Chinati Foundation newsletter vol16
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Chinati Foundation newsletter vol 16 On Carl Andre: Sobre Carl Andre: 8 50 Judd-like Al estilo de Judd J e ffr e y W e i s s Andre’s Terms Contents 57 Los términos de Andre 20 Richard Deacon L o n n Tay l o r Fort D.A. Russell, Marfa El Fuerte D.A. Russell, de Marfa C a i tl i n M u rr ay typetypetypetypetype: Contenido Carl Andre’s words 68 Las palabras de Carl Andre Twentieth Century Engineering (1964) Ingeniería del siglo veinte (1964) E va M e y e r - H e rm a n n 30 Carl Andre: Place Matters Carl Andre: La importancia del lugar Donald Judd 71 J o s i a h M c El h e n y Looking From: Platforms for looking at art (after Donald Judd in Marfa, Texas) Ver Desde: Plataformas para contemplar el arte (al estilo de Donald Judd, en Marfa, Texas) C o v e r p h o t o graph b y Ric h ard Deac on, se e pa ge 5 0 . 2 Artists In Residence, 2010–2011 88 Artistas en Residencia, 2010–2011 Marc Ganzglass Jean-Baptiste Bernadet Erin Shirreff 86 Benefit prints Ediciones en beneficio de Chinati Rupert Deese Zoe Leonard 98 Acknowledgements, board, staff, credits/colophon Fin de semana en Chinati, 2011 Reconocimientos, mesa directiva, 89 personal, créditos/colofón Staff News Noticias de nuestro personal Bill Morrison Nick Herman Chinati Weekend 2011 100 90 Educational Programs Visitor Information Información para visitantes Programas educativos back cover 92 94 T h o m a s K E L L EIN Internships A Message from the Director Internados Un Mensaja del Director Membership, Funding Membresía, financiamiento Ca rl A nd re . Ch i n at i T h irt ee ne r , M a rfa , T x , 2010 . C h in at i F ou n d at io n . All w ork s p g s. 2 –5 1 b y C a rl A n dr e u nl e ss ot h erw i se n ot e d. 74 1 46 Roa r in g F o rt ie s, M ad r i d, 198 8. K on r a d F i sc h e r Ga ll er ie , D ü ss el d orf, G erm a n y. Ch in at i F ou n d at ion Spe c ia l Ex h i b it io n, O c t o b er 2010 – J u ly 2011. T h e Si g n o f Im m o rta l it y ( Da D a F or g er ie s) , 196 3. T h e J u d d F ou n dat i on . Zi n c Rib b o n , A n twerp, 196 9. S ol om o n R . G u g g e nh e im M u se u m , N ew Y ork , Pa n z a C ollec t io n , 19 91. Andre’s Terms J e ffr e y W e i s s Los términos de Andre 35 T i m b er L in e, 1968 . M u s eu m f ü r M o de r n e K u ns t, F r a nkfu rt a m M a in , G e rm a n y. Jeffrey Weiss — Los términos de Andre Andre’s forms are sometimes identified by the artist with, on the one hand, tools, principles, or structural prototypes of building, and, on the other, landscape space. Titles function as cues: Lever, Pyre, Redan, Palisade; Plain, Dike, Flanders Field, and so on. Moreover, early on Andre identified two figures, the lake and the road, to describe the initial shift from standing construction (with timbers) to flat extension (the bricks and plates).1 Both figures, which characterize the work as being not object but “place,” 2 belong to landscape, although the road represents an incursion; in effect, it is a functional cut. The second floor-bound installation that Andre made, Equivalents I–VIII of 1966, was named for a long series of cloud photographs by Alfred Stieglitz (produced from 1923 to 1931).3 It is, we often say, the permuting nature of the photographs to which Andre was drawn: the original installation, at the Tibor de Nagy Gallery in New York, consisted of eight works of varying configurations, each composed of two tiers of sixty cast sandlime bricks. But it would also be apt to claim for the photographs — small, largely horizonless images of cloud formations — the relevance of orientation: the images posit a potentially rotating camera eye; indeed, in multiple instances, Stieglitz chose to rotate the photographic prints themselves, reproducing (or exhibiting) them in two or more positions. 4 As Andre’s model, they might be said to make looking up — sky-gazing — a condition of dialectical significance for looking down, which was, with Andre, sculpture’s radical turn. This relation might be further expressed through opposed but reciprocal sensations of weightlessness and weight La escultura de Carl Andre es estructuralmente dependiente de la cuadrícula y la fila, y en la regularidad de elementos individuales. Estos elementos, o “partículas”, se presentan dentro de cierta obra, siempre idénticos en forma y tamaño, colocados pero nunca unidos ni Carl Andre’s sculpture is structurally dependent on the grid and the row, and on the regularity of individual elements. These elements, or “particles,” are, within a given work, always identical in shape and size; placed but never joined or attached (a property referred to as “clastic”), they rarely exceed dimensions that would make them impossible for one person to move. A work’s material qualities — t he perceivable weight and variegated surface of the metal or wood and the slight unevenness of fit from one element to the next, and, in the case of works that invite physical contact, the way plates can be felt to shift beneath one’s feet — contribute to a deeper apprehension of it. We don’t pointedly address such things so much as we detect them: they represent the work’s secondary affect. In identifying Andre’s work (as we generally do) with phenomenological encounter, we must square its radicality of form with the degree to which it presents itself almost as pure medium. Then, given its material irreducibility, its explicit mass, and its lateral articulation of empty space, we gradually recognize that the work serves as ground (literally and figuratively) for what could be its primary subject, the verticality, weight, and equilibrium of the beholder. adheridos (una propiedad a la que uno se refiere como “clástico”), raras veces exceden dimensiones que harían imposible que una persona pudiera moverlas. Las cualidades del material de una obra – el peso perceptible y la superficie variable del metal o la madera y la ligera desigualdad de ensamble de un elemento con el siguiente, y en el caso de obras que invitan un contacto físico, la manera como puede sentirse que las placas se mueven bajo los pies de uno – contribuyen a una aprensión más profunda del mismo. No nos fijamos en tales cosas; más bien las detectamos: representan el afecto secundario de la obra. Al identificar la obra de Andre (como generalmente lo hacemos) con un encuentro fenomenológico, debemos compaginar su radicalidad de forma con el grado en que se presenta a sí mismo casi como un puro medio. Luego, dada su irreductibilidad material, su masa explícita y su articulación lateral de espacio vacío, gradualmente reconocemos que la obra funciona como el suelo o el fondo (literal y figuradamente) para lo que podría ser su sujeto primario, la verticalidad, el peso y el equilibrio de la persona que la contempla. Andre a veces identifica sus formas, por una parte, con herramientas, principios o prototipos estructurales de construcción, y, por otra, con un espacio de jardinería artística. Los títulos funcionan como claves: Lever, Pyre, Redan, Palisade; Plain, Dike, Flanders Field, y así sucesivamente. Asimismo, en su época temprana, Andre identificó dos figuras, el lago y el camino, para describir el cambio inicial de una construcción en pie (con maderos) a una extensión plana (con ladrillos y placas). 1 Las dos figuras, las cuales caracterizan la obra no como objeto. sino como “lugar”, 2 pertenecen al paisaje, aunque el camino represente una incursión; en efecto, es un corte funcional. La segunda instalación fija al piso que Andre hizo, Equivalents I-VIII de 1966, se nombró así por una larga serie de fotografías de nubes tomadas por Alfred Stieglitz entre 1923 y 1931. 3 Es, se dice a menudo, la naturaleza permutante de las fotografías que atrajo el interés de Andre: la instalación original, en la Galería Tibor de Nagy en Nueva York, consistía en ocho obras de configuraciones variadas, cada una compuesta de dos capas superpuestas de sesenta ladrillos de arena vaciada. Pero también sería factible sostener que las fotografías – pequeñas, en su mayoría imágenes de formaciones de nubes sin horizonte – poseen relevancia de orientación: las imágenes postulan un ojo de cámara con una rotación potencial; en verdad, en múltiples ocasiones, Stieglitz decidió girar las impresiones fotográficas mismas, reproduciéndolas (o exhibiéndolas) en dos o más posiciones. 4 Como modelo de Andre, podría decirse que pudieran hacer el mirar hacia arriba – o lanzar una mirada hacia el cielo – una condición de importancia dialéctica para mirar hacia abajo, lo cual era, con la escultura de Andre, un cambio radical. Esta relación podría expresarse a través de sensaciones de ligereza y de peso y, como resultado, la influencia de experiencia perceptiva en la sensación corporal de uno mismo. Que algo así como la oposición recíproca pertenece a la lógica de la obra temprana de Andre, está también apoyado por un caso obvio: Eight Cuts, el cual se exhibió en Cu t s, Ottawa , C a na d a , 1979 ( re ma d e, d estroyed ) . Pa ul a C o ope r Ga ll e ry, Ne w York; Urs Ra u smü lle r, Switze rl a nd . la Galería Dwan en marzo de l967, una instalación de pared a pared consistente en 1,472 bloques de concreto, en la cual la configuración de Equivalents se aproximó como una serie de espacios en blanco; en otras palabras, la relación del espacio positivo al negativo en Tibor de Nagy fue revertido (los bloques se instalaron en una sola capa; no se apilaron como se hizo con los ladrillos en Dwan, una invitación abierta para pisarse y cruzarse; los espacios, o “cortes” eran de dos pulgadas de profundidad). ¿Es posible que múltiples posiciones sean igualmente correctas? Ésta era una nueva pregunta para la fotografía, con respecto a la fotografía como imagen y como objeto. Andre consolidó 10 Jeffrey Weiss — Andre’s Terms mented, in turn, by the rotation of the photographic print. While the image shows no ground, the upward gaze remains a grounded form of seeing; for the cloud-watcher, turning in place results not in a change of cardinal direction (as it does when the gaze is fixed outward, on the horizon), but in a functionally arbitrary clockwise or counterclockwise shift. Just as it releases the photograph from the conventions of directionality, such a principle — applied to the downward gaze — r adicalizes Andre’s installation. His Equivalents (and much of his subsequent work) is given to no “proper” or fixed orientation, not only because the observer is mobile (making his way through and around the work), but because the disposition of the work itself — w hile intensely grounded in a material sense — is, again, directionally speaking, otherwise unfixed. (That direction is at stake in Andre’s work is confirmed by a series that he calls “Cardinals,” which consist of single rows of metal plates, or single plates, that abut a wall and project into the room, seeming to point, in the directional sense.) For Stieglitz, the burden of mobility is transferred from the observer — the cloud-gazer — to the photograph; for Andre, the two forms of mobility coexist. While the photographic record is explicitly foreign to Andre’s work, the camera eye is useful to his project, which, literalist by nature and informed by a premise of unmediated seeing, nonetheless possesses its own devices and conceits. In this regard, Stiegltiz’s cloud studies propose a la experiencia en una – para la obra misma y para el obser vador móvil. Las instalaciones colocadas en lugares bajos raramente nos indican de qué manera nos debemos mover o voltear la cara, o dónde nos debemos parar. Mientras, históricamente, el objeto escultural es algo que desde hace mucho tiempo le hemos podido caminar por encima o a su alrededor, se entiende que posee una ventaja ideal. 5 Con las cuadrículas cuadradas y las placas de metal, Andre produce obras sobre las cuales podemos caminar, obliterando el objeto cultural per se y dispersándolo, convirtiéndolo en un punto sin enfoque. La escultura se vuelve el lugar. Las instalaciones bajo techo generalmente corresponden a la forma rectilínea de la mayoría de las salas. Al hacerlo así, ocupan el espacio del piso cortando o extendiéndose a través del mismo. Dada su regularidad atomizada, se encuentran sin puntos de referencia, y mayormente evitan establecer un punto óptimo de perspectiva 6: Las obras no son desorientadoras sino no-orientadoras. Tales términos se introducen mediante Equivalents, aunque esa obra retenga un vestigio del objeto escultural convencional, en el sentido de que la altura de los ladrillos sir ve para distinguir claramente cada “equivalente” – cada grupo de dos capas de ladrillos – desde el suelo en términos esculturales. A mediados de los sesentas, sin embargo, la compresión de Equivalents era extrema. Exhibidas juntas como si se tratara de una sola obra – y como una instalación que capta una sala entera – sus ocho elementos jalan nuestra mirada hacia abajo mientras nos animan a movernos, a cambiar nuestro punto de vista en forma aleatoria. La cámara de Stieglitz es relevante: disparando hacia el cielo fija la inclinación de la cabeza (arriba, ahora, más que hacia abajo) mientras que elimina la orientación en la mayoría de los otros sentidos – un grupo de preceptos que se aumenta, a su vez, por la rotación de la impresión fotográfica. Mientras que la imagen no muestre ningún suelo o fondo, la mirada hacia arriba permanece como una forma con toque a tierra de mirar: para el que observa las nubes, voltearse sin desplazarse resulta no en un cambio de dirección cardinal (como se hace cuando la mirada está fija hacia lo lejos, en el horizonte), sino en un arbitrario movimiento como el de las manecillas del reloj, o en sentido contrario. Justo cuando libera la fotografía de las convenciones de direccionalidad, tal principio – aplicado a la mirada hacia abajo – radicaliza la instalación de Andre. Su obra Equivalents (y gran parte de su obra posterior) no posee ninguna orientación “correcta” o fija, no solamente porque el observador se encuentra móvil (abriéndose paso entre y alrededor de la obra), sino debido a la disposición de la obra misma, pues mientras se encuentra intensamente fija en un sentido material, carece de una dirección fija. (El hecho de que esa dirección entra en juego en la obra de Andre, está confirmado por una serie que el artista llama “Cardinales”, que consisten en filas de placas metálicas, o placas sencillas, las cuales colindan con el muro y se proyectan en la sala, apuntando, al parecer, en sentido direccional). Para Stieglitz, la carga de la movilidad se transfiere del obser vador – el que mira las nubes – hacia la fotografía; para Andre, las dos formas de movilidad coexisten. Equ ival en t s I-VIII, Tib or de N a gy Ga ll ery, Ne w York, 1966. and, as a result, the influence of perceptual experience on one’s bodily sensation of self. That something like reciprocal opposition belongs to the logic of Andre’s early work is also supported by an obvious case: Eight Cuts, which was shown at the Dwan Gallery in March 1967, a wall to wall installation of 1,472 concrete block capstones in which the configuration of Equivalents was approximated as a series of empty spaces: in other words, the relation of positive to negative space at Tibor de Nagy was reversed (the capstones were installed in a single layer, not stacked like the bricks at Dwan, an open invitation to be tread upon and traversed; the spaces, or “cuts,” were two inches deep). Can multiple positions be equally correct? This was a new question for photography, with respect to the photograph as both image and object. Andre made it one for sculpture — for the work itself and for the mobile observer. Andre’s low installations rarely tell us which way to move or face, or where to stand. While, historically, the sculptural object is something we have long been able to walk around, it is largely understood to possess an ideal vantage.5 With the square grids of metal plates, Andre produces work that we walk around in, obliterating the sculptural object per se and dispersing it, making it non-focal. Sculpture becomes place. The indoor installations generally correspond to the rectilinearity of most rooms. In so doing, they occupy floor space by cutting through or spreading across it. Given their atomized regularity, they are without landmarks, and they largely avoid establishing an optimal vantage point 6: the works are not dis-orienting, but non-orienting. Such terms are first introduced by Equivalents, even though that work retains a vestige of the conventional sculptural object in that the height of the bricks serves to clearly distinguish each “equivalent” — e ach two-tier group of bricks — from the floor in sculptural terms. During the mid-’60s, however, the compression of Equivalents was extreme. Shown together as a single work — a nd as an installation that engages an entire room — its eight elements exercise a downward pull on our gaze while motivating circuitousness, our undirected mobility of position or vantage. Stiegltiz’s camera is relevant: shooting skyward fixes the tilt of the head (up, now, rather than down) while unfixing orientation in most other respects — a set of precepts that is aug- 11 Jeffrey Weiss — Andre’s Terms photographic condition for Andre’s sculpture, one manifested by the terms of directed versus undirected seeing, something that further expresses itself — post-Equivalents — through the agency of the grid, the ground plan, and the cut. Andre may have derived some of his terminology from the photographer Hollis Frampton, a close friend, who described the photograph as a spatio-temporal “cut” in his “dialogues” with Andre of the early ’60s.7 But the cut, which, in Andre’s work, represents a transitive intervention (a cut through medium or space) that is also a perceptual one, was figured by the orthogonal lines of one-point perspective, a fictive system for the pictorial projection of actual space. Perhaps the inheritance of that system — we might say its residue, given its presumed irrelevance to a literalist art — can be detected in the coordinates of the grid, which structure much of Andre’s floor-bound work, and in the long straight line, his other common form (speaking of certain timber works and of works composed of rows of plates that run through multiple rooms). These coordinates, which derive from the modularity of the work, imply structured or controlled seeing. But nothing is done to exercise that control — to maintain it as a condition of viewing.8 Even a 40foot timber line, which, plunging into space, might be said to enforce a onedirectional encounter, can be crossed or walked over or viewed as a lateral — a s well as recessional — c ut. Perspective is, then, converted from a mediating system for pictorial projection into a plan for the impulses of unfixed seeing: the work’s recession is actual and, as cut (and, in the case of the plates, as grid), it maps real space — the space of the ground. Yet, in that we may walk on and across the metal plates, the work’s material nature can be said to enact its own form of mediation: our encounter with it is direct, and for this very reason it comes between us and the space of the room, thereby intensifying our tactile and perceptual sensation of standing or moving within the actuality of the site.9 To speak of visuality in Andre’s floorbound work — o f linear perspective and fixed versus unfixed vantage, and of a photographic condition for multiple orientations for seeing — i s to speak of models that are counterintuitive in their relevance to the sculpture. Yet they openly establish some of Andre’s key terms, suggesting that Andre’s materialism is itself one of a number of conventions and systems at stake in the work’s strategic implications. Andre’s early poems further show that language — which can function both as system and as sculptural medium — was foundational to the formation of the sculptural work.10 More specifically, one theory of the high modernist application of language (in the work of Ezra Pound, among others, who was of particular interest to Andre) might be said to represent a model. In 1962, Hugh Kenner, a prolific critical historian of the work of Pound as well as Samuel Beckett and James Joyce, published “Art in a Closed Field” (an essay to which we are brought by Andre himself, who quotes from it in a letter of 1964).11 The “closed field” in question is a figure that Kenner draws from general number theory, according to which a “field” — as mathematicians apply it — “contains a set of elements and a set of laws for dealing with these elements.” In Kenner’s essay, the closed field facilitates an account of language in the modernist novel, where language is deployed as a “finite number of elements to be combined according to fixed rules.” He traces this in fiction back to Gustave Flaubert (who, for example, in preparation for writing Madame Bovary, “made lists of clichés and proposed to arrange them in alphabetical order, by key words, defining, so, the closed field of popular discourse, the pieces of which are phrases as the writer’s pieces are single words”). But Kenner grounds his analysis in Samuel Johnson’s invention of the modern dictionary. It is the principle of lexicography, Kenner posits, that first characterized language as a closed field: “the dictionary takes discourse apart into separate words and arranges them in alphabetical order. It implies that the number of words at our disposal is finite.” Behind the dictionary, as Kenner observes, lies the printing press and the typewriter keyboard, with which “we have at our disposal less certainly the possibly infinite reaches of the human spirit than twenty-six letters to permute.” Language in the modernist novel, exemplified for Kenner above all by Joyce’s Ulysses, is, then, less a function of discourse — of spoken language as it reflects lived experience — than of “a set of pieces and some procedures for arranging them.” Joyce’s proclivity, say, for published directories (street directories and train schedules, for example) as source material extends to the very structure of the novel, which is orga- Mientras que el récord fotográfico es explícitamente extraño a la obra de Andre, el ojo de la cámara es útil para su proyecto, el cual, siendo literalista por naturaleza e informado por una premisa de miradas sin mediar, sin embargo poseen sus propios artefactos y presunciones. Por lo que a esto se refiere, los estudios sobre las nubes de Stieglitz proponen una condición fotográfica para la escultura de Andre, que se manifiesta por los términos de miradas dirigidas versus no dirigidas, algo que se expresa más allá – post-Equivalents – a través del uso de la cuadrícula, el plano del suelo y el corte. Puede ser que Andre haya derivado algunos de sus términos del fotógrafo Hollis Frampton, un amigo cercano, quien describió la fotografía como un “corte” espacio-temporal en sus “diálogos” con Andre de principios de los sesentas 7 Pero el corte, que en la obra de Andre representa una inter vención transitiva (un corte a través del medio o el espacio) que es también de percepción, se perfiló por las líneas ortogonales de la perspectiva de un solo punto, un sistema ficticio para la proyección pictórica del espacio real. Tal vez la herencia de ese sistema – podríamos decir su residuo, dada su supuesta irrelevancia ante un arte literalista – puede ser detectada en las coordenadas de la cuadrícula, las cuales estructuran gran parte de la obra de piso de Andre, y en la línea larga y recta, su otra forma común (hablando de ciertas obras hechas de maderos y de obras compuestas de filas de placas que corren por múltiples salas). Estas coordenadas, que derivan de la modularidad de su obra, implican miradas estructuradas o controladas. Pero no se hace nada para ejercer ese control – para mantenerlo como una condición de mirar. 8 Aun una fila de madera de 40 pies, la cual se lanza hacia el espacio, podría exigir un encuentro unidireccional, puede cruzarse o caminarse por encima o ser vista como corte lateral o recesivo. La perspectiva se convierte, entonces, de un sistema mediador para proyección pictórica en un plan para los impulsos de mirar lo que no se encuentra fijo: la recesión de la obra es de verdad, y como corte (y, en el caso de las placas, como cuadrícula), traza el mapa del espacio real – el espacio del suelo. Sin embargo, ya que podamos cruzar y caminar sobre las placas de metal, la naturaleza del material de la obra puede decirse que establece su propia forma de meditación: nuestro encuentro con ella es directo, y por esta razón se interpone entre nosotros y el espacio de la sala, intensificando nuestra sensación táctil y perceptual al estar de pie o en movimiento dentro del sitio. 9 Hablar de la visualidad en las obras de piso Andre – de perspectiva lineal y fija 12 versus la perspectiva sin fijar, y de una condición fotográfica para múltiples orientaciones de la mirada – es hablar de modelos que son contraintuitivos en relación con la escultura. Sin embargo, establecen abiertamente algunos de los términos claves de Andre, sugiriendo que el materialismo de Andre es en sí uno de varios discursos y sistemas en juego en las implicaciones estratégicas de la obra. Los primeros poemas de Andre nos muestran, además, el lenguaje – el cual puede funcionar como sistema o como medio escultural – fue fundamental a la formación de la obra escultural. 10 Más específicamente, una teoría de la aplicación modernista alta del lenguaje (en la obra de Ezra Pound, entre otras, que fue de especial interés para Andre) podría decirse que representa un modelo. En l962, Hugh Kenner, un prolífico historiador crítico de la obra de Pound y de Samuel Beckett y James Joyce, publicó “Art in a Closed Field” (un ensayo al cual el mismo Andre llama la atención, al citarlo en una carta fechada 1964). 11 El “campo cerrado” en cuestión es una figura que Kenner saca de la teoría numérica general, de acuerdo con la cual un “campo” – según los matemáticos lo aplican – “contiene un juego de elementos y un juego de leyes para tratar con dichos elementos”. En el ensayo de Kenner, el campo cerrado facilita una explicación del lenguaje en una novela modernista, donde el lenguaje se despliega como un “número finito de elementos para ser combinados de acuerdo con reglas fijas”. El autor encuentra antecedentes de esto en la ficción de Gustave Flaubert (quien, por ejemplo, en preparación para su obra Madame Bovar y, “ hizo listas de clichés y se propuso alfabetizarlos, por palabras claves, definiendo así el campo cerrado del discurso popular, los componentes de la cual son frases, al igual que las unidades del escritor son palabras”). Pero Kenner basa su análisis en el invento de Samuel Johnson, el diccionario moderno. Es el principio de lexicografía, afirma Kenner, ese primer lenguaje caracterizado como campo cerrado: “el diccionario divide el discurso en palabras separadas y las dispone en orden alfabético. Esto implica que el número de palabras a nuestra disposición es finito.” Tras el diccionario, como obser va Kenner, están la imprenta y el teclado de la máquina de escribir, con los cuales tenemos a nuestra disposición los alcances posiblemente infinitos del espíritu humano realizables a partir de veintiséis letras para permutar”. El lenguaje en la novela modernista, ejemplificada para Kenner principalmente por Ulises, de Joyce, es, entonces, menos una función del discurso – del lenguaje Jeffrey Weiss — Los términos de Andre in Peirce’s text on a file card, treating them as “atoms” or particles, and then distributing them in lists according to an application of the natural number system — prime numbers. From Peirce’s text, he explains, “I chose out of hundreds of words the twenty-six which seemed most powerfully significant. These I assigned to the primes between one and one-hundred. The composite numbers in the same series received corresponding groups of prime factors.” This system was executed using five vast charts; numerically-based word combinations were established in this way and then distributed according to a hablado según refleja experiencias vividas – que de “un juego de piezas y algunos procedimientos para ordenarlas”. La predilección de Joyce, digamos, por los directorios publicados (directorios de calles e itinerarios de trenes, por ejemplo) como fuente de información se extiende a la misma estructura de la novela, la cual se organiza de acuerdo con el inventario más común de todos, las horas del día y los meses del año. La figura principal de Kenner es la lista: “aducir listas, enumerar o implicar la enumeración de sus elementos, y luego permutar y combinar estos elementos; esto, según parece implicar Joyce, es el último recurso de la ficción cómica”. de formas no sintácticas en la inscripción del lenguaje (y la hoja de papel como si fuera el suelo). La cuadrícula, a su vez aclara ciertas aplicaciones del lenguaje como forma y sentido – que corresponden a los preceptos iterativos del campo cerrado. Las implicaciones de esto pueden demostrarse a través de la propia explicación de Andre sobre la composición de su poema “King Philip’s War Primer.” El material para el poema proviene de un libro titulado History and Genealogy, de E.W. Peirce, que trata de la guerra entre los colonos ingleses y los nativos americanos (en la nativa Nueva Inglaterra de Andre) en 1675-76. Tal y como Andre lo explicó en l963: “No quise escribir un poema narrativo ni una historia. Lo que quería era el aislamiento de los términos de la Guerra del Rey Felipe y luego una operación adecuada para recombinar los términos de tal manera que se pudiera producir un poema.” Su método le vino, nos cuenta, una noche mientras estaba en el trabajo en los patios del Ferrocarril de Greenville en Nueva Jersey, Alfred Stie g litz , E q u iva l e nt , 19 2 9 . T h e Alfr e d Stie g l itz C o lle ct io n, gift o f G e or g ia O ’ K e e ffe , 19 4 9 ; T h e P h il ip s C o lle ct io n, Wa s h ing t o n , D .C . nized according to the most common inventory of all, the hours of the day and months of the year. Kenner’s chief figure is the list: “to adduce lists, to enumerate or imply the enumeration of their elements, and then to permute and combine these elements; this, Joyce seems to imply, is the ultimate recourse of comic fiction.” Given the foundational significance of permuting sequences of form in art of the period, the relevance of Kenner’s closed field to the emergence of Andre’s work would seem clear. The radical structural and material nature of the work is understood to have been grounded in modernist form — in Andre’s close interest in the sculpture of Brancusi, for example, and in formal principles of Russian Constructivism.12 Andre’s poems actually predate his leveling of sculptural form and his sculptural dependence on the grid. When he later ascribed the grid to the mechanical constraints of the typewriter, on which he composed his poems in grid formation (words distributed in rows and columns), he identified sculptural configuration with the imposition of non-syntactic form on the inscription of language (and the sheet as ground). The grid, in turn, figures certain applications of language — as form and sense — that correspond to the iterative precepts of the closed field. The implications of this can be demonstrated through Andre’s own account of the composition of his poem “King Philip’s War Primer.” Material for the poem was drawn from a book called History and Genealogy by E.W. Peirce, which concerns the war between English colonists and native Americans (in Andre’s native New England) in 1675–76. As Andre explained in 1963, “I did not want to write a narrative poem or a history. What I wanted was the isolation of the terms of King Philip’s War and then a suitable operation for recombining the terms in such a way as to produce a poem.” His method came to him, he tells us, one night on the job at the Greenville Railroad Yard in New Jersey, where he worked during the early ’60s as a brakeman for Pennsylvania Railroad. The chief factor was the process of “drilling” cars, which are managed as identical autonomous modular elements attached to form a row: “I quite suddenly realized that the only dissociation complete enough for my purposes was the reduction of Peirce’s text into its smallest constituent elements: the isolation of each word.” He thus proceeded to record each of the words donde trabajó durante principios de los sesentas como garrotero en el Ferrocarril de Pensilvania. El factor principal era el proceso de manejar los vagones, los cuales se manipulan como elementos modulares autónomos idénticos unidos para formar una fila: “De repente me di cuenta de que la única disociación lo suficientemente completa para mis propósitos era la reducción del texto de Peirce a sus elementos constituyentes más pequeños: el aislamiento de cada palabra”. Luego, el artista procedió a anotar cada una de las palabras del texto de Peirce en una tarjeta de archivo, tratándolas como si fueran “átomos” o partículas, y luego distribuyéndolas en listas de acuerdo con la aplicación del sistema numérico natural – números primos. Del texto de Peirce, explica, “Escogí de cientos de palabras, las veintiséis spacing system that would allow the poem to be, as Andre said, “sounded by readers.”13 “King Philip’s War Primer” affords purchase on the sculptural closed field: on enumeration and permutation in Andre’s sculptural work beginning in 1966, which is premised on a finite number of elements within a scheme of limitations and strict procedures. That such a scheme produces work that functions through faculties of perception and sensation brings us to Kenner’s larger claim: the closed field is not simply a conceptual exercise or game (even as “the first business of the critic” is “the recovery of the rules of the game that is laid before him”); that, more, it represents systems that “do turn out to describe Dado el significado fundamental de secuencias permutantes de la forma en el arte del periodo, la relevancia del campo cerrado de Kenner para la emergencia de la obra de Andre parecería clara. La naturaleza material estructural y radical de su obra se cree que se basó en la forma modernista – en el gran interés de Andre por la escultura de Brancusi, por ejemplo, y en los principios formales del constructivismo ruso. 12 Los poemas de Andre antedatan su nivelación de forma escultural y su dependencia escultural de la cuadrícula. Cuando más tarde atribuyó a la cuadrícula las limitaciones mecánicas de la máquina de escribir, en la cual compuso sus poemas en forma de cuadrícula (palabras distribuidas en filas y columnas), Andre identificó la configuración escultural con la imposición 13 que me parecieron más poderosamente significativas. Éstas se las asigné a los números primarios entre el uno y el cien. Los números no primos en la misma serie recibieron grupos correspondientes de números primos. El sistema se ejecutó usando cinco enormes tablas; se establecieron así combinaciones de palabras con base numérica y luego se distribuyeron de acuerdo a un sistema considerando el espacio que permitiría que el poema fuera, como dijo Andre, “pronunciado por los lectores”. 13 “King Philip’s War Primer” elucida el campo escultural cerrado en cuanto a la enumeración y la permutación en la obra escultural de Andre a partir de 1966, que involucra un número finito de elementos dentro de un esquema de límites y procedimientos estrictos. El hecho Jeffrey Weiss — Los términos de Andre than form as an operative term. As such, the grid is not only an imposed structure (or image); it is a readymade configuration that lends itself to a transparent installation process. In that Andre’s elements — h is “particles” — are not attached to one another, but simply set down (as Mel Bochner wrote in 1967, what holds them together, “the principle means of cohesion,” is “weight [gravity] […] the use of no adhesives or complicated joints” 17), his work always implicates dispersion. That is, the grid is something like an interruption of the condition that the multiple elements of the work otherwise occupy before de que tal esquema produce obras que funcionan a través de la percepción y la sensación nos conduce a la premisa global de Kenner: que el campo cerrado no es simplemente un ejercicio conceptual o un juego (aun cuando explica que “el primer quehacer del crítico” consiste en “recuperar las reglas del juego que se le plantea”) y que, por añadidura, representa sistemas que “no describen el mundo familiar, sino desde un ángulo cuya existencia no habríamos sospechado. […] De una manera o de otra, el campo cerrado, cuando es enfocado por el arte, se convierte en ese punto de concentración que, mientras se hace más pequeño, concentra con mayor intensi- que las fotografías de nubes no llegan a establecer una tipología rigurosa, sí aplican, aunque algo paradójicamente, las operaciones finitas de un inventario a un fenómeno que, dentro de la historia de la estética, pertenece a una clase de acontecimientos naturales caracterizados como “sin forma” (y que se supone estimulan la imaginación y la animan a inventar una imagen pictórica. 16 De manera similar, el principio de la rotación – la posición variable de la cámara y la fotografía – también funciona como una “lista aducida” de opciones permutantes con respecto a la orientación. Así, los Equivalentes de Stieglitz representan una oposición dinámica frente a lo contingente y lo fijo. Quiero con esto dar a entender que Andre no sólo oponía abajo y arriba – la mirada hacia abajo que suscita la escultura de piso, en contraste con la mirada hacia arriba que requiere la contemplación de las nubes, una vuelta invertida pero recíproca – , sino que activó un segundo enrevesamiento, en el que se contrapone la forma (o mejor, la formación) – ocho iteraciones de una configuración de 120 ladrillos configu- Alfred Stie g litz , E q u iva l e nt , 19 2 9 . T h e Alfr e d Stie g l itz C o lle ct io n, gift o f G e or g ia O ’ K e e ffe , 19 4 9 ; T h e P h il ip s C o lle ct io n, Wa s h ing t o n , D .C . the familiar world after all, but from an angle the existence of which we should never have expected. […] One way or another, when it is focused by art, the closed field becomes that point of concentration which in proportion as it grows smaller concentrates more intensely the radiant energies of all that we feel and know.”14 We do not have to accept Kenner’s universalist conclusion in order to acknowledge that system and sensation are both at stake in the Stieglitz Equivalents, which certainly qualifies as an expression of the closed field. Stielglitz did not, in fact, apply the word “equivalent” to describe a permuting system, but to denote instead the capacity of the natural object — the cloud, in this case — to serve as an analogue for states of psyche or internal life.15 That Andre (surely with Frampton’s help) recognized the cloud series as a case of permutation reflects the fact that Stieglitz’s iterative pursuit of the cloud was an inventory exercise. Indeed, while the cloud photographs stop short of establishing a rigorous typology, they somewhat paradoxically apply the finite operations of a recorded inventory to a phenomenon that, in the history of aesthetics, belongs to a class of natural occurrences characterized as “formless” (and thereby said to stimulate the imagination towards the invention of a pictorial image).16 Similarly, the principle of rotation — the variable position of the camera and the photograph — a lso functions as an “adduced list” of permuting choices with respect to orientation. In this way, Stieglitz’s Equivalents represents a dynamic opposition of the contingent and the fixed. Here I mean to suggest that Andre did not just oppose down to up — the downward gaze solicited by floor-bound sculpture being, in relation to the upward gaze of the cloud photograph, an inverted but reciprocal turn; he also activated a second reversal, opposing form (or better, formation) — e ight iterations of a two-tiered grid-configuration of 120 bricks — t o formlessness. In this respect (and again, given Andre’s acknowledgment of Stieglitz), the closed field and the contingent image together establish the conditions of Andre’s early sculptural work: their mutual status as categories of form that obviate conventional image-making (either representational or abstract) grounds the work in an operation of resistance. As a kind of model, the cloud allows us to identify formation rather radas en cuadrícula de dos capas superpuestas – a la ausencia de la forma. En este sentido (y, nuevamente, porque Andre reconoce la influencia de Stieglitz), el campo cerrado y la imagen contingente establecen en su conjunto las condiciones de las primeras obras esculturales de Andre, pues ambos constituyen categorías de la forma que quedan al margen de los métodos tradicionales de hacer imágenes (tanto representacionales como abstractas) y convierten a estas obras en manifestaciones de resistencia. La nube, si se toma como una especie de modelo, nos permite manejar el término formación en lugar de forma. Por eso, la cuadrícula no es sólo una estructura (o imagen) impuesta, sino una configuración ya hecha (“readymade”), que se presta a un proceso de instalación trans- and after installation, dispersion being, in a manner of speaking, the principle according to which the work is eventually de-installed.18 Andre was among the first artists to investigate the “scatter piece,” a category of sculptural anti-form. Yet, while he applied the principle of scatter only a handful of times, it is not anomalous in his work; it is, in certain respects, intrinsic to his grids and rows, which might be said to have only temporarily settled into place as such. To be sure, the grid, which does belong to the history of modernist abstraction, occupied a privileged position in art after 1960, when it came to serve as the predominant matrix of non-compositional form. But Andre’s grid is as much assembled as drawn (even dad las energías radiantes de todo lo que sentimos y sabemos.” 14 No tenemos que aceptar la conclusión universalista de Kenner para reconocer que tanto el sistema como la sensación entran en juego en los Equivalents, de Stieglitz, una obra que ciertamente constituye una expresión del campo cerrado. Stieglitz de hecho no utilizó la palabra “equivalente” para describir un sistema en permutación, sino para denotar la capacidad del objeto natural – en este caso, la nube – para ser vir como análogo de los estados síquicos o de la vida interna. 15 El hecho de que Andre (seguramente con ayuda de Frampton) reconocía la serie de nubes como un caso de permutación indica que el interés iterativo de Stieglitz en la nube era un ejercicio de inventario. Por cierto, aun14 parente. Las obras de Andre implican siempre dispersión, ya que los elementos que manipula, sus “partículas”, no están sujetos los unos a los otros, sino que se dan simplemente (Mel Bochner escribió en 1967 que lo que los une, su “principal mecanismo de cohesión”, es “el peso [la gravedad] […] sin emplear adhesivos o junturas complicadas 17), Es decir, la cuadrícula es algo así como una interrupción de la condición en que se hallan los múltiples elementos de la obra antes y después de la instalación, y así se puede decir que la dispersión viene siendo el principio según el cual la obra acaba por ser desinstalada. 18 Andre fue uno de los primeros artistas en investigar la “pieza esparcida” (“scatter piece”), una categoría de antiforma escultural. Pero aunque Andre Jeffrey Weiss — Andre’s Terms dium and making (not fabrication per se, but installation) are acts that intensify specific qualities of experience. Form is not obviated by the work; inherited from modernist abstraction, form serves as device rather than as image: it facilitates making. 20 Literalism is not a substitute for abstraction; opposing the two establishes a false choice. Spread across the floor, the work inserts itself between the observer and the world: this is something that we not only witness, but (in treading on and across the work, thereby motivating a sensation of its material nature and its gravity-bound “cohesion”) that we touch.21 recurrió a esta técnica sólo unas cuantas veces, no representa una anomalía en su obra: en cierto modo es intrínseca a sus cuadrículas y filas, los cuales se han acomodado en su lugar sólo temporalmente. La cuadrícula, que es parte de la historia de la abstracción modernista, ocupó un lugar privilegiado en el arte a partir de 1960, cuando llegó a constituir la matriz predominante de la forma no composicional. Pero las cuadrículas de Andre, además de ser dibujadas, son ensambladas (incluso si el ensamblaje de la obra según una configuración cuadriculada puede describirse como una especie de operación de dibujo). Sería disparatado negar que la cuadrícula llamar su cualidad de abierta, su movilidad con respecto a la des-orientación del obser vador y a la promesa de desintegración, que constituye el medio mismo por el cual la obra, con posterioridad a 1966, cobra unidad. 19 ¿Podríamos decir también que la obra de Andre carece de estilo por razones estratégicas? Una gran parte del llamado arte minimalista se deriva de la abstracción modernista, y sin embargo parece que busca, por medio del encuentro fenomenológico, evadirse del estilo histórico. Ninguna obra escapa su propia historicidad, pero tal vez podríamos decir que la obra de Andre intenta hacer precisamente eso (con éxito o sin él). Debemos tomar en cuenta varios factores que diferencian la obra de Andre de la de sus contemporáneos. La formación es uno de ellos: el proceso transparente de la obra que, aparte de la producción industrial, no requiere nada parecido a una técnica o habilidad artesanal. Podemos pensar que ésta es una operación des-habilitativa, pero corresponde sobre todo al materialismo de la obra, Alfred Stie g litz , E q u iva l e nt , 19 2 6 . T h e Alfr e d Stie g l itz C o lle ct io n, gift o f G e or g ia O ’ K e e ffe , 19 4 9 ; T h e P h il ip s C o lle ct io n, Wa s h ing t o n , D .C . if assembling the work according to a grid configuration could be described as a kind of drawing operation). It would be perverse to deny that the grid is a priori: the non-hierarchical arrangement of parts is crucial to the affect of Andre’s work, to its quality of being self-evident; and the work is conceived in this form before it is assembled. Yet the physical and material terms of Andre’s work — the heavy weight of the medium, and the unattached parts and simplicity of means — a re qualities of making more than of conventional form. In this way, the principle of the closed field, which is virtually figured by the grid, mediates between vestiges of late modernist form (in Andre’s poems and early objects) and the material coordinates of the sculptural work beginning in 1966. At the same time, the cloud — given its historical significance as an aesthetic device — figures what we might describe as the work’s openness, its mobility with respect to the dis-orientation of the observer and to the promise of dis-integration, which is the very means through which the work, beginning in 1966, comes together. 19 Can we also say that Andre’s work is strategically styleless? Much socalled Minimal art is partly derived from modernist abstraction, yet appears, through the agency of phenomenological encounter, to seek escape from historical style. No work evades its own historicity, but it might be possible to claim that Andre’s work means to (whether or not it gets close to achieving such a thing). It is useful to consider several factors that set Andre’s work apart from that of his contemporaries. Formation is one of them: the transparent process of the work which — a part from the industrial production of Andre’s medium — requires nothing like technique or conventional craft. We may want to think of this as a de-skilling operation, but it corresponds, above all, to the work’s materialism: its close proximity, again, to something like material irreducibility, being the degree to which medium is not just exposed but primary — s omething processed (pre-formed as plates, for example) but close to raw. “Close to raw” is a qualified claim, but an argument for the primacy of process and materiality in Andre’s work is not an argument for base-line literalism (this would, in any case, be contradicted by, among other things, claims on behalf of the significance of photography to the work). It is instead an argument for an aesthetic operation through which me- su marcada proximidad, nuevamente, a algo así como la irreductibilidad de la materia, o sea, hasta qué grado el medio resulta no sólo expuesto sino también primario, algo procesado (preformado como las placas, por ejemplo) pero casi materia prima. Esto es un decir, pero si alegamos que el proceso y la materialidad son primarios en la obra de Andre, no estamos alegando a favor del un literalismo de base (lo cual sería contradecir la importancia de la fotografía para esta obra). Más bien alegamos la validez de una operación estética mediante la cual el medio y la hechura (no la fabricación per se, sino la instalación) son actos que intensifican cualidades específicas de la experiencia. La forma no es eliminada o anulada por la obra; la forma, heredada de la abstracción modernista, funciona más como un mecanismo que como una The grid and the row are configurations that apply less to form as image than to the process of making, which, in turn, subtends Andre’s characterization of the sculpture — a bove all the configurations of metal plates — as “place.”22 With the lake and the road, the two images through which (from early on) Andre figured his work’s radical spatial extension, and with multiple allusions both to landscape and to primordial building practice, Andre means to implicate the space of the world. Do his terms bracket the industrial origin of his medium? When Andre is explicit about the relevance of industry, it is to the railroad that he refers, with respect to the additive configuration of parts in his work and its dense materiality. His existe a priori: la disposición no jerárquica de las partes es esencial para producir una impresión, para que la obra se vea como lo que en realidad es; y la obra es concebida en esta forma antes de ser ensamblada. Mas los términos físicos y materiales de la obra de Andre – el gran peso del medio y las partes sin unir y la sencillez de la realización – son cualidades de la hechura más que de la forma convencional. Así, el principio del campo cerrado, delimitado virtualmente por la cuadrícula, tiende un puente entre los vestigios de la forma modernista tardía (en los poemas y los primeros objetos de Andre) y las coordenadas materiales de la su obra escultural, a partir de 1966. Al mismo tiempo, la nube – dada su relevancia como mecanismo estético – delimita la obra en lo que podríamos 15 imagen, porque facilita la hechura. 20 El literalismo no es un sustituto de la abstracción: el oponer los dos ofrece una opción falsa. Extendida en el piso, la obra sir ve de intermediario entre el observador y el mundo: esto es algo que no solamente presenciamos, sino que (al pisar la obra y caminar sobre ella, creando una sensación de su naturaleza material y su “cohesión” determinada por la gravedad) tocamos al mismo tiempo. 21 La cuadrícula y la fila son configuraciones que se plican menos a la forma como imagen que al proceso de la hechura, el cual, a su vez, subyace la caracterización de Andre de la escultura – por encima de todas las configuraciones de placas de metal – como “lugar”. 22 Partiendo del lago y el camino--las dos figuras que, desde un principio, Andre Jeffrey Weiss — Andre’s Terms experience as a brakeman was, he tells us, formative,23 something that is now commonly invoked in accounts of the emergence of Andre’s work. But the kind of work he performed at the yard during the early ’60s hadn’t really changed since the origins of the railroad; in other words, Andre’s industrialism is elementary. Likewise, the railroad also implicates a flat, lateral space in nature; specifically, thinking of the “railroad cut,” a channel cleaving a landscape that, in its topology, is otherwise inhospitable to laying track, the railroad also signifies incursion. These elements are familiar to a nineteenth-century American opposition of industrialization to the bucolic or Arcadian land. 24 Yet it would be difficult to claim that industry as such — pro or con — is thematically privileged by Andre (even if we may wish to take it up as a topic of interpretation25). Indeed, his mediums, and the terms according to which he first chose to account for his work’s place in the physical world, are studiously unrelated to industrial manufacture and consumer culture, which we partly associate with the work of his “Minimalist” contemporaries, Dan Flavin and Donald Judd (Flavin’s fluorescent lamps, for example, and Judd’s aluminum and Plexiglas). The elements of Andre’s work had to come from somewhere, and, in the case of the metal plates, industry is the source; the plates are manufactured objects. Yet, when they were first taken up by the artist, Andre’s early materials, speaking of bricks, plates, and timbers (many originally scavenged) were largely unassimilated: unassembled, unpolished, and untreated in any significant way. Their constitution is rudimentary, and their identity possesses elements of both nature and culture (something heightened when the outdoor works are left to weather and age). This is how they lend themselves to actions — speaking of their role in Andre’s work — that are almost but not quite constructional. Otherwise, despite the constructive logic of the grid, the work, composed of unattached or unadhered parts that lie low or (in the case of the timbers) sometimes stack, is never far from being undone, which guarantees a close proximity to disorder. Andre’s work lives at an intersection of materialism and space that is culturally elemental: it represents neither a social “production of space” (citing terms from Henri Lefebvre 26) nor a strict phenomenology of encounter per se, but a summoned space established by an intensification of the constitution of a medium that is manufactured, but only minimally so — o r (again, with respect to the timber works) of construction that is minimally formed. Reference to a passage in Virgil’s Aeneid helps make this point. It is the description of the advance of a warship through a body of water that lies in a wood: “Over the waters glides the well-pitched pine […] They with their rowing give night and day no rest, pass the long bends, are shaded with diverse trees, and cleave the green woods on their calm surface.” To borrow from Andre’s terms, the vessel can be said to perform a cut: in moving through the water it appears to part the surrounding wood, which is reflected on the water’s otherwise flat surface. In Virgil’s original, the final phrase reads, “viridisque secant placido aequore silvas.” 27 The term secant is literally operative: it cuts between the two images — those of the trees and the water’s surface. Secant is a word Andre selected for the title of a work of 1977, which took the form of a 300-foot line of square-cut fir timbers laid across the hilly terrain of a park in Roslyn, New York.28 The title’s relation to Virgil is coincidental, but useful. Virgil characterizes the ship’s passage — the effect of the ship, an exposed construction of wooden planks, moving through the landscape — a s being at once material and perceptual. The space of the world serves as a compound medium. Minimal action through or against it is a function of seeing and substance. That is, as conjured by the poet, the image of the landscape contains a second image, that of the reflected trees; in that the second image occurs on or within the water’s surface — w hich, as substance and reflection, is cut — it is, in the reader’s imagination, both seen and felt. The device (the ship) is a construction — a fabricated object; yet, even as its motion through space produces complex perceptual consequences, it activates a relation of substance to substance that is elemental. Citing Virgil is not intended to ascribe archaism to Andre’s work, although some of his other titles, such as Pyre and Herm, demonstrate an archaic impulse (which, as I have tried to show, had its uses with regard to the rudimentary materials and basic building principles employed to make the work). 29 The passage from the Aenied both describes and, through sentence structure, accomplishes, an operation. Returning to Andre’s first full floor-bound installation, we might want to consider whether or not the realizó la radical extensión de su obra – y las múltiples alusiones tanto al paisaje como a las prácticas de construcción, Andre intenta poner en juego el espacio del mundo. ¿Sus términos hacen resaltar el origen industrial de su medio? Cuando Andre habla explícitamente acerca de la importancia de la industria, se refiere preferentemente al ferrocarril, respecto a la configuración aditiva de las partes en su obra y su densa materialidad. Nos dice que su experiencia como guardagujas fue formativa, 23 y este hecho lo citan con frecuencia quienes hablan sobre el desarrollo de su obra. Pero el trabajo que desempeñó en el ferrocarril a principios de los sesentas no había cambiado en realidad desde los orígenes del ferrocarril, o sea que el industrialismo de Andre es elemental. Asimismo, el ferrocarril implica un espacio plano y lateral dentro de la naturaleza, específicamente, en términos del “corte”, un canal que escinde y abre camino por un terreno inhóspito para la construcción de las vías. Estos elementos recuerdan la oposición en Estados Unidos, durante el siglo diecinueve, a la industrialización a expensas del bucolismo o la tierra de la Arcadia. 24 Sin embargo, no es lícito suponer que la industria en sí es privilegiada temáticamente, en pro o en contra, por Andre (aunque tal vez constituye un tema válido de interpretación 25). Ciertamente, los medios empleados por Andre, y los términos a los que recurre para describir el lugar de su obra dentro del mundo físico, no guardan relación alguna con la manufactura industrial y la cultura del consumismo, que asociamos en parte con sus contemporáneos “minimalistas”, Dan Flavin y Donald Judd (los focos fluorescentes de Flavin, por ejemplo, y el aluminio y el plexiglás de Judd). Los elementos de la obra de Andre tenía que provenir de alguna parte, y, en el caso de las placas de metal, la fuente es la industria; las placas son objetos manufacturados. No obstante, los primeros objetos manejados por Andre – ladrillos, placas y madera (muchos de ellos encontrados o recogidos) – eran en su mayoría materia prima, sin pulir, sin tratar, sin ensamblar. Su constitución es rudimentaria, y su identidad presenta elementos tanto de la naturaleza como de la cultura (lo que se subraya cuando las obras se colocan en exteriores y quedan expuestos por mucho tiempo a la intemperie). De esta manera es como se prestan a acciones que, refiriéndose al papel que juegan en la obra de Andre – son casi, pero no totalmente, construccionales. De otra manera, a pesar de la lógica constructiva de la cuadrícula, la obra, compuesta de partes no adheridas unas a otras, partes que se extienden por el piso o (en el caso de los maderos) 16 se apilan, nunca está a salvo de ser deshecha, y esto asegura su proximidad al desorden. La obra de Andre vive en un cruce del materialismo y un espacio culturalmente elemental: no representa ni una “producción de espacio” social (citando los términos de Henri Lefebvre 26 ) ni una fenomenología estricta del encuentro per se, sino un espacio convocado, establecido por una intensificación de la constitución de un medio que está manufactura, pero sólo mínimamente, o (de nuevo, con respecto a las obras de madera) de una construcción que está formada mínimamente. Una referencia a un pasaje de la Eneida de Virgilio ayudará a esclarecer este punto. Se trata de la descripción del avance de un barco de guerra por unas aguas rodeadas por una selva: “por los vados se desliza la untosa madera […] Ellos fatigan el día y la noche con sus remos y superan largos meandros cubiertos de variados árboles, y por la plácida llanura cortan las verdes selvas.” Recurriendo a un término manejado por Andre, podríamos decir que el barco hace un corte: al avanzar, da la impresión de estar partiendo los árboles circundantes, reflejados en la superficie del agua. El texto latino de Virgilio es: “viridisque secant placido aequore silvas.” 27 El término secant es literalmente operativo: hace un corte entre las dos imágenes, la de los árboles y la de la superficie del agua. Secante es una palabra que Andre escoge como título de una obra suya de 1977, consistente en una fila de 300 pies de largo, de maderos de abeto cortados, que se extendían por el terreno desigual de un parque en Roslyn, New York. 28 La relación entre el título y los versos citados de Virgilio es fortuita, pero informativa. Virgilio caracteriza el movimiento del barco – el efecto que produce la nave, una construcción de maderos expuestos, mientras avanza por el paisaje – como un fenómeno material y al mismo tiempo perceptual. El espacio del mundo sirve como un medio compuesto. Una acción mínima observada a su través o yuxtapuesta a él es una función de la vista y la sustancia. Es decir, la imagen del paisaje, tal como la proyecta el poeta, contiene una segunda imagen, la de los árboles reflejados. Esta segunda imagen, que ocurre en la superficie del agua – a la cual, como sustancia y como reflejo, se la practica un corte – es percibida por el lector, en su imaginación, como algo visto y también sentido. El mecanismo (la nave) es una construcción, un objeto fabricado, pero a la vez que su desplazamiento por el espacio trae consecuencias perceptuales complejas, activa también una relación entre sustancia y sustancia que es elemental. Jeffrey Weiss — Los términos de Andre word “equivalent,” in this regard, is strategic. 