Iglesias del Dersierto
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Iglesias del Dersierto
D E L DESIERTO andinas del norte de Chile. Orientados al cielo en la sobrecogedora geografía que asciende desde el desierto hasta las cumbres del altiplano, los templos hunden sus cimientos en el saber milenario del mundo andino. Sus construcciones centenarias dan cuenta de un rico proceso de asimilación cultural, a la vez que albergan hasta hoy el profundo sentido de lo sagrado, verificable del en la devoción de las fiestas religiosas. El ejemplo de las comunidades que las custodian como fuente de identidad debe servir de inspiración para apoyar su restauración y conservación como desierto patrimonio nacional. Sólo una sociedad que respeta su legado cultural y espiritual puede acercarse a la verdadera belleza. This book illustrates a selection of Andean churches in northern Chile. Gazing skywards in the overpowering landscape rising from the desert to the heights of the altiplano, the churches have their roots in the ancient wisdom of the Andean world. Their centuries-old buildings bear witness to a rich process of M A X D ON O S O S A I N T Magdalena Pereira es licenciada en historia de la Universidad Católica de Chile. Realizó su tesis en torno a la iglesias andinas y comenzó la investigación y registro del patrimonio histórico de los templos de la diócesis de Arica. En 2002 fue becaria de la National Gallery en Washington D.C. y, a partir de 2003, es Coordinadora de la Comisión Nacional para Bienes Culturales de la Iglesia. Su marido, Cristian Heinsen, es licenciado en letras y máster en documentales. Inspirados por el padre misionero Amador Soto Miranda (en la foto), han creado, junto a otros profesionales, la Fundación Altiplano para la restauración de los templos andinos y la promoción efectiva de la cultura tradicional. ig l e s i a s Residente en Nueva York los últimos años colaborando para las revistas House & Garden y Landscape Architecture, el fotógrafo Max Donoso ha publicado varios libros en torno a la identidad cultural de Chile. Su trayectoria incluye lecturas y seminarios como profesor en The New York Botanical Garden y The Horticultural Society. Sus fotografías en blanco y negro han sido exhibidas en galerías de Nueva York, Washington D.C. y Santiago. Actualmente se encuentra preparando otros libros que muestran el valioso patrimonio cultural y natural de su país. I G L E S I A S Este libro ilustra una selección de las iglesias cultural assimilation, while they guard to this day a profound sense of the sacred, as shown F O T O G R A F Í A S in the devotion felt at religious feasts. The M A X D ONOS O example of the communities that guard the T E X T O S churches as a source of identity should provide M AG DALE N A PE RE I R A inspiration to support their restoration and C R I S T I ÁN HE I NS E N preservation as a national heritage. Only a society that shows respect for its cultural and I N T R O D U C C I Ó N I S AB E L C R UZ P R E S E N T A C I Ó N C AR LOS AL D UNAT E spiritual legacy can approach true beauty. Max Donoso Saint A mi padre I glesias del D esierto Fotografías M AX D ONOSO Te x t o s M A G DA L E N A P E R E I R A C RISTIÁN H EINSEN Introducción I SABEL C RUZ Presentación C A R L O S A L D U N AT E Asistente Fotografía I G N AC I O D E L A C UA D R A Diseño H OMBO & Z EGERS Tr a d u c c i ó n M ARÍA T ERESA E SCOBAR IN dic e PRESENTACION 9 INTRODUCCION 11 PARINACOTA 20 ANCUAQUE 106 PUTRE 26 MAUQUE 112 C AQUENA 32 USMAGAMA 118 PUTANI 38 HUAVIÑA 124 SOCOROMA 42 TARAPAC A 128 PACHAMA 48 MAMIÑA 134 BELEN 54 MATILLA 138 GUALLATIRE 60 PIC A 144 LIVILC AR 64 CHIU CHIU 150 TIMALCHAC A 70 TOCONAO 158 CODPA 74 RIO GRANDE 162 GUAÑAC AGUA 80 PEINE 168 AICO 86 C ASPANA 172 PACHIC A 94 MACHUC A 178 ISLUGA 100 SAN PEDRO 182 BIBLIOGRAFIA 188 TRADUCCION 190 AGRADECIMIENTOS 211 P RESENTACION L a E PI FA N Í A DE LOS ANdES Por milenios, las sociedades que habitaron los territorios que hoy conocemos como el sur peruano, el altiplano boliviano, el norte chileno y el noroeste argentino, estimuladas por el medio ambiente árido, fueron tejiendo redes de interacción y adquiriendo una identidad cultural común, que se consagró en el gran estado de Tiwanaku y sus sucesores, los reinos aymaras y el Tawantinsuyu incaico. Los legítimos herederos de esta tradición sur andina aún habitan en los diminutos oasis y quebradas del desierto o en la inmensidad de los salares y bofedales del altiplano. En el norte de Chile, estas comunidades florecen arovechando los escasos recursos de agua que escurren de los glaciares de las montañas y brotan sorpresivamente en medio de la aridez proverbial de Tarapacá y Atacama. Las capillas e iglesias que custodian estos pueblos son sucesoras de las antiguas “huacas” o lugares sagrados. Muchas veces ellas están construidas precisamente en el mismo lugar que antes sirvió como adoratorio prehispánico, consagrando el lugar tradicional de la epifanía, del encuentro entre el mundo natural y sobrenatural. Fuera de la capilla está el “calvario”, un pequeño santuario que hace las veces de “mesa” o altar tradicional. Allí se celebran los rituales de ofrendas a la iglesia: se baña la cruz con la sangre del llamo sacrificado, se queman hojas de coca y chicha de maíz. Las antiguas fuerzas divinas de los Andes están escondidas tras los Santos colocados en los retablos y hornacinas: la Virgen es la “madre tierra” o Pachamama; San Santiago es “Illapu”, el poderoso rayo que aniquila a los enemigos; San Antonio representa la vida y la riqueza que se multiplica en los rebaños de llamas, alpacas y ovejas. La antropología enseña que el rito es la manifestación de las creencias. En este sentido, las capillas e iglesias que nos devela este libro, son parte integrante del patrimonio e identidad de los pueblos andinos. Además, constituyen verdaderos documentos que nos informan de los procesos coloniales de extirpación de las idolatrías, la evangelización impuesta, las rebeliones indígenas y de esta peculiar adopción de la nueva religión, bajo cuya apariencia aún yacen las antiguas creencias. Estas iglesias y capillas también sufrieron los embates de la Guerra del Pacífico, que a fines del siglo XIX consagró nuevos límites políticos entre Bolivia, Chile y Perú. Las comunidades andinas, asustadas por la violencia desatada, escondieron a los santos patronos de los pueblos en cavernas selladas para protegerlas del vandalismo. Las bellas fotos de Max Donoso han logrado reproducir la magia de estos recónditos lugares, donde el viajero se sorprende al encontrar la vida que brota escondida en medio de la aridez del paisaje y en el imponente marco de los cañones quebraderos de la puna. La destacada historiadora, Isabel Cruz ofrece un panorama general histórico y antropológico que nos ayuda a comprender estos extraordinarios testimonios de la fe popular andina. Los textos de Magdalena Pereira y Cristián Heinsen dan un relato pormenorizado de cada una de las comunidades y sus iglesias, su historia y circunstancias, indispensable para conocer este valioso patrimonio andino del norte de Chile. Carlos Aldunate del Solar Museo Chileno de Arte Precolombino I G L E S I Santiago, Noviembre de 2004 A S D E L D E S I E R T O I NTRODUCCIÓN H a bi ta r e l D e sie rto : U n a M ir a da por Isabel Cruz de Amenábar Dr. en Historia del Ar te Profesora del Instituto de Historia Pontificia Universidad Católica de Chile. Desde el cielo, el paraje ocre claro del desierto sembrado de salares; al oriente, la tierra, irguiéndose en roca, transformándose en faldeo, en cordillera, en cima coronada. No hay huella humana, sólo polvo, sal, nieve. El acercamiento hace perceptible el trazo ligero, sinuoso, de las quebradas; la red de signos en piedra, el desmoronamiento de construcciones arcaicas. Al filo del borde azul, el cuadriculado gris de las ciudades. Y al aguzar la mirada aparecen, desgranándose sobre las laderas, blancas iglesias y poblados. En el ámbito de sol y arena irradiantes sobre los cielos más despejados del mundo, la visibilidad cruza distancias inauditas amparándose en la transparencia del aire y las formas se recortan en contornos escultóricos; la vida para manifestarse, ha buscado emergencias limítrofes, elementales o de complejidad por descifrar. La inmensidad espacio-temporal se despliega a la mirada, en la distancia de la altura y en la profundidad del tiempo. Edades ignotas en otras zonas del continente, 7.000 a 2.000 a.C., por la costa Pacífica entre el río Lluta y el Loa,1 un área de playas pantanosas y aguas temperadas, pródigas en especies (algas, mariscos, peces, guano) capturaron por milenios las remotas existencias itinerantes de los que venían desde el oriente interior, tal vez, de la selva tropical.2 Los hombres Chinchorro quisieron detener el tiempo, momificando a sus cadáveres - a sus niños- con elaboradas técnicas.3 Son las momias intervenidas, más antiguas del mundo, varios milenios anteriores a las egipcias. En la depresión intermedia desértica, la pampa,4 vestigios de cazadores paleoindios y en secuencia, de paleolíticos arcaicos, neolíticos, cazadores, recolectores y agricultores de 12.000 años atrás han sido exhumados en las excavaciones arqueológicas.5 Diseminados sobre el medio hostil, se izaron hacia el oriente, en acorde al escalonamiento de la tierra. Bajo restringidas condiciones contemplaron el florecer y el fructificar de las plantas oriundas, la papa, la quínoa, el chañar, y ascendieron hasta alcanzar la puna, o altiplano, estepa de altura,6 cubierta de hierbas resistentes -bofedales- que sólo brindaba subsistencia a los rebaños de auquénidos: llamas, alpacas, guanacos, vicuñas. Ligeros de equipaje en los comienzos, anduvieron y anduvieron, atravesando la tierra árida en silenciosa y tenaz resistencia a los rigores de la naturaleza; desplazamientos de siglos acicateados por la necesidad básica - la bebida, el alimento- y testimonio de estrategias de sobrevivencia y capacidad de adaptación imposibles. En quebradas, persiguiendo el curso intermitente y precioso de las aguas, que traen desde las cumbres las tormentas tropicales del verano o el derretimiento de los hielos; en pequeños oasis en torno a pozos y surgencias naturales, guareciéndose, buscando sombra y humedad frente a la gran planicie de más de mil kilómetros de arena calcinada -el desierto de Atacama, el más seco del mundo- habitaron, encauzando su vida hacia a una economía de recursos y de formas, que manifiestan modos de ser. En los oasis prepuneños, jardines perdidos del desierto,7 entre los ríos Loa y Copiapó, en la hoya del gran salar de Atacama, atraídos I G L E S I A S D E L D E S I E R T O 11 por delgados cursos de extraña persistencia, pesquisando humedades residuales de lo que fue aquel enorme lago de aguas oceánicas, los testimonios arqueológicos han develado la existencia de comunidades agroganaderas incipientes entre los años 2.000 a 500 a.C.8 Dispersos estuvieron para aprovechar los mínimos recursos hídricos. Pero los grupos que poblaron la quebrada de Tulán, se abocaron a la concentración de viviendas circulares y explotaron los recursos de la puna, preparando la emergencia de la cultura más importante de la región: San Pedro de Atacama.9 El suavizamiento del clima altiplánico en los oasis y la organización colectiva de los pueblos llevaron a las primeras aldeas agrarias, en la fase inicial de la cultura atacameña, entre los años 500 años a.C. y los 300 d.C. La tierra les ofrecía el regazo y sustento; en sus manos, amasada, se transformaba en útil, en instrumento. Cerámica negra y roja pulida,10 abunda en sus enterramientos, testimonio de su compenetración con el medio, su sentido de la utilidad y la belleza; pipas rojas, de textura mate, cántaros grandes con rostros -¿míticos?tiestos negros matizados de brillos. La tierra yerma, sembrada de pequeños recuadros de verdor, va apareciendo dotada de atracción para los pueblos del interior; comercio e intercambios culturales se intensifican.11 Asentamientos estables en el desierto de Atacama, hacen converger caravanas y grupos del norte y del oriente. Arriban visitantes desde la margen sur del lago Titicaca, actual Bolivia. El centro ceremonial y urbano de Tiwanacu, una de las culturas de mayor longevidad en el espacio americano y trayectoria unilineal de 27 siglos,12 está expandiéndose en su radio sur hasta Copiapó, (Copa yapo), en el territorio chileno. Contacto o confrontación entre estos pueblos; sólo quedan de ello los vestigios de la cultura material, durables en la medida de su pertenencia al medio. Delicadas tabletas de madera para inhalar rapé, implementos y accesorios de sofisticados rituales mágico religiosos, se agregan a los antiguos ceramios, decorados en esta nueva fase, con geométricos diseños y de auquénidos estilizados; vasos de oro repujados, transforman su metalurgia en arte;13 y en las aldeas son afianzadas las diferenciaciones entre zonas de viviendas, cultivos y señales funerarias.14 En irreconstituibles analogías conceptuales, su representación espacial se amplifica en la ocupación de señoríos transandinos15 -distintos pisos ecológicos- interrelacionados en circuitos comerciales en graderías. Desde el Pacífico, en ascenso hacia los pasos cordilleranos y en descenso hacia la selva del actual oriente boliviano y noroeste argentino, sin que la cordillera de los Andes sea obstáculo sino “ruta de encuentros”,16 se pueden recolectar desde arcaicas eras, 12 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O sal, pescado salado, mariscos y algas secas, conchas, cerámicas, figurillas, guano, pieles de lobo marino, textiles, cobre manufaturado, plumas y sustancias alucinógenas, especialmente cebil, obtenido de los frutos del arbusto del mismo nombre (Anadenanthera colubrina),17 productos que se concentran en los ajuares funerarios de las aldeas en Solor y Quitor, donde se habrían localizado los centros residenciales más densos.18 Ellos han detenido sus pasos en la tierra, pero su itinerancia aspira a prolongarse en el más allá; para la arqueología son índices de una fase de auge en la cultura San Pedro, datada entre los años 300 al 900 d.C.19 En el área septentrional de la zona, después de los testimonios sobre los Chinchorro localizados en el área costera, las dataciones de la arqueología permiten acceder a una nueva secuencia cronológica desde el siglo XIII d.C. Pueblos de lengua aymara ingresan al altiplano y se sobreponen a los qolla, hablantes de lengua puquina y a grupos recolectores y cazadores de lengua uruquilla.20 Organizados en ayllus, jatha, en su idioma, - “unidades de parentesco”- son los señoríos o reinos aymaras; rebasan los actuales territorios de Perú y Bolivia y tienden lazos parentales y caravanas entre la costa, la sierra y la selva. Maíz, algodón, madera, coca, sal pescado y guano, enriquecen su alimentación y sus sembradíos, aportan materiales a viviendas, vestimenta y objetos cotidianos. La presencia de avanzadas de los reinos aymaras, en coexistencia con grupos locales está documentada en lo que es hoy el territorio chileno al momento del contacto con los españoles. Hubo miembros de los señoríos aymara, lupaca, pacage y caranga en lugares de Arica, y a estos últimos se les señala en ciertos sitios de Tarapacá.21 Son indicadores de plurietnicidad regional, de contactos entre pueblos. En el tiempo breve, para la historia del hombre andino, de un siglo, el Cuzco se transforma a finales del mil cuatrocientos de nuestra era, en capital de un imperio panandino con límites, según los cronistas hispanos, en el Ecuador por el norte y el río Maule en Chile, por el sur. Las quebradas al interior de Arica y Tarapacá, los oasis de la puna, son incorporados al imperio como parte meridional, o región del Collasuyo, en el esquema cuatripartita del Tiwantinsuyo, sistema territorial incaico.22 El décimo primer inca, Tupac Yupanqui, según versión aceptada, emprende la conquista del territorio chileno. Respetando el tipo de ocupación anterior, el dominio inca, sabe ponerla a su servicio y logra establecer núcleos de colonización multiétnica. Al tiempo en que los españoles penetran y someten los Andes, la civilización originaria, desplegada en un medio inhóspito, a una altura media de 4.000 m. sobre el nivel del mar, ha afianzado redes de caminos; obras de hidráulica; agricultura intensiva en terrazas adaptadas a la morfología del terreno, que evitan los efectos erosivos; domesticación de plantas y animales; ganadería especializada; conservación y almacenamiento de alimentos; sistemas de contabilidad y cómputos del tiempo; medios de transporte -sin aprovechamiento de la rueda-; metalurgia; textilería; cerámica de perfección técnica y sentido artístico; petroglifos y geoglifos, técnica propia y exclusiva del desierto del norte de Chile.23 Tales logros han sido aquilatados a partir del número de hallazgos arqueológicos y de testimonios etnohistóricos. Pero también se ha precisado de ajustes y cambios en los modelos de observación y de nuevos criterios de valoración cultural y estética. Ha sido necesario que las nociones de lo natural y lo primigenio renuncien a su sentido peyorativo y que los conceptos de desarrollo y cultura se despojen de su connotación de dominio y superioridad para apreciar estas piezas, desarrolladas no contra la naturaleza, sino con ella. Y se ha precisado de los movimientos artísticos de vanguardia y de las teorías que cuestionan la validez universal de los cánones clásicos de Occidente para que el arte de estos pueblos sea evaluado como tal. No un ingreso, sino un retorno es la primera etapa del dominio hispánico sobre este territorio;24 una fuga, casi: la expedición de Almagro al Cuzco en 1536, desesperada búsqueda de una ruta alternativa que evite los horrores y las bajas enormes experimentados por la tropa -muertes, mutilaciones por congeleamiento, frío intenso, hambre- al atravesar la mole andina desde el ramal oriente del camino del Inca, para acceder a Chile a la altura de Copiapó. El desierto del norte, en toda su extensión geográfica y terminológica, se abre para el español. El “despoblado”, en el sentido de falta de población; sus habitantes se reputan sólo como “indios bárbaros”. Y el páramo “en que no se crían arboles de ninguna especie”, como señala el cronista Jerónimo de Bibar, “sólo una manera de espinos”.25 Pero evita la cordillera helada. Ahí los hombres perecen en pie, al instante26 y en pie permanecen años, rígidos mástiles de la muerte. El descubridor enfila por la ruta del “despoblado de Atacama” donde encuentra jagüeyes o pozos naturales27. Recala en San Pedro, la “tierra alzada è de guerra y la gente por los montes fuera de sus casas y asientos”, según el cronista Fernández de Oviedo,28 y no impide ello su abastecimiento de maíz y ganado para continuar al norte. La expedición de Pedro de Valdivia repite la experiencia y pasa desde el caserío de Arica al desierto, saltando de oasis en oasis sin apartarse del trazado prehispánico, la ruta más corta, por lugares poblados y aguadas.29 A comienzos de 1540, Valdivia llega a Calama desde Quillagua, y encontrando el lugar vegoso, desabrigado y de aguas salobres, remonta la cordillera hasta Chiu-Chiu, que los españoles denominan Atacama la chica, para continuar hacia Atacama la alta, San Pedro de Atacama, desde donde se dirigirá, con escalas, hacia Copiapó, y de allí hacia el centro y sur del nuevo reino. Al saberse la noticia de su arribo, los habitantes de San Pedro de Atacama esconden sus alimentos y queman una parte de ellos; llevan a sus mujeres y niños a un lugar escondido de la sierra y cerca de mil campesinos armados se aprestan a defender el pukará de Quitor. Su situación en un cerro muy “alto y agrio” según el cronista Jerónimo de Bibar,30 y la encarnizada resistencia, no impiden, finalmente, que Francisco de Aguirre y sus refuerzos se apoderen del emplazamiento. A permanencia se propone la dominación sobre el área y sus pueblos autóctonos. Intenta afiatar la red prehispánica de penetración y contacto que irá comunicando con los centros poblados hacia los cuatro puntos cardinales y en cada una de las circunscripciones administrativas: Arequipa, Lima, Cuzco, en el Virreinato del Perú; Potosí, Chuquisaca, La Paz, Cochabamba en la Audiencia de Charcas; Jujuy, Salta, Tucumán en el Río de la Plata; Copiapó, La Serena, Santiago, Concepción en la Capitanía General de Chile. La presencia de un poblamiento disperso en el período hispánico, encuentra su correlato indispensable en la prolongación de las prácticas de itinerancia en vertical de los pueblos de origen;31 las llamas autóctonas son reemplazadas por las mulas como medio de transporte. La radicación de grupos procedentes de la metrópolis o de los centros poblados del Virreinato Peruano, se realiza en concordancia con la labor de los misioneros. En poblaciones preexistentes de mayor densidad, instalan doctrinas de indios desde mediados del siglo XVI. La incorporación al sistema político y religioso hispánico trae el despertar de intereses económicos, que se canalizan en tributos, encomiendas de indígenas y mita para la explotación de la plata. La subsistencia pide el cultivo de los pequeños valles regados donde se aclimata la flora y la fauna traída desde el Mediterráneo. Asiento de campaña para Almagro y puerta de entrada para Valdivia, el pueblo de Arica se desarrolla lentamente en los primeros años. Llega a constituir en 1565 corregimiento propio, dependiente de Lima y parroquia dependiente del obispado de Arequipa, con hospital I G L E S I A S D E L D E S I E R T O 13 atendido por los hermanos de San Juan de Dios y monasterio de franciscanos. Tras terremotos, saqueos de corsarios, malaria y demás calamidades, Arica y su zona aledaña mantienen aún su actividad. Cateadores y pirquineros en la mina de plata de Huantajaya, próxima a Iquique, desde el siglo XVI, exploran y explotan.32 El auge minero y cultural de Potosí con sus 160.000 habitantes en la primera mitad del siglo XVII, población que sólo concentran las grandes capitales europeas como París o Londres, transforma a Arica por decreto expreso del virrey Francisco de Toledo en 1574,33 en puerto de salida de la plata. A sus playas llegan las largas recuas de mulas cargadas con el fabuloso mineral y atracan los barcos procedentes de Europa y América, ingresando alimentos y artículos suntuarios. Arica será punto ineludible de recalada del tráfico marítimo del Pacífico austral. Contribuye así al desarrollo de los pueblos y caseríos del interior, que crecen a partir de su función de postas y albergues. Se integran, a su vez, los poblados atacameños, desde 1559, al partido y corregimiento de Atacama, jurisdicción que se ejerce a través de la Audiencia de Charcas por un representante del rey, con sede en San Pedro. Se incorpora desde 1776 al nuevo Virreinato del Río de la Plata, como parte de la provincia de Potosí.34 La encomienda de sus indígenas a vecinos de la ciudad de Chuquisaca afianza la dominación hispana. Se adscribe la región en su administración eclesiástica, desde 1552, al obispado de La Plata, en dos curatos o doctrinas: Atacama la Alta: San Pedro y Atacama la Baja: Chiu Chiu.35 Van matizando, caseríos y poblados, en los oasis y quebradas de la pampa y de la puna, la aridez de la tierra. Buscan proximidad o cercanía de asentamientos indígenas. Se descontinúa la función defensiva de los pukarás pero hay reutilización de su estructura. En los faldeos y quebradas cordilleranas, a la vera de las andanerías, el pequeño plano o aledaño rocoso, facilitan su breve desarrollo. Ahí se instalan estos pueblos sin restarle al valioso terreno de cultivo; y su efecto espontáneo para la mirada, atiende a la topografía lugareña, a la dirección del viento y las orientaciones bañadas por el sol. El trazado ortogonal del urbanismo hispanoamericano se impone en otros; calles rectas, en el centro, plaza. Apenas un puñado de viviendas,36 por los inmensos parajes, mimetizadas, en los más escuetos. El verdor, en torno a los pueblos, en las quebradas de Tarapacá, se renueva. Con las terrazas del sistema agrícola andino -andenes- se asciende a 3.500 metros; se adaptan a lo escarpado del terreno, con pequeños muros de piedra y canales; evitan la erosión, el corrimiento de aguas y permiten provecho máximo del suelo. Cultivos oriundos 14 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O se enriquecen con frutos americanos de ahí: chirimoya y guayaba; de lejos el tomate mexicano, y se aclimaten especies traídas de España y el mundo mediterráneo: vides, aceitunas, ajos, orégano, naranjas, limones, higueras, granados, membrillos y perales; de los granos, trigo, y entre los forrajes, alfalfa, el cultivo más extendido.37 En ascenso por los flancos de los Andes hasta los 4.000 metros, un sector oriental de grandes planicies remata en los conos nevados bajo el azul. Praderas rústicas, de hierbas duras y bajas se extienden luego de la conquista; los ovinos pastan junto a los auquénidos de los Andes. El barroco andino -barroco mestizo-38 en esta área aislada, es gestado por descendientes de aymaras y atacameños en su cruce con el peninsular. Núcleo de los primeros caseríos, con ranchos de piedra y barro cubiertos de paja -que amalgaman la habitación hispana y aborigenes la capilla de misiones, levantada por anónimos obreros y artesanos. Ellos emplean estos materiales con una técnica en su sentido etimológico, esencial y efectiva. La humildad de la “fábrica” se engalana en el interior; la pintura en frescos y murales, les infunde color, convocando lo telúrico y lo cósmico;39 la cascada de oro de retablos y nichos de imágenes es la fuente luminosa que orienta la visión en pos de lo divino. En el exterior la piedra articula las portadas. Canteros y artesanos oriundos de la localidad, debastan, cortan y pulen; arrancan al trozo, al bloque, la floración de elementos vegetales propia del barroco andino o lo pliegan a la linealidad y recortada elegancia de un neoclásico incipiente. En sus manifestaciones cotidianas y extraordinarias el curso de la vida en los pueblos y caseríos está compenetrado con la tierra y lo telúrico. En ella se imbrican sobrevivencias originarias e influjos hispánicos, a modo de momentos de frágil encuentro entre etnias y sensibilidades, en un ámbito geográfico grandioso y parco. Los ciclos naturales, el curso de las estaciones, la luz y tinieblas, la siembra y la cosecha, el trabajo y el reposo, la vida y la muerte, son observados y respetados; celebrados y sacralizados.40 Y en la iglesia, centro y corazón de cada pueblo, bulle rítmicamente la fiesta religiosa, síntesis abigarrada de creencias aborígenes y fe cristiana. En hombros de los devotos, las imágenes - santos patronos, en la acepción de protección y señorío - se desprenden por unos días o unas horas de su dorado retablo para bogar en la inmensidad natural. Arcos, altares, estandartes, banderas, coronas, aureolas, máscaras y disfraces, voces, campanas y campanillas, guitarras, quenas, tiñen de colores las laderas terrosas y despiertan eco en el silencio ancestral de las quebradas. La sangre de Cristo se aúna a la de las víctimas propiciatorias aborígenes en ceremonias sincréticas; tras la celebración de los santos patronos subyace alguna festividad anterior41 y en los ritos funerarios la idea cristiana de sobrevivencia se entreteje a rasgos animistas, como el regreso de los difuntos el día de los muertos, para disfrutar terrestres alimentos.42 Este espacio del área surandina se segmenta, política y administrativamente de los virreinatos con la Independencia, y se integra a las nuevas naciones de Perú - que acoge el territorio aproximado de la provincia de Tarapacá- y de Bolivia - la de Antofagasta. El desierto, cambia su imagen.43 El absoluto de la tierra despoblada y yerma, configurada en el estupor de viajeros y cronistas españoles, en connotaciones negativas, inicia el develamiento. Sus entrañas serán territorio de exploración y especulaciones; de indagación científica y fantasías mineras. De ellas surgirá también un potencial inimaginado: la provocación de acciones entre países y el cambio de la historia del área. El guano extraído en la costa del Perú llega a ser monopolio mundial y el país del norte a depender de su exportación;44 pero los yacimientos se agotan hacia 1860 y la decadencia se cierne sobre las arenas. Se vuelven los ojos hacia el salitre y hacen su aparición los poblados mineros en la pampa; luego las ciudades-puertos: Iquique - puerto mayor del Perú en 1855- y Pisagua. Se reactiva la agricultura de los oasis y a cambio de la vid se plantan frutales. Despoblado, salvo pequeños caseríos en la costa -Cobija, puerto mayor boliviano desde 1825- el desierto de Atacama es recorrido y estudiado por científicos extranjeros, en especial misión encomendada por el Gobierno de Chile, y por exploradores nacionales; ellos vislumbran sus riquezas, relatan sus pesquisas, publican sus informes o dan inicio a la faenas de extracción. Se acopian así los antecedentes que permitirán a Chile sustentar a futuro sus acciones políticas y militares, extendiendo su dominio hasta Arica. Lo cruzan, el sabio y humanista polaco Ignacio Domeyko en 1844 desde Copiapó, observando la orografía y geología del terreno, sus recursos mineros; el naturalista y científico alemán Rodulfo Amando Philippi en 1853, dedicado a estudiar su flora y fauna, en un recorrido desde Paposo a San Pedro de Atacama, con regreso por el camino del Inca. Ambos publican su relatos y estudios especializados sobre el desierto en Europa, que lo darán a conocer.45 Oriundos o educados en Copiapó, donde se inician los descubrimientos mineros de Chile, los exploradores, se hacen en el oficio de caminar por los arenales sembrados de guijarros y piedras, ojo avizor en el “arte del cateo”, expertos en organizar la explotación en despoblado. Diego de Almeyda, descubre minerales e instala faenas de extracción en la zona del salar de Atacama en 1830; será luego guía en la expedición de Philippi. José Antonio Moreno, discípulo de Almeyda, inicia exploraciones en 1832 y descubre minas de cobre próximas a Copiapó, en Taltal y Paposo, que explota exitosamente. Sus instalaciones mineras son la más avanzada posesión chilena en el conflicto limítrofe con Bolivia. Nacido en Huasco, José Santos Ossa se instala en 1846 en Cobija, y durante los siguientes 30 años explora el desierto en expediciones de cateo de gran peligro, que le traen fama y fortuna. Empresario nato, sus trabajos mineros abarcan hasta Peine en el salar de Atacama. Al descubrir y explotar el salitre del Salar del Carmen, se inicia el desarrollo urbano y la importancia estratégica de Antofagasta. José Díaz Gana llega en 1860 a la zona y se instala en Cobija y Mejillones; en los próximos diez años recorre el desierto y encuentra en 1870 la rica mina de plata de Caracoles, que dará fortuna al país durante las siguientes dos décadas. La intensificación de las faenas extractivas -especialmente del cobre- adquiere una dimensión económica primordial ya para Chile hacia 1860: la “cultura minera”, acrisolada durante los siglos coloniales en las vetas de metales y sal, ha conquistado el desierto más árido del mundo.46 La obtención del agua es el imperativo que debe enfrentar el establecimiento en el desierto y variados sistemas se ensayan a lo largo del siglo XIX: buques cisternas desde Arica y Valparaíso, plantas de destilación de agua de mar con carbón de combustible -la de Cobija por ejemplo, que perteneció a José Santos Ossa- y una planta de destilación por energía solar en 1872, pionera en el mundo, obra de Carlos Wilson, inglés nacido en Escandinavia y residente en Chile. Las extracciones mineras y de guano en la zona por capitales chilenos provocan desaveniencias con los gobiernos de Perú y Bolivia. Chile declara la guerra a esas naciones aliadas el 5 de abril de 1879. Conocida como guerra del Pacífico, o guerra del salitre, la contienda tiene el efecto de asegurar a Chile el dominio del litoral.47 La paz adviene en 1883 con el tratado de Ancón, firmado con Perú, que entrega a Chile “perpetua e incondicionalmente” la provincia de Tarapacá entre el río y quebrada de Camarones y el río y quebrada del Loa; las provincias de Tacna y Arica entre el río Sama y la quebrada y río de Camarones por un período de diez años y un plebiscito decidiría su nacionalidad definitiva. Con Bolivia, se firma al año siguiente I G L E S I A S D E L D E S I E R T O 15 un pacto de tregua que estipulaba el sometimiento a las leyes chilenas del territorio entre el río Loa y el paralelo 23, otorgándose a aquel país franquicias especiales para su comercio a través de los puertos chilenos de Arica y Antofagasta. La paz con Bolivia sólo se acordaría en 1904, completándose con la construcción del ferrocarril de Arica a La Paz, iniciado en 1906 e inaugurado en 1913, a cargo de la Sociedad de John Jackson. Con el Perú, el plebiscito estipulado para definir la nacionalidad de Tacna y Arica, no se llevó a cabo en la fecha prevista; la política de inversión e instalaciones realizada por capitales chilenos en la zona produjo fuertes tensiones entre los gobiernos hasta el punto de que en 1922 se recurrió al arbitraje de los Estados Unidos. Fruto de ello fue el Tratado de Lima, de 1929, que determinó la devolución de Tacna al Perú, mientras Arica quedaba bajo soberanía de nuestro país. Asimismo, Chile se comprometía a facilitar al Perú la construcción de ciertas instalaciones que permitiesen el tráfico entre Arica y Tacna. Se reanudaban y reactualizaba, con los sistemas de comunicación propios de la modernidad, los contactos inmemoriales entre la costa y el altiplano. La guerra da al país un nuevo territorio, cuyas ricas reservas mineras prometían un futuro esplendoroso.48 En adelante, el salitre y luego el cobre serán el sustento de su economía y le asegurarán un lugar relevante entre los países productores y exportadores de tales recursos. El reflujo de la minería es un chorro de dinero que inyecta en la región los lujos y refinamientos europeos. Se levantan en el paisaje desolado las mansiones y edificios públicos de Iquique, Antofagasta. Depurado, desnudo, el neoclasicismo triunfante se adopta y se adapta en las ciudades. Por un tiempo la arquitectura de Chile se reconoce en la austeridad formal de este estilo que penetra hasta el interior y en las iglesias del sur andino alisa la piedra de las portadas y mitiga el resplandor de los retablos. Simultáneamente, el tráfico del Pacífico aporta a las ciudades y campamentos del área, los rasgos de la arquitectura norteamericana, y el uso de la madera - pino oregónen estructuras, en livianos elementos calados y pintados en balcones, balaustradas remates. Cuando la heterogeneidad del eclecticismo hace acto de presencia en las ciudades del litoral, la región conoce en un breve lapso temporal el auge y el ocaso de la riqueza y de la euforia de la cultura salitrera. La invención del salitre sintético en tiempos de la Primera Guerra Mundial y la crisis de 1929, retrotraen la situación a sus comienzos. Una constelación de signos de abandono clavados en el desierto: tiendas, herramientas, instalaciones, habitaciones, burdeles 16 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O teatros; vacías, yacentes en torno a las vetas de sal; fantasmas, atrapados en el sepia viejo de las fotografías. Como siete mil años atrás, la población del área se concentra actualmente en la costa. Los hombres de Chinchorro, apenas cubiertos de texturas vegetales, hundiéndose en las aguas color turquesa para mariscar están hoy clasificados, datados y se exhiben en los museos ; los hombres enfundados en goma y plástico, de la era cibernética, que los sustituyen, recorren sus playas para asolearse y bucear ; la pesca se oculta mar adentro, en buques factorías, que barren las profundidas oceánicas. Al interior, en los pueblos, las iglesias han quedado al margen, en un recodo del tiempo. Amasadas de barro, amparadas y realzadas por la piedra, sus materiales y formas se muestran capaces de contener lo milenario y lo mínimo del acontecer arquitectónico en tal geografía. La interioridad de cada una es un santuario, donde lo sagrado adviene periódicamente como efervescencia festiva en el curso del cotidiano silencio. Patrimonio artístico y cultural único, estas iglesias proponen y desafían a nuestra sociedad a una labor de rescate y valoración. El proyecto en ellas contenido es rango originario constitutivo de identidad geográfica, étnica y religiosa de Chile y el sur Andino, en su permanencia y legado al futuro. En el área de Arica: Putre, Socoroma, Putani, Belén, Pachama, Timalchaca, Codpa, Aico, Pachica, Livílcar, Parinacota, Guallatire, Guañacagua, Caquena. En el sector de Iquique: Matilla, Pica, Isluga, Usmagama, Huaviña, Mauque, Ancuaque, Tarapacá, Mamiña. En la zona de Antofagasta: Peine, Toconao, San Pedro, Caspana, Machuca, Chiu-Chiu, Río Grande. Un místico rosario de iglesias, tendido entre las piedras y los astros; blancos hitos de eterna transhumancia de la tierra hacia el cielo. Desde la altura, el desierto se expande hasta abarcar la totalidad de la mirada. Colaboración de Teresa Huneeus Alliende, estudiante de Licenciatura en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile. P ARINACOTA Del Aimara Parina (flamenco) y Q’ota (laguna): Laguna de flamencos Una vieja leyenda señala que par te impor tante del tesoro reunido para rescatar al Inca Atahualpa de manos de los españoles se mantuvo en reserva. Entre las muchas riquezas se contaban las estatuas de oro de los monarcas y las de plata de las reinas, que adornaban respectivamente los templos del Sol y de La Luna en Cuzco. Buscando un lugar donde mantener el tesoro lejos de la codicia de los conquistadores, los siervos del Inca llegaron hasta la cumbre del volcán Parinacota. Se dice que cuando la nieve escasea, es posible ver la escalinata que los enviados confeccionaron para acceder al cráter principal. El pueblo de Parinacota se ubica a 4.392 m de altitud, frente al gran bofedal que lleva su nombre y al amparo del gran volcán, que desde aquí se aprecia en solitario, desvinculado de su mellizo el Pomerape. El conjunto da cuenta del Acapacha o mundo propio del pastor aimara: bajo el Cielo Eterno, la montaña es el mallku, el espíritu protector que otorga el agua sagrada, la que baja para dar vida al bofedal, donde pasta el ganado que entrega sustento y sentido a la vida del hombre andino. La leyenda del tesoro inca cobra un sentido muy real al acercarse al pueblo. La iglesia de Parinacota es un tesoro. Comunicando tierra y Cielo, el templo asoma con su torre exenta, construida en piedra y adobe. Los muros que cierran el atrio están adornados por pequeñas figuras talladas en piedra roja volcánica. Se reconoce en algunas la flor de liz; otras parecen figuras humanas vestidas con sotanas, posiblemente colocadas en recuerdo de los padres misioneros que se atrevieron a recorrer estas soledades. Un arco de medio punto hecho en piedra canteada permite acceder al atrio y enfrentar el pequeño calvario que guarda una cruz alta labrada en piedra huamanga (alabastro). La por tada es sencilla, de inspiración renacentista, con arco de medio punto y simples columnas de fuste liso. Nada hace prever que al interior existe una magnífica manifestación de ar te sacro del estilo llamado “barroco I G L E S I A S D E IZQUIERDA El par complementario templocampanario de Parinacota. La iglesia o T’alla es el principio femenino y el campanario o mallku, el masculino. DERECHA Detalle de pintura mural. Virgen Dolorosa. L D E S I E R T O 21 americano”. La iglesia alberga una de las pinturas murales más ricas en iconografía mestiza del patrimonio andino. Milagrosamente, el conjunto ha sobrevivido al tiempo y a los muchos sismos que han ido dañando el templo desde su erección en el siglo XVII. Se trata de pintura al temple realizada con fines evangelizadores. Los curas misioneros encargaban a los artistas originarios la representación de diferentes escenas del Viejo y Nuevo Testamento. En la ejecución, la creatividad del artista iba dejando marcas de la profunda cosmovisión andina, configurándose un sincretismo antropológico muy interesante. La escena del juicio final es sorprendente. Las almas condenadas de los indios no convertidos son tragadas por la fauces de un monstruoso Leviatán. Este uso de imágenes infernales era uno de los mecanismos didácticos más efectivos en la labor de los evangelizadores. Pero ahí donde el artista ejecutaba el mandato doctrinal aprovechaba también de dejar bien cifrado su comentario. A la izquierda de la bestia, un aimara es acosado por el dominio inca y por el dominio español. A cada cual, el indio aimara enseña una cara diferente, revelando el secreto de su milenaria capacidad de adaptación a los cambios políticos y sociales que han sucedido en su tierra. En el baptisterio del templo se han instalado vitrinas para exponer algunos de los bienes de culto. Llama la atención la rica platería y un misal datado en el siglo XVII. Se trata de testimonios de ARRIBA La Virgen Dolorosa. Óleo sobre tela. ABAJO Pintura mural sobre puerta de acceso al baptisterio. DERECHA Retablo del Altar Mayor. Preside un óleo sobre tela con la imagen de la Virgen de la Natividad. la prosperidad que conoció Parinacota en los primeros siglos de la Colonia, cuando en el pueblo se realizaba el relave del mineral de oro y plata extraído en el Cerro Huani-Huani y en Choquelimpie. La abundancia de aguas en el bofedal permitía realizar estas labores al tiempo que sustentaba una masiva ganadería de llamos y alpacas. Junto a la sacristía, a la izquierda del Altar Mayor, una vieja mesa de madera se encuentra atada por una soga a un pilar del templo. El fabriquero, don Cipriano, explica la insólita situación: la mesa posee la sobrenatural facultad de señalar quién será el próximo difunto del pueblo. Antes Arco de acceso al atrio y calvario con cruz de alabastro o piedra huamanga. 