ERNEST HEMINGWAY

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ERNEST HEMINGWAY
Prof. José Antonio García Fernández
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DPTO. LENGUA Y LITERATURA- IES Avempace
C/ Islas Canarias, 5 - 50015 ZARAGOZA - Telf.: 976 5186 66 - Fax: 976 73 01 69
ERNEST HEMINGWAY (1899-1961) Y EL VIEJO Y EL MAR
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ÍNDICE
1. VIDA DE ERNEST HEMINGWAY (1899-1961) ........................................................................................ 1
2. ARGUMENTO DE EL VIEJO Y EL MAR .................................................................................................... 3
3. PERSONAJES ...................................................................................................................................... 4
4. SENTIDO Y SIGNIFICACIÓN DE EL VIEJO Y EL MAR................................................................................. 5
5. HEMINGWAY Y EL DEPORTE ............................................................................................................... 9
6. HEMINGWAY & CÍA.: A MODO DE BALANCE DE UN CURSO................................................................... 9
7. BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................................................. 12
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1. VIDA DE ERNEST HEMINGWAY (1899-1961)
Ernest Miller Hemingway nació en 1899 en Oak Park, Illinois. Su padre era médico y su madre, profesora
de música y pintora aficionada. Ella quería que Ernest fuera músico profesional, pero a él le gustó de
siempre la aventura, aunque sus estudios musicales le ayudaron a dar ese ritmo tan característicamente
suyo a las frases. Nunca fue buen estudiante y no quiso ingresar en la universidad.
A los diecinueve años se fue a la Primera Guerra Mundial, como miembro de la Cruz Roja, se hizo
conductor de ambulancia en Italia y fue herido en la pierna, convirtiéndose así en héroe de guerra. Se
enamoró de una enfermera ocho años mayor que él mientras estaba convaleciente en el hospital de la
Cruz Roja Americana de Milán, Agnes Hannah von Kurowsky, quien sin embargo prefirió a otro hombre,
un napolitano maduro. En 1820, a los 21 años, Ernest se casó con Elisabeth Hadley Richardson, también
ocho años mayor que él, y se establecieron en París, donde Ernest conoció los ambientes literarios de
vanguardia (Gertrude Stein, James Joyce, Samuel Beckett, Scott Fitzgerald, Ezra Pound, Sylvia Beach…).
Trabajo de corresponsal del Toronto Star y de profesor de boxeo. Gertrude Stein le enseñó a comprimir la
expresión y evitar adjetivos superfluos, usando frases cortas, contundentes. Un estilo muy diferente al
florido y exuberante de Faulkner, que Ernest siempre repudió. Admiró sin embargo al Fitzgerald de El gran
Gatsby, a Sherwood Andersen (1876-1941), a Rudyard Kipling y a Pío Baroja (a quien visitó en 1956 poco
antes de que muriera).
En 1923 vino a España, a luchar por la República en la Guerra Civil. Visitó El Prado, amó a Goya y
Velázquez, los toros, los sanfermines de Pamplona y la cultura flamenca, hizo amistad con Luis Miguel
Dominguín. Siempre admiró la cultura española. Tuvo su primer hijo en 1924 y lo llamó John Hadley
Nicanor, en honor al torero aragonés Nicanor Villalta, quien lo dejó profundamente admirado con su arte
de matador. En 1924 publicó también su primer libro de relatos, In Our Time, En nuestro tiempo.
En 1926 publicó su primera novela, The Torrents of Spring, Los torrentes de la primavera. Y en
1927, Men without Women, Hombres sin mujeres y Fiesta, The Sun also Rises, con la que conoció su
primer éxito literario, historia contada por un periodista americano que se queda impotente a causa de las
heridas provocadas en la Primera Guerra Mundial. En la historia novelesca un grupo de amigos se reúnen
en España para pescar y ver los sanfermines. También en 1927 se casó por segunda vez, con Paulina
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Pfeiffer; se instalaron en Cayo Hueso, Florida, donde practicó la pesca, que le apasionaba. La pareja tuvo
dos hijos, Patrick y Gregory.
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En 1929 publicó Adiós a las armas (Farewell to Arms). Siguió viajando a España y a África, donde
participó en varios safaris. Durante la Guerra Civil española sustituyó a John Dos Passos como guionista
del documental Spanish Earth, Tierras de España, del alemán Joris Ivens.
En 1932 publica Death in the Afternoon, Muerte en la tarde, donde defiende el toreo y el valor.
Poco después, su única obra de teatro, La quinta columna. También Tener o no tener (adaptada al cine por
Howard Hawks en 1944). Y la novela Por quién doblan las campanas, que será su libro más vendido (y del
que se hizo asimismo una adaptación cinematográfica protagonizada por Gary Cooper e Ingrid Bergman).
En 1935 publicó Las verdes colinas de África, Green Hills of Africa y, en 1936, el relato The Snows
of Kilimanjaro, Las nieves del Kilimanjaro. Tuvo amoríos con varias mujeres, entre ellas Jane Adam, y su
matrimonio con Pauline se deterioró definitivamente cuando apareció la periodista Martha Gellhorn, con
la que se casó en 1940 y con la que viajó a Extremo Oriente y de nuevo a Europa como corresponsal de
guerra en varios conflictos bélicos. La relación con Martha terminó de manera tempestuosa en 1945.
En 1946 se instala en Londres con su nueva mujera, Mary Walsh, corresponsal de la revista Time.
Después, vivió en varios lugares de Estados Unidos y Cuba, donde siguió escribiendo y dedicándose a su
gran afición, la pesca. En Cuba vivió en la famosa finca La Vigía1, que hoy alberga el museo Hemingway
(con más de 30 mil libros y documentos personales del escritor, además de sus torneos de caza; hay
guiones inacabados, cartas, fotografías, etc.). Viajó aún a España e Italia, donde recoge materiales
narrativos para Across the River and into the Trees, Al otro lado del río y entre los árboles (1950), un libro
muy mal recibido por la crítica, que empezó a hablar de decrepitud, repetición, agotamiento creativo…, y
que acusaba a Hemingway por machista e indiferente al tema social.
Concibe entonces otra obra, “una novela del mar”, Islands in the Stream, Islas en el golfo, pero
decide finalmente no terminarla y centrarse solo en una de sus partes. Así nació El viejo y el mar, escrita
en 1951 y publicada en 1952 en la revista Life. Tuvo tanto éxito que se editó en forma de libro y, en solo
dos días, vendió cinco millones de ejemplares. Hemingway comenzó a recibir felicitaciones, cartas… y hasta
una condecoración del dictador cubano Batista (jefe del estado cubano contra el que Fidel Castro hizo la
revolución).
En 1953 ganó el premio Pulitzer con The Old Man and the Sea, El viejo y el mar. En 1954 ganó el
premio Nobel de Literatura como reconocimiento a toda su trayectoria literaria. En 1956 viaja de nuevo a
España y visita Zaragoza y las corridas de toros de las Fiestas del Pilar. En la plaza fue recibido como un
héroe. Hemingway volvió a Cuba y llamó a su barco Pilar en homenaje a la patrona de la ciudad que tan
bien lo había acogido. En el pueblo de Cojimar, cercano a la finca La Vigía, muchos cubanos compartieron
con él los daiquiris y mojitos que solía tomar en el Ambos Mundos2, La Floridita, La Bodeguita o La
Terraza.
En 1959 se trasladó por problemas de salud a Ketchum, Idaho, en los Estados Unidos, y dejó al
pescador Gregorio Fuentes a cargo del barco. Comienzan las complicaciones y su declive físico: se cae del
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La finca dista 15 kilómetros de la capital de Cuba, La Habana. Allí vivieron Mary y Hemingway con cuatro perros y más de