30 We recall that Stielglitz did not use it to describe a system of permuting form (one cloud equivalent to — b ut not the same as — a nother), but to identify the cloud as an analogue for states of psyche. But “equivalent” does not just connote an analogical relationship — an “equivalence” between, say, clouds and psychic states or among objects within a series. “Equivalent” means analogue; it is a kind of metaphor or trope. As such, it identifies the sculpture itself as a device of this kind. And in that regard it virtually connotes a chief motivating device for Andre’s entire project as I am trying to describe it, representing as it does a class of entities — of words and things — engaged in reciprocity or exchange. No citamos a Virgilio para atribuir a la 3David Bourdon, “A Redefinition of Sculp- Este ensayo es una versión expandida de una re- obra de Andre cierto arcaísmo, aunque ture,” in Carl Andre: Sculpture 1959–1977 seña de una exhibición que apareció por primera algunos de sus otros títulos, como Pyre (New York: Jaap Reitman, 1978): 28–29; vez en Artforum en febrero de 2011, 216-17. Mi y Herm, sugieren un impulso hacia lo verified by the artist in James Meyer, Mini- agradecimiento a Artforum y a Don MacMahon, arcaico (que, como he intentado demos- malism: Art and Polemics in the Sixties (Lon- el editor del manuscrito original. trar, tenía sus usos con respecto a los don and New Haven: Yale University Press, materiales rudimentarios y principios 2001): 189. Jeffrey Weiss es Curador de la Colección Panza básicos de construcción empleados 4See Sarah Greenough,”The Key Set,” del Museo Solomon R. Guggenheim, Nueva York. para crear la obra.) 29 El pasaje citado in Greenough, Alfred Stieglitz: The Key de la Eneida tanto describe como reali- Set. The Alfred Stielgitz Collection of Photo- n o tas za (mediante la sintaxis) una operación. graphs, vol. I (Washington: National Gallery 1 Regresando a la primera instalación de of Art, and New York: Harry Abrams, 2002): vez en un ensayo de David Bourdon, quien Andre realizada enteramente como XLIII. Rosalind Krauss observes an “extraor- cita o perifrasea las propias palabras del obra de piso, tal vez nos podemos pre- dinary sense of disorientation” in Stieglitz’s artista. Véase David Bourdon, “The Razed guntar si la palabra “equivalente”, en cropped images of clouds, with reference Sites of Carl Andre: A Sculptor Laid Low by este sentido, es o no es estratégica. 30 to the absence of landscape; this, in turn, the Brancusi Syndrome,” Artforum (octubre Recordemos que Stieglitz no la utilizó amplifies the degree to which they consti- de 1966); reimpreso en Paula Feldman, Alis- Estas referencias aparecen por primera tair Rider, y Karsten Schubert eds., About Carl Andre: Critical Texts Since 1965 (London: Ridinghouse, 2006): 24-28. En este ensayo se dice que una excursión en canoa en un lago en Nueva Hampshire en 1965 le sugirió la idea a Andre de que la escultura debía ser tion review that first appeared in Artforum in “tan plana y a nivel como el agua”. También February 2011, 216 –17. My thanks to Artforum se incluye una cita de Andre: “mi pieza ideal and to Don MacMahon, the editor of the origi- de escultura es un camino”. Bourdon obser- nal manuscript. va: “Él piensa en caminos que se caminan o se Alfred Stie g litz , E q u iva l e nt , 19 31. T h e Alfr e d Stie g l itz C o lle ct io n, gift o f G e or g ia O ’ K e e ffe , 19 4 9 ; T h e P h il ip s C o lle ct io n, Wa s h ing t o n , D .C . This essay is an expanded version of an exhibi- Jeffrey Weiss is the Panza Collection curator at the Solomon R. Guggenheim Museum, New York, and Adjunct Professor at the Institute of Fine Arts, New York. NO T ES 1 These references first appear in an essay by David Bourdon, who quotes or paraphrases the artist’s own words. See David Bourdon, “The Razed Sites of Carl Andre: A Sculptor Laid Low by the Brancusi Syndrome,” Artforum (October 1966); reprinted in Paula Feldman, Alistair Rider, and Karsten Schubert eds., About Carl Andre: Critical Texts Since 1965 (London: Ridinghouse, 2006): 24–28. In that essay a canoeing excursion on a lake in New Hampshire in miran paseando, y no como la distancia más corta entre dos puntos rápidamente atravesados por un automóvil (Andre no maneja).” 2 Respecto a la escultura como “lugar”, véase Phyllis Tuchman, “An Inter view with Carl Andre,” Artforum (junio de 1970): 55: “Uso el lugar en un tipo de aforismo que parece que me funciona, para cambiar de forma en escultura a estructura en escultura, a lo que acabé por denominar lugar en escultura.” Yo entiendo estas y otras figuras a través de las cuales Andre caracteriza la disposición física de su obra como mecanismos o construcciones, sin importar, por ejemplo, si la experiencia del lago de Nueva Hampshire fue genuinamente reveladora (versus funcionar como una confirmación, o hasta como un recuerdo que se recapturó para ser vir como 1965 is said to have induced the idea of una clase de explicación cómoda). sculpture that is “as level as water.” Andre 3 is also quoted as saying, “my ideal piece ture,” en Carl Andre: Sculpture 1959-1977 David Bourdon, “A Redefinition of Sculp- of sculpture is a road.” Bourdon observes: para describir un sistema de forma tute stark examples of the photographic cut, Nueva York: Jaap Reitman, 1978): 28-29; “He thinks of roads that are leisurely walked permutante (una nube equivalente a, whereby the cloud is an image “punched […] verificado por el artista en James Meyer, upon or looked at, not as the shortest dis- pero no lo mismo que, otra), sino para out of the continuous fabric of the sky.” See Minimalism: Art and Polemics in the Sixties tance between two points quickly traversed señalar la analogía entre una nube y Krauss, “Stieglitz/Equivalents,” October (Londres y New Haven: Yale University Press, by automobile (he does not drive).” un estado síquico. Pero “equivalente” (Winter 1979): 134–35, 140. 2001): 189. 2 Regarding sculpture as “place,” see no se limita a sugerir una relación ana- 5In that sculpture could not impose a 4 Phyllis Tuchman, “An Interview with Carl An- lógica, una “equivalencia” entre, diga- single, preferred vantage on the beholder in Greenough, Alfred Stieglitz: The Key Set. Véase Sarah Greenough,”The Key Set,” dre,” Artforum (June 1970): 55: “I use place mos, nubes y estados síquicos o entre (who is free to walk around it), Baudelaire The Alfred Stielgitz Collection of Photogra- in a kind of aphorism that seems to work for objetos dentro de un serie. “Equivalen- opposed sculpture to painting, and sculpture phs, vol. i (Washington: National Galler y of me about shifting from form in sculpture to te” significa análogo; de hecho es una as boring or tiresome (ennuyeuse) in his noto- Art, y New York: Harr y Abrams, 2002): XLiii. structure in sculpture to what I wound up with especie de metáfora o tropo. Como tal, rious review of the Paris Salon of 1849, a key Rosalind Krauss obser va ”un extraordinario as place in sculpture.” I take these and other identifica la escultura misma como un text in the modern critical characterization sentido de desorientación” en las imágenes figures through which Andre characterizes mecanismo de este tipo. Y desde este of the sculptural object. See Charles Baude- cortadas de las nubes de Stieglitz, con refe- the physical disposition of his work to be de- punto de vista, connota virtualmente laire, “Pourquoi la sculpture est ennuyeuse,” rencia a la ausencia del paisaje; esto, a su vices or constructions, regardless of whether uno de los principales mecanismos del reprinted in Baudelaire, Curiosités Esthé- vez, amplifica la medida en que constituyen or not, for example, the experience of the proyecto entero de Andre según estoy tiques (Paris: Louis Conard, 1923) 187–88. ejemplos del corte fotográfico, mediante el New Hampshire lake was genuinely revela- tratando de describirlo, ya que repre- 6 This aspect of the work has been dis- cual la nube es una imagen “perforada y tory (versus functioning as a confirmation, or senta una clase de entidades – palabras cussed in Jeffrey Inaba, “Carl Andre’s Same sacada de la tela continua del cielo”. Véase even as a memory that was retrieved to serve y cosas – entregadas a la reciprocidad Old Stuff,” Assemblage 39 (1999): 46, Krauss, “Stieglitz/Equivalents,” October (in- as a kind of convenient explanation). o al intercambio. where the relation of Andre’s work to the vierno de 1979): 134-35, 140. 17 Jeffrey Weiss — Los términos de Andre full space of the floor is given extended con- 5 Ya que la escultura no puede imponer ate” natural phenomena — s uch as clouds 13 Para Andre sobre “King Philip’s War,” sideration. Inaba notes that the first plan for una única perspectiva sobre el obser vador and stones — is an ancient category of esthet- ver Andre y Frampton, 12 Dialogues, 76-79. Equivalents had the group arranged within (quien queda libre para rodearla), Baudelaire ic form in Asia and the West. For an impor- 14 Kenner, “Art in a Closed Field,” 613. a rectilinear perimeter; “the final scheme, oponía la escultura a la pintura, viendo aqué- tant study of the cloud as an anti-perspectival 15 Véase Daniell Cornell, Alfred Stieglitz with its irregular boundary and evenly di- lla como aburrida (ennuyeuse) en su famosa image in this regard, see Hubert Damisch, and the Equivalent (exh. cat. Yale University mensioned open areas, blurred the limits reseña del Salón de París de 1849, un texto A Theory of /Cloud/: Toward a History of Art Gallery, 1999): 4-14. between the series and its surroundings,” clave para la caracterización moderna del Painting (Stanford: Stanford University Press, 16 Este es un tema muy amplio. Para una making Equivalents the first work by Andre in objeto escultural. Véase Charles Baudelaire, 2002). The book was originally published vista panorámica, consulte H.W. Janson, which the sculptural elements and the space “Pourquoi la sculpture est ennuyeuse,” reim- (in French) in 1972. “Chance Images,” en Philip P. Wiener ed., around them on all sides was integral to the preso en Baudelaire, Curiosités Esthétiques 17 Mel Bochner, “Serial Art Systems: So- Dictionary of the History of Ideas, vol. I (Nue- work’s form. (Paris: Louis Conard, 1923) 187-88. lipsism,” Arts Magazine (Summer 1967); va York: Scribner’s, 1973): 340-53. La ima- 7Carl Andre and Hollis Frampton, 12 6 Este aspecto de la obra ha sido discuti- reprinted in Bochner, Solar Systems and Rest gen fortuita, motivada tradicionalmente por Dialogues 1962 –1963 (Nova Scotia: The da en Jeffrey Inaba, “Carl Andre’s Same Old Rooms: Writings and Interviews, 1965– los fenómenos naturales apenas incipientes Press of the Nova Scotia College of Art and Stuff,” Assemblage 39 (1999): 46, donde la 2007, 40. – como nubes y piedras – es una categoría an- Design, 1980): 65. Frampton probably used relación de la obra de Andre al espacio ente- 18Such a principle is related to what Inaba ciana de la forma estética en Asia y Occidente. the cut to describe the cropping operation ro del piso se analiza en detalle. Inaba hace refers to as the “substitution of parts,” ac- Un estudio importante de la nube como ima- intrinsic to photographic vision — to the ver que en el primer plan para Equivalents cording to which “parts are presumed to gen antiperspectival es el de Hubert Damisch, camera as frame (although it might also be aparecía el grupo dispuesto dentro de un pe- be replaceable and nonhierarchical” and A Theor y of /Cloud/: Toward a Histor y of imagined, in sculptural terms, as a projec- rímetro rectangular: “el esquema final, con su therefore “assembled and disassembled with Painting (Stanford: Stanford University Press, tion into or through deep space). Krauss has contorno irregular y áreas de espacio abierto ease.” See Inaba, “Carl Andre’s Same Old 2002). El libro fue publicado originalmente en observed that, in this regard, the Stieglitz del mismo tamaño, atenúa la distinción entre Stuff,” 48–49. francés en 1972. Equivalents photographs are stark examples la serie y el espacio circundante”, con lo que 19I am drawing my application of the 17 Mel Bochner, “Serial Art Systems: Solip- of the photographic cut. See Krauss, “Stieg- Equivalents se convirtió en la primera obra de form of the cloud from Damisch (who is, in sism,”ArtsMagazine(Summer1967);reimpre- litz/Equivalents,” 134. Andre en que los elementos esculturales y el turn, extrapolating from Jacob Burckhardt’s so en Bochner, Solar Systems and Rest Rooms: 8In this way the work converts a limita- espacio alrededor de ellos por todos los lados Der Cicerone), for whom it functions — i n Writings and Interviews, 1965-2007, 40. tion of conventional sculpture (according to era un aspecto integral de la forma de la obra. ceiling decoration by Correggio, among 18 Tal principio se relaciona con lo que In- Baudelaire) into a capacity for openness. 7 Carl Andre y Hollis Frampton, 12 Dialo- other places — as image, theme, and spatial aba denomina “sustitución de partes”, según 9Andre’s work may be said to implicate gues 1962-1963 (Nova Scotia: The Press of and material device. As such it “contradicts lo cual “se presume que las partes son rempla- a figure-ground relationship in its percep- the Nova Scotia College of Art and Design, the very idea of outline and delineation and zables y no jerárquicas” y por lo tanto “mon- tual opposition of form and field (the pla- 1980): 65. Frampton probablemente usó el through its relative insubstantiality constitutes tadas y desmontadas con facilidad.” Véase narity or linearity of the grid or row against corte para describir la operación intrínseca a a negation of the solidity, permanence, and Inaba, “Carl Andre’s Same Old Stuff,” 48-49. the floor as ground). Yet, in that it spreads la visión fotográfica – a la cámara como mar- identity that define shape, in the classic sense 19 Dependo, para mi aplicación de la forma across real space and invites — but does not co (aunque podríamos imaginar, en términos of the term […].” (Damisch, A Theory of / de la nube, de Damisch (quien, a su vez, en- control — mobility of vantage, it tempers our esculturales, como una proyección dentro Cloud/, 15.) My point is that Andre’s choice cuentra su modelo en Der Cicerone, de Jacob impression of sculpture as image. o a través del espacio profundo). Krauss ha of the Stieglitz cloud as a referent for his first, Burckhardt), para quien funciona – en deco- 10 For a recent treatment of the relevance of obser vado que, en este respecto, las fotogra- room-filling installation of floor-bound work raciones de techo de Correggio, entre otros the poems to Andre’s other work, see James fías de Stieglitz de Equivalents son ejemplos is striking. With respect to Stieglitz’s Equiva- lugares – como imagen, tema y mecanismo Meyer, “Carl Andre, Writer,” in Meyer ed., impresionantes del corte fotográfico. Véase lents, Krauss notes “a sense not merely of espacial y material. Como tal, “contradice la Cuts: Carl Andre Texts, 1959–2004 (Cam- Krauss, “Stieglitz/Equivalents,” 134. found or fortuitous composition, the luck of idea de perfil y delineación, y por su calidad bridge Mass. and London: MIT Press, 2005): 8 En esta forma la obra convierte una limi- some accidental arrangement,” but “of the de relativa insustancialidad, constituye una 1–25. tación de escultura convencional (de acuerdo object’s resistance to internal arrangement, negación de la solidez, la permanencia y la 11Hugh Kenner, “Art in a Closed Field,” con Baudelaire) en capacidad para la apertu- a positing of the irrelevance of composi- identidad que definen la forma, en el senti- Virginia Quarterly Review (Autumn 1962): ra. tion.” (Krauss, “Stiegltiz/Equivalents,” 134.) do clásico de la palabra […].” (Damisch, A 597–613. For Andre’s citation of Kenner, see 9 Puede decirse que la obra de Andre im- Given that the cloud as image/form occupies Theory of /Cloud/, 15.) Insisto, pues, en que his letter to Reno Odlin in Meyer ed., Cuts, plica una relación de figura sobre el piso en su a specific position in the history of pictorial la decisión de Andre de optar por la nube de 203. oposición de percepción de forma y campo (la representation, its prominent appearance at Stieglitz como referente para su primera ins- 12 For a full discussion of Constructivism condición de plana o lineal de la cuadrícula o this moment of extreme rupture from key con- talación de piso que llena toda una sala es as a model for Andre (and Frank Stella), see la fila contra el piso como suelo). Sin embar- ventions of the medium of sculpture identifies realmente notable. Con respecto a los Equiva- Maria Gough, “Frank Stella is a Constructiv- go, ya que se extiende a través del espacio certain new elements — s uch as preformed lents de Stieglitz, Krauss percibe “un sentido ist,” October (Winter 2007): 94–120. real e invita – pero no controla – la perspectiva “particles” and the structure of the grid — as no sólo de composición encontrada o fortuita, 13 For Andre on “King Philip’s War,” see móvil, templa nuestra impresión de la escultu- meaningfully ambivalent: they hold the ca- resultado azaroso de un arreglo accidental”, Andre and Frampton, 12 Dialogues, 76–79. ra como imagen. pacity for both coalescence and dissolution. sino de “la resistencia del objeto a un arreglo 14 Kenner, “Art in a Closed Field,” 613. 10 Para un tratado reciente de la relevan- This double capacity can be signified by the interno, una postulación de la irrelevancia de 15See Daniell Cornell, Alfred Stieglitz cia de los poemas con otras obras de Andre, term “formation,” which recalls Damisch’s la composición.” (Krauss, “Steigltiz/Equiva- and the Equivalent (exh. cat. Yale University véase James Meyer, “Carl Andre, Writer,” characterization of the cloud as a figure of lents,” 134.) Ya que la nube como imagen/ Art Gallery, 1999): 4–14. Nonetheless, as in Meyer ed., Cuts: Carl Andre Texts, 1959- movement, an image “in the process of de- forma ocupa una posición específica dentro Greeno ugh tells us, Stieglitz did treat the 2004 (Cambridge Mass.y Londres: MIT Press, formation” (18 –19) or, conversely, of “matter de la historia de la representación pictórica, cloud studies as a permutable exercise in 2005): 1-25. aspiring to form” (35). su aparición en este momento de ruptura that he exhibited them in various sequences 11 Hugh Kenner, “Art in a Closed Field,” 20 Forming describes what Andre later said extrema con las tradiciones clave del medio and groups, reshuffling combinations and Virginia Quarterly Review (otoño de 1962): he drew from Frank Stella’s work of 1959–60 de la escultura identifica ciertos elementos changing the order in which they were ar- 597-613. Para la cita que hace Andre de Ken- (the impact of which, at the time, was “slow nuevos – como “partículas” preformadas y ranged. Greenough, “The Key Set,” XLIII. ner, ver su carta a Reno Odlin en Meyer ed., and inexorable”): “it was not basically the la estructura de la cuadrícula – como signifi- 16 This is a vast topic. For an overview, see Cuts, 203. appearance of Stella’s paintings that influ- cativamente ambivalentes, con la capacidad H.W. Janson, “Chance Images,” in Philip 12 Para una discusión completa sobre Cons- enced my sculpture but his practice. […] de combinar y disolver. Esta doble capacidad P. Wiener ed., Dictionary of the History of tructivismo como modelo de Andre (y Frank [Stella] neutraliz[ed] gesture by using uni- puede expresarse mediante el término “for- Ideas, vol. I (New York: Scribner’s, 1973): Stella), ver Maria Gough, “Frank Stella Is a form brush strokes that trace a metrical pat- mación”, el cual recuerda la caracterización 340–53. The chance image, conventionally Constructivist,” October (invierno de 2007): tern over the whole canvas. By increments of de Damish de la nube como una figura del motivated by the contemplation of “incho- 94-120. identical gestures the ground of the canvas movimiento, una imagen “en proceso de 18 Jeffrey Weiss — Andre’s Terms was transformed into the field of painting.” deformación” (18-19) o, a la inversa, de “la Art Worker’s Coalition in 1969 as well as his por Leo Marx; véase Marx, The Machine in the Emphasis is placed on the work’s process, materia que aspira a ser forma” (35). personal cultivation of a worker’s identity. Garden: Technology and the Pastoral Ideal in not its image (nor even its structure per se). 20 Formar describe lo que Andre dijo más There is no question that, as Bryan-Wilson America (publicado en 1964), que es tal vez See Andre, “Reflections on BLAM! (1984), in adelante que había derivado de la obra de has now mapped, these factors are relevant pertinente históricamente al dualismo de in- Meyer ed., Cuts, 271. Frank Stella de 1959-60 (el impacto de la cual, to the character of the work, perhaps even its dustria y paisaje en la obra de Andre. 21Alex Potts makes a distinction between a la sazón, le parecía “lenta e inexorable”): formation; the question for me is only the de- 25 Véase Julia Brown Wilson, Art Wor- true bare-handed touch and the experience “no era esencialmente la apariencia de las gree to which this should take priority in our kers: Radical Practice in the Vietnam War of standing or walking across a work by An- pinturas de Stella lo que influía en mi escul- grasp of the work’s conceptual and material Era (Berkeley: University of California Press, dre, one which I am obviously bracketing tura, sino su práctica, […] [Stella] neutralizó logic. The industrial identity of Andre’s mate- 2011). La identidad industrial de los mate- here. See Potts, “Paradoxes of the Sculp- el gesto usando pinceladas uniformes que rials is also addressed in Potts, “Paradoxes riales de Andre también la comenta Potts tural,” in Ian Cole ed., Carl Andre and the producen un patrón métrico en todo el lienzo. of the Sculptural,” 64–65. Potts acknowl- en su “Paradoxes of the Sculptural,” 64-65. Sculptural Imagination, vol. 2 of Museum of Mediante incrementos de gestos idénticos, edges the historicity of the materials, but Potts reconoce asimismo la historicidad de Modern Art Papers (Museum of Modern Art, la superficie del lienzo se transformaba en observes our changing relation to them over los materiales, pero señala que nuestra re- Oxford, 1996): 59. el campo de la pintura.” Se hace hincapié time. A response to medium in Andre’s work lación con ellos cambia con el tiempo. Una 22 The only other form — apart from the grid en el proceso de la obra, no en su imagen (ni as hard, gritty, and elemental, he notes, must respuesta a la obra de Andre según la cual los or row and the “scatter piece” — that Andre siquiera su estructura per se). Véase Andre, be replaced — in the era of postmodernity — materiales son duros, toscos y elementales, introduced into his work during the period “Reflections on BLAM! (1984), en Meyer ed., by more elusive, “improbable and contrary agrega, debe ser remplazada – en la época of the gridded arrangement of bricks and Cuts, 271. fantasies” pertaining, for example, to “sen- de lo postmoderno – por “fantasías impro- plates is the coil: long ribbons of zinc or cop- 21 Alex Potts distingue entre el toque con suous gloss,” to bodily associations, or to bables y contrarias”, más elusivas, relativas, per that unspools across the floor. Like the la mano desnuda y la experiencia de pararse the “unheimlich atmosphere of the interior.” por ejemplo, a una “patina sensual”, a las grid, with its unattached particles, the coil (in o caminar por encima de una obra de Andre, He cautions us not “to promote [the work] asociaciones corporales, o a la “atmósfera de Andre’s application of it, as a tensile ribbon) una distinción que estoy subrayando aquí. as embodying some authentic, solid feeling unheimlich del interior.” Nos advierte que no is an entity that forms, un-forms, and re-forms Véase Potts, “Paradoxes of the Sculptural,” for things with which we are beginning to hay que “promover [la obra] como si encar- itself according to the simplest possible op- en Ian Cole ed., Carl Andre and the Sculptu- lose touch.” I would resist wholly abandon- nara alguna sensación auténtica y sólida de erations. ral Imagination, vol. 2 de Museum of Modern ing that sensation, however, for it is closer to las cosas con las cuales comenzamos a perder 23See Andre’s interview of 1972 with Paul Art Papers (Museum of Modern Art, Oxford, true of Andre’s work than that of many other el contacto.” Yo me resistiría del todo a aban- Cummings for the Archives of American Art: 1996): 59. artists, and acknowledging this enables us donar esa sensación, sin embargo, porque “It was a matter of shunting cars around to 22 La única otra forma – aparte de la cua- to examine terms that complicate rather than es más aplicable a la obra de Andre que a la sidings of industries and making up trains drícula o fila y la “scatter piece” – que Andre replace it. de otros artistas, y al reconocer esto estamos and, as trains would come in, breaking them introdujo en su obra durante el periodo de la 26Henri Lefebvre, The Production of Space, en condiciones de examinar términos que la down, classifying them: the operation of disposición en cuadrícula de ladrillos y placas Donald Nicholson-Smith trans., (Malden, complican en lugar de remplazarla. making up and breaking down. Drilling, it’s es el rollo en espiral: largas cintas de cinc o MA: Blackwell Publishing, 1991). The book 26 Henri Lefebvre, The Production of Space, called. Drilling strings of cars. It’s very much cobre que se desenrollan a lo largo del piso. was originally published in 1974. Donald Nicholson-Smith trans., (Malden, MA: like my work: taking identical units, or close Al igual que la cuadrícula, con sus partículas 27Virgil, Aenied, book VIII, line 96. For the Blackwell Publishing, 1991). El libro se publi- to identical units, and shifting them around.” no adheridas entre sí, el rollo (como lo maneja Latin original and this English translation, có originalmente en 1974. See also Hollis’s Frampton’s biography of Andre) es una entidad que se forma, de-forma see Virgil, Aenied, trans. H.R. Fairclough 27 Virgilio, La Eneida, Libro VIII, verso 96. Andre, in a letter of 1969 which was used y re-forma según las operaciones más senci- (Cambridge, Mass. and London, England: Traducción al inglés de H.R. Fairclough (Cam- as the introduction to Andre’s exhibition that llas posibles. The Loeb Classical Library, 2000): 66–67. bridge, Mass. y Londres: The Loeb Classical year in The Hague; reprinted in On the Cam- 23 Véase la entrevista de Andre con Paul 28In modern usage, a secant is a straight Library, 2000): 66-67. era Arts and Consecutive Matters: The Writ- Cummings (1972) para Archives of American line that intersects a curve at two or more 28 En el lenguaje moderno, la secante es ings of Hollis Frampton (Cambridge, Mass. Art: “Se trataba de cambiar de vía a los vago- points; it is derived from the Latin secare, “to una línea que corta una cur va en dos o más and London: The MIT Press, 2009): 282. nes, colocarlos en apartaderos de industrias y cut.” puntos (derivado del latín secare, “cortar”). “The baldest guesswork,” Frampton writes, juntarlos para formar trenes y, mientras éstos 29Andre has had continuing recourse 29 Andre ha manejado títulos de este tipo a “would suggest that his earlier intimations llegaban, clasificarlos, separarlos en trenes to titles of this kind throughout his career, lo largo de su carrera, aunque la mayoría de of modular and isometric structures found más cortos. Esta operación de juntar y separar although most of his titles — archaic or sus títulos, arcaicos o no, son estructurales (y abundant example among the boxcars and se llama parchar. Mi obra se parece mucho a not — a re structural (only occasionally his- sólo ocasionalmente históricos o mitológicos crossties of New Jersey.” We have already esto: toma unidades idénticas o casi idénticas torical or mythological per se), and they are per se), y se atribuyen por la mayor parte a sus encountered Andre’s recourse to the railroad y las acomoda.” Véase también la biografía largely ascribed to his work in wood. obras en madera. with respect to “King Philip’s War.” Like ref- que Hollis Frampton publicó de Andre, una 30 This has been done by David Batchelor, 30 Esto ha sido logrado por David Batchelor, erences to the lake and the road, it is as much carta fechada 1969 que se utilizó como intro- who does not, however, account for the prec- quien no explica, sin embargo, el precedente a rhetorical expedient as it is a motivating ducción a la exhibición de Andre en ese año edent of Stieglitz. Our conclusions therefore de Stieglitz. Nuestras conclusiones, por ende, factor in the work. en La Haya; reimpresión en On the Camera differ. But Batchelor posits an “equivalence” difieren. Pero Batchelor postula una “equiva- 24A theme of nineteenth-century American Arts and Consecutive Matters: The Writings among mediums in Andre’s work: “in refer- lencia” entre los medios en la obra de Andre: literature (and American “psyche”) that was of Hollis Frampton (Cambridge, Mass. y Lon- ring to all the various material employed “al referirse a todos los diferentes materiales examined during the 1960s by Leo Marx; dres: The MIT Press, 2009): 282. “Podríamos in his work as ‘matter,’ rather than as, say, que emplea como ‘materia’ en lugar de, di- see Marx, The Machine in the Garden: Tech- aventurar la hipótesis,” escribe Frampton, ‘bricks’ or beams,’ Andre both proposes a gamos, ‘ladrillos’ o ‘vigas’, Andre propone nology and the Pastoral Ideal in America “de que sus primeras alusiones a estructuras way of resisting the tendency to see those una forma de resistir la tendencia a ver esos (published in 1964), which is perhaps his- modulares e isométricas se ejemplifican am- materials primarily through their use value, materiales primordialmente por su valor de torically relevant to the dualism of industry pliamente entre los vagones y durmientes de and suggests the possibility of seeing them in uso y sugiere, al mismo tiempo, la posibilidad and landscape in Andre’s work. Nueva Jersey.” Ya hemos comprobado que some other more expansive context.” Andre de verlos en otro contexto más amplio.” Andre 25See Julia Bryan Wilson, Art Workers: Andre recurre al ferrocarril con respecto a is proposing that we “see all of his work in está proponiendo que debemos “ver toda su Radical Practice in the Vietnam War Era “King Phillip’s War.” Como las referencias al terms of the equivalence of all matter, irre- obra en términos de la equivalencia de toda (Berkeley: University of California Press, lago y el camino, se trata tanto de un mecanis- spective of obvious differences or obvious materia, sin importar las diferencias obvias o 2011). In her chapter on Andre, the author mo retórico como de un factor motivante en su similarities.” Batchelor, “Equivalence is a las semejanzas obvias.” Batchelor, “Equiva- addresses the artist’s work as having been obra. Strange Word,” in Ian Cole ed., Carl Andre lence Is a Strange Word,” en Ian Cole ed., Carl informed by the conditions of industry, 24 Un tema de la literatura norteamericana and the Sculptural Imagination, 20–21. Andre and the Sculptural Imagination, 20-21. something that Andre is claimed to have del siglo diecinueve (y la “psique” estadouni- motivated through his association with the dense) que fue examinado a partir de 1960 19 Las palabras de Carl Andre cada más o menos a la mitad del camino entre la oficina principal de la Fundación Chinati y el edificio de John Wesley, cerca del lado sur de la propiedad. 1 El edifi- Carl Andre’s installation of poems, entitled Words (1958–1972), is located roughly halfway between the Chinati Foundation’s front office and the John Wesley building near the southern end of the grounds. 1 The building, originally a barracks, is made of concrete and has ten windows on the east side and eleven windows on the west. Although there is a north and south entrance, one almost always enters through Donald Judd’s pivoting door at the north end and exits through the same. [fig. 1] The installation consists of two rows of symmetrical, fiberboard floor cases, sixteen total, arranged alphabetically (A-P) in a counter-clockwise motion. Since the opening of the installation in 1995, the space has held the same 270 pages, a portion of the 465 pages which constitute the artist’s gift to the Chinati Foundation. The installation also includes two laminated title sheets, which cio, originalmente un cuartel, está hecho de concreto y tiene 10 ventanas del lado este y 11 del oeste. Aunque hay entradas por el lado norte y sur, casi siempre se entra por la puerta giratoria de Donald Judd, al norte, y se sale por la misma. La instalación consiste en dos hileras simétricas de cajas sobre el piso hechas de un tipo de fibras de madera llamado fibra vulcanizada, las cuales forman un total de 16 y fueron diseñadas por Andre. Desde la apertura de la instalación en 1995, el espacio ha mantenido las mismas 270 páginas, las que constituyen una porción del total de 465 páginas y que fueron un obsequio del artista a la fundación Chinati. La instalación también incluye dos hojas laminadas que recogen los títulos y categorizan y fechan las obras individuales. Andre eligió la selección inicial y organizó la disposición de la presente instalación, en la inteligencia de que la Fundación Chinati podría agregar o eliminar obras a su discreción, siempre y cuando se si21 guieran ciertos protocolos, tales como estandarizar o igualar los espacios entre las páginas. Estas páginas tienen una relación permanente con su ubicación en los predios de Chinati, pero al mismo tiempo están sujetas a cambios. Comparados con la enorme maquinaria industrial requerida para fabricar una sola obra de Donald Judd de sus 100 Untitled Works in Mill-Aluminum, la mayoría de las obras que constituyen Words, de Carl Andre, fueron creadas con la máquina de escribir, una vez considerada revolucionaria, luego ubicua y ahora anticuada. Ciertas características de dicho aparato, las cuales son distintas de aquéllas del procesador de palabras moderno, permiten que exista una relación particular con la impresión y con el espacio en la página, y este hecho la aprovecha Andre en una sorprendente variedad de maneras. El interés de Andre en la forma, la figura y la relación de una parte con la totalidad, subyace las obras en Words. Con frecuencia se ha hecho referencia, pero raras veces se ha explorado el hecho de que esta breve lectura es un movimiento hacia un compromiso más profundo con estas significativas obras en su totalidad. La máquina de escribir, inventada a raíz Fig. 1: W or ds (1958–1972) , in stall atio n p ho tog ra ph , 19 95 . C h inat i F o u nd at io n. categorize and date the individual works. Andre made the initial selection and organized the layout of the present installation with the understanding that the Chinati Foundation could add or subtract works as they choose, providing that certain installation protocols are followed, such as standardizing or equalizing the spacing between pages. These pages have a permanent relationship to their location on Chinati’s grounds, but are also, simultaneously, subject to change. As compared with the large, industrial machinery required to fabricate a single work of Donald Judd’s 100 untitled works in mill aluminum, most of the works that constitute Carl Andre’s Words were created with the once revolutionary, then ubiquitous, and now outdated typewriter. Certain features of the typewriter, which are distinct from those of the modern word processor, allow for a particular relationship to printing and to the space of the page, which Andre has used to a surprising variety of purposes. Andre’s interest in form, shape, and a part’s relationship to its whole, undergirds the works in Words. This La instalación de poemas de Carl Andre titulada Words (1958–1972), está ubi- Caitlin Murray — typetypetypetypetypetypetype: Carl Andre’s W OR D S for a diverse array of shapes. In this regard, shape is Andre’s formal starting point. It is often with shape in mind that Andre then engages the unit of the word. The first work we encounter in Chinati’s installation, one hundred sonnets, I… flower (1963), disrupts traditional visual forms and uses the single word as a foundational, and in this instance solitary, unit of composition. The sonnet has undergone many it- de 1860, sufrió un temprano e importante cambio cuando Sholes y Glidden establecieron el sistema QWERTY poco después de 1870. Esta configuración de las letras, en un orden no alfabético, permitió un incremento en la eficacia y la exactitud. Cada tecla de la máquina de escribir tiene correlación con letras y caracteres específicos. La estructura no es lineal ni tampoco jerárquica; cada letra y cada carácter equivale a todos los demás. Además, el espacio en blanco en- obras individuales. Significativamente, es el tamaño de las palabras, más que su significado, lo que con frecuencia determina las formas para Andre. Anterior a esto, es la máquina de escribir la que determina las posibilidades de las figuras. Debemos recordar que la poesía fue primeramente una práctica oral y que fue solamente a través del desarrollo de la tecnología que el lenguaje pudo ser permanentemente inscrito sobre un plano visual. Consciente de esta tradición, Andre afirma, en 3 Vector Model: “para mí, la poesía ha sido más bien cuestión de escritura y de lectura y de impresión que cuestión de canto… si la poesía puede ser descrita como lenguaje delineado en un arte superfluo y anteriormente era lenguaje trazado en música, ahora creo que se trata del lenguaje delineado en algún aspecto de arte visual 2. En este contexto, Andre recuerda la atracción visual de la poesía que conoció de niño. Comparado con la prosa, la cual es en su mayor parte transcrita en bloques de texto rectangular del tamaño de una página, las formas tradicionales de poesía permiten formar muchísimas figuras diversas. En este sentido, la figura o la forma es el punto de partida formal de Andre. Con frecuencia, Andre maneja la unidad de la palabra teniendo en mente la forma. La primera obra que encontramos en la instalación de Chinati, one hundred son- Fig. 2: Fro m on e h un dr e d s o nn e t s , I … F l o w e r , 19 6 3 . work of Andre’s is often referenced, but rarely explored; this brief reading is a movement toward deeper engagement with this significant body of work. The typewriter, invented in the 1860s, underwent an early and important change when Sholes & Glidden established the Q W E R T Y system in the 1870s. This non-alphabetical arrangement allowed for increased accuracy and efficiency. Each key on the typewriter correlates to specific letters and characters. The structure is non-linear, non-hierarchical; each letter and character is equivalent to every other letter and character. Additionally, the blank space between characters is not negative space, but the consequence of physical activity by the maker in his or her interaction with the space, return, and tab keys. Both Judd’s 100 untitled works in mill aluminum and Andre’s Words bear the mark of the machines used to create them. As we shall see, Andre treats the individual words of the English language with equivalence, allowing him to employ additive and subtractive functions on chosen, decidedly traditional forms, including lyric, ode, biography and novel, etc. These processes allow him to isolate and reinvent the genres, while simultaneously drawing fresh attention to the individual words. The potential equivalence of words, which allows for subtractive and additive functions, are features of language, yet these features are not where Andre begins. Significantly, it is the length of the words, rather than meaning, which often determines the forms for Andre. Previous to this, it is the typewriter which determines the possibilities of the shapes. We must remember that poetry was first an oral practice and that it is only through the development of technology that language could be permanently inscribed on a visual plane. Keenly aware of this tradition, Andre states in 3 Vector Model, “for me poetry has largely been a matter of writing and of reading and of printing and not a matter of singing…if poetry can be described as language mapped on an extraneous art and formerly it was language mapped on music, I think now that it is language mapped on some aspect of visual arts.”2 In this context, Andre recalls the visual appeal of poetry he experienced as a child. As compared to prose, which is largely transcribed in page-size rectangular blocks of text, the traditional forms of poetry allow nets, I… flower (1963), – cien sonetos, Yo… flor, rompe formas visuales tradicionales y usa la palabra como unidad solitaria de cimentación y composición. El soneto ha sufrido muchas interacciones o repeticiones durante los últimos quinientos años; sin embargo, tradicionalmente, consiste en 14 líneas o versos con una estructura de rima variable. De hecho, el soneto de Dante no es el mismo que el de Shakespeare o el de Spenser y ciertamente difiere de los sonetos de verso libre de Ted Berrigan. Los one hundred sonnets de Andre siguen el esquema de catorce versos, pero hacen caso omiso a otras tendencias de la forma. erations during the past five hundred years, yet traditionally consists of fourteen lines with a variable rhyming structure. Indeed, the sonnet of Dante is not the same as the sonnet of Shakespeare or of Spenser and certainly differs from the free verse sonnets by Ted Berrigan. Andre’s one hundred sonnets follows the fourteen line structure, but disregards all other tendencies of the form. Andre created each sonnet in the shape of a rectangle, situated slightly above center on the page. Each sonnet consists of one word, repeated to fill the shape. For example, he begins with personal pronouns (I, you, tre caracteres no es un espacio negativo, sino que viene siendo la consecuencia de la actividad física por el “hacedor” en su interacción con las teclas de letra, espacio y el tabulador. Tanto las 100 Untitled Works in Mill-Aluminum de Judd como las Words de Andre llevan la marca del las máquinas utilizadas para crearlas. Como veremos, Andre maneja las palabras individuales del idioma inglés con equivalencia, permitiéndole emplear funciones que incrementan y disminuyen en ciertas formas, incluyendo la lírica, la oda, la novela biográfica, etc. Estos procedimientos le permiten aislar y reinventar los géneros, mientras simultáneamente atrae nueva atención a las 22 Andre creó cada soneto siguiendo la figura de un rectángulo, situado un poco más arriba del centro de la página. Cada soneto consiste en una palabra repetida para llenar o completar la figura. Por ejemplo, comienza con pronombres personales (I, you, he, she, it, we, they), pero luego comienza a nombrar características físicas (head, hair, face… cock… piss…), algunos colores (black, red, orange…), algunos números (zero, one, two… ten), algunos elementos (carbón, sulfur, copper…) y fenómenos naturales (sky, sun, moon… bird, sea… flower). El soneto de Andre es la palabra singular, el nombre o el pronombre repetidos. Esta obra consiste en 99 páginas de Caitlin Murray — typetypetypetypetypetypetype: Las palabras de Carl Andre exists within the line “ironironrion” and the word “bowel” within “elbowelbowelbow.” While the unit of each sonnet appears most clearly to be the word, the fixed-width spacing allows the reader to also see each individual letter clearly, suggesting that the unit of the work might be both the word and the smallest unit of the English language, the letter. one hundred sonnets, I…flower, suggests that the starting place of read- secuencias de una sola palabra en cuadrícula; sin embargo, como sabemos, el título es one hundred sonnets. A la instalación le falta un soneto o, con más probabilidad, Andre sugiere que el título mismo de la página constituye en sí un soneto. Andre desafía la forma tradicional del soneto dos veces, pidiéndole al lector que considere cómo una sola palabra repetida en una construcción de catorce líneas o versos puede ser un soneto, y además, cómo un título one caracteres, dependiendo en el número de letras de cada palabra. Por ejemplo, Andre principia con el pronombre “I” (yo) – refiriéndose a sí mismo, repetido horizontalmente 30 veces, mientras que unos sonetos más tarde, repite la palabra de 4 letras “head” (cabeza), siete veces para producir una línea que sea de 28 caracteres de largo, y así sucesivamente. La repetición de la forma a través de la obra de Andre sugiere una equivalencia entre diferentes palabras. La estructura cuadricular iguala las unidades de palabras, sugiriendo una equivalencia no sintáctica entre cada una. Andre gesticula hacia numerosas comparaciones sin igual o como construcción de la símil. Notablemente, la acción que conecta se reserva para el lector. Además, podemos suponer que leer un poema consistente en una sola palabra colocada en estructura rectangular podría resultar demasiado fácil. Si bien se mira, no es éste el caso. Al intentar leer el soneto “elbow” (codo) palabra por palabra, uno puede fácilmente perderse. Esta confusión visual se acentúa debido a la falta de espacio entre las unidades de palabras. El nombre de “roni” existe dentro del renglón “ironironiron” (hierro) y la palabra “bowel” (intestino) dentro de “elbowelbowelbow”. Mientras que la unidad de cada soneto aparenta más claramente ser la palabra, la anchura del espacio ya fija permite al lector ver también cada una de las letras claramente, sugiriendo que la unidad de cada obra pudiera ser Fig. 3: fro m S hape an d Str u ct u r e , 19 6 3 . he, she, it, we, they) but moves to physical features (head, hair, face… cock… piss…), colors (black, red, orange…), numbers (zero, one, two… ten), elements (carbon, sulfur, copper…), and natural phenomenon/ nature (sky, sun, moon…bird, sea… flower). Andre’s sonnet is the singular word, noun or pronoun, repeated. [fig. 2] This work consists of ninety-nine pages of gridded one-word sequences, yet, as we know, the title is one hundred sonnets. Either the installation is one sonnet short, or, alternatively and more convincingly, Andre suggests that the title page itself is also a sonnet. Andre challenges the traditional form of the sonnet twice, asking the viewer to consider how a single word repeated in a fourteen line construction can be a sonnet, and also how a title, one hundred sonnets, I…flower, printed once, may also be a sonnet. The gridded-square structure of the sonnet is the key visual component of the work, a feature made possible through the use of the fixed-width character setting of the typewriter. Each character occupies approximately the same amount of space, and each sonnet is composed of a set number of these units, either 392 or 400, depending on the number of letters in each word. Andre sets the approximate visual rule for the characters and word units, creating lines of either twenty-eight or thirty characters depending on the number of letters in each word. For example, Andre begins with the self-referential pronoun “I” repeated thirty times across, while a few sonnets later he repeats the four-letter word “head” seven times to produce a line that is twenty-eight characters long, and so on. The repetition of form throughout the work suggests an equivalency amongst different words. The grid structure equalizes the word units, suggesting a non-syntactical equivalence between each. Andre gestures toward numerous comparisons without the “like” or “as” construction of the simile. Notably, the connective action is reserved for the reader/ viewer. Also, we may presume that reading a poem consisting of a single word in a simple rectangular structure would be facile. Upon examination, this is not the case. In attempting to read the sonnet “elbow,” word by word, one will easily lose one’s place. This visual confusion is accentuated by the lack of spacing between word units. The name “roni” ambas: la palabra y la unidad más pequeña del idioma inglés, la letra. one hundred sonnets, I… flower, sugiere que el punto de partida de la lectura y el significado a través del idioma escrito o impreso es la orientación visual de las palabras en el espacio. En este caso, el significado se logra a través de las relaciones de las palabras como unidades simples en una página, no a través de la frecuente relación sintáctica habitual o prescrita de sustantivos, verbos, sujetos, etc. ing and meaning-making through written or printed language is the visual orientation of words in space. In this instance, meaning is made through relationships of words as singular units on a page, not through the often prescribed or habitual syntactic relationship of nouns, verbs, subjects, etc. Located beside and congruent to one hundred sonnets, Shape and Structure (1963), a work that even more firmly announces the importance of the visual in Andre’s poetic practice, reduces the linguistic content of the work to a series of characters: periods, commas, consecutive dashes, hundred sonnets, I… flower impreso una sola vez puede también constituir un soneto. La estructura de la cuadrícula del soneto es la clave visual de la obra, una característica hecha posible a través del uso de la anchura ya fija de la disposición de los caracteres en la máquina de escribir. Cada carácter ocupa aproximadamente el mismo espacio y cada soneto está compuesto de un número fijo de estas unidades, ya sean trescientas noventa y dos, o cuatrocientas, dependiendo del número de letras de cada palabra. Andre fija la regla visual aproximada de los caracteres y las unidades de la palabra, creando líneas o versos de 28 ó 30 23 Ubicado enseguida y congruente con one hundred sonnets, Shape and Structure (1963), una obra, que aún más firmemente confirma la importancia del aspecto visual en la práctica poética de Andre, reduce el contenido lingüístico de la obra a una serie de caracteres: puntos, comas, guiones consecutivos, diagonales invertidas, y el asterisco. Aquí vemos triángulos, patrones cuadriculados, y construcciones basadas en dos líneas con elementos cruciformes, los que traen a nuestra memoria las composiciones de Supremacía de Malevich. La paleta de Andre sigue siendo determinada por las teclas disponibles de la máquina de escribir. Caitlin Murray — typetypetypetypetypetypetype: Las palabras de Carl Andre backslashes, and the asterisk. Here we see triangles, grid patterns, and two line-based constructions with cruciform elements reminiscent of Malevich’s Suprematist compositions. Andre’s palette remains determined by the available keys on the typewriter. Reducing our focus to three of the ten installed works in this series, looking to the triangles only, we notice that despite their approximate similarity in size and form, the internal constructions of the triangles consist of different characters of the keyboard. Andre creates three distinct triangles, one of backslashes and two of period marks. The backslash triangle is equilateral, with thirty-three backslashes on all sides. [fig. 3] Andre builds this triangle by centering the first dash in the middle of the page and then adding one dash per line outward from the central position. He uses a similar pattern to construct the triangles composed of periods. We should also consider that both the characters and the non-visible, space, tab, and return keys are necessary to create this work. For example, to center the first dash of the equilateral triangle, Andre must have systematically controlled the amount of “blank” space he was adding. By imposing a similar form on these characters in the shape of the triangle, Andre equates the dash, the period, and perhaps the blank space, in a manner akin to the equivalence of words in the gridded constructions of the sonnets. The period and dash are not characters of the English alphabet, nor do they generally hold meaning when separated from a syntactic construction, although we must be mindful of exceptions, notably Morse code and Braille. Yet, if we consider the arbitrary relationship of a word or symbol to a concept, we can more clearly see a connection between the seemingly non-linguistic works in Shape and Structure and Andre’s sonnets. For example, if the personal pronoun “I” were instead represented in writing or printing as a “.” then Andre’s first sonnet would be composed on 400 “.”s instead of 400 I’s. The process is the same; it is the symbol that has been altered. If we start with the assumption that all the keys on the keyboard contain potential meanings, we can better understand Andre’s play, not only in Shape and Structure, but in all of the works in Words. Traditionally, poets used various words in relationship to one another in a syntactic and formal structure to create meaning. In his sonnets, Andre suggests connections by subtracting syntax, focusing instead on the equivalence of nouns and pronouns in repetition. In Shape and Structure, Andre uses printed elements of syntax (commas, periods, dashes, asterisks) to create visual forms. Similar to Andre’s use of “hair”, “yellow” … “sea” in one hundred sonnets, these purely visual, but decidedly linguistic, elements have an objective nature, which aligns them, perhaps surprisingly, with each other. In 144 Times (Lament for the Children) (1962–1965), we see Andre again adding a consecutive array of characters to create a particular order in shape. Categorized as an ode, 144 Times (Lament for the Children), consists of 144 four-letter words organized into eight triangles per page over three pages. Each triangle is six lines long and begins with one word in the first line (i.e., hole). Andre then added a new word to the beginning of each consecutive line to create “frog hole…cave frog hole…leaf hook hill cave frog hole.” [fig. 4] This is another instance of the shape determining the number of letters per word and the number of words per line. It is perhaps a consequence of the fixed-width typewriter that prompts Andre to pay particular attention to the number of letters in words, for by doing so he can repeat predictable shapes. We find Andre grouping words with the same number of letters throughout Words; in fact this might be one of the works’ most common features. Here again we may question whether the word or letter is the fundamental unit of construction. Throughout this work, Andre explores how writing that does not follow traditional prescriptions of genre can still bear some relationship to the genre in question. Also, we again see Andre employing a largely nounbased vocabulary, free of syntactic considerations. Yet, two key differences, accumulation and duration, separate the process of reading 144 Times from the process of reading one hundred sonnets. For example, one can attempt to make sense of the initial addition of a few nouns, as in the case of “cave frog hole,” yet this accumulative process quickly calls into question the issue of sense-making. Can we make as much sense from “cave frog hole” as “leaf hook hill cave frog hole”? Also, in contrast to the consistent line lengths of the sonnets, the varying line lengths of 144 Laments calls attention to the Reduciendo mi enfoque a tres de las diez obras instaladas en esta serie, mirando hacia los triángulos únicamente, nos fijamos que a pesar de su similitud en tamaño y forma, las construcciones internas de los triángulos consisten en diferentes caracteres del teclado. Andre crea tres distintos triángulos; uno hecho de diagonales invertidas y dos hechos a base de marcas usando puntos. El triángulo de diagonales invertidas es equilátero, conteniendo treinta y tres diagonales invertidas por cada uno de los lados. Andre construye este triángulo al centrar la primera diagonal a media página y luego agregando una diagonal por renglón hacia afuera, a partir de la posición central. Usa un patrón similar para construir los triángulos compuestos de puntos. También debemos considerar que tanto los caracteres, como los espacios no visibles, el tabulador y la tecla de interlineación son necesarios para crear esta obra. Por ejemplo, para centrar la primera diagonal del triángulo equilátero, Andre debió sistemáticamente controlar la cantidad de “espacio en blanco” que estaba añadiendo. Al imponer una forma similar de estos caracteres en la figura de un triángulo, Andre iguala la diagonal, el punto, y tal vez el espacio en blanco, de una manera parecida a la equivalencia de las palabras en las construcciones cuadriculares de los sonetos. El punto y el guión no son caracteres del alfabeto inglés. Ni tampoco tienen ningún significado cuando se encuentran separados de una construcción sintáctica, aunque debemos tener en mente algunas excepciones, o sean, el código Morse y el sistema Braille. Sin embargo, si consideramos la relación arbitraria de una palabra o un símbolo con un concepto, podemos ver más claramente la conexión entre las obras aparentemente no lingüísticas en Shape and Structure y los sonetos de Andre. Por ejemplo, si en vez del pronombre personal “I” (yo), se representara en la escritura o impresión como un . entonces el primer soneto de Andre estaría compuesto de 400 .s en vez de 400 Ies. El proceso es el mismo; es el símbolo el que ha sido alterado. Si comenzamos con la suposición de que todas las claves del teclado contienen significados potenciales, podemos entender mejor el juego de Andre, no sólo en Shape and Structure, sino en todas sus obras contenidas en Words. Tradicionalmente, los poetas usaban varias palabras relacionadas unas con las otras en estructura formal y sintáctica para crear el significado. En sus sonetos, Andre sugiere conexiones eliminando la sintaxis, enfocándose preferentemente en la equivalencia de sustantivos y pronombres en repetición. En Shape and Structure, Andre usa elementos impre24 sos de sintaxis (comas, puntos, guiones, asteriscos) para crear formas visuales. Similar al uso de “hair, yellow… sea” en one hundred sonnets, I… flower éstos meramente visuales, pero decididamente elementos lingüísticos, tienen una naturaleza objetiva, la cual los alinea, tal vez sorprendentemente, entre sí. En 144 Times (Lament for the Children) (1962–1965) 144 Veces (Lamento por los niños), otra vez, vemos a Andre acumulando una gran selección consecutiva de caracteres para crear un orden especial en la forma. Categorizada como oda, 144 Times (Lament for the Children) consiste en 144 palabras de cuatro letras organizadas en ocho triángulos por página, utilizando tres páginas. Cada triángulo tiene seis versos de largo y comienza con una palabra en la primera línea (o sea, “hole”). Luego, Andre añadió una nueva palabra al principio de cada línea consecutiva para crear “frog hol… cave frog hole… leaf hook hill cave frog hole). Esta es otra instancia en la que la forma determina el número de letras por palabra y el número de palabras por renglón. Es tal vez una consecuencia de la anchura fija de la máquina de escribir que hace que Andre preste particular atención al número de letras en las palabras, ya que al hacer esto, él puede repetir formas predecibles. Vemos que Andre agrupa palabras con el mismo número de letras a través de Words; es más, ésta pudiera ser una de las características más comunes de sus obras. Aquí, de nuevo, podemos cuestionar si es la palabra o la letra la unidad fundamental de construcción. A través de esta obra, Andre explora cómo la escritura que no sigue las tradicionales prescripciones de género puede todavía tener alguna relación con el género en cuestión. Además, podemos ver a Andre empleando un amplio vocabulario basado en sustantivos, libre de consideraciones sintácticas. Sin embargo, dos diferencias claves, la acumulación y la duración, separan el proceso de la lectura de 144 Times del proceso de la lectura de one hundred sonnets. Por ejemplo, uno puede intentar buscarle el sentido a la añadidura inicial de unos cuantos sustantivos, como en el caso de “cave frog hole”; sin embargo, este proceso nos hace cuestionar inmediatamente el sentido. ¿Podemos hallarle tanto sentido a “cave frog hole” como a “leaf hook hill cave frog hole”? Además, el contraste con la longitud consistente de las líneas de los sonetos, la longitud variable de las líneas en 144 Laments llama la atención a la duración variable de la lectura, produciendo un efecto visual y temporal radicalmente diferente. Andre crea líneas o versos con duraciones de lectura particulares y diversas, reconociendo el proceso de lectura temporal. Caitlin Murray — typetypetypetypetypetypetype: Carl Andre’s W OR D S variable duration of reading, producing a radically different visual and temporal effect. Andre creates lines with differing and particular reading durations, acknowledging more blatantly the temporal process of reading. With Still a Novel (1972), Andre introduces syntax, proper nouns, dates, upper and lower case letters, and recognizable phrases. Though still employing the grid structure, he engages a more complex array of shapes and sizes, which produce distinct complications for the reader. Instead of constructing consecutive phrases or sentences from left to right, Andre ambiguates the left to right reading sequence. Read from left to right, the phrases are nonsensical. To clearly read the opening dedicatory phrase of Still a Novel (“Still the novel for Hollis Frampton and Sol LeWitt NYC November 1972 Carl Andre”), one must read halfway across the initial line, from left to right, then transition to the second line and so on to complete the statement. [fig. 5] Still a Novel challenges the reader to again ponder now familiar questions of genre: “In what way are we to consider this work a novel?” Or perhaps we are to consider the alternative meaning of the word “novel.” Returning to the opening dedication, we discover Andre’s curious switch of the article “a” in the title for “the” in the initial statement. This presents another set of questions, that of the general and the particular. Is this work “still a novel” in the general sense? Or, “still the novel” in the particular? Can it be both at the same time? Employing repetition, overlay, and isolation, Andre presents what appears to be a factual account of particular moments in the life of nineteenth century English photographer Eadweard Muybridge, one of the fathers of the moving image. For example, Andre writes, “Stanford commissioning Muybridge to photograph his horses in full stride,” which alludes to Muybridge’s now famous series of photographs, The Horse in Motion. Yet, Andre has titled this work a novel, a genre designation usually reserved for works of fiction. Through visual ambiguity, Andre forces the reader to both parse and construe the visual, textual, and factual meaning of the work. Andre repeats different parts of “the” or “a” story multiple times, in each instance adding and subtracting words. “NO R T H P OIN T DOC K ABOU T 1 8 6 8 EAD W EA R D M UYB R IDGE HI M SE L F SI T T ING ON T HE DOC K ” b e c o m e s , “ NO R T H P OIN T DOC K ABOU T 1 8 6 8 M UYB R IDGE SI T T ING ON T HE DOC K . ” How does Andre’s removal of “Eadweard” and “himself” alter our understanding of the setting? Or does it? Do both sentences convey equivalent information? Is this a sentence from a novel or from a work of nonfiction? In a 1975 review of “Carl Andre: Words in the forms of poems,” at John Weber Gallery, Roberta Smith noted that Andre’s sentences “seem like they might be captions to photographs,” and that they “…convey the narration as a series of stills, implying without directly portraying action.”3 It is the gerund construction used in the word “sitting” in “Muybridge himself sitting on the dock,” for example, that allows for this apt interpretation. Although Andre actively constructs a visual form that is ambiguous and difficult for the reader to parse, he provides visual cues to aid the reader’s comprehension. By blending majuscule and miniscule keyboard characters Andre imbeds the pattern necessary for comprehension within the formal framework of Still a Novel. However, even with this cue, the work remains difficult to read. This formal difficulty is perhaps a comment on the conceptual difficulty of separating fact from fiction or determining what is part of the story and what is the whole story. We might consider Still a Novel less a recollection of facts from Eadweard Muybridge’s life and more a reflection on what it means to write (or read) a novel, biography, caption, photograph, or film. Conceived of as a series of captions, Still a Novel, becomes a work of text created from visual information, as opposed to text formed from text. Therefore, the work might also be gesturing to the difficulty of describing visual information in language. The multifarious nature of the gerund used to create these caption-like sentences is perhaps suggestive of the immense multiplicity of verbs, subjects, and objects that can be used to describe a moment made static, and therefore easier to comprehend, by the photograph. In the final case, the reader encounters one of the most curious works in the installation, although visually it is one of the most simple. In preface to my work itself, Andre typed the following twenty-one words in five lines of varying lengths (number of words, letters, and character spaces): in, is, my, of, art, the, into, En Still a Novel (1972), Andre introduce la sintaxis, nombres propios, fechas, letras mayúsculas y minúsculas y frases reconocibles. Aunque todavía emplea la estructura cuadricular, capta una selección más compleja de formas y tamaños, las cuales producen distintas complicaciones para el lector. En vez de construir frases consecutivas u oraciones escritas de izquierda a derecha, Andre hace ambigua la secuencia de lectura de izquierda a derecha. Leídas de izquierda a derecha, las frases no tienen sentido. Para leer claramente la primera frase de la dedicatoria de Still a Novel (“Still the novel for Hollis Frampton and Sol LeWitt NYC November 1972 Carl Andre”), uno debe leer hasta la mitad de la línea inicial, de izquierda a derecha, luego cambiar al segundo renglón y así sucesivamente para completar el enunciado. Still a Novel desafía al lector a que una vez más contemple cuestiones de género ahora familiares: ¿De qué manera se supone que consideremos esta obra como novela? O tal vez debemos considerar el significado alterno de la palabra “novela”. Volviendo a las primeras palabras de la dedicatoria, descubrimos el curioso cambio que hace Andre del artículo indefinido “un” en el título por el artículo definido “el” en el enunciado inicial. Esto suscita otra serie de preguntas relativas a lo general y lo particular. ¿Es esta obra “still a novel” (todavía una novela) en sentido general? O, ¿“still the novel” (todavía la novela) en lo particular? ¿Podría ser ambas cosas a la vez? Empleando la repetición, la yuxtaposición y el aislamiento, Andre presenta lo que parece ser algo que se atiene a los hechos o momentos en particular en la vida del fotógrafo inglés del siglo XIX Eadweard Muybridge, uno de los padres de la imagen en movimiento. Por ejemplo, Andre escribe: “Stanford comisiona a Muybridge a fotografiar sus caballos en plena carrera”, una alusión a la ahora famosa serie de fotografías tomadas por Muybridge conocida como El caballo en movimiento. No obstante, Andre ha denominado a esta obra “novela”, una designación de género reser vada usualmente para las obras de ficción. A través de la ambigüedad visual, Andre obliga al lector a dos cosas: analizar e interpretar sintácticamente el significado visual, textual y el que se atiene a los hechos de la obra. Andre repite diferentes partes de “the story” o “a story” (la historia o una historia) múltiples veces, en cada instancia agregando o eliminando palabras “M U E L L E E N E L P U N T O N O R T E APROXIMADAMENTE 1868 EL PROPIO EADWEARD MUYBRIDG E S E N TA D O E N E L M U E L L E ” se vuelve “M U E L L E E N E L P U N T O NORTE APROXIMADAMENTE 25 1868 MUYBRIDGE S E N TA D O E N E L M U E L L E ”. ¿Cómo altera Andre nuestro entendimiento de la escena al quitarle las palabras “Eadweard” y “el propio”? ¿O qué sí lo altera? ¿Nos transmiten ambas oraciones información equivalente? ¿Es ésta una oración proveniente de una novela o de una obra de no ficción? En una reseña presentada en la Galería John Weber en 1975 y titulada “Carl Andre: Words in the form of poems”, Roberta Smith hizo notar que las oraciones de Andre “parecen como si fueran leyendas o subtítulos de fotografías” y que “…transmiten la narración como una serie de imágenes sin movimiento, implicando acción sin mostrarla directamente” 3. Es la construcción usada en inglés del gerundio en la palabra “sitting” “Muybridge himself sitting on the dock”, por ejemplo, la que permite esta interesante interpretación. Aunque Andre construye activamente una forma visual ambigua y difícil para que el lector la contemple, le da claves visuales para ayudar a la comprensión Mezclando caracteres de las teclas en mayúscula y minúscula, Andre provee el patrón necesario para la comprensión dentro de un marco formal de Still a Novel. Sin embargo, incluso con el uso de esta clave, la obra resulta difícil de leer. Esta dificultad formal es tal vez un comentario en la dificultad conceptual de separar los hechos de la ficción o de determinar cuál es solamente una parte de la historia y cuál es la historia completa. Podríamos considerar Still a Novel menos como colección que como recolección de hechos de la vida de Eadweard Muybridge y más como reflexión de los que significa escribir (o leer) una novela, una biografía, un subtítulo, una fotografía, o una película. Concebida como una serie de leyendas o subtítulos, Still a Novel se convierte en una obra de texto creado a partir de información visual, a diferencia de un texto creado con base en otro texto. Por lo tanto, la obra podría aludir también a la dificultad de describir la información visual usando el lenguaje. La muy diversa naturaleza del gerundio usado para crear estas oraciones que parecen leyendas o subtítulos es tal vez sugerente de la inmensa multiplicidad de verbos, sujetos y objetos que se pueden usar para describir un momento vuelto estático y, por lo tanto, más fácil de comprender por medio de la fotografía. En última instancia, el lector se encuentra con una de las obras más curiosas de la instalación, aunque visualmente es una de las más sencillas. En preface to my work itself, Andre escribió las siguientes 21 palabras en cinco renglones de longitudes variadas (número de palabras, letras, y espacios de caracteres): (in, is, my, of, art, the, into, made, same, this, work, 26 Fig. 4: fro m 144 T im es (La me nt for t he C hi ld re n ), 1962–1965. 