24 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O de suceder la Muerte, la mesa sale y se posa frente a la puerta del elegido para pasar a mejor vida. Muy pocos han visto al mueble en acción. Unos señalan que recorre el pueblo con velas encendidas en su cubierta; otros aseguran que al ser descubierta en sus andanzas se transforma en un burro blanco. De todas formas, para evitar que el pueblo vea partir a alguno de los contados vecinos que van quedando, la mesa se encuentra firmemente sujeta al templo. Patrona: Natividad de la Virgen Fiesta: 8 de septiembre PUTRE Del Aimara Puxtiri: murmullo de aguas Las “muchas aguas” las ver tientes, dando de Putre se advierten en inicio a la vida agrícola y los verdes campos que ganadera de Putre. alegran la vista. Ubicado La devoción principal en la precordillera, a del valle llegó en aquellos 3.500 m de altitud, el años fundacionales con pueblo se emplaza a un boliviano de apellido los pies del cerro Taapaca (Nevados de Putre). Luque, quien traía consigo un retablo portátil Las pinturas rupestres de Villacabrani revelan la con la imagen de la Virgen Asunta. Se le recibió presencia humana en el sector desde tiempos y obsequió semilla de papa rosada para que prehispánicos. Sin embargo, su constitución formal se preocupase del culto de la Virgen. Este fue sucedió a fines del siglo XVI, cuando comenzó a el inicio de la costumbre de sembrar las papas funcionar como centro de abastecimiento para de la Virgen a principios del mes de noviembre, las caravanas de mulas que transportaban la plata tradición que se celebra hasta hoy en la fiesta del de Potosí al puerto de Arica. Pachallampe. La fundación de Putre está datada hacia 1580. El pueblo obtuvo pronto la aprobación para La tradición señala que los primeros pobladores que se realizara oficialmente el culto divino, llegaron desde Arequipa. Eran los “Cáceres de erigiéndose Putre como viceparroquia anexa Paucarpata”, quienes traían consigo una imagen de Tarapacá. Se construyó entonces la primera de la Virgen de la Purísima Concepción. Junto a capilla de barro y piedra picada, con techo de paja ellos llegó la familia de Pascual Condori desde brava y una pequeña torre con tres campanas. Puno, cargando una imagen de San Agustín. Los mayordomos eran los encargados de cultivar Estas primeras familias construyeron acequias la chacra parroquial, destinándose los ingresos para regar los terrenos aledaños con aguas de al mantenimiento y aseo del templo. Terminado I G L E S I A S D E IZQUIERDA Retablo del Altar Mayor de dos cuerpos y tres calles, realizado en piedra canteada, estucado y pintado. DERECHA Pequeña pintura del Sagrado Corazón. L D E S I E R T O 27 su mandato de tres años, los encargados debían los archivos, la nueva iglesia tuvo dos capillas de pagar 50 pesos para financiar la compra de crucero y dos puertas laterales; un retablo del nuevos ornamentos y vajilla. Altar Mayor de madera de cedro con seis nichos Durante la Colonia, el tráfico de la plata de y un sagrario dorado; mesa de altar de adobe; Potosí y la extracción de oro en Choquelimpie arco del presbiterio, púlpito, confesionario y significaron para Putre una época de prosperidad. pila bautismal de madera de cedro. El techo fue Los portales de piedra tallada que aún lucen realizado con maderas locales (guacano, queñoa, algunas casas son testimonios de aquella bonanza. molle y sauce) y la portada exterior con piedra Alrededor del año 1700, los vecinos decidieron canteada. ampliar el templo primitivo. Según consta en Vista del templo y el campanario de Putre desde la plaza principal. DERECHA Cristo crucificado articulado. Madera, yeso, tela encolada y policromía. 28 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O Un terremoto, despojos varios y el descuido de los mayordomos obligaron a iniciar una segunda reconstrucción en el año 1871. De esta fecha datan los trabajos hechos por el picapedrero Mariano Dávalos en la fachada de la puerta y el coro y el arco que da salida a la plaza, obra ésta de Francisco Ledesma. Once años después, entre 1892 y 1895, se realizó el acabado de la reconstrucción por iniciativa del párroco Benigno Valdivia. Se instaló entonces la actual techumbre de roble chileno con cubierta de calamina y el picapedrero Nolverto Maidana dio forma al retablo de piedra encalado. El templo es de grandes dimensiones con torre exenta. Tiene una sola nave, baptisterio y sacristía. Los muros son de adobe, salvo el frontal, que es de piedra con una sencilla portada. La escala de acceso al coro es de piedra. El piso es entablado y en sus varios altares luce una imaginería rica y muy reveladora del sincretismo presente en la religiosidad católica andina. Una piedra tallada empotrada en el suelo del baptisterio llama poderosamente la atención. Se utiliza para realizar la wilancha, rito andino en el que se sacrifica un llamo blanco para solicitar a la Pachamama y a Dios Padre la bendición de los trabajos y del templo. Se cuenta que para la última reconstrucción, el pueblo de Putre sacrificó quince llamos en su altar. Patronos: San Ildefonso Fiesta: 23 de enero Virgen de la Asunta Fiesta: 15 de agosto. 30 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O CAQUENA Del Aimara Qaqiña: acción de moler La leyenda cuenta hito Casiri, que señala la que dos ayllus o poblados frontera con Bolivia. El vecinos estaban río Caquena transporta enfrentados en una el agua a través de los antigua disputa por la bofedales, vegas andinas propiedad de las tierras. que sostienen la abundante Sucedió entonces que fauna nativa y el pastoreo un príncipe y una princesa de los clanes rivales de auquénidos. Llamos y alpacas dan testimonio se enamoraron perdidamente. Las familias se de la ancestral actividad esencial del hombre opusieron a la unión de manera drástica. Una altiplánico. En una cueva cercana se han encontrado noche sin luna, los amantes fueron asesinados. vestigios arqueológicos de pastoreo de hace 2.500 La Naturaleza se encolerizó y castigó el crimen años junto a restos de cerámica colonial. con lluvias torrenciales que inundaron los dos Caquena responde al antiguo patrón de pueblos, formándose las lagunas Chungará y organización social andina. Hasta hoy el pueblo Cotacotani. En el lugar donde fueron enterrados funciona como centro cultural y espiritual de los enamorados, se irguieron para siempre dos las estancias donde viven durante todo el año montañas fabulosas. las familias de pastores. El plano de distribución El relato refiere el origen mítico de los de las casas da cuenta de la antigua partición Payachatas, los volcanes mellizos Parinacota y territorial entre los clanes integrantes. El templo Pomerape, que se elevan por sobre los 6.300 m y y la plaza, agregados en época colonial, se ubican dan una conmovedora bienvenida al viajero que a un costado del caserío. accede al poblado altiplánico de Caquena. IZQUIERDA Poblado de Caquena. Al fondo, los volcanes Payachatas (Pomerape y Parinacota). La puerta del templo se abre hacia el oriente, El pueblo es un caserío de pastores de origen en espera del sol que nace cada mañana. En la precolombino, situado a escasos kilómetros del cosmovisión andina, el conjunto constructivo que I G L E S I A S D E DERECHA Nicho con dos Cristos crucificados coloniales. L D E S I E R T O 33 PAGINAS ANTERIORES: forma el templo con el campanario se considera IZQUIERDA San Santiago “matamoros”. Imagen de madera policromada. un ser vivo, correspondiente al concepto de yanantín, dualidad complementaria vinculada al par masculino-femenino. Se les nombra con DERECHA Santa Rosa de Lima. Imagen de madera policromada. respeto “la iglesia T’alla” (la Señora Iglesia) y “el torre Mallku” (el Señor Torre). El templo de Caquena data de fines del siglo XVII. De esta primera construcción se mantienen las formas fundamentales: la nave única; el atrio o espacio sagrado que rodea el templo, cerrado por un muro perimetral con troneras y tres arcos de acceso; la torre exenta de dos niveles; y el sencillo portal de piedra canteada. El interior del templo alberga valiosos testimonios de la época colonial, cuando Caquena, como importante productor de lana y carne, estaba en intercambio permanente con otros puntos de la vasta zona andina. En el Altar Mayor se enseñan retablos portátiles de la escuela Alto Peruana y un misal romano luce una inscripción manuscrita de 1765 que señala su procedencia de la hacienda Saucache de Azapa. La Iglesia fue reconstruida en 1891, según reza la inscripción en el portal de piedra. En 1936, la comunidad cambió el techo original de paja brava por la actual cubierta de calamina. Este último arreglo se hizo tras la bonanza económica de principios del siglo XX, cuando la lana de alpaca era un negocio rentable. Hoy en día son pocas las familias que viven de manera permanente en el pueblo. Pero cada 30 de agosto, Caquena revive en su tradición al reunirse sus descendientes para celebrar la fiesta de Santa Rosa, la patrona. Patrona: Santa Rosa de Lima Fiesta: 30 de agosto 36 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O Retablo de Altar Mayor con 6 nichos distribuidos en dos P uTANI Del Aimara Pujtani: nacimiento Putani es un poblado ganadero ubicado sobre los 4.000 m de altitud en la comuna de General Lagos, cerca de Visviri. Junto al río que lleva su nombre y que verdea los pastos de altura para llamos, alpacas y vicuñas, el pequeño caserío ha permanecido inmutable en el tiempo, ilustrando para la modernidad el ancestral sistema de organización social andino. Durante miles de años, varias etnias aimara han habitado la cordillera del Norte grande y sus pendientes occidentales. Desde la costa del Pacífico hasta el altiplano y los valles subtropicales de Bolivia, las etnias estaban organizadas autónomamente en torno a un propio espacio geográfico que podía abarcar zonas ecológicas diferentes, constituyendo lo que se ha denominado “archipiélagos”. Cada archipiélago estaba integrado por un conjunto de ayllus o poblados familiares distribuidos en los dos grandes espacios geográficos y económicos que son el altiplano ganadero y la precordillera y valles agrícolas. En la tradición andina, siempre hubo preeminencia del ayllu de pastores por sobre el ayllu agricultor: la marka o pueblo cabecera del archipiélago estaba en la zona ganadera y los jefes o kurakas siempre se reclutaban entre los pastores. La cultura andina se forjó en las alturas altiplánicas, pues fue allí donde se llevó a cabo la domesticación del ganado auquénido. Los ayllus que integraban una etnia mantenían en la marka altiplánica su centro social y espiritual. De esta manera, durante las fiestas principales las familias dejaban sus poblados para ir a habitar la Kamana, la casa que mantenían en su respectiva marka. Sin embargo, durante todo el año, el hogar de la familia de pastores era la Uta, la pequeña casa de piedra y barro ubicada en el campo donde pastaban sus animales. Allí, junto al bofedal o al río, allí donde la Pachamama dio a luz al primer ganado mítico, allí el pastor estaba en perfecta conexión con su cosmos. La explotación de plata en Potosí por I G L E S I A S D E IZQUIERDA El templo de Putani orientado hacia el sol en el altiplano ariqueño. A su costado, el cementerio. DERECHA Sencillo portal de piedra con arco de medio punto en la puerta principal. L D E S I E R T O 39 ARRIBA Imagen de la Virgen en nicho lateral con arco de piedra. ABAJO Vista interior del templo. La techumbre tradicional ha sido reemplazada por planchas de calamina. los conquistadores españoles trajo cambios sustanciales al mundo andino. Las markas de la zona se transformaron en postas de las caravanas de mulas que transportaban el material. La Fe católica fue introducida, asimilándose finalmente por la profunda espiritualidad aimara. En las markas o pueblos principales, los altares prehispánicos fueron reemplazados por templos dedicados a la Virgen o algún santo patrono. Y en las haciendas ganaderas las familias residentes levantaron capillas u oratorios para guardar las imágenes de sus protectores y recibir a los misioneros peregrinos que oficiaban el culto. La capilla de Putani está construida con piedras y barro. Orientada al Este, saluda el nacimiento del día con su Torre anexa. La cubierta tradicional de paja brava ha sido reemplazada por calamina. En el Altar Mayor, sobre el sencillo retablo de adobes, las imágenes de San Santiago y la Virgen Inmaculada custodian bendiciones para los pastores y sus ganados. Las dimensiones pequeñas y la rusticidad general del templo dan cuenta del alma andina, que desde las extremas condiciones que impone el clima altiplánico se vuelca humilde a la grandeza de Arajpacha, el mundo de arriba, el hogar celeste de Dios y las estrellas. Patronos: Virgen Inmaculada Fiesta: 8 de diciembre San Santiago Fiesta: 25 de julio S OCOROMA Del Aimara Chucur (no se filtra) y Uma (agua): agua que no se filtra Ubicado a 3.060 m jefes altiplánicos. de altitud, Socoroma La altitud moderada y parece esconderse en la el abrigo de la sierra serranía precordillerana, permiten una agricultura no lejos de Putre. La especialmente rica para raíz aimara del nombre la zona. Las viejas guarda relación con la terrazas prehispánicas presencia de aguas subterráneas que, según se de Socoroma aportaban una considerable dice, han sido la causa de las profundas grietas producción de maíz en la época colonial. En fechas que existen en los alrededores. más recientes se usaron casi exclusivamente en la Socoroma es un poblado de or igen producción de “oro verde”, como se denominó precolombino. Fue la mayor de las colonias al orégano en su época de alto precio. Hoy en precordilleranas del señorío aimara de Carangas, día, trabajadas por brazos ancianos, las terrazas que integraba las 3 ecozonas del mundo aún dan cuenta de sus bondades con cultivos de andino ariqueño (altiplano, precordillera, valles alfalfa, maíz, habas, hortalizas, flores y aquel fruto costeros) en una red de intercambio económico. tan especial, el tumbo: “Flor de tumbo, flor de Socoroma funcionaba estratégicamente tumbo, esta noche yo te tumbo”, canta coqueta como enclave de comunicación y asiento de una viejita socoromeña. soberanía para la sierra y el valle de Lluta. Se sabe La primera capilla de Socoroma se erigió que durante el señorío, contaba con más de 100 en 1560 como consecuencia de la actividad indios, operaba como centro de redistribución misionera de los padres dominicos, quienes de mercancías y barrera de control ecológico y realizaban catequesis por Sama, Tacna, Tarata, era el lugar de residencia del cacique del valle, Ilabaya y Locumba, y en las doctrinas de Azapa quien tenía directa relación con los mallkus o y Lluta. El templo actual es producto de las I G L E S I A S D E IZQUIERDA Retablo del Altar Mayor, de dos cuerpos y tres calles. DERECHA Imagen de San Andrés. Óleo sobre tela. L D E S I E R T O 43 Puerta de acceso a la capilla lateral del templo. DERECHA Detalle de la imaginería colonial conservada en la capilla lateral del templo. diversas reconstrucciones sucedidas entre los siglos XVII y XIX. La última de éstas, realizada 1883, según consta en la portada, le confirió su actual aspecto. Se trata de una iglesia de gran tamaño, en correspondencia, tal vez, con la importancia histórica del lugar. Tiene una sola nave y muros laterales de adobe. El muro frontal es de piedra finamente canteada. Posee un portada lateral con un arco de piedra labrada con inscripción. El retablo del Altar Mayor es de piedra. Algún estudioso ha visto una intención renacentista en la nave longitudinal cruzada por el arco toral que separa el presbiterio. El templo posee un atrio abierto sin muro de cierre. La torre exenta llega a los doce metros de altura y está construida sobre una base de piedra que soporta el segundo cuerpo hecho en adobes. Como conjunto, templo y campanario resultan imponentes, considerando la tradicional mesura de la arquitectura andina. 44 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O La reciente transformación de la plaza pr incipal afectó el ar mónico conjunto templo y pueblo como patrimonio cultural nacional. arquitectónico logrado por don Teófilo Vega en 1922, quien supo potenciar la identidad Patronos: Virgen del Rosario colonial Fiesta: 7 de octubre del pueblo restaurando casas principales y el pavimento de piedra. Y aunque el encanto y distinción de Socoroma siguen San Francisco de Asís en pie, como sus centenarios eucaliptos - Fiesta: 4 de octubre los primeros traídos a la precordillera desde Tacna-, urge una recuperación definitiva de Vista del templo y campanario de Socoroma. Al fondo, el cerro Taapaca, Mallku protector. 46 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O PACHAMA Del Quechua Pachamama: madre tierra La sierra de Huaylillas va conformando con sus valles y quebradas la zona ecológica precordillerana, entre los 2.500 y 3.500 m de altitud. Al bajar al pueblo de Pachama por la quebrada de San Andrés, las tierras cultivables, ampliadas con antiguas terrazas, vigorizan la aridez de los cerros con el verde intenso del orégano y la alfalfa. Pachama es un poblado de origen prehispánico. Su distribución en el plano ya da cuenta de ello, al quedar la iglesia en la periferia, enfrentada a la plaza que la separa del caserío. El cementerio amurallado está al poniente y comunica con la iglesia sin necesidad de pasar por el sector habitacional. La torre exenta o campanario se sitúa dentro del atrio, en el espacio reservado para los rituales católicos y que en la época colonial se utilizó a menudo como cementerio. La construcción original de la iglesia data del siglo XVII. Cuenta con una nave central y dos capillas laterales. Los muros son de adobe con contrafuertes de piedra a media altura. La techumbre confeccionada al modo tradicional, con mader a, caña, paja y barro, ha sido recubierta con planchas de zinc. El muro perimetral del atrio posee arcos en los vanos de acceso y cuatro posas incluidas al interior. Estas posas son las cuatro estaciones donde se detienen las procesiones que se realizan en las fiestas del patrono y de Corpus Christi. El frontis tiene una sencilla por tada de piedra con una pintura mural en el tímpano que representa al santo patrono del santuario, San Andrés, junto a su hermano, San Pedro, y la Virgen María. En el interior, el retablo encalado es de adobe con marcos y elementos de madera policromada. El presbiterio tiene pequeñas ventanas con placas de alabastro a modo de vidrio, que dejan traspasar una hermosa luz tenue y amarilla. El piso original ha sido reemplazado por cerámica. En general, la construcción responde a una línea arquitectónica de transición entre la arquitectura religiosa del altiplano y la de los valles precordilleranos. El templo de Pachama alber ga un I G L E S I A S D E IZQUIERDA Vista exterior del templo ubicado en la quebrada de San Andrés. DERECHA Vista lateral del retablo del Altar Mayor. Al fondo, ventana con piedra de alabastro o huamanga. L D E S I E R T O 49 impresionante tesoro colonial. La paredes están profusamente adornadas con pinturas murales que datan de la segunda mitad del siglo XVIII. Flores y elementos decorativos del barroco mestizo enmarcan algunas figuras bien destacadas: San Isidro labrador, patrono de los agricultores, vestido con ropajes según la moda borbona de Carlos III; el arcángel San Miguel, en tenida de combate, con la serpiente de varias cabezas a sus pies; San Cristóbal cruzando un río con el niño Dios sobre sus hombros; San Jorge, vencedor del dragón. En el muro del Coro, escenas pueblerinas dan cuenta de los diferentes grupos de fieles que asistían al Santuario, ayudando sus vestimentas a datar con precisión la realización de las pinturas. La temática católica de los murales está enriquecida con elementos andinos incorporados por los artistas locales. La presencia de San Isidro no es gratuita en una zona tan eminentemente agrícola como la precordillera. El San Cristóbal en tránsito parece evocar la permanente trashumancia del hombre andino, siempre alternando entre la zona altiplánica y los valles. Las figuras de los músicos, además de prendas hispánicas como son los calzones y la capa corta, llevan encima mantas andinas. En el conjunto de las pinturas de San Miguel, San Jorge y El Ángel de la Guarda, todos venciendo a lo demoníaco, se ha querido ver una alusión a la temática de la diablada, tan presente en el folclore mestizo. Más allá de la interpretación, existe una relación muy precisa entre la imagen de San Miguel y la tradición local de Pachama. ARRIBA Detalle de pintura mural. San Miguel pisando la serpiente de siete cabezas. ABAJO Detalle de pintura mural. San Isidro Labrador. DERECHA Pintura mural de San Cristóbal cruzando el río con el Niño. Abajo, dos sillas de madera tallada. Frente a la plaza del templo, se distinguen siete peñascos de un color verde azulado. Según los antiguos habitantes del pueblo, se trata de las siete cabezas de una serpiente fabulosa que vivía cerca del río. Aún se asegura que aquél que se queda dormido en el lugar despierta con accesos de muerte. La leyenda parece responder a una cristianización de la figura de Amaru, la serpiente mítica aimara asociada al riego de los canales. Hoy en día Pachama está prácticamente abandonado. Gran par te de su población se Vano de acceso en el muro perimetral del atrio. 52 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O trasladó al cercano pueblo de Chapiquiña o emigró definitivamente a la ciudad. Sin embargo, el templo se encarga cada año de reunir a los descendientes dispersos para celebrar al santo patrono y otras fiestas del calendario litúrgico. Y es que, pese a los cambios que ha impuesto la modernidad, el mundo andino se niega a romper el puente eterno entre la Tierra y el Cielo. Patrono del Santuario: San Andrés apóstol Fiesta: 30 de noviembre BELÉN En el conjunto de La estratégica posición de pueblos de la zona Belén y sus posibilidades andina de Arica, Belén agrícolas influyeron en la destaca por ser el transformación de aquel único bautizado con pr imer asentamiento un nombre español- indígena en el principal cristiano. Ubicado en pueblo precordillerano la precordillera a 3.200 m de altitud y no lejos durante la época colonial. Esta impor tancia de Pachama, Belén recibe al forastero con el histórica aún se lee en el conjunto arquitectónico. saludo vistoso de sus terrazas cultivadas, sus altos Su trazado en forma de ajedrez se articula en eucaliptos y sus dos campanarios coloniales. calles pavimentadas con piedra canteada que En 1612, los caciques del señorío aimara de conducen a una amplia plaza en tres niveles. En el Hatun Carangas pidieron al virrey del Perú que nivel superior se ubica la “iglesia antigua” con su aquellos poblados de los altos y valles de Arica, torre exenta de piedra finamente trabajada. Esta que integraban sus dominios desde antes de la construcción habría sido erigida en reemplazo del conquista europea, se redujeran en Tocoroma. En primer templo de Belén, hoy desaparecido, que su petición, los principales del señorío se referían estaba consagrado a Santa Bárbara y ubicado en a Belén, utilizando el nombre del asentamiento una colina que mira al pueblo. La iglesia antigua precolombino sobre el que los españoles habían posee una portada de piedra de diseño clásico, fundado el pueblo a principios del siglo XVII. El con la imagen de la Virgen de la Candelaria sobre dato histórico da cuenta de la antigua presencia la puerta. La tradición señala que la advocación humana en el lugar, que funcionaba como punto de tiene su origen en la aparición de la Señora en comunicación entre las comunidades ganaderas del uno de los cerros tutelares del pueblo, hasta hoy altiplano y los centros agrícolas de los valles bajos. llamado Cerro El Milagro. I G L E S I A S D E IZQUIERDA Campanario de adobe del templo “nuevo” de San Santiago de Belén. DERECHA Portal lateral de piedra labrada con inscripción interpretada como “Y la Virgen concebida sin pecado original”. L D E S I E R T O 55 En el nivel inferior de la plaza se ubica la “iglesia nueva”. Su fecha de construcción se vincula al 17 de marzo de 1777, cuando el obispo de Arequipa, don Manuel de Abad Illana, fundó la doctrina de indios del Apóstol Santiago de Belén, dependiente jurisdiccionalmente de Poconchile. La torre es exenta, con cuerpo base de adobe y parte superior de piedra –muy mal restauradaen la que alberga tres campanas de bronce. El templo es bastante excepcional. Posee una de las portadas de piedra canteada más trabajadas de la zona, muy representativa del estilo barroco andino. Preside el pórtico San Santiago, patrono del templo, coronando un fino trabajo de cantería con pilastras circulares, columnas salomónicas, dados, cornisas y figuras icnográficas europeas y americanas como leones, monos, sirenas, espadas, ramos de vid y granadas. El análisis de las figuras presentes en el portal resulta interesante. La presencia del puma, el mono y las sirenas constituye una clara pervivencia de la cosmovisión andina precolombina. El mono sosteniendo las columnas es un tópico muy trabajado en la imaginería mestiza, apareciendo por primera vez en la portada de la iglesia de Tiawanaco, datada en 1612. Su presencia se explica en el ancestral intercambio comercial ARRIBA Altar lateral. Imágenes coloniales de Santa Bárbara y San Roque. ABAJO Altar lateral. Imágenes de Cristo cargando la Cruz y Cristo de la Columna. DERECHA Retablo del Altar Mayor realizado en obra, de un cuerpo y tres calles. sostenido entre los señoríos aimara del altiplano y los de las selvas subtropicales de Bolivia. Por su parte, el león o puma, es un animal común en el altiplano y la precordillera, temido como depredador del ganado a la vez que venerado como deidad protectora en la cosmovisión tradicional. En cuanto a las sirenas labradas en la puerta principal del templo, se consideran un motivo antiguo en la mitología aimara, presentes en relatos ancestrales que las situaban en las aguas del lago Titicaca. Junto al mono, la sirena aparece también en textiles del siglo XVIII. El pórtico que da hacia el oriente tiene un arco de piedra canteada en el que se aprecia la críptica inscripción: Y IAVIRJEN CONSVI SINPPCA DOOR DNAL. Al parecer, se trata, simplemente, de una muy libre manera de escribir “la Virgen concebida sin pecado original”. Al interior del templo se alberga una importante colección de imágenes de santos hechas en madera, yeso y tela encolada, representativas de la escuela colonial alto peruana. A mediados del siglo XX, Belén se transformó en la capital nacional del orégano, conociendo un breve período de prosperidad gracias al llamado “oro verde”. Hoy en día es el segundo pueblo en importancia de la zona andina de Arica, detrás de Putre, manteniendo una población estable reducida pero activa y muy dada a la preservación de sus tradiciones y costumbres. Patrono del templo “nuevo”: San Santiago Fiesta: 25 de julio Patrona del templo “antiguo”: Virgen de la Candelaria Fiesta: 2 de febrero 58 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O Campanario de piedra del templo “antiguo” de la Virgen Candelaria de Belén. G uaLLATIRE Del Aimara Wallata: ganso silvestre que habita en el altiplano Que el origen del De esta manera, nombre del pueblo se las relacione con la fauna agrícolas de los valles nativa del altiplano es y precordillera se revelador. A los pies del intercambiaban con las gran volcán Guallatire, producciones ganaderas con sus 6.030 m, su del altiplano. Se sabe producciones manto blanco y sus fumarolas sulfurosas, la que el centro principal o marka del gran señorío meseta altiplánica exige a la vida una Hatún Caranga se ubicaba en las faldas del cerro adaptación r igurosa. El frío intenso, las Capurata, en la actual frontera chileno-boliviana, tormentas eléctricas y la escasez de alimento muy cerca de Guallatire. sólo parecen sopor tables para la vicuña, el suri (ñandú), el cóndor, la guallata. El pueblo suma hoy alrededor de cincuenta casas construidas de piedra y barro, algunas con Y sin embargo, el hombre andino encontró su cubierta de paja brava y otras con techo de hogar en estas tierras altas. El actual pueblo de calamina. Según la disposición tradicional de los Guallatire, ubicado a 4.280 m de altitud, tiene un pueblos que tenían un origen anterior a la llegada origen precolombino como pueblo de pastores de los españoles, la capilla original de Guallatire y enclave del señorío Hatún Caranga. Éste se ubicaba separada del caserío, al otro lado del agrupaba a los ayllus o poblados del altiplano, río y distante a más de cuatro cuadras. Había precordillera, valles bajos y costa, constituyendo sido construida en el siglo XVII y dependía de la el principal poder político de lo que ha sido doctrina de Codpa. llamado “Altos de Arica”. El señorío funcionaba Luego del que ha sido llamado “gran como un archipiélago de pueblos integrados por cataclismo de 1868”, la iglesia original sufrió un sistema de complementariedad ecológica. serios daños en su estructura. Los vecinos I G L E S I A S D E IZQUIERDA Interior del templo con imagen de la Inmaculada a contraluz. DERECHA Pila de agua bendita tallada en alabastro o piedra huamanga. L D E S I E R T O 61 solicitaron autorización al obispo de Arequipa para reconstr uir la, manteniendo la misma forma, pero ubicándola en medio del pueblo. Fundamentaban este cambio en las dificultades que significaba atravesar los dos brazos del río, cuestión que durante las fiestas se transformaba en causa de muchas enfermedades. El nuevo templo fue bendecido el 19 de diciembre de 1873 por el párroco José Valbuena. Sus muros fueron construidos con piedra y barro y se mantienen pintados de blanco a la cal. Posee atrio y torre exenta incorporada al muro de cierre. La nave principal concluye en el sencillo retablo de madera donde custodia la imagen de la patrona. En 1940, para la última restauración importante, se rehizo la techumbre con tijeras de eucaliptus y cubierta de caña trenzada, esterilla, barro y paja brava. Patrona: Virgen de la Inmaculada Concepción o “La Concebida”, como le llaman los lugareños Fiesta: 8 de diciembre ARRIBA Campanario o “torre Mallku” de dos cuerpos de la iglesia de Guallatire. ABAJO Vista del calvario ubicado en el atrio desde el interior del templo. L IVíLCAR Original Liwillka. Del Aimara Willjta: amanecer, alba Del Quechua Willka: sol El camino tropero campaña evangelizadora. que remonta el río San Las ocho hor as de José, desde el nacimiento caminata que separan del valle de Azapa hasta Humagata de Livílcar el pueblo de Livílcar, tienen su intermedio en realiza un alucinante viaje el Santuario de la Peñas. al pasado. La huella sólo Cuenta la leyenda que puede ser recorrida a pie o a lomo de mula o una señora de avanzada edad era la encargada caballo y es la misma que durante miles de años de conducir río abajo el ganado de los vecinos funcionó como corredor de intercambio entre de Livílcar hasta los pastos de Humagata. las distintas zonas ecológicas del área andina Durante una jornada de trabajo, el atardecer ariqueña. descubrió a la anciana a medio camino, cerca del Las tierras fértiles de la quebrada del río San desfiladero de Las Peñas, tratando de reunir el José propiciaron el establecimiento de poblados rebaño disgregado. El lugar era famoso por sus desde tiempos remotos. En el recorrido hacia el apariciones diabólicas y la anciana no deseaba pueblo de Livílcar, la ruta encuentra un descanso pasar la noche allí. Desconsolada, invocó ayuda y natural en el caserío de Humagata. Aquí se una voz vino a confortarla, asegurándole que ya ubicaba en tiempos del señorío Hatún Caranga no estaría sola. La voz dijo ser la Virgen María y la cabecera del valle de Azapa, que abastecía de que deseaba dejar su imagen grabada en la roca producción agrícola a la población ubicada en los para que se erigiera un santuario en su honor. ayllus de la zona altiplánica. Hay versiones que Leyenda o no, la imagen de la Virgen de las Peñas señalan que Humagata se ubica sobre las ruinas es visitada cada primer domingo de octubre por del antiguo pueblo indio que fue incendiado por cerca de 60.000 fieles que llegan de remotos el clérigo Vásquez de Espinoza en su decidida lugares a saludarla. I G L E S I A S D E IZQUIERDA Retablo del Altar Mayor realizado en madera tallada y dorada con técnica de pan de oro. DERECHA Imagen de San Santiago Apóstol, asociado a Illapa, el dios andino del rayo. L D E S I E R T O 65 El camino tropero sigue remontando el curso de la aguas hasta llegar finalmente a Livílcar. La quebrada se ha ensanchado, creando un valle de tierras útiles que tuvo un largo protagonismo en la historia económica de la zona, desde los tiempos prehispánicos, cuando se cultivaba aquí la coca, la planta sagrada del hombre andino. Hoy el caserío está abandonado y mal conservado. Sin embargo, la iglesia ha resistido al paso de los años. Se trata de una de las joyas principales de la arquitectura colonial andina. La iglesia tiene planta en forma de cruz latina y techo a dos aguas con tijerales de madera y cubierta de calamina. La Torre anexa es de un cuerpo coronado por una armazón de madera, que reemplazó al segundo cuerpo dañado tras un fuerte temblor. El espacio sagrado del atrio se cierra con un muro perimetral, quedando frente a las puertas un calvario que es revestido en las fiestas para acoger las ofrendas y sacrificios tradicionales. La portada de piedra labrada enseña una calidad artística muy lograda, similar a la del templo de Belén. Se trata de un conjunto formado ARRIBA Detalle de portada de piedra labrada. Columnas con motivos de flores y frutas. ABAJO Frontis del templo de Livílcar. Portada de piedra labrada con inscripción del año 1723. DERECHA Vista general del pueblo de San Bartolomé de Livílcar. bien definida en una de las campanas de bronce Campana de bronce con inscripción de donante: “Diego Felipe Cañipa, año 1779”. que alberga la torre exenta. Una inscripción fechada en 1779 deja leer el nombre de Diego Felipe Cañipa. Se trata del jefe del cacicazgo de indios de Codpa, autoridad instaurada a mediados del siglo XVII por los españoles para reunir a los naturales en doctrinas y acabar con la organización político administrativa que durante cientos de años encabezó el señorío Hatún Caranga. El ilustre donante de las campanas de Livílcar pasó a la historia por oponerse a la revolución de Tupac Amaru, muriendo desollado en la plaza principal de Codpa. Los descendientes de Diego Felipe Cañipa y por columnas y arco de medio punto decorados otras ilustres familias se encargan de mantener con motivos frutales y florales. En el dintel de con vida la tradición y la historia. Desde que piedra que cierra el pórtico se lee la fecha de un aluvión se llevara buena parte de la tierras realización: 1723. cultivables del valle, San Bartolomé de Livílcar se El interior del templo alberga un sorprendente fue despoblando hasta no contar un solo vecino. retablo de madera tallada dorado con técnica Sin embargo, cada año, el santo patrono recibe la de pan de oro. Tiene dos calles y tres cuerpos visita de cerca de 200 hijos del pueblo que suben y en él descansan las imágenes coloniales de a celebrar su fiesta durante cuatro días. San Bartolomé y la Virgen de la Candelaria. Las dos capillas laterales acogen el resto de la Patrono: San Bartolomé. valiosa imaginería. Destaca el Cristo articulado Fiesta: 24 de agosto atribuido al peruano José María Arias, autor de la famosa talla de los doce apóstoles que está en San Lorenzo de Tarapacá. Según se cuenta, el Cristo fue realizado durante el tiempo en que el artista se refugió en Humagata escapando de los enfrentamientos de la guerra de 1879. La capilla lateral derecha enseña un insólito aspecto, producto de una lamentable modificación realizada por un feligrés que no tuvo en cuenta los criterios básicos de restauración. La causa de la inusual riqueza del templo está 68 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O T IMALCHACA Del Aimara Tima (flor) y Chaca (agua que deja la neblina): flor con rocío A casi 4.000 m de la imagen de la Virgen. La altitud, en una meseta miniatura recibe hasta donde se juntan los hoy el nombre de “El cordones de la sierra de Milagro” y se conserva en Huaylas y de la cordillera el relicario aludido. central, el Santuario de La aparición dio lugar La Virgen de los a una devoción popular. Remedios de Timalchaca se emplaza en una Se levantó una capilla rudimentaria que pronto perspectiva de pampa y cielo que sobrecoge. fue reemplazada por el templo actual. En el sitio El pueblo se reduce a unas cuantas casas de exacto del milagro, tres cruces fueron levantadas adobe, una gran plaza recientemente remodelada en recuerdo de los tres saltos que dio la paloma y el templo de la Virgen, importante centro de antes adoptar la imagen de la Señora. devoción del área andina de Arica. Una críptica La Iglesia es de gran tamaño, un poco leyenda en el pórtico señala que la construcción desproporcionada para las dimensiones del data de 1877, obra del señor Juleán Cárdenas. pueblo, pero acorde a la gran multitud de fieles Sin embargo, la verdadera clave que explica el que alberga durante la fiesta patronal. Orientada origen del templo se encuentra al interior, en un hacia el Este, según la norma tradicional, sus pequeño relicario de vidrio que se guarda junto muros de adobe forman una nave principal y a la imagen principal de la patrona. dos capillas. Posee un sencillo portal de piedra La tradición relata que un pastor seguía el vuelo labrada, con cuatro columnas y flores pintadas de una paloma que había visto en una vertiente del de color café y celeste y un arco de medio lugar. Al tratar de pillarla, la paloma lo sorprendió punto sobre la puerta de entrada. Los tijerales dando tres pequeños brincos y dejándose caer en de madera y tumbadillo soportan la techumbre sus manos convertida en una pequeña placa con a dos aguas con cubierta de calamina. El piso es I G L E S I A S D E IZQUIERDA Vista general del Santuario de Timalchaca, en la quebrada de Oxa. DERECHA Detalle del campanario de piedra del templo. L D E S I E R T O 71 ARRIBA Vista interior de la cúpula de piedra que remata el campanario. ABAJO Dos Cristos crucificados de madera policromada. entablado. El Altar y el retablo son de piedra y adobe policromados. El presbiterio y el arco toral que lo preside enseñan pinturas decorativas en base a flores y ornamentos de formas simples. Un muro perimetral cierra el atrio, dentro del cual se emplaza la torre exenta de dos cuerpos y cúpula de piedra. Frente al templo, la gran plaza cimentada parece esperar pacientemente la llegada de los bailes religiosos, las bandas de música y los miles de peregrinos que llegan a estas alturas para agradecer a la Madre Prodigiosa. La presencia del Cerro Marqués junto al santuario es poderosa. Con 4.800 m de altitud, la forma compacta que enseña a la distancia se revela desde aquí como una compleja trama de valles y quebradas, hogar de pumas, guanacos y burros salvajes, amén de trágicas historias relacionadas con sus tesoros escondidos. Su nombre sorprende en una zona donde los hitos suelen conservar su denominación aimara. Al parecer, durante la Colonia, el hombre andino quiso distinguirlo con un título que diera cuenta de su condición de “principal”, de destacado. La paleta de matices que se aprecia en sus laderas da cuenta de los ricos yacimientos minerales que, según la leyenda, las bestias y el mismo diablo se han encargado de mantener lejos de la humana codicia. Patrona del Santuario: Virgen de los Remedios Fiesta: 21 de noviembre C ODPA Del Aimara Kollpa: pedregal Codpa es un milagro. españoles, la agricultura Aguas procedentes del cobró una importancia altiplano se reúnen en el capital, transformándose río de la quebrada de Vítor el valle en un vergel de para hacer florecer la vida leyenda. Se dice que el donde todo es piedras y afamado vino de Codpa, pampa desértica. A 2.050 a veces llamado Pintatani m de altitud, el antiguo pueblo de Codpa hace de por una localidad del valle, era solicitado en la cabecera de un estrecho valle, vergel siempre verde, corte de Felipe II. Guayabas, mangos, membrillos, famoso por la dulzura imposible de sus frutos. peras, naranjas, tunas y paltas codpeñas fueron un Las bondades de este oasis han propiciado placer en las mesas de las salitreras y hasta hoy el asentamiento humano desde hace miles sus caldos profanos alegran las fiestas religiosas de años, tal como lo revelan los petroglifos del mundo andino ariqueño. de Ofragía, dejados como señal de ruta por Cuesta imaginar la impor tancia histórica de los antiguos troperos. En el ancestral circuito Codpa. Muchas de las viejas terrazas de cultivo, con productivo andino, la agricultura codpeña era sus canales de piedra canteada, están actualmente complementaria a la actividad ganadera de la descuidadas y las casas coloniales no han zona altiplánica. Desde los tiempos de Tiawanaco, perdurado. las caravanas de llamos entraban y salían del Sin embargo, ahí está el templo, para dejar en claro valle, dejando labrado su paso en las piedras. la hidalguía codpeña. Según algunos investigadores, Tras la expansión Inca, Codpa fue posta en el la insalubridad de Arica y su exposición al ataque camino imperial que llevaba a la costa y sirvió de pir atas motivó que la población del de descanso a las aventuras conquistadoras de Corregimiento se asentara mayoritariamente en el Almagro y Valdivia. Con el asentamiento de los valle. Esto habría sido la causa de que en 1574 se I G L E S I A S D E IZQUIERDA Retablo del Altar Mayor realizado en obra. Seis nichos distribuidos en dos cuerpos y tres calles. DERECHA Púlpito de madera con los cuatro evangelistas tallados en sobrerrelieve policromado. L D E S I E R T O 75 formara la doctrina de Codpa junto con la de Arica. a reconstruir la iglesia en varias ocasiones. El actual La construcción del templo se inició alrededor estado del templo corresponde a la última del año 1600 y, por archivos parroquiales, hay reconstrucción de fines del siglo XIX. La gran nave constancia de que en 1618 ya estaba terminada. central, que forma cruz latina con las dos capillas En 1739, la doctrina de Codpa abarcaba los laterales, fue recortada, perdiendo el coro alto, pueblos de Codpa, Ticnámar, Tímar, Sacsámar, la capilla del baptisterio y la mampara. La antigua Belén, Pachama, Socoroma, Putre, Parinacota, techumbre, hecha con maderas locales, paja y Choquelimpe, Guallatire, Sora y Churiña. barro, fue reemplazada por la cubierta de fierro Las crecidas del río durante el invierno altiplánico acanalado que hoy sostienen las tijeras de madera. y los muchos movimientos telúricos han obligado Los muros son de adobe con sobrecimientos de Sacristía con parte de la imaginería colonial que alberga el templo. DERECHA Detalle de mesa de Altar lateral. Imágenes de madera policromada y mantel bordado con hilo metálico. 