el tiempo y la estética, la deliciosa obrita maestra del Biedermeier Der Wildschütz (El cazador furtivo) de Lortzing y la igualmente deliciosa obrita maestra del nacionalismo checo La novia vendida de Smetana. La primera se da en versión de 1964 dirigida hábil y experta- mente por Robert Heger (2 CD 3 81837 2) con las masas de la Ópera Estatal Bávara de Múnich. La segunda, conducida por el olímpico Rudolf Kempe con los coros de la berlinesa RIAS y la Orquesta Sinfónica de Bamberg en 1963 (2 CD 3 81872 2). En ambas resuena la más bella voz de tenor de su generación, una carrera prematuramente trunca y una discografía generosa: Fritz Wunderlich. En Smetana lo acompaña la siempre adora- ble y difícil de olvidar, cristalina y pimpante Pilar Lorengar, en tanto en Lortzing, la certera y brillante Anneliese Rothenberger. En ésta, además, un par de comediantes ejemplares como lo fueron Gisela Litz y Hermann Prey. En la otra, la imponente caverna de Gottlob Frick, con más algunos lujosos comprimarios: Iván Sardi, Marcel Cordes y Sieglinde Wagner. Una obra poco trajinada como la peculiar ópera-ballet del siglo XX Padmâvatî de Albert Roussel, aparece bajo la batuta de alguien que conoce la música francesa como pocos, Michel Plasson con la habitual tropa del Capitole de Toulouse en 1983 (2 CD 3 81867 2) más el siempre cumplido Orfeón Donostiarra. El elenco es de campanillas y baste enumerarlo: Marilyn Horne, Nicolai Gedda, José van Dam y Jane Berbié en las partes principales. Abundancia de medios y finura en la dicción dramática no han de faltar en este caso. Plácido Domingo resuelve a su personal manera (personalidad le sobra) el protagonista del verdiano Ernani (2 CD 3 81684 2), vocalmente adecuado a su material de tenor lírico de empuje. Renato Bruson sabe resolverse en D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Testament GRANDES DIRECTORES l sello británico Testament (Diverdi) publica varias novedades que seguramente llamarán la atención de los amantes de las grabaciones históricas. En primer lugar nos llegan fragmentos del concierto que Furtwängler dio al frente de la Philharmonia en el Royal Albert Hall londinense el 22 de mayo de 1950 (SBT 1410) y en el que se incluía el estreno mundial de las Cuatro últimas canciones de Richard Strauss con Kirsten Flagstad (cantadas en este orden comparado con el habitual, 3-2-1-4). Esta nueva reedición se oye igual que siempre, o sea, mal, y no mejora en nada las sucesivas grabaciones piratas que se han hecho a lo largo de los últimos años. Parte de las obras de Wagner que completaban esta velada, en concreto, el preludio y la muerte de amor de Tristán e Isolda, el amanecer y viaje de Sigfrido por el Rin, más la inmolación de Brunilda, ambas del Ocaso, son novedad absoluta en la discografía de Furtwängler. A despecho de la relativa calidad técnica de estos registros, merece la pena su adquisición y se recomienda para conocedores y expertos en grabaciones históricas que ya saben a lo que se van a enfrentar en E algunos de estos casos. Por otra parte, escuchar la incandescente cuerda de la Philharmonia (amanecer del Ocaso) y la plenitud expresiva y exaltación lírica de la batuta de Furtwängler (Tristán), por no hablar de la inmensa Flagstad en la muerte de amor de Isolda y en la inmolación de Brunilda, harán que cualquier objeción técnica que pueda hacerse a estas grabaciones pase a segundo plano, si bien uno no deja de lamentar el enorme despiste de EMI al dejar a ambos, soprano y director, escapar sin grabar juntos en estudio los Cuatro últimos Lieder, que sin duda hubiese sido una de las referencias discográficas de estas suaves y perfumadas canciones de despedida. Walter Legge se quitaría la espina años después al producir la grabación protagonizada por Schwarzkopf y Szell que todavía hoy conserva su primacía absoluta. El ciclo Beethoven incompleto de Klemperer (faltan Heroica y Pastoral) que ahora nos presenta Testament, procede de conciertos públicos grabados por la BBC en las fechas que se detallan, conteniendo también una versión en vivo de la Misa Solemnis tomada el 28 de octubre de 1963 en el Royal Festival Hall de Londres, de imponente construcción sinfónica y magníficos orquesta, coros y solistas. Las versiones, excelente- Verdi, lo mismo que Nicolai Ghiaurov, ambos con medios solventes y de bella naturaleza. Mirella Freni deja oír su linda voz aunque el papel, endiabladamente dramático de coloratura, no le conviene del todo. Guía la hueste el condottiero por excelencia, el siempre enérgico, señorial y bien timbrado Riccardo Muti con la gente de la Scala, en el año 1983 y en vivo. Por fin, una pareja estelar de estos días, Roberto Alagna y Angela Gheorghiu, protagonizan Werther de Massenet en 1999 bajo la dirección meditada y temperamental, servida con rica timbración, de Antonio Pappano ante la Sinfónica de Londres (2 CD 3 81849 2). Alagna se mide con uno de los roles que mejor le convienen porque se adapta a su tesitura netamente lírica, puede explayar la belleza natural de su órgano, al tiempo que dice con variada y certera intención y va desarrollando el personaje conforme a su talento histriónico. Gheorghiu cuida su emisión al secundarlo, de manera que una tesitura algo baja para ella no la obligue a esforzarse y dañar el color propio a sus medios. Del largo reparto cabe rescatar al siempre ilustrísimo Thomas Hampson y al siempre autorizado Jean-Philippe Courtis. Blas Matamoro mente captadas en sonido monofónico por los ingenieros de la BBC, contienen muchas de las características de este gran director que le harían uno de los principales beethovenianos de la historia: solidez constructiva, proverbial claridad dinámica, sobrio y austero mensaje expresivo, absoluta objetividad y pasmosa respuesta orquestal pueden ser captadas como elementos esenciales de todos estos conciertos (recordemos que Klemperer grababa primero en estudio y después tocaba las obras en conciertos públicos, al contrario que casi todos los demás directores), observándose aquí quizá mayor intensidad y unos tempi más ágiles y ligeros en contra de los empleados en sus grabaciones de estudio. Los CDs vienen distribuidos de la siguiente forma: Sinfonías Primera, Octava y Gran fuga (SBT 1405, 1963 y 1966); Sinfonías Segunda y Séptima (SBT 1406, 1957); Sinfonías Cuarta, Quinta y Obertura de Egmont (SBT 1407, 1957); más la ya citada Missa Solemnis (2 CD SBT 1408, con los siguientes solistas: Söderström, Höffgen, Haefliger y Frick). La Novena, también de 1957, fue publicada asimismo por Testament e igualmente comentada desde estas mismas páginas. Las notables grabaciones y la especial vivencia e intensidad del concierto en vivo hacen que estos documentos sean especialmente recomendables para cualquier aficionado, especialmente para los buenos catadores sinfónicos. Finalmente, de Toscanini nos llega un doble álbum (SBT2 1404) con grabaciones de su Orquesta Sinfónica de la NBC tomadas en diversos años (entre 1938 y 1945) y con un variopinto repertorio inusual en la discografía del Maestro: obras de Meyerbeer, Goldmark, Bizet, Massenet, Mozart, Kalinnikov, Copland, Sousa y Stanfford Smith componen el programa y reflejan la única vez que Toscanini dirigió estas obras en los Estados Unidos, exceptuada la Sinfonía concertante, K. 364, de Mozart (y posiblemente, según comenta el experto toscaniniano Mortimer H. Frank en el libreto, la única vez que las dirigió en toda su carrera), una pequeña muestra de un repertorio colosal (600 obras de 190 compositores) que el maestrissimo tenía en su haber. Por lo demás, y como siempre, pueden escuchar aquí la acostumbrada paleta orquestal del maestro, con diversos colores para cada una de las obras, además de su brillo, intensidad, homogeneidad rítmica, precisión y justeza de acentos en cada una de ellas. Escuchar, por ejemplo, a Bizet (suite de La jolie fille de Perth), Massenet (Scènes alsaciennes), Kalinnikov (Primera Sinfonía) o Copland (El salón México) con tales brío y convicción, es evidente que sólo podía ser patrimonio de un gran maestro, como sin duda es el caso que nos ocupa (naturalmente que al llamar a Toscanini gran director no estamos descubriendo América). Las grabaciones de la NBC, a pesar de la sequedad acústica habitual, son bastante buenas para los años en que fueron hechas y el documentado artículo del citado Mortimer H. Frank en los tres idiomas habituales completa este interesante y novedoso (a su manera) documento toscaniniano recomendable sin reservas para cualquiera de sus seguidores. En suma, muy interesante lanzamiento de grabaciones históricas indicadas especialmente para expertos en estas lides. A nuestro entender, el disco de Flagstad-Furtwängler ha sido una decepción relativa por las muy deficientes tomas de sonido, a pesar de que en el aspecto musical los resultados estén en la cima más alta. Sensacionales los Beethoven de Klemperer, en todos los casos muy bien grabados y pudiéndose adquirir cualquiera de ellos con plena confianza. El popurrí dirigido por Toscanini, indicado sobre todo para curiosos amantes de las rarezas o coleccionistas. Enrique Pérez Adrián 75 D D I SI CS O C O S S CRÍTICAS de la A a la Z DISCOS ANDERSON-BACH ANDERSON: ANGULO: Eden. Imagin’d Corners. Four American Choruses. Symphony. Book of Hours. CORO, ORQUESTA SINFÓNICA Y GRUPO DE MÚSICA CONTEMPORÁNEA DE LA CIUDAD DE BIRMINGHAM. Directores: MARTIN BRABBINS, SAKARI ORAMO, SIMON HALSEY Y OLIVER KNUSSEN. Recercada. Concierto del alba. Pocket Makeshift. Dos contrastes. Contrapunto del aire. PILAR FONTALBA, oboe. CUARTETO DE CLARINETES BOEHM. ORQUESTA DE CÓRDOBA. Director: JOSÉ LUIS TEMES. NMC D121 (Diverdi). 2003-2006. 80’. DDD. N PN Nueva muestra de la sabiduría de Julian Anderson (Londres, 1967), uno de los mejores compositores ingleses del momento, un creador con las ideas muy claras, con una enorme capacidad de comunicación y una sabiduría para desarrollar sus ideas verdaderamente admirable. En Eden el uso inicial de una música que remite nada menos que al Renacimiento haría temer lo peor pero la pieza se desarrolla por los caminos de la creatividad más allá de la ocurrencia inicial. En Imagin’d Corners demuestra de qué le puede servir a un músico joven trabajar como residente con una orquesta a la hora de trabajar sus posibilidades —en este caso las trompas enfrentadas al resto del conjunto. Los Four American Choruses vuelven a demostrar el interés de los compositores británicos por una música que se diría llevan en la sangre. La Sinfonía es un muy maduro ejercicio de crecimiento orquestal basado en la pintura del finlandés Akselli Gallen-Kallela. Y Book of Hours se sirve de la electrónica para crear, dice, el efecto de coloración de un manuscrito medieval. Pero, de nuevo, no confundamos con las apelaciones de otros a espiritualidades pretéritas. Nada que ver. Hay evocación pero no truco. Los nombres de los firmantes de las versiones confirman la garantía de verlos al frente de estas músicas a las que sirven con todo su saber. Claire Vaquero Williams VERSO VRS 2044 (Diverdi). 2006. 78’. DDD. N PN Al igual que hiciera el año pasado con Ángel Arteaga (aunque en este precedente con la Orquesta Ciudad de Granada), VERSO ofrece un retrato musical de otro de los miembros de su generación, la llamada a renovar el panorama de la composición española desde los años sesenta del pasado siglo: Manuel Angulo (1930), formado en la vanguardia europea en Italia y reconocido docente en el campo de la pedagogía musical en el Conservatorio madrileño. Inobjetable el repertorio propuesto, que cubre casi treinta y cinco de años de vida activa y recoge obras en que brillan la claridad formal y una expresión cercana que logra la rápida adhesión del oyente: desde los tempranos Dos contrastes (1960) para orquesta de cuerda, a partir de un breve motivo de Frescobaldi, a Recercada (1975), de vital impulso rítmico y rica orquestación, se dibuja un arco que comprende también el cuarteto de clarinetes Contrapunto del aire (1994), sabio ejercicio tímbrico y polifónico y buen complemento del divertimento para noneto Pocket Makeshift (1991). Por su parte, la obra más extensa del registro, Concierto del alba (1988), revela el dominio del compositor sobre la sonoridad de la cuerda —también apreciable en los mencionados Dos contrastes—, la libertad en el tratamiento melódico y articulatorio del oboe solista, en ocasiones firmemente anclado en la tonalidad, y un pensamiento estructural que aúna por igual el contraste de episodios instrumentales y el desarrollo de extensos ostinati rítmicos. Si Pilar Fontalba descuella en su arduo papel solista en el concierto, la Orquesta de Córdoba muestra, por lo general, una buena compensación tímbrica y un acertado criterio dinámico en manos de José Luis Temes para redondear esta necesaria recuperación de la producción de Angulo. Germán Gan Quesada ASENCIO: Canciones y obra para piano. ISABEL MONAR, soprano; BARTOMEU JAUME, piano. PMV002 (Diverdi). 2006. 56’. DDD. N PN No ha sido la música del compositor V i c e n t e A s e n c i o (1908-1979) muy favorecida por su difusión entre nosotros tanto en directo como en el campo de las grabaciones. Por eso es un acierto, doblemente loable, la iniciativa del Institut Valencià de la Música (Patrimonio Musical Valenciano) de editar este CD, con una muestra representativa de la obra del autor valenciano, compuesta toda ella al piano aunque posteriormente haya sido transcrita u orquestada para dar lugar a otras formas tímbricas o vocales. La impresionista Preludio a la Dama de Elche (1940), la canción de cuna Cançó de bres (1945) y Zapateado (1945) dan paso a la Suite de homenajes (1950) y a sendas danzas (La casada infiel y Alborada burlesca), derivadas de los correspondientes ballets (1950 y 1956), y Danses valencianes (en torno a 1960) se alimentan de melodías de inspiración popular. El resto del compacto lo integran siete TIPO DE GRABACIÓN DISCOGRÁFICA N H R Novedad absoluta que nunca antes fue editada en disco o cualquier otro soporte de audio o vídeo Es una novedad pero se trata de una grabación histórica, que generalmente ha sido tomada de un concierto en vivo o procede de archivos de radio Se trata de grabaciones que ya han estado disponibles en el mercado internacional en algún tipo desoporte de audio o de vídeo: 78 r. p. m., vinilo, disco compacto, vídeo o láser disco PRECIO DE VENTA AL PÚBLICO DEL DISCO PN Precio normal: cuando el disco cuesta más de 15 € PM Precio medio: el disco cuesta entre 7,35 y 15 € PE Precio económico: el precio es menor de 7,35 € 76 D D I SI CS O C O S S ANDERSON-BACH piezas para voz y piano, en las que la soprano Isabel Monar incorpora su arte al del pianista Bartomeu Jaume, cuyo buen hacer había quedado de manifiesto en las anteriores composiciones. Partituras canalizadoras de textos poéticos en castellano, valenciano y gallego. Estamos, en su conjunto, ante piezas breves de un compositor que practicó un nacionalismo muy depurado con voz original, cuya música se inclinó hacia la senda de Falla aunque sea evidente su empeño en contribuir a un arte musical valenciano vigoroso y rico, con expresión propia. Piezas que confirman su anhelo de introspección e intimidad, su querencia por la sensibilidad como rectora máxima de cualquier manifestación artística. José Guerrero Martín BACH: Sigiswald Kuijken UN HITO EN EL CAMINO BACH: Cantatas BWV 17, 35, 164 y 179. GERLINDE SÄMANN, soprano; PETRA NOSKAIOVÁ, contralto; JAN KOBOW, tenor; DOMINIK WÖRNER, barítono; EWALD DEMEYERE, órgano. LA PETITE BANDE. Director: SIGISWALD KUIJKEN. ACCENT ACC 25305 (Diverdi). 2006. 74’. DDD. N PN El minimalismo de Kuijken — bien que no estricto, hay más de un instrumentista por parte por ejemplo en los atriles de los violines— da resultados de gran claridad en las versiones de estas cantatas. A cambio, números como el coro inicial de la BWV 179 suenan más bien entecos. Excelente el tenor en el aria Falscher Heuchler Ebenbild de esta misma obra, que cuenta también con una buena contribución del barítono y oboes de tímbrica penetrante. Sensacional la sinfonía con órgano obligado —a cargo de un brillante y musicalísimo Ewald Demeyere— que sirve de pórtico de la BWV 35 (plantilla con la que diríase que busca el contraste entre la máxima objetividad y las anticipaciones del empfindsamer Stil, donde aunque con excepciones aquélla parece corresponder al modo mayor y éstas al menor. Ello es ya perceptible comparando las páginas contiguas en do, pero cuando se llega a la fuga en si menor uno adquiere consciencia del largo por más que sinuoso camino recorrido. Sin llegar a desbancar a los más grandes (Leonhardt, Gilbert, Ross y Moroney; sobre estos últimos véase respectivamente SCHERZO, nº 128, pág. 92, y nº 140, pág. 90), la opción Beauséjour, como la de Suzuki (véase SCHERZO, nº 117, pág. 70) queda en un muy digno segundo escalón en el orden de preferencias. Bach es particularmente propensa a ello, y como muestra bien valdrán estas grabaciones de los conciertos para dos, tres y cuatro claves y cuerdas. No es una cuestión sólo de tempo, sino sobre todo de fraseo. En cuanto se pone el primer disco, el arranque de la orquesta en el Allegro del inicio del BWV 1060 resulta prometedor: equilibrada, nítida en el empaste, precisa en el ajuste, sensiblemente acentuada. Pero en cuanto los claves quedan solos, la sensación de maquinaria sin alma se impone y a partir de ahí no desaparece en todo ese concierto y en los sucesivos. Incluso en las detenciones del discurso, por ejemplo al final del Largo ovvero adagio subsiguiente, incluso el rubato parece medido con el pálpito de un cronómetro, no de un corazón. Por otro lado, a saber si por culpa de los constructores de los instrumentos o de los ingenieros de sonido, los timbres de los claves resultan de lo más artificiales. Por si fuera poco, las distancias con respecto a los micrófonos varían de obra en obra: así, en el BWV 1061 todos pero sobre todo los clavecinistas parecen haberse retirado de repente a la habitación contigua, para en el BWV 1061 sobre todo el acompañamiento volver a compartir la de los oyentes. Y, cuando en el segundo disco se aprecia una relación de presencia sonora más proporcionada entre los solistas y el ripieno, cae uno en la cuenta de que los diferentes rangos dinámicos adoptados también se distinguen por su estrechez en el caso se inicia igualmente la segunda parte de la obra), cantata para contralto que tiene en una entregadísima y comunicadora Petra Noskaiová una solista de excepción, por mucho que su voz no sea de una materia prima especialmente seductora. Nuevamente, es el valiente Kobow el que destaca en su aria de la BWV 17. Los magníficos corales y la transparente solución de los pasajes contrapuntísticos ayudan a redondear esta destacada entrega de la peculiar serie —sólo veinte CDs, una muestra únicamente para completar el año litúrgico— de las cantatas bachianas de Kuijken. Enrique Martínez Miura El clave bien temperado Libro I. LUC BEAUSÉJOUR, clavicordio. 2 CD NAXOS 8.557625-26 (Ferysa). 2005. 111’. DDD. N PN A estas alturas de la historia (de la música en general y de la fonografía en particular), sigue candente la cuestión de para qué clase de instrumento escribió Bach obras como El clave bien temperado: desde luego, para uno más imaginado que existente en su tiempo pero que no por ello tendría que coincidir con el piano en ninguna de las fases por las que éste ha pasado. Según se dice en los comentarios acompañantes, el instrumento empleado en este disco no es copia de ningún modelo existente, sino que fue construido (en 1985) con voluntad de aproximarse a lo que el Cantor de Santo Tomás pudiera tener en mente y dando por buena la conveniencia de servir a fines contrapuntísticos antes que armónicos. Los resultados en este sentido son notables, aunque buena parte del mérito se ha sin duda de atribuir también a la claridad de digitación de que hace gala Luc Beauséjour (Rawdon, Quebec, 1958). Si acaso, para ser satisfactoria la audición requiere de un período inicial de adaptación a un timbre excepcionalmente brillante y que quien no la supere seguirá considerando insoportablemente “cantarín”. Por otro lado, el enfoque interpretativo no se mantiene consistentemente uniforme, sino que por el contrario Alfredo Brotons Muñoz BACH: Conciertos para dos claves BWV 1060-1062, para tres claves BWV 1063-1064 y para cuatro claves BWV 1065. MENNO VAN DEF, PIETER-JAN BELDER, SIEBE HENSTRA, VINCENT VAN LAAR, claves. MUSICA AMPHION. Director: PIETER-JAN BELDER. 2 CD BRILLIANT 93187 (Cat Music). 2006. 85’. DDD. N PE U na de las peores cosas que le puede pasar a una música es que suene mecánica, a organillo de manubrio. La de de la orquesta. En definitiva, una opción muy poco recomendable, especialmente por la impresión de texturas sintéticas y producción en serie que causa. Alfredo Brotons Muñoz BACH: Cantatas BWV 42, 67, 85, 104, 112, 150, 158. GILLIAN KEITH, KATHARINE FUGE, sopranos; DANIEL TAYLOR, WILLIAM TOWERS, contratenores; CHARLES DANIELS, NORBERT MEYN, tenores; STEPHEN VARCOE, bajo. THE MONTEVERDI CHOIR. THE ENGLISH BAROQUE SOLOISTS. Director: JOHN ELIOT GARDINER. 2 CD SOLI DEO GLORIA SDG 131 (Diverdi). 112’. DDD. N PN C on los altibajos esperables en empeño de semejante magnitud, sigue adelante la edición de las cantatas bachianas de Gardiner, procedentes de su peculiar peregrinaje del año 2000. Encontramos en estos dos registros las habituales prestaciones a gran nivel de coro, orquesta y batuta. Logros de la entrega son, por ejemplo, el doliente coro inicial de Nach dir Herr, verlanget mich, o el transparente contrapunto del número con el que se abre la cantata Halt im Gedächtnis Jesum Christ, obra que contiene una impresionante escena en el aria de bajo con coro anterior a un coral último especialmente 77 D D I SI CS O C O S S BACH-BEETHOVEN expresivo. Desafortunadamente, la cantata Der Friede sei mit dir sufre un Varcoe insípido y descolorido, aunque la participación instrumental sea tímbricamente incisiva, sobre todo la de los obligati. De nuevo Varcoe rinde bajo mínimos en su aria de Du Hirte Israel, höre. A cambio, el contratenor Towers se muestra espléndido en la suya de Ich bin ein guter Hirt. Gardiner expone al fin una deslumbrante lectura de la última cantata de la entrega, Der Herr ist mein getreuer Hirt. Aun con sus problemas, los dos discos proponen versiones bachianas de indudable altura. Enrique Martínez Miura BACH-SCHUMANN: Pasión según san Juan. VERONIKA WINTER, ELISABETH SCHOLL, sopranos; GERHILD ROMBERGER, contralto; JAN KOBOW, tenor; EKKEHARD ABELE, CLEMENS HEIDRICH, bajos. RHEINISCHE KANTOREI. DAS KLEINE KONZERT. Director: HERMANN MAX. 2 CD CPO 777 091-2 (Diverdi). 2006. 103’. DDD. N PN E sta 78 interesantísima grabación sitúa a Robert Schumann dentro de la cadena del renacimiento bachiano. La interpretación recoge su adaptación de 1851 de la menor de las Pasiones. La labor del autor de Kreisleriana consistió en la adopción de una orquesta normalizada romántica, con parejas de maderas y trompetas, así como un piano —obviamente aquí un fortepiano— para los recitativos. Un Bach más redondeado de articulación, dinámica más amplia y de sonoridad inflada en no pocos casos; en el eje crucial de los recitativos, la deriva hacia la ópera es casi inevitable. Pero en todo caso resulta apasionante como parte de la historia de la recepción de la obra y como documentación de los posos y tics que se fueron adhiriendo aun a las interpretaciones que no se reconocían como “arreglos” de la magna obra bachiana hasta la llegada de la renovación con criterios históricos. Estos mismos criterios son los que aplica Max a la adaptación, proporcionándonos, mediante una seductora vuelta de tuerca, un Schumann arreglista de Bach de época, pero que ciertamente no oculta la mayor pastosidad del tejido dado por aquél al original del éste. En los corales es probablemente donde más se nota un peso y solemnidad superiores a los de la era barroca. La idea del drama de la pasión aparece al final notablemente suavizada al pasar por el tamiz schumanniano. Magnífico el trabajo de coro y orquesta; sobresaliente el comunicativo Evangelista de Kobow, correctos los bajos y muy deficitarias las aniñadas sopranos, en especial Scholl en el aria Ach, mein Sinn, donde sus problemas con la entonación son notorios. Enrique Martínez Miura C. P. E. BACH: Conciertos para teclado y orquesta en re menor H. 427 y en si bemol mayor H. 465. Sonatina para teclado y orquesta en mi bemol mayor H. 464. MIKLÓS SPÁNYI, piano tangente. OPUS X ENSEMBLE. Directores: PETRI TAPIO Y MIKLÓS SPÁNYI. BIS CD-1422A (Diverdi). 2004. 74’. DDD. N PN Sonatas para teclado en re menor H. 105 y en la menor H. 143. Petites pièces para teclado H. 96-98, H. 108, H. 114, H. 122-125, H. 301-302, H. 685, nº 5. MIKLÓS SPÁNYI, clavicordio. BIS CD-1422B (Diverdi). 2003. 67’. DDD. N PN E l sello BIS presenta en un solo álbum conjunto estos dos discos aprovechando la coincidencia en el tiempo de las publicaciones de las entregas número 15 de sus respectivas integrales de los conciertos y obras para teclado y orquesta y para teclado solo de Carl Philipp Emanuel Bach a cargo de Miklós Spányi. Entre las piezas con acompañamiento orquestal se inserta una Sonatina, esto es, en terminología de este Bach un concierto con movimientos en muchas ocasiones inspirados en danzas y de una dificultad técnica mucho menor que los conciertos. Los dos de éstos incluidos son, sin embargo, muy diferentes entre sí también. El en si bemol mayor, H. 465 (W. 39) es una transcripción debida al propio compositor de un original para oboe, en el que sobre todo hay que admirar la imaginación vertida en la escritura (y en la interpretación) para los embellecimientos que permite el empleo del teclado. La pieza de más fuste es sin duda el Concierto en re menor, H. 427 (W. 23), todo un tour de force especialmente en unos movimientos extremos de Ronald Brautigam CON AMORE BEETHOVEN: Sonatas para piano nº 4-7. RONALD BRAUTIGAM, fortepiano. BIS SACD-1472 (Diverdi). 2006. 82’. SACD. N PN En generosa duración además de sus excelencias, llega el volumen III de las obras para piano sólo, tocadas al fortepiano por Brautigam. Criticados ya con elogio discos anteriores de mayor actualidad, recuerdo cuando lo elogié en sus Sonatas mozartianas. Y no ha empeorado, sino al contrario, ya que una vez acomodados en la escucha —en lo que se tarda poquísimo— a la voz del instrumento, no hay aquí ningún empobrecimiento del resultado último. Yo diría que incluso al contrario. El juego de dinámicas se ofrece respetado, la digitación es limpia donde las haya, con la consiguiente perfección del mecanismo. Eso podría conllevar frialdad y planificación del discurso como inconveniente añadido: nada hay de eso. El músico holandés denota a lo largo de estas interpretaciones un sentido musical a la par que estilístico que hace que estén a la altura de los grandes, contadas incluso las versiones tocadas con piano. La construcción es impecable, los contenidos no se difuminan con la distinta sonoridad del instrumento, y las versiones se pueden contabilizar en ese evidente inspiración vocal y que requieren un muy considerable virtuosismo sin perjuicio de la musicalidad expresiva. Spányi cumple su parte con una exactitud y una pujanza en la pulsación que los excelentes registros contribuyen a no dejar en la sombra de los igualmente asertivos ataques del acompañamiento. Con la misma competencia que al piano tangente se desempeña el teclista húngaro al clavicordio en la otra grabación. Esta colección de piezas de carácter, entre las que se intercalan dos sonatas que parcial o totalmente también pudieron tener ese mismo origen, presente muchos menos escollos técnicos. Aquí, pues, son sobre todo la comprensión del estilo y la capacidad para dotar de humor e idiomatismo a los fraseos lo que ha de nivel envidiable y, por descontado, las más descollantes entre las grabadas utilizando un fortepiano. Y después de escucharlas así tocadas, se entra en la convicción de que este peso sonoro conviene a estas sonatas, afirmando su lado más clásico, aunque no se capte esto como objetivo primordial del intérprete. Encontramos así una Sonata nº 4 en mi bemol mayor op. 7 donde no se desvirtúa esa calificación de primera obra romántica surgida de la mano de Beethoven. Y no quedan menores a su lado las tres de la Opus 10, configurando todas un disco que bien podría dedicarse entero a una dama, ya que si la primera —la nº 4— fue para Barbara Keglevics, las otras tres fueron escritas para la condesa Anna Margarete von Browne. Se supone que para ser tocadas con amor. Y así lo hace Brautigam: con amor, esmero y perfectos conocimiento y maneras. José Antonio García y García provocar una admiración desde luego no menor como consecuencia de esa limitación en las exigencias puramente mecánicas. Alfredo Brotons Muñoz BARTÓK: 27 Coros a dos y tres partes a capella Sz. 103. 4 canciones populares eslovacas para coro mixto Sz .70. 4 canciones populares húngaras para coro mixto a cappella Sz. 93. CORO DE LA UNIVERSIDAD DE PÉCS. CORO DE CÁMARA DE PÉCS. Director: AURÉL TILLAI. JUDIT MORVAY, piano. SOMM SOMMCD 216 (Gaudisc). 19981999. 66’. DDD. N PN Aunque se trata del Bartók básico, por lo que se refiere a investigación y creación de la música D D I SI CS O C O S S BACH-BEETHOVEN BACH-BRAHMS popular, este Bartók para coro es también el menos conocido del gran público. Los tres cuartos de hora de los 27 coros a cappella son una auténtica delicia, una secuencia de madurez (de 1935) que apenas encontraremos en otra edición que no sea la integral de Hungaroton. La Eslovaquia que estaba a punto de dejar de ser húngara aparece en esos cuatro cantos con piano de 1917. Las Cuatro canciones para coro mixto son del mismo año de la Cantata profana, 1930. Este Bartók esencial es servido aquí con especial cuidado y gusto. El veterano Aurél Tillai dirige un coro universitario, el de Pécs, a cuyo frente se encontraba desde hacía cuatro décadas, nada menos, en el momento en que se grababa este CD. Voces jóvenes, voces que a veces suenan blancas, voces frescas para un Bartók maduro, el que reserva bellezas que parten de lo popular para recrear con la imaginación un mundo sonoro propio. Una excelente propuesta de Tillai y el Coro de Pécs para un repertorio no desconocido, pero sí algo oculto. Como ocultas podrían parecer estas tomas de hace ocho y nueve año, aunque creemos que se trata de novedades. Santiago Martín Bermúdez BEETHOVEN: está muy bien ejecutada. Ahora bien, como ya señalé cuando comenté el primer volumen, y aun siendo muy disfrutable, uno termina echando de menos la mayor riqueza de acentos e inflexiones de los nombres que ya citamos entonces, desde los Kempff, Backhaus, Schnabel, Gulda hasta los Arrau, Barenboim, Brendel o Gilels. Habiendo tenido ocasión de escuchar y comentar recientemente el más moderno ciclo de Barenboim (DVD EMI), se puede apreciar la mayor madurez y profundidad con que el argentino afronta esta música. Lewis sale en general muy airoso de la prueba, incluso a pesar de algunas durezas de sonido, pero sí parece, en momentos como el Adagio con molta espressione de la Op. 22, faltarle cierto encanto lírico en la expresión, cierta gracia en el cantable. Algo parecido puede decirse de las obras más complejas como la Hammerklavier, construida y ejecutada de forma impecable e irreprochable en cuanto a corrección expresiva, pero creo que sin la medida de intensidad emotiva que encontramos en otros pianistas, tanto en su maestro Brendel como, incluso más, en otros (Richter, Arrau, Kempff, entre otros). La toma sonora es espectacular, y ayuda a disfrutar de un álbum que se escucha con agrado, aunque quien esto firma volverá con más frecuencia a escuchar estas obras en manos de algunos de los pianistas citados. Rafael Ortega Basagoiti Sonatas nºs 8-11, 21, 24, 25, 27-29. PAUL LEWIS, piano. 3 CD HARMONIA MUNDI HMC 901903.05. 2005-2006. 207’. DDD. N PN Segundo volumen del ciclo beethoveniano del joven británico Paul Lewis, en esta ocasión con un triple álbum que cubre 10 obras, o, lo que es lo mismo, casi un tercio del ciclo completo. En él están también algunas de las más conocidas, como la Patética, la Waldstein o la Hammerklavier. Lo comentado para el volumen primero es en general válido para éste. Lewis se acerca a la Patética con riqueza de contrastes y una interpretación que parece seguir la línea más intelectualizada de su maestro Brendel, aunque de entrada sorprende con un Grave inicial de los más lentos y románticos que recuerdo, como buscando el abrupto contraste con el Allegro di molto e con brio. Su interpretación tiene gusto y coherencia, y BEETHOVEN: Sonatas para piano nºs 3 y 29. MARKUS BECKER, piano. Gerhard Oppitz BEETHOVEN ÍNTEGRO BEETHOVEN: Sonatas para piano op. 31, nº 1-3. GERHARD OPPITZ, piano. HÄNSSLER 98.205 (Gaudisc). 2005. 70’. DDD. N PN Q uinto volumen de la integral que está realizando el pianista Gerhard Oppitz para Hänssler Classic de las sonatas de Beethoven. Siendo exigentes, cabe decir que el volumen no desmerece en absoluto los anteriores. Oppitz continúa exhibiendo y proclamando un Beethoven despierto de sentidos, bien construido y con un carácter que responde a las expectativas sugeridas por la partitura. En esta ocasión el repertorio vuelve a ser moneda de cambio para poder expresar lo mejor de sí mismo y volcar en las obras emociones y sensaciones a través de una gran técnica. Desde la óptica del respeto y una absoluta devoción hacia la música, el pianista alemán surca el teclado con calidad y sin dudas, sentando cátedra moderna. ¿Moderna? Sí, ya que también es obvio que el artista pertenece a nuestra época, donde prácticamente no existen ya los pianistas con una personalidad fuerte que priman la música y el sonido con el que tocan ante todo. ¿Sonido? Sí, antes se escuchaba a cualquier pianista y se le reconocía fácilmente por su sonido (Richter, Michelangeli, Horowitz, Rubinstein, etc.). Pero ahora nos conformamos con que el sonido sea de calidad y aceptable, aunque no personal. Los tiempos han cambiado, y ahora prima lo estándar. Antes era prioritaria la calidad a la cantidad y ahora no siempre pero la mayoría de las veces, es justo al revés: la calidad queda supeditada a la cantidad. Quedan pocos pianistas a caballo entre los dos siglos que sigan cultivando y ejerciendo con encanto el arte del sonido: Moravec, Wirssaladze, Ciccolini… por nombrar algunos. Atendiendo a estas reflexiones, Oppitz ocupa un lugar destacado en el mundo de la interpretación pianística moderna, ya que sus versiones son entregadas, construidas coherentemente, finas, y con un sonido que por lo menos intenta huir del antes nombrado estándar. En fin, una de las pocas integrales de nuestros días de absoluta referencia. Emili Blasco CPO 777 239-2 (Diverdi). 2004. 71’. DDD. N PN Con tantas y tan estimables grabaciones incluso integrales de las sonatas para piano de Beethoven, este disco es cualquier cosa menos fácil de colocar. Sin embargo, contiene interpretaciones que habrán por fuerza de interesar a los expertos y servir de excelente iniciación en la materia a los no iniciados. Markus Becker, alemán de 1963, reúne dos obras a la vez distantes y cercanas: lo primero en el tiempo (1795 y 1819), lo segundo por la forma tan palpable con que se demuestra el contacto entre el alfa y el omega de la contribución pianística beethoveniana. En la Tercera oímos ya una orquesta embutida en el teclado, pero una orquesta todavía clásica, que hace uso de todas las virtualidades del nuevo y en aquella época constantemente renovado instrumento. Becker no se va por las ramas en ninguna de las dos páginas, pero en esa primeriza acierta a señalar con trazo grueso los lindes formales sin olvidar lo divertido del juguete recién estrenado, y así en el Scherzo los ágiles dedos acarician el teclado al tiempo que sostienen una firmeza rítmica que aproxima ese movimiento al correspondiente de la Novena Sinfonía. En la Hammerklavier, en cambio, parece recorrerse en cierto modo el camino inverso y se busca una esencia expresiva que halla su más hermosa cristalización en un Adagio todo él meditado en poesía. En la exposición la efu- sión lírica no se reserva para la transición entre los dos temas, de modo que cuando en la recapitulación el primero reaparece en la mano izquierda materialmente envuelto por la derecha en semicorcheas, la memoria auditiva reconoce de inmediato el mismo clima que había en el punto de partida. Una aportación tan sobresaliente en un campo que parecía exhausto merece verdaderamente mantener la alerta sobre cuanto en el futuro puedan producir esas manos. Alfredo Brotons Muñoz www.scherzo.es 79 D D I SI CS O C O S S BEETHOVEN-BRITTEN Vladimir Ashkenazi JOVEN A LOS 70 BEETHOVEN: Variaciones sobre un vals de Diabelli op. 120. Variaciones sobre la danza rusa del ballet “Das Waldmädchen” de Paul Wranitzky WoO 71. VLADIMIR ASHKENAZI, piano. DECCA 475 8401 (Universal). 2006. DDD. 60’. N PN Mucho ha tardado Ashkenazi en enfrentarse a las Diabelli, curiosamente ausentes de su extensa discografía beethoveniana. Lo hace desde la veteranía de sus setenta años, y lo hace como acostumbra: sin tratar de reinventar la rueda, con una aproximación sencilla, directa, de tempi muy tradicionales (tendencia a lo vivo), sin BERG: Siete canciones tempranas. Tres piezas de la Suite lírica. WEBERN: Variaciones para orquesta. SCHOENBERG: Cuarteto de cuerda nº 2. CLAUDIA BARAINSKY, soprano. ORQUESTA DEL MUSIKKOLLEGIUM DE WINTERTHUR. Director: JAC VAN STEEN. MDG 601 1425-2 (Diverdi). 2004-2005. 70’. DDD. N PN C 80 u a n d o Arnold Schoenberg, y con él sus discípulos Alban Berg y Anton Webern, se confesaba, no un revolucionario, sino un continuador de la gran tradición romántica, ni mucho menos estaba marcándose un farol. En absoluto. Y como botón de muestra de lo acertado de sus palabras, este bellísimo disco, cuyo programa realza esa vinculación estética y espiritual con los grandes maestros alemanes del siglo XIX. Bien es cierto que, salvo la aportación de Webern y la Suite lírica de Berg, no estamos ante la Segunda Escuela de Viena dodecafónica, en un principio más “ardua”, pero es igual… Sean tonales, atonales o seriales, en estas composiciones late siempre el afán de expresar, de comunicar, de sentir, que define la música romántica… Berg, con dos obras, sus Siete lieder tempranos, un milagro sonoro en el que la orquesta se revela como una inagotable paleta de sonoridades camerísticas, y sus Tres piezas de la Suite lírica, domina el programa, que se completa con las Variaciones op. las instrospecciones que nos habían regalado anteriormente Anderszewski (Virgin) o Ugorski (DG), más bien moviéndose en una línea quizá paradójicamente juvenil, con más objetividad. Estas Diabelli se encuentran en un mundo más cercano a las de Brendel o Barenboim que a las de los artistas citados o a las de su admirado Richter (Philips), más sutilmente matizadas e indagadoras. Es una interpretación vibrante, desde luego, con energía y temperamento, bien construida y excelentemente ejecutada, muy en la línea de lo que ha venido siendo el Beethoven del ruso en su larga trayectoria artística. Un ejemplo lo podemos 30 de Webern, en las que la economía sonora no es menos sugerente, y con ese monumento alucinado y alucinante, símbolo de la exploración de otros universos sonoros, que es el Cuarteto de cuerda nº 2 de Schönberg, en el que la tonalidad empieza a ser historia, sobre todo en sus dos movimientos cantados. Bajo la batuta de Jac van Steen, al frente de la misma orquesta que en 1943 diera a conocer las Variaciones webernianas, las versiones se vinculan con el pasado. Atrás quedan los tiempos en que había que abordar esta música de forma que mostrara toda su modernidad. Hoy, y un enfoque no elimina otro, podemos verla como lo que es, como algo clásico y de una belleza exquisita e inasible. Claudia Barainsky redondea la actuación en las dos partituras en las que ejerce de solista con inteligencia y naturalidad. Protagonista de multitud de estrenos de la música más actual, muestra su familiaridad con este repertorio, pero comulgando con esa idea de la batuta de revelar toda su raigambre romántica. En definitiva, un disco hermoso, bien grabado y mejor editado. Juan Carlos Moreno BERNSTEIN: Serenata para violín, orquesta de cuerda, arpa y percusión. WEILL: Concierto para violín y orquesta de viento op. 12. RÉGIS PASQUIER, violín. ORQUESTA DE PICARDÍA. Director: EDMON COLOMER. CALLIOPE CAL 9392 (Harmonia Mundi). 2003. 59’. DDD. N PN encontrar en la variación 14, donde Anderszewski, Ugorski o Richter se recrean, mientras Ashkenazi la presenta con austera sobriedad, sin matices extremos y de forma ultraobjetiva. Interpretación que acierta en los contrastes, como en los ofrecidos por la misteriosa E stas dos páginas han conocido cierto auge entre los violinistas desde no hace mucho tiempo. La de Weill estaba en el purgatorio de parte de su obra amplísima, en la que dominaban ciertos títulos teatrales imprescindibles. La de Bernstein se ha abierto paso, además de por sus calidades, por el favor de solistas virtuosos como AnneSophie Mutter (recordemos su registro con Previn, para DG). Y que conste que tiene ya su medio siglo largo. Las dos obras llegan ahora en los dedos y en el sentido del virtuosos francés Régis Pasquier; la de Picardía es de nuevo la orquesta que sirve a Bernstein (de nuevo, decimos, porque hemos comentado hace poco una lectura feliz de Trouble in Tahiti en este sello y por este conjunto, dirigido entonces por Pascal Verrot). Ahora dirige Edmon Colomer (estamos en el Teatro Imperial de Compiégne), con un excelente sentido del acompañamiento para Bernstein que acentúa el contraste (de tempi, de tímbrica, de intensidades), que subraya el carácter danzante (un auténtico ballet) de esta obra que es algo más que una pieza concertante; y para ello no hace falta evocar los títulos de cada uno de estos cinco movimientos de desigual duración, todos ellos basados en El banquete de Platón. Brillantísimo, por cierto, ese amplio movimiento final, dedicado a Sócrates y Alcibíades. Nos gustaría preguntarle a Lenny, pero ya es tarde, por qué no le variación 20 y la agitada variación 21. Y la preciosa variación 31 está muy bien elaborada, aunque algunos pianistas antes mencionados alcanzan mayores sutilezas de expresión. Versión, en resumen, notable, con la habitual excelencia de ejecución de este artista, muy bien grabada y con el curioso complemento de las tempraneras Variaciones WoO 71, que ilustran el larguísimo recorrido de Beethoven en el género hasta la cumbre de las Diabelli. Disco disfrutable, aunque no modifique las recomendaciones principales, citadas a lo largo del comentario. Rafael Ortega Basagoiti dedicó un movimiento o un fragmento a Diótima. El Concierto de Weill sigue desconcertando a los degustadores y a los propios conocedores del compositor alemán (no son la misma cosa, no). Es obra juvenil, no se parece gran cosa a lo que vendrá después, explota el enfrentamiento entre violín solista y conjunto de vientos (maderas y metales); y, sin embargo, es contraria al romanticismo entonces en retirada creativa y afirmación en las salas, y de una obra así se puede esperar la Nueva Objetividad o incluso las travesuras teatrales posteriores, tan divertidas como serias en su excelencia. Atención al excelente entendimiento entre Pasquier y Colomer en esta página que no está destinada a desatar pasiones, pero que es mucho más que un ejercicio de escuela. Colomer apoya con elegancia y agilidad el virtuosismo insuperable de Pasquier. El resultado es excelente, por mucho que no estemos ante el Weill más interesante. Santiago Martín Bermúdez BLAKE: Concierto para violín. IONA BROWN, violín. ORQUESTA PHILHARMONIA. Director: NORMAN DEL MAR. In Praise of Krishna. TERESA CAHILL, soprano. Director: DAVID BLAKE. NMC D129 (Diverdi). 1979. 54’. DDD. N PN Daniel Blake (Londres, 1936) es un compositor bastante atípico entre los ingleses —atípico y D D I SI CS O C O S S BEETHOVEN-BRITTEN muy bueno, por decirlo todo—, por mor de su formación en la República Democrática Alemana al lado de Hanns Eisler. Eso quiere decir que transita por vías distintas a las de la llamada Escuela de Manchester —Birtwistle y Maxwell Davies— y a las de la radicalidad de un Brian Ferneyhough —por citar las referencias más evidentes. Como señala Malcolm MacDonald, Blake confronta —complementa— la Segunda Escuela de Viena con las ideas de su maestro para hallar una voz propia interesada en comunicar sensaciones, aquí de la ansiedad al sosiego, con una mano rigurosa pero que a veces sabe también ser sensual. Y otras, recordémoslo, duramente crítico con la realidad social y política, como en Rise Dove o The Plumber’s Gift. El resultado, en lo que toca a este disco, es excelente. El Concierto para violín —espléndidos Iona Brown y Norman del Mar— resulta ser uno de los más interesantes del repertorio contemporáneo e In Praise of Krishna, sobre canciones de amor bengalíes en traducción inglesa —con una impecable Teresa Cahill— es una de esas músicas que acaban por envolver al oyente y no dejarle seguir pensando en de dónde viene todo eso. Claire Vaquero Williams BORGUNYÓ: Cuartetos de cuerda nºs 1 y 2. QUARTET DRAGO. LA MÀ DE GUIDO LMG2078 (Gaudisc). 2006. 48’. DDD. N PN A gustí Borgunyó (Sabadell, 1894Barcelona, 1967), después de formarse musicalmente en su ciudad natal y en Barcelona, y de estudiar piano con Ciprià Cabrané, marchó en 1915 a Estados Unidos. En Washington inició la carrera de pianista y de director de orquesta de hoteles, e hizo arreglos musicales para los estudios de la WRC. En Nueva York repitió algo parecido en emisoras de radio y televisión. Tras su jubilación, en 1963 regresó a Cataluña. Oportuna, conveniente y acertada es, pues, la recuperación de la obra de este autor aquí casi desconocido. Seguramente debido a la petición, en sentido amplio, que le hizo el Julia Fischer, Daniel Müller-Schott, Yakov Kreizberg UNA PURA DELICIA BRAHMS: Concierto para violín en re mayor op. 77. Doble Concierto para violín y violonchelo en la menor op. 102. JULIA FISCHER, violín; DANIEL MÜLLER-SCHOTT, violonchelo. ORQUESTA FILARMÓNICA HOLANDESA DE ÁMSTERDAM. Director: YAKOV KREIZBERG. PENTATONE PTC 5186066 (Diverdi). 2005-2006. 73’. SACD. N PN V ayan haciendo un hueco entre sus versiones referenciales de estas dos obras para situar este disco, porque pocas veces se encuentra un acoplamiento de tantos quilates. El Guadagnini de 1750 en manos de Fischer es una pura delicia. A juzgar por lo que nos ofrece esta grabación, su sonido no es especialmente grande en potencia —que ni mucho menos le falta—, pero luce una tímbrica de matización múltiple, luminosa, sensual y sugerente, guiada por una sensibilidad y madurez tan especiales como asombrosas. La violinista director Alfred Wallenstein de que escribiese obras de aire español para interpretarlas en la radio, los dos Cuartetos de cuerda recogidos en este CD, en primeras grabaciones, transmiten ecos de ese clima hispánico, aunque mezclado con aires norteamericanos —éstos más difusos— y de otra procedencia. En todo caso, todo ello filtrado por la personal concepción creadora del autor. El Cuarteto nº 1, dedicado a Joan Lamote de Grignon, fue escrito en Nueva York en 1963, el mismo año en que regresó a la Ciudad Condal. El Cuarteto nº 2, dedicado a su primo Manuel Borgunyó, es más elaborado y está dotado de una mayor madurez. Ambos resisten perfectamente la comparación con otras piezas similares ya conocidas del repertorio mayoritariamente aceptado y aventajan en cuanto a luminosidad y energía meridionales propias de un compositor mediterráneo a algunas más sombrías de las que, sin embargo, se alaban tales características, aunque ya sabemos que los tópicos circulan muchas veces sin apenas reflexión ni control. Intérpretes felices y artífices de este rescate son los componentes del Quartet Drago, los violinistas David Olmedo y Roger Gich, la violista Barbara alemana nos obliga a romper prejuicios sobre su tópica apariencia angelical para descubrir a todo un músico, con un brazo derecho que merece ser escuchado. Sus arcadas, en combinación, por supuesto, con la variedad articulatoria de la mano izquierda, nos ofrecen con precisión de bisturí la inagotable dificultad que plantea el Op. 77. Un Allegro mesurado, bellísimo, planea con fluidez hasta desembocar en un Adagio donde la extremada plasticidad orquestal propicia una objetividad limpia y apolínea no exenta de ensoñación. Espontáneo y rítmico se expande el Rondó conclusivo, donde la solista ataca con descarada valentía y la orquesta quiere el envite. La batuta, precisa en las muchas dificultades y atenta al detalle íntimo, más que simplemente acompañar, recrea a la vez que deja espacio para el protagonismo. Kreizberg, prudente y flexible, sabe también ser impetuoso cuando es necesario. Tal vez, otros se dejen Horn y el violonchelista Gaëtane Duynslaeger. José Guerrero Martín BRAHMS: Sinfonías. Obertura para un festival académico. ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW DE ÁMSTERDAM. Director: RICCARDO CHAILLY. 3 CD DECCA 475 794-2 (Universal). 1988, 1990, 1992-1993. DDD. 181’. R PE Decca reedita las Sinfonías de Brahms grabadas a principios de los noventa por una asociación musical de entonces reciente cuño que daría unos resultados musicales, con el tiempo, de primera categoría. En su día, cada una de las sinfonías fue editada acompañada de obras de los compositores de la Segunda Escuela de Viena, complementos que se convirtieron en las verdaderas joyas de la edición. Y no es que las lecturas de las Sinfonías de Brahms fuesen malas. La del Concertgebouw es una orquesta que muestra todas sus virtudes en unas lecturas rayanas en el virtuosismo y con un sonido espléndido. seducir algo más por la fantasía del fraseo pero su concepto del equilibrio en las proporciones presenta la música en toda su dimensión. En el maravilloso Doble Concierto el nivel es, si cabe, aún mejor. El habitual predominio del violín sobre el violonchelo está corregido, tratándose de tú a tú con una coordinación superlativa. Se imitan, se retan, se hermanan, en medio de un acompañamiento de dimensiones auténticamente sinfónicas, para firmar una versión sensacional, honda y apasionada. Juan García-Rico El problema es que, conceptualmente, no aportan nada significativo a una discografía trufada de grandes referencias (Szell, Giulini, Sanderling, Celibidache…). Viene a formar parte de un grupo de interpretaciones primorosamente ejecutadas, de una perfección formal apabullante y de un sonido espectacular. Pero al mismo tiempo sin personalidad. Su corrección formal como único apoyo no es mérito suficiente para recomendarlas como primera opción, máxime cuando las referencias se encuentran al mismo precio. Carlos Vílchez Negrín BRITTEN: Night Mail, The Tocher (Rossini Suite), The King’s Stamp, Negroes, The Way to the sea, Telegrams, Peace of Britain, Men Behind the Meters, Coal Frace, When yo’re feeling like expressing your affection. SIMON RUSSELL BEALE, narrador; MARY CAREWE, soprano. SINFÓNICA Y GRUPO DE MÚSICA CONTEMPORÁNEA DE LA CIUDAD DE BIRMINGHAM. CORO DE LA KING EDWARD’S SCHOOL. Director: MARTYN BRABBINS. NMC D112 (Diverdi). 2006. 78’. DDD. N PN 81 D D I SI CS O C O S S BRITTEN-GIORDANO Música temprana de Britten. Música para el cine. Para documentales y cosas por el estilo. De 1935 y 1936. Sinfónica y a veces coral (los deliciosos Allegretto y Allegro con brio de The Tocher, una serie de piezas “rossinianas”; en esas dos aparece el Coro del King Edward’s School de Birmingham). O melólogos, como cuando Simon Russell Beale recita a Auden sobre la música de Britten. A veces estamos ante piezas ligeras, y casi nunca se advierte el Britten posterior, el que dará las óperas, obras orquestales e incluso piezas de cámara de plena madurez. Son años en los que Britten sólo tiene 22 y 23 años. A veces se trata de suites de la música fílmica, otras estamos ante piezas solitarias. Siempre se trata de piezas breves; en ocasiones, fugaces. Se trata de una serie de 55 piezas y piecitas que valen por sí mismas, pero también por tratarse del aprendizaje de Britten. Da gusto oír recitar a Beale y cantar a Mary Carewe. Brabbins lleva adelante con tino esta música que no parece especialmente complicada. Música sin excesivas pretensiones, música algo “mueble”. Un recital de un Britten menor, muy joven y realmente grato. Santiago Martín Bermúdez se basa en las originales ya existentes (las de 1873, 1877 y 1879 más el nuevo Adagio de 1876) y a las cuales, como compositor que es —pero también como experto bruckneriano que también es—, ha añadido, eliminado o alterado cosas más allá del orden habitual de los movimientos —que también. El estreno de esta arriesgada edición de esta partitura bruckneriana, conocida por muchos como wagneriana y a la que aún añadiríamos en algunos casos, como el presente, como lejanamente bachiana — escúchese el inicio— y hasta beethoveniana, tuvo lugar en un lugar tan bruckneriano como Sankt Florian el 19 de agosto de 2005 y de entonces data la toma sonora, amplia y espaciosa, majestuosa, monumental y bastante eclesiástica —algo excesiva en cuanto a reverberación— que hoy comentamos. La versión puede resultar una provocación para muchos pero lo cierto es que se nos aparece como genuinamente bruckneriana, con tempi de gran amplitud —por no decir de una lentitud celibidachiana— y es evidente que detrás de todo esto hay un músico serio. Josep Pascual CARDONA: Cuartetos de cuerda nºs 1-3. CUARTETO LATINOAMERICANO. QUINDECIM QP120 (LR Music). 2002. 53’. DDD. N PN BRUCKNER: Sinfonía nº 3. Versión de Peter Jan Marthé. ORQUESTA FILARMÓNICA EUROPEA. Director: PETER JAN MARTHÉ. 2 CD PREISER PR 90715 (Diverdi). 2005. 87’. DDD. N PN 82 S i usted se decide a escuchar este par de compactos, hágalo sin prestar atención a los comentarios del libreto —mejor, ni los lea—, no haga caso de la horrible foto de portada que se presta a interpretaciones de lo más diverso, y olvide lo que haya leído por ahí: que si es un Bruckner definitivo, que si es un Bruckner horrible, que si es un Bruckner caprichoso, o arbitrario, que Marthé está loco, que si es un provocador… Enfréntese a la música sin más y, por supuesto, atienda como es debido a la interpretación-recreación como tal. Todo suena a Bruckner, esa es la verdad, y debe ser algo que halague al editor y director responsable de esta versión — por otra parte innecesaria— que E l Cuarteto Latinoamericano, fundado en México en 1981, es una de las agrupaciones de cámara más prestigiosas de América y a lo largo de más de veinticinco años de actividad se ha ganado merecidamente el respeto de la crítica internacional. Verdadero ejemplo de compromiso con la música que les resulta más cercana es su ya importante discografía, de la que más de uno recordará algún volumen de las integrales de Villa-Lobos, Revueltas, Ginastera, Ponce y Halffter. Y fruto de ese compromiso es este compacto consagrado a la obra para cuarteto del costarricense Alejandro Cardona, de lenguaje que bebe tanto de la tradición como de la modernidad, y de lo culto tanto como de lo popular. Por momentos se acerca a una cierta evocación de la época colonial desde una perspectiva deliberadamente sentimental con incorporación de la música de salón y de aires de danza —ejemplo de ello es, sobre todo, el Cuarteto nº 2. Hay momentos contrapuntísticos que acusan una proximidad deseada y a la vez prudente al neoclasicismo —sobre todo en los cuartetos impares— y una reconocida y reconocible influencia de la música española que llegó a —y quedó en— América, tanto culta como popular, y que trata, como el resto de influencias que manifiesta, desde una perspectiva personal y un punto distante. Cardona es una celebridad en su país y este disco lo justifica plenamente. Además, las interpretaciones ayudan lo suyo pues son, probablemente, inmejorables. Josep Pascual bien terminado. La prestación orquestal es satisfactoria, con destellos de maestría en las maderas, la previsible contundencia rusa en los metales, y una cuerda que, aunque voluntariosa, resulta algo escuálida de efectivos. En muchos momentos, la referida carencia visual convierte los minutos en demasiado largos y vacíos, levantando sólo el vuelo en las danzas más inspiradas y conocidas, y, para ello, el formato suite resulta mucho más eficaz. Juan García-Rico DELIUS: Canciones. GURNEY: Canciones. IAN PARTRIDGE, tenor; JENNIFER PARTRIDGE, piano. ETCETERA KTC 1063 (Diverdi). 1980. 48’. ADD. N PN CHAIKOVSKI: El cascanueces. Fragmentos de El lago de los cisnes y Evgeni Onegin. CORO INFANTIL Y ORQUESTA DEL TEATRO BOLSHOI DE MOSCÚ. Director: ALEXANDER VEDERNIKOV. 2 SACD PENTATONE PTC 5186091 (Diverdi). 2006. 106’. SACD. N PN En un momento en el que el soporte audiovisual DVD permite ofrecer al completo obras en las que la imagen es un elemento fundamental para la comprensión del mensaje artístico, prescindir de ella es, desde el modesto punto de vista de quien esto firma, un error. En éste, como en todos los ballets narrativos, la visión del elemento coreográfico es tan consubstancial a la esencia de la obra como pueda serlo la música. Lanzar al mercado, por tanto, una grabación exclusivamente audio de una música despojada de la lógica discursiva y argumental visual para la que fue compuesta, reduce significativamente el segmento de público interesado en el producto. Incorporando la imagen, que se presume interesante tratándose de una producción del Bolshoi, los discos que ahora se critican habrían dado mejor juego. La dirección de Vedernikov es más que correcta, tomando siempre la vía de la fluidez, tan frecuente en la adaptación de la batuta a las exigencias escénicocoreográficas. Se mueve dentro de una tradición para la cuál el coliseo moscovita constituye un auténtico baluarte y ello, quieran o no, acaba notándose. Ciertamente, no encontramos sutilezas ni refinamientos, pero el pulso general ofrece un producto final I vor Gurney (1890-1937) fue un excelente escritor de canciones, bastante mejor que su contemporáneo Delius, a quien en este disco gana por goleada. Tiene un inequívoco toque inglés, un lirismo controlado pero siempre emocionante, un estupendo criterio para los climas, los paisajes y los sentimientos, como demuestra muy bien la selección que aquí se nos ofrece y que incluye algunas de sus melodías más bellas. El Delius más cercano a Grieg es el que aparece aquí a través de sus canciones sobre textos de autores noruegos con la sola excepción de El ruiseñor, sobre un poema de Henley. El problema del disco es que la voz de Ian Partridge no es precisamente ideal y ni por timbre ni por técnica —aunque no deje de ser expresivo a veces— acaba de estar a la altura de la música, por lo que sería mejor acudir al disco que con canciones de Gurney apareció hace años en Hyperion a cargo de Paul Agnew y Julius Drake. Claire Vaquero Williams DELIUS: Canciones. IVONNE KENNY, soprano; PIERS LANE, piano. HYPERION CDA67594 (Harmonia Mundi). 