EL FUSIL ALEMAN MODELO 1888
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EL FUSIL ALEMAN MODELO 1888
EL FUSIL ALEMAN MODELO 1888 INTRODUCCIÓN Tras la adopción en 1886 del fusil Lebel en el Ejército francés, en los círculos militares de Alemania se desató una reacción próxima a la histeria: el Lebel era el primer fusil militar del mundo de pequeño calibre utilizando un eficiente cartucho de pólvora sin humo, y a partir de marzo de 1887 disponían de un ejemplar y un buen lote de cartuchos procedentes de un desertor, incentivado económicamente, para comprobar que no se trataba de un bulo. Francia, su tradicional enemigo, les había cobrado ahora sustancial ventaja en la carrera de armamentos. El Lebel no tenía un diseño particularmente destacable, y de hecho compartía con el Mauser 71/84 entonces reglamentario en Alemania la alimentación de tipo Kropatscheck mediante depósito tubular bajo el cañón, pero la potencia y tensa trayectoria del nuevo cartucho francés de 8 mm que utilizaba dejaba obsoleto el 11mm Reichspatrone de pólvora negra que utilizaba el Mauser. Ya en noviembre de 1887, cuando la Gewehr-Prüfungs-Kommission reúne a técnicos y oficiales de los arsenales de Erfurt, Danzig y Spandau la opción planteada es adaptar los I.G.71/84 existentes para un cartucho de 8 mm cargado con una pólvora sin humo desarrollada en Alemania –e inspirada en la francesa- , o bien introducir un arma nueva totalmente. Si en un principio se optó por lo primero, para marzo de 1888 se había llegado a lo segundo a base de incorporar sucesivas mejoras y novedades del momento : el cartucho, que iba a ser como en el caso del 8x50R Lebel con respecto al 11 mm Gras, un 22 cartucho de 7,92x57 M88 inspirado en se “fusiló” sin estriado reborde derivado el del 11 mm 7,5 mm suizo; más del Mauser, arma el terminó paso francesa; siendo y perfil como forma el del de alimentación se adoptó el sistema Mannlicher mejorando con respecto al austriaco la simetría del peine que a diferencia de aquel , se puede introducir en el depósito por ambos lados; el acerrojamiento se mejoró por Schlegelmilch en Spandau dando como resultado un sistema Schlegelmilch-Mauser con cabeza separable y dos tetones delanteros; se conservó el tipo de alza y fijación de bayoneta del Infanterie Gewehr 71/84 , y para rematar se copió sin más el tubo-protector del cañón del fusil que había diseñado Armand Mieg y que le da ese toque tan característico a su aspecto. Las infracciones posteriores, bien en de patentes metálico o dieron en lugar cuota de a indemnizaciones producción; y el desarrollo a marchas forzadas acarreó fallos de diseño que sobre la marcha se fueron detectando y corrigiendo en parte. Por lo demás, su vida como arma reglamentaria de primera línea también iba a ser breve en el ejército alemán, pues en la siguiente década aparecía el –éste sí- Mauser modelo 1898.No obstante, para cuando cesó su producción en 1897 se había alcanzado una cifra aproximada de 1675000 unidades, incluyendo tanto la versión fusil como la de carabina (unas 300000), con un reparto de: Arsenales prusianos (Spandau, Erfurt, Danzig)…………750000 uds. Arsenal bávaro (Amberg)………………………………………………………………….100000 “ Industria privada alemana (Loewe en Berlin)…………..425000 “ “ “ “ (Haenel en Shul)……………….100000 “ Arsenal austriaco (OEWG en Steyr)……………………………………..300000 “ MODIFICACIONES Y VARIANTES Como resultado de las precipitaciones en su diseño y de las mejoras que se sucedían en aquellos tiempos de finales del XIX y principios del XX, este arma fue objeto de sucesivas variaciones, unas estando en producción y otras finalizada aquella, remitiendo las armas para su reciclado a los arsenales, pues aunque ya