27 Fig. 5: FRO M Sti ll A No ve l, 197 2. Caitlin Murray — typetypetypetypetypetypetype: Las palabras de Carl Andre made, same, this, work, parts, piled, piles, broken, pieces, stacks, clastic, stacked, identical, interchangeable. Is this simply a list? Are they words excised from a larger piece of writing? Why is this work placed at the end of the installation, instead of the beginning? And, most curiously, what does the qualifier “work” speak to? This last question has a handful of possible answers. Andre’s term, “work,” may reference the pieces the reader has already encountered, or perhaps his entire body of writing. Or, he may define “work” as the objects made in his sculptural practice. Alternatively, Andre might be using the term “work” as a stand-in for his entire artistic practice, combining both his writing and sculpture. The non-specificity of the word “work” allows for many possible connotations, without the possibility of identifying its denotation. Including words from many of the eight parts of speech, preface to my work itself relies primarily on a foundation of nouns and adjectives. It is important to note that only through context do many of these words gain significance. “Work,” for instance, can be used as a noun, adjective, or verb. Despite Andre’s statement, “Things in their elements, not in their relations,” it is nearly impossible in the act of seeing or reading to isolate elements from their physical, linguistic, or conceptual surroundings.4 When Andre places “piled, piles, pieces” on the same row, one notices the linguistic connection of alliteration and considers the meaning of the words in relationship to one another. Yet, when pondering the relationship of Andre’s writing to his sculptures, one cannot help but attempt to derive larger connections between words such as, “pieces…stacks…clastic… stacked….interchangeable” and, for example, Manifest Destiny, a sculpture composed of eight stacked bricks, permanently installed in Donald Judd’s Spring Street residence. [fig. 6] To see “things in their elements, not in their relations,” is simply one form of seeing. It is a perspective, not a necessity. That the words used in preface to my work itself can describe some of Andre’s sculptures is unquestionable, yet this understanding does not speak to form or process. Taken as a whole, Andre’s Words display both a word’s potential as referent, and also, when made visual, its objective and spatial possibilities. The acknowledgement of this consideration makes possible a viable and potent connection between Andre’s writings and his sculptures. Though again disrupting the distinction between singular elements and their relationships, the connection between these two practices allows for a push and pull between the writings and the sculptures. Questioning the relationship between “cave frog hole” in 144 Laments is not a dissimilar process from exploring the parts and whole of Andre’s Chinati Thirteener installed at the Chinati Foundation in 2010. How does each of the units of hot-rolled steel relate to one another in space? We might also remember that historically a sonnet was referred to as a “Fourteener” and that there are fourteen sections of gravel created by the placement of the thirteen units of steel. In this instance, both paper altered by the tactile strikes of keyboard characters, and steel, cut by shears, can provoke similar questions of process and form. While Andre placed his Words in a context largely devoted to visual art, these works benefit from textual analysis. However, to focus solely on their textual or visual elements is to misunderstand their hybrid nature, which is one and at the same time textual and visual. Andre’s claim that his poetry “is language mapped on some aspect of visual arts” prompts us to acknowledge, from our own experience, that this work fully engages both. parts, piled, piles, broken, pieces, stacks, clastic, stocked, identical, interchangeable.) ¿Es esto simplemente una lista? ¿Están estas palabras sacadas de un escrito más largo? ¿Por qué se encuentra esta obra colocada al final de la instalación en vez de al principio? Y más raro aún, ¿a qué se refiere el calificativo “work” (trabajo)? Esta última pregunta tiene un posible manojo de respuestas. El término “work” puede hacer referencia a las obritas que el lector ya se había encontrado o tal vez a su escrito entero. O puede que Andre defina “work” como los objetos hechos en el ejercicio de su obra escultural. Alternativamente, el artista pudiera estar usando el término “work” como un substituto de su ejercicio artístico completo, combinando ambos, sus escritos y su escultura. La ambigüedad de la palabra “work” admite muchas connotaciones posibles, sin la posibilidad de identificar definitivamente lo que denota. Incluyendo palabras de varias de las ocho partes de la oración, preface to my work itself (1963), se basa primordialmente en un cimiento de sustantivos y adjetivos. Es muy importante notar que solamente a través del contexto puedan muchos de estos vocablos obtener significado. “Work”, por ejemplo, puede usarse en inglés como sustantivo, adjetivo o verbo. A pesar del enunciado de Andre, “las cosas dentro de sus elementos, no en sus relaciones”, es casi imposible en el acto de ver o de leer, aislar los elementos de sus entornos físicos, lingüísticos y con- y espaciales. El reconocimiento de esta consideración hace posible una conexión viable y potente entre los escritos de Andre y sus esculturas. Aunque otra vez se rompa la distinción entre los elementos singulares y sus relaciones, la conexión entre estas dos prácticas permite un estire y afloje entre los escritos y las esculturas. Cuestionando la relación entre “cave frog hole,” en 144 Laments, no es un proceso distinto del de explorar las partes y la totalidad del Chinati Thirteener de Andre, instalado en Chinati en 2010. ¿Cómo es que cada una de las unidades de acero fundido pudieran relacionarse una con la otra en el espacio? Podríamos también recordar que históricamente hablando se hacía referencia al soneto como “Fourteener” y de que hay catorce secciones de grava creadas por la colocación de trece líneas de unidades de acero. En esta instancia, tanto el papel alterado por los golpes táctiles de los caracteres del teclado como el acero, cortado por las tijeras, pueden provocar cuestiones similares de proceso y de forma. Mientras Andre colocó su Words dentro de un contexto mayormente dedicado al arte visual, estas obras se benefician del análisis textual. Sin embargo, enfocarse solamente en sus elementos textuales y visuales es malentender su naturaleza híbrida, la cual es una y a la misma vez textual y visual. Andre sostiene que su poesía “es lenguaje delineado en algún aspecto de las artes visuales”, lo cual nos obliga a reconocer, por nuestra propia experiencia, que esta obra envuelve y ceptuales 4. Cuando Andre coloca los vocablos “piled, piles, pieces, en el mismo Caitlin Murray is the archivist for the Judd Foun- renglón, se nota la conexión lingüística dation. She is pursuing her MA in Art History de aliteración y se considera el significa- from the University of Texas at Austin. do de las palabras en relación de una con compromete a ambos. Caitlin Murray es Archivista de la Fundación Judd. Actualmente estudia su Maestría en Historia del la otra. Sin embargo, al meditar sobre la notes relación de la escritura de Andre con sus 1 esculturas, uno no puede menos que pon- ems,” yet this installation consists of many n o tas derar las conexiones más amplias entre genres of writing as categorized by Andre 1 vocablos, tales como “pieces… stacks… on the laminated title card or index that “poemas”; sin embargo, esta instalación clastic… stacked… interchangeable” is also part of the installation although consiste en muchos géneros de escritos tal y y por ejemplo Manifest Destiny una es- outside of the cases proper. It is the title como los categorizó Andre en sus notas. Las cultura compuesta de ocho ladrillos api- card that denotes the genre of these writ- sutilezas de la clasificación de estas obras lados, permanentemente instalada en ings. The issue of classifying these works como poemas sobrepasan los límites de este la residencia de Donald Judd en la vía as poems is more complicated then this ensayo y requieren un análisis más profundo Spring Street para ver “las cosas dentro essay will allow and requires a deeper dentro de un contexto poético. No obstante, de sus elementos, no en sus relaciones” examination of these works within a po- la cuestión del género al que pertenecen es es simplemente una forma de ver. Es una etic context. Nevertheless, the question of una característica clave de estas obras y sur- perspectiva, no una necesidad. genre is a key feature of these works and ge repetidamente en esta discusión. Muchas de las palabras en preface to my will appear throughout this discussion. 2 work itself (prefacio a mi trabajo mismo), 2 This recording comes from Audio Arts 2) audiocasete de revista. Esta grabación de tales como: piled, clastic, stacked, descri- (Vol. 2, No. 2), an audiocassette periodi- 1973 puede escucharse en línea a través de ben las esculturas de Andre. Sin embar- cal. This 1973 recording can be accessed Ubu Web sound. go, es la construcción de los poemas la online at UbuWeb sound. 3 que lleva una similitud más interesante 3 cuando se considera la forma y el proceso Since 1965, pp. 125–127. de estas dos obras en su totalidad. Con- 4 Carl Andre, cited by Dan Graham, in Carl Andre’s Arts Magazine, vol. 42, núm. 3 siderada en su totalidad, Words muestra “Carl Andre,” Arts Magazine, vol. 42, no. (diciembre de 1967 – enero de 1968), pág. ambas cosas: un potencial de la palabra 3 (December 1967–January 1968), p.35. 35. como referente y, también, cuando se vuelve visual, sus posibilidades objetivas 28 Arte de la Universidad de Texas en Austin. Here I refer to these works as “po- See About Carl Andre: Critical Texts Aquí me refiero a estas obras como Esta grabación Audio Arts (Vol. 2, núm. Véase: About Carl Andre: Critical Texts Since 1965, págs. 125–127 4 Carl Andre, citado por Dan Graham, en Fig. 6: C a rl A n d r e , Ma n i f e s t D e s t i n y , 19 8 5 . A s i n s ta ll e d b y D o n a l d J u d d at 101 Spr i n g Str e e t, N e w Y o rk C i t y. Fig. 1: 5 x 20 A l stadt Re cta ng le, K on ra d Fisc he r Ga lle ry, D üs se ld o rf, 1967. e va m e y e r - h e rm a n n Carl Andre Carl Andre: La importancia del lugar Place Matters Eva Meyer-Hermann — La importancia del lugar Mi plática, la cual es naturalmente en pa- taban dónde estaba el arte, el galerista labras, no debería de ninguna manera sólo pudo responder: “Pero si es que es- By now the story has been told many times — yet it remains a wonderful anecdote about Carl Andre’s first solo exhibition in Europe in 1967. Konrad Fischer invited the American sculptor for the inaugural show at his gallery in Düsseldorf. Confronted with the searching and questioning gaze of his visitors who asked where the art was, the gallerist could only answer: “But you are standing on it.” The room, a former passageway through a tenement building, was closed on both sides by large window panes. You almost couldn’t enter or pass through without walking over an array of one hundred steel plates which Andre had placed side by side on the floor. Visitors had probably entered the art gallery with different expectations. They were looking at the walls expecting to see framed pictures, or seeking an encounter with a colorful object on a pedestal. But none of their expectations were satisfied. The gallery seemed to be empty. They might have been drawn to the opposite exit door, to walk through the passage, or greeted by friends standing at a little distance, inviting them to come closer. People could have easily missed the art; they could have overlooked it completely. This still applies to the appearance of Andre’s works in exhibitions today — e ven he himself once walked past a piece of his own without noticing it while visiting a museum and looking at a painting on the wall. As we consider an artist who has created about two thousand sculptures within a half century, these sorts of observations are still valid. You can easily not see an Andre; he never imposes his work on you — yet once you realize with what subtle power his pieces develop in your world, you cannot easily omit them from your field of vision. If you are interested and if you take the effort to approach them without preconceptions, they will begin to stake a claim on your physical world, and they will change it. When I first immersed myself in studies of his work, I came across his description of what he learned from his earliest art teachers: that art can be a joyful experience. At first I didn’t want to believe it, being an art history student at the time: How could such a historic figure as this famous Minimal artist, Carl Andre, tell me this is one of the most important features of art? I wanted to analyze the sculptures through their form and content, to construct meaning out of it. But I had imponerse ante ustedes como mi público –o mejor dicho como espectadores. Y ya que no quiero imponerme ante ustedes, sus opiniones o su percepción, trataré de presentar diferentes perspectivas sobre la obra de Andre. “Un hombre escala una montaña porque la montaña está ahí. Un hombre elabora The following was first presented as a talk una obra de arte porque la obra no está at the Chinati Foundation, Marfa, TX on Octo- ahí”. ber 9, 2010. Las obras de arte están ahí ahora, y nosotros tenemos que escalar la montaña. Le puse como título en inglés a mi plá- My lecture, which naturally is in words, should by no means impose on you as listeners — o r better, as viewers. And since I don’t want to impose on you, your opinions, or your perception, I’ll try to present different perspectives on Andre’s work. tica “Carl Andre: Place Matters”, que es un juego de palabras basado en la palabra “matters” (“asuntos” o “importar”), y podría leerse más activamente como el fenómeno de “el lugar es lo que importa”. No voy a fastidiarlos con exploraciones doctas o académicas –especialmente debido a que yo no sé qué tan “A man climbs a mountain because it is there. A man makes a work of art because it is not there.” familiarizados estén ustedes con la obra de Andre. Quienes la conocen bien están invitados a disfrutar de los diferentes pasos y los diferentes ritmos que tomaré al The artworks are there now, and we have to climb the mountain. I titled my lecture “Carl Andre Place Matters”, which is a wordplay on what is there — it is “sculpture as place” and it is “matters,” and it might be more actively read as the phenomenon of “place that matters.” I’m not going to bother you with scholarly explorations — especially since I don’t know how familiar you are with Andre’s work. Those who know him well are invited to enjoy the different steps and the different pace I will take along my “mountain climb.” And those who have always asked themselves what these metal plates are about may find help in the reason why place matters or why there is merely place and matter. What I would like to offer is a four-sided ascension toward Andre’s work. First, we will deal with some samples of sculptures, of “place” and “matter,” to which I would like to bring you closer by precise inductive interpretations. Second, I’d like to supply some interesting biographical facts, and some genealogical deductions drawn from Andre’s life and oeuvre. Third, a consideration of Andre’s work in an art-historical context, to orient and understand its relation to the work of other artists. I’ll conclude with some notes on the curatorial approach I followed when conceiving of what is still, to this day, the largest retrospective of Andre’s work, which took place in Germany in 1996.1 “escalar la montaña”. Y quienes siempre se han preguntado cuál es el significado de estas placas de metal, puede que encuentren ayuda en la razón por la cual el lugar importa o por qué hay meramente lugar y materia. Lo que yo quisiera ofrecer es una ascensión hacia la obra de Andre por sus cuatro costados. Primero, trataremos con algunas muestras de esculturas, de “lugar” y “materia”, que pretenderá esclarecer por medio de interpretaciones inductivas precisas. En segundo lugar, me gustaría proporcionar algunos hechos biográficos interesantes y algunas deducciones genealógicas extraídas de la vida y la obra de Andre. En tercer lugar, una consideración de la obra de Andre en un contexto histórico de arte, con el fin de orientar y entender su relación con la obra de otros artistas. Concluiré con algunas notas sobre mi manera de aproximarme, como curadora, a lo que es todavía, hasta el día de hoy, la más grande retrospectiva de la obra de Andre, que tuvo lugar en Alemania durante 1996. 1 La historia se ha repetido ya muchas veces – sin embargo, permanece como una maravillosa anécdota sobre la primera exhibición solo que tuvo Carl Andre en Europa en 1967. Konrad Fischer invitó al escultor americano a que participara en la exhibición inaugural de su galería en Düsseldorf. Ante la búsqueda y las preguntas de sus visitantes, que pregun32 tán parados sobre él.” La sala, anteriormente un pasillo a través de un edificio de unidades de renta, estaba cerrada por ambos lados por grandes ventanas. Casi no se podía entrar ni pasar por ahí sin caminar sobre una serie de cien placas de acero, las cuales Andre había colocado una al lado de otra en el piso. Los visitantes estaban mirando las paredes, esperando ver cuadros enmarcados, o buscando un encuentro con un objeto colorido sobre un pedestal. Pero ninguna de sus expectativas se satisfizo. La galería parecía estar vacía. Podrían haberse sentido atraídos hacia la puerta de salida opuesta, a caminar por el pasillo, o a ser saludados por amigos reunidos allí, a corta distancia, invitándolos a acercarse. La gente fácilmente podría haber dejado de ver el arte; se les podría haber pasado completamente. Esto todavía se aplica a la presencia de las obras de Andre en las exhibiciones de hoy – Andre mismo, en una ocasión, pasó de largo junto a una pieza suya sin fijarse en ella al visitar un museo, por andarse fijando en una pintura que colgaba sobre el muro. Al considerar un artista que ha creado aproximadamente doscientas esculturas en menos de medio siglo, esta clase de obser vaciones son todavía válidas. Fácilmente puede dejarse de ver un Andre; él nunca impone su trabajo sobre el espectador – pero ya que uno se da cuenta con qué sutil fuerza se desarrollan sus piezas en el mundo, no se puede fácilmente omitirlas del campo visual. Si uno se interesa y si se hace el esfuerzo de acercarse a ellas sin preconcepciones, éstas intentarán apoderarse del mundo físico de uno, y lo cambiarán. Cuando por primera vez me dediqué de lleno a estudiar su obra, me tropecé con su descripción de lo que él había aprendido de sus primeros maestros de arte: que el arte puede ser una experiencia regocijada. Al principio no quería creerlo, siendo yo misma una estudiante de historia del arte en ese tiempo. ¿Cómo podría una figura tan histórica como este famoso artista minimalista, Carl Andre, decirme que ésta es una de las características más importantes del arte? Yo quería analizar las esculturas a través de su forma y contenido para construir un significado de ello. Pero tuve que confesar que, mirando sus esculturas horizontales tan delgadas y planas, me resultó difícil aplicarles mi método interpretativo. El artista mismo ha hecho hincapié muchas veces en que las fotografías no pueden reemplazar la experiencia real. Él mismo hasta quiso evitar que se presentaran pláticas con diapositivas (como la que estoy haciendo ahora). Me he visto Eva Meyer-Hermann — Place Matters yo misma en situaciones donde los integrantes de una mesa redonda académica discutían obras de Andre que ellos sólo habían visto en reproducciones, en diapositivas, nunca en carne propia. Esta queja podría considerarse como un lugar común, y por supuesto se aplica a toda la experiencia del arte, pero en el caso de las esculturas de Andre es un asunto muy importante; su mismo significado estriba en el hecho de que comparten un mismo espacio físico con uno mismo. Mas el artista le deja totalmente la decisión a uno: si no está interesado en la escultura por el momento, no debe preocuparse.” Esto es lo que él mismo ve como una cualidad en su obra. El artista preferiría seguramente que yo enfatizara el hecho de que no estoy confrontando a nadie con teorías de ninguna clase, sino intentando despertar su deseo y su imaginación mientras caminan y están F ig . 2 : K ö l n Ste e l L o ck , D e n H a a g , T h e N e t h erla n d s, 1 9 6 8 . to confess, looking at his horizontal and very thin and flat sculptures, it was difficult to apply my interpretative method to them. The artist himself has stressed many times that photographs cannot replace actual experience. He even wanted to prevent slide lectures (like this one) from using images. And I have found myself in situations where academics, on a panel during a symposium, discuss works by Andre which they have only seen in slide reproductions, never having encountered and experienced them in the flesh. This complaint might be cliché, and of course it applies to all art experience, but in the case of Andre’s sculptures it is a very substantial issue; their very meaning lies in the fact that they share one physical space with you. Yet the artist leaves the decision totally up to you: “If you’re not interested in sculpture at the moment, you don’t have to worry.” This is what he himself sees as a quality of his work. It would surely be the wish of the artist for me to emphasize that I am not confronting you with theories of any kind, but instead want to trigger your desire and your imagination while you’re walking around the exhibition. Andre himself said: “Works of mine begin as desires, not ideas. My works do not explain the world, they change it. My sculptures are the result of physical operations in the material world. Theories are linguistic exercises only.” What “physical operations” are seen in the sculpture exhibited in Düsseldorf in 1967? The 5 x 20 Altstadt Rectangle [fig. 1] consists of 100 hot rolled steel plates, each measuring 50 centimeters square and half a centimeter thick. They are placed side by side and form a 10 meter long rectangle on the floor, five elements in width and twenty in length. The layout almost completely covers the floor of the gallery, so as a visitor you have to step onto the material. You probably feel the hard metal under your feet, you hear the sound as you move from one plate to another, and you try to figure out the shape of the entire piece while being unable to see it in its entirety. After looking for a point of perspective which would allow you to see as much as possible of the material you had recognized as the artwork, you’ll have to give up — w herever you walk to, no matter which side or which corner of the space, you’ll never have a complete view of this extremely long rectangle. Nor will you experience the proper parallelism of a rectangle which you learned from geometry. This is some- viendo la exhibición. Andre mismo dijo: “Mis obras comienzan como deseos, no como ideas. Mis obras no explican el mundo; lo cambian. Mis esculturas son el resultado de operaciones físicas en el mundo material. Las teorías son sólo ejercicios lingüísticos.” ¿Qué “operaciones físicas” se ven en la escultura exhibida en Düsseldorf en 1967? El Altstadt Rectangle [fig. 1], un rectángulo de 5 x 20, consiste en cien placas de acero, cada una de 50 centímetros cuadrados y medio centímetro de espesor. Están colocadas una al lado de thing different: not to be looked at but to be walked on, something which makes it clear that your intellectual conception splits off from your actual bodily experience. Each of Andre’s floor sculptures is unique not only in its origin — which usually is indicated by a geographic indication in the title and date of the piece — but it will also slightly differ in the experience of it in each new installation. Köln Steel Lock [fig. 2] was part of the first European “Minimal Art” exhibition in Den Haag in 1968; my installation image shows a re-installation at the Kunsthalle Düsseldorf in 1990 along with works by Daniel Buren, Robert Morris, and others. You can hardly see the features of this piece in the photograph. It is similar to the Altstadt Rectangle in that it takes the shape of a rectangle (which you can still never properly see without distortion), but its single elements are much larger; they are 100 x 100 centimeters and their thickness amounts to double that of the Altstadt piece. Each plate lies firmly next to its neighbor on the floor; you can almost feel the weight, which seems close to the maximum amount a single human can lift. However large some la otra y forman un rectángulo de diez metros de largo sobre el piso, cinco elementos de anchura y veinte de longitud. Su disposición cubre casi completamente el piso de la galería, así que al visitar la instalación, uno tiene que pisar el material. Probablemente se siente el duro metal bajo los pies, se oye el sonido conforme avanza uno de una placa a la otra y trata de imaginarse la forma de la pieza entera mientras se ve imposibilitado a mirarla en su totalidad. Después de buscar un punto de perspectiva, el cual le permitiera ver la mayor cantidad posible del material que había reconocido como obra de arte, tendría uno que darse por vencido: adondequiera que uno camine, sin importar a qué lado a o qué esquina del espacio, nunca podrá apreciar una panorámica completa de este larguísimo rectángulo. Tampoco se experimentará el propio paralelismo de un rectángulo, el cual se aprendió en geometría. Esto es algo realmente diferente: no para mirarse sino para pisarse, algo que aclara el hecho de que la concepción intelectual de uno se separa de la experiencia corporal real. Cada una de las esculturas de Andre es única, no sólo en su origen –el cual generalmente está indicado por un punto geográfico en el título y fecha de la pieza 33 –sino también en el hecho de que difiere ligeramente su experiencia en cada nueva instalación. Köln Steel Lock [fig. 2] formó parte de la primera exhibición europea denominada “Arte Minimalista” en Den Haag en 1968; mi imagen de instalación muestra una reinstalación en el Kunsthalle Düsseldorf en 1990, junto con obras de Daniel Buren, Robert Morris y otros. Difícilmente se pueden ver las características de esta pieza en la fotografía. Es similar al Altstadt Rectangle, en el sentido de que toma la forma de un rectángulo (el cual nunca se puede ver debidamente sin distorsión), pero sus elementos individuales son mucho más grandes; son de 100 x 100 centímetros, y su grosor es el doble de la pieza de Altstadt. Cada placa está colocada justo al lado de su vecina sobre el piso; casi se puede sentir su peso, el cual parece acercarse al peso máximo que un solo ser humano puede levantar sin importar que tan grandes sean. Por muy grandes que sean algunas de las obras de Andre, un único módulo de estas obras de múltiples partes no es nunca demasiado pesado para que una persona lo levante y lo maneje. No obstante, uno se puede imaginar que el manejar estas partes debe haber sido en verdad “una operación física”. La escultura encontró Fig. 3 : Wa lnu t Wat e r Scatt e r , M id d e l h e immu s e u m , A ntw e rp, 2 0 0 1 . Eva Meyer-Hermann — Place Matters of Andre’s works are, a single module of these multi-part works is never too heavy for one person to lift and handle. Yet you can imagine that handling the parts indeed must have been a “physical operation.” The sculpture found its final form through the artist working in space. Each piece is concrete in its space, and it makes the viewer aware of this space. Yet this awareness of space is only possible by relating the sculpture back to the human body, by walking on it or walking alongside it. Köln Steel Lock, for example, offers plates so large that — d epending on the length and speed of your pace — your feet will touch each plate twice while walking. The overall impression is more smooth, the sound totally different from a piece with smaller elements. The grid-lines produced by the small gaps between the unattached and unconnected hot-rolled steel plates might shift the adjacent or next element by a few millimeters, which again would “tune” the next element to another sound and feeling under your soles. Whereas the piece at Konrad Fischer’s was very much about a passageway for a slow pace, a floor more or less to dwell on, the Lock piece is much more literally, through its weight and size, “locking” the floor, creating a distinctly different area to be perceived by the spectator. It is a concrete zone within the exhibition space; it relates to the surrounding space by playing with scale, which, according to the artist, has nothing to do with size. It is the scale of the individual elements, their su forma final al trabajarla el artista en el espacio. Cada pieza queda concreta en su espacio, y hace que el espectador se dé cuenta de este espacio. Sin embargo, esta conciencia del espacio es posible solamente al relacionar la escultura nuevamente con el cuerpo humano, al caminar encima o por un lado de ella. Köln Steel Lock, por ejemplo presenta placas tan grandes que--dependiendo de la longitud y la velocidad del paso de uno--los pies tocarán cada placa dos veces al caminar. La impresión general es más tersa, el sonido totalmente diferente del de una pieza con elementos más pequeños. Las líneas de la cuadrícula producidas por los pequeños huecos entre las placas que están sueltas y las placas de acero desconectadas podrían cambiar el elemento adyacente o siguiente por unos cuantos milímetros, lo cual, de 34 nuevo, “entonaría” el siguiente elemento con otro sonido y sensación bajo los pies. Aunque la pieza de Konrad Fischer se trataba de un pasaje a ser recorrido a ritmo lento, un piso en que uno podía fijarse más o menos detenidamente, la pieza Lock literalmente sujeta el piso, lo mantiene en su lugar, por su peso y su tamaño, creando un área definitivamente diferente para que la perciba el espectador. Se trata de una zona concreta dentro del espacio de la exhibición que se relaciona con el espacio a su alrededor al jugar con la escala, la cual, según el artista, no tiene nada que ver con el tamaño. Es la escala de los elementos individuales, su configuración específica, y, por último, pero sin restarle importancia, nuestro propio cuerpo: “Medimos la escala de acuerdo con nuestra propia estatura. Pero el sentido de nuestra estatu- Eva Meyer-Hermann — La importancia del lugar specific configuration, and — last but not least — o ur own body: “We do measure scale according to our own stature. But our sense of our own stature is much more plastic and sliding: it’s not a fixed thing. We tend to relate back to our own physical mass.” The configuration makes us move, and this moving makes us conscious of ourselves in space. Most of Andre’s sculptures are walkable, but for some it doesn’t make sense to walk on them, as we would destroy soft materials such as poplar or Styrofoam planks. Other materials, as in Walnut Water Scatter [fig. 3], are not even accessible — at least not by humans. In an outdoor exhibition in Middelheim, Belgium, Andre created a piece of 300 walnut squares floating freely in a duck pond. It is one of his few “scatter” pieces over the decades, which very obviously relate to the idea of entropy, the process by which one state (that of order) can change into another (that of disorder or chaos) without losing energy. It is its history which changes any work (not only these types of obviously floating ones) over time. In Andre’s words: “If you leave a steel piece out in the rain and the wind for three hundred years, it would probably rust away. If it did rust away, the grass would probably have a different pattern from where the rust was because of the high iron content in the soil at that place. Nothing ever truly disappears.” Nevertheless, each configuration of elements in a sculpture by Andre is unique and not at all subject to changes which might be imposed on it by owners, collectors, or museums. A piece may alter and change through use over time; it might wear out, get scratches, or oxidate, since none of Andre’s materials’ surfaces are manipulated by coating or other preservative methods. But a piece may not be altered by another person. Once it is “in the world,” it has its form and configuration as decided upon by the artist, and it is not to be changed. I stress this point because once in a while, even museum curators have “rearranged” elements into different shapes that would fit their installation purposes better, or fancy Italian collectors have decided to have the attractive materials hung, even framed, on the wall! It is also never about touching the material which the artist uses. Tactile contact with the hand would not only damage the always-pure materials, it would not provide us with any useful insight about Andre’s notion of “sculpture as place.” The theme of variation is inherent in Andre’s practice — and it’s an important aspect. The seemingly simple configurations defined by cardinal numbers would theoretically allow for other configurations as well. For example, a rectangle of 3 by 12 elements could also be constituted as a square of 6 by 6 elements. But that would be a different work. By saying that “the artist does a work because it is not there,” Andre avows that he will be the only one to decide upon the work’s specific configuration — it is never about a viewer’s participation in the artistic process. The viewer is asked to perceive the work; she “climbs the mountain because it is there.” The historic steel-glass architecture of the Palacio de Cristal in Madrid, a greenhouse erected in 1887, is now regularly used as an exhibition space. The space does not contain any walls and the ceiling is 22 meters high. The floor consists of white marble, whose surface is almost blinding in the floating sunlight. In 1988 Andre placed four sculptures made out of identical elements of weathered coldrolled steel plates (each measures a square meter with only a half centimeter thickness) onto the continuum of the floor. [fig. 4] One piece, 47 Roaring Forties, is like a line, one element in width and 47 elements in length; another, 46 Roaring Forties is like a road, 2 by 23 elements. One is a square of 7 by 7, and the sculpture in the foreground is a rectangle of 5 by 9 elements. The overall impression of the installation was of a very finetuned response to place: the rough, rusty material counterbalancing the smooth floor, yet modest enough to visually melt into the surface rather than being superimposed on it. Yet the defined areas did not so much reflect as capture our sight and pace. As material they have a life of their own, responding to the space like a musical contrapunctus, reacting harmoniously to the space/melody given, but also themselves creating a variation of themes. Each work of the series consists of a cardinal number in the 40s, referring to the winds between 40 and 50 degrees latitude, which are colloquially called the Roaring Forties. Further possible configurations, with the same material, were executed by Andre following this show. This is a common procedure in his work — to add more variations to an already existing ensemble of sculptures. He did this as well with the Altstadt Rectangles (of which a whole “family” of related rectangles exist), and this is probably why there is con- ra es mucho más plástica y flexible: no es una cosa fija. Tendemos a relacionar las cosas con nuestra propia masa física”. La configuración nos obliga a movernos, y este movimiento nos da la conciencia de nosotros mismos en el espacio. La mayoría de las esculturas de Andre son “caminables” – se puede caminar sobre ellas – pero para algunos no tiene sentido pisarlas, ya que así destruiríamos los materiales blandos, tales como el álamo, o tablones de poliestireno. Otros materiales, como los de Walnut Water Scatter [fig. 3], ni siquiera son accesibles, cuando menos no para el ser humano. En una exhibición en exteriores en Middelheim, Bélgica, Andre creó una pieza de trescientos cuadros de nuez de Castilla, flotando libremente en un estanque de patos. Es una de las pocas piezas “esparcidas” que muy obviamente se relacionan con la idea de entropía, el proceso mediante el cual un estado (el de orden) puede cambiar a otro (uno de desorden o caos) sin perder energía. Es su propia historia la que cambia cualquier obra (no solamente estos tipos de las que obviamente flotan) con el transcurso del tiempo. En las palabras de Andre: “Si se tiene una pieza de acero al intemperie para que le caiga la lluvia y le dé el viento durante trescientos años, probablemente se oxidaría hasta desaparecer. Si se oxidara hasta desaparecer, el césped probablemente exhibiría un patrón distinto al que tenía donde estaba la oxidación, debido al alto contenido de hierro en la tierra en ese sitio. Nunca desaparece nada del todo.” Sin embargo, cada configuración de elementos en una escultura de Andre es única, y de ninguna manera está sujeta a cambios que podrían serle impuestos por sus propietarios, coleccionistas o museos. Una pieza puede alterarse y cambiar por su uso a través del tiempo; puede desgastarse, rallarse u oxidarse, ya que ninguna de las superficies de los materiales de Andre están manipuladas con capas o revestimientos ni ningún otro método de conser vación. Pero una pieza no puede ser modificada por ninguna otra persona. Una vez que está “en el mundo”, tiene su forma y configuración tal y como las dispuso el artista, y por ningún motivo deben cambiarse. Hago hincapié en este punto porque de vez en cuando, aun los curadores de museo han “re-arreglado” elementos en diferentes formas para que quedaran mejor al propósito de su instalación, y algunos coleccionistas italianos elegantes han decidido colgar los materiales atractivos, incluso enmarcarlos, ¡sobre la pared! Tampoco se debe tocar nunca el material que usa el artista. El contacto táctil con la mano, no solamente dañaría los materiales siempre puros, sino que no 35 nos ayudaría a comprender lo que Andre concebía como “la escultura como lugar”. El tema de la variación es inherente a la práctica para Andre, y es un aspecto importante. Las configuraciones aparente sencillas definidas por números cardinales teóricamente permitiría también otras configuraciones. Por ejemplo, un rectángulo de 3 por 12 elementos también podría constituir un cuadrado de 6 por 6 elementos. Pero ésa sería una obra diferente. Cuando Andre afirma que “el artista elabora una obra porque no esa obra no está ahí”, nos asegura que él será el único que decida sobre la configuración específica de la obra, pues en el proceso artístico nunca se trata de la participación del espectador. Al espectador se le pide que perciba la obra; la cual escala la montaña porque la montaña se encuentra ahí. La arquitectura histórica de acero y vidrio del Palacio de Cristal, en Madrid, un invernadero construido en 1887, se usa ahora regularmente como un espacio de exhibición. El espacio carece de paredes, y el techo tiene 22 metros de altura. El piso consiste en mármol blanco, cuya superficie en casi enceguecedora debido al reflejo de la luz solar flotante. En 1988 Andre colocó cuatro esculturas hechas de idénticas placas de acero, que ya habían sufrido los daños de la intemperie (cada una de un metro cuadrado y solamente medio centímetro de espesor), en el piso. [fig. 4] Una de las piezas, 47 Roaring Forties, es como una raya, un elemento de ancho y 47 elementos de largo; otro, 46 Roaring Forties, es como un camino de 2 por 23 elementos. Una de ellas es cuadrada de 7 por 7, y la escultura en primer plano es un rectángulo de 5 por 9 elementos. La impresión general que daba la instalación fue una respuesta muy refinada al lugar: el áspero y oxidado material se contrabalanceaba con el piso liso, y sin embargo era lo suficientemente modesto para derretirse virtualmente en la superficie, en vez de quedar sobrepuesto al mismo. Pero las áreas definidas no reflejaban tanto nuestra vista y nuestro paso como los captaban. Como materiales que son, tienen su propia vida y responden ante el espacio como un contrapunctus musical, reaccionando armoniosamente al espacio y la melodía dados, pero también creando ellas mismas una variación de temas. Cada obra de la serie consiste en un número cardinal entre 40 y 50, refiriéndose a los vientos entre 40 y 50 grados de latitud, a los cuales de manera coloquial se les llama Roaring Forties. Algunas otras configuraciones, con el mismo material, fueron ejecutadas por Andre después de la exhibición. Este es un procedimiento muy común en su obra: agregar más variación a su conjunto de F i g . 4 : 4 5 R o a r i n g F o r t i e s , Pa l a c i o d e Cr i s ta l , M a d r i d , 19 8 8 . C o ll e c t i o n o f t h e a rt i s t. fusion on the part of some museum people about the “variability” of the works. But in the end, each work is singular, individual, and unalterable in its material and configuration of elements, as described by the artist in a certificate that is issued once the work is sold. Sometimes writers have attributed features to Andre’s sculptures which pertain mainly to their “objectness” and their visual appearance, not to the perception of their appearance in the world. This again might have partly to do with judgements based on the aesthetics of photographic images. In the photograph of 144 Tin Square [fig. 5], installed in a Mies van der Rohe villa of the 1920s, you can see the material, hit by light from outside, is almost reflective, like the surface of a mirror. Thus we could see the sculpture as an “optical modern surface” and could easily see stepping on the work as a “violent gesture.” Briony Fer even claimed that “Andre’s floorplates pull the plug on sculpture in that they drain the space and even the content, as we might normally think of it, out of sculpture.” But to me, Fer stating that “the floorplates tend towards a demonstration of the minimum requirement of a piece of sculpture,” still means to go with a modernist notion of an artwork as an object. It’s like looking at an abstract color field painting or an object placed directly on the floor, which artists began doing around 1960. Obviously, we cannot only look at the aesthetic surface qualities of a piece if we want to understand more about Andre’s revolutionary reevaluation of sculpture in the 1960s. Since 1966, the artist has repeatedly described his notion of “sculpture as place.” He has not only referred to the course of art history since Auguste Rodin, but also placed within it the development and the intrinsic factors of his own sculpture. He takes the Statue of Liberty by Frédéric Auguste Bartholdi, situated on New York’s Bedloe Island in the Upper New York Bay, as a model for his theory of the development of “sculptural interest.” [fig. 6] From “form” (the copper shell of the statue) to “structure” (the iron girders inside the monument, constructed by Gustave Eiffel) to the sculptor’s interest in the very place — not necessarily the specific one — where a sculpture is situated. Transposed to the analysis of one of his sculptures, this would mean: we have a “form,” which is, in the case of Belgica Blue Tin Raster [fig. 7], for example, the square arrangement of elements. We have a “structure,” which is the regular, grid-like configuration of Belgian Blue Limestone blocks interspersed with rectangular tin plates. And we have the “place”: originally the gallery in Brussels where it was first exhibited, here the floor of an upper room at a modernist villa formerly inhabited by a private collector in Krefeld. So “place” does not necessarily mean expansion in height, but instead the common floor which a piece shares with us at a certain place in time. Looking at another example, the Steel-Magnesium Plain [fig. 8], we can now add the fourth criterion (it was only added later) in Andre’s definition of sculpture. It is “matter” which makes each piece unique and special in its existence in the world. This emphasis on “matter” also distin- esculturas ya existente. Hizo lo mismo con el Altstadt Rectangle (del cual existe una “familia” entera de rectángulos relacionados), y ésta es probablemente la razón por la cual hay confusión por parte de algunos museólogos sobre la “variabilidad” de las obras. Pero en última instancia, cada obra es singular, individual, e inalterable en su material y configuración de elementos, según ha sido descrito por el artista en un certificado que se expide una vez que la obra se haya vendido. En algunas ocasiones algunos escritores han atribuido características a las esculturas de Andre, las cuales se relacionan principalmente con su “calidad de objeto” y su apariencia visual, no a la percepción de su apariencia en el mundo. Puede que esto tenga que ver otra vez con juicios basados en la estética de las imágenes fotográficas. En la fotografía de 144 Tin Square Plaza [fig. 5], instalada en un chalet de Mies van der Rohe de los años veintes, puede verse el material, iluminado por la luz exterior, es casi reflejante, como la superficie de un espejo. Así, podríamos ver la escultura como “una superficie moderna de óptica”, y podríamos pensar que el pisar la obra constituiría un “gesto violento”. Briony Fer ha sostenido incluso que “las placas de piso de Andre le quitan el tapón al tanque de la escultura, en el sentido de que drenan el espacio y hasta el contenido, como normalmente los entendemos, que ésta tiene. Pero para mí, el hecho de que Fer sostenga que “las placas de piso tienden hacia una demostración del requisito mínimo de una pieza de escultura”, implica todavía la aceptación de la noción modernista de la obra de arte como objeto. Es como mirar una pintura abstracta de color o un objeto colocado directamente en F ig. 6 : Statue of L ib ert y fr om Passport, 19 6 0 . A d d ison G a ll ery of Am er ic a n Art. Eva Meyer-Hermann — Place Matters el piso, los cuales comenzaron los artistas alrededor de 1960. Obviamente, no podemos enfocarnos únicamente en las cualidades estéticas de la superficie de una pieza si queremos entender mejor la revolucionaria reevaluación de la escultura propuesta por Andre en los 1960s. Desde 1966, nuestro artista ha descrito repetidamente su noción de “escultura como espacio”. No solamente se ha referido al curso de la historia del arte desde Auguste Rodin, sino que también ha colocado dentro de la misma el desarrollo y los factores intrínsecos de su propia escultura. Andre cita a la Estatua de la Libertad, de Frédéric Auguste Bartholdi, situada en la Isla Bedloe, en la Bahía de Nueva York, como un modelo de su teoría del desarrollo de “interés escultural”. [fig. 6] De la “forma (el cascarón de cobre de la estatua) a la “estructura” (las vigas de hierro dentro del monumento, construido por Gustave Eiffel) al interés del escultor en el lugar mismo – no necesariamente el específico – donde se sitúa una escultura. Trasladado al análisis de una de sus esculturas, esto significaría: tenemos una “forma”, que es, en el caso de Belgium Blue Tin Raster [fig. 7], por ejemplo, el arreglo de los elementos en forma de cuadrado. Tenemos “estructura”, que es la configuración regular, cuadriculada, de bloques de caliza belga intercalados con placas de estaño rectangulares. Y tene- F i g 5 : 1 4 4 T i n S q u a r e , N e w Y o rk , 197 5 . M u s é e N at i o n a l d ’ Art M o d e r n e , C e n tr e G e o r g e s P o mp i d o u , Pa r i s . mos “el lugar”: originalmente la galería de Bruselas donde primeramente se exhibió, aquí el piso de la sala superior en el chalet modernista previamente habitado por un coleccionista privado de Krefeld. Entonces, “place” (“lugar”), no necesariamente significa expansión en altura, sino el piso común, el cual comparte una pieza con nosotros en cierto lugar en el tiempo. Pasando a otro ejemplo, el Steel-Magnesium Plain [fig. 8], ahora podemos agregar el cuarto criterio (se agregó más tarde) en la definición de la escultura de Andre. Es la “materia” lo que hace cada pieza única y especial en su existencia en el mundo. Este énfasis en la “materia” también distingue la actitud del artista hacia la “especificidad” 38 over time. Weathering Piece [fig. 9], initially installed on a balcony in Antwerp and re-installed on an outside terrace during Andre’s retrospective in Krefeld in 1996, as well as Chinati Thirteener here in Marfa, 3 are two examples. Andre’s love for matter can also be applied toward his relationship to language. Even before the artist was coming to comparable formal solutions in sculpture, he was dealing with language in his poetry. Just as he does not employ “pure mimetic” or “narrative” ideas in sculpture, so too language does not serve him as an instrument for prose. He doesn’t want to tell stories, but intends to give words back their own autonomy and beauty of individual meaning — as he does with pure metals, or with ephemeral material like found elements, or, more rarely, natural materials such as hay bales. Andre often takes words from non-literary sources: for ex- de un lugar. Sus esculturas no dependen tanto de su colocación en un entorno específico que pudiera dictar o construir un significado. Su procedimiento es el contrario: al colocar materia en un lugar, el artista le da significado al lugar, y a la materia presentada en su configuración específica. Un buen ejemplo de cómo la forma y la estructura son determinadas por la materia de la cual están hechas es Cooper Glarus Galaxy. La obra consiste en una tira de cobre enrollado en espiral, colocada en el piso de manera de que se desenrolla a sí misma solamente al grado en que la tensión de la lámina de cobre lo permita. Claro está que al mismo tiempo que uno diga “desenróllate”, se trata también de “desenrollar” o “desenredar” su misterio: es algo misterioso, tiene el potencial de ser indefinido, y sin embargo es materialmente restringido y definido. El título se refiere a este milagro, y también hace referencia a la el cual predominaba en todas sus exhibiciones en el Swiss Glarus 2, ya que el galerista de allí había encontrado una fuente de productores de cobre, los cuales se atenían a las más altas y puras normas de fabricación. La configuración de las piezas de Andre con frecuencia resulta de las circunstancias del lugar y el material que tenía a la mano. Una exhibición en Londres se dedicó totalmente a varillas de acero encontradas, las cuales con el tiempo habían quedado dobladas y cur vas. El artista colocó los elementos de punta a punta; la forma final y la estructura le salió naturalmente. En una ocasión dijo que quería que le llamaran “El Turner de la materia”, queriendo decir que, de la misma manera como el conocido pintor del siglo XIX había liberado al color de su función representacional, él había liberado a la materia de sus funciones miméticas. Para continuar con lo mencionado anteriormente sobre entropía, la materia, Fig. 9: We at h er in g P iec e, A n twe rpen , 1970. Krö ll er -M üll e r Mu se u m, Otte rlo , T he N et h erl a n ds. preocupación del artista por el cobre, Fig. 8: Stee l- Ma gn esiu m Pl a in, N ew Yo rk, 1969. P rivat e Co ll ec t ion , Switze rl a nd . guishes the artist’s attitude toward the “specificity” of a place. His sculptures are less about a placing in specific surroundings, which might dictate or construct the meaning. His procedure is the other way round: by placing matter in a place, he ascribes meaning to the place and to the submitted matter in its specific configuration. A good example of how form and structure are determined by the matter of which they are made is Copper Glarus Galaxy. The work consists of a strip of coiled copper, placed on the floor so that it unravels itself only to the degree which the tension of the copper sheet allows. Of course, at the same time that one says “unravel,” it is also about “unraveling its mystery” — it is mysterious, it has the potential of being indefinite, and yet it is clearly materially restricted and defined. The title refers to this miracle — a nd also references the artist’s preoccupation with copper, which was predominant in all his shows in the Swiss Glarus, 2 as the gallerist there had found a source of copper producers, which made for the highest and purest standards of fabrication. The configuration of Andre’s pieces often results from the circumstances of the place and the material at hand. One show in London was entirely devoted to found steel reinforcing rods, which over time had come to acquire bends and distortions. The artist placed the elements end to end; the final form and structure came along with it naturally. He once said that he wants to be called “the Turner of matter,” meaning that in the same way that the famous nineteenth century painter freed color from its depictive spectrum, he has freed matter from its mimetic functions. To follow up the earlier mention of entropy, matter, of course, can also change itself over time. Some pieces are especially meant to be exposed to the weather and to visibly change F ig. 7 : B elgica B lue T in Rast er , Br ussel s, 19 9 0 . P r ivat e C oll ec t ion , S a n F r a n c isc o. Eva Meyer-Hermann — La importancia del lugar 39 Eva Meyer-Hermann — La importancia del lugar males comparables en escultura, estaba tratando con el lenguaje en su poesía. Así como no emplea “mimética pura” ni ideas “narrativas” en escultura, tampoco le sir ve el lenguaje como instrumento para hacer prosa. Él no quiere contar historias, pero intenta devolverles a las palabras su propia autonomía y belleza de significado individual –así como lo F ig. 1 0 : “ T h e Lif e P r oc ess of S oc iet y” , 19 7 6 –7 7 . hace con metales puros o con material per and zinc are arranged in a row to form an oblong surface. The two metals alternate, so that one end of the sculpture is copper, the other zinc. Transversely placed, the units give the impression of a surface rigorously divided into lines. The works in Andre’s Sonnets group are “tone poems” in the original sense. They share with the eponymous poetic form their number of lines and their antithetical structures. Another parallel line of works, which have not officially entered the registry of Andre’s sculptures, are the Dada claro está, puede cambiarse con el paso del tiempo. Algunas piezas están destinadas especialmente a estar expuestas a la intemperie y a cambiar visiblemente con el tiempo. Weathering Piece [fig. 9], instalado inicialmente en un balcón de Antwerp y reinstalada en una terraza al aire libre durante la retrospectiva de Andre en Krefeld en 1996, y también en Chinati Thirteener, aquí en Marfa, 3 son dos ejemplos. El amor de Andre por la materia también se puede aplicar a su relación con el idioma. Aun antes de que el artista comenzara a encontrar soluciones for- efímero como los elementos encontrados o, con menos frecuencia, materiales naturales tales como las pacas de heno. Con frecuencia Andre toma