62’. DDD. N PN A burrido para algunos que lo consideran un epígono de cierto impresionismo, muy interesante para otros precisa- D D I SI CS O C O S S BRITTEN-GIORDANO mente por lo mismo, Frederic Delius fue un inglés cosmopolita y muy suyo, cuya obra aparece mucho más en los discos que en las salas de concierto. Éste presenta una amplia selección de sus canciones que comienza por las Seven Songs from the Norvegian, dedicadas a Nina, esposa de su admirado Edvard Grieg cuya influencia aquí es absolutamente innegable, como en el ciclo de cinco canciones con el que comparten título casi completo. El resto presenta a un Delius que va construyendo su personalidad a base de un discurso delicado, a veces de un cierto abandono expresivo que sitúa estas obras en la estela de otras mayores, aunque en ocasiones sea más difícil seguir ese hilo. En cualquier caso son obritas —algunas con textos de poetas como Verlaine, Shelley o Heine— que no parecen añadir demasiado a la idea que tenemos del autor a través de sus logros mayores a excepción de lo mejor de ellas: las Old English Lyrics. La versión de esa estupenda soprano que es Yvonne Kenny, muy bien acompañada por Piers Lane, añade interés a este disco para amantes de Delius y su música. Claire Vaquero Williams ELGAR: Great is the Lord. They are at rest. Queen Alexandra Memorial Ode. Ave Maria. The Spirit of the Lord. Te Deum & Benedictus. O salutaris hostia. Ave verum. Ecce sacerdos magnus. O hearken Thou. Give unto the Lord. ROBERT QUINNEY, órgano. CORO DE LA ABADÍA DE WESTMINSTER. Director: JAMES O’DONNELL. HYPERION CDA67593 (Harmonia Mundi). 2006. 72’. DDD. N PN C urioso e interesante recorrido por la música coral de Elgar, una de las parcelas menos reconocidas de su obra pero que lo inserta también en una tradición muy británica. La selección que se nos ofrece abarca salmos, antífonas, odas —por ejemplo la que escribió tras la muerte de la reina Alexandra, cierre de un ciclo vital, pues también había compuesto otra por la coronación de su marido, Eduardo VII, y luego para la de Jorge V, aquí incluida—, y fragmentos extraídos de piezas más amplias —El espíritu del Señor, que abre su oratorio Los apóstoles. Los textos proceden de los salmos —en algún caso adaptados por el propio Elgar—, de la liturgia, del Book of Common Prayer y hasta hay uno del Cardenal Newman usado en una antífona para el aniversario de la muerte de la Reina Victoria. Excelentes versiones las que nos propone el Coro de la Abadía de Westminster con James O’Donnell a su frente. Claire Vaquero Williams Vernon Handley ¡BIENVENIDOS! FINZI: Concierto para clarinete y orquesta de cuerdas op. 31. Concierto para violonchelo y orquesta op. 40. JOHN DENMAN, clarinete, YO-YO MA, violonchelo. REAL ORQUESTA FILARMÓNICA. ORQUESTA NEW PHILHARMONIA. Director: VERNON HANDLEY. LYRITA SRCD.236 (LR Music). 19771979. 70’. ADD. R PN FALLA: La vida breve. VICTORIA DE LOS ÁNGELES (Salud), ROSARIO GÓMEZ (Abuela), PABLO CIVIL (Paco), EMILIO PAYA (Sarvaor). ORQUESTA SINFÓNICA DE LA ÓPERA DE BARCELONA. CAPILLA CLÁSICA POLIFÓNICA. Director: ERNESTO HALFFTER. SOMM CD 059 (Gaudisc). 1954. 66’. ADD. R PN E ste registro fue la primera grabación de La vida breve de Manuel de Falla, que creo no había sido editada nunca en CD y que fue realizada con medios escasos. La partitura del compositor gaditano es de una gran belleza, con ideas que recuerdan al verismo, que no olvida el género de la zarzuela, pero que también tiene presente a los grandes compositores orquestadores. El gran mérito de esta reedición es la presencia de Victoria de los Ángeles, muy joven y ya muy madura, que da una interpretación del personaje de Salud, que repetiría en disco con Rafael Frühbeck en 1966, modélica, expresando el sentir gitano de la protagonista, su amor puro, su desesperación por la traición de su amado y finalmente su muerte trágica, y todo ello lo hace con ese fraseo mágico, una capacidad de expresión que conmueve y una musicalidad innata, que hace elevar al máximo el valor de cada palabra. La acompañan Pablo Civil que había sido un interesante tenor, con carrera en Italia, pero que en aquellos momentos tenía las condiciones algo limitadas y Rosario Gómez, correcta abuela, siendo discreto el resto del reparto. La dirección de Ernesto Halffter es cuidada y aprovecha los medios que tiene, aunque faltan matices y la intervención de la Capilla Clásica Polifónica muestra la calidad que tenía en aquella época. Albert Vilardell Al fin llega a España el mítico sello Lyrita, dedicado en cuerpo y alma a la difusión de la música inglesa, con magníficas grabaciones hasta hoy inencontrables en España. Gracias le sean dadas a Luis Ripoll, su importador español, que, para abrir boca, nos presenta un maravilloso ejemplo de la mejor música de Gerald Finzi (1901-1956) grabado hace ya unos cuantos años y pasado ahora a soporte compacto. De entrada su bellísimo Concierto para clarinete que debiera tocarse con más asiduidad dado no ya lo lucido que resulta para el solista sino lo cargado que está de buena música, de lirismo y emoción de la mejor ley. El Concierto para violonchelo es una de sus últimas obras, aunque su composición le llevara cuatro años — a un hombre obsesionado por el paso del tiempo— marcados GIORDANO: Andrea Chénier. RENATA TEBALDI, FRANCO CORELLI, ETTORE BASTIANINI. CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA DE VIENA. Director: LOVRO VON MATACIC. 2 CD ORFEO C 6820621 (Diverdi). 1960. 117’. ADD. N PN Dentro de la amplia gama de posibilidades de las grabaciones de Andrea Chénier, la que comentamos, procedente de Viena, es una de las que alcanza un nivel de gran calidad, con un reparto integrado por tres grandes figuras de la época, que tuvieron una noche memorable. Renata Tebaldi se impone por su timbre aterciopelado, su gran musicalidad y su cuidada técnica que le hace superar las dificultades del rol que cantó con frecuencia, con una visión coherente que sabe pasar de la inconsciencia juvenil al sacrificio por por la enfermedad —una leucemia que se le manifestó en 1951— y es de un dramatismo a veces ominoso, aunque trate también de no engolfarse demasiado en el sufrimiento físico —o de tratar de trascenderlo a su manera, como en el movimiento lento y su comienzo casi hímnico— y deje resquicios de luz en el último. Las versiones que nos ofrece este disco son simplemente magníficas, con un John Denman —“el hombre del clarinete de oro”, muerto en 2001— a la altura de tan maravillosa música y un YoYo Ma de veintidós años que se introduce en los meandros del alma de Finzi con una delicadeza extrema. El acompañamiento de Vernon Handley —aquí mucho más que un mero conocedor del terreno que pisa— es extraordinario. Claire Vaquero Williams amor, con una Mamma morta llena de dolor. Franco Corelli ha sido uno de los poetas de mayor brillantez, con un timbre penetrante, un registro agudo seguro, capaz de crear el ambiente resolutivo y altruista del inicio, el amor del segundo acto, la valentía del tercero, la poesía del aria de entrada del cuarto y acabando con un dúo final espectacular. Ettore Bastianini se impone por la brillantez de sus medios, por su canto expansivo, lleno de intensidad, con un estilo que cuida los efectos. A citar la presencia de Elisabeth Hongen, noble Condesa e Hilde Konezni, gran figura de antaño, perfecta Madelón. La dirección de Von Matacic demuestra dominio de la partitura y un suficiente conocimiento del estilo. Albert Vilardell 83 D D I SI CS O C O S S GRÉTRY-HAENDEL GRÉTRY: Seis Cuartetos. CUARTETO THAÏS. MUSICA FICTA MF 8004 (Diverdi). 2005. 54’. DDD. N PN Un disco que disfruta de finesse de principio a fin. Y hace disfrutar. Por esa elegancia quintaesenciada de la segunda mitad del siglo XVIII y por ese metodismo del que Grétry fue adalid. Estos Sei quartetti per due violini, alto e basso fueron escritos cuando el compositor tenía poco más de veinte años y contagian optimismo y desenvoltura. Sobre un esquema totalmente clásico, trata los instrumentos de un modo que sugiere inmediatamente lo vocal, en líneas que podrían ser sustituidas por voces. ¿Se trata o no de eso la base del cuarteto? En los Cuartetos no pesa esa ornamentación que se ha considerado a veces excesiva en las obras del belga: téngase en cuenta que si bien abogaba por la melodía, no era partidario del barroquismo. De ahí esa frescura que destilan estas bellas obras. No mucho después vendría su encuentro con Voltaire y la incitación por parte de éste, a trabajar en el terreno de la ópera, cosa que hizo el compositor con desenvoltura y éxito, incorporando su idea melodista a la fonética del idioma francés. Hablando de idioma, el Cuarteto Thaïs posee no sólo el idioma sino las voces para que el peso sonoro sea el adecuado en estas composiciones, y la grabación es francamente límpida, con lo cual disfrutamos todos. Magdalena Kozená, Andrea Marcon EXCITANTE RECITAL HAENDELIANO HAENDEL: Arias de sus exitosos discos haendelianos con Minkowski (Dixit Dominus, cantatas italianas, Mesías, Julio César), el último registrado a finales de 2002, Magdalena Kozená (Brno, 1973) no había vuelto discográficamente sobre el compositor de Halle, y ahora lo hace, acompañada por la estupenda Venice Baroque Orchestra de Andrea Marcon, con una selección de once arias de óperas y oratorios, entre las que se cuentan algunas de las más famosas de todo Haendel. Prodigiosa exhibición de medios la de la mezzo checa, voz de extensa y homogénea tesitura, con agudos limpios y brillantes, pero nunca estridentes, centro ancho y aterciopelado y graves consistentes, con algunos recursos al cambio de color con pretensiones expresivas en la zona más profunda del registro (así en el Where shall I fly? de Hercules, el Scherza infida de Ariodante o en los recitativos previos al Vaghe pupille de Orlando). La belleza lírica y mórbida del timbre, con esos tonos plateados tan típicos de las voces eslavas, la perfección de la técnica tanto en la zona de paso como en las agilidades, la depurada exquisitez del fraseo terminan por componer un estilo de canto de extrema franqueza, calidez y cercanía. Kozená parece cantar como respira, y esa musicalidad natural engancha desde el principio. En este recital mandan las piezas lentas, de tono melancólico, nocturno o doliente, que la mezzo aprovecha para lucir unas medias voces exquisitas, con un dominio soberbio del fiato y de los reguladores, que le permiten destacar hasta los más nimios matices expresivos. En los da capo, la ornamentación está trabajada a conciencia, con una mezcla ideal de virtuosismo, brillantez y respeto del sentido del texto. Cara speme de Giulio Cesare es dulce y acariciante; Lascia ch’io pianga de Rinaldo, de una delicadeza dolorida y anhelante, en verdad estremecedora; en Scherza infida de Ariodante consigue unos claroscuros de prodigiosa sutileza, con frases verdaderamente antológicas, en especial en el da capo. Pero cuando hay que ponerse desafiante y guerrera, ahí está el Where shall I fly? de Hercules o los recitativos acompañados de Orlando para demostrar que Kozená puede renunciar a redondear por completo el sonido para roso ed il Moderato, Samson, Jephtha) y óperas (Serse, Acis and Galatea, Ariodante) de Haendel en el que invade, en cualquier caso, el espacio de otras tesituras, pues canta Ombra mai fu de Serse, Scherza infida y Dopo notte de Ariodante o Così la tortorella de La Resurrezione, piezas escritas en origen para voces de contralto y soprano. El arranque, con Where’er you walk de Semele, es prometedor. La voz fluye con naturalidad y elegancia, brillante en el agudo, redonda en el centro, y la expresividad resulta cálida, palpitante, cercana. Magnífico está también en la célebre Ev’ry valley del Mesías, de exultante y poderosa exaltación, pero el asunto empieza a agriarse con un Ombra mai fu amanerado de tan premioso y pretendidamente profundo y una Scherza infida en el que el abuso del vibrato es tan evidente que en el principio del aria la voz suena temblona y la afinación, inestable. La técnica queda fuera de toda duda en arias como Dopo notte, en la que sobresalen las facultades del cantante para las agilidades y para conseguir un color más oscuro y pastoso, que también puede apreciarse en el Total eclipse de Samson, cargadas las tintas igualmente en el terreno expresivo. El fraseo es admirable en los fragmentos de Acis y Galatea, en los que el lirismo y la frescura de la voz vuelven a colocarse en primer plano, como en el dúo de L’Allegro, muy atractivo por su aire de ligereza y sensualidad. Final con un sugerente Waft her, angel de Alcina, Hercules, Agrippina, Giulio Cesare in Egitto, Joshua, Ariodante, Theodora, Amadigi di Gaula, Orlando y Rinaldo. MAGDALENA KOZENÁ, mezzo. ORQUESTA BARROCA DE VENECIA. Director: ANDREA MARCON. ARCHIV 477 6547 (Universal). 2006. 77’. DDD. N PN D esde potenciar la expresividad mediante el cambio de color, la intensidad de la acentuación o la fuerza de los ataques. El brillo y la luminosidad que consigue en Desterò dall’empia Dite de Amadigi (trompetas incluidas en el acompañamiento) dejan claro que a la checa no le asustan las arias de bravura, como reafirma en un impresionante Dopo notte de Ariodante ornamentado con inverosímil agilidad. Oh! had I Jubal’s lyre de Joshua suena en cambio fresca, ligera, radiante, mientras que la sensualidad se desborda en el With darkness deep as is my woe de Theodora, para la que consigue un tono de sugerente, elegante, oscura morbidez, o en la muy contrastada Ah! mio cor de Alcina, que es el aria que da título al disco. Extraordinarias prestaciones del conjunto de Marcon (también de sus solistas) para uno de los recitales barrocos más excitantes y sugerentes de los últimos años. Pablo J. Vayón José Antonio García y García HAENDEL: Arias. IAN BOSTRIDGE, tenor. ORQUESTA DE LA EDAD DE LAS LUCES. Director: HARRY BICKET. EMI 3 82243 2. 2006. 66’. DDD. N PN Ian Bostridge 84 se mueve con cierta soltura en el mundo del Barroco (cabe recordar su impecable Evangelista en la Pasión según San Mateo con Herreweghe o su Orfeo monteverdiano para Emmanuelle Haïm), y aquí vuelve a ese terreno con un disco de arias (y un par de dúos, en los que colabora con solvencia la soprano Kate Royal) de oratorios (Semele, Messiah, La Resurrezione, L’Allegro, il Pense- Jephtha, en el que el tenor británico demuestra unas medias voces de notable poder sugestivo. Correcto acompañamiento, más luminoso y chisposo que hondo (y esto no quiere ser un chiste fácil), de la Orquesta de la Edad de las Luces dirigida por Harry Bicket. Pablo J. Vayón HAENDEL: As steals the morn… (arias y escenas para tenor). MARK PADMORE, tenor. THE ENGLISH CONCERT. Director: ANDREW MANZE. HARMONIA MUNDI HMU 907422. 2006. 77’. DDD. N PN C recido en los más célebres grupos británicos de música antigua, Mark Padmore es hoy D D I SI CS O C O S S GRÉTRY-HAENDEL uno de los t e n o r e s ingleses más reputados y requeridos, tanto para el repertorio barroco como para música posterior (se ha convertido en un habitual y notable intérprete mozartiano). Aquí se atreve con un recital haendeliano que incluye arias de oratorios (Semele, Il trionfo del Tempo e del Disinganno, Samson, Esther, Jephtha, L’Allegro, il Penseroso ed il Moderato), óperas (Tamerlano, Rodelinda) y música incidental (Alceste). Pertenece Padmore a esa estirpe de tenores líricos que resultan especialmente atractivos por la musicalidad natural, la exquisitez del fraseo y la belleza del timbre. Su voz no es grande ni ancha la tesitura, pero el londinense sabe poner todos sus medios al servicio del texto, que interpreta con una claridad en la dicción y una profundidad expresiva que alcanzan el máximo de su potencial sugestivo en las partes más líricas (Pastorello d’un povero armento de Rodelinda, Tune your harps de Esther, Where’er you walk de Semele, Thus when the sun de Samson o Waft her, angels de Jephtha, esta última con una extrema elegancia en los reguladores, especialmente en la forma de recoger la voz en las dinámicas más leves), aunque en las dramáticas la voz puede llegar a sonar algo crispada, perdiendo la tersura y distinción naturales (el aria y la escena de Tamerlano o His mighty arm de Jephtha resultan bien significativas a este respecto). La canción de Alceste suena, en cambio, con la ligereza, la franqueza y la gracia ideales y en el dúo de L’Allegro que da título al disco su voz se mezcla con la de la soprano Lucy Crowe con delicadísima y tierna sensibilidad. Estupendo acompañamiento de Manze al frente de The English Concert, que pone en las escenas dramáticas el punto de hervor y de arrebato que quizá le falta al cantante. Pablo J. Vayón HAENDEL: Cantatas italianas. ELIN MANAHAN THOMAS, soprano. MIEMBROS DE THE SYMPHONY OF HARMONY AND INVENTION. CORO COR16045 (Harmonia Mundi). 2006. 65’. DDD. N PN Tras el primer disco dedicado a cantatas italianas del joven Haendel, titulado Delirio amoro- Carolyn Sampson, Robert King DESLUMBRANTE SAMPSON HAENDEL: Nueve arias alemanas HWV 202-210. Sonatas para oboe HWV 357, 363a y 366. CAROLYN SAMPSON, soprano. ALEXANDRA BELLAMY, oboe. THE KING’S CONSORT. Director: ROBERT KING. HYPERION CDA67627 (Harmonia Mundi). 2006. 71’. DDD. N PN D orothea Röschmann grabó en 1998 para Harmonia Mundi una espléndida interpretación de las nueve arias alemanas escritas por Haendel a mediados de la década de 1720 sobre textos de panteísta piedad de Brockes. Carolyn Sampson demuestra en este disco por qué es considerada como la gran soprano inglesa de su generación con una versión no menos emocionante que la de la gran cantante germana. Puede que los solistas de la Akademie für Alte Musik de Berlín tocaran con algo más de brío y lograsen un sonido más penetrante y envolvente que el de so y protagonizado por Ann Murray, en la Sixteen Edition aparece ahora este otro conteniendo otras cuatro cantatas de la misma época a cargo de la joven soprano Elin Manahan Thomas y entre ellas las soberbias Agrippina condotta a morire y Armida abbandonata, dedicadas a su protector romano el Marqués de Ruspoli y escritas para la voz de Margherita Durastanti, que tan fedel e constante fue siempre con Haendel en sus avatares como empresario de ópera durante su posterior época londinense. No parece existir la intención de que estos discos vayan a formar parte de una integral, puesto que la Armida abbandonata se incluye en ambos y bajo este punto de vista hay una pérdida de interés en su elección, ya que este excepcional conjunto de obras merece ser conocido íntegramente, lo que será posible gracias a la iniciativa del sello Glossa. Es de maravillar que un joven nacido en el norte de Alemania adquiriera un total dominio del estilo italiano al poco de pisar la península de la bota, pero como no todo el mundo posee semejante capacidad, para lo escrito en esta primera época puede los miembros de The King’s Consort, pues el violín de Stéphanie-Marie Degand resulta en general alicaído, pero Sampson está soberbia. Su bellísimo timbre, su exquisita musicalidad, la brillantez y tersura de su registro agudo, el terciopelo de sus graves, su atención a los más pequeños matices de articulación y prosodia hacen auténticas maravillas con estas encantadoras piececitas de Haendel, contrastando con maestría los instantes de gozosa luminosidad (deslumbrante en Singe, Seele, Gott zum Preise o en Das zitternde Glänzen der spielenden Wellen, ligeramente contenida en Die ihr aus dumklen Grüften, con el violín repitiendo la línea melódica de Forte e lieto de Tamerlano) con los más serenos y contemplativos (delicadísimo Süße Stille, sanfte Quelle, hondo y elegante Süßer Blumen Ambraflocken). El disco se completa con tres sonatas para oboe y contihaber intérpretes más adecuados que los presentes en este disco, pertenecientes al mundo de la escuela inglesa, tan excelente, por el contrario, para los oratorios haendelianos. Todo ello gracias a la cada vez más abundante posibilidad de escoger, afortunadamente. De todas formas, esta grabación en vivo tomando como programa cuatro cantatas profanas que tienen como tema los sentimientos de otras tantas mujeres que han visto su amor traicionado o despreciado es un buen ejemplo de la calidad de un festival, el Handel in Oxford, y Elin Thomas muestra una vez más su dominio del estilo, apoyado en una voz clara y sin engolamiento alguno, mas apropiada para expresar la dulzura que la amargura, pero esto puede ser simplemente un pecado de juventud, el más perdonable de todos. En cualquier caso, destacar dentro del conjunto la Armida abbandonata y dentro de ella, su interpretación de la expresiva aria final In tanti affanni. José Luis Fernández nuo (la HWV 363a es tal vez más conocida en su versión alternativa para flauta) que interpreta Alexandra Bellamy como solista y el continuo reunido por Robert King para este disco (Jonathan Cohen, chelo; Lynda Sayce, tiorba y el propio King en el clave). Versiones elegantes, no muy arrebatadas en lo expresivo, de sonido equilibrado y contrastes moderados entre los muy precisos tiempos rápidos y los comedidos y suaves lentos. Pablo J. Vayón HAENDEL: Cantatas para el marqués Ruspoli. EMANUELA GALLI Y ROBERTA INVERNIZZI, sopranos. LA RISONANZA. Director: FABIO BONIZZONI. GLOSSA GCD 921522 (Diverdi). 2005. 74’. DDD. N PN El segundo volumen de cantatas italianas de Haendel que Fabio Bonizzoni graba para Glossa se acerca a varias figuras claves para el compositor alemán durante su juvenil estancia en Italia. En primer lugar, el marqués Ruspoli, uno de sus más generosos mecenas romanos; en segundo, el de la soprano Margarita Durastante, para la que el compositor escribió la mayor parte de sus cantatas relacionadas con Ruspoli; en tercero, el de la también soprano Vittoria Tarquini, para quien compuso Un’alma innamorata, acaso confesión íntima de su relación amorosa con la joven, que, de confirmarse, sería la única conocida del compositor. El disco se completa con 85 D D I SI CS O C O S S HAENDEL-KEMPIS una de las cantatas más justamente famosas del músico, Armida abbandonata, otras dos menos conocidas, Tu fedel? Tu costante? y Notte placida e cheta, y la fragmentaria Diana cacciatrice, que ha llegado muy mermada a nuestros días (sólo un aria, además de la marcha introductoria y recitativos y números corales varios), por lo que apenas había sido registrada hasta ahora. Bonizzoni ofrece interpretaciones articuladas con agilidad y fraseadas con gusto y elegancia, moderadas en contrastes, en general más plácidas que vibrantes, aunque en la Armida abbandonata el tono dramático está bien enfatizado y conseguido. La Armida es sin duda el punto de máximo interés del CD, no sólo porque con seguridad es musicalmente la más interesante de las cinco cantatas aquí incluidas, sino porque Emanuela Galli hace de ella una recreación extraordinaria, contrastando expresiva y vocalmente las tres arias en un intenso recorrido por las pasiones y los sentimientos de la protagonista, que atrapa con exquisita sensibilidad. Magníficas las ornamentaciones, con algunos trinos concluidos en cadencias con maestría. Algo más lineal en matices parece la cantante en las otras cantatas, de tono pastoril y amoroso, aunque en Tu fedel? Tu costante? saca a relucir con vehemencia su vena más dramática, especialmente en unos recitativos espléndidamente dichos. Roberta Invernizzi da un toque de ligera sensualidad no exenta de dulzura a la cantata Diana cacciatrice, con filigranesco tratamiento de las coloraturas en el aria Foriera la tromba. Estupenda respuesta de todos los solistas de La Risonanza en sus obligados. Pablo J. Vayón HAYDN: Cuartetos para cuerda op. 9. CUARTETO BUCHBERGER. 2 CD BRILLIANT 92886 (Cat Music). 2004-2005. 109’. DDD. N PE Cuartetos para cuerda op. 33 y 42. CUARTETO BUCHBERGER. 2 CD BRILLIANT 93066 (Cat Music). 2004-2005. 122’. DDD. N PE Cuartetos para cuerda op. 77 y 103. Las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz. CUARTETO BUCHBERGER. 2 CD BRILLIANT 93138 (Cat Music). 2005-2006. 116’. DDD. N PE La integral de los cuartetos de 86 Haydn a cargo del Cuarteto Buchberger va camino de llegar muy lejos. Sus miembros tal vez no renueven los criterios interpretativos hoy dominantes, pero sí afirman los mejores valores del clasicismo de nuestros días, limpio, rejuvenecido y ligero. Probablemente los más radicales amigos del historicismo prefieran huir de un Haydn servido por instrumentos modernos, con lo que se perderían unas interpretaciones fieles al espíritu del autor, delicadas, llenas de sensibilidad, nacidas de un profundo estudio teórico reflejado en las magnífica notas escritas por el primer violín del cuarteto, Hubert Buchberger. De momento disfrutamos de tres volúmenes. El primero de ellos acoge los seis Cuartetos op. 9, formalmente sujetos a la norma (cuatro movimientos: en forma sonata el primero, minueto y trío el segundo, relajado el tercero, animado el último), referentes ya de un género que el compositor perfeccionó de manera notable. Algunos prestos podrían tener algo más de vida, pero los contrastes están bien definidos y el lirismo alcanzado en ciertos momentos, así en el Adagio cantabile del Cuarto Cuarteto, es encantador. Dos números de opus caben en la segunda entrega. Del Op. 33 entran los seis cuartetos, atenidos a los mismos esquemas formales que los anteriores, con unos diálogos entre los instrumentos que nos llevan en ocasiones a encontrar en estas obras cierto aliento operístico. El Buchberger ofrece una luminosa lectura del breve Cuarteto op. 42, con un Menuet que es como la alegría misma convertida en notas. El tercer y de momento último volumen guarda los dos Cuartetos op. 77 y el inacabado Op. 103. La mente lúcida del ya maduro compositor seguía asomada al último barroco al tiempo que anunciaba lo que vendría en el siglo XIX en estas magistrales obras, traducidas por los músicos del Buchberger con un impulso asombroso que se hace elegante en los minuetos y nervioso en los finales, si bien aquí pueda faltar algo de humor. El sobrio dramatismo expresado en la versión para cuarteto de Las siete últimas palabras de Christophe Coin SONIDOS OLVIDADOS HAYDN: Concierto nº 1 en do mayor para dos liras organizadas Hob. VIIh:1. Divertimento para baryton en la mayor Hob. X:3. Nocturno nº 8 en sol mayor Hob. II: 27. Divertimento para baryton en sol mayor Hob. X:12. Nocturno nº 3 en do mayor Hob. II: 32. MATTHIAS LOIBNER, THIERRY NOUTA, liras organizadas. ENSEMBLE BAROQUE DE LIMOGES. CUARTETO MOSAÏQUES. CHRISTOPHE COIN, director y baryton. LABORIE LC 03 (Diverdi). 2006. 76’. DDD. N PN Interesantísima incursión en el apartado de las rarezas haydnianas. Casi todas las obras se habían grabado anteriormente, mas lo importante del registro es el extraordinario nivel musical alcanzado. Se otorga nivel de normalidad al empleo de liras organizadas (en realidad, organillos) y el baryton, un instrumento de cuerda frotada —más otras al aire— y cierta semejanza exterior con la viola da gamba. El sonido fantasmal de las liras produce mezclas tímbricas sorprendentes y novedosas, como la deliciosa coloración del final del Concierto nº 1. Aunque todas estas Cristo en la Cruz culmina por ahora una serie que puede pedir un sitio en la cabeza de la fonografía de estas partituras. Asier Vallejo Ugarte HENZE: Música de cámara, vol. 2. Neue Volkslieder und Hirtendesänge. Der junge Törless. Carillon, récitatif, masque. Selbst und Zwiegespräche. L’autunno. ENSEMBLE VILLA MUSICA. MDG 304 0882-2 (Diverdi). 2002-2005. 76’. N PN S egundo volumen de la edición de música de cámara de Henze que en el sello MDG nos ofrece el estupendo Ensemble Villa Musica, integrado por miembros de las orquestas Filarmónica de Berlín y Sinfónica de la Radio Bávara. Tras el disco anterior centrado en obras para dos guitarras, tenemos aquí composiciones de entre 1965 y 1986 piezas de circunstancias tienen una vena evidente de pura diversión, lo chocante es que en el Adagio del Divertimento Hob. X:12 hace acto de presencia un inequívoco sesgo dramático, desmentido desde luego en el inmediato Presto, que libera lúdicamente toda posible severidad. Coin está sensacional en la emisión de las sonoridades sedosas y ultraterrenas del baryton; sólo los trompas se ven en apuros cuando se les exige en el registro más agudo. No se trata únicamente de un desfile de rarezas, porque el Nocturno nº 3 contiene música digna del mejor Haydn. Los intérpretes lo recrean con convicción y gracia. Enrique Martínez Miura —más una de ellas de 1983 revisada en 1996— destinadas a formaciones distintas. Ya de entrada, encontramos una combinación insólita: fagot, guitarra y trío de cuerda en las Nuevas canciones populares y pastoriles, originales para voz. El timbre del fagot evoca, según ha reconocido el autor, el timbre pastoril más característico y el resultado es de una extraña ligereza que esconde un intenso trabajo armónico y, por supuesto, tímbrico. El equilibrio entre los instrumentos que concurren es mayor que el contraste, y el empaste es realmente admirable, algo cuyo mérito es, no sólo de la sabia escritura sino también, y mucho, de los intérpretes. Más habitual es encontrarse con un sexteto de cuerda que es la formación a la cual Henze destinó Der junge Törles, basada en una música cinematográfica creada para una adaptación de la célebre novela de Musil. Tenemos aquí a un Henze distinto, de cierta tensión dramática y que evoca en la escritura procedimientos e incluso timbres preclásicos, lo mismo que D D I SI CS O C O S S HAENDEL-KEMPIS en Carillon, récitatif, masque, para mandolina, guitarra y arpa. Henze declaró en cierta ocasión que estaba “en contra de la música aburrida” y este compacto es fiel muestra de ello, pues nada es igual y siempre nos anima a adentrarnos en su mundo mágico, lleno de imágenes bellamente expresadas musicalmente aunque también hay lugar, por supuesto, para la abstracción. Cambio radical en la obra siguiente, Monólogos y diálogos, para viola, guitarra y órgano, vanguardista y con opciones interpretativas abiertas. Y terminamos con L’autunno, para cinco instrumentistas de viento, que viene a conciliar las dos obras precedentes: referencias al pasado —en todo caso, sobre todo, en el contrapunto y en la tímbrica— y vínculos con la vanguardia desde la gran personalidad del gran creador que es Henze. Una muestra más de la heterogeneidad del lenguaje de un autor realmente poliédrico y fascinante en versiones ejemplares. Josep Pascual HENZE: El Cimarrón. NICHOLAS ISHERWOOD, bajo; MAGNUS ANDERSSON, guitarra; MARIO CAROLA, flauta; RODOLFO ROSSI, percusión. STRADIVARIUS STR 33733 (Diverdi). 2005. 81’. DDD. N PN E s sin duda El Cimarrón de Henze todo un espectáculo: el cantanteactor, la guitarra y la flauta y, en especial, la variadísima y multitímbrica percusión le dan sabor y color teatrales a una partitura que ha cambiado de sentido al cabo de los años. Y movimiento, mucho movimiento. Hace poco la veíamos en el Teatro Real, en una sala pequeña pero suficiente. Curiosamente, en las notas no aparecía por ninguna parte el nombre del autor del relato documental en que se basa esta serie de quince números, Miguel Barnet. En las notas de este disco aparece poco menos que casualmente, en letra pequeña. Estamos en 1972. Para entonces, Henze ya sabe a qué atenerse con el régimen cubano; y éste con Henze. Pero es una de sus obras surgidas de aquella Cuba que tanto amó. Le debe a su tiempo procedimientos, atrevimientos, aciertos. También le debe aspectos ya caducos, como el gratuito falsetear del protagonista, como ciertos saltos inter- Howard Griffiths PURO PLACER HOLST: Brook Green Suite. A Song of the Night. St Paul’s Suite. Lyric Movement. A Fugal Concerto. Concierto para dos violines y orquesta. JANIS GRAHAM, violín; SARAH EWINS, viola; ANDRIY VIYTOVYCH, viola; ANNA PYNE, flauta. ENGLISH SINFONIA. Director: HOWARD GRIFFITHS. NAXOS 8.570339 (Ferysa). 2005. 61’. DDD. N PE Precioso disco este para quien quiera iniciarse en una de las facetas de la música de Gustav Holst, la que de un lado parece más íntima —A Song of the Night, Lyric Movement—, de válicos muy a la moda entonces. Esto es, a veces es una caricatura del Capitán de Wozzeck. Esta nueva lectura complementa la ya añeja de William Pearson, acompañado entre otros por el excelente músico cubano Leo Brouwer. Pese a las cosas concretas ya pasadas de fecha de esta obra, resulta estimulante la escucha de una nueva grabación por lo mucho que sigue vivo en cuanto modernidad; no en cuanto vanguardia, movimiento en el que Henze nunca pretendió estar, ni Dios lo quiera. Nicholas Isherwood es un excelente Montejo, un magnífico protagonista. Le acompañan tres músicos de primer orden, en cuyos cometidos hay que destacar ese cambiar de sitio, ese ir y venir, esa pluralidad de colores del percusionista Rodolfo Rossi. Santiago Martín Bermúdez JOLIVET: Chant de Linos para flauta, violín, viola, violonchelo y arpa, Sonata para flauta y piano, 5 Incantations para flauta sola, Suite de concert para flauta y percusión, Cabrioles para flauta y piano. ELINE VAN ESCH, flauta. SOLI. ETCETERA KTC 1322 (Diverdi). 2006. 63’. DDD. N PN Siempre sorprende la densidad casi sinfónica con que tres instrumentos de arco y un arpa arropan a la flauta sola de Chant de Linos (1944); y, para ser exactos, la sensualidad cuando no gran dinamismo de esa otro más festiva —St Paul’s Suite— y, en el conjunto de esta oferta, más ligada a las pequeñas formaciones orquestales. Un Holst lejos de la grandiosidad de Los planetas o de la ambición de sus obras ligadas a la literatura oriental, no simple sino sencillo, siempre directo, con un aliento lírico indudable y que, además, permite un interesante recorrido cronológico por su obra. No busquemos aquí especiales trascendencias pero tampoco un mero oficio bien desarrollado por un compositor que ofrece siempre la posibilidad del redescubrimiento. Si, adelínea, que potencian o matizan. Muy anterior, de cuando Jolivet tenía 21 años y fundaba el grupo Jeune France con Messiaen, Baudrier y Lesur, es la serie para flauta sola 5 Incantations (1936), de un experimentalismo y un radicalismo que tienen escasa correspondencia en una obra de madurez como la Sonata (1958), una pieza de empaque y rigor clásicos, de una belleza que suena más “griega” que el Canto de Linos, aunque éste la invoque con su título. La exposición de una línea de flauta contrapesada o correspondida, concertada con un “paisaje percutivo”, hace que la Suite de concert (1965) tenga un aspecto más vanguardista, sin necesidad de acudir a suspensiones tonales estrictas ni a saltos interválicos desudados. Podemos preguntarnos una y otra vez qué tenía Jolivet con la flauta, y en general con los instrumentos de madera (no todos), que usa como si se tratara de actores para representar personajes muy humanos. La amistad con Rampal no lo explica todo. Pero ahí está esa secuencia de 20 años, que se completa con una miniatura, Cabrioles, que es como la propina del recital, el remate de la exposición de unas obras que a menudo nos dan la impresión de ser de compositores distintos. Eline van Esch, con Bouwhuis al piano y otros excelentes solistas, consigue un recital de este compositor algo malquerido, o no lo bastante querido, y que con obras como éstas demuestra que tendría que estar entre los indiscutibles. O eso creemos. Santiago Martín Bermúdez más, llega en versiones como éstas, tan ceñidas al mensaje de la música y tan solventes en lo técnico, el placer es máximo. Una delicia. Claire Vaquero Williams KEMPIS: Selección de sinfonías y páginas vocales. CÉLINE SCHEEN, soprano; STEPHAN VAN DYCK, tenor; DIRK SNELLINGS, bajo. ENSEMBLE CLEMATIS. Directora: STÉPHANIE DE FAILLY. MUSICA FICTA MF8001 (Diverdi). 2003. 66’. DDD. N PN De Nikolaus à Kempis se desconoce casi todo, empezando por el significado de esa à entre el nombre y el ¿apellido? Murió en 1676 con los setenta años bien cumplidos, y durante el último medio siglo de su vida figura como organista de Santa Gúdula en Bruselas, puesto en el que le sucedió su quinto hijo. No se sabe si alguna vez cruzó los Alpes, pero las 98 sinfonías y ocho motetes contenidos en los tres volúmenes de música que publicó en Amberes entre 1644 y 1649 demuestran un conocimiento muy profundo de las posibilidades del violín así como del recitar cantando, es decir, de las dos grandes novedades, instrumental y vocal, aportadas por Italia a la música europea en aquella época. En este disco se reúnen doce muestras del primer género y seis del segundo. Las sinfonías son piezas de apenas cuatro minutos las más largas, en las que sorprenden la libertad de movimiento que se concede a los instrumentos de cuerdas (principalmente al violín, pero también por ejemplo a la viola da gamba: véase pista 10) y la variedad de distribuciones que se requiere para realzar y procurar claridad a unos contrapuntos que por otro lado como máximo implican cin- 87 D D I SI CS O C O S S KEMPIS-MEDTNER co voces. Esta última característica define también los acompañamientos a las composiciones vocales, donde normalmente son dos los solistas los que se entregan al juego de las imitaciones. Entre éstos quien tiene una participación menor es el bajo, línea aquí servida de manera excelente por Dirk Snellings con timbre carnoso y expresión cálida. No se entienda por ello que sus colegas desmerecen, del mismo modo que la mención de la flexibilidad demostrada por Stéphanie de Failly al violín no empaña en lo más mínimo el elogio debido a los demás instrumentistas participantes en esta muy recomendable grabación de un compositor en ningún sentido crucial pero sí considerablemente valioso como ilustración de la expansión de los usos musicales italianos en la Europa del siglo XVII. Alfredo Brotons Muñoz KOZELUCH: Concierto para clarinete y orquesta nº 1. Concierto para clarinete y orquesta nº 2. Sonata concertante para clarinete y orquesta. DIETER KLÖCKER, clarinete. ORQUESTA DE CÁMARA DE PRAGA. ORFEO C 193 061 A (Diverdi). 2006. 69’. DDD. N PN 88 E ntre los músicos llegados y allegados a Viena en el cuarto final del siglo XIX, es importante por producción y por estar de boca en boca de sus compañeros de viaje en lo musical este Leopold Anton Kozeluch (1747-1818), de raíces en la Escuela de Mannheim, lo que pesa favorablemente en el primer Concierto que se ofrece en este disco, hermano en tonalidad (mi bemol mayor) y autoría con las otras dos obras que contiene. Es un Concierto florido, escrito con maestría al mejor modo clásico. Más libre aparece la Sonata concertante de 1790, que basa en dos cuartetos propios y se considera obra de plena madurez del músico. Completa el disco el Concierto nº 2, basándose Kozeluch para la ocasión en el Concierto nº 3 en mi bemol mayor de Carl Stamitz, aunque otra acepción es la contraria. En él se cede más a la vertiente virtuosista, conteniendo un Rondó final atípico, ya que en él remeda sonidos propios de los lances de la caza. Cumple su labor con maestría Dieter Klöcker, con un estu- pendo y participativo acompañamiento de la orquesta praguense, a quien cohesiona su líder Milan Lajcik. José Antonio García y García KRÁSA: Brundibár. Obertura para pequeña orquesta. LAITMAN: I never saw another butterfly. NORTHWEST BOYCHOIR. CRAIF SHEPPARD, piano; Director: GERARD SCHWARZ. MAUREEN MCKAY, soprano; LAURA DELUCA, clarinete. NAXOS 8.570119 (Ferysa). 2006. 54’. DDD. N PE L es dejaban tocar. Les dejaban vivir. Les preparaban para la muerte, para la solución final. Pero les dejaban hacer música, teatro, variedades, recitales, todo eso. Les dejaban. Y una de esas cosas fue la obra de Hans Krása Brundibár, una pieza para niños de 1943, allá en Terezín, ese campo de concentración que no parecía ni un campo de trabajo ni un campo de exterminio (se supone que éstos eran desconocidos para la gente que no tuviera “responsabilidades” en ellos). Nada menos que Tony Kushner traduce al inglés el libreto checo de Adolf Hoffmeister. Es a partir de la puesta en escena de Erich Parce. Sobrecoge oír esto y pensar lo que fue de aquellos mártires israelitas que murieron por la maldad nazi, sin duda; mas también por la incuria aliada, que ni siquiera bombardeó las vías que llevaban a tantos y tantos a la muerte en este tipo de campos, no siempre tan refinados. Hemos visto al checo Hans Krása en relación con otras grabaciones; es uno de los “degenerados” de la exposición de Dusseldorf. Aquí nos llega con esta obra que veremos en el Teatro Real el año próximo, una pieza con muchos elementos ligeros, aunque también de la tradición centroeuropea. De por entonces es también la Obertura para pequeña orquesta. Y puestos a música que evoca Terezín y a música para niños, ahí está el ciclo del estadounidense Lori Laitman Nunca vi otra mariposa, de 1996, arreglado aquí para soprano y clarinete; el ciclo parte de poemas compuestos por niños presos de aquel campo, asesinados durante el Holocausto; alguno de estos pequeños poetas es anónimo. El conjunto Music of Remembrance no puede tener un título más claro en cuanto a intenciones ni una causa mejor que la de este disco que es todo un recuerdo, un homenaje conmovedor y una pequeña obra de arte. Los dirige con sentido y estilo Gerard Schwarz en las piezas de Krása; tanto el coro de niños como los solistas Maureen MacKay y Laura DeLuca, sin olvidar al pianista Craig Sheppard en la Obertura, rematan espléndidamente la faena. Una música que inquieta por lo que sabemos, pero que es música para niños, no lo olvidemos. Santiago Martín Bermúdez LE DUC: Obras sinfónicas completas. LA STAGIONE FRANKFURT. Director: MICHAEL SCHNEIDER. CPO 777 219-2 (Diverdi). 2005. 73’. DDD. N PN Sólo 35 años vivió Simon Le Duc, en lo que se parece a Mozart, y no es el único punto de concomitancia, pues resulta más que probable que la música del compositor francés influyese en el joven Wolfgang, dado que Leopold apreció mucho su arte, que conoció durante una visita a París. Este formidable disco saca del olvido sus tres sinfonías y sus tres tríos orquestales en interpretaciones coloristas, vívidas y transparentes. Desde luego, el sinfonismo de Le Duc se encontraba todavía en una fase embrionaria, pero Schneider potencia toda la música deliciosa que lleva dentro, da relieve a los timbres, por ejemplo las flautas. La energía de la enunciación otorga sentido a un pasaje tan sencillo como el Presto final de la Sinfonía nº 2 en re mayor. El Cantabile del Segundo Trío, aparte de su indudable atractivo melódico, apunta una expresividad más profunda, casi Sturm und Drang. Vibrante, el comienzo de la Tercera Sinfonía. Versiones, por lo tanto, que cumplen muy sobradamente con la función de rescatar una música olvidada que posee mucho interés. Enrique Martínez Miura MAHLER: Sinfonía nº 2. SIBYLLA RUBENS, soprano; IRIS VERMILLION, mezzo. CORO DE LA RADIO DE LEIPZIG. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DE STUTTGART. Director: ROGER NORRINGTON. HÄNSSLER SACD 93.166 (Gaudisc). 2006. 78’. SACD. N PN Ciertamente, la Segunda mahleriana de Norrington es distinta de todo lo grabado hasta la fecha. La claridad y la inclinación hacia el lado lírico en el Allegro maestoso inicial liman mucha de la fuerza dramática — tremendismo, en ocasiones— de este colosal movimiento. Glissandi y portamenti algo melosos, pero proceden del autor. Desde luego Norrington tiene sentido del tempo y controla al milímetro la dinámica: hace las “imposibles” cinco p en violines y violas asordinados en los compases 399-400. Lo melifluo vuelve a triunfar en el Andante moderato, pero un sano sentido del humor saca adelante el tercer movimiento, llevado a un clímax convincente (cc. 473 y ss). Algo decepcionante Vermillion en Uhrlicht, pasaje donde no acaba de cuajar toda la poesía que contiene. El monumental, neurótico final posee variedad, sentido del misterio —lo que demanda Mahler en la entrada del coro, nº 31 de la partitura— y grandiosidad. Con sus debilidades y contradicciones, lo indudable es que nos encontramos frente a una auténtica versión de la obra, detallista, minuciosa y analítica, y que tal como Norrington acostumbra trata de limpiar la obra, acercándose a ella como si fuera la primera vez que se toca. Interesante. Enrique Martínez Miura MEDTNER: Skazki. HAMISH MILNE, piano. 2 CD HYPERION 67491/2 (Harmonia Mundi). 2006. 157’. DDD. N PN E ste compositor tan peculiar que es Nikolai M e d t n e r (1879-1951) escribió en general música para el que fue su instrumento: el piano. Su catálogo reúne doce sonatas, además de un gran número de piezas sueltas, entre las que se cuentan sus Skazki. Literalmente el título significa “cuento”, y estas son unas partituras llenas de lirismo descriptivo y de virtuosismo que alternan diferentes estados anímicos; cada una de ellas con un carácter diferente (verdadero mosaico de estados de ánimo), son una buena muestra de la fusión del torrente creativo con la espontaneidad que tanto agradó practicar a su autor. La versión que presenta Hamish Milne es D D I SI CS O C O S S KEMPIS-MEDTNER Gustavo Dudamel ¿POR QUÉ? MAHLER: Sinfonía nº 5. ORQUESTA JUVENIL SIMÓN BOLÍVAR DE VENEZUELA. Director: GUSTAVO DUDAMEL. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00289 477 6545 (Universal). 2004. 69’. DDD. N PN A l legendario “Clarendon”, Bernard Gavoty (1908-1981) en la vida real, el afamado crítico musical, durante décadas, de Le Figaro, se atribuye uno de los más concisos comentarios aparecidos en prensa. El texto en cuestión decía: “Ayer en la Sala Gaveau, actuó el pianista XXX: ¿por qué?”. Se podría decir, con excesiva crudeza, que tal epifonema podría sintetizar todo este comentario, pero ello, es obvio, sería desproporcionado; lo que sí es cierto es que la pregunta de “Clarendon” vale para el título de esta reseña. Pero procedamos a sensu contrario. ¿Es ésta una mala interpretación? No, en absoluto, está muy bien tocada —admira que una orquesta latinoamericana sea capaz de traducir así una sinfonía de Mahler— y puede competir sin desdoro dentro de un campo, no ya grande, enorme, de lecturas de la pieza que, a fecha de hoy, están en torno a las 200 (!). ¿Es mala la grabación? Todo lo contrario, excelente, con una ejemplar toma de sonido, clara, directa y sin perder de vista la perspectiva global del conjunto. ¿Es pobre o mal encaminada la visión del director? Pues no, es competente, sabe lo que tiene entre manos, y, considerando algunas de las “lenitivas” (forma atenuada de decir tendentes a la dormición del auditor) versiones recientes, posee un refrescante entusiasmo. Es una opción un poco —tampoco mucho— caprichosa en cuanto a los tempi internos de los movimientos —se inicia el segundo a toda pastilla para recuperar luego la compostura y se ralentiza la penúltima sección del Finale antes de retomar el pulso rápido—, propensa a la laxitud melancólica en el Adagietto (10:45) —se podría decir que “a la antigua”, pero habría que precisar que más bien post-Muerte en Venecia, años 70/80, porque en 1947, primera grabación completa de la obra, Bruno Walter ya dejaba claro que el movimiento no exigía lentitud cataléptica— y bastante más que sólida en la relación de los dos primeros tiempos y en el impulso del Scherzo. ¿Renueva esta producción un campo ya fértil (demasiado) y pródigo en mies? Pues no, es evidente. Acaso una querencia hacia el Guinnes —haber grabado la versión más rápida de la historia, o la más lenta, o una variante de la obra completa para orquesta de ukeleles— justificaría el trabajo por mor de la curiosidad y la extravagancia. Entonces, duro instante, volvemos a la pregunta de origen: ¿por qué se ha hecho esta grabación, que redondea, o acaso rebasa, el guarismo 200 de las alternativas existentes? No nos llamemos a engaño; ustedes lo saben y yo también, que para algo esta casa fue precursora en eso de hablar en España de Gustavo Dudamel —octubre de 2006, portada y magnífica entrevista de Juan Antonio Llorente—: el músico de Barquisimeto es el buque insignia del formidable “sistema” de José Antonio Abreu que ha transformado a Venezuela en una potencia musical en los últimos veinte años, con 125 orquesta juveniles y treinta agrupaciones profesionales; la mercadotecnia, de otra parte, ha “adoptado” a Dudamel como fenómeno mediático, y ya le tenemos en Gotemburgo tras los pasos de Neeme Järvi y después del verano en Los Ángeles tomando el relevo de Salonen. DG también ha madrugado, ya le ha puesto a grabar Quintas —empezamos con Beethoven, ahora va Mahler, seguro que Chaikovski, Bruckner, Shostakovich y Sibelius a la vuelta de la esquina—, y, en resumen, el Marketing es el Marketing. Gustavo Dudamel es, no tanto un producto —eso sería poner en tela de juicio sus cualidades, y las tiene, de sobra—, como un “sujeto” de mercado, promoción y negocio: no sé si le entusiasmará serlo, pero tampoco debe amargarle las horas noctívagas del sueño. Con lo cual, volviendo a esto de Mahler y su Sinfonía nº 5, no hace falta citar las grandes versiones de referencia, porque cualquier melómano medianamente inmerso en estas cuestiones se las sabe de memoria; además, la mera cifra previamente anotada, las ya 200 grabaciones de la pieza, indica una saturación absoluta del mercado y de la capacidad adquisitivo-auditiva del oyente. ¡Qué lejos quedan los tiempos (mediados de los 60) en que Marc Vignal proclamaba que el mahleriano conspicuo no sólo quería conocer todas las obras de su ídolo —como visionariamente anotara Pedrell en los albores del siglo XX, con el compositor aún en activo—, sino que necesitaba conocer todas las versiones de las mismas! Hoy tal tarea se le ha vuelto un imposible hasta al entusiasta más desatado del músico de Kalischt, casi es una versión moderna del suplicio de Tántalo. ¿Necesitábamos a Dudamel en medio de todo esto? Pues parece que no mucho, aunque el chico sea majo y no lo haga mal, y sus camaradas venezolanos den todas las notas y suenen estupendamente, y la grabación ayude a que todo cuadre. En cualquier caso, ¿por qué? José Luis Pérez de Arteaga Ensemble Villa Musica JOVEN MADURO MARTINU: Música de cámara: La revue de cuisine, Sexteto, Cuatro madrigales, Noneto. ENSEMBLE VILLA MUSICA. MDG Gold 304 1439-3 (Diverdi). 2002, 2005. 70’. DDD. N PN Es éste un disco exquisito con obras de gran refinamiento clasicista y claro antirromanticismo de varios momentos de la vida del checo Bohuslav Martinu. La juvenil, parisiense y algo jazzística La revue de cuisine consiste en cuatro movimientos para clarinete, fagot, trompeta, violín, violonchelo y piano, una pequeña maravilla que también fue ballet. También es juvenil, jazzístico, parisiense y de los años veinte (por poco) el Sexteto para flauta, oboe, clarinete, dos fagotes y piano. De 1937 son los Cuatro madrigales, compuestos para el parisiense Trio d’anches (lengüetas: oboe, clarinete, fagot). Son de una ligereza aparente, piezas que insinúan un clasicismo que de pronto desmienten por su polifonía y su medida incisivas. El Noneto es pieza de 1959, el año de la muerte de Martinu. No ha desaparecido del Martinu clasicista, pero se advierte el sinfonista (lo fue, si bien tardío), que aporta dramatismos concretos y ecos nacionales en algún momento. No puede decirse que este disco resuma el amplísimo itinerario de Martinu, pero es el caso que el Ensemble Villa Musica realiza unas lecturas tan bellas, tan a la altura de lo exquisito y nada pretencioso de las propuestas del compositor checo, que tras un par de escuchas estamos persuadidos de que se trata de un disco sensacional. Santiago Martín Bermúdez 89 D D I SI CS O C O S S MEDTNER-MOZART trabajada y responde a las necesidades impuestas en el papel; el pianista, con una técnica impoluta y brillante ilustra (nunca mejor dicho) las piezas con celo y con rigor, transmitiendo sensaciones con una autoridad sorprendente. Milne toca noblemente y con garbo las obras del autor ruso; con precisión, imprimiendo en ellas plasticidad y flexibilidad. Su extraordinaria técnica le permite dibujar con múltiples sutilezas los más nimios detalles que se encierran en las partituras, la mayoría de ellas de gran dificultad instrumental. Éstas son unas interpretaciones entregadas, con un justo equilibrio emocional, cosa que precisamente les confiere fuerza y eficacia. Los Skazki son obras apasionadas y llenas de vida, muy convincentes con carácter ardiente, herederas de la influencia indefectible que Medtner heredó de su compatriota Rachmaninov. Milne sabe interpretar con finura e inspiración las miniaturas, mimando a sus vehementes melodías (la mayoría siempre entrelazadas entre sí) y cultivando las singulares armonías que las arropan. En suma, una buena muestra de las obras en una versión muy acertada, llena de cualidades y beneficios. Emili Blasco MERCADANTE: Maria Stuarda, regina di Scozia. SELECCIÓN. JUDITH HOWARTH (Maria), JENNIFER LARMORE (Alfredo), MANUELA CUSTER (Carlo), COLIN LEE (Ormondo), PAULS PUTNINS (Ferrondo). CORO GEOFFREY MITCHEL. ORQUESTA PHILHARMONIA. Director: ANTONELLO ALLEMANDI. OPERA RARA ORR 241 (Diverdi). 2005. 79’. DDD. N PN 90 Saverio Mercadante fue un prolífico autor de sesenta óperas, que gozaron de prestigio en su época, pero luego cayeron en el olvido, quedando eclipsadas por sus contemporáneos Bellini, Donizetti y Verdi. Afortunadamente han ido surgiendo grabaciones de sus obras y más de una quinta parte de su producción teatral ha podido oírse. Dentro de esta importante labor de recuperación, Opera Rara ha tenido un especial interés en este compositor y después de Emma d’Antiochia, Orazi e Curiazi y Zaira, nos propone una amplia selección de Maria Stuarda, regina di Scozia, que es su sexta ópera, estrenada en Bolonia en 1821. Se trata se una obra de juventud, donde son evidentes una cierta timidez en temas como los concertantes, que luego ampliará y les dará grandilocuencia, y en las arias que siguen el estilo de la época, surgiendo ya momentos muy inspirados como la primera intervención de Maria, el final del acto primero o los duettos entre la reina y Olfredo. En la interpretación destaca especialmente Jennifer Larmore, por su capacidad expresiva y estilo, Manuela Custer por la belleza de su timbre y la musicalidad y Colin Lee, prometedor tenor. Judith Howarth es una soprano correcta, pero le falta intensidad, mientras que Paul Putnins cumple en su cometido. La dirección musical de Antonello Allemandi mantiene un buen ritmo, aunque le falte una cierta transparencia. A destacar el siempre cuidado libreto de la edición, que incluye toda la obra. Albert Vilardell MONTGEROULT: Estudios nºs 3, 62, 66, 99, 101, 104, 106, 107, 111, 114. Fantasía. Sonata nº 9 op, 5, nº 3. BRUNO ROBILLIARD, piano. HORTUS 048 (LR Music). 2005. 60’. DDD. N PN N acida en 1764, fallecida en 1836, Hélène de Nervo, marquesa de Montgeroult, fue aristócrata en la peor época de la historia de Francia para su clase. Pero se las apañó para salir con bien del trance revolucionario: durante el Terror, se libró de la guillotina gracias a unas variaciones sobre La marsellesa que acertó a improvisar a petición del presidente del Comité de Salvación Pública. Como nunca tuvo necesidad de ganarse el pan con el sudor de su frente, sólo el pequeño círculo de músicos profesionales que acudían a sus veladas privadas sabían de su virtuosismo al piano. En compensación, tampoco se vio sometida a la tiranía de las modas o la evolución en el gusto del público. En la década a caballo del cambio de siglo que le tocó vivir dio a la imprenta nueve sonatas y algunas piezas más, pero el grueso de su producción lo reservó para el monumental Curso completo para la enseñanza del piano que publicó en tres volúmenes el año 1812: 972 ejercicios y 114 estudios de dificultad progresiva. La anticipación de un Mendelssohn o un Schumann no se limitó al terreno pedagógico sino que se hace extensiva al contenido musical. Este eslabón perdido entre el clasicismo y el romanticismo sólo ha empezado a recuperarse muy recientemente, de la mano de Jerôme Dorival, autor de la monografía La marquesa y la marsellesa (aparecida en 2006) y de las notas al programa de este disco. Con la perspectiva de los dos siglos transcurridos, su conocimiento no es imprescindible aunque sí resulta curioso constatar el doble fenómeno que, al menos en este caso, produjo una libertad creativa virtualmente absoluta: por un lado, todo avanza más rápidamente; por otro, la mayor parte del avance se produce en el vacío. En ausencia de antecedentes tanto como de consecuentes, las peculiares modulaciones armónicas no llegan siquiera a poderse considerar como una vía muerta y quedan en el simple experimento con gaseosa. Sin disponer ni de las partituras ni de versiones alternativas, Bruno Robilliard parece un intérprete correcto aunque su sonido peca de sequedad. Alfredo Brotons Muñoz MOZART: Cuartetos K. 499, 575, 589, 590. CUARTETO DE BUDAPEST. 2 CD UNITED ARCHIVES UAR 017.2 (Diverdi). 1955. 93’. ADD. R PM E sta grabación, perteneciente a la serie de los conciertos del Cuarteto de Budapest ofrecidos en la Biblioteca del Congreso de Washington, fue hecha en mayo de 1955. Editada por Columbia como LPs, nunca se había editado en el formato de CD. El sonido, en algunos momentos más bien endeble, responde a los niveles técnicos anteriores al sonido estereofónico. Es en general aceptable, si bien parece algo confuso y poco fiel en el aspecto tímbrico. Los músicos rusos proponen un estupendo Mozart a la vieja usanza, equilibrado, sin aristas y de fraseo de amplio vuelo. No carece de gracia el Minueto del K. 499, ni de intensidad expresiva el Adagio o animación rítmica el Finale de esta misma obra. Los miembros del Budapest imprimen considerable optimismo al movimiento inicial del K. 575, pero el elegante Allegretto de cierre se ve perjudicado por la deficiente calidad de la toma, que seguramente no reproduce con justicia los planos sonoros de la interpretación. Muy atractivo fraseo del Larghetto del K. 589, cuarteto cuyo Minueto queda dicho con vivos contrastes en relación a su parte central. Admirable sencillez expositiva del Allegretto del K. 590, cargado de una pesadumbre claramente anunciadora del romanticismo. Además del indudable valor testimonial, los discos contienen interpretaciones de calidad musical incuestionable, por mucho que el concepto de la manera de tocar estas obras haya cambiado sustancialmente en el medio siglo transcurrido. Enrique Martínez Miura MOZART: Los cuartetos con flauta. BEETHOVEN: Serenata para flauta, violín y viola en re mayor op. 25. LISA BEZNOSIUK, flauta; PAVLO BEZNOSIUK, violín; TOM DUNN, viola; RICHARD TUNNICLIFFE, violonchelo. AVIE AV2108 (Gaudisc). 