en la primera década del pasado siglo se estaban colocando cientos de miles en el mercado de armamento – muchos de ellos con destino China-, era preciso seguir utilizándolos para unidades de segunda línea por la escasez del nuevo 23 modelo 98 tras el esfuerzo hecho con el Gew88, por no decir ya cuando al estallar en 1914 la 1ª Guerra Mundial hubo que recurrir incluso a los modelos de pólvora negra anteriores a aquél. Entre las variaciones introducidas estando en producción cabe citar, junto con sus denominaciones oficiales, las siguientes: -Gewehr 88/. : a partir de 1891, refuerzo en las paredes de la recámara -Gewehr 88/Z: a partir de 1896, incremento en la profundidad del estriado, de los 0,1 mm iniciales a 0,15 mm y entre las que vinieron despues: -Gewehr 88/S: 1903-1905, modificación de la zona del gollete en la recámara y del cono de forzamiento para admitir cartuchos con la nueva bala “S” ojival puntiaguda, que recordemos tiene un diámetro de 8,2 mm en lugar de los 8,08 mm de la M88 -Gewehr 88/05 : 1906-1907, transformación que tenía por objeto poder utilizar las láminas-cargador del modelo 98 y desechar el empleo de los peines del 88 (el del esquema al final de este apartado).Ello incluyó la adición de sendas guías atornilladas a ambos lados del puente para apoyar el nuevo peine ,rebaje en el lateral izquierdo del cajón de mecanismos para permitir empujar con el dedo los cartuchos al interior del depósito, rebaje hemisférico en la zona superior del cajón para que no tropezaran las puntas de los cartuchos al ser introducidos, estrechamiento del interior del depósito por la introducción de una piezas de acero –ahora los cartuchos ya no estarían en él contenidos en el peine sino sueltos-, introducción de una pieza articulada y dotada de resorte en el lateral izquierdo del cajón para retener los cartuchos, retirada de la pieza de retenida del antiguo peine, y cierre de la ventana de expulsión inferior del depósito añadiendo otra pieza. -Gewehr 88/14: 1914-1915, como la 88/05 pero realizada ya durante la 1ª Guerra Mundial y con una ejecución más sumaria: soldaduras en vez de mecanizados, etc. 24 DESCRIPCIÓN Y CARACTERÍSTICAS Cabe decir que el Gew.88 es una simplificación del I.G.71/84, conservando el conjunto del gatillo, el cajón de mecanismos de puente abierto y otras características del arma primitiva. El cerrojo es un tubo de acero forjado con un mango integral terminado en bola –mango que discurre a través del puente al abrir y cerrar-.El cuerpo del cerrojo lleva en su parte delantera dos tetones de acerrojamiento, uno macizo y el otro acanalado para operación del eyector. El cerrojo fácilmente posible se caracteriza separable, seguramente disparar habiéndolo también su peor previamente por tener un característica, retirado o frontal pues perdido, es con desastrosas consecuencias para la cara del tirador. Esa pieza frontal tiene a su vez un rebaje de circunferencia completa para apoyo del culote del cartucho, aspecto que también se varió sobre la marcha para evitar problemas de doble alimentación –nefastos si se combinaban con el empleo de balas puntiagudas por explosión del cartucho en la recámara con el cerrojo aún en posición abierta-. El sistema de seguro es mediante una aleta de tipo Mauser que actúa sobre la cabeza del percutor. El depósito forma una sola pieza con el guardamonte y se alimenta (variantes anteriores a la 88/05) con un peine-cargador de tipo Mannlicher, que cae por el fondo cuando se agotan los cartuchos, y puede ser liberado, para descargar el arma, mediante un pulsador situado en la parte delantera del arco guardamonte. 