cincuenta gatos, ahora enterrados en el jardín. La revolución cubana expropió la finca y la convirtió en museo Hemingway. En el
jardín se conserva el barco Pilar, que quedó al cuidado del pescador Gregorio Fuentes, alter ego de Santiago, cuando Hemingway
se fue a vivir a Ketchum, Idaho (Estados Unidos), por problemas de salud.
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El hotel Ambos Mundos, de La Habana, mantiene intacta la habitación 511 en la que Hemingway estuvo desde 1932 hasta 1939.
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caballo, sufre un accidente de coche, dos de avioneta, se quema en un incendio forestal, pierda la visión en
un ojo, tiene problemas de hígado por el abuso del alcohol… Aún tiene fuerzas para emprender su último
viaje a España. En Churriana, Málaga, conoce al escritor Gerald Brenan. Pasa por Madrid, regresa
Ketchum.
El 6 de julio de 1961, víspera de los sanfermines, muy deprimido por su enfermedad, se suicidó en
Ketchum, Idaho, pegándose un tiro con su escopeta de caza. Su amigo el torero Juan Belmonte, que se
suicidaría un año después, comentó: “¡Bien hecho!” En la familia Hemingway se suicidaron, además del
escritor: su padre, sus hermanos Leicester y Ursula y su nieta Margaux (en 1966). Quizás Ernest pensó,
antes de morir, como lo hiciera Santiago en El viejo y el mar, en los leones de las playas africanas.
Entre sus obras más importantes figuran las novelas Fiesta (1927), Adiós a las armas (1929), Por
quién doblan las campanas (For Whom the Bell Tolls, 1940, la historia de Robert Jordan, profesor
americano de español especialista en explosivos, enamorado de la española María), el relato Las nieves
del Kilimanjaro y el libro de memorias París era una fiesta, A Moveable Feast (póstumo, el título ha
quedado como un marbete para referirse a que cualquier tiempo pasado fue mejor).
El carácter de Hemingway era vitalista. Fue un gozador de la vida, la bebida, las mujeres, los
viajes… Presumía de ser alto, guapo, fuerte, seductor y escritor. Amaba el riesgo, el boxeo, los toros, la
caza y la pesca, el béisbol… Fue corresponsal de guerra, conductor de ambulancias, revolucionario… Tenía
buen oído para la música y sabía apreciar los buenos cuadros. Hay mucho de autobiográfico en todo lo que
escribe. Fue Goya quien le mostró el camino de la autobiografía, de él admiraba que siendo pintor de la
Corte se hubiese atrevido a pintar como lo hizo a la familia real.
2. ARGUMENTO DE EL VIEJO Y EL MAR
El relato cuenta la lucha épica de un viejo pescador cubano, Santiago, y un pez enorme, un marlín, el
mayor que ha pescado nunca. Santiago llevaba 84 días sin pescar, así que, queriendo cambiar su suerte,
sale más lejos. Él tiene un joven ayudante, Manolín, al que aprecia mucho. Los padres del muchacho le han
hecho cambiar de embarcación porque Santiago no tenía suerte, pero Manolín sigue visitando a su amigo
todas las noches, cuando regresa de pescar, y le lleva comida y habla con él de béisbol, del jugador Joe
DiMaggio, al que adoran; también le da carnada y sardinas frescas y le ayuda a llevar los aparejos a la
barca para que el viejo siga pescando. Él lo hace al amanecer, rema, se aleja de la costa, observa el sol, las
tortugas, el mar.
A mediodía pica un pez, el marlín enorme al que quiere controlar, pero el pez lo lleva mar adentro.
La lucha es entre iguales, Santiago llama al pez “hermano”, están unidos por el cordón umbilical que es el
sedal, que Santiago se niega a soltar, aunque sus manos se agrietan.
A la noche aún sigue la lucha. Santiago se duerme con el sedal enlazado en sus manos, sueña con
leones africanos en una playa.
Cuando amanece el pez vuelve a tirar, Santiago se esfuerza, consigue acercarlo a la barca, le clava
un arpón y lo mata. Como es tan grande, lo ata al costado de su barca. La sangra del marlín atrae a un
marrajo, que muerde al pez. Santiago lo mata, pero pierde el arpón. Pronto vienen más tiburones y él
defiende a su hermano, pero todo es inútil.
Cuando llega a puerto, de noche, en el costado de la barca solo hay el esqueleto de un pez.
Santiago, agotado, va a su cabaña y se tiende en la cama, se duerme.
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A la mañana viene Manolín, ve a Santiago dormido, observa sus manos agrietadas y llora. En el
pueblo la gente mira la gran espina y la cabeza del marlín. El muchacho vuelve al lado de Santiago con un
café y se sienta a esperar que despierte. Santiago confiesa que está derrotado (“Me vencieron, Manolín,
vaya si me vencieron”), pero Manolín quiere volver a pescar con él cuando esté bien. Cuando se duerme el
viejo, vuelve a soñar con los leones.
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3. PERSONAJES
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Santiago es el pescador, viejo, cubano. Es el alter ego de Gregorio Fuentes, al que Hemingway conocía
de siempre. Está muy arrugado, es delgaducho, tiene los ojos claros, llenos de vitalidad (como
Hemingway). Representa una forma antigua, artesanal, de pescar, llena de respeto hacia la naturaleza,
frente al padre de Manolín, más acomodaticio, que ve en el mar un almacén en el que proveerse y
solo le interesa la eficacia, el rédito, la productividad económica. Lleva mucho sin pescar, tiene mala
suerte, poco dinero, está envejecido, pero tiene orgullo y no se rinde. Sigue intentándolo, como su
héroe DiMaggio. Recuerda sus tiempos de joven, cuando ganó su pulso con “el negro gigantesco de
Cienfuegos”. Su hazaña con el marlín es memorable, pero inútil. Los turistas y curiosos solo ven la
espina de un pez, no dan importancia al suceso, lo ven como una derrota. Pero el viejo, agotado, no lo
ve así, no se siente vencido, sale enriquecido espiritualmente, hace frente a su destino. No se rinde,
salva su honor, su dignidad, su orgullo. Ha cumplido su deber, es un héroe de epopeya. Santiago, como
Hemingway, no cree en la pesca inmerecida. Para él, solo con el dolor y el sacrificio, el coraje, es el
que da derecho a la presa, como ocurre con el cazador. En el elogio de la caza y la pesca como algo
ecológico, épico, coinciden Hemingway y el escritor español Miguel Delibes. Armonía, ecología de la
rivalidad, equilibrio. El nombre de Santiago, y el que sea devoto de la Virgen de la Caridad del Cobre,
patrona de Cuba, convierten al pescador en un apóstol que busca caminos (marinos) para predicar la
Buena Nueva, en un mártir y un peregrino jacobeo.
Manolín es un muchacho, empezó a pescar con Santiago cuando tenía cinco años, aprendió todo con
él, aprecia mucho a su maestro, lo cuida, lo anima, va a verlo a pesar de que sus padres le han
prohibido salir con el viejo en la barca. Representa al heredero, la continuidad de la vida. Él es el
discípulo, y Santiago, el Maestro: “Tiene que recuperarse cuanto antes porque me queda mucho por
aprender y usted puede enseñármelo”. El viejo y el mar es la única obra de Hemingway en la que un
anciano pasa sus conocimientos a un joven.
El pez, el marlín, es enorme, bello, no se deja capturar fácilmente, está unido a Santiago y su destino
por el sedal, es su “hermano”, hasta el punto de que el pescador siente casi que ha cometido un
fratricidio al matarlo y que luego lo defiende con pena contra los tiburones:
“Me estás matando, pez, pensó el viejo. Aunque estás en tu derecho. No he visto un animal más noble,
calmado y hermoso que tú, hermano. Sal y mátame. Me da igual quién mate a quién”
peor?”
“Lo has matado por orgullo y porque eres pescador… Y, si lo amabas, ¿no es pecado matarlo? ¿O será algo
El pez representa el valor, la dignidad, la fuerza, todo lo que Hemingway apreciaba.