2006. 74’. DDD. N PN T al vez sea porque Lisa Beznosiuk toca en una flauta de ébano fechada hacia 1798, por lo que sorprende con una tímbrica exquisita, y un sonido límpido, que capta más que el que se puede escuchar en otras grabaciones —incluso las muy buenas— de estos cuartetos? En ellos, esa cualidad de imitación vocal femenina, a juicio de muchos, que es determinante en la flauta travesera, ejerce su luminoso efecto. Aparte queda la discusión de si alguno de ellos es o no de Mozart, dejan testimonio de la simpatía del salzburgués por este instrumento, al que confiere un vuelo con el marchamo de su pluma. En el disco se encuentra la grata sorpresa de la Serenata op. 25 de Beethoven, feliz composición en la que su autor encuentra las variantes propias de un divertimento para orquesta. Ya sorprende por esto en los Tríos del segundo tiempo y lo confirma en el Andante con variaciones, en las que llevan la voz cantante la flauta y el violín, creando ricas sonoridades tanto en este tiempo como en el Allegro scherzando que le sigue. Muy bien tocado todo el disco y excelentemente grabado. José Antonio García y García D D I SI CS O C O S S MEDTNER-MOZART MOZART: Concierto para violín y orquesta nº 5 en la mayor K. 219. Concierto para violín y orquesta nº 3 en sol mayor K. 216. Rondó para violín y orquesta en si bemol mayor K. 269. Adagio para violín y orquesta en mi mayor K. 261. Rondó para violín y orquesta en do mayor K. 373. JAN TALICH, violín. ORQUESTA DE CÁMARA TALICH. CALLIOPE CAL 9365 (Harmonia Mundi). 2006. 68’. DDD. N PN S in citar, en principio, la música de Mozart, por encima de todo destacar la calidad de Talich, en la saga de no sólo su apellido, sino de los magníficos violinistas checos que venturosamente el firmante ha podido encontrar hasta tocando en las calles, iglesias y salas de su país. Su sonido acaricia y convence con la contabilidad y el vibrato justos y así hace un disco plenamente grato, si bien la diferenciación de los planos orquestales no sean en este registro tan nítidos como en otros que, casi en aluvión, llegan de estos conciertos mozartianos últimamente. De todos modos, la orquesta se comporta con esa adecuación y esa calidad que son proverbiales en los conjuntos checos, siempre muy cerca del sobresaliente hacia arriba, cuando menos. El disco empieza por el Concierto nº 5, que va desde el estilo galante al modo “alla turca” de la parte central de su tiempo último, pasando por el gratísimo Adagio. El Concierto nº 3, a continuación, es mucho más encuadrable en el “estilo francés” Para concluir el disco, se han registrado con muy buen sentido los Rondós K. 269 y K. 373 que, con el Adagio K. 261 entre los dos, configuran como otro nuevo concierto para violín. José Antonio García y García MOZART: Conciertos para violín y orquesta nº 2 en re mayor K. 211 y nº 4 en re mayor K. 218. Sinfonía concertante para violín y viola en mi bemol mayor K. 364. MAXIM VENGEROV, violín; LAWRENCE POWER, viola. ORQUESTA DE CÁMARA DEL FESTIVAL UBS VERBIER. EMI 3 78374 2. 2006. 79’. DDD. N PN N adie dudará a estas alturas, supongo, que Vengerov es uno de los violinistas técnicamente más dotados de su generación. Hay pocas dudas también, o eso me imagino, sobre la medida en que el ruso puede tornarse extravagante. Quien esto firma ha tenido la ocasión de escucharle en vivo un plausible Concierto de Beethoven para poco después caerse de espaldas con una versión verdaderamente plúmbea de la misma obra en disco junto a Rostropovich. En 2005 anunció que se tomaba un año sabático, y durante ese tiempo, entre otras cosas, ha estado al parecer trabajando para este primer disco mozartiano (y los que han de seguir), según dice el folleto, con su amiga Cecilia Bartoli para profundizar en el cantabile, y junto a Trevor Pinnock y Rachel Podger para ahondar en las cuestiones relacionadas con el estilo clásico. No obstante, el resultado, según él mismo ha declarado, es suyo y solo suyo, y escuchándolo uno tiende a creerlo sin demasiada reticencia. La concepción de Mozart que escuchamos aquí tiene más bien poco que ver con la que cabría prever en quien ha bebido en fuentes como las citadas. El Mozart de Vengerov es apolíneo, de extraordinaria belleza sonora, exquisita precisión de afinación y absoluta claridad de exposición. Nunca desmelenado, nada enérgico y siempre mesurado en la sorpresa, en los acentos y en el tempo. Hecho para que la peluca no se mueva ni un milímetro. Sin duda muy bien cantado, demasiado generoso en el vibrato para el gusto de quien esto firma, y sorprendente en las cadencias, que definitivamente parecen una incrustación anacrónica en cuanto a estilo. A quien esto firma ese pseudonarcisismo de recrearse en la belleza de sonido y en la gran línea (que como dice Harnoncourt en realidad no existe en esta música, que ha de hablar desde cada nota) termina dibujando un discurso que no molesta pero tampoco conmueve. Sin duda ese discurso grato y cortés puede tener interés para muchos, pero me temo que quien esto firma no se encuentra entre ellos. No es un concepto del que abomine, pero me parece que Mozart es bastante más rico en contrastes, aristas, sorpresas, que lo que este bien parecido y maravillosamente realizado discurso nos dice. Impecable grabación, superlativa ejecución y bellísimo sonido. Pero quien firma estas líneas, puestos a escoger entre opciones no historicistas recientes, prefiere de lejos a Julia Fischer (extraordinarios sus discos mozartianos en PentaTone). Rafael Ortega Basagoiti MOZART: Arias de concierto. Edición completa. SOLISTAS VOCALES. EUROPEAN SINFONIETTA. Director: ED SPANJAARD. EUROPEAN CHAMBER ORCHESTRA. Director: WILHELM KEITEL. EUROPEAN CHAMBER SOLOISTS. Director: NICOL MATT. 6 CD BRILLIANT 93408 (Cat Music). 2002, 2006. 331’. DDD. N PE El mayor interés de este cofre reside en contar con la completa edición de las arias de concierto mozartianas, incluidas algunas con voces conjuntadas, que alcanzan el perfil de una escena de ópera. En general, como es sabido, los textos pertenecen a libretos operísticos, que juegan como piezas solísticas al confiarse a una sola voz, salvo las excepciones apuntadas. Una homogeneidad estilística y sonora rige a las distintas agrupaciones y a sus directores, que llevan la dinámica a un ambiente camerístico, adecuado a las exigencias de estas obras dieciochescas. El genio de Mozart y su variedad de escrituras líricas son tan obvios que no merecen mayor extensión. En lo vocal, el nivel no pasa de discreto, destacando, con mucho, la tarea de la soprano Antonia Bourvé, segura de emisión, de medios esmaltados y coloratura límpida. Aplicadas y discretas, sus colegas Maraile Lichdi, Yuka Matsuoka Limacher, Annemarie Kremer, Miranda van Kralingen y Francine van der Heyden. El bajo Enzo Maria Tisi y el tenor Marcel Reijans, deficitarios. Blas Matamoro MOZART: Las bodas de Fígaro. ILDEBRANDO D’ARCANGELO (Figaro), ANNA NETREBKO (Susana), BO SKOVHUS (Conde), DOROTHEA RÖSCHMANN (Condesa), CHRISTINE SCHÄFER (Cherubino), MARIE MCLAUGHLIN (Marcelina), FRANZ-JOSEF SELIG (Bartola), PATRICK HENCKENS (Basilio), OLIVER RINGELHAHN (Don Curzio), FLORIAN BOESCH (Antonio), EVA LIEBAU (Barbarina). CORO DE LA ÓPERA ESTATAL DE VIENA. ORQUESTA FILARMÓNICA DE VIENA. Director: NIKOLAUS HARNONCOURT. 3 CD DEUTSCHE GRAMMOPHON 00289 477 6710 (Universal). 2006. 189’. DDD. R PN En el número 217 de SCHERZO (Págs. 66 y 67) Blas Matamoro y Fernando Fraga comentaban las 22 óperas de Mozart ofrecidas en el Festival de Salzburgo 2006, grabadas en su totalidad por DG y lanzadas en DVD a finales de ese mismo año. De ese integral mozartiano ha extraído el sello amarillo la banda sonora de la representación de Las bodas de Fígaro, que ahora ofrece en formato CD. No mostraron Blas Matamoro y Fernando Fraga gran entusiasmo que digamos en su breve comentario, ni en cuanto a la producción escénica ni en cuanto a la dirección de Harnoncourt, que juzgaron de extravagante lentitud, especialmente en los recitativos, aunque sí elogiaron a los protagonistas principales (D’Arcangelo, Netrebko, Skovhus, Röschmann y Schäfer). Sobre la producción, que aquí no se ve, huelga comentar, aunque he de expresar mi acuerdo sobre el comentario de mis colegas. En su momento pude verla por televisión (la extranjera, por supuesto) y me pareció demencial. Pero eso no es ninguna novedad. De hecho es lo que nos comemos todos los días. Coincido también en el elogio general sobre los principales papeles del reparto, especialmente el excelente Fígaro de D’Arcangelo, el magnífico Cherubino de Christine Schäfer (qué soberbios Non so più y Voi che sapete) y la estupenda contribución de Netrebko (aunque quizá su timbre es algo más oscuro de lo que a quien esto firma le gustaría). No encontré tan atractivo el Conde de Skovhus, que me pareció un punto soso en el primer acto, aunque después mejora bastante, y se me antojó francamente flojo en lo vocal el Basilio de Patrick Henckens, abiertamente desafinado en bastantes ocasiones. Muy bien también Röschmann, tanto en lo vocal como en cuanto a composición del personaje. Respecto a Harnoncourt, no cabe duda de que sus tempi no son en más de una ocasión los habituales (algo que ya explicó el director con suficiente detalle en su primera grabación de la obra para Teldec), aunque sí en otras muchas. Y, personalmente, creo que su dirección no sólo no carece del ritmo y brío adecuados, sino que ofrece una riqueza de inflexiones y contrastes extraordinaria. Cierto, no se toma las cosas con precipitación y en más de una ocasión resalta las pausas, los silencios, con especial énfasis (espe- 91 D D I SI CS O C O S S MOZART-RACHMANINOV cialmente en los recitativos), pero creo que ello otorga más interés, tensión y fluidez, no menos, a su propuesta, servida por una espléndida Filarmónica de Viena. En cualquier caso, sobresaliente interpretación musical que merece la mejor atención entre las modernas, aunque sin olvidar a los clásicos como Kleiber (Decca). La grabación en vivo tiene la suficiente presencia y claridad, aunque con los medios actuales probablemente podría haber sido incluso mejor en cuanto a esto último. Completísima presentación, con un folleto de 267 páginas. Un álbum de sobresaliente nivel medio. Muy recomendable. Rafael Ortega Basagoiti MOZART: Così fan tutte. GUNDULA JANOWITZ (Fiordiligi), CHRISTA LUDWIG (Dorabella), OLIVERA MIJALKOVIC (Despina), ADOLF DALLAPOZZA (Ferrando), WALTER BERRY (Guglielmo), EBERHARD WAECHTER (Don Alfonso). CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA ESTATAL DE VIENA. Director: JOSEF KRIPS. 2 CD ORFEO C 697 072 I (Diverdi). 1968. 154’. ADD. N PM O tro 92 documento excepcional de ese inigualable maestro llamado Josef Krips. Ya es conocida la verdadera escuela de canto mozartiano que este director inauguró en Viena después de la Segunda Guerra mundial. Irmgard Seefried o Sena Jurinac, ilustres ejemplos, apreciaban sobremanera lo que él les había enseñado: el fraseo mozartiano y la manera de respirar, la vivacidad de la articulación (sobre todo en los recitativos) y la expresividad que siempre debe conseguirse. Aparte de su proverbial entusiasmo, Krips era un incansable trabajador, un verdadero tirano del foso que raramente estaba satisfecho con los resultados que se conseguían, exigiendo cada vez más y más a los músicos que estaban bajo su mando. El resultado de este esfuerzo eran representaciones de una gran claridad estilística que conservan para los conocedores un valor de modelo, tal como el ejemplo que nos ocupa. Por lo demás, Krips se muestra aquí elegante, lírico, moderadamente intenso, de gusto exquisito, sugerente y con su acostumbrada precisión, de tal forma que estamos ante una de las mejores direcciones de este Dramma giocoso (lástima que al ser una representación en vivo se hayan cortado abundantes recitativos y falte más de media hora de música). El elenco vocal es notable, especialmente las damas, de vocalidad y expresión sobresalientes aunque a la estudiada dicción italiana de alguna de ellas (Janowitz) se le podría haber pedido un punto más de fluidez. Bien Berry y aceptable Dallapozza, aunque este último quede lejos, tanto por línea vocal como por calidad de canto, de los grandes maestros que han dado vida al papel (Kraus, Simoneau). Al buen profesional Eberhard Waechter, algo rudo, demasiado contundente y no en tan buenas condiciones vocales e idiomáticas como en las mostradas en la grabación del Don Giovanni de Giulini (EMI, 1959), sale airoso gracias a sus tablas en la recreación de Don Alfonso. Sonido aceptable, con numerosos ruidos escénicos que no siempre serán del agrado de todos. Indispensable para conocedores. nos remitimos a Sibelius. La versión que aquí se nos ofrece es de las buenas; pero de las buenas de verdad, tanto por el solista como por el director, éste al frente de una orquesta magnífica, y todos brillan igualmente en el Concierto para clarinete y orquesta de Aho. Este discípulo de Rautavaara vio estrenada esta composición en Londres, el 22 de abril de 2006, con el mismo solista que aquí la ofrece y también acompañado del mismo director, en aquella ocasión al frente de la Orquesta Sinfónica de la BBC. El hecho de que esta grabación se haya realizado con la presencia del autor otorga ya definitiva validez y sentido histórico al registro. Como el concierto de Nielsen, éste de Aho es sumamente exigente para los intérpretes, y el oyente apreciará claros vínculos —quizá involuntarios— entre uno y otro. Más dramático, de mayor tensión el de Aho pero no menos lírico y melancólico que el de Nielsen y ambos de muy agradable escucha. Enrique Pérez Adrián Josep Pascual NIELSEN: Concierto para clarinete y orquesta. AHO: Concierto para clarinete y orquesta. MARTIN FRÖST, clarinete. ORQUESTA SINFÓNICA DE LAHTI. Director: OSMO VÄNSKÄ. ORNSTEIN: BIS SACD-1463 (Diverdi). 2004-2006. 54’. DDD. N PN NEW WORLD 80655-2 (Diverdi). 2005. 75’. DDD. N PN Doble programa concertante nórdico que empieza con todo un clásico, el Concierto para clarinete y orquesta de Nielsen. Esta obra fue considerada endiabladamente difícil en su tiempo. Y no sólo difícil para el solista, cuya parte exige a un gran virtuoso —y de un virtuosismo no siempre vistoso ni siempre espectacular, como pasa en el Concierto para violín y orquesta de Sibelius— sino también difícil para el público por la propia música, avanzadísima para su época aun siendo fundamentalmente tonal. Además, tampoco es una obra fácil para el director y ello ya fue un obstáculo para su difusión en vida del autor —por cierto, que el propio Nielsen se mostraba técnicamente limitado ante ella. Pero este gran concierto ha terminado por imponerse como el clásico que es y a los oídos actuales ya nos parece por momentos casi un divertimento, de una amabilidad y ligereza casi neoclásicas, y con episodios líricos genuinamente nórdicos de esos que atraen tanto —otra vez Obras completas para violonchelo y piano. JOSHUA GORDON, violonchelo; RANDALL HODGKINSON, piano. Casi 108 años de vida dan para mucho. Tanto como para nacer en Ucrania, pasar a los Estados Unidos, convertirse en el enfant terrible de la música norteamericana, ser olvidado y sobrevivir lo suficiente como para asistir a la propia recuperación de tu obra y persona… Eso es lo que le pasó a Leo Ornstein (1893-2001), un hombre que vio nada menos que tres siglos y que como compositor fue inclasificable, pues sólo obedecía a su propio gusto e intuición. Lo mismo podía escribir una pieza de lo más romántico como otra politonal labrada con los más hirientes mimbres futuristas, cuando no tiraba directamente hacia la atonalidad… Un crítico llegó a calificarlo de “suma entre Schoenberg y Scriabin”, y razón no le faltaba. En todo caso, en este disco nos llega un Ornstein más domesticado. La Sonata para violonchelo y piano nº 1 (1915), por ejemplo, es plenamente romántica, lírica y tonal. La Sonata nº 2 (c. 1920) también lo es, pero en un plan más libre en lo que a forma se refiere, más rapsódica. Esa misma atmósfera impregna los Preludios (19291930) o la Composición nº 1 (fecha desconocida), obras en las que no es difícil encontrar trazas de esa melancolía tan típicamente eslava. No es el músico rompedor y salvaje de Suicidio en un aeroplano, su obra más célebre, pero es que Ornstein era así, capaz de saltar de la vanguardia a la tradición sin solución de continuidad… Las competentes interpretaciones acaban de redondear un disco que, si bien no imprescindible, no deja de ser interesante. Juan Carlos Moreno PAPE: Funeral Sentences. La naissance du son. Weaveworld Prologue. For Maurizio. Ascension au purgatoire. Le fleuve du désir IV. JANET PAPE Y ARMELLE ORIEUX, sopranos; IRVINE ARDITTI, violín; ROLAND AUZET, percusión; MAURIZIO BARBETTI, viola; ROHAN DE SARAM, violonchelo. ATELIER DE MUSIQUE CONTEMPORAINE DU CBR DE VERSAILLES. Directores: ALAIN BLACQUART Y LIONEL ARNAUD. MODE 167 (Diverdi). 2006. 71’. DDD. N PN Pape hace buenas preguntas: ¿cómo crear la ilusión, la impresión de un tiempo fluido? ¿Cómo casar los timbres de dos instrumentos para que suene como otro, inaudito? ¿Cómo el sonido puede surgir de la relación entre el tiempo y el ritmo? ¿Cómo una música lenta puede ser, a la vez, hiperactiva? ¿Cómo crear un flujo temporal mediante aceleraciones y ralentandos continuos? ¿Cómo crear una sustancia sonora en transformación libre, desde el hielo a la ebullición? ¿Cómo la inestabilidad armónica puede crear la ilusión de la tonalidad? Preguntas interesantes porque sus respuestas (tramas microtonales, cuerdas afinadas en 1/16 de tono, exploración del microtimbre y de los micro-tiempos, electrónica live, y, bien evidentemente, fractales) están o parecen siempre controladas por un oído seguro y, a veces, por una sencillez consciente que juega a desmentir todo lo dicho: no es exactamente un poema de Emily Dickinson cantado por Carla Bruni, sino más bien un guiño para decir “puedo ser tan difícil como Lachenmann, pero (más) escuchable”. Una música impertinente para hipersofisticados, pues. Pierre Élie Mamou D D I SI CS O C O S S MOZART-RACHMANINOV PAYNE: Empty Landscape-Heart’s Ease. Escenas de “The Woodlanders”. Of Knots and Skeins. Poemas de Edward Thomas. The Stones and Lonely Places Sing. JANE MANNING, soprano. JANE’S MINSTRELS. Director: ROGER MONTGOMERY. NMC D130 (Diverdi). 2006. 78’. DDD. N PN D ice Bayan Northcott en las notas a este disco que si puede sorprender el interés de Anthony Payne (1936) por los temas queridos a los compositores británicos de principios del siglo XX —el paisaje, sobre todo— no menos lo hace su resolución formal —y de ello es ejemplo la última pieza del registro: The Stones and Lonely Places Sing— pues el londinense, que últimamente alcanzó la fama por su trabajo finalizando la Tercera Sinfonía de Elgar, resulta ser un conspicuo creador de formas bien organizadas, de arquitecturas cerradas de las que surgen aquí y allá tensiones siempre adecuadamente resueltas. Ahí está el trabajo con las proporciones en Empty Landscape-Heart’s Ease, la capacidad evocadora del universo de Thomas Hardy en las Escenas de “The Woodlanders” o el juego formal en Of Knots and Skeins. Los Poemas de Edward Thomas —el lenguaje, la pérdida, el tren detenido en medio del paisaje— llegan a través de la voz ya agostada pero todavía expresiva de la grandísima Jane Manning —esposa de Payne. Claire Vaquero Williams PENDERECKI: Sinfonía nº 7 “Las siete puertas de Jerusalén”. OLGA PASINSCHNYK, AGA MIKOLAJ, EWA MARCINIEC, WIESLAW OCHMAN, ROMUALD TESAROWICZ, BORIS CARMELI. CORO Y ORQUESTA FILARMÓNICA NACIONAL DE VARSOVIA. Director: ANTONI WIT. NAXOS 8.557766 (Ferysa). 2003. 61’. DDD. N PE E sta sinfonía fue compuesta para conmemorara el tercer milenio de Jerusalén, donde se estrenó en 1997 bajo la dirección de Lorin Maazel con la solemnidad propia de la ocasión. Se trata de una composición ambiciosa y un punto esotérica: una Séptima Sinfonía en siete partes, con siete temas principales procedentes de uno solo, abundan los motivos de siete notas, etcétera, como siete son también las puertas de Jerusalén a que alude el subtítulo. Obra grandiosa y espectacular, propia y genuina del último Penderecki y a veces más cerca del efectismo que del efecto. Es una muestra más de la evolución del lenguaje de su autor en el cual, de vez en cuando, se “cuelan”, para alegría nuestra, pequeñas reminiscencias del mejor Penderecki, el anterior a éste: tal es el caso de los momentos iniciales del tercer movimiento. El carácter entre oratorial y “cinematográfico” de la pieza contemplada en su totalidad, por momentos de un aspecto casi orffiano —inicio del quinto movimiento, de una trivialidad pasmosa e indigna de todo un Penderecki—, poco o nada tiene que ver con el gran Penderecki. La versión, por supuesto, es magnífica y de una gran intensidad dramática como corresponde a esta composición creada con la intención de impresionar. Josep Pascual impresión que este repertorio no corre por las venas de ambos. Desde el órgano Brown imprime tempi apresurados, que responden más a un convencionalismo historicista que a la asunción del texto, desposeído de su misterio en “Quando corpus morietur”, número magistral desaprovechado por un ensemble sin el debido grosor. Frustra que las cuatro cantatas de cámara (segundo disco) hayan recaído en intérpretes alicortos, sin el carisma que permite rebasar la frontera de la media: Alexandra Rossi de Simone, el Ensemble Concerto y Roberto Gini. Pero la gran música de Pergolesi está por encima de las circunstancias, al hallarse aquí riqueza temática, texturas ingeniosas y modulaciones exóticas, que corroboran el primor de un hombre eclipsado tanto tiempo. Se recomienda el inicio de Nel chiuso centro, digno de una escena operística, la introducción de Chi non ode, secuencia descendente que alterna lo diatónico y lo cromático, y el O d’Euridice, un despliegue multicolor que rápido nos adentra con una nebulosa en las texturas suspirantes del llanto. Marco Antonio Molín Ruiz PERGOLESI: Stabat Mater. Salve Regina. Cantatas. ANGHARAD GRUFFYDD JONES, soprano; LAWRENCE ZAZZO, contratenor. CAMBRIDGE PLAYERS. Director: TIMOTHY BROWN. ALEXANDRA DE ROSSI DE SIMONA, soprano. ENSEMBLE CONCERTO. Director: ROBERTO GINI. 2 CD BRILLIANT 93352 (Cat Music). 1991, 1997. 107’. DDD. N PN I nsulsez y mediocridad desmoronan las expectativas de aquéllos que piensen oír una interpretación a la altura de lo que ven en la carátula, un piadoso lienzo de formidable policromía. Timothy Brown aborda el Stabat Mater y la Salve Regina con un quinteto instrumental y los cantantes Angharad Gruffydd Jones y Lawrence Zazzo. Jones es una soprano frágil, con agudos tendentes a la desafinación, óbice que desmejora mucho su primer número de la Salve. Zazzo, contratenor, quien arrastra el inconveniente de no dosificar la emisión en los graves (mal timbrados), perjudicados más por un vibrato antiestético, fuera de estilo; algo evidente cuando mantiene esa nota larga en el vocablo “dolentem”, del “Quis est homo qui non fleret”. Da la J. B. Y J. PLA: Sonatas para dos oboes y bajo continuo en fa mayor, sol mayor, mi bemol mayor y do mayor. Sonata para oboe, violín y bajo continuo en re menor. Sonata para oboe y bajo continuo en do menor. ROSSI PICENO. RAMÉE RAM 0603 (Diverdi). 2005. 57’. DDD. N PN La pluralidad de servicios que los hermanos Pla, Joan Baptiste (1728-1773) y Josep (17281762), prestaron a lo largo y ancho de toda Europa pero principalmente en Londres, hace que los intérpretes de sus obras se disputen la primacía instrumental. Las tres selecciones que con esta se encuentran disponibles optan por el dúo de flautas (Estil Concertant: véase SCHERZO, nº 214, pág. 90), la combinación de flauta y oboe (Barcelona Consort: véase SCHERZO, nº 143, pág. 99) y, ahora, el dúo de oboes. Sin que en ningún caso se pueda reprochar inadecuación y con independencia de lo que finalmente pudiera dictaminar la musicología, el veredicto del oído se decanta por esta última solución como la más verosímil si de lo que se trata es de aproximarse al máximo al original. Los contenidos no son espectaculares en sí mismos ni su importancia capital en la historia de la música: simplemente un conjunto de agradables piezas en estilo galante avanzado y desde el punto de vista estructural ajustadas al modelo italiano de sonata rápido-lento-rápido. Junto a los oboístas Emiliano Rodolfi y Andreas Helm, Marian Minnen al violonchelo y Raúl Moncada al clave, el grupo Rossi Piceno incluye como colaboraciones especiales para esta ocasión a Wim Maesele a la guitarra y la tiorba y a Ayako Matsunaga al violín. Las posibilidades de diálogo que la última incorporación mencionada propicia supone un plus que añadir a la alta calidad intrínseca de todos los intérpretes y, por consiguiente, otro factor en favor de la recomendación de esta alternativa por encima de las restantes. Alfredo Brotons Muñoz RACHMANINOV: Sinfonía nº 2 en mi menor op. 27. Scherzo. Danza de las mujeres y Danza de los hombres, de “Aleko”. ORQUESTA SINFÓNICA DE CINCINATTI. Director: PAAVO JÄRVI. TELARC SACD-60670 (Indigo). 2006. 70’. SACD. N PN El axioma de que a Rachmaninov en general y su Segunda Sinfonía en particular sólo se los puede amar u odiar bien podría valer como criterio crítico: una versión será tanto mejor cuanto con más fuerza produzca el sentimiento de esos dos correspondiente al bando al que se pertenezca. Dicho de otro modo, el peor efecto es una indiferencia como la que en este caso, por ejemplo, produce Paavo Järvi al frente de la orquesta americana cuya titularidad desempeña desde 2001. El pecado, naturalmente, es de falta de compromiso con los planteamientos estéticos de un compositor en el que todo, especialmente en sus obras orquestales, es exagerado, pero en el que lo de menos acaba por ser (sin que ello signifique que se tenga que descuidar este aspecto) la objetividad en la traducción sonora de las indicaciones dinámicas y de tempo. En realidad, lo que aquí más importa, por encima desde luego de la fuerza, es la intensi- 93 D D I SI CS O C O S S RACHMANINOV-SCHUBERT dad o, mejor, la intención que se ponga en el acento, y esa sólo puede ser subjetiva. Una historia de desolación tan amarga como la que cuenta esta música no puede, no debe ser simplemente leída, sino que se ha de sentir vivida. Así, por todo lo que le antecede y le sigue, el diálogo entre maderas y cuerdas en la exposición del segundo tema del Allegro moderato (pista 1, 6’29’’) no es aceptable tan mecánicamente repetitivo como aquí suena. Y las cuestiones concernientes color también se han de cuidar, y no permitir que en el clímax del Adagio (pista 3, 6’52’’) los violines de repente se vuelvan mates cuando tan brillantemente han construido el crescendo que ahí lleva; y, por lo que al fraseo se refiere, tampoco se entiende cómo, a continuación, trompa y violín pueden cantar la misma frase de maneras no ya meramente distintas, sino diametralmente opuestas, con ventaja por cierto para el instrumento de cuerda. En los movimientos pares, finalmente, los tutti que no deberían ser más que bulliciosos incurren en griterío a fuer de resultar confusas sus líneas internas. En resumen: que no, que Rachmaninov es para emocionarse, y si es por la irritación, no contra los intérpretes por asépticos. Alfredo Brotons Muñoz RICHTER: Sinfonías nºs 29, 43 52, 53 y 56. LONDON MOZART PLAYERS. Director: MATTHIAS BAMERT. CHANDOS CHAN 10386 (Harmonia Mundi). 2007. 62’. DDD. N PN De 94 Franz Xaver Richter, con plena vivencia en el sigo XVIII (1709-1789) llega la plenitud del desarrollo desde lo clásico granado hasta la eclosión de Beethoven, y es de agradecer la edición de este disco porque en él se registran por vez primera nada menos que tres Sinfonías de esta crucial figura de la Escuela de Mannheim. Estas sinfonías tienen tres movimientos, naturalmente, y en la que primero ofrece este disco, la Sinfonía nº 53 en re mayor, las trompetas desempeñan —en su primer movimiento especialmente, un papel muy relevante. Ésta y la Sinfonía nº 52 en re mayor son las dos que no tienen aquí su primer registro discográfico. Las otras tres son la Sinfonía nº 29 en sol menor, parece que es consecuencia directa del estudio por parte de Richter del tratado de contrapunto publicado en Viena en 1725, escrito por Johann Joseph Fux, y me parece especialmente interesante, son su doble fuga y los cambios cromáticos del Adagio. Las otras dos, publicadas en 1760 (Sinfonía nº 56 en re menor) y 1770 (Sinfonía nº 43 en fa menor) están orquestadas para oboes, trompas y cuerda, y la nº 43 contiene también una doble fuga que cambia al modo mayor con un tratamiento contrapuntístico importante, encomendándose luego el Andante gracioso sólo a las cuerdas. Si a la importancia, remarcadamente en su período, del compositor y a la novedad de esas tres sinfonías, se unen, como es cierto, el impulso, musicalidad y brillantez que alcanzan en ellas los London Mozart Players bajo la batuta de Bamert y una grabación que les hace justicia, tenemos un gozoso disco. integral del Rodrigo pianístico muy recomendable que viene a unirse a otras anteriores igualmente reseñables y ya comentadas en estas páginas a su debido tiempo. Un momento álgido lo constituye la espléndida versión de Sonatas de Castilla con toccata a modo de pregón, compuestas entre 1950 y 1951. De nuevo encontramos en esta obra el ascendente scarlattiano pero también la tradición renacentista del tiento e incluso el romanticismo colorista de la tonadilla, y todo ello, como es habitual en Rodrigo, con la estilización propia del neoclásico que fue. Y, por supuesto, Pizarro ofrece una interpretación digna de todos los elogios. Pero Rodrigo presenta un catálogo tan variado que no podemos clasificarlo como neoclásico y basta, y para muestra la Canción y danza de 1925, de una gran modernidad. Y al abordarla, Pizarro se sitúa, para entendernos, más cerca de Mompou que de Scarlatti, y sigue siendo Rodrigo. José Antonio García y García Josep Pascual RODRIGO: ROSLAVETS: Música para piano. Vol. 2. Danza de la amapola. El álbum de Cecilia. Tres danzas de España. Sonatas de Castilla con toccata a modo de pregón. Suite para piano. Canción y danza. Preludio al gallo mañanero. Tres evocaciones. ARTUR PIZARRO, piano. Sonatas para violín nºs 1, 4 y 6. Tres danzas. SOLOMIA SOROKA, violín; ARTHUR GREENE, piano. NAXOS 8.557923 (Ferysa). 2005. 72’. DDD. N PE E n 1972 y tras dos décadas sin componer para piano, R o d r i g o escribió para su nieta Cecilia Danza de la amapola. Esta brevísima y encantadora pieza nos recuerda la influencia de Scarlatti y Soler en el pianismo de Rodrigo, influencia que se une a la del folclore filtrado precisamente por ese afecto musical. Y con esa obra breve y deliciosa empieza este segundo volumen —y cabe suponer que último— de la integral pianística de Rodrigo a cargo de Artur Pizarro para Naxos. Precisamente, la gran claridad de la escritura de Rodrigo que se expresa magistralmente en la deliberada trama a dos voces de esa Danza de la amapola está subrayada por Pizarro a lo largo de todo el volumen, lo mismo que el lirismo característico de su autor, de modo que aquí tenemos una NAXOS 8.557903 (Ferysa). 2005. 70’. DDD. N PE P or edad, Roslavets pertenece a la generación de los grandes renovadores del siglo XX, puesto que nació en 1881 (murió en 1944). Pero su talento es una de las muchas víctimas del bajo nivel cultural forrado de gran poderío del camarada de siempre, para qué nos vamos a repetir. Destierro por formalista y enemigo del pueblo, cometidos humillantes, silencio y boicot a su obra. Todo ello después de haber sido uno de los grandes compositores de la primera década posterior a la Revolución. Se perdieron muchas obras suyas, muchos documentos, muchos manuscritos. Entre ellos, varias sonatas para violín y piano. Aquí tenemos tres de las que se salvaron. Es la gran tradición que va desde Beethoven a César Franck, y ambos compositores resuenan en estas tres obras y hasta en las Tres danzas que culminan el recital (Vals, Nocturno, Mazurca). La disonancia, palmaria, evidente, es como un puente a la modernidad. Excelente la violinista, la ucraniana Solomia Soro- ka, que consigue ese sentido de clásico-romanticismo de gran intensidad, y sin embargo de resonancias posteriores. La acompaña con semejante nivel el pianista neoyorquino Arthur Greene. Todo un descubrimiento, aunque no se trate de inéditos. Santiago Martín Bermúdez ROSSINI: Le Comte Ory. HUW RHYS-EVANS (Ory), LINDA GERRARD (Condesa de Formoutiers), LUCA SALSI (Raimbaud), WOJTEK GIERLACH (Tutor), GLORIA MONTANARI (Ragonde), LUISA ISLAMALI-ZADE (Isolier). CORO DE LA FILARMÓNICA CHECA DE BRNO. SOLISTAS DE LA CÁMARA CHECA. Director: BRAD COHEN. 2 CD NAXOS 8660207 (Ferysa). 2002. 128’. N PE N ueva colaboración entre el Festival de Bad Wildbad y el sello inglés rubricando de nuevo el nivel aceptable de estas producciones, normalmente beneficiados de una orquesta y unos directores que saben entran en el meollo de la música rossiniana. Como es el caso de Cohen, el principal artífice del registro, que vuelve a demostrar su afinidad con el cosmos del pesarense, ya anunciado en anteriores grabaciones completas de L’italiana y del Maometto de la versión veneciana. Rhys-Davies ofrece un Ory bien delineado y cantado, aunque no todos los agudos estén bien negociados o resueltos. Salsi no encuentra problemas ni de voz ni de concepto para el esperable Raimbaud, pícaro y revoltoso. Gerrard aprovecha su formación haendeliana para dar encanto, estilo y suficiencia a una Condesa si no brillante al menos bastante conveniente, por el cuidadoso canto (escúchese lo bien que soluciona la cabaletta de su cavatina) y la comodidad con que resuelve cualquier dificultad, sólo ensuciada la línea por unos agudos a veces con cierta tendencia al grito. Una atractiva sonoridad de bajo lírico ofrece Gierlach para un Tutor (o Gouverneur) completamente servido. Muy oportuna por colorido matronil la Ragonde de Gloria Montanari, en acertado contraste con el juvenil y fresco Isolier de la Islam-AliZade, de medios modestos pero intenciones genuinas. Lo mejor, se repite, aunque a costa de perder quizás algo de ironía, es la vitalísima dirección de Cohen capaz de dar santo y seña a tan D D I SI CS O C O S S RACHMANINOV-SCHUBERT espiritosa música, incluso contando con un coro que empieza mal hasta que va poco a poco entrando en materia. Fernando Fraga SCELSI: Canti del Capricorno. MICHIKO HIRAYAMA, voz, gong; ULRICH KRIEGER, saxo; MATTHIAS BAUER, contrabajo; JÜRGEN GRÖZINGER, ROLAND NEFFE, percusiones. WERGO 6686 2 (Diverdi). 2006. 58’. DDD. N PN Q uizás más que los discos de música instrum e n t a l , como el grabado en el sello RCA por el Ensemble 2e2m, el registro de Scelsi que más repercusión y sorpresa obtuvo en los años 80, cuando comenzaba a conocerse la obra del italiano, fue el grabado por una de sus intérpretes más cercanas, la cantante japonesa Michiko Hirayama. La edición de los Canti del Capricorno, este volumen de 20 piezas para voz sola con esporádicas aportaciones de saxo, contrabajo y percusión, fue una auténtica llamada de atención sobre las posibilidades expresivas provenientes de un lenguaje que, como el propuesto por Scelsi, parecía haberse quedado agazapado en el tiempo, durante toda la eclosión de las formas de la vanguardia, hasta dar el zarpazo definitivo, justamente con soluciones musicales insólitas que todavía hoy asombran por su desprecio por las formas consagradas en Occidente. El disco de Wergo, salido en 1987, cosechó numerosos premios y durante todos estos años ha sido una auténtica referencia. Para el lenguaje depurado de la vanguardia, el atrevimiento de Scelsi en lo tocante a un empleo de la voz que miraba exclusivamente al comportamiento tribal y arcaizante, estos Canti supusieron un verdadero choque. En la modernidad, solamente en el caso del francés Aperghis (Récitations, Yuxtapositions) y en el Vivier de Kopernikus, es observable un tratamiento de la voz como fuente generadora de expresiones que en nada tienen que ver con el artificio, sino con todo aquello que de irracionalidad, de pura intuición hay en la transmisión de las músicas (Scelsi: ¿no es, en realidad, un mensajero, un transmisor?). Hirayama, a sus 82 años, ha vuelto a grabar el ciclo y lo Jean-Jacques Kantorow ILUMINADOR SAINT-SAËNS: Concierto para violín en si menor op. 61. Caprice d’après l’Étude en forme de valse op.52 para violín y orquesta (arr. Ysaÿe). Caprice andalous para violín y orquesta op.122. Preludio de “Le déluge” para orquesta de cuerdas op. 45. Valse-caprice para piano y orquesta de cuerdas op. 76. Allegro appassionato para piano y orquesta op.70. JEAN-JACQUES KANTOROW, violín y dirección. HEINI KÄRKKÄINEN, piano. TAPIOLA SINFONIETTA. Director: KEES BAKELS. BIS CD-1470 (Diverdi). 2004. 62’. DDD. N PN U n servidor hacía realmente mucho tiempo que no escuchaba a Kantorow en disco y la sorpresa ha sido mayúscula, ya que el conocido violinista continúa creciendo en virtudes y sapiencia. En este compacto el músico hace una defensa explícita de la música de Camille hace en unas condiciones de vitalidad exultantes, con una poderosa capacidad para convertirlo en un trabajo más transparente, de mayor rotundidad que en el disco de 1987. La voz sigue combinando el placer y el dolor, el canto mítico y la técnica del vibrato, pero sobre todo se gana ahora en presencia sonora, lo que se percibe sobre todo en el mejor tratamiento de los instrumentos adicionales, tal vez perjudicados en la vieja grabación por unos medios técnicos menos sofisticados. Con todo, se pierde en esta nueva edición de Wergo, tan rutilante, algo de ese carácter salvaje que deslumbrara en la primera prestación y que alcanzara cotas irrepetibles de ensimismamiento, de tonos sombríos, especialmente en los cantos 14, 15 y 16, verdadero nudo de la obra. Francisco Ramos SCHNITTKE: Sonatas para violonchelo y piano nºs 1 y 2. Improvisation para violonchelo solo. Musica nostalgica para violonchelo y piano. Epilogue, para violonchelo, piano y cinta. TORLEIF THEDÉEN, violonchelo; ROLAND PÖNTINEN, piano. BIS CD-1427 (Diverdi). 2006. 76’. DDD. N PN Saint-Saëns, interpretando además de su Tercer Concierto, varias obras en las que el violín tiene su papel solista. Kantorow ilumina las partituras con tesón, poniendo al descubierto todas sus bondades, y dotándolas de un rango perfectamente equiparable a las obras románticas (destinadas al instrumento) por excelencia. Verdaderamente este concierto ya es de por sí diferente de los otros del autor; una sublime y brillante sensibilidad así lo certifican. Dedicado a Pablo Sarasate y estrenado por el mismo, destaca por su elegancia, y una total ausencia de virtuosismo vano que deshonra algunas otras partituras del autor. Y Kantorow encuentra la vena perceptiblemente poética y lírica de esta música, plasmándola con tenacidad y vocación. Su sonido es cuidado, bello y sobrio, sus atenciones técnicas templadas con espíritu y calidez. De este com- H emos disfrutado de algunos recitales en CD del chelista Torleif Thedéen. Por ejemplo, uno excelente que reseñábamos hace poco con música de Schoenberg y Webern. También ahí estaba Pöntinen, y con ambos el violinista Ulf Wallin. En este CD que comentamos ahora, tenemos a Schnittke el clásico, a Schnittke el romántico disimulado, a Schnittke el saltimbanqui moderno de los sonidos, a Schnittke el triste y a Schnittke el desaforado. El violonchelo no permite fáciles incursiones en lo que se ha llamado modernidad o postromanticismo, pero Schnittke se las arregla. Primero, parece que nos engaña; después, nos abre los ojos: nos desengaña, pues. La escucha de estas piezas para violonchelo y piano (todas, menos la Primera Sonata, son de los años 90, su última década) nos permite vivir una aventura sonora que no se hace más atrevida con el tiempo, sino que el tiempo le permite más amplitud de miras, de perspectivas. Thedéen también vive su aventura, su proeza, su gran prueba. Una de ellas, al menos. Magnífico violonchelista, Thedéen realiza un esplendoroso recital Schnittke, una música de pleto disco, también resaltan el Capricho andaluz, cuyo empeño interpretativo queda plasmado en una visión viva, curiosa mezcolanza de ritmos flamencos y pizcas de cante jondo, y las obras para piano, en las que la inquieta creatividad de SaintSaëns queda al descubierto. Claro y justo tributo a la música del francés por parte de los intérpretes en un disco que revela las cualidades más lúcidas de éste. Emili Blasco cámara de un nivel extraordinario, más allá de la vanguardia; y para ello hacían falta dos solistas excepcionales: Thedéen y Pöntinen lo son, y a muchos lectores les consta así. Un disco de enorme interés. Santiago Martín Bermúdez SCHUBERT: Cuartetos de cuerda nº 14 “La muerte y la doncella” y nº 13 “Rosamunda”. CUARTETO TAKÁCS. HYPERION CDA67585 (Harmonia Mundi). 2006. 70’. DDD. N PN Del Cuarteto Takács de 1975 —fecha de su fundación en la Academia Franz Liszt de Budapest— tan sólo quedan hoy la mitad de sus miembros: el segundo violín Károly Schranz y el violonchelista András Fejér. La incoporación más reciente es la violista americana Geraldine Walther, que se integró a este cuarteto en 2005. Ella y el actual primer violín, el inglés Edward Dusinberre —miembro del cuarteto desde 1993— no se han formado en la prestigiosa escuela húngara pero es evidente que han asumido el nervio, el dramatismo, el virtuosismo siempre musical, y el alto vuelo poético 95 D D I SI CS O C O S S SCHUBERT-SCRIABIN en los mejores momentos… en fin, el sonido característico de este cuarteto. Escuchamos aquí dos espléndidas versiones de sendas obras maestras del camerismo schubertiano y universal que los Takács anteriores ya grabaron y fue precisamente con Schubert con el autor con el que probablemente consiguieron una mayor notoriedad. Las versiones del renovado cuarteto, por comparación con las del anterior Takács, el histórico que grabó para Decca, son algo más ligeras en los tempi elegidos — en algún caso es notorio el contraste entre una y otra formaciones en este sentido— quizá a consecuencia de la reflexión provocada por el movimiento historicista, pero la tradición sigue ahí y este compacto es un magnífico ejemplo de cómo conjugar sabiamente el legado romántico y los nuevos aires fruto de la necesaria revisión del repertorio universal. Frank Braley, Renaud Capuçon, Gautier Capuçon TIEMPO SUSPENDIDO SCHUBERT: Tríos con piano nºs 1 y 2. Movimiento de sonata D. 28. Notturno D. 897. FRANK BRALEY, piano; RENAUD CAPUÇON, violín; GAUTIER CAPUÇON, violonchelo. 2 CD VIRGIN 365476 2 (EMI). 99’. DDD. N PM Excelente versión de los Tríos de Schubert a cargo de los hermanos Capuçon con el pianista, también francés, Frank Braley. Las interpretaciones atienden tanto al equilibrio entre los instrumentos, algo no siempre fácil pero aquí facilitado en gran medida por la cristalina sonoridad del teclado, como a la naturaleza cantable de la música schubertiana. Esa línea de canto aparece como hilo conductor ya desde el Allegro moderato del Primer Trío, composición que se torna de hiriente melancolía en el Andante un poco mosso, para entregarse a la danza en el tercer tiempo. Los Capuçon y Braley encuentran un sugerente tono de ambigüedad para el Finale. Ofrecen del Movimiento de sonata una lectura cargada de gracia y elegancia. Fluye con naturalidad el Allegro inicial del Trío nº 2, punteado con suspensiones líricas de enorme efectividad. Pasaje central de la recreación, como de la obra misma, es el Andante, que se mueve entre la serenidad y un soterrado fatalismo. La reaparición de su tema en el Allegro moderato conclusivo es un recurso que cobra aquí resonancias e impli- caciones inesperadas. El Notturno, en absoluto una pieza menor, es visto como un instante gemelo del tiempo suspendido del movimiento lento del Quinteto de dos violonchelos. Un gran disco de música de cámara. Enrique Martínez Miura Josep Pascual SCHUBERT: Deutsche Schubert Lied Edition, vol. 23. Contemporáneos austriacos, 3. DANIELA SINDRAM, mezzo; ULRICH EISENLOHR, piano. NAXOS 8.557833 (Ferysa). 2005. 71’. DDD. N PE La 96 infatigable edición Deutsch de la monumental obra cancioneril schubertiana sigue las indicaciones que el compositor dejó a su editor para la que se tiene por versión de referencia. Con tal finalidad tomó como base la autoría de los textos: Goethe, Schiller, Klopstock y Ossian merecen volúmenes aparte. Luego vienen las misceláneas. Las piezas que integran este compacto, veinte en total, apelan a escritores austriacos de la época Schubert. Salvo Grillparzer, que ha dejado un catálogo teatral y narrativo notable, sin olvidarse del ejercicio lírico, los demás yacen en la penumbra erudita y suben a la voz de los cantantes gracias al músico. Son Silbert, Kumpf, Baumberg, Platner, Majláth, Reil, Pollak, Stoll, Seidl, Castelli, Leon, Lubi y Kalchberg. Hay también un texto anónimo, el número 12, que suponemos igualmente contemporáneo. En general, se trata de obras estróficas, en las cuales prima la melodía y que cuentan con un acompañamiento sencillo y solidario con la voz. La temática gira en torno a los tópicos del momento: la devoción de las doncellas, los paisajes reconfortantes, la evocación sentimental, la belleza de la noche. A veces, la canción se torna breve cuento o se agrava en himno. Que Schubert sabía hacer sus cosas, huelga decirlo, aun en ejemplos de un melodismo sencillo y directo. Sindram es una mezzo lírica de frescos medios, que maneja con soltura y que sirven a una dicción cuidadosa y a una propiedad estilística evidente. El oficio y la fidelidad de Eisenlohr también van de descuento. Blas Matamoro SCHUMANN: Fantasía op. 17. Kreisleriana op. 16. Arabesca op. 18. JONATHAN BISS, piano. EMI 0946 3 65391 2 6. 2006. 70’. DDD. N PN Kreisleriana op. 16. Fantasía op. 17. Romanzas op. 28, nºs 2 y 3. ANDREA KAUTEN, piano. SONY 88697 00026 2. (Sony-BMG). 2006. 78’. SACD. N PN He aquí dos discos dedicados a Robert Schumann parecidos, pero con diferencias entre sí. El que protagoniza Jonathan Biss (EMI) es un disco bien tocado, muy correcto, aunque falto de espíritu romántico. A Biss le sobra serenidad y le faltan emociones en la música. Su interpretación es básicamente opaca y con poca vida interior; una visión del pianismo schumanniano demasiado prudente y con poca variedad si nos referimos a caracteres. Este es un Schumann cerebral y distante que no logra arrebatar ni remover por dentro. Biss ofrece un disco en el que la regularidad es la desgracia más evidente, ya que lo emocional no está cultivado. Aun a pesar de los comentarios, el pianista toca con pulcritud y respeto hacia el autor, cosa que Andrea Kauten no parece contemplar. El disco que protagoniza esta pianista (Sony) tiene similitudes con el de Biss, aparte de ser prácticamente el mismo repertorio, tampoco se trata de unas versiones para quitar el hipo. El problema de estas interpretaciones son las continuas licencias que la intérprete firma: demasiados rubati, cambios de tempo no contemplados en las partituras, y múltiples rarezas (por ejemplo en el segundo tiempo de la Fantasía, donde incomprensiblemente realiza los acordes arpegiados de la mano izquierda adelantando a la derecha, y después en los sucesivos compases acelera descaradamente…). Su Kreisleriana tampoco es que sea muy ortodoxa: los movimientos adolecen de demasiadas respiraciones forzadas, mucha rapidez, y demasiados recursos gratuitos. Kauten firma unas versiones extrañas que no respetan a la partitura y que promueven una manera de tocar donde el intérprete se sirve de la música para sus fines, y no al revés. Esta es quizás la diferencia más visible entre las dos interpretaciones; mientras que Biss ofrece un Schumann sin demasiada personalidad y en algunos momentos hasta monótono (pero en cambio está para iluminar la partitura desde la buena voluntad), Kauten se sirve del papel para expresar su pianismo, una forma de tocar muy libre que no respeta la idea del compositor porque simplemente lo que ella realiza no está en las partituras. Emili Blasco SCHUMANN: Sinfonías nºs 1 “Primavera” y 3 “Renana”. ORCHESTRE DES CHAMPSÉLYSÉES. Director: PHILIPPE HERREWEGHE. HARMONIA MUNDI HMC 901972. 2006. 64’. DDD. N PN S iempre se ha dicho de Schumann que era un mal orquestador, que lo suyo era la miniatura pianística, no la gran forma sinfónica. De tanto repetirlo, al final nos lo hemos creído, hasta que han empezado a llegar versiones como ésta, interpretadas con criterios históricos. Segunda entrega de la integral schumanniana de Herreweghe, la lectura se define por una luminosidad y claridad meridia- D D I SI CS O C O S S SCHUBERT-SCRIABIN nas. Es muy francesa, sí, pero este Schumann dista mucho de ser pesado y tosco, como dictaba el tópico, para ser más bien todo lo contrario: su talento como orquestador brilla aquí de una forma nueva y convincente, lo que incrementa la belleza de sus temas o la apreciación de su originalidad formal. La única lástima es el preciosismo de la interpretación, a la que le falta algo de ese pathos característico del maestro, una mayor entrega y pasión y, por qué no, también entusiasmo. Son versiones hermosas y seductoras, pero en el fondo frías. Y Schumann, precisamente, no pecaba de eso… Juan Carlos Moreno SCOTT: Canciones. LISA MILNE, soprano; RODERICK WILLIAMS, barítono; IAN BURNSIDE, piano. SIGNUM SIGCDO96 (LR Music). 62’. DDD. N PN F rancis Gorge Scott (1880-1958) fue un compositor escocés que trabajó intensamente por el desarrollo de las artes en esa zona del Reino Unido mientras trabajaba en una obra ligada estrechamente a la poesía de su amigo Hugh MacDiarmid o de la gloria nacional Robert Burns, es decir a dos de los ejes de la poesía escocesa de cualquier época. Estas canciones reflejan ese trabajo y muestran a un compositor que no parece tener nada que envidiar a la mayoría de sus contemporáneos británicos, de Sommerwell a Gurney, por poner dos ejemplos de autores que destacaron en ese terreno. Se trata de melodías de una sensibilidad clara y lírica, de las casi baladas a la manifestación de sentimientos eternos que llegan de la mano de una expresión sencilla y directa. Lisa Milne y Roderick Williams llevan tiempo demostrando que son dos excelentes cantantes, y aquí, con la colaboración de un adecuadísimo Iain Burnside, sirven de manera impecable esta treintena de bellas canciones. Claire Vaquero Williams Agustín Maruri DEL SEGOVIA COMPOSITOR SEGOVIA: Estudios diarios. Estudio sin luz. For Carl Sandburg. Estudio en mi mayor. Estudio-vals. Estudio para Deli. Macarena. Neblina. Lección 11. Lección 12. Tres preludios en la mayor. Tonadilla. Cinco anécdotas. Once preludios. AGUSTÍN MARURI, guitarra. EMEC E-070. 2006. 45’. DDD. N PN SCRIABIN: Preludios op. 11. Sonatas para piano nº 2 op.19 y nº 3 op. 23. Estudio op. 8, nº 12. VESELIN STANEV, piano. SONY 82876 76510 2 (Sony-BMG). 2006. 64’. SACD. N PN En este SACD queda bien clara la comprensión de Vesselin Stanev hacia las obras de Scriabin. Intuye la sensibilidad del compositor ruso con delicadeza y afecto, ofreciendo un recital marcado por el rigor y un extremo cuidado de las partituras que va al más mínimo detalle. Sus preludios son pinceladas colorísticas que tiñen el ambiente de calidez y emociones. La paleta sonora de este artista mezcla los más variados tintes, adquiriendo todos ellos múltiples gradaciones y perfumes. En las sonatas, Stanev se muestra igual de convincente; sus melodías destellan lirismo y creatividad, la música adquiere seriedad con un virtuosismo sólido y en todo momento lícito. El pianista búlgaro procura la intimidad y L a guitarra Hermann Hauser II de 1962 perteneció a Segovia y este instrumento ha sido el elegido por Maruri para grabar la muy poco conocida obra del músico andaluz. Segovia es célebre como intérprete pero como compositor es un práctico desconocido, a excepción de alguna obra más bien breve que de vez en cuando salpica el programa de algún concierto o de algún disco concebido como un recital —tal sería el caso del Estudio sin luz o de alguna de las Cinco anécdotas y poco más. Segovia promovió la creación de música para su instrumento y así Ponce, Falla y muchos más destinaron auténticas joyas a las seis cuerdas. Pero Segovia también creó para la guitarra que tan bien conocía. Segovia no se valoró a sí mismo como compositor ni tan siquiera se había formado para ello, lo cual sorprende al escuchar cómo sus propias obras suenan tan severas, ajenas a todo efectismo, incluso en algunos momentos al guitarrismo – aunque sean neta- mente guitarrísticas— que quepa esperar en un intérprete como él. Destaca en el Segovia compositor un refinamiento que dice mucho de sus afectos estéticos y una sensibilidad que le acerca a las características melódicas y armónicas de la música popular de su tierra. Parece que el propio Segovia las escribiera para sí mismo, pero nunca las tocó en público ni se preocupó por publicarlas, de modo que cabe pensar que surgieron por pura necesidad expresiva o como plasmación de determinadas experiencias quizá surgidas de la improvisación. Sea como fuere, es una música que se escucha con sumo placer y que nuestro guía por este viaje, el siempre magnífico y riguroso Agustín Maruri, es probablemente ideal, dado que nos transmite su amor por esta música íntima y poética. Sería una lástima que este compacto pasara inadvertido pues lo interpretado es muy interesante y la interpretación es digna del más entusiasta de los aplausos. Josep Pascual Cuarteto de Jerusalén PROMETEDOR SHOSTAKOVICH: Cuartetos de cuerda nºs 6, 8 y 11 opp. 101, 110 y 122. CUARTETO DE Jerusalén. HARMONIA MUNDI HMC 901953. 2006. 63’. DDD. N PN E stos jóvenes israelíes del Cuarteto de Jerusalén vuelven a sorprendernos con Shostakovich después de aquellos Cuartetos Primero, Cuarto y Noveno. Y después de un reciente Dvorák (Cuarteto Americano, Quinteto op. 81, con Vladar al piano). Bien, se diría que preparan una integral. “Sólo” faltan nueve cuartetos: ánimo y adelante. Otra vez hay que decir algo que acaso hayamos dicho ya, porque la altura y el carácter son los mismos: lecturas tensas pero sin incidir demasiado en la densidad; lecturas que a veces cantan, pese a que ciertas líneas de Shostakovich son duras de cantar; lecturas hondas, pero sin que se note, sin énfasis, sin gravedad más allá (más bien al contrario) de la que piden determinados momentos (los Largos del Octavo, el Lento del Sexto, la Elegía del Undécimo, por poner sólo movimientos lentos, en los que la cuestión es más evidente). Si se trata de una integral, la del Jerusalén se configura como una visión que tiene mucho de alternativo; y no porque proponga rupturas, sino porque intenta otro tipo de equilibrio, el de la puesta en cuestión de lo patético. En fin, una nueva entrega de lo que promete ser una integral perfecta y diferente. Santiago Martín Bermúdez 97 D D I SI CS O C O S S SCRIABIN-TELEMANN de manera sugerente plasma un tocar introvertido y rebuscado en el sentido de búsqueda al más mínimo detalle. Va más allá de la mera interpretación y se sumerge en las partituras encontrando lo difícil, expresándose con poesía. Concluye el disco con su lectura del más que conocido Estudio op. 8, nº 12: versión electrizante de espíritu dramático que el intérprete ofrece con brio, entereza y ternura. Todo un recital en torno a Scriabin de la mano de este refinado pianista, que aporta a las obras un tocar personal que sin duda las ensalza y resucita con brillo y deferencia. Emili Blasco SHOSTAKOVICH: Sinfonías de cámara opp. 110a y 118a. BARBER: Adagio. ORQUESTA DE CÁMARA DE PRAGA. Director: ANTON HRADIL. PRAGA PRD/DSD 250 232 (Harmonia Mundi). 2006. 56’. DDD. N PN Parece 98 que las orquestaciones de Rudolf Barshai para conjunto de cuerda de varios cuartetos de Shostakovich se han convertido en hits. Nos llegan ahora nuevas lecturas de las llamadas Sinfonías de cámara op. 110a y op. 118a. Ambas muy conocidas del público melómano, tanto en vivo como en registro; la primera de ellas, a partir del Octavo Cuarteto, es con mucho una de las obras de Shostakovich más conocidas… aunque sea a través de Barshai. Sorprendentemente o no, estas obras, en lecturas del checo Anton Hradil al frente de la Orquesta de Cámara de Praga, vuelven a conmovernos. Y vuelven a alterarnos, en momentos como el diabólico Allegro molto del Op. 110a, movimiento famosísimo sin solución de continuidad con el anterior y el siguiente; o como en el inquietante Allegretto furioso del Op. 118a. Pero, atención, no hay que perderse momentos lentos como el Andante o el Adagio de este mismo Op. 118a para saber lo que es bueno, lo que es tensión dentro de la aridez de un paisaje sonoro moroso del que se ha desterrado cualquier asomo de lirismo. Sorprende que el CD, que no es pródigo en minutaje, termine con el pequeño Adagio de Barber, obra de belleza inmediata siempre interesante, pero no especialmente adecuada para terminar este programa; aunque también sea orquestación para cuerdas de un movimiento de cuarteto. En su lugar, se podría haber añadido otra de las Sinfonías de cámara reconvertidas por Barshai o por otros músicos; que las hay, como bien sabe el aficionado. En cualquier caso, unas excelentes lecturas, de esas que no te dejan indiferente, ni siquiera tranquilo. Santiago Martín Bermúdez SHOSTAKOVICH: Supuestamente asesinada, suite op. 31a. Cuatro romanzas de Pushkin op. 46. Cinco fragmentos op. 42. Suite nº 1 para jazz band. DIMITRI JARITONOV, bajo. SINFÓNICA DE LA CIUDAD DE BIRMINGHAM. Director: MARK ELDER. SIGNUM SIGCD051 (LR Music). 1992. 