palabras de fuentes no literarias: por ejemplo, de un libro de historia de E. W. Peirce sobre la figura histórica del Rey Felipe. De una manera similar a la que usa para tratar con la escultura, Andre toma el lenguaje como una “cantera” con el fin de usar sus elementos, las palabras, de una manera diferente de una oración sintáctica estructurada de acuerdo a la gramática. El significado mismo de las palabras se nivela, y cada una es igual a la otra, logrando y revelando su belleza, así como su lado peligroso y oscuro. Por lo que se refiere a su uso intenso del libro de Peirce, Andre declara: “la historia me ha dado un tema, la historia no me ha dado un método… no quiero escribir un poema narrativo ni una historia. Lo que yo quería era el aislamiento de los términos de la guerra del Rey Felipe y luego una operación adecuada para recombinar los términos de tal manera que se produjera un poema… me doy cuenta que la única disociación suficientemente completa para mis propósitos fue la reducción del texto de Peirce, en sus elementos constituyentes más pequeños: el aislamiento de cada palabra.” En otros casos, el artista trata en sus piezas de WORDS, con formas similares, exactamente como en sus configuraciones de piso. Sin embargo, no son tan poco jerárquicos como los pisos de metal. Algunos sí comienzan desde varios lados: otros siguen el flujo de la lectura de izquierda a derecha y de arriba abajo; sin embargo, las palabras están Fig. 11: C opp e r-Z in c Son n et , D üsse ld orf, 19 91. C o ll ec tio n of th e artis t. ample, from a history book by E. W. Peirce on the historic figure of King Philip. Similar to the way he deals with sculpture, he takes language as a “quarry” in order to use its single elements, the words, in a manner that is different from a syntactical sentence structured according to grammar. The very meaning of the words is leveled, so that each is equal to another, achieving and revealing their beauty as well as their dangerous and dark sides. In regard to his intensive use of Peirce’s book, Andre states: “History has given me a subject, history has not given me a method…. I did not want to write a narrative poem or a history. What I wanted was the isolation of the terms of King Philip’s war and then a suitable operation for recombining the terms in such a ways as to produce a poem… I realized that the only disassociation complete enough for my purposes was the reduction of Peirce’s text into its smallest constituent elements: the isolation of each word.” In other cases the artist deals, in his W OR D S pieces, with similar shapes, just as in his planar floor configurations. Yet they are not as unhierarchical as the metal floors. Some do start from various sides; others follow one’s reading-flow from left to right and top to bottom, yet the words are equalized by an even spacing of their letters without any indication of where a word starts or stops. This “word piece” (rather than poem) reads as follows: “The life process of society which is based on the process of material production does not strip off its mystical veil until it is treated as production by freely associated men and women and is consciously regulated by the min accordance with a settled plank Marx Capital.” [fig. 10] This quotation from Marx’s Capital not only indicates Andre’s interest in Marxist philosophy: he regards the value which resides inherently in the sculpture’s material as the “immanence” of his sculpture — and regards this to be the “essence of materialist philosophy.” Consequently, he asserts that his work is “atheistic, materialistic and communist” because in his eyes it is accessible to all humans. He wants matter as matter rather than matter as symbol. Similarly, structures deriving from poetry, which occupied the artist much earlier in his life than sculpture, have entered the sculptural work. Comparable to structures from music, like the aforementioned contrapunctus, in this Copper-Zinc Sonnet [fig. 11] fourteen rectangular plates of cop- 40 igualadas por un espacio nivelado de sus letras sin ninguna indicación de dónde comienza o termina una palabra. Esta “pieza de palabra” (mejor que “poema”) se lee como sigue: “el proceso de vida de la sociedad, el cual está basado en el proceso de producción de materiales, no se quita su velo místico hasta que sea tratado como producción por hombres y mujeres libremente asociados y sea regulado conscientemente por ellos según un plan fijo.” [fig. 10] Esta cita de El Capital de Marx no sólo indica el interés de Andre en la filosofía marxista: él considera el valor que reside inherentemente en el material de la escultura como la inmanencia de Forgeries, for example The Sign of Immortality.4 These humorous assemblages of found objects exist parallel to the oeuvre. They are heavily language-based, and it will probably be a task for a native speaker to decipher the wit and the wordplay, which are very typical of Andre. The object seems to play on the riddle of a “cigarette holder,” a device so typical of the 1920s. Additionally, the notion of “to forge,” in its double meaning of “welding” and “faking,” is ironically mocking the art-historical developments of the readymade and Dadaist works from the 1920s. Andre has critiqued Duchamp’s readymade on several occasions: “The fault of the Duchamp readymade is that it idealizes an industrial product by severing it from its origins in working class craft and claiming it as a trophy of capitalist cunning. The readymade is industrial product as pure exchange value…. The Dada of Duchamp is nothing but the substitution of exchange value for production value in art.” On the eve of Nixon’s reelection in 1973, Andre announced an exhibition with the title American Decay [fig. 12], presenting an ephemeral piece consisting of tons of cottage cheese and gallons of Ketchup, which in a humorous yet political way points to the “modest” eating habits which were part of the lore of the newly reelected president. Years before, in the beginning of the development of Andre’s sculptural oeuvre in the early 1960s, Andre produced a material assemblage out of concrete, in which he stuck discarded household and studio “matter” such as broken glass and broken porcelain. Both samples may well serve to illustrate the utmost extremes to which the idea of “sculpture as form as structure as place as matter” can be taken. Fig. 12: Decay (Nixon’s Second Inauguration), Washington, D.C., 19 73. Eva Meyer-Hermann — Place Matters jándolo de sus orígenes en las artesanías de la clase trabajadora y reclamándolo como si se tratara de un trofeo del ingenio capitalista. Lo “readymade” es un producto industrial como valor de intercambio puro… el Dadá de Duchamp no es otra cosa que la sustitución del valor del intercambio por el valor de producción en el arte.” Poco antes de la reelección de Nixon en 1973, Andre anunció una exhibición con el título de American Decay [fig. 12], presentando una pieza efímera consistente en toneladas de requesón y galones de ketchup, lo cual, de una manera humorística pero a la vez política, alude a los lying out, they were just stored there until they were used, until they were bent or formed into whatever shape for the hull and deck plates.” Quincy was also known for its stone quarries, the last of which closed in 1963. Here as well the artist guided me around, in order to introduce me to his early childhood memories. He has always stressed how important these early experiences in the landscape, with its seashore and its shipbuilding and granite business, had been to him. When reflecting about it in 2000, he downplayed the movements of the 1960s as influences for his art. “It wasn’t anything about the 1960s: it was about the 1930s, the 1940s, and the 1950s. We are the sum of our pasts, not the sum of our presents. And all of us were raised before television, before organized games for children…. we were feral children; we ran everywhere over our neighborhood and in the swamps and so-called islands and mounds that were around it.” Andre’s family is of Swedish decent — “Anderson” — t hat’s why there is no French acute accent over the final “e.” His grandfather came to the United States around 1910; he was a bricklayer and ran a construction company. Two of the grandfather’s brothers-in-law had come to America earlier; they were blacksmiths. Andre recalls his earliest memories from visiting various construction sites with an uncle, who was also part of the grandfather’s construction company. “The first five years of life brings the greatest evolution of the artist and each succeeding year brings less and less change.” His father’s profession was as a draftsman at the shipyard in Quincy. Additionally, through both his father and his mother, Andre took a vivid interest in language, especially in poetry. Parallel to an exhibition which Andre had in 1973 in Andover (where he su escultura, y considera que esto es la “esencia de la filosofía materialista”. Consecuentemente, Andre afirma que su obra es “atea, materialista y comunista” porque en sus ojos es accesible a todos los humanos. Él desea la materia como materia, y no como símbolo. De manera similar, las estructuras derivadas de la poesía, las cuales ocuparon al artista en su vida mucho antes que la escultura, se han metido en su obra escultural. Comparables con las estructuras de la música, como el contrapunctus antes mencionado, en este Copper-Zinc Sonnet [fig. 11], catorce placas rectangulares de cobre y cinc están acomodadas en una fila para formar una superficie oblonga. Los dos metales alternan de manera que una de las orillas de la escultura es de cobre y la otra es de cinc. Colocadas de forma trasversal, las unidades dan la impresión de una superficie rigurosamente dividida en líneas. Las obras del grupo de Sonnets de Andre son “poemas de tono” en el sentido original. Comparten con la forma poética epónima su número de versos y sus estructuras antitéticas. Otro conjunto paralelo de obras de Andre, que no han entrado oficialmente al registro de sus esculturas, son las Dada Forgeries, por ejemplo The Sign of Immortality 4 (1963). Estos conjuntos humorísticos de objetos encontrados existen paralelos a la obra. Están ba- Andre was born in Quincy, Massachusetts in 1935. Besides being known as the birthplace of two presidents in the late eighteenth/early nineteenth century (John Adams and his son John Quincy Adams), the city is also famous for having been home to one of the largest shipyards in America. Illustrated here is an image of the shipyard, which I visited together with the artist in the early 1990s. Andre describes the impression vividly in an interview of 1972: “But around where the ships were constructed there were just acres and acres of these steel plates that were idealiza un producto industrial, desga- sados primordialmente en el lenguaje, y probablemente será una tarea para un nativo del idioma el descifrar el arte y el juego de palabras, los cuales son muy típicos de Andre. El objeto parece jugar con la adivinanza de un “portacigarros”, un accesorio muy típico de los 1920s. Además, la noción de “to forge”, en su doble significado en inglés de “forjar” y “falsificar”, es una burla irónica de los desarrollos de la historia del arte de lo “readymade” y las obras dadaístas de los anos veintes. Andre ha criticado lo “readymade” de Duchamp en varias ocasiones: “El error de lo “readymade” de Duchamp es que 41 hábitos culinarios “modestos” que eran parte de la fama del presidente. Años antes, al comenzar Andre a desarrollar su obra escultural a principios de los sesentas, el artista produjo un artefacto de concreto en el cual metió enseres caseros descartados y “materia” de estudio tales como vidrio quebrado y porcelana rota. Ambos ejemplos bien pueden ser vir para ilustrar los extremos a los cuales puede llegar la idea de “escultura como forma como escultura como lugar como materia”. Andre nació en Quincy, Massachusetts en 1936. Además de ser conocido este lugar como la cuna del nacimiento de dos presidentes a finales del siglo XVIII y principios del XIX (John Adams y su hijo John Quincy Adams), la ciudad es también famosa por haber sido la sede de uno de los astilleros más grandes de los Estados Unidos. Aquí aparece una imagen del astillero, el cual visité junto con el artista a principios de los noventas. Andre describe la impresión con viveza en una entrevista en 1972: “Pero por dónde se construyeron los barcos solamente había acres y acres de estas placas de acero que se encontraban tiradas. Se almacenaban ahí hasta que se les daba uso, hasta que se doblaban o formaran cualquier figura para el casco y las placas de la cubierta del barco.” Quincy también era conocido por sus canteras de piedra, la última de las cuales cerró en 1963. Aquí también el artista me guió por los alrededores, con el fin de revivir los recuerdos su primera infancia. Él siempre ha hecho hincapié en la importancia que tenían para él estas tempranas experiencias en el paisaje, con su ambiente marino y la construcción de barcos y negocios de granito. Al reflexionar sobre ello, en el año 2000, le restó importancia a los movimientos de los 1960s como influencia en su arte. “No tenía nada que ver con los 1960s: se trataba de los 1930s, los 1940s, y los 1950s. Eva Meyer-Hermann — Place Matters in which it was not immediately possible to tell the scale. In a way the Russian abstract period was like a distant thunder. Brancusi had a much more immediate influence because it was possible to go to Philadelphia and see the Arensberg collection; this was a direct and immediate influence because I started making sculpture carving in wood inspired by Brancusi’s wood carvings.” At the end of the 1950s, Andre shared a studio with Frank Stella in New York. The famous Last Ladder [fig. 13] originated here; it shows the repetitive motif that easily could be connected to the vertically evolving and identical forms in Brancusi’s Endless Column. Andre referred to his Ladder pieces as “negative Brancusi-like structures.” During these years, Andre worked on several small scale, so-called Exercises such as the little wooden, sawcarved sculpture, which indicates the artist’s interest in questions of the gestalt and how it is not only formed by its own body, but also determined by the surrounding space, which can be seen as “cutting” into the matter, as in the visual phenomenon of “positive” and “negative” forms. Somos la suma de nuestras partes, no la suma de nuestro presente. Y a todos nosotros nos criaron antes de la televisión, antes de los juegos organizados para los niños… Éramos niños silvestres; corríamos por doquier en nuestro vecindario y en los pantanos y las llamadas islas y montículos que lo rodeaban.” La familia de Andre es de ascendencia sueca – “Anderson” – y es por eso que no lleva acento agudo en francés sobre la “e” final. Su abuelo vino a los Estados Unidos alrededor de 1910; él era albañil y estaba encargado de una compañía constructora. Dos de los cuñados del abuelo habían venido a este continente anteriormente; eran herreros. Los primeros recuerdos de Andre eran de visitas a varias obras de construcción con su tío, quien era también parte de la compañía constructora de su abuelo. “Los primeros cinco años de vida traen la mayor evolución del artista y cada año sucesivo trae menos y menos cambio.” La profesión de su padre era la de dibujante del astillero en Quincy. Además, tanto por el lado de su padre como por el de su madre, Andre desarrolló un vívido interés en la lengua, especialmente en la poesía. Paralelamente a una exhibición que asistió a la Academia Phillips de 1951 a 1953 y estudió con Maud y Patrick Morgan), él publicó un libro de artista con fotografías de su ciudad natal, Quincy. Andre se estableció en Nueva York en 1957 con su amigo Hollis Frampton, su compañero de cuarto de Andover. En Nueva York, conoció a Frank Stella. A través de Frampton conoció la obra de Ezra Pound, quien tuvo una gran influencia en él, sobre todo en los escritos de Pound sobre el artista rumano Constantin Brancusi. Andre se sintió especialmente atraído al método de Brancusi de cincelar directamente en el material, así como en la reevaluación de la base de la escultura como una parte integral de la misma, en particular Endless Column. La obra temprana de Andre y sus primeras influencias se relacionan también con frecuencia con las obras Constructivistas, las cuales son estructuralmente comparables, pero Brancusi era para él la más inmediata influencia. “Yo me siento mucho más apegado a Brancusi que a los rusos porque en mi años formativos en los 1950s, hubo muy pocas obras Constructivistas rusas en Occidente, y yo no creo que haya habido ninguna escultura. Lo que uno sí veía era una especie de fotografías oscuras de obras Fig. 14: PP yra m id ( Squa r e Pl a n) , Ne w York 1959 (d e stro yed ) /Orle a ns, M A 1970 (r em a de ). D all as M use um of Art. Andre tuvo en 1973 en Andover (donde Fig. 13: La st Ladd er , Ne w Yo rk, 1959. Tate Ga lle ry, Lo n do n. attended the Phillips Academy from 1951–53 and studied with Maud and Patrick Morgan), he published an artist’s book with photographs of his hometown, Quincy. Andre settled in New York in 1957 with his friend Hollis Frampton, a roommate from Andover. In New York he met Frank Stella. Through Frampton he was introduced to the work of Ezra Pound, which had a profound influence, especially Pound’s writing on the Romanian artist Constantin Brancusi. Andre was especially drawn to Brancusi’s method of directly carving into the material, as well as the reevaluation of the base of the sculpture as an integral part of it, in particular Endless Column. Andre’s early work and influences are also often related back to Constructivist works, which are structurally comparable, yet Brancusi was for him the more immediate influence: “I feel much closer to Brancusi than to the Russians because in my immediate formative years in the 1950s, there was very little Russian Constructivist work in the West, and I don’t think any sculpture. What one did see was sort of obscure photographs of works 42 Eva Meyer-Hermann — La importancia del lugar At the end of 1960s, Andre began to use materials with less manipulated elements. Nevertheless, works like his series of stacked timber, the so-called Pyramids [fig. 14], are specially prepared, as in a log-cabin building style, with joints and notches where the timbers stack crosswise. Andre “found” his materials mostly through what he called “scavenging,” meaning going around after work hours at construction sites and collecting construction timbers and similar materials. Once when Stella pointed out to his friend that the uncarved backside of the Last Ladder was sculpture too, Andre turned the remark into a more radical insight, realizing that “the wood was better before I cut than after. It did not improve it in any way.” And, subsequently: “Up to a certain time I was cutting into things. Then I realized that the thing I was cutting was the cut. Rather than cut into the material, I now use the material as the cut in space.” As early as 1960 Andre had conceived of a series of simple building forms of stacked timbers with posts, lintels, thresholds, etc. But it wasn’t until the early 1970s that he actually executed these wood pieces. An installation photograph from his 1996 retrospective presents one sculpture from the Element series and another piece from a related group which draws on the building principles of Neolithic or ancient Greek and Egyptian architecture. The latter group consists of structures made of beams with a proportion of 1:5, which makes them less stable than the 1:3 proportion of the Element series, which might be the reason why the group with the elongated beams is relatively small in Andre’s oeuvre. Before he executed the wood versions, Andre made little trial pieces, which are lost today. But Hollis Frampton documented them in photographs, showing exactly the configurations of the Element series, made out of little steel blocks, which Andre might have found while working at the Pennsylvania Railroad between 1960 and 1964. It is not so much the direct influence of the wood and steel from which train tracks are built, nor the impression of the long systems of interurban tracks with their converging lines of metal rails; it seems primarily to have been the experience the artist had with “matter” and “physicality” during these years which influenced his work. As a freight brakeman he was maneuvering the masses of the huge train cars. This inaugurated his practice as sculptor to never use more weight, or weights bigger than, an element that he himself can handle. It was during this time at the railroad that the artist, in his own words, got his “advanced degree in sculpture.” Much later in his oeuvre, Andre used a material he was very close to while growing up: Quincy granite. He even named the works after geographical sites in his former hometown: Houghs Neck is a peninsula in the Quincy Bay, and Adams Shore is the name of one of its shores. An installation shot of the Wolfsburg retrospective in 1996 shows in the background two Quincy granite works from 1992, along with his early wood piece Last Ladder of 1959. The combination of very early and later pieces describes not only the connection to early childhood imprints, but also indicates Andre’s relationship with Brancusi and how he referred to it with his own work: “All I am doing is putting Brancusi’s Endless Column on the ground instead of in the sky. Most sculpture is priapic with the male organ in the air. In my work, Priapus is on the floor. The engaged position is to run along the earth.” The earliest “laying down” of a potentially endless (yet through its cardinal and prime number 137, distinctly defined) column is Lever [fig. 15]. This sculpture made of sand-lime bricks was part of Primary Structures, the 1966 exhibition of younger American and British sculptors, organized by Kynaston McShine at the Jewish Museum in New York. Andre’s desire to “cut” with the material into space becomes palpable in this contribution. It is a manifestation of a sculpture that is less a monolith or a building than a causeway and road which offers an infinite point of view. It is something to move along so as to understand its dimension and its relation to space. It was Andre’s first work fully capturing the horizontality of the floor. His characteristic flat metal floor pieces only appeared a year later at the Dwan Gallery in New York and subsequently at Konrad Fischer in Düsseldorf. Sculptures such as 35 Timber Line, which is part of the exhibition here in Marfa, relate back to this brick sculpture. The line is, along with the square, one of the favorite configurations in Andre’s sculptural oeuvre. Nevertheless, the configuration itself does not say anything relevant regarding chronology — t hese “configurations” appear throughout the decades, again and again. Andre’s work is less about a subsequent development of a vocabulary of forms; their specific configurations are more en la cuales no era posible entender inmediatamente la escala. En cierta forma el periodo abstracto ruso fue como un trueno lejano. Brancusi tuvo una influencia mucho más inmediata porque le fue posible ir a Filadelfia y ver la colección Arensberg; ésta fue una influencia directa e inmediata porque yo comencé a tallar esculturas en madera inspirado por las de madera de Brancusi”. A finales de los 1950s Andre compartió un estudio con Frank Stella. El famoso Last Ladder [fig. 13] originó aquí; muestra el motivo repetitivo que fácilmente podría conectarse a las formas idénticas y verticalmente evolucionantes de Brancusi en Endless Column. Andre se refería a sus piezas de Ladder como “estructuras a la manera de Brancusi, pero en negativo”. Durante estos años, Andre trabajó en varias obras en pequeña escala, supuestamente llamadas Exercises tal como la pequeña escultura hecha de madera tallada con serrucho la cual indica el interés del artista en cuestiones del gestalt y cómo no solamente está formada por su propio cuerpo sino también determinada por el espacio a su alrededor, el cual puede verse como “cortante” a través de la materia, como en el fenómeno visual de “formas” positivas” y “negativas”. A fines de los 1960s, Andre comenzó a usar materiales con menos elementos manipulados. Sin embargo, obras como sus series de madera apilada, las llamadas Pyramids [fig. 14] están preparadas en forma especial, al estilo de la construcción de una cabaña de troncos, con juntas o uniones y muescas donde los leños se apilan al cruzarse. Andre “encontró” sus materiales más bien a través de lo que él llamaba “hurgando”, o sea, andando por diversos lugares después de las horas de trabajo en obras de construcción y juntando maderos de construcción y materiales similares. Una vez, cuando Stella le señaló a su amigo que la parte del revés del Last Ladder que se encontraba sin labrar, también era una escultura, Andre volvió esa obser vación en una retrospectiva más radical, dándose cuenta de que la “madera era mejor antes de que yo la cortara que después. No la mejoré de ninguna forma”. Y subsecuentemente: “Hasta ciertas fechas yo cortaba las cosas. Luego me di cuenta de que la cosa que yo cortaba era el corte. En vez de cortar el material, ahora utilizo el material como el corte en el espacio.” Desde los primeros años de la década de los 60s, Andre había concebido una serie de formas simples de construcción consistentes en maderos apilados con postes, dinteles umbrales, etc. Pero no fue hasta principios de los 1970s que efectivamente realizó estas piezas de madera. Una fotografía de una instalación de su 43 retrospectiva de 1960 presenta una escultura de las series de Element, y otra pieza de un grupo relacionado el cual se deriva de los principios de construcción de la arquitectura neolítica o de la de la Grecia y el Egipto antiguos. Este último grupo consiste en estructuras hechas de vigas con una proporción de 1:5, lo cual las hace menos estables que la proporción de 1:3 de la serie de Element, que puede ser la razón que el grupo con las vigas alargadas sea relativamente pequeño en la obra de Andre. Antes de ejecutar las versiones en madera, Andre hizo pequeñas piezas de prueba, que hoy se han perdido. Pero Hollis Frampton las documentó en fotografías, mostrando exactamente la configuración de la serie de Element, hechas de pequeños bloques de acero, los cuales Andre habría podido encontrar mientras trabajaba en el ferrocarril de Pensilvania entre 1960 y 1964. No es tanto la influencia directa de la madera y el acero del cual se construyen los rieles del tren, ni la impresión de los largos sistemas de rieles interurbanos con sus líneas convergentes de vías metálicas; parece primordialmente haber sido la experiencia que el artista tuvo con la materia y la “fisicalidad” durante estos años que influenciaron su obra. Trabajando como garrotero, Andre maniobraba las pesadas cargas de los enormes vagones del tren. Esto inició su práctica como escultor de no usar nunca más peso, o un peso más grande, que un elemento que él mismo podría manejar. Fue durante este tiempo en el ferrocarril que el artista en sus propias palabras, adquirió “su título de posgrado en escultura”. Mucho más tarde, Andre usó un material que conocía por haber estado muy cerca de él durante sus años de niñez: el granito Quincy. Hasta les dio a sus obras el nombre por sitios geográficos en su anterior tierra natal. Houghs Neck es una península en la bahía Quincy, y Adams Share es el nombre de una de sus playas. Una foto instantánea de la retrospectiva de Wolfsburg en 1996 muestra en el fondo dos obras hechas en granito Quincy de 1992, junto con su pieza anterior hecha en madera denominada Last Ladder, de 1959. La combinación de piezas tempranas y otras tardías describe no sólo la conexión con huellas de su primera niñez, sino que también indica la relación de Andre con Brancusi y cómo se refería a él con su propia obra: “Lo único que estoy haciendo es poner la Endless Column de Brancusi en el suelo en vez de en el cielo. La mayoría de la escultura es priápica, con el órgano masculino en el aire. En mi obra Priapus está en el suelo. La postura adoptada es la de correr a lo largo de la Tierra.” La primera ejecución de una columna Eva Meyer-Hermann — La importancia del lugar como 35 Timber Line, que es parte de la exhibición aquí en Marfa, tienen sus antecedentes en su escultura en ladrillo. La línea es, junto con el cuadrado, una de las configuraciones predilectas en la obra escultural de Andre. No obstante, la configuración misma no dice nada relevante respecto a la cronología –estas “configuraciones” aparecen a través de las décadas, una y otra vez. La obra de Andre trata menos sobre un desarrollo posterior de un vocabulario de formas; sus configuraciones específicas son más bien un medio con el cual trabajar. Andre usa “configuraciones” como una especie de “gramática” con el propósito de colocar elementos, como “palabras” y “sílabas”, en el espacio. David Bourdon recuerda lo fastidiados que estaban unos visitantes al ver Lever por primera vez: “Como material de escultura, los ladrillos quemados parecían extraordinariamente humildes, y el artista obviamente no había aplicado F ig . 15 : L e v e r , N e w Y o rk , 19 6 6 . T h e N at io n a l G a lle ry o f C a na d a , Ottawa . ninguna artesanía visible en alinearlos formando una fila. La forma lineal carecía totalmente de inventiva y dinamismo… La pieza de Andre involucraba relativamente poca masa y ocupaba una cantidad modesta de espacio; sin embargo, resultaba sorprendentemente asertiva… Los ladrillos daban la impresión a algunos espectadores de ser un ejemplo tardío del arte Dadá, recordando la designación de ciertos “objetos encontrados” de Marcel Duchamp, tales como un orinal o mingitorio, o una pala, como obras de arte. La mayor diferencia es que Duchamp escogió y puso dentro de un contexto artístico individual objetos manufacturados, las formas de los cuales habían sido determinadas por su uso. En contraste, las unidades de Andre son a means to work with. Andre uses “configuration” as his kind of “grammar” in order to place elements, like “words” and “syllables,” in space. David Bourdon recalled the irritation of visitors upon seeing Lever for the first time: “As sculptural material, the firebricks seemed uncommonly humble, and the artist had obviously applied no visible craftsmanship in aligning them in a row. The linear form appeared singularly uninventive and undynamic… Andre’s piece involved relatively little mass and consumed a modest amount of space, yet proved disconcertingly assertive…. The bricks struck some spectators as a belated example of Dada, reminiscent of Marcel Duchamp’s designation of certain ‘found objects,’ such as a urinal or shovel, to be works of art. The major difference is that Duchamp chose and put into an art context individual manufactured objects, the shapes of which had been determined by their use. By contrast, Andre’s units are the basic materials of construction and manufacturing…. Other [visitors] were annoyed, surprisingly, because the work appeared unsalable; they theorized that since anybody could purchase similar bricks and assemble an identical work, nobody would buy the original. Happily, Lever not only polarized its audience, but also prompted many people to reexamine their assumptions about sculpture.”5 In the same year as the Jewish Museum exhibition, Andre had a solo show at the Tibor de Nagy Gallery which has long since become notorious in art history, along with another often repeated realization that would become an often repeated anecdote. When canoeing on a New Hampshire lake in 1965, the artist realized that he wanted sculpture to be “as level as water.” The result was not only Lever but also a set of eight sculptures, called Equivalents I–VIII. Each potencialmente sin fin (aunque definido por su número cardinal y primo 137 distintivamente definido) columna, es Lever [fig. 15]. Esta escultura hecha de ladrillos de arcilla arenosa formaba parte de Primar y Structures, la exhibición de escultores americanos y británicos jóvenes, organizada por Kynaston McShine en el Museo Judío de Nueva York. El deseo de Andre de hacer un “corte” en el espacio con el material se vuelve palpable en esta contribución. Es una manifestación de una escultura que es menos un monolito o edificio que una calzada y un camino que ofrece un punto de vista infinito. Hay que desplazarse a lo largo de la obra para comprender sus dimensiones y su relación con el espacio. Fue la primera obra de Andre que capturó plenamente la horizontalidad del suelo. Sus características piezas planas de metal para piso aparecieron un solamente un año más tarde en la Galería Dwan de Nueva York y subsecuentemente en Konrad Fischer en Düsseldorf. Las esculturas tales 44 los materiales básicos de construcción y manufactura… Otros [visitantes] se sintieron molestos, sorprendentemente, debido a que la obra parecía invendible; supusieron que ya que cualquiera podría haber comprado ladrillos similares para hacer un trabajo idéntico, nadie compraría el original. Felizmente, Lever no sólo polarizó a su público, sino que también provocó que mucha gente reexaminara sus ideas sobre la escultura 5. El mismo año de la exhibición en el Museo Judío, Andre tuvo una exhibición solo en la Galería Tibor de Nagy, la cual se ha hecho célebre en la historia del arte, junto con un descubrimiento repetido con frecuencia, el cual se convertiría a su vez en una anécdota repetida con frecuencia. Durante una salida en canoa en un lago de Nueva Hampshire en 1965, el artista se dio cuenta de que quería que la escultura estuviera “tan plana como el agua”. El resultado fue no sólo Lever, sino también un conjunto de 8 esculturas, llamadas Equivalents I-VIII. Eva Meyer-Hermann — Place Matters floor piece consists of 120 bricks, stacked in two identical layers. But each rectangular shape differed by the variation of the relation between the number and direction of stretchers and headers, which was unique to each sculpture. Subsequently, the eight sculptures had a turbulent history: they were sold separately, and because of their very delicate material some were destroyed and remade. One even caused uproar in 1976 when the Tate Gallery in London acquired it. In the 1970s it was still difficult to communicate the so-called “common sense” that bricks could be art. The 1995 Sand-lime Instar is a piece which consists of the entirety of all 8 configurations from the Equivalent series. This new piece will stay complete and not be split up in single pieces, a procedure which Andre has used frequently with other groups of works in the past. Similarly, and as early as in 1969, Andre had created a 37 th Piece of Work for his upcoming exhibition at the Guggenheim Museum in 1970. The units of each of 36 Plains were made and gathered, as doubles, into one larger composite piece that was installed on the floor of the atrium in Frank Lloyd Wright’s building. Speaking of large-scale installations, I would like to point to some of the ways that Andre’s work is different from the work of other artists who have been branded with the term “Minimalism.” Robert Morris, who had turned away from painting in 1961, had a seminal installation of grey painted box sculptures at the Green Gallery in New York in 1964. The seven untitled works played on the relationships between viewer, object, and exhibition space. It was very much a “phenomenological analysis,” as Morris called it, eleven of the objects in space through the viewer” and less, as in Andre’s sculptures in the coming years, an analysis of the conditions of the viewer at a single point and time of existence, prompted by the means of place and matter. Seeing Morris’s pieces, you can recognize very well the “theatricality” and “literalness” which was attributed to Minimal art in the infamous essay “Art and Objecthood” by Michael Fried in 1967, which, inadvertently, was the beginning of the reception of Minimal art being based on the phenomenological perception of the viewer. If we compare this to Andre’s installation of Equivalents at the Tibor de Nagy Gallery, we can feel the difference: it is not so much about the different shapes of the objects meant to be experienced and analyzed by the spectator, but more about the horizontal continuum, which makes the viewer walk around these pieces, which renders visible the horizontal mode as a zone of human movement and base of recognition. Andre stresses the fact that unlike Morris and other Minimal artists, he has never made “boxes.” His pieces were always solid. But he acknowledges the influence of Morris: “The great influence that Bob Morris had on my work was to destructuralize it — in other words, to get rid of any residual structural elements. I was no longer building sculpture; I was laying it out.” When Andre, in the following year, covered the entire floor of the gallery space with a kind of negative version of Equivalents, he made even more explicit the perceptual mode which his work requires of the viewer. Visitors could not help but step onto the material in order to discover the configuration. It was Donald Judd and Morris who had seen Andre’s work and brought him into the landmark group exhibition Shape and Structure at Tibor de Nagy Gallery in 1965 (the same year that he had his first solo exhibition). He presented three large structural sculptures made of prefabricated Styrofoam slabs (Crib, Coin, and Compound), by which the artist intended not so much “to fill, but to seize and hold the space” of the gallery. Judd, who had developed his threedimensional work in the 1960s out of his development as a painter, treated an object in space differently: his sculptures have a quasi “industrial” look too, being manufactured and treated with no sign of an expressive, individual handwriting. They are, like Andre’s works, totally anti-mimetic; their form does not resemble or mimic anything. They are objects in their own right; they are “specific,” as Judd called them from 1965 on. With Judd, red helped to clarify their form and define the contour and angles. Yet they are not meant to “seize and hold the space,” but are instead independent objects in a given space. Judd’s works also have repetitive forms, like the galvanized steel boxes in the Schaffhausen collection.6 Yet their appearance is less about their materiality than about the variations and their internal relationships. Like Andre, Judd avoids composition and illusion, but his objects are like intel- Cada una de estas piezas de piso consiste en 120 ladrillos apilados en dos capas idénticas. Pero cada forma rectangular difería de acuerdo con la variación de la relación entre el número y la dirección de las caras mayores y menores, que era diferente para cada escultura. Posteriormente, las 8 esculturas pasaron por una turbulenta serie de peripecias: fueron vendidas separadamente y, como el material era muy delicado, algunas fueron destruidas y vueltas a hacer. Una causó sensación en 1976 al ser adquirida por la Galería Tate de Londres. Durante los años setentas era todavía difícil comunicar la noción, que pertenece de hecho al “sentido común”, de que los ladrillos pueden ser arte. Sand-lime Instar es una pieza que consiste en la totalidad de todas las 8 configuraciones de la serie Equivalent . Esta nueva pieza permanecerá íntegra y no será dividida en piezas individuales, un procedimiento que Andre ha utilizado a menudo en el pasado, tratándose de otros grupos de obras. De la misma manera, y ya desde 1969, Andre había creado su 37 th Piece of Work para su próxima exhibición en el Museo Guggenheim en 1970. Los 36 Plains eran agrupados, como dobles, en una pieza compuesta más grande que fe instalada en el piso del atrio de dicho museo, diseñado por Frank Lloyd Wright. Hablando de instalaciones a gran escala, quisiera señalar algunas de las diferencias entre la obra de Andre y la de otros artistas a los que se les llama “minimalistas”. Robert Morris, quien había abandonado la pintura en 1961, tuvo una exhibición importante de esculturas de cajas pintadas de gris en la Galería Green de Nueva York en 1964. Las siete obras sin título jugaban con las relaciones entre obser vador, objeto y espacio de exhibición. Era ciertamente un “análisis fenomenológico”, según Morris (“11 objetos en el espacio a través del observador”) y menos, como en las esculturas de Andre en los años siguientes, un análisis de las condiciones del obser vador, situado en un punto único del espacio y la existencia, determinado por el lugar y la materia. Contemplando las piezas de Morris, uno puede reconocer muy bien la “teatralidad” y la “literalidad” como características atribuidas al minimalismo por Michael Friend en su célebre ensayo “Art and Objecthood” en 1967, el cual, sin querer, marcó el inicio de la recepción del arte minimalista como algo basado en la percepción fenomenológica del observador. Si comparamos esto con la instalación de Equivalents, de Andre, en la Galería Tibor de Nagy, captamos la diferencia: no 45 se trata tanto de las diversas formas de los objetos que el espectador debe experimentar y analizar, sino más bien de la continuidad, que obliga al espectador a dar una vuelta alrededor de estas pieza, revelando la modalidad horizontal como una zona de movimiento humano y base del reconocimiento. Andre recalca el hecho de que, a diferencia de Morris y otros minimalistas, él nunca hizo “cajas”. Sus piezas eran siempre sólidas. Pero sí reconoce la influencia de Morris: “La gran influencia que Bob Morris ha tenido sobre mi obra es en desestructurarla – es decir, eliminar en ella cualquier residuo de elementos estructurales. Yo ya no construía escultura; la situaba.” Al año siguiente, cuando cubrió todo el piso del espacio de galería con una especie de versión negativa de Equivalents, Andre explicitó aun más la modalidad perceptual que su obra exige al observador. Los visitantes no podían menos que pisar el material para conocer su configuración. Donald Judd y Morris fueron quienes habían visto la obra de Andre y la habían incorporado a la exhibición grupal tan importante Shape and Structure en la Galería Tibor de Nagy en 1965 (el mismo año que Andre tuvo su primera exhibición solo). Presentó tres grandes esculturas estructurales hechas de bloques de espuma de poliestireno (Crib, Coin y Compound), con las cuales el artista pretendía no tanto “llenar, sino asir el espacio [de la galería] y sostenerlo.” Judd, que había desarrollado su obra tridimensional en los sesentas, partiendo de su experiencia como pintor, trataba el objeto en el espacio de modo distinto: sus esculturas poseen una cualidad casi “industrial”, ya que las fabricaba y manejaba sin imprimirles un sello expresivo individual. Estas obras, al igual que las de Andre, son totalmente antimiméticas; su forma no semeja ni imita nada. Constituyen objetos por sí solos; son obras “específicas”, como Judd las denominaba a partir de 1965. Judd aprovechó el color rojo para aclarar su forma y definir los contornos y ángulos. Sin embargo, no tienen la intención de “asir y sostener el espacio”, sino que son objetos independientes en un espacio dado. Las obras de Judd también se caracterizan por sus formas repetitivas, como las cajas de acero galvanizado 6 de la colección Schaffhausen. Pero su apariencia tiene menos que ver con su materialidad que con sus variaciones y relaciones internas. Judd, como Andre, evita la composición y la ilusión, mas sus objetos son como instrumentos intelectuales que aguzan el intelecto de quien los contempla. Funcio- Eva Meyer-Hermann — Place Matters tured, often colored florescent bulbs, but they extend beyond their own materiality. Like Morris, Judd and LeWitt, coming from painting, he developed objects that would be able to, literally, transcend their original frame or pedestal into the mundane world. It is the relationship of light, color, and space which interests him. The fluorescent light immerses the space into zones of a very fundamental experience of continuity and discontinuity, only to be realized in the movement of an active beholder. nan mediante una sofisticada manera de jugar con nuestra percepción, aunque no de la forma corporal en que nos llega Andre, por la inmediatez de los materiales utilizados. La obra de Judd parece depender más bien de la inmediatez de una proposición teórica, verificada por una respuesta intelectual. Por su cuidadosa fabricación industrial, las “estructuras” complejas de Sol LeWitt no sólo excluyen cualquier toque artístico individual, sino que logran convertir paradójicamente el potencial analítico de un sistema repetitivo en el contrario de sí mismo: una y LeWitt, Flavin, que se inició en la pintura, desarrolló objetos que podían transcender literalmente su marco o pedestal original, penetrando en el mundo real. Lo que le interesa es la relación entre luz, color y espacio. La luz fluorescente sumerge el espacio en zonas de una muy fundamental experiencia de la continuidad y la discontinuidad, que sólo cobran identidad con el movimiento de un espectador activo. serie de geometrías con un orden pro- Con respecto al significado de los es- puesto, y posiblemente comprensible, pacios y de la percepción a través del obser vador, hay que reconocer la im- pasa a ser, otra vez por la percepción de Speaking of the significance of spaces and of perception through the beholder, we must realize by now how important — how potentially perilous — is any re-installation of Andre’s sculptures. I would like to present some installation shots from the large retrospective which I organized in Germany in 1996. The exhibition took place at two venues concurrently: one was at the two modernist villas, Haus Lange and Haus Esters, built in the late 1920 by Mies van der Rohe in Krefeld, and now used as exhibition spaces. The other part of the exhibition was held at the newly inaugurated Kunstmuseum Wolfsburg in the middle of Germany. The spaces in Krefeld were former private homes of art collectors and provided smaller scale rooms than the newly built, quasi-industrial space of the museum in the small city of Wolfsburg. Their spaces were large enough to accommodate bigger pieces, and by design, no exhibition architecture produced interruptions and divisions in the existing suite of spaces. To prepare the exhibition, the artist and I worked from the inventory of existing works and from the given ar- un espectador analítico, una experiencia irracional. No se trata tanto de realizar determinadas reglas matemáticas y perceptuales y distorsiones de la forma, sino de la exageración de la cognición, que genera algo no inmediatamente comprensible. Las piezas de LeWitt se basan firmemente en ideas preconcebidas, que luego serán ejecutadas por otros. Esto distingue a su obra de la de Andre, quien se aproxima a la cuestión en forma directa, físicamente corporal, que requiere una comprensión igualmente orientada hacia el espacio. Sol LeWitt, que acuñó la frase “arte conceptual” en 1965, empleaba un método que puede verse como análogo a la práctica de Andre. Ante los hechos de la vida diaria, Andre suele afirmar que trata de “pensar mentalmente”. Podríamos ampliar este concepto al advertir que en sus obras, y a diferencia de Sol LeWitt, Andre intenta “pensar físicamente”. Dan Flavin es otro artista asociado con el arte minimalista y cuya obra puede entenderse mediante la fenomenología y la percepción. Sus esculturas están hechas con focos fluorescentes fabricados industrialmente, generalmente de colores, los cuales alcanzan una expresividad más allá de su propia materialidad. Al igual que Morris, Judd portancia, y el posible peligro, de la reinstalación de las esculturas de Andre. Quisiera presentar algunas fotos de la instalación de la retrospectiva que organicé en Alemania en 1996. El evento tuvo verificativo simultáneamente en dos sitios, uno de ellos las dos villas modernistas, Haus Lange y Haus Esters, construidas a finales de los años veintes por Mies van der Rohe en Krefeld y utilizadas actualmente como espacios de exhibición. El otro sitio fue el recién inaugurado Kunstmuseum Wolfsburg, en Alemania central. Los espacios de Krefeld habían sido residencias particulares de coleccionistas de arte, y sus habitaciones eran más pequeñas que los modernos espacios casi industriales del museo ubicado en el pueblo de Wolfsburg. Sus espacios eran lo suficientemente grandes para acomodar piezas de tamaño grande, y se aseguró que la arquitectura de la exhibición no interrumpiría ni dividiría el conjunto de los espacios existentes. Para preparar la exhibición, el artista y yo partimos del inventario de obras existentes y del plano arquitectónico que nos fue facilitado. Desde el punto de vista artístico, si se me permite la obser vación, la dificultad consistía en que el proce- Fig. 17: B iC dIn , L on do n, 1991. C o lle c ti on o f th e a rti st. Fig. 16: T e tr apo lis, D ü ssel do rf, 199 5. M oc c a a n d Frits Me tze le r, D üsse ld orf. lectual instruments to sharpen our mind while looking at them. They function through a highly refined way of playing with our perception, yet not in the bodily way in which an Andre approaches us, by the immediacy of the materials he uses. Judd’s work seems to be more about the immediacy of a theoretical proposal, being verified through intellectual response. By their refined industrial fabrication, Sol LeWitt’s complex “structures” not only deny any individual artistic touch, they even turn the analytical potential of a repetitive system into its paradoxical opposite: a proposed, and possibly traceable, comprehensible order of geometrics becomes, again through the perception of an analyzing viewer, an irrational experience. It is less about realizing certain mathematic and perceptional rules and distortions of forms than about taking pleasure in an “overkill of cognition,” which is turned into something not immediately to be understood. LeWitt’s pieces are based very much on preconceived ideas, which can then be executed by others. This distinguishes his work from Andre’s, whose approach is direct, physically body-based, requiring an equally space-oriented reception. Sol LeWitt, who termed the phrase “conceptual art” in 1965, employed a method which can be seen as a counterpart to Andre’s practice. When confronted with issues of daily life, Andre will often say he is “trying to think mentally.” We might extend this idea by noting that in his artworks, and in contrast to Sol LeWitt, he is trying to “think physically.”Dan Flavin is another artist associated with Minimal art whose work can be considered through issues of phenomenology and perception. His sculptures are made from industrially manufac- 46 Eva Meyer-Hermann — La importancia del lugar dimiento seguido por un historiador del Fig. 18: Zinc Inside-Outside Piece, Düsseldorf, 1969. Collection of Konrad und Dorothee Fischer, Düsseldorf. chitectural floor plans. The difficulty artistically, if I may say so, was that the procedure an art historian uses to select and place works was totally different from the artist’s method. He has said his work is “not about ideas but about desires,” meaning that he would never sit down at a table to “conceive” a show. As mentioned, he prefers to think “physically,” if we can use the word as the antonym of “mentally,” which means that whenever he creates new work, it comes about in the space itself and with the material given or the matter and element sizes/proportions decided upon beforehand. This working procedure might exclude any “retrospective” thinking, since immediacy in the handling of the matter would be lost. Anyway, over time we found a way to collaborate, mainly through me selecting and proposing works of different types and from different years, in order to encompass, to the best possible degree, an overview of his work — y et taking into account the comments of the artist about the contexts in which the works originated. It was never a question of mimicking former spaces, but of finding the generic equivalent for a space, so as to give the piece its best possible context. Let me give you some examples: The small-scale exercises were placed in Krefeld in an existing wall showcase, so that they did not pretend to be sculptures in their own right, on pedestals or under a museum-type device like a protective Plexiglass hood, but were presented more as casual try-outs, outcomes of a development in sculptural thinking. Other pieces, like Pyramus and Thisbe, required very specific situations. It found its ideal place in two adjacent rooms. The sculpture is named after the mythological couple Pyramus and Thisbe, and inherent to its configuration is the sharing of a wall from opposite sides. In Krefeld they were placed in the two former bedrooms of the parents in Haus Lange. Years before at the Krefeld museum, Andre had had a solo show entirely devoted to wood. The placement, for example, of a timber sculpture, Tetrapolis [fig. 16], shows why his form of constructivism pairs well with Mies’ philosophy of basic building, summed up in his famous dictum: “Architecture begins when you place two bricks carefully together.“ The installations of several flat metal floor pieces at Haus Esters profited by, and at the same time emphasized, the more “floating” character of this house, arte para seleccionar e instalar obras era totalmente diferente del método del artista. Andre ha dicho que su obra “no tiene que ver con las ideas sino con los deseos”, dando a entender que nunca se sentaría a una mesa con la intención de “concebir” una exhibición. Como mencionamos anteriormente, él prefiere pensar “físicamente”, si podemos usar este término como antónimo de “mentalmente”, y esto quiere decir que cuando crea una obra nueva, ésta surge en el espacio mismo y con el material dado o con la materia y los elementos de determinados tamaños y proporciones decididos de antemano. Este plan de trabajo podría excluir cualquier noción de pensamiento “retrospectivo”, para no perder el sentido de inmediatez en el manejo del asunto. Con todo, nuestra colaboración fue armoniosa. Yo escogía y proponía obras de distintos tipos y años diferentes, para alcanzar la visión más panorámica posible de su obra, tomando en cuenta al mismo tiempo los comentarios del artista which has fewer wall divisions than Haus Lange. The long, small, and delicate piece BiCdIn Contrail [fig. 17] (made out of highly poisonous bismuth, cadmium, and indium) connects and marks, like a demarcation line, the Haus Ester’s rooms facing the garden side, which quite often have to fight the strong sunlight flooding in. One of the few slant pieces, which start off from an angled element at the wall, brought a dynamic to a room which was structurally closely related to its adjacent, bigger room — a bit like an appendix, perhaps, or an unwanted addendum seeking an exit. The theme of Zinc Inside-Outside Piece [fig. 18] can also be found in Mies’ architecture, playing on the connection between the interior of the building and the nature surrounding it outside through a number of characteristically large windows and terrace doors with glass. By combining two pieces, we served several needs. In a public exhibition space, this Spill (Scatter Piece), made out of tiny elements and by its nature extremely vulnerable, needed protection. It was shown in a small room together with the wood piece Palisade, whose configuration defines it as a barrier. (This was not the first time that Andre made artistic decisions pragmatically, or according to security needs. An entire set of tiny sculptures was exhibited in the water basin of the Museum of Modern Art in order to prevent people from taking the small elements away.) The pieces in the large exhibition hall at the Kunstmuseum Wolfsburg acerca de los contextos en los cuales se originaron las obras. No se trató nunca de imitar espacios anteriores, sino de encontrar el equivalente genérico de un espacio dado, para contextuar una pieza de la manera más eficaz. Mencionaré a continuación algunos ejemplos: Los ejercicios a menor escala se colocaron en Krefeld, en una vitrina de pared ya existente, para que no pretendieran constituir esculturas por sí solas, sobre pedestales o exhibidas bajo un aparato protector de plexiglás típico de los museos. Se ofrecieron más bien como experimentos informales, resultado de una manifestación del pensamiento escultural. Otras piezas, como Pyramus and Thisbe, exigían situaciones muy específicas. Esta obra encontró su nicho ideal en dos habitaciones contiguas. La configuración de esta escultura, cuyo nombre alude a la conocida pareja mitológica, se presta a compartir una sola pared, desde lados opuestos. En Krefeld fueron colocadas en las dos habitaciones adyacentes que habían sido las alcobas de los padres en Haus Lange. Años antes, en el Museo Krefeld, Andre había exhibido obras únicamente de madera. La colocación, por ejemplo, de una escultura de madera, Tetrapolis [fig. 16], revela por qué el constructivismo de Andre se acopla bien con la filosofía de construcción básica de Mies, resumida en su famoso dictamen: “La arquitectura comienza cuando se ponen dos ladrillos juntos.” La instalación de varias piezas planas de metal en Haus Esters se benefició por el carácter “flotante” de esta casa, al mismo tiempo que subrayaba dicha calidad, ya que existen en ella menos divisiones de pared que en Haus 47 Lange. La pieza BiCdIn Contrail [fig. 17], larga y delicada y hecha de bismuto, cadmio e indium, sustancias sumamente venenosas, comunica y delimita, como una línea de demarcación, las habitaciones de Haus Ester que se orientan hacia el jardín, que con frecuencia deben combatir la fuerte luz solar que lucha por entrar en ellas. Una de las pocas piezas montadas al sesgo, que parten desde un elemento angular en la pared, agregó cierta dinámica a una habitación que se relacionaba estrechamente con otro cuarto contiguo más grande – un poco a la manera de un apéndice, tal vez, o como un elemento agregado que busca salida. El tema de Zinc Inside-Outside Piece [fig. 18] puede hallarse también en la arquitectura de Mies, jugando con la conexión entre el interior de un edificio y la naturaleza que lo rodea al exterior mediante una serie de ventanas típicamente agrandadas y puertas de vidrios en la terraza. Al combinar dos piezas, cumplimos varios propósitos. En un espacio de exhibición público, Spill (Scatter Piece), hecho de elementos muy pequeños y por lo tanto muy frágil, requería protección. Se exhibió en una habitación pequeña junto con una pieza de madera, Palisade, cuya configuración la define como una barrera. (Ésta no fue la primera vez que Andre tomó una decisión artística por motivos pragmáticos o de seguridad. Un conjunto entero de diminutas esculturas fue exhibido dentro de un tanque de agua en el Museo de Arte Moderno para impedir que la gente le sustrajera sus partecitas.) Las piezas exhibidas en la gran sala del Kunstmuseum Wolfsburg [fig. 19] corrían F ig. 19 : C A RL A N D RE S C UL P TOR 19 9 6 . WOL F SBURG AT LA RGE, in sta ll ation view. Eva Meyer-Hermann — La importancia del lugar school in Long Island City, New York. By its title this piece alludes to the former school as well as to music — the “Lament” is also a traditional tune for Scottish bagpipes. The piece might raise questions about the possibilities, or the ethics, of recreation, to which the artist would counter: “When a work is created… it is neither possible nor desirable to recreate the original environment of the work. The new environment must satisfy certain generic conditions of space, light, strength of structure, etc., in order to permit the physical realization of the work. But as Heraclitus said: ‘We can never step in the same river twice.’” This piece also tells us a lot about a general misconception of Minimal art as being emptied of content and meaning. Andre stresses the fact that art is not a symbol of something, because menos riesgo de ser sustraídas. Los visitantes debían pasear por el espacio, asumiendo diferentes posturas para contemplar las piezas. Esta foto tal vez resulte un poquito engañosa, porque en ella la instalación se ve como si estuviera dispuesta con mucho esmero, pero la gente no la percibió así, porque intentaba acercarse a las acumulaciones para investigar el material. La experiencia era parecida a vagar por un campo abierto y encontrar diferentes situaciones en el camino. Wolfsburg ofrecía la oportunidad de recrear piezas grandes que habían sido destruidas desde hacía mucho tiempo. Lament for the Children [fig. 20], por ejemplo, que fue creado originalmente para la exhibición inaugural del centro de arte contemporánea P.S. 1, antes una escuela pública en Long Island City, Nueva York. El título de esta pieza alude a la antigua escuela y también a la música: el Fig. 20: La me n t fo r t h e C hil d re n, N ew York, 1976. “r oom s p. s. 1” ( in a ugu ra l sh ow) . C oll e ct ion o f th e artis t. [fig. 19] were less in danger of being taken away by visitors. Visitors were meant to stroll around this space, assuming different positions on and around the pieces. The photograph might be a bit misleading — i t very much looks like a rigorously composed installation, yet it was hardly perceived like that, since people would always try to get close to the accumulations in order to investigate the material. The experience was very much like wandering around in a large field and encountering different situations on the way. Wolfsburg offered the opportunity to recreate large pieces which had been long since destroyed. Lament for the Children [fig. 20], for example, which was originally created for the inaugural show of the contemporary art center P.S. 1, a former public 48 “Lamento” es también una tonada tradicional para gaita escocesa. Dicha pieza podría suscitar dudas en cuanto a las posibilidades, o la ética, de la re-creación, a lo que el artista contestaría: “Cuando se crea una obra…no es ni posible ni deseable recrear el entorno original de la misma. El nuevo entorno debe satisfacer ciertas condiciones genéricas del espacio, la luz, la resistencia de la estructura, etc., para posibilitar la realización física de la obra. Pero como ha postulado Heráclito: ‘No se puede bañar dos veces en el mismo río.’” Al mismo tiempo, esta pieza nos revela mucho acerca de un concepto erróneo del arte minimalista como privado de contenido y significado. Andre insiste en el hecho de que el arte no es símbolo de nada, porque eso implicaría que el arte “comunica”, lo cual no es cierto. Pero también afirma que sus obras “nunca pueden Eva Meyer-Hermann — Place Matters librarse de los símbolos. Para mí es su existencia lo que importa. Como artista no soy idealista… Trato de descubrir mis F ig. 21 : A n gelimb , N ew Y ork , 19 9 5 . C oll ec tion of th e a rt ist. that would imply that art “communicates,” which it does not. But he also states that his “works can never be free of symbols. But to me it’s their existence which is important. I am not an idealist as an artist… I try to discover my visions in the conditions of the world. It’s the conditions which are important.” He is even willing to concede that his art is expressive: “It is expressive of that which can be expressed in no other way. Hence, to say that art has meaning is mistaken because then you believe that there is some message that the art is carrying like the telegraph, as Noel Coward said. Yes, art is expressive, but it is expressive of that which can be expressed in no other way. So, it cannot be said to have a meaning which is separable from its existence in the world.” Another Wolfsburg installation, an enormously long gallery contained three very large pieces: the Uncarved Blocks ensemble, which follow, in their orientation of elements, the compass rose; at the far end, a corner piece of copper; and as a kind of extended hyphen between these very different places to orientate and position yourself, an element like a road, which literally underlines the visitor’s movement and plane of existence. Not only this combination of works, but especially the large, overwhelming fields like Lament for the Children, or other configurations with single modules placed on the floor over a regular grid, may encourage us to think about questions of meaning which might finally be applied to and deducted from these sculptures. It is not just a matter of marking a place on earth, it is also a marker of having been there; it is about the end, and it is about death. When asked whether this reading isn’t too pessimistic, Andre once answered: “It’s not optimistic or pessimistic. It’s the nature of reality.” It would be going too far to explain, for each individual piece, the criteria for its selection, so let me give as a last example Angellimb [fig. 21], which is made out of 65 poplar planks forming a curved 65-unit row. It was originally made for the former Paula Cooper Gallery, which had iron columns that interrupted the surface of the floor in a way that had always annoyed the artist during his long exhibition history with the gallery. Finally he devised for the space these playfully curved forms, making a virtue out of necessity. Luckily, Wolfsburg provided a similar opportunity to accommodate one of these pieces. Andre’s work — as minimalist as it may appear — requires more than a rough visiones en las condiciones del mundo. Las condiciones son las que cuentan.” El artista está dispuesto incluso a reconocer que su arte es expresivo: “Expresa aquello que no puede expresarse de otra manera. Por ende, aseverar que el arte tiene significado es erróneo, porque luego uno cree que hay algún mensaje que el arte transmite, como un telégrafo, para citar a Noel Coward. Sí, el arte es expresivo, pero expresa lo que no puede expresarse de otra manera. Por eso, no puede tener un significado separable de su existencia en el mundo.” La siguiente imagen, de una instalación overview, and cannot be perceived from any one, overall standpoint. I have tried to supply some information, which basically comes from someone who is not so much a scholar as an exhibitions maker, concerning the material facts of art works in space. Nevertheless, I hope that my explorations into Andre’s work may resonate as you take your time and experience the pieces in this exhibition here in Marfa. Be aware that, not only for a curatorial approach or a lecture, but also for its true perception, the work needs time, care, and love. Bearing this in mind, perhaps you will encounter the “joyful experience” that Andre’s teachers at Andover, Maud and Patrick Morgan, first told him about. de Wolfsburg, muestra una galería extremadamente larga con tres piezas muy grandes: el conjunto Uncar ved Blocks, que siguen, en cuanto a la orientación de sus elementos, la rosa de los vientos de una brújula; a un extremo, una pieza de cobre; y como una especie de guión entre estos lugares diferentes para orientarse uno y posicionarse, un elemento como un camino, que subraya literalmente el movimiento del visitante y su plano de existencia. No sólo esta combinación de obras, sino especialmente las extraordinarias configuraciones grandes como Lament for the Children, y otros ejemplos en que un solo módulo se coloca sobre el piso encima de un espacio cuadriculado, nos invitan a pensar en cuestiones de significado que en última instancia puedan aplicarse a estas esculturas o restarse de aquí cierta información, la cual ofrezco no como estudioso del arte, sino como realizador de exhibiciones, enfocándome en los hechos materiales de las obras de arte en el espacio. No obstante, espero que mis exploraciones de la obra del artista puedan encontrar resonancia para ustedes mientras tomen su tiempo para apreciar las piezas que componen esta exhibición aquí en Marfa. Tengan presente que, no sólo dentro del contexto de una conferencia informativa o un análisis curatorial, sino también para su adecuada percepción, estas obras requieren que se les dedique tiempo, cuidado y amor. Si parten de esta premisa, tal vez encontrarán la “experiencia regocijada” de que los maestros de Andre, Maud y Patrick Morgan, le hablaron originalmente en Andover. ellas. No se trata sólo de marcar un lugar en la tierra, sino de que es también un marcador de haber estado en ese lugar; Eva Meyer-Hermann is an independent curator, se trata del fin y de la muerte. Le pre- currently based in Cologne, Germany. guntaron a Andre si esta interpretación Eva Meyer-Hermann es una curadora independiente, con base en Colonia, Alemania. es demasiado pesimista, y el artista res- NO T ES pondió: “No es ni optimista ni pesimista. 