Revista BCV N° 2/2009 - Banco Central de Venezuela

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Revista BCV N° 2/2009 - Banco Central de Venezuela
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Revista BCV
Revista BCV
Revista BCV • Vol. XXIII. N° 2. Caracas, julio-diciembre 2009 • ISSN: 0005-4720
Revista BCV
1941Caracas, Banco Central de Venezuela
Semestral
ISSN: 0005-4720
1. Seguridad alimentaria y control de precios
2. Ingresos laborales y desigualdad
3. Innovación tecnológica y crecimiento económico
4. Inflación, precio del petróleo y política fiscal
© Banco Central de Venezuela, 2009
Hecho el depósito de Ley
Depósito Legal: pp 198602CS937
Dirección: Banco Central de Venezuela,
Edificio Sede, piso 3, Av. Urdaneta,
Esquina de Las Carmelitas, Caracas 1010
Dirección postal: Apartado 2017,
Carmelitas, Caracas 1010, Venezuela
Teléfono: (58-212) 801 5380
Fax: (58-212) 861 0021
[email protected]
www.bcv.org.ve
RIF: G-20000110-0
Producción editorial: Departamento de Publicaciones BCV
Diseño de carátula: Luis Giraldo
Diseño de la tripa: Ingard Gherembeck
Diagramación: Elena Roosen
Corrección: María Enriqueta Gallegos
Traducción: Anaína Rivero, José Fernández, Carlos Carrero,
Andrés Méndez
Impresión: A.C. Servicios Gráficos Generales, R.L.
Tiraje: 1.000 ejemplares
Las opiniones expresadas en esta revista son responsabilidad
exclusiva de los autores y no representan el criterio
del Banco Central de Venezuela.
Revista BCV • Vol. XXIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2009 • ISSN 0005-4720
Contenido
Contenido
Presentación 13
Carlos Mendoza Potellá
Artículos
19
Seguridad alimentaria, control de
precios y déficit de tiempo: una
propuesta analítica
Jorge E. Portillo
65
La inflación en Venezuela: marco
institucional y un modelo VAR
Pedro L. Rodríguez
101
Descomposición de los cambios de la
desigualdad de ingresos laborales en
Venezuela por factores componentes
durante el período 1997-2007
César R. Gallo P.
159
Innovación y crecimiento económico
Johan Blanco y José Contreras
Documentos
195
Introducción
Carlos Mendoza Potellá
197
Incidencia de los contratos de
tecnología y comercialización en el
rumbo de la industria petrolera
nacionalizada
Domingo F. Maza Zavala, Francisco
Mieres, Gastón Parra Luzardo
y Carlos Mendoza Potellá
213
Crisis económica, la riqueza ficticia
y los gastos militares
Reinaldo A. Carcanholo
Obras reseñadas
225
Banco Central de Venezuela
La reconversión monetaria
de Venezuela, 2008
231
Unamef
Seguridad en los sistemas de pago:
hechos y reflexiones
233
Michel Séruzier
Medir la economía de los países
según el Sistema de Cuentas
Nacionales
Información editorial
Anexo
237
Suplemento Biblioteca del Pensamiento Económico
Gastón Parra Luzardo. El combate por la soberanía petrolera
Revista BCV • Vol. XXIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre • ISSN 0005-4720
Contents
Table of contents
Presentation
13
Carlos Mendoza Potellá
Articles
19
Food safety, price control and time
deficit: An analytical proposal
Jorge E. Portillo
65
Inflation in Venezuela, institutional
framework and VAR model
Pedro L. Rodríguez
101
Decomposition of labor income
inequality changes in Venezuela
due to component factors during
the period 1997-2007
César R. Gallo P.
159
Innovation and economic growth
Johan Blanco and José Contreras
Documents
195
Introduction
Carlos Mendoza Potellá
197
Incidence of technology
and commercialization contracts in the
course of the nationalized oil industry
Domingo F. Maza Zavala, Francisco
Mieres, Gastón Parra Luzardo
and Carlos Mendoza Potellá
213
Economic crisis, fictitious wealth
and military expenditures
Reinaldo Carcanholo
Works reviewed
225
Banco Central de Venezula
Monetary reconversion
of Venezuela, 2008
231
Unamef
Security in Payment Systems: facts
and reflections
233
Michel Séruzier
Measuring countries’ economies as
the National Account System
Editorial information
Appendix
237
Suplemento Biblioteca del Pensamiento Económico
Gastón Parra Luzardo. El combate por la soberanía petrolera
(Gastón Parra Luzardo. The fight for oil sovereignty)
Revista BCV • Vol. XXIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre • ISSN 0005-4720
Conteúdo
Conteúdo
Apresentação
13
Carlos Mendoza Potellá
Artigos
19
Segurança alimentar, controle
de preços e déficit de tempo:
uma proposta analítica
Jorge E. Portillo
65
A inflação na Venezuela, âmbito
institucional e um modelo VAR
Pedro L. Rodríguez
101
Decomposição das mudanças
da desigualdade de rendas laborais
na Venezuela por fatores componentes
durante o período 1997-2007
César R. Gallo P.
159
Inovação e crescimento econômico
Johan Blanco e José Contreras
Documentos
195
Introdução
Carlos Mendoza Potellá
197
Incidência dos contratos de tecnologia
e comercialização no rumo da indústria
petroleira nacionalizada
Domingo F. Maza Zavala, Francisco
Mieres, Gastón Parra Luzardo
e Carlos Mendoza Potellá
213
Crise econômica, a riqueza fictícia
e as despesas militares
Reinaldo Carcanholo
Obras resenhadas
225
Banco Central de Venezuela
A mudança monetária
da Venezuela, 2008
231
Unamef
Segurança nos sistemas
de pagamento: fatos e reflexões
233
Michel Séruzier
Medir a economia dos países segundo
o Sistema de Contas Nacionais
Informação editorial
Anexo
237
Suplemento Biblioteca del Pensamiento Económico
Gastón Parra Luzardo. El combate por la soberanía petrolera
(Gastón Parra Luzardo. O combate pela soberania petroleira)
Revista BCV • Vol. XXIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre • ISSN 0005-4720
Contenú
Contenú
Présentation 13
Carlos Mendoza Potellá
Articles
19
Sécurité alimentaire, contrôle des prix
et déficit de temps: une proposition
analytique
Jorge E. Portillo
65
L’inflation au Venezuela: le cadre
institutionnel et un modèle VAR
Pedro L. Rodríguez
101
Décomposition des changements
de l’inégalité des revenus de travail
au Venezuela à cause de facteurs
composants dans la période 1997-2007
César R. Gallo P.
159
Innovation et croissance économique
Johan Blanco et José Contreras
Documents
195
Introduction
Carlos Mendoza Potellá
197
Incidence des contrats de technologie
et commercialisation dans l’industrie
pétrolière nationalisée
Domingo F. Maza Zavala, Francisco
Mieres, Gastón Parra Luzardo
et Carlos Mendoza Potellá
213
Crise économique, la richesse fictive
et les dépense militaires
Reinaldo Carcanholo
Ouvrages signalés
225
Banco Central de Venezuela
La reconversion monétaire
du Venezuela, 2008
231
Unamef
Sécurité dans les systèmes de
paiement: faits et réflexions
233
Michel Séruzier
Mesurer l’économie des pays selon le
Système de Comptes Nationales
Information éditoriale
Anexo
237
Suplemento Biblioteca del Pensamiento Económico
Gastón Parra Luzardo. El combate por la soberanía petrolera
(Gastón Parra Luzardo. La lutte pour la souveraineté pétrolière)
Revista BCV • Vol. XXIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2009, pp. 13-16 • ISSN: 0005-4720
Presentación
Presentación
En esta edición, la sección Artículos incluye cuatro trabajos de investigación
sobre temas macro y microeconómicos procesados con herramientas analíticas
cualitativas y cuantitativas de características muy diversas, reflejando la multiplicidad de enfoques con los cuales los abordan sus autores. Se trata de asuntos
de alta sensibilidad y actualidad: la racionalidad del control de precios desde la
perspectiva microeconómica de la seguridad alimentaria, una evaluación de
la inflación en Venezuela con la utilización de vectores autorregresivos para la
verificación de sus hipótesis, un análisis de los cambios en la desigualdad de
los ingresos laborales y un estudio de las relaciones entre innovación y crecimiento económico.
En la sección Documentos se presenta, en primer lugar, un trabajo que data de
1978 y que contiene una de las primeras denuncias de las perversidades de los
contratos de asistencia técnica y comercialización suscritos al momento de la
“nacionalización” con las antiguas concesionarias petroleras. El segundo documento recoge una caracterización de la actual crisis económica global desde
el punto de vista marxista.
En la sección Obras Reseñadas se comentan tres títulos: “Seguridad en los sistemas de pago: hechos y reflexiones”, publicado por la Unidad de Análisis del
Mercado Financiero del BCV, “Medir la economía de los países, según el Sistema
de Cuentas Nacionales” de Michel Séruzier y “La reconversión monetaria de
Venezuela, 2008”, publicación institucional del BCV.
En este volumen se incluye la información editorial sobre la revista y sus normas
para la proposición y arbitraje de propuestas.
El suplemento de la Revista, Biblioteca del Pensamiento Económico, está dedicado en esta oportunidad a un trabajo del fallecido presidente del BCV, Gastón
Parra Luzardo, que hemos titulado “El combate por la soberanía petrolera” y
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Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
que recoge dos capítulos de su obra La apertura petrolera, conflictos y contradicciones. Metamorfosis de un proceso, en los cuales denuncia pormenorizadamente la estafa histórica que convirtió a la “nacionalización” de 1976, de esperanza
de conquistar la soberanía plena de la nación sobre sus recursos de hidrocarburos, en su antítesis: la ampliación de la participación privilegiada del capital
petrolero internacional en el “negocio” petrolero venezolano.
Presentation
In this edition, our Articles Section features four research works dealing with
macro and microeconomic topics processed with qualitative and quantitative
analytical tools of different characteristics as a way to portray the multiplicity of
approaches used by their authors to address very topical and highly sensitive
subjects: price control rationality from the microeconomic perspective of food
safety; assessment of inflation in Venezuela using autoregressive vectors for
hypothesis verification; analysis of labor income inequality changes and a survey
of the relations between innovation and economic growth.
The Documents Section presents a work that dates back to 1978 and contains
one of the first denounces of the perverse abuses in the Technical and Commercialization Assistance Contracts signed during the “nationalization” with the
old oil concessionaries. The second document depicts a characterization of the
current global economic crisis from a Marxist viewpoint.
Works reviewed features comments on three titles: “Security in Payment Systems:
Facts and Reflections”, published by the BCV’s Financial Market Analysis Unit,
“Measuring countries’ economies as per the National Account System” by Michel
Séruzier and “Monetary reconversion of Venezuela, 2008”, a BCV’s institutional
publication.
This volume includes editorial information about the magazine and the rules
for proposal presentation and judgment.
The Supplement of the Magazine, Library of the Economic Thinking, is devoted
to the work of the deceased BCV’s President, Gastón Parra Luzardo. This supplement, entitled “The fight for oil sovereignty”, brings together two chapters of his
work “The oil opening, conflicts and contradictions - Metamorphosis o a process”, where he denounces in detail the historic swindle that turned the hope
to attain the country’s oil sovereignty through the “nationalization” of 1976 into
its antithesis: the extension of the privileged share of international oil capital in
the Venezuelan oil “business”.
Presentación / Presentation / Apresentação / Présentation
15
Apresentação
Nesta edição, a Seção Artigos inclui quatro trabalhos de pesquisa sobre temas
macro e microeconômicos processados com ferramentas analíticas qualitativas
e quantitativas de características muito diversas, refletindo a multiplicidade de
enfoques com os quais seus autores os abordam. Trata-se de assuntos de alta
sensibilidade e atualidade: a racionalidade do controle de preços desde a perspectiva microeconômica da segurança alimentar, uma avaliação da inflação na
Venezuela, com utilização de vetores auto-regressivos para a verificação das suas
hipóteses; uma análise das mudanças na desigualdade das rendas laborais, e
um estudo das relações entre inovação e crescimento econômico.
Na Seção Documentos apresenta-se, no primeiro lugar, um trabalho de 1978,
que contem uma das primeiras denúncias das perversidades dos Contratos de
Assistência Técnica e Comercialização subscritos no momento da “nacionalização” com as antigas concessionárias petroleiras. O segundo documento coleta
uma caracterização da atual crise econômica global, desde o ponto de vista
marxista.
Na Seção Obras Resenhadas, comentam-se três títulos: “Segurança nos Sistemas
de Pagamento: Fatos e Reflexões”, publicado pela Unidade de Análise do Mercado Financeiro do BCV, “Medir a Economia dos países, segundo o Sistema de
Contas Nacionais” de Michel Séruzier, e “A mudança monetária da Venezuela,
2008”, publicação institucional do BCV.
Neste documento inclui-se a informação editorial da revista e suas normas para
a proposição e arbitragem de propostas.
O Suplemento da Revista Biblioteca do Pensamento Econômico é dedicado nesta
oportunidade a um trabalho do falecido Presidente do BCV, Gastón Parra Luzardo,
intitulado “O combate pela soberania petroleira” e que recolhe dois capítulos da
sua obra “A Abertura Petroleira, conflitos e contradições - Metamorfose de um
processo”, nos quais denúncia pormenorizadamente o fraude histórico que foi
a “nacionalização” de 1976, de esperança de conquistar a soberania plena da
Nação sobre seus recursos de hidrocarbonetos, para sua antítese: a ampliação
da participação privilegiada do capital petroleiro internacional no “negócio”
petroleiro venezuelano.
Présentation
Dans cette édition, la section Articles inclut quatre œuvres de recherche de thèmes macre et microéconomiques qui ont été développés avec outils analytiques
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Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
qualitatifs et quantitatifs de diverses caractéristiques qui reflètent la multiplicité
des perspectives des auteurs. En plus, la section d’articles traite de sujets d’haute
sensibilité et d’actualité: la rationalité du contrôle des prix à partir d’une perspective microéconomique de la sécurité alimentaire, l’évolution de l’inflation au
Venezuela avec l’utilisation de vecteurs autorégressifs pour vérifier leurs hypothèses, l’analyse des changements dans l’inégalité des revenus de travail et une
étude des relations entre innovation et croissance économique.
La section Documents inclut, tout d’abord, un dossier daté de 1978 qui traite
d’une des premières dénonciations des perversités des contrats d’assistance
technique et de commercialisation souscrits lorsque la “nationalisation” des
anciennes concessionnaires pétrolières. Le deuxième document comprend une
caractérisation de la crise économique mondiale du point de vue marxiste.
La section Ouvrages Signalés comprend trois documents: “Sécurité dans les
systèmes de paiement: faits et réflexions”, publié par l’Unité d’Analyse du Marché
Financier de la Banque Centrale du Venezuela; “Mesurer l’économie des pays
selon le Système de Comptes Nationales” par Michel Séruzier et “La reconversion
monétaire du Venezuela 2008”, publication institutionnelle de Banque Centrale
du Venezuela.
En plus, ce volume inclut l’information éditoriale de la revue ainsi que les normes
pour la proposition et son arbitrage.
Le supplément de la revue, Bibliothèque de la pensée économique, inclut un
dossier du décédé Président de la Banque Centrale du Venezuela, Gastón Parra
Luzardo, titré “La lutte pour la souveraineté pétrolière” et qui comprend deux
chapitres de son œuvre “L’ouverture pétrolière, conflits et contradictions - Métamorphose d’un processus” dans laquelle il dénonce en détail l’escroquerie
historique qui a transformé la “nationalisation” de 1976 –ou l’espoir de conquérir
la souveraineté plaine de la nation sur leur ressources pétroliers– dans l’antithèse,
c’est-à-dire, l’ampliation de la participation privilégiée du capital pétrolier international dans les “affaires” pétroliers vénézuéliens.
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Artículos
Artículos
Revista BCV • Vol. XXIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2009, pp. 19-63 • ISSN: 0005-4720
Seguridad alimentaria, control de precios
y déficit de tiempo: una propuesta analítica
Portillo
Jorge E. Portillo*
Resumen
La visión convencional considera los controles de precio sobre bienes de consumo, particularmente los de primera necesidad, como mecanismos subóptimos
para redistribuir ingreso. El presente trabajo tiene por objeto replantear la racionalidad de los controles de precio desde la perspectiva microeconómica de
la seguridad alimentaria, con énfasis en las limitaciones impuestas por el recurso tiempo. Para ello, discutimos el papel de las fluctuaciones en el precio
de los alimentos como un factor de riesgo en el acceso a una nutrición adecuada y analizamos cómo el efecto de los controles de precio, establecidos
para mitigar este riesgo, depende del mecanismo específico empleado para
asignar el derecho a comprar el bien controlado. Estas consideraciones son
incorporadas en una versión simplificada del marco analítico de la seguridad
alimentaria planteado por Barrett (2002), en el que el individuo maximiza una
función de utilidad intertemporal sujeto a incertidumbre, irreversibilidades y
múltiples restricciones.
Palabras clave: Desequilibrio / Espera en cola / Pobreza de tiempo
Código JEL: Q18; D61; I32; P51
* Economista egresado de la Universidad de Los Andes. Doctor en Economía por la Universidad de Yale. Actualmente se desempeña como Investigador de Economía Senior de la
Vicepresidencia de Estudios del Banco Central de Venezuela. Es profesor agregado de la
Universidad Católica Andrés Bello. Correo electrónico: [email protected].
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
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Abstract
Conventional wisdom regards price controls on consumer goods, specially on
necessities, as a suboptimal mechanism for income redistribution. This article
recasts the rational for price controls from a microeconomic perspective of food
security, with particular emphasis on the restrictions imposed by the endowment of time. To that end, we discuss the price fluctuations as a risk factor
threatening the access to appropriate nutrition and analyze how the impact of
price controls, imposed to mitigate such risk, will depend on the specific
mechanism used to assign the right to purchase the controlled good. These
considerations are taken into account in a simplified version of the analytical
framework of food security proposed by Barrett (2002), where individuals
maximize an intertemporal utility function subject to uncertainty, irreversibilities,
and multiple constraints.
Key words: Disequilibrium / Queueing / Time poverty
JEL code: Q18; D61; I32; P51
Resumo
A visão convencional considera os controles de preço sobre bens de consumo,
particularmente aqueles de primeira necessidade, como mecanismos sub-ótimos
para redistribuir renda. Este trabalho visa recolocar a racionalidade dos controles de preço desde a perspectiva micro-econômica da segurança alimentar,
com ênfase nas limitações impostas pelo recurso tempo. Para isso, discutimos
o papel das flutuações no preço dos alimentos como fator de risco no acesso
a uma nutrição adequada, e analisamos como o efeito dos controles de preço,
estabelecidos para mitigar este risco, depende do mecanismo específico empregado para atribuir o direito a comprar o bem controlado. Estas considerações
são incorporadas numa versão simplificada do âmbito analítico da segurança
alimentar colocada por Barrett (2002), no qual o indivíduo maximiza uma
função de utilidade intertemporal sujeita à incerteza, irreversibilidades e múltiples restrições.
Palavras chave: Desequilíbrio / Fazer fila / Pobreza de tempo
Código JEL: Q18; D61; I32; P51
Résumé
La connaissance conventionnelle considère les contrôles des prix sur les biens
de consommations, particulièrement ceux de première nécessité, comme mé-
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
21
canismes sub-optimaux de redistribution des revenus. Cet article a comme but
de reposer la rationalité des contrôles des prix à partir de la perspective microéconomique de la sécurité alimentaire, en faisant emphase dans les limitations imposées par le temps. Pour cela, on discute le rôle des fluctuations dans
les prix de la nourriture comme un facteur de risque dans l’accès à une nutrition adéquate. En plus, on analyse comment l’effet de contrôle des prix, établi
pour mitiger ledit risque, dépend du mécanisme spécifique utilisé pour désigner le droit à l’achat du bien contrôlé. Ces considérations ont été incorporées
à une version simplifiée du cadre analytique de la sécurité alimentaire proposé par Barrett (2002), dans lequel l’individu maximise un fonction d’utilité
intertemporelle une fois il est sujet de l’incertitude, d’irréversibilités et de
multiples restrictions.
Mots clés: Déséquilibre / Attente en queue / Pauvreté de temps
Code JEL: Q18; D61; I32; P51.
1. Introducción
El presente trabajo tiene por objeto replantear la racionalidad de los controles
de precio desde la perspectiva microeconómica de la seguridad alimentaria, con
énfasis en las limitaciones impuestas por el recurso tiempo. Concretamente,
proponemos ampliar el marco analítico de la seguridad alimentaria planteado
por Barrett (2002), con el fin de incluir explícitamente las restricciones adicionales que los controles de precio imponen a la conducta individual. Esta conexión
es importante porque los controles de precio pueden conducir a un exceso de
demanda que generalmente es acomodado mediante el mecanismo de espera
en cola, sin tomar en cuenta el impacto que esto pueda tener en hogares cuyo
tiempo está severamente comprometido.
La motivación de esta propuesta parte de tres observaciones que, para quienes
intentan reconciliar la teoría sobre seguridad alimentaria con la práctica de
política, saltan a la vista: primero, dado que un déficit sostenido de nutrientes
conduce en la mayoría de los casos a daños irreversibles en las capacidades
físicas y cognitivas de los individuos, las políticas en materia de seguridad alimentaria deben orientarse a evitar, más que a revertir, los problemas nutricionales.
Por tanto, debe partirse de un marco analítico que entienda la seguridad alimentaria como una medida de riesgo, que permita distinguir entre el grado de
incertidumbre respecto al acceso ex ante a los alimentos y los resultados ex post
en salud y nutrición. La distinción es importante porque se ha encontrado que
individuos que en un determinado momento no padecen de hambre o malnutrición se encuentran, sin embargo, en estado de inseguridad alimentaria, en el
22
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
sentido de que la probabilidad de no tener acceso a una nutrición adecuada en
períodos subsiguientes es relativamente alta.
Segundo, aunque la inseguridad alimentaria está estrechamente ligada con factores estructurales asociados a la pobreza, se ha encontrado que ni los pobres
sufren siempre de inseguridad alimentaria ni todos los que padecen inseguridad
alimentaria son necesariamente pobres. Esto se debe no sólo a la intricada relación entre alimentación, nutrición y salud, sino a la complejidad misma de la
pobreza como fenómeno multidimensional. Una de estas dimensiones es la asociada a la disponibilidad de tiempo, la cual puede verse comprometida al punto
de impactar negativamente sobre el contenido nutricional de los alimentos consumidos. Paradójicamente, la espera en cola es comúnmente recomendada como
un mecanismo de autoselección para focalizar bienes escasos o transferencias
hacia los más pobres (Grosh et al., 2008), sin reparar en el déficit de tiempo de
dichos hogares. Por tanto, un análisis microeconómico de la seguridad alimentaria
debe considerar los costos en tiempo que imponen las distintas opciones de
política y su impacto sobre la función de producción de nutrientes del hogar,
particularmente para los grupos cuyo principal (por no decir único) recurso
disponible es su tiempo.
Tercero, los individuos que enfrentan una contingencia en el plano alimentario
usualmente deben desenvolverse en un contexto de políticas de segundo óptimo,
y de hecho las alternativas de política al alcance de los gobiernos tienden a ser
más limitadas entre más profunda y generalizada es la contingencia. Puesto que
estas políticas, como el control de precio, pueden acarrear restricciones adicionales que condicionan la conducta individual, es importante incluirlas como
parte integral del marco analítico de la seguridad alimentaria, particularmente
si se quiere entender la manera en que los grupos más vulnerables se comportan
durante los episodios de escasez más agudos.
A juzgar por las políticas adoptadas en respuesta al significativo incremento en
el precio internacional de los alimentos experimentado entre 2006 y principios
de 2008, dejar que los precios se ajusten libremente no pareciera ser la opción
más común. Así, la FAO (2008), luego de advertir que el alza en el precio de los
alimentos ha contrarrestado importantes logros en la lucha mundial contra el
hambre, reporta que “un estudio sobre las respuestas normativas en 77 países
reveló que, en 2007 y a comienzos de 2008, alrededor de la mitad de los países redujeron los impuestos a la importación de cereales, y más de la mitad
aplicaron controles sobre los precios o las subvenciones al consumo para intentar
mantener los precios de los alimentos domésticos por debajo de los precios
mundiales. Una cuarta parte impuso algún tipo de restricción a las exportaciones
y en torno a la misma proporción adoptó medidas para aumentar la oferta interna,
utilizando las reservas de cereales” (p. 32). Si bien este panorama responde en
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
23
parte al limitado campo de acción en el que operan muchos gobiernos1, puede
ser indicativo que los hacedores de política intuyen algo que todavía elude a
académicos y organismos multilaterales por igual2.
En este contexto, la visión convencional nos advierte en contra de distorsionar
las señales que transmiten los precios y en su lugar recomienda echar mano de
los inventarios estratégicos de cereales acumulados para este tipo de contingencia
y hacer transferencias focalizadas para compensar a los grupos más vulnerables.
Si no se cuentan con inventarios estratégicos suficientes o con un programa de
transferencias eficaz, como es el caso de la mayoría de los países, el algoritmo
ortodoxo nos recomienda subsidiar (temporalmente) el precio de venta de ciertos
alimentos básicos o, en el caso de importadores netos de alimentos, sobrevaluar
(temporalmente) el tipo de cambio. Sólo si no se cuenta con los recursos fiscales
o las reservas internacionales para aplicar estas políticas de segundo óptimo, es
que, según el algoritmo, podría considerarse aplicar un control de precio selectivo, teniendo cuidado de acomodar el exceso de demanda mediante el mecanismo de espera en cola con el fin de favorecer a los más pobres, cuyo tiempo
se asume que tiene un menor costo de oportunidad.
Lo interesante para nuestros efectos es que esta prescripción de política se
mantiene incólume a pesar de que es muy poco lo que se conoce sobre el impacto de los controles de precio sobre la nutrición de la población, particularmente la de los grupos más vulnerables. En palabras más directas, no existe en
la literatura especializada evidencia sólida para recomendar o desaprobar el uso
de los controles de precio como parte de una estrategia orientada a apuntalar
la seguridad alimentaria de un país, ni para privilegiar la espera en cola como
mecanismo distinto al precio para acomodar un exceso de demanda3.
Para efectos de exposición, asumimos que el lector está familiarizado con varias
pero no todas las aristas del problema aquí planteado, por lo que procuramos
un tratamiento sencillo pero integrado. Si bien se trata de una contribución modesta, pues apenas enfatiza la conexión entre distintas vertientes de la literatura
especializada, no pareciera haber antecedentes de un tratamiento integrado semejante. El plan de la obra es el siguiente: en la sección 2 exponemos la seguridad
alimentaria como un problema de gestión de riesgo y, desde esta perspectiva,
1
Lustig (2009) concede que “el hecho de que tantos gobiernos […] han optado por medidas administrativas puede ser un indicativo de que, a pesar de sus costos, éstas son vistas
como la mejor opción dadas las circunstancias” (p. 14).
2
La FAO (2008) se siente obligada a acotar: “La experiencia ha demostrado que los controles sobre precios raramente muestran su eficacia a lo largo del tiempo” (p. 32).
3
Ver Jensen y Miller (2008) y la literatura allí citada.
24
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
discutimos la racionalidad de los controles de precio. Estas políticas acarrean el
riego de que si el precio es fijado por debajo del nivel de equilibrio, algunos
consumidores no podrán adquirir el bien controlado a pesar de querer y poder
pagar el precio de venta oficial y se requerirá algún otro mecanismo, distinto
al precio, para establecer el derecho a comprar el bien. Así, en la sección 3
vemos cómo la espera en cola impone un costo transaccional adicional que si
bien permite acomodar el exceso de demanda, afecta la conducta del consumidor
de manera distinta, dependiendo de si el tiempo de espera es proporcional o
no a la cantidad comprada. De hecho, restablecer el equilibrio entre oferta y
demanda por esta vía acarrea considerables pérdidas de bienestar y puede repercutir negativamente sobre la función de producción de nutrientes del hogar,
tal como se expone en la sección 4, en términos del umbral de pobreza ingresotiempo propuesto originalmente por Vickery (1977). Esto nos lleva a discutir en
la sección 5, mecanismos alternativos para racionar el bien escaso que no acarrean la destrucción de tiempo útil asociada a la espera en cola, y en la sección
6 mostramos cómo estas consideraciones pueden incluirse en un modelo dinámico de conducta individual sujeta a incertidumbre e irreversibilidades, como
el propuesto por Barrett (2002). En tal sentido, argumentamos que un modelo
de seguridad alimentaria que sea útil para efectos analíticos y operacionales
debe incorporar explícitamente las restricciones adicionales asociadas a los
controles de precio, particularmente si se quiere entender cómo responden
los grupos más vulnerables, cuyo principal recurso es su tiempo, durante los
episodios de escasez más agudos en un contexto de políticas de segundo óptimo. Finalmente, en la sección 7 esbozamos los elementos de una agenda de
trabajo a la luz de los distintos programas de levantamiento estadístico que se
adelantan en Venezuela.
Algunos aspectos de la discusión, como el papel de los mercados negros, son
tratados tangencialmente a efectos de mantener la exposición lo más sencilla
posible, pero su inclusión no altera sustancialmente el marco analítico aquí
propuesto y el lector interesado puede profundizar en estos aspectos consultando
las referencias bibliográficas indicadas en cada eslabón del discurso.
2. Seguridad alimentaria y control de precios
El concepto de seguridad alimentaria, y las recomendaciones de política asociadas, ha venido evolucionando conforme ha mejorado la evaluación de las
intervenciones y se incorporan nuevas aristas al análisis de lo que en esencia
es un problema complejo y multifactorial4. Así, la seguridad alimentaria se veía
4
Véase Maxwell (1996) para una perspectiva posmoderna de la evolución del concepto
de seguridad alimentaria.
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
25
inicialmente como un problema de disponibilidad de alimentos a nivel agregado
y las recomendaciones de política se orientaban a mejorar la producción agropecuaria y promover el comercio y la cooperación internacional (FAO, 1974).
No obstante, la experiencia internacional ha demostrado que disponer de una
adecuada oferta agregada de alimentos es una condición necesaria mas no
suficiente para garantizar la seguridad alimentaria de toda la población. Por
tanto, a esta primera visión, que enfatiza el lado de la oferta, le siguió una segunda vertiente que enfatiza los factores de demanda que condicionan el acceso
de hogares e individuos a los alimentos.
En este análisis de segunda generación se inserta la Cumbre Mundial sobre la
Alimentación de 1996, cuyo Plan de Acción indica que “existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades
alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida
activa y sana5”. Así, habrá inseguridad alimentaria al nivel del individuo, hogar
o comunidad cuando no se cuente con disponibilidad física de alimentos, o
cuando sí la hay pero los hogares, o ciertos miembros del hogar, no tienen
acceso a ellos, o sí lo tienen pero no siempre o no en la cantidad y calidad
necesaria. De este enfoque se derivan recomendaciones de política, como aumentar la productividad del trabajo o facilitar el acceso a los mercados, que
apuntan a fortalecer las capacidades individuales y se solapan con intervenciones
dirigidas a combatir la pobreza estructural. No obstante, si bien la inseguridad
alimentaria está estrechamente ligada con factores estructurales asociados a la
pobreza, se ha encontrado que la pobreza no es condición necesaria ni suficiente
para la inseguridad alimentaria.
Surge, así, una tercera generación de análisis que inserta la seguridad alimentaria
en un marco de gestión de riesgo a partir de un modelo dinámico de decisión
individual bajo incertidumbre, irreversibilidades y múltiples restricciones. Por
tanto, la seguridad alimentaria debe entenderse como una medida de riesgo,
que refleja el grado de incertidumbre respecto al acceso ex ante, a los insumos
necesarios para una adecuada nutrición y no debe confundirse con conceptos
relacionados, como el hambre o la malnutrición, que más bien reflejan resultados
ex post en salud y nutrición. En este contexto, la inseguridad alimentaria tiene
tanto una dimensión externa, asociada a los eventos adversos a que están sujetos
los hogares e individuos, como una dimensión interna que tiene que ver con la
5
http://www.fao.org/docrep/003/w3613s/w3613s00.htm. Esta definición es recogida en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, cuyo artículo 305 indica que
el Estado “garantiza la seguridad alimentaria de la población, entendida como la disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional y el acceso oportuno y permanente a éstos por parte del público consumidor”. Véase Rodríguez (2008) para un análisis
de esta norma constitucional a la luz de la literatura sobre seguridad alimentaria.
26
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
disponibilidad de mecanismos para mitigar los riesgos ex ante y afrontar las
contingencias ex post (Chambers, 1989).
Dado que los más pobres no cuentan con mecanismos efectivos de aseguramiento y con frecuencia se encuentran peligrosamente cerca del umbral de
eventos adversos e irreversibles, tienden a confrontar las contingencias con
estrategias prospectivamente más perjudiciales, como la reducción del gasto en
alimentos o la deserción escolar. Así, existe un cierto umbral de riqueza por
encima del cual los agentes prefieren un portafolio de activos relativamente más
rentable (y riesgoso) y se comportan conforme al modelo convencional de suavizamiento del consumo, mientras que por debajo de dicho umbral crítico los
agentes adoptan un portafolio defensivo, menos rentable pero más seguro, y
buscan suavizar su tenencia de activos en lugar de suavizar su consumo, de tal
forma que son mucho más renuentes a vender activos en respuesta a un evento
adverso (Zimmerman y Carter, 2003; Hoddinott, 2006; Barrett et al., 2006).
Puesto que el capital humano es el principal activo de los más pobres y que un
déficit sostenido de alimentos puede conducir a daños irreversibles en las capacidades físicas y cognitivas de los individuos, particularmente en niños y
adolescentes, las políticas alimentarias deben orientarse a evitar, más que a
revertir, los problemas nutricionales.
Barrett (2002) identifica seis factores estructurales, mutuamente interrelacionados,
que limitan las capacidades individuales para mitigar riesgos y afrontar contingencias y por tanto amenazan la seguridad alimentaria: “baja productividad del
trabajo, términos de intercambio adversos, acceso limitado a los mercados, pobreza de activos, limitada capacidad para endeudarse y ausencia de una red de
seguridad confiable que provea transferencias (posiblemente atadas a la contingencia)” (p. 2119). Dado que usualmente los más pobres dedican una proporción
relativamente grande de su ingreso al gasto en alimentos y que, por razones
que discutiremos a continuación, el precio de los alimentos tiende a ser relativamente volátil, mostrando un sesgo al alza, es común que los gobiernos se
vean tentados a implementar políticas que moderen los incrementos en el precio
relativo de los alimentos, ya sea mediante el uso estratégico de inventarios, el
pago a los productores de un subsidio por unidad vendida o la fijación de topes
del precio al nivel del consumidor. Es a esta última intervención, el control de
precios, a la que dedicaremos nuestra atención debido a su enorme popularidad
con gobiernos de muy diverso cuño y bajo muy variadas circunstancias, a pesar
de ser consideradas por muchos como políticas costosas e inefectivas (Newbery
y Stiglitz, 1981).
Dejar que los precios se ajusten libremente para transmitir los incentivos correctos
puede ser buena política en general, pero en el caso de los bienes agrícolas la
dinámica de precios en el corto plazo no necesariamente responde a los fundamentos del mercado. Al menos, desde Kaldor (1934), se ha visto en la formación
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
27
de expectativas la razón por la cual muchos rubros agrícolas muestran fluctuaciones periódicas en sus precios, dado que la inversión en insumos agrícolas
debe hacerse mucho antes de que los precios de las cosechas sean conocidos.
El clásico modelo de la telaraña, en el cual los productores forman sus expectativas con base en los precios pasados, ha dado paso a modelos más sofisticados
en los cuales, debido al costo pequeño pero positivo de formarse expectativas
racionales, los agentes alternan entre un predictor de expectativas racional y
uno naive, dependiendo del grado de inestabilidad del mercado, dando lugar
a importantes no linealidades en la trayectoria de los precios (Brock y Hommes,
1997; Goeree y Hommes, 2000).
Incluso, si los agentes forman sus expectativas correctamente, para muchos
productos agrícolas primarios, tanto la oferta como la demanda son relativamente
inelásticas en el corto plazo, particularmente cuando el producto en cuestión
representa relativamente poco del valor total del producto alimenticio final, por
lo que pequeños impulsos en estos mercados tenderán en el corto plazo a reflejarse más como variaciones de precios que de cantidades. Esta volatilidad se
transmite al precio de los alimentos al nivel de consumidor y, dependiendo de
la estructura de los canales de distribución, el impacto no necesariamente es
simétrico. Así, Zheng et al. (2008) analizan la dinámica de los precios para 45
alimentos que constituyen el grueso del índice de precios al consumidor de
Estados Unidos y encuentran que los cambios inesperados en precios (“noticias”
en los mercados) tienen un efecto asimétrico, generándose más volatilidad en
la serie en respuesta a incrementos inesperados que a descensos inesperados.
Si bien la acumulación de inventarios agrícolas con fines especulativos deberían
contribuir a moderar en parte estas variaciones6, Newbery (1989) demuestra que
cuando a los consumidores les resulta más costoso mantener inventarios de
alimentos que a las empresas almacenadoras (algo bastante plausible), el mercado no provee suficiente capacidad de almacenamiento como para amortiguar
adecuadamente al consumidor de las fluctuaciones de precio y podría justificarse
la participación pública en el almacenamiento de alimentos básicos. En todo
caso, incluso con intervención del sector público, la industria en su conjunto no
puede mantener niveles de inventario negativos, por lo que este mecanismo
resulta más efectivo en moderar movimientos de precios a la baja que al alza e
introduce el sesgo positivo en la distribución de las variaciones de precio observado en la data (Deaton y Laroque, 1992, 1996; Gilbert, 2006).
Por último, variaciones en el precio relativo de los alimentos puede no deberse
a impactos reales (de oferta y demanda), sino más bien responder a factores
6
Véase Cafiero y Wright (2006) para una revisión crítica de la evidencia empírica en torno
al modelo de almacenamiento especulativo.
28
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
netamente de la esfera monetaria. Así, Saghaian et al. (2002) extienden el modelo
de sobreajuste (overshooting) del tipo de cambio de Dornbusch para incluir un
sector de bienes agrícolas y encuentran evidencia de que en una economía
abierta los precios agrícolas se ajustan más rápidamente que los industriales en
respuesta a impulsos monetarios inesperados, rebasando en el corto plazo su
nivel de equilibrio de largo plazo.
Por lo expuesto arriba, no es difícil imaginar circunstancias en las que, ante un
evento negativo en la oferta de bienes agrícolas, en lugar de seguir la solución
ortodoxa de dejar que el precio de mercado suba hasta equilibrar la demanda
con la menor oferta, los gobiernos opten por moderar (o frenar por completo)
el incremento de precio mediante el establecimiento de un tope máximo, de
modo que, al menos formalmente, el bien siga al alcance de los consumidores.
El gráfico 1 ilustra el impacto de un control de precio para los ejemplos canónicos
de competencia perfecta y monopolio. En el caso de un mercado perfectamente
competitivo de un bien normal, si el precio controlado pc es fijado por debajo
del nivel p* donde se intersecan las curvas de oferta S y demanda D, la cantidad
que los productores están dispuestos a ofrecer x2 es menor que la cantidad que
los consumidores están dispuestos a comprar x4 (y que la que se ofrecería en
ausencia del control x3). En el caso de un monopolio, la curva S denota ahora
el costo marginal, por lo que a un precio controlado pc la oferta es x2, correspondiente a la intersección de la curva de costo marginal con la de ingreso
marginal, que en este caso es una línea horizontal al nivel de pc hasta el punto
donde interseca la demanda D y se produce una discontinuidad para seguir en
la curva original IM. Si bien se genera un exceso de demanda igual al segmento
x2 x4, la oferta es mayor que lo producido por el monopolio en ausencia de la
regulación x1. De hecho, siempre y cuando el tope de precio se mantenga en el
rango po< pc< pM, la oferta del monopolio con regulación será mayor que sin
ella, y si el tope se mantiene estrictamente en el rango p*≤ pc< pM, la oferta es
igual a la demanda y el control de precio es inequívocamente beneficioso para
la sociedad. Sólo si el tope de precio es fijado a niveles muy bajos, por debajo
de po, el monopolio produce menos con regulación que sin ella. El análisis del
control de precio se hace un poco más complejo cuando nos salimos de los
ejemplos canónicos de competencia perfecta y monopolio, pero en general se
confirma el posible efecto beneficioso del control bajo competencia imperfecta
siempre y cuando el precio no sea fijado por debajo de la intersección del ingreso
marginal con el costo marginal7.
7
El tratamiento clásico se encuentra en Bronfenbrenner (1947, 1949), Galbraith (1952) y
Cheung (1974). Más recientemente, Motho (1995) parte de un modelo oligopólico tipo Cournot
en el que las firmas tienen los mismos costos y obtiene que el impacto de un tope de precio
se asemeja más a la intuición que se desprende del monopolio que del caso de competencia
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
29
Gráfico 1
Control de precio: competencia perfecta y monopolio
Fuente: Autor.
Un supuesto implícito de este análisis es que el Gobierno hace cumplir el control
de precio de manera efectiva, de modo que el valor esperado de la penalidad
por violar el control (igual al valor de la multa por la probabilidad de ser capturado) es tan alto que disuade la existencia de un mercado negro con un precio
distinto al oficial. No obstante, incluir un mercado negro o paralelo es relativamente directo y no altera sustancialmente el análisis8. En general, la prohibición
de vender el bien a un precio distinto al oficial genera una prima de riesgo que
se refleja en un precio de mercado negro por encima del nivel oficial y del precio
que prevalecería en ausencia del control. Por tanto, el precio efectivo del bien
controlado será un promedio entre el precio oficial y el paralelo, ponderados
por el porcentaje de ventas en los respectivos mercados. En términos de cantidades, es probable que las ventas totales sean mayores con el mercado negro
que sin él, pero en todo caso serán menores al nivel observado en ausencia del
perfecta. Esto es, con un número fijo de firmas, la oferta del mercado inicialmente aumenta
a medida que el precio tope sube por encima del nivel donde se interseca el ingreso marginal
con el costo marginal, alcanza un máximo cuando el tope iguala al precio competitivo y
luego disminuye hasta regresar a su nivel original cuando el tope iguala al precio oligopólico.
Por su parte, Chang (2004) desarrolla un modelo con costos asimétricos y competencia en
cantidad tipo Stackelberg para un bien homogéneo. En este caso, el efecto de un tope de
precio en el bienestar social depende de la brecha relativa entre los costos marginales.
8
Ver Skousen (1977) para una revisión de mecanismos alternativos para eludir el control
de precios.
30
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
control de precio. El efecto preciso del mercado negro sobre las ventas dependerá críticamente de la función de riesgo que enfrentan los productores y de
cómo se distribuye entre los consumidores las cantidades que efectivamente se
venden al precio oficial (Devarajan et al., 1989).
3. Control de precios con espera en cola
El sistema de precios asigna los bienes sobre la base de un criterio bastante
sencillo: sólo tienen derecho a adquirir el bien los que quieren y pueden pagar
el precio de mercado, y dentro de este grupo tendrán mayor prioridad los que
estén dispuestos a pagar más. Los controles de precio, por lo general, interfieren
con esta lógica. Específicamente, un tope de precio por debajo del nivel de
equilibrio significa que algunos consumidores no podrán adquirir el bien controlado a pesar de querer y poder pagar el precio de venta oficial y se requerirá
algún otro mecanismo, distinto al precio, para establecer el derecho a comprar
el bien. Uno de los mecanismos más comunes mediante el cual los consumidores
intentan asegurar para sí el derecho a comprar el bien controlado es llegando
al punto de venta antes que los demás, de modo que el puesto de un consumidor
en la cola determina el orden en que su solicitud es atendida. En este caso,
además de pagar el precio monetario del bien controlado, los consumidores
deben sacrificar una porción de su tiempo esperando en cola.
La manera específica en que este costo transaccional adicional afecta la conducta
del consumidor, depende de si el tiempo en cola es proporcional o no a la
cantidad comprada. En el primer caso, la espera puede interpretarse como un
precio sombra y en el segundo como un costo fijo. A continuación estudiaremos
cada caso por separado. Vale la pena resaltar que este sacrificio de tiempo es
independiente de la velocidad de servicio y que el cliente debe incurrir en el
mismo, incluso si no hay congestión alguna, nada más para establecer el orden
de prioridad, por lo que en lo sucesivo adoptamos el supuesto convencional de
que los clientes son atendidos instantáneamente una vez que arriban al inicio
de la cola9.
Espera en cola como un precio sombra
El tiempo en cola es proporcional a la cantidad comprada si el vendedor impone
la restricción de que, al llegar su turno de ser atendido, el consumidor sólo
puede adquirir una cantidad fija (relativamente pequeña) del bien. Si el consumidor desea adquirir unidades adicionales en el mismo período, debe regresar
9
Ver Porter (1977) para un tratamiento sencillo del racionamiento por congestión. Haviv
(2003) hace un análisis exhaustivo del equilibrio en los sistemas de cola. Alderman y Von
Braun (1984) y Alderman (1987) presentan algunas estimaciones del costo en tiempo de
adquirir alimentos racionados en Egipto.
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
31
al final de la cola y esperar su turno. Este tipo de restricción puede responder
a una regulación legal o surgir espontáneamente como un mecanismo que usa
el vendedor para maximizar las ventas totales (no solamente las del bien escaso)
cuando no puede discernir claramente entre clientes regulares y oportunistas.
Formalmente, podemos plantear el caso sencillo en que la utilidad del consumidor es función del consumo de un alimento x, un no alimento y, y el tiempo
libre para el descanso ho. Asumamos que el precio del alimento es fijado por
debajo del nivel de equilibrio (pc < p*) y que el exceso de demanda resultante
es acomodado mediante un mecanismo de espera en cola. El individuo distribuye
–
su tiempo total h entre el trabajo remunerado hw (su única fuente de ingreso),
el descanso ho y la espera en cola por el bien controlado hc, de tal forma que
su problema consiste en escoger los niveles de consumo y el patrón de actividad
que maximice su utilidad:
Max U [x, y, ho ].
x, y, h
(1)
sujeto a la restricción presupuestaria
pcx + pyy = whw
y a la restricción de tiempo
–
hw + ho + hc = h (2)
(3)
donde la tasa de salario w viene dada exógenamente. Si asumimos que para
comprar una unidad del bien controlado el individuo debe esperar en cola por
un lapso t, entonces el total de tiempo gastado en cola sería hc = tx, y resulta
directo comprobar que la condición de primer orden para un máximo requiere
que la utilidad marginal del bien controlado sea igual a su precio total, compuesto éste por su precio monetario más el costo de oportunidad del tiempo
de espera por unidad comprada:
∂U
= l(pc + wt),
∂x
(4)
para una utilidad marginal del ingreso positiva (λ > 0). En cierto sentido, el
consumidor debe pagar dos precios por el bien escaso, uno en dinero (pc) y
otro en tiempo (w t), valorado éste en términos del retorno marginal del trabajo,
de tal modo que la magnitud de la espera en cola se incrementa hasta el punto
en el cual sólo adquieren el bien los consumidores que están dispuestos a pagar
ambos precios, restableciéndose así el equilibrio entre oferta y demanda.
De hecho, siguiendo a Holt y Sherman (1982), es posible entender este tipo de
asignación de bienes escasos como una subasta en la que los consumidores, en
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
32
lugar de competir en precio monetario, pujan por el bien ofreciendo la cantidad
de tiempo que están dispuestos a esperar en cola. En principio, entre mayor sea
la valoración del bien o menor sea el costo de oportunidad del tiempo, mayor
será la cantidad de tiempo que el individuo está dispuesto a esperar en cola. Si
la valoración que el individuo asigna al bien y el costo de oportunidad de su
tiempo son información privada pero la distribución de dichos valores en la
población son de conocimiento público, los agentes pueden formar conjeturas
racionales sobre la probabilidad de asegurarse el derecho a comprar el bien (al
precio monetario fijado) si esperan en cola una determinada cantidad de tiempo.
Así, puede demostrarse que el tiempo óptimo de espera para un determinado
individuo es una función creciente con respecto al número de consumidores y
a la valoración individual del bien, y que es decreciente con respecto al número
de bienes disponible y al costo de oportunidad del tiempo. En un equilibrio de
Nash simétrico, los individuos con una alta valoración por el bien (en términos
de tiempo) arribarán a la cola relativamente temprano y para el comprador
marginal (el que pudo adquirir el bien con la menor espera de todos) la utilidad
derivada del bien apenas compensa el tiempo de espera.
Espera en cola como un costo fijo
Si el vendedor no establece límite alguno a la cantidad del bien controlado que
el consumidor puede comprar una vez que le toca su turno de ser servido, el
tiempo en cola entra como un costo fijo y deja de tener su interpretación de
precio sombra que vimos en el caso anterior. Lo interesante para nuestros efectos
es que si el bien controlado es almacenable, puede generarse una dinámica de
acaparamiento por parte de los consumidores, que agudice la situación de escasez y resulte en períodos de mayor inseguridad alimentaria, que es precisamente lo que quiere evitarse con el establecimiento del control de precio.
Específicamente, Weitzman (1991) desarrolla un modelo estilizado en el cual
tanto el tiempo de espera en cola como la cuantía del inventario almacenado
en casa generan directamente desutilidad. Si esta desutilidad es aditivamente
separable y marginalmente creciente, se obtiene que el nivel de inventario se
ajusta proporcionalmente a la distorsión del precio controlado con respecto al
precio de equilibrio, mientras que el tiempo de espera en cola se ajusta más
que proporcionalmente.
Formalmente, el modelo planteado por Weitzman parte de una función de utilidad de la forma:
U [xt, yt, hto ] – L1[htc ] – L2 [at ]
(5)
donde U [.] es cóncava, L1[.] y L2 [.] son convexas y a es el inventario de alimento
mantenido en casa, el cual se supone que se deprecia a la tasa 0< d<1, de tal
forma que:
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
at+1 = dat + bt
33
(6)
y la variación (positiva o negativa) en el inventario b viene dada por la diferencia entre la cantidad de alimento comprada q y la consumida x:
xt + bt = qt
(7)
Si además asumimos que el tiempo de trabajo es fijado exógenamente, de
modo que su ingreso es I = wh– w, el problema del consumidor consiste en
seleccionar las cantidades (x, y) a consumir en cada período y la variación
en su inventario del alimento b, que maximice el valor presente esperado
de su utilidad [5] sujeto a la restricción presupuestaria:
pc (xt + bt) + ptyyt = I
(8)
y a la restricción adicional, asociada a la escasez resultante del control de precio,
según la cual la cantidad comprada del bien controlado no debe exceder la
cantidad disponible per cápita:
J
(9)
S q j ≤ Q
j=1 t
donde q j es la cantidad comprada por el individuo j, J es el número de individuos
y Q es la oferta total disponible. En este marco muy básico, Weitzman caracteriza
un estado estacionario donde cada consumidor compra el equivalente a la ración
per cápita del bien controlado (qt = q–t = Q/J) y el valor que el individuo estaría
dispuesto a pagar por una unidad extra de la ración es estrictamente mayor que
lo efectivamente pagado en el margen:
∂U
∂x
x=q– –b
(10)
> lpc
para una utilidad marginal del ingreso positiva (λ > 0). De hecho, esta brecha,
al ponderarse por la ración consumida, puede tomarse como una medida del
grado de distorsión del precio controlado:
(
h = ∂U
∂x
x=q– –b
)
– lpc (q– – b).