71’. DDD. R PN T res Shostakovich, el de vanguardia, el ligero y el cinematográfico (o al menos, dramático), se dan cita en esta especie de antología de su obra de la década de 1930. La reconstrucción de la música de la película Supuestamente asesinado, obra de Gerard McBurney, nos presenta el Shostakovich satírico, burlón. Antes de morder el polvo, claro. Las Romanzas de Pushkin, compuestas para el centenario, son ya posteriores a la caída. Lo mismo que los Cinco fragmentos; de los cuales sólo uno puede decirse que no sea una miniatura. La Suite nº 1 para jazz band es muy anterior, pero entra en ese estilo, en ese humor (humor, en sus diversos sentidos). Si en este CD domina el Shostakovich que compone La nariz, también asoma por ahí el que escribirá cosas más graves y más fuertes. Atención al Largo central de los Cinco fragmentos (el movimiento que podríamos decir que no es miniatura), uno de esos tempos lentos propios de este compositor que nos han inquietado con tantos. También McBurney completa las Romanzas de Pushkin, y tanto la música del film como estos cantos constituyen en rigor primera grabación mundial. El veterano Mark Elder, lejos de aquellos ámbitos teatrales moscovitas que le conocíamos, da una lección del Shostakovich uno y trino a uno y otro lado de la frontera de los tiempos felices. Elder es punzante, intencionado, teatral, y sabe tratar la miniatura (estamos ante 71 minutos y 33 pistas, echen la cuenta) como cuadros pequeños llenos de pequeña vida que, en conjunto, dan una vida amplia; la de este disco que sorprenderá muy agradablemente al aficionado. Santiago Martín Bermúdez bia, y las notas, excelentes, por lo que sólo cabe recomendar vivamente la audición de este trabajo. Eso sí, sólo una vez se conozcan las obras mayores del maestro finlandés. SIBELIUS: Juan Carlos Moreno In memoriam. Dos melodías serias. Presto para cuerdas. Lemminkäinen en Tuonela. Humoresca nº 1. Tres piezas para orquesta. SINFÓNICA DE LAHTI. Director: OSMO VÄNSKÄ. Canciones, vol. 2. HANNU JURMU, tenor; JOUNI SOMERO, piano. BIS CD-1485 (Diverdi). 2000, 20042005. 78’. DDD. N PN NAXOS 8.570020 (Ferysa). 2005. 61’. DDD. N PE El cincuentenario de la muerte de Jean Sibelius está posibilitando la edición de auténticas rarezas de su catálogo, algo que siempre es de agradecer, y más si nos vienen servidas por los siempre solventes, cuando no extraordinarios, Osmo Vänskä y sus músicos de Lahti. El disco, en el que se encuentran algunas primeras grabaciones mundiales, presenta un contenido de lo más variopinto. Su título es Seriously Sibelius, y está bien buscado, aunque haya algunas composiciones, como las encantadoras Tres piezas para orquesta op. 96 (a saber, un vals, una canción pastoril y otro vals), que huyen como de la peste de esa pretendida “seriedad”. La misma la encontramos en la marcha fúnebre In memoriam op. 59, cuyas versiones original y revisada abren y cierran respectivamente el programa. Se trata de una partitura que hoy podría considerarse una apología del terrorismo, pues lamenta la muerte del asesino del gobernador ruso de Finlandia, y lo cierto es que, ni mucho menos, es una página excepcional (todos los lugares comunes de lo que se espera de una marcha fúnebre hallan cabida aquí), aunque resulta interesante para situar al compositor en su contexto. En todo caso, en lo que a música se refiere, lo más interesante es la versión “original”, reconstruida por Colin Davis, del poema sinfónico Lemminkäinen en Tuonela. El resto del disco presenta miniaturas tan deliciosas como circunstanciales, tipo Dos melodías serias op. 77, para violonchelo y cuerdas, o Humoresca nº 1, para violín y cuerdas, ésta en su versión original. De todo esto sólo cabe colegir que estamos ante un compacto para forofos de Sibelius, que en nuestro país no son precisamente legión. La interpretación es de altura, comprometida, a pesar del dispar valor de las piezas. La toma de sonido es sober- SIBELIUS: S egundo volumen de la serie que Naxos está dedicando a una de las facetas más desconocidas de Jean Sibelius: la de melodista. En él repiten los mismos intérpretes del primero, ya comentado en estas páginas. Como en aquél, las canciones no se agrupan por cuadernos, sino más bien de una forma libre y un tanto heterodoxa, mezclándose piezas de distintas épocas. Piezas que en este caso no son propiamente lieder, al menos en su origen, sino arreglos de fragmentos de obras corales, sinfónicas o de música incidental. Eso sí, con todos los textos en finés, una lengua que sólo a una edad relativamente tardía llegó a dominar un Sibelius cuyo idioma materno era el sueco. Dadas las circunstancias, no es sorprendente que la primera canción que encontremos sea el Himno, extraído de la orquestal Finlandia, y cuyo tema principal sigue siendo hoy todo un símbolo de su país para los finlandeses. Aunque, personalmente, su arranque a un servidor le recuerde siempre los primeros compases de una canción catalana, el Virolai, que empieza “Rosa d’abril, morena de la selva…”. Otro de los lieder es una adaptación del impresionante lamento de la sinfonía Kullervo. Y así todo el disco. Fuera de un caso, los arreglos se deben al propio Sibelius y presentan un interés sobrado y una belleza incuestionable. El timbre de Hannu Jurmu es un tanto metálico y su expresión a veces un poco enfática, pero aborda estas canciones con arrojo y entrega, con un muy matizado apoyo pianístico de Jouni Somero. Aunque no de referencia, el nivel de calidad de sus versiones es satisfactorio, y además tampoco hay tantas ocasiones de escuchar esta música. Merece la pena acercarse a ella. Juan Carlos Moreno D D I SI CS O C O S S SCRIABIN-TELEMANN SIBELIUS: El origen del fuego y otras obras corales. TOM NYMAN, tenor; TOMMI HAKALA, barítono. CORO DE VOCES MASCULINAS YL. ORQUESTA SINFÓNICA DE LAHTI. Director: OSMO VÄNSKÄ. BIS CD-1525 (Diverdi). 2005. 72’. DDD. N PN No ceja Osmo Vänskä en su empeño de caza, captura y grabación de lo más ignoto del catálogo sibeliano. En esta ocasión nos regala un disco con obras para coro masculino y orquesta, de las cuales algunas son auténticas primicias. Es el caso de ¿Tienes valor? op. 31, nº 2 o de La reina cautiva op. 48. Junto a ellas, y en una estructura simétrica, la posibilidad de escuchar al inicio las versiones revisadas de El origen del fuego op. 32 (1910) y Sandels op. 28 (1915), más la segunda versión de ¿Tienes valor? (1911), para acabar con la cuarta versión de esta última (1914) y las originales de las dos primeras, Sandels (1898) y El origen del fuego (1902). Y, entre medias, piezas circunstanciales, como la Marcha del batallón de cazadores finlandeses op. 91 (1918), beligerante fruto de la Primera Guerra Mundial, u otras más ambiciosas, como la hermosa Rakastava (1894), obra de un Sibelius juvenil imbuido de romanticismo. El programa, pues, nos trae a un compositor militante y nacionalista, que busca su inspiración en el Kalevala y en los grandes nombres de la lírica finesa y sueca. Un Sibelius que a nosotros nos puede resultar más distante que el sinfónico, pero que tiene su interés y cualidades suficientes como para seducir, al menos en El origen del fuego, La reina cautiva o Rakastava, por la pureza de su línea melódica y sus acentos poéticos y dramáticos. A descubrir. Juan Carlos Moreno SOR: Obra para piano a cuatro manos. JOSEP MARIA ROGER, RUMIKO HARADA, piano. TRITÓ TD 0033 (Gaudisc). 2006. 70’. DDD. N PN La Guerra de la Independencia marcó de forma decisiva la vida de Fernando Sor, en el sentido de que mientras había residido, formando su per- sonalidad técnica y musical en nuestro país durante los primeros treinta y cinco años de su vida, el resto fue una itinerancia como exiliado durante veintisiete años más. En su pasó por Londres cosechó éxito dando conciertos y como profesor de canto, piano y —naturalmente— guitarra, y para aquella sociedad que tan bien le acogía compuso piezas de salón. En el disco llegan abundantes Valses sin pretensiones excesivas, que atestiguan fácil vena melódica a la par que una factura suelta y sin mayores compromisos técnicos. Música fácil, de grata escucha, sin más. Otras pretensiones, y otros resultados tiene la incluida Sonata-Dueto sobre aires nacionales suecos, escrita en los tres primeros años de estancia en Londres, escrita en tres movimientos y cuya tendencia nacionalista se explica por estar dedicada a la esposa del entonces ministro plenipotenciario en Londres. Mucho más madura, heredera de los clásicos más conspicuos y tocada con esmero —como las piezas ligeras— por el dúo de intérpretes para la ocasión. José Antonio García y García Cuarteto Elysée MÚSICA GOZOSA TANSMAN: Música para clarinete y cuarteto de cuerda. Musique à Six. Tres piezas. Tríptico. JEAN-MARC FESSARD, clarinete y clarinete bajo; ELIANE REYES, piano; FRANCIS PIERRE, arpa. CUARTETO ELYSÉE. NAXOS 8.570235. 2006. 55’. DDD. N PE F ue polaco, pero podría ser francés, tal es la elegancia y la sensibilidad para el color instrumental de que hace gala Alexandre Tansman (1897-1986), un maestro que, como su compañero de generación y de avatares vitales y musicales Bohuslav Martinu (ambos se educaron en París y ambos fueron exiliados), escribió mucho, muchísimo, demasiado, pero casi siempre páginas interesantes y seductoras, hermosas y originales, de una modernidad apta para todos los gustos. Este espléndido disco es una buena prueba de ello, casi una hora de música gozosa, hedonista, neoclásica, marcada por el refinamiento de su trazo, su apa- rente falta de ambiciones y un objetivo prioritario: agradar, pero sin banalidades. Excepto el Tríptico (1930), para cuarteto de cuerda, todas incluyen el clarinete en su plantilla. Salvo la mencionada, todas son también obras tardías, escritas entre 1970 y 1982, creaciones de un maestro que no debe demostrar ya nada, y que simplemente disfruta escribiendo y hace disfrutar escuchando. Y así son las versiones, hermosas, cálidas, llenas de elegantes guiños y complicidades. Vale la pena. Juan Carlos Moreno STANFORD: Sinfonías nº 4 op. 31 y nº 7 op. 124. SINFÓNICA DE BOURNEMOUTH. Director: DAVID LLOYD-JONES. NAXOS 8.570285 (Ferysa). 2006. 71’. DDD. N PE C harles Villiers Stanford fue con Hubert Parry el revitalizador de la música británica allá por los finales del siglo XIX. Pero ya se sabe que hay figuras cruciales que se quedan en eso, en animadores de los demás, lo que no es poca cosa. Las sinfonías que nos presenta este disco abarcan casi veinticinco años de creación —la Cuarta es de 1888 y la Séptima de 1911— pero poco progreso en unas ideas ancladas en la tradición romántica, aunque no sea, naturalmente, el conservadurismo la razón de su endeblez. La Cuarta es un punto ampulosa, sin ideas especialmente memorables, con aromas brahmsianos aquí y allá. A la Séptima, más y mejor abrochada, menos extensa además, se le ha emparentado con Mendelssohn por lo diáfano de su textura. Es obra más interesante, de escucha muy grata pero tampoco atraerá especialmente la atención de quienes no sean coleccionistas de música inglesa. A pesar de la solvencia de las versiones de David LloydJones y la muy proba Sinfónica de Bournemouth. Claire Vaquero Williams TELEMANN: Conciertos para violín, vol. 2: TWV 51:C3; g1; h2; G7; a2; B1; A4. ELIZABETH WALLFISCH, violín y directora. ORQUESTA BARROCA L’ORFEO. CPO 777 089-2 (Diverdi). 2004. 64’. DDD. N PN E l segundo volumen de la integral de los conciertos para violín de Georg Philipp Telemann (para el primero, véase SCHERZO, nº 191, pág. 97) acrecienta la impresión de hallarse ante el Vivaldi alemán. Históricamente podemos estar incluso viviendo un redescubrimiento similar al ocurrido con el Prete Rosso hace medio siglo, con la diferencia de que aquí ni siquiera la afilada lengua de Stravinski encontraría carnaza en la que cebarse. La música es una delicia sin excepción, especialmente en los movi- mientos rápidos, y en la sucesión en que se disponen en el disco el enlace de los conclusivos con los iniciales, por ejemplo el del G7 y el a2, produce un asombro ante la capacidad inventiva que permite al compositor (a éste sí) no repetir una sola fórmula y, por el contrario, recurrir al tono de danza popular con la misma frescura que cuando desarrolla la forma del ritornello para incluir en los episodios alusiones a la ópera a la que la página en cuestión va a servir de obertura. Las interpretaciones vuelven a ser deliciosas por las mismas razones: sostenimiento impecable de las líneas melódicas sobre unos ritmos por otra parte perfectamente marcados, brillantez tímbrica tanto en la solista como en el acompañamiento, equilibrio exacto de los volúmenes de manera que ni una sola línea interna se pierda, elocuencia expresiva y tomas magníficas en la calibración de pesos, distancias y colores. Los comentarios de Wolfgang Hirschmann en la carpetilla (en alemán, inglés y francés) son muy instructivos sobre cada pieza en particular, pues en este caso se tiene la rara suerte de conocer bastante exactamente las circunstancias en que fueron compuestas. Alfredo Brotons Muñoz 99 D D I SI CS O C O S S TELEMANN-RECITALES TELEMANN: Obertura para flauta. Fantasías. Concierto para flauta y viola da gamba. JULIEN MARTIN, flauta. CAPRICCIO STRAVAGANTE. Director: SKIP SEMPÉ. PARADIZO 0002 (Diverdi). 2005. 61’. DDD. N PN 100 S on muchas las partituras, de entre las muchas que este prolífico autor alemán nos legó, que Georg Philipp Telemann dedicó a la flauta. En esto seguramente influyó tanto su querencia por el instrumento como el saber muy bien cómo se traduciría en beneficio económico y mayor nombre el escribir para un instrumento tan apreciado y popular por aquel entonces (sabemos con qué afán cuidaba también esto). El sello discográfico Paradizo nos propone un nuevo acercamiento a tres de los ámbitos formales en los que el maestro alemán ensayó las posibilidades expresivas del instrumento. La grabación se inicia con la muy inspirada Obertura para flauta, cuerda y bajo continuo en la menor, en la que el ágil y muy bien articulado fraseo solista de Julien Martin se elabora en perfecto equilibrio y coherencia con el elegante e igualmente ágil acompañamiento de la orquesta que dirige Skip Sempé (al clave). Le siguen tres Fantasías para flauta sin acompañamiento —extraídas de su conocida colección de doce publicada en 1732— que Martin interpreta con la llamada “flauta de voz” por motivos de extensión de registro (afinada en re). Resulta ciertamente interesante poder escuchar estas fantasías interpretadas con flauta dulce pero, aunque Martin vuelva a mostrar aquí tanta técnica como ductilidad, no podemos dejar de constatar la evidente pérdida de posibilidades de matiz tímbrico que suponen frente a la habitual interpretación con traverso o flauta Boehm. Y finalmente la grabación presenta la flauta en diálogo con la viola da gamba (Josh Cheatham) en un concierto también en la tonalidad de la menor. Buen entendimiento de ambos solistas en esta última pieza aunque el equilibrio instrumental de la obra quede algo descompensado debido al incisivo y penetrante timbre de la flauta en relación al cálido y más íntimo sonido de la viola da gamba. El disco resulta sin embargo altamente recomendable porque su plato fuerte, la Obertura, es sin lugar a dudas todo un logro interpretativo. Jaime Rodríguez Pombo TIPPETT: Choral Images. IAIN FARRINGTON, órgano. BBC SINGERS. Director: STEPHEN CLEOBURY. SIGNUM SIGCDO92 (LR Music). 63’. DDD. N PN R ecoge este disco una selección de obras corales de Michael Tippett, fruto muchas de ellas de su etapa como director del Morley College —un centro londinense de educación para adultos— y de su coro, aunque no fueran estrenadas por este — Dance, Clarion Air, Plebs Angelica, The Weepingbabe, The Source, The Windhover—, otras procedentes de su interés por diversos aspectos de la música popular —Four Songs from the British Isles, los cinco espirituales de A Child of Our Time, Over the Sea to Skye— y, naturalmente, alguna dedicada al uso litúrgico como los Magnificat y Nunc Dimittis, dos clásicos de la tradición anglicana. Todas estas piezas revelan el amor de su autor por unas formas que dominaba, pues no en vano siempre le gustó dirigir masas corales, incluso después de haber abandonado el Morley College. Con ser estas músicas muy hermosas, lo mejor de este disco es la fabulosa interpretación de los BBC Singers, uno de los mejores grupos del mundo en lo suyo, que aquí dirige con mano maestra su titular, Stephen Cleobury. Magnífica ocasión para los amantes de este repertorio y los coros que quieran ampliarlo. ra, de las cuales media docena son para violín y piano. De éstas, el presente CD reúne cinco —sólo el Poema de una sanluqueña, op. 28 ha quedado fuera—, que dos jóvenes y ya experimentados intérpretes nos ofrecen en versiones plenas de entusiasmo, entrega y calidad: David Peralta Alegre, con el bello sonido de su violín, y Ana Sánchez Donate con su eficaz acompañamiento al piano. Lo sevillano, lo andaluz, lo español, denominador común en estas composiciones, pasan a través del filtro del autor en una sabía y personal combinación con las enseñanzas adquiridas en Francia. Motivos y lenguaje conforman una simbiosis que va sedimentando el estilo del autor, que en la Sonata española, estrenada en 1908 en París, aún no le satisface, por considerar que el academicismo le puede todavía a la espontaneidad, de manera que aparta la obra de la circulación y del catálogo: no volvería a ser interpretada hasta 1981. La Sonata nº 1, op. 51 del catálogo, presenta tres tiempos: un Allegro en forma de sonata, un Aria con un tema dramático de tipo popular y un Rondó en ritmo de farruca. Las Variaciones clásicas, op. 72, tiñen su querencia por lo tradicional con ecos de guajira, seguidillas, tango, para terminar con ritmo de zapateado. En la Sonata nº 2, op. 82, cuyo subtítulo rescata aquella arrinconada apelación de Sonata española, están presentes aires de zambra gitana y de fandango. Finalmente, Homenaje a Navarra, op. 102, una rareza en la obra del autor, ya al final de su vida, cuyo subtítulo —Fantasía sobre diseños de Sarasate— delata con claridad la intención compositiva, deja traslucir algunos de los temas más populares del genial violinista pamplonés. José Guerrero Martín Claire Vaquero Williams TURINA: Sonata española. Sonata nº 1 op. 51. Variaciones clásicas op. 72. Sonata nº 2 op. 82. Homenaje a Navarra op. 102. DAVID PERALTA ALEGRE, violín; ANA SÁNCHEZ DONATE, piano. VERSO VRS 2039 (Diverdi). 2006. 63’. DDD. N PN D e las ciento cuatro obras que contiene el catálogo de Joaquín Turina, dieciséis pertenecen a la música de cáma- VIVALDI: Aurei zeffiretti. Sonatas para instrumentos de viento. ENSEMBLE BAROCCO SANS SOUCI. DYNAMIC CDS 538 (Diverdi). 2006. 63’. DDD. N PN A diferencia de muchos de sus coetáneos, el violinista y compositor veneciano Antonio Vivaldi dedicó un importante número de obras y no poca inspiración creativa a los instrumentos de viento. De hecho, su interés por este tipo de instru- mentos le llevó incluso a incluir en algunas de sus obras algunos ciertamente atípicos para la tradición instrumental italiana de entonces, populares en otros países, como el salmoè, el moderno clarinete de dos llaves o el flautín llamado flageolet. Otro original uso instrumental fue el que llevó a cabo Vivaldi del bajón/fagot, utilizándolo no sólo como bajo continuo sino como voz solista en muchas de sus composiciones para formación de cámara y conciertos. Esta grabación presenta precisamente varias obras en las que podemos escuchar este personal uso del fagot como solista, en dúo y en trío. Y es que la formación de instrumentación barroca Sans Souci nos propone con esta, su decimocuarta grabación, un programa dedicado a su música de cámara para instrumentos de viento y continuo. Cinco sonatas para diferentes combinaciones de flauta, oboe y fagot más el bajo continuo del clave y el archilaúd. Más dos conciertos para estos tres instrumentos juntos que, por no contar con el habitual ripieno orquestal sino sólo con el apoyo del continuo, pueden ser también considerados como música de cámara. Estos dos conciertos son una curiosa muestra de cómo el autor veneciano, a pesar de no contar con orquesta, logra respetar la sensación de concierto a base de la alternancia de solo/tutti y el ritornello del primer movimiento con sólo los medios instrumentales anteriormente mencionados (y la preeminencia de su querida y recurrente flauta). El conjunto italiano Sans Souci lleva a cabo una interpretación de las obras ágil, luminosa y ocasionalmente arrebatada. Su maestría técnica y expresiva nos facilita a ese Vivaldi entusiasta y vitalista que tanto nos gusta, ora optimista y aseverativo ora añorante o desesperanzado. Una interpretación, en fin, que logra comunicar la potencial riqueza emotiva que estas páginas del gran maestro italiano poseen. Jaime Rodríguez Pombo VLADIGEROV: Vardar op. 16. Traumspielsuite. Danzas búlgaras op. 23. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DE BERLÍN. Director: HORIA ANDREESCU. CPO 777 125-2 (Diverdi). 2004-2005. 80’. DDD. N PN Aunque nacido en Zúrich en 1899, Pancho Vladigerov es el gran representante de la escuela nacional búlgara, una de las más D D I SI CS O C O S S TELEMANN-RECITALES jóvenes de este viejo continente. Su Vardar op. 16 (1928), subtitulada Rapsodia búlgara, y las Danzas búlgaras op. 23 (1931) son un ejemplo paradigmático de nacionalismo musical inspirado en los ritmos y melodías patrios, reelaborados desde una óptica y una técnica netamente románticos. Como en los casos de Nikos Skalkottas en Grecia y de Tibor Andrasovan en Eslovaquia, se trata de partituras que tienen como modelo de referencia las colecciones de danzas de Brahms y Dvorák, más que las reelaboraciones más personales de ese mismo folclore protagonizadas por Bartók. A lo que se añade, en Vardar, el influjo de Enescu… Sin duda, es una música vibrante, muy bien instrumentada, a veces un pelín ampulosa y “cinematográfica” en su sonoridad, pero que se escucha con sumo placer. En todo caso, su audición para nada hace presagiar el tono de la obra que completa este disco: la suite de la música incidental para el Traumspiel de Strindberg, de 1924. En las notas introductorias se nos dice que “el talento creativo de Vladigerov reside en su facilidad de adaptación y su aptitud para crear atmósferas”, y es cierto. Esta música no tiene nada que ver con las anteriores partituras; incluso parecería de otra mano, pero lo cierto es que es sensacional. Tiene un encanto onírico que subyuga, un refinamiento extraño y perturbador, muy finisecular, que recuerda las sutiles y perversas tapicerías sonoras de Schreker. Sin olvidar páginas como la Danza sueca, un encantador y elegante pastiche. Una poética, en suma, que casa a la perfección con el mundo alucinado de Strindberg, y que nos trae a un compositor imaginativo, sobre todo en su tratamiento etéreo y evanescente de la orquesta. Las otras obras están bien, muy bien incluso, pero ésta es increíble. Y las versiones no les van a la zaga. ¡Qué haríamos los aficionados sin estas sorpresas que siempre nos depara CPO! Recomendación plena. Juan Carlos Moreno WAGNER: El ocaso de los dioses. ALBERT BONNEMA (Sigfrido), HERNÁN ITURRALDE (Gunther), FRANZ-JOSEPH KAPELLMANN (Alberich), ROLAND BRACHT (Hagen), LUANA DE VOL (Brunilda), TICHINA VAUGHN (Waltraute). CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA DE STUTTGART. Director: LOTHAR ZAGROSEK. 4 CD NAXOS 8.660179.82 (Ferysa). 2002-2003. 258’. DDD. N PE Culmina con esta entrega la Tetralogía de Zagrosek y, como en anteriores etapas, vaya por delante su tarea al frente de unas masas que suenan con él mejor de lo que son, si se admite la paradoja. Su sentido de la narración, la objetiva limpieza de sus planos, la riqueza de sus timbres y la alternancia de intimismo y apoteosis que la obra exige, todo ello en orden a una unidad, se exponen de modo ejemplar. El reparto es extenso y desigual. Las mejores prestaciones son una Waltraute de dominio vocal denso, carnoso, pregnante, y una dicción llena de carácter; Hagen y Alberico, sonoros y siniestros en alto grado de eficacia; Gunther de noble vocalidad; comprimarios dignos si no brillantes. Los dos protagonistas aparecen al final de la tabla. Brunilda tiene medios suficientes pero fatigados y a menudo, de errática emisión. Sigfrido es cálido y desenvuelto, resuelve las partes líricas con un registro medio bello y fluido, pero le falta la nota heroica. La toma en vivo data de dos temporadas (octubre del 2002 y enero del 2003) y se oye con claridad y hondura de perspectivas. Blas Matamoro WEISS: Concierto para dos laúdes en do mayor. Suites en re menor, si mayor, fa mayor y re menor. Sarabande y Ciaccona en fa mayor. Sarabande y Gigue en re menor. BERNHARD HOFSTÖTTER Y DOLORES COSTOYAS, laúdes. ATMA ACD2 2538 (Gaudisc). 2006. 75’. DDD. N PN La música exquisita, melancólica y profunda de Silvius Leopold Weiss (los últimos estudios atrasan unos meses su nacimiento, en una ciudad de Silesia, hoy polaca, hasta 1687; el compositor murió en 1750, el mismo año que Bach) conoce desde hace al menos una década una especial efervescencia discográfica. Son numerosos los proyectos abiertos con su música, alguna incluso con pretensiones de integralidad, lo cual es complicado, pues aunque existe un catálogo oficial de su obra (el establecido por Douglas Alton Smith y Tim Crawford), la inmensa mayoría de sus piezas se encuentran en manuscritos desperdigados por todo el mundo (www.slweiss.com puede ser de gran ayuda para los interesados en conocerlos al detalle), como los hallados recientemente en la biblioteca del conde Harrach, que originalmente se encontraba en Viena, de donde se ha extraído el programa para este disco, un Concierto para dos laúdes y una serie de suites y danzas sueltas. El vienés Bernard Hofstötter y la bonaerense Dolores Costoyas hacen este programa a dúo con un sonido de gran limpieza, muy delicado siempre, claro y bien articulado, pero demasiado poco contrastado. Las danzas de ritmos rápidos resultan en general alicaídas, las dinámicas suenan naturales, pero sin relieve alguno, y aunque el tono global es de una sencilla elegancia, los setenta y cinco minutos del CD se hacen monótonos y demasiado largos. Pablo J. Vayón RECITALES INGE BORK. Soprano. Grabaciones 1936-2006. Obras de Beethoven, Menotti, Weber, Wagner, Verdi, Giordano, Millôcker, Lehár y Edwin. Varias orquestas y directores. ORFEO C 714 061 B (Diverdi). 19362006. 79’. ADD/DDD. N PN I nge Bork fue una importante soprano alemana, que triunfó en los más importantes teatros del mundo y que destacó especialmente en Strauss, aunque su carrera, siendo importante, no tuvo la resonancia que su arte merecía. Sin embargo su repertorio era muy amplio, como lo prueba este disco, donde podemos admirarla en dos páginas muy intensas de Fidelio y Euryanthe, mostrar su estilo wagneriano en Der Fliegende Holländer, pero en especial subyugándonos con su interpretación de Der Konsul, de Gian Carlo Menotti, obra que merecería figurar en el repertorio. También cantó ópera italiana a la que dio vitalidad, como se puede comprobar en el tercer acto de Aida, en alemán, junto al correcto tenor Christo Bajew y el rebuscado Amonasro de Alexander Welitsch, su marido en la vida real, en Il trovatore, con una delicada aria, así como en Andrea Chénier, en italiano, donde está acompañada por el brillante Richard Tucker, siendo todas estas grabaciones de los años 50, salvo Il trovatore que es de 1943. Muy interesantes son sus registros de los años treinta, en operetas y música de película, donde es evidente el estilo vienés. Para los que dominen el alemán es muy aleccionadora la entrevista realizada en el año 2006, donde la cantante explica sus puntos de vista. Albert Vilardell THOMAS HAMPSON. Barítono. Obras de Mozart, Beethoven, Haydn y Schubert. CONCENTUS MUSICUS WIEN. Director: NIKOLAUS HARNONCOURT. WARNER 2564 62257-2. 2005. 61’. DDD. N PN U na voz amplia en la zona baja, pero lo suficientemente dúctil para convertirse en un todoterreno, es la principal baza de Thomas Hampson a pesar de que su instrumento haya perdido agilidad y frescura a lo largo de los años. Sin embargo, en este repertorio todavía le quedan recursos para solventar la papeleta con eficacia. Harnoncourt se ajusta a estas características para arroparle de forma atenta, muy a su estilo perfeccionista y con una orquesta que suena maravillosamente. La selección de arias está cuidada al milímetro para permitir al cantante que muestre su arte. Hai già vinta la causa de Las bodas de Fígaro o las dos arias de Alfonso y Estrella de Schubert son la ejemplificación de lo afirmado. Su poderío en los graves (eso sí, sin el refulgente metal de antaño) y un indiscutible oficio le permiten 101 D D I SI CS O C O S S RECITALES-VARIOS navegar por las dificultades beethovenianas (Prüfung des Küssens y Mit Mädeln sich Vertragen) o no estrellarse contra las agilidades de Un cor si tenero o Dice benissimo, ambas de Haydn. Lo mismo ocurre con Mentre ti lascio y Io ti lascio, oh cara, arias de concierto de Mozart que cierran un disco que aporta poco, pero que resulta agradable de escuchar. Sin más. Carlos Vílchez Negrín RICHARD HARWOOD. Violonchelista. Obras de Beethoven, Glazunov, Rubinstein, Offenbach, Popper y Chopin. CHRISTOPH BERNER, piano. EMI 3 59645 2. 2007. 77’. DDD. N PN Un debut de joven violonchelista en disco, muy bien secundado por el pianista Christoph Berner, que da hálito y cuerpo a sus intervenciones. Sobre los atriles, las bien caracterizadas para el instrumento Sonata nº 3 en la mayor op. 69 de Beethoven y la Sonata para violonchelo y piano op. 65 de Chopin, junto con el Chant du ménestrel op. 71 de Glazunov, Elfentanz op. 39 de David Popper, y dos arreglos: uno de la rubinsteniana Melodía en fa, del mismo Popper, y otro de Las lágrimas de Jacqueline de Offenbach. El chelista tiene un bello sonido, un mecanismo sin fisuras y toca con sentido musical sin discusión. Pero no hay nada descollante, o así me lo parece, y así se conforma un recital que es un tanto homófono, sin especiales distinciones entre autores e intenciones. ¿Justificado el lanzamiento de este artista, discípulo de Heinrich Schiff, a un campo competido y con grandes virtuosos jóvenes? Veremos otros discos. José Antonio García y García EVGENI KISSIN. Pianista. Fantasy. Obras de SchubertLiszt, Schubert, Brahms, Liszt, Chaikovski, Bach-Kempff, Beethoven y Gluck-Sgambati. FILARMÓNICA DE BERLÍN. Directores: HERBERT VON KARAJAN Y CLAUDIO ABBADO. 2 CD DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 6162 (Universal). 1988-1991. DDD. 149’. R PE Pupurrí de las grabaciones reali- 102 zadas por Kissin para DG, antes de su “emigración” a RCA, es decir, en la primera época de su carrera. Las obras (transcripciones de lieder de Schubert por Liszt, Fantasía Wanderer de Schubert, Fantasías op. 116 de Brahms, Rapsodia nº 12 de Liszt, Concierto nº 1 de Chaikovski y Fantasía coral de Beethoven) han sido editadas con anterioridad en CD. Las excepciones son dos de los lieder schubertianos transcritos por Liszt (Erlkönig y Die Forelle, este último novedad absoluta, ya que no había sido editado en formato alguno, al menos que yo sepa), la Siciliana de Bach-Kempff y la Melodía de Gluck-Sgambati, que hasta ahora sólo habían visto la luz en video. El balance global de esta reedición es estupendo, porque las interpretaciones solistas (todo el primer disco y las transcripciones de Bach/Kempff y Gluck/Sgambati) son sobresalientes, como también lo es la contribución del joven ruso a la Fantasía coral de Beethoven. Y no sólo técnicamente sobresalientes — que también, por supuesto— sino musicalmente de extraordinario nivel, especialmente los Lieder de Schubert-Liszt y la Wanderer. Más controvertida, al menos para quien firma, la interpretación del Concierto de Chaikovski, donde da la sensación de estar cohibido (¿Karajan?), de forma que el resultado global, de excelso nivel de ejecución, no termina de llenar, quizá porque hay demasiada caída de tensión, a lo que contribuye un tempo básico de extrema lentitud. En cualquier caso, saludable recuperación a precio medio, que permitirá a los admiradores de este artista hacerse con un retrato bastante completo de su comienzo en el sello amarillo, ahora que ha pasado por RCA y acaba de “emigrar”, esta vez a EMI. Rafael Ortega Basagoiti ALICIA PEREA. Pianista. Danzas, contradanzas, habaneras y danzones. AUTOR SA 01186. 2006. 54’ DDD. N PN U na excelente iniciativa de la Sociedad de Autores de España ha permitido producir este compacto grabado en La Habana y a cargo de una especialista reconocida en el tema como Alicia Perea. Se recorren dos siglos de música baila- ble cubana, una suerte de historia del teclado en la isla, dentro del repertorio de salón y escenario. Desfilan, así, nombres decimonónicos como Muñoz Zayas, Buelta y Flores, Fernández de Coca y Enrique Guerrero; ejemplares de transición como Cecilia Arizti, Pastor, Funetes y Anckermann, para llegar a la actualidad con Fariñas y Vitier. Una notoria correspondencia une a músicos tan distantes en el tiempo, lo que acredita la permanencia de estructuras muy típicas, basadas en la definición de los ritmos bailables, que condicionan la sucesión de las cláusulas y las soluciones melódicas. Una deleitable guirnalda de viejas y nuevas invenciones nos lleva a rápidos momentos evocativos, donde las fórmulas del clasicismo, el romanticismo y las vanguardias siguen sosteniendo la búsqueda de una expresión sonora nacional. La autoridad y limpieza de las versiones se descuenta de la formación y experiencia que Perea pone en juego con discreta brillantez. Blas Matamoro RODION POGOSSOV. Barítono. Obras de Chaikovski, Mahler, Gluck, Rachmaninov, Grieg, Caldara y Cesti. MALCOLM MARTINEAU, piano. EMI 3 59635 2. 2006. 60’. DDD. N PN D otado de una voz baritonal clara, lírica, juvenil, muy pertinente en el repertorio de cámara, el solista ruso canta con una musicalidad depurada, destacando en la regulación de volúmenes: vibrato ancho, pianísimos muy controlados, falsetes eficaces. Su dicción en alemán y ruso es la adecuada. En italiano puede mejorar. Esta presentación ofrece un menú variado, como para juzgar las posibilidades del artista. Lo mejor del mismo son las cuatro piezas de Chaikovski y, con menor puntuación, las cinco de Rachmaninov. Una media docena de Grieg en alemán suman calidad en un mundo que parece ser el suyo, el del romanticismo tar- Dora Schwarzberg y Martha Argerich PASIÓN DE CÁMARA DORA SCHWARZBERG. Violinista. Obras de Franck, Debussy y Schumann. MARTHA ARGERICH, piano. AVANTI 5414706 10232 (LR Music). 2005. 54’. DDD. N PN A sí como Martha Argerich siempre se ha movido en el mundo de las grandes solistas, Dora Schwarzberg —desconocida para muchos— es una eminente violinista que se ha dedicado a tocar en orquestas tan importantes como, entre otras, en la Filarmónica de Nueva York, en la National Symphony Orchestra de Washington, en la Filarmónica de Israel y en las más destacadas formaciones sinfónicas rusas. Pero ambas tienen en común un gran afecto por la música de cámara que ha hecho que sus caminos se crucen. Entre el 10 y el 12 de diciembre de 2005 grabaron este compacto maravilloso que da cuenta del talento de ambas y de dos personalidades arrolladoras y pletóricas de musicalidad. Desde el primer momento quedamos cautivados por la fuerza y el empuje de este par de intérpretes camerísticas natas, aunque también, precisamente por tener una y otra tan marcada personalidad, de su subjetividad, de su tendencia a tomarse licencias y, en fin, de la gran libertad que preside su acercamiento a tres mundos tan distintos —aunque claramente relacionados entre sí— como son los de Franck, Debussy y Schumann. Si más de una vez suspiramos porque encontramos a faltar personalidades arrolladoras en la música de cámara como las que encontrábamos en otros tiempos lejanos y no tan lejanos, aquí tenemos un consuelo. Un discazo. Josep Pascual D D I SI CS O C O S S RECITALES-VARIOS dío. Las Canciones del compañero de viaje de Mahler suenan bien, superando los agudos con bellos falsetes y con Martineau —estrella del programa— sustituyendo a la orquesta. Quizá todavía Pogossov no posea la necesaria variedad de matices interpretativos como para hacer fluido un encargo de este porte, pero la dignidad musical de lo cumplido queda siempre a salvo. Lo menos interesante de todo son los clásicos —Gluck, Caldara, Cesti— a los que falta elaboración idiomática y estilística. Según queda dicho, la intensidad, imaginación y solvencia de Martineau pasan al frente. el exotismo del arreglo (respetable, desde luego, pero sin demasiado interés, al menos para quien esto firma) para fiscorno de las Fantasiestücke, servidas con excelencia por Argerich y Nakariakov, que se revela como un virtuoso de primer orden del no tan frecuentado instrumento de viento metal. En el segundo disco, Angelich y los hermanos Capuçon negocian una vibrante versión del Primer Trío de Schumann, y el esporádico quinteto constituido por Zilberstein, Schwarzberg, Hall, Romanoff-Schwarzberg y Bosso ofrecen una estupenda lectura del complicado y convincente Quinteto op. 30 de Taneiev, una de las sorpresas gratas del álbum. El tercer disco marca, en mi opinión, el punto más bajo del álbum. El dúo Tiempo-Lechner ofrece una versión competente pero quizá demasiado aparatosa de los Nocturnos debussyanos en la transcripción para dúo de pianistas de Ravel, y el dúo Margulis-Leschenko (confieso que completos desconocidos para el que firma) presentan una correcta versión de la no muy atractiva Sonata nº 1 para violín y piano de Schnittke. Por último, aunque Jeremy Siepmann se muestra muy entusiasta con el Concierto para violonchelo de Friedrich Gulda, a mí me resulta poco más que una pieza amable, un tanto kitsch, con ramalazos jazzísticos, folclóricos, vieneses, y hasta de banda de feria (el movimiento final es de traca). Capuçon la interpreta con entusiasmo y gracejo. En una cosa sí tiene razón Siepmann: es un concierto como ningún otro. Si la afirmación tiene o no doble intención, lo dejo al buen sentido del lector, una vez haya escuchado la obra. En resumen, álbum de mediano atractivo, que se vende como lo que no es (protagonismo de Argerich), aunque el nivel interpretativo general es excelente, algo que se ve en parte mitigado por algunos exotismos de complicada digestión (el fiscorno y el Concierto de Gulda, por sólo poner dos ejemplos). Ustedes mismos. CUBA PARA DOS. CD: en este caso un recorrido por el mito de Don Juan centrado en El burlador de Sevilla y convidado de piedra, la obra crucial de Tirso de Molina. Y una vez más, se recurre a la técnica del contrafactum, adjudicando música de la época a versos de Tirso, que en ocasiones se interpolan en los textos originales. El trabajo de selección literaria y musical corresponde de nuevo a Lola Josa y Mariano Lombea, quienes lo justifican con la misma brillantez de las otras veces en las muy interesantes notas al disco. Desde el punto de vista musical, lo que se ofrece son principalmente tonos humanos de compositores del XVII (Cristóbal Galán, Juan Hidalgo, Manuel Egüés, Bernardo Murillo, Manuel Correa, anónimos) con un par de interpolaciones instrumentales (Trabaci, De Macque). Con un quinteto vocal (en el que sólo el contratenor Xavier Sábata es español) y un amplio grupo instrumental como núcleo principal, las interpretaciones son muy irregulares. La alusión al origen geográfico de los cantantes tiene en esta ocasión su importancia, ya que en muchos casos la pronunciación es pobrísima, lo que hace incomprensibles muchas canciones, restando interés a los resultados finales. La instrumentación es variada y fantasiosa (incluso para las piezas para teclado de Trabaci y De Macque, con sus disonancias por completo redondeadas), pero el tono general resulta más bien alicaído, plano y poco convincente. Blas Matamoro VARIOS ARGERICH Y SUS AMIGOS. Obras de Schumann, Mendelssohn, Taneiev, Debussy, Schnittke y Gulda. MARTHA ARGERICH, NICHOLAS ANGELICH, KARIN LECHNER, POLINA LESCHENKO, GABRIELA MONTERO, SERGIO TIEMPO, LILIA ZILBERSTEIN, piano; JORGE BOSSO, GAUTIER CAPUÇON, violonchelo; RENAUD CAPUÇON, LUCY HALL, ALISSA MARGULIS, DORA SCHWARZBERG, violín; LIDA CHEN, NORA ROMANOFFSCHWARZBERG, viola; SERGEI NAKARIAKOV, fiscorno. MIEMBROS DE LA ORQUESTA DE LA SUIZA ITALIANA. Director: ALEXANDER RABINOVICHBARAKOVSKY. 3 CD EMI 3 89241 2. 2006. 193’. DDD. N PN D icho sea con todos los respetos, esto de la Argerich empieza a pasar de castaño oscuro. El título de este álbum reza, como los anteriores, Argerich y sus amigos, pero en realidad lo que se nos ofrece es mucho de “los amigos” (y algún pariente) y poco de la Argerich. En concreto la argentina toma parte en dos de las ocho obras del álbum, el Cuarteto de Schumann y la peculiar versión (con fiscorno) de las Fantasiestücke op. 73 del mismo autor. El resto se encomienda a los artistas “amigos” que se citan en la ficha, de los cuales algunos merecen —y mucho— la pena, y otros no tanto. En una palabra, por “porcentaje”, el álbum debería más bien titularse “Amigos de Argerich con alguna que otra presencia de ésta”, para ser más fieles a la realidad. Dicho esto, el Cuarteto mencionado obtiene una traducción vibrante, soberbia, con el concurso competente de los hermanos Capuçon y la colaboración de la hija de la pianista (la discreta Lida Chen), pero muy evidentemente liderado por el fuego de la argentina, que también preside un estupendo cantable en el tercer tiempo. Gautier Capuçon y Gabriela Montero traducen también con extremo acierto y notable efusividad la Sonata nº 2 de Mendelssohn. Otra cosa es Rafael Ortega Basagoiti Obras de Lecuona, Hernández y Sánchez de Fuentes. MARTHA MEJÍA, soprano; ANTONIO BRAVO, piano. QUINDECIM QPO99 (LR Music). 2002. 52’. DDD. N PN I nteresante recital con música para voz y piano de autores cubanos. El pianista, Antonio Bravo, cubano de nacimiento, hace gala de una técnica segura y de un profundo conocimiento no sólo del estilo del repertorio elegido sino también de las maneras propias de un liederista. Sabe “acompañar” pero no se limita a ello sino que, más bien, establece un diálogo con la cantante. Esta es la tendencia actual y así debe ser en beneficio de lo interpretado. Atento en todo momento al texto, a la expresividad de letra y música, al ritmo —importantísimo en esta música— y a la voz, Bravo deviene el auténtico protagonista de este disco. Y se erige en protagonista por el papel de la soprano; una lástima. No es que cante mal la mexicana Martha Mejía, más bien al contrario: muestra buenas maneras y sensibilidad, pero su timbre no es, quizá, el más adecuado para este repertorio intimista y casi popular en muchos momentos. Su excesiva brillantez y su despliegue de medios operísticos — unido a ese timbre a que nos referíamos, no especialmente bello— resultan extraños a esta música. Podría haber sido un gran disco. Josep Pascual EL GRAN BURLADOR: MÚSICA PARA EL MITO DE DON JUAN. LA GRANDE CHAPELLE. Director: ÁNGEL RECASENS. Pablo J. Vayón IL GRANT DESIO E LA DOLCE SPERANZA. LAUDA LAU006 (Harmonia Mundi). 2007. 66’. DDD. N PN Obras del manuscrito Escorial B. SPECULUM. Director: ERNESTO SCHMIED. Como hiciera con el disco dedi- OPENMUSIC CMBK0610 (LR Music). 2006. 57’. DDD. N PN cado al Quijote y con El vuelo de Ícaro, Ángel Recasens vuelve a recurrir a la literatura para dar forma al repertorio de su último Con motivo del año Colón, el conjunto Speculum registró el año pasado este disco dedicado 103 D D I SI CS O C O S S VARIOS a uno de los cancioneros menos frecuentados de principios del XVI, éste que se conserva en el Escorial y que reúne 122 composiciones anónimas, entre piezas franco-flamencas atribuidas en su mayoría a Dufay y Binchois y canciones italianas. Es en estas últimas en las que se centra el CD. Se trata de melodías sencillas y llenas de encanto que se reparte un cuarteto vocal masculino, con el veterano tenor Lambert Climent al lado del joven y cada vez más celebrado Juan Sancho (formó parte del último Jardín de voces de William Christie) y de dos contratenores también jóvenes pero con amplia experiencia e importante reconocimiento ya a sus espaldas, Pepe Hernández Pastor y David Sagastume. El acompañamiento instrumental es más austero que el de otras opciones interpretativas habituales en esta música. Además de las flautas de Schmied, el conjunto instrumental lo forman un par de violas da gamba, una vihuela y la percusión. Los resultados son de notable exquisitez, tanto por las prestaciones vocales, naturales, directas y francas, como por la mezcla de timbres instrumentales, que privilegia los tonos pastel, la delicadeza y la dulzura expresiva, aunque no falten rasgos humorísticos y más incisivos, como en Una vecchia sempiternosa o en Fate d’arera e non t’acostar in za, bien enfatizados la causticidad y el sarcasmo. La selección del cancionero se completa con dos propinas extraídas de un concierto en vivo, pero que no tienen demasiada relación con él: una pieza del Llivre Vermell y un Amén con el inconfundible sabor del ars nova. Pablo J. Vayón que, en lugar de contener piezas escogidas al buen tuntún como es habitual en otras editoras, ha sido aprovechado por Savall para ofrecer un interesante y coherente programa sin dejar de cumplir la función de muestrario del catálogo. Dividido en siete capítulos incluye una serie de danzas de Oriente, Italia, Inglaterra, Francia, Alemania, España y del Nuevo Mundo, con una amplia duración total. Las danzas seleccionadas pertenecen a la cultura popular o a la música culta elaborada con raíces en la popular (casos de los españoles José Marín y Diego Ortiz o del alemán Samuel Scheidt) y el disco va acompañado de un interesante artículo de Luca Chiantore sobre la integración de la música en la sociedad a lo largo del tiempo. Naturalmente, las piezas cantadas con voz solista corren a cargo en su mayoría de Montserrat Figueras y las que son a varias voces por miembros de la Capella Reial de Catalunya. Las partes instrumentales están interpretadas por su conjunto Hespèrion XXI o por sus excelentes colaboradores habituales como Rolf Lislevand, Andrew Lawrence-King o Pedro Estevan, además del propio Jordi Savall. En resumen, un disco que merece la pena por sí mismo y adquirible a un precio muy razonable por encontrarse acompañado del catálogo de la editora. Lo que se dice no dar puntada sin hilo. José Luis Fernández MÚSICA ESPAÑOLA PARA VIOLÍN Y PIANO. Obras de Granados, Turina, Falla y Sarasate. MIGUEL PÉREZESPEJO Y HSIN-LIN TSAI, violín; ANTONIO NAREJOS Y TIMOTHY BOZART, piano. RTVE Música 65262. 2006. 68’. DDD. N PN LUDI MUSICI. El Espíritu de la Danza. MONTSERRAT FIGUERAS, soprano. HESPÈRION XXI. LE CONCERT DES NATIONS. LA CAPELLA REIAL DE CATALUNYA. Director: JORDI SAVALL. ALIA VOX AV9853 (Diverdi). 19972006. 76’. DDD. R PM Disco-catálogo 2007 de la editora Alia Vox de Jordi Savall El talento del violinista Miguel PérezEspejo ha sido alabado por personalidades tan relevantes como el también violinista Aaaron Rosand y el director de orquesta Stanislaw Skro- waczewski. Su currículum es la mar de presentable, con premios y reconocimientos, y muestra el desarrollo de una carrera que lo sitúa ya entre los más prometedores músicos españoles de su generación. Él protagoniza este compacto y cuenta con el acompañamiento al piano de dos pianistas igualmente notables y, en la Navarra de Sarasate, con la concurrencia de otra violinista brillante y joven como todos los intérpretes que reúne este disco. El repertorio elegido es bien conocido, quizá a excepción, por menos divulgada, de la Sonata para violín y piano de Granados, composición en un único movimiento, muy romántica y apasionada, nada folclorizante y cuyo estilo rapsódico y de una elocuencia lírica arrebatadora permite al violonista desplegar su dominio del instrumento y su musicalidad. Al empezar así el programa, el oyente se encuentra positivamente predispuesto a continuar y no queda decepcionado en absoluto a lo largo de más de una hora de gran música interpretada con competencia y pasión. Josep Pascual NAPOLI/MADRID. Obras de Vinci, Petrini y Nebra. ROBERTA INVERNIZZI, soprano; CRISTINA CALZOLARI, contralto; GIUSEPPE DE VITTORIO, tenor; GIUSEPPE NAVIGLIO, barítono. CAPPELLA DELLA PIETÀ DE’TURCHINI. Director: ANTONIO FLORIO. NAÏVE OP 30274 (Diverdi). 2001. 72’. DDD. N PN Alguna duda han debido de tener los editores para retrasar nada menos que en seis años la publicación de este por lo demás espléndido disco. La mezcla de obras de Vinci, Petrini y Nebra, la comparación de los estilos resultan especialmente fructíferos. El tono popular de Erighetta e Don Chilone de Vinci o Graziello e Nella de Petrini se mueve entre el refinamiento del primero y lo decididamente procaz del segundo. No deja de ser significativo que en las interpretaciones de Florio parezca adivinarse una cierta familiaridad con las tonadillas escénicas españolas. Las pie- zas más interesantes y de mayor significado histórico y de intercambio cultural son obviamente las cantatas en lengua castellana de Vinci. Los cantantes resuelven las obras, tanto las cantadas en italiano como las entonadas en español, con gracejo y soltura. La pronunciación en el caso de éstas es plausible, si bien con un punto de timidez. Tempestad, grande amigo de Nebra, con todos los tópicos que se quiera, es una magnífica página de Nebra, un fandango que Florio hace con racialidad incuestionable. Un disco estupendo. Enrique Martínez Miura PHILIPPE HERREWEGHE BY HIMSELF. Varios autores, intérpretes y orquestas. 2 CD HARMONIA MUNDI HMX 2908226.28. [+ DVD]. 1984-2006. 154’. DDD. R PM Según se nos cuenta en el DVD, Philippe Herreweghe aseguró en cierta ocasión, antes de un concierto, estar preocupado precisamente porque en ese momento no lo estaba. Esa preocupación, esas ansias de conocer, esa curiosidad, han acompañado al director belga desde sus inicios, y así llegó en los ochenta a formar parte de ese grupo de artistas preocupados por la interpretación del repertorio antiguo, rompiendo con una tradición de la que hubieron de partir y aprender para renovar los criterios y dar luz a esa corriente que se ha venido llamando historicista. Muy pronto y con su Collegium Vocale se centró en Bach, modernizando las masas corales y alejando a los cantantes de la ópera, volviendo después la vista atrás al renacimiento y recorriendo más tarde el camino que media entre los autores de entonces y los del siglo pasado. El segundo CD incluido en el estuche, Tiempos modernos, parte del bellísimo Adagio de la Serenata nº 10 de Mozart y culmina en dos movimientos del Berliner Requiem de Weill. Tal vez estemos acostumbrados a un Bruckner más denso, pero, en Brahms, Mahler, Schoenberg y Fauré (¡qué Pie Jesu tan emotivo!), Herreweghe nos lleva a su terreno con una maestría que w w w. s c h e r z o . e s 104 D D I SI CS O C O S S VARIOS Cecilia Bartoli CECILIA MALIBRAN MARIA. Páginas de Irene, Ines de Castro, El poeta calculista, La sonnambula, La figlia dell’aria, I puritani, Clari, Amelia, L’elisir d’amore, Tancredi, Norma. Infelice, Rataplan. Aria tirolesa. CECILIA BARTOLI, mezzosoprano. SOLISTAS VOCALES E INSTRUMENTALES. ORCHESTRA LA SCINTILLA. INTERNATIONAL CHAMBER SOLOISTS. Director: ADAM FISCHER. DECCA 475 9077 (Universal). 2006. 80’. N PN Con el título de Maria en alusión a la Malibran de quien el próximo marzo se cumplen los 200 años de su nacimiento, la Bartoli, artista inquieta y selectiva como pocas, le dedica este registro. Un acierto más a sumar a los discos de Salieri, Gluck, Vivaldi y Opera proibita. Además de alguna composición malibraniana (un divertidísimo Rataplán, fastuosamente interpretado), hay fragmentos de obras destinadas o asocasi roza el hechizo. Aún sorprende más en el primero, Música antigua, donde no sólo disfrutamos de su Monteverdi, de su Schütz, de su Gilles o de su Purcell, sino del Bach más sublime, equilibrado y conmovedor que recordamos, con un ímpetu rítmico y una claridad contrapuntística que apenas han tenido igual estos últimos años. Tal vez Gardiner sea de los pocos capaces de alcanzar tan elevado nivel. Por supuesto, el compositor alemán domina gran parte del documental contenido en el DVD, si bien hay también mucho sitio para la Novena Sinfonía de Beethoven. Lo animado de algunos tempi puede llegar a desconcertar, pero tiene el director belga algo, puede que sea la claridad de ideas, tal vez la pasión con que trabaja, acaso ese inteligente y honesto sentido del humor, o seguramente un poco de todo ello, que nos hace creer en sus lecturas. La pena es que no haya subtítulos en castellano (sólo están disponibles en francés, inglés y alemán), por lo que los testimonios del protagonista y los de algunos colegas, como Gustav Leonhardt o Sigiswald Kuijken, sólo llegarán a quienes dominen algunas de las tres lenguas de siempre. Es en todo caso un documento precioso. Asier Vallejo Ugarte ciadas a la diva decimonónica, incluyendo uno de Clari, partitura primeriza de Halévy que la mezzo romana va a cantar, por supuesto en Zúrich, en mayo de 2008. El registro es, de nuevo, una exposición de posibilidades canoras, desde el canto íntimo y elegíaco — dominante en la grabación: la Malibran fue una artista esencialmente romántica— al ornamentado y de coloratura, concentrado entre otros en una originalísima y personalísima cabaletta final de la sonámbula Amina. La Bartoli capta cada melodía, la desarrolla con un capacidad expresiva modélica y transmite la sensación de que no se le puede sacar mayor jugo. Con una dicción limpísima, una riqueza de dinámicas y colores extraordinarios (aquí impone citar la bellísima Cari giorni de la Ines de Castro de Persiani), exhibe por supuesto técnica y registros, aquí sobre todo el grave. El repertorio está distribuido por ciudades en las que triunfó la homenajeada (Londres —aquella Amina que hizo delirar en 1833 a Bellini—, París, Nápoles, Bruselas y Milán), incluyendo ocho grabaciones inéditas, pese a que el fragmento de L’elisir donizettiano ya había sido registrado en parte en 1970, en la versión completa de la ópera por Joan Sutherland. Incidiendo en calidades, el Casta diva es de una belleza musical casi agobiante, ensoñadora, cantada como en éxtasis; al contrario de la famosa canción de García Yo que soy contrabandista, asistida por “palme- ros” hispanos y sacada adelante con un garbo y una sensualidad arrolladoras. En las divertidas variaciones del aria tirolesa de Hummel puede intuirse un delicioso sentido del humor. La escena de la locura de Elvira corresponde, obviamente, a la versión efectuada por Bellini en favor de la Malibran, un proyecto fracasado que hubo de esperar estreno a ¡1986! (Ricciarelli y Merritt en Bari). Se trata de otro instante mágico de la Bartoli, que pasa impertérrita, plena de recursos, de la lacerante tristeza del aria a la esperanzadora cabaletta. Una calurosa batuta, una orquesta muy adecuada y algún “cameo” de solistas vocales o instrumentales (entre otros de nivel, Maxim Vengerov, al violín, para una atildada aria de Mendelssohn) redondean un disco sin paliativos extraordinario. No podía ser menos. Fernando Fraga Nöemi Nadelmann SORPRESA ZARZUELA. NÖEMI NADELMANN, soprano. WUERTEMBERG PHILHARMONIC REUTLINGEN. Director: THOMAS HERZOG. GENUIN GEN 86071 (Gaudisc). 2006. 63’. DDD. N PN G rata sorpresa la que nos depara esta producción fonográfica que contiene preludios y romanzas de zarzuela, nada habitual, no sólo por su contenido, sino también por sus intérpretes. Parece internacionalizarse nuestro género lírico, pues en pocas o raras ocasiones es interpretado por cantantes o directores fuera del ámbito de habla hispana. Entre la última hornada de antologías fabricadas para el disco, la que más nos puede llamar la atención por su rareza, entre comillas, digámoslo así, es este nuevo registro efectuado en el Estudio de la Wuertemberg Philharmonic Reutlingen durante los días 19 y 20 de mayo del pasado año. La citada orquesta fundada en 1945, dirigida por el director suizo Thomas Herzog, que confiesa su admiración por el repertorio zarzuelístico, y la soprano Nöemi Nadelmann, son intérpretes de esta, vaya de antemano, admirable grabación. Las páginas expuestas en cuestión son variopintas. Nos encontramos con las famosas Carceleras de Las hijas del Zebedeo, la canción de Pastora y el Preludio de La patria chica, de Chapí; la canción española de El niño judío y el Intermedio de La pícara molinera de Pablo Luna; Sierras de Granada de La Tempranica, el Preludio de La torre del oro, número que por primera vez se registra de forma completa, de G. Giménez y Me llaman la primorosa de El barbero de Sevilla, de Giménez y Nieto; el elegante vals de la romanza de Angelita de Chateau Margaux y Balada y Alborada de El señor Joaquín de Fernández Caballero; canción de Paloma de El barberillo de Lavapiés de Barbieri, y la delicadísima melodía de las flores: Goizeko eguzki argiak de Mirentxu, idilio vasco en dos actos, de Jesús Guridi, cuya partitura sufriría diversas revisiones. Nadelmann se nos revela como magnífica tiple de zarzuela, por su énfasis, dicción y nitidez tímbrica. En cuanto a Herzog dirige las piezas de estos seis autores con verdadera atención, dándoles su valor, con matizaciones y enjundia que en muchas otras audiciones se perdieron. Con este registro se siente la dignidad de la zarzuela que otros quisieron negarle. Bello trabajo. Manuel García Franco 105 D VDDV D BACH: CRÍTICAS de la A a la Z D V D BACH-BRUCKNER Partitas para violín solo BWV 1002, 1004 y 1006. Back to Bach (documental). GIDON KREMER, violín. Directores de vídeo y del documental: DANIEL FINKERNAGEL Y ALEXANDER LÜCK. EUROARTS 2055638 (Ferysa). 2001. 133’. N PN Esta interpretación de las Partitas de Bach es la misma que se recoge en un doble disco del sello ECM que comenté ya en SCHERZO (nº 208), álbum que se completaba con las Sonatas. Allí des- BWV 1002, magníficamente recogidos por la cámara, o la forma de levantar el arco, evitando constantemente el exceso de legato… El documental que se acompaña se titula Back to Bach (subtítulos en alemán, francés, inglés y español) y supera con mucho la categoría del tradicional making off. Kremer habla de su relación con Bach (y muestra repetidas veces su obsesión por encontrar el tempo adecuado a cada fragmento y por conseguir que las notas suenen claras y distintas), desde su primera grabación de una partita en Rusia (1975), pasando obviamente por su integral para Philips (197980), de la que se ofrecen imágenes comparativas con su James Levine ATRACTIVA DESMESURA BERLIOZ: Los troyanos. JESSYE NORMAN (Casandra), PLÁCIDO DOMINGO (Eneas), TATIANA TROYANOS (Dido), ALLAN MONK (Corebo), PAUL PLISHKA (Narbal), DOUGLAS AHLSTEDT (Iopas), CLAUDIA CATANIA (Ascanio). BALLET, CORO Y ORQUESTA DEL METROPOLITAN DE NUEVA YORK. Director musical: JAMES LEVINE. Director de escena: FABRIZIO MELANTO. Director de vídeo: BRIAN LARGE. 