1 Carl Andre Sculptor 1996 – Krefeld at N O TA S Es la índole de la realidad.” home / Wolfsburg at large, Krefeld Haus 1 Sería excesivo explicar los criterios de Lange & Haus Esters and Kunstmuseum home / Wolfsburg at large, Krefeld Hause selección de cada una de las piezas, y Wolfsburg, Germany, simultaneous exhibi- Lange & House Esters y Kunst Museum Wol- por lo tanto daré como último ejemplo tions. fsburg, Alemania, Exhibiciones simultáneas. el caso de Angellimb [fig. 21], que está 2 Carl Andre, Galerie Tschudi, 1993; Pb 2 hecho de 65 tablas de álamo que for- Cu, Galerie Tschudi, 1995; Galerie Tschudi, Cu, Galería Tschudi, 1995; Galería Tschudi, man una hilera de 65 unidades. Se hizo 1997; Carl Andre, Galerie Tschudi, 1998; 1997; Carl Andre, Galería Tschudi, 1998; originalmente para la antigua Galería Poetry / TryPoe, Galerie Tschudi, 2000; Poetr y /Tr yPoe, Galería Tschudi, 2000; Carl Paula Cooper, donde había columnas Carl Andre and Sol LeWitt, Galerie Tschudi, Andre and Sol LeWitt, Galería Tschudi, 2000; de hierro que interrumpían la superficie 2000; Carl Andre – Copper Cubes, Gal- Carl Andre – Copper Cubes, Galería Tschudi, del piso de una manera que siempre ha- erie Tschudi, 2002; Carl Andre / Copper 2002; Carl Andre / Copper Timber, Galería bía molestado al artista durante todo el Timber, Galerie Tschudi, 2003; Thank You Tschudi, 2003; Thank You Glarus – Carl An- tiempo que exhibía allí. Por fin ideó para Glarus – Carl Andre, Kunsthaus 2003. dre, Kunsthaus, 2003. dichos espacios estas juguetonas formas 3 Carl Andre: Cuts in Space, Chinati 3 curvas, convirtiendo la necesidad en vir- Foundation, Marfa TX 2010–2011. Chinati, Marfa TX 2010–2011. tud. Por suerte, Wolfsburg le brindó una 4 Carl Andre: Cuts in Space, Chinati 4 oportunidad semejante de acomodar Foundation, Marfa TX 2010–2011. Chinati, Marfa TX 2010–2011. una de estas piezas. 5 La obra de Andre, por minimalista que 1959–1977, N.Y., c.1978. pueda aparecer, requiere más que un 6 somero vistazo y no puede ser percibi- “The Block”, Marfa TX. da debidamente desde un solo punto de vista global. He intentado proporcionar 49 David Bourdon, Carl Andre, Sculpture Currently installed at Judd Foundation, 5 Carl Andre Sculptor 1996 – Krefeld at Carl Andre, Galería Tschudi, 1993; Pb Carl Andre: Cuts in Space, Fundación Carl Andre: Cuts in Space, Fundación David Bourdon, Carl Andre, Sculpture 1959 –1977, Nueva York, ca. 1978. 6 Instaladas actualmente en la Fundación Judd, “La Mansana’’, Marfa TX. Judd-like R ICHA R D DEACON Al estilo de Judd Richard Deacon — Al estilo de Judd AL ESTILO DE JUDD En la localidad de Marfa, residencia y estudio de Donald Judd en el oeste de Texas, sus obras no son permanentes, si bien él así lo deseaba. En escultura, la permanencia se asocia con la muerte (y de algún modo con el fascismo), ninguno de los cuales, en mi opinión, se acerca siquiera remotamente al pensamiento de Judd. PRUEBAS ANECDÓTICAS Edward Said, en su ensayo On Late J UDD - L I K E At Marfa, Donald Judd’s studio and living place in West Texas, the works are not permanent but Judd wished them to be. Permanence in sculpture is associated with death (and, somewhat, with fascism) neither of which I think of as remotely Judd-like. Style, describe una situación en la que un artista, que maneje bien los medios expresivos de su profesión, produce obras que tratan de transmitir lo inefable. El oyente o espectador se siente conmovido, tal vez desconcertado o perplejo, porque sabe que algo se está diciendo, pero no es capaz de integrarlo en una unidad expresiva. Entre los ejemplos ANECDO TA L EVIDENCE In Edward Said’s essay “On Late Style” he describes a position where an artist, in command of all their expressive means, makes work that attempts to convey something inexpressible. The viewer or listener is left overwhelmed and perhaps confused and bewildered, aware that something is being said but not able to integrate that into an expressive whole. Amongst his examples were Beethoven’s late quartets and Picasso’s late paintings. This is a wonderful essay and I persuaded Lynne Cooke to read it, in part because I wanted to discuss the more recent sculptures of women by Thomas Schutte in relation to its premise. In the way of things, the discussion broadened and we began to wonder if there were any artists amongst the group in the Dia collection who could be said to have a “late style.” Judd's name came up — at this point I hadn’t been to the installations at Marfa — it seemed a possibility, but we left it at that. Slightly later Lynne asked me if I was interested to contribute to the “Artists on Art” series, where artists are invited to discuss the work of artists in the Dia collection. This was early in October 2004. I was due to go to Dallas later in the month and had arranged to go on to Marfa, so I said Judd. He is an artist that I have found important for a variety of reasons at various stages in my life, so it was an opportunity both to reflect on that and perhaps to answer our speculation about “late style” in his work. At the west end of the great Romanesque cathedral of Durham there is a que cita están los últimos cuartetos de Beethoven y los últimos cuadros de Picasso. Es un ensayo maravilloso, de la lectura del cual convencí a Lynne Cooke, en parte porque quería comentar las esculturas femeninas más recientes de Thomas Schutte bajo sus premisas. Como de costumbre, la conversación se alargó y empezamos a preguntarnos si había algún artista de la colección del Detroit Institute of Arts (DIA) del que se pudiera apuntar que posee un “estilo tardío”. El nombre de Judd apareció – en ese momento yo no había estado aún en las instalaciones de Marfa – y se nos antojó que podía encajar, pero eso fue todo. Poco después Lynne me preguntó si me interesaría contribuir en la serie Artists on Art, en la que se invita a varios artistas a comentar la obra de los artistas que forman la colección del DIA. Esto fue a principios de octubre de 2004. Tenía previsto marchar a Dallas más tarde ese mismo mes y continuar hasta Marfa, entonces elegí a Judd. Para mí ha sido un artista importante por varias razones en varias etapas de mi vida, por eso la propuesta de Lynne constituyó una oportunidad para reflexionar sobre ello y también para responder a nuestra elucubración sobre el “estilo tardío” en su obra. En el lado oeste de la gran catedral románica de Durham se alza una capilla anexa. Se trata de un espacio exquisito, columnas estrechas sostienen el tejado abovedado y la pared oriental retiene numerosos elementos de los frescos originales. A un tercio de distancia de la entrada y a un lado del eje de este a oeste que conduce al altar, hay una tumba de granito. Es un bloque sobrio de aproximadamente setenta y cinco centímetros de altura, ciento veinte de 51 fondo y doscientos de longitud, colocado transversalmente en el espacio. Grabado en la superficie superior, en letra muy sencilla, se lee el nombre BEDE. Se trata de la tumba del venerable Bede, monje del siglo XVIII, extraordinario estudioso y corresponsal internacional, autor de la Ecclesiastical Histor y of the English Nation y primer historiador inglés. La tumba desprende una seguridad humilde, ubicada en el lugar preciso para adueñarse (y obstruir) el espacio, al tiempo que no toma el centro del mismo y por tanto no es glorificada, de modo que a menudo he pensado que es característica de Judd. Cerca de la antigua central eléctrica Bankside de Southwark, hogar actual de la Tate Modern, se encuentra una estación de ensayo del siglo XIX (un laboratorio de pruebas) llamada Kirkaldy’s Testing and Experimenting Works. En el interior de este edificio hay una máquina espléndida capaz de medir y registrar el comportamiento de muestras de materiales introducidos en los recursos de agarre y sujeción, que bajo su control se doblan, se extienden, se retuercen, se empujan, se parten, se comprimen, se calientan y enfrían, etc. Sobre la entrada delantera del edificio hay grabado, también en un estilo de letra sencillo, el lema H E C H O S , N O O P I N I O N E S . De igual forma, siempre he considerado algo así típico de Judd. La primera vez que vi una obra de Donald Judd fue a finales de 1968 o principios de 1969 en la Tate Galler y de Londres, en una muestra itinerante llamada Art of the Real. La exposición presentaba arte norteamericano, en su mayor parte de Nueva York, de mediados de los sesenta. La pieza de Judd en la muestra era una pila vertical de cajas galvanizadas, cuyos fondos y partes superiores eran de plexiglás morado claro, y abarcaban del suelo al techo de uno de los espacios de la galería. No la entendí. Sin embargo, el hecho de apenas recordar el resto de las obras de la muestra (tal vez un par de cuadros negros de Stella) es significativo de que en mi memoria quedó registrada aquella obra, ya que puedo describirla de manera bastante precisa. No la entendía porque no había visto nada parecido hasta el momento, pero la recuerdo con mucha nitidez. La ordenación de las cosas es algo que me ha interesado de manera persistente – de adolescente trabajé en una fábrica agrícola durante las vacaciones escolares, y me llamaban la atención las distintas maneras en que bolsas y sacos de muy diversos tamaños eran apilados para conformar una carga segura en los palés–. También fui por un tiempo un entusiasta coleccionista de sellos, pasaba horas disponiendo los cuadrados Ph ot o gra p hs by Ric h ar d D ea c on . sister chapel. This is a refined space, the vaulted roof supported on thin columns and the east wall retaining many elements of original fresco. At a position about a third of the way in and off centre to the central east-west axis leading to the altar, there is a black granite tomb chest. This is a simple, unadorned block about two and a half feet high by four feet deep and seven feet long placed transversely across the space. Carved into the top surface, in a very plain letter face, is the name BEDE . This is the tomb of the Venerable Bede, eighth century monk, astounding scholar and international correspondent, author of the Ecclesiastical History of the English Nation and the first English historian. There is an assertive humbleness to the tomb chest, precisely placed so as to command (and obstruct) the space, whilst not being glorified by taking up the centre, that I have often thought of as being characteristically Judd-like. Near the old Bankside power station in Southwark, now the home of Tate Modern, is a nineteenth century assay station — a materials testing laboratory — Kirkaldy’s Testing And Experimenting Works. Inside is a magnificent machine that can measure and record the behaviour of material samples put into its various clamping and holding devices and bent, stretched, twisted, pushed, sheared, compressed, heated, cooled, etc. under the control of the tester. Over the front entrance of the building is carved, again in a simple typeface, the motto FAC T S NO T O P INIONS . This too I have always regarded as being characteristically Judd-like. The first time that I saw a work of Donald Judd was in late 1968 or early ’69 at the Tate Gallery, London in a touring show called “Art Of The Real.” The exhibition featured American, mostly New York, art of the mid ’60s. Judd’s piece in this show was a vertical stack, a series of galvanised boxes with pale purple Plexiglas tops and bottoms running from floor to ceiling in one of the gallery spaces. I did not understand it. However, since I can barely remember any other work from this show (perhaps a couple of black Frank Stellas) it is worth saying that my not understanding was coupled to a fairly precise registering of what I had seen. I did not understand it because I had not seen anything like it before, yet it is possible for me to recall the image with some precision. I’m not uninterested in ordering — as a teenager I worked on vacations at an agricultural feed mill and was very Richard Deacon — Al estilo de Judd absorbed in the various ways in which differently sized bags and sacks were stacked to achieve a secure load on a palette. I was also for a long time an avid stamp collector and spent hours arranging coloured squares and rectangles to form sets on the page. And stacking dishes to dry after the washing up of an evening was always interesting, so perhaps the memory has something to do with a recognition of a correspondence with that kind of ordering, and with the confusion in finding it in a gallery. The second time I encountered Donald Judd’s work was at the Whitechapel Gallery in London in late 1970 or early ’71 and, shortly after that, in two shows at the Lisson Gallery, also in London. The Whitechapel show was mostly of metal boxes on the floor, plus a couple of progressions on the wall. The first Lisson Gallery show was entirely of wall-mounted boxes, the second included three very large wooden boxes (probably five foot cubes) occupying a wall in the downstairs gallery (this was the old Lisson Gallery space in Bell Street). I was by this time a student at St. Martin’s School of Art and very interested in American art. These were clearly important shows and I recall that I really wanted to get something from them, yet it was with some embarrassment that again I realized that I did not really know what it was I saw. These were difficult, ungiving things to be looking at and I had no real vocabulary for doing so. It was uncomfortable. The group of wooden boxes in the second show at the Lisson was the first work that I felt okay with. This is largely because the material characteristics of the grain on the shuttering ply had some attraction and the problematic of dealing with the thin edge of an angled piece meeting a flat face evoked something familiar for me. But I also knew this was a frail straw. At the same time I sort of knew what I was supposed to be looking at, or what I was supposed to be seeing. The group of students that I hung out with at St. Martins were avid readers of Artforum, storming into the library each month for the latest issue. And, when it came out, we all had copies of Gregory Batcock’s anthology Minimal Art. This collection was sufficiently well known to produce appropriate obscene graffiti in the toilets of art schools. So it wasn’t that I didn’t know, it was more that I couldn’t see. In the summer of 1973 — the year after I graduated from St.Martins — I spent three months in the States and in Canada. I was based in Chicago and travelled around on a go-anywhere Greyhound bus ticket. At the time the artists that I was specifically interested in were Smith, Pollock, and Judd — though this trip was more escape than research. I was quite depressed at the time and, passing a travel agent in Camden Town one day, noticed that they were advertising cheap flights to the US with a company called Jetsave — £50 return if you stayed three months — a nd I desperately needed to leave England. Ending up in Chicago was more accident than design — I couldn’t figure out a way to stay in New York and a friend of a friend sublet their apartment in Chicago to me for the summer. Whilst there I did become very interested in Louis Sullivan and Frank Lloyd Wright, and took a course at the Chicago Art Institute on the work of the Polish theatre director Jerzy Grotowski. My itinerary for travel was a bit quixotic — I was looking for places as much as works. I caught busses to Bolton Landing to find the Smith studio for example, ending up sleeping in the woods outside the locked gates. I bussed up to Halifax because the Nova Scotia College of Art and Design had just started publishing the Judd catalogue raisonné and, because of that, I wanted to investigate their M FA programme. I did discover on this trip that I still wanted to be an artist, and made an application to Nova Scotia College of Art and Design. I was accepted, but I turned it down as I had also been accepted into the Department of Environmental Media at the Royal College of Art in London. I was in love with someone in London and there didn’t seem to be a choice. I don’t recall the Donald Judd exhibitions of the second half of the ’70’s very much, but he became very important as I thought about his practice. The work I began making was very much in relation to issues that I connected with his work. “Wholeness,” for example, became important as an issue and at some point I began to make works that were always “whole.” At the time this involved starting with a shape and a material — a quantity of material configured in a given shape, a square or a disc for example — and restricting my actions to within those givens. A part of this was also recognition that the real is important (as in The Art of the Real) and that Judd’s work was concerned with what was real. However, I did not believe that this was all that mattered. Cans of paint or counting are only interesting if there is also a discourse y rectángulos de colores para formar conjuntos en la página del álbum. Colocar los platos en el escurridero para que se secasen tras lavarlos era para mí una actividad atractiva, por eso quizá el funcionamiento de la memoria tenga que ver con reconocer una correspondencia entre una forma de ordenamiento y otra, con la confusión de encontrar algo así en una galería. La segunda vez que me tropecé con la obra de Donald Judd fue en la Whitechapel Gallery de Londres, a finales de 1970 o principios de 1971, y posteriormente en dos muestras de la Lisson Galler y, también en Londres. En la exposición de la Whitechapel la pieza consistía en cajas de metal sobre el suelo, más un par de progresiones en la pared. En la primera muestra de la Lisson Galler y, estaba formada enteramente por cajas apiladas en la pared; en la segunda, la pieza incluía tres cajones grandes de madera (probablemente cubos de 150 cm de profundidad) que ocupaban toda una pared en el piso inferior de la galería (esto fue en el espacio de la antigua Lisson Gallery, en Bell Street). Por aquel entonces estaba estudiando en la escuela de arte St. Martins y me fascinaba el arte norteamericano. Éstas fueron muestras sin duda muy relevantes; recuerdo que deseaba de verdad obtener algo de ellas, aun cuando me daba perfecta cuenta, no sin cierta vergüenza, de que no sabía realmente lo que mis ojos contemplaban. Eran artefactos herméticos, difíciles de interpretar, y yo no poseía aún el vocabulario para hacerlo. Resultaban incómodas. El grupo de cajas de madera de la segunda muestra en Lisson fue la primera obra con la que me sentí bien. Esto es en gran parte porque me llamaban la atención los rasgos materiales de la fibra sobre la madera contrachapada de las ventanas, y además la problemática de trabajar con el borde fino de una pieza angular al juntarse con una superficie plana me evocaba algo familiar. Pero me daba cuenta de que pisaba un terreno resbaladizo. Al mismo tiempo, de algún modo sabía lo que se suponía debía estar mirando o lo que supuestamente estaba viendo. Los estudiantes con los que me movía en St. Mar tins eran lectores ávidos de Artforum, que se lanzaban a la biblioteca cada mes para leer el número correspondiente. Cuando salió, todos fotocopiamos la antología de Gregor y Batcock Minimal Art. Esta colección era lo suficientemente conocida para producir los consabidos grafitis obscenos en los servicios de las escuelas de arte. Así pues, no era que no supiera del tema, lo que sucedía es que no lo veía. En el verano de 1973 – el año siguiente a mi graduación – pasé tres meses en 52 Estados Unidos y Canadá. Residí en Chicago y viajé por el país en un autobús de largo recorrido que llevaba a todas partes. En aquel momento me atraía la obra de Smith, Pollock y Judd, si bien es cierto que el objeto de aquel viaje era más bien escapar que investigar. Andaba deprimido en aquel entonces y, al pasar un día por una agencia de viajes de Camden Town, advertí que ofrecían vuelos baratos a Estados Unidos con una compañía llamada Jetsave, a cincuenta libras ida y vuelta si permanecías allí tres meses. Como estaba desesperado por dejar Inglaterra me puse en marcha. El acabar en Chicago fue más casualidad que destino; no se me ocurría la manera de quedarme en Nueva York, y el amigo de un amigo me subarrendó su apartamento de Chicago para el verano. Mientras estuve allí me empecé a interesar por Louis Sullivan y Frank Lloyd Wright, lo que me llevó a hacer un curso sobre la obra del director de teatro polaco Jerzy Grotowski en el Chicago Arts Institute. Lo que sí descubrí en aquel viaje fue que quería ser artista, y solicité una plaza en dicha escuela. Me aceptaron pero tuve que rechazarla, ya que había sido aceptado en el departamento de Medios Artísticos Medioambientales del Royal College of Art de Londres. Estaba enamorado de alguien allí, así que no parecía haber otra alternativa. No me acuerdo bien de las exposiciones que hizo Judd en la segunda década de los setenta, pero mientras yo reflexionaba sobre su obra se convirtió en un artista importante. Las obras que empecé a crear se relacionaban en gran parte con temas que yo asociaba a su obra. El concepto de “integridad/totalidad”, por ejemplo, se convertiría en uno de los parámetros del arte, y en cierto momento comencé a producir obras que representaran esta idea. En aquella época esto implicaba empezar con una forma y un material – una cantidad de material configurado en una forma determinada, cuadrada o redonda, por ejemplo –, y restringir las acciones a los límites de dichas formas. Esto suponía un reconocimiento de que lo real era importante (como en Art of the Real), y de que la obra de Judd se ocupaba de cuanto era real. Sin embargo, yo no creía que lo real fuera lo más relevante. Las latas de pintura o la enumeración sólo son interesantes si existe un discurso para el cual sean interesantes. En parte debido a mi creación de una forma de escultura que representa el plegar algo, y en parte debido al tema del discurso y significado, las cuestiones sobre lo que hay dentro o fuera, y sobre lo que se halla entre ambos, es decir, entre el interior y el exterior, se convirtieron – hasta hoy – en algo esencial en mi obra. De la misma manera Richard Deacon — Judd-like where they can be seen to be interesting. Partly to do with my developing a way of making akin to folding something up, and partly to do with the issue of meaning and of discourse, some questions about the inside and the outside of things and about what lay between the inside and the outside became, and remain, important to me. I also thought that, despite the apparent austerity of Judd’s practice, its consequences were never prescriptive but, rather, liberating, certainly on the very fundamental question of material, of what it was possible to work with. The core of this liberation seemed to be that material was allowed to retain, at a simple level, its connectedness to the world and was thus “real.” Meaning, however, was a more difficult issue, whether in terms of the experienced object or of the experiencing subject. I thought that Judd’s empiricism, whilst empowering, at the same time disenfranchised the subject. In 1984 I met Donald Judd for the first time, in the context of an exhibition at Merian Park in Basel, Switzerland. I was a surprising inclusion in this exhibition, titled “Sculpture In The 20th Century,” awed to find myself in company with artists whose work meant a lot to me. Judd showed a very large, multicoloured enamelled aluminium piece. On being introduced, I said what a pleasure it was to meet him and said something about the work, to which he replied “It’s brand new.” This is puzzling, but something that I heard him say on other occasions. It either means that it is a new kind of thing or, intriguingly Warholian in its connotations, that it was one of a new range, a new kind of product. Toward the end of the ’80s I heard Judd give a slide talk at the Whitechapel Art Gallery in London. It was curious, the images were fairly consistently bad — I’ve likened them to the kinds of slides beginning art students take — and seemed to emphasise that the photograph did not represent the work, that what you saw, in this case, was not what you got. At the same time one of the slides presented a view of the studio with a full-scale mock-up for the installation of Judd’s exhibition in the National Gallery of Canada, Ottawa, in 1975. This struck me as equally important, since there was considerable effort involved in making a trial installation of that sort and that, therefore, important issues about the relationship between the works and between the works and the space were being established. He spoke a lot about Marfa, about the restoration of the buildings, the use of adobe in the courtyard wall of the studio block, the beds, tables and chairs, the beginnings of the installation in the artillery sheds, the installations of works by Flavin and Chamberlain. It was interesting, and fulsomely generous, yet at the same time faintly disturbing — p articularly in relation to the domestic arrangements. Thinking about this much later, I recalled a description I had read of the upbringing of the princesses Elizabeth and Margaret who, under the eye of a strict governess, were instructed to line everything up, clothes folded, shoes together at right angles to the bed, cover turned back, etc., before going to bed at night. There was an implication that Elizabeth’s willingness to go along with the arrangements might suggest an apparent emotional frigidity as a defense whilst Margaret’s inability to conform predicated an emotionally troubled life. The point being that obsessive ordering is not emotionally neutral. I also recognize that the collecting together and ordering of like with like has a fascination for me, the continual re-ordering of my boyhood stamp collection standing proof. Perhaps the most curious slide in this Whitechapel lecture was a picture of a mass grave in what was then Leningrad, now St. Petersburg, a barely marked rectangular mound in which were interred some of the two million dead from the terrible siege of that city. The implicit demonstrative restraint obviously mattered a great deal to Judd. My last direct contact with Judd was in 1992, when I was again in an exhibition with him, this time in the pensaba que pese a la austeridad del arte de Judd, sus productos no eran normativos, sino más bien liberadores, sobre todo en la cuestión fundamental del material, de aquello con lo que se podía trabajar. La esencia de esta liberación parecía ser que al material se le permitía retener a un nivel simple su conexión con el mundo, y entonces era “real”. El significado era un tema más complejo, ya fuera desde el punto de vista del objeto o desde la perspectiva del sujeto. Para mí, el empirismo de Judd, aun poderoso, al mismo tiempo desautorizaba al sujeto. En 1984 conocí a Donald Judd en una muestra en el Merian Park de Basilea (Suiza). Para mí fue una grata sorpresa ser incluido en ella; se titulaba Sculpture in the 20th Century, estaba impresionado y encantado a la vez por encontrarme en compañía de artistas cuyo trabajo tanto admiraba. Judd exhibió una enorme pieza de aluminio multicolor esmaltada. Al ser presentados, le expresé mi placer en conocerle y le comenté algo sobre la obra, a lo que me respondió: “Es nueva”. Es una contestación desconcertante, pero se la he oído decir en otras ocasiones. Puede significar que se trata de una cosa nueva o, curiosamente warholiano en sus connotaciones, que era una pieza nueva de una serie, un nuevo tipo de producto. Hacia finales de los ochenta fui a una conferencia con diapositivas que impartía Judd en la Whitechapel Art Galler y de Londres. Resultó curiosa, ya que las imágenes eran en general bastante malas – las he comparado a las que toman los estudiantes de arte noveles –, parecían subrayar la idea de que la fotografía no representaba a la obra, que lo que estabas viendo, en este caso, no era realmente lo que había. Al mismo 53 tiempo, una de las diapositivas exhibía una vista de su estudio con una maqueta a escala real de la instalación que Judd presentó en la muestra del museo nacional de Ottawa, Canadá, en 1975. Esto me pareció importante, pues costaba bastante esfuerzo realizar una maqueta de una instalación de ese tipo, lo cual, planteaba bastantes preguntas sobre la relación entre las obras en sí y entre las obras y el espacio. Habló largamente sobre Marfa, sobre la restauración de los edificios, el empleo de adobe para la pared del patio del bloque donde se encontraba el estudio, las camas, las sillas y mesas, el inicio de la instalación en las naves de artillería, las instalaciones de Flavin y Chamberlain. Resultaba interesante y enormemente generoso, a la vez ligeramente inquietante en lo que respectaba a la ordenación doméstica. Al pensar en ello mucho más tarde, me vino a la memoria una descripción que había leído de la educación de las princesas Elizabeth y Margaret, quienes aprendían bajo la atenta mirada de una estricta institutriz a ordenar todas las cosas antes de acostarse; doblar perfectamente la ropa, colocar los zapatos emparejados en ángulo recto con respecto a la cama, la cubierta bien doblada, etc. Se deducía de ahí que la buena disposición de Elizabeth a seguir estos preparativos diarios podía sugerir una cierta frigidez emocional, mientras que la incapacidad de Margaret de aceptar estas rutinas indicaba una vida emocional tumultuosa. El argumento era que la ordenación obsesiva no es una característica emocionalmente neutral. Por mi parte, reconozco que el recoger y ordenar los objetos iguales ejerce una gran fascinación sobre mí, el continuo reorganizar mi colección de sellos en la Richard Deacon — Judd-like region around Stuttgart in Germany. Organised by the curators Veit Görner and Rudi Fuchs, the exhibition, Platzverfuhring, associated each of some twenty artists with one of the satellite communities of Stuttgart. A budget had been set aside by the regional authority for cultural activities in a failed Olympic bid and remained available. The mayors of the various communities collectively insisted, on behalf of their taxpayers, that the pot of money be spent in the regions rather than in the urban centre. Each invited artist developed some sort of relationship with their host community and many of the resulting works had a strong relationship to particular sites. Judd’s work was in the small town of Gerlingen, I worked nearby, in Waiblingen, alongside Niele Toroni. For a visitor, the exhibition was difficult and finding all of the localities involved next to impossible. I suspect very few people outside of Gerlingen saw Judd’s work. He was already ill and this was one of his last installed projects. The proposal involved significantly altering the form and grading of the town square, “correcting” the space. The exhibited work consisted of this proposal mocked up at full scale in plywood on the site, there not being sufficient funds to execute it as a permanent work. It was different from anything else I saw by him, perhaps the beginning of an attempt to reconcile how he saw things with facts on the ground. His writing at the time evidenced a severe disillusionment with the qualities of contemporary urban space: adolescencia sigue siendo la prueba más clara. Posiblemente, la diapositiva más curiosa de la conferencia en la Whitechapel fuera una fotografía de una fosa común en lo que era en aquel entonces Leningrado, ahora San Petersburgo, un túmulo apenas marcado donde fueron enterrados algunos de los dos millones de muertos en el terrible sitio a aquella ciudad. La contención demostrativa implícita en la fotografía era obviamente uno de los temas principales para Judd. Mi último contacto directo con Judd fue en 1992, en otra muestra en la que trabajamos juntos, esta vez en Alemania, en la región de Stuttgart. En la exposición titulada Platzverfuhring, organizada por los curadores Veit Corner y Rudi Fuchs, se asociaba a cada uno de los más o menos veinte artistas con una comunidad satélite de dicha región. De una apuesta olímpica fallida quedó un dinero disponible y los alcaldes de varios municipios insistieron en destinar ese presupuesto, en beneficio de los contribuyentes, a actividades culturales en provincias y no en los centros urbanos. Cada artista invitado entabló ciertas relaciones con su comunidad anfitriona y muchas de las obras resultantes tenían fuertes vínculos con lugares concretos. La pieza de Judd se ubicaba en el pueblito de Gerlingen, la mía en un pueblo cercano llamado Waiblingen, contiguo a Niele Toroni. Para un espectador resultaba una muestra difícil, a veces era imposible encontrar las localidades en las que se exhibían las obras. Sospecho que muy poca gente de fuera de Gerlingen pudo ver la obra de Judd. En aquella muestra él ya estaba enfermo y éste fue uno de sus últimos proyectos instalados. Su propuesta entrañaba una importante Small buildings should be symmetrical and the plan for an area of the city should be as well. Buildings in a city should also be symmetrical from top to bottom, on the street and on the skyline, and not snaggle-toothed like New York. [“On Symmetry,” 1985.] alteración de la forma y gradación de la plaza del pueblo, “corrigiendo” el espacio, por así decirlo. La obra consistía en una maqueta de esta propuesta a escala natural, hecha en madera contrachapada y ubicada en la plaza, no había suficiente dinero para ejecutarla como obra permanente. Era diferente a todo lo que yo había visto de Judd has- …within the capacity of one person or of a small group, the relationship of all visible things should be considered. [“Art & Architecture,” 1987.] ta el momento, a lo mejor representaba el principio de su intento de reconciliar su visión de las cosas con la realidad del terreno. Una declaración suya del works. The ostensible motifs of these early paintings are unprepossessing, banal interiors and nondescript street scenes — e ntrances, bridges, paths, bleak gardens, stairwells. They have something in common with Rothko’s early subway paintings, representations of fairly compressed spaces in a muted palette. These motifs are repeated in successive paintings, the detail progressively reduced until there is a kind of equality across momento evidenciaba su profundo desencanto con las cualidades del espacio In 2002 I had an experience that I can only describe as epiphanic. This was Thomas Kellein’s exhibition Donald Judd, Early Work 1955–1968 at the Kunsthalle Bielefeld, again in Germany. Installed in the Philip Johnson building that is the Kunsthalle, it was breathtaking. The exhibition comprised thirty paintings, twenty drawings, eight objects and eight larger contemporáneo: Los edificios pequeños deberían ser simétricos y el plan de construcción de una zona de la ciudad también debería serlo. Los edificios de una ciudad deberían ser simétricos de arriba abajo, desde la calle hasta el cielo, no desalineados como los de Nueva York. On Symmetry, 1985. 54 … en el espacio que ocupa una persona o un grupo pequeño debería considerarse la relación entre todas las cosas visibles. Art and Architecture, 1987. En 2002 tuve una experiencia que sólo puedo describir como epifánica. Fue en la muestra de Thomas Kellein Donald Judd, Early Work 1955 –1968, celebrada en la Kunsthalle Bielefeld, Alemania de nuevo. Instalada en el edificio de Phi- Richard Deacon — Al estilo de Judd the picture, the framing character of a motif and the space between being equally valued, equally solid or equally empty. A concrete bridge spanning a park segues into a band and then into the bent tube connecting two painted panels. An early relief painting (1961), a black painting with an inserted baking tray, belonging to the Museum of Modern Art in New York, has a folded object, which encloses a space, framed within a textured black surround. This surround is read as a wall, situated in space, fenestrated by the partially reflective folds of the baking tray, which it compresses, holds, and dematerializes. Yet at the same time the textured black is empty, a space or an absence, lacking surface. The object within this is there, present, plain to see. The value that Judd extracts from these humble early paintings and drawings and from the subsequent reliefs is quite lip Johnson que alberga la Kunsthalle, su vista era imponente. La exposición consistía en treinta pinturas, veinte dibujos, ocho objetos y ocho obras de mayor tamaño. Los motivos evidentes de aquellas pinturas tempranas son poco atrayentes: interiores banales y escenas callejeras corrientes – entradas, puentes, caminos, jardines desolados, huecos de escaleras–. Tienen algo en común con los primeros cuadros del metro de Rothko, representaciones de espacios compri55 midos en una paleta de colores mudos. Estos motivos se repiten en pinturas sucesivas, en las que los detalles se van reduciendo progresivamente hasta que se llega a una especie de igualdad en el cuadro y el carácter enmarcador de un elemento, así como el espacio que crea, se valoran del mismo modo, igualmente sólidos, igualmente vacíos. Por ejemplo, un puente de cemento sobre el parque se dirige a la franja y sigue hasta el tubo doblado que conecta los dos paneles pin- Richard Deacon — Al estilo de Judd extraordinary. There is no revelatory vision, no laying bare of transience but a progressive, insistent assertion that object and space are coincidental, equal and important, that this is how the world is. The world is not pushed away or schematized but is solidly in front of us, factual. I had completely misunderstood, thinking that geometry was a kind of idealisation — s ystematisation or purity — a s it is in Constructivist art, from which Judd’s work was generated. The reverse is true, geometry is a fact, not a schema. abandoned military buildings around Marfa into spaces where he could make permanent installations of his works (and of some of his friends). His reason was that he thought the clarity of light and space were particularly special, but I think he also liked the idea of people having to travel out here. The work is very strict and geometric, beautifully finished. The ambition involved is awesome — a s if there was a way the world could be made good by a bit of reordering — though the standard strategy of like to like and of variation within a typology under strict parameters betrays perhaps a rather unsatisfactory vision of the way the world is. It can seem absurd in relation to a barbecue or chicken coop, yet at the same time the 100 milled aluminium boxes that form the last work, protected in two special sheds — c onverted and re-roofed artillery stores — are wholly transcendent in their quality. The surfaces fluctuate between material and immaterial, incredible complexity builds up and subsides as you move around the boxes and they seem to capture and dispel light. They have sharp and diffuse dark spaces and seem to appear and disappear. There are 48 of them in one shed, 52 in the second, and this difference leads to changes in disposition and balance between two ostensibly similar places. It is wonderful. Juddlike. tados. Asimismo, hay un cuadro en relieve antiguo, de 1961, que pertenece a la colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York. Se trata de una pintura negra con una bandeja de horno insertada; es decir, un objeto plegado que enclaustra un espacio enmarcado en un entorno negro dotado de textura. Este entorno se entiende como una pared situada en el espacio, encerrada por los pliegues parcialmente reflectantes de la bandeja a la cual comprime, sujeta y desmaterializa. Sin embargo, al mismo tiempo el negro texturizado está vacío, es un espacio, una ausencia que carece de superficie. El objeto dentro está ahí presente, resulta Marfa, Texas, Oct 26 2004 fácil de ver. El valor que extrae el artista de estos humildes primeros cuadros, de los dibujos y siguientes relieves es asom- Dear Alice, I’m sitting waiting for breakfast in a diner decorated with plastic chillies and a couple of murals of the Texas war against Mexico and a map of the Big Bend on the Rio Grande. There is also a board with a collection of different barbed wire strands. As I walked in someone wearing an enormous cowboy hat walked out. The town I’m in, Marfa, is three hours drive from the nearest airport. At first the drive was across flat desert, then slowly up into hills and mountains, then out onto the flat, high plain. There were a few cactuses and gates barring the entrances to long drives, each with the names of ranches written above them — Bar Z, Lazy T — that sort of stuff. The road up onto the plain passes some fantastic columns and cliffs of rock. I’m here to look at sculptures by an artist called Donald Judd, who spent the last years of his life buying and converting broso. No hay una visión reveladora ni se descubre la transitoriedad, sino una afirmación progresiva, insistente, de que el objeto y el espacio son coincidentes, iguales e importantes, como es el mundo. El mundo no está apartado de la obra, o esquematizado, sino que está ante nosotros, sólido y real. Yo estaba completamente equivocado, al creer que la geometría era una suerte de idealización – sistematización o pureza –como lo es en el Constructivismo, movimiento del cual el arte de Judd se generó. Lo contrario es cierto, la geometría es un hecho, no un esquema. Marfa, Texas 26–10–2004 tablón sobre el que cuelga una serie de distintos cables eléctricos. Cuando entré, alguien con un enorme sombrero de cowboy salía. La ciudad en la que me encuentro, Marfa, está a tres horas en coche del aeropuerto. Al principio la carretera es un desierto llano, y después una suave pendiente hasta las colinas y montañas que acaba en un altiplano. Había unos pocos cactus y puertas que impedían el paso a los coches, cada una con los nombres de los ranchos escritos en ellas – Bar Z, Lazy T–, todo este tipo de nombres. La carretera que asciende a la llanura pasa por columnas fantásticas y acantilados rocosos. He venido hasta aquí a admirar las esculturas de un artista llamado Donald Judd, que pasó los últimos años de su vida comprando y convirtiendo edificios militares abandonados alrededor de Marfa en espacios donde poder instalar sus obras de modo permanente (y las de algunos de sus amigos). La razón fue que para él la claridad de la luz y del espacio era especial, pero yo creo que también le agradaba la idea de que la gente tuviera que viajar aquí para verlas. La obra es muy estricta y geométrica, con muy bellos acabados. Pero además implica una extraordinaria ambición – como si existiera una forma de hacer bueno al mundo con la reorganización del mismo – aun cuando la estrategia típica de igual con igual y de la variación dentro de una tipología regida por parámetros estrictos delata, quizás, una visión poco satisfactoria de la manera en que el mundo es realmente. Si lo comparamos a una barbacoa Querida Alice: Richard Deacon 2005–2008 Estoy sentado esperando el desayuno en un restaurante decorado con chiles de o a un corral de pollos, puede parecer absurdo, pero a la vez, las cien cajas de plástico, un par de murales de la guerra A version of this essay was first given as a talk in aluminio pulido que componen la última entre México y Texas y un mapa del Gran the “Artists On Art” series at the Dia Center for obra, resguardadas en dos cobertizos Recodo de Río Grande. Hay también un the Arts, New York in February 2005. especiales – almacenes de artillería reformados con tejado nuevo – poseen una calidad trascendente. Las superficies fluctúan entre el estado material e inmaterial, una increíble complejidad es creada para luego decrecer, al moverte por las cajas y ver la luz que captan y despiden. En ellas hay zonas oscuras, angulosas, difusas y da la impresión de que aparecen y desaparecen. Hay cuarenta y ocho en una nave, cincuenta y dos en la otra, y esta diferencia lleva a cambiar la disposición y el equilibrio entre dos lugares claramente similares. Es maravillosa. Al estilo de Judd. Richard Deacon 2005–2008 Una versión de este ensayo fue presentada primero como charla en la serie "Los artistas hablan del arte", en el Centro de Arte Dia, de Nueva York, en febrero de 2005. 56 L o n n Tay l o r F O R T D. A . R U S S E L L , MARFA E L F U E RT E D . A . R U S S E L L , D E M A R FA Grande, trying to prevent illegal shipments of guns and ammunition from Texas across the river to the revolutionists who were about to unseat Porfirio Diaz, long-time president of Mexico. That temporary home became the nerve center for the army’s efforts to control the turmoil along the border created by the Mexican Revolution. By the 1920s the tents had been replaced by the last large cavalry post built in the United States, a post whose presence made Marfa into an army town, with nearly half a million military dollars a year flowing into the local economy; in 1930 the post was promoted from a camp to a fort and re-named Fort D.A. El 29 de enero de 1911, cien oficiales y elementos de las Tropas F y H del Tercer Regimiento de Caballería descendieron de los vagones de ferrocarril en Marfa, Texas, bajaron sus caballos de los furgones de carga y armaron sus tiendas de campaña al sur de las vías del tren. Ninguno de aquellos hombres comprendió entonces que fundaban un puesto militar que permanecería aquí durante 35 años y que acabaría por convertirse en el Fuerte D.A. Russell. No se podrían imaginar que dicha instalación llegaría a ser un centro de arte reconocido a nivel internacional. Estos soldados y sus comandantes consideraban que el Campamento Marfa, según ellos lo denominaban, sería su sede temporal y base de abastecimiento mientras patrullaban el área al norte del Río Grande, en su intento de impedir el cruce de armas y municiones destinadas a los revolucionarios mexicanos que luchaban para derrocar al presidente Porfirio Díaz. Esa base temporal se convirtió en el centro de operaciones del Ejército para controlar el desorden en la región fronteriza creado por la Revolución Mexicana. A partir de 1920, las tiendas de campaña habían sido remplazadas por el último puesto de caballería importante construido en Estados Unidos, cambiando a Marfa en un pueblo militar, con una inyección de casi medio millón de dólares a la economía local. En 1930, el puesto ya no era un campamento, sino un fuerte militar que llevaba el nombre de D.A. Russell. En 1933, durante los años más Po st H ea d qu a rte rs, Fort D . A . Ru ssell , T exa s, w ith T r oo p B arr a c ks i n B a ckg ro un d. On January 29, 1911 one hundred officers and men of Troops F and H of the Third Cavalry climbed down from railroad passenger coaches in Marfa, Texas, unloaded their horses from box cars, and set up their tents south of the railroad tracks. None of those men knew that they were founding a military post that would be here for the next thirty-five years and would eventually become Fort D.A. Russell. They could never have imagined that a hundred years later that post would be an internationally known art center. Those troopers and their officers regarded Camp Marfa, as they called it, as their temporary home and supply base while they patrolled the Texas side of the Rio 57 Lonn Taylor — El Fuerte D.A. Russell, de Marfa Russell. In 1933, in the depths of the Depression, the army closed the fort as an economy measure, but it was reopened two years later. During World War II it played a dual role as a training base for regiments going overseas and as a prisoner of war camp for captured German soldiers. The fort was decommissioned and closed in 1946. This afternoon I am going to try to give you a few highlights of its history and tell you a little about what life was like for the officers and men stationed here during the post’s heyday. Fort D.A. Russell is here because there was a revolution in Mexico in 1910. I do not intend to try to explain the complexities of the Mexican Revolution, or we would be here un- difíciles de la Gran Depresión, el Ejército til dark without ever getting to Fort D.A. Russell. But in an oversimplified nutshell, here is what happened that first brought troops back to Marfa and then kept them here through the 1920s. The exercise will be relatively painless; you will only need to remember five names and you already know one of them. In 1910 Porfirio Diaz had been president of Mexico for thirty years and had allowed no opposition. That year he announced that he would permit an opponent to run against him. Francisco Madero, a wealthy Chihuahua landowner, announced his candidacy. Diaz changed his mind and threw Madero in jail. Madero escaped, came to San Antonio, Texas, and raised a successful revolution against Diaz, overthrowing him and becoming president himself in 1911. Madero stayed in office until 1913, when the muy somera, repasemos las razones por cerró el fuerte por motivos económicos, pero volvieron a abrirlo dos años más tarde. Durante la Segunda Guerra Mundial, funcionó como base de entrenamiento para soldados destinados a combate en el extranjero y también como campamento para prisioneros de guerra alemanes. El fuerte fue clausurado definitivamente en 1946. Esta tarde les voy a presentar algunos hechos importantes de la historia del lugar y describirles la vida diaria que llevaban sus oficiales y soldados durante la época de su apogeo. El Fuerte D.A. Russell debe su existencia a la Revolución Mexicana de 1910. No me propongo elucidar aquí las complejidades de este fenómeno histórico, porque si lo intentara nunca llegaríamos al tema que nos ocupa. Pero de manera las que las tropas regresaron a Marfa y se quedaron aquí hasta finales de los años veintes. Será un ejercicio relativamente fácil, ya que sólo es necesario recordar cinco nombres, de los cuales ya conocen al menos uno. En 1910, Porfirio Díaz llevaba ya 30 años como presidente de México, sin tolerar oposición alguna. En dicho año, el mandatario afirmó que podría postularse otro candidato, y Francisco Madero, un acaudalado terrateniente chihuahuense, le tomó la palabra. Pero Díaz cambió de parecer y ordenó el encarcelamiento de su rival. Madero, sin embargo, escapó y se dirigió a San Antonio, donde organizó una revolución en contra de Díaz, derrocándolo y asumiendo la presidencia él mismo en 1911. En 1913, el comandante en jefe del Ejército mexicano, Victoriano Huerta, depuso a Madero y lo mandó asesinar. Huerta era 58 commander-in-chief of the Mexican army, Victoriano Huerta, overthrew him, murdered him, and placed himself in office. Huerta was a particularly nasty piece of work who wore little purple-tinted rimless glasses. When he had Madero assassinated, all hell broke loose and half a dozen leaders emerged with armies to oppose him. The two that concern us were Venustiano Carranza and Pancho Villa — that is the one whose name you know. Carranza proclaimed himself First Chief of the Constitutionalist Revolution and by August 1914 he and his allies had forced Huerta out of office and into exile. The allies then started squabbling among themselves over the presidency and for several years their armies fought each other un tipo de muy malas pulgas que acos- across Mexico, with Carranza in the lead and Villa a close second most of the time. In the fall of 1915 the United States recognized Carranza’s government as the legitimate government of Mexico. This infuriated Villa, who retaliated the next spring with a raid on Columbus, New Mexico in which twenty American citizens were killed. More raids across the border by both Carrancistas and Villistas followed in Texas, and those kept the army in the Big Bend busy until the political situation in Mexico stabilized somewhat in 1920. I said that the army originally came to Marfa in 1911 to try to control arms smuggling from Texas into Mexico. Let me explain that. When the Madero revolution broke out, every storekeeper in the Big Bend became an arms merchant. Their merchandise was smuggled across the Rio Grande Columbus, Nuevo México, un ataque tumbraba usar lentes de tinte morado sin armazón. Tras el asesinato de Madero se desató la tormenta, y salieron varios líderes con sus ejércitos listos para derribarlo. Los dos que nos interesan son Venustiano Carranza y Pancho Villa. Carranza se proclamó Primer Jefe de la Revolución Constitucionalista y, para agosto de 1914, junto con sus aliados, había obligado a Huerta a huir al exilio, dejando a los responsables de su derrota que se pelearan entre sí por la presidencia en combates en varios puntos del país durante muchos años, destacándose Carranza y, en segundo término, Pancho Villa. En otoño de 1915 Estados Unidos reconoció a Carranza como el legítimo gobernante, y el enfurecido Villa invadió el territorio estadounidense en que ocasionó la muerte de 20 ciudadanos norteamericanos. Siguieron más incursiones a Texas por carrancistas y villistas, y éstas requirieron la intervención de fuerzas armadas destacadas en la zona tejana de Big Bend hasta que la situación política en México comenzó a estabilizarse en 1920. Mencioné anteriormente que el Ejército de Estados Unidos vino primero a Marfa en 1911 para controlar el contrabando de armas entre Texas y México. Ahora quiero explicarme. Cuando estalló la Revolución de Madero, todos los tenderos de la región de Big Bend se convirtieron en mercaderes de armas. El tráfico en armas que cruzaban el Río Grande violaba la ley federal, en concreto la Ley de Neutralidad de 1794, que prohibía a toda persona en territorio estadounidense hacer guerra contra cualquier gobierno con el que Estados Unidos Lonn Taylor — Fort D.A. Russell, Marfa in violation of federal law, specifically the Neutrality Act of 1794, which makes it illegal for anyone on American soil to make war on any government at peace with the United States. Since the Border Patrol had not yet been established, the army was the only enforcement agency the federal government had. The arms and ammunition the local merchants sold was purchased wholesale from El Paso hardware companies, which sold munitions like hotcakes all through the Mexican Revolution. Between September 1911 and September 1912 the Shelton-Payne Hardware company there, which normally dealt in pistols and hunting rifles, sold 40,000 Springfield military rifles, two million cartridges, and mantenía relaciones de paz. Como no four machine guns, all of which went illegally to Mexico. Here is how they got there. The revolutionists would steal a herd of cattle from a hacienda in Mexico, drive them across the Rio Grande, and sell them to a Big Bend rancher for five or six dollars a head. The rancher would give them an order on his local store for the money and the revolutionists would go to that store and collect what was due to them in guns and ammunition, deliverable in Mexico. The storeowner would then hire some local man to take the weapons across the river. This was a violation of the law in two ways. The ranchers were buying imported cattle without paying the duty on them, and the merchants and their delivery boys were violating the Neutrality Act. Now although the army was originally sent here to curtail the arms el Río Grande con él, y vendían las re- existía todavía la Patrulla Fronteriza, el Ejército era el único mecanismo con que contaba el gobierno federal para hacer cumplir dicha ley. Las armas y municiones que vendían los mercaderes locales eran compradas al mayoreo a empresas de El Paso, las cuales vendían estos artículos como pan caliente durante toda la Revolución. De septiembre de 1911 a septiembre de 1912, la ferretería Shelton–Payne de El Paso, que normalmente trataba en pistolas y escopetas de caza, vendió 40,000 rifles militares Springfield, 2 millones de cartuchos y 4 ametralladoras, todos enviados ilegalmente a México. ¿Y cómo llegaron hasta allí? Pues, los revolucionarios robaban ganado de En enero de 1914, a sólo tres años de foot in a twelve-mile-long column that marched up the Casa Piedra Road, taking four days to get here. Daily rations consisting of 2,500 pounds of beans, 2,500 pounds of flour, 500 pounds of sugar, and 250 pounds of coffee were hauled by wagon from here to each night’s campsite. When they got here, the Mexican soldiers and civilians were held under guard for several days before special trains took them to an internment camp at Fort Bliss in El Paso. Two years later, on May 5, 1916, a mounted group of sixty Mexicans crossed the Rio Grande and swept down on the little community of Glenn Springs, Texas, now in Big Bend National Park, where there was a candelilla wax plant, a general store, and a U.S. army outpost manned by a cavalry sergeant and six troopers. The Mexicans rode into town about Marfa a los lugares donde vivaquea- la fundación del Campamento Marfa, el