El mar, el océano. La novela no tiene personajes femeninos, Hemingway sabía que en español el mar
también se llama la mar. De modo que él o ella es todo: vida y muerte, espacio y horizonte, el líquido
amniótico al que regresamos tras la vida, el desnacerse. El viejo llama al océano “la mar” y, según dice,
“la luna le afectaba igual que a las mujeres”. La actitud de Santiago hacia la naturaleza es franciscana:
no la increpa por su maldad, no mata ni oprime al hombre, sino que simplemente es, sin más. Las
corrientes están ahí y alejan a las barcas, pero sin maldad. Santiago sabe interpretar los vientos, la
naturaleza, las nubes y la luz, anticipa los cambios meteorológicos.
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
Las criaturas del mar: Santiago las observa e interpreta: los peces voladores anuncian la presencia de
delfines, los huevos de tortuga sirven para alimentarlo a él, el marlín alimenta a los marrajos... Los
tiburones son el símbolo de la voracidad, de los aprovechados que se alimentan de lo que otros han
encontrado. Santiago los desprecia, pues encarnan la destrucción, la depredación, y luchar con ellos no
aporta ninguna gloria. En el mar hay un ciclo de creación y destrucción que pertenece al orden natural.

Las criaturas de la tierra: los leones aparecen tres veces, son bellos, libres, fuertes y valientes. Están
presentes a través del sueño, del subconsciente. Se relacionan con la juventud de Santiago, un tiempo
que el viejo ya había perdido, como le había ocurrido a Hemingway. Al final Santiago se escapa a las
playas africanas en su sueño último y ve a los leones de nuevo, jugando. Un símbolo de la juventud
perdida, de que no hay derrota final, de la armonía universal. La imagen última de Manolín
contemplando el placentero sueño de Santiago sugiere que el círculo se ha completado.