2 DVD DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4310. (Universal). 1983. 252’. R PN M agnífica representación la de esta Grand Opéra que todavía lleva colgado en nuestros días el sambenito de enorme monstruo lírico a pesar del empeño y los buenos oficios de directores como Beecham, Kubelik y Colin Davis, que prácticamente la rescataron del olvido luchando por imponerla en el repertorio contra viento y marea. La velada que se comenta, típica de las mejores del Met y a años luz de la otra versión de Les troyens que hoy se puede encontrar en DVD (la debida a Cambreling y Wernicke filmada en 2000 en el Festival de Salzburgo y comercializada por Arthaus [no conocemos la de Gardiner en Opus Arte]), posee una puesta en escena colosal, con toda la amplitud de un marco clásico y unos decorados y trajes suntuosos, por no hablar de detalles de un rigor histórico absoluto que sorprenderán a cualquiera que los contem- 106 taqué el ímpetu juvenil, la claridad polifónica, el control del vibrato, la fuerza de los ataques, la intensidad de los acentos, la fantasía ornamental que ponía en juego Gidon Kremer en su segundo acercamiento fonográfico a las obras… Con la imagen de aquellas grabaciones, tomadas en septiembre de 2001 en la iglesia de San Nicolás de Lockenhaus, pequeña localidad austriaca en la que Kremer dirige un famoso festival de música de cámara desde 1991, la confirmación de aquella primera impresión es absoluta. La filmación abunda en detalles de la digitación del violinista letón, en primeros planos absolutamente reveladores: esa incisividad de los ataques en la Bourrée de la ple (por ejemplo, el tocado de Dido al principio de su entrada en el acto segundo que quizá llame la atención del espectador, lo pueden ver en el Museo Arqueológico de Palermo en el apartado dedicado a la Cultura Púnica, o sea, que evidentemente no estamos ante un capricho más del director de escena). La dirección musical, sin ser la de un berlioziano nato por nervio, ritmo o colorido, es totalmente entusiasta, brillante, directa, cuidada y con una orquesta de foso sensacional que borda su cometido con clase y distinción (escuchen, por ejemplo, la magnífica página Caza real y tormenta). Las tres principales voces, en la cima más alta de sus respectivas posibilidades, bordan magistralmente sus papeles: Jessye Norman está soberbia en una Casandra trágica e inmensa con medios vocales y dramáticos ilimitados. Plácido Domingo, por línea de canto, por dicción francesa y por timbre heroico, por no hablar de su presencia escénica y atractivo físico, es el Eneas ideal (no se olvide que estamos en 1983), y Tatiana Troyanos está sencillamente sublime por su magistral encarnación de Dido con una belleza vocal que literalmente sobrecoge y emociona. Los tres, Norman-Domingo-Troyanos, consiguen una cima vocal e interpretativa no superada hasta hoy en ninguna de las versiones conocidas por este comentarista. Compri- marios aceptables con alguna aportación que desentona comparada con el resto (Ahlstedt, Taillon) y ballet insufrible (de una banalidad totalmente impropia del mayor genio musical francés del siglo XIX). En suma, versión de referencia de esta desigual ópera que a pesar de su enorme duración, de sus páginas convencionales, de sus ballets de relleno y de otros artificios, posee el suficiente interés como para prestarle toda la atención. Por dirección musical, orquesta, coros, actorescantantes, escena y filmación, no existe nada mejor actualmente en el mercado. Además, correcta traducción española de los subtítulos. Den un voto de confianza al bueno de Hector y aproxímense a su obra más ambiciosa (que no la mejor) en la más conseguida de las interpretaciones posibles. Enrique Pérez Adrián D V D BACH-BRUCKNER empeño de 2001. Pero también hay imágenes antiguas de uno de sus recitales junto a Tatiana Grindenko, actuaciones de Glenn Gould y Jacques Brel (artistas a los que Kremer reconoce admirar), fragmentos de un documen- tal de la televisión soviética sobre su figura (1979) o imágenes de la película El violinista (Charles van Damme, 1994) acerca de un violinista que toca a Bach en el metro (sí, una especie de Joshua Bell avant la lettre, pero con éxi- to), para la que el letón grabó la banda sonora. Finalmente, Sofia Gubaidulina comenta el encargo que Kremer le hizo de una obra para violín y orquesta, origen de Offertorium, que el letón ensaya junto a la Filarmónica de Berlín y Rattle, quien también se explaya sobre la escritura de Gubaidulina y las maneras del violinista. Una hora muy instructiva y entretenida. Pablo J. Vayón Sergiu Celibidache ALUVIÓN CELIBIDACHE BRUCKNER: Sinfonía nº 5. ORQUESTA FILARMÓNICA DE MÚNICH. Director: SERGIU CELIBIDACHE. 2 CD ALTUS ALT 138/9 (Diverdi). 1986. 89’. DDD. N PN BERLIOZ: Sinfonía fantástica. MOZART: Sinfonía 39. SCHUBERT: Sinfonía 2. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RAI DE TURÍN. Director: SERGIU CELIBIDACHE. 2 DVD OPUS ARTE 0977 D y 0978 D (Ferysa). 1969. 53’ y 72’. H PN Hemos pasado en pocos años de unas pocas grabaciones piratas de Celibidache a miles de ediciones autorizadas en las más diversas multinacionales, tanto en CD como en DVD, publicadas además en excelentes condiciones de imagen y sonido (recuerden los comentarios hechos en estas páginas a muchos álbumes Sony, DG, EMI, Euroarts, Arthaus, Opus Arte y otros), de tal forma que no es de extrañar que en un futuro no muy lejano Celibidache sea de los directores con más testimonios fonográficos en su haber si tenemos en cuenta que le grabaron y filmaron en todas las radios europeas cuyas orquestas dirigió con asiduidad (los que peinen canas se acordarán sin duda de las retransmisiones por TVE con la Sinfónica de Radiotelevisión Española). Ahora es un sello japonés, Altus, el que aparece en el mercado con el título Celibidache Live in Japan Edition y que recogerá todos los conciertos dados en Tokio y otras ciudades japonesas en las numerosas giras que la Filarmónica de Múnich dio con su director titular en el lejano oriente (seguramente, también filmados). El primer CD que nos llega es la grabación del concierto dado en el Suntory Hall de la capital nipona el 22 de octubre de 1986 con una sola obra, la Quinta de Bruckner. La versión, posiblemente la cima de la perfección en esta obra, está a nuestro entender un peldaño más arriba de las otras dos oficiales que conocemos del maestro, una en DG con Sinfónica de la Radio de Stuttgart en 1970 y otra en EMI con la Filarmónica de Múnich en 1992, es decir, la que ahora se comenta todavía es más profunda, alquitarada y mejor tocada si cabe que la de 1970, pero menos pausada y etérea que la de 1992. Posiblemente se acerque más a otra que dieron por televisión (y que también aparecerá en DVD) de cuando Celibidache la programó para inaugurar la Sala de la Philharmonie am Gasteig de Múnich ese mismo año de 1986, tocada sólo unos días antes que la que ahora comentamos. Como quiera que sea, nadie en su sano juicio discutirá que estamos ante el mejor testimonio sonoro de esta obra maestra del contrapunto, sin quitarle sus méritos evidentes a otros directores como Furtwängler, Horenstein, Wand, Jochum o Knappertsbusch, todos ellos con versiones importantes y repetidas de esta obra, pero sin llegar a ese último punto de refinada tímbrica, cuidada construcción, hondura expresiva, amplitud impresionante y belleza sonora de la que ahora reseñamos. Sonido excelente y comentarios adecuados (inglés y japonés), aunque sin aportar nada especial a lo que ya sabemos de la obra y del director. Imprescindible. Respecto a los dos nuevos DVD con la Sinfónica de la RAI de Turín, siguen las pautas del ya comentado anteriormente con la Novena de Bruckner, esto es, escrupulosas interpretaciones incluida la Fantástica de Berlioz (una obra que no le gustaba a Celibidache, pero que, como en el caso del Réquiem de Verdi, que también criticaba, traducía con especial empeño y convicción), cuidadísimo sentido del estilo (ese milagro que hacía que en sus manos cada obra sonase de una forma específica y no se pareciese a ninguna otra), aprovechamiento máximo de las cualidades técnicas de la orquesta, riguroso análisis, tempi más ligeros de lo habitual e igual de flexibles que siempre (salvo los movimientos lentos de las tres sinfonías que se comentan, más lentos y paladeados que nunca, pero nunca pesantes; escúchese, por ejemplo, la preciosa escena campestre de la Fantástica) y, como siempre, discurso claro, vivo e intenso. El sonido monofónico capta sin dificultad las exigencias del maestro, y la filmación, no tan cuidada como sería de desear, es la típica de las que se hacían en las televisiones europeas de esos años. En suma, documentos de interés de este gran mago de la orquesta, quizá sin la deslumbrante perfección de muchos posteriores, pero por eso mismo, verdaderos manuales de sabiduría para cualquier profesional o aficionado. Los dos DVD se venden separadamente, y el segundo de ellos se completa con una rareza, la obertura de Il portatore d’acqua de Cherubini tocada por los mismos orquesta y director. Un último consejo a Opus Arte: sería conveniente que estos documentos se comercializasen a precio medio, ya que si bien su valor artístico es inmenso, el sonido y las filmaciones acusan bastante el paso del tiempo y se nota que ya han transcurrido casi cuarenta años de estos conciertos. Por tanto: Quinta de Bruckner de referencia y películas de interés filmadas en 1969 indispensables para cualquier seguidor de este mago de la orquesta. El sólido, transparente, refinado y poderoso Bruckner es sin ningún género de dudas de otra dimensión, como los mejores conciertos que hemos tenido la fortuna de escuchar a este inmenso director. No se la pierdan. Enrique Pérez Adrián 107 D VDDV D DONIZETTI-RECITALES DONIZETTI: HUMPERDINCK: Anna Bolena. DIMITRA THEODOSSIOU (Anna), SOFIA SOLOVIY (Giovanna), JOSÉ MARIA LO MONACO (Smeton), GIAN LUCA PASOLINI (Percy), RICCARDO ZANELLATO (Enrico VIII), MAURO CORNA (Rochefort). CORO Y ORQUESTA DEL FESTIVAL GAETANO DONIZETTI DE BÉRGAMO. Director musical: FABRIZIO MARIA CARMINATI. Director de escena: FRANCESCO ESPOSITO. Director de vídeo: MATTEO RICCHETTI. Hänsel y Gretel. ANTIGONE PAPOULKAS (Hänsel), ANNA GABLER (Gretel), HANS-JOACHIM KETELSEN (Padre), IRMGARD VILSMAIER (Madre), IRIS VERMILLION (Bruja), LYDIA TEUSCHER (Hombrecillos de la Arena y del Rocío). CORO Y ORQUESTA DE LA CAPILLA ESTATAL SAJONA DE DRESDE. Director musical: MICHAEL HOFSTETTER. Directora de escena: KATHARINA TALBACH. Escenografía: EZIO TOFFOLUTTI. Director de vídeo: ANDREAS MORELL. DYNAMIC 33534 (Diverdi). 2006. 183’. N PN La calidad de la partitura de Anna Bolena no va unida a la existencia de muchas grabaciones, posiblemente por las grandes dificultades de la ópera. En el caso del DVD, existe otra versión editada por VAI, con una veterana Joan Sutherland, por lo que siempre son deseables nuevas propuestas. La actual procede del festival que la ciudad de Bérgamo dedicó el pasado año a su hijo predilecto, con resultados mejorables. La producción es bastante oscura y su esquema lo forma una especie de salón del parlamento, donde pasan todas las escenas, solucionado la falta de marco adecuado con una iluminación directa, que no acaba de reflejar la acción, quedando muy limitado el movimiento escénico. La parte musical está a cargo de Fabrizio Maria Carminati con una versión cohesionada, pero de limitado fraseo y sentido expresivo. Dimitra Theodossiou es una soprano profesional que da siempre lo mejor de sí misma, con los medios que posee, como se puede comprobar en la difícil escena final, pero en conjunto da una correcta versión de la desgraciada reina. Riccardo Zanellato posee un válido registro central, pero la voz pierde timbre en los registros extremos, y a su fraseo le falta nobleza y expresión. Sofia Soloviy tiene unos medios excesivamente líricos y no acaba de integrarse en el personaje, mientras que José Maria Lo Monaco hace un interesante Smeton, con unas condiciones prometedoras. Completan el reparto Gian Luca Pasolini, Percy fuera de estilo y el discreto Mauro Corna. Albert Vilardell 108 EUROARTS 2055888 (Ferysa). 2006. 108’. N PN Esta deliciosa operita (diminutivo equivale a corta duración) está dirigida a los niños. Su calidad permite que la disfrutemos también los mayores. Afortunadamente, los responsables de la puesta lo han tenido en cuenta y se han sustraído a la tentación de hacer experimentaciones conceptuales que valen de pandemia en los escenarios de hoy en día. Con medios sencillos y directos, y un buen manejo de la cámara, intérpretes solventes muy bien conjuntados y elementos de estudio adecuados (luz, materiales escenográficos, vestuario) el resultado es de alta eficacia. Un detalle, por ejemplo, puede probarlo: la Bruja aparece como una glamorosa pelirroja que luego se transforma en el repugnante personaje del cuento. Esta ambigüedad casa bien con la correspondiente a los cuentos para chicos de índole tradicional y hace pensar a los adultos y hasta a los psicoanalistas. Blas Matamoro RAMEAU: Zoroastre. ANDERS J. DAHLIN (Zoroastre), EVGENI ALEXIEV (ABRAMANE), SINE BUNDGAARD (Amélite), ANNA MARIA PANZARELLA (Erinice). LES TALENS LYRIQUES. CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO DE DROTTNINGHOLM. Director musical: CHRISTOPHE ROUSSET. Director de escena: PIERRE AUDI. Coreografía: AMIR HOSSEINPOUR. Director de vídeo: OLIVIER SIMONNET. 2 DVD OPUS ARTE OA 0973 D (Ferysa). 2006. 227’. N PN El montaje de Audi, que saca un gran partido del tan limitado como encantador teatro sueco, demuestra bien a las claras que es posible una lectura moderna, pero respetuosa con la obra original. Una interpretación política, Claudio Abbado EN LA CIMA MAHLER: Sinfonía nº 6. ORQUESTA DEL FESTIVAL DE LUCERNA. Director: CLAUDIO ABBADO. EUROARTS 2055649 (Ferysa). 2006. 89’. N PN Un día especial ese 10 de agosto de 2006 en el que Abbado y su Orquesta del Festival de Lucerna interpretaron la Sexta de Mahler en la Sala de Conciertos del Centro de Cultura y Congresos de la ciudad suiza. Las cámaras de televisión estuvieron allí, grabando y filmando este concierto que no dudamos en calificar como el más intenso y emocionante de los que hemos visto en el marco de este Festival (no olvidamos el magnífico Debussy de estos mismos intérpretes —inexplicablemente ignorado en estas páginas— ), a la vez que otra de las cimas de Claudio Abbado en un concierto en vivo y, lo más importante, la recreación de la Sexta de Mahler más viva, vehemente, refinada y mejor tocada de todas las vistas y oídas por el que suscribe. El maestro italiano, tan preciso como Szell, tan idiomático como Horenstein, tan brillante como Solti, tan intenso como Mitropoulos, tan entregado como Bernstein y casi tan efusivo como Barbirolli, logra un tour de force técnico y expresivo no visto ni oído jamás en un concierto público con esta obra por el firmante. El propio Abbado tiene en su haber otras dos versiones muy notables, aunque grabadas solamente en CD: una con la Sinfónica de Chicago en estudio (DG 1979) y otra con Berlín en vivo (DG 2005), esta última especialmente interesante a pesar de un primer movimiento algo aséptico y distanciado, aunque ninguna de las dos se aproxime siquiera a ésta en la que ya desde el comienzo late un pulso trágico que desde luego no vaticina nada esperanzador para el héroe sinfónico de la obra, hasta el punto de que únicamente el lírico que aprovecha las sutilezas del libreto y la música de Rameau para demostrar que no es tan clara la división entre las fuerzas del bien (vestidos obviamente de blanco) y las del mal (de negro, claro está), como prueba que el Andante (aquí tocado en segundo lugar) proporciona algo de respiro al carácter profundamente hostil que preside toda esta formidable recreación, en la que, además y por si quedaban dudas, los dos tremendos mazazos del último movimiento confirman definitivamente lo que está ocurriendo y cómo va a terminar la historia. Abbado dirige de memoria, con precisión microscópica (todo se oye) y con un envidiable equilibrio entre razón y sentimiento, estando en un momento anímico e intelectual idóneo para enfrentarse a una obra tan compleja como ésta. La orquesta está gloriosa, de un virtuosismo, refinamiento y brillantez a los que ya nos tiene acostumbrados en los conciertos que le hemos visto en otras ocasiones (ya saben que es un conjunto formado por muchos de los mejores músicos de la actualidad, completada por numerosos miembros de la Filarmónica de Berlín). El sonido es excelente, lo mismo que la filmación. En fin, quizá con un punto de exageración pero sin quitar ni siquiera una coma de lo escrito hasta aquí, nos atrevemos a afirmar que aunque sólo tengan esta versión en casa de la Sexta de Mahler basta y sobra para que queden enganchados definitivamente por la obra y por esta fascinante recreación. Imprescindible. Enrique Pérez Adrián personaje de La Venganza vista de blanco, dato más que fehaciente de que los personajes positivos no obran tan limpiamente como pretenden, ya que a la postre si triunfan, lo hacen mediante el uso de los mismos D V D DONIZETTI-RECITALES métodos que sus enemigos, el recurso a la violencia. Esta extrañísima ópera inspiró a Rameau parte de su música más refinada, de gran sencillez en apariencia pero cargada de múltiples significados. Rousset es un idóneo director de la función, a la que impregna de elegancia, estilo y una variada paleta instrumental, bien que dramáticamente se den esporádicas caídas de tensión. La batuta se comporta con especial eficacia en la administración de las danzas, aunque en la final el estatismo de la coreografía resulta paradójico, máxime cuando a lo largo de toda la tragedia lírica una original gesticulación y movimientos casi rockeros han animado el exiguo espacio escénico de Drottningholm. Fabuloso el tercer acto, tanto en lo musical como en lo escénico, con su sorprendente fascinación por el mundo del mal. Correcto, pero algo falto de metal en el timbre, el Zoroastre de Dahlin, más bien insulsa la Amélite de Bundgaard, en tanto que la pareja satánica tiene considerable fuerza, aun cuando el Abramane de Alexiev tienda a rozar lo caricaturesco — lo que en absoluto encaja con el planteamiento de Audi, que ve en estos personajes negativos las partes más interesantes de la ópera—, cuando su papel es el de un pragmático más que un mero perverso de cartón piedra, y formidable la compleja composición de Panzarella de Erinice, con sus dudas y claroscuros. La filmación se pliega a la frontalidad —salvo encuadres perpendiculares que no son muy necesarios— a que obliga el escenario. Una importante publicación. definidas, en espacios al completo utilizados por una dirección de escena que facilita la comprensión de los hechos, con suficiente diferenciación entre las situaciones cómicas y las sentimentales. Con un vestuario, que firma Franca Zucchelli, por supuesto de lo más apropiado y acorde. Espectáculo, pues, delicioso y disfrutable, con un apoyo musical y canoro que tienen sus más y sus menos. La protagonista, voz dura y rígida, avejentada y corta, la Lavani, curiosamente, ofrece un buen planteo del papel de Giulia, salvando la situación por su conveniente presencia y desenvuelta actividad escénica. Magistral Palacio, voz de auténtico color y modales rossinianos, con recitativos jugosos y canto de una calidad suprema, logrando con su preciosa aria, nada fácil de resolver, Vedrò qual sonno, el máximo momento de la velada. Coviello encuentra en Germano un papel de los que le hicieron sobresalir en los primeros años de una carrera que interrumpió inesperadamente. Así saca de Amore dolcemente todo lo que ella permite, incluida la flexibilidad, a un cantante-actor bufo de su categoría. Eficaz sin más el Dormont de Pane y menos inspirado el algo torpe Blansac de Chiappi, ajeno por completo a esta estética musical. La Tramonti da veracidad a su actuación y se luce moderadamente en su aria di sorbetto. Andreae, tras una inmaculada obertura, de elegante y prístina sonoridad, acompaña con vigor rítmico y atención a los solistas. Viene subtitulada en inglés. Enrique Martínez Miura Fernando Fraga ROSSINI: VERDI: La scala di seta. CARMEN LAVANI (Giulia), ERNESTO PALACIO (Dorvil), TULLIO PANE (Dormont), TIZIANA TRAMONTI (Lucilla), MARIO CIAPPI (Blansac), ROBERTO COVIELLO (Germano). ORQUESTA DELLA SVIZZERA ITALIANA. Director musical: MARC ANDREAE. Director de escena: FILIPPO CRIVELLI. Director de vídeo: MIRTO STORNI. Macbeth. LEO NUCCI (Macbeth), SYLVIE VALAYRe (Lady Macbeth), ENRICO IORi (Banquo), ROBERTO IULIANO (Macduff), NICOLA PASCOLi (Malcolm). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO REGIO DE PARMA. Director musical: BRUNO BARTOLETTI. Directora de escena: LILIANA CAVANi. Director de vídeo: ANDREA BEVILACQUA. FAVEO-OPUS ARTE (Ferysa). 1983. 97’. R PN TDK DVWW-OPMACPA (JRB). 2006. 156’. N PN Hermosos decorados de Peter Sesentón, Nucci está en disposiBissegger que representan el corte trasversal de la casa que corresponde a la acción, con sus habitaciones bien delimitadas y ción todavía de sacar adelante este oneroso papel de Macbeth. Claro que la voz corre mejor cuando canta en forte, pese a a l g u n o s inconvenientes de control del vibrato, evitando en la medida de lo posible la emisión en piano, dando a la lectura por momentos un aire de superficial monotonía. pero la veteranía, la experiencia, la generosidad acaban imponiendo su retrato, que comienza desatento y algo ajeno, aunque en general de una sola pieza, con considerable fuerza y convicción. La Valayre, sin disfrutar de unos medios extraordinarios (los de la Guleghina, su rival hoy en la Lady, son mejores pero peor manejados) consigue superar con holgura todas las dificultades vocales de su parte, con unos agudos importantes, unos graves sabiamente resueltos y una personificación pese a caer en algunos detalles de vulgar rutina expresiva, en conjunto, de enorme eficacia escénica. Muy interesante esta intérprete de camaleónico y nada fácil repertorio, que en la escena del sonambulismo da una lección de saber estar, decir y transmitir. Iori es un Banquo juvenil que resuelve su parte (el dúo con el protagonista, el aria) con correcta disponibilidad. Los otros dos tenores, del montón, que pasan, sobre todo Iuliano, casi inadvertidos. Magnífica, como era de esperar, la dirección de Bartolet- ti, sabio concertador a la italiana donde los haya. La Cavani plantea la escena como si se desarrollara en una corrala o en un teatro de la época de Shakespeare, cuyo público caracterizado a lo años cuarenta del pasado siglo rompe a menudo la fugaz atmósfera conseguida cuando caen ante el ojo de la cámara. Los protagonistas, ellos sí vestidos de acuerdo a la época de la acción, están movidos con cierta soltura pero no así la comparsería, con detalles de muy mal gusto centrados en la presencia de un enano con el que no sabe aclarar la regista para qué realmente le convoca, lo mismo que con los bailarines que en la escena del banquete se les marcan unos movimientos forzadísimos, cercanos al ridículo. Las brujas, no se sabe por qué, son unas lavanderas, capitaneadas por una especie de cabecilla epiléptica de la que uno se compadece por lo que le obligan a hacer (incluida su larga participación en el ballet del acto III) para ganarse el honrado sustento. Hay buenos momentos, cuando deja parada a la tropa, como en la escena de los exiliados, donde se luce como en toda la obra el buen coro del Regio. También se consiguen algunos buenos efectos visuales gracias a la iluminación, pero en conjunto el montaje despide el tufillo de un espectáculo provinciano con pretensiones. Fernando Fraga RECITALES PLÁCIDO DOMINGO. Tenor. Homenaje a Sevilla. Páginas de Don Giovanni, Carmen, Fidelio, El barbero de Sevilla, La forza del destino, El gato montés y Sevilla es. ORQUESTA SINFÓNICA DE VIENA. Director musical: JAMES LEVINE. Director de escena: JEANPIERRE PONNELLE. DEUTSCHE GRAMMOPHON 073 4289 (Universal). 1981. 68’. R PN Se inicia el documental con la bonita canción de M o r e n o Torroba Sevilla es, oportuna presentación para un reportaje que tiene como protagonista a esta capital andaluza, lugar operístico por excelencia tal como defiende Domingo en el reportaje anexo, frente a las opiniones de Ponnelle que se inclina por Roma y de Levine que lo hace por París. Tras varios planos de corte casi de gancho turístico, donde se aprecian algunas bellezas de la ciudad bética, viene las escenificaciones de aquellas óperas que directa o indirectamente transcurren en Sevilla o aledaños. Escenificadas por Ponnelle con un rigor, una sapiencia lírica y una utilización ágil y elocuente de la cámara, en lugares reales perfectamente elegidos (por ejemplo, las ruinas de Itálica para Fidelio) permiten al omnipresente protagonista vocal una exhibición de su versatilidad y de su desenvuelta manera de actuar y moverse ante la cámara. Domingo es capaz de cantar de barítono (Don Juan, Fígaro) y de tenor de variadas categorí- 109 D VDDV D RECITALES as, desde el ligero Almaviva, a dúo consigo mismo, a los spinto, tipo Florestán (años antes de que se enfrentara discográficamente con el personaje beethoveniano, vía Barenboim), su bien conocido Don José (el si bemol del aria le ha salido mejor otras veces), el Alvaro verdiano y el Rafaeliyo de El gato montés, obra de Penella que de bastante manera él puso al día. En los títulos de Bizet y Penella cuenta con la muy destacable colaboración, respectivamente, de una vistosa e inquietante Victoria Vergara y de la sensual y sinuosa Virginia Alonso. Siempre acompañado con la soltura habitual por Levine, salvo en la canción española, donde el tenor se acompaña a sí mismo. Un excelente guión, que logra combinar erudición con información narrado por Domingo, sirve de lazo de unión entre los números musicales. Una muy interesante y disfrutable realización, que el paso del tiempo ha mejorado. Fernando Fraga BORIS GILTBURG. Pianista. Obras de Bach, Schubert, Scriabin, Liszt, KreislerRachmaninov y Gershwin. Director de vídeo: TONY ADZINIKOLOV. VAI 4393 (LR Music). 2006. 81’. N PN B oris 110 Giltburg (Israel, 1984) que fue finalista en la edición XIV del Concurso de Santander se presenta en este DVD como un pianista sólido, serio y convincente que busca tras las partituras un modo de expresión honesto y poderoso. Su tocar, riguroso y severo, además de inteligente y sobrio, nos acerca diferentes estéticas musicales todas ellas abordadas con la misma actitud. Sus capacidades son sólidas, su interpretación al vivo estable. Este DVD es una buena muestra de ello; recital ofrecido por el joven en el Festival Internacional de Miami el 11 de mayo de 2006. Aunque su apariencia pudiera sugerir lo contrario (flaco, aparentemente endeble) el sonido que emana de sus manos es pétreo y firme, si durezas ni suciedades. Giltburg ofrece un Bach sorprendente, pleno de sentido y con un líneas contrapuntísticas claramente trazadas. Es una Fantasía cromática y fuga interiorizada, con un mensaje lúcido repartido entre tantas articulaciones y rubatos controlados. Su Schubert es más sutil, de espíritu más inestable. La Wanderer en sus manos sublima lo mejor de un Schubert que por cierto nunca pudo tocar la pieza, dadas sus dificultades técnicas. El artista se acerca sin miedo y con el acertado convencimiento de trabajar la sensibilidad del vienés con delicadeza, trazando las líneas melódicas con ternura y sutilidad. Su Scriabin es poético y evocador, colorístico y sugerente. La fibra expresiva, de fuerte intensidad halla en la Sonata nº 2 sutiles sendas y etéreas cantilenas. Su ejecución de la Sonata de Liszt no desmerece en absoluto; con gran ímpetu y destreza expresiva, Giltburg muestra su arte para ofrecer una imperturbable versión, llena de energía y potencialidades, en las que el equilibrio integral, el cuidado del sonido y su dicción romántica son generosos y sin complejos. El gesto del pianista en todo momento es sobrio y parco, sincero y austero, aspecto que añade castidad a la versatilidad interpretativa de esta promesa del piano. Para disfrutar. mar musicalmente más allá del instrumento concreto y de su repertorio. A lo largo de la película se cuelan nociones de la historia y la cultura de China y en este sentido es un auténtico documental sobre el país y, por supuesto, la música ocupa un lugar muy importante. Obras de autores chinos o música tradicional adaptada para piano, y no podía faltar el célebre Concierto del río amarillo, obra colectiva basada en una famosa canción de Xian Xinghai. Toda esta música está datada en el siglo XX pero no esperen hallar en ella ni el menor asomo de vanguardia y sí ecos clarísimos de un romanticismo contemplativo, sereno y vistoso, y de un impresionismo colorista y exquisito, todo muy evocador, entre Grieg y Debussy para entendernos. Hay más de una sorpresa que no desvelaremos, especialmente una verdaderamente masiva y delirante. Merece atención para verlo completo al menos una vez. Y es que Lang nos atrapa por su espontaneidad y su sincera simpatía. Emili Blasco MASSENET, SU VIDA Y SU MÚSICA. LANG LANG. Pianista. Dragon Songs. Obras de Wengcheng, Luting, Anlun, Yiqiang, Mingxin, Yuxian, Jianer, Zuqiang, Jiping y Jianmin. DIVERSOS SOLISTAS Y ORQUESTAS. Director de vídeo: BENEDICT MIROW. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4191 (Universal). 2005. 130’. N PN P elícula sobre la estancia de Lang Lang en China, su país; un viaje de toda una estrella internacional a sus orígenes. La visita se enmarca en una gira de conciertos por el país asiático, donde es una auténtica celebridad. No en vano, en China hay alrededor de veinte millones de estudiantes de piano y, como se dice en el documental, “todos quieren ser como Lang Lang”. Todo el mundo parece estar encantado con el joven pianista, quien reconoce que el contacto con los estudiantes, sobre todo gracias a las clases magistrales, es muy importante. Lang Lang habla mucho y con entusiasmo, a veces critica a los músicos chinos, también a los profesores, por su falta de imaginación o por un exceso de disciplina, y hasta por no for- Josep Pascual JOAN SUTHERLAND, THOMAS HAMPSON, ROSAMUND ILLING E. A. RICHARD BONYNGE, narrador. BALLET Y ORQUESTA DE LA ÓPERA AUSTRALIANA. Director de vídeo: SCOTT MURRAY. MELBA MR 2000 PAL (LR Music). 2000. 75’. N PN E videntemente destinado a la televisión, este DVD contiene dos partes: una es la narración en sí misma de la vida y la obra de Jules Massenet; otra es una serie de entrevistas (veinte minutos) a personalidades vinculadas al músico francés: cantantes, acompañantes, biógrafos, descendientes directos, críticos musicales. En aquélla, el material es variado. Se ven lugares donde vivió Massenet, teatros donde estrenó sus obras, carteles y programas de la época, fotos igualmente históricas de sus intérpretes, retratos del maestro en variadas edades. Es de notar la ausencia de documentos sonoros y cinematográficos de su persona que, por fechas, podrían haberse producido. Cantantes de hoy asumen algunos momentos de su vasta y variopinta obra. El resultado es un filme didáctico, bien documentado y narrado con fluidez por gente muy cercana al mundo que se refiere. Para el espectador español tiene el inconveniente de no contar con subtítulos. Blas Matamoro THE GOLDEN RING. La película de 1965 de la BBC y la ORF sobre la grabación de Sir Georg Solti de El Anillo del Nibelungo. Director de vídeo: HUMPHREY BURTON. DECCA 074 3196 (Universal). 1965. 157’. R PM T ercera reedición de esta interesantísima película de Humphrey Burton ya comentada desde estas mismas páginas en dos ocasiones más. No hay novedades en esta nueva edición y la narración del propio Burton en alemán e inglés continúa sin ser trasladada a otros idiomas, lo cual frenará bastante a quienes no dominen estas dos lenguas. Por lo demás, maravilloso documento del equipo de John Culshaw, responsable del mejor Anillo registrado en estudio de la historia de la música grabada, con un Solti absolutamente volcánico y temperamental, sensacional director de ópera que obtiene de la Filarmónica de Viena el sonido más bello grabado nunca con esta música en una verdadera orgía sonora. Además, pueden ver a varios cantantes ya míticos en estos papeles: la vocalmente perfecta Birgit Nilsson, el magnífico Wolfgang Windgassen, el profundo y rocoso Gottlob Frick y un colosal Fischer-Dieskau de 40 años que pasmará a todos cuantos le vean y escuchen (también interviene la notable soprano norteamericana Claire Watson como Gutrune). En fin, un fascinante documento que refleja claramente todos los entresijos de una grabación tan compleja como ésta (se trata del Ocaso), completada con varios fragmentos en audio extraídos del Ring de Solti. Imprescindible para wagnerianos. Enrique Pérez Adrián NEGRO MARFIL ALREDEDOR DEL PRELUDIO No vamos, nos llevan. Montaigne Describo el pasaje, ¿el pasaje hacia dónde, desde dónde? Describo lo que pasa, se mueve, desliza, escapa. El preludio era, es, una promesa de fuga, promesa y fugas abortadas siempre, casi siempre con la cadencia de dominante tónica y su siniestro sonido de cerrojo. Las fugas conseguidas, quiero decir, cuando el fugitivo no es alcanzado, son, bien evidentemente, imaginadas o imaginarias, no dichas, no compuestas o inacabadas; Jacques Lenot las sitúa, a lo Debussy, acaso a lo Rilke, entre el título y la obra, el preludio tendiendo hacia su título: Un canto lejano, Quiero con esos fragmentos arribar a mis ruinas, Cielos cayendo, ¿Adónde podría yo huir? Lo propio de un preludio: no indicar su punto de fuga. (pero, en realidad, serva padrona), renuncia a todo ello, a esa arquitectura perfecta y libre de todo anclaje textual (“las proporciones de las voces son armonías para el oído” independientemente de la palabra, de su sentido —ese vil gusano en la fruta o en el edifico—, de su lengua) Monteverdi da el golpe de gracia al renacimiento (el renacimiento, ese intento por imponer, implantar, crear o creer en una belleza eterna, intemporal). En las Toccate... el intérprete no está obligado a tocarlas de cabo a rabo; podrá pararse donde le parecerá justo. Frescobaldi Frescobaldi, de una manera más discreta, un poco a lo Gesualdo, prepara el terreno, introduce la inquietud (habría que decirlo en su lengua original, inquietudine, pues solo el italiano sabe cantar esa palabra dolce-amara con su final como un íntimo diminutivo). Frescobaldi permanece en ese No describo el ser, describo el pasaje. pasaje, se complace en ese entredós, Montaigne acaso no sabe ir, como Monteverdi, más allá, o no lo quiere. Incluso no cesa de En el quicio del siglo XVI y XVII, revisitar ese pasaje, revisa su toccatas pocos se interesaban en la sombra; alguun cuarto de siglo después de haberlas nos la acarician o acentúan un párpado compuesto; ese cuarto de siglo es el o unas arrugas, como los compositores tiempo que separa el Lamento d’Ariantratan la disonancia en fenómeno pasana del Combattimento. jero, otros emplean el sfumato, que no Francesco Tristano Schlimé presenta es sombra sino, apenas, bruma o humo, así las Toccatas: 1, 7, y 2, 1, y 3, 2, y 4, un velo, para evitar la brutalidad del sol 3… volviendo sobre sus pasos como el a mediodía y de la armonía. Al convertir compositor sobre sus obras, intercalanla sombra, utilizada por sí misma, al do composiciones suyas: improvisacioigual que la disonancia en la música, al nes, transiciones, interludio, ornamenconvertir la lucha entre la luz y la somtos… El intérprete-compositor prolonbra, en el instrumento de la tragedia, en ga, prepara, cultiva o comenta esa el placer de la pintura y de la composiintranquilidad rítmica, esos recuerdos ción, Caravaggio y Frescobaldi empiede un pasaje perpetuo, de ese viaje zan por no expresar sino la emoción. inmóvil, confundiendo viaje y promesa Hubo, o hay, dos procesos distintos de viaje; no habla de la obra terminada, en el trabajo musical, quizá en todo tracomo aquellos autores vendiendo sus bajo, dos maneras de ponerse a la obra, libros a altas horas de la noche televisicomplementarias o acaso opuestas: va sino como un adolescente rebosanuna, subterránea y a la vez abierta, nocdo proyectos… de mayor, quiero indio, LA PERFETTIONE... DIÁLOGOS CON turna y soñadora, onírica y atenta, o compositor… os cuento lo que preFRESCOBALDI. 12 Toccatas Comentarios e hecha de impresiones, intuiciones, veo, lo que podrá ser, y será formidaimprovisaciones de FRANCESCO TRISTANO SCHLIMÉ, piano. estructuras o ideas inacabadas, en gesble. Escribiré una obra, que será así y SISYPHE 008 [+ DVD]. 2006. 52’. N PN tación, acechando las idea o la presa un poco asá. Escuchad mi piano, magnueva, el material potencial, y otra, nífico Steinway, dice Schlimé en su primetódica, diurna, disciplinada, realizaLENOT: Preludios de los Libros 1 y 2 mera Improvisación, arranco las notas dora, que permite la puesta en forma. pulsando las cuerdas, sueño con un cla(extractos). Ciudades de la noche. 2 primeros El ricercar, el tiento, la intonazione… ve tan inimaginable como la música Estudios. El Espíritu de soledad. WINSTON CHOI, y la toccata, junto con el preludio non que vais a escuchar y reescuchar en ese piano. mesuré, no medido, sin barras de comy otro orden… Michelangelo no hacía INTRADA 017. 2005. 72’. N PN pás, probablemente la forma musical acaso otra cosa cuando solía contemmás desconstruida, nos ofrecen ambos plar largo tiempo los inmensos bloques procesos simultáneamente e incluso de mármol arrancados a las canteras de parecen privilegiar el primero. DestrucCarrara, hasta reconocer sus esculturas ción, acaso acoso y derribo de la función, de lo que era la razón de futuras en la masa bruta y encontrar la manera de liberarlas, modifiser de la música: ordenar, tejer, trenzar el pensamiento de los hom- cando sus contornos todavía indecisos, ampliando o reduciendo bres, querer ser el arte del “alma igual”. Inventando la cólera, lo sti- imperceptiblemente sus fronteras imaginarias, apartando con su cinle concitato y más generalmente la emoción en la música, doble- cel la materia inútil, la ganga que las rodeara. gando el lenguaje musical y moldeándolo según la expresión poética, haciendo de la palabra la padrona (oficialmente) de la música Pierre Élie Mamou 111 ÍNDICE ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS 112 Anderson: Eden. Knussen. NMC. 76 Angulo: Recercada. Temes. Verso.76 Argerich y sus amigos. EMI. . . . 103 Asencio: Canciones. Monar/Jaume. PM.. . . . . . . . . . 76 Bach, J. S.: Cantatas. Kuijken. Accent. . . . . . . . . . . . 77 — Cantatas. Gardiner. SDG. . . . 77 — Clave bien temperado I. Beauséjour. Naxos. . . . . . . . . . 77 — Conciertos para claves. Belder. Brilliant. . . . . . . . . . . . 77 — Partitas para violín. Kremer. Euroarts. . . . . . . . . . . 106 Bach-Schumann: Pasión según san Juan. Max. CPO. . . . . . . . . . . . 78 Bach, C. P. E.: Obras para tecla. Spányi. BIS. . . . . . . . . . . . . . . . 78 Bartók: Coros. Tillai. SOMM. . . . 78 Beethoven: Sonatas 4-7. Brautigam. BIS. . . . . . . . . . . . . 78 — Sonatas 8-11. Lewis. H. Mundi.79 — Sonatas 3, 29. Becker. CPO. . 79 — Sonatas op. 31. Oppitz. Hänssler. . . . . . . . . . . 79 — Variaciones Diabelli. Ashkenazi. Decca.. . . . . . . . . . 80 Benedetti-Michelangeli, Arturo. Pianista. Obras de Schumann, Liszt y otros. Tahra. . . . . . . . . . 72 Berg: Canciones. Baraiinsky/Steen. MDG. . . . . . 80 Berlioz: Troyanos. Norman, Domingo/Levine. DG. . . . . . . 106 Bernstein: Serenata. Pasquier/Colomer. Calliope. . . 80 Blake: Concierto para violín. Brown/Blake. NMC. . . . . . . . . 80 Borgunyó: Cuartetos 1, 2. Drago Mà de Guido. . . . . . . . . . . . . . 81 Bork, Inge. Soprano. Grabaciones 1936-2006. Orfeo. . . . . . . . . 101 Brahms: Conciertos para violín y doble. Fischer, MüllerSchott/Kreizberg. Pentatone. . . 81 — Sinfonías. Chailly. Decca. . . . 81 Britten: Música de cine. Brabbins. NMC.. . . . . . . . . . . . 81 Bruckner: Sinfonía 3. Marthé. Preiser. . . . . . . . . . . . . 82 — Sinfonía 5. Celibidache. Altus.107 Cardona: Cuartetos 1-3. Latinoamericano. Quindecim. . 82 Celibidache, Sergiu. Director. Obras de Berlioz, Mozart y Schubert. Opus Arte. . . . . . . . 107 Chaikovski: Cascanueces. Vedernikov. Pentatone. . . . . . . 82 Cortot, Alfred. Pianista. Obras de Beethove, Ravel y Liszt. Tahra. 72 Cuba para dos. Mejía/Bravo. Quindecim. . . . 103 Delius: Canciones. Partridge. Etcetera.. . . . . . . . . . 82 — Canciones. Kenny/Lane. Hyperion. . . . . . . 82 Domingo, Plácido. Tenor. Homenaje a Sevilla. DG. . . . . 109 Donizetti: Anna Bolena. Theodossiou, Pasolini/Carminati. Dynamic.. . 108 Elgar: Coros. O’Donnell. Hyperion. . . . . . . . . . . . . . . . . 83 — Variaciones Enigma. Varios. . . 66 Falla: Vida breve. De los Ángeles, Gómez/E. Halffter. SOMM. . . . 83 Finzi: Conciertos. Handley. Lyrita. 83 Furtwängler, Wilhelm. Director. Obras de Strauss y Wagner. Testament.. . . . . . . . . . . . . . . . 75 Gilels, Emil. Pianista. Obras de Beethoven. Doremi. . . . . . . . . 74 Giltburg, Boris. Pianista. Obras de Bach, Schubert y otros. VAI. . 110 Giordano: Andrea Chénier. Tebaldi, Corelli/Matacic. Orfeo.83 Gran burlador. Recasens. Lauda.103 Gran desio e dolce speranza. Schmied. Openmusic. . . . . . . 103 Grétry: Cuartetos. Thaïs. Musica Ficta. . . . . . . . . . . . . . . 84 Guller, Youra. Pianista. Obras de Chopin. Tahra. . . . . . 72 Haas, Monique. Pianista. Obras de Mozart, Bach y Rameau. Tahra.72 Haendel: Arias. Bostridge/Bicket. EMI. . . . . . . . 84 — Arias. Kozená/Marcon. Archiv.84 — Arias. Padmore/Manze. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . 84 — Arias alemanas. Sampson/King. Archiv. . . . . . . 85 — Cantatas italianas. Thomas. Coro.. . . . . . . . . . . . . 85 — Cantatas Ruspoli. Galli, Invernizzi/Bonizzoni. Glossa. . 85 Hampson, Thomas. Barítono. Obras de Mozart, Haydn y otros. Warner. . . . . . . . . . . . . . . . . . 101 Harwood, Richard. Violonchelista. Obras de Beethoven, Glazunov y otros. EMI. . . . . . . . . . . . . . . . 102 Haskil, Clara. Pianista. Obras de Mozart. Tahra. . . . . . 72 Haydn: Cuartetos. Buchberger. Brilliant.. . . . . . . . 86 — Conciertos y divertimentos. Coin. Laborie. . . . . . . . . . . . . . 86 Henze: Cimarrón. Andersson. Stradivarius. . . . . . 87 — Música de cámara. Villa Musica. MDG. . . . . . . . . 86 Hindemith: Cardillac. McIntyre, Soffel/Sawallisch. DG. . . . . . . . 71 — Cardillac. Held, Denoke/Nagano. Bel-Air. . . . . 71 Holst: Fugal Concerto. Griffiths. Naxos. . . . . . . . . . . . 87 Humperdinck: Hänsel y Gretel. Hofstetter. Euroarts. . . . . . . . . 108 Jolivet: Obras para flauta. Esch. Etcetera. . . . . . . . . . . . . . 87 Kempis: Sinfonías. Failly. Musica Ficta. . . . . . . . . . . . . . . 87 Kissin, Evgeni. Pianista. Obras de Schubert, Liszt y otros. DG. . . 102 Klemperer, Otto. Director. Obras de Beethoven. Testament. . . . . 75 Kozeluch: Conciertos para clarinete. Klöcker. Orfeo.. . . . . 88 Krása: Brundibár. Schwarz. Naxos. . . . . . . . . . . . 88 Lang, Lang. Pianista. Dragon Songs. DG. . . . . . . . . 110 Le Duc: Obras sinfónicas. Schneider. CPO. . . . . . . . . . . . 88 Lortzing: Wildschütz. Heger. EMI.74 Ludi musici. Savall. Alia Vox.. . 104 Mahler: Sinfonía 2. Norrington. Hänssler. . . . . . . . 88 — Sinfonía 5. Dudamel. DG. . . . 89 — Sinfonía 6. Abbado. Euroarts. 108 Maria: Bartoli. DECCA . . . . . . . 105 Martinu: Música de cámara. Villa Musica. . . . . . . . . . . . . . . 89 Massenet: Werther. Pappano. EMI. . . . . . . . . . . . . . 74 Massenet, su vida y su música. Murray. Melba. . . . . . . . . . . . 110 Medtner: Skazki. Milne. Hyperion.88 Mercadante: Maria Stuarda. Howarth, Larmore/Allemandi. Opera Rara.. . . . . . . . . . . . . . . 90 Montgeroult: Estudios. Robilliard. Hortus. . . . . . . . . . . 90 Mozart: Arias de concierto. Matt. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . 91 — Bodas de Fígaro. D’Arcangelo, Netrebko/Harnoncourt. DG. . . 91 — Conciertos para violín. Talich. Calliope. . . . . . . . . . . . 91 — Conciertos para violín. Vengerov. EMI. . . . . . . . . . . . . 91 — Così fan tutte. Janowitz, Berry/Krips. Orfeo.. . . . . . . . . . 92 — Cuartetos. Budapest. United Archives. . . . . . . . . . . . 90 — Cuartetos con flauta. Beznosiuk. Avie. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90 — Don Giovanni. Weisser, Regazzo/Jacobs. H. Mundi. . . . 70 Música española para violín y piano. Pérez Espejo. RTVE. . . 104 Napoli/Madrid. Florio. Naïve. . 104 Nielsen: Concierto para clarinete. Fröst/Vänska. BIS. . . . . . . . . . . 92 Oistrakh, David. Violinista. Obras de Beethoven y Brahms. Doremi.. . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 Ornstein: Obras para violonchelo y piano. Gordon/Hodgkinson. New World. . . . . . . . . . . . . . . 92 Pape: Funeral Sentences. Blacquart. Mode.. . . . . . . . . . . 92 Payne: Obras vocales. Manning. NMC. . . . . . . . . . . . 93 Penderecki: Sinfonía 7. Wit. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . 93 Perea, Alicia. Pianista. Danzas. Autor. . . . . . . . . . . . 102 Pergolesi: Stabat Mater. Gini. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . 93 Philippe Herreweghe by himself. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . 104 Pla: Sonatas para oboes. Piceno. Ramée. . . . . . . . . . . . . 93 Pogossov, Rodion. Pianista. Obras de Chaikovski, Mahler y otros. EMI. . . . . . . . . . . . . . . . 102 Rachmaninov: Sinfonía 2. Järvi. Telarc. . . . . . . . . . . . . . . 93 Rameau: Zoroastre. Dahlin, Alexiev/Rousset. Opus Arte. . 108 Richter: Sinfonías. Bamert. Chandos. . . . . . . . . . . 94 Richter, Sviatoslav. Pianista. Obras de Beethoven, Bach y otros. Doremi. . . . . . . . . . . . . . 74 Rodrigo: Música para piano. Pizarro. Naxos. . . . . . . . . . . . . 94 Roslavets: Sonatas para violín. Soroka. Naxos. . . . . . . . . . . . . 94 Rossini: Comte Ory. Gerrard, Salsi/Cohen. Naxos.. . . . . . . . . 94 — Scala di seta. Lavini, Palacio/Andreae. Faveo. . . . . 109 Roussel: Padmavati. Plasson.EMI.74 Saint-Saëns: Obras para violín. Kantorow. BIS.. . . . . . . . . . . . . 95 Scelsi: Canti. Hirayama. Wergo.. 95 Schnittke: Sonatas para violonchelo. Thedéen/Pöntinen. BIS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 Schubert: Cuartetos 13, 14. Takács. Hyperion. . . . . . . . . . . 95 — Lieder. Sindram/Eisenlohr. Naxos.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96 — Tríos. Capuçon/Braley. Virgin. 96 Schumann: Fantasía. Biss. EMI. . 96 — Kreisleriana. Kauten. Sony.. . . 96 — Sinfonías 1, 3. Herreweghe. H. Mundi.. . . . . . 96 Schwarzberg, Dora. Pianista. Obras de Franck, Debussy y otros. Avanti.. . . . . . . . . . . . . . . . . . 102 Scott: Canciones. Milne/Burnside. Signum. . . . . . 97 Scriabin: Preludios y Sonatas. Stanev. Sony.. . . . . . . . . . . . . . 97 Segovia: Obras para guitarra. Maruri. EMEC. . . . . . . . . . . . . . 97 Shafran, Daniel. Violonchelista. Obras de Chaikovski, Bach y Shostakovich. Doremi. . . . . . . 74 Shostakovich: Cuartetos 6, 8, 11. Jerusalén. H. Mundi. . . . . . . . . 97 — Fragmentos. Elder. Signum. . . 98 — Perno. Sorokin. Bel-Air. . . . . . 69 — Sinfonías de cámara. Hradil. Praga. . . . . . . . . . . . . . 98 Sibelius: Canciones. Jurmu/Somero. Naxos.. . . . . . . 98 — In memoriam. Vänskä. BIS. . . 98 — Origen del fuego. Vänskä. BIS. . . . . . . . . . . . . . . 99 Smetana: Novia vendida. Kempe. EMI. . . . . . . . . . . . . . . 74 Sor: Obra para piano a 4 manos. Roger/Harada. Tritó. . . . . . . . . 99 Stanford: Sinfonías 4, 7. Lloyd-Jones. Naxos.. . . . . . . . . 99 Talich, Vaclav. Director. Obras de Dvorák, bach y otros. Supraphon. . . . . . . . . . . . . . . . 72 Tansmann: Música de cámara. Elysée. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99 Telemann: Conciertos para violín. Wallfisch. CPO.. . . . . . . . . . . . 99 — Obras para flauta. Martin. Paradizo.. . . . . . . . . . 100 The Golden Ring. Burton. Decca. . . . . . . . . . . . 110 Tippett: Choral Images. Farrington. Signum. . . . . . . . . 100 Toscanini, Arturo. Director. Obras de Goldmark, Bizet y otros. Testament.. . . . . . . . . . . . . . . . 75 Turina: Obras para violín. Peralta/Sánchez. Verso. . . . . . 100 Verdi: Ernani. Muti. EMI. . . . . . . 74 — Macbeth. Nucci, Valayre/Bartoletti. TDK.. . . . . 109 Vivaldi: Aurei zeffiretti. San Souci. Dynamic. . . . . . . . 100 Vladigerov: Vardar. Andreescu. CPO.. . . . . . . . . . 100 Wagner: Anillo. Haenchen. Etcetera. . . . . . . . . 73. — Anillo. Zagrosek. Euroarts. . . . 73 — Ocaso de los dioses. Zagrosek. Naxos.. . . . . . . . . . 101 Weiss: Obras para 2 laúdes. Hofstötter/Costoyas. Atma. . . 101 Zarzuela. Nadelmann/Herzog. Genuin. . . . . . . . . . . . . . . . . . 105 D O S I E R T EMPORADAS DE Ó PERA Foto original: Javier del Real 2007-2008 E l gobierno de Grecia llamó este 2007 el año de Maria Callas al cumplirse el treinta aniversario de la muerte de la más grande, ocurrido el 16 de septiembre de 1977. El 24 de marzo de 2008 se cumplirán los doscientos años de la llegada al mundo en París pero con ineludibles raíces españolas (padre sevillano, madre madrileña), de María Malibrán. La Bartoli, previsora, prolija y aplicada, le dedica un nuevo disco a esta diva decimonónica cuyo aniversario natal coincide con el del compositor irlandés Michael Balfe, nacido pues en 1808 y autor de una Bohemian Girl, La Gitanilla (por algo está basada en la novelita de Cervantes), grabada en 1991 por Richard Bonynge y que merecería, dada la oportunidad, el rescate. El enorme Gigli se interesó por la bonita aria de Taddheus, When other lips. En 1908, a seis meses de distancia, muere en San Petersburgo RimskiKorsakov y nace en Aviñón Messiaen, con bastante diferencia en cantidad operística para, presuntamente, celebrar fechas. En 1958 se estrenaron tres óperas, Ariane de Martinu (pensada por el compositor, por cierto, para Maria Callas), Maria Golovin de Menotti y Assassinio nella cattedrale de Pizzetti, las tres ocasionalmente recordadas por las programaciones teatrales. La de Martinu se escuchó recientemente en Estrasburgo, la de Menotti el año pasado en Marsella y la de Pizzetti, en Turín y Trieste con Ruggero Raimondi y Ferruccio Furlanetto siguiendo los pasos del imponente Nicola Rossi-Lemeni que la estrenó el 1 de marzo de aquel año en la Scala. Cumple 150 años, el 21 de octubre, esa joya de Offenbach llamada Orphée aux enfers, contemporánea de otros títulos franceses de Halévy y Gounod menos interesantes y de El barbero de Bagdad de Cornelius (a quien Wagner enviaba cartas inequívocamente amorosas), ópera alguna vez presente en repertorios germanos. Cumplen también años redondos obras de Piccinni, Traetta o Cavalli, pero si consideramos la cifra de 125 se comprueba que cumplen natalicios nada menos que Lakmé de Delibes y Una noche en Venecia de Johann Strauss, así como dos óperas centradas en el rey inglés Enrique VIII: una, justamente, de Rimski-Korsakov; otra, de Saint-Saëns, atendida modernamente por Pierre Jourdan para el Teatro Imperial de Compiègne y luego retomada por el Liceo barcelonés. Cumplen 175, entre otras y aquí se concluye por el fin el recuento, Beatrice di Tenda de Bellini, Lucrezia Borgia de Donizetti, Gustavo III de Auber, Ali Baba de Cherubini y Hans Heiling de Marschner. En 1983, 25 años ha, murieron Egk y Walton. El próximo noviembre se cumplen 50 años de la muerte de Beniaminio Gigli y la Ópera de Viena lo va a recordar. Fernando Fraga 113 D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 CELEBRANDO A MONTEVERDI Y MESSIAEN La Ópera Holandesa aprovecha el 400 aniversario del estreno monteverdiano de Orfeo para recuperar sus producciones de la tríada de partituras del cremonense, estrenadas en la última década del siglo pasado y concebidas por Pierre Audi. A la trimurti se suma Madrigalen, con una nutrida representación de esta parcela compositiva del mismo músico. Encontramos ya un homenaje a Messiaen: Saint François d’Assise se representa en junio (a los 25 años además de su estreno parisino), en concepto de Audi desde luego (es el director artístico de la casa, cabe recordar) y con Ingo Metzmacher en foso, sumándose así a Nagano, Cambreling, Salonen, ÁMSTERDAM Albrecht o Runnicles en interés por esta extraña obra no exenta de fascinación. Louis Andriessen, nacido en 1939, estrena producto, Commedia, una “filmopera” (sic) basada en Dante, Vondel y episodios de la Biblia. Andriessen, compositor como su padre (Hendrik) y su abuelo (Jurriaan) no es nuevo en esta plaza; ya ha estrenado Rosa, a horse drama (1995) y Writting to Veermer (2000). Se ve que gusta. Para el espectador de siempre, están las nuevas producciones de Lucia di Lammermoor, con Mariola Cantarero (que los deslumbrará, seguro), Daphne con Michaela Kaune y Peter Kontwitschny en la escena (¿qué hará, dioses, con la hija de Gaea y Peneios?), Castor et Pollux de Rameau con Véronique Gens y Rousset con sus Talens Lyriques asegurando resultados y El rapto en el serrallo con Laura Aikin. En Un ballo in maschera por desgracia ha desaparecido el principal reclamo la presencia de Rolando Villazón, le sustituye Roberto Aronica. Muy interesantes las presencias de Rosemary Joshua en Oscar y Marianne Cornetti en Ulrica y, especialmente, la batuta de Carlo Rizzi. En las reposiciones, el Tristan und Isolde de Kirchner el regista (no el político argentino) y sustituyendo a Rattle, Metzmacher. La Katia Kabanova de Decker cuenta ahora con dos intérpretes habituales, Amanda Roocroft (en lugar de la malograda Susan Chilcott) y Kathryn Harries (sus- tituyendo a Josephine Barstow), aunque todo sigue en casa: Anglosajonia. Y Giulio Cesare de la pareja Herrmann y René Jacobs con doble reparto en el principal cuarteto protagonista, con la oportunidad de poder juzgar en el personaje titular si uno prefiere una mezzosoprano (Marijana Mijanovic, la de la grabación discográfica de Minkowski) o un contratenor (Lawrence Zazzo). Atención a una de las Cleopatras, la norteamericana Danielle de Niese (algunos dicen que es australiana), quien con Christie y McVicar en Glyndebourne arrasó sin contemplaciones. Pistas Un ballo in maschera (Verdi). 10, 13, 16, 19, 22, 25, 28 de abril, 1, 4 de mayo de 2008. Roberto Aronica, Andrzej Dobber, Tatjana Serjan, Marianne Cornetti. Rosemary Joshua. Director musical: Carlo Rizzi. Director de escena: Claus Guth. Trilogía Monteverdi en la producción de Pierre Audi. L’ORFEO (arriba), L’INCORONAZIONE DI POPPEA (abajo) e IL RITORNO D’ULISSE IN PATRIA (abajo a la izq.) Fotos: Ruth Walz Saint François D’Assise (Messiaen). 1, 4, 7, 11, 16, 19, 22, 26 y 29 de junio de 2008. Camilla Tilling, Rodney Gilfry, Hubert Delamboye, Henk Neven, Tom Randle, Donald Kaasch, Armand Arapian. Director musical: Ingo Metzmacher. Director de escena: Pierre Audi. 114 De Nederlandse Opera. Waterlooplein, 22. 1011 PG Ámsterdam. Teléfono: 020-551 8922. Fax: 020-832 350. E-mail: info@ nederlandse-opera.nl. Website: www.dno.nl. D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 LLUVIA DE ESTRELLAS Catorce son los títulos para la nueva temporada liceísta que cuenta como en años precedentes con actividades complementarias a la programación principal. Una oferta que va desde el Don Giovanni de la desgraciada producción de Bieito a un programa doble del compositor local Leonardo Balada, ¡Verdugo, verdugo! y El pueblo de la avaricia, ofrecida un poco antes, en septiembre, en el Teatro de La Zarzuela madrileño. En medio, títulos de repertorio de Verdi, Donizetti, Strauss y Wagner, con atención a Bartók y Janácek (unidos escénicamente por La Fura dels Baus) y Britten: todo un auténtico europeísmo lírico. Pero como vivimos un culto a las personalidades, desde siempre por lo demás en el mundo de la ópera, seguro que el aficionado posará sus más incontrolados intereses en la multitud de primeras figuras (o merecedores o camino de serlo) que aparecen convocadas. Así, en orden cronológico, de septiembre a julio: BARCELONA Pistas La Cenerentola (Rossini). 23, 27, 28, 30 de diciembre de 2007, 2, 3, 5, 8, 11, 14, 17, 18 y 20 de enero de 2008. Joyce DiDonato o Silvia Tro Santafé, Juan Diego Flórez o Barry Banks, Bruno de Simone o John del Carlo, David Menéndez o Fabio Maria Capitanucci, Simón Orfila, Joan MartínRoyo, Cristina Obregón e Itxaro Mentxaka. Director musical: Patrick Summers. Director de escena: Joan Font (Comediants). LA CENERENTOLA de Rossini Producción de Comediants José Cura o Fabio Armiliato, Deborah Voigt o Daniela Dessì y Carlos Álvarez (triunfo reciente en Viena como el revolucionario decepcionado Carlo Gérard) o Anthony Michaels-Moore para Andrea Chénier; Katarina Dalayman y Willard White, Judith y Barba Azul bartokianos triunfadores ya en Londres; Fiorenza Cedolins, Dolora Zajick, Roberto Alagna (Radamés después de la Scala), Juan Pons, Carlo Colombara, Marianne Cornetti, repartiéndose la Aida deco- rativa de Mestres Cabanes, con el añadido moderno de los figurines de la exquisita Franca Squarciapino; Joyce DiDonato, Juan Diego Flórez y Bruno de Simone, terceto infalible para una Cenerentola rossiniana, a cargo escénico de Joan Font de Comediants; otro terceto seguro para la Elektra straussiana, Deborah Polaski, Adrianne Pieczonka y Eva Marton, al que se suma el extraordinario Orest de Albert Dohmen y el no menos eficaz Aegisth de Graham Clark; ahora un Joan Matabosch, Director Artístico del Gran Teatro del Liceo Tannhäuser (Wagner). 19, 25, 27, 29 y 31 de marzo y 3, 6, 8, 10, 12, 14, 18 y 22 de abril de 2008. Peter Seiffert o Robert Gambill, Petra Maria Schnitzer o Elisabete Matos, Beatrice Uría-Monzón o Judit Nemeth, Bo Skovhus o Markus Eiche, Günther Groissböck, Johann Tilli, Lauri Vasar, Francisco Vas. Director musical: Sebastian Weigle. Director de escena: Robert Carsen. Gran Teatro del Liceo. La Rambla, 51-59. 