76 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O indios insurgentes. Diego Felipe Cañipa intentó Imágenes de madera policromada. Santa Bárbara, San José con Niño y Virgen Inmaculada. oponerse y mantener el mando. Sin embargo, los rebeldes le apresaron y desollaron. Se ha insistido en ver en la rebelión indígena de Tupac Amaru un ataque declarado a la religión Católica. Si bien es cierto que el siglo XVIII da cuenta de muchos abusos amparados por los propios religiosos, no se puede obviar el que algunos sacerdotes elevaron la voz en defensa de los derechos de los naturales. El propio caudillo aimara Tomás Catari aclaró en su tiempo que el pronunciamiento no era un ataque contra la Iglesia Católica sino un intento por devolver la tierra a sus verdaderos dueños. Sin embargo, piedra y barro. El retablo es de piedra pintada en muchos de los levantamientos indígenas la con cal. Tiene portada de piedra labrada en la catolicidad fue atacada como un reducto del puerta principal y lateral. La torre es exenta y abusivo poder español. de tres cuerpos, reconstruidos los dos superiores con bloquetas de cemento. La riqueza agrícola del valle, la presencia española permanente y su situación como cabecera Una placa adosada al exterior del templo del Cacicazgo de Indios, confirieron a Codpa un señala que en la plaza de Codpa murió como sitial de relevancia durante toda la Colonia, al mártir cristiano don Diego Felipe Cañipa. El dato punto que a menudo aparece nombrada en los no es menor y se relaciona con la importancia archivos parroquiales como “capital”. Se sabe que colonial del valle. Para desequilibrar el poder del el templo conservaba valiosos testimonios de señorío altiplánico de Carangas, los españoles esta noble condición. Algunos fueron escondidos designaron en Codpa un cacique de indios al anunciarse la llegada de las tropas chilenas subordinado al Virreinato. Para el cargo se en 1879. Otros, como el legendario retablo de nombró a Diego Cañipa, en el siglo XVII. Su linaje plata de San Martín, fueron presa de la codicia se reservó el poder, constituyendo lo que se ha de vecinos no muy devotos. De todas maneras, denominado el Cacicazgo de Codpa, influyente las pinturas cuzqueñas, la notable imaginería y en toda la zona andina de Arica. Durante los los viejos ornamentos que se han conservado al levantamientos indígenas provocados por los interior de la iglesia dan cuenta a la modernidad excesivos impuestos de la Corona Española y incrédula del distinguido pasado del pueblo. que desembocaron en la rebelión general de 78 I G L E S I A S D Tupac Amaru (1780), el cacicazgo Cañipa fue Patrono: San Martín de Tours violentamente desautorizado por huestes de Fiesta: 11 de noviembre E L D E S I E R T O Guañacagua Del Aimara Wañakawa: quebrada seca Andando valle arriba arco de medio punto, no más de 5 km desde se registró esta fecha Codpa, se llega a y el nombre y el Guañacagua. El pueblo apor te de cada uno se ubica a 2.250 m de de los benefactores altitud, justo en el lugar que hicieron posible la donde la quebrada de restauración. Puquios se inserta en la quebrada de Vítor. Los muros, la sacristía y el retablo del templo El templo domina el caserío desde un están constr uidos con piedras canteadas, promontorio leve. Las casas de adobe y piedra recuperadas de la construcción original.Tiene una no se han conservado oportunamente, pero nave principal de mediano tamaño. El presbiterio la distribución del conjunto permite deducir conserva las dos columnas del arco toral que lo el origen precolombino de Guañacagua. La presidía. El retablo mantiene la mesa del Altar importancia económica y política del valle mayor adosada, tal como era la norma antes del durante la Colonia permitió que los antiguos Concilio Vaticano II. El ábside posee una forma asentamientos indígenas vivieran su consolidación ochavada poco frecuente, reminiscencia de la como pueblos mestizos, cifrando su identidad en arquitectura renacentista. El techo es de dos aguas los templos y sus respectivas fiestas patronales. con tijeras de madera y cubierta tradicional de Se sabe que la primera construcción data de fines del XVII. Como todos los templos de estera de caña, barro y paja brava. El piso actual IZQUIERDA Vista exterior del templo emplazado en la intersección de las quebradas de Puquios y Vítor. es de baldosa. la zona, debió ser intervenido según acontecían El campanario merece una mención especial. catástrofes naturales o bonanzas en la economía Construido completamente con piedra canteada, local. La última reconstrucción es de 1904. En es una magnífica manifestación del barroco la sencilla portada de piedra labrada, sobre el andino. Varios autores coinciden en señalarlo I G L E S I A S D E DERECHA Detalle de imagen de San Pedro con gorro andino o chullo. L D E S I E R T O 81 ARRIBA Nicho central superior del retablo del Altar Mayor, dedicado al Sagrado Corazón. ABAJO Imagen del patrono San Pedro en nicho central del retablo del Altar Mayor. Madera policromada. DERECHA Retablo del Altar Mayor realizado en obra, con dos cuerpos y tres calles. Detalle del campanario de piedra de Guañacagua, valiosa manifestación del estilo barroco andino. como uno de los más logrados de toda la zona andina del Norte de Chile. Se cuenta que a principios del siglo XX, un vecino de Guañacagua fue a cavar el piso de una bodega de su casa para guardar papas. Grande fue su sorpresa al descubrir enterrado el tesoro del culto. Por alguna razón desconocida –tal vez la guerra de 1879- coronas, cruces, cáliz, patena, báculo y otros bienes del templo habían sido ocultados por el antiguo encargado, quien murió sin revelar el escondite al sucesor. Algunos vecinos antiguos declararon que lo recuperado no era sino parte del valioso tesoro de culto que antiguamente albergaba el templo. Patrono: San Pedro Fiesta: 29 de junio 84 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O Aico Del Quechua Aycuy: retirarse, posponer Aico es un maravilloso Acceder a esta secreto guardado por las revelación supone ubicar quebradas precordilleranas la huella que nace en la ubicadas al sudeste de quebrada de Sucuna. La Arica. Los milenarios ruta encuentra pronto el caminos troperos que trazado serpenteante de conectaban el área la quebrada de Aico, con andina dejaron de ser transitados a mediados su curso de aguas que nacen en el Cerro de siglo XX con el establecimiento de nuevas Pastocollo. La imagen conceptual de Amaru, la vías para vehículos motorizados. Junto a las rutas serpiente mítica aimara, se respalda aquí con la olvidadas fueron quedando congelados en el experiencia. El milagro que supone el recorrido tiempo los pequeños caseríos que servían de de las aguas en estas tierras desérticas quedó posta, conformados por familias dedicadas a la poéticamente establecido en la cosmovisión agricultura y ganadería de subsistencia. ancestral. Para el hombre antiguo, la vida se debe Aico no está en las rutas turísticas habituales. a la acción combinada de las tres deidades que Al poblado se accede por recomendación de sostienen las tres zonas ecológicas integradas en conocedores expertos. El padre misionero el mundo andino: Mallku, el espíritu protector Amador Soto Miranda lleva años trabajando en que habita en las altas cumbres y que custodia las los valles, la precordillera y el altiplano de Arica, reservas de agua; Pachamama, la virgen dadora, el recuperando la tradición de aquellos esforzados Eterno Femenino, que dio a luz al ganado mítico religiosos que servían a las comunidades andinas y que se manifiesta en los pastos verdes que se durante la Colonia. Su recomendación es decisiva: renuevan cada año; y Amaru, la serpiente que Aico posee el más hermoso de los templos de controla el riego de las aguas, con su carácter la zona. variable, que a veces da y a veces quita. I G L E S I A S D E IZQUIERDA El templo y el campanario de Aico, ajenos al tiempo en lo profundo de la quebrada precordillerana. DERECHA Cristo crucificado realizado en tela encolada policromada. L D E S I E R T O 87 La caminata por la huella solitaria provoca un viaje hacia un tiempo mítico. Más que en vestigios arqueológicos, el paso de las caravanas que durante miles de años vitalizaron la cultura andina a través de estos corredores ha quedado en el ambiente como una presencia misteriosa. Inmerso en estas percepciones, el moderno viajero puede pasar por alto la presencia del cacerío, mimetizado entre las rocas y la verdura de la quebrada. El maravilloso secreto de Aico es una magistral creación en piedra. Pese al general estado de deterioro, el templo conserva el espíritu de los devotos que lo erigieron en el siglo XVIII. El portal de piedra canteada es un armonioso conjunto neoclásico en dos niveles, con columnas sencillas y arcos de medio punto sobre la puerta y el nicho superior. La nave es de forma rectangular y posee una sacristía adosada. La techumbre en pésimas condiciones- responde al patrón tradicional, con tijeras de eucaliptos y cubierta de totora, barro y paja. El retablo de piedra es de factura sencilla y cuenta con siete nichos en los que aún se mantiene un valioso conjunto de imágenes coloniales. El templo está rodeado por un muro de piedra que da forma al atrio y delimita el espacio sagrado en medio de la quebrada. El vano de acceso posee un arco de medio punto y un dintel coronado por figuras que parecen vestidas con ARRIBA Retablo portátil con imagen de la Virgen Candelaria. ABAJO Retablo portátil con imagen de San Antonio de Padua sosteniendo al Niño. DERECHA Retablo en obra de dos cuerpos, tres calles y coronación en forma de arco de medio punto. PAGINAS ANTERIORES: sotanas. El fino trabajo de cantería se mantiene fiesta patronal que reúne a los descendientes del IZQUIERDA Virgen Candelaria, imagen de madera policromada. en el campanario, con dos cuerpos que soportan pueblo, San Antonio, Santa Bárbara y Santa Lucía una bóveda bien lograda. Pequeñas tallas de custodian el secreto de Aico desde sus altares, piedra con formas simbólicas coronan la torre y estratégicamente instalados en tres cumbres se reparten a lo largo del muro perimetral. cercanas. DERECHA San Antonio de Padua, imagen de madera policromada. El cuidado del templo no depende ya de los hombres. El caserío y sus terrazas de cultivo Patrono San Antonio de Padua están abandonados y, salvo algún arriero que Fiesta: 13 de junio se mantiene en los alrededores, son pocas las almas que pasan por el lugar. En espera de la Portal de acceso al atrio realizado en piedra, con arco de medio punto y coronación con figuras labradas. 92 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O PACHICA Del Aimara Pashicum: camarón Los ríos Ajatama La historia de Pachica es y Caritaya nacen en las la histor ia de la zona altas cordilleras y se ecológica que integra. juntan par a dar vida Como asentamiento al río Camarones, que precolombino, su agricultura corre en lo profundo participaba del ancestral de la quebrada que intercambio andino entre lleva su nombre, salpicando de verde alfalfa la el altiplano y los valles precordilleranos. Luego, aridez absoluta de la pampa. En varios puntos con la llegada de los españoles, Pachica se integró de su recorrido hacia el mar, el río ofrece a los a la doctrina y cacicazgo de Codpa. Fue durante pobladores de la quebrada el exquisito sustento esta época colonial que el pueblo supo de un que representan los camarones de agua dulce. breve período de bonanza, cuando se explotaba Y en varios puntos, también, la quebrada ha la mina de plata llamada San José, ubicada en el espantado a visitantes y lugareños con sus muchas cerro Taltape, en el sector norte de la quebrada historias de apariciones y encantamientos. de Camarones. La tradición señala que con los La zona sabe de varias leyendas relacionadas beneficios del mineral se financiaban los gastos con minas fabulosas que se perdieron para del culto del santo patrono y que la explotación siempre y lugares abandonados por misteriosos se acabó debido al celo de los antiguos, que no maleficios. Cuando se mira hacia Pachica desde quisieron revelar la localización exacta de la veta lo alto, se le distingue enclavado en los faldeos a sus descendientes. de un cerro, peligrosamente inclinado hacia el Antiguamente, los terrenos del pueblo eran abismo de la quebrada de Camarones, rodeado explotados en forma comunitaria, cultivándose de una riqueza mineral que se manifiesta en en gran cantidad el maíz y las legumbres. Hoy tierras teñidas de rojo, amarillo, café y verde. Pachica luce abandonado. Sólo unas cuantas I G L E S I A S D E IZQUIERDA La iglesia y campanario de Pachica, junto a un cultivo de alfalfa en la Quebrada de Camarones. DERECHA Detalle del muro de piedras que rodea el atrio. L D E S I E R T O 95 familias se mantienen en el lugar trabajando la con pináculos rodea el templo, formando el atrio. tierra. A un costado del caserío, imper turbable El campanario, también de piedra, ha quedado testimonio de aquellos prósperos tiempos fuera, no así su escala de acceso que sube desde coloniales, el templo sigue conectando cielo el perímetro sagrado. El cuerpo superior de la y desier to. torre fue restaurado recientemente con concreto Su fecha de construcción data del siglo XVII, tiempo fundacional de la antigua doctrina El frontis del templo enseña un sencillo portal sacristía. La cubierta tradicional fue reemplazada de piedra canteada. En el interior, los muros de por planchas de calamina. Un muro de piedra adobe están decorados totalmente con pintura DERECHA Conjunto de imaginería colonial sobre altar en gradas de madera policromada. Preside San Andrés Apóstol. I G L E S I A S D original. de Codpa. Posee una nave con capilla lateral y Retablo colonial del Altar Mayor. Destaca el sagrario tallado y la mesa de altar adosada, según la norma anterior al Concilio Vaticano II. 96 y enchapado de piedra, alterando su constitución E L D E S I E R T O Detalle de la pintura mural del templo en el acceso a la capilla lateral. mural. Los motivos son jarrones de flores, plantas, guirnaldas y círculos y fueron recuperados en 1999 por Edith Sosa, restauradora profesional descendiente del pueblo. El piso es de ladrillo cocido y dos columnas que anteceden al presbiterio señalan la antigua existencia de un arco toral. Al fondo, en el retablo del Altar Mayor, realizado en madera policromada, la figura del patrono San José custodia imperturbable la tradición sagrada de Pachica. Patrono: San José. Fiesta: 19 de marzo 98 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O ISLUGA Del Kunza Isluga: planta del hábitat cordillerano llamada también Trícara (krameria iluca) En tiempos prehispánicos, las etnias aimara se organizaban como un archipiélago cultural y económico, integr ando ayllus o pueblos del altiplano y de los valles precordilleranos. El centro cultural, político y espiritual de este archipiélago era la marka o pueblo capital. Se sabe que cada etnia manejaba una variante diferenciada de la lengua aimara, una de las cuales sobrevive hasta hoy en la región de Isluga. Este antecedente lingüístico y su condición de centro ceremonial, permiten considerar seriamente al pueblo de Isluga como un inmejorable ejemplo de mar ka andina conservada a lo largo del tiempo. El pueblo se ubica en una zona estratégica, en un extremo de la meseta altiplánica, comunicado por antiguas rutas con los centros productivos precordilleranos y costeros con los cuales mantenía un activo intercambio de bienes. Uno de los tratos comerciales frecuentes era el que se hacía con Camiña y Chiapa, cuyos agricultores entregaban parte de sus cosechas de maíz a cambio de llamos y alpacas. Isluga es también el nombre del volcán de 5.530 m de altitud que e n l a c o s m o v i s i ó n ancestral representa al mallku o espíritu protector del pueblo, el “compadre”. La protección de la marka representaba la protección de una vasta zona geográfica y de todo un sistema de organización cultural. Las familias de los distintos ayllus mantenían una casa en la marka, a la que se trasladaban para la celebración de las fiestas principales. Estas casas familiares se distribuían en un plano urbano dividido en cuatro barrios, que reproducía en la marka la doble bipartición territorial de la etnia: Una primera división en dos mitades que corren de mar a cordillera, Arajsaya (parte de arriba) y Manqhasaya (parte de abajo), correspondientes al concepto aimara de yanani o yanantin, esto es, los opuestos complementarios. Y una segunda partición que I G L E S I A S D E IZQUIERDA El espacio sagrado del templo, bien demarcado a un costado del caserío de Isluga. DERECHA Nicho lateral con pequeña imagen colonial de San Antonio de Padua. L D E S I E R T O 101 Retablo del Altar Mayor, con dos cuerpos y ocho nichos que acogen la rica imaginería del templo. DERECHA Detalle del retablo del Altar mayor decorado con símbolos astrales y nacionales. En el nicho, Cristo crucificado articulado de madera policromada. distingue entre poblados agricultores de las tierras bajas (valles y precordillera) y poblados pastores de las tierras altas (altiplano). La llegada de los conquistadores introdujo la fe católica y la marka, antiguo centro ceremonial de la etnia, asumió el rol de foco evangelizador para la región. La Iglesia fue erigida en el siglo XVII, pero debió ser totalmente reconstruida luego del fuerte terremoto de 1868. Un documento eclesiástico de la época relata: “El 13 de agosto a horas cinco y cinco minutos de la tarde hubo un terremoto espantoso, se arruinaron los puertos 102 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O de Iquique, Mejillones, Pisagua y Arica quedando inundados por el mar después del terremoto. Muchos templos quedaron averiados pero los de la Tirana e Isluga quedaron incluso sus pueblos en escombros. Aún nos tiembla la mano al escribir ligeramente estas líneas a los cuatro días que aún no cesa el continuo movimiento de la tierra.” La reconstrucción del templo le confirió su actual aspecto. Posee una nave única a la que se adosan los cuartos de la sacristía y las bodegas. Grandes contrafuertes apoyan los muros laterales de piedra rústica y barro, sirviendo también de escalas para subir a la llamativa techumbre realizada con tejas de arcilla, única en toda la zona. El acceso del templo repite el esquema tradicional de Alto Perú, en el que los muros laterales se adelantan acompañados por la techumbre, que forma un alero, retrayéndose la fachada misma y creándose un espacio intermedio. Originalmente, todas las amarras del sistema de vigas se hacían con cueros de animal. La iglesia cuenta con portales coronados por un gran arco circular. El atrio es cerrado por un hermoso muro con pequeñas arquerías realizadas en piedra volcánica y un arco mayor frente a la entrada del templo. El campanario o torre es de dos cuerpos coronados en una pirámide, cuenta con pináculos en forma de paloma y está blanqueado con cal, al igual que el templo y el muro perimetral del atrio. Hoy en día, el santuario está prácticamente despoblado. Las familias se han trasladado hasta Colchane, que es centro administrativo, cede del municipio y paso fronterizo. La que fuera capital de todo un señorío se mantiene durante el año en solitaria y paciente espera de los dos acontecimientos que reúnen a sus descendientes: la celebración del santo patrono y los carnavales de febrero. Pese al abandono, la vieja marka aún cumple con su rol de centro ceremonial, responsable de mantener el sagrado vínculo con el Cielo que provee bendiciones a ganaderos y agricultores. Patrono: Santo Tomás Fiesta: 21 de diciembre ARRIBA El campanario (masculino) y el templo (femenino) reunidos por el muro perimetral del atrio. ABAJO La antigua marka de Isluga, centro ceremonial altiplánico. AncUaQUE Del Aimara Anqu (nervio, tendón) y Jaqi (persona): persona fibrosa, fuerte Se cuenta que los pueblos. Una primera m a l l k u s o j e fe s d e l a división en mitades o comunidad formada por sayas era reflejo de la los poblados de Ancuaque, noción conceptual de Waitene , Quebe , yanani u opuestos Chullucane , Chijo, complementarios. Ancovinto y Panavinto, se esta manera, en el plano De reunieron para resolver la fundación de un pueblo de Cariquima corría una línea imaginaria que principal. Fue así como la marka de Cariquima nació agrupaba en la mitad de arriba o Arajjsaya a para ser el eje organizador de la vida agrícola y Ancuaque, Waitene, Quebe y Chullucano y, en la ganadera de los nueve poblados comuneros. mitad de abajo o Manqhasaya, a Villablanca, Chijo, Como todos los caseríos altiplánicos, Ancovinto y Panavinto. La sabiduría ancestral verdaderas estancias familiares dedicadas a la andina entendía estas mitades como un par de ganadería de llamos y alpacas, Ancuaque integró cosas que necesitan igualarse, complementarse. durante cientos de años una unidad cultural bien Esta bipartición en sayas se combinaba con la definida en torno a su pueblo principal. La tradicional distinción cooperativa entre pueblos economía de cada uno de los poblados se sostenía agr icultores y ganaderos, configurándose en la coordinación del grupo, de tal manera que las finalmente una división cuatripartita del espacio producciones ganaderas eran intercambiadas con territorial que correspondía a la cuatripartición las producciones agrícolas de la precordillera. cosmogónica del mundo aimara. Esta unidad comunal era reflejo de la Este sistema de organización social y económica unidad esencial del mundo aimara. La división de las comunidades andinas se actualizaba y del espacio en Cariquima respondía a la doble reafirmaba en las celebraciones festivas de sus bipartición del territorio integrado por los nueve creencias. El sincretismo religioso que se dio tras I G L E S I A S D E IZQUIERDA Retablo en obra de dos cuerpos y una calle con mesa de altar adosada. DERECHA Portada de piedra enmarcando la puerta principal pintada en característico color celeste. L D E S I E R T O 107 la imposición del credo católico por parte de los conquistadores españoles, fue, en el fondo, una sabia asimilación de la cosmovisión cristiana por parte de la cosmovisión andina. Erigido el templo católico, éste se transformó rápidamente en el centro espiritual de la comuna, el lugar donde se sacralizaba el pacto de cooperación y complementación entre los poblados integrantes. La evangelización católica encontró un terreno fértil en la religiosidad aimara. El templo es una manifestación de la concepción sagrada que el pastor tenía de la vida y su mundo propio. La figura protectora de los mallku, aunque nunca anulada completamente en su estado original, pudo asociarse a la figura protectora de alguno de los santos de la tradición católica. Por su parte, la fertilidad sagrada de la Pachamama no podía demorarse en encontrar alguna correspondencia con la virginidad prodigiosa de María. Pronto el calendario litúrgico cristiano pasó a identificarse con el calendario ritual andino, anclado en los hitos del ciclo astronómico-productivo. El templo de Ancuaque se levantó como expresión de esta nueva espiritualidad andina. Desde los tiempos coloniales, el clan familiar del poblado remarcó su identidad grupal en torno a la iglesia y sus santos patronos, funcionando hasta hoy como un inmejorable lugar de preservación de las tradiciones aimara. El espacio sagrado está ajeno a los cambios y sirve de orientación incluso a los ritos ancestrales, las “costumbres”, que, aunque realizadas fuera del espacio mismo del templo, le toman como referencia. El edificio se preserva en buenas condiciones con su nave techada a la manera tradicional y su torre anexa construida en piedra rosada. En el 108 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O Vista interior del templo, con techumbre tradicional y suelo empedrado. DERECHA Estandartes de procesión con cabos en forma de cruz. Imagen colonial de Santiago “Matamoros”, asociado a Illapa, dios andino del rayo. interior, San Santiago y la Virgen esperan los preser vación de la ritualidad católica. Los ruegos de los fieles en el sencillo retablo encalado. descendientes del pueblo acostumbraban a visitar Sin embargo, en su función comunitaria, el templo el templo para las celebraciones del santo patrono de Ancuaque está virtualmente abandonado. y alguna otra fecha destacada del año litúrgico. Como en muchos poblados del altiplano chileno, Sin embargo, en la dialéctica protestante, el culto la escasa población ha ido abrazando el credo católico a los santos y la Virgen María aparece protestante. El largo proceso de cambio que ha como algo negativo, confinándosele, junto a los afectado al mundo andino desde la conquista ritos paganos o “costumbres”, al estadio infernal española está viviendo ahora un nuevo período que constituye hoy en día el mundo mítico de de crisis. La pérdida de identidad andina que ha Manqhapacha, el mundo de abajo. significado la chilenización y la permanente 110 I G L E S I A S D migración a las ciudades durante el siglo XX, se Patrono San Santiago había contrarrestado efectivamente en la Fiesta 25 de julio E L D E S I E R T O MAUQUE Del Aimara Mawki: nombre de un fruto silvestre En la cosmovisión aimara, cada poblado o ayllu estaba bajo la protección de un mallku o espíritu protector, el llamado “compadre” o “comadre”, que moraba en alguna de las cumbres cercanas, denominadas en lengua quechua achachillas. Estos espíritus de los cerros mantenían una relación mítico familiar con el clan protegido, podían ser masculinos o femeninos y estaban relacionados con el resto de las alturas protectoras del mundo andino, especialmente con las altas cumbres nevadas del altiplano, origen del agua sagrada. Los mallku o achachilla eran poderosos y exigían de la comunidad respeto y ofrendas. El culto al mallku es propio de la más ancestral ritualidad aimara y se celebraba en febrero, en el llamado “día del compadre”. Entonces, la gente del poblado subía al cerro para levantar un palo llamado “arco”, que era revestido como pastor y adornado con signos señoriales de prestigio. Al contemplar el poblado altiplánico de Mauque se aprecia una representación de la cosmovisión andina especialmente didáctica. El pequeño caserío de pastores, originalmente vinculado a la marka de Isluga, se recoge en la inmensidad bajo el amparo de una pronunciada cumbre rocosa. En lo alto del achachilla ya no se levanta un arco sino una cruz.Y donde antiguamente la comunidad ofrendaba a la Pachamama, la madre dadora de vida, un templo católico se levanta al Cielo bajo la advocación de la Virgen de Guadalupe. La obvia relación de Pachamama con la Madre de Cristo responde a la profunda asimilación que la religiosidad ancestral hizo del credo católico. La deidad primordial femenina, principio materno de la vida, encuentra correspondencia en la figura de la Virgen: a Pachamama no se le conoce esposo y su poder generador es milagroso y autónomo. La zona andina conoce una devoción intensa hacia la Virgen María. La evangelización encontró una especial disposición del alma andina hacia el culto mariano y muchos de los templos reservaron el nicho principal de su retablo a alguna de las I G L E S I A S D E IZQUIERDA Vista exterior del conjunto templo-campanario desde el bofedal que sostiene la actividad de pastoreo. DERECHA Arco de piedra canteada en la torre campanario. L D E S I E R T O 113 manifestaciones de la Madre de Dios. Más allá de esta relación conceptual básica, el proceso de asimilación del culto católico presenta detalles muy interesantes relacionados con su origen histórico. La advocación de la Virgen de Guadalupe que mantiene el templo de Mauque es poco frecuente y ofrece algunos antecedentes especialmente esclarecedores de la realidad colonial en que se desarrolló el sincretismo católico andino. En el año 1601 llegó a Potosí Fray Diego de Ocaña, monje jerónimo, con el objetivo de difundir la devoción de Nuestra Señora de Guadalupe, originaria de Cáceres, España. En su afán, el monje realizó una imagen de la Virgen en el convento de San Francisco. Al ver la pintura el Obispo de Charcas, Alonso Ramírez de Vergara, de origen extremeño y devoto de la Guadalupe, pidió al monje Ocaña que realizara otra similar para la ciudad de La Plata (Sucre). La imagen fue alabada por los feligreses y se construyó para ella una capilla especial anexa a la Catedral. De La Virgen de Sucre se hicieron muchas copias, funcionando como fuente y modelo de la advocación que se extendió por los pueblos de la zona andina. La Virgen de Sucre responde a la imagen de la Guadalupe extremeña. Es de tez morena, lleva en su mano derecha un bastón coronado en una cruz y en la izquierda sostiene al niño con la esfera en su mano. Viste un traje dorado en forma de triángulo, presenta la media luna a sus pies y una corona ovalada sobre la cabeza. La imagen no guarda relación alguna con la Guadalupe mexicana, aparecida al indio Juan Diego durante los primeros años de la conquista española. Esta ARRIBA Detalle de pintura mural decorativa en Altar Mayor. ABAJO Retablo del Altar Mayor en obra, de dos cuerpos y tres calles, decorado según la expresividad tradicional andina. DERECHA Pila bautismal adosada al muro. Las hojas de eucaliptus son vestigios de la última fiesta patronal. Puerta lateral tapiada con piedras. advocación recién llegó a la zona andina en el siglo XIX. El templo que alberga a la Virgen de la Guadalupe de Mauque mantiene el aspecto original de las capillas levantadas durante los siglos XVII y XVIII en los caseríos ganaderos del altiplano. Sus muros de adobe forman una nave coronada por la techumbre tradicional de madera de queñua, paja brava y barro. Un muro perimetral con arcos de acceso rodea el atrio, dejando fuera del espacio sagrado un calvario utilizado en los ritos ancestrales de ofrenda y sacrificio. El campanario anexo de dos cuerpos completa el par masculinofemenino que integra con el templo, reuniendo en la Tierra la totalidad heredada del Cielo. En el interior, la imagen de la Virgen descansa en el retablo de adobe encalado y decorado con figuras de una expresividad simple y potente, reflejo del modo aimara de vivir en este mundo, esto es, integrado a la Creación. Patrona la Virgen de Guadalupe Fiesta: 12 de septiembre 116 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O USMAGAMA Del Aymara Usmagama: fuente de enfermedad y contagio Enclavado en la La portada del templo quebrada de Ocharaga, es de piedra de sillería y en sierra está toda labrada con cordillerana, Usmagama floreros, flores y frutos. tiene su origen La puerta se cierra en precolombino como un arco de medio punto del formado por molduras plena integrante archipiélago andino del señorío de Isluga. Ya en de piedra tallada con motivos de ramas. El arco tiempos coloniales, Usmagama fue tributario está flanqueado por dos columnas salomónicas del repartimiento y parroquia de Sibaya, pueblo que se posan en altos pedestales con motivos cercano que hacía de cabecera del Alto de de ángeles y flores. Sobre las columnas hay dos Tarapacá. Es durante esta época cuando se pequeñas esculturas que parecen representar levanta el templo, gran exponente del estilo bailarines de una fiesta religiosa. El conjunto barroco andino. destaca como una las más originales producciones La iglesia data del siglo XVII. Sus viejos muros de la escuela local de canteros. son apoyados por varios contrafuertes de piedra. El Altar Mayor y el retablo son de madera Posee una nave y techo a dos aguas, cuya cubierta tallada y dorada, trabajada profusamente con tradicional de paja y barro fue reemplazada por diseños florales. Una estructura de albañilería planchas de zinc. Un muro perimetral cierra el sostiene el retablo, que es de estilo barroco y espacio sagrado del atrio, donde se levanta la posee tres pisos y tres calles. El sagrario está torre anexa. Ésta tiene un solo cuerpo, coronado flanqueado por columnas salomónicas y tiene por una pequeña estructura de madera y fierro puertas corredizas que rematan en arco de galvanizado, seguramente agregada en reemplazo medio punto. de un segundo cuerpo derrumbado. IZQUIERDA Retablo del Altar mayor en madera tallada y policromada, valioso exponente del estilo barroco andino. DERECHA Portada de piedra canteada y labrada. Las columnas rematan en figuras que semejan bailarines religiosos. Hoy el pueblo de Usmagama parece dormido, I G L E S I A S D E L D E S I E R T O 119 casi al margen del tiempo. Sin embargo, este y el cobro de impuestos. Cuando la Corona tranquilo caserío participó activamente en uno de Española llevó a cabo las llamadas reformas los acontecimientos más enérgicos de la historia borbónicas, destinadas especialmente a aumentar colonial americana, la Rebelión de Túpac Amaru. las arcas fiscales por medio de nuevos tributos, el Hacia 1770, la situación de los pueblos descontento general llegó a una situación límite. de indios era bastante desafortunada. Los En 1780, todo el territorio de Bajo y Alto Perú caciques de la Audiencia de Charcas acusaban se hallaba levantado. José Gabriel Condorcanqui, frecuentemente a los corregidores de una serie cacique descendiente del Inca Túpac Amaru, de abusos en la asignación de trabajos forzados instruido en Lima y marqués de Oropesa, asumió Nicho lateral con imágenes de San Santiago-Illapa y la Virgen Candelaria. DERECHA Cristo crucificado sobre mesa del Altar Mayor. Madera, yeso, tela encolada y policromía. 