Las criaturas humanas: los pescadores y habitantes del pueblo miran a Santiago con condescendencia,
consideran que está acabado. Joe DiMaggio (1914-1999) es el ejemplo de la fuerza y la superación,
capaz de jugar con un espolón calcáreo que a otros les había hecho abandonar, el mejor bateador de
todos los tiempos, durante muchos años indiscutible número uno. Santiago se acuerda de él cuando
flaquea. DiMaggio, de origen italiano, hijo de un pescador, estuvo casado con Marilyn Monroe, como
Arthur Miller y jugó con los Yankees de Nueva York. Fue enormemente popular.
4. SENTIDO Y SIGNIFICACIÓN DE EL VIEJO Y EL MAR
De Hemingway dijo Faulkner que era “el novelista norteamericano más importante del siglo XX”. Su
novelita El viejo y el mar, escrita por encargo de la revista Life en 1951 y publicada en 1952, ha sido desde
su aparición una de las obras más celebradas del autor y aún podríamos decir de toda la literatura
americana. En 1953 ganó con ella el premio Pulitzer, como ha quedado dicho más arriba. Y en 1954 recibió
el premio Nobel de Literatura como reconocimiento a toda su trayectoria, pero muy influida la Academia
sueca que se lo concedió por el éxito universal de esta obrita. A Hemingway no le hizo mucha gracia recibir
un galardón que también habían ganado Sinclair Lewis y William Faulkner, a los que aborrecía como
escritores, pero la dotación económica del premio (35 mil dólares) le hizo aceptarlo, aunque por
problemas de salud no pudo ir a Estocolmo a recogerlo.
Italo Calvino habla de que Hemingway, en esta obra, nos señala “como prueba del valor humano
la capacidad de medirse, de lograr, de fracasar”. Y eso es precisamente The Old Man and the Sea: una
historia de éxitos y fracasos. Faulkner la consideraba la mejor de Hemingway y de toda la Generación
Perdida (the Lost Generation), a la que ellos pertenecían, al igual que Dos Passos, Fitzgerald, etc.
Vargas Llosa recuerda que Hemingway es el cantor de “la proeza física, el coraje, la fuerza bruta” y
Luis Sepúlveda afirma que con él aprendió que, para dar categoría y dimensión épica al vivir, había que
decidir con firmeza “llegar al final de las empresas”. Digamos que son Whitman y Hemingway quienes
construyen la mitología del americano grande, noble y fuerte, sin maldad ni egoísmo, emprendedor y
bravucón que conocemos hoy. Hemingway, además, encarnó en su persona ese ideal del aventurero rudo,
cosmopolita, mujeriego y bebedor, sin miedo, capaz de recorrer el mundo, de vida azarosa y final trágico
(se suicidó disparándose con una escopeta cuando supo que tenía cáncer).
El viejo y el mar iba a formar parte de una novela más larga, Islands in the Stream, Islas en el
golfo, que iba a tener cuatro partes: el mar joven, el mar ausente, el mar en esencia y el último mar. La
tercera parte, el mar en esencia, es la que corresponde a The Old Man and the Sea. Como se ve, el
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protagonismo del mar, de “la mar” (en femenino), como la llama Santiago, es muy marcado. Desde hacía
mucho tiempo, Hemingway buscaba una réplica personal al relato de Moby Dick, de Herman Melville,
convertido ya en un clásico norteamericano y estudiado en todas las escuelas del país.
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En 1951, cuando se pone a escribir el relato, ya han pasado sus tiempos de gloria juvenil, ya no
está para proezas físicas, ha tenido varios accidentes, ha vivido guerras, matrimonios, divorcios,
borracheras, amistades, enemistades, cacerías, combates de boxeo… Treinta años antes, en 1921, ya había
escrito sobre la pesca: su primer reportaje para el Toronto Star en Europa fue sobre la pesca del atún en
Vigo, y ahí ya se fijaba en el sufrimiento muscular del pescador:
“Cuando atrapas un atún después de una pelea de seis horas, cuando luchas hombre contra pez hasta que tus
músculos sienten náusea por el terrible estiramiento, cuando por fin lo subes a bordo, azul verde y plateado en el
perezoso océano, entonces puedes sentirte purificado y comparecer sin rubor ante los dioses antiguos”.
El viejo y el mar es un relato corto que compendia todas las características de la literatura del
escritor norteamericano y que vuelve sobre aquel tema que ya esbozaba su crónica de treinta años antes:
 Está escrito en un lenguaje directo, sencillo, de gran fuerza.
 Hay diálogos frecuentes entre el viejo pescador Santiago y su aprendiz, Manolín, ubicados en el
prólogo y el epílogo. Durante el desarrollo de la historia, se prefiere el monólogo (Santiago habla
consigo mismo o con el pez). Se prefiere el estilo directo al indirecto.
 Hay también palabras españolas, hispanismos, pues la obra está ambientada en Cuba, donde
Hemingway vivió largo tiempo.
 Abundan las referencias al béisbol y el léxico marinero. Hemingway, corresponsal y periodista, amante
de los deportes, aprendió de los grandes del periodismo deportivo, como Ring Lardner, los recursos
de la crónica deportiva: lo incontrolable de los sucesos, lo épico en un entorno de normalidad, el
lenguaje especializado, el elogio de la destreza técnica3. Su visión de la vida está muy ligada a los
deportes, a la superación física, quería romper plusmarcas, ser competitivo; admiraba a los
triunfadores. El béisbol, o “pelota base”, es muy popular en Hispanoamérica, especialmente en Cuba,