(11)
Así, es posible demostrar que en el estado estacionario el nivel de inventario
mantenido se incrementa linealmente con el grado de distorsión en el precio
controlado η, mientras que el tiempo dedicado a esperar en cola se incrementa
exponencialmente con dicho coeficiente η, por lo que ante un incremento en
la distorsión de precio los consumidores reaccionan comprando lotes más grandes del bien controlado pero reduciendo la frecuencia de compra. De hecho,
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
34
como se ilustra en el gráfico 2, adaptado de Weitzman (1991:411), es plausible
que si inesperadamente la situación de escasez se agudiza de forma permanente,
en el nuevo estado estacionario el individuo requiera invertir una mayor cantidad
de tiempo h” esperando en cola para conseguir el bien y el nivel de inventario
mantenido aumente permanentemente a a”. Más significativo aún, durante la
transición al nuevo estado estacionario (el período entre t0 y t1) el individuo
disminuye temporalmente su nivel de consumo del bien controlado a x” y sobreajusta en la cantidad de tiempo esperando en cola por el mismo (saltando a
h” > h*) con el fin de poder “levantar” su inventario. Es precisamente este sobreajuste temporal el que hace notoriamente dolorosos los episodios de compras
frenéticas que ocasionalmente se observan en mercados con precios controlados
cuando no se imponen restricciones adicionales en la distribución del bien.
Gráfico 2
Trayectoria del consumo, nivel de inventario y espera en cola
Fuente: Autor.
4. Déficit de tiempo y estatus nutricional
Si bien la espera en cola es un mecanismo para asignar el derecho a comprar
un bien cuando su precio monetario se mantiene artificialmente bajo, restablecer
el equilibrio entre oferta y demanda por esta vía acarrea considerables pérdidas
de bienestar para el individuo y la sociedad y, más importante aún para nuestros
propósitos, puede repercutir negativamente sobre la función de producción de
nutrientes del hogar.
Para ver más claramente esto consideremos primero el caso en que el precio monetario se ajusta libremente para igualar la demanda con la oferta disponible, de
tal modo que el tiempo de espera en cola es cero, y contrastémoslo con el caso
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
35
extremo de un bien gratuito que se asigna por orden de llegada. El gráfico 3 ilustra
estos casos: el panel superior corresponde a una típica curva de demanda D[p]
en función del precio monetario, mientras que el panel inferior muestra (en una
escala invertida) una curva de demanda D[t] donde el precio corresponde al
tiempo de espera en cola por unidad del bien. Así, si OQ es la oferta disponible,
OP es el precio monetario de equilibrio en el panel superior, el triángulo PAB
corresponde al excedente del consumidor y el rectángulo OPBQ son los ingresos
del productor. En contraste, OT es el precio en tiempo de equilibrio en el panel
inferior, el triángulo TA’B’ es el excedente del consumidor (en términos de la
diferencia entre el tiempo que estarían dispuestos a esperar en cola y el tiempo
efectivamente gastado) y el rectángulo OTB’Q es el tiempo gastado por los
consumidores esperando en cola y que, a diferencia del caso anterior, no es
apropiado por los productores. Vale decir, el tiempo de espera en cola representa
un verdadero sacrificio de recursos para la sociedad, pues se trata de una actividad que no genera directamente utilidad al consumidor, que per se no genera
retornos al productor y que en general es de esperar que tenga un costo de
oportunidad positivo.
De hecho, decimos que el sacrificio de tiempo se limita al área OTB’Q para
simplificar la exposición pero en realidad podría ser mayor, dependiendo del
grado relativo de escasez y del nivel de información disponible a los agentes.
Si la escasez relativa del bien no es particularmente aguda y la distribución en
las valoraciones individuales (en términos de tiempo) es relativamente homogénea, es posible un equilibrio en el que cada consumidor arriba a la cola justo
OT minutos antes de ser atendido y nadie está dispuesto a esperar más de OT
minutos por una unidad del bien. Por otro lado, a medida que la escasez relativa
del bien se agudiza y aumenta la heterogeneidad entre individuos, se obtiene
un equilibrio en que el tiempo óptimo de espera tiende hacia la valoración
individual del bien (en términos de tiempo). En el caso extremo, cada individuo
gasta en cola el tiempo máximo que estaría dispuesto a esperar por el bien, de
modo que se disipa por completo cualquier excedente de tiempo y toda el área
bajo la curva de demanda (OA’B’Q) es el tiempo gastado por los consumidores
esperando en cola10.
10
Deacon y Sonstelie (1989b) argumentan que los consumidores gastarán recursos para
adelantarse en la cola o realizarán otras actividades improductivas que incrementan la pérdida de bienestar. De hecho, con base en data para un experimento natural de control de
precio con espera en cola, estiman que la pérdida de bienestar total puede ser igual o mayor
al subsidio implícito producto del control de precio.
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
36
Gráfico 3
Demanda con respecto al tiempo monetario y al precio en tiempo
Fuente: Autor.
Esta desviación improductiva de tiempo puede incidir sobre el estatus nutricional
del individuo en la medida en que reduzca el tiempo disponible para el trabajo
remunerado o que reste tiempo a las distintas actividades involucradas en la
generación de comidas en el hogar, desde la planificación de los menús hasta
la cocción de los alimentos, pasando por su procesamiento y almacenamiento.
Para entender esto mejor, es útil remitirse al concepto de pobreza de tiempo
propuesto originalmente por Vickery (1977).
La pobreza de tiempo
Aunque el concepto de pobreza de tiempo no está libre de controversia y aun
no cuenta con la sofisticación metodológica de otras dimensiones más convencionales de la pobreza (como el ingreso o la riqueza), puede entenderse como
el no contar con suficiente tiempo “libre” para el descanso/ocio (una vez descontado el tiempo para el trabajo doméstico o de mercado) o, alternativamente,
como el no contar con suficiente tiempo para ciertas actividades “importantes”
y por tanto verse forzado a sacrificar unas por otras11.
11
Usando el primer enfoque, Bardasi y Wodon (2006) estiman que la incidencia de la
pobreza de tiempo en Guinea es mucho mayor entre las mujeres que entre los hombres. Ver
Goodin et al. (2008) para un tratamiento detallado del concepto de tiempo discrecional.
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
37
Gráfico 4
Umbral de pobreza ingreso-tiempo
Fuente: Autor.
Considere el gráfico 4, donde la ordenada representa el ingreso del hogar y la
abscisa la dotación de tiempo del hogar en su conjunto. El tiempo dedicado al
trabajo remunerado se mide de derecha a izquierda y el dedicado a las labores
del hogar de izquierda a derecha, donde el segmento OTM es el tiempo efectivamente disponible al hogar, una vez restado el tiempo mínimo requerido para
el sueño y el aseo personal. En este espacio, OM0 es el nivel de ingreso del hogar
compatible con una dieta mínima, siempre y cuando el hogar disponga de por
lo menos OT1 horas para las labores del hogar. Si el hogar dedica más de T1TM
al trabajo remunerado (dispone de menos de OT1 horas para las labores del
hogar), entonces, a fin de mantener la dieta mínima requerirá de ingreso adicional que le permita comprar bienes de mercado (como comidas preparadas)
que compensen por el déficit de tiempo, lo cual se refleja en el segmento BC.
En caso extremo, si el hogar sólo cuenta con OT0 horas para las labores domésticas, entonces requerirá un ingreso de por lo menos OM1 para mantener la dieta
mínima, y si cuenta con menos de OT0 horas, entonces no existe un nivel de
ingreso que compense el déficit de tiempo y se dice que el hogar experimenta
pobreza absoluta de tiempo. Así, ABCD representa una línea de pobreza combinada ingreso-tiempo y los hogares ubicados por debajo o a la izquierda de
este umbral no cuentan con una combinación de ingreso y tiempo suficiente
como para garantizar una dieta mínima. De este grupo, los hogares que no
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38
calificarían como pobres si sólo se considera la dimensión del ingreso monetario,
son indicados en el área sombreada12.
Gráfico 5
Efecto de una reducción en el tiempo disponible
Fuente: Autor.
Con base en este marco analítico, el gráfico 5 ilustra el efecto de una reducción
en el tiempo disponible cuando los hogares deben esperar en cola para adquirir
un bien escaso. Específicamente, partimos de un punto inicial X, donde el hogar
percibe un ingreso de OMX, dedica T XTM horas al trabajo remunerado, dedica
OT X horas a las labores del hogar y la pendiente de la línea XTM representa el
salario de mercado. La actividad extra de esperar en cola entra como una cuña
en el eje horizontal, reduciendo el tiempo disponible de OTM a OTM*, a lo cual
el hogar puede reaccionar moviéndose a un punto como Y, donde mantiene la
cuantía de tiempo dedicado a las labores del hogar a costa de una reducción
en el trabajo remunerado (a T XTM*). Si bien esto implica una reducción en el
ingreso del hogar (a OMY), y ciertamente en su bienestar, en este ejemplo aún
se mantiene por encima del umbral de pobreza ingreso-tiempo. Por otra parte,
si debido a restricciones institucionales el hogar no puede ajustar libremente el
12
Harvey y Mukhopadhyay (2007) ajustan la línea de pobreza de Canadá para tomar en
cuenta el déficit de tiempo para varias configuraciones de hogares y encuentran una mayor
incidencia de la pobreza cuando se agrega la dimensión temporal, particularmente en hogares donde falta el padre o la madre. Ver Damián (2005) para un ejercicio similar en el caso
de México.
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
39
número de horas dedicadas al trabajo remunerado, los más probable es que
termine en un punto como Z, en donde mantiene el ingreso OMX a costa de
una reducción en el tiempo dedicado a las labores del hogar (a OTZ). En este
caso, la espera en cola se traduce en un déficit de tiempo que lleva al hogar a
un punto a la izquierda del umbral de pobreza ingreso-tiempo y podría impedirle mantener una dieta mínima, no por falta de ingreso sino de tiempo.
La producción de nutrientes en el hogar
El disponer de menos tiempo para la transformación de los alimentos en comidas
no es trivial, pues incide directamente en la carga de nutrientes en los alimentos
consumidos. Así, presionado por tiempo, el hogar puede terminar dedicando a
ciertas actividades (como, por ejemplo, la planificación de los menús) menos
tiempo del requerido para garantizar un cierto nivel de nutrición, o favoreciendo
procesos menos intensivos en tiempo (como, por ejemplo, el freír como método
de cocción) sin reparar en el impacto nutricional.
Si los individuos consumieran alimentos sólo por sus atributos nutricionales y
el único costo en la producción de las comidas fueran los alimentos que sirven
como insumo, el costo de una nutrición adecuada es considerablemente bajo.
Es decir, si x es un vector de alimentos y p es el vector de precios respectivo,
el problema planteado consiste en encontrar la combinación de alimentos más
barata13:
Min p’x
x
(12)
sujeto a la restricción nutricional
x’N ≥ n
(13)
donde N es una matriz de coeficientes con la proporción de los distintos nutrientes contenidos en los alimentos y n es un vector normativo con el nivel
mínimo de calorías y nutrientes necesarios para una vida activa y sana14.
El inconveniente con esta especificación es que no considera los atributos no
nutricionales de los alimentos (sabor, color, dureza, etcétera) ni el costo de otros
13
14
Usamos las negritas para denotar vectores (en minúscula) y matrices (en mayúscula).
Este problema, originalmente planteado por Stigler (1945), fue reestimado por Garille y
Gass (2001), tomando en cuenta estándares nutricionales actualizados (incluyendo topes
máximos para ciertos nutrientes) y encontraron que la dieta de costo mínimo para un adulto promedio estadounidense oscila entre $ 1,26 y $ 1,43 por día a precios de 1998, accesible
incluso para quienes se encuentra muy por debajo de la línea de pobreza oficial de dicho
país.
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
40
insumos (incluyendo el tiempo) necesarios para la elaboración de las comidas15.
En realidad, los individuos parecieran comportarse como si maximizaran la
utilidad derivada del “gusto” de las comidas sujeto a las restricciones de ingreso,
tiempo y nutrición. En términos del modelo de producción del hogar a la Becker
(1965), el individuo combina alimentos x y tiempo de preparación hx para generar el bien final z (el cual llamaremos “comidas”) conforme a la función de
producción:
z = Z[x, hx ].
(14)
Dado que el individuo no deriva utilidad de los alimentos como tal, sino de las
“comidas” (y el tiempo libre ho), su problema es escoger el consumo de alimentos
y la distribución de tiempo que maximizan su utilidad:
Max U[z, ho ]
(15)
x, h
sujeto a la restricción de recursos
–
p’x ≤ w (h – ho – hx)
(16)
a la restricción nutricional
(17)
x’N ≥ n
y a la restricción tecnológica impuesta por (14)16. Puesto a escoger entre dos
“recetas”, A y B, cada una con sus ingredientes y tiempo de preparación
asociado:
zi = Z[xi, hix ],
i= A, B
(18)
resulta directo demostrar que el individuo preferirá la receta A sobre la B si el
equivalente monetario de la diferencia en la utilidad marginal derivada de cada
opción es mayor que la diferencia en el costo de las mismas, donde se incluye
15
Una vez que se toma en cuenta la demanda por los atributos no nutricionales de los
alimentos, se encuentra que el costo mínimo de una dieta aceptable (que además de nutritiva tenga “gusto”) es varias veces mayor el sugerido arriba (Balintfy, 1979). Por otra parte,
si se agrega la restricción de tiempo, la dieta de costo mínimo es bastante sensible al costo
de oportunidad del tiempo de quien prepara las comidas (Leung et al., 1997).
16
Con base en una especificación similar, Silberger (1985) consigue evidencia de que el
consumo de alimento en los hogares estadounidenses se explica más por consideraciones
de gusto que por los aspectos nutricionales.
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
41
no sólo el costo monetario de los ingredientes, sino además el costo de oportunidad del tiempo de preparación. Esto es, preferirá A sobre B si:
(uA – uB) / l > (p’Ax A – p’Bx B) + w(hAx – hBx)
(19)
donde λ es la utilidad marginal del ingreso y ui = ∂U / ∂zi.
Así, existe evidencia para países en vías de desarrollo de que el costo de oportunidad del tiempo de las mujeres contribuye a explicar el cambio en los patrones
de consumo a favor de alimentos cuya preparación es menos intensiva en tiempo
(Senauer et al., 1986; Senauer, 1990). Más relevante para nuestros propósitos, es
el hecho de que Gawn et al. (1993) encuentran evidencia de un efecto umbral
con respecto al costo de oportunidad del tiempo en la sustitución entre nutrientes
y los atributos no nutricionales de los alimentos. Específicamente, usando información de hogares en Guam, consiguen que cuando el salario se encuentra
por debajo de cierto nivel crítico, mayores niveles de salario inducen una sustitución de tiempo de ocio y de contenido nutricional en favor del “gusto” de
los alimentos, siendo este efecto más marcado en hogares con un bajo consumo
de calorías17. Este último resultado es interesante porque la espera en cola tiene
el doble efecto de incrementar el costo de oportunidad del tiempo (sin que lo
acompañe un aumento del ingreso) y al mismo tiempo aumentar la probabilidad
de acceder al bien controlado. Si se trata de un alimento esencial en la dieta de
los hogares más pobres, el efecto neto del control de precio con espera en cola
sobre el consumo de nutrientes no resulta del todo claro.
Obviamente, una de las limitaciones del modelo de distribución del tiempo de
Becker, en el cual se basa el grueso de los estudios aquí citados, es que tienden
a tratar al hogar como una sola unidad de decisión (obviando los conflictos
entre los distintos miembros que lo conforman) y a minimizar las restricciones
impuestas por la coordinación-secuenciación de actividades dentro y fuera del
hogar (explicando así la conducta observada en función de los acuerdos tácitos
entre los miembros del hogar)18. Si incluimos estas aristas en el problema, probablemente encontraríamos que los miembros del hogar que se especializan en
la producción de comidas en el hogar son los mismos llamados a desviar su
tiempo hacia actividades no directamente productivas como la espera en cola,
tal como sugieren los estudios sociológicos sobre la conducta de los consumidores en situaciones de escasez generalizada19.
17
Ver también Hamermesh (2007) para el caso de EE UU.
18
Ver Folbre (2004) para una crítica no convencional al marco analítico de Becker
(1965).
19
Ver Hraba (1985) y la literatura allí citada.
42
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
5. Control de precio con racionamiento
El principal argumento a favor del uso de la espera en cola para asignar un bien
escaso es que sirve como un mecanismo de autoselección de beneficiarios.
Puesto que generalmente se asume que el costo de oportunidad del tiempo es
menor para los grupos de menores ingreso y, por su misma naturaleza, la distribución del recurso tiempo entre la población es más homogénea que el ingreso
monetario, la espera en cola permite focalizar los beneficios del control de precio
cuando la ausencia de información sobre el ingreso de los individuos hace inviable implementar una política de transferencias óptimas. En esta línea de argumentación se insertan los modelos de Bucovetsky (1984), Alexeev (1991) y
Alexeev y Leitzel (2001). No obstante, existen otros mecanismos, como el racionamiento, que pueden asignar el bien escaso de manera equitativa sin acarrear
la destrucción de tiempo útil asociada a la espera en cola.
En sentido estricto, el racionamiento consiste en asignar administrativamente el
derecho a comprar el bien al precio oficial, de tal modo que la demanda total
autorizada se ajuste a la oferta disponible. El modo más sencillo de racionar es
asignando a todos los individuos una alícuota tal que ningún consumidor puede
comprar una cantidad mayor a la ración. Otros mecanismos posibles son el
racionamiento por valor, en el que se limita la cantidad de dinero que se puede
gastar en el bien, y el racionamiento por puntos, en el que se asigna una cantidad de puntos (cupones) a cada consumidor, quien al momento de comprar
el bien racionado debe pagar tanto su precio en dinero como su precio en
puntos. Dependiendo de las preferencias individuales y el nivel de ingreso, la
ración puede restringir o no la elección del consumidor, pero lo importante es
que, en lo que respecta al bien escaso, todos los individuos tienen la opción de
comprar una cantidad mínima al precio oficial y ninguno puede (está autorizado
a) consumir más que los demás.
El racionamiento y los más pobres
Desde el punto de vista de la optimización individual, existe racionamiento
cuando la elección del consumidor se ve constreñida por restricciones adicionales
a la acostumbrada restricción presupuestaria (Jackson, 1991). A primera vista,
podría pensarse que estas restricciones adicionales necesariamente disminuyen
el bienestar individual, o al menos no lo aumentan en comparación a una situación sin racionamiento20. No obstante, tal como se ilustra en el gráfico 6, no es
20
Abul-Naga (2004) analiza teóricamente las medición de la pobreza en presencia de racionamiento y obtiene que éste incrementa el costo de la vida, de modo que la línea de
pobreza para hogares racionados es mayor que para los no racionados. No obstante, el resultado descansa en el supuesto bastante limitante de que la restricción de racionamiento
entra como una igualdad (en lugar de como una desigualdad) en el problema del consumidor, de tal forma que el consumo del bien racionado no puede ser ni mayor ni menor a la
ración. Una posible aplicación sería en el caso de los bienes públicos.
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
43
difícil argumentar sus ventajas en el contexto de una política de control de precio
orientada a contribuir a la seguridad alimentaria. Así, el punto A representa la
elección inicial del consumidor donde, dado el ingreso I y los precios (p1x, p1y),
el individuo consume x1 de alimento. Ceteris paribus, ante un incremento en el
precio del alimento a p2x > p1x el óptimo pasaría a un punto como B, donde
el individuo consume menos alimento y un poco más del otro bien. Alternativamente, el Gobierno puede fijar el precio del alimento en su valor inicial p1x
y, a objeto de manejar la escasez resultante, establece la restricción de que el
consumo de alimento no debe superar la ración x–. Dadas las preferencias del
consumidor, en este ejemplo tendríamos una solución de esquina como C, donde
el individuo consume toda la ración x–. Ciertamente, a un precio p1x el bienestar
del consumidor es mayor sin el racionamiento (está mejor en A que en C), pero
confrontado con la alternativa de un precio mayor p2x, en este ejemplo el bienestar del consumidor es mayor con control de precio y racionamiento que sin
intervención (está mejor en C que en B). Esto se debe a que, conforme al enfoque de precios virtuales propuesto originalmente por Rothbarth (1941), el
racionamiento es equivalente a un alza de precio compensada por una transferencia de ingreso uniforme para todos los individuos. Como se ilustra en el
gráfico 7, el individuo escogería consumir justo la ración de alimento si el precio
relativo del mismo fuera igual a la tangente de la curva de indiferencia ii’ en el
punto C y al mismo tiempo se le compensara con un ingreso virtual igual a la
distancia OV.
Gráfico 6
Incremento de precio y racionamiento
Fuente: Autor.
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
44
Gráfico 7
Precio virtual del bien racionado
Fuente: Autor.
Formalmente, dicho precio virtual pvx es aquel que, en ausencia de racionamiento,
induce la misma demanda que se observa bajo racionamiento cuando el individuo recibe (pvx- p1x) x– en ingreso extra:
x [pvx, p1y, I + (pvx – p1x) x– ] = x–
(20)
y [pvx, p1y, I + (pvx – p1x) x– ] = ỹ [ x–, pvx, p1y, I ]
(21)
donde x[.] y y[.] son las funciones de demanda sujetas sólo a la restricción presupuestaria y ỹ [.] es la demanda del bien no racionado cuando se agrega la
restricción adicional x ≤ x–.
En general, podemos distinguir tres casos: (i) si la ración necesaria para acomodar la demanda total a la oferta disponible es menor que x2, el individuo consume
menos alimento que lo deseado (la ración le resulta restrictiva) y su bienestar
es menor en comparación con la no intervención; (ii) si la ración debe fijarse
entre x1 y x2, el individuo consume menos alimento que lo deseado pero aún
gana bienestar con el racionamiento; y (iii) si la ración puede fijarse por encima
de x1, la ración no le resulta restrictiva y el individuo inequívocamente gana
bienestar con el racionamiento. De hecho, en un análisis de equilibrio parcial,
Sah (1987) argumenta que es precisamente este último caso el que caracteriza
a los mas pobres, particularmente en países menos desarrollados, quienes con
o sin el control demandan una cantidad menor a la ración x < x–. Para este grupo,
se tiene que la utilidad bajo un control de precio con racionamiento (R) es mayor
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
45
que bajo un control de precio con espera en cola (C) y que ésta, a su vez, es
mayor que en el caso de libre mercado (M). Específicamente, en cada caso
podemos escribir la función indirecta de utilidad como:
uR = u [p1x, py, I]
(22)
uC = u [p1x + wt, py, I]
(23)
uM = u [p2x, py, I]
(24)
Dado que p2x > p1x, si el individuo es suficientemente pobre (tiene un salario suficientemente bajo pero positivo) entonces p1x < (p1x + wt) < p2x, y, por tanto:
uR > uC > uM
(25)
Bajo un control de precio con racionamiento, los más pobres pueden adquirir
la cantidad deseada del bien controlado a un menor precio que el de libre mercado, sin incurrir en el costo en tiempo que acarrea la espera en cola. Polterovich
(1993) generaliza esta comparación de sistemas de asignación en un modelo de
equilibrio general y obtiene un resultado similar para el grupo de “pobres”
cuando hay más de un bien racionado, asumiendo separabilidad del tiempo de
ocio en la función de utilidad y sustituibilidad bruta y normalidad en la función
de demanda marshalliana.
Ahora, para el grupo de individuos que teniendo bajos ingresos la ración resulta
restrictiva, es menos claro establecer la superioridad del racionamiento sobre la
espera en cola. En este caso, podemos escribir la función indirecta de utilidad
como:
uR = u [pvx, py, I + (pvx – p1x) x– ]
(26)
uC = u [p1x + wt, py, I] (27)
Sah usa un argumento de preferencias reveladas para demostrar que uR > uC
si D[R, C] ≥ 0, donde Δ es una métrica que suma la ganancia en ingreso virtual asociada al racionamiento con la posible pérdida asociada a un precio virtual
mayor al precio total bajo espera en cola. Esto es:
D[R, C] = ((I + ( pvx – p1x) x–) –I) + ((p1x + wt) – pvx) xC
donde xC = x[p1x + wt, py, I ].
(28)
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
46
Simple manipulación algebraica nos da que uR > uC si
xC – x–
wt ≥ (
) ( pv x – p 1 x)
xC
(29)
Es decir, que el racionamiento es superior a la espera en cola si el costo monetario del tiempo en cola necesario para adquirir una unidad del bien controlado
es mayor o igual a la demanda del bien por encima de la ración, valorada en
términos de la diferencia entre el precio virtual del bien y el precio controlado.
Intuitivamente, entre menor sea el salario del individuo o menor sea la brecha
entre la ración y la cantidad deseada del bien cuando hay que esperar en cola,
mayor será la posibilidad de que el bienestar del individuo sea mayor con el
racionamiento que con la espera en cola.
El racionamiento y los que más necesitan el bien
Desde el punto de vista de la elección social, el racionamiento tiene una clara
connotación normativa que consigue eco en la literatura sobre seguridad alimentaria. Así, según la Chambers Encyclopedia, racionar significa “dar a cada
quien su justa parte, particularmente de alimento y otros bienes indispensables,
sobre la base de la necesidad en lugar del poder de compra”21. En este espíritu,
Weitzman (1977) argumenta que un criterio razonable para comparar el desempeño de mecanismos alternativos de asignación es la efectividad con que asignan
un determinado bien a quienes más lo necesitan, no necesariamente a quienes
están dispuestos a pagar más por el mismo. Dado que la disposición a pagar
un determinado precio es una combinación de la preferencia por el bien y la
restricción presupuestaria, una definición operativa de “necesidad” sería aquella
que de algún modo se abstrae de las diferencias en el ingreso. Vale acotar que,
si bien se trata de un enfoque alternativo a la economía del bienestar convencional, pues evalúa la justa asignación de un solo bien excluyendo cualquier
otra consideración, Weitzman argumenta que “a veces la sociedad pareciera
actuar como si la equidad unidimensional fuera un principio válido, al menos
para […] bienes cuya justa distribución se considera un fin valioso en sí mismo”
(p. 518)22.
En este contexto, consideramos el bien x y postulamos que cada individuo j
tiene una función estilizada de demanda de la forma:
21
22
x[p; lj , ej ] = A – Blj p + ej
(30)
Citado en Singh (1998:1).
De hecho, en una gran variedad de circunstancias las sociedades actúan conforme al
criterio de “justicia local”. Ver Elster (1993) para un tratamiento detallado.
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
47
donde p es el precio de mercado, λj es la utilidad marginal del ingreso, y εj es
un parámetro que captura la necesidad por el bien, medida en términos de
cuánto de x compra j relativo a lo que otros consumidores comprarían si tuvieran
el mismo nivel de ingreso. Para simplificar el análisis, se asume que ambos
parámetros se distribuyen independientemente en la población con valor esperado E[λ] = 1, E[ε] = 0 y con varianza Var[λ], Var[ε].
^
El mecanismo de mercado consiste en un precio p tal, que la demanda resultante
es factible:
^
E[x[p ; lj , ej ]] = A – Bp = x– (31)
donde x– es la cantidad disponible per cápita x– = Q/J.
Por su parte, si, como es de esperarse, el planificador benevolente no observa
directamente las características individuales (λ, ε), el mecanismo de racionamiento
consiste en asignar a cada individuo una alícuota x–, lo cual necesariamente es
factible.
Weitzman compara ambos mecanismos de asignación con lo que sería una
distribución ideal del bien, definida ésta como aquella que asigna a cada individuo la cuantía que necesita, independientemente de su nivel de ingreso:
x*[lj , ej ] = x– + ej (32)
Esta comparación se hace con base en una función de pérdida cuadrática L, de
modo que grandes desviaciones en la asignación del bien con respecto a la
distribución ideal x* son penalizadas con más fuerza que pequeñas desviaciones,
y que desviaciones por encima y por debajo de x* son penalizadas con igual
intensidad23. Así, podemos definir un coeficiente d de efectividad relativa del
mecanismo de precios con respecto al racionamiento:
^
^
d = L[{x– }] – L[{x[p ]}] = E[(x– – x*)2] – E[(x[p ] – x*)2]
(33)
Puede demostrarse que la efectividad relativa es la diferencia de dos términos,
uno asociado a la varianza en la distribución de las necesidades y el otro a la
varianza del ingreso:
23
^
d = Var[e] – B2p 2Var[l]
(34)
Rivera-Batiz (1981) extiende este modelo usando una función de pérdida cúbica, de
modo que desviaciones por debajo de la distribución ideal son penalizadas con mayor intensidad que desviaciones por encima.
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
48
Weitzman concluye que el mecanismo de precio será más efectivo que el racionamiento en asignar un bien escaso a quienes más lo necesitan, esto es, la
pérdida social por desviarse de la distribución ideal x* será relativamente menor,
en la medida en que la necesidad por dicho bien esté más ampliamente dispersa en la población (una mayor Var[ε]), que la distribución del ingreso sea más
^
uniforme (una menor Var[λ]) o que el precio de mercado p sea menor. Contrariamente, el racionamiento será más efectivo que el mecanismo de precio en la
medida en que la necesidad por el bien escaso esté más uniformemente distribuida en la población o que la distribución del ingreso sea más desigual.
Prell (1996) extiende el modelo de Weitzman para comparar la efectividad relativa
del control de precio con espera en cola, lo que implica agregar en la función
estilizada de demanda el costo de oportunidad del tiempo perdido, de forma
que:
x[p, t; lj , ej ] = A – B(lj p + μj t)+ ej (35)
donde t es el tiempo de espera en cola para obtener el bien y μj es un parámetro
individual correlacionado positivamente con el nivel de ingreso (y, por ende,
negativamente con la utilidad marginal del ingreso λj) y se asume que (al igual
que ε y λ) ε y μ se distribuyen independientemente en la población. La distribución ideal del bien sigue siendo x– + ej ; independientemente del nivel de ingreso y del costo de oportunidad del tiempo, el criterio de comparación sigue
siendo una función de pérdida cuadrática.
Prell encuentra que, en general, el mecanismo de precio de mercado es menos
efectivo que el control de precio óptimo, definido éste como aquel que minimiza
la pérdida social entre todos los topes de precio posibles. De hecho, el precio
de mercado es más efectivo que el tope óptimo en asignar un bien escaso a
quienes más lo necesitan sólo en el caso irreal de que todas las personas tengan
el mismo ingreso. Desafortunadamente, la comparación entre el racionamiento
y el control de precio con espera en cola es menos clara; uno de los mecanismos
puede ser más efectivo que el otro dependiendo del grado de correlación entre
la utilidad marginal del ingreso y el costo de oportunidad del tiempo. No obstante, para el caso especial en que el precio se fija en cero, de modo que el
tiempo de espera en cola llega a un máximo, el coeficiente de efectividad relativa
de la distribución gratuita con respecto al racionamiento es igual a:
^
d = L[{x– }] – L[{x[0, t]}] =Var[e] – (A – x–)2Var[μ] (36)
Se concluye que el racionamiento será más efectivo que la distribución gratuita
en asignar un bien escaso a quienes más lo necesitan en la medida en que la
necesidad por dicho bien esté más uniformemente distribuida en la población
(una menor Var[ε]), que la distribución del costo de oportunidad del tiempo
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
49
sea más desigual (una mayor Var[μ]), o que la ración disponible se acerque a
la cantidad promedio que los individuos demandarían cuando el precio es cero
(x–→A).
En todo caso, las comparaciones hechas por Weitzman y Prell deben tomarse
como un “límite inferior” de la relativa efectividad del mecanismo de racionamiento, pues en aras de simplificar el análisis, consideran la forma más cruda
de racionamiento posible. Tal como apunta Polemarchakis (1979), resulta un
tanto engañoso el argumento convencional según el cual el racionamiento es
un mecanismo inferior de asignación porque, a diferencia del mecanismo de
precios, no toma en cuenta las diferencias entre individuos. En realidad, en el
grueso de la literatura “no se contrasta el mecanismo de precios con el mecanismo de racionamiento, sino un mecanismo de precios sofisticado con un
mecanismo de racionamiento naive” (p. 666). En la medida en que el administrador pueda fácilmente observar características individuales, tales como edad
o condiciones de vida, que están correlacionadas con el parámetro de necesidad
ε, podrá diseñar un mecanismo de racionamiento más sofisticado en que la
ración se ajusta conforme a la necesidad aparente de los hogares, tal como se
ha hecho en la práctica24. Si pensamos en el contexto de países con altos niveles
de desigualdad en el ingreso y nos planteamos la justa distribución de aquellos
alimentos relativamente homogéneos que constituyen la dieta básica de la población, el argumento teórico aquí esbozado se inclina a favor del racionamiento
en lugar del mecanismo de precio, ya sea con o sin espera en cola25.
6. Marco analítico ampliado de la seguridad alimentaria
Hemos visto que la fluctuación en el precio de los alimentos es uno de los
factores estructurales que amenazan la seguridad alimentaria y que el impacto
de los controles de precio, establecidos para mitigar este riesgo, depende del
mecanismo específico empleado para asignar el derecho a comprar el bien
controlado. Concretamente, vimos cómo el uso de la espera en cola para acomodar el exceso de demanda resultante puede agudizar el déficit de tiempo de
los hogares más pobres y repercutir negativamente sobre su función de producción de nutrientes, por lo que en ciertos casos puede ser preferible recurrir a
mecanismos alternativos como el control de precio con racionamiento.
24
Ver Alderman et al. (1982), Benjamin y Collins (1985) y Radharkrishna y Subbarao (1997)
para las experiencias de racionamiento de alimentos en Egipto, Cuba e India, respectivamente.
25
Un supuesto implícito es que los cupones de racionamiento se distribuyen entre la población en la cantidad adecuada y sin imponer costos adicionales. Si éste no es el caso, el
racionamiento puede resultar en pérdida de bienestar en la forma de rentas improductivas.
Ver Flowers y Stroup (1979), Deacon y Sonstelie (1989b), Suen (1989).
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
50
En esta sección proponemos incorporar estas consideraciones en un modelo
microeconómico de seguridad alimentaria y esbozar los beneficios analíticos de
explorar dicho enfoque. Para ello, partimos del marco general planteado por
Barrett (2002), quien argumenta que un modelo de seguridad alimentaria que
sea útil para efectos analíticos y operacionales debe incorporar cinco elementos
clave: (i) partir de las necesidades fisiológicas de nutrientes a nivel individual y
al mismo tiempo permitir agregación en unidades de análisis más grandes (e.g.
hogar, comunidad, región, etcétera); (ii) reconocer la interrelación de la alimentación con otras dimensiones del bienestar como la salud y la educación; (iii)
incorporar el carácter dinámico de las decisiones individuales; (iv) descansar
sobre los conceptos de riesgo e incertidumbre; y (v) capturar los efectos de
umbral asociados con estados irreversibles, como la muerte o la incapacidad
permanente. Consideramos que este marco debe ampliarse para incorporar
explícitamente las restricciones adicionales asociadas a los controles de precio,
si se quiere que estos modelos capturen la manera en que responden los grupos
más vulnerables (cuyo principal recurso es su tiempo) durante los episodios de
escasez más agudos, en un contexto de políticas de segundo óptimo.
Planteamiento del modelo
Formalmente, consideremos un modelo en que la utilidad del individuo
U[s, x, y, ho ] es una función creciente de su nivel de bienestar físico s, su consumo
de alimentos x, de no alimentos y y de tiempo libre ho, con la peculiaridad de que
el mínimo de bienestar físico acarrea un mínimo de utilidad U[0, x, y, ho ] = 0,
independientemente del nivel de consumo material o del tiempo libre
disponible26.
Para efectos de exposición asumamos que sólo existen tres bienes, dos alimentos
y un no alimento, cada uno sujeto a un determinado mecanismo de
asignación:
xc: cuyo precio pc es fijado por debajo del nivel de equilibrio y se asigna
por espera en cola
x r: cuyo precio pr es fijado por debajo del nivel de equilibrio y se asigna
por racionamiento
y: cuyo precio py es establecido libremente por el mercado
Adicionalmente, asumamos el caso sencillo donde sólo y es almacenable, de tal
forma que la variación en el inventario del no alimento b (que puede ser positiva o
negativa) es igual a la diferencia entre la cantidad comprada q y la consumida y:
26
Vale recordar que en nuestra notación las negritas indican vectores (en minúscula) y
matrices (en mayúscula).
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
yt + bt = qt
51
(37)
El individuo está sujeto a tres restricciones: una restricción presupuestaria según la cual el gasto en los distintos bienes no debe exceder el ingreso laboral
más las transferencias g (que pueden ser positivas o negativas):
pcxtc + prxtr + ptyqt ≤ wthtw + gt
(38)
Aquí hw es el tiempo dedicado al trabajo remunerado y w es el salario de mercado, el cual es positivo si el individuo no está incapacitado para el trabajo, esto
es, si su bienestar físico st está por encima de un cierto mínimo s*:
wt = w[st ] = { w > 00
si st > s*
si st ≤ s*
(39)
Adicionalmente, el individuo está sujeto a una restricción de tiempo según la
–
cual el tiempo total disponible h se distribuye entre el trabajo remunerado hw,
la preparación de los alimentos hx, el descanso ho y la espera en cola para comprar el alimento escaso hc. Formalmente:
–
htw + htx + hto + htc = h (40)
donde asumimos que la espera en cola es proporcional a la cantidad comprada:
htc = t xtc (41)
Por último, una tercera restricción viene dada por el mecanismo de racionamiento. Para efectos de exposición, asumimos el caso sencillo de racionamiento
uniforme, de tal forma que la cantidad comprada del alimento racionado x r no
debe exceder la ración x–.
Con estos elementos podemos formular una versión revisada del marco analítico
planteado por Barrett. Así, si denotamos como β al factor de descuento intertemporal (0 < β < 1), como Et al operador de expectativas y hacemos las debidas
sustituciones algebraicas, el problema del individuo consiste en seleccionar las
cantidades (x, y) a consumir en cada período, la variación en su inventario del
bien no perecedero b y la distribución de su tiempo h que maximice el valor
presente esperado de su utilidad:
`
Max E0 S btU[st, xt, yt, htx, hto ]
x, y, b, h
t=0
sujeto a la restricción de recursos totales
(42)
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
52
–
(pc + w[st ]t)xtc + prxtr + p 0y (yt + bt) = w[st ](h – htx – hto) + gt
(43)
a la restricción de racionamiento
xtr ≤ x–
(44)
a la evolución del inventario del no alimento
at+1 = dat + bt
(45)
a la evolución del bienestar físico
st+1 = Q[st, x’t N, yt, ht, ft ],
(46)
y a la restricción de no negatividad
xt, yt, ht, at ≥ 0
(47)
A efectos de simplificar el modelo, en la ecuación (43) se asume que el individuo
puede escoger libremente la cantidad de tiempo a vender en el mercado de
trabajo, que no tiene la alternativa de producir los bienes en el hogar, que no
existe un mercado de crédito que le permita prestar o endeudarse y que su
único mecanismo de suavizar el consumo en el tiempo es acumular o desacumular el bien no perecedero y, sujeto a la tasa de depreciación δ en (45).
Adicionalmente, asumimos que el precio de y permanece constante en su nivel
inicial p 0y, de modo que el único componente aleatorio en el modelo viene dado
en la ecuación (46), según la cual el bienestar físico de mañana st+1 es una función del nivel de salud preexistente st, la cantidad de los distintos nutrientes
(capturados en la matriz N) contenidos en los alimentos consumidos xt, la cantidad consumida del no alimento yt, su patrón de actividades ht y un término
aleatorio ft que refleja impactos exógenos a la salud y que por conveniencia
confinamos al intervalo [0, 1] 27.
Note que el consumo de alimento xt y el tiempo dedicado a su preparación hx
entran directamente en la función de utilidad, reflejando la valoración de los
atributos no nutricionales de la comida, e indirectamente a través de la provisión
de nutrientes que, en conjunción con otros factores, condicionan la evolución
futura del bienestar físico. Este segundo canal es particularmente importante
27
Para simplificar la expresión, excluimos todo un conjunto de variables exógenas que
afectan la salud, incluyendo la infraestructura disponible y el conocimiento que tiene el
individuo sobre cómo hacer el mejor uso de los alimentos. Incluir la edad garantiza que todo
individuo muere con el tiempo.
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
53
porque el bienestar físico influye en la remuneración del trabajo y está sujeto a
irreversibilidades, como la discapacidad permanente o la muerte. Formalmente,
una vez que la salud llega a un mínimo Q[.] = 0 en algún período t’, el individuo
muere y permanece así en los períodos subsiguientes, esto es, st = 0 para todo
t ≥ t’. Del mismo modo, una vez que la salud cae por debajo de cierto nivel
Q[.] ≤ s* en algún período t*, el individuo queda discapacitado (como, por ejemplo,
ceguera causada por malnutrición) y en los períodos subsiguientes permanece
discapacitado o muere, esto es, st e[0, s*] para todo t ≥ t*. La discapacidad a su
vez implica, por la ecuación (39), que el individuo pierde su capacidad para generar un ingreso laboral, wt = 0 para todo t ≥ t*, de modo que sus recursos se
limitan al inventario acumulado a y cualquier transferencia g que pueda recibir.
Si bien las ecuaciones (42) a (47) son una versión bastante simplificada del marco
analítico planteado por Barrett, conservan los cinco elementos clave que a su
juicio debe incorporar un modelo de seguridad alimentaria y agregan explícitamente las restricciones adicionales asociadas a los controles de precio.
Bosquejo de solución y aplicaciones
Resolver este problema de optimización dinámica para un horizonte infinito es
equivalente a resolver una sucesión de problemas en dos períodos, en que el
individuo, partiendo de un determinado estado, escoge el valor de sus variables
de decisión que maximizan su utilidad hoy (en t) y lo dejan en el mejor estado
posible para mañana (en t+1). Así, el problema en (42)-(47) se puede plantear
en términos de la ecuación de optimalidad de Bellman, la cual requiere que el
valor del estado actual Vt [st , at ] debe ser igual al valor presente esperado del
mejor plan de acción que se pueda tomar a partir de dicho estado:
Vt [st, at ] = Max {U [[st, xt, yt, ht ] + bEtVt+1[st+1, at+1]}
x, y, b, h
(48)
donde el valor esperado de la función valor en el período siguiente Vt+1[.] es:
1
EtVt+1[st+1, at+1] = *0 Vt+1[st+1, at+1) st, at, xt, yt, bt, ht ] f [ft+1] df
(49)
siendo f [.] la función de densidad del término aleatorio, condicional en todas las
variables de estado y de decisión28. Por lo general, no será posible derivar una
solución analítica de este problema, pero aplicando métodos numéricos se puede
^
^
^
^
resolver recursivamente y obtener la función de política óptima G = {{x},{y}, {b}, {h}},
28
Note que implícitamente asumimos que el término aleatorio φ está independiente e idénticamente distribuido en el tiempo, lo cual simplifica la exposición pero no es muy apropiado
para el caso de la salud. Una especificación más realista consistiría en hacer que las perturbaciones a la salud estén correlacionadas entre períodos sucesivos, de modo que la probabilidad de que φt+1 tome un cierto valor, dependa del valor observado en φt.
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
54
la cual nos indica el patrón óptimo de gasto y uso del tiempo para cualquier
posible combinación del estatus de salud s y nivel de inventario a.
Una de las ventajas de este enfoque es que el grado de seguridad alimentaria
se desprende directamente del modelo como un indicador de exposición al
riesgo. Concretamente, la función implícita G[.] nos da la probabilidad de sobrepasar niveles críticos de salud como función de la ingesta de alimentos condicional
en el resto de variables (las cuales suprimimos con fines expositivos):
s
s
G [xt ] = Prob[st+1 > s] = 1 – *0 Q[xt _ G] f [ft+1] df
(50)
Si establecemos ciertos umbrales de probabilidad p1 > p2, necesariamente un
tanto arbitrarios, podemos decir que existe seguridad alimentaria a un nivel
básico (de supervivencia) si el consumo presente de alimentos es tal que, manteniendo las demás variables constantes, la probabilidad de sobrevivir mañana
es estrictamente mayor que el umbral crítico p1:
G0 [xt ] = Prob[st+1 > 0] > p1
(51)
y que existe seguridad alimentaria a un segundo nivel (sin discapacidad permanente) si:
G*[xt ] = Prob[st+1 > s*] > p2 (52)
De hecho, se puede obtener una secuencia de probabilidades para períodos
futuros t+k (donde k>0) y distinguir entre inseguridad alimentaria transitoria y
crónica, dependiendo de su evolución con respecto a los umbrales críticos. Con
esto se distingue entre el grado de seguridad alimentaria ex ante, y el estado
de salud ex post, y al mismo tiempo se identifica de manera clara los niveles de
alimentación mínimos necesarios hoy para garantizar la seguridad alimentaria
mañana. El gráfico 8, basado en Barrett (2002:2.113), ilustra esta relación para
el caso del alimento racionado, de modo que la línea sólida corresponde a la
función Gs [xtr ], condicionada en las demás variables. Para un umbral crítico p1,
se habla de inseguridad alimentaria cuando el consumo del alimento racionado
es menor a x’, pues compromete la supervivencia futura, G0 [x’] ≤ p1, a pesar de
ser suficiente para la supervivencia presente, Q[x’] > 0. Por otra parte, niveles
de consumo menores o iguales a x” son tan bajos que la probabilidad de supervivencia futura es cero.
Otra de las ventajas de este enfoque es que hace explícita la conexión entre
seguridad alimentaria y déficit de tiempo. Así, una reducción significativa en el
tiempo dedicado a la preparación de los alimentos hx, producto de una perturbación exógena, disminuye el contenido nutricional de los mismos y repercute
negativamente en la probabilidad de mantener un cierto nivel de bienestar físico.
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
55
Esto se traduce en el gráfico 8 como un desplazamiento hacia abajo de la función
G[.] hasta la línea punteada, por lo que, ceteris paribus, un individuo que consuma levemente por encima de x’ pasa en este ejemplo de un estado de seguridad alimentaria a uno de inseguridad alimentaria. Dada la varianza en las
perturbaciones aleatorias y la heterogeneidad en las características individuales
de la población, resulta claro que la ración óptima x– debe fijarse estrictamente
por encima del nivel de consumo x’, correspondiente al umbral de seguridad
alimentaria, tal como se ilustra en el gráfico 8.
Gráfico 8
Seguridad alimentaria y consumo del alimento racionado
Fuente: Autor.
Por otra parte, el racionamiento introduce no linealidades en el modelo que
interactúan con cambios en conducta que se dan cuando el individuo se acerca
al umbral de supervivencia. Así, está bien establecido que el patrón de consumo
de los individuos con ingresos muy bajos tiende a la especialización, sacrificando
los atributos no nutricionales de los alimentos y concentrando todo el gasto en
unos pocos ítems que garanticen una fuente barata de nutrientes (Silberberg,
1985), lo que hace su “portafolio” de alimentos más riesgoso29. Si uno de estos
alimentos está racionado, es de esperar que a medida que el ingreso disminuye
llegará un punto donde la ración deja de ser restrictiva y se produce un aumento
29
En otras palabras, los individuos cercanos al umbral de supervivencia se comportan como
si optimizaran el problema de la dieta de costo mínimo planteado en las ecuaciones (12) y
(13).
56
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
discreto en la elasticidad precio de los bienes no racionados30, con consecuencias
sobre la seguridad alimentaria que aún no han sido exploradas en la literatura
especializada.
Extensiones del modelo
Este modelo estilizado puede fácilmente modificarse para incluir los otros elementos del marco analítico planteado por Barrett y que omitimos para efectos
de exposición. Así, el modelo ampliado incluye una ecuación explícita para la
ingesta de nutrientes, distingue entre bienes transables y no transables, considera
la producción de bienes en el hogar y permite el endeudamiento como función
del acervo de activos. Siguiendo a Chavas (2000), también podríamos incluir un
diferencial de precios entre los precios de compra y de venta como resultado
de algún proceso de intermediación, para reflejar mejor el problema que enfrentan los productores netos de alimentos.
Asimismo, podríamos introducir un proceso estocástico para la evolución de
precios no sólo de los productos no regulados, sino también los sometidos al
control de precios. Concretamente, los precios controlados podrían especificarse
como un proceso de ajustes discretos, en el cual en cada período hay una cierta
probabilidad de que el precio permanezca sin variación, que sea ajustado conforme a una cierta regla de ajuste o que sea liberado. Por su parte, los bienes
cuyo precio es establecido libremente por el mercado, siguen un proceso aleatorio que refleja las innovaciones de oferta y de demanda, y podría agregarse
que en cada período existe una cierta probabilidad (pequeña pero positiva) de
pasar al grupo de los bienes sometidos al control de precio. En todo caso, el
componente aleatorio de precios junto con los choques aleatorios a la salud (y
otros términos aleatorios que se puedan agregar) formarían parte de una función
de probabilidad conjunta F[.] que alimenta la formación de expectativas en la
ecuación de Bellman31. Si a esto agregamos la posibilidad de almacenar los
alimentos, extendiendo la ecuación (45) para esos ítems, obtendríamos una
interesante dinámica del inventario de alimentos en función de las expectativas
de ajuste de precios, posiblemente con marcadas diferencias en el patrón de
compra, dependiendo de si el bien es racionado o no.
30
Según un resultado clásico de la teoría del racionamiento, cuando la ración es restrictiva
la elasticidad precio de los bienes no racionados es menor en comparación al caso no restringido. Ver Neary y Roberts (1980) para el desarrollo teórico y Wang y Chern (1992) para
evidencia empírica de este fenómeno.
En este caso la derivación de la función implícita G[.] se hace menos intuitiva, razón por
la cual optamos por presentar el modelo con un solo término aleatorio φ.
31
Jorge E. Portillo / Seguridad alimentaria, control de precios y déficit de tiempo: una propuesta analítica
57
Además, el modelo también puede modificarse para incluir otras especificaciones
en los mecanismos para asignar el bien escaso. Así, si el tiempo de espera en
cola no fuera proporcional a la cantidad comprada, la espera entraría como un
costo fijo y la restricción de recursos totales quedaría como:
–
pcxtc + prxtr + poy (yt + bt) = w[st ](h – t – htx – hto)+ gt
(43’)
o si, por ejemplo, ambos alimentos se asignaran mediante racionamiento por
puntos, la restricción de racionamiento se escribiría como:
kcxtc + krxtr ≤ K
(44’)
donde k i es el precio en puntos del alimento i y K es la cantidad de puntos
asignados al individuo.
En resumen, este modelo dinámico de conducta individual sujeta a incertidumbre, irreversibilidades y a las restricciones asociadas a los controles de precio,
no sólo permite derivar el grado de seguridad alimentaria como un indicador
de exposición al riesgo, sino que hace una conexión explícita entre dicha exposición al riesgo y el déficit de tiempo a que pueda estar sometido el
individuo.