120 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O el liderazgo de una rebelión general del mundo indígena contra el abuso español. Se proponía el retorno de la propiedad de la tierra a sus verdaderos dueños. A su causa se integraban los esfuerzos previos de los caciques aimara Tomás Catari y Julián Apaza, llamado también Tupac Catari. La rebelión estuvo muy cerca de provocar un daño mayúsculo a la administración española. Las movilizaciones indígenas se organizaron hasta dar cuenta de un poder subversión desatado, que alcanzó su clímax en los sitios de las ciudades de Cuzco y La Paz y que sólo acabó con el suplicio y muerte de los caudillos. En1778 el cura de Tarapacá, José Francisco Ximénez, informaba al obispo de Arequipa acerca del levantamiento de indios sucedido en el pueblo de Usmagama. Según su relato, los naturales se habían alzado en armas contra el teniente cobrador de impuestos por sus desmedidas exigencias, declarándose violentos incidentes. Hechos como los de Usmagama llevaron a la Iglesia a declarar excomulgados a los insurgentes, lo que desembocó en reiterados ataques en contra de los templos y sus bienes de culto. Hacia 1780, el corregimiento de Arica organizó una expedición religiosa militar que recorrió los pueblos andinos para aplacar las revueltas locales. Se sabe que 22 indios rebeldes fueron bajados a Arica para ser azotados frente a la iglesia catedral. Patrono: Exaltación del Señor Jesús Fiesta: 14 de septiembre (también se celebra San Santiago, el 25 de julio, y Santa Rosa de Lima, el 30 de agosto) 122 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O Vista hacia el exterior a través del arco de medio punto del portal de entrada. H UAVIÑA Del Aimara Wawiña: gavilla de paja El caserío de Huaviña cultivos y animales. Pero es un hermoso poblado tras el redescubrimiento precordillerano de del mineral de plata de or igen prehispánico, Huantajaya en los altos antiguamente integrado de Iquique, muchos de al archipiélago aimara los hombres del pueblo de Isluga. Sus viviendas fueron trasladados a se ubican en el faldeo del cerro, junto a los las labores mineras. La devoción de estos hijos andenes de cultivo, los mismos que durante de Huaviña quedó manifiesta al interior de la miles de años nutrieron el intercambio comercial iglesia en varias obras que se financiaron con su con la zona ganadera altiplánica. Al llegar al tributo. pueblo, el sendero que viene deslizándose por El templo es de nave única con techo a dos la quebrada se ensancha para formar la calle aguas. Lamentablemente, la cubierta tradicional principal, que baja atravesada por calles paralelas de paja y barro fue reemplazada por planchas y estrechos callejones. La iglesia se ubica hacia el de calamina. Su portada de piedra tallada final, revelando que el doctrinero que proyectó con arco de medio punto posee equilibradas su edificación buscó un terreno sin uso para no proporciones y enseña un trabajo de calidad interferir en la distribución original del poblado. artística. Al interior, destaca el retablo del Altar El marcado estilo barroco andino del templo da Mayor, hecho en madera y de estilo barroco. cuenta de su origen. Erigida en el siglo XVII como Posee cinco nichos enmarcados por columnas doctrina de indios, dependía jurisdiccionalmente talladas y doradas; el sagrario se ubica al centro, de la parroquia San Nicolás de Tolentino de Sibaya, en el primer cuerpo, y tiene puertas corredizas creada en 1620. Durante los primeros tiempos que lucen una vistosa custodia tallada. La mesa de la Colonia, la población siguió dedicada a sus del altar lleva inscrito “Alabado sea el Santísimo I G L E S I A S D E IZQUIERDA Retablo del Altar Mayor, con dos cuerpos y tres calles, decorado profusamente según el estilo barroco andino. DERECHA Nicho lateral con imagen colonial de Cristo cargando la Cruz. L D E S I E R T O 125 Sacramento”. El campanario presenta una base de piedra y un segundo cuerpo de madera con corona piramidal. Su estilo lo revela como una reconstrucción del siglo XIX y está pintado con colores poco habituales en la estética andina. Las imágenes de la Virgen Candelaria y San Juan, buenos exponentes de la escuela alto andina, custodian el templo. Ellos son los patrones. A ellos se ofrece la fiesta cada año, para que la tradición no muera y las viejas terrazas sigan dando ajos, cebollas y hortalizas a las pocas familias que aún las trabajan. Patronos: San Juan Fiesta: 24 de junio Virgen de la Candelaria Fiesta: 2 de febrero. ARRIBA Detalle de Cristo de la Pasión. Madera policromada. ABAJO Vista interior del templo. Púlpito colonial, arco toral pintado con colores patrios y retablo del Altar Mayor. T arapacá Del Quechua Tara (nombre de árbol) y Pakay (encubrir): tara encubridora La Tara encubridora descubierto una relación que refiere al nombre de entre el gigante con Tarapacá es abundante la deidad frontal con en la quebrada donde se báculo de Tiawanaco, ubica el pueblo, a 1.350 m representación de Tunupa, sobre el nivel del mar. un complejo mito que Con un aspecto similar al refiere la expansión del algarrobo, puede alcanzar una altura de hasta civilizadora aimara. Tunupa es el hijo del Creador 5 m y tiene ramas espinosas que se retuercen Viracocha y aparece en los registros realizando para proteger el tronco. una peregrinación mítica desde el Titicaca hacia La ar idez de la pampa es combatida los confines del mundo andino. El viaje de Tunupa tímidamente por las aguas que bajan por los valles permite la difusión de un mensaje armonizador cordilleranos. En la quebrada de Tarapacá, el riego que integra la diversidad étnica y cultural de del río Pedregoso posibilitó hace miles de años el la vasta zona. El mito cierra con una muerte establecimiento de grupos indígenas dedicados a simbólica en manos de quienes se negaban a la la agricultura. Con el tiempo, estas comunidades revelación, emparentando a Tunupa con la figura se fueron integrando al sistema económico de del Cristo. Las conclusiones apuntan a que el intercambio del mundo andino. El famoso geoglifo gigante de Tarapacá responde a la inclusión de del Cerro Unita, llamado el “Gigante de Tarapacá”, estos territorios dentro del área de influencia de es un sorprendente testimonio de la época en que Tiawanaco. la pampa era transitada por caravanas de llamos Durante la expansión del Tawantinsuyo, que realizaban el intercambio comercial entre Tarapacá fue un punto de descanso en el los valles agrícolas y las comunidades ganaderas recorrido del Camino del Inca. En 1536, Diego del altiplano. Algunos estudios recientes han de Almagro recuperó fuerzas aquí en su retorno I G L E S I A S D E IZQUIERDA Retablo del Altar Mayor de estilo neoclásico. Dos arcos torales de medio punto separan el presbiterio. DERECHA Altar lateral dedicado al patrono San Lorenzo, que sostiene el libro y la palma como atributos iconográficos. L D E S I E R T O 129 a Arequipa. Cuatro años más tarde, Pedro de Valdivia pasaba rumbo al sur, dejando en el lugar a doña Inés de Suárez en espera de los refuerzos que Rodrigo de Araya, Francisco de Villagra y Juan Bohón traían por el otro lado de la cordillera. Esta ancestral situación estratégica se potenció durante la Colonia. La encomienda de indios de Tarapacá nace al poco tiempo de la llegada de los primeros españoles. El pueblo colonial dependió jurisdiccionalmente del Corregimiento de Arica, fundado en 1565. La consolidación económica del área, sostenida en la vitivinicultura de los valles y el mineral de plata de Huantajaya, permitió la fundación del Corregimiento de Tarapacá, con cuatro repartimientos, cada cual con su parroquia: Camiña, Sibaya, Tarapacá y Pica. Tarapacá fue la capital y contó con gobernación y Cabildo. Esta preeminencia duró hasta 1855, cuando el gobierno fue trasladado al puerto de Iquique. De la época de prosperidad del pueblo se conservan algunos vestigios. Ahí está la plaza, empedrada en laja, con un corredor sostenido por arcadas de madera; la explanada y arquería en piedra del antiguo Palacio de Gobierno; las casonas coloniales con sus portales de piedra y sus puertas de madera con clavos de cobre; los muros del viejo convento y, como no, la iglesia. La primera capilla de Tarapacá data del siglo XVII y se erigió como cabecera de parroquia. ARRIBA Altar lateral con columnas sostenidas por custodios de inspiración indígena. ABAJO Capilla lateral. La famosa talla de Cristo y los doce apóstoles, obra del artista peruano José María Arias. DERACHA Altar lateral con modificaciones neoclásicas. Su advocación al Sagrado Corazón es moderna. De esta primera construcción colonial se mantienen la estructura de piedra y adobe y la forma en base a dos naves. En 1773, la iglesia fue objeto de varias mejoras, muchas de ellas financiadas por quien fuera el hombre más rico de la región, don Basilio de la Fuente, vecino de Tarapacá. Lamentablemente, un incendio y varios terremotos dañaron de manera drástica el edificio, quedando en pie sólo los muros. Una de las pérdidas irrecuperables fue el retablo de madera labrada y dorada, similar a los que albergan los templos de Huaviña y Usmagama. La torre campanario data de mediados del siglo XVIII y es considerada una obra ejemplar dentro del patrimonio arquitectónico nacional. Está construida en piedra de sillería en un estilo neoclásico que enseña influencias de la escuela arequipeña. San Lorenzo es el patrono de los mineros. Una reciente restauración confirió al templo un aspecto deslumbrante que refuerza el vínculo con la actividad económica fundamental de la región, manifestando claramente la devoción vehemente y desprendida de sus fieles. Cuando cada 10 de septiembre las campanas del templo convocan a la celebración del santo, San Lorenzo de Tarapacá ve llegar a más de 30.000 devotos que se acercan para agradecer la prodigiosa generosidad de las entrañas del desierto. Patronos: San Lorenzo Fiesta: 10 de agosto Virgen Candelaria Fiesta: 2 de febrero 132 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O Cruces adornadas con flores de papel y de plástico en el cementerio de Tarapacá. Mamiña Del Aimara Mami (pupila) y Ñaña (sanada): pupila sanada Una ñusta (princesa) incaica comenzó a enceguecer. Sus padres ordenaron a sus servidores encontrar algún remedio en los territorios del vasto Imperio. La ñusta fue llevada hasta una fuente de aguas milagrosas escondida entre los cordones cordilleranos que bajan a la Pampa del Tamarugal. Las aguas de la fuente devolvieron la vista a la princesa, por lo que desde entonces se llamó al lugar Mamiña, que algunos traducen como “niña de mis ojos”. La leyenda alude al origen prehispánico de este poblado ubicado a 2.750 m sobre el nivel del mar. Y aunque los primeros asentamientos humanos en el lugar son anteriores a la expansión Inca, la leyenda acierta al relacionar su historia con los viajes colonizadores ordenados por los gobernantes del Cuzco. Mamiña fue un punto de abastecimiento en el Camino del Inca. En el sector quedan vestigios de un pucara, construcción fortificada que se instalaba en sitios estratégicos para proteger el paso de las caravanas. Hacia el siglo XVI, siguiendo justamente las rutas señaladas por los guías quechuas, los conquistadores españoles pasaron también por Mamiña y disfrutaron de las bondades de sus aguas curativas. El pueblo está enclavado en un monte rocoso. En sus laderas se aprecian las antiguas terrazas de cultivo, trabajadas desde tiempos ancestrales, cuando Mamiña era asiento de un ayllu integrado al señorío aimara que dominaba el área. El aspecto que hoy presenta el pueblo se relaciona especialmente con su posterior desarrollo colonial, con callejuelas y casas de piedra, algunas de las cuales mantienen aún su portales tallados. En 1632, los españoles instalados en el valle erigieron el primer templo dedicado a San Marcos. El templo actual es una combinación de elementos originales y reconstrucciones posteriores. El portal de piedra rosada, con su arco de medio punto labrado y sus dos columnas, es fiel al estilo barroco andino original. De aquella primera construcción persisten también los muros de adobe, apoyados por grandes contrafuertes de piedra. I G L E S I A S D E IZQUIERDA Retablo del Altar Mayor, de dos cuerpos y tres calles. Estilo barroco con influencia neoclásica. DERECHA Detalle de pintura mural. Ángel conduciendo un alma al Cielo. L D E S I E R T O 135 El interior es interesante. La nave central se eleva hasta 6 metros. Al fondo destaca el retablo del Altar Mayor, realizado en albañilería estucada, de estilo barroco, con líneas toscas y simples y pintado de vivos colores. Está compuesto por tres pisos y tres calles y posee columnas acabadas en capiteles, cuyas hojas de acanto parecen inspiradas en los penachos de plumas con que se coronaban los antiguos incas. Tras el terremoto de 1877, el templo fue reconstruido siguiendo los criterios del neoclasicismo imperante. Entre las modificaciones, destaca el par de torreones de piedra, coronados por campanarios de madera pintada de color azul. El conjunto es excepcionalmente fastuoso, reflejo de la era de prosperidad del salitre en la que Mamiña disfrutó de los beneficios de ser un balneario termal bien considerado. Cuando se constr uyó en el siglo XVII, la iglesia fue erigida como viceparroquia de Pica. Permaneció así durante toda la administración peruana. Luego de la Guerra del Pacífico y la anexión de estos territorios a Chile, la Iglesia organizó una nueva jurisdicción para la zona. El cargo de párroco de Mamiña fue ocupado por quien sería posteriormente obispo de Iquique y primer cardenal chileno, monseñor José María Caro. Aquejado por una enfermedad respiratoria, monseñor Caro conoció también el legendario efecto sanador de las aguas de Mamiña. Patrones: San Marcos Fiesta: 25 de abril Nuestra Señora del Rosario Fiesta: 7 de octubre ARRIBA Cristo Crucificado articulado, realizado en tela encolada policromada. ABAJO Candelabro de siete velas de metal labrado. M ATILLA Del Aymara Matti (planta cuyo fruto es una calabaza) y Lla (significa diminutivo): calabacita Matilla es un antiguo indígenas locales. Tal oasis que conoció tiempos como en Pica, el principal de gr an prosper idad cultivo de Matilla fue la vid, durante la Colonia y en formándose haciendas la época del salitre. El que oper aban como pueblo actual fue fundado centros económicos a lo por vecinos destacados largo del siglo XVIII. de Pica que se establecieron para desarrollar el La primera iglesia de Matilla la levantaron los cultivo de la vid en la quebrada de Quisma. conquistadores españoles entre 1718 y 1721. De los antiguos poblados indígenas que se La nave principal se destruyó completamente instalaron en al valle de Matilla para aprovechar con el terremoto de 1768, salvándose sólo sus vertientes y tierras fértiles no quedan vestigios el campanario. Ese mismo año comenzó la importantes. Se sabe que a tres kilómetros al construcción de un nuevo templo. Sirvió durante sudeste de Matilla existió un pueblo de indios que 100 años hasta que, en 1877, se desplomó por fue destruido por un terremoto. Relatos locales causa de otro movimiento telúrico. Nuevamente señalan que al pasar por el lugar se oye un ruido el campanario salió ileso, al igual que el Altar extraño y parece que la tierra fuera a hundirse. Mayor, que se conserva hasta la actualidad. El proceso de asentamiento colonial en Matilla La tercera construcción de la iglesia se es muy similar al de Pica, al ubicarse estos pueblos a inició en 1877 y es la que enseña Matilla hoy no más de cuatro kilómetros de distancia. Los dos en día. Su principal característica radica en la están instalados en oasis fértiles de condiciones fachada de estilo neoclásico y que responde a climáticas similares. Y en ambos valles los españoles la moda arquitectónica que se propagó durante establecieron encomiendas para reunir y emplear el próspero período del salitre. El edificio fue a los miembros de los ayllus o asentamientos levantado por el constructor español José Durán I G L E S I A S D E IZQUIERDA Cristo crucificado con Virgen Dolorosa y San Juan. Imágenes de madera policromada. DERECHA Detalle de la torre de la cúpula sobre el Altar Mayor. L D E S I E R T O 139 ARRIBA Vista del coro y de la puerta principal del templo. ABAJO Cristo de la columna con capa púrpura. DERECHA Influencia neoclásica del templo. Bóveda y retablo de un cuerpo y tres nichos. con la técnica de tabiquerías de caña empastadas del templo, el campanario se levanta como fiel con cal y tiza. El techo tiene una bóveda en cruz testimonio de la era colonial. Con tres cuerpos recubierta de barro. La fachada fue revestida con construidos con bloques de anhidrita y bórax, tablas de pino oregón, madera resistente a la voraz la torre es de estilo barroco, mismo que debió larva de la polilla nortina y que era traída como tener el primer templo erigido en el siglo XVIII. lastre por los barcos que venían a cargar salitre. Al interior destacan el Altar Mayor, el retablo y Patronos: San Antonio de Padua una llamativa Última Cena con figuras de bulto Fiesta: 13 de junio. de tamaño natural, obras todas conservadas del Virgen de la Candelaria. templo original. Sin mayor sintonía con las líneas neoclásicas La fachada neoclásica frente al campanario colonial de tres cuerpos hecho en piedra anhidrita y bórax. 142 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O Fiesta: 2 de febrero. PICA Del Quechua Phikay: coger flores A 1.325 m de registro de hacendados altitud, Pica es un vergel dedicados al cultivo de ubicado en la pampa la vid y, a principios del desér tica donde XVII, existían títulos de comienza a elevarse el propiedad de viñedos macizo cordillerano. Las cuyos caldos er an ver tientes de aguas destinados principalmente puras que afloran en el lugar han permitido el asentamiento humano desde tiempos remotos. a Arequipa y a la mina de Potosí. El primer templo de Pica se levantó al poco A comienzos del siglo XVI, el oasis de Pica tiempo de asentarse población española en el era un importante punto de abastecimiento en la valle y se sabe que en 1600 fue destruido por un ruta del Camino del Inca. Diego de Almagro quiso terremoto. Hasta el año 1620, Pica fue asistido aprovecharlo en su paso hacia el Sur y conoció por sacerdotes y misioneros como doctrina. A la resistencia de los habitantes del pueblo. Luego, partir de esta fecha, el pueblo fue sede de un a partir de la llegada de la expedición de Valdivia, curato, lo que habla de su temprana importancia el asentamiento de españoles en el lugar se como pueblo colonial. fue haciendo definitivo. Los conquistadores se El oasis de Pica se vio muy favorecido en apropiaron de la tierra y la distribuyeron como el siglo XVIII por la explotación del mineral de mercedes y encomiendas. En el año 1565, Lucas Huantajaya. La mina era trabajada desde antes Martínez Vegaso aparece a cargo de la primera de la llegada de los españoles y estaba ubicada encomienda de indios en el Valle de Pica. en la zona costera cercana al puerto de Iquique. La introducción de viñedos en el valle incidió Los españoles siguieron explotando las vetas en el establecimiento de una mayor población hasta que abandonaron el sector por temor al española y mestiza. A fines del siglo XVI ya hay ataque de los piratas y filibusteros. En 1717, Juan I G L E S I A S D E IZQUIERDA Vista del templo, con su doble campanario y su cúpula de estilo neoclásico. DERECHA Altar Mayor. Templete con Cristo Crucificado de madera policromada. L D E S I E R T O 145 de Loaysa y Valdés, gracias a las indicaciones que los pobladores de Pica resolver el problema le diera el aborigen Cucumate, redescubre el capital que presenta la vida en el desierto, el mineral, nombrándolo San Agustín de Huantajaya. agua. Utilizando las técnicas mineras de Potosí, El yacimiento significó prosperidad para los oasis crearon cerca de 14 km de socavones, largos y abastecedores de la zona, que recibieron oleadas angostos túneles filtrantes que captan las aguas de población en busca de riqueza. Pica adquirió subterráneas y las conducen a los estanques especial importancia, transformándose en sede llamados cochas, donde se almacenan para su del Tenientazgo de Tarapacá, dependiente del uso en el regadío. Corregimiento de Arica. El desarrollo colonial del pueblo exigió a Última Cena compuesta por imágenes de madera policromada de tamaño natural. DERECHA La prosperidad de fines del siglo XIX reflejada en el esmerado estilo neoclásico del Altar Mayor, dedicado al Sagrado Corazón. 146 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O Hacia 1780, Pica también conoció los levantamientos indígenas que se integraron abastecer las oficinas salitreras. La producción de Imagen policromada de San Andrés, vestigio del pasado colonial del templo. cítricos encontró en el valle un clima excepcional, beneficiándose hasta hoy el pueblo con la fama de sus limones. En 1768, un nuevo ter remoto había destruido el templo. Gracias a los aportes de los benefactores don José Basilio de la Fuente y don Matías Soto, se llevó a cabo una reconstrucción que mantuvo el diseño original. Casi un siglo después, el auge del salitre introdujo nuevos materiales y tendencias estilísticas en la arquitectura, alterando definitivamente el aspecto colonial del templo. La construcción actual fue realizada entre 1880 y 1886 y es de estilo neoclásico. Posee un alto a la Rebelión de Tupac Amaru. Un indio noble frontón enmarcado en columnas rectangulares, llamado Julián Ayben, que ostentaba cargo con tres puertas de acceso frontal bajo arcos público, consiguió una proclama de Tupac de medio punto. Dos torres de campanario se Amaru en la que se declaraba enemigo de los ubican sobre el pórtico con cúpulas en forma de españoles. Ayben intentó hacer cundir la rebelión bóveda. La estructura principal se compone de en reuniones secretas y enviando mensajeros a tres naves con columnas acanaladas que sostienen Tarapacá, Mamiña y Llica. A cambio de la adhesión la bóveda central en cruz. Sobre el crucero se a la causa, prometía el fin del pago de impuestos levanta una cúpula terminada en linterna. En y la liberación definitiva del yugo español. el interior, el templo de Pica alberga una Santa Cuando Ayben manifestó sus planes al cura de Cena, con imágenes de madera policromada en Pica, éste decidió desterrarlo. Sin embargo, la tamaño natural. promesa de los seguidores de Ayben de terminar con las reuniones subversivas, hizo que el cura le Patronos: San Andrés dejara al cuidado y vigilancia de un tío anciano. Fiesta: 30 de noviembre Finalmente, Ayben aparece pidiendo indulto y retractándose de sus rebeldes intenciones. La bonanza económica que significó la explotación del salitre en el Norte Grande dejó su marca en el pueblo de Pica. El oasis colonial destinado principalmente a la producción de vinos para los centros mineros y administrativos, fue reconvertido en huerto de frutales para 148 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O Virgen de Lourdes Fiesta : 11 de febrero CHIU CHIU Del Kunza Chiuchiu: arenal A 2.525 m de altitud, la importancia estratégica cerca de la confluencia de de los ríos Loa y Salado se potenció con el en la árida Pampa de incremento del comercio Llalqui, Chiuchiu entre la costa y el descansa después de una altiplano. A fines del historia larga e intensa. El siglo XVI, Juan Velásquez Chiu–Chiu oasis que generan las aguas del río ha permitido Altamir ano, nombr ado cor regidor y el asentamiento humano desde hace más de encomendero, tomó el control de las antiguas 3.000 años, cuando en el lugar convivían grupos caravanas que traían pescado seco a los oasis cazadores recolectores. Con el establecimiento centrales como tributo de las comunidades de la agricultura, Chiu-Chiu fue un centro costeras a los caciques atacameños. Velásquez activo en el desarrollo de la cultura atacameña, inició el negocio de vender este recurso aborigen transformándose en un importante lugar de paso al mineral de Potosí, abriendo una ruta comercial de las caravanas comerciales que unían las costas que adquiriría gran relevancia con el desarrollo del Pacífico con las selvas tropicales durante la de los puertos bolivianos de Morro Moreno era Tiawanaco. Vestigio de la consolidación del (Antofagasta) y Cobija. Durante los mejores años poderío atacameño es el Pucara o fortaleza de del tráfico comercial, Chiu-Chiu llegó a contar Lasana, construido alrededor del año 1.100. D.C. con más de 10.000 animales de carga y un activo Incas y españoles supieron asimilar la IZQUIERDA Frontis del templo de Chiu-Chiu, con su doble campanario y puertezuela de madera de cactus. mercado de abastecimiento. importancia comercial del valle. Chiu-Chiu fue En el siglo XVI, Chiu-Chiu o Atacama la Baja, posta en la ruta del Camino del Inca y vio llegar como le llamaron los españoles, pasó a depender las expediciones de Almagro y Valdivia. Tras el del Corregimiento de Lipes en Alto Perú. En asentamiento español y durante toda la Colonia, 1611 se estableció la creación de su curato, según I G L E S I A S D E DERECHA Detalle de Altar. Imagen de la Virgen con el Niño, madera policromada. L D E S I E R T O 151 PAGINAS ANTERIORES: recubiertas de madera de cactus, fueron IZQUIERDA Uno de los dos ladrones crucificados realizados en los talleres de Potosí. Madera, yeso, tela encolada y policromía. encargadas para la reconstrucción de 1670. De esta fecha data también la antigua imagen de bulto del patrono San Francisco. En 1718 quedó anotada la adquisición para la torre de DERECHA Vista interior del templo. Destaca la techumbre realizada con madera de cactus. una campana de tres quintales y otra de cuatro arrobas, compradas por el cura y el fabriquero, respectivamente. Se registra también en esta fecha la donación de un sagrario de madera labrada con ángeles, pirámides, serafines y cuatro columnas salomónicas y un frontal de Altar de madera dorada. La actual techumbre del templo responde al patrón tradicional atacameño, con tijeras de IZQUIERDA Detalle del retablo del Altar Mayor. En nicho central, imagen de Cristo Crucificado, madera policromada. DERECHA Altar lateral. Arco decorado con pintura de columnas y flores. Al centro, retablo portátil con imagen de la Virgen. consta en el primero de sus libros parroquiales, chañar anudadas con cueros, entablillado de que data precisamente de ese año. La ordenanza cactus y cubierta de paja y barro. Una anotación fue el reconocimiento canónico del templo y la de 1735 revela que la estructura debió ser doctrina de indios que existían en el oasis desde reparada por un carpintero tras un fuerte hacía unas décadas. temblor. Ya mediando el siglo XVIII, se describe el A mediados de siglo XVII, el ruinoso estado retablo del Altar mayor de madera sin dorar, de de la capilla primitiva obligó a realizar una tamaño pequeño, compuesto por cuatro nichos reconstrucción, que fue asumida por Juan y un sagrario dorado. En medio de la coronación Antonio Vilticolas, gobernador indígena de la del retablo, existía un Cristo de la columna con provincia de Atacama. Esta edificación es la que rayos en la cabeza, realizado en madera dorada. se mantiene en pie hasta nuestros días, siendo Se menciona también un púlpito de madera en la uno de los templos más citados en el registro de nave central. En 1765 se compuso el campanario iglesias andinas de Chile y un gran exponente del y se construyó un capitel para acabarlo. particular estilo andino atacameño. Gracias al testimonio de los archivos establecida en el dato que registra, a fines del siglo parroquiales, existe información muy precisa XVIII, la incorporación de las imágenes de los dos relacionada con la evolución del edificio en el ladrones al altar de la capilla lateral, realizadas en tiempo. Los detalles dan cuenta de una serie talleres de la ciudad minera. En el inventario de de mejoras que ilustran fehacientemente el 1772 se señalan las medidas de la iglesia: entre desarrollo económico que conoció el pueblo veinte y veinticinco varas de largo y ocho o diez durante la Colonia. de ancho. En 1776, se registra la incorporación al Se sabe que las puertas de cedro del templo, 154 I G L E S I A S D La conexión comercial con Potosí queda bien E L D E S I E R T O retablo del Altar Mayor de cuatro cornucopias de madera dorada y, en ellas, los cuatro evangelistas. de conservación. Esta decadencia era el reflejo del Hacia 1862, Chiu-Chiu vivía un tiempo de término de un largo ciclo de prosperidad. Hacia esplendor económico. El inventario de aquel año fines del siglo XIX, la irrupción del ferrocarril y señala que el templo contaba con un Altar Mayor la migración de los habitantes hacia las oficinas nuevo de estuco dorado y que sus paredes habían salitreras y el mineral de Caracoles, influyeron sido empapeladas con papel dorado en oro. para que Chiu-Chiu entrara paulatinamente en Sin embargo, la bonanza aparece drásticamente el estado de reposo que enseña hoy en día. agotada en el inventario de 1878, cuando se describe al templo con su Altar Mayor destruido, Patrono: San Francisco de Asís los altares laterales en mal estado y las imágenes, Fiesta: 4 de octubre incluido el santo patrono, en pésimas condiciones 156 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O T oconao Del Kunza Tocknar (piedra) y Ao (lugar): lugar de piedras Durante el primer durante el primer milenio milenio A.C., los oasis de nuestr a er a. Los atacameños estaban habitantes de los oasis ocupados por pueblos fueron constituyendo agropastores que se ayllus que , bajo la habían asentado para coordinación de los aprovechar su riqueza caciques, se integraban a hídrica. A partir del 500 A.C., las obras de la red de comercio establecida entre la costa y el regadío fueron mejoradas con el fin de inundar altiplano. En Toconao, la calidad del agua favoreció eficientemente los suelos más adecuados para el desarrollo de cultivos de maíz, quínoa, papa, convertirlos en chacras destinadas al cultivo de poroto, algarrobo y chañares, al tiempo que productos alimenticios. Este desarrollo agrícola posibilitaba la crianza de llamos y alpacas. significó un aprovechamiento de los intervalos de Los conquistadores españoles quisieron tiempo entre siembra y cosecha, fomentándose inmediatamente tomar control del comercio avances en las labores artesanales, la crianza de atacameño. Sin embargo, es sabido que, tras el ganado, la producción textil y la vida cultural en violento asalto al pucara de Quitor por parte de general. El hallazgo de alfarería de elaboración Francisco de Aguirre, los españoles encontraron compleja en el oasis de Toconao, ha determinado una seria resistencia de los atacameños para la denominación de este período original de la establecer asentamientos en la zona. Uno de sus cultura atacameña como Etapa Toconao principales objetivos era mantener la estabilidad (500 A.C. - 100 D.C). del tráfico comercial hacia las ciudades de La El desarrollo agrícola y los contactos con Plata y Chile. En 1557, Velásquez Altamirano la cultura Tiawanako y las etnias altiplánicas funda el pueblo de Toconao en el oasis ubicado condujeron a la consolidación cultural atacameña junto al borde oriental del Salar de Atacama. El I G L E S I A S D E IZQUIERDA Retablo del Altar Mayor realizado en obra, con dos cuerpos, tres calles y nicho central de madera tallada. DERECHA Virgen del Carmen y símbolo patrio, incorporados durante el siglo XX en el proceso de chilenización de la cultura andina. L D E S I E R T O 159 parroquiales entregan noticias de su evolución El campanario de piedra de Toconao, símbolo de la arquitectura colonial atacameña. histórica. A mediados del siglo XVIII, existen noticias de un Altar Mayor bien acabado con imágenes de San Lucas, Santa Rosa y de la Virgen Purísima. Hacia fines del siglo, el sustento y manutención del templo lo daba un “retazo de viña” que constaba de 104 parras chicas y grandes. Cien años después, en pleno siglo XIX, la viña se había reducido a “30 parras frutales y veinte chicas, todo para el vino o gastos de la iglesia”. La iglesia lucía entonces techumbre nueva, puerta de dos manos en mal estado y un retablo de cardón (cactus) pintado compuesto por seis nichos que acogían las advocaciones. sector ofrecía ventajas estratégicas al estar más Por entonces, además del templo, existía ya la separado de los ayllus de San Pedro, que hasta casa parroquial dotada de un cuarto, cocina y un el acuerdo de Suipacha habían combatido el corral con cerco de piedras para los animales. dominio español. Por otro lado, se trataba de De esta fecha es también el inventario que da tierras con condiciones especialmente favorables cuenta de la riqueza mayor de los bienes de culto, para la agricultura ibérica. A poco de fundado el describiéndose adornos de imágenes y objetos pueblo, las chacras del oasis eran aprovechadas de culto realizados en plata fina. para el cultivo de viñedos y frutales. La torre campanario de Toconao se ha A partir del siglo XVII, la primera capilla convertido en todo un símbolo de la arquitectura construida por los conquistadores españoles fue andina. Construido alrededor de 1750 en piedra anexada como viceparroquia a la parroquia de canteada y barro, posee tres cuerpos separados San Pedro de Atacama. Durante toda la Colonia, por cuidadas cornisas. El cuerpo superior remata la ancestral agricultura de chacras mantenida en una pirámide y posee pináculos en las esquinas. con un sistema de riego comunitario sirvió de La belleza del trabajo es una lograda respuesta de base a la consolidación de Toconao como pueblo los habitantes de Toconao a la vocación telúrica mestizo. Al igual que en tantas otras localidades que les señaló desde el origen como hijos de un de la zona andina, el templo de Toconao fue “lugar de piedras”. escenario del rico fenómeno de sincretismo que originó de la asimilación del credo católico por Patrono: San Lucas parte de la cosmovisión atacameña. Fiesta: 18 de octubre El actual templo de Toconao fue construido en piedra alrededor del año 1744. Los archivos 160 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O Río G rande La historia del poblado altiplánico de Río Grande es confusa. Algunas versiones señalan que el poblado nació como lugar de descanso de las caravanas que llevaban carne desde Argentina hasta Calama. Otras le señalan como antiguo tambo en las peregrinaciones que los habitantes de San Pedro y Toconao realizaban a la fiesta patronal de Aiquina. Como sea, el hecho es que el registro histórico del pueblo es escaso, incluso en los archivos parroquiales. Río Grande está a medio camino entre la zona cultural del Salar de Atacama y la correspondiente a la hoya hidrográfica del Salado. Esta situación es causa de una peculiar partición del pueblo en sectores diferenciados: Un sector llamado “quebrada abajo”, que se identifica con San Pedro de Atacama; y los sectores de San Juan y Peñaliri, que se orientan hacia Caspana. El pueblo de Río Grande es rico tradiciones, actualizadas anualmente en festividades litúrgicas, como la del patrono Santiago y el día de difuntos, y en costumbres vinculadas a los ciclos productivos agrícola y pastoril. Sin embargo, esta riqueza de tradición ancestral no se condice con su nominación castellana y la ausencia de vestigios arqueológicos importantes. La existencia de restos prehispánicos en el sector periférico de San Juan y en otros puntos aledaños permiten suponer un nacimiento colonial de Río Grande como reducción de poblaciones. El trazado evidentemente hispánico del caserío apoya esta tesis. El templo de Río Grande presenta un buen estado de conservación. Su construcción original data del siglo XVIII. Cuenta con una nave rectangular con muros estucados en un estilo poco frecuente. La techumbre responde al tipo tradicional atacameño, con vigas de algarrobo, tablillas de cactus y cubierta de paja y barro. El campanario es exento y cuenta con tres cuerpos coronados en una pirámide con cubierta de paja y barro. A los pies de la torre se sitúa una de las cuatro capillas o posas ubicadas dentro del atrio I G L E S I A S D E IZQUIERDA La iglesia y el campanario de tres cuerpos conectados por el muro perimetral del atrio. DERECHA Nicho con imagen colonial andina de San Miguel Arcángel. L D E S I E R T O 163 ARRIBA Imagen de San Mateo. Óleo sobre tela. ABAJO Imagen de San Ambrosio. Óleo sobre tela. DERECHA Retablo del Altar Mayor realizado en obra. En primer plano, pila bautismal de piedra labrada. donde se detienen las procesiones que realiza la comunidad para las festividades religiosas. Como en muchos templos del mundo andino, el retablo de Río Grande es presidido por la imagen ecuestre de Santiago. La popularidad del apóstol se debe a su vinculación con Illapa, dios ancestral del Rayo. Santiago había sido adoptado como patrono de España a partir de su milagrosa aparición en forma de rayo durante la batalla de Clavijo, en 844, donde resolvió el triunfo cristiano, ganándose el apodo de “matamoros”. Siete siglos más tarde, en Suntuhuasi, los conquistadores Detalle de la coronación del muro de cierre del atrio. 166 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O ibéricos vencieron a las tropas del Inca al grito de “¡Santiago!”. Aquél fue un día de tormenta y los gritos españoles se fundían con el sonido del Trueno, la voz de Illapa. Desde entonces, la religiosidad andina reconoció la fuerza de Illapa en el santo extranjero, transformándose Santiago en protector principal de la tierras cordilleranas donde el rayo es una presencia permanente. Patrono: San Santiago Fiesta:25 de julio Peine Del Kunza: cántaro El pueblo se ubica en un oasis cercano al borde sur oriental del Salar de Atacama, a 2.400 m sobre el nivel del mar. Las aguas cordilleranas que corren por las quebradas hacen posible que las tierras salitrosas se conviertan en milagrosas chacras de cultivo. Las bondades del oasis propiciaron el asentamiento de grupos de cazadores que se adaptaron paulatinamente a un sistema de vida basado en la agricultura y el pastoreo de llamos y alpacas. La presencia de aquellos primeros pobladores ha quedado registrada en las pinturas rupestres que se encuentran al sur de la quebrada de Peine. Existe un Peine Viejo y un Peine Nuevo. El poblado antiguo corresponde a un antiguo asentamiento prehispánico atacameño, anterior al tipo de los pucara defensivos construidos hacia el siglo XII. Los vestigios que sobreviven dan cuenta de un período largo de reconstrucciones en base a diferentes técnicas tradicionales como pirca seca, piedra canteada y piedra con arcilla. Tras la expansión Inca, el poblado atacameño cobró impor tancia al funcionar como tambo en el Camino Imperial que seguía rumbo al Sur. Las expediciones de Almagro y Valdivia pasaron por el lugar y pronto el poblado fue reconvertido en pueblo español durante el proceso fundacional de la Conquista. El antiguo poblado conserva una capilla que data de fines del siglo XVI, cuando se realizaron las primeras misiones cristianas en la zona. Actualmente se mantienen en pie sus muros originales y un hermoso portal con arco adovelado. De planta rectangular y seis pasos de ancho por doce de largo, tenía techo a dos aguas y su Altar Mayor era de piedra y barro. Peine viejo y su capilla fueron abandonados a mediados del siglo XVII. El pueblo nuevo se trazó al sur de la quebrada, sobre un faldeo cordillerano y en base a una calle larga. Durante la era colonial, en la quebrada se desarrolló una variada actividad agrícola que se integraba al circuito económico de las caravanas comerciales. El templo de San Roque de Peine Nuevo se I G L E S I A S D E IZQUIERDA Retablo del Altar Mayor y techumbre tradicional con tijeras de chañar. DERECHA Detalle del nicho central del Altar Mayor. Retablo portátil con imágenes de Cristo Crucificado y Virgen, ambas de madera policromada. L D E S I E R T O 169 Sacristía con elementos para la celebración litúrgica. levanta al final de la calle principal del pueblo. Los registros parroquiales dan cuenta de su existencia a mediados del siglo XVII. Gracias a una restauración responsable realizada en 1940, el templo conserva su aspecto original. De planta rectangular, su techumbre a dos aguas responde al patrón tradicional atacameño, con tijeras de chañar que sostienen la cubierta de tablas de cactus, barro y paja. El campanario se encuentra adosado al templo. Construido en piedra canteada, posee dos cuerpos coronados por una pirámide de base cuadrada en cuya cúspide se levanta una cruz de piedra. Se trata de un buen exponente del estilo colonial andino. A fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, Peine supo de la migración generalizada de los habitantes de los oasis de Atacama hacia los valles 170 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O trasandinos, provocada tanto por los tributos excesivos de los corregidores como por el hábito trashumante de la población originaria. A este período de depresión económica sobrevino un tiempo de bonanza con la explotación que José Santos Ossa hizo de la mina de plata de Lankir a mediados del siglo XIX. La población se volcó mayoritariamente a las labores del mineral, tal como hoy en día lo hace con la explotación de Litio en el Salar. Mientras tanto, el trabajo de las milenarias chacras de cultivo ha pasado a ser una agricultura de subsistencia, manteniéndose a la espera de un nuevo protagonismo. Patrono: San Roque Fiesta: 16 de agosto C aspana Del Kunza Ckas (hondonada) y Pana (hijo): hijo de la hondonada Según la antigua ley el sentido profundo de judaica, el niño la festividad, que no es primogénito debía ser otro que la consagración presentado a Dios en de la vida, cobra especial el Templo cumplidos 39 significado en estas días de su nacimiento. tierras áridas que se En la ocasión, los padres emparientan fácilmente realizaban una ofrenda consistente en velas con las de Medio Oriente. para la iluminación del santuario. La tradición Caspana está ubicado 3.305 m de altitud, en cristiana de oriente celebró desde tiempos la quebrada del río Caspana, afluente del Salado. remotos la presentación de Cristo el día 2 de Las aguas cordilleranas permiten la existencia de febrero, cuando se cumplen 39 días después de unas cuarenta hectáreas de tierras aptas para Navidad. La celebración se hace en honor a la cultivos de altura. Desde el asentamiento de los Virgen, denominada Candelaria por la ofrenda de primeros grupos cazadores hace varios milenios, candelas que recibe de parte de los fieles. la presencia humana ha ido organizándose En Caspana, la celebración de la Virgen de materialmente hasta adquirir el aspecto que hoy la Candelaria es la festividad tradicional más ofrece el pueblo. Las casas de piedra liparita con importante del año. Al contemplar el pueblo y techos de paja y barro se distribuyen en un plano su entorno, el origen bíblico de la fiesta sugiere, irregular que da cuenta de su existencia anterior al menos, un par de reflexiones. En primer a la llegada de los españoles. Su constitución lugar, resulta muy llamativo que una celebración como pueblo colonial se advierte en las dos originada en el seno de una cultura distante en calles empedradas y en la situación periférica del miles de kilómetros y miles de años, encuentre templo y el cementerio. aquí una actualización tan vigorosa. Por otro lado, IZQUIERDA Campanario de piedra estucado en barro. DERECHA Sagrario enmarcado en piedra labrada con imagen de llamo, símbolo andino del sacrificio cristiano. La zona en que se sitúa Caspana ha conocido I G L E S I A S D E L D E S I E R T O 173 rastros que algunas pequeñas y rudimentarias Imagen Colonial de la Virgen de la Candelaria, patrona de Caspana. construcciones. El hecho de que los habitantes de Caspana DERECHA Retablo del Altar Mayor. El presbiterio está cercado por una barandilla de madera de cactus. sean asociados a la leyenda gentilar, originaria del mundo aimara, puede tener fundamento en la probada existencia de colonias altiplánicas en el sector durante la era Tiawanaco. Más allá de toda especulación, Caspana se ha mantenido bastante ajeno a la poderosa conexión que existe entre los pueblos vecinos y ha desarrollado vínculos estrechos con comunidades relativamente distantes. Hay versiones que indican que la imagen de la Virgen Candelaria fue donada por la comunidad de Machuca, ubicada en la hoya del una intensa interacción cultural a lo largo de 174 I G L E S I A S D Salar de Atacama. la historia. No lejos de aquí está el Pucara de La capilla original de Caspana se erigió bajo Turi, la mayor fortaleza construida por la cultura la advocación del evangelista San Lucas como atacameña, que alcanzó su esplendor alrededor anexo de la parroquia de Chiu-Chiu. A mediados del siglo XII. Desde esta misma fortaleza se del XVIII se describen las paredes del Altar Mayor administró luego la breve pero decisiva influencia forradas en tafetán colorado con once cuadros inca. Los rastros de ésta son especialmente de varias advocaciones. Se menciona una cruz verificables en Caspana, cuyos habitantes tenían del altar de madera, una imagen de San Lucas, el quechua como lengua principal, pese a situarse puertas de madera de cactus y la torre con dos en el área de influencia del nativo kunza. campanas. A principios del siglo XIX se describe En el vecino poblado de Aiquina, los hijos al templo con un aspecto similar al que mantiene de Caspana son señalados despectivamente hasta hoy: muros de piedra y barro; techumbre de como “descendientes de los gentiles”, haciendo tablilla de cactus sostenida por nueve tijeras de alusión a la mítica raza originaria del área andina. algarrobo, amarradas éstas con lazos de cuero; y Las leyendas señalan que durante los primeros el Altar Mayor de piedra. En el mismo registro se tiempos, el mundo estaba a oscuras y era sometido mencionan un cuadro de Santa Cecilia, patrona constantemente por la fuerza de las aguas. Los de los músicos, y la imágenes de La Concepción y gentiles sobrevivían en sus cuevas, recogiendo La Candelaria. Las cuatro capillitas o posas para las lo poco que les daba el campo, estableciendo procesiones ya aparecen nombradas, así también una comunicación instintiva con los elementos. como un granero donde se guardaba el maíz para La raza no resistió el advenimiento del sol y el sustento del templo. A fines del siglo XIX, la desapareció de la faz de la tierra sin dejar más Guerra del Pacífico puso fin a la vinculación de la E L D E S I E R T O iglesia de Caspana con el Obispado de Charcas, doradas”. lo que se tradujo en un período de abandono y despreocupación por sus bienes. La devoción que ha dado forma a la rica Patronos San Lucas Fiesta: 18 de octubre expresividad del catolicismo andino queda manifiesta en una anotación del 14 de agosto de Virgen de la Candelaria 1776, que da cuenta de “un adorno donativo de Fiesta: 2 de febrero. los naturales que consistió en 16 varas de repisas a flores, seis mayas de pasta doradas en plata, con jarras y florones y seis cartelas de madera, Altar del sagrario con soporte de piedra. Bajo el mantel, un tejido tradicional señala el carácter andino de la religiosidad. 