ejército de Pancho Villa se apoderó de la ciudad de Ojinaga, Chihuahua, echando fuera a las fuerzas federales de Victoriano Huerta. Los federales, en total unos 2,500, huyeron a Presidio, al otro lado del río, acompañados de 1,500 refugiados civiles y 1,200 caballos y mulas. Soldados norteamericanos se hicieron cargo de los refugiados mexicanos en Presidio, y los llevaron al Campamento Marfa caminando o montados en los caballos y las mulas, en una columna de 12 millas de largo que tardó cuatro días para llegar a Marfa por el Camino Casa Piedra. Raciones de 2,500 libras de frijoles, 2,500 libras de harina, 500 libras de azúcar y 250 libras de café eran transportadas diariamente desde Fr a n k D u nca n. una hacienda en México, atravesaban smuggling, they quickly got involved in more complicated issues. I want to describe two events that will give you some idea of what the men stationed here at Camp Marfa faced during the very early years of the post. In January 1914, just three years after Camp Marfa was established, Pancho Villa’s army took the city of Ojinaga, Chihuahua from the Federal forces of Victoriano Huerta and started shooting Federalists. The Federal army of 2,500 men fled across the river to Presidio, accompanied by 1,500 civilian refugees and 1,200 horses and mules. The Mexican soldiers and the refugees were taken in charge by the U.S. troops stationed in Presidio and were escorted here to Camp Marfa on horseback, muleback, and ses a rancheros del Big Bend por cinco o seis dólares cada una. Los rancheros les giraban vales que los revolucionarios podían hacer efectivos en una tienda local, donde éstos los cobraban en armas y municiones, a entregarse en México. El tendero local luego contrataba a otras personas para transportar la mercancía al otro lado del río. Así, se violaba la ley de dos maneras: los rancheros compraban ganado importado sin pagar el impuesto reglamentario, y los mercaderes y sus agentes infringían la Ley de Neutralidad. Aunque el Ejército llegó aquí primero con la finalidad de prevenir el contrabando de armas, pronto se involucraron en otros asuntos más complicados. Quiero mencionar dos casos que les darán una idea de las actividades de los soldados del Campamento Marfa durante sus primeros años. 59 ban los viajantes cada noche. Al llegar a Marfa, los soldados y civiles mexicanos fueron apresados y detenidos bajo guardia durante varios días antes de ser trasladados en tren a un campamento de internamiento ubicado en el Fuerte Bliss de El Paso. Dos años más tarde, el 5 de mayo de 1916, un bando de 60 mexicanos cruzó el Río Grande y descendió sobre la pequeña comunidad de Glenn Springs, Texas, situada ahora en el Parque Nacional Big Bend, donde había una fábrica de cera de candelilla, una tienda general y un destacamento del Ejército Estadounidense consistente en un sargento de caballería y seis soldados. Los mexicanos irrumpieron en el pueblito a medianoche, disparando sobre todas las casas y matando a un niño de 7 años, Tommy Compton. Los soldados, parapetados en una choza de adobe con techo Lonn Taylor — Fort D.A. Russell, Marfa midnight, firing into every house and killing a seven-year-old boy, Tommy Compton. The soldiers, barricaded in an adobe hut with a roof made of sotol stalks, fired back until the attackers set the roof on fire, and then the soldiers had to run for it. Three were killed; the others escaped into the night. The Mexicans then looted the general store, which was evidently their target, and disappeared into the dark. That same night a second party of Mexicans looted the general store at Boquillas, Texas, kidnapping the storekeeper, Jesse Deemer, and his assistant, Monroe Payne. They joined up with the Glenn Springs raiders and splashed across the river back into Mexico, taking Deemer and Payne with them. Three days later Major George T. Langhorne with two troops of the 8 th Cavalry crossed the Rio Grande in pursuit of the bandits. The expedition was partially motorized; it included two Fords loaded with correspondents and photographers and Langhorne’s chauffeur-driven Cadillac. They penetrated 100 miles into Mexico and found Deemer and Payne alive in the village of El Pino, Coahuila, where the bandits had abandoned them. Langhorne’s men remained in Mexico for fourteen days before returning to Camp Marfa. The raids on Glenn Springs and Boquillas transformed Camp Marfa into the headquarters of a huge military operation. President Wilson called up the National Guards of Texas, New Mexico, and Arizona and sent them to the Big Bend, along with two battalions of Pennsylvania National de sotol, devolvieron el fuego hasta que los atacantes prendieron fuego al techo, obligando a los ocupantes a huir. Tres de ellos perdieron la vida; los otros escaparon. Los mexicanos se dedicaron entonces a saquear la tienda general; luego desaparecieron. Esa misma noche, un segundo bando de mexicanos saqueó la tienda general de Boquillas, Texas y secuestraron al propietario, Jesse Deemer, y a su asistente, Monroe Payne. Ambos bandos de saqueadores se unieron y cruzaron el río de nuevo, regresando a México con los dos plagiados. A los tres días, el Mayor George T. Langhorne, junto con dos tropas del 8º Regimiento de Caballería a su cargo, cruzaron el Río Grande en busca de los bandidos. La expedición incluía vehículos motorizados: dos automóvi- les Ford tripulados por corresponsales y fotógrafos, y el Cadillac de Langhorne, conducido por su chofer. Penetraron unas 100 millas en territorio mexicano, donde encontraron a Deemer y Payne vivos en el pueblo de El Pino, Coahuila, donde los secuestradores los habían abandonado. Los hombres de Langhorne permanecieron en México 14 días antes de regresar al Campamento Marfa. Las incursiones en Glenn Springs y Boquillas transformaron al Campamento Marfa en el cuartel general de una operación militar a gran escala. El Presidente Woodrow Wilson movilizó a las Guardias Nacionales de Texas, Nuevo México y Arizona, enviándolas al Big Bend, junto con dos batallones de la Guardia Nacional de Pensilvania, un regimiento de caballería federal y una unidad de soldados de infantería, todos acuartelados en el Campamento Marfa. El Ejército estableció 12 puestos suple60 Guardsmen, the 6 th U.S. Cavalry, and the 34th U.S. Infantry. All of these were headquartered at Camp Marfa. The army established twelve subposts along the Rio Grande from Lajitas to Candelaria, all of which were supplied from Camp Marfa through an elaborate system of wagon trains and pack mules. Supplies were shipped from El Paso and San Antonio to Camp Marfa by railroad, unloaded here, and then transhipped to the outposts. The wagon trains consisted of twenty-eight army wagons drawn by six mules each; sometimes the wagons were hitched together in groups of fourteen and pulled by steam traction engines. But some subposts were so remote that they could only be reached by mule trains. A mule train mentarios a lo largo del Río Grande, des- consisted of sixty-four mules, fifty of which carried cargo and fourteen of which were the mounts of the packers, the cook, and the blacksmith. Each mule was loaded with two hundred and fifty pounds of cargo. The mule train trip to Lajitas, the most remote outpost, took three days, with overnight camps at Casa Piedra and in Fresno Canyon. In spite of the massive troop presence, raids across the Rio Grande continued through 1916, 1917, and 1918. They included raids in which people were killed on the Brite Ranch and the Neville Ranch, followed by bloody reprisals on local Mexicans by civilians and by the Texas Rangers. In June 1919, the 11th Aero Squadron, five De Havilland DH.4 biplanes under the command of Major Edgar Tobin of San Antonio, was sent to Camp Marfa to aid in patrolling the border. tres días, con escalas para pernoctar en de Lajitas a Candelaria, todos los cuales eran abastecidos desde el Campamento Marfa mediante un complejo sistema de caravanas de carromatos y mulas de carga. Los víveres eran transportados desde El Paso y San Antonio a Marfa por ferrocarril y de allí a los puestos más remotos. Las caravanas consistían en 28 carromatos tirados por seis mulas cada uno; a veces se enganchaban los carromatos en grupos de 14 para ser tirados por locomotoras a vapor. Algunos de los puestos eran tan remotos que sólo eran accesibles por mula: de una recua de 64 mulas, 50 eran de carga y 14 servían de montura a los empacadores, el cocinero y el herrero. Cada mula llevaba una carga de 250 libras. El viaje en mula a Lajitas, el puesto más remoto, duraba Casa Piedra y el Cañón de Fresno. A pesar de la presencia masiva de tropas, siguieron las incursiones por el Río Grande en los años 1916, 1917 y 1918, y en ellas murieron personas en los Ranchos Brite y Neville. Después de los ataques, tomaban sangrientas represalias algunos civiles tejanos y los Texas Rangers en los mexicanos de la localidad. En junio de 1919, fue trasladado a Marfa el 11º Escuadrón Aéreo, consistente en cinco biplanos De Havilland DH.4 bajo el mando del Mayor Edgar Tobin, de San Antonio, que ayudarían a patrullar la frontera. Se construyó un campo de aviación llamado Royce Field al este de Marfa, cerca del actual campo de golf. Los aviones hacían recorridos de reconocimiento por el río dos veces al día, pero desde luego los bandidos podían cruzar el río de noche sin ser detectados. La llegada de los aviadores produjo un Lonn Taylor — El Fuerte D.A. Russell, de Marfa A flying field, called Royce Field, was built east of town, near the present golf course. The planes flew reconnaissance missions along the Rio Grande twice a day, but of course bandits could still cross undetected at night. The arrival of the fliers led to one dramatic incident. Two months after the airplanes arrived, one of the pilots returning from a patrol down the river mistook the Rio Conchos for the Rio Grande and flew up it. He and his observer were eighty miles into Mexico before they had engine trouble and were forced to crash land. They were unhurt, but they were taken into custody by one of the most dreaded bandit leaders, Jesus Renteria, known as El Gancho (“The Hook”) because acontecimiento dramático. Dos meses he had lost one hand and wore a steel hook in its place. Renteria sent a note to the army subpost at Candelaria demanding a $15,000 ransom for the two fliers. The note arrived on a Sunday morning and Captain Matlack, the commander at Candelaria, called Colonel George T. Langhorne here at Marfa and read it to him over the phone. Langhorne was perplexed about how he was going to get $15,000 in cash on a Sunday morning, but he called the vicepresident of the Marfa State Bank, H.M. Fennell. It happened that the annual Bloys Camp Meeting was in progress. Fennell drove out to Bloys, interrupted the men’s Sunday prayer meeting, and in five minutes had pledges from local ranchers for the entire amount. The money was sent to Captain Matlack at Candelaria, who then plejo: ¿cómo iba a conseguir esa suma después de su venida, uno de los pilotos, que volvía con un acompañante de una patrulla río abajo, se confundió y siguió por el Río Conchos en lugar de por el Río Grande. Habían entrado 80 millas en territorio mexicano cuando falló el motor y tuvieron que aterrizar de emergencia. No fueron lesionados, pero los apresó un cacique muy temido, Jesús Rentería, conocido como “El Gancho”, en honor al artefacto que hacía las veces de una mano perdida. Rentería envió una carta al puesto militar de Candelaria exigiendo un rescate de $15,000 por los dos aviadores. La nota llegó a Candelaria un domingo por la mañana, y el Capitán Matlack, comandante del puesto, llamó al Coronel George T. Langhorne en Mar- segundo pago. Cuando Matlack llegó al of the 8th Cavalry from Camp Marfa crossed the Rio Grande in pursuit of the kidnappers and spent five days in Mexico searching for them. They were accompanied by one of the De Havilland planes, which served as their aerial scout. On the first day of the expedition the De Haviland pilot and his gunner spotted three men on horseback who started shooting at them with rifles. They swooped down on the horsemen and fired their Lewis machine gun at them, and on their second pass saw a dead white horse and a man lying face down on the ground, apparently dead. At the end of one of his arms was a gleaming hook. They made several more passes and the man did not move, and so they reported that they had killed El Gancho. But El Gancho was only playing dead, and he lived to fight another day. I un caballo blanco muerto y un hombre lugar convenido, le dijo al aviador que se subiera a su caballo detrás de él, y en lugar de sacar el dinero de su camisa, sacó una pistola y gritó: “Díganle al Gancho que ya vio su último dólar.” Matlack y el aviador escaparon al galope, cruzando el río en otro sitio. Tan pronto como los aviadores quedaron a salvo, cinco elementos del 8º Regimiento de Caballería del Campamento Marfa cruzaron el río persiguiendo a los secuestradores y pasaron cinco días buscándolos. Iban acompañados de uno de los aviones De Havilland, que les daba apoyo desde el aire. En el primer día, el piloto del avión y su ayudante avistaron a tres hombres montados a caballo y les dispararon con su ametralladora. Al volver a sobrevolar el lugar, vieron Fra nk D u n ca n . fa y se la leyó. Langhorne se quedó per- negotiated by note and messenger with Renteria to ransom the fliers one at a time. Matlack took $7,500 across the river in the dead of night and came back with the first flier, but when he went back for the second he overheard Renteria’s men saying they would kill him and the second flier at the river crossing after the ransom was paid. When he arrived at the rendezvous, he told the flier to climb up behind him on his horse, and instead of taking the ransom money out of his shirt pulled a pistol out, said, “Tell El Gancho he’s had his last American dollar,” and galloped back across the river at a different crossing with the flier behind him. As soon as the aviators were safely on this side of the river, five troops en efectivo un domingo por la mañana? Acabó por llamar al vicepresidente del Banco Estatal de Marfa, H.M. Fennell. Daba la casualidad de que en esos momentos se celebraba la reunión anual del Campamento Bloys, un grupo religioso de hombres pudientes de la localidad. Fennell se dirigió al lugar, interrumpió las oraciones de los fieles, y en cuestión de cinco minutos había obtenido la promesa de los asistentes a cubrir el monto total del rescate. Mandaron el dinero al Capitán Matlack en Candelaria, quien negoció mediante comunicaciones llevadas por un mensajero el rescate de los dos aviadores, uno por uno. Matlack cruzó el río de noche con $7,500 y regresó con el primer rescatado, pero cuando iba a repetir la maniobra, alcanzó a oír que los hombres de Rentería pensaban matarlo a él y al segundo aviador en cuanto recibieran el 61 tirado boca abajo sobre la tierra, al parecer muerto. Al extremo de un brazo distinguieron un reluciente gancho. Siguieron sobrevolando, y como el hombre no se movía, dieron parte de que habían matado a El Gancho. Pero El Gancho sólo se hacía el muerto, y sobrevivió para pelear otro día. Yo conozco a un hombre aquí en Marfa, y la primera esposa de su papá fue hija de El Gancho. Me dijo que su padre le había confiado que El Gancho era el viejo más cruel que había conocido. “Le gustaba sentarse en su porche con una botella de sotol y un barril de cartuchos y disparar a varias cosas”, me dijo mi amigo. “¿Qué tipo de cosas?” le pregunté. “Todo lo que se movía”, me dijo. “Gallinas, perros, niños…” Los años 1919 y 1920 fueron cruciales para el Campamento Marfa. Justo al sur de Washington, D.C., del lado sur del río Lonn Taylor — El Fuerte D.A. Russell, de Marfa know a man here in Marfa whose father’s first wife was El Gancho’s daughter. He told me that his father said that El Gancho was the meanest old man he had ever seen. “He liked to sit on his porch with a bottle of sotol and a barrel of cartridges and shoot at things,” my friend said. “What kind of things?” I asked. “Anything that moved,” my friend said, “chickens, dogs, children…” 1919 and 1920 were pivotal years for Camp Marfa. Just south of Washington, D.C., on the Maryland side of the Potomac, there is a huge stone fortress called Fort Washington. It was built in 1824 so that the British could never again sail up the Potomac and burn Washington, as they did in 1814. It was a classic case of locking Potomac en el estado de Mar yland, hay the stable after the horse was gone. Exactly the same thing happened at Camp Marfa in 1919 and 1920. When World War I ended in November 1918 the army had an enormous amount of money left in their appropriations for that fiscal year. They used it to build and improve facilities all over the country. At Camp Marfa the army moved out of their tents and built permanent structures. They leased 420 acres from rancher W.G. Young at $125 per month to build them on. Young wanted to hold out for $150, but a committee of Marfa citizens, mindful of the benefits that an expanded Camp Marfa would bring to the town, called on him and persuaded him to accept the $125 by promising to pay him the extra $25 per month until the army would agree to raising the rent. The army never agreed to a higher del ranchero W.G. Young a $125 por una inmensa fortaleza de piedra llamada Fuerte Washington. Fue construida en 1824, para que los ingleses nunca pudieran entrar por el Potomac e incendiar Washington, como lo hicieron en 1814. Un caso clásico de cerrar la puerta del establo después de que salió el caballo. Ocurrió exactamente lo mismo en el Campamento Marfa en 1919 y 1920. Cuando terminó la Primera Guerra Mundial, en noviembre de 1918, el Ejército contaba todavía en sus cofres con una cantidad enorme de dinero presupuestado para el año fiscal. Utilizaron ese dinero para construcciones y mejoras a instalaciones en todo el país. En Marfa, el Ejército abandonó sus tiendas de campaña y construyeron edificios permanentes. Alquilaron 420 acres mes, pensando construir en ese terreno. Young quiso insistir en un alquiler de $150, pero una comisión de vecinos de Marfa, conscientes de los beneficios que acarrearía la expansión del Campamento Marfa, le convenció de que aceptara los $125, en la inteligencia de que ellos le pagarían los $25 restantes hasta que el Ejército estuviera de acuerdo en subir la mensualidad. El Ejército nunca estuvo de acuerdo en pagar la suma más alta, y tengo entendido que Young jamás recibió sus $25 adicionales. En 1927, el Ejército le compró el terreno a Young por $27,000. La casa de Young es la vieja casa escueta que se ve a mano derecha justo al llegar a las oficinas de la Fundación Chinati. En 1919 y 1920 el Ejército emprendió en serio su programa de construcción aquí. Construyeron viviendas para oficiales, cuarteles para soldados rasos, un club 62 rent, and I am told that Young never got his extra $25 a month. In 1927, the army bought the land from Young for $27,000. Young’s house is the old frame house on the right just as you drive up to the Chinati Foundation’s offices. In 1919 and 1920 the army engaged in a massive construction program here. They built officers’ quarters, enlisted men’s barracks, mess halls, an officers’ club, administrative buildings, stables, hay barns, and blacksmith shops. A separate quartermaster depot was built on forty-five leased acres by the railroad tracks, where Donald Judd’s home is now. By 1922 the post looked pretty much like it does today. 184 buildings had been erected in three years, and the post de oficiales, edificios administrativos, had a total complement of 92 officers and 2,826 enlisted men. However, 1920 marks the year that Mexico achieved relative political stability under the presidency of Alvaro Obregon, the one-armed general who overthrew Venustiano Carranza in 1919. The raids across the border ceased, the subposts along the river were closed, and Marfa was left with a huge and extremely profitable military establishment on the edge of town. For the next thirteen years Marfa was an army town. The cavalry officers stationed at Camp Marfa and their wives became part of Marfa society. The officers were well-traveled and well-educated men. Many had seen duty in Europe, in the Philippines, and in Cuba, and they broadened the universe of the average Marfan and elevated the tone of society here. The Durante los próximos 13 años Marfa establos, granjas y herrerías. Se construyó un almacén en un terreno de 45 acres junto a las vías del ferrocarril, donde está la casa de Donald Judd ahora. Para 1922, todo se veía más o menos como se ve hoy en día. Se habían construido 184 edificios en tres años, y en total ascendía el personal adscrito a 92 oficiales y 2,826 soldados. Sin embargo, el año 1920 señaló la estabilidad política en México bajo la presidencia de Álvaro Obregón, el general manco que había derrotado a Venustiano Carranza en 1919. Las incursiones a través del Río Grande habían cesado, los puestos suplementarios a lo largo del río estaban cerrados, y Marfa contaba con una instalación militar enorme y sumamente lucrativa a orillas de la ciudad. fue un pueblo militar. Los oficiales de caballería del Campamento Marfa y sus esposas formaron parte de la sociedad marfeña. Los oficiales habían viajado por el mundo y tenían estudios. Muchos habían ser vido en Europa, en Filipinas y en Cuba, y en general elevaban el nivel de la sociedad local. Los que eran solteros salían con las hijas de los rancheros, y varios de ellos se casaron con jóvenes marfeñas. El 7 de diciembre de 1923, Hester Brite, hija del ranchero más prominente de Marfa, Luke Brite, contrajo matrimonio con el Capitán Donald Dunkle del Primer Regimiento de Caballería, y varias otras señoritas siguieron su ejemplo. Los sectores militar y civil estrecharon sus lazos. Los civiles asistían a bailes en el club de oficiales, y los militares y sus esposas iban a bailes en el Hotel Paisano. La noche del Día de Acción de Gracias Lonn Taylor — Fort D.A. Russell, Marfa bachelor officers provided a stream of escorts for ranchers’ daughters and several married Marfa girls— on December 7, 1923, Hester Brite, daughter of Marfa’s most prominent rancher, Luke Brite, married Capt. Donald Dunkle of Troop C, First Cavalry, and several other young women followed her example. The civilian and military circles here became tightly intertwined. There were dances at the Camp Marfa officers’ club attended by Marfa civilians and dances at the Paisano Hotel attended by Camp Marfa officers and their wives. On Thanksgiving evening 1919, the camp Medical Department gave a masquerade ball for 100 couples, with music by the 5th Cavalry orchestra. The citizens of de 1919, el Departamento de Medicina Marfa thought of the cavalrymen at Camp Marfa as “our boys.” An officer’s life on a post like Camp Marfa in the 1920s was the life of Riley at home. Officers of field grade rank had two enlisted men, called “dog robbers”— the term carried the connotation that they ate the table scraps that would otherwise be given to their employers’ dogs — a ssigned to them as personal servants, one as a valet and one as a housekeeper. The officers’ workdays were not strenuous, either. General Hamilton Howze, who served with the 7 th Cavalry during those years, recalled in his memoir, A Cavalryman’s Story, that he and his fellow officers went to the enlisted barracks after breakfast and supervised training exercises until 11:30 in the morning. They then went to officers’ call, a short meeting with the escribe en sus memorias que él y los de- del Campamento Marfa celebró un baile de máscaras para 100 parejas, con música provista por la orquesta militar. Los residentes de Marfa se referían a los soldados de caballería como “nuestros muchachos”. La vida hogareña de un oficial del Campamento Marfa en los años veintes era muy agradable. Los oficiales de rango superior contaban con dos ayudantes llamados robaperros (porque se suponía que comían las sobras de comida que de otra manera serían destinadas a las mascotas), los cuales les eran asignados como asistentes personales, uno como valet y el otro como amo de llaves. El trabajo de los oficiales no era fatigoso. El general Hamilton Howze, adscrito ser vía té en el club. En 1923, el 5º de the 5th Cavalry was replaced by the 1 st Cavalry, a regiment famous for its polo, and that fall there were five teams here. 1930 was a year of polo diplomacy across the border. The Mexican Army invited a team from Camp Marfa to play in Chihuahua City. A delegation of officers and fifty Big Bend citizens went with them, but the 1st Cavalry team lost all three games. A Mexican army team came to Marfa for a re-match, accompanied by two Mexican generals in the President of Mexico’s private railroad car and a sixty-six-piece Mexican army band, which played at the games and later at a series of after-game dinner dances at the Paisano Hotel. Again the Mexicans won. Finally there was a match at Chapultapec Park in Mexico City, and a special train carried the Fort D.A. Russsell team and brados en el Hotel Paisano. Nuevamente Caballería fue remplazado por el 1º de Caballería, un regimiento famoso por sus juegos de polo, y durante ese otoño había cinco equipos aquí. En el año 1930 el polo hizo un papel diplomático transfronterizo. El Ejército Mexicano invitó a un equipo del Campamento Marfa a jugar en la ciudad de Chihuahua, acompañados de una delegación de oficiales y 50 representantes de Big Bend, pero el equipo americano perdió todos los tres juegos. Después llegó un equipo del Ejército Mexicano a Marfa para el reencuentro, en compañía de dos generales mexicanos que viajaban en el vagón de ferrocarril privado del presidente de la república y de una banda de 66 piezas que tocó en los partidos y posteriormente en bailes cele- F r a nk D u n ca n . durante esta época al 7º de Caballería, senior post officer, ate lunch, and had the rest of the day free for tennis, golf, swimming, or polo practice. Polo was the great sport of cavalry officers. It trained them for bold and independent action and it was played hell for leather. Hamilton Howze recalled that he played in two separate matches in the 1930s in which one of the players was killed. The polo field at Camp Marfa was in the southeast quadrant of the camp, more or less where Donald Judd’s concrete structures are now. In 1921 the first Polo Association was formed here by officers of the 5 th Cavalry, who all became members. The games were played on Wednesday and Sunday afternoons and were followed by Polo Teas at the officers’ club. In 1923 más oficiales visitaban el cuartel de los soldados después de desayunar y supervisaban los ejercicios de entrenamiento hasta las 11:30. Luego asistían a breves reuniones, comían, y disponían del resto del día libre para jugar tenis, golf o polo o para practicar la natación. El polo era el deporte favorito de los oficiales de caballería. Desarrollaba su atrevimiento y su independencia, y lo jugaban con mucha intensidad. Howze comentó que había participado en dos ocasiones en juegos en los cuales uno de los jugadores había resultado muerto. El campo de polo se encontraba en la parte sureste del Campamento, aproximadamente donde se exhiben hoy las estructuras de concreto de Donald Judd. En 1921 se formó la primera Asociación de Polo, a la cual se afiliaron todos los oficiales del 5º de Caballería. Se jugaba los miércoles y domingos, y después se 63 ganaron los mexicanos. Por fin jugaron de nuevo en el Parque Chapultepec de la Ciudad de México, con mucha pompa y boato, pero no parece haber constancia del equipo ganador. Mientras los oficiales jugaban tenis y polo, los soldados rasos llevaban una vida más dura. Éste era el ejército descrito por James Jones en su novela From Here to Eternity, en el que existía un gran cisma entre ambos grupos. Los soldados hablaban con los oficiales en tercera persona, si es que les hablaban. Charles Willeford, un soldado raso que se incorporó al 11º de Caballería en 1935, recuerda que en tres años había sostenido una sola conversación con un oficial, y en esa ocasión había disparado por error al perro del oficial. Willeford, en su libro Something About a Soldier, describió el entrenamiento básico de un recluta de caballería durante los años Lonn Taylor — Fort D.A. Russell, Marfa accompanying officers, wives, and Marfa citizens to Mexico City. There seems to be no record of who won those matches, but everyone who went was royally entertained. While the officers were playing tennis and polo, the enlisted men here had a somewhat rougher life. This was the Old Army described by James Jones in From Here to Eternity, and there was a very wide gap between officers and enlisted men. Enlisted men were required to speak to officers in the third person, if they spoke to them at all. Charles Willeford, who enlisted in the 11th Cavalry in 1935, recalled that in three years he only had one conversation with an officer, and that was when he shot his commanding officer’s dog by mistake while on guard duty. Willeford, in his book Something About a Soldier, described a cavalry recruit’s basic training in the 1930s. It lasted ninety days and took place under the tutelage of a sergeant. Mornings were spent in learning to ride. Troopers started out bareback, with only a blanket and a bridle. They had to learn to mount by vaulting onto the horse from behind, with their hands on the horse’s crupper. They learned to turn completely around while sitting on the horse, first at a walk, then at a slow trot, a canter, and finally a gallop. The final test was to pull a T-shirt off over their heads and put it back on again while turning around on the horse’s back at a gallop. I know about this firsthand because my former wife, a San Antonio girl, taught me to ride this way. She had learned horsemanship from a retired sergeant at Fort Sam Houston who taught proper young San Antonio ladies to ride the cavalry way. The recruits’ afternoons were spent in drill, classes, and gymnastics. They got passes to leave camp every Saturday from 1:00 P.M. to midnight, but since all but $1.50 of their $21.00 a month pay was withheld until their ninety-day training period was over, they could not afford much fun. The seasoned enlisted men at Camp Marfa must have found some entertainment in town, however, because a 1919 Presidio County grand jury report reads, “We find gambling and bootlegging carried on in the county to a great extent. Also lewd women visit town frequently.” Even though national prohibition was in effect through the 1920s, Camp Marfa’s proximity to the border meant that alcohol was readily available. The border proved to be just as permeable to booze moving north as it had been to munitions moving south, and lewd women were plentiful. Enlisted men at Camp Marfa sought the sort of entertainment that soldiers have always sought and they it in abundance in Marfa. Besides drill, training, and polo, the main army activity at Camp Marfa in the 1920s was maneuvers. These were large-scale war games, carried out by cavalry troops not only from Camp Marfa but also Fort Bliss, Fort Clark, and Fort Sam Houston. Camp Marfa was the ideal spot for these maneuvers because they could be held on adjacent ranches without disturbing the civilian population. The first one, held in the fall of 1923, lasted for two weeks and involved 6,000 men maneuvering across a block of land twenty miles wide and thirty miles long. It was a highly festive two weeks because in the evenings there were dances, receptions, and banquets for the staff officers, and the troops involved were paid off while they were here. The payroll came to $300,000, which was quite an infusion into the local economy. Similar maneuvers were held every fall through 1932. Although Camp Marfa flourished through the 1920s, it was still technically considered a temporary post by the army. In 1929 the army decided to designate it a permanent post as of January 1, 1930, and change its name to Fort D.A. Russell. There had been a Fort D.A. Russell, named after Civil War General Davis Allen Russell, in Wyoming, and in 1929 that post was renamed Fort Francis E. Warren after a recently deceased Wyoming senator who happened to be General John J. Pershing’s fatherin-law, and the name was transferred to Camp Marfa. The citizens of Marfa were ecstatic. Two years later, in May 1932, very bad news came from Washington. As an economy measure, the Hoover Administration had decided to close fifty-three military posts, and Fort D.A. Russell was on the list. Closing Fort D.A. Russell would be a crippling blow to Marfa in the depths of the Depression and Marfans organized to persuade the War Department to change its mind. Congressman Ewing Thompson and Senator Morris Shepherd and Tom Connolly swung into action, the Texas Legislature passed a resolution urging the army not to leave, and rancher Luke Brite went to Washington to call on his fellow rancher, Vice Presidentelect John Nance Garner. All to no avail. The army chief of staff, General Douglas MacArthur, was adamant treintas. Tenía una duración de 90 días y se llevaba a cabo bajo la tutela de un sargento. Por las mañanas se practicaba la equitación, primero a pelo, con sólo una manta y la brida. Los reclutas debían aprender a montar el caballo desde atrás, brincando y apoyando las manos en la grupa del animal. Aprendían a darse una vuelta completa, sentados en el caballo, primero caminando, luego a trote, a medio galope y al galope. Por último, debían quitarse la camiseta y volver a ponérsela mientras se daban una vuelta completa al galope. Yo lo sé de primera mano porque mi ex esposa, que es de San Antonio, me enseñó a montar a caballo de esta forma. A ella le había enseñado un sargento del Fuerte Sam Houston a cabalgar a la manera de los soldados de caballería. Los reclutas pasaban sus tardes en ejercicios y prácticas, en clases y haciendo gimnasia. Les daban permiso para salir del campamento los sábados de una de la tarde a medianoche, pero como les retenían $19.50 de su sueldo mensual de $21.00 hasta que terminaban el entrenamiento de 90 días, les quedaba muy poco que gastar en diversiones. Sin embargo, por lo que parece, los más listos se las ingeniaban para recrearse de alguna manera, porque en un documento del gran jurado del Condado de Presidio, fechado en 1919, se lee lo siguiente: “Encontramos juegos de apuestas y licor de contrabando por todas partes. También visitan el pueblo con frecuencia mujeres fáciles.” Aunque en todo Estados Unidos se había impuesto la prohibición de bebidas alcohólicas en los años veintes, la proximidad del Campamento Marfa a la frontera significaba que obtener alcohol no era nada difícil. El tráfico transfronterizo de licores hacia el norte era tan usual como el de armas hacia el sur, y las mujeres fáciles abundaban. Los soldados rasos del campamento buscaban el mismo tipo de esparcimiento que buscan los soldados dondequiera, y lo encontraban de sobra en Marfa. Aparte de los ejercicios y entrenamientos y el polo, la actividad principal en el campamento en los años veintes eran las maniobras. Se trataba de simulacros de combate a gran escala, en los que participan soldados de caballería no solamente del Campamento Marfa sino también de los Fuertes Bliss, Clark y Sam Houston. El Campamento Marfa era el lugar ideal para tales maniobras porque se podían efectuar en ranchos cercanos sin estorbar a la población civil. La primera de ellas, que duró dos semanas, tuvo lugar en el otoño de 1923 con la participación de 6,000 hombres que maniobraban sobre un terreno que medía 20 millas de ancho y 30 de largo. Fue64 ron dos semanas sumamente festivas, ya que en las noches había bailes, recepciones y banquetes para los oficiales, y los soldados participantes recibían su pago aquí mismo. La nómina ascendía a $300,000, una considerable inyección de dinero para la economía local. Otras maniobras similares eran realizadas todos los otoños hasta 1932. Si bien el Campamento Marfa prosperó a través de la década de los veintes, el Ejército lo consideraba todavía un puesto temporal. En 1929 se tomó la decisión de designarlo como puesto permanente a partir del 1 de enero de 1930, cambiando el nombre a Fuerte D.A. Russell. Había existido en Wyoming un Fuerte D.A. Russell, que llevaba el nombre del general de la Guerra Civil Davis Allen Russell, pero en 1929 esta designación fue modificada para conmemorar a un senador del estado de Wyoming recién fallecido que era también el suegro del General John J. Pershing, y esta otra instalación se convirtió en el Fuerte Francis E. Warren. A los marfeños les encantó. Dos años después, en mayo de 1932, llegaron malas noticias desde Washington. Por motivos económicos, el gobierno del presidente Hoover optó por clausurar 53 puestos militares, entre los cuales estaba el Fuerte D.A. Russell. El cierre del fuerte sería un golpe muy duro para Marfa en los momentos más duros de la Depresión, y los vecinos de Marfa se organizaron para intentar persuadir al Departamento de Guerra a cambiar de parecer. El congresista Ewing Thompson y el senador Morris Shepherd y Tom Connolly entraron en acción: la legislatura de Texas aprobó una resolución en que le pedían encarecidamente al Ejército no abandonar el pueblo, y el ranchero Luke Brite se dirigió a Washington para solicitar la ayuda del vicepresidente electo, John Nance Garner, ranchero como él. Pero el jefe del estado mayor del Ejército, el General Douglas McArthur, reafirmó su opinión de que el Fuerte D.A. Russell era redundante. Le dijo a Luke Brite, cuyo rancho había sido atacado en 1917, que los tiempos de las incursiones ya pasaron y que, si volvían a ocurrir, aviones de San Antonio podían llegar al Big Bend en cuestión de tres horas. El Fuerte D.A. Russell cerraría el 1 de enero de 1933, y no había más remedio. Esta decisión, junto con otra tomada por el Departamento de Guerra, provocó uno de los incidentes más dramáticos, y al mismo tiempo menos comprendidos, de la historia del Fuerte D.A. Russell, a saber, el entierro del Último Caballo. Durante los años veintes había surgido un gran interés en mecanizar el Ejército, alimentado por el uso de camiones y Lonn Taylor — El Fuerte D.A. Russell, de Marfa tanques en la Primera Guerra Mundial. Cuando Douglas MacArthur ascendió al cargo de jefe del estado mayor 1931, desarrolló la doctrina de que todas las fuerzas militares debían mecanizarse en la medida de sus posibilidades y su propósito. Consideró que la caballería, por su movilidad y otras características, debía mecanizarse en forma total, y dispuso que el Primer Regimiento de Caballería se convirtiera en el prototipo de este proceso, abandonando por completo el uso de caballos y adoptando la mecanización a partir del 1 de enero de 1933, fecha en que se programaba el cierre del Fuerte D.A. Russell. El regimiento debía ser transferido al Fuerte Knox, en Kentucky, donde aprenderían a manejar tanques y carros blindados, pero tendrían que dejar sus caballos en read “Animo et Fide”—“Spirited and Faithful.” Louie was by no means the last horse in the cavalry, as has often been claimed, nor was the regiment being disbanded, as the Chinati Foundation’s website says. Louie was just a horse that was too old to be of any further use to the cavalry. But he is the only horse in the cavalry to be commemorated with a sculpture by Claes Oldenburg and Coosje van Bruggen, which you can see on the other side of the barracks just west of this mess hall. Two weeks after the final review, on January 2, 1933, the First Cavalry left Fort D.A. Russell for Fort Knox in a convoy of eighty-four army trucks, followed by the officers and their families in their own cars. The desde 1911. Hubo la breve esperanza fort was empty for the first time since 1911. There was a brief hope that the buildings might be used for a veterans’ hospital, but that fell through. The Border Patrol moved into several buildings and used them as offices; the rest were in charge of a sergeant who ser ved as a caretaker. The stables and the hay sheds were torn down and the salvaged lumber sold. The Republican Hoover Administration, which left office in March 1933, tried to solve the Depression by cutting federal spending and reducing the army. The Democratic Roosevelt Administration tried a different tack and increased federal spending to create jobs and employ the unemployed. This included expanding the size of the army. In 1934, in the face of German rearmament and Japanese withdrawal from the Naval Limitation Treaties, mania y el retiro de Japón del Tratado de que los edificios pudieran ser aprovechados como hospital para veteranos, pero no resultó. La Patrulla Fronteriza luego ocupó varios de los edificios en calidad de oficinas; los demás quedaron a cargo de un sargento que les daba mantenimiento. Los establos y edificios para almacenar heno fueron desmantelados y se vendió la madera rescatada. El gobierno republicano de Hoover, quien dejó la presidencia en marzo de 1933, intentó poner fin a la Depresión reduciendo los gastos a nivel federal y disminuyendo el tamaño del Ejército. El gobierno demócrata de Roosevelt optó por otra solución, incrementando sus gastos para crear empleos, incluyendo la expansión del Ejército. En 1934, ante la militarización de Ale- Texas, los cuales serían distribuidos entre otros regimientos del estado. En consecuencia, el 14 de diciembre de 1932, el 1º de Caballería pasó su última revista a caballo en el Fuerte D.A. Russell ante el Coronel William Austin, quien leyó la historia del regimiento mientras los soldados permanecían de pie al lado de sus monturas. Uno de los caballos, llamado Old Louie, tenía 31 años de edad y había ser vido con el regimiento 1st Sq ua dr o n o f t h e 7 t h C ava lry l in e d u p f o r p ict u r e - ta k in g d ur in g a l ull in f ig h t ing M e x ica n b a n d it s w h il e at M a rfa . in his opinion that Fort D.A. Russell was redundant. He told Luke Brite, whose own ranch had been raided in 1917, that the days of border raids were over and, if they ever resumed, airplanes from San Antonio could reach the Big Bend in three hours. Fort D.A. Russell would close on January 1, 1933, and that was it. This decision, in conjunction with another decision taken by the War Department, produced one of the most dramatic and at the same time one of the most misunderstood incidents in the history of Fort D.A. Russell, the burial of the Last Horse. In the 1920s a great interest in mechanizing the army had developed as result of the use of trucks and tanks in World War I. When Douglas Mac Arthur became chief of staff in 1931 he developed the doctrine that each branch of the service should embrace mechanization to the extent that mechanization enhanced its own mission. He felt that the cavalry, with its combined characteristics of mobility, firepower, and shock, lent itself to complete mechanization, and he ordered the 1st Cavalry Regiment to become a prototype by abandoning their horses and embracing mechanization on January 1, 1933, the day that their headquarters at Fort D.A. Russell was slated to be closed. The regiment was to be transferred to Fort Knox, Kentucky, where they would learn to drive tanks and armored cars, but they were to leave their horses in Texas. The horses would be distributed to other cavalry regiments in the state. Accordingly, on December 14, 1932, the 1st Cavalry held its last mounted review at Fort D.A. Russell. The regiment passed in review before Colonel William Austin, who then read the regimental histor y while the troopers stood at attention beside their mounts. One horse, a thirtyone-year-old gelding named Old Louie who had served the regiment for twenty-eight years, was riderless and draped in black. Louie was too old to be shipped to another fort, and instead of being sold to the slaughterhouse, the usual fate of superannuated army horses, he was chosen as a symbol of the demise of the regiment as a mounted unit. According to contemporary newspaper accounts, at the close of the review the troopers marched back to their barracks in formation, their horses were returned to their stables, but Louie was “disposed of painlessly” and buried on the fort’s grounds, under a tombstone with a plaque that durante 28 años. Aparecía solo, sin jinete, cubierto de paño negro. Louis era demasiado viejo para ser trasladado a otro lugar, y en lugar de venderlo a un rastro, el destino de casi todos los caballos de edad avanzada en el Ejército, lo hicieron un símbolo del fin del regimiento como unidad montada. Según reportes de periódicos de ese tiempo, al concluir la ceremonia los soldados marcharon en formación a sus cuarteles y sus caballos fueron devueltos a los establos, pero a Louie lo pusieron a dormir sin que sintiera ningún dolor, y fue enterrado en los predios del fuerte, bajo una lápida con la inscripción “Animo et Fide” (“Espiritoso y Fiel”). Louie no fue el último caballo del regimiento, como se ha dicho en algunas ocasiones, ni el regimiento estaba siendo disuelto, como se afirma en el sitio de web de la Fundación Chinati. Louie fue simplemente un caballo viejo que ya no era apto para ser vir en el Ejército. Pero es el único caballo de caballería en ser conmemorado mediante una escultura realizada por Claes Oldenburg y Coosje van Bruggen, una obra que se puede apreciar del otro lado del cuartel justo al oeste de este comedor donde nos encontramos ahora. Dos semanas después de la última revista, el 2 de enero de 1933, el 1º de Caballería salió del Fuerte D.A. Russell con destino al Fuerte Knox, en un convoy de 84 camiones, seguidos de los oficiales y sus familias en sus automóviles. El fuerte había quedado vacío por primera vez 65 de Limitación Naval, el Congreso estadounidense autorizó un incremento de 47,000 elementos para el Ejército, y el Fuerte D.A. Russell fue reactivado como base de entrenamiento, función que cumpliría hasta finales de la Segunda Guerra Mundial II. En julio de 1935, 135 hombres del servicio de intendencia llegaron a Marfa para rehabilitar el fuerte. Gastaron $150,000 en materiales y contrataron a trabajadores locales, por lo que fueron muy bien recibidos aquí. En octubre llegó el 77 Regimiento de Artillería de Campo, con 600 elementos más. Éste era un regimiento motorizado equipado de obuses de 155mm bajo el mando del Coronel Robert H. Lewis, que venía acompañado de su esposa y su hija, Laura. El Coronel Lewis fue probablemente el comandante más popular que haya tenido nunca el Fuerte D.A. Russell. Cuando se fue, en su honor los Lonn Taylor — El Fuerte D.A. Russell, de Marfa wife were on a quail hunt with some Marfa people when they heard the news of the Japanese attack on Pearl Harbor on the car radio. Fort D.A. Russell suddenly became a wartime military post. The first weeks of the war are hard to document because for security reasons there was a blackout on all news from the fort. We know that no one from town was allowed to enter the post without the post commander’s permission, and that on January 12, 1942, Colonel Frankenberger organized a practice blackout in Marfa, just in case the Luftwaffe or the Japanese were planning a bombing raid on the town. There was a very real fear that saboteurs might slip across the border and try to damage the fort, and a mounted citizens’ militia called the Highland Hereford Rough Riders was organized by members of the Highland Hereford Breeders’ Association to patrol the region on horseback. Most of its members were well over draft age. The full impact of the war hit Fort D.A. Russell and Marfa in early 1942, when the 77th Field Artillery departed for an unknown location and five officers and seventy-six men from the 81st Chemical Warfare Battalion arrived from Edgewood Arsenal in Maryland. A chemical warfare battalion was not as sinister as it sounds. It was essentially a mortar unit that fought with the infantry, but its mortars could fire not only conventional explosive shells but also phosphorous shells that would start fires and smoke shells that would lay down smokescreens, and so according to army logic it was part of the chemical corps rather the infantry. The officers and men from Edgewood Arsenal who arrived at Fort D.A. Russell in April 1942 were charged with forming a new battalion. They were followed by 800 draftees, and it was their job to mold those men into a fighting battalion during the year that they were at Fort D.A. Russell. The 81st Chemical Warfare Battalion trained on the newly acquired artillery range and on adjoining ranches, including the slopes of Cathedral Mountain, which appeared along with the Lone Star of Texas on the shoulder patches they wore as their distinctive unit insignia. Marfa adopted the battalion in the same way that they had adopted the cavalrymen twenty years earlier. The 81st Chemical Warfare Battalion became Marfa’s own. Families adopted groups of enlisted men and served C ol on el J oh n S . Fa ir , C omm a n d in g 1st US Cava lry, F ort D. A. R ussell. Congress authorized an increase of 47,000 men to the army, and Fort D.A. Russell was reopened as a training base, a function it would perform until the end of World War II. In July 1935 135 Quartermaster Corps men arrived in Marfa to recondition the fort. They spent $150,000 on materials and hired local labor to do the work, which made them most welcome here. In October the 77th Field Artillery Regiment arrived, 600 men strong. This was a motorized regiment equipped with 155mm howitzers under the command of Colonel Robert H. Lewis, who was accompanied by his wife and their daughter, Laura. Colonel Lewis was probably the most popular commanding officer ever to serve at Fort D.A. Russell. When he left the local ranchers changed the name of La Viuda Peak, south of town, to Lewis Peak in his honor. His wife, a San Antonio native and the daughter of south Texas rancher John Rufus Blocker, was made president of the Marfa History Club, an unprecedented honor for someone not originally from Marfa. The History Club, a local woman’s club, was formed in the 1890s and is still in existence and I will guarantee you that Mrs. Lewis is the only temporary resident of Marfa ever elected to its presidency. Colonel Lewis undertook an elaborate building program at the fort, using a $100,000 appropriation to convert it from a cavalry post to an artillery post. He built gun sheds, a motor repair shop, a warehouse, and a movie theater, supplementing his War Department funds with Works Progress Administration funds and labor. By 1939 the monthly payroll at the fort was $24,200 and Marfa was once more an army town. In March 1940 war was raging in Europe and America’s first peace-time draft went into effect. This led to the final expansion of Fort D.A. Russell. The city of Marfa held a bond election to purchase 2,000 acres adjacent to the fort, which they leased to the army as an artillery firing range. At the same time, the army added four two-story barracks, two more mess halls, and bachelor officers’ quarters to the fort. This was when the post swimming pool acquired its bizarre surrounding battlemented wall and turrets, intended to represent “an old Spanish fort.” Colonel Lewis retired and Colonel Bertram Frankenberger became the post commander. On Sunday morning, December 7, 1941, Colonel Frankenberger and his rancheros locales cambiaron el nombre de un cerro al sur de la ciudad de La Viuda Peak a Lewis Peak. Su esposa, originaria de San Antonio e hija de un ranchero tejano llamado John Rufus Blocker, fue nombrada presidenta del Club de Historia de Marfa, un honor sin precedentes para una persona que no era de Marfa. Este club, cuyos miembros eran todas mujeres, se había formado durante la última década del siglo XIX y existe todavía. Les aseguro que la señora Lewis ha sido la única residente temporal de Marfa en ser elegida a la presidencia del grupo. El Coronel Lewis inició un ambicioso programa de construcción, gastando $100,000 para convertir el puesto caballería en un puesto de artillería. Construyó almacenes para armamentos, un taller de reparación de motores, una bodega y una sala de proyección de películas, aprovechando también fondos y mano de obra disponibles a través de la Works Progress Administration. Ya para 1939, la nómina mensual del fuerte ascendía a $24,200 y Marfa era, de nuevo, un pueblo militar. En marzo de 1940, con la guerra europea, Estados Unidos implementó por primera vez en tiempo de paz la conscripción obligatoria, lo que determinaría la expansión final del Fuerte D.A. Russell. La ciudad de Marfa adquirió 2,000 acres adyacentes al fuerte, los cuales dio en arrendamiento al Ejército como campo de pruebas de artillería. Al mismo tiempo, el Ejército agregó cuatro cuarteles de dos pisos, dos comedores adicionales y habitaciones para oficiales solteros. Fue en esta época cuando construyeron alrededor de la piscina extraños muros con almenas y torrecillas, dando la impresión de una “antigua fortaleza española”. El coronel Lewis se jubiló, y el Coronal Bertram Frankenberger ascendió a la comandancia del puesto. La mañana del domingo 7 de diciembre de 1941, el Coronel Frankenberger y su 66 esposa habían salido a cazar codornices con unos vecinos de Marfa cuando oyeron por la radio de su auto la noticia de que los japoneses habían atacado Pearl Harbor. El Fuerte D.A. Russell se convirtió de inmediato en un puesto militar de guerra. Resulta difícil documentar las primeras semanas de la guerra, ya que por razones de seguridad existía un bloqueo informativo. Sabemos que ningún residente de Marfa podía entrar al fuerte sin el permiso del comandante, y que el 12 de enero de 1942 el Coronal Frankenberger organizó un simulacro de apagón en Marfa, en caso de que el Luftwaffe o los japoneses planearan bombardear el pueblo. Por temor a que unos saboteadores pudieran cruzar la frontera e intentar dañar el fuerte, se formó una milicia montada llamada Highland Hereford Rough Riders, integrada por miembros de la asociación de ganaderos local, para patrullar la región. La mayoría de sus miembros tenían una edad superior a la permitida para reclutas del Ejército. El impacto de la guerra se hizo sentir en toda su intensidad en el Fuerte D.A. Russell y en Marfa a principios de 1942, cuando la 77 Artillería de Campo partió con destino desconocido y 5 oficiales y 76 elementos del 81 Batallón de Guerra Química llegaron desde el Arsenal Edgewood en Mar yland. Un batallón de guerra química no era tan siniestro como sonaba: se trataba esencialmente de una unidad de mortero que combatía al lado de la infantería, pero sus proyectiles podían ser de explosivos tradicionales o de fósforo, los cuales provocarían incendios, y bombas de humo, que levantaban cortinas de humo, así que de acuerdo con la lógica militar, la unidad pertenecía no al cuerpo de infantería sino al de las armas químicas. Los oficiales y soldados del Arsenal Edgewood que llegaron al Fuerte D.A. Russell en abril de 1942 se proponían formar un nuevo batallón. Vinieron poco después 800 reclutas, a quienes los soldados más avezados debían convertir en un batallón de combate cohesivo en el espacio de un año. El 81 Batallón de Guerra Química realizó ejercicios en el campo de pruebas de artillería y en ranchos cercanos, incluyendo las laderas del cerro Cathedral Mountain, cuya imagen aparecía, junto con la estrella solitaria emblemática de Texas, en las insignias que llevaban en el hombro de su uniforme. Marfa adoptó al batallón de la misma manera que había adoptado a los soldados de caballería 20 años antes. Marfa se preciaba de su batallón, y las familias del pueblo invitaban a estos hombres a cenar en su casa los domingos. El 12 de Lonn Taylor — Fort D.A. Russell, Marfa them Sunday dinners. On September 12, 1942, the men of Company D reciprocated with a reception and buffet dinner right here in Mess Hall #35, and PFC Maurice Aronson decorated these walls with cartoons depicting army life for that occasion. The cartoons, as you can see, are still here. In April 1943 the 81st Chemical Warfare Battalion was shipped out to Camp Pickett, Virginia, and from there they were sent to England to prepare for D-Day. They were replaced by the 85th Chemical Warfare Battalion, which was under the command of a colonel with the remarkable name of Napoleon Rainbolt. In England, the 81st was attached to the V Corps of the First Army. They landed at Normandy, fought their way through the hedgerows, participated in the liberation of Paris and the Battle of Metz; and were in Austria when the war ended. The unit was awarded more than 500 decorations, including 353 Purple Hearts. The soldiers of the 81st corresponded with Marfa friends all through the war, and they were still wearing Cathedral Mountain on their shoulder patches when they were mustered out at Fort Leonard Wood, Missouri, in September 1945. Now I want to close by describing the final chapter in the history of Fort D.A. Russell as a military post. When the North African campaign got underway in the spring of 1943 there was a huge bag of German prisoners, and about 150,000 of them were sent to the United Sates, because it was easier to house, guard, and feed them here than it was in North Africa. Seventy-nine thousand of those prisoners ended up in Texas in 120 P.O.W. camps and subcamps. In November 1943, 186 German P.O.W.s arrived at Fort D.A. Russell, where a compound was built to house them south of Officers’ Hill. That P.O.W. compound consisted of barracks, a mess hall, a laundry, and a softball diamond, and it was guarded by a Military Police detachment. The prisoners did maintenance work around the fort. Several Marfans can still recall watching them march to work in formation, singing German songs in chorus. The enlisted men were paid eighty cents a day in canteen coupons for their labor; they could use the coupons to buy cigarettes, candy, and beer at the prisoners’ canteen. In 1977 a historian at Texas A&M named Arnold P. Krammer published an article on German P.O.W.s in Texas in the Southwestern Historical Quarterly. He entitled it “When the Afrika Corps Came to Texas.” In doing the research for it he interviewed a number of men in Germany who had been P.O.W.s in Texas. His conclusion was that most of them had a pretty easy time of it. The one fond memory of prison camp life that they all shared was of the food—beef, tomatoes, green vegetables, milk, even ice cream. “We thought we were in heaven,” he quoted one of them as saying. “We ate food which was not even found in our mothers’ kitchens at home—white bread and real coffee. We were dumbstruck.” The P.O.W.’s main enemy was boredom, and to combat that they organized chess clubs, concerts, classes, and other activities. It was probably boredom, plus a desire for artistic expression, that led two of the prisoners here, Hans Jurgen Press and Robert Hempel, to decorate the post officer’s club with murals, murals that have been preserved through the efforts of Mona Garcia of Marfa and the International Women’s Foundation, which now occupies that building, known as Building 98. It was definitely boredom that led three prisoners to attempt an escape in April 1944. They were captured near Sierra Blanca, and after three days on foot in the Chihuahua desert they were very glad to see their captors. They said they intended to walk to Mexico, then go to South America and get back to Germany from there. Somehow this futile escape attempt seems to be a good place to end this talk. Fort D.A. Russell was placed on inactive status on May 25, 1945, shortly after the war in Europe ended. Although fighting was still going on in the Pacific Theatre, the War Department said that there was no longer a need to train troops. The last German prisoners of war left in November 1945, and the post was officially closed on October 23, 1946. It was turned over to the Corps of Engineers to be sold as surplus real estate. Who knew then that today, a hundred years after its founding, it would be a flourishing international art center, and that its grounds and buildings would echo not with the tramp of soldiers but the quiet footsteps of artists and visitors from all over the world? Southwestern Historical Quarterly titu- En 1977, un historiador de la Universi- This lecture was first given at the Chinati Foun- Conferencia dictada por Lonn Taylor en la Funda- dad Texas A&M, Arnold P. Krammer, pu- dation, Marfa, TX on May 1, 2011. ción Chinati, Marfa, Texas, 1 de mayo de 2011. septiembre de 1942, los miembros de la Compañía D correspondieron el favor con una recepción y cena buffet aquí mismo en el Comedor #35. El soldado Maurice Aronson decoró las paredes del comedor con dibujos alusivos a la vida militar especialmente para la ocasión y, como pueden ustedes apreciar, los dibujos existen todavía. En abril de 1943, el 81 Batallón de Guerra Química partió para el Campamento Pickett, en Virginia, y de allí a Inglaterra, preparándose para el Día D (la invasión de Normandía). Fueron sustituidos por el 85 Batallón de Guerra Química, bajo el mando de un coronel con el portentoso nombre de Napoleon Rainbolt. En Inglaterra, el Batallón 81 se unión al 5º Cuerpo del Primer Ejército. Arribaron a Normandía, combatiendo, abriéndose paso entre los setos y avanzando hasta participar en la liberación de París y la Batalla de Metz. Al finalizar la guerra se encontraban en Austria. La unidad fue merecedora de más de 500 reconocimientos y condecoraciones, incluyendo 353 Corazones Púrpura. Los soldados del 81 mantenían correspondencia con sus amigos en Marfa durante el transcurso de la guerra, y todavía portaban la insignia de Cathedral Mountain en el hombro de sus uniformes cuando fueron dados de baja de su unidad en septiembre de 1945. Ahora quiero concluir con una descripción del último capítulo en la historia del Fuerte D.A. Russell como puesto militar. Cuando se inició la campaña del Norte de África, en la primavera de 1943, había una cantidad enorme de prisioneros alemanes, de los cuales unos 150,000 fueron transportados a Estados Unidos porque resultaba más fácil alojarlos, custodiarlos y alimentarlos en este país que en África. De dichos prisioneros, 79,000 fueron a dar en Texas, en 120 campamentos de prisioneros de guerra. En noviembre de 1943, 186 prisioneros alemanes llegaron al Fuerte D.A. Russell, donde se construyeron instalaciones para alojarlos al sur del Cerro de los Oficiales. Esas instalaciones consistían en cuarteles, un comedor, una lavandería y un campo de béisbol, todos los cuales eran vigilados por la Policía Militar. Los prisioneros realizaban obras de mantenimiento, y varios residentes de Marfa recuerdan todavía haberlos visto mientras marchaban en formación, hacia el trabajo, coreando canciones en alemán. Se les daban cupones con valor de 80 centavos, con los cuales podían adquirir cigarrillos, dulces y cer veza en lado “Cuando el Cuerpo Afrika Llegó a Texas”. Al hacer su investigación, Krammer entrevistó en Alemania a varios hombres que habían sido prisioneros en Texas. Llegó a la conclusión de que para la mayoría, la experiencia había sido bastante grata. El recuerdo positivo que todos conser vaban era de la comida— carne de res, tomates, verduras, leche, hasta helados. “Nos parecía estar en la gloria”, dijo uno de ellos. “Comíamos cosas que no había siquiera en nuestro hogar, en la cocina de nuestras madres: pan blanco y café verdadero. Nos quedamos asombrados.” El enemigo principal de los prisioneros de guerra era el tedio, y para combatirlo organizaron clubes de ajedrez, conciertos, clases y otras actividades. Probablemente debido al aburrimiento, junto con el deseo de una expresión artística, dos de los prisioneros, Hans Jurgen Press y Robert Hempel, decoraron el club de oficiales con pinturas murales, las cuales han sido conser vadas gracias a los esfuerzos de Mona García, de Marfa, y la Fundación Internacional de Mujeres, la cual ocupa actualmente ese edificio, conocido como el Edificio 98. Seguramente por aburrimiento tres prisioneros intentaron escapar en abril de 1944. Fueron capturados cerca de Sierra Blanca, y después de tres días caminando por el desierto de Chihuahua, les dio mucho gusto ver a sus captores. Dijeron que pensaban llegar a pie hasta México, luego a Sudamérica y de ahí regresar a Alemania. De alguna manera me parece justo aprovechar esta anécdota del intento fracasado de escape para poner fin a esta charla. El Fuerte D.A. Russell fue clasificado como inactivo el 25 de mayor de 1945, poco después del fin de la guerra en Europa. Aunque seguía el combate en el Pacífico, el Departamento de Guerra declaró que no había más necesidad de entrenar tropas. Los últimos prisioneros alemanes partieron en noviembre de 1945, y el puesto fue cerrado oficialmente el 23 de octubre de 1946. El Cuerpo de Ingenieros se hizo cargo de él, con la intención de vender sus terrenos. ¿Quién sabía, en aquel entonces, que el día de hoy, a los cien años de su fundación, este lugar se habría convertido en un floreciente centro de arte internacional, y que en sus predios y edificios se escucharía no el duro eco de soldados marchando, sino las suaves pisadas de artistas y visitantes que llegan de todas partes del mundo? la cantina de los prisioneros. blicó un artículo sobre los prisioneros de guerra alemanes en Texas en la revista 67 Donald Judd — Ingeniería del siglo vente donald judd most consumer products are poorly designed; industrial tools aren’t seen as much and haven’t been given comparable attention; airplanes, rockets and satellites are of course much praised, but there are comparatively few types and they, like tools, are mobile — which is thought less profound than fixity. Airplanes, machines and tools are also made by engineers. In its recent show of “Twentieth-Century Engineering,” the Museum of Modern Art stopped in the direction of mobility with radio telescopes and radar antennae. The work presented in the large and small photographs of the exhibition is some of the best in the world. Engineering is also responsible for an immense number of bleak buildings and for much affected design, such as the rustic stone bridges over some of the highways. There are a few attitudes about these structures that should be taken into account. It is hard not to see these projects as the last word of science. They are almost the only visible science and so are apparently the truth of the present and the beginning of that of the future. They have been built and so seem to be the best that can be built. Obviously, though, they don’t involve that much science, and they may not be the best that can be built. Also, as Arthur Drexler, who organized the exhibition, states in the catalogue, engineering is not as Twentieth-century engineering Ingeniería del siglo veinte (1964) Represas, caminos, puentes, túneles, edificios de almacenamiento y otras estructuras útiles—éstos constituyen en su mayoría las mejores cosas visibles hechas en este siglo. Formulado este concepto así, de manera general, es probable que la gente esté más de acuerdo con esta declaración que con cualquier otra relativa a todo lo que se puede ver. El arte es de tamaño reducido y no tan abundante; la arquitectura es bastante escasa; la mayor parte de los productos de consumo están mal diseñados; las herramientas industriales no se ven tanto y no se les ha dado una atención semejante; los aviones, cohetes y satéli- Gol d -Za c k P la n t. Gossa u , Switz erl a n d. 1954. 