25 Su aspecto externo viene muy marcado por el tubo que rodea el cañón y cuyo fin es mejorar la precisión –mediante el “flotado” que permite a aquél- , protegerlo, y servir de guardamanos. No obstante resultó acarrear problemas por su relativa debilidad frente a los golpes –y es donde van montados los elementos de puntería -, y por favorecer la corrosión del exterior del cañón. A la hora de plasmar una tabla con el resto de características, depende lógicamente la variante que elijamos. Con relación a la Gew.88/S se tendría: -denominación oficial: 7.9mm Gewehr Modell 1888/S -sinónimos: Reichsgewehr M88/S; fusil alemán Commission M88/S, Mauser Mannlicher M88/S; fusil alemán Mauser entubado -fecha de adopción: 1903……. -longitud: 1245 mm -peso: 3,825 kg -longitud del cañón: 740 mm -calibre: 7,92x57 (*) -tipo de estriado: cuatro rayas concéntricas -profundidad de las estrías: 0,15 mm -ancho de las estrías: 4,4 mm -paso: una vuelta en 240 mm, a derechas -capacidad del depósito: 5 cartuchos -elementos de puntería: punto de mira en V invertida y alza de chapa y corredera simple graduada de 400 a 2000 m (**) -velocidad inicial: 875 m/s con bala de 9,85 g (tipo S) -marcajes: en la parte superior del cajón de mecanismos: S (por la modificación); corona (en los fabricados en arsenales alemanes); fábrica o arsenal: Danzig, Erfurt, Spandau, Amberg, Loewe Berlin, OE WG STEYR, C.G.HAENEL SUHL; y año de fabricación. En el lateral derecho del cajón: punzones de control de los inspectores En el lateral izquierdo: número de serie y “Gew.88” (*)En teoría el Gew88/S y sucesivas variantes es apto tanto para cartuchos con bala M88 como para los de bala S: 7,92x57 I y 7,92x57 IS pero en toda la bibliografía se da como poco 26 recomendable el empleo de esta última, por las mayores presiones que origina. (**)También en teoría, se modificó el alza para dejarla así adaptada para el nuevo cartucho, pero en realidad lo normal es que los que no han pasado a la fase 88/05 u 88/14 conserven la original sin modificar, con un primer librillo y graduación hasta 2050 m. DETALLE DEL CERROJO Y LA ACCIÓN –al fondo la ventana para caída del peine vacío, y a la derecha el puente de tipo abierto-. MARCAJE DE UN EJEMPLAR PROCEDENTE DEL ARSENAL DE SPANDAU, CON LA MODIFICACIÓN “S” 27 ALGUNOS COMPLEMENTOS: PEINE CON CARTUCHOS S A LA IZQUIERDA Y CON M88 A LA DERECHA, Y TRES CUCHILLOS-BAYONETA DE TIPO ERSATZ ALEMANES DE LA 1ª GUERRA MUNDIAL DISEÑADOS PARA PODER UTILIZARSE TANTO EN ARMAS MODELO 1888 COMO 1898 PRESENCIA EN ESPAÑA Además de los cientos de miles que se habían liquidado antes de 1914 en el comercio mundial de armas, durante la 1ª Guerra Mundial estas armas fueron ampliamente usadas por Alemania para unidades de segunda línea así como Austria, y se hicieron generosos envíos a otros aliados de 88/05 y 88/14 –142600 a Turquía y 230000 a Bulgaria-;con lo que , además del mercado civil, tras la contienda pasó a engrosar los almacenes de los países vencedores o los emergentes, como Checoslovaquia o Polonia, y en último término, para 1936, dado que las relaciones de los envíos no distinguían más allá de “viejos fusiles de 8 mm” ó “fusiles Mauser de 7,92” , difícilmente se puede saber ahora quien los suministró y en qué cantidad, aunque de lo que no cabe duda es que su presencia en España fue significativa. 