cuyo equipo nacional es tan bueno que ha derrotado al americano en las competiciones
internacionales en varias ocasiones. Santiago admira a Di Maggio, quien por entonces pasaba por un
bache en su carrera, y como él quiere superar las dificultades. Está al tanto de las Grandes Ligas, que
sigue en los periódicos que le trae Manolín.
 Es fácil identificar al protagonista con el propio escritor (autobiografía), especialmente cuando sueña
con África y ve leones, cuando expresa su sentido de la existencia como lucha y aventura, cuando se
muestra amante del peligro o se siente atraído por lo imposible, etc. Por otro lado, el pescador
Santiago está inspirado en un pescador cubano real, Gregorio Fuentes, al que Hemingway conocía de
toda la vida.
 El relato se caracteriza por sus dimensiones épica y ética. Hay reflexión sobre el sentido de la vida y
también sobre el fracaso, la dignidad humana, la nobleza entre los combatientes (el hombre y el pez).
 Hemingway es un escritor forjado en el periodismo, inicia la saga de grandes creadores procedentes
del mundo informativo (como García Márquez, por ejemplo, o Pérez Reverte), lo que le importa es
llegar al público, ser claro, directo, conciso; hablar sin afectación.
Es la historia de un viejo pescador sin suerte, que lleva ochenta y cuatro días sin pescar nada, hasta
que en su última salida pesca en solitario el pez más gordo que jamás se haya visto en la bahía, un marlín
enorme con el que lucha a muerte durante días y al que llega a llamar “hermano”, hasta que consigue
capturarlo. Su proeza nunca será olvidada, a pesar de que cuando llega a puerto, solo queda la espina del
3
La desteza técnica es muy importante en Hemingway, hombre sin gran preparación intelectual, pues el saber hacer algo es lo que
da al hombre un dominio de sí mismo, lo que le confiere dignidad.
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gigantesco pez, pues los tiburones han ido devorándolo por el camino. El que la hazaña sea realizada por
un hombre solo le da una dimensión épica: el hombre y su destino.
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La historia está ambientada al final de los años cuarenta del siglo XX y, aunque no se especifica el
nombre del pueblo en el que vivía Santiago, se considera que está inspirado en el pueblecito cubano de
Cojimar y que la acción marina transcurre en aguas del Golfo de México, en alta mar, adentrado el frágil
esquife de Santiago en el proceloso Atlántico Norte, adonde lo arrastra el enorme pez. El conflicto se
desarrolla en cinco días.
La historia se cuenta en tercera persona (narrador omnisciente), pero a menudo oímos
directamente a los personajes, especialmente a Santiago, que habla en primera persona. Es decir,
predominan los diálogos y el estilo directo. El texto no está dividido en capítulos, todo el texto es un
continuum, la narración es lineal.
En cuanto al estilo, Hemingway usó su “teoría del iceberg”, de “la omisión”, según la cual lo que
cuenta es lo que no se dice, lo que permanece oculto para el lector:
“Yo siempre trato de escribir siguiendo el principio del iceberg. Hay siete octavos del iceberg bajo el agua por
cada parte que se muestra sobre la superficie. Cualquier cosa que uno sabe y puede eliminar, refuerza el iceberg. Lo que
vale es lo que no se muestra”.
No hay ornamentación, el lenguaje es directo, descarnado. Evita los adjetivos superfluos, los juicios
de valor. Busca la frase breve. Sí hay aliteraciones y onomatopeyas e interjecciones, porque renuncia al
esteticismo, pero no a la expresividad. También hay mucho ritmo en su prosa, el relato gana al ser leído en
voz alta, tiene ritmo de jazz. Usa asimismo la prosopopeya, es decir, la humanización de personajes
animales. Hemingway era enemigo de la introspección y la novela de ideas, en sus personajes todo es
exteriorización, conductismo. Su teoría de la ocultación produce ambigüedad, plurisignificación, de
manera que el texto puede ser interpretado de varias maneras.
La lectura del libro solo adquiere plenitud cuando se interpreta en un sentido simbólico: la lucha
por la vida, la dimensión épica de la existencia, el esfuerzo por llegar a la meta, la asunción del riesgo, la
presencia inevitable de los aprovechados… Estas y otras son las enseñanzas que pueden extraerse de un
libro que nunca ha dejado de sorprender desde su publicación y que ha sido adaptado al cine en varias
ocasiones. Desde su aparición en 1952 se sigue discutiendo sobre la edad de Manolín, si es un adolescente
dieciséisañero o un joven de veintintantos; también intrigan mucho las asociaciones religiosas de
Santiago, si son pertinentes o no para deducir su religiosidad.
“Cogió todo su dolor, las fuerzas que le quedaban y el orgullo que había perdido hacía tiempo y lo enfrentó a la
agonía del pez”, dice el narrador.
“Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado”, añade Santiago, al modo del Robert Jordan de
Por quién doblan las campanas, quien afirma:
“Morir sólo es terrible cuando uno se falla a sí mismo”.
El viejo y el mar enlaza con otras obras literarias, como:

Capitanes intrépidos, de Rudyard Kipling, donde el mimado hijo de un millonario se cae por la borda
de un transatlántico y es rescatado por un pobre marinero que le enseña a valorar las cosas de la vida.