176 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O MAchuca “Aunque esos animales son muy ligeros les cazan con gran facilidad, así en esta como en otras provincias, fijando con piedra, para que se tengan directas, como palitos de una o dos varas en fila, en alguna cañada, y poniendo de unas a otro un hilo o cuerda, atan a ella de trecho en trecho unas lanas de colores que mueve el viento. Preparado esto algunos van a caballo a correr y espantar las vicuñas por diferentes lados, haciendo que se dirijan hacia aquella parte, donde luego que llegan, atemorizadas con las lanitas, se retiene toda la tropa, sirviéndoles de invencible muro aquella débil valla. Llevan los cazadores una cuerda de más de nueve varas, con una piedra en cada extremo, le arrojan a los pies de la vicuñas y enredadas, las cogen. Si por desgracia se ha juntado a la tropa algún huanaco, se pierde el lance porque no teniendo éstos miedo a las lanitas, quiebran la barrera y se escapan todas”. El texto corresponde a un testimonio del siglo XVIII que da cuenta del sistema tradicional de captura de la vicuña que practicaban hasta hace poco tiempo los habitantes del altiplano atacameño. La caza de la vicuñas está en la base de la larga evolución cultural de esta zona. Los pr imeros asentamientos humanos correspondieron a grupos de cazadores denominados arcaicos, que hace unos 10.000 años aparecieron contemplando desde la alta puna los valles y quebradas cordilleranas, fijando la vista en la variada fauna que podía satisfacer sus necesidades alimenticias. Machuca es un pueblo de pastores ubicado a 4.015 m de altitud, distante 50 kilómetros de San Pedro de Atacama. Las aguas de un afluente del Río Grande permiten el pastoreo de llamos y alpacas en los bofedales cercanos y una mínima agricultura de subsistencia. Durante siglos, Machuca fue una caserío ganadero vinculado al área de influencia de la cultura atacameña, conociendo el paso de las caravanas comerciales que circulaban entre los oasis y el altiplano trasandino. A partir de la llegada de los españoles el caserío fue adquiriendo su constitución como pueblo. En I G L E S I A S D E IZQUIERDA Llamo blanco en el espacio sagrado que conforma el atrio cerrado por el muro perimetral de piedra. DERECHA Vista desde el interior del campanario. L D E S I E R T O 179 este proceso el templo jugó un rol fundamental, sirviendo de eje para la vida comunitaria. La marcada espiritualidad del hombre andino, forjada en su vida contemplativa de pastor, asimiló con códigos propios el poder protector del credo católico. De esta manera, la Virgen, los Santos, Dios Padre y la Cruz de Cristo se invocaron para hacer frente a las muchas dificultades que presenta la vida en las alturas. El templo de Machuca se conserva en buenas condiciones, producto de la restauración de 1933 registrada en su Altar Mayor. Sus muros de piedra forman una nave de dimensiones pequeñas, techada a la manera tradicional con tijeras de algarrobo y cubierta de tablillas de cactus, paja y barro. Un muro perimetral de piedra rodea un atrio amplio, dejando dentro del espacio sagrado las cuatro posas o descansos donde se detienen las procesiones de las fiestas religiosas. El campanario anexo es de piedra y posee dos cuerpos coronados con un cierre piramidal. El Altar Mayor del templo conserva las imágenes de culto que durante la era colonial fueron llegando en sus retablos portátiles desde los grandes centros de evangelización del mundo andino. Montado en su caballo blanco y espada en mano, San Santiago-Illapa ocupa un sitial destacado como patrono. Desde hace algunos años, además de presidir las festividades tradicionales del pueblo, el santo ha debido acostumbrarse a servir de anfitrión a las frecuentes visitas turísticas que llegan conocer su iglesia. Patrono: San Santiago IZQUIERDA Retablo portátil con imagen de San Antonio de Padua. DERECHA Retablo portátil con imagen de San Juan “de los corderos”. S A N P E D R O D E A TA C A M A Del Kunza Accatchcmar: pueblo Del Quechua P’atacama: reunión de gente Un documento San fechado el 5 de marzo la culminación de una de 1557 registra la evolución celebración de una misa bastante autónoma, pese en San Pedro de Atacama a su permanente oficiada en lengua kunza vinculación conTiawanaco por el sacerdote y los posteriores señoríos Pedro, manifiesta cultural Cristóbal Díaz de Los Santos. La misa ha sido altiplánicos y puneños. Fue en esta fortificación denominada la del “Tratado de paz”, pues selló el que los atacameños vieron a sus caciques arreglar acuerdo de Suipacha, alcanzado por el corregidor civilizadamente la paz con los capitanes incas español Juan Velásquez Altamirano y el cacique durante la expansión imperial de Túpac Yupanqui. principal de Atacama, don Juan Coto Cotar. La Y fue también aquí donde se acuartelaron ante el asistencia de los indios atacameños a la misa y avance amenazador de las huestes españolas. su aceptación del bautismo cristiano fueron la Cuando Diego de Almagro, en su retorno expresión del acatamiento de la majestad del al Perú, entró al oasis de Atacama en busca de Rey de España. maíz y carne para sus hombres, encontró a la Desde el año 500 A.C., las poblaciones población indígena refugiada en el pucara. de agricultores y pastores de llamas que se Noticias del norte les habían anunciado la llegada habían instalado en los oasis precordilleranos de los “wiracochas blancos” y estaban en alerta. comenzaron a aplicar técnicas de riego para el Almagro no logró tomar el fuerte, pero en 1540, aprovechamiento de chacras de cultivo. Es el Francisco de Aguirre, adelantado de la expedición origen de los ayllus en torno a los cuales se irá de Pedro de Valdivia, realizó una sangrienta organizando paulatinamente la cultura atacameña. operación que dejó muy clara la voluntad de El pukará de Quitor, ubicado junto al pueblo de conquista de los europeos. I G L E S I A S D E IZQUIERDA Vista del templo ubicado frente a la plaza recientemente restaurada. DERECHA Coronación de adobe en el muro de cierre del atrio. L D E S I E R T O 183 La expedición de Valdivia fundó pueblos en conquistadores, el Imperio Español tomaba el Toconao y el oasis de San Pedro antes de seguir control de las rutas comerciales atacameñas rumbo al Sur. Sin embargo, pronto los caciques que conectaban las costas del Pacífico con el atacameños se alzaron en armas y resistieron la territorio altiplánico. dominación. Los españoles debieron concentrarse El actual aspecto del templo de San Pedro en Toconao hasta que, tras el encuentro de es el resultado de una serie de modificaciones Suipacha, Velásquez Altamirano logró establecer y reconstrucciones de aquella primera capilla un acuerdo comercial con el cacique don Juan. erigida a fines del siglo XVI. Una de las campanas A partir de entonces, negociada la pacificación que se conservan en la torre actual lleva una de Atacama la Grande, como la llamaron los inscripción de autor del año 1602. Hacia mediados Capilla lateral. Tabernáculo de factura moderna con imagen colonial de Cristo Crucificado. DERECHA Retablo del altar Mayor, realizado en obra y distribuido en dos cuerpos y tres calles. 184 I G L E S I A S D E L D E S I E R T O Detalle de los tijerales de madera, originalmente atados con cueros de animal. del siglo XVII, San Pedro aparece como matriz de soportada por 45 tijeras de chañar, el retablo del la doctrina de indios que integraban las capillas Altar Mayor y las puertas de madera pintadas de Toconao, Socaire, Peine, Susques e Incahuasi. color celeste. Jurisdiccionalmente, la doctrina dependía del Obispado de la Plata (Bolivia). Durante la segunda mitad del siglo XIX, la migración al mineral de Caracoles afectó la vida El libro de fábrica del templo, fechado a comercial de San Pedro. Sin embargo y luego mediados del siglo XVIII, detalla algunas mejoras de su incorporación a Chile tras la guerra del que dan cuenta de una situación económica activa Pacífico, el oasis cobró importancia como centro durante la Colonia. Por entonces, San Pedro era abastecedor de las salitreras. En 1944, tras un centro administrativo y almacén de las caravanas terremoto que dejó serios daños, la iglesia se que comerciaban con charqui de pescado traído restauró a conciencia, recuperándose la apariencia desde Cobija. El inventario de 1776 registra una que tenía según los registros del siglo XVIII. Poco imagen de bulto de San Pedro, el patrono, y después, en 1955, se hizo cargo de la parroquia menciona la existencia de un órgano de tubos, un el padre belga Gustavo Le Paige, quien además arpa grande y otra pequeña, un violín corriente, de iniciar la reunión y estudio de los restos cuatro campanas en la torre y puertas principales arqueológicos de la cultura atacameña, organizó y laterales de cedro. trabajos colectivos para restaurar el templo y El día 6 de junio del año 1839 un incendio redujo a ruinas el templo original. El cura párroco, construir el actual campanario de adobe, todo de acuerdo al estilo colonial. don Juan Manuel Tabuada, inició la reconstrucción 186 I G L E S I A S D que incorporó, entre otras cosas, el piso Patrono: San Pedro enladrillado, la techumbre de tablillas de cactus Fiesta: 29 de junio E L D E S I E R T O B IBLIOGRAFÍA -Aldunate, Carlos; Cornejo, Luis E. Tras la huella del inka en Chile. Museo Chileno de Arte Precolombino, Santiago, 2001 cronistas. Universitaria, Santiago, 1972 Historia Andina en Chile. Universitaria, Santiago, 2004 -Benavides, Alfredo. Los caminos de la zona norte de Chile. Editorial Andrés Bello. Santiago, 1961 -Arriaza, Bernardo Cultura Chinchorro. Las momias más antiguas del mundo. Universitaria, Santiago, 2003 -ICOMOS. Monumentos y sitios de Chile. Edición Altazor, Universidad Internacional Sek, Santiago -Benavides, Juan. Arquitectura colonial en Tarapacá. Editorial Universitaria. Santiago, 1981 -Benavides R. 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Bitmann, Le Paige, Núñez, 1972, 55 29 Benavides, 1961, 193 30 Bibar en Bitmann, Le Paige, Nuñez, 1978, 55 31 Montandon, 1951; Hidalgo, 2004, 88 32 Villalobos, 1978, 27 33 Urzúa Urzúa 1957, 15 34 Hidalgo, 2004, 67 Notas 1 Arriaza, 2003, 29 -31, 63-65 2 Arriaza, 2003, 103 3 Arriaza, 2003, 161 y ss 4 Gundermann Kroll, González Cortés, 1989, 13-14 5 Muñoz González, 1999, 41 6 Gunndermann, González 1989, 14 7 Núñez, 1994, 10 8 Bitmann, Le Paige, Núñez, 1978, 22 9 Bittmann, Le Paige, Núñez, 1978, 22-26 10 Bitmman Le Paige, Núñez, 27-28 35 Cassasas, 1974, 2 36 Benavides, 1961, 233-236; Gross, 1978, 15-16 37 Villalobos, 1978, 67-95 38 Gisbert, 1980, 11 39 Como ocurre en Parinacota, Pachama y Sotoca. Mebold, 1985, 62-79; Vilaseca, Briones, 198, 44 y ss 40 Cruz de Amenábar, 1995, 42 y ss 41 Pereira, 2000, 4 y ss. ;Bennett, en Cruz de Amenábar, 1995, 143-144 42 Cruz de Amenábar, 1995, 179-180 43 Vicuña Urrutia, 1992, 98-99 44 Miguel Cruchaga, 1929, 133 y ss.; Blakemore, 1977, 26-27 11 Núñez, 1994, 10-12 45 Domeyko, 1851, 1978 444 y ss; Domeyko, 1875; Domeyko, 1908 Philippi, 1860 12 Rivera Sundt, 2002, 27 46 Villalobos 1978 cit..; Encina y Castedo, 1966, T. II, 1150 y ss 13 Bittmann Le Paige, Núñez, 36-38 47 Encina y Castedo, op. cit.,. 1429 y ss 14 Bitmann, Le Paige, Núñez, 30-34 48 Collier, Sater, 1998, 137 15 Núñez, 1994, 17 16 Núñez, Niemeyer, Falabella, 1994 17 Núñez, 1994, 11 18 Núñez, 1994, 15 189 P R E S E N TAT I O N I NTRODUCtIoN E PI phANy in The ANdES INHABITING THE DeserT A n O V E RV I E W For thousands of years, the peoples who lived in the lands that we know today as southern Peru, Bolivian altiplano, northern Chile, and northwestern Argentina, inspired by the arid environment, wove nets of interaction and acquired a common cultural identity that took shape in the great state of Tiwanaku and its successors, the Aymara kingdoms and the Tawantinsuyo of the Incas. The true heirs to this southern Andean tradition still inhabit the diminutive oases and ravines of the desert, or the immense reaches of the salt lakes and bofedales of the altiplano. In northern Chile, these communities flourish thanks to the scanty water that trickles from the mountain glaciers and wells up unexpectedly in the proverbial dryness of Tarapacá and Atacama. The chapels and churches that watch over these communities are the successors of the ancient huacas or sacred places.Very often, they are built on the exact site of a former pre-Hispanic place of worship, the traditional site for the epiphany, where the natural and the supernatural come together. Outside the chapel, the “calvary” stands, a small shrine that serves as “table” or traditional altar. There the ritual offerings to the church are performed; the cross is soaked in the blood of the sacrificial llama; coca leaves are set on fire and chicha made of maize is tasted and poured ritually on the earth. The ancient divine forces of the Andes conceal themselves behind the saints whose images stand on the altarpieces or under glass bells: the Virgin is Pachamama, the Mother Earth; Saint James is Illapu, the powerful thunderbolt that destroys all enemies; Saint Anthony stands for life and wealth, which grows with the flocks of llama, alpaca, and sheep. Anthropology teaches that ritual is the manifestation of beliefs. In that sense, the chapels and churches revealed to us in this book are an integral part of the heritage and identity of the Andean peoples. They are also documents telling of the Colonial process of abolishing idolatry, preaching the gospel, Indian revolt, and that peculiar adoption of the new religion, under which the old beliefs survive These chapels and churches withstood the shocks of the war of the Pacific which set out new borders for Bolivia, Chile, and Peru in the late 19th century. The Andean communities, frightened by the rampant violence of war, hid the patron saints of the towns in sealed caves to save them from vandals. The beautiful photos of Max Donoso capture the magic that surrounds these all but inaccessible places, where the traveler is astonished to find life springing forth in the middle of the arid landscape and the awesome framework of the ravines cutting into the puna. The distinguished historian Isabel Cruz gives us a general historic and anthropological view that helps us to understand these extraordinary testimonies of Andean popular faith.The texts by Magdalena Pereira and Christian Hansen describe in detail each of the communities and their churches, their history, and their circumstances, essential for becoming acquainted with this valuable Andean heritage in northern Chile. 190 From the sky, the light ochre of the desert dotted here and there with salt lakes; to the east, the earth rising in rock formations, foothills, snow-capped mountains. No trace of man, only dust, salt, snow. Looking closer now, the light, winding tracks of ravines and canyons become visible, a network of signs carved in stone, the remains of ancient ruins. Along the bright blue border, the gray grids of towns. Looking even more closely, churches and villages begin to stand out, white, clinging to the mountainsides Sun and sand blaze under the world´s clearest skies, visibility stretches to unheard-of distances through the transparent air, all shapes take on the form of sculptures; life chooses to emerge in elemental, borderline forms or sheathed in so far undeciphered complexity The immensity of space-time spreads out before the eye, from the heights of distance and the depths of time. In remote antiquity, 7,000-2,000 BC, along the Pacific coast from the Lluta River to the Loa,1 swampy beaches and temperate waters teeming with algae, seafood, fish, guano, attracted and for millennia halted the wandering existence of peoples coming from the interior, to the east, perhaps even from the tropical jungle.2 Chinchorro men sought to stay the course of time and mummified their dead, their children, using elaborate techniques.3 They are the oldest man-made mummies in the world, thousands of years older than the mummies of Egypt. In the intermediate desert depression, the pampa,4 archaelogical digs have brought up vestiges of Paleolithic hunter peoples, including archaic Neolithic hunters, gatherers, and farmers of 12,000 years ago.5 Scattered over a hostile land, they climbed eastwards following the rise of the land. Under restricted conditions, they watched the native plants flower and bear fruit: potato, quinoa, chañar; they climbed higher and higher until they reached the puna or altiplano, a high-altitude steppe6 covered with bofedales or bogs where a hardy vegetation provided food for herds of llama, alpaca, guanaco, and vicuña. Traveling light at first, they walked endlessly, crossing the arid land, silently and stubbornly enduring the rigors of nature, driven for centuries by the basic need for food and drink, showing an incredible capacity for survival and adaptation against well-nigh impossible odds. In ravines, pursuing precious, intermittent watercourses caused by the tropical thunderstorms of summer or melting ice and snow; in tiny oases, around wells or natural springs; seeking shelter, shade, and moisture on the vast plain of more than one thousand kilometers of sun-hardened sand: the Atacama desert, driest in the world, they lived and ordered their life to economize resources and shapes, which became their way of life. Before reaching the puna, the oases were the lost gardens of the desert,7 between the Loa and Copiapó Rivers, in the basin of the great Atacama salar, drawn by narrow, strangely persistent watercourses, among vestiges of that vast inland sea, archaeological findings have revealed the existence of incipient farming and cattle breeding communities in 2000-500 BC.8 Scattering to make the most of scant water resources, the human groups who peopled the Tulan canyon, however, built circular huts and settled to exploit the puna resources, making way for the most important culture in the area: San Pedro de Atacama.9 The milder climate of the altiplano oases and collective organization led to the first agrarian villages during the early stages of the atacameño culture in AD 500 BC-300. The earth provided shelter and sustenance; kneaded by their hands, it became utensils, instruments. Black and red polished clay10 objects abounded in their burial sites, bearing witness to 191 their compenetration with the environment, their sense of usefulness and beauty: red pipes with a matt finish, large jars with –perhaps mythicalfaces on them, shiny black pottery bowls. The wasteland, spotted here and there with green crops gradually attracted the peoples of the interior, trade and cultural exchanges prospered.11 Settlements in the Atacama desert became focal points for caravans and roaming groups from north and east. Explorers came from the southern shores of Lake Titicaca, today in Bolivia.Tiwanaku, most long-lived urban and ceremonial center in America, uninterruptedly active for 27 centuries12, then at its height, expanded south to Copiapó (Copa yapo) on Chilean territory. Only vestiges remain of the contact or confrontation of these peoples, enduromg to the extent that they fitted into the environment: fragile wood tablets for taking snuff, implements and accessories for elaborate magic and religious rituals, as well as ancient pottery decorated now with geometric designs and stylized animals; chased gold vessels that turned metallurgy into art;13 in villages, living areas, croplands, and burial sites were clearly differentiated.14 Like farming, migration leading to the formation of trans-Andean kingdoms15 and trade climbed from the Pacific to the mountains in slow steps, wound through mountain passes and down the other side to the jungle of what is now eastern Bolivia and northeastern Argentina. The Andes were not an obstacle but a “route of meetings”.16 A wide variety of items from remote eras, including salt, salt fish, shellfish and dried seaweed, shells, pottery, figurines, guano, sealskins, textiles, beaten copper, feathers, and hallucinogens, especially cebil, obtained from the fruit of the shrub of that name (Anadenanthera colubrina)17 abounded in the burial sites of the villages around the oases at Solor and Quitor, where the largest groups appear to have settled.18 The dead no longer walked the earth, but were thought to continue traveling in the hereafter. In archaeological terms, these sites are remnants of a highly developed stage in the San Pedro culture, between AD 300 and 900.19 In the northern part of the area, following the chinchorro culture, a new chronological sequence began in the 13th century. Aymaraspeaking peoples came to the altiplano at that time and overcame the existing golla population, who spoke the puquina language, and huntergatherer groups whose language was uruquilla.20 The newcomers were organized in ayllus, or family units, which became the aymara seigniories or kingdoms; they spread beyond the present-day territories of Peru and Bolivia, forming familial links and driving caravans between the coast, the mountains, and the jungle. Indian corn, cotton, lumber, salt fish, and guano enriched their diet and fortified their crops, provided building materials and clothing, as well as domestic wares. Advance parties from the Aymara kingdoms came together with local groups on what is now Chilean territory, at the time of the Spanish conquest. People of the Aymara, Lupaca, Pacage, and Caranga kingdoms reached locations in Arica, even Tarapacá,21 proving the 192 multiple ethnicity and manifold contacts of the region. In the brief span of a century in the life of the Andean people, in the late 14th century of our era, Cuzco became the capital of a pan-Andean empire that covered, according to Spanish chronicles, from Ecuador in the north to the Maule River in southern Chile. The ravines in the interior of Arica and Tarapacá, the oases of the puna, were added to the empire in the southern or Collasuyo region of the four-part Tiwatinsuyo or territorial scheme of the incas.22 According to accepted records, the eleventh Inca, Tupac Yupanqui, began the conquest of Chile.Wisely, he took over the territory, occupied it and succeeded in establishing multiethnic colonies. By the time the Spaniards had traversed the Andes route, the existing civilization, developing in an inhospitable environment, at an altitude averaging 4,000 m above sea level, had completed roads, waterworks, practiced intensive farming in terraces adapted to the mountainside and avoiding erosion, domesticated animals and plants, bred cattle, conserved and stored food, used accounting and time measurement procedures, means of transport –without the use of wheels- metallurgy, produced textiles, technically perfect artistic pottery, petroglyphs and geoglyphs with a technique found uniquely in northern Chile.23 The number of archaeological findings and ethnic-historic reports in the recent past supports these achievements. Changes, however, have also been required in observation models and in cultural and aesthetic criteria. The current notions of what is natural and primitive have had to give up their pejorative features while prevailing concepts of development and culture have had to put off the context of domination and superiority to be able to appreciate these items that were developed not against, but with, nature. Similarly, vanguard art movements and theories that question the universal validity of western classic canons were required for the art forms of these peoples to be valued as such. Such achievements are backed by a large number of archaeological findings and ethno-historical remnants. For full appreciation of these items that were developed not against, but with, nature, the pejorative sense had to be removed from current notions of what is natural and primitive, and the tinge of domination and superiority from prevailing concepts of development and culture. In addition, vanguard movements in art and theories questioning the validity of classic western canons were required for the art of these peoples to be valued as such. The first stage of Spanish domination over this territory is not an entry but a return,24 almost a flight: Almagro´s expedition to Cuzco in 1536, the desperate search for an alternative route that would avoid the horrors and numerous casualties suffered by the troops: death, mutilation from frostbite, intense cold, hunger, while crossing the massive Andes from the eastern branch of the Inca Road to reach Chile at the latitude of Copiapó. The full expanse of the northern desert opened up before the Spaniards: “unpopulated”, for there was no real population and what there was is described as “barbarian Indians”; the desert, “where no trees of any kind grow”, as the chronicler Jerónimo de Bibar points out “only a kind of thorny shrubs.”25 Here minimal water resources lessened their sufferings and rescued them from the icy mountains. There men died instantly,26 on their feet, and remained standing for years, like rigid pillars of death. Information obtained from the Indians turned the discoverer aside across the unpopulated desert of Atacama, where there were “jagueyes” or natural wells.27 The expedition halted at San Pedro, where the people “were at war, swarming the hills far from their homes”, according to chronicler Fernández de Oviedo.28 This, however, did not prevent the expedition from taking in maize and cattle to continue making their way northwards. The expedition led by Pedro de Valdivia repeated the experience differently. They went from the Indian village at Arica to the desert, ad//vancing from oasis to oasis, never leaving the pre-Hispanic paths, the shortest route, along settlements and waterholes.29 In early 1540 Valdivia reached Calama from Quillagua and, finding the place swampy, open to the winds, its water brackish, climbed the mountains to ChiuChiu, which the Spaniards named Atacama the lesser, then went on to Atacama the greater, San Pedro de Atacama, from where he would progress in stages to Copiapó and on to the center and south of the new kingdom. When news of the expedition reached the inhabitants of San Pedro de Atacama, they concealed or burned their food, hid their women and children in the mountains, and about one thousand armed peasants prepared to defend the pukara at Quitor. Their stand on a very “high and steep hill”, in the words of chronicler Jerónimo Díaz de Bibar,30 and their stubborn resistance, however, failed to prevent Francisco de Aguirre and his reinforcements from conquering the site. Permanent domination of the area was declared. The pre-Hispanic network of routes for penetration and contact was gradually extended to settlements located towards the four points of the compass in each of the administrative divisions: Arequipa, Lima, Cuzco in the Viceroyship of Peru; Chuquisaca, Potosí, La Paz, Cochabamba, in the Audiencia of Charcas; Jujuy,Tucumán, Salta, in the region of the River Plate; La Serena, Copiapó, Santiago, Concepción, in the Capitanía General of Chile. The scattered settlements of the Hispanic period formed a counterpoint to the vertical migration of the original peoples;31 the mule replaced the authochtonous llama as a means of transport. Settlers from the metropolis or the larger towns of Peru followed in the wake of missionaries.The catechism was taught to the Indians in the more densely populated villages, from the mid-16th century. Practice of the Spanish political and religious system aroused economic interest in the form of taxation, Indian encomiendas, indian labor for mining silver. The small irrigated valleys were farmed for subsistence; Mediterranean flora and fauna were acclimatized. Arica, campaign seat for Almagro and entrance gateway for Valdivia, developed slowly at first. By 1565 it had become a corregimiento subordinated to Lima and a parish under the bishopric of Arequipa, with a hospital tended by the brethren of Saint John of God, and a Franciscan monastery. Despite earthquakes, pirates, malaria, and other calamities, Arica never ceased to be active. Small-scale prospectors and miners explored and exploited the silver deposits at Huantajaya, close to Iquique, since the mid-16th century.32 Thanks to the mining and cultural boom of Potosí, with 160,000 inhabitants in the first half of the 17th century, a number comparable at the time only to the population of Paris or London, Arica, under a decree issued by Viceroy Francisco de Toledo in 1574,33 became the harbor for the shipping of silver. Long droves of mules reached its shores, loaded with the precious ore, while ships from Europe and America anchored there to unload foodstuffs and luxury items. Arica was to become an unavoidable port of call for maritime traffic in the Southern Pacific, thus contributing to the growth of villages and hamlets in the interior, which developed as post stages and lodging places. The Atacama settlements were included in the district of Atacama in 1565, where jurisdiction was exercised by the Audiencia of Charcas through a representative of the king, resident in San Pedro. In 1776 it became part of the new Viceroyship of the River Plate, within the province of Potosí.34 Indian encomiendas were granted to the residents of Chuquisaca, thus strengthening Spanish domination. From an ecclesiatical standpoint, the area came under the bishopric of La Plata in 1559, dividwed into two curacies or doctrines: High Atacama, or San Pedro, and Low Atacama, or Chiu Chiu.35 Gradually, hamlets and villages in the oases and ravines of the pampa and puna softened the arid face of the land, seeking the proximity of Indian settlements. The pukaras were no longer meant for defense and their structures were given other purposes. In the foothills, next to the terraces, on slight flat spaces among the rocks, tiny clusters of dwellings could take shape without invading valuable arable land, their distribution governed by the form of the mountainside, the direction of the winds and the sunlight. The Spanish American urban design spread to other peoples: straight streets surrounding a central square, a handful of dwellings,36 almost lost to sight in the immense landscape. The green areas around the villages in the ravines of Tarapacá expanded under the Andean form of farming in andenes, or terraces, rising to 3,500 m, adapted to the steep terrain, with low stone walls and canals to prevent erosion, runoff, and make the most of the available soil. Native crops were enriched with local American fruit, chirimoya and guayaba; the tomato came here from distant Mexico; plants from Spain and the Mediterranean world were brought in and acclimatized, including grapevines, olives, garlic, oregano, oranges, lemons, fig trees, pomegranates, quince, and pear trees; wheat and other grains, alfalfa, 193 the most extensive crop, for fodder.37 Higher up the slopes of the Andes, at 4,000 m, a sector of vast plains runs eastwards to meet the snowy peaks under a startling blue sky. These rustic prairies covered with hardy low vegetation came alive after the conquest: sheep grazed here together with the Andean species. Andean baroque, a half-breed baroque,38 in this isolated area, arose among the descendants of the cross between Aymara and Atacameño Indians, and Europeans. The core of the early settlements composed of stone-and-mud huts thatched with straw, an amalgam of Spanish and aboriginal dwellings, was the mission chapel, raised by anonymous workmen and artisans, who employed the same materials to great effect. The outwardly humble fabric was decorated inside with vivid frescoes and mural paintings of telluric and cosmic allusions,39 a cascade of gold leaf on altarpieces and niches provided a source of light for eyes seeking the divine. Outside, the portals were framed in stone. Local stonecutters and craftsmen hewed, cut, and ground the stone, carving from it the abundant vegetation typical of Andean baroque or shaping it into the spare lineal elegance of an incipient Neo-classic style. The course of daily life was tightly bound to the earth and telluric phenomena. Original beliefs mixed with Spanish influence at fragile meetings of ethnicity and sensitivity, in an environment at once grandiose and bleak. Natural cycles, the course of the seasons, light and darkness, sowing and reaping, work and rest, life and death, were observed and respected, celebrated and sacralized.40 In the church, core and heart of each settlement, religious feasts are observed, a colorful synthesis of aboriginal beliefs and Christian faith. The images of patron saints, in the sense of patronymic, protection, and devotion, left their gilded altarpieces for a few hours or days to be borne on the shoulders of the devout and process in the immensity of nature. Arches, altars, standards, banners, crowns, haloes, guitars, quenas, masks and disguises, voices, church bells, and hand bells lent color to the dusty slopes and awoke echoes in the ancestral silence of the ravines. The blood of Christ mingled with the blood of aboriginal sacrificial victims in syncretic ceremonies. Earlier pagan festivities were behind the celebration of each patron saint,41 while in funeral rites the Christian belief in eternal life was entwined with animist features, such as the return of the dead on the Day of the Dead, to enjoy earthly foodstuffs.42 With independence, this portion of the southern Andean area broke off politically and administratively from the viceroyships and joined the new nations: Peru, which included approximately the territory of Tarapacá, and Bolivia, which included Antofagasta. The face of the desert changed.43 The absolute character of the waste empty land, described in negative terms by awestruck travellers and Spanish chroniclers, gradually broke down. Its bowels were to be 194 the object of exploration and speculation, of scientific research and mining fantasies, with unsuspected consequences: warfare among nations and change in the course of history in the area. Guano collected on the Peruvian coast became a world monopoly, to the extent that Peru was dependent on guano exports;44 by 1860, however, the deposits were exhausted and the sands went into a decline. Eyes turned to nitrate and mining camps appeared on the pampa, followed by ports such as Iquique –a major Peruvian port in 1855- and Pisagua. Thanks to these activities farming revived in the oases, orchards were planted instead of vineyards. Unpopulated save for tiny hamlets on the coast, such as Cobija, a major Bolivian port since 1825, the Atacama desert was crossed and studied by foreign scientists on a special survey commissioned by the Chilean Governmwent, as well as by domestic explorers.They glimpsed its underlying wealth, wrote down their findings, published reports, or started extraction works. The information thus collected would allow Chile later to support political and military actions, and extend its territory to Arica. It was crossed by the Polish scientist and humanist Ignacio Domeyko in 1844; starting from Copiapó, he observed the orography and geology of the terrain, and its mining resources; Rodulfo Armando Philippi, a German naturalist and scientist, explored the desert in 1853, observing the flora and fauna, going from Paposo to San Pedro de Atacama, returning by the Inca Road. Both published their travels and specialized studies, giving renown to the desert in Europe.45 Born or raised in Copiapó, where mining discoveries in Chile had their start, explorers became adept at walking over the sandy waste, strewn with pebbles and stones, with keen prospectors’ eyes, experts at organizing mining operations in deserted places. Diego de Almeyda discovered minerals and set up mining operations in the Atacama salar in 1830, and would later serve as guide to the Philippi expedition. José Antonio Moreno, a disciple of Almeyda, began exploring in 1832 and discovered copper deposits close to Copiapó, at Taltal and Paposo, which he successfully mined. His mining operations were the most advanced Chilean possession in the border conflict with Bolivia. Born in Huasco, José Santos Ossa settled in Cobija in 1846 and explored the desert for the next ten years in perilous prospecting expeditions that eventually brought him fame and fortune. A born entrepreneur, his mining operations extended as far as Peine, on the Atacama salar. His discovery and exploitation of nitrate in Salar del Carmen set off the urban development and strategic importance of Antofagasta. José Díaz Gana arrived in the area in 1860 and settled in Cobija and Mejillones; he then explored the desert for ten years and found the rich Caracoles silver mine in 1870, which gave wealth to Chile