7. A manera de conclusión
Aprovechar las ventajas del enfoque microeconómico de la seguridad alimentaria
depende críticamente de la disponibilidad de información detallada de los hogares para una realidad concreta. En principio, resolver los modelos de optimización dinámica aquí esbozados requieren que el investigador acote el valor de
ciertos parámetros con el fin de generar resultados teóricos plausibles y, de ser
necesario, garantizar la convergencia de los métodos numéricos empleados. Más
importante aún, se requiere dicha información micro para validar empíricamente
las predicciones del modelo y sustentar así las recomendaciones de política que
se deriven del análisis.
En este sentido, es oportuno destacar que actualmente se adelantan en Venezuela
varios programas de levantamiento estadístico cuyos resultados serán particularmente relevantes para nuestros efectos: (i) la IV Encuesta Nacional de Presupuestos Familiares (ENPF) proporcionará información detallada del consumo,
los hábitos alimenticios y las condiciones de vida de los hogares con una cobertura sin precedentes en el país (cerca de 45.000 hogares, distribuidos en
todas las entidades federales); (ii) la Encuesta del Uso del Tiempo (EUT), la
primera que se realiza en el país con representatividad nacional, arrojará información cuantitativa de cómo los individuos distribuyen su tiempo entre las
distintas actividades dentro y fuera del hogar, así como del contexto en que se
58
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
realizan dichas actividades; y (iii) la Encuesta Nacional de Consumo de Alimentos, con representatividad nacional y regional, medirá no sólo la adquisición de
alimentos y los hábitos alimenticios, sino que recogerá información de la antropometría y del diagnóstico clínico nutricional de los encuestados. A esto se
suman los resultados del VII Censo Agrícola Nacional, los cuales serán particularmente útiles para caracterizar los hogares con una escala de producción de
alimentos relativamente pequeña, no necesariamente orientada al mercado.
En el contexto del marco analítico aquí propuesto, esta información al nivel de
hogares permitiría, entre otras aplicaciones, estimar el costo de oportunidad del
tiempo para los distintos perfiles poblacionales, ajustar las mediciones de pobreza
para tomar en cuenta la restricción de tiempo, derivar la función de producción
de alimentos de los hogares y obtener elasticidades a partir de sistemas de demanda de alimentos. De hecho, estas elasticidades estimadas pueden usarse
para predecir la conducta de los consumidores bajo condiciones hipotéticas de
racionamiento, gracias a los resultados derivados independientemente por Neary
y Roberts (1980) y Deaton (1981) a partir de la teoría de la dualidad.
Sobre la base en estos resultados se tendría una mejor idea de los determinantes
microeconómicos de la seguridad alimentaria en el país, complementando así
un importante conjunto de investigaciones que se han venido adelantando desde
una perspectiva más agregada [Mercado y Lorenzana, 2000; Montilla, 2004;
Gutiérrez, 2005; Marrero, 2005; Machado, 2007).
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Revista BCV • Vol. XXIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2009, pp. 65-100 • ISSN: 0005-4720
La inflación en Venezuela: marco institucional
y un modelo VAR
Rodríguez
Pedro L. Rodríguez*
Resumen
Este estudio investiga las causas de la inflación dentro del marco institucional
que caracteriza la economía venezolana. Las hipótesis primero son formuladas
descriptivamente para luego ser empíricamente verificadas utilizando un modelo de vectores autorregresivos. Los resultados indican que debido a la dependencia del gasto público en los ingresos petroleros, la política monetaria
es socavada por la política fiscal. Además, contrario a lo que otros estudios
similares han encontrado, el tipo de cambio nominal juega un papel clave en
el proceso inflacionario en Venezuela. Por último, se determina que las importaciones reales también influencian de manera determinante el nivel de precios,
lo cual sugiere un papel importante para el tipo de cambio real. El estudio
concluye con un número de propuestas para atacar los orígenes de la inflación
en Venezuela, que aunque no necesariamente eliminen todas las presiones
inflacionarias, sí ayudaran a mitigar sus efectos adversos.
Palabras clave: Inflación / Precio del petróleo / Política fiscal
Código JEL: E31
* Licenciado en Economía, egresado de la Universidad de Chicago. Magíster en Economía
por la Universidad de Cambridge. Actualmente se desempeña como Ejecutivo de la Vicepresidencia de Estrategias de Desarrollo y Políticas Públicas de la Corporación Andina de Fomento. Correo electrónico: [email protected]
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
66
Abstract
This paper researches into the causes of inflation within the institutional framework typical of the Venezuelan economy. First, hypotheses are devised descriptively and then verified empirically by using the model of Autoregressive
Vectors. The results show that the monetary policy is undermined by the tax
policy due to the public expenditure dependency on oil incomes. Moreover,
and opposite to what other similar studies have shown, the nominal exchange
rate plays a key role in the inflationary process of Venezuela. Lastly, real imports are determined to have a strong influence over price levels, which suggest an important role for the actual exchange rate. The survey concludes with
a number of proposals to attack the causes of inflation in Venezuela in view
to mitigate its negative effects, although not necessarily eliminating all the
inflationary pressures.
Key words: Inflation / Oil price / Tax policy
JEL code: E31
Resumo
Este estudo pesquisa as causas da inflação dentro do âmbito institucional que
caracteriza a economia venezuelana. As hipóteses primeiro são formuladas
descritivamente para depois serem empiricamente verificadas, utilizando um
modelo de Vetores Auto-regressivos. Os resultados indicam que devido à
dependência da despesa pública nas rendas petroleiras, a política monetária
fica enfraquecida pela política fiscal. Além disso, contrário com o que outros
estudos similares têm encontrado, o tipo de câmbio nominal joga um papel
chave no processo inflacionário na Venezuela. Por último, determina-se que
as importações reais também influenciam de maneira determinante o nível de
preços, o qual sugere um papel importante para o tipo de câmbio real. O
estudo conclui com um número de colocações para atacar os origens da inflação na Venezuela que, embora não necessariamente vão eliminar todas as
pressões inflacionárias, sim vão ajudar a mitigar seus efeitos adversos.
Palavras chave: Inflação / Preço do petróleo / Política fiscal
Código JEL: E31
Résumé
Cet étude cherche les causes de l’inflation dans le cadre institutionnel qui
caractérise l’économie vénézuélienne. D’abord, Le hypothèses sont formulées
de manière descriptive et après elles sont vérifiées de manière empirique à
travers un modèle de Vecteurs Autorégressifs (VAR). Les résultats démontrent
que, dû à la dépendance des dépenses publiques aux revenus pétroliers, la
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
67
politique monétaire est sapée par la politique fiscale. En plus, au contraire de
ce qui a été trouvé par d’autres études similaires, le taux d’échange nominal
joue un rôle essentiel dans le processus inflationniste au Venezuela. Finalement,
il a été déterminé que les importations réelles influencent aussi le niveau des
prix, ce qui explique l’importance du taux d’échange réel. L’étude conclu avec
nombreuses propositions pour attaquer les origines de l’inflation au Venezuela. Même si ces propositions no élimineront pas toutes les pressions inflationnistes, elles aideront à mitiger leurs effets.
Mots clés: Inflation / Prix du pétrole / Politique fiscale
Code JEL: E31
1. Introducción
En las últimas tres décadas la economía venezolana se ha caracterizado por
presentar una inflación persistentemente alta y volátil. Esto es aún más llamativo
cuando se constata que, desde principios del siglo veinte hasta el primer shock
petrolero de 1974, Venezuela se destacaba por tener uno de los índices inflacionarios más bajos y estables de la región e incluso del mundo. Este marcado
contraste se puede apreciar en el gráfico 1. En ella se observa que la inflación
aumentó drásticamente en 1974 y luego se mantuvo por encima del nivel promedio de las décadas precedentes. Desde 1984, la inflación nunca ha retrocedido
a niveles de un dígito y alcanzó un pico de 103% en 1996.
Por otra parte, la inflación no sólo ha aumentado su nivel, sino que además se
ha hecho mucho más volátil a partir de 1974. El cuadro 1 presenta la media y
la desviación estándar de la inflación para cada década, comenzando en 1950.
Las crecientes desviaciones estándar demuestran el incremento de la volatilidad
de la inflación desde 1974. Es esta última característica la que hace el proceso
inflacionario venezolano mucho más pernicioso para la economía. Esto se debe
a que mientras los agentes económicos se pueden proteger parcialmente de una
inflación alta pero estable adaptando sus expectativas, estos ajustes son ineficaces
cuando se trata de una inflación volátil e impredecible. En consecuencia, las
decisiones de producción, consumo, ahorro e inversión son gravemente afectadas
por la incertidumbre, asociada con una inflación volátil, teniendo así un impacto
importante en los sectores reales de la economía.
Dada la persistente y volátil inflación en Venezuela, no es sorprendente encontrar
una multitud de estudios que tratan de explicar tanto sus causas como sus
efectos. Al utilizar diversas metodologías y estudiar diferentes períodos, raras
68
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
veces estos estudios alcanzan conclusiones similares. Para los propósitos de este
trabajo, sólo serán mencionados los estudios que utilizan la metodología de
vectores autorregresivos (VAR).
Montiel (1994) utiliza un modelo VAR para analizar las principales causas de la
inflación durante el período 1974-1990. Sus resultados indican que a lo largo de
todo este período la inflación desarrolló una inercia propia, siendo ésta la principal variable explicativa. Otra variable clave, de acuerdo con este estudio, son
los precios de las importaciones. Sin embargo, estas variables, aun siendo importantes, sólo explican parte de la historia. Es necesario establecer un marco
teórico más elaborado para entender el intrincado funcionamiento de las diversas
variables que afectan el proceso inflacionario en Venezuela.
Niculescu y Puente (1994), también utilizando una metodología VAR con datos
mensuales, estudian el período 1989-1993. De acuerdo con este estudio, la base
monetaria y la tasa de cambio nominal son las dos variables más prominentes
que impulsan el proceso inflacionario a lo largo de esta etapa. Sin embargo, sus
resultados empíricos han sido criticados en estudios más recientes sobre la
materia. Una de las críticas principales es que la tasa de cambio nominal, aunque
significativa, tiene el signo equivocado, tanto en la estimación como en la función
de respuesta de impulso. Adicionalmente, otro reparo mencionado es que los
autores no consideran que la inercia inflacionaria juega un papel importante en
el proceso.
El estudio más reciente sobre la inflación que utiliza la metodología VAR es por
Guerra et al. (2002). Este estudio utiliza datos trimestrales para analizar el período
1984-1994. En él destacan una serie de resultados interesantes. Primero, como
en el caso de Montiel (1994), se encuentra que la inflación en Venezuela tiene
un fuerte componente inercial. De acuerdo con la descomposición de varianza
del error de pronóstico de la inflación para el primer trimestre, 80% se debe a
sus propios shocks. Segundo, el déficit interno como proporción del PIB es una
variable explicativa preponderante, superada sólo por la inercia inflacionaria. La
proporción de la varianza en el error de pronóstico de la inflación previsto por
un shock a esta variable alcanza 37%, apenas transcurridos tres trimestres. Tercero,
sueldos y salarios parecen jugar un papel significativo en el proceso inflacionario
venezolano. Shocks a esta variable explican hasta 29% de la varianza antes mencionada. Finalmente, contradiciendo los resultados de Niculescu y Puente (1994),
la tasa de cambio nominal tiene poca importancia explicativa1.
Se pueden argumentar dos debilidades de este estudio. Primero, es poco probable que los sueldos y salarios jueguen un papel preponderante en explicar la
1
Esto incluye tanto la tasa oficial nominal como la tasa paralela nominal durante los períodos de control de cambio.
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
69
inflación en un país, donde alrededor de la mitad de la fuerza laboral está empleada en el sector informal. Además, los salarios no están explícitamente indizados a la inflación y una importante proporción de los empleados en el sector
formal devengan el salario mínimo, el cual es ajustado anualmente mediante
decreto ejecutivo, y refleja sólo una relación indirecta con la inflación reciente
o la inflación esperada. Como un comentario final en cuanto a los salarios, cerca
de la tercera parte de la fuerza laboral formal se encuentra en el sector público
y sus salarios son fijados mediante contratación colectiva que abarca varios años.
De manera que, aunque los salarios ciertamente contribuyen al componente
inercial de la inflación, ellos deben tener sólo una limitada influencia sobre la
volatilidad de la inflación. La segunda debilidad de este estudio es el papel
insignificante que le asigna a la tasa de cambio nominal. Es poco probable que
las macrodevaluaciones de los años ochenta y la volatilidad en la tasa de cambio
flotante durante los años noventa no hayan tenido una significativa influencia
sobre el nivel de precios.
El presente estudio apunta a mejorar los resultados anteriores de varias maneras.
Primero, se demuestra que la tasa de cambio nominal es una de las principales
variables explicativas de la inflación. Segundo, a diferencia de estudios anteriores,
un proxy para el costo de mantener bolívares es incluido en el modelo VAR y
se encuentra que es significativo. Tercero, el papel de la tasa de cambio real
efectiva se toma en consideración mediante las importaciones reales. Al final,
este estudio contiene una discusión mucho más detallada que los anteriores en
cuanto al marco institucional que caracteriza a la economía venezolana.
El estudio está organizado de la siguiente manera: las secciones 2 a 9 exploran
las causas de la inflación dentro del marco institucional antes señalado; la sección
10 explica el modelo y la metodología utilizada para comprobar empíricamente
los argumentos expuestos en las secciones previas; la sección 11 presenta y
analiza los resultados obtenidos utilizando la data trimestral durante el período
1983:1-2002:3; la sección 12 presenta un modelo con corrección de errores y
brevemente compara sus resultados con los del modelo sin corrección. El estudio
concluye resumiendo los resultados más importantes y discutiendo brevemente
sus implicaciones en términos de política económica.
2. Marco institucional
Cualquier estudio de las relaciones macroeconómicas de un país requiere conocer
el marco institucional que subyace su economía. En el caso de Venezuela, encontramos una economía que es en gran parte dependiente de los ingresos
petroleros para su financiamiento. En promedio, el petróleo representa más de
70% de las exportaciones, alrededor del 50% de los ingresos fiscales y, aproximadamente, 30% del PIB. Siguiendo a Rivero (1994), el gráfico 2 resume la
70
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
manera como se financia la economía venezolana, partiendo de las exportaciones
de petróleo como la principal fuente de moneda extranjera:
(1) La compañía petrolera nacional, Pdvsa, exporta petróleo y recibe dólares a
cambio; (2) Pdvsa entrega los dólares producto de las exportaciones petroleras
al Banco Central de Venezuela (BCV) y éste emite nuevos bolívares que otorga,
al cambio oficial, a Pdvsa; (3) Pdvsa paga los impuestos y regalías al fisco en
bolívares; (4) El Gobierno utiliza el ingreso petrolero para financiar parcialmente
su gasto; (5) Los agentes económicos nacionales tienen la alternativa de cambiar
bolívares por dólares a través del BCV; (6) Los agentes nacionales pueden subsecuentemente utilizar estos dólares para adquirir importaciones del mercado
internacional2.
Es de hacer notar que ésta es una versión simplificada de la forma en que la
economía venezolana se financia. Ciertas relaciones pueden haber diferido
durante alguno de los años del período considerado. Por ejemplo, los controles
de capital, aranceles y cuotas de importación, subsidios a la producción y otras
intervenciones gubernamentales afectan la forma en que los agentes nacionales
interactúan con el mercado internacional. Sin embargo, para los propósitos de
este estudio, el gráfico 2 proporciona un marco adecuado para entender las
causas subyacentes de la inflación dentro de la economía venezolana.
3. Precios del petróleo, antes y ahora
El marco institucional antes descrito sugiere que un punto de partida lógico
para estudiar la inflación en Venezuela es el precio del petróleo. El gráfico 3
muestra los precios del petróleo en términos reales para el período 195020063.
De inmediato se aprecia que los precios del petróleo fueron relativamente estables en el lapso 1950-1973. Los precios entonces más que se duplican entre
1973 y 1975 para luego experimentar una ligera caída. Sin embargo, para 1980
los precios se han casi quintuplicado con respecto a su nivel de 1973. Finalmente,
se puede observar que, después de 1980, los precios adquieren una marcada
tendencia decreciente y que además se vuelven mucho más volátiles que en el
2
En el caso de Venezuela, el sector público es un exportador neto debido a la propiedad
nacional de los recursos petroleros. Por otra parte, el sector privado es un importador neto.
En consecuencia, una devaluación tiene un efecto positivo sobre el balance fiscal y representa una transferencia de recursos del sector privado al sector público.
3
Para obtener los precios reales se han deflactado los precios nominales por el IPC americano con base 2005.
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
71
pasado. El gráfico 4 ilustra la variación de los precios reales del petróleo durante
el período arriba descrito. En ella se puede apreciar claramente la mayor volatilidad que adquieren los precios del petróleo a partir de 1974. Más aún, es de
hacer notar que de todos los aumentos de precios ninguno ha excedido en
términos porcentuales al incremento experimentado en 1974. En otras palabras,
el aumento de 1974 no sólo fue el primer salto en el precio del petróleo, sino
que también se ha mantenido como el mayor incremento puntual de los precios
hasta la fecha4.
En cuanto a los precios del petróleo, es necesario tener en mente los significativos cambios institucionales acaecidos en el mercado internacional petrolero a
partir de 1974. El control de los precios petroleros, que había sido ejercido por
décadas por las grandes compañías petroleras, las “siete hermanas”, se vino
abajo con la consolidación de la OPEP y la nacionalización de las reservas petroleras por parte de los países productores. El establecimiento de los precios
del petróleo pareció convertirse en un derecho soberano de los países exportadores, cuyos gobiernos tuvieron la impresión de que los precios aumentarían
indefinidamente y podían ser fijados sin tomar en cuenta las fuerzas del mercado.
Esta ilusión comenzó a desintegrarse en 1982 y culminó con el colapso de los
precios en 1986. Tomadas en su conjunto, estas observaciones sugieren que el
precio del petróleo juega un papel fundamental en el incremento de nivel y
volatilidad de la inflación a partir de 1974.
4. Gasto fiscal, sigue la corriente
Presumir que los precios del petróleo juegan un papel fundamental conduce a
la pregunta obvia: ¿Cómo afectan los precios del petróleo a la economía venezolana? El gráfico 2, aunado al hecho de que los ingresos petroleros constituyen
en promedio algo más de la mitad del ingreso fiscal, sugiere que el próximo
paso debe ser explorar el gasto fiscal y su relación con las exportaciones petroleras5. El gráfico 5 muestra las variaciones de las exportaciones petroleras reales
y gasto fiscal real para el período 1951-2001.
4
Sin embargo, han existido caídas porcentuales mayores, por ejemplo, el colapso de los
precios luego del descubrimiento del East Texas Field en 1929, que llevó subsecuentemente
los precios por barril a diez centavos de dólar en la primavera de 1933.
5
Es de hacer notar que nuestra data de gasto fiscal está matizada por el hecho de que ella
no incluye el gasto extraordinario fuera de presupuesto, el cual puede ser una proporción
significativa del gasto total. Por esta razón, el gasto público no se incluirá directamente como
una variable del modelo econométrico, sino que se utilizará como proxy el M1, el cual en el
caso de Venezuela sirve como un excelente sustituto, como se comprobará más adelante.
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
72
Los datos del gráfico 5 demuestran que las exportaciones petroleras y el gasto
fiscal están significativamente correlacionados (el coeficiente de correlación en
niveles es 0,71) 6.
De esta manera, dada la mayor volatilidad en los precios del petróleo, las exportaciones petroleras reales y el gasto fiscal real se tornaron mucho más volátiles
luego del shock petrolero de 1974. Adicionalmente, se puede observar que la
desviación estándar de estas variaciones también aumentó, haciendo que el
efecto de los shocks fuera más significativo. Habiendo establecido que el gasto
fiscal se tornó mucho más volátil a partir de 1974, el próximo paso lógico es
analizar cuáles son las consecuencias de este aumento de la volatilidad del gasto
fiscal.
5. Fiscal, monetaria, ¿cuál es la diferencia?
Retornando al gráfico 2, se puede apreciar que el gasto fiscal financiado por el
ingreso petrolero es necesariamente expansivo. En otras palabras, un incremento
del gasto fiscal resultante de un incremento del ingreso petrolero necesariamente
conduce a un aumento de la base monetaria. El gráfico 6 muestra las variaciones
en la cantidad de dinero real, M1 ajustado al índice de precios venezolano con
base 1984, junto a las variaciones en el gasto fiscal real para el período 19512005. Salta a la vista que ambas series están altamente correlacionadas (el coeficiente de correlación en niveles es 0,85)7.
Excepto por el episodio aislado en 1957-58, no hubo variaciones abruptas en la
cantidad de dinero real durante el período 1951-1973. A partir de 1974 se presentan
mayores aumentos y reducciones en la cantidad de dinero real, así como una
mayor volatilidad de esta variable. Más aún, en el año 1994 se destaca un inusitado aumento en la cantidad de dinero real (sin el correspondiente aumento del
gasto fiscal) que supera el 40%. Este absurdo aumento en la cantidad real
de dinero fue la consecuencia del manejo que se hizo de la crisis bancaria de
ese año en el que varios de los principales bancos comerciales se declararon
insolventes y tuvieron que ser rescatados por el Gobierno8.
Finalmente, algunos de los bancos afectados fueron fusionados y luego
nacionalizados.
6
El coeficiente de correlación en primeras diferencias es 0,21. La menor correlación en
primeras diferencias no es sorprendente, dado que el Gobierno utiliza mecanismos alternativos de financiamiento, tales como deuda, cuando los precios caen. Este punto será elaborado con detalle más adelante.
7
El coeficiente de correlación en primeras diferencias es 0,55.
8
Este rescate fue financiado mediante una expansión directa de la base monetaria.
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
73
La implicación fundamental de la evidencia arriba presentada es que la cantidad
de dinero en Venezuela es esencialmente controlada por el Ejecutivo a través del
gasto fiscal y no por el Banco Central. En otras palabras, la política monetaria
está dictaminada por la política fiscal. Es importante resaltar que esta falta de
independencia de la política monetaria no es el resultado de la influencia ejercida
por el Gobierno sobre el Banco Central, sino que es la consecuencia adversa
de la manera en que los ingresos petroleros son inyectados en la economía y
la desproporcionada magnitud del ingreso petrolero en relación con los agregados monetarios. De manera que, a diferencia de otros países en desarrollo
que sufren de una alta inflación crónica, la solución no está en incrementar la
independencia del Banco Central para evitar el financiamiento del déficit fiscal
mediante la emisión monetaria, sino en crear las instituciones adecuadas que
permitan introducir disciplina y predecibilidad en el gasto público para manejar
los shocks externos9.
Este argumento se desarrollará más adelante cuando se discutan las implicaciones
para la política económica.
6. Tenemos el dinero, ¿dónde están los resultados?
En concordancia con la teoría cuantitativa del dinero, es necesario tomar en
cuenta el PIB en cualquier estudio de la inflación. El gráfico 7 indica la cantidad
de dinero como proporción del PIB durante el período 1950-2005.
La diferencia entre el período anterior y posterior a 1974 es claramente visible.
Mientras la proporción M1/PIB se mantuvo relativamente estable durante el
período anterior al primer shock petrolero, esta proporción se incrementa dramáticamente luego de 1974, haciéndose también más volátil. Se puede observar
también que durante la segunda mitad de los noventa esta proporción tiende a
estabilizarse. Sin embargo, a partir de 2002 ha comenzado a incrementarse nuevamente. Estas observaciones indican que el crecimiento de la masa monetaria
ha excedido ampliamente el crecimiento del PIB a partir de 1974. En consecuencia, es evidente que el Banco Central de Venezuela no se rige, o como se mencionó anteriormente, no puede regirse por una estricta regla monetaria.
Las últimas secciones han ilustrado los nexos entre ingreso petrolero, gasto fiscal
y crecimiento de la masa monetaria. Se ha demostrado que cuando los precios
del petróleo suben, los ingresos petroleros se incrementan, resultando en un
mayor gasto público, con el consecuente incremento de la masa monetaria.
Como resultado, a falta de un crecimiento proporcional del producto real, este
9
Esto no quiere decir que el Banco Central no debe ser independiente. Sin embargo, esto
no es suficiente para llegar a la médula del problema inflacionario en Venezuela.
74
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
incremento de la demanda crea presiones alcistas sobre los precios que se traducen en una aceleración de la inflación. ¿Qué pasa cuando los precios del
petróleo caen? ¿Cae también de manera proporcional el gasto público, resultando
en una contracción de la base monetaria y la consecuente desaceleración de la
inflación? O por el contrario, ¿trata el Gobierno de incrementar el ingreso fiscal
no petrolero para financiar el creciente déficit fiscal y, a la vez, mitigar las presiones inflacionarias? La próxima sección explora estas interrogantes.
7. Esto es sólo temporal
Cuando los precios del petróleo caen, los ingresos petroleros los siguen. Dado
que el ingreso petrolero representa algo más de la mitad de los ingresos fiscales,
una caída de los precios del petróleo necesariamente conduce a un deterioro
del déficit fiscal. Sin embargo, en vez de reducir el gasto fiscal o aumentar la
recaudación no petrolera, el Gobierno recurre al endeudamiento para financiar
el déficit en la expectativa de que los precios del petróleo se recuperarán en el
futuro próximo. Una vez que esta recuperación no se materializa y el nivel de
deuda pública se hace insostenible, las expectativas de una inminente devaluación se propagan. En consecuencia, el público saca su dinero al exterior o
compra bienes durables, tales como autos o inmuebles en un intento de proteger
su poder de compra.
Frecuentemente, el Gobierno responde a la fuga de capitales con un incremento
en las tasas de interés. Esta política, sin embargo, es un arma de doble filo.
Mientras es posible que reduzca la fuga de capitales, el aumento de tasas de
interés hace más oneroso el servicio de la deuda pública interna. Esto conduce
a un empeoramiento del déficit fiscal hasta hacerlo insostenible. Llegado este
punto, el Gobierno devalúa la moneda con lo que alivia el déficit fiscal en el
corto plazo. Sin embargo, este alivio es efímero, ya que la devaluación se traduce
en fuertes presiones alcistas sobre los precios que, a su vez, traen un aumento
del gasto público y un nuevo deterioro del déficit fiscal. A fin de cuentas, se
crea un círculo perverso de devaluación e inflación. Continuando con este argumento, la próxima sección examina la creciente volatilidad de la tasa de
cambio nominal.
8. El debilitado bolívar
El gráfico 8 registra la variación en la tasa de cambio nominal oficial para el
período 1951-2006. En este gráfico un incremento implica una devaluación/depreciación de la tasa de cambio nominal. Durante este período Venezuela ha
experimentado con tres regímenes cambiarios. Desde principios del siglo veinte
hasta 1982 el bolívar tuvo una tasa de cambio fija, con eventuales ajustes, con
respecto al dólar, excepto entre 1960 a 1964, cuando se utilizó una tasa diferencial
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
75
para algunas transacciones. Durante el período 1983-1988 se implementó un
régimen de cambios múltiples. Finalmente, en 1989 se unificó la tasa de cambio
y se adoptó un régimen de tasa flexible (banda de flotación) que duró hasta
2003, con la excepción de un lapso de tasa fija de 1994 a 199610.
Como puede apreciarse en el gráfico 8, con la salvedad de modestas variaciones
a principios de los años sesenta, la tasa de cambio nominal permaneció estable
hasta 1983, y a partir de este momento se hace mucho más volátil. Es de hacer
notar que la estabilidad de la tasa de cambio nominal oficial no necesariamente
implica la misma estabilidad en la tasa de cambio en el mercado paralelo durante
períodos de control de cambio. Por el contrario, debido a la volatilidad de los
precios del petróleo, la tasa de cambio flotante en el mercado paralelo difiere
persistentemente de la tasa fija oficial. Para 1983, como resultado de la aguda
baja de los precios del petróleo ocurrida en 1982, el régimen de cambio fijo fue
abandonado, adoptándose un régimen de tasas de cambio múltiples para intentar
proteger a los sectores sociales más vulnerables y a la vez permitir un ajuste
gradual de la economía. Sin embargo, para 1989, luego de varias devaluaciones,
se hizo evidente que esta política cambiaria había fracasado. Los precios del
petróleo continuaban deprimidos, las reservas internacionales que respaldaban
la tasa de cambio fija se habían agotado, las distorsiones en el mercado de bienes
se agravaban causando escasez de ciertos productos y el diferencial entre la tasa
fija oficial y la tasa paralela continuaba creciendo. Un nuevo Gobierno ante la
crisis económica en ciernes y las escasas alternativas de financiamiento disponibles eliminó el control de cambio e instauró un régimen de cambio único flotante.
Esto condujo a una drástica devaluación, que se puede observar claramente en
el gráfico 8. Con la excepción del lapso 1994-1996, el régimen de tasa flotante
se mantuvo hasta 2003, cuando nuevamente se implementó un régimen de tasa
fija acompañada de un estricto control de cambio11.
Antes de seguir adelante se debe acotar que los sistemas cambiarios fijos o flexibles, en cuanto a su efecto sobre la inflación, son esencialmente similares, sólo
que los efectos se presentan con diferentes retardos. Bajo un régimen de cambio
flexible, los ajustes a la tasa de cambio ocurren automáticamente de manera
instantánea. Sin embargo, esto implica que bajo un régimen cambiario flexible
los precios tienden a ser mucho más susceptibles a shocks externos y a políticas
monetarias o fiscales laxas. Esto resulta en una mayor volatilidad del nivel de
10
Antes de 1983 había una tasa de cambio fija y completa movilidad de capitales. Después
de 1983, los episodios de tasas fijas fueron acompañados de controles de cambio, de los
cuales el más severo ha sido el implantado a partir de 2003 hasta el presente.
11
Para una discusión más detallada de los diversos regímenes cambiarios implementados
hasta 1990, ver Hausmann (1992).
76
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
precios y de la tasa de cambio nominal. Al igual que en el caso de un régimen
de tasa fija, una régimen de tasa flotante puede también conducir a un círculo
vicioso de inflación y depreciación, sólo que este ciclo sucede en un período
de tiempo mucho mas corto12.
En cualquier discusión sobre tasas de cambio es importante tener en mente el
papel que juegan las expectativas. Como se mencionó arriba, bajo un régimen
de cambio fijo, cuando el Gobierno enfrenta desequilibrios fiscales persistentes,
el público comienza a esperar una inminente devaluación. Esto se traduce en
una fuga de capitales y una mayor velocidad de circulación del dinero. En otras
palabras, el público no desea mantener efectivo para el momento de la devaluación. De esta manera o lo saca al exterior o lo consume comprando bienes
durables. La fuga de capitales reduce la base monetaria, lo cual debería moderar
las presiones inflacionarias. Sin embargo, esto también conduce a una depreciación de la tasa de cambio paralela (debido al incremento de la demanda de
dólares y la oferta de bolívares en el mercado cambiario), que tiene un rápido
efecto sobre los precios de las importaciones a través de las crecientes expectativas de una drástica devaluación. Por otra parte, un incremento de la velocidad
de circulación del dinero es esencialmente equivalente a un aumento de la base
monetaria, surgiendo así presiones alcistas adicionales sobre los precios. De esta
manera, el efecto total de la fuga de capitales sobre los precios resulta
incierto.
9. Otra tasa de cambio con un papel prominente
Otra variable que no es explícitamente mencionada en el gráfico 2 es la tasa de
cambio real efectiva13.
El gráfico 9 muestra la variación de la tasa de cambio real efectiva para el período 1950-2005, en el cual un incremento implica una depreciación.
12
El régimen cambiario no ha sido nunca de flotación libre, ya que usualmente ha habido
diversos grados de intervención por parte del Banco Central, frecuentemente dentro de una
banda explícitamente anunciada.
13
La tasa de cambio real efectiva viene dada por la siguiente fórmula: reer(t) = e(t)*(ipc_us(t)/
ipc_ve(t)). Donde e(t) = tasa de cambio nominal; ipc_us(t) = índice de precios al consumidor
en Estados Unidos; ipc_ve(t) = índice de precios al consumidor en Venezuela. Esta relación
está basada en la suposición de la paridad de poder de compra. Nótese que sólo se utilizó
el IPC de Estados Unidos, lo cual hace que la tasa así calculada sea una tasa bilateral. Sin
embargo, dado que Estados Unidos absorbe más del 50% de las exportaciones venezolanas
(el próximo país son las Antillas Holandesas con 7,2%) y provee más de 30% de las importaciones venezolanas (el próximo país es Colombia, con 11%), esta tasa es una buena aproximación de la tasa de cambio real efectiva multilateral.
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
77
En teoría, el papel que juega la tasa de cambio real efectiva (TCRE) en el proceso
inflacionario depende del régimen cambiario. Bajo un sistema de tasa de cambio
fija, la TCRE puede cambiar por dos razones: 1) movimientos relativos en los
niveles de precios del país con respecto a sus socios comerciales; 2) una variación
de la tasa de cambio nominal. En el caso de un sistema de tasas flexibles, la
tasa de cambio nominal se ajusta naturalmente a los cambios nominales en los
niveles de precios. Es decir, aquellos que no son el resultado de un cambio en
el sector real como, por ejemplo, un aumento/disminución de la productividad.
En países donde el nivel de precios es extremadamente volátil, como el caso de
Venezuela, las tasas de cambio flexibles resultan sumamente volátiles. Sin embargo, la elevada volatilidad de la tasa de cambio nominal permite una mayor
estabilidad de la tasa de cambio real efectiva.
En el gráfico 9 se puede observar que para el período 1950-1983 la tasa de
cambio real efectiva fue estable, excepto para el lapso 1960-1962, durante el cual
se implementó un sistema de tasas de cambio múltiples. Después de 1983 la tasa
de cambio real efectiva pasa a ser mucho más volátil que antes.
Con el fin de ilustrar más claramente los movimientos de la tasa de cambio real
efectiva a partir de 1983, se procedió a graficar las variaciones trimestrales para
el período 1983:1 a 2006:3, como se muestra en el gráfico 10. Al igual que en el
gráfico 9, un incremento implica una depreciación real del bolívar. De inmediato
se pueden apreciar ciclos con períodos de apreciación real seguidos por fuertes
devaluaciones. La apreciación es la consecuencia de que la inflación en Venezuela ha excedido persistentemente a la inflación en Estados Unidos. El sistema
de tasas de cambio flexibles adoptado en 1989 parece haber estabilizado la tasa
de cambio real durante la primera mitad de los noventa. Sin embargo, ya para
1995 la tasa de cambio real comienza a apreciarse rápidamente, seguida de una
drástica devaluación en 1996, la cual fue efímera, ya que la tasa de cambio real
comenzó a apreciarse inmediatamente de nuevo hasta estabilizarse en 1999. En
2002 el Gobierno devaluó nuevamente antes de fijar la tasa de cambio a principios de 2003. Una serie de devaluaciones menores han tenido lugar posteriormente, siendo la más reciente la de principios de 2005.
Habiendo estudiado la evolución de la tasa de cambio real, es necesario analizar
los canales a través de los cuales ella afecta el nivel de precios. La tasa de cambio
real determina los precios relativos entre los bienes producidos internamente
y los bienes importados. Una apreciación de la tasa de cambio real implica que
los bienes producidos internamente se hacen más costosos en relación con los
bienes importados. Esto significa que una apreciación de la tasa de cambio real
resulta en una sustitución, en desmedro de los bienes nacionales y a favor de
bienes importados. En efecto, esta sustitución de los bienes nacionales que se
han hecho más costosos actúa como un freno a las presiones inflacionarias.
78
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Además de su impacto sobre los precios relativos, la tasa de cambio real tiene
efectos sustanciales sobre el sector real de la economía al guiar las decisiones
tanto de gasto como de inversión. La volatilidad de la tasa de cambio real distorsiona la información contenida en el sistema de precios. Esto hace que las
ventajas comparativas en un momento dado sean muy frágiles, incrementando
así la incertidumbre y el riesgo de las inversiones. Los efectos sobre el sector
real de la economía escapan del ámbito de este estudio. Sin embargo, ellos son
de crucial importancia y pueden ser estudiados empleando un modelo análogo
al aquí utilizado, que incorpore las variables apropiadas.
10. Modelo y metodología
Con el propósito de examinar empíricamente los argumentos expuestos, se
construye un modelo VAR. Dada la falta de data trimestral para años anteriores,
el análisis se basa en el período 1983:1-2002:314.
Por otra parte, el período más reciente se excluye del análisis debido a la gran
inestabilidad política y económica que los ha caracterizado y los numerosos
controles que el Gobierno ha implementado con el propósito de reducir la
inflación15.
Gran parte de la data proviene de la base de datos del Fondo Monetario Internacional conocida como International Financial Statistics. Ésta incluye exportaciones petroleras, importaciones, M1, el índice de precios al consumidor en
Estados Unidos y la tasa de los bonos americanos (T-Bill). El índice de precios
al consumidor en Venezuela con año base 1984 se obtuvo de la página electrónica del Banco Central. Las series del tipo de cambio real y el costo del dinero
fueron construidas utilizando las demás series. Por último, el PIB trimestral con
año base 1984 y el tipo de cambio nominal paralelo me fueron entregadas amablemente por economistas que trabajan o han trabajado en el Banco Central.
Una vez obtenida la data, el próximo paso es escoger las variables apropiadas
para incluir en el modelo (ver cuadro 2).
Dada la alta correlación entre ingresos petroleros, gasto gubernamental y M1,
existe un problema de multicolinearidad cuando se incluyen todas las variables
14
Para el período anterior a 1983, no existe data trimestral del producto interno bruto (PIB)
en Venezuela. Se han hecho estudios similares de otros países sin incluir data del PIB, como
es el caso de Barkley et al. (1995). Intentando hacer lo mismo con este estudio para de esta
manera poder incluir períodos anteriores, no se hallaron resultados coherentes.
15
Entre otros, éstos incluyen controles sobre el tipo de cambio, controles de capital, controles
sobre las tasas de interés, controles de precios generalizados y subsidios gubernamentales.
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
79
en el modelo. Después de correr varias regresiones, se encontró que exportaciones petroleras en dólares daba los resultados más consistentes. Por otra parte,
entre estas tres variables, exportaciones petroleras es la menos endógena dentro
del modelo, lo cual es necesario para obtener identificación econométrica.
Este mismo procedimiento se sigue para escoger entre el tipo de cambio real y
las importaciones reales, dada su alta correlación. Se encontró que las importaciones reales daban resultados más consistentes, por lo tanto, el tipo de cambio
real no se incluye en el modelo final.
El costo del efectivo, es decir, el costo de mantener bolívares en efectivo, es de
gran importancia en cualquier estudio sobre la inflación. Sin embargo, el sinnúmero de controles sobre las tasas de interés en Venezuela dificultan determinar
el verdadero costo del dinero efectivo. Por esta razón se construye un proxy,
sumando la primera diferencia de la tasa de cambio paralela al T-Bill rate. La idea
es la siguiente: los bolívares en efectivo pierden poder de compra al depreciarse
la tasa de cambio. Por otra parte, al mantenerlos en efectivo, en vez de colocarlos,
el agente está dejando de devengar intereses sobre estos bolívares. Como ya se
ha mencionado, al aumentar el costo del efectivo, el agente tiene incentivos para
deshacerse de sus bolívares. En general, se espera que un incremento del costo
del dinero mitigue las presiones inflacionarias, aunque éste no siempre es el caso
debido a otras consideraciones que ya fueron mencionadas arriba.
Los argumentos para incluir el tipo de cambio nominal oficial y el PIB real proceden lógicamente de la evidencia presentada en la parte descriptiva de este
análisis.
El modelo final es el siguiente:
p
Yt = S bjYt-j + et + Xt
j=1
Donde
Yt =
export
tipoct
cdt
, et =
rpibt
rimpt
ipct
etexpor
ettipoc
etcd
etrpib
etrimp
etipc
y Xt = variables dummy
Las variables dummy se definen de la siguiente manera:
1 para 1988:1
1 para 1989:1
1 para 1989:3
d1 =
d2 =
d3 =
0 de lo contrario
0 de lo contrario
0 de lo contrario
80
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1 para 1994:2
1 para 1996
1 para 2002:3
d4 =
d5 =
d6 =
0 de lo contrario
o de lo contrario
0 de lo contrario
1 para 1983:1 - 1988:4 - 1994:3 - 1996:2
d7 =
0 de lo contrario
Las siete variables dummy resultan ser significativas o necesarias según gráficos
de los residuos. Además, todas coinciden con sucesos de gran relevancia, tanto
en el plano económico como en el plano político. Se tiene que d1 representa
la única deflación durante este período; d2 y d3, la eliminación de controles de
precio y del control cambiario; d4, una severa crisis bancaria; d5, una dramática
devaluación y la liberación del tipo de cambio; d6, los meses siguientes a un
golpe de Estado y los inicios de una nueva confrontación política que concluiría
con el paro petrolero a finales de ese mismo año. Finalmente, d7 toma el valor
unitario durante períodos de tipo de cambio fijo (incluyendo períodos con tipo
de cambio diferencial) y, de lo contrario, toma el valor cero, es decir, en períodos
de tipo de cambio libre.
Para poder obtener funciones de impulso-respuesta ortogonales se utiliza la
identificación recursiva. En términos prácticos, lo que se quiere es poder separar
los efectos individuales de cada una de las variables en el modelo. Para ello es
necesario escoger un orden apropiado basado en la exogeneidad de cada una
de las variables relativa a las demás, comenzando con la variable más exógena
y procediendo hacia la más endógena. Cualquier orden debe ser juzgado, tanto
por la consistencia de los resultados con la realidad como por la coherencia de
sus suposiciones con la teoría económica.
El orden que se sigue es el del vector Y(t) arriba. Este orden implica que las
exportaciones petroleras son afectadas por sus propios shocks contemporáneamente y por los rezagos de las demás variables. El tipo de cambio nominal es
afectado contemporáneamente tanto por sus propios shocks como por los shocks
de las exportaciones petroleras, y sólo es afectada por los shocks de las demás
variables con rezago. De esta misma manera se procede con las demás variables
del modelo. Este orden se basa en suposiciones de causalidad fundamentadas,
tanto en la teoría económica como en las conclusiones que se derivaron del
análisis descriptivo en las secciones anteriores.
Debido a que los precios del petróleo se determinan en el mercado internacional,
las exportaciones petroleras son la variable más exógena del modelo y, por
ende, se colocan de primera. La posición del tipo de cambio nominal no es tan
obvia. Bajo un sistema de tipo de cambio fijo, el Gobierno se encarga de determinar el tipo de cambio, lo cual implica mayor exogeneidad relativo a las demás
variables. Bajo un sistema de tipo de cambio libre, la relación causal entre el
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
81
tipo de cambio y la inflación va en ambos sentidos. Considerando que en Venezuela el tipo de cambio nominal nunca ha sido verdaderamente libre (el BCV
siempre ha ejercido cierto grado de intervención), se decide ubicar al tipo de
cambio por encima del índice de precios. Además, como ya ha sido mencionado,
el modelo incluye una variable dummy que toma en cuenta las distintas políticas
cambiarias.
Por construcción, el tipo de cambio nominal influye contemporáneamente sobre
el costo del dinero efectivo. Por lo tanto, el costo del efectivo se coloca por
debajo del tipo de cambio. A la vez, el costo del dinero afecta las decisiones de
producción, lo cual sitúa al PIB real por debajo del costo del dinero. Dado que
en gran parte la producción nacional se basa en maquinaria y materias primas
importadas, las decisiones de inversión van a afectar el flujo de importaciones.
Por otra parte, una economía creciente suele importar mayores cantidades debido
a un fortalecimiento del poder de compra de los agentes económicos. Por ello,
las importaciones reales se ubican por debajo del PIB real. Finalmente, la variable
más endógena del modelo y, por supuesto, la variable de mayor interés en este
análisis, es el índice de precios al consumidor.
Una vez establecido el orden, es necesario determinar si las series son estacionarias. De lo contrario, se podría estar estimando relaciones que son sólo producto
de un componente tendencial común entre las variables y no de una relación
directa. Para ello existen dos pruebas de raíz unitaria conocidas como el DickeyFuller Unit Root Test y el Phillips-Perron Unit Root Test. Los resultados, resumidos
en el cuadro 3, demuestran que tanto el costo del efectivo como las importaciones
reales son estacionarias. Sin embargo, las demás variables sólo son estacionarias
una vez transformadas a sus primeras diferencias usando logaritmos.
Para determinar el número apropiado de rezagos que se deben incluir en el
modelo se utilizan los que en la literatura se denominan como criterios de información. En términos generales, éstos buscan balancear los grados de libertad
con el poder explicativo del modelo16. Con una excepción, todos los criterios de
información indican que se deben incluir cuatro rezagos17.
16
Referirse al cuadro 4 para ver los resultados.
17
Es de hacer notar que dado el número de variables, sus rezagos y los dummies, se están
estimando un gran número de coeficientes (173, incluyendo el mecanismo de corrección de
errores). Junto con el número limitado de observaciones, queda un número reducido de
grados de libertad. Por ellos también se estimaron varios modelos con menos variables y
más rezagos. En general, los resultados no cambiaron sustancialmente.
82
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
11. Resultados
Luego de estimar el modelo y antes de proceder a interpretar los resultados, es
necesario aplicar varios tests que caracterizan este tipo de metodología. En
particular, se prueba si existe autocorrelación entre los residuos y si se satisface
la condición de estabilidad, es decir, si todos los coeficientes están dentro del
círculo unitario. Los resultados demuestran que no existe autocorrelación entre
los residuos y que sí se satisface la condición de estabilidad18. Además, no se
puede rechazar la hipótesis nula de que los residuos tienen una distribución
normal. Todos los resultados están resumidos en los cuadros (ver anexos).
Es importante mencionar que los tests de causalidad Granger entre las distintas
variables del modelo no dieron resultados muy consistentes. El cuadro 6 resume
estos resultados. Se puede apreciar que todas las variables en el modelo causan,
en el sentido Granger, la inflación. Sin embargo, los resultados también indican
que las exportaciones petroleras no son perfectamente exógenas. Una razón por
la que podrían no ser exógenas es que el volumen de exportaciones fluctuó sustancialmente durante ciertos años en el período bajo observación, de esta manera
afectando los ingresos petroleros. Sin embargo, es poco probable que la inflación
haya jugado un papel determinante en la cantidad de barriles exportados.
Otros estudios suelen basar el orden de sus variables en los resultados de las
pruebas de causalidad de Granger. Sin embargo, debido a la falta de resultados
concretos, el orden de las variables en este estudio se basa más en el análisis
descriptivo hecho anteriormente, junto con suposiciones teóricas.
12. Descomposición de varianza
El cuadro 7 presenta la descomposición de varianza del error de pronóstico de la
inflación. En otras palabras, estos resultados resumen el poder explicativo de
cada una de las variables del modelo con relación a la inflación. Se puede observar que las exportaciones petroleras, el tipo de cambio oficial y el costo del
dinero juntas explican más de 50% de la varianza en el error de pronóstico de
la inflación después de diez trimestres. Este resultado es consistente con los
argumentos descritos en las secciones anteriores. Por otra parte, al contrario de
lo hallado en otros estudios, el tipo de cambio nominal es la variable con mayor
importancia, después de la inflación misma, seguida por el costo del efectivo y
las exportaciones petroleras. Particularmente, el porcentaje explicado por el tipo
de cambio nominal salta de 5% a 26% después de sólo un trimestre. Debe notarse también la relevancia del PIB real y de las importaciones reales, juntas
explican más de 16% después de diez trimestres. Finalmente, en concordancia
18
Referirse al gráfico 11 y el cuadro 5 para ver los resultados.
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
83
con otros estudios, la propia inflación explica la mayor parte de la varianza en
su propio error de pronóstico, lo cual indica un fuerte componente inercial de
la inflación.
13. Funciones de impulso-respuesta
Utilizando los coeficientes estimados, el gráfico 12 muestra la respuesta de la
inflación a un shock con magnitud de una desviación estándar actuando por
separado sobre cada una de las variables en el modelo. Como se anticipó, un
shock positivo a las exportaciones petroleras conlleva un alza en la inflación. El
efecto llega a su mayor magnitud después de un año y un trimestre. Este rezago
es de esperarse, dado que un incremento en las exportaciones petroleras sólo
se traduce en un incremento de los ingresos fiscales después de cierto período.
Más aún, el alza en la base monetaria que resulta debido a un incremento en el
gasto gubernamental se traduce en una aceleración de la inflación con cierto
rezago, es decir, el efecto nunca es inmediato.
La respuesta de la inflación a un shock en el tipo de cambio nominal oficial
(equivalente a una devaluación/depreciación) también es positiva, como es de
esperarse. Nótese que el efecto se acelera durante los primeros trimestres después del shock y luego disminuye hasta que se torna negativo entre el cuarto y
el quinto trimestres. Finalmente, converge a cero en el séptimo trimestre. Es
decir, una devaluación/depreciación del tipo de cambio nominal resulta en una
aceleración de la inflación. El efecto negativo que se observa después del cuarto
trimestre es consistente con el modelo de Krugman-Taylor, el cual predice que
una devaluación tiende a tener efectos de contractivos en países menos desarrollados (Krugman y Taylor, 1978). De este modo, los efectos contractivos sobre
la economía tienden a moderar la inflación después de un tiempo. Una explicación complementaria se halla en el modelo de Dornbusch (1976) sobre el
posible overshooting del tipo de cambio. La idea es que una depreciación inicial
en el tipo de cambio suele overshoot para que se den ciertas condiciones de
equilibrio del mercado. Esto conlleva que en el mediano plazo se dé una apreciación del tipo de cambio (para ajustarse después del overshoot), lo cual en
nuestro caso explicaría el efecto negativo sobre la inflación.
El efecto sobre la inflación de un abrupto incremento en el costo del dinero
efectivo rápidamente se torna negativo, llegando a su punto mas bajo después
de un año. La respuesta luego converge a cero. Nuevamente, este resultado es
consistente con la teoría económica.
Un shock positivo en el producto interno bruto lleva a una aceleración de la
inflación. En otras palabras, una expansión económica lleva a una aceleración
de la inflación. Este resultado es de esperarse, ya que el crecimiento económico
se suele asociar con un incremento en la base monetaria, que a su vez causa
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
84
presión al alza sobre los precios. Además, en el caso particular de Venezuela, el
crecimiento económico suele ser el resultado de un incremento en la demanda
(comenzando con un incremento en la demanda por parte del Gobierno), el
cual, junto con el gran número de cuellos de botella que caracterizan la economía venezolana, conlleva una aceleración de la inflación (Rivero, 1994).
En cuanto a las importaciones reales, un shock positivo a estas últimas causa
una fuerte desaceleración de la inflación en los primeros dos trimestres. El efecto
negativo sobre la inflación va disminuyendo para luego pasar a ser positivo
después del cuarto trimestre y poco después converger a cero. El efecto negativo
se debe, como se argumentó antes, a que para poder importar se necesita cambiar de bolívares a dólares, por lo tanto, se disminuye la base monetaria. El
efecto positivo que se observa después de un año, probablemente es el resultado
de la correlación positiva que existe entre las importaciones reales y el producto
real19.
Finalmente, como se argumentó arriba, la inflación tiene un fuerte efecto positivo
sobre sí misma. Esto es evidencia del fuerte componente inercial que caracteriza
el proceso inflacionario en Venezuela, lo cual ya ha sido documentado extensamente en trabajos anteriores.