7 Ba rr e l-va ult ed sh ell s. H ei n z Ho ssdo rf. Arc hit ect: D an ze isen & Vos e r . Dams, roads, bridges, tunnels, storage buildings and various other useful structures comprise the bulk of the best visible things made in this century. As long as this opinion is cast as a general statement, more people will probably agree to it than to any other statement about everything that can be seen. Art is small in size and not as plentiful; architecture is fairly rare; 68 tes desde luego son muy alabados, pero hay relativamente pocos tipos de los mismos y, al igual que las herramientas, son móviles, por lo que se les atribuye menos profundidad que a los objetos fijos. Los aviones, las máquinas y las herramientas también son hechos por ingenieros. En su exhibición reciente “Ingeniería del Siglo Veinte”, el Museo de Arte Moderno no llegó más allá, en cuanto a movilidad, de los radiotelescopios y las antenas de radar. Las obras retratadas en las grandes y pequeñas fotografías de esta exhibición están entre las mejores del mundo. La ingeniería es responsable asimismo por una enorme cantidad de edificios escuetos y por mucha afectación de diseño, como en los puentes de piedra sobre algunas carreteras. Con relación a estas estructuras hay varias actitudes que se deben tener en cuenta. Resulta difícil no concebir estos proyectos como la última palabra de la ciencia. Constituyen casi la única ciencia visible, y por lo tanto parecen ser la verdad del presente y el inicio de la del futuro. Han sido construidos, y por eso aparentan ser lo mejor que se puede construir. Sin embargo, es evidente que no hay tanta ciencia de por medio, y tal vez no sean lo mejor que se pueda construir. Además, como afirma en el catálogo de la exhibición Arthur Drexler, organizador de la misma, la ingeniería no es tan objetiva como la pintan: no toda ella es ciencia y parte de ella es arte. Existen preferencias por ciertas M e is h a n D a m . H ua i R iv er , C h in a . 19 5 6 . Cr est l en gt h : 1, 8 3 0 ’. Donald Judd — Twentieth-century engineering objective as it appears; it’s not all science; it’s partly art. There are preferences for certain forms. Maillart designs streamlined Arpish bridges; the new German bridges are very straight and angular, one cantilevered from an A-frame and another just from poles; the George Washington and Verrazano bridges have arches within their piers — w hich is especially undesirable in the Verrazano because the piers are covered and the result looks like masonry. Engineering, incidentally, is a fairly anonymous art, as Othmar Ammann’s obscurity indicates. The Verrazano or one of his other bridges around Manhattan should be named for him. Despite this subjectivity and art, it seems disproportionate to evaluate these structures for their looks. Their utility seems much more important. Their use is a fact, a solution to some problem, and this comes back to the adamantine factuality of science, even applied science. Until lately art has been one thing and everything else something else. These structures are art and so is everything made. The distinctions have to be made within this assumption. The forms of art and of non-art have always been connected; their occurrences shouldn’t be separated as they have been. More or less, the separation is due to collecting and connoisseurship, from which art history developed. It is better to consider art and non-art one thing and make the distinctions ones of degree. Engineering forms are more general and less particular than the forms of the best art. They aren’t highly general though, as some well-designed utensils are. Simple geometric forms with little detail are usually both aesthetic and general. The few good buildings, “real architecture,” are more specific than most of the engineering projects. But most buildings are far inferior to engineering projects, which with their definite use and the supposed objectivity of their solutions, have been allowed a freedom and advancement not accorded to buildings and architecture. Buildings only have to have space; they are easy to construct. Commercialism dominates the engineers and architects, and the best knowledge isn’t used. Several of the buildings in this show are only models: Louis Kahn’s City Tower and an office building designed by Clive Entwhistle. They are apparently feasible, but they are inventive and probably won’t be built for some time. None of the plain beauty of well-made things has ever gotten into New York’s housing projects, and little has occurred in the office buildings, which are mostly either like consumer junk — 666 and Socony-Mobile — o r are absolutely barren — buildings built by Roth and Uris. Drexler says at the end of his preface that “today we lack the political and economic apparatus that would facilitate a truly responsible use of our technology.” formas. Maillart diseña puentes aerodinámicos que traen recuerdos de Arp; los nuevos puentes alemanes son muy rectos y angulares, uno de ellos sostenido por un marco en forma de A y otro tan sólo por pilares; los puentes George Washington y Verrazano cuentan con arcos dentro de sus pilares, lo que en el caso del Verrazano resulta infortunado, pues sus pilares se encuentran cubiertos y todo parece de mampostería. La ingeniería es, a propósito, un arte bastante anónimo, según indica el hecho de que Othmar Ammann es casi desconocido. El Verrazano, u otro de sus puentes en Manhattan, deben llevar su nombre. A pesar de esta subjetividad y este arte, se nos hace injusto valorar estas estructuras a partir de su apariencia. Su utilidad parece mucho más importante. Su uso es un hecho, una solución a algún problema, y así regresamos a la adamantina objetividad de la ciencia, aun la ciencia aplicada. Hasta hace poco, el arte ha sido una cosa, y todo lo demás ha sido otra cosa. Estas estructuras son arte, y todo lo construido lo es también. Cualquier distingo tiene que formularse dentro de esta suposición. Las formas del arte y del no-arte han estado siempre enlazadas; sus manifestaciones no deben separarse, como se ha hecho. La separación se origina en parte en los coleccionistas y conocedores, de donde nace la historia del arte. Es preferible considerar el arte y el no-arte como una sola cosa y establecer luego diferenciaciones de grado. Las formas de la ingeniería son más generales y menos particulares que 69 las formas que reviste mejor arte. Sin embargo, no son altamente generales, como algunos utensilios bien diseñados. Las formas geométricas sencillas con poco detalle suelen ser tanto estéticas y generales. Los pocos buenos edificios, la “arquitectura verdadera”, son más específicos que la mayoría de los proyectos de ingeniería. Pero la mayoría de los edificios son muy inferiores a los proyectos de ingeniería, los cuales, con su uso explícito y la supuesta objetividad de sus soluciones, han gozado de una libertad y un desarrollo de avance prohibidos a los edificios y la arquitectura. Los edificios sólo tienen que utilizar el espacio; son fáciles de construir. Los ingenieros y los arquitectos, dominados por el comercialismo, no ponen en juego sus mejores conocimientos. Varias de los edificios de esta exhibición son solamente modelos: la City Tower de Louis Kahn y un edificio de oficinas diseñado por Clive Entwhistle. Al parecer son factibles, pero son imaginativos y probablemente no se construirán por mucho tiempo. En los complejos habitacionales de Nueva York no se obser va nada de la belleza sencilla de las cosas bien hechas, y hay poco de ella en los edificios de oficinas, que por lo general parecen chabacanerías del consumismo—666 y Socony-Mobile—o totalmente yermos— los construidos por Roth y Uris. Drexler afirma, al final de su prefacio, que “nos falta hoy el aparato político y económico que facilitarían un uso verdaderamente responsable de nuestra tecnología”. Según comprueba el anonimato de Donald Judd — Twentieth-century engineering tectura. La fábrica de la compañia ferro- esta elegancia no es deseable. Los arqui- First published in: Arts Magazine, “Month in Publicado originalmente en: Ar ts Magazine, tectos se inclinan por la elegancia y no Review”, October 1964, pp. 60–64; reprinted “Month in Review”, octubre de 1964, págs. son especialmente imaginativos. Gran in: Halifax, pp. 137–139; Münster, pp.173–175 60–64; reimpresión en: Halifax, págs. 137–139; parte de la ingeniería es mejor arquitec- and pp. 138–141 (in German); Paris, pp. 313– Münster, págs.173–175 y págs. 138–141 (en ale- tura que la mayor parte de la arquitec- 316 (in French). mán); Paris, págs. 313–316 (en francés). G en er a l Ur d a n eta Br id ge. La gua n a d e Ma r a c a ib o, Ven ezuela . 19 6 2 . R ein forc ed a n d prestr essed c on c r et e; t ota l l en gt h : 5 . 5 m il es. R ic c a rd o Mora n d i. Fuller’s domes cannot be architecture. His lenticular Union Tank Car Company rebuilding plant (1959) in Baton Rouge is an interesting building, and that’s architecture. Excessive though genuine elegance also marred this exhibition, which, like most Museum of Modern Art shows, was overly dramatic, somewhat pretentious. Some of the structures in the show are from the twenties, thirties and forties, such as the grain elevators in Kansas City, the hangar at Orly and the Gowanus Elevated Parkway. Most are later. I especially liked the Kitt Peak solar observatory tower (1962), probably SOM’s best structure; the cooling tower (1949) in Carling, France, by Entreprises de Génie Civil de Lens; the Gold-Zack Factory (1954) in Switzerland by Danzeisen and Voser; the Theodor Heuss Bridge (1957) over the Rhine, Department of Bridge Construction, Düsseldorf (this is the bridge cantilevered from pairs of uprights); the Severin Bridge (1959) at Cologne (the one with the A-frame); the General Urdaneta Bridge (1962) in Venezuela, designed by Riccardo Morandi (this has a complex A-frame); and the Meishan Dam (1956) on the Huai River in China, which is a series of cylinders. But highways and refineries and most of the structures are spectacular. la profesión, la sociedad guarda una extraña actitud hacia los mejores proyectos realizados por ingenieros: son buenos en sí, pero no hay que vivir ni tener una oficina en ellos. Un edificio modesto, ornamentado de blanco y oro, es digno de habitar. El único arte aquí es un concepto de la elegancia, una noción completamente pueril. Incluso las cosas bastante bien diseñadas, como algunos automóviles y edificios, son demasiado elegantes, aunque elegantes de verdad, como por ejemplo la mayoría de los edificios de Skidmore, Owings y Merrill. Las él diseño en Nueva Orleans (1959), es un edificio interesante, y eso sí es arquitectura. La elegancia excesiva aunque genuina también ha afeado la presente exhibición, la cual, como la mayoría de las del M O M A , resultó excesivamente dramática y un poco pretenciosa. Algunas de las estructuras de la exhibición datan de los años veintes, treintas y cuarentas, tales como los elevadores de granos de Kansas City, el hangar de Orly y el Bulevar Elevado de Gowanus. La mayoría son posteriores. Me gustaron en especial la torre del observatorio solar de Kitt Peak (1962), que es probablemente la mejor estructura de S O M ; la torre de refrigeración (1949) de Carling, Francia, realizada por Entreprises de Génie Civil de Lens; la Fábrica GoldZack (1954) en Suiza por Danzeisen y Voser; el Puente Theodor Heuss (1957) sobre el Rin, por el Departamento de Construcción de Puentes de Düsseldorf (el antes mencionado, sostenido por pares de pilares); el Puente Severin (1959) de Colonia (el del marco en forma de A); el Puente General Urdaneta (1962) de Venezuela, diseñado por Riccardo Morandi (con un marco en A complejo); y la Represa Meishan (1956) del río Huai en China, que es una serie de cilindros. Pero las carreteras, refinerías y la mayoría de las estructuras son espectaculares. estructuras de ingeniería prueban que tura. Es bien conocido que los domos de Buckminster Fuller no pueden ser arqui- Assn. of Universities for Research in Astronomy, color observatory tower. Kitt Peak, Arizona. 1962. R ein for ce d c on c re t e, st e el su pe rstruc tu re . En gi n eer /Ar ch itec t: Skidm or e, Ow in gs & M err ill. As the anonymity of the profession indicates, the society has an odd attitude toward the best projects built by engineers. They are considered fine for what they are but neither something to live in nor to have an office in. A moderate-looking building with a little gold and white trim is fit for habitation. The only art that is involved is an idea of elegance, which is thoroughly puerile. Even fairly well-designed things like some cars and buildings are too elegant, though genuinely so — m ost Skidmore, Owings and Merrill buildings, for example. The engineering structures prove that this elegance isn’t desirable. Architects are prone to elegance and are not especially imaginative. Much of the engineering is better architecture than most architecture. It’s well known that Buckminster carrilera Union Tank Car Company, que 70 josiah mcelheny Looking From: Platforms for looking at art (after Donald Judd in Marfa, Texas) If You Lived Here, You’d Be Home by Now (Si vivieras aquí, ya estarías en casa) es un proyecto de exhibición inspirado en parte por las Fundaciones Judd y Chinati de Marfa y en exhibición en el Museo de Arte CCS Bard Hessel, del 25 de junio al 16 de diciembre. Curada conjuntamente por el artista Josiah McElheny, el Director Ejecutivo de CCS Bard, Tom Eccles, y la curadora de la retrospectiva de Blinky Palermo, Lynne Cooke, la exhibición brinda a los visitantes al museo una oportunidad de contemplar obras de arte desde el punto de vista de arreglos históricamente importantes de muebles y la disposición de asientos. Concebida como complementaria a Blinky Palermo: Retrospective 1964–1977 (exhibida simultáneamente en las Galerías CCS Bard y en Dia:Beacon), incluye una serie de nuevas obras específicas al sitio de exhibición, realizadas por el artista neoyorquino McElheny. Cooke, Eccles y McElheny visitaron Marfa juntos en 2010, y este encuentro influyó en muchas de las ideas y obras centrales de la exhibición. He aquí un “recorrido en imágenes”, con subtítulos de McElheny. If you Lived Here, You’d be Home by Now, is an exhibition project inspired in part by the Chinati and Judd Foundations in Marfa and on view at ccs Bard Hessel Museum of Art, June 25 Through December 16. Cocurated by artist Josiah McElheny, ccs Bard Executive Director Tom Eccles, and Lynne Cooke, Curator, Blinky Palermo retrospective, the exhibition offers visitors to the museum a unique opportunity to view artworks from the vantage point of historically important furniture and seating arrangements. Conceived as a complement to Blinky Palermo: Retrospective 1964–1977 (concurrently on view in the adjacent ccs Bard Galleries and at Dia:Beacon), it includes a number of new sitespecific works by New York-based artist McElheny. Cooke, Eccles, and McElheny visited Marfa together in 2010, which influenced a number of the central ideas and works in the exhibition. Here is a brief “snapshot travelogue” with captions by McElheny. 71 VIEW OF If you Lived Here, You’d Be Home by Now, including furniture by R.M. Schindler [see the cobb house complex at the judd foundation] • V I S TA D E If You Lived Here, You’d Be Home by Now, con muebles hechos VIEW OF John Chamberlain Thordis’ Barge 1980-81 and film work by Chantal Ackerman Dans le miroir 1971 [see the chamberlain building at the chinati foundation] • V I S TA D E Thordis’ Barge, 1980-81, de John por R.M. Schindler [VE R E L CO M P L E J O DE L A CASA COBB EN L A F UNDACI Ó N J UDD ] Chamerlain, Y DE obras fílmicas de Chantal Ackerman Dans le miroir, 1971 [VE R E L EDI F ICIO CHA M BE R L AIN EN L A F UNDACI Ó N CHINAT I ] VIEW FROM McElheny’s Temporary Platform for Valerie Jaudon, Rosmarie Trockel and Andrea Zittel (after Donald Judd), 2011 • V I S TA D esde Platform for Valerie Jaudon, Rosmarie Trockel VIEW OF McElheny’s Temporary Platform for Valerie Jaudon, Rosmarie Trockel and Andrea Zittel (after Donald Judd), 2011 and Rosmarie Trockel’s Menopause, 2005 [see judd’s work in the east room at the block, judd foundation] • V I S TA D E Temporary Platform for Valerie Jaudon, de McElheny, y Andrea Zittel (after Donald Judd), 2011, de McElheny Rosmarie Trockel y Andrea Zittel (after Donald Judd), 2011 y Menopause, de Rosmarie Trockel, 2005 [VE R L A OB R A DE J UDD EN L A SA L A ES T E DE L A M ANSANA , F UNDACI Ó N J UDD ] VIEW OF McElheny’s Temporary Platform for Roni Horn (after Donald Judd), 2011 and Roni Horn’s This is me, This is You, 1999/2000 [see judd’s work in the arena at the chinati foundation] • V I S TA D E Temporary Platform for Roni Horn (after Donald Judd), 2011, de McElheny and This Is Me, VIEW FROM McElheny’s Temporary Platform for Roni Horn (after Donald Judd), 2011 • V I S TA D E S D E Temporary Platform for Roni Horn This Is You, 1999/2000, de Roni Horn [VE R OB R AS DE J UDD EN (after Donald Judd), 2011, de McElheny L A A R ENA EN L A F UNDACI Ó N CHINAT I ] 72 VIEW OF McElheny’s Temporary platform for Jason Simon (After Donald Judd), 2011 and Jason Simon Vera, 2003 [see judd’s work in the kitchen/ two story building, part of the block at the judd foundation] • V I S TA D E Temporary Platform for Jason Simon (after Donald Judd), 2011, VIEW OF McElheny’s Temporary platform for Michel Auder (After Donald Judd), 2011 and Michel Auder Chasing the Dragon, 1971-1987 [see judd’s work in the library, part of the block at the judd foundation] • V I S TA D E Temporary Platform for Michel Auder (after Donald Judd) de McElheny, 2011, Y Chasing de McElheny Y Jason Simon Vera, 2003 [VE R OB R AS DE J UDD EN L A COCINA / EDI F ICIO the Dragon, de Michel Auder, 1971–87 [VER OBRAS DE JUDD EN LA BIBLIOTECA, PARTE DE LA DE DOS P ISOS , PA R T E DE L A M ANSANA EN L A F UNDACI Ó N J UDD ] MANSANA EN LA FUNDACIÓN JUDD] VIEW OF McElheny’s Prison Bench for Robert Gober (After Donald Judd), 2011 [see judd’s work in back of the arena at the chinati foundation and outside of the block at the judd foundation] • V I S TA D E Prison Bench for Robert Gober (after Donald Judd), de McElheny, VIEW FROM McElheny’s Prison Bench for Robert Gober (After Donald Judd), 2011 and Robert Gober, Prison Window, 1992. Center for Curatorial Studies, Bard College • V I S TA 2011 [VE R OB R AS DE J UDD DE T R Á S DE L A A R ENA EN L A F UNDACI Ó N CHINAT I Y A L EX T E R IO R DE L A M ANSANA EN L A F UNDACI Ó N J UDD ] D E S D E Prison Bench for Robert Gober (after Donald Judd), de McElheny, 2011 y Robert Gober, Prison Window, 1992. Center for Curatorial Studies, Bard College JOSIAH USING Temporary Platform for Valerie Jaudon, Rosmarie Trockel and Andrea Zittel (after Donald Judd), 2011 • J O S I A H U S A N D O Temporary Platform for Valerie JOSIAH USING Temporary platform for Jason Simon (After Donald Judd), 2011 • J O S I A H U S A N D O Temporary Platform Jaudon, Rosmarie Trockel y Andrea Zittel (after Donald Judd), 2011 for Jason Simon (after Donald Judd), 2011 73 2011–12 Artists in Residence Artists in Residence 2010-2011 Artistas en Residencia Justin Almquist United States Estados Unidos Karole Armitage United States Estados Unidos Frank Benson United States Estados Unidos David Fenster United States Estados Unidos Rob Fischer United States Estados Unidos Karl Haendel United States Estados Unidos Nick Herman United States Estados Unidos Bill Morrison United States Estados Unidos Ester Partegàs Spain Esspaña Erin Shirreff Canada Canadá Amy Sillman United States Estados Unidos Dirk Stewen Germany Alemania Applications for the artist in residence program will next be reviewed in April 2012. For more information about the program, please visit www.chinati.org. Las solicitudes para participar en el programa de artista en residencia serán revisadas próximamente en abril de 2012. Para mayores informes, favor de visitar www.chinati.org. Artistas en Residencia Marc Ganzglass J e a n - B a pt i s t e September – October, 2010 Bernadet Septiembre – Octubre de 2010 November – December, 2010 Noviembre – Diciembre de 2010 B i ll M o rr i s o n N i c k H e rm a n January – February, 2011 March – April, 2011 Enero – Febrero de 2011 Marzo – Abril de 2011 Er i n S h i rr e ff May – July, 2011 Mayo – Julio de 2011 Artists in Residence – 2010-2011 – Artistas en Residencia Marc Ganzglass Institute in Copenhagen, captured the creation, in a flask of pure water rhythmically buffeted by sound waves, of a single photon (or “point”) of light. The jerky footage recording this tiny, epochal creation, this microBig Bang, is like a home movie made of light by light. The second video depicted a cruder, if time-honored, experiment: the attempt by a pair of people to locate buried electricity lines using metal dowsers or divining rods. The third video, filmed in Marfa, showed a freight train passing in the background, while in the foreground, stalled on the tracks, sat a hunk of sleek industrial material whose purpose or function was difficult to tell — a section of modern windmill, bound for a wind farm. Installed in the Locker Plant’s front room was an object that was at once September – October, 2010 Septiembre – Octubre de 2010 In conjunction with the 2010 Chinati weekend, artist in residence Marc Ganzglass opened a two-part exhibition on October 7–10. Entitled Transmission Tower Time, the show occupied the Locker Plant and the Ice Plant on East Oak Street. Entering the Locker Plant through a door in the courtyard, visitors came upon the first of three video installations as a wave of sound permeated the space. A Single Point of Light, made using high-speed film footage from an experiment at the Niels Bohr Conjuntamente con el Fin de Semana Chinati (2010), el Artista en Residencia Marc Ganzglass estrenó una exhibición bipartita del 7 al 20 de octubre de este año. La exhibición, intitulada Transmission Tower Time, ocupó el Locker Plant y el Ice Plant en la calle East Oak. Al entrar al Locker Plant por la puerta del patio central, los visitantes encontraban la primera de tres instalaciones de video mientras una onda sonora penetraba en el espacio. A Single Point of Light, hecho con película de alta velocidad tomada de un experimento realizado en el Instituto 76 Niels Bohr, captaba la creación, en una redoma llena de agua agitada por ondas sonoras rítmicas, de un solo fotón (o “punto”) de luz. Las imágenes entrecortadas que mostraban esta creación en miniatura, este Big Bang microscópico, son como una película casera hecha de luz por la luz. El segundo video presentaba un experimento tradicional pero más crudo: el intento por parte de dos personas de encontrar cables eléctricos enterrados utilizando varitas de zahorí. El tercer video, filmado en Marfa, mostraba, en segundo término, el paso de un tren de carga, mientras que en primer término, inmóvil sobre las vías, se apreciaba una masa de material industrial, cuyo propósito o función resultaba difícil de discernir – una sección de un molino de viento moderno destinada para una granja de viento. Instalado en la sala delantera del Locker Marc Ganzglass a ubiquitous and invisible part of the contemporary landscape: a full-scale transmission tower built from scratch by the artist, in two pieces and lying on its side. Next to the tower was a small table, held together only by gravity and torsion. On the table lay a rifle and box of ammunition, while at the far end of the room a target in a box hung on the wall. The installation offered the chance to peruse —”live,” as it were — two more apparatus for the circulation of energy of the sort employed or depicted in the videos. The works at the Locker Plant, each in their own way, posited, presented, and puzzled over the elements — the elementals — o f transmission, of energy on the move. Ganzglass offered an alternate way of considering these mysteries down the street at the Ice Plant. On view was The Copenha- gen Interpretation, a new iteration of a work produced in 2009 in Denmark. In the center of the space, a new Mercedes sedan pumped out Albert Ayler’s 1964 free-jazz classic The Copenhagen Tapes while neon undercarriage lights bumped along rhythmically. Marc Ganzglass received his M FA from Cranbrook Academy of Art in 1999. Recent solo exhibitions include Middle Sized Aggregates at Martos Gallery in New York (2010); Dødsønske at Bastard, Oslo and Vol d’Orgeuil with OEen Group, Copenhagen (both 2009); and Liu Thinks Jade Dragon Snow Mountain is Innocent., Parkers Box, Brooklyn (2008). Ganzglass currently lives in New York. Plant había un objeto que forma parte omnipresente e invisible del paisaje contemporáneo: una torre de transmisión tamaño natural, construida por el artista, consistente en dos piezas acostadas de lado. Junto a la torre había una mesita, mantenida intacta únicamente por la gravedad y la torsión. Encima de ésta estaba un rifle y una caja de balas, y al fondo del cuarto colgaba un blanco en la pared. Esta instalación ofrecía la oportunidad de obser var, o ”vivir”, otros dos aparatos que circulan energía del tipo que se emplea o representa en los videos. Estas obras del Locker Plant, cada una a su manera, postulaban y suscitaban preguntas sobre los elementos – y los fundamentos – de la transmisión, de la energía en movimiento. En otro edificio de la misma calle, en el Ice Plant, Ganzglass nos ofrecía una manera alternativa de considerar estos misterios. Allí se 77 exhibía The Copenhagen Interpretation, una nueva iteración de una obra creada el año pasado en Dinamarca. Desde el centro del espacio emanaba, de un Mercedes nuevo, la clásica canción free-jazz de Albert Ayler (1964) The Copenhagen Tapes, mientras pulsaban rítmicamente luces de neón debajo del auto, al compás de la música. Marc Ganzglass obtuvo su Maestría en Bellas Artes de la Academia de Arte Cranbrook en 1999. Sus exhibiciones recientes incluyen Middle Sized Aggregates en la Galería Martos de Nueva York; Dødsønske en Bastard, Oslo y Vol d’Orgeuil con OEen Group, Copenhague (ambos de 2009); y Liu Thinks Jade Dragon Snow Mountain Is Innocent., Parkers Box, Brooklyn (2008). Ganzglass vive actualmente en Nueva York. Artists in Residence – 2010-2011 – Artistas en Residencia J e a n - B a pt i s t e B e r n a d e t signify “abstract painting,” i.e., big brushy brushwork, gestural sleight-ofhand, etc. Instead his aim is to let the painting itself direct the process by which it is made. An initiating mark or color acts as a hypothesis of sorts, and one provisional statement leads to another, then another. There is a skepticism built in to the process, a humorous dubiety and doubt. Sometimes the artist’s work features texts: word-paintings, paintings of words. The texts, usually but not always in English, take the forms of slogans, injunctions, semi-abject confessions: HA L O , VICIOUS , HO L A CON Q UIS TADO R , I W I L L R UN A F T E R YOU , BAC K T O R EA L I T Y, I November – December, 2010 Noviembre – Diciembre de 2010 The French artist Jean-Baptiste Bernadet showed a wide array of new paintings at the Locker Plant in December. Bernadet’s paintings are largely abstract — h e may start with some notion of subject, an idea about landscape, for example, but there is no attempt to portray or represent. Similarly, he tries to avoid those marks and markers that have come to El artista francés Jean-Baptiste Bernadet exhibió una amplia variedad de pinturas nuevas en el Locker Plant en diciembre. Las pinturas de Bernadet tienden hacia la abstracción: tal vez partan de una noción de tema, una idea sobre el paisaje, por ejemplo – pero no existe el intento de delinear o representar. Por otra parte, el artista rehúye las marcas y los marca78 dores que han llegado a caracterizar a la “pintura abstracta”, a saber, las grandes pinceladas, la prestidigitación del gesto, etc. Su objetivo es más bien dejar que la pintura misma dirija el proceso de su hechura. Se plantea inicialmente una marca o color que sirva de hipótesis, y de ahí se avanza de un enunciado provisional a otro, a otro, un proceso que implica cierto cinismo, cierta cualidad humorística de duda. A veces aparecen textos: pinturas con palabras, pinturas de palabras. Los textos, usualmente pero no siempre en inglés, pueden ser eslogans, mandatos o confesiones semi-humildes: H A L O , V I C I O U S , H O L A C O N Q U I S TA D O R , I WILL RUN AFTER YOU, BACK TO Jean-Baptiste Bernadet WAN T M USC L ES . Some of these text-snippets are cropped from pop songs, and their vacuity is perhaps part of the attraction — Bernadet has compared himself to a foreign rock musician singing in English. Thus the paintings exhort, croon, bemoan, and babble. The paint handling itself, like any good pop song, is equal parts painstaking exactitude and unabashed glop. Jean-Baptiste Bernadet was born in Paris in 1978 and educated at the École Supérieure des Beaux-Arts in Rennes, France, and the École Nationale Supérieure des Arts VisuelsLa Cambre in Brussels. He has participated in many group shows since 2000 at such venues as W IE L S , Brussels (2009 and 2010), Galerie Crèvecoeur, Paris (2009), Musée des Beaux-Arts de Tourcoing (2005), and Galerie Catherine Bastide, Brussels (2004). He has had solo exhibitions at, among others, Maes & Matthys, Antwerp, Baronian-Francey, Brussels (2010); Galerie les Filles du Calvaire, Brussels, Chapelle des Calvairiennes, Mayenne, France, and Galerie Xprssns, Hamburg (2008); and Konsortium, Dusseldorf (2007). Bernadet lives in Brussels. R E A L I T Y, I WA N T M U S C L E S . Algunos de estos fragmentos están sacados de canciones populares, y en su vacuidad reside tal vez parte de su atracción – Bernadet se compara a sí mismo con un músico de rock que canta en inglés. Así, sus pinturas exhortan, entonan, se quejan y parlotean. La realización de la pintura, al igual que una buena canción pop, involucra tanto precisión y exactitud como desenfadada chapucería. Jean-Baptiste Bernadet nació en París en 1978. Asistió a la École Supérieure des Beaux-Arts en Rennes, Francia y a la École Nationale Supérieure des Arts Visuel-La Cambre, en Bruselas. Ha participado en muchas exhibiciones grupales desde 2000 en sitios como 79 W I E L S , Bruselas (2009 y 2010), Galerie Crèvecoeur, París (2009), Musée des Beaux-Arts de Tourcoing (2005) y Galerie Catherine Bastide, Brussels (2004) y ha exhibido solo en Maes & Matthys, Amberes; Baronian-Francey, Bruselas (2010); Galerie les Filles du Calvaire, Bruselas; Chapelle des Calvairiennes, Mayenne, Francia, Galerie Xprssns, Hamburgo (2008) y Konsortium, Dusseldorf (2007), entre otros. Bernadet vive en Bruselas. Artists in Residence – 2010-2011 – Artistas en Residencia B i ll M o rr i s o n films to accompany live performances of music by John Adams, Steve Reich, Michael Gordon, and others. His films have been broadcast on P BS , the Sundance Channel, and featured at film festivals such as Sundance, Rotterdam, San Francisco, and Edinburgh. His collaborations with New York’s performance ensemble Ridge Theatre (where he is a founding member) have been recognized with two “Bessie” awards for excellence in theatrical design as well as a Village Voice “Obie” award in 2002. Morrison has received grants from the Guggenheim Foundation, The Foundation for Contemporary Performance Arts, the 2004 NEA Creativity Grant, and Creative Capital. In 2009 he created the film sequences that punctuated Wallace Shawn’s play Grasses of a Thousand Colors, which had its premiere at London’s Royal Court Theatre. January – February, 2011 Enero – Febrero de 2011 Bill Morrison is an award-winning artist and filmmaker, with eight titles in the permanent collection of the Museum of Modern Art including Light Is Calling, Decasia, and The Film of Her. His films and videos have been screened in theatres, museums, and concert halls worldwide including Carnegie Hall, Lincoln Center for the Performing Arts, Royal Festival Hall, Tate Modern, Whitney Museum of American Art, M ASS MoCA, and the Wexner Center. Often working in collaboration with musicians and composers, Morrison has created Bill Morrrison es un artista y cineasta con ocho obras en la colección permanente del Museo de Arte Moderno, incluyendo Light Is Calling, Decasia y The Film of Her. Sus películas e ideos han sido exhibidos internacionalmente en cines, museos y salas de concierto, entre ellos Carnegie Hall, Lincoln Center for the Performing Arts, Royal Festival Hall, Tate Modern, Whitney Museum of American Art, M A S S MoCA y Wexner Center. Morrison colabora frecuentemente con músicos y compositores y ha creado películas para acompañar la ejecución en vivo de música de John 80 Adams, Steve Reich, Michael Gordon y otros. Sus filmes han sido transmitidos por los canales televisivos P B S y Sundance y han participado en festivales como los de Sundance, Rotterdam, San Francisco y Edimburgo. Sus colaboraciones con Ridge Theatre, de Nueva York, del cual es miembro fundador, han sido galardonadas con dos premios “Bessie” por su diseño teatral y un premio “Obie” del Village Voice. Morrison ha sido becario de la Fundación Guggenheim, la Foundation for Contemporar y Performance Arts, la N E A (en 2004) y Creative Capital. En 2009 Morrison creó las secuencias fílmicas utilizadas en el drama Grasses of a Thousand Colors, de Wallace Shawn, que debutó en el Royal Court Theatre de Londres. The Miners’ Hymns, su obra más reciente, en una elegía por el fin de la industria minera en el noreste de In- Bill Morrison The Miners’ Hymns, Morrison’s most recent piece, is an elegiac account, composed of archival film footage, of the demise of the coal mining industry in northeast England. The score is by the Icelandic composer Johann Johannsson. The film moves seamlessly back and forth in time, blending early and mid twentieth-century clips of coal miners and their families at work and play with tense footage of the Thatcher government’s violent suppression of the coal miners’ strike, in 1984–85. In the wake of the failed strike the miners’ lifeways began to disappear; aerial shots of the area today show shopping malls sitting atop the former mines. Without downplaying the perilous and backbreaking nature of the miners’ work, Morrison’s film seeks to reverse a historical erasure. It is a valediction for a way of life that was broken and eradicated. The film had its premiere at Durham Cathedral last year; it opens at Film Forum in New York in February 2012. Decasia, screened in Marfa in February 2011 at the Crowley Theatre, along with a selection of additional films, is a 2002 work made from found footage, all of it an advanced stage of mesmerizing decay. Morrison edits this footage in an almost symphonic way, with periods of crescendo and decrescendo, agitation and rest. The movie features an original score by Michael Gordon and is often shown — “performed” — live. J. Hobermann, in the Village Voice, described Decasia as “the most widely acclaimed American avant-garde film of the fin-de-siècle.” glaterra. La alucinante partitura es del compositor islandés Johann Johannsson. El film se desplaza fluidamente entre el presente y el pasado, mezclando escenas de los mineros y sus familias de mediados del siglo veinte con otras que muestran la huelga minera de 1984-85 y la violenta supresión de las mismas por parte del gobierno de Thatcher. Tras el fracaso de la huelga, la tradición minera comenzó a desaparecer, como comprueba la fotografía aérea reciente de centros comerciales que ocupan sitios antes ocupados por las minas. Sin restar importancia al peligro ni a la ardua labor del minero, esta obra de Morrison intenta revertir lo que la historia borró, reivindicando una modalidad de vida que quedó erradicada. La película se estrenó en la Catedral de Durham el año pasado, y tendrá su apertura en el Film Forum de Nueva York en febrero de 1012. 81 Decasia (2002), proyectada junto con otras películas en Marfa en febrero de 2011, se compone de escenas encontradas, ya filmadas y en un estado avanzado de deterioro. Morrison edita estas secuencias de una manera casi sinfónica, con periodos alternados de crescendo y decrescendo, agitación y descanso. Con música original de Michael Gordon, esta película se exhibe – se “ejecuta” – en vivo. Escribiendo en el periódico Village Voice, J. Hobermann describe a Decasia como “la película americana avant-garde más aclamada de finales del siglo veinte”. Artists in Residence – 2010-2011 – Artistas en Residencia N i c k H e rm a n body, Herman’s work combines a variety of traditional as well as “found” materials with hand-made techniques and an ironist’s dry wit. A black and white, photographic, lunar-like landscape is actually a sculpted frieze surprisingly made from fat solids. In his words, this type of work “explores how material metaphors conflate the desire for peace and prosperity with cliché and often grotesque depictions of abundance.” In another series of works, carefully hand-tied nets in various colors and sizes transform these utilitarian forms into works with subtle and poignant properties — they hang and droop, March – April, 2011 Marzo – Abril de 2011 Nick Herman is a Los Angeles-based artist, writer, and editor. His work takes many forms — i ncluding sculpture, photographs, prints, paintings, and books — a nd explores the relationship between formal structural vocabularies and the natural and manmade landscape. Often situated in the world of myth yet essentially of the Nick Herman es un artista, escritor y redactor que vive en Los Angeles. Sus obras cobran diversas formas, incluyendo la escultura, fotografías, grabados, pinturas y libros – y exploran la relación entre los vocabularios estructurales formales y el paisaje natural o hecho por la mano del hombre. A menudo situada dentro del mundo del mito, aunque esen82 cialmente corporal, la obra de Herman combina una variedad de materiales tradicionales y “encontrados” con técnicas manuales y un humor irónico. Un paisaje fotográfico, en blanco y negro, que recuerda a la luna, es en realidad un friso esculpido hecho de sólidos de grasa. En las palabras del artista, esta obra “explora cómo las metáforas materiales equiparan el deseo de paz y prosperidad con representaciones comunes y muchas veces grotescas de la abundancia”. En otra serie de obras, redes cuidadosamente atadas a mano en varios colores y tamaños transforman estas formas utilitarias en obras con propiedades sutiles y conmovedoras – Nick Herman revealing their human inconsistencies. White on white collage works have impasto-like surfaces; close examination might discover eroticized figures lurking just below. Herman’s exhibition also featured a group of roughly formed carcass or bone shapes made from white plaster, each inserted with a device traditionally used for calling animals. There is a dark humor in these juxtapositions, part art and part science experiment. Even useless data, such as the white noise or pictorial properties of television static, become a subject worthy of contemplation. Herman has exhibited at the Sculpture Center, Socrates Sculpture Park, and Peter Blum Gallery in New York. His work was a part of Portugal Arte (Lisbon) and he exhibited a solo project at L A > < A R T in summer 2011. Herman has an M FA in sculpture from Yale University and a BA in religious studies from Macalester College. He is also the publisher of AN T E P R O J EC T S . cuelgan caídas y decaídas, revelando sus inconsistencias humanas. Collages de blanco sobre blanco tienen superficies como impasto, pero al examinarlos más de cerca tal vez descubramos figuras erotizadas agazapadas por debajo. Herman también incluyó en su exhibición un grupo de figuras toscas en forma de cuerpos muertos de animales o de huesos, hechas de yeso blanco, en cada una de las cuales se ha insertado pictóricas de la estática en la pantalla de televisión, se convierten en temas dignos de la contemplación. Herman ha exhibido su obra en el Centro Escultural, Parque Escultural Sócrates, la Galería Peter Blum en Nueva York, y Portugal Arte (Lisboa), y se exhibió un proyecto solo en L A > < A R T en el verano de 2011. Herman obtuvo su Maestría en Bellas Artes con especialización en escultura de la Universidad Yale y su un dispositivo usado tradicionalmente Licenciatura en estudios religiosos de para llamar a los animales. Hay un hu- Macalester College. Es también editor mor negro en estas yuxtaposiciones, que de A N T E P R O J E C T S . parecen ser a la vez arte y experimento científico. Incluso los datos inútiles, como el ruido blanco o las propiedades 83 Artists in Residence – 2010-2011 – Artistas en Residencia Er i n S h i rr e ff new work, all cast objects, at the end of her stay. Shirreff’s medium is film, sculpture, and photography — more specifically the fusing of these methods (e.g., a photograph of a sculpture; a video of a still image). Shirreff creates formal portraits of objects she has constructed or sculpted to resemble architectural fragments, geological artifacts, or prehistoric specimens. Roden Crater (2009), her haunting fifteen minute single- May – July, 2011 Mayo – Julio de 2011 Erin Shirreff was born in British Columbia and lives and works in New York City. In residence at Chinati during June and July, she exhibited Erin Shirreff nació en Columbia Británica y vive y trabaja actualmente en Nueva York. Durante su residencia en Chinati en junio y julio, ella exhibió 84 nuevas obras al final de su tiempo aquí. Shirreff trabaja en las áreas de film, escultura y fotografía – más específicamente la fusión de estos tres métodos (por ejemplo, una fotografía de una escultura, un video de una imagen estática). La artista crea retratos formales de objetos que ella ha construido o esculpido de manera que parezcan fragmentos arquitectónicos, artefactos geológicos o especímenes prehistóricos. Roden Crater, (2009), Erin Shirreff channel video loop, composed through re-photographing (hundreds of times, under changing yet controlled light conditions) a single found image of James Turrell’s grand project, was acquired last year by the Metropolitan Museum of Art. Her work was included in recent exhibitions at MoMA P.S.1, Sculpture Center, the Metropolitan Museum of Art, Ballroom Marfa, White Flag Projects in St. Louis, and The Power Plant in Toronto. She recently mounted a solo exhibition at the Institute of Contemporary Art in Philadelphia, and exhibited at the Aspen Art Museum, MCA Denver, and Lisa Cooley in New York in summer 2011. Her work is also included in the permanent collections of the Museum of Fine Arts, Houston, and the Solomon R. Guggenheim Museum, NY. su alucinante video de canal único, de 15 minutos de duración, realizado mediante la re-fotografía (cientos de veces, bajo cambiantes condiciones de iluminación) de una sola imagen del gran proyecto de James Turrell, fue adquirido el año pasado por el Museo Metropolitano de Arte. Su obra se incluyó también en exhibiciones recientes en el Centro Escultural P.S.1 del MoMA, el Museo Metropolitano de Arte, Ballroom Marfa, Proyectos Bandera Blanca 85 de St. Louis, y The Power Plant de Toronto. Tuvo una exhibición sola en el Instituto de Arte Contemporáneo de Filadelfia, y exhibió en el Museo de Arte de Aspen, el MCA en Denver y Lisa Cooley en el verano de 2011. Su obra aparece también en las colecciones permanentes del Museo de Bellas Artes, Houston y el Museo Solomon R Guggenheim, Nueva York. Benefit Prints R upert D eese A phros , 2 0 11 Drypoint / Punta seca 27 x 19 inches / pulgadas, on Magnani Acquerello, 300 lb. Hot Press / sobre Magnani Acquerello, impresión al calor, 300 libras Printed by / Impresión de Manneken Press Signed and numbered by the artist / Firmados y numerados por el artista Edition of 100 / Edición de 100 grabados New York-based artist Rupert Deese has created an edition exclusively for Chinati’s 2011 new and renewing upper-level members ($1,000+ level). Primarily a painter, Deese evokes organic forms in their most abstract sense. Spare and meticulous, his paintings and works on paper employ themes of nature and landscape inspired in part by his childhood in Upland, California, where Rupert was born in 1952. Deese received his M FA and BA degrees from the University of California at Santa Barbara and was Artist in Residence at the Chinati Foundation in 1994. His work has been shown at the Aldrich Museum of Contemporary Art, Connecticut; Nevada Museum of Art, Reno; and New York State Museum, Albany, among others, and is included in the permanent collections of the Metropolitan Museum of Art, New York, and the Nevada Museum of Art, Reno. Six different copper plates were used to print the edition, with the artist reworking the plates into new states after approximately 5–8 impressions. Each is printed from a single plate. La presente edición se preparó utilizan- evoca formas orgánicas en su sentido For more information about membership and Para mayores informes sobre la membresía y más abstracto. Sus pinturas y obras en benefit prints see page 96. los múltiplos en beneficio de Chinati, vea la pá- El artista neoyorquino Rupert Deese ha creado una edición exclusivamente para quienes en 2011 se afilian a la Fundación Chinati o renuevan su membresía en ella (nivel de $1,000 o supe- do seis diferentes placas de cobre, las cuales fueron modificadas por el artista para darles nueva forma después de aproximadamente 5–8 impresiones. rior). Deese, primordialmente un pintor, papel, parcas y meticulosas, tratan te- gina 96. mas de la naturaleza y el paisaje, inspirados en parte por la infancia del artista en Upland, California, donde nació en 1952. Deese obtuvo su Licenciatura y su Maestría en Bellas Artes de la Universidad de California en Santa Barbara y fue Artista en Residencia de la Fundación Chinati en 1994. Ha exhibido su obra en el Museo Aldrich de Arte Contemporáneo, en Connecticut; el Museo de Arte de Nevada, en Reno; y el Museo del Estado de Nueva York, en Albany, entre otros, y sus obras están incluidas en las colecciones permanentes del Museo Metropolitano de Arte, Nueva York, y el Museo de Arte de Nevada, Reno. 86 Ediciones en beneficio Z o e L e o nard june 3 , frame 3 0 , 2 0 11 Silver Gelatin Print / Grabado en plata sobre gelatina 11 x 14 inches / pulgadas Zoe Leonard has created this edition for Chinati and its members. The gelatin print is taken from a new series of photographs of the sun, shown recently in the exhibition Available Light, October 2011, along with a room-sized camera obscura, at Galerie Gisela Capitain, Cologne. In Leonard's words: “I am interested in the abstract possibilities of photography. By choosing a subject which is impossible to depict, I’m exploring a way of depicting sight, experience, and the actual process of perception.” Leonard has exhibited internationally since the mid-1980s. Her installation You see I am here after all, comprised of several thousand collected postcards of Niagara Falls, was on view at Dia:Beacon from September 2008 until January 2011. Leonard performed a spoken word companion piece, This is where I was, as part of Chinati’s annual October weekend last year. Leonard was born in Liberty, New York, and lives and works in Brooklyn. She is the Co-chair of Photography at the Milton Avery Graduate School of the Arts, Bard College. Her exhibitions include the Wexner Center for the Arts, Columbus, Ohio (2007); Philadelphia Museum of Art (1998); Kunsthalle Basel (1997); Vienna Secession (1997) and the Renaissance Society at the University of Chicago (1993). A 2007 retrospective exhibition at the Fotomuseum Winterthur, Winterthur, Switzerland, traveled to the Museo Reina Sofía, Madrid, the Pinakothek der Moderne, Munich, and the Museum Moderner Kunst Stiftung Ludwig, Vienna. Leonard will have a solo exhibition at the Camden Arts Center, London in 2012. Zoe Leonard ha creado esta edición para Chinati y sus miembros de nivel superior. La obra está sacada de una nueva serie de fotografías del sol, exhibidas recientemente en la exhibición Available Light (Luz disponible), en octubre de 2011, junto con una cámara oscura tamaño sala, en la Galería Gisela Capitain, Colonia. “Me intereso por las posibilidades abstractas de la fotografía. Al seleccionar un tema imposible de representar, estoy explorando una manera de transmitir la vista, la experiencia y el proceso mismo de la percepción.” Leonard ha exhibido a nivel internacional desde mediados de los ochentas. Su instalación You see I am here after all (Ves que estoy aquí después de todo), compuesta de varios miles de postales de las cataratas del Niágara, se exhibió en Dia Beacon de septiembre de 2008 a enero Leonard nació en Liberty, estado de Nueva York, y vive y trabaja en la ciudad de Nueva York. Es Codirectora de Fotografía en la facultad de posgrado Milton Aver y Graduate School of the Arts, de Bard College. Sus exhibiciones incluyen el Wexner Center for the Arts, Columbus, Ohio (2007); Philadelphia Museum of Art (1998); Kunsthalle Basel (1997); Vienna Secession (1997); y la Renaissance Society de la Universidad de Chicago (1993). Una retrospectiva de 2007 estrenada en el Fotomuseum Winterthur, Winterthur, Suiza, fue exhibida posteriormente en el Museo Reina Sofía, Madrid, la Pinakothek der Moderne, Munich y el Museum Moderner Kunst Stiftung Ludwig, Viena. Leonard tendrá una exhibición sola en el Camden Arts Center de Londres en 2012. Para mayores informes sobre la membresía y de 2011. Leonard ejecutó una obra com- For more information about membership and los múltiplos en beneficio de Chinati, vea la pá- pañera hablada, This is where I was (Aquí benefit prints see page 96. gina 96. es donde estuve yo) como parte del Fin de Semana anual en Chinati el año pasado. 