for the next two decades. By 1860 intensified mining operations, especially in copper, had acquired primary economic importance for Chile; the mining culture, based during the colonial period on metal and salt veins, had conquered the driest desert in the world.46 Obtaining water is the prime imperative when setting up activities in the desert and a variety of solutions were essayed during the 19th century: cistern ships from Arica and Valparaiso, coal-fired salt water distilling plants such as the one at Cobija, owned by José Santos Ossa, and a solar distilling plant, the first in the world, built in 1872 by Carlos Wilson, an Englishman born in Scandinavia and resident in Chile. The mining and guano operations in the area funded with Chilean capital provoked disagreements with the governments of Peru and Bolivia, and Chile declared war on these allied nations on April 5, 1879. Known as the war of the Pacific or the nitrate war, the outcome of the conflict gave Chile possession of the sea coast.47 Peace with Peru came in 1883 with the treaty of Ancón, which granted Chile “unconditionally and for ever” the province of Tarapacá between the Camarones River and basin and the Loa River and basin; the provinces of Tacna and Arica between the Sama River and the Camarones River and basin for a period of ten years, following which a plebiscite would decide the definitive nationality of the area. A truce was signed with Bolivia the following year, whereby the territory between the Loa River and Latitude 23° was submitted to the jurisdiction of Chilean law, whle Bolivia was granted special privileges for trade through the Chilean ports Arica and Antofagasta. Peace with Bolivia was finally signed in 1904, with the completion of the Arica-La Paz railroad, which was begun in 1906 and commissioned in 1913 by the John Jackson Comapany. Regarding Peru, the plebiscite that was to decide on the nationality of Tacna and Arica failed to take place on the appointed date; the investment and operations policy followed by Chilean capitals in the area raised tension between the governments involved to the point that arbitration by the United States was sought in 1922. As a result, the treaty of Lima, in 1929, provided that Tacna was to be returned to Peru while Arica remained under Chilean sovereignty. In addition, Chile was bound to allow Peru to build certain facilities to ensure traffic between Arica and Tacna. The immemorial contacts between the coast and the altiplano were thus restored with the communication systems of modern times. The war gave Chile new territory, with rich ore reserves that promised a splendid future.48 From then on, nitrate and later copper were to be the backbone of the economy, ensuring for Chile a prominent place among the nations producing and exporting such commodities. The outcome of mining was a stream of money that brought to the region the luxuries and refinement of Europe. The mansions and public buildings of Iquique and Antofagasta rose against a desolate backdrop, cities adopted and adapted the pure, bare lines of reigning Neo-classicism. For a while, architecture in Chile followed the formal austerity of this style, which penetrated to the interior, smoothing stone portals and toning down resplendent altarpieces. At the same time, traffic on the Pacific brought to the towns and camps of the area the features of North American architecture and the use of wood –Oregon pine- in structures, light painted fretwork on balconies, balusters, finials. When such heterogeneity and eclecticism overcame the cities of the coast, the region briefly underwent the rise and fall of wealth and the eupkoria of the nitrate culture. The invention of synthetic nitrate at the time of World War I and the crisis of 1929 brought the situation around full circle. A constellation of signs of neglect and dereliction sunk in the desert: stores, tools, facilities, dwellings, brothels, theaters, all empty, lying abandoned around the salt veins; ghosts trapped in the faded sepia of old photographs. About seven thousand years ago, the population of the area was concentrated on the coast. Chinchorro men, barely covered with straw garments, diving into the turquoise-blue waters to catch seafood, are now classified, dated, and exhibited in museums; the men encased in rubber and plastics of the cybernetic age who replaced them, now tramp the beaches to sunbathe and go skindiving; fishery hides on the high seas, in factory ships that sweep the ocean depths. In the interior, in the towna, the churches have been pushed aside around a bend of time. Made of mud, protected and supported by stone, materials and forms have shown themselves capable of standing for centuries and expressing a minimal architecture in such surroundings. The interior of each church is a shrine, where sacred worship appears from time to time with a festive air to break the everyday silence. A unique artistic and cultural heritage, these churches propose and challenge our society to undertake their recovery and valuation. The project they contain is an original feature underlying the geographic, ethnic, and religious identity of Chile and the southern Andes, everlasting legacy for the future. In the Arica area: Putre, Socoroma, Putani, Belén, Pachama, Timalchaca, Codpa, Aico, Pachica, Livílcar, Parinacota, Guallatire, Guañacagua, Caquena. Around Iquique: Matilla, Pica, Isluga, Usmagama, Huaviña, Mauque, Ancuanque. In Antofagasta: Peine, Toconao, San Pedro, Caspana, Machuca, ChiuChiu, Río Grande. A mystic rosary of churches between the stones and the stars, white milestones along the eternal way from earth to heaven. From above, the desert spreads to fill the entire span of the eye. 195 P ARINACOTA From Aymara Parina (flamingo) and Q’ota (lake): flamingo lake An ancient legend says that a major portion of the treasure collected to ransom Inca Atahualpa, whom the Spaniards had taken prisoner, was kept in reserve. Among the many riches were the gold statues of kings and silver statues of queens that decorated respectively the temples of the Sun and the Moon in Cuzco. Seeking a place to keep the treasure safe from greedy conquistadors, the Inca’s servants came to the top of Mount Parinacota. It is said that when the snow melts it is possible to see the steps that the envoys cut to get down to the main crater. The town of Parinacota is located at 4,392 m above sea level, facing the vast bofedal or bog of that name and sheltered by the great volcano, which from here appears alone, separate from its twin, Mount Pomerape. These features form the acapacha or world of the Aymara shepherd under the Eternal Sky; the mountain is the mallku, the guardian spirit who bestows the sacred water that runs down to give life to the bog where cattle graze and provide sustenance and purpose to the life of the Andean people. The legend of the Inca treasure becomes very real when the town is visited. The church of Parinacota is a treasure in itself. Linking earth and heaven, the church first shows its freestanding bell tower built of stone and adobe brick. The walls surrounding the atrium are decorated with small figures carved in red volcanic stone. Some recall a fleur-de-lis; others resemble human figures wearing cassocks, possibly in memory of the missionary fathers who were not afraid to stay in this solitary land. A semicircular stone arch gives access to the atrium facing the small Calvary, which features a tall cross made of huamanga stone (alabaster). The porch is simple, in Renaissance style, with a semicircular arch and straight columns. Nothing suggests that the interior is a magnificent expression of sacred art of the style known as “American Baroque.” The church contains one of the richest collections of wall paintings in hybrid iconography. Fortunately, the church and its decorations have withstood the passing of time and the numerous earthquakes that have damaged the building since it was built in the 17th century. The paintings are executed in distemper and were intended for religious instruction. The missionaries asked Indian artists to portray scenes from the Old and New Testaments; in execution, the creativeness of the artist left behind traces of the deep-seated Andean cosmogony in a highly interesting form of anthropological syncretism. The scene of the Last Judgment is striking. The doomed souls of unconverted Indians are seized between the jaws of a monstrous Leviathan. This kind of picture of hell was particularly useful to the missionaries as a teaching aid; the native artists, however, usually added their own coded comments. Here, to the left of the beast, an Aymara man suffers harassment from the Inca domain and Spanish domain; to each, the Aymara Indian shows a different face, thus revealing the secret of his age-old ability to adapt to political and social changes in his surroundings. The church baptistery exhibits some of the articles of worship in glass cases. The rich silverwork and a missal of the 16th century are particularly striking, for they testify to the prosperity that Parinacota enjoyed in the early centuries of the Colonial age, when the gold and silver ore from the mines at Huani-Huani and Choquelimpie was washed there. The abundant water of the bofedal aided this work while supporting extensive herds of llama and alpaca. Next to the sacristy, to the left of the high altar, an old wooden table stands tied to one of the church pillars with a piece of rope. Don Cipriano, the custodian, explains that the table possesses the supernatural ability to point out who will be the next person to die in the town. Before the death takes place, the table leaves the church and stops before the house of the person chosen to depart this life. Very few have seen the table in action. Some say that it crosses the town bearing lighted candles on its top, while others declare that if discovered during its wanderings, it turns into a white ass. Be that as it may, to save the town from witnessing the departure of any of the few residents left to it, the table is securely fastened to the church fabric. Patron saint: Nativity of the Virgin Feast: 8 September 196 Putre CAquena P utani From Aymara Puxtiri: noisy river, murmur of water From Aymara Qaqiña: to grind From Aymara Pujtani: birth The “many waters” of Putre are evident in the green fields that gladden the eye. Located on the lower slopes of the Andes, at 3,500 m, the town rises at the foot of Mount Taapaca. Cave paintings in Villacabrani reveal the presence of human beings in the sector since pre-Hispanic times. Organization as a town, however, came in the 16th century when it became a supply center for the mule caravans that carried silver from Potosí to the harbor at Arica. Putre was founded around 1580. Tradition says that the first settlers came from Arequipa. They were the Cáceres of Paucarpata, who brought with them an image of the Immaculate Conception. The family of Pascual Condon arrived at the same time from Puno, carrying an image of Saint Augustine. These families dug ditches to irrigate the surrounding land and so started farming and animal husbandry in Putre. The main devotion of the valley arose in those early years of the foundation with the coming of a Bolivian named Luque, who brought with him a portable altarpiece with the image of the Virgin at the Assumption. He was welcomed and given a pink potato seed to care for the worship. So began the custom of sowing potatoes for the Virgin in early November, a tradition that endures to this day at the feast of pachallampe. Shortly afterwards, the town obtained official permission to practice divine worship and Putre was designated under parish annexed to Tarapacá.The first church was then built of mud and broken stone, roofed with straw, with a small bell tower and three bells. The stewards were responsible for farming the parish land, the product being applied to maintaining and cleaning the church. At the end of their term of office, the stewards paid 50 pesos towards the purchase of new vestments and objects. During the Colonial period, the Potosí silver traffic and the gold mined at Choquilimpe made Putre thrive. The carved stone porches still visible in some houses bear witness to such prosperity. Around 1700 the residents decided to expand the original church. According to contemporary archives, the new church had two side chapels and two side doors, an altarpiece behind the high altar made of cedar and larch wood with six niches, a tabernacle of gilt wood, altar table of adobe brick, an arch over the chancel, pulpit, confessional, and baptismal font in larch wood. The roof was made of local lumber (guavano, queñoa, molle, and willow) and the outer door framed in dressed stone. An earthquake, some purloining, and uncaring stewards required a second reconstruction in 1871. That is the date of the work done by the stonecutter Mariano Dávalos on the front, door, choir, and the arch leading outside to the square, which was executed by Francisco Ledesma. Eleven years later, the reconstruction was finished and the present roof, made of Chilean oak and corrugated iron, was raised. Stonecutter Nolverto Maidana shaped the altarpiece of whitewashed stone. The church is large, with a freestanding bell tower. It has a single nave, baptistery, and sacristy. The side and back walls are of adpbe brick; the front wall is of stone with a simple porch. Stone steps lead up to the choir. The floor is of wood and the altars show a wealth of imagery evidencing the religious syncretism between the Andean and Roman Catholic faiths. A carved stone sunk into the baptistery floor is particularly striking. It is used to perform vilancha, an Andean rite involving the slaughter of a white llama to beseech God and Pachamama to bless the works and the church. It is said that the people of Putre sacrificed fifteen llamas on their altar at the latest reconstruction. According to legend, two ayllos or towns were involved in an age-old dispute over the ownership of the land, when a prince and a princess from the rival clans fell madly in love with each other. The families firmly opposed the union and, one moonlit night, the lovers were murdered. Nature was angry and chastised the area with torrential rains that flooded both towns and formed the lakes Chungará and Cotacotani. Two majestic mountains arose and remained forever marking the place where the lovers were buried. The tale tells the mythical origin of the Pachayatas, twin volcanoes, Mount Parinacota and Mount Pomarape, which peak at over 6,300 m and give an awesome welcome to travelers reaching the altiplano town of Caquena. It is a cluster or pre-Columbian shepherds’ dwellings located a few kilometers away from the Casin milestone, which marks the Bolivian border. The Caquena River crosses the bofedales, the Andean bogs that support the native fauna and flocks of llama and alpaca. Shepherding these species has been the essential ancestral activity of the altiplano peoples; vestiges aged 2.500 years were found together with shards of Colonial pottery, in a cave near the town. Caquena illustrates the ancient pattern of Andean social organization. To date the village still operates as the cultural and spiritual center for the estancias where shepherd families live all year round. The distribution of the dwellings follows the old territorial division among the clans. The church and square, which were added during the Colonial period, are located to one side of the village. The door of the church opens on the east side to receive the light of the rising sun. In the Andean cosmogony, the construction composed of the church and the bell tower is viewed as a living being, known as yanatin, a male-female complementary dual being. Each is respectfully known as “the T’alla church” (the Lady Church) and .”the Mallku tower” (the Lord Tower). The Caquena church was built in the late 17th century. The basic elements of this early building are still standing: the single nave, the atrium or sacred site surrounding the church and enclosed by a skirting wall. The wall features embrasures, three arched entrances, a two-level freestanding tower, and a simple stone porch. The interior of the church houses valuable testimonies of the Colonial period, when Caquena, a major producer of wool and meat, kept up ongoing contacts with other locations in the vast Andean area. The high altar exhibits portable altarpieces of the Upper Peruvian School and a Roman missal of the 18th century that bears a handwritten note dated 1765, declaring that it once belonged to the Hacienda Saucache in Azapa. According to an inscription on the stone porch, the church was rebuilt in 1891. In 1936 the community replaced the original thatched roof with the present corrugated iron. This repair work was undertaken following the economic boom of the early 20th century, when alpaca wool was a profitable item. Today, few families live permanently in the town. Notwithstanding, every year, on August 30, the descendants of the town meet there to celebrate the feast of Saint Rose, their patron saint. Putani is a cattle-breeding town located at an altitude of more then 4,000 m in the commune of General Lagos, near Visviri. On the banks of the river of the same name, which waters the high-altitude grasses for llama, alpaca, and vicuña to browse, the small settlement has remained unchanged, illustrating in modern times the ancestral Andean system of social organization. Various Aymara peoples have inhabited the mountains of the Far North and their western slopes for thousands of years. From the Pacific coast to the altiplano and the subtropical valleys of Bolivia, the peoples organized autonomously based on their own geographic spaces, which might comprise different ecological zones and so constitute what are known today as “archipelagoes.” Each archipelago was composed of several ayllus or family settlements distributed in two geographic and economic spaces, i.e. the cattle-breeding altiplano and foothills, and the farming valleys. In the Andean tradition, the shepherd ayllu always predominated over the farmer ayllu; the marka or head town of the archipelago was in the cattle area and the chiefs or kurakas were always chosen among the shepherds. The Andean culture developed on the altiplano heights, because the llama, alpaca, and vicuña were domesticated there. The ayllus of the same people had their social and spiritual center in the marka on the altiplano, and on major feasts the families would leave their settlements and occupy their kamana, the home they had in their respective marka. At all other times, however, the home of the shepherd family was the uta, the tiny stone and mud dwelling on the land where their animals grazed. There, next to the bofedal (bog) or the river, where Pachamama gave birth to the first mythical cattle, there the shepherd was perfectly at one with his cosmos. Silver mining in Potosí by the Spanish conquistadors brought substantial changes into the Andean world. The markas in the area became stages for the mule caravans that transported the ore. The Roman Catholic faith was introduced and eventually assimilated by the deeply rooted Aymara spirituality. At the markas or principal towns, churches dedicated to the Holy Virgin or some patron saint replaced pre-Hispanic altars. In the cattle-breeding haciendas, the resident families erected chapels or oratories to keep the images of their protectors and welcome the itinerant missionaries who officiated at the ceremonies. The church at Putani is built of stone and mud. Looking eastward, its tower greets the rising sun. Corrugated iron replaced the traditional roofing of straw. Over the high altar, from the simple adobe-brick altarpiece the images of Saint James and the Immaculate Virgin guard blessings for the shepherds and their cattle. The small size and general rustic air of the church harmonize with the Andean soul, which, turning from the extreme conditions of the altiplano climate, looks humbly to the greatness of arajpache, the world on high, the celestial abode of God and the stars. Patron saint. Saint Rose of Lima Feast: 30 August Saint James Feast: 25 July Patron saints: Immaculate Conception Feast: 8 December Patron saint of the town: Saint Alphonso Feast: 23 January Patron saint of the church: Virgin of the Assumption Feast: 15 August 197 S ocoroma PACHAMA From Aymara Chucur (does not filter), and Uma (water): water that does not filter Possibly from Quechua Pachamama: mother earth At 3,060 m above sea level, Socoroma seems to crouch among the foothills, not far from Putre. The Aymara roots of its name suggest the sound of underground water rushing out of deep cracks in the rocks all around it. Socoroma is a settlement of pre-Columbian origin. It was the largest of the lowerslope colonies of the Aymara seigniory of Carangas, which spread to the three zones of the Andean world in Arica: altiplano, foothills, and coastal valleys, all part of the same trade network. Socoroma was a strategic communication enclave and sovereign seat for the sierra and valley of Lluta. During the seigniory more than 100 Indians lived there and it acted as redistribution center and ecological control barrier. There the cacique of the valley had his residence and kept up direct communication with the mallkus or chiefs of the altiplano.. The moderate altitude and sheltered surroundings foster particularly rich and varied agriculture in the area. During the Colonial period, the pre-Hispanic terraces of Socoroma produced abundant harvests of Indian corn. Later, they were devoted almost exclusively to the production of “green gold”, as oregano was known in its heyday. Tended by old people now, the terraces provide alfalfa, Indian corn, broad beans, sundry vegetables, flowers, and an unusual local fruit: the tumbo, praised in old local songs.. The first church of Socoroma was erected in 1560, as a result of the missionary activity of the Dominican friars who traveled through the area and taught the catechism at Sama, Tacna, Tarata, Ilabaya, and Locumba, belonging to the doctrine of Azapa and Lluta. The church underwent various reconstructions between the 17th and 19th centuries. The latest was undertaken in 1883, as recorded on the porch, giving the church its present appearance. The building is large, perhaps reflecting the significance of the town. It has a single nave and adobe-brick walls. The front wall is of finely dressed stone. The side door is framed in carved stone and bears an inscription. The altarpiece over the high altar is made of stone. Some researchers have seen a Renaissance influence in the longitudinal nave crossed by the main arch over the chancel. . The church is surrounded by an open atrium with no enclosure. The freestanding bell tower is twelve meters high and built on a stone base supporting the second section made of adobe brick. Compared to the relatively small size of Andean buildings, this church and bell tower make an impressive architectural composition. Recent transformation of the main square affected the harmony achieved in 1922 by Teófilo Vega, who enhanced the Colonial identity of the town by restoring major houses and stone pavements. Although the charm and distinction of Socoroma continue unchanged, as do its centuries-old eucalyptus trees, the first brought from Tacna to the Andes foothills, definitive recovery of the church and town is urgent to give both their proper place in the cultural heritage of Chile. The Huaylillas range and its valleys and ravines form the lower mountain area, between 2500 and 3500 m above sea level. Following the San Andrés ravine down to the town of Pachama, the arable land and ancient terraces break the arid mountainsides with the intense green of oregano and alfalfa. Pachama is a pre-Hispanic settlement, as evidenced by its urban layout. The church is on the outskirts, facing the square, which separates it from the houses. The walled cemetery is located to the west, connected to the church avoiding the need to cut across the housing sector. The freestanding bell tower is inside the atrium, the space reserved for Roman Catholic rituals, often doubling as cemetery during the Colonial period. The church was originally built in the 17th century. It has a central nave and two side chapels. The walls are of adobe brick with stone buttresses. The roof, made in the traditional way, of wood, reeds, straw, and mud, is now covered with sheets of corrugated zinc. The wall enclosing the atrium has arched entrances and four resting places inside. These are stops for the processions held on the feast of the patron saint and Corpus Christi. The front features a simple stone porch with a wall painting on the tympanum picturing Saint Andrew, the patron sai nt of the church, together with this brother, Saint Peter, and the Virgin Mary. Inside, the whitewashed altarpiece is made of adobe brick with frames and other features of polychrome wood. The chancel has small windows with sheets of alabaster in lieu of glass, which admit a tenuous yellowish light. The original flooring has been replaced with tiles. The general construction follows a transitional style of architecture, midway between the altiplano religious style and the style of the lower valleys. The Pachama church contains an impressive collection of Colonial art. The walls are profusely decorated with paintings dating from the second half of the 18th century. Flowers and other typical decorations of the hybrid Baroque style frame certain wellknown figures: Saint Isidore, patron saint of farmers, attired according to the Bourbon fashion of Charles III of Spain; the archangel Michael, dressed for battle, the manyheaded serpent at his feet; Saint Christopher wading across a river carrying the Child Jesus on his shoulders; Saint George, conqueror of the dragon. On the choir wall, various domestic scenes describe the different groups of the faithful who attended the shrine, their garments helping to date the work. The Roman Catholic themes of the wall paintings are enlivened with Andean items added by half-breed artists. The presence of Saint Isidore is no idle whim in an eminently agricultural area such as the Andean foothills. Saint Christopher in transit seems to reflect the permanent wandering of the Andean peoples, ever alternating between the altiplano and the low lands. The musicians, in addition to contemporary Spanish dress including breeches and short cape, wear over all an Andean poncho. The set of paintings of Saint Michael, Saint George, and the Guardian Angel, each vanquishing a separate devil, is presumed to allude to the diablada, so dear to hybrid folklore. Beyond interpretation, a very precise relationship links the image of Saint Michael and the local tradition of Pachama. Facing the church square there are seven bluish-green rocks. According to long-time inhabitants of the town, they are the seven heads of a fabulous serpent that lived close to the river. Even today, whoever falls asleep in that place will awaken to death throes. Pachama today is practically abandoned. A considerable part of the population moved to the nearby town of Chapiquiña or emigrated to the city. Notwithstanding, each year the church brings together the scattered descendants to celebrate the patron saint and other feasts. This is because, despite the changes imposed by modernity, the Andean world refuses to break down the eternal bridge between Earth and Heaven. Belén (Bethlehem) is an exception among the settlements of the Arica Andean area because it is the only one to have a Spanish name of Christian origin. It is located in the foothills at 3,200 m above sea level, not far from Pachama, and welcomes visitors with the colorful sight of its terrace crops, tall eucalyptus trees, and two Colonial bell towers. In 1612, the chiefs of the Aymara seigniory of Hatun Carangas petitioned the Viceroy to allow the settlements in the mountains and valleys of Arica that used to belong to their domain before the Spanish conquest to unite under the leadership of Tocoroma, a town located in the same mountains and also part of the Caranga seigniory. The Spaniards had changed the name of Tocoroma to Belén when they founded a settlement there early in the 17th century, and the chiefs claimed authority over it. The strategic location of Belén together with its agricultural potential helped to develop that early Indian settlement into the leading town in the Andes foothills during the Colonial period. Its importance at that time is still visible in its architecture and design. The town’s checkerboard layout is formed by streets paved with dressed stone leading to a broad square built on three levels: at the top is the “old church” and freestanding bell tower in finely worked stone. This building, apparently, was erected to replace the first Belén church, now gone, which was dedicated to Saint Barbara and stood on a hill overlooking the town.The old church has a stone porch of Classic design, with an image of Our Lady of Candlemas over the door. According to tradition, this image recalls that Our Lady appeared on one of the tutelary hills of the town, known to this day as Cerro El Milagro (Miracle Hill). The “new church” is on the lower level of the square. Its construction began on 17 March, 1777, when Manuel Abad Illana, bishop of Arequipa, founded the Indian curacy or doctrine of the Apostle Saint James of Belén, under the jurisdiction of Poconchile.The bell tower is freestanding, built of adobe bricks at the base and stone –very poorly restored- at the top, and holds three bronze bells. The church is remarkable for its stone porch, one of the most richly carved in the area. Highly representative of the Andean Baroque, Saint James, the patron saint, presides over the entrance crowning a fine example of stonework including circular pilasters, twisted columns, dadoes, cornices, and a variety of iconographic figures of European and American origin, such as lions, monkeys, mermaids, swords, bunches of grapes, and pomegranates. The figures carved around the porch make an interesting study. The presence of mountain lions, monkeys, and mermaids clearly survives from pre-Columbian Andean cosmogony. A monkey holding up columns is a frequent motif in hybrid imagery and was seen for the first time at the entrance to the church at Tiwanaku, built in 1612. The presence of monkeys is due to the age-old trade between the Aymara seigniories of the altiplano and those of the subtropical jungles of Bolivia. The mountain lion or puma is common on the altiplano and the lower Andes, both feared as a predator of cattle and worshiped as a protecting deity in the Andean cosmogony. The mermaids carved around the main doorway of the church are an ancient figure in Aymara mythology, found in ancestral tales where they were said to inhabit the waters of Lake Titicaca. Monkeys and mermaids also appear in 18th-century textiles. The east door has a stone arch bearing the cryptic inscription: “ Y IAVIRJEN CONSVI SINPPCA DOOR DNAL”, to all appearances a summary rendering of “y la Virgen concebida sin pecado original” (the Virgin conceived free of original sin), Inside, the church contains a major collection of images of saints made of wood, plaster, canvas, and glue, in the Colonial style of Upper Peru. In mid-20th century, Belén enjoyed brief prosperity as the national capital of oregano, the so-called “green gold”. At present it is one of the most important towns in the Andean area of Arica, second only to Putre. Its population is stable and -though reduced in number- highly active and very much given to preserving traditions and old customs. Patron saint: Saint Andrew Feast: 30 November Patron saint of the “old” church: Virgin Mary of Candlemas Feast: 2 February Patron saints: Our Lady of the Rosary Feast: 7 October Saint Francis of Assisi Feast: 4 October. 198 BELÉN G U A L L AT I R E From Aymara Wallata: wild goose of the altiplano The fact that the name of the town is associated to the native fauna is revealing. At the foot of a great volcano, Mount Guallatire, with its 6,030 m, its white mantle, and sulphurous fumes, the altiplano plain demands rigorous adaptation. Intense cold, thunderstorms, and scanty food appear bearable only for vicuña, suri (a variety of American ostrich), condor, and guallata. Notwithstanding, Andean man made his home in these highlands. The present town of Guallatire, at an altitude of 4,280 m., is of pre-Columbian origin as a shepherd settlement and seat of the Turco-Hatur Caranga seigniory, which grouped the ayllus or settlements of the altiplano, foothills, lower valleys and coast. It was the main political power in what has been called the Altos de Arica (highlands of Arica). The seigniory operated like an archipelago of small towns within a system of economic complementarity. Basically, the farm products of the valleys and foothills were exchanged for animal husbandry products of the altiplano. The main center or marka of the vast Hatur Catanga seigniory was located on the slopes of Mount Capurata, on the present Chilean-Bolivian frontier, very close to Guallatire. The village is composed today of some fifty dwellings built of stone and mud, some thatched with straw, others roofed with corrugated iron. According to the traditional layout of settlements originating before the coming of the Spaniards, the original church of Guallatire was located outside the settlement, across the river, more than four city blocks away. It was built in the 17th century and belonged to the doctrine of Codpa. As a result of what is known as the “great cataclysm of 1868”, the original church was severely damaged. The residents applied to the bishop of Arequipa for permission to rebuild it along the same lines but located in the middle of the town. The reason for this move was the hardship of crossing the two branches of the river, a matter that was the cause of many diseases during feast days. The parish priest, Dr. José Balbuena, blessed the new church on 19 December, 1873. The walls were built of stone and mud and are kept whitewashed. It has an atrium and freestanding bell tower forming part of the enclosing wall. The main nave leads to a simple wooden altarpiece with the image of the patron saint. In 1940, when the latest major restoration was completed, the roof was made over with eucalyptus beams and covered with woven reeds, matting, and straw. Patron saint: Our Lady of the Immaculate Conception, known locally as La Concebida Feast, 8 December Patron saint of the “new” church: Saint James Feast: 25 July 199 L IVILCAR T IMALCHACA C ODPA G UAÑACAGUA From Aymara Wallata: wild goose of the altiplano From Aymara tima (flower) and Chaca (water left by fog): flower with dew From Aymara Kollpa: stony ground From Aymara Wañakawa: dry gully The footpath that follows the San José River from the head of the Azapa Valley to the town of Livilcar involves a hallucinating trip to the past.The track can only be covered on foot or on muleback or horseback; it is the same track that for thousands of years was the trade route among the various ecological sectors of the Arica Andean area. The fertile soil of the San José River ravine fostered settlements since the very distant past. On the way to Livilcar, the route makes a natural stop at Humagata. This was once, at the time of the Hatur Caranga seigniory, the head town of the Azapa valley, which supplied farm produce to the ayllus of the altiplano. Some authors say that Humagata is located on the ruins of the original Indian settlement to which the cleric Vásquez de Espinoza set fire in the course of his determined evangelizing campaign. The eight-hour walk from Humagata to Livílcar takes a break at Santuario de las Peñas. According to legend, an old woman was driving the cattle of the people of Livílcar downstream to the pastures of Humagata. Night fell when the woman was halfaway down, close to the defile called Las Peñas (The Rocks), trying to recover the scattered cattle. The place was renowned for devilish apparitions and the woman had no wish to spend the night there. Disconsolate, she prayed for help and heard a voice comforting her and assuring her that she would be alone no longer. The voice claimed to be the Virgin Mary ahd said she would engrave her image on a rock so that a shrine might be raised in her honor. Legend or otherwise, each year, on the first Sunday in October, the image of the Virgin of the Rocks is visited by about 60,000 faithful who travel from far-off places to pay homage. The track goes on climbing alongside the river until it reaches Livílcar. The ravine widens into a valley of arable land that for a long time played a leading role in the economic history of the area, when coca, the sacred plant ot the Andeans, was grown here. Today the settlement is neglected and poorly kept up. The church, however, seems to have withstood the passage of time. It is one of the major jewels of Andean Colonial architecture. The plan of the church is in the shape of a cross, with a pitched roof featuring wooden beams and corrugated iron roofing. The bell tower beside it is in one piece crowned by a wooden structure replacing the second section, which was severely damaged by a violent earthquake. A wall surrounds the atrium. A Calvary faces the doors of the church and serves as a shrine for offerings and sacrifices during celebrations. The carved stone porch, of high artistic quality comparable to that of the church at Belén, bears the date 1723. It is formed by columns and a lintel decorated with fruit and flower motifs. Inside, the church features an amazing altarpiece of carved wood covered with gold leaf. It has two divisions and three sections, with Colonial images of Saint Bartholomew and the Virgin of Candlemas.The two side chapels contain the remaining priceless images. The jointed figure of Christ, an outstanding piece, is attributed to José María Arias, a Peruvian who carved the famous group of the twelve apostles in the church of San Lorenzo de Tarapacá. It seems the figure of Christ was made while the artist took refuge in Humagata to escape from the battles of the war of 1879. The chapel on the right-hand side has an unusual appearance resulting from the regrettable efforts of a parishioner who was ignorant of, or unwilling to follow, the basic principles of restoration. The cause of the exceptional condition of the church is perceived on one of the bronze bells housed in the freestanding bell tower. An inscription dated 1779 reveals the name of Diego Felipe Cañipa. He was the chief of the Indian cacicazgo of Codpa, an office that the Spaniards created in mid-17th century to group the native population in doctrines and put an end to the political and administrative organization headed for centuries by the seigniory of Hatur Caranga.The distinguished donor of the bells won renown for his opposition to the revolution of Tupac Amaru, he was captured and flayed alive in the main square of Codpa. The descendants of Diego Felipe Cañipa and other illustrious families keep up the tradition and the tale. Since a flash flood carried away a substantial part of the arable soil of the valley, San Bartolomé de Livílcar saw its population dwindle until not one resident remained. Notwithstanding, each year, the patron saint is visited by some two hundred children of the town, who climb up to celebrate his feast for four days. At an altitude of nearly 4,000 m, where the cordons of the Huaylas Sierra and central Andes meet, the church of Our Lady of Remedies of Timachaca rises in an awesome prospect of pampa and sky. The settlement consists of a handful of adobe-brick houses, a spacious, recently remodeled square, and the church, a major center of devotion in the Andean area of Arica. A cryptic legend over the porch states that Juleán Cárdenas erected the building in 1877. Notwithstanding, the real clue to the origin of the church may be found inside, in a small glass reliquary that is kept together with the image of the patroness.. Tradition says that a shepherd was following the flight of a dove that he saw at a spring that rose there. When he tried to catch the bird, it astonished him by jumping lightly three times and falling into his hands turned into a little plaque bearing