28 MILICIANOS DISFRUTANDO CON LOS “FUSILES ENTUBADOS” MODELO 1888 Atendiendo a que se trataba de material alemán obsoleto y a su generosa presencia en la exposición de material de guerra capturado a “los rojos” realizada en el Kursaal de San Sebastián en 1938, los fusiles alemanes modelo 1888 debieron entrar en España para el bando republicano, sin perjuicio de que fueran reutilizados por los nacionales una vez capturados. Como curiosidad al respecto de lo anterior, en las fichas que cumplimentaban las unidades nacionales de tipo Batallón para informar del estado de sus fuerzas y material, se consignaba, dentro de las armas largas “Alemán de 1889” calibre que muy “7,92 alemán” probablemente un se apartado refiere al para que el modelo nos ocupa, mientras que en las de las Brigadas Mixtas republicanas no se hacían distinciones de ese tipo, solo calibre: Otras denominaciones que se 7,7 7,92 8 encuentran en 11 . la documentación franquista son: fusil sistema Mauser modelo 1890, 1886 y 1888 (para cada uno entubado de los modelo tres 1888, ejemplares sistema expuestos “Mauser” en alemán el (en Kursaal); los fusil estados de clasificación del Servicio de Recuperación); y fusil sistema Mauser, modelo 1888 (en el Prontuario de Armamento). 29 Otra curiosidad es que por alguna razón las versiones más “modernas” 88/05 y 88/14 no parece que estuvieran presentes aquí, detectándose el empleo de peines simplificados al parecer de fabricación local, y tanto con cartuchos de bala tipo M88 como S y seguramente también la más moderna –y con más riesgo de sobrepresión – sS. No cabe decir por otra parte que estas armas fueran relegadas a tareas de retaguardia a medida que avanzaba la guerra y se disponía de modelos más Valencia de varios modernos, pues primavera-verano ejemplares, sus en de los 1938 particulares frentes se han peines, de la ofensiva encontrado y munición sobre restos de M88 que atestiguan su empleo por estas tierras en época ya tardía. TRES GEW88 EN LA EXPOSICIÓN DEL KURSAAL DE MATERIAL CAPTURADO EN 1938 EL EJEMPLAR DEL MUSEO Expuesto desde su inauguración en las vitrinas de armas largas, en el Museo Histórico Militar de Valencia contamos con un ejemplar muy 30 bien conservado, aunque con el cañón tipo flauta, cosa que por otra parte no resulta visible sino se desmonta. Esperemos que los trabajos de taladro y soplete no se encuentren dentro de los procedimientos de conservación de nuestro Patrimonio y aquello sirviera, en su momento, para el noble fin de la seguridad colectiva y la paz. Su número de catálogo es MTV 666, y procede del Grupo V-AALOG 31 –o sea, del Parque de Artillería que había en la calle San Vicente de nuestra ciudad-, con fecha de alta 1/1/89. Corresponde a la versión 88/S y sin embargo conserva el alza original para el cartucho M88, lo que como ya se dijo no es tan raro, habiéndose fabricado en 1890 en Austria – Öesterreichische Waffenfabrik, Steyr-. Otras curiosidades de este ejemplar son que según indica el marcaje regimental que lleva fue, en el ejército imperial alemán, el arma nº 40 de la 4ª Compañía del Batallón ersatz del Regimiento de Infantería nº 137, que por alguna razón hace tiempo se le borraron los DETALLE DEL ALZA SIN TRANSFORMAR: HASTA 2050 M Y CON LIBRILLO INICIAL 31 números de serie, y que el cajón de mecanismos va pavonado, en contra del acabado en acero pulido que lucían los fabricados en Alemania. DETALLE DEL MARCAJE ANDRÉS RECUBENIS BIBLIOGRAFIA *Bolt Action Rifles, Frank de Haas, DBI Books **Central Powers´Small Arms of World War One, John Walter, The Crowood Press ***Military Bolt Action Rifles, Donald Webster, Museum Restoration Service. 