0802 Barcelona. Teléfono: 934859900. Fax: 934859918. E-mail: [email protected]. www.liceubarcelona.com. “HAY QUE CONOCER LA TRADICIÓN, A VECES PARA CONTRADECIRLA” L 116 a agilidad en su manera de pensar y proceder le viene de la década que lleva poniendo orden en el Liceu. Y de la precariedad que tuvo que afrontar en una época en que, a falta de teatro tras el incendio de la mítica sala de las Ramblas, se vio obligado a trabajar sobre la marcha en distintos escenarios de la Ciudad Condal. Amante de relaciones laborales duraderas, Joan Matabosch asegura que en un teatro donde el número de abonados ha crecido desde los 7000 de la temporada 92-93 a los 24500 actuales, las cosas se ordenan con tiempo. “Sé que a muchos de mis colegas les encanta saltar de un teatro a otro con gran fruición, pero yo soy exactamente lo contrario: me gusta desarrollar un proyecto a largo plazo en un sitio y consolidarlo lo máximo posible. Para que esto se haga en serio tiene que ser pensándolo muy bien y con capacidad para planificar las cosas de la manera que tienen que hacerse. Después hay que saber reaccionar muy ágilmente ante lo que surge cada día. Cuando se resquebraja un determinado elemento, si el conjunto está bien sostenido, la cosa puede ser menos lucida de lo que podría haber sido, pero no se va abajo el castillo de naipes. A veces se puede conseguir incluso mejorar lo que se tenía. Lo importante es que las estructuras, las bases, los cimientos, estén bien puestos y con el tiempo adecuado para que se puedan desarrollar”. Se ve que cuenta con una visión meridiana del funcionamiento del Teatro al que se ha entregado en cuerpo y alma. “En el Liceu, la gestión está claramente dividida entre la parte institucional y la artística. Si en el primer apartado pueden ser saludables para el teatro modelos distintos, la parte artística necesita una cierta estabilidad. Que exista un programa a medio o largo plazo es la única manera de garantizar su funcionamiento. En esta actividad, las cosas no se pueden improvisar. Deben hacerse con mucho tiempo, pensando exactamente el proyecto. No digo que cada temporada tenga que responder a un modelo prefijado, pero sí que con una ojeada a vista de pájaro cada tres o cuatro años se tiene que ver muy bien por dónde van los tiros: cuál es el modelo que se quiere defender; cuál es el equilibrio adecuado para la ciudad o para el entorno cultural para el que se diseña la temporada. A pesar de que D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 cuarteto de elite para la Lucrezia donizettiana: la Gruberova, la PodleÊ, Bros y D’Arcangelo, lástima que en concierto, pero ¿quién supera este reparto?; Peter Seiffert y su esposa la Schnitzer turnándose con la sólida Elisabete Matos y con el apuesto Wolfram de Bo Skovhus para Tannhäuser; Thomas Moser y Carlos Mena para la britteniana Muerte en Venecia; Plácido Domingo, Siegmund imbatible en una Walkyria sin desperdicio: la Meier (Sieglinde), Evelyn Herlitzius (Brünnhilde), René Pape (qué lujo para Hunding), Jane Henschel (Fricka) y Alan Held (triunfante Wotan en San Francisco, junto a Domingo claro está); Krassimira Sotyanova que pasa de Desdemona a Luisa Miller compartiendo cartel con Ángeles Blancas, en repartos donde se cuela Samuel Ramey, acusando el paso de tiempo pero siempre respetable; Simon Keenlyside en un Don Juan mozartiano que por desgracia es el estropeado por Bietio, montaje indigno de tan gran artista y cantante. Hay que sumar a esta retahíla de reclamos, los de Sonia Ganassi en un concierto Gluck, Lisa Saffer y David Daniels en un programa, no podía ser otro, Haendel, y los titulares de cinco grandes recitales, triunfos anunciados: Dame Felicity Lott con uno de sus monográficos más seductores (Fallen Women and Virtuous Wives), Rolando Villazón, Flórez complementando su Ramiro escénico, Robert Holl y José Carreras quien cumple 50 años de su debut liceísta: enero de 1958, Trujamán del Retablo, con Manuel Ausensi y José Iturbi en el foso. A pesar de tanta “estrellona” hay cabida para figuras de foso y escénicas. Aparte de Sebastian Weigle, que como director de la casa es quien más se lleva el gato el agua, hay citas para Pinchas Steinberg, Pons, Callegari, Álvaro Albiach, Patrick Summers, Stefan Anton Reck (curiosamente en Donizetti cuando lo suyo parecía ser la modernidad), Maurizio Benini y Friedrich Haider (sin su Gruberova esta vez). Y directores de escena de los más llamativos, aparte de los ya citados ocasionalmente, desde Robert Carsen (Tannhäuser) a Willy Decker (Death in Venice), pasando por Philippe Arlaud (Andrea Chénier), Gustavo Tambascio (el doble programa Balada), Gilbert Deflo (Luisa Miller) y Guy Joosten (Elektra). sea muy habitual en la ópera”. Matabosch ha podido sondear en las entrañas de ese mecanismo que se llama tradición. “Porque es muy importante conocerla, y no estoy diciendo que para perpetuarla in æternis. A veces será para contradecirla de una manera flagrante en el momento que convenga y cuando haya un motivo para que sea así. En el caso del Liceu, la tradición es muy particular, porque no es un teatro comparable a otros por características a veces incluso políticas en la España del momento”. A fecha de hoy, no se le ocurriría reproducir lo que se hizo en el pasado. “Lo que se ha hecho de unos años a esta parte ha sido introducir un torbellino de aire fresco a lo que era la tradición de la casa. Sabien- do muy bien de dónde veníamos; qué cabía esperar y en qué ha sido educado el público, para en un momento dado abrir la puerta a otras sensibilidades, a otras tendencias. Porque de eso es de lo que se trata”. De la programación se responsabiliza a conciencia, respetando siempre el espíritu de la letra prefijado “La dirección artística no está para hacer lo que le dé la gana, porque existe un contrato programa entre las administraciones públicas y la dirección del teatro. Un documento que se renueva cada cuatro años, en el que queda claro qué tipo de teatro queremos, cuántas funciones, cuáles son los objetivos básicos… ”. Juan Antonio Llorente 117 D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 118 Unter den Linden El teatro de Barenboim y Mussbach abre temporada reconociendo la capacidad de Henze, que en su lozana longevidad evoca la laboriosidad de un Verdi, al estrenar Phaedra, una más después de Rameau, Paisiello, Mayr, Pizzetti o Milhaud sobre la madre enamorada del hijastro, en favor de Magdalena Kozená (un día la reemplazará la muy interesante Maria Riccarda Wesseling), el tan fiel al compositor como Hipólito John Mark Ainsley (pues es afecto a L’Upupa) y con un contratenor en Artemisa, Axel Köhler. Sobre Medeamaterial, Dusapin se ha confeccionado una Medea que ya se vio en Orléans recientemente y que es más bien una cantata que una ópera. Otro interés entre las premieren es el de Der Geduldige Sokrates (El paciente Sócrates) de Telemann (Malgoire ya la tuvo en cuenta en Tourcoing y MacGegan la grabó hace 20 años), en este momento en cartel, con René Jacobs, indudablemente, y un grupo de cantantes asociables al ex-contratenor y director. Los dos directores, Barenboim y Mussbach, unen fuerzas para un Don Giovanni protagonizado por René Pape, y Philippe Jordan con la parejita Wieler-Morabito preparan Un ballo in maschera con la Amelia de esa gran actriz-cantante que es Catherine Naglestad, que se antoja el elemento más llamativo del equipo. El jugador de Prokofiev contrasta con la escenificación del oratorio Belshazar de Haendel, a cargo de Christof Nel, con la garantía musical de reencontrar en el foso a Jacobs. Un atractivo añadido al probablemente divertido montaje de David Alden (sus Haendel lo son) del rossiniano Turco en Italia es la Fiorilla de Christine Schäfer, can- MEDEA de Dusapin en la Staatsoper A. Rival BERLÍN CASSANDRA de Gnecchi en la Deutsche Oper tante nunca indiferente haga lo que haga, al frente de un reparto que permite pensar que van a arroparla bien. En los 21 títulos de “Repertoire”, donde se echa una mirada a varios siglos compositivos, desde Mozart a de nuevo Dusapin —ahora el de Faustus, the last night estrenada en Lyon en enero de 2006— se encuentran alicientes dignos de merecer un viaje a Berlín. Por ejemplo, la Lady Macbeth de Iano Tamar que ejercerá su maldad junto a Lucio Gallo; la bien reconocida Butterfly de Adina Nitescu; el Nemorino repartido entre Massimo Giordano y Charles Castrenovo; la Norma llena de expectativas de Silbana Dussmann, que da un enorme salto tras sus Ruth Walz ESTRENOS EN LA CIUDAD UNIDA Rosalindes; el Rodolfo de Jonas Kaufmann; el Hans Sachs de René Pape cara a cara con la regordeta Eva de Dorothea Roeschmann; el lírico Tannhäuser de Robert Dean Smith, pareja con la fascinante Elisabeth de la cada vez más importante Anne Schwanewilms; la experimentada Eboli de Sonia Ganassi; la Mélisande de Magdalena Kozená… Bismarcktrasse La Deutsche Oper propone también un estreno pero con una especial característica. Es una partitura que lleva más de sesenta años escrita, pues trátase de Escenas de la vida de Santa Juana, compuesta por Walter Braunfels en años difíciles, entre 1939 y 1943, y nunca estrenada por problemas del compositor con los nazis y cuya muerte, ocurrida en 1954, probablemente colaboró a olvidarla. Trata, como de inmediato el lector captará, de la santa de Orléans, la virgen guerrera que protagoniza asimismo las óperas de Verdi y Chaikovski (y Honegger). Estreno mundial con todos los honores previsto para la primavera de 2008. Varias nuevas producciones atraen la atención. En especial la del tan griego programa doble formado (ya que intercambian personajes y situaciones) por la muy sobresaliente Cassandra del milanés Gnecchi, puesta al día en Montpellier por Enri- D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 que Diemecke en 2000 con la camaleónica Denia Mazzola (en Berlín será Malgorzata Walewska) y Elektra de Strauss, repartiéndose papel titular Jeanne-Michèle Charbonnet y Eva Johansson, cuya dirección escénica se encomienda a una mujer, Kirsten Harms, muy activa en la Ópera de Kiel y de la que ya conocen en Berlín una Semiramide y la Germania de Franchetti de la temporada pasada. La estupenda obra de D’Albert basada en Guimerá, Tiefland, tendrá como protagonista a la opulenta Nadja Michael, a la que se le encomiendan además dos platos fuertes más: Tosca y Santuzza. También es nueva una Aida con Renato Palumbo y el bien activo Christopher Alden con el atractivo de comprobar la ampliación de repertorio de su protagonista Annalisa Raspagliosi. Y un Holandés errante también con Palumbo y la joven directora de escena Tatjana Gürbaca, al servicio de Reinhard Hagen y Ricarda Merbeth. Además, por último, de Porgy and Bess de Gershwin, con nortePistas Der Geduldige Sokrates (Telemann). 29 de septiembre, 1, 3, 5, 7, 9 y 11 de octubre de 2007. Marcos Fink, Sunhae Im, Birgitte Christensen, Inga Kalna, Matthias Rexroth. Director musical: René Jacobs. Director de escena: Nigel Lowery. Belshazzar (Haendel). 1, 3, 5, 7 y 10 de junio de 2008. Kenneth Tarver, Rosemary Joshua, Bejun Mehta. Director musical: René Jacobs. Director de escena: Christof Nel. Staatsoper Berlin. Unter den Linden, 7. 10117 Berlín. Teléfono: 030-20 35 45 55. Fax: 030-20 35 44 80. E-mail: besucherservice@ staatsoper-berlin.de. www.staatsoper-berlin.de. Cassandra (Gnecchi). 3, 8, 16 de noviembre de 2007, americanos desde luego, Willie Anthony Waters (foso) y Angelo Gobbato (escena). Entre las varias reposiciones hay material suficiente para permitir interesantes datos: el Cavaradossi de Marcelo Álvarez, Violetta Valéry de la Netrebko (sin Villazón, ojo), el Hagen de Matti Salminen, el Pinkerton de Roberto Aronica, el Sachs de Robert Holl, la Abigaille de Sylvie Valayre, la Gilda de Patrizia Ciofi, el Octavian de Elina Garanca y la Sophie de Christine Schäfer, el impensable Turiddu de Richard Leech sustituyendo a José Cura del pasado año, la Mimì de Anja Harteros, la Klytämnestra de Jane Henschel, el Giacomo rossiniano de Antonino Siragusa, el Wotan que se va imponiendo de Greer Grimsley, Gioconda con Giovanna Casolla, el Zaccaria de Carlo Colombara… Continúa muy presente quien fuera su director, Götz Friedrich, cuyos montajes siguen siendo mayoritarios en la programación, síntoma, quién lo duda, de que eran muy buenos e intemporales, camino de convertirse en clásicos. 19 de enero de 2008. Gustavo Porta, Susan B. Anthony, Malgorzata Walewska, Pietro Terranova. Elektra (Strauss). Jane Henschel, Jeanne-Michèle Charbonnet o Eva Johannson, Manuela Uhl, Burkhard Ulrich, Alfred Walker. Director musical: Leopold Hager. Directora de escena: Kirsten Harms. Szenen aus dem Leben der Heiligen Johanna (Braunfels). 27 de abril, 2, 6, 17, 31 de mayo de 2008. Sergei Larin, Mary Mills, Guillaume Antoine, Peter Maus, Ante Jerkubica, Burcu Uyar, Yosep Kang o Felipe Rojas Velozo. Director musical: Ulf Schirmer. Director de escena: Christoph Schlingensief. Deutsche Oper Berlin. Bismarckstrasse, 35. 10627 Berlin. E-mail: [email protected]. www.deutscheoper-berlin.de. 119 D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 SIGUE EL PROYECTO VERDI La suma de un título popular con otro infrecuente parece la tónica de la programación del Tutto Verdi bilbaíno en una stagione que parece ir por pares: dos Verdi, dos Strauss, dos Donizetti. Es decir, al lado de la popularísima Aida, que figura entre los tres títulos más representados en la ABAO, aparece La battaglia di Legnano, nueva en esta plaza. Ésta, tan patriótica, cuenta con la pareja Alessandra Rezza (una joven italiana de opulentos volúmenes, incluido el vocal, que se está imponiendo con fuerza) y Francisco Casanova (que esperemos se recupere del un poco amargo sabor de boca dejado por su Manrico madrileño), reforzados por un veterano de excelente oficio, Bruno Bartoletti, además de Emilio Sagi, quien abriera la marcha verdiana con Rigoletto. Aida tiene a su favor algunos elementos vocales (la Amneris de Irina Mishura por ejemplo o el Radamès discutible pero sonoro de Salvatore Licitra) por lo que sería deseable que borrara un poco el algo modesto recuerdo que dejaron las anteriores representaciones de la ópera verdiana, en fechas del cincuentenario. Su protagonista, la norteamericana Angela Brown acaba de sacarle un buen partido a Amelia de Un ballo in maschera en Paris-Bastille, así como precisamente cual Aida en Milwaukee, donde uno en su ignorancia no pensaba que gozaran de temporadas de ópera. La Brown es asimismo una reconocida Elisabetta di Valois. Donizetti compite bastante con Verdi, ya que su Anna Bolena reúne un equipo muy muy prometedor, con June Anderson, Marianne Cornetti (que impresionó cuando se presentó como Cuniza de Oberto), el excepcional Percy de José Bros y el Enrico de una nueva figura americana que BILBAO 120 avanza con pasos firmes: el bajo Chester Patton. La producción es de Jonathan Miller que ya ha funcionado en varias teatros europeos, de Montecarlo a Múnich. Y también Poliuto, a cargo de la pareja Cedolins-Casanova que se vuelve a reunir tras Masnadieri de 2004. Dirige la escena el joven regista Ignacio García, que viene con buenas perspectivas después del buen recuerdo que dejó con el ya citado Oberto verdiano. Núria Espert, con el tan querido y siempre vibrante Antonello Allemandi en el foso, trae su Turandot liceísta, con ese imperdona- ble suicidio de la principessa, disparate indigno de un profesional de la ópera, salvada la estupidez por la pareja Frigerio-Squarciapino capaces de solventar errores de inexperiencia y petulancia. La inconclusa pucciniana llega con doble reparto para el terceto protagonista, en el que destaca la hasta ahora preferentemente wagneriana Andrienne Dugger, el Calaf de Marco Berti que dará de sí, seguro, en plan brillo vocal, y el lirismo de Latonia Moor para Liù. De nuevo, como en Berlín, a Elektra le sienta bien compañía y en Bilbo se la une en común velada con otro título: El castillo de Barba Azul de Bartók, con Ildiko Komlosi (que grabó en disco una estupenda Judith en 2002 con Iva Fischer) y Alan Held que también interpretará el Orest straussiano. El terceto para la straussiana El caballero de la rosa es digno de los repartos bilbaínos: Janice Baird (Marschallin que regresa tras su Ortrud), Angela Denoke (Chrysothemis tras Venus y Elisabeth) y la Klytämnestra de Reinhild Runkel, con una madurez muy a punto para el satánico rol. Juanjo Mena y Michal Znaniecki dirigen cada uno en su oficio. Pistas Poliuto (Donizetti). 16, 19, 22 y 25 de febrero de 2008. Fiorenza Cedolins, Francisco Casanova, Vladimir Stoyanov, Giovanni Battista Parodi, Maurizio Pace, Mikeldi Atxalandasso. Director musical: Fabrizio Maria Carminati. Director de escena: Ignacio García. La battaglia di Legnano (Verdi). 12, 15, 18 y 21 de abril de 2008. Alessandra Rezza, Francisco Casanova, Ambrogio Maestri, Marco Spotti, Fernando Latorre, Javier Galán, Nuria Orbea. Director musical: Bruno Bartoletti. Director de escena: Emilio Sagi. OLBE-ABAO. José María Olaberri, 2 y 4. 48001 Bilbao. Teléfono: 94 435 51 00. Fax: 94 435 51 01 E-mail: [email protected]. EL CASTILLO DE BARBA AZUL de Bartók. Bocetos para la nueva producción de Michal Zananiecki (arriba). LA BATTAGLIA DI LEGNANO de Verdi. Bocetos para la nueva producción de Emilio Sagi (centro y abajo). D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 VARIEDAD BOLOÑESA ro, que ha entrado a saco en el mundo de la ópera por méritos propios. Muy interesante, por la curiosidad, es la escenificación del Réquiem de Verdi, a cargo de Pier’Alli. Una experiencia que no es nueva, pues ya en 2002 en la English National Opera hizo esta misma operación Phyllida Lloyd, en la cual tan inteligente realizadora, según crónicas, escenificó de hecho el horror que supone siempre la muerte. Asombra la coincidencia que sigue con el Teatro Real madrileño. En cartel, para enero, atención al Orphée gluckiano, o sea, su Orfeo en la versión francesa que el compositor bohemio estrenó en París en 1774, adaptada para tenor dada la repulsión que el público francés sentía por los castrados (Gaetano Guadagni, evirato, recordamos, fue su original creador). Y si el Real MICHELE MARIOTTI LUCIA DI LAMMERMOOR de Donizetti Producción de Graham Vick puede vanagloriarse de contar con Juan Diego Flórez para el cantor de la Tracia, Bolonia puede presumir de haber contratado a Roberto Alagna, en una producción de sus hermanísimos David (dirección escénica) y Frédéric (escenografía). Eurydice no es la Gheorghiu, como ya podría haber pensado algún lector con problemas celestinos, sino Laura Giordano que, vaya escrita la casualidad y el cotorreo, fue novia de Flórez. Otra curiosidad: el Amor es un barítono. Lucio Dalla, el pintoresco cantautor, reincide como director escénico y tras el programa Busoni del año pasado se encarga éste de la paródica The Beggar’s Opera de Gay y Pepusch. Se propone una Norma a doble equipo con, por fin, estaba previsto tarde o temprano, Daniela Dessì y su Pollione supuesto marido Fabio Armiliato en el reparto por todo ello más esperanzador. En el otro, la Raspagliosi y el recién llegado Francesco Anile. Las Adalgisas: Nino Surguladze y Giuseppina Piunti. La Lucia di Lammermoor de Graham Vick, que se vio ya en tantos sitios, entre ellos Barcelona y Madrid, servirá de vehículo para que, probablemente, triunfe un cuarteto bien italiano: Desirée Rancatore, Francesco Meli, Lucio Gallo y Nicola Ulivieri. Como el dúo formado por José Cura y Julia Gertseva (la Charlotte del Werther de Andrea Bocelli) para el Samson et Dalila de Saint-Saëns, que cerrará temporada a primeros de junio de 2008, en un montaje de Daniel Znaniecki y con dirección de Eliahu Inbal. La temporada se ha abierto en septiembre con la deliciosa My Fair Lady de Loewe. Falsini De nuevo el Comunale boloñés da cuenta de su cosmopolitismo al proponer un programa bien diferenciado, donde a óperas italianas bien populares se unen títulos en inglés y francés, aunque por esta vez ninguno en alemán, siendo como fue Bolonia un portaestandarte de la entrada de la obra wagneriana en Italia. Y aquí cabe recordar aquel Lohengrin de noviembre de 1871 que Verdi escuchó oculto en un palco hasta que fue descubierto y aclamado como se merecía. Verdi, por cierto, está presente en la temporada con un prometedor Simon Boccanegra, donde se barajan nombres como Roberto Frontali, Carmen Giannattasio, Giacomo Prestia o Giuseppe Gipali, bajo la dirección del joven Michele Mariotti, hijo del director del Festival de Pésa- BOLONIA Pistas Orphée et Eurydice (Gluck). 8, 11, 13, 15, 16 y 19 de enero de 2008. Roberto Alagna, Laura Giordano y Marc Barrard. Director musical: Gianpaolo Bisanti. Director de escena: David Alagna. Réquiem (Verdi). 16 y 18 de marzo de 2008. Daniela Dessì, Roberto Aronica, Luciana D’Intino, Giacomo Prestia. Director musical: Georges Prêtre. Director de escena: Pier’Alli. Teatro Comunale di Bolonia. Largo Respighi, 1. 40126 Bolonia. Teléfono: 39 (051) 52 90 11. Fax: 39 (051) 52 99 05. E-mail: teatro@ comunalebologna.it. www.comunalebologna.it 121 D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 TANDA DE ESTRENOS La nueva ópera de Henze, Phaedra, es una de las novedades más llamativas de la temporada belga. Se estrenará cinco días después de serlo en la Unter den Linden berlinesa, por supuesto con el mismo equipo directivo y canoro. Otra es el estreno belga de la ópera del compositor griego nacionalizado francés Georges Aperghis (nacido en Atenas en 1945) Avis de tempête, dada a conocer en Lille en 2004. Se basa en fragmentos de obras de Melville (el de Moby Dick), Kafka, Shakespeare, Victor Hugo y Baudelaire y será cantado por los mismos que la estrenaron en la ciudad francesa: Michel-Dansac, Lionel Peintre y Romain Bischoff. Otro estreno corresponde al compositor belga Pierre Bartholomée (nacido en Bruselas en 1937), La Lumière Antigone, que cuenta con el sin duda fascinante protagonismo de una de las Mikael Libert BRUSELAS sopranos más camaleónicas de la actualidad, Mireille Delunsch. Un cuarto estreno es Descrizione del diluvio de Mauro Lanza (nacido en 1975) y Paolo Pachini (id. en 1964), sobre Leonardo da Vinci, título encuadrado dentro del capítulo operístico pero de sospechosa calificación y no menos recelosos resultados. Comentando ya lo normalito, Laurent Tézier es otro barítono que después de Luca Grassi y Thomas Hampson se atreve con el Werther baritonal adaptado por Massenet para Battistini. Se medirá con Werther tenor (Andrew Richards) para que los belgas y visitantes puedan comparar, con dos Charlottes de altura: Jennifer Larmore y Sophie Koch. Bruselas comparte con Ámsterdam el Giulio Cesare de Jacobs y los Herrmann, proponiendo como en Werther una sana comparación: protagonismo con contratenor (Lawrence Zazzo) o con mezzosoprano (Marijana Mijanovic). La versión original de Medée de Cherubini, o sea en francés y se supone con diálogos hablados, estará en manos de Nadja Michael (mezzo que tiene un año bien agitadillo de novedades) con un Jason muy interesante: Kurt Streit. Igual de sugestivo que el Wozzeck bergiano interpretado por Dietrich Henschel. La representación italiana, por fin, es con La forza del destino con un reparto babélico, desde la Leonora de EvaMaria Westbroek al Alvaro de Zoran Todorovich. Carlo Colombara con su Guardiano pone el punto latino y José van Dam como un inesperado Melitone el morbosamente curioso. Dido y Eneas de Purcell, coreografiada y dirigida escénicamente por Sasha Waltz, ofrece en uno de los equipos a la estupenda Sarah Connolly. El Mitridate mozartiano, con garantías seguras (Gregory Kunde tras su triunfo como Otello en Pésaro, Bejun Mehta, la Cangemi) aporta el atractivo escénico del imaginativo Robert Carsen. Dos óperas más, pero en versión de concierto, completan la temporada belga. Euryanthe de Weber, dirigida por el director de la casa, Kazushi Ono, reúne a Kurt Streit con Gabrielle Fontana y Charlotte Margiono (¿no le quedará un poco grande Eglantine?). La Maria Stuarda donizettiana suena a ocasión perdida, porque ¿cómo alguien puede ser capaz de privar de un escenario y de una caracterización a Anna Caterina Antonacci? En el equipo se observa cómo el paso del tiempo puede ser tan cruel para una cantante de ópera: la interesante mezzo húngara Livia Budai, que cantó primeros papeles en un repertorio amplio, es aquí la insignificante Anna Kennedy. Pistas Phaedra (Henze). 15, 16. 18, 19 y 20 de septiembre de 2007. Magdalena Kozená o Maria Riccarda Wesseling, Marlis Petersen, John Mark Ainsley, Axel Köhler. Director musical: Michael Boder. Director de escena: Peter Mussbach. LA LUMIÈRE ANTIGONE de Pierre Bartholomée. Producción de la Ópera de Lille. Werther (Massenet). 4, 5, 7, 9, 11, 12, 14, 16, 20, 21, 22 y 23 de diciembre de 2007. Ludovic Tézier o Andrew Richards, Gilles Cachemaille, Jennifer Larmore o Sophie Koch, Hélène Guilmette o Hendickje van Kerckhove. Director musical: Kazushi Ono. Director de escena: Guy Joosten. PHAEDRA de Henze 122 Ruth Walz Christine Kaufmann Jennifer Larmore en WERTHER Teatro de La MonnaieDe Munt. 4, rue Léopold. 1000 Bruselas. Teléfono: +32 2 229 12 00. Fax: +32 2 229 13 30. E-mail: info@demunt. www.lamonnaie.be. www.demunt.be. D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 La Lyric Opera no es muy adicta a la ópera contemporánea, pero no asombra que procedente de San Francisco llegue este año Doctor Atomic de John Adams, que se retrotrae un poco en el tiempo con respecto a sus otras óperas sobre Nixon, Klinghoffer o los huracanes estrenada en octubre de 2005, manteniendo algunos nombres del equipo original, como Gerald Finley en el torturado físico Oppenheimer, o sea el de la bomba atómica. Sin que falte tampoco James Maddalena, afecto a músico y a regista, en esta ocasión como Jack Hubbard. Cambia de director musical (Robert Spano sustituyendo a Runnicles), pero no el escénico que es el inevitable Peter Sellars. Tras este alarde de modernidad, Chicago va como siempre a lo seguro y, como de costumbre, por medio de una temporada corta pero sustanciosa, desarrollada entre septiembre y marzo. Desfilan algunas de las estrellas más titilantes del universo lírico por una ciudad donde, es un placer recordarlo, hizo en su momento el debut norteamericano Maria Callas, quitándole tal honor al Metropolitan neoyorkino entonces en manos de Sir Rudolf Bing. Renée Fleming ya habrá cantado Traviata en septiembre disputándosela con Elizabeth Futral, en doble equipo don- CHICAGO de tanto monta monta tanto, al congregar a Joseph Calleja o Matthew Polenzani, Mark Delavan o Thomas Hampson, con Bartoletti (quien fuera director artístico de la house) o Andrew Davis en el foso. Angela Gheorghiu, sin Alagna, con Roberto Aronica y la nueva figura apadrinada por el citado Davis, es decir Nicole Cabell (Musetta) cantan este octubre La bohème que cuenta con la dirección teatral de la adorada Renata Scotto. La primera función, 2 de noviembre, coincide justamente con el debut de la soprano in loco, precisamente como Mimì al lado del Rodolfo de Richard Tucker, ¡hace 47 años! La escenografía y el vestuario es de un maestro de maestros: Pier Luigi Pizzi. El excepcional y divertido Giulio Cesare de David McVicar (véase DVD en Opus Arte) llega desde Glyndebourne con una de las féminas que lograron el triunfo, Danielle de Niese como rutilante Cleopatra, manteniendo igualmente el certero Tolomeo del contratenor Christophe Dumaux. Cesare es ahora David Daniels en lugar de Sarah Connolly: ellos se la pierden. Y Emanuelle Haïm sustituye en el foso a William Christie. Un quinteto prometedor asegura la nueva producción de La mujer sin sombra straussiana (la ahora delgada Voigt y Robert Dean Smith en la pareja regia), en montaje de Marco Borggreve UN ALARDE ENTRE RUTINAS (DE LUJO) DOCTOR ATOMIC de John Adams, en la producción de Peter Sellars Pistas La mujer sin sombra (Strauss). 16, 20, 26 y 30 de noviembre y 4, 8, 12, 16 y 20 de diciembre de 2007. Deborah Voigt, Robert Dean Smith, Jill Grove, Franz Hawlata, Christine Brewer, Quinn Kelsey, Stacey Tappan, John Easterlin. Director musical: Andrew Davis. Director de escena: Paul Curran. Doctor Atomic (Adams). 14, 17, 19 de diciembre de 2007, 5, 9, 12, 15 y 19 de enero de 2008. Gerald Finley, Richard Paul Fink, Eric Owens, Robert Wilson, James Maddalena, Roger Honeywall. Director musical: Robert Spano. Director de escena: Peter Sellars. Paul Curran, que no para de trabajar, mientras que el verdiano Falstaff basa sus más justas expectativas en el protagonismo de Ambrogio Maestri, pese a su juventud ya muy trillado en el papel, además de la Alice de la chilena Villarroel, el Ford del sueco Peter Mattei o la Quickly de la italiana Manca di Nissa, en la producción de Olivier Tambosi que ya cantara allí Bryn Terfel. Pareja de apoteosis para el rossiniano Barbero: Joyce DiDonato y Flórez. No cabe decir más. Y otra pareja de posibles para el Onegin chaikovskiano: Dimitri Hvorostovski y Barbara Frittoli, que debuta con un papel ajeno a lo suyo en la ciudad del viento. Aquélla, la de Rossini, en la veterana pero imbatible producción de John Copley en varias ocasiones repuesta en la Lyric Opera; ésta, la de Chaikovski, en la de Robert Carsen para el Metropolitan neoyorkino. newilms también en Elisabeth, Kurt Rydl en Ochs, Alan Titus en Jochanaan y Wolfram que comparte con Olaf Baer, Evelyn Herlitzius en Venus turnada con Gabriele Schnaut también Herodias, etc. O sea, triunfo anunciado. En producciones de tres registas muy representativos: Kontwitschny, Laufenberg y Mussbach. En casa, 28 títulos del repertorio y 6 en “premieren”, además de una Lucia donizettiana en concierto, con la diva Gruberova, asisti- Lyric Opera of Chicago. 20 North Wacker Drive. Chicago Illinois 606062801. Teléfono: 1 312 332 2244. Fax: 1 312 332 8120. www.lyricopera.org. DE GIRA Y EN CASA La Semperoper está este año de rentable gira a Japón. Lleva, claro está, títulos de sus más preclaros y representativos compositores, Wagner y Strauss —dejando a Weber sólo para un recital—, resDRESDE pectivamente Tann-häuser y Salomé y Rosenkavalier. Y para impresionar a los fácilmente impresionables nipones bazas tan seguras como Angela Denoke en Marschallin, Camilla Nylund en Salome y Elisabeth, Anne Schwa- 123 D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 da por un Edgardo de valor, Giuseppe Sabbatini. Entre las primeras, se podrían destacar a vuela pluma algunas presencias dignas de despertar nuestra imaginación lírica: Kristine Jepson sustituyendo de nuevo en la monja Prejean a Susan Graham y Joyce DiDonato en la producción del año pasado de Lehnhoff; la Almaviva de María Bayo que como tantas colegas paso de Susanna a la nostálgica condesa mozartiana; la Musetta de Verónica Gangemi, exquisita artista donde las haya; la Butterfly de la Stoyanova con un Aronica que no acaba de aburrirse de Pinkerton; la Turandot de Luana DeVol discutible pero ahí está contratada por todos sitios; el Lindoro rossiniano de Antonino Siragusa; la Cenerentola de la Bonitatibus, la Desdemona, la Elisabeth, la Elsa y la Ariadne en bienvenida sobredosis de la Schwanewilms que luego comparte Marschallin con la Denoke; la Eboli de Ildiko Komlosi, la Lady Macbeth de Nadja Michael; el Parsifal de Klaus Florian Vogt reciente su triunfo en Bayreuth como Stolzing, etc. La lista permite ser ampliable a gusto de consumidores. Entre las premieren, destacan las puntualmente resaltadas abajo en “pistas”. La del suizo Schoeck, estrenada precisamente en Dresde hace 80 años, fue dirigida modernamente en Florencia por el mismo Albrecht que la trae a la capital sajona. La de Trojahn, con vestuario de la famosa Rosalie, es Uraufführung y está basada en una pieza de Eduardo de Filippo. Aparte de estas novedades, también son susceptibles de cita unos Maestros cantores gracias al equipo, es decir, el Sachs de Pistas Petersen, Rainer Trost, Andrea Ihle, Sabine Brohm. Director musical: Jonathan Darlington. Director de escena: Sabine Lang. Penthesilea (Schoeck). 10, 12, 18, 21 y 23 de febrero y 2 de julio de 2008. Con Iris Vermillion, Milana Butaeva o Sabine Brohm, Stephanie Atanasov o Antigone Papoulkas, Markus Nieminen y Martin Homrich. Director musical: Gerd Albrecht. Director de escena: Günther Krämer. La grande magia (Trojahn). 10, 13, 16, 18 de mayo, 6 de julio de 2008. Marlis Ópera Estatal de Dresde. (Semperoper). Theaterplatz, 2. 01067 Dresden. Teléfono: (0351) 49 11 496. Fax: (0351) 49 11 458. E-mail: [email protected]. www.semperoper.de. Alan Titus, el Beckmesser de Bo Skovhus y la Eva de Camilla Tylund, ordenados por Fabio Luisi (como se sabe, el director musical de la Haus) y Claus Guth Un Barbero de Sevilla de Rossini con Kenneth Tarver y Vesselina Kasarova; y un Rigoletto verdiano de inevitable conmo- ción al contar como Duque de Mantua con Juan Diego Flórez, que va a tener la misma compañera reciente del Met neoyorkino en Barbero, Diana Damrau. Y una Viuda alegre de Jerôme Savary donde sobresalen así a primera vista, la pareja también en la vida real Seiffert y Schnitzer. ATENCIÓN A LO NUEVO 124 Dale Duesing, el que estrenara Vida con un idiota de Schnittke y Leontes en Wintermächen de Boesmans, un buen Wozzeck además en Francfort para Mussbach. Pero que nadie se eche las manos a lo que encuentre más cercano: hay repertorio de siempre. Como un Trittico pucciniano al completo, sin separar una obra de otras Éric Larrayadieu La Oper dos de Britten, Billy Budd y Frankfurt se The Rape of Lucretia. Resdistinguió siempre por su pectivamente en los papeles atención a las partituras con- titulares, Peter Mattei, cada temporáneas y esta edición vez más considerado espeparece confirmar, puede que cialmente por sus cualidades hasta con exceso, la regla. de excelente actor, y la mezAhí está para que nadie lo zosoprano Claudia Mahnke, dude Into the Little Hill de con direcciones de Paul George Benjamin (nacido en Daniel y Maurizo Barbacini. Londres en 1960) o L’espace En la escena, Richard Jones y dernier de Matthias Pintscher el barítono ahora regista (alemán de Marl, nacido en 1971), INTO THE LITTLE HILL de George Benjamin obras que vienen de ParisBastille. Sin olvidar Unter Eis de Jörn Arnecke (nacido en Hameln en 1973) que en esta ocasión llega de la Triennale del Ruhr. En esta misma tesitura, entre las premieren, aparecen nada menos que FRANCFORT Pistas Billy Budd (Britten). 18, 23, 25, 28 de noviembre, 2, 5, 7 y 9 de diciembre de 2007. John Mark Ainsley, Peter Mattei, Clive Bayley, Simon Bayley. Director musical: Paul Daniel. Director de escena: Richard Jones. Il Trittico (Puccini). 13, 17, 19, 21, 27 de enero y 1, 3, 9, 14 y 22 de febrero de 2008. Zeljko Lucic, Carlo Ventre, Doina Dimitriu. Danielle Halbwachs, Julia Juon, Juanita Lascarro, Massimiliano Pissapia. Director musical: Nicola Luisotti. Director de escena: Claus Guth. Oper Frankfurt. Untermainanlage, 11. 60311 Frankfurt am Main. Teléfono: 069 13 40 400. Fax: 069 212 37 333. E-mail: [email protected]. www.oper-frankfurt.de. D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 como se viene haciendo actualmente para aligerar temporalmente la representación. Dirige ese fenómeno recientemente descubierto, Nicola Luisotti, que demostró en Madrid que el Trovatore verdiano puede ser una ópera también de director de orquesta. O un Don Carlo con, entre otros, el coreano Francesco Hong y Annalisa Raspagliosi, con Kwangchul Youn como oriental Filippo. Además de un Otello, con la misma Raspagliosi y Johann Botha, donde a la Mahnke anteriormente privilegiada como britteniana la relegan al papel de Emilia. Una Ariadna et Barba-Bleu de Dukas (con la interesante Katarina Karnéus) y unos Viajes del sr. Broucek de Janácek (con Arnold Bezuyen) además de Così fan tutte (Fiordigili es Miah Persson y Ferrando, Topi Lehtipuu) completan la lista que se complementa, por supuesto estamos en Alemania, con 19 reposiciones, asegurando una actividad plena operística, casi diaria entre el prime- ro de septiembre y el 6 de junio. Entre estas Wiederaufnahmen, donde hay de todo, del Orfeo monteverdiano a dos operitas de Dallapiccola, con títulos franceses, rusos, alemanes desde luego e italianos, de los que pueden detallarse algunos reclamos para el aficionado. Como la Abigaille de Alessandra Rezza, el oscuro Méphistophélès de Mark S. Doss, la AmeliaMaria de Annalisa Raspagliosi, el Orfeo de Christian Gerhaher (que lo canta justo el día antes de que finalicen los 400 años del estreno), la Lisa chaikovskiana de Anja Kalna, la Tosca (qué morbo) de Susan Bullock, etc. En montajes que juntan a los más selecto, discutible y extravagante de la (seguimos estando en Alemania) dirección escénica germana: Christof Loy, Stein Winge, Alfred Kirchner, Mussbach, Keith Warner y varias féminas como el año pasado. A quienes se suma, haciendo juego, Calixto Bieto con su sangriento Macbeth. Azucena de posibles (Marianne Cornetti), un Manrico que dejó buena impresión como uno de los tres sustitutos de Alagna en Madrid: Francesco Hong, además del juvenil y sólido Ferrando de Felipe Bou. Leonora es la argentina, con buena carrera allá incluido este papel verdiano en La Plata, María José Siri. Giuseppe Filianoti y Sonia Ganassi suponen una buena pareja para el Werther massenetiano, lo mismo que Mariola Cantarero y José Bros (en alguna función el argentino Darío Schmunck) para Sonnambula. El Onegin de Peter Stein, también original de Lyon, completa el cartellone, con Svetla Vassileva y Fabio Maria Capitanucci, un protagonista inesperado, ya que suele asociársele más al repertorio ítalo cómico. A la experimentada nómina de directores musicales de la cantera de diferentes generaciones, Daniel Oren, Renato Palumbo, Bruno Bartoletti, Fabio Luisi y Riccardo Frizza, se les suma el chino Lu Jia, Director Artístico de la Sinfónica de Tenerife (para el título de Massenet) y el español Juanjo Mena (para el de Chaikovski). PRESENTANDO TEA montaje discutible de Andrei Serban de I vespri siciliani, con un cuarteto de interés formado por Sondra Radvanovsky (la misma que en París-Bastille), Francisco Casanova, Orlin Anastassov y Franco Vassallo, y de Glyndebourne Manon Lescaut, en producción de 1999 de Graham Vick (muy a considerar, que se halla, para interesados, en DVD). Retorna el Rosenkavalier de Pizzi con el terceto Solveig Kringelborn, Kristine Jepson y Patrizia Ciofi sustituyendo al original de 1996 integrado por Françoise Pollet, Ildiko Komlosi y Julie Kaufmann, sumando ahora el eterno Ochs de Günther Missenhardt, que ya debe de pasar de los setenta. Un Trovatore “americano” de Stephen Lawless, pues se vio ya en San Diego, Toronto y Washington, aporta sobre todo la presencia de una JUANJO MENA dirigirá Evgeni Onegin Rafa Martín La Ópera de Génova siendo como es un teatro de provincias, dicho ello en el mejor sentido del término, no es muy proclive a excentricidades programatorias. Pero lleva un tiempo saliéndose de la norma de su repertorio tradicional patrio, que da para no salirse nunca tan nutrido es como se sabe, acudiendo al de otros países así como a la modernidad creadora. Así, van unos ejemplos: en la última década disfrutaron de un Cardillac de Hindemith (con Dietrich Henschel, Doris Soffel y la irregular Liliana Cavani en escena), Muerte en Venecia de Britten (con Bartoletti y Pizzi), Un tranvía llamado Deseo de Previn o Boulevard Solitude de Henze. Siguiendo tal política, esta temporada propone Tea de Tan Dun, estrenada en Lyon en 2004 por Haijing Fu como Seiko, el mismo barítono que la ofrecerá en Génova, dirigida no por el compositor sino por Lawrence Renes, convirtiéndose con ello, en junio de 2008 cerrando ciclo, en la presentación italiana de la obra. Aparte de esta presentación, Génova intenta una buena baza con una nueva producción de la excelente partitura de Nino Rota Il cappello di paglia di Firenze. De París, donde se cantó en el original francés, les llega el GÉNOVA Pistas Il cappello di paggia di Firenze (Rota). 20, 22, 25, 27 y 28 de noviembre de 2007. Carlo Lepore, Pietro Spagnoli, Thomas Morris, Stefano Pisani, Bruno Lazzaretti, Alessandra Marianelli o Eleonora Cilli, Laura Cherici, Francesca Franci. Director musical: Bruno Bartoletti. Director de escena: Damiano Michieletto. Tea (Dun). 7 de junio de 2008. Haijing Fu, Nancy Allen Lundy, Ning Liang. Director: Lawrence Renes. Opera di Genova. Teatro Carlo Felice. Passo Eugenio Montale 4. 16121 Genova. Teléfono: +39 (010) 53 811. Fax: +39 (010) 53 81 222. E-mail: [email protected]. http://www.carlofelice.it. 125 D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 VARIOS RECLAMOS Es decir, algunos de los títulos que incluye en su actual temporada el teatro ginebrino son susceptibles de atraer clientela. Empezando por el que abre camino distribuido en una sola o en dos veladas, Los troyanos de Berlioz, en la versión integral del Châtelet parisino de 1990 al contar, especialmente, con la Cassandre espectacular de Anna Caterina Antonacci de la reposición de 2004, sobresaliendo en medio de un reparto asimismo con numerosos nombres destacables, como el Eneas de Kurt Streit. Sigue el entusiasmo con Ariodante, por la ópera en sí por supuesto, una de las mejores de Haendel, y por el equipo capaz de sacar a la luz sus múltiples bellezas: la DiDonato, Workman, la Piau y la Petibon, así como el Polinesso en plan contralto GINEBRA de la Lemieux. ¿Quién da más? Casi a la altura de estas dos producciones podemos colocar una Cenerentola rossiniana, a cargo de Vivica Genaux y Maxim Mironov, parejita de enamorados arropada por Bruno de Simone y Fabio Maria Capitanucci, bufos bien bregados en sus respectivas partes de Magnifico y Dandini. Dirige un rossiniano de pro, Carella, y en la escena Font, Guillén y Faurà, es decir Les Comediants. No es de extrañar, pues viene del Liceo, vía Houston y la Welsh National Opera. La regista pareja Caurier-Leiser, autores de indudables triunfos como el Pelléas que se vio en Madrid o el Hamlet visto en Barcelona (por citar dos producciones cercanas), se miden con Don Carlos, en la versión italiana en cuatro actos, contando para ello con la direc- ción musical del huracán Nicola Luisotti y las voces de Cristina Gallardo-Domâs ya metida en papeles de soprano de mayor empuje, el Posa de Michaels-Moore y la Eboli de la tempestuosa Sylvie Brunet. El resto de la programación añade otros complementarios atractivos como la presencia, lo mismo que en Francfort, de Los viajes del sr. Broucek de Janácek (con Kim Begley y Eva Jenis) y Da gelo a gelo de Sciarrino, recientemente dada a conocer en el Garnier parisino y que llega a Ginebra con el mismo equipo salvo Cornelia Oncioiu que es sustituida en su doble cometido servil por Ulrike Meyer. Se cierra la propuesta con una Flauta mágica mozartiana dirigida por Gabriele Ferro y los colombianos Omar Porras (fundador del Teatro Malan- dro sito en esta ciudad suiza) y Fredy Porras (decorados) con un reparto en general de nuevas figuras. Y un Lohengrin wagneriano con un cuarteto de cierta solidez: Soile Isokoski, Petra Lang, Christopher Ventris y Jukka Rasilainen. Pistas Les troyens (Berlioz). 13, 16, 19, 22, 29 de septiembre de 2007. 25 y 26 de septiembre y 1 y 2 de octubre, en dos veladas. Anna Caterina Antonacci, Isabelle Cals, Kurt Streit, Anne Sofie von Otter, JeanFrançois Lapointe, John Osborn, Marcel Reijans, Nicolas Testé. Director musical: John Nelson. Director de escena: Yannis Kokkos. Ariodante (Haendel). 11, 13, 15, 17, 19 y 21 de noviembre de 2007. Joyce DiDonato, Patrizia Petibon, Sandrine Piau, MarieNicole Lemieux, Antonio Abete. Charles Workman, Director musical: Kenneth Montgomery. Director de escena: Pierre Strosser. M.N.Robert LOS TROYANOS de Berlioz. Producción de Yannis Kokkos Grand Théâtre de Genève. 11, Boulevard du Théâtre. CD-1211 Genève. Teléfono: 41 022 418 31 30. Fax: 41 (0) 22 418 31 31. E-mail: [email protected]. www.geneveopera.ch. EL SAN CARLO TAMBIÉN ESTRENA La temporada l i s b o e t a comienza con colores españoles. En efecto, uno de los títulos verdianos más populares, Rigoletto, llega en la producción bilbaína que dio LISBOA 126 salida al Tutto Verdi. Es decir el montaje de Emilio Sagi, con decorados de Ricardo Sánchez Cuerda inspirados en la pintura vasca de su museo no Guggenheim, así como el vestuario de Miguel Crespi y con la siempre imaginativa, llena de climas, iluminación de Eduardo Bravo que, dirigida por Alexander Polianichko encuentra un aceptable terceto en el primer y cosmopolita reparto: Lado Ataneli, Saimir Pirgu (que pasa de Mozart a mayores compromisos vocales) y la soprano Welsey Schill, muy presente en toda la temporada lisboeta, arropados por el bajo de la casa D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 protagonismo del excelente tenor Herbert Lippert, de quien se había perdido últimamente la pista, con la Vitellia de la joven pero muy prometedora soprano italiana, de poderosos medios vocales, Adriana Damato. Richard Bauer cantará el Hoffmann de Offenbach con direcciones de Gregor Bühl y Chistian von Götz y en compañía de aquella citada Macerata y Catania. Se completa así la modesta, pero con indudables parcelas de interés, temporada lisboeta en la que parece haberse interrumpido, tras La walkyria del pasado año, la Tetralogía wagneriana, en la revolucionaria concepción de Graham Vick que tanto alabó Juan Ángel Vela del Campo. Olympia, además de Maria Fontosch (Antonia) bien activa en Francfort por ejemplo, y Riki Guy (Giulietta). El mismo Bauer está contratado para el Cavaradossi de la Tosca controvertida de Robert Carsen (recuérdese la reacción en el Liceo barcelonés) enfrentado a la sólida protagonista que es Elisabete Matos, ya triunfadora heroína pucciniana en Pistas EMMANUEL NUNES Das Männer (Nunes). 5, 27 y 29 de enero de 2008. Andrew Watts, Musa Nkuma, Chelsey Schill y Silja Schindler. Director musical: Peter Rundel. Directora de escena: Karoline Gruber. Guy Vivien Ernesto Morillo y la mezzo Malgorzata Waleska aquí reducida al episódico papel de Maddalena. Porque la Schill, aparte de ser Gilda, Olympia y Servilia va a estrenar, en el sugerente papel de Una Serpiente, la nueva ópera del compositor local, de origen francés, Emmanuel Nunes, nacido en 1941. Con dirección femenina de Karoline Gruber y musical de Peter Rundel. Das Märchen, llega la obra con este título en alemán, y no portugués como sería lógico imaginar, quizás por respeto a sus profesores o por la formación del compositor en Colonia o Múnich o por sus relaciones profesionales con Berlín o Friburgo, y que aquí traducimos por La fábula. Interesante propuesta la del programa doble dedicado a Rachmaninov con sus dos óperas cortas Francesca da Rimini y Aleko. Como también lo es, ya dentro del repertorio más convencional, La clemenza di Tito, a cargo de Johannes Stert y Joaquim Benite, con el recuperado Teatro Nacional de São Carlos. Rua Serpa Pinto, 9. 1200 Lisboa. Teléfono: +351 346 84 08. Fax: +351 21 37 17 38. E-mail: [email protected]. www.saocarlos.pt. La Royal Opera sigue siendo, pese a altibajos, una referencia ineludible para el aficionado europeo. Una veintena de obras darán satisfacción al forofo lírico anglosajón o visitante, incluida la Tetralogía completa de Pappano y Keith Warner, previamente ofrecida en dos ediciones (2005-2006) y que se repone con algunos cambios, aunque astutamente se mantengan nombres imprescindibles como el Wotan de Bryn Terfel (a turnos con Tomlinson), la Brünnhilde de la australiana Lisa Gasteen o el Alberich de Peter Sidhom. Llama la atención por diversas consideraciones, el título con el que se inició ya la temporada. La gluckiana Iphigénie en Tauride de Ivor Bolton y Robert Carsen, LONDRES estrenada el año pasado en Chicago de cuyo equipo mantiene el protagonismo de la extraordinaria Susan Graham, así como el Phylades de Paul Groves, cambiando certeramente el Oreste de Lucas Meachem por el de Simon Keenlyside. El divertidísimo montaje de Laurent Pelly de L’elisir donizettiano tiene su pivote en el Nemorino de Rolando Villazón, que se turnará con el nada ninguneable Stefano Secco. Vuelve el viajado Parsifal de Grüber, ahora Haitink en lugar de Rattle, con nuevo y convincente reparto (Ventris, Petra Lang, Struckmann) manteniendo el Klingsor oscuro de Willard White y el Gurnemanz de John Tomlinson. Cenerentola de Leiser-Caurier continuamente retomada desde HARRISON BIRTWISTLE Hanya Chlala EL AÑO BIRTWISTLE 127 D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 128 ENO lo que es eso, junto a una cosa que uno sí sabe lo que es, un modelo de lo que debe ser una genial opereta, La viuda alegre de Lehár. Siguen los contrastes con The Mikado de Sullivan versus Lucia di Lammermoor de Donizetti. Y como la ENO es también muy original, al lado de la Candide de Bernstein en la llena de tropezones producción de Robert Carsen, vista ya en París-Châtelet y la Scala milanesa, sirve una escenificación de La pasión San Mateo de Bach en un mes tan poco religioso como es el de julio, es decir, cerrando temporada. Pistas Robert Kusel Un mes muy birtwistliano ya que la vecina ENO recupera la primera ópera del compositor inglés nacido en 1934, en nueva producción, Punch and Judy, ofrecida por vez primera en el Festival de Aldeburgh en 1968. O sea que cumple 40 años y quizás por ello exista esta sobredosis de su música. Así se entra de lleno en la segunda en importancia compañía londinense de ópera que comparte dos títulos con su rival o compañera de fatigas, Carmen (montaje de Sally —que no Harry— Potter) y La flauta mágica (la ya clásica y veinteañosa de Nicholas Hytner), permitiendo al aficionado comparaciones musicales e idiomáticas. El título que no hará falta versar al inglés es el de The Turn of the Screw (Otra vuelta de tuerca, genial traducción al castellano de José Bianco que no hay por qué cambiar a favor de una supuesta literalidad), una nueva producción también en colaboración con otros escenarios en este caso con uno de los más alejados, el del Mariinski de San Petersburgo, y que se beneficia de un buen cuarteto protagonista. L’incoronazione di Poppea, perdón The Coronation of Poppea, es la partitura monteverdiana en la que parece el teatro poner muchas esperanzas, dada la cuidada selección del equipo, en el que destacan el Nerone de Christine Rice y el veteranísimo Séneca de Robert Lloyd, con Laurence Cummings en el foso y Chen Shi-Zheng en el escenario, el responsable del Così fan tutte de Aix-en-Provence antes del de Chéreau. Como la ENO va de rompedora, propone Lost Highway de Olga Neuwirth, estrenada en Graz 2003 y basada en un filme de David Lynch y Barry Gifford, que vaya uno a saber Susan Graham en IPHIGÉNIE EN TAURIDE de Gluck CANDIDE de Bernstein. Producción de Robert Carsen Iphigénie en Tauride (Gluck). 10, 13, 16, 25, 27 y 29 de septiembre de 2007. Susan Graham, Simon Keenlyside, Paul Groves, Clive Bayley. Director musical: Ivor Bolton. Director de escena: Robert Carsen. The Minotaur (Birtwistle). 15, 19, 21, 25, 30 de abril de 2008. John Tomlinson, Christine Rice y Johan Reuter. Director musical: Antonio Pappano. Director de escena: Stephen Langridge. The Royal Opera House. Covent Garden Piazza. London WC2E 9DD. Tel.: +44 (20) 7304 4000. Fax: +44 (20) 7212 9460. www.royaloperahouse.org. Marie Noelle Robert 2001, tras haber servido de vehículo exitoso para Ganassi, Bartoli y DiDonato retorna con la enorme expectativa de la Angelina de Magdalena Kozená, acompañada por Toby Spence que repite Ramiro otra vez, sustituyendo a Flórez y Barry Banks. La traviata de Richard Eyre, que lanzara allá por 1995 a la Gheorghiu, sumará dos repartos, a cual mejor. Netrebko versus Amsellem, Jonas Kaufmann (que vuelve después de un apoteósico Don José) o Castronovo, Hvorostovski o Kwiecien. Se retoman otras anteriores producciones, más o menos añejas, de McVicar (Flauta mágica, Bodas de Fígaro) Steven Pimlott (Onegin), Zambello (Carmen), Ian Judge (Simon Boccanegra), Christof Loy (Ariadne auf Naxos) Jonathan Kent (la Tosca que estrenara la Gheorghiu, por cierto) y John Copley (La bohème), que se reparten musicalmente las batutas más asociadas al teatro como Antonio Pappano, Bernard Haitink, Gardiner o Mark Elder o recientemente asociables como David Syrus, que repite Bodas de Fígaro, Philippe Jordan (que se encargará de una nueva Salome al servicio de la imaginación de McVicar) o Christian Badea. Llama la atención que el compositor Thomas Adès, el de Power her Face y The Tempest, estrenada precisamente en la Royal Opera en 2004, se oculte en el foso para dirigir The Rake’s Progress de Stravinski una coproducción con Bruselas, Lyon, San Francisco, Québec y, mira por dónde, el Real madrileño. El montaje asegura interés, es de Robert Lepage. Un Don Carlos para Nicholas Hytner también es coproducción, con Oslo y Nueva York. Sin embargo, puede que uno de los mayores atractivos de la presente propuesta coventgardiana sea el estreno de The Minotaur de Harrison Birtwistle, con libreto de David Harsent, y que tiene previsto darse a conocer para el mes de abril de 2008. The Turn of the Screw (Britten). 26 y 30 de noviembre, 1, 3, 6, 8 y 10 de diciembre de 2007. Rebecca Evans, Timothy Robinson, Cheryl Barker y Ann Murray. Director musical: Garry Walker. Director de escena: David McVicar. English National Opera. St. Martin’s Lane. London WC2N 4ES Tel.: +44 (20) 7632 8300. Fax: +44 (20) 7379 1264. Website: www.eno.org. D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 EN TORNO AL ALTER EGO Diecisiete obras reúne este curso el escenario madrileño —entre las que sobresalen aquéllas que ofrecen diversos aspectos de un mismo tema, bien a cargo del mismo compositor, bien a cargo de varios músicos—, compuestas a lo largo de tres centurias creativas y cantadas en seis idiomas. Abre camino la extraordinaria Boris Godunov de Musorgski, con dos zares, uno quizás demasiado veterano (Ramey) otro recién enfrentado a este repertorio (Scandiuzzi). Leonore y su alter ego Fidelio de Beethoven, la primera en versión de concierto, la segunda con un tándem asombroso (Claudio Abbado-Robert Carsen) enfrenta en las parejas amorosas a Emma Vetter-Stephen Gould con Anja Kampe-Jonas Kaufmann, las dos perfectamente acordes con cometidos. Un equipo cómodo (Gens, de la Merced, Cecilia Díaz, Pirgu, Chausson, Pisaroni) sacará adelante, sin problemas Il burbero di buon cuore de Martín y Soler dirigido por su MADRID TRISTÁN E ISOLDA de Wagner Producción de Lluís Pasqual paladín actual, Christophe Rousset. Monica Groop, guapa, encantadora, femenina, usará sus muchos atributos por supuesto también vocales para la Lucretia de Britten, rodeada por una compañía adecuada. Dirigen Paul Goodwin y el hijo de Abbado, Daniele, que ya se ha labrado un prestigioso currículo por sí mismo. El sublime Tancredi rossiniano se cantará en las dos versiones, que difieren únicamente en el final. Los dos equipos son de considerable calibre si se considera que Barcellona compite con Podles, Ciofi con Cantarero, Francesco Meli con José Manuel Zapata, dirigidos por el rossinianísimo Riccardo Frizza. La producción napolitana del Tristán wagneriano, muy celebrada, de Lluís Pasqual agrupa un doble y seguramente fecundo reparto: la Meier o la Charbonnet, Robert Dean Smith o Jon Frederic West (dos tristanes bien diferentes), además de un Marke de suprema estatura, René Pape, y un Kurwenal a su Pistas Tamerlano (Haendel). 26, 28, 29, 31 de marzo y 1, 3, 4, 5, 7, 8, 10 y 11 de abril de 2008. Monica Bacelli o Ann Hallenberg, Plácido Domingo o Bruce Ford, Ingela Bohlin o Isabel Rey, Sara Mingardo o Patricia Bardon, Jennifer Holloway o Renata Pokupic. Director: Paul McCreesh. Director de escena: Graham Vick. Idomeneo (Mozart). 