14. Modelo con corrección de errores
Aunque los resultados presentados arriba son consistentes, tanto con la teoría
económica como con la experiencia del caso venezolano, cualquier estudio de
inflación no estaría completo sin un proxy para los agregados monetarios. Por
lo tanto, se construye un segundo modelo VAR, en el cual se incluye una relación
de cointegración entre el dinero, definido como M1, y el índice de precios al
consumidor (IPC)20.
En términos generales, la existencia de una relación de cointegración quiere
decir que existe una relación de equilibrio entre estas dos variables durante el
período bajo observación, es decir, existe una relación de largo plazo. La relación
de cointegración que se estimó es la siguiente:
log(ipct ) = 5,26 – 1,15log (m1)
19
Gran parte de las importaciones en Venezuela (durante el período bajo observación) son
de materias primas y maquinarias necesarias para la producción. Por consiguiente, un incremento en el número de importaciones suele estar asociado con un incremento en la
producción (y viceversa).
20
El modelo también fue estimado con una relación de cointegración entre M2 y el IPC.
Como es de esperarse, los resultados no cambian significativamente.
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
85
Aparte de introducir esta relación de manera exógena, el modelo permanece
igual al anterior21.
15. Descomposición de varianza modelo VEC
Se puede observar en el cuadro 10 que la inflación ahora explica un porcentaje
mucho más reducido de la varianza en su propio error de pronóstico. Este resultado es de esperarse debido a que el modelo anterior no tomaba en cuenta
el papel importante de los agregados monetarios. Por otra parte, el poder explicativo de las exportaciones petroleras también se reduce. Esto no es sorprendente, ya que el efecto de las exportaciones petroleras sobre la inflación viene
principalmente a través del gasto gubernamental y consecuentemente a través
de los agregados monetarios.
Las diferencias más importantes entre estos resultados y los anteriores son el
incremento en el porcentaje de la varianza del error de pronóstico de la inflación,
que explican el tipo de cambio nominal y las importaciones. Juntos explican
más de 40%. El incremento en el porcentaje explicado por el tipo de cambio
nominal apoya nuestra hipótesis inicial en cuanto al papel central que tiene el
tipo de cambio nominal en el proceso inflacionario en Venezuela. Por otra parte,
el incremento en el porcentaje explicado por las importaciones reales se puede
interpretar como evidencia de la relevancia del tipo de cambio real, ya que es
este último el que determina el flujo de importaciones y exportaciones.
16. Impulso-respuesta modelo VEC
Se puede observar en el gráfico 14 la inclusión de la corrección de errores mejora
las funciones de impulso-respuesta al hacer que la mayoría de los efectos converjan a cero. Sin embargo, aparte de este cambio, los gráficos son muy similares.
En aquellos que hay cambios menores, la respuesta nunca es significativamente
distinta a cero. La robustez de las funciones de impulso-respuesta confirma la
solidez del modelo.
17. Conclusiones e implicaciones de política económica
Este estudio tiene varios resultados relevantes para la formulación de la política
económica. Primero, se ha demostrado, al contrario de los estudios previos, que
la tasa de cambio nominal juega un papel crucial en el proceso inflacionario
venezolano. Segundo, se encontró que el costo de mantener bolívares es altamente significativo, mejorando así la capacidad explicativa del modelo por encima
21
Referirse al gráfico 13 y los cuadros 8-9 para los resultados de los distintos tests.
86
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
de los estudios anteriores que no incluían esta variable. Tercero, la alta correlación entre el crecimiento del gasto público y el crecimiento de los agregados
monetarios, ilustrada en el gráfico 6, demuestra que la política fiscal constituye
el principal determinante de la oferta monetaria. De esta manera la política
monetaria es dictada por la política fiscal. La ausencia de una política monetaria
autónoma ha persistido independientemente de los controles de capital, tasas
de cambio fijas o flexibles o del grado de independencia del Banco Central.
Cuarto, debido a este vínculo entre las políticas fiscal y monetaria, aunado a la
dependencia del ingreso fiscal del ingreso petrolero, las marcadas fluctuaciones
del precio del petróleo que se inician a partir de 1974 han tenido efectos nefastos
sobre la economía venezolana, que se manifiestan en una mayor volatilidad de
todas las variables macroeconómicas. Adicionalmente, se han identificado dos
mecanismos diferenciados mediante los cuales las variaciones del precio internacional del petróleo afectan la inflación interna: 1) cuando los precios del
petróleo suben, el gasto gubernamental se incrementa, lo que conduce a una
expansión de los agregados monetarios (M1) que sobrepasa con creces el crecimiento del PIB real, causando así presiones inflacionarias; 2) cuando los precios
del petróleo caen los ingresos fiscales los siguen, una vez que la capacidad de
endeudamiento del Gobierno se agota, el déficit fiscal se expande sin control y
el Gobierno echa mano a la devaluación para cubrir sus compromisos internos.
La devaluación trae como consecuencia un alza de los precios de los productos
importados, que se refleja rápidamente en la tasa de inflación. Finalmente,
también se demostró en este estudio que la tasa de cambio real efectiva juega
un papel significativo a través de su efecto sobre las importaciones y el impacto
de éstas sobre los precios.
Hay dos implicaciones fundamentales en materia de política económica que se
desprenden de este estudio. La primera y más importante es que es necesario
estabilizar el gasto fiscal. Una medida que ha sido propuesta e implementada a
medias es la creación de un fondo de estabilización. Es decir, los ingresos petroleros irían al fondo que los mantendría invertidos en activos en el exterior y
sólo una parte serían entregados al Gobierno central para ser gastados22.
Nótese que este fondo no tiene ningún efecto sobre los precios del petróleo o
sobre los ingresos petroleros, simplemente mitiga los efectos adversos de estas
variables sobre el gasto fiscal y las consecuencias de éste sobre otras variables
macroeconómicas. Esto implica que la volatilidad experimentada durante las
últimas décadas en Venezuela no ha sido un mal inevitable, dada la dependencia
del petróleo, sino más bien ha sido el resultado de una política fiscal incompetente e irresponsable. Sin embargo, es necesario admitir que en un país con cerca
de la mitad de la población por debajo de la línea de pobreza es políticamente
22
Ver Rodríguez (2000) para una exposición detallada de esta propuesta de política.
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
87
inviable mantener la mayor parte del ingreso petrolero en el exterior, en vez de
utilizarlo para aliviar la pobreza. La segunda implicación para la política económica es que el gasto público financiado por el ingreso petrolero tenderá a sobrevaluar la tasa de cambio real. Para atenuar esta apreciación, el gasto fiscal
debe enfocarse en mejorar la productividad del trabajador venezolano. En otras
palabras, el gasto público debe dirigirse a áreas específicas, tales como educación, salud e infraestructura, que aumentan la productividad y, en consecuencia,
la competitividad, de manera de contrarrestar la pérdida de competitividad
asociada a una apreciación de la tasa de cambio real. A pesar de que la equidad
es ciertamente importante en toda sociedad moderna, es necesario primero
mejorar la productividad y el crecimiento real. De otra manera, las políticas
orientadas a promover una mayor equidad simplemente conducen a una reducción del bienestar general debida a las pérdidas en el ingreso real, los ahorros
y la inversión causadas por la inflación.
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Rivero, L.M. (1994). Un enfoque sobre la inflación en Venezuela: Orígenes y soluciones, Caracas, Banco Central de Venezuela.
Rodríguez, L.R. (2000). The political economy of State-oil relations: Institutional case studies
of Venezuela and Norway, D.Phil Thesis, University of Oxford, Oxford, England.
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
88
Anexos
Cuadro 1
Nivel y desviación estándar de la inflación
Período
Inflación
Desviación estándar
1950-1959
1,21
1,84
1960-1969
1,33
1,08
1970-1979
7,72
5,25
1980-1989
23,94
23,13
1990-1999
46,35
24,78
Cuadro 2
Variables incluidas en el modelo final
Variable
Descripción
expor
Exportaciones petroleras (en dólares nominales)
tipoc
Tipo de cambio nominal oficial (en bolívares/dólar)
cd
Costo del dinero
rpib
PIB real (en bolívares de 1984)
rimp
Importaciones reales (en dólares de 1984)
ipc
Índice de precios al consumidor en Venezuela
Cuadro 3
Resultados de las pruebas de raíz unitaria (modelo VAR)
Variable
Dickey-Fuller ajustado valor-P
Phillip-Perron valor-P
lnexpor
0,41
0,32
lntipoc
0,85
0,91
cd
0,00
0,00
lnrpib
0,43
0,42
lnrimp
0,01
0,01
lnipc
0,96
0,98
D,lnexpor
0,00
0,00
D,lntipoc
0,00
0,00
D,lnrpib
0,01
0,00
D,lnipc
0,07
0,01
Notas: a) ln indica el logaritmo de la variable. b) D indica la primera diferencia de la variable.
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
89
Cuadro 4
Resultados de las pruebas para determinar el número de rezagos apropiados
(Modelo VAR)
Número
LL
LR
de rezagos
Grados
de libertad
p
FPE
AIC
HQIC
SBIC
0
499,25
0,00
-30,71
-30,71
-30,71
1
599,51
200,52
36
0,000
0,00
-32,47
-32,02
-31,3363*
2
674,05
149,08
36
0,000
0,00
-33,52
-32,62
-31,26
3
736,19
124,28
36
0,000
0,00
-34,24
-32,89
-30,85
4
798,97
125,57*
36
0,000
3,5e-15*
-34,9717*
-33,1711*
-30,45
820,36
42,77
36
0,203
0,00
-34,57
-32,32
-28,92
5
Nota: * Representa el número de rezagos óptimo.
Cuadro 5
Multiplicador de Lagrange para la determinacion de autocorrelación en los residuos
(Modelo VAR)
Rezago
chi2
Grados de libertad
Prob > chi2
1
33,16
36
0,60
2
30,89
36
0,71
3
47,72
36
0,09
27,20
36
0,85
4
Nota: a) Hipótesis nula: No existe autocorrelacion entre los residuos.
Cuadro 6
Resultados de las pruebas de causalidad Granger (modelo VAR)
Variable dependiente
D.lnexpor
Variable explicativa
D.lntipoc chi2
Grados de libertad
Prob > chi2
18,49
4
0,00
D.lnexpor
cd
10,42
4
0,03
D.lnexpor
D.lnrpib
21,44
4
0,00
D.lnexpor
lnrimpd
12,44
4
0,01
D.lnexpor
D.lnipc
12,55
4
0,01
D.lnexpor
Conjuntamente
93,67
20
0,00
D.lntipoc
D.lnexpor 9,41
4
0,05
D.lntipoc
cd
23,36
4
0,00
D.lntipoc
D.lnrpib
7,74
4
0,10
D.lntipoc
lnrimpd
12,95
4
0,01
Continúa en la página siguente…
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
90
Continuación cuadro 6
Variable dependiente
Variable explicativa
chi2
Grados de libertad
Prob > chi2
D.lntipoc
D.lnipc
15,50
4
0,00
D.lntipoc
Conjuntamente
54,79
20
0,00
cd
D.lnexpor 2,04
4
0,73
cd
D.lntipoc
9,00
4
0,06
cd
D.lnrpib
11,82
4
0,02
cd
lnrimpd
37,48
4
0,00
cd
D.lnipc
14,17
4
0,01
cd
Conjuntamente
63,69
20
0,00
D.lnrpib
D.lnexpor 8,43
4
0,08
D.lnrpib
D.lntipoc
11,67
4
0,02
D.lnrpib
cd
7,11
4
0,13
D.lnrpib
lnrimpd
31,37
4
0,00
D.lnrpib
D.lnipc
13,43
4
0,01
D.lnrpib
Conjuntamente
110,48
20
0,00
lnrimp D.lnexpor 8,99
4
0,06
lnrimp
D.lntipoc
20,48
4
0,00
lnrimp
cd
15,68
4
0,00
lnrimp
D.lnrpib
19,94
4
0,00
lnrimp
D.lnipc
27,08
4
0,00
lnrimp
Conjuntamente
103,79
20
0,00
D.lnipc
D.lnexpor 8,97
4
0,06
D.lnipc
D.lntipoc
46,54
4
0,00
D.lnipc
cd
40,14
4
0,00
D.lnipc
D.lnrpib
38,66
4
0,00
D.lnipc
lnrimpd
36,31
4
0,00
D.lnipc
Conjuntamente
175,47
20
0,00
Nota: a) Hipótesis nula: Variable explicativa no causa variable dependiente.
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
91
Cuadro 7
Descomposición de varianza del error de pronóstico de la inflación (modelo VAR)
Trimestre
1
D.lnexpor
D.lntipoc
cd
D.lnrpib
lnrimp
D.lnipc
13,16
5,01
3,22
1,84
0,64
76,14
2
8,16
26,44
5,82
11,27
13,48
34,83
3
6,41
27,12
12,99
8,79
10,7
33,99
4
7,10
25,62
22,94
7,89
8,78
27,68
5
6,25
23,79
19,93
7,81
9,51
32,70
6
7,74
22,85
17,98
9,41
8,34
33,68
7
9,66
21,56
16,8
9,81
8,09
34,09
8
13,13
19,86
18,09
9,61
7,75
31,56
9
14,19
19,16
17,57
9,93
7,80
31,35
10
14,46
18,81
17,30
9,92
7,57
31,95
Cuadro 8
Resultados de las pruebas para determinar el número de rezagos apropiados
(Modelo con corrección de errores)
Número
LL
LR
de rezagos
Grados
de libertad
p
FPE
AIC
HQIC
SBIC
0
531,27
0,00
-31,58
-31,58
-31,58
1
616,78
0,00
-32,94
-32,49
-31,8095*
2
688,84
144,13
36
0,00
0,00
-33,93
-33,03
-31,67
3
750,20
122,70
36
0,00
0,00
-34,62
-33,27
-31,23
4
812,71
125,02*
36
0,00
3,0e-15*
-35,348*
-33,5474*
-30,83
836,70
47,99
36
0,087
0,00
-35,02
-32,77
-29,37
5
171,02
36
0,00
Nota: a) * Representa el número de rezagos óptimo.
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
92
Cuadro 9
Multiplicador de Lagrange para la determinacion de autocorrelación en los residuos
(Modelo con corrección de errores)
Rezago
chi2
Grados de libertad
Prob > chi2
1
42,55
36
0,21
2
27,76
36
0,84
3
48,24
36
0,08
27,95
36
0,83
4
Nota: a) Hipótesis nula: No existe autocorrelacion entre los residuos.
Cuadro 10
Descomposición de varianza del error de pronóstico de la inflación
(Modelo con corrección de errores)
Trimestre
1
D.lnexpor
D.lntipoc
cd
D.lnrpib
lnrimp
D.lnipc
10,26
5,8
2,33
1,2
3,73
76,68
2
5,33
31,19
8,44
9,5
9,4
36,15
3
3,99
30,66
17,32
7,25
7,01
33,76
4
5,02
26,58
25,18
6,66
9,73
26,83
5
4,14
26,73
21,59
6,33
13,93
27,29
6
5,47
27,94
19,43
7,76
12,94
26,46
7
6,86
27,43
18,64
7,89
13,6
25,58
8
9,87
25,79
18,49
7,73
13,97
24,14
9
10,31
26,21
18,1
7,77
14,15
23,47
10
10,3
26,65
17,91
7,68
14
23,46
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
Gráfico 1
Variación en el índice de precios al consumidor
1951-2006
Gráfico 2
Marco institucional de la economía venezolana
Fuente: Rivero (1994).
93
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
94
Gráfico 3
Precio real del petróleo (año base 2005)
1950-2006
Gráfico 4
Variación en el precio real del petróleo
1951-2006
Cambio porcentual
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
Gráfico 5
Variación en las exportaciones petroleras reales y el gasto gubernamental real
1951-2001
Gráfico 6
Variación en el gasto gubernamental real y M1 real
1951-2001
95
96
Gráfico 7
M1 como proporción del producto interno bruto
1950-2005
Gráfico 8
Variación en el tipo de cambio nominal oficial
1951-2006
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
Gráfico 9
Variación en el tipo de cambio real bilateral
1951-2005
Gráfico 10
Variación trimestral en el tipo de cambio real bilateral
1983:Trimestre 2-2006:Trimestre 3
97
98
Gráfico 11
Valores propios (modelo VAR)
Gráfico 13
Valores propios (modelo con corrección de errores)
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
Gráfico 12
Funciones de impulso y respuesta (modelo VAR)
99
100
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Gráfico 14
Funciones de impulso y respuesta (modelo con corrección de errores)
Revista BCV • Vol. XXIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2009, pp. 101-158 • ISSN: 0005-4720
Descomposición de los cambios de la desigualdad
de ingresos laborales en Venezuela por factores
componentes durante el período 1997-20071
Gallo P.
César R. Gallo P.*
Resumen
El objetivo de este trabajo fue explicar los cambios en la desigualdad de ingresos laborales en Venezuela entre 1997 y 2007. Se identificaron tres subperíodos
de monotonía que fueron: 1997-2000 de monotonía decreciente, 2000-2002 de
monotonía creciente, y 2002-2007, de tendencia decreciente. Para estos tres
subperíodos se evaluaron los efectos en la variación de la desigualdad de los
cambios en los ingresos promedio relativos de los perceptores, agrupados según
ciertas características de los mismos, y de los cambios en las proporciones de
población que esos grupos concentraban. Las magnitudes de esos efectos fueron
medidas utilizando una técnica de descomposición dinámica de la desigualdad,
desarrollada por el autor, la cual se basó en las técnicas de descomposiciones
clásicas. Este enfoque permitió, además, conocer cuáles grupos de perceptores
tuvieron mayor responsabilidad en la conducción de tales efectos. Los resultados
proporcionaron evidencia para poder afirmar que los cambios no sólo en los
ingresos laborales relativos, sino también en las proporciones de población, de
* Ingeniero eléctrico y economista egresado de la Universidad Central de Venezuela. Magister
Scientiarum en Planificación del Desarrollo, Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes-UCV).
Profesor titular jubilado, dedicado al área de investigación en el Instituto de Investigaciones
Económicas y Sociales de la UCV. Correo electrónico: [email protected].
1
El presente trabajo formó parte del proyecto de investigación titulado: Descomposición
de la desigualdad en Venezuela por factores componentes durante el período 1997-2007,
adscrito al Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales “Dr. Rodolfo Quintero” de la
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (Faces) de la Universidad Central de Venezuela
(UCV), el cual recibió financiamiento del Banco Central de Venezuela (BCV) según el convenio de cooperación UCV-BCV.
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
102
los grupos de perceptores con el más alto nivel educativo y de los que ocupaban los cargos que reciben las mayores remuneraciones promedio, jugaron un
papel determinante en la variación de la desigualdad en el período estudiado.
Palabras clave: Distribución del ingreso / Desigualdad / Descomposición
dinámica
Código JEL: D33; D63; H11; N36; I32
Abstract
The objective of this work was to explain inequality changes in labor income
distribution in Venezuela during the period 1997-2007. Three sub-periods of
trends were identified: 1997-2000 during which inequality decreased, 2000-2002
during which inequality increased, and 2002-2007 during which inequality
decreased. A dynamic inequality decomposition approach was applied to
measure the effects of changes in both relative incomes and population shares
of sub-groups, defined according to certain characteristics of the income recipients, on inequality changes. The approach also provides information to
determine which sub-groups are driving such effects. This approach was
developed by the author, and based on the classic techniques. The results
provided evidence to say that changes in both population shares and labor
income of the groups of recipients holding the highest level of education, as
well as those with occupations which received the highest level of remunerations in average, were driving the effects on income inequality trends in
Venezuela between 1997 and 2007.
Key words: Income distribution / Inequality / Dynamic Factorization
JEL code: D33; D63; H11; N36; I32
Resumo
O objetivo deste trabalho foi explicar as mudanças na desigualdade de rendas
laborais na Venezuela entre 1997 e 2007. Identificaram-se três sub-períodos
de monotonia: 1997-2000 de monotonia decrescente, 2000-2002 de monotonia
crescente e 2002-2007 de tendência decrescente. Para estes três sub-períodos
avaliaram-se os efeitos na variação da desigualdade das mudanças nas rendas
médias relativas dos perceptores, agrupados segunda certas características
deles, e das mudanças nas proporções de população que esses grupos concentravam. As magnitudes desses efeitos foram medidas utilizando uma técnica de decomposição dinâmica da desigualdade, desenvolvida pelo autor, a
qual se baseou nas técnicas de decomposições clássicas. Este enfoque permitiu, além disso, conhecer quais grupos de perceptores tiveram mais responsabilidade na condução de tais efeitos. Os resultados proporcionaram
evidência para podermos afirmar que as mudanças não apenas nas rendas
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
103
laborais relativas, mas também nas proporções de população, dos grupos de
perceptores com o nível educativo mais alto, e dos que ocupavam os cargos
que recebem as maiores remunerações médias, jogaram um papel determinante na variação da desigualdade no período estudado.
Palavras chave: Distribuição de renda / Desigualdade / Fatorização dinâmica
Código JEL: D33; D63; H11; N36; I32
Résumé
L’objectif de cet article est d’expliquer les changements dans l’inégalités de
revenus de travail au Venezuela entre 1997 et 2007. Trois périodes de monotonie ont été identifiés: la période 1997-2000 de monotonie décroissante; la
période 2000-2001 de monotonie croissante et la période 2002-2007 de tendance décroissante. Pour ces trois périodes, on a évalué les effets dans la
variation de l’inégalité des changements des revenus moyens relatifs des percepteurs, regroupés selon ses caractéristiques, et des changements dans les
proportions de population des groupes. Les magnitudes de ces effets ont été
mesurées avec une technique de décomposition dynamique de l’inégalité
développée par l’auteur et basée sur des techniques classiques de décomposition. Cette perspective a aidé à identifier les groupes de percepteurs qui ont
été plus responsables de la conduction des effets. Les résultats ont démontré
que les changements pas seulement dans les revenus relatifs de travail mais
aussi dans les proportions de population, des groupes de percepteurs avec le
meilleur niveau éducatif et le groupe qui reçoit la meilleure rémunération
moyenne, ont joué un rôle déterminant dans la variation de l’inégalité dans la
période étudiée.
Mots clé: Distribution du revenu / Inégalité / Décomposition dynamique
Code JEL: D33; D63; H11; N36; I32
Introducción
La mayoría de las investigaciones dirigidas al estudio de la desigualdad en la
distribución del ingreso que usan técnicas de descomposición se proponen explicar el nivel de la desigualdad en un momento determinado. Esto es lo que se
conoce como descomposición estática. Al descomponer el nivel de la desigualdad
por factores componentes en diversos años se puede determinar cuáles son los
factores más relevantes, explicando esa desigualdad en cada año y por comparación conocer los cambios ocurridos en las proporciones de la desigualdad
104
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
explicadas por cada uno de los factores observados en un período dado. Es
posible saber así cuáles factores ganan relevancia como causas de la desigualdad
y cuáles la pierden a lo largo del tiempo.
Sin embargo, cuando se quiere abordar de manera más directa el problema de
las causas de los cambios en la desigualdad de la distribución del ingreso, se
necesita descomponer esos cambios más que los niveles mismos. Varios enfoques
se han usado en la literatura para abordar la descomposición de los cambios de
la desigualdad, los cuales son conocidos como enfoques de descomposición
dinámica. Éstos se han desarrollado a partir de las propuestas de descomposición
estáticas originales de Bourguignon (1979) y Shorrocks (1982; 1984). En este
trabajo se aplica un enfoque dinámico que, si bien parte igualmente de estas
propuestas originales, se desarrolla aplicando el cálculo diferencial en vez de
realizar diferencias. Este enfoque fue originalmente propuesto por Coady y Wang
(1997) para el caso de China, utilizando como índice de desigualdad la desviación
logarítmica media, el cual es uno de los índices de la familia de entropía generalizada (FEG), que se genera al asumir el valor cero para el parámetro incluido
en su definición que está asociado con la ponderación que se le da a las distancias entre los ingresos en las diferentes partes de la distribución (Cowell, 1995;
Gallo, 2004; Houghton, 2005). El enfoque que aquí se aplica utiliza el índice FEG
que asigna a dicho parámetro el valor de la unidad, es decir, el índice de Theil,
el cual, aparte de cumplir la propiedad de ser aditivamente descomponible, como
todo miembro de FEG, propiedad que es fundamental para poder aplicar los
enfoques de descomposición adecuadamente, tiene la ventaja de dar igual peso
a los cambios ocurridos en los ingresos a lo largo de toda la distribución.
Utilizando ese enfoque, este trabajo se propone, como objetivo general, explicar
los cambios ocurridos en la desigualdad de ingresos laborales en Venezuela
entre los años 1997 y 2007 y contribuir así con la comprensión de la dinámica
de la distribución del ingreso en este país. Como objetivos específicos se persiguen, en primer lugar, determinar las proporciones de esos cambios, que son
posibles de explicar a través de los cambios ocurridos tanto en los ingresos
laborales como en las proporciones de población de los grupos de perceptores,
definidos de acuerdo con ciertas características de los mismos. En segundo lugar,
se desea identificar cuáles grupos y qué tipo de cambio, si de ingreso o de
población, han sido los más importantes, explicando las tendencias de la desigualdad entre los dos años mencionados.
El trabajo se presenta en cinco secciones. En la siguiente se explica el enfoque
de descomposición dinámica aplicado. En la tercera se presentan los resultados
en dos subsecciones. La primera de ellas se enfoca en el análisis de los efectos
referidos a los cambios, tanto en los ingresos como en las proporciones de población de los grupos considerados. En la segunda subsección la atención se
dirige a analizar los efectos de los cambios en la desigualdad dentro de los
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
105
correspondientes grupos. En la siguiente se ofrecen las conclusiones y en la
última se listan las referencias bibliográficas.
Las características de los individuos que se usaron para la conformación de los
distintos grupos de la población de perceptores de ingreso laboral, fueron las
que permite la información que suministra la Encuesta de Hogares por Muestreo
(EHPM) conducida por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la cual constituyó la fuente de datos de este trabajo. Estas características fueron: ocupación,
categoría de ocupación y sector empleador, nivel educativo, tipo de empleo
(formal o informal), actividad económica, edad, región de habitación del perceptor y género. La unidad de medida fue el ingreso laboral y la de observación
el individuo.
Antes de iniciar la exposición, es muy importante dejar en claro, una vez más,
lo que ya el autor ha destacado en trabajos anteriores referidos a este mismo
tema, esto es, advertir que el fenómeno de la desigualdad en general no sólo
es complejo, sino también multifacético, que es afectado por el bienestar de
cada individuo de la sociedad, el cual, a su vez, es determinado por una amplia
gama de factores, lo que hace al estudio de las causas de la desigualdad y sus
cambios un problema bastante complicado que sólo puede producir aproximaciones a posibles respuestas. Esto significa que cualquier resultado que se obtenga
en relación con la influencia de ciertos factores observados en la determinación
de los niveles de la desigualdad y sus variaciones, es meramente indicativo o
sugerente de tendencias.
La descomposición dinámica
Probablemente, la forma más simple de descomposición dinámica, usada por
muchos investigadores, consiste en comenzar por descomponer el índice de
desigualdad que se vaya a usar, digamos I, en dos partes, que son la “desigualdad
dentro” y la “desigualdad entre” los grupos, tal como se hace cuando se aplica
el enfoque estático de descomposición (Shorrocks, 1982, 1984; Mookherjee y
Shorrocks 1982; Jenkins, 1995; Gallo 2004). Luego se obtendría la contribución
de cada factor o característica de la población a la desigualdad total a través de
dividir el cambio en la componente “entre grupos” (IB) entre el cambio en la
desigualdad total (I), en un intervalo de tiempo específico (t, t+1) 2. Esto es como
sigue:
2
CB =
IB, t+1 – IB, t
It+1 – It
(1)
Este enfoque es propuesto por Székely (1998) y también aplicado por Riutort (1999).
106
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Donde CB representa la contribución proporcional de los cambios en la desigualdad explicada por una característica dada a los cambios en la desigualdad total
en un intervalo de tiempo (t, t +1).
Sin embargo, CB es solamente una medida “breve” del cambio en la desigualdad
explicada relativo al cambio en la desigualdad total durante un período dado.
Esta medida no nos permite identificar las causas de ese cambio “explicado”,
causas que pueden contrarrestarse unas a otras, tales como son los cambios en
las proporciones de población de los grupos o cambios en sus ingresos medios
relativos. De hecho, de estos cambios es que depende el impacto que tengan
los cambios de la desigualdad explicada sobre la desigualdad total. Además, las
variaciones de población y de los ingresos medios relativos no sólo afectan a la
componente “desigualdad entre grupos”, sino que también afectan a la componente “desigualdad dentro de grupos”, tal como puede comprobarse observando
la siguiente ecuación de descomposición que proporcionan Mookherjee y Shorrocks (1982), usando índices pertenecientes a la familia de entropía generalizada
(FEG)
1
Ic = Sknk (lk) c Ick + c(c – 1) Sknk [(lk) c – 1]; c ≠ 0,1
(2)
Donde Ic es el índice de desigualdad, el cual pertenece al grupo de medidas
FEG (Ic = FEG(c)), νk es la proporción de la población total que el grupo k concentra, mientras λk = µk /µ es el ingreso medio del grupo k relativo al ingreso
medio de la población total µ. En la ecuación (2) el primer término es la suma
ponderada simple de las desigualdades de los grupos, el cual mide lo que anteriormente se ha llamado la desigualdad dentro de los grupos, mientras que el
segundo término mide la desigualdad entre los grupos.
En consecuencia, interpretar a CB como una medida del efecto completo de los
cambios entre los grupos sobre la desigualdad total, de acuerdo con la característica en cuestión, sería equivocado, ya que se estaría ignorando el impacto que
tienen los cambios, tanto de las proporciones de población como de los ingresos
medios relativos, sobre las desigualdades dentro de los grupos.
Para tratar este problema lo que se necesita es descomponer los cambios en la
desigualdad agregada o total, en vez de calcular sólo los cambios en la desigualdad explicada relativos al cambio de la desigualdad agregada o total. De acuerdo
con la ecuación de descomposición (2), la desigualdad total depende de los
ingresos medios relativos, las proporciones de población de los grupos y las
desigualdades dentro de los grupos. En consecuencia, los cambios en estos tres
factores son los que determinarán los cambios en la desigualdad agregada. Así,
lo que se necesita medir separadamente es la contribución de los cambios en
estos tres factores a los cambios en la desigualdad total.
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
107
Atendiendo a esa necesidad, Mookerjee y Shorrocks (1982) propusieron un enfoque basado en la ecuación (2), el cual toma en cuenta los efectos de los cambios,
tanto en las proporciones de la población total concentradas por los grupos como
de los ingresos medios de los grupos relativos al ingreso medio de la población
total. Este enfoque produce una descomposición exacta de los cambios en la
desigualdad agregada, la cual mide los efectos mencionados antes. Sin embargo,
debido a lo complicado de la aritmética involucrada en el cálculo y para facilitar
los procedimientos computacionales, estos autores proponen una descomposición
aproximada usando el índice FEG(0), el cual es más sensitivo a los cambios en
la parte baja de la distribución del ingreso. Ahora bien, si se trata de aplicar este
mismo enfoque usando un índice que proporcione igual peso a los cambios
ocurridos a lo largo de toda la distribución y no sólo a la parte baja, como es el
caso del índice FEG(1) o índice de Theil, entonces la aritmética involucrada se
hace aún más compleja y su aplicación es impracticable.
Afortunadamente, Coady y Wang (1997) proponen una fórmula menos complicada, la cual también conduce a una descomposición exacta de la desigualdad
agregada que, igualmente, intenta medir separadamente las influencias de cambios, tanto en las proporciones de población total concentrada por los grupos
como en sus ingresos medios relativos. Estos autores parten de la misma ecuación de descomposición estática propuesta por Mookerjee y Shorrocks (1982)
usando FEG(0) y a través de diferenciación total llegan a una ecuación más
sencilla. La ventaja es que el enfoque propuesto por Coady y Wang (1997) aun
es manejable si se usa el índice de Theil y así se lograría proporcionar igual
peso a los cambios ocurridos a lo largo de toda la distribución. Esto es lo que
se hace a continuación.
De acuerdo con Mookerjee y Shorrocks (1982), al hacer c = 1 en la ecuación (2),
lo cual corresponde a usar el índice de Theil, se llega a
I1 = Sknk lk I1wk + S nk lk ln lk
(3)
Donde I1 mide la desigualdad total o agregada e I1wk mide la desigualdad dentro
del grupo k, ambas calculadas con el índice de Theil.
Siguiendo la ecuación (3), se puede expresar la forma funcional general de la
desigualdad total, usando el índice de Theil, como sigue:
– –
I1 = I1 (n–, l, I 1w )
– –
Donde n–, l y I 1w son vectores de dimensión k.
Diferenciando (4) con respecto al tiempo, se obtiene:
(4)
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
108
.
∂I .
∂I1 .
∂I .
I1 = Sk
nk + Sk 1 µk + Sk 1k I1wk (5)
∂I1w
∂nk
∂µk
Donde el punto sobre cada variable denota su derivada respecto al tiempo.
Usando la ecuación (3), las derivadas de I1 con respecto a νk, µk, e I1wkque aparecen
en la ecuación (5), son como sigue:
∂I1 = l I k + l ln l k 1w
k
k
∂nk
∂I1
= nk I1wk + nk (ln lk + 1)
∂lk
∂I1
= nk lk
∂I1wk
(I)
(II)
(III)
Colocar los resultados dados en (I), (II) y (III) en la ecuación (5), permite así
expresar la descomposición dinámica de la desigualdad total, usando el índice
de Theil, de la siguiente manera:
.
.
.
.
.
I1 = Sklk (I1k + ln lk ) nk + Sknk [I1k + (ln lk + 1)]lk + SknklkI1k (6)
En la ecuación (6), I1 representa el índice FEG(1). El primer término al lado
derecho de la ecuación (6) mide los efectos de los cambios en las proporciones
de la población total concentradas por los grupos sobre los cambios en la desigualdad total o agregada, el cual es llamado “efecto de re-localización”. El segundo término recoge la contribución que es atribuible a los cambios en los
ingresos medios relativos de los grupos, llamado “efecto de ingreso relativo”,
mientras que el tercer término representa el impacto de los cambios en las desigualdades dentro de los grupos debido a cambios en factores no observados,
llamado “efecto de desigualdad pura”.
Siguiendo la sugerencia de Jenkins (1995), para facilitar el análisis es conveniente
trabajar con cambios proporcionales, los cuales se pueden obtener a través de
dividir ∆I1 (equivalente a I1 con punto, que indica derivada en la ecuación (6))
entre el valor inicial de I1, lo cual implica dividir también entre este valor a los
tres términos al lado derecho de la ecuación (6). Para ilustrar la utilidad de esta
metodología, asumamos que realizamos una división de la población total (o
muestra), de acuerdo con cierta característica, digamos género. Así, la contribución
de los cambios en los grupos según el género a los cambios en la desigualdad
total puede deberse a que se produzcan cambios en el número de mujeres relativo
al número de hombres en la población, o a cambios en sus ingresos medios
relativos, o a una combinación de ambos tipos de cambios. Así, si los cambios
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
109
en el número de mujeres relativo al de hombres fuese la causa más relevante de
los cambios en la desigualdad total, entonces el primer término en la ecuación
(6) sería el más grande relativo al cambio proporcional de ∆I1/I1 y debería tener
el mismo signo. En cambio, si las variaciones en los ingresos medios relativos
fuese la causa más importante de los cambios en la desigualdad agregada, entonces el segundo término debería ser el mayor relativo a ∆I1/I1. Finalmente, si el
tercer término fuese el más grande relativo a ∆I1/I1, entonces esto significa que
los cambios en los grupos según el género no tienen un impacto relevante para
explicar los cambios observados en la desigualdad agregada.
Resultados
Aplicando el enfoque de descomposición dinámica, expresado a través de la
ecuación (6), se obtuvieron resultados que se analizan a continuación para determinar las contribuciones a la variación de la desigualdad agregada de ingresos laborales de los cambios ocurridos en las proporciones de población e ingresos
medios relativos de los grupos de perceptores, definidos según diversas características de los mismos, para el caso venezolano, durante el período 1997-2007.
La desigualdad agregada de ingresos laborales en Venezuela durante el período
1997-2007 siguió el comportamiento que se muestra en el gráfico 1.
Gráfico 1
Evolución de la desigualdad de ingresos laborales en Venezuela durante el período
1997-2007, calculada con el coeficiente de Theil en el segundo semestre de cada año
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo (cálculos propios).
110
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Se observa un claro descenso de la desigualdad entre 1997 y 2000, momento a
partir del cual ésta crece hasta el año 2002, iniciando luego un descenso hasta
2004. Entre este año y el siguiente el índice de Theil registra un crecimiento
puntual importante, alcanzando incluso un nivel superior al registrado en 1997,
para luego continuar con su tendencia decreciente hasta 2007, año en que llega
a su nivel más bajo de todo el período observado.
Tomando en cuenta el comportamiento de la desigualdad, que se muestra en
el gráfico 1, podría considerarse al valor registrado por el índice de Theil en
2005 como fuera de tendencia. Por lo tanto, parece razonable considerar para
el análisis de descomposición de los cambios de la desigualad de ingresos laborales en Venezuela entre 1997 y 2007 los siguientes subperíodos: 1997-2000
de tendencia monótona decreciente, 2000-2002 de tendencia monótona creciente
y, finalmente, 2002-1997 una vez más de tendencia monótona decreciente.
A continuación se analizan, en cada uno de estos subperíodos, las contribuciones
a los cambios de la desigualdad agregada de ingresos laborales de los cambios
ocurridos en las proporciones de población e ingreso de los grupos de perceptores según los factores observados.
Los efectos de relocalización y de ingreso relativo
En esta subsección la atención se fija en los efectos de los cambios en las proporciones de población concentradas por los correspondientes grupos y en sus
respectivos ingresos laborales medios relativos, es decir, en los llamados efectos
de relocalización y de ingreso relativo, respectivamente. En la subsección siguiente
el estudio se enfoca hacia el efecto de desigualdad pura, a través de analizar el
cambio en el perfil de la desigualdad dentro de los grupos de acuerdo con las
características de los perceptores observadas entre los años que delimitan cada
uno de los subperíodos señalados.
Subperíodo 1997-2000
Entre los años 1997 y 2000 la desigualdad agregada de ingresos laborales, medida
con el índice de Theil, varió de 0,402 a 0,314, lo cual significó una disminución
de 22% (gráfico 1). El gráfico 2 muestra la contribución porcentual a esa disminución de los cambios ocurridos en las proporciones de población concentradas
por los grupos (efecto de relocalización), en sus ingresos medios relativos (efecto
de ingreso relativo) y en la desigualdad dentro de los grupos (efecto de desigualdad pura), según las características de los perceptores observadas. Las
apreciaciones generales que resaltan de esta figura son, en primer lugar, que
para la mayoría de las divisiones realizadas el efecto de desigualdad pura es el
que contó con la mayor contribución al cambio de la desigualdad agregada entre
1997 y 2000. En segundo lugar, los cambios en los grupos de perceptores defi-
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
111
nidos, tanto según su género como de acuerdo con su tipo de empleo, fueron
irrelevantes para el cambio de la desigualdad agregada entre estos dos años.
Gráfico 2
Descomposición del cambio en la desigualdad agregada de ingresos laborales por
grupos de perceptores definidos según ciertas características de los mismos, usando
el índice de Theil, en Venezuela, entre 1997 y 2000
Notas: La desigualdad agregada de ingresos laborales disminuyó en 22% entre 1997 y 2000.
Relocalización: Contribución porcentual de los cambios en las proporciones de población
concentradas por los grupos.
Ingreso: Contribución porcentual de los cambios en los ingresos medios relativos (mensuales) de
los grupos.
Desigualdad pura: Contribución porcentual de los cambios en la desigualdad dentro de los grupos.
Fuente: Cuadro 1, en anexo (cálculos propios).
Las divisiones de la población de perceptores de ingresos laborales para las que
el efecto de desigualdad pura no fue el más importante fueron las que se realizaron
de acuerdo con el nivel de educación y según la ocupación de los perceptores.
En el caso de la educación, el predominante fue el efecto ingreso, mientras que
la relocalización fue más importante en lo que respecta a la división por ocupación. En ambos casos estos efectos contribuyeron a la disminución de la desigualdad
entre 1997 y 2000, es decir, tuvieron un impacto de igualación en la distribución
del ingreso laboral en Venezuela entre los dos años señalados (gráfico 2).
El impacto de igualación del efecto ingreso por educación estuvo conducido por
la desmejora relativa de los universitarios, aunada a la mejora relativa del grupo
sin ningún nivel de educación (cuadro 5, en anexo). En el caso de la división por
112
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
ocupación, el aumento de las proporciones de población de perceptores ocupados
en servicios y los agricultores (los grupos con menor ingreso relativo), junto al
decrecimiento de las proporciones de población del grupo de los profesionales y
técnicos y el de los gerentes y directores (de mayor ingreso relativo), condujeron
el impacto de igualación del efecto de relocalización (cuadro 4, en anexo).
Al efecto de relocalización por ocupación se le unió el impacto también de igualación del efecto ingreso, que aunque muy pequeño, al sumarse con el anterior,
lograron en conjunto totalizar una contribución de 15% con la reducción de la
desigualdad agregada en este subperíodo, siendo ésta la mayor contribución de
ambos efectos tomados en conjunto. A esta contribución siguió la correspondiente
a la división por educación, para la cual, los efectos de ingreso y relocalización
considerados en conjunto sumaron 13% (gráfico 2).
Del resto de las divisiones merecen ser mencionadas las contribuciones de los
cambios en los grupos definidos según las categorías de ocupación de los perceptores y en los definidos de acuerdo con la región en la que ellos habitan.
Para los primeros, los efectos de relocalización y de ingreso juntos contribuyeron
con 9% del 22% en que decreció la desigualdad agregada entre 1997 y 2000,
mientras para los segundos esa contribución se limitó a 8%, debido al impacto
de des-igualación del efecto ingreso, es decir, debido a que los cambios en los
ingresos laborales según las regiones contribuyeron a aumentar la desigualdad
en la distribución del ingreso en vez de disminuirla, aunque ésa fue una contribución de tan sólo 1% (gráfico 2). Los movimientos de población de la región
capital hacia la Central y la Centrooccidental, fueron los responsables del impacto
de igualación de la división por regiones (cuadro 4).
El efecto de relocalización de las categorías de ocupación lo condujo el aumento
de la proporción de trabajadores por cuenta propia en detrimento de las correspondientes de obreros y empleados, principalmente la de estos últimos que
estaban incorporados al sector privado (cuadro 4), mientras el efecto ingreso
de estos mismos grupos se debió a la desmejora de la posición relativa de los
patronos o empleadores, acompañada por la mejora de los obreros de ambos
sectores, que fue mayor para los del sector privado (cuadro 5).
En los casos de las divisiones por edad y actividad económica, la gran predominancia del efecto de desigualdad pura se debió a que los correspondientes
efectos de ingreso y relocalización se contrarrestaron entre sí, resultando impactos
de igualación netos de tan sólo 3% y 2%, respectivamente.
Subperíodo 2000-2002
Contraria a la tendencia observada en el subperíodo anterior, la desigualdad
agregada de ingresos laborales se mostró creciente entre 2000 y 2002, crecimiento
que se expresó en una elevación del índice de Theil de 0,314 a 0,363, es decir,
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
113
un incremento de 16% (gráfico 1). El gráfico 3 muestra los resultados de la correspondiente descomposición de este cambio entre estos dos años.
A diferencia de lo observado en el subperíodo anterior, el efecto de desigualdad
pura no resultó predominante en la mayoría de las divisiones realizadas. De
hecho, para la mitad de las divisiones fueron los efectos de relocalización o el
de ingresos los que proporcionaron los mayores aportes al aumento de la desigualdad entre 2000 y 2002 (gráfico 3).
Gráfico 3
Descomposición del cambio en la desigualdad agregada de ingresos laborales
por grupos de perceptores definidos según ciertas características de los mismos,
usando el índice de Theil, en Venezuela, entre 2000 y 2002
Notas: La desigualdad agregada de ingresos laborales aumentó en 16% entre 2000 y 2002.
Relocalización: Contribución porcentual de los cambios en las proporciones de población
concentradas por los grupos.
Ingreso: Contribución porcentual de los cambios en los ingresos medios relativos (mensuales) de los
grupos.
Desigualdad pura: Contribución porcentual de los cambios en la desigualdad dentro de los grupos.
Fuente: Cuadro 2, en anexo (cálculos propios).
Los cambios que resultaron más importantes para ese aumento de la desigualdad
estuvieron relacionados con el tipo de empleo. El efecto ingreso, según esta
división, registró el mayor impacto de desigualación entre 2000 y 2002 de todas
las divisiones realizadas, que a pesar de haber sido contrarrestado en 5% por el
impacto de igualación del efecto de relocalización, resultó en una contribución
neta de 12% del 16%, que aumentó la desigualdad agregada en este subperíodo
114
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
(gráfico 3). Tal impacto de igualación de la relocalización se debió a que los
cambios en las proporciones de población entre estos grupos operó en favor de
los que tenían empleo informal, es decir, los de menor ingreso medio relativo,
cambio este que tiende a reducir la parte de la desigualdad explicada por el
factor observado. De hecho, el desplazamiento de perceptores con empleo formal
hacia empleo informal fue de tal magnitud durante este período que, para 2002,
la proporción de los segundos logró superar a la de los primeros (cuadro 4).
Por su parte, la brecha de ingresos laborales entre los perceptores con empleo
formal y aquellos con empleo informal se amplió considerablemente entre 2000
y 2002, lo cual explica el importante impacto de desigualación del efecto ingreso
según el tipo de empleo (cuadro 5).
También, el efecto ingreso según la ocupación de los perceptores registró un
importante impacto de desigualación sobre la distribución de ingreso laboral,
aunque de menor magnitud que el debido a los cambios ocurridos en los grupos
según el tipo de empleo. Este efecto fue igualmente contrarrestado en 5% por
el correspondiente de relocalización, dejando así un impacto de desigualación
neto de 10% (gráfico 3). El efecto ingreso en este caso estuvo conducido principalmente por el aumento del ingreso laboral medio relativo de los grupos que
tenían mayor nivel de ingreso, con excepción de los militares, quienes más bien
lo disminuyeron. Esos grupos fueron el de los profesionales y técnicos y el de
los gerentes y directores, a los cuales también se unió el aumento de este tipo
de ingreso del grupo de mineros que, a pesar de constituir un grupo de baja
proporción poblacional, también debe haber contribuido con ese efecto, ya que
este grupo casi dobló su ingreso laboral medio relativo entre 2000 y 2002 (cuadro
5). Por su parte, el impacto opuesto del efecto de relocalización, en el caso de
la división por ocupaciones, lo determinó fundamentalmente el aumento de las
proporciones de población de vendedores y perceptores ocupados en servicios,
en detrimento de las correspondientes de agricultores y obreros. En menor medida, se registró aumento de la proporción de conductores, a la vez que disminuyeron la del grupo de gerentes y directores y la del grupo de empleados.
Podría decirse, observando estos movimientos poblacionales, que entre 2000 y
2002 se produjo un desplazamiento desde ocupaciones productivas hacia ocupaciones no productivas (cuadro 4).
Siguen en magnitud a los anteriores los impactos netos de los efectos de ingreso
y relocalización de las divisiones correspondientes a la educación y las categorías
de ocupación, siendo éstos de 11% y 8%, respectivamente. En el caso de la
educación, ambos efectos fueron de desigualación de la distribución de ingreso
laboral, mientras que según las categorías de ocupación el importante impacto
de desigualación del efecto de relocalización se vio disminuido en 2% debido
al impacto de igualación del efecto ingreso (gráfico 3). En lo que se refiere a
ingreso por nivel educativo, el efecto fue conducido principalmente por la mejora
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
115
relativa de los universitarios y desmejora relativa de los grupos con nivel educativo más bajo (cuadro 5), mientras que en relación con la relocalización de
los grupos de educación disminuyeron las proporciones de población de los
grupos de menor nivel educativo, que son los que reciben menor ingreso laboral
relativo, a favor de los que sustentan mayor nivel educativo, quienes a su vez
reciben mayor ingreso laboral relativo (cuadros 4 y 5).
El desplazamiento de perceptores que obtenían sus ingresos laborales del trabajo
por cuenta propia, para incorporarse como miembros de cooperativas, fue el
principal movimiento que condujo el importante impacto de desigualación del
efecto de relocalización de los grupos definidos según la categoría de ocupación
de los perceptores (cuadro 4). De hecho, de todos los efectos de relocalización,
el de las categorías de ocupación fue el más importante entre 2000 y 2002 (gráfico 3). Como se señaló antes, este impacto se vio ligeramente disminuido debido
al efecto ingreso, el cual fue conducido precisamente por la desmejora de ingreso
laboral relativo del grupo de miembros de cooperativas (cuadro 5).
Para el resto de las divisiones, el efecto de desigualdad pura predominó de manera
abrumadora, siendo los impactos netos de los efectos de ingreso y relocalización
tomados en conjunto prácticamente nulos, como en los casos de las divisiones
por género y región, o irrelevantes como en los casos de las divisiones por edad
y actividad económica de los perceptores de ingreso laboral (gráfico 3).
Subperíodo 2002-2007
A partir de 2002 se revierte nuevamente la tendencia de la desigualad en la
distribución del ingreso laboral en Venezuela respecto al período anterior, llegando a registrar el índice de Theil en 2007 un valor de 0,256. Esta caída representó respecto a su valor en 2002 un importante decrecimiento de 29%. El
gráfico 4 muestra los resultados de la descomposición de este descenso de la
desigualdad agregada de ingreso laboral, la cual permite analizar las contribuciones de los cambios de población e ingreso en las diferentes clases de grupos
de la población a este comportamiento observado en la desigualdad entre 2002
y 2007.
Las observaciones generales más importantes que resaltan del gráfico 4 son, en
primer lugar, que los efectos de ingreso y relocalización, para todas las divisiones
de la población de perceptores de ingreso laboral que se realizaron, resultaron
opuestos entre sí. Así, mientras todos los efectos de relocalización tuvieron impactos de desigualación en la distribución de ingreso laboral, los de ingreso
contribuyeron a igualar dicha distribución. Tomando en cuenta estos dos efectos
juntos, ese comportamiento dio por resultado impactos netos relativamente bajos,
dejando así al efecto de desigualdad pura predominar para todas las divisiones
realizadas. En segundo lugar, en los casos de las divisiones según nivel educativo
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
116
y de acuerdo con la ocupación de los perceptores, tanto el efecto ingreso como
el de relocalización, por separado, superaron en magnitud de manera abrumadora
al efecto de desigualdad pura. Para el resto de las divisiones, tales efectos, aun
vistos por separado, no lograron superar el de desigualdad pura. Finalmente, los
cambios según el género del perceptor no arrojaron ninguna contribución al
cambio de la desigualdad agregada de ingreso laboral en Venezuela entre 2002
y 2007, mientras los correspondientes a la edad y la región de habitación del
perceptor también en este subperíodo resultaron irrelevantes en magnitud.
Gráfico 4
Descomposición del cambio en la desigualdad agregada de ingresos laborales por
grupos de perceptores definidos según ciertas características de los mismos, usando
el índice de Theil, en Venezuela, entre 2002 y 2007
Notas: La desigualdad agregada de ingresos laborales disminuyó en 29% entre 2002 y 2007.