the image of the Holy Virgin. To this day, the miniature is known as “The Miracle” and is preserved in the reliquary. The event give rise to a popular devotion. A rudimentary chapel was built, soon replaced by the present church. Three crosses were raised on the exact spot of the miracle, in memory of the three times that the dove jumped before turning into the image of Our Lady.. The church is large, somewhat disproportionate, given the size of the town, but appropriate for the large number of the faithful who come for the feast of the patroness. Looking east in the traditional way, its adobe-brick walls form a central nave and two side chapels. It has a simple porch of carved stone, with four columns and painted flowers in shades of brown and blue, and a semicircular arch over the door. Wooden beams hold up the pitched roof covered with corrugated iron. The floor is of wooden boards. The altar and altarpiece are made of polychrome stone and adobe brick. The chancel and main arch are decorated with painted flowers and other simple ornaments. A wall surrounds the atrium and encloses the freestanding tower built in two sections and topped by a stone dome. In front of the church an extensive paved square awaits the arrival of the religious dances, the musicians, and the thousands of pilgrims who throng to this high altitude to give thanks to the Miraculous Mother. Mount Marqués, beside the church, is a powerful presence. From a distance it appears compact; closer, it is seen to be a thick web of valleys and ravines, home of mountain lions, guanacos, and wild asses, and also a source of tragic tales of hidden treasure. Its Spanish name is unusual in this area, where landmarks are known by their Aymara name, and is apparently due to the desire, in Colonial times, to honor its outstanding or principal character. The many colors of its rocky slopes point to the presence of rich ore deposits that –the legend says- wild beasts and the devil himself take care to keep safe from human greed. Codpa is a miracle. Water from the altiplano rushes in a stream down the Vitor ravine and makes life flourish where there is nothing but stones and desert pampa. At an altitude of 2,060 m, the ancient town of Codpa lies at the head of a narrow evergreen valley, renowned for its impossibly sweet fruit. The bounty of this oasis has supported human settlements for thousands of years, as shown by the petroglyphs at Ofragia, signals left along their route by longago drovers. In the twofold productive circuit of the Andes, the farming at Codpa complemented cattle breeding on the altiplano. Since the Tiwanaku period, caravans of llamas entered and left the valley leaving traces of their passing on the stones. Following the Inca expansion, Codpa was a stage along the imperial road to the coast and a respite in their endeavors for conquistadors Almagro and Valdivia. With the Spanish settlement, agriculture took on paramount importance and the valley became a legendary garden. Some say that the wine of Codpa or Pintatani was popular at the court of Philip II. Guayabas, mangoes, quinces, pears, oranges, prickly pears, and avocados from Codpa were delicacies at the tables of the nitrate companies and its profane wine features to this day at Andean religious celebrations in the Arica area. Today the high standing of Codpa is hard to imagine. Many of the old farming terraces with their stone walls and canals are in ruins and the old Colonial houses have not endured. The church, however, is there to bear witness to past splendor. According to Hasche, the insalubrious climate of Arica and the ever-present threat of pirates led the Corregimiento to settle mostly in the valley. As a result, the doctrine of Codpa was formed in 1574 together with that of Arica. Building the church began around 1600 and according to parish records was finished by 1618. In 1739, the doctrine of Codpa encompassed the towns and villages of Codpa, Ticnamar, Tímar, Sacsámar, Belén, Pachama, Socoroma, Putre, Parinacota, Choquelimpie, Guallatire, Sora, and Churiña. The overflowing river during the Altiplano winter and numerous seismic movements caused the church to be rebuilt several times. The present building is the result of reconstruction in the late 19th century. The great central nave with its two side chapels forming a cross with it was deprived of the choir, the baptistery chapel, and the screen. The corrugated iron roof currently resting on the wooden beams replaced the old roofing of mud and straw. The walls are of adobe bricks on foundations of stone and mud. The altarpiece is built of stone and whitewashed. The main and side doors have stone frames. The bell tower is freestanding and built in three sections, the two top ones rebuilt with cement blocks. A plaque on the outside of the church states that Diego Felipe Cañipa died the death of a Christian martyr in the main square of Codpa. This was no minor event and reflects the importance of the valley in Colonial times. In order to topple the Altiplano seigniory of Carangas, the Spaniards designated a cacique of Indians at Codpa, subject to the Viceroyship. Diego Cañipa was appointed in this capacity in the 17th century His lineage became powerful and formed what was known as the Cacicazgo of Codpa, with influence over the entire Andean area. During successive Indian insurrections arising from excessive taxes demanded by the Spanish Crown and resulting in the general rebellion of Tupac Amaru (1780), the Cañipa authority was violently challenged by hosts of Indian insurgents. Diego Felipe Cañipá attempted to resist and retain authority, but the rebels seized him and flayed him alive. The Indian rebellion led by Tupac Amaru has often been viewed as a deliberate attack on the Roman Catholic religion. Although many illegal actions were committed in the 18th century under religious protection, it is nonetheless true that as many priests raised their voices in defense of Indian rights. The Aymara leader Tomás Catari declared at the time that the rebellion was not intended as an attack on the Roman Catholic Church but an attempt to return the land to its true owners. Notwithstanding, on many occasions the Church was attacked as representing the power of Spain. The agricultural wealth of the valley, the unceasing Spanish presence, and its position as head of the Indian Cacicazgo, assured Codpa of an important position during the entire Colonial period, to the point that it is often referred to in parish records as the “capital.” That the church held valuable items supporting such noble condition is well known. Some were hidden when the coming of Chilean troops was announced in 1879. Others, like the legendary silver altarpiece of Saint Martin were prey to the greed of not very devout residents. In any event, the paintings of the Cuzco School, the remarkable images, and old vestments that have survived within the church bear witness to the town’s distinguished past before astonished modern eyes. Walking up the valley, not more than 5 km from Codpa, one comes to Guañacagua. The town is located 2,250 m above sea level, at the point where the Puquios ravine joins the Vitor ravine. The church overlooks the town from a low promontory. The adobe brick and stone dwellings have not been properly preserved, but the general layout is of preColumbian design. The economic and political significance of the valley during the Colonial period aided the consolidation of the ancient Indian settlements into hybrid towns, with their own churches and religious feasts. The church was first built in the late 17th century. Like all other churches in the area it was subsequently restored or repaired as dictated by natural disasters or booms in the local economy. The latest reconstruction was undertaken in 1904. The year is inscribed on the semicircular arch over the simple stone porch, together with the name and contribution of each of the benefactors who supported the restoration. The walls, sacristy, and altarpiece of the church are made of stone recovered from the original building. The main nave is of medium size. The chancel retains the two columns of the original main arch. The table of the high altar is placed against the altarpiece, as was the rule before the II Vatican Council. The apse is eight-sided, an unusual shape reminiscent of Renaissance architecture. The roof is pitched, with wooden rafters and traditional covering of woven reeds, mud, and straw. The floor is currently tiled. The bell tower deserves special mention. Built entirely of stone, it is a magnificent example of Andean baroque. Several authors agree that it is one of the most perfectly preserved in the Andean area of northern Chile. It seems that early in the 20th century, a resident of Guañacagua, on digging in the cellar of his home to make storage space for potatoes, was amazed to discover the buried treasure of the church. For some unknown reason, perhaps the war of 1879, the churchwarden had hidden crowns, crosses, chalice, paten, crozier, and other church objects, and died without revealing the secret to his successor. Older residents declared that the objects found were only part of the valuable collection belonging to the church. Patron saint: Saint Bartholomew Feast: 24 August 200 Patron saint: Our Lady of Remedies Feast: 21 November. Patron saint: Saint Peter Feast: 29 June Patron saint: Saint Martin of Tours Feast: 11 November 201 A ICO Aico is a wonderful secret held by the ravines in the foothills southeast of Arica. In mid-20th century, the age-old cattle tracks that crisscrossed the Andean area were abandoned as new highways were built for motor vehicles. The small towns that had served as post stages remained frozen in time along the forgotten roads, inhabited by a few families devoted to farming and animal husbandry at subsistence level. Aico is not to be found on the usual tourist routes. To reach it requires advice from local experts. The missionary father Amador Soto Miranda has been working for many years in the valleys, foothills, and altiplano of Arica, recovering the tradition of those selfless religious who served the Andean communities during the Colonial period. His word is crucial: Aico possesses the most beautiful church in the area. To view this jewel requires locating the footpath that starts from the Sucuna ravine. Very soon, the path reaches the winding course of the Aico ravine, with a stream rising at the foot of Cerro Pastocollo. The conceptual image of Amaru, the mythical Aymara serpent, is here based on reality and the miracle embodied in the rush of water in this parched land was poetically explained in the ancestral cosmogony. For the ancient Andeans, life is due to the combined action of three deities who hold up the three ecological areas that compose the Andean world: Maliku, the protecting spirit who resides on the high peaks and guards the water reserves; Pachamama, the bounteous virgin, eternal woman, mother of the mythical cattle, figured by the green grasses reborn each year; and Amaru, the serpent who controls the flow of water, with his changing nature that sometimes gives and sometimes takes. The walk along the lonely track is a trip back in mythical time. Rather than archaeological remnants, the passing of the caravans that vitalized Andean culture for thousands of years along these paths remains in the environment like a mysterious presence. Sunk in such thoughts, the modern traveler might well miss the site of Aico, camouflaged among the rocks and greenery of the ravine. The secret of Aico is a magnificent creation in stone. Despite the general decline, the church preserves the spirit of the faithful who raised it in the 18th century. The porch in dressed stone is a harmonious Neo-Classic work on two levels, with simple columns, semicircular arches over the door and the top niche. The nave is rectangular with an adjoining sacristy. The roof –badly in need of repair- follows the classic model: eucalyptus rafters thatched with reeds, mud, and straw. The design of the stone altarpiece is simple, composed of seven niches where a valuable collection of Colonial pieces still exists. A stone wall enclosing the atrium and limiting the sacred site in mid-ravine surrounds the church. The entrance has a semicircular arch and a lintel crowned with figures apparently wearing cassocks. The fine stonework is repeated in the bell tower, where two sections support a well-shaped vault. Small symbolic stone figures crown the tower and stand on the atrium wall at regular intervals. The church is no longer cared for by man. The village and its terrace farms are abandoned and, other than an occasional cattle drover, few people come by, except on the feast of the patron saint, when the descendants of the original village dwellers come together. From their altars, strategically set up on three neighboring hilltops, Saint Anthony, Saint Barbara, and Saint Lucy stand guard over the secret of Aico. Patron Saint: Saint Anthony of Padua Feast: 13 June 202 P ACHICA Isluga From Aymara Pashicum: shrimp From Kunza Isluga: a variety of mountain plant, also known as trícara (krameria iluca) The Ajatama and Caritaya Rivers rise in the high mountains and join to form the Camarones River, which flows in the deep gorge that bears its name and dots with green alfalfa the otherwise absolutely arid pampa. At several points on its way to the sea, the river supplies the inhabitants of the gorge with delicious freshwater prawns. In various places, too, the gorge scares away visitors and locals alike with its many tales of apparitions and evil spells. The area is familiar with various legends about fabulous mines that disappeared for ever, and abandoned sites under mysterious curses. Seen from above, Pachica is set on the slopes of a mountain, perilously overhanging the abyss of the Camarones gorge, surrounded by various indications of mineral wealth that stain the rocks red, yellow, brown, and green. The history of Pachica is the history of the area. Originally a pre-Columbian settlement, its farm production shared in the ancestral Andean exchange between altiplano and lower-slope valleys. Then, when the Spaniards came, Pachica became part of the doctrine and domain of Codpa. During this Colonial period the town briefly experienced prosperity, when a silver mine called San José, in Taitape, at the north end of the Camarones gorge, was discovered and worked. Tradition has it that the ore funded church expenses associated to the worship of the patron saint, and that the mine works came to an end owing to the zeal of the ancients, who refused to disclose to their descendants the exact location of the deposit. Originally, the town land was farmed by the community and large quantities of Indian corn and pulses were harvested. Today Pachica looks abandoned. Only a handful of families keep up the place and farm the land. To one side of the town, unshakable witness to those prosperous Colonial times, the church still connects heaven and the desert. Presumably, it was built in the 17th century. It has a single nave with a side chapel and sacristy. A stone wall with pinnacles surrounds the church, enclosing the atrium. The bell tower, also of stone, is outside the wall, though it is reached by steps rising from within the sacred enclosure. The top section of the tower was restored recently with concrete and stone facing, altering the original design. The front of the church features a simple porch of dressed stone. Inside, the adobe-brick walls are completely covered with wall painting. The motifs are vases with flowers, plants, garlands, and circles, and were restored in 1999. The floor is of fired brick. Two columns rising before the chancel suggest an earlier main arch. At the end, on the altarpiece over the high altar. Saint Joseph, the patron saint, watches tirelessly over the sacred traditions of Pachica In pre-Hispanic times, the Aymara peoples were organized in the form of a cultural and economic archipelago composed of ayllus or settlements in both altiplano and foothills. The cultural, political, and spiritual center of the archipelago was the marka or capital town. Each of these peoples spoke a different variety of the Aymara language, one of which survives to this day in the Isluga area. Isluga is thus a fine example of Andean marka preserved over time. The town is strategically located at one end of the altiplano plain, connected by ancient paths to farms on the lower slopes and the coast, with which it formerly kept up active traffic in goods. A particularly brisk trade was carried on with Camiña and Chiapas, where farmers delivered part of their Indian corn harvest in exchange for llama and alpaca cattle. Isluga is also the name of a volcano 5,530 m high representing the mallku or guardian spirit of the town. Guarding the marka meant guarding a vast land area and a complex cultural organization.The families from the various ayllus kept a house in the marka, to which they moved for the major feasts. These family homes were distributed according to an urban plan divided into four sectors that reproduced in the marka the twice-halved territorial division of the people. One division into two halves running between the sea and the mountains comprised Arajsaya (top part) and Manqhasaya (bottom part), reflecting the Aymara notion of yanani, or complementary opposites. The other division distinguished between farming settlements in the lowlands (valleys and foothills) and shepherd settlements in the highlands (altiplano). The coming of the conquistadors brought with it the Roman Catholic faith and the marka, formerly the ceremonial center of the people, took on the function of center for evangelizing the area. The church was built in the 17th century but had to be completely rebuilt following the violent earthquake of 1868. A contemporary ecclesiastical document reads: “On 13 August at five hours five minutes in the evening, there was a terrible earthquake. The port towns of Iquique, Mejillones, Pisagua, and Arica were destroyed and covered by the sea after the earthquake. Many churches were severely damaged, but in Tirana and Isluga even the towns were reduced to rubble. Our hand still trembles when writing these lines quickly four days after, while the earth is still moving continuously.” The present appearance of the church is the result of reconstruction. It has a single nave with sacristy and storerooms built against it. Heavy buttresses support the sidewalls of rough stone and mud, and also serve as climbing aids to reach and view the unique roof covered with clay tiles, only one of its kind in the area. The entrance is built in the traditional style of Upper Peru, where the sidewalls and roof project beyond the actual front and form a covered porch. The original beams were secured with leather thongs. The church portals are crowned by a great semicircular arch. The atrium is enclosed by a handsome wall featuring rows of small arches in volcanic stone and a taller arch opposite the church entrance. The bell tower is built in two sections with a pyramid-shaped spire and pinnacles in the shape of doves. The tower, church, and atrium enclosure are whitewashed. Today the church is practically abandoned. The families have moved to Colchane, which is an administrative center, seat of the city council, and frontier pass. What used to be the head of an entire seigniory now waits in solitude and patience during the year for the two events that bring back together the descendants of the town: the feast of the patron saint and the carnival festivities in February. In the face of neglect, the ancient marka still performs its role as ceremonial center responsible for keeping up the sacred link with heaven, which bestows blessings on cattle breeders and farmers. The legend tells how the mallkus or chiefs of the community formed by the settlements of Ancuaque, Waitene, Chullucane, Chijo, Ancovinto, and Panavinto met to decide on the foundation of a head town. The marka of Cariquima thus arose as social, political, and spiritual center of the nine settlements devoted to farming and tending flocks. Like all the settlements on the altiplano, which were family estates devoted to breeding llama and alpaca cattle, for hundreds of years Ancuaque was a clearly defined cultural unit with a head town as center. The economy of each settlement was upheld by the group, so that collective livestock production was exchanged for collective farm production in the area. This communal unity reflected the essential unity of the Aymara world. Division of space at Cariquima echoed the double halving of the territory that the nine towns occupied. The first division in halves (sayas) mirrored the concept of yanatin, or complementary opposites, resulting in an imaginary line that crossed the Cariquima area dividing it in halves: the higher half (arajisaya) containing Ancuaque, Waltene, Quebe, and Chullucano; and the lower half (manqhasaya) grouping Villablanca, Chijo, Ancovinto, and Panavinto. The division into sayas supplemented the traditional cooperative distinction between farmers and cattle breeders, resulting in a fourfold division of territory corresponding to the fourfold cosmogony of the Aymara world. The religious festivities of their faith helped to update and reaffirm this social and economic organization. The religious syncretism that arose with the advent of the Roman Catholic faith preached by the Spanish conquistadors was in fact a wise assimilation of the Christian cosmogony by the Andean cosmogony. Once erected, the Catholic church rapidly became the spiritual center of the community, the place where the pact of cooperation and complementarity among the villages was sacralized. Roman Catholic evangelization found fertile soil in the Aymara religious spirit. The temple was the expression of the sacred view that the shepherds had of life and their own world. The protecting figure of the maliku, never completely suppressed in its original form, could be associated to the protecting figure of some saint in the Roman Catholic tradition. In turn, the sacred fertility of Pachamama could not fail to find an echo in the prodigious virginity of Mary. Very soon the Christian liturgical calendar became merged with the Andean ritual calendar, anchored in the milestones of the astronomic production cycle. In its time, the Ancuaque church arose as an expression of the new Andean spirituality. From Colonial times, the family clan of the village reaffirmed its group identity around the church and its patron saints, an unsurpassable place to preserve Aymara traditions. The sacred site is immune to change and even serves as a focal point for ancestral customs that, though practiced outside the church itself, nonetheless look on it as a point of reference. The building is preserved in good condition, its nave roofed in the traditional manner and the adjacent tower built of rose-colored stone. Inside, Saint James and the Virgin await the prayers of the faithful from a simple whitewashed altarpiece. Notwithstanding, the community function of the Ancuaque church has virtually disappeared. As in many other towns of the Chilean altiplano, the scant population is gradually going over to the Protestant creed. The lengthy process of change that the world of the Andes has undergone since the Spanish conquest is now going through another stage of crisis. Loss of identity resulting from adopting Chilean nationality and unceasing migration to the cities during the 20th century had been effectively countered by the preservation of Roman Catholic ritual. The descendants of the village visited the church regularly on the feast of the patron saint and other special days of the year. To the Protestant dialectic, however, Roman Catholic worship of saints and the Virgin Mary is abhorrent and therefore relegated with pagan rites or “customs” to the lower regions of the mythical maqhapacha, or nether world. Patron saint: Saint Thomas Feast: 21 December Patron Saint: Saint James Feast: 25 July Patron saint: Saint Joseph Feast: 19 March A NCUAQUE 203 MAuQUE U smagama H U AV I Ñ A T AR APACÁ From Aymara Mawki: name of a wild fruit From Aymara Usmagama: cause of disease, infection From Aymara Wawiña: sheaf of straw From Quechua Tara (name of a tree) and Pakay (to cover): tara covering In the Aymara cosmogony, each settlement or ayllu was under the protection of a mallku or guardian spirit, the so-called compadre or “chum”, who lived on any of the surrounding mountaintops, known in Quechua as achachillas. These mountain spirits kept up a mythical family relationships with the community they guarded; they could be either male or female, and were associated to the other guardian heights of the Andean world, especially the towering snowy peaks of the altiplano, sources of the sacred water. The mallku or achachilla were powerful and demanded respect and offerings from the community. Mallku worship stems from the most ancient Aymara ritual and was celebrated in February on the so-called “day of the compadre”. On that day, the people of the settlement would climb the hill to raise a pole known as “arch”, which was dressed as a shepherd and decorated with seigniorial signs of prestige. The sight of the altiplano town of Mauque provides a particularly clear view of the Andean cosmogony. The small shepherd settlement huddles under a steep sheltering rocky peak. At the top of the achachilla there is a cross, not an arch, and where in the distant past the community used to make offerings to Pachamama, the life-giving mother, a Roman Catholic church reaches up to heaven dedicated to Our Lady of Guadalupe. The obvious relationship between Pachamama and the mother of Jesus arises from the profound assimilation between the ancestral religion and the Roman Catholic faith. The primary female deity, maternal principle of life, finds an echo in the figure of the Holy Virgin. Pachamama is not known to have a spouse and her power to generate is miraculous and self-sufficient. The Andean area feels intense devotion for the Virgin Mary. The Andean soul was particularly receptive to this form of worship and many of the churches in the area reserved the central niche of the altarpiece for the Mother of God in one of the apellations by which she is known. In addition, there are interesting historical details. The church dedication to Our Lady of Guadalupe, as in Mauque, is unusual and clarifies the circumstances under which Andean-Catholic syncretism developed. Fray Diego de Ocaña, a Hieronymite monk, came to Potosí in 1601 with the object of spreading the devotion to Our Lady of Guadalupe, which originated in Cáceres, Spain. The monk painted an image of the Virgin in the Franciscan convent, and the Bishop of Charcas, Alonso Ramírez de Vergara, a native of Extremadura and devout worshiper of Guadalupe, requested the friar to paint another image for the town of La Plata (Sucre). The faithful of that town praised the picture and built for the Virgin a special chapel beside the Cathedral. Numerous copies were made of the Virgin of Sucre and served as model and source of the devotion that quickly spread to the settlements of the Andean area. The Virgin of Sucre mirrors the image of Extremadura. The skin is dark, she carries in her right hand a baton ending in a cross and with her left she holds the child with a sphere in his hand. She is dressed in a triangular gold robe; the crescent moon is at her feet and an oval crown on her head. The image has no resemblance at all to the Mexican Virgin of Guadalupe, who appeared to the Indian Juan Diego in the early years of the Spanish conquest. This advocation reached the Andean area in the 19th century. The church that shelters Our Lady of Guadalupe at Mauque retains the original appearance of the churches built in the 17th and 18th centuries in the cattle settlements of the altiplano. The adobe brick walls enclose a nave roofed in the traditional way with wood rafters, straw, and mud. A surrounding wall with arched entrances encloses the atrium, leaving outside the Calvary used for ancestral offerings and sacrificial rites. The bell tower built in two sections completes the male-female pair it forms with the church, putting the Earth in touch with Heaven. Inside, the image of the Virgin reposes in the whitewashed adobe-brick altarpiece, decorated with simple but powerfully expressive figures reflecting the Aymara way of life in this world, that is, as an integral part of Creation. Deep in the Ocharaga ravine, in mid-sierra, Usmagama originated as a preColumbian member of the Andean archipelago of the Isluga seigniory. In the Colonial period, it contributed to the repartimiento and parish of Sibaya, a neighboring town that acted as head of Alto de Tarapacá.The church, a fine example of Andean Baroque, was built at this time. The church dates from the 17th century. Stone buttresses support its ancient walls. It has a nave, pitched roof, whose traditional covering of straw and mud was replaced with zinc sheets. A wall surrounds the sacred site of the atrium, where the tower rises beside the church. It is built in one section topped by a small structure of wood and galvanized iron, probably added to replace a collapsed second section.. The church porch is built of ashlar masonry and entirely covered with carvings of vases, flowers, and fruits, The door is framed in a semicircular stone arch with stone moldings carved with motifs of branches. The arch is flanked by two twisted columns on tall pedestals adorned with angels and flowers. At the top of each column there is a small sculpture, apparently representing a dancer at a religious feast. The entire work is one of the most original productions of the local school of stonecutters. The high altar and the altarpiece are of carved and gilt wood, profusely decorated with floral motifs. A brick structure supports the altarpiece, which is in Baroque style and distributed in three sections. The tabernacle is flanked by twisted columns and has sliding doors under semicircular arches.. Today, the town of Usmagama seems to slumber, almost outside time. However, this quiet settlement took an active part in one of the most energy-charged events in American Colonial history: the rebellion of Tupac Amaru. About 1770, the condition of Indian peoples was unfortunate,The caciques (Indian chiefs) of the Audiencia of Charcas frequently accused the corregidors of abuse in the allotment of forced labor and tax collection. When the Spanish Crown carried out the so-called Bourbon reforms, designed to feed the royal treasury with further taxes, the general discontent reached its limit. By 1780, the entire territory of Lower and Upper Peru had rebelled. José Gabriel Condorcanqui, a cacique and descendant of the Inca Tupac Amaru, educated in Lima and marquis of Oropesa, took the lead in a general rebellion of the Indian world against Spanish abuse. Its purpose was to return the land to its true owners. Previous efforts conducted by the Aymara caciques Tomás Catari and Julián Apaza, also known as Tupac Catari joined the cause. The rebellion almost caused serious damage to the Spanish administration. Indian mobilization organized into a wild subversive movement that climaxed with the siege of Cuzco and La Paz, and only came to an end with the capture and execution of the leaders. In 1778, the parish priest of Tarapacá, José Francisco Ximénez, reported to the bishop of Arequipa on the Indian rebellion in the town of Usmagama. According to his report, the aborigines had risen up in arms against the lieutenant tax collector owing to his excessive demands, and violent incidents had taken place. Events such as those in Usmagama led the Church to excommunicate the insurgents, which caused reiterated attacks on churches and their possessions. Towards 1780, the corregimiento of Arica organized a military-religious expedition that went from town to town to quell local rebellions. A total of 22 Indians were taken down to Arica to be flogged in front of the cathedral. Huaviña is an attractive settlement of pre-Columbian origin located in the foothills of the Andes and formerly part of the Aymara archipelago of Isluga. The houses are built on the slopes beside the farm terraces, the same that for thousands of years supported trade with the cattle-breeding plains of the altiplano. When it reaches the village, the path winding down the ravine broadens to become the main street, which is crossed by parallel streets and narrow alleys. The church is at the end, suggesting that the builder chose an unoccupied plot of land so as not to interfere with the original layout of the settlement. The marked Andean Baroque style of the church reveals its origin. Built in the 17th century as an Indian doctrine, it was under the jurisdiction of the parish of Saint Nicholas of Tolentino, founded in 1620. In the early days of the Colonial period, the population continued to be occupied with farming and cattle. However, when the silver ore deposit at Huantajaya was rediscovered in the Iquique highland, many of the men were transferred there to work in the mine. The devotion of these sons of Huaviña showed itself in the church, where several works were paid for with their contribution. The church has a single nave with a pitched roof. Unfortunately, the traditional roofing of straw and mud was replaced with corrugated iron sheets. The carved stone porch and semicircular arch are of balanced proportions and high artistic quality. Inside, the altarpiece behind the high altar, made of wood in the Baroque style, is remarkable. Its five niches are framed by carved gilt columns; the tabernacle is in the center and has sliding doors decorated with a carved monstrance. The altar table is inscribed with the words Alabado sea el Santísimo Sacramento (Praised be the Most Holy Sacrament). The bell tower has a stone base and a second section made of wood, ending in a steeple in the shape of a pyramid. The style suggests 19th-century reconstruction, painted in colors little used in the Andean Baroque. As patron saints, the images of the Virgin of Candlemas and Saint John, good examples of the upper Andean Colonial School, watch over the church. Each is offered a feast every year, to keep the tradition alive and for the ancient terraces to continue providing garlic, onions, and vegetables to the few families who still work them. The covering tara alluded to in the name Tarapacá abounds in the ravine where the town is built, 1,350 m above sea level. The tree resembles the carob and can be as high as 5 m, its thorny branches twisting around to protect the trunk. The arid pampa is fought timidly by the streams that come down from the mountain valleys. Thousands of years ago, the Pedregoso River enabled Indian farmer groups to settle in the Tarapacá ravine. In time, the resulting communities entered the economic trade system. The renowned geoglyph of Cerro Unita, named “the Tarapacá giant”, is an astonishing testimony of the time when caravans of llamas crossed the pampa to carry out trade between the farmer communities of the valleys and the cattle-breeding communities of the altiplano. Recent studies have found an association between the giant and the Tiwanaku deity carrying a crozier, representing Tunupa, a complex myth referring to the civilizing Aymara expansion. Tunupa is the son of the Creator, Viracocha, and is registered as going on a mythical pilgrimage from Lake Titicaca to the confines of the Andean world. The journey allowed the dissemination of a harmonizing message uniting the ethnic and cultural diversity of the vast territory. The myth closes with a symbolic death at the hands of those who refused the revelation, associating Tunupa to the figure of Christ. The conclusion is that the Tarapacá giant dates from the time when this territory was included in the area of influence of Tiwanaku. During the expansion of Tawantinsuyo, Tarapacá was a resting-place on the Inca Road. In 1536, Diego de Almagro recuperated here on his way back to Arequipa. Four years later, Pedro de Valdivia passed by on his journey south, leaving doña Inés de Suárez behind to await the reinforcements that Rodrigo de Araya, Francisco de Villagra, and Juan Bohón were bringing along the other side of the mountains. This ancestral strategic position was enhanced during the Colonial period. The Indian encomienda in Tarapacá was organized shortly after the coming of the first Spaniards. The Colonial town was under the jurisdiction of the Corregimiento of Arica, founded in 1565. The economic consolidation of the area, supported by grape and winegrowing in the valleys and the silver deposit at Huantajaya, allowed the Corregimiento de Tarapacá to be founded, divided into four repartimientos or grants of land, each with a parish: Camiña, Sibaya, Tarapacá, and Pica. Tarapacá was the capital and seat of the governor and council. This prominence lasted until 1865, when the seat of government moved to Iquique. Some vestiges remain of the town’s period of prosperity: the square, paved with flagstones, with a corridor supported by wooden arches; the esplanade and stone arcade of the old Government Palace; the Colonial mansions with their stone porches and wooden doors studded with copper nails; the walls of the old convent; and, of course, the church. The first church of Tarapacá was built in the 17th century as head of the parish.The original stone and adobe brick structure and the distribution in two naves are still extant. In 1773 the church underwent several improvements, many of them funded by don Basilio de la Fuente, resident of Tarapacá and the wealthiest man in the region at the time. Unfortunately, a fire and several earthquakes drastically damaged the structure, leaving only the walls standing. One of the irretrievable losses was the altarpiece of carved gilt wood, similar to those of the churches at Huaviña and Usmagama. The belfry was built in mid-18th century and is considered an exemplary work in the architectural heritage of Chile. It is made of ashlar stone in a Neo-Classic style betraying the influence of the Arequipa School. Saint Lawrence is the patron saint of miners. Recent restoration work gave the church a resplendent appearance and reinforced its links with the main economic activity in the area. The vehemence and generous devotion of its parishioners is evident everywhere. Each year, on 10 August, when the church bells call to celebrate the patron saint´s feast, more than 30,000 faithful come to San Lorenzo de Tarapacá to give thanks for the prodigious generosity of the bowels of the desert. Patron saint: Our Lady of Guadalupe Feast: 12 September 204 Patron: Exaltation of the Lord Jesus Feast: 14 September (Also celebrated: Saint James, on 25 July, and Saint Rose of Lima, on 30 August) Patron saints: Saint John Feast: 24 June Virgin of Candlemas Feast: 2 February. Patron saints: Saint Lawrence Feast: 10 August Virgin of Candlemas Feast: 2 February 205 MAMIÑA M AT I L L A P ICA CHIU-CHIU From Aymara Mami (pupil of the eye) and Ñaña (healed): healed pupil From Aymara Matti (a plant with a gourd as fruit) and lla (diminutive): a little gourd From Quechua Phikay: to pick flowers. From the Kunza (Chiuchiu): linnet An Inca ñusta (princess) was going blind. Her parents ordered their servants to find some remedy somewhere in the vast empire. The ñusta was taken to a spring of miraculous water hidden among the cordons of the mountains that lead down to Pampa del Tamarugal. The spring waters gave the princess back her sight and since then the place has been called Mamiña, sometimes translated as “apple of my eye.” The legend alludes to the pre-Hispanic origin of this town located at 2,750 m above sea level and, though the first human settlements here are prior to the Inca expansion, the legend is correct in associating the tale with the colonizing expeditions ordered by the Cuzco authorities. Mamiña was a supply point along the Inca Road. Vestiges of a pucara, a fortified construction placed at a strategic point to protect the passing caravans, remain in the area. In the 16th century, following the routes shown by Quechua guides, the Spanish conquistadors also passed by Mamiña and benefited from its curative