Gran Sol, de Ignacio Aldecoa, donde el escritor de Vitoria cuenta sus experiencias a bordo de un
pesquero, sobre la convivencia de trece pescadores vascos y gallegos, de manera casi documental.
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
Lord Jim, de Joseph Conrad, trágica historia de Jim, que en un momento de debilidad abandonó a su
suerte a 800 personas en un barco y dedicó después toda su vida a redimir su mala conciencia.

Moby Dick, de Herman Melville, donde el capitán Achab, con la tripulación del pesquero Pequod se
obsesiona por capturar a la mítica ballena blanca.

Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda, historia de un colono que va a la selva
amazónica, convive con los indígenas y con la peligrosa tigra que vive en el bosque, y a la que consigue
matar.

Por último, vamos a reproducir el poema de Baudelaire “XIV. El hombre y el mar”, procedente de Las
flores del mal, uno de los libros más importantes de la literatura universal, donde se hace alusión a la
eterna lucha entre los humanos y el océano, que no es más que el combate entre lo evanescente y lo
permanente o, si se prefiere, de lo finito e infinito.
XIV. L’homme et la mer.
¡Hombre libre, siempre adorarás el mar!
El mar es tu espejo; contemplas tu alma
En el desarrollo infinito de su oleaje,
Y tu espíritu no es un abismo menos amargo.
Ambos sois tenebrosos y discretos:
Hombre, nadie ha sondeado el fondo de tus abismos,
¡Oh, mar, nadie conoce tus tesoros íntimos,
Tan celosos sois de guardar vuestros secretos!
Te complaces hundiéndote en el seno de tu imagen;
La abarcas con ojos y brazos, y tu corazón
Se distrae algunas veces de su propio rumor
Al ruido de esta queja indomable y salvaje.
Y empero, he aquí los siglos innúmeros
En que os combatís sin piedad ni remordimiento,
Tanto amáis la carnicería y la muerte,
¡Oh, luchadores eternos, oh, hermanos implacables!
(COMENTARIO: Analogía del arquetipo de las profundidades marinas y el inconsciente. El mar y el
inconsciente son símbolos de lo incontrolado, lo libre, de lo salvaje indómito. Las profundidades marinas y
espirituales son amargas y tenebrosas. También guardan celosamente sus riquezas: el mar “richesses
intimes” (“riquezas íntimas”), y el inconsciente sus secretos.
La lucha de la última estrofa es el símbolo de la lucha del inconsciente y la consciencia humanas, la
inteligencia racional y las potencias elementales, el intelecto viril y el inconsciente feminizado. Las
resonancias sexuales se intensifican de manera creciente en el poema.
También podríamos pensar que la lucha entre el hombre y el mar (presente por ejemplo en El
cementerio marino, de Paul Valéry, o en El viejo y el mar, de Ernest Hemingway) representa el combate
entre lo efímero y pasajero (lo humano) y lo permanente (la divinidad oceánica).
Además, hay películas relacionadas con este relato y con Hemingway:

El viejo y el mar, versiones de John Sturges (interpretada por Spencer Tracy, Oscar a la mejor banda
sonora, de Dimitri Tiomkin) y Jud Taylor (para TV, con Anthony y Lorenzo Quinn) y Aleksandr Petrov
(Oscar al mejor corto de animación).

Captain Courageous, Capitanes intrépidos, basada en la novela de Rudyard Kipling.

Moby Dick, basada en la novela de Herman Melville, dirigida por John Huston en 1956, interpretada
por Gregory Peck, guión de Ray Bradbury.

Tiburón, Jaws, de Steven Spielberg, 1975, basada en la novela de Peter Benchley.

Adiós a las armas, Por quién doblan las campanas, Tener y no tener (dirigida por Howard Hawks, en
1944), Las nieves del Kilimanjaro, etc., películas inspiradas en las novelas y relatos de Hemingway.
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Prof. José Antonio García Fernández
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5. HEMINGWAY Y EL DEPORTE
En Hemingway hay un constante elogio del vigor físico, de la fuerza. En El viejo y el mar, se habla
expresamente de béisbol y los personajes principales admiran al bateador DiMaggio. La masculinidad
tiene algo de competición, de llegar al límite, de saber sufrir y vencer. Esa dignidad del querer ganar es la
que hace aceptable incluso la derrota. La historia del derrotado Santiago ya estaba anticipada en algunas
crónicas deportivas del periodista Hemingway, como esta que ofrecemos aquí, de 1924, donde cuenta un
combate de boxeo en el Cirque de París: el veterano Charles Ledoux, de treinta y un años, desafió al
campeón, más joven, Édouard Mascart, y el arrebató el título por decisión unánime de los jueces. Un
veinteañero Hemingway escribía por entonces:
“Luchando en un ring resbaloso por su propia sangre, superado en el boxeo, degradado, golpeado sin
misericordia pero nunca dominado, Édouard Mascart perdió su título ante Charles Ledoux. Después de veinte rounds las
facciones de su rostro se habían disuelto en una masa hinchada y sanguinolienta, sus ojos estaban casi cerrados, y a
cada pocos segundos se veía obligado a escupir sangre de la boca. También Ledoux estaba bañado en sangre, pero no
era la suya”.
Ledoux era de la estirpe de Santiago, el hombre derrotado, pero nunca vencido.
6. HEMINGWAY & CÍA.: A MODO DE BALANCE DE UN CURSO
Estudiamos a Hemingway después de haber estudiado anteriormente a otros autores. Intentemos
compararlos, para ver similitudes y diferencias:

Goethe y Hemingway
El alemán, de finales del siglo XVIII, era hombre de orden, estudioso, intelectual, político,
comprometido con las instituciones y el estado (Weimar). Goethe era un sabio, un Leonardo de su tiempo,
un ilustrado con pretensiones morales y reformistas. Amaba la reflexión.
El americano, sin embargo, era más anarquista, no le interesaban las instituciones políticas,
aunque sí tenía ideología (progresista). Hemingway representa la idea del aventurero, del hombre de
acción que no quiso ir a la universidad, al que le gustaba la cultura de la calle, el trato con la gente sencilla
en bares y salones. Echaba pulsos con sus amigos y enemigos, practicaba el boxeo, la caza, la pesca…
Amaba la acción.

Flaubert y Hemingway
El francés fue llamado “el solitario de Croisset”, nombre de la finca en que vivía, a pocos
kilómetros de su Ruán natal (Normandía, Francia), finca comprada por su padre y recibida por él como
herencia. Retraído, poco sociable, salía poco, se carteaba con sus amigos escritores, llevaba vida de familia
con su sobrina (no tenía hijos), iba de vez en cuando a París (en su juventud había viajado algo, pero luego
solo iba a los sitios para documentar sus novelas y ser exacto en las descripciones). Estaba obsesionado
con el estilo, que para él lo era todo, quería encontrar “le mot juste”, corregía sin parar, necesitaba
zambullirse en el ambiente de época a través de lecturas eruditas, cuando hacía novela histórica (por
ejemplo, en Salambó) o sumergirse en la situación y en el alma del personaje (“Madame Bovary, c’est
moi!”) cuando hacía novela realista. Su proceso creativo era lento y laborioso. Escribía muchas horas,
rompía gran parte de lo que había hecho, comía mucho, se adormilaba, caminaba para hacer mejor la
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digestión… Odiaba el estilo romántico, tan apasionado y partidista. Él buscaba la frialdad narrativa y usaba
la pluma como el cirujano se sirve del escalpelo o bisturí.
Hemingway era completamente diferente. Vitalista, mujeriego, aventurero, bebedor. Se casó
cuatro veces, tuvo varios hijos. Entendía la vida como aventura y como búsqueda, le daba al vivir una
dimensión épica. Su estilo era directo, odiaba el esteticismo. Él era conductista: sus personajes se dan a
conocer por sus palabras y pensamientos, no hay juicios de valor del narrador, intromisiones morales, solo
narración. Su credo estético era la “teoría del iceberg”, la ciencia de la omisión: sugerir antes que decir,
importa más lo que se calla que lo que se dice. Ideas no demasiado alejadas en el fondo de la famosa
teoría flaubertiana de la impasibilidad (desimplicación emotiva del narrador).
Vidas distintas, estilos distantes, perspectiva decimonónica en uno y periodística en otro y, sin
embargo, concomitancia estética al fin: odio a lo ornamental y narración pura.

Poe y Hemingway
Ambos son norteamericanos y narradores, ambos tienen relatos cortos. Pero la narrativa de Poe
es más psicológica y derivada hacia lo gótico, la de Hemingway, más barojiana, con más acción. Poe ya era
un maestro reconocido en tiempos de Hemingway, de manera que el autor de El viejo y el mar habrá leído
las obras de aquél y conocería bien su estilo.

Baudelaire y Hemingway
Baudelaire inventó el malditismo, a Hemingway también le gustó impresionar, “épater les
burgeois”. Ambos prescinden de lo convencional. Baudelaire experimentó con las drogas, los placeres
prohibidos; anduvo por los bajos fondos, en el lumpen y la bohemia, en el arrabal. Hemingway fue un
bebedor, un gozador de la vida y las mujeres, es más autodidacta. Baudelaire tenía aún una exquisita
formación clásica, que usó para dar la vuelta al canon poético. Le gustaba escandalizar, admiraba
profundamente a Poe, a quien tradujo, se definía contra lo establecido, quería ofender a su familia,
especialmente a su padrastro, el general Aupick. A Hemingway todo eso le daba igual, él era un hijo de
Whitman, un americano libre que se empeñó en vivir a su manera, nunca se preguntó por la opinión de los
demás, por lo establecido; tampoco tuvo la sólida formación académica de Baudelaire. Él solo quería
contar las historias que le interesaban y hacerlo a su manera.