Relocalización: Contribución porcentual de los cambios en las proporciones de población
concentradas por los grupos.
Ingreso: Contribución porcentual de los cambios en los ingresos medios relativos (mensuales) de
los grupos.
Desigualdad pura: Contribución porcentual de los cambios en la desigualdad dentro de los
grupos.
Fuente: Cuadro 3, en anexo (cálculos propios).
Los efectos de ingreso y relocalización de mayor magnitud entre 2002 y 2007
correspondieron a la división por educación (gráfico 4). En el caso de los ingresos, su efecto de igualación estuvo conducido fundamentalmente por la drástica
desmejora relativa del grupo de universitarios, frente a una muy leve mejora de
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
117
los grupos de más bajo nivel educativo (cuadro 5). Sin embargo, este impacto
de igualación se vio disminuido en 40% por el impacto de desigualación de los
cambios producidos en las proporciones de población concentradas por los
grupos educativos. De hecho, entre 2002 y 2007 se observó una elevación general del nivel educativo de la población de perceptores de ingreso laboral,
expresada en el aumento de la proporción de los grupos con mayor nivel educativo y la correspondiente disminución de los grupos con menor nivel de
educación (cuadro 4). Dentro de este movimiento, vale la pena destacar el importante aumento de la proporción de universitarios, junto a la elevación de la
proporción perceptores con nivel medio de educación, acompañados de la muy
relevante disminución de la correspondiente al grupo con educación básica. Esto
significa que una parte importante de perceptores que tenían sólo nivel básico
de educación hasta 2002, lograron elevarlo a nivel medio y parte de éstos lograron alcanzar incluso nivel universitario hacia 2007.
Siguieron en importancia de magnitud, entre 2002 y 2007, los efectos de las variaciones en los ingresos laborales medios relativos y de los cambios en las proporciones de población concentradas por los grupos definidos según la ocupación
de los perceptores (gráfico 4). En este caso, el efecto de igualación de las variaciones de ingreso estuvo determinado por la importante disminución de la posición
relativa del grupo de gerentes y directores, seguida de la desmejora de los profesionales y técnicos. También variaron las posiciones relativas de los mineros y los
militares. Los primeros la mejoraron y los segundos la desmejoraron, pero dada
la muy baja concentración poblacional de estos dos grupos, estas variaciones deben
haber tenido un impacto menos relevante que las correspondientes a los mencionados antes (cuadro 5). Sin embargo, este importante impacto de igualación de
los cambios en los ingresos laborales de los grupos, según las ocupaciones, también fue contrarrestado en 31% (gráfico 4). El reacomodo de los grupos, en este
caso, consistió principalmente en la importante disminución de la proporción de
vendedores, seguida en menor importancia por la de los agricultores y el aumento
de las proporciones de los grupos de profesionales y técnicos y la de los gerentes
y directores, seguido en menor medida por la de los obreros (cuadro 4).
También, los cambios en los grupos definidos de acuerdo con el tipo de empleo
del perceptor de ingreso laboral registraron impactos de importancia en la distribución de este tipo de ingreso (gráfico 4). La disminución de la brecha de
ingreso laboral entre perceptores con empleo formal y aquellos con empleo
informal, produjo un impacto de igualación que fue contrarrestado en 21% por
el importante crecimiento de la proporción de perceptores con empleo formal
(cuadros 4 y 5).
A pesar de que, considerados individualmente, los efectos de ingreso y de relocalización de la división de acuerdo con la categoría de ocupación del perceptor
tuvieron impactos menores en magnitud que los anteriores, en conjunto su
118
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
impacto neto fue el mayor de todas las divisiones realizadas entre 2002 y 2007
(gráfico 4). La igualación producida por el efecto ingreso provino de la disminución de la posición relativa de los empleados públicos y de los patronos o
empleadores, mientras que la desigualación producida por la relocalización se
debió principalmente al desplazamiento de trabajadores por cuenta propia hacia
las cooperativas y al aumento de la proporción de empleados públicos (cuadros
4 y 5).
En lo que respecta a la actividad económica, el impacto neto de los cambios de
ingreso y de población de los correspondientes grupos fue irrelevante en la
disminución de la desigualdad agregada de ingresos laborales, pero individualmente registraron magnitudes que merece la pena conocer qué las determinó
(gráfico 4). En lo que se refiere al efecto ingreso, su impacto de igualación fue
conducido fundamentalmente por la importante desmejora del grupo de perceptores que se desempeñaron en la actividad petrolera, seguidos por los que
trabajaron en la actividad de electricidad, gas y agua, los relacionados con la
actividad minera y los que se desempeñaron en los servicios financieros, es decir,
por la desmejora de los grupos que sustentaban los más altos ingresos laborales
medios relativos (cuadro 5). Este impacto fue casi totalmente contrarrestado por
el efecto de relocalización, que se debió fundamentalmente a la disminución
proporcional del grupo de perceptores dedicados al comercio, mientras aumentaron los dedicados a la construcción y en menor medida los que se desempeñaban en la actividad del transporte y las comunicaciones (cuadro 4).
El efecto de desigualdad pura
El análisis anterior deja en evidencia que los cambios en la desigualdad dentro
de los grupos, definidos según las diversas características observadas de los
perceptores de ingreso laboral, jugaron un papel relevante en los cambios observados en la desigualdad agregada de ingresos laborales en Venezuela durante el período 1997-2007. De hecho, durante los subperíodos 1997-2000 y 2002-2007
el efecto de desigualdad pura predominó en la mayoría de las divisiones realizadas. Por lo tanto, es importante analizar en más detalle las tendencias de la
desigualdad dentro de los grupos, para poder así identificar cuáles de ellos tuvieron mayor responsabilidad en determinar la magnitud del efecto de desigualdad
pura en cada subperíodo considerado. A través de comparar las desigualdades
dentro de los grupos entre sí y de analizar los cambios ocurridos en ellas en el
tiempo, es posible obtener información adicional que ayuda en las explicaciones
de los cambios registrados por la desigualdad de ingresos laborales en Venezuela
durante el período señalado. Está subsección se ocupa de hacer este estudio. La
información en la que se apoya el mismo se recoge en el cuadro 6 incluido en
el anexo, el cual muestra las contribuciones de cada grupo al efecto de desigualad
pura según cada división realizada, y en los gráficos A.1 a A.8, los cuales muestran
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
119
el perfil de la desigualdad dentro de los grupos, según las diferentes divisiones
de la población, para los años 1997, 2000, 2002 y 2007.
Subperíodo 1997-2000
Entre 1997 y 2000 la desigualdad agregada de ingresos laborales disminuyó y
lo mismo ocurrió dentro de la mayoría de los grupos de la población de perceptores. Las excepciones fueron, según la edad, los perceptores menores de
21 años y los mayores de 70, para quienes prácticamente no varió la desigualdad,
así como tampoco varió para los que tenían educación superior, de acuerdo con
el nivel educativo. Sin embargo, tanto el grupo de analfabetos como el de los
que no tenían ningún nivel educativo se hicieron más desiguales dentro de ellos,
pero este cambio no tuvo impacto alguno en la desigualdad agregada. También,
la desigualdad aumentó dentro del grupo de obreros, en particular los del sector
privado; igualmente, se hicieron más desiguales los trabajadores de la construcción y en gran magnitud se incrementó la desigualdad dentro del grupo de los
militares, así como también dentro del grupo de perceptores que habitaban
en la región insular del país. No obstante, cada uno de estos aumentos contrarrestó la disminución del efecto de desigualdad pura en apenas 1%, según sus
respectivas divisiones.
El perfil de la desigualdad por grupos entre 1997 y 2000 no cambió según las
divisiones por edad, ocupación, categoría de ocupación y la región de habitación
de los perceptores de ingreso laboral. Vale la pena destacar que, según la edad,
la desigualdad dentro de los grupos muestra un comportamiento estrictamente
creciente hasta los 70 años. Según el resto de las divisiones realizadas se observaron algunas modificaciones en dicho perfil. La desigualdad disminuyó mucho
más dentro del grupo de los hombres que dentro del grupo de las mujeres,
resultando ambos grupos igualmente desiguales en el año 2000. La reducción
de la desigualdad dentro del grupo de hombres representó una importante
contribución de 16% al efecto total de desigualdad pura, el cual, según el género,
fue 21%. Igualmente, se registró una importante reducción de la desigualdad
dentro del grupo de perceptores con empleo formal, la cual implicó la mayor
contribución (18%) en este subperíodo al efecto de desigualdad pura, que llegó
también a 21% según la división por tipo de empleo. De esta manera, los perceptores con empleo formal terminaron siendo menos desiguales en 2000 que
aquellos con empleo informal, situación que era opuesta en 1997. De acuerdo
con la división por nivel educativo, el cambio del perfil se debió a la disminución
de la desigualdad dentro de los grupos con educación básica y media, la que
ocurrió simultáneamente con el aumento de la correspondiente a analfabetos y
sin ningún nivel educativo. El cambio en los primeros representó toda la contribución al efecto de desigualdad pura según la división por educación. Finalmente, la fuerte caída de la desigualdad dentro del grupo de mineros fue la
120
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
responsable del cambio observado en el perfil de la desigualdad dentro de los
grupos según la actividad económica del perceptor, pero esta caída no implicó
ninguna contribución al efecto de desigualdad pura según esta división.
El efecto de desigualdad pura predominó en la mayoría de las divisiones realizadas, excepto según la ocupación y la educación de los perceptores. Aparte de
los casos de las divisiones por género y tipo de empleo, que ya se analizaron
en el párrafo anterior, se debe destacar que, según la edad, todo el aporte al
efecto de desigualdad pura (19%) provino de los grupos de perceptores con
edades comprendidas entre los 21 y los 60 años con, aproximadamente, igual
responsabilidad. En el caso de la actividad económica, las contribuciones relevantes al efecto de desigualdad pura (21%) se originaron en los grupos de
perceptores dedicados al comercio y a los servicios sociales, quienes en conjunto
totalizaron 12%. Los empleados privados y los trabajadores por cuenta propia
fueron los responsables de las mayores contribuciones, en conjunto 10%, al
efecto de desigualdad pura según las categorías de ocupación (14%). En el caso
de la división por región, la mayor contribución al mencionado efecto (14%) la
proporcionó la región Capital (6%).
Subperíodo 2000-2002
El incremento experimentado por la desigualdad agregada de ingresos laborales
en Venezuela entre 2000 y 2002 se reflejó dentro de la gran mayoría de los
grupos de la población de perceptores. Sin embargo, también en este subperíodo
hubo excepciones como en el anterior. Destacó en esta oportunidad la fuerte
disminución de la desigualdad dentro del grupo de los militares, comportamiento
opuesto al registrado en el subperíodo anterior, la cual contrarrestó en 2% al
efecto de desigualdad pura. En menor medida también decreció la desigualdad
dentro del grupo de mineros, pero sin impacto contrario al efecto de desigualdad pura, así como también se redujo la desigualdad dentro del grupo de gerentes
y directores, con un impacto contrario a la tendencia general similar al de los
militares, es decir, de 2%. Aunque que de una magnitud mucho menor, otro
comportamiento contrario al general que se observó fue el decrecimiento de
la desigualdad dentro del grupo de universitarios que contrarrestó al efecto
de desigualdad pura, según la división por nivel educativo, en la misma proporción de 2%. Igualmente opuesta a la tendencia general, se vio disminuir entre
2000 y 2002 la desigualdad dentro del grupo de perceptores con edades comprendidas entre 61 y 70 años, así como dentro del grupo de aquellos que habitaban en la región Insular. Sin embargo, estos decrecimientos no tuvieron impacto
opuesto alguno al efecto de desigualdad pura en sus respectivas divisiones.
Sólo cambió el perfil de la desigualdad de manera importante según las divisiones por género y educación. Sin embargo, se debe destacar que debido al mayor
incremento de la desigualdad dentro del grupo de perceptores con edad superior
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
121
a los 70 años, el perfil de la desigualdad según esta división mostró un comportamiento estrictamente creciente para todos los grupos de edad, a diferencia de
lo observado en los dos años anteriores, en los cuales dicho comportamiento
se observaba sólo hasta los 70 años. En relación con la división por género, se
constató que las mujeres aumentaron la desigualdad dentro de su grupo mucho
más de lo que ocurrió dentro del grupo de los hombres. Esto hizo que para
2002 el grupo de las mujeres terminara siendo más desigual que el de los hombres. Este cambio en el grupo de las mujeres contribuyó con 9% al efecto de
desigualdad pura según el género entre 2000 y 2002. En el caso de la educación,
el cambio de perfil estuvo determinado por las variaciones en sentidos opuestos
de la desigualdad dentro de los grupos de menor nivel educativo y dentro de
los grupos con nivel básico y medio.
El efecto de desigualdad pura predominó en los casos de las divisiones por
género, edad, actividad económica y región, siendo los de mayor magnitud los
correspondientes al género y la región. En particular, para estas dos últimas
divisiones, prácticamente toda la contribución al aumento de la desigualdad
agregada entre 2000 y 2002 provino del efecto de desigualdad pura, el cual para
ambas divisiones fue 15%. Sin embargo, en esas contribuciones no destacó como
responsable ningún grupo en particular. Mientras que de acuerdo con la actividad
económica, fueron los grupos de perceptores involucrados en la actividad comercial y en la de los servicios sociales, al igual que en el subperíodo anterior,
los que registraron las mayores contribuciones con la magnitud del efecto de
desigualdad pura (13%), siendo esas contribuciones 5% y 4%, respectivamente.
En el caso de la división por edad, la principal responsabilidad de la magnitud
del efecto de desigualdad pura (12%) recayó sobre el grupo de perceptores con
edades comprendidas entre los 31 años y los 60 años, totalizando una contribución de 11%.
Subperíodo 2002-2007
A partir de 2002 la desigualdad agregada de ingresos laborales de nuevo revierte
su tendencia para comenzar a decrecer, registrando el índice de Theil en 2007
una disminución de 29% respecto a su valor observado en 2002. Al igual que
en los subperíodos anteriores, esta tendencia se observó dentro de la mayoría
de los grupos de la población, pero en esta oportunidad las excepciones fueron
menores, tanto en número como en magnitud, y todas ellas tuvieron un impacto
nulo sobre el efecto de desigualdad pura. Ellas fueron las correspondientes a
los grupos de perceptores con edad menor a 21 años, los militares, los perceptores sin ningún nivel educativo y los obreros públicos.
El perfil de la desigualdad por grupos no experimentó cambios sustanciales
entre 2002 y 2007. De hecho, según la mayoría de las divisiones realizadas, dicho
perfil mantuvo la misma forma. Sólo vale la pena mencionar que para el caso
122
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
de la educación se observó un cambio de forma hacia los niveles inferiores al
medio, debido a la mayor disminución de desigualdad experimentada por el
grupo con educación media y al incremento de la desigualdad dentro del grupo
de los perceptores sin educación, contrario a la tendencia general, pero que no
tuvo ninguna contribución al efecto de desigualdad pura. También, se observó
una ligera modificación de forma en el perfil de desigualdad según la región,
debido a que la región Insular terminó siendo la menos desigual del país en
2007, retomando la posición que tenía en 1997. Según la edad, se mantuvo un
perfil con tendencia creciente a partir de los grupos mayores de 31 años, observándose sólo un cambio al nivel del grupo 21-30, el cual resultó ser el menos
desigual en 2007.
Al igual que en el subperíodo 1997-2000, durante el cual la desigualdad agregada
también disminuyó, el de desigualdad pura fue el más importante de los efectos
en la mayoría de las divisiones realizadas, con sólo dos excepciones, la ocupación y la educación, las que también fueron excepciones en el mencionado
subperíodo. Ahora bien, debido a que los efectos de ingreso y relocalización
tuvieron impactos opuestos sobre la desigualdad agregada entre 2002 y 2007,
en todas las divisiones el efecto de desigualdad pura alcanzó magnitudes importantes, siendo de hecho éstas las mayores de los tres subperíodos considerados
en este estudio. En el caso de la división, según el género del perceptor, a pesar
de que la reducción de la desigualdad dentro de ambos grupos fue de la misma
magnitud, la registrada dentro del grupo de los hombres implicó una contribución al efecto de desigualad pura (29%), que dobló la correspondiente del grupo
de las mujeres. En el caso de la edad, las mayores contribuciones correspondieron
a los grupos comprendidos entre los 31 y los 50 años, quienes en conjunto
aportaron 17%. Por ocupación, los grupos de profesionales y técnicos, obreros
y vendedores tuvieron igual responsabilidad, totalizando en conjunto una contribución de 15%. Los perceptores que se desempeñaron en los servicios sociales
aportaron la mayor contribución (9%) al efecto de desigualdad pura, según la
actividad económica (28%), seguidos por los del comercio y la construcción,
quienes en conjunto aportaron 10%. Para el efecto de la desigualdad pura según
la educación (23%), los aportes más importantes correspondieron a los grupos
de nivel básico, medio y universitario, en el mismo orden, totalizando 21%. Los
empleados privados, según las categorías de ocupación, lograron el mayor aporte
de apenas 6%. La caída de la desigualdad dentro del grupo de perceptores con
empleo formal implicó una importante contribución de 15% del total de 26%,
la cual fue la magnitud del efecto de desigualdad pura según la división por
tipo de empleo. Finalmente, en la división por región, ninguna de ellas mostró
una contribución a destacar al efecto de desigualdad pura entre 2002 y 2007.
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
123
Conclusiones
El objetivo de este trabajo fue explicar los cambios en la desigualdad de ingresos
laborales en Venezuela entre 1997 y 2007. Durante este período dicha desigualdad cambió su tendencia en los años 2001 y 2003, lo que implicó la determinación
de tres subperíodos de monotonía que fueron: 1997-2000, de monotonía decreciente; 2000-2002, de monotonía creciente; y, finalmente, 2002-2007, de tendencia
decreciente, ignorando el valor fuera de esta tendencia registrado en el año 2005.
Para estos tres subperíodos se evaluaron los efectos en la variación de la desigualdad de ingresos laborales de los cambios en los ingresos promedios relativos
de los perceptores, agrupados según ciertas características de los mismos, y de
los cambios en las proporciones de población que esos grupos concentraban.
Las magnitudes de esos efectos fueron medidas utilizando una técnica de descomposición dinámica de la desigualdad de ingresos, desarrollada por el autor,
la cual se basó en las técnicas de descomposiciones clásicas. Este enfoque permitió, además, identificar a los grupos de perceptores con mayor responsabilidad
en la conducción de tales efectos, la cual es una información relevante para
diseño de políticas destinadas a intervenir en esas tendencias.
Teniendo en mente esa relevancia, el análisis de los resultados de las descomposiciones realizadas permitió las siguientes conclusiones. En la disminución de
la desigualdad entre 1997 y 2000 se determinó como principal causa la desmejora
relativa del grupo de perceptores de ingreso laboral con nivel de educación
universitaria, aunada a los aumentos de población, tanto de los perceptores
ocupados en servicios como la de los ocupados en agricultura. Aunque con una
contribución menor, también se identificaron como causas del decrecimiento de
la desigualdad entre 1997 y 2000 el incremento de la proporción de la población
de perceptores que obtenían sus ingresos laborales del trabajo por cuenta propia,
disminuyendo la de los obreros y empleados, especialmente los del sector privado. Así mismo, aportó a la reducción de la desigualdad entre estos dos años
la desmejora relativa de los patronos o empleadores, junto a la mejora relativa
de los obreros, en particular los del sector privado. Esta reducción de desigualdad
fue mayor dentro del grupo de perceptores con empleos formales que dentro
de los que tenían empleo informal, así como también fue mayor dentro del
grupo de perceptores masculinos que dentro del grupo femenino.
La ampliación de la brecha de ingresos laborales entre los perceptores con empleos formales y aquellos con empleos informales fue la causa más importante
del aumento de la desigualdad agregada entre 2000 y 2002, aunque el efecto de
esta ampliación se vio disminuido por el incremento de la población de perceptores con empleos informales. La mejora relativa del grupo de los profesionales
y técnicos, así como la del grupo de gerentes y directores, junto a la mejora
relativa de los perceptores con educación universitaria, unida al aumento de
124
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
población de estos últimos, también contribuyeron en la elevación de la desigualdad entre 2000 y 2002. A estos cambios se unió el aporte importante proveniente del desplazamiento de perceptores que trabajaban por cuenta propia
a ser miembros de cooperativas. Este aumento de la desigualad entre 2000 y
2002 afectó con mayor magnitud al grupo de mujeres que al grupo de perceptores masculinos.
En la reducción de la desigualdad entre 2002 y 2007 fueron determinantes los
cambios en los ingresos laborales de todos los grupos de la población, según
todas las divisiones, a pesar de que el impacto de esos cambios fue parcialmente
contrarrestado por los movimientos de población ocurridos entre los diversos
grupos. El cambio de ingreso más importante para la disminución de la desigualdad fue la fuerte desmejora relativa experimentada por los perceptores con
educación universitaria, la cual estuvo asociada con la correspondiente al grupo
de profesionales y técnicos y la del grupo de gerentes y directores. Sin embargo,
tal como se destacó antes, este efecto se vio disminuido debido al impacto opuesto
de los aumentos de población de esos grupos. Aunque con un impacto menor,
también operó en sentido opuesto la continuación del desplazamiento de perceptores que obtenían sus ingresos laborales del trabajo por su cuenta a ser
miembros de cooperativas. La reducción de la desigualdad registrada entre estos
dos años se manifestó en mayor magnitud dentro del grupo de perceptores
masculinos, los que tenían edades comprendidas entre los 31 y 50 años, los de
nivel de educación básica y los ocupados en servicios sociales.
Al analizar estas tendencias se encuentran elementos comunes que podrían resultar de utilidad para quienes diseñan políticas sociales, destinadas a reducir las
elevadas desigualdades que se puedan generar en la distribución del ingreso como
resultado de la dinámica económica del país. En primer lugar, habría que reflexionar sobre si reducir la desigualdad de ingresos debería ser el fin último de las
políticas sociales. Esto involucra entrar en el debate sobre si ciertos niveles de
desigualdad son necesarios para el desarrollo económico, si éste realmente implica bienestar social y a partir de qué nivel la desigualdad se convierte en
obstáculo para el desarrollo. Participar en este debate no fue el objetivo de este
trabajo, pero los resultados arrojan ciertas evidencias relacionadas con el mismo,
que son ineludibles tomar en cuenta al plantearse los objetivos de las políticas
sociales, las cuales deben destacarse en estas conclusiones.
En este sentido, se observó que en todos los subperíodos los cambios no sólo
en los ingresos laborales relativos, sino también en las proporciones de población, de los perceptores con el más alto nivel educativo, jugaron un papel determinante en los cambios de la desigualdad, así como también los correspondientes
cambios de aquellos perceptores que ocupaban los cargos profesionales, técnicos,
gerenciales y de dirección. Estos grupos se encuentran asociados, ya que los
individuos de más alto nivel educativo son los que tienden a ocupar los cargos
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
125
señalados, salvo con algunas excepciones. Así, por un lado, los resultados indican
que al aumentar los ingresos laborales relativos de los mencionados grupos la
desigualdad tiende a aumentar, y viceversa. Por otro lado, también cuando las
proporciones de población de esos mismos grupos aumentan, la desigualdad
aumenta y, viceversa, si sus ingresos relativos no cambian3. Esto último plantearía
que una forma de lograr la disminución de la desigualdad sería estimular el
crecimiento de las proporciones de población de los perceptores que tienen
menor nivel de educación y reducir así también las proporciones de profesionales, técnicos y gerentes. No obstante, esto sería contradictorio con el objetivo
de lograr el desarrollo humano y económico del país.
Ahora bien, aumentar el nivel educativo de la población trabajadora aumenta la
oferta de mano de obra educada en el mercado laboral y con esa mayor oferta
el precio relativo de la misma (el salario) tiende a disminuir, si la economía no
es capaz de generar nuevos empleos productivos que absorba a esa creciente
oferta de mano de obra educada. Esto hace disminuir las diferencias de ingreso
laboral relativo entre los grupos educativos y de aquí el impacto de igualación
del efecto ingreso que se observó en los resultados de este trabajo, en particular
los correspondientes al subperíodo 2002-2007. Sin embargo, esto significa una
disminución del retorno de la inversión en educación que hacen los individuos,
lo cual, a su vez, genera desestímulo en los individuos a alcanzar mayores niveles
de educación. Para que esto no ocurra la economía debe, como se dijo antes,
generar nuevos empleos productivos de forma de mantener un nivel de demanda
de mano de obra educada que impida la baja, o más bien eleve, el precio relativo
de la misma. Pero esto implicará que los niveles de desigualdad no tenderían a
disminuir.
Otro hecho que se evidenció en los resultados es el relacionado con el impacto
de los cambios en las proporciones de población de los perceptores con empleo
informal y la de los que trabajan por cuenta propia, los cuales están asociados
por definición. Al ser estos grupos de menor ingreso laboral relativo dentro de
sus respectivas divisiones, el aumento de sus proporciones de población tiende
a producir impactos de igualación en la distribución del ingreso, y viceversa.
Esto se comprobó con los resultados. De hecho, la reducción de la población
de trabajadores por cuenta propia para agruparse en cooperativas ocasionó un
impacto de desigualación en la distribución del ingreso, tal vez contrario a lo
que se esperaba con la política de estimular la creación de cooperativas. Sin
embargo, el aumento de la población de perceptores miembros de cooperativas
3
Al dividir la población de perceptores de ingreso, de acuerdo con cierta característica de
los mismos, el aumento de la proporción de población de los grupos con menor ingreso
relativo implica que la parte de la desigualdad explicada por esa característica disminuye, y
viceversa, manteniendo sus ingresos relativos constantes.
126
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
estuvo acompañado de la reducción del ingreso laboral relativo de estos últimos,
lo cual tuvo un impacto de igualación en la distribución del ingreso a partir de
2000, según lo mostrado en los resultados. De manera semejante, si bien la
disminución de la proporción de perceptores con empleo informal tiene un
impacto de desigualación, esta disminución viene acompañada por la reducción
de la brecha entre informales y formales, la cual se traduce en disminución de
los niveles de desigualdad. En resumen, por un lado, el aumento de la informalidad disminuye la desigualdad, si el ingreso no varía, pero ser informal coloca
al perceptor de ingreso laboral en desventaja dentro de la distribución, en promedio. Por otro lado, el aumento de la población con empleos formales tiende
a aumentar la desigualdad, en principio, mientras los ingresos no varíen, pero
luego tiende a reducir la posición relativa de esa población.
Entonces, la reflexión que es importante hacer es sobre cuáles de estos cambios
implican o no mejoras del nivel de vida o del bienestar de los individuos en
general, el cual debe ser realmente el fin último de las políticas sociales, para
así saber cuáles cambios se deben estimular, independientemente de que los
mismos aumenten o disminuyan los niveles de desigualdad.
Finalmente, una reflexión adicional que es necesario hacer, a la luz de los resultados obtenidos, es la siguiente: a pesar de que el factor género resultó irrelevante explicando los cambios de la desigualdad, las disminuciones de ésta se
han manifestado con mayor magnitud en el grupo de perceptores de ingreso
laboral masculinos, mientras que los aumentos de la misma se han expresado
con mayor nivel dentro del grupo femenino. Esto ha implicado que a lo largo
del período estudiado las mujeres, como grupo de perceptoras de ingreso laboral,
sostenidamente se han hecho más desiguales que los hombres. Lo anterior significa que debe existir un número importante de mujeres que pueden haber
deteriorado de manera importante su posición relativa respecto a los hombres,
como perceptoras de ingreso laboral, ya que a pesar de que la brecha de ingreso
laboral promedio entre estos grupos se ha reducido entre 1997 y 2007, en Venezuela las mujeres, en promedio, continúan en desventaja respecto a los hombres
en lo que a ingreso laboral se refiere, por lo que las desigualdades por género
no deben ser desestimadas al momento de diseñar políticas sociales, a pesar
del bajo impacto cuantitativo que tienen en cambios de la desigualdad.
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
127
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Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
128
Anexo
Cuadro 1
Descomposición del cambio en la desigualdad de ingresos laborales en Venezuela,
por grupos de perceptores definidos según ciertas características de los mismos,
entre 1997 y 2000
Efectos
Ingreso2
Desigualdad pura3
Característica
Relocalización1
Variación porcentual
de la desigualdad
entre 1997 y 20004
Género
-1
0
-21
-22
Edad
3
-6
-19
-22
Ocupación
-14
-1
-8
-22
Actividad económica
-4
2
-21
-22
Educación
-3
-10
-9
-22
Categoría de ocupación
-5
-4
-14
-22
Tipo de empleo
-1
0
-21
-22
Región
-9
1
-14
-22
Contribución porcentual de los cambios en las proporciones de población de los grupos.
2
Contribución porcentual de los cambios en los ingresos laborales medios relativos por mes de
los grupos.
3
Contribución porcentual de los cambios en la desigualdad dentro de los grupos.
4
Las diferencias entre la suma de las tres contribuciones (columnas 2, 3 y 4) y el cambio
proporcional en la desigualdad agregada (columna 5) se deben, tanto al redondeo realizado de
los valores resultantes después del cálculo como a la aproximación que surge de aplicar a
variables discretas un modelo basado en diferenciación que asume variables continuas.
1
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 y 2000
(cálculos del autor).
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
129
Cuadro 2
Descomposición del cambio en la desigualdad de ingresos laborales en Venezuela,
por grupos de perceptores, definidos según ciertas características de los mismos,
entre 2000 y 2002
Efectos
Ingreso2
Desigualdad pura3
Característica
Relocalización1
Género
-2
Variación porcentual
de la desigualdad
entre 2000 y 20024
2
15
16
Edad
1
2
12
16
Ocupación
-5
15
5
16
Actividad económica
1
1
13
16
7
4
4
16
Categoría de ocupación
Educación
10
-2
8
16
Tipo de empleo
-5
17
4
16
Región
-1
0
15
16
Contribución porcentual de los cambios en las proporciones de población de los grupos.
2
Contribución porcentual de los cambios en los ingresos laborales medios relativos por mes de
los grupos.
3
Contribución porcentual de los cambios en la desigualdad dentro de los grupos.
4
Las diferencias entre la suma de las tres contribuciones (columnas 2, 3 y 4) y el cambio
proporcional en la desigualdad agregada (columna 5) se deben, tanto al redondeo realizado de
los valores resultantes después del cálculo como a la aproximación que surge de aplicar a
variables discretas un modelo basado en diferenciación que asume variables continuas.
1
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 2000 y 2002
(cálculos del autor).
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
130
Cuadro 3
Descomposición del cambio en la desigualdad agregada de ingresos laborales
en Venezuela, por grupos de perceptores, definidos según ciertas características
de los mismos, entre 2002 y 2007
Efectos ingreso2
Desigualdad pura3
Característica
Relocalización1
Género
0
Variación porcentual
de la desigualdad
entre 2002 y 20074
0
-29
-29
Edad
3
-6
-26
-29
Ocupación
31
-38
-22
-29
Actividad económica
9
-10
-28
-29
Educación
40
-46
-23
-29
Categoría de ocupación
5
-15
-19
-29
Tipo de empleo
21
-25
-26
-29
Región
3
-2
-29
-29
Contribución porcentual de los cambios en las proporciones de población de los grupos.
Contribución porcentual de los cambios en los ingresos laborales medios relativos por mes de
los grupos.
3
Contribución porcentual de los cambios en la desigualdad dentro de los grupos.
4
Las diferencias entre la suma de las tres contribuciones (columnas 2, 3 y 4) y el cambio
proporcional en la desigualdad agregada (columna 5) se deben, tanto al redondeo realizado de
los valores resultantes después del cálculo como a la aproximación que surge de aplicar a
variables discretas un modelo basado en diferenciación que asume variables continuas.
1
2
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 2002 y 2007
(cálculos del autor).
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
131
Cuadro 4
Proporciones de población de los grupos de perceptores de ingreso laboral definidos
según ciertas características de los mismos. Venezuela, 1997, 2000, 2002 y 2007
Característica
Género
Edad
Ocupación
Actividad económica
Grupo
1997
2000
2002
2007
35
65
36
64
38
62
39
61
<21
21-30
31-40
41-50
51-60
61-70
>70
10,3
28,8
27,4
19,5
9,4
3,5
1,1
9,4
27,8
27,7
20,2
10,3
3,4
1,2
8,9
27,4
27,1
20,5
11,1
3,8
1,2
7,8
27,2
25,9
21,0
12,4
4,3
1,4
Profesionales y técnicos
Gerentes y directores
Agricultores
Mineros
Conductores
Obreros
Servicios
Empleados
Vendedores
Militares
12,1
4,3
9,8
0,3
7,6
22,3
15,8
8,9
18,6
0,3
10,9
2,9
10,9
0,1
8,4
21,6
18,0
8,0
18,9
0,3
10,9
2,3
9,9
0,1
8,8
19,7
20,3
7,6
20,0
0,3
12,3
3,7
8,7
0,3
8,9
20,9
19,6
7,4
17,6
0,4
Agricultura
Petróleo
Minas
Manufactura
Electricidad, gas y agua
Construcción
Comercio
Restaurantes y hoteles
Transporte y comunicaciones
Servicios financieros
Servicios sociales
9,8
0,7
0,3
14,1
0,7
8,7
21,6
3,0
6,5
5,6
29,0
10,6
0,4
0,2
13,5
0,7
8,4
21,3
4,0
6,8
4,7
29,5
9,5
0,3
0,1
11,9
0,6
7,5
22,0
4,3
7,4
4,9
31,4
8,8
0,6
0,2
12,3
0,5
9,6
19,4
3,8
8,7
5,1
30,9
Mujeres
Hombres
Continúa en la página siguiente…
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
132
Continuación cuadro 4
Educación
Analfabetos
5,3
4,8
4,7
3,3
Sin nivel
1,1
1,2
1,0
0,5
Básica
56,0
56,5
54,6
48,8
Media
20,8
20,8
21,4
25,0
Técnico Superior
5,2
5,3
6,7
7,6
Universitario
11,4
10,8
11,2
14,5
Categoría de ocupación
Empleado público
12,3
11,1
11,1
13,0
Obrero público
3,6
4,0
3,7
4,4
Empleado privado
18,7
16,7
17,2
18,1
Obrero privado
27,4
26,2
26,4
25,6
Cooperativa
0,9
1,5
4,9
6,6
Trabajador cuenta propia
31,9
35,7
31,3
28,3
Patrono o empleador
5,2
4,8
5,4
4,0
Tipo de empleo
Informal
43,8
45,3
51,2
42,3
Formal
55,7
54,7
48,8
57,7
Región
Capital
27,5
21,7
21,8
22,2
Central
14,6
16,7
17,2
13,8
Los Llanos
3,9
4,2
4,0
4,4
Centrooccidental
11,9
14,5
15,1
14,6
Zuliana
12,4
13,3
12,3
12,3
Los Andes
12,3
12,7
13,1
13,7
Nororiental
9,8
9,7
10,1
12,5
Guayana
6,1
5,8
5,2
4,7
Insular
1,5
1,4
1,3
1,8
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997, 2000,
2002 y 2007 (cálculos del autor).
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
133
Cuadro 5
Ingresos laborales medios relativos (mensual) de los grupos de perceptores, definidos
según ciertas características de los mismos. Venezuela, 1997, 2000, 2002 y 2007
Característica
Género
Edad
Ocupación
Actividad económica
Grupo
1997
2000
2002
2007
Mujeres
Hombres
0,9
1,1
0,9
1,1
0,9
1,1
0,9
1,1
<21
21-30
31-40
41-50
51-60
61-70
>70
0,5
0,9
1,1
1,2
1,1
1,0
0,6
0,6
0,9
1,1
1,2
1,1
0,9
0,8
0,5
0,9
1,1
1,2
1,1
0,9
0,6
0,6
0,9
1,1
1,1
1,1
0,9
0,7
Profesionales y técnicos
Gerentes y directores
Agricultores
Mineros
Conductores
Obreros
Servicios
Empleados
Vendedores
Militares
1,8
2,6
0,6
1,3
1,1
0,8
0,6
0,9
0,9
2,4
1,6
2,3
0,7
1,2
1,1
0,9
0,8
1,0
0,9
2,5
1,9
2,8
0,6
2,2
1,0
0,9
0,7
1,1
0,8
1,7
1,5
1,7
0,7
1,4
1,1
0,9
0,8
1,1
0,8
2,0
Agricultura
Petróleo
Minas
Manufactura
Electricidad, gas y agua
Construcción
Comercio
Restaurantes y hoteles
Transporte y comunicaciones
Servicios financieros
Servicios sociales
0,6
2,5
1,1
0,9
1,5
1,0
0,9
0,9
1,3
1,5
1,0
0,6
2,4
1,4
1,0
1,4
1,2
0,9
0,9
1,2
1,3
1,0
0,6
3,5
1,4
1,0
1,9
1,2
0,8
0,9
1,1
1,4
1,1
0,7
2,3
1,1
1,0
1,6
1,1
0,9
0,8
1,2
1,3
1,0
Continúa en la página siguiente…
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
134
Continuación cuadro 5
Educación
Analfabetos
0,5
0,6
0,5
0,6
Sin nivel
0,5
0,8
0,6
0,7
Básica
0,8
0,8
0,8
0,8
Media
1,1
1,1
1,1
1,0
Técnico Superior
1,4
1,4
1,4
1,3
Universitario
2,1
1,8
2,1
1,6
Categoría de ocupación
Empleado público
1,5
1,4
1,7
1,4
Obrero público
0,8
0,9
0,9
1,0
Empleado privado
1,2
1,2
1,3
1,2
Obrero privado
0,6
0,8
0,8
0,8
Cooperativa
1,5
1,4
1,0
1,0
Trabajador cuenta propia
0,8
0,8
0,7
0,7
Patrono o empleador
2,0
1,8
1,8
1,6
Tipo de empleo
Informal
0,8
0,8
0,7
0,8
Formal
1,2
1,1
1,3
1,2
Región
Capital
1,3
1,2
1,2
1,2
Central
0,9
1,0
0,9
1,0
Los Llanos
0,8
0,8
0,9
0,9
Centrooccidental
0,7
0,8
0,8
0,9
Zuliana
1,0
0,9
1,0
0,9
Los Andes
0,8
0,9
0,9
0,8
Nororiental
0,9
1,0
1,1
1,0
Guayana
1,0
1,2
1,1
1,0
Insular
0,8
0,9
1,1
1,2
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997, 2000,
2002 y 2007 (cálculos del autor).
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
135
Cuadro 6
El efecto de desigualdad pura según los grupos de perceptores de ingreso laboral,
definidos según ciertas características de los mismos.
Venezuela 1997-2000, 2000-2002 y 2002-2007
Característica
Género
Edad
Ocupación
Actividad económica
Grupo
1997-2000
2000-2002
2002 -2007
Mujeres
Hombres
Total
-6
-16
-21
9
7
15
-10
-20
-29
<21
21-30
31-40
41-50
51-60
61-70
>70
Total
1
-4
-6
-6
-4
0
0
-19
0
1
4
4
3
0
0
12
0
-5
-8
-9
-4
-1
0
-26
Profesionales y técnicos
Gerentes y directores
Agricultores
Mineros
Conductores
Obreros
Servicios
Empleados
Vendedores
Militares
Total
-4
-1
-1
0
-1
1
0
-1
-3
1
-8
2
-2
1
0
0
1
0
2
3
-2
5
-5
-1
-3
0
-1
-5
-2
-1
-5
0
-22
Agricultura
Petróleo
Minas
Manufactura
Electricidad, gas y agua
Construcción
Comercio
Restaurantes y hoteles
-2
0
0
-2
0
1
-6
-1
1
0
0
1
0
0
5
0
-2
0
0
-3
0
-5
-5
0
Continúa en la página siguiente…
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
136
Continuación cuadro 6
Educación
Categoría de ocupación
Tipo de empleo
Región
Transporte y comunicaciones
Servicios financieros
Servicios sociales
Total
-2
-3
-6
-21
0
1
4
13
-2
-1
-9
-28
Analfabetos
Sin nivel
Básica
Media
Técnico Superior
Universitario
Total
0
0
-5
-5
0
0
-9
0
0
3
4
0
-2
4
0
0
-8
-7
-2
-6
-23
Empleado público
Obrero público
Empleado privado
Obrero privado
Cooperativa
Trabajador cuenta propia
Patrono o empleador
Total
-2
0
-6
1
0
-4
-3
-14
-1
0
2
-1
1
6
0
8
-2
0
-6
-3
-1
-4
-3
-19
Informal
Formal
Total
-4
-18
-21
4
0
4
-11
-15
-26
Capital
Central
Los Llanos
Centrooccidental
Zuliana
Los Andes
Nororiental
Guayana
Insular
Total
-6
-2
0
0
-3
-2
-2
0
1
-14
-1
1
2
2
3
3
4
1
0
15
-3
-3
-2
-5
-4
-4
-6
-1
-1
-29
Nota: Las diferencias entre las sumas de los valores de los grupos y el total en cada división se
debe a los redondeos después de realizados los cálculos.
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997, 2000,
2002 y 2007 (cálculos del autor).
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
Gráfico A-1
Desigualdad de ingresos laborales según el género del perceptor.
Venezuela, 1997, 2000, 2002 y 2007
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997, 2000,
2002 y 2007 (cálculos del autor).
Gráfico A-2
Desigualdad de ingresos laborales según la edad del perceptor.
Venezuela, 1997, 2000, 2002 y 2007
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997, 2000,
2002 y 2007 (cálculos del autor).
137
138
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Gráfico A-3
Desigualdad de ingresos laborales según la ocupación del perceptor.
Venezuela, 1997, 2000, 2002 y 2007
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997, 2000,
2002 y 2007 (cálculos del autor).
Gráfico A-4
Desigualdad de ingresos laborales según la actividad económica del perceptor.
Venezuela, 1997, 2000, 2002 y 2007
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997, 2000,
2002 y 2007 (cálculos del autor).
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
139
Gráfico A-5
Desigualdad de ingresos laborales según el nivel educativo del perceptor.
Venezuela, 1997, 2000, 2002 y 2007
0,450 –
0,400 –
0,350 –
0,300 –
Theil
0,250 –
0,200 –
0,150 –
0,100 –
Técnico Superior
Universitario
–
Media
–
Básica
–
Sin nivel
–
Analfabetos
–
–
0,000 –
–
0,050 –
Grupos de educación
1997
2000
2007
2002
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997, 2000,
2002 y 2007 (cálculos del autor).
Gráfico A-6
Desigualdad de ingresos laborales según la categoría de ocupación del perceptor.
Venezuela, 1997, 2000, 2002 y 2007
0,500 –
0,450 –
0,400 –
0,350 –
0,250 –
0,200 –
0,150 –
0,100 –
1997
2000
Grupos de educación
2002
Trabajador cuenta
propia
Patrono
o empleador
–
Cooperativa
–
Obrero
privado
–
Empleado
privado
–
Obrero
público
–
Empleado
público
–
0,000 –
–
0,050 –
–
Theil
0,300 –
2007
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997, 2000,
2002 y 2007 (cálculos del autor).
140
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Gráfico A-7
Desigualdad de ingresos laborales según el tipo de empleo del perceptor.
Venezuela, 1997, 2000, 2002 y 2007
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997, 2000,
2002 y 2007 (cálculos del autor).
Gráfico A-8
Desigualdad de ingresos laborales según la región de habitación del perceptor.
Venezuela, 1997, 2000, 2002 y 2007
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997, 2000,
2002 y 2007 (cálculos del autor).
Pedro L. Rodríguez / La inflación en Venezuela: marco institucional y un modelo VAR
141
Anexo 1
Comportamiento de la desigualdad explicada cuando varían
las proporciones de población concentradas por los grupos, manteniendo
los ingresos medios relativos constantes
Dada una división en grupos de la población de perceptores de ingresos, según
cierta característica de los perceptores, al mantenerse los ingresos medios relativos de todos los grupos invariables, el aumento de las proporciones de población
de los grupos de mayores ingresos medios relativos implica el aumento de la
desigualdad entre los grupos, mientras que el aumento de las proporciones de
población de los grupos de menores ingresos medios relativos implica la disminución de la desigualdad entre los grupos.
Demostración
Sea una cierta característica de los individuos que conforman la población de
perceptores de ingreso que permita dividir a esta población en dos grupos,
digamos 1 y 2. Según la ecuación de descomposición de la desigualdad de ingresos utilizando el índice de Theil, la desigualdad explicada (DE) está determinada por
DE = Sk nk lkln lk (1)
Siendo k = 1, 2, νk la proporción de la población total que el grupo k concentra,
mientras λk = µk /µ es el ingreso medio del grupo k relativo al ingreso medio µ
de la población total.
La ecuación (1) se puede escribir también como
DE = Sk nk f(lk)
Donde
f(lk) = lkln lk
(2)
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
142
Siendo f una función creciente en lk.
Asumiendo que el grupo 1 aumenta su proporción de población en una cantidad
c, las nuevas proporciones de población son
n’1 = n1 + c y n’2 = n2 – c
(3)
Donde c es un número real positivo.
Así, con las nuevas proporciones de población, manteniendo los ingresos medios
relativos constantes, la desigualdad explicada cambia a DE’ tal que, de acuerdo
con la ecuación (2), es
DE’ = n’1 f(l1) + n’2 f(l2)
(4)
Sustituyendo las expresiones de las nuevas proporciones de población (3) en la
ecuación (4) y reagrupando términos, queda:
DE’ = [n1 f(l1) + n2 f(l2)]+ c [f(l1) - f(l2)] = DE + cA
(5)
Donde
A = f(l1) – f(l2)
Así, sí l1 > l2, por ser f creciente en lk y c positivo, entonces en (5) A es positivo
y DE’ > DE, mientras que si l1 < l2, entonces A es negativo y DE’ < DE.
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
143
Anexo 2
Gráfico A2-1
Desigualdad de ingresos laborales explicada (entre grupos) y no explicada (dentro de
los grupos) por la ocupación de los perceptores, calculadas con el índice de Theil.
Venezuela, 1997-2007
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
Gráfico A2-2
Ingresos laborales medios relativos de los diferentes grupos según la ocupación de los
perceptores en Venezuela durante el período 1997-2007 (segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
144
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Gráfico A2-3
Proporciones de población de los diferentes grupos de ocupación de los perceptores
de ingreso laboral en Venezuela durante el período 1997-2007 (segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
Gráfico A2-4
Desigualdad dentro de los grupos de ocupación de los perceptores de ingreso
laboral, calculada con el índice de Theil, en Venezuela, durante el período 1997-2007
(segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
145
Gráfico A2-5
Desigualdad de ingresos laborales explicada (entre grupos) y no explicada (dentro
de los grupos) por la educación de los perceptores, calculadas con el índice de Theil.
Venezuela, 1997-2007
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
Gráfico A2-6
Ingresos laborales medios relativos de los diferentes grupos según el nivel
de educación de los perceptores en Venezuela durante el período 1997-2007
(segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
146
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Gráfico A2-7
Proporciones de población de los diferentes grupos según el nivel de educación
de los perceptores de ingreso laboral en Venezuela durante el período 1997-2007
(segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
Gráfico A2-8
Desigualdad dentro de los grupos según el nivel de educación de los perceptores
de ingreso laboral, calculada con el índice de Theil, en Venezuela durante el período
1997-2007 (segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
147
Gráfico A2-9
Desigualdad de ingresos laborales explicada (entre grupos) y no explicada (dentro de
los grupos) por la categoría de ocupación de los perceptores, calculadas con el índice
de Theil. Venezuela, 1997-2007
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
Gráfico A2-10
Ingresos laborales medios relativos de los diferentes grupos según la categoría
de ocupación de los perceptores en Venezuela durante el período 1997-2007
(segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
148
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Gráfico A2-11
Proporciones de población de los diferentes grupos según la categoría de ocupación
de los perceptores de ingreso laboral en Venezuela durante el período 1997-2007
(segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
Gráfico A2-12
Desigualdad dentro de los grupos según la categoría de ocupación de los perceptores
de ingreso laboral, calculada con el índice de Theil, en Venezuela durante el período
1997-2007 (segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
149
Gráfico A2-13
Desigualdad de ingresos laborales explicada (entre grupos) y no explicada (dentro
de los grupos) por el tipo de empleo de los perceptores, calculadas con el índice
de Theil. Venezuela, 1997-2007
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
Gráfico A2-14
Ingresos laborales medios relativos de los diferentes grupos según el tipo de empleo
de los perceptores en Venezuela durante el período 1997-2007 (segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
150
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Gráfico A2-15
Proporciones de población de los diferentes grupos según el tipo de empleo de los
perceptores de ingreso laboral en Venezuela durante el período 1997-2007
(segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
Gráfico A2-16
Desigualdad dentro de los grupos según el tipo de empleo de los perceptores de
ingreso laboral, calculada con el índice de Theil, en Venezuela durante el período
1997-2007 (segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
151
Gráfico A2-17
Desigualdad de ingresos laborales explicada (entre grupos) y no explicada (dentro de
los grupos) por la actividad económica de los perceptores, calculadas con el índice
de Theil. Venezuela, 1997-2007
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
Gráfico A2-18
Ingresos laborales medios relativos de los diferentes grupos según la actividad
económica de los perceptores en Venezuela durante el período 1997-2007
(segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
152
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Gráfico A2-19
Proporciones de población de los diferentes grupos según la actividad económica
de los perceptores de ingreso laboral en Venezuela durante el período 1997-2007
(segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
Gráfico A2-20
Desigualdad dentro de los grupos según la actividad económica de los perceptores
de ingreso laboral, calculada con el índice de Theil, en Venezuela durante el período
1997-2007 (segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
Gráfico A2-21
Desigualdad de ingresos laborales explicada (entre grupos) y no explicada (dentro
de los grupos) por la edad de los perceptores, calculadas con el índice de Theil.
Venezuela, 1997-2007
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
Gráfico A2-22
Ingresos laborales medios relativos de los diferentes grupos según la edad de los
perceptores en Venezuela durante el período 1997-2007 (segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
153
154
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Gráfico A2-23
Proporciones de población de los diferentes grupos según la edad de los perceptores
de ingreso laboral en Venezuela durante el período 1997-2007 (segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
Gráfico A2-24
Desigualdad dentro de los grupos según la edad de los perceptores de ingreso
laboral, calculada con el índice de Theil, en Venezuela durante el período 1997-2007
(segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
155
Gráfico A2-25
Desigualdad de ingresos laborales explicada (entre grupos) y no explicada (dentro
de los grupos) por la región donde habitan los perceptores, calculadas con el índice
de Theil. Venezuela, 1997-2007
0,45 –
0,4 –
0,35 –
0,3 –
Theil
0,25 –
0,2 –
0,15 –
0,1 –
Dentro
–
–
2007 -
–
2006 -
–
2005 -
–
2004 -
–
2003 -
–
Entre
2002 -
–
2001 -
–
2000 -
–
1999 -
–
1998 -
–
0–
1997 -
0,05 –
Total
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
Gráfico A2-26
Ingresos laborales medios relativos de los diferentes grupos según la región donde
habitan los perceptores en Venezuela durante el período 1997-2007
(segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
156
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Gráfico A2-27
Proporciones de población de los diferentes grupos según la región donde habitan
los perceptores de ingreso laboral en Venezuela durante el período 1997-2007
(segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
Gráfico A2-28
Desigualdad dentro de los grupos según la región donde habitan los perceptores
de ingreso laboral, calculada con el índice de Theil, en Venezuela durante el período
1997-2007 (segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
César R. Gallo P. / Descomposición de los cambios de la desigualdad de ingresos laborales…
Gráfico A2-29
Desigualdad de ingresos laborales explicada (entre grupos) y no explicada (dentro
de los grupos) por el género de los perceptores, calculadas con el índice de Theil.