17, 18, 19, 20, 21, 23, 24, 25, 26 y 27. Kurt Streit o Kobie van Rensburg, Bernarda Fink o Joyce DiDonato, Cinzia Forte o María Bayo, Emma Bell o Anna Caterina Antonacci, Charles Workman, Eduardo Santamaría. Director musical: Jesús López Cobos. Director de escena: Luc Bondy. Teatro Real. Plaza de Oriente, s/n. Madrid 28013. Teléfono: 91 516 06 60. Fax: 91 516 06 31. Venta Tel.: 902 24 48 48. E-mail: [email protected]. www.teatro-real.com. altura, Alan Titus. Con Pasqual, Frigerio y Squarciapi- Antonio Moral, Director Artístico del Teatro Real “ES MÁS FÁCIL HACER UNA PROGRAMACIÓN ECLÉCTICA” A 130 ntonio Moral se enfrenta a su tercera temporada en el coliseo madrileño. “Aunque es la primera diseñada por mí de una manera íntegra. Pero, como en todos los teatros ocurre, debes recoger el testigo de quien te ha precedido. Quedaba un título de mi antecesor para esta temporada, y habrá otro en la próxima”. En esta ocasión una Gioconda, que ha integrado con gusto junto a sus propuestas. “Las herencias que uno recibe, como las que deja, hay que saber administrarlas. Si entran en tus planteamientos, como es este caso, es importante contar con ellas”. Moral señala que “una temporada tiene que ofrecer una serie de títulos, producciones e intérpretes lo más abierta y variada posible. Por eso, por vez primera, el Teatro Real ofrece esta temporada obras datadas entre 1607 y 1946, es decir, de los cuatro siglos de vida de la ópera”. Precisamente el mito de Orfeo, precursor del género, se convierte en columna vertebral de la programación que acaba de arrancar. “Hemos tomado ese tema como podría haber sido otro, porque esa es una decisión que compete al director artístico”. La estructura en torno a un eje puede convertirse en una dura labor de orfebre: “Siempre es más fácil hacer una programación ecléctica: eliges un título, tienes unos buenos cantantes y formas una temporada en torno a figuras que pueden ofrecer un repertorio más o menos conocido y más o menos interesante. Cuantas más conexiones tienes que buscar, más complicas la historia y trabajas más, pero para eso nos pagan”. A la hora de plantear sus temporadas, Moral se ha propuesto llenar alguna laguna existente. “Hemos abierto un poco más la horquilla de la programación hasta el periodo barroco, poco frecuentado en el teatro. No es que ahora vaya a ser el más importante, puesto que ocupa un 15 por ciento frente al 30 del periodo clásico o el contemporáneo, dejando el 25 restante al romántico. Lo que hemos intentado es no despreciar ningún periodo, porque todos son importantes”. Incluida la música de nuestros días escrita por encargo para el Real. “Pero no se puede hacer uno todos los años. Prácticamente ningún teatro del mundo lo hace. La idea que tenemos es contar un año con un encargo y otro con la recuperación de una ópera española del repertorio menos frecuentado. El año pasado tuvimos el estreno del Viaje a Simorgh, y este recuperamos Il burbero de buon cuore para el próximo hacer D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 no, una pareja ideal. Pier Luigi Pizzi trae su sobria Gioconda ponchielliana que ya ofreció en Verona y Barcelona (ambas ya comercializadas en soporte DVD, lo cual es un récord), protagonizada por Violeta Urmana, que la grabó con Domingo en 2002, justamente con la Laura de Luciana d’Intino y el Barnaba de Lado Ataneli, también presentes en el reparto madrileño. A tan discográfico equipo se suma el Enzo de Carl Tanner (con el deseo de que su excelente voz esté mejor aprovechada que con el pasado Pinkerton) y el eslavo Badoero de Orlin Anastasov. Debuta en el foso Evelino Pidò, entre otras virtudes, director favorito de los Alagna-Gheorghiu. Dos visiones sobre un mismo tema son las ofrecidas por Haendel en Tamerlano (Londres, 1724) y Vivaldi en Bajazet (Verona, 1735), en torno a estos dos reyes enemigos y a los conflictos sentimentales de uno con la hija del segundo que ama y es amada por Andronico. Las dos obras, a cual más bella, convocan a especialistas, tanto directoriales (Paul McCreesh, Fabio Biondi) como canoros. Aunque la mayor concentración de interés resiun estreno absoluto de Leonardo Balada, y que tendrá libreto de Fernando Arrabal. Así sucesivamente. Esa es la línea que pretendemos seguir”. Aparte de intentar crear vinculaciones con los artistas de más peso. “Hay que buscar complicidades, para contar con esos nombres que solo actúan en los cuatro o cinco teatros más importantes del mundo. Como ahora hacemos con Plácido Domingo o Juan Diego Flórez, brindándoles la posibilidad de ofrecer algo que no hacen habitualmente para que aporten algo más. Como hacer un debut siempre que sea posible. Y este año se han dado una serie de circunstancias que han propiciado que esto suceda”. Juan Antonio Llorente de en el haendeliano Bajazet de Plácido Domingo, en su papel número no sé cuántos, que ha elegido con la astucia y la inteligencia que, además, le caracterizan: el papel fue escrito por Haendel para el tenor Francesco Borosini cuya tesitura alta no sobrepasaba el sol o el la (en una reciente grabación discográfica el papel se distribuye a un barítono). La de Vivaldi se ofrecerá en sesión de concierto; la de Haendel en la premiada producción de Graham Vick. El mito de Orfeo aparece no en doble sino en triple interpretación musical. Uno es, por supuesto, celebrando 400 años de estreno, L’Orfeo monteverdiano, con William Christie, y sus Arts Florissants obviamente, con un protagonista excepcional, el barítono Dietrich Henschel, encabezando un buen equipo de colegas. Un no menos excepcional cantante es el elegido para sacar adelante el Orfeo francés de Gluck: Juan Diego Flórez, en una versión de concierto donde Eurydice es la nueva revelación sopranil, Nicole Cabell. El cantor de la Tracia, en el Real, lo será en tres idiomas, pues el tercer Orfeo es el de Ernst Krenek, estrenado en Kassel en 1926 con libreto del pintor Oskar Kokoschka. Pedro Halffter dirige la producción en concierto con la Euridice de Susan Anthony, estando el papel del protagonista aún por determinar. El caso Makropulos de Janácek es vehículo para que en su protagonista, la añosa Emilia Marty, se luzca una cantanteactriz. Así se entendió, encomendándolo a la electrizante Angela Denoke, que vuelve tras varias demostraciones de su arte (entre ellas Marie de Wozzeck), compartiendo cartel con Anna-Katherine Behnke, una bien reconocida Lulu y Marietta-Marie de Korngold. Dos Mozart “serios” redondean la programación: Idomeneo donde son destacables todos los que intervienen en el doble equipo, en especial la Electra de la Antonacci; y Tito, con uno de los mejores Sestos actuales, la Kasarova. 131 D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 EN EL SANCTASANCTÓRUM Vuelve un título no autóctono, como en muchas ocasiones de la época de Muti, a abrir el tradicional día de San Ambrosio la temporada escalígera, Tristan und Isolde, que lleva su tiempo sin aparecer por allí. Después de Wozzeck y Don Giovanni, Barenboim y Chéreau (con el interés que siempre despiertan sus montajes en el que no falta tampoco el nombre del escenógrafo Richard Peduzzi) se encargan de que todo esté a punto para que se luzcan Waltraud Meier e Ian Storey. Domingo con Sondra Radvanovsky, en el montaje de la Zambello, sigue ofreciendo su Cyrano de Bergerac, después de cantarlo en Nueva York, Londres y Valencia (aquí con otro montaje, de Znadiecki como se sabe). El resto del equipo, como era de esperar o desear, es totalmente italiano. Vuelve la producción de Flimm de 2000 del bergiano Wozzeck con cambio completo de MILÁN CYRANO DE BERGERAC de Alfano Producción de Francesca Zambellol MACBETH de Verdi. Producción de Graham Vick equipo, mientras que se estrena la de Luca Ronconi (con la habitual Margherita Palli en la escena) del Trittico pucciniano. En él varios nombres a considerar: el Michele de Juan Pons (¿recordará allá su Gianni Schicchi de hace 25 años?), la Giorgetta de Paoletta Marrocu (o Isabelle Kabatu), la Angelica de la Frittoli junto a la Tía Princesa de la Lipovsek, el Schicchi de Leo Nucci. Como en Valencia, Maazel presenta su 1984 con algunos de los protagonistas del estreno londinense (Nancy Gustafson, Richard Margison, Jeremy White) y Pistas Cyrano de Bergerac (Alfano). 29 de enero, 1, 5, 9, 12 y 15 de febrero de 2008. Plácido Domingo, Sondra Radvanovsky, Pietro Spagnoli, Simone Alberghini, Carmelo Corrado Caruso. Director musical: Patrick Fournillier. Director de escena: Francesca Zambello. Il trittico (Puccini). 6, 8, 11, 13, 16, 20, 25, 28 de marzo y 2 de abril de 2008. Juan Pons o Silvio Xanon, Miro Dvorsky o Antonello Palombi, Paoletta Marrocu o Isabelle Kabatu. Barbara Frittoli o Andrea Dankova, Marjana Lipovsek o Anna Maria Chiuri. Leo Nucci o Angelo Veccia, Nino Marchaidze, Stefano Secco o Michael Fabiano. Director musical: Riccardo Chailly. Director de escena: Luca Ronconi. Teatro alla Scala. Piazza della Scala. 20121 Milano. Teléfono: 39 (02) 80 70 41 Fax: 39 (02) 88 79 33. E-mail: [email protected]. www.teatroallascala.org. Stéphane Lissner, Sobreintendente y Director Artístico del Teatro alla Scala “HE APOSTADO POR UNA TERCERA VÍA” L 132 a imaginación es el arma que siempre ha sabido poner a favor de resultados el francés Stéphane Lissner. Lo hizo desde sus puestos anteriores: un largo abanico en el que igual entran las propuestas intimistas de Les Bouffes du Nord parisienses a los fastos de los festivales de Aixen-Provence o Viena, pasando, claro está, por su beligerancia en Le Chatelet —“un festival continuo”, en palabras de Lissner— contra la naciente Ópera Bastille. Un duelo del que salió triunfador. Los cambios políticos le impidieron medirse en el Teatro Real de Madrid. Hoy lo hace en la Scala de Milán, paradigma de los teatros de ópera del mundo, donde ha vuelto a recurrir a ese arma que en sus manos resulta infalible. “Es necesario desplegar una imaginación, un entusiasmo y un compromiso aún más fuertes cuando se trata de La Scala, donde hay que tener en cuenta el peso de la historia y la tradición. Por ello, obligatoriamente, las propuestas, y así lo estoy haciendo, tienen que ser un poco más arriesgadas, un poco más difíciles para hacerlas llegar a un público tanto a través del repertorio italiano como de cualquier otro. Necesito para ello una energía mayor aún y, tal vez, comprometerme más todavía a partir del momento en que soy yo quien propone, y quien decide transformar el teatro y ofrecer nuevas propuestas para que yo pueda ser en cierto punto el motor capaz de generar un cambio en ese teatro. Cuando fui a Milán fue para hacer propuestas de cambio, no para continuar en la línea en la que estaba instalado, eso está claro”. El “clasicismo” arraigado en la audiencia del teatro milanés puede funcionar a favor o en contra del programador arriesgado. “Para mí es muy positivo, porque veo dos soluciones. O se mantiene la tradición y se convierte el teatro en un museo, o se hace una ruptura con fuerza, muy violenta, y te planteas tirar por tierra todo lo que había. Yo no me he decantado por una vía ni por la otra. He elegido una tercera: aceptar el peso de la tradición y, al tiempo, afrontar la modernidad. Sin miedo a la hora de proponer nuevos repertorios, directores de escena y orquesta o cantantes. Lo pude poner en práctica la temporada última con Jenufa, Lohengrin, la Lady Macbeth de Shostakovich o Salomé. Quiero para el teatro propuestas muy distintas a las que se ofrecían en el pasado, considerando como tal los últimos años. Pero al mismo tiempo propuse una Aida con Riccardo Chailly, o La fille du régiment o Adriana Lecouvreur. He buscado un terreno mixto entre la tradición y la modernidad. He apostado por una tercera vía para, poco a poco, transformar y D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 en la misma producción de Robert Lepage. Andrea Chénier de Giordano ofrece muchos estímulos: el protagonismo de Marcelo Álvarez, cada vez más involucrado en papeles spinti pero que seguro no defraudará, y Fiorenza Cedolins, con la dirección escénica (¿qué hará?) de Terry Gilliam, el de los Monthy Pitton. Carlo Gérard es, cuarenta y tres años después de debutarlo en la Moneda de Bruselas… ¡Renato Bruson! Otra nueva producción es el bien hermanado programa formado por el Barba Azul de Bartók y El prisionero de Dallapiccola, encargando la regia a uno de los profesionales más admirados incluso respetados de la actualidad: Peter Stein, que propone una mezcla muy original y puede que interesante de las dos obras, donde Judith es la fascinante Evelyn Herlitzius. En colaboración con la Unter den Linden, aparece El jugador de Prokofiev con Barenboim al frente del mismo equipo artístico y canoro, al lado de otras dos reposiciones, la del Macbeth verdiano con dos Ladys difícil de decantarse por una u otra (Violeta Urmana, Andrea Gruber) y con el ya quizás demasiado veterano Leo Nucci. Se trata de la producción de Vick de hace diez años que estrenara Muti y que ya cantara Nucci en 2001. También retorna La bohème de Zeffirelli, en el foso la nueva revelación directorial, el joven venezolano Gustavo Dudamel, y un reparto algo del montón. Por último, un nuovo allestimento de la donizettiana Maria Stuarda enfrentará a dos pesos pesados como Anna Caterina Antonacci y Mariella Devia, reglando sus movimientos en medio de sus propios figurines y decorados el incansable Pizzi. Convendría hacer alusión aquí al dato que sigue. En la temporada otoñal previa de la Scala, en octubre, el boloñés de 1949 Fabio Vacchi da a conocer en estreno absoluto una nueva obra, Taneke, que dirigen Roberto Abbado y Ermanno Olmi. Título que el compositor añade ya a Il viaggio (Bolonia, 1990), La stagione termale (Lyon, 1994), Les Oiseaux de pasage (Id., 1999) o Il letto della storia (Florencia, 2003). ofrecer al público cosas distintas y nuevas. Esto requiere un poco de tiempo, y es preciso dar un margen de confianza. Hablaría de pensar en un plazo de siete u ocho años para hacer propuestas verdaderamente distintas. Han trascurrido dos, y nunca habría pensado que las cosas iban a funcionar de una manera tan rápida. Por eso estoy tan contento. Y tan orgulloso de haber conseguido aumentar el número de abonados y la ocupación en general fuera de abono. Y también porque los mejores artistas y las principales orquestas están de acuerdo con venir a La Scala. Barenboim, Pierre Boulez, Zubin Mehta, Maazel, Toni Pappano, Luisotti, Chailly, Gatti… todos los grandes directores van a venir, y eso es importante para el futuro del teatro”. Un teatro al que tiene que rendir cuentas “Hay un consejo de administración, al que presento la programación y el presupuesto una vez por año”. Mientras, las finanzas van funcionando, a pesar de los nubarrones que aparecieron a su llegada con los “recortes” a la cultura con que amenazó Berlusconi. “Los problemas económicos afortunadamente son ya algo del pasado. En este momento estamos en un equilibrio presupuestario, después de haber generado en estos dos años un gran aumento de recursos propios”. Lo que está claro es que puede conseguir todo lo que se propone. “No todo, pero ahora cuento con la experiencia que me han dado tantos años de trabajo. Pero hay que seguir imaginando y reflexionando. Ese es mi trabajo”. Juan Antonio Llorente Despuès de y RENÉ JACOBS dirige WOLFGANG AMADEUS MOZART Johannes Weisser Lorenzo Regazzo Alexandrina Pendatchanska Olga Pasichnyk Kenneth Tarver Sunhae Im Nikolay Borchev Alessandro Guerzoni RIAS Kammerchor Freiburger Barockorchester 3 CDs HMC 901964.66 3 SACDs HMC 801964.66 www.harmoniamundi.com 133 D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 DONDE NAGANO nificados en primavera por Christoff Loy con Marc Albrecht en el foso, a punto de cumplir el compositor 82 años. Nagano como factótum de la casa se pone al frente de un Onegin chaikovskiano, compartido con Ion Marin, con doble protagonismo de Michael Volle- Dalibor Jenis. Y de un Idomeneo favorecido por varios nombres: John Mark Ainsley en atormentado protagonista, la Ilia de Juliane Banse y la Elettra de Annette Dasch. También de una Ariadne straussiana (ésta en el Prinzregententheater, inaugurado en 1901 según el modelo de Bayreuth) de jugoso reparto, al comprobar que Zerbinetta es Diana Damrau y la protagonista titular Adrienne Pieczonka. La dirección de escena es de Robert Carsen, nada más y nada menos, quien ya firmó en 1987 una producción de la obra para Lausanna. Netopil y Brieger pondrán en marcha el Doktor Faust de Busoni que parece gozar de una revitalizada atención (Lyon con Henschel, Nueva York, Salzburgo y Zúrich con Hampson, San Francisco con Gilfry), contando con el protagonismo aquí con el menos ESTRELLAS SOBRE MANHATTAN Como siempre, el Met neoyorkino deslumbra por las estrellas que convoca para privilegiar sus temporadas, entre afectos, visitantes e invitados. Ahí van, de preludio, varios nombres, los de primera, que encabeza, no podía ser otro, Plácido Domingo: Natalie Dessay, Susan Graham, la Schäfer, Shicoff, Carlos Álvarez, Flórez, Zajick y Borodina, la Gheorghiu, Marcelo Álvarez, Terfel, Keenlyside, Hampson, Alagna, Heppner, la Fleming, Netrebko y Villazón… En estos momentos ya se habrá iniciado la temporada, prevista la Opening Night Gala para el 24 de septiembre con una nueva Lucia di Lammermoor, a cargo de la Dessay turnándose con otra francesa, Annick Massis, además de Marcello Giordani o Giuseppe Filianoti, si está ya recuperado de la operación que le impidió cantar Otello en Pésaro. Zeljko Lucic, un barítono que ya está dando mucho que hablar, protagonizará asimismo otra nueva producción, la del Macbeth NUEVA YORK 134 verdiano que compartirá con Carlos Álvarez y Lado Atanelli. Un nuevo papel para Domingo, el de Orestes en Iphigénie en Tauride con la Graham, se hermana con la producción de Hänsel and Gretel (en la versión inglesa de David Pountney) de Richard Jones para la Welsh National Opera con una pareja “infantil” importante: Schäfer y Alice Coote. Neil Shicoff tras ser Peter Grimes en producciones de Mielitz, Hartmannshenn o Decker lo es ahora con John Doyle y dirección de Runnicles. Satyagraha ese homenaje a Gandhi de Glass llega el Met con Richard Croft haciendo del líder hindú asesinado. La última novedad es probablemente la más esperada, La fille du régiment, ópera que en su momento les dio a conocer el tándem Sutherland-Pavarotti, llega ahora en la formidable producción de Laurent Pelly, pasada por Londres y Viena, con Dessay-Flórez. En Viena la Crakentorp fue la Caballé; en Nueva York, para bien de los americanos, la excelente actriz de origen australiano Zoe Caldwell. El resto de la programación lo componen 21 títulos, con reposiciones como The First Emperor, estrenada el año pasado con Domingo otra vez, o perennes éxitos como La bohème firmada por Zeffirelli, los viejos pero aún en pie (lo clásico no pasa de moda) Ernani de Sammaritani (que no acaba de salir en DVD con Pavarotti y la exuberante Mitchell) el Tito de Ponnelle o el Hoffmann de Schenk. Oportunidades éstas y otras para volver a disfrutar de la Amneris de Zajick, la Konstance de Diana Damrau (que también hará en tour de force, la Reina de la Noche y Pamina), el Hoffmann de Marcelo Álvarez, la Lescaut pucciniana de Mattila, la Norma de Guleghina, la Desdemona de Fleming, la Juliette de Netrebko y, claro está, el Romeo de Villazón, el Tristán de Ben Heppner, una Valéry repartida entre Fleming y Ruth Ann Swenson. Con registas tan distintos como, aparte de los citados ocasionalmente, los ostentoso de los citados, Wolfgang Koch. El Nabucco verdiano se lo reparten, más a favor del primero que del HÄNSEL UND GRETEL de Humperdinck Christine Schäfer y Alice Coote A finales de septiembre ha comenzado ya la segunda etapa como director de Kent Nagano en la Ópera de Baviera, donde en esta edición se proponen 7 Neuinszenierungen, abarcando del barroco de Haendel al compositor actual más interpretado, es decir Henze, del que en la última década los muniqueses han disfrutado (o no, vaya uno a saber, habrá para todo) de Venus y Adonis, El príncipe de Homburgo, Pollicino o El pequeño Lord. Sus cuarentones Bassariden (Salzburgo, 1966) serán esceMÚNICH KENT NAGANO cineastas Anthony Mingella y Kontchalovsky, el levemente extravagante Jonathan Miller o los más o menos clásicos Dexter, Copley, Moshinsky, con el debut en Lucia de la coreógrafa Mary Zimmermann, la cual junto a la activa en Broadway Julie Taymor de la exitosísima Flauta mágica, cumple la cuota femenina de registas femeninas de la temporada. Llama la atención la presencia de Lorin Maazel en el foso (con el montaje de La walkyria de Schenk), que suma su nombre a los de Gergiev, Armiliato, Chaslin, Luisotti (La bohème), Bichkov, Plácido Domingo (Roméo et Juliette), Benini, Philippe Jordan, Roberto Abbado, Kazushi Ono en debut con Aida y, obviamente, Levine. D O S I E R Pistas Die Bassariden (Henze). 19, 22, 25, 28, 31 de mayo, 3 de julio y 19 de julio de 2008. Nikolai Schukoff, Michael Volle, Laszlo Polgár, Reiner Goldberg, Christian Rieger, Gabriele Schnaut, Hanna Schwarz. Director musical: Marc Albrecht. Director de escena: Christof Loy. Doktor Faust (Busoni). 28 de junio y 3 y 7 de julio de 2008. Wilfried Hösl TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 Lee Broomfield segundo, Gavanelli y Michaels-Moore, siempre Maria Guleghina en el terrorífico papel de la rebelde Abigaille. En fin, Tamerlano de Haendel, con Ivor Bolton y Pierre Audi, pone sus mejores apuestas en el protagonismo Wolfgang Koch, John Daszak, Catherine Naglestad. Director musical: Tomás Netopil. Director de escena: Nicolas Brieger. Bayerischer Staatsoper. Max-Joseph Platz, 2. D-80539 München. Tel.: +49 89 21 85 1920. E-mail: [email protected] www.bayerische.staatsoper.de del contratenor norteamericano David Daniels. En Repertoire, en el Nationaltheater, en este curso lírico, se escucharán y verán 34 títulos diferentes, es decir, una cantidad que da para que todos los periodos compositivos de la historia estén representados. De Cavalli (La Calisto) a Wolfgang Rihm (Das Gehege) o Unsuk Chin (Alice in Wonderland). En este capítulo es donde el culto a la personalidad del forofo operístico puede encontrar auténticas, variadas y repetidas satisfacciones. Ahí van a vuela pluma algunas: Edita Gruberova (que no puede faltar a la cita muniquesa) será Elvira, Norma y Elisabetta de Devereux; Gabriele Schnaut pasará sin aparente problema de un Strauss a otro, de Elektra al príncipe Orlovsky; Iano Tamar se medirá con Violeta Urmana en la Amelia del Ballo verdiano; Anja Harteros refrendará promesas con su Eva, su Agathe y su Arabella, aquí Pistas Peter Gelb, Director General de la Metropolitan Opera “HAY QUE ATRAER NUEVAS AUDIENCIAS” E l objetivo de Peter Gelb en su segundo año en la cúspide del Metropolitan está claro: llenar cada día 3800 localidades. Un auténtico reto. “Mi planteamiento global en ese punto pasa sólo por introducir los cambios estrictamente necesarios para mantener la reputación que el teatro viene manteniendo a lo largo de muchas décadas. ¿Para qué cambiar los aspectos fundamentales que estén funcionando bien? El musical, por ejemplo, con la orientación que ha emprendido James Levine, convirtiendo nuestra orquesta en una de las mejores del mundo. El repertorio está ahí, y yo debo centrarme en confeccionar repartos consistentes”. La última palabra la comparte con Levine “Buscamos equilibrio entre repertorio y voces, cuidando el aspecto teatral si queremos continuar manteniendo el star system. Porque las estrellas de la ópera hoy en día quieren comprometerse en producciones con peso escénico. Para lograr el éxito debe existir perfecta armonía entre voces, músi- ca y producciones. Esto sólo es posible trabajando duro, y esa es mi parte. A veces me veo como un “productor conseguidor”. La apuesta inmediata de Gelb se concreta en algo para él fundamental. “Que pese tanto lo teatral como la música. Se vio el pasado año y se verá en los siguientes. Esto servirá para atraer directores interesantes que no querían trabajar aquí. La dificultad para conseguirlo está ahora en los administradores, que no están acostumbrados a distribuir así los gastos en algo con lo que podríamos atraer una mayor audiencia, nueva y más joven, porque esto es Nueva York”. Y en la Gran Manzana hay que pensar en innovaciones rupturistas. “Me he propuesto abrir los ensayos al público en general de un modo gratuito, o establecer distintas conexiones ente el Met y el público gracias a los avances que brinda la técnica, que ahora nos permite cosas como retransmitir la gala de apertura de la temporada en Times Square. Lo más ambicioso de todo es un plan multimedia, que incluye la frente al rodado Mandryka de Wolfgang Brendel; Ramón Vargas se prodiga este año con tres héroes verdianos: Alfredo Germont, Rodolfo y Gustavo III (o sea el Ballo sin censurar); Angela Denoke repite su Salome y su Marschallin y Agnes Baltsa su Klytämnestra; la mezzo inglesa, Sally Mathews es otra que se prodiga como la Alice de Chin, Calisto de Cavalli y Orphée de Gluck ¡en la versión francesa de Gluck que es para tenor!; la Meier en Isolde y Pape en Marke, una vez más y no será la última; Albert Dohmen en el Kaspar weberiano; Vesselina Kasarova en Ariodante, Rosina y Charlotte; Sonia Ganassi y Elina Garanca rivales en Adalgisa… creación de una emisora de radio del Metropolitan retransmitiendo las 24 horas. Al menos, cuatro funciones en directo cada semana, además de rescatar y difundir los ricos archivos históricos del teatro. O que determinadas producciones, aprovechando las ventajas de la difusión multimediática, se puedan ver en directo en salas de cine, como ya se ha hecho en España. Todo esto es atractivo, por el hecho de captar más espectadores y por conseguir que los montajes del Met se vean en los lugares más remotos de Norteamérica”. Se considera un idealista de las artes. “En el fondo de mi corazón, soy un populista con ideales artísticos muy elevados, y eso es necesario. Pero con un teatro de 3800 localidades, debes pensar mucho”. La espada de Damocles se llama presupuesto, siempre insuficiente. “En los viejos tiempos no había que preocuparse. El lleno estaba garantizado. Eso hoy no es posible ni con estrellas en grandes producciones”. Aun así, no programa con un ojo puesto en los Iphigénie en Tauride (Gluck). 27 de noviembre, 1, 5, 8, 11, 14, 19 y 22 de diciembre de 2007. Susan Graham, Placido Domingo, Paul Groves, William Shimell. Director musical: Louis Langrée. Director de escena: Stephen Wadsworth. La fille du régiment (Donizetti). 21, 26, 29 de abril, 2 de mayo, 5, 8, 12 y 16 de mayo de 2008. Natalie Dessay, Juan Diego Flórez, o Barry Banks, Felicity Palmer, Alessandro Corbelli, Zoe Caldwell. Director musical: Marco Armiliato. Director de escena: Laurent Pelly. The Metropolitan Opera. Lincoln Center. 10023 New York. Teléfono: (212) 799-3100. Fax (212) 870-7606. www.metopera.org. patrocinadores. “Algo que dejé bien claro cuando llegué y hablé con ellos es que, si bien soy consciente de que sin su ayuda no podríamos sobrevivir, nunca permitiría que ese apoyo dicte lo que vayamos a decidir para la escena”. Juan Antonio Llorente 135 D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 EL PARÍS DE LAS MARAVILLAS O LAS MARAVILLAS DE PARÍS 136 Chez Mortier La Ópera Nacional, o sea, Bastille y Garnier, tienen en cartel este año 22 títulos, dos de ellos coreografiados, Roméo et Juliette de Berlioz por Sasha Waltz y el Orphée de Gluck, cantado en alemán (¡!), por Pina Bausch. Casi la mitad son nuevas producciones, comenzando por el estreno de Melancholia de otro Georg Friedrich, esta vez de apellido Haas no Haendel (nacido en Graz en 1953), con libreto de Jon Fosse a partir de su propia novela. Coincidiendo con ello, junio de 2008, el escenario de les Bouffes du Nord da a conocer en Francia otra obra de Haas, In Vain. Cuatro meses después de cumplir sus 100 años, se recuerda este cumpleaños de Ariane et BarbaBleu de Dukas con la pareja Willard White-Deborah Polaski, ópera en cartel en estos momentos. El Tannhäuser concebido por Robert Carsen sustituye al de Andreas Homoki, en cuyo equipo vocal destaca el Wolfram de Matthias Goerne, que será un placer disfrutarle su “canto a la estrella”. Wagner repite en nueva producción, con un Parsifal dirigido por Hartmut Haenchen y con la Kundry archiconocida de Waltraud Meier, posiblemente la cantante que más veces interpretó este papel desde que lo estrenara Amalie Materna en 1882. Stravinski y su Rake’s Progress reúne la direcciones de Edward Gardner y Luc Bondy, con Toby Spence y Laura Claycomb. Y el Wozzeck de Alban Berg, por fin, permitirá conocer la interpretación de Simon Keenlyside, arropado por una Marie de excepción: Angela Denoke. Dirigen Cambreling en foso y Marthaler en la escena de la Bastille, dando un salto estético de importancia tras haber ofrecido en Garnier unas Bodas de Fígaro mozartianas que, por cierto, viajan este año a Nanterre dentro del capítulo “ópera extramuros”. Verdi también aparece como novedad este año a través de una Luisa Miller con Vargas, Ildar Abdrazakov (alejado de sus habituales rossinis), Ana María Martínez, Andrzej Dobber y Kwangchul Youn. Il prigioniero de Luigi Dallapiccola se estrenó en la RAI de Turín el 1 de diciembre de 1940 y desde entonces no ha sido tanto objeto de deseo como esta temporada, pues también lo acoge Garnier con Rosalind Plowright en el importante papel de la Madre (que estrenara Magda Lászlo), con Evgeni Nikitin en el hijo encerrado y Chris Merritt en el doble cometido de carcelero e inquisidor. El montaje tiene aire hispano: Lluís Pasqual y equipo. Del resto de la programación se pueden destacar algunas cosas: Solveig Kringelborn sustituyendo a la Fleming en el magnífico Capriccio straussiano de Carsen; la Tosca de la espléndida actriz-cantante Catherine Naglestad (a turnos con la Valayre), lástima que en la anodina más bien horrorosa producción de Werner Schroeter; las Alcinas de Emma Bell o Inga Kalna sustituyendo también a la Fleming y también en un montaje de Carsen; Jane Henschel, que también hará de madre de Soile Isokoski en Louise la del Depuis le jour, repitiendo como Die Amme de La mujer sin sombra, otra aberración de Robert Wilson; Angela Denoke en Die Tochter de Cardillac de Hindemith que ya se puede disfrutar en el “palco del pobre”, es decir, en DVD; María Bayo incorporándose al montaje del Barbero rossiniano de la cineasta Coline Serreau, asimismo publicado en DVD; la Iphigénie de Mireille Delunsch; la pareja belliniana de los amantes veroneses: Netrebko y DiDonato, etc. En los Campos Elíseos Como indican sus responsables al presentar la temporada, Soubie y Meyer, el teatro de la calle Montaigne es fiel a las directrices impuestas desde su inauguración en 1913, orientando su programación a una variedad de repertorio muy característica. A los cuatro títulos ofrecidos al completo, es decir, representados, se les suman otros 17 en sesiones de concierto, entre óperas y oratorios. Entre estos, de inmediato uno atrae por sus especiales presencias: Iano Tamar (Elisabetta) y Patrizia Ciofi, dos reinas donizettianas enfrentadas como verduleras en Maria Stuarda, con esa frase ideal para una actriz “Figlia impura di Bolena”… Malgoire retoma un Rossini, Ciro en Babilonia, que ya dirigió en su laboratorio de Tourcoing en 1992, mientras continúa el ciclo Haendel con Orlando (en 1994 fue Christie quien la dirigió acá escenificada por Carsen), dejando Tolomeo a Alan Curtis y su Complesso claro está y a López Banzo, tras el pasado Rodrigo, la bellísima Amadigi también claro está también con su Ayre Español. Algunos nombres hoy imprescindibles en este barroco están en los equipos: Lawrence Zazzo, Ann Hallenberg, Vito Priante, Christophe Dumaux o Anna Bonitatibus. Nombres que aparecen, junto a Jaroussky, Inga Kalna, la Mingardo y la Cangemi, Marijana Mijanovic y otros más en dos Vivaldis, La fida ninfa y Motezuma, ésta por supuesto con Alan Curtis y la otra con Spinosi. Un año muy barroca en los Campos Elíseos, extendido también a las obras ahora representadas: Thésée de Lully e Il Sant’Alessio de Stefano Landi, en el que no son pioneros los parisinos, pues los Giuranna la ofrecieron en el Teatro Nazionale de Roma hace siete años. En el reparto, con Christie y Les Arts Florissants, un empacho de contratenores: ¡nueve! Enfrente a ellos, sólo dos bajos. Curioso o desesperante. El tiempo lo dirá. La guapa Emmanuelle Haïm se encarga de Thésée que cantará Paul Agnew, adicto a esas cosas, con la Medée de la ARIANE ET BARBA-BLEUE de Dukas. en Bastille Ruth Walz PARÍS D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 Excursión musical MONKEY JOURNEY TO THE WEST de Albarn en Châtelet Marie-Noelle Robert En el Châtelet parece que se nos invita a realizar un pequeño periplo por diversas culturas musicales. Empieza con China, Monkey Journey to the West sobre un clásico de la literatura de aquel país, Xi You Ji, con música de Damon Albarn, un cantante pop inglés de 40 años. Sigue con lo que se puede considerar la primera ópera africana, Bintou Wéré, un opéra du Sahel de Zé Manel Fortes. Continúa con West Side Story de Bernstein que, por celebrar su cincuentenario, se retoma el te también como regista en la producción. Por último, tras el triunfo de El cantor de México, Emilio Sagi propone La Generala de Vives, un título que ya presentara en el Festival de Opereta de Trieste, en coproducción con el Teatro de La Zarzuela, con la que sin duda conseguirá otro éxito. montaje y la coreografía originales. Se suma a esto un espectáculo de esos que sólo se conciben en territorio galo, Le Facteur Temps, una ambigüedad en —se copia literalmente del programa— concepto de Hans Ulrich Obrist y Philippe Parreno, ofrecida ya en julio de 2007 en el Festival Internacional de Manchester, “un espectáculo concebido por un equipo internacional de 14 artistas plásticos”. ¿Qué pesadilla será esta, incluida dentro del capítulo “Lyriques”? Menos mal que lo que sigue ya nos devuelve a la realidad más ordinaria pero tranquilizadora: la deliciosa Véronique de Messager, donde es casi una sorpresa encontrar como Florestan de Valaincourt a Dietrich Henschel. Y la ópera-ballet Padmâvati de Roussel, obra que allá por los ochenta nos descubrieran en disco Marilyn Horne (en París, Marie-Nicole Lemieux) y Nicolai Gedda (id. Finnur Bjarnasson). Un director de cine hindú, Sanjay Leela Bhansali, se encarga de la puesta escénica al frente de un equipo afecto a él. Plácido Domingo dirige el estreno de The Fly (La mosca) de Howard Shore (neozelandés autor de famosas bandas sonoras), basada en la película de Cronenberg, presen- THE RAKE’S PROGRESS de Stravinski en Champs-Élysées Chez Jérôme Deschamps Cuatro títulos están en cartel la actual temporada de la Opéra Comique. Dos tan significativos como L’étoile de Chabrier a cargo de Gardiner (que ya la dirigió y grabó con la Ópera de Lyon en 1984), contando con una protagonista muy adecuada para Lazuli, Stéphanie d’Oustrac. Zampa de Hérold, estrenada en su escenario en 1831, convoca al propio Director Delegado del teatro, Deschamps, y a William Christie que no hace ascos a este repertorio encantadoramente menor. Richard Troxell (el Pinkerton del logrado filme de Frédéric Mitterrand sobre Butterfly) y Patricia Petibon se nos antoja una pareja ideal. Finalmente, Roméo et Juliette no de Gounod sino el más moderno de Pascal Dusapin, estrenado en Radio France en 1989 y con grabación discográfica incluida, será dirigida por Alain Altinoglu, con vestuario de Christian Lacroix que ya se ha medido en estas tareas con Maria Golovin de Menotti o Il re pastore de Mozart. Cadmus et Hermione de Lully, estrenada en 1673, contrasta con la pareja más proletaria de Porgy and Bess de Gershwin dada a conocer 262 años después, habla de la inteligente programación que complementa o amplía, siendo fiel a su tradición, a sus compañeras de fatigas líricas. Pistas Álvaro Yañez von Otter. Compitiendo con la Ópera Nacional, The Rake’s Progress agrupa a Thomas Randle, como un Rakewell que ya cantó en una previa producción de André Engel en Lausanne 1999, con Gregory Reinhardt y la Mijanovic cambiando drásticamente de tercio. En fin, Falstaff con la garantía de ser escenificado por ese inteligentísimo Mario Martone que sabe ser moderno sin desnaturalizar la obra, tiene como protagonista a Alessandro Corbelli, aunque merecen más atractivos la Alice de la Antonacci, el Fenton de Francesco Meli o la Quickly de la Lemieux. Ariane et Barba-Bleu (Dukas). 13, 17, 21, 24, 28 de septiembre, 2 y 6 de octubre de 2007. Willard White, Deborah Polaski, Felicity Palmer, Diana Axenti, Iwona Sobotka, Hélène Guilmette, Jaël Azzaretti. Director musical: Sylvain Cambreling. Directora de escena: Anna Viebrock. Ópera Nacional de París. Opéra-Bastille. 120, rue de Lyon. 75012 París. Palais Garnier. Place de L’Opéra, 75009 París. Tel.: 0 33 892 89 90 90. Fax: 01 40 01 80 51. www.operadeparis.fr. Il Sant’Alessio (Landi). 21, 23 y 24 de noviembre de 2007. Philippe Jaroussky, Max Emanuel Cencic, Xavier Sabata, Damien Guillon, Pascal Bertin, José Lemos, Jean-Paul Bonnevalle, Terry Wey, Ryland Angel, Alain Buet y Luigi De Donato. Director musical: William Christie. Director de escena: Benjamin Lazar. Théâtre des Champs-Élysées. 15, avenue Montaigne. Tel. : +33 01 49 52 50 50. Fax : +33 01 49 52 07 41. www.theatrechampselysees.fr. La Generala (Vives). 27, 29, 31 de mayo y 1 y 3 de junio de 2008. Carmen González e Ismael Jordi. Director musical: Miguel Roa. Director de escena: Emilio Sagi. Théâtre du Châtelet. 2, rue Édouard Colonne. 75001 París. Tel.: +33 01 40 28 28 00. Fax : +33 01 40 28 29 01. www.chatelet-theatre.com. Cadmus et Hermione (Lully). 21, 23, 24, 26 y 27 de enero de 2008. André Morsch, Claire Lefiliâtre, Isabelle Druet, Camille Poul, Arnaud Marzorati, JeanFrançois Lombard. Director musical: Vincent Dumestre. Director de escena: Benjamin Lazar. Opéra Comique. 5, Rue Favart. 75002 París. Teléfono: 33 01 82 50 00 58. www.opera-comique.fr 137 D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 DOS ESTRENOS EN ESPAÑA Uno es El enano de Zemlinsky que se hermana a otra obra corta del mismo compositor austriaco, Una tragedia florentina, sobre Oscar Wilde, cerrarán en mayo la temporada sevillana. Como era previsible y deseable Pedro Halffter Caro dirige ambas producciones, que teatralmente firma Udo Samel quien, a no ser que se trate de un homónimo, puede ser un importante actor alemán protagonista, entre otros, del divertidísimo filme El condón asesino, basado en los comics de Ralf König. Otro estreno español por partida doble es La muerte de Tasso, mejor dicho La mort de Tasse, pues se dio a conocer en francés en la Salle Favart en 1821, protagonizado por Louis Nourrit, padre del rossiniano y meyeSEVILLA EL ENANO de Zemlinsky Producción de Udo Samel erberiano Adolphe. Es otra nueva ópera que los sevillanos rescatan de su coterráneo Manuel García, después del Quijote. Dirigida también por Halffter en versión de concierto, vocalmente está a cargo de algunos más bien jóvenes cantantes nacionales como el albaceteño José Ferrero, la canaria Yolanda Auyanet, el santanderino Manuel de Diego y el catalán Josep Miquel Ramón. También para ofrecerla en concierto viajará al sur Alan Curtis con su Motezuma vivaldiano y con su Complesso Barocco, con tres solistas de su grabación discográfica de hace dos años: Vito Priante, Marijana Mijanovic e Inga Kalna, que se supone serán respectivamente Motezuma, Mitrena y Asprano. El Holandés errante de Wagner, en febrero, toma la producción boloñesa de 2001 original de Yannis Kokkos. Destaca en el reparto la Senta de Elisabeta Matos que vuelve a orillas del Guadalquivir tras Ximene, la mujer desesperada de Poulenc y otra heroína wagneriana, Sieglinde. La ópera francesa, aparte de aquel híbrido Tasso, está representada por el Werther de Massenet, quien anteriormente figurara en cartelones sevillanos con su Manon y con su más rara continuación, El retrato de Manon. Roberto Aronica es el protagonista masculino, seguro que dejará buen gusto, y Jossie Perez la femenina, con el importante añadido de la Sophie de Ruth Rosique. Con dirección de un auténtico especialista en la ópera francesa en general y en el título massenetiano en particular, Michel Plasson, y en el mon- taje de David Alagna, que en Turín estrenó su hermanísimo Roberto. Finalmente, después de Bieito y Pasqual y otros más, Mario Gas se suma a la nómina de registas hispanos enfrentados al Don Giovanni mozartiano. Bajo la sabia concertación de Ros Marbà el equipo vocal cuenta con el apuesto e importante protagonismo del uruguayo, pese al nombre, Erwin Schrott, además de la atractiva Anja Harteros o el bregado Ottavio de Saimir Pirgu, que ya se le escuchó en Bilbao. Pistas Una tragedia florentina, El enano (Zemlinsky). 24, 27, 29 y 31 de mayo de 2008. James Johnson, Robert Künzli, Astrid Weber, Peter Bronder, Sonja Mühleck. Director musical: Pedro Halffter. Director de escena: Udo Samel. Teatro de La Maestranza. Paseo de Colón, 22. 41001 Sevilla. Teléfono: 95 422 33 44. Fax: 95 422 59 95. E-mail: info@ teatromaestranza.com. www.teatromaestranza.com. EL HOLANDÉS ERRANTE de Wagner Producción de Yannis Kokkos Teatro Comunale di Bologna WERTHER de Massenet Producción de David Alagna 138 D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 LLEÓ ENTRE GLASS Y MAAZEL La segunda temporada valenciana se abre con una popular ópera, Carmen de Bizet, y se cierra con una zarzuela asimismo de imperecedera presencia, ese genial disparate llamado La corte de Faraón, un buen homenaje al compositor de la tierra, Vicente Lleó. La nueva producción de Carmen se ha encomendado a un muy mediático Carlos Saura (ya la hizo en Spoletto 1995), recordando quizás sus últimas etapas cinematográficas, y la parte musical a Lorin Maazel, que puede acercarse a la partitura con su doble experiencia discográfica, con Moffo y Corelli en 1970 para un filme que nunca llegó a concretarse o con Migenes y Domingo para la película que sí rodó Francesco Rosi en 1984. El cuarteto vocal es, por lo menos, apreciable: Dvorsky, VALENCIA Jean Cocteau se dará a conocer con los Forman, hijos del famoso director de cine Milos, que acaban de ofrecer a los valencianos su familiar Un paseo bien pagado de Slitr. En medio del reparto considerablemente checo, destaca la siempre segura Marina Rodríguez Cusí como la Belle. De Glyndebourne arriba Esponsales en el monasterio de Prokofiev, que como se sabe comparte argumento con La dueña de Gerhard, y de Londres el Orlando haendeliano, regia de Francisco Negrín de 2003 con dos de sus artífices vocales: Camilla Tilling (Dorinda) y Bejun Mehta (Medoro). De Florencia, Las bodas de Fígaro con dos seguras parejas la plebeya (Schrott-Lisnic) y la noble (Szot-Tola), en la quinceañera producción de Jonathan Miller que estrenara en la ciudad toscana Zubin Gertseva, Voulgaridou y Carlos Álvarez o Nikitin. Maazel presenta su propia 1984 sobre Orwell, en el montaje de siempre (Lepage) y varios de los presentes del estreno londinense de 2005 (Margison, Gustafson, White, Brownlee). Maazel dirige también un Don Carlo (versión Scala, 1884) que llega desde París-Bastille en el minucioso montaje de Graham Vick, beneficiado por decorados y vestuario de Alfred Hoheisel que dado su éxito ya ha sido varias veces repuesto por el escenario parisino. La última vez con el mismo Posa valenciano, Carlos Álvarez, a quien acompañarán Angela Marambio, Marcello Giordani, Anastasov y Halfvarson, que vuelve tras haber cantado allá la ópera en 2001 con Gómez Martínez. La ópera-filme La belle et la bête de Philipp Glass sobre Mehta. De Milán, Scala, llega Madama Butterfly de Keita Asari y con el mismo Maazel que la estrenó en 1985, perpetuándose a continuación en vídeo, hoy en DVD Arthaus. La pareja “japonesa” es la que acaba de arrasar en Madrid: Gallardo-Domâs y Rodríguez Cusí. Puccini es compositor selecto en Valencia y repite con su inconclusa Turandot, por fin dirigida por Mehta, con Maria Guleghina en la gélida princesa y Alexia Vulgaridou en la dulce Liù, con Marcello Giordani rompiendo corazones como Calaf. Es una nueva producción propia del cineasta chino Chen Kaige. En fin, sigue con Siegfried la Tetralogía wagneriana de Mehta y La Fura con la mayoría de los cantantes que la iniciaron, a los que se engancha ahora el protagonismo tenoril de Ian Storey. Bejun Mehta en ORLANDO de Haendel Producción de Francisco Negrín Bill Cooper Pistas Siegfried (Wagner). 14, 17 y 22 de junio de 2008. Ian Storey, Gerhardt Siegel, Juha Uusitalo, Franz-Josef Kapellmann, Matti Salminen, Jennifer Wilson, Olga Periatko. Director musical: Zubin Mehta. Dirección de escena: La Fura dels Baus. Palau de les Arts Reina Sofía. Avda. Autopista del Saler 1. 46013 Valencia. Teléfono: 34 963 163 737. http://www.lesarts.com. 140 Bill Cooper Mike Hoban ESPONSALES EN EL MONASTERIO de Prokofiev Producción de Daniel Slater 1984 de Lorin Maazel Producción de Robert Lepage Fondazione Teatro La Fenice di Venezia Stagione 2008 Teatro La Fenice Lirica e Balletto Opere Teatro Malibran 10, 12, 14, 16 ottobre 2008 Teatro La Fenice 26, 27, 29, 30, 31 gennaio • 3, 5 febbraio 2008 La Rosinda La rondine maestro concertatore e direttore Carlo Rizzi regia Graham Vick scene Peter J. Davison costumi Sue Willmington maestro concertatore e direttore Fabio Biondi regia, scene e costumi Facoltà di Design e Arti dell’Università IUAV di Venezia Orchestra Europa Galante musica di Francesco Cavalli Orchestra e Coro del Teatro La Fenice Teatro La Fenice 17, 18, 19, 21, 22, 24, 25, 26 ottobre 2008 musica di Giacomo Puccini Nabucco Teatro La Fenice 28 febbraio • 2, 5, 8, 11 marzo 2008 Elektra regia Günter Krämer scene Petra Buchholz e Manfred Voss costumi Falk Bauer maestro concertatore e direttore Eliahu Inbal regia Klaus Michael Grüber scene e costumi Anselm Kiefer Orchestra e Coro del Teatro La Fenice Orchestra e Coro del Teatro La Fenice Teatro La Fenice 12, 14, 16, 18, 20 dicembre 2008 musica di Richard Strauss Von heute auf morgen - Pagliacci Teatro La Fenice 18, 19, 20, 22, 23, 24, 26, 27 aprile 2008 Il barbiere di Siviglia maestro concertatore e direttore Antonino Fogliani regia Bepi Morassi scene e costumi Lauro Crisman musica di Giuseppe Verdi maestro concertatore e direttore Eliahu Inbal regia Andreas Homoki scene Frank Philipp Schloessmann Orchestra e Coro del Teatro La Fenice musica di Arnold Schoenberg - Ruggero Leoncavallo Orchestra e Coro del Teatro La Fenice musica di Gioachino Rossini Teatro La Fenice 23, 24, 25, 27, 28, 29, 30, 31 maggio 2008 Tosca maestro concertatore e direttore Daniele Callegari regia Robert Carsen scene e costumi Anthony Ward Orchestra e Coro del Teatro La Fenice musica di Giacomo Puccini Teatro Malibran giugno 2008 La leggenda del serpente bianco maestro concertatore e direttore Zhang Jiemin regia Chen Weya scene Gao Guanjian costumi Tim Yip Orchestra del Teatro La Fenice musica di Zhu Shaoyu Teatro La Fenice 20, 22, 25, 27, 29 giugno 2008 Death in Venice maestro concertatore e direttore Bruno Bartoletti regia, scene e costumi Pier Luigi Pizzi Orchestra e Coro del Teatro La Fenice musica di Benjamin Britten Teatro La Fenice 12, 14, 16, 18, 20 settembre 2008 Boris Godunov maestro concertatore e direttore Eliahu Inbal regia Eimuntas Nekrosius scene Marius Nekrosius costumi Nadezda Gultyaeva Orchestra e Coro del Teatro La Fenice musica di Modest Musorgskij Per informazioni e prenotazioni: Call Center Hellovenezia (+39) 041.24.24 www.teatrolafenice.it Balletto Teatro Malibran 30, 31 gennaio • 1, 2, 3 febbraio 2008 Juncá direzione artistica e coreografica musica originale Santiago Lara Mercedes Ruiz Teatro La Fenice 5, 6, 7, 8, 9 novembre 2008 Il lago dei cigni coreografia Marius Petipa e Lev Ivanov scene Simon Virsaladze costumi Galina Solovyova Orchestra del Teatro La Fenice musica di Pëtr Il’ič Čajkovskij Balletto Kirov del Teatro Mariinskij di San Pietroburgo D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 UN NUEVO ANILLO na, con Anja Silja como la tétrica Condesa, el Hermann de Neil Shicoff y el Tomski de Albert Dohmen, con Martina Serafin en la infeliz Lisa, papel con el que la cantante precisamente vienesa dejó muy buen recuerdo no ha mucho en Bolonia y en el Liceo barcelonés. Dirige, si la salud resentida últimamente se lo permite, el Musikdirektor de la casa Seiji Ozawa. La forza verdiana, en producción de David Pountney, cuenta con un cuarteto ecuménico, muy solvente sobre el papel: Nina Stemme (sueca), Licitra (italiano), Carlos Álvarez (español) y Alastair Miles (inglés), a las órdenes de un hindú, Zubin Mehta, quien se reencuentra con la ópera tras años de distancia. Renée Fle- DIE TOTE STADT de Korngold Lefebvre Puede que la última Tetralogía vienesa sea la de Adolf Dresen de 1992-93, propiciada por el ya fallecido, quien fuera excelente barítono, Eberhard Wächter. La cuestión es que en Viena un nuevo Anillo se iniciará este año con La Walkyria y Siegfried para concluir tras El ocaso, curiosa y extrañamente, con El oro del Rin en mayo de 2009, o sea que el prólogo es aquí epílogo. Tiene un aire zuriqués ya que está encomendada a dos profesionales bien afectos a la Opernhaus: Welser-Möst y Bechtolf. Se ha tirado la casa por la ventana para el equipo, según se puede comprobar en las “pistas”. Pero hay más premieren, como la Dama de picas chaikovskiaVIENA ming es un reclamo espléndido para la Condesa del straussiano Capriccio, no en la exitosa producción parisina de Carsen, sino en la también interesante de Marco Arturo Marelli, con dirección de Philippe Jordan y con el excelente acompañamiento de Skovhus, Schade, Hawlata, Eröd y Kirchschlager. Los maestros cantores, en el capítulo muy vienés de Musikalische Neuinstudie- DE SORPRESAS, ASOMBROS Y FIDELIDADES La Opernhaus con su programación a la alemana dispone de 14 novedades y 22 reposiciones para atraer, y muchas veces seducir, a propios y extraños. El equipo de Pereira ha sabido aglutinar un numeroso grupo de profesionales, a menudo sujetos por un lazo de fidelidad al teatro, que permite sorpresas en numerosas ocasiones dignas de producir el mayor de los asombros. Todo ello puede desprenderse de muchos de los datos reunidos a continuación. Clari, una ópera semiseria estrenada en italiano en el Teatro de los Italianos de París en diciembre de 1828 permitió a Halévy conseguir uno de sus primeros éxitos, muy en parte gracias a que su intérprete era María Malibrán. En Zúrich recupera la obra Cecilia Bartoli, que puede sentirse casi como la reencarnación de aquélla: no hay que decir más. Halévy ZÚRICH 142 repite cartel con su Juive y con Neil Shicoff que hoy ha hecho suyo a Eléazar, aunque a veces se empeñe en no cantar la difícil cabaleta que sigue a su inmortal Rachel, quand du Seigneur. José Cura, una auténtica estrella del lugar por mucho que pese a algunos, después de Don Carlo, Otello, Stiffelio, Calaf o Johnson, deja a Verdi y Puccini para ser el Cid massenetiano, contando con el cameo de la Infanta de Isabel Rey, uno de los pilares de la compañía, que luego se resarce de papel indigno de su altura con los de Gänsemagd de Los hijos del rey (Humperdinck) y Micaela, aparte de más presencias en varias reposiciones. Y ya que se habla de españoles en Suiza —Chausson como Rey sigue siendo imprescindible en Zúrich—, Ángeles Blancas es la judía Rachel y Gabriel Bermúdez, para demostrar que cada vez Carlos Chausson y Gabriel Bermúdez en EL BARBERO DE SEVILLA de Rossini está más considerado, canta ya el Dr. Falke, el Nardo mozartiano y el Fígaro rossiniano junto a la Rosina de la valenciana Silvia Tro Santafé (que también es Angelina e Isabella en trío de ases del pesarense), sin olvidar la impagable presencia, ya se adelantó, aquí y allá de Chausson y, de repente, Juan Pons en Carlo Gérard. Mar- celo Álvarez ofrece su recién estrenado Manrico frente a una Leonora sorprendente, la de Cristina GallardoDomâs, pareja bien arropada por la veteranía de Leo Nucci y la solidez de Luciana D’Intino. Hablado de sorpresas, una conmoción (o casi) es comprobar que Vesselina Kasarova, mientras reitera su rossiniana Isabella, se mide D O S I E R TEMPORADAS DE ÓPERA 2007-2008 Pistas La walkyria (Wagner). 2, 6, 9, 13, 16 y 20 de diciembre de 2007. Johan Botha, Nina Stemme, Eva Johansson, Eric Halfvarson, Ain Anger, Michaela Schuster. Siegfried (Wagner). 27 de abril y 1, 4, 8, 11 y 14 de mayo de 2008. Stephen Gould, Deborah Voigt, Derwig Pecoraro, Anna Larsson. Director musical: Franz Welser-Möst. Director de escena: Sven-Eric Bechtolf. Wiener Staatsoper. Opernring, 2. 1010 Viena. Tel.: (+ 43/1) 51444/22250. Fax: (+ 43/1) 51444/22259. E-mail: information@ wiener-staatsoper.at www.wiener-staatsooper.at. rung, recupera la vieja producción de Otto Schenk (un clásico que no pasa de Pistas Suzanne Schwiert Le Cid (Massenet). 13, 17, 22, 26, 29 de enero, 1, 3, 7 de febrero de 2008. José Cura, Isabelle Kabatu, Isabel Rey, Valdimir Stoyanov, Andreas Hörl, Cheyne Davidson, Miroslav Christoff. Director musical: Michel Plasson. Director de escena: Nicolas Joël. Clari (Halévy). 23, 25, 27, 29 y 31 de mayo de 2008. Cecilia Bartoli, Eva Liebau, Carlos Chausson, Giuseppe Scorsin. Director musical: Adam Fischer. Directores de escena: Moshe Leiser y Patrice Caurier. Opernhaus Zürich. Falkenstrasse,1. CH-8008 Zürich. Tel.: + 41 44 268 66 71. Fax: + 41 44 268 65 55. www.opernhaus.ch. con la Carmen de Bizet, con un Don José que hizo temblar hace poco al flemático Covent Garden londinense, Jonas Kaufmann. Más nor- moda, gana con los años, como suele pasar con la mayoría de sus felizmente tradicionales montajes) al servicio de Falk Struckmann con el Walter de Johan Botha y la Eva de Ricarda Merbeth. Muti vuelve con la misma y muy bella producción de Così fan tutte debida a Roberto de Simone acompañando a un cuarteto de enamorados extraordinario: Frittoli, Kirchschlager, Meli y D’Arcangelo, mientras Angela Denoke deslumbrará con su Marietta de Die tote stadt de Korngold, en la producción de Willy Decker que ya cantó en Salzburgo. Todo esto se complementa nada menos que con la reposición de 41 títulos, entre los más populares de Verdi, Puccini, Wagner, Mozart, Massenet, Strauss, Gounod, Bellini, Donizetti, Beethoven, Musorgski, Rossini, Bizet, Mascagni, Leoncavallo, Offenbach, es decir... ¡todos! mal y sin sobresaltos ni encuentros imprevistos, dentro siempre de las novedades del año, Licitra es Chénier, Juliane Banse la Genoveva schumanniana, Malin Hartelius, otra fiel al lugar, la Christine straussiana, Matti Salminen, Boris Godunov, frente a los inesperados Chuiski de Reynaldo Macías y la Marina de Luciana D’Intino. En medio de tanto repertorio de siempre, Edward Rushton, nacido en Norwich, Inglaterra, en 1972 ofrece la ópera “para niños y adultos” Im Schatten des Maulbeerbaums. Una buena nómina de directores musicales (Santi, Harnoncourt, Plasson, Rizzi, Christie, Adam Fischer, Weikert, Marin, von Dohnányi, Schneider, Fedoseiev, Minkowski, Welser-Möst, desde luego, por su cargo de Generalmusikdirektor) se corresponde con una equivalente retahíla de directores de escena, entre fieles y bienvenidos (Asagaroff, Pountney, Lievi, del Monaco, Joël, Kusej, Leiser y Caurier, Grüber, Claus Guth, etc.). 143 ENCUENTROS MARIO GAS, TEATRO MUSICAL T enemos este encuentro con Mario Gas cuando monta Mahagonny en las Naves del Matadero y Butterfly en el Real. En nuestro país las experiencias de los directores de escena con la ópera a veces han sido afortunadas. En el caso de Mario Gas lo son a menudo; o hay acierto, o hay valentía, cuando no las dos cosas. Por eso nos interesa lo que tenga que ver con su formación y su “vocación”. Todos los que conocen siquiera un poco de la vida y milagros teatrales de Mario Gas saben que se le puede aplicar aquello de que “de casta le viene al galgo”. Mario es director de escena a partir de una tradición familiar, pero esa tradición es también musical. Su familia, capitaneada por Manuel Gas senior, cantaba zarzuela y ópera, y el propio Mario vino al mundo durante una gira familiar hispanoamericana (en Montevideo, en el feliz año de 1947). Aquello era muy habitual: compañías españolas de comedia giraban por el continente; entre ellas, tenían especial acogida las compañías de zarzuela. A menudo las cuentas de una compañía se salvaban gracias a dos viajes, uno lejos, a América; otro ahí al lado, a Gibraltar. A continuación se podía seguir perdiendo dinero en la península. Hasta la siguiente gira. Sí, una herencia como esa facilita las cosas. Por mi familia, me encuentro en el mundo de la zarzuela y de la ópera muy pronto, y tengo contacto con el teatro musical. Pero se dan muchos casos de gente que detesta la aportación familiar, que la vive como una imposición. Podría haberme dado por huir de aquello, por detestarlo. Me ocurrió lo contrario. Pero pronto vi que lo aceptaba sobre todo como punto de partida. Zarzuela y ópera, sí, pero sobre todo teatro. Ese mundo en que crecí me sirvió de acicate, pero no podía quedarme en él, la curiosidad le llevaba a uno más lejos; y tenía que cerrar el círculo abierto por esa curiosidad. Creo que es lo que he hecho. Hay una experiencia temprana, mi labor en el Salón Diana. Allí le dimos vueltas a zarzuelas, a óperas, y eso me introdujo en el mundo del teatro musical. Qué hay que se pueda aprovechar, rescatar en esos títulos habituales del repertorio; aparte del canto mismo, porque a menudo es el canto lo que permanece como lo más firme e indiscutible. Qué argumentos, qué temas, qué libretos, con qué tipos de puesta en escena, cómo conseguir un auténtico teatro cantado. Esa era la cuestión. Así me inicié como autor de espectáculos musicales a finales de los 60. 