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Lunes, 15 de marzo de 2010 Escrito por EL VOCERO Lunes 15 de Marzo de 2010 00:09 Foto EL VOCERO/Archivo Una vez más la Universidad de Puerto Rico es objeto de debate público, en esta ocasión la fragilidad de su situación presupuestaria es el tema que se discute sobre el principal centro docente del País. Como en ocasiones anteriores, de inmediato surgen las amenazas de paros y huelga que ubican al sistema en una posición de susceptibilidad. La merma presupuestaria en la Universidad de Puerto Rico no es un tema nuevo, es un asunto que se veía venir y que se había comenzado a discutir tímidamente en el pasado. Nuestra universidad estatal se nutre de fondos que provienen del erario mediante una fórmula, es por eso que en una situación donde por varios años los recaudos del Departamento de Hacienda han ido mermando era predecible que habría un impacto negativo en la Universidad de Puerto Rico. Ese impacto que ya se sintió en los pasados años fiscales, pero fue subsanado con ingresos no recurrentes como los más de $100 millones en asignación del programa de estímulo federal, conocidos como los fondos ARRA. Una situación fiscal que se conocía desde, al menos hace un año, y ante la cual ninguno de los componentes de la comunidad universitaria propuso alternativas creativas para mantener las operaciones optimas del sistema universitario. Ahora, llega un nuevo presidente a la Universidad de Puerto Rico, el doctor José Ramón de la Torre, y diversos sectores intentan adscribirle la responsabilidad en el multimillonario déficit de la institución. Peor aún, del saque surgen múltiples ataques a posibles alternativas preliminares para atender las necesidades fiscales del sistema sin afectar los estándares de calidad que ubican a la Universidad de Puerto Rico entre las mejores de Latinoamérica, y en algunos de sus programas, entre las mejores del mundo. En ocasiones anteriores, hemos sido enfáticos sobre la necesidad de alejar a la Universidad de los pulseos políticos y debates estériles que nos agobian como sociedad. Así mismo, hemos recalcado en la importancia de garantizar los recursos necesarios a la Universidad, pues no se trata de gastos, sino de inversión en una educación de alta calidad que garantice el capital humano necesario para un desarrollo económico de cara al futuro. Mantener a la Universidad de Puerto Rico en un sitial de prestigio y de alta calidad requerirá que todos los sectores de la comunidad universitaria pongan de su parte, se abran al diálogo sereno y evalúen seriamente distintas alternativas. Es momento de proveer el espacio necesario al nuevo Presidente para trabajar en sus propuestas ante la crisis fiscal del sistema. Atacarlo a tan sólo semanas de su llegada a la Universidad solamente empeorará la situación y el ambiente universitario. Hablar de huelgas y paros en estos momentos no aporta nada a la búsqueda de soluciones. Es momento de retomar el diálogo y que la comunidad universitaria ponga a la Universidad por encima de cualquier interés particular. La Universidad de Puerto Rico es una institución centenaria que tiene la fuerza y el talento para salir adelante en momentos de grandes retos.