Venezuela, 1997-2007
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
Gráfico A2-30
Ingresos laborales medios relativos de los diferentes grupos según el género de los
perceptores en Venezuela durante el período 1997-2007 (segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
157
158
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Gráfico A2-31
Proporciones de población de los diferentes grupos según el género de los perceptores de ingreso laboral en Venezuela durante el período 1997-2007
(segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
Gráfico A2-32
Desigualdad dentro de los grupos según el género de los perceptores de ingreso
laboral, calculada con el índice de Theil, en Venezuela durante el período 1997-2007
(segundos semestres)
Fuente: INE, Encuesta de Hogares por Muestreo, segundos semestres de los años 1997 a 2007
(cálculos del autor).
Revista BCV • Vol. XXIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2009, pp. 159-192 • ISSN: 0005-4720
Innovación y crecimiento económico
Blanco
Contreras
Johan Blanco* 1
José Contreras*
Resumen
El presente trabajo se basa en apreciar el rol que juega el progreso tecnológico dentro del crecimiento económico para Venezuela y la región en general.
Para ello se evalúa el vínculo existente entre la innovación y el crecimiento
económico mediante un análisis de regresión causal entre ambas variables
(variación del PIB per cápita y una medida del esfuerzo innovativo) sobre la
experiencia venezolana, considerando además estudios comparativos internacionales que con el apoyo de técnicas estadísticas se concluye, que pese a
que existe una correlación positiva entre ambas variables, la relación causal
de la misma se produce en un sentido contrario al que evidencia la teoría
económica. En consecuencia, no se puede concluir que la innovación pueda
ser vista como determinante del crecimiento económico en el país ni en la
región; sin embargo, y bajo el respaldo de que la innovación crece junto con
el crecimiento de la economía, es viable pensar que el estímulo de actividades
innovativas puedan impulsar el crecimiento económico, sobre todo si estas
actividades se encuentran en concordancia con las realidades y experiencias
intrínsecas a la región.
Palabras clave: Vínculo / Correlación / Innovación / Crecimiento económico
Código JEL: O11; O31; O41; C33
* Economista UCV, Consultor de la Firma Leonardo Buniak & Asociados.
** Profesor Jubilado UCV, Oficina de Investigaciones Económicas del BCV.
1
Agradezco la valiosa colaboración de Eglis Chacón y de Félix Franco.
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
160
Abstract
This paper is based on assessing the role of technologic breakthroughs within the economic growth of Venezuela and of the region in general. To this
end, a causal regression analysis including two variables (Per capita GDP
variation and a measure of the innovative efforts) is used to assess the link
between innovation and economic growth in the Venezuelan experience. It
also considers international comparative studies, which supported by statistical techniques, help to conclude that although there is a positive correlation
between both variables, the causal relation thereof occurs in a direction opposite to that verified in economic theory. Consequently, it is impossible to
conclude that innovation can be seen as a determinant factor neither for the
country nor for the region’s economic growth; nevertheless, and based on
the fact that innovation grows along with economic growth, one may think
that encouraging innovative activities can boost economic growth, mainly
when said activities are in keeping with the realities and intrinsic experiences
of the region.
Key words: Link / Correlation / Innovation and economic growth
JEL code: O11; O31; O41; C33
Resumo
Este trabalho baseia-se em avaliar o papel que joga o progresso tecnológico
dentro do crescimento econômico para a Venezuela e para a região toda. Para
isso avalia-se o vínculo existente entre a inovação e o crescimento econômico
por meio de uma análise de regressão causal entre ambas as variáveis (variação do PIB per cápita e uma medida do esforço inovador) sobre a experiência venezuelana, também considerando estudos comparativos internacionais
que, com o apoio de técnicas estatísticas, conclui-se que, embora existe uma
correlação positiva entre ambas as variáveis, a relação causal dela se produz
num sentido contrário ao evidenciado pela teoria econômica. Em conseqüência, não se pode concluir que a inovação pode ser vista como determinante
do crescimento econômico no país nem na região; não obstante, e com o
apoio do fato que a inovação crescer junto com o crescimento da economia,
é viável acreditar que o estímulo de atividades inovadoras poder impulsionar
o crescimento econômico, especialmente si estas atividades estão em concordância com as realidades e experiências intrínsecas à região.
Palavras chave: Vínculo / Correlação / Inovação e crescimento econômico
Código JEL: O11; O31; O41; C33
Johan Blanco, José Contreras / Innovación y crecimiento económico
161
Résumé
Cet article cherche à démontrer l’importance du processus technologique dans
la croissance économique du Venezuela et de la région. Pour cet effet, le lien
entre l’innovation et la croissance économique est évalué à travers d’une
analyse de régression causale entre les deux variables (variation du PIB per
capita et la mesure de l’effort innovateur) sur l’expérience vénézuélienne en
considérant les études comparatives internationales qui, avec l’appui de techniques statistiques, concluent que malgré l’existence d’une corrélation positive entre les variables, la relation causale est produite dans le sens contraire
de cela présenté par la théorie économique. En conséquence, on ne peut pas
conclure que l’innovation puisse être considérée comme déterminante pour
la croissance économique du pays ou de la région. Cependant, et en s’appuyant
sur l’hypothèses que l’innovation croît avec la croissance économique, il est
possible de penser que la stimulation d’activités innovatrices puisse promouvoir la croissance économique, spécialement si ces activités concordent avec
les réalités et les expériences intrinsèques à la région.
Mots clés: Lien / Corrélation / Innovation et croissance économique
Code JEL: O11; O31; O41; C33
Introducción
Según la óptica schumpeteriana, innovación es crear nuevas combinaciones de
los factores productivos existentes, en que el empresario juega el papel protagónico de intentar desarrollar esas nuevas combinaciones. En este orden de
ideas, innovación también podría referirse a nuevas formas organizativas, la
apertura de mercados, la apertura a accesos a fuentes de aprovisionamiento,
entre otras (García, 2000). En síntesis, la innovación puede ser vista como el
carácter comercial de una invención y puede estar orientada a la mejora o creación de un nuevo producto, o bien de un proceso productivo. En otras palabras,
una innovación no es más que la adopción y comercialización de nuevas ideas.
Para conseguir dichas ideas, los países invierten en investigación y desarrollo
(I+D).
Existe un consenso en la teoría económica que la innovación es estudiada en
los modelos económicos mediante la introducción de un sector específico (I+D)
para explicar el progreso tecnológico. En efecto, trabajos empíricos han atribuido
el crecimiento económico, evidenciado en las economías mundiales, al conocido
residuo de Solow, asociado generalmente al progreso tecnológico. Por lo que el
rol que juega el progreso tecnológico como factor determinante del crecimiento
162
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
económico ha sido continuamente objeto de estudio, sobre todo de las nuevas
teorías de crecimiento, los cuales proponen que dicha variable se comporta
endógenamente y no como sugiere el modelo de Solow.
En este orden de ideas, el presente trabajo pretende evaluar el vínculo existente entre la innovación y el crecimiento económico. Para ello el estudio se concentra
en el análisis de la experiencia venezolana, pretendiendo la identificación y
descripción de características que evidencian las condiciones de capacidad tecnológica como factor explicativo del crecimiento de la economía. Para ello se
elabora una regresión econométrica, aplicada a la economía venezolana en el
período 1977-2007, entre la tasa de crecimiento del PIB per cápita, como proxy
del crecimiento económico, y el gasto en ciencia y tecnología como porcentaje del PIB como proxy del gasto en (I+D), que en última instancia es visto como
medida del esfuerzo innovativo. Además, mediante el uso de técnicas estadísticas,
tales como correlaciones, correlaciones cruzadas y relaciones de causalidad tipo
Granger, se aporta valor explicativo a dicho vínculo.
El resto del trabajo se presenta como sigue: una sección II que muestra un
abanico teórico de los planteamientos y modelos económicos más resaltantes
en materia de crecimiento económico, se hace una revisión de lo que se ha
hecho en esta materia para el país y otros países; además, evidencia, algunas
consideraciones de interés en materia de innovación. Luego se muestra una
sección III, en la cual se analiza y describe el modelo empírico planteado para
la economía venezolana. Por último, se presentan las conclusiones de la investigación, la cual contempla algunas consideraciones de política económica.
Crecimiento económico
El producto interno bruto (PIB) es el indicador más amplio del nivel de actividad
económica de un país. Un análisis de la trayectoria del mismo permite evidenciar
las fluctuaciones de una economía. Paralelamente, un análisis de las tasas de
variación permite evidenciar las tasas de crecimiento de la misma. En este sentido, el primero de los análisis es lo que en la teoría económica se denomina
ciclos económicos. Si bien este punto no es foco de análisis en la presente investigación, es importante evidenciar aquello que sí nos es útil.
El producto de tendencia hace referencia al componente del producto que resulta
luego de extraer las fluctuaciones cíclicas, estacionales, irregulares o relacionadas
con errores de medición. El producto efectivo puede verse influido por una
serie de factores que hacen que, en el corto plazo, se ubique sobre o por debajo
de su nivel tendencial (Gallego y Johnson, 2001). La definición del producto de
tendencia implica que su implementación práctica se realiza preferentemente
usando métodos estadísticos. En nuestro caso, el método usado fue el filtro de
Hodrick y Prescott2, aunque existen otros métodos con la misma finalidad. Entre
Johan Blanco, José Contreras / Innovación y crecimiento económico
163
otros métodos se puede mencionar el método de tendencia segmentada, los
filtros de Baxter-King, y de Wavelets, el método de running media smoothing3.
Así pues, evidenciar la tendencia es un intento de reflejar la trayectoria a la que
convergerá el PIB de largo plazo, y como tal es una expresión del crecimiento
económico (Manzano et al., 2008).
La tendencia que sigue el PIB durante el siglo xx refleja una elevada capacidad
de crecimiento en el largo plazo para la economía venezolana. Aspectos como
la aparición y comercialización del petróleo a comienzos del siglo es un factor
fundamental en las expectativas de crecimiento de la economía en el pasado
siglo. Sin embargo, elaborando un análisis con menor periodicidad se evidencia,
por el contrario, una escasa capacidad de crecimiento sostenido en el largo
plazo (ver gráfico 1), lo que lleva a manejar ciertamente cifras más realistas
asociadas al transcurrir a episodios que mermaron la capacidad de crecimiento
de la economía venezolana (período de sustitución de importaciones, la década
perdida de los ochenta, diferentes crisis en los mercados emergentes, entre
otros).
Por otra parte, el análisis de las tasas de variación nos indica que en promedio la
economía venezolana ha crecido en 5,06% entre 1900-2007, en contraste con un
mínimo crecimiento promedio del 1% en el período 1977-2007. Luego de una etapa
de crecimiento vertiginoso durante la primera mitad del siglo y hasta finales de la
década de los setenta, cuando se muestra una tasa de crecimiento promedio de
6,59%, el comportamiento del PIB comienza a presentar comportamientos volátiles. En el quinquenio 1980-1985 la economía en promedio redujo su crecimiento
en 1,40%; los siguientes quinquenios, pese a mostrar tasas promedio positivas
2
Consiste en estimar en cada período por mínimos cuadrados ordinarios (MCO) una
tendencia lineal a partir de los puntos que están en torno a dicho periíodo (y no de toda la
serie). De este modo, en cada punto se estima una línea con distinta pendiente y la tendencia es la unión de estas líneas por su punto de intersección. Se asume que la tendencia está
dada por la una línea recta cuya pendiente varía de forma aleatoria a lo largo del tiempo.
Formalmente:
t
t
t=0
t=0
min y*t S (yt – y*t)2 + l S (Dy*t – Dy*t-1)2
Donde y*t es la tendencia de la variable, l indica un trade-off entre dos incentivos; uno
es que sea l = 0, lo que hace que la tendencia tenga muchos quiebres o bien que l = ~, lo
que hace que la tendencia sea suave. El factor izquierdo de la expresión penaliza que la
variable esté muy lejos de su tendencia (arriba abajo), es decir, la diferencia entre la serie y
la tendencia. El factor derecho de la expresión penaliza si hay muchos cambios dentro de la
tendencia.
3
Los métodos citados pertenecen a métodos del tipo univariados. Para una explicación
más detallada de las propiedades de los mismos y críticas, ver Gallego y Johnson (2001).
164
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
presentaron una alta volatilidad. En este sentido, destaca el período 1990-1995,
cuando la economía creció en promedio a una tasa de 4,02% para luego experimentar en el incipiente siglo xxi con una tasa promedio de -3,16%4.
Si observamos las cifras del comportamiento del PIB per cápita5 durante el siglo
xx, vemos que pequeñas diferencias en la tasa de crecimiento en el largo plazo
pueden dar lugar a grandes diferencias en los niveles de renta per cápita y de
bienestar social en el largo plazo. Por ejemplo, el PIB per cápita de Estados
Unidos pasó de 2.244 dólares en 1870 a 18.258 dólares en 1990, ambos medidos
a dólares reales de 1.985, lo que representa una tasa anual de crecimiento de
1,75% (Sala-i-Martin, 1994). Por su parte, al considerar el desempeño del PIB
“real” per cápita en el tiempo (la tasa de crecimiento), se tiene que en Venezuela
éste pasó de US$ 365 per cápita en 1870 a US$ 3.691 en 1987, representando
una tasa de crecimiento promedio de 2% anual (Clemente, 2004).
En general, estas diferencias se presentan para ambos tipos de países (desarrollados y no desarrollados), siendo los menos privilegiados países como los latinoamericanos, donde se refleja de manera directa en la calidad de vida de las
personas, ya que los países más ricos, por ejemplo, disponen de mejores infraestructuras físicas, acceso y mejores niveles de nutrición, salud, vivienda y otros
servicios, así como la posibilidad de disfrutar mayor cantidad de bienes superiores. En efecto, “El desarrollo humano es el fin, el crecimiento económico es
un medio” (Tugores, 2002).
Un análisis del PIB per cápita de Venezuela evidencia un deterioro del ingreso
en la década de los ochenta (ver gráfico 2). Después de presentar un máximo
histórico en 1977 la economía decreció 26,11% hasta 1985 y 41,75% hasta 2007.
Estos resultados alarmantes evidencian el porqué autores como Jones (1997)
catalogan a la economía venezolana en términos de “desastres del crecimiento”,
en conjunción con países como Madagascar, Malí y Chad. A este respecto, Sáez
y Pineda (2002) recopilan adjetivos como colapso, implosión y paradoja, así
como cuatro hipótesis sobre las posibles causas de dicho comportamiento:
4
Siguiendo a Manzano et al. (2008), recomiendan y expresan las tasas promedio del crecimiento para períodos de 5 años, debido a que ésta puede ser una buena unidad temporal
para análisis, ya que los ciclos económicos de la economía venezolana tienen una menor
duración. En promedio, el ciclo dura 7 trimestres y medio.
5
La medida usada en consenso para medir el crecimiento económico es el producto interno bruto por habitante (PIB per cápita) y mediante su tasa de variación para medir su
evolución en el tiempo. En otras palabras, se usará dicho indicador como variable proxy del
crecimiento económico, en el marco del consenso de la jerga económica. En adelante (salvo
que se especifique lo contrario) nos referiremos a este indicador expresado sobre la cantidad
total de la población en contra de la cantidad de personas económicamente activas, o bien,
PIB por trabajador.
Johan Blanco, José Contreras / Innovación y crecimiento económico
165
1) La hipótesis de Rodríguez y Sachs (1999) sobre un proceso de sobreinversión
que tuvo su origen en el auge petrolero de mediados de los setenta; 2) La hipótesis de Hausmann (2002) y Hausmann y Rigobon (2002) de la especialización
ineficiente; 3) El fenómeno de sobreendeudamiento de Manzano y Rigobon
(2003), que trajo como consecuencia la vulnerabilidad de las economías y 4) La
hipótesis de las distorsiones asociadas a la adopción de políticas económicas
inadecuadas de Restuccia y Bello (s.f.).
Por otro lado, es importante destacar que las condiciones políticas suscitadas
en enero de 2002 evidencian el principal desencadenante del mínimo histórico
que alcanza el PIB en términos per cápita para 2004. Para dicho año, la tasa
interanual de contracción de la economía venezolana fue dramática (18,7%). Un
análisis de valor que permite captar los efectos de las tasas de variación del PIB
per cápita, lo refleja el promedio de medias móviles. En este caso escogimos
un rezago de dos períodos por considerar que ella se adaptaba mejor al comportamiento de la variación del PIB per cápita (ver gráfico 3). Dicha tendencia
nos dice entonces que la economía asimila o bien siente las fluctuaciones del
producto interno dos períodos después del cambio tendencial. Así, se observa
que, por ejemplo, para la fecha crítica citada con anterioridad (enero 2002) la
economía entró en una fuerte recesión hasta el punto que se evidencia la caída
más dramática en el pasado reciente (2004), punto en el cual comienza un nuevo
repunte que se mantiene hasta la fecha.
El gráfico 4 muestra una visión comparativa con respecto a algunos países seleccionados, para el período 1990-2004; el mismo evidencia un desempeño
magro de los países latinoamericanos (a excepción de Chile) en sus tasas de
crecimiento, presentando un comportamiento volátil, en el que destacan incluso
tasas de crecimiento negativas en varios períodos de la muestra.
Al respecto de la economía chilena, por ejemplo, encontramos que su evolución
favorable se debe a un marco de políticas macroeconómicas, que sustentan
dicho crecimiento. A este respecto, De Gregorio (2004) identifica que las fortalezas de esa nación, dentro de las áreas que son importantes para el crecimiento
económico, son la baja inflación, política fiscal estable, sector financiero fuerte,
apertura al comercio internacional, instituciones fuertes y la regulación de los
negocios y, por último, la infraestructura, asociada a una elevada inversión
pública, aunque a un inventario aun insuficiente.
Sin embargo, para entender el comportamiento de la variación del PIB per
cápita es importante destacar los principales determinantes del mismo. Numerosas investigaciones se han orientado al estudio del crecimiento económico de los países, para así evidenciar los canales mediante los cuales distintas
variables pueden afectar el proceso de crecimiento. En este sentido, en la
siguiente sección se hace una revisión de las teorías y evidencias empíricas
en materia de crecimiento económico.
166
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Determinantes endógenos del crecimiento económico
Un gran número de los modelos de crecimiento económico se basan en el conocido modelo de Robert Solow de 1956. Este estudio proporciona una piedra
angular en los modelos de crecimiento (a pesar de su incapacidad de explicar
los famosos hechos estilizados del crecimiento de Nicholas Kaldor publicado en
1961). En este sentido, vemos cómo la mayor parte de los modelos de crecimiento
se encuentran en un marco de la escuela del pensamiento neoclásico, con una
estructura de equilibrio general, de acuerdo con algunos supuestos: a) se presentan mercados competitivos, b) la función de producción que permite el paso
del mercado de insumos al mercado de bienes por lo general es una función
Cobb-Douglas, c) la tecnología se considera con rendimientos constantes a escala
y los factores productivos presentan rendimientos decrecientes; d) los agentes
poseen los activos y los factores de producción y deciden la parte de la renta
que destinarán al consumo y al ahorro; e) las empresas alquilan el uso de los
factores productivos para vender luego la producción a los consumidores; f) en
algunos casos se estipulan familias-productoras, es decir, actúan en ambas
situaciones.
Dichos supuestos evidencian que al final del análisis la única tasa de crecimiento
consistente con estos modelos neoclásicos es cero en el largo plazo. En otras
palabras, se evidencia así el uso de un concepto importante en materia de crecimiento económico, el estado estacionario, el cual se define como aquella situación en la cual todas las variables crecen a una tasa constante (cero) en el
largo plazo de la economía6.
La respuesta, entonces, al crecimiento la encontraron en la tecnología, estipulando
que ésta mejoraba con el tiempo, por lo que asumieron que podía crecer de
manera exógena. Explícitamente, asumieron constante el parámetro “A” en una
función Cobb-Douglas, queriendo decir que cuando la tecnología crece a una
tasa constante el resto de las variables crecen a esa misma tasa. De este modo
las tasas de crecimiento de la renta, el capital y el consumo, en términos per
cápita, en el estado estacionario son todas iguales a una constante, dado un
crecimiento exógeno de la productividad.
El aumento de la productividad es considerado necesariamente exógeno debido
a que en un “mundo” en que los mercados son competitivos y las tecnologías
con rendimientos constantes a escala, la retribución de todos los factores (dada
6
En esencia es un valor del inventario de capital per cápita que hace que su tasa de crecimiento sea cero, lo que quiere decir que tanto el capital como la población están creciendo a una misma tasa y los valores que toman la inversión y la depreciación son iguales.
Johan Blanco, José Contreras / Innovación y crecimiento económico
167
por sus productos marginales) agotan el valor del producto final. Puesto que la
tecnología es considerada como un bien público (bien no excluible y en ocasiones
bien no rival7) no quedan recursos para financiar actividades de I+D, que es el
factor que en última instancia es el determinante de la misma. En fin, lo relevante
es que la tasa de crecimiento del estado estacionario depende de decisiones que
tomen los agentes económicos, las cuales denotan factores endógenos, que es
en definitiva hacia donde está enfocada la presente investigación.
Ahora bien, la asunción de mercados competitivos para muchos teóricos es un
supuesto sumamente robusto y, por lo general, no describen la realidad que se
presentan en las economías mundiales, por lo que relajar este supuesto propicia
en los modelos de crecimiento económico que ya el producto no se agote mediante la retribución a los factores productivos, permitiendo así que existan rentas
derivadas de la actividad productiva que puedan ser asignadas a actividades que
permitan el avance del progreso tecnológico y, por ende, el incremento de la
productividad como, por ejemplo, la mejora del capital humano y las actividades
de I+D, por mencionar algunas de las más conocidas.
Funke y Ruhwedel (2001) plantean que, en síntesis, existen dos grandes familias
de modelos de crecimiento económico. La primera es la ya mencionada que se
basa en la teoría neoclásica de Solow. Estos modelos tienen dos implicaciones:
primero que los ratios de altas sendas de crecimiento dependen de los progresos
tecnológicos, una variable tal que el modelo por sí mismo no tiene ninguna
tentativa de explicar. Y, segundo, que los países pobres pueden crecer más rápido
que los países ricos debido a rendimientos decrecientes, ya que comienzan con
menos capital físico y humano y, por lo tanto, se sienten más rápido los efectos
de las inversiones, introduciendo así el concepto de convergencia. Por su parte,
la segunda familia de modelos son los relativos a los modelos endógenos, en
los cuales se endogeniza el progreso tecnológico, esto es, traer mejoras en la
productividad mediante: innovación, imitación, variedad de producto, capital
humano e infraestructura pública. Dichas variables son explicadas totalmente
dentro del modelo, creciendo el nivel de producto como consecuencia natural.
Adicionalmente, Jones (1997) plantea que cuando un modelo endógeno tiene la
característica de que la población no crece a una tasa exógena con el tiempo se
detiene el crecimiento del ingreso per cápita. Cuando hay presencia de crecimiento o bien se permite que la población crezca exógenamente, nos ubicamos
en una nueva clasificación: la de modelos semiendógenos.
7
A estos efectos, en Stiglitz (2000) se evidencia que la I+D se clasifica como un bien público. En efecto, el conocimiento (el cual es, en última instancia, el producto de la I+D)
cumple con la propiedad de un bien no exclusivo, ya que es imposible excluir a los otros
consumidores del aprovechamiento del mismo; así mismo, cumplen con la segunda propiedad. Si se suministra a otras personas una información, no disminuye la cantidad total de
conocimientos existentes.
168
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
En este orden de ideas, Funke y Ruhwedel (2001) y Feenstra y Kee (2006) evidencian la relación positiva entre la variedad de producto y los niveles del PIB
per cápita. El primero de los trabajos demuestra que a grandes grados de variedad
de producto relativo ayuda a explicar los niveles de PIB per cápita relativo. En el
segundo de los trabajos planteados, se demuestra empíricamente que la apertura
es importante en la expansión de la variedad en exportación. En particular, plasma
evidencia entre el recorte de tarifas arancelarias en Estados Unidos y el incremento
de la variedad en exportaciones provenientes desde México y China.
Por su parte, Pineda (2004) evidencia que una política que reduzca las barreras
al comercio es un elemento importante para lograr una recuperación de la productividad total de los factores en Venezuela, lo que es consistente con la idea
de que en términos generales una mayor apertura comercial genera beneficios
en el crecimiento económico8.
Así mismo, trabajos como el de Mankiw, Romer y Weil (MRW) de 1992 y el de
Usawa y Lucas de 19889 ponen en evidencia las relaciones entre el capital humano y el crecimiento económico. En MRW se evaluó y comprobó empíricamente
que se podía mejorar el ajuste del modelo de Solow si se incluía el capital humano. En MRW se permite que una economía acumule capital humano en la
misma forma en que acumula capital físico, es decir, renunciando a consumos.
En esencia este modelo es un modelo de Solow ampliado donde el capital humano se introduce directamente en la función de producción siguiendo una
metodología de labor-aumenting.
Por su parte, Usawa y Lucas (1988), basados en que el modelo base AK puede
ser interpretado como un modelo en el que coexiste el capital físico y humano,
crearon un modelo de dos sectores con crecimiento endógeno. En uno de los
sectores la producción final se obtiene mediante la combinación de capital físico
y humano; este producto final puede ser consumido o transformado en capital
físico. En el otro sector, la producción y acumulación de capital humano se hace
intencionalmente a partir de capital físico y humano. Se plantea además que la
tecnología para la obtención de capital humano es indiferente de la que se emplea para la obtención de la producción final.
8
Esta teoría la apoyan numerosos investigadores, véase, por ejemplo, Edwards (1998) y
Tugores (2002), entre otros. Sin embargo, trabajos como el de Rodrik y Rodríguez (1999)
ponen en duda dicho consenso al realizar críticas metodológicas que dificultan encontrar
una relación de causalidad entre comercio y crecimiento, aunque son enfáticos al señalar
que con ello no debe interpretarse que una mayor protección al comercio sea positivo para
el crecimiento económico (Balza, 2007).
9
El modelo de MRW se desarrolla siguiendo a Jones (1997); por su parte el modelo de
Usawa y Lucas de 1988 se desarrolla siguiendo a Sala-i-Martin (1994). Ver autores para más
detalles.
Johan Blanco, José Contreras / Innovación y crecimiento económico
169
La innovación como determinante del crecimiento económico
Siguiendo a Sala-i-Martin (1994), existen cuatro diferencias importantes entre el
modelo neoclásico base de Solow y el modelo endógeno base (modelo AK10):
1) la economía carece de una transición hacia el estado estacionario; 2) un crecimiento exógeno de la tasa de ahorro provoca un incremento, tanto en la tasa
de crecimiento de corto plazo como en la tasa de crecimiento del estado estacionario (largo plazo); 3) este modelo no predice convergencia, por lo que no
existe ninguna relación entre la tasa de crecimiento de la economía y el nivel
alcanzado por la renta nacional; y 4) predice que los efectos de una recesión
temporal en la economía serán permanentes.
En este sentido, una parte importante de la literatura del crecimiento endógeno
se ocupa de los determinantes del progreso tecnológico relacionándolos con la
tasa agregada del crecimiento de la economía, por ejemplo, el elemento común
en este sentido de todos los modelos es la existencia de empresas dedicadas a
la (I+D), estudiadas en dos formas fundamentales: la primera, mediante el estudio
de un aumento en el número de productos o bienes de capital disponibles como
factores de producción, y la segunda, que compete el estudio de un aumento
en la calidad de un número limitado de productos (Sala-i-Martin, 1994). Un
aporte importante en esta tendencia es un estudio de Paul Romer de 1990, Endogeneous technological change; el mismo endogeniza el progreso tecnológico
al introducir la búsqueda de nuevas ideas por parte de los investigadores interesados en obtener ganancias de sus inversiones (Jones, 1997).
Así, pues, es claro diferenciar dos sentidos de orientación distintos. Por un lado,
están los orientados a trabajar la relación existente entre productividad e I+D,
esencialmente en un sentido desagregado (sentido microeconómico), con el
tratamiento de data a nivel empresarial, en el que se presentan estudios referentes
a los beneficios de mayor gasto en I+D, así como medidas de eficiencias de
dichos gastos, asociados básicamente con el análisis del sistema de patentes. En
este sentido, Griffith et al. (2006) comparan el rol que la innovación (vista a
través del gasto en I+D) juega en la productividad mediante el estudio de cuatro
países europeos (Francia, UK, Alemania y España), establecen que, ciertamente,
existe un vínculo de correlación entre ambas variables que, sin embargo, no
10
La tecnología AK proporciona el modelo de crecimiento endógeno más simple que pueda concebirse, en el cual se postula la existencia de una función de producción que es lineal
en el único factor de producción (el capital). Su inserción a la literatura del crecimiento
económico se le atribuye a Sergio Rebelo. Otro modelo de importancia a este respecto, es
el llamado Sobelow; el mismo es una mezcla entre el modelo de Solow y el modelo de Rebelo. Para ampliar al respecto, ver Sala-i-Martin (1994).
170
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
puede ser visto necesariamente como una relación causal11. Así mismo, Griliches
y Mairesse (1985) realizan estimaciones comparativas entre empresas japonesas y
americanas en cuanto a la gestión de I+D de las mismas bajo la hipótesis de
que el efecto sobre su productividad fue igual para ambos países. Tal hipótesis
no fue ratificada debido a las condiciones asociadas a las productividades laborales esencialmente diferentes debido a los ajustes independientes que cada país
obtiene de su inserción en el proceso de exportación de sus empresas, así como
el diverso comportamiento de los distintos tipos de industrias. La medición base
fue el recurso destinado a I+D como proporción de las ventas brutas de las
empresas12.
Por otro lado, encontramos aquellos que intentan evidenciar a nivel agregado
(sentido macroeconómico), la relación entre I+D y el producto interno bruto por
habitante, como indicativo de la relación entre el crecimiento económico y el
progreso tecnológico. Esencialmente, se basan en el uso de data al nivel de
países. En este sentido, destacan investigadores del Banco Mundial (Lederman
y Maloney, 2003; Maloney, 2002; De Ferranti et al., 2003; De Ferranti et al., 2002;
Lederman y Sáenz, 2005), entre otros.
Maloney (2002) discute que la causa principal del mal desempeño de Latinoamérica se debe a las deficiencias en la capacidad de aprendizaje; aún más, lo
sigue siendo hoy en día. Para el autor, la región probó ser incapaz de moverse
más allá de un estado de explotar las rentas puras de una frontera o la extracción
de riquezas minerales y basa su hipótesis en las siguientes causas: 1) Existe un
déficit nacional en capacidad de innovación y aprendizaje. Básicamente déficit
en el capital humano y las redes de las instituciones que faciliten la adopción y
creación de nuevas tecnologías y de tecnologías extranjeras ya existentes. 2) Las
innumerables barreras para la adopción de tecnologías usualmente asociadas
con artificios creados por el poder monopólico. El autor plantea para probar la
plausibilidad de su enfoque una correlación de crecimiento con medidas de
apertura y conocimiento, en la que se comparan medidas de científicos per
cápita, gastos en I+D y aplicaciones de patentes, una tasa de inversión, y una
medida de apertura comercial basada en Sachs y Warner. Se concluye que las
11
Se tiene que destacar el hecho que se aplicó un trabajo empírico producto de una data
construida mediante cuestionarios impartidos en firmas de los cuatro países mencionados
por Community Innovation Surveys. Destacando, además, como resultados principales que
se arrojaron resultados remarcadamente similares. Las diferencias encontradas, particularmente en la variación en la productividad, lo asocian con más o menos actividades de innovación, es decir, plantean que algunas firmas emprenden esfuerzos de innovación pero
que no los reportan como I+D.
12
Para extender este tópico, ver Bound et al. (1982) y Adams (2000).
Johan Blanco, José Contreras / Innovación y crecimiento económico
171
economías más abiertas y sobre todo aquellas con una infraestructura de conocimientos más desarrollada crecen más rápido.
Lederman y Maloney (2003) investigan y muestran tres situaciones importantes
para entender el vínculo entre innovación y desarrollo. Primero, muestran hechos
estilizados entre la evolución de los gastos en I+D alrededor del proceso de
desarrollo, en el que demuestran que la I+D crece exponencialmente con el PIB
per cápita y que algunos países menos desarrollados tienen un comportamiento
superior al de la senda de crecimiento, evidenciando una mejor gestión de tecnología; sin embargo, evidencian que hay una varianza apreciable en torno a
esta tendencia, y que los países de América Latina generalmente se sitúan por
debajo de ella. En este sentido, De Ferranti et al. (2002) muestra evidencia que,
en promedio, los países de América Latina y el Caribe se sitúan por sobre los
países de ingresos medios en cuanto a la tecnología de la información y las
comunicaciones, pero están rezagados en cuanto a los componentes del conocimiento. La relación para el índice de conocimiento y el desarrollo también es
alta. El PIB per cápita explica cerca del 60% de la varianza del índice de conocimiento (R2 =0,6), evidenciando una relación positiva y no lineal entre el conocimiento y la tecnología de la información y las comunicaciones, por una parte, y
el nivel de desarrollo los países durante 1976-1999, por la otra.
Segundo, dado que se evidencian dichas condiciones, se preguntan a qué se
debe el éxito de esos países que sobresalen de la senda. Para ello, evalúan las
tasas de retornos sociales del gasto en I+D. El estudio sugiere que los retornos
son altos en los países pobres, por lo que sugieren que la inversión en I+D en
estos países no es necesariamente bajo debido al tamaño de los mismos, además
de presentar altas tasas. Por último, se preguntan: Por qué los países ricos invierten más en I+D si las tasas de retornos sociales de I+D son altas en los países
pobres, para lo que encuentran que factores complementarios (mercado de
créditos domésticos, variables educacionales, el sistema de derechos de propiedad
intelectual, la calidad de las instituciones académicas, entre otras) y su calidad
de congruencia son, en definitiva, factores que pueden eliminar la relación entre
las dos variables analizadas, lo que hace pensar que la I+D tenga más importancia para los países avanzados que para los países menos avanzados, sobre
todo en el proceso de caracterización, de países innovadores y los adaptadores
de tecnología (Maloney y Perry, 2005). Lo dicho evidencia, según Maloney y
Perry (2005), que las inversiones en innovación llevan la producción a su nivel
estacionario, lo mismo que las inversiones físicas, acorde a lo que postula la
teoría estándar del crecimiento. De ahí que las inversiones en innovación no
puedan considerarse medidas de desempeño, sino más bien fórmulas para lograr
el nivel de ingresos observado (variable de política).
Como se mencionó brevemente, De Ferranti et al. (2002) usan indicadores de
conocimiento y de tecnología de la información para explicar el papel de la
172
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
innovación en la evaluación sobre el desempeño de la región en el proceso de
desarrollo. Para ello seleccionaron ocho indicadores; cuatro de ellos reflejan la
actividad innovadora y de investigación y desarrollo en cada economía y los
otros cuatro muestran el nivel de desarrollo en tecnología de la información y
las comunicaciones (TIC).
Asimismo, se incluye a las solicitudes de patente presentadas por ciudadanos y
no ciudadanos en Estados Unidos, como un indicador, tanto de la actividad
innovadora como de la medida de la necesidad y capacidad del Estado de proteger la propiedad intelectual. En este sentido, Lederman y Sáenz (2005) examinan
las tendencias o bien las pautas de la innovación de productos e insumos mediante la observación del comportamiento sobre el tiempo, de las variables relevantes y su posterior comparación entre los países en desarrollo y los
desarrollados, comparaciones intrarregionales y un estudio detallado de la tendencia de una muestra de países seleccionados. A su vez, los autores proporcionan
una estimación sobre el impacto de la innovación sobre el desarrollo de largo
plazo, sugiriendo que la innovación tiene un fuerte efecto y una relación positiva
sobre el desarrollo de largo plazo. Y para la submuestra seleccionada (en la que
se excluye Latinoamérica y el Caribe) también indican que la actividad de patente
está altamente correlacionada con el esfuerzo en I+D, y que los países de altos
ingresos poseen más nivel en ambas actividades.
Para culminar, es importante destacar que diversos autores han puesto nuevamente en el tapete las discusiones de Joseph Schumpeter13 en materia de innovación. Así, se ha evaluado nuevamente el destacado concepto de destrucción
creadora, como un factor explicativo de importancia en el marco de la modelización vía innovación. El sentido base de este concepto es que el mejoramiento
de la calidad de un producto hace que sea obsoleta y se destruya la generación
anterior de ese producto, otorgando al innovador poder de mercado similar a
los que obtiene un monopolista, obviamente, limitado hasta la entrada de los
imitadores en el mercado.
Por su parte, recientes trabajos han revivido la hipótesis schumpeteriana desde
otra perspectiva, evidenciando que las recesiones facilitan la innovación y el
crecimiento. Barlevy (2004) estudia que mientras es óptimo concentrar actividades de impulsar-crecimiento en recesiones, spillovers dinámicos inherentes a
los procesos de I+D son liderados por los agentes privados para concentrar
13
Jones (1997) estipula que, por ejemplo, trabajos como el de Romer (1990) (ya presentado
en esta investigación) y el de Grossman y Helpman (1991) y el de Aghion y Howitt (1992)
dentro de la literatura de modelos de investigación y desarrollo son también llamados modelos de crecimiento schumpeterianos, debido a que fueron previstos por este autor a finales de la década de los treinta y principios de los cuarenta del siglo xx.
Johan Blanco, José Contreras / Innovación y crecimiento económico
173
muchas de estas actividades de I+D en épocas de auge, precisamente cuanto el
costo social es el más alto.
De esta manera, mientras la literatura previa ha discutido que las recesiones promueven el crecimiento y la sustitución intertemporal es una consecuencia deseable
de las fluctuaciones, en el caso de recesiones en I+D se desanima el crecimiento
y la sustitución intertemporal prueba ser responsabilidad social, evidenciando que
la fuente principal de crecimiento productivo (I+D) es procíclica.
En todo caso, se ha evidenciado que el factor de innovación constituye un elemento neurálgico como determinantes del crecimiento y el desarrollo de los
países en general. Para América Latina, en especial, dado el PIB per cápita
promedio de la región, dejar a un lado la “nociva disposición a la dependencia”,
descrita por Maloney (2002), y orientar mayores esfuerzos hacia la aplicación
de actividades innovativas y de aprendizaje, así como diversificación en la cartera
productiva en un contexto de más o menos apertura comercial, luce como una
necesidad imperante. En este sentido, la siguiente sección se basa en el análisis
empírico que vislumbre el vínculo entre la innovación y el crecimiento económico, evidenciando así las particularidades que para Venezuela se presentan en
esta rama de estudio.
Análisis de datos y pruebas empíricas
Datos
La data utilizada referente al gasto en ciencia y tecnología para la economía
venezolana se extrajo de cifras publicadas vía material impreso por el Conicit,
la cual fue facilitada por el Departamento de Estadísticas del Observatorio Nacional de Ciencia y Tecnología (Oncti). Así mismo, se complementó la información
con los boletines estadísticos del Oncti, el Programa de Promoción al Investigador
(PPI) y la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología para países iberoamericanos (RICyT). Por su parte, las variables macroeconómicas principales, como
el producto interno bruto, fueron extraídas de Baptista (2006), en conjunción
con la Sección de Estadísticas del BCV, a precios constantes del año 1984. Ambas
presentan una frecuencia anual y abarcan el período 1977-2007. Es importante
destacar que los valores para el cierre de 2007 son estimados, tomando como
base los valores registrados para el primer semestre del mismo. Para las pruebas
econométricas fue usado el programa E-views versión 4.1, elaborándose un
modelo de mínimos cuadrados en el período 1977-2007.
Respecto a nuestra variable clave, I+D, es importante destacar que fue usado el
gasto en ciencia y tecnología como variable proxy de la misma, ya que siguiendo
la especificación que hace RICyT al respecto, el gasto en ciencia y tecnología se
174
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
divide en: por un lado, actividades de investigación y desarrollo (I+D) experimental, la cual incluye investigación básica, investigación aplicada y desarrollo
experimental; y por otro lado, actividades científicas y tecnológicas, las cuales
contemplan las actividades de investigación y desarrollo experimental, además
de actividades de entrenamiento y capacitación científica y tecnológica y servicios
técnicos y científicos.
Por último, los cuadros y gráficos, para comparaciones entre países, se basan
principalmente en World Development Indicator (WDI) (2007). Se extrajo de
esta fuente principalmente la tasa de crecimiento del PIB per cápita (pibpc_tasa)
y el PIB per cápita inicial (pibpccte) a precios del año 2000. Ambas variables
presentan una frecuencia anual y abarcan el período 1990-2004. Por último, los
precios del petróleo fueron extraídos de la cadena Reuters.
Así, pues, un análisis de datos permite mostrar el vínculo existente entre el gasto
en (I+D) como porcentaje del PIB y la variación del PIB en términos per cápita en el período 1977-2007. En este sentido, se llevan a cabo diversas pruebas,
con el fin de evidenciar dicho vínculo.
Pruebas empíricas
Prueba 1: Dispersión de datos
El gráfico 5 muestra la combinación de las observaciones entre I+D/PIB y el PIB
per cápita. La nube de puntos muestra un patrón cercano a una línea, dado que
se agrupan en valores cercanos de I+D a medida que crecen los valores de PIB.
Esto nos indica la existencia de algún nivel de relación entre ambas variables. La
línea recta que aproximamos a esta nube de puntos, da la idea de una tendencia
positiva, por lo que se deduce que la relación existente es de tipo directa.
Prueba 2: Coeficiente puntual de innovación
Ahora bien, para elaborar un análisis más exhaustivo sobre nuestra variable
clave (I+D/PIB), se pretende evaluar las variaciones de ambas variables y observar así las direcciones hacia la cual se dirigieron las mismas. En este sentido,
se pretende evaluar un índice que refleja el cociente entre la variación del gasto
en I+D y las variaciones del PIB, ambas en millones de bolívares. Dicho índice
refleja esencialmente dos aspectos:
• Primero: un comparativo de las tasas de crecimiento de ambas variables, esto
es, DI + D / DPIB, donde:
- Un valor > 1 evidencia que I+D crece a mayor tasa que el PIB
- Un valor = 1 evidencia que I+D crece a igual tasa que el PIB
- Un valor < 1 evidencia que el PIB crece a mayor tasa que I+D
Johan Blanco, José Contreras / Innovación y crecimiento económico
175
• Segundo: el signo que toma el índice es indicativo de la dirección de su
crecimiento. Si es positivo, el crecimiento (decrecimiento) de ambas variables
es en la misma dirección; por su parte, si es negativo, las variables se comportan en dirección contraria.
En este orden de ideas, el gráfico 6 refleja las siguientes consideraciones:
• En 21 de los 30 períodos el índice (independientemente de la magnitud)
arrojó signo positivo, lo que indica que ambas variables crecieron (decrecieron) en la misma dirección, lo que permite decir que existe una buena correlación positiva entre las variables (gráfico 6a).
• En los últimos 9 períodos de la muestra, ambas variables crecieron en la
misma dirección, indicativo de una alta correlación, sobre todo si se toman
en cuenta los factores coyunturales de la economía venezolana en este incipiente siglo (gráfico 6b).
• En los 9 períodos que el índice arrojó signo negativo, 6 de esos períodos se
debió a un crecimiento mayor en el gasto en I+D. En el caso de los años
ochenta, las etapas de crecimiento del gasto en I+D se vieron apoyadas principalmente por la política proteccionista aplicada durante el gobierno de Luis
Herrera Campins, sin embargo, la escasa competencia existente en este sector
fue uno de los determinantes de su desestímulo. En la década de los noventa
persistió el poco incentivo en este sector, sin embargo, a raíz del impulso de
los ingresos petroleros vistos hasta mediados de los noventa, dado el impulso
de las exportaciones petroleras, permitió experimentar períodos de crecimiento
en lo que al gasto de I+D se refiere. Así mismo, la recuperación de los ingresos
totales a causa del incremento experimentado (y que aún se aprecian) por
los precios del petróleo a partir del año 2000 es el principal determinante del
incremento del gasto público y, en consecuencia, del sector de I+D en lo que
va de la década, evidenciado principalmente en la promulgación de varios
instrumentos jurídicos (LOCTI, Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación), y en la creación de organismos institucionales, como el Fonacit (Fondo
Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación).
• La variable I+D es más volátil que el PIB (gráfico 6b). En efecto, el gráfico 10
muestra el cálculo de la desviación estándar de las variaciones anuales para
ambas variables por períodos de dos años, para comparar la volatilidad de
las variables. Se aprecia, entonces, que la volatilidad de la variable I+D es
mayor que la del PIB, siendo la volatilidad mucho más acentuada en el último
período (2006-2007).
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
176
Prueba 3: Correlaciones y causalidad tipo Granger
A continuación se muestra la prueba de causalidad de Granger14 para las dos
variables en estudio, con dos rezagos en la muestra, lo que deja un total de
28 observaciones.
Null Hypothesis:
F-Statistic
Probability
VARPIBPCPT does not Granger cause DLOGIDPIB
3,54567
0,04548
DLOGIDPIB does not Granger cause VARPIBPCPT
0,97895
0,39082
En este sentido, se puede decir con más de 95% de confianza que las variaciones
del PIB per cápita tienen un efecto significativo en el gasto I+D como porcentaje del PIB luego de dos períodos. Este resultado es consistente con el análisis
de correlación cruzada entre ambas variables (ver gráfico 1). Dicho análisis evidencia que en los primeros tres rezagos hay una alta correlación entre estas dos
variables, aunque sólo se encontró significancia estadística en el segundo rezago,
para el caso t (-i) (DLOGIDPIB, VARPIBPCPT (-i)). Es decir, los incrementos en
el período t-2 de la variación del PIB per cápita se reflejan en los incrementos del I+D como porcentaje de PIB en el período t. Así mismo, el coeficiente
de correlación evidenciado en el siguiente cuadro, del 0,29, evidencia una buena
correlación entre ambas variables.
14
DLOGIDPIB
VARPIBPCPT
DLOGIDPIB
1,000000
0,288966
VARPIBPCPT
0,288966
1,000000
Siguiendo a Pindyck y Rubinfeld (2001), la idea detrás de esta prueba es que si X causa
Y, entonces los cambios en X deben preceder los cambios en Y. En particular, para decir que
X causa a Y, deben cumplirse dos condiciones: 1) X debe ayudar a predecir Y, 2) Y no debe
ayudar a predecir X. Para evaluar si cada una de estas dos condiciones se cumplen, se debe
probar la hipótesis nula de que una variable no ayuda a predecir a la otra. Se tendría, entonces, que para probar la H0 de que X no causa Y, se elabora una regresión de Y contra
valores rezagados de Y y contra valores rezagados de X (regresión sin restricción); luego, se
elabora la regresión de Y sólo contra valores rezagados de Y (regresión restringida). Así, una
prueba estadística F la usamos para determinar si los valores rezagados de X contribuyen
de manera significativa al poder explicativo de la primera regresión. En esencia, dicha estadística F es: F = (N – k)[(ESSr – ESSur)/q(ESSur)], donde ESSr y ESSur son las sumas de residuales al cuadrado en las regresiones restringida y sin restricción, respectivamente;
N es el número de observaciones; k es el número de parámetros estimados en la regresión
sin restricción; q es el número de restricciones del parámetro. La prueba F está distribuida
con F(q, N – k). En nuestro caso, el estadístico utilizado para determinar la significancia de
la regresión fue el p-value.
Johan Blanco, José Contreras / Innovación y crecimiento económico
177
Llegado este punto es importante destacar que después de diferentes pruebas
para demostrar el vínculo existente entre innovación (I+D/PIB) y el crecimiento
económico (variación del PIB per cápita), no se pudo concluir fehacientemente
que la innovación es un determinante del crecimiento económico en la economía
venezolana. En efecto, las pruebas elaboradas (causalidad, correlaciones y correlaciones cruzadas) evidenciaron precisamente lo contrario, por lo que se
puede concluir que existe una relación positiva y estadísticamente significativa
entre los esfuerzos destinados a la innovación (vista como I+D como porcentaje
del PIB) y las variaciones del PIB per cápita, significando evidencias que I+D/
PIB crece junto con el crecimiento de la economía, esto es, consistente además
con los trabajos de Lederman y Maloney (2003), De Ferranti (2002) y Freeman
(1987). En otras palabras, se determina que períodos de crecimiento económico
en la economía venezolana estimulan la inversión en I+D. Así, el modelo de
regresión estimado para visualizar la relación entre el esfuerzo en innovación y
el crecimiento económico (I+D/PIB sobre la tasa de crecimiento del PIB per
cápita) está basado en la ecuación lineal múltiple:
yt = α+ βXt + δYt +µZt + εt (1)
La cual para nuestro caso específico toma la forma de:
D (Ln (I+D/PIB)) = α + β ∆PIBpct + δ ∆PIBpct-2 +µD07 + εt (+)
(+)
(+/-)
(2)
Donde: D(Ln(I+D/PIB)) es la variable dependiente y representa el esfuerzo
innovativo después de aplicársele logaritmos y la primera diferencia, para suavizar la serie; ∆PIBpct, representa la variación del PIB per cápita; ∆PIBpct-2 representa la variación del PIB per cápita con dos períodos de rezago; D07
representa una variable dummy para el año 2007; y εt representa el error aleatorio
o término de perturbación.
Es importante destacar que todas las variables explicativas del modelo son significativas al 5%. En efecto, el p-value asociado a cada variable es menor al nivel
de significación máximo aceptado, indicando que con un nivel de confianza
superior al 95%, podemos afirmar que los coeficientes de regresión son diferentes
de cero y así se comprueba la relevancia de las variables independientes asociadas dentro del modelo y como factor explicativo del comportamiento de la
variable dependiente. Además, todos los signos concuerdan con los esperados
acorde con la teoría económica.
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
178
Dependent variable: DLOGIDPIB
Method: Least squares
Sample (adjusted): 1979 2007
Included observations: 29 after adjusting endpoints
Variable
Coefficient
Std. Error
t-Statistic
Prob.
C
0,032741
0,037045
0,883822
0,3852
VARPIBPCPT
0,012903
0,005862
2,201168
0,0372
VARPIBPCPT(-2)
0,015185
0,006347
2,392520
0,0246
0,206746
6,449486
D07
1,333404
R-squared
0,740375
Mean dependent var
0,0000
Adjusted R-squared
0,709220
S.D. dependent var
0,354202
S.E. of regression
0,191000
Akaike info criterion
-0,345643
Sum squared resid
0,912026
Schwarz criterion
-0,157051
Log likelihood
9,011827
F-statistic
23,76419
Durbin-Watson stat
1,880814
Prob(F-statistic)
0,000000
0,061654
Así, la variación del PIB per cápita entra en el modelo positiva y significativamente,
arrojando un coeficiente de 0,0129, lo que implica que, manteniéndose en el resto
de las variables constantes, incrementos en el 1% de las variaciones del PIB per
cápita aumentarán en promedio el esfuerzo en innovación en 0,0129%.