waters. .The town clings to a rocky mountain. The ancient terrace farms can still be seen; they were worked since ancestral times, when Mamiña was the seat of an ayllu included in the Aymara seigniory that dominated the area. Its present layout is the result of later development in the Colonial period, with narrow paved streets and stone houses, some of which retain their carved porches. In 1632, the Spaniards who settled in the valley erected the original church dedicated to Saint Mark. The present building is a combination of original elements and later reconstructions. The pink stone porch with its carved semicircular arch and two columns is faithful to the original Andean Baroque style.The adobe brick walls and heavy supporting stone buttresses also belong to the original church. The interior is interesting. The central nave is 6 meters high. At the end, behind the high altar, the altarpiece in stuccoed brickwork, in the Baroque style, has rough simple lines and is painted in bright colors. It is divided into three stories flanked by columns with capitals where acanthus leaves recall the feather headdresses with which the ancient Incas were crowned. Following the earthquake of 1877, the church was rebuilt along the lines of the reigning Neo-Classicism. One of the alterations includes a couple of stone towers topped by wooden belfries painted blue. The effect is particularly opulent, reflecting the times of the nitrate boom, when Mamiña enjoyed renown for its hot springs When it was first built in the 17th century, the church was erected as a sub parish of Pica and remained as such while the Peruvian authorities governed the area. After the war of the Pacific, when this territory passed into Chilean hands, the Church organized a new jurisdiction for the area. The post of parish priest of Mamiña was assigned to the man who would later become bishop of Iquique and first Chilean cardinal, monsignor José María Caro. Suffering from a respiratory disease, monsignor Caro also experienced the legendary healing effect of the Mamiña springs. Matilla is an old oasis that enjoyed great prosperity during the Colonial period and the nitrate boom. The present town was founded by distinguished residents of Pica, who settled here to grow grapes in the ravine of Quisma. No major vestiges remain of the ancient Indian settlements established in the Matilla valley to benefit from its springs and fertile land. An Indian village located three kilometers southeast of Matilla was destroyed by an earthquake. Local tradition has it that on passing by the place strange noises are heard and it seems as though the earth were about to collapse. The process of Colonial settlement in Matilla is very similar to that of Pica, both towns being not more than four kilometers away from each other. The two are located near fertile oases with a similar climate, and in both valleys the Spaniards established encomiendas to bring together and employ men from the ayllus or local Indian settlements. As in Pica, the main crop in Matilla were grapes, haciendas were formed and served as economic centers throughout the 18th century. The Spanish conquistadors built the first church of Matilla between 1718 and 1721. Its central nave was completely destroyed by earthquake in 1768, when only the bell tower survived. Construction of a new church began the same year.This church served for 200 years until it collapsed in 1877 owing to another seismic movement. Again the bell tower was unharmed, as was the high altar, which remains to this day. Rebuilding of the church began in 1877; it is the Matilla church of today. Its main feature of the Neo-Classic façade, following the style of architecture popular during the nitrate period. The building was erected by a Spanish builder, José Durán, with a technique based on reed panels plastered with limestone and chalk. The roof features a vault in the shape of a cross, plastered with mud. The front was faced with boards of Oregon pine, a termite-resistant wood that ships stopping at Iquique to load nitrate used to carry as ballast. Major features inside are the high altar, the altarpiece and a remarkable sculpture of the Last Supper with life-size figures, all works preserved from the original church. Out of harmony with the Neo-Classical lines of the main building, the bell tower is a faithful witness of the Colonial age. Its three sections are made of blocks of anhydrite and borax, built in the same Baroque style that surely inspired the first church erected in the 18th century. At 1,326 m, Pica is a garden in the desert pampa, at the foot of the mountains. The local pure water springs have fostered human settlement from time immemorial. In the early 16th century the Pica oasis was a major point of supply on the Inca Road. Diego de Almagro, on his way south, wished to enter it and met the resistance of the inhabitants. Later, after the Valdivia expedition came, settlement of Spaniards in the town became definitive. The conquistadors took over the land and distributed it in the form of mercedes (grants) and encomiendas. In 1565, Lucas Martínez Vegaso is registered as being in charge of the first Indian encomienda en in the Pica Valley. Introduction of vineyards in the valley came in the wake of increased Spanish and half-breed population in the town. Winegrowers were registered by the end of the 16th century and deeds of ownership were issued in the early 17th century regarding vineyards producing wine that was intended mainly for Arequipa and the mine at Potosí The first church of Pica was built shortly after Spaniards settled in the valley; it was destroyed by earthquake in 1600. Until 1620, Pica was served by priests and missionaries as a doctrine. Since that year the town was the seat of a curacy, which testifies to its importance as a Colonial town. The Pica oasis was greatly favored in the 18th century by the silver mining work at Huantajaya. The mine was worked since before the Spaniards came; it was located on the coast near Iquique. Spaniards continued to mine the ore until they left the area for fear of being attacked by pirates and freebooters. In 1717, Juan de Loaysa y Valdés, thanks to details given him by the Indian Cucumate, rediscovered the mine and named it San Agustín de Huantajaya. The ore deposit brought prosperity to the oases supplying the area, which was invaded by waves of settlers seeking riches. Pica’s importance increased and the town became the seat of the Lieutenancy of Aricá, under the Corregimiento of Arica. Development during the Colonial period required the inhabitants of Pica to resolve the capital problem facing life in the desert, i.e. water supply. Utilizing the mining techniques of Potosí, they built close to 14 km of adits, long narrow filtering tunnels that catch underground water and send it to tanks called cochas, where it is stored for use in irrigation. Towards 1780, Pica also suffered Indian revolts that joined the rebellion of Tupac Amaru. An Indian noble, Julián Ayben, who was a public official, obtained a statement from Tupac Amaru declaring himself an enemy of Spaniards. Ayben made efforts to spread the rebellion by holding secret meetings and sending messengers to Tarapacá, Mamiña, and Llica. He promised that adherence to the cause would be rewarded with the end of taxation and freedom forever from the Spanish yoke. When Ayben revealed his plans to the parish priest of Pica, the latter decided to outlaw him. Notwithstanding, a promise by the followers of Ayben to end the subversive meetings persuaded the priest to put him in the care of an old uncle who would watch him. Finally, Ayben begged to be pardoned and forswore his rebellious intentions. The economic bonanza arising from nitrate mining in the Far North left its mark on Pica. The Colonial oasis devoted mainly to producing wine for the mining and administrative centers was converted to a fruit orchard intended to supply the nitrate works. The valley climate was exceptionally favorable for citrus growing and to this day the town benefits from the renown of the sweet Pica lemon. Another earthquake destroyed the Colonial church in 1768. It was rebuilt shortly afterwards, thanks to the contributions of benefactors don José Basilio de la Fuente and don Matías Soto. The nitrate boom introduced new materials and styles of architecture, which definitively altered the traditional appearance of the church. The present building was erected between 1880 and 1886 in the Neo-Classical style. It has a high pediment framed by rectangular coiumns, three front access doors under semicircular arches. Two belfries on the porch are each topped with a cupola forming a vault.The main structure is composed of a nave and two aisles with grooved columns supporting the central cross-shaped vault. On the transept there is a cupola ending in a lantern. Inside, the church of Pica features a Last Supper with life-size images in polychrome wood. Patron saints: Saint Andrew Feast: 30 November At an altitude of 2,625 m, close to the confluence of the Loa and Salado Rivers on the arid Pampa de Llalqui, Chiu-Chiu rests after a long and chequered career. Thanks to the oasis formed by the river, human beings - groups of hunter-gathererssettled there over 3,000 years ago. With the advent of agriculture, Chiu-Chiu became a central influence in the development of the Atacameño culture, as well as a major stage for the trade caravans traveling between the Pacific coast and the tropical jungle during the Tiwanaku era. The Pucara or fortress of Lasana, built around 1,100 BC, is a remnant of consolidated Atacameño power. Both Incas and Spaniards realized the commercial importance of the valley. ChiuChiu was a stage on the Inca Road and witnessed the coming of the Almagro and Valdivia expeditions. Following the Spanish settlement and during the entire Colonial period, the strategic significance of Chiu-Chiu was intensified with the increased trade between the coast and the altiplano. In the late 16th century, Juan Velásquez Altamirano, appointed Corregidor and holder of an encomienda, took control of the caravans that brought dry fish to the central oases as tribute to Atacameño chiefs from the coastal communities. Velásquez started the business of selling this aboriginal product to the mines at Potosí and opened a trade route that would later become highly important when Bolivian ports developed at Morro Moreno (Antofagasta) and Cobija. During the peak years of traffic, Chiu-Chiu had more than 10,000 beasts of burden and operated an active supply market. In the 16th century, Chiu-Chiu, or Lower Atacama, as the Spaniards called it, became subordinate to the Corregimiento of Lipes, in Upper Peru. Its curacy was established in 1611, as recorded in the first parish record, opened the same year, including canonical recognition of the church and the doctrine of Indians who had settled in the area some decades earlier. In mid-17th century, the ruinous condition of the original church required reconstruction, a task undertaken by Juan Antonio Viticolas, Indian governor of the province of Atacama. This building is still standing today, one of the most frequently listed in the record of Andean churches in Chile and a significant example of the unique Atacameño Andean style. The parish registers provide a wealth of detailed information on the evolution of the church over time. A number of improvements made bear witness to the booming economy of the town during the Colonial period. The church doors made of cedar lined with cactus wood were commissioned for the reconstruction of 1670. The same date applies to a statue of Saint Francis, the patron saint. The purchase of a bell weighing three quintals (300 lb) and another weighing four arrobas (100 lb) was recorded in 1718, bought by the parish priest and the churchwarden, respectively. A donation was recorded on the same date, including a wooden tabernacle carved with angels, pyramids, seraphim, and four twisted columns, and an altar front of gilt wood. The church roof follows the traditional Atacameño pattern: chañar wood roof beams tied with leather thongs, cactus laths thatched with mud and straw. A record dated 1735 reveals that the structure had to be repaired by a carpenter following a violent tremor. In mid-18th century, the altarpiece for the high altar was described as made of wood without gilding, of small size, composed of four niches and a gilded tabernacle. At the top of the altarpiece there was a figure of Christ with a column and rays around his head, made of gilded wood. A wooden pulpit in the central nave was also recorded. The belfry was repaired in 1765, and a spire added to finish it. That the trade connection with Potosí was well established by the late 18th century is borne out by a contemporary record stating that the images of the two thieves added to the altar of the side chapel had been made in the workshops of that town. The inventory of 1772 records that the church was twenty to twenty-five yards long and eight or ten yards wide. The addition to the altarpiece of four cornucopias of gilt wood, each containing one of the four evangelists, was recorded in 1776. Towards 1882, Chiu-Chiu was going through a period of splendor. According to the inventory for that year, the church had a new high altar made of gilded stucco and its walls had been papered with gold paper. By 1878, however, the boom appears to have come to an abrupt stop. The church is described as having its high altar destroyed, the side altars in a state of disrepair, and the images, including that of the patron saint, in very poor condition. Such decadence marked the end of a long cycle of prosperity. In the late 19th century, the advent of the railroad and general migration to the nitrate works and the Caracoles silver mine helped Chiu-Chiu gradually to sink into the state of repose it exhibits today. Virgin of Lourdes Feast : 11 February Patron saint: Saint Francis Feast: 4 October Patron saints: Saint Mark Feast: 25 April Our Lady of the Rosary Feast: 7 October 206 Patron saints: Saint Anthony of Padua Feast: 13 June Virgin of Candlemas Feast: 2 February 207 T OCONAO R ÍO G RANDE PEINE C a spana From Kunza: Jar From Kunza Ckas (hollow) and Pana (child): child of the hollow The town is built in an oasis close to the southern border of the Atacama Salar, at an altitude of 2,400 m. As by a miracle, the mountain streams turn the salty soil into vegetable gardens. The bounty of the oasis fostered the settlement of hunter groups who gradually adapted to a form of life based on farming and breeding llama and alpaca. These early settlers left traces of their presence in cave paintings found south of the Peine ravine. There is an Old Peine and a New Peine. The old town is an ancient pre-Hispanic Atacameño settlement prior to the type of defensive pucara erected around the 12th century. The surviving vestiges point to a prolonged period of reconstruction in different forms including dry-stone, dressed stone, and stone and clay. Following the Inca expansion, the Atacameño town became important as a tambo beside the Imperial Road that continued south. The expeditions headed by Almagro and Valdivia passed by there and very soon the settlement became a Spanish town during the foundation period of the Conquest. The old town preserves a church built in the late 16th century, when the first Christian missions came to the area. The original walls are still standing together with a handsome porch and arch. Rectangular in shape, six paces wide by twelve paces long, it had a pitched roof and the high altar was made of stone and mud. Old Peine and its church were abandoned in mid-17th century.The new town was laid out south of the ravine on a foothill, designed as a single long street. During the Colonial period, farming was part of the economic circuit of the trade caravans. The church of Saint Roch of New Peine stands at the end of the main street of the town. Parish registers show that it existed in mid-17th century. Thanks to responsible restoration in 1940, the church preserves its original appearance. The floor plan is rectangular, with a pitched roof in the traditional Atacameño pattern: beams of chañar wood covered with cactus laths, mud, and straw. The bell tower is joined to the church; it is built of stone blocks in two sections crowned by a four-sided pyramid topped by a stone cross. It is a fine example of Andean Colonial style. In the late 18th and early 19th centuries, Peine witnessed general migration to the trans-Andean valleys by the inhabitants of the Atacama oases, resulting from excessive taxation by the corregidors as much as from the nomad habits of the original population. This period of economic depression was followed by a boom arising from the silver mining operations that José Santos Ossa undertook in Lanquir in the 19th century. The population showed the same enthusiasm for mining that they show today for the lithium works at the Salar. Work on the age-old vegetable gardens has sunk to subsistence level in expectation of renewed prosperity. Under the old Jewish law, the eldest son was to be presented to God at the temple 39 days after his birth. On such occasion, the child´s parents made an offering of candles to light the temple. The eastern Christian tradition also celebrated the presentation of Jesus on 2 February or 39 days after Christmas. The celebration in honor of the Virgin Mary is known as Candlemas from the associated offering of candles from the faithful. Caspana is located at an altitude of 3,305 m in the ravine of the Caspana River, which flows into the Salado River. Thanks to the mountain streams about forty hectares of land are suitable for high-altitude crops. Since the first hunter groups settled there several thousand years ago, the presence of humans gradually evolved into the town as it is today. The houses built of rhyolite rock and thatched with mud and straw are distributed in an irregular pattern of pre-Hispanic origin. Its evolution into a Colonial town is marked by its two streets paved with stone and the peripheral location of the church and cemetery. In the course of history, the area of Caspana experienced intensive cultural interaction. Not far from it is the Pucara of Turi, the largest fortress built by the Atacameño culture, which flowered around the 12th century. Later, the brief but decisive Inca influence was administered from the same fortress. Its traces are particularly evidenced in Caspana, whose inhabitants spoke Quechua, contrary to their neighbors in the Salar area, who spoke Kunza. The inhabitants of the neighboring town of Alquina refer scornfully to the people of Caspana as “descendants of gentiles”, referring to the mythical original race of the Andean area. The legends say that in the beginning of time the world was dark and constantly overcome by the force of the waters.The gentiles survived in caves, collecting what little the earth would provide and conducting instinctive communication with the elements. The race could not withstand the advent of the sun and vanished from the face of the earth leaving no trace except for a few rudimentary constructions. The fact that the inhabitants of Caspana are associated to the legend of the gentiles, which originated in the Aymara world, may stem from the small altiplano colonies that existed there during the Tiwanaku age. In any event, Caspana ignored to a considerable extent the powerful existing connection among neighboring settlements and developed close links with fairly distant communities. Some versions say that the image of the Virgin of Candlemas was the gift of the Machuca community, located in the basin of the Atacama Salar. The original church at Caspana was dedicated to Saint Luke, the Evangelist, as an annex to the parish at Chiu-Chiu. A mid-18th-century document describes the walls around the high altar as lined with red silk, with eleven pictures of various religious themes. Mention is also made of a wooden altar cross, an image of Saint Luke, doors made of cactus wood, and a bell tower with two bells. Early in the 19th century the appearance of the church is described as very similar to that of the present time: stone and mud walls; roof made of cactus laths held up by nine wooden beams tied with leather straps; and the high altar of stone. Also mentioned are a picture of Saint Cecilia, patron saint of musicians, and images of the Virgin Mary associated with the Conception and Candlemas. The four small side chapels or resting places for processions are listed, together with a granary where maize was stored for the use of the church. In the late 19th century, the war of the Pacific put an end to the link between the church of Caspana and the bishopric of Charcas, which brought on a period of neglect and disregard for its contents The devotion behind the rich expressions of Andean Roman Catholicism can be judged from a record dated 14 August, 1776, registering “a gift from the native population” composed of 16 yards of consoles carved with flowers, six mayas or sets of decorations in silvergilt paste, with fleurons, and six gilt wooden tablets. From Kunza Tocknar (stone) and ao (place): place of stones For the first thousand years BC the oases of Atacama were inhabited by farmershepherd peoples who had settled there to take advantage of the abundance of water. From 500 BC, irrigation works were improved in order to flood the most appropriate soil and turn it into gardens suitable for growing vegetables for food. This development brought with it the use of time intervals between sowing and harvest, which fostered handicrafts, animal husbandry, textile production, and cultural life in general. The discovery at Toconao of complex pottery items gave this stage of the Atacameño culture the name of Toconao Period (500 BC – AD 100). Owing to agricultural development and contacts with the Tiwanaku culture and the peoples of the altiplano, the Atacameño culture consolidated during the first ten centuries of our era. The inhabitants of the oases gradually formed ayllus that, coordinated by their caciques or chiefs, joined the trade networks between the coast and the altiplano.The quality of the water at Toconao fostered substantial development of crops such as Indian corn, quinoa, potatoes, beans, carobs, and chañar, while llama and alpaca breeding also improved considerably. The Spanish conquistadors sought to control the Atacama trade. However, following the assault on the pucara (fort) at Quitor by Francisco de Aguirre, the Spaniards’ attempts to establish settlements in the area encountered serious resistance from the Atacameños, one of whose main objectives was to keep up traffic to the towns in La Plata (Bolivia) and Chile. Velásquez Altamirano founded the town of Toconao in the oasis located on the eastern edge of the Atacama Salar. The site offered strategic advantages by being farther from the ayllus of San Pedro, which, until the Suipacha agreement was reached, had fought against Spanish domination. In addition, the soil and other conditions were particularly favorable to crops originating in Spain. Shortly after the town was founded, the land of the oasis was applied to growing vineyards and fruit orchards. In the 17th century, the first church built by the Spanish conquistadors was annexed as an under parish to the parish of San Pedro de Atacama. During the entire Colonial period, the ancestral form of farming vegetable gardens with a community irrigation system aided the consolidation of Toconao as a hybrid town. As in so many other localities in the Andean area, the Toconao church was the setting for the rich syncretism that arose from the assimilation of the Roman Catholic faith into the Andean cosmogony. The present church of Toconao was built of stone around 1744.The parish records provide information on its evolution. In mid-18th century, there is a description of a well-finished high altar with images of Saint Luke, Saint Rose, and the Most Holy Virgin. Towards the end of the century, the church was sustained and maintained by a “piece of vineyard” composed of 104 large and small vine plants. One hundred years later, in mid-19th century, the vineyard had dwindled to “30 fruit vines and twenty small ones, all for the wine or expenses of the church.” By then, the church had new roofing, a double door in poor condition and an altarpiece of teasel (cactus) wood featuring six niches with images. In addition, there was a parish house composed of one room, kitchen and a stonewalled enclosure for animals. An inventory of the same date lists a number of ornaments and objects made of fine silver. The bell tower at Toconao has become a symbol of Andean architecture. Built around 1750 of dressed stone and mud, its three sections are separated by ornamental cornices. The top ends in a pyramid and features a pinnacle at each corner. This beautiful work embodies the response of the inhabitants of Toconao to the original vocation that singled them out as children of a “place of stones.” Patron saint: Saint Luke Feast: 18 October The history of the altiplano settlement named Rio Grande is unclear. Some reports say that the town was originally a stop for the caravans bringing meat from Argentina to Calama. Others say it was an ancient tambo on the pilgrimage route of the inhabitants of San Pedro and Toconao going to the feast at Auquina. In any event, the fact is that the historic register of the town, including the parish records, is meager. Rio Grande is halfway between the cultural area of the Atacama Salar and the basin of the Salado River. As a result, the town is oddly divided into separate sectors. One is known as “downstream” and identified with San Pedro de Atacama; the others are San Juan and Peñalín, which look to Caspana. Rio Grande is rich in customs and traditions expressed to this day at religious festivities such as the feast of Saint James, the patron saint, the day of the dead, and other rites associated to the productive cycles of farming and animal husbandry. Notwithstanding, this wealth of ancestral traditions is at odds with the Spanish name of the town and the lack of major anthropological traces. The presence of prehistoric remains in the surrounding area, at San Juan and other neighboring points, suggests that Spaniards founded the town during the Colonial period; and the evidently Hispanic layout of the settlement supports this view. The church of Rio Grande is well preserved. The original building is probably of the 18th century and has a single rectangular nave with plastered walls, an unusual feature. The roof is of the traditional Atacameño style, with wood rafters,, cactus laths, and covering of mud and straw. The altarpiece is built into the wall and has seven niches. A small image of Saint James (Santiago-Illapa) on horseback guards the church. The bell tower is freestanding and built in three sections topped with a pyramid covered with straw and mud. At the foot of the tower is one of the four chapels or resting places within the atrium, for the processions that the community conducts on the feast of the patron saint. Patron saint: Saint James Feast: 25 July. Patron saint: Saint Roch Feast: 16 August Patron saints: Saint Luke Feast: 18 October Virgin of Candlemas: 2 February. 208 209 MaCHUCA s An p edro de a ta c a m a A GRADECIMIENTOS From Kunza accatchcmar: people From Quechua p´atacama: meeting of people “Although these animals are very fleet of foot, they are easily hunted, in this province and others, by fixing with stones to keep them erect a line of poles one or two yards long across a cattle path, and stringing a cord from one to another, they tie to it pieces of colored wool that flutter in the wind. When this is ready, some of them chase the vicuña on horseback and frighten them from different sides so that they run in that direction, where they stop, afraid of the colored wool, and that flimsy obstacle acts as an invincible wall. The hunters carry with them a rope more than nine yards long, with a stone at each end, which they throw at the feet of the vicuña and catch them entangled. If, by misfortune, a guanaco has joined the troop, all is lost, for these animals are not afraid of the colored wool, so they break down the barrier and all escape.” The above account is a record from the 18th century, describing the traditional method of hunting vicuña practiced until recently by the peoples of the Atacama altiplano. Vicuña hunting is the base for the lengthy cultural evolution of this area. The first human settlers were what is known as archaic hunters, who came to the area about 10,000 years ago, from the puna to the mountain valleys and ravines abounding in a varied fauna that could supply them with food. Machuca is a shepherd settlement at an altitude of 4,015 m, about 50 km from San Pedro. The waters of a tributary of the Grande River allow llama and alpaca to graze among the nearby bogs and support minimal subsistence farming. For centuries Machuca was a cattle-breeding settlement linked to the Atacameño culture on the trade route followed by caravans circulating between the oases and the trans-Andean altiplano. When the Spaniards came, the settlement began to grow into an organized town. In the process, the church played a leading role as focal point for community life. The profoundly spiritual nature of the Andean people, aided by the shepherd’s contemplative existence, adopted for protection the tenets of the Roman Catholic faith adapted to their particular codes. Thus the Holy Virgin, the saints, God the Father, and the Cross of Jesus were invoked in the face of the manifold trials of life in the heights. The Machuca church is preserved in good condition; the high altar was restored in 1933. Stone walls enclose a small nave roofed in the traditional way with wooden beams covered with cactus laths, straw, and mud. A stone wall surrounds an extensive atrium, including four stops or resting places for the processions held on religious feasts. The bell tower on the side is built of stone in two sections topped with a pyramid-shaped spire. The high altar displays the images that arrived during the Colonial period in portable altarpieces, sent from the great evangelizing centers of the Andean world. Sword in hand, astride his white horse, Saint James-Illapa fills a special place as patron saint. For some years now, in addition to presiding at the traditional feasts of the town, the saint and the church are often visited by tourists. Patron saint: Saint James Feast: 25 July A document dated 5 March, 1557 records a mass said in Kunza at the church of San Pedro, by a priest named Cristóbal Díaz de los Santos. The mass is said to be of the Peace Treaty, because it sealed the Suipacha agreement between the Spanish corregidor Juan Velásquez Altamirano and the chief cacique of Atacama, Don Juan Cata-Cata. The attendance of Indians at the mass and their acceptance of Christian baptism was their form of obeisance to His Majesty the king of Spain. Since the year 500 BC, the farmer and shepherd communities who had settled in the oases of the Andes foothills began to use irrigation for their crops. This was the origin of the ayllus, where the Atacameño culture slowly evolved. The pukara of Quitor, close to San Pedro de Atacama, was the peak of a highly autonomous culture, despite its ongoing links with Tiawanaco and the later seigniories of the altiplano and puna. There the Atacameños watched their caciques make civilized arrangements for peace with the Inca chiefs, during the expansion of Tupac Yupanqui. Here, too, they took refuge before the threatening advance of the conquistadors. When Diego de Almagro, turning back to Peru, entered the Atacama oasis in search of Indian corn and meat for his men, he found the Indian population barricaded inside the pucara. News from the north had announced the coming of the “white wiracochas” and the Indians were prepared. Almagro failed to seize the fort; in 1540, however, Francisco de Aguirre, adelantado of the expedition of Pedro de Valdivia, conducted a bloody operation that made it clear that the Europeans were bent on conquest. The Valdivia expedition founded towns in Toconao and the San Pedro oasis before continuing south. The Atacameño caciques, however, rose in arms and resisted domination. The Spaniards concentrated at Toconao until the Suipacha meeting was over, when Velásquez Altamirano succeeded in arriving at a trade agreement with the cacique don Juan. Since then, having negotiated peace in High Atacama, as the Conquistadors called the area, the Spanish empire took over control of the existing trade routes connecting the coast with the altiplano. The present appearance of the church in San Pedro is the result of a number of modifications and reconstructions of the original church erected in the late 16th century. One of the bells in the present bell tower bears an inscription by its maker dated 1602. Towards mid-17th century, San Pedro is recorded as head of the Indian doctrine comprising the churches at Toconao, Socaire, Peine, Susques, and Incahuasi, under the jurisdiction of the bishopric of La Plata (Bolivia) The building record of the church, dated in mid-18th century, registers improvements that suggest prosperous circumstances during the Colonial period. By then, San Pedro was the administrative center and storehouse for the caravans trading in dried fish from Cobija. The inventory for 1776 records a statue of Saint Peter, the patron saint, a pipe organ, one large harp and one small harp, an ordinary violin, four bells in the bell tower, and main and side doors of cedar. On 6 June, 1839, the original church was destroyed by fire. The parish priest, don Juan Manuel Tabuada, undertook reconstruction including, among other things, brick flooring, roofing of cactus laths supported by 46 chañar beams, the altarpiece over the high altar and wooden doors painted light blue. In the second half of the 19th century, general migration to the Caracoles mine damaged trade for San Pedro. Notwithstanding, following annexation to Chile after the war of the Pacific, the oasis became important as a supply center for the nitrate works. In 1944, the church was fully restored to its original appearance, in accordance with 18th-century records. Shortly afterwards, in 1965, Father Gustavo Le Paige, a Belgian priest, was placed in charge the parish. In addition to recovering and studying archaeological remnants of the Atacameño culture, he organized construction of the present adobe-brick bell tower in the Colonial style. A las comunidades de cada iglesia que permitieron compartir este patrimonio para que sea conocido y valorado por todos. Al padre Amador Soto, Vicario General del Obispado de Arica, por su inestimable ayuda y colaboración en la producción de este libro. A Magdalena Pereira y Cristian Heinsen, directores de la Fundación Altiplano, dedicada a la conservación y restauración de los templos andinos de la primera región, que se unieron a este proyecto desde su inicio aportando sus experiencias y estudios en el ilustrativo texto de cada iglesia. A Isabel Cruz por su gran disposición a participar con sus conocimientos en la introducción. A Carlos Aldunate por sus sabias indicaciones y el honor de contar con su presentación. A Fernando Larraín, Juan Luis Correa y Nicolás Hurtado por el decisivo apoyo otorgado en la realización de este proyecto. A Juan Carlos Macuada por su siempre cálida acogida. Al padre Gabriel Guarda y sus amables consejos. Al padre Giacomo Valenza, Vicario General del Obispado de Iquique. Al padre Patricio Cortés, párroco de Chiu Chiu. Al padre Ricardo Sotelo, párroco de San Pedro de Atacama. A Cecilia García Huidobro de la Corporación de Patrimonio Cultural de Chile. A Hernán Rodríguez de la Academia Chilena de la Historia. A Rómolo Trebbi de I.C.O.M.O.S., Centro Internacional para la Conservación de Monumentos y Sitios. A Lidya Bendersky, Agregada Cultural de la Embajada de Chile en Washington D.C. A Marilys Downey, Signe Nielsen, Lula Blackwell-Hafner, Paul Grayson y Marieliz Unwin por su siempre afectuoso apoyo en Nueva York. A Keiko Hombo, María Teresa Zegers y Cristián Flores por su precioso diseño. A Ignacio De La Cuadra por su paciencia. A José Domingo Rivera, León Prieto y Sebastián Irarrázabal. A mi hermano Francisco Braun. Patron saint: Saint Peter Feast: 29 June 210 211 © 2004 por Max Donoso Saint Registro N˚143.660. Santiago de Chile. Derechos reservados para todos los países. I.S.B.N.: 956-299-446-5 Ningún medio puede reproducir, almacenar o transmitir en forma parcial o total, el contenido de esta obra, sin previa autorización escrita del autor. Autorizada su circulación, por resolución N˚270 del 26 de octubre 2004, de la Dirección Nacional de Fronteras y Límites del Estado. La edición y circulación de mapas, cartas geográficas u otros impresos y documentos que se refieran o relacionen con los límites y fronteras de Chile, no comprometen, en modo alguno, al Estado de Chile, de acuerdo con el Art. 2˚, letra g) del DFL. N˚83 de 1979 del Ministerio de Relaciones Exteriores. Primera Edición Diciembre de 2004 Impresión Ograma Manuel Antonio Maira 1253 Providencia, Santiago, Chile Contacto www.maxdonososaint.com www.fundacionaltiplano.cl D E L DESIERTO andinas del norte de Chile. Orientados al cielo en la sobrecogedora geografía que asciende desde el desierto hasta las cumbres del altiplano, los templos hunden sus cimientos en el saber milenario del mundo andino. Sus construcciones centenarias dan cuenta de un rico proceso de asimilación cultural, a la vez que albergan hasta hoy el profundo sentido de lo sagrado, verificable del en la devoción de las fiestas religiosas. El ejemplo de las comunidades que las custodian como fuente de identidad debe servir de inspiración para apoyar su restauración y conservación como desierto patrimonio nacional. Sólo una sociedad que respeta su legado cultural y espiritual puede acercarse a la verdadera belleza. This book illustrates a selection of Andean churches in northern Chile. Gazing skywards in the overpowering landscape rising from the desert to the heights of the altiplano, the churches have their roots in the ancient wisdom of the Andean world. Their centuries-old buildings bear witness to a rich process of M A X D ON O S O S A I N T Magdalena Pereira es licenciada en historia de la Universidad Católica de Chile. Realizó su tesis en torno a la iglesias andinas y comenzó la investigación y registro del patrimonio histórico de los templos de la diócesis de Arica. En 2002 fue becaria de la National Gallery en Washington D.C. y, a partir de 2003, es Coordinadora de la Comisión Nacional para Bienes Culturales de la Iglesia. Su marido, Cristian Heinsen, es licenciado en letras y máster en documentales. Inspirados por el padre misionero Amador Soto Miranda (en la foto), han creado, junto a otros profesionales, la Fundación Altiplano para la restauración de los templos andinos y la promoción efectiva de la cultura tradicional. ig l e s i a s Residente en Nueva York los últimos años colaborando para las revistas House & Garden y Landscape Architecture, el fotógrafo Max Donoso ha publicado varios libros en torno a la identidad cultural de Chile. Su trayectoria incluye lecturas y seminarios como profesor en The New York Botanical Garden y The Horticultural Society. Sus fotografías en blanco y negro han sido exhibidas en galerías de Nueva York, Washington D.C. y Santiago. Actualmente se encuentra preparando otros libros que muestran el valioso patrimonio cultural y natural de su país. I G L E S I A S Este libro ilustra una selección de las iglesias cultural assimilation, while they guard to this day a profound sense of the sacred, as shown F O T O G R A F Í A S in the devotion felt at religious feasts. The M A X D ONOS O example of the communities that guard the T E X T O S churches as a source of identity should provide M AG DALE N A PE RE I R A inspiration to support their restoration and C R I S T I ÁN HE I NS E N preservation as a national heritage. Only a society that shows respect for its cultural and I N T R O D U C C I Ó N I S AB E L C R UZ P R E S E N T A C I Ó N C AR LOS AL D UNAT E spiritual legacy can approach true beauty. Max Donoso Saint