146 ENCUENTROS MARIO GAS Sorozábal era uno de los compositores favoritos de la compañía del Manuel Gas senior. Y Mario Gas, ya como director del Teatro Español de Madrid, ha programado tres títulos de Sorozábal. Primero, La eterna canción, con una preciosa puesta de Ignacio García. Y el año pasado un doblete, Adiós a la bohemia, que es una auténtica ópera (si bien, “chica”) que Mario Gas montó con exquisito gusto; y Black el payaso, de nuevo en un bello montaje de Ignacio García. Siempre con dirección orquestal de su hermano mayor, el excelente músico Manuel Gas. Esto es algo más que una aceptación del legado artístico familiar. Es usted un buen hijo, Mario. Pero, por otra parte, hay una necesidad de trascender ese legado. O, al menos, de no quedarse ahí. Mi acercamiento a la ópera ha sido, a la vez, de irreverencia y de respeto. No puedo aceptar el legado tal como lo recibí, como lo viví a lo largo de los años, en el Liceu y en otras partes. No puedo aceptar la parte kitsch de ese legado, de la que se ha librado el propio Liceu de ahora. Pero no puedo ignorar cuánta belleza hay acumulada en ese repertorio. Y que hay repertorios menos tocados, más desconocidos, que ocultan otras bellezas. No me interesa el malabarismo iconoclasta, sino buscar la esencia de cada obra concreta, despojarla de aquello que el tiempo o la rutina le han acumulado sin razón de ser, o que ya no la tiene. Ese despojamiento me viene bien para buscar un auténtico espectáculo teatral. Hay un doble trabajo, el de la búsqueda de lo verdadero en el canto y la del hallazgo de lo auténtico en teatro. En ópera tienes esa doble tarea, dar potencia lírica y dramática, sin alharacas, sin iconoclastias gratuitas. Como público, me interesan muchos títulos musicales. El repertorio habitual italiano, entre otros. Como director, soy más restrictivo. Me gusta hacer adaptaciones, como cuando monté Guys and dolls [que parte de aquel musical del mismo título, de Loesser, Swerling y Burrows, que filmó Mankiewicz, una película que aquí se llamó Ellos y ellas], en el que le que le dimos la vuelta al argumento y a la trama; aunque nos quedamos con los personajes y, desde luego, con la música. Entre las piezas que he montado, hay una no musical, pero de gran alcance musical, Master Class, de Terrence McNally, que hice con Nùria Espert. Allí teníamos a los personajes discípulos que cantaban, pero teníamos sobre todo la lección, los consejos, la guía de Maria Callas. Por ejemplo, la importancia que para Callas tenía la pronunciación del texto. Y esta teoría podía comprobarse viéndola, oyéndola. Sus grabaciones lo atesti- guan así. Hay que escuchar a Callas. Y había que revivirla en escena, como hizo Nùria. Una obra así es sobre todo para alguien que esté interesado en el teatro lírico. Me pregunto si no es algo así lo que hicieron algo después Josep María Flotats y Mercè Pons con Paris 1940: una lección de teatro aquí; una lección para cantantes de ópera en Master Class. Intento hablarle de esto a Mario Gas, pero sus ideas surgen a tal velocidad, habla con tal apasionamiento y tan aprisa, que lo dejo para más tarde, pero más tarde se me olvida. Y nos vamos por otro camino. Las óperas que ha montado. Hay mucho repertorio italiano: Turco, Elisir, Butterfly, Cimarosa. Aunque acaso ahora preferiría otro. Se sabe quién es un director por cómo se enfrenta a los títulos de siempre, al repertorio habitual. Nunca intento forzar la dramaturgia, el sentido de una obra. A veces me gustaría poder cambiar cosas, poner música del tercer acto en el primero, algo que en una puesta en escena dramática podría ser admisible, pero que no lo es en ópera. En general, prefiero mantenerme fiel al espíritu de la obra, aunque cambiemos más o menos la iconografía, la época, los figurines: el cine mudo en Madama Butterfly, la Italia de los años 30 en Elisir d’amore… Pero hoy día, sobre todo en Europa, del director de escena se espera algo circense. Originalidad a cualquier precio, no una exégesis de la obra que conduzca a un cambio de planteamiento, de visión, de perspectiva del título ya conocido, no. Al cabo, esos tours de force, esos “más difícil todavía”, le restan ingenuidad, “blancura” a cualquier acercamiento; que, con ello, no sólo no resulta nuevo, sino que nace forzado, con su propia infección de “cosa demasiado vista”, aunque sea inédita. Llega un momento en que hacer uso de ese tipo de metalenguaje te llega a aburrir. En fin, puedo decir que he disfrutado con el repertorio italiano de siempre. Pero en realidad con lo que he disfrutado es con montajes como el de Jenufa [Liceu y La Zarzuela, con una Leonie Rysanek inolvidable]. Del repertorio del siglo XX hay un buen montón de títulos que me tientan: Wozzeck y Lulu, desde luego [Mario Gas montó la Lulu de Wedekind en el Teatre Nacional de Catalunya hace siete años]. Un título que me gusta especialmente es De la casa de los muertos, y en general todo Janácek, como El caso Makropulos. A estas alturas de mi vida ya no acepto cierto tipo de encargos. Preferiría seguir en el mundo de la dirección escénica operística con títulos como esos. En cuanto al otro repertorio, ya lo he hecho, ya lo conozco, así que basta. Le animo a que me hable más de lo admisible y lo inadmisible en un director escénico. Operístico, sí. Pero no sólo operístico, esa es la verdad. Después de todo, el propio Mario Gas insiste en que ópera y teatro dramático son la misma cosa, por otros medios. No sé si lo dice así, pero así se lo interpreto. En lo que a mí respecta, hay cosas que me repugna hacer. No creo que tengamos derecho a destruir la aportación histórica de un título concreto, de pleno repertorio o recuperación. Ya he dicho que en algunas óperas me gustaría cambiar o retocar la estructura. Cuando una sociedad, un público, conocen bien un título, es posible plantearse un cambio de las puestas, de las perspectivas. Es lo que sucede con Shakespeare en Gran Bretaña; o con algunos títulos en España, como La vida es sueño, El alcalde de Zalamea, el Tenorio, varias piezas de Lope. Con esos puedes experimentar, hacer nuevas propuestas. Hasta cierto punto, puedes. Pero no hay recetas. Respetar o no respetar no es la cuestión. La cuestión es el resultado, porque en arte todo está permitido. Lo que importa es si lo has hecho bien o no, si conectas con un público o no lo consigues, si tienes talento o no lo tienes. Si tu propuesta es pequeña con respecto al título que montas; o si está a su altura. El Mahagonny de Mario Gas es muy brechtiano. Hay un respeto escrupuloso, que no es sólo respeto, sino identificación con la propuesta de Brecht. Incluso si la letra resulta un poco ingenua hoy día, incluso si la prosodia del texto de Brecht con música de Weill no queda demasiado bien, y no por culpa del traductor, Feliù Formosa, sino porque hay cosas que no se pueden traducir cantando. Por lo demás, ¿qué queda hoy de Brecht, de sus propuestas estéticas sobre todo, como el famoso Efecto V? No he querido hacer una versión, sino rescatar las formas brechtianas más puras. No he querido cortar, modificar, añadir. Proyecto la mirada brechtiana en el espacio, en la puesta, en la propuesta, pero no toco nada de ese todo indisoluble que es el binomio Weill-Brecht. Las acotaciones, las proyecciones, la letra y el espíritu, todo. Sí, puede que con todo lo que se ha escrito, representado y filmado en los últimos setenta años lo que cuenta Mahagonny resulte hoy algo ingenuo, aunque no lo crea. Pero la idea de partida es espléndida (unos delincuentes fundan la ciudad del vicio y el placer), y he querido indagar en la dimensión existencial de esos personajes, en especial Jim, el protagonista. En lo que se refiere a la prosodia, sin duda es cierto, pero el planteamiento era hacer 147 ENCUENTROS Ros Ribas MARIO GAS 148 un Mahagonny cantado en una lengua comprensible para el público, no un montaje para un teatro de ópera como el Real o el Liceu. Consideré que era mejor perder un poco de prosodia y acercarse al público en un idioma actual, y con absoluto respeto a Weill. Se trataba de hacer teatro, con un ensamblaje de actores que cantan junto con cantantes habituados a la zarzuela y a la ópera. La unión de esas distintas procedencias es lo que le da coherencia dramática y musical; es un hecho teatral, no una ópera al uso. Creo que hoy de Brecht queda mucho. Seguimos sacando cosas de él, inspirándonos en él, lo mismo que en Artaud, en Grotowski, en Stanislawski. Lo más obsoleto es quizá su propuesta del Pequeño Organon, que es de 1948, muy posterior a Mahagonny; como lo es una aplicación mal entendida del Efecto V. Se ha entendido esto como un despojamiento, como una desnudez y en última instancia como un empobrecimiento. No hay que dogmatizar sobre lo dicho por Brecht, y en esto no creo ser especialmente original, lo han dicho y aplicado muchos. Hay una lección en Brecht, pero de actitud, no de receta o de fórmula. Tienes que hallar las actitudes de tu época, buscarlas de verdad, no inventarlas ni seguir tus caprichos y ocurrencias. Lo que propone Brecht entronca con la estética anti-ilusionista de, por ejemplo, la commedia dell’arte. Y está cerca de lo que planteaba Diderot en La paradoja del comediante. El actor, con su riqueza instrumental técnica, dota al personaje de lo necesario para la definición de la situación desde el punto de vista de ese personaje y de sus relaciones con los demás; define el gestus del personaje, su sentido social. Eso va contra un realismo ilusorio; prefiere la ilusión como propuesta estética. Brecht sigue vigente en muchos aspec- tos. Por otra parte, es un poeta impresionante. La sociedad de nuestros días tiene vicios suficientes como para que bastantes obras de Brecht parezcan de ahora mismo. Además, hay que alejarse de la propuesta tipo telediario. Brecht hizo parábolas, históricas o legendarias, alejadas en el tiempo. Y es muy peligroso despojar a esas obras de intencionalidad humana, como si el Efecto V quisiera decir frialdad y desnudez. Decididamente, yo me encuentro en esa larga fila de los brechtianos. En nuestra educación sentimental de los tiempos del teatro independiente la ópera era considerada un género decadente, burgués, a extinguir. Otros han vaticinado la muerte de la ópera durante cien años. Y ahora los públicos se convierten a este espectáculo, los viejos progres ven que muchos se pasan al “enemigo”, a la ópera; y directores de escena con pedigrí izquierdista ponen en pie óperas del repertorio más conocido. Se ha producido, en cierto sentido, una involución. La ópera ya no es un género para unos pocos; se ha convertido en un fenómeno de masas, pero esas masas se acercan a la ópera con la fascinación de los personajes de la escena final de Divinas palabras. Hay un fervor operístico sin conocer el medio, algo que podríamos considerar esnobismo. Al mismo tiempo, hay un público realmente enamorado del género, de la forma, que no es acomodado ni elitista. Me gusta ese público, el público popular que permanece fiel a la ópera. Creo que los teatros de ópera deberían abrirse todavía más a títulos que no sean los de siempre, lo que hemos llamado el repertorio habitual. Pero el oído se mece con lo acostumbrado, y no es fácil luchar contra la inercia del aficionado. Hay teatros que se han propuesto cambiar. El Liceu, por ejemplo. La programación del Real para el pró- ximo año me parece espléndida en ese sentido. Ahora coincide la reposición de su Butterfly con un proyecto tan ambicioso como Mahagonny. Cómo se vive esa dicotomía. No ya de dónde saca el tiempo, sino si esto no le obliga a desdoblarse en dos personalidades distintas. Y no tanto por la diferencia estética de ambas obras, que después de todo no están tan lejanas en el tiempo; sino porque Mahagonny acaso es sobre todo teatro, y Butterfly sobre todo ópera y canto. Puede dar la impresión de que se me amontona el trabajo, pero Butterfly es reposición del 2002. Ya está inventada, ya la hice. Ahora es cuestión de volver a ella, nada más. Butterfly también es teatro, aunque sea otro tipo de teatro. La monté por primera vez a principios de los 80, y le di una de sus dimensiones evidentes: la dominación yanqui, la enajenación de una cultura por otra. Es fácil caer en aspectos tremendistas en una obra así, pero la estética de Puccini da para otra cosa, más sutil, más histórica desde nuestra perspectiva. A pesar de la diferencia estética, hay algo común en Butterfly y en Mahagonny, en cómo una estética se plantea los conflictos. Y hay una mirada que las une, la mía. Mario se refiere a sus compañeros de Mahagonny de manera entrañable: a Constantino Romero, a Mónica López, a Antoni Comas. Lástima que no podamos desarrollar esto aquí. Dice que no envidia a ningún colega, aunque le gustan mucho Jonathan Miller, Marthaler, Chérau, Lavelli, Lluìs Pasqual, Bondi… y cosas concretas como la Carmen de Peter Brook. Le preguntamos sobre sus proyectos, sobre lo que se propone hacer ahora. ¿Ahora? Descansar. Sólo un poco. Y a preparar las próximas temporadas del Español. Santiago Martín Bermúdez EDUCACIÓN Sargant SIN ESTUDIO NI PREPARACIÓN E 150 l Diccionario de la Real Academia dice que improvisar es “hacer algo de pronto, sin estudio ni preparación”. En otra definición un poco distinta, del Diccionario Harvard de música, se lee que la improvisación es la “creación de música en el curso del tiempo”. ¿Quién tiene razón? A lo largo de este último verano he utilizado el sistema de alertas de Google con la esperanza de recibir información de Internet sobre la improvisación (funciona así: eliges uno o más términos y el buscador te envía mensajes con enlaces a páginas de Internet en las que aparecen los términos seleccionados). El resultado, inesperado, ha sido una larguísima lista de titulares sobre actuaciones políticas desastrosas en distintas partes del mundo hispanohablante. Parece que, frente a la definición del diccionario musical, la de la Academia tiene cierto peso, aunque sólo sea un peso cuantitativo: se ve que la idea de desastre político se lleva bien con la ausencia de estudio y de preparación. Por otra parte, pocas veces oímos decir que un político esté “creando música en el curso del tiempo”, aunque, nunca se sabe, puede que con esto estemos dando ideas. Si recordamos que la improvisación es, para la Academia, la “medra rápida, por lo común inmerecida, en la carrera o en la fortuna de alguien”, tenemos casi la ficha del mito del cínico o el caradura. Todo este desaguisado me lleva a intentar modestamente romper una vez más la lanza a favor de una de las más fascinantes formas de creación musical que existen, sin menoscabo de los políticos, a los que considero capaces de proezas tan elevadas o mayores que la creación de música en el curso del tiempo, algo que al fin y al cabo está al alcance de cualquiera. Uno de los problemas que tiene definir lo que es la improvisación es que no debería hacer falta definirla, porque definir lo que es improvisación es como definir lo que es hablar, andar o mirar al techo. Estamos tan educados para pensar que la música es el producto de un complejo proceso de aprendizaje, que la improvisación se considera como una rara guinda que adorna el palmarés de un reducido y exótico grupo de músicos. Los prejuicios sobre educación musical, útiles para muchas cosas como todos los prejuicios, son una verdadera lata para otras. Cuando un músico dice que sabe improvisar se suele pensar una de dos cosas: o que es rarito, o que sabe latín. El efecto es parecido al de alguien que dijera que juega al fútbol con palillos. La improvisación puede ser, como dice la RAE, una cosa hecha sin estudio ni preparación. Admitámoslo. En eso reside precisamente su valor, porque todo en la formación del músico, cuando comienza a hacerse, es algo hecho sin estudio ni preparación. La riqueza de la improvisación, sin embargo, es su capacidad de renacer y crecer sobre sí misma, de forma que un músico puede llegar a dedicar toda su vida a la improvisación y hacerse un experto, un portento de la creación de lo efímero, de lo que antes de suceder no estaba y de lo que agota su existencia en el acto de existir. Siendo un poco menos barrocos, podemos decir que improvisar es crear música sobre la marcha, que unos lo hacen mejor que otros, y que con una dedicación profunda un músico llega a cotas elevadas de creación musical improvisada, sea esta o no estudiada o preparada. Muchos asocian la improvisación con el jazz o con la música antigua, pero la improvisación forma parte de tantos estilos musicales que carece de sentido hacer una lista: está en todas partes. Improvisan los DJ’s tan de moda hoy en las discotecas, los más EDUCACIÓN grandes divos de la lírica, los jóvenes lanzados a la fama pop a empujones por las televisiones, los directores de orquesta y los dulzaineros. La improvisación no sólo no es lo añadido, lo nuevo o lo complementario, sino que su ausencia sería insoportable. Supondría algo muy parecido al fin del mundo. Estamos tan acostumbrados a ella que no sabemos definirla. El viejo chiste del infierno del músico, repitiendo una y otra vez la misma música, debería contarse aclarando que lo tremendo no es tanto la repetición de la pieza como el hecho de tocarla exactamente igual, una y otra vez. En esa ausencia de repetición exacta podemos empezar a comprender lo habitual que es la improvisación, puesto que nadie ha cantado igual dos veces la misma melodía. Un ejemplo muy poco asociado con la improvisación es el del aria de ópera en la que el cantante o la cantante hacen que el teatro se venga abajo. Pocas personas que hayan estado presentes en una de esas representaciones o conciertos inolvidables dudarían que aquello fue algo irrepetible. ¡Cómo no iba a serlo! La improvisación, por lo tanto, está presente en toda la música, pero es necesario decir que no sólo es aplicable a esos momentos sublimes. También es improvisación lo contrario, la salida forzada de un momento de duda o el error mal disimulado que lleva a los músicos de una orquesta a echarse esas miradas tan contenidas y henchidas de significado. den hoy por una cierta homogeneidad. Coinciden muy a menudo en poder considerarse como representaciones contenidas del caos, como un cuadro de Jackson Pollock o una pintura negra de Goya. Si el free-jazz tuviera que ser un plato, ¿acaso no lo compararíamos con una inofensiva ensalada con un toque de diente de león? Mal vista La improvisación, sin embargo, está mal vista. Su acepción más cercana a la chapuza ha hecho mella y muchos músicos que improvisan a las mil maravillas, cada uno en su estilo, se afanan por explicar que todo lo que hacen es fruto de una cuidada planificación, como si efectivamente el estudio y la preparación fueran incompatibles con la improvisación. Daniel Barenboim es un ejemplo, al defender que el rubato no es una pérdida del tempo, sino que allí donde hay un rubato hay también una recuperación del tiempo que lo compensa. Las grabaciones nos demuestran un día tras otro que hay veces en las que una caída del tempo o una aceleración pueden pasar inadvertidas a finos oídos y producir incluso efectos muy beneficiosos sobre la totalidad de la interpretación. ¿Por qué entonces empeñarnos en que sólo está bien lo que empieza igual que acaba? ¿A quién le importa si el efecto es bueno? Incluso yendo más lejos, y admitiendo que importase, ¿será necesariamente una mala interpretación, o por el contrario podría ser otra forma de interpretar? Improvisación y gazpacho Kit de improvisación 152 Al igual que algunos llaman gazpacho a algo completamente diferente de lo que otros considerarían un verdadero gazpacho (por ejemplo esos gazpachos portugueses del Alentejo con boquerones fritos, o los gazpachos manchegos, hechos con conejo), hay cosas muy distintas a las que podemos llamar improvisación, pero eso no debería ser un problema. Hay improvisación en músicas tradicionales de todos los continentes. Algunas son músicas ceremoniosas o rituales, otras son músicas para celebrar el solsticio o anunciar el comienzo de una guerra. (Por cierto: ¿hay algo tan impredecible como un toque militar de corneta?) La improvisación puede estar en las voces, en los instrumentos melódicos o en la percusión, y además se puede encontrar escondida entre formas rígidas o mostrarse descaradamente como el eje de toda una idea musical. Pese a la total y consciente búsqueda de libertad de los músicos de free-jazz, sus improvisaciones sorpren- Para pasar a la práctica y demostrar que no estamos hablando del sexo de los ángeles, proponemos a continuación alguna pauta educativa para que usted, oh, lectora/lector de SCHERZO, improvise como si de una facultad innata se tratase. En concreto hemos pensado en el lector medio, una persona feliz, que disfruta de la vida y que está dispuesta a, por ejemplo, improvisar en la oficina mientras sus compañeros hablan de cosas de trabajo. En este primer ejemplo se atribuye usted un papel parecido al del percusionista en la orquesta clásica: toca pocas veces, pero sus intervenciones son decisivas. Es una improvisación relativamente pasiva, pero puede provocar momentos de regocijo inesperados. Elija una palabra que sus compañeros de trabajo van a utilizar repetidas veces a lo largo de la conversación: puede ser “Rafael Óscar”, “albarán” o “colirio”. Cualquiera vale. La improvisación es sencilla: cada vez que se mencione la palabra elegida, usted cierra/abre un libro muy grande y abre/cierra el cajón donde guarda los clips. Si el cajón es decepcionantemente silencioso, el carro de papel de la fotocopiadora hará las veces. Esta improvisación puede verse enriquecida con la participación de más de un percusionista, de forma que cada uno de ellos reaccione ante una palabra diferente con nuevos instrumentos. Podríamos llamarla “improvisación de sala en contrapunto inesperado”. Y es obligado decir que la improvisación puede animarse, crecer y ramificarse, aunque para conservar el trabajo conviene no practicarla con palmadas y bajo la mesa mientras el jefe de personal nos cuenta lo que ha hecho el fin de semana. Menos pasiva es la improvisación a domicilio, en la que puede participar casi toda la familia. Se trata del tradicional conjunto de copas de vino medio vacías, pero esta vez combinado con el ensemble de teléfonos móviles. Es una improvisación-concurso. Cada teléfono debe reproducir siempre una melodía nueva, distinta de la anterior. Se recomienda moderar los volúmenes. El músico que consiga hacer sonar su melodía mientras los demás están en silencio, buscando la siguiente, gana el derecho a tocar su “solo de copa de vino” durante diez segundos mientras los demás esperan. Luego vuelve a reanudarse la sesión homenaje a John Cage. Correr por la playa Se hacen muchas cosas “de pronto, sin estudio ni preparación”: dar besos, enfadarse, llamar a alguien a quien no hemos visto en mucho tiempo, elegir una carretera o dejar escapar a un oso, como en la película. Sería ingenuo pensar que la improvisación musical se basa en esa espontaneidad tan absoluta. Improvisar al saxo durante veinte minutos es, de hecho, una demostración de falta total de espontaneidad, puesto que lo espontáneo sería, por ejemplo, dejar de tocar, apoyar el saxo en el suelo y salir corriendo hacia la playa. Sin embargo, la improvisación guarda en su pliegue más recóndito una capacidad de sorprender tan intensa, que incluso el propio músico, avezado en el arte de la improvisación, espera ese momento del ¡ah! con algo muy parecido a la inocencia. Y es precisamente ahí, cuando todos como oyentes pensamos que lo ha hecho de forma premeditada, tras un larguísimo estudio y con la más escrupulosa de las preparaciones. Pedro Sarmiento [email protected] 153 JAZZ JOHN SCOFIELD: “SOY EL RESULTADO DE LO QUE APRENDÍ EN LOS SESENTA” U 154 n día, a principios de los ochenta, Miles Davis le señaló con el dedo y le ordenó tocar. Hoy, veinte años después, John Scofield (Dayton, Ohio, 1951) confiesa saber tocar y en su humilde afirmación descubrimos la actitud de un jazzista monumental. Aupado a la cimera de la modernidad del género y líder indiscutible de las seis cuerdas, el guitarrista ha sabido crecer con los suficientes estímulos para concluir que poco sabe, o lo que es igual, que todavía le queda mucho por saber. Sólo así se entiende su amplia paleta de registros, proyectos y colaboraciones, y que en fechas recientes ha resuelto a través de aventuras dispares donde cabían todos los colores del jazz. Así, frente al homenaje discográfico dedicado a la música negra de Ray Charles (That´s what I say: John Scofield plays the music of Ray Charles, Verve/Universal, 2005), uno recibía la réplica del bebop más lacerante y vivo junto a ese grupo de nombre impronunciable que es Scolohofo, donde se integran el saxofonista Joe Lovano, el contrabajista Dave Holland y el baterista Al Foster. Igual- mente, su querencia por el patrimonio rockero también nos ha descubierto este año elevados testimonios como Out Louder (Indirecto/Universal), en lo que suponía su segundo encuentro con ese triángulo excitante que forman Medeski, Martin & Wood. Y más. Al margen de sus propios proyectos para trío o cuarteto, el guitarrista descubría el año pasado nuevas cumbres jazzísticas con el Trío Beyond, junto al pianista y organista Larry Goldings y el baterista Jack DeJohnette; su estreno discográfico, Saudades (ECM, 2006), se argumentó sobre el legado musical del Lifetime del baterista Tony Williams, pero acabó posicionándose como una de las obras maestras de la contemporaneidad del género. A pesar de toda esta fecunda actividad, John Scofield sigue sumando. Ahora su actualidad nos devuelve el trabajo realizado con el que ya es uno de los tríos con leyenda propia, el formado junto al bajista Steve Swallow y el baterista Bill Stewart, este último también miembro de su cuarteto habitual. Su nueva entrega, This meets that (Emarcy/Universal), sale a la venta este mes y sigue las pautas estéticas de su anterior álbum, EnRoute (Verve/Universal, 2004), en el que las revisiones postbop se alternan con improvisaciones rabiosamente actuales. SCHERZO conversó con el guitarrista sobre el nuevo lanzamiento, que en breve presentará en directo sobre los escenarios españoles (al cierre de esta edición la oficina del artista todavía no podía avanzar ninguna fecha concreta, aunque sí la seguridad de una breve gira por nuestro país en noviembre). Del mismo modo, no abandonará las actuaciones con su “nuevo” trío, el Medeski, Martin & Wood. ¿Cómo planifica usted sus múltiples proyectos? Es instintivo y se basa en el feeling del momento. A menudo el trabajo me surge a raíz de mi relación con otros músicos, como es el caso del Scolohofo o Medeski, Martin & Wood. Con mi trío, sin embargo, es un proceso natural, llevamos tocando juntos desde los ochenta y los temas del disco ya los veníamos tocando en nuestra gira anterior. JAZZ JOHN SCOFIELD ¿Qué nuevas cosas ha descubierto junto a Swallow y Stewart? Se trata de dos de los mejores músicos con los que he tocado. Tienen un sentido del swing y un sonido realmente diferentes, y en el caso de Swallow, único, ya que es uno de los grandes bajistas de toda la historia del jazz. Luego, al ser dos músicos rítmicos, a mí me da mayor libertad armónica, ya que el que al no tener una limitación de acordes puedo hacer una música menos encorsetada. A usted la creatividad parece que no se le agota, pero, desde su privilegiada posición, ¿qué piensa actualmente del jazz? El mundo está cambiando constantemente y el jazz, como parte de él, también. El panorama actual es muy interesante, ya que jamás ha existido una época en la que se den tantos buenos músicos. En ese sentido, el jazz goza de buena salud. Pero es que luego, afortunadamente también hay una gran variedad de tendencias y estilos, así como una mayor consolidación de los circuitos jazzísticos, desde EE.UU. a Japón, pasando lógicamente por Europa. Por cierto, hablando de estilos, tengo entendido que es un gran aficionado al flamenco y a Paco de Lucía… En realidad no soy ningún entendido, pero me encanta. Nunca he intentado tocarlo porque pienso que la guitarra flamenca es completamente dife- rente de la guitarra jazz, se trata prácticamente de otro instrumento. En cuanto a Paco de Lucía… ¿qué puedo decir de él?, ¿que es un fenómeno…? Su primera aparición pública se produjo junto a Gerry Mulligan y Chet Baker. ¿Qué recuerdos tiene de aquello? Sólo tenía veintidós años y Gerry Mulligan me invitó a unirme a su banda. Fue como si me hubiese tocado la lotería. Viajé desde Boston hasta Nueva York sin detenerme. Toqué con el propio Mulligan, con Chet Baker, con Ron Carter y con Bob James. No todo el mundo tiene el privilegio de comenzar a tocar con los más grandes del jazz. Evidentemente, es un recuerdo muy especial, fue un concierto increíble. Si se piensa en sus estancias en los grupos de Billy Cobham, Charles Mingus, Gary Burton o Miles Davis, es inevitable pensar que tiene una amplia mirada musical. Además del blues y el rhythm & blues, ¿con qué estilos creció usted? Yo he crecido, sobre todo, con el rock. Cuando yo era un niño estaba por todos lados. Más tarde fue el jazz moderno el que me llevó definitivamente a la guitarra. Durante aquellos años, los sesenta, todo el mundo estuvo muy influenciado por la música del sur. Y no era sólo por una cuestión estética; había razones ideológicas relacionadas con la lucha por los derechos civiles de la población negra. Todo ello estuvo muy presente en mi formación musical. Soy el resultado de lo que aprendí entonces, en los sesenta. Otro de los grandes, Max Roach, nos abandonó recientemente, ¿qué me puede decir de él? Era un músico tremendamente completo. Cambió la música e hizo avanzar la técnica de la batería, aunque realmente no me percaté de su verdadera importancia hasta que lo contrasté con otro de mis grandes ídolos de la batería, Elvin Jones. Por último, ¿cometería un error si acabara esta entrevista sin preguntarle por Miles Davis? No me molesta, aunque todo el mundo me hace esta pregunta e, imagínese, algo cansa, la verdad. Tenía una sonoridad preciosa y un ritmo fantástico, aunque lo que realmente tenía era una música increíble en la cabeza. Fue un genio, ¡qué más puedo decir…! Recuperando la actualidad, seguro qué ya tiene en mente un nuevo proyecto… Por el momento me dedicaré a las giras con Medeski, Martin & Wood en octubre y después con Swallow y Steward, acompañados de una pequeña sección de vientos. Y sí, para finales del año que viene llegará un nuevo proyecto, esta vez estructurado en torno a la guitarra de blues. Pero de eso ya hablaremos… Pablo Sanz LA VOZ ERA ELLA Leonard Herman L os aniversarios suelen dar mucho trabajo a las discográficas y, aunque no todo es oro lo que reluce en sus homenajes, hay ocasiones en las que las efemérides vienen acompañadas de atractivos materiales. Es el caso de la multinacional Universal, que estos días coloca en la calle tres iniciativas editoriales con motivo del 90º aniversario del nacimiento de Ella Fitzgerald (Newport News, Virgina, 1917). La suya fue la voz femenina del jazz durante buena parte del siglo pasado y una garganta privilegiada en toda la historia del género, con permiso de las Billie Holiday y Sarah Vaugahn. La bien llamada “Primera Dama del Jazz” tenía mucha erudición jazzística en la boca y una sonrisa en cada uno de sus fraseos. Nadie como ella ha sido capaz de transmitir tanta alegría y felicidad en una canción, sin olvidar la enorme cultura que habitaba en cada una de sus bocanadas de “scat”. Luego las estadísticas también nos justifican su merecida leyenda: cerca de 300 grabaciones, 40 millones de copias vendidas, 13 premios Grammy y docenas de temas inmortalizados en su recitado. El homenaje discográfico en torno a la Fitzgerald nos ofrece, por un lado, un disco con diez temas inéditos de la cantante, Love letters from Ella, en los que se hizo acompañar de fieles colaboradores como Count Basie, André Previn o Joe Pass y colectivos como la London Symphony Orchestra. Por otro, la compañía Universal lanza al mercado un álbum con nuevas versiones de temas habituales en los repertorios de la vocalista, We all love Ella: Celebrating The First Lady of song, en el que participan artistas de gran pegada comercial como Michael Bublé, Diana Krall, Chaka Kahn, Dianne Reeves, Etta James, Linda Rondstadt o Lizz Wright, así como un delicioso dueto del You are the sunshine of my life registrado en los 70 junto a Stevie Wonder. Por último, y con el mismo título de We all love Ella: Celebrating The First Lady of song, las estanterías acogen un DVD grabado el pasado 25 de abril en el USC Glan Center, el día exacto en el que se conmemoraba este aniversario, y al que acudieron Natalie Cole, Cyndi Lauper, Ruben Studdard y Take 6, entre otros. P.S. 155 GUÍA LA GUÍA DE SCHERZO NACIONAL ORQUESTA DE CÓRDOBA BARCELONA 1,7-X: Orquesta de la Academia del Gran Teatro del Liceo. Michele Mariotti. Sonia Ganassi. Gluck. (Teatro del Liceo). 4: Viviane Hagner, violín; Till Fellner, piano. Bach, Kurtág, Bartók, Beethoven. Ibercamera [www.ibercamera.es]. Palau [www.palaumusica.org]). 10: Felicity Lott, soprano; Graham Johnson, piano. Weill, Haydn, Mozart. (Teatro del Liceo). 19,20,21: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña [www.obc.es]. Vasili Petrenko. José Enrique Bagaría, piano. Rodríguez Picó, Rachmaninov, Prokofiev. (Auditori [www.auditori.com]). 22: Orquesta Revolucionaria y Romántica. Coro Monteverdi. John Eliot Gardiner. Brahms, Schubert. (Palau 100). 25: Orquesta de Cámara Escocesa. Frans Brüggen. Maximiliano Martín, clarinete. Mendelssohn, Mozart. (Palau 100). 26,27,28: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Pablo González. Denis Proshayev, piano. Chopin, Schumann. (Auditori). 29: Orquesta de Cámara de Viena. Virginia Martínez. Ingrid Fliter, piano. Barber, Chopin, Wagner, Schubert. Ibercamera. Palau). GRAN TEATRO DEL LICEO WWW.LICEUBARCELONA.COM ANDREA CHÉNIER (Giordano). Steinberg. Arlaud. Cura, Voigt, Álvarez, Vas. 2,3,4,5,6,8,9,11,13,14,17-X. www.orquestadecordoba.org Telf. 957 491 767 Director Titular y Artístico MANUEL HERNÁNDEZ SILVA 10 y 11 de octubre – 2007 Concierto de inauguración de la temporada de abono 07/08 Gran Teatro de Córdoba 20:30 h Obras de G. MAHLER: Kindertotenlieder y Sinfonía nº 4 SORAYA CHAVES, mezzosoprano ORQUESTA DE CÓRDOBA Director: MANUEL HERNÁNDEZ SILVA 25 de octubre – 2007 Concierto de abono Gran Teatro de Córdoba 20:30 h Sinfonía clásica S. PROKOVIEV Concierto para contrabajo y orquesta E. TUBIN NAZARET KIOURTCHIAN, contrabajo El Pájaro de fuego, versión 1945 I. STRAVINSKY ORQUESTA DE CÓRDOBA Director: MANUEL HERNÁNDEZ SILVA ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA www.orquestaciudadgranada.es Tels.: 958 22 00 22 / 22 11 44 Auditorio Manuel de Falla viernes 5 octubre 2007, 21 h CONCIERTO DE OTOÑO II Witold LUTOSLAWSKI Trauermusik para cuerda (in memoriam Béla Bartók) Antonín DVORÁK Serenade, op. 22 Max REGER Serenade, op. 95 Concierto para piano y orquesta núm. 5, op. 55 Ludwig van BEETHOVEN Sinfonía núm. 8, op. 93 Pierre-Alain Volondat piano JEAN-JACQUES KANTOROW director viernes 26 octubre 2007, 21 h GUY VAN WAAS director viernes 19 y sábado 20 octubre 2007, 21 h y 20 h CONCIERTO SINFÓNICO I Sergei PROKOFIEV Visions fugitives Serge PROKOFIEV 156 FESTIVAL OCG (I) MÚSICA PARA LA ESCENA Paul HINDEMITH Mathis der Mahler (Sinfonía) Antonín DVORÁK Sinfonía núm. 7, op. 70 SALVADOR MAS director JEREZ CÁCERES ORQUESTA DE EXTREMADURA TEATRO VILLAMARTA WWW.ORQUESTADEEXTREMADURA.COM WWW.TEATROVILLAMARTA.COM 5-X: Jesús Amigo. Christian Lindberg, trombón. Mozart, Sansdtröm, Brahms. 26: Juanjo Mena. Beethoven. NORMA (Bellini). Patrón de Rueda. Pacini. Matos, Montserrat, Vázquez, Lee. 4,6-X. 11: Albéniz, Iberia. Torres-Pardo, Greco, Rodríguez, Arroyo, García. CÓRDOBA ORQUESTA DE CÓRDOBA WWW.ORQUESTADECORDOBA.ORG 10,11-X: Manuel Hernández Silva. Soraya Chaves, mezzo. Mahler. 25: Manuel Hernández Silva. Prokofiev, Tubin, Stravinski. LA CORUÑA SINFÓNICA DE GALICIA WWW.SINFONICADEGALICIA.COM 19-X: Víctor Pablo Pérez. Arcadi Volodos, piano. Bernstein, Rachmaninov, Falla, Stravinski. TEATRO REAL Información: 91/ 516 06 60. Venta Telefónica: 902 24 48 48. Venta en Internet: www.teatro-real.com. Visitas guiadas: 91 / 516 06 96. BORÍS GODUNOV de Modest Musorgski. Octubre: 1, 2, 4, 6, 7, 9, 10, 12, 14, 15, 17. 20.00 h. Domingos a las 18.00 h. Director musical: Jesús López Cobos. Director de escena: Klaus Michael Grüber. Escenógrafo: Eduardo Arroyo. Figurinista: Rudy Sabounghi. Solistas: Samuel Ramey (Oct.: 2, 4, 7, 9, 12, 14, 17)/ Roberto Scandiuzzi (Oct.: 1, 6, 10, 15), Maria Gortsevskaya, Marina Zyatkova, Raquel Pierotti, Stephan Rügamer (Oct.: 2, 4, 7, 9, 12, 14, 17)/ Donald Kaasch (Oct.: 1, 6, 10, 15), Vasily Gerello, Anatoli Kotscherga (Oct.: 2, 4, 7, 9, 12, 14, 17)/ Arutjun Kotchinian (Oct.: 1, 6, 10, 15), Misha Didyk (Oct.: 2, 4, 7, 9, 12, 14, 17)/ Vsevolod Grivnov (Oct.: 1, 6, 10, 15), Vladimir Matorin, Alexander Podbolotov, Itxaro Mentxaka, Dmitri Voropaev, Robert Pomakov, Josep Ribot, Ángel Rodríguez, Tomeu Bibiloni, Carlo Szemerédy, Miguel Borrallo. Coro y Orquesta Titular del Teatro Real (Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid). DOMINGOS DE CÁMARA. Concierto I. Solistas de la Orquesta Sinfónica de Madrid. Octubre: 7. 12.00 h. Obras de Alban Berg, Richard Strauss, Johann Strauss/A. Webern, Johann Strauss II/ A. Berg y Johann Strauss II/A. Schönberg. CONCIERTO CONMEMORATIVO DÉCIMO ANIVERSARIO Octubre: 11. 20.30 h. Obras de G. Verdi y G. Rossini. Solistas: Carmela Remigio, Silvia Tro, Antonino Siragusa, Marco Vinco. Orfeón Donostiarra. Director: José Antonio Sáinz Alfaro. Orquesta Titular del Teatro Real (Orquesta Sinfónica de Madrid). Director: Jesús López Cobos. DUENDIBERIA. Octubre: 19. 20.30 h. Música de Eliseo Parra, Javier Paxariño, “La Musgaña”. Director artístico y coreógrafo: Manuel Segovia. Compañía Ibérica de Danza. Universidad Carlos III de Madrid. Auditorio Padre Soler. Leganés. LEONORE de Ludwig van Beethoven. Ópera en versión de concierto. Octubre: 13, 16. 20.00. Director musical: Ivor Bolton. Directora del coro: Mireia Barrera. Solistas: Emma Vetter, Stephen Gould, Alfred Reiter, Isabel Monar, Norman Reinhardt, Laurent Naouri y Robert Pomakov. Orquesta y Coro Nacionales de España. CUARTETO BRODSKY (Ciclo Benjamin Britten). Octubre: 20. 20.00 h. Obras de F. Bridge, B. Britten y H. Purcell. RECITAL JOSÉ BROS, tenor. Octubre: 5. 20.00 h. Coro de la Comunidad de Madrid. Director del coro: Jordi Casas Bayer. Orquesta Titular del Teatro Real (Orquesta Sinfónica de Madrid). Director: Friedrich Haider. CICLO SCARLATTI II: Ensemble La Risonanza. Fabio Bonizzoni, director. Octubre: 27. 20:00 h. Obras de Alessandro y Domenico Scarlatti y Francesco Mancini. EL CASAMIENTO de Modest Musorgski. Octubre: 23, 24. 20.00 h. GGUUÍ A ÍA WWW.BALUARTE.COM TEATRO DE LA ZARZUELA Jovellanos, 4. Metro Banco de España. Tlf.: (91) 5.24.54.00. Internet: http://teatrodelazarzuela.mcu.es. Director: Luis Olmos. Venta localidades: A través de Internet (servicaixa.com), Taquillas Teatros Nacionales y cajeros o teléfono de ServiCaixa: 902 33 22 11. Horario de Taquillas: de 12 a 18 horas. Días de representación, de 12 horas, hasta comienzo de la misma. Venta anticipada de 12 a 17 horas, exclusivamente. Danza Flamenca: Compañía María Pagés: “Sevilla”. Del 2 al 13 de octubre, a las 20:00 horas (Excepto lunes 8). Domingo 7, a las 18:00 horas. Dirección: José María Sánchez. Coreografía: María Pagés. XIV Ciclo de Lied. Lunes 8 de octubre, a las 20 horas. Matthias Goerne, barítono. Elisabeth Leonskaja, piano. Programa: F. Schubert. Coproducen: Fundación Caja Madrid y Teatro de La Zarzuela. 31: Orquesta de Valencia. Vladimir Fedoseiev. Mozart, Prokofiev. 2-X: Sinfónica de Euskadi. Gilbert Varga. Arcadi Volodos, piano. Rachmaninov, Chaikovski. 8: Orquesta Internacional de Praga. Vladimir Havlicek. Falla, Ravel, Puccini. PORGY AND BESS (Gershwin). New York Harlem Theatre. 10,11. 20: Orquesta de Cámara Inglesa. Sarah Chang, violín. Vivaldi. WWW.EUSKADIKOORKESTRA.ES 4,5-X: Gilbert Varga. Arcadi Volodos, piano. Rachmaninov, Chaikovski. CDMC UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música XXXV Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música Sábado 27 de octubre de 2007, a las 20,00 horas. SCOTTISH CHAMBER ORCHESTRA Obertura de Die Shöne Melusine, F. Mendelssohn Lunes, 22 de octubre. 19:30h. Orquesta Nacional de España Beat Furrer, director Concierto para clarinete, W. A. Mozart; Sinfonía nº 3. “Escocesa”, F. Mendelssohn. Director: Frans Brüggen; Solista: Maximiliano Martín, clarinete Venta de localidades: Teatro Monumental de Madrid, C/ Atocha 65. Horario de 11 a 14.00 horas y de 17.00 a 19.00 horas. Venta telefónica: 902488488 Venta por internet: entradas.com. Centro Superior de Música. pabellón A de la U.A.M. teléfono: 91 4974978 MADRID 11,12-X: Coro y Orquesta de RTVE [www.rtve.es]. Adrian Leaper. Andersen, Mena, Sander. Casablancas, Schreker, Orff. (Teatro Monumental). 20: Orquesta Barroca de Venecia. Andrea Marcon. Romina Basso, soprano. Scarlatti. (Siglos de Oro [www.fundacioncajamadrid.es]. Palacio Real de El Pardo). 25,26: Eliahu Inbal. Mahler, Quinta. (T.M). MÁLAGA Auditorio de Galicia www.realfilharmoniagalicia.org www.auditoriodegalicia.org Teléfono: 981 55 22 90 Jueves 4 de octubre de 2007 Todos los conciertos son de acceso libre hasta completar el aforo. PROGRAMA Edgar Varèse: Déserts Giacinto Scelsi: Anahit Beat Furrer: Phaos. Canti notturni ______________________________ Lunes, 29 de octubre. 19:30h. Trío Mompou 25 años ORQUESTA FILARMÓNICA DE MÁLAGA WWW . ORQUESTAFILARMONICADEMA LAGA.NET 12,13-X: Aldo Ceccato. Brigitte Engerer, piano. Martín Jaime, Chaikovski. OVIEDO ÓPERA DE OVIEDO WWW.OPERAOVIEDO.COM THAÏS (Massenet). Guingal. Lee. Odena, Macías, Palatchi, Armstrong. 14,16,18,20-X. PAMPLONA BALUARTE 9,10-X: Alejandro Posada. Lars Vogt, piano. Gaos, Beethoven, Bartók. 26,27: Jean-Christophe Spinosi. Paul Lewis, piano. Gluck, Mozart, Haydn. REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Ronda de Atocha (esquina c/ Argumosa). Teléfonos: 91 774 10 72 / 73 Web: http://cdmc.mcu.es http://cdmc.mcu.es VALLADOLID SANTIAGO DE COMPOSTELA AUDITORIO 400. MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA Teatro Monumental de Madrid CARMEN (Bizet). Maazel. Saura. Dvorsky, Álvarez, Gertseva, Voulgaridou. 27-X. SINFÓNICA DE CASTILLA Y LEÓN WWW.OSCYL.ES SAN SEBASTIÁN SINFÓNICA DE EUSKADI Festival de Otoño. A partir del 17 de octubre. PALAU DE LES ARTS WWW.LESARTS.COM Auditorio de Galicia Erlkönig, D. 328 L. v. Beethoven: Sinfonía núm. 5 en do menor, op. 67 Real Filharmonía de Galicia Antoni Ros Marbà, director Matthias Goerne, barítono Viernes 19 de octubre de 2007 C. M. von Weber: Obertura de “Der Freischütz” F. Schubert: Lieder An Silvia, D. 891 Memnon, D. 541 Gruppe aus dem Tartarus, D. 583 Der Wegweiser, D. 911 Im Abendrot, D. 799 Tränenregen, D. 795 Real Filharmonía de Galicia Josep Caballé, director Ilya Gringolts, violín Auditorio de Galicia I. Stravinski: Danzas concertantes K. Weill: Concierto para violín e instrumentos de viento A. Honegger: Sinfonía núm. 4 “Deliciæ Basilienses” SEVILLA INTERNACIONAL TEATRO DE LA MAESTRANZA ÁMSTERDAM www.teatromaestranza.com Teléfono: 954 223 344 Día 23 de octubre 2007 DIEGO “EL CIGALA” Dos lágrimas Con Guillermo Rubalcaba, Tata Guines y Changuito Ciclo Grandes Intérpretes 29 de octubre 2007 MIGUEL POVEDA Sin frontera En colaboración con Luis “El Zambo”, Moraito chico (Guitarra) y Joaquín Grilo (Baile) ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW WWW.CONCERTGEBOUWORKEST.NL 3,4,5,7-X: Daniel Harding. Lars Vogt, piano. Mozart, Bartók, Dvorák. 12: Vladimir Jurowski, Nikolai Znaider, violín. Eötvös, Nielsen, Rachmaninov. 18,21: Mariss Jansons. Strauss, Mahler. 31: Kurt Masur. Schumann, Chaikovski. DE NEDERLANDSE OPERA WWW.DNO.NL VALENCIA PALAU DE LA MÚSICA WWW.PALAUDEVALENCIA.COM 18-X: English Chamber Orchestra. Sarah Chang, violín. Vivaldi, Bach. 26: Orquesta de Valencia. Yaron Traub. Sophie Koch, mezzo. Ravel, Berlioz, Debussy. IL RITORNO D’ULISSE IN PATRIA (Monteverdi). Wilson. Audi. Nilon, Bardon, Lyon, Agnew. 1-X. L’ORFEO (Monteverdi). Stubbs. Audi. Ovenden, Ewing, Iconomou, Wanroy. 2-X. L’INCORONAZIONE DI POPPEA (Monteverdi). Rousset. Audi. De Niese, Ernmann, Gillet, Panzarella. 3-X. 157 GGUUÍ A ÍA FILARMÓNICA DE BERLÍN WWW.BERLINER-PHILHARMONIKER.DE HAITINK 5,6,7-X: Bernard Haitink. Bruckner. 11,12,13: Vladimir Ashkenazi. Lisa Batishvili, piano. Shostakovich, Musorgski. 18,19,20: Jirí Belohlávek. Smetana, Mi patria. 25,26,27: Simon Rattle. Lindberg, Mahler. TOSCA (Puccini). Pirolli. Barlog. Michael, Álvarez, Ataneli, Antoine. 28,31-X. DEUTSCHE OPER WWW.DEUTSCHEOPERBERLIN.DE INFINITO NERO — ESTASI DI UN ATTO (Sciarrino). Champert. Schuhmacher. Helzel. 13,16-X. DER FREISCHÜTZ (Weber). Kaftan. Pfeil. Pauly, Carlson, Uhl, Krabbe. 20,24,27-X. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Foremny. Krämer. Reiter, Prieto, Brück, Myers. 21,26-X. STAATSOPER WWW.STAATSOPER-BERLIN.ORG DER GEDULDIGE SOKRATES (Telemann). Jacobs. Lowery. Fink, Im, Christensen, Kalna. 1,3,5,6,7,9,11X. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Arrivabeni. Berghaus. Korchak, Marabelli, Tro, Vinogradov. 26,31-X. CARMEN (Bizet). Ettinger. Kusej. Kim, Bauer, Kulman, Queiroz. 27-X. FRANCFORT OPER FRANKFURT WWW.OPER-FRANKFURT.DE LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Nielsen. Bernardi. Nagy, Mühleck, Stallmeister, Plock. 1-X. DON CARLO (Verdi). Franci. McVicar. Youn, Raspagliosi, Richards, Schuster. 3,7,8,11,17,20,25,28-X. TANNHÄUSER (Wagner). Debus. Nemirova. Baldvinsson, Kränzle, Aken, Behle. 5-X. NABUCCO (Verdi). Böer. Giese. Vratogna, Szabó, Grigorian, McCown. 6,12,14,19-X. DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM SERAIL (Mozart). Friend. Loy. Doneva, Ormshaw, Behle. 13,14,21,24,26-X. EINE FLORENTINISCHE TRAGÖDIE/DER ZWERG (Zemlinsky). Layer. Samel. Zechmeister, Mühleck, Plock, Marsh. 27-X. GINEBRA GRAND THÉÂTRE WWW.GENEVEOPERA.CH LES TROYENS (Berlioz). Nelson. Kokkos. Antonacci, von Otter, Chappuis, Streit. 1,2-X. LAUSANA OPÉRA WWW.OPERA-LAUSANNE.CH LUCIA DI LAMMERMOOR (Donizetti). Reck. Bélier. Ardelean, Kim, Viviani, Contaldo. 26,28,31-X. BRUSELAS LONDRES LA MONNAIE BARBICAN CENTRE WWW.BARBICAN.ORG WWW.LAMONNAIE.BE MITRIDATE, RE DI PONTO (Mozart). Wigglesworth. Carsen. Ford, Mehta, Cangemi, Francis. 16,18,21,23,26,28,31-X. DRESDE SEMPEROPER WWW.SEMPEROPER.DE 158 LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Luisi. Mouchtar-Samorai. Kupfer, Bayo, Teuscher, Marquardt. 16,19,23,28X. DON CARLO (Verdi). Luisi. Gramss. Salminen, Todorovich, Frontali, Fantini. 18,21,25,30-X. MADAMA BUTTERFLY (Puccini). Fritzsch. Jahns. Mescheriakova, Bocharova, Ihle, Marquardt. 2,5-X. LOHENGRIN (Wagner). Prick. Mielitz. König, Vogt, Schnitzer, Ketelsen. 3,7-X. DIE MEISTERSINGER VON NÜRNBERG (Wagner). Luisi. Guth. Titus, König, Skovhus, Nylund. 14,17,20,24,27,31-X. LA BOHÈME (Puccini). Delacôte. Brandt. Kang, Rasmussen, Pohl, Kim. 15-X. 12-X: Sinfónica de la BBC. Jirí Belohlávek. Haydn, Zemlinsky, Mahler. 14: Sinfónica de Londres. Daniel Harding. Janácek. 16: Kremerata Baltica. Gidon Kremer. Pärt, Beethoven, Mendelssohn. 18: Gabrieli Consort and Players. Paul McCreesh. Beethoven, Misa solemne. 24: Les Arts Florissants. William Christie. Landi, Il Sant’Alessio. 26: Sinfónica de la BBC. John Adams. Britten, Matthews, Adams. 27: Sinfónica de Londres. André Previn. Anne-Sophie Mutter, violín. Prokofiev, Gubaidulina. SOUTH BANK CENTRE WWW.SOUTHBANKCENTRE.CO.UK 1-X: London Sinfonietta. Diego Masson. Nono, Schoenberg. 2: Nash Ensemble. Haydn, Schumann, Mendelssohn. 3: Filarmónica de Londres. Kurt Masur. Maurizio Pollini, piano. Beethoven, Shostakovich. 4: Orquesta Philharmonia. Christoph von Dohnányi. Yefim Bronfman, piano. Brahms, Strauss. 5,6: Sinfónica de Chicago. Riccardo Muti. Chaikovski, Hindemith, Scriabin. / Prokofiev, Falla, Ravel. MUTI BERLÍN MÚNICH FILARMÓNICA DE MÚNICH WWW.MPHIL.DE 3,4-X: Zubin Mehta. Anja Harteros, soprano. Schoenberg, Haydn, Beethoven. 11,12,13,14: Coro Filarmónico. Andrei Boreiko. Yuri Bashmet, viola. Brahms, Bartók, Kancheli. 25,26,27: Christian Thielemann. Strauss. STAATSOPER WWW.STAATSOPER.DE 7: Filarmónica de Londres. Vladimir Jurowski. Maurizio Pollini, piano. Mozart, Beethoven, Rachmaninov. 11: Orquesta Philharmonia. Charles Dutoit. Nikolai Luganski, piano. Debussy, Ravel. 13,14: Coro y Orquesta Age of Enlightenment. Steven Devine. Thomas, Connolly, Underwood. Purcell, Dido y Eneas. 15: Coro de la Catedral de Westminster. New London Consort. Martin Baker. Monteverdi, Vísperas. 17: Coro y Filarmónica de Londres. Simone Young. Diener, Peckova. Mahler, Segunda. 18: Orquesta Philharmonia. Charles Dutoit. Simon Trpceski, piano. Bartók, Ravel, Debussy. 19: Filarmónica de Londres. Simone Young. Nina Stemme, soprano. Strauss. 20: Jane’s Minstrels. Jane Manning, soprano. Kowalski, Webern, Schoenberg. 21: Orquesta Philharmonia. Charles Dutoit. Yundi Li, piano. Sibelius, Grieg, Holst. 23: Cuarteto Arditti. Schoenberg, Webern, Nono. 24: Filarmónica de Londres. Neeme Järvi. Alexander Markovich. Chaikovski, Mahler. 25: Orquesta Philharmonia. Vladimir Ashkenazi. Vadim Repin, violín. Wagner, Bruch, Schumann. 27: Anne Sofie von Otter, mezzo; Bengt Forsberg, piano. Korngold. 28,29: Orquesta Revolucionaria y Romántica. John Eliot Gardiner. Brahms. 31: Maurizio Pollini, piano. Schoenberg, Berg, Nono. ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN WWW.ROYALOPERAHOUSE.ORG DAS RHEINGOLD (Wagner). Pappano. Warner. Sidhom, Tomlinson, Langridge, Magee. 2,17,26-X. DIE WALKÜRE (Wagner). Pappano. Warner. Domingo, Westbroek, Milling, Tomlinson. 4,19,28-X. SIEGFRIED (Wagner). Pappano. Warner. Treleaven, Siegel, Tomlinson, Ens. 7,21,31-X. GÖTTERDÄMMERUNG (Wagner). Pappano. Warner. Gasteen, Treleaven, Tomlinson, Magee. 9,24-X. IL TURCO IN ITALIA (Rossini). Barbacini. Loy. Regazzo, Pendatchanska, Corbelli, Alegret. 3,6-X. DER FLIEGENDE HOLLÄNDER (Wagner). Soltesz. Rydl. Johansson, Gould, Conners. 5,9-X. ROBERTO DEVEREUX (Donizetti). Haider. Loy. Gruberova, Gavanelli, Piland, Saccà. 10,14,19,23,27-X. TOSCA (Puccini). Barez. Friedrich. He, Todorovich, Humes, Kuhn. 12,15-X. DAS GEHEHE (Rihm) / SALOME (Strauss). Nagano. Friedkin. Schmidt, Vermillion, Denoke, Sindram. 21,24,28,30-X. EVGENI ONEGIN (Chaikovski). Nagano. Warlikowski. Vermillion, Guriakova, Volle, Strehl. 31-X. NUEVA YORK METROPOLITAN OPERA WWW.METOPERA.ORG LUCIA DI LAMMERMOOR (Donizetti). Armiliato. Pelly. Dessay, Palmer, Flórez, Corbelli. 1,5,9,13,17,20,25X. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Jordan. Röschmann, Vondung, Pertusi, Schrott. 2,6,10,13,18-X. ROMÉO ET JULIETTE (Gounod). Domingo. Joosten. Netrebko, Villazón, Gunn, Sigmundsson. 3,6,11-X. AIDA (Verdi). Ono. Frisell. Crider, Sala, Licitra, Hvorostovski. 4,16,20,24,27,30-X. MADAMA BUTTERFLY (Puccini). Eider. Racette, Zifchak, Alagna, Salsi. 8,12,15,19,23,27-X. MACBETH (Verdi). Levine. Guleghina, Pittas, Lucic, Relyea. 22,26,31-X. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Petrenko. Damrau, Cutler, Degout, Hagen. 29-X. PARÍS 1-X: Solistas de Moscú. Yuri Bashmet. Natalia Gutman, violonchelo. Schubert, Haydn, Chaikovski. (Teatro de los Campos Elíseos [www.theatrechampselysees.fr]. 2,3: Sinfónica de Chicago. Riccardo Muti. Chaikovski, Hindemith, Scriabin. / Prokofiev, Falla, Ravel. (Sala Pleyel [www.sallepleyel.fr]). 4: Orquesta Nacional de Francia. Seiji Ozawa. Ravel, Dutilleux, Berlioz. (T. C. E.). 5: Filarmónica de Radio Francia. Gustavo Dudamel. Leif Ove Andsnes, piano. Brahms, Beethoven. (S. P.). GGUUÍ A ÍA OPÉRA BASTILLE WWW.OPERA-DE-PARIS.FR VIENA ARIANE ET BARBE-BLEUE (Dukas). Cambreling. Viebrok. White, Polaski, Palmer, Axenti. 2,6-X. TOSCA (Puccini). Luisotti. Schroeter. Naglestad, Ferrari, Galouzine, Jean. 24,25,26,27,29,30-X. PALAIS GARNIER WWW.OPERA-DE-PARIS.FR LA TRAVIATA (Verdi). Oren. Marthaler. Lagrange, Schäfer, Kovaloba, Briscein. 15,18,21,24,27,30-X. Haydn, Mozart, Shostakovich. (T. C. E.). 12: Filarmónica de Radio Francia. Myung-Whun Chung. Berlioz, Beethoven. (S. P.). 13: Fazil Say, piano. Bach, Prokofiev. (T. C. E.). 17,18: Orquesta de París. Christoph Eschenbach. Yo-Yo Ma, chelo. Dvorák, Hindemith. (S. P.). 18: Orquesta Nacional de Francia. Daniele Gatti. Laurent Korcia, violín. Boulez, Bartók, Stravinski. (T. C. E.). 19: Sinfónica de la Radio de Francfort. Paavo Järvi. Renaud Capuçon, violín; Gautier Capuçon, violonchelo. (T. C. E.). — Gabrieli Consort and Players. Paul McCreesh. Persson, Stotjin, Güra, Davies. Beethoven, Misa solemne. (S. P.). TURÍN TEATRO REGIO WWW.TEATROREGIO.TORINO.IT FALSTAFF (Verdi). Noseda. Pizzi. Raimondi, Carolis, Meli, Frittoli. 7,11,12,14,16,17,18,20,21,23,24X. VENECIA TEATRO LA FENICE WWW.TEATROLAFENICE.IT BAJAZET (Vivaldi). Biondi. Prina, Senn, Liso, Cirillo. 5,7,12,24-X. THAÏS (Massenet). Villaume. Takova, Alberghini, Jovanovich, Courjal. 21,23,25,27,30-X. MUSIKVEREIN WWW.MUSIKVEREIN.AT 5-X: Filarmónica de Viena. Daniele Gatti. Beethoven, Brahms. 8: Ensemble Kontrapunkte. Peter Keuschnig. Weill, Poulenc, Schoenberg. 12: Sinfónica de la Radio de Viena. Bertrand de Billy. Dutilleux, Zykan, Beethoven. 13,14: Nikolaus Harnoncourt. Haydn, Mozart. HARNONCOURT PIRES 10: Il Complesso Barocco. Alan Curtis. Priante, Mijanovic, Prina, Hallenberg. Vivaldi, Motezuma (versión de concierto). (T. C. E.). 10,11: Orquesta de París. Christoph Eschenbach. Korngold, Mahler. (S. P.). 11: Orquesta Nacional de Francia. Yoel Levi. Maria João Pires, piano. MANON LESCAUT (Puccini). Gómez Martínez. Dessì, Eröd, Armiliato. 6,10,14,18-X. LA BOHÈME (Puccini). Carydis. Mulhern, Reinprecht, Dvorsky, Daniel. 8,12,15,20-X. ELEKTRA (Strauss). Boder. Baltsa, Polaski, Dussmann, Roider. 19,23,27,31-X. DER ROSENKAVALIER (Strauss). Schneider. Isokoski, Garanca, Hartelius, Rydl. 24,26,29-X. PIKOVAIA DAMA (Chaikovski). Ozawa. Silja, Serafin, Shicoff, Daniel. 28-X. ZÚRICH OPERNHAUS WWW.OPERNHAUS.CH 20,21: Sinfónica de Viena. Yakov Kreizberg. Till Fellner, piano. Beethoven, Chaikovski. 29: Clemencic Consort. René Clemencic. Couperin. 31: Orquesta de Cleveland. Franz Welser-Möst. Adams, Bruckner. WIENER STAATSOPER WWW.WIENER-STAATSOPER.DE OTELLO (Verdi). Fisch. Stoyanova, Botha, Struckmann. 1,5,9,13,17-X. TOSCA (Puccini). Armiliato. Fantini, Shicoff, Dohmen. 3-X. ANDREA CHÉNIER (Giordano). Santi. Asagaroff. Carosi, Schmid, Chalker, Gallo. 2,3,7,10,14,17,19,24-X. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Hamar. Lievi. Olivera, Camarena, Drole, Scorsin. 3,13-X. HÄNSEL UND GRETEL (Humperdinck). Hamar. Friedli, Liebau, Kaluza, Straka. 5,7-X. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Rieder. Kusej. Muff, Korchak, Drole, Bermúdez. 6,14,26,28-X. LA CENERENTOLA (Rossini). Marin. Lievi. Bartoli, Guo, Friedli, Chausson. 11,18-X. KÖNIGSKINDER (Humperdinck). Mezmacher. Herzog. Widmer, Vogel, Mayr, Zysset. 21,23,27,30-X. 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E 160 l arte de la dirección musical nunca será lo mismo. Desde que la Filarmónica de Los Angeles firmó un contrato para este cargo con Gustavo Dudamel, de sólo 26 años, las orquestas de todo el mundo han empezado a preguntarse cuánto tiempo les queda a sus directores antes de que sus públicos pidan un cambio como ese. En un arte místico donde hasta ahora se consideraba maduro a un director de 80 años y bisoño a uno de 60, lo que ha ocurrido es equivalente a una reevaluación revolucionaria. De repente la obsesión con la juventud en este siglo XXI está afectando al podio y, aunque hace tiempo se necesitaba una renovación, no todos los novatos son portentosos, e incluso el fenomenal Dudamel es un riesgo desesperadamente calculado. Nada más nombrarle director, el efecto fue que varias orquestas se lanzaron a imitar a la de Los Angeles. Hace pocas semanas, la Filarmónica de Nueva York anunció a bombo y platillo el nombramiento de Alan Gilbert como su próximo director. Gilbert es el primer director principal de esa orquesta que ha nacido en Estados Unidos desde los tiempos de Leonard Bernstein —hace medio siglo— y, a sus 40 años, el más joven. Después de buscar angustiosamente un sustituto a Lorin Maazel de 77, se explotó la conexión Bernstein hasta la saciedad para inflar el prestigio de Gilbert, ya que los candidatos preferidos —Daniel Barenboim y Riccardo Muti— habían rechazado la oferta. Como la orquesta no era capaz de contratar a una celebridad se decidieron por alguien que había asistido a todos sus ensayos desde que estaba en pañales, llevado por uno u otro de sus padres, primeros violines los dos. Alan Gilbert puede ser un devoto de la Filarmónica pero no es ningún Leonard Bernstein. Lenny había dirigido a sus 40 años las mejores orquestas del mundo y su West Side Story ya se había estrenado en Broadway. La experiencia de Gilbert no pasa de siete años con la Real Filarmónica de Estocolmo, que no es la mejor orquesta sueca, y haber dirigido 31 conciertos en Nueva York como director invitado, sin despertar en ninguno de ellos la euforia de un descubrimiento. Fue nombrado por su juventud —40 años con referencia a un podio es poco más que postadolescencia—, y los que saben de lo que hablan sugieren que no hubiera tenido esta posibilidad si no fuera por el efecto Dudamel. Si Gilbert puede transformar una orquesta brillante en interesante es cosa que está por ver. Pero lo que sí es un hecho es que a partir de ahora los directores orquestales, al igual que los policías, tendrán un aspecto mucho más joven. La búsqueda de los jóvenes comenzó sorprendentemente en Gran Bretaña, donde el revuelo en los años 80 por el nombramiento de Simon Rattle en Birmingham estableció una cultura más emprendedora que en otros territorios musicales. Durante los últimos tres años las orquestas han optado por el potencial en lugar de por la experiencia probada. Liverpool, preparándose para ser Capital Cultural en 2008, alistó para su Filarmónica al ruso Vasili Petrenko, de 31 años. Edward Gardner, de la English National Opera, tiene también 31, como Daniel Harding, primer invitado de la Sinfónica de Londres. Vladimir Jurowski tenía 29 cuando fue puesto al frente de Glyndebourne y ahora, con 34, también dirige la Filarmónica de Londres. Robin Ticciati de la Glyndebourne Touring Company es un imberbe de 24 años. Los dos directores de orquestas escocesas —el francés Stephane Deneve de la Nacional y el israelí Ilan Volkov de la BBC— no han cumplido ni mucho menos los 40. El ruso Tugan Sokhiev tenía 24 cuando fue nombrado director de la Ópera Nacional Galesa y aunque su etapa allí terminó desafortunadamente, ha cosechado grandes éxitos con la Orquesta del Capitole de Toulouse. Andris Nelsons, de 29, director principal de la Ópera Nacional de Letonia está en el punto de mira de los promotores orquestales del Reino Unido. Los músicos británicos sostienen que este nuevo linaje de batutas tiene un talento innato superior al de muchos directores cincuentones. Hasta qué punto esta opinión es una ilusión o un reflejo de las tendencias pro-juventud en otras profesiones, desde el derecho hasta la medicina, no ha sido probado científicamente, pero los primeros resultados son prometedores. Petrenko ha galvanizado Liverpool, dando prestigio internacional a una orquesta triste y desmoralizada. Las dos escocesas tocan muy bien y Jurowski ha añadido brío a Glyndebourne y a la Filarmónica de Londres. Algunos novatos, tan jóvenes que no conocen el miedo, están escalando cumbres que los maestros de antes dejaban hasta su madurez. A los 54 años, Claudio Abbado pasó seis meses en un lugar en las montañas para estudiar la Novena Sinfonía de Mahler antes de dirigirla por primera vez. Ilan Volkov ha probado suerte con este enorme ensayo sobre la vida y la muerte en los Proms de esta temporada. Simon Rattle no dirigió a Beethoven hasta que hubo cumplido los 40. Dudamel ya tiene grabadas las Sinfonías Quinta y Séptima para Deutsche Grammophon con su orquesta venezolana. Las interpretaciones son tan vertiginosas como conducir sobre hielo un coche de choque, con las estructuras torcidas, la coherencia a veces esquiva, pero a la vez irresistibles en los momentos más decisivos. Crear música de este calibre con muchachos de los barrios conflictivos es en sí una lección para la humanidad. Su segunda grabación es la Quinta de Mahler, y los defectos son algo más perceptibles. Dudamel, como él mismo confiesa de buena gana, tiene mucho que aprender. Sin embargo, no se puede disputar el potencial del joven. “Un talento como el de Dudamel no aparece muy a menudo” —me comentaba en privado uno de los primeros violines de su orquesta norteamericana. “En cuarenta años de experiencia nunca he visto nada igual”. Ed Smith, que contrató a Dudamel para la Orquesta Sinfónica de Gotemburgo, le compara con Rattle cuando éste tenía la misma edad. El propio Rattle, junto con Abbado y Barenboim, colman a Dudamel de alabanzas —no tanto para echar una mano a la carrera del joven sino para subirse a su carro. Dudamel ha abierto un brecha en el muro de contención de la edad y ya encabeza a unos cachorros de león que empiezan a franquearla. La vida concertística anuncia tiempos turbulentos, y menos mal, después de tantos años de circunspección. Pero no vamos a esperar demasiado de los recién llegados. No todos van a alcanzar un gran nivel y en muchos de sus conciertos utilizarán la velocidad para disimular una superficialidad interpretativa. Dudamel y los otros jovencitos tienen mucho trabajo duro por delante antes de que puedan ofrecernos una visión profunda en sus interpretaciones de Beethoven y Mahler. Norman Lebrech donde se consagran las leyendas Hay lugares que transmiten algo mágico incluso a los intérpretes más famosos. Durante más de 200 años, los grandes de la ópera, de la danza y de la música han honrado con su presencia el escenario de la Scala de Milán. Solamente un teatro tan elegante, tan grandioso y tan cargado de historia, podría haber inspirado actuaciones tan legendarias. ROLEX.COM ROLEX ES EL RELOJ OFICIAL DEL TEATRO “LA SCALA” DE MILÁN. OYSTER PERPETUAL DATEJUST OYSTER PERPETUAL LADY-DATEJUST contraportada FILM.indd 1 TEL. 900 41 43 45 23/1/08 18:09:32
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