32 LA BATALLA DE PAVÍA El 22 de octubre de 1520, Carlos I de España es coronado en Aquisgran como emperador de Alemania, y ciñe la corona de Carlomagno en presencia de los obispos de Maguncia, de Colonia y de Treveris. Es la época de la protesta de Lutero, de la primera revuelta de las Germanías de Valencia y de la defensa de Pamplona ante el ataque de los franceses de Francisco I, en donde resultará herido Ignacio de Loyola. Estamos ahora en el inicio de la nueva Guerra de la Lombardia, cuando el Papa León X, en su deseo de expulsar a los franceses de Italia, pone las huestes pontificias al lado de las españolas en una serie de acciones que van a enfrentar a Carlos I de España y a Francisco I de Francia, con un expectante Enrique VIII en el trono de Inglaterra. Los primeros triunfos de las tropas imperiales van a coincidir con la muerte del Pontífice, a quien sucederá Adriano de Utrech, Regente de España, con el nombre de Adriano VI. En 1523, las tropas españolas obtienen una tan decisiva victoria sobre los diez mil suizos mandados por el mariscal Lautrec que les obliga a regresar a Francia. El 14 de diciembre de ese mismo año muere Adriano VI, y será Julio de Medicis quien le sustituirá en el solio pontificio con el nombre de Clemente VII. Las tropas españolas, bajo el mando del marqués e Pescara, cruzan los Alpes desde Italia en julio de 1524 e invaden la Provenza, pero fracasan en su intento de tomar Marsella y se retiran, perseguidos por las tropas de Francisco I que entran en Italia y se extienden por la llanura de la Lombardia, ocupando la ciudad de Milán. Envalentonados por sus éxitos, los franceses ponen sitio a la plaza fuerte de Pavía, y su rey envía un mensaje al marqués de Pescara “ofreciéndole 200.000 escudos si le presenta batalla”. Más realista, Pescara da a Francisco I una respuesta que va a resultar profética: “si dineros tiene, los guarde para su rescate”. A fines de febrero de 1525, la situación del ejército español en Italia no aisladas podía que las calificarse tropas de boyante, imperiales pese habían a algunas conseguido victorias sobre los franceses. Frente a los soldados del marqués de Pescara se alineaban 33 los de Francisco I, bien pertrechados, superiores en número y con una moral de victoria que contrastaba con la de los extenuados infantes españoles, con el material destrozado, faltos de pagas y víveres y sin esperanza de ayudas ni auxilios. La ciudad de Pavía seguía sitiada, y Antonio de Leyva, dentro de sus muros, realizaba auténticos rechazar los ataques, hombres, ante la alardes conteniendo noticia de un la de valor rabia, pasquín que e ingenio compartida los para por franceses sus estaban distribuyendo por toda la Lombardia, pidiendo noticias del ejército imperial “que se ha perdido en las montañas de Genova”, y añadiendo que “los que sepan de él que lo digan y se les dará un buen hallazgo, y a los que no lo hagan se les acusará de hurto y sobre ellos se expedirá cédula de excomunión” Pese a todo, el marqués de Pescara se lanzó al campo de Pavía en un ataque tan desesperado como audaz y con una serie tal de rápidos encuentros en que los franceses llevaron la peor parte, que apagaron de tal modo el entusiasmo de las tropas de Francisco I que éste no se atrevió por una batalla a fondo y prefirió mantenerse a la expectativa, bien parapetado en sus cuarteles. En la noche del 23 al 24 de febrero de 1525, Pescara expuso su plan de ataque en el consejo de oficiales superiores, y lo hizo con tal precisión, fuego y entusiasmo que todos lo aceptaron sin discusión. Como inicia, antes del amanecer del día 24 ordenó incendiar las chozas, barracas y pabellones en que se guarecían sus tropas y se puso en marcha hacia el campo francés. En el otro lado, Francisco I estaba tan persuadido de la desesperación de los nuestros que al ver las hogueras del campo español exclamó gozoso: “Eso es que huyen. Preparad las armas para cuando venga el día y los perseguiremos hasta arrojarlos del estado de Milán”. Más para sorpresa suya, frente a él, al despuntar el alba, no encontró tropas que huían sino al ejército español, ordenado en línea de batalla y preparado para el ataque. Los franceses ocupaban una vieja propiedad, al nordeste de Pavía, rodeada por un muro de altura superior a la de una pica. El marqués de Pescara comisionó a los capitanes Santa Cruz y Salcedo para abrir brecha, y así lo hicieron, utilizando gruesos maderos como arietes, y por las tres aberturas practicadas en el muro entraron en tromba la infantería, la caballería y la artillaría. 