87 and the Städtische Galerie im Lenbachhaus & Kunstbau, Munich. On Sunday morning of October Weekend, the Chinati and Judd Foundations will host a breakfast at Casa Perez, Donald Judd’s ranch at the base of Pinto Canyon. This modest house and surrounding structures contain works of art and furniture by Judd, Mexican-style ranch furniture, and artifacts from the artist’s private collection. Nestled into the mountains, the ranch offers the opportunity for a great excursion into the surrounding West Texas landscape. Chinati Weekend 2011 Fin de semana en Chinati, 2011 Galerie im Lenbachhaus & Kunstbau de esa ciudad. El domingo 9 de octubre, por la mañana, las Fundaciones Chinati y Judd ofrecerán un desayuno en la Casa Pérez, el rancho de Donald Judd en el Cañón Pinto. Esta modesta casa y las estructuras que la rodean contienen obras de arte y muebles creados por Judd, muebles rústicos al estilo mexicano y artefactos sacados de la colección privada del artista. La visita a este interesante rancho ofrece una fascinante excursión por el paisaje del oeste de Texas. Chinati celebrará su 25 aniversario con un evento especial durante el fin de semana del 7 al 9 de octubre, con exhibiciones de obras de Hiroshi Sugimoto y Jean Arp. Las fotografías de Sugimoto en blanco y negro del océano, una sala cine vacía, una borrosa obra maestra de la arquitectura modernista, o un diorama del Museo de Historia Natural se han convertido en ejemplos clásicos de su género. Chinati es el primer lugar donde se exhibirá una larga secuencia (24 obras) de la serie de las pagodas. Se trata de 24 pagodas de vidrio, de seis pulgadas de altura, montadas en un alto pero delgado pedestal japonés de madera de color claro. Las esculturas se componen de tres piezas individuales de vidrio: un cubo, una esfera y una pirámide. En el centro de cada esfera aparece una fotografía, un paisaje marino único, cuya instalación aprovecha al máximo la luz y la arquitectura del Jea n Arp, La Po up ee d e D em ete r, 1961. Stift un g Ha n s Arp un d Sop hie Tae ub er -Arp e .V. , R ol an d sec k. Chinati will host a 25th anniversary weekend on October 7th–9th and highlighting the event will be special exhibitions by Hiroshi Sugimoto and Jean Arp. Sugimoto’s black and white photographs of the ocean, an empty movie palace, a blurry modernist architectural masterpiece, or a diorama from the Museum of Natural History have become classics of the form. Chinati is the first place where a large selection (twenty-four works) from a new series of sculptures will be shown. Chinati’s exhibition will consist of twenty-four glass pagodas, each six inches high and presented on a tall yet slim, light-colored Japanese wood pedestal. The sculptures are formed of three individual, stacked glass pieces: a cube, a sphere, and a pyramid. In the center of each sphere is a sealed photograph — a miniature seascape, each unique and installed to take full advantage of the light and architecture of Chinati’s exhibition space. Chinati will also present an exhibition of work by French/German-born artist Jean Arp, a sculptor and a founder of the Dada movement, whose pioneering works in marble, bronze, and plaster brought a unique elegance to biomorphic abstraction. Arp’s art was concrete — w hole three-dimensional forms that often referred to the body without representing it. Writing of his 1963 exhibition at the Sidney Janis Gallery, Donald Judd stated, “Arp’s work is never unspecific, although it is unusually general, even empty in a way. The emptiness suggests that if you are interested in a thing it is interesting, and if you are not it is not. That isn’t as obvious as it sounds.” Chinati artist in residence Justin Almquist will exhibit new work in the Ice Plant. A Texas native who has lived and worked in Munich for the past five years, Almquist has shown recent work at the Munich Kunstverein el Munich Kunstverein y la Städtische espacio de exhibición de Chinati. Chinati presentará también una exhibición de obras del artista francésalemán Jean Arp, un escultor y fundador del movimiento Dadá, cuyas obras innovadoras en mármol, bronce y yeso trajeron una innegable elegancia a la abstracción biomórfica. El arte de Arp era concreto—formas tridimensionales que a menudo aludían al cuerpo sin representarlo. Sobre una exhibición del artista de 1963 en la Galería Sidney Janis, Donald Judd escribió: “La obra de Arp no es nunca inespecífica, aunque suele ser general, y hasta vacía en cierto modo. Este vacío sugiere que si uno se interesa en algo, ese algo es interesante, y si no, no. Eso no resulta tan obvio como parece.” Justin Almquist, artista en residencia de Chinati, exhibirá obras nuevas en el Ice Plant. Almquist, un tejano que vive y trabaja desde hace cinco años en Munich, ha exhibido sus obras recientes en 88 the Fabric Workshop and Museum in Philadelphia. especializada en serigrafía a gran escala en The Fabric Workshop and Museum de Filadelfia. Pamela Mattera is Chinati’s annual giving manager, a new fundraising and development position. She arrived in Marfa from New York City, where she managed the Lower East Side Tenement Museum’s membership program for over four years. Mattera is attracted to marginal and unique museums where she finds particular interest in how these institutions connect with culture at large. Her master’s thesis investigated the importance of a museum’s societal role, especially how historical issues are linked to the present, which has led to the development of programs that create communities around muse- Staff News Noticias de nuestro personal Stephanie Hunnicutt es nuestra Especialista en Servicios a Visitantes y, en calidad de tal, se encarga de reservaciones y de la librería del museo; además, en colaboración con el personal de educación, los guías y los internos, desarrolla materiales que tivos anuales, un puesto nuevo. Pamela viene a Marfa de la ciudad de Nueva York, donde se había encargado de los programas de membresía del Lower East Side Tenement Museum durante más de cuatro años. Se siente atraída a los museos marginados y de carácter único, interesándose en forma especial en las relaciones entre dichas instituciones y la cultura general. Su tesis de Maestría investiga la importancia de los museos dentro de la sociedad, sobre todo la conexión entre temas históricos y el tiempo presente, lo que ha conducido al desarrollo de programas que gr ac e d avis ra m on n uÑ ez pa m e l a m atte r a s t e p h a nie h u n nicu tt Stephanie Hunnicutt is Chinati’s visitor services associate. She manages tour reservations, the museum bookstore, and develops visitor related materials working closely with edu- Pamela Mattera es gerente de dona- cation staff, docents, and interns to facilitate collection tours. Previously, Hunnicutt served as project director at the AmeriCorps Watershed Stewards Project in Humboldt County, CA and worked as the project administrative specialist at CE T Environmental Services in Washington. A native Texan, she holds her B FA from the University of North Texas and recently lived in Terlingua, TX. Former Chinati intern Grace Davis began as the education associate in September. She oversees Chinati’s internship program, docent training, and assists with education and outreach. Originally from Charleston, SC, Davis is an artist working in fiber and printmaking. She received her B FA from the Art Institute of Chicago and previously apprenticed in large-scale repeat silk screening at ums. Mattera holds her BA in History from Boston College and her MA in Museum Studies from the University of Leicester. She is a national council member on the American Association of Museum’s Emerging Museum Professionals committee. los visitantes utilizan en sus recorridos por Chinati. Anteriormente, Hunnicutt había sido directora en AmeriCorps Watershed Stewards Project en el Condado de Humboldt (California) y administradora en CET Environmental Services en Washington. Originalmen- crean comunidades a partir o alrededor de los museos. Mattera obtuvo su Licenciatura en Historia de Boston College y su Maestría en Museología de la Universidad de Leicester. Es miembro a nivel nacional de la Comisión de Museos Emergentes, de la Asociación Americana de Museos. te de Texas, Stephanie obtuvo su Licen- Ramon Nuñez will retire this fall after serving as Chinati’s foreman for the past twenty-three years. Nuñez worked under Donald Judd and supervised a great deal of the construction at Chinati during its early years. In his dedication to the work of maintaining the campus, Ramon demonstrated an inspiring sensitivity to the nature of Chinati, its art and buildings, and the land. We are honored to have worked with him and wish Ramon all the best. ciatura en Bellas Artes de la University of North Texas y residió recientemente en Terlingua. Grace Davis, una ex interna de Chinati, ocupó el cargo de Especialista en Educación en septiembre. Tiene ahora a su cargo los programas de internados y capacitación de guías y proporciona su ayuda en asuntos de educación y extensión. Oriunda de Charleston, Carolina del Sur, Davis es una artista que trabaja en fibra y grabados. Se licenció en Bellas Artes en el Art Institute of Chicago, habiendo sido anteriormente aprendiz 89 Ramon Nuñez se jubilará este otoño después de haber trabajado durante 23 años como Capataz de Obras de la Fundación Chinati. Nuñez laboró bajo Donald Judd y supervisó gran parte de la construcción en Chinati durante su primera época, dedicándose de lleno al cuidado de los predios. Ramon demostró una notable sensibilidad a la naturaleza de Chinati, su arte, sus edificios y sus terrenos. Ha sido un honor colaborar con él, y le deseamos lo mejor. Education and outreach at Chinati: Flora and Fauna, Fried Educación y Extensión en Chinati: Flora y fauna, Pollo frito, Papalotes Workshops, classes, lectures, special open viewings of the collection, and other events allow area residents and visitors alike a first-hand experience of the artistic vision, culture, history, and landscape that make the Chinati Foundation and Marfa a unique place. A summer art program was started by the museum in the late 1980s to provide activities for area students during the summer months. For over twenty years these summer classes have been offered free of charge. This year, over sixty students, ages pre-school through 8th grade, participated in the program, with classes designed to encourage students’ exploration of their relationship to landscape. Students roamed the Chinati grounds with sketchbooks and vials used to collect samples of the local flora. A three-dimensional map of Marfa was created and installed in the Arena. Plays and stories were written, a theatre stage built, and costumes depicting animals, unicorns and zombies materialized, culminating in a weekly performance for students’ family and friends. Free classes for young people are also offered throughout the year during school breaks and holidays, and area elementary and junior/ senior high school students visit the museum as part of their school curriculum. Kindergarten students took a cue from John Chamberlain on a school field trip to his building downtown to learn about form, space, and color. After exploring the exhibition, students collectively used their bodies as if they were auto parts and rearranged themselves into colorful masses of arms, legs, sweaters, and tennis shoes. Mediante talleres, clases, conferencias, exhibiciones abiertas al público y otros eventos, los visitantes y residentes de nuestra área obtienen una experiencia directa de la visión artística, la cultura, la historia y el paisaje que hacen de la Fundación Chinati y de Marfa un lugar único. Se inició un programa de arte de verano a finales de los años ochentas para brindar actividades a los estudiantes de la localidad. Durante más de 20 años, estas clases se han ofrecido gratuitamente todos los veranos. Este año, más de 60 jóvenes, de nivel preescolar al octavo grado, participaron en el programa, en clases diseñadas para animar a 90 los jóvenes a explorar su relación con el paisaje. Los muchachos recorrían los predios de Chinati con blocs de dibujo y frascos para recoger muestras de la flora local. Se creó un mapa tridimensional de Marfa, el cual fue instalado en la Arena. Se construyó un escenario teatral, se escribieron historias y piezas dramáticas, y se confeccionó un vestuario que representaba animales, unicornios y zombies, culminando cada semana en puestas en escena a las que asistían las familias y amigos de los alumnos. Se ofrecen clases gratuitas durante todo el año para gente joven, en días festivos o cuando tienen vacaciones escolares, y los alumnos de escuela intermedia y preparatoria visitan el museo como parte de su programa de estudios. Los niños de kinder visitaron la exhibición de obras de John Chamberlain en su edificio en el centro de Marfa y, en Chicken, Hand-made Kites, Grass Identification, and Zombies hechos a mano, Identificación de hierba, y Zombies t h e c h i n at i f o u n dat i o n p r e s e n t s Rackstraw Downes: “I am a Painter…” a f r e e l e c t u r e a n d c o m m u n i ty p ot-l u c k d i n n e r s u n day, m a r c h 20, 2011 * Dinner at 6:00 pm Artist’s talk at 7:00 pm * Crowley Theatre Marfa, Texas The past year, people — y oung and old — invested in a wide-range of activities that took place all over the museum grounds and around the town of Marfa, often in collaboration with local artists and other creative folks. A local designer taught visitors to make kites from Tyvek and balsa wood, flying them later in the open field next to Judd’s concrete sculpture. Several locations on the museum grounds were used for a sound and sight workshop, where participants carefully collected recordings, drawings and other field notes and data, working with sound and recording artists. We learned printmaking and paper making, ate hotdogs, studied bugs and grasses with local 4H students and master naturalists, and watched films in the ArtLab. Artist Rackstraw Downes presented a slide lecture on his work with the com- * Bring a covered dish or drink. munity joining togetherin a concluding potluck dinner. Folks entered the gates of the fort at the crack of dawn to watch the sunrise peak over the mountains and illuminate Judd’s 100 works in mill aluminum with a fiery light. Residents and friends gathered for Community Day, an annual event held on the museum grounds. Fried chicken, corn bread, and ice cream were served; a collaborative, handmade paper sculpture erected and hung from the rafters of the Arena; and visitors enjoyed open viewing of the collection and gallery talks by Chinati staff. The day culminated in a lecture on Fort D.A. Russell by local historian Lonn Taylor, held in one of the former army mess halls that still houses wall paintings created by fort soldiers many years ago. imitación de éstas, que están hechas de partes de automóviles, convirtieron sus propios cuerpos en artefactos similares, apretujándose en masas coloridas de brazos, piernas, suéteres y tenis. Durante este año pasado, jóvenes y adultos participaron en una amplia gama de actividades que tuvieron lugar en los predios de Chinati y en todo Marfa, colaborando con frecuencia con artistas locales y otra gente creativa. Un diseñador de la localidad enseñó a los visitantes a hacer papalotes con Tyvek y madera de balsa, que luego volaban en el campo abierto junto a las esculturas en concreto de Judd. Se aprovecharon varios sitios en los predios del museo para realizar un taller de vista y sonido, en el cual los participantes reunían grabaciones, dibujos, apuntes y otros datos, en colaboración con artistas de sonido y grabación . Aprendimos a hacer grabados y papel, comimos hot 91 dogs, estudiamos insectos y hierbas con naturalistas de la localidad, y vimos películas en el Artlab. El artista Rackstraw Downes dio una charla con diapositivas sobre el tema de su trabajo en la comunidad, seguida de una cena. La gente entró a Chinati antes del amanecer para ver salir el sol sobre las montañas, iluminando las 100 obras en aluminio de Donald Judd con su luz de fuego. Todos se juntaron para celebrar el Día de la Comunidad, comiendo pollo frito, escuchando una conferencia sobre la historia del Fuerte D.A. Russell, apreciando proyectos de arte, viendo las exhibiciones y escuchando charlas sobre las galerías, dadas por el personal de Chinati. El día culminó en una conferencia sobre el tema del Fuerte D.A. Russell, pronunciada por el historiador local Lonn Taylor. Internship Program Programa de internados Since 1990, the Chinati Foundation’s internship program has provided hands-on museum experience to more than 240 students, recent graduates and young professionals from a variety of backgrounds and disciplines. During extended stays at Chinati, interns gain exposure to various aspects of the museum’s daily operations, working closely with staff, resident artists, visiting scholars, architects, and museum professionals. Interns play an essential role in the museum’s daily operations and gain valuable experience for future courses of study and careers as museum and arts administration and artists. Over the last 20 years, participants in the program have included interns from all parts of the United States, as well as Austria, Belgium, England, Germany, Holland, Israel, Italy, Japan, Mexico, New Zealand, Portugal, Brazil, Scotland, Sweden, and Australia. As compensation, the museum offers interns a modest stipend of $100 per week and a furnished apartment on the Chinati grounds. Although Chinati’s internships are geared toward students pursuing degrees in art, architecture, art history, conservation, or museum studies, the museum welcomes applicants of all ages and backgrounds. Chinati offers internships in the following areas: general museum, conservation and development. For more information about the program visit www.chinati.org. Y o seff B en - Y ehuda I rene B erk o witz M att J ac o bs M iriam J o hanness o n M egan R andall Y an o R ivera Desde 1990, el programa de internados de la Fundación Chinati ha brindado, a más de 240 estudiantes, egresados recientes y profesionales jóvenes con diversas experiencias e intereses, la oportunidad de relacionarse directamente con el museo. Los participantes permanecen aquí por un periodo extendido, durante el cual conocen de cerca las operaciones de Chinati y trabajan en estrecha colaboración con nuestro personal, artistas en residencia, investigadores visitantes, arquitectos y museólogos profesionales. Los internos juegan un papel decisivo en el funcionamiento diario del museo y obtienen valiosa experiencia para sus carreras académicas y su vida profesional futura en el campo de la museología y la administración de artes. Durante los últimos veinte años hemos contado con la participación de internos de todas partes de los Estados Unidos y de Austria, Bélgica, Inglaterra, Alemania, Holanda, Israel, Italia, Japón, México, Nueva Zelandia, Portugal, Brasil, Escocia, Suecia y Australia. Los internos reciben un estipendio de $100 semanales y un apartamento amueblado en los predios del museo. Aunque los internados están destinados principalmente a estudiantes de las 2010–2011 Interns carreras de arte, arquitectura, historia del arte, conservación y museología, invitamos a todo tipo de solicitantes, de diversas edades y especializaciones. Internos Chinati ofrece actualmente un internado general en museología, un internado en conservación y un internado enfocado al desarrollo. Para mayores informes, favor de visitar www.chinati.org. 92 D ani C ardia M o lly E verett A llys o n F eeny S ara H ammar T ahinee m . felix M arin R aven M unsell R achel N eel P o lyxeni P apad o p o ul o u E lisa S mil o vitz Olivia S mith G ladysa c . V ega - g o nzález M adeleine W ilhite Yoseff Ben-Yehuda Allyson Feeny Sarah McMenamin Yano Rivera New York, NY San Francisco, CA (not pictured) San Francisco, CA San Francisco, CA & San Juan, Puerto Rico Irene Berkowitz Sara Hammar Raven Munsell Elisa Smilovitz Philadelphia, PA Gothenburg, Sweden Portland, OR Leonia, NJ Madeleine Compagnon Matt Jacobs Rachel Neel Olivia Smith (not pictured) New York, NY Kansas City, Missouri Austin, TX Dallas, TX Dani Cardia Miriam Johannesson Polyxeni Papadopoulou Gladysa C. Vega-González New York, NY Stockholm, Sweden Drama, Greece Philadelphia, PA Molly Everett Tahinee M. Felix Marin Megan Randall Madeleine Wilhite Berkley, CA Austin, TX New York, NY San Francisco, CA 93 Friends of Chinati Funding Amigos de Chinati Financiamiento With Chinati, Donald Judd created one of the world’s finest installations of contemporary art. The Friends of Chinati play a critical role and are committed to supporting the mission of the museum through their generous annual support. The museum is deeply grateful to the Friends of Chinati. Chinati is very grateful for all of the generous annual support provided by donors who make our work possible. They have our continued and immense thanks. Donald Judd creó con Chinati una de las mejores instalaciones de arte contemporáneo en Chinati agradece en forma especial el generoso apoyo anual de nuestros donantes, que todo el mundo. Los Amigos de Chinati juegan un papel crítico con su compromiso al apoyar hace posible nuestra labor. Les agradecemos infinitamente su colaboración. la misión del museo a través de sus generosos donativos anuales. El museo agradece profundamente a los Amigos de Chinati. Daphne Beal and Sean Wilsey F o undati o ns Maharam Arlene J. and John Dayton The Booth Heritage Foundation, Inc. The Pace Gallery The Brown Foundation, Inc. Zwimpfer Partner Chadwick/Lohrer Foundation Philipp Engelhorn The Cowles Charitable Trust Fifth Floor Foundation Rolf and Federica Fehlbaum Frank Strick Foundation individuals Phyllis and George Finley George and Mary Josephine Hamman Anne Adams Fanchon and Howard Hallam The Elke Hoppe Youth Advancement Trust William C. & Elita T. Agee Institute of Museum and Library Services Brooke Alexander Christian K. Keesee Judd Foundation Carolyn Alexander & Ted Bonin Mr. and Mrs. I.H. Kempner III Ben E. Keith Foundation Katherine & Dean Alexander Carl B. & Florence E. King Foundation Mitchell Anderson Kirkpatrick Family Fund Anonymous The Kraus Family Foundation Anonymous Lannan Foundation Anonymous The Lebowitz Family Foundation Robert & Valerie Arber L L LW Foundation Richard Armstrong The Robert Mapplethorpe Foundation, Inc. Reuben & Joan Baron Phil and Monica Rosenthal The Donald R. Mullen Family Foundation Frank N. Bash National Endowment for the Arts Douglas Baxter The Wilhelm Hoppe Family Trust Nightingale Code Foundation Daphne Beal & Sean Wilsey Permian Basin Area Foundation Toni & Jeff Beauchamp William C. Perry and Paul A. Nelson Charitable Charlotte Bellan Foundation Don Mullen Brenda Potter Evelyn P. and Edward W. Rose III Elvia Agan Fund of the Community Foundation of North William Bernhard Texas Ingrid & Theodor Boeddeker The Shifting Foundation Kristin Bonkemeyer & Douglas Humble The Ruth Stanton Foundation Mary Bonkemeyer Texas Commission on the Arts Frances Bowes The Trull Foundation John W. Bowsher Union Pacific Foundation Brian Boylan The Susan Vaughan Foundation, Inc. Udo Brandhorst The Walsh Fund of the Ayco Charitable Linda Brown Foundation Robert Brownlee Melva Bucksbaum & Raymond Learsy Sue & Allan K. Butcher Barbara Buzzell 94 businesses David Cabrera & Alexander Gray Atlantic Plywood Corp. Chris Carson Austin Street Café Clare Casademont & Michael Metz AXA Jennifer Chaiken & Sam Hamilton Big Bend Banks. Marfa National Bank Annette L. Clifton Cochineal Andrew B. Cogan & Lori Finkel ducduc llc Robert Colaciello Elliott + Associates Architects Ric Collier Food Shark Frances Colpitt & Don Walton Goldman, Sachs & Co. Karen Comegys-Wortz Green Works, P.L.L.C. Paula Cooper Ralph Copeland Richard Gluckman & Tiffany Bell Colleen Keegan Clyde & Fran McKinney Evelyn P. & Edward W. Rose III Estella Cordero Robert Gober & Donald Moffett Christian K. Keesee Henry S. McNeil, Jr. Steve Rose Phil Cordero Laurel Gonsalves James Kelly Marsha & Jim Meehan Glen A. Rosenbaum Adam W. Cox David & Maggi Gordon Mr. & Mrs. I.H. Kempner III Anthony Meier Jessica Rothacker Susan & Sanford Criner Gayle Gordon Colin Kennedy A.P. & Linda Meier Susan & Trammel Rushing Tim Crowley Anthony & Linda Grant Martha & Raoul Kennedy Margie Mendoza Carl E. Ryan & Suzi Davidoff Don & Valerie Culbertson Richard & Mary L. Gray Christina Kim Jonathan Mergele David Salkin Brenda & Sorrel Danilowitz Paul Graybeal Ben & Margaret Kitchen Jane Mertz Horst Schmitter Adam Davies Michael Green Allan & Sue Klumpp Lorenz M. & Rengin Holt Moser Annabelle Selldorf Arlene J. & John Dayton Joanne Greenbaum Walther Koenig David Moulton Ivan Serdar John P. de Neufville Robert & Rosario Halpern Charles Mary Kubricht & Ron Terry Mowers & Suzanne Tick Sir Nicholas Serota Martha & Rupert T. Deese Bill Hamilton Nina Murayama Sara Shackleton & Michael Janie & Dick DeGuerin Jeff Hamrick Liz Lambert & Robert Johns Helene Nagy Michael & Dudley Del Balso Tim & Nancy Hanley Jay Land & Virginia Clark Julie P. Nelson Marie Shannon Claire Dewar Betty & Ed Harris Robert Nicolais Katherine Shaughnessy & Tom Larry A. & Laura R. Doll Lauren Harrison Inge-Lise & John R. Lane Nancy M. O’Boyle Herminia Dominguez Sarah Harte & John Gutzler Kelly Lasser Hunter Oatman-Stanford Susan Shehan Robert & Mimi Dopson Roxana & Jim Hayne Stephen Lawson Steven H. & Nancy K. Oliver Kate Shepherd & Miles McManus Sommers Fitzgerald McKeogh Michael Richard Shiff Lea Simonds Marjo and Larry Skiles David K. Smith Marlene Spector Julie Speed & Francis Christina Jan Staller Frederick & AnnPage Stecker Karen D. Stein Chuck Stephenson Michael Ward Stout Ca rl A nd r e. Ch in at i T h irt e e ne r , M a rfa , T x , 2 010 . C h inat i F o u nd at io n . A.D. & Robin Stuart Robin & Sandy Stuart Jeffrey & Tricia Sturges Sumiko Tanabe John & Erin Tassoulas Lonn & Dedie Taylor David Teiger Robert & Annabelle Tiemann Dr. J. Tillapaugh Emily Leland Todd Kimberly Bush Tomio Tina & John Evers Tripp Billie Tsien & Tod Williams Edward R. Tufte Gen Umezu Hester van Royen Dianne Vanderlip John W. Vinson & Martha C. Vogel Laurie Vogel Fairfax Dorn Emerson Head Virginia Lebermann Sachiko Osaki Julie Wade & Tom Phillips R.H. Rackstraw Downes Kristen Hileman John Tevis &David Leclerc Duncan & Elizabeth Osborne Reggie Waldren Meredith Dreiss Marguerite Steed Hoffman Toby Devan Lewis Jon Otis & Diane Barnes Catherine Walsh Suzanne & Tom Dungan Roni Horn Rosina Lee Yue & Bert Lies Aaron Parazette & Sharon Mr. Brit Webb David Egeland & Andrew Friedman Harry & Shelley Hudson Susan Lindberg Gregor Eichele & Christina Thaller Fredericka Hunter & Ian Glennie Alexander Lloyd John & Catherine Pawson Rob Weiner Rand & Jeanette Elliott Ruth S. Ibold Trust James & Stephanie Loeffler Carol & Pete Peterson Mark T. Wellen Francesca Esmay Kristi Isacksen Cecilia Longoria Carolyn Pfeiffer Bradshaw Georgia E. Welles Steven Evans Barbara Jakobson Elizabeth Lord Susan Philips & Marja Spearman Joanna & Lawrence Weschler Exhibitions 2d Bob & Jean James Katherine and John Losse Jonathan (Jack) Pierson John Wesley David Fannin James B. & Perry Jamieson Marley Lott Brenda Potter Elizabeth Williams Vernon & Amy Faulconer Dolores D. Johnson Kay & Travis Lunceford Matt Powell Gregg & Lily Wilson Anthony L. Feher Michael & Suzanne Johnson Victor Lundy Ken & Happy Price Isabel B. & Wallace S. Wilson Phyllis & George Finley O. B. & Kathleen Johnson Alby Maccarone Emily Rauh Pulitzer Emi Winter & Steffen Boddeker Kira & Neil Flanzraich Sharon Johnston & Mark Wai Tak Betty MacGuire Tom Rapp & Toshifumi Sakihara Andrew Witkin Deborah A. Madison Yasmil Raymond Edward Woodill Kevin Flynn & Kathy McDaniel Lee Engelstein Lawrence and Alice Weiner Richard Ford William B. Jordan David Madson Mary Virginia Reeder Christopher Wool John F. Fort III Ilya & Emilia Kabakov Gerda Maise & Daniel Göttin Mark Reynolds Erin Wright & Joe Sola Helen Winkler Fosdick Georgia Lee Kahl Joni Marginot & Scott May Jody Rhone & Tom Pritchard David P. & Sheri L. Wright Michael M. & Cynthia C. Fowler Oliver Kamm Anne Dette & Fred Martens James R. Rhotenberry, Jr. Charles Wylie Maxine & Stuart Frankel Mike & Fawzia Kane Laurence V. Mathews & Brian Margarethe & Reinhard Richter Kulapat Yantrasast Ann Garvin & Bruce Matney Jun & Ree Kaneko Edwin Rifkin Alma Zevi Debbie & Gary Gassel Saarin Casper Keck & Ronnie Leslie Gill O’Donnell Saliman Cara M. McCulloch Gina Rivera Sarah McEneaney Michael Roch & Sterry Butcher 95 Membership Toby Devan Lewis Carolyn M. Appleton Rick Morrow & Mark Jones James Ard Tammy McNary & Steven Hagler Damon Arhos and Mark Peppler Nancy A. Nasher & David Joe R. Arredondo J.Haemisegger Membresía The Chinati Foundation is very grateful for the support of its members, who total more than 800 local, national, and international donors that help the museum through their annual membership contributions. Basic membership for individuals and families start at $100 ($50 for students and senior citizens). Member benefits include free museum admission throughout the year; discounts on selected publications, posters, and Chinati editions; the annual museum newsletter; advance notice on Chinati programs; and free or reduced admission to special events and symposia. As an extra incentive for membership giving at higher levels, each year an artist creates a limited edition print or multiple exclusively for Chinati members who contribute $1000 or more (for additional information see pages 86 and 87). Charles & Christine Aubrey Marleen & Marc Olivié Lisa & Richard Baker Sachiko Osaki Tom Barnes & Uta Maria Krapf John Robins Reuben & Joan Baron Carl E. Ryan & Suzi Davidoff Paul & Ilene Barr Gen Umezu Frank N. Bash Clint Wells Frank & Freda Bates Susan Sayre Batton M embers – $ 2 5 0 + Bodil J. & Kenny Beanland Claire & Douglas Ankenman Geoffrey C. Beaumont Ashley Barrett & Dan Malone Michael Bejarano Ralph & Gretchen Berggren Miles & Leah Kreger Bellamy Kristin Bonkemeyer & Douglas Kate & Andrew Bellin Humble Dr. Charles M. & Anne Ponder Boyd Kari Bentley Sue & Joe Berland William G. Butler Walter & Rosalind Bernheimer Michael Caddell & Cynthia Margaret C. Bills Chapman Peter C. Caldwell & Lora J. Wildenthal La Fundación Chinati agradece de corazón el apoyo de sus miembros, en total más de 800 Marc Benda Michael Bisbee & Sigrid McCabe Bill & SueSue Bounds Kathleen Boyd a nivel local, nacional e internacional, los cuales ayudan al museo mediante sus donativos Jennifer Chaiken & Sam Hamilton Kathy & Brad Bracewell anuales de membresía. La membresía básica para individuos y familias comienza en $100 Elizabeth Cherry & Olivier Mosset Carolyn Pfeiffer Bradshaw ($50 para estudiantes y personas mayores). Los beneficios de afiliarse incluyen entrada J. Patrick & Lindsey Collins Udo Brandhorst Frances Colpitt & Don Walton Bud Brannigan Susan Combs & Joe Duran Michelle K. Brock Brenda & Sorrel Danilowitz Cynthia Brown Paul & Sandra Dennehy Thomas & Nicole Brown Jan & Kaayk Dibbets Franz Bucher Vincent Doogan Charles Butt Evan Hughes Studio Robert & Laura Cadwallader Steven Evans Elizabeth Caldwell gratuita al museo durante todo el año; descuentos en ciertas publicaciones, posters y Ediciones Chinati; el boletín anual del museo; aviso anticipado sobre programas ofrecidos por Chinati; y entrada gratuita o descontada a eventos especiales y simposios. Como incentivo adicional para afiliarse a nivel superior, cada año un artista crea una edición múltiple exclusivamente para los miembros de Chinati que aportan $1,000 a más a la Fundación (para el múltiplo de este año, vea las páginas 86 y 87). Frederick Fisher Stephen F. & Kathleen Calhoun Ann Garvin & Bruce Matney Kenneth Capps Richard Gluckman & Tiffany Bell Art & Alex Carpenter Gerry & Rebecca Grace Chris Carson Harvey & Kathleen Guion Lillian Cartwright Fredericka Hunter & Ian Glennie Kristen Casey Vilis Inde & Tom Jacobs J. Scott Chase George B. Kelly Jiye Choi M embers – $ 2 5 0 0 + Michael Govan & Katherine Ross Lea Simonds Arthur Leibundgut Antonio Citterio Fairfax Dorn Stanley & Marcia Gumberg Åke & Caisa Skeppner Susan Lindberg John & Stephanie Clark Molly Kemp Rob Granado William F. Stern Victor Lundy Margaret Liu Clinton Terry Mowers & Suzanne Tick Daniel Hall & Robanna Ogden Mike S. Stude Joe Milton Rachel Cobb & Morgan Entrekin Lisa and John Pritzker Evan & Anne Hall Thomas & Joanie Swift John M. Parker Professor Claudio Cobelli Sara Shackleton & Michael Bill Hamilton Annemarie & Gianfranco Verna Jonathan Pierson Beth Cochran Sarah Harte & John Gutzler Laurie Vogel Tom Rapp & Toshifumi Sakihara Robert Colaciello Josef Helfenstein & Dorothee Sauter John Wesley John P. Shaw Don & Valerie Culbertson Helmut & Deborah Jahn David P. & Sheri L. Wright Beau Staley Tom Cosgrove Ilya & Emilia Kabakov George & Lois Stark Jenny & Allen Craig M embers – $ 1 0 0 0 + Younghee Kim-Wait Barbara Swift Margaret Anne Cullum Robert & Valerie Arber Anstiss & Ronald Krueck M embers – $ 5 0 0 + Lonn & Dedie Taylor Jay Dandy Joy Beckman Bert Lies & Rosina Lee Yue Dr. Thomas & Christina Bechtler John F. Thrash Rosemary Davis Raymond & Susan Brochstein Amanda Love Molly E. Cumming Dr. J. Tillapaugh Sara Jane DeHoff Melva Bucksbaum & Raymond Betty MacGuire Lou & Christy Cushman Dianne Vapnek Dirk Denison Catherine MacMahon Claire Dishman Gerhard & Claudia von Velsen Paul T. Dickel & Don Farris Karin & Elliot Cattarulla Paul & Renee Mansheim Fred & Char Durham H. Keith Wagner Jennifer Lynn DiFabbio Jim & Carolyn Clark Tom, Andrea & Megan Meece Kira & Neil Flanzraich Henry & Maria Wegmann Lee Donaldson Dennis Dickinson, Exhibitions 2d Marlene N. Meyerson Helen Winkler Fosdick Georgia E. Welles Tom & Joell Doneker Larry A. & Laura R. Doll Martin & Kitty Mitchell Arne & Milly Glimcher Eugenia & Francis H. Wright Jodi & Jeffrey DuFresne R.H. Rackstraw Downes Kate & Stuart Nielsen Gayle Gordon Suzanne & Tom Dungan Jon Otis & Diane Barnes Matthew Goudeau Francesca Esmay Matt Powell Gerry & Rebecca Grace M embers – $ 1 0 0 + David Egeland & Andrew Friedman Joni & Tim Powers Frances Gray Anne Adams Anthony L. Feher Howard E. & Cindy Rachofsky Steven Holl Peter Affentranger Samir Razuk Filho Glen A. Rosenbaum Barbara Jakobson William C. & Elita T. Agee Harold Eisenman Kevin Flynn & Kathy McDaniel Alisa Roth Vance Knowles Katherine & Dean Alexander Dr. Thomas Eizenhofer Brenda & Thomas Freiberg Leslie B. Rubler Warner David Leclerc & John Tevis Marjorie Allthorpe-Guyton Esta & Robert Epstein McKeogh Edward R. Tufte Learsy John Dugdale & Megan Capshaw 96 Dea Ecker, Robert Piotrowski & LilianMay Kate Robinson Edwards & Lee Edwards Molissa Fenley Jennifer Luce Mark Schlesinger & Elise Urrutia Larry Brownstein Tatiana Thorpe Richard Fletcher Nadja & Hans Peter Luethi-Iseli Marie Shannon Robert Buggert Lucy Todd Kenneth Flowers Char & John Lundeen Douglas R. Sharps & Susan M. Paula & Frank Kell Cahoon Marlys Tokerud Victoria Ford Thomas Lussi Kathy Carr John Turner Nick Fowler Leslie MacLean Don & Britt Chadwick Dianne Vanderlip Bill and Diane Arnold Frazier Tony Maddalena Leo Christie Mary Vernon Gary & Clare Freeman David Madson Molly Shea Susan Clements John Vosmek B. Harah Frost Julia Main & Robert Roper Arlene Shechet Gretchen Lee Coles John F. Wells Yoko Fukuda Sherry & Joel Mallin Kate Sheerin Paul Connah Kenneth White Meredith Gaber Patricia Mares Adam Sheffer Jason Conrad Kathy Wilson Mona Blocker Garcia & Rodolfo Lawrence Markey Susan Shoemaker & Richard Tobias Francine Cooper James Wittenberg Jon & Betsy Martens Stephanie & Bill Sick Mary Crowley Kulapat Yantrasast Gianni Garzoli Rachel Mauldin Hak Sik Son Pat & Dene Denechaud James & Kathy Gentry Michael McClain Andrew Silewicz Leah Dunaway Richard George & Melissa McCurly Jacqueline & J. Brant McGregor, Marcel Sitcoske & Michael Oddo Justin Enger Morris Smart Gail English Rina Faletti & David Leh Sheng Garcia Carolyn Glasoe & Chris Bailey M.D.s Griffin Katherine Shaughnessy & Tom Michael Stuart and Fern Gleichenhaus Donald McNeil & Emily Galusha Joanne Smith & Dwain Erwin Stephen Redfield and Robert Marianne Meyer G. Phillip Smith Bob Miles Richard S. Smith Paul Fauerso Michael Green Alicia & Bill Miller Stijn Spaapen Andrew Finegold Phoebe Greenwood Gary Miller H. Paul St. Martin Professor Dr. Jan A. Fischer Andre Gregory & Cindy Kleine Reverend William B. Miller Mark Stankevich Lisa & Jerry Friedman Jonathan & Nonya Grenader Megan Mills & Priscilla Warren Christian Strenger James Gaskill Cathy Gretencord Kelly Mitchell & Sean Garmin Tom Strickler Michael & Sirje Gold Susan and Curtis Fuelberg Griffith Helen Molesworth Hannah Frost & Stuart Sussman Diane Grob Jenny & Vaughn Grisham David Morice Marc Swanson Barbel Helmert Mark Gunderson Mr. & Mrs. William B. Moser Mariana Tassinari Stacey Herbert Elisabet Gunnarsdottir Thomas Mueller & Brigitte Stahl Chris Taylor Howard Hilliard Daniel Habegger & Deborah S. John Carl & Heidi Britt Mullican Chris Taylor Donald Hurst Donald R. Mullins, Jr. & Cameron Bette P. & Ralph Thomas Nicole Ittner John Charles Thomas Jerry Johnson Gonzalez Zahar Kathryn & David Halbower Larson Huang Susan J. Halbower Patrick Mundt Robert & Annabelle Tiemann Joan Kelleher Christopher & Sherrie Hall Donivee Nash E. Marc Treib Jane Kelly Janet L. Hamilton Brad Nelsen Tina & John Evers Tripp John M.C. King Jeff Hamrick Robert Nicolais Billie Tsien & Tod Williams Janet & Jonathan Kutner Wil & Cecelia Harris Jacqueline Northcut Max Underwood Ryan James Laul Darwin Harrison Ellen Osmanski Reiko Ura Jane & Rick Lewis Nicole & Michael Hartnett Katherine Owens Barry Vacker Ike & Valda Livingston Jeannine & Jim Hascall Mina Oya Hester van Royen Terry Mahaffey Kathleen Hedrick Marsha Pachter Karien Vandekerkhove Marjorie & Sam McClanahan Birgitta Heid & Robert Mantel John E. Parkerson Alan & Laura Veigel Robin Merlo Dorene & Frank Herzog Dr. Werner Peters John W. Vinson & Martha C. Vogel Brett Messenger Joanna Hess Sean Pluguez Nicola von Velsen John Miller & Elisa Evett Sarah Hetherington Patricia Quin & Thomas Schmidt Christopher Wallis & J. Michael Michael & Lea Morgan Kristen Hileman Michael Rabkin and Chip Tom Jane Hilfer Andy & Rosemarie Raeber Matthew & Courtney Weir Mary Ellen & Jack Morton Barbara Hill Brian Ramaekers & Ronnie Gensler Mark Wellen John Mulvany Christopher C. Hill & Rudy Alison Ramano Janis & William Wetsman Rita Norton Frances Ramirez Barry Whistler and Allison Smith Hunter Oatman-Stanford Rhona L. Hoffman Red House Design Jeff White Patrick Orosco James & D. Joy Howell Erwin Redl Summer Whitley Charles D. & Elysee Peavy William & Jean Hubbard David Reed & Lillian Ball Cindy Widner & Ed Baker Barbara Perez Cathy Kincaid Hudson James R. Rhotenberry, Jr. Karl Wiebke Alexandra Peyton-Lievine Denzil Hurley Joanna Ring Madeleine Wilhite Thomas Poth Bobby & Nancy Inman Marjana and Hal Roach Emi Winter & Steffen Boddeker Mary Anna Prentice Kristi Isacksen Grant & Sheri Roane Bill and Alice Wright Mary Virginia Reeder Eric & Liane Aiko Janovsky Minnette Robinson Malcolm & Marj Wright Karen Retskin Barbara Joslin Michael Roch & Sterry Butcher Dr. Rachel Goodman Yates Steve Rose Mike & Fawzia Kane Seth Rodewald-Bates Maiya Keck Sarah Roe Colleen Keegan Margarete Roeder M embers – $ 5 0 + Robert Schmitt Michele, Mischa,Vincent & Rubens Candid Rogers Laura & Jean Pierre Albertinetti Beverly Serrell Andrea Rosen James Allison Johan Severtson Jeffrey & Florence Laird Autry Ross Geraldine Aramanda Mary Shaffer Kelly Lasser Judith N. Ross Nicholas Bacuez Elyssa Shalla Tim & Amy Leach James & Frances K. Sage Karl H. & Gudrun H. Becker Hiram & Liz Sibley Lorna Leedy & Peter Maggio Ro & Rick Sanders Colin Benjamin Kim Smith Emily Liebert Andreas Schmidt Ingrid & Theodor Boeddeker Marlene Spector James & Stephanie Loeffler Wagner & Annalee Schorr Charles Boone & Josefa Vaughan Frederick & AnnPage Stecker Richard Long Rita Schreiber Margarita Brandes Richard J. Stepcick Elizabeth Lord Bob Schwab & Leslie Wilkes Anne Brown Gail & Harold Straus Linda Lorenzetti Dieter Schwarz Linda Brown Choperena Kuball James Morris & Cindy Zemis-Morris Smith Hilda & Steve Rosenfeld Carolyn & Vern Rosson Barbara G. Teeter 97 Colophon Board of Directors Staff Colofón Consejo Directivo Personal Rob Weiner, Marfa / New York Brooke Alexander Gracie Conners Bettina Landgrebe New York City Bookkeeper/Tenedora de Libros Conservator/Conservadora Editor Douglas Baxter Marella Consolini Pamela Mattera Rutger Fuchs, Amsterdam New York City Chief Operating Officer/ Annual Giving Manager/ Graphic Design / Diseño Gráfico Andrew Cogan Directora Ejecutiva Gerente de Donativos Anuales Yoseff Ben-Yehuda, Marfa / New York New York City Jolanda Cruz Ann Marie Nafziger Arlene Dayton Caretaker/Ujier Director of Education and Outreach/ Assistant Editor / Editor Asistente Dallas Grace Davis Directora de Educación y Extensión Richard Ford, Guadalupe Gámez, El Paso Vernon Faulconer Education Associate/Especialista Ramon Nuñez Tyler en Educación Foreman/Capataz Mack Fowler Alberto Garcia Michael Salazar Spanish Translations / Houston Caretaker/Ujier Groundskeeper/Jardinero Traducciones al español William B. Jordan Sandra Hinojos Dan Shiman David Tompkins, Marfa Dallas Office Manager/Gerente de Oficina Technology and Data Specialist/ Espe- Copy Editor / Corrector Raoul D. Kennedy Stephanie Hunnicutt cialista en Tecnología y Datos San Francisco Visitor Services Associate/Especialista Kelly Sudderth Virginia Lebermann en Servicios a Visitantes Chief Financial Officer/Contralora Marfa Thomas Kellein Rob Weiner Michael Maharam Director Curator at Large/Curador Credits New York City Anthony Meier Créditos San Francisco front cover, 50, 53, 54–55, 56 ©Richard Deacon; inside cover, 95 Aurora Tang; 2–3, 4, 5, 6–7, 8–9, 84, 85, 89, 100 Yoseff Ben-Yehuda; 10, 11, 22, 23, 26, 27, 30–31, 33, 34, 36–37, Annabelle Selldorf London Richard Shiff Andre; 33 courtesy Eva Meyer-Hermann; 46 Austin (left), 48 (top), 49 ©Krefelder Kunstmuseen / Catherine Walsh 13, 14, 15, 17 © 2011 Estate of Alfred Stieglitz / Artists Rights Society (ARS), New York, courtesy Phillips Gallery, Washington, D.C.; 29 ©The Village Voice, courtesy Paula Coo- H o n o rary D irect o rs Rudi Fuchs Library; 68, 69, 70 courtesy The Judd Foun- Amsterdam dation; 72, 73 courtesy Josiah McElheny; 86 Franz Meyer ard; 88 © 2011 Artists Rights Society (ARS), New York / VG Bild-Kunst, Bonn. Unless otherwise noted, all images are from the Ursula Price Julie Speed and Francis Tina Hejtmanek and Tom Rapp and Toshifumi Pat Keesey Madeleine Compagnon Katherine Kellein Larry Conners Brenda, Jasper, Trevor, and Tanner Klein Sakihara Susan Simmons Reinhardt Craig Rember, Judd Foundation Anne Riives Guy Cross K R T S Marfa Public Radio Gina Rivera Rob Crowley Tigie Lancaster James Rodewald Tim Crowley Nicole Lattuca Rico Roman, Judd Foundation Crowley Foundation Zoe Leonard Randy Sanchez, Crowley Theater Andrew Lins, Philadelphia Museum of Art Judd Foundation Alexandra Schmidt Alfred Lippincott, Wassaic, NY Chuck Loban Annalee Newman Rupert Deese Katherine Losse Marjo Skiles Dennis Dickinson, Lia Lowenthal, Paula Cooper Gina Leiss and Gory Smelley (1909–2000) Exhibitions 2d Brydon Smith Marianne Stockebrand JD DiFabbio Larry and Laura Doll Director Emerita, Marfa This publication has been generously supported by Gallery Rosa Lowinger, Lauren Hall, Rosa Lowinger and Associates Stacy Schultz, University of Texas, El Paso Shelley M. Smith, The Menil Collection Charles Mary Kubricht and Herminia Dominguez Ruben Madrid Meredith Dreiss Dave Mainz Squeeze Marfa Steve Elfring Maiya’s Restaurant Peter Stanley Francesca Esmay Patty Manning Stay Marfa: Vilis Inde and Lisa Cuellar Felix Marfa High School National Food Company, Dallas D aphne B eal & S ean W ilsey , Honor Society Ron Sommers Tom Jacobs Chuck Stephenson Food Shark Marfa Recording Company Emily Steriti FRAMA Scott May and Joni Marginot Marianne Stockebrand Acknowledgements Andrew Fulcher Callie Meeks David Sudderth The Gage Hotel Margie Mendoza Nick Terry and Maryam Reconicimentos The Get Go Katherine Shaughnessy and F redericka H unter , ©2011 The Chinati Foundation / La Fundación Chinati, the artists and authors / los artistas y autores. Melissa Keane Emily Jo Cureton — $5.– Volume 16 / Volumen 16 October 2011 / Octubre de 2011 ISSN 1083-5555 Marfa 4H Club Sterry Butcher Grace Davis Text by Donald Judd ©Judd Foundation 2011. E mily R auh P ulitzer . Presidio County and The Dallas Opera Ottowa and Hannah Powers (1919–2007) Chinati Foundation archives. L L W W F o undati o n , University Judd Foundation Estella Cordero c o nsej o directiv o h o n o rari o Berta Jordan, Texas Tech Jessie and Daniel Browning Christina New York City per Gallery; 57, 65, 66 courtesy Marfa Public courtesy Rupert Deese; 87 courtesy Zoe Leon- Carolyn Pfeiffer Bradshaw Sir Nicholas Serota 38, 39, 40, 41, 42, 44, 46, 47, 48, 49 ©Carl Volker Döhne, courtesy Eva Meyer-Hermann; Albert Bork New York City David Gouge Tom Michael Paul Graybeal Colt Miller Anne Adkins Michael Green Nicholas Miller Elvia Agan Ginger Griffice Miniature Rooster Melissa Kretschmer and Carl Andre Elissa Gydish Kristine Moore, Tnemec Alexsandra Annello Richard Harem Valerie and Robert Arber Alicia and Justin Haynes Leigh Arnold Kyle Hobratsch, Southern Austin St Café: Lisa and Jack Copeland Methodist University Company Incorporated Caitlin Murray, Judd Foundation Eleonora Nagy, New York Amiryani Texas AgriLife Extension, Presidio and Brewster Counties Texas Master Naturalists Tierra Grande Chapter David Tompkins Tumbleweed Laundry Britt Webb Emma Whelan, Center Space Project, University of Texas, Ballroom Marfa Shelley and Harry Hudson Rachel Neel Glenn Bates Prof. Dr. Elisabeth Jägers, Pace Gallery Leslie Wilkes Laura Belkin Austin Emma Perry Gregg Wilson Jennifer Bell Miriam Johannesson Carol Peterson Christopher Wool Joey Benton O.B. and Kathleen Johnson Phil’s Plumbing Tim Johnson Porters Thriftway Mikronanalytisches Labor, Germany Judith Birdsong, University of Texas, Austin 98 The Chinati Foundation La Fundación Chinati (1987) Last paragraph of Donald Judd‘s statement for the Chinati Foundation. There are several short buildings. One will be a museum for Fort Russell, which was originally Camp Marfa—m a p o a . One will have some of Flavin’s drawings for the six works. One should have the library of art and architecture that was planned. One building could contain the two dark rooms which Larry Bell first constructed in his studio and then at the Museum of Modern Art in New York, a great work which he is willing to make again. I would like one building to contain several paintings by Josef Albers, who is highly regarded, but not highly enough. A lost chance was to restore the adobe church in Ruidosa, near Sierra Chinati, and ask Ken Price to make work for the interior. Presidio County is poor economically and politically, but it is, nevertheless, Raintree County. Don Judd Board of Directors El último párrafo de la Declaración sobre la Fundación Chinati, de Donald Judd. Hay varios edificios bajos. Uno se convertirá en un museo del Fuerte Russell, originalmente el Campamento Marfa, ma p oa . En uno se acomodarán ciertos dibujos hechos por Flavin al planear sus seis obras. Uno debe ser la sede de la proyectada biblioteca de arte y arquitectura. Un edificio podría albergar los dos cuartos oscuros fotográficos construidos por Larry Bell primero en su estudio y luego en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, una gran obra que él está dispuesto a realizar de nuevo. Me agradaría que se instalaran en uno de los edificios varias pinturas de Josef Albers, a quien se tiene en alta estima, aunque no suficientemente alta. Se perdió la oportunidad de restaurar la iglesia de adobe en Ruidosa, cerca de la Sierra de Chinati, y pedirle a Ken Price obras para el interior. El Condado de Presidio es pobre económica y políticamente pero, a fin de cuentas, es el Condado de Raintree. Don Judd Mesa Directiva 99 Raintree County, by Ross Lockridge, Jr., tells the story of John Shawnessy, resident of the mythical small town, Waycross, and through him, the story of America in the late nineteenth entury. Through a series of memories, told in such a way that the past and the present appear to blend, the reader is asked to feel the centrality of the small town in the great changes of the nation. The final line of one chapter, for example, taking place in 1848, ends abruptly, but finds resolution in the next, which takes place in 1875. The town itself consists of one principle intersection, where the National Road and the County Road intersect, and is located in an equally mythical Raintree, the origin of whose name is contested. The novel swells with the symbolic resonance of these facts. Though ambitious to connect the small and local with the great and national, the book is decidedly retrospective, narrating a period whose coming from innocence to experience must still have seemed innocent when the book was published, in 1947. The book is, at the same time, however, anxious to remind the reader that John Shawnessy, upon returning from the Civil War, found everything changed, and so discovered a new self and town, and consequently, nation, to create. Raintree County, escrito por Ross Tim Johnson T im J o hns o n —Marfa Book Company —Marfa Book Company Lockridge, Jr., cuenta la historia de John Shawnessy, residente de un pequeño pueblo mítico, de nombre Waycross, y a través del mismo, narra la historIa de Estados Unidos a fines del siglo XIX. Mediante una serie de recuerdos, contados de tal manera que el pasado y el presente parecen mezclarse, se le pide al lector que trate de sentir la importancia, la centralidad de los pueblos pequeños la nación en el proceso de cambio por el que pasaba la nación. El renglón final de un capítulo, por ejemplo, el cual tiene lugar en l848, termina abruptamente, pero encuentra la solución en el siguiente capítulo, que se desarrolla en 1875. El pueblo mismo consiste en una bocacalle principal, donde el Camino Nacional y el Camino del Condado se cruzan, y se ubica en un igualmente mítico Raintree, el origen de cuyo nombre se cuestiona. La novela se desarrolla y se engrandece con base en la resonancia simbólica de estos hechos. Aunque ambicioso por conectar lo pequeño y lo local con lo grande y nacional, el libro es de carácter decididamente retrospectivo, captando un periodo en que la transición desde la inocencia a la experiencia debe haber parecido todavía inocente cuando se publicó en l947. Sin embargo, la novela desea recordarle al lector que John Shawnessy, a su regreso de la Guerra Civil, encontró todo muy cambiado, y así descubrió que había nuevas identidades que él mismo, su pueblito, y la nación entera debían forjarse. Visitor information Información para visitantes The Chinati Foundation is accessible by guided tour only, Wednesday through Sunday. Reservations may be made online at www.chinati.org. La Fundación Chinati se puede visitar mediante recorrido organizado solamente, de miércoles a domingo. Sitio para hacer reservaciones en línea: www.chinati.org. P UB L IC T OU R S : W EDNESDAY – SUNDAY RECORRIDOS ABIERTOS AL PUBLICO: Full Collection Tour 10:00 AM – 3:30 PM MIERCOLES – DOMINGO Two-hour lunch break from 12 PM – 2 PM Recorrido de la Colección Completa $25 Adult / $10 Student 10:00 AM – 3:30 PM Donald Judd, Carl Andre, Ingólfur Arnarsson, Dos horas para comer, de mediodía a 2:00 PM John Chamberlain, Dan Flavin, Roni Horn, $25 Adultos / $10 Estudiantes Ilya Kabakov, Richard Long, Claes Oldenburg Donald Judd, Carl Andre, Ingólfur Arnarsson, and Coosje van Bruggen, David Rabinowitch, John Chamberlain, Dan Flavin, Roni Horn, John Wesley, Special Exhibitions Ilya Kabakov, Richard Long, Claes Oldenburg y Coosje van Bruggen, David Rabinowitch, Selections Tour 11:00 AM – 1:00 PM John Wesley, Exhibiciones Especiales $20 Adult / $10 Student Recorrido de Obras Escogidas Donald Judd, John Chamberlain, Dan Flavin 11:00 AM – 1:00 PM $20 Adultos / $10 Estudiantes Donald Judd’s 100 Works in Mill Aluminum 3:45 PM –- 4:15 PM Donald Judd, John Chamberlain, Dan Flavin $10 Adult / $5 Student de Donald Judd 100 Obras en Aluminio 3:45 PM – 4:15 PM The above tours are free to Chinati members, children and students under age 17, and residents of Brewster, Jeff Davis and Presidio counties. $10 Adultos / $5 Estudiantes Los recorridos anteriores son libres de costo para miembros de Chinati, niños y estudiantes menores de 17 años, y residentes de los condados de Brewster, The Chinati Foundation is located at: 1 Cavalry Row Marfa, Texas 79843 Jeff Davis y Presidio. La Fundación Chinati se encuentra en: tel. 432 729 4362 fax 432 729 4597 1 Cavalry Row Marfa, Texas 79843 tel. 432 729 4362 email [email protected] website www.chinati.org fax 432 729 4597 e-mail [email protected] www.chinati.org Tours of Donald Judd’s residence, la Mansana de Chinati, “The Block,” and studio are offered through the Judd Foundation. Reservations can be made at www.juddfoundation.org. Recorridos de la residencia de Donald Judd, la Mansana de Chinati, y su estudio están disponibles por medio de la Fundación Judd, con reservaciones en www.juddfoundation.org. 100 continued from back cover continuación de la cubierta trasera open well after its twenty-fifth anniversary. It is not periodically changed, as is common in many museums. And it will remain relevant after 2011, for it exemplifies how contemporary art can be shown. Everything in Chinati will remain as it is — yet there will be changes. A regional, national, and international public visits Chinati five days a week. It always takes several hours to view the many installations distributed around the 340-acre estate, as well as the works of John Chamberlain in the center of Marfa. It really requires an entire day. But we have streamlined the guided tours through Chinati. There are now docents who have many months and in some cases years of experience with the exhibition. Visitors can choose between the Full Collection and the Selections Tour. They can also confine themselves to a highlight of the collection, Donald Judd’s 100 Untitled Works in Mill Aluminum, in the Artillery Sheds — an installation that Lewis Hyde, in the Summer 2010 issue of Artforum, referred to as “the American Taj Mahal.” What is it then that should or needs to be changed? In a memorable sentence, Donald Judd described the twentieth century as one of “destruction one way or another of cities and land.” Again and again, Judd opposed destruction. Writing about the “Ayala de Chinati,” his home and workplace in Marfa, which is now owned by the Judd Foundation, he said, “I hate to damage the land,” and elsewhere, “the destruction of new land is a brutality.” He also wrote: “Within a real view of the world and the universe this violence would be a sin.” He came to the conclusion that “preservation, conservation and restoration have become the most necessary and positive and unlikely acts.” Indeed, the preservation of Chinati, including the realization of dreams Judd left behind, is now more than ever the great task we will be faced with in coming years. For despite its stability, Chinati’s campus shows evidence of needed repair. Many buildings must be better maintained; there is a lot to be considered. John Volz, a preservation architect from Austin, Texas, inspected all Chinati buildings in June 2011. According to his report, “the Chinati Foundation is now faced with the long-term maintenance of no tiene que darse prisa, a menos que quisiera verlo antes del amanecer o después de la puesta del sol. Las exhibiciones permanentes del museo seguirán abiertas mucho después de su 25 aniversario. No está sujeto a cambios periódicos, como es usual en los museos. Y aun después de 2011 conservará su relevancia, ya que ejemplifica cómo puede exhibirse el arte contemporáneo. Todo en Chinati se quedará tal y como está—y sin embargo habrá cambios. Un público regional, nacional e internacional visita Chinati cinco días por semana. Requiere varias horas visitar las diversas instalaciones distribuidas por un terreno de 340 acres, junto con las obras de John Chamberlain en el centro de Marfa. Se tarda realmente un día entero. Pero hemos aligerado los recorridos organizados. Contamos ahora con guías con muchos meses, y en algunos casos hasta años, de experiencia con la colección. Los visitantes pueden optar por un recorrido de la colección completa o un recorrido selectivo, o pueden enfocarse en un aspecto específico, las 100 obras en aluminio de Donald Judd, una instalación a la que Lewis Hyde, en el número de verano de 2010 de la revista Artforum llamó el “Taj Mahal de los Estados Unidos”. Entonces, ¿qué es lo que se debe o se necesita cambiar? Donald Judd caracterizó, en una frase memorable, al siglo veinte como “la destrucción, en una u otra forma, de las ciudades y el terreno”. En repetidas ocasiones Judd se opuso a dicha destrucción. Al respecto de la “Ayala de Chinati”, su hogar y lugar de trabajo en Marfa, actualmente propiedad de la Fundación Judd, el artista afirmó: “Odio dañar el terreno.” Y en otras ocasiones dijo: “la destrucción del terreno nuevo es una brutalidad”, “Dentro de una concepción real del mundo y el universo, esta violencia sería un pecado.” Llegó a la conclusión de que “la preser vación, la conservación y la restauración se han convertido en las acciones más necesarias y positivas, y más improbables.” Ciertamente, la conservación de Chinati, incluyendo la realización de los sueños que Judd dejó atrás, es ahora más que nunca la gran tarea que enfrentaremos en los años venideros, pues a pesar de su estabilidad, los predios de Chinati muestran indicios de que necesitan mejoras. Muchos edificios requieren un mantenimiento más asiduo; otros necesitan reparaciones. Hay mucho que considerar. John Volz, de Austin, Texas, un arquitecto especializado en the buildings and needs to develop a philosophy of maintenance that will allow the design integrity of the buildings to be maintained in an efficient and economical manner.” Judd wanted to preserve something, the landscape, and to create something, his art in an ensemble of existing buildings. That was the reason why he came to Marfa. Now that many of his installations and those of his most highly esteemed friends are between ten and thirty years old, we, the successors, must take up again the subject of preservation. We must determine what steps are required, define their scope, and then take those steps. To this end, we need to gather knowledge about the buildings and consult the most capable experts. In the coming months we intend to prepare a symposium that could take place in 2013. The issue is to determine the relationship between art, architecture, and landscape in a site that is and will continue to be part of our global cultural heritage. The next twenty-five years of the Chinati Foundation begin in the fall of 2011. Our first initiative will be to restore Claes Oldenburg and Coosje van Bruggens’ 1993 Monument to the Last Horse in the spring of 2012. Claes Oldenburg encouraged us to take this path. Bettina Landgrebe, Chinati’s conservator, submitted a detailed condition report and, by means of extensive testing procedures, determined how the somewhat weatherbeaten sculpture can be repaired and preserved for the future. All friends of Chinati are invited to help in this process and, where possible, lend financial assistance. We are proud and happy to have received once again a great deal of support for Chinati. My thanks go first and foremost to the board of directors, and primarily to Arlene Dayton, our president, for their constant and great commitment. Our board has decided to focus our attention on annual programs, preservation, and future projects; in the coming years, this holistic approach will govern our thinking. In short, we expect to plan even better, communicate even more effectively, and move toward the future with clear resolution. My heartfelt thanks go out to the staff, to our chief operations officer Marella Consolini, to our chief financial officer Kelly Sudderth, and to Rob Weiner, our curator at large, whose efforts have already guided Chinati’s first steps in the direction of change. Thanks are also due to Ann Marie Nafziger, who is responsible for a growing education program, as well as to numerous other staff members. I want to thank the authors of our Newsletter, artists Richard Deacon and Josiah McElheny, Eva Meyer-Hermann, Caitlin Murray, Lonn Taylor, and Jeffrey Weiss, for this newest issue of an art magazine that has existed since 1995. As in previous years, Rob Weiner collected and oversaw the contributions to the magazine as its editor. Rutger Fuchs was, once again, the designer. Our special thanks go to Carl Andre, as “Chinati Thirteener”, the beautiful piece that plays the key-role in this newsletter, has been donated by the artist in late 2010. We hope the contents of this issue will bring pleasure and insight to the mem- conservación, inspeccionó todos los edificios de Chinati en junio de 2011. En su reporte afirma: La Fundación Chinati debe abordar ahora la cuestión del mantenimiento de sus edificios a largo plazo y debe desarrollar una filosofía del mantenimiento que permita preservar la integridad de diseño de los edificios en forma eficiente y económica. Judd quiso preservar algo—el paisaje—y crear algo—su arte en un conjunto de edificios existentes. Por ese motivo vino a Marfa. Ahora, cuando muchas de sus instalaciones y las de sus amigos más estimados tienen entre 10 y 30 años de edad, nosotros, los sucesores, debemos ocuparnos de su conser vación. Debemos precisar las medidas que hay que tomar, definir sus dimensiones y luego dar los pasos correspondientes. para el futuro. Invitamos a todos los amigos de Chinati a prestar su ayuda en este proceso, aportando, cuando sea posible, su apoyo económico. Estamos orgullosos y contentos por haber recibido nuevamente mucho apoyo para Chinati. Mis agradecimientos son, primero y ante todo, para la Mesa Directiva y muy especialmente para Arlene Dayton, nuestra presidenta, por su considerable y constante compromiso. La Mesa Directiva ha decidido atender ante todo a los Programas Anuales, la Conser vación, y los Proyectos a Futuro, y en los próximos años este enfoque holístico tendrá prioridad. En suma, deseamos planificar aun mejor, comunicarnos aun más eficazmente y avanzar hacia el futuro con resolución y una visión clara. Mis más sinceros agradecimientos a nuestro personal, a Marella Consolini, Directora Ejecutiva; a Kelly Sudderth, Contralora; y a Rob Weiner, Curador, cuyos esfuerzos han venido guiando ya los pasos que Chinati debe dar en dirección al cambio. Gracias igualmente a Ann Marie Nafziger, responsable del crecimiento de nuestro Programa Educativo, y también a numerosos miembros más de nuestro personal. Deseo dar las gracias a los autores de nuestro Boletín, Richard Deacon and Josiah McElheny, Eva Meyer-Hermann, Caitlin Murray, Lonn Taylor, and Jeffrey Weiss, que colaboraron en este número de una revista de arte que se edita anualmente desde 1995. Al igual que en años previos, Rob Weiner reunió y supervisó dichas colaboraciones. Rutger Fuchs vuelve a ser, como en años anteriores, el diseñador. Esperamos que el contenido del presente número de nuestro boletín sea informativo y del agrado de los miembros. Para lograrlo, debemos informarnos más acerca de los edificios y consultar con peritos competentes. Durante el año bers and friends of Chinati. We will be delighted if you accompany us on our path into the future from 2012 on. Nos encantará tenerlos como acompa- Most sincerely, Thomas Kellein Director Atentamente, ñantes en el camino hacia el futuro, de 2012 en adelante. que viene pensamos planear un simposio, proyectado para el año 2013, con el propósito de examinar la relación entre arte, arquitectura y paisaje en un sitio que es y continuará siendo parte de nuestra herencia cultural global. Los próximos 25 años de la Fundación Chinati comienzan en el otoño de 2011. Nuestro primer cometido será la restauración, en primavera de 2012, del Monumento al último caballo (1993), de Claes Oldenburg y Coosje van Bruggen. El mismo Oldenburg fue quien nos animó a seguir este camino. Bettina Landgrebe, nuestra restauradora, ha elaborado un detallado reporte de condición y, mediante diversas y exhaustivas pruebas, ha descubierto cómo esta escultura, algo deteriorada por la intemperie, puede ser reparada y preser vada 101 Thomas Kellein Director A Message from the Director Un Mensaje del Director as a cultural center, even though it is situated far from any big city or well-known tourist attraction. Chinati is and remains an ideal. It is a site that exhibits art in accord with the artists’ conceptions, which is to say: authentically, without compromise. The buildings that house the works were not constructed for that purpose; they were already there. The surrounding countryside was not first destroyed and then built up again. Rather, nature exhibits herself in magnificent collaboration with the works of art. The rooms that Judd and his artist friends acquired for their work in 1982 have never been structurally altered. There are no temporary walls made of plaster or sheetrock. You don’t have to step into small alcoves como objetos sagrados en un magnífico depósito de tesoros, comprendemos hasta qué grado Judd se sintió inspirado por los más sublimes logros culturales. En Marfa, Texas, aproximadamente medio siglo más tarde y exactamente 25 años después del establecimiento de la Fundación Chinati en 1986, nos encontramos nuevamente ante un complejo de edificios relativamente remoto, pero rigurosamente innovador, que atrae la atención de todo el mundo: “El enorme antimuseo – ubicado en una antigua base militar donde estuvieron internados prisioneros de guerra alemanes durante la Segunda Guerra Mundial – contiene instalaciones a gran escala, mayormente específicas al sitio,” decía The Wall Street Journal hace apenas unas semanas, agregando una advertencia para los visitantes: “Se requieren “It is fantastic that a building was built hundreds of miles from any art in order to house art from five thousand miles away and usually centuries before. It is an incredible idea of art and culture.” reser vaciones. Lleven agua.” Desde la publicación de nuestro boletín del año pasado, Chinati ha atraído más atención de los medios que nunca antes. Han aparecido más de una docena de artículos de fondo en publicaciones de arte, periódicos y revistas. La televisión Donald Judd, “Kansas City Report,” alemana también transmitió extensos Arts Magazine, December 1963 reportajes sobre Chinati. Los visitantes siguen llegando, viendo en Chinati un centro cultural, a pesar de su situación Donald Judd’s essay on the Nelson Gallery and the Atkins Museum in Kansas City expressed some misgivings, but mostly a great deal of admiration. When he speaks of an encyclopedic collection of works of art from all over the world enshrined in a superb treasure chamber, we can see the extent to which he was inspired by great, indeed by the greatest cultural achievements. In Marfa, Texas, roughly half a century later and precisely twenty-five years after the founding of the Chinati Foundation in 1986, we are again dealing with a cutting-edge and comparatively remote building complex that is attracting international acclaim: “The sprawling antimuseum — on a former army base that held German POWs during World War II — features largescale, mostly site-specific installations,“ wrote the Wall Street Journal just a few weeks ago, not failing to add, for the benefit of visitors: “Reservations are required. Bring water.” Since the publication of Newsletter Vol. 15 at the end of 2010, Chinati has enjoyed more media attention than ever before. Over a dozen extensive articles have appeared in art publications, newspapers, and magazines. In addition, lengthy reports on the site were featured on German television. Visitors continue to engage with our contemporary art museum geográfica lejos de ciudades grandes y atracciones turísticas. Chinati es y sigue siendo un ideal. Es un sitio que exhibe arte de acuerdo con la concepción de los artistas, es decir, con autenticidad, con integridad, sin concesiones. Los edificios que albergan las obras no fueron construidos con este propósito: ya se encontraban allí. El terreno circundante no fue destruido para ser luego reconstruido: más bien, la naturaleza se exhibe allí en magnífica colaboración con las obras de arte. Tampoco se hi- “Es fantástico que se haya construido un edificio a cientos de millas de cualquier arte, para albergar obras de arte traídas desde lugares a cinco mil millas de distancia y pertenecientes, en su mayoría, a siglos pasados. Es una idea increíble del arte y de la cultura.” Donald Judd, “Kansas City Report”, Arts Magazine, Diciembre de 1963 En su ensayo sobre la Galería Nelson y Museo Atkins, de Kansas City, Donald Judd expresa cierta incertidumbre, pero mucha admiración. Al leer lo que escribe sobre una colección enciclopédica de obras de arte provenientes de todas partes del mundo, exhibidas to view the art. In each instance, the entirety of the surrounding space is involved. That includes the presence of daylight, which is allowed to stream in through uncurtained windows. There is ample room for the art and its viewers to breathe in. When I undertook the directorship of this museum in January 2011, I was primarily grateful to Marianne Stockebrand, who presided here since the end of 1994, and to Rob Weiner, who was continually active at her side. Not only is the museum intact, not only does it have an excellent reputation, but it is also financially secure, if somewhat fragile like most non-profits in the current climate. There is no need to hurry if one wants to visit Chinati — u nless, of course, one wants to see it before sunrise or after nightfall. This museum’s permanent exhibition will continue to be cieron modificaciones estructurales a las salas que Judd y sus amigos artistas adquirieron para su obra. Uno no tiene que entrar en cuartitos para apreciar el arte. En cada caso, la integridad del espacio circundante se incorpora a la experiencia, y eso incluye la presencia de la luz diurna, que penetra por ventanas no cubiertas por cortinas. Hay espacio de sobra para que respiren las obras y quienes las contemplan. Cuando yo asumí el cargo de este museo en enero de 2001, me sentí agradecido sobre todo con Marianne Stockebrand, quien había presidido el lugar desde 1993, y con Rob Weiner, que ha laborado tan activamente a su lado. El museo está intacto y ha mantenido su excelente reputación, pero no sólo eso: también es seguro económicamente, aunque un poco frágil, como la mayoría de las organizaciones sin fines de lucro en el clima actual. El visitante a Chinati