Por su parte, la variación del PIB per cápita con dos períodos de rezago, entra
en el modelo positiva y significativamente, arrojando un coeficiente de 0,0151,
lo que implica que manteniéndose en el resto de las variables constantes, incrementos en el 1% de las variaciones del PIB per cápita en el tiempo t-2 aumentarán
en promedio el esfuerzo en innovación en 0,0151% en el tiempo t.
Estos resultados se atribuyen a dos consideraciones puntuales. Por un lado, a
factores idiosincrásicos, esto es, el comportamiento de que los períodos en los
que se evidencia crecimiento es cuando se incentiva el sector tecnológico. Se
percibe que no se reflejó nunca la creencia de que actividades de este tipo
pueden actuar como dinamizadores de la economía. Toda vez que las nuevas
teorías del crecimiento económico florecieron y su proceso de discusión, tanto
empírica como teórica, aparecieron (especialmente en el caso de los tigres asiáticos y Japón), fue cuando estas consideraciones comenzaron a tenerse en cuenta
de este lado del hemisferio, tomadas de la mano con la capacidad de la economía
para generar (asociados a los impulsos petroleros) mayores niveles productivos.
Intuitivamente, el gráfico 7 nos vislumbra la relación planteada. La característica
principal de la economía venezolana es existencia de una alta volatilidad producto de los shocks petroleros. Como es de esperarse, la variable I+D no escapa
de este comportamiento. Si observamos el comportamiento del porcentaje de
Johan Blanco, José Contreras / Innovación y crecimiento económico
179
I+D como parte del PIB versus el comportamiento de los precios del petróleo,
podemos observar la similitud entre ambas variables. Obsérvese que cuando
los precios del petróleo evidencian crecimientos, el PIB también crece y, en
consecuencia, la variación de los recursos destinados al sector tecnológico se ve
incrementada. Así mismo, un ejemplo contundente es el actual impulso del sector
tecnológico asociado a un período de cuatro años de crecimiento del producto
interno bruto debido a un auge de los precios petroleros.
El otro aspecto mucho menos filosófico y lo cual es consistente con Freeman
(1987), es que la escala de las actividades en I+D y de otras actividades con ellas
relacionadas, depende tanto del nivel de desarrollo económico como del grado
de especialización internacional. Los países menos desarrollados, por lo general,
tienen poca o ninguna actividad en I+D, por lo que a medida que se industrializan sienten la necesidad de realizar más actividades de I+D, aunque sólo sea
para hacer uso efectivo de la tecnología importada.
La variable dummy para el año 2007, entra en el modelo positiva y significativamente, arrojando un coeficiente de 1,333, lo que implica que la variable recoge
efectivamente el hecho que para este año el I+D como porcentaje del PIB haya
presentado un máximo en su historia (2,11%), asociado a los efectos de la puesta
en vigencia de la nueva Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (Locti).
En otras palabras, la medida tomada por las entidades oficiales implica un aumento de 1,33% sobre el esfuerzo en innovación. A este respecto, el gráfico 8
refleja el contundente efecto que sobre el esfuerzo de innovación tuvo la citada
Ley, sólo en el primer semestre de 2007. Las estimaciones del Observatorio Nacional de Ciencia y Tecnología la proyectan al cierre del año el indicador alrededor del 2,7 como porcentaje del PIB.
Al observar el coeficiente de determinación (R2) vemos que las variaciones en
los regresores explican en 74% las variaciones en la variable dependiente, por
lo que a priori podemos decir que estamos en presencia de un buen ajuste. Así
mismo, una observación del R2 ajustado nos permite penalizar la inclusión de
los regresores, por lo que de igual manera nos encontramos ante un buen ajuste,
ya que éste explica en 70% a la variable. En otras palabras, el 70% de las variaciones en el esfuerzo innovativo son explicadas por las variaciones en el PIB
per cápita.
Es importante destacar que el modelo estudiado cumple con los supuestos del
modelo lineal uniecuacional general. Para evidenciar ello se realizaron las siguientes
pruebas: supuesto de correcta especificación, supuesto de normalidad de los
errores de estimación (figura 2), supuesto de homocedasticidad de los errores de
estimación (cuadro 1), supuesto de no autocorrelación de los errores de estimación
(figura 3), supuesto de no multicolinealidad y la prueba de estacionariedad de las
variables, las cuales resultaron ser satisfactorias en ese sentido.
180
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Conclusiones
Según el análisis del ejercicio propuesto en la investigación, se puede concluir
que existe un vínculo positivo y estadísticamente significativo entre el esfuerzo
en innovación y el crecimiento económico, consistente con los estudios de Lederman y Maloney (2003), De Ferranti (2002) y Freeman (1987). Para Venezuela,
dicho vínculo se produce en un sentido: períodos de crecimiento económico
estimulan el esfuerzo en innovación, por lo que se vislumbra que la innovación
no es un determinante del crecimiento de nuestra economía. Estos resultados
se asocian a que se percibe que no se reflejó nunca la creencia de que actividades de este tipo pueden actuar como dinamizadores de la economía y, en
consecuencia, no se estimulaba.
En cuanto a la coyuntura venezolana en materia de innovación, tenemos que la
aplicación de la Locti puede ser considerada como un avance importante en
función de afianzar el vínculo entre el crecimiento económico y la innovación. A
este respecto, el cuadro 2 (y el gráfico 11 desde una perspectiva gráfica), vislumbra
un importante aspecto: los países que dedican un mayor porcentaje del PIB que
otros a la I+D tienden a crecer más rápidamente (Lederman y Maloney, 2003); así
mismo, la I+D permite a los países adoptar mejores tecnologías y proporcionar
nuevos y mejores bienes al conjunto de la economía (De Gregorio, 2004).
En los países industrializados la mayor parte de los recursos que se invierten en
ciencia y tecnología provienen de las empresas. En cambio, en casi todos los
países de Latinoamérica y, particularmente en Venezuela, la inversión en ciencia
y tecnología se hace mayormente a expensas del presupuesto del Estado, sugiriendo consideraciones sobre su eficiencia. Otro aspecto a considerar en este
sentido, se evidencia en el gráfico 9; el mismo muestra que el mayor destino de
los recursos financieros de ciencia y tecnología son las dependencias gubernamentales con departamentos de I+D, en que el grueso está representado en el
Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). En definitiva, se observó que Venezuela, y Latinoamérica en general, invierten muy poco en materia
tecnológica, lo que puede ser indicativo de la baja evolución que presentó la
tasa de crecimiento del PIB per cápita para estas economías. A este respecto,
autores como García (2000) y Maloney (2002) dejan ver que un factor difusivo
asociado al aprendizaje es el que deja apreciar los mayores alcances de la innovación y en este sentido las economías latinoamericanas carecen (o, bien, es
deficiente) de “capacidad de aprendizaje”, por lo tanto, el magro desempeño de
estas economías es asociado a barreras presentes en la adopción y en la innovación tecnológica.
Lo dicho permite evidenciar la lección principal para la política económica, es
que se debe tratar de aumentar el gasto en I+D y éste debería dedicarse principalmente a la I+D aplicada, ejecutada principalmente por el sector privado. De
Johan Blanco, José Contreras / Innovación y crecimiento económico
181
Gregorio (2004) destaca que en los países industrializados y del este de Asia, la
participación del gasto entre ciencias básicas e investigación aplicada normalmente su ubica entre 10% y 20%. En este sentido, no existen motivos para creer
que la ciencia básica podría favorecer más el crecimiento que la investigación
aplicada (en Chile), sino que la suposición sería la opuesta.
La presente investigación concuerda con la idea de que una política que se
oriente a incrementar la capacidad de adaptación de tecnología y, por ende,
facilitar el proceso de transferencia tecnológica, puede ser mucho más provechoso
en largo plazo para nuestras economías, que una política que intente desarrollar
innovaciones en primera instancia, sobre todo si no se disfruta de un marco
estructural, cultural, político y económico bien desarrollado, entiéndase, instituciones, marco jurídico, entre otras. En efecto, una política de actualización y
desarrollo (A+D) en contraposición a la I+D, pareciera mostrar una mayor solidez, sobre todo si se piensa como una política iniciadora (es decir, de corto
plazo) de otra mayor, la I+D, la cual se producirá una vez que se vayan creando
las bases para su concepción y mejor aprovechamiento de sus beneficios. La
deficiente capacidad de aprendizaje de la que se comentaba líneas atrás es quizás
el punto neurálgico en este sentido, por lo que la inclusión del sector universitario es, así mismo, vital. Todo lo anterior debe estar asociado a un marco coherente de política económica que desemboque en la estabilidad de la economía
y trabaje en concordancia con lo planteado.
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Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
184
Anexos: Gráficos y cuadros
Gráfico 1
PIB a precios de 1984, MM de bolívares (1977-2007)
Fuente: Baptista (2006), BCV y cálculos propios.
Gráfico 2
PIB per cápita a precios de 1984, MM de bolívares (1970-2007)
Fuente: Baptista (2006), BCV y cálculos propios.
Johan Blanco, José Contreras / Innovación y crecimiento económico
185
Gráfico 3
Variación del PIB per cápita a precios de 1984 (1970-2007)
(11,1)
Fuente: Baptista (2006), BCV y cálculos propios.
Gráfico 4
Variación del PIB per cápita a precios del año 2000 (1990-2004)
Fuente: World Development Indicator (2005).
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186
Gráfico 5
Relación entre I+D/PIB y el PIB per cápita (1977-2007)
Fuente: Varias fuentes y cálculos propios.
Gráfico 6a
Índice puntual de innovación (1977-2007)
Fuente: Varias fuentes y cálculos propios.
Johan Blanco, José Contreras / Innovación y crecimiento económico
Gráfico 6b
Variación del gasto en I+D y variación del PIB (1977-2007)
Fuente: Varias fuentes y cálculos propios.
Gráfico 7
Precios petroleros, PIB y el esfuerzo de innovación (I+D/PIB)-(1977-2007)
Fuente: Varias fuentes y cálculos propios.
187
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Gráfico 8
Esfuerzo de innovación (I+D/PIB)-(1977-2007)
Fuente: Varias fuentes.
Gráfico 9
Distribución del esfuerzo de innovación (I+D/PIB) - (1990-2001)
Fuente: Oncti.
Johan Blanco, José Contreras / Innovación y crecimiento económico
Gráfico 10
Volatilidad I+D versus volatilidad del PIB
Fuente: Varias fuentes y cálculos propios.
Gráfico 11
Esfuerzo innovativo I+D/PIB (1990-2004)
Fuente: RICyT y cálculos propios.
189
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
190
Gráfico 12
Correlación cruzada
Gráfico 13
Supuesto de normalidad de los errores de estimación: histograma
6–
Series: Residuals
Sample: 1979-2007
5–
Observations: 29
4–
Mean
-2.04E-17
Median
0.000000
3–
2–
–
–
0,2 –
–
–
–
–
0,0 –
–
–
–
-0,2
–
–
0–
–
1–
Maximum
0.348368
Minimum
-0.312207
Std. Dev.
0.180478
Skewness
0.175925
Kurtosis
2.142697
Jarque-Bera
1.037675
Probability
0.595212
Johan Blanco, José Contreras / Innovación y crecimiento económico
191
Gráfico 14
Supuesto de autocorrelación: gráfico de los residuos al cuadrado
Cuadro 1
Supuesto de homoscedasticidad de los errores de estimación
White Heteroskedasticity Test:
F-statistic
0,658525
Probability
0,683386
Obs*R-squared
4,415347
Probability
0,620657
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192
Cuadro 2
Esfuerzo innovativo I+D/PIB versus var. PIB per cápita (1990-2004)
Países Iberoamérica
Estados Unidos
Tasas de crecimiento promedio
Gastos promedio en I+D/PIB
1,77
2,59
Canadá
1,57
1,78
España
2,29
0,91
Países ingresos altos
1,88
1,76
Portugal
2,02
0,30
Argentina
1,91
0,41
Trinidad y Tobago
3,86
0,07
Uruguay
1,31
0,18
México
1,59
0,35
Venezuela
0,15
0,43
Chile
4,05
0,57
Costa Rica
2,33
0,52
Panamá
2,86
0,36
Países ingresos medio altos
2,23
0,36
Brasil
0,58
0,50
Jamaica
1,33
0,01
República Dominicana
2,59
0,00
Colombia
1,07
0,11
El Salvador
1,91
0,09
Perú
1,57
0,27
Guatemala
1,21
0,00
Paraguay
-0,25
0,02
Ecuador
1,04
0,04
Bolivia
1,35
0,24
Honduras
0,43
0,02
Países ingresos medio bajos
1,17
0,12
Nicaragua
1,13
0,03
Haití
-2,48
0,00
Cuba
2,39
0,60
Países ingresos bajos
0,34
0,21
Fuente: WDI (2006), RICyT y cálculos propios.
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Documentos
Documentos
Revista BCV • Vol. XXIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2009, pp.195-196 • ISSN: 0005-4720
Introducción
Mendoza P.
Carlos Mendoza Potellá*
En esta edición presentamos dos documentos de muy diversa naturaleza, pero
emparentados en la pasión crítica y analítica de la realidad, del statu quo y sus
más perversas manifestaciones.
El primero de ellos, que data de 1978, analiza el hallazgo realizado entonces
por cursantes y docentes del Postgrado de Hidrocarburos de la Facultad de
Ciencias Económicas y Sociales de la UCV: los contratos de asistencia técnica y
comercialización suscritos por la nación en 1975 con las concesionarias petroleras
de entonces para dar paso a la “nacionalización sin traumas”, que entró en vigencia el 1° de enero de 1976.
Los términos y condiciones que se impusieron a la nación en estos contratos
constituyeron un verdadero “peaje”, al estilo del que cobran los delincuentes a
quienes osan morar o atravesar por sus dominios. Con la suscripción de esos
contratos, esa “nacionalización” fue convertida en su opuesto: un mecanismo
eficiente para la expansión e intensificación de la participación del capital petrolero transnacional en la determinación del rumbo –y desde luego, en los
beneficios– de los negocios de la industria petrolera venezolana.
En este texto se prefiguran ya, desde entonces, lo que serían las características
de la política petrolera venezolana en los treinta años siguientes. Allí están los
elementos germinales de la “apertura petrolera” de los años noventa del siglo
pasado y la entronización, al frente de la industria “nacionalizada”, de una gerencia petrolera antiestatal que mantuvo intactos los vínculos “filiales” con sus
antiguas casas matrices transnacionales.
Pero, también quedó sellada allí la voluntad de denuncia permanente que condujo a que sus redactores fueran etiquetados desde entonces como “enemigos
de la industria” y de su “meritocracia”.
196
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
El segundo documento que presentamos –cuyo autor es uno de los ponentes
invitados de las Jornadas de Economía Política que se están realizando bajo los
auspicios del BCV, la Universidad Bolivariana y la Universidad Latinoamericana
y del Caribe– se inserta de lleno en un debate muy actual, la determinación de
la naturaleza de la actual crisis económica global, al proponer una interpretación
de la misma desde el punto de vista marxista, lo cual exige, según el autor,
“…el uso adecuado de la teoría del valor, la comprensión de la dialéctica del
concepto de capital ficticio y la consideración pertinente de la existencia de las
ganancias ficticias”. A ello se contrae el artículo al exponer su caracterización
del capitalismo especulativo contemporáneo y la significación de los gastos
militares en la generación de ganancias y capital ficticio.
CMP
Revista BCV • Vol. XXIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2009, pp. 197-212 • ISSN: 0005-4720
Incidencia de los contratos de tecnología
y comercialización en el rumbo
de la industria petrolera nacionalizada1
Maza Zavala
Mieres
Parra L.
Mendoza P.
Domingo Felipe Maza Zavala*
Francisco L. Mieres**
Gastón Parra Luzardo***
Carlos Mendoza Potellá****
* Economista, Doctor en Economía, Profesor Titular de la Universidad Central de Venezuela,
Universidad Católica Andrés Bello y Universidad Santa María. Miembro de la Academia
Nacional de Ciencias Económicas. Fue Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y
Sociales de la Universidad Central de Venezuela y miembro del Directorio del Banco Central
de Venezuela.
** Economista, Doctor en Economía, Profesor Titular de la Universidad Central de Venezuela,
Fundador de la Maestría en Economía Administración de los Hidrocarburos de la UCV, Embajador en la Federación de Rusia. Miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas.
*** Economista, Doctor en Economía, Profesor Titular de La Universidad del Zulia, Vicerrector
Académico de LUZ. Fue Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de LUZ
Miembro de la Asamblea Nacional Constituyente, Presidente de Petróleos de Venezuela,
Presidente del Banco Central de Venezuela.
**** Economista, Magister Scientiarum en Economía y Administración de los Hidrocarburos,
Profesor Asociado de la Universidad Central de Venezuela. Asesor de la Presidencia del Banco
Central de Venezuela, Director de la Revista BCV. Fue Embajador en el Reino de Arabia
Saudita y la Federación de Rusia.
1
Ponencia presentada en las Primeras Jornadas de Evaluación de la Nacionalización Petrolera,
Barquisimeto, 16, 17, 18, 19 de noviembre de 1977, Universidad Central de Venezuela, Facultad
de Ciencias Económicas y Sociales. Decanato, Universidad Centrooccidental, Escuela de Administración y Contaduría, Coordinación de Postgrado, Dirección de Extensión Universitaria.
198
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Contratos de tecnología y comercialización en el rumbo de la industria
petrolera nacionalizada
El proceso de nacionalización petrolera está seriamente amenazado de naufragar,
por lo que ocurre en aspectos decisivos como la tecnología y la comercialización,
cuyo tratamiento por parte de Petróleos de Venezuela favorece la permanencia
del dominio esencial de las corporaciones transnacionales en la actividad petrolera venezolana.
Nuestro propósito es contribuir a la rectificación oportuna, urgente e indispensable,
de una gestión del negocio petrolero que no asegura al Estado el máximo rendimiento financiero, y que compromete sustancialmente el futuro de la nacionalización, permitiendo que las decisiones fundamentales que afectan a este sector
básico de nuestra economía estén bajo el control de intereses extranjeros.
Información y desinformación en el sector petrolero
Es nuestro deber destacar los elementos de juicio de índole objetiva fundados
en documentos y en hechos, que pueden proporcionar una visión verdadera y
real de los términos en que se está manejando la industria petrolera nacional.
Este propósito es tanto más justificado por cuanto hemos observado serias contradicciones, de acuerdo con declaraciones públicas sobre este tema, dadas por
el señor Presidente de la República, sobre la ejecución del proceso de nacionalización petrolera y sus propios colaboradores en el Gobierno o por administradores de empresas petroleras nacionalizadas, con el consiguiente desconcierto
de la opinión pública.
Lo anterior no resulta tan extraño si se tiene en cuenta que el Congreso de la
República, supremo contralor del interés nacional, no estaba informado sobre
materia de tanta trascendencia como los contratos o convenios de asistencia
técnica y de comercialización celebrados por Petróleos de Venezuela con las
corporaciones transnacionales –casas matrices de las ex concesionarias petroleras–, tal como se puso de manifiesto en las reuniones de la Comisión Bicameral
de Minas e Hidrocarburos, convocadas a instancia del Presidente del Congreso
para interpelar al Directorio de Petróleos de Venezuela y a otros altos funcionarios
del Estado sobre dichos convenios desconocidos por el soberano cuerpo.
El Congreso no tenía ni tiene conocimiento oficial a estas alturas, de las negociaciones sobre asistencia técnica y comercialización del petróleo, cuyo interés
público es evidente y trascendente; y tampoco son del todo bien conocidas por
el ciudadano Presidente de la República.
Es inexplicable esa injustificada política de información del sector petrolero
nacional, restringida y discriminatoria contra la opinión pública venezolana. Nos
parece preocupante la reacción manifestada por altos personeros del Gobierno
D.F. Maza Zavala, F.L. Mieres, G. Parra Luzardo, C. Mendoza P. / Incidencia de los contratos de…
199
ante la denuncia hecha con toda responsabilidad y seriedad por un grupo de
ciudadanos en pleno ejercicio de sus derechos y en cumplimiento de un deber.
Es obligación insoslayable del Gobierno atender y procesar toda denuncia y
todo reclamo que puede afectar el interés público.
La capacidad técnica nacional y los límites de la asistencia necesaria
Así, debemos expresar que nos parece inexplicable la afirmación aparecida en
la prensa el 5 de junio del corriente año, y atribuida al señor Presidente de la
República, de que “entonces era necesario para asegurar la continuidad de la
explotación del petróleo venezolano, contratos de tecnología con las transnacionales, un gran cartel internacional que conoce nuestro petróleo, que venía haciendo investigaciones indispensables”. Esa defensa de los contratos de asistencia
técnica lo lleva, injustificadamente, a desconocer todos los esfuerzos que en
materia de investigación petrolera de alto rango científico y tecnológico se han
realizado y continúan realizándose en el país, con independencia de las transnacionales, al declarar que “Venezuela no investiga petróleo, no tenemos tecnología
propia. El Instituto Venezolano de Investigaciones Petroleras se creó por mi gobierno el mismo día de la nacionalización, el primero de enero de 1976”. En esta
declaración, el ciudadano Presidente niega lo hecho en esa materia por el IVIC,
por el Instituto de Investigaciones Petroleras de La Universidad del Zulia (Inpeluz), por la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela y por
otros centros de investigación, que se constituyen en pioneros en esta actividad
nacional. Así mismo, trata injustamente y subestima a los técnicos expertos y
auxiliares de la industria petrolera venezolana. Venezolanos que con larga experiencia en el manejo productivo de la industria y con conocimientos directos
de sus problemas técnicos y funcionales, con capacidad de iniciativa y mística,
lograron a lo largo de décadas realizar hallazgos e innovaciones tecnológicas,
aprovechados por las transnacionales dentro y fuera del país. Hay que señalar
que los funestos contratos tienden a colocar la investigación petrolera actual
bajo la orientación y coordinación de los centros foráneos dominados por las
transnacionales –orientación que seguramente obedece a los intereses de éstas
y no a los del desarrollo independiente de nuestra industria petrolera–, con
prescindencia del principio legal de planificación del sistema científico y tecnológico del país centrado en Conicit.
Son numerosos los testimonios del país y del exterior, en cuanto a la aptitud y
la capacidad que tienen los venezolanos que actúan en la industria petrolera o
que investigan en centros científicos y tecnológicos del país, para tomar a su
cargo toda la operación técnica de dicha actividad y resolver los problemas de
su funcionamiento y expansión. Basta citar dos de estos testimonios, uno nacional, otro extranjero. El primero es de la Sociedad Venezolana de Ingenieros
de Petróleo, que en la Mesa Redonda de Trabajo sobre Asistencia Tecnológica
200
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a la Industria Petrolera Nacionalizada, celebrada en septiembre de 1975, consideró que: “su caso (el de Venezuela, NN) es único en el mundo: se van a construir 16 empresas nacionales en sustitución de 22 empresas concesionarias, todas
ellas con cierto grado de tecnología propia desarrollada en Venezuela y, por lo
tanto, este país no tiene porqué adoptar esquemas de otras naciones en cuanto
a convenios de asistencia tecnológica”. Y más adelante: “se ha dado el caso, con
mucha frecuencia, de ayuda tecnológica en sentido inverso; es decir, la tecnología desarrollada en Venezuela ha sido transferida a otras áreas donde operan
filiales de las transnacionales”. Y luego: “Durante el proceso de negociación de
tecnología debe tenerse en cuenta que en lo que a producción se refiere, existe
una capacidad o potencial de producción de crudo que está allí y, por lo tanto,
no necesita servicio tecnológico foráneo. La tecnología necesaria para producir
ese volumen de crudo la tenemos en Venezuela, y es una tecnología convencional
ampliamente conocida” (cursivas nuestras).
El otro testimonio está contenido en el Informe de la Comisión de Asuntos
Internos e Insulares del Senado de EE UU, presidido por el senador Henry
Jackson, en cuyo documento, que tiene por título “Geopolitcs of energy”, en la
pág. 137 se asienta textualmente: “Los venezolanos no necesitan ayuda en esta
área de la producción petrolera”.
Los contratos: instrumentos del enclave transnacional
Llamamos la atención sobre el objeto esencial de esta exposición, es decir, el
grave riesgo de la industria petrolera nacionalizada de no independizarse del
dominio de las transnacionales, sino, por el contrario, de continuar cada vez
más atada a ellas a través de los convenios de tecnología y comercialización y
otros medios y mecanismos que, en conjunto, configuran realmente la existencia
de un enclave transnacional en el seno de la organización de esta industria,
ahora en la forma de un monopolio, creado por nuestra propia decisión, enclave
que, por supuesto, opera para preservar y fortalecer nuestra dependencia con
respecto a las casas matrices de las ex concesionarias, frustrando así, en los
hechos, los objetivos de la nacionalización.
Los convenios de “asistencia técnica” y de comercialización son complementarios.
Si, por su parte, aquellos propenden a perpetuar la dependencia tecnológica de
la industria petrolera venezolana, éstos tienden a mantener la dependencia comercial respecto de los monopolios transnacionales, y entre ambos comportan
una enorme sangría de excedente económico, generado en Venezuela a favor de
esos monopolios; además, unos y otros se refuerzan recíprocamente en sus efectos
globalmente antinacionalizadores y antinacionales. En razón de los convenios
tecnológicos actúan “asesores” de monopolios transnacionales en la dirección
comercial de las empresas operadoras nacionalizadas, que son simplemente
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ex filiales de esos consorcios. Así, funcionarios de Exxon, bajo el pretexto de
“servicios técnicos”, velan celosamente en Lagoven por la aplicación del respectivo contrato de compra/venta de petróleo a favor de aquel monopolio. Como
dicho convenio compromete la producción exportable de Lagoven casi exclusivamente con Exxon, al tiempo que le confiere a ésta la potestad de suspender
las adquisiciones de petróleo en la medida y oportunidades que desee, queda la
principal operadora venezolana a merced de la Exxon en aspecto tan vital y le
da al consorcio norteamericano un arma de enorme poder para defender su
“contrato tecnológico”, fuente de dominación y de extracción de beneficios sin
causa. En suma, si el convenio de asistencia técnica contribuye a mantener y
reforzar la onerosa atadura comercial de Lagoven con Exxon, el convenio de
comercialización consagra y reafirma la atadura envuelta en la supuesta asistencia
técnica, complementándose ambos contratos para mantener totalmente subordinada Lagoven a Exxon.
Además, los convenios de supuesta asistencia técnica legalizan la presencia activa
de agentes de los consorcios petroleros extranjeros no sólo en la actividad cotidiana de la operadoras, sino en todas las áreas clave y decisivas, incluso las de
planificación y control, donde se delinean estrategias y proyecciones para el
desarrollo futuro de la industria en todos sus aspectos, con efectos en el mediano
y largo plazo. La función de esos agentes monopolistas transnacionales es retener
para sus casas matrices el máximo de control sobre las operadoras en Venezuela
y por el mayor tiempo posible y, por ende, estorbar, encarecer, frenar o impedir,
según las posibilidades, el proceso de nacionalización. A tal efecto procuran que
cada operadora grande siga siendo un ente aislado de la estructura de la industria
petrolera nacional, tan autónoma como sea posible respecto a Petróleos de Venezuela y sobre todo respecto del Ministerio de Minas e Hidrocarburos, de
Cordiplan, del Gobierno en general y en especial del Congreso de la República
y cualquier otro organismo en que se exprese institucional y funcionalmente la
autoridad de la nación venezolana. Ésta es, sin duda, la razón de la “confidencialidad” de los convenios en relación con el Congreso Nacional y de la designación de la Cámara Internacional de Comercio –organismo privado de los
monopolios mundiales, con sede en París–, para dirigir los conflictos, tratando
de rehuir inconstitucionalmente la jurisdicción nacional.
Al mantener a las grandes operadoras que conforman Petróleos de Venezuela,
segregadas de la organización nacional y vinculadas estrechamente a las casas
matrices de las ex concesionarias, cada una de ellas sigue siendo, en los hechos,
una filial de éstas, como antes de la nacionalización. Para tales fines, los agentes
directos de las trasnacionales –pegados como “asesores técnicos” por la industria
petrolera venezolana– cuenta con la complacencia, pasividad o resignación de
los ejecutivos de las operadoras y de Petróleos de Venezuela que, en su mayoría
fueron formadas como gerentes, administradores y ejecutivos de confianza de
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las ex concesionarias durante largos años de servicios en que probaron repetidamente su lealtad a las trasnacionales, conformándose una mentalidad y una
concepción del negocio adecuadas a la finalidades del cartel petrolero internacional, y en franca discrepancia con los legítimos y verdaderos intereses de
Venezuela. El informe “Las corporaciones multinacionales con el desarrollo
mundial”, de Naciones Unidas, describen esta situación de la siguiente manera:
“Muchos gerentes y técnicos pasan de las filiales extranjeras a las empresas del
País. Sin embargo, los conocimientos especializados adquiridos pueden ser más
apropiados a las actividades de las empresas extranjeras que al desarrollo nacional, asimismo, pueden relacionarse con tecnologías inapropiadas para las
condiciones del país”.
Los “asesores” técnicos extranjeros en los departamentos de ventas de las operadoras actúan evitando la diversificación del mercado internacional de nuestro
petróleo, establecida como una meta por la Ley Orgánica que reserva el Estado
la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos en su artículo 3°, al tiempo que
han hecho aumentar el volumen de exportación petrolera, contrariando la disposición expresa del V Plan de la Nación.
Por ello, mientras permanezca cautiva la exportación de petróleo venezolano
en los canales de las transnacionales, para lo cual los convenios constituyen
instrumentos muy eficaces al consagrar una subordinación monopsonista, no
podrá alcanzarse la independencia de la industria petrolera nacional ni cumplirse, por tanto, lo ordenado por la ley. Es natural entender que si las transnacionales están en conocimiento directo y específico de la estrategia y de las
operaciones de comercialización de las operadoras y de Petróleos de Venezuela,
harán lo necesario para impedir o frustrar cualquier proyecto de transacción de
venta de petróleo fuera del control de aquellos consorcios, como efectivamente
ha ocurrido.
Es necesario destacar que por “virtud” de los contratos de tecnología y comercialización, los agentes de Exxon y de Shell que participan en Lagoven y Maraven,
respectivamente, en sus comités de ventas internacionales, ejercen influencia
decisiva en cuanto a los volúmenes de exportación y los precios de venta efectiva, causando una gravísima reducción en éstos. Así, con la notable excepción
de la CVP, el “asesoramiento” afecta todo el proceso de la comercialización de
nuestro petróleo. Por otra parte ¿como puede un funcionario de la Royal Dutch
Shell, pagado incluso por el Estado venezolano, orientar la planificación y el
desarrollo de las operaciones de Maraven en el sentido de independencia de la
tutela de su monopolio cuanto ésta le resulta tan ventajosa?
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Regalía tecnológica o lucro cesante?
La regalía “tecnológica” se determina en relación con el volumen de producción
de petróleo, lo que ya de por sí es un exceso y supone una especie de asociación
entre las contratistas y la industria petrolera venezolana, sin riesgo para aquellas
y sin costo alguno; pero, además, el costo para Venezuela se hace creciente, sin
contraprestación real alguna, en virtud de la fórmula de cálculo que permite
incorporar a la tasa del supuesto servicio un ajuste arbitrario por concepto de
deterioro del poder adquisitivo externo del bolívar en función del alza de los
precios de importación, causada por la inflación en los centros dominantes del
capitalismo. De modo que las transnacionales ni siquiera corren con las consecuencias del proceso inflacionario que sus países de origen generan y nos
imponen. Por si fuera poco, también los contratos obligan a Venezuela a compensar a las transnacionales por cualquier aumento del Impuesto sobre la Renta
que las pueda gravar en nuestro país, así como por cualquier modificación del
tipo de cambio de nuestra moneda. A tal efecto, no tenemos, con respecto a las
transnacionales, ni soberanía monetaria ni fiscal. Por estas razones, el monto de
lo que está pagando este año puede alcanzar e, incluso, superar los mil millones
de bolívares. Es ésta una suma descomunal e insólita en los anales de las regalías
“tecnológicas”. ¿No será ésta –como lo sugiere la Revista SVIP– una manera de
reconocer y garantizar a las ex concesionarias los beneficios correspondientes
a un supuesto “lucro cesante” que tanto reclamaron en la oportunidad en que
se discutió el monto de la indemnización?
En cuanto al costo de los contratos de tecnología, el señor ministro de Energía
y Minas, ingeniero Valentín Hernández, ha dicho: “Los precios que se pagan
por estos contratos de tecnología son los más baratos que paga cualquier país
de la OPEP por contratos similares. “La verdad es que, según datos preliminares
de la propia Memoria del Ministerio de Energía y Minas de 1976, el pago neto
promedio, deducidos los impuestos, fue de 23 centavos de dólar por barril en
dicho año y el monto global fue Bs. 749 millones”.
Revisiones posteriores sitúan la cifra en un nivel próximo a los 800 millones de
bolívares. Por vía de referencia puede citarse que Qatar y Kuwait pagan US$
0,15 por barril, precio fijo, por concepto de asistencia técnica, en tanto que Irak
al no adherir al sistema de contrato permanente no incurre en costo de esa
naturaleza. En cambio, Venezuela está sujeta a un pago creciente por la supuesta
asistencia técnica, no sólo en función del volumen de producción, sino también
por otros factores arbitrariamente determinados. En las V Jornadas Técnicas de
Petróleo, celebradas en Caracas del 29 de junio al 2 de julio de 1977, se formularon las siguientes recomendaciones:
1. Cancelar aquellos convenios de asistencia técnica que se venzan este año.
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2. Revisar los otros convenios para adecuarlos a las condiciones operativas de
cada empresa, en especial: I) se debe negociar una fórmula de compensación
con una base diferente al pago fijo por la unidad de producción y/o refinación; II) eliminar restricciones de confidencialidad y de divulgación de informaciones entre las empresas de Petróleos de Venezuela, S.A., incluyendo
Intevep.
Y el ingeniero Ricardo Corrie, presidente de la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Petróleo, en su discurso de instalación de las jornadas dijo:
También hay que tomar en cuenta nuestras relaciones que aún tenemos con las
compañías petroleras transnacionales a través de los convenios de apoyo tecnológicos, que de no ser éstos cuidadosamente administrados podrían traer como
consecuencia la aplicación de técnicas y políticas negativas al interés nacional
puesto que, como es lógico suponer, dada la naturaleza política y competitiva
de la industria, hay de por medio intereses contrapuestos y por extensión a los
de los países exportadores de petróleo.
Es oportuno señalar un aspecto ético profesional derivado de esto último que
me ha preocupado y es el que se le plantea al técnico cuando ciertas decisiones
técnicas tengan incorporados objetivos contrarios al interés nacional, y tenga que
avalar las mismas. Con todo esto no pretendemos dirigir la industria, esta responsabilidad está bien definida; ni tampoco queremos constituirnos de un obstáculo de esta delicada etapa de transición. Lo que pretendemos es ayudar y
colaborar, como siempre lo hemos hecho, presentando alternativas que enriquezcan los criterios en la toma de decisiones.
Otro temor a estas Jornadas, era que en su seno se discutiesen libremente los
contratos de apoyo tecnológico, por considerarlos un tema muy político.
Lamento no compartir este criterio. El apoyo tecnológico, por su naturaleza, es
un asunto técnico, es decir, si su objetivo es el de asegurarle asistencia a las
compañías afiliadas a Petróleos de Venezuela, para así lograr la tan deseada
continuidad y eficiencia en las operaciones petroleras.
Partiendo de la premisa de que la interdependencia tecnológica es conveniente
y necesaria, es imprescindible examinar dichos convenios críticamente, con un
año y medio de experiencia en su administración, con el objeto de recabar información conducente a futuras negociaciones con pleno conocimiento de causa.
Deberíamos igualmente asegurarnos que en verdad estamos haciendo algo positivo para lograr el objetivo de reducir al mínimo la dependencia tecnológica,
coordinando racionalmente la administración de todos los contratos de apoyo
tecnológico y siguiendo estrategias claras y coherentes para lograr ese objetivo.
Recordemos un proverbio del lejano Oriente que nos dice: “Dadle un pez a un
campesino y comerá por un día; enseñadle a pescar y comerá para siempre”.
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La nación ha perdido la potestad de fijar los precios de su petróleo
Los convenios de comercialización se han convertido en los verdaderos reguladores del sistema de precios de venta del petróleo venezolano a los mercados
exteriores, sustituyendo al Estado venezolano en la potestad de fijar los valores
de exportación de acuerdo con las decisiones de OPEP.
En efecto, los precios realizados del petróleo corresponden en lo esencial a los
precios notificados que se acuerdan trimestralmente entre Petróleos de Venezuela
y las transnacionales compradoras, en los términos de los contratos, menos
descuentos adicionales, otorgados también en ellos. Los valores mínimos de
exportación fijados por el Ejecutivo y los precios fijados por la OPEP han quedado como simples referencias para la determinación de los precios notificados
que rigen las operaciones de compra/venta. La base para el cálculo de los precios
notificados es la cotización del petróleo árabe saudita puesto en las Antillas
vecinas y sobre esa base se hacen descuentos a 0,49$ en el primer trimestre de
1976 (contrato Maraven-Shell Curazao). De allí en adelante crece la rebaja por
barril, en función de la cantidad vendida.
Los precios se han deteriorado
Según lo informó el presidente de Petróleos de Venezuela, general Alfonso
Ravard, el precio promedio de exportación en 1976 descendió a US$ 11,05 contra
US$ 11,08 en 1975, lo que parece contradictorio con el aumento de la demanda,
pues en 1976 la exportación aumentó a 789 millones de barriles, superior a
la del año precedente, contrariando, además de las leyes económicas y la política
de aprovechar las ventajas del mercado, la reducción ordenada por el Presidente de la República en el V Plan de la Nación.
Las estipulaciones sobre el descuento para el primer trimestre de 1976, en el
caso concreto de la Shell, se encuentra en una “carta convenio adicional”, anexa
al cuerpo principal del contrato. Este procedimiento de las “cartas-convenio
adicionales” da pie para nuevas liberalidades a favor de las compradoras y para
anular cualquiera de las metas propuestas.
Tres dólares por barril de sacrificio fiscal en beneficio de las transnacionales
La cláusula sobre precios (cláusula 7 en el contrato Shell-Maraven) debe ser
objeto de un examen especial. Se habla, en primer término, de “precios justos
y comerciales” que serán establecidos por acuerdo mutuo entre las partes. Los
precios del petróleo crudo marcador de la OPEP –que es el de Arabia Saudita–
será “tomado en cuenta por el vendedor, una vez ajustado por tarifas de fletes,
representativas, diferencia en calidad y otro factores pertinentes”. Ahora bien,
los ajustes por gravedad, por contenido de azufre y por “otros factores” son tan
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Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
desmesurados que el crudo Tía Juana mediano resulta más barato FOB que el
“Arabian Heavy”. Ello se corrobora cuando observamos que el precio medio de
crudo y productos exportadores por Venezuela en 1975 resulta inferior al precio
marcador de $ 11,51 por barril mencionado en el contrato de compra/venta.
Además, el precio de exportación de Petróleos de Venezuela quedó muy por
debajo del establecido por el Estado venezolano como “valor de exportación”
y del fijado en el V Plan de la Nación”, de unos $ 14 por barril en ambos casos.
Hay que hacer énfasis en que esos $ 14 b. no constituyen un precio irreal pues
es el que rige en el mercado norteamericano para la adquisición de los crudos de
OPEP (véase R. Schmidt. El Nacional, 21/06/1977: Inaugurado el oleoducto
de Alaska). En suma, precios efectivos fijados en los contratos de comercialización a espaldas del Gobierno comportan un sacrificio fiscal cercano a los $ 3
por barril en beneficio de las transnacionales.
La simple lectura de las estipulaciones referidas a cambio de precios por OPEP
permite un cúmulo de ventajas unilaterales para el comprador y casi no hay
salvaguardia para el vendedor. Esto es simple y llanamente indicador de un
control total de carácter monopsonista. Ante los aumentos de precios de la OPEP
el comprador puede obtener un mes de gracia, para renegociar, y mientras tanto
paga los precios anteriores, en tanto que seguramente vende en el mercado
internacional a los mayores precios que resulten de la acción de la OPEP. Si no
está de acuerdo con los nuevos precios notificados por el vendedor, el contrato
se terminará gradualmente, con reducciones trimestrales de la cantidad transada
de 25% y los precios aplicables no serán en todo caso, los notificados, sino unos
distintos, generalmente más bajos que los notificados, lo cual representa un
beneficio extra para el comprador, que siempre tendrá oportunidad de restituir
la situación contractual acatando simplemente los precios notificados o forzando
la aceptación de sus propios precios propuestos por parte del vendedor. Desde
luego, contratos tan ventajosos nunca se terminarán por voluntad del comprador
monopsonista.
Violación de compromisos contraídos
Lo antes señalado está teniendo una nociva consecuencia concreta que hasta
ahora nadie ha señalado: Venezuela no está aplicando la decisión de la mayoría
de la OPEP en Doha, en diciembre de 1976, de aumentar 10% en el precio del
crudo. Pese a haberse alineado con la mayoría, como país supuestamente “duro”,
el Gobierno venezolano en realidad está permitiendo que los precios de su
petróleo se muevan al compás de las decisiones mediatizadas de Arabia Saudita.
De este modo estamos añadiendo una nueva violación a los compromisos asumidos con OPEP.
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Inconstitucionalidad
Por otra parte, los contratos de comercialización, como los de tecnología, fueron
celebrados como contratos privados, cuando en verdad tienen todos los elementos
que los califican como interés público, sujetos, por tanto, a la consideración por
parte del Congreso de la República, según lo dispuesto en los artículos 126 y
127 de la Constitución Nacional. Merece especial atención en este aspecto la
cláusula 14 del contrato celebrado con la Shell, que reza a la letra.
Toda disputa que surja en relación a este contrato será resuelta definitivamente
bajo las Reglas de Conciliación y Arbitraje de la Cámara Internacional de Comercio
por uno o más árbitros de acuerdo a dichas reglas, en París, Francia (destacado
nuestro).
Éste equivale al abandono de la jurisdicción venezolana y, por tanto, de la soberanía nacional por parte de la principal empresa del Estado. El esclavo remachando sus propias cadenas.
La cláusula 5, de Tolerancias, es manifestantemente unilateral, pues otorga
exclusivamente al comprador el derecho de variación de los volúmenes comprados hasta 10% arriba o hacia abajo, lo que da un margen de maniobra de
20%, respecto al de los crudos y de 30% respecto del gas líquido de petróleo
(GLP). Estos márgenes de tolerancia no se reconocen al vendedor, como lo exige
la condición de reciprocidad.
Por último, la Shell se exime unilateralmente de cumplir el contrato cuando crea
tener dificultad para comprar a Maraven. Esta cláusula (12) y la que otorga a
Shell el derecho a ceder el contrato a cualquier compañía asociada, significa
que mientras recae sobre Maraven todo el riesgo de la comercialización, la Shell
actúa como intermediaria, que no agrega ningún valor al producto, que no
asume riesgos y que en cambio obtiene un descuento tan jugoso como
injustificado.
Los contratos deben rescindirse este año
Es obvio, en virtud de las observaciones anteriores, que la política de comercialización del petróleo venezolano en el exterior está sujeto casi enteramente
a los contratos celebrados con las corporaciones petroleras transnacionales, cuya
duración, al tenor de la cláusula 2 (modelo Shell) es prácticamente de cuatro
(4) años, ya que con seis meses de antelación a la fecha de vencimiento, en este
caso no más tarde del 30/06/1977, cualquiera de las partes podrá obtener su
prórroga con sólo solicitarla por dos (2) años adicionales. Si se deja hacer a las
empresas, ello significará que durante los primeros cuatro años de la nacionalización, por lo menos la estrategia de comercialización de la industria petrolera
venezolana está comprometida y drásticamente limitada por esos contratos y
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por las circunstancias, los efectos e implicaciones colaterales e indirectas de los
medios de la orientación, administración y operación de la industria y el comercio
de los hidrocarburos venezolanos. Semejante restricción prácticamente invalida
el artículo 3° de la Ley de la materia y hace muy problemática el desenvolvimiento independiente futuro de esta actividad. Además, ¿cómo queda la palabra
del señor Presidente, en el sentido de que estos contratos se firmaron sólo por
dos años?
Por ello es justa la preocupación expresada por el Ministerio de Energía y Minas,
en su memoria del año 1976, con respecto a los contratos de comercialización en los términos siguientes:
Se agregó que se considera acertada la política de diversificación de mercados y
ésa es la meta propuesta, pero que no se debe aumentar la producción para
satisfacerla, por lo cual debe iniciarse cuanto antes la revisión de los contratos de
comercialización con las transnacionales, a fin de corregir la flexibilidad de los
mismos y permitirnos realizar tan razonables aspiraciones (pp. 37-38).
Esta declaración de buenas intenciones lamentablemente está llamada a quedarse
en el papel, tanto en lo que respecta a la diversificación y la revisión de los
convenios como al no aumento de la producción.
Los convenios de comercialización, como los de tecnología, deben ser rigurosamente examinados, tanto en sus alcances directos como en los indirectos, los
explícitos como los implícitos, pera determinar lo que verdaderamente conviene
al interés de la República en esas materias. Por ello es indispensable la intervención del Congreso Nacional y de su órgano competente, la Contraloría General
de la República.
Incumplimiento de metas propuestas
Otro aspecto de la cuestión del petróleo en la etapa de nacionalización que
merece una consideración especial y prioritaria es lo relativo a la meta de producción anual. Es evidente que en esta materia se ha dejado de lado el V Plan
de la Nación, que establece como límite máximo para 1976 la cantidad de
732 millones de barriles de petróleo; en ese año se produjeron efectivamente
866 millones de barriles, es decir, una ruptura de la meta en más de 18%. Ese
volumen de producción rompe, incluso, el límite máximo de 2.200.000 b/d que
el Presidente prometió solemnemente en su Mensaje al Congreso el año
pasado.
No puede considerarse como un éxito, ni mucho menos, la superación de la
meta planificada, pues ello afecta negativamente al potencial petrolero del país
en el mediano y largo plazo, debilita los precios y lesiona esencialmente a la
economía nacional, pues el petróleo que no se extrae del subsuelo representa
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una economía real, un haber futuro, ya que esta materia tiene un valor creciente
y su escasez relativa es cada vez mayor en el mundo. Es muy elocuente al respecto la reducción experimentada por las reservas petroleras en 1976, especialmente de crudo liviano, contrariando de nuevo lo dispuesto en el V Plan de la
Nación. La República, lejos de necesitar con urgencia fondos adicionales provenientes del petróleo, se encuentra más desequilibrada en lo económico y financiero, como efecto de la ingestión excesiva de ingresos petroleros. Lo deseable
es reducir en cuanto sea posible el flujo de extracción de petróleo y maximizar
el rendimiento fiscal, cambiario y real del correspondiente ingreso, mediante la
obtención de los mejores precios de venta, la agregación de mayor valor nacional
al crudo mediante procesamiento en el país, la aplicación más adecuada de los
fondos fiscales en el sentido de aplicar la mayor proporción, si no la totalidad,
de los proventos del petróleo a inversiones reales y reproductivas, y un cuadro
más equilibrado de las finanzas públicas con la contribución justa y suficiente
de los sectores internos de la economía. ¿Cómo se explica la impunidad con
que los administradores de Petróleos de Venezuela. “la empresa de todos los
venezolanos”, violan la palabra y decisiones del primer magistrado, y dejan de
lado el V Plan de la Nación, que es un documento de obligatorio cumplimiento
para los organismos y empresas del Estado? (artículo 3 del Decreto que sanciona
el V Plan, Gaceta Oficial N° 1.860 Extraordinario de 1976).
El cerco de la CVP
Preocupa el cerco virtual en que se mantiene la Corporación Venezolana de
Petróleo (CVP) por parte de las otras operadoras y el entrabamiento de sus operaciones, particularmente las que se relacionan con las ventas al mercado internacional. Ello puede explicarse –que no justificarse– por la hostilidad incubada
y desarrollada en el enclave transnacional que domina la industria contra el
carácter mismo de la CVP, empresa creada por el Estado venezolano, sin vinculación con las transnacionales, para adquirir experiencia y relaciones, tanto en
el manejo operativo técnico y administrativo como en la comercialización externa.
Por esos antecedentes –y sus consecuencia– el tratamiento a la CVP merece ser
especial, diferente al de las operadoras que representan la simple conversión de
las empresas de las concesionarias en empresas nacionalizadas. Protestamos
contra el proceso de desnacionalización a que la CVP viene siendo sometida y
reclamamos para ella debido tratamiento, pues a través de esa empresa –la primera empresa petrolera del Estado venezolano– se puede avanzar, con mayor
garantía de independencia, hacia los objetivos de la nacionalización.
Uno de los argumentos esgrimidos para justificar el mantenimiento de la estructura organizativa de las ex concesionarias, fue el propiciar una saludable competencia entre las empresas operadoras para lograr la mayor eficiencia por ello
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extraña y sorprende que constituyendo el balance general y estado de la situación financiera de cada una de ellas un indicador para tales objetivos, se haya
procedido a publicar únicamente el balance y estado consolidado de Petróleos
de Venezuela, ocultando de esta forma las actividades contables de cada una,
y ello obedece a que CVP demostró ser más eficiente que el resto de las operadoras. Sostenemos que esta eficiencia es consecuencia de la que la CVP es la
única empresa que no tiene contratos de asistencia técnica y de comercialización.
Al respecto, consignamos las cifras correspondientes al primer semestre de la
nacionalización, las cuales, como hemos dicho, se han mantenido en secreto.
Cuadro 1
Estado comparativo de la ganancia o pérdida para el primer semestre de 1975 y 1976
(M. Bs.)
1975
1976
Concepto
Creole
Shell
CVP
Lagovén
Maraven
CVP
Ingresos
8.329.876
4.943.843
883.615
8.977.471
5.110.836
1.130.068
Costos y gastos
2.762.322
2.050.379
563.411
3.775.839
2.403.147
708.768
Pre-impuesto
5.567.554
2.893.104
320.204
5.201.632
2.707.689
421.300
Provisión I/R.
5.156.506
2.856.633
287.967
5.281.204
3.041.321
396.891
411.048
36.471
32.237
(79.572)
(333.632)
24.409
Ganancia (pérdida)
Ganancias pérdida neta
Tal cual se desprende de las cifras mostradas en el cuadro, la Corporación Venezolana de Petróleo es la única operadora cuyas ganancias pre-impuesto se
incrementan. Ese incremento es de más de 30%. Por el contrario, las operadoras
Lagoven y Maraven reducen sus ingresos pre-impuestos a tal punto que al serles
deducido el Impuesto sobre la Renta reflejan una pérdida neta.
La nacionalización: ¿para qué y para quién?