34 Ateniéndonos a las crónicas de la época, se dice que jamás en los anales de la guerra se acometieron dos ejércitos con más furor, más saña y más odio. Un ataque de los franceses aniquiló un escuadrón completo de la caballería española y les hizo dueños de toda nuestra artillería. En el campo de batalla comenzaron a escucharse gritos de “France!.. France!... Victoire!... Victoire!...” y la situación era tan apurada que un capitán de las compañías pontificias sugirió al marqués de Pescara “paréceme cordura el recogernos a aquella alamedilla”, a lo que repuso el marqués: “no es tiempo de buscar seguridad y por tanto no os cumple moveros de donde estais, o tened por seguro que el primer picazo que yo dé será para vos”. Luego, saludando a la infantería, les dijo tan solo: “Señores, no hay que esperar sino en Dios. Por tanto, a todos ruego que me sigais, haciendo lo que yo hiciere”. Encabeza el ataque la compañía de arcabuceros del capitán Quesada, con tal ímpetu que la gendarmería francesa queda desbordada. El marqués del Vasto rompe la línea enemiga y se despliega por su retaguardia derrotando a los suizos que mandaba el general Diesbach. La guarnición de Pavía, con Antonio de Leya a la cabeza y que por estar gravemente enfermo se hacía llevar en una silla hasta el campo de batalla, se une al combate, atacando con saña. En muy poco tiempo hay cinco mil muertos franceses sobre el campo, y los vivos son puestos en fuga. El marqués de Pescara desapareció en la oleada de perseguidos y perseguidores, y no fue hasta casi una hora más tarde cuando regresó a la línea española, herido en la cara y en la mano diestra, lleno de abolladuras su coselete y mellada su espada. Su caballo – “Mantuano” de nombre y tan legendario como el del Cid – le llevó hasta los suyos antes de caer muerto. Para entonces, las dos alas del ejército francés habían desaparecido. La derecha había sido aniquilada y muerto Diesbach, su jefe, El duque de Montmorency se había rendido, y su segundo, el señor de La Palisse, fue embestido por un piquero español “que le metió la pica por la boca, sacándosela con la lengua y la vida por el colodrillo”. El ala izquierda, con el duque de Alençon a la cabeza, huía despavorida. Solo quedaba el centro, mandado personalmente por Francisco I, rodeado por las mejores tropas, la flor y nata de la nobleza de Francia y los generales más distinguidos. La furia española lo arrasó todo. Al almirante Bonnivet le entró por la boca una bala de arcabuz, 35 cayendo muerto del caballo. El señor de Auvigny vio caer su brazo, cortado por el hombro de un solo tajo, antes de que pudiera herir con su espada. El marqués de La Tremouille recibió una lanzada “que cosiéndolo a la brida lo atravesó de parte a parte, cayendo muerto con su caballo”. El señor de Saint Severin, escudero del rey, recibió un hachazo “que le echó la vida juntamente con los sesos”. Con el señor de La Claiette bastaron dos cuchilladas “abriéndole la celada y la cabeza hasta la boca”. Allí fueron a morir, entre otros muchos, el hermano del duque de Lorena, el duque de Longuervillae, el conde de Chavanne, el señor de La Tonerre y el señor de Amboise. Francisco I, muerto su caballo y cogido debajo de él, buscaba auxilio intentando levantarse. Entonces, Juan de Urbieta, un soldado de las compañías vizcaínas le puso su espada en el pecho diciéndole “¡ríndete o muere!”