Whitman y Hemingway
Los dos son norteamericanos, uno poeta, el otro narrador. El primero cantó el Nuevo Mundo, al
hombre americano libre y fuerte. El otro lo encarnó, le dio carne y sangre. La obra de Hemingway siempre
habla de valores como la importancia del gesto, la dignidad, la lucha del hombre frente a su destino…

Kafka y Hemingway
Muy distintos en carácter. Tímido Kafka, seguro de sí mismo y bravucón Hemingway. El praguense,
pusilánima, débil, enfermizo, estuvo dominado por un padre autoritario. El americano se puso el mundo
por montera sin que nadie lo frenara (aunque sí lo paró, y en seco, el cáncer, con el que no pudo y ante el
que se rindió –suicidio-). Kafka reflexionó sobre el absurdo de la existencia: era un inadaptado social.
Hemingway luchó y gozó: era un vividor, fue admirado, triunfó.
Sin embargo, algo hay que aproxima a estos escritores: el uso literario del símbolo. El insecto de
Kafka, esa visión monstruosa de sí mismos que tenían el escritor y su personaje, Gregor Samsa. El viejo
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Santiago, derrotado, aunque finalmente vencedor, de Hemingway, que consigue atrapar el pez más
grande jamás visto.
¿Qué es el insecto, qué representa el pez? Cada lector tiene una respuesta a estas preguntas. La
literatura sugiere réplicas a los interrogantes eternos de la humanidad: ¿quién soy?, ¿por qué estoy aquí?,
¿cómo me ubico en el mundo que me rodea?, ¿para qué luchar? Siempre la misma sed de Absoluto: “El
hombre, siempre buscando a Dios entre la niebla” (Antonio Machado).
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
Hemingway y Arhtur Miller
Ambos son escritores de compromiso, ambos norteamericanos, si bien Miller era judío.
Hemingway busca una manera no convencional de vivir, no quiere aburguesarse: libertad, aventura, lucha,
dignidad, cosmopolitismo, amores… Miller fue la conciencia crítica de América, como se puede comprobar
en sus obras (Todos eran mis hijos, Muerte de un viajante, Las brujas de Salem). Es el anti-Whitman, nada
de optimismo existencial. Él muestra que no basta con ser trabajador, voluntarioso, para encarnar el sueño
americano, el “american way of life”, con sus promesas de éxito y bienestar. A veces, las circunstancias
pueden llevarnos cuesta abajo, a un mal final. Estuvo casado con Marilyn Monroe, de la que se divorció
finalmente. Hemingway admiró mucho a Joe DiMaggio, jugador de béisbol, primer marido de Marilyn.
Hemingway inventa una manera americana de estar en el mundo: el vitalismo, la autoconfianza.
Miller también busca la suya: la eticidad, el compromiso moral. Hemingway era hombre de acción. Miller
prefiere la reflexión. Para Hemingway, la narración, el periodismo, la agilidad en la forma de contar. Para
Miller, el teatro, la representación escénica, las tablas como forma de representación del transcurrir
humano en esta vida.
CUADRO-RESUMEN DE LOS AUTORES VISTOS EN EL CURSO
JOHANN W. GOETHE






Del s. XVIII, introduce el
romanticismo con Werther.
Erudito, intelectual. Novela,
poesía, teatro, ensayo.
Participa en política,
moralista, reformador.
Vida burguesa, cortesana.
El autor, ser inspirado.
Reflexión más que acción.
GUSTAVE FLAUBERT
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WALT WHITMAN
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
Verso libre, casi prosa.
Hombre nuevo americano.
Sentimiento de la naturaleza.
Homo-, bi-sexualidad.
Obra rehecha y ampliada:
Hojas de hierba, sucesivas
ediciones (9).
Poesía como himno,
exaltación, optimismo.
Americanismo.
El poeta como respondedor.
Odia el romanticismo.
Teoría de la impasibilidad.
Realismo, documentación.
“Le mot juste”, corrige
mucho, rigor expresivo.
Vida burguesa, ermitaña.
Producción lenta. Ritmo
pausado.
El escritor, obrero de la
palabra.
EDGAR ALLAN POE


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FRANZ KAFKA
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Existencialismo, dudas.
Técnica realista.
Absurdo de la existencia,
angustia, dolor, hastío.
Soltería, no se decidió a
casarse.
El insecto: interpretación
simbólica.
Gregor Samsa es un viajante.
Pesimismo.
El Estado contra el individuo,
la burocracia.
CHARLES BAUDELAIRE
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

ERNEST HEMINGWAY

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
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Parte del romanticismo,
deriva hacia lo gótico y lo
psicológico.
Malditismo, alcoholismo,
opio.
Problemas de dinero,
marginalidad.
Periodismo, se gana la vida
con la escritura, como
profesional.
Relato corto, rapidez.
Periodismo y literatura.
Aventura, caza, pesca, boxeo,
béisbol, ambulancias,
guerras.
Premio Nobel.
Teoría del iceberg,
antirretoricismo, ocultación,
sugerencia,
antiintelectualismo.
Frase corta, rapidez.
El pez: valor simbólico.
DiMaggio-Marilyn Monroe.
Americanismo, hispanismo
(Cuba, España).
Vitalismo, acción.
Malditismo, paraísos
artificiales, alcoholismo,
drogas.
Satanismo, sacrilegio.
Dandismo, origen burgués.
Sífilis, vida lupanaria.
Formación clásica
Tradujo a Poe, al que
admiraba.
El poeta como visionario.
ARTHUR MILLER
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
Conciencia crítica de
América, americanismo
crítico.
Contra el “sueño americano”.
Intelectualismo,
contestación.
Teatro.
El protagonista de Muerte de
un viajante tiene la misma
profesión que Gregor Samsa.
Casado con Marilyn Monroe,
luego divorciado.
Prof. José Antonio García Fernández
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7. BIBLIOGRAFÍA

http://www.avempace.com/personal/jose-antonio-garcia-fernandez

Ernest Hemingway, El viejo y el mar, Barcelona, Debolsillo, 2011. Trad.: Miguel Temprano García. Edic.:
Maribel Cruzado.
Ernest Hemingway, El viejo y el mar, Barcelona, Debolsillo, 2010. Edic.: Lino Novás Calvo.
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