La generosidad del Gobierno nacional con las transnacionales, a través de los
contratos de asistencia técnica y de comercialización, queda demostrada con la
opinión emitida por Sanford Rose en su trabajo titulado ¿Porqué está en mengua
la marea de las multinacionales?, aparecido en la revista Fortune, correspondiente al mes de agosto de 1977, cuando afirma:
La alegría de las nacionalizaciones. Como las compañías manufactureras de
tecnología compleja, las multinacionales petroleras integradas verticalmente ofrecen una ventaja única de la cual los países huéspedes no se pueden permitir
prescindir. Estas compañías han desarrollado un sistema de contactos de mercados
que difícilmente se pueden reproducir. Por eso aunque las potencias de la OPEP
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pensaban tener al diablo agarrado por la cola cuando nacionalizaron las propiedades de las compañías petroleras dentro de las fronteras, pronto descubrieron
que no les era fácil vender el petróleo que le había arrancado a las
multinacionales.
Al tomar conciencia de que sólo podían vender aproximadamente una cuarta
parte de su producción por su propia cuenta, los sauditas iniciaron conversaciones
serias con las compañías. Aunque el resultado de las negociaciones es todavía
dudoso, las compañías no parecen preocupadas. W.E. Lindenmunth, gerente
general del departamento del Medio Oriente de la Mobil declara: “En mi opinión,
los sauditas se dan cuenta de que nos necesitan más ahora que hace cinco o diez
años”. Es probable que los sauditas acepten a fin de cuenta, términos bastantes
similares a los negociados por Venezuela en 1976. La Exxon recibió unos 510
millones de dólares de compensación directa por la nacionalización de la Creole
Petroleum. También obtuvo el derecho de comprar petróleo a un precio que se
vuelve a negociar cada trimestre. Y, lo que es más importante, la compañía recibe
ahora pagos por cada barril de petróleo embarcado y refinado.
A pesar de que el gobierno venezolano no accede a publicar el monto de los
pagos, se sabe que es muy generoso –tan generoso– de hecho que las fracciones
liberales y de izquierda venezolana lo considera una verdadera entrega. Exxon
también rehusa especificar la importancia de los pagos, pero R.H. Hermán, el
Vicepresidente de Mercadeo de la Compañía, dice con una verdadera sonrisa:
“Logramos un acuerdo razonable con Venezuela, y esperamos poder lograr lo
mismo con los sauditas”.
El departamento de comercio considera también al acuerdo con Venezuela bastante satisfactorio para los intereses norteamericanos. Julio Freidlin, un especialista
en inversiones directas en el extranjero, del Departamento, dice: “La tasa de retorno por barril producido quizás sea menor que antes, pero la producción está
aumentando de forma tal que lo más notable es que la diferencia no sea notable.
Además las disposiciones liberan capital que puede ser utilizado para nuevas
exportaciones. Tomando esto en cuenta, las ganancias netas podrían resultar
mayores que antes de la nacionalización.
Conclusiones
Por las razones y observaciones expuestas solicitamos que se realice una investigación a fondo de lo actuado hasta ahora en cuanto al proceso de nacionalización petrolera, en especial lo referente a los contratos de tecnología y
comercialización y las vinculaciones entre las operadoras nacionalizadas y las
corporaciones transnacionales ex concesionarias; que los contratos no sean prorrogados; que se diversifiquen los mercados exteriores del petróleo y las fuentes
internacionales de tecnología; que se establezca e implemente un auténtico plan
212
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
de desarrollo científico y tecnológico, bajo la coordinación del Conicit, en materia
de hidrocarburos, para lograr la independencia posible del país en este aspecto;
que se sometan Petróleos de Venezuela y sus filiales al examen de la Contraloría
General de la República; que sean publicados los Estados Financieros de cada
una de las empresas operadoras; que los nuevos contratos de tecnología y comercialización sean considerados y aprobados por el Congreso Nacional; que
se respeten las metas de producción petrolera del V Plan de la Nación; y que se
elimine el enclave transnacional que en la dirección de la industria petrolera
tiende a desvirtuar y deshacer definitivamente la nacionalización verdadera, y
que se cumpla la propia Ley Orgánica que Reserva al Estado la Industria y el
Comercio de los Hidrocarburos.
Revista BCV • Vol. XXIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2009, pp. 213-222 • ISSN: 0005-4720
Crisis económica, la riqueza ficticia y los gastos militares
Carcanholo
Reinaldo A. Carcanholo*
Interpretaciones de las más diversas circulan entre nosotros sobre la actual crisis
económica, las que buscan contestar preguntas fundamentales como son, entre
otras, su naturaleza, la duración e intensidad que la misma puede alcanzar en
los próximos meses o años, cuáles consecuencias tendrá para el futuro de los
países del Tercer Mundo, qué es lo que pasará con la hegemonía política, militar
y económica de Estados Unidos de América, cuál futuro está reservado para el
capitalismo, para la sociedad y para la humanidad.
Dichas interpretaciones corresponden a una gran variedad de perspectivas
ideológicas y políticas, desde la concepción neoclásica y la neoliberal, hasta las
visiones que se presentan o se presentaban como las más críticas sobre el carácter especulativo de la actual etapa del sistema económico vigente en el mundo1.
En verdad, hasta hace poco tiempo era, incluso, posible encontrar dificultades
para diferenciar lo que eran las interpretaciones tributarias desde la perspectiva
keynesiana y las de orientación marxista.
La verdad es que la casi totalidad de las interpretaciones que circulan actualmente
responden a un simple procedimiento “metodológico”, que consiste en formular
una determinada hipótesis explicativa, más o menos coherente con la perspectiva
del autor y, en seguida, encontrar argumentos racionales y elementos empíricos
capaces de sostenerla. Es verdad que la variedad de hipótesis muy creativas y
de elegante formulación no es pequeña y el éxito de una o de otra justamente
* Profesor del Programa de Posgrado en Política Social de la Universidad Federal de Espíritu
Santo, Brasil. Tutor del grupo PET-Economía / UFES (SESU-MEC).
1
Para más detalles sobre nuestra visión de la actual etapa capitalista, caracterizada como
especulativa y parasitaria, cf. Carcanholo, R.A. y Nakatani, P. Capital especulativo parasitario versus capital financiero. Problemas del Desarrollo, vol. 32, n° 124, pp. 09-31, 2001,
Ciudad de México.
214
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
está relacionado con la elegancia con la que es formulada y la retórica del autor.
Algunas, incluso, pueden llegar a aportar elementos sugerentes para un análisis
de tipo más científico.
Muchas veces dichas hipótesis se transforman en convicciones más o menos
firmes, aunque mucho más sostenidas por la fe que resultado estructurado de una
formulación con bases teóricas seguras. Ejemplo de convicción resultante de esa
creencia casi religiosa es la postura de origen keynesiana de que la crisis fue el
resultado de la ausencia de regulación estatal sobre el capital “financiero” y de
que el Estado, con una política adecuada y bien estructurada, será capaz de solucionar los problemas y superar las contradicciones del funcionamiento del capitalismo dentro de un tiempo mayor o menor. Véase, por ejemplo, la afirmación
que aparece entre los objetivos de la Associação Keynesiana Brasileira:
a ‘mão invisível’ do mercado não funciona adequadamente sem o complemento
da mão visível do Estado. Em outras palavras, a intervenção do Estado, no sentido
complementar aos mercados privados, é imprescindível para criar um ambiente
institucional favorável às decisões de gastos privados (consumo e investimento),
impactando, assim, a demanda efetiva.
Para esa particular interpretación, la fe ciega en la capacidad del Estado en solucionar las contradicciones del sistema es tan fuerte como aquella que se encuentra justamente en posición diametralmente opuesta: la convicción religiosa
de la perspectiva del neoliberalismo de que el mercado lo puede todo. Cada una
de las dos comete un pecado similar aunque opuesto: el fundamentalismo religioso de la creencia en una “mano” mágica, todo poderosa (o el mercado, o el
Estado). No existe ningún motivo teórico, ninguna justificación trascendental o
metafísica suficiente como para sostener cualquiera de esas convicciones que
no sea un sentimiento religioso, una creencia que puede ser muy profunda o no
tanto. Cuando no es tan profunda, en ambos casos, el sistema posee mecanismos
para hacer de sus patrocinadores voceros locuaces de la postura referida. ¡El
dinero todo lo compra (o casi)! Incluso podríamos llegar a aceptar que la postura
neoliberal posee algo más de elementos teóricos para sostener su posición.
Pero, no nos conformemos con las actitudes de fe y preguntémonos cómo interpretar la crisis actual del sistema capitalista desde un punto de vista coherente
con nuestra convicción filosófica y científica. ¿Cuáles son los presupuestos teóricos
para interpretar la presente crisis capitalista desde el punto de vista marxista?
Esa interpretación supone el uso adecuado de la teoría del valor, la comprensión
de la dialéctica del concepto de capital ficticio y la consideración pertinente de
la existencia de las ganancias ficticias2. Supone, también, identificar como la
2
Sobre el tema, cf. Carcanholo, R.A. y Sabadini, M.S. Capital ficticio y ganancias ficticias.
Herramienta (Buenos Aires), v. 37, pp. 59-79, 2008.
Reinaldo A. Carcanholo / Crisis económica, la riqueza ficticia y los gastos militares
215
contradicción principal de la actual etapa capitalista especulativa la que existe
entre la producción y la apropiación de la riqueza, o más específicamente del
excedente-valor, y aceptar como relevante la ley de la tendencia a la baja de la
tasa general de ganancia y que dicha ley se puede manifestar directamente o
circunstancialmente como consecuencia de sus contratendencias. En particular,
aquellas perspectivas que consideran inconsistente la perspectiva de Marx sobre
esa tendencia, o no lograron una comprensión adecuada de su teoría dialéctica
del valor, muchas veces fijando su atención sobre el valor de uso y no en el
valor (es el caso de Sweezy y Baran), o son tributarios, aunque no lo sepan, de
una teoría del valor distinta que normalmente es de origen ricardiano.
Partiendo de la base teórica marxista, la actual crisis económica mundial debe
ser vista como resultado de haberse alcanzado el límite del proceso por intermedio del cual el capital obtenía parte de su rentabilidad de las ganancias ficticias. La crisis financiera que explotó en Estados Unidos de América fue, en
verdad, la manifestación aguda de un intento de solucionar un problema estructural del sistema capitalista. A partir del final de los años sesenta se presentó
una baja acentuada de la remuneración de los capitales en los principales países
del mundo y el intento de superar ese problema consistió en una huida de gran
parte del capital hacia la especulación:
Desde finales de los setenta, la acumulación real ha tenido un crecimiento mediocre y precario, pero el sector financiero ha crecido extraordinariamente en
términos de empleo, beneficios y tamaño de las instituciones y los mercados3.
Para nuestra interpretación, la crisis financiera de los dos últimos años marca,
en verdad, el inicio del proceso de colapso de la fase especulativa y parasitaria
del capitalismo iniciada hace algo más de treinta años. En esa etapa, el sistema
se sostuvo sobre la base de una elevación de explotación de los trabajadores de
todo el mundo, complementado por una masa creciente de ganancias ficticias.
Ese tipo de ganancias no tiene origen en la plusvalía producida por trabajadores
asalariados ni tampoco en el excedente-valor resultado del trabajo de amplias
masas de trabajadores no asalariados de todo el mundo4.
Lo que ocurre con el sistema es que la solución de las dificultades del nivel de
rentabilidad del capital por intermedio del crecimiento de las ganancias ficticias presenta la consecuencia de intensificar la contradicción para los períodos
3
Lapavitsas, Costas. El capitalismo financiarizado. Expansión y crisis, Madrid, Maia Ediciones, 2009, p. 34.
4
Consideramos como trabajo productivo una amplitud mucho más grande que la que es
aceptada por otros autores. Cf. Carcanholo, R.A. “A categoria marxista de trabalho produtivo”,
in: XII Encontro Nacional de Economia Política, 2007, São Paulo, Anais do… São Paulo, sep.
2007.
216
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
inmediatamente siguientes, presentándose como si fuera una bola de nieve. Las
ganancias ficticias, mecanismo de solución del problema en este año, eleva la
masa de capital ficticio para el año siguiente. En algún momento el mecanismo
no se sostiene y se inicia la crisis. La forma como ella es desencadenada depende
de muchas circunstancias concretas. En nuestro caso concreto, ella se inició con
el surgimiento de una crisis financiera en el sector inmobiliario norteamericano
a partir de 2007.
De esa manera, la interpretación de la actual crisis supone un tratamiento adecuado de los conceptos de capital ficticio y de ganancias ficticias, una comprensión más adecuada de la dialéctica de esos conceptos. Algunos estudios recientes
los han abordado, y lo hacen de una manera más explícita o más implícita, más
o menos pertinentes.
Ya hemos tenido la oportunidad de mostrar que el capital ficticio no puede jamás,
del punto de vista global, transformarse en capital sustantivo, aunque esa transformación pueda ocurrir para cada capital individual5. En ese caso, la conversión
en un sentido implica simultáneamente en la conversión en sentido contrario,
de manera que no se reduce la magnitud total de ese tipo de capital.
Sin embargo, ¿es posible la conversión inversa? En otras palabras, ¿se puede
observar, en el funcionamiento concreto del capitalismo, la conversión del capital
sustantivo en capital ficticio? Mejor aún: ¿es posible la conversión de riqueza
real (valor realmente producido) en ficticia, en capital ficticio? ¿Posee o ha poseído esa conversión algún significado relevante en el período de mantenimiento
de la etapa especulativa y parasitaria del capitalismo?
El objetivo de los siguientes párrafos es justamente analizar esa posibilidad en
lo que se refiere por lo menos a los gastos militares que implican elevación de
la deuda pública. Obviamente que esa cuestión presenta gran significado para
nuestra interpretación sobre la crisis, supone la huida del capital de las inversiones sustantivas para la especulación, como resultado de la mencionada tendencia a la baja de la tasa general de ganancia.
Entonces, mostraremos de seguida cómo los gastos militares (y estamos pensando particularmente en los gastos de Estados Unidos), financiados por el
incremento de la deuda pública, es un importante mecanismo de conversión de
riqueza (o capital) sustantiva en ficticia, en capital ficticio.
5
Carcanholo y Sabadini (2008).
Reinaldo A. Carcanholo / Crisis económica, la riqueza ficticia y los gastos militares
217
Sobre la conversión de capital sustantivo en ficticio
Inicialmente recordemos por un momento que la composición del valor de una
determinada mercancía, al salir de la producción, se divide en tres partes: capital
constante, capital variable y plusvalía:
w=c+v+p
Así, cualquier mercancía posee esa composición interna. Sin embargo, si pensamos en el destino final de las mercancías, un conjunto de ellas será destinado
a reponer el capital constante consumido en el período anterior, otro conjunto
atenderá las necesidades de supervivencia de los trabajadores y finalmente el
último grupo constituye lo que se conoce como excedente producido y que
corresponde a la plusvalía. Este último conjunto se destinará, entre otras cosas,
a las nuevas inversiones.
De esa manera, aunque cada mercancía de ese último conjunto posea valor
formado por los tres mencionados elementos (capital constante, variable y plusvalía), hace parte, en verdad, del volumen “físico”6 producido como excedente,
como plusvalía; se destina a los usos del excedente.
¿Cuáles son los destinos del excedente?
El excedente económico corresponde no solamente a la plusvalía producida,
debe adicionarse a ella el excedente-valor producido por el trabajo productivo
no asalariado. Su destino está constituido por el consumo de los trabajadores
improductivos, por los falsos costos, por el consumo no solamente suntuario
de los que reciben rentas, ganancias, dividendos, interés, etcétera, por la inversión sustantiva (sea productiva o comercial), todo eso en lo que se refiere al
sector privado y, adicionalmente, por impuestos, tasas (excepto aquellas que
constituyen la contraparte de servicios productivos ofrecidos por el sector público) y contribuciones pagadas al sector público.
En este momento es indispensable insistir en que el sector público también
realiza actividades productivas, lo que resulta también en determinado volumen
de excedente económico producido que se suma al del sector privado.
Veamos ahora la cuestión de los gastos militares.
Tanto los gastos suntuarios como los militares se refieren a los bienes y servicios
contenidos en el excedente real y son “pagados” con la plusvalía (adicionada,
obviamente, por el excedente-valor producido por el trabajo no asalariado).
6
En verdad, la riqueza y excedente capitalistas no están formados solamente por bienes
materiales. Debe ser incluida en ellos la amplísima variedad de las mercancías-servicios
existentes.
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
218
Para muchos, el trabajo de producción de materiales para los gastos militares
no debería ser considerado trabajo productivo, dentro de una perspectiva de la
teoría marxista del valor y eso por una razón significativa: su resultado no tiene
como consecuencia ni un mayor consumo de los que reciben rendimientos del
capital y ni tampoco la posibilidad de destinarse a la acumulación, es decir,
elevar la inversión posterior.
Si esa perspectiva fuera correcta, tendríamos que aceptar que una parte del trabajo del sector I de la economía (medios de producción), aquella parte que
produce los insumos necesarios para la producción de guerra (siderurgia, metalurgia, combustibles, petroquímicos, construcción civil y muchos otros), todo ese
trabajo sería también improductivo. De la misma manera, parte del trabajo del
sector II (bienes de consumo de los trabajadores) y también parte de aquel destinado a la producción de sus insumos, deberían ser considerados improductivos
(sea el trabajo agrícola o industrial). Los alimentos, la vestimenta, toda la educación y la salud, destinados al consumo de los efectivos militares y a los que
producen en el sector II para los gastos militares, deberían también ser incluidos
entre los trabajadores improductivos. Más absurdo aún: todo el trabajo que se
destina a producción directa o indirecta para trabajadores improductivos sería,
dentro de esa visión, improductivo.
Ya tuvimos la oportunidad de mostrar que la consideración de productivo o
improductivo para el trabajo en la sociedad capitalista no debe relacionarse con
el destino del producto de ese trabajo. La perspectiva correcta no es preguntarse si el producto se destina al consumo suntuario o a la acumulación, sino verificar si efectivamente el trabajo, independiente de su contenido material, produce
valor y plusvalía (sea ella apropiada directamente o indirectamente)7.
Observemos ahora el esquema de reproducción de tres sectores abajo presentados. No es necesario especificar la notación utilizada por ser más que suficientemente conocida:
C1
+
V1
+
P1
=
W1
C2
+
V2
+
P2
=
W2
C3
+
V3
+
P3
=
W3
CT
+
VT
+
PT
=
WT
Consideremos en este momento el asunto de un punto de vista más concreto
que el análisis realizado por Marx, de manera que las ganancias totales no se
identifiquen con la plusvalía total. Así, la remuneración total del capital será
igual a:
7
Carcanholo (2007).
Reinaldo A. Carcanholo / Crisis económica, la riqueza ficticia y los gastos militares
219
LT = PT + Exv + VsEx – I – Gip
Donde:
LT = Ganancias totales (remuneración total del capital)
PT = Plusvalía total producida
Exv = Excedente valor producido bajo relaciones no salariares
y apropiado por el capital
VsEx = Resultado de la superexplotación
I = Impuestos
Gip = Gastos improductivos
Para simplificar, llamemos la suma de las adiciones y de las deducciones a la
plusvalía que terminan constituyendo la remuneración total del capital de A\D
y, entonces, los
LT = PT + A\D
Incluyamos ahora un sector específico de producción de equipamientos y bienes
directamente destinados a los gastos militares (sector IV):
C1
+
V1
+
P1
=
W1
C2
+
V2
+
P2
=
W2
C3
+
V3
+
P3
=
W3
C4
+
V4
+
P4
=
W4
CT
+
VT
+
PT
=
WT
La producción de medios de producción destinados al sector IV continúa en su
respectivo sector y no en el IV. El personal militar está constituido por trabajadores improductivos y consumen productos del sector III que, también, en la
medida en que produce para el sector militar, recibe productos tanto del sector
I como del II.
Así, en nuestra interpretación, el sector IV que produce directamente para los
gastos militares genera valor y plusvalía. Lo mismo ocurre con los tres otros
sectores, aun en la parte que indirectamente producen para los gastos militares.
De esa manera, el valor total producido por la economía es igual a W T y la
plusvalía total es PT .
Claro que para que lleguemos al volumen total de la remuneración del capital,
como ya mencionamos, debemos retirar los gastos improductivos y eso tanto
del sector privado como del público, financiado este último por los impuestos.
220
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Así, suponiendo que los gastos militares son todos del Estado y financiados con
impuestos, de la plusvalía total sumada a sus adiciones debemos retirar, entre
otras cosas, el valor total producido por el sector IV para llegar a la ganancia
total o la remuneración total del capital.
De esa manera, la idea es que el sector IV produce valor, plusvalía, pero ellos
son destinados a una utilización improductiva, desaparecen con el uso militar
y, por eso, no serán apropiados por el capital en la forma de ganancia.
Insistamos en algo importante. No es solamente la plusvalía del sector IV que
constituye una deducción de la plusvalía total para llegar a convertirse en ganancia capitalista. Es el valor total producido por él. Más que eso, también los
gastos con la remuneración del personal militar también deben ser retirados.
Eso significa que no solamente la plusvalía, sino todo el valor producido en la
producción de los bienes de consumo de ese personal, además del valor total
de los demás gastos militares, todo ese valor constituye deducción de la ganancia
capitalista.
Así, la riqueza capitalista neta producida (o valor nuevo) es:
1. Consumida (por lo tanto, destruida) por los trabajadores (reproduciendo la
fuerza de trabajo de propiedad del capital).
2. Destinada a los gastos improductivos del Estado (por lo tanto, destruida),
incluyéndose los gastos militares tanto con materiales como con las remuneraciones del personal.
3. Destinada a los gastos improductivos privados (incluyéndose los salarios de
los trabajadores improductivos)
4. Destinada a los gastos, incluyendo especialmente los suntuarios de la
burguesía.
5. Sólo entonces el valor que resta constituirá incremento del patrimonio y/o
del capital de la burguesía.
Es verdad que la plusvalía total producida, si consideramos los gastos militares,
debe ser mayor que antes de esos gastos. Sin embargo, una cosa es cierta, el
volumen total de la plusvalía producida por el capital deberá sufrir una reducción
por los impuestos necesarios para esos gastos. Por un lado, la industria militar
produce plusvalía que se suma al excedente producido, pero éste es reducido
(a la hora de saber cuánto será la apropiación del capital) por un valor mayor,
el valor total resultado de la producción de la industria militar destinada a los
gastos del Estado.
Podemos decir que hay cierta similitud, para la burguesía, entre los gastos suntuarios y los gastos militares. Mientras aquellos atienden al disfrute, estos últimos
atienden a sus necesidades de seguridad. Aquellos son financiados con parte
Reinaldo A. Carcanholo / Crisis económica, la riqueza ficticia y los gastos militares
221
de la plusvalía que producen, éstos también. Ambos constituyen deducciones
de aquello que les queda para el aumento de su patrimonio y/o de su capital.
Sin embargo, prestemos atención a algo más que significativo. Hasta este momento, nuestro análisis consideraba que los gastos militares del Estado se hacían
con base en un presupuesto originado de impuestos cobrados del sector privado.
La cosa es totalmente distinta si los gastos militares son financiados no con
impuestos, sino con elevación de la deuda pública y la consecuente emisión de
títulos de la deuda pública por parte del Gobierno. En ese caso, los gastos militares que atienden las necesidades de seguridad del capital, no van aparecer
como reducción de la plusvalía producida y destinada a la apropiación por parte
del capital. Incluso, la plusvalía producida en el sector militar, que incrementa
la plusvalía total producida en el sistema, va a estar disponible para apropiación
como ganancia. Las empresas que operan en el sector militar van a contabilizar
sus excedentes como verdadera ganancia y eso es real: se trata de ganancia real
desde el punto de vista de esos capitales y desde el punto de vista del mercado.
Aún más, la ganancia de esas empresas no encontrará contraparte de impuestos
que reduzcan la apropiación de ganancia de otras empresas del sistema. ¿Cómo
entender esa magia?
La magia está en que los títulos públicos creados por los gastos militares no financiados por impuestos constituyen capital ficticio, y capital ficticio del tipo 28.
La magia consiste en crear, como contraparte de la destrucción de valor por
parte de las actividades militares, deuda pública y, con eso, lo que es ganancia,
es en verdad ganancia ficticia desde el punto de vista de la totalidad de la economía y lo que aparece como capital adicional es capital ficticio.
Los títulos públicos que financian los gastos militares son vendidos al público.
No en su totalidad por lo menos y, obviamente, a las empresas productoras de
materiales militares. Incluso, una parte de esos títulos son vendidos a no capitalistas, particulares o fondos de distintos tipos. Las empresas que producen
bienes militares son titulares de capital real y no ficticio, desde todo punto de
vista, pero sólo son reales porque la riqueza real en las manos del público
(personas o empresas) se convierten en riqueza ficticia.
Esa riqueza ficticia creada anualmente, igual al incremento de la deuda pública
destinada a los gastos militares, y que en el caso norteamericano asume proporciones gigantescas, aparece como forma de existencia del patrimonio del
público. Cuando es propiedad de una empresa, como verdadero capital. Como
simple patrimonio de asalariados cuando ellos se tornan propietarios de títulos
de fondos de pensión o fondos de inversión y, atención, la parte del incremento
8
Cf. Carcanholo y Sabadini (2008).
222
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
de la deuda pública correspondiente a la plusvalía producida por el sector IV
(militar) se presenta como si fuera un verdadero incremento de la riqueza social,
pero no es sino riqueza ficticia.
El capital ficticio creado como consecuencia de los gastos militares tiene característica totalmente distinta de aquel que tiene como origen el incremento de
la deuda pública en razón del pago de interés de deuda anterior, deuda esa que
el Estado no logra pagar por insuficiente superávit primario. Aquel capital ficticio
tiene origen en una riqueza real producida y que fue destruida posteriormente.
Es un capital ficticio diferente, pero ficticio de todas maneras. Nace de una
plusvalía realmente existente y que podría convertirse en capital real pero
que se transforma en ficticio debido al destino militar. Lo que podría ser capital
real se convierte en capital ficticio.
Insistamos aquí en un aspecto: los gastos con las remuneraciones de los militares,
de la misma manera que las demás remuneraciones de trabajadores improductivos, sean del sector privado o público, constituyen deducciones de la ganancia
de los capitales. Sin embargo, todo el valor producido por el sector I, II o III y
que es consumido directa o indirectamente por los militares y que sean financiados con aumento de la deuda pública, se convierten de riqueza real en riqueza
ficticia, de capital sustantivo potencial en capital ficticio.
Como en nuestra interpretación de la etapa especulativa y parasitaria del capitalismo y en nuestra caracterización de la actual crisis juega un papel central el
capital ficticio, la política norteamericana de elevadísimos gastos militares financiados por incremento de la deuda pública no puede ser menospreciada.
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Obras reseñadas
Obras reseñadas
Revista BCV • Vol. XXIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2009, pp. 225-229 • ISSN: 0005-4720
Banco Central de Venezuela
La reconversión monetaria de Venezuela, 2008
Caracas: Banco Central de Venezuela, p. 87. Presentación: Gastón Parra Luzardo
Tenía 15 años de edad en 1814, cuando se desataron los acontecimientos que
la vincularon directamente con la Guerra de Independencia de Venezuela. Ese
año, su padre y uno de sus hermanos murieron en Ocumare, durante el sitio de
la guarnición local por las tropas realistas. Formó parte de la retirada a Oriente
de las fuerzas republicanas acosadas por José Tomás Boves y se casó con el
coronel Juan Bautista Arismendi. En 1815 fue apresada para forzar la rendición
de su esposo y, antes de su liberación definitiva en 1819, estuvo prisionera en
Margarita, Caracas, La Guaira y Cádiz…
Estas líneas resumen el arco vital de Luisa Cáceres de Arismendi, emblema de
las mujeres que lucharon contra el Imperio español, cuya imagen ilustra el anverso del billete de 20 bolívares. La presencia femenina en el papel moneda
venezolano es una entre las varias innovaciones que muestran los seis nuevos
billetes que, junto a siete monedas, entraron en circulación el 1° de enero de
2008. Ese día, Venezuela puso en práctica un cambio total de su escala monetaria, nunca antes realizado en la historia del país. El BCV, con la participación
de entidades públicas y la colaboración de agentes privados de la economía, lo
instrumentó en apenas nueve meses, contados a partir del 6 de marzo de 2007,
cuando el presidente de la República, Hugo Chávez, firmó el Decreto con Rango,
Valor y Fuerza de Ley de Reconversión Monetaria.
La historia esencial de este titánico esfuerzo institucional está narrada en La
reconversión monetaria de Venezuela, 2008. Gastón Parra Luzardo (1933-2008),
bajo cuya presidencia en el BCV se ejecutó la medida. Destaca en sus palabras
de presentación del libro el sentido estratégico de ésta: “Fue un compromiso para
fortalecer la moneda y reafirmar el objetivo de estabilidad de la economía, fundamentado en la ejecución de un conjunto de políticas consistentes en el tiempo
y orientadas a favorecer un crecimiento armónico de la economía y el desarrollo
económico-social del país” (Banco Central de Venezuela, 2008:7).
226
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
Asimismo, Parra Luzardo recuerda que “en términos prácticos, mediante una
reconversión monetaria se eliminan ceros a la moneda nacional de un país, de
modo que a partir de una fecha específica todas las cantidades de dinero pasan
a ser expresadas en una nueva y menor escala” (p. 7). Con la reconversión se
manejan cifras más pequeñas, lo que otorga mayor eficiencia al sistema de
pagos, facilita las operaciones comerciales y el cálculo de transacciones económicas, así como los registros contables.
En el caso de Venezuela, el factor de conversión aplicado fue 1.000, de manera
que al dividir el valor de la moneda entre esa cantidad, se suprimieron tres ceros
al bolívar. En el libro se describen, a lo largo de nueve capítulos, todos los pasos
cumplidos en estudios y legislación, adecuación tecnológica y reorganización
institucional, diseño y fabricación de especies monetarias, así como en comunicaciones, que hicieron posible llegar al bolívar fuerte.
Estudios y normativa
La reconversión monetaria en Venezuela fue precedida por diversas investigaciones
a cargo del instituto emisor. “Al lado de los estudios sobre el fenómeno inflacionario y las medidas orientadas a controlarla, muchas de las experiencias de otras
economías fueron objeto de análisis por parte del BCV para derivar enseñanzas
clave a tener en cuenta en el país, que no sustituiría sus especies monetarias en
un contexto de hiperinflación, como Brasil a mediados de los años noventa del
pasado siglo, ni como expresión de una unión monetaria, como en 12 naciones
de la Europa comunitaria a partir de 1999” (BCV, 2008:15), se explica en el capítulo “Investigaciones y estudios: luces para emprender el camino”.
Entre el público general e incluso entre especialistas, suele generarse confusión
con los términos que designan los cambios en los sistemas monetarios, pues a
veces se utilizan como sinónimos nombres que, en estricto sentido, remiten
a acciones transformadoras de diferente alcance. Así, por ejemplo, reforma monetaria se refiere a un paquete integral de medidas, dentro de las cuales podría
estar una reconversión; es decir, podría contemplarse la eliminación de ceros a
la moneda.
En el libro se precisa que “en Venezuela lo planteado era reordenar el cono
monetario en un ambiente de crecimiento sostenido de la economía, a fin de
superar las consecuencias de años de elevadas tasas de inflación, registradas
desde principios de la década de los ochenta y que tuvieron su cúspide en el
103,2% anual del año 1996” (p. 15).
Al mismo tiempo que la investigación económica, marcharon los estudios para
establecer el marco normativo de la reconversión monetaria.
Banco Central de Venezuela / La reconversión monetaria de Venezuela, 2008
227
En el aparte dedicado a todas las normas jurídicas, “Las pautas del estreno”, se
especifica que “se estableció con precisión cuándo entraría en vigencia la reconversión (1° de enero de 2008) y cuál sería el factor de conversión (1.000).
Igualmente, cuál sería la regla para el redondeo de las cantidades que se llevaban
de la anterior a la nueva escala monetaria y cómo sería el tratamiento de las
obligaciones de pago (rentas, deudas, préstamos...). También, cómo se expresarían los precios, salarios y otras prestaciones sociales, los tributos y estados
financieros. Asimismo, se determinaron responsabilidades para el BCV como
ente coordinador del cambio, el sistema financiero y los organismos supervisores
y fiscalizadores del poder público” (BCV, 2008:21-22).
Un aspecto destacado aquí fue la participación. Los proyectos de resoluciones
sobre la reexpresión monetaria y sobre el redondeo, aprobados por el Directorio
del BCV, fueron objeto de consulta pública. Entidades públicas y privadas, personas y gremios remitieron sus observaciones al emisor, en un intenso proceso
de creación colectiva que cerró con la celebración de reuniones multitudinarias
en las sedes de la autoridad monetaria, en Caracas y Maracaibo.
Adecuación tecnológica y reorganización interna
Con el cambio en la escala monetaria había que adecuar todos los sistemas de
cómputo y mecanismos de procesamiento de importes monetarios.
Para encarar el desafío tecnológico, el emisor no sólo realizó intercambios técnicos con sus similares de México y Perú, sino que también se apoyo en organismos nacionales. Por ejemplo, “con el Servicio Nacional Integrado de
Administración Aduanera y Tributaria (Seniat), que regula todo lo relacionado
con la facturación, se establecieron las guías a seguir en esta materia. Asimismo,
hubo un trabajo coordinado con el Servicio Autónomo Nacional de Normalización, Calidad, Metrología y Reglamentos Técnicos (Sencamer) para las pautas
de calibración de las máquinas de pesos, surtidores de gasolina y otros mecanismos de medida utilizados en el comercio” (BCV, 2008:27-28).
Todos los actores de la economía, públicos y privados, tuvieron una guía para
sus respectivas adecuaciones tecnológicas en los Lineamientos tecnológicos para
la adaptación de los sistemas y tecnologías de información basados en la reconversión monetaria, una publicación en la que el BCV sistematizó el resultado
de sus consultas y estudios en este aspecto del cambio.
En el caso específico del Banco Central, la adecuación no se limitó a sus sistemas
de información, entre ellos, los fundamentales para el funcionamiento de la banca
nacional. “En la práctica, para hacer realidad el cambio en la moneda nacional,
la autoridad monetaria tuvo que repensar prácticas gerenciales y sus flujos habituales de información, así como sus mecanismos ordinarios de coordinación, no
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
228
sólo entre sus diversas unidades, sino también puertas afuera, con organismos
públicos y privados”, se recuerda en el capítulo “Nuevos latidos para la dinámica
gerencial” (BCV, 2008:29).
Esfuerzo internacional de fabricación y premio al mejor diseño
En 1999 comenzó a operar la Casa de la Moneda de Venezuela (CMV), una
moderna instalación que desde entonces satisfizo las necesidades de numerario
del país, pero que vio excedida su capacidad instalada para responder a la exigencia planteada por la reconversión: producir todas las piezas del nuevo cono
monetario en menos de un año.
La CMV se convirtió, entonces, en el centro coordinador de un esfuerzo de fabricación internacional. Contó con asistencia técnica y apoyo de varias fábricas,
desde la Verres en Italia y la Saxonia Eurocoin en Alemania, hasta la South
African Mint (Suráfrica), la Casa de Moneda de Chile, la Canadian Banknote
(Canadá), la Giseck & Devrient (Alemania) y la DeLaRue International en Gran
Bretaña. “En nueve meses se fabricaron más de 1.700 millones de piezas de
billetes y más de 10.000 toneladas de monedas”.
El papel moneda que estrenó Venezuela en 2008, fabricado gracias a este esfuerzo
fabril que tuvo su cerebro en la CMV, recibió el Primer Premio al Mejor Diseño,
otorgado por la Internacional Association of Currency Affairs en el marco de la
Conferencia de Monedas y Billetes realizada en Praga, capital de la República
Checa, en octubre de 2008.
Los billetes que entraron en circulación en 2008 eran nuevos en más de un sentido, no sólo porque sus denominaciones expresaban el estreno de una menor
escala monetaria. Con anverso vertical y una rica paleta de colores, con imágenes
de personajes históricos que reflejaban la riqueza del mestizaje y el llamado a
preservar el ambiente y proteger animales en riesgo de extinción, el papel moneda
producto de la reconversión monetaria se diferenciaba radicalmente de lo conocido hasta entonces en el país”, se destaca al comienzo del capítulo “Innovación,
seguridad e historia al portador (BCV, 2008:45).
En cuanto a las monedas metálicas, también hubo cambios notables. Entre ellos,
la reincorporación al cono monetario de piezas que ya habían circulado en el
país, como las de cinco céntimos o “puyas” y las de 12,5 céntimos, que en un
momento anterior de la historia venezolana se conocieron como “lochas”.
Comunicación: factor esencial
A la moneda se le reconocen tres funciones: como medio de pago, unidad de
cuenta y reserva de valor. Al lado de éstas, la moneda también funciona como
Banco Central de Venezuela / La reconversión monetaria de Venezuela, 2008
229
síntesis de la identidad nacional y como expresión de la confianza en la economía de un país. De allí que una modificación sustancial en el cono monetario
planteó retos comunicacionales singulares.
Pese a que Venezuela sólo estrenaría una nueva escala monetaria y su signo
monetario continuaría siendo el bolívar, la asignación comunicacional resultaba
descomunal tanto en su alcance (el mensaje debía llegar a cada rincón del país),
como en su contenido, pues se trataba no sólo de educar sobre una operación
matemática para hacer la conversión y favorecer la comprensión de las equivalencias, sino también de retomar el empleo de las monedas fraccionadas y, más
importante, formar conciencia sobre el valor del bolívar (BCV, 2008:76).
Así, hubo un empleo creativo, complementario y audaz de todos los medios al
servicio de un objetivo: que la población comprendiera cómo y cuándo tendría
lugar la reconversión, por qué y para qué la emprendía el Estado venezolano.
Los mensajes asociados a la reconversión monetaria fluyeron por todos los
medios: desde los masivos y alternativos y el ciberespacio, hasta los encuentros
directos con la población.
Al llegar el 1° de enero de 2008, luego de todo el trabajo cuya memoria descriptiva se recoge en La reconversión monetaria de Venezuela, 2008, el bolívar
fuerte fue recibido –y los meses transcurridos desde entonces lo han confirmado– con la tranquilidad y confianza que esperaban los responsables de la
medida.
Francisco Vallenilla
Revista BCV • Vol. XXIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2009, pp. 231-232 • ISSN: 0005-4720
Unamef
Seguridad en los sistemas de pago: hechos y reflexiones
Reseña Revista BCV, vol. XX, n° XX, año 2008
Continuando con las actividades de difusión de conocimiento especializado que
lleva a cabo el BCV, se reseña el libro Seguridad en los sistemas de pago: hechos
y reflexiones, el cual recoge los principales contenidos de las ponencias exhibidas
durante el III Foro de Sistemas de Pago que se celebró el 06 de junio de 2008
en las instalaciones del Instituto.
El Banco Central de Venezuela consideró pertinente abordar el tema de la seguridad en el contexto de las operaciones de pago que se realizan en la economía, ya que está convencido de que los beneficios que se obtienen por el logro
de niveles adecuados de seguridad en estos sistemas repercuten positivamente
sobre el dinamismo de la economía y la confianza que el público deposita en
las infraestructuras, que permiten la transferencia organizada de fondos entre
los agentes económicos que participan en el sistema.
Como en oportunidades anteriores, se trató de presentar diversas necesidades
y experiencias relacionadas con la certidumbre que tienen las partes involucradas
en una transacción de pago de que la misma se realizará de modo cabal y final,
de acuerdo con las condiciones concertadas y preconocidas por las partes. Esas
condiciones están principalmente referidas a la autenticidad de la instrucción,
validez, plazos y costo de la misma.
En esta oportunidad el foro estuvo estructurado de la siguiente manera:
• Palabras de apertura. José Ferrer Nava, primer vicepresidente gerente del
Banco Central de Venezuela.
• Banca tradicional: resguardo de los pagos de los clientes. Jean Carlos Bardot,
Banco Mercantil.
• Tarjetas de crédito: generando confianza en el uso del dinero plástico. Alejandro Estrada, VISA Internacional.
232
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
• Comercio electrónico: seguridad, punto de partida para más comercio. Mario
J. Dávila Z., Cavecom-e.
• Banco de México: experiencia en pagos electrónicos. Alejandro de los Santos,
Banco de México.
• Usuarios organizados: visión de la seguridad en los sistemas de pago. Roberto
León Parilli, Anauco.
• Banco Central de Venezuela y la seguridad en los sistemas de pago. Luis
Alberto Laviosa, BCV.
Con este grupo de selectos ponentes, el BCV quiso mostrar diversos enfoques
sobre el tema para aprovechar los beneficios que se derivan al evidenciar un
interés común: la seguridad en los sistemas de pago constituye un aspecto
fundamental para su desarrollo.
Revista BCV • Vol. XXIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2009, pp. 233-236 • ISSN: 0005-4720
Michel Séruzier
Medir la economía de los países según el Sistema
de Cuentas Nacionales
Caracas: Cepal-Banco Central de Venezuela, 2008
Las cuentas nacionales surgen como respuesta a la demanda de información cuantitativa de la realidad socioeconómica nacional e internacional. En sus inicios estuvo
representada por un limitado número de iniciativas individuales que no despertaban
el interés de las autoridades políticas y, por tanto, no lograban el apoyo requerido
para su desarrollo. Hoy en día, los países que han avanzado en la implementación
del Sistema de Cuentas Nacionales (SCN) deben gran parte del esfuerzo al respaldo
de las autoridades gubernamentales, quienes conscientes de la necesidad e importancia de este tipo de información, procuran los recursos necesarios para la actualización y mantenimiento de las estimaciones macroeconómicas.
La elaboración regular de estadísticas económicas comparables internacionalmente data al menos del año 1928, cuando a través de la Liga de las Naciones
(antecesora de Naciones Unidas) se desarrolló la Conferencia Internacional sobre
Estadísticas Económicas, con el fin de propiciar la realización de mediciones
económicas, principalmente las referidas al ingreso nacional. Posteriormente, la
necesidad de datos estadísticos para el diseño y evaluación de políticas públicas
que permitieran afrontar los problemas derivados de la depresión de los años
treinta, conjuntamente con la evolución de la teoría macroeconómica, contribuyó
a que las economías desarrolladas dieran un mayor apoyo a los estudios sobre
el ingreso nacional.
En el año 1947 el economista británico Richard Stone, integrante del Subcomité
de Estadísticas del Ingreso Nacional del Comité de Expertos Estadísticos de la
Liga de las Naciones, preparó un documento denominado “Definición y medición
de la renta nacional y de los totales relacionados (1947)”; a través de este informe
recomendaba la aplicación del método de contabilidad social para obtener el
ingreso y el producto nacional, seleccionando, combinando e interrelacionando
las transacciones elementales de un sistema económico.
Fue a partir de este conjunto de recomendaciones que los países adquirieron
experiencia en la elaboración de las cuentas nacionales y representó la base
234
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
para que la Comisión de Estadísticas de las Naciones Unidas, consciente de la
necesidad de establecer normas internacionales, publicara en 1953 la primera
versión del SCN mediante el informe titulado “Un Sistema de Cuentas Nacionales
y correspondientes cuadros estadísticos”.
El Sistema de Cuentas Nacionales ha venido evolucionando con el fin de ajustar
el esquema organizativo de las estadísticas económicas a la expresión de las
interrelaciones entre los diferentes componentes de la economía; parte de esta
evolución ha tenido su base en las mejoras de las estadísticas básicas. Sin embargo, los objetivos y usos del SCN también han sido objeto de evaluación, ya
que la estructura y definiciones del SCN no sólo condicionan el tipo de análisis
que puede efectuarse, sino también influye en la forma en que se consideran
las cuestiones económicas y sociales. A la fecha, el SCN ha sido objeto de tres
revisiones, 1968,1993 y 2008, contribuyendo así al mejoramiento y la profundidad
de los análisis económico, y la toma de decisiones.
La versión del SCN de 1993 constituyó un cambio significativo con respecto a
las versiones anteriores. El SCN de 1993 ofreció una estructura integrada y una
visión sistémica de la economía. Sin embargo, presentó ciertas insuficiencias
conceptuales y faltas de acuerdo en algunos tratamientos metodológicos que,
acompañado del surgimiento de nuevos fenómenos económicos, dieron lugar
a una nueva versión del SCN conocida como el SCN 2008.
Esta nueva versión del SCN mantiene intacta la arquitectura general del sistema,
así como la secuencia de cuentas que constituyen el marco central. Sin embargo,
aunque algunos elementos del SCN 1993 fueron modificados sustancialmente,
la propuesta descrita en Medir la economía de los países según el Sistema de
Cuentas Nacionales para el diseño y desarrollo del proceso de elaboración de
las estadísticas básicas, se mantienen en su gran mayoría intactas.
Medir la economía de los países según el Sistema de Cuentas Nacionales representa una obra única a través de la cual su autor, Michel Séruzier, describe las
posibles maneras en que los países pueden elaborar sus cuentas nacionales,
considerando las fuentes estadísticas y los recursos disponibles para afrontar los
desarrollos estadísticos y metodológicos requeridos por un sistema de cuentas
completo e integrado. Constituye un enfoque simplificado del Manual de cuentas
nacionales que permite a los usuarios de las cuentas nacionales comprender
los elementos conceptuales y relacionales sobre los cuales se construyen las
diferentes cuentas y cuadros estadísticos que cuantifican y simplifican las relaciones económicas entre las diferentes unidades económicas de un país y entre
éstas y el resto del mundo.
El autor define el proceso de elaboración de las cuentas nacionales como un
conjunto de actividades complejas, en el cual las cifras obtenidas deben ser
capaces de interpretar los fenómenos a los cuales se refiere, razón que advierte
Michel Séruzier / Medir la economía de los países según el Sistema de Cuentas Nacionales
235
sobre la necesidad de garantizar que tanto los usuarios como los productores
tengan el conocimiento adecuado acerca de lo que mide la contabilidad nacional.
Para los productores, conocer bien el instrumento y sus limitaciones les permitirá
seleccionar el mejor método para llevar a cabo las diferentes mediciones y su
integración dentro del marco central del SCN, para obtener los agregados macroeconómicos que sintetizan aspectos muy específicos de la realidad económica.
En este sentido, el autor describe las estrategias posibles para conducir la elaboración de las cuentas nacionales en el contexto de un país determinado,
evaluando tanto el grado de desarrollo del sistema estadístico como su organización institucional.
Esta imagen numérica concebida de las interrelaciones económicas del país para
un momento determinado y su comparación en el tiempo, debe ser evaluada y
analizada por los diferentes usuarios, quienes desde sus propias perspectivas
interpretarán y formularán sus críticas a los resultados publicados. Por tanto,
por el lado del usuario es importante dar a conocer los instrumentos y métodos
empleados, como una vía para garantizar una mayor capacidad de interpretación
y un uso adecuado de los agregados macroeconómicos. Se trata, como lo indica
el autor, de un enfoque dialéctico en el cual la observación pragmática y la
reflexión teórica se interrelacionan y complementan.
La contabilidad nacional permite conocer el conjunto de magnitudes monetarias
asociadas a todas las relaciones que constituyen la vida económica de un país.
La obtención de indicadores sintéticos de esa realidad económica que se pretende
medir, puede en algunos casos ser una restricción para el análisis por parte de
los usuarios, quienes en estos agrupamientos de información ven limitadas sus
capacidades de análisis debido al desconocimiento de algunos o todos los agregados macroeconómicos así obtenidos.
Es precisamente ésta una de las ventajas de este intento sintetizador del Manual
de cuentas nacionales, que el autor desarrolla en el libro Medir la economía de
los países según el Sistema de Cuentas Nacionales. En el caso del producto interno bruto (PIB), por ejemplo, hay que tener en cuenta en primer lugar cuál
es la extensión del concepto de producción utilizado y a partir de allí comprender la medición del ingreso obtenido por la economía nacional. También, es
importante asegurar la coherencia de todas las magnitudes monetarias, ya que
el precio de mercado utilizado como referencia representa las transferencias de
valor que se producen entre los agentes económicos.
Vale la pena resaltar, tal como lo señala el autor, que el uso generalizado del
PIB como indicador del nivel de vida de un país o como un indicador de la
utilidad social de la producción, mediante la comparación de los PIB per cápita,
e incluso al relacionar la evolución en volumen de este agregado como indicador
de progreso social, obedece precisamente al mal uso de estos conceptos. Lo
236
Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
que realmente expresa el PIB es el orden que le da el mercado a los productos
(cuánto se destina a los diferentes usos finales de los productos) y el ingreso
generado por la venta de la producción.
Con el fin de responder a las diversas necesidades analíticas, el Sistema de
Cuentas Nacionales ofrece un marco flexible que permite multiplicar las posibles
visiones de la economía a través del desarrollo de cuentas satélite. Estas cuentas
permiten obtener una representación personalizada de un campo específico de
la economía como, por ejemplo, el turismo, el medio ambiente, el trabajo no
remunerado de los miembros de un hogar, etcétera, manteniendo una articulación con las medidas propuestas por el marco central y ofreciendo una lectura
integrada de las informaciones no monetarias según el ámbito de estudio
seleccionado.
Antes de describir el conjunto de aspectos conceptuales, definiciones, convenciones, clasificaciones y normas contables recomendadas por el Manual de
cuentas nacionales, el autor aborda uno de los problemas más importantes que
tiene que afrontar el productor de cuentas nacionales, la disponibilidad de información. Este elemento va más allá de la simple disposición del dato; comprende todo el proceso de producción de estadística, desde el diseño de la
investigación, la recolección, el procesamiento de la data primaria, la manera
de organizarla y su adecuación a las necesidades de la estadística macroeconómica. Señala también los aspectos institucionales característicos de muchos
países relacionados con la tradición cultural o legal de considerar cierto tipo de
información como secreto estadístico, como es el caso generalizado de las estadísticas relacionadas con el Impuesto sobre la Renta.
Por último, se analiza el entorno necesario par la elaboración de las cuentas
nacionales. La calidad de las cuentas nacionales puede verse seriamente afectada
por la falta de recursos financieros y humanos, y muy particularmente, dada la
amplitud del sistema, se hace necesario el empleo de la informática. De igual
manera, hace falta calibrar el tema de la oportunidad de los resultados. En todo
caso, el desarrollo de las cuentas nacionales tendrá que atender las crecientes
necesidades de información por parte de los usuarios y debe garantizar unas
estadísticas actualizadas desde todo punto de vista. Para ello los países deben
procurar el fortalecimiento del aparato estadístico nacional a los fines de ir
avanzando hacia unas cuentas nacionales cada vez más completas e integradas,
con calidad, representatividad de la realidad socioeconómica homogénea en el
tiempo y comparables tanto a nivel nacional, con los distintos sistemas contables
del país, como a nivel de las mediciones de otras economías.
Pedro Emilio Colls López
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Revista BCV / Vol. XXIII / N° 2 / 2009
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Clemente, L. (2001). “Crecimiento, apertura comercial y desempeño sectorial”, en Valecillos, H.
y Bello, O., coords., La economía contemporánea de Venezuela, pp. 7-92, Caracas, BCV.
González Fabre, R. (1998). Justicia en el mercado. La fundamentación ética del mercado según
Francisco de Vitoria, Caracas, Conicit-Universidad Católica Andrés Bello.
Ocampo, J.A. (2001). “Retomar la agenda del desarrollo”, Cuadernos del Cendes, año 18,
n° 46, enero-abril, pp. 1-20, Caracas.
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