. El francés repuso: “Soy el rey. No me rindo a ti”. En ese momento llegaron Diego de Ávila y Juan de Aldana – la historia ha recogido sus nombres – que le ayudaron a levantarse y le pidieron prenda de rendición, entregando el francés su espada, un puñal y una manopla. Los resultados de la batalla no pudieron ser más funestos para Francia. Cerca de diez mil hombres quedaron tendidos en el campo y casi otros tantos perecieron en la fuga o ahogados en el Tesino. El botín “en armas, banderas, cañones, caballos, vituallas, acémilas, vestidos, joyas, vajillas y todo género de alhajas” fue tan grande que las tropas españolas pudieron desquitarse de sus privaciones durante mucho tiempo. La batalla de Pavía obligó a los franceses a abandonar primero la ciudad de Milán y a retirarse definitivamente de Italia. Francisco I fue trasladado a España, por orden del emperador, en una galera a la que escoltaba una flota de otras veinte naves mandadas por el Virrey de Nápoles. Llegó a Rosas el 8 de junio de 1525, pasando luego a Barcelona y por último a Valencia. En nuestra ciudad se le condujo al castillo de Benisanó bajo la custodia de Don Jerónimo Cavanilles, no sin antes, “vistiendo rico sayo de brocado recamado de perlas”, efectuar una visita de cortesía a la reina Doña Germana de Foix. Permaneció en Benisanó con una guardia de trescientos peones mandados por Don Fernando de Alarcón, y desde allí fue llevado a Madrid con paradas en Buñol, Requena, Cuenca, Guadalajara y Alcalá de Henares. En Madrid estuvo recluido en el Alcázar, aunque la tradición dice que fue en la casa conocida como Torre de los Lujanes, hasta que el 14 de enero de 1526, la llamada Concordia de Madrid ponía fin a la 36 guerra entre españoles y franceses. La espada de Francisco I se depositó primeramente en el Alcázar de Toledo y luego en la Real Armería de Madrid, de donde la robó Murat en 1808. Su armadura fue llevada a Alemania, y se conservó en Innsbruck hasta 1806 en que fue trasladada al Museo de Artillería de Paris. En España, un regimiento de caballería conservó el recuerdo de aquella acción, y desde 1684 – fecha de su creación – recibió sucesivamente las denominaciones de “Tercio de Dragones Arcabuceros”, en abril de 1685; de “Regimiento de Pavía 3º de Dragones”, en 1718; de “Regimiento de Pavía 4º de Dragones”, en 1741; de Regimiento de Cazadores a Caballo Pavía nº 4”, en 1803; de “Regimiento de Pavía 4º de Ligeros”, en 1821; de “Regimiento de Lanceros de Pavía 7º de Caballería”, en 1849, y de “Regimiento de Pavía 1º de Húsares”, en 1859. En 1943 recobró su antiguo nombre de “Regimiento de Caballería Dragones de Pavía nº 4”, y una instrucción de 1965 lo convirtió en “Regimiento Acorazado de Caballería Pavía nº 4”. Un curioso final: Se preciaba Francisco I de tener cierta vena poética aunque sus composiciones, aceptadas por venir de quien venía, no fueran cosa del otro mundo. Una de sus más celebradas, relacionada con la Batalla de Pavía, fue la que dedicó al señor de La Palisse, al que hemos citado en este relato: Monsieur de La Palisse est mort. Il est mort devant Pavie. Un quart d’heure avant sa mort Il ètait encore en vie, (1) Dejando cuarteta origen palabra a a un produjo, lo que que en lado sobre en la descomunal todo Francia España entre vino la en hilaridad tropa, estos llamarse traduciríamos que muy la malhadada versos dieron “lapalissades”. Una acertadamente por “perogrulladas”. José Caballer Caballer Bibliografía: Archivo propio Historia de las Fuerzas Armadas (1) El señor de La Palisse ha muerto. Ha muerto frente a Pavía. Un cuarto de hora antes de su muerte todavía estaba vivo. 37