EL FUSIL ALEMAN MODELO 1888

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EL FUSIL ALEMAN MODELO 1888
EL FUSIL ALEMAN MODELO 1888
INTRODUCCIÓN
Tras la adopción en 1886 del fusil Lebel en el Ejército francés,
en los círculos militares de Alemania se desató una reacción próxima a
la histeria: el Lebel era el primer fusil militar del mundo de pequeño
calibre utilizando un eficiente cartucho de pólvora sin humo, y a
partir de marzo de 1887 disponían de un ejemplar y un buen lote de
cartuchos procedentes de un desertor, incentivado económicamente, para
comprobar
que
no
se
trataba
de
un
bulo.
Francia,
su
tradicional
enemigo, les había cobrado ahora sustancial ventaja en la carrera de
armamentos.
El Lebel no tenía un diseño particularmente destacable, y de
hecho compartía con el Mauser 71/84 entonces reglamentario en Alemania
la alimentación de tipo Kropatscheck mediante depósito tubular bajo el
cañón, pero la potencia y tensa trayectoria del nuevo cartucho francés
de 8 mm que utilizaba dejaba obsoleto el 11mm Reichspatrone de pólvora
negra que utilizaba el Mauser.
Ya en noviembre de 1887, cuando la Gewehr-Prüfungs-Kommission
reúne a técnicos y oficiales de los arsenales de Erfurt, Danzig y
Spandau la opción planteada es adaptar los I.G.71/84 existentes para
un cartucho de 8 mm cargado con una pólvora sin humo desarrollada en
Alemania –e inspirada en la francesa- , o bien introducir un arma
nueva totalmente. Si en un principio se optó por lo primero, para
marzo de 1888 se había llegado a lo segundo a base de incorporar
sucesivas mejoras y novedades del momento : el cartucho, que iba a ser
como
en
el
caso
del
8x50R
Lebel
con
respecto
al
11
mm
Gras,
un
22
cartucho
de
7,92x57
M88
inspirado
en
se
“fusiló”
sin
estriado
reborde
derivado
el
del
11
mm
7,5
mm
suizo;
más
del
Mauser,
arma
el
terminó
paso
francesa;
siendo
y
perfil
como
forma
el
del
de
alimentación se adoptó el sistema Mannlicher mejorando con respecto al
austriaco la simetría del peine que a diferencia de aquel , se puede
introducir en el depósito por ambos lados; el acerrojamiento se mejoró
por
Schlegelmilch
en
Spandau
dando
como
resultado
un
sistema
Schlegelmilch-Mauser con cabeza separable y dos tetones delanteros; se
conservó el tipo de alza y fijación de bayoneta del Infanterie Gewehr
71/84 , y para rematar se copió sin más el tubo-protector del cañón
del fusil que había diseñado Armand Mieg y que le da ese toque tan
característico a su aspecto.
Las
infracciones
posteriores,
bien
en
de
patentes
metálico
o
dieron
en
lugar
cuota
de
a
indemnizaciones
producción;
y
el
desarrollo a marchas forzadas acarreó fallos de diseño que sobre la
marcha se fueron detectando y corrigiendo en parte.
Por lo demás, su vida como arma reglamentaria de primera línea
también iba a ser breve en el ejército alemán, pues en la siguiente
década aparecía el –éste sí- Mauser modelo 1898.No obstante, para
cuando
cesó
su
producción
en
1897
se
había
alcanzado
una
cifra
aproximada de 1675000 unidades, incluyendo tanto la versión fusil como
la de carabina (unas 300000), con un reparto de:
Arsenales prusianos (Spandau, Erfurt, Danzig)…………750000 uds.
Arsenal bávaro (Amberg)………………………………………………………………….100000
“
Industria privada alemana (Loewe en Berlin)…………..425000
“
“
“
“
(Haenel en Shul)……………….100000
“
Arsenal austriaco (OEWG en Steyr)……………………………………..300000
“
MODIFICACIONES Y VARIANTES
Como resultado de las precipitaciones en su diseño y de las
mejoras que se sucedían en aquellos tiempos de finales del XIX y
principios del XX, este arma fue objeto de sucesivas variaciones, unas
estando en producción y otras finalizada aquella, remitiendo las armas
para su reciclado a los arsenales, pues aunque ya en la primera década
del pasado siglo se estaban colocando cientos de miles en el mercado
de armamento – muchos de ellos con destino China-, era preciso seguir
utilizándolos para unidades de segunda línea por la escasez del nuevo
23
modelo 98 tras el esfuerzo hecho con el Gew88, por no decir ya cuando
al estallar en 1914 la 1ª Guerra Mundial hubo que recurrir incluso a
los modelos de pólvora negra anteriores a aquél.
Entre las variaciones introducidas estando en producción cabe
citar, junto con sus denominaciones oficiales, las siguientes:
-Gewehr 88/. : a partir de 1891, refuerzo en las paredes de la
recámara
-Gewehr 88/Z: a partir de 1896, incremento en la profundidad del
estriado, de los 0,1 mm iniciales a 0,15 mm
y entre las que vinieron despues:
-Gewehr 88/S: 1903-1905, modificación de la zona del gollete en
la recámara y del cono de forzamiento para admitir cartuchos con
la nueva bala “S” ojival puntiaguda, que recordemos tiene un
diámetro de 8,2 mm en lugar de los 8,08 mm de la M88
-Gewehr 88/05 :
1906-1907, transformación que tenía por objeto
poder utilizar las láminas-cargador del modelo 98 y desechar el
empleo de los peines del 88 (el del esquema al final de este
apartado).Ello incluyó la adición de sendas guías atornilladas a
ambos lados del puente para apoyar el nuevo peine ,rebaje en el
lateral izquierdo del cajón de mecanismos para permitir empujar
con
el
dedo
los
cartuchos
al
interior
del
depósito,
rebaje
hemisférico en la zona superior del cajón para que no tropezaran
las puntas de los cartuchos al ser introducidos, estrechamiento
del interior del depósito por la introducción de una piezas de
acero –ahora los cartuchos ya no estarían en él contenidos en el
peine
sino
sueltos-,
introducción
de
una
pieza
articulada
y
dotada de resorte en el lateral izquierdo del cajón para retener
los cartuchos, retirada de la pieza de retenida del antiguo
peine, y cierre de la ventana de expulsión inferior del depósito
añadiendo otra pieza.
-Gewehr
88/14:
1914-1915,
como
la
88/05
pero
realizada
ya
durante la 1ª Guerra Mundial y con una ejecución más sumaria:
soldaduras en vez de mecanizados, etc.
24
DESCRIPCIÓN Y CARACTERÍSTICAS
Cabe decir que el Gew.88 es una simplificación del I.G.71/84,
conservando el conjunto del gatillo, el cajón de mecanismos de puente
abierto y otras características del arma primitiva.
El cerrojo es un tubo de acero forjado con un mango integral
terminado en bola –mango que discurre a través del puente al abrir y
cerrar-.El cuerpo del cerrojo lleva en su parte delantera dos tetones
de acerrojamiento, uno macizo y el otro acanalado para operación del
eyector.
El
cerrojo
fácilmente
posible
se
caracteriza
separable,
seguramente
disparar
habiéndolo
también
su
peor
previamente
por
tener
un
característica,
retirado
o
frontal
pues
perdido,
es
con
desastrosas consecuencias para la cara del tirador. Esa pieza frontal
tiene a su vez un rebaje de circunferencia completa para apoyo del
culote del cartucho, aspecto que también se varió sobre la marcha para
evitar problemas de doble alimentación –nefastos si se combinaban con
el
empleo
de
balas
puntiagudas
por
explosión
del
cartucho
en
la
recámara con el cerrojo aún en posición abierta-.
El sistema de seguro es mediante una aleta de tipo Mauser que
actúa sobre la cabeza del percutor.
El
depósito
forma
una
sola
pieza
con
el
guardamonte
y
se
alimenta (variantes anteriores a la 88/05) con un peine-cargador de
tipo Mannlicher, que cae por el fondo cuando se agotan los cartuchos,
y puede ser liberado, para descargar el arma, mediante un pulsador
situado en la parte delantera del arco guardamonte.
25
Su aspecto externo viene muy marcado por el tubo que rodea el
cañón y cuyo fin es mejorar la precisión –mediante el “flotado” que
permite a aquél- , protegerlo, y servir de guardamanos. No obstante
resultó acarrear problemas por su relativa debilidad frente a los
golpes –y es donde van montados los elementos de puntería -, y por
favorecer la corrosión del exterior del cañón.
A la hora de plasmar una tabla con el resto de características,
depende
lógicamente
la
variante
que
elijamos.
Con
relación
a
la
Gew.88/S se tendría:
-denominación oficial: 7.9mm Gewehr Modell 1888/S
-sinónimos: Reichsgewehr M88/S; fusil alemán Commission M88/S,
Mauser Mannlicher M88/S; fusil alemán Mauser entubado
-fecha de adopción: 1903…….
-longitud: 1245 mm
-peso: 3,825 kg
-longitud del cañón: 740 mm
-calibre: 7,92x57 (*)
-tipo de estriado: cuatro rayas concéntricas
-profundidad de las estrías: 0,15 mm
-ancho de las estrías: 4,4 mm
-paso: una vuelta en 240 mm, a derechas
-capacidad del depósito: 5 cartuchos
-elementos de puntería: punto de mira en V invertida y alza de
chapa y corredera simple graduada de 400 a 2000 m (**)
-velocidad inicial: 875 m/s con bala de 9,85 g (tipo S)
-marcajes: en la parte superior del cajón de mecanismos: S (por
la
modificación);
corona
(en
los
fabricados
en
arsenales
alemanes); fábrica o arsenal: Danzig, Erfurt, Spandau, Amberg,
Loewe
Berlin,
OE
WG
STEYR,
C.G.HAENEL
SUHL;
y
año
de
fabricación.
En el lateral derecho del cajón: punzones de control de los
inspectores
En el lateral izquierdo: número de serie y “Gew.88”
(*)En teoría el Gew88/S y sucesivas variantes es apto tanto para
cartuchos con bala M88 como para los de bala S: 7,92x57 I y
7,92x57
IS
pero
en
toda
la
bibliografía
se
da
como
poco
26
recomendable el empleo de esta última, por las mayores presiones
que origina.
(**)También en teoría, se modificó el alza para dejarla así
adaptada para el nuevo cartucho, pero en realidad lo normal es
que los que no han pasado a la fase 88/05 u 88/14 conserven la
original
sin
modificar,
con
un
primer
librillo
y
graduación
hasta 2050 m.
DETALLE DEL CERROJO Y LA ACCIÓN –al fondo la ventana para caída
del peine vacío, y a la derecha el puente de tipo abierto-.
MARCAJE DE UN EJEMPLAR PROCEDENTE DEL ARSENAL DE SPANDAU,
CON LA MODIFICACIÓN “S”
27
ALGUNOS COMPLEMENTOS: PEINE CON CARTUCHOS S A LA IZQUIERDA Y CON M88 A LA
DERECHA, Y TRES CUCHILLOS-BAYONETA DE TIPO ERSATZ ALEMANES DE LA 1ª GUERRA
MUNDIAL DISEÑADOS PARA PODER UTILIZARSE TANTO EN ARMAS MODELO 1888 COMO 1898
PRESENCIA EN ESPAÑA
Además de los cientos de miles que se habían liquidado antes de
1914 en el comercio mundial de armas, durante la 1ª Guerra Mundial
estas armas fueron ampliamente usadas por Alemania para unidades de
segunda línea así como Austria, y se hicieron generosos envíos a otros
aliados de 88/05 y 88/14 –142600 a Turquía y 230000 a Bulgaria-;con lo
que , además del mercado civil, tras la contienda pasó a engrosar los
almacenes
de
los
países
vencedores
o
los
emergentes,
como
Checoslovaquia o Polonia, y en último término, para 1936, dado que las
relaciones de los envíos no distinguían más allá de “viejos fusiles de
8 mm” ó “fusiles Mauser de 7,92” , difícilmente se puede saber ahora
quien los suministró y en qué cantidad, aunque de lo que no cabe duda
es que su presencia en España fue significativa.
28
MILICIANOS DISFRUTANDO CON LOS “FUSILES ENTUBADOS” MODELO 1888
Atendiendo a que se trataba de material alemán obsoleto y a su
generosa presencia en la exposición de material de guerra capturado a
“los rojos” realizada en el Kursaal de San Sebastián en 1938, los
fusiles alemanes modelo 1888 debieron entrar en España para el bando
republicano,
sin
perjuicio
de
que
fueran
reutilizados
por
los
nacionales una vez capturados.
Como curiosidad al respecto de lo anterior, en las fichas que
cumplimentaban las unidades nacionales de tipo Batallón para informar
del estado de sus fuerzas y material, se consignaba, dentro de las
armas
largas
“Alemán
de
1889”
calibre
que
muy
“7,92
alemán”
probablemente
un
se
apartado
refiere
al
para
que
el
modelo
nos
ocupa,
mientras que en las de las Brigadas Mixtas republicanas no se hacían
distinciones de ese tipo, solo calibre:
Otras
denominaciones
que
se
7,7
7,92 8
encuentran
en
11 .
la
documentación
franquista son: fusil sistema Mauser modelo 1890, 1886 y 1888 (para
cada
uno
entubado
de
los
modelo
tres
1888,
ejemplares
sistema
expuestos
“Mauser”
en
alemán
el
(en
Kursaal);
los
fusil
estados
de
clasificación del Servicio de Recuperación); y fusil sistema Mauser,
modelo 1888 (en el Prontuario de Armamento).
29
Otra
curiosidad
es
que
por
alguna
razón
las
versiones
más
“modernas” 88/05 y 88/14 no parece que estuvieran presentes aquí,
detectándose
el
empleo
de
peines
simplificados
al
parecer
de
fabricación local, y tanto con cartuchos de bala tipo M88 como S y
seguramente también la más moderna –y con más riesgo de sobrepresión –
sS.
No cabe decir por otra parte que estas armas fueran relegadas a
tareas de retaguardia a medida que avanzaba la guerra y se disponía de
modelos
más
Valencia
de
varios
modernos,
pues
primavera-verano
ejemplares,
sus
en
de
los
1938
particulares
frentes
se
han
peines,
de
la
ofensiva
encontrado
y
munición
sobre
restos
de
M88
que
atestiguan su empleo por estas tierras en época ya tardía.
TRES GEW88 EN LA EXPOSICIÓN DEL KURSAAL DE MATERIAL CAPTURADO EN 1938
EL EJEMPLAR DEL MUSEO
Expuesto desde su inauguración en las vitrinas de armas largas,
en el Museo Histórico Militar de Valencia contamos con un ejemplar muy
30
bien conservado, aunque con el cañón tipo flauta, cosa que por otra
parte no resulta visible sino se desmonta. Esperemos que los trabajos
de taladro y soplete no se encuentren dentro de los procedimientos de
conservación de nuestro Patrimonio y aquello sirviera, en su momento,
para el noble fin de la seguridad colectiva y la paz.
Su número de catálogo es MTV 666, y procede del Grupo V-AALOG 31
–o sea, del Parque de Artillería que había en la calle San Vicente de
nuestra ciudad-, con fecha de alta 1/1/89.
Corresponde a la versión 88/S y sin embargo conserva el alza
original para el cartucho M88, lo que como ya se dijo no es tan raro,
habiéndose
fabricado
en
1890
en
Austria
–
Öesterreichische
Waffenfabrik, Steyr-.
Otras curiosidades de este ejemplar son que según indica el
marcaje regimental que lleva fue, en el ejército imperial alemán, el
arma nº 40 de la 4ª Compañía del Batallón ersatz del Regimiento de
Infantería nº 137, que por alguna razón hace tiempo se le borraron los
DETALLE DEL ALZA SIN TRANSFORMAR: HASTA 2050 M Y CON LIBRILLO INICIAL
31
números de serie, y que el cajón de mecanismos va pavonado, en contra
del acabado en acero pulido que lucían los fabricados en Alemania.
DETALLE DEL MARCAJE
ANDRÉS RECUBENIS
BIBLIOGRAFIA
*Bolt
Action
Rifles,
Frank
de
Haas,
DBI
Books
**Central
Powers´Small Arms of World War One, John Walter, The Crowood
Press
***Military
Bolt
Action
Rifles,
Donald
Webster,
Museum
Restoration Service.
32
LA BATALLA DE PAVÍA
El 22 de octubre de 1520, Carlos I de España es coronado en
Aquisgran como emperador de Alemania, y ciñe la corona de Carlomagno
en presencia de los obispos de Maguncia, de Colonia y de Treveris.
Es la época de la protesta de Lutero, de la primera revuelta de
las Germanías de Valencia y de la defensa de Pamplona ante el ataque
de los franceses de Francisco I, en donde resultará herido Ignacio de
Loyola.
Estamos ahora en el inicio de la nueva Guerra de la Lombardia,
cuando el Papa León X, en su deseo de expulsar a los franceses de
Italia, pone las huestes pontificias al lado de las españolas en una
serie
de
acciones
que
van
a
enfrentar
a
Carlos
I
de
España
y
a
Francisco I de Francia, con un expectante Enrique VIII en el trono de
Inglaterra.
Los primeros triunfos de las tropas imperiales van a coincidir
con
la
muerte
del
Pontífice,
a
quien
sucederá
Adriano
de
Utrech,
Regente de España, con el nombre de Adriano VI. En 1523, las tropas
españolas obtienen una tan decisiva victoria sobre los diez mil suizos
mandados por el mariscal Lautrec que les obliga a regresar a Francia.
El 14 de diciembre de ese mismo año muere Adriano VI, y será Julio de
Medicis quien le sustituirá en el solio pontificio con el nombre de
Clemente VII.
Las
tropas
españolas,
bajo
el
mando
del
marqués
e
Pescara,
cruzan los Alpes desde Italia en julio de 1524 e invaden la Provenza,
pero
fracasan
en
su
intento
de
tomar
Marsella
y
se
retiran,
perseguidos por las tropas de Francisco I que entran en Italia y se
extienden por la llanura de la Lombardia, ocupando la ciudad de Milán.
Envalentonados por sus éxitos, los franceses ponen sitio a la plaza
fuerte de Pavía, y su rey envía un mensaje al marqués de Pescara
“ofreciéndole 200.000 escudos si le presenta batalla”. Más realista,
Pescara da a Francisco I una respuesta que va a resultar profética:
“si dineros tiene, los guarde para su rescate”.
A fines de febrero de 1525, la situación del ejército español en
Italia
no
aisladas
podía
que
las
calificarse
tropas
de
boyante,
imperiales
pese
habían
a
algunas
conseguido
victorias
sobre
los
franceses. Frente a los soldados del marqués de Pescara se alineaban
33
los de Francisco I, bien pertrechados, superiores en número y con una
moral de victoria que contrastaba con la de los extenuados infantes
españoles, con el material destrozado, faltos de pagas y víveres y sin
esperanza de ayudas ni auxilios.
La ciudad de Pavía seguía sitiada, y Antonio de Leyva, dentro de
sus
muros,
realizaba
auténticos
rechazar
los
ataques,
hombres,
ante
la
alardes
conteniendo
noticia
de
un
la
de
valor
rabia,
pasquín
que
e
ingenio
compartida
los
para
por
franceses
sus
estaban
distribuyendo por toda la Lombardia, pidiendo noticias del ejército
imperial “que se ha perdido en las montañas de Genova”, y añadiendo
que “los que sepan de él que lo digan y se les dará un buen hallazgo,
y a los que no lo hagan se les acusará de hurto y sobre ellos se
expedirá cédula de excomunión”
Pese a todo, el marqués de Pescara se lanzó al campo de Pavía en
un ataque tan desesperado como audaz y con una serie tal de rápidos
encuentros en que los franceses llevaron la peor parte, que apagaron
de tal modo el entusiasmo de las tropas de Francisco I que éste no se
atrevió
por
una
batalla
a
fondo
y
prefirió
mantenerse
a
la
expectativa, bien parapetado en sus cuarteles.
En la noche del 23 al 24 de febrero de 1525, Pescara expuso su
plan de ataque en el consejo de oficiales superiores, y lo hizo con
tal
precisión,
fuego
y
entusiasmo
que
todos
lo
aceptaron
sin
discusión. Como inicia, antes del amanecer del día 24 ordenó incendiar
las chozas, barracas y pabellones en que se guarecían sus tropas y se
puso en marcha hacia el campo francés. En el otro lado, Francisco I
estaba tan persuadido de la desesperación de los nuestros
que al ver
las hogueras del campo español exclamó gozoso: “Eso es que huyen.
Preparad las armas para cuando venga el día y los perseguiremos hasta
arrojarlos del estado de Milán”. Más para sorpresa suya, frente a él,
al despuntar el alba, no encontró tropas que huían sino al ejército
español, ordenado en línea de batalla y preparado para el ataque.
Los
franceses
ocupaban
una
vieja
propiedad,
al
nordeste
de
Pavía, rodeada por un muro de altura superior a la de una pica. El
marqués de Pescara comisionó a los capitanes Santa Cruz y Salcedo para
abrir
brecha,
y
así
lo
hicieron,
utilizando
gruesos
maderos
como
arietes, y por las tres aberturas practicadas en el muro entraron en
tromba la infantería, la caballería y la artillaría.
34
Ateniéndonos a las crónicas de la época, se dice que jamás en
los anales de la guerra se acometieron dos ejércitos con más furor,
más saña y más odio. Un ataque de los franceses aniquiló un escuadrón
completo de la caballería española y les hizo dueños de toda nuestra
artillería. En
el campo de batalla comenzaron a escucharse gritos de
“France!.. France!... Victoire!... Victoire!...” y la situación era
tan apurada que un capitán de las compañías pontificias sugirió al
marqués
de
Pescara
“paréceme
cordura
el
recogernos
a
aquella
alamedilla”, a lo que repuso el marqués: “no es tiempo de buscar
seguridad y por tanto no os cumple moveros de donde estais, o tened
por seguro que el primer picazo que yo dé será para vos”. Luego,
saludando a la infantería, les dijo tan solo: “Señores, no hay que
esperar sino en Dios. Por tanto, a todos ruego que me sigais, haciendo
lo que yo hiciere”.
Encabeza
el
ataque
la
compañía
de
arcabuceros
del
capitán
Quesada, con tal ímpetu que la gendarmería francesa queda desbordada.
El marqués del Vasto rompe la línea enemiga y se despliega por su
retaguardia derrotando a los suizos que mandaba el general Diesbach.
La guarnición de Pavía, con Antonio de Leya a la cabeza y que por
estar gravemente enfermo se hacía llevar en una silla hasta el campo
de batalla, se une al combate, atacando con saña. En muy poco tiempo
hay
cinco
mil
muertos
franceses
sobre
el
campo,
y
los
vivos
son
puestos en fuga. El marqués de Pescara desapareció en la oleada de
perseguidos y perseguidores, y no fue hasta casi una hora más tarde
cuando regresó a la línea española, herido en la cara y en la mano
diestra, lleno de abolladuras su coselete y mellada su espada. Su
caballo – “Mantuano” de nombre y tan legendario como el del Cid – le
llevó hasta los suyos antes de caer muerto.
Para
entonces,
las
dos
alas
del
ejército
francés
habían
desaparecido. La derecha había sido aniquilada y muerto Diesbach, su
jefe, El duque de Montmorency se había rendido, y su segundo, el señor
de La Palisse, fue embestido por un piquero español “que le metió la
pica
por
la
boca,
sacándosela
con
la
lengua
y
la
vida
por
el
colodrillo”. El ala izquierda, con el duque de Alençon a la cabeza,
huía despavorida.
Solo quedaba el centro, mandado personalmente por Francisco I,
rodeado por las mejores tropas, la flor y nata de la nobleza de
Francia y los generales más distinguidos. La furia española lo arrasó
todo. Al almirante Bonnivet le entró por la boca una bala de arcabuz,
35
cayendo muerto del caballo. El señor de Auvigny vio caer su brazo,
cortado por el hombro de un solo tajo, antes de que pudiera herir con
su
espada.
El
marqués
de
La
Tremouille
recibió
una
lanzada
“que
cosiéndolo a la brida lo atravesó de parte a parte, cayendo muerto con
su caballo”. El señor de Saint Severin, escudero del rey, recibió un
hachazo “que le echó la vida juntamente con los sesos”. Con el señor
de La Claiette
bastaron dos cuchilladas “abriéndole la celada y la
cabeza hasta la boca”. Allí fueron a morir, entre otros muchos, el
hermano del duque de Lorena, el duque de Longuervillae, el conde de
Chavanne, el señor de La Tonerre y el señor de Amboise.
Francisco I, muerto su caballo y cogido debajo de él, buscaba
auxilio intentando levantarse. Entonces,
Juan de Urbieta, un soldado
de las compañías vizcaínas le puso su espada en el pecho diciéndole
“¡ríndete o muere!”. El francés repuso: “Soy el rey. No me rindo a
ti”. En ese momento llegaron Diego de Ávila y Juan de Aldana – la
historia ha recogido sus nombres – que le ayudaron a levantarse y le
pidieron prenda de rendición, entregando el francés su espada, un
puñal y una manopla.
Los resultados de la batalla no pudieron ser más funestos para
Francia. Cerca de diez mil hombres quedaron tendidos en el campo y
casi otros tantos perecieron en la fuga o ahogados en el Tesino. El
botín
“en
armas,
banderas,
cañones,
caballos,
vituallas,
acémilas,
vestidos, joyas, vajillas y todo género de alhajas” fue tan grande que
las tropas españolas pudieron desquitarse de sus privaciones durante
mucho tiempo. La batalla de Pavía obligó a los franceses a abandonar
primero la ciudad de Milán y a retirarse definitivamente de Italia.
Francisco I fue trasladado a España, por orden del emperador, en
una galera a la que escoltaba una flota de otras veinte naves mandadas
por el Virrey de Nápoles. Llegó a Rosas el 8 de junio de 1525, pasando
luego a Barcelona y por último a Valencia. En nuestra ciudad se le
condujo
al
castillo
de
Benisanó
bajo
la
custodia
de
Don
Jerónimo
Cavanilles, no sin antes, “vistiendo rico sayo de brocado recamado de
perlas”, efectuar una visita de cortesía a la reina Doña Germana de
Foix. Permaneció en Benisanó con una guardia de trescientos peones
mandados por Don Fernando de Alarcón, y desde allí fue llevado a
Madrid con paradas en Buñol, Requena, Cuenca, Guadalajara y Alcalá de
Henares. En Madrid estuvo recluido en el Alcázar, aunque la tradición
dice que fue en la casa conocida como Torre de los Lujanes, hasta que
el 14 de enero de 1526, la llamada Concordia de Madrid ponía fin a la
36
guerra
entre
españoles
y
franceses.
La
espada
de
Francisco
I
se
depositó primeramente en el Alcázar de Toledo y luego en la Real
Armería de Madrid, de donde la robó Murat en 1808. Su armadura fue
llevada a Alemania, y se conservó en Innsbruck hasta 1806 en que fue
trasladada al Museo de Artillería de Paris.
En España, un regimiento de caballería conservó el recuerdo de
aquella
acción,
y
desde
1684
–
fecha
de
su
creación
–
recibió
sucesivamente las denominaciones de “Tercio de Dragones Arcabuceros”,
en abril de 1685; de “Regimiento de Pavía 3º de Dragones”, en 1718; de
“Regimiento
de
Pavía
4º
de
Dragones”,
en
1741;
de
Regimiento
de
Cazadores a Caballo Pavía nº 4”, en 1803; de “Regimiento de Pavía 4º
de
Ligeros”,
en
1821;
de
“Regimiento
de
Lanceros
de
Pavía
7º
de
Caballería”, en 1849, y de “Regimiento de Pavía 1º de Húsares”, en
1859. En 1943 recobró su antiguo nombre de “Regimiento de Caballería
Dragones de Pavía nº 4”, y una instrucción de 1965 lo convirtió en
“Regimiento Acorazado de Caballería Pavía nº 4”.
Un curioso final: Se preciaba Francisco I de tener cierta vena
poética aunque sus composiciones, aceptadas por venir de quien venía,
no fueran cosa del otro mundo. Una de sus más celebradas, relacionada
con la Batalla de Pavía, fue la que dedicó al señor de La Palisse, al
que hemos citado en este relato:
Monsieur de La Palisse est mort.
Il est mort devant Pavie.
Un quart d’heure avant sa mort
Il ètait encore en vie, (1)
Dejando
cuarteta
origen
palabra
a
a
un
produjo,
lo
que
que
en
lado
sobre
en
la
descomunal
todo
Francia
España
entre
vino
la
en
hilaridad
tropa,
estos
llamarse
traduciríamos
que
muy
la
malhadada
versos
dieron
“lapalissades”.
Una
acertadamente
por
“perogrulladas”.
José Caballer Caballer
Bibliografía:
Archivo propio
Historia de las Fuerzas Armadas
(1) El señor de La Palisse ha muerto. Ha muerto frente a Pavía. Un